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Directora ROCIO FERNANDEZ-BALLESTEROS CATEDPATCADE PSCOLOGIADELA UI VERSIAD AENONA DE WADA PSICOLOGIA DE LA VEJEZ Una psicogerontologia aplicada EDICIONES PIRAMIDE COLECCION «PSICOLOG{A» Direc: Francisco J. Labrador Catdetica de Modicaién de Conducta ela Universidad Complutense de Madiid Disedo de cubiert: C. Carabina Realizacién de cubiets: Anaf Miguel Reservados todos los derechos. El contenido de cesta obra est protegido por la Ley, que establece peas de prisi6n y/o multas, demas de las corres Pondientes indemnizaciones por dafios y perju- cos, para quienes reprodujeren, plagiaren, distri buyeren o comunicaren pablicamente, en todo o en parte, una obra ltraria,antstica o cientfia, 0 su transformacién, interpretaci6n o ejecucién artist ca jada en cualquier tipo de soporte 0 comunicada a través de cualquier otro medio, sin la preceptiva sutorizacicn, Rocko Feminder-Ballesteros (sie) ‘© Ediciones Picémide (Grupo Anaya, S.A.) 2009, 2014, 2016 Juan Ignacio Luca de‘Tena, 15, 28027 Made “Telsfono: 91 393 89 89 swnwedicionespiramideses Dep6sito legal: M. 46385-2008 ISBN: 978-84-368-2212.0 Printed in Spain Atonio-Leén Agua Universiad de Onedo M! Angeles Aledo Uaivertad de Oviedo Cistna Buiza Buen Findacién INGEMA-S Mariagiovanna Cape: Universidad Atom José Antonio Comal Universidad Antone Rocfo Feméudez Ba Universidad Acoma Marta Xess Frojén Universidad Autéones ‘Marfa Feliciana Gon Fundacin INGEMAS Meni Gonzalez Gon Universidad de Oviedo Jato friguer Matin Universidad unos Marfa Dolores Lépe Centro Superior de Est versidad Auténoma de Relacién de autores ‘Antonio-Leén Aguado Diaz Universidad de Oviedo Mc Angeles Alcedo Rodriguez Universidad de Oviedo Cristina Buiza Bueno Fundacién INGEMA-San Sebastn Mariagiovanna Caprara ‘Universidad Autéooma de Maced José Antonio Corraliza Universidad Auténoma do Madeid Roofo Feméndez-Ballesteros Garcia Universidad Auténoma de Madrid ‘Marfa Xestis Frojén Parga Universidad Aut6noma de Madsid Marfa Feliciana Gonzélez Pérez Fundacién INGEMA-San Sebastéa Meni Gonzalez Gonzalez Universidad de Oviedo Julio ftiguez Martinez Universidad Auténoma de Madeid Maria Dolores Lépez. Bravo ‘Canto Supetior de Estudios Universitaios La Salle (Ui ‘vetsdad AutSaoma de Madsid Andrés Losada Baltar ‘Universidad Rey Juan Carlos de Madsid ‘Marfa Mérquez Gonzalez ‘Universidad Aut6noma de Madrid ‘Teresa Martinez Rodriguez Consejerta de Bienestar Social del Principado de Astu- Pedro Montejo Carrasco Centro de Prevencién del Deterioro Cognitive. Madrid Salud, Ayuntamiento de Madeid Mercedes Montenegro Pefia Contro de Prevencién del Deterioro Cognitivo. Madrid Salud, Ayuntamiento de Madrid Sara Real Castelao Universidad de Oviedo Abilio Reig Ferrer ‘Universidad de Alicante Begofia Rueda Ruiz Universidad de Oviedo Javier Yanguas Lezaun Fundacién INGEMA San Sebastién Marfa Dolores Zamarr6n Casinetlo Universidad Auténoma de Madsid (© cas Pcinide indice PARTE PRIMERA Generalidades: 1. La plcagerontologia,una nueva icine dee plcologi aplonda Rocio Ferndndez-Bellesteros Garcia) 1, Breve historia y concepto de la psicogerontologi. 2 Imporancn de piogerontlgt emejeiminto de a polacin 43. Psicogerontologia bésica y aplicada. 4. Algunos conocimientos Dil de pucageoniogt 5. Ambitos de la psicogerontologt Prictia... Preguntas de autocomprobaci6n 2. Evaluacién en psicogerontologia (Rocio Feméndez-Ballesteros Garcia, Abilio Rog Ferrer y Maria Dolores Zamarr6n Casini) ..on 1 Introduccién: cuestiones bésicas en evaluacién en la vejez 2. Competencia fisica, funcional y salud vs 3. Funcionamiento cognitive... . 4. Afecto ¥ COMO ene 5, Relaciones sociales 6 1. 8 Recursos ambientales Bvaluacién de I calided de vida ncn enn cine coger Prdctica . Preguntas de autocomprobacién ApEodice: Butera (ima) de erauacin dele vez (BEV) 8. Asesoramiento gerontol6gico (Maria Dolores Lépez Bravo) 1. Introdcei6a 2) Definicién de asesoramionto geronolégica, Objetivos desde el &mbito de la pico- gerontologfa.. 3, Tipologia de situaciones problema objeto de demands. 13 101 10 / Indico z 4. Optimizacién y generacién de nuevas habiidades en el marco del asesoramiento psicogerontolSzico. Preguntas de autocomprabsci6a, PARTE SEGUNDA Condiciones clinicas Trastornos de conducta (Maria Jestis Frojén Parga) 1. Introduceién 2. Bases teércas de las intervenciones: peicologla del apreadizae y modificaciéa de a conducts. 3. Evaluacin In observacin y el registro como procedimientos idéneos ~ 4. El andlisis funcional como forma de establecer relaciones entre ambiente y Con 6. . Conetusiones Preguntas de atocomprobacia Exaluacln ointorvncién psicogerontolégica de los trastomos depres. vos (ula itiguez Martinez) Ingodvccién. ss . Principles modelo tércos ene proceso de evaluacin eintervencin Evaluacin psicogeronolgica de lo trastomos del estado de imo lores scope eos somos ead timo Cone sone en . Preguntas de eutocomprobeci ‘Apénice: Esala de Depresion Gevitiea (GDS) Extronamdente de a memoria (Mercedes Montenegro Pata y Poco Mont jo Carrasco) Introduceiéa ‘Bases de Ia mejora de la memoria en los mayores ‘Qué es el entrenamiento de memoria. Definicién y contenidos Programa de evaluacin y entzenamiento de memoria del Ayuntamiento de Madvid (éiodo UMAM).. ‘5. Elaboracin de un programs de entrenamiento de memoria multifactorial. 6. Bfectvidad del entrenamiento y mantenimiento de los resultados... 7. Conchosiones y perspectivas de futuro. Preguntas de autocomprobacién Programas de pslecestimulacién en demencias (Javier Yangua Lezeur, Cristina Buiza Bueno y Maria Feliciana Gonzlez PEPE2) ene = Totroducciéa Patrén de ejecucign ne La psicoestimulacién: dafinicién principios y eficecia Intervenciones no cognitivas 5: Tntervenciones cogntivastradicionales Programas de estimulacién cognitiva nL 12 uy us 137 138 139 14a “ar 151 ast 132 1s7 158 159 163 164 15 180 12 183 © Eicon imide asesoramiento dodifcacion de imbiente y eon- nos depresi- ieato de Madsid Soria a 12 gues Lezaun, (© Bisons Pcinide 10. nn Inaice 144 7, Programas con nuevas tecnologias 8. Conelusiones... Preguntas de antocomprobacién Propuesta de ejecicios précticos.. La evaluacion e intervenci6n de personas mayores en situacién de depen- dencia (Antonio-Leén Aguado Diaz, M.* Angeles Alcedo Rodriguez, Begofia Rueda Fuiz, Meni Gonzélez Gonzalez y Sara Real Castela0) Inoduecién i ‘Bases téricas de la intervencign Evaluacién de la situacién de dependencia Lineas de interveacién se Conclusiones Preguntas de autocomprobacicn Propuesta de ejercicios précticos PARTE TERCERA Condiciones psicosoclales y ambientales Evaluaclén e Intervencién en el dmbito del culdado Informal (Marfa Mér- quez Gonzélez y Andrés Losada Baltar) - Introducciéa Bases teGricas de ia evaluaci6n ¢ intervencia con cuidadores Eraluacién psicol6gica en el contexto del cuidado nen popranantatamine (sri Eraluacién de las intervenciones Puntos fuetesy éreas de mejora CConciusiones Perspectvas faturas.. Preguntas de autocomprobaciGn .. es pBaepE Intorvencién y evaluacién ambiental en la vojez. El papel del psicogeron- ‘t6logo ambiental (Mariagiovanna Caprara y Antonio Corraiza) . Intodueci6a La experiencia ambicnal de ls personas mayores ‘Modelos de Ia telacién persona mayor-ambiente. ropuesta de agenda del psicogerontSlogo ambiental EEvaluacién de los escenarios ambientales en Ia vojez (Guia para la evaluacion de ambiente... Conclusion Preguntas de eutovomprobacica, Propuesta de eercicos pricticos Bowsers Disefio e implementacién de los programas de intervencién psicosocial en las residencias para personas mayores (Teresa Martinez Rodriguez). 1, Introducci6n .. 21 La intervencién psicosocial en woaresidencia de personas mayores vista como proceso, vs 210 au 212 251 252 258 268 213 215 216 27 218 307 308 310 12 / Indice 3, Principios de la intervencién gerontol6gicay eriterios de intervenciGn en encias de personas mayones wu. 312 4, El disco de los programas de itervenciénpaicovocil en una residenca de per sonas mayer .. ws 316 5. Los planes individualizados de stencion ' 329 6, Bvaluacin dela intervencin en las residencias de personas mayores wn. 330 7. Conclusiones . 331 Preguntas do autocamprobaciGD vernon 33 PARTE CUARTA La promocién del envejecimiento activo 12, La promocién del envejecimionto active (Mariagiovanna Caprara) uu. 337 1, Introduecién 2. Lapromociéa del envejecimiento activo 3. El programa Vivir con Vitalidad... 4. Conctusiones. 37 Preguntas de autocomprobacién 359 ‘Apéndice: contenidos y profesores 361 Bibliografia 363 Soluciones a las preguntas de autocomprobacién 393 © Bicones Pride En las dtimas ¢ psicologta de la ve sonas mayores ha traordinaria, de rmueva especislidas dez-Ballesteros, 2( Estos hallazgos aplicado de forma de los profesional mayores en bite yen amplios conte © més extensame planificacién de p eto importante: le trabajo gerontolég el profesional que Ia tecnologia relati col6gicos. Esta formacién fundizacién y act uiridos a lo largo psicologfa y, por competencias rela Ia vejez y, esencia como las técnicas su desarrollo persi mitaciones y pote el fin de incremen lidad de vida. Ast dos en psicologia cogerontologta aj una serie de cono« © Bacon Prise én ea las resi- 312 316 8 330 331 333 AYrultimedia) 361 (© icons Pkmise Prélogo En las fltimas décadas, la investigacién sobre la psicologia de la vejez, el envejecimiento y las per- sonas mayores ha ido desarrolléndose de forma ex- ‘raordinaria, de modo que se ha conformado una nueva especialidad: la psicogerontologia (Fernén- der-Ballesteros, 2007). Estos hallazgos se han diseminado en el mundo aplicado de forma tal que el psicélogo es uno més de los profesionales que se ocupan de las personas mayores en dmbitos clinicos, educativos, del trabajo yen amplios contextos residenciales y comunitarios ‘0 mis extensamente sociales (por ejemplo, en la planificacién de politicas publicas). Asf, existe un reto importante: la formacién del psicélogo para el trabajo gerontolégico en la consideracién de que es el profesional que debe asumir el rol profesional y Ta tecnologia relativa a las funciones y procesos psi- colégicos. Esta formaci6n se refiere, por un lado, a la pro- fundizacién y actualizacién de conocimientos ad- uiridos a lo largo de os estudios universitarios de Psicologia y, por otro, al aprendizaje de nuevas ‘competencias relacionadas con el envejecimiento, Ta vejez y, esencialmente, las personas mayores, asf como las técnicas que permiten la optimizacién de su desarrollo personal y Ia compensacién de sus li- mitaciones y potenciales declives y, todo ello, con el fin de incrementar y prolongar su bienestar y ca- lidad de vida. Asi, este texto va dirigido a gradua- dos en psicologia que deseen especializarse en Psi- cogerontologia aplicada y que, por tanto, tienen ‘una serie de conocimientos basicos y aplicados so- (© Bones Pie bre psicologia y sobre la psicologia del envejeci- miento. ELIT Plan Internacional sobre Envejecimiento de Naciones Unidas propone, y recomienda extensa- mente, que un medio ineludible para mejorar la salud y el bienestar de las personas mayores es Ia for- de los profesionales. Por su parte, la Fede racién Europea de Asociaciones de Psicélogos (EFPA) y el Colegio Oficial de Psicélogos (COP) han propiciado un Grupo de Trabajo (Geropsycho- logy Task Force; Fernéndez-Ballesteros, Pinquart, 2007; Pinguart, Fernindez-Ballesteros y Tordhal, 2007) con el fin de establecer los programas de es- pecializacién en psicogerontologia en Europa. Con base en los émbitos relevantes establecidos cen Europa y en las necesidades consideradas desde el propio COP, se abordan aqu{ un conjunto de te ‘mas relevantes en psicogerontologfa aplicada en el Ambito elfnico, social y comunitario y en la preven- cin y promocién del envejecimiento activo y 1a sa- ud. Asi, esta obra se ha dividido en cuatro grandes apartados: 1. Generalidades. 2. Condiciones clfnicas. 3. Condiciones psicosociales y ambientales. 