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Enseñar sobre los verbos

Enseñar el concepto de verbo implica tener en cuenta múltiples aspectos. Como maestros nos
corresponde realizar el recorte epistemológico sobre qué debe enseñarse desde la escuela
sobre el sistema verbal del español (esto es el conjunto estructurado de las formas que
componen la conjugación verbal, organizado de acuerdo ciertas categorías gramaticales) con
el fin de lograr una adecuada transposición didáctica. Al respecto, se hace necesario partir de
un breve análisis de la noción en cuestión que nos permita establecer cuáles serán los
contenidos a enseñar y cuál será la profundidad de estos.
El verbo se constituye como un relevante objeto de estudio, tanto desde una perspectiva
discursiva, como textual y oracional. Desde el punto de vista discursivo, no cabe duda de que
cada forma de discurso impone conjugaciones verbales particulares. Por otra parte, los
discursos deben necesariamente recurrir para su articulación a procedimientos sintácticos que
aseguren la coherencia del texto. Hay una serie de hechos sintácticos que poseen
simultáneamente carácter textual y oracional: entre ellos pueden citarse las elipsis, las
relaciones temporales y el discurso directo e indirecto. En todas ellas, el verbo adquiere un
especial protagonismo.
En la oración, unidad de análisis sintáctico, definida desde la gramática funcional como
estructura nucleada por un verbo conjugado, el estudio del verbo adquiere importancia al
cumplir con la función de núcleo oracional, pues desde este se instaura la relación predicativa.
Para el gramático español Emilio Alcarcos Llorach el verbo constituye un sintagma
compuesto por “…un signo de referencia léxica y un signo complejo de referencia gramatical
(con significado, entre otros, de persona, que sería el sujeto). Ambos signos se presuponen
mutuamente y son imprescindibles para que haya verbo.”1 La raíz aporta el significado léxico
del verbo mientras que la desinencia verbal aporta multiplicidad de significados gramaticales:
información de persona, número, tiempo, modo y aspecto**
El verbo en español es la única palabra que se conjuga a partir de la combinación de “…un
mismo signo léxico con los variados morfemas gramaticales, es decir, de fundir una misma
raíz con las distintas terminaciones…”2
Una secuencia didáctica que pretenda abarcar el concepto de verbo deberá tener en cuenta los
aspectos discursivos, textuales y gramaticales que aquel implica, pues cada uno de ellos
permitirá comprender nociones diferentes sobre este objeto de estudio, más allá de la
interrelación que pueda establecerse entre ellas en los distintos niveles de análisis.

1
Alarcos, Emilio: “Gramática de la lengua española”, Madrid, RAE y Espasa-Calpe 1994, p. 137.
**
Para Alarcos los verbos aportan además información aspectual a través de la constitución morfológica de
cada pieza verbal, indicada en el valor terminativo/no terminativo del morfema de aspecto (como se observa por
ejemplo en las formas cantaste y cantabas) independiente del significado léxico del verbo.
2
Alarcos, E., ob cit. 138.

1
A los efectos de la propuesta didáctica que aquí se presenta, se hace necesario desarrollar en
forma resumida, algunas nociones vinculadas con la noción de morfología verbal y modo.

Morfología verbal

La morfología es la parte de la gramática que tiene por objeto de estudio la estructura interna
de la palabra y las reglas que la rigen. La mayoría de las palabras en el español son
polimorfémicas, es decir, están compuestas por más de una unidad morfológica. Existen
también palabras monomorfémicas, constituidas por una sola de estas unidades, por ejemplo,
los adverbios. Estas unidades se denominan morfemas y se definen como la unidad mínima
de análisis morfológico, es decir, que no son descomponibles ni analizables en otros signos
menores.
Hay diferentes criterios para clasificar los morfemas, pero excede a nuestro propósito entrar
en estos. Según el criterio de base semántica, los morfemas se clasifican en “léxicos” o
“gramaticales” por el tipo de significado que aportan a la palabra. Los morfemas derivativos,
aquellos que poseen la propiedad de cambiar la clase de la palabra (ejemplo: nube→nuboso),
constituyen una clase intermedia entre los léxicos y gramaticales pues coinciden en parte con
ambos. 3
Entre los morfemas léxicos se encuentra la raíz o base, segmento básico e irreductible que
constituye el punto de partida de cualquier construcción morfológica. A esta se le agregan
los afijos derivativos o flexivos. El tema por otra parte, puede definirse como la forma que
sirve de base para la flexión de una palabra, o sea, para su combinación con los morfemas
flexivos que aportan información gramatical a la palabra, (en el caso de los verbos: número,
persona, tiempo y modo).
El Esbozo de la Real Academia en 1973 define al verbo desde el punto de vista morfológico
como:
[...] aquella parte de la oración que tiene morfemas flexivos de número, como el nombre y el
pronombre, morfemas flexivos de personal, como el pronombre personal, y a demás, a diferencia
del nombre y del pronombre, morfemas flexivos de tiempo y de modo.” 4 y agrega: “Suele
aplicarse la denominación de desinencias a los morfemas de número y persona, el de característica
a los de modo y tiempo[...] 5

