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I

i
LA

. FRANCMASONERÍA
BMCIO» PASA LA PBÓPACrANDA

LA

FRANCMASONERÍA
DESCUBIERTA Y EXPLICADA
OBRA ESCRITA EN FRANCÉS
POR
LEON TAXIL
(Gabriel Jogand-Pagés)
Antiguo Miembro de la Logia LOS AMIGOS DEL HONOR FRANCÉS
DEL GRANDE ORIENTE DE FRANCIA
VERTIDA FIELMENTE AL CASTELLANO
POR EL
Dr. D. Joaquín de Cots y de Cots, Pbro.
Catedrático de la Facultad de Sagrada Teología
en el Seminario Conciliar
CON UN PBÓIiOOO
POR EL
Dr. D. JAIME CARABACH É IBORRA
CATEDRÁTICO DE FILOSOFÍA EN EL MISMO SEMINARIO
EDICION POPULAR
resumiendo las más completas revelaciones

Con Licencia Eclesiástica

BARCELONA
Imp. y Llb. de la Inmaculada Concepcion, Buensuceso, 13.
1887
Esta traduccion es propiedad del editor don
Juan Grabulosa previa autorizacion del autor,
quien perseguirá ante la ley al que la traduzca y
reimprima. Queda hecho el depósito que mar
ca la ley.

Granollers.—Imp. y Lib. de la I. C., Plaza de la Constitucion, 23.


Prólogo. 7C
' 1867
Dios premiará sin duda los sacrificios hechos por la
Imprenta 7 Librería de la Inmaculada Concepción para pu
blicar la version castellana del libro de oro, en el cual
Mr. Lepn Taxi 1 explica los misterios, las intrigas y
los crímenes de la Sinagoga de Satanás. Muévenos tam
bien á esperar que obtendrá esta traduccion por lo me
nos el favor del público, no sólo el carácter esencialmente
popular de esta obra, sí que tambien las sustanciosas no
ticias que en estas breves páginas encontrarán no sólo
los amantes de la erudiccion, sí que tambien los que estu
dian el intimo parentesco entre la Masonería y los siste
mas de la novísima filosofía y del Derecho nuevo.
Hoy la Masonería tiene además del número de afiliados
que podríamos llamar oficial, y que revelan las estadís
ticas formadas en vista de sus anuarios, periódicos, revis
tas y libros ; muchísimos inconvenientes auxiliares que
con el sólo hecho de no oponerse á ella abiertamente le
prestan concurso real y positivo. La facilidad con que se
votan y plantean los planes y leyes que ella acuerda, son
motivo para que se crea con derecho á salir de las tinie
blas y mostrarse por decirlo así urbi et orbi tal cual es.
Hija primogénita, y muy querida, del diablo, sabe como
él contemporizar con formas en apariencia muy distantes
de ella, pero que en realidad entrañan todos y cada uno
de los principios que la misma sustenta y cuyas conse
cuencias la fuerza de la lógica ha de convertir en provecho
y gloria de los hermanos del mandil. Y si bien seria
del mayor agrado de la secta llegar pronto al logro de
sus deseos, no tendrá inconveniente cu esperar, si el fruto
de su paciencia ha de ser la mayor solidez y duracion del

i . 575
resultado. He aquí el secreto de las evoluciones masóní-
cas desde el absolutismo cesarista al nihilismo contem
poráneo: la Masonería ha sido absolutista, constitucional,
republicana, demagógica, y será lo que se quiera, menos
clerical, con tal de lograr su objeto.
El autor de "Los Hermanos Tres-puntos „ "El Culto
del Gran-Arquitecto „ "Las Hermanas Masonas", y que
está preparando los curiosos opúsculos "Confesiones de
un ex-libre pensador" y "El Vaticano y los Francma
sones," explica y demuestra claramente la parte que en
las revoluciones, cuyo blanco es hundir la Iglesia, corres
ponde á la Masonería; enseña la farsa que se encierra en
aquello de La beneficencia masónica; hace palpable los
inicuos medios de que ella se vale para vengar los críme
nes de los afiliados, que tocados de la gracia de Dios ó no
pudiendo, por natural pudor y honestidad, prestarse por
más tiempo á ser explotados ni á servir de instrumento
para ruines fechorías, vuelven al seno de la Iglesia cató
lica ó se dejan irradiar como dicen en su jerga; esto es,
se apartan de sus infames conventículos y conciliábulos.
En este libro se verán los juramentos estrafalarios y sin
gulares por los cuales el mason se obliga á preferir los
intereses de la órden á los sagrados de la patria y de la
familia. Ya no hablamos de los de la Religion; porque
ésta es el gran enemigo á quien deben combatir semper
et pro semper los buenos, leales é intrépidos masones.
Encanta y maravilla ver el enlace íntimo de los gra
dos simbólico-filosóficos, con todas las aberraciones de
que da testimonio la Historia de la Filosofía. Apenas
hay error ni preocupacion antigua ó moderna de la Etica
sin Dios, ni elemento sobrenatural que no sea favorable
mente acogido en los misterios de los grados filosóficos
de la Masonería. Fácil en admitir los delirios del paga
nismo en lo que se refiere á nuestros futuros destinos, es
.— VII —
intransigente en todo cuanto pueda aparecer condescen
dencia para con los dogmas católicos: ¿qué significa sino
la obligacion que tienen los jefes ocultos de la secta de
convencer al neófito de que el principio malhechor, el
Dios del Error, de las Tinieblas y de la Supersticion, el
perseguidor de la humanidad, es el Adonaí (esto es, Dios)
de la Biblia y del Evangelio? ¿y qué por consecuencia el
Angel de Luz, el Principio del Trabajo y del Bien, el Genio
de la Verdad, el Padre de los hombres, el Gran Arquitecto
del Uniterso, es Satanás? Y la hipocresía de la secta con
siste en que, como dice el Catecismo de Maestro, el ini
ciado llegue á descubrir y entender estas blasfemias sin
necesidad y sin preceder ninguna explicacion oral: este
es el inviolable secreto de la Masonería.
Ritual en mano explica Leon-Taxil, los medios de que
se valen los masones para explicar al Caballero Rosa-
Cruz tales aberraciones por un procedimiento evolutivo;
la manera como ge le da á entender el perfecto y com
pleto cuerpo de diabólica doctrina que ha de profesar un
perfecto mason; claramente muestra además por donde
se va del Panteísmo del Capítulo á la Demonolatria del
Areopago.
-Con profanacion infernal se sirve de símbolos tomados
del sagrado libro del Apocalipsis para explicar á los
adeptos que la enseñanza laica apoderándose de las masas
renovará los días del Eden, nutriéndose el pueblo con los
frutos del árbol de la Ciencia. Conviene, dice el mason,
reconquistar el Paraíso, y para ello anular los efectos de
la interdiccion opuesta por Dios: Luzbel debe reinar, y
Dios ser reducido á la impotencia. ¿ Quién, pues, extrañará
que los masones y masbnizantes aboguen con tanto em
peño por la libertad absoluta ó limitada de la cátedra,
del periódico, del libro ó del grabado? ¿quién no verá
la mano masónica en la confeccion de tantas leyes que
sin proclamar abierta y absolutamente tales libertades
dejan la puerta abierta no obstante al efectivo ejercicio
de todas ellas? ¿qué importan formas hipócritas, cuan
do la realidad y dominacion é imperio de la Masonería
se imponen? Tambien el Gran Pontífice de la Jerusalen
Celeste masónica toma, como hemos dicho, las alegorías
y símbolos del Apocalipsis, y da color de catolicismo á
la leyenda que explica al iniciado. Hechos necesitamos,
que símbolos y alegorías bastantes vemos, y hasta nos
sobran. El caballero Kadosch jura en presencia de Dios,
pero ¿qué Dios? Se le repite hasta la saciedad que los
masones se deben considerar como hijos de Hiram, y que
Hiram desciende Caín por Phaleg, Chanaan, Tubalcain y
Lamech; que Caín no es hijo de Adan, sino del Angel de
Luz (Luzbel), y que por Gran Arquitecto del Universo
no debe entenderse Adonaí (Dios), sino su eterno ene
migo: el recipiendario sabe bien, pues, que el Dios, su
padre, á quien invoca en el grado 30, es Satanás. El sis
tema teológico de la Masonería es el dualismo de la di
vinidad: dos principios igualmente eternos se combaten,
Lucifer, el bien, y Adonaí (Dios), el mal; el universo es
eterno: no ha sido creado, sólo organizado: hay Oran Ar
quitecto, nó Creador; siendo Adonaí (Dios) el principio
malo, Lucifer es el Sér por excelencia, el Sér Supremo.
Adorar al Sér Supremo es adorar á Lucifer: al demonio,
pues, se adora cuando el Gran Juez segundo dice al can
didato Kadosch: adora al Sér Supremo.
La pluma se resiste á continuar describiendo tantas
escenas donde la malicia y el odio formal á Dios saben
vestirse de las más engañosas apariencias de respeto á to
dos los cultos merced á frases que envuelven un doble
sentido: cristiano para los profanos, demoníaco para los
iniciados.
La pintura del Areopago, obra maestra, de este libro,
la evocacion expresa de Lucifer, cuya fórmula escribió
Proudhon, terminada con la horrible blasfemia '.Apártate,
retírate, Dios, pues desde hoy, libres de tu crueldad y ya
sabios, juramos levantando las manos contra tu cielo, que
eres el borron de n uestra razon y eVespeetroáe nuestra con
ciencia: Muera Dios! " recuérdanse los infames miste
rios de Eleusis; y no se necesita leer todas las abomina
ciones referidas por los doctos Sante-Croix, Schelling,
Creuzer, Guigniaut, Maury, Fritzsche, Volcker, Pavie,
Visconti, Panofka, Gerhard, Jacobs en sus obras de estu
dios mitológicos, para comprender que el diablo recibe
en las logias el culto de que hablan Virgilio, Plutarco,
Ciceron, Pausanias, Strabon, Diodoro Siculo, Porfirio,
Andocides, Apollonio, Aristófanes, Hesychío, Pindaro,
Platon, Sofocles, Isócrates, Theocrites, Crimagoras, Dió-
genes Laércio, Celso y Aristides, y preanatematizan Ar-
nobio, Orígenes, S. Epifanio, Clemente de Alejandría,
Tertuliano, Teodoreto, S. Agustín y S. Cipriano, y con
ellos el buen sentir de todas las personas honradas, todos
los Santos Padres, todos los Papas y toda la filosofía y
teología católica.
El Masonismo es la continuacion del Paganismo, y éste
es el culto personal del demonio. Una palabra (¡y ojalá
que alguno la medite!): El Liberalismo moderno conde
nado en el Syllabus y en muchísimos otros documentos
por Pio IX, de feliz memoria, es el hijo mimado de la Ma
sonería tan solemnemente condenada por nuestro gran
Pontífice Leon XIII. La lógica del lector me dispensa de
sacar la última consecuencia.
¡Dios dé á este libro favor y fortuna.
Barcelona, Encarnacion del Señor, del año 1887.

Jaime Cararach Iborra, Pbro,


PRELIMINARES.

El presente libro es un resumen de los cuatro grandes


volúmenes que acerca la Francmasonería llevo ya pu
blicados.
Dichos cuatro volúmenes, que contienen revelaciones
completas é importantísimas, iban dirigidas á los hom
bres de estudio, á las personas todas, que toman á pe
chos, no sólo el aprender para utilidad propia, sino tam
bien para enseñar é instruir á los demás; esto es, fueron
escritos con el objeto de suministrar armas á aquellos
que combaten con la pluma y la palabra, los cuales por
medio de la prensa ó de las conferencias luchan denoda
dos contra el mal.
Este libro, empero, está escrito directamente para el
pueblo, y debió ser publicado en último lugar; pues ante
todo era preciso establecer y manifestar que mi arsenal
estaba provisto de toda clase de armas.
Cuando se entra en campaña contra la mentira; cuando
tiene uno que habérselas con adversarios que profesan el
principio de que puede negarse todo lo que perjudica;
lo primero que ocurre es poner al enemigo en la imposi
bilidad de resistir á la manifestacion de la verdad; dé-
bense acumular contra él todas las pruebas irrefutables
que se posean, y oprimirle bajo el peso de documentos
acusadores y de autenticidad evidentísima.
Practicado esto, y habiéndose por lo tanto producido
ya completa luz para todo aquel que no cierra volunta
riamente los ojos á la misma, nadie tiene derecho á acu
saros de que afirmais lo que de ningun modo podeis pro
bar; entonces teneis perfecto derecho á emprender una
obra de vulgarizacion, y os. está permitido condensar
vuestra obra de ataque, resumirla, perseguir al adversa
rio sin tregua ni cuartel, y en una palabra, aplastarle
con la propaganda que le es más funesta, la propaganda
popular.
Asi he procedido yo.
Despues de la publicacion de Los Hermanos Tres-Pun
tos, del Culto del Gran Arquitecto y de las Hermanas ma
sonos, obras que forman en conjunto cuatro tomos de
documentos reproducidos la mayor parte in extenso, los
francmasones no pueden hoy oponer al presente resu
men, destinado al pueblo, su sempiterno estribillo: "Se
nos acusa, pero nada se prueba." No, no les es ya permi
tido ampararse del equívoco. Las pruebas existen; im
presas están con todas las señales de su autenticidad;
reunidas y agrupadas aparecen á la disposicion de to
do el mundo; cualquiera que de ello dudara, le bastaria
tomarse el trabajo de examinarlas.
Por lo demás, ¿qué han contestado á mis revelaciones
los periódicos de la secta?
¿Han impugnado acaso la exactitud do esas divulga
ciones? ¿Han pretendido siquiera negarlas?
De ninguna manera.
No encontrando salida, y obligados á reconocer la ver-
dah dan exclamado llenos de coraje:
— 19 —
—¡Vergüenza para el traidor! ¡al publicar nuestros
secretos viola sus juramentos !
No otra cosa, en efecto, han podido contestarme los
francmasones.
. Sus maldiciones son para mí muy leves, y aun diré
que me colman de dicha. Porque tuve la debilidad de
permit ir que se me alistase, en una partida de malhecho
res, ¿estaba yo por ventura obligado moralmente á ser su
constante cómplice, callando sus crímenes? ¿No es, por
el contrario, rompiendo con tales bandidos, aportando
un testimonio desinteresado á la justicia de la opinion
pública y declarando las infamias de la secta; no es
obrando así, con peligro aun de mi existencia, como he
dado un primer paso hácia la rehabilitacion y vuelvo á
ser un hombre honrado?
Dos hijos malvados juran asesinar á su madre. Uno de
ellos, movido por los remordimientos, se arrepiento y
denuncia la odiosa trama. Bonito estaria que el otro ma
nifestara su rabia y encono, vociferando: "¡Traicion!
¡traicion!„
Digámoslo de una vez. Los traidores son los que cons
piran en las tinieblas. Por el hecho solo de su nacimien
to todo hombre está obligado á trabajar para el bien;
por esto el juramento de -trabajar para el mal no tiene
fuerza alguna. Nadie que tenga sentido comun sostendrá
lo contrario. A mayor abundamiento, digamos que, á
la verdad, esto es asunto de conciencia. Ahora bien: mi
conciencia me reprocha haber sido francmason; y, por
otra parte, cuando doy á conocer la Francmasonería para
que la juzguen los hombres honrados, mi conciencia
me dice:
—Haces muy bien.
¿Qué es, pues, la Francmasonería?
Imagínanse muchos que es una sociedad de bencficcn-
— 20 —
cia, que para nada se mete en política ni en relig-ion- y
creen que si sus miembros no se dan á conocer al públi
co es por pura modestia, á tanto llega su abnegacion
Pues bien, engáñanse de la manera más lastimosa. No
hay una sola asociacion que trate tanto de política y re
ligion como la Francmasonería; y al contrario, la bene
ficencia es el último de los cuidados de esta tenebrosa
secta. Si los francmasones se ocultan, si rodean del más
impenetrable misterio sus reuniones íntimas, es para ur
dir con más seguridad sus intrigas, pues conviene sa
ber que estos sectarios ante todo y sobre todo son intri
gantes.
A favor de este misterio, los francmasones engañan á
los Gobiernos y á los pueblos, falsean el sufragio univer
sal en las naciones donde está en vigor, y se burlan de
los reyes en los países monárquicos. En todas partes
donde la secta está bien organizada, logra hacerse due
ña del poder, adoptando, segun las necesidades del mo
mento, el disfraz que mejor le conviene; seduciendo y
engañando á los unos y á los otros, se sustituye en la di
reccion de los asuntos políticos á cuantos tienen derecho
á ellos, y eso con una habilidad tal, que las víctimas de
sus manejos y embustes ni siquiera advierten el ridículo
papel que representan.
El principal objeto de la Masonería, por otra parte, es
la destruccion de la religion católica por todos los me
dios, cualesquiera que sean. Con el fin, empero, de ocul
tar su juego, tiene buen cuidado de decir á sus adeptos
en el momento de su iniciacion: "Nuestra institucion es
una sociedad de tolerancia filosófica; no nos cuidamos
poco ni mucho del culto que profesa un neófito para ad
mitirle entro nosotros; aquí respetamos todas las creen
cias.„ Esto es una solemne mentira. Si es cierto que la
Becta recibe en la iniciacion á los católicos olvidados de
— 21 —
sus deberes, cuando se presenta alguno, es únicamente
para arrastrarle poco á poco á desentenderse de su fe.
Con objeto de dar alguna apariencia de verdad á su pre
tendida tolerancia filosófica, los francmasones afectan,
en sus primeros grados, designar á la Divinidad con un
nombre genérico. Tributan gloria, dicen, al Grande Ar
quitecto del Universo; y este Grande Arquitecto lo mismo
puede ser el Dios de los cristianos que el Júpiter del
antiguo paganismo; y áun los ateos quedan en libertad
de ver en él la naturaleza divinizada. Sólo á medida que
un afiliado adelanta en instruccion masónica, los jefes
ocultos de la secta retiran gradualmente el velo del sím
bolo, la denominacion de Grande Arquitecto cesa de ser
un* expresion vaga, y el adepto, preparado á la demono-
latría por la blasfemia primero y el sacrilegio despues,
se encuentra por fin con que rinde un verdadero culto al
más abominable de los ídolos.
Tocante á la moral que profesa la Francmasonería en
sus misterios, está al nivel de su política y de su filoso
fía. Es el trastorno absoluto de la moral admitida por
las personas honradas: llama vicio al pudor y á la casti
dad, y, segun ella, la disolucion es la única virtud; es la
impudicia más desenfrenada, la lubricidad más vergon
zosa.
Proponiéndose que desaparezca del seno de las nacio
nes toda autoridad legítima y razonable, con el fin de
sustituirla con la dominacion tiránica de su asamblea;
pretendiendo, además, aniquilar el Catolicismo,' del que
es ella el más implacable enemigo, la secta, para lograr
sus fines, recurre así á los medios más viles como á los
más infames. Sus procedimientos consisten en la hipo
cresía, en excitar los apetitos groseros, en una especie
de compadrazco servil, puesto á disposicion de los inte
reses bastardos y egoístas del individuo, á cambio de un
— 22 —
abandono de toda independencia y de una renuncia á to
da iniciativa personal; no vive, en fin, sino por la menti
ra, sólo engendra la corrupcion, y no retrocede, en caso
necesario, ante el crímen, que trama con perfidia y
lleva á cabo con cobardía.
I.

ORGANIZACION DE LA SECTA

La Masonería es universal; es una verdadera asocia


cion internacional de conspiradores funcionando de una
manera permanente.
Pero, sin dejar de ser una, es al mismo tiempo múl
tiple.
Expliquémonos.
Por una parte hay los ritos, que se practican sin dis
tincion de países; y por otra las federaciones nacionales,
limitadas por las fronteras: el conjunto de estas federa
ciones y de estos ritos forma la Masonería universal.
Bajo dos aspectos, pues, puede examinarse la organiza
cion de la secta: 1.° clasificándola por ritos, y 2.° clasifi
cándola por nacionalidades.
¿Qué es un rito?
Un sistema masónico, un conjunto de ceremonias dis
puestas por las autoridades centrales y adoptadas por
cierto número de grupos de francmasones. Cada rito su
— 24 —
pone una jerarquía particular de Talleres y de Grados,
cuyo número varia.
Algunos ritos se practican en diversos países; otros
nunca han podido traspasar los límites de la comarca
donde nacieron. Así el rito llamado Francés sólo se prac
tica en Francia, y eso por 18,000 francmasones próxima
mente, mientras que el rito conocido por Escocés se prac
tica en casi todos los pueblos donde la secta ha logrado
establecerse, contando en Francia 6,000 adeptos, y en
todo el mundo 160,145. Con todo, si bien este rito ha
penetrado en mayor número de países, no es el que dis
pone de mayores fuerzas, pues el rito llamado de York,
(Real-Arco) representa por sí solo las tres cuartas partes
de la Francmasonería universal, merced al formidable
contingente de los Talleres de Inglaterra y de los Estados-
Unidos de América, país donde está más floreciente la
secta.
Estas federaciones por ritos están, por consiguiente,
perfectamente deslindadas. A la cabeza de cada seccion
nacional encuéntrase un Consejo Supremo. Así el rito Es
cocés cuenta un Consejo Supremo de Francia, otro de
Italia, otro de Inglaterra otro de Escocia, otro de Irlan
da, otro de Bélgica, otro de Prusia, otro de Baviera, otro
de Sajonia, otro de Hungría, otro de España, otro
de Portugal, otro de Suiza, otro de los Estados-Unidos
(Norte), otro de los Estados-Unidos (Sud), etc., que
mantienen correspondencia recíproca y se reunen á veces
para discutir los intereses generalas del rito. La última
asamblea de los Consejos Supremos, del rito Escocés, se
verificó en Lausana (Suiza), en setiembre de 1875, con el
nombre de "Convencion universal de los Consejos Supre
mos del rito Escocés antiguo aceptado.„
No está dicho todo. He insinuado que se puede exami
nar la organizacion de la secta, clasificándola por nacio
nalidades.
Países hay que poseen muchas agrupaciones masónicas
de diversos ritos. En Francia, por ejemplo, practícanse
cuatro: el Francés, practicado por 301 logias y dirigido
por una autoridad central llamada Grande Oriente de
Francia; el Escocés, practicado por 76 logias y dirigido
por el Consejo supremo de Francia; el deMisraim, prac
ticado por 6 logias y dirigido por un Consejo general so
berano, y un rito Ecléctico de disidentes del sistema Esco
cés, practicado por 26 logias y dirigido por una autori
dad central con el nombre de Grande Logia Simbólica.
Estos distintos poderes masónicos de un mismo país
constituyen obediencias rivales, cada una de las cuales
funciona por cuenta propia, aunque animadas todas del
mismo espíritu.
Por último,todos estos poderes distintos, Grandes Orien
tes y Consejos Supremos, están en continua y recíproca
correspondencia, á pesar de la diversidad de ritos y na
cionalidades. Cada uno tiene representantes acreditados
en el seno de los otros; más aún, á todo francmason regu
lar y activo se le recibe en las sesiones de un Taller cual
quiera en el que se presente como visitante, sin distincion
de país ni de rito, mientras no sea de grado inferior al de
los miembros que forman parte del Taller en cuestion.
Taller es el término genérico que designa toda reunion
regular de Masones, y los grados son las dignidades de
la jerarquía masónica.
La secta, desde que existe, por medio de sus principa
les jefes ha creado; 75 masonerías, 52 ritos, 34 Ordenes
llamadas masónicas, 26 Órdenes andróginas, 6 academias
masónicas, llegando en conjunto ámás de 1,400 grados.
Muchos de ellos han desaparecido ya.
Los ritos que se conservan y se practican actualmente
son diez: 1.° Rito de Herodom; 2.° Escocés antiguo acep
tado; 3.° Escocés antiguo reformado; 4.° Escocés filoso
- 26 —
fico; 5.° Francés; 6.° de York ó de Real-Arco; 7.° Johan-
nita ó de Zinnendorf; 8.° Ecléctico; 9.° Sueco deSweden-
borg, y 10.° de Misraim.
Véase ahora, segun los datos oficiales á fines de 1885,
el efectivo de cada uno de estos ritos:
767,170 francmasones practican el rito de York ó de
Real-Arco; 160,145, el Escocés antiguo aceptado; 92,760,
el de Herodom; 18,000, el Francés; 8,120, el de Zinnen
dorf; 4,200, el Ecléctico; 3,700, el Escocés filosófico;
3,200, el Escocés antiguo reformado; 2,700, el de Swe-
denborg, y 500, el de Misraim.
Total de la Masonería universal: un millon sesenta mil
noventa y cinco adeptos en estado activo. En este nú
mero no van comprendidos los masones que cansados,
indiferentes ó desengañados, cesan de frecuentar las lo
gias, y que, por lo demás, han sido borrados de los
comprobantes. No ha de tenerse por verdaderos fracma-
sones sino á aquellos que están inscritos en los libros de
su Taller, pues la secta borra de sus registros á cualquie
ra que deja transcurrir un año sin que asista á alguna
reunion.
Para que se comprenda perfectamente el sistema de
los grados masónicos, conviene no perder de vista, que
si la secta hiciera conocer desde luego á los iniciados el
objeto que se propone, perderia pronto todos sus reclu
tas: no puede, pues, descubrírseles sino obrando con la
mayor prudencia y con un lujo inaudito de precauciones.
En realidad los ritos, cualquiera que ellos sean, des
cansan en tres grados principales: el Maestro, el Rosa-
Cruz y el Kadosch. Los otros grados sólo sirven para
preparar los afiliados á pasar á éstos: el número de los
grados de transicion varia segun los ritos. Superiores al
Kadosch hay los grados de administracion, y aquellos que
los poseen desempeñan funciones eminentes en la direc
cion oculta de la secta.
- — 2? —
Como el sistema del rito Escocés antiguo aceptado
puede considerársele modelo de todos los demás, creo he
de darlo á conocer en primer lugar.
Compónese de treinta y tres grados, dividido en ocho
clases, que á su vez forman cuatro series.
Serie primera,- Grados simbólicos.—Primera clase: Grado
1.°, Aprendiz; 2.° Compañero; 3.° Maestro:
Serie segunda, Grados capitulares.—Segunda clase: Gra
do 4.°, Maestro secreto; 5.°, Maestro perfecto; 6.°, Secre
tario íntimo; 7.° Preboste y Juez; 8.°, Intendente delos
edificios.— Tercera clase: Grado 9.°, Maestro elegido por
los nueve; 10.°, Ilustre elegido por los quince; 11.°, Subli
me caballero elegido, jefe de las doce tribus.—Cuarta cla
se: Grado 12.°, Gran Maestro arquitecto; 13.°, Real-Arco;
14.°, Gran Escocés de la bóveda sagrada.—Quinta clase:
Grado 15.°, Caballero del Oriente ó de la Espada; 16.°, Prín
cipe de Jerusalen; 17.°, Caballero de Oriente y de Occi
dente; 18.°, Sublime Príncipe Rosa-Cruz.
Serie tercera, Grados filosóficos.—Sexta clase:—Grado
19.°, Gran Pontífice de^ la Jerusalen celestial; 20.°, Gran
Patriarca, venerable Maestro ad Vitam; 2i.°, Caballero
prusiano noaquita, Gran Maestro de la Llave; 22.°, Prín
cipe del Líbano; Real-Arco; 23.°, Llave del Tabernáculo;
24.°, Príncipe del Tabernáculo; 25.°, Caballero de la ser
piente de cobre; 26.°, Príncipe de Gracia; 27.°, Soberano
Comendador del Templo. —Séptima clase: Grado 28.°,
Caballero del Sol, Príncipe adepto ; 29.°, Caballero de San
Andrés, ó Gran Escocés de San Andrés de Escocia ; 30.°,
Gran Elegido caballero Kadosch, perfecto iniciado.
Serie cuarta, Grados administrativos.— Octava clase: Gra
do 31.°, Inquisidor Inspector Comendador, 32.°, Príncipe
Soberano del Real-Secreto; 33.°, Soberano Gran Inspec
tor general.
El rito de Herodom, que pretende representar la Ma
— 28 —
sonería antigua, compónese de veinte y cinco grados ; el
24 corresponde al grado de Kadosch, y el 25 es el único
Grado Administrativo.
El rito Escocés antiguo reformado y el Escocés filo
sófico son variaciones del Escocés antiguo aceptado.
El rito Francés, lo mismo que el Escocés antiguo acep
tado, tiene treinta y tres grados, y sólo cierto número de
éstos se confieren por comunicacion, estoes, sin pasar por
las pruebas. En otros términos, confiérense á un afiliado
muchos grados á la vez, sin que por esto todos los afilia
dos del grado superior de la clase dejen de estar dividi
dos en grupos llamados Cámaras, correspondiendo á ca
da grado conferido.
La clasificacion de las cuatro séries y de los treinta y
tres grados del rito Francés es como sigue :
Serie primera, Grados simbólicos. — Orden simbólica
única: Grado 1.", Aprendiz; 2.°, Compañero; 3.°, Maestro.
—Estos tres primeros grados no puedan darse por co
municacion, como asimismo se observa en todos los ritos;
son los tres grados fundamentales de la Masonería: los
Hermanos que permanecen en los grados Simbólicos for
man el grueso del ejército sectario, y sin sospecharlo son
instrumento de los grados mas elevados, llamados por lo
comun los Grados superiores.
Serie segunda, Grados capitulares.—Primer Orden Capi
tular, ó grado de Elegido. Con el nombre de grado de Ele
gido, confiérense á la vez al afiliado los grados de: 4.°,
Maestro secreto; 5.°, Maestro perfecto; 6.°, Secretario
íntimo; 7.°, Preboste y Juez; 8.°, Intendente de los edi
ficios; 9.°, Maestro elegido por los nueve; 10°, Ilustre Ele
gido por los quince, y 11°, sublime Caballero elegido. Los
Hermanos que obtienen este primer Orden capitular es
tán repartidos en dos clases: la 1.a clase, llamada Capí
tulo de los Maestros perfectos intendentes de los edificios,
— 29 —
corresponde á los 4.°, 5.°, 6.°, 7.°, y 8.° grados, y divídese
en cinco Cámaras, la última de las cuales recibe el nom
bre de Santuario; la 2.a clase, apellidada Consejo de los
Elegidos, corresponde á los grados 9.°, 10.°, y 11.*, estando
dividida en tres Cámaras, dándose á la última de éstas el
nombre de Santuario de los Caballeros elegidos.—Segun
da Orden Capitular, ó grado Escocés. Con el nombre de
grado de Escocés, confiérense á la vez al afiliado los gra
dos de: 12.°, Gran Maestro arquitecto; 13.°, Real-Arco, y
14.°, Gran Escocés de labóveda sagrada. Los Hermanos que
obtienen esta 2.a Orden capitular forman una sola clase
y están repartidos en tres Cámaras, correspondiendo ca
da una á un grado de la clase, y la última Cámara lleva
el nombre de Santuario de perfeccion.— Tercera Orden
capitular, 6 Grado de Caballero de Oriente 6 de la Espada.
Con el nombre de Grado de Caballero de Oriente ó de la
Espada, confiérense á la vez al afiliado los grados de: 15.°;
Caballero de Oriente ó de la Espada; 16.°,Principe de Je-
rusalen, y 17.°, Caballero de Oriente y de Occidente. Los
Hermanos que obtienen esta 3.a Orden capitular, for
mando una sola clase, están repartidos en tres Cámaras,
correspondiendo cada una á un grado de la clase, y la
última Cámara lleva el nombre de Santuario de Occiden
te.—Cuarta Orden capitular, 6 grado de Bosa-Cruz. Con el
nombre de grado de Rosa-Cruz confiérese al afiliado el
grado correspondiente al 18.° del rito Escocés, sublime
Príncipe Rosa-Cruz. Los Hermanos que obtienen esta 4.a
Orden capitular, formando una clase de un solo grado,
se constituyen en Cámara única, denominada Capítulo
soberano, la cual es el Santuario director de los grados
Capitulares.
Serie tercera, Grados filosóficos.—Orden filosófica única,
6 grado de Caballero Kadosch. Con el nombre de grado de
Caballero Kadosch onfiérense á un tiempo al afiliado
los grados de: 19.°, Gran Pontífice de la Jerusalen celes
tial; 20.°,Gran Patriarca, venerable Maestro ad Vitam;2\.°,
Caballero prusiano noaquita, Gran Maestro de la Llave;
22.°, Príncipe del Líbano; Real-Arco; 23.°, Jefe del Taber
náculo; 24.°, Príncipe del Tabernáculo; 25.°, Caballero dela
Serpiente de metal; 26.°, Príncipe de gracia; 27.°, Soberano
Comendador del Templo; 28.°, Caballero del Sol, Príncipe
adepto; 29.°, Caballero de San Andrés, ó gran Escocés de
San Andrés de Escocia, y 30.°, Gran Elegido Caballero
Kadosch, perfecto iniciado. Los Hermanos que obtienen
esta Orden filosófica única, formando una clase de doce
grados, constituyen una sola Cámara, con el nombre de
Consejo ó Areopago.
Serie cuarta, Grados administrativos.— Orden Superior
única: 31.°, Inquisidorlnspector Comendador: 32.°,Prínci-
pe soberano del Real-Secreto; 33, Soberano Gran Inspec
tor general. Estos tres últimos grados del rito Francés,
exactamente semejantes á los grados correspondientes
del rito Escocés antiguo aceptado, no pueden darse por
comunicacion.
El rito de York, llamado tambien Masonería del Real-
Arco, ya he dicho que es el que cuenta en el globo mayor
número de adherentes. Los jefes de las grandes Logias
de este rito solo reconocen cuatro grados, siete á lo más;
pero en la práctica dista mucho de ser así, aunque un
mason del rito de York nunca lleve oficialmente título
más elevado que el de Real-Arco. En realidad oompónese
este rito de treinta y tres grados divididos en cinco cla
ses, que á su vez forman cuatro series. Los grados prin
cipales son: los tres de iniciacion ( Aprendiz, Compañero
y Maestro ); el grado 7.°, santo Real-Arco; el 11, Rosi Cru-
cian ( Rosa-Cruz ), y los grados llamados de Caballería,
de los cuales el 27 corresponde exactamente al 30 del rito
Escocés, es decir, al Caballero Kadosh. Los tres grados
superiores corresponden á los Administrativos.
— 31 —
El rito de Zinnendorf, llamado tambien Johannita,
suprime los grados intermedios de poca importancia, y
conserva los principales de las Tras-Logias, si bien con
nombres que difieren de los que tienen los demás ritos.
El rito Ecléctico es el menos complicado de todos los
de la secta. En sus principios no tenian más que los tres
grados simbólicos de iniciacion, pero en breve los Her
manos de este rito, advirtiendo que eran tratados con
desvío por los otros poderes masónicos, instituyeron Ca
pítulos y Areopagos, á fin de tener con los Consejos Su
premos extranjeros las relaciones acostumbradas.
El rito de Swedenborg, que toma su nombre del fa
moso iluminado, su fundador, es esencialmente sueco, y
se compone de doce grados, divididos en cuatro clases.
Por último, el rito de Misraim es el más ridículo y
grotesco, y consta nada menos que de noventa grados,
algunos de los cuales tienen títulos que son el colmo de
la extravagancia y de lo risible. Así en el grado 44.° llá
mase uno Arquitectura de los Sublimes Comendadores
delTemplo; en el 49.°, primer Discreto del Caos; enel 52.°,
supremo Comendador de los astros; en el 56.°, Soplador
Clavi-masónico; en el 62.°, altísimo y poderosísimo gran
Sacerdote sacrificador; en el 68.°, Caballero del Arco iris
en el 69.°, Caballero de la Ranuka; en el 71.°, soberano
Príncipe talmudio; en el 77.°, ilustre Hasid intendente re
gulador; en el 78.°, Doctor del Fuego sagrado; en el 82.°,
sublime Caballero del Sadah Terrible; en el 86.°, sublime
Dueño del Anillo luminoso. El grado 90.° sólo lo posee un
individuo, quien modestamente se titula: Soberano Gran
Maestro absoluto, supremo Gran Conservador del Rito,
primer Gran Dignatario de la Orden.
Existe un error muy extendido entre el público: ima-
, ínase generalmente que un rito masónico es superior á
otro desde el momento que posee más grados; muchas
— 32 —
personas creen, por ejemplo, que, en el rito de Misraim,
el iniciado obtiene la revelacion de mayor número de
misterios que en los ritos Francés y Escocés.
Los que tal creen se engañan completamente.
Todos los grados simbólicos, que son tres en todos
los ritos, en realidad no forman más que uno, que se
resume en el de Maestro. Todos los grados Capitula
res, cualquiera que sea su número, terminan en el de Ro
sa-Cruz, el único importante de la serie. Todos los gra
dos filosóficos en cierto modo no son otra cosa que la an
tecámara del de Kadosch, á pesar de su numerosa canti
dad en algunos ritos. Tocante á los grados Administra
tivos, constituyen únicamente la direccion soberana de
las federaciones, y son más ó menos multiplicados en un
rito, segun está en él más ó menos dividida la reparti
cion de las funciones supremas; todo su misterio estriba
en el modo particular de influencia oculta que ejercen
sobre los grados inferiores, cuyos miembros son sus cie
gos instrumentos.
Por esto el Rosa-Cruz misraimita, á pesar de haber
recibido 46 grados, es igual al Rosa-Cruz inglés y ame
ricano de York, que sólo ha recibido 11; y asimismo to
dos los Kadosch, aunque sean del grado 7.°, como en el
rito de Zinnendorf (uno de los ritos practicados «n Ale
mania), del grado 30.°, como en los ritos Francésy Esco
cés, ó del grado 65.°, como en el rito de Misraim.
En Masonería la verdadera jerarquía es la de los Ta
lleres, pues á igual de los grados, pero de una ma
nera más uniforme, los Talleres se dominan unos á otros.
El Taller, que sirve de base á la escala jerárquica, es
la Logia, nombre que se da á toda asamblea regular de
masones que posee los grados Simbólicos; sin embargo,
no se llama perfecta á la Logia sino cuando se reune en
sesion de Maestros.
— 33 —
Sobre la Logia está el Capítulo, ó sea asamblea regu
lar de masones poseyendo los grados Capitulares; con
todo, el Capitulo no es perfecto sino al reunirse en se
sion de Rosa-Cruz.
Superior al Capítulo es el Arcopago, asamblea regular de
masones que poseen los grados filosóficos, pero que no es
perfecto sino cuando está reunido en sesion de Kadosch.
Todo Capítulo debo fundarse en una ó muchas Logias,
y todo Arcopago en uno ó muchos Capítulos.
En otros términos:
El principio de la jerarquía masónica es, que todo afi
liado, con pleno derecho, tiene entrada en todo Taller
cuando celebra sesion, siendo de un grado igual ó infe
rior al suyo propio; pero que de ningun modo puede ha
cer lo mismo en un Taller de grado superior. De donde
resulta, que un Maestro, miembro de una Logia, no pue
de penetrar en un Capítulo, y mucho menos en un Areo-
pago; que un Rosa-Cruz, miembro de un Capítulo, entra
libremente en cualquier Logia, mientras encuentra ce
rrados los Areopagos, y que un Kadosch, miembro de un
Areopago, se hace abrir las puertas de todas las Logias y
de todos los Capítulos. Por consiguiente, á medida que
un afiliado adelanta en la jerarquía, hace más que pasar
de un grado á otro, pues acumula en sí los grados y las
prerrogativas inherentes á cada uno de ellos. El Rosa-
Cruz es, pues, siempre Maestro, el Kadosch, siempre
Maestro y Rosa-Cruz. El miembro de un Capítulo lo es
al mismo tiempo de una Logia; y el miembro de un Areo
pago lo es simultáneamente de una Logia y de un Capí
tulo. Para formar un Capítulo se necesitan algunos Rosa-
Cruz que frecuenten activamente la Logia á la que están
inscritos, y para formar un Areopago requiérense algu
nos Kadosch que frecuenten activamente su Logia y su
Capitulo.
— 34 —
La conclusion práctica del sistema es, que los Capítu
los dirigen secretamente las Logias en las cuales se fun
dan, y que los Areopagos hacen lo mismo á su vez con
los Capítulos de que son emanacion.
Razon hay, pues, para decir que el verdadero franc
mason es el Kadosch. Ciertamente no es por vana osten
tacion que se llama Grande Elegido, perfecto Iniciado.
Finalmente, los Talleres Superiores son los que admi
nistran. Los hay en númetro de tres en cada seccion na
cional de todos los ritos:
Í.° El Tribunal Soberano, que ejerce la supremacía ju
dicial;
2.° El Consistorio ó Gran Campamento, que ejerce la
supremacía ejecutiva;
3.° El Consejo Supremo, que ejerce la supremacía gu
bernamental.
Pero, se preguntará, ¿cómo los Aprendices, Compañe
ros y Maestros, que forman la masa del efectivo masóni
co, consienten de buen grado que les gobiernen los
miembros de los Altos Grados, que relativamente no son
más que un puñado? ¿Cómo las Logias aceptan pasiva
mente el oculto yugo de las Tras-Logias?
¿Acaso, constestaré yo, puede ser de otra manera?
Al entrar en la secta todo afiliado presta un juramen
to de obediencia absoluta, que renueva cada vez que su
be de grado, y por lo mismo todo acto de independen
cia se califica de violacion de los juramentos y lleva ane
jo la suspension y aun la expulsion inmediata.
Por otra parte, la influencia de los Grados Superiores
y de las Tras-Logias no se ejerce al descubierto, y los
grados inferiores se creen dueños en sus Logias.
Al llegar un afiliado al grado de Maestro, se le dice que
conoce toda la Masonería; que ya nada tiene que apren
der, y que respecto á él sólo es cuestion de penetrar eu
adelante toda la enseñanza oculta en los misterios que le
han sido revelados; y que los grados superiores al suyo
no son otra cosa que títulos honoríficos. Más aún, el Ora
dor de la Logia, que le arenga al iniciarle en la Maes
tría, búrlase con cierta sal de esos Grados Superiores,
que apellida "juguetes ridículos concedidos á la vanidad
de algunos;„ trata á los Capítulos y Areopagos "de insti
tuciones añejas y sin razon de ser, condenadas á una
desaparicion inevitable.
Véase en que consiste esta burla de mala ley, que con
sigue á maravilla hacer creer á las Logias que son due
ñas de sí mismas:
Cada año las Logias nombran Diputados, los cuales,
reunidos en el punto central de la federacion nacional,
eligen ó constituyen una especie de parlamento masóni
co. ¡Desdichado parlamento! Celebra dos ó tres sesiones,
y veta algunos acuerdos que el Consejo Supremo toma ó
lio en cuenta segun le conviene. Esta sesion tan fugaz se
llama la asamblea anual de las Logias, y la Comision que
emana de ella es el Consejo de la Orden en el rito Fran
cés. En los otros ritos se verifica la misma comedia;
sólo que la reunion de los Diputados de las Logias puedo
darse tono con el pomposo título de Grande Logia cen
tral. ¿ Qué valor pueden tener los votos de dicha Conven
cion de la Grande Logia central y del Consejo de la Or
den, reuniones efímeras, sin autoridad exterior, respecto
á los decretos del Consejo Supremo, poder inamovible,
de funcion permanente, no sometido á las caprichosas
fluctuaciones de los Talleres Simbólicos, y siendo el úni
co que tiene correspondencia con las federaciones extran
jeras?
Y aun la mayoría de esas Convenciones, Grandes Logias
Centrales y Consejos de la Orden, adquiérese en los Con
sejos supremos; pues por la influencia oculta de los Ca
— 36 —
pítulos y de los Areopagos, cuyos miembros están siem
pre á la cabeza de las Logias, las nueve décimas partes
de los Diputados de los Talleres Simbólicos pertenecen
á los Grados Superiores. Estas asambleas anuales elegi
das no discuten, pues, sino lo que las Tras-Logias han
secretamente decidido permitir que se discuta. El hueso
para roer, más que una irrision, es un mito: las Logias
no roen siquiera un hueso, sino que sólo en una som
bra del mismo hincan el diente.
Una vez explicado ya perfectamente el mecanismo de
la organizacion masónica, sólo me falta, para entrar en
materia, publicar, como lo he hecho más arriba respec
to á los ritos, la última estadística oficial de la Masone
ría universal por nacionalidades y por comarcas.
Europa.—Italia: 150 logias; 9,000 masones.—Francia:
409 logias; 26,500 masones.— Inglaterra: 2,107 logias;
129,000 masones.—Escocia: 701 logias; 82,000 masones.
—Irlanda: 1,021 logias; 76,000 masones.—Dinamarca: 9
logias; 3,000 masones.— Bélgica: 22 logias; 1,600 maso
nes.—Holanda: 79 logias; 2,200 masones.—Alemania: 467
logias; 42,500 masones.—Lnxemburgo: 2 logias; 180 ma
sones.—Grecia: 9 logias; 700 masones.—España: 398 lo
gias; 28,500 masones.—Portugal: 114 logias; 8,000 ma
sones.—Suiza: 79 logias; 3,900 masones.
África.—Líber¡a: 6 logias, 115 masones.
América.— Estados- Unidos de América: 10,148 logias
569,600 masones.-—Canadá y colonias inglesas de la América
del Norte: 549 logias; 27,120 masones.—Méjico: 10 logias;
700 masones.—Colon y Cuba: 5 logias; 200 masones.—Re
pública Dominicana: 13 logias; 600 masones.—Haití: 38
logias; 2,300 masones.—Brasil: 234 logias; 18,650 maso
nes.—Estados- Unidos de Colombia: 236 logias; 14,100 ma
sones.—Perú: 16 logias; 980 masones.—República Argen
tina: 53 logias; 2,850 masones. — Uruguay: 31 logias;
1,900 masones.— Venezuela: 39 logias; 2,350 masones.
— 37 —
Total general.—Al terminar el año 1885, última épo
ca de los datos oficiales masónicos (comprobados), la
Francmasonería contaba en todo el globo: 17,016 lo
gias y 1.060,095 masones.
Tal es el efectivo exacto de la Masonería universa!.
En cifras redondas: diez y siete mil logias, y un millon
de masones.
Como se ve, la secta es menos numerosa de lo que ge
neralmente se cree. En efecto, organizados como lo es
tán, cien francmasones hacen el trabajo de mil: un mi
llon de sectarios están consagrados á favor del mal, á
una propaganda mucho más activa y militante que la
de diez millones de hombres honrados dedicados á la
propaganda del bien.
Cuando haya energía y decision completa, será la
cosa más fácil del mundo aplastar á esta turba de
intrigantes sin escrúpulos; pero para ello es preciso
una voluntad enérgica. Tan pronto como se haya evi
dentemente demostrado al pueblo que de un siglo á es
ta parte viene dejándose imponer por una ínfima mini-
ría de individuos, cuya principal fuerza estriba en el
misterio, el pueblo abatirá por sí mismo su poder tene
broso, ese poder establecido por su ignorancia respecto
á los hechos, y que se conserva por su culpable ceguera.
II.

LAS LOGIAS Y LOS GRADOS SIMBÓLICOS

El objeto principal de la Francmasonería es sin duda


el atraerse y ganar para sí el mayor número posible de
partidarios, dándose siempre por supuesto el que reunan
condiciones tales, que les pongan en estado de correspon
der á las exigencias pecuniarias de la Orden.
Para reclutar adeptos dirígese, pues, á las clases aco
modadas de la sociedad: por cierto que no desdeña al
tendero al por menor ni al artesano libre que de sus ga
nancias le queda algun remanente, y aún alista al ma
yordomo de taller y en caso necesario al obrero de cate
goría superior, cuyo trabajo es independiente y que
gana crecido salario-; pero para la masa de los operarios,
para el trabajador de poco jornal y el empleado inferior,
para todos los proletarios de la fábrica, del campo y de
la oficina, las puertas de las Logias están y permanecen
cerradas.
De la opinion política poco se preocupala FrancmasQ
— 39 —
nería. Esta secta es la agrupacion de diversos egoísmos
individuales fortificándose y sosteniéndose reciprocamen
te, y constituyendo así la monstruosa solidaridad de un
egoísmo general que explota á la gran masa de los Profa
nos, esto es, de cuantos permanecen ajenos á la Asocia
cion. Por esto necesita, para sostenerse en todos los siste
mas de gobierno, contar en su seno hombres de opiniones
diversas, pero sobre todo que carezcan de escrúpulos. Con
todo, justo es añadir que en nuestro país las preferencias
de la Francmasonería están por la República; atendido
que entre nosotros ésta es la más favorable para pescar
á rio revuelto y á la lucha contra el Catolicismo.
Tocante á las buenas costumbres, mucho se habla de
ello en las Constituciones, en los Rituales y discursos que,
vengan ó no á pelo, se pronuncian entrelas cuatro pare
des de los Templos; pero, en realidad, cúidanse áun
menos de ellas que de las opiniones políticas. La infor
macion acerca la moralidad de un candidato al iniciarse,
limítase á saber si, en caso de mala conducta, el indi
viduo propuesto pudiera, por algun escándalo, desacre
ditar á la corporacion. Al perverso y vicioso, mientras
posea fortuna y tenga un rango en la vida civil, se le
inicia con las mismas atenciones y honores que al padre
de familias de costumbres irreprochables.
El dinero no hiede; tal es el verdadero principio ma
sónico. Nada importa que hayais adquirido vuestros mi
llones en los poco limpios manejos de Bolsa ó en el
ejercicio de una profesion notoriamente desacreditada;
nada importa tampoco que el oro de vuestras rentas
haya afluido á vuestra caja por uno de esos repugnantes
albañales que son el desdoro de la sociedad presente; esto
no os impedirá ser admitido Hermano Tres-Puntos: lo
mismo que cualquier otro, podeis áun aspirará los gra
dos más superiores.
— 40 —
Sí, pueblo crédulo que te pagas de palabras y que;
no conociendo de cerca á la secta tenebrosa de que eres
juguete, la tomas por una asociacion digna de tu respe
to; sí, público sencillo, esto es exactamente tal como tengo
el honor de decírtelo. En la época en que yo era franc
mason, habia en París un Venerable muy conocido (1),
que tenia en los alrededores del boulevard Saint-Michel
una cervecería servida por mujeres de bajo vuelo. El
Gran Colegio de los Ritos, que es el Consejo Supremo
del Grande Oriente de Francia, tenia por Orador con
título, al propietario de una casa de prostitucion del dis
trito IX, barrio de la Chaussée-d'Antin. Esto sucedia el
año próximo pasado.
Respecto á las ideas religiosas, la secta tampoco se
preocupa mucho ciertamente, cuando se trata de una ad
mision. Ya he dicho (2) que los reclutadores no desde
ñan, cuando pueden de dirigirse á los católicos de ca
rácter débil, á fin de atraerles á la iniciacion masónica.
Se les dice que la Francmasonería no excluye religion
alguna; que hasta hay sacerdotes que forman parte de
ella; que los Rituales de ciertos grados han sido com
puestos por los Jesuítas y los Dominicos; que si algunos
Papas mal aconsejados han excomulgado á los Francma
sones, gran número de ellos, por el contrario, les han
dado la bendicion apostólica, y que así las bulas ponti
ficias condenando á la Sociedad han sido anuladas por
otros. ¡Y aun hay necios capaces de creer todo esto!
Yo mismo he visto y conocido algunos. Poco le impor
ta á la secta que uno tenga fe al entrar en la secta;
pues ya toma por su cuenta hacérsela perder. Lo esen
cial es que tenga dinero, que esté en estado de sa-

( 1 ) Título del presidente de Logia.


» (2) Preliminares, pág. 20,
tisfacer exactamente las cotizaciones y otros impuestos
fijados por el Taller.
La Francmasonería, al reclutar individuos entre aque
llos cuya bolsa puedo ser puesta á contribucion, para na
da atiende á la calidad, sino á la cantidad.
Un miembro de la secta, elH. F.-Z.-B. Clavel, en un li
bro que no se encuentra hoy casi por un ojo de la cara, dejó
escapar preciosas revelaciones acerca el método de reclu
tamiento empleado.
Cito textualmente á este autor francmason:
"La Francmasonería, así se habla á aquellos á quienes
se quiere alistar, es una institucion filantrópica progresiva
cuyos miembros viven como hermanos bajo el nivel de
una.suave igualdad. Allí para nada se tienen en cuenta las
frivolas distinciones del nacimiento y de la fortuna, y esas
otras distinciones, más absurdas todavía, de las opiniones
y creencias. Es el francmason ciudadano del universo; no
existe lugar alguno en el mundo donde no encuentre él
hermanos solícitos para favorecerle, sin que necesite otra
recomendacion que su título, bastando para ser recono
cido los signos y palabras misteriosas adoptados por la
gran familia de los iniciados... Con el fin é intento de deter
minar á los curiosos, se añade que la Sociedad conserva
religiosamente su secreto, que únicamente puede ser del
dominio de los francmasones; y para conseguir que los
hombres dados á los placeres se decidan de una vez, vá-
lense y les ponen delante los frecuentes banquetes, donde
entre esquisitos manjares y vinos generosos reinan el
entusiasmo y regocijo, y se estrechan los lazos de una fra
ternal intimidad. A los artistas y comerciantes seles dice,
que la Francmasonería les será provechosa, extendiendo
el círculo de sus relaciones y negocios. Así no faltan argu
mentos para todos los caracteres, para todas las vocacio
nes, para todas las inteligencias y para todas las clases.,.
— 42 —
Concíbese que revelaciones de este género perjudicasen
á la secta. Así es que cuando se publicó el libro del H.\ Cla
vel, libro intitulado Histoirie pittoresque de la franc-Magon-
nerie, elautorfué acusado porsulogiay excluido. Mastarde
el Grande Oriente, reconociendo que el H.\ Clavel sólo ha
bia dado pruebas de torpeza, pero que su objeto no habia
sido perjudicar á la Asociacion, le amnistió, y los ejem
plares del libro aun almacenados en casa del editor, fueron
rescatados por los Hermanos delos altos grados, quienes
se los repartieron, impidiendo de esta suerte su circula- ¡
cion entre el público.
Pero no es esto todo: las revelaciones del H.\ Clavel son
incompletas; pues la Masonería procura además atraerse
todas las personalidades algo visibles y en buenas relacio
nes con los poderes del dia, esforzándose de continuo para
que todas las avenidas delpoder queden reservadas á sus
adeptos. No hay bajeza á la que no se avenga cuando se tra
ta de conquistar á alguien que puede serle'útil, ya con rela
cion á los gobernantes, ya por su influencia en la opinion
pública.
Tales son los secretos del reclutamiento de la secta.
Una vez el solicitado se ha decidido á ensayar la inicia
cion—y digo ensayar, porque decláranle que no habrá
compromiso alguno caso de que no sean de su gusto las
formalidades de la recepcion,—es propuesto á una Lo
gia. El Hermano que le presenta firma una cédula; ábre
se una informacion sumaria; deposítase una memoria
acerca los méritos del candidato, haciéndose valer sobre
todo las ventajas que podrá reportar la Sociedad del nue
vo recluta, y por último, la Logia vota la admision á las
pruebas y se llama al candidato.
Al invitarle á la sesion de su iniciacion, el Venerable
le recomienda que no olvide el portamonedas y sobre to
do que lo tenga bien provisto. El presidente del Taller
— 43 —
es siempre un hombre muy despierto y astuto, y que nun
ca desaira los intereses de la cofradía; presenta de ante
mano al postulante una cuentecita, á fin de que tome sus
medidas y no pueda, en el momento psicológico, pretex
tar una penuria accidental.
Cuando fui yo recibido francmason) en la Logia El
Templo de los Amigos del Honor francés, no dejaron de en
viarme, con mucha anticipacion, la factura de gastos, que
ascendía á 83 francos 10 céntimos, y verdaderamente no
era esto caro.
Derecho de recepcion 55 fr.
Gastos diversos 5 „
Cepillo hospitalario. . 10 „
Caja de reserva 5 „
Cotizacion de un trimestre 8 „ 10
Total. . . . 83 fr. 10
Fui yo recibido á un precio de los más moderados; pues
en la inmensa mayoría de los Talleres, tanto do provincias
como de París, la mercancía está auna tarifa mucho más ele
vada. Logias hay en las que por una iniciacion, no se saca
menos de 250 á 300 francos. Vuestro introductor os anuncia
un gasto de 1 60 á 1 75 francos ; pero cuando se trata de ajus-
tar la adicion,el papel ,de una elasticidad que pudiera causar
envidia al cauchuco más puro, alárgase en proporciones
fantásticas: son mil monadas, mil objetos de que uno se
habia olvidado preveniros ; cada uno de ellos en particular
t'S insignificante, pero el total es do una digestion difícil.
No hay medio de resistirse, amigo mío; hay que doblarla
suma á la que os hallabais dispuesto: estais recibido, se ha
lej ensalzado y ponderado vuestro ánimo en afrontar las prue-
.¡ has, se ha quemado en honor vuestro el incienso yellico-
:r podio, los Hermanos han hecho chocar sus espadas con
— 44 —
gran estrépito triunfante, el Venerable os ha dado en á
rostro tres besos, cuya humedad prueba la conviccion y
el celo: la gloria se paga, querido mio: ¡con qué á la caja,
hermano!
Tributo, pues, do merecida alabanza para mis anti
guos cologas de los Amigos del Honor francés. La gloria
en su Templo no se cotiza á exorbitantes precios; entro
ellos se crea á uno mason de tan buena pasta como el
ilustre Julio Ferry, y eso por ochenta y tres francos y
diez céntimos. Esto es de balde.

I.

El Aprendiz.

Bien prevenido el bolsillo, el candidato se dirige, el


dia y la hora fijados, al local masónico, donde es reci
bido por el Hermano Sirviente (doméstico ó conserge
de la logia) que ha sido designado para el acto. Encié-
rrasele desde luego en la Cámara de las Reflexiones, re
cinto muy angosto con las paredes pintadas de negro,
en las que se destacan esqueletos completos, cráneos
colocados encima de dos canillas, salpicado todo de
inscripciones lúgubres. Nada de ventanas. Un simple
mechero de gas alumbra el recinto con insuficiente
luz. Por todo mueble una mesa y un escabel, y sobre
aquella hay un cráneo y osamentas (1). En la pa
red contra la cual está apoyada la mesa, el pintor
(1) Si el novicio tiene creencias religiosas, colócase tambion so
bre la mesa una Biblia abierta en el primer capitulo del Evangelio
de san Juan.
— 45 —
ha representado un gallo y un reloj de arena, y encima
léense estas dos palabras: VIGILANCIA, PERSEVE
RANCIA.
Las otras inscripciones que amenizan el lugar son las
siguientes:
" ¡Márchate, si sólo una vana curiosidad te ha condu
cido aquí ! — ¡ Si temes que se haga luz sobre tus defec
tos, te encontrarás mal entre nosotros ! — ¡ Tiembla, si
eres capaz de disimulo, pues penetraremos tu pensa
miento, y leeremos en el fondo de tu corazon ! — ¡ Vete
si tienes apego á las distinciones humanas, desconocidas
entre nosotros! —¡No pases adelante, si tu alma es ac
cesible al temor!
.— ¡Si perseveras te purificarán los elementos, saldrás
del abismo de las tinieblas y verás la luz !—Podrán exi
girse de tí los mayores sacrificios, áun el de la vida; ¿es
tás pronto á hacerlos?,,
Un tapiz blanco cubre la mesa, sobre la cual hay un
tintero, un portaplumas y un papel, con estas tres jn-e-
guntas impresas:
" ¿ Cuáles son los deberes del hombre para con su
patria ?
"Cuáles son los deberes delhombreparaconsigo mismo?
" ¿ Cuáles son los deberes del hombre para con sus
semejantes? ( 1 ) „
Debajo de , estas tres preguntas hay un gran espacio
en blanco para escribir las respuestas; luego una ancha
placa negra y en gruesos caracteres la palabra: Testa
mento, seguida de otro grande espacio en blanco.
Al introduciros en el local el Hermano Sirviente os
dice con voz cavernosa:

(1) En otro tiempo la priinnra pregunta Ortt esta: « ¿ Cuáles son


los deberos del hombro para con Dios V *
—Pronto pasaréis á una vida nueva. Sentaos, contes
tad por escrito á estas preguntas, y haced vuestro tes
tamento.
Ciérrase la puerta, y héteos ahi solo en la grata com
pañía de esqueletos y de cráneos.
La Cámara de las Reflexiones tal como acabo de
describirla es la Cámara comun, para uso de las Lo
gias de las ciudades menos populosas; pero no todas son
tan sencillas. Los hay con escotillones que se abren de
repente y dejan ver ¿pariciones de dudoso gusto. En el
momento en que el novicio, por ejemplo, está en dispo
sicion de reflexionar acerca los medios que poseen sus
futuros Hermanos para leer en el fondo de su corazon,
la llama del mechero de gas baja bruscamente, un gran
escotillon se desliza por muescas disimuladas en la pa
red, y el Profano puede ver en un osario, alunbrado por
lámparas -sepulcrales, una cabeza humana recien corta
da, descansando en lienzos ensangrentados; y mientras
él retrocede de horror ante este espectáculo, déjase oir
una voz que parece salir de la pared contra la cual se
apoya, y con ella ese grito terrible: "¡ Tiembla, Profano !
¡ aquí tienes la cabeza de un Hermano perjuro que di
vulgó nuestros secretos ! ¡ Así castigamos á los traido
res ! ¡Que te aproveche su ejemplo ! "¡ Tiembla, Profano,
tiembla ! „ Luego el escotillon vuelve á su lugar, y la
llama del gas sube otra vez. El mecanismo de esta as
querosa comedia no es muy complicado. El madero en
la que descansa la cabeza es vasto y hueco: su interior
oculta el cuerpo del compadre que, inmóvil, tiene su ca
beza entre lienzos manchados de sangre, manteniendo
cerrados los ojos y la boca entreabierta durante los
dos ó tres minutos de la exhibicion. Las lámparas se
pulcrales están provistas de estopas empapadas en al
cohol alcanforado, que ardo con gruesa sal gris de cocina:
— 47 —
esta mezcla, trae es la misma que los prestidigitadores
de feria llaman "la ensalada infernal,„ tiene la propie
dad, estando inflamada, de producir una luz verdosa
que dé á la cabeza del falso decapitado un color cada
vérico. La voz que sale de la pared es la de un segun
do compadre que, puesto fuera del local, ha girado una
llave fija en la cañería de conducto del mechero degas;
y que pronuncia á través de una trompetilla acústica las
palabras que hemos reproducido ( 1 ). Otras veces las
pinturas de uno delos escotillones son en tela negra que
cubre un ancho cristal empañado; en el momento en que
la llama del gas casi se extingue, y el aposento queda
instantáneamente sumido en la oscuridad, una linterna
mágica instalada en la pieza contigua hace aparecer, en
el cristal blanqueado, sombras chinescas representando
escenas con pretension de excitar ideas pavorosas; son es
pectros que se agitan y amenazan al novicio, ó mons
truos que por un efecto del aumento progresivo, parece
que se adelantan para devorarlo todo, ó tambien hom
bres enmascarados, de tamaño natural, que rodean á un
individuo que tienen amarrado y sobre quien descargan
sendos puñetazos.
Estas siniestras bestialidades ejecútanse á fin de ate
rrorizar á aquellos de los aspirantes, que la informacion
designa como de naturaleza impresionable. Por el con
trario, á los Profanos en quienes se reconoce un carác
ter criticador y escéptico, no se les pone frente á fren-

(1) El Sr. Andrleux, en sus Mémoiree, refiere, do una manera asaz


jocosa, la historia da un novato á quien se le ofreció el espectáculo
del traidor decapitado, y que reconociendo la cabeza de un cafetero
de la ciudad, no pudo menos de exclamar: «¡Hola! leste es el tio
Cassard!» A lo que el decapitado, olvidando su papel, replicó: «¡Cá
llate, Profano!» lo que destruyó todo el efecto que se quería producir
cu el candidato.
— 48 —
te de esas ridiculas fantasmagorías. La Francmasonería
quiere, sí, burlarse de los que se inician en ella; pero
evita que lo adviertan. Este es el único motivo por el
que varian las recepciones respecto á las pruebas; se las
condimenta más ó menos segun las disposiciones de es
píritu y el temperamento del individuo.
Pero veamos lo que sucede en la Logia mientras el
candidato mason se consume en el gabinete de los es
queletos.
La sala donde se reunen los Hermanos Tres-Puntos
(1) es espaciosa: tiene la forma de un paralelógramo ó
cuadrilátero prolongado, tapizada de azul ó rojo, seg-uu
el rito. A esta sala se la llama el Templo.
Los cuatro lados llevan el nombre de los puntos car
dinales. La parte donde se baila la puerta de entrada se
llama el Occidente. A ambos lados de la p,uerta se levan
tan dos columnas huecas de bronce (de orden corintio)
cuyos capiteles están adornados cada uno con tres gra
nadas entreabiertas : la significacion secreta de estas
granadas es una obscenidad. En el fuste de la columna
de la derecha de quien entra hay la letra J, y en el de
la izquierda la letra B.
Frente la columna de la derecha un mostrador trian
gular sirve de escritorio al Hermano primer Vigilante;
y frente la columna de la izquierda hay el del Vigilan
te segundo. Los Vigilantes son los primeros Oficiales
de una logia despues del Venerable, y cada uno de es
tos dignatarios tiene en la mano un mallete.
En medio de la sala, junto á un espacio con pavi
mento de mosaico, encuéntrase el Cuadro de la logia.
(1) Para designar á los Francmasones he adoptado algunas ve
ces esta expresion los Hermanos Tres-Puntos, porque la saeta usa
con profusion tros puntos dispuestos en triángulo á manera da
abreviaturas.
Es un lienzo grande pintado, de forma rectangular, que
se pone en el suelo durante las sesiones. Las pinturas
de este lienzo representan los símbolos del grado en el
cual trabaja el Taller. Dase indistintamente el nombre
de trabajos á todas las ocupaciones de los masones en
sesion ó en festin masónico.
Lo que este Cuadro representa es al parecer extraor
dinariamente sagrado. El Ritual, en efecto, aconseja á
las logias que supriman el lienzo pintado, y que tracen
con tiza sobre el mosaico el Cuadro misterioso. "En ca
da sesion, dice el Ritual, se dibujará con tiza el Cuadro
misterioso de la logia, y concluidos los trabajos se bo
rrará con una esponja ligeramente empapada en agua:
por este medio se evita el abuso de un Cuadro pintado
sobre tela, que puede caer en manos profanas.„ Empe
ro la mayor parte de las logias no hacen caso de esta
recomendacion y prefieren instalar su lienzo pintado.
Frente la sobredicha puerta, en el extremo de la sa
la, hay un estrado, al que se sube por tres escalones, y ro
déalo una balaustrada. Allí está el Oriente, el sitio pri
vilegiado donde se sienta el Venerable. Su bufete, que
tiene la elevacion de cuatro escalones sobre el estra
do, se llama el Altar, y su sillon, el Trono: sobre su ca
beza hay un dosel de terciopelo rojo ó azul, segun el ri
to, salpicado de estrellas de plata; las franjas son de oro en
el fondo de este dosel, en la parte superior, hay un trans
parente triangular; el Delta Sagrado, en el centro del cual
se ve en caracteres hebraicos el nombre de Jehovah. A
la izquierda del dosel hay otro transparente, represen
tando el disco del sol, y á la derecha otro que representa
la media luna. Esta Coleccion de transparentes luce con
cierto brillo, merced á las bugías puestas en su interior.
Sin embargo, su aspecto es sumamente grotesco, por más
que se designe á.esas quisicosas con el pomposo nombre
— 50 —
de Glorias. No es esto todo: el altar del Venerable está
cubierto de un tapiz azul ó rojo con franjas de oro, sobre
el cual se pone una escuadra, un mallete, un compás, un
sable de hierro forjado torcido en zig-zags (reprimid la
risa si es que podais, es la Espada Flamígera que simbo
liza el poder que el Gran Arquitecto del Bftiverso ha con
ferido al Venerable ), el libro de los Estatutos generales,
el Ritual del grado, y un candelero de tres brazos. Tam
bien hácia el Oriente se enarbola el estandarte de la lo
gia. Casi al frente hay la mesita triangular llamada el
Altar de los Juramentos.
Siempre en el estrado del Oriente, pero en el primer
plano, junto á la baluastrada y más abajo que el Venera
ble, están los bufetes del Orador, á la derecha, y del Secre
tario, á la izquierda. Debajo del Orador, y fuera de la ba
laustrada, se sienta el Tesorero, y debajo del Secretario,
el Hospitalario.
Las luces que alumbran la logia están á la entrada,
junto á los Vigilantes, y en el estrado, cerca del Tesore
ro: danles el nombre de Estrellas.
Independientemente de las dos columnas de la puerta
de entrada, el Templo está adornado en su circuito por
otras diez columnas. En el friso ó arquitrabe, que des
cansa sobre las doce columnas, hay un cordon que forma
doce nudos de la forma conocida con el nombre de lagos
de amor: las dos extremidades se terminan en un fleco,
llamado Fleco Dentellado, que llegan hasta las columnas
J. y 13. El plafon describe una curva, y representa el cielo
sembrado de estrellas: del fondo, situado sobre el estra
do, parten tres rayos que'figuran el nacimiento del sol.
A ambos lados de la sala hay muchas hileras de ban
cos, colocados en sentido longitudinal. El conjunto delos
que están situados á la parte del Vigilante Primero, esto
es, á la derecha entrando en el templo, se llama la Co
— 51 —
hunna del Sud, y el conjunto de los de la izquierda la (
limtna del Norte. Los Aprendices y Compañeros se sient
en éstar y en la otra los Maestros. Al Oriente hay c
tañeos circulares en los que toman anento los Hermar
de grados superiores, los Garantes de Amistad de las
gias Afiliadas (1) y los visitantes de distincion.
El Gran Experto ó Hermano Terrible (es el direci
de las puebas) y el Maestro de Ceremonias siéntanse
sillas de tijera al pié de los escalones del estrado. Oti
dos Expertos estan al Occidente, al lado de los Vigih
tes. Finalmente, un último funcionario, el Hermano (
briente permanece espada en mano junto á la puerta,
la que interiormente guarda la entrada; su mision es
de velar por la seguridad de los trabajos.
La antecámara del templo se llama de los Pasos- F
didos, por ella se pasea un Hermano Sirviente. Sobre i
mesa hay un registro en el que se inscriben los mason
los miembros de la logia en la hoja de la izquierda, y
Hermanos Visitantes en la de la derecha.
Los Aprendices llevan un mandil pequeño de pi
blanco, cuidando que esté alta la pechera; los compai
ros lo llevan igual, pero con la pechera bajs# El man
de los Maestros es de raso blanco, aforrado de neg
box-dado de azul ó rojo (segun el rito), y llevando en
centro, bordadas ó pintadas, las letras M.\ B.\; aden
tienen un cordon, pasado á manera de banda de derec
á izquierda, que tiene sujeto abajo, por medio de un ls
de cinta roja, un objeto pequeño de oro, llamado Jo¡
representando una escuadra y un compás entrecruzad
Los Oficiales de la logia llevan el cordon en aspa, e¡

( 1 ) Llámause Logias Afiliadas aquellas que se frecuentan


cíprocamente. Los gerentes de Amistad son sus representantes
bitualcs, y se les elige anualmente.
— 52 —
es, en forma de muceta, cayendo la punta sobre el pecho.
A este cordon, en el cual están comunmente bordadas
ramas de acacia y otros emblemas masónicos, hay atada
la joya, cuya naturaleza (escuadra, nivel, plomada, ma
chete, mazo, etc.,) es distinta segun las funciones del Ofi
cial condecorado con él.
Los Hermanos de los Capítulos y de los Areopagos tie
nen las insignias especiales de sus grados.
Al dar la hora señalada para la apertura de la sesion,
todos los miembros de la logia presentes, á invitacion del
Venerable, ocupan sus puestos de orden, despues de po
nerse sus insignias. El Venerable sube los escalones del
Oriente, se instala en su trono y da sobre el altar un fuer
te golpe de mallete, que repiten los dos Vigilantes. Estos
tres golpes imponen al instante en el templo un silencio
perfecto. El Hermano Cubriente cierra la puerta; todo el
mundo está en pié en su puesto, y en los bancos hay es
padas semejantes á aquellas con que van armados los
comparsas en el teatro.
El Venerable Vigilante primero, ¿cuál es el primer de
ber de los Vigilantes en la logia?
El VigilaSte primero.—Venerable, inquirir si la logia
está bien cubierta, y si todos los Hermanos que ocupan
las columnas son masones.
El Venerable.—Aseguraos, pues, de esto, Hermano mio.
El Vigilante Primero al grande Experto.—Hermano
grande Experto, investigad si la logia está bien cubierta,
y cumplid vuestro deber.
A esta invitacion, el gran Experto, armado con su sa
ble, sale del templo. Visita los Pasos-Perdidos, recomien
da al Hermano Sirviente que vele en la guarda exterior
del pórtico, y al Hermano Cubriente que no deje pene
trar á persona alguna que no responda del modo debido
á las preguntas de orden para tener entrada. Mientras
— m —
tanto los Vigilantes recorren rapidamente sus respectivas
columnas (ai desde su lugar no basta la inspeccion ocu
lar) para asegurarse de que todos los presentes son efec
tivamente miembros de la logia.
Cuando el Grande Experto vuelve al templo, acércase
al Vigilante Segundo y dicele en voz baja:—La logia está
cubierta respectivamente al exterior.
El Vigilante Segundo dirigiéndose al Primero.—Her
mano Vigilante Primero, el Hermano Gran Experto ha
cumplido su deber. La logia está cubiertaexteriormente,
y respecto á la columna del Norte, todos los Hermanos
que la ocupan son masones.
El Vigilante Primero al Venerable.—Venerable, el
templo está cubierto tanto exterior como interiormente;
todos los Hermanos de las dos columnas son masones.
El Venerable, despues de dar un golpe con el mallete.
- —Hermano Vigilante Primero, ¿cuál es el segundo deber
de los Vigilantes en la logia?
El Vigilante Primero.—Asegurarse si todos los Her
manos están en el orden.
El Venerable.—Aseguraos, pues, de ello, Hermanos
Vigilante Primero y Segundo, cada uno en vuestra co
lumna, y dadme cuenta de ello. (Un golpe de mallete).
En el orden, Hermanos mios, de cara al Oriente.
Todos los asistentes de las dos columnas hacen enton
ces tres cuartas partes de conversion hácia el estrado, y
colócanse en una postura particular llamada "el orden de
Aprendiz.„ Esta postura es tal que nadie puede tomarla
si no es iniciado, pues cada uno entonces no es visto sino
por los Vigilantes que recorren las columnas, y de nin
gun modo por sus vecinos. Si un falso hermano se hubie
se introducido en el templo, no pudiera, pues, ponerse en
la postura requerida, porque no viendo la actitud de su
vecino, no estaria poco embarazado para imitarle. Con
— 54 —
cluido el examen, los Vigilantes vuelven á sns respecti
vos puestos.
El Vigilante Segundo.—Hermano Vigilante Primero,
todos los Hermanos de la columna del Norte están en
orden.
El Venerable.—Hermano Vigilante Primero, ¿ á qué
hora acostumbran los masones abrir sus trabajos ?
El Vigilante Primero.—Al medio dia, Venerable.
El Venerable.—¿Qué hora es, Hermano Vigilante Se
gundo?
El Vigilante Segundo.—Venerable, es medio dia.
El Venerable.—Puesto que es la hora en la cual debe
mos abrir nuestros trabajos, Hermanos Vigilantes Prime
ro y Segundo, invitad á los Hermanos de nuestras colum
nas á unirse á mí para abrir los trabajos de la respetable
Logia (aquí el nombre de ella), Oriente de (aquí el nom
bre de la ciudad), del grado de Aprendiz, rito (aquí el
nombre de él).
El Vigilante Primero.—Hermano Vigilante Segundo,
Hermanos que adornais la columna del Sud, el Venerable
nos invita á unirnos á él para abrir los trabajos de la res
petable Logia, etc.
El Vigilante Segundo.—Hermanos que adornais la co
lumna del Norte, el Venerable nos invita á unirnos a
él, etc.
Despues de lo cual el Vigilante Segundo prosigue, di
rigiéndose al Primero:—Hermano Vigilante Primero, ya
he transmitido el anuncio á mi columna.
El Hermano Vigilante Segundo.—Venerable, está ya
transmitido el anuncio á las columnas del Norte y del
Sud.
El Venerable, descubriéndose, y despues de haber da
do sobre el altar tres golpes con el mallete de una mane
ra particular.—A mí, hermanos mios (todos los asistentes
— 55 —
fijan los ojos en él), por la señal (cada uno liace el signo
secreto del grado de Aprendiz), por la batería (todos
clan tres golpes en sus manos de una manera especial), y
por la aclamacion misteriosa.
Todos los asistentes.—¡Huzé! ¡lmzé! ¡huzél
El Venerable.—Hermanos mios, á gloria del Gran Ar
quitecto del Universo, en nombre y bajo los auspicios
del Consejo Supremo de Francia (1) ábrese la logia de
Aprendices Masones, del rito (aquí el nombre de él), con
el título distintivo de (aquí el nombre de la logia), Orien
te de (aquí el nombre de la ciudad): ocupad vuestros
puestos.
Todo el mundo se sienta.
Entonces el Venerable dispone que el Secretario dé
lectura del acta de la precedente sesion ó sea en gerga
masónica : lectura de la plancha trazada de la última ce
lebracion.
Si un Hermano quiere proponer alguna rectificacion,
levántase, dá una palmada; extiende automáticamente
el brazo derecho hácia el Vigilante de su columna (tal es
el modo de pedir la palabra, pues en la logia nadie puede
desplegar los labios sin haber solicitado y obtenido el
permiso), y al momento el Vigilante advierte al Venera
ble que un Hermano de su columna pide la palabra. Con
cedido el permiso por el Venerable, el Vigilante lo ad
vierte al Hermano, quien solamente entonces puede hacer
uso de la palabra, teniendo obligacion de dirigirse siem
pre al Venerable ó á la logia en general, y nunca á un
Hermano en particular. Por lo demás, no se permite ha
blar sino sobre el acta y su redaccion.
Óidas todas las observaciones que se presentan, y he-