4, La promocién del envejeciiniento activo. En Ia primera parte sobre generalidades, en el primer capitulo se establecen una serie de aspectos, histéricos y conceptuales asf como se analizan é3- tos desde una perspectiva europea y de necesida- 14 / Préiogo des y demandas en Espafia. Como no podria ser de otra manera, el segundo capitulo, junto con los profesores Abilio Reig (Universidad de Alicante) y Maria Dolores Zamarrén (Universidad Auténo- ma de Madrid), se dedica a le evaluacién, enfati- zando aquellos aspectos espectficos de 1a pobla- cia mayor as{ como las reas necesarias de indagacidn, Ademds, en él se presentan una serie, de instrumentos que permiten evaluar multidimen- sionalmente a las personas mayores. En el tercer capftulo, Maria Dolores Lépez Bravo, gerontéloga y profesora titular del Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle, presenta cOmo ayudar a personas mayores en el dmbito general de aseso- ramiento psicol6gico. En este capitulo se ofrecen tanto las herramientas y técnicas para el consejo como las situaciones en que este asesoramiento se presenta. La segunda parte se dedica a situaciones clinicas, abordando cinco esenciales problemas: Ios trastor- nos de conducta, los trastornos del estado de énimo, los problemas de memoria, Ia intervencién en de- ‘mencias, y la discapacidad y dependencia. Asf, en el capitulo 4, la profesora Marfa Xesus Frojén (Uni- versidad Aut6noma de Madrid), con una larga expe- riencia en tratamientos conductuales, presenta las ‘mAs importantes técnicas de modificacién de con- dducta que ocurren en personas mayores. En el capitulo 5 Julio fhiguez, gerontélogo, trata, sobre los trastornos del estado de dnimo. Los doc- tores Montenegro Pefia y Montejo Carrasco, de Ja Unidad de Prevencién del Deterioro Cognitivo del Ayuntamiento de Madrid, resumen su dilatada ex- periencia en el cap{tulo 6, sobre programas de me- ‘moria en mayores. El grupo de INGEMA, dirigido por el doctor Javier Yanguas, y en el que participan Cristina Buiza Bueno y Marta Feliciana Gonzélez Pérez, dedican el capitulo 7 a los programas que se han desarrollado desde la psicologia para la inter- vencién en demencia, En el capftulo 8 el profesor ‘Antonio-Leén Aguado Diaz y su equipo de la Uni- Angeles Alcedo Rodrf- guez, Begofia Rueda Ruiz, Meni Gonzdlez Gonzé- lez y Sara Real Castelao) presentan una muy actualizada revisi6n de la dependencia, su evalua- ci6n e intervencién, La tercera parte se dedica a las condiciones so- ciales y ambientales, desde el cuidado familiar a la planificaci6n ¢ intervencién de programas psicoso- ciales en contextos residenciales, pasando por la consideraci6n del psicélogo ambiental en contextos gerontol6gicos. Asf, los doctores Marfa Mérquez (Gniversidad Auténoma de Madrid) y Andrés Losa- da (Universidad Rey Juan Carlos), con base en st investigaci6n en el tema, redactan un actualizado y préctico capitulo sobre Evaluacién ¢ intervencién en el dmbito del euidado informal. La directora de programas gerontol6gicos del Principado de Astu- rias organiza de una manera didéctica su amplia experiencia en el capitulo sobre Planificacién e in- tervencién de programas psicosociales en contex- tos residenciales, y los doctores Marfa Giovanna ‘Caprara (Universidad La Sapienza de Roma) y José ‘Antonio Corraliza (Universidad Aut6noma de Ma~ drid) dedican un excelente capftulo a la Interven cin ambiental en la vejez. El papel del psicogeron- 16logo ambiental. Finalmente, el tltimo capftulo esté dedicado a plantear, discutir y evaluar las posibilidades, desde a psicologta, de promocionar el envejecimiento ac- tivo (saludable, éptimo y productive) como elemen- to esencial para incrementar el bienestar y la calidad de vida en la vejez. En 41, la doctora Marfa Giovan- na Caprara presenta su amplia experiencia sobre el tema. Todos los autores de los distintos capftulos de esta obra son profesionales de reconocido prestigio gue Ilevan trabajando muchos afios en el émbito de Ia psicogerontologfa en los miiltiples contextos de aplicacién que se abordan. Todos ellos han realiza~ do un enorme esfuerzo para presentat los distintos conocimientos y téenicas requeridos a Ia hora de realizar las mejores précticas psicogerontol6gicas. Mi agradecimiento més sincero a todos ellos. El trabajo del psiclogo que trabaja con personas mayores (como todo trabajo profesional en psicolo- ‘fa requiere no s6lo amplios conocimientos y teo- nologfa vélida y replicable, sino también —y este ‘tltimo aspecto es tan importante como los anterio- res— un mucho de buen hacer profesional, de res- peto y afecto, Como sefialaba José Luis Pinillos en ‘su prblogo a EvaluaciGn e intervencién psicolégica © cons Pde en la vejez (Pernén Gonzfllez y Diaz, 1! «Bvaluar e inter mayores que tienen riencias constituye saria, sin duda enc cada» (9. 13). © Bicones ire las condiciones s0- >uidado familiar a la programas psicoso- ules, pasando por la sbiental en contextos ones Marfa Marquez drid) y Andrés Losa- Jos), con base en su ‘tan un actualizado y aciOn ¢ intervencién ‘mal. La directora de Principado de Astu- didéctica su amplia e Planificacién e in- asociales en contex- res Maria Giovanna za de Roma) y José 4 Auténoma de Ma- pitulo a la Interven rapel del psicogeron- tulo esté dedicado a posibilidades, desde sl envejecimiento ac- ‘ctivo) como elemen- bienestar y la calidad »etora Maria Giovan- experiencia sobre el istintos capftulos de reconocido prestigio afios en el émbito de Aitiples contextos de 4os ellos han realiza- resentar los distintos uetidos a la hora de psicogerontol6gicas. 3 a todos ellos. trabaja con personas ‘ofesional en psicolo- conocimientos y tec- no también —y este ate como los anterio- + profesional, de res- José Luis Pinllos en rvencién psicolégica © clones Pcie en la vejez (Pernéndez-Ballesteros, Izal, Montorio, Gonzflez y Diaz, 1992): «Bvaliar ¢ intervenir en las vidas de personas mayores que tienen sus espaldas cargadas de expe- riencias constituye una tarea probablemente nece- ssaria, sin duda encomiable, pero ciertamente deli- cada» (p. 13). © eines Prise Prétego | 15 jalé que este texto contribuya al buen hacer del psicdlogo en dmbitos gerontolégicos y, con ello, al bienestar de las personas que requieren su aten- cién. Rocfo FERNANDEZ-BALLESTEROS Universidad Auténoma de Madrid PARTE PRIMERA Generalidades © tions Petnide La psicogerontologia, una nueva disciplina 7 de la psicologia aplicada — ROCIO FERNANDEZ-BALLESTEROS OBJETIVOS DEL CAPITULO ‘Conocimientos + Actualizar eonocimientos sobre la psicologia de la veez, del envejecimiento y de las personas mayores. + Conocer los datos histéricos mas relevantes para la psicogerontologia. + Famniliarizarse con datos epidemiolégicos en los que se basa la Importancia del envejecimiento la vejez y os mayores para la psicologia y los psicéiogos. + Asontar conceptos teéricos que permitan el trabajo del psladlogo en contextos gerontol6gicos. + Conocer la importancia de los estereotipos negativos sobre la vejez tanto para las personas mayores como para los profesionales que trabalan en contextos geron- tolégicos. Habilidades '» Ser capaz de examinar datos demograticos relatives al envejecimiento. +» Ser capaz de obtener informacién sobre el envejecimiento, la vejez y las personas ‘mayores. Actitudes * Combatir estereotipos negativos sobre el envejecimiento y la vejez. 1. BREVE HISTORIA Y CONCEPTO DE LA PSICOGERONTOLOGIA La peicologia del envejeciniiento, de la vejex y de las personas mayores (Birren, 1996) ha adoptado distintas denominaciones: gerontopsicologia, geron- tologia comportamental, psicologia gerontolégica y psicogerontologfa, entre otros, Se ha adoptado el tér- mino de psicogerontologta como la mejor traduc- cin del término inglés geropsychology, que es el término més utilizado en Europa y Norteamérica;, también se emplea en los pafses iberoamericanos, y parece recoger mAs sintéticamente ese dmbito de es- tudio y trabajo profesional ‘Necesariamente, cuando se trata de establecer el origen de una disciplina, suele existir un hito hist6- rico en el que se fecha su fundaci6n. En el caso del ‘tema que nos ocupa es realmente diffcil, puesto que hace referencia a dos materias relativamente recien- tes. Bl acta de constitucién de la psicologia como dlisciplina cientifica se cifra en 1879, fecha en la que ‘Wundt crea el primer laboratorio de psicologfa en la universidad de Leipzig, y el de la gerontologfa se sittia en 1903, cuando esa etiqueta verbal es introdu- cida por Metchnikoff, desde el Instituto Pasteur de Paris, como la ciencia que se ocupa del envejeci- ‘into en todas sus facetas (Birren, 1996; Ferén- dez-Ballesteros, 2000). ‘Ahora bien, la cuestiGn relevante es en qué mo- ‘mento los psicélogos se han preocupado por el esti- dio del envejecimiento y Ja vejez. La fecha es bien ‘temprana, puesto que el pionero de Ia psicologta, Francis Galton (1822-1911), interesado por Ta medi- cig de funciones psicolégicas (tales como la veloci- dad de respuesta, la fuerza, ete.) evalué a personas entre 5 y 80 afios estableciendo las correlaciones en- tre edad y mediciones psicol6gicas tales como, por ejemplo, la fuerza muscular, la velocidad perceptiva, etc, Por ello cabe concluir que Galton es uno de los primeros autores en poner de relieve la importancia de la edad en el funcionamiento psicol6gico. Otro pionero de la psicologia, el psicofisislogo y Premio Nobel Ivan Pavlov (1849-1936) y su equipo de trabajo, ponen de relieve las diferencias entre el comportamiento de animales mayores y j6venes, y cémo los procesos de inhibicién son més vulnera~ bles a la edad que los procesos de facilitacién del aprendizaje, Pero las apreciaciones sobre c6mo influye la edad en condiciones psicol6gicas (0 psicobiol6gicas en el caso de Pavlov) no sélo proceden de estudios ligados a la psicologia experimental, sino que, tam- bien el psicoandlisis ha producido algunas observa- ciones psicol6gicas de interés para el estudio de 1a edad. Asi, Carl Jung en 1933 describe etapas de de- sarrollo en la vida adulta asumiendo procesos de ‘maduracién; ademés, enfatiza que no s6lo se produ- cen cambios importantes en Ia éltima etapa de la vida (por ejemplo, cambios intrasujeto de la extra- versién a la introversién), como cambios cuantitati- vos de condiciones psicolégicas propias de otras etapas de la vida (por ejemplo, la impulsividad), sino que esa edad tiene sus propios objetivos y sig- nificacién, como, por ejemplo, la bisqueda del sen- tido de la vida. Debemos esperar al segundo cuarto del siglo xx ‘para encontrar psiclogos que proponen el envejeci iiento en s{ mismo como objeto de conocimiento en psicologfa. Asi G. £ del desarrollo —con: dedica una de sus ¢ mitad de ta vida (19: «Como psicélogc tados psiquicos de le ficacién, Senescenc sus propios sentimi asi como su propia f tante como el estade viduales aquf soa, p plias que en la juver Propone Hall un rontologia modema: edad de las diferenc los psicogerontélog: rracién de toda gene vigjos son...) y, po ‘mayor como altame; La psicogerontol ‘muy tempranamente del desarrollo y, con vital. Asf, Charlotte ‘publicacién sobre la veinte, produce un hhumana en 1933. C plinares, Buhler esta de la evolucién del hasta la muerte, sent vva orientacién 0 pz Desde esta perspect portancia del erecim del funcfonamiento | como objeto de con el desarrollo human Habremos de es) Pera que se produzei: tologta (ligada a los como disciplina que (1995), del estudio, ca, del envejeciien: transcurso de Ia vide individuales atribuid personas mayores (cc gerontologfa puede ¢ na dela psicologie ci © cons Pkmide +), evalus a personas "las correlaciones en- zicas tales como, por velocidad perceptiva, Galton es uno de los ‘eieve 1a importancia © psicolégico. (a, el psicofisislogo y 49-1936) y su equipo ' diferencias entre el ayores y j6venes, y ‘én son mas valnera- os de facilitacién del bre cémo influye ta 228 (0 psicobiol6gicas proceden de estudios aental, sino que, tam- 2ido algunas observa- para el estudio de la lescribe etapas de de- uniendo procesos de que no solo se produ- la diltima etapa de la ttrasujeto de Ta extra- vo cambios cuantitati- icas propias de otras Jo, 1a impulsividad), opios objetivos y sig- , Ta baisqueda del sen- lo cuarto del siglo xx proponen el envejeci- to de conocimiento en (© Bones Prsnie La psicogereniclogia, une nueva disciplia de la psicologia aplicada / 21 psicologia. Asi G. S. Hall (1844-1924), psieblogo del desarrollo —concretamente de Ia adolescencia— dedica una de sus obras, Senescencia: la segunda ‘itad de la vida (1922), al tema, En ella escribe: «Como psicélogo, estoy convencido que los es- tados psiquicos de la gente mayor tienen gran signi- ficaci6n. Senescencia, como adolescencia, tienen sus propios sentimientos, pensamientos y deseos, asf como su propia psicologia, lo cual es tan impor- {ante como el estado corporal. Las diferencias indi- viduales aqut son, probablemente, mucho mas am- plias que en la juventud.» Propone Hall un hecho revalidado en la psicoge- rontologia moderna: el incremento