Cabría distinguir entonces, en canto, una característica del presente -o y una desinencia
general que se representa en este caso con Ø: cant-o-Ø:
De igual modo, en cantabas se analiza la raíz cant-, la característica del presente -a, a la que
se le añade la característica del imperfecto -ba-, y la desinencia general -s: cant- a- ba- s

3
Pena, Jesús: “Partes de la morfología. Las unidades del análisis morfológico” en Bosque, Ignacio, Demonte,
Violeta: Gramática descriptiva de la lengua castellana, Madrid, Real Academia Española-Espasa Calpe, 1999, p.4307-4364.
4
Real Academia Española: Esbozo de una nueva gramática académica, Madrid, Rae- Espasa-Calpe, p. 249.
5
Ibid 249

2
En la Gramática de 1994, Emilio Alarcos establece la no pertinencia de realizar una
segmentación en la terminación verbal, pues en formas tales como canto la terminación -o
aporta indistintamente información de tiempo, modo número y persona. Esto se relaciona con
el concepto de “morfema” manejado por este autor, al que define como forma mínima con
significado.

Como no siempre es posible[…]aislar en la secuencia fónica lo que corresponde al contenido


léxico (la raíz), lo que manifiesta los morfemas exclusivamente verbales(la característica) y lo que
expresa los morfemas de número y persona propios del sujeto gramatical (la desinencia), es
preferible limitarse a segregar la porción de significante relativa al contenido léxico (que
seguiremos llamando raíz) y la que manifiesta en conjunto los contenidos gramaticales (que
denominaremos simplemente terminación). 6

Por ejemplo, en las formas “cantar”, “temer” y “partir” las raíces “cant-”, “tem-” y “part-”, se
combinan respectivamente con las terminaciones -aste, -este e -iste para obtener “cantaste”,
“temiste” y partiste”, que corresponden respectivamente a la conjugación de la segunda
persona del singular del Pretérito perfecto simple del modo indicativo.
A los efectos de esta propuesta didáctica, consideramos oportuno abordar las nociones
vinculadas a morfología verbal desde este marco teórico considerando que, según el avance
conceptual de los alumnos, se pueda introducir en otro momento la diferenciación entre raíz,
características y desinencias.

Modo en los verbos

En primer lugar, es necesario diferenciar las nociones de modo y modalidad. Esta última
constituye una noción más abarcadora que se aplica a amplias manifestaciones de la lengua,
incluso a aquellos enunciados que no presentan verbos o estos no están conjugados; por
ejemplo, el enunciado No Pasar puede interpretarse como un mandato
Emilio Ridruejo establece: “La categoría lingüística que denominamos “modalidad” recoge
las diferencias existentes entre enunciados en cuanto estos expresan distintas posiciones del
hablante, bien con respecto a la verdad del contenido de la proposición que formulan, bien
con respecto a la actitud de los participantes en el acto de enunciación” 7
La teoría de los actos de habla (Austin - Searle) permite dar cuenta de las finalidades de los
enunciados diferenciando los actos locutivos (lo dicho), de los ilocutivos (la intención que
poseen los enunciados: aseverar, expresar un deseo, dar una orden) y de los perlocutivos
(efectos que producen los enunciados en quienes los reciben).

