Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Este repertorio solo incluye los títulos de obras técnicas o científicas, y no las de
los textos filosóficos antiguos o recientes que ya han entrado en la historia
del pensamiento.
433
Goldstein (K.), La structure de l ’Organisme, traducción Burckhardt et Kuntz,
Gallimard, Paris, 1951.
Haas, La mécanique ondulatoire et les nouvelles Théories quantiques, traducción
Bogros Y Esclangon.
Heisenberg (W.), La physique du noyau atomique, Albin Michel, Paris, 1954 (esta
obra es la traducción, por Peyrou, de Die Physik der Atomkerne, Vieweg,
Brunswick, 1943).
Kahan (Th.) et Kwai (B.), La mécanique ondulatoire, Colin, Paris, 1953.
Kubie (Lawrence S.), The neuroticpotential and human Adaptation, en Conference
on cybernetics, transcripciones de la sexta conferencia, 24 y 25 de Marzo de
1949, Nueva York, publicación de Josiah Macy, Jr. Foundation, por Heinz
von Foerster, Nueva York, 1950.
Lewin (K.), Le comportement et le développement comme fonction de la Situation
totale, en Carmichael, Manuel de Psychologie de l ’Enfant.
Portmann {K), A nim alforms and Patterns, traducción de Hella Czech, Faber and
Faber limited, Londres, 1952. El titulo original de esta obra publicada en
lengua alemana es Die Tiergestalt.
Rabaud (E.), Sociétés humaines et sociétés animales, Amnée psychologique, 1951,
50, 263.
Rabaud (E.), Zoologie biologique (Cuarta parte)
Wiener (N.), Cybernetics or Control and Communication in the A nim al and the
Machine, Hermann et Cie, Paris; The technology Press, Cambridge, Mass.;
John Wiley and Sons, Inc., Nueva York, 1948.
Wiener (N.), Cybernetics and Society, traducción francesa Cybernétique et Société,
Deux-Rives, Paris, 1952.
Conference on Cybernetics, Heinz von Foerster, Josiah Macy, Jr. Foundation.
Transcripciones de la sexta conferencia, 1949, Nueva York, 1950.
Transcripciones de la séptima conferencia, 1950, Nueva York, 1951.
Transcripciones de la octava conferencia, 1951, Nueva York, 1952.
Colloque International du Centre National de la Recherche Scientifique sur la pola
risation de la matière (Paris, del 4 al 9 de abril de 1949), informe editado
por el Centro nacional de la investigación científica (Centre National de
la Recherche Scientifique, París, 1949).
'i- V- '
f- V , l:j f {ft-ya.
434
N o t a c o m p l e m e n t a r ia s o b r e
LAS CONSECUENCIAS DE LA NOCION
DE INDIVIDUACIÓN
Capítulo primero
Valores y búsqueda de objetividad
435
NOTA COMPLEMENTARIA
436
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
437
NOTA COMPLEMENTARIA
438
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
439
NOTA COMPLEMENTARIA
440
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
4. C onciencia m o ra l e in d iv id u a c ió n ética
\
Se podría hacer notanque en una concepción semejante la concien
cia moral parece ya no tejier que jugar más rol. De hecho, es im posible
disociar la verdadera conciencia moral de la acción; la conciencia es la
reactividad del sujeto por relación a sí m ism o, que le permite existir como
in d ivid u o , siendo por sí m ism o la norma de su acción; el sujeto actúa
controlándose, es decir poniéndose en la com unicación más perfecta po
sible consigo m ism o; la conciencia es la vuelta de la causalidad del sujeto
sobre sí m ism o, cuando una acción optativa está a punto de resolver un
problema. La conciencia moral difiere de la conciencia psicológica en '
que la conciencia psicológica expresa la repercusión en el sujeto de sus
actos o de los acontecimientos en función del estado presente del sujeto.
Es ju ic io según una determinación actual. Por el contrario, la conciencia '
moral-relaciona los actos o los comienzos de actos con aquello que el^
áújeto tiende a ser al térm ino de ese acto; solo lo puede hacer de forma
extremadamente precaria, en cierta manera «extrapolando» para tomar en
cuenta la transformación actual del sujeto; es tanto más fina cuanto mejor
llega a juzgar en función de lo que será el sujeto; es por esta razón que hay
441
NOTA COMPLEMENTARIA
5. É tica y proceso de in d iv id u a c ió n
442
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O CIÓ N D E INDIVID U ACIÓ N
443
NOTA COMPLEMENTARLA
444
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O CIÓ N DE IN D IVID U AC IÓ N
Capítulo segundo
Individuación e invención
445
NOTA COMPLEMENTARIA
446
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N D E INDIVID U ACIÓ N
447
NOTA COMPLEMENTARIA
448
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVIDUACIÓN
449
NOTA COMPLEMENTARIA
una norm atividad que se extiende m ucho más allá de sí m ism o. El ser
técnico constituye entonces de esta segunda manera una vía que transmite
del in d iv id u o al in d ivid u o cierta capacidad de creación, com o si existiera
u n d inam ism o co m ún a todas las investigaciones y una sociedad de los
in d ivid u o s creadores de seres técnicos.