(1) Si la logia practica el rito Francés, el Venerable dice:


.En nombre y bajo loa auspicios del Gran Oriente de Francia.»
— 56 —
chas las rectificaciones que se han reconocido, fundadas,
el Vigilante primero da un golpe de mallete, y dice:—
Venerable, el silencio reina en una y otra columna.
El Venerable.—Invito al Hermano Orador á que dé
sus conclusiones.
El Orador.—Concluyo por la adopcion de la plancha
trazada de nuestros últimos trabajos.
A esto se reduce, en efecto, el discurso del Orador;
concluye siempre sin alejar motivos.
El Venerable.—Hermanos mios, atendido el silencio de
la logia, y oidas las conclusiones de nuestro querido Her
mano Orador, se adopta la plancha trazada; sancionémosla
con nuestra aprobacion.
Cada uno, á ejemplo del Venerable, estiende el brazo
derecho, y deja caer ruidosamente su mano sobre el mus
lo: con esto el acta queda definitivamente adoptada.
Todo lo precedente constituye lo que se llama los Tra
bajos de Familia, á los cuales únicamente pueden asistir
los miembros de la logia. Cuando Hermanos extraños á la
misma quieren asistir á la sesion, permanecen hasta este
momento en los Pasos-Perdidos, en compañía del Her
mano Sirviente, custodio exterior del templo.
El Venerable envia, pues, á buscar á los Visitantes.
Esta formalidad, cuyo cargo pertenece á los Expertos,
consiste en un interrogatorio reglamentario preguntas de
orden, signos, tactos, palabras sagradas, etc. Hecho esto,
los Expertos y los Maestros de Ceremonias introducen á
los Hermanos Visitantes reconocidos, con los honores de
bidos á su grado y dignidad.
Despues de una breve alocucion de bienvenida, el Ve
nerable hace aplaudir masónicamente la presencia de los
Visitantes, y les invita á sentarse en los puestos que les
corresponden. Al entrar, ningun Visitante descuida hacer
el misterioso signo del grado de Aprendiz y el andar de.
una manera particular.
T

— 57 —
Como es de suponer, piérdese no poco tiempo en tan
pretencioso ceremonial. ¡Tanto peor para el novato que
se consume en la cámara de los Esqueletos!
Por último, despues que el Secertario ha leido la co
rrespondencia, el Venerable informa á la asamblea del
objeto de la convocatoria (que conoce de antemano por
las cartas-circulares), iniciacion de un Profano admitido
por dos escrutinios consecutivos celebrados en preceden
tes sesiones.—Puede iniciarse á muchos candidatos de
una vez.—-La logia da entonces su consentimiento defini
tivo para que sean admitidos á las pruebas, extendiendo
todos los asistentes la mano derecha y dejándola en se
guida caer estrepitosamente sobre el muslo.
El Venerable, al Gran Experto.—Hermano Terrible,
id á la cámara del Profano, pedidle las respuestas á las
preguntas que se le han hecho y el testamento exigido:
en seguida le conduciréis á las puertas del templo y anun
ciaréis su presencia.
El Hermano Terrible obedece. Dirígese á la Cámara
de las Reflexiones, apodérase del testamento y de las
respuestas á las tres preguntas, pica el papel con la pun
ta de una espada, y el Maestro de Ceremonias lo lleva así
triunfalmente á la logia, depositando acto continuo sobre
el altar el portamonedas, el reloj, las sortijas, y en gene
ral todos los objetos de valor que llevaba encima el Pro
fano.
El Venerable lee el testamento á la asamblea, lo mis
mo que las tres respuestas, documento que pasa en se
guida á los archivos.
Hecho esto, el Hermano Terrible vuelve al lado del
Profano y le prepara para la recepcion. Esta preparacion
consiste en lo siguiente: quítasele al candidato el som
brero, parte del vestido y el calzado izquierdo, que reem
plazan con una zapatilla; levántanle el pantalon derecho
basta unís nTriba de la rodilla; sácanle del chaleco y de
la camisa el brazo izquierdo, de modo que lo tenga des
cubierto, lo mismo que el p:cl:o por la parte del corazon;
si la estacion es rigurosa se le echa un manto sobre los
hombros, y por último le vend.r.i los ojos con una especie
de máscara parecida á lo que se ilama un cambuj, con la
diferencia de que la máscara masónica carece de agujeros
para los ojos.—En las logias que hacen alarde de confor
marse escrupulosamente á las tradiciones antiguas, el as
pirante está completamente desnudo, y se le conduce por
medio de una cuerda que se le pasa al cuello.
Dispuesto ya el Frofano, hácenle girar un buen rato
sobre sí mismo, y luego le llevan por un verdadero dé
dalo de escaleras hastí. la Cámara de los Pasos-Perdidos,
donde le impulsan violentamente contra la puerta, de
suerte que la golpee dos ó tres veces.
La comedia de la recepcion principia por un diálogo
entre el interior y el exterior del templo. .
En el interior:
El vigilante Segundo, con un golpe de mallete.—Her
mano, Vigilante Primero; ¿habeis oido? Acábase de lla
mar profanamente á la puerta del templo.
El Vigilante Primero, dando tambien un golpe de ma
llete.—¡Venerable, un Profano acaba de llamar á la
puerta!
El Venerable.—¡Ved quién es el temerario que así se
atreve á turbar nuestros trabajos !
El Hermano Cubriente entreabre la puerta sin ruido, y
apoyando la mellada punta de su espada contra el des
nudo pecho del novato, dice enalta voz:—¿Quién es el
audaz que intenta forzar la entrada del templo ?
El Hermano Terrible.—¡Tranquilizaos, Hermano mio!
Nadie intenta penetrar á pesar vuestro en este sagrado
recinto. El hombre que acaba de llamar es un Profano
— 59 —
anheloso de ver la luz, y que la solicita humildemente de
nuestra Respetable Logia. ;
Ciérrase la puerta con sigilo.
En el interior :
El Vigilante Segundo, conmovido:—Hermano Vigilan
te Primero, el Hermano Terrible pide se le deje introdu
cir un Profano en el templo.
El Vigilante Primero, con emocion mayor todavía.—.
Venerable, el Hermano Terrible presenta un Profano que
pide ser admitido entre nosotros si se le juzga digno.
El Venerable con voz retumbante.—¡Hermanos mios
armaos con vuestros aceros! hállase un Profano á la puer
ta del templo... ¿Qué pretende? ¿qué pide?
El Vigilante Primero.—Anhela ver la luz; nada pre
tende; sólo solicita.
Er Venerable.—¡No importa; indudablemente es mu
cha su audacia al concebir la esperanza de obtener tan
gran favor!
El Hermano Terrible, constantemente desde la parte
exterior de la puerta y teniendo al aspirante por el bra
zo.—Hermanos mios, este Profano es un hombre libre y
de buenas costumbres.
Los dos Vigilantes, en el interior, repiten este anun
cio, dirigiéndose el vigilante segundo al Primero, y éste
al Venerable.
El Venerable.—Puesto que el Hermano Terrible lo
afirma, haced preguntar á este Profano sus nombres y
apellidos, su edad y el lugar de su nacimiento, su profe
sion y su actual domicilio.
El Hermano Cubriente hace la pregunta al Hermano
Terrible » través de la puerta, y este contesta por el pos
tulante; el Vigilante Segundo transmite las respuestas al
Primero, quien las repite á su vez al Venerable.
El Venerable.—Preguntad á este temerario si su in
tento es verdaderamente ser recibido Francmason.
— eo -
Nueva transmision de la pregunta y de la respuesta
afirmativa por los mismos intermediarios.
El Venerable.—Hacedle entrar.
El Vigilante Primero.—Hacedle entrar.
El Vigilante Segundo, al Cubriente.—Haced entrar al
Profano.
Abre la puerta el Hermano Cubriente, mientras que
uno de los Expertos, por medio de un instrumento de
gruesos muelles rechinantes, simula el ruido de enormes
cerrojos.
El Hermano Terrible, sin soltar el brazo del aspirante.
—Alargad mucho la pierna, pues habeis de franquear
una zanja.
Al entrar todos guardan el más profundo silencio.
Los Vigilantes Primero y Segundo sucesivamente.—El
Profano se encuentra entre las dos columnas.
Ciérrase sigilosamente la puerta tras del aspirante,
y el Gran Experto apoya de nuevo contra el pecho de
aquel la punta de su espada.
El Venerable.— ¡Profano! ¿qué sentís en vuestro pe
cho? ¿qué teneis ante los ojos?
El Hermano Terrible sugiere la respuesta al Profano.
El Aspirante.—Cubre mis ojos una tupida venda y
siento en mi seno la punta de un arma.
El Venerable.—Caballero, este acero incesantemente
levantado para castigar el perjurio, es símbolo del remor
dimiento que desgarraria vuestro pecho en el caso de
que, por desgracia vuestra fueseis traidor á la Sociedad
á la que deseais pertenecer; y la venda que cubre vue -
tros ojos es símbolo de la ceguera en que cae el hombre
dominado por las pasiones y sumido en la ignorancia y
la supersticion.
Sigue una breve pausa.
El Venerable.—Caballero, las cualidades que exigimos
— 61 —
para ser admitido son, completa sinceridad, docilidad
absoluta y constancia á toda prueba. Vuestras respuestas
á las preguntas que voy á haceros nos permitirán juzgar
lo que debemos pensar de vos.
Comienza luego el primer interrogatorio. Esta vez el
Hermano Terrible no sugiere las respuestas.
Preguntas reglamentarias que el Venerable dirige al
aspirante:—¿Cuál es vuestro designio al presentaros aquí
y quién os inspiró la idea? ¿Débese principalmente á la
curiosidad? ¿Qué opinion teneis formada de la Franc
masonería? Contestad con franqueza, y sobre todo sed
sincero.—¿Estais dispuesto á sufrir las pruebas por las
cuales debeis pasar?—¿Sabeis qué obligaciones se con
traen entre nosotros ?—¿ Quién os presenta á esta Logia?
—¿Le conoceis de mucho tiempo?—¿No os ha prevenido
de lo que hacen los francmasones ?—¿Qué reflexiones han
hecho nacer en vuestro espíritu los objetos ofrecidos á
vuestros ojos en el lugar donde se os ha encerrado?—
¿Qué pensais del estado en que os encontrais?—¿Qué
idea os formais de una Sociedad en la cual se exige que
un candidato se presente en un estado que debe parece-
ros extravagante?—Vuestra confianza y el paso que dais
¿están exentos de ligereza?—¿No temeis que abusemos
del estado de debilidad al que os habeis dejado reducir?
—Sin armas, sin defensa y casi desnudo, os entregais á
discrecion de gentes á quienes no conoceis.—El exámen
moral que sufrís ¿no os inspira acaso algun temor?
El Venerable espera, á cada pregunta, la respuesta del
aspirante, y le hace varios objeciones segun su espíritu y
carácter.
Insiste de una manera especial acerca la opinion que
le merece al Profano la Francmasonería, y una vez dada
la respuesta, el Venerable dice con solemnidad.—Caba
llero; la Francmasonería es una institucion que procede
de sí misma; toma su principio en la razon, y así es uni
versal. Tiene un origen propio que no cabe confundirlo
con el de las religiones, y, dejando á cada cual su liber
tad de creencia, se desentiende de toda denominacion
religiosa. Aunque estable en su dogma fundamental, la
Francmasonería es progresiva ante todo y no impone lí
mite alguno á la investigacion de la verdad.
Si lo juzga conveniente el Venerable, hace en seguida
algunas preguntas particulares al Profano, segun los in
formes que acerca de él se han tomado, y luego prosigue
la recepcion.
El Venerable.—lío habeis reflexionado bastante, caba
llero, en el paso que dais, pues os repito que pasareis por
pruebas terribles. ¿Os sentís con valor para arrostrar to
dos los peligros á los que se os expondrá desde luego?
Respuesta afirmativa del aspirante (1).
El Venerable.—Entonces no respondo de vos.
Una pausa.
El Venerable.—Hermano Terrible, sacad á este Pro
fano fuera del templo, y conducidle á todas aquellas par
tes por donde ha de pasar el mortal que aspira á conocer
nuestros secretos.
Apodéranse del aspirante, y atropellándole un poco,
le conducen á la Cámara de los Pasos-Perdidos, donde le
obligan á hacer algunas piruetas, como á salir del Gabi
nete de las Reflexiones, áfin de desorientarle: en seguida
vuélvenle á la entrada del templo, cuya puerta se ha
abierto de par en par. Cerca de ella se ha puesto nn
marco grande, cruzado por multitud de tiras de papel
fuerte, que sostienen algunos masones por ambos lados:
este aparato puede muy bien compararse á los aros que

(1) Ocioso "-a advertir que si ia respuesta es negativa no prosi-


iuiciaciou
— 63 —
atraviesan los ginetes que trabajan en los circos ecues
tres.
El Hermano Terrible.—¿Qué haremos del Profano?
El Venerable.—Introdúzcasele en la caverna.
A esta orden dos vigorosos Hermanos cogen al aspiran
te y le lanzan con todas sus fuerzas contra el marco, cuyos
papeles se rompen y le dan paso. Otros Hermanos le re
ciben sobre un colchon preparado en la parte opuesta, y
ciérranse con gran estrépito las dos ojas de la puerta.
Un anillo de hierro, pasado repetidas veces sobre una
barra dentada del mismo metal, simula el ruido de un
enorme cerrojo con muchas vueltas. Todo el mundo
guarda el más profundo silencio, y el aspirante continúa
completamente tendido sobre el colchon extendido en el
suelo.
Transcurridos algunos instantes, el Venerable da un
golpe de mallete sobre el altar.
El Venerable.—Levantad al Profano, conducidle al la
do del Vigilante Segundo, y hacedle poner de rodillas.
En el acto se da cumplimiento á esta orden.
El Venerable.—Profano, tomad parte en la súplica
que vamos á dirigir en favor nuestro al motor de todas
las cosas... Hermanos mios, humillémonos en presencia
del Gran Arquitecto del Universo; reconozcamos su po
der y nuestra debilidad. Contengamos nuestros espíritus
y corazones en los límites de la equidad, y esforcémonos
con nuestras obras á elevarnos hasta él. El es uno é infi
nito; existe por sí mismo; revélase en todo y por todo, y
todo es El. Dígnate, oh Gran Arquitecto del Universo,
proteger á los obreros de paz que están reunidos en tu
templo; anima su celo, fortalece su alma en la lucha de
las pasiones, inflama su corazon en el amor de las virtu
des, y dales la elocuencia y la perseverancia indispensa
ble para hacer amar tu nombre, observar tus leyes y ex
tender su imperio. Prista á este Profano tu asistencia, y
sosténle con tu brazo tutelar en medio do las pruebas
que va á sufrir. Así sea, ¡amen!
Todos los asistentes á una voz ¡ Amen!
El Venerable.—¿Persistís aún?
Respuesta afirmativa del aspirante, á quien se hace le
vantar.
El Venerable.—Entonces, confiaos á la mano descono
cida que va á dirigir vuestros pasos.
El Hermano Terrible da la mano al aspirante, y le
conduce al pié del estrado, en medio de las columnas que
guardan profundo silencio.
El Venerable.—Profano, aquí estoy yo el representan
te de la Sociedad en la cual pretendeis entrar, y antes que
ella consienta en admitiros definitivamente á las pruebas,
he de sondear vuestro corazon acerca los primeros prin
cipios de la moral... Responded, pues, con franqueza, á
las nuevas preguntas que se os van á hacer... Y ante todo,
si os amenazase un peligro terrible, ¿ en quién pondríais
vuestra confianza?
Respuesta del candidato.
Despues de ella replica el Venerable, y añade:—Va
mos á comenzar el examen moral. Sentaos, caballero.
Detrás del candidato se ha puesto un escabel cojo y
erizado de clavos, cen las puntas hundidas en la madera.
El examen moral se verifica en estas ridiculas condi
ciones. El Venerable pregunta, el candidato contesta, y
aquel replica.
Las preguntas son estas:
1.° ¿ Qué es la ignorancia ? ¿y por qué los ignorantes
son tercos, irascibles y peligrosos ?—2.° Decidnos vues
tra opinion acerca el fanatismo y la supersticion.—3.°
¿ Qué es el error?—4.° ¿ Qué son las preocupaciones ?—
5.° ¿Qué es la mentira?—6.° ¿Qué son las pasiones?
— G5 —
2 Son útiles al hombre?—7.° ¿Qué son las costumbres.?
—8.° ¿Qué es la moral ?—9.° ¿Qué es la moralidad?—
10.° ¿Qué es la ley? y ¿qué es la ley natural?— 11.° ¿Qué
es la virtud?—12.° ¿Qué es el honor ?—13.° ¿ Qué es la
barbarie ?—14.° ¿ Qué es el vicio ?
Entre las réplicas que hace el Venerable á las res
puestas del Candidato, no estará por demás reproducir
la que está destinada á dar la definicion del fanatismo y
de la supersticion.
—El fanatismo, dice el Venerable, es un culto, insen
sato, un error sagrado; es una exaltacion religiosa que
pervierte á la razon y que arrastra á autores reprobables
con el intento de agradar á Dios; llámase á esto "los furo
res del fanatismo.„ Es un extravío moral, una enferme
dad mental, por desdicha contagiosa. El fanatismo, una
vez arraigado en un país, adquiere en él el carácter y la
autoridad de un principio, en nombre del cual sus ar
dientes partidarios han hecho, en sus execrables autos de
fe, perecer millares de inocentes. Dase por analogía este
nombre al deseo ardiente del triunfo de su opinion, del
cumplimiento de sus proyectos, etc. En la mayor parte
de los fanatismos sólo es peligroso su abuso, pues sin.
ellos nunca el hombre lleva á cabo grandes empresas.
Poro ¡es preciso evitar y combatir el ciego fanatismo,
religioso!... La supersticion (del latin super, sobre, stare,
tenerse: cosa sobre natural) es un culto falso, un culto
mal comprendido, lleno de vanos terrores, contrario á
la razon y á las sanas ideas que de Dios deben tenerse
(1). La supersticion es la religion de los ignorantes, de
las almas timoratas y aun de los sabios que, por falta de
exámen, no se atreven á sacudir el yugo de la costum-

(1) Estas últimas dos palabsas no las pronuncia el Venerable »1


el aspirante; es ateo ó escjptico.
r. 5
— 66 —
Tire. La mayor parte de las religiones no son otra cosa
que supersticiones engendradas por el temor y á propó
sito para llevar hasta el fanatismo; este último es capaz
de elevar el alma; la supersticion no hace más que envi
lecerla. Ambos son los mayores enemigos de la felicidad
de los pueblos.
La definicion masónica de la mentira contiene una
curiosa sutileza que conviene no dejar pasar desaper
cibida.
—Decir mentiras, declara el Venerable, es referirlas;
esto no es mentir.
Este lenguaje hipócrita trae naturalmente á la memo
ria la famosa carta del francmason Voltaire á su amigo
Thiériot:
"La mentira no es un vicio sino cuando daña; y una
virtud excelente cuando hace bien. Sed, pues, cada vez
más virtuoso. Es preciso mentir como un diablo, no con
timidez y por algun tiempo, sino audazmente y siempre.
Mentid, amigos mios, mentid; os lo recompensaré en
ocasion conveniente (1). „
Tocante á las definiciones de las costumbres, de la
moral y de la moralidad, son muy pomposas, saliendo de
la boca del Venerable, en ese dia de la iniciacion prime
ra, en que la secta no arroja todavía su antifaz. Ya se ve
rá más adelante, de qué modo la PVancmasoneria practica
la virtud.

(1) Los espíritus fuertes de nuestro dios, que tan amenudo citan
á Voltaire, al dirigirse al pueblo sencillo, guárdanse muy bien de
dárselo á conocer completamente. Asi es que nuestro pueblo ignora
esta carta, en la cual el filósofo se retrata de cuerpo entero. Creo,
pues, de mi deber, indicar donde se hallará esta carta in exten
sa. Para edificarse, bastará adquirir el tomo 34 de las (Euvres com
putes de Voltaire (edicion Garnier fréres, 1880 ), tomo 2.° de la cor
respondencia, pág. 153. Esta carta es del 21 de Octubre de 1736.
— er —
Terminado el examen moral, se da comienzo á,la serle
de las pruebas; pues por lo visto no entra en cuenta "la
introduccion en la caverna.„
El Venerable. — Caballero, vuestras respuestas están
muy en su lugar. Ahora sólo falta que me declareis con
toda sinceridad, si os dejan plenamente satisfecho mis pa
labras.
Contestacion del aspirante.
El Venerable, tras una pausa.—Caballero, el objeto de
reunimos en nuestros templos es para poner saludable
freno á nuestras viles inclinaciones y al estímulo de la
concupiscencia; para hacernos superiores á los viles inte
reses que atormentan á la multitud profana, y para apren
der á calmar el ardor de nuestras pasiones antisociales.
Trabajamos sin descanso en nuestra perfeccion, nuestro
corazon se acostumbra á entregarse solamente á nobles
afectos, nuestro espíritu á no concebir sino ideas de glo
ria y de virtud. Sólo regulando así las propias inclinacio
nes y costumbres lógrase dar al alma• ese justo equilibrio
que constituye la prudencia, esto es, la ciencia de la vi
da. Mas este trabajo es penoso y requiere no pocos sacri
ficios, á los cuales será preciso que os resolvais si sois ad
mitido entre nosotros. Tendreis que tomar la firme resolu
cion de trabajar sin tregua en nuestro perfeccionamiento
moral, si persistís en el deseo de ser recibido francma
son. ¿Continuais en vuestro intento, caballero?
Respuesta (afirmativa) del candidato.
El Venerable.—Entonces voy á haceros conocer bajo
qué condiciones se os iniciará en nuestros misterios, caso
de que salgais victorioso de las pruebas por las que te-
neis que pasar todavia... Caballero, toda asociacion tiene
bus leyes, y á todos sus miembros incumbe cumplir recí
procos deberes: como seria imprudente imponerse uno
obligaciones cuyo alcance y extension no se conociera,
— Cr
esta respetable Sociedad en su prudencia considera opor
tuno deciros, cuales serán vuestras obligaciones si os ad
mite en su seno. El primero de estos deberes es uu silen
cio absoluto sobre todo lo que podais oir' y entender
entre nosotros. El segundo, practicar las virtudes más
gratas y benéficas, socorrer á vuestros hermanos, preve
nir sus necesidades, aliviar sus infortunios, asistirles con
vuestros consejos, vuestras luces y vuestro crédito: estas
virtudes, que en el mundo profano se consideran cuali
dades raras, entre los francmasones no son sino el cum
plimiento de una obligacion. El tercero de vuestros de
beres será conformaros á los Estatutos generales de la
Francmasonería, obedecer las leyes particulares de esta
logia y las del rito que en ella se practica, y ejecutar to
do lo que se os prescriba en nombre de la mayoría de
esta respetable asamblea. Ahora, caballero, que ya os he
indicado los principales deberes de un francmason per
sistís en vuestro propósito? ¿teneis la firme resolucion
de continuar estas pruebas?
Respuesta (afirmativa) del candidato.
El Venerable.—Antes de pasar adelante, debo exigiros
vuestro juramento de honor, el cual habeis de prestarlo
sobre una copa sagrada. Si sois sincero podeis beber con
confianza; pero si la falsedad se anida en el fondo de
vuestro corazon, no jureis, apartad en seguida esta copa,
temed el efecto pronto y terrible del brevaje que contie
ne!... ¿Consentís en jurar?
Respuesta (afirmativa) del aspirante.
El Venerable, al Hermano Terrible.—Acompañad este
Profano al pié del altar.
El Hermano Terrible conduce el candidato á las gra
das del altar.
El Venerable.—¡Hermano Sacrificador, presentad al
Frofana la copa de los juramentos, tan fatal á los per?,
juros t
— 69 —
El Hermano Terrible pone en manos del aspirante una
copa con dos compartimientos, girando sobre un quicio:
en un lado hay agua, y en el otro un líquido lo más
amargo posible.
El Venerable.—Profano, vais á repetir lo que yo diré,
y pronunciar de este modo el juramento que exige...
"Me comprometo por mi honor al silencio más absoluto
acerca cualesquiera pruebas por las cuales se me obligue
á pasar...„
El aspirante repite esta primera frase. En este mo
mento el Hermano Terrible, haciéndole aplicar la mano
derecha al corazon, le da á beber parte del agua pura
contenida en la copa.
El Venerable prosigue.— "... Y si violase mi juramen
to...„ Repetid, caballero...
Aquí mientras el aspirante pronuncia este miembro de
la frase, sosteniendo la copa con su mano izquierda, el
Hermano Terrible, sin que el paciente pueda percibir
otra cosa que una ligera presion, hace girar lo alto de la
copa, de suerte que el compartimento que contiene la
mixtura amarga quede ante los labios del Profano: esta
maniobra se verifica en un abrir y cerrar de ojos.
El Venerable, prosiguiendo.— "...Consiento en que la
dulzura de este brevaje se trueque en amargura (el can
didato repite), y en que su saludable efecto se convierta
para mí en el de un sutil veneno.„
Apenas el novato, despues de repetir estas palabras, ha
humedecido sus labios en el líquido sustituido al primero
por medio de aquel juego de prestidigitacion, el Venera
ble da un violento golpe de mallete.
El Venerable, con vo¿ fuerte.—¿Qué veo, caballero?
¿ Qué significa la súbita alteracion que acaba de manifes
tarse en vuestro semblante? ¿Desmiento acaso vuestra
cpnjaicn.cia, las. seguridades expresadas por vuestros la
— 70 —
bios, y la dulzura de esta bebida se ha trocado ya
amargura?... ¡Alejad al Profano!
Entonces conducen brutalmente al aspirante entre las
dos columnas.
El Venerable.—Si es vuestro intento engañarnos, caba
llero, no espereis lograrlo, pues la continuacion de las
pruebas lo manifestaria claramente á nuestros ojos. Más
cuenta os tendría, creedme, retiraros en el acto, mientras
teneis facultad para ello, pues dentro breves momentos
será ya tarde. La certeza que adquiriésemos de vuestra
perfidia os seria fatal, y tendríais que renunciar para
siempre á ver la luz del dia. Meditad, pues, seriamente,
lo que vais á hacer.
Sigue un violentísimo golpe de mallete.
El Venerable.—¡ Hermano Terrible, tomad á este Pro
fano, y echadle al saloncito de las Reflexiones!
El Hermano Terrible, con harta rudeza, impulsa al can
didato sobre una silla, cuyos piés están construidos como
los de un sillon-balancin lo que produce un balanceo muy
desagradable al neófito que ha sido echado allí tan brus
camente.
Mientras se va balanceando el asiento (y los Expertos
no escrupulizan en provocar sacudidas de las que el Pro
fano, con los ojos vendados, no puede comprender la
causa), el Venerable continúa:—Retirémonos, Hermanos j
mios. Dejemos á este hombre entregado á su conciencia,
y que á la oscuridad que cubre sus ojos se una el horror
de una soledad absoluta.
Cuatro ó cinco Hermanos hacen con los piés ruido
simulando pasos de gente que se retira. Reina profundo
silencio por espacio de dos minutos.
El Venerable súbitamente.—Ea, pues, caballero, ¿ha
beis reflexionado con madurez la determinacion que os
conviene tomar? ¿Os retiraréis? ¿ó persistiréis, por el
«Soatrario, en afrontar las pxuebas.?.
— 71 —
Respuesta del aspirante, que declara persistir.
El Venerable.—Hermano Terrible, apoderaos del Pro
fano, y hacedle emprender su primer viaje; lo confio á
vuestra prudencia; volvédnoslo sano y salvo.
El Hermano Terrible toma el candidato por ambas
manos, diciéndole: "Levantaos," y este deja el asiento
de balancin.
Hácenle dar una vuelta á la logia, partiendo del
Occidente en direccion al Oriente por el lado Sud, vol
viendo luego al Occidente por el del Norte.
Este primer viaje es sobre manera enojoso para el as
pirante, pues consiste en una interminable serie de farsas
de mal género. Hácenle andar primero lentamente, á pa
sos cortos, y luego sin transicion le empujan con violen
cia. Detiénenle bruscamente, y le dicen: "Bajaos hay
una bóveda. Hablanle de un obstáculo que franquear, y
es preciso que salte, corriendo el riesgo de una caida.
"Levantad el pié derecho," dicenle en un momento dado,
como si se tratase de subir una escalera; no la hay abso
lutamente, y el Profano da un paso en falso: Anda sobre
tablas movibles puestas encima de unas rodajas y erizadas
de asperezas, que se remueven á su paso. Sube otras ta
blas inclinadas, á manera de columpio, que de repente
ceden bajo sus piés y parece le precipitan en un abismo.
La prueba más estúpida es la de la Escalera continua.
Figuraos una escala de molinero instalada entre dos co
rrederas verticales en medio de las cuales se desliza: el
aparato divídese en dos partes, lo que permite sobrepo
ner constantemente la parte libre á la que está á punto
de descender. El Profano, conducido á la escalera, sube,
sin sospechar que su movimiento de ascension es anula
do de una manera absoluta por el movimiento de descen
so del aparato; de suerte que por más escalones que su-
1»8^ encuéntrase siempre en el mismo lugar, como un^,
ardilla dando vueltas en su rueda. El Hermano Terrible,
tranquilamente sentado junto al aparato y teniendo al
Profano por la mano, sale del paso moviendo de conti
nuo el brazo, aparentando seguir la falsa ascencion de su
.víctima y completar así su ilusion. Al aspirante se lo re
tiene todo el tiempo posible en la escalera continua; lle
gándose á veces á prolongar media hora tan torpe chan
za. El infeliz resuella, no puede más, está literalmente
extenuado. Cuando parece que ya le es imposible dar un
paso más, párase la máquina, y adáptase una plataforma
al extremo de ella. "¡Valor! dice el Hermano Terrible;
seis escalones más, y nos encontraremos en lo alto de la
torre. „ El aspirante hace un último esfuerzo, y llega á la
plataforma. A su alrededor se colocan una veintena de
asistentes que soplan con fuerza sobre él ó agitan gran
des abanico?.
. El Hermano Terrible.— Estamos auna altura de mil
quinientos metro? sobre el nivel del mar. Lanzaos en el
espacio.
Y por poco que vacile el infeliz iluso, le dan un empu
jon que le hace caer de la altura de dos metros sobre el
mismo colchon que sirvió al principio para la introduc
cion en la caverna.
Todo el tiempo que dura esto primer viaje, los asisten
tes se han ocupado en proveer el templo de instrumentos
aptos para producir un ruido infernal: consisten en ci-
l'ndros de palastro llenos de arena y girando sobre un
eje por medio de un manubrio, á fin de imitar el ruido
del granizo; otros cilindros frotan, en su rotacion, sobre
un pedazo de seda fuertemente tendido, y simulan los
silbidos de un violento aquilon: inmensas hojas de palas
tro, suspendidas en la bóveda por un extremo, y sacudi
das á fuerza de brazos, reproducen el estampido del true-
j¡to y el' estallido del rayo. Para mayor abuudaTnierkto, Iq§
— 73 —
asistentes multiplican tan espantoso estrépito lanzando
gritos de dolor, vagidos de niños, y aullidos de fieras.
¡Verdaderamente, en efecto, es una grande institucion la
Francmasonería !
Finalmente, el Profano, molido y quebrantado, es con
ducido hácia el Occidente, y allí, para darle fuerzas, se
le administra una buena descarga eléctrica por medio de
una botella de Leyde.
A esta sacudida formidable, el neófito lanza forzosa
mente un grito. El Vigilante Segundo lánzase en seguida
hacia él, y le aplica fuertemente su mallete sobre el pe
cho.
El Vigilante Segundo.— ¿Quién va?
El Hermano Terrible.— Un Profano que pida ser reci
bido francmason.
El Vigilante Segundo.— ¿Cómo se atreve á hacer se
mejante peticion?
El Hermano Terrible.— Porque es libre y de buonas
costumbres.
(Conducen á la vez al aspirante entre las columnas).
El Vigilante Segundo.—Siendo así, que pase adelante.
El Vigilante Primero, despues de un golpe de mallete
en su pupitre.— Venerable, terminó el primer viaje.
El Venerable, al Profano.— Pues bien, caballero, ¿po
deis explicar este viaje y decirme las impresiones que os
ha causado?
Respuesta del aspirante.
Réplica del Venerable.— Caballero, el viaje que aca
bais de cumplir es el emblema de la vida humana: el tu
multo de las pasiones, el choque de los diversos intere
ses, la dificultad de las empresas, los apuros y embara
zo en los negocios, los obstáculos que multiplican en
vuestro camino varios competidores deseosos de perju
dicaros y siempre dispuestos, á ofenderos ; los odios, las,
— 74 —
traiciones, las desdichas de que es víctima el hombre
virtuoso, todo esto os simbolizado por el ruido y el es
trépito que han ensordecido vuestros oidos, y por la
desigualdad y las dificultades que acabais de recorrer.
¿Habeis experimentado quizá parte de estos males que
tanto turban la vida profana? Animaos, caballero, pues
la Masonería enseña á soportarlos y proporciona saluda
bles consuelos é indemnizaciones.
Despues de esta explicacion, el Venerable dirige al
neófito algunas preguntas acerca su testamento, y las
respuestas que ha dado por escrito en el papel de la Cá
mara de los Esqueletos.
Si el Profano en sus respuestas ha hecho declaracion
de ateísmo ó de impiedad, no se le habla de Dios, á fin
de no darle ocasion á escandalizar á aquellos de los Her
manos cuya educacion masónica no está aún terminada.
Óbrase de muy distinta manera si ha manifestado
creencias religiosas, pues en tal caso se le hace el elogio
del deísmo volteriano.
El Venerable.—Ahora, Hermano Terrible, haced que
se proceda al segundo viaje.
En este viage, que se hace del Occidente al Oriente,
como el primero, pero pasando por el Norte y volviendo
por el Sud, el aspirante no está sometido á las desagrada
bles pruebas precedentes. Ningun obstáculo interrumpe
su marcha, y sólo llega hasta sus oidos el choque de espa
das, producido por los asistentes que cruzan sus armas.
De regreso al Occidente, el Hermano Terrible conduce
el Profano al Vigilante Primero, y da en los hombros de
éste tres golpecitos.
El Vigilante Primero.—¿Quién llama?
El Hermano Terrible.—Un Profano que pide ser ad
mitido francmason.
El Vigilante Primero..—¿Cómo se atreve tamaña,
jjreteasiou?
El Hermano Terrible.—Porque es libre y de buenas
costumbres.
El Vigilante.—¡ Si es así, que pase y sea purificado por
el agua !
A esta orden sumergen la mano izquierda del aspiran
te en un vaso lleno de agua, cuya operacion se repite
tres veces y despues de enjugársela, se le acompaña hasta
las dos columnas.
El Vigilante Primero, despues de un golpe de malicie.
—Venerable, concluyó ya el segundo viaje.
El Venerable, al Profano.—¿Qué reflexiones, caballero,
ha hecho nacer en vos este segundo viaje?
Respuesta del aspirante.
Réplica del Venerable.—En este viaje habreis encon
trado, caballero, menos dificultades y obstáculos que en
el primero. Hemos querido hacer sensible á vuestro es
píritu el efecto de la constancia en seguir el camino de
la virtud, más y más agradable á medida que se adelanta
en él; esta constancia en el bien acaba por reducir al si
lencio esos clamores de la envidia, cuyo debil rumor
apenas ha llegado á vuestros oidos. El Choque de las ar
mas figuran los combates que el hombre virtuoso tiene
que sostener de continuo para dirigir sus pasiones y
triunfar de los asaltos del vicio. Habeis recibido una tri
ple ablucion para purificar vuestro cuerpo, como la vir
tud debe purificar vuestra alma. Esta purificacion por el
agua data del principio de los tiempos, y tal costumbre
estaba fundada en la opinion, en otro tiempo enseñada
en los misterios mismos por los sacerdotes egipcios, de
que nacemos culpables, que la presente vida está des
tinada á expiar faltas cometidas en otra anterior, y qne
no puede aspirar á una suerte feliz, mientras no esté pu
rificada de la marcha original de la que esta inficionada.
l<a ra?pn y la, filosofé han. desvanecido es.ta. opinionti que-.
— 76 —
fué uno- de los errores de la metempsícosis entrelos pue
blos del Asia.
Terminada esta explicacion, el Venerable insiste de
nuevo acerca las respuestas escritas que el aspirante ha
dado en el Gabinete de las Reflexiones; y acerca las tres
preguntas impresas le pide aun más pormenores. Luego,
aborda otro género de investigaciones.
El Venerable.— Caballero, nuestra insistencia en inte
rrogaros no obedece á un sentimiento de vana curiosi
dad ó de orgullo: no somos inquisidores de vuestros pen
samientos, con el fin de sorprender en vuestra concien
cia desfallecimientos ó defectos; sino que deseamos, ante
todo, conoceros, y, como habréis ya observado, escucha
mos vuestras respuestas sin condenarlas ni discutirlas.
Buscamos principalmente en vos lo que hay de grande
y de elevado, á fin de alentaros á ser más grande toda
vía. Hablad, pues, sin recelo; no vacileis en mostraros á
nosotros por vuestra parte más noble; nosotros, si es
preciso, os ayudaremos en vuestras investigaciones acer
ca el particular. Veamos, por ejemplo, ¿habeis acaso, en
el curso de vuestra existencia profana, dado algunas
muestras de dignidad humana, de grandeza de alma ó de
desinterés? ¿Habeis practicado la justicia, la beneficen
cia ó la prudencia? Dejad á un lado toda falsa modestia:
os escuchamos atentos, deseosos de conocer vuestro ver
dadero valor moral.
Respuesta del aspirante.
El Venerable.— Hermano Terrible, que se procada al
tercer viaje.
Este tercer viaje se efectúa en medio de un profundo
silencio: el terreno está enteramente expedito, y al reco
rrerlo se hace á grandes pasos. Condúcese al aspirante
desde el Occidente al Oriente por el Sud. Llegado al
Qrieute, lo ha&en. sijhir los escalones de, éste^'cl IfetÍBapQ
— 77 —
Terrible le-toma la mano, y esta vez es al Venerable á
quien el aspirante -golpea ligeramente tres veces en el
hombro.
El Venerable.—¿Quién llama?
El Hermano Terrible.—Un Profano que pide ser ad
mitido francmason.
El Venerable.—¿Cómo pudo concebir la esperanza de
obtener tamaño favor?
El Hermano Terrible.—Porque es libre y de buenas
costumbres.
El Venerable.—¡Si es así, concedido; pero que pase
antes por las llamas purificadoras, á fin de quedar lim
pio de todo lo que sea profano !
En-el momento mismo (en que el aspirante baja los es
calones del estrado en direccion á las dos columnas, el
Hermano Terrible le rodea de llamas y esto tres veces
seguidas. El instrumento que sirve para el caso se llama
la "lámpara de marrubio," y consiste en un largo tubo
de metal que termine en una lámpara alimentada con al
cohol, redeada de una criba en forma de corona: los agu
jeros de aquella dan paso á un polvo sumamente infla
mable, llamado "marrubio," que hay (en el interior, y
que el soplo de quien emboca el instrumento impulsa há
cia la llama de la lámpara. Este polvo proviene de las
cápsulas del marrubio, planta criptógama, de la familia
de los musgos.
El Vigilante Primero.—Venerable, terminó ya el ter
cer viaje.
El Venerable.—Caballero, vuestros viajes han tocado á
8U fin. Habeis podido advertir que el tercero ha sido me
nos penoso aún que el precedente: esta es la recompen
sa de vuestra perseverancia para lograr el objeto de vues
tros anhelos.
Aquí una pausa. . ,
— 78 —
-EI1 Venerable.—-Vuestro valor supera toda alabanza.
Qu« no os abandone, sin embargo, pues tendréis que su
frir aún otras pruebas. La Sociedad en la cual pedís ser
admitido podrá algun dia exigiros que coopereis al cas
tigo de un traidor, y quizá llegue» á exigiros, para la de
fensa de nuestra Orden, que derrameis hasta la última
gota de Tuestra sangre. ¿Consentiréis en ello?
Respuesta (afirmativa), del aspirante.
El Venerable.—Necesitamos, caballero, convencernos
de que no es esto una vulgar afirmacion. ¿Estais dispues
to á que se os abra una vena en este momento mismo?
El aspirante, que ha podido convencerse de que las
pruebas precedentes no le han hecho gran daño, respon
dí en general afirmativamente.
Con todo, si vacila, el Venerable finge creer que sus
vacilaciones débense á que no ha transcurrido mucho
tiempo desde la última comida, y que por consiguiente
una sangría podria producirle resultados funestos, "Her
mano Cirujano, dice entonces el Venerable, acercaos al
Profano y examinadle el pulso.„ Un experto procede á
esta formalidad, y afirma que no hay inconveniente en
proceder á la sangría.
Así, pues, que el aspirante vacile ó no, verifícase una
nueva comedia.
El Venerable.— Hermano Cirujano, cumplid vuestro
deber.
Un Hermano Experto toma el brazo del candidato ma
son, y le pinza muy fuerte con la punta de un mondadien
tes. Otro Hermano inclinando un vaso cuyo cuello es su
mamente angosto, lleno de agua tibia, hace caer un ligero
hilo de agua sobre el brazo del aspirante, y vierte con
ruido el resto del agua en una vasija, para hacer creer al
paciente que es su sangre la que se vierte. Terminada la
operacion en la forma acostumbrada, se le hace tener el
brazo en cabestrillo.
lío vaya éllector á imaginarse que con esto concluye
el saínete, pues falta aun la prueba del hierro rojo.
El Venerable.—Caballero, todo Profano que logra ser
admitido francmason, ya no es dueño de sí mismo, sino que
pertenece á una<Orden secreta esparcida por toda la su
perficie del globo y con el objeto de que la diferencia
de idiomas no impida que un francmason pueda ser re
conocido como tal, en todas las logias del universo ¡"exis
te un sello lleno de caracteres jeroglíficos conocidos úni
camente de los verdederos francmasones. Este sello una
vez enrojecido al fuego, se aplica al cuerpo de todo Her
mano nuevamente recibido, estampando en él una marca
indeleble. ¿Consentís, caballero, en recibir sobre la par
te de vuestro cuerpo que vos indiqueis, esta marca glo
riosa, á fin de poder decir, al mostrarla á vuestros Her
manos: Tambien yo soy francmason ?„
Respuesta (afirmativa) del aspirante.
La operacion del "Sello masónico„ se practica de va
rios modos. El Ritual del gran Oriente de Francia pros
cribe, que uno de los Expertos debe frotar con un lienzo
Seco la parte del cuerpo indicada, aplicando en ella en
seguida un témpano de hielo. En las logias, empero,
acostúmbrase más comunmente aplicar en el sitio desig
nado por el Profano, ya la parte caliente de una bugía
inmediatamente despues de apagada, ya el pié de una
copita ligeramente calentado con la llama de un papel
ardiendo.
Pásase por último á otro ejercicio ; pero esta vez, aun
que el motivo invocado para la prueba es una descarada
mentira, como se trata de hacer que suelte dinero el as
pirante, se lo sacan en realidad.
El Venerable.—Caballero, ahora ha llegado el momen
to de poner en práctica el segundo de los deberes de un
francmason. La viuda de uno de nuestros Hermanos, te
níendo noticia de vuestra recepción, desde esta mañana'
misma reclama vuestra asistencia para ella y sus huérfa
nos sumidos en la más espantosa miseria. Voy á enviaros
á uno de los miembros de esta logia que está encargado
de la distribucion de los socorros, y le diréis en voz baja
lo que destinais al alivio de aquella familia infortunada.
Digo "en voz baja," caballero, porque los actos de bene
ficencia de un francmason nunca han de serlo de ostenta
cion ni de vanidad, sino el cumplimiento de un deber y
quedar en secreto. Consultad vuestros medios al mismo
tiempo que vuestro corazon, á fin de no ir más allá de lo
que vuestros recursos os pormitan ofrecer á dicha des
venturada viuda y sus hijos, que se recomiendan á vos.
Aquí no pedimos otra cosa que el justo tributo de vues
tra caridad fraternal hácia vuestros semejantes.
Si el aspirante, dice el Ritual del gran Oriente do Fran
cia, vacila en tomar una determinacion clara y precisa, el
Venerable debe insistir, pero con los siguientes rodeos.
El Venerable.—Esta caridad que se os pide, caballero,
dejaria de ser una virtud si la ejercieseis con perjuicio
de otros deberes más sagrado y perentorios, como obli
gaciones civiles á que atender, familia é hijos que man
tener y educar, y parientes poco favorecidos de la fortu
na á quienes socorrer. Estos deberes son los primeros
que la naturaleza y la conciencia nos imponen; aquellos
seres son los acreedores de todo hombre que regula su
conciencia conforme los principios de la equidad. ¿Qué
juzgaríais de quien quisiera parecer caritativo antes de
satisfacer sus obligaciones?... He querido ilustraros acerca
las obligaciones comunes á todos los hombres, y ahora
vuelvo á mi primera proposicion: ¿pudiérais vos, sin des
atender ninguno de dichos deberes, sacrificar en benefi
cio de los pobres de los cuales se trata, todo ó parte del
dinero y del producto de las joyas que os pertenecen y
que se me han entregado?
— 81 —
Logrado el objeto de estos rodeos, el Venerable dicta
sus órdenes.
El Venerable.—Hermano Hospitalero, acercaos al pre
tendiente, y escuchad de su boca lo que destina á la obra
que le he designado.
El Hermano Hospitalero aproxímase al aspirante,
quien le confia en voz baja sus intenciones, y las trans
mite al Venerable, en el mismo tono de voz.
El venerable.—Caballero, la respetable logia agradece
vuestra ofrenda; se recibe y acepta con vivo reconoci
miento. Contad con la gratitud de la infeliz viuda y con
las bendiciones ingenuas y conmovedoras de sus hijos
(textual).
Con permiso de la Francmasonería, no puedo monos
de manifestar que esta limosna forzosa que sonsaca al
pretendiente, es una verdadera estafa. En efecto, en pri
mer lugar el Profano, con su carta de convocacion ha
verificado ya de oficio la imposicion de la suma de diez
francos destinada al pretendido Cepillo Hospitalero; y
luego, téngase entendido que el dia de la recepcion no
existen tal viuda ni tales huérfanos; prueba de ello la
más categórica es, el que dicho discurso que sirve de ce
bo y de pretexto para tamaña fullería, está impreso con
todas sus letras en los Rituales, y que el Venerable lo
pronuncia invariablemente á cada iniciacion.
Termínanse las pruebas del aspirante (1) dando la pa-

(1). Cuando se trata de iniciar á varios candidatos en la misma


sesion, suprimense las pruebas que requieren aparatos muy com
plicados y que hacen perder mucho tiempo. Así es como, forman
do parte de una hornada de cuatro neófitos, tuve la suerte de evi
tar la introduccion en la caverua, el sello masónico, la sangría y
la escalera continua. Autos de penetrar en el templo tampoco se
me dió el espectáculo del traidor decapitado. Tengo motivos para
creer, en cambio, que nada se omitió para impresionar á uno de
r. «
— 82 —
labra á los asistentes si es que gusten dirigirle algunas
preguntas. Pueden hacérsele todas las que se quieran,
aun las más indiscretas, las menos oportunas y que ni
sombra tengan de sentido comun. Puede juzgarse de
ellas por las siguientes, oidas en diversas logias, y á las
que el Venerable no opuso ningun reparo: "Caballero,

mis compañeros de recepcion, el Sr. Constantino V., pues ya antes


del primer viaje pareela fuertemente conmovido, y aun se sintió
malo dos veces en el curso de las pruebas.
Cuando el candidato mason se inicia individualmente, tiene por
seguro, excepto si es un personaje realmente notable, que pasara
por todas las indignas farsas que acabo de referir. Más aún, logias
hay que no satisfechas con las pruebas reglamentarias, encuentran
medio de añadir algo al Ritual. So pretexto de que el primer viaje
representa los obstáculos, las luchas y las decepciones de la vida,
se obliga al Profano á golpear una viga con la cabeza, vierten so
bre sus hombros un hilo de agua helada, al mismo tiempo que le
echan agua hirviente sobre la rodilla derecha descubierta, etc. 0
bien, pretendiendo simbolizar la discrecion que la Francmasone
ría impone á sus adeptos, se le engaña de esta manera: «Para es
tar seguros de que no hablareis, le dicen, vamos á cortaros la
lengua; ¿aceptáis? El Profano, seguro de conservar su lengua, co
mo todos los masones á quienes conoce, responde : «Sí,» sin vaci
lacion alguna ; dlcenle que la saque, lo que ejecuta tanto como
le es posible : no le cortan entonces la lengua, pero si se la pin-
zan con uno de esos instrumentos compuestos de dos pedacitos de
madera apretados uno contra otro por medio de un muelle, del que
se sirven las lavanderas al tender la ropa en lugar de alfileres para
sujetarla en las cuerdas : esta prueba es doloroslsima, y deja al Pro
fano sin poder hablar durante un cuarto de hora.
Finalmente, para que sepa el público hasta qué punto los secta
rios del Gran Arquitecto llevan la manía de la burla simbólica,
véase una repugnante prueba, extrareglamentaria, que se practica
en numerosas logias de provincias, con objeto por lo visto de re
presentar al neófito las decepciones de la existencia : se llama ta
prueba de la Cabra de Salomon. El Venerable dice gravemente al
aspirante, á quien se ha tenido cuidado de no jugarle hasta enton
ces ninguna mala partida : «Caballero, nosotros poseemos la cabra
que sirvió de nodriza el rey Salomon ; esta cabra, por un beneficio
tau milagroso como providencial, vive todavía, y los masones be
.

— 83 —
¿qué hubiérais hecho, si os hubieseis encontrado en la
almadia de Medusa?—Caballero, ¿creeis que la luna esté
habitada? y en tal caso, ¿qué religion os parece se prac
tica en ella?—Caballero, los golpes de cortaplumas dados
en un contrato, os parecen higiénicos, despues de comer,
para un hombre de temperamento propenso á la apople
jía?—Caballero, una tocinera de esta ciudad parió ayer
dos gemelos de sexo masculino, uno rubio, moreno el
otro, yambos estrechamente unidos por una fuerte tripa,
como los hermanos siameses de quienes habeis oido ha
blar indudablemente: el moreno tiene dos corazones y
carece de hígado, y el rubio tiene dos hígados y fáltale
el corazon; ¿en cuál de estos dos gemelos reside el alma
de su hermano ?„
Cuando, agotadas las preguntas más ó menos dispara
tadas, vuelve á reinar el silencio, el Venerable concluye:
El Venerable.— Estamos dispuestos, caballero, á re
compensar vuestra confianza en nosotros y vuestra fir
meza en las pruebas por las que habeis pasado. Sin em
bargo, debemos consultar todavía á aquellos en cuya
sociedad vamos á iniciaros, y saber si tienen algo que
oponer contra vuestra admision.
Hácese salir al Profano á la cámara de los Pasos -Per
didos.
Entonces, dice el Eitual, los Hermanos que tengan
que hacer reproches al neófito, levantan la mano para

bou su leche con delicia, pues les conserva viva la memoria de un


gran Monarca cuya historia está mezclada con la de la fundacion
de la Francmasonería. Arrodillaos lo más bajo posible, y lendróis
la dicha de gustar la leche en una de las tetas Sagradas de la ca
bra de Salomon. » El Profano, sin desconfianza se pone en la posi
cion indicada, y en el momento en que abre la boca, creyendo que
van á ponerle dentro de ella una teta de cabra convenientemente
dispuesta, le aplican los labios á la parte tras3ra de un sucio cabron.
obtener el permiso de formularlos. Procúrase, sin embar
go, que no se prolonguen mucho los debates, y que no
puedan herir la delicadeza del nuevo mason, pues no es
de suponer que puedan hacérsele graves reproches des
pues de los informes tomados antes de someterle á las
pruebas, tanto más si se atiende á que el escrutinio de
admision ha de haber depurado todas las recriminacio
nes (sie).
En seguida entra de nuevo el Profano.
El Venerable.— Hermano Terrible, entregad el candi
dato al Hermano Vigilante Primero, á fin de que le ense
ñe á dar los primeros pasos en el ángulo de un cuadrado
largo, y hecho esto, lo conduciréis al Oriente para que
cumpla allí su deber.
El Hermano Terrible obedece esta orden. El Vigilan
te Primero se levanta y deja su asiento; toma la mano
del candidato, le explica el modo de dar los tres pasos
misteriosos del grado de Aprendiz y se los hace ejecutar.
El Hermano Terrible acompaña en seguida al candidato
al Oriente, cuyos escalones suben juntos.
El Maestro de Ceremonias pone en manos del aspiran
te un compás abierto (apoyando ligeramente en su cora
zon una de las puntas) ; le aplica la mano derecha sobre los
Estatutos generales de la Orden, los cuales, cubiertos con
una escuadra y un sable, están colocados sobre el altar. En
esta posicion el candidato-Mason espera que el Venera
ble le dicte el juramento que ha de prestar.
El Venerable.— ¡Hermanos mios, en pié y á la orden,
espada en mano! va á prestar juramento el aspirante.
(Dirigiéndose á éste): Caballero, en la obligacion que
vais á contraer nada absolutamente hay que pueda he
rir el respeto que debemos á las religiones y- á las bue
nas costumbres ni á la obediencia debida á las leyes. Pe
ro este juramento es grave, y es preciso que lo presteis
con entera libertad : ¿ consentís en ello ?
— 85 —
Hespuesta (afirmativa) del aspirante.
El Venerable.—-Voy á leer la fórmula del juramento,
y acto seguido diréis: "Lo juro.n
Como el juramento de iniciacion no es igual en todos
los ritos, doy aquí el de cada uno de ellos practicado en
Francia:
Juramento de iniciacion en el rito Francés:
"Juro y prometo, en presencia del Gran Arquitecto
del Universo, y sobre esta espada, símbolo del honor,
guardar inviolablemente todos los secretos que me con
fie esta respetable logia, lo mismo que todo cuanto vea
y oiga en ella, y nunca escribir cosa alguna de todo esto
sin recibir antes expreso permiso, y de la manera que se
me indique. Prometo y juro amar á mis Hermanos y so
correrles segun mis facultades, y conformarme además á
los Estatutos generales de la Francmasonería y á los re
glamentos particulares de esta respetable Logia. ¡Con
siento en que me corten el cuello si me hiciere culpable
de traicion, revelando los secretos de la Orden !„
Juramento de iniciacion en el rito Escocés:
"Yo (nombres y apellidos del candidato), con entera y
libre voluntad, en presencia del Gran Arquitecto del Uni
verso y de esta respetable Asamblea de Masones, juro y
prometo solemne y sinceramente no revelar ningu 10 de
los misterios de la Francmasonería que se me confien, si
no es á un bueno y legítimo mason ó en una logia cons
tituida segun las leyes y reglas vigentes: prometo y juro
amar á mis Hermanos, socorrerles y auxiliarles en sus
necesidades. ¡Consiento que se me corte el cuello si fal
tase á mi juramento !„
Juramento de iniciacion en el rito de Misraim:
"Juro en nombre del Arquitecto supremo de todos los
mundos no revelar jamás los secretos, las señas, los tac
tos, las palabras, las doctrinas ó los usos de los Francma,
sones, y guardar, sobre todo ello, un eterno silencio. Pro
meto y jaro al gran Arquitecto no revelarlo jamás ni por
escrito, ni de palabra, ni por gesto; no escribir jamás ni
litografiar, ni grabar, ni imprimir cosa alguna de las que
se me han confiado, ó se me confien en adelante. Me com
prometo y me someto á la pena siguiente, en el caso de
que faltara á mi palabra: ¡que me quemen los labios con
un hierro candente! que me arranquen la lengua, que me
corten la mano! que me corten el cuello ¡que mi cadáver
sea colgado en una logia, durante la ceremonia de la ad
mision de un nuevo hermano, para infamia de mi infide
lidad y escarmiento de los demás; que lo quemen luego
y arrojen las odiosas cenizas al viento, para que no que
de señal de mi traicion.„
Una vez el candidato ha prestado este juramento, el
Venerable dispone le conduzcan nuevamente entre las
dos columnas.
El Venerable.—Caballero, el juramento que acabais de
prestar, ¿os causa alguna inquietud?
Respuesta del candidato.
El Venerable.—¿ Os sentís con fuerza para observarlo?
Respuesta del candidato.
El Venerable.—¿Consentís en reiterarlo así que reci
bais la luz?
Respuesta del candidato.
Todos los asistentes rodean á éste, y dirigen la punta
de sus espadas contra su pecho, sin tocarlo. El Vigilante
Segundo se coloca detras de él, pronto á quitarle la ven
da que le cubre los ojos, aguardando para esto la señal
del Venerable. Al mismo tiempo el Hermano Terrible
tiene la lámpara de marrubio á la distancia de un metro
delante del candidato.
El Venerable.—Hermano Vigilante Primero, vos quo
soÍ3 una de las primeras columnas de este templo, ahora
— 87 —
que la paciencia y firmeza de este neófito le lian hecho
salir victorioso de esta lucha entre el Profano y el Franc
mason, ¿le juzgais digno de ser admitido entre nosotros?
El Vigilante Primero.—Sí, Venerable.
El Venerable.—Qué pedís para él?
El Vigilante Primero.—La luz.
El Venerable.—¡Hágase la luz!
Da tres golpes lentos. Al tercero el Vigilante segundo
arranca la venda del candidato, y al mismo tiempo el
Hermano Terrible, que ha embocado la lámpara de mar-
rubio, sopbi fuertemente y proyecta así una grande y lu
minosa llama.
El Venerable.—Neófito, los aceros dirigidos hácia vos
os anuncian que todos los masones volarán á vuestro au
xilio en los trances difíciles, en que pudiérais encontra
ros si respetais y observais particularmente nuestras se
cretas leyes. Asimismo os revelan que no encontrareis
entre nosotros sino vengadores de la Masonería y de la
virtud, y que estaremos siempre prontos á castigar el
perjurio, si de él ts hiciéseis culpable; ningun lugar do
la tierra os pondría entonces al abrigo de nuestras armas.
Malletazo del Venerable; todos los asistentes dejan
sus espadas en los bancos. ¡
El Venerable.—Hermano Maestro de Ceremonias, con
ducid el nuevo iniciado al Oriente, para que renueve allí
su obligacion.
Hácensele dar al iniciado los tres pasos de Aprendiz,
y condúcenle en seguida, al paso ordinario, hasta el al
tar, y en la misma situacion, esto es, extendida la mano
derecha sobre el libro de los Reglamentos generales de
la Orden, cubierto con una escuadra y una espada, y te
niendo en la mano izquierda un compás abierto, una de
cuyas puntas pica ligeramente su desnudo pecho: esta
vez, además, le hacen hincar la rodilla derecha.
Todos los asistentes están en pié y á la orden, es de
cir, en la postura consagrada.
El Venerable.—Neófito, ¿os adherís enteramente y sin
reserva á vuestra primera obligacion? ¿estais pronto á
confirmar sinceramente y sin restriccion alguna el jura
mento que prestasteis antes de recibir la luz?
El Iniciado.—Sí, señor.
El Venerable.—Pues bien, llegó el momento de rei
terarlo. Voy á releerlo, y lo repetiréis despues de mí,
frase por frase.
El Venerable hace de esta suerte una nueva lectura
del juramento y el Iniciado repite y jura.
El Venerable.—Jurad además ahora obedecer á los Je
fes de nuestra Orden en todo lo que os mandasen con
forme y no contrario á nuestras secretas leyes. Decid:
"Lo juro. „
El Iniciado.-—Lo juro. . .
El Venerable, dando tres golpecitos sobre la parte su
perior del compás.—Aprended, por la exactitud del com
pás, á dirigir todos vuestros movimientos hácia el bien.
Tomando con la mano izquierda su sable torcido, lla
mado "espada flamígera," el Venerable pone su hoja so
bre la cabeza del neófito arrodillado, mientras que con
la mano derecha tiene su mallete pronto á descargar so
bre la espada.
El Venerable con tono solemne.— A la gloria del Gran
Arquitecto del Universo, en nombre y bajo los auspicios
del Gran Oriente (ó del Consejo Supremo) de Francia,
en virtud de los poderes que me están conferidos, yo,
Venerable de esta Respetable Logia, os creo (un golpéa
te de mallete sobre la hoja de la espada), recibo (otro gol-
pecito de mallete) y constituyo (tercer golpecito) Apren
diz -Mason, primer grado del rito (aquí el nombre de él,
y miembro de la Respetable Logia constituida con el tí
— 89 —
tulo distintivo de (aquí el nombre de la Logia), en el
Oriente de (aqui el nombre de la ciudad)... Levantaos...
Hermano mio, pues de hoy en adelante no os daremos
otro calificativo, acercaos, y recibid de mi, en nombre de
todos mis Hermanos, el triple beso fraternal.
. Acto continuo besa tres veces al Iniciado, primero en
la mejilla derecha, luego en la izquierda, y por último
en la boca. Cuando el Venerable tiene el defecto de sali
var ó su aliento es infecto, preciso es convenir en que el
triple beso fraternal es altamente repulsivo. Y, sin em
bargo, de buen ó mal grado hay que pasar por ello. ¡Re
pugnante!
El Venerable ciñe en seguida al Iniciado un mandilito
de piel blanca, que procura colocar en la parte inferior del
abdomen, y una vez sujeto este ridículo mandil (al que
á causa de su posicion pudiera dársele otro calificativo),
el Venerable lo compone, lo arregla, y levanta su peche
ra; pues es necesario, segun el Ritual, que un Aprendiz
lleve la pechera levantada.
El Venerable, al terminar sus manipulaciones.— Reci
bid, Hermano mio, este mandil que traemos todos y con
el cual se han honrado los más grandes hombres; es em
blema del trabajo, y os recordará que la vida de un
francmason debe ser siempre activa y laboriosa. Este
mandil, que es nuestro vestido masónico, os da derecho
á sentaros entre nosotros, y nunca os presenteis en este
templo sin traerlo, levantada la pechera. (Da en seguida
al Iniciado un par de guantes de varon, diciendo): Reci
bid estos guantes que os ofrecen vuestros Hermanos; nun
ca mancheis su blancura: las manos de un francmason
deben ser siempre puras. (Entrégale un par de guantes
de mujer): No admitimos mujeres en nuestras logias (1);

(1) Ruego al lector que tome acta de esta afirmación del Vene
— 90 —
poro, tributando homenaje á su gracia y á su virtud, no*
complacemos en recordarlas: estos guantes los darois á
la mujer á quien más ameis.
El Iniciado se pone los guantes.
El Vcnerabl .v -Hermano mio, los francmasones, para
reconocerse entre si, se valen de señas secretas, pala
bras convenidas y tactos misteriosos. Hay dos señas, la
de orden y la de reconocimiento. Estar á la orden, en una
logia, quiere decir permanecer en pié y llevar con rapi
dez la mano derecha al cuello, ligeramente inclinada ha
cia la arteria carótida de la izquierda, cerrados los cuatro
dedos y desviado el pulgar en forma de escuadra, y col
gando el brazo izquierdo: el objeto de esta señal es re
cordaros sin cesar quo se os cortaria la cabeza si viola
seis vuestros juramentos masónicos. La señal de recono
cimiento se hace así: una vez puesto á la orden, retirais
horizontalmente vuestra mano derecha hacia el hombro
del mismo lado, por un movimiento que simula, invisi
blemente para los Profanos, el acto de cortar el cuello,
é inmediatamente dejais caer de nuevo la mano derecha
á lo largo del cuerpo, recto el brazo ; de este modo, con
semejante seña, habréis descrito una escuadra sobre vos
mismo... El tacto se hace tomando la mano derecha de
aquel á quien quereis daros á conocer: poneis vuestro
pulgar sobre la primera falange de su índice, y, con ün
movimiento invisible, dais tres golpecitos en el hueco de
su mano. Este tacto, cuando os lo da un Hermano, es al
mismo tiempo la peticion de la palabra sagrada... La pa
labra que llamamos sagrada, ó "la palabra," es la más
inefable de nuestras voces misteriosas, y nunca se la de
be pronunciar y mucho menos escribir; ni siquiera la

rabie al recien iniciado ; más adelante veremos el valor de la


misma.
— 91 —
imprimimos en nuestros Rituales: para comunicársela
entre francmasones, se la deletrea, uno al oido de otro,
el primero diciendo una letra, el segundo otra, el primero
prosiguiendo la tercera, y así sucesivamente. Esta palabra
significa estabilidad, firmeza. Veis la primera letra de
ella en esta columna, que es la del Norte. Cuando se os
pida la palabra sagrada de la Francmasonería, contes
tad: "No puedo leer ni escribir, sí sólo deletrear; decid
me la primera letra; yo os diré la segunda." Atended
bien, Hermano mio, voy á comunicaros la palabra sagra
da letra por letra... J. A. K. I. N. (1)... Repitámosla. (El
Venerable y el Iniciado repiten la palabra sagrada, letra
por letra, alternativamente)... Tenemos aún otra palabra
convencional llamada de paso, que puede pronunciarse,
pero no escribirse bajo pretexto alguno. Helo aquí: Tu-
balcain. Es el nombre de uno de los hijos de Lamech, á
quien se atribuye el arte de labrar los metales. En bre
ve conocereis su verdadera significacion (2). . Tenemos,
por último, la palabra semestral, que el Gran Oriente
renueva cada medio año. Esta palabra es doble: la pri
mera se dice á un oido del Hermano que os pregunta, y
la segunda, al otro oido. Hela aquí: (El Venerable co
munica la palabra de semestre al Iniciado). Tendreis que
darlo cada vez que visiteis una logia regular. Hermano
mio, la práctica que adquirireis entro nosotros os hará
familiares todas estas cosas, y os enseñará que todo lo

( 1 ) JAKIN es la palabra sagrada del Aprendiz - Mason en el rito


Francés. Tocante al rito Escocés y al de Mlsraim, es BOOZ. Se la
deletrea como en el rito Francés.
(21 Tubalcain sólo es la palabra de paso en el rito Francés. El
Escocés y el de Mlsraim- no la tienen en el grado de Aprendiz.— La
explicacion de esta palabra, explicacion absolutamente satánica,
se da, en la recepcion al grado de Maestro, en un discurso de los
Bás Impíos que pronuncia el Hermano Orador.
— 9J —
hacemos en escuadra y que el número 3 lo consideramos
misterioso. Así, cuando un Hermano os pregunte por
vuestra edad, contestareis que teneis tres años... ¿Lo
comprendeis perfectamente?... Responded dándome en
lo sucesivo el título de Venerable, que es el de un presi
dente de logia.
El Iniciado.—Sí, Venerable.
El Venerable.—Está bien. Os reconozco por Aprendiz-
Mason. Id, Hermano mio, á haceros reconocer como tal
por los Hermanos Vigilantes Primero y Segundo por
medio de las palabras, las señas y tactos que acabo de
enseñaros, con lo que completareis vuestra instruccion
en este grado... Hermano Maestro de Ceremonias, con
ducid á nuestro nuevo Hermano á los Vigilantes Primero
y Segundo.
El Maestro de Ceremonias acompaña al nuevo mason
á donde está el Vigilante Primero, á quien hace la seña,
ayudado por su conductor. Da el tacto, dice la palabra
de paso y deletrea la voz sagrada como acaba de ense
ñársele. El Vigilante Primero pone entonces su mallete
en manos del Iniciado, y le hace dar tres golpes en su
altar. Lo envia luego al Vigilante Segundo, acompañado
tambien por el Maestro de Ceremonias. Al encontrarse
junto á dicho Vigilante, el Iniciado repite las señas,
palabras y tactos, y da tres golpes en el altar del mismo
Vigilante, quien le ha entregado al efecto su mallete, y
le explica que el toque se hace de esta suerte por tres
veces, es decir, que se ha de golpear así para tener en
trada en un templo masónico, y que para aplaudir se dan
tambien tres golpes en la mano de la misma manera, le
vantando al tercer golpe la punta del pié izquierdo, para
dejarla caer ruidosamente al mismo tiempo.
Hecho esto, se le hace ejecutar al Iniciado la "marcha
misteriosa," que es como sigue: Puesto á laórdon, con el
— 93 —
cuerpo ligeramente hácia atrás, se adelanta el pié dere
cho, y se aproxima de través el izquierdo, talón contra
talon, de modo que los dos piés juntos formen la escua
dra: repítese tres veces este paso, y se hace la señal de
reconocimiento á manera de saludo (1).
Luego se le hacen dar tres golpes en una gruesa pie
dra sin labrar que se ha colocado entre las dos colum
nas, y el Iniciado da efectivamente esos tres golpes.
El Vigilante Primero, despues de un golpe de mallete.
—Venerable, las palabras, las señas y tactos están justos
y perfectos; el neófito anda como mason, y ha trabajado
en la piedra bruta.
Vuélvensele al Iniciado sus vestidos, sus joyas y su
bolsa, aligerada ésta de la suma en la cual ha sido tasada
su recepcion, y de la que ha consentido en dar á la pre
tendida viuda y á sus no' menos problemáticos huér
fanos.
El Vigilante Primero.—Venerable, el neófito encuén
trase aún entre las dos columnas.
Fuerte malletazo del Venerable.
El Venerable.—¡En pié y á la orden, Hermanos mios!..
En nombre y bajo los auspicios del Gran Oriente (6: del
Consejo Supremo,) de Francia, en virtud de los poderes
que me están conferidos, proclamo al Hermano (aquí el
nombre del Iniciado), que veis aquí presente entre las dos
columnas, Aprendiz-Mason, y, en esta cualidad, miembro
activo de la Respetable Logia constituida bajo el título
de (aqui el nombre de la Logia), en el Oriente de (aquí
el nombre de la ciudad). Os invito á reconocerle en ade
lante como Hermano, á prestarle socorro y asistencia en

(1) Esta marcha es la del rito Francés. La diferencia en los ri


tos Escocés y Misraim consiste en partir, á cada paso, del pié iz
quierdo, en vez del derecho.
todas ocasiones, completamente persuadido de que por
su parte nunca olvidará las obligaciones que acaba de
contraer para con nosotros... Hermanos Vigilantes Pri
mero y Segundo, prevenid á los Hermanos de vuestras
respectivas columnas, como yo lo hago con los que están
en el Oriente, que vamos á celebrar, con una triple bate
ría, la feliz adquisicion que acaba de h- -er la Francma
sonería y esta Respetable Logia en particular, suplicán
doles á este efecto, que se unan con vosotros y conmigo.
Los Vigilantes repiten esta fórmula, dirigiéndose á sus
respectivas columnas.
El Venerable.—A mí, Hermanos mios, por la señal (la
hace,y toda la Logia con él), por la batería (todos la eje
cutan), y por la aclamacion misteriosa.
Todos á la vez.—¡Huzé! ¡huzé! ¡huzé!
El Maestro de Ceremonias pide la palabra para el
nuevo Hermano, y habiéndola obtenido, le invita á dar
las gracias. El Iniciado agradece á la Logia en breves
palabras, el honor que le ha hecho admitiéndolo en su
seno.
El Maestro de Ceremonias, al Iniciado.—Ahora, Her
mano mio, haremos juntos la seña y la batería y pronun
ciaremos la aclamacion misteriosa. Atencion, seguid con
exactitud mis movimientos.
Hacen juntos la seña y la batería, y pronuncian el tri
ple Huzé.
El Venerable.—Cubramos la batería, Hermanos mios.
Repítese la batería y el triple Huzé.
El Venerable.—Hermano Maestro de Ceremonias, con
ducid á nuestro nuevo Hermano al frente de la Columna
del Norte.
Se acompaña definitivamente en su lugar al Iniciado.
Todos toman asiento.
Nuestro hombre so ajusta la camisa y el chaleco, baja
— 95 —
la pierna derecha del pantalon, toma de nuevo su chupa
y se calza el zapato izquierdo. Y entonces, ¿ creereis que
todo ha concluido? ¡nada de eso! el Venerable declama
un sendo discurso sobre... la tierra, el aire, el agua y el
fuego. Y ¡qué discurso, amigos mios! No cabe formarse
idea de aquel amasijo de definiciones tomadas aquí y allá
en todos los diccionarios enciclopédicos.
La Francmasonería, con objeto de deslumbrar á los
ignorantes (dotados de fortuna ó por lo menos de algun
bienestar) á quienes ha podido alistar, se da de esta suer
te aires de institucion científica, despachando al Iniciado,
por boca del Venerable, esas frases tomadas acá y acullá
en Cursos de filosofía y astronomía. El Venerable, que
se entretiene en tan bellas cosas, la mayor parte de las
veces no conoce la primera palabra de estas ciencias. Es
te discurso lleno de pretensiones está impreso en gran
des caracteres en un cuaderno que el Venerable, ocupan
do un lugar más elevado que los otros Hermanos, tiene
disimuladamente ante sus ojos (1). Como repite este
ejercicio cada vez que se inicia á un aspirante, y además
los caracteres son de gran tamaño,-por poco diestro que
sea no parece que lea la leccion; y si tiene que habérselas
con un Iniciado sin instruccion, éste, con el oido atento
y un palmo de boca abierta, se imagina que tiene ante sí
un sabio de primer orden. No se necesita más para dis
poner á un necio á aceptar todos los absurdos prepara
dos en el curso de su instruccion masónica: lo principal
es dominar al infeliz bobo desde el principio.—A veces,
como en mi logia el Templo de los Amigos del Honor

( 1 ) Lo mismo sucede exactamente, por lo demás, en cuanto


dicen el Venerable y los dos Vigilantes: todo está inpreso en grue
sos caracteres en cuadernos especiales: sólo el Hermano Tembló
tiene que aprender de memoria su papel.
— 96 —
francés, sucede que el Venerable, incomparable astróno
mo y físico distinguido, descuidó aprender la sintaxis, y
nada es tan divertido entonces como oir á nuestro eru
dito de ocasion hacer gala de su ciencia postiza, esmal
tándola con disparates de grueso calibre.
No es, empero, únicamente el Venerable quien en esta
circunstancia solemne tiene que pronunciar un discurso.
Cuando ha acabado con la tierra, el aire, el agua y el
fuego, concede la palabra al Hermano Orador "para la
comunicacion de su Trozo de Arquitectura.„
No transcribiré esta perorata, masónicamente llamada
" Trozo de Arquitectura.„ La razon es porque no exis
te de ella texto oficial. El discurso del Hermano Ora
dor debe ser compuesto por éste y distinto cada vez,
aunque versando casi siempre sobre lo mismo. ¿Observan
estas prescripciones los Oradores de las Logias ? Lo ig
noro. Cuando me inicié fui arengado por un muchacho
que ciertamente no carecia de inteligencia, y que no se
portó del todo mal. No obstante, creo que la gran ma
yoría de estos artistas en elocuencia masónica se inspi
ran en ciertos formularios especiales: en efecto, en la
Biblioteca del Gran Oriente vi algunos formularios de
discursos para iniciaciones, banquetes masónicos, adop
ciones de lobeznos, etc. Estos formularios me parecieron
tener próximo parentesco con los Manuales del perfecto
secretario, en los cuales se encuentran modelos de cartas
para todas las necesidades y usos de la vida.
Omitiendo, pues, la perorata del Hermano Orador, la
cual nada enseñaria al público profano, pasemos á la in
vocacion, que termina la recepcion y completa el pasmo
y aturdimiento del Iniciado.
Al terminar el Orador la elocuente comunicacion de
su "Trozo de Arquitectura," el Venerable da tres fuer
tes golpes de mallete en su banco, levántase, lo mis
— Stf-
mo que toctos los Hermanos, y abriendo las manos (aV
solutamente como el sacerdote en la Misa al Dominus vo-
biscumj, declama con énfasis la siguiente plegaria:
"Gran Arquitecto del Universo, los obreros de este
templo te rinden acciones de gracias, y atribuyen á tí to
do cuanto han hecho de bueno, útil y glorioso en este
dia solemne en que han visto aumentarse el número de
sus Hermanos. Continúa protegiendo sus trabajos y dirí
gelos constantemente hácia la perfeccion. ¡ Que la armo
nía, la union y la concordia sean siempre el cimiento de
sus obras! Y vos, prudente discrecion y modesta ameni
dad, sed la recompensa de los miembros de este Taller;
y que al volver á la sociedad reconózcase de continuo
por la sabiduría de sus palabras, su buena conducta y la
prudencia de sus acciones, que son los verdaderos hijos
de la Luz. ¡Así sea!"
Todos repiten: "Así sea," y procédese finalmente al
cierre de los trabajos. Cada cual ocupa su respectivo
asiento.
El Venerable, despues de un malletazo. — Hermanos
Vigilante Primero y Segundo, preguntad á los Herma
nos que componen vuestras columnas si tienen algo que
proponer en interés de la Orden en general y de este
Taller en particular.
Repiten esta pregunta los dos Vigilantes, y óbrase segun
su resultado. Si nadie pide la palabra (lo que sucede ca
si siempre atendido lo adelantado de la hora), el Vene
rable continúa.
El Venerable.— Voy á disponer que circule el Saco de
las Proposiciones al mismo tiempo que el Cepillo de Be
neficencia ( dícese tambien : el Cepillo de la Viuda). Her
mano Maestro de Ceremonias, Hermano Hospitalero,
desempeñad vuestros oficios.
El Maestro de Ceremonias toma el saco y el Hospita*
r. i
tero el cepillo, y presentan uno y otro á cada uno de
asistentes, empezando por el Venerable. Luego so oolol
can juntos entre las dos columnas. El Segundo VigilantJ
lo avisa al Primero, quien lo anuncia el Venerable.
El Venerable, despues de un malletazo.— ¿Hay aúi¡
alguno de vosotros, Hermanos mios, que reclame el Saca|
de las Proposiciones y el Cepillo de la Viuda?
Como no se ha omitido presentarlos á nadie, y empi
zan todos ya á estar cargados, no se produce reclamacion!
alguna.
El Primer Vigilante.— Venerable, reina el silencio en
ambas columnas.
El Venerable.—En tal caso, Hermano Maestro de Ce
remonias y Hermano Hospitalero, subid los dos escalo
nes del Oriente.
Los Hermanos Orador y Secretario se unen al Hospi
talero y al Maestro de Ceremonias, y todos cuatro, con
el Venerable, apoyados sobre el altar, abren el Saco de
las Proposiciones y el Cepillo llamado de Beneficencia.
Si en este acto los cinco Oficiales de la Logia encuentran
proposiciones de interés para la misma, el Venerable in
forma de ellas á la asamblea de una manera muy suma
ria, añadiendo que se practicará lo conveniente. Tocante
al contenido del Cepillo, se embolsa prontamente, é ins
críbese su total en "el bosquejo de la plancha de los tra
bajos del dia" (borrador del acta).
El Venerable.— Hermano Primer Vigilante, ¿están
contentos y satisfechos los obreros?
El Primer Vigilante.— Lo están. Venerable.
El Venerable.— Hermano Segundo Vigilante, ¿qué
edad teneis?
El Segundo Vigilante.— Tres años.
El Venerable.—¿Cuánto tiempo trabajan los Masonos?
El Segando Vigilante.— Desde medio dia hasta media
noche.
— 99 —
El Venerable.— Hermano Primer Vigilante, ¿qué llo
ra es?
El Primer Vigilante.— La media noche en punto, Ve
nerable.
El Venerable.— Puesto que es ya media noche, hora
en la cual los Masones acostumbran cesar en sus traba
jos, Hermanos Vigilante Primero y Segundo, invitad á
los Hermanos de vuestras columnas á unirse con vos
otros y conmigo para ayudarnos á cerrar los trabajos de
Aprendiz de esta Respetable Logia con los acostumbra
dos misterios.
Los Vigilantes repiten este anuncio, y el Primero
participa el Venerable "que está hecho el anuncio.„
El Venerable, levantándose.—¡En pié y á la órden,
Hermanos mios!
Da tres malletazos, que repiten los dos Vigilantes, ca
da uno á su vez.
El Venerable.—A mí, Hermanos mios, por la seña
(todos la ejecutan á un tiempo), por la batería (cada uno
da con las manos los tres golpes de Aprendiz), y por la
aclamacion misteriosa!
Todos, á la vez.—¡Huzé! ¡huzé! ¡huzé!
El Venerable.—En nombre y bajo los auspicios del
del Gran Oriente (ó: del Consejo Supremo) de Francia,
se cierra la respetable Logia (aquí el nombre de ella),
Oriente de (el nombre de la ciudad). Juremos guardar si
lencio acerca los trabajos de este dia, y salgamos en paz.
Todos extienden la mano en demostracion de asenti
miento, sin hablar palabra, y se marchan.
Aquí tiene el lector, fielmente descrita, la bestial ce
remonia de la iniciacion.
En el momento en que el Iniciado se dispone á salir
de la logia en compañía de sus nuevos Hermanos, el Se
cretario ó el Maestro de Ceremonias pone en sus manos

J
— 100 —
tra opúsculo, díciéndole: "Este es vuestro catecismo.,
Llámase así, en efecto, una especie de memorandum, con
pretensiones de instructivo, por preguntas y respuestas,
del que todo Aprendiz debe penetrarse perfectamente,
á fin de satisfacer al interrogatorio que sufrirá el dia que
quiera subir de grado (1).
Y nuestro héroe vuelve á su casa, generalmente muy
satisfecho por pertenecer á semejante Sociedad. Cierta
mente hay razon para ello. Algo difícil de contentar seria
el mentecato que no rebosase satisfaccion por todos sus
poros al salir de tan magna iniciacion.
Si bien es cierto que se le han prodigado intolerables
chanzas durante más de una hora, cábele por otra parte
la gran satisfaccion de oir á un Venerable, muchas
veces notoriamente conocido en la ciudad como ateo y
materialista rematado, hablarle compungido de un Sér
Supremo é invocar al Gran Arquitecto del Universo. Por
último, si esa suave cofradía de gente que mezclan de
una manera extraña por lo menos el elogio de una bene
ficencia problemática con el arte de cortar, el cuello á los
recalcitrantes, ha conseguido extraer del bolsillo del ini
ciado ciento cincuenta ó doscientas pesetas, en cambio le
ha enseñado á aplaudir gritando tres veces Huzé, y á
deletrear la palabra JAKIN.