a lo largo de la cedad de las diferencias interindividuales que, para los psicogeront6logos, debe fundamentar Ia el naciGn de toda generalizacién sobre la vejez. («los viejos son...») y, por tanto, la visién de la persona ‘mayor como altamente diferenciada. La psicogerontologfa se encuentra muy ligada, y ‘oy tempranamente en la historia, a Ia psicologia el desarrollo, concretamente, al modelo del ciclo vital. Asf, Charlotte Buhler, que tiene una extensa publicacién sobre la psicologfa del nitio en los afios yeinte, produce un texto sobre el curso de la vida ‘numana en 1933, Con base en trabajos multidisci- plinares, Buhler establece Ia importancia del estudio de la evolucién del individuo desde el nacimiento hasta la muerte, sentando asf las bases para una nue~ va orientacién o paradigma del curso de la vida. Desde esta perspectiva se trata de enfatizar la im- portancia del crecimiento, Ia establidad y el declive del funcionamiento psicol6gico a lo largo de la vida como objeto de conocimiento a la hora de estudiar desarrollo humano. Habremos de esperar hasta los afios cincuenta ppara que se produzca la expansi6n de la psicogeron- tologia (ligada a los desarrollos de la gerontologia) como disciplina que se ocupa, como sefiala Schroots (1995), del estudio, desde una perspectiva psicol6gi- a, del envejecimiento (del proceso que ocurre en el transcurso de Ia vida), de la vejez (de las diferencias, individuales atribuidas a Ia edad), y los viejos o las ‘personas mayores (con o sin problemas). Asf, la psico- ‘erontologfa puede ser definida como la subdiscipli- na de la psicologta cientffica que se ocupa del estudio © Bicone del envejecimiento y Ia vejez y de las aplicaciones de estos conocimientos a las personas mayores. ‘Sin embargo, a esta obra se le ha dado un caréc- ter eminentemente aplicado; es decir, estamos ha- blando de Psicogerontologte aplicada. Ello implica que este volumen no esté dedicado a la investiga- cién de esos tres objetos de conocimiento, sino esencialmente a la aplicacién de la investigaciGn bé- sica en contextos donde residen las personas mayo- res; en otras palabras, 1o que se pretende es aplicar los conocimientos de la psicologia y la gerontolo- sa, con el objetivo de promover el bienestar de las Personas mayores. Finalmente, antes de concluir con este epfgrafe, convene destindar entre gerontologta y psicogeron- tolog(a. Mientras la gerontologfa es una ciencia ‘multidisciplinar, la psicogerontologia es una espe- cialidad de la psicologia que trata de los aspectos psicol6gicos de los mismos objetos de conocimien- to que la gerontologia. ‘También es necesario deslindar las semejanzas y diferencias que existen entre la psicogerontologia con otras disciplinas afines como la psicogeriatria. Ello ha de entenderse en el mismo sentido que la gerontologia se diferencia de la geriatrfa en que la primera se ocupa multidisciplinarmente de la nor- ‘malidad del envejecimiento, 1a vejez y los viejos, mientras que la geriatria, rama de la medicina, se ccupa de las enfermedades que ocurren durante 1a vejez. Una rama de Ia geriatrfa y de la psiquiatria, cconjuntamente, es la psicogeriatria, que se ocupa de los trastomos mentales que ocurren durante esta eta~ pa de la vida. Por tanto, los psicogeront6logos que se ocupan clinicamente de trastomos emocionales y cognitivos de las personas mayores se sitdan en un mismo émbito interprofesional de conocimiento y aplicacién, 2. IMPORTANCIA DE LA PSICOGERONTOLOGIA: EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACION Vivimos en el continente més envejecido del mundo, En Espafia, actualmente, contamos con un 17 por 100 de poblacién mayor de 65 atios, aproxi- 22 / Psicologie ds le vefoz madamente siete millones de ciudadanos. En 2040 se estima que Espafia seré uno de los paises més envejecidos del mundo, con wn 40 por 100 de pobla- cién mayor de 60 afios. Ello no s6lo se restringe al panorama espafiol, sino que en Europa en 2025 un tercio de la poblaci6n tendré més de 60 afios (Buro- pean Communities Council, 2007). El envejecimiento de la poblacién tiene que set considerado como el producto del éxito de nuestra sociedad. Este envejecimiento poblacional se debe a dos condiciones demogréficas: un extremado incre- ‘mento en la esperanza de vida (dependiente de una dréstica reducci6n de Ia mortalidad) junto a una dis- minucién de la natalidad. Veamos los cambios acon- tecidos. A 1o largo de la segunda riitad del siglo xx se ha producido un declive de la mortalidad a todas las, ‘edades de la vida (no s6lo de la mortalidad infantil), o cual ha producido un incremento exponencial de lnesperanza de vida al nacer, Asf, mientras a princi pos del siglo xx la esperanza de vida en Espafia no Megaba a los 40 afios, a principios del xxr es, en promedio (entre hombres y mujeres), de 80 afios. Es decir, a lo largo del siglo Xxx se ha doblado la espe- ranza de vida en Espatia. En la figura 1.1 se muestra Ia esperanza de vida para hombres y mujeres en cada década desde 1950 al 2000, Las proyecciones para los alos siguientes siguen arrojando resultados de crecimiento, por lo que la media en esperanza de vida en 2007 esté en 80 afios y se espera que en 2025 alcance los 82 aiios (BCC, 2007; USA, 2006). Estos perfiles demogréficos, sin lugar a dudas, se han producido como producto del desarrollo cientifico, social, econdmico y politico. Es decir, mejor higiene, mejor alimentacién, mejores con- diciones sanitarias, mejor educacién, més alto ni- vel econémico y menor desigualdad social; todas estas condiciones han contribuido a drésticos cam- bios en un indicador tan importante como es la es- peranza de vida como expresidn de la salud de un pais. Junto a ello, en Espafia se ha experimentado tam- bién una gran disminucién en la fecundidad a partir de los afios setenta. En la figura 1.2 podemos obser- var c6mo en los afios sesenta existfa una fecundidad cen Espafia casi de tres hijos por mujer en edad fer, de las mAs altas en los paises europeos (EU-12), mientras que ya en los ochenta se situaba préxima dos hijos bajando drésticamente en el noventa has- ta aleanzar 1,21, 1a Europa, en el aiio 2( En definitiva, est: —el ineremento en mento en la fertlid: el envejecimiento di res de futuro hacen tinnarn en el futare ‘Sin embargo, loi za de vida siga aum incremento de a e: cafermedad y depe sabido, la edad esté discepacidad. Ast, ¢ var e6mo tanto los yores de 65 informa cign general. En ot sitfa en la existenci: to, sino que éste aca dencia al final de la te no es que vaya 2 vida en el futuro, si y la dependencia al Com ef fin de tat de vida con salud y 100, 50 © [o1950 1960 e170 643 72 TAS 786 wi B27 pala 2.86 28 222 136 12h 187 159 158 Mata/ ‘muy mala ceptable Muy buenas ‘oena Ino. Frans Bae s65_— Figura 1.1.—Bsperanza de vida en hombres y mujeres en Espatia de 1950 a 2000, Figura 1.2.—Tasas de natalidad en Espatia y Europa desde 1960 2 2000. (© Bicones Prine Figura 1.3—Autoinfe mayor de 65 p: (© cons Pride a la esperanza de vida ida década desde 1950 aa los afios siguientes Je crecimiento, por lo + vida en 2007 esté en 25 alcance los 82 atios os, sin lugar a dudas, rducto del desarrollo > y politico. Es decir, itaci6n, mejores cor lucacién, més alto ni- igualdad social; todas wuido a drésticos cam- ortante como es la es- sign de Ia salud de un ba experimentado tam- {Ja fecundidad a partir xa 1.2 podemos obser- exisia una fecundidad or mujer en edad Ertl, es europeos (BU-12), ata se situaba préxima ente en el noventa has La psicogerontologia, una nueva cisciplin de la psicologla eplicada / 23 ta alcanzar 1,21, la tasa de fecundidad més baja de ‘Europa, en el aiio 2000 (ECC, 2007). En defintiva, estos dos fenémenos demogréficos el incremento en la esperanza de vida y el decre- ‘mento en Ia fertilidad— son los que han producido cl envejecimiento de 1a poblacién, y las proyeccio- nes de futuro hacen pensar que estos patrones con- tinuarén en el futuro. ‘Sin embargo, lo importante no es que la esperan- za de vida siga aumentando, sino en qué medida el incremento de la esperanza de vida lleva consigo enfermedad y dependencia, porque, como es bien sabido, Ia edad esté asociada a la enfermedad y a la discapacidad. Asf, en la figura 1.3 podemos obser- var c6mo tanto los hombres como las mujeres ma- yores de 65 informan tener peor salud que la pobla- cidn general. En otras palabras, el problema no se sina en la existencia de altas tasas de envejecimien- to, sino que éste acarree mayor morbilidad y depen- explica claramente la gia aplicada ha dado ente tanto desde la psi- je la psicologfa clinica. ado que vivimos en el jel mundo y en uno de de ese continente, te- endaciones de organis- nales, nuestros afanes ) del envejecimiento, la no en la aplicacién de rar el bienestar de las contribuir a increm lable, lo cual eva con- acién cuidadosa y con- ue permitan articular s de accién, © Blows Pride La psicogerontolegla, una nueva discipina de la psicologlaaplicads / 25 TABLA 1.1 Plan Internacional de Acci6n sobre Envejecimiento-Madrid (MIPAA) Ejemplos: Bjemplos: — Formaciga de profesionales. Ejemplos: — Crear ambientes failitadores en la vejez. DDireceiones proritaria y eemplos I. Personas mayores y desarrollo sostenible (8 temas pricrtarios, 14 objetivos y 98 acciones). — Acceso al conocimiento, educacién y entrenamiento. — Oportunidades de erapleo para los mayores que quieran trabajar IL, Salud y bienestar en Ia vejez (6 temas priritarios, 13 objetivos y 78 acciones). — Promocién de la salud y del bienestar alo largo dela vida. — Acceso universal e igualitario a los servicios de salud para las personas mayores. Promocién de ambientes facilitadores en la vejez (4 temas prioritarios, 6 objetivos y 33 acciones) — Apoyar el ol de cuidadores de las personas mayores, — Promover imégenes positivas sobre el envejecimiento. / 3, PSICOGERONTOLOGIA BASICA Y APLICADA Es dificil deslindar qué es bésico y qué es aplica- do en psicologia y en la ciencia en general, En prin- cipio, en psicolog{a existe un comtinmente aceptado Conjunto de conocimientos que tienen que ver con 1 investigacién basica de Iss funciones o procesos como la atencién, Ia percepcién, el aprendizaje, 1a ‘memoria, la emocién y motivacién o la personali- dad, En otras palabras, la bsqueda de constancias en esas funciones y procesos y de los principios que en ellos rigen constituirfa el acerbo de conocimien- tos bésicos de la psicologfa. ‘Ya hemos dicho que la psicogerontologfa se ocu- pa del envejecimiento, la vejez y los viejos. Ea otras palabras, esos objetos de conocimiento hacen refe- rencia ala edad y a los cambios que ocurren a lo largo de la vida en funcién de una variable biolégica que es la edad, y, por tanto, a otras dos disciplinas de Ta psicologfs: la psicologia de las diferencias indivi- © aloes Pie duales y Ia psicologia del desarrollo, La primera, contrariamente a 1a psicologfa bésica, se ocupa de las diferencias de los individuos en las funciones, procesos o estructuras psicolégicas; por tanto, fas Rr deca [}-—+- ++ ‘= Apoyo familiar y socal objeto estudio 5 Pe z voiatiee Brent i Brenmsesresnes TS Rpts man ‘Acmbleate fsico = Servicios sociales y sanitarios z tT ¢ Ff Ff fF T FT *+F a, Marable (or ejemplo, educacién, sistemas de protecién social, legslacién, culture, et.) Figura 15.—Modelo de envejecimiento multidimensional y Ballesteros multinivel desde una perspectiva del curso de la vida (Ferndndea- 38,2002, p. 43). © Eioos Pine da ‘emocionales-motivaci trol) y senso-motrice fisica), las condicion ejemplo, red familiar disposicién, ete), ast ambientales que prov (or ejemplo, sisteme En definitiva, tos mill a lo largo de la vida e son responsables del que observa, examin: situacién gerontol6gic aquellos aspectos més el «problema» 0 las « de la persona mayor. Este modelo mult ractivo parte de la cor Staats (2000) de que e s6lo respondiente) a i trol que ejerce sobre e ta sigue presente tamt tenido en cuenta para ble, sea reforzado por Por otra parte, la ¢ cada en la que Ia eval: ica tienen una impor parte de los casos los de tipo general, pero condiciones especific resumen, cémo abord probleméticas de una ‘mente por el conocim das de la psicologia. sf, el psicogeroni g0 que ha de conocer fologia y de la psico, psicologia del desarre asf como los plantean 0s que permiten ap! proceden de la metods vencin psicolégica. 