Esta segunda dirección es de igual m odo apta para hacer del ser técnico
un elemento de civilización. La civilización es entonces el co njunto de
los d inam ism o s de la com unidad y de los d in am ism o s de las diferentes
sociedades que encuentran en el m und o de los seres técnicos una condición
de com patibilidad. Incluso si la noción de progreso no puede ser direc
tamente aceptada y debe ser elaborada mediante u n trabajo reflexivo, es
esta com patibilidad entre la com unidad y las sociedades la que encuentra
un sentido en la noción de desarrollo progresivo. El progreso es el carácter
del desarrollo c|ue integra en u n todo el sentido de los descubrim ientos
sucesivos discontinuo s y de la unid ad estable de una com unidad. Es por
interm edio del progreso técnico que com unidad y sociedad pueden ser
sinérgicos. Finalmente, la propia consistencia del ser técnico se constituye
como una realidad en expansión en la continuidad temporal del universo
técnico, donde una doble solidaridad, sim ultánea y sucesiva, enlaza los
seres técnicos entre sí mediante u n m utuo condicionam iento; se podría
hablar de una resonancia interna del universo técnico, en la cual cada ser
técnico interviene efectivamente com o condición de existencia real de los
otros seres técnicos; de este m odo cada ser técnico es com o un m icrocos
m os que encierra en sus condiciones de existencia m onàdica u n núm ero
m u y grande de otros seres técnicos válidos; una causalidad circular crea
una reciprocidad de condiciones de existencia que ofrece al universo téc
nico su consistencia y su unidad; esta unidad actual se prolonga por una
unidad sucesiva que vuelve a la hum anid ad comparable a ese hombre del
que habla Pascal que aprendería siempre sin olvidar jamás. El valor del
diálogo del in d iv id u o con el objeto técnico es por tanto el de conservar
el esfuerzo hum ano, y el de crear u n d o m in io de lo transindividual, d is
tinto de la com unidad, en el cual la noción de libertad toma un sentido,
y que transforma la noción de destino pero no la destruye. El carácter
fundamental del ser técnico es integrar el tiempo a una existencia concreta
y consistente; en esto es el correlativo de la auto-creación del ind ivid uo.
Sin duda, este aspecto del objeto técnico no fue totalmente desconoci
do; una forma particular del objeto técnico com o germen de civilización
fue reconocido y honrado desde hace m ucho tiempo: el .objeto estético
450
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVIDUACIÓN
451
NOTA COMPLEMENTARIA
452
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVIDUACIÓN
según la necesidad del ind ivid u o ; están dotados de exterioridad por rela
ción a la estructura y a la dinám ica del in d ivid uo. Por eso aparecen desde
el origen como dotados de individualidad; el esclavo es el modelo primero
de todo motor; es un ser que encierra en sí m ism o su organización com
pleta, su autonomía orgánica, aun cuando su acción está sometida a una
dom inación accidental; el anim al domesticado es también u n organismo.
Incluso a través de la degradación del estado de domesticidad o de esclavi
tud, el motor orgánico y viviente conserva por su espontaneidad natural
una inalterable individualidad. El esclavo ciego que huye a lo largo de la
carretera de Larissa es un in d ivid u o , así como el anim al furioso, vuelto
nuevamente salvaje al peligrar su vida. La rebelión de los animales y de
los esclavos, a pesar de los golpes y de la horca patibularia, muestra que
esos motores orgánicos tienen una autonomía, una naturaleza, que puede
al menos manifestar su autonomía a través del furor destructor, más allá
de toda estim ación de los peligros o de las chances. A pesar de la célebre
definición, un esclavo nunca es completamente una herramienta que
habla: la herramienta no tiene individualidad.
Ahora bien, el ser técnico es más que herramienta y menos que esclavo;
posee una autonomía relativa, limitada, sin verdadera exterioridad por
relación al hombre que lo construye. El ser técnico no tiene naturaleza;
puede ser u n análogo funcional del in d ivid u o , pero jam ás es un verdadero
in d iv id u o orgánico. Supongamos que una m áquina haya sido dotada por
sus constructores de los m ecanism os teleológicos más perfectos, y que sea
capaz de efectuar los trabajos más perfectos, más veloces; esta máquina,
funcionalmente equivalente a m iles de hombres, no será sin embargo un
verdadero individuo; la mejor máquina de calcular no tiene el m ism o grado
de realidad que un esclavo ignorante, ya que el esclavo puede sublevarse
mientras que la m áquina no puede; la máquina, por relación al hombre,
no puede tener verdadera exterioridad, ya que, en sí m ism a, no tiene ver
dadera interioridad. La m áquina puede estropearse y presentar entonces
las características de funcionamiento análogas a la conducta loca en un
ser viviente. Pero no puede sublevarse. La revuelta im plica en efecto una
profunda transformación de las conductas finalizadas, y no un desarreglo
de la conducta. La m áquina es capaz de conductas auto-adaptativas; pero
entre una conducta auto-adaptativa y una conversión subsiste una diferencia
que ninguna semejanza exterior puede enmascarar: el hom bre es capaz
de conversión en el sentido de que puede cambiar de fines en el curso
de su existencia; la ind ivid ualid ad está más allá del m ecanism o teleoló-
453
NOTA COMPLEMENTARIA
454
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
455
NOTA COMPLEMENTARIA
ración reacciona sobre la axiomática, mediante crisis intensas que son una
refundición del ser. La continuidad del funcionamiento de la m áquina se
opone a la continuidad entrecortada por discontinuidades que caracteriza
la vida del ind ivid uo.