II.
El Compañero.
El grado de compañero no es más que una simple tran
sicion entro el Aprendizaje y la Maestría.
(1) En mi obra intitulada ios Hermanos Tres Puntos he repro
ducido en extenso todos los catecismos masónicos.
— 101 —
Una vez admitido como Aprendiz no ha terminado aún
para, el iniciado el período de las pruebas; pues entonces
mas que nunca está sujeto á pruebas, aunque sin saber
lo. En otros términos se convierte, por parte de los Her
manos designados para este innoble oficio, en objeto de
incesante espionaje. Danse continuos informes de sus ac
tos á los jefes de su logia; y si éstos reconocen que no es
de la madera de que se hacen los verdaderos masones,
el mejor dia se le promueve cualquier querella y se le
expulsa; si, por el contrario, parece digno de la secta, se
le autoriza á subir de grado cuando lo pide, con tal que
su primera iniciacion date de cinco meses por lo menos,
durante los cuales haya asistido habitualmente á las se
siones del Taller.
El dia en que nuestro hombre, harto de asistir única
mente á sesiones de escaso interes, y aun de ser despedi
do de vez en cuando (con pretexto de que la Logia tiene
que tratar cuestiones que no interesan á los Aprendi
ces), el dia en que, nuevamente estimulada su curiosi
dad, desea subir á Compañero, dirige al Venerable una
"peticion de aumento de salario.„ Esta expresion no pa
rece sino imaginada por la secta para burlarse de sus
adeptos, toda vez que "tener aumento de salario," es
echar en la caja de la logia una nueva contribucion de
cincuenta pesetas por lo menos.
Paga, pues, el candidato Compañero, sufre un nuevo
examen, y es recibido en el segundo grado.
El lector me permitirá que omita, en la presente obra
compendiada, el acta de esta segunda recepcion. Las
fórmulas varian en cada grado, pero están calcadas to
das en un mismo molde : diálogos entre los oficiales del
Taller, ceremonias tan torpes como llenas de pretensio
nes, discursos de doble y triple sentido.
.tla.st,a decir: que com,un.i»sníe son, recibidos media, do->
— 102 —
cona de postulantes á la vez. Además ya no se les vendan
los ojos. S j les pasea y se los hace atravesar la sala, llevan
do diversos instrumentos, tales como regla, mallete, es
coplo, etc. Se les da la explicacion de multitud de escu
dos en los que hay escritos los nombres de los cinco
sentidos y los de los órdenes de arquitectura, de ciencias
y de filósofos de la antigüedad: el escudo de los filósofos
tiene tambien la inscripcion de la cruz: -INRI.
Todo esto es capaz de hacer dormir en pié á cualquiera;
y durante el curso de esa interminable y fastidiosa ini
ciacion, los electos tienen puesto su mandilito, con la pe
chera levantada. Este último punto es esencial; si por
desgracia alguno de ellos bajase dicha pechera todo esta
ria perdido, pues únicamente los Compañeros tienen el
derecho de hacerlo.
Cinco son los viajes en esta recepcion. En el tercero
se hace genuflexion ante un transparente en forma de
estrella de cinco puntas, llamada "la Estrella Flamí
gera," en medio de la cual se encuentra la letra G, que
tiene diversos significados, uno de ellos enteramente
obsceno.
A propósito de la inscripcion INRI, el Venerable ha
bla de Jesús á los que son iniciados; pero lo que les dice,
da lugar aún á creer que la Masonería respeta al funda
dor de la religion cristiana.
Se conduce por fin á los postulantes junto á una pie
dra informe, denominada "la piedra bruta," en la cual
cada uno tiene que dar tres golpes. A esta simpleza se le
da el nombre de "el último trabajo de Aprendiz.„
Entonces es cuando los candidatos prestan el juramen
to ú obligacion. Hay uno para cada grado. Véase el de
Compañero :
"Yo, Fulano de Tal, juro y prometo solemne y sincera
mente, en presencia, de, esta, respetable Asamblea, qttó
— 103 —
nunca revelaré á un Profano, ni siquiera á un Aprendiz,
los secretos del grado de Compañero. Renuevo la pro
mesa de amar á mis Hermanos y de socorrerles en sus
necesidades. Si alguna vez fuese yo perjuro, que mo
arranquen el corazon, á fin de que no quede ya memo
ria de mí entrelos masones. „
El Secretario toma acta del juramento y el Venerable
consagra á los nuevos Compañeros.
Revélales los secretos del grado, y les dice que en ade
lante tendrán "el derecho de trabajar en la piedra cú
bica.„ Comunícales la palabra de paso, que es Schibboleth,
para todos nuestros ritos, y la palabra Sagrada, que es
BOOZ, para el rito Francés, y JAKIN para los ritos res
tantes.
La última revelacion que se le hace al Compañero es
la que sigue :
—Como Compañero teneis cinco años, dice el Venera
ble. La progresion que sigue el grado indica las luces y
la experiencia que se juzga habeis adquirido; pero sabed,
Hermano mio, que la edad no las da realmente sino á
aquel que se ha asociado á los hombres y á las cosas.
Esta edad os hace apto para visitar las Logias de Adop
cion en las que todo se hace por cinco.
Esta última frase, que necesita una explicacion dada al
oido, es simplemente el artificioso mentís de una de las
afirmaciones hechas al verificarse la recepcion al grado
de Aprendiz.
Entonces el Venerable decia al neófito.:
—No admitimos mujeres en nuestras logias.
Y el Catecismo de Aprendiz que se le entregó en aque
lla época, contenia asimismo esta declaracion :
—La Masonería no admite mujeres en sus misterios.
Véase cómo se expresa ahora el Venerable dirigién.-
d,ose al nuevo Compañera:,
— 104 —
—En vuestra cualidad de Mason adornado dil segundo
grado, Hermano mio, teneis ahora el derecho de asistir i
las Tenidas de las Logias de Adopcion. Es decir, nuestras
Logias no admiten mujeres en sus misterios, como se os
dijo al recibiros Aprendiz; pero existen Logias de Seño
ras, llamadas Logias de Adopcion, en los misterios de las
cuales son admitidos los masones desde que han recibido
el grado de Compañero.
Si el iniciado que recibo á qucmaropa esta confiden
cia es casado, juzgad cuan embarazosa se hace de golpe
su situacion.
Durante el tiempo*por cierto no corto en que ha perte
necido al grado de Aprendiz, es decir, durante cinco, ocho
meses ó un año, y aun á veces dos, este hombre con la más
completa buena fe ha jurado á su mujer, á fin de' calmar
sus justas susceptibilidades, que las veladas que pasa en
el local masónico son absolutamente anodinas, - que en
ellas se tienen conferencias y se habla de política, pero
que nunca, jamás, encontró en él mujer alguna, por no
admitirse mujeres en la Masonería.
Más aun, á veces la Logia ha organizado un banquete
pudiendo asistir los Profanos, lo que en la jerga de la
secta se llama una "Fiesta de adopcion," ó una "Te
nida Blanca:„ cada Hermano ha asistido á ella con su
mujer ó sus amigos, y nuestro hombre ha heqho corno
los otros, se ha presentado á la fiesta con su mujer. Esta
ha podido observar que únicamente los hombres .ostenta
ban insignias masónicas, adquiriendo la conviccion, por
lo tanto, de que si existen Hermanos masones, no hay
Hermanas masonas ni cosa que se lo parezca. Como en
tales banquetes y fiestas no se traspasa los limites de una
estricta decencia, la señora ha formado una opinion fa
vorable de la Masonería, á lo menos ñor lo que respecta,
á las qos<,um,hres,
— 105 —
. Y hete ahí que de la noche á la mañana á este hombre
casado se le manifiesta que interpretó mal lo que se le
dijo, que no compendió bien lo que ha visto, que las Fies
tas de Adopcion son una cosa muy distinta de los Logias
de Adopcion que realmente existen.
¿Comprendeis ahora su inquietud si es incapaz de
transigir con el deber conyugal?
Como es de presumir, al volver á su casa este dia se
guarda muy bien de comunicar á su mujer la inesperada
revelacion que se le ha hecho. Puede que al fin y al cabo
no haya mal alguno en esas Logias de Adopcion, y de
todos modos, antes de decidirse querrá ver y examinar
por sí mismo, visitará una de esas Logias de Señoras,
"en donde todo se hace por cinco," segun dice el Vene
rable.
¿Cuál será la determinacion que tome después de ha
ber examinado?...
No ha llegado aún el momento de tratar esta delicada
euestion. Ya veremos más adelante lo que son las Her
manas masonas.
Tor el pronto, contentémonos con sorprender á la secta
en flagrante delito de falsedad. La explicacion del Vene
rable al nuevo Compañero no deja de ser sutil, y no im
pide sea una impudente mentira la afirmacion dada, en
la iniciacion primera, de que no hay mujeres en la Maso
nería.
¡Y pensar que este innoble embuste, cuyo cinismo sal
ta á los ojos, no cure de su ceguera á todos nuestros infe-
licas compañeros!
La mayor parte de ellos, en la noche de su recepcion
al segundo grado, salen de la Logia con la pecaminosa
curiosidad de conocer esas misteriosas Logias de Adop
cion, cuya existencia poco antes ni siquiera sospechaban.
El primer paso en, el Qamjgoo, delmal sq d,a de. este wdo^
— 106 —
la secta corrompo al hombre, desapegándole primero se
cretamente de su familia.
¡Anda con tu catecismo de Compañero, desdichado!
desde ahora eres ya presa de aquellos que traman la pér
dida de lo que debiera ser más caro y apreciablepara tí.

III.

£1 Maestro.

Pasar al grado de Maestro es un notable acontecimien


to en la vida del tonto y fatuo francmason: para el ino
cente iniciado que solicita "un nuevo aumento de sala
rio," trátase tambien esta vez de aflojar liberalmente
los lazos de su bolsa: segun las Logias, la recepcion al
tercer grado cuenta 80, 100 ó 120 pesetas.
Pongamos 100 pesetas por término medio, y establez
camos la cuenta:

Iniciacion al grado de Aprendiz. . . . 150 pesetas.


Favor de admision al Compañerismo. . . 50 „
Recepcion á los honores de la Maestría. . 100 „
Total: 300 pesetas.

Por 150 pesetas se os enseñan diferentes secretos, en


tre otros el de que la palabra sagrada de los francmaso
nes es JAKIN (rito Francés).
Transcurridos cinco ú ocho meses se os dice, mediante
un nuevo pago de 50 pesetas:
— La palabra, sagrada, es BQQZU
— 107 —
Y dos meses más tarde, la declaracion que os hace la
Francmasonería se reduce en realidad á lo siguiente:
Sabeis ya JAKINy BOOZ, ¿no es verdad?... Pues bien,
queridísimo Hermano mio, todo esto es absolutamente
como si no hubiéseis aprendido nada... Iniciándoos al
grado de Aprendiz, os hemos introducido del modo más
placentero; esta iniciacion es una mera chanza. Admi
tiéndoos, por un favor insigne, al grado de Compañero,
os hemos engañado completamente; el Compañerismo es
una solemne superchería... El verdadero mason mi ama
ble y buen muchacho, no es el Aprendiz ni el Compa
ñero, sino el Maestro... La verdadera palabra sagrada de
la Francmasonería no es JAKIN ni BOOZ, sino MAC-
BENAC... Podeis estar satisfecho, querido Hermano mio,
MAC-BENAC vale muy bien la tercera contribucion de
cien pesetas que imponemos á vuestra bolsa.
Tendría curiosidad de contemplar el gesto que haría
un Venerable, si un Maestro nuevamente recibido le con
testase, despues del pago de las cien pesetas y de la reve
lacion sublime de MAC-BENAC:
—Muy bien, Venerable de mis entrañas; pero puesto
que JAKIN y BOOZ son simples bagatelas de la puerta,
sin valor real alguno, y ya que MAC-BENAC es la ver
dadera palabra sagrada de la sola y seria iniciacion,
tened la amabilidad de reembolsarme todo lo que he te
nido el honor de poner en vuestras manos hasta este dia.
Un razonamiento de este género sería lo más sencillo
y natural del mundo, y el Venerable á quien un nuevo
Maestro le dirigiese tales expresiones, no tendría otro
remedio que restituir las doscientas pesetas anteriormen
te sonsacadas; solamente que, ¡ved lo que son las cosas!
ninguno hay que una vez cogido en tales redes, trate de
hacer al Presidente de Logia un raciocinio tan claro.
Apróntanse^ sin chistar, las cien pesetas por MA.C-BE,
— 108 —
NAC como se entregaron inútilmente doscientas pese
tas por JAKIN y BOOZ.
¡Pardiez bien le está al tonto Hermano Tres Puntos !
¿no se le había ya prevenido?
rara ser buen mason, pudo leer en los Estatutos (1),
es preciso contribuir á las cargas pecuniarias de la Orden.
Suportad, pues, estas cargas, mi queridísimo Hermano,
pues son verdaderas "cargas de Taller.„
Vengamos ahora al hecho, y veamos como el Compa
ñero, á quien devora una curiosidad insaciable, es admi
tido, por un favor cada vez más insigne, á conocer los
misterios de MAC-BENAC.
Todo Compañero, así lo estipula el Ritual, que habien
do cumplido las condiciones prescritas, desee ser recibi
do al grado de Maestro, hará la peticion por escrito y
con su firma la depositará en el Saco de las Proposiciones.
El Venerable, despues de leer en alta voz esta peticion,
y de examinar el contenido del Cepillo de la Viuda, que
se entrega al Hermano Hospitalero, dice:— Hermanos
Vigilantes Primero y Segundo, invitad á los Hermanos
Aprendices que se sientan en las columnas del Norte á
cubrir el templo (2), pues ya han terminado para ellos
los trabajos de este dia: cúbralo tambien el Hermano N...,
Compañero, pero sólo para aguardar en la cámara de los
Pasos-Perdidos las resoluciones del Taller.
Cúmplese esta orden.
El Venerable.— Hermanos mios, habeis oido la peti
cion de aumento de salario que ha hecho el Hermano N...,
Compañero. Hermanos Vigilantes, Primero y Segundo,
informad á los Hermanos que tuviesen observaciones que
hacer, que les será concedida la palabra.

(1). Articulo 458 del rito Francés.—Articulo 326, del Escocés,,


— 109 —
Sí se presentan observaéiones, discúteme, y.«1 Taller
resuelve.
En el caso en que no las haya, el Primer Vigilante di
ce:—Venerable; reina el silencio en ambas columnas.
El Venerable.— Hermano Orador, dad vuestras con
clusiones.
El Orador.—Puesto que no se presenta observacion
alguna, y que nadie reclama el escrutinio, concluyo por
la admision del Hermano N..., al grado de Maestro.
El Venerable pide á los Hermanos presentes el signo
de asentimiento (cada uno da un golpecito seco en su mus
lo), y hace aplaudir la decision.
Hecho esto, el Taller fija el dia de la recepcion. (Este
dia se indica en la plancha de convocacion que reciben
sólo los Maestros).
El Venerable dispone que entre de nuevo el postu
lante, y le anuncia con efusión y gozo que ha sido favo
rablemente acogida su demanda; le invita á prepararse
para el previo examen á que tendrá que someterse y le
hace volver á su aposento; hecho lo cual, ciérranse los
trabajos como de costumbre...
Llega, por fin, el gran dia, y da la hora solemne.
. En el grado de Aprendiz y en el de Compañero, la de
coracion del templo no ofrece diferencia alguna notable;
mas no sucede lo mismo en una tenida de Maestros; esta
vez el aspecto de la cámara cambia por completo. Las
colgaduras son negras, salpicadas con lágrimas blancas y
cráneos descarnados sobre canillas cruzadas; vese un re
loj de arena muy grande, las mesas están cubiertas con
paños negros llenos de lúgubres adornos; sobre las dos
columnas de la puerta de entrada no hay las granadas
entreabiertas ni las esferas, sino urnas funerarias, con
teniendo una rama de acacia. La iluminacion se reduce á
tres bujías de cera amarilla que despiden pálido resplaa
— 110 —
3or^ á una lámpara sepnlcral suspendida en el techo, y en
cima del altar un horroroso cráneo que tiene en su inte
rior una candela encendida. El templo, en vez de llevar
el nombre de logia, se llama "Cámara del Medio," y al
Presidente no se le habla sino apellidándole "Respetabi
lísimo.„ En su altar hay la espada flamígera, la escuadra
y el compás, y su mallete está cubierto de borra en los
dos extremos para que amortigüe su sonido. Cada Vigi
lante, á modo de mallete, tiene en la mano un grueso ro
llo de papel, de nueve pulgadas de circunferencia y diez
y ocho de largo. El Primer Vigilante tiene además, sobre
su altar, una escuadra, y el Segundo, sobre el suyo res
pectivo, una regla de veinte y cuatro pulgadas.
No es esto todé.
En medio de la sala y á poca distancia del estrado hay
un ataud, en el cual yace el Maestro últimamente inicia
do, con los piés en direccion al Oriente; un pañuelo blan
co salpicado de sangre (ste) le cubre el rostro, estando
además cubierto con un paño negro, sobre el cual hay
colocados á los piés un compás abierto, á la cabeza una
escuadra, y en el centro una rama de acacia.
El carácter de esta clase de recepciones exige que los
Hermanos se presenten con traje negro, guantes blan
cos y crespon en el brazo. Todos permanecen sentados;
cubierta la cabeza, pero con los sombreros inclinados ha
cia los ojos en demostracion de tristeza (sic, en el Ri
tual) ; tienen en la mano una espada con la punta vuelta
hácia abajo.
El Respetabilísimo se sienta en el suelo, sobre los es
calones que conducen al altar: su aspecto indica suma
afliccion: de seguro habrá aprendido de memoria el pa
pel que debe desempeñar, pues no tiene otra luz para
leer su cuaderno del grado, que el siniestro resplandor
que se escapa de la abertura de los ojos del cráneo.
— 111 —
Obsérvase el más: profundo-sileñcio.
¿No es verdad que es bonito todo esto?
Respecto al candidato, no vayais á creer que se divier
ta durante los preliminares de la sesion. Desde luego, á
fuerza de empujones se le ha encerrado en el Gabinete
de las Reflexiones. (¡Otra vez las escenas bestiales!) Acu
de luego el Hermano Experto, preparador de la inicia
cion, á ordenarle que se descalce, y tiene que hacerlo ;
desnúdale el brazo y el seno izquierdos, le ata una escua
dra en el brazo derecho, y le c mfisca el portamonedas y
el reloj, y asimismo le suelta el mandil y se lo anuda
nuevamente, pero de modo que se pueda quitársele con
facilidad.
Cuando todo está dispuesto empieza la comedia.
El Presidente de esta Sociedad de Saca-muertos, des
pues de haber abierto sucesivamente los trabajos para
los grados de Aprendiz y de Compañero, los abre para el
tercer grado. Conócese ya el retornelo. (Los Visitantes
han sido intruducidos, segun costumbre, despues de la
adopcion del acta).
El Respetabilisimo.—Venerabilísimo Hermano Primer
Vigilante, ¿cuál es el primer deber de un Vigilante en
logia de Maestros?
El Primer Vigilante.—Asegurarse de si está cubierto
el templo.
El Respetabilísimo.—Aseguraos de ello, Hermano mio.
Examen de la cámara de los Pasos-Perdidos por el
Hermano Cubridor.
El Respetabilisimo.—Venerabilísimo Hermano Vigi
lante Segundo, ¿cuál es el segundo deber de un Vigi
lante en la Cámara del Medio?
El Segundo Vigilante.—Asegurarse de si todos los
Hermanos presentes son Maestros.
El Respetabilísimo.—Aseguraos de ello, Venerabilísi
mos Hermanos Vigilantes Primero y Segundo.
. — 112 —
Cada uno Se eTlos recorre su columna/ v
El Primer Vigilante.—Respetabilísimo, todos los Her-
manos de las dos columnas son Maestros.
El Respetabilísimo.—Venerabilísimo Hermano Primer
Vigilante, ¿teneis en Masonería otros conocimientos que
los de Compañero?
El Primer Vigilante. — Respetabilísimo, examinád
melo.
El Respetabilísimo.—¿Sois Maestro?
El Primer Vigilante.—-Conozco la acacia.
El Respetabilísimo.—¿Qué edad teneis?
El Primer Vigilante.—Más de siete años.
El Respetabilísimo.—Venerabilísimo Hermano Vigi
lante Segundo, ¿á qué hora abren los Maestros sus tra
bajos?
El Vigilante Segundo.—Al medio dia, Respetabilísimo.
El Respetabilísimo.—¿Qué hora es?
El Segundo Vigilante.—Medio dia.
El Respetabilísimo.—Puesto que es medio dia y que a
esta hora abren sus trabajos los Maestros, Venerabilísi
mos Hermanos Vigilantes Primero y Segundo invitad á
los Venerables Hermanos que decoran vuestras colum
nas, á unirse á vosotros y á mí para abrir los trabajos
de la Cámara de los Maestros.
Los Vigilantes repiten la invitacion.
El Respetabilísimo.—¡En pié y á la orden, Venerables
Hermanos ! (Da tres veces tres golpes con su mallete cu
bierto de borra, y cada uno de los Vigilantes le imita
con su rollo de papel).
Todo el mundo está en pié y á la orden del grado.
El Respetabilísimo.—A la gloria del Gran Arquitecto
del Universo, en nombre y bajo los auspicios del Gran
Oriente (6: del Consejo Supremo) de Francia, abro los
trabajos de Maestro de esta Respetable Logia por uues
— 113 —
tros acostumbrados misterios... ¡ A mí, Venerables Her
manos, por la seña... por la batería... y por la aclamacion
misteriosa!
Todos, despues de haber hecho, en el momento indica
do, la seña y las baterías.—¡Huzé! ¡huzé! ¡huzé!
El Respetabilísimo, tras un malletazo. — Venerables
Maestros, están abiertos los trabajos en la Cámara del
Medio; sentaos, Hermanos mios!
Cada cual se sienta en la actitud triste y desolada an
teriormente descrita.
El Respetabilísimo.—Hermanos mios, el Compañero
N... pide aumento de salario. Va á ser introducido en la
Cámara del Medio; pero creo deber asegurarme una
vez más de vuestro asentimiento, antes de admitirle en
nuestros trabajos. Decidme, pues, si este Compañero os
parece bastante instruido y si juzgais que reune las cua
lidades necesarias para ser elevado al grado de Maestro.
A invitacion del Respetabilísimo, los Vigilantes pre
guntan si alguno de los Maestros de su respectiva co
lumna se oponen al aumento de salario : si no hay opo
sicion alguna, los Vigilantes lo participan al Respetabi
lísimo; caso de presentarse oposicion, es discutida en el
acto.
El Respetabilísimo, una vez atestiguado el asenti
miento definitivo.— Venerable Hermano Gran Experto,
ved si el Compañero está en el estado conveniente, y
conducidlo á la puerta del templo.
El Gran Experto, armado con su espada, sale para
unirse al Experto preparador que hace compañía al as
pirante descalzo y medio desnudo. Sin decir á este una
palabra, nuestros dos Expertos le pasan á la cintura ha
ciendo que le dé tres vueltas, una cuerda, cuya extremi
dad tiene uno de los dos. Hecho esto, el Experto prepa
rador tirando de la cuerda, y el Gran Experto cogiendo
r. 8
al postulante por el brazo, se le conduce brutalmente á
la puerta del Templo. Allí el Experto llama como Com
pañero.
A este ruido, la Asamblea se conmueve (sic).
El Primer Vigilante, con voz alterada.— ¡Respetabilí
simo, acaba de llamarse como Compañero -Mason á la
puerta del templo!
El Respetabilísimo, con comprimida cólera.— ¿Quién
es el Compañero tan temerario que se atreva á penetrar
en estos lugares? ¿Viene á insultar nuestro dolor?... (Un
malletazo). Venerabilísimo Hermano Primer Vigilante,
ved quien es este Compañero, y averiguad lo que pre
tende.
El Primer Vigilante repite la orden al Segundo, quien
la trasmite al Hermano Cubridor.
El Hermano Cubridor entreabriendo la puerta. —
¿Quién va?
El Gran Experto, desde fuera.— Os traemos un Com
pañero á quien hemos sorprendido en los alrededores
del templo y que parecia sumido en profunda medi
tacion. .
Vuelve á cerrarse la puerta.
El Respetabilísimo.— ¡Ay, Hermanos mios, quizá es
uno de los Compañeros culpables de la muerte que de
ploramos! Preguntadle su nombre y edad. (Ejecútase la
orden, y el Gran Experto transmite la contestacion á
través de la puerta, repitiéndola el Primer Vigilante al
Respetabilísimo)... ¿Qué hacia en el lugar donde se le
ha sorprendido? ¿Cuál era el objeto de sus meditaciones?
Esta vez tiene que contestar el mismo aspirante, y co
mo no está al corriente de nada, da una respuesta confusa.
El Respetabilísimo, montando en cólera.— Esta con
testacion es insuficiente: ¿quién sabe si el cielo entrega
en este momento á nuestra venganza uno de los misera
— 115
bles que causan nuestro luto?... Preguntad á este Compa
ñero cómo se ha atrevido á penetrar en este lugar y por
dónde ha pasado.
El Gran Experto, á través de la puerta.— Respetabilí
simo, este obrero, alentado por las demostraciones de
satisfaccion que ha recibido de sus Maestros, ha concebi
do la esperanza de obtener la recompensa de su trabajo.
Lo que sé es que ha subido una escalera dividida en dos
descansos, uno de tres escalones y otro de cinco.
El Respetabilísimo, tras un malletazo.— Está bien,
vamos á ver lo que hay de verdad en esto. Introdúzcase
al Compañero.
Ábrense las puertas. Introdúcese al aspirante haciéndo
le andar hácia atrás, con la espalda vuelta al Oriente, y
queda retenido entre las dos columnas por los dos Ex
pertos, que le tienen estrechamente sujeto por un brazo,
y le punzan levemente el pecho con su espada. Ciérranse
las puertas del templo. Todo queda en el más profundo
silencio durante bastante tiempo, y todos los Hermanos
con su actitud demuestran la mayor tristeza.
El Respetabilísimo.— Compañero, ¿habeis reflexiona
do maduramente acerca el paso que dais? ¿Teneis las
manos puras? ¿Está tranquila vuestra conciencia?
Respuesta del aspirante.
El Respetabilísimo.— ¿No temeis, al presentaros en
este templo, que quizá no podreis soportar los actos con
que se pondrá á prueba vuestro valor?
Respuesta del aspirante.
El Respetabilísimo.— Sabedlo, pues, Compañero : una
gran calamidad aflige á la Francmasonería, la cual atri
buye á sus propios hijos las desdichas que sobre ella pe
san: aquellos á quienes ha colmado de beneficios, son los
mismos que indignamente le han vendido!... ¿Seríais vos
por ventura del número de estos ingratos? ¿Estais ínti
— 116 —
mamente penetrado de los deberes que os ha impuesto
desde vuestra iniciacion, y los habeis cumplido fielmen
te?.... ¡Sed sincero!.... La verdad, que siempre se descu
bre, puede llegar hasta nosotros, y si mentís, tendremos
que oastigar dos crímenes á la vez.... Cuidado, pues, oon
vuestras palabras. ¿Creeis haber cumplido todos vuestros
deberes como Mason y como miembro de la Sociedad ?
Respuesta del aspirante, que continúa de espaldas á su
interlocutor.
El Respetabilísimo.—¿Cuál es vuestro objeto al pedir
el grado de Maestro?
El aspirante responde, por lo comun, que le mueve el
deseo de instruirse y perfeccionarse en la Masonería.
El Respetabilísimo.—¿No es, por el contrario, el
anhelo de conocer lo que pasa entre nosotros?.... La
odiosa traicion de que somos víctimas me hace sospechar:
¡ quién sabe si sois vos uno de los malvados de quien
debemos tomar venganza!....
Movimiento en la asamblea.
El Respetabilísimo.—¡ Ah, Venerables Hermanos mios,
quiera el gran Arquitecto que no sea fundado el presen
timiento que me agita!... Hermano Inspector, examinad
las manos de este Compañero; quitadle el mandil; quizá
no es digno de llevarlo....
El Segundo Vigilante se acerca al candidato, tómale
las manos y las examina cuidadosamente; arrebátale en
seguida el mandil, que entrega al Respetabilísimo.
El Segundo Vigilante. — Respetabilísimo, las manos
del Compañero me parecen puras, y os presento su man
dil, en el que no advierto mancha alguna.
El Respetabilísimo, examinando el mandil.—No obs
tante, ¿cómo se ha atrevido á esperar que se le introdu
jera entre nosotros?.... Es preciso no olvidar esto, Vene
rables Hermanos.... Es indudable que este Compañero ha
— 117 —
contestado perfectamente hasta ahora; pero ¿ quién nos
asegura que podamos descansar en la sinceridad de sus
palabras? Interroguémosle todavia más... Reconcentraos,
Compañero, y escudriñad si os sentís limpio de todo re
proche.... (Bruscamente:) y desde luego, para entrar ¿có
mo habeis dado la consigna de paso?
El aspirante, creyendo que se trata de la consigna que
él sabe y que se le ha pedido al entrar, responde afirma
tivamente.
El Respetabilísimo.—¡Cómo! ¡Habeis dado la consigna
de paso!.... Pues entonces sois vos uno de los traidores á
quienes buscamos.... ¡Ah, Venerables Hermanos! ¿habeis
oido la confesion que acaba de escapársele?.... ¡La con
signa de paso! ¿cómo puede conocerla?.... No de otra
manera que á consecuencia de su crímen.... Venerabi
lísimo Hermano Primer Vigilante, apoderaos de este
Compañero, y examinadle con toda escrupulosidad.
El Primer Vigilante salta sobre el candidato, registra
atenta y detalladamente sus vestidos y le examina la ma
no derecha.
El Primer Vigilante, sin soltar la mano derecha del
candidato.—¡Oh cielos! ¿qué he visto?.... (Asiendo al
Postulante por el cuello, y con voz amenazadora): ¡Ha
bla, infeliz ! ¿ Cómo das la consigna de paso de los Maes
tros? ¿quién pudo comunicártela?
El aspirante, comprendiendo entonces que se trata de
la consigna de paso de los Maestros, manifiesta que ha
dado la de los Compañeros. El Primer Vigilante le suel
ta, y ocupa de nuevo su lugar.
El Respetabilísimo.—Venerables Hermanos Expertos
á quienes está confiada la guarda de este Compañero,
dad por él la consigna de paso al Venerabilísimo Herma
no Primer Vigilante.
El Gran Experto pronuncia la consigna del tercer gra
do al oido del Oficial designado.
— 118 —
El Primer Vigilante.—La consigna de paso es exacta,
Respetabilísimo. . •
El respetabilísimo.—Entonces, que tome asiento el
Compañero.
Hacen que se sienta el aspirante un poco ladeado, de
modo que no pueda ver el ataud.
El Respetabilísimo dirigí entonces al Postulante al
gunas preguntas: 1.° acerca los grados primero y segun
do, para conocer qué concepto le merece la Masonería, y
qué juzga de los emblemas que se le han puesto á la vis
ta; 2.° acerca los estudios que ha hecho para hacerse dig
no de ser admitido al tercer grado. Dirígele al mismo
tiempo las observaciones que pueden sugerirle sus res
puestas.
Además, como desde su iniciacion en el primer grado,
se ha seguido atentamente á este Hermano en todos sus
pasos, actos y palabras, se le hacen algunas preguntas
personales.
Añade por último el Respetabilísimo algunas interro
gaciones, apellidadas morales, acerca el Derecho, la Jus
ticia, la Conciencia y la Ley natural.
El Respetabilísimo, despues de las respuestas y las
réplicas, da un malletazo.—Hermanos Introductores,
volved al Compañero de cara al Oriente.
Ejecútase la orden, y gracias á su nueva posicion, el as
pirante se fija por una parte en el ataud y el altar, y por
otra, en el cráneo, dentro del cual hay una vela encendida.
El Respetabilísimo.—Cuando se os recibió en el pri
mer grado se os introdujo primero en la Cámara de las
Reflexiones, en la que visteis lágrimas y osamentas, y
lágrimas y osamentas hay todavía aquí. Estos desgarra
dores efectos de la muerte son las lecciones que mejor
nos enseñan la verdad. Ved de ello un imponente ejem
plo en este cráneo... ¿Qué nos dice? ¡Fui, y ya no soy!
— 119 —
Mandé, amé, practiqué la virtud, y sin embargo, ya no
existo !...„ Compañero, hase puesto una luz material allí
donde brillaba la luz divina, allí donde meditaba el pen
samiento!... ¿Quién destruyó esta hermosa obra? ¿lo sa
beis vos? ¿podeis siquiera decirnos lo que sois, de dónde
venis y lo que seréis? Esta cabeza, terrible símbolo de la
igualdad humana, ¿quién podrá decirnos si es despojo de
un magnate ó de un humilde siervo?... Nada más sabe
mos sino que nos indica el abismo en el que todos suce
sivamente nos hundirémos ; y entonces ¿ qué le aprove
chará al impostor haber engañado á los hombres , y al
perverso sus crímenes y delitos ? Pero aún no he con
cluido, Hermano mio; réstame daros á conocer la causa
de nuestra afliccion.
El Maestro de Ceremonias y uno de los Expertos reti
ran un poco el paño fúnebre que cubre el ataud, de ma
nera que quede al descubierto la cabeza del pseudo-ca-
dáver; desvian asimismo ligeramente el pañuelo ensan
grentado, á fin de que el candidato advierta que hay
alguien dentro la caja, sin que pueda, no obstante, reco
nocerle. El Gran Experto hace levantar al postulante.
El Respetabilísimo.—Ya veis, Compañero, el objeto de
nuestro luto y de nuestras lágrimas... Desapareció la luz
que nos iluminaba... Uno de nuestros Hermanos ha su
cumbido á los golpes de infames asesinos, y tenemos la
triste conviccion y certeza de que los Masones que han
cometido el crímen pertenecen á la clase de los Compa
ñeros... ¿Ha llegado á vuestra noticia una conspiracion
tramada contra la Orden y sus miembros?
Respuesta del candidato ; negativa, como se puede su
poner.
El Respetabilísimo.—Pues bien ; si sois inocente de es
te crímen, probádnoslo ahora mismo... Acercaos á ese
cadáver, casi caliente todavía. Si no sois uno de los asesi
— 120 —
nos ni uno de sus cómplices, no habeis de temer que
nuestro Hermano se levante en vuestra presencia para
pedir venganza y maldeciros... Hermanos Introducto
res, enseñad al Compañero lo que debe practicar.
Luego hácenle adelantar dando el paso de Aprendiz y
de Compañero, de suerte que al terminarlos se encuen
tre á la cabeza del ataud, y allí cruza el cuerpo partiendo
del pié derecho para ir á la derecha, movimiento que le
obliga á pasar su pierna izquierda sobre la cabeza del
falso cadáver. En seguida le llevan á la izquierda del
ataud, cruzando tambien el cuerpo, y esta vez por un
cruce completo sobre el vientre. Finalmente, por un
tercer paso partiendo del pié derecho, debe llegar al pié
del Hermano aparentemente muerto, teniéndolo de esta
manera á su espalda. Cuando el candidato está en esta
posicion, el falso cadáver deja el ataud sin ruido, y va
á ocupar su puesto en las columnas.
El Respetabilísimo.—Venerabilísimos Hermanos Vigi
lantes, ¿habeis advertido algo sospechoso durante la
marcha del Compañero?
El Primer Vigilante.—No, Respetabilísimo.
El Respetabilísimo.—Compañero, esta prueba os ha
sido favorable, y comienza á renacer nuestra confianza.
En breve os revelarémos las circunstancias detalladas
del inaudito crímen que nos ha sumido en la mayor cons
ternacion ; pero primero debeis darnos la seguridad de
que, aun cuando no os admitiésemos en nuestras filas,
nada revelareis de lo que vais á saber, ni á los . Profanos,
ni á los Aprendices, ni siquiera á los Compañeros. ¿Lo
jurais por vuestra fe de Mason?
A su respuesta afirmativa, los Experto; sueltan al can
didato.
El Respetabilísimo.—Está bien, Hermano mio, des
cansamos en la palabra de mason que no3 habeis dado.
— 121 —
Acto continuo los dos Vigilantes se adelantan hasta
ponerse junto al candidato y detrás de él; el Vigilante
Primero tiene en la mano una escuadra de hierro, y el
Segundo una regla del mismo metal, de veinte y cuatro
pulgadas (1).
El Respetabilísimo.—El Mason á quien lloramos es
nuestro respetable Maestro, aquel que nos ilustraba en
nuestros trabajos, que nos consolaba en nuestras afliccio
nes, y que en toda tribulacion sostenia nuestro valor. Ha
perecido víctima del más execrable atentado. La Maso
nería habia concebido el piadoso designio de levantar un
templo á la gloria del Gran Arquitecto del Universo...
Hiram, tan sabio en el arte de la arquitectura como en
la manipulacion de los metales, fué el elegido para edi
ficar ese templo y dirigir á los obreros, de los cuales fué
nombrado Maestro. Pronto el edificio, casi terminado,
iba á ser digno del objeto que se propuso la Francmaso
nería, cuando los enemigos de la Orden masónica, envi
diosos del éxito de nuestro Hermano Hiram, apellidado
tambien Hiram-Abi ó Adon-Hiram, quisieron arrebatarle
sus secretos, con intento de poder continuar y dar feliz
remate ellos mismos á la obra con tan buenos auspicios
inaugurada... No desconocian con que escrupulosidad
guardaba el Maestro los secretos que se le confiaran para
el éxito de la empresa, y por este motivo resolvieron ata
carle, á fin de tener un pretexto para ahuyentarle 6 ha
cerle morir... Con el designio de que la infamia que me
ditaban revistiera un sello de mayor ultraje, suscitaron
contra nuestro Respetable Maestro á tres miserables, ya
iniciados en los primeros secretos del arte. Persuadieron
á estos obreros animados de pensamientos ambiciosos,

(1) Es propio del Rito Francés el que uno de los actores de la co


media tenga una escuadra. El rito Escocés prescribo una palanca
que estaban ya harto instruidos para que continuasen
por más tiempo en los grados inferiores. Desde aquel
momento la obediencia, tan necesaria en todas las socie
dades, fué insoportable yugo para esos hombres corrom
pidos. Ya no miraron sino con envidia á aquellos á quie
nes sus talentos y virtudes les merecieron superior grado
y que eran admitidos en la Cámara del Medio. Resolvie
ron, pues, penetrar en este lugar sagrado aunque fuera
por la violencia. No pudiendo lograr su intento sin
poseer la consigna sagrada de los Maestros, concertáron
se acerca los medios de arrebatarla á nuestro padre Hi- ;
ram... De comun acuerdo resolvieron intimidarle, con la
esperanza de obtener por el temor la consigna que no
creían les diese por su plena voluntad. Estaban decididos
á darle muerte, para así sustraerse al justo castigo que
habia de traer sobre sus cabezas tan criminal audacia. No
confiando alcanzar perdon, tenian empeño en que desa
parecieran á toda costa los indicios acusadores que pu
dieran descubrirles á los otros obreros como asesinos
del Maestro... ¡Vana ilusion I los instrumentos que em
plearon para la perpetracion de su crímen habian de
poner en evidencia la clase de obreros á la que pertene
cian... Despues de haber tomado en el silencio y en el
misterio todas las disposiciones que segun sus cálculos
habia de dar completo éxito á su detestable empresa,
aguardaron el instante en que, á la caida del día, los
obreros, terninadas sus tareas, salían del taller para en
tregarse al descanso, porque entonces el Maestro, que
siempre era el último de salir, se encontraria solo y por
consiguiente sin defensa... El Templo tenia tres puertas:
una al Este, que comunicaba con la Cámara del Medio y
estaba reservada al Maestro; otra al Sud, y la tercera al
Oeste. Esta última servia de entrada comun á todos los
obreros, y por la misma acestumbraba retirarse Hiram,
— 123 —
después de inspeccionar por última Vez los trabajos del
dia... Los tres cómplices, llamados Jubelas, Jubelos y Ju-
behmi, se situaron en cada una de dichas puertas, á fin
de que si el Maestro escapaba de uno no pudiese escapar
de los otros : Jubelas preparó la emboscada en la puerta
del Sud, Jubelos en la del Oeste, y Jubelum en la del
Oriente... Al cabo de algunos momentos de espera, Hiram
sale de la Cámara del Medio con objeto de visitar los
trabajos y asegurarse, como de costumbre, de que sus
planes han sido llevados á efecto. Dirige primero sus pa
sos hacia la puerta del Sud, y ve en ella á Jubelas armado
con una pesada regla. Pregúntale el Maestro por qué no
ha seguido á los otros obreros y qué pretende de él. El
Compañero Jubelas le responde con inconcebible audacia:
"Maestro, hace ya mucho tiempo que me reteneis en los
grados inferiores; quiero adelantar, admitidme en el ran
go de los Maestros.—No puedo, contesta Hiram con su
acostumbrada bondad, no puedo por mi solo concederte
este favor, pues se necesita tambien el concurso de mis
Hermanos: cuando hayas cumplido el tiempo y estés sufi
cientemente instruido, te propondré al Consejo de los
Maestros.—Tengo ya bastante instruccion, replica el te
merario, y no os dejaré sin que primero sepa la con
signa de los Maestros.—¡Insensato! dice Hiram, no es así
como los recibí yo ni como debe pedirse; trabaja, perse
vera, y recibirás la recompensa..."—Jubelas insiste y llega
hasta la amenaza ; pero Hiram, sin intimidarse, le contesta
con firmeza que en vano espera obtener por este medio el
favor que solicita, y con un gesto le invita á retirarse. En
el mismo instante el Compañero, furioso, quiere asestar
le en la cabeza un violento golpe con la regla. Desviado
éste con el movimiento que hace Hiram, la pesada regla,
de veinte y cuatro pulgadas da en el cuello del Maestro.
Aquí el Vigilante Segundo da un buen golpe de plano,
— 124 —
con su regla de hierro, en el cuello del candidato, qaffs
no esperaba ciertamente tal obsequio en memoria del
padre Hiram.
El Respetabilísimo, reanudando gravemente su rela
to, mientras que el absorto postulante se repone de su
sorpresa.—-Hiram, justamente inquieto, se adelanta pre
suroso para salir por la puerta del Oeste; mas tambion
allí le detiene Jubelos quien, de una manera más amena
zadora aún, le pide la consigna de los Maestros. Com
prendiendo que se agrava el peligro, Hiram retrocede
un paso para retirarse y ganar la puerta del Oriente, pe
ro no lo hizo con tal rapidez que pudiese evitar un terri
ble golpe de escuadra que le dió Jubelos en el corazon.
En el mismo punto el candidato recibe, en el seno iz
quierdo, un golpe con la escuadra de hierro que tiene el
primer Vigilante (1).
El Respetabilísimo, continuando su historieta sin preo
cuparse por los visajes del aturdido pretendiente.— Que
brantado por este golpe, Hiram se dirige con inseguro
paso hácia la última salida del Templo, por la que con
fiaba ponerse en salvo. ¡Vana esperanza! Es nuevamente
detenido por el tercer conjurado, Jubelum, quien le pi
de asimismo la consigna de los Maestros. "¡La muerte
antes que violar el secreto que se me ha confiado !„ ex
clama Hiram; y en el mismo instante aquel asesino des
carga sobre su cabeza un violento malletazo que le derri
ba y le tiende á sus piés.
Pronunciando estas últimas palabras, el Respetabilísi
mo da con su mallete contra la frente del candidato, y al

(1) En el rito Escocés, como se ha dicho en una nota preceden


te, el Primer Vigilante tiene una palanca en vez de una escuadra.
Por consiguiente, el relato varia en este rito : en la nuca Hiram, y '
á su vez el candidato, reciben el golpe de palanca. .
— 125 —
punto los dos Expertos hacen caer al Compañero boca
arriba dentro del ataud que está detrás de él y de donde
el falso cadáver cautelosamente se ha evadido.
Cúbrese el postulante con el paño fúnebre, despues de
taparle la cara con el mandil: pónenle á los piés una es
cuadra y un compás; cerca de la cabeza levantan un
poco el paño negro, y colócase en los cabellos de nuestro
héroe una rama de acacia.— Durante todo lo que acaba
de verificarse, el aspirante ha tenido que perma»ecer en
el orden de Compañero, el brazo izquierdo tendido á lo
largo del cuerpo, y le han puesto la pierna derecha en
escuadra haciéndole doblar la rodilla.
El Respetabilísimo, con solemnidad.— ¡Así perece el
varon justo, fiel al deber hasta la muerte !
Silencio durante algunos instantes, mientras el Respe
tabilísimo y los Vigilantes vuelven á sus puestos.
El aspirante, por su parte, si nada ve, por lo menos
oye muy bien, y en honor suyo precisamente continúa el
saínete. Mientras yace cubierto con el paño mortuorio,
parte de los asistentes, sin hacer el menor ruido, reem
plazan las colgaduras negras de la cámara por otras ver
des, lo que se verifica sin dificultad por medio de marcos
vueltos del revés.
El Respetabilísimo, elevando un poco la voz.—Al reu
nirse los tres asesinos pidiéronse recíprocamente la con
signa de Maestro, y viendo que no habian podido obte
nerla, sintieron remordimiento y desesperacion por ha
ber cometido un crímen inútil, y ya no se preocuparon
de otra cosa que de borrar todo rastro del mismo. Al
efecto levantaron el cuerpo, ocultáronlo entre escombros,
y por la noche lo llevaron fuera de la ciudad y lo enter
raron junto á un bosque, plantando sobre su tumba una
rama de acacia... La ausencia de Hiram en los trabajos
¿ió á conocer á los obreros la terrible catástrofe, sospe
— 126 —
charon al momento que se habia cometido un crimen, y
lo atribuyeron á los tres Compañeros Jubelas, Jubeloay
Jubelum, que desde aquel nefasto dia faltaban al llama
miento. Reuniéronse, pues, los Maestros en la Cámara
del Medio, en la que pusieron trapos negros en señal de
luto.
Silencio durante algunos instantes.
El Respetabilísimo.—¡Ay, Hermanos mios! desde el
fatal momento en que se nos quitó á nuestro padre Hiram
el mundo permanece en las más densas tinieblas, y todos
los trabajos están en suspenso... ¿No pudiéramos, pues,
hacer algo para recobrar la luz ? Ved ahí por que gemimos
en presencia de tan odioso atentado. ¡Ha sucumbido el
hombre de tan rara virtud! Unicamente él era dueño del
secreto de la obra comenzada. ¿ Quién se atreveria hoy á
presentarse para sucederle?.. (Al cabo de una breve pau
sa): Sin embargo, Hermanos mios, no nos desalentemos.
Despues de llorar á nuestro Maestro, arrebatemos sus
restos á los que le asesinaron. Tributemos los honores
debidos á sus despojos mortales... Quizá recogeremos al
gunos vestigios de su ciencia ; la luz puede reaparecer
todavía. Ea, Venerabilísimo Hermano, Vigilante Segun
do, haced investigaciones con otros dos Maestros, empe
zando por el Norte.
Hácese el viaje, espada en mano, al rededor de la cá
mara.
El Vigilante Segundo, después del viaje.—Respetabilí
simo, nuestras pesquisas han sido inútiles.
El Respetabilísimo.—Venerabilísimo Hermano, Primer
Vigilante, escoged dos Maestros, y haced juntos una in
vestigacion empezando por el Sud. .
Este viaje verificase, espada en mano, como el primero.
El Primer Vigilante, de regreso á su lugar.—Nuestras
pesquisas no han tenido mejor éxito que las primeras.
— 127 —
El Respetabilísimo.—Pues bien, Venerabilísimos Her
manos Vigilantes Primero y Segundo, escoged ahora siete
Maestros y proceded á nuestras investigaciones, hasta
descubrir el lugar sagrado donde infames asesinos de
positaron el cuerpo de nuestro amadísimo Maestro Hi-
ram.
Los Vigilantes escogen siete Maestros, y despues de
dar una vuelta á la Cámara se acercan al ataud.
El Segundo Vigilante.—Este árbol funerario, esta aca
cia me anuncia una sepultura; está recien plantado....
¡Quién sabe si cobija la tumba de nuestro Respetable
Maestro!
El primer Vigilante.—Sí, se ha dicho que la ciencia
descansa á la sombra de la acacia. Este lugar triste y de
sierto, esta tierra recien removida, pudieran ser, en efec
to, la tumba de nuestro padre... Mas ¿que veo? ¡una escua
dra y un compás, que parecen puestos aquí adrede, no
dejan lugar á la menor duda! Guardémonos de tocar esta
tierra antes de avisar á nuestro Respetabilísimo... Que
tres de nosotros permanezcan aquí mientras vamos á dar
noticia de nuestro descubrimiento.
Tres Maestros, armados con espadas, se colocan al re
dedor del ataud, dos á la cabeza y el tercero á los piés,
de cara al cuerpo. Los Vigilantes y los otros Maestros
vuelven á sus asientos.
El Respetabilísimo.—Venerabilísimo Hermano Primer
Vigilante, dadme cuenta de todo lo que hayais descu
bierto.
El Primer vigilante.—Viajando hácia el Este, hemos
divisado, á la luz del crepúsculo, una acacia que cobijaba
"na tumba, con la tierra al parecer recien removida: una
escuadra y un compás puestos sobre la tumba nos han
infundido la sospecha de que tal vez allí yace nuestro res
petable Maestro Hiram; pero no nos hemos atrevido á.
— 128 —
turbar el descanso de sus cenizas, y nos apresuramos á
informaros de este descubrimiento, á fin de que vengáis
con nosotros á reconocer si son fundadas nuestras conje
turas. Tres de nuestros Venerables Hermanos permane
cen allí guardando la tumba.
El Respetabilísimo.—¡Ojalá, Hermanos mios, hayais
dado con el cuerpo de nuestro amadísimo padre! No tar
demos un minuto más, acompañadme.
El Respetabilísimo se levanta, y los Vigilantes se unen
á él. Dan una vuelta á la cámara, y vienen á colocarse á
la cabeza del ataud; entonces todos los Maestros, sin ar
mas y en el orden del tercer grado, se reunen en torno
de ellos.
El Vigilante Segundo.—Reconozco á nuestros Herma
nos á quienes hemos encomendado la guarda de la tum
ba... Aquí teneis el signo que nos ha llamado la atencion..
¡Ved aquí la acacia!
El Respetabilísimo.—Acerquémonos.
Diciendo y haciendo, el Respetabilísimo se coloca á la
derecha del ataud, teniendo los dos Vigilantes á la iz
quierda, y levanta primero una parte del paño mortuo
rio, y luego el mandil que cubre el rostro del aspirante.
El Respetabilísimo.—¡Gran Dios, él es!.... (levantando
las manos hácia el cielo (1) y dejándolas caer en seguida
sobre su mandil). ¡Ay, Señor Dios mio!.... (Apartando

(1) Lo que se describe en este párrafo está conforme con el rito


Escocés. E» las logias del rito Francés no se lanza la exclamacion:
"I Ah, Señor Dios mio !„ El Respetabilísimo, descubriendo la cabe
za del fingido cadáver, dice, con el signo de horror: " Es cierta
mente el cuerpo de nuestro padre Hiram; veo la letra G brillar en
su pecho. ¡Hermanos mios, lamentémonos!., Los dos Vigilantes re
piten por turno: "¡ Lamentémonos !„ Y entonces todos los asisten
tes lanzan gemidos durante un cuarto de minuto, y hecho esto,
prosigue el saínete del mismo modo en ambos ritos.
. ,. ' — 129 —
entonces enteramente el paño, y descubriendo todo él
cuerpo): ¡Ay! harto conozco;, por la manera como está
colocado y por los útiles abandonados sobre esta fosa,
entre qué clase de obreros liemos de buscar' á los culpa
bles.... ¡Diñase que aun respira! Su noble rostro, respe
tado por la muerte, expresa la tranquilidad de la con
ciencia y la paz del alma, hasta tal punto el sello de la
virtud estaba profundamente grabada en su fisonomía....
Transportemos al recinto de nuestros trabajos estos res
tos tan queridos y preciosos, á fin de darles una sepul
tura digna de nuestro Maestro.
Durante este discurso algunos Maestros alumbran en
silencio la cámara hasta que haya un resplandor extraor
dinario, y á fin de que el candidato no advierta este cam
bio, vuelven á cubrirle la cabeza con el mandil y con el
paño en el momento mismo en que el Respetabilísimo
pronuncia las palabras: "Su noble rostro respetado j)or
la muerte.„
Cuando cesa de hablar el Respetabilísimo, el Vigilante
Segundo se inclina hácia el ataud, toma el índice de la
mano derecha del aspirante, le tira ligeramente hácia sí,
como si quisiese levantar el cadáver, y dice: Jakin. Lue
go, fingiendo que se le escapa el dedo, levanta las manos
al cielo, y las deja caer de nuevo con desesperacion, ex
clamando: "¡ Ah, Señor Dios mio! ¡la carne abandona
los huesos! ¡Mac-Benac! „
El Primer Vigilante toma en seguida al candidato por
el dedo del corazon de la misma mano, repite el mismo
juego, y dice: Booz, y fingiendo á su vez que se le escapa
el dedo, levanta tambien los manos al cielo, y las deja
caer con postracion exclamando: "¡Ah, Señor Dios mio!
¡todo se desune! ¡Mac-Benac!
El Respetabilísimo.—No es así, Hermanos míos, como
lograréis levantar á nuestro Maestro.... ¿No recordais quo
la union hace la fuerza, y que sin el auxilio de los demás
nada podemos?.... ¡A mi, Hermanos míos, ayudadme!..-
Diciendo esto el Respetabilísimo pasa á los piés del
aspirante, inclínase hácia él, le toma por la mano dere
cha, y atrayéndole á sí, secundado por los dos Vigilantes
que le levantan por los hombros, lo pone sentado. El
Respetabilísimo le pasa en seguida la mano izquierda al
cuello, entre los hombros, y con ayuda de los dos Vigi
lantes lo pone en pié. El Respetabilísimo recibe tambien
al aspirante en su seno, tocándose las rodillas derechas y
los dos piés del lado uno contra otro. En esta posicion,
muy difícil de calificar, le da el triple beso fraternal, di-
ciéndole en voz baja, midiendo las silabas: Moabon. Lue
go añade en alta voz: "¡Loado sea el Gran Arquitecto
del Universo! ¡Hemos encontrado al Maestro, y reaparece
más radiante que nunca !„
Mientras que el aspirante está en pié se hace desapa
recer pronto y sin ruido el ataud, y los Hermanos vuel
ven á sus puestos.
El Respetabilísimo conduce al aspirante al Oriente y
le sienta á su derecha.
El Respetabilísimo, despues de un malletazo.—¡En
pié y á la orden, Hermanos mios!.... Celebraremos con
aclamaciones de júbilo este dia feliz que vuelve á nues
tro Taller, sumido en la tristeza durante tanto tiem
po, la luz que creiamos para siempre perdida. Nuestro
Maestro vuelve á la vida; renace en la persona del Her
mano N.... Así es como, alternativamente, cada hemisferio
afligido por la ausencia del padre de la luz, recobra, al
reaparecer éste, su alegría y su brillante adorno; y así es
tambien como la antorcha del genio y de la verdad disi
pa las tinieblas de la ignorancia y del error.
El Primer Vigilante.— Unámonos, Hermanos mios,
al Respetabilísimo, para celebrar el retorno de la luz y
de la verdad.
— 131 —
El Vigilante Segundo.—Unámonos, Hermanos mios,
para celebrar el retorno de la luz y de la verdad.
Todos los Hermanos, en pié, guiados por el Respeta
bilísimo, hacen la seña de Maestro, y ejecutan una batería
de nueve golpes.
El Respetabilísimo.—-Sentémonos, Hermanos mios.
Todo el mundo se sienta.
El Respetabilísimo al pretendiente.— Acabais de re
presentar, Hermano mio, á un personaje ilustre y justa
mente venerado entre los Masones. Enciérrase en eso un
mito simbólico que dejo á vuestra inteligencia el cuida
do de penetrar. Estais ya suficientemente instruido en
nuestro arte para que juzgue yo necesario deciros una
palabra más acerca esa conmovedora alegoría... Leed la
historia de los pasados siglos, dirigid nuestras miradas
en torno vuestro; por do quiera vereis desconocido el
talento, menospreciada la ciencia, perseguida la virtud,
y la ignorancia, el fanatismo y la ambicion gobernando
el mundo entero... Destruir este imperio para que reine
en su lugar la verdad, que es la ciencia misma, defen
derla contra enemigos interesados en proscribirla, tal
es la tarea propia de los francmasones que ascienden al
grado de Maestro, tal es el deber que deben cumplir,
áun con peligro de su vida... El Maestro tiene, pues, obli
gacion de redoblar sus esfuerzos para instruirse, á fin de
ponerse en estado de ilustrar á los otros; debe estar
constantemente arma albra-opara combatir las funestas
prevenciones que se oponen tanto al desarrollo de los
conocimientos humanos como á su propagacion... Que
ningun error pueda resistir á la antorcha de luz que
nuestros predecesores han puesto en nuestras manos, y
que el universo, ilustrado por nuestros trabajos, cese por
fin de gemir bajo el vergonzoso yugo de la esclavitud en
que quisiera retenerle la ciega ignorancia... ¿Estais dis
— 132 —
puesto á cooperar con vuestros Hermanos á esta honran:-M
sa mision?
Respuesta (afirmativa) del postulante.
El Respetabilísimo.— Vais á prometerlo, pues, y á
uniros á nosotros por un juramento tanto más sagrado, i
cuanto lo habreis hecho con perfecto conocimiento de
los deberes que él os impone... ¿Consentís en ello?
Respuesta (afirmativa) del aspirante.
El Maestro de Ceremonias le conduce al Altar de los
Juramentos, y allí arrodillado el pretendiente, extendida
la mano derecha sobre una espada, una escuadra y un
compás, mientras que todos los Hermanos están en pié y
á la orden, repite, frase por frase, el siguiente juramen
to que le dicta el Respetabilísimo, asimismo en pié y con
la espada flamígera en la mano.
Juramento.— Yo, N..., de plena voluntad, en presencia
de todos los Maestros aquí reunidos y á la faz de todos
los Masones diseminados por el globo, juro y prometo
por mi honor desempeñar fielmente y con celo las obli
gaciones inherentes al grado de Maestro que va á confe
rírseme. Prometo además amistad y adhesion á todos
mis Hermanos, y me obligo á socorrerles segun me sea
factible en todas sus necesidades. Si faltare á estas pro
mesas, sea yo deshonrado para siempre y privado de la
sociedad de los hombres de lien (1).
(1) El juramento antedicho es del rito Escocés.
El de Maestro en el rito Francos escomo sigue:— En presencia
del Gran Arquitecto del Universo y ante los Venerables Maestros
que me escuchan, juro y prometo por mi honor practicar los prin
cipios masónicos que se me han enseñado y se me enseñen ; amar
la verdad científica, fuente de todo bien; huir la mentira, fuente
de todo mal ; buscar todos los medios de instruirme, de ilustrar mi
espíritu y fortalecer mi razon. Prometo amar á mis Hermanos y so
correr en sus necesidades á los Hijos de la Viuda, Aun con peligro
de mi vida : prometo además que nunca revelaré á persona alguna
El Respetabilísimo.—Hermano Secretario, tomad ac
ta del juramento... (Poniendo su espada sobre la cabeza
del candidato, y dando con su mallete nueve golpes en la
hoja): A la gloria del Gran Arquitecto del Universo, en
nombre y bajo los auspicios del Gran Oriente (6 del Con
sejo Supremo) de Francia, en virtud de los poderes que
me están conferidos como Venerable Maestro de la Res
petable Logia constituida bajo el título distintivo de, et
cétera, en el Oriente, etc., etc., Hermano N..., os recibo y
constituyo Mason en el tercer grado, con poder de man
dar en lo sucesivo á los Aprendices y Compañeros.
El nuevo Maestro se levanta, y todos los demás se sien
tan. El Respetabilísimo le da entonces al neófito el tri
ple beso fraternal de esta manera: coloca su pierna dere
cha entre las dos del neófito, con el pié y la rodilla fuer
temente apoyados contra el pié y la rodilla derechos del
otro; luego le estrecha cuerpo á cuerpo, haciendo que
se toquen tambien los hombros ; con su mano izquierda
toca el hombro derecho del neófito, á quien hace tomar
la misma actitud, á fin de que ambos estén estrechamen
te adheridos y por decirlo así pegados uno á otro; con su
mano derecha toma la misma del candidato, formando
con sus dedos como una reja que le haga cosquillas inte
riormente en la palma. Entonces es cuando, teniendo
contra sí al neófito de esta extraña manera, el Respeta
bilísimo le abraza dándole por sílabas la consigna sagra
da : primer' beso en la mejilla derecha, y primera sílaba
de la palabra; segundo beso en la mejilla izquierda, y se-

los secretos del grado de Maestro que van a confiárseme. Si faltare


¿estas promesas, sea yo deshonrado, etc.
El Respetabilísimo, poniendo su espada sobre la cabeza del can
didato, dice antes de dar los nueve golpes sobrela hoja:— i Qué
vuestras intenciones sean puras, y que os sean sagrados vuestros
juramentos.
— 134 —
gunda sílaba de la palabra; tercer beso en la boca,
tima sílaba de la consigna.
En seguida el Respetabilísimo pónele al candidato e
cordon y el mandil de Maestro, y le comunica los secre
tos del grado: seña de orden, seña de reconocimiento,
peticion de auxilio ó signo de angustia, paso, batería, pa
labra de paso, tactos, etc.
El Respetabilísimo.—Hermano mio, estais ya investi
do del carácter de Maestro; teneis su título y sus dere
chos. Nunca se os olvide que debeis á vuestros iguales
respeto y afecto; á vuestros inferiores, proteccion y ab
negacion, y á todos, buenos ejemplos. Uno de nuestros
derechos es tener el mallete, es decir, llegar á ser por
eleccion Venerable de Logia... Id, Hermano mio, á daros
á conocer por los secretos que acabo de revelaros.
El Maestro de Ceremonias conduce el nuevo Maestro
al Pimer Vigilante, á quien hace la seña y da el tacto y
la palabra sagrada. El Gran Experto dice al novato que
ejecute la marcha, que haga la seña de angustia y le re
cuerda su edad, despues de lo cual le conduce á las dos
columnas.
Entonces el Respetabilísimo proclama que el queridí
simo Hermano Fulano de Tal es definitivamente Maestro
y todas las logias tendrán que reconocerle como tal.
El Taller aplaude al neófito, quien da las gracias.
Siguen dos largos discursos acerca la leyenda de Hi-
ram. Estos discursos, reproducidos ya in externo en mi
obra Los Hermanos Tres Punios, los pronuncian el Res
petabilísimo y el Venerable Orador. Su objeto es dar tri
ple interpretacion á la leyenda masónica: al iniciado só
lo le toca escuchar y esforzarse en comprender.
La primera interpretacion es política y preconiza el
poder del pueblo, fuerza que debe ser dirigida por la
Francmasonería.
— 135 —
La segunda dicesc que admite una idea de moral cien
tífica; es el elogio del naturalismo. Hiram representa el
sol, "centella siempre viva que anima al universo.„ La
Masonería, al mismo tiempo que tiene el deber de em
plearse en dirigir políticamente al pueblo, pone sobre la
religion revelada el culto materialista de la Naturaleza,
Tocante á la tercera interpretacion, es de una impie
dad atroz. El iniciado que comprende todo su alcance,
sale de la Logia con el cerebro lleno de una doctrina
teológica infame, la doctrina de los Templarios. Es el
trastorno de todo lo que admiten los cristianos: el ángel
caido, cuyo nombre bíblico no se atreven á pronunciar
' todavía, representa el Bien perseguido por el Mal; pero
debe, dícese, alcanzar sobre su perseguidor el triunfo
supremo. Al hablar de esta lucha sobrehumana el Orador
tiene cuidado de no pronunciar el nombre de Dios ni el
de Lucifer, y designa á los dos "antagonistas„ con los
nombres de Adonai y de Eblis. Trátase sobre todo de no
hacerse comprender sino de los iniciados que abrigan ya
en su pecho un odio ciego contra la Religion.
Todo esto se hace con rodeos y espantosa habilidad,
so pretexto de explicarle al neófito la genealogía de Hi
ram, arquitecto del templo de Salomon. Los progenito
res de este Hiram, padre de la Francmasonería, segun el
Orador son Canaan, Lamech, Cain, en otros términos,
todos los malditos de la Biblia; respecto á Cain "es hijo,
no de Adan, sino del Angel de la Luz, del Sér Superior
que en el Eden, reveló á Eva un secreto inefable, cuya di
vulgacion ha enfurecido para siempre á Adonai, el prin
cipio malo, el genio del error, el ídolo de la supersticion.„
Y esta digresion impía se desliza en breves líneas tor
tuosas en el abominable discurso: muchos neófitos lo ad
vierten apenas, y no recuerdan al salir ese paréntesis
esencial que encubre el objeto de la Masonería,.
— 136 —
Por lo demás, todo el sistema de la secta estriba en
esto: indicar gradualmente á sus adeptos vagas insinua
ciones, dejándoles la tarea de adivinar. Así nunca se co
munica á los Masones de las Logias Simbólicas, es de
cir, á los Hermanos de los grados inferiores; á ellos com
pete comprender el verdadero sentido de los símbolos
sometidos á su apreciacion.
Por esto en el catecismo de Maestro, que se le entrega
al neófito la noche de su recepcion, se dice entre otras
cosas: ,
"Pregunta. El estudio de los grados masónicos ¿condu
ce al conocimiento de la verdad?
"Respuesta. Ningun grado conocido enseña ni descubre
la verdad; cada uno, empero, adelgaza el velo, y el neó
fito que f abe aprovechar las enseñanzas que recibe, á la
par de sus progresos en la Masonería, sabe más y mejor
que aquel que sale de un colegio profano de filosofía. Los
grados practicados hasta este dia (1) han heoho Mtisones
y no iniciados.
"Pregunta. ¿ Podeis decirme el secreto de la Francma
sonería?
" Respuesta. El secreto de la Francmasonería es, por su
misma naturaleza, inviolable ; pues el mason no lo cono
ce sino adivinándolo. Lo descubre frecuentando las Lo
gias instruidas, observando, comparando y juzgando. Pna
vez logrado el descubrimiento de este secreto, no cabe
duda que lo guardará para sí, sin comunicarlo siquiera á
aquel de sus Hermanos en quien tenga mayor confianza;
pues desde el momento en que éste no ha sido capaz de
(1) Es decir: «los grados por vos hasta este día,» atendiendo que
el Catecismo se dirige únicamente á los Maestros. Asimismo «nin
gun grado conocido» significa «ninguno de los grados que vos cono
ceis.» El Kadosch, grado 30, se llama, al contrario, «Terfecto ini
ciado..
— 137 —
descubrirlo, es asimi'smo incapaz de saoar partido del
secreto, di lo recibiese verbalmente (1).„
La asanrblea de recepcion de un Maestro se cierra con
un ceremonial que difiere muy poco del usado en la clausu
ra de las recepciones de los grados de Aprendiz y de Com
pañero. Sepáranse en silencio despues de haber prestado
todos juntos el habitual juramento de discrecion respecto
á los trabajos del dia.
Al cabo de un mes de su recepcion se convoca al Maes
tro á una tenida (sesion) especial para el tercer grado, á
fin de comunicar á la Logia " sus impresiones masóni
cas;" esta es la recepcion consagrada.
Ha tenido tiempo de meditar sobre la leyenda de Hi-
ram, y se quiere saber lo que juzga de ella, y que diga lo
que más le, ha llamado la atencion.
El cuadro reglamentario (pintado en lienzo), expuesto
en tierra, representa un paño mortuorio, salpicado de lá
grimas, con seis cráneos: en el medio, sobr» un cordon
cruzado, una rama de acacia, y debajo un compás y una
escuadra: los bordados son de plata.
Los Hermanos de altos grados que perteneoen á la Lo
gia, asisten siempre á esta sesion. Si por un imposible,
la logia no contase entre sus miembros ningun grado 32
ó 33 ó por lo menos Caballeros Kadosch, la autoridad
central debe prescribir á un Hermano de alta graduacion
habitante en la ciudad ó en un pueblo vecino, que se pre
senta en la tenida como simple Visitador. Siempre en
efecto, un miembro de los altos grados dirige á los jefes
secretos de la secta el relato de las impresiones que el
suevo Maestro refiere haber experimentado.
(1) Ritual du grade de Maitre, adoptado por el Gran Orlente de
Franela, y actualmente en uso: Extracto del Catecismo, páginas
34 y 35. Auter: el H.\ Kagon, 33.°, presidente de la Logia, del Capí
tulo y del Areopago de los Trinoeophes, de París.
— 138 —
Desde este momento, el porvenir masónico del Herma
no iniciado en el grado tercero está casi definitivamente
fijado. Si no ha visto más que el aspecto político de la
leyenda de Hiram, hay muchas probabilidades de que
nunca podrá ascender más allá del grado de Maestro. Si
para él la Francmasonería es no sólo una organizacion
política oculta, sino además una misteriosa religion
que tiene por objeto el naturalismo, llegará á ser uno de
esos Rosa-Cruz de quienes Volney fué uno de los pontífi
ces. Si, por último, ha demostrado claramente que se con
sidera como "un hijo militante del Angel de Luz," pronto
será del número de esos tenebrosos Caballeros Kadosch
de los que Proudhon es el prototipo.
III.

LOS CAPÍTULOS Y LOS GRADOS


CAPITULARES.

I.

Los Primeros Orados Capitulares.

Para ser Rosa-Cruz el iniciado Maestro tiene obliga


cion de franquear muchos grados intermedios, algunos de
los cuales pueden ser "dados por comunicacion:„ en otros
términos, el Capítulo confiere al adepto muchos grados á
un tiempo, dándole el título y revelándole los secretos
del más importante y último de los grados de la serie;
resúmense, en la iniciacion, todos los grados intermedios,
confiriéndose el más importante de ellos con todo el apa
rato prescrito por los Rituales.
Voy á resumir, sin embargo, cada uno de los primeros
Grados Capitulares, para llegar á aquel que es el corona
miento de la serie, el Rosa-Cruz.
EL MAESTRO SECRETQ.
En la recepcion de este grado continúa deplorándosela
muerte de Hiram, y el presidente del Taller, que repre
senta á Salomon, designa seis Maestros (siete, en el rito
Francés) para reemplazar á este grande obrero en la di
reccion de los trabajos del Templo. El candidato es uno
de estos elegidos.
Enseñanza del grado. —So pretexto de hacer un elogio
de la conciencia humana, se da á entender al iniciado
que sólo debe seguir las inspiraciones de la naturaleza,
esto es; que ella es su único maestro y tiene siempre el de
recho de obedecer á sus instintos.

EL MAESTRO PERFECTO.
Refiéresele al postulante, en el acto de su iniciacion,
que este grado lo instituyó Salomon con objeto de excitar
á los Maestros á investigar el paradero de los asesinos
de Hiram. Revélanle en seguida y con gran misterio, que
el corazon de la víctima descansa en una urna que rema
ta un mausoleo colocado á la derecha, entrando en la cá
mara. Danle, por último, una amfibológica explicacion del
famoso problema de la cuadratura del círculo, y maligno
ha de ser el iniciado que comprenda de ello una palabra.
Enseñanza del grado.— "El objeto de los trabajos, dice
el Ritual, es demostrar que el hombre, sér finito, no po
dria arrebatar á la naturaleza sus mas ocultos secretos, ni
crear las ciencias y las artes, si su conciencia no fuese
una emanacion directa de la Causa Primera, sacando de
esto la consecuencia inmediata de que todos somos libres,
hermanos, iguales y co-propietarios de los frutos y pro
ductos del mundo entero."
No vaya á creerse que, con el nombre de "Causa Pri
mera," los sectarios pretendan designar la divinidad tal
como la adoran los cristianos. Cuando lleguemos al gra
do Kadosch no nos quedará la menor duda acerca la per
sonalidad del Gran Arquitecto á quien tributan su secre
to culto los francmasones.