6
Alarcos, E., ob.cit. p. 138.
7
Ridruejo, E: “Modo y modalidad. El modo en las subordinadas sustantivas” en Bosque I, Demonte V, (ob.cit.
p . 3211

3
En el español, en determinadas situaciones, la modalidad es expresada mediante el modo
verbal.
El modo constituye uno de los significados gramaticales atribuidos al verbo al igual que la
persona, número y tiempo. Los modos agrupan los tiempos y ambas categorías se manifiesta
en la flexión del verbo.

Cuando enunciamos una acción verbal, podemos pensarla como ajustada a la realidad objetiva, o
bien como un simple acto anímico nuestro, al cual no atribuimos existencia fuera de nuestro
pensamiento. Si decimos La puerta está cerrada, Sabía que habían llegado. No asistiré mañana
a las juntas, afirmamos o negamos hechos pensando que se producen, se produjeron o se
producirán en la realidad; empleamos al enunciarlos el modo indicativo. Si decimos Temo que la
puerta esté cerrada, No sabía que hubiesen llegado, Es posible que no asista mañana a la junta,
el estar cerrada la puerta es un temor mío, pero no lo enuncio como un hecho real; el haber llegado
ellos es cosa que yo no conocía, no tenía realidad para mí; el no asistir mañana a la junta está
pensado como una mera posibilidad, a la cual no atribuyo efectividad; todos estos hechos van
expresados en modo subjuntivo [...]Entre los medios gramaticales que denotan la actitud del
hablante respecto a lo que se dice, se encuentran las formas de la conjugación conocidas por
antonomasia con el nombre tradicional de modos.8

En el español la categorización de los modos verbales ha sido motivo de controversias entre


los gramáticos. En 1973, el “Esbozo” define a los modos mediante un criterio semántico de
referencia a la realidad. De esta forma el modo indicativo es definido como el modo de lo
real en contraposición al subjuntivo que expresa lo no real establece la presencia de tres
modos: indicativo, subjuntivo e imperativo.
En el siglo XIX, Andrés Bello empleó el concepto de rección para establecer y clasificar los
modos verbales. Para este autor existen únicamente dos modos: el indicativo y el subjuntivo,
siendo el imperativo una manifestación particular de este último. La rección constituye un
fenómeno semántico —asociado al significado de las palabras— que posee manifestaciones
sintácticas, y los modos son una consecuencia de la subordinación que una palabra o frase
somete al verbo que la acompaña, que puede estar explícita o no. De este modo, las
expresiones como “probable”, “inseguro” o “dudoso” rigen el modo subjuntivo, mientras
que “afirmar” y “asegurar” o “saber” (no precedidas de negación), rigen el modo indicativo.
En palabras de Andrés Bello:

Comparando estas dos oraciones: sé que tus intereses prosperan, y dudo que tus intereses
prosperen, se ve en ellas que todo es idéntico, menos el significado radical del verbo subordinante;
prosperan depende de sé, y prosperen depende de dudo; en otros términos, sé rige prosperan y
dudo rige prosperen.

8
RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, Real Academia Española - Espasa-Calpe, 1973.
§ 3.13.1

4
Llámanse modos las inflexiones del verbo en cuanto provienen de la influencia o régimen de una
palabra a que esté o pueda estar subordinado […] Las inflexiones verbales que son regidas por una
palabra o frase dada. 9

Creemos que estos dos marcos teóricos pueden brindar pautas a los docentes para promover la
reflexión sobre los modos del verbos, y que estas nociones deben ser trabajadas más allá de
rígidas clasificaciones.

Bibliografía

Alarcos, Emilio: Gramática de la lengua española, Madrid, Real Academia Española-Espasa-


Calpe, 1994.

Bello, Andrés: Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, [en
línea], Centro Virtual Cervantes, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, [consulta realizada
setiembre de 2009] , disponible en
http://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/04694925499104944157857/index.htm

Bosque, Ignacio, Demonte, Violeta: Gramática descriptiva de la lengua castellana, Madrid,


Real Academia Española-Espasa Calpe, 1999

RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, Real Academia
Española - Espasa-Calpe, 1973.

9
Bello, Andrés, Bello, Andrés: Gramática: gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, [en línea],
Alicante, Centro Virtual Cervantes, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002, [consulta realizada setiembre de 2009] ,
p. 449-450, disponible en http://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/04694925499104944157857/index.htm.

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