Por esta razón, la reflexión debe rechazar la identificación entre autómata
e individuo. El autómata puede ser el equivalente funcional de la vida,
puesto que la vida conlleva funciones de automatismo, de autorregulación,
de homeostasis, pero el autómata jam ás es el equivalente funcional del
ind ivid uo. El autómata es com unitario, y no individualizado com o u n ser
viviente capaz de ponerse en cuestión a sí mism o. Una com unidad pura se
conduciría como u n autómata; elabora un código de valores destinados a
im pedir los cambios de estructura, y a evitar el planteamiento de los proble
mas. Las sociedades por el contrario, que son agrupamientos sinérgicos de
in d ivid uos, tienen por sentido buscar resolver problemas. Ponen en entre
dicho su propia existencia, mientras que las comunidades buscan perseverar
en su ser. Norbert W iener ha analizado la manera en que los poderes de
rigidez de una com unidad aseguran su homeostasis. La com unidad tiende a
automatizar a los in d ivid u o s que la componen, dándoles una significación
funcional pura. Desde entonces, la capacidad que el in d ivid u o posee de
ponerse en entredicho es peligrosa para la estabilidad de la comunidad; nada
garantiza en efecto el sincronism o de las transformaciones individuales,
y la relación interindividual puede ser rota por una iniciativa in d ivid u al
pura. Por eso, como un coeficiente formal superior que condiciona el valor
funcional de un in d ivid u o en la com unidad, la estabilidad afectiva deviene
el criterio fundamental que permite la permanente integración del in d i
vid uo al grupo; esta garantía de continuidad es también una garantía de
automatism o social. Dicha estabilidad es el correlativo de la capacidad de
adaptación a una com unidad. Ahora bien, estas cualidades de adaptación
directa por asim ilación y de estabilidad estructural definen el autómata
perfecto. Toda civilización tiene necesidad de cierta tasa de automatism o
para garantizar su estabilidad y su cohesión. También tiene necesidad del
dinam ism o de las sociedades, las únicas capaces de una adaptación cons
tructiva y creadora, para no cerrarse sobre sí m ism a en una adaptación
estereotipada, hipertélica, e involutiva. Ahora bien, el ser hum ano es un
autómata bastante peligroso, que corre siempre el riesgo de inventar y de
darse estructuras nuevas. La m áquina es un autómata superior al in d ivid u o
hum ano en tanto que autómata, ya que es más preciso en los m ecanism os
teleológicos, y más estable en sus características.
456
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
457
NOTA COMPLEiMENTARlA
m áquina la que juzga, puesto que ella es puro autómata y solo es u tili
zada para calcular. Pero, para poder utilizar la máquina, es preciso que
los hombres, en su relación con la máquina, se expresen según sistemas
de información que sean fácilmente traducibles, con la codificación de
la máquina, en u n conjunto de señales que tengan u n sentido para la
máquina (es decir que correspondan a u n funcionam iento determinado).
Esta necesidad para la acción hum ana de ser traducible en lenguaje de
automatism o desemboca en una valorización de la estereotipia de las con
ductas. Finalmente, la propia cantidad de información, en una relación de
in d ivid u o a in d ivid u o , se convierte en u n obstáculo para la transm isión
de dicha inform ación mediante una vía que utiliza el automatismo. Por
ejemplo, una civilización que adapta sus m edios de com unicación a una
transm isión automática de los mensajes se ve conducida a reemplazar la
expresión directa y particular de los sentim ientos en las circunstancias
com unitarias ya sometidas a ciertos usos por fórmulas más perfectamen
te estereotipadas, inscritas en pequeño núm ero sobre una n óm ina en la
ofijcina de recepción, e impresas en fórmulas completamente hechas en
la/oficina de arribo; basta entonces con transm itir la dirección del des
tinatario, el núm ero de la fórmula, y el nombre del remitente. Aquí, el
in d ivid u o atipico se ve paralizado en la elección, pues ninguna fórmula
probada responde m u y exactamente a lo que habría querido expresar. El
atipico, que causa a la com unidad u n gasto de inform ación demasiado
grande, es un ser deficitario a partir del m om ento en que la inform ación
se transmite indirectamente del in d iv id u o al in d ivid u o por interm edio de
un dispositivo que utiliza el automatismo; una voz m u y grave, m u y aguda,
o rica en arm ónicos se ve más deformada por la transm isión telefónica o
el registro sonoro que una voz cuyas frecuencias medias se sitúan en las
bandas telefónicas y que no plantea al aparato n in g ú n problema difícil
relativo a la transm odulación. La norm alidad deviene una norma, y el
carácter promedio una superioridad, en una com unidad en la cual los
valores tienen un sentido estadístico.