EL SECRETARIO ÍNTIMO.
Aquí supone que el Rey de Tiro dirige reclamaciones á
Salomon respecto al valor de las veinte ciudades de Ga
lilea que le cediera el Monarca judío en cambio de los
materiales para la construcion del Templo de Jerusalen.
El Eey de Tiro entra precipitadamente, y sin hacerse
anunciar, en las habitaciones de Salomon. Johaben, uno
de los favoritos de este Príncipe, recela de este intruso,
que ignora sea el Rey de Tiro, y suponiéndole perversos
designios, pónese en guardia á la puerta de la pieza don
de están reunidos los reyes, á fin de volar instantánea-
menté en auxilio de su señor, caso de que el desconocido
atentase contra su vida. Sabedor " de un acto de afecto
tan honroso," dice el Ritual, Salomon nombra á este ser
vidor su Secretario Intimo. Esta leyenda estúpida se
representa en la recepcion de este grado, y el candidato
representa á Johaben.
Enseñanza del grado.— "Este grado, puramente episó
dico, dice el Ritual, no tiene otro objeto que hacer atrac
tiva la curiosidad, ese excitante de la inteligencia, y de
mover á los iniciados á hacerse dueños del mayor núme
ro posible de secretos, para sacar de ellos la recompensa
de los beneficios y de la influencia que la Francmasone
ría adquirirá por el conocimiento y adquisicion de estos
secretos. „
Como se comprende, esto es excitar al espionaje. Las
Tras-Logias son verdaderamente escuelas de espías.
— 142 —

EL PREBOSTE Y JUEZ.
Salomon propone el Preboste y Juez para hacer justi
cia álos obreros del Templo. Al entrar en la sala, el neó
fito debe decir: "Chivi," á lo que el presidente de la se
sion contesta: "Ki.„ Estas voces extrañas significan: "Me
inclino„ y " Levantaos. „ En esto se le confia al novato
una llave, cuya devolucion se le exige no obstante al
salir de la reunion ; es la llave del lugar donde están en
cerrados el cuerpo y el corazon del Respetable Maestro
Hiram.
Enseñanza del grado.— "Los trabajos tienen por obje
to, dice el Ritual, poner en claro que el derecho de dic
tar leyes y hacerlas efectivas corresponde sólo al pueblo,
y que á éste está reservado el discutirlas, ponerlas en vi
gor y abrogarlas," (bajo la direccion, se entiende, de la
Francmasonería ) .

EL INTENDENTE DE LOS EDIFICIOS.


En este grado ocúpanse todavía en supHr la pérdida
de Hiram con el nombramiento de algunos directores de
los obreros. Es preciso que el candidato tenga aptitud
para ser jefe de uno de los cinco órdenes de arquitectu
ra y terminar los trabajos de cierta Cámara Secreta.
Enseñanza del grado.— "Los trabajos tienen por ob
jeto, dice el Ritual, estudiar las más sólidas bases en las
que debe descansar el edificio de la asociacion humana-
y expresar exactamente el sentido de las palabras Pro
piedad y Trabajo. „
Esto es socialismo puro, y el peor, por añadidura.
EL ELEGIDO.
Este importantísimo grado resume tres, que son: el
Maestro Elegido por los Nueve, el Ilustre Elegido por
los Quince, y el Sublime Caballero Elegido.
La recepcion, que es tina prolongada y espantosa co
media, sirve para que los jefes formen juicio de los ini
ciados. Trátase de saber si, en un momento dado, pudie
ra utilizarse á este hombre para llevar á cabo una ven
ganza masónica. Hemos visto la escuela del espionaje;
ahora comienzan las lecciones de asesinato.
I.—A la peticion de venganza y de castigo de los asesi
nos de Hiram, hecha por el Rey de Tiro, de quien Hiram
era subdito, el rey Salomon envia nueve Maestros en bus
ca de los culpables, con mision de apoderarse de ellos y
conducirlos á su presencia, para imponerles el castigo á
que se hicieran acreedores.
Más, hé aquí que el Secretario íntimo de Salomon sor
prende á un desconocido que va rondando por los alre
dedores del palacio. Hácese representar al aspirante el
papel del desconocido.
Conducido ante el Rey y tratado como sospechoso, re
fiere que ha descubierto el paradero de los asesinos de
Hiram. Estos no se llaman Jubelas, Jubelos y Jubelum
como se creyó al principio, pues eran nombres supuestos,
sino Abibala, Sterkin y Oterfut, que simbolizan la Tirania
Política, el Fanatismo Religioso y la Ignorancia, su hija.
Alumbrado por Lucifer (la estrella matutina), el des
conocido ha visto un perro que satisfacia su sed en una
fuente viva en el fondo de un barranco, y que al verle se
refugió en una caverna. Este antro es el retiro de Abibala,
el principal de los asesinos de Hiram.
Los nueve Maestros eligen entonces al desconocido
para que lleve á cabo la venganza.
— 144 —
Ejecútase ésta en un maniquí que figura el personaje
Abibala. No es menos repugnante esta nueva torpe come
dia. En ella el neófito recibe la enseñanza práctica del
asesinato; dícenle lo que ha de hacer para matar aun
hombre, y obedece. Conducente á la caverna, hiere á pt-
ñaladas al maniquí en los sitios que se le indican, y corta
la cabeza del postizo Abibala.
"Procúrase, dice el Ritual, tener sangre ó alguna droga
roja, con la que el Hermano íntimo tiñe el puñal y las
manos del aspirante antes de salir de la caverna; luego
le conduce á la Cámara del Consejo, en la que el íntimo
entra primero. Siguele el neófito teniendo por los cabe
llos la cabeza del maniquí, y de esta suerte la presenta
á todos los Hermanos, que están en pié y le saludan, le
vantando sus puñales hasta la altura del hombro izquier
do al pasar delante de ellos. „
Todo el tiempo que dura esta siniestra comedia, grítase;
Nékam, que quiere decir: " Venganza. „
Enseñanza del grado.— "La traicion, dice el Ritual, no
puede quedar impune; la venganza es un acto de virtud,
desde el momento en que la ordena un poder legítimo
(léase: los jefes de la secta); la conciencia de un mason
es inflexible, y el Gran Arquitecto del Universo es nues
tro úníeo juez. "El asesinato cometido en la caverna, de
noche y por un desconocido guiado por el Hermano ín
timo á quien ve por vez primera, lo explica así el catecis
mo del grado: " Cuando se trata de castigar á un traidor,
no debe herírsele á la luz del dia; el castigo del perjurio
y del falso hermano ha de cumplirse de un modo discreto,
sin que los ejecutores de la venganza se conozcan unos á
otros.„
Tal es el noveno grado, llamado Maestro Elegido por
los Nueve.
II.—Pero lio ha concluido aún la comedia. Abibala, que
— 145 —
representa el Fanatismo Religioso; está ya muerto: falta
ahora quitar la vida á Sterkin y Oterfut, que representan
la Tiranía Política y la Ignorancia, sus cómplices.
Estos otros dos restantes asesinos de Hiram, habiendo
logrado escapar de la caverna, han huido al extranjero, en
el país de Geth. Salomon envia al rey de Maaca una de
manda de extradicion confiada á una Junta compuesta
de Quince Maestros para obtenerla.
Se concede la extradicion, y Sterkin y Oterfut son con
denados á un suplicio que seria de los más crueles si no
se tratase de maniquíes, pero que es sobremanera repul
sivo: en una edicion popular como la presente no puedo
detenerme en describirla. Finalmente, se corta la cabeza
á los dos maniquíes, y el neófito las presenta á la asam
blea, que le confiere el grado de Ilustre Elegido por los
Quince.
Enseñanza del grado.—Recuérdasele al iniciado que la
leyenda de Hiram no tiene solamente un sentido políti
co: el triunfo futuro del pueblo, dirigido por la Franc
masonería, y destruyendo el Fanatismo, la Tiranía y la
Ignorancia. No ha de perderse de vista que esta leyenda
tiene además un sentido naturalista. Hiram es el emble
ma de la vida y de la procreacion humana. La Francma
sonería es su viuda, porque los inútiles impidan que la
vida se produzca. "¡Fuera y no vivan sobre la tier-
los inútiles -para la generacion !„ dice la fórmula de la
iniciacion del Maestro Elegido por los Nueve, esto es:
"Que desaparezcan los sacerdotes, los monjes y las reli
giosas, que son inútiles !„ La enseñanza dada, pues, al
Ilustre Elegido por los quince, complétase tanto en el
sentido naturalista como en el político : "no sólo se ha de
perseguir y destruir á los inútiles de la generacion, sino
tambien sus cómplices, las leyes contra naturaleza que

10
— 146 —
imponen el celibato, la inmovilizacion del capital hu
mano (1).„
III.—Por último, confiéresele al candidato el grado de
Sublime Caballero Elegido, que es el coronamiento de
los dos anteriores : no hay entonces otro ceremonial que
la simple comunicacion de los secretos del grado, mien
tras que dos de los asistentes encienden viente y cuatro
bugías.
Enseñanza del grado.— "Los ejecutores de las vengan
zas masónicas serán siempre recompensados.„
De los juramentos que presta el iniciado en el curso
de esta triple recepcion, conviene señalar los pasajes si
guientes:
"Prometo yjuro por mi honor, ante esta augusta asam
blea, en presencia de los altos poderes de la Masonería,
que jamás revelaré á hombre alguno los secretos que van
á serme confiados y que dan el título sublime de Elegi
do. Prometo cumplir escrupulosamente sus obligaciones,
con peligro de mi vida, en cualquier lance que sea; juro,
para vengar la verdad vendida y la virtud perseguida,
inmolar á los falsos hermanos que revelasen alguno de
nuestros secretos á los Profanos. Si no 'cumpliese mis
compromisos, ¡que la muerte más horrorosa sea la ex
piacion de mi perjurio! ¡que un hierro rojo prive á mis
ojos de la luz! ¡que mi memoria sea execrada por los Hi
jos de la Viuda (los Francmasones) en toda la tierra!...
Juro y prometo guardar y observar los misterios de este
grado, no sólo respecto á los Profanos, sino tambien to
cante á los Hermanos que están en los grados inferiores
á éste; todo bajo las penas que he aceptado anteriormen-

(1) Instructions Secretes des Souvcrains Grands Inspecleurs Gene-


raux, pour la conduiíe des Loges, Chapürcs et Areopages, por el H.
La Jonquiére, grado 33.
te. Si faltase á ello, consiento en que se me arranque la
lengua y en ser tenido por un infame!... Prometo y juro,
por último, no confiar ni declarar á nadie donde se me
ha recibido Elegido, ni quien ha asistido á mi recepcion,
ni de recibir en este grado á nadie, cualquiera que fuese,
sin que se me dé el poder expreso. En caso de indiscre
cion, consiento en que se me abra el cuerpo y se me cor
te la cabeza, y autorizo á los vengadores de la Masonería
á que presenten mi cabeza al Ilustrísimo Maestro que me
ha recibido ó á su sucesor. ¡ Que el Gran Arquitecto me
ayude! Así sea.„
Preciso es convenir en que la recepcion al triple grado
de Elegido, recepcion practicada en pleno siglo XIX, des
corazona á cualquiera; su significacion es abominable.
Los masones que llegan á este grado no pueden ya ser
ciegos; los que, por un imposible, no han comprendido
aún el espíritu de la secta, son perfectos imbéciles.

EL ESCOCES.
Este grado, como el de Elegido, resume otros tres, que
son: el Gran Maestro Arquitecto, el Real-Arco y el Gran
Escocés de la Bóveda sagrada. Sin embargo, el Escocés
no ofrece sino un interés muy secundario.
El ceremonial de la recepcion es de los más grotescos,
y apenas se sirven de él para otra cosa más que para bur
larse de los mentecatos; pues los jefes ocultos, á fin de
que los masones de los grados inferiores no sospechen la
importancia de las Tras-Logias, permiten que alguna que
otra vez penetren en ella algunos bobos. A éstos nunca
se les convoca á sesiones que pudieran abrirles los ojos,
ó bien se les hace custodiar la puerta en el exterior de
la sala, á pretexto de darles un puesto de confianza al
encargarles que velen por la seguridad de los trabajos.
— 148 —
Para estos imbéciles se han creado ciertos grados, ri
dículos hasta tal extremo que, al leerlos en el Ritual,
uno se pregunta si está soñando. Es preciso haber pre
senciado esas recepciones estúpidas ó poseer los cuader
nos de estos grados ineptos para dar crédito á tales cosas.
Por supuesto que los iniciados á quienes los jefes to
man en serio y reservan para la direccion de la secta, es
tán dispensados de las pruebas de estos grados para uso
de los tontos, y reciben los títulos por simple comuni
cacion.
I.— En el grado de Gran Maestro Arquitecto, el can
didato debe enumerar todos los instrumentos que con
tiene un estuche completo de matemáticas, y distinguir
los cinco órdenes de arquitectura. Al introducirle se le
hace contemplar algun tiempo la Estrella Flamígera,
que ya vió en el grado de Compañero: explícanle ahora
que la G misteriosa que hay en medio de la estrella, no
sólo quiere decir Geometría y Generacion, sino tambion
Gnose. No insisto más, pues conocidas son las costumbres
de los gnósticos.
Una urna puesta encima del altar contiene una pasta
hecha con leche, aceite, vino y harina, á la que se da el
nombre de "pasta mística," y junto á la urna hay una
llana de oro. Cuando el candidato ha prestado el jura
mento, el presidente de la Asamblea toma la llana, la cu
bre de pasta mística, la hace tragar por fuerza al novato,
imitando al albañil cuando maneja el yeso con la llana, y
dícele al miserable imbécil que pasa por tan ridicula ini
ciacion: "¡ Que esta pasta mística, que compartimos con
vos, cimente para siempre un lazo tan indisoluble que
ninguna cosa sea capaz de romper! Decid con todos nos
otros: ] Maldicion para guien nos desuna!"
Hecho esto, el candidato tiene que hacer la declaracion
de sus faltas (parodia de la confesion pública de las pri
— 149 —
meras edades cristianas); y el presidente dice: "Hermano
mio, lo que acabais de hacer os enseña que nunca debeis
rehusar hacer la declaracion de vuestras faltas á vuestros
hermanos, y que la terquedad y el orgullo jamás han de
albergarse en el pecho de un buen mason."
Entonces los Vigilantes cogen al candidato y le derri
ban de cara contra el suelo, de suerte que se apoye en
sus manos y rodillas, teniendo el rostro sobre la Estrella
Flamígera, que se ha colocado en el suelo, y la boca pe
gada á la letra G, emblema de la Generacion. En este
momento se le explica el sentido de la famosa letra que
acaba de besar, y esta explicacion se hace en términos
tales que no me siento con valor para reproducirla, ni
siquiera en latin.
II.—En el grado del Real-Arco el aspirante desciende
á la Cámara asido á una cuerda, por un agujero practicado
en la bóveda. Muéstranle una columna de cobre en la
cual fué grabado antes del diluvio, se le dice, el estado
de las ciencias humanas, y tal columna escapó á los estra
gos del inmenso cataclismo. No es esto todo; muéstranle
un triángulo resplandeciente en el que está inscrito "el
verdadero nombre de la divinidad." Este pretendido ver
dadero nombre de la divinidad no es otra cosa que cierta
letra del alfabeto de los Fenicios, letra que tiene una for
ma obscena. Segun la explicacion del presidente de la
logia, aquélla tiene el mismo sentido infame que la G
misteriosa de la Estrella Flamígera.
Despues de la exposicion detallada de esas abomina
ciones, el Tres veces Poderoso Gran-Maestro (tal es el
modesto título del presidente), abre las manos como el
sacerdote al Dominus vóbiscum de la Misa, y pronuncia la
invocacion siguiente: ¡Soberano Arquitecto de este vasto
Universo, tú que penetras los senos más íntimos de nues
tros corazones, purifícalos con el fuego sagrado de tu
— 150 —
amor! ¡Guárdanos y dirígenos por el sendero de la vir
tud!.... ¡Aleja de tu adorable santuario la perversidad y
la impiedad!.... Te prometemos ocuparnos enteramente en
la grande obra de la perfeccion, lo que será suficiente re
compensa de nuestros trabajos.... ¡ Que la paz y la caridad
estrechen los lazos de nuestra union, y que esta logia sea
imagen de la dicha que en el reino celestial gozan los
elegidos!.... Dadnos este espíritu santo y este discerni
miento que distingue al bueno del malo, á fin de que po
damos conocer á aquellos que tienen el verdadero celo de
la perfeccion.... ¡Haz, por último, que no tengamos otro
objeto que la gloria y progreso del bien en el reino de la
Masonería!"
Todos los asistentes contestan: "¡Amen! ¡amen! ¡amen!"
III.—En el grado de Gran Escocés de la Bóveda Sa
grada, apellidado de Jaime IV, dásele al aspirante la ex
plicacion de la piedra cúbica con punta. Esta piedra gro
tesca, sobrecargada de letras y de cifras que parecen
verdaderos jeroglíficos, es un cubo coronado por una pirá
mide. La fachada principal está dividida en casillas re
gulares, como una tabla de Pitágoras, en cada una de las
cuales hay una letra : estas letras reunidas dan las pala
bras sagradas y las de paso de los principales grados has
ta el 14: léese empezando por la primera casilla de la iz
quierda de la última hilera, siguiendo despues oblicua
mente de izquierda á derecha hasta que se llega á la úl
tima casilla de arriba, á la derecha. Nada más sencillo que
este procedimiento: una vez se tiene la clave, léense con
mucha soltura las palabras sagradas. Los mentecatos, que
tanto pululan en la Francmasonería, extasíanse ante esta
combinacion de la piedra cúbica, y se asombran al con
vencerse de que todas las palabras sagradas entran exac
tamente en ella: á estos tres veces idiotas no se les ocu
rre, que la maravilla nada tiene de particular, puesto que
— 151 —
la ortografía de las palabras se ha dispuesto de modo que
cada casilla tenga su letra. Otra cara de la piedra contiene
el alfabeto sagrado de los Grados Simbólicos, con su cla
ve. Otra es una mezcla de circuios en cuadrados y de cua
drados en círculos. La cuarta cara representa un gran
círculo, conteniendo una estrella de nueve puntas: en ella
léense los nombres de colores, artes y ciencias y de mu
chas otras cosas. Todo esto ofrece un conjunto de insigne
necedad. Y á esta estupidez, de la que es imposible for
marse idea, los Venerables proclaman "la obra maestra
de la Francmasonería." ¡ Ah! se me olvidaba indicar uno
de los lados de la pirámide que se sienta sobre dicha pie
dra cúbica. Este lado, dividido en casillas, contiene
las siguientes palabras. Scliem-Hamm-Phorasch. Son las
tres palabras que terminan las grandes evocaciones dia
bólicas en los Rituales de la Magia negra. ¿ Cómo expli
car esta fórmula de evocacion que allí se encuentra?
Bueno es saber que Jaime VI, rey de Inglaterra y Esco
cia, cuyo nombre anda mezclado al de este grado masó
nico, créese que se dedicó á las ciencias ocultas, y aun se
citan tratados escritos por este Monarca (que desterró de
su reino á la Compañía de Jesús), los cuales enseñan las
más abominables prácticas de sortilegio.
El juramento que el candidato presta al grado del
Gran Escocés de la Bóveda Sagrada, vale la pena de ser
citado.
—Hermano mio, dice el Presidente del Taller, aunque
habeis pasado por todos los grados, no llegasteis á la per
feccion. No ha brillado aún á vuestros ojos la espléndida
luz que la Masonería os promete á cada paso que dais en
la via del progreso, y que ella únicamente concede al ca
bo de muchas pruebas. Sabed que no habeis soportado
las más fuertes, y que á vos toca el decidiros, pues esta
mos aún dispuestos á desligaros de vuestras promesas,
— 152 —
aún de las que contrajisteis con nosotros, y no nos deten
dria el temor de verlas profanar. Necesitamos un com- 1
promiso muy distinto de cuantos habeis contraido hasta I
ahora, que han sido suscritos en la oscuridad y quizá bajo
la influencia de una imposicion moral: el de que ahora se ]
trata ha de notificarse en plena luz y con entera libertad.
Podeis examinarlo previamente si quereis: está trazado
en este papel. Leedlo en voz baja, y si consentís repetidlo
luego en alta voz.
Dicho esto entrégase al candidato un papel que con
tiene el juramento que sigue:
"Con toda la libertad que poseo en mis cinco sentidos
naturales, por la existencia de mi razon y de mi espíritu
declaro, que de ninguna manera padezco violencia; por
la inteligencia que me sostiene, guía é ilumina, prometo,
juro y hago voto de guardar inviolablemente todos los
secretos, signos y misterios que hasta el presente se rae
han revelado y que se me revelaren en lo sucesivo, en
todos los grados en que fuere iniciado. Con alta é inteli
gible voz, hablando sin temor, ahora que mi vista está
libre y mi espíritu no preocupado, declaro aprobar con
toda mi voluntad esos inviolables secretos, y no tener
pena alguna de haberme comprometido en nuestras lo
gias. Prometo y juro no recibir ni asistir nunca á recep
cion alguna sino con las siguientes condiciones: l.°con
el permiso y consentimiento unánime de todos los Gran
des Elegidos Perfectos Masones de esta Respetable Lo
gia, ó con un permiso escrito de todos sus miembros;
2.° con un poder regular que me entregue un Gran Ins
pector General ó uno de sus diputados (grado 32), en el
caso que me hallase distante de esta Respetable Logia ó
de toda obra de Perfeccion regularmente constituida, y
eso á la distancia de veinte y cinco leguas. Si llegase yo
á ser tan criminal que faltase á estos compromisos y en
.
— 153 —
tregar los secretos de la Masonería, desde hoy declaro,
en prevision de semejante maldad, someterme á las pe
nas siguientes: que mi cuerpo sufra todos los suplicios;
que me sean abiertas las venas de las sienes y del cuello;
que expuesto desnudo á una grande altura, sea torturado
por el rigor de los vientos, el ardor del sol y la humedad
de la noche; que mi sangre corra lentamente de mis ve
nas, hasta la extincion del espíritu que anima la sustan
cia, la materia corporal; y, á fin de aumentar más y más
los sufrimientos de mi cuerpo y de mi espíritu, que se
me obligue á tomar cada dia un alimento proporcionado
y suficiente para prolongar y conservar un hambre devo-
radora y cruel, pues ningun rigor es excesivo para un
perjuro. ¡Que las leyes de la Masonería sean mis guias, y
que sea mi ayuda el Gran Arquitecto del Universo! Así
6ea.„
El presidente de la Logia.—Ahora bien, Hermano mio,
¿nadaos detiene? ¿Estais resuelto á pronunciar de co
razon como de palabra este juramento, en alta voz, en
presencia de esta augusta asamblea, con toda la libertad
de la vista, del corazon y del espíritu que se os concede?
"Si acaso el candidato rehusa, dice el Ritual del gra
do, los dos Vigilantes le pondrán la punta de la espada
en la espalda, y en seguida le obligarán á dar 27 vueltas
sobre sí mismo con rapidez y 18 veces dar la vuelta por
la Logia; y despues de hacerle experimentar las ceremo
nias de la bomba (esto es, despues de inundarle con agua
helada poniéndole á la fuerza bajo un grifo), le expulsa
rán como un sér de corazon débil. „
Si por el contrario acepta, el presidente se deshace en
felicitaciones, hácenle adelantar junto á una cubeta lla
mada el "mar de cobre," y allí por medio de una gerin-
ga le arrojan algunas gotas de agua sobre el costado iz
quierdo desnudo, diciéndole: " ¡Sed purificado !„
— 154 —
El lector comprenderá muy bien que cuando en mies-'
tra época de ilustracion tan decantada, un individuo es
capaz de pasar por ceremonias tan ridiculas y viles, me
rece muy bien tener, en recompensa de su valor en las
pruebas, para corona de su martirio la explicacion de la
piedra cúbica.
Cierto es que, á fin de hacer tragar á los necios esas ex
travagantes pildoras, se empieza por proponerles, so color
de instruccion masónica, cuestiones de un carácter parti
cular con sus pretensiones de seriedad, y que vienen á
ser el resumen de la enseñanza de los grados. Helas ahí,
tomadas textualmente de los Rituales:
Enseñanza de los grados.— Gran Maestro Arquitecto:
"Los trabajos tienen por mira el estudio del impuesto, y
buscan los medios eficaces y prácticos de hacer de él un
elemento real de la riqueza pública, y consiguientemen
te, un poderoso auxiliar de la Propiedad, del Capital y del
Trabajo, una vez asentadas en sus verdaderas bases esas
tres fuentes de la fortuna del Pueblo. „ —Real Arco: "Los
trabajos tienen por objeto el perfeccionamiento de la
instruccion del Pueblo por medio del profundo examen
de las nociones que poseemos acerca de la Causa Prime
ra, y la modificacion de la enseñanza idealista, hecha
compatible con las necesidades de la justicia y del pro
greso.„ — Gran Escocés de la Bóveda Sagrada: "Los tra
bajos tienden á hacer proclamar en todas partes el dere
cho inalienable de la Libertad absoluta de Conciencia y
de Pensamiento, que poseen todos los hombres sin ex
cepcion, y se refieren al estudio de la revindicacion más
lata y formal de este derecho.„
EL CABALLERO DE ORIENTE.
Otra vez una triple recepcion. A un mismo tiempo se
confiere al iniciado, con el nombre de un solo grado, los
— 155- —
tres siguientes : el Caballero de Oriente ó de la Espada,
el Príncipe de Jerusalen, y el Caballero de Oriente y de
Occidente.
I.—La leyenda del grado de Caballero de Oriente y
del que sigue fúndase en los esfuerzos de los israelitas
para reconstruir su templo, destruido por Nabucodono-
sor, que se llevó cautivo al pueblo judío. El rey de Is
rael, Jeconías, cautivo tambien, tuvo un hijo, Zorobabel,
que en el año setenta de la esclavitud obtuvo de Ciro,
sucesor de Nabucodonosor, la autorizacion de volver á
Jerusalen para reconstruir allí el templo. Zorobabel mar
chó con 7,000 obreros, que tuvieron que trabajar, "con
la espada en una mano y la llana en la otra," porque des
de su llegada á Jerusalen eran de continuo hostigados
por los samaritanos, nacion celosa del pueblo judío.
El candidato desempeña el papel de Zorobabel. En-
ciérranle en una torrecilla de madera; eárganle de cade
nas de hoja delata; se las rompen; agítanse espadas; eje-
cútanse multitud de reverencias que prescribe el Ritual;
aplaudese; sáltase al cuello del candidato abrazándole,
y prorrúmpese en exclamaciones desordenadas. Cualquie
ra que entrase en aquel momento en el salon de sesiones,
creeríase transportado á un manicomio. Y con todo, esas
bufonadas significan algo.
Enseñanza del grado.— "Los trabajos tienen por obje
to precisar perfectamente, que siendo el hombre libre
por su derecho natural, la libertad personal no puede re
cibir niugun ataque de la ley, sino cuando ésta es real
mente la armonía entre los derechos del hombre aislado
y los deberes del hombre en sociedad. Concluyese que el
mason, por más que le hostiguen los enemigos de la
Francmasonería, tiene que luchar siempre y sin cesar
por el triunfo del Orden„ el Orden es la secta.
II.—La leyenda del grado precedente se continúa en
el grado de Príncipe de Jerusalen. El aspirante, cada ra
imitador más perfecto de Zorobabel, recibe la recosí
pensa de su abnegacion: hácenle pasar un puentecito que
cruza un simulacro de rio en carton azul, que se suponí
arrastra en sus aguas cadáveres y viejas armaduras; dirk
gen al candidato una incomprensible arenga sobre ■
Apocalipsis y las Cruzadas ; dos Hermanos, envueltos en.,¡
anchos lienzos blancos con ceñidores rojos, le besan en ■
boca, le ponen una corona de papel dorado y le llaman:
"Respetable anciano;" por fin, le hacen saber que Zoro
babel y todos sus compañeros de lucha han recibido de
Asuero el título de Príncipes de Jerusalen.
Enseñanza del grado.— "Los trabajos ponen en claro
que la igualdad humana trae como consecuencia inme
diata la libertad y la independencia de las naciones,,
consideradas como agrupaciones históricas ó territoria
les, y como consecuencia mediata, que los derechos y los
intereses generales de la humanidad no pueden ser redu
cidos ni limitados por las fronteras.„
III.—Al aspirante al grado de Caballero de Oriente y
de Occidente, introducido en el gran Consejo, le inspec
cionan primero con la mayor escrupulosidad todos los
Hermanos.
—Respetable Anciano, le dice en seguida el Ilustrísi-
mo Maestro, vamos á mostraros algo sorprendente.
Y despues que se ha hecho dar al Sr. Imbécil, digo,
& Zorobabel, siete vueltas al rededor de un tapiz heptá
gono, apártase una cortina que oculta un transparente
luminoso.
Todos los presentes caen de rodillas, exclamando:
¡Abaddon!
Con un tono doctoral el Ilustrísimo Maestro dice: "¡Be
lleza! ¡Divinidad! ¡Sabiduría! ¡Poder! ¡Honor! ¡Gloria!
¡Fuerza!,
El transparente que se acaba de poner al descubierto
representa una cruz de caballería, en la cual hay siete se
llos que tienen la pretension de figurar los de san Juan
(Apocalipsis). El sello del centro de la cruz ofrece un di
bujo raro: una mujer con la cabellera suelta y abultados
pechos, sobre una media luna, está semicubierta por un
ancho sol que la misma se aplica al vientre: al rededor
de este sello hay una serpiente que hace un gesto inve
rosímil. En otro sello se ve un anciano de barba blanca,
teniendo en la boca un luengo sable, ni más ni menos
como un perro que lleva un palo. Se me dispensará que
no haga la descripcion de lo demás.
Contemplado ya buen rato el transparente, el Ilustrí-
simo Maestro pregunta al aspirante "si sabe por qué los
antiguos tenian la barba tan blanca y larga (sic).„
El candidato, á quien se sugiere la respuesta, dice :
—Si no lo sé, por lo menos ya lo sabeis vos.
Para una pregunta tonta, respuesta necia.
Dícenle ahora que meta las manos en una palangana ;
se hace la accion de sangrarle en el brazo, y el Orador le
felicita por su presencia de ánimo. Desenvuélvese un arco
iris sobre la presidencia. Tráese un libro con siete sellos
exactamente iguales á los del transparente, sólo que cada
uno de éstos es una cajita de sorpresa, conteniendo diver
sos objetos. De la una el presidente saca un arco del ta
maño del dedo, y lo da á uno de los asistentes diciéndole:
"¡Partid y continuad la conquista !„ De otro sello sale una
minúscula corona; de otro, incienso; de otro, un crá
neo, etc. Distribuye todos estos dijes simbólicos, diciendo:
"Id á Pathmos, ya no es hora," ó bien: "Impedid que los
Profanos y los malos Hermanos encuentren jamás justicia
en nuestras logias, etc.„
Terminada la distribucion, entrégase á cada asistente
una trompeta de barro cocido, de las que se sirve la asam
blea para promover una zambra de mil diablos, y el aspi
rante presta juramento mientras se disparan siete pe
tardos.
Esta vez está ya todo hecho. El ex-Zorobabel es defini
tivamente promovido Caballero de Oriente y de Occiden
te, y desde luego está ya dispuesto ó es apto para ascender
á Rosa-Cruz.
Termínase la sesion refiriéndole en compendio la histo
ria de los Templarios.
Enseñanza del grado.— "Los trabajos tienen por obje
to, dice el Ritual, poner de relieve la importancia capital
del derecho de reunion. Sólo, en efecto, por el choque mu
tuo de las ideas se desarrolla la inteligencia, se hacen co
nocer los verdaderos intereses del pueblo, y se arraiga la
verdadera fraternidad en los corazones y en los espíritus.„
Quién diria que para hacer comprender al iniciado las
bellezas del derecho de reunion ha sido ~preciso molerle
los oidos con una batahola de trompetas de barro cocido,
y para que saboree las dulzuras de la fraternidad ha sido
necesario regalarle un cráneo, despues de sangrarle en el
brazo!
¡Cuán hermoso y profundo es el simbolismo masónico!

II.

El Sosa-Cruz.

Henos ya en uno de los grados más importantes de la


Francmasonería.
He explicado ya más arriba cuáles son los Maestros á
quienes los jefes de la secta dirigen hácia los grados su
— 159 —
perfores. El grado 18, Rosa-Cruz, es un punto de parada
definitivo para los iniciados que se limitan á ver un culto
panteista en los misterios de la Orden; mas para aquellos
que han comprendido el objeto final, no es otra cosa que
una jornada (la principal, es cierto), hácia el grado de Ca
ballero Kadosch, grado de la iniciacion perfecta.
En el grado 18 se levanta gran parte del velo: el Her
mano que pasa por todas las formalidades de iniciacion
de Rosa- Cruz, no tiene necesidad de ser muy lince para
advertir el fondo de esta religion oculta.
Recíbense generalmente muchos Hermanos á la vez.
Aquellos que han pasado por los grados intermedios, del
4.° al 17.°, no se unen á los electos sino desde el momen
to en que el presidente ha conferido por comunicacion
los primeros Grados Capitulares á los candidatos á quie
nes el Consejo Supremo ha dispensado de la residencia.
El intervalo reglamentario mínimum que debe trans
currir entre la recepcion al grado de Maestro y la recep
cion al de Rosa-Cruz, es en conjunto de 32 meses. Véase
su detall: para pasar del 3.° al 4.° grado, son necesarios
á lo menos 3 meses; del 4.° al 5.°, 3 meses; del 5.° al 6.°,
3 meses; del 6.° al 7.°, 5 meses; del 7.° al 8.°, 7 meses, é
inmediatamente despues de la iniciacion á este grado
8.°, recíbese, en una sola sesion, los grados 9.°, 10.° y 11.a,
que forman el abominable grado de Elegido; para pasar
del grado 11.° al 12.° se necesita un mes; del 12.° al 13.°,
3 meses; del 13.° al 14.°, 1 mes; del 14.° al 15.°, 1 mes;
del 15.° al 16.°, 1 mes; del 16.° al 17.°, 3 meses; y por úl
timo, del 17.° al 18.°, 1 mes.
En cada uno de estos grados se pagan, como siempre,
crecidos derechos de iniciacion, á menos de una dispen
sa especial para algunos grados, los menos importantes.
El Taller de los Rosa -Cruz se llama Capítulo Sobera
no, y tiene cuatro Cámaras: la Verde, la Negra, la Infer
nal y la Roja.
— 160 —
Quince Oficiales dirigen el Capítulo, y son: el Muy Sa
bio Athirsata, que llena las funciones de presidente; un
Primer Gran Guardian y Segundo Gran Guardian, que
son los Vigilantes del Capítulo ; el Caballero de Elocuen
cia, orador; el Canciller Maestro de los Despachos, se
cretario; el Diputado para un Taller central, que es la
reunion superior de los Grados Capitulares, bajo la alta
direccion del Consejo Supremo; el Gran Experto, direc
tor de las iniciaciones; dos Maestros de Ceremonias, sus
asistentes; un Tesorero; un Limosnero (este título simu
la la pretendida funcion de hospitalero, que ni siquiera
es una prebenda, sino un cargo de convencion); un Maes
tro de las Ágapas, director de los festines y orgías sa
gradas; un Archivero; un Guardia del Templo, encarga
do de velar por la seguridad de las sesiones; y un Porta-
Estandarte.
Todos estos cargos duran un año, pudiendo al cabo de
él ser reelegidos los titulares.
En un Capítulo ya no se designa el nombre de la ciu
dad con la palabra " Oriente ;„ sino que se dice que el Ca
pítulo tiene su asiento en el " Valle„ de París, de Lyon, etc.
Tampoco se toma asiento en bancos, sino en sillo
nes, y su conjunto se llama " valles „ en vez de "co
lumnas.„
La Cámara Verde, denominada tambien Cámara de
las Preparaciones, sirve para iniciar á los Maestros esco
gidos á quienes excepcionalmente se ha juzgado dignos
de recibir de una sola vez los grados desde el 4.° al 17.°
Esta Cámara, como lo indica su nombre, está colgada ó
pintada de verde. Al extremo de la sala y ante la silla
del Muy Sabio Athirsata hay una tabla cubierta con ne
gro tapiz. Un solo candelabro de tres brazos alumbra el
departamento, y en medio de la tabla, con una espada
para el Muy Sabio, hay un mallete y la Patente de Cons
fitucion del Capítulo. En el suelo y frente á la tabla se
ve una baldosa de color negro. A derecha é izquierda de
la sala se encuentran sillas -preparadas para los Caballe
ros Rosa-Cruces, que se colocan indistintamente. (El tí
tulo oficial de los Rosa- Cruces es Sublime Príncipe; pe
ro hoy se dice solamente Caballero). El Guardia del Tem
plo se coloca á la puerta, en el interior.
Los candidatos están en una antecámara con el traba
jo que deben presentar: es una especie de tesis masónica
de composicion propia, indicando su manera de conside
rar el objeto de la Sociedad, segun la instruccion que
tienen recibida. Este trabajo debe ser comunicado de an
temano á los Oficiales del Capítulo: sólo se da la lectura
de los que están mejor redactados, y áun si son cortos,
dejándose los demás para una próxima tenida.
Abrese la sesion en la Cámara Verde.
Salvo una ligera diferencia en los términos emplea
dos, las formalidades para la apertura de los trabajos de
un Capítulo son las mismas que se usan para la apertura
de los trabajos de una Logia.
A una orden del Muy Sabio Athirsata, los Grandes
Guardianes se levantan- cada uno de ellos recorre su va
lle y examina á todos los Hermanos por las palabras, se
ñas y tactos del grado. Luego el Segundo Gran Guardian
se asegura de que ningun extraño á la secta ha penetra
do en el inmueble, es decir, en los alrededores de la sala.
Solamente entonces les es permitido á los miembros
del Capítulo el tomar asiento.
El Muy Sabio, despues de un golpe de mallete.— Ex
celentísimo Hermano Primer Gran Guardian, ¿qué ho
ra es?
El Primer Gran Guardian.—-Lo, hora en que el sol se
oscurece, en que se extienden las tinieblas por la tierra,
en que habiendo desaparecido la E trella Flamígera, fue
t. 11
— 162 —
.ron esparcidas las herramientas de la Masonería y en
que se perdió la palabra.
El Muy Sabio.—Excelentísimo Hermano Segundo
Gran Guardian, ¿con qué objeto estamos aquí reunidos?
El Segundo Gran Guardian.—Venimos á buscar la pa
labra perdida, y, con vuestra ayuda, esperamos encon
trarla.
El Muy Sabio.—Entonces, Caballeros Hermanos mios,
trabajemos con el fin de encontrar la palabra perdida, y
para ello pongamos manos á la obra, á fin de que juntos,
todos para eada uno, y cada uno para todos, logremos re
cuperarla... Y vosotros, Excelentes Hermanos Grandes
Guardianes, Primero y Segundo, prevenid á los caballe
ros de vuestros valles que voy á continuar los trabajos
de este Capítulo Soberano.
(Nota. En este grado no se indican horas para figurar
la apertura y la clausura de las sesiones, pues un Capítu
lo de Rosa-Cruz se supone en continua actividad. La
apertura de las sesiones se verifica, pues, como si se tra
tase simplemente de reanudar trabajos interrumpidos; y
al levantarse la sesion indican que no es más que una
suspension).
El Primer Gran Guardian después de un golpe de ma-
Hete.—Caballeros del valle del Mediodía, van á conti
nuarse los trabajos del Capítulo.
El Segundo Gran Guardian, tambien despues de un
malleta/o.—Caballeros del valle del Septentrion, el Muy
Sabio va á reanudar los trabajos del Capítulo.
El Muy Sabio da siete golpes, entre el sexto, y el últi
mo pausa bien marcada y los Grandes Guardianes repi
ten esta batería.
El Muy Sabio.—¡En pié y á la orden, Caballeros!...
(Obedécese, y él se descubre teniendo la espada en la
mano izquierda, la punta al airo, y lleva la mano derecha
— 163 —
á su corazon). Para la gloria del gran Arquitecto del
Universo, en nombre y bajo los auspicios del Gran Orien
te (ó: del Consejo Supremo) de Francia, en virtud de los
poderes de que estoy investido, declaro reanudados los
trabajos del grado 18 en el Capítulo Soberano constitui
do con el título de (aqui el nombre del Capítulo), en el
Valle de (aqui el nombre de la ciudad)... A mí, Caballeros,
por la seña (hácenla), por la contraseña (hácenla), por la
batería (cada uno da siete golpes con las manos) y por la
aclamacion misteriosa I
Todos á la vez.—¡Huché! ¡huché! ¡buche! (1)1
El Muy Sabio.—¡Que la Fe, la Caridad y la Esperanza
nos alienten, guien y sostengan!
Por orden del Muy Sabio Atbirsata todos se sientan.
El Muy Sabio.—Respetabilísimo Hermano Canciller
Maestro de los Despachos, servios darnos lectura de la
columna grabada de nuestros últimos trabajos.
El Secretario del Capítulo lee el acta de la sesion pre
cedente.
El Muy Sabio hace preguntar, por los Grandes Guar
dianes, si los Caballeros tienen observaciones que pre
sentar acerca el conjunto y los detalles de la columna
grabada. Si las hay, concédese la palabra, despues de un
informe, al Caballero que la pide. El Capítulo juzga de la
oportunidad y justicia de las reclamaciones; después de
lo cual (ó bien si nadie tiene que hacer observaciones),

(1) En el grado de Rosa-Cruz el triple Huzé misterioso se pro


nuncia en dialecto auverniano. ¿Por qué?.... Este esotro delos
graves misterios de la fe masónica. Segun el cuaderno del grado,
deberla decirse : Hoschée, que significa, á lo que parece, 'Salva
dor;' pero los HH.\, á quienes hasta entonces constantemente 63
ha hecho decir : Huzé, no se cuidan de saber si se trata de una pa
labra nueva, y como hijos de Auvernia pronuncian Huché.
— IB4 —
el Primer Gran Guardian anuncia al muy Sabio qué rei
na el silencio en los dos valles.
El Muy Sabia—Puesto que ningun Caballero pide (ó:
ya no pide) la palabra, Caballero de Elocuencia, espera
mos vuestra requisitoria.
El Caballero de Elocuencia.—En atencion á que nin
gun Caballero tiene (6: ya no tiene) observaciones que
hacer respecto á la columna grabada de los Trabajos de
este Capítulo; considerada su regularidad, requerimos
que plazca al Soberano Capítulo aprobarla.
El Muy Sabio.—Caballeros Hermanos mios, habois oido
la requisitoria del Caballero de Elocuencia; procédase
del modo establecido.
Todos los asistentes levantan la punta de su espada y
la bajan al momento en señal de adhesion.
El Muy Sabio.—Queda adoptada la columna de los úl
timos trabajos; la de hoy hará mencion de ella.
En este momento el Muy Sabio hace introducir los
Caballeros Visitantes, si los hay en el atrio, procediendo
como en los grados inferiores, sólo que no se les saluda
hasta el fin de los trabajos.
Colocados los visitantes, procédese á la comunicacion
de los primeros Grados Capitulares á los Maestros esco
gidos á quienes la autoridad suprema ha juzgado dignos
de pasar directamente á Rosa-Cruz. Un Maestro de Cere
monias va á buscarles y les conduce á la puerta de la
Cámara Verde donde les hace llamar segun el grado de
Maestro.
El Guardia del Templo, abriendo la puerta.—¿ Quién
llama así?
El Maestro de Ceremonias.— Caballero Hermano mio,
son Maestros á quienes conduzco y que vienen para ad
quirir nuevas luces.
El Guardia del Templo cierra la puerta y transmite es
ta respuesta al Muy Sabio.
— 165 —
El Muy Sabio.—Estos Maestros nos son conocidos.
Hermano Guardia del Templo, podeis introducirles;
Entrada de los aspirantes. Se les hace sentar en el Oc
cidente, en sillas preparadas para ellos.
Discurso, por el Muy Sabio y el Caballero de Elocuen
cia, acerca los diez y siete grados que preceden al de
Rosa-Cruz. En estos discursos no se refiere á los aspiran
tes en qué consisten las pruebas que no han experimen
tado, pues que se les dispensó de la residencia en ciertos
grados; pero se les explica la enseñanza de cada uno (1).
En lenguaje sagacísimo los oradores del Capítulo dan
á entender al candidato que la Divinidad no es tal como
la adoran los cristianos. Segun la secta no es una, sino
doble, siendo en verdad de dos principios esencialmente
distintos.
"Hasta el grado 4.°, dice el Caballero de Elocuencia, la
Divinidad no es figurada sino por el triángulo de los He
breos ; pero en el grado de Maestro Perfecto, que es el
5.°, aparece el círculo, símbolo indio y egipcio. Hay,
pues, un carácter nuevo en la Masonería, ó bien, la indi
cacion velada de un segundo principio."
A fin de que el lector comprenda cuál es este segundo
principio de que se trata, debo añadir que lo que simbo
liza el círculo en las Tras-Logias no es el trazado de una
simple circunferencia, sino una figura representando una
serpiente dispuesta en cerco. La serpiente desempeña,
por lo demás, un papel importante en la idolatría oculta
de los Altos-Grados: figura en cualquiera ocasion y en to
das las posiciones sobre los altares de la Francmasonería
y en sus misteriosas pinturas. Unas veces se dibuja á este

(1) Estos discursos están reproducidos in extenso, conforme á


los Rituales oficiales de la secta,en el segundo tomo de mi obra Las
¿Témanos Tres Punios.
— 166 —
reptil en círculo, mordiendo la extremidad de su cola ;
esta figura, se dice á los adeptos de quienes se quiere
desterrar ideas religiosas, representa á la humanidad que,
protegida por el Buen Principio, será eterna, á pesar de
las persecuciones del Principio Malo. Otras veces la ser
piente enlaza triunfalmente una esfera terrestre, figuran
do el pretendido Principio Bueno dueño del mundo. En
este caso es aún más significativo el simbolismo masó
nico : la mitología pagana se complacia, como nadie ig
nora, en representar á Leda estrechando en sus brazos á
Júpiter en forma de un cisne ; y en el mismo orden de
ideas la Francmasonería exhibe, en el seno de sus Tras-
Logias, cuadros vergonzosos representando, de una ma
nera que no da lugar al menor equívoco, á Eva tentada
por la serpiente. Cuando se muestra uno de esos cuadros
á los adeptos, el Hermano encargado de la explicacion
dice: "De este modo Cain es el hijo verdadero de Eblis,
Angel de Luz, Genio del Trabajo, Principio del Bien, que
tomó la forma de la serpiente en el jardín del Eden." Es
te cuadro simbólico reproducido queda en diversas obras
masónicas oficiales, y especialmente en el Diccionario Ma
sónico, del H.\ Quentin, cuyas planchas han sido reim
presas en París el año 1886 con el título: "Sistemas com
binados de las antiguas y modernas iniciaciones."
Por su parte, el muy Sabio, dirigiéndose á los candida
tos Rosa-Cruces, dice á propósito de la antigua creencia
en la unidad de Dios:
—La humanidad creyó que este dogma era incontes
table, cuando era incontestado ; abandonóse á una exu
berancia de ideas religiosas, lo que fué un exceso de
amor hácia aquel que, según se imagina, le ha abierto la
vida eterna."
Nada más dice el Muy Sabio sobre este punto; habla
así, á medias. Sin pronunciarse categóricamente, siembra
— 167 —
la duda en el espíritu de sus oyentes. Se ha creído gene
ralmente que la Divinidad es una; pues nada de eso, es
doble, contiene dos principios perfectamente distintos y
antagonistas. La humanidad se ha abandonado á un ex
ceso de amor hácia uno de estos dos principios divinos ;
pues bien, no es quizá aquel de los dos principios que
ella adora quien le ha abierto la vida eterna. Y el Muy
Sabio se detiene un instante. Adivinad, Hermanos mios.
Trátase por el momento de hacer admitir á los inicia
dos que Adonaí (esto es, el Dios de los cristianos) y Luci
fer son iguales. Más tarde se les mostrará mejor cuál de
ben adorar de estos dos principios rivales de la divinidad.
¡Parece imposible que se dé esta enseñanza secreta y
se practique este misterioso culto en pleno siglo XIX, y
con pretexto de razon y de progreso!... ¡Esto es el retor
no puro y simple al maniqueismo y al sistema de los
Templarios !
Prosigamos.
Después de haber explicado los catorce primeros Gra
dos Capitulares, el Muy Sabio los confiere de una vez á
los candidatos privilegiados.
Uno de ellos presta en nombre de todos este juramen
to: "Convencido de que la ignorancia y el error no pue
den menos de ejercer influencia funesta en los destinos
humanos, prometo seguir y propagar siempre las puras
luces de la Ciencia y de la Verdad.„
Para comprender el verdadero sentido de este jura
mento, conviene no perder de vista que la ignorancia y
el error significan "la fe cristiana," y que en Masonería,
cuando se habla de ciencia y de verdad trátase única
mente dé la enseñanza y del dogma masónicos.
Comunícase entonces á los candidatos los secretos de
los catorce grados que acaban de conferírseles á un tiem
po, y como no es posible que logren, por buena voluntad
— 168 —
que tengan, aprenderlos en el act», no se les obliga á
que vayan á hacerse reconocer por los Vigilantes, esto
es, por los Grandes Guardianes.
El Muy Sabio, despues de la comunicacion de esta ina
gotable provision de secretos.— Caballeros de Oriente y
de Occidente, Hermanos mios, vamos á dejaros entrega
dos á vuestras meditaciones, penetrad en vuestra con
ciencia y preparad vuestro espíritu para la imponente
ceremonia de que vais á ser objeto.
Golpe de mallete del Muy Sabio. Todos los presentes
(excepto los candidatos) se van de puntillas y con aire
muy misterioso. Si los designados para ser promovidos á
Rosa -Cruces son Hermanos que han pasado por los ca
torce primeros grados capitulares, se les junta ahora, en
la Cámara Verde, á los nuevos Caballeros de Oriente y
de Occidente.— Los candidatos permanecen solos en la
Cámara Verde, estando en la puerta un Maestro de Ce
remonias para impedir que salgan antes del momento
fijado.
Mientras los candidatos penetran en su conciencia, los
Rosa-Cruces bajan á tomar un refresco en el comedor, y
luego vuelven á la Cámara Negra.
El pavimento de esta pieza es de mosaicos, con rom
bos alternativamente blancos y negros. Frente el estrado
del Oriente hay ruinas, columnas rotas, viejas herramien
tas abandonadas. Las colgaduras de la cámara son ne
gras, salpicadas con lágrimas de plata, y el techo está
pintado de negro. Alumbran el aposento treinta y tres
luces en tres candeleros de once brazos, estando cada una
encerrada en un tubo de hoja de lata, que únicamente
por un lado dan paso á la luz por el espacio de una cir
cunferencia de una pulgada de diámetro. En los tres án
gulos de la Cámara (Sudoeste, Noroeste, Sudeste) se
encuentran tres columnas do la altura de un. hombre,
— 169 —
sosteniendo cada uno un trasparente triangular: el del
Sudoeste tiene escrita la palabra FE, y debajo Libertad;
el del Sudeste, la palabra ESPERANZA, y debajo Igual
dad, y el del Noroeste la palabra CARIDAD, y debajo
Fraternidad. En el fondo de la sala hay un cuadro repre
sentando la noche con nubes iluminadas por algunos ra
yos rojizos; teniendo al frente un sepulcro del que salen
llamas cuyo resplandor da claridad al cuadro. Este y el
sepulcro están más altos que el estrado, lo suficiente pa
ra que no los oculte la silla del presidente, quien, por lo
demás, se sienta un poco de lado, teniendo á manera de
mesa un pupitre cubierto con un paño negro.
Los Caballeros cúbrense la cabeza con el sombrero; y
su cordon y el mandil están vueltos del revés, como los
calzones del rey Dagoberto; visten de negro; miran de
soslayo y hacen esfuerzos para aparecer su rostro lúgubre.
El Muy Sabio, despues del golpe de mallete obligato
rio.— Caballeros Hermanos mios, independientemente de
nuestros trabajos comunes, la reunion de hoy tiene ade
más por objeto iniciar en los conocimientos de Rosa-
Cruces á Hermanos dignos de nuestra benevolencia y
capaces de comprendernos. Tales son los Caballeros de
Oriente y de Occidente (pronuncia los nombres de los
candidatos)... Caballeros Hermanos mios, si alguno de
vosotros tiene que producir oposiciones valederas contra
los postulantes, ahora es ocasion de formularlas... (Al
cabo de un momento de silencio): Visto el silencio de los
Valles, Caballero Gran Experto, acercaos á los candidatos.
El Gran Experto obedece. Conduce á los pretendientes
á la puerta de la sala y llama por medio del toque del
grado 17. La introduccion se verifica con las tonterías de
costumbre.
El Primer Gran Guardian.—Muy Sabio, son Caballeros
de Oriente y de Occidente, que se han extraviado en las
tinieblas y piden un guia que les vuelva á su camino.
— 170 —
El Muy Sabio.—¡ Que se les franquee la entrada!
Abrese la puerta de par en par. El Gran Experto en«
tra con los aspirantes, efectuando la marcha del gradol7;
y luego de colocarlos al Occidente en medio de dos los va
lles, da previo aviso de su entrada al Gran Guardian Se
gundo, quien repite el anuncio á su colega.
El Primer Gran Guardian.—Muy Sabio, os presento
los Caballeros de Oriente y Occidente.
El Muy Sabio á los candidatos.—Hermanos mios, nos "4
encontrais afligidos, postrados y sumidos en la mayor des- ■]
esperacion. (Da un fuerte gemido, y le imitan todos los
asistentes)...
Profundas tinieblas envuelven la tierra, en la que han
sembrado el desorden y el luto... La fuerza reina tn to
das partes como dueña absoluta... La palabra, en otro
tiempo tan poderosa, no logra ya convencer á los hom- .1
bres. Se han hecho rebeldes á la razon, á la justicia y á
la verdad. Sólo escuchan la voz de sus pasiones y apeti
tos. En el fatal cataclismo de la inteligencia, nuestros tra
bajos han sido turbados, los obreros ya no se reconocen,
están rotas las columnas de la Masonería, dispersas las
herramientas, rasgado el velo del Templo, la piedra cú
bica suda sangre y agua, y se extinguió la luz que nos
iluminaba... ¡Ay! ¡tres veces ay! ¿lo diré por último?
¡se perdió la palabra!... ¿Qué podeis esperar de nos
otros ?...
El Gran Experto.—¿No se nos ha enseñado que el
hombre nada puede sin el auxilio de otros? Os pedimos
un guia para conducirnos.
El Muy Sabio.—¿ A donde quereis ir?
El Gran Experto.—Huimos de las comarcas miserables
donde el error ha destruido la verdad, donde se han ex
tinguido las nociones de justicia, y languidece el hombre
al soplo del egoísmo y de la ambicion. Buscamos una pa
— 171 —
tria favorecida para cumplir nuestro destino terreno: ¡no
es posible que el mal reine en todas partes !
El Muy Sabio.—Tanto celo os merece nuestra confian
za. Caballero Gran Experto, acompañad á los pretendien
tes en sus viajes.
^os candidatos parten, acompañados del Gran Exper
to. Dan una vuelta á la Cámara, y al llegar á la columna
Nordeste, el Experto hace pronunciar la palabra FE que
en ella está inscrita, y añade: ¡Libertad/... A la segunda
vuelta les hace detener ante la columna Noroeste, y les
señala para que la pronuncien la palabra CARIDAD que
figura en el transparente, y añade: ¡Fraternidad!... A la
tercera vuelta detiénense ante la columna Sudeste, pro
nunciase la palabra ESPERANZA que brilla en ella, y
el Grande Experto añade: ¡Igualdad!... Después de lo
cual conduce otra vez á los candidatos al Occidente, y
previene al Primer Gran Guardian que concluyeron los
viajes.
El Primer Gran Guardian después de un golpe de ma-
llete.—Muy Sabio, los candidatos están de regreso de
sus viajes.
El Muy Sabio, á los candidatos.—Hermanos mios, en
vuestros viajes, ¿qué habeis visto y aprendido?
El Gran Experto.—Hemos visto tres columnas en las
cuales brillaban las palabras Fe, Caridad, Esperanza.
El Muy Sabio.—¿Qué ideas han hecho nacer en vues
tra mente estas inscripciones?
El Gran Experto.—Han sido para nosotros como una
revelacion misteriosa que no podemos profundizar.
El Muy Sabio.—Estas inscripciones Hermanos mios,
son el resumen de la nueva ley... La Fe no es, como pu
dierais creerlo, ese sentimiento que impulsa á los ciegos á
adoptar ciertas opiniones, sino á la luz de la libertad que
el Gran Aquitecto del Universo hace brillar en nuestra
— 172 —
espíritu, y que le sirve de faro en sus más sublimes per
cepciones, para preservarle de las falsas doctrinas y de la
falsa ciencia. Es la palanca por medio de la cual el hom
bre remueve con su poder intelectual todos los obstáculos
de la materia... La caridad no es otra cosa que el senti
miento de Fraternidad, es decir, ese sentimiento de be
nevolencia mutua que establece un lazo entre todos los
hombres de la tierra: de este sentimiento se originan to
das las virtudes que elevan al hombre y le dan fuerza para
cumplir todos los actos de afecto de sacrificio y de
abnegacion. La Caridad, esta virtud que la antigüedad
ignoraba, tiene bálsamo para todas las heridas, con
suelos para todas las tristezas y lágrimas para todas las
desdichas; levanta y anima al pobre, defiende al opri
mido, y convierte al rico en providencia de los infortuna
dos. Sigamos, pues, su camino, que conduce á la luz y ála
vida... La Esperanza es el resultado de la Caridad y de la
Fe, y tiene por objeto la Igualdad. ¡Que la Esperanza,
pues, nos guie y sostenga!... Bajo la inspiracion de la Fe,
de la Caridad y de la Esperanza, consentís, Hermanos
mios, en practicar nuevos viajes?
El Gran Experto.—Sí, Muy Sabio.
El Muy Sabio.—En tal caso, vamos á ligaros á nos
otros con un juramento... Caballero Gran Experto, haced
adelantar á los aspirantes... En pié, Caballeros Hermanos
mios, y á la orden!
Obedécese, y los aspirantes se acercan al altar acom
pañados de los Expertos y del Maestro de Ceremonias.
Siete Rosa-Cruces se colocan en pié detrás de ellos, con
la espada desnuda en la mano derecha, de manera que
-forman la bóveda de acero sobre sus cabezas. El Muy
Sabio entrega el juramento escrito á uno de los aspi
rantes.
El Muy Sabio.—Hermanos mios, esto es el juramento
que debeis pronueiar. Que uno de vosotros lo lea en al
ta voz.
Un candidato, en nombre de todos.—Juro por esta es
pada, símbolo del valor, y en presencia de todos los Ca
balleros que me rodean, guardar en mi pecho todos los
secretos que me confien los Caballeros Rosa-Cruces. Pro
meto habituar mi espíritu á instruir á mis Hermanos y
mi brazo á defenderlos. Me obligo á no separarme nun
ca de esta Orden con el intento de formar Capítulos irre
gulares. Y para ratificar estas promesas, tomo todos los
Caballeros en testimonio de mi sinceridad. „
El Muy Sabio.—Acta del juramento.
El Gran Experto conduce á los candidatos al Occiden
te entre los dos valles. El Muy Sabio da siete golpes, y
los Grandes Guardianes repiten este toque.
El Muy Sabio.—Caballero Primer Gran Guardian, ¿qué
motivo nos reune ?
El Primer Gran Guardian.—Consolar á los afligidos,
mostrar el camino á las viajeros extraviados y buscar la
palabra perdida.
El Muy Sabio.—¿Cómo lograremos encontrarla?
El Primer GranGuardian.—Tres columnas nos guiarán.
El Muy Sabio.—¿Dónde están?
El Primer Gran Guardian.—Lo ignoro; pero las en
contraremos, pues se las reconoce, áun en medio de la
más profunda oscuridad.
El Muy Sabio.—Viajemos, pues, Hermanos mios, ¿No
se ha dicho: Buscad y encontrareis?
El Muy Sabio se pone en marcha, seguido del Porta-Es
tandarte y de los Hermanos do alta graduacion que se
sientan en el Oriente.
A la primera vuelta, el Muy Sabio dice al ver la co
lumna Sudoeste: "¡Fe!„ y al momento apagan las cande
las que alumbran el transparente.
— 174 —
El Muy Sabio.—¡ Ay ! ¡la Fe se extingue1.
A la segunda vuelta, al ver la columna Noroest
clama: "¡Caridad!, y apágase en seguida las luces
transparente.
El Muy Sabio.—¡Ay! ¡la caridad se extingue!
A la tercera vuelta, frente la columna Sudoeste lanza
la exclamacion: "¡ Esperanza !„ Esta vez no apagan las
luces.
El Muy Sabio.—¡Pero la Esperanza nos ilumina cons
tantemente!.... Con ella reavivaremos la Fe y la Caridad.
Pronunciadas estas palabras, el Muy Sabio y los Caba
lleros que le acompañan salen de la sala y se dirigen á la
Cámara Roja. Al momento el Primer Gran Guardian va
al valle del Sud, y con los Hermanos que lo componen
da tres vueltas por la sala, pronunciando cada vez la pa
labra "Esperanza," y, acompañado de sus colegas, reúne-
se al Muy Sabio. El Segundo Gran Guardian pónese á su
vez á la cabeza del valle del Norte, da tambien con él
tres veces la vuelta por la sala diciendo cada vez la pala
bra "Esperanza," y luego con su séquito dirígese á la
Cámara Roja.
Los aspirantes quedan solos en compañía del Gran
Experto, quien les cubre la cabeza con su velo negro y
les conduce á la Cámara Infernal.
¿Qué es la Cámara Infernal?—Es una sala angosta,
que no recibe otra luz que la procedente de los transpa
rentes luminosos que cubren materialmente las paredes.
Estos transparentes representan el infierno; pero no por
cierto tal como la Iglesia lo describe, sino que los demo
nios y condenados, que allí se ven, aunque en medio de
llamas, no revelan sufrimiento alguno, al revés, aparecen
radiantes, y viven y se mueven en el fuego como en sn
elemento natural. Todos los malditos de la Biblia, Cain,
Canaan, Moab y otros se asemejan á los patriarcas y bri
— 175 —
lian gloriosos. Tubalcain fabrica rayos en una Fragua cu
yos obreros son diablillos. Hiram, á quien se reconoce
por sus insignias masónicas y por la rama de acacia que
tiene en la mano á guisa de palma de mártir, recibe una
corona de oro que Eblis, el Angel de la Luz (léase: Sa
tanás), deposita con ternura en su frente. Esta represen
tacion no es otra cosa, digámoslo de una vez, que la glo
rificacion de Lucifer, de sus compañeros de rebelion y
de las almas que se apartan de Dios. A derecha é iz
quierda de esta Cámara se encuentran dos esqueletos;
cada uno, con el arco entesado en la mano, lanza una fle
cha. El corredor que conduce á la Cámara Infernal está
lleno de zanjas, aberturas y cerrillos.
El Gran Experto, habiendo conducido á esta sala á los
pretendientes, les quita los velos de que estaban cubier
tos y les dice simplemente: "¡ Ved y meditad !" Luego se
retira, pero sin apartarse de la puerta.
Los miembros del Capítulo, durante este tiempo, con
tinúan en la pieza á la que fuéron en pos del Muy Sabio.
Este templo está enteramente colgado de rojo y adornado
con riqueza. Alúmbranlo treinta y tres bugias, como la
Cámara Negra ; sólo que aquí las luces, no estando ence
rradas en tubos de hoja de lata, brillan muchísimo. En el
fondo de la sala hay un altar, al que se sube por tres es
calonas ; está cubierto de un tapiz rojo con franjas y bor
las de oro, salpicado de llamas: sobre este altar hay un
cuadro representando tres cruces: la del medio tiene en
el centro una rosa rodeada de una corona de espinas, y
las otras dos ostentan en el centro un cráneo sobre dos
canillas cruzadas. Al pié de la cruz del medio hay un glo
bo rodeado de una serpiente que muerde su propia cola,
ó bien de un pelícano nutriendo á sus pequeñuelos (á
eleccion); y sobre la cruz se ve la Estrella Flamígera, con
una letra fenicia de forma obscena en el centro. Este al
— 176 —
lar sólo es visible en un momento dado: al principio de
la sesion lo oculta una gran cortina que cuelga del techo
y que en un abrir y cerrar de ojos puede correrse lo mis
mo á la derecha que á la izquierda. Las tres columnas de
transparentes, que llevan cada una los nombres de las tres
virtudes teologales y los lemas de la falaz divisa republi
cana, están tambien en la Cámara Roja y en el mismo
estado en que han quedado en la Cámara Negra, es de
cir, sólo está iluminado el transparente de la Esperan
za. Adornan las paredes diversas inscripciones: en el
Oriente, sobre el altar, "Glorificacion del Gran Arquitec
to del Universo;" álos lados, "Amor al prójimo" y "Amor
á la Virtud;" á la parte Sud, "Nacimiento, Vida, Muerte,"
al Occidente, "Esperanza, Fe, Caridad." Frente de cada
una de estas columnas de transparentes hay un trébedes j
de forma antigua, con cazoletas llenas de brasa viva. En
el asiento de cada Caballero hay una espada, y sobre el
altar se ven tantos cordones de Rosa-Cruces como can
didatos.
En el rincon Nordeste del Oriente se encuentra el es
tandarte del Capítulo, que es un cuadro de treinta pul
gadas de lado, de raso blanco bordado, con la represen
tacion de un compás de oro abierto y coronado, sobre el
cual hay el pelícano con sus siete pequeñuelos: en el pe
cho de esta ave hay una rosa que cubre una cruz.
Frente del Muy Sabio que está sentado al Oriente, se
encuentra el Altar de las Promesas, cubierto de paño car
mesí, y encima el Libro de las Constituciones, un compás,
una escuadra y un crucifijo, en el cual hay clavada una
rosa.
A la parte Norte de la sala adorna la pared un enorme
cartel, en el cual se leen coli grandes caracteres: "El es
tudio de la Naturaleza, hecho por la Razón, nos revela
todo lo que debe constituir nuestra Fe; y su Infinidad nos

l
— 177 —
inspira la Esperanza absolutamente cierta de la Inmorta
lidad de la humanidad por la Caridad, es decir, por el
Amor que asegura su regeneracion, constante é ilimitada
por medio de la generacion universal."
El Muy Sabio, cuando todos los Caballeros ocupan su
lugar.—Caballero Gran Guardian Segundo, aseguraos de
que estamos al abrigo de toda sorpresa.
El Gran Guardian Segundo invita al Guardia del Ca
pítulo á cerciorarse de que se han tomado todas las pre
cauciones de seguridad. Este sale del recinto, recorre el
atrio, vuelve y anuncia al Gran Guardian Segundo que
pueden proseguirse los trabajos con toda seguridad.
El Segundo Gran Guardian.— Muy Sabio, se han toma
do todas las precauciones, y nadie puede venir á turbar
nuestros trabajos.
El Muy Sabio.— Caballeros Grandes Guardianes Pri
mero y Segundo, ¿respondeis de los Caballeros de vues
tros valles?
Los dos Grandes Guardianes recorren su respectivo
valle, y cuando vuelven á su puesto, el Segundo anuncia
al Primero que ningun extraño se ha introducido en el
valle del Norte.
El Primer Gran Guardian.— Muy Sabio, respondo de
uno y otro valle.
Toque de siete golpes de mallete por el Muy Sabio,
repetidos sucesivamente por los dos Grandes Guardianes.
El Muy Sabio.— Tomad asiento, Caballeros Hermanos
mios. (Todos se sientan).
El Muy Sabio.— En breve van á sernos presentados
los Caballeros de Oriente y de Occidente: terminan sus
viajes, y meditan acerca la Fe, la Caridad y la Esperan
za, de las que les hemos hecho ver la luz: por medio de
esta luz nueva triunfarán de los obstáculos y escollos de
que está sembrado su camino.
r. 12
Apenas el Muy Sabio ha pronunciado estas últimas
palabras, el Gran Experto llama á la puerta del templo
por el toque del grado 17.
El Gran Guardian Segundo.— Caballero Primer Gran
Guardian, llaman á la puerta del templo con el toque de
Caballero de Oriente y de Occidente.
El Primer Gran Guardian repite el anuncie al Muy
Sabio, y éste ordena que se vea quién llama así. El Gran
Guardian Segundo -va á abrir la puerta y pregunta al
Gran Experto qué desea. Este le responde en voz baja.
El Gran Guardian Segundo, despues de cerrar la puer
ta.— Son Caballeros de Oriente y de Occidente, conduci.
dos por el Gran Experto, que han buscado la palabra y
creen haberla encontrado.
El Muy Sabio.— ¿ Qué medios han empleado para ob
tener tal éxito?
El Primer Gran Guardian.— Se han despojado de to
do lo impuro que les quedaba, y han roto las cadenas de
las pasiones, de las preocupaciones y de la falsa ciencia.
El Muy Sabio.—¿Qué prueba dan de ello?
El Primer Gran Guardian.— El Caballero Gran Ex
perto responderá por ellos.
El Muy Sabio, tras un golpe de mallete.— ¡Que se les
abran las puertas !
Los aspirantes, á quienes al salir de la Cámara Infernal
se ha cubierto de nuevo la cabeza con un velo negro, en
tran en la Cámara Poja con paso lento y mesurado. El
Gran Experto les retiene al Occidente, haciéndoles po
ner en el orden del grado 17.
Al momento de abrirse las puertas, todos los Caballe
ros de los valles se levantan espontáneamente, teniendo
la espada en la mano izquierda, la punta hácia bajo, y la
mano derecha sobre el corazon.
Al detenerse á los candidatos, el Muy Sabio invita a
— 179 —
ios Caballeros del Capítulo á sentarse. Los pretendientes
y el Gran Experto continúan en pié, este último con
una cajita en la mano.
El May Sabio, á los candidatos.—Caballeros, ¿de dón
de venís?
El Gran Experto.— Hemos recorrido el Oriente y el
Occidente, el Septentrion y el Mediodía, para buscar la
palabra perdida. A pesar de las tinieblas que nos envol
vían, y de los obstáculos que el error y la ignorancia po
nía á nuestros pasos, creemos haberla encontrado.
El Muy Sabio.— ¿Cómo? ¿Con qué medios?
El Gran Experto.— Un dia nuestra marcha nos tenia
postrados ; doblábanse nuestras rodillas al peso de nues
tro cuerpo; nuestra vista no vislumbraba término á la
ruta en que nos habíamos engolfado; nuestro oido no
percibía sonido alguno, y la palabra espiraba en nues
tros labios. Semejantes al viajero extraviado en el de
sierto, caímos postrados, sin aliento y jadeantes. Era
aquello el aniquilamiento, la agonía, la muerte... Sí, la
muerte que se levantaba ante nosotros, amenazadora y
terrible... ¿Cuál fué la duracion de este desfallecimien
to? Lo ignoramos. Todo lo que podemos decir es que
nuestro retorno á la vida fué señalado por un suceso ex
traordinario... Apenas nuestros sentidos empezaban á
abrirse nuevamente á las sensaciones, cuando una voz
misteriosa se levantó del fondo de nuestro corazon, y
nos dejó oir estas palabras: "Desde que se eclipsó el
sol las tinieblas se han esparcido sobre la tierra, las
herramientas han sido rotas y ha desaparecido la Es
trella Flamígera, los obreros se han dispersado y se ha
perdido la palabra. Desde entonces la miseria agobia á
la Masonería. En lugar de los días de gloria que marcaron
y siguieron su advenimiento, sólo se han sucedido dias
nefandos; sus operarios esperan entre lágrimas y luto
— 180 —
que uno de sus hermanos encuentre la palabra, la única
que hará renacer su antiguo esplendor. Vosotros os habois
consagrado á esta Mision difícil, pero os falta la Fe. ¡Va
lor, apóstoles de la Verdad! La antorcha de la Esperan
za os ilumina, y la Caridad os muestra el camino. Algu
nos esfuerzos más, y lograreis vuestro objeto. ¿Ignorais
acaso que una Fe ardiente es capaz y poderosa de levan
tar las mismas montañas ? ¡ Ea, pues, valor, hombres de
buena voluntad, vuestros Hermanos os aguardan!... „ Tal
fué la voz misteriosa, y sentimos como un soplo que
penetraba en nuestro interior, el momento mismo en
que, alejándose, dejó levemente percibir una palabra que
fué para nosotros la revelacion de nueva luz... Entonces
nos levantámos, prometiendo no pronunciar esta pala
bra hasta que nos hayais consagrado. Luego, habiéndola
grabado en caracteres indelebles, la encerramos en un
cofre del metal más puro... recobrando desde entonces
nuestra alma su serenidad. La dulce Esperanza nos acom
pañaba, y venimos presurosos á depositar en vuestras
manos este cofrecito que debe encerrar el objeto de to
dos nuestros votos... ¡ Vedlo aquí!
El Maestro de Ceremonias toma la cajita que le entre
ga el Gran Experto, y la lleva al Muy Sabio. Aquella está
cerrada por una cinta roja que forma la cruz latina, y
sellada con cera del mismo color.
El Muy Sabio, tras un golpe de mallete.j —En pié y en
el orden, Caballeros Hermanos mios!
Todo el mundo se levanta. Cada uno cruza los brazos
sobre el pecho, juntos los dedos, y las manos extendidas.
El Muy Sabio rompe el sello, abre la cajita, y saca de
ella un papel que pone sobre el altar.
El Muy Sabio leyendo el papel de letra en letra.—
I... N... R... I... lEsta es la palabra!
En este punto se aparta la cortina que cubre el trans
— 181 —
parente que hay en el fondo de la sala, y vuelven á encen
derse las luces de las columnas que llevan inscrito Fe-
Libertad y Caridad-Fraternidad.
El Muy Sabio.—Caballero Gran Experto, apartad los
velos que cubren á los candidatos.
Ejecútase la orden.
El Muy Sabio.—¡Hermanos mios, habiéndose encon
trado la palabra, ¡aplaudamos!... ¡A mí, Caballeros por la
seña y la contraseña (hácense),por la batería (danse sie
te golpes en las manos), y por la aclamacion misteriosa
Todos á la vez.—¡Huché! ¡huché! ¡huché!
El Muy Sabio.—Ahora que se ha encontrado y aplau
dido la palabra, Caballero Primer Gran Guardian, decid
nos si todo está dispuesto para que podamos celebrar
nuestros misterios de una manera digna de los Caballeros
Rosa-Cruz, admitiendo á estos Caballeros de Oriente y
de Occidente, que merecen tomar parte en ellos.
El Primer Gran Guardian.—Sí, Muy Sabio.
Golpe de mallete del Muy Sabio, repetido por los
Grandes Guardianes.
El Muy Sabio.—Hermano Gran Guardian Segundo,
poneos al frente de los Caballeros que componen el valle
del Norte é invitadlos á seguiros, á fin de que cada uno
pueda expresar su gratitud al Grande Arquitecto del
Universo.
El Gran Guardian Segundo, seguido de los Caballeros
de su valle, da la vuelta por el templo siguiendo el Norte
el Oriente, el Sud y el Occidente; y al pasar delante de
cada trébedes que está al pié de una de las tres colum
nas con transparentes, vierte en las cazoletas incienso
mezclado con benjuí.
El Gran Guardian Segundo, de regreso á su lugar.—
Muy Sabio, hemos cumplido nuestro deber.
El Muy Sabio.—Hermano Primer Guardian, trasladaos
— 182 —
al frente de los Caballeros que componen el valle del Sud,
é invitadles á seguiros.
Nuevo paseo al rededor del templo. El Primer Guar
dian, á la cabeza de su valle, imita al Segundo.
El Primer Gran Guardian, de regreso á su lugar.—
Muy Sabio, hemos cumplido nuestro deber.
El Muy Sabio.—Caballero Maestro de Ceremonias, y
vosotros Caballeros Expertos, servios uniros á mí y á los
Hermanos que se encuentran al Oriente.
Seguido de sus Caballeros, el Muy Sabio efectúa á su
vez el paseo vertiendo asimismo incienso y benjuí en las
cazoletas de las tres trébedes, y todos los Hermanos se
ponen en el orden, cuando vuelve á subir al Oriente.
El Muy Sabio.—Gran Arquitecto del Universo, tú que
eres el solo grande y solo igual á tí mismo, que tienes la
inmensidad por palacio, la omnipotencia por cetro y la
eternidad por reino, bendice nuestros trabajos, cuyo
único objeto es estudiar tus leyes que se resumen en estas
palabras: "Armonía, Justicia, Amor. „ Cuando un dia la
doctrina masónica sea la de todos los pueblos, los cuales
formen una sola y única familia de Hermanos unidos por
el Amor, la Ciencia y el Trabajo, entonces, más dignos de
tí, gozarán de la universal armonía que inprimes á toda
la naturaleza. Dígnate, oh Gran Arquitecto, hacernos dig
nos de ver tan hermosos dias. Amen.
Golpe de mallete del Muy Sabio, repetido por los dos
Grandes Guardianes. Orden de sentarse; todos los asisten
tes, inclusos los candidatos, toman lugar en sus sillas.
El Muy Sabio pronuncia entonces un discurso que re
produzco textualmente:
(A los candidatos): "Hermanos mios, acabais de traer
nos la palabra; pero ¿la habeis perfectamente comprendi
do? la meditacion que habeis hecho en la Cámara deque
salís (alude á la Infernal) ¿os ha revelado su verdadero
sentido?
— 183 —
"Hasta el dia de hoy muchos ignorantes han interpre
tado el monograma INRI de la manera siguiente: Iesus
Nazarenus Rex ludceorum, esto es: "Jesús de Nazareth,
"Rey de los Judíos."
"De ningun modo puede aceptarse como verdadera es
ta interpretacion, pues Jesús nunca fué rey de los judíos,
y este título, que no era otra cosa que una burla y un in
sulto de parte de sus verdugos, sin razon alguna, á nues
tro modo de ver, ha sido consagrada por la leyenda cris
tiana.
"Queda, pues, el personaje histórico y alegórico. Bajo
este punto de vista, os presentamos este título sólo como
símbolo de ideas morales; este nombre es el del fundador
de una sociedad nueva, basada en la igualdad y en la fra
ternidad universales.
"Consideradlo como histórico ó como ficticio, acepta
réis en él la personificacion humana de la Caridad, de la
Dulzura y de la Resignacion. Aceptaréis en él el nombre
del hombre que ha emancipado á la mujer, que moral-
mente libertó al esclavo y que ha levantado á los humil
des. Lo aceptaréis por último, Hermanos mios, como aquel
que fué el primero en pronunciar estas bellas y consola
doras palabras: "¡Amaos los unos á los otros!"
"Pero toda palabra misteriosa encierra varios sentidos:
el literal y el espiritual. Al verdadero iniciado le toca es
coger el más sublime; pues como sabeis, Hermanos mios,
la letra mata y el espíritu vivifica.
"Nosotros, Caballeros Rosa-Cruz, interpretamos el mo
nograma INRI por estas palabras : Igne Natura Renovatur
Integra, es decir: El "Fuego regenera enteramente la Na
turaleza." Con esto estamos en lo cierto, tanto en el sen
tido literal como en el místico.
"El primero nos recuerda, como desprfés de haber que
dado aletargada la naturaleza á causa del frio, el sol, al
volver el solsticio, la calienta otra vez y hace brotar de
su seno las cosechas, las flores y los frutos; este sentido
basta para los profanos.
"Mas á aquellos que son dignos de recibir la comuni
cacion de las altas ciencias y los misterios sublimes, lis
quibus datum est noscere mysterium, les damos la verdadera
interpretacion de tales palabras : toda la naturaleza es
renovada, regenerada por el Fuego.... En efecto, ¿qué nos
dice el Verbo?.... "Así como el oro se purifica en el cri
sol, el justo será purificado por el fuego;" el Fuego, ese
principio de vida que anima á todos los seres.
"En el grado de Maestro vimos que la palabra perdida
fué el efecto ó resultado del otoño, en que el sol, des
pojado de su poder, hace enmudecer á la naturaleza. La
palabra encontrada, pues, debe figurar en otro grado que
anuncia una primavera próxima simbolizada por la Rosa,
y tambien por el Fuego, base del grado 18.
"Las alegorias de este grado no se refieren á ese Fuego
material que sirve para subvenir en parte á nuestras
necesidades; sino á ese elemento principio, á ese Fuego
conservador y vivificante, que penetra y abraza toda la
naturaleza; á ese Fuego sagrado, pues, se refieren todos
nuestros misteriosos símbolos; á ese elemento puro cuyo
calor y luz no son sino modificaciones, cuya fecundidad,
movimiento y vida son los efectos, y del cual los innu
merables astros esparcidas en la inmensidad del universo
parecen ser los inagotables focos ; ese fuego es el que
presta á los cuerpos el encanto de los más vivos y brillan
tes colores, ó bien ocultándose á nuestras miradas, resi
diendo en el seno mismo de la tierra, separa las molé
culas de los cuerpos, á pesar de la fuerza que las une,
produciendo una accion, que ora es el principio de su
existencia, conservacion y reproduccion, y ora es la causa
de su division, destruccion y transformacion; que, otras
— 185 —
veces tambien, surca la nube que lo lleva, y con el nom
bre de centella eléctrica, hiere á la vez nuestro ojo des
lumhrado, nuestro oido atónito, todos nuestros sentidos
conmovidos, y transforma el vapor de las nubes en una
masa de agua que se precipita sobre la tierra, causan
do estragos; ese Fuego, en fin, rey de los elementos, sin
el cual los otros quedarian frios é inertes, que comunica
al aire su pureza, al agua su fluidez y á la tierra su inago
table fecundidad.
"A la irradiacion de ese Fuego sagrado que forma la
palabra, el hombre ha reconquistado todos los derechos
da su primitivo origen, el esclavo se ha levantado sobre
el rayo de la igualdad, la mujer ha recibido como en prin
cipio la facultad de gozar de los derechos al lado de su
esposo, y á los resplandores de la Fe, de la Esperanza y
de la Caridad los hombres han sido llamados á formar
una sola familia de Hermanos.
"Considerad, pues, caballeros, en el monograma INRI,
un símbolo cuyo sentido debe guiaros en lo sucesivo por
el camino de la Ciencia y de la Verdad."
El Maestro de Ceremonias, una vez terminado el dis
curso del Muy Sabio, conduce al altar á los electos y Ies
hace poner de rodillas. Cada uno de ellos, después de
quitarse los guantes, pone las manos sobre la espada que
cubre la Biblia abierta en el libro de la Sabiduría de Sa
lomon, y baja la cabeza. Detrás de ellos siete Caballeros,
en pié y con la espada en la mano derecha, forman sobre
ellos la bóveda de acero. Los otros asistentes se mantie
nen en pié, cruzados los brazos sobre el pecho. Uno de
los candidatos pronuncia en nombre de todos el jura
mento del grado, que es como sigue :
Juramento del Rosa- Cruz.— Prometo y juro por el ho
nor, renovando solemnemente en este dia las obligacio
nes que he jurado en los grados precedentes, que nunca
— 186 —
revelaré los secretos de los Caballeros Rosa- Cruz, á nin
gun Hermano de grado inferior ni á ningun Profano, so
pena de ser para siempre privado de la palabra, y de
quedar perpetuamente en las tinieblas. Que un rio de
sangre mane constantemente de mi cuerpo, que experi
mente yo las más rudas angustias del alma, que las más
punzantes espinas me sirvan de cabezal, que la hiel y el
vinagra sean mi bebida, que el suplicio de la cruz termi
ne por fin mi suerte, si contraviniere á las leyes que se
me prescriban. Prometo asimismo que nunca revelaré el
lugar de mi recepcion al grado de Caballero Rosa- Cruz,
ni por quien he sido recibido.
Todos los candidatos á una voz.— ¡Lo juro!
El primer candidato.— ¡Que el Gran Arquitecto del
Unl/erso sea en mi auxilio!
Tu Tos los candidatos.— Así sea.
El Muy Sabio.— "¡Todo está consumado!"
El i'orta -Estandarte acércase al altar, y durante la
consagr '.eion que sigue, hace ondear el estandarte del
Capítulo sobre la cabeza de los candidatos.
El Muy Sabio, extendiendo pontificalmente las manos.
—Para gloria del Gran Arquitecto del Universo, en
nombre y bajolos auspicios del Gran Oriente {ó: del
Consejo Supremo) de Francia, en virtud de los poderes
de que me hallo investido, os creo y consagro Caballeros
Rosa- Cruz, grado 18, y miembros activos del Capítulo
Soberano constituido con el título distintivo de (aquí el
nombre del Capítulo), en el Valle de (aquí el nombre de la
ciudad), para gozar de los derechos, privilegios y prero-
gativas inherentes á este grado... (Tocando ligeramente
con la espada la cabeza de cada postulante): ¡Que la luz
dela ciencia os ilumine!... (Tocando en seguida de la
misma manera el hombro izquierdo de cada uno): ¡Que
el fuego del valor inflame vu stro corazon! (Tocando
— 187 —
por último el hombro derecho): ¡Que la Fe, la Esperan
za y la Caridad os merezcan la bendicion de los hom
bres, vuestros hermanos!... (Tomando el estandarte del
Capítulo y haciéndolo flotar sobre la cabe a de los aspi
rantes): ¡Ojalá vosotros, Caballeros, á la sombra de nues
tros colores sagrados llegueis á ser el oi'namento y la
gloria de nuestra Orden!
Hecho esto, el Muy Sabio abraza á cada uno de los
nuevos Kosa-Cruz, y haciéndoles subir al Oriente les co
munica los secretos del grado.
Termina esta serie de formalidades con la entrega del
cordon con que les condecora.
El Muy Sabio.— Hermanos mios, el color de este cor
don es rojo: es el color del sol ó de la luz en su foco, y
es asimismo el color del amor. La Cruz que forma la jo
ya contiene además una sublime enseñanza: la linea ver
tical es el signo de la generacion, esto es, de la vida, y
la horizontal que la atraviesa es el símbolo de la des
truccion, ó sea de la muerte. Esto significa que no se
llega á la vida inmortal hasta haber franqueado las ba
rreras de la muerte. La Rosa es el símbolo secreto de la
fecundidad: en los misterios egipcios era el emblema de
Isis, la mujer fecunda por excelencia. Por lo tanto, te
niendo la Cruz una Rosa en la interseccion de sus bra
zos, figura la Humanidad renovándose incesantemente:
este símbolo místico contiene el secreto que hace á la
Humanidad inmortal. Tocante al Pelícano, es el emble
ma de la Caridad.
Los nuevos Rosa- Cruz van entonces á hacerse recono
cer por los Caballeros sus Hermanos, con las mismas
formalidades que en los grados precedentes. En seguida
el Capítulo ios saluda con un aplauso general. Uno de
los neófitos da gracias en nombre de todos los demás, y
luego el Maestro de Ceremonias les hace sentar á la ca
beza del Valle del Medio.
-