1 miliarizado con los gerontologia (Feméine y Zamarrén, 1999; F ue incluyen 1a impc diendo por él no s6ic © Bloes Primide -go de su vida. Asf, alo stantes procesos de se- s, de pareja, de trabajo, 6n de las propias capa- pensaciGn de los déficit | teontrarse a lo largo de | sndicién que encontre- | :en el que el individuo 2rd de Ia historia de la as, biolgicas, psicolé- en interaccién con sus to aniveles mesosocis- amunitarios, ete.) como istema politico, legal, nismo, las condiciones te alas condiciones ac- 3s de conducta cogniti- o, aptitudes mentales), arso dela vida (Feméndez- (© Bisons Prise La picogerontologi, una nueva discilina de a psicologl epicada / 27 ceimocionales-motivacionales (por ejemplo, autocon- trol) y senso-motrices (por ejemplo, competencia fisica), las condiciones ambientales actuales (por ejemplo, red familiar, servicios comunitarios a su Aisposicién, ete), asf como las condiciones macro- ‘ambientales que proven de sistemas de proteccién {por ejemplo, sistemas de salud, sistema cultural) En definitiva, los millones de transacciones habidas ‘lo largo de la vida entre Ia persona y su ambiente son responsables de! funcionamiento psicolégico que observa, examina y analiza el psicélogo en la sintacién gerontolégica en la que se halle, asf como ‘aquellos aspectos més espectficos que se consideran el «problema» 0 las condiciones objeto de estudio de la persona mayor. Este modelo multidimensional-multinivet inte- activo parte de In concepcién de Bandura (1989) y ‘Staats (2000) de que el individuo es un agente (y no s6lo respondiente) a lo largo de toda su vida. El con- {rol que ejerce sobre el medio a través de su conduc- ta sigue presente también en la vejez, y habra de sor tenido en cuenta para que, en la medida de lo posi- ble, sea reforzado por el psicogerontélogo. Por otra parte, la psicologia es una ciencia apli- cada en la que Ia evaluaciGn e intervencién psicolé- sca tienen una importancia prioritaria. En la mayor parte de los casos los conocimientos requeridos son de tipo general, pero tienen que ser adaptados a las condiciones especificas de la poblacién mayor. En resumen, cmo abordar los problemas o situaciones problemiticas de una persona mayor pasa necesaria- mente por el conocimiento de las disciplinas aplica- das de la psicologia. ‘Asf, el psicogerontslogo aplicado es un psic6lo- go que ha de conocer los fundamentos de la geron- tologta y de Ia psicologia, la psicologia bésica, la psicologia del desarrollo y la psicologfa diferencial, asi como los planteamientos teéricos y metodolégi- cos que permiten aplicar esos conocimientos que proceden de la metodologfa, la evaluacién y Ia inter- vvencin psicol6gica. Finalmente, tiene que estar fa- miliarizado con 10s conocimientos bésicos de la ‘gerontologia (Feméndez-Ballesteros, Moya, fniguez y Zamarr6n, 1999; Fernéndez Ballesteros, 2000), {que incluyen la importancia del ambiente, enten- iendo por él no sélo las condiciones fisicas, sino © Baines iis también los factores sociales decisivos en el enveje- cimiento y la vejez, y que son también un pilar de la psicogerontologfa aplicada, En resumen, este texto se dedica a la psicogeron- tologia aplicada. Por tanto, trata sobre aquellas con- iciones que requieren la intervencién del psic6logo. ‘Ahora bien, hay que tener en cuenta que en él se ‘suponen una serie de conocimientos que proceden de la psicologfa y Ia gerontologta, 4, ALGUNOS CONOCIMIENTOS BASICOS DE PSICOGERONTOLOGIA Con base en la investigaciGn sobre el envejeci- rmiento y la vejez —y aunque resulta dificil realizar tuna sfatesis—, vamos a presentar una base de cono- cimiento que permita recordar al lector lo ya epren- dido y le sirva de acicate para adentrarse en una mayor profundizacion —_ entre otros, Ferndn- ddez-Ballesteros, Moya, Iniguez. y Zamamr6n, 1999) Pero, antes de comenzar con esta sitesi, parece procedente examinar las imagenes existentes en tor- no al envejecimiento, la vejezy ls viejos en Espata En la figura 1.6 se presentan los estereotipos obteni- dos, en 1991, de una muestra representativa de po- blacién espafiola (por sexo y edad) (Feméndez-Ba- Ilesteros, 1992s). En esa grifica podemos observar cémo Ta gente comtin esté de acuerdo o muy de acuerdo en que las personas mayores, a partir de los 65 afios, tienen un fuerte deterioro de la salud y la memoria, discapacidad, no pueden aprender, son ri- ‘dos e inflexible y otras muchas condiciones nega- tivas,e incluso tienen menos amigos, menos intere- ses y estén seniles. Aunque estas imégenes se han rmatizado al compararlas con una muestra més re- ciente sf parecen expresar un conjunto de esterea ‘pos indeseables por cuanto éstos pueden actuar como profecfas que se autocumplan, como asf sefialan la OrganizaciGn Mundial de le Salud (WHO, 1999) y et Plan Internacional de Acci6n sobre Envejecimien- 0 (UN, 2002). Por todo ello, presentar evidencia empirica sobre ‘qué ocurte durante el envejecimiento y la vejez pa- rece ser una tarea inexcusable. Veamos esa sintesis e resultados: 28 / Psicologia de la vojaz 80 0 60 30 0 30 20 10 ° Ered | Pores en el trabajo ‘Son senile Figura 1.6.—Imigenes sobre la vejez (Femnéndez-Ballesto- 1s, 19923). 1, El modelo biomédico de envejecimiento, por cel que el organismo humano crece y se desa- rrolla exponencialmente a lo largo de Ia in- fancia y la adolescencia, se estabiliza duran- te la edad adulta y se deteriora en Ia vejez, no es totalmente transponible a su funciona miento psicosocial. Dado que el individu Jhumano es un ser biopsicosocial, existen pa- trones de crecimiento, estabilidad y declive 1 todo lo largo de Ia vida. En otras palabras, en la edad adulta y en la vejez existe estab lidad, desarrollo y declive en funci6n de las, variables a las que nos refiramos y a las condiciones socioculturales y personales del individuo, En la figura 1.7 podemos apreciar estos tres pardmetros (ganancia, estabilidad o pérdida) alo largo del ciclo de la vida en cien carac- teristicas psicoldgicas estudiadas por Hec- Khausen et al. (1989). 2. La concepcién comtin sobre el funciona- ‘miento cognitivo del individuo es que con la 120 100. 80. ©. “0 20 Ce 2 30 40 «50 6 7 «8 BO Wi Pécdidas Ci Ganancas Figura 1.7.—Patrones de, ganancias y péedidas en cien ca- racteristicas psicol6gicas en el ciclo de la vida (Heckhausen, yeols, 1989). edad se produce un fuerte deterioro y escasa (© nula) capacidad de aprendizaje. Ello no ¢ avalado por los resultados de la investiga cci6n —tanto longitudinal como transversal o ‘generacional—, sino que este declive depen- de, esencialmente, del tipo de funcién cogni- tiva evaluada, Ademés, conviene precisar que debemos reservar el término detetioro para aquella disminucién de rendimiento en tareas cognitivas que ocutre en presencia de tuna enfermedad demencial y que Wechsler (1958) denominé «deterioro patolégico». Por otra parte, debemos considerar declive a Ja disminucién que ocurre con frecuencia a lo largo de la vida (y que Wechsler Hamé ‘«deterioro fisiol6gico») en algunas pruebas de ejecucién cognitiva y no en otras. Ast, mientras la inteligencia fluida declina (rapi- dez de respuesta, razonamiento inductivo, capacidad viso-espacial) la inteligencia cris- talizada (los conocimientos, el vocabulario) sse mantiene bastante estable ¢ incluso puede incrementarse hasta altas edades de la vida, aunque si bien es cierto que existe un limite © ions Prise biol6gico para L ce también decl dad demencial) lizado en tomo En Ja figura Lt presentaciGn tee (1996) del func co y el funcion: ral de los 5 a lo Pero, seguramet tede la investi to cognitivo a k jecimiento y Ia extraordinaria p Es decir, que el puede optimizas que, también cv deterioro cogn’ compensar (Sct podemos apreci de personas m: con deterioro ce de la enfermeda tarea de memor Figura 1.8—Declive tedric ssencia cristalizada desde lo: Baltes y © Eicioos Pride Peis clo dela vida (Heckhausen 89). verte deterioro y escasa te aprendizaje. Ello no sultados de la investiga tinal como transversal o que este declive depen- tipo de funcién cogni- as, conviene precisar ar el término deterioro cién de rendimiento en ‘ocurre en presencia de rencial y que Wechsler deterioro patol6gico». 10s considerar declive a scurre con frecuencia a (y que Wechsler amé o») en algunas pruebas iva y no en otras. Ast cia fluida dectina (rapi zonamiento inductivo, ial), 1 inteligencia cris- nientos, el vocabulario) estable e incluso puede altas edades de la vida, sto que existe un Limite (© Bion Prise La peicogerontolagla, una nueva discipina de la psicologia eplicada / 29 biolégico para la inteligencia cultural, apare- ce también declive (en ausencia de enferme- dad demencial) en el funcionamiento crista- tizado en toro @ los 70 aos. En la figura 1.8 podemos observar una re- presentaci6n te6rica a partir de Baltes y Graf (1996) del funcionamiento fluido o biolégi- co y el funcionamiento cristalizado 0 cultu- ral de los 5 a los 80 afios. Pero, seguramente, el aspecto mAs importan- te de la investigacién sobre el funcionamien- to cognitivo a lo largo del proceso de enve- jecimiento y la vejez es que presenta una ‘extrnordinaria plasticidad y modificabilidad. Es decir, que el funcionamiento cognitivo se puede optimizar a todo lo largo de la vida y ‘que, también cuando el declive o incluso el deterioro cognitivo ocurre, éste se puede compensar (Schaie, 2005). En la figura 1.9 podemos apreciar una curva de aprendizaje de personas mayores saludables (normal), ‘con deterioro cognitivo leve (MCI) y afectas de Ia enfermedad de Alzheimer (EA) en una tarea de memoria de posiciones. Como po- 1“ 2 10 ) prt 315 25°35 "4045 "5060" 70" 80 e-Tntligencia ida Figura 1.8.—Declive teérico en inteligencia fluid e intelt- enca cristaizada desde los Shasta los 80 ails (con base en Baltes y Graf, 1996). © Eine ide ‘demos observar, partiendo de distintos nive- les, los tres grupos aprenden. En otras palabras, las personas mayores tie- nea un amplio potencial de aprendizaje, ¢ incluso aquellas personas afectas de enfer- ‘medad demencial son capaces de aprender. Todo ello avala que el ejercicio fisico aeré- bico, los entrenamientos ¢ intervenciones cognitivas (incluyendo entrenamientos en ‘memoria) mejoran el funcionamiento cogni- tivo incluso en personas con deterioto cog- nitivo. Por tanto, todo ello avala la plastici- dad del funcionamiento psicol6gico y su modificabilidad. Por lo que se refiere a la emocidn y el afecto, cs una falsa concepci6n bastante comiin que 55 50 45s 40 35 30 25 20 Figura 1.9.—Curvas de aprendizaje en personas mayores saludables (normal), con deteriorio cognitivo (MCD y con la ‘enfermedad de Alzheimer (EA) en las distintas fases de aprendizaje de una tarea de posiciones utilizando distintas cestrategins de aprendizaje (BEPAD) (Feméndez-Ballesteros, ‘Zamarrén, Téeraga, Moya e Isiguer, 2003). 