Ahora bien, estos dos com portam ientos inversos de estereotipia o
de fantasía, de despotism o privado y de som etim iento com unitario por
relación al objeto técnico provienen del hecho de que la relación entre
el hombre y la m áquina no es aquí realmente disimétrica. Es una doble
asim ilación, no una relación analógica constructiva. C onsideremos por
el contrario la relación noble entre el hom bre y la máquina: apunta a no
degradar n i uno n i el otro de los térm inos. Su esencia reside en el hecho
458
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O CIÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
de que esta relación tiene valor de ser: posee una función doblemente
genética, hacia el hombre y hacia la máquina, mientras que en los dos
casos precedentes, la m áquina y el hom bre estaban ya enteramente
constituidos y definidos en el m om ento en que se encontraban. En la
verdadera relación complementaria, es preciso que el hom bre sea u n ser
inacabado que completa la máquina, y la m áquina un ser que encuentra
en el hom bre su unidad, su finalidad, y su conexión con el conjunto del
m und o técnico; hombre y m áquina son mutuamente mediadores, ya que
la m áquina posee en sus caracteres la integración a la espacialidad y la
capacidad de salvaguardar información a través del tiempo, mientras que
el hombre, mediante sus facultades de conocim iento y su poder de acción,
sabe integrar la m áquina a un universo de sím bolos que no es espacio-
temporal, y en el cual la m áquina jam ás podría integrarse por sí misma.
Entre estos dos seres asimétricos se establece una relación gracias a la cual
se realiza una doble participación; hay quiasma entre dos universos que
permanecían separados; se podría hacer notar que la m áquina ha salido
del esfuerzo hum ano, y que forma parte, por consiguiente, del m undo
hum ano; pero de hecho, ella incorpora una naturaleza, está hecha de
materia y se encuentra directamente insertada en el determ inism o espacio-
temporal; aunque resultante del trabajo hum ano, conserva una relativa
independencia por relación a su constructor; puede pasar a otras manos,
puede devenir el eslabón de una serie que su inventor o su constructor
no había previsto. Por otra parte, una m áquina solo adquiere su sentido
en u n conjunto de seres técnicos coordinados, y esta coordinación solo
puede ser pensada por el hombre, y construida por él, puesto que no está
dada en la naturaleza.
El hom bre confiere a la m áquina la integración al m u n d o construido,
en el cual ella encuentra su definición funcional por su relación con las
otras máquinas; pero es la máquina, y cada máquina, en particular, la que
confiere a ese m undo construido su estabilidad y su realidad; trae desde
el m und o natural la condición de materialidad, de espacio-temporalidad,
sin la cual este m und o no tendría nin g ún espesor n i consistencia. Para
que pueda existir esta relación entre el hombre y la máquina, hace falta
una doble condición en el hom bre y en la máquina. En el hombre, hace
falta una cultura técnica, hecha del conocim iento intuitivo y discursivo,
ind uctivo y deductivo, de los dispositivos que constituyen la máquina, lo
cual im plica la conciencia de los esquemas y de las cualidades técnicas que
están materializadas en la máquina. El hombre debe conocer la m áquina
459
NOTA COMPLEMENTARIA
^ Itálicas en el original. Aquí Simondon juega con los dos sentidos de mesure, medida
y mesura. (N. de T.)
460
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
remos que sus caracteres técnicos están obliterados y d isim ulad os por
una impenetrable retórica, recubiertos de una m itología y de una magia
colectiva que apenas llegamos a elucidar o a desmitificar. Las máquinas
modernas utilizadas en la vida cotidiana son en gran parte instrum entos
de adulación. Existe una sofística de la presentación que busca dar un giro
mágico al ser técnico, para adormecer las potencias activas del in d ivid u o
y llevarlo a un estado hipnótico en el cual gusta del placer de comandar a
una m ultitud de esclavos mecánicos, a m enudo bastante poco diligentes
y poco fieles, pero siempre halagüeños. Un análisis del carácter «lujoso»
de los objetos técnicos mostraría qué estafa encierran; en un gran núm ero
de aparatos, el fetichismo del tablero de com ando d isim u la la pobreza de
los dispositivos técnicos, y bajo una impresionante carrocería se ocultan
singulares negligencias de la fabricación. Sacrificada a un gusto deprava
do, la construcción técnica es u n arte de fachada y de prestidigitación.
El estado de hip n o sis se extiende desde la compra hasta la utilización; en
la propia propaganda comercial, el ser técnico está ya revestido de cierta
significación comunitaria: comprar un objeto, es adquirir un título para
formar parte de tal o cual com unidad; es aspirar a un género de existencia
que se caracteriza por la posesión de dicho objeto: el objeto es codiciado
como un signo de reconocimiento comunitario, u n av/jßoXov (símbolo), en
el sentido griego del término. Luego, el estado de h ip n o sis se prolonga en
la utilización y el objeto jam ás es conocido en su realidad, sino solamente
por lo que representa.