— 188 —
El Caballero de Elocuencia, en una nueva alocucion,
recuerda á los neófitos las diversas fases de su iniciacion.
Vuelve á hablar del Sol, del cual los discursos preceden
tes no se han ocupado mucho, y explica que, lo mismo
que Hiram, Cristo es el emblema del Sol. Segun él, Dio!
y el universo son idénticos, á lo sumo puede considerar
se á la Divinidad como el alma del mundo, y el mundo
como el cuerpo de la Divinidad. En materia de culto, el
del Sol es el único razonable y científico. Los milagros y
los hechos de la vida de Jesús deben ser explicados por
"apariencias solares. , La materia es eterna; la genera
cion lo es todo, la creacion no es otra cosa que la indnc-
cion de la generacion. Nada muere, en realidad; nada
tampoco se crea: los seres materiales no hacen otra cosa
que transformarse. Así la putrefaccion y la fermentacion
que parecen señales de muerte, no lo son, al revés, sino
de regeneracion y transformacion. En resúmen, inmorta
lidad del hombre como especie, inmortalidad de la fami
lia humana, merced á la sucesion de las generaciones
sin que sea capaz cosa alguna de interrumpirla, inmor
talidad del gran conjunto que existe. Esta es la razon
por que la Francmasonería diviniza ala Naturaleza, y con
sus ceremonias simbólicas tributa homenaje al Gran Todo.
Como se comprende, esto es puro panteísmo.
Pero, no hay que perder de vista que en la Francma
sonería la doctrina panteística no es más que un velo. Aun
no hemos llegado al fin.
Así después de haher hablado para aquellos de entrelos
candidatos cuya mente, alejada de Dios, no descubre más
que la adoracion del sol, de la luna y de las estrellas, el
Caballero de Elocuencia, á ejemplo del Venerable Orador
de la Logia de Maestro, añade algunas palabras de doble
Sentido para los neófitos que están destinados á obtener
más rápidos progresos en la Masonería, haciendo girar
— 189 —
su tesis sobre el principio del Fuego. Pronuncia el nom
bre de Salomon, como el de un sabio versado en todas
las altas ciencias, alusion que á la verdad no puede ser
más transparente, tocante á las ciencias ocultas que prac
ticó este Monarca en la época maldita de su vida en que,
abandonando el culto de Dios, sacrificó á Astarté, á Mo-.
loch y á los más vergonzosos ídolos. Ocioso es decir que
se refiere á esta época de su vida el elogio que de él hace
el Caballero de Elocuencia.
El Muy Sabio hace aplaudir este trozo de arquitectura
por la seña, la contraseña, la batería ó toque y el triple
Huzé modificado.
Examínanse rapidamente, si las hay, las proposiciones
hechas en interés del Capítulo. Se saluda y aplaude á los
Caballeros Visitantes que se han servido asistir á la se
sion, y se hace circular y vaciar luego el Cepillo de la
Viuda. El Canciller Maestro de los Despachos comunica
á la Asamblea su borrador de acta (bosquejo de la colum
na de los trabajos ), y se la aprueba salvo observaciones
sumarias.
Durante el desfile de esas bagatelas, los Maestros de
Ceremonias, Arquitecto, Maestros de las Agapes y Ex
pertos quitan la Tabla del Capítulo, que he omitido des
cribir (esas telas pintadas, que se instalan en el suelo,
siempre representan, como es sabido, los emblemas par
ticulares del grado), y disponen que los Hermanos Sir
vientes acerquen una mesa con un mantel blanco borda
do de rojo. En esta mesa hay pan, vino, dos copas grandes
de plata ó de cristal, y dos servilletas. El pan está en un
plato de dicho metal, lo mismo que el vaso que contiene
el vino.
Sólo falta suspenderlos trabajos (levantar la sesion)
y pasar á la ceremonia final de la Cena.
El Muy Sabio.—Caballero Primer Gran Guardian, ¿qué
objeto se proponen los Caballeros Rosa -Cruz?
— 190 —
.- f
El Primer Gran Guardian.— Combatir el orgullo, el
egoísmo y la ambicion, para que reine en su lugar la ab
negacion, la caridad y la virtud.
El Muy Sabio.— ¿Quién os ha recibido?
El Primer Gran Guardian.—El más humilde de todos.
El Muy Sabio.— ¿Por qué el más humilde?
El Primer Gran Guardian.— Porque era el más ilus
trado, y sabia que toda ciencia viene de arriba.
El Muy Sabio.— Caballero Segundo Gran Guardian,
¿á qué hora los Caballeros Rosa-Cruz costumbran sus
pender sus trabajos?
El Segundo Gran Guardian.—No los suspenden hasta
que tienen necesidad de nuevas fuerzas para continuar su
obra.
El Muy Sabio.— ¿Qué hora es?
El Gran Guardian Segundo.—La hora del descanso.
El Muy Sabio.— Puesto que es la hora del descanso,
Grandes Vigilantes Primero y Segundo anunciad que
vamos á suspender los trabajos de este dia.
Los Grandes Guardianes repiten la fórmula á sus res
pectivos valles, é informan en seguida al Muy Sabio que
está hecho el anuncio.
El Muy Sabio.— ¡En pié y en el orden, Caballeros
Hermanos mios! (Obedécese)... Para gloria del Gran
de Arquitecto del Universo, en nombre y bajo los auspi
cios, etc., declaro los trabajos del grado 18 suspendidos en
el Capítulo Soberano constituido con el título de..., en el
Valle de... A mí, Caballeros Hermanos mios, por la seña,
la contraseña, la batería (se las ejecuta), y la aclama
cion misteriosa!
Todos, á la vez.— ¡Huché! ¡huché! ¡huché!
El Muy Sabio.— Tomad asiento, Caballeros; vamos á
proceder á la celebracion de la Cena.
En este momento los Maestros de Ceremonias distri-
— 191 —
buyen á cada Caballero una larga varilla de madera
blanca. Trasládanse á la parte occidental de la mesa las
trébedes ó cazoletas, y consérvase el fuego con perfumes
olorosos. En el centro de la mesa hay el candelero de on
ce luces del Muy Sabio.
El Muy Sabio.— Muy Respetables Hermanos Caballe
ros, antes de separarnos vamos á partir juntos el mismo
pan y beber en la misma copa. De este modo cimentare
mos más y más los lazos que nos unen y nos amaremos
mejor. La varita que teneis representa el palo que os
sostendrá en vuestros viajes. Emblema modesto de la
vigilancia, es asimismo la insignia del mando y del de
recho de ejercerlo... Acerquémonos, Hermanos mios, á la
mesa paternal.
El Muy Sabio Athirsata baja de su trono y pónese al
Oriente de la mesa, de cara al Occidente. Los dos Gran
des Guardianes se colocan al Occidente, frente del Muy
Sabio, y están separados por el Maestro de Ceremonias.
Los Rosa- Cruz, teniendo su varita como los primeros
Oficiales del Capitulo, se colocan indistintamente al re
dedor de la mesa. Todos los Caballeros guardan profun
do recogimiento.
El Segundo Maestro de Ceremonias presenta al Muy
Sabio el plato en el cual hay el pan y el vino.
EL Muy Sabio.— ¡Gran Arquitecto del Universo, tú
que provees á las necesidades de todos tus hijos, bendice
el alimento que vamos á tomar, y que sea para tu mayor
gloria y para nuestra satisfaccion!... (Tomando el pan y
levantándolo): ¡Que este pan nos conserve en fuerza y
salud!... (Tomando las copas, que llena, y levantándo
las): ¡Que este vino, símbolo de la inteligencia, eleve
nuestro espíritu!...
Parte el pan en dos partes iguales, y hace sobre él la
seña del índice (seña del grado), lo que aquí equivale á
— 192 —
una bendicion que se hace levantando un solo dedo. El
Caballero de Elocuencia, que está á su izquierda, hace
la contraseña. Entonces el Muy Sabio da los dos pedazos
de pan, después de haberlos probado, uno al Canciller
de Elocuencia y otro al Canciller Maestro de los Despa
chos, que está á su derecha.
El Muy Sabio.— ¡Tomad y comed! ¡Dad á comer á
quien tenga hambre ! . -
Después de lo cual toma las dos copas y hace la seña I
del índice sobre el vino. El Canciller Maestro de los Des- I
pachos hace por su parte la contraseña, y el Muy Sabio,
después de haber bebido en cada copa algunas gotas de
vino, entrega una al Caballero de Elocuencia, y la otra
al Caballero Maestro de los Despachos.
El Muy Sabio.—¡Tomad y bebed! ¡Dad de beber al
sediento!
El pan y el vino van circulando. Cada cual muerde en
el pedazo de pan, bebe en la copa del vino y los pasa á
su vecino. El Gran Maestro de Ceremonias recibe Ios dos j
pedazos de pan mordidos por todos y de los que no queda
gran cosa, lo mismo que las dos copas, en las que ha be
bido todo el mundo, y que ya sólo contienen algunas
gotas.
El Muy Sabio hace circular á derecha é izquierda la
palabra sagrada, lo mismo que el tacto misterioso. Todos
se hablan al oido y se tocan mutuamente. Por último,
enlázanse unos con otros, cuerpo contra cuerpo, ciñen-
do cada uno con su brazo á su vecino (es la cadena de
union), y el beso fraternal circula entre la asamblea de
los Rosa-Cruz: ninguno de ellos se libra de ese incalifica- '
ble besuqueo.
Lo poco que resta de pan y de vino, se presenta al
Muy Sabio, quien lo echa al fuego.
El Muy Sabio.— "¡Todo está consumado!...„ Caballe-
— 193 —
**¡$toa Hermanos míos, retirémonos en paz y no olvidemos
- que nuestra mision es propagar en la tierra todas las vir
tudes que nacen de la Fe y de la Caridad!
Los asistentes devuelven las varitas á los Hermanos
Sirvientes, y todos se retiran en silencio y recogimiento.
El Catecismo del Rosa-Cruz, que se entrega á cada re
cien iniciado, es particularmente abominable. La pru
dencia aconseja no reproducirlo en un librito como el
presente, destinado á la propaganda popular.
Consiste, como siempre, en una especie de instruccion,
por preguntas y respuestas, recordando las diversas fases
de la iniciacion.
Al lado de las definiciones masónicas de la Fe, de la
Esperanz.a y de la Caridad, que son antireligiosas en
grado superlativo, hay en este Catecismo interpretacio
nes vergonzosas! relativas á la Cruz y á la Rosa, que la
secta convierte en símbolos Ae todo lo que cabe imaginar
de más innoble y envilecedor: es el delirio de la obsce
nidad.

r. 13
IV.

LOS AREOPAGOS Y LOS GRADOS


FILOSÓFICOS.

I.

Los primeros Orados Filosóficos.

El Rosa-Cruz es el Perfecto Maestro; pero no el Per


fecto Iniciado. El Caballero Kadosch es quien, sin tener
no obstante la direccion suprema, posee por lo menos la
iniciacion completa.
Hasta ahora hemos visto á la Masonería hacer la apo
logía del naturalismo é insinuar esta monstruosidad, re
novando la de los Maniqueos y de los Templarios, de que
la Divinidad no es una en su esencia, sino doble y admi
tiendo dos principios distintos, y opuestos el uno al otro.
Estos dos principios, iguales en divinidad y antagonis
tas por su naturaleza, presiden desde toda la eternidad,
el uno las obras del Bien y el otro las del Mal : tal es la
doctrina de la secta, y esto es todo lo que se revela al
— 195 —
Rosa-Cruz desde el punto de vista del dogma masónico.
Fáltale saber quién es, en la mente de las Tras-Logias,
él Genio del Bien y quién el Genio del Mal, cuál es la
divinidad adorable y cuál la aborrecible. En una pala
bra, los jefes ocultos de la secta, para atraerle comple
tamente, tienen aún que atraerle á la conviccion supre
ma de que el principio malo, el Dios del Error, de las
Tinieblas y de la Supersticion, el perseguidor de la hu
manidad, es el Adonaí de la Biblia y del Evangelio ; y
que, por consiguiente, el Angel de la Luz, el Principio
del Trabajo y del Bien, el Genio de la Verdad, el padre
de los humanos, el Gran Arquitecto del Universo, es Sa
tanás. Este es el secreto que el Catecismo de Maestro di
ce que es inviolable por su naturaleza, teniendo que des
cubrirlo el iniciado sin haber recibido de él ninguna co
municacion oral.
¿Cómo, pues, el Rosa-Cruz va á ser conducido á este
descubrimiento? ¿cómo alcanzará este grado de la per
fecta iniciacion masónica? ¿cómo del panteísmo del Ca
pítulo pasará á la demonolatría del Areopago?
Esto es lo que va á exponerse, rituales en mano.
Hemos visto que los Maestros á quienes los jefes secre
tos juzgan aptos para adquirir los altos grados, no todos
llegan á Rosa-Cruz en las mismas condiciones: unos pa
san por los grados intermedios, por lo menos los prin
cipales, mientras otros franquean de una vez todos los
grados que separan el Maestro del Rosa-Cruz. Lo mismo
acontece en los Grados Filosóficos que en los Capitulares:
una parte de los Rosa-Cruz llamados á ser Caballeros Ka-
dosch tienen que hacer dos estaciones antes de ser inicia
dos grado 30: los privilegiados reciben en una sola sesion
la completa investidura filosófica.
Veamos primero, y muy sumariamente, los once pri
meros grados que sirven para preparar al grado 30 á los
— 196 —
espíritus lentos elegidos por la autoridad suprema de la
secta.
Pásase primero del grado 18 al 22, (mínimum de resi
dencia: 3 meses); luego, del grado 22 al 27 (mínimum de
residencia: 1 mes); por último, del grado 27 al de Kadosch
(mínimum de residencia: 5 meses).
El grado de Gran Pontífice de la Jerusalen Celestial, gra
do 19, vuelve al iniciado al Caballero de Oriente y de
Occidente ; las alegorías y los símbolos del grado tómanse
aún del Apocalipsis, la leyenda tiene un color de catoli
cismo; nácese buscar al aspirante la ruta que conduce á
la Jerusalen celestial. El Presidente ó Tres veces Pode
roso ciñe su frente con cinta color azul celeste, en la cual
están bordadas en oro doce estrellas. La sala sólo esta
alumbrada por la luz que penetra á través del indispen
sable transparente situado en el fondo del dosel presi
dencial: este transparente representa á la Celestial Je
rusalen apocalíptica, con las tres puertas y el árbol cen
tral de doce hojas. Objeto del discurso: no hay otra Ver
dad que la que enseña la razon, no contando para nada
con la fe tal como la entiende la Iglesia: sólo la educa
cion de las masas por la enseñanza laica hará que vuelvan
á lucir los hermosos dias del Eden, en que vivieron el
primer hombre y la primera mujer: el verdadero paraíso
es el Eden, nutriéndose en él de los.frutos del Arbol de
la Ciencia; y para poseer nuevamente este paraíso es
preciso que la prohibicion, hecha por Adonaí de tocar
este árbol, no tenga efecto alguno. El Eden reconquista
do por los descendientes de Cain, el Angel de la Luz rei
nando, y Adonaí reducido á la impotencia, tal es la Jeru
salen celestial.
En el grado de Gran Patriarca, Venerable Maestro ad
vitam, grado 20, el candidato vuelve á ser Zorobabel. Se
le interroga acerca los grados anteriores, y parece que
— 197 —
quiere preparar, ele á desempeñar las funciones de Vene
rable de Logia. El trono está en un estrado de nueve es
calones ; en el altar hay un candelero de nueve brazos, y
el candidato inciensa nueve veces una estrella que brilla
en una nube de oro y que se le dice es la estrella matutina,
por otro nombre llamado Lucifer. Refiérenle que los sa
bios caldeos, adoradores del fuego, formaban en otro
tiempo, en el desierto, tribunos oradores encargados de
predicar la Verdad. En consecuencia, el presidente de la
Asamblea, que representa á Asuero, y está revestido con
las insignias reales, dice al neófito una vez recibido : "¡Sed
como la estrella de la mañana que anuncia la venida del
dia; id á llevar al mundo la luz: en el nombre sagrado de
Lucifer desarraigad el oscurantismo!"
La comunicacion del grado 21, Caballero Prusiano Noa-
chita (1), hace los principales gastos de la recepcion á
los cuatro primeros grados filosóficos. La iniciacion en
los dos grados precedentes ha sido rápidamente expe
dida, y la iniciacion en el grado 22 sólo será clausura de
sesion.
Una vez recibido el candidato al grado de Venerable
Maestro ad Vitam, llévasele á la Cámara de las Prepara
ciones. El presidente Asuero baja de su trono, y se quita
la corona y el manto real, llevándoselo un Hermano Sir
viente. Todos los asistentes se ponen una máscara, un
mandil amarillo, y guantes del mismo color. Apáganse
las luces y se abre una ventana. Para estas reuniones
acostúmbrase á escoger una noche de luna llena, y la
sala está orientada de manera que el astro de la noche,
cuya luz ha de penetrar por la ventana que está abierta,
la alumbre suficientemente. El presidente, ó para hablar

0) Algunos Rituales Intitulan tambien este grado-. Caballero


Prusiano, Gran Maestre de ¡a Llave.
— 198 —
con mayor exactitud el ex-presidente,—pues, no es é
quien ha de dirigir los trabajos del grado 21,—toma el
lugar del Primer Vigilante y se llama desde entonces
Inspector; el ex-Primer Vigilante, toma el lugar del Se
gundo y en lo sucesivo se llama Introductor; el ex-Se-
gundo Vigilante se coloca entre ambos, en la puerta, y
es el Guardia del Gran Capítulo.
En este momento, ó sea poco después de salir el can
didato, estando todos dispuestos, la asamblea oye llamar
con tres golpes lentos en la puerta. Es un personaje,
igualmente con antifaz, pero extraño al Gran Capítulo,
quien se presenta. Ábrese, y el Inspector, el Introductor
y el Guardia del Gran Capítulo le cubren: el desconoci
do, envuelto en sendo manto, exhibe una delegacion que
el Consejo Supremo le ha entregado para que acudiese
á presidir la sesion.
—¡Honor al Gran Comendador! exclama el Hermano
Inspector.
Fórmase la bóveda de acero, y el delegado, que ha de
permanecer desconocido hasta el fin, y que conforme dice
el Ritual representa 4 Federico II, rey de Prusia, ocupa
el trono presidencial.
El Gran Comendador declara abierta la sesion.
El Porta-Estandarte.—Cualquiera que haya tenido que
sufrir la injusticia de los grandes ó la tiranía de los po
derosos, cualquiera que haya sido víctima inocente de
una acusacion, cualquiera que haya visto su hogar ultra
jado, cualquiera que haya caido en poder de jueces cor
rompidos ó prevaricadores, cualquiera que haya padeci
do extorsiones, abusos ó violencias, que venga aquí, y
exponiendo libremente su querella ante nosotros, haga
oir sus reclamaciones, pues este Gran Capítulo, que juzga
sin apelacion, le hará plena y entera justicia!
Introdúcese al candidato, anunciándole el Introductor
en estos términos:
(
— 199 —
—Presento al Gran Capitulo Adolfo el Sajon, Maestro
Mason y Caballero Rosa-Cruz, mi antiguo compañero de
armas en Palestina.
El Gran Comendador le interroga acerca sus preten
siones.
El candidato.—¡Vengo á pedir justicia!
El Introductor explica el caso del reclamante: Adolfo
el Sajon, partiendo para Palestina, donde fué á guerrear
á las órdenes de Federico Barbaroja, hizo un empréstito
de dinero al conde Reinfredo de Loegria y al obispo de
Viena, dando sus posesiones en garantía. A su regresor
Adolfo ha reclamado sus bienes; pero el Conde dice que
no se habia tratado de un empréstito, sino de una venta,
y pretende poseer el acta de sesion firmada por Adolfo.
Este declara falsa el acta. El Conde y el Obispo persisten
en afirmarla legítima, y Adolfo pide justicia contra ellos.
Uno de los miembros de la asamblea se levanta, quíta
se la máscara, se declara conde Reinfredo de Loegria, y
mantiene su afirmacion.
El Introductor y el candidato se adelantan y pídenle
al Conde el pergamino! Este lo saca de su faltriquera y
lo somete al Gran Capítulo. El Introductor, acercándose
á la ventana, por la cual penetra la luz de la luna, tiende
el pergamino (que es un modesto pliego de papel sellado
de pocos céntimos), y hace observar que la fecha impre
sa en la pasta marca un año posterior ala data que acom
paña á la pretendida firma de Adolfo. El documento,
pues, es falso; esto es claro y evidente.
Indignacion' tumultuosa de la asamblea. El conde Rein
fredo, convencido de felonía, es expulsado del Gran Ca
pitulo, y votase además que se inscribirá la palabra
"Muerte„ en el márgen del Registro, ante su nombre.
Y el obispo de Viena, cómplice del Conde, ¿queda
rá impune?
— 200 —
¡Oh, de ninguna manera!... El Introductor pide que se
le imponga una multa y que satisfaga á Adolfo una gran
cantidad en concepto de daños y perjuicios.
— ¡Acordado! clama el Gran Capitulo á una voz.
Finalmente, para que se haga completa justicia, el
Gran Comendador propone á la Asamblea admitir en sn
seno á Adolfo el Sajon en lugar del felon Reinfredo de
Loegria, lo que se acepta con entusiasmo.
A esto sigue el juramento de Adolfo.
Juramento del gradfl 21.— Juro guardar secretos, siem
pre y para todos, las revelaciones de este grado. Juro
poner en práctica, así en la letra como en el espíritu, to
das las obligaciones á las cuales me comprometí y todas
las enseñanzas que he recibido desde mi entrada en la
Francmasonería. Juro que nunca dejaré de ejecutar las
órdenes que reciba á consecuencia de decisiones toma
das por el presente Gran Capítulo ó cualquier otro. Juro
someterme enteramente á la jurisdiccion de los Caballe
ros Prusianos Noaquitas si llegase yo á cometer un deli
to ó crímen. Juro ser clemente y compasivo, pues soy
hombre y hermano de todos los demás hombres.
Este juramento se presta sobre una espada y un puñal
cruzados.
Una vez consagrado el neófito, el Gran Comendador
concede la palabra al Caballero de Elocuencia, que em
pieza á contar... acertadlo... ¡la historia de la Torre de
Babel!
Probablemente os imaginais conocer muy bien esta
historia, ¿no es cierto? Pues bien, aguardad un momen
to... Habiéndola aprendido en Ja Biblia, la conoceis muy
mal.
Vais á ver en breves palabras cuál es acerca este pun
to la leyenda masónica.
Los hombres que emprendieron la construccion de.
— 201 —
la Torre de Babel erau excelentes sujetos, honrados, vir
tuosos y poseian todas las perfecciones. No hay que ex
trañarlo, pues descendían todos en línea más ó menos
recta de Canaan, esto es, de Cain, ó sea, de Eblis (1). Su
jefe, llamado Phaleg, el Arquitecto que concibió aquel ad
mirable proyecto masónico (pues una torre es de masone
ría, es decir, albañilería), era el más perfecto de todos
aquellos modelos de virtud: tocante á la torre era un
monumento que dichas buenas gentes levantaban á la
gloria del Angel de la Luz y para la salvacion de la fu
tura humanidad. Por este motivo Adonaí procuró perju
dicar á aquellos excelentes obreros; destruyó su argama
sa y sus llanas, y puso obstáculos á la construccion de la
magnífica torre. Phaleg es una víctima ilustre, y los des
cendientes de Koé, razas de Sem y de Jafet, no son más que
unos miserables orgullosos. Empero los descendientes de
Canaan no se dan por vencidos, y han pasado á Egipto,
que se convierte en el primer país de la raza de Cam y
de la Francmasonería, y allí construyen las Pirámides,
las que prestarán á la Humanidad futura exactamente el
mismo servicio que habia de hacerle la torre de Babel,
pues consagradas por los misterios de los antiguos ini
ciados de Isis, Osiris, etc., son indestructibles. Así la
Humanidad futura está prevenida, y el Angel de Luz pudo
asegurar su salvacion : en caso de diluvio, al género hu
mano le bastará dirigirse prontamente á Egipto y enca
ramarse á la cumbre de las Pirámides. ¡Una vez arriba,
que les atrape Adonaí!
Apenas Adolfo el Sajon acaba de oir esta nueva leyen
da (referida, es cierto, en términos muy serios por el Ca-

(1) No se olvide que Eblis es el nombre masónico dado á Luci


fer, en el grado de Maestro, cuando se le explica al iniciado, de
una manera Infame, la falta de Eva eu el Paraíso terrenal.
— 202 —
ballero de Elocuencia), se le indica con buenos modos
que pase á la puerta.
—Id, le dice el gran Comendador, id á velar por la se
guridad de Vuestros hermanos, montando la guardia fue
ra del Gran Capítulo, hasta que sepais captaros nuestra
confianza para admitiros á compartir nuestros trabajos.
Obedece el nuevo iniciado, y luego el Gran Comenda- -
dor, siempre con antifaz y envuelto en los sendos pliegues
de su manto, se marcha como habia entrado, esto es, sin
darse á conocer á la asamblea, que no ha de ver en él si
no el delegado anónimo del Consejo Supremo.
Terminase la velada llamando al candidato, á quien se
confiere el grado de Prítwipe del Líbano, Real-Hada,
grado 22.
Al efecto pásase primero á una cámara con tapices
azules, en la que se ven hachas, sierras, martillos ó ma-
lletes esparcidos sobre la mesa de presidencia, y luego al
Templo Rojo, donde hay una mesa redonda cubierta con
un compás, escuadras y un plano en carton dorado en el
cual se advierten muchos círculos entrelazados, forman
do un trazado cuadrangular. Esta vez no se trabaja á la
luz de la luna, sino á la de las bujías, y el presideute,
entrando de nuevo en el uso de sus funciones, toma el tí
tulo de Gran Patriarca del Consejo de la Mesa Redonda.
La recepcion es breve. Muéstrasele especialmente al
candidato una hacha que tiene grabadas en uno de sus
lados estas letras: L. S. A. A. C. D. X. Z. A., y explícanle
que esto quiere decir: Líbano, Salomon, Abda (padre del
Maestro Hiram, llamado Adon-Hiram), Adon-Hiram,
Ciro, Dario, Xerxes, Zoroastro y Ananías. Esta hacha es
la Hacha del Gnosticismo; que derribando los enormes
troncos de la intolerancia, de la hipocresía, de la supers
ticion, del egoísmo y de la ociosidad, permite que los ra
yos de la Verdad lleguen hasta el espíritu humano y to
inunden con su luz."
— 203 —
Se le cuentan al candidato varios incidentes del corte
de los árboles del monte Líbano, los cuales suministraron
la madera necesaria para la construccion del Templo de
Salomon. A propósito de este Monarca declárase que los
francmasones no le recriminan por su participacion in
directa en la muerte de Hiram. En la época en que Salo
mon excitó á los tres malos Compañeros contra el arqui
tecto del Templo, era un ferviente adorador de Adonaí,
y sufría, sin sospecharlo, la secreta influencia de este ene
migo jurado delos descendientes de Cain; pero más tarde
Salomon reparó noblemente sus yerros: hizo buscar y
condenó á muerte á los tres asesinos, como se ha visto en
el grado de Elegido. Inhumóse el cuerpo de Hiram, fué
enterrado bajo el mismo altar del Templo, y abandonado
el culto de Adonaí, el Sapientísimo Rey terminó sus dias
quemando incienso ante Moloch, la divinidad de los Ti
rios, genio del Fuego y uno de los Tenientes del An
gel de Luz.
Respecto á esta segunda parte de la existencia de Sa
lomon, el Caballero de Elocuencia empieza discretamente
nn vago elogio de las ciencias ocultas: dice que la Grande
Obra es la apoteosis del trabajo; que los sabios filósofos,
discípulos del ilustre Zoroastro, se dedicaban á la magia
é hicieron así asombrosos descubrimientos; por último
que Ananías (otra víctima de Adonaí) llevaba un nombre
que significa "adivinacion." Concluye haciendo saber al
neófito que el grado 22, en el cual acaba de iniciársele,
es el primer grado perfectamente hermético y cabalístico,
dos palabras cuyo sentido se le encarga que medite de
tenidamente.
Levántase la sesion con la forma acostumbrada.
El Taller que trabaja desde el grado 19 al 22 se llama
Consejo del Líbano.
La serie de grados que se confiere en seguida compren
de desde el 23 al 27.
La Leyenda del Jefe del Tabernáculo, grado 23, ve ,
todavía sobre Hiram y el Templo de Salomon. ¡Ahí so
hemos llegado aún al fin de este cuento, capaz de hacer
dormir en pié y que sirve de pretexto á mil declamacio
nes impías ! El asunto es inagotable para la secta. Esta
vez el candidato desempeña el papel del hijo de Hiram.
El muñeco sentado en el cuadro de la Logia en el grado
de Elegido, ha ido creciendo: era primero de trapo lleno
de salvado, y vedle ahora de carne y huesos. Dícenle que
Adonaí, con objeto de deshonrar el culto de Moloch, ha
hecho á los Tirios excesivamente fanáticos, y les impulsa
á sacrificios humanos. Asimismo es Adonaí quien, para
hacer odiosas las divinidades del Egipto, país sagrado de
los misterios y de las pirámides, ha dado á los cocodrilos
del Nilo la ferocidad que les distingue. Oblígase, pues, al
candidato á que jure destruir "el Dios Cocodrilo," y
derribar el sangriento altar de los sacrificios humanos.
"Los hombres á quienes debe sacrificarse para vengar la
muerte de vuestro ilustre padre, no son los infelices es
clavos ni los prisioneros de guerra, sino los traidores, los
hipócritas y los viciosos."
En este grado se inciensa el Libro de la Sabiduría de
Salomon, sobre el cual hay un puñal y un arca de la alian
za colocados entre dos transparentes representando el
sol y la luna.
Conclusion del discurso del Caballero de Elocuencia:
" La supersticion se ha de desarraigar con habilidad, y
por consiguiente incumbe á la política y á la accion gu
bernamental de las clases directoras el declarar la guer
ra á la supersticion y dirigir la campaña contra ella, de
modo que se haga inevitable el triumfo de la Verdad.,
. En la recepcion del Príncipe del Tabernáculo, grado
24, pregúntase al aspirante cuánto tiempo ha trabajado
en el Templo de Salomon; y responde: "Dos mil ciento
— 205 —
ochenta y cinco dias obedeciendo, otros tantos imitando,
é igual número perfeccionando; „ dando de ello una prue
ba sin réplica, á saber, "de que no ha contribuido á la
muerte de Hiram, y que tiene el deseo de hacer grandes
progresos en la virtud. „ El Caballero de Elocuencia se
apresura á volver á Salomon sobre el tapete, y dice, en
tre otras bellas cosas, que si este Monarca, por haber
cambiado de culto, perdió la comunicacion que tenia con
Adonaí, no le resultó de ello mal alguno, al revés, pues
desde el mismo instante adquirió extraordinaria ciencia
en la cabala, vino á ser autor de los más admirables li
bros secretos de magia, y pudo ponerse en comunicacion
constante, hasta su última hora, con el Espíritu del Fuego.
En el grado de Caballero de la Serpiente de Cobre, gra
do 25, explicase al estilo masónico el hecho referido por
la Biblia. El Angel de Luz, del que la serpiente es uno
de los emblemas, fué quien curó á los hebreos en el de
sierto; Eblis- Lucifer se compadeció de los israelitas,
primero por los sacrificios que habian hecho al becerro
de oro, símbolo de la naturaleza, y además porque entre
ellos se encontraban muchos descendientes de Cain. La
serpiente dispuesta en círculo y mordiéndose su propia
cola, figura la eternidad de la especie humana. Puesta
sobre una cruz, como se hizo en el desierto, la serpiente
representa al verdadero salvador de la humanidad, á la
que sanó de sus heridas: el Sínai es su Gólgota, y allí
hay el verdadero Calvario glorioso. Los hombres á quie
nes curaba la serpiente de acero crucificada, habian sido
mordidos por monstruos alados ; éstos son la tiranía, la
intolerancia y la supersticion, y es preciso destruirlos.
Por otra parte, suponiendo que el universo es eterno, di
cen los masones: "El Gran Arquitecto," y no "El Crea
dor: „ ha habido organizacion, y no creacion. ¿Quién or
ganizó? ¿á quién se honra en las Logias y Capítulos?
¿Es acaso á Adonaí? Pero, áun consultando solamei
Ja Biblia, donde están acumuladas las afirmaciones,
mos á Adonaí incesantemente ocupado en-perseguir á la
humanidad ; la arroja del Eden, la condena á muerte, la
ahoga, la quema, y desencadena sobre ella los cocodrilos
y los monstruos alados. El Angel de Luz, por el contra
rio, vuela de continuo en ayuda del género humano: trá
tase de sus propios hijos, puesto que Cain no lo es de
Adan; los descendientes del primer hombre engendrado
son los que instruyen, mejoran y perfeccionan á los des
cendientes del primer hombre amasado, y hacen que su
vida sea posible y feliz, inventando el arte de trabajar
los metales^ el de tejer, el de construir casas, el de escri
bir, etc.; pues segun el dogma masónico, Cain, hijo de
Eva y de Eblis que la sedujo tomando la forma de ser
piente, es el hombre engendrado, el tipo de la raza hu
mana en toda su belleza física, intelectual y moral: Adán,
al r<=vés, formado del lodo por Adonaí, es el hombre
amasado, el tipo degradado de la raza, el padre de los
ignorantes, de los supersticiosos y de los déspotas. La di
versidad de los individuos de ahí procede. Los viciosos
(descendientes de Adan) tiranizan cuanto pueden álos
virtuosos (descendientes de Cain), así como Adonaí per
sigue á Eblis. Pero ¿prevalecerá el Mal contra el Bien
hasta la consumacion de los siglos? No, por cierto; la vir
tud por último triunfará del vicio; tendrán fin las perse
cuciones de Adonaí, llegará dia en que será éste vencido
para siempre, y este dia será aquel en que, extendida la
Masonería por todo el globo, la humanidad reconquistará
el Eden.
El grado 25, cuyo sentido acaba de verse, refiere el
Orador que lo crearon algunos caballeros que, en su cru
zada en Palestina, encontraron israelitas cautivos de los
musulmanes, los libertaron, y éstos como prueba de gra
— 207 —
titud les hicieron conocer la tradicion de la serpiente de
bronce, que se habia perpetuado en Judea: y entonces
aquellos cruzados, sorprendidos de la luz que alumbraba
su mente, abandonaron sus antiguas prevenciones y de
dicáronse al estudio de las ciencias, al culto del verdade
ro Dios (textual) y á la redencion de cautivos. "Necesita
el pueblo, dice al terminar el Caballero de Elocuencia,
la libertad que los valientes caballeros devolvieron á
aquellos israelitas : ó sea, los caballeros de la Masonería
darán al pueblo la libertad, y ésta no se obtiene sino que
brantando inexorablemente, con audacia y valor, las pe
sadas cadenas del despotismo civil, religioso, militar y
económico.„
Después de un grado seriamente impío, véase otro en
gran manera cómico:
Trátase del Príncipe de Merced, grado 26. Llámasele
también Escocés Trinitario. Su objeto, segun el Ritual,
es la redencion de las almas ignorantes, prisioneras del
Error, á las que es preciso libertar dándoles á conocer la
Verdad.
Luego que el pretendiente ha dado nueve pasos ser
penteando, átanle á las espaldas dos alas que pone en
movimiento por medio de un mecanismo. Tiene los ojos
vendados, y de este modo le hacen subir nueve escalones
que conducen á una plataforma: una vez allí le ordenan
que se lance al aire, y se eleve volando hasta el tercer
cielo. Obedece el candidato, se arroja agitando las alas,
y cae sobre una manta fuertemente tendida que sos
tienen por los extremos algunos Hermanos robustos y
fuertes. Anúncianle entonces que está en el espacio del
cielo donde giran las estrellas errantes (me). De la mis
ma manera se le hace pasar al segundo cielo, donde se le
hace aproximar su mano á una bujía encendida, dicién-
dole que el calor que experimenta es la que esparcen las
- 208 -
estrellas fijas (sic). Hácenle olfatear una corta cantidad
de espuma de jabón, que figura el éter del segundo cie
lo, y su cuerpo, le dicen desde este momento, ha adqui
rido la propiedad de resistir á la accion del fuego. Hecho
este le balancean en el aire, le hacen saltar, y le infor
man que ha llegado al tercer cielo. Por último, cuando
se ha sacudido suficientemente al candidato por medio
de este ejercicio repetido con fuerza y vigor, muéstrame
la Verdad saliendo del pozo, en el trage tradicional (sic).
Retírase la asamblea algunos momentos, dejando al can
didato frente á frente con la Verdad, después que el presi- ,
dente, llamado Excelentísimo, le ha hecho entrega de una
flecha emblemática, susurrándole al oido: Edid-Pen-Cagu,
palabra sublime que significa ¿ "Haz lo que quisieras que
te hiciesen .„ Al volver al templo los buenos Hermanos,
el Caballero de Elocuencia dice al neófito que su recep
cion le ha enseñado á sobreponerse á las prevenciones,
supersticiones y falsas doctrinas, para cernerse en las
tres celestes regiones de la Inteligencia, de la Conciencia
y de la Razon, correspondientes á las necesidades políti
cas, sociales y materiales de la Humanidad.
Todo comentario seria superfluo.
El grado de Soberano Comendador del Temple, grado
27, recuerda la condenacion de los Templarios. Al can
didato se le introduce en el Consejo, atado como un ver
dadero salchichon, para demostrarle que se halla todavía
bajo el yugo de las pasiones. Se le sujeta á una plancha;
cúbrenle con un paño mortuorio ; llévanle en brazos ; dan
do de esta suerte cinco vueltas por la sala, sacudiéndole,
y se canta una prosa fúnebre en la que hay este pasaje:
"¡Oh mason que duermes prafundamente y no profieres
palabra, es preciso morir, hay que llegar á la muerte!„
Terminada la procesion se le quitan al candidato las
cuerdas que le sujetan, para demostrarle la diferencia
— 209 —
que existe entre un esclavo y un hombre libre, y le co
ronan solemnemente. En virtud de su nueva dignidad
tiene derecho á permanecer en la Logia con la cabeza
cubierta y está dispensado del Catecismo. En cambio,
comprométese á "obedecer siempre y en todas partes las
órdenes que jerárquicamente se le transmitieren.„ Al
darles la consagracion del grado se le participa que "si
se le arma Caballero del Temple y se le instituye Gran
Comendador, es con objeto de que combata por obtener
el triunfo de la Francmasonería, para defender sus doc
trinas y mantener sus principios, para hacer justicia á
todos igualmente, y para reemplazar la autoridad y el
gobierno en la sociedad profana, cuando llegue el mo
mento, con representantes directos de los intereses libres
de los asociados, cuya mision consistirá en velar por la
ejecucion de las decisiones tomadas por los superiores
jerárquicos de la Orden.„
Este grado termina la segunda serie filosófica. Los Ta
lleres que trabajan desde el grado 23 al 27 tienen el nom
bre de Tribunal.
Con el grado 28, Caballero del Sol, Príncipe Adepto,
el iniciado adelanta un paso en el camino de las cien
cias ocultas. Desde el punto de vista cabalístico este gra
do es el complemento de Príncipe del Líbano, Real-
Hacha. "Dentro un sobre hermético, dice el Ritual sa
grado, este grado oculta verdades filosóficas: es una es
cuela de ciencias especiales en las cuales se interpreta el
gran libro de la naturaleza: en él estúdianse sus leyes, se
procura penetrar sus secretos por la descomposicion y
el análisis de los cuerpos, y este hermoso estudio, lle
nando al neófito de admiracion hácia el autor oculto de
tantas maravillas, dispónele como nunca á la gratitud."
El inventor de este grado es un monje apóstata, funda
dor de la secta de los iluminados de Aviñon, el exvbene
r. 14
— 210 —
dictino Pernetti, que firmó un escrito en el que daba su
alma al demonio.
La cámara está iluminada solamente por un globo
transparente, representando al sol, puesto sobre la cabeza
del presidente, que representa á Adan. Figúrase estar en
el Eden. Las pinturas de las paredes representan campos,
montañas y bosques. El sol está instalado en un triángulo,
que tiene en cada ángulo una S (Science, Ciencia, Sabi
duría, Santidad). En la sala se ha soltado un palomo, que
se hace volar á golpes de pañuelo. La Verdad, continuan
do en el traje tradicional, siéntase en el Oriente,-cerca de
Adan. Siete miembros del Taller representan siete Que
rubines ó siete planetas (á elegir), y su traje está á corta
diferencia, en armonía con el de la Verdad. Los otros
miembros figuran sílfides. Llevan una túnica de gasa do
rada, un mandil oscuro y un casquete azul ajustado con
una cinta de color aurora: estos son los que van comple
tamente vestidos en la asamblea.
El candidato, que se intitula Hiram en este momento,
es introducido, cubierta la cabeza con un velo negro,
mientras que dos sílfides, fuelle en mano, le hacen aire
por detrás y desembarázanle del velo.
Declara que viene á pedir el gran secreto que ha de
traer á la tierra el reinado de la razon. El presidente Adan
le contesta con un discurso explicativo de los emblemas
de la Masonería, que le presenta como teniendo velados
preceptos de una filosofía atrevida (no digo más, pues
discurso es este que áun á un turco le harian salir los co
lores á la cara), y le exhorta á sacudir el yugo de la creen
cia que se le hubiera inculcado en su juventud, y á tomar
por únicas reglas de fe el espectáculo de la naturaleza y
su propia inteligencia.
"La enseñanza del grado 28, dice el Ritual moral y
dogmático de la Francmasonería (impreso en 1881), está
en los medios de dar satisfaccion á la sed que abrasa el
hombre de conocer el gran secreto de la naturaleza. En
él estúdianse las fuerzas de la voluntad humana y las de
la naturaleza, demostrándose que los milagros son los na
turales efectos de causas excepcionales. Las doctrinas de
la cabala, del hermetismo y de la alquimia son en él ob-r
jeto de profundo examen. Su síntesis es, que únicamente
los librepensadores y los sabios antipapales y anticató
licos llegan á la meta de la ciencia oculta; pues sólo ellos
han podido tomar por punto de partida la omnipotencia
de la razon humana."
Pongamos azúcar en brasas, y pasemos al grado 29.
La recepcion al grado de Gran Escocés de San Andrés
de Escocia sirve de preludio al de Caballero Kadosch:
por lo tanto es desarrollo de la leyenda masónica del gra
do 27, ó sea del grado templario.
Esta vez no se hace esperar al candidato á la puerta
de la sala, sino que se le introduce inmediatamente y sin
ceremonias. La escena es breve. El Caballero de Elocuen
cia le acusa de ser templario, "ó por lo menos favorable
á esta maldita (sic) Orden del Temple, á la que el Pon
tificado, nuestra soberanía espiritual (sic), declaró conta
giada y convencida de magia, sortilegio y herejía." El
Patriarca de la Gran Logia, título del Presidente, le de
clara que, si es así, le entrega á la venganza mortal de los
Grandes Escoceses de San Andrés.
El candidato, á quien el Hermano Preparador ha ense
ñado la leccion, no se deja intimidar, y afirma que, cual
quiera que sea el peligro que le amenaza, declárase en
efecto adicto á la Orden del Temple y que está pronto á
defender su memoria.
Felicitaciones del Gran Experto, quien pide se confie
la bandera de la Orden del Temple á la custodia de este
candidato tan enérgico . Adoptado.
— 212 —
Entrégase el estandarte al neófito, y todos se re
tiran.
Llegan tres hombres enmascarados que quieren apo
derarse del estandarte. Lucha. El valeroso candidato lo
defiende con éxito.
La asamblea entra de nuevo en sesion, y la Gran Logia
arma al candidato Caballero Gran Escocés de San An
drés de Escocia en recompensa de su noble valor.
Juramento.—El neófito jura "defender hasta la muer
te cualquier puesto que se confie á su honor, y lu
char sin tregua ni cuartel contra toda usurpacion de
poder, venga de donde viniere, sea civil, militar ó re
ligiosa."
Discurso del Caballero de Elocuencia, acompañado de
una exhibicion del Baphomet, ídolo infame ante el cual
quemaban incienso los Gnósticos y los Templarios. Se ha
imputado como un crímen á los Caballeros del Temple,
explica el Orador, haber honrado este símbolo en sus reu
niones misteriosas. ¿Qué mal hay en ello? El Baphomet
es la figura panteística y mágica de lo absoluto. La an
torcha colocada entre ambos cuernos representa la inte
ligencia equilibrante: la cabeza del cabron, cabeza sinté
tica que reune algunos caracteres del perro, del toro y del
jumento, representa la responsabilidad de la materia sola
y la expiacion que en los cuerpos debe castigar solamente
las faltas corporales. Si las manos son humanas, es para
demostrar la santidad del trabajo; si hacen la seña del
esoterismo (doctrina secreta reservada exclusivamente á
los iniciados de ciertas escuelas filosóficas de la antigüe
dad), no tiene otro objeto que recomendar el misterio.
¿Qué hay que pueda parecer indecente en esta figura
emblemática de la naturaleza? ¿Acaso la cruz completa
da por la rosa? Ciertamente, pero esto seria confesar que
se busca el mal en lo que es el bien, pues la cruz, tal co
— 213 —
mo está aquí figurada (1), simboliza la inmortalidad de
la especie humana. ¿Se reprochará al Baphomet tener
los pechos de mujer? Mas esto demuestra que sólo lleva
de la humanidad los signos de la maternidad y del tra
bajo, esto es, los signos redentores. Brilla en su frente la
Estrella Flamígera, y conocida es su significacion mística,
significacion admirable. ¿Se recriminará por último esta
figura, á causa de sus grandes alas desplegadas? Empero
estas alas son las de un arcángel.
El hecho es que el Baphomet es una de las represen
taciones diabólicas más caracterizadas.
La sesion germina con esta exhibicion abominable, y
proclamado el Baphomet símbolo sagrado de la natura
leza, lánzase anatema contra cualquiera que se atreva á
condenar á sus adoradores, es decir, contra la Iglesia.

n.

El Eadosch.

De la misma suerte que se ha vengado á Hiram, arqui


tecto del Templo de Salomon, es preciso también vengar
á Jaime Borgoñon Molay, Gran Comendador del Temple,
jefe supremo de la Orden de los Templarios.
No solteis la carcajada, ni vayais á creer que la Franc
masonería se divierta; esto es muy serio.
A la verdad : del mismo modo descienden los francma
sones de los Templarios, como la Internacional de los
(1) El Baphomet templario tenia en este punto un caduceo : en
las exhibiciones masónicas se reemplaza este último por la cruz
con rosa.
— 214
Gracos, ó la Jaqueria de Espartaco ; pero quien se prfr'
pone un objeto, de toda leyenda que á él se refiera saca
algun partido. La layenda de Hiram ha sido un pretex
to para formular execraciones contra Adonai, esta era
la teoria; y la leyenda de Jaime Borgoñon Molay servirá
para proponerse la destruccion del Pontificado, lo que
será la práctica.
Y desde luego, como en la Masonería todo se encadena,
como en ella todo está combinado con un arte maravi
lloso, tenemos en el grado 30 una nueva explicacion de
las letras misteriosas J-B-M de los tres grados simbólicos
de la iniciacion primordial. No significan, pues, Jakin,
Booz y Moábon ( 1 ), ni tampoco figuran las palabras sa
gradas de los tres primeros grados, sino Jaime-Borgo-
ñon-Molay.
El título del grado 30 es también triple:
Grande Elegido,
Caballero Kadosch,
Perfecto Iniciado.
Sabemos lo que quiere decir Elegido en estilo masó
nico. El Elegido (véanse los grados 9, 10 y 11) es elMa-
8on escogido, encargado especialmente de las venganzas;
el Grande Elegido tiene, pues, la mision de las grandes
venganzas. Y estas grandes venganzas, ¿contra quién?
En el grado de Elegido, se ha pronunciado simplemente
la palabra ¡Nekam! (2), sin añadir ningun nombre pro
pio; mas en el grado de Grande Elegido rásgase el velo,
no se oculta ya la idea, y dícese con claridad: ¡Nekam,
Adona.il Y para evitar todo error acompáñase esta excla
macion con un gesto significativo: dase un puñetazo en
direccion al cielo, como si se quisiese herir á Dios.

(1) O Mac-Bcnac, en las Logias que practican el Rito Francís


W Nekam, palabra hebrea, significa : Venganza.
— 215 —
Esto es para el Kadosch una mision santa. Kadosch
significa literalmente: santo, puro, consagrado, purifi
cado. -
El verdadero secreto de la Masonería es este, secreto
que ha de adivinarse y del que no se recibe la comuni
cacion oral. El Kadosch, al mismo tiempo que Grande
Elegido es tambien Perfecto Iniciado, y ya nada tiene
que aprender. ¡Nékam, Adonaíí "¡Venganza contra ti, oh
Adonaí!„ Lo sabe todo.
Aquí Lucifer no es simplemente el nombre de la estre
lla matutina; sino Lucifer, el Angel de Luz, quien entra
en escena.
Aquí se vuelve de arriba abajo el Delta Sagrado (lo
que es emblema del grado y del Supremo Consejo): y si
ignorais la significacion del triángulo al revés; consultad
cualquier tratado de ciencias ocultas. O mejor, no; no
abrais ninguno de esos espantosos libros de evocaciones
diabólicas; básteos saber que el triángulo puesto con la
punta principal hacia abajo es el emblema personal de
Satanás.
—Dais á las cosas más importancia de la que tienen en
realidad, me dirá álguien: esto no son más que baga
telas.
Extrañas bagatelas, contestaré. Si no tienen alcance
alguno estos símbolos satíricos, ¿por qué los adopta la
Masonería en sus Tras-Logias? ¿por qué hace de ellas su
sello oficial?
Pero no disertemos, y veamos.
Tenemos en la mano el Ritual de Kadosch.
Existen para la recepcion cuatro departamentos obli
gados, siendo los dos primeros sólo preparatorios: la Cá
mara Negra, la Cámara Blanca, la Cámara Azul y la Cá
mara Roja.
El primer departamento está cubierto con colgaduras
— 216 —
de negro y alumbrado por una sola lámpara de forma
triangular, suspendida en el techo. Esta pieza comunica
á un gabinete, especie de cueva, donde se entra bajan
do algunos escalones. No hay en tal cueva otra luz que la
que se lleva allá conduciendo al candidato. En el centro
se ve una piedra tumular, y sobre la misma un ataud cu
bierto con un velo negro : yace allí envuelto en una mor
taja uno de los miembros del Areopago, y al pié, en la
losa sepulcral, se ven tres cráneos: el del medio, coloca
do en un almohadon de terciopelo negro, representa la
cabeza de Jaime Molay, Gran Maestre de los Templarios,
que murió quemado vivo, el 11 de marzo de 1314, por
orden de Felipe el Hermoso, rey de Francia, y del papa
Clemente V (Beltran de Goth): esta cabeza está corona
da de siemprevivas y laureles ; la de la derecha lleva la
corona real con flor de lis y representa la de Felipe el
Hermoso, y la de la izquierda, coronada con la tiara pon
tificia, figura la de Clemente V. En ángulo recto con el
sepulcro hay un banco para el candidato. Al frente se
destaca un cuadro negro, en el que se leen escritas con
gruesas letras blancas estas palabras: "Aquel que sepa
sobreponerse á los terrores de la muerte tendrá derecho
á ser iniciado en los mayores misterios. „ En el extremo
de la cueva hay una puerta secreta de escape, á fin de que
el Hermano tendido en el ataud pueda salir y evadirse sin
que le vea el postulante. La escalera que comunica desde
la Cámara Negra á la cueva está guardada por un Caba
llero Sirviente de Armas, acorazado, encasquetado, con
la visera baja, y levantado el brazo empuñando una es
pada.
Al candidato, vendados los ojos, se le introduce con
precipitacion por la escalera, y al instante le quitan la
venda. Viste túnica gris, y lleva á la derecha un puñal
metida en el cinturon. ' -
El Caballero que está en el ataud, al cabo de un mo
mento de silencio, levanta la cabeza cubierta con un velo
negro, y pregunta con voz fuerte: — ¿Quién eres? ¿qué
quieres? ¿por qué vienes á turbar mi reposo?
En seguida, sin aguardar la respuesta, da un golpe con
el puño y apaga la luz; huye luego, procurando no ser
oido.
El Caballero Sirviente de Armas, oyendo ruido, llama, ,
y el Caballero Introductor, que después de acompañar al
candidato se habia retirado, vuelve con nueva luz, se
acerca al ataud sin decir una palabra, levanta el velo ne
gro, y exclama con tono lúgubre: — ¡Vacío!
Luego toma por la mano al candidato, y le hace subir
la escalera.
Él presidente del Areopago está en la Cámara Negra,
á donde se ha conducido nuevamente al postulante.
— ¿Has reflexionado, le dice, en el espectáculo que se
ha ofrecido á tus ojos?
T añade, sin aguardar respuesta:
— ¡Esta cueva encierra grandes misterios!... ¿Estás
dispuesto á sufrir las pruebas que te aguardan? ¡Son te
rribles! pero nada tienen que pueda alarmarte, si has
comprendido los grados por los cuales has pasado suce
sivamente... Te prevengo que deberás contestar á una
grave pregunta, y habrás de limitarte á esta respuesta:
"Pido pasar adelante. „ Reune, pues, todas las fuerzas de
tu alma: ¡no puedes contar sino con ellas!
Lentamente se dirige hácia la cueva, y baja á ella, se
guido del candidato, acompañado por el Caballero Intro
ductor.
Durante el discursillo de la Cámara Negra, el pseudo-
cadáver ha vuelto al ataud, y cuando el candidato, el
Presidente y el Introductor llegan al sepulcro, incorpó
rase otra vez, y dice con la misma voz grave y fuerte co
- 218 -
molo habia hecho antes: —-¡Tú que vienes á turbar mi
reposo, teme mi cólera!... ¿Qué pides?
El candidato.— Pido pasar adelante.
El muerto.— fTiembla, temerario! ¡Corres á tu perdi
cion si tu corazon no es sincero!...
El candidato.— Pido pasar adelante.
A estas palabras óyese gran ruido en el exterior; ea
un estrépito espantoso: el muerto se tiende nuevamente
en su ataud.
El Gran Maestro (tal es el título del Presidente del Areo-
pago), dirigiéndose al candidato.—Puesto que quieres pa
sar adelante y que tu temeridad te impulsa á desafiar un
odio acumulado durante tantos siglos, sígueme:
Adelántase majestuosamente hácia la tumba, hinca la
rodilla ante la cabeza coronada de laurel, y dice: —¡Imí
tame!
El candidato se arrodilla. .
El Gran Maestro.— Hasta aqui sólo has visto emble
mas en la Masonería, y es preciso que ahora veas en ella
realidades... ¿Estás decidido á hollar las preocupaciones
que te han avasallado y á obedecer sin reserva todo lo
que prescribe la Orden para bien de la humanidad?
El candidato.— Sí.
El Gran Maestre levantándose.— Si es así, voy á darte,
el medio de probar la pureza de tus intenciones y de dar
nos á conocer la extension de tus luces... Prostérnate
ante este ilustre despojo (muestra la cabeza de Jaime
Molay), y repite el juramento que voy á dictarte:
Teniendo la mano derecha armada con un puñal, le
hace repetir el siguiente juramento:
Juramento primero.— En presencia de Dios nuestro
padre ( 1 ) y de esta augusta víctima, juro y prometo so

lí ) Como en loe grados precedentes se ha repetido hasta la s«


— 219 —
lemnemente, bajo palabra de honor, que nunca revelaré
cosa alguna de los misterios de los Caballeros Kadosch,
y que obedeceré todo lo que me prescriban los regla
mentos de la Orden. Juro además que castigaré el cri
men y protegeré la inocencia.
El Gran Maestre, al candidato.— Ahora, levántate, é
imítame.
Da entonces una puñalada en la cabeza coronada con
una tiara, y dice:— ¡Odio á la impostura! ¡Muerte al
crimen !
Imítale el candidato, repitiendo las mismas palabras.
Luego, pasando uno y otro ante la cabeza coronada
de laureles, póstranse, y el Gran Maestre dice: — ¡Glo
ria eterna al mártir de la Virtud! ¡Que su suplicio nos
sirva de leccion! ¡Unámonos para aplastarla tirania y la
impostura!
Levántanse, y llegan junto á la cabeza adornada con
la corona real.
El Gran Maestre la hiere de una puñalada, diciendo:
— ¡Odio á la tiranía! ¡Muerte al crímen!
Imítale tambien el candidato, repitiendo las mismas
palabras.
Salen de la Cueva y de la Cámara Negra.
El Hermano Introductor cubre con un tupido velo la
cabez'a del candidato, y transcurridos algunos minutos
de espera dirígense á la Cámara Blanca.
Al pasar delante del tercer departamento donde cele
bra sus sesiones el Areopago, detiénense. La puerta de