80 / Psicologia dela veiaz cen las personas mayores abunda la depre- sin, En otras palabras, contrariamente a la consideracién de que existen diferencias cemocionales en el sentido de que los jévenes tienen més sentimientos positivos y menos sentimientos negativos, existe acuerdo entre Jos autores sobre la existencia de escasas di ferencias entre j6venes y mayores en cuanto ala frecuencia de experimentar sentimientos positivos, y que, por el contrario, las perso- yas mayores parecen experimentar menor frecuencia de sentimientos negativos. En la figura 1.10 se presenta la ocurrencia (puntuada entre 0 y 5) en una serie de senti- mientos positivos y negativos encontrados por Femnéndez-Ballesteros et al. (2007) en jévenes (20-28 afios; N= 123) y mayores (54-74; N= 102), Podemos observar emo récticamente todos los sentimientos negati- vyos son informados con mayor frecuencia aE AM ‘Bnocionesnegativas TBnociones posivas Tevenee |= Mayers Figura 1.10—Frecuencia de emociones (0-5) en jovenes y ‘mayores (Femndez-Ballesteros et al, 2007). por los j6venes que por los mayores y las di- ferencias en agregado son significativas (¢=-3,368; p <.001), mientras que las dife- rencias entre grupos no son significativas en el agregado de los sentimientos positivos | Finalmente, los autores también son coinci- | dentes en la existencia de un incremento en | la autorregulacién de las emociones y una afectvidad ms controlada (véase, por ejem- plo, Carstensen et al., 1999). En resumen, el envejecimiento no conlleva tun aumento de emociones negativas, Sin em- ‘argo, s{es cierto que existentasas de preva- | lencia de la depresién altas cuando las perso- | nas habitan en contextos residenciales involuntariamenté o cuando ocurren determi- nados eventos negativos. En estos casos, la investigacién avala la importancia de los tra- tamientos para mejorar el estado de énimo. Es una comin imagen sorial que la persona- lidad del mayor es «rigida e inflexible» y - en la vejez. Es deci, a 1a vida it as fuentes do diferencia-| $ caracteristicas indivi- onuna alta variabilidad 5 autores a clasficar el ptimo, normal y patolé Iesteros, 2008), y ello a este texto a presentar avejecimiento normal y ervenir en el envejeci- réase capitulo 12). de conocimientos basi- a. No obstante, convie- ont6logo aplicado debe y un continuo reciclaje ‘bre psicologta del en- personas mayores. COGERONTOLOGIA ssta del Colegio Oficial 1 Europea de Asociacio- grupo de trabajo en Psi- de trabajo realiz6 dos un estudio sobre el ni- as Areas psicogerontol6- e Psychinfo) en Europa, estigacin, enseflanza y atologia a una serie de mbito en treinta paises © Bion Prise europeos (Femnéndez-Ballesteros, Pinquatt y Torp- Sahl, 2007; Pinquart, 2007; Pinquart, Ferndndez- Ballesteros y Torpdahl, 2007). ‘Ante todo, eabe sefialar que, como informan Fer- nindea-Ballesteros, Pinquart y Torpdahl (2007), Jesde 1940 se han incrementando mAs de 35 veces {as publicaciones en temas psicogerontol6gicos en Europa. Espafia ocupa el noveno lugar en publica- ciones psicogerontol6gicas, después de Gran Breta- fa, Suecia, Alemania, Holanda, Italia, Israel, Fran- cia y Finlandia (Pinquart, 2007). ‘/os temas que parecen més importantes son (por este orden): Ia demencia, problemas afectivos, desa- ‘rollo cognitivo, atencién y cuidados, desarrollo s0- Cal, enfermedades crénicas, envejecimiento activo } evaluaci6n psicol6gica (Pinquart, 2007; Pinquart, Femindez-Ballesteros y Torpdah, 2007). Por lo que se refiere a la enseflanza y entrena- rmiento en psicogerontologfa, las freas de mayor presencia en Ias universidades y centros de forma- idn en Europa son las siguientes: psicologfa del desarrollo, psicopatologfa, evaluacién psicol6gica, psicoterapia, servicios sociales, aprendizaje en el curso de la vida, psicologia ambiental, y trabajo y jnbilacion. Finalmente, los expertos consultados en los dis- tintos paises consideran que los tres émbitos de apli- cacién de la psicogerontologta més importantes son: cl dmmbitoelfnico (en el 70 por 100 de los paises). el fenbito social (en el 60 por 100), y la prevencién y ppromocién de la salud (en el 40 por 100). ‘Una segunda fuente de datos para establecer los ‘imbitos de la psicogerontologia aplicada proceden La psicogerontologt, una nueva discipina de la psicologia eplicada / 33 de nuestro propio contexto aplicado. Recientemen- te, inspirdndose en el TI Plan Internacional de Ac- cin sobre Envejecimiento (UN, 2002), el COP ha listado las necesidades de atencidn de las personas ‘mayores que exigen la contribucién del psic6logo (COP, 2007): — Promover la salud y el bienestar en el trans- curso de la vida. — Evaluacién e intervencién psicol6gica en la salud mental de las personas mayores. — Evaluacién ¢ intervenci6n psicol6gica en personas mayores con discapacidad, — Apoyo psicol6gico a las familias. — Integraci6n social y comunitaria de las perso- nas mayores. + Formacin a otros profesionales sobre aspec- tos psicolégicos implicados en la atenciGn a personas mayores. & Formacién sobre aspectos psicoldgicos del cenvejecimiento relacionados con la vida la- — Asesoramiento, formacién y promocién del envejecimiento activo. = Contribucién al disefio urbanistico, arquitec- t6nico y de nuevas tecnologias. En resumen, con base en los émbitos examina- dos en el contexto europeo y el conjunto de nec dades y demandas que emanan del TI Plan Inter- nacional y que han sido descritas por el Colegio Oficial de Psicélogos (2002), se ha establecido el contenido de este texto. PRACTICA, Entrar en el portal de mayores (www.mayores. {mserso-isic.es) dl Instituto de Servicios Sociales y “Mayores (IMSERSO) y el Instituto Superior de In- © Eicon Primo vestigaciones Cientificas, y navegar por él tratando de buscar puntos de interés relacionados con Ia Psi- cogerontologta aplicada. 84 / Psicologia dela vojax PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACION Hill es uno de los primeros psicélogos que resaltan la importancia del estudio del en- envejecimiento. vejecimiento y a vejez. » 2, Bl modelo biomédico es tranaferiblea a psicogerontologi F 3, Ao largo de Ia via, existe crecimiento alo largo de Ia infanca y la adolescencia, es- ? tabilidad en la vida adult y deterioro en la vejez. 4 Fl funcionamiento cognitivo presenta ds trayectorias: mientras Ia inteligenciabiolg- cao fluida declina muy tempranamente (en Ia terera déeads), la nteligencia cultural 0 F cristalizada) se mantiene hasta edades avanzadas de la vida. 5. Bxisteplasticidad cognitiva a todo lo largo de la vid, también en la vejez. F 6. Ao largo de la vida exsten cambios afectives; lo j6venessienten més afecto positivo F aque los mayores. ? 7. Ao lago de ia vida existen cambios afecivos; los mayores presentan menos aectos r negativos que los j6venes 8, Las personas mayores son rigidas y cascarrabias. F 9, La personalidad es bastante estable a lo largo de la vida F 10, _Lapartcipacion social y ls relaiones sociales son condiciones esenciales para el buen r © ions Prise "Bite capita a se ‘ctal en la vejez, de A. Fernéndea-Ballesteros | enfoque para el cambio © Baines Piso a Evaluacién en psicogerontologia’ 4. fiodelen-| y | p ROCIO FERNANDEZ-BALLESTEROS ! ABILIO REIG v MARIA DOLORES ZAMARRON F cencia,es-| y | p iol6gi- rculturalo | V | F to positive | y | p wos afectos | y | p ‘ F v|F OBJETIVOS DEL CAPITULO araelbuen | y | p Conocimientos + Actuallzar conocimientos generales sobre el envejecimiento, la vejez y las perso- nas mayores. Aprender caracteristicas especificas de la evaluacién en la vejez. * Conocer un conjunto de tests y otros instrumentos de evaluacién que permiten realizar una evaluacién integral y multidimensional de las personas mayores. Habllidades '* Sor capaz de evaluar a personas mayores mediante una bateria minima. ‘* Ser capaz de corregir e interpretar los datos procedentes de la evaluacién. Actitudes: ‘© Eliminar estereotipos negativos sobre el envejecimiento la vejez. * Bite capftulo a sido redactado en base a Evaluaci con- dri Pride, 1994) y a Evaluacin n la vee: algunos ins- lucia en la vejer, de A. Reig y R. Fernindez Ballesteros (en R. _trumentos, de R. Feméndea-Ballestros y M.D. Zamas6a, Cl- Fernindez-Ballesteros (dir: Bvaluacién conductual hoy. Un nica y Salud, 1999, 10, 245-286). ‘enfoque para el cambio en plcologla clinica y dela salud. Ma- (© Basen Pride © EAnoes Pride 1. INTRODUCCION: CUESTIONES BASICAS EN EVALUACION EN LA VEJEZ 4.1. Cuestiones conceptuales De entre los conocimientos basicos y aplicados sobre la psicologfa del envejecimiento, la vejez y os viejos, cuatro son Ios que presentan esenciales implicaciones para el evaluador psicogeront6logo: — En primer lugar, a pesar de que —como se ha dicho en el capitulo 1— a edad covarfa con Ia enfermedad, no parece existir una relacién ‘causal entre la edad cronolégica y la enfer- ‘medad; es decir, la edad es una variable im- portante, pero no tiene un valor explicativo para la salud o el funcionamiento psicol6gi- co, El psicogeront6logo debe tener grabado en su sistema de conotimiento que la variable bbiol6gica «edad cronol6gica» es descriptivay ccorrelacional, y que no tiene un valor estric- tamente causal. Achacar ala edad un determi- nado padecimiento de la persona mayor es, ni ‘més ni menos, asumir que nada se puede cer y caer en un nihilismo terapéutico relati- vamente frecuente en el contexto geridtrico, El modelo del que debe partir Ia psicogeron- tologia es que el individuo es activo (debe ‘mantenerse activo y con control de su vida en 1a medida de lo posible) en un ambiente acti- vo ¢ interventivo (véase capitulo 1) — En segundo luger, el andlisis y explicaci6n del comportamiento ha de ser principalmente funcional. Por tanto, los acontecimientos am- bientales y las variables personales (los re- ppertorios bésicos de conducta aprendidos a lo largo de la vida) explican una parte de Ia va- rianza del problema a examen. En definitiva, Ja persona es un- agente que actia y modifica cel ambiente ejerciendo control sobre éste. El hhecho de que Ia persona sea mayor, ¢ incluso frégil, no debe convertrla en un ser pasivo a merced del ambiente (en, el que se halla et psicogeront6logo). En la evaluacién psicol6- sgica en la vejez, més que a otras edades, debe huirse de un exclusivo situacionismo en el sentido de que la explicacién de cualquier actividad humana se reduzca a meras contin- gencias ambientales; por el contrario, necesa- ‘iamente han de incorporarse el estudio de la personalidad la motivacién, las actitudes, asf ‘como el organismo (en su sentido biol6gico) de la persona mayor. En tercer lugar, se asume que cl individuo ma- yor esté en permanente interaccién con sus ontextos (familiar, comunitario, etc.); el ob- jetivo de evaluacién e intervencién en psico- gerontologia no es tnica y exclusivamente la persona de edad, sino también el ambiente en torno. La evaluacién de la familia, del hogar en el que habita la persona y de los servicios y programas comunitarios existentes es también ‘esencial tanto para un asesoramiento compre- hensivo como para la intevencidn del caso. Y en cuarto lugar, el psicogeront6logo debe tener en cuenta la plasticidad del funciona- miento psicol6gico y comportamental y su ‘modificabilidad. Por ello, 1a psicogerontolo- © Bicones Pine sfa aplicada se de la promocién la salud al tratax 1.2, Caracteristica en psicogeron Evaluar a una pers caracteristicas propias En primer lugar, la bblema, que supone ur mendable en psicolog ‘matizarse durante la V general, podemos dec debe centrarse en el « sulta, no siendo recom extensas y poco eficie plo, debemos concent cir, en la falta de rendi nencias conyugales, 0 de la consulta), Por e tuna persona mayor hi mensional; en otras pa espectro de condicion. En segundo lugar, des de la vida puede es estrictamente idiogréfi evaluacién de un deter ta (véase, por ejem) 1995)—, en personas ci6n idiogréfica) se hi normativa que site a racién con Io que sue edad en variables tan plo, el funcionamientc cesariamente la utiliza (a previamente estan: edad del sujeto en ev esto no quiere decir q. uier otra edad de lav evaluaciones (e inters sréficas en las que el ¢ racionalmente la dema una setie de vaciables rimero de quejas diar © Balcones ride bles personales (los re. ‘onducta aprendidos ala lcan una parte de a va a examen. En defintiva, we que acta y modifica Jo control sobre éste. Hl) ona sea mayor, ¢ incluso) rtrla en un ser pasivo a) e (en el que se halla el in Ia evaluacién psicol6-| que a otras edades, debe ivo situacionismo en el cplicacién de cualquier reduzea a meras contin- por el contrario, necesa- cporarse el estudio de la vacién, las acttudes, ast en su sentido biol6gico) ume que el individuo ma- rte interaccién con sus somunitario, etc); el ob- ¢ intervencién en psico- nica y exclusivamente la ) también el ambiente en de la familia, del hogar rsona y de los servicios y ios existentes es también 1 asesoramiento compre- intevencién del caso. | psicogerontélogo debe lasticidad del funciona- y comportamental ¥ st ‘ello, la psicogerontolo- (© Bons Prise 1a aplicada se orienta a Ia intervencién, des- fe la promaci6n del envejecimiento activo y de [a salud al tratamiento en situaciones clinica. 