La com unidad ofrece así, al lado de las duras obligaciones que im
pone al in d ivid u o , una com pensación que le im pide revelarse y tener
una conciencia aguda de sus problemas; el estado de inquietud, siempre
latente, es siempre diferido por la h ip n o sis técnica, y la vida del in d ivid u o
transcurre en un balance entre las coacciones de la rigidez social y los es
tados gratificantes que la com unidad procura mediante el encantamiento
técnico. Este estado es estable, ya que la comercialización de la industria
encuentra una vía más fácil en la acción sobre la op in ió n colectiva que
en la verdadera investigación y los perfeccionamientos técnicos reales,
que no tendrían n in g ú n valor comercial en tanto que permanecerían
incom prendidos por el gran número, que solo es informado por las vías
comerciales. Para romper este círculo vicioso, ya no basta con decir que
el hom bre debe comandar la m áquina en lugar de dejarse someter por
ella; hace falta comprender que si la m áquina sirve al hombre, es en la
medida en que el hombre degrada a la m áquina haciendo de ella un
461
NOTA COMPLEMENTARIA
462
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N D E INDIVIDUACIÓN
463
NOTA COMPLEMENTARIA
464
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVIDUACIÓN
de la atmósfera o del techo de nubes; ese «feed-back» debe ser tanto más
preciso cuanto más importantes son las consecuencias prácticas del gesto
motriz del piloto; por ejemplo, el altímetro sim ple de las altitudes eleva
das no puede servir para apreciar la distancia del avión pór relación a la
pista en el m om ento del aterrizaje; se emplea entonces un dispositivo que
emite ondas electromagnéticas que se reflejan en el suelo y que vuelven
con cierto retardo, apreciado gracias a una variación de la frecuencia de
em isió n con la cual puede latir la frecuencia de la onda reflejada: la señal
es constituida por ese latido. En ese primer caso, cualquiera sea el sistema
técnico empleado, el principio es siempre el m ism o; captar una m agnitud
variable según los resultados de la acción del in d iv id u o y llevar al sujeto
la señal que indica el resultado de esta acción por relación a un término
de referencia fijo y que forma parte del objetivo. La señal puede entonces
ser presentada al sujeto según una escala intensiva o extensiva simple,
que corresponde a u n eje orientado sobre el cual un punto o una línea
representan el objetivo, y otro punto u otra línea el resultado de la acción.
Esta información puede ser representada mediante el desplazamiento de
un índice frente a una graduación.
M uy por el contrario, si se trata de transmitir la información relativa al
fondo y no a la forma, nin g ún procedimiento de información susceptible
de inscribirse sobre una escala bipolar puede ser exitoso: es necesaria la
sim ultaneidad de una m ultiplicidad, y el in d iv id u o es el centro que in
tegra dicha m ultiplicidad. Todos los procedimientos se tropiezan con la
necesidad de descomponer la totalidad en elementos sim ples transmitidos
de manera aislada, sea que ese aislamiento de la singularidad sea realizado
por una m u ltitu d de transm isiones sim ultáneas e independientes (como
en los primeros dispositivos de televisión) sea mediante la d istribución en
u n ciclo que asegura un sincronism o en el punto de partida y de llegada
(habiendo tenido cada elemento su instante en el ciclo), suponiéndose
invariable la información durante u n ciclo. C om o en este caso no es la
m áquina la que juega el rol de integrador, sino el sujeto, la necesidad de
llevar al sujeto fondos y no formas se traduce por una enorme cantidad
de inform ación a transportar. Eis esta enorme cantidad de información
a colectar y a transm itir sin integrarla lo que lim ita la finura de la detec
ción electromagnética por el radar, lo cual plantea graves problemas a la
transm isión de imágenes movientes en televisión obligándola a adoptar
videofrecuencias m u y elevadas y tanto más grandes cuanto más alta es
la definición de la imagen. La cantidad de inform ación necesaria para
465
N O TA c: ü m p l e m e n t a r i a
la transm isión solo puede ser d ism in u id a gracias a una codificación del
m un d o a percibir, codificación conocida por el sujeto, lo cual correspon
de a u n recurso a una percepción de formas sobre u n fondo que ya es
conocido, y que ya no tiene necesidad de ser transm itido. Así, es posible
reemplazar la observación del terreno y de las zonas recorridas en avión por
un mapa sobre el cual el piloto hace su evaluación por m edio de las rela
ciones de fase entre las señales provenientes de tres estaciones de em isión
electromagnética dispuestas en triángulo, com o en el sistema de pilotaje
Decca, Shoran o actualmente por las radiobalizas. Aquí, el piloto lleva un
análogo de la región sobrevolada (el mapa), y gracias a una formalización
del m undo, conocida y adoptada por convención (la construcción de
los tres emisores del dispositivo de sincronización que los une), el piloto
realiza sobre el mapa una integración m ucho más fácil, ya que opera
sobre elementos abstractos; hay aquí dos integraciones concéntricas: una
primera integración fundamental del mapa del m und o, gracias a la cual
el mapa puede tener una significación, y una segunda integración de las
señales recibidas con el mapa transportado, que es más fácil ya que la
inform ación está ya seleccionada por el paso del m un d o concreto al mapa
y de las señales visuales m últiples a las tres ondas hertzianas en relación de
fase. El trabajo se hace aquí sobre una imagen (el mapa) y sobre sím bolos
(las señales provenientes de los emisores sincronizados). Esto es válido
gracias a una doble localización, una por la cual el mapa es reconocido
como imagen de tal región, por el piloto, y la otra por la cual los postes
de los tres emisores sincronizados han sido construidos de hecho en tal
lugar del territorio geográfico y no en tal otro. Las fuentes de los sím bolos
están localizadas en la imagen, lo cual establece una coherencia sin la cual
el pilotaje no sería posible.
La presencia del m und o jam ás es elim inada entonces por la utilización
de la máquina; pero la relación con el m und o puede ser fraccionada, y
pasar por el interm ediario de varios estratos de sim bolización, a lo cual
corresponde una construcción técnica que distribuye a lo largo del m undo
localizaciones válidas según una percepción por intermedio de la máquina;
esta percepción no es m ucho más automática que la percepción directa
mediante los órganos sensoriales; pero corresponde a una integración por
escalones, y en cierta medida especializada según cada tipo de actividad.