cledad que los Masones deben considerarse como hijos de Hiram,


lúe éste desciende de Cain por Phaleg, Canaan, Tubalcain y La-
mech ; que Caiñ no es hijo de Adán, sino del Angel de Luz, y que
por Gran Arquitecto del Universo no ha de entenderse Adonai, si
no 4 su eterno enemigo ; el candidato sabe muy bien que el Dios su
Padre á quien invoca en el grado 33 es Satanás.
esta sala está abierta, y el candidato oye tres voces á lo
lejos, la del Gran Maestre y las de los Grandes Jueces
Primero y Segundo (títulos de los Vigilantes).
El Gran Maestre.—Haz por otros lo que quisieras que
hiciesen por tí.
Una pausa.
El Primer Gran Juez.—No hagas á otros lo que no
quisieras que te hiciesen á ti.
Una pausa.
El Gran Juez Segundo.—Adora al Sér Supremo (1).
Una pausa.
El Gran Maestre.— Ama á tu prójimo como á tí mismo.
Una pausa.
El Primer Gran Juez.— Consuela á los infelices.
Una pausa.
El Gran Juez Segundo.— Sé verídico y huye la mentira.
Una pausa.
El Gran Maestre.— Sé paciente y sufre los defectos de
tus hermanos.
Una pausa.
El Primer Gran Juez.— Cumple fielmente tus compro
misos y recuerda que una de las principales virtudes de
los filósofos es la discrecion.
Una pausa.
El Gran Juez Segundo.— Sobrelleva resignado la ad
versidad; tales son los deberes de los filósofos.
( 1 ) Aquí ocurre hacer la misma observacion que en la nota an
terior. El sistema teológico en boga en la Masonería es el dualismo
de la divinidad : dos principios combatiéndose é igualmente eter
nos : Lucifer, el Bien ; y Adonai, el Mal. El universo existe tambion
desde toda eternidad. No ha habido creacion, sino organizacion.
Dícese : Gran Arquitecto, y no : Creador. Siendo Adonai el principio
malo, Lucifer es el Sér por excelencia, el Sér Supremo. Adorar al
Sér Supremo es lo mismo que adorar i Lucifer ; en esto no cabe
equivocacion alguna.
• — 221 —
Un golpe de mallete, y ciérrase la puerta.
El Introductor acércase á ésta, como si quisiese entrar
en el Areopago para presentar al candidato, y llama por
la batería del grado 29.
El Primer Gran Juez, hecho el usual anuncio y recibi
da orden del Gran Maestre, pregunta á través de la puer
ta cuál es el Gran Escocés de San Andrés de Escocia que
llama de este modo, y qué quiere.
El Introductor.-—Es el Caballero Hermano N..., que
acabo de encontrar y que deseo presentar al Consejo :
solicita el favor de ser admitido á los sublimes conoci
mientos de los Caballeros Kadosch.
El Primer Gran Juez repite el anuncio al Gran Maestre.
Voz del Gran Maestre á lo lejos.— Decidle que nadie
puede esperar ser introducido aquí sin haber hecho sa
crificios á lo que es objeto de nuestro culto. Que se le
conduzca al Gran Sacrificador.
El Introductor acompaña, pues, al neófito á la Cámara
Blanca.
Llámase así este departamento por el color de sus col
gaduras, y solamente lo alumbra una ancha y azulada
llama de alcohol que sale de un gran vaso colocado en
medio de la sala. Al Oriente hay un altar cuadrangular,
sobre el cual se ve otro vaso lleno de perfumes. Encima
del altar, en una gloria, encuéntrase un inmenso trián
gulo con la punta principal hácia abajo, emblema de Lu
cifer: de esta punta cuelga un águila de dos cabezas, de
tamaño natural, mitad blanca y mitad negra, con las alas
desplegadas y teniendo una espada en sus garras. Los ta
biques de esta sala tienen numerosos agujeros, á fin de
que, puestos detrás, los Kadosch puedan, sin ser vistos
del candidato, ser testigos de lo que va á hacer. El Gran
Sacrificador está solo en la Cámara Blanca, sentado ante
el altar.
— 222 —
El Gran Sacrificador, dirigiéndose al Introductor des- 9
de la entrada.—Caballero, Hermano mio, ¿á quién con
duces?
El Introductor.—Un Caballero Gran Escocés de San
Andrés de Escocia que, poseyendo todas las virtudes de i.
un sabio, desea entrar en el Templo de la Sabiduría.
Quítasele al postulante el velo negro.
El Gran Sacrificador, al candidato.—¡Mortal, prostér
nate!
El Introductor hace que el candidato tome incienso,
lo eche en el fuego y que se arrodille.
El Gran Sacrificador.—¡Oh Sabiduría omnipotente, ob
jeto de nuestras adoraciones, á tí invocamos en este mo
mento! ¡Causa y soberana del universo, razon eterna, luz
del espíritu, ley del corazon, inspíranos la elocuencia ne
cesaria para hacer Comprender á este aspirante cuan au
gusto y sagrado es tu sublime culto!... Por tí la inmensa ■
reunion de los seres forma un todo armónico ; tú eres la
antorcha cuyo esplendor es el único que puede disipar
las tinieblas que ocultan á nuestros ojos la naturaleza:
¡ nacida para conocer y amar la verdad, nuestra alma sólo
en tí se satisface!... ¡Purifica con tu divino soplo á este
candidato, sostiene sus vacilantes pasos en esta carrera,
y hazle digno de tributarte sus homenajes!
Se le hace nuevamente echar incienso en el vaso de los
sacrificios.
El Gran Sacrificador, al postul ante.—Levántate, y pro
sigue tu camino.
El Introductor le vuelve al Are opago.
El tercer departamento está colgado de azul, y la azu
lada bóveda salpicada de estrellas. Esta Cámara aparece
dividida en dos á la mitad de su longitud por una espesa
cortina. En el Oriente se encuentra una plataforma á la
que se sube por siete peldaños y en la que hay siete si
— 223 —
Uones, uno en el fondo para el presidente, tres á derecha
y otros tres á izquierda, dispuestos paralelamente á la
longitud de la cámara. Eu el sillon del presidente, un
paño carmesí forma como un dosel y encuadra el estan
darte de los Kadosch, estandarte que tiene la parte su
perior blanca y la inferior negra (1). Delante del sillon
del presidente hay un altar, en el que se ve una espada
sobre una balanza y dos puñales puestos en cruz de san
Andrés sobre el libro de las Constituciones. Al Orien
te, al Norte y al Sud de este altar se encuentran tres can
delabros, con tres velas de cera amarilla cada uno, y cu
biertos con gasa negra.
Cuando el pretendiente, con los ojos no vendados, lle
ga á la puerta del Areopago , ábrese la sesion.
El Introductor llama. Diálogo, segun costumbre, entre
el Gran Maestre y el Primer Gran Juez.
El Introductor. —Es un Caballero Gran Escocés de San
Andrés de Escocia, que, habiendo sacrificado en el Tem
plo de la Sabiduría, reitera la súplica de ser admitido en
el Consejo soberano.
El Gran Maestre.—¡Désele entrada!
Ábrese.
El Gran Sirviente de Armas, apoyando la punta do su
espada sobre el corazon del candidato y hablándole ce n to
no amenazador.—No estoy aquí para impedirte que cum
plas tus designios, sino para advertirte que si dado el pi i-
merpaso, retrocedes, estás perdido. Escoge: ¡adelantar ó
retroceder!
Si vacila, se le despide.
En caso contrario, cúbrenle otra vez la cabeza con el
tupido velo negro, y se le introduce.
(1) Dígase todavía cuanto se quiera. El blanco y el negro jux-
tapuestos están Indicados, en los tratados de las ciencias ocultas,
como colores emblemáticos del Príncipe del Infierno.
— 224 —
El Introductor.—Ilustres Caballeros, me atrevo á su
plicaros que admitais en vuestro seno á este candidato
que, por la práctica de las virtudes, por la estricta obser
vancia de sus deberes para con la Orden y por sus accio
nes dirigidas todos al bien, merece vuestra atencion: dis
creto y fiel en llenar las obligaciones que contrajo ante
riormente, reclama de vosotros este insigne favor.
El Gran Maestre, al Introductor.-—No ignoras, Caba
llero Hermano mio, que no podemos admitir á nuestros
últimos misterios sino á aquellos á quienes la integridad,
la reputacion intacta y la probidad más acrisolada hacen
superior al vulo o; á aquellos á quienes la fidelidad, el ce
lo y la firmeza hacen superiores á todo temor; por último,
á aquellos que, desprendidos de todas las preocupaciones,
son susceptibles de adoptar los principios filosóficos, y
cuyo genio, encumbrándose sobre los sentidos, puede lle
gar al descubrimiento de los verdaderos principios y atra
vesar el sombrío velo que oculta á los mortales los secre
tos de la naturaleza.... En una palabra, si conoces lo sufi
ciente á este aspirante para responder de él, consentimos
en hacerle sufrir nuestras rigurosas pruebas ; pero si no
estás seguro de él, no le expongas á tan grandes peligros.
El Introductor.—-Respondo de él como de mí mismo.
El Gran Maestro.—Pues entonces, Grandes Jueces, ase
guraos si tiene los votos en su favor.
Los seis Jueces sentados al lado del Gran Maestre sí
levantan, y van cada uno por su parte á recoger los votos,
y dan cuenta del escrutinio.
El Gran Maestre.—Caballero Gran Sirviente de Armas,
proclamad en el Areopago que el aspirante va á sujetar
se á la prueba.
El Gran Sirviente de Armas da tres vueltas por la sala,
diciendo á cada una: —El aspirante va á sufrir la prueba
que ha de decidir de su suerte.
— 225 —
El Gran Maestre.'—¡ Conducidle á donde le llama su
deber, y que se arme de valor y firmeza !
Entonces verificase una abominable comedia, que ex
cede en horror á todo lo que la imaginacion puede su
poner. .
El candidato, siempre con los ojos vendados, es condu-;
cido á la Cámara Negra, donde sobre un caballete hay
un carnero vivo, al que se ha rasurado el costado izquier- '
do: la pobre bestia está además sólidamente amordazada, :
de suerte que no pueda hacer oir el menor gemido. Jun
to al caballete hay un Hermano que imita los suspiros de-'
un hombre fuertemente sujeto y amordazado.
ElGran Maestre y los Grandes Jueces han penetrado ;
tambien en la Cámara Negra.
El Gran Maestre al candidato.—Hermano, cuando fuís- ;
te recibido en el grado de Elegido, vengaste simbólica- •
mente la muerte de Hiram. Hoy ya no es cuestion de ha
bérselas con maniquís ni de atravesar con tu puñal cabe-"
zas tiempo há privadas de la vida... Sabes que no hay ins
titucion por buena que sea que no tenga traidores. Un
miserable perteneciente á un Taller de nuestra obedien-;
cia hizo traicion rio há mueho tiempo -á nuestra oausa sa
grada, y hemos conseguido apoderarnos de él... Está aquí;'
y .llegó su última hora... Oyes los rugidos de desespera
cion que lanza por saber- que el castigo va á cumplirse yi
que no puede evadirlo... Sólidamente amordazadoj qui
siera por lo menos quizá, antes de espirar á los golpes de
nuestra justa, Venganza, lanzarnos un supremo insulto;
pero esta boca que vendió nuestros secretos no se abrirá
ya más, y esa lengua perjura no' ha de volver á pronun
ciar una sola palabra... Herm'ano, tu iniciacion de este
dia te vale el honor de hacer justicia.;. Asegúrate primero
por tu propia mano del lugar «ri qué vas á herir, y luego,'
que tu brazo vengador no tiemble! . :
T. 15
— 226 —
Dicho esto toman la mano izquierda del candidato y la
ponen sobre el cuerpo palpitante del carnero, en el sitio
que ha sido rasurado. Parécele al candidato Kadoschque
toca una piel humana, y percibe los latidos del corazon.
Pronunciase la orden, y da de puñaladas creyendo herir
á un hombre vivo. Llévanle enseguida á otra sala, quí-
tanle el espeso velo negro que cubre sus ojos; tráenle en
un plato el corazon sangriento de la víctima, y este cora
zon tiene que presentarlo al Gran Maestre en la punta Je
su puñal. (Página 78 del Ritual Sagrado de Kadosch,
opúsculo en 8.° mayor, de 252 páginas, texto en francés é
inglés, impreso por orden del Consejo Supremo, sin nom
bre de impresor. En él se lee, página vih del Prólogo
"El ceremonial usado se ha respetado tanto como ha sido
posible en la redaccion de este ritual; las explicaciones
dejan muy poco que desear. „ )
Habiendo dado el pretendiente esta prueba de valor (!!),
no puede ya caber duda acerca su admision.
El lector está ya, como supongo, asaz edificado, y seria
inútil que me detuviese por más tiempo en este grado
infame.
Acabemos, pues, lo más pronto posible, suprimiendo
todos los discursos que nada nuevo nos enseñarian.
Después de la prueba sangrienta, el candidato, á quien
se felicita, lávase las manos y es conducido al Senado,
nombre que toma el Consejo de los Kadosch en la Cá
mara cuarta. .,-..•.
Las colgaduras de ésta son rojas, y en el Oriente hay
un trono. Encima se ve el triángulo al revés del cual
pende el águila negra y blanca, desplegadas las alas: esta
monstruosa ave de rapiña lleva al cuello'una cinta blan
ca y negra con una triple cruz patriarcal. Las colgaduras
que forman dosel en el Oriente son de terciopelo negroj
con bordados de plata y cráneos atravesados con puñales.
— 227 —
Hácia el Occidente encuéntrase un mausoleo en forma de
pirámide truncada imitando el mármol negro, y sobre
ese tronco de pirámide hay una urna funeraria cubierta
con una gasa negra sobre la que se ostenta una corona de
laurel: una corona real se encuentra á derecha de esta
urna, y á la izquierda una tiara pontificia: en los cuatro
ángulos del mausoleo una urna fúnebre, llena de alcohol
encendido, deja escapar azuladas lenguas de fuego.
Entre el Oriente y el mausoleo está instalada la Escala
misteriosa del Kadosch: es una doble escalera, con sie
te peldaños á cada lado. En los de la izquierda léese:
Gramática, Retórica, Lógica, Aritmética, Geometría, Mú
sica, Astronomía. En los de la derecha: Tsedehah, Schor-
Laban, Mathoh, Emounah, Hamal-Saggi, Sabbal, Gemoul-
Binah-Thebounah. Cada una de estas últimas palabras bár
baras significa una doctrina gnóstica. A mayor abunda
miento, es bueno que el público sepa que los iniciados
en la magia entre los persas, adoradores de Ormuzd
(nuestro Lucifer), subian á una escala misteriosa, abso
lutamente igual, de siete dobles escalones.
Dos Heraldos de armas, maza en mano, custodian el
mausoleo, junto al cual hay el Altar de los Juramentos,
con diez luces al rededor.
Abrese la sesion de la Cámara Roja por el famoso ges
to sacrilego del puñetazo en direccion al cielo, y dando
este grito salvaje: ¡Nékam, Adonai!
Sigue un juramento comun:
—Juramos unánimemente, dice el Gran Maestre, man
tener, con peligro de nuestra vida, los principios sagra
dos de nuestra Orden, y defenderlos por todos los medios,
cualesquiera que sean, contra el fanatismo y la supers
ticion.
Todos los Kadosch tienden la mano y juran.
Introducido el candidato, le hacen prestar un juramento
— 228 —. .
del mismo género (es ya el segundo en la misma noche),
añadiendo que nunca revelará ningun secreto del grado,
y que se conformará á lo que prescribe la Escala Miste
riosa. .
Oblíganle, pues, á subir esta escala, explicándole el
sentido de cada escalon. Desde luego, la subida de la
derecha quiere decir: "El Dios á quien adoramos es
Aquel á quien se adora sin supersticion. „ Lo que sigue
es del mismo estilo. ' .. . . .-
Enséñanle asimismo que la espada en la balanza y los
dos puñales cruzados que ha visto en la Cámara Azul
significan: "Cuando la espada de la justicia es impoten- •
te para imponer la equidad de la balanza, corresponde al
puñal Kadosch poner en vigor la ley masónica.„ El sen-'
tido simbólico del mausoleo junto al cual hay una tiara y
una corona es el siguiente: "El mártir descansa en medio
de sus verdugos: el pueblo deja vivos á sus tiranos y dés
potas, y la Masonería asegurará en corto plazo el triunfo
del pue' lo.„
Luego el Gran Maestre consagra y proclama al candi- .
dato: Grande Elegido, Caballero Kadosch, Perfecto Ini
ciado. Hácele prestar cuatro votos, y dícele.en seguida
que los Kadosch deben tutearse. Comunícale los. secre
tos del grado, que son complicadísimos; y por último
le da el beso filosófico, q»e consiste en siete besos en.
siete puntos del rostro, después de lo cual el Gran Maes
tre pasa su lengua por los labios del iniciado. Sabido es
que Robespierre, ese modelo de los Kadosch, ese fervien
te del Sér Supremo, habia hecho pasar el repugnante
beso de los Areopagos al club secreto de los Teofilántro-
pos, que se celebraba en' la boardilla de una vieja loca,
llamada Catalina Théot. . ..:
Despues de quemar y hatíer quemar otra vez incienso
ante el sign<? satánico ¡del triángulo al revés, el Gran
— 229 —
Maestre levanta la sesion, habiendo jurado todos los asis
tentes junto» guardar secretos los misterios de los Con
sejos de Kadosch, y vivir y morir fieles al culto de la
Verdad.
Tocante al catecismo del Kadosch es de incomparable
salvajismo.
Véanse los principales pasajes.
"D. ¿Eres Caballero Kadosch?—C. Tú lo has dicho.
Otro fué su nombre, y el mismo no obstante.
"D. Te comprendo, Hermano. ¿Qué edad tienes?—
C. Cien años y más (6: No cuento más.)
"D. ¿Qué buscas?—C. ¡Luz!
"D. ¿Cuál?—C. La de la Libertad.
"D. ¿Buscas otra cosa? —C. ¡Venganza!
"D. ¿Contra quién?—C. Contra todos los tiranos tem
porales y espirituales. - .
"D. ¿Dónde te has prosternado derramando lágrimas?
—C. Ante la tumba de un inocente asesinado.
"D. ¿Qué han hollado tus piés?—C. Coronas reales y
tiaras pontificias.
"D. ¿Por qué somos Kadosch?—C. Para combatir á
todo trance y sin cesar cualquier injusticia y opresion,
tanto si proceden de Dios, como del Rey ó del Pueblo.—
"D. ¿En virtud de qué derecho?—C. Mischtar!
"D. ¿Qué quieres decir?—C. En virtud de nuestros de
rechos de Maestros por excelencia.
"D. ¿Dónde los adquiriste?—C. Subiendo y bajando la
Escala Misteriosa.
"D. ¿Quién es Kadosch perfecto?—C. Aquel que ha
prestado el juramento irrevocable de mantener á toda cos
ta los principios de la Orden, de defender á todo trance
la causa de la Verdad y de la Humanidad contra toda au
toridad usurpada, ó abusiva ó irregular, sea política, ó
militar, ó religiosa, y castigar sin piedad á los traidores
á la Orden.
— 230 —
"D. ¿Piensas así?—C. Lo juro solemnemente.
"D. ¿Qué sacrificaste en el altar de los Kadosch?—
C. 1.° Mi amor propio, mi indiferencia tocante al bienes
tar de los demás, y mis inclinaciones hácia mi comodidad
personal. 2.° El orgullo de mi opinion, mi vanidad, mi
resistencia á someter mi opinion á la de mis superiores.
3.° Mi amor al oro y á las riquezas, en cuanto es contra
rio á los intereses de la Orden. 4.° Mi orgullo, mi envidia
y mis odios personales. 5.° Mi ambicion de honores, á fin
de servir mejor á la Orden do quiera se me prescriba ha
cerlo. 6.° Las pasiones, los vicios y los apetitos que son
indignos de un verdadero Kadosch.
"D. ¿Cuántos votos has hecho á la Orden?—C. Cuatro.
D. ¿ Cuál es el primero?—C. En presencia de este crá
neo coronado de laureles, emblema de las nobles víctimas
del poder irresponsable, juro llevar á cabo sin vacilacion
alguna, aún con peligro de mi vida, todo lo que me or
dene la Orden, y que no sea contrario á los deberes del
honor y de la gratitud masónicos. Juro aceptar todas las
leyes y todos los reglamentos de la Orden, adoptando co
mo mio su Credo. Juro completa obediencia á mis supe
riores legales en la Francmasonería. Juro ser templado
en todo, dominar mis apetitos y tener á raya mis per
versas inclinaciones. Juro ser fiel hasta la muerte á
la Orden y á todos mis Hermanos, y tener ocultos todos
los secretos de los Caballeros Kadosch. Juro consagrar
me en cuerpo y alma á proteger la inocencia, reivindi
car los derechos, humillar á los opresores y castigar á
los infractores de la ley de la Humanidad y de los de
rechos del Hombre. Juro que nunca, ni siquiera para sal
var mi propia vida, me someteré á un despotismo mate
rial fuere el que fuere que usurpe ó abuse del poder gu
bernamental para oprimir y sojuzgar á los hombres. Juro
que nunca, ni siquiera para salvar mi propia vida, me so
— 231 —
meteré á un despotismo intelectual, cualquiera que sea,
que encadene la conciencia y sujete el libre pensamiento,
tachando de crímen abominable las creencias concienzu
das y las dudas sinceras y honradas. Juro honrar siempre
la memoria de los mártires de la Fe y de la Libertad, y
á aprender con su ejemplo á morir antes que faltar á mis
deberes.
"D. ¿Cuál es el segundo voto? — C. Juro consagrar to
da mi existencia á cumplir el objeto de los Caballeros
Kadosch, y cooperar á este fin con todas mis fuerzas,
cumpliendo cuantas órdenes regularmente se me trans
mitan. Juro consagrar al efecto mi palabra, mis recur
sos, mi influencia, mi inteligencia y mi vitalidad. Juro
que desde ahora para siempre seré el apóstol, abnegado
hasta la muerte, de la Verdad y de los derechos del
Hombre.
"D. ¿Cuál es el tercer voto?— C. Juro de mi plena y
libre voluntad proteger y socorrer á los inocentes, á los
débiles, á los oprimidos y á las víctimas de cualquiera
injusticia, en cualquier tiempo y lugar, y con todas mis
fuerzas. Juro no perdonar fatiga ni medio alguno para
obtener el castigo de todo opresor ó usurpador. Juro que
nunca calumniaré á ningun Caballero Kadosch y que ja
más le ocasionaré á sabiendas el menor perjuicio. Juro
ayudar á todo Caballero Kadosch en sus necesidades,
asistirle en sus dolencias, y nunca aceptar de él un reto
ni provocarle á batirse en duelo conmigo. Juro que
.bí un Caballero Kadosch me hace la seña en un cam
po de batalla, sacrificaré en caso necesario mi vida pa
ra salvar la suya, y que si encuentro un Caballero Ka
dosch encarcelado, lo arriesgaré todo para ponerle en
libertad por cualquier medio que sea. Juro vengar el de
recho y la verdad, aun con las armas en la mano, si eso
fuese necesario y así me lo ordenasen mis legítimos jefes.
— 232 —
UD. ¿Cuál es el cuarto voto?—C. Juro contribuir eón
cuantos medios estén á mi alcance á la propaganda y di
fusion de las ideas liberales. Juro esforzarme sin tregaa
ni descanso para asegurar á mis Hermanos la más entera
participacion en el ejercicio efectivo de la soberanía le
gal del pueblo. Juro que en todo tiempo y lugar manten
dré y haré lo que como Kadosch juzgue favorable al bien
y al honor de mi patria, cualesquiera que fueren los in
convenientes que pudieren resultar de mi actitud para
mi popularidad y mis intereses. Juro ayudar por todo«
los medios, áun con riesgo de mi vida, á todo Hermano
que fuere molestado y perseguido por sus creencias reli
giosas, por su fidelidad á la causa de la Libertad, por
sus opiniones politicas ó por su jerarquía masónica. Y al
ratificarme con mi plena y libre voluntad en todos los vo
tos que he prestado en el altar delos Caballeros Kadosch,
huello con mis piés la corona real, no como símbolo do
una forma particular de gobierno ó de un desarrollo par
ticular de la usurpacion ó del poder inconsciente, sino
. como emblema de la tiranía licenciosa é irresponsable,
cualesquiera que sean su forma, su nombre y su manifes
tacion. Y como yo la huello con mis piés, la humanidad
pisotea la tiranía y.el despotismo, pues sólo la soberanía
del pueblo tiene derecho á sus homenajes. Huello con
mis piés la tiara pontificia y papal, no como símbolo de
una fe ó de una religion, ó de una Iglesia particular, sino
como emblema de la ambicion altanera y de la impostu
ra pervertida que envilecen al hombre por el temor y lo
embrutecen por la supersticion, y protegen la ignoran
cia y son los fieles aliados del despotismo. Y como yo la
huello con mis piés, el librepensamiento pisotea la into
lerancia y el despotismo espiritual; pues únicamente la
enseñanza y la persuasion tienen derecho á sus home
najes.
"D.'¿ Cuáles son los enemigos irreconciliables de los
Kadosch?— C. El despotismo de los gobernantes, la opre
sion de los privilegiados y la tiranía de los sacerdotes,
infames asesinos de la libertad del hombre, de la libertad
. de pensamiento y de la libertad de conciencia.
"D. ¿Cómo deben ellos combatirlos?— C. A muerte, á
todo trance, sin tregua ni cuartel.
"D. ¿Cuál es la base de operacion del Caballero Ka
dosch?—€. Su profesion de fé, que ha de ayudarle á ha
cer prosélitos.
"D. ¿Cuál es esta profesion de fe?— C. Amo él'Tem
ple y. aborrezco la Tiranía. Respeto incondicionalmente
la libertad absoluta de la conciencia, del pensamiento y
de la palabra. Odio la intolerancia, la hipocresía, la arro
gancia y la usurpacion del clero. Combato todos los mo-
.nopolios, tanto si proceden de la riqueza como de la po
sicion ó de la ociosidad.
"D. ¿Cuál es la síntesis de esta profesion de fe?—
.C. Combato á todo trance, amando y aborreciendo, res
petando y menospreciando. Como el grado de Caballero
.Kadosch es práctico, todos los masones de todos los paí
ses del mundo lo miran desde el mismo punto de vista.
Este punto de vista; que constituye al mismo tiempo la
síntesis del grado, es el siguiente: — "El Gnoticismo puro,
alma y medula de la Francmasonería, ve sus principios
en los tres primeros grados, desarrollados teóricamente en
el Rosa-Cruz, y prácticamente en el Kadosch. El grado de
Caballero Kadosch no admite otra cosa que la accion, que
la práctica, que el logro material de los triunfos debidos
á la doctrina gnóstica y liberal y de las ventajas que de
ahí resultan. Ilustrado por la revelacion de los tres pri
meros grados, que dice: Generacion, no Creacion, el franc
mason aprende en el grado de Rosa-Cruz, que la Verdad
y el Amor Masónicos emanciparán á la Humanidad^ y
"W.
— 234 —
,obra, en el grado de Kadosch, cunando y aborreciendo a
todo trance, respetando y menospreciando sin limites.
"Por último, la oracion de los Kadosch vale la pena de
ser citada. Es una invocacion oficial, que se recita en los
Areopagos, en las sesiones ordinarias. Su autor es el H,\
Proudhon (1). Hela aqui: ,
"¡Vén, Lucifer, vén, ¡oh el calumniado por los sacerdo
tes y los reyes! ¡Vén; para que nosotros te abracemos y
estrechemos contra nuestro pecho ! Mucho tiempo há que
nos conoces y que nosotros te conocemos tambien. Tus
obras, oh el bendito de nuestro corazon, no son siempre
hermosas y buenas á los ojos del vulgo ignorante; pero
únicamente ellas dan un buen sentido al universo y le
impiden ser un absurdo. Tú solo animas y fecundas el
trabajo. Tú ennobleces la riqueza y sirves de esencia á la
autoridad; tú pones el sello á la virtud... ¡Y tú, Adonaí,
Dios maldito, retírate, renegamos de til El primer deber
del hombre inteligente y libre es arrojarte de su espíritu
y de su conciencia, pues eres esencialmente hostil á nues
tra naturaleza, y de ninguna manera dependemos de tu
autoridad. Llegamos á la ciencia á pesar tuyo, al bien-

(1) El H.\ Proudhon, digámoslo para aquellos que lo ignoren,


fué recibido francmason, en la Logia Sinceridad, Perfecta Union y
Constante Amistad, en el Oriente de Besancon. Al responder á las
preguntas de aquella época: «¿Cuáles son los deberes del hombre:
1° para con sus semejantes; 2.» para con su país; y 3.° para con
Dios?» escribió, en el Gabinete delas Reflexiones, estas lineas:
«1.° ¡ Justicia á todos los hombres I 2.» ¡ abnegacion á su país !
3.° ¡ guerra á Dios I » Fué recibido por aclamacion, hizo rápidos
progresos en la Masonería, llegó á Caballero Kadosch, grado 30, y
después de su muerte las principales Logias de Francia, á propuesta
de la Logia los Émulos de Monthyon, en el Oriente de Orleans, ce
lebraron, en la fiesta solsticial de estio, «la SANTIDAD del HV.
Proudhon;' lo cual fué una canonizacion masónica.
Desde entonces el H.\ Proudhon figura, en la fecha de su naci
miento, en los calendarios secretos de la secta.
estar á pesar tuyo y á la sociedad á pesar tuyo : cada uno
de nuestros progresos es una victoria con la que aplasta
mos tu divinidad. Espíritu embustero, dios imbécil, aca
bó tu reinado; busca entre las bestias otras víctimas.
Ahora héte destronado y hecho pedazos. Tu nombre, que
por tanto tiempo ha sido la última palabra del sabio, la
sancion del juez, la fuerza del príncipe, la esperanza del
pobre y el refugio del culpable arrepentido; sí, ese nom
bre incomunicable, Padre Eterno, Adonaí ó Jehovah,
desde ahora abandonado al menosprecio y al anatema, y
escupido por los hombres ! pues Dios, es torpeza y cobar
día; Dios, es hipocresía y mentira; Dios, es tiranía y mi
seria; Dios, es el mal... Mientras la humanidad se inclina
ante tu altar, la humanidad, esclava de los reyes y de los
sacerdotes, será reprobada; mientras que un hombre re
ciba el juramento de otro en tu nombre execrable, la so
ciedad estará fundada en el perjurio, y la paz y el amor
quedarán desterrados de entre los mortales... ¡Dios, retí
rate! pues desde hoy, curados de tu temor y trocados en
sabios, juramos, levantadas las manos hacia tu cielo, que
no otra cosa eres sino el verdugo de nuestra razon y el
espectro de nuestra conciencia! „
Nekam, Adonaí!
Y ahora pregunto al pueblo :
—Pueblo, ¿comprendes bien esta vez lo que es en rea
lidad la Francmasonería?
v. !

LA DIRECCION SUPREMA.

Los tres grados superiores al 30, Caballero Kadosch,


son llamados Grados Administrativos.
El primero se confiere por comunicacion, al cabo de
tres años. de residencia en el régimen (que se explicará
más adelante) de los Jueces Filósofos Grandes Comen
dadores Desconocidos : la promocion á los otros dos gra
dos se verifica con cierto aparato.
Nada nuevo, sin embargo, se revela al iniciado á quien
se promueve á las funciones directivas, pues el Kadosch
recibió toda la luz dogmática, y solamente ignora cuán
do y cómo será elegido para pasar á los Grados Admi
nistrativos, y en qué condiciones se ejerce esa adminis
tracion.
Para obtener los tres Grados Superiores necesita un
Kadosch, salvo en casos excepcionales, seis años, com
prendidos los tres de su paso en el régimen de los Jue
ces Filósofos.
Los Jueces Filósofos.

He dicho que el Kadosch recibió toda la luz dogmáti-'


ca, pero que le falta todavía conocer las condiciones en >
las cuales se ejerce la direccion .oculta de la secta. " "'
Sabe, en efecto, que los Hermanos de los tres grados-
superiores al suyo ejercen el poder supreme. No se le Ka
engañado, sin embargo, con declaraciones tendiendo a'
hacerle creer que está en el grado más alto de la Masó- '
nería, y que los títulos de grados 31, 32 y 33 son insig-*
niñeantes concesiones á la vanidad de aquellos que los'
poseen. . .
El Kadosch comprende que, en una organizacion co- '
mo la de la Orden, requiérese un reducido núcleo de je- '
fes secretos, y lejos de sentirse herido por tener todavía
un papel subalterno, espera gustoso el momento en que '
berá llamado á la administracion de la sociedad; le sepa- .
ran tan pocos grados de la cumbre, que no tiene' motivo
para impacientarse. De muy buena gana, pues, se resig
na á ser la mano que ejecuta, sabiendo que no tardará en '
convertirse en cabeza que concibe y dirige.
Pero no todos los Kadosch están llamados á la supre
macía de la Orden. Un hombre que ha pasado por' las
pruebas descritas en el precedente capítulo, está eviden
temente en estado de cometer todos los crímenes: sin
embargo, «stas disposiciones malvadas' no le bastan á la'
secta cuando se trata ert'ellade confiar el cuidado de sus !
destinos á uno de sus• adeptos más experimentados. 8e
— 238 —
puede ser á la vez malvado y torpe, y para la direccion
de la Orden se necesitan malvados inteligentes.
Por esto se ha ideado el régimen de los Jueces Filóso
fos, ó "Noviciado de preparacion á los Grados Adminis
trativos," régimen esencialmente secreto, ignorado has
ta por los mismos miembros del Areopago.
El Juez Filósofo, Gran Comendador Desconocido, no
es, por lo mismo, un grado, sino el nombre que se da al
Caballero Kadosch que, designado por los jefes ocultos
para ser admitido á la direccion soberana de la Franc
masonería, hace su "Noviciado„ y es luego admisible á
los Grados Administrativos.
Cuando á un Caballero Kadosch, cuyas cualidades
morales son perfectamente conocidas de la autoridad su
prema, se le juzga digno de pasar á los Grados Superio
res ; cuando una escrupulosa informacion de su capaci
dad ha probado y ratificado que sin inconveniente algu
no puede iniciársele en los últimos misterios; cuando se
reconoce que ha mostrado disposiciones para recibir las
comisiones más delicadas, uno del grado 31, designado
para guiarle en el nuevo caminO, se le insinúa y diestra
mente le hace entrever la existencia de este régimen
particular de preparacion á los Grados Administrativos.
"Es preciso, conforme se estipula en la instruccion pre
liminar secreta, evitar adelantarse á sus deseos: como
debe ignorar la existencia misma del noviciado, no ha
podido desear ser admitido en él sino porque nuestro
Ilustre Hermano, su amigo, se lo habrá dejado entrever:
conviene dejarle entonces que desee, durante algun tiem
po, ser más instruido... Una vez decidida su admision, dí-
cele su amigo que terminó ya su mision, y muéstrale una
marca de la que será portador aquel (un desconocido)
que irá á buscarle y í quien deberá seguir. „
La sala de la recepcion está situada en los sótanos del
— 239 —
inmueble donde el Consejo Supramo del' rito celebra ha-
Mtualmente sus sesiones. Bájase'¿ ella por un escotillon
que cierra la bóveda y por medio de una escalera de ma
no que se quita y que vuelve á ponerse después de la re
cepcion.
Una sola lámpara alumbra la pieza, y en las paredes,
pintadas de negro, se ven diversos jeroglíficos, cuya no
menclatura y explicacion nos llevaria muy lejos (1).
La asamblea, compuesta exclusivamente de tres gra
dos 31, se llama Soberano Tribunal. Los miembros vis
ten de negro, con un capuchon que puede velarles el '
rostro.
Introducido el candidato por la escalera en el subte
rráneo, quítanle la venda que se le liabia puesto para en
trar, y se le deja que considere los objetos que le rodean,
sin suministrarle explicacion alguna.
Cuando el presidente juzga que el candidato ha refle
xionado bastante, rompe el silencio y le pregunta acerca
todos los grados que tiene recibidos. Luego le dirige una
alocucion, de la que reproducimos los siguientes pasajes:
"Queridísimo Hermano mio:
"La multitud de grados, á veces incoherentes, por los
cuales habeis tenido que pasar antes de llegar aquí, son,
podemos decíroslo con franqueza, otros tantos juguetes
que los jefes supremos de nuestra institucion dejan á los
niños grandes condenados por ellos á vegetar en los ban
quillos dorados de una Masonería que sólo lo es de
nombre.
"Si reflexionásteis alguna' vez acerca la divergencia
(1 ) Los lectores que quisieran tener completísimos detalleis
acerca el particular régimen de los Jueces Filósofos, pueden con
sultar mi obra El Culto del Gran Arquitecto, en un grueso volumen,
donde se dedica todo üü capitulo á ese régimen, dándose de él mi
nuciosos detalles.
que reina en la'multitud de los grados inferiores, habréis'
notado sin duda que el objeto general de la Orden es alu
cinar á la multitud ignorante, desconcertar las investi
gaciones de los Profanos curiosos, y purificar, por decir
lo así, en el crisol á los verdaderos masones. ,j
" El noviciado al cual vais á ser admitido, dignísimo
Hermano mio, es el primer peldaño de la verdadera es
cala de los Filósofos. No ignorais su existencia, y porla¡
conviccion íntima que hemos adquirido de vuestras emi
nentes virtudes, de unánime acuerdo os llamamos á nuesv
tro seno..;. , , , ...
"Si en las Logias simbólicas practicamos un ritual por
lo comun extraordinario, si empleamos un lenguaje á ve
ces extraño, es únicamente á fin de distinguir con mayor-,
facilidad, en esos semilleros las malas plantas, y evitar al
escogerlos para su eleccion.
. "Vos, que de mucho tiempo acá sois objeto de nues
tras observaciones y de nuestros estudios, habeis mere
cido nuestra solicitud, y se allanarán las dificultades á;
vuestro paso. Y tanto más debe lisonjearos el veros/de-
pronto en la cumbre de los conocimientos del arte subli
me, cuando son en muy reducido número sus adeptos.
"Antes, empero, de pasar más adelanté, es de nuestro ;
deber daros un resúmen de las obligaciones que vais á ;
contraer.'. ,. - -
" No hay ya, símbolo alguno entre nosotros ; la venda de i
las ilusiones no cubre ya nuestros ojos, y la verdad exclu
sivamente va á dictar mis palabras.
"Desde el instante que habreis ' pronunciado el nuevo
juramento, cesareis de perteneceros, y áun vuestra vida
vendrá á ser como propiedad de la Orden. La obediencia
más absoluta, la entera abnegacion de vuestra voluntad,
la ejecucion pronta y sin reflexion de las órdenes que se
os transmitan de parte del poder supremo, tales serán
vuestros principales deberes.
— 241 —
"Castigos terribilísimos se reservan para los perjuros...
Y ¿quién es perjuro á los ojos de la Ordep?... Aquel que,
en las cosas aun las más ligeras, infringe las órdenes que
ha recibido de su jefe ó rehusa cumplirlas; pues nada es
indiferente en la Francmasonería.
"Debo, sin embargo, acerca un punto tranquilizar
vuestra conciencia, y es que en ningun caso las órdenes
que recibireis estarán en contradiccion con vuestros de
beres con la sociedad. Lejos de esto, nuestra Asociacion,
que sólo tiende á mejorar á los hombres, evita con cui
dado todo lo que puede herir sus derechos...
"Con nuestra ayuda vais á franquear una barrera, que
ningun mortal por sí solo puede abrir. El noviciado al
que vais á ser admitido desarrollará ante vos el gran li
bro de la vida. Esta contemplacion, colmándoos de bea
titud y haciéndonos gratos á vuestro corazon, nos garan
tizará la seguridad de vuestro sincero reconocimiento.
Sabed leer en nuestro código sagrado, y en breve, unien
do vuestros esfuerzos á los de nuestros Hermanos, apre
surareis el momento de la felicidad general, única recom
pensa que esperamos de nuestros penosos trabajos.„
(Silencio durante algunos segundos).
"¿Estais completamente persuadido, Hermano mio, de
que la Orden masónica que profesa el rito (aquí el nom
bre del rito) está en posesion del soberano principio del
arte real, y que conoce el secreto más grande de la Ma
sonería ?B
(Habiendo contestado el aspirante, el Muy Perfecto
Presidente continúa):
"El grado al cual va á prepararos vuestro noviciado, os
creará terribles responsabilidades. Por lo tanto es preci
so que sepais perfectamente el camino en que os compro
meteis. Aquí la Orden está absolutamente al desnudo;
aquí los jeroglíficos, que se presentaron á nuestra vista en
F. 16
— 242 —
los diferentes grados precedentes, son explicados y en
teramente descubiertos. Ya no hay vanas declamaciones
ni combinaciones teatrales para producir en vos impre
sion, únicamente la verdad se empleará para cautivaros.
"Vuestra mision, en lo sucesivo, será formar los hom
bres y recompensar las virtudes que reconozcais en ellos,
"Aprendereis cómo se puede atar los piés y las manos
á los usurpadores de los derechos del hombre; aprende
reis á gobernar á los humanos y dominarlos, no por el
temor, sino por el aprecio que harán de vuestras virtu
des. Es preciso, en una palabra, que os consagreis por
completo á una Orden que ha emprendido la tarea de
restablecer al hombre en su dignidad primitiva; nuestra
dominacion es la de la virtud, de la sabiduría, de la ver
dad y de la razon. Es preciso que nuestro gobierno, om
nipotente por razon del secreto que le oculta á los ojos
del mundo profano, conduzca los otros gobiernos hácia
este noble objeto, sin dejarse ver nunca sino por los re
sultados que habrá obtenido...
"Existe considerable número de Hermanos nuestros.
Estamos esparcidos en los paises más remotos, todos con
ducidos por una fueraa indivisible. Trabajamos de con
cierto en la grande regeneracion...
"Veis en nosotros una parte de los Inquisidores Ins
pectores Comendadores que, desconocidos de los otros
masones, y unidos por lazos indisolubles, combaten en
favor del Bien oprimido. Los sublimes conocimientos que
enseñamos los debemos á la benevolencia de nuestres je
fes del Consejo Supremo, que han querido concedérnoslos
para excitar nuestra emulacion é impulsarnos á nuevas
investigaciones. Imitadnos, querísimo Hermano, y haceos
digno del aprecio de los ilustres Soberanos Grandes Ins
pectores Generales que nos gobiernan.,
(Silencio de algunos segundos).
— 243 —
"¿Estais completamente decidido, Hermano mio, á ha
ceros digno de velar para la defensa de los derechos de
la Naturaleza y de nuestra Orden?„
(Kespuesta del candidato).
"El paso que dais en este dia es el más importante de
vuestra vida. Admitiéndoos al noviciado, esperamos de
vos nobles acciones, grandes y dignas de vos, dignas
tambien del glorioso título de Juez Filósofo Gran Co
mendador Desconocido.
"Si sois bueno, honrado y fiel, correspondereis á nues
tros votos y á nuestro espíritu; pero si no hubiéseis de
ser otra cosa que un perjuro y un falso Hermano, no os
comprometais entre nosotros, pues seríais maldito y des
venturado! ¡nuestra venganza os alcanzaria en todas
partes !
"Reflexionad, es tiempo aún... Retiraos si experimen
tais repugnancia á mezclaros con nosotros... Os advierto
que no es esto una vana prueba y que os hablo con toda
seriedad (sic)... Os lo repito, reflexionadlo bien; aguardo
vuestra última voluntad.„
El mason que llega al grado de Kadosch no es hombre
que retroceda por un juramento más ó menos que se le
exija. Así es que el candidato nunca deja de contestar
que está á disposicion de la Orden.
El Muy Perfecto Presidente le hace, por lo tanto,
prestar el juramento.
Hinca el candidato la rodilla en tierra ante el Muy
Perfecto Presidente; descubriéndose el pecho, mantiene
con la mano izquierda sobre el corazon la punta de su
puñal de Kadosch; pone su mano derecha en la izquierda
del presidente, y pronuncia frase por frase el juramento
que éste le dicta.
Luego el Muy Perfecto Presidente hace sentir al can
didato, por una ligera presion, la sensacion de la punta
— 244 —
del puñal que tiene contra su pecho, lo que le causa una
ligera punzada.
El Muy Perfecto Presidente.—Héos ahí, mi digno Her
mano, muy adelantado en la carrera de los hombres ilus
tres. Acabais de dar el primer paso prescrito á cuantos tie
nen verdadero anhelo de llegar á los altos conocimientos
de la Francmasomería. Desde ahora sois novicio Juez Filó-
sofo... En lo sucesivo guardaos muy bien de hincar la ro
dilla á los piés de uno que sea vuestro igual, y mucho
menos aun á los piis de aquellos que pretenden ser vues
tros superiores... Pensad maduramente y recordad siem
pre que perteneceis en adelante á la elevada clase de los
dignatarios que dirigen al gran trabajo emprendido siglo
há para' ventura de la humanidad.
Toma en sus manos las del neófito.
El Muy Perfecto Presidente.—Caballero (aqtá él nom
bre del candidato), para gloria del Grande Arquitecto del
Universo, en nombre y bajo los auspicios del poder su
premo de la Orden, en virtud de los poderes que me es
tán delegados y que merecí por mi discrecion, celo y
constancia, os recibo y constituyo regularmente novicio
Juez Filósofo Gran Comendador Desconocido. ¡Ojalá
seais siempre digno de este gran favor!
El neófito se levanta.
El Muy Perfecto Presidente.—Todo lo que habeis si
do, dignísimo Hermano, no es para atraer á aquellos que,
como vos, aspiran á la administracion de la Orden, ni
para excitar en ellos un ardor indiscreto. Deben aguar
dar en silencio el dia de la luz. La confianza es la mues
tra más auténtica de una sincera amistad. Hemos de
procurar con ahinco aumentar cada vez más el número
de nuestros Hermanos de los grados inferiores ; pero lo
importante no es el número, sino la eleccion. Por eso,
ahora que sois admitido al noviciado, debeis aplicaros á
— 245 —
los estudios especiales que se os señalen... La obligacion
que acabais de contraer os instruye, por lo demás, en
las primeras nociones de los Grados Administrativos pa
ra los cuales vais á prepararos... Si en lo que. he dicho, ó
en lo que habeis pronunciado conmigo hay algo que os
inspire algun reparo, hablad, Hermano mio, os conjuro
á hacerlo; abridme vuestro pecho; es deber mio y está en
el interés de la Orden disipar todas vuestras dudas y es
crúpulos.
"Si se hacen objeciones, dice el Ritual, el iniciante las
combate y destruye; si son graves, difiérense al poder su
premo y se suspende la recepcion; si no las hay, entérase
al neófito de los secretos de los novicios Jueces Filóso
fos, y se le invita á comenzar lo más pronto posible los
estudios que serán el principal objeto de su noviciado
durante tres años.„
El Soberano Tribunal de los grados 31 no tiene Ora-
, dor con título ; así corresponde al Muy Perfecto Presi
dente continuar la instruccion del neófito, y dirigirle ade
más en sus estudios.
Véase ahora en qué consisten estos estudios del novi
ciado:
"Como el objeto de la Orden es la perfeccion de la so
ciedad, dice el Ritual, su primer cuidado versa sobre la
eleccion de sus miembros. Los Jueces Filósofos deben
constantemente vigilar lo que pasa en torno suyo, y escu
driñar á los hombres después y áun antes de su entrada
en la Masonería, que es la piedra de toque. Tampoco des
cuidarán en modo alguno observar la conducta y los pa
sos de aquellos de sus Hermanos admitidos al noviciado.
Cada novicio tiene que dar cuenta de sus observaciones
al dignatario que le inició y con el cual debe conservar
las relaciones de obediencia, sumision y plena confianza
que le prometió, lo mismo que á la Orden, en su. jura
— 246 —
mento... El Juez Filósofo debe aprovechar el tiempo de
su noviciado en hacer un estudio particular del arte de
conocer y de juzgar la moral y el valor de los hombres
por su aspecto exterior, por los rasgos de su fisonomía,
sus gustos, su manera de ser, sus afectos, sus inclinacio
nes, etc.„
En otros'términos, el Kadosch elegido para llegar al
poder supremo debe en este noviciado familiarizarse de
una manera muy especial con la extraña ciencia de la fi
sonomía, cuyas fórmulas redactó el H.\ Lavater.
No es este el lugar de discutir semejante ciencia, ver
dadera ó falsa, que tiene la pretension de establecer las
relaciones existentes entre la parte física y la moral del
hombre. Pero es seguro que el sectario fanático que de
dica tres años consecutivos á estudiar cuidadosamente las
expresiones del rostro de sus semejantes, las actitudes y
movimientos del cuerpo, los sonidos de voz, los gestos,
las tendencias y las inclinaciones de las gentes, tiene que
adquirir un verdadero poder de perspicacia y se hace ap
to para ser un polizonte de nueva especie.
En la sesion de admision al noviciado, el Muy Perfec
to Presidente resume el sistema de Lavater, y hácelo co
nocer en sustancia al iniciado: ved así cómo el Juez Fi
lósofo enseña cual es ese gran libro de la vida sobre el
cual ha pronunciado una palabra y que se le ha prometi
do desarrollar ante sus ojos deslumbrados y atónitos.
El Muy Perfecto Presidente termina en estos términos
el bosquejo de los asuntos de estudio (cito textualmente):
"Para tener apreciacion justa del carácter de tal hom
bre propuesto á vuestro examen, dignísimo Hermano
mio, estudiadle sobre todo en sus maneras habituales, y
observad atentamente los rasgos de su rostro... El hom
bre está en vuestra presencia, examinadle... ¿Tiene el
ojo fijo ó huraño, vivo ó lánguido? Es su mirar desma
yado ó soberbio, ardiente ó abatido? ¿Mira de frente,
con osadía ó de soslayo? ¿Puede suportar una mirada con
firmeza? ¿Es su aspecto jovial? ¿Tiende á levantar los
ojos ó bajarlos? ¿No frunce jamás el ceño, aun en las más
fuertes emociones, ó, por el contrario, aparece su frente
fácilmente arrugada y cavilosa? ¿Es hablador, ó bien ta
citurno? ¿A quién debe su educacion? ¿Vivió siempre
bajo la vigilancia de sus padres? ¿Cuál fué su educa
cion? ¿Ha viajado? ¿En qué país? ¿Es constante y firme
en sus resoluciones? ¿Le arredran los obstáculos? ¿Có
mo pudiera atraérsele? ¿Por medio de alabanzas ó baje
zas, por las mujeres, por el dinero ó por los amigos?
¿Es aficionado á la sátira? ¿De qué se rie y burla con
preferencia? ¿Le gusta la buena mesa? ¿Es sobrio, go
loso ó sensual? ¿Es discreto ó parlanchin después de la
bebida? ¿Cuál es el carácter que domina en su embria
guez? ¿Es tierno ó furioso; de rostro alegre ó sombrío?...
Todas estas observaciones tiene que notarlas cuidadosa
mente el Juez Filósofo, á fin de que pueda dar cuenta
exacta de cada objeto de examen que se le proponga.„
Fácil es comprender el partido que los jefes secretos
de la secta sacan de las minuciosas observaciones á las
cuales obligan á los ciegos fanáticos de quienes se sirven.
En suma, so pretexto de hacerles aprender la fisiogno-
monia, enseñan á los Kadosch escogidos un espionaje en
toda regla, que les sirve á maravilla en la ejecucion de
las venganzas masónicas.
Después del plan de los objetos de estudio, el Muy Per
fecto Presidente continúa en los siguientes términos:
"Entre todos los conocimientos que vais á adquirir de
esta suerte, Hermano mio, encontrareis para vos, como
lo espero, la más eminente sabiduría. Quedan muchas
otras cosas que no puedo indicaros en este momento, pe
ro que obtendreis al cabo de los tres años de vuestro no
— 248 —
viciado, los cuales pueden abreviarse en consideracion y
recompensa de los buenos oficios que pudiéseis prestar á
la Orden."
En seguida explícanle al neófito el origen de la Es
cala Misteriosa que sirve para la recepcion de los Ka-
dosch : refiérenle nuevamente la historia de los Templa
rios, pero solo en parte y al estilo masónico, y se le leen
los veinte y tres primeros artículos del reglamento de
los Jueces Filósofos, puesto que tiene que ignorar los res
tantes.
Así concluye la sesion, y al iniciado sólo le resta hacer
el noviciado con celo, esto es, entregarse al más asiduo
espionaje de cualquiera que se le designe por orden del
Consejo Supremo.
Habiendo sido experimentado el novicio durante tres
años (ó menos si ha llevado á cabo algun acto de tal na
turaleza que le valga la admiracion de los jefes ocultos),
un delegado del poder supremo— generalmente el gra
do 31 que le admitió al noviciado,—le advierto que se le
juzga digno de ser recibido definitivamente Juez Filósofo.
Fíjale el dia de su recepcion y le invita á remitir con
una semana de anticipacion al Soberano Tribunal de los
grados 31, una tesis acerca la manera como comprende
los tres grados superiores llamados Grados Adminis
trativos.
Esta tesis la examinan con el mayor cuidado.
Sí, por un imposible, no satisface á los examinadores
delegados por el poder supremo, limítanse á referir al
postulante el fin de la historia de los Templarios, y dí-
cenle que está cumplido todo, y que ya no tiene que ha
cer más sino esperar su promocion al grado 31 ; y si más
tarde encuentra que su promocion se dilata con exceso,
contéstanle que tendrá lugar tan pronto le corresponda
por turno, pues que tales encumbramientos se verifican
— 249 —
por orden de antigüedad y siguiendo una numeracion
que se conserva secreta.
Mas este caso, previsto por el Consejo Supremo, apenas
puede presentarse, pues un Kadosch que ha pasado por el
noviciado que he referido, no se hace ninguna ilusion
acerca el verdadero objeto de la Masonería. Así es que
todas las tesis son satisfactorias.
Hase prevenido, pues, al uovicio que debe proveerse de
un traje talar con capucnon, indispensable para asistir á
las reuniones de los Jueces Filósofos: confia esta toga á
bu introductor, quien la deposita sobre la mesa del Pre
sidente.
Se le conduce á la cámara de recepcion con las mismas
precauciones que cuando se le admitió al noviciado. Solo
que esta vez la asamblea compónese únicamente de tres
grados 31: el candidato comparece ante los Kadosch ya
recibidos Jueces Filósofos, y ocupa el Oriente un grado 33,
teniendo á sus lados un grado 32 y otro 81.
Después de felicitar el Presidente al candidato por la
inteligencia y celo de que ha dado pruebas durante el
largo experimento de su noviciado, le invita á prestar
nuevos juramentos. Hinca, pues, el postulante la rodilla,
y como la primera vez apoya sobre su desnudo pecho la
punta de su puñal de Kadosch, al mismo tiempo que po
ne su mano derecha en la izquierda del Presidente.
El Presidente.— 1.° ¿Jurais y prometeis, por lo que os
sea más sagrado en el mundo, practicar la misericordia
con vuestros Hermanos, y nunca revelar el nombre de la
persona que os recibió Juez Filósofo, ni el lugar ni las
circunstancias de vuestra recepcion?
El candidato.— Si, lo juro y prometo.
El Presidente.— 2.° ¿Jurais asimismo y prometeis ser
modesto en vuestras acciones, asistir á vuestros Herma
nos y particularmente á los Jueces Filósofos, ayudarles
— 250 —
en sus necesidades, cuidarles en sus dolencias, y no ar
maros nunca contra ellos bajo pretexto alguno?
El candidato.— Si, lo juro y prometo.
El Presidente.— 3.° ¿Jurais y prometeis tomar siem
pre la verdad por base de vuestros discursos, guardar en
secreto los conocimientos adquiridos en vuestro novicia
do, y no revelar nunca á vuestros Hermanos masones,
aunque fueren Kadosch, la existencia de los Jueces Filó
sofos Grandes Comendadores Desconocidos?
El candidato.— Si, lo juro y prometo.
El Presidente.—4.° ¿Jurais y prometeis trabajar en la
propagacion de la Orden, tanto como en su seguridad y
conservacion; hacer, decir y escribir en todo tiempo, en
todos los lugares y á toda hora, lo que os prescriba yo ó
cualquier otro Hermano,, provisto por lomenos de uno
de los tres Grados Administrativos, seguro como estáis
de no andar equivocado, y de que las órdenes que se os
transmitan emanarán de un poder legitimo, al cual re
novais en este dia todos vuestros juramentos de obe
diencia?
El candidato.— Sí, lo juro y prometo.
El Presidente.— 5.° ¿Jurais y prometeis ser paciente
en la adversidad, y no reconocer y respetar como jefes
supremos de la Orden sino á los Soberanos Grandes Ins
pectores Generales, grado 33 de la Masonería, y parti
cularmente á aquellos que componen el Consejo Supre
mo ( 1 ), en el que residen la autoridad dogmática y el po
der soberano?
El candidato.— Sí, lo juro y prometo.
(1) Dicese . Consejo Supremo si se trata de una recepcion en el
Rito Escocés. Cuando ésta se verifica en un Soberano Capítulo Fi
losófico del Rito Francés, el Presidente dice : « á aquellos que com
ponen el Gran Colegio de los Ritos, Supremo Consejo para Francia
y posesiones francesas. »
El Presidente.—-6.° ¿Jurais y prometeis guardar in
violablemente los secretos que se os confien, que nunca
perdonareis á los traidores y que les hareis sufrir la
suerte que la Orden les reserva, que tratareis con la ma
yor consideracion á los masones revestidos de los Grados
Administrativos, considerando que la cualidad de Juez
Filósofo no puede ni debe ser conferida sino á un mason
del grado 30, admitido en ese régimen de seleccion segun
las formas establecidas por los reglamentos particulares
de la alta Masonería?
El candidato.— Sí, lo juro y prometo.
El Presidente.— 7.° Por último, ¿jurais y prometeis
evitar la intemperancia del vino, de la mesa y de las mu
jeres, causas las más comunes de indiscrecion y de debi
lidad; jurais y prometeis considerar á los enemigos secu
lares de la Orden del Temple como nuestros más crueles
enemigos, como los usurpadores de nuestros derechos,
como los expoliadores de los bienes, títulos y dignidades
de los Caballeros Filósofos Comendadores Templarios,
nuestros antepasados y predecesores, y de quienes somos
legítimos herederos? ¿Lo jurais, queridísimo Hermano?
El candidato.— Sí, lo juro y prometo.
El Presidente.— Repetid conmigo: ¡Sabiduría! ¡Fuer
za! ¡Justicia!
El candidato.— ¡Sabiduría! ¡Fuerza! ¡Justicia!
El Presidente.—Para gloria del Grande Arquitecto
del Universo, por las siete condiciones que acabo de im
poneros, en nombre y bajo los auspicios del poder supre
mo de la Orden, en virtud de los poderes que me están
delegados y que he merecido por mi discrecion, celo y
constancia, Caballero (aquí el nombre del candidato^, os
recibo muy regular y definitivamente en nombre de los
Jueces Filósofos Grandes Comendadores Desconocidos,
régimen de seleccion y de admisibilidad á los Grados
— 252 —
Administrativos. ¡ Ojalá nunca olvidéis este título glorío-
so y cumplais siempre con virtud las altas misiones que
se os confien !
Levántase el neófito una vez terminada esta consa
gracion.
Concluye la sesion con una "enseñanza„ que dá el Pre
sidente del Tribunal Soberano.
Esta enseñanza se compone: 1,.° de una nueva explica
cion de la escala misteriosa de los Kadosch- 2.° de un dis
curso llamado de moral, resumiendo la enseñanza de to
dos los grados masónicos, desde el 1.° hasta el 30; 3.° del
fin de la historia de los Templarios, empezada en la jun
ta de recepcion para el noviciado ; i.° de la explicacion
del alfabeto jeroglífico de los Jueces Filósofos, apellidado
"alfabeto filosófico y hermético;" 5.° de la comunicacion
de las preguntas de orden y de las respuestas, constitu
yendo el diálogo secreto por medio del cual se reconocen
los Jueces Filósofos; 6.° de la lectura de los artículos 24
al 34 del reglamento particular de los Jueces Filósofos (1).
El Presidente, una vez terminado todo lo dicho, pre
senta el recien iniciado al Soberano Tribunal, y levánta
se la sesion.

II.
Los Grados Administrativos.
El ejercicio del poder supremo se reparte como sigue
entre los tres grados superiores:
(1) Toda esta enseñanza, comprendidos el alfabeto jeroglifico,
las preguntas de orden y el reglamento particular de los Jueces Fi
lósofos, encuéntrase reproducido textualmente en el volumen titu
lado El Culto del Grande Arquitecto, que podrán consultar cuantos
quieran tener á la vista estos documentos edificantes.
— 253 —
Grado 31, Supremacía Judicial;
Grado 32, Supremacía Ejecutiva;
Grado 33, Supremacía Gubernamental.
El Gran Inquisidor Inspector Comendador, grado 31,
ejerce las funciones directivas reconocidas en las sesio-
I nes de los Areopagos de Kadosch que están consagradas
| á la discusion de las medidas judiciales masónicas que
- hayan de tomarse contra tal miembro de la secta ó tal
Profano. Por su parte, los masones del grado 31 se reu
nen separadamente cuando lo creen útil, y su Taller toma
en este caso el nombre de Soberano Tribunal, del que
parten las órdenes de exclusion y las de venganza.
El Taller de este alto grado se verifica en una sala
colgada de blanco, en la que hay ocho columnas doradas.
AI presidente se le llama Muy Perfecto Presidente ; á los
Vigilantes, Inspectores; al Secretario, Canciller; y á to
dos los miembros del Soberano Tribunal, Muy Ilustrados
Hermanos. Sobre el altar hay la escuadra, el compás, la
plomada, el nivel, una espada y dos puñales.
El juramento de este grado está concebido en los si
guientes términos:
"Juro obedecer constantemente y hacer que se obedez
can todas las leyes y todos los reglamentos masónicos.
Juro no perdonar sacrificio alguno para propagar y ha
cer propagar el Rito. Juro no admitir nunca al grado 31
sino á hombres virtuosos, inteligentes, instruidos y hon
rados. Juro examinar con la mayor escrupulosidad toda
causa sobre la cual tenga que emitir un dictámen; escu
char atentamente todos los argumentos, y buscar la ver
dad sin tregua ni descanso. Juro que siempre pronuncia
ré decretos verdaderos, justos, equitativos y clementes, y
que nunca juzgaré negocio alguno en el que estén enjue
go amistades, enemistades ú odios personales, ningun
negocio en que no estuviese seguro de mí mismo, en que
— 254 —
no respondiese de poder considerar coñ calma, escuchar
con paciencia y decidir con imparcialidad. Juro que nunca
permitiré que la riqueza, el poder, el rango ó la influen
cia ejerzan una accion cualquiera sobre mis decisiones, y
juro que siempre consideraré á todos los hombres bajo
el mismo nivel, los inocentes para protegerlos y los ma
los para castigarlos. Juro que de ninguna manera ejerce
ré poder alguno cuya jurisdiccion fuere dudosa, y que no
trataré de ensanchar la ley para aplicarla á casos que no
regulase de una manera clara y precisa. Juro que con
sideraré como inocente á cualquiera cuya culpabilidad
no estuviese demostrada, y que daré á los acusados el
beneficio integral de toda duda razonable. Juro, por úl
timo, considerar las penas masónicas como un medio, no
como un objeto. „
El grado de Príncipe de Real decreto, grado 32, es de
capital importancia. Al mason escogido que está inves
tido con él le confiere el poder ejecutivo, y le da mision
de asegurar por todos los medios, cualesquiera que sean,
el funcionamiento de la Orden. La asamblea de los gra
dos 32 está además siempre al corriente de la situacion
masónica de los oficiales y subalternos del ejército y de
la marina pertenecientes á Logias ó Capítulos: los mili
tares y marinos, sin que lo sospechen, dependen especial
mente de los grados 32, y del Consistorio (nombre del
Taller de este grado) parten todas las órdenes que les
conciernen.
El Ritual completo del Príncipe de Real-Secreto no se
halla impreso. Está depositado manuscrito en los archi
vos del Gran Oriente de Francia, y trae el n.° 867 de la
coleccion. No lo reproduciré en extenso, porque esto nos
llevaria muy lejos.
Véanse, no obstante, algunos detalles de la recepcion
en este grado de supremacía activa:
— 255 —
La asamblea se celebra en una vasta cámara, colgada
de negro, salpicada de lágrimas, de esqueletos, de crá
neos y de canillas cruzadas: estos bordados son de plata.
El trono presidencial está en un estrado de siete gradas,
cobijado por un dosel en armonía con las colgaduras,
bordado de plata, con franjas de farfaláes del mismo me
tal: el fondo del trono es de raso salpicado de lágrimas
color de fuego: al frente hay una mesa cubierta de raso
negro, estando bordadas de plata, en la parte que cuelga
de cara á los asistentes las letras N.\ M.\ entre un cráneo
por una parte y dos canillas entrecruzadas. Un dosel car
mesí bordado de plata cobija el asiento de los Vigilantes,
cada uno de los cuales tiene al frente una mesa cubierta
con un tapiz de raso carmesí bordado de negro, salpicado
de lágrimas de plata, apareciendo en el frontal las letras
N.\ K.\ M.\ K.\ bordadas en oro.
Al presidente se le da el título de Soberano de los So
beranos; á los Vigilantes, el de Tenientes Comendadores;
al Orador, el de Ministro de Estado. Hay además otros
cuatro oficiales, que son el Gran Canciller, el Gran Teso
rero, el Gran Guardian de los Sellos y el Gran Capitan
de los Guardias.
El Soberano de los Soberanos representa á Federico II
de Prusia: viste una túnica real púrpura, y tiene un es
cudo y una espada: delante de él, sobre el altar, hay un
cetro y una balanza. Los Tenientes Comendadores van
tambien armados con espada y escudo.
Alumbran la Cámara ochenta y una luces. En el centro
hay el Cuadro de Campo de los Príncipes, vastísima re
presentacion de la que seria ocioso dar todos los detalles:
el centro lo constituye una cruz de cinco brazos, envuelta
por un círculo contenido en un triángulo equilátero: este
triángulo es á su vez un pentágono, que encierra un hep
tágono, encerrado al mismo tiempo en un nonágono; to
— 256 —
do eso con figuras emblemáticas, estandartes, oriflamas
y tiendas, lo cual significa el campamento de la Franc
masonería entera, repartida y agrupada por grados.
La leyenda de este grado refiérese á la formacion de
un ejército masónico compuesto de los iniciados de todos
los grados; este ejército ha emprendido una campaña
para ir á apoderarse de Jerusalen y reconstruir el Tem
plo de Salomon, pero no para gloria de Adonaí, y está
acampado mientras aguarda el asalto definitivo. Com
prende quince cuerpos de ejército que se reunirán en los
puertos de Ñapoles, Malta, Rodas, Chipre y Jaffa, para
operar su concentracion y marchar sobre Jerusalen. Ha
habido ya tres concentraciones, debiéndose llegar hasta
cinco. Cada concentracion se ha verificado ó se verificará
á la señal de un cañonazo dada por el jefe que tiene el
mando supremo.
Llegado el momento de explicar esta leyenda al can
didato, se disparan tres petardos, y el Soberano de los.
Soberanos los explica así : "El primer cañonazo y la pri
mera concentracion se hicieron cuando Lutero se puso á
la cabeza de la rebelion de la inteligencia; el segundo ca
ñonazo y la segunda concentracion cuando se produjo en
América la afirmacion de que todo gobierno humano tie
ne su autoridad del pueblo y sólo del pueblo ; el tercer
cañonazo y la tercera concentracion cuando se verificó
en Francia la proclamacion de la doctrina de Libertad,
Igualdad y Fraternidad. El cuarto y el quinto cañonazos
no se han disparado aún, y no han sido todavía ordena
das la cuarta y quinta concentracion. A la última con
centracion sucederá el reino del Santo Imperio, esto es,
el reinado de la Razon, de la Verdad y de la Justicia.,,
En la apertura de los trabajos así se habla:
El Soberano de los Soberanos.—Sublime Primer Te
niente, ¿á qué hora hemos de trabajar?
— 257 —
El Primer Teniente.—A la hora quinta, después de la
puesta del sol.
El Soberano de los Soberanos.—¿Por qué, Sublime
Príncipe, no podríamos trabajar antes?
El Primer Teniente.—Porque nuestros proyectos de
restauracion no los podremos realizar durante las ti
nieblas.
Véanse algunas de las preguntas que se dirigen al can
didato, con las respuestas que da en su nombre el Gran
Experto :
D. ¿Quién sois?—C. Mi nombre es Kadoscb, vastago
de una Orden injustamente proscrita hace más de cinco
siglos.
D. ¿De dónde venís?—C. Del Occidente donde, oculto
en una gruta profunda, trabajaba, en el silencio de la
noche, en la reedificacion del nuevo Templo.
D. ¿A dónde vais?—C. Al Oriente donde, por medio
de la Escala Misteriosa, espero llegar hasta el punto de
gloria y esplendor del que han caido tan Valientes Prín
cipes.
D. ¿En qué fundais vuestra esperanza?—C. En la jus
ticia y la equidad.
D. ¿Es esta vuestra esperanza única?—C. No, Poderoso
Comendador, una y otra serian frustradas sin la asistencia
de Aquel que todo lo puede.
D. ¿Quién es aquel que todo lo puede?—C. Su nombre
es inefable, y no debo ni puedo pronunciarlo.
D. Entonces, ¿cómo le invocais sin pronunciar su nom
bre?—C. Le llamo Gran Arquitecto del Universo, por ser
él quien organizó los mundos.
Sométese luego al candidato á un examen sobre todos
los grados que ha recibido, insistiéndose de un modo es
pecial en I03 herméticos y cabalísticos.
—Excelente Caballero, le dice el Soberano de los So
r. 17
— 258 —
beranos, los conocimientos que hasta hoy habeis demos
trado, prueban que sois digno de tomar parte en la em
presa que meditamos. Vuestra conducta revela que estais
en el caso de mandar al vulgo de los masones. Pero los
hay de una clase tan elevada, que no podeis, no digo
excederlos, pero ni siquiera igualarlos, si antes, como
fruto de vuestros estudios y de vuestras raras disposicio
nes, no habeis adquirido esa perfeccion que caracteriza
á los Valientes Príncipes del Real-Secreto. Entre ellos y
los Caballeros Rosa-Cruz hay una cierta serie de grados
por los cuales habeis debido pasar para penetraros de
esa ciencia especial y secreta, sin la cual np podeis diri
gir con éxito á la flor de nuestros Caballeros en la más
importante empresa.
Después del interrogatorio (lo más minucioso posible)
acerca los grados esencialmente cabalísticos, trátase de
una aparicion que ha tenido el recipiendario antes de su
entrada en el Consistorio.
El Soberano de los Soberanos.—¿Qué objetos os ha
presentado esta aparicion?
El candidato.-—Tres aves: una de cuervo, una paloma
y un fénix.
El Soberano de los Soberanos.—¿Qué anuncia el
cuervo?
El candidato.—La negrura de su plumaje simboliza la
pena, el desorden y la muerte.
El Soberano de los Soberanos.—¿Qué os figura lapa-
loma?
El candidato.—Su blancura indica la regeneracion de
los seres.
El Soberano de los Soberanos.—¿ Qué imágen os repre
senta el fénix?
El candidato.—Esta ave, para la cual las llamas son un
elemento de vida, es el emblema de la naturaleza per
— 259 —
feccionada por el fuego sagrado y gozando de un poder
sin limites.
El Soberano de los Soberanos.—Explicadrae el sentido
de estas palabras.
El Candidato.—No puedo. Sé, vi; pero debo callarme.
Ocioso es que digamos que no han faltado en esta re
cepcion los viajes, so pretexto de explicar la campaña
contra Jerusalen : tambien se han disparado multitud de
petardos, se ha quemado profusion de incienso, é invo
cado repetidas veces al Gran Arquitecto del Universo.
El nuevo Príncipe del Real- Secreto se liga á sus Her
manos de los grados 32 y 33 con cinco juramentos.
Helos aquí:
Juramento Primero.—Juro que nada, absolutamente na
da podrá nunca ser un obstáculo á que me consagre á
hacer á los hombres mejores y más ilustrados, y á que
me esfuerze á ser yo cada dia más instruido y más ávido
de verdad y de virtud. Juro mostrarme constantemente
asiduo en llenar mis deberes masónicos y en estudiar con
celo las enseñanzas de la Orden, para que en todo y por
todo llegar á ser un verdadero soldado de la Luz.
Juramento segundo.—Juro oponerme siempre y por to
dos los medios, cualesquiera que sean, á la tiranía y á la
arbitrariedad ejercida por el hombre sobre el hombre.
Juro esforzarme con todas las potencias de mi sér, por
dominar y abatir á cualquiera que intente sojuzgar á los
hombres libres sirviéndose de sus apetitos, necesidades,
pasiones y locuras. Juro conquistar para el pueblo el ejer
cicio de todos sus derechos, conservando personalmente
el libre ejercicio de los mios, debiendo cada individuo po
seer su autonomía y su independencia, y no tolerando que
nadie me imponga su voluntad para actos de los que yo
solo soy responsable, y para los cuales bástame seguir
los consejos de mi conciencia y las opiniones de mi ra
ciocinio.
— 260 —
Juramento tercero.—Juro ser y mostrarme constante
mente el más encarnizado é implacable enemigo de la ti
ranía espiritual que trata de imponerse á la conciencia
de los hombres. Juro impedir por todos los medios, cua
lesquiera que sean, toda tentativa que haga la Iglesia
para imponerse á la libertad de eonciencia, esclavizar el
pensamiento y la opinion, y pretender obligar á los hom
bres á creer lo que quiera prescribir. Juro combatir en
todos terrenos la Supersticion por la Razon, y la Hipo
cresía y el Fanatismo por la Verdad, cumpliendo así el
más sagrado de mis deberes masónicos.
Juramento cuarto.—Juro, de mi plena y libre voluntad,
combatir por todos los medios, y contrastar en todos te
rrenos, los proyectos de cualquiera que pretenda alcan
zar el poder de una manera ilícita ó indigna, ó que sea él
mismo indigno, incapaz é incompetente para ejercerlo.
Juro trabajar sin tregua ni descanso para que los hom
bres sean viriles, independientes y conocedores de sí mis
mos, sin desalentarme si mis esfuerzos parecen infruc
tuosos ó si su debilidad pareciere incurable. Juro ser
siempre soldado fiel y abnegado del pueblo, procurando
con todas mi» fuerzas su exaltacion al poder y su com
pleta libertad.
Juramento quinto.—Juro mostrarme siempre fiel y exac
to en el cumplimiento de todos mis deberes masónicos,
á fin de adelantar á los tibios, á los apáticos y á aquellos
que vacilan en renunciar á sí mismos para servir á la
Francmasonería. Juro mantener, sostener y defender, por
todos los medios cualesquiera que sean, siempre y en to
dos terrenos, los derechos sagrados é inalienables de la
Francmasonería á la libertad de accion más ilimitada.
Juro dar siempre pruebas irrefutables de mi afecto á la
Orden y de mi lealtad de soldado entusiasta adicto cor-
dialmente á la Francmasonería.
— 261 —
Llegamos, por fin, al último grado, al Soberano Gran
Inspector General, á este supremo jefe que en las Logias,
los Capítulos y los Areopagos se apellida simplemente el
grado 83.
La recepcion es una mera formalidad, con un solo ex
perimento.
El Taller, que es el Consejo Supremo, está colgado de
terciopelo rojo, con esqueletos, cráneos y buenos borda
dos. En el Oriente hay un dosel carmesí, bajo el cual se
ve el trono presidencial en un estrado de cinco escalones:
sobre el presidente hay el satánico triángulo, transpa
rente luminoso, que tiene en el centro cuatro letras del
alfabeto hebráico correspondientes á las nuestras HVHJ
(este es el nombre hebreo, imposible de pronunciar, del
Sér Supremo de la Masonería). En el centro de la sala
hay un pedestal triangular, cubierto con un tapiz carmasí,
sobre el cual se encuentra una Biblia abierta en el Libro
de la Sabiduría de Salomon, y encima una espada, puesta
de través. Al Norte de este pedestal, un esqueleto huma
no en pié tiene con la mano izquierda el estandarte de
la Orden, y en la derecha un puñal, que levanta como pa
ra herir. Encima de la puerta de entrada, por la parte
interior, léese en una banda la divisa: Deus meumquejus.
Inmediato á la puerta, entrando á derecha, hay un se
gundo trono, en un estrado de tres peldaños con un altar
triangular y tapete carmesí. La sala está alumbrada por
once luces: en el Oriente, un candelabro con cinco brazos;
en el Occidente, otro de tres, en el Norte un candelero
con un solo brazo, y al Mediodía otro de dos.
El presidente de la asamblea representa á Federico II
de Prusia y lleva el título de Poderosísimo Soberano Gran
Comendador; siéntase en el trono principal, viste túnica
de raso carmesí bordada de blanco, ciñe corona real y
tiene en la diestra la espada desnuda. El vicepresidente,
— 262 —
con el título de Soberano Teniente Comendador, se sienta
en el trono del Occidente, ciñendo corona ducal y tenien
do una espada desnuda en la mano. Hay además un teso
rero del Santo Imperio, sentado al Norte junto á una me
sa triangular ; un Gran Canciller del Santo Imperio ; un
Gran Secretario del Santo Imperio; un Ilustre Maestro
de Ceremonias, y un Ilustre Gran Capitan de los Guarr
dias, este último revestido de un traje militar antiguo.
Los otros miembros se llaman Ilustres Soberanos Gran
des Inspectores Generales ; llevan á manera de banda un
gran cordon blanco moaré y diversas insignias: su traje
es el de sociedad.
El estandarte de la Orden es de seda blanca, de tres
piés y medio de largo por dos y medio de ancho, con
franjas de oro y plata. En el centro hay el águila de dos
cabezas, desplegadas las alas, pico y garras de oro, te
niendo en estas últimas una espada desnuda. En una cin
ta azul está escrita: Deus meumquejus. El asta de la ban
dera tiene ocho piés de largo, y remata en un hierro
de lanza.
Iios trabajes se abren de esta suerte:
El M.\ P.\ Sob.\ Gr.\ Comendador.—Soberano Te
niente Comendador, ¿qué edad teneis?
El Sob.-. Ten.\ Comendador.—Treinta años cumpli
dos, Muy Poderoso Soberano Gran Comendador.
El M.\ P.\ Sob.\ Gr.\ Comendador.— ¿Cuál es vues
tro empleo?
El Sob.\ Ten.\ Comendador.— Combatir por Dios y
mis derechos, y tomar venganza de los traidores.
El M.\ P.\ Sob.\ Gr.\ Comendador.— ¿Qué hora es?
El Sob.\ Ten.\ Comendador.— Se ha dado la palabra
de orden, los guardias ocupan su puesto y estamos en
perfecta seguridad.
El M.\ P.\ Sob.\ Gr.\ Comendador.— Puesto que no
— 263 —
hemos de temer que se nos interrumpa, por los nombres
misteriosos vamos á abrir, ad gloriam Dei, el Supremo
Consejo del grado 33: ya que podemos con seguridad
ocuparnos en nuestra empresa, imploremos la asistencia
del Dios de los ejércitos para que nos ayude y asista en
nuestros combates y obtener finalmente la justicia en
nuestros derechos.
Toca con el pomo de su espada la batería del grado, ó
sea once golpes: 5 -f- 3 1 -j— 2.
Todos los asistentes, arrodillándose.—-¡Oremos!
El M.\ P.\ Sob.\ Gr.\ Comendador.— ¡Oh tú, grande
y eterno Dios, Supremo Arquitecto, que desde tu trono
de pureza ves á todos los pueblos de la tierra, atiende y
acepta las oraciones y súplicas de tus indignos siervos,
ahora postrados ante tí!... ¡Graba en nuestros corazones
el conocimiento de tu eterna palabra, y permite que el
objeto de nuestra institucion pueda ser regido por los
principios de la virtud y de la justicia!... ¡Defiéndenos,
oh Dios de las asechanzas, de los hipócritas malvados!
Protégenos contra los malos designios de nuestros ene
migos y danos fuerza para vencer á los que se han ar
mado contra nosotros, pues el honor y la gloria son atri
buidos á tu nombre santo y poderoso ahora y para siem
pre. ¡Amen! ¡ Amen! ¡ Amen!
Todos los asistentes.— ¡ Amen! ¡ Amen! ¡ Amen!
Golpe dado por el presidente con el pomo de su espa
da. Todos se levantan.
El Ilustre Maestro de Ceremonias presenta entonces
la peticion del recipiendario, concebida en estos térmi
nos: "Ardientemente adherido á la gloriosa empresa es
tablecida en el Cab.\ Kadosch y el Príncipe de Real- Se
creto, anheloso ardientemente de llegar al colmo de los
conocimientos masónicos en que únicamente vos podeis
dar, pido muy humildemente el permiso de ofrecerme
— 261 —
como candidato para ser admitido en vuestro II.-. y
Pod.\ Consejo, y vuestro voto en mi favor será perpetua
mente un título á mi gratitud. Firmado: N..., grado 32.„
Va á buscarse al pretendiente, á quien se examina an
te todo sobre los grados anteriores. Luego declara reco
nocer como palabra sagrada y eterna de Dios el Libro
de la Sabiduría de Salomon. Hecho esto, se le introduce.
Viste de negro, sin sombrero ni calzado, sin espada ni
mandil, baja la cabeza, cruzados los brazos sobre el pecho
y abiertas las manos : lleva al cuello una cinta negra, de
la que el II.-. Maestro de Ceremonias tiene la extremidad
en la mano izquierda, mientras que en la derecha lleva
una antorcha encendida.
El II.-. Maestro de Ceremonias.— Hé aquí un Caballe
ro Kadosch, Príncipe de Real-Secreto, que está sincera
mente adherido á la Orden, á su país y á nuestro Dios;
ve los sufrimientos de la humanidad con ojo vengativo, y
humildísimamente solicita el favor de ser admitido en el
Consejo Supremo, para que estando ilustrado por la di
vina Sabiduría pueda reflejar la luz masónica sobre el es
píritu de aquellos que están sumidos en las tinieblas de
la supersticion.
El aspirante da tres vueltas por la sala, y en cada una
se postra un instante frente al triángulo que está puesto
en el Oriente. Al terminar las dos primeras dícese una
oracion por el estilo de la invocacion reproducida más
arriba, y dada la tercera se le ordena lavar sus manos en
una palangana llena de plomo fundido.
El M.-. P.\ Sob.\ Gr.-. Comendador.— Acercaos á esta
palangana, Eespetable Hermano, y lavad vuestras ma
nos en el plomo fundido que hay en ella. Por este medio
las manchas del vicio que pudieran ensuciarlas, serán
purificadas y borradas. Todos hemos pasado por la mis
ma prueba y nos hemos librado de los peligros con que
— 265 —
estais amenazado. Poned vuestra confianza de nuestro
Dios, y decidios á cumplir resueltamente lo que os pedi
mos: el plomo, aunque fundido, quedará privado de su
calor; sumergiendo en él las manos, cederá al momento
mismo que le toqueis... Hermanos mios, acercaos tam
bien á presenciar el resultado de este místico experi
mento.
Aproxímanse todos los asistentes, con aire de viva cu
riosidad por ver si se abrasa ó nó el recipiendario, quien
inmerge las manos en la palangana.
Esta es de hierro y medio llena por la mitad de mer
curio, que tiene la apariencia de plomo fundido; debajo
hay un brasero conteniendo algunos trozos de carbon,
que se ha encendido en el momento de entrar el candi
dato en el salon, á fin de que al empezar la prueba el
mercurio está apenas tibio. Sobre las brasas échase in
cienso compuesto de ámbar, olíbano, resina, abdamon,
bezoina y estoraque; esta mezcla produce un humo de
perfume grato.
Hecha la prueba, todos los asistentes felicitan al can
didato por su valor, que le dicen denota la confianza que
tenia en la pureza de su corazon y en la proteccion del
Espíritu del Fuego. Condúcenle en seguida al altar ante
el cual se postra, y presta el juramento mientras quema
el incienso. Todos los asistentes se arrodillan asimismo,
inclinando la cabeza en humilde adoracion, dice el Ri
tual Sagrado, aplicando al mismo tiempo la mano dere
cha sobre el corazon. El candidato pone las suyas sobre
el Libro de la Sabiduría.
Juramento.— Yo, N... Caballero Kadosch, Príncipe de
Real- Secreto, doy solemnemente mi palabra de honor y
sagrada, juro y prometo sinceramente, por este libro que
creo es la palabra sagrada del Sér Supremo eterno, po
derosísimo Soherano y Arquitecto del Universo, jura
— 266 —
aquí, en su misteriosa presencia y en la del Consejo Su
premo del grado 33, que nunca revelaré, directa ó indi
rectamente, los secretos ó misterios del sublime grado
que estoy pronto á recibir, ni de alguno de aquellos que
ya he recibido, excepto á un igual Soberano Gran Ins
pector General que lo haya tambien recibido legalmen
te. Juro además seguir estricta y religiosamente los Es
tatutos particulares, Constituciones y Reglamentos se
cretos del grado 33, y llenar todos los deberes de Gran
Inspector General, diligente y fielmente, sin parcialidad,
favor ni afecto. Juro que adoraré al único verdadero y
vivo Dios, que nos protege, de la manera y en la forma
que creo, segun mi conciencia, serle más agradable, y
que ajustaré mi conducta á sus mandamientos. Juro y
prometo todas estas cosas sin equivoco ni reserva men
tal, ni siquiera con la esperanza de ser de ellas dispensa
do ó relevado por un poder cualquiera, bajo las penas
siguientes, que me impongo á mí mismo : quedar des
honrado entre los hombres; tener mi nombre expuesto
con letras rojas en los Areopagos, Capítulos y Logias es
parcidos por el globo; é invoco aquí solemnemente al
grande y eterno Dios que derrame sus maldiciones sobre
esta cabeza execrable (aquí el recipiendario lleva la ma
no á la cabeza); que me deje languidecer en la miseria
y en la desgracia, y que atormente en fin mi alma hasta
la perfecta extincion si llegase á violar esta promesa li
bremente jurada. Que nuestro Dios todopoderoso me
conceda la fuerza suficiente para cumplirla en todas sus
partes, para la mayor gloria de su santo nombre! ¡Amen!
¡Amen! ¡Amen! ,
El candidato antes de levantarse besa tres veces el
Libro de la Sabiduría y la hoja de la espada.
El Soberano Gran Comendador, poniéndole entonces
la espada en la mano derecha.—Respetable Caballero y
Hermano, os entregamos un arma de muerte. Nunca la
empleeis contra la vida de un Hermano, excepto si hu
biese hecho traicion á nuestra causa; usadla, por el con
trario, contra los sanguinarios malvados asesinos de
nuestro Respetable Maestro Jaime de Molay, esto es,
contra los enemigos de nuestra Orden... (Pasándole al
dedo anular de la mano derecha una sortija (1) de oro):
Con esta sortija os enlazo con la Orden, con vuestro país,
con nuestro Dios, y os recibo y reconozco Soberano Gran
Inspector General, grado 33 y último. Que esta sortija os
recuerda de continuo las obligaciones solemnes que ha
beis contraido con la Francmasonería.
Termina la sesion con un breve discurso instructivo
sobre los Templarios, sobre la fundacion del grado 33
masónico por Federico II de Prusia y sobre los diversos
emblemas del Grado. Afirmase que el triángulo colocado
sobre el dosel del Oriente no es un vano símbolo, y que
los Soberanos Grandes Inspectores Generales se glorian
de obrar en la presencia inmediata (aic) del Dios que fué
revelado en el grado de Kadosch ; este triángulo nos en
seña tambien á levantar nuestras miradas hácia nuestro
padre, para obtener su proteccion y su sosten, y á adorar
en él al verdadero Dios.„ Respecto á los esqueletos, crá
neos y huesos humanos, "sirven para recordarnos la ma
tanza de nuestros antepasados por Felipe el Hermoso
quien les entregó á los más crueles suplicios.„ Recor
dándosele al recipiendario su paso por el grado de Ka
dosch, se le dice: "En este grado os comprometisteis
solemnemente á destruir una Orden de hombres por los
crímenes que ha cometido de muchos siglos á esta parte.„
Tocante á los cuatro candeleros, uno de 5 brazos, otro de

(1) Esta sortija tiene grabados en la parte interior el nombre


isl candidato y la divisa ; Deas meumque jue.
— 268 —
3, el tercer de 1 y el último de 2, significan el año 5312
(era vulgar: 1312), que señala la abolicion de la Orden
de los Templarios por el Papa, abolicion que es preciso
vengar exterminando el clero católico. Por último, el es
queleto que tiene el estandarte de la Orden y un puñal
"está aquí para indicar que todos aquellos que fueren
traidores á la Masonería y que falseen las obligaciones
que han contraido serán castigados de muerte. „
Levántase la sesion dando once golpes (los números
misteriosos: 5, 3, 1, 2), y después que el M.\ P.\ Sob.-.
G.\ Comendador ha invocado por última vez el dios ma
sónico de los altos grados.
Invocacion de clausura.— ¡ Oh tú, glorioso y eterno Dios,
padre de la luz y de la vida, supremo Arquitecto y Re
gulador delos mundos, guíanos en los. senderos de la
virtud y de lajusticia! ¡Enséñanos los grandes principios
fundamentales de la verdadera religion, que tengan rela
cion con las adoraciones que te tributamos y á nuestros
mutuos deberes, para que podamos ser miembros del Con
sejo Supremo de tu cielo!
Todos los asistentes.—¡Dios nos lo otorgue! ¡Así sea!
Habráse advertido que á partir de los grados capitu
lares no he insistido más acerca las contribuciones pecu
niarias que se exigen á los Hermanos que pasan de un
grado á otro.
Débese esto á que la cuestion de dinero es sólo desde
entonces importancia secundaria. El iniciado que obtiene
el grado de Maestro ofrece sobre todo un objeto de estu
dio relativamente al satanismo hácia el cual se le dirige.
Con todo, no estará de más que el público sepa que
esta cuestion pecuniaria existe en los altos grados como
en los inferiores; cuanto más subidos son los grados, más
dificultad hay en conquistarlos.
Así la iniciacion al grado 33 se paga á 600 francos en
Francia¡ 3,000 en Inglaterra, y 5,000 en América.
— 269

III.