4.2, Caracteristicas de la evaluacién en psicogerontologia ‘Evaluar a una persona mayor tiene una serie de ccaracterfsticas propi En primer lugar, la evaluacin centrada en el pro- biema, que supone un tipo de acercamiento reco- rmendable en psicologta clinica y de la salud, ha de ‘matizarse durante la vejez. Ast, en la evaluacién en general, podemos decir que la evaluaciGn clinica debe centrarse en el «problema» por el que se con- sulta, no siendo recomendable realizar prolongadas, extensas y poco eficientes evaluaciones (por ejem- plo, debemos concentrarnos en ta demanda, es de- cir, en la falta de rendimiento escolar en las desave- nencias conyugales, 0 en la concreta fobia motivo de la consulta). Por el contratio, la evaluacién en tuna persona mayor ha de ser integral y/o multidi- ‘mensional; en otras palabras, ha de cubrir un amplio cespectro de condiciones bio-psico-sociales. En segundo lugar, si la evaluacién en otras eda- des dela vida puede estar centrada en ctiterios y ser cstrictamente idiogréfica —como suele ocurri en la cvaluacién de un determinado problema de conduc- ta (véase, por ejemplo, Ferndndez-Ballesteros 1995)—, en personas mayores (junto a una evalua- ci6n idiogréfica) se hace necesaria una evaluacién normativa que site a la persona mayor en compa- racién con lo que suele ocurrir a esa determinada dad en variables tan importantes como, por ejent- plo, el funcionamiento cognitivo. Ello conlleva ne- ‘cesariamente la utilizaci6n de instrumentos que es- ‘én previamente estandarizados en poblacién de la edad del sujeto en evaluacién. Sin embargo, todo esto no quiere decir que en la vejez, como en cual- uier otra edad de la vida, deban también realizarse evaluaciones (¢ intervenciones) eriteriales 0 idio- ‘rdficas en las que el evaluador trate de definir ope- racionalmente la demanda principal del sujeto segtin tuna serie de variables (por ejemplo, horas de suefio, niimero de quejas diatias etc), para después proce- © BloesPismise Evaluacién en psicogerontologia / 37 der a su tratamiento (Reig y Feméndez-Ballesteros, 1994). Finalmente, el evaluador ha de tener en cuenta, ‘en mayor medida que en Ia evaluacién de personas de otras edades, las caracteristicas fisicas y psicol6- ‘gicas de la persona en evaluacin y Ia interacci6n de tales caracteristicas con las suyas propias. Asf, debe tener en cuenta que la persona pertenece a una ge- neraciOn anterior que, seguramente, esté menos fa- ‘iliarizada con las evaluaciones y los tests psicol6- ‘gicos que las personas de generaciones més jvenes. Por tiltimo, el evaluador debe tener en cuenta sus ppotenciales prejuicios en tomo a la vejez. Veamos estas tres condiciones que le dan pecualiaridad a la evaluaci6n en la vejez, 1.2.1. Evaluacién integral y multicimensional Si entendemos que cualquier comportamiento (manifiesto 0 motor y subjetivo e interno), o cual- quier atributo psicol6gico, es el resultado de la inte- racci6n entre factores internos (genéticos, cons tucionales, etc.) del individuo con condiciones socioambientales (externas al individuo), en la me- dida que un sujeto haya vivido més tiempo es 1égico pensar que exista una mayor interdependencia entre distintos tipos de condiciones y que, por tanto, las sinergias existentes entre sus caracteristicas psicol6- gicas, su salud y aquellas condiciones socioambien- {ales condicionarén su comportamiento en mucha mayor medida que a otras edades. En otras palabras, una persona mayor que acude un psicélogo por sentirse deprimida no s6lo debe- 1 ser evaluada teniendo en cuenta la frecuencia, uraciGn e intensidad de sus sentimientos de triste- za, soledad, etc, y las potenciales caracteristicas que pudieran estar manteniendo o controlando su depresi6a, sino también otra serie de condiciones bio-psico-sociales relativas a su salud, su estado ‘mental, sus redes de apoyo social, su ambient fis- coy percibido, y otras circunstancias pasadas y pre- sentes relovantes al cas0. ‘Ast, un problema psicol6gico (como un proble- ma médico o social) de una persona mayor deberd llevar consigo una exploracin integral y compre- 38 / Psicologia de la vejez hensiva a través de la que puedan ser detectadas, tanto potenciales déficit o inadecuaciones como las, ‘competencias y habilidades que puedan coadyuvar ‘en la debida atencién y que nos den una visién com- pleja y multidimensional del caso efi cuestién. ‘Desde esta perspectiva se tratarfa de incorporar variables biomédicas (visi6n, audicién, equilibrio, ‘movilidad, patrones de habla, suefio, funcionamien- to intestinal, funciones neurolégicas, etc.) variables personales (satisfacci6n con la vida, inteligencia, ‘memoria, sentimientos y emociones, autoconcepto, personalidad, aficiones ¢ intereses, control personal, etc.) y variables ambientales (nivel econémico, dis- ponibilidad de servicios, tipo de alojamiento, recur- 508 sociales, contingencias de reforzamiento, etc.) Es decir, en la vejez es de necesario cumplimien- to realizar una evaluacién en la que se tengan en cuenta, ademés de los comportamientos problema, todas aquellas condiciones bio-pico-socio-ambien- tales que pudieran contribuir a su explicacién y con- trol. De este planteamiento, general en psicologia de Ja salud, conviene resaltar los aspectos biol6gicos del individuo. Ast, como sefiala Fernénde2-Balleste- 10s (1986, 1992b), en la vejez la salud y el compor- tamiento son un binomio inseparable; este binomio ‘std mediado por las condiciones ambientales estre- santes, que son particularmente frecuentes durante esta edad, asf como por las habilidades y competen- cias desarrolladas por el individuo y que le permiten su adaptacién en interaccién con el contexto socio- ambiental. . ‘Tener en cuenta las condiciones fisicas y biol6- gicas os esencial, dado que afectan a Ios sistemas Psicol6gicos y comportamentales. Estos procesos de enfermedad legan a repercutir en el comporta- ‘miento de la persona mayor, traduciéndose en mu- cchos casos en la aparicién de conductas de «caute- la», miedo a cafdas, procesamiento deficiente de la informacién, disminucién de experiencias placea- teras, pérdida del interés por comer adecuadamen- te, mayor vulnerabilidad y predisposicién a acci- dentes, etc. (Wisocki, 1984). ? Santi, Cano eta. (1992), por ejemplo, han elaborado una cencuestadictéica en dos fases que valora la cantidad ytipos de alimentos y que offece una estimacién global del habit alimen- r Por otra parte, la persona mayor con problema, de salud suele tener distintos tipos de cuidadore, (profesionales y no profesionales), los cuales sue. len prescribir (indebidamente) alguna medicacicy, con frecuencia se comunican muy poco entre si, Asi, la atencién médica en psicogerontologia se ccaracteriza por su fragmentacin, lo que acarre; diversos efectos negativos, tanto conductuale, como biol6gicos, atribuibles a esta polifarmacolo. fa fragmentada. Por ello, Keuthen (1991) sefiala que, puesto que Ja enfermedad fisica se considera culturalmente més ceptable en el anciano, puede ser que su malestar emocional se canalice a través de preocupacione: sométicas, por lo cual recomienda una serie de pun. tos a considerar por parte del clfnico en la adminis. tracién de férmacos. tras veces, como anterior. ‘mente apuntdbamos, cierta sintomatologfa depresiva © relacionada con deterioro cognitivo se debe a de- ficiencias en vitaminas, minerales u otros compo- nentes nutricionales, por lo qug la evaluacién dieté- tica del estado nutricional es, en muchos casos, En definitiva, los fines tltimos de toda evalua cin ¢ intervencién psicolégica en la vejez, desde ‘una perspectiva integral, comprehensiva y multi ‘mensional, deben dirigirse, fundamentalmente, a las condiciones psicolégicas probleméticas, la preven cin de discapacidades, la maximizacién de la auto ‘nomia personal o de grupo, la optimizacién de la competencia biolégica, comportamental y social, y al mantenimiento 0 mejora de la calidad de vida. 1.2.2. Evaluacién idlogréfica y nomotética En muchas ocasiones, la evaluaci6n de un deter- ‘minado problema psicolégico no requiere la compa- raci6n del sujeto en evaluacién con un grupo nor- ‘mativo, sino, simplemente, establecer cules son los comportamientos problema (segtin una serie de pa- metros 0 dimensiones de respuesta) y cules son tari; estos autores han comprobedo que la encuesta dettica es ‘un procedimiento valigo para detecar tanto el riesgo como presencia subelinica de desautriiéa. © icone Pirie las variables que los « otras palabras, con frec Juacién idiogrdfica y a mma. En otros casos (f tacign vocacional) se ¢ Tas ejecuciones de nues mativo Sin embargo, la eva yores exige ambos tie jemplo, en un caso dh beremos establecer cul (segiin unos determin: sujeto, as como tambi les son las habilidades o estin disminuidas y Ia persona logra unos n el caso de una person esté cursando una de comparaciones con po serie de aspectos cogn cer qué condiciones ne das y cudles conserva programa de tratamier nindez-Ballesteros, ff 1.28, Interacciér En otras publicacic la importancia que par raccién entre las carac evaluado; en el caso d acrecienta por dos raz« cs bastante comin q (como otros profesion: tente social) tenga una relativas a la vejez qu negativamente a la ev porque el sujeto mayo terfsticas sensoriales y en cuenta ala hora de Como se ha resalta: edad una serie de prot va con frecuencia al 1 derar que las person tienen déficit cognitiy (© fies Psinide \a mayor con problems, tos tipos de cuidadorey ionales), los cuales suc. ate) alguna medicaciéy 2s, tanto conductualey es a esta polifarmacolo. ) sefiala que, puesto que sidera culturalmente més) rede ser que su malesta| avés de preocupaciones nienda una serie de pun) lel clinico en la adminis: $ veces, como anterior sintomatologfa depresiva » cognitive se debe a de inerales u otros compo + que la evaluacién dieté-| Wes, en muchos casos, ‘itimos de toda evalua 6gica en la vejez, desde omprehensiva y multdi- fundamentalmente, a las woblemiéticas, la preven- naximizacién de la auto- o, la optimizacién de la mportamental y social, y de la calidad de vida. igréfica y nomotética a evaluacién de un deter. ico no requiere la compa acién con un grupo nor- establecer cudles son los 2 (segiin una serie de par » respuesta) y cudles son ido que In encuesta dition es cla tanto el riesgo como lt ién. © Bons Pie tas variables que los controlan o mantienen. En ‘tras palabras, con frecuencia 6¢ requiere una eva- fuacign idiogréfica y andlsis funcional del proble- tna, Bn olf0s 4808 (por ejemplo, en una orien- tacién vocacional) se requeriré Ia comparacién de Ins ejecuciones de nuestro sujeto con un grupo nor- mative. ‘Sin embargo, la evaluacién de las personas ma- yores exige ambos tipos de evaluaciones. Ast, por Jyemplo, en un caso de dependencia funcional de- beremos establecer cudl es el nivel de dependencia (Geptin unos determinados baremos) que posce el sujelo, asf como también deberemos averiguar cud- jes son las habilidades funcionales que ha perdido ‘esti disminuidas y en qué condiciones concretas ta persona logra unos rendimientos mejores. Asf, en cl caso de una persona en la que se sospecha que ‘std eursando una demencia, deberin realizarse ‘comparaciones con poblaciones de su edad en una Serie de aspectos cognitivos, para después estable- cer qué condiciones neuropsicolégicas estin altera- das y cuéles conservadas a la hora de disefar un programa de tratamiento (véase, por ejemplo, Fer- nindez-Ballesteros, fitiguez y L6pez, 1998). 1.2.3. Interaccién evaluador-evaluado En otras publicaciones hemos puesto de relieve la importancia que para la evaluaci6n tiene Ia inte- raccién entre las caracterfsticas del evaluador y del cevaluado; en el caso de la vejez esta importancia se acrecienta por dos razones. En primer Iigar, porque es bastante comiin que el psicélogo generalista (como otros profesionales como el médico 0 el asis- tente social) tenga una serie de falsas concepciones, relativas a la vejez que pueden alterar o contribuir negativamente a la evaluaci6n. En segundo lugar, ‘porque el sujeto mayor presenta una serie de carac- teristicas sensoriales y personales que hay que tener en cuenta a Ta hora de su evaluacién. Como se ha resaltado anteriormente, atribuir ala edad una serie de problemas bio-psico-sociales Le- ve con frecuencia al nihilismo terapéutico, Consi- derar que las personas mayores necesariamente tienen déficit cognitivos, estén tristes y sufren de- © Eanes Pie Evaluacién en psicogerontologia / 39 presi6n y otras patologias fisicas crénicas, no tie- nen interés por el sexo, etc., puede contribuir a que el psic6logo no atienda a problemas que tienen per- fecto remedio. Un psicélogo que no cuenta con su- ficiente formaci6n sobre la psicologfa de la vejez y del envejecimiento puede realizar uaa labor muy negativa en la evaluaci6n y el tratamiento de una persona mayor. Por otra parte, aunque sea cierto que la edad es ‘un factor de diferenciacién psicol6gica, ello no ¢x- plica el total de la varianza de las diferencias que pueden enconirarse entre las distintas edades. Lo {que ocurre es que Ia edad lleva consigo otros mu chos factores de diferenciacién. Asf, una persona ‘mayor que llega al gabinete de un psicdlogo, ade- mis de haber vivido durante X afios, difiere de otras, personas en la educacién que ha recibido, las cis- cunstancias histéricas que ha vivido, la alimenta- ci6q recibida y otros muchos factores que corres- potden a su generacién y que sin duda explican tuna buena paste de la varianza de su comporta- miento. El evaluador debe tener en cuenta que la persona mayor pertenece a una generacién distante a la suya, que generalmente no est familiarizada con la exploracién psicol6gica (al menos respecto alas generaciones mayores actuales), por lo que tendré que cuidar esmeradamente la relacién con el cliente. ‘Ademés, también se ha dicho que la edad cova- fa con ciertas condiciones fisicas y sensoriales. Asf, la persona mayor puede padecer problemas sensoriales (visuales 0 auditivos) que van a requerir Ia atencién y preparacién de la sesién de evalua- ci6n. El psicblogo deberd establecet las condiciones de su cliente mayor antes de proceder a su evalua- cién y requerir los medios protésicos (gafas, audi fono) para que el sujeto pueda seguir al psicblogo debidamente. Conviene recordar también que las personas ma- ryores parecen presentar una mayor deseabilidad so- ial y tendencia al asentimiento que las més jéve- nes. Ello es importante a la hora de trabajar con ‘autoinformes; por tanto, el psicélogo tendré que controlar o medir es0s tipos de fuentes de error de Jos autoinformes (Fernéndez-Ballesteros y Zama- mr6n, 1996). 