Pero lo concreto, aun fraccionado, sigue siendo concreto; la relación
entre el fondo y la forma es inalienable. La pura artificialidad conduciría
a la confusión entre el fondo y la forma, de m odo que el in d iv id u o se
466
LAS CONSECUENCIAS DE LA N O C IÓ N DE INDIVID U ACIÓ N
467
NO TA COMPLEMENTARIA
ella es ante todo civilización del rendim iento que deviene civilización del
dinero cuando ciertas circunstancias hacen de ese m odo de intercambio
el criterio concreto de rendimiento.
Ahora bien, a pesar de las apariencias, una civilización del rendimiento,
a despecho de las aparentes libertades cívicas que reserva a los individuos, es
extremadamente coactiva para ellos e im pide su desarrollo, ya que somete
simultáneamente al hombre y a la máquina; realiza a través de la m áquina
una integración com unitaria coactiva. No es contra la m áquina que el
hombre, bajo el im perio de una preocupación hum anista, debe revelarse;
el hombre solo está sometido a la m áquina cuando la m áquina m ism a está
ya sometida por la com unidad. Y com o existe una cohesión interna del
m undo de los objetos técnicos, el h u m a n ism o debe apuntar a liberar ese
m undo de los objetos técnicos que están llamados a devenir mediadores
de la relación del hom bre con el m undo. El h u m a n ism o apenas ha podi
do incorporar hasta hoy la relación de la hum anidad con el m undo; esta
voluntad que lo define, de reconducir al ser hum ano todo aquello que las
diversas vías de alienación le han arrancado al descentrarlo, permanecerá
impotente en tanto que no haya com prendido que la relación del hom bre
con el m un d o y del in d ivid u o con la com unidad pasa por la máquina. El
antiguo h u m a n ism o permaneció abstracto ya que solo definía la posesión
de sí para el ciudadano, y no para el esclavo; el h u m a n ism o moderno
sigue siendo una doctrina abstracta cuando cree salvar el hom bre de toda
alienación luchando contra la m áquina «que deshumaniza». Lucha contra
la com unidad creyendo luchar contra la máquina, pero no puede llegar a
n in g ún resultado válido ya que acusa a la m áquina de aquello de lo que
no es responsable. Desplegándose com o plena mitología, esta doctrina se
priva del auxiliar más fuerte y más estable, que ofrecería al h u m an ism o una
dim ensión, una significación y una apertura que n in g ú n criterio negativo
le ofrecerá jamás. Según la vía de investigación que aquí es presentada, se
vuelve posible buscar u n sentido de los valores de otro m odo que en la
interioridad lim itada del ser in d ivid u a l replegado sobre sí m ism o y que
niega los deseos, tendencias o instintos que lo invitan a expresarse o a actuar
fuera de sus límites, sin condenarse por ello a destruir el in d iv id u o frente a
la com unidad, com o lo hace la d iscip lina sociológica. Entre la com unidad
y el in d ivid u o aislado sobre sí m ism o, está la máquina, y esta m áquina
está abierta sobre el m undo. Va más allá de la realidad com unitaria para
instituir la relación con la Naturaleza.
468
A l l a g m á t ic a
Textoconservadoenlos manuscritos
preparatoriosdeGilbertSimondon
469
COMPLEMENTO
particulares se trazarían todas com o casos más sim p les: estos grados de
sim p lic id a d definirían entonces una jerarquía que sería u n princip io
riguroso de clasificación.
Es m u y difícil definir una operación, como definir una estructura, de
otro m odo que por el ejemplo. Sin embargo, siendo dada una estructura
com o el resultado de una construcción, se puede decir que la operación es
lo que hace aparecer una estructura o lo que modifica una estructura. La
operación es el complemento ontològico de la estructura y la estructura
es el complemento ontològico de la operación. El acto contiene a la vez
la operación y la estructura; por eso, según la vertiente del acto sobre la
cual se d irija la atención, retiene el elemento operación o el elemento
estructura, dejando de lado su complemento. Así, cuando el geómetra
traza una paralela a una recta por un punto tomado fuera de esa recta,
presta atención, en la totalidad de su acto, al único elemento estructural
que interesa al pensamiento geométrico, a saber el hecho de que es una
recta la que ésTrazada, y con tal relación con otra recta. Pero el geómetra
también podría prestar atención al aspecto de operación de su acto, es decir
al gesto mediante el cual traza, sin preocuparse de lo que traza. Este gesto
de trazar posee su esquematism o propio. El sistema del que forma parte
es u n sistema operatorio, no u n sistema estructural; este gesto procede en
efecto de una vo lició n que es ella m ism a cierto gesto mental; supone la
d isp onibilid ad de cierta energía que resulta liberada y comandada por el
gesto mental a través de todos los eslabones de una cadena de causalidades
condicionales complejas. La ejecución de este gesto pone en juego una
regulación interna y externa del m ovim iento en u n esquema operatorio
de finalidad. Así, la geometría y la allagmática tom an vías divergentes
desde el comienzo m ism o de su actividad.