La Autoridad ficticia y la Autoridad real

De todo lo que precede el lector puede deducir muy


bien que la verdadera Masonería reside en los altos gra
dos. Si la conservacion de éstos no fuese más que una sa
tisfaccion insignificante concedida á la vanidad de algu
nos, como pretenden en las Logias los defensores de los
Capítulos y los Areopagos, no se encontraria á los Rosa-
Cruz y los Kadosch al frente de todas las funciones direc
tivas de los Talleres Simbólicos.
La Masonería sabe muy bien servirse de bellas frases.
Como las Logias mienten al público profano, así los Areo
pagos y los Capítulos mienten á las Logias. Los necios
masones de los tres primeros grados son conducidos como
por el cabestro, sin que lo noten, y aquellos que los tie
nen y conducen en esta posicion ridicula son precisamen
te los mismos que más violentamente declaman contra
los altos grados.
En efecto—y esto es lo que los Aprendices, Compañe
ros y Maestros, que forman la inmensa mayoría de la
secta, no distinguen en su ceguera,—basta que un Her
mano sea Rosa-Cruz, Kadosch ó grado 33, para que con
dene á una supresion próxima (que nunca llega) los gra
dos Misteriosos, interdichos á,los necios.
Un ejemplo entre mil:
Figuraba hace muy pocos años entre los miembros mi
litantes de la Francmasonería, cierto H.\ Ragon, consi
derado como un oráculo por sus congéneres; de suerte
que bastaba que abriese sus labios en una Logia para que
— 270 —
los tontos se imaginasen oir la Verdad misma. Este EL*.
Ragon pasó su vida escribiendo libros masónicos que to
dos los sectarios concuerdan en declarar admirables, y
tanto cautivó á los Talleres franceses que el Grande Orien
te y el Supremo Consejo acabaron por concederle solem
nemente el título de "Autor sagrado de la Masonería."
Pues bien, nadie como el H.\ Ragon para reclamar á voz
en grito la abolicion de todos los grados superiores al de
Maestro : en todos sus discursos y escritos tronaba con
extraordinaria energía contra los altos grados y los con
denaba á desaparecer en breve tiempo. Esto no obstante,
el mismo H.\ Ragon empleaba todos sus esfuerzos para
crear en París y en Provincias Capítulos de Rosa-Cruz y
Areopagos de Kadosch, y muchos de los que todavía exis
ten le deben su fundacion. Más aun, él mismo era nada
menos que Soberano Gran Inspector General; y en el Eito
de Misraim, en el que se habia hecho admitir para acu
mular en su cabeza el mayor número de grados posible,
llegó á obtener hasta el 87. Con el bien entendido que se
guardó muy mucho de despojarse de sus dignidades su
periores para reducirse á simple miembro de una de las
Logias en las que con tanta virulencia declamaba contra
las Tras-Logias.
¿No debiera esto abrir los ojos á los ciegos? ¿De qué
ceguera incurable están, pues, atacados estos desdicha
dos Aprendices, Compañeros y Maestros, para no com
prender que se burlan de ellos de la manera más impu
dente.
Cuando se les da á elegir los Oficiales de su Logia,
tiénense buen cuidado de presentarlos una lista de can
didatos compuesta casi exclusivamente de Rosa-Cruz y
de Kadosch. Votan sin reflexionar, si bien debemos aña
dir que si uno de esos burlados, reflexionando, protestase
contra tales triquiñuelas, seria inmediatamente expulsa
do, y perseguido en nombre de la disciplina.
— 271 —
Todo Capítulo se funda en, una ó muchas Logias, dicen
los Estatutos, y todo Areopago en uno ó muchos Capítu
los. Tal es la teoría. La práctica ya es otra cosa; los Ca-
pítulos dirigen secretamente las Logias, y los Areopagos
dirigen secretamente los Capítulos.
Un Taller, cualquiera que sea, no puede sustraerse á la
influencia del Taller que le es superior por los grados de
sus miembros. En efecto, no sólo los miembros de las
Tras-Logias, por su situacion de antiguos Masones respe
tados por todos, ocupan en las Logias todos los puestos
principales, sino que además los Capítulos y los Areo
pagos, reuniéndose regularmente á parte, y siempre
algunos dias antes de las reuniones de los Talleres infe
riores, síguese que aquellos tienen siempre todas las faci
lidades, merced al secreto de que se rodean, de tomarlas
medidas necesarias para hacer prevalecer entre los últi
mos sus propias deliberaciones.
En virtud del principio de que "todo Mason tiene de
pleno derecho acceso en cualquier Taller de cualquier
país celebrando sesion en un grado igual ó inferior al
suyo propio, pero bajo ningun pretexto puede ser admi
tido en un Taller teniendo sesion en un grado superior; „
en virtud de este principio, digo, los Hermanos de los
altos grados, que pueden penetrar en todas las Logias, y
en las reuniones de las cuales los simples miembros de
las Logias no pueden introducirse, tienen siempre la se
guridad y certeza de influir y dominar á los Aprendices,
Compañeros y Maestros.
A fin de satisfacer á los masones de los grados inferio
res que desconfiasen de esta influencia secreta de los al
tos grados, procúrase recibir como Rosa-Cruz y áun Ka-
dosch á algunos antiguos sectarios notoriamente imbéci
les y considerados como tales en el seno de su Logia. De
esta suerte, cuando un Maestro desconfiado habla do la
necesidad de suprimir los Capítulos y los Areopagos para
asegurar la independencia de los Talleres Simbólicos, se
le contesta: "¿Por qué os preocupa esto? Los altos gra
dos nada significan; son puramente honoríficos. Ahí te-
neis al H.\ Fulano de Tal, que es Rosa-Cruz, y el H.\
Tres Estrellas, que es Kadosch; ¿no son por ventura dos
hombres de sinceridad perfecta? ¿les creeis capaces de
ejercer en la Logia una influencia cualquiera ?„ De este
modo los imbéciles, á quienes de ninguna manera se de
ja llegar más arriba del grado 30, sirven de pantalla á la
profunda malicia de los otros; pues en los altos grados
los tontos son en ínfimo número, y para ello3 se reservan
los experimentos ridículos, como los de la iniciacion al
grado de Príncipe de Merced; y en las sesiones impor
tantes se les aleja haciéndoles guardar la antecámara so
pretexto de darles un puesto de confianza.
El sistema de la jerarquía masónica está tan bien ima
ginado que, aun en el caso en que todas las Logias de
una obediencia se aliasen para suprimir en su rito todos
los grados que no fuesen los de Aprendiz, -Compañero y
Maestro, no lograrian con tal medida sustraerse á la do
minacion oculta de los Rosa-Cruz, Kadosch y otros gra
dos superiores.
Tomemos por ejemplo en hipótesis, la obediencia fran
cesa que practica el Rito de Misraim, en 90 grados.
Supongo que las Logias de este rito aboliesen mañana
los 87 grados superiores á los tres primeros de la inicia
cion simbólica.
¿Qué sucederia?
Todos los miembros de los antiguos grados misraimí-
tas no abandonarian por esto sus Logias. Sólo que, como
en virtud de los principios generales de la Masonería
Universal, todo Mason tiene derecho á acumular varios
ritos, los miembros de los grados misraimitas abolidos
— 273 —
Be harían admitir, con grados correspondientes á los su
yos, en los Capítulos y Areopagos de la obediencia, sea
del Grande Oriente de Francia (Rito Francés), sea del
Consejo Supremo (Rito Escocés), beneficiando así estos
dos Ritos la influencia perdida por el de Misraim. Las
Logias misraimitas continuarían bajo la dominacion de
los mismos Rosa-Cruz y de los mismos Kadosch; salvo
que éstos, en vez de trabajar por cuenta del Soberano
Consejo General, á causa de estar suprimido este Taller
Supremo misraimita, lo harían por cuenta del Grande
Oriente ó del Supremo Consejo.
Para que se vea perfectamente donde está la autoridad
efectiva en la Masonería, basta pasar la vista por la si
guiente escala:
MASONERÍA AZUL
(Grados Simbólicos),
ESPIADA POR LA
MASONERÍA ROJA
(Grados Capitulares),
BAJO LA INSPIRACION DE LA
MASONERÍA NEGRA
(Grados Filosóficos),
FUNCIONANDO PARA LA
MASONERÍA BLANCA
(Grados Administrativos).
Toda Asamblea, aun plenaria, constituida por los gra
dos inferiores llamados simbólicos,—Convencion de Lo
gias, Consejo de la Orden, Grande Logia Central, eter
no ejerce, haga lo que quiera, sino una autoridad ficticia.
La única autoridad real en Masonería es la Asamblea
de los Grados Superiores llamados Administrativos, es
decir: el Supremo Consejo, en el Rito Escocés; el Gran
Colegio de los Ritos, en el Francés; el Soberano Consejo
General, en el de Misraim.
P. 18
VI.

LAS MASONERÍAS ANEJAS.

I.

La Masonería Florestera.

(CARBONARISMO).

Independientemente del clero secular que forma el


grueso del ejército eclesiástico, la Iglesia tiene sus cuer
pos de vanguardia, sus regimientos de tiradores (permí
taseme la comparacion), que son las Ordenes religiosas.
La Masonería, como hemos visto, remeda en todo á la
Iglesia. Así, además de sus Logias ha constituido una
milicia especial, compuesta únicamente de Hermanos re
conocidos por tener un temperamento ardiente en polí
tica, y esta milicia es la masonería Florestera, conocida
por el público con el nombre de Carbonería ó Corbona-
rismo.
Por todo lo que se le ha revelado hasta aquí, el lector
— 275 —
ha podido muy bien comprender que la Masonería* es
á la vez Sociedad política y religiosa. Su política, que
es sobre todo la principal preocupacion de las Logias,
es la política de la Revolucion. Su religion, que prac
tícase especialmente en los Capítulos y Areopagos, es
el culto de Satanás. Los tres grados superiores al de
Kadosch, esto es, los 31, 32 y 33, son grados administra
tivos, en los que reside la direccion suprema.
Leyendo los detalles de la recepcion al grado de Maes
tro (grado 3.°), se ha podido comprender muy bien que
el iniciado es objeto de una observacion muy severa por
parte de los jefes secretos.
Si sólo entrevé y percibe la parte política de la Maso
nería, déjasele en las Logias diciéndole que ya lo sabe
todo, y que los altos grados son sólo satisfaccion hono
rífica concedida á algunos, no tienen el menor alcance, y
son hasta inútiles y destinados á desaparecer en una re
forma (que como puede suponerse, nunca llega, no sin
motivo).
Si, por el contrario, á los ojos del iniciado Maestro la
política no es más que lo accesorio, el medio; si ha com
prendido ó solamente entrevisto el fondo de la institu
cion y su objeto real, que es el reinado de Lucifer entre
los hombres; si con su perspicaz mirada ha rasgado los
velos de los símbolos y descubierto los misterios satá
nicos, se le dirige hácia el grado de Kadosch, después do
preparado para el de Rosa-Cruz.
Entre los Masones, empero, que se limiten á la polí
tica, hay genios más ó menos activos, caracteres más ó
menos bien templados: hay los blandos, á quienes les
bastan los trabajos de las Logias, y los decididos, que no
comprenden la sociedad secreta sino desde el punto de
vista de la accion enérgica.
A estos militantes, pues, se les organiza en una sub-
Masonería: son los tiradores, los zuavos de la secta.
— 276 — -
¥na vez que sus aptitudes y disposiciones especiales
han llamado la atencion de los jefes secretos, la Supre
macía Ejecutiva, esto es, el Consistorio de los grados 32,
se apodera de ellos y los afilia á la Masonería Florestera;
y sin dejar de ser francmasones vienen á ser Carbonarios.
Véase cómo se verifica esto:
Un Hermano de un alto grado, absolutamente seguro
(en general es un Kadosch), se pone en relaciones con el
Maestro que le designa la Autoridad Suprema, y le par
ticipa la existencia del Carbonarismo ; explicándole al
propio tiempo que en esta rama de la Masonería encon
trará el campo de accion necesario á su ardor político.
Las "Ventas„ de Carbonarios, le dice, son desconocidas
de los Masones que no forman parte de ellas, de la misma
suerte que los iniciados del primer grado no conocen la
existencia de las Logias de Adopcion.
El Hermano á quien se hacen estas proposiciones,
acepta la nueva filiacion, más misteriosa que la primera,
lisonjeado por la distincion que se tributa á su actividad.
La Masonería Florestera no está organizada como la
institucion matriz. En una Logia no se limita el número
de miembros, mientras que en una Venta no pasan de
veinte. Un Mason puede, á su voluntad, ingresar en to
das las Logias de su rito y aun en las de los otros; al
Carbonario se le previene, al ingresar en una Masonería
Florestera, que no debe conocer exclusivamente sino la
Vent a á la que pertenece, y que el mero hecho de querer
introducirse en otra, es considerado como alta traicion, é
incurre en la pena de muerte.
La escala de las Ventas admite cuatro grados : la Venta
Particular, la Venta Central, la Alta Venta y la Venta
Suprema. Los miembros de esta última han recibido el
grado 32 en la Francmasonería.
El sistema de organizacion es el siguiente:
Los grados 32 y 33 de la Masonería delegan á algunos
de ellos, que forman la Venta Suprema. Cada uno de estos
delegados constituye una Alta Venta, de veinte miembros
todo lo más, de la cual cada uno es diputado ó represen
tante en la Venta Suprema. Cada miembro de una de las
veinte Altas Ventas reune á su vez veinte Hermanos se
guros (incluso él), y es así el diputado del nuevo grupo,
llamado Venta Central, después de su Alta Venta. Por
último, todo miembro de una Venta Central es diputado
en ella de una Venta Particular, que ha constituido de la
misma suerte.
No es obligatorio el número de veinte miembros por
Venta, pero de ningun modo puede ser mayor, salva en la
Venta Suprema, que en un momento dado puede llegar á
veinte y uno, veinte y dos, veinte y tres miembros y más,
si la cantidad de las Ventas Particulares (primer escalon
del sistema) alcanzase una cifra considerable.
Nunca, empero, se ha ofrecido este caso, y no hay ejem
plo de una Venta Suprema que contase veinte miembros.
En efecto, todo miembro de la Venta Suprema, aten
dida la progresion establecida por tan ingenioso sistema,
dirige ocho mil individuos, y sólo es conocido de veinte
de ellos, esto es, de aquellos que forman la Alta Venta, á
su vez, de la que es representante. Todo miembro de
una Alta Venta, está á la cabeza de cuatrocientos afilia
dos, y es conocido como jefe únicamente por los veinte que
forman la Venta Central, de la que es representante en la
Alta Venta. Por último, cada miembro de una Venta Cen
tral tiene la direccion efectiva de una Venta Particular,
es decir, de veinte hombres.
Además, como está terminantemente prohibido á los
afiliados pertenecer á más de una Venta del mismo gra
do, aquellos miembros de las Ventas Particulares que no
están destinados á una Venta Central, ignoran absoluta
— 278 —
mente la cifra del contingente y aun la marcha de la Ma
sonería Florestera. En toda la extension de la palabra,
son instrumentos ciegos en manos de jefes desconocidos.
De los veinte miembros de una Venta Particular, diez
y nueve creen que nada liay superior á la Venta Central,
en la cual están representadas por un diputado, y como
saben que esta última Venta puede admitir hasta veinte
miembros (esto es todo lo que se les permite saber), ¡ma
guíanse que el máximun del contingente de la Masonería
Florestera elévase á cuatrocientos Hermanos benemé
ritos, cuidadosamente escogidos entre los Francmasones
de las Logias. Por lo demás, el nombre de Venta Central
ha sido adoptado expresamente para conservarlas en es
te error.
Asimismo, de cada veinte miembros de una Venta Cen
tral, diez y nueve se figuran que todo termina en la Alta
Venta, en la cual están representados por un diputado,
como ellos mismos representan el grupo inferior, ó sea,
la Venta Particular.
Por esta rama secreta designada con el nombre de Ma
sonería Florestera, compréndese muy bien que la alta
Masonería de los Grados llamados Administrativos dispo
ne no sólo de una fuerza política considerable, sino ade
más de un poder inaudito, atendida la unidad de accion,
y la prontitud con que en caso necesario se transmiten y
ejecutan las órdenes superiores.
Los diputados en la Venta Suprema, comunmente en
número de tres, son el resorte que, á una decision tomada
por el Consistorio de los grados 32, pone en movimiento,
en un abrir y cerrar de ojos, toda la Masonería Flores
tera, todo el ejército de los Carbonarios, este ejército de
que gran número de Masones ignoran la existencia.
Para no discrepar un punto de la verdad, conviene de
cir que la Masonería Florestera no funciona de una ma
llera permanente. Los altos grados la organizan y la ha
cen maniobrar solamente cuando lo exigen las necesida
des de la política, esto es, cuando la Masonería no ocupa
el poder, ó por lo menos no tiene su proteccion. Así es
que en la actualidad el Carbonarismo duerme en Francia;
pero que un acontecimiento personal cambie mañana el
personal que la gobierna, y al dia siguiente funcionará
la Masonería Florestera, puesto que los Carbonarios se
rán inmediatamente reclutados en las Logias; en menos
de una semana surgirán las Ventas de los Talleres Sim
bólicos.
El Carbonarismo francés ha ejercido su mayor acti
vidad en los reinados de Luis XVIII y de Carlos X, época
en que la tal Masonería adquirió tan extraordinario des
arrollo, que habia pocos Masones comunes que no for
masen parte de ella: érase á la vez miembro de una Lo
gia y de una Venta : más de doce mil Masones parisienses
eran al mismo tiempo Carbonarios. El general Berton, el
coronel Caron, el doctor Caffé y los otros Carbonarios
que, en 1822, intentaron, sin lograrlo, hacer estallar una
insurreccion en las principales ciudades de Francia, per
tenecian á las Logias más militantes: la Masonería era
la que en París, Poitiers, Niort, Colmar, Nantes, Belfort,
Burdeos, Toulouse, etc. , fué el alma de la conspiracion: los
cuatro oficiales inferiores de La Rochela, Bories, Raoulx,
Goubin y Pomier, eran á un tiempo Carbonarios y miem
bros de la Logia los Amigos de la Verdad, de París.
Bajo la segunda República, la Masonería organizó tam
bien numerosas Ventas á fin de mantener la agitacion y
conservar un poder que conocia se le escapaba á to
da prisa.
Por fin, la época más reciente en que funcionó el Car
bonarismo en Francia es el septenado del mariscal Mac-
Mahon: desde la caida de la Commune hasta la eleccion
— 280 —
de M. Grévy, la Masonería Florestera ha estado en cons
piracion latente, alerta de continuo y siempre pronta á
un golpe de mano, maniobrando á la sombra con un efec
tivo de ochocientas Ventas, ó sea de diez y seis mil Her
manos y aun más, resueltos y prontos á todo. Cuando lle
gue el momento de describir la historia de la Francmaso
nería, quederán rasgados no pocos velos.
El Carbonario es el soldado de la sedicion, como el
Kadosch es el secreto ejecutor de las venganzas. La joya
del Kadosch es el puñal, como la del Carbonario es el
fusil. Todo miembro de la Venta debe tener constante
mente en su casa una carabina y cincuenta cartuchos.
En la Masonería Florestera no hay más que dos ritos:
el Antiguo, que es el más practicado en el país, y el Mo
derno, especial para Italia.
Primitivamente, el Rito Antiguo constaba de cinco
grados, ó por mejor decir cinco clases: 1.° el Carbonario
6 Carbonero Hendedor; 2.° el Pródigo Convertido; 3.° el
Menos Diablo que Negro; 4.° el Aserrador; 5.° el Car
pintero.
Esta clasificacion ha caido hoy en desuso, y recíbese
simplemente como Carbonario ó Hendedor, primero y
Único grado. Efectivamente, en la Masonería Florestera
actual al iniciado no se le explota pecuniariamente como
en las Logias, los Capítulos y los Areopagos. El objeto
de los jefes secretos es tener á mano hombres resueltos
y nó meros ostentadores de insignias. La afiliacion á una
Venta sólo cuesta cinco francos.
Entre los italianos, pueblo de imaginacion novelesca,
el Carbonarismo tiende constantemente á impresionar á
sus adeptos por experimentos de los cuales poseo yo los
rituales completos. No es factible, sin embargo, reprodu
cir aquí estas ceremonias de iniciacion, á pesar de ser
curiosísimas, porque esto nos llevaría harto lejos, y me
haria traspasar los límites que me he prefijado.
— 281 —
Concretaréme á enumerar los cuatro grados que for
man el Rito Moderno del Carbonarismo italiano, actual
mente practicado: 1.°, Aprendiz; 2.°, Maestro; 3.°, Gran
Elegido por el Gran Maestre; 4.°, Gran Maestre Gran
Elegido.
En las iniciaciones del Carbonarismo italiano -empé-
ñanse especialmente en parodiar la pasion de Cristo.
Así en el grado 2.° se representa la escena de Pilatos: el
recipiendario, después de ser coronado de ortigas y lige
ramente azotado, hace un viaje con una cruz á cuestas.
En el grado 4.° se simula la crucifixion del candidato, y
en el momento en que se sujeta á éste en la cruz, la po
licía penetra de improviso en la Venta: excusado es de
cir que es fingida la policía, y que trátase simplemonte
de ver cómo el recipiendario, abandonado por todos sus
colegas que simulan ponerse en salvo, se conducirá con los
pretendidos agentes de la autoridad. Los grados 1.° y 3.°
no tienen importancia alguna tocante á la ceremonia de
iniciacion.
En muchos puntos son iguales á ambos ritos de Car
bonería.
Por ejemplo:
Para ser aplicado á la Masonería Florestera, y llegar
a ser Hendedor Carbonario, debe probarse ante todo que
se es miembro activo y asiduo de una Logia, que se ha
recibido el grado de Maestro y asistido por lo menos á
las cuatro últimas tenidas de Maestría de su Taller.
For lo demás, no se llaman ya "Querido Hermano,"
como en la Masonería comun, sino "Buen Primo;„ y la
jerga de las Ventas se compone de expresiones propias
de los leñadores y carboneros de los bosques, en medio
de los cuales figuran encontrarse cuando se reune una
Venta: la sala de sesiones se denomina "Almacen. „
La Palabra de Paso es: "¡A la ventaja !„ Contestándo
se con la Palabra Sagrada, que es: "¡Buena vida!n
— 282 —
Finalmente, el examen de un Carbonario por lino de
sus jefes se hace de la manera siguiente:
— ¿Conoces á tu padre?
A esta pregunta el interrogado mira el cielo.
— ¿A tu madre?
Mira la tierra.
— ¿A tu padrino?
Mira su hombro derecho.
— ¿A tu madrina?
Mira su hombro izquierdo.
— ¿El tronco del árbol?
Mira su propio cuerpo.
— ¿Las raíces?
Mira sus pies.
— ¿Las ramas?
Mira sus brazos.
— ¿Cuáles son las diez ramas del árbol?
Presenta sus diez dedos.
— ¿El árbol más copudo?
Pone la mano en sus cabellos.
— ¿El árbol más alto?
Levanta la mano sobre su cabeza.
— ¿El árbol ahorquillado?
Presenta dos dedos en horquilla.
— ¿El árbol torcido?
Dobla la pierna derecha.
— ¿El árbol cruzado?
Cruza las piernas.
Todo esto, empero, son simples bagatelas. Lo más im
portante de la iniciacion en el Carbonarismo es el exa
men moral. Véanse algunas de las preguntas que se ha
cen al recipiendario.
"¿Es vuestro trabajo ó vuestra familia quien os sus
tenta? — ¿Por cuáles actos os distinguisteis en las so
— 283 —
ciedades de las que habeis formado parte? — ¿CómO
comprendeis el gobierno? — ¿En interés de quién debe
funcionar éste? — ¿Tiene enemigos el pueblo? — ¿Qué se
debe entender por enemigos del pueblo? — ¿Cuál es el
gobierno que legitima á un gobierno? — ¿Cuál es el vi
cio dominante en la sociedad? — ¿Qué es lo que ocupa el
lugar del honor, de la probidad y de la virtud? — ¿Cuál
es el hombre estimado en el mundo? — ¿Cuál el menos
preciado y perseguido? — ¿Qué es el pueblo? — ¿Cómo le
tratan las leyes? — ¿Cuál es la suerte del pueblo, bajo un
gobierno autoritario? — ¿Cuál es el objeto que ha de ser
vir de base á una sociedad regular? — ¿Cuáles deben ser
los derechos del ciudadano en una nacion bien regida?
— ¿Cuáles son sus deberes? — ¿Qué conducta debe se
guirse ante la opresion? etc.„
Tocante al juramento del Carbonario, héle aquí:
"Juro por el honor, por el pan y el vino de la hospita
lidad, que nunca revelaré cosa alguna de los deberes del
Hendedor Carbonario : prometo ofrecer á todo Primo en
el infortunio la hospitalidad, el pan, la sopa, la viruta y
la mitad de mi jornal cuando lo gane; prometo darle re
fugio, si es perseguido; ocultarle, si se le busca, y con
tribuir con todo mi poder á devolverle la libertad, si se
le arrebatase. ¡Qué el hacha de los Hendedores me sepa
re la cabeza del cuerpo si llegase á ser perjuro!„
Tales son, en general, los principales puntos de la ini
ciacion Carbonaria. Empero todo el ceremonial de las
Ventas sólo sirve de marco á conferencias incendiarias
y á profundos estudios del arte de insurreccion.
Ni aun en las Ventas Particulares (grado 1.°) se mul
tiplican las fórmulas de mínima importancia. La Venta
Central (grado 2.°) no pierde el tiempo en fruslerías:
allí las sesiones son breves, y sin entretenerse en escu
char diálogos más ó menos simbólicos, los Buenos Pri
— 284 —
mos van siempre derechos al grano. Lo mismo sucede en
las Altas Ventas (grado 3.°).
Las Altas Ventas son quienes, con aprobacion de la
Suprema, promulgan los reglamentos especiales á los cua
les obedecen todos los Talleres Floresteros que de ella
dependen. Una Alta Venta manda, como he dicho, á
veinte Ventas Centrales, y cada una de éstas dirige á su
vez veinte Ventas Particulares.
Todos estos reglamentos especiales, aunque distintos
en la forma, están concebidos y redactados bajo el mis
mo espíritu. Para dar á conocer el fondo del Carbonaris-
mo, me bastará, pues, reproducir aquí algunos artículos
del reglamento de una de las más importantes Altas
Ventas de Europa: refiérome á la Alta venta la Jóven
Italia, fundada por Mazzini.
"Art. 2.° Habiendo reconocido los horribles males del
poder absoluto y los mayores todavía de las monarquías
constitucionales, debemos trabajar por fundar una repú
blica una é indivisible.
"Art. 30. Aquellos que no obedecieren las órdenes de
la Sociedad, ó que descubrieren sus misterios, serán co
sidos á puñaladas sin remision, reservándose el mismo
castigo á los traidores.
"Art. 31. El Tribunal Secreto pronunciará la senten
cia y designará uno ó dos afiliados para su ejecucion in
mediata.
Art. 32. Cualquiera que rehusare cumplir el decreto
será declarado perjuro, y como tal muerto en el acto.
"Art. 33. Si el culpable se evadiere, será perseguido
sin tregua ni descanso, en todo lugar, y deberá ser heri
do aunque fuere en el seno de su madre ó en el santuario
de Cristo (sie).
"Art. 34. Cada Tribunal Secreto, tendrá competencia,
no sólo para juzgar á los adeptos culpables, sino tambion
— 285 —
para eondenar á muerte á toda persona á la que anate
matice^
Por esta Alta Venta, á la que las grandes lumbreras
de la secta dan el nombre de Alta Venta modelo, juzgad
de las otras, y cuál es el espíritu general de la Masonería
Florestera, y por consiguiente de la Francmasonería,
puesto que los Carbonarios son todos Francmasones del
grado 3 y Francmasones militantes.

;
H.

La Masonería de Adopción.

(Masonería de Mujeres).

De la misma suerte que la Masonería Florestera fué


creada á fin de permitir á los Hermanos, dotados de un
temperamento exaltado en política, dar campo á su ar
dor, así tambien la Masonería de Adopcion ó de Mujeres
fué instituida para dar satisfaccion á los gustos de diso
lucion de los Hermanos de temperamento libidinoso.
Entre estas dos Masonerías anejas existe únicamente
la diferencia de que el Carbonarismo sólo funciona por
intermitencia, mientras que la de Adopcion es continua.
De los principales organizadores de esta vergonzosa
sub-Masonería citaremos el doctor Weishaupt, profesor
de derecho en la facultad de Inglostadt, uno de los más
ardientes propagadores de la secta en Alemania; el ba
ron Dittfurth, célebre materialista prusiano, consejero
de la Cámara Imperial de Wetzlar; el consejero áulico
Zwack, y el baron Knigge, chambelan del duque de Wei
— 286 —
mar é inspector de las escuelas de Breme, fundador del
Rito Ecléctico (Gran Logia de Francfort).
La correspondencia que estos cuatro personajes tuvie
ron entre sí acerca la creacion de la Masonería Femenil,
aún se conserva y es particularmente edificante.
Véase un extracto de ella:
"La Orden de la Masonería de Mujeres, dice el conse
jero áulico Zwack en su memoria al Gran Maestre Weis-
haupt, tendrá dos clases, formando cada una su Socie
dad, y teniendo asimismo cada una sus secretos á parte.
Compondrán la primera clase mujeres virtuosas, y la
segunda mujeres veleidosas, ligeras, voluptuosas... Los
Hermanos encargados de dirigirlas les darán sus leccio
nes sin darse á conocer. Guiarán á las primeras con la
lectüra de buenos libros (Helvecio, Rousseau, Diderot,
Voltaire, Mirabeau, etc.), y á las otras en el arte de sa
tisfacer secretamente sus pasiones... La ventaja que pue
de prometerse de esta Orden seria procurar á la verda
dera Orden, desde luego todo el dinero que las Herma
nas empezarian por pagar, y después todo lo que prome
terian satisfacer por los misterios en los cuales se les
habria de iniciar. Este establecimiento serviria además
para llegar al conocimiento de ciertos secretos, para en
contrar protecciones por mediacion de las Hermanas, y
para satisfacer á aquellos Masones que se inclinan á los
placeres.„
Esta correspondencia forma parte de los documentos
cogidos en Landshutelll de octubre de 1786, por el
Gobierno del príncipe palatino Carlos Teodoro de Ba-
viera.
En Francia y en Italia la Masonería de Adopcion, ins
tituida bajo las mismas bases que en Alemania, ha hecho
desde principios del presente siglo aterradores progresos.
Yéase lo que el H.\ Ficcolo, miembro de la Alta Venta
— 287 —
Romana y uno de los jefes de la Masonería Florestera
italiana, escribia el 18 de enero de 1822, á su colega el
H.\ Yindice :
"Conviene sobre todo aislar al hombre de su familia,
y hacer que pierda las costumbres de la misma. Por ca
rácter se inclina mucho á huir de los cuidados domés
ticos, y á correr tras fáciles placeres y goces prohibidos.
Gústanle las prolongadas conversaciones del café y la
ociosidad del espectáculo. Arrastradle, sustraedle, dadle
una importancia cualquiera. Enseñadle discretamente á
aburrirse de sus trabajos cotidianos, y por esta maniobra,
después de haberle separado de su mujer y de sus hijo?, y
haberle demostrado cuán penosos son todos sus deberes,
inculcadle el deseo de otro género de vida. El hombre
es naturalmente rebelde. Atizad esta llama de rebelion
hasta el incendio ; pero que éste no estalle. Esto es una
preparacion á la grande obra que debeis emprender.
Cuando hagais insinuado en algunas almas el hastío á la
familia y á la Religion (el uno sigue casi siempre al otro),
pronunciad como al descuido ciertas palabras que provo
carán el deseo de afiliarse á la Logia más próxima. Esta
vanidad del ciudadano ó del burgués de enfeudarse en
la Francmasonería tiene un no sé qué de venalidad y de
universal, que me admira siempre esta prueba de la tor- .
peza humana.
"Recientemente uno de nuestros amigos se reía de una
manera filosófica de nuestros proyectos, y me decia:
"Para destruir el Catolicismo es preciso comenzar por
"suprimir á la mujer. „ La frase es verdadera en un sen
tido; pero ya que no podemos suprimir á la mujer, co
rrompámosla. El objeto es digno de tentar á hombres
como nosotros. Xo nos desviemos de él por algunas mi
serables satisfacciones de venganza personal. El mejor
puñal para herir á la Iglesia en el corazon, es la corrup
cion. ¡A la obra, pues, hasta el fin!„
— 288 —
En lo brutal de este estilo reconócese desde luego el
cinismo mazziniano, impudencia audaz y sin velos. No de
otra manera hubiera escrito el jefe de la Joven Italia.
Los Masones franceses, al contrario, cuando exponen sus
designios emplean un lenguaje más artificioso.
Aun debo añadir, en honor de mis compatriotas, que
en Francia las Logias de Adopcion han tenido y tienen
todavia adversarios hasta en la Masonería.
Así, en su Historia del Gran Oriente de Francia, el
H.\ Rebold, ex-Gran Oficial de la Gran Logia Nacional,
critica el estilo ampuloso de sus colegas, que cada vez
que citan el palacio del Gran Oriente, sito en París, calle
Cadet, le llaman un "lugar muy iluminado, muy regular,
donde reinan el silencio, la paz y la equidad;„ y á este
propósito el H.\ Rebold dice (pág. 289):
"Admitimos buenamente el "lugar muy. iluminado,"
en atencion al gas y á las bugías; pero respecto á lo de
lugar "muy regular, donde reinan el silencio, la paz y la
"equidad," séanos permitido impugnarla justicia de esta
descripcion; pues nos bastaria citar ciertos hechos, men
cionar el establecimiento de un templo consagrado á Venus
en los muros mismos del de los Francmasones, para de
mostrar que tales expresiones están por lo menos fuera
de su lugar en boca de los Masones de París.„
Hace apenas veinte años otro importante personaje de
la secta, el H.\ Carlos Fanvety, Venerable de la Logia
parisiense El Renacimiento, movido por un resto de pu
dor y experimentando la necesidad de protestar, cerca
de sus colegas, contra cierto hecho que le parecia harto
vergonzoso para la Francmasonería, escribia las siguien
tes líneas, que no estaban destinadas á ser leidas por otro
público que el de las Logias :
"El Templo de nuestra querida Masonería Francesa
recuerda con mucha exactitud aquellos templos de la Ba-
— 289 —
.ílíonia antigua, consagrados á Venus Milita, cuyo recinto
bosaba de mujeres que tributaban á los extranjeros el
homenaje de sus hechizos. La Masonería y la prostitucion
trabajan así de consuno y como dos forzados sujetos á la
misma cadena (1)."
Mas estas protestas son aisladas, y emanan de Masones
que quisíeran que su Sociedad se dedicase únicamente á
la política; y como tienen el carácter de mociones de ór-
cbn interior, no son conocidas del público no iniciado.
Los HH.\ Rebold y Fauvety, considerándose obligados
á guardar el secreto, áun de los hechos que desaprueban,
no quisieron entrar en explicacion alguna detallada: di
rigiéndose á Masones al corriente de la cuestion, se limi
taron á indicar la existencia de esa vergüenza que les
lastimaba.
(1) Con el üitento de que á los iniciados ft quienes so dirigía
no les cupiese duda alguna acerca el sentido de estas palabras, el
H.'. Fauvety anadia, á su protesta masónica, esta nota significativa:
. Séame permitido reproducir aquí el cuadro que traza Herodoto
de las costumbres antiguas á que me refiero. La paridad es siugula-.
risima, pues hay notables puntos de semejanza entre lo que acon
tecía en Babilonia y lo que sucede en París.
> Toda mujer nacida en el país, refiere Herodoto, está obligada á
■dirigirse, una vez en su vida, al templo de Veuus, para aban-
.donarse en él á un extranjero. Algunas de ellas se hacen conducir
■ante el templo en carros, y allí permanecen sentadas, teniendo
.tras sí á las domésticas que las han acompañado ; pero la mayor
■parte se sientan en la pieza adosada al templo de Venus con una
■corona de cáñamo en la cabeza (señal distintiva de las mujeres de
■mala vida en la antigüedad). Unas llegan ; otras se retiran. En to-
■das direcciones se ven corredores separados por cuerdas tirantes, y
■por ellos se pasean los extranjeros, quienes escogen las mujeres
.que son de su gusto. Cuando una mujer ha entrado en este lugar
.uo puede volver á su casa sin que algun extranjero le haya arro-
.jado dinero sobre sus rodillas y haya tenido comercio con ella fue-
■ra dsl lugar sagrado. Es preciso que el extranjero le diga: Invoco
.a la diosa Mittia. Por módica que sea la suma, no puede recibir la
.menor negativa.» (Clio, lib. 2, pár. 199).
t. 19
— 290 —
Por mí parte, creyéndome, con razon, en el deber y el
derecho de presentar al descubierto todas las infamias y
torpezas de la secta masónica, no he vacilado un momen
to, y he dedicado todo un volumen á descubrir las abo
minaciones misteriosas de las Logias andróginas llama
das de Adopcion (1). A este libro remito los padres de
familia, pero ellos solos, pues semejantes revelaciones no
han de ponerse á la vista de las mujeres y mucho menos
de los jóvenes.
Me limitaré, pues, en este resumen destinado á la pro
paganda, á dar un rápido bosquejo de la Orden aneja de
la Masonería de Mujeres.
Los ritos femeniles — ó para expresarme con mayor
exactitud, los ritos andróginos, toda vez que en las Lo
gias de esta especie andan mezclados los dos sexos,—son
de dos clases distintas: los Ritos l'aládicos y los de
Adopcion.
Dase el nombre de Ritos l'aládicos á los que se prac
tican en los Talleres andróginos cuyo objeto es adiestrar
cierta categoría de mujeres en las intrigas de la política.
En estos ritos se admite á la parte distinguida de U de
mocracia, á las señoras con pretensiones literarias, á las
reinas de los salones en que dominan los espíritus fuertes.
Tocante á los Ritos de Adopcion, son los acostumbra
dos en las Logias mixtas en las que se entregan á la di
solucion, pues, como nunca me cansaré de repetirlo, la
Francmasonería no se contenta con intrigas políticas, si
no que se propone además la desmoralizacion más com
pleta del género humano. No es una mera asociacion te
nebrosa de malvados impulsándose unos á otros al po-

( 1 ) La obra de Hermanas Masarías forma un grueso tomo de -100


Inginas : es indudablemente la obra más completa (me so haya es-
crito sobre la Masonería Femenil.
der, seduciendo, frustando y robando al pueblo; es al
mismo tiempo la hez de la raza humana, una cloaca de
inmundicias, una llaga vergonzosa y oculta, una podre
dumbre devoradora formada y sostenida por los más
infames vicios. El personal de las Logias de Adopcion
recluíase generalmente entre las jóvenes de condicion
modesta, pero de inteligencia mediana, que habiendo in
currido en algun desliz se encuentran abandonadas por
su seductor: colócanse sus hijos en los institutos que se
han sometido á la secta, y las infelices madres, en cam
bio del apoyo que de este modo se les dispensa, sirven
de juguete á sus lúbricos protectores.
Ante todo pongamos de manifiesto cómo se hallan ac
tualmente organizados los Talleres de Mujeres.
Al principio cierto número de Logias de Adopcion te
nían un título distintivo, diferente del de la Logia Sim
bólica (masculina) de la cual dependía el Taller Feme
nil; pues cada Logia de hombres, tal es el sistema, tiene
el derecho de crear y de anexionarse una Logia de mu
jeres. Tales fueron las Logias: el Candor, la Fiel Masona,
los Corazones Constantes, el Valle de Amor, Bella y Buena,
la Santa Carolina, etc. Mas habiéndose promovido algu
nos escándalos, decidióse para salvar en lo sucesivo las
apariencias, que los Talleres femeniles quedarian com
pletamente á la sombra y no tendrian ya una personali
dad aparte. Por consiguiente—y tal es la práctica hoy
dia,—las Logias de Adopcion ya no tienen otros títulos
que los de los Talleres masculinos de los que son sucur
sal, ó más bien, usando la palabra propia, el haren.
Las cartas de convocacion las dirige el Secretario de
la Logia de varones á las M.\ Q.\ H.\ (muy queridas
Hermanas).
— 292 —
Véase una muestra de esta? convocatorias:

R: . : L: . : (nombre de la Logia).

UNION. — SILENCIO. — VIRTUD.

Año el dia del mes.


Clima de (nombre de la andad).

M: : Q: : H: . : ,
Por disposicion de los HH: . : que componen la R: . : L: . :
(nombre de la Logia), se os suplica les hagais el obsequio
de venir á adornar y embellecer sus climas, el dia
del mes (era vulgar: el ), a
las de la noche, en el Jardin de la Amistad, calle
Aunarán sus esfuerzos, M: . : Q: . : H: . :, para daros
pruebas de su afecto fraternal, tierno y masónico.
Su deseo es complaceros; su esperanza divertiros, y su
recompensa lograrlo.
Habrá Fiesta de Adopcion, baile y espectáculo.
Que acepteis ó no, M: . : Q: . : H: . : , se os suplica la
contestacion al H: . : Secretario antes del
Soy, por los juramentos que nos unen,
M: :Q: .
AQUI Vuestro afectísimo Hermano:
el timbre (Firma del SecrHario de la Loffia, se
de guida de su direccion personal).
la Logia.

Con objeto de tener esta organizacion completamente


secreta, los Anuarios Masónicos no hace mencion es
pecial de las Logias de hombres que han anexionado
una de mujeres. Sin embargo, cada Taller de Adopcion
cuenta con una Gran Maestra, una Hermana Inspectora,
una Hermana Depositaria y otras dignatarias del sexo
femenino. Los Anuarios Masónicos no dicen una palabra
sobre este punto, lo que se comprende perfectamente.
Un sesenta por ciento de las Logias de hombres tie
nen anejas otras de mujeres. Esta proporcion es enorme,
y tiende cada dia á adquirir mayores proporciones. Si
no hubiese resuelto huir de toda clase de personalidades,
pudiera citar á uno de nuestros diputados actuales, re
presentante de París en la Cámara y antiguo miembro
del Consejo de la Orden en el Grande Oriente de Fran
cia; que siendo no ha mucho tiempo Venerable de una
Logia parisiense, que celebraba sus sesiones en el barrio
des Batignolles, anexionó á su Taller, no una Logia de
Mujeres, sino dos : una en la cual se seguía un Rito Palá-
dieo y que recibia alguna de las Egerias de nuestros Nu-
mas demagogos, y la otra practicando el Rito Moderno
de Adopcion, y en los misterios de la cual Hermanos y
Hermanas ponian en práctica el vergonzoso comunismo
del amor. Hay en esto un peligro moral que nunca se
abominará como merece.
Véase ahora cuáles son los principales ritos de la Ma-
Bonería andrógina:
Ritos Paládicos.—1.°, El Rito ú Orden de los Siete Sa
bios; 2.°, el Rito ú Orden del Paladio.
Ritos de Adopcion.—1.°, El Rito Moderno de Adopcion;
2.°, el Rito Egipcio, llamado de Cagliostro; 3.°, el Rito
del Monte Tabor ó de las Hermanas Escocesas; 4.°, el
Hito de las Mopsas; 5.°, el Rito de las Hojeadoras ó Se
ñoras Phileidas; 6.°, el Rito de la Felicidad; 7.°, el Rito
de los Hendedores y Hendedoras; 8.°, el Rito de la Per
— 294 —
severancia; 9.° el Rito de los Caballeros y de las Ninfas
de la Rosa, y 10, el Rito de los Amantes del Placer.
En las Logias andróginas los tres puntos místicos (.-.)
de la Masonería masculina son reemplazados por cinco
puntos (: . :).

RITO DE LOS SIETE SABIOS.

La Orden de los Siete Sabios no es andrógina, pero


sirve para disponer á ciertos Hermanos á la direccion
de las Logias mixtas que practican ei sistema Paládico.
Este rito no admite más que un grado: el Hermano de
la Orden de Minerva.
Fuera de sus reuniones intimas de Hermanos, los Cir
cuios (nombre de las Logias Paládicas) tienen sesiones
especiales, cuyo objeto es formar para las funciones
de Grande Maestra, Inspectora, Hermana de Elocuen
cia, etc., á las Masonas que les parece tienen aptitud
para ello.

RITO DEL PALADIO.

Este segundo sistema Paládico, menos restringido que


el primero, compónese de dos grados masculinos y uno
femenino.
Grados de Hermanos: Grado 1.°, la Adelfa; grado 2.°,
el Compañero de Ulises. Grado de Hermana; grado úni
co, la Compañera de Penélope.
Las ceremonias de iniciacion tienen por objeto, en los
grados masculinos, la visita á los siete sepulcros de los
Sabios de la Grecia, y en el grado femenino, la visita á
los tres sepulcros de Penélope, Lucrecia y Artemisa.
— 295 —

RITO MODERNO DE ADOPCION.

El Rito Moderno de Adopcion, que es el más extendi


do en ambos mundos, practícase en cinco grados, que son:
' Grado 1.°, la Aprendiza; grado 2.°, la Compañera; gra
do 3.°, la Maestra; grado 4.°, la Maestra Perfecta; grado
5.°, la Sublime Escocesa.
Sin embargo, cierto número de Logias dependientes
del Supremo Consejo del Rito Escocés practican la adop
cion en diez grados, que son:
Grado 1.°, la Aprendiza; grado 2.°, la Compañera; gra
do 3.°, la Maestra; grado i.°, la Maestra Perfecta; gradó
5.°, la Elegida; grado 6.°, la Escocesa; grado 7.°, la Subli
mo Escocesa; grado 8.°, la Dama de la Paloma; grada
9.e, la Dama de la Beneficencia; grado 10.°, la Princesa de
la Corona.
Empero los grados principales son los cinco del primer
sistema.
A la Aprendiza se le interroga en su recepcion acerca
sus disposiciones morales. Tiene los ojos vendados, y
créese en una reunion compuesta únicamente de mujeres:
en efecto, en la primera parte de la iniciacion sólo oye la
voz de las Hermanas Oficialas. La Presidenta ó Gran
Maestra le pregunta qué piensa del honor, de la conside
racion, de la virtud, de la castidad, de la pudicicia, de la
modestia, de la dulzura, de la lisonja, de la hipocresía, de
los celos y de la? costumbres, y como réplica á sus res
puestas, se hacen á la candidata discursos de doble sen
tido. Luego las Hermanas Masonas se ocultan, y en el
momento en que se le quita la venda á la neófita, se en
cuentra aislada de las de su sexo y rodeada de hombres.
Este experimento permite á los Hermanos juzgar si la
— 296 —
nueva adepta es de una moralidad más ó menos pronta
& capitular.
Otras muchas pruebas tiene este grado, y seria harto
difuso enumerarlas todas. . .
En presencia de la candidata se afecta darse el ósculo
de una manera conveniente, so pretexto de fraternidad
masónica, y á ella misma le dan el ósculo con mucho res
peto la gran Maestra y el Gran Maestro (título del Vene
rable en Logia de Adopcion).
A la Compañera se la recibe con un ceremonial que pa
rodia de una manera inmoral ciertos episodios de la His
toria Sagrada. Además se le dirige, respecto á la falta
cometida por Adan y Eva eh el Paraíso terrenal, un dis
curso de los más irreligiosos. Dándole el ósculo se le en
trega una liga de raso blanco con cintas azules, en la cual
está bordada la divisa "Silencio y Virtud," y hácesele pro
meter que se acostará la noche siguiente con esta liga. .
Véome obligado á callar aquí muchas otras cosas, á
causa de que oonviene que este libro pueda ser leido por
todo el mundo.
En la recepcion al grado de Maestra se representa una
comedia grotesca basada en el relato bíblico de la torre
de Babel. En seguida se hace "trabajar á la postulante en
el Taller de las Maestras;" este pretendido trabajo se
ha ideado para poner en manos de la neófita un objeto
infame y ver si es todavía capaz de avergonzarse.
Paso por alto ciertas otras particularidades de la ini
ciacion: en el grado 3.° de la Masonería femenil la inmo
ralidad ahoga. Desde este grado se dan el ósculo en la
Logia "en cinco puntos distintos," esto es, en las meji
llas, los ojos y la boca.
La Maestra Perfecta corresponde al grado masculino
de Rosa-Cruz. Aquí la obscenidad desbórdase. A pretex
to de representar el viaj¡e de Moisés y de los israelitas en
— 297 —
busca de la Tierra Prometida, revuélcanse en la ignomi
nia. Hay especialmente (para hablar sólo de lo que puede
decirse en un libro de propaganda) cierto "pájaro del
misterio," que juega en esta iniciacion un papel de los
más vergonzosos.
La Sublime Escocesa corresponde al grado masculino
de Kadosch. Así el ceremonial de recepcion, á la vez que
continúa prestándose á la lubricidad, tiene por objeto in
dicar á la mujer que se ha entregado en cuerpo y alma á
la secta, que debe, si se le ordena, cooperar á la ejecucion
de las venganzas masónicas. Forma la leyenda de este
grado el episodio de Judit y Holofernes, pero desnatura
lizado de tal suerte que no puedo añadir una palabra más
en una obra como la presente.
En resumen, el Rito Moderno de Adopcion, practicado
en cinco ó diez grados, no es otra cosa que la escuela de
la depravacion llevada hasta sus últimos límites. Todo
es en él innoble, y me ha sido indispensable verdadero
valor para reproducir en otra parte sus rituales. Hasta
tal punto las Hermanas Masonas con sus Hermanos han
descendido al más abyecto grado de envilecimiento, de
suerte que al leer aquellos inmundos rituales, uno se pre
gunta si es juguete de un sueño ó víctima de una espan
tosa pesadilla.
Y este rito es el que está más en boga en las Logias
mixtas de Francia y del extranjero: sus catecismos infa
mes, reimpresos dos años atrás por orden del Supremo
Consejo, sirven de instruccion aunas desgraciadas de
quienes se sirven y abusan unos miserables. ¿Es posible
que haya hombres y mujeres hasta tal punto encena
gados?
RITO EGIPCIO.
Es el rito que se practica en las Logias de Mujeres
— 298 —
anexionadas á los Talleres de varones del Rito de Mis-
raim. No será ocioso recordar que los israelitas que se
afilian á la Francmasonería, generalmente prefieren ha
cerse recibir como miembros de las Logias misraimitas:
el Rito de Misraim y el Egipcio de Adopcion son á los
que muestran más predileccion los judíos.
El Rito Egipcio lo componen tres grados:
Grado 1.°, la Aprendiza; grado 2.°, la Compañera, y
grado 3.°, la Maestra Egipcia.
Los dos primeros grados son un mero noviciado insig
nificante para llegar á la Maestría, y únicamente el ter
cero tiene importancia, á más de un carácter decidida
mente satánico. Una recepcion de Maestra Egipcia es una
verdadera sesion de espiritismo, con abominables evoca
ciones: creeríase uno en un conventículo de brujos y
brujas en los ya históricos tiempos de la Edad Media:
los iniciados y sus Hermanas, en este Rito, no cesan de
cometer todos los sacrilegios posibles: desfiguran, de la
manera más indigna, los más bellos himnos y salmos de
la Iglesia, llegando hasta á profanar el signo de la cruz
haciéndola en nombre de Lucifer y terminándola con un
gesto inmodesto.

RITO DEL MONTE TABOR.


Este rito, de origen francés, es esencialmente pan-
teísta. Compónese de siete grados repartidos de esta
suerte:
Orados Simbólicos; Grado 1.°, la Aprjendiza; grado 2.°,
la Compañera; grado 3.°, la Maestra.— Grados de Elec
cion: Grado 4.°, la Novicia Masona; grado 5.°, la Compa
ñera Discreta.— Grados de Perfeccion: Grado 6.c, la Maes
tra Adonaita; grado 7.°, la Maestra Moralista.
Los tres primeros grados son idénticos á los del Rito
Mederno de Adopcion. .'
Los otros cuatro son sumamente difusos, y sobre todo
muy presuntuosos.
Juzguese de ello por algunas citas.
Yéase como se inauguran los trabajos en el grado 4.°.
" P. ¿ A qué hora, Hermana Inspectora, acostumbran las
Novicias abrir sus trabajos? pregunta la Gran Maestra.
R. Así que las rosas abren sus cálices, á la vuelta de la
blanca aurora, Gran Maestra.—P. Hermana Inspectora,
¿veis ya la aurora?—R. Gran Maestra, aparece sobre vos
siempre pura y bella.—P. Hermana Depositaria, ¿cuáles
son los deberes de una Novicia Masona?— R. Silencio,
sumision y humor alegre. „
Véase ahora como se cierran los trabajos en el grado 5.°.
"P. ¿Qué hora es, Hermana Inspectora? — R. Gran
Maestra, es la hora en la cual las serpientes rosas des
piertan para seducir á las novicias inconsecuentes, á las
compañeras indiscretas, á las vestales distraídas y á las
vírgenes locas, para causarles, á la sombra de goces pa
sajeros, remordimientos amargos y sin fin.„
En los cuatro grados de Eleccion y de Perfeccion las
mujeres llevan sujeto al vestido, un escudo de raso blan
co, dónde figura una guirnalda de rosas, con esa divisa
bordada: "A buen caballero buen hospedaje. „
Inutil es insistir más, á la verdad.

RITO DE LAS MOPSAS.

Este rito es de origen aleman, lo que no impide sea


practicado en todos los países de Europa y lo que es más
de admirar, aun en Francia. Consta solamente de un gra
do, el de Mopsa y se distingue por su cargante grosería,
— 300 —
que cb el fondo del carácter de los Masones de ultra-Rhin.
Así en el acto de la recepcion, se pregunta .brusca
mente á la candidata, que tiene vendados los ojos, si con
siente en practicar uno de los dos actos ridículos y con
trarios á la moral, que se le proponen á su eleccion. La
asamblea, como es de suponer, se divierte no poco ante
la perplejidad de la postulante, y entonoes, de grado ó
por fuerza, aplícase á la boca de la infeliz un maniquí eh
forma de perro cubierto de seda.
Esta escena que nada es en comparacion de otras que
tienen lugar, bastará para que el lector se forme una
idea de este rito: debo añadir, empero, que no se limita
,á ser asqueroso, pues sus groserías no carecen de objeto.
Cuando una Hermana Mopsa entra en la Logia. Le di
rige el Gran Maestre ciertas preguntas de doble sentido
y que revelan refinada malicia ó inmoralidad, á las cua
les da la candidata una res-puesta análoga (1).
Por una extraña coincidencia la palabra "Mopsa,"
que en la práctica del rito se aplica lo mismo á los Her
manos que á las Hermanas, sirve en las Logias francesas
para designar únicamente á la Masona que es objeto de
las constantes simpatías de un Mason. Cuando en una
fiesta de un Taller de Adopcion se ve llegar á un Her
mano en compañía de una Hermana con la cual se mos
tró asíduo en las fiestas -precedentes, se dice: "Héaquí
el Hermano Fulano de Tal con su Mopsa. „
En el vocabulario de las expresiones masónicas usadas
en Francia, que figura al fin del Ritual del Grado de
Maestro, por el H.\ Ragon, edicion sagrada, léese esta
breve explicacion:
(1) En la traduccion de los tres últimos párrafos Be ha creído
conveniente suprimir alguna palabra y variar alguna expresion,
para no ofender en lo más mínimo los oidos de las personas senci
llas y Cándidas quo leyeren esta obrlta. (N. del T. ) ,
— 30U— .
uMopsa. Esposa de un Francmason. Rito. „
Si se considera que la secta se ha impuesto por regla
trocar el sentido de las palabras, á fin de desorientar á
las personas no iniciadas, hay que entender por esposa,
no la mujer legitima que un Hermano pueda tener en el
mundo profano, sino más bien su compañera preferida
en las fiestas sagradas, esto es, su esposa masónica.

RITO DE LAS HOJEADORAS.


La idea matriz de este rito fué inspirada por la O.den
de las Mopsas ; sus tendencias son las mismas. Ha tenido
poco éxito, salvo en Bretaña. El Rito de las Hojeadoras
ó Señoras Phileides ha sido practicado particularmente
por los Talleres masónicos de Rennes ; pero quedó luego
abandonado. .

RITO DE LA FELICIDAD.
El Ri(p de la Felicidad ó de I03 Felicitarios compóne-
se de cuatro grados: Grado 1.°, el Grumete; grado 2.a, el
Patron; grado 3.°, el Jefe de Escuadra; grado 4.°, el Vi
cealmirante.
Los emblemas y el vocabulario son náuticos. La Logia
se apellida Escuadra: la ciudad donde existe una Escua
dra es una Rada. A la cabeza de cada Escuadra hay cua
tro oficiales : el Jefe de Escuadra, el Gran Sondeador, el
Inspector y el Querubin.
Las Hermanas figuran efectuar un viaje á la Isla de la
Felicidad, bajo la vela de los Hermanoí y gobernadas'
por ellos. Esta ficcion encubre multitud de picardías.
Todo candidato ss compromete con juramento á guar
dar absoluto secreto acerca el ceremonial que acompaña
'la iniciacion. Además, el candidato Mason jura "que
.— 302 —
nunca se propondrá fondear en un puerto donde se en
cuentre ya al áncora uno de los buques de la Órden:„ y
por su parte la candidata.Masona jura "que no recibirá
nunca un buque extranjero en su puerto mientras esté
anclado en él otro de la Orden. „ Estos juramentos de
semi-fidelidad, aunque se trata de una fidelidad muy pro
visional, han perjudicado no poco el éxito de este rito;
puei en las Logias de Adopción los Hermanos Masones
practican sin vergüenza la comunidad de Hermanas Ma-
sonas, en virtud del gran principio de la amistad masó
nica, esto es, "del amor regulado por la prudencia," se
gun la fórmula Je estos hipócritas libertinos. Mariposear
de una á otra Hermana sin fijarse en ninguna, y, recípro
camente, convenirse con cualquier Hermano hollando
toda preferencia, esto es lo que la Masonería llama gra
vemente "el arte de saber vencer sus pasiones.„
El Rito de los Felicitarios es, por consiguiente, menos
degradado que el Rito Moderno de Adopcion; considero
un deber tributarle esta justicia. Pero á esto se- reduce
todo, pues tocante á los experimentos y ceremoniosas fan
tasías que marcan cada iniciacion, la moralidad de uno
de estos dos ritos vale exactamente tanto como la del
otro. Cuando se trata do iniciar una Hermana Felicitaría
y de recibir su juramento, el Jefe de la Escuadra hace
sentar la postulante en su lugar y se pone de rodillas
ante la misma durante la formalidad del juramento. No
se puede ser más galante.
Entre las señales de reconocimiento, permítaseme citar
el del grado 3.°: el Hermano Mason Felicitario se planta
frente la Hermana, con las manos en los bolsillos y los
brazos muy abiertos; entonces la Hermana Masona Feli
citaria entreabre la boca, acerca la lengua al borde delos
labios y la remueve con viveza, mirando dulcemente al
Hermano.
— 303 —

RITO DE LAS HENDEDORAS.

. Las Hendedoras del Deber no son más que las compar


sas de la Masonería Florestera, es decir, las Hermanas de
los Carbonarios. No se las llama Hermanas, sino Primas.
La Hermana candidata es un ".Ladrillo.„ El ceremonial
para la iniciacion de las Primas es idéntico al acostum
brado en las admisiones de Carbonarios.
Con todo, ha de advertirse que las Primas Hendedoras
no ejercen ninguna accion política, como pudiera creerse.
No sirven más que para "embellecer„ los banquetes de la
Masonería Florestera.

RITO DE LA PERSEVERANCIA.
Este rito sólo puede notarse aquí para memoria, pues
no se practica hoy dia, por lo menos en Francia.
. Su origen es polaco, y su divisa: "¡Perseveramos en la
rectitud!—¡Amistad! ¡Virtud! ¡Beneficencia! ¡Lealtad!
¡Valor! ¡Discrecion!„ Todas estas palabras, inclusa la de
rectitud, tiene un sentido oculto, indecente en sumo
grado.
Este rito desempeñó cierto papel en los acontecimien
tos que prepararon la Revolucion. Aseméjase en algunos
puntos al Rito Moderno.

RITO DE LA ROSA.
El Rito de los Caballeros y de las Ninfas de la Rosa,
como el de las Mopsas, no admite más que un grado.
— 304 —
La sala de sesiones, donde las recepciones se verifican,
se llama el- Templo del Amor. Sus muros, adornados con
guirnaldas de flores, están sobrecargados de escudos en
los que hay pintados emblemas y divisas eróticas.
El Presidente tiene el título de Gerofante, y la pre
sidenta, el de Gran Sacerdotisa. Los introductores de los
candidatos son un Caballero, apellidado Sentimiento, y
una Ninfa, con el nombre de Hermana Discrecion. Du
rante todo el tiempo de las iniciaciones la sala sólo está
alumbrada por una linterna sorda, que tiene en la mano
la Hermana Discrecion. "El amor y el misterio, dícese
en el Ritual de la Orden, son el objeto principal de los
Caballeros y Ninfas de la Rosa.B
Los Masones de las Logias masculinas que quieren ser
admitidos en un Taller mixto que practique el Rito de la
Rosa, tienen que pasar por una iniciacion especial. Recí-
bense á un tiempo postulantes de ambos sexos.
Se les pide su nombre, nacionalidad, profesion, y lo
qué pretenden.
A esta última pregunta tienen que responder:
—Busco la dicha.
Se les pregunta por la edad. ' .
Deben contestar:
—(Si es un Caballero): La de amar.
—(Si es una Ninfa): La de agradar y amar.
En seguida se hacen preguntas á los candidatos acerca
sus sentimientos particulares, sus preocupaciones, su con
ducta en materia de galantería (sic), etc.
Efectuánse muchos paseos á través de la sala, y se en
cierra á los postulantes de ambos sexos, por parejas, en
aposentitos llamados "Bosquecillos del misterio.„
Finalmente, después de una orgía íntima, de la que no
debo dar los detalles, los Caballeros y las Ninfas, cam
bian entro sí, abrazándose, sus coronas de rosas y de
mirtos.
— 305 —

RITO DE LOS AMANTES DEL PLACER.


Este Rito sólo tiene un grado : el cb los Caballeros y
Damas Philochroreites ó Amantes del Placer.
Las Logias tienen el nombre de Círculos, y los títulos
dolos Oficiales son: Caballero de los Nudos (este es el
presidente), Caballero del Reto de Amor, Caballero de
Amistad, Caballero Nocturno, Caballero de la Granada,
Caballero Discreto, Caballero del Espejo, etc.
Los Caballeros están divididos en Legiones ó Cohor
tes, y cada Círculo cuenta tantas Legiones de Damas co
mo de Caballeros. Las fórmulas de la recepcion, como
en el rito precedente, no son otra cosa que galanterías
de dudoso gusto.
Al fin del Manual de la Masonería de Adopcion, impre
so en 1866 y vendido aun en nuestros dias en las libre
rías masónicas, lóense las siguientes líneas.
"Advertencia.—Las Sociedades Andróginas, especial
mente la de los Felicitarlos y la de los Caballeros y Nin
fas de la Rosa, á pesar de su apariencia frivola, han sido
un agente poderosísimo para propagar la Masonería de
Adopcion y sembrar en los espíritus el germen de los
principios masónicos de igualdad.„
Creo que nada hay más significativo que esta declara
cion oficial de la secta. Los dos ritos á que se refiere es
ta nota son ciertamente los más anodinos, y el Rito Mo
derno de Adopcion, cuyo advenimiento han preparado,
es cosa muy distinta!
Así, con razon escribí en mi prólogo de Las Herma
nas Masonos:
"Sépase bien: la obra de corrupcion masónica aumen
ta cada vez más sus secretos estragos, se ensancha de ho
ra en hora como una mancha de aceite, y extiende sin
r. 20
— 306 —
cesar de una manera alarmante su hedionda gangrena
que encubre con el nombre de Moral Independiente.
"Y en todas partes se introduce la inmunda secta; en
todas partes, hipócrita, logra que se le dispense protec
cion.
"Y los Gobiernos, que sin embargo vigilan la prostitu
cion de los arrabales, cierran los ojos ante la de las Lo
gias.
"Por esto es ya tiempo de poner en guardia á las gen
tes honradas, de dar la voz de alarma, de tocar á rebato
para llamar á la sociedad á defenderse contra el más te
rrible de todos los fuegos.
"¡Madres, esconded á vuestras hijas, que pasan los
Francmasones !„
VII.

INTRIGAS Y CRÍMENES DE LA SECTA.

I.

La política de los Masones.

El lector habrá podido convencerse, por lo hasta aquí


expuesto, de que las logias apenas se ocupan de benefi
cencia. El dinero de las cotizaciones y de las cuestacio
nes sirve unicamente para enriquecer la caja central, cu
yas llaves están exclusivamente en poder de los miem
bros de los grados Administrativos. Estos jefes ocultos
emplean las s'imas disponibles en la propaganda masóni-
nica y tambien en la satisfaccion de sus intereses parti
culares.
De la miseria del pueblo la secta no se preocupa poco
ni mucho. ¿Se oyó por ventura decir alguna vez que un
Francmason se fracturase una pierna subiendo la oscura
escalera de la guardilla de un menesteroso? .
— 908 —
El pueblo, álos ojos de los sectarios, sólo sirve para
ser explotado. Nadie puede imaginarse hasta qué punto
la Masonería, en política, chasquea á los electores sen
cillos.
Examinad uno á uno á todos los pretendidos liberales
de una Cámara cualquiera, y entre ciento apenas encon
trareis dos ó tres que no sean Francmasones.
¿Cómo obtiene la secta tamaño resultado?
Trampeando de la manera más desvergonzada el su
fragio universal. El procedimiento es innoble, pero no
complicado.
En tiempos de República, estando el poder ocupado
por la Francmasonería, las Logias saben siempre con
anticipacion la época de las elecciones, cuando para el
público profano debe ser una sorpresa la declaracion de
la fecha del voto, y habráse podido observar que respec
to á escrutinios la República procede por sorpresa. Pero
aunque la fecha electoral fuese inmutable, la organizacion
masónica funciona constantemente en plena actividad.
Por consiguiente, algun tiempo antes de la apertura
del período electoral, prepáranse para la accion en los
Talleres de la Cofradía de los Tres Puntos.
Concédese entonces libertad completa para las diver
sas fracciones republicanas. Los moderados se reunen
por una parte, los radicales por otra, pero siempre entre
Masones. En las grandes ciudades efectúase lo que se
llama un " apuntamiento. „ Las Logias se comunican la
lista de sus miembros; celébranse reuniones secretas por
grupos de Hermanos de tal ó cual distrito, y se decreta
los nombres de los militantes que deberán ser apoyados
en la primera reunion pública legal- para formarla Junta
legal de la seccion.
Cuando aparece el periódico oficial declarando abierto
el período electoral, todos los Masones del distrito están
— 309 —
obligados á asistir á la primera reunion pública de la
seccion. Iniciase la discusion, pero no se define ningun
programa, puesto que es la primera junta, y al terminar
se la sesion los electores eligen su Comision seccional
para elaborar el programa, unirse á las Comisiones de
las demás secciones, y elegir con ellos los candidatos
comunes. En este momento, como se comprende, cin
cuenta ó sesenta personas, unidas por un acuerdo previo
que nadie puede sospechar, ejercen una influencia deci
siva sobre una asamblea de mil ó mil doscientos electo
res. ¿Quién imaginaria que tales ó cuales republicanos,
que sesenta hombres se desgañitan en proponer á la
reunion y que son conocidos, no por Masones, sino por
demócratas probados, son impuestos por una sociedad
secreta? A nadie ciertamente le ocurre hacer esta re
flexion : no se trata, en definitiva, más que de la forma
cion de una Junta local; nadie sabe que en la sala del
lado, en la sesion vecina, represéntase la misma comedia;
ningun elector advierte la trampa, y en todas las seccio
nes del municipio, del distrito ó de la provincia, las can
didaturas, en apariencia insignificantes, de los miembros
de las Comisiones electorales, salen victoriosas, conforme
á las elecciones preliminares de la secta.
La jugada está' hecha. Dueña de las Comisiones elegi
das por las reuniones públicas, la Masonería tiene las
elecciones en sus manos. Semejante á los prestidigitado
res de ferias populares, le ha deslizado al elector republi
cano, pero profano, una carta forzosa.
Las Comisiones conciértanse entonces en las Logias, y
todo se trata con los Hermanos que han cooperado á esta
accion fraudulenta. Cuando las Comisiones se presentan
á las diversas asambleas generales que las han elegido,
no les presentan como nombres de candidados munici
pales provinciales ó legislativos, sino nombres de candi
— 310 —
datos Francmasones, sin dar á conocer, excusado es de
cirlo, esta cualidad especial.
En nombre de la disciplina democrática, que se invoca
encarecidamente, invítase á los electores á votar por los
candidatos "objetos de las libres elecciones de los man
datarios libremente elegidos por las diversas secciones."
Excusado es decir que en su excursion electoral estos
candidatos guárdanse muy bien de presentarse, ataviados
con sus cordones masónicos, en las reuniones de los ciu
dadanos de cuyos votos la secta tan ladinamente se apo
dera. La menor exhibicion de insignias, en tal circuns
tancia, descubriria todo el juego.
Hé aquí cómo el pobre pueblo—es decir, millones de
votantes conducidos por algunos millares de intrigantes,
desconocidos de la masa electoral,—da su voto á los can
didatos que se imagina haber escogido:
De esta suerte el verdadero voto es el que se ha emiti
do á la sombra de los Talleres masónicos; la jornada del
escrutinio profano sólo sirvió para ratificarlo:
En presencia del público que no entiende jota en la
materia, todas esas Comisiones de matices diversos han
aparecido en desacuerdo. Division aparente. Moderados
y radicales se han combatido en efecto; pero todos están
reunidos bajo el mismo estandarte de la Francmasonería.
En el Parlamento discutirán sobre cuestiones de detalles;
mas ¿qué importa? el Supremo Consejo ó el Gran Orien
te estará siempre allí para imponer su ley, pues de él en
definitiva emanan sus poderes, y nada harán contra su
voluntad, sabiendo que serian deshechos por el poder
oculto en el dia de la renovacion de su mandato.
Así, oportunistas é intransigentes tienen autorizacion
de la secta para desarrollar sus ideas especiales y esfor
zarse para que prevalezcan sus ideas particulares; más
todas las querellas intestinas desaparecen ante el interés
— 311 —
general de la Orden. Masones ante todo, secundariamen
te son diputados del pueblo: que sea esta ó aquella frac
cion la que ocupe el poder, siempre resulta que la dueña
soberana lo es la Francmasonería.
A cualquiera que dudase de la realidad de estas intri
gas subterráneas, bastaria ponerle ante los ojos un docu
mento capital, el Reglamento Masónico de las medidas que
deben tomarse en época de elecciones.
Este Reglamento, que nunca ha dejado de estar en
vigor, se remonta al año 1848. Lo elaboró el Gran Orien
te de Francia, y ha sido adoptado por los Grandes Orien
tes y Supremos Consejos de todos los países en los cuales
la Francmasonería ha logrado establecer sus logias.
"Articulo 1.°—En todo período electoral, la logia que
radique en el distrito en que se haga la eleccion, propon
drá un candidato-Mason á la adopcion del Gran Oriente,
para que obligatoriamente sea propuesto en seguida á los
Hermanos de la Obediencia.
"Art. 2.°—En la eleccion, sea provincial ó municipal,
será igualmente necesario y reservado el beneplácito del
Gran Oriente.
"Art. 3.°—Todos los Masones prestarán juramento de
emplear su influencia para sacar victoriosa en el cuerpo
electoral la candidatura adoptada en la Logia y aprobada
por el Gran Oriente.
"Art. 4.°—Aquel á quien eligiese la Masonería tendrá
obligacion de hacer en la Logia una profesion de fe, de
la que se tomará acta.
"Art. 5.°—Se le recomendará recurrir á las luces de la
Logia ó á las del Gran Oriente, en las ocurrencias graves
que puedan presentarse durante todo el período de su
poder.
"Art. 6.°—La falta de cumplimiento de sus compromi
sos le expondrá á severas penas, y áun á la exclusion de
— 312 —
la Orden, dejándose la aplicacion de estas medidas ex
cepcionales á la discrecion del Gran Oriente.
"Art. 7.°—En las localidades donde existan muchas Lo
gias, deberán entenderse entre sí para la eleccion de las
candidaturas que hayan de presentarse á la aprobacion
del Gran Oriente, pudiendo tomar segun las circunstan
cias, las medidas que juzguen útiles para el buen éxito de
las candidaturas masónicas : á este fin seran libres duran
te el periodo electoral, de reunirse, segun las necesidades,
ora juntas, ora separadamente, ora tambien fraccionán
dose en Comisiones seccionarias.
Art. 8.°—La Logia que juzgare conveniente echar ma
no de la publicidad, deberá proporcionarse los medios de
insercion en los periódicos ; pero el gran Oriente se reser
va recomendarle aquellos que merezcan su confianza."
Ahora bien, no hay motivos para creer que este Regla
mento haya quedado letra muerta.
Sin remontarnos más allá de las elecciones legislativas
francesas de octubre de 1885, fácilmente se advertirá la
mano de la Francmasonería, por poco que se recuerden
los hechos y se examine todo lo sucedido. En París es
pecialmente, los sectarios ni siquiera se tomaron la pena
de ocultarse, así que el éxito de los conservadores en el
primer escrutinio sembró la alarma en el campo repu
blicano. Recuérdase bien: en el asiento mismo del Gran
Oriente, en el Palacio de la Francmasonería, calle Cadet,
núm. 16, en el local del gran Templo Rojo, fué donde se
llevó á cabo la concentracion de todas las Comisiones de
mocráticas, Comisiones que, como se vió con toda clari
dad, se componian exclusivamente de Francmasones, y
las asambleas plenarias las presidia un Hermano de alta
graduacion y de los más militantes, el H.\ Oportuno, Ve
nerable de la Logia la Justicia. Los republicanos pari
sienses, no afiliados á la secta, comprendieron que habian
— 313 —
sido burlados ; pero era harto tarde para nombrar en reu
niones públicas nuevos delegados de distritos: era tal el
estupor entre todos los electores oportunistas é intran
sigentes, que prefirieron no protestar contra la Franc
masonería que les habia chasqueado, y aceptar de su mano
una lista de union contra los conservadores, cuyo trium-
fo en provincias era abrumador.
Pocos dias después de la reunion del Parlamento, el
H.\ Colfavru, diputado de Seine-et-Oise en la Cámara, y
presidente del consejo de la Orden en el Gran Oriente,
dirigía á todas las Logias de Francia un manifiesto que
terminaba con estos significativos párrafos.
"Vamos, queridísimos Hermanos, á hacer un llama
miento álas buenas voluntades masónicas, que harto han
entibiado su celo, y les pondremos en el caso de prepa
rarse de nuevo para la gran lucha, para el combate enér
gico contra el clericalismo, al cual es preciso de una vez
hacer sentir nuestra fuerza, arrebatándole y ganando pa
ra , nosotros cada dia aquellos á quienes la ignorancia ó
la indiferencia mantienen todavía en su servidumbre,
convirtiéndoles en tan inconscientes y peligrosos auxi-
liares en la última manifestacion del sufragio universal.
"Todos los Francmasones (y son en gran número) que
han debido al leal concurso de sus Hermanos, de quince
años acá, su elevacion á las funciones políticas más emi
nentes, y que después no se han acordado de que eran
Francmasones hasta el dia de la renovacion- de sus man
datos, quedan advertidos de que su indiferencia es un
olvido de sus compromisos, y en cierto modo da una de
sercion de un deber sagrado.
"Es indispensable, y sabremos recordárselo, que vuel
van á tomar en nuestras filas un servicio activo, eficaz,
y que con nosotros, en batallon cerrado, se extiendan
por nuestras circunscripciones masónicas, levantando los
— 314 —
ánimos, inspirando confianza á los inquietos, atrayendo
á nosotros á aquellos que tienen necesidad de ser per
suadidos, y haciendo comprender en todas partes que los
Francmasones, representantes del pueblo en la Asam
blea Nacional, sabrán conquistar cerca de los poderes
públicos, que cuentan tantos de los nuestros, el lugar de
honor y de respeto que corresponde á nuestra institu
cion.„
Aquí hay á mi juicio, un documento concluyente.
¿Quién se atreverá á decir, después de esto, que la
Francmasonería no trata de política, y que en las nacio
nes donde la mayoría de los electores profesa opiniones
conservadoras, la secta no dirige, no solamente los es
crutinios populares, pero ni aun la accion guberna
mental?
Y no vaya á imaginarse el pueblo que si la Masonería
lo conduce de esta suerte en andadores es por su propio
bien; no crea que se proponga realizar un ideal, un ré
gimen modelo que haya de procurar la dicha á todos los
ciudadanos. Nada de esto: los sectarios obran entera
mente para la satisfaccion exclusiva de sus miras perso
nales ; no se proponen y anhelan sino un fin, la conquista
del poder, y si bien muestran preferencias para la repú
blica que facilita su secreta dominacion, aceptan del
mismo modo la monarquía ó el imperio, por poco que
el jefe del Estado consienta en dar pasto á sus apetitos.
Los Francmasones se dedican, pues, á la política, aun
que únicamente como intrigantes y egoistas.
La felicidad del pueblo es el último de sus cuidados.
Cuando juzgan necesario á sus intereses turbar el orden
ó fraguar una revolucion, impulsan á los obreros á las
barricadas; pero si la revuelta es dominada, no vacilan
un segundo en ponerse al lado de los vencedores.
Lástima grande que el pueblo ignore la historia de la
— 315 —.
secta. Si la conociere, comprenderia que los Francmaso
nes de ningun modo son sus amigos.
¿Quiérese un ejemplo evidentísimo de la doblez de la
Francmasonería en el terreno político ?
Depues de la revolucion de febrero de 1848 el Gran
Oriente de Francia se reunió en sesion extraordinaria el
3 de marzo, y votó por unanimidad la adhesion de la Or
den masónica al Gobierno republicano. El 6 del propio
mes los miembros del Gran Oriente, adornados con sus
insignias, se presentaron en diputacion á los jefes del
nuevo régimen, y entregaron á los Sres. Crémieux y
Garnier-Pagés el siguiente mensaje:

"¡Para gloria del G.\ Arq.\ del Universo!