40 / Psicologia de la vojaz 1.2.4. El proceso de evaluacién ‘Como ya se ha dicho, la evaluaci6n de la persona de edad supone un proceso formal de obtencién de informacién relevante, por medio de metodologias cientificas, sobre el problema que presenta la perso~ na mayor o sus allegados, ast como sobre las su- ‘Puestas condiciones personales (repertorios bdisicos de conducta), bioldgicas y ambientales que pudie~ ran explicar ese problema, con el fin de posibilitar 1a toma de decisiones 0 con el propdsito de respon- der a determinadas cuestiones clinicas, preventivas, sociales, ambientales, efc. Asf, el objetivo fundamental de la evaluacién en psicogerontologia consiste en Ia identificacién y ‘control de los factores que explican funcionalmente Jos comportamientos de interés; en otras palabras, la identificacién de las condiciones que controlan tanto los comportamientos probleméticos como ‘otros recursos del individuo de potencial interés, ya ue no debemos considerar el comportamiento de la persona mayor tnicamente en términos de un pa~ radigma de déficit, sino que también se centra en sus capacidades individuales susceptibles de mejora y optimizacién (Staats, 1991). ‘Como en toda evaluacién, ello obliga a estable- cer hip6tesis sobre cudles pudieran ser las variables personales y biol6gicas y ambientales (fisicas y so- Ciales) que provocan, mantienen o controlan deter- minados comportamientos. Ello requiere también un andlisis de sus competencias, 1o que puede con- evar la consulta y evaluacién de ottos profesiona- Jes que den cumplida cuenta de las condiciones bio- 6gicas implicadas, Una vez evaluado mediante procedimientos observacionales y correlacionales todo ello, el psicogerontslogo podra establecer un ‘modelo tedrico sobre el problema, y planificar y ad- ‘ministrar los procedimientos de intervencién mas indicados. Finalmente, como en cualquier proceso de evaluacién psicol6gica en el que se tengan obje- tivos de modificacién y cambio, se deberé proceder ala valoracién de las intervenciones realizadas y al seguimiento del caso (Fernéndez-Ballesteros et al., 1989, 2004; Zamarrén, 2004). Como se ha sefialado en el capitulo 1, todo ello implica un amplio conocimiento de la psicogeronto- logia bésica, como es consustancial a las situaciones de evaluacién, Légicamente, también se requiere | seguimiento de los principios metodolégicos y éii 608 propios de la evaluacién psicolégica. Finalmente, convene enfatizar que el proceso de cevaluaci6n habré de regirse (a no ser que esté inca. ppacitado) no s6lo por los principios metodol6gicos, sino también por los requisitos éricos y las gutas del proceso de evaluacién (véase el cédigo deontoligico| en worw.cop.es; Fenéndez Ballesteros et al., 2001), | En caso de que quienes consultan, «el cliente», sean) Jos allegados del mayor, habré de solictarse la auto-| rizaci6n de éste a no ser que esté incapacitado, 1.3, Areas de evaluacién en la vejez En la actualidad, los avances metodolégicos per miten aseverar que la evaluacién de los comport. mientos de interés en las personas mayores, as) como de las variables relevantes, puede ser tan com pleja y multidimensional como se requiera. Y, 10 que es més importante, cada vez los investigadores y cit nicos se interesan més"por el estudio cientifico de cualquier cuestién que pueda contribuir a la canti dad y calidad de vida de la persona de edad. La Organizacién Mundial de la Salud ha editado ‘un informe, Health of the Elderly (OMS, 1990), es el cual se apremia a los profesionales que trabajer| ‘con personas mayores a que evalien los problemas de la persona mayor identificando, por una parte, li historia del problema y, por tanto, los mecanismos « condiciones que lo han producido, y, por otra part el anflisis de estos problemas en términos funciona les (actividades que demanda el ambiente y que I persona no realiza o discrepancia entre lo que li persona de edad quiere hacer y Io que de hecho hhace). En este trabajo, la OMS especifica las reas 2 evaluar que requiere el modelo comprensivo y mul tidimensional de la vejez: @) Actividades de la vida diaria: 1, Movilidad fisica 2. Actividades bisicas de la vida diaris (mantenimiento de las funciones de auto” cuidado basicas), | | ° a 2 3. Actividad (realizacié, Estado funcion ud mental: 1. Funcionan 2. Presencia Wgica om Funcionamien emocional en ¢ Salud fisica: 1. Percepei6y Id. 2. Sintomato condicione 3. Utilizaciér 4. Niveles de pacidad (p Recursos socia 1. Accesibili tuna comur 2. La dispor cuando se Recursos econ, Evaluados tipi gresos econda socioeconémic Recursos ambi 1. Disponibit medios ect ccondicione 2. Situacién rmedios de de compra En los epfgrafes sig | gunos instrumentos de © Acions Pini) © Edicines Pie La stancial a las situaciones 2, también se requiere el ios metodolégicos y éti a psicolégica. fatizar que el proceso ée (a no ser que esté inca cincipios metodol6gicos, itos éticos y las gulas del ie el c6digo deontol6gica| Ballesteros et al., 2001),, ssultan, «el cliente», sean) bré de solicitarse la auto-| eesté incapacitado, | | sn en la vejez personas mayores, as! antes, puede ser tan cont mo se requiera. Y, lo que clos investigadores y ct “el estudio cientfico de sda contribuir a la cant persona de edad. al de la Salud ha editado Elderly (OMS, 1990), ex ofesionales que trabajan e evaliien los problemas ficando, por una parte, I “tanto, los mecanismos ¢ ducido, y, por otra part, as en términos funcions- ida el ambiente y que la epancia entre 10 que le acer y lo que de hecho MS especifica las éreas 2 Jelo comprensivo y mul da diaria: isicas de Ia vida diaris de las funciones de auto- ). © Bios Prise ah 3. Actividades instrumentales cotidianas (realizacién de tareas domésticas), 6) Estado funcional (o funcionamiento) en sa- Jud mental: 1, Funcionamiento cognitivo. 2. Presencia de sintomatologfa psicopato- égica o mental. ©) Funcionamiento psicosocial, o bienestar ‘emacional en el contexto social y cultural. d) Salud fisica: 1, Percepcién subjetiva del estado de sa- ud. 2, Sintomatologia fisica de tipo méidico, y condiciones diagndsticadas. 3. Utilizacién de servicios de salud. 4, Niveles de actividad y medidas de inca- pacidad (por ejemplo, dfas en cama). 6) Recursos sociales: Accesibilidad a la familia, amigos o a tuna comunidad familias. 2. La disponibilidad de estos recursos ‘cuando se necesitan, A) Recursos econdmicos: Evaluados tipicamente comparando los in- sgresos econémicos y una medida esténdar socioeconémica extema, 8) Recursos ambientales: 1, Disponibilidad de hogar, suficiencia de ‘medios econémicos para llevar la casa 0 condiciones en las que ésta est. 2, Situacién del hogar en relaciGn a los ‘medios de transporte colectivos, lugares de compra y servicios piblicos. En los epigrafes siguientes vamos a presentar al- ‘gunos instrumentos de interés para la evaluacién de © Biooe Pride Evalvacién en psicogerontologia / 44 estas reas. Gran parte de ellos van a ser integrados cen el apéndice de este capitulo que hemos denomi- nado «Baterfa (minima) de evaluacién en la vejez (BEV). La mayor parte de las pruebas que se utili- zan en el BEV han formado parte de la European Survey on Aging Protocol (ESAP), utilizada en el estudio EXCELSA-P (Estudio Europeo Longitudi- nal sobre Envejecimiento-Piloto; Femande2-Balles- ‘eros, Zamarrén, Rudinger, Schroots, Drusini, Hek- Kinnen, Charzewska, Paul y Rosenmayr, 2004) y del Protocolo del Estudio Longitudinal sobre Envejeci- ‘miento Activo (PELEA) utilizado en el estudio ELBA (Estudio Longitudinal sobre Envejecimicato Activo; Femnéndez-Ballesteros, Zamarrén et al., 2007), En la tabla 2.1 se presentan las 4reas y prue~ bas que conforman la BEV. Et denominador comiin de este conjunto de ins- trumentos de evaluaciGn es el concepto de compe- tencia. La competencia es una condicién comporta- ‘mental clave para un estado positivo de salud (Io que algunos autores anglosajones denominan wellness, para distinguirlo de Ia salud negativa o illness). La ‘competencia comportamental es aquel estado que posibilita la interaccién eficaz con el ambiente; par- ticularmente en la vejez, se refiere a todas las capa- cidades y habilidades requeridas para levar una vida independiente o para sobreponerse en la situacién incontrolable de dependencia (Lehr, 1991). Por su- puesto, la competencia tiene distintas freas:fisica, cognitiva, afectiva y social. El resultado final de una adecuada competencia, y de su ajuste con el ambien- te, es la calidad de vida y el bienestar del individuo. Fernéndez-Ballesteros, Zamarr6n, Rudinger, ‘Schroots et al. (2004) han generado un modelo de competencia en la vejez con datos del estudio EX- CELSA procedentes de siete paises europeos. Como ‘podemos ver en la figura 2.1, la competencia cogni- tiva y fisica esté explicada por las variables distales (escolaridad y estatus socioeconémico; véase figu- 1a 1.4 en el capitulo 1), los estilos de vida, la per- ccepcién de competencia y la salud, el control inter- no y las redes de apoyo social, En los epfgrafes que aparecen a continuacién van a presentarse algunos instrumentos de las areas se- leccionadas: 1) competencia fisica y funcional y salud; 2) funcionamiento cognitivo; 3) afectividad y 42 / Psicologia dela vojez TABLA 2.1 Areas e instrumentos incluidos en la Baterta (mtnima) de Evaluacién en la Vejez (BEV, Apéndice 1) ‘Areas Instrumentos/preguntasitems 1. Competenciafisica y + Actividad fisica regular (ELEA)(D. funcional y saud + Equilibrio (ELEA)(). + Competencia funcional (ELEA). + Salud autoinformada (EXCELSA). 2. Funcionamiento * Digitos a la inversa (WAIS, Wechsler, 1955). cognitivo + Test de Aprendizaje Verbal adaptado al Potencial de Aprendizaje (AV/PA) (véa- se BEPAD, Ferninder-Ballesteros, Zamarr6n, Térraga, figuez y Moya, 2003). + Test de Estado Mental: Mini-Mental State Examination (MMSE) de Folstein y Folstein etal. (1975). 3, Afecto y control + Aulomegistro de Sentimientos (ARS) de Ferafnde2 Ballesteros 2004). + Bicnestar (Lykken y Tellegen, 1996) + Depresién (Geriatic Depression Scale, GDS; Yesvage etal, 1986) + Control intemo-externo (ELEA). + Autoeficaca para envejecer (Fernindez-Ballesteros, 2002). 4, Relaciones sociales + Escalas de Relaciones Sociales, de Lubben (1988). 5. Recursos ambientales ‘Wisocki (199). * Taventario para la valoacign de factores ambientales para ancianos, de Morse y 6. Calidad de vida + CUBRECAVI, de Feméndez-Ballesteros y Zamarrén (2007). control; 4) funcionamiento social, 5 recursos socio- ambientales,y,finalmente, 6) calidad de vida (para una revisin Sobre instrumentos especfficos para la vejez, véase Femindez-Ballesteros, Izal, Montorio, Diaz y Gonzalez, 1992; Kane y Kane, 1981). COMPETENCIA FISICA, FUNCIONAL Y SALUD La competencia fisica y funcional, desde una amplia perspectiva, puede ser definida como el gra- do de capacidad del individuo para ser independien- te y valerse por s{ mismo (0, en otros términos, con- tar con las habilidades funcionales necesarias para realizar las actividades rutinarias y propias de la vida diaria), lo cual representa un componente cru- > at instramento nose incluyeen a baterfa por encontrar se comercializado. cial en la evaluacién de la salud y bienestar de la persona de edad. La competencia fisica y funcional es evaluada en Ia BEV por tres pruebas: la primera de ellas es una medida de autoinforme de Ia actividad fisica regular que el individuo realiza, Ia segunda es una medida objetiva de estabilidad, y Ia tercera es también una ‘prueba de autoinforme sobre dificultades que la per- sona encuentra en la ralizacién de sus actividades de ‘Ia vida diaria. Todas estas pruebas se han obtenido de Jos estudios EXCELSA y ELEA antes mencionados. 