Tal vez podríam os intentar no obstante aprehender encuentros en
los que el m ism o acto es captado a la vez com o operación y com o es
tructura. Estos casos privilegiados y excepcionales tom an un sentido a la
vez metafisico y norm ativo. Son axiontológicos: así el cogito de Descartes
o el volo de M aine de Biran; en el cogito, el acto del pensam iento se
aprehende objetivam ente com o una estructura y subjetivam ente com o
una operación. Cuanto más duda el pensamiento de su propia existencia
estructural, más esta operación de la duda, aprehendida com o estructura
es decir com o realidad-objeto ante el pensam iento reflexionante, se
presenta ella m ism a al pensam iento com o una existencia de la cual no
se puede dudar. La oscilación de la duda, la alternancia reflexiva permite
470
a l l a g m At ic a
471
COMPLEMENTO
/
472
ALLAGMATICA
473
C:OMPLEMENTO
474
ALLAGMÁTICA
475
COMPLEMENTO ^
476
ALLAGMÁTICA
477
t:OM PLEM ENTO
478
a l l a g m At ic a
479
c:oM rLK M U N TO
480
F o r m a , in f o r m a c ió n y p o t e n c ia l e s
ConferenciapronunciadaenlaSociedadFrancesadeFilosofiael27defebrerode1960. Este
textoreúneelargumentoylaconferenciapropiamentedicha, quebahíasido introducidapor
GastonBerger.Enocasióndelaediciónparcialen1989porAubier(L’InJividiiation psychique
et collective), estetextofueinsertadoenlapágina31bajoel título«Conceptsdirecteurspour
unerecherchedesolution: Forme, information, potentiels etmétastabilité».
A rgum ento
481
a condición de añadir, para enlazarlas y organizarías interiormente, la
definición de un tipo particular de operación, que aparece cuando hay
forma, información y potencial; la OPERACIÓN TRANSDUCTIVA.
1° LA N O C IÓ N DE FORMA, en todas las doctrinas en las que
aparece, juega un rol funcional constante: la de \mgermen estructural
posee cierto poder director y organizador; supone una dualidad de base
entre dos tipos de realidad, la realidad que recibe la forma y aquella que
es la forma o encierra la forma; este privilegio de la forma reside en su
unidad, su totalidad, su coherencia esencial consigo m ism a. Incluso en
la Gestaltpsychologie, la forma, que ya no es anterior a ninguna materia,
conserva sin embargo su superioridad de Ganzheit, y existe jerarquía de las
formas (buena forma, mejor forma). Inmanente o trascendente, anterior
a la adquisición de forma o contemporánea de dicha operación, conserva
su privilegio de superioridad por relación a la materia o a los elementos;
lo que constituye el fundamento de toda teoría de la forma, arquetípica,
hilemórfica o gestáltica, es la asimetría cualitativa, funcional y jerárquica
entre la Forma y lo que adquiere forma.
2” LA N O C IÓ N DE INFORMACIÓN es por el contrario la piedra
angular de toda doctrina de la reciprocidad, de la equivalencia, incluso
aún de la reversibilidad del término activo y del término pasivo en el in
tercambio. El em isor y el receptor son las dos e.xtremidades homogéneas
de una línea en la cual la información es transm itida con el m áxim o de
seguridad cuando la operación es reversible; es no solamente el hecho del
control, sin o tam bién la propia co ndició n de la inteligibilidad la que su
pone reversibilidad y univocidad. Codificación y decodificación se operan
según convenciones com unes al emi.sor y al receptor: solo un contenido,
y no un código, puede ser transmitido. Se puede asociar a la teoría de la
información todo tipo de explicación que suponga la simetría, la ho m o
geneidad de los elementos que se asocian y adquieren forma mediante
un proceso aditivo o de yuxtaposición; más en general, los fenómenos
cuantitativos de masa, de población, que dependen de la teoría del azar,
que suponen la simetría de los elementos (y su carácter cualquiera), pueden
ser pensados en teoría de la información.
3° LA OPERACIÓN TRANSDUCTIVA sería la propagación de una
estructura que ocupa progresivamente un campo a partir de un germen
estructural, com o una solución sobresaturada cristaliza a partir de un ger
men cristalino; esto supone que el campo esté en equilibrio metaestable,
es decir que encierre una energía potencial que solo puede ser liberada
482
FORMA, INFORM ACIÓN Y POTENCIALES
por el surgim iento de una nueva estructura, que es com o una resolución
del problema; desde entonces, la inform ación no es reversible: es la d i
rección organizadora que emana a corta distancia del germen estructural
y que se apodera del campo: el germen es emisor, el campo es receptor, y
el lím ite entre em isor y receptor se desplaza de manera continua cuando
la operación de adq uisición de forma se produce al progresar; se podría
decir que el lím ite entre el germen estructural y el campo estructurable,
metaestable, es un MODULADOR; es la energía de metaestabilidad del
campo, por tanto de la materia, la que permite a la estructura, por tanto
a la forma, avanzar: los potenciales residen en la materia, y el lím ite entre
forma y materia es un relevo amplificador.
Los fenómenos de masa no se deben descuidar en absoluto, pero
debemos considerarlos como condiciones de la acum ulación de energía
potencial en un campo, y, propiamente hablando, com o condiciones de
la creación del campo en tanto que ám bito posible de transductividad,
lo cual supone una relativa homogeneidad, y una repartición parte por
parte de los potenciales enetgéticos; la relación forma-materia se transpone
entonces en relación transductiva y en progreso de la pareja estructurante-
estructurado, a través de un límite activo que es pasaje de información.
Conferencia
483
SU IM .I-M I'N I'O
484
FORMA, INFORM ACION Y POTENCIALES
485
SUPLIÙVIENTO
486
FORMA. INFORM ACIÓN Y POTENCIALES
487
.SUI'LiîMF.NTO
^povpá.