"El Gran Oriente de Francia al Gobierno de la República.

" Ciudadanos :
"El Gran Oriente de Francia, en nombre de todos los
Talleres Masónicos de su correspondencia, presenta su
adhesion al Gobierno provisional.
"Aunque por sus estatutos está fuera de las discusio
nes y de las luchas políticas, la Masonería Francesa no
puede contener la explosion universal de sus simpatías
por el gran movimiento nacional y social que acaba de
verificarse.
"Los Francmasones han inscrito constantemente en su
bandera las palabras ¡Libertad! ¡Igualdad! ¡Fraternidad!
y al encontrarlas en el pabellon de Francia, saludan el
triunfo de sus principios, y se congratulan al poder de
cir que la patria toda entera ha recibido por vuestro me
dio la consagracion masónica.
"Admiran el valor con que habeis aceptado la grande
y difícil mision de fundar sobre bases sólidas la libertad
— 316 —
y la dicha del pueblo; y aprecian la abnegacion con que
sabeis cumplirla, mantuviendo el orden, que es su condi
cion y garantía.
"Cuarenta mil Francmasones, repartidos en unos qui
nientos Talleres, y no formando entre sí más que un
mismo cuerpo y un mismo espíritu, os prometen su con
curso para llevar á cabo felizmente la obra de regenera
cion tan gloriosamente comenzada.
"/ Viva la República !„
Tres años más tarde el príncipe-presidente Luis Na
poleon Bonaparte dió el golpe de Estado del 2 de di
ciembre de 1851 y quedó dueño absoluto del país. El
mismo Gran Oriente de Francia se apresuró entonces, el
9 del mismo mes y año, aplaudir la caida de la Repúbli
ca nombrando por unanimidad Gran Maestre de la Or
den al príncipe Luciano Murat, primo del autor del gol
pe de Estado. Más aún, el 15 de octubre siguiente el
Gran Oriente, al felicitar á Luis Napoleon Bonaparte por
su energía contra los republicanos, le invitó, por un
mensaje solemne votado por unanimidad, á proclamarse
emperador.
Véase este mensaje:
"¡Para gloria del G.\ Arq.\ del Universo!
"El Gran Oriente de Francia al príncipe Luis Napoleon
Bonaparte.

"Príncipe presidente:
"La Masonería es una obra enteramente filantrópica;
tiene por mision crear y propagar toda institucion que
tienda á hacer el bien; enseña las virtudes pacíficas de
la familia, el amor y la fe en Dios, y prohibe á sus adep
tos las discusiones políticas. Pero esta prescripcion, que
— 317 —
observamos rigurosamente, ¿puede cerrar por ventura
nuestros corazones á la gratitud, á este sentimiento tan
natural y generoso?
"Nunca, Príncipe, hemos olvidado cuanto debemos al
Emperador vue.tro tio, que nos otorgó constantemente
su poderosa proteccion y se dignó admitirnos á presen
tarle nuestros homenajes.
"En los dias nefastos de 181 4 y 1815, no se nos vió mani
festar adhesion al nuevo poder (1). Mientras vivió el rey
José, nuestro Gran Maestre, de feliz memoria, le perma
necimos fieles. Después de su muerte, hemos esperado...
"Apenas con vuestra energía y vuestro valor heroico,
oh Príncipe, acabais de salvar á la Francia, cuando nos
apresuramos á aclamar Gran Maestre de la Orden al ilus
tre príncipe Luciano Murat, tan digno de seguir vuestros
destinos.
"La verdadera luz masónica os anima, Gran Príncipe.
¿Quién podrá nunca olvidar las sublimes palabras que
habeis pronunciado en Burdeos? Tocante á nosotros,
ellas nos inspirarán siempre, y nos envaneceremos de
ser, bajo semejante jefe, los soldados de la humanidad!
"La Francia os debe su salvacion. No os detengais en
tan hermoso camino: asegurad el bienestar de todos ci-
ñendo la corona imperial en vuestra noble frente: acep
tad nuestros homenajes, y permitid que llegue hasta vos
el grito de nuestros corazones:
"¿Viva el Emperador! „
( 1 ) Esto, sea dicho de paso, es una solemne mentira : verdad es
que las mentiras poco le cuestan á la malvada secta, que en políti
ca se ha prosternado siempre ante el nuevo sol que se levanta. En
1814 el Gran Oriente de Francia, arrastrándose á los pies de Luis
XVTH, votó, con fecha de 11 de mayo, mil francos para reedifica
cion de la estatua de Enrique IV, y el 24 de junio del mismo año
todos los Oradores de las Logias celebraron en los banquetes lla
mados solsticiales, «la feliz restauracion de la monarquía legitima. »
— 318 —
Después de esto es preciso quemar las naves.
Si el pueblo quiere continuar fiándose de las buenas
palabras de la Francmasonería, esto es negocio suyo; pe-
ro que no se queje entonces de no haber sido advertido
cuando se vea cobardemente abandonado por aquellos
mismos que le habrán arrastrado á tomar el fusil.

n.

Los Masones 7 la Patria.

Desde el punto de vista de las relaciones internacio


nales, la Francmasonería constituye un verdadero peli
gro. Toda nacion que tolera en su casa la organizacion
masónica, hágase cargo que calienta en su seno una ví
bora.
Desde luego, la correspondencia seguida de una ma
nera corriente entre los Grandes Orientes y los Supremos
Consejos de los diversos pueblos, tratando con la mayor
frecuencia de la política del dia, es en tiempo de paz,
una infamia sin nombre, cuando se trata de dos pueblos
que han de chocar, el dia siguiente tal vez, en los cam
pos de batalla.
Y luego en tiempo de guerra esta connivencia, disfra
zada con el nombre de fraternidad masónica, es de las
más peligrosas y puede producir para la suerte de un
país, desastrosos resultados.
La Masonería hace gala, en la recepcion al grado de
Maestro, de su famosa seña de angustia á la cual todo
Mason, cualquiera que sea su situacion y nacionalidad,
debe contestar volando en auxilio de quien la hace, aun
— 319 —
que sea en medio de un combate. Admitimos que esta
señal sea de eficacia efectiva para aquel que, conocién
dola, puede hacerla; este es el caso de admitir el dicho
masónico: examinemos, pues, la cuestion de cerca, y
veamos si la Masonería tiene motivo para envanecerse.
Pero en primer lugar, antes de examinar la moralidad
y los efectos de esta obligacion, citaré algunos autores
pertenecientes á la secta y que tratan con competencia
el asunto.
"Entre Masones, dice el H.\ Bouilly, es tan fuerte el
poder de los lazos fraternales, que se ejerce áuri entre
aquellos á quienes tiene divididos los intereses de la pa
tria. „ Y luego, dirigiéndose á los masones que en tiempo
de guerra, militan bajo las banderas, añade estas pala
bras que no necesitan comentario: "No distingais nacion
ni uniformes ; ved solamente los Hermanos, y recordad
vuestros juramentos. (El Globe, periódico masónico, to
mo IV, página 4).„
El H.\ Bouilly, que escribió esto, no era un cualquiera,
sino el Gran Maestro Adjunto, en el Gran Oriente de
Francia.
En una fiesta solsticial, celebrada por este mismo
Gran Oriente, el H.\ Lefebvre, Orador del Gran Colegio
de los Ritos, pronunció un discurso del que damos aquí
un extracto:
"Objétase que siendo todas las industrias, lo mismo
que las religiones, libres y toleradas, son inútiles las aso
ciaciones secretas... (Sigue un resumen de las ventajas
que presenta, en las relaciones comerciales é industria
les, una afiliacion que el vulgo ignora)... Pero la Maso
nería hace mucho más, muévese en más ancho círculo :
no se reduce á unir secretamente á hombres de tales ó
cuales profesiones, sino á los hombres todos entre sí, sin
distincion de estado, de edad ni de fortuna. Hasta s« ha
— 320 —
visto, en los campos de batalla, combatientes prontos á
degollarse, hacerse una seña, y contenerse... Aun las
mismas leyes inexorables de la guerra han cedido al po
der masónico, y esto es quizá la prueba más tangible de
su inmenso poder. Sí, la guerra destruye las ciudades, los
Estados; es la destruccion general, y ved como lo que ni
los reyes, ni las ciudadelas, ni los grandes capitanes pue
den hacer para detener sus estragos, una sola seña, un
solo emblema los suspende, una sola palabra contiene la
carnicería. Pero, cosa más admirable aún, á esta seña sa
grada se ha visto á combatientes arrojar sus armas, dar
se el beso de union, y de enemigos que eran, trocarse al
instante en amigos y hermanos, como se lo prescribian
sus juramentos. „
Este discurso, conforme se consigna en el acto oficial
de la fiesta, tuvo grande aceptacion, y sus principios
complacieron de tal suerte que el H.\ Bouilly, en su cua
lidad de Gran Maestro Adjunto; hizo aplaudir con una
triple batería y dió al Orador, en nombre del Gran Orien
te, las gracias más fraternales.
Admírense ahora los principios de la secta: ante todo
los intereses de la Logia, postergándose los de la Patria.
Aun en medio del combate; el militar que pertenece á la
Francmasonería debe tener presentes á su memoria no
los juramentos que prestó á su país y á la bandera, sino
los que hizo en manos de su Venerable. Las leyes de la
guerra, de los que depende el éxito de la batalla, de las
que está tal vez pendiente la suerte de la Patria, estas
leyes inexorables en todas partes, cesan de serlo cuando
dos Masones se encuentran frente á frente. Defendois
contra una horda bárbara el territorio nacional invadido;
preséntase la ocasion de oponer un dique á la invasion
obteniendo si sois general, una victoria para vuestro país;
pero de pronto el jefe enemigo, ante la desbandada de
r
— 321 —
los suyos, hace la seña masónica; y si sois Mason, habeis
de faltar entonces á vuestro honor de patriota, no debeis
perseguir al enemigo derrotado ni exterminarle; antes
bien, perdonándole, dejar que reorganice sus falanges y
darle tiempo para que reciba refuerzos, ¿Qué digo? los
juramentos masónicos obligan á los dos generales enemi
gos, que forman parte de la secta, á abrazarse.
La historia de las guerras europeas oculta millares de
traiciones debidas á la Francmasonería. En tiempos de
la primera República las Logias de Maguncia abrieron
á los ejércitos franceses las puertas de la ciudad, y por
otra parte, la traicion de Dumourier puso á la Francia al
borde de la ruina: está hoy probado que el general Du
mourier se pasó á los prusianos por efecto de una convi-
nencia masónica con Brunswick, el cual, como tal el pri
mero pertenecia á la secreta y malvada Asociacion.
¿A quien no asombra ver á esta Sociedad maldita glo
riarse de tamaños crímenes ?
Véanse dos extractos de los Anales Masónicos de los
Paües-Bajos, que se refieren á la batalla de Waterloo
"El 18 de junio, en medio de una furiosa carga de ca--
ballería, un oficial belga reconoce en el campo contrario
á uno de sus compañeros de armas con quien se habia
encontrado en una Logia. Apenas tuvo tiempo para feli
citarse de que estaba tan lejos de él que no estaba obliga
do á dirigirse contra él cuando le ve cercado y herido.
Olvidándose entonces de todo, se precipita hácia él y lo
pone en salvo, con riesgo de pasar por traidor. (Tomo
II, página 52).„
"El mismo día, dos jóvenes oficiales ingleses manda
ban una escolta que conducia gran numero de prisioneros
cuyos oficiales se hicieron reconocer por Masones. Para
ser fieles á su juramento masónico los oficiales ingleses
se prepararon para defenderlos contra sus propios alia
r. 21
Sos, y apenas podrá creerse (son los mismos términos de
los Anuales Maconiqucs), pero es la pura verdad, trabóse
por este motivo un combate entre los vencedores hasta
que cesó ante la voz de un general prusiano. (Tomo II,
página 54).„
Nadie habrá que no comprenda, añade el Sr. Amando
Neut, distinguido escritor de quien tomo estas citas, na
die habrá que no comprenda qué perturbacion, que de
sorden pueden introducir en un ejército semejantes actos
en medio del combate; son de tal naturaleza que pueden
decidir la suerte de la batalla. Si tales hechos se hubie
ran reproducido en Alma, en Inkermann, en Magenta, y
Solferino, en los gloriosos asaltos del puerto de Malakolt,
¿quién sabe cual hubiera sido el éxito de aquellas bata
llas y aquellos asaltos?
Ni ku leyes de la guerra ni la sana moral permiten to
mar la defensa de un enemigo contra nuestros propios
amigos ; no permiten libertar, en medio de una furiosa
carga de caballería, á un enemigo cercado, con peligro
de pasar por traidor; y tampoco permiten emprender la
lucha contra los del propio partido para ser fiel al jura
mento masónico.
No obstante todo esto, los Armales Magóniqtws, que re
fieren estas traiciones infames, las presentan como ejem
plos que deben imitarse. "Semejantes acciones, dicen,
son rasgos que honran á la Masonería (página 49); y
añaden: "Los Hermanos que obraron de esta suerte, no
hicieron más que cumplir con su deber, obedeciendo ante
todo á sus juramentos de Masones; pusieron noblemente
en práctica la moral de la Orden (página 56)„
Pudieran multiplicarse las citas de este género de li
bros y periódicos secretos de la secta.
Estas gentes, en vez de avergonzarse de sus crímenes
antipatrióticos, se envanecen de ellos.
— 323 —
Véase en qué términos el H.\ Marmier refiere, en prcK
pia alabanza, una traicion de la que fué autor, en tiempo
de la guerra contra su país, la Francia:
"Cuando el primer cuerpo de ejército pasó el Tajo,
cerca de Almarez, al mando del mariscal de Bellune (trá
tase de la última guerra habida entre Francia y España),
mandaba yo una compañía de zapadores del regimien
to 24 de línea que formaba la vanguardia. Entre los ha
bitantes de la opuesta orilla, á los cuales me dirigí para
adquirir noticias, un hombre de hermoso rostro y colosal
estatura llamó sobremanera mi atencion. Vestia de mozo
de mulas, lo que contrastaba singularmente con su ma
jestuoso porte, y respondía á todas mis preguntas con
una concision y una claridad que denotaban gran presen
cia de ánimo. Todo su exterior tenia un no sé que de ca
balleresco. Lo destiné á un oficial de Estado Mayor para
que le sirviese de guia á través de las montañas. La no
che de aquel mismo dia supe que habia intentado extra
viar una columna; concibiéronse sospechas, y se descu
brieron entre sus vestidos instrucciones secretas dadas
por el general Español Cuesta. Fui á la prision: habia
sido condenado á muerte, y mostrábase resignado. Uni
camente me pidió recado para escribir para despedirse
de su esposa é hijos. Llamábase Santa Cruz. Después me
tomó la mano, hizo el tocamiento masónico, y cuando
hubo reconocido que era yo un Hermano, me dió el nom
bre de libertador. Dirigíme en seguida á mi mayor, el
baron Jamin, á quien describí en calurosos términos lo
que acababa de pasar, y tuve la dicha de excitar sus sim
patías. "Seguidme, me dijo, vamos á encontrar al general
Barrois, y busquemos los medios de salvar á este desdi
chado." Repetí mi relato al general, y éste (que era Ma
son), se apresuró á visitar al mariscal Víctor, y volvió
luego anunciándonos que el español no debia ser juzgado
— 324 —
por un Consejo de guerra, sino que había de considerár
sele como un prisionero comun.
"Algun tiempo después leí con satisfaccion en un pe
riódico inglés: "En el númei'O de los españoles que han
„prestado los más eminentes servicios á su patria, hay
„que contar el célebre Santa Cruz, quien después de ha-
„ber sido encerrado en la ciudadela de Ceuta, tuvo la
„suerte de evadirse. „ (Extracto del Globr, periódico ma
sónico, tomo III, página 483 ).„
Véase ahora lo que resulta claro. Un espía que, segun
las leyes de la guerra, es condenado á ser fusilado, un
hombre que habia prestado eminentes servicios á la cau
sa de su país, ó sea, en otros términos, que habia come
tido contra los franceses una grave falta. Santa Cruz es
capa, por el tocamiento masónico, á la ejecucion de una
sentencia pronunciada, descubre un Hermano en su ene
migo, ve violar las leyes en su favor, es confinado á una
ciudadela en vez de ser pasado por las armas, y después,
tiene la dicha de escaparse! Sin duda alguna esta dicha
no fué debida á una casualidad sino á las inteligencias y
al favor de sus Hermanos. Semejante suposicion no care
ce de fundamento : después de haber violado una prime
ra vez el juramento hecho á las banderas, los jefes Ma
sones debian, para ser consecuentes consigo mismos, no
omitir cosa alguna á fin de procurar á su Hermano los
medios de recobrar su libertad. Hay en esto un doble
perjurio, cuyas consecuencias no dejarian de ser funestas
á las tropas francesas. Santa Cruz, á quien el H.\ Mar-
mier, en su relato, afecta presentar como hombre de al
to nacimiento y de inteligencia superior, continuaría á
no dudarlo prestando á los suyos eminentes servicios,
sea continuando su papel do espía, sea entablando rela
ciones con los ingleses, sea, por último, manejando aquel
terrible mosquete que derribó á tantos millares de fran
ceses en las emboscadas de guerrillas.
— 325 —
En la marina sucede lo mismo que en el ejército.
Véase acerca el particular dos artículos de un decreto
que está actualmente en vigor, expedido por el Supremo
Consejo del Rito Escocés, después de una deliberacion
de la Grande Logia Central de Francia:
"Artículo 3.°— Todo capitan de buque, quesea Ma--
son, está autorizado para enarbolar, en caso de peligro,
un pabellon masónico en sus mástiles. Este pabellon de
be ser cuadrado, teniendo dibujado en azul sobre fondo
blanco dos manos levantadas y juntas formando la seña
de angustia, con una cruz encima.
"Art. 4.°— Este pabellon, hecho como acaba de des
cribirse, cobija todo el personal, é invoca el auxilio de
todo Hermano que pueda divisarlo; no volar á prestarlo
á esta señal, es hacer traicion á la fraternidad y al honor
masónico (1 ).„
Y no nos venga la Masonería, pretendiendo disculpar
se diciendo que este pabellon de angustia no se destina
á ser enarbolado en un combate naval, sino á servir en
otros casos en que un Hermano pudiera necesitar el au
xilio de sus compañeros. Este pabellon de angustia tiene
eridentemente un sentido práctico, y no lo tendría si no
estuviese destinado á los combates marítimos, pues en
los otros casos hay signos convenciales que, reconocidos
por el derecho de gentes, obligan á cualquiera que los
divise á prestar socorro, y á las cuales todo marino hon
rado se apresura á obedecer. Si los capitanes de buque
masones tienen entre sí una seña particular para corres
ponder, fuera de un combate naval, á los llamamientos
de angustia, será que no respetan el derecho de gentes,
y que son miserables, indignos de ser llamados hombres:

(1) Entre las firmas que suscriben este decreto masónico figura
S, de un general francósl
— 32G —
no hay medio de eludir la fuerza de este raciocinio. Aho
ra bien, como todos los capitanes de buque Masones se
indignarán á la idea de que pueda suponérseles capaces
de no volar, fuera de los casos de guerra, en socorro de
un buque cualquiera que pidiese socorro con las señas
acostumbradas, se convendrá, y la misma Masonería no
podrá negarlo, que su pabellon especial de angustia ha
sido creado puramente para el caso de un combate na
val, atendido que para todos los otros lances existen se
ñales convenidas.
Por consiguiente, la Francmasonería una vez más es
infame, una vez más el Mason conviértese en traidor á
su país ; pues ¿ cuál es la accion que se impone á los sec
tarios en el caso particular que indica el artículo 4.° del
decreto del Supremo Consejo? Un Mason cualquiera, ca
pitan, piloto, almirante ó lo que fuere, desde el punto en
que advierte el pabellon de apuro en una embarcacion
enemiga, ha de acudir en auxilio del Mason que lo recla
ma; debe cesar de combatir en sus propias filas, y para
socorrer á su Hermano en Masonería tiene que hacer
causa comun con el enemigo. Este Mason encuéntrase en
frente de dos pabellones enarbolados en el mismo mástil:
tiene delante el pabellon enemigo, que el juramento de
fidelidad que prestó á su patria le obliga á combatir; y
al mismo tiempo tiene tambien frente ú sí el pabellon
de angustia de un Hermano á quien su juramento de fi
delidad á la secta le obliga á socorrer. En presencia de
estos dos pabellones, entre estos dos juramentos, no se
le permite vacilacion alguna; ¡debe, sin la menor per
plejidad, hacer traicion á la bandera de su patria! pues,
como expresamente lo indica el Gran Oriente de Fran
cia, "las leyes inexorables de la guerra tienen que doble
garse ante el poder masónico
(X ) I.a Fravc-ifa(oncrie, por Amando Neut, pág. 249.
Durante la última guerra, aquellos de nuestros solda
dos y oficiales que eran hechos prisioneros y conducidos
á Alemania encontraban, si eran Masones, no ya un duro
cautiverio entre los fuertes muros de las ciudadelas, sino
una hospitalidad escandalosa en las cómodas ciudades en
las que se los internaba con toda suerte de privilegios;
la Masonería prusiana los protegía y trataba como Her
manos,' con detrimento, empero, de los otros prisioneros,
los cuales quienes eran objeto de durísimos tratamien
tos, sin duda á título de compensacion.
Las Logias francesas, por su parte, ¿acogieron frater
nalmente á los Masones que se encontraban, ya como ofi
ciales, ya bien como soldados, en el ejército de los bár
baros invasores? Esto es más que probable; no admite
duda alguna. Es evidente que á la sombra de los Talleres
y en los campos de batalla de la Patria violada y asesinada
por las feroces hordas de los Teutones, la fraternizacion
fué recíproca.
En una obra impresa en Leipzig, un aleman, Mason
distinguido, escribe lo siguiente que da lugar á serias
reflexiones:
"Las últimas guerras contra Francia son ricas en ejem
plos en que á veces el que daba el asalto deponia las ar
mas y el oficial contenia á sus soldados para salvar á un
Hermano que divisaba bajo su uniforme. „
Esta obra tiene por título: Die Gegenwart und Zuk-
unft der Freimaurerei in Deutschland. Véase el pasaje tra
ducido arriba: Die letzten Kriege gegen Frankreich sind
reich an solchen Beispielen, \vo der feindliche Angreif
seine Waffen streckte, der Oftcier seineeigene Manns-
chaftzurückhielt, um den erkannten Bruder in dem Uni-
form des Feindes zu schonen. (Página 33). „
¿Es esto asaz edificante?
¿Quien creerá que tratando los Masones prusianos con
— 328 —
tanto miramiento á los Masones franceses, éstos en co
rrespondencia no reciban á aquellos con los brazos abier
tos?
¡Qué vergüenza!
¿No saldrá un grito de indignacion de todos los pechos
de los verdaderos patriotas?
Para terminar, os diré ¿quereis estar al corriente de
uno de los asuntos de las conferencias secretas que se
tienen en las Logias?
Tengo á la mano un ejemplar de la carta convocatoria
que la Logia el Globo, de Vincennes, departamento del
Sena, envió el 24 de agosto de 1886, á todos sus miem
bros y á todas las Logias de Paris. Esta circular invita
á los Hermanos parisienses y del departamento, á que
acudan el viernes 3 de setiembre, para asistir en el local
de dicha Logia el Globo, avenida des Charmes, núm. 12,
á una gran conferencia masónica.
La orden del dia textualmente dice así:
"A las nueve y media en punto, conferencia de nuestro
queridísimo Hermano Trollet, Gran Experto del Taller,
acerca Los motivos que deben hacer desear á la Francia,
especialmente á la Francmasonería francesa, que la Alsa-
cia-Lorena permanezca alemana.„
A esta última infamia, como se comprende, nada que
da que añadir.
Si la organizacion extraordinariamente maravillosa que.
posee la Francmasonería le da un poder que seria pueri
lidad poner en duda, la maldita secta se sirve de él, no .
para impedir las guerras, sino para crear á sus miembros
abominables privilegios durante la lucha, y para cometer
las traiciones más vergonzosas y abominables.
— 329 —

III.

Los Asesinatos Masónicos.

No todos los hombres que se dejan rcclutar é inscribir


en la cofradía Tres Puntos, son de temperamento dócil y
dispuestos á esta sumision absoluta que preconiza el Ve
nerable en la junta de iniciacion. Durante el paso á los
Grados Simbólicos se revelan los recalcitrantes. Pero si
la Orden, para realizar su pesca, tiende holgadamente
sus redes, apresúrase, una vez cogido el pez, á efectuar
una eleccion minuciosa.
Los de carácter independiente, son los primeros maso
nes molestos de quienes se desembaraza.
Basta leer con atencion en los Keglamentos Generales
los capítulos que tienen por título: Disposiciones judicia
les, para darse cuenta del mecanismo de la eliminacion (1)
Deposítase en el Saco de las Proposiciones una queja
anónima, y ya tenemos á un Hermano citado ante la Jun
ta Secreta de Informacion. Digo: anónima, y no retiro la
palabra. Cierto que los Estatutos declaran que toda que
ja debe ir firmada, pero añaden que el Venerable y los
cinco miembros de la Comision ó Junta Secreta nunca
pueden revelar el nombre del firmante: por consiguiente
para el acusado y para la Logia es siempre una querella
anónima.

(1) Véase el tomo segundo de Los Hermanos Tres Puntos, desde la


página 118 hasta la 208 y léase tambien en el mismo volumen el ca
pitulo titulado; -Mis desavenencias con el Grande Orientes»
— 330 —
Sigamos, en estos Estatutos draconianos, la marcha
del procedimiento. El acusado, sin consejo, sin defensa
durante la instruccion, nunca puede carearse con su acu
sador ni con testigo alguno acerca del hecho que se le re
crimina. Oyese á parte al acusador, quien tiene la gran
dísima ventaja do que se le asegura el secreto de la ca
lumnia que presenta: si ve que ha ido harto lejos y que
no podrá suministrar la indicacion de una sombra ó apa
riencia siquiera, que haga viable su querella contra el
acusado, puede retirarla, y se anula la causa, quedando el
acusado bajo el golpe de una impresion desfavorable, sin
que sepa nunca quien le presentó como reo de una falta
que es la mas de las veces una infamia. Viene á ser esto
una prima concedida á los odios secretos, á las venganzas
de los cobardes. Si se sostiene la querella, tiene que ha
bérselas el acusado contra un acusador invisible, contra
una acusacion impalpable. Cuando logra, en situacion tan
indefensa, destruir una inculpacion innoble y pérfida,
surge otra inculpacion igualmente odiosa. Es esto la mis
teriosa lucha entre una fuerza que se esconde y una de
bilidad que resiste á pecho descubierto hasta que queda
aplastada la víctima.
Si se trata de un imbécil convicto que ha simplemente
manifestado veleidades de independencia, se le castiga
con penas humillantes ó con la suspension más ó menos
prolongada de sus pretendidos derechos masónicos; de
rechos ilusorios, toda vez que nunca supo en qué con
sistían.
Cuando el recalcitrante es un adepto indisciplinado,
del que nada puede esperarse, ¡oh! entonces, nada de pie
dad. El desdichado sufrirá el suplicio de todas las denun
cias infames, se le colmará de ignominia y se le cubrirá
de lodo. Harto de luchar y sufrir, el acusado enviará al
diablo la secta, maldiciendo el dia en que la tomó por lo
— 331 —
serio y se hizo admitir entre sus miembros. Y entonces,
como la secta comprende que tiene en él un enemigo,
después de haberle vilipendiado, y no contenta con su ex
clusion, le perseguirá con su odio aun en la vida civil.
Procédese en tales casos de esta manera:
Cuando el individuo á quien se odia presúmese que es
capaz de perjudicar el crédito de la Francmasonería,
el Taller del Grado 31 lo designa á la observacion de al
gunos de los Kadosch escogidos que se preparan á los
Grados Administrativos siguiendo el régimen de los Jue
ces Filósofos. Desde entonces es espiado en toda regla,
y sábese muy pronto si abriga para con la secta senti
mientos de indiferencia ó de hostilidad.
Ya llevo explicado cómo cada Juez Filósofo está en
cierto modo,' durante su noviciado, bajo la tutela de un
grado 31, sin mantener relacion con ningun otro. El Ta
ller del grado 31 reune, pues, todas las Memorias redac
tadas por los Kadosch escogidos respecto al individuo
designado á su vigilancia. El Canciller Gran Secretario
condensa en una Memoria única todo lo que se ha reve
lado sobre el individuo á quien se espía, y este documen
to circula entonces de mano en mano entre todos los
grados 31 habitantes en la ciudad donde radica el Taller.
El presidente tiene antes que todos la Memoria gene
ral, y después de haberla leido en las veinte y cuatro ho
ras siguientes al momento en que se la entregó el Can
ciller Gran Secretario, la entrega á aquel de sus colegas
grado 31 que ocupa el primer rango en el orden alfabé
tico. Este da al presidente un recibo concebido en los
siguientes términos: "Recibí en este dia la Memoria
del...„ aquí la fecha inscrita por el Gran Secretario á la
cabeza del documento, y que es la del dia en que se con
cluyó su redaccion) ; luego fecha su recibo, y lo firma.
A su vez lee la Memoria dentro veinte y cuatro horas, y
la entrega á aquel de sus colegas que le sigue en el or
den alfabético. Y así sucesivamente cada grado 31 firma
y entrega un recibo al Mason que le ha precedido en la
lectura de la Memoria. El postrero en el orden alfabéti
co restituye el documento al presidente del . Taller, el
cual le entrega recibo.
La reunion para decretar la conducta que debe obser
varse se declara urgente después de circulada la Memo
ria general, siendo obligatoria la presencia de todos los
grados 31, teniendo que enviar su voto por escrito aquel á
quien por alguna urgencia le fuese imposible la asistencia.
Sabido es que el Taller de los grados 31 tiene el título
de Soberano Tribunal; por consiguiente, es un decreto
lo que va á expedirse. Es de notar que la Memoria Ge
neral del Canciller Gran Secretario sólo se redacta y po
ne en circulacion cuando las particulares de los Kadosch
convienen en que la persona observada profesa senti
mientos hostiles á la secta; á esto se debe que el decreto
del Soberano Tribunal sea invariablemente condenatorio.
La sesion es brevísima.
El Muy Perfecto Presidente lee ante todo el juramen
to del grado de Maestro, ó sea el fundamental de la
Francmasonería, y recuerda la fecha en que lo prestó el
ex-Hermano á causa del cual se reune la asamblea. Este
juramento, como se recordará, termina así: "Prometo
además amistad y adhesion á todos mis Hermanos. Si
faltare á estas promesas, sea yo para siempre deshonrado
y privado de la sociedad de los hombres de bien.„
Cada asistente pone en seguida en manos del Presi
dente el recibo que tiene de su colega grado 31 á quien
entregó la Memoria general. Así consta que están com
pletos los recibos y que este documento es conocido de
todos.
A mayor abundamiento lo lee el Canciller Gran Secre
torio,
.
— 333 —
El Muy-Perfecto Presidente pregunta si alguien desea
que se compruebe la Memoria general. En el caso de que
alguno de los asistentes declare que no se cree suficiente
mente enterado; se coteja la redaccion del Gran Secreta
rio con las Memorias particulares de los Kadosch : á esto
se limita toda la comprobacion, atendido que habiendo
los miembros del Soberano Tribunal tenido en sus ma
nos el acta de acusacion, han podido informarse perso
nalmente antes de la sesion.
Cumplidas estas formalidades, los dos vicepresidentes,
titulados Muy Ilustres Inspectores, queman la Memoria
general y los recibos de los asistentes.
El Gran Orador del Soberano Tribunal tiene entonces
la palabra para emitir su parecer.
Si la hostilidad de la persona de quien se trata no le
parece ofrezca peligro inmediato para el crédito de la
Masonería, pronuncia estas simples palabras.
—Propongo que el ex-Hermano Fulano de Tal sea des
honrado para siempre.
Si, por el contrario, le parece que la hostilidad del ad
versario puede causar grave perjuicio á la Francmaso
nería, el Grande Orador dice:
—Propongo que el ex-Hermano Fulano de Tal se le
prive de la sociedad de las gentes honradas.
El Muy Perfecto presidente da sobre el altar tres gol
pes con el pomo de la espada flamígera ; esta es la señal
del voto.
Al tercer golpe todos los asistentes, sin decir palabra,
levantan una mano. Levantar la derecha significa que se
es de parecer que el adversario debe ser en lo sucesivo
objeto de activa persecucion con objeto de deshonrarle
por todas partes, y levantar la izquierda es votar que de
be perecer.
Como la asistencia es poco numerosa, todos compren
— 334 —
den con una simple mirada cuál es el sentimiento que
domina.
El Presidente da entonces al veredicto del Supremo
Tribunal la consagracion masónica.
Esta última formalidad se cumple así, estando en pié
todos los asistentes:
Sobre el altar hay una copa de cristal y una espada de
Maestro. La copa figura el honor del ex-Hermano que
acaba de ser juzgado en secreto; y la espada representa
simbólicamente su existencia.
Si la mayoría de los sufragios se pronuncia para que el
adversario sea en adelante perseguido en su honor y que
pierda en todas partes su reputacion, el Muy Perfecto
Presidente toma la copa de cristal, la levanta y dice:
— Tsedakah !
El Canciller Gran Secretario y el Gran Orador con
testan:
—Miskor!
El Muy Perfecto Presidente hace pedazos la copa
echándola violentamente contra el suelo.
Todos los asistentes á una voz;
—Amen! (1)
Cuando la mayoría de votos reclama contra el adver
sario la pena de muerte, el Muy Perfecto Presidente
rompe la espada contra su rodilla, y echa los fragmentos
en medio de la asamblea, pronunciándose lan tres pala
bras hebreas como en el otro caso y de la misma manera.
Por último, á una señal del Presidente, todos á un
tiempo dan con la mano derecha en el antebrazo izquier
do nueve golpes, con pequeños intervalos tal como está

( 1 ) Estas tres palabras hebreas significan : Tsedakah, justicia ;


Miskor, equidad, y Amen, asi sea.
— 335 —
aquí indicado:—1,—2,—3, 4,—5, C, 7, 8,—9. Llámase á
esto "tirar la hatería de luto en el grado 31. „
Y en efecto, desde esta fecha la Masonería considera
comq muerto el individuo á quien sacrifica á su venganza.
Aquel que únicamente está destinado á ver su reputa
cion arrastrada por el lodo, en la jerigonza de la secta es
considerado como "muerto para el honor, y el que debe
ser asesinado es "muerto para la sociedad. „
Los ejecutores de las venganzas elígense entre los Ka-
dosch; y si no siempre hieren por sí mismos, por lo
menos todo lo disponen bajo la direccion de los grados
31 , quienes, en virtud de su título, llámanse Inquisidores
Inspectores Comendadores. Estos últimos hacen las pes
quisas, velan por la ejecucion de las perfidias combinadas
en los Areopagos y ordenan el crímen. Dase el nombre
de "ultionistas„ á los Hermanos comisionados para cum
plir las venganzas que ordena el Soberano Tribunal.
En la mayoría de casos, los hombres á quienes trata la
secta como enemigos no han hecho otra cosa que demos
trar con alguna viveza en sus conversaciones la desilu
sion que experimentan respecto á la Orden. No se les
asesina entonces . pero seles deshonra; pónese por obra
todo lo que puede perjudicarles. Si se trata de un comer
ciante ó de un industrial, éohase mano de todos los me
dios, cualquiera que sean, á fin de arruinar su crédito; y
si es un hombre público, se organiza sistemáticamente
contra él la calumnia en la prensa infame: no se olvide
que, sea moderada ó radical, la mayor parte de los redac
tores de la prensa de esta estofa es francmasónica. En
una palabra, nada se omite para deshonrar á la víctima
de estas miserables intrigas, y procúrase por todos los
medios, por infames que sean, reducir el infeliz á la mi
seria.
Tocante á los adversarios resueltos de la Francmaso
— 336 —
neria, á aquellos que la atacan con actos ó por medio de
papeles públicos, son condenados á muerte, y es raro que
logren sustraerse al puñal, á la pistola ó al veneno de los
Kadosch. 1
Tales crímenes se llevan á cabo con una habilidad ver
daderamente extraordinaria: acéchase á las víctimas con
paciencia felina, y los asesinos aguardan la hora propicia
para cumplir su siniestra mision. En los casos excepcio
nales, sin embargo, la secta apresura su venganza.
Citaré algunos de estos casos.
En 1826 vivia en los Estados-Unidos un periodista lla
mado William Morgan, Miembro de la Logia la Sama de
Otico, establecida en Batavia, condado de Genesse, Estado
de Nueva-York. Cierto dia Morgan, abriendo por fin los
ojos, retiróse de la Sociedad, y con objeto de reparar sus
pasados yerros resolvió desenmascarar á la Francmaso
nería. Publicó, pues, en Nueva-York mismo, con el título
Freemasonry exposed and explained, un libro en el cual
revelaba los secretos de la secta y reproducia, como lo
hago hoy, todos los rituales.
Conmovióse la Francmasonería ante estas divulgacio
nes, y quedó decretada la muerte de William Morgan.
Empezóse la persecucion acusándole de robo. El due
ño de una fonda, llamado Kinsley, pretendió que Morgan
le habia sustraido lienzos y joyas, y fué éste preso en
Conandaigua, pero en breve, no habiéndose podido pre
sentar prueba alguna contra él, fué puesto en libertad.
Nuestro hombre sabia muy bien á qué atenerse res
pecto á los intentos que sobre él abrigaban sus ex-cole-
gas; así que por este primer lance juzgó que habia
comenzado contra él una guerra implacable. No compren
dió, sin embargo, que la acusacion de Kinsley era sólo
una falsa maniobra destinada á hacerle creer que el ob
jeto de sus enemigos era tenerlo en la prision para envc
ritmarle en ella ó quitarle la vida de un modo cualquiera.
Desde los primeros dias de la aparicion de su libro re
cibió la visita de gran número de personas que acudían á
felicitarle por su valor. Tuvo admiradores, y áun entu
siastas, y se creó muchas relaciones, especialmente con
cierto Loton Lawson, que se hizo su amigo: era hombre
de buenos modales, que al parecer gozaba de alguna for
tuna y se mostraba, en sus discursos, muy enemigo de la
Francmasonería.
Morgan, sin embargo, manteníase reservado con sus
nuevos conocidos, esperando que la ocasion le permitiese
probar quiénes eran sus verdaderos amigos.
La secta continuaba removiéndose contra él y por me
dio de sus periódicos, colmándole de insultos que expre
saban bien el grado de su furor. De pronto un individuo
presentó á los magistrados del condado diversos títulos
de crédito que sin duda habia comprado, y requirió la
encarcelacion de Morgan como su deudor; en aquella
época estaba aún vigente la prision por deudas. Morgan
fué, pues, encarcelado otra vez, y no vaciló un punto en
creer que sus adversarios querian decididamente "arre
glarle las cuentas en la prision;" como decia á sus ami
gos que obtuvieron permiso para visitarle.
Loton Lawson viéndole intranquilo,—pues Morgan des
confiaba de todo alimento que se le ofreciese,—le propu
so prestar fianza por él, pagar en caso necesario su deu
da y así librarle. El preso aceptó con júbilo esta gene
rosa oferta, considerando á Lawson como á su salvador.
El día siguiente Loton Lawson volvió con un coche y
algunos camaradas, satisfizo la suma por la cual estaba
preso Morgan, y éste, echándose en brazos de su bienhe
chor, consintió en que Lawson le condujese á una de sus
casas de campo, para estar en lo sucesivo al abrigo de la
secta.
— 338 —
Partió el vehículo en direccion de Rochester, y desde
entonces no se volvió á ver á William Morgan ni á Loton
Lawson.
Este secuestro produjo sensacion profunda en toda la
extension de los Estados-Unidos, y constituyóse una Li
ga Antimasónica para obtener justicia, lo que era muy
difícil, pues el gobernador del Estado de Nueva-York,
Clinton, y todos los magistrados del condado de Genesee
eran francmasones.
Con objeto, sin embargo, de dar una satisfaccion á la
opinion pública, las autoridades anunciaron que se ha
rian pesquisas.
Presentóse un testigo, Eduardo Giddins, guarda-alma
cen del Fuerte-Niágara, quien declaró haber visto, en la
noche del 13 de setiembre de 1826, multitud de indivi
duos que conducian á un hombre fuertemente sujeto con
cordeles, y tapada la boca con un pañuelo. Las señas de
este hombre concordaban exactamente con las de Mor
gan: la gente que conducia al desdichado acusábale de
traicion, le insultaba y maltrataba. Giddins les oyó ha
blar de un juicio que debia ejecutarse en forma solem
ne. Por último, los desconocidos encerraron á su prisio
nero en una casa aislada, junto al lago Ontario, á corta
distancia del Fuerte-Niágrra.
El testimonio de Giddins fué corroborado por una ne
gra, que habiendo ido por agua cerca de la casa aislada,
oyó una voz humana quedaba inarticulados gritos; y esta
voz salia precisamente de la casa en que Giddins vió en
cerrar á Morgan.
Ninguno de estos dos testigos tuvo valor para preve
nir á las autoridades.
Giddins manifestó que habia creido se trataba de una
partida de ladrones que imponia un castigo á uno de los
Buyos, y que le pareció peligroso intervenir en el lance.
— 839 —
Los magistrados, afiliados á la secta, para nada toma
ron en cuenta estos testimonios, por otra parte muy pre
cisos ; y eso que bien merecia la pena, pues quedó fuera
de duda que el desgraciado Morgan fué torturado duran
te dos dias y tres noches. Un Francmason de la Logia de
Rochester, llamado Enrique Brown, que en un momento
de embriaguez soltó algunas palabras comprometedoras,
fué considerado por el público como uno de los princi
pales asesinos; mas los jueces ni siquiera le mandaron
comparecer á título de informacion.
Este crímen y la denegacion de justicia que le siguió
provocaron grande indignacion en todo el país. Organi
záronse meetings, y en todas partes se declaró que debia
excluirse á los Masones de todas'las funciones civiles y
políticas: las madres juraron públicamente que nunca
consentirian que sus hijas se casasen con Francmasones,
y las hijas á su vez juraron que jamás aceptarian á
Francmasones por maridos. El movimiento adquirió pro
porciones extraordinarias, y al cabo de dos años del
asesinato de William Morgan, reunióse el 4 de julio de
1828 una asamblea solemne de anti-Masones en Leroy
donde ciento tres Hermanos, cediendo á un valeroso
impulso, se separaron de la institucion masónica, y con
aplauso de una multitud inmensa, abominaron las doc
trinas de la secta, doctrinas que declararon "subversivas
de las leyes, sediciosas, anárquicas y sacrilegas.„
Los Francmasones pretendieron que se les habia ca
lumniado. Desde el principio explicaron en sus periódi
cos que Morgan, entregándose á la bebida se habia aho
gado en una partida de placer en el lago Ontario ; y áun
llegaron á procurarse un cadáver que diera alguna vero
similitud á sus manifestaciones, pero reconocióse quo
era el de un tal Monroe.
La Liga Antimasónica funcionó algunos años, y las
— 340 —
Logias, ante la explosion de la indignacion pública vié-
ronse obligadas á cesar en sus reuniones en toda la ex
tension de los Estados-Unidos, Canadá y otras colonias
inglesas de la América. Pero calmóse paulatinamente la
indignacion popular, y en 1832 los sectarios propalaron
que Morgan no habia muerto, que todo el ruido que se
habia movido con su nombre era la obra interesada de
los enemigos de la Francmasonería, y que vivía tranqui
lamente en Esmirna, donde se habia hecho mahometano.
Grandes dificultades ofrecia la refutacion de esta nue
va mentira, la más impudente de todas; y la cuestion
quedó en este estado hasta el mes de julio de 1881, en
que descubrióse la sepultura del infeliz Morgan en Pem-
brocke, en Ja provincia de Ontario, Alto Canadá. El Neic-
York Herald, que es el periódico más importante de los
Estados-Unidos, seis años antes (agosto de 1875) habia
referido extensamente esta lamentable historia y provoca
do nuevas pesquisas, que esta vez no fueron infructuosas.
El crimen, pues, es innegable, y si los asesinos se han
librado de la accion de la justicia por la complicidad de
una magistratura sectaria, por lo menos son conocidos al
presente. Los miembros de los altos grados de la Logia
de Rochester fueron los ejecutores de la venganza masó
nica. En el hoyo donde enterraron al infortunado Mor
gan encontráronse algunos restos de papel con el nom
bre del Francmason Enrique Brown, aquel mismo que en
1826 la opinion pública le consideraba como uno de los
asesinos.
Hoy la estatua de William Morgan levantas» en una
de las plazas públicas de Batavia, Estado de Nueva-York;
fué inaugurada en 1882. Excusado es decir que todos
nuestros periódicos europeos de índole masónica se han
guardado muy bien de dar cuenta de esta inauguracion.
Véase otro asesinato que la Masonería no ha podido
— 341 —
ocultar, por haber realizado el crímen algunos fanáticos
inexpertos. Cometióse en Francia el 31 de mayo de 1834.
Nadie ignora que en el Mediodia de Francia encuén
trense muchos emigrados italianos. En Marsella princi
palmente, gran número de Masones extranjeros frecuen
tan las Logias y acaban por afiliarse á ellas cuando re
suelven quedarse en el país.
Tal era el caso, en 1833, de cuatro italianos, los seño
res, Emiliani, Scuriatti, Lazzoneschi y Adriani. En aque
lla época las Logias servían mucho para el reclutamiento
de la Masonería Florestera. Nuestros cuatro Hermanos,
creyendo que se trataba de discutir platónicamente de
política como se practica en las conferencias de los Talle
res Simbólicos, consintieron en que se les inscribiese en
una Venta Particular; pero desde las primeras sesiones
las doctrinas sanguinarias del Carbonarismo les dieron
motivo á sérias reflexiones y declararon que resolvían
retirarse.
Los infelices no sospecharon lo que iba á sucederles.
Emiliani y Scuriatti, especialmente, presentaron su di
mision en términos significativos. Los Kadosch del Areo-
pago de Marsella inquietáronse vivamente por las conse
cuencias de esta imprevista retirada, y escribieron á Maz-
zini, que á la sazon residia en Ginebra y ejercia prepon
derancia en la Masonería Florestera.
Mazzini juzgó que el asunto merecia su alto desagrado,
y formó un Soberano Tribunal de todos los Masones de
los grados superiores (31, 32 y 33) que residían en Mar-
sella, y presidió la sesion del juicio. Celebróse la reunion
en el local masónico, en el templo de la Logia la Perfec
ta Union (fundada el 18 de Abril de 1828 por el Gran
Oriente de Francia). Canciller Gran Secretario de esta
misteriosa asamblea era el H.\ La Cecilia, padre del re
volucionario que fué más tarde general de la Commune.
— 342 —
Al presentar su dimision los cuatro italianos se ausen
taron de Marsella. Las pesquisas de los Kadosch hicieron
descubrir que se habian dirigido á Rodez.
Fueron juzgados con el ceremonial que he dado á co
nocer, y Mazzini quebró la copa de cristal cuando se tra
tó de Lazzoneschi y de Andriani, y la espada al referirse
á Scuriatti y á Emiliani.
Hubo esta vez la diferencia de que Mazzini, pródigo
de su firma, conforme acostumbraba, hizo extender por
escrito el decreto del Soberano Tribunal—lo que no en
tra en los usos de la Francmasonería francesa, poco an
helosa de comprometerse,—y lo firmó con el Canciller
Gran Secretario. Esta condenacion á muerte de Emiliani
y Scuriatti, terminaba así: "El presidente de la Venta de
Rodez elegirá los ejecutores de la presente sentencia,
que deberán cumplir en el riguroso intervalo de veinte
dias ; el que se excusase incurrirá ipso fado en la pena de
muerte." Previendo el caso de que los asesinos no logra
sen ponerse en salvo, los dos condenados por la Masone
ría debian ser muertos por dos italianos, á fin de dar al
hecho una apariencia de venganza particular.
Poco después Emiliani, pasando por las calles de Ro
dez, es atacado por seis de sus compatriotas que le dan
de puñaladas y emprenden la fuga: la víctima por fortu
na se libra de la muerte, y préndense á los asesinos. Ins
truyese el sumario, y la justicia, engañada por ciertas
apariencias hábilmente preparadas, no ve el fondo de las
cosas: llévase la causa al Tribunal Supremo, y los asesi
nos, considerados como simples querellantes harto pron
tos en acudir al puñal, salen del paso con cinco años de
reclusion.
Emiliani, enfermizo aún, asistió al proceso, en compa
ñía de su consorte, que le prodigaba los desvelos que su
estado exigia. Al salir de la audiencia, fatigado, entra en
un café, asido del brazo de su mujer, yendo con ellos su
amigo Lazzoneschi. Apenas se sentaron cuando aparece
un desconocido, que se precipita sobre Emiliani, y sin
pronunciar palabra le hunde el puñal en el pecho: de
otro golpe tiende en el suelo á Lazzoneschi, y luego, co
mo la Sra. Emiliani corriese en auxilio de su esposo, la
derribó á su vez asestándole dos golpes con su arma. En
tonces el asesino emprende la fuga, y sólo con gran tra
bajo logran prenderle algunos jóvenes, á quienes opuso
desesperada resistencia.
Esta vez comprende el tribunal que no se trata de un
delito comun. Entrégase á minuciosas pesquisas, y logra
apoderarse del juicio del Soberano Tribunal de los gra
dos 31 de Marsella. Esta pieza existia aún, hace pocos
años, en los archivos del Tribunal de Casacion de Mont-
peller, que cuenta á Kodez en su circunscripcion judicial.
Emiliani y su mujer, lo mismo que Lazzoneschi, su
cumbieron victimas de tan espantoso atentado, y cele
bráronse sus funerales con cierta solemnidad; sin embar
go, el terror era tan grande en la poblacion, que las
personas que asistieron á ellos para protestar contra el
crimen, pidieron en seguida á la autoridad que les per
mitiese el uso de armas, á fin de poder defenderse en ca
so necesario.
El asesino, llamado Gaviol, perdió la cabeza en el ca
dalso. Habia sido recibido Kadosch en Marsella, poco
antes de su execrable crimen, y pasó por la prueba, que
ya he referido en su lugar, con un fanatismo verdadera
mente salvaje. Por lo demás, no cabe duda que los Maso
nes que pasan por experimentos de este género son capa
ces de asesinar á su padre y á su madre al recibir una
orden de sus jefes.
Haré presente, á este propósito, que existe en el fondo
de las Tras-Logias una verdadera escuela del puñal, en
— 344 —
laque se ensaña un golpe, denominado "el golpe de Ja
arteria carótida. „ El método es sencillísimo, y bastan
dos malhechores para ponerlo en ejecucion. Se deja pa
sar al sujeto á quien deba asesinarse, y el primero de los
asesinos, acercándose por detrás, apoya familiarmente su
mano en el hombro derecho del individuo designado á
las venganzas masónicas; vuelve éste instintivamente la
cabeza hácia este lado, y el segundo asesino, que se man
tiene detrás, pero á la izquierda, no tiene que hacer otra
cosa que cortar dando un buen golpe la arteria carótida
de la izquierda que con su movimiento presenta la víctima.
El conde Rossi, el eminente economista que ocupó con
brillantez los sillones del Colegio de Francia y de la Aca
demia de Ciencias morales y políticas, fué asesinado en
Roma de esta suerte.
Conocida es su historia. Creo oportuno, no obstante,
recordarla en breves palabras.
Rossi, abogado y profesor de derecho en Italia, afilió
se muy jóven á la Francmasonería, y combatió, á las ór
denes de Murat, contra los Borbones de Ñapoles. Des
pués del restablecimiento de éstos abandonó su país y
pasó á Ginebra, donde en 1820 se le nombró diputado en
el Gran Consejo de este canton, llegando á ser, en poco
tiempo, el jefe reconocido del partido anticlerical en
Suiza.
Guizot, que lo apreciaba mucho, logró, sin embargo,
decidirle que se estableciese en í'rancia cuando ocupó el
trono Luis Felipe. En 1845 fué á Roma como ministro
plenipotenciario, con objeto de pedir al Papa, en nom
bre de Guizot, "la represion de la Orden de los Jesuí
tas. „ Esta mision, dada en su propio país á un Hermano
que de él habia sido proscrito, llenó de júbilo á la Maso
nería italiana, que vió en ello un reto al Pontificado. Es
te júbilo, sin embargo, fué de corta duracion. A la muer
W

— 345 —
te del papa Gregorio XVI el anticlerical Rossi, volvien
do sobre sí mismo, se desentendió del vergonzoso yugo
de la secta y vino a ser el principal consejero del nuevo
pontífice Pio IX.
El 15 de noviembre de 1848, en el momento en que se
dirigía Rossi á la Asamblea de los diputados romanos,
fué herido por un oscuro Francmason llamado Jergo, en
las mismas gradas del palacio : era el golpe de la arteria
carótida, y la muerte fué instantánea.
En 1875 otro personaje político fué asesinado en las
mismas condiciones. Esta nueva víctima de la Francma
sonería es García Moreno, presidente de la República del
Ecuador.
García Moreno habia sido elegido en 1869, por segun
da vez, presidente de la República, y comprendiendo que
un Gobierno serio no puede tolerar la existencia de las
Sociedades secretas, suprimió todas las Logias masóni
cas, causa do continuas turbulencias en el país.
Los Francmasones clamaron traicion, y pretendieron,
no se sabe con qué fundamento, que Moreno habia sido
iniciado en 1860 en la Logia la Filantropía, de Guaya
quil. Si el hecho es exacto, la conducta de García Moreno
en el poder demuestra que conocia á los sectarios y no
queria ser dominado por ellos.
Sea lo que fuere, algunos dias después de habérsele
reelegido tercera vez por el voto unánime de la nacion,
el Presidente de la República del Ecuador caía á los gol
pes de cobardes asesinos frente del Ministerio de Hacien
da, en Quito.
El principal asesino, llamado Rajo, le cortó la arteria
carótida de un golpe de daga en el momento en que se
volvia; un cómplice acababa de descargarle un golpe en
la nuca. Otros dos miserables descargaron en seguida
contra él sus revólvers.
— 346 —
La multitud descuartizó á Rajo, logrando evadirse los
demás, que tenian prevenidos caballos ensillados. A Rajo
encontrósele encima un diploma masónico con su nom
bre, y talones del Banco del Perú, que era un antro no
torio de Francmasones.
Un funcionario preso por complicidad en el asesinato,
fué sometido á un Consejo de guerra. Antes del proceso,
el presidente del Consejo aseguró al reo que se le perdo
naría la vida si denunciaba á los fautores de la conspira
cion: "Es inútil que me perdoneis la vida, contestó; pues
en el caso de que me la salvaseis me la quitarían mis
compañeros; prefiero ser fusilado que morir á puñaladas.„
No era esta la primera conspiracion urdida contra
García Moreno. El Presidente del Ecuador, en ocasion,
de una anterior trama contra su vida, habia generosa
mente perdonado á los sectarios sorprendidos en fragan
te delito de maquinaciones homicidas; al H.\ Rajo, su
asesino, le habia colmado de beneficios.
Esto por lo que respecta á los crímenes cometidos au
dazmente y á la luz del dia; pero ¿cuántos y cuántos que
dan ignorados? Hé aquí lo que se practica cuando la Ma
sonería atenta contra la vida de un hombre eminente
cuya muerte podrá considerar el pueblo como un asesi
nato fuera del derecho comun. Aun para estos casos se
necesitan sectarios ciegamente adictos, arriesgando su
vida al cometer el asesinato. Mas en las crisis políticas,
cuando no se cuentan los hombres que sucumben en la
lucha, y que no puede distinguirse el bayonetazo del
combatiente de las barricadas, de la puñalada del sicario
de los Areopagos, ¿quién podrá nunca constatar la
parte de las responsabilidades diversas? ¿quién podrá
averiguar cuántos mueren en los azares de la lucha y
cuántos han sido heridos traidoramente por los asesinos
de las Sociedades secretas?
— 347 —
¿A qué hombre formal se hará creer que sólo para
pasar el tiempo los Kadosch se entretienen en herir de
tal ó cual manera sus maniquíes, y que es esta una dis
traccion tan inofensiva como la de los concurrentes á un
círculo perfeccionándose en el arte de las carambolas?
Existen en Londres cursos especiales para uso de los
pickpokets, como en París se enseñan el baile y la gesti.
culacion. De una cuerda sujeta al techo cuelga un mani
quí cargado de cascabeles; y el aprendiz pickpoket debe
á fuerza de destreza, quitar de las faltriqueras del mani
quí, sin hacer sonar un solo cascabel, el reloj, la cartera,
el monedero y el pañuelo. ¿Habrá álguien tan inocente
que se figure que los malos bichos que pasan las noches
adiestrándose en limpiar con toda ligereza los bolsillos
de aquel muñeco suspendido, no tienen otro objeto que
un juego agradable é inocente?
Compárense los maniquíes de los pickpokets y los de
los Kadosch, y dedúzcase la consecuencia. Confieso que,
por mi parte, no vacilo en declarar más inofensivos los
entretenimientos de los primeros.
Pero, se dirá, ¡los hombres no desaparecen de esta
suerte en un país civilizado!
Sin embargo, atiéndese bien: desde que la Francma
sonería ocupa todas las avenidas del poder, inclusas las
del ramo de policía, el número de crímenes que quedan
impunes, de los asesinatos cuyos autores nunca son habi
dos, de las muertes cuyos móviles permanecen ignora
dos, ha aumentado de una manera prodigiosa.
Cierto que la secta no hará desaparecer una individua
lidad que ocupe un lugar eminente en la opinion públi
ca; estas individualidades se reservan para los momentos
de crisis y de revolucion; pero la Masonería no cuenta
únicamente adversarios entre las personas notables.
Preguntaré, además,. á cuantos pretenden defender la
— 348 —
secta desde el punto de vista criminal, que se sirvan dar
me la explicacion del sombrío enigma que se llama la
muerte de.Gambetta.
Hay un hecho cierto: Gambetta murió asesinado. Pero
¿por quién? Hé aquí lo que se tiene oculto.
Otro hecho hay igualmente cierto, y es que los más
. encarnizados enemigos de Gambetta, en el partido repu
blicano, pertenecian todos ó casi todos á la Francmaso
nería, y que aquel hombre público, muy autoritario si se
quiere, pero sobremanera independiente, no era dócil
instrumento de la tenebrosa Sociedad.
Demos una rápida mirada retrospectiva.
Gambetta conquistó su reputacion y popularidad, de
un salto, por el proceso Delescluze (asunto de la suscrip
cion Baudin) ; su elocuencia de tribuno revelóse como un
rayo. No era entonces Francmason, y cuidábase tan poco
de la secta como la secta de él.
Por el hecho de aquella revelacion súbita, Gambetta
fué elegido diputado. Aquí la Cofradía áun no hizo nada
por un hombre que no era de los suyos: prodújose una
corriente republicana, y tambien ella siguió la corriente.
Proclámase la República, y Gambetta llega á ministro.
Transcurrió no obstante mucho tiempo antes que Gam
betta, cediendo á numerosas solicitaciones, se hiciese
afiliar: experimentó la presion política, y vino á ser
Mason, pues es cosa admitida que un demócrata militan
te debe serlo. Pero, nótese bien, nunca Gambetta fre
cuentó las Logias, y apenas se le vió dos ó tres veces en
los banquetes masónicos, que, aunque organizados por
Hermanos, están abiertos para el público.
Por último, al cabo de inveho tiempo de ejercer el po
der permaneciendo entre bastidores, Gambetta tomó las
riendas del gobierno. Entonces sitióle la Francmasone
ría: invocóse la confraternidad de las Logias para obte
— 349 —
ñor esto ó aquello; pero Gambetta no se dejaba imponer,
y enviaba secamente- á paseo á los sectarios importunos
que pretendían gobernarle. Era gambetista, y_ de ningu
na manera Francmason.
Jamás hombre de partido hizo tan corta existencia en
el Ministerio. En poco tiempo tuvo contra sí á casi to-
! dos los diputados de su propio campo. Recordadlo. Aque-
¡. llos que capitaneaban la intriga contra Gambetta eran
I las eminencias de la Francmasonería. Juzgando los acon-
| tecimientos á distancia, ¿no parece que toda aquella
gente obedecia á una consigna?
Derrumbado del poder, no por eso dejaba de ser el
hombre designado para una próxima ocasion. Era evi
dente que no se haria en el porvenir, como no lo habia
sido antes, el humildísimo servidor de los Grandes Orien
tes y de los Supremos Consejos. Puede criticarse á Gam
betta como hombre político, pero es preciso reconocer
que era un verdadero carácter, y que no corria por sus
venas sangre de un servilon.
Encogíase de hombros cuando las eminencias de la
Francmasonería acudían á hablarle de su influencia. Con
fiaba sólo en sí mismo, creia que todas las intrigas par
lamentarias no habian logrado gastar su prestigio ante
la masa del pueblo, y burlábase de los intrigantes de los
Capítulos y Areopagos tan abiertamente lleno de cólera
como habia mostrado el puño á los vocingleros de Belle-
ville: los revolucionarios habian tenido el don de con
moverle, mejor que todos los portadores de mandiles con
pechera.
En las Logias decíase desde mucho tiempo:
—¡Ah, Gambetta no es de los nuestros (1)!

(1) En tiempo de mi iniciacion, en 1881, un doctor de Belleville,


el Hermano G***, que asistía á la sesion, me reprochó en términos
— 850 —
Por su parte Gambetta, cuando estaba dominado por
la Cofradía Tres Puntos, decia con su brutal franqueza:
—¡Ah, esta gente me ha aburrido al fin!... ¿Acaso les
pedí nunca cosa alguna?
En una palabra, á causa de su importancia ante el
país, habia llegado á ser un obstáculo.
Entonces fué cuando sonó el pistoletazo de los Jardies.
Pido que se haga luz acerca este misterio. ¿Quién tiró
el pistoletazo?
Díjose vagamente, el dia siguiente al del crímen, que
se trataba de una historia de mujer. Admito que la mano
asesina fuera femenina; pero la accion de la justicia, en
presencia del asesinato de una persona tan notable, ¿hu-
biérase detenido ante una intriga de tocador?
Ea, no hay necesidad de presentar á los franceses co
mo un pueblo de imbéciles.
En Francia tiénese el defecto de dar harto crédito á
los cuentos y chismes, pero tiénese asimismo la cualidad
de olvidarlos pronto, y de juzgar fríamente los sucesos
de importancia así que el tiempo los ha despojado de la
espesa bruma de las antiguas leyendas.
Pues bien, ahora está ya disipada la niebla que envol-
muy amargos, el haber escrito algun tiempo antes en mi periódi
co, un articulo en favor de Gambetta. Combatía yo entonces á la
Iglesia, por haberme alejado de la Religion desde muy joven á cau
sa de pérfidos consejos de falsos amigos: respondí, pues, álalp-
gia que me interrogaba, que si habia hecho el elogio de Gambetta
era porque vela en él á un anticlerical. «—No es como deberla ser
lo, replicó el Hermano G*** ; Gambetta es un mal Mason, que pre
tende obrar a su capricho ; es un traidor á la Masonería !» Estas pa
labras fueron recibidas con unánimes aplausos, gritando toda la
Logia: «¡Cierto! ¡cierto! ¡Gambetta es un traidor !. Esta explo
sion de odio salvaje contra un hombre que yo habia creido, al con
trario, simpático á la Francmasonería, me sorprendió en gran ma
nera, y el recuerdo de aquella escena, que parecióme entonces
Inexplicable, está siempre presente á mi espíritu.
— 851 —
vía la muerte de Gambetta, y se ha desvanecido la leyen
da de la celosa aventurera: queda sólo el asesinato, y las
personas de buen sentido se dicen:
Si el asesino hubiese sido una aventurera, el asunto
hubiera quedado rápidamente resuelto : los mismos ami
gos de Gambetta la hubieran entregado sin piedad á la
justicia, en vez de oponerse con toda su influencia ala
aplicacion de la ley. Luego lo que se ha propalado no es
otra cosa que un enredo urdido para ocultar al país un
grave y terrible misterio.
Por mi parte—y la opinion que emito es personal mia,
—veo la mano de la Francmasonería en la muerte de
Gambetta (1).
¿Se objetará que la secta asistió á los funerales del tri
buno y acumuló coronas en su féretro?
Precisamente esta exageracion de duelo es sobremane
ra sospechosa procediendo de hombres que pocos meses

(1) Entre los nombres de mujeres que se han pronunciado á


propósito de la muerte de Gambetta, encuentro el de una viuda
conocida en el mundo parlamentario por su belleza y su talento.
Ella en todas épocas fué considerada, incluida en el numero de
aquellos que dominaron al célebre tribuno republicano, y aún
ejerció en un momento dado considerable imperio sobre él. Algunos
meses antes de la perpetracion del crimen, comenzó á declinar la
influencia de la misma, pues deseando Gambetta regularizar su vi
da privada, rompió con sus amigas de ocasion, y decidióse á casar
se con una joven Leonia*** de la cual tenia un hijo. En estas cir
cunstancias fué cuando murió asesinado. Ahora bien, la amable
viuda, protagonista de la terrible escena de los Jardiet, en que se
disparó el famoso y enigmático pistoletazo, es una Hermana Maso-
na de las más célebres : fué recibida, por excepcion, en ciertos Lo
gias de hombres, y asistió especialmente (para citar un ejemplo) á
la iniciacion del H.\ Julio Ferry. En resumen, es en cierto modo
la Gran Maestra de las Logias de Adopcion parisienses. ¿No tengo
derecho para decir que su papel en el drama de Jardies es sobre-
. manera sospechoso?
— 352 —
antes derribaron á Gambetta, y que durante su vida le
profesaron odio irreconciliable.
Los Masones por regla general, no se reunen para
acompañar á dar sepultura á sus amigos, como se ha vis
to en los obsequios tributados á los HH.'. Luis Blanc y
Víctor Hugo, á quienes proclamaban "los dos mayores
santos de la democracia en el siglo XIX.„ Nunca Socie
dad alguna reputada como pobre hizo tan pocos gastos:
en estas dos circunstancias la Orden niillonaria se mos
tró inferior á las corporaciones de traperos.
Y ¿hubiera la Masonería, por puro dolor, vaciado to
dos sus Cepillos de la Viuda con ocasion de un difunto
recientemente detestado?
¡Esto es bueno para contar á gente ignorante é im
bécil!
La víctima estaba inmolada, y los asesionos quisieron
cubrirla de flores.
Por lo demás, el asesinato de Gambetta da la medida
de la habilidad maquiavélica que puede desplegar la sec
ta en la perpetracion y el cumplimiento de un crimen.
Nótese que con el previo espionaje por los Kadosch es
cogidos, los jefes secretos de los grados superiores tienen
la mitad de la labor hecha para hacer desaparecer un
hombre, cuyos más minuciosos pormenores, costumbres
y defectos les son perfectamente conocidos.
Tal Mason es un Tenorio: nada más fácil que atraerle
á una cita galante, con la complicidad de una Hermana
Mopsa. Una vez quitado de enmedio el estorbo, el público
considerará la muerte como otro de los mil y un aconte
cimientos dramáticos del, mundo de rompe y rasga que
esmaltan las gacetillas de los diarios.
Tal otro es cazador apasionado: ¿qué es lo que impide
atraerle á una partida en el bosque? Un accidente de caza
parecerá muy natural, si entre los compañeros de la víc
tima cuéntase un diestro tirador. En caso apurado, si es
preciso rematar al herido, y no puede impedirse que apa
rezcan señales de crímen, se imputará aun cazador furtivo;
los compañeros atestiguarán unanimemente, que en el mo
mento en que han acudido al llamamiento de su camara-
da, un individuo mal vestido se escapó entre las malezas
y no pudieron darle alcance: revelarán su filiacion, que
es puramente de fantasía, y la justicia perderá el tiempo
corriendo tras una falsa pista.
Tal otro, por último, tiene dinero en su casa. No olvi
demos que la Francmasonería es dueña de la policía, y
que está en boga el sistema de Vidocq:' provocar robos
para echar el guante á los ladrones. Los indicadores se
cretos de la Prefectura suministran por una parte á los
criminales, noticias acerca los puntos donde pueden dar
un buen golpe de mano, y por otra parte previenen á los
agentes de la autoridad. Ahora bien, si la secta ha resuel
to desembarazarse de tal adversario sin comprometerse
poco ni mucho, no tiene otra cosa que hacer sino valerse
de los indicadores secretos: se dará el golpe; la policía
llegará harto tarde, ó si pesca algunos vulgares ladrones,
éstos serán puestos á buen recaudo, sin que nunca lleguen
á sospechar que han sido instrumentos de la Francmaso
nería, al despachar ad patres á un ciudadano que le ha
cia sombra.
¡Cuántos asesinatos, que han sido un misterio para el
público, lleva cometidos ciertamente la malvada secta!...
Nótese que las pesquisas de estos crímenes inexplicables
quedan en breve abandonadas. Los diarios imprimen la
fórmula estereotipada: "La justicia entiende en el asun
to.„ A esto se reduce todo: después, ya nadie habla una
palabra del asunto.
M. Macé, último jefe de policía, presentó su dimision
en 1884, por ver su servicio invadido cada vez más por
— 354 —
los Francmasones. Estaba verdaderamente desalentado.
Su obra, Le Servie de la Súreté, par son anden clief, re
vela á cada página el dolor que embargaba á aquel hon
rado funcionario. Dicho señor nos ha mostrado en su
libro "á los agentes firmando sus relatos con los ... masó
nicos, y haciendo en todas partes, áun en servicio, las
señas secretas de las Logias.„
Es muy interesante leer las revelaciones del M. Macé.
Hay que oirle como refiere de qué manera los agentes qi¡
dependen del Jefe de la Policía Municipal están general
mente poco dispuestos á facilitar la tarea delJefe de Segu
ridad: ahora bien, el Jefe de la Policía Municipal no es
otro que M. Caubet, vicepresidente del Consejo de la
Orden en el Gran Oriente de Francia. Este señor traba
de tal suerte en ciertos casos las ruedas del servicio de
Seguridad, que M. Macé llega hasta escribir: "El Jefe
de Seguridad que, por un asunto grave, quisiera ver al
Prefecto de Policía, tiene que tomar multitud de precau
ciones para que sus pasos no sean conocidos por el Jefe
de la Policía Municipal. „ Conviene especialmente leer las
páginas edificantes en las que el M. Macé refiere las
usurpaciones del Vicepresidente de la Masonería France
sa, mezclándose en determinados asuntos que regular
mente no forman parte de su servicio. " Su ingerencia en
todas las cosas lo paraliza todo. Despachos, documentos
de justicia, procedimientos, cartas, convocatorias, asig
naciones, memorias, todo pasa por sus oficinas, en las que
sufre lamentables retrasos... ¡Cuántos legajos de papeles
comunicados y que nunca llegan á su debido lugar! ¡cuán
tas indiscreciones cometidas con detrimento de los asun
tos judiciales, se cometen á causa de pasar los documen
tos por las manos de M. Caubet !„ Este Jefe oculto del
Gran Oriente no tiene escrúpulo en contrariar al mismo
Prefecto de Policía. "Ordenes dadas por el Prefecto son
— 355 —
contrarestadas por el Jefe de la Policía Municipal.—
¡Adelante! dice el Prefecto!—¡No moverse! exclama el
Jefe de la Policía Municipal.„ La Masonería manda en
la Prefectura de Policía. Hay que oir M. Macé referir
como las órdenes que el tribunal le mandaba verificar
inmediatamente, eran retenidos por Caubet. "Este hom
bre es Francmason, no llevarois á cabo esta orden!„
¿Qué necesidad hay de añadir una palabra más! Creo
que sobre este asunto se ha hecho ya suficiente luz.
Por último los Francmasones no tienen, para su uso,
otra cosa que el puñal y la pistola. Distínguense asimis
mo en el arte de la manipulacion de los venenos.
A fines del siglo XVII existia en Palermo, Sicilia, una
vieja furia, llamada Toffana, que habia compuesto un tó
xico peligrosísimo que vendía á las señoras ricas que ar
dian en deseos de quedar viudas. Su veneno era de un
efecto tan seguro que predecia, segun la dosis adminis
trada, dentro cuántos dias ó semanas moriria la víctima.
Descubierta al fin, aquella miserable, confesó haber ase
sinado de aquel modo á más de seiscientas personas. Co
mo se comprende, fué castigada con la última pena.
La dosis de su ingrediente fatal era comunmente de
cuatro á seis gotas. Consistía en un líquido transpa
rente é inodoro, que obraba con lentitud. Su composicion
no la refieren los autores que dan cuenta de este suceso,
si bien se sospecha que era una solucion muy dilatada de
ácido arsenical, mezclado con otras sustancias.
El terrible secreto, empero, si no consta en las obras
de toxicología, no se perdió en manera alguna. De Paler
mo pasó á Nápoles, y un Francmason, farmacéutico en
esta última ciudad, perfeccionó, á principios de este si
glo, el veneno de Toffana. Este infernal veneno sólo se
fabrica en la capital del antiguo reino de las Dos-Sicilias,
por cuenta de los jefes secretos de los Areopagos de Ka-
dosch.
— 356 —
No se le designa ya con el nombre de Agua Tojfana,
sino con el de Manna di San Nicola di Bari. Las minús
culas redomitas en las cuales se expide este veneno á los
Supremos Consejos que lo piden, llevan una etiqueta ador
nada con la imagen de san Nicolás.
El veneno masónico en cuestion contiene, al parecer,
entre otros ingredientes mortales, opio concentrado y
moscas cantáridas: la destilacion, sin embargo, es tan
perfecta que el licor, claro como el agua más cristalina,
no tiene absolutamente sabor alguno. Este veneno ataca
las partes nobles del cuerpo, y segun la dosis absorbida
opera efectos diversos: ora la muerte instantánea, con los
engañosos síntomas de un derrame celebral; ora la muer
te dentro de un periodo más ó menos largo. Eu este último
caso la víctima parece estar atacada de una enfermedad,
de languidez; ó bien queda afectada la medula espinal, y
el individuo queda pronto sumido en el idiotismo, ó tam
bien, sin cólicos ni dolores ni síntomas particulares, la
persona envenenada queda reducida paulatinamente á un
estado de debilidad y consuncion tal, que la ciencia es
impotente y la muerte inevitable.
- Todo hombre que está en lucha contra la Francmaso
nería, tiene, por lo tanto, que estar constantemente en
guardia, tener las menos relaciones posibles, no tomar á
su servicio sino personas de fidelidad experimentada, y
nunca aceptar un envio cualquier de amigos desconocidos.
Tero áun cuando todos los interesados lograsen frustar
todos los ataques maquinados contra ellos, no queda la
menor duda que nos encontramos con una Sociedad que
perpetra y combina á la sombra los más abominables
crímenes, y que los Gobiernos y los pueblos toleran aún
tamañas atrocidades.
Esto es de tal naturaleza que parece apenas creible, y
no obstante es exactamente cierto.
-x- 357 —
Hacemos, pues, ardientes votos para que amanezca
pronto el dia en que todos vean muy claro en este asunto.
Que los hombres honrados nos presten su cooperacion
haciendo conocer en todas partes los documentos capaces
de abrir los ojos á tantos ciegos.
Por mi parte, me recomiendo á las oraciones de los ca
tólicos: no pido otro apoyo en la lucha que he emprendi
da en reparacion de mi pasado, y me consideraré feliz si
me es dado derramar un dia mi sangre para la glorifica
cion de Dios á quien desconocí; dichoso si el sacrificio
de mi vida puede ser de alguna utilidad para la defensa de
la santa y queridísima religion de mi infancia. !

PIN.
TABLA DE LOS CAPÍTULOS.

^v ',,.,. Páginas.
Preliminares 17
I.— Organizacion de la Secta 23
II.— Las Logias y los Grados Simbólicos. . 38
III.— Los Capítulos y los Grados Capitulares. 139
IV.—Los Areopagos y los Grados Filosóficos. 194
V.-— La Direccion Suprema 236
VI.— Las Masonerías Anejas 274
VII.— Intrigas y Crímenes de la Secta. . . 307

9 '-
VC/ 87084

f \

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