488
FORMA, INFORM ACION Y POTENCIALES
489
SÜPÜ-.MENTO
490
FORMA, INFORiMACIÓN Y POTENCIALES
491
M i l ’ UÍMI'.N'ro
492
FORMA, INFORMACION Y POTENCIALES
493
S U I'U 'M IÍN I'O
■’ Más exactamente, el gradiente del campo tendrá una mayor pendiente alrededor
de las puntas.
495
Ml l ' l l -MI' NTO
497
SIMM l- M l'N I'O
498
FORMA, INFORM ACION Y POTENCIALES
cierto campo, es decir a la vez un aislam iento entre dos térm inos, antité
ticos, contradictorios, y sin embargo una correlación? ¿No sería la buena
forma aquella que contiene un campo de form a elevado, es decir una
buena distinción, un buen aislam iento entre los dos térm inos o la plura
lidad de térm inos que la constituyen, y no obstante, entre ellos, u n cam
po intenso^ es decir un poder de producir efectos enérgicos si se intro
duce algo allí? El hecho de que haya u n campo electrostático importante
entre dos armazones de condensador se traduce por el hecho de que si se
introduce un cuerpo en dicho campo, se carga intensamente. ¿No habría
algo semejante en la buena forma? Ella podría ser, com o lo presintió
Platón, una diada o bien una p lu ra lid a d de diadas coordinadas en conjun
to, es decir ya una red, un esquema, algo de uno y de m últip le a la vez,
que contiene una correlación entre térm inos diferentes, una correlación
rica entre térm inos diferentes y distintos. Uno y m últiple, u n ió n signifi
cativa de lo uno y de lo m últiple, esa sería la estructura de la forma. Si
fuera así, se podría decir que la buena forma es aquella que está cerca de
la paradoja, cerca de la contradicción, aunque no es contradictoria en
térm inos lógicos; y la tensión de forma se definiría así: el hecho de aproxi
marse a la paradoja sin devenir una paradoja, de aproximarse a la contra
dicción sin devenir una contradicción. Esto solo puede ser una hipótesis,
que supone una analogía entre ciencias de la naturaleza y ciencias del
hombre. Así, se hablaría de una tensión de forma y, en la m ism a medida,
de una cualidad de información, que sería concentración hasta el límite
disruptivo, una reunión de contrarios en unidad, la existencia de un
campo interior a ese esquema de inform ación, cierta d im e n sió n que re
úne aspectos o d in am ism o s habitualm ente no compatibles entre sí. Esta
buena forma o forma rica en potencial sería un com plejo tenso, una
p luralid ad sistematizada, concentrada-, en el lenguaje se convertiría en un
organismo semántico. Elabría en ella com patibilidad y reverberación interna
de un esquema. Y tal vez sería también posible medir el potencial de forma,
la tensión de forma, como se m ide una tensión eléctrica, es decir por la
cantidad de obstáculos que llega a vencer, por la resistencia exterior a
través de la cual llega a producir un efecto. Se puede decir que un gene
rador posee en los bornes una tensión más elevada que la de otro genera
dor si puede llegar a hacer pasar una m ism a corriente a través de una
cadena de resistencias mayor, a través de las resistencias cuya sum a es más
’ De gradiente elevado.
499
M T I I mM I - N I ' O
501
MIl'IJ'iVlI-NI'O
502
FORMA. INFORM ACIÓN Y POTENCIALES
^ Condiciones de sincristalización.
503
SUPLEMENTO
DaJcq, L’Œufetsondyyiamismeorganisateur.
504
FORMA. INFORM ACION Y POTENCIALES
’’ Rsrc campo c.s giob;i) y simultáneo por relación a sí mi.sino solo como campo,
antes de la adquisición de forma; la ausencia interior de fronteras traduce el ascenso de
las energías potenciales y la homogeneidad por desdiferenciación que permitirán a la
adquisición de forma avanzar transducrivamente: la materia es campo metaestable antes
de la adquisición de forma. Pero la adquisición de forma es precisamente un pasaje de la
metaestabilidad a la estabilidad: la materia informada se diferencia y ya no es un campo;
pierde su resonanciainterna. La teoría de la forma atribuye a la totalidad los caracteres del
campo y alavezlos de un organismo; ahora bien, elcampoexisteiintesdelaadquisiciónde
forma, yel organismodespués. 1.a adquisición de forma, considerada como una operación
de modulación transductivamente propagada, hace pasar lo real del estado metaestable al
estado estable y reemplaza una configuración decampopor una configuración deorganismo.
Como corolario, la teoría energética de la adquisición de forma, que nosotros present;mios,
no emplea la noción de virtualidad que es supuesta por el concepto de buena forma; el
potencial, concebido como energía potencial, es de lo real, puesto que expresa la re;didad
de un estado metaestable, y su situ;tción energética. La potencialidad no es una simple
posibilidad; no se reduce a una virtualidad, la cual es menos que el ser y la existencia.
503
M i l ’ U'MI'.NTO
tiempo que proporcionaría una base para la interpretación de todos los procesos psíquicos
de génesis y de invención. El modulador es un sistema de interacciones.
507
s u n l■MI■■N■|■()
'• Pasar a un campo más extenso, a la vez más potente y más complejo.
Que se denomina «poder de resolución».
SÜ8
FORMA, INFORM ACIÓN Y POTENCIALES
511