24. Actividad fisica regular Por lo que se refiere al ejercicio fisico regular que el individuo realiza, la pregunta es simple: © Blisiooe Pirie Fig gcémo describira si ria durante el itim: Tizan cuatro categor dad, minima activid ligero, moderado com la que se realiz: esta pregunta no se rindividuales, sino t comprensiGn del ca ¢ intervencién. 22. Equilibrio Lacompetencia rémetros como leva ras, equilibrio esté amplitud pulmonar, © BilosePnise ‘ex (BEV, Apéndice 1) rrendizaje (AVIPA) (véa- {fniguez y Moya, 2003). a (MMSE) de Folstein y Uesteros (2004). etal, 1986). 02). ara ancianos, de Morse y 0077. salud y bienestar de la juncional es evaluada en primera de ellas es una actividad fisica regular segunda es una medid tercera es también una dificultades que la per- in de sus actividades de jebas se han obtenido de EA antes mencionados. ular ejercicio fisico regular a pregunta es simple: © Bicones Prine Evaluacién on psicogerontologla / 43 ’ uae 282 names Figura 2.1 —Modelo de competencia en EXCELSA-P (Feméndez Ballesteros eta, 2004). {cémo describirta su actividad fisica en su vida dia- ria durante el iltimo afio? Para su respuesta se uti- Jizan cuatro categorfas de actividad fisica: inactivi- dad, minima actividad fisica, ejercicio fisico regular ligero, moderado e intenso, asf como la frecuencia con la que se realiza el ejercicio fisico regular. Con esta pregunta no se pretenden comparaciones inte- Tindividuales, sino tenerla en cuenta para una mejor comprensién del caso y de cara a una planificacién e intervencién. 2.2. Equilibrio La competencia fisica implica un conjunto de pa- ‘émetros como levantarse de una sill subir escale- 133, equilibrio estético y dindmico, la marcha, la ‘amplitud pulmonar, etc. Como ejemplo de una prue~ © Balen Pini ba sencilla de competencia fisica, se ha seleccionado Ia evaluacién del equilibrio. En la BEV se presenta tuna prueba utilizada en el estudio ELEA (Estudio Longitudinal de Envejecimiento Activo, Feméndez- Ballesteros et al, 2007). Se trata de una tarea muy sencilla en su administracién y muy sensible a la edad. Tanto en el equilibrio estético (segundos con el pie no dominante levantado) como en el dinémi- co (la misma tarea con ojos cerrados), los mayores jOvenes (rango edad: 55-64 afios; Estético-Me- dia = 38,35; DT = 22,89; Dinémico-Media = 8,62; DT = 12,87) difieren de los mayores entre 65 y 75 aos Estético Media = 26,31; DT = 22,32; Dindmi- co-Media = 4,39; DT = 4,60). También aparecen diferencias significativas a favor de los hombres. El cequilibrio —que es entrenable— es una funcién bé- sica para cualquier actividad o tarea que requiera la marcha, y esté altamente relacionado con la edad y 44 / Psicologl de le veiez con el funcionamiento psicolégico general (esen- cialmente cognitivo), como se ha puesto de relieve en el estudio de envejecimiento de Berlin (véase, por ejemplo, Baltes y Smith, 1999). Finalmente, la competencia fisicaes Ia base de en ‘qué medide la persona realiza un conjunto de activi- dades y tareas complejas que le permiten ser inde- pendiente respecto a sus capacidades funcionales, 2.3. Competencia funcional En relaci6n con la competencia funcional o habi- lidades funcionales, se distinguen dos dimensiones de competencia en Ia realizacién de las Actividades de la Vida Diaria de las personas mayores (AVD 0 habilidad funcional): 1) competencia bésica (vestir- se, atreglo personal, comer, ducharse 0 bafiarse, control de esfinteres, utilizar el retrete y movilidad fisica), y 2) competencia instrumental (cocinar, usar dinero, limpiar, realizar compras, usar el telé- fono, lavar y arreglar ropa y desplazarse fuera del hogar). Existen diversos tipos de técnicas para evaluar las habilidades funcionales (Fernéndez Ballesteros etal, 1992), Todas ellas pueden considerarse instru- ‘mentos criteriales; es decir, una persona «indepen- dienten debers realizar todas las actividades de la vida diatia. Bésicamente estos instrumentos se aplican a tra- vés de observaciones de profesionales (de profesio- nal sanitario) 0 de allegados o mediante autoinfor- ‘mes, respondiendo el propio sujeto a preguntas del tipo: «puede hacer...2, 0 «jes capaz. de hacer...2»,0 ‘ ocasionales. Sapervisado para ayudar a mantener por sf mismo completamente. ‘el control de la miccién o la defeca- cin: utilize sonda oes incontinente, Comida, a a a ‘Se alimenta sin ayuda, Se alimenta solo, necesita ayuda | Recibe ayuda para comer 0 se ali- para cortar la carne 0 untar el pan, | menta parcial o totalmente mediante sonda 0 por via parenteral Al utilizar este fndice y su hoja de evaluacién, conviene tener en cuenta Ia importancia de la pobla- cin objeto de estudio. Por ejemplo, en un estudio sobre identificacién de necesidades que Reig et al., realizaron en tna poblacién costera con un colecti- ‘vo de extranjeros de 80 y més afios, y dentro de un programa de visitas a ancianos, tan s6lo el 78 por 100 estaba completamente capacitado para realizar con independencia las seis actividades de la vida diaria descritas en la escala de Katz, y s6lo un 22 ppor 100 necesitaba ayuda o era dependiente (Ribera, Majos, Reig et a., 1992). La BEV presenta una versién mediante autoin- forme en la que se interroga a la persona sobre en qué medida tiene dificultades para realizar seis acti- vvidades bésicas (cuidar de su aspecto fisico, comer, vertitse, andar, bafiarse o ducharse y acudir al retre- te), y siete actividades instrumentales (ir de com- ras, preparar comidas, realizar otras tareas domés- ticas, utilizar el teléfono, utilizar el transporte, tomar medicamentos y manejar dinero). Cuenta con cinco alternativas de respuesta, desde «ninguna» a «mu- chas» dificultades, con una alternativa de «no lo hacen. En nuestra muestra de ELEA (personas entre 55 y 75 afios, N'= 456) solamente el 1,5 por 100 de Ja muestra consideré que tenfa alguna dificultad para valerse por sf mismo, Conviene insistir en que este tipo de instrumentos tienen esencialmente un objetivo de clasificacin y ayuda y no requiere la utilizacin de normas para su correccién, 24, Salud fisica iLa salud es lo que importa! es un dicho que co- bra toda su sentido en la vejez, ya que la salud va deteriorindose paulatinamente a lo largo de la vida; es decir, la edad covarfa con Ia salud. Desde la pers- pectiva multidimensional que mantenemos, la salud fisica debe ser evaluada de la misma manera que otras condiciones de la persona mayor. ‘Como no podrfa ser de otra manera desde una perspectiva psicol6gica (puesto que la enfermedad €8 objeto de estudio de otros profesionales), la eva- Tuaci6n de Ia salud fisica suele realizarse a través de instrumentos de autoinforme tanto sobre aspectos objetivos (niimero de medicinas ingeridas, médicos visitados, etc.) como subjetivos (percepcién sobre estado de salud). Por otra parte, una informacién més objetiva sobre el examen de la salud puede ob- tenerse mediante datos proporcionados por el siste~ ma de cuidado de Ia salud (hospital o institucién). Queremos resaltar, no obstante, que los datos obje- tivos (tanto los obtenidos mediante registros objeti- vos como mediante autoinformes), como las visitas © consultas a médicos u otros servicios de salud, (© Bons Pride s6lo pueden ser inte! salud. Es decir, lacu: de consultas a médic tado de salud, 0 lo: estd mds preocupada enfermedades que de dias en cama, ete dicadores de salud ( pporel médico) y refi de cuidados. Lo que parece clk ciones significativas de salud subjetivo e ‘como el mimero de dolores padecidos y cas diagnosticadas, 2 y positivas (en el set cadores y la opiniéa teros, Souto, Gémez conviene enfatizar ¢ | sobre la salud son n | nes fatales del indi | taejores indicadores | tistactorio. | | Como ejemplo d informe pero que hi tivos de la salud pre | [estudio mim: nn — tosses vases 2 leo | | eon | esr Lo solo pueden ser interpretados como indicadores de Salud. Es decir, la cuestién serfa: jun mayor nfimero Ge consultas a médicos implica un mejor 0 peor es- {ado de salud, o To que expresa es que la persona testi mis preocupaca por su salud yfo que tiene més enfermedades que tratar? Las tasas de consultas o de dias en cama, etc. estén asociadas con otros in- Geadores de salud (Salud subjetiva, salud estimada por el médico) y reflejan tanto salud como provisién de cuidados. a © para ayudar a mantener le la micci6n ola defece- a sonda oes incontinente, a Lo que parece claro es que existen altas covaria- ada para comer 0 se ai- | ciones significativas y negativas entre un buen estado ial ototalmente mediante | (Je salud subjetivo e indicadores objetivos de salud, « via parenteral ‘como él néimero de medicinas ingeridas, néimero de dolores padecidos y mimero de enfermedades ex6ni- as diagnosticadas, asf como relaciones significativas 1 positivas (en el sentido esperado) entre estos indi- adores y la opinién del médico (Femandez-Balles- teros, Souto, Gémez, Izal y Dfaz, 1986). Finalmente, conviene enfatizar que los autoinformes subjetivos sobre Ia salud son mejores predictores de condicio- nes fatales del individuo, como ta propia muerte, y mejores indicadores también de envejecimiento sa- tisfactorio. ‘Como ejemplo de medidas de salud de tipo auto- informe pero que hacen referencia a aspectos obje- tivos de la salud presentamos un cuestionario sinto- ‘ayuda y no requiere ly su correcci6n. orta! es un dicho que co. reer, ya que la salud vs ante alo largo de la vids, ala salud, Desde la pers je mantenemos, la salud e la misma manera que sona mayor. otra manera desde uns pesto que la enfermedad ns profesionales), la eve Evaluacion en psicogerontologie / 47 matol6gico preparado por Guillén et al. (1991) al que denominan «Cuestionario “Cruz Roja” de Cali- dad de Vida en Ancianos» (véase tabla 2.3). Segin esios autores, este instrumento no trata de medi Ia salud y la calidad de vida en un momento dado, sino comparar los ftems sobre distintas quejas y proble- ‘mas en situaciones diferentes, por ejemplo antes y después de un perfodo de tratamiento con determi nado férmaco, o comparando los ftems con tipos de tratamientos diferentes. A través de 38 ftems (eva- Tuando estado general, érea cardiopulmonar,trastor- nos vigilia-suefio, érea digestiva, érea nefrol6gica, rea neurolégica, érea sexual, érea de la vida diaria Y varios) se estima que la calidad de vida del ancia- ino es favorable si su media por érea es inferior a3, la suma total inferior a 50, Por otra parte, al objeto de detectar y evaluar tan- to los s{ntomas como el grado de malestar asociado (distrés), es mas frecuente la utilizaci6n de inventa- ios como el Listado de Sintomas (SCL-90-R) de Derogatis (1977), que cuenta con criterios de cali- dad psicomeétrica satisfactorios. Este inventario de autoinforme de sintomas de 90 items esté diseftado para detectar patrones de sintomatologfa médica y psicopatol6gica significativos, Consta de una lista de problemas y dolencias, en Ta que se pide que Ia persona seleccione aquel descriptor o descriptores TABLA 2.3, Excalas de valoracién en geriatria «Cuestionario “Cruz Roja” de Calidad de Vida en Ancianos» ele realizarse a través de Es me tanto sobre aspectos | 40 nfm: | Paciente nim. Iniciales: Fecha: cinas ingeridas, médicos vos (percepcién sobre | |, parte, una informacién en de la salud puede ob- porcionados por el siste- | 2, (hospital o institucién) ante, que los datos obje- nediante registros objeti- | 3. ormes), como las visitas tos servicios de salud, Estado general |. Dirfa usted que su apetit es: Se encuentra usted cansado? {Sienteflojedad en Ins piernas? 1, Bueno © 2, Aceptable C 3. Regular (4, Bscaso C1 5. Nulo 0 1, No © 2. Muy pocas veces 11 3. Si, aveces (4, Sf, con cierta frecuencia (1 5. Sf, frecuentemente 1. No © 2, Muy pocas veces (1 3. Sia veces © 4. Sf, con cierta frecuencia 1 5, Sf, frecuentemente 1 © kions Pde © Econ Pita 48 / Psicologia de la vejez TABLA 2.3 (continuacién) i. Area cardioputmonar Vi Area newolipica 4, (Ha notado difculad al respiraro sensacin de falta desire? | Jig. ¢Se teolvidan as 1. No C1 2. May pocas veces (3, Sia veces Cl 4, St con carta feeaencia © 5, Sf, fecuentemente C) | 1. No 2. Mus 5. (Ha notado palptacones? | ]as. ate ductetacabe 1. No © 2 Muy pocss veces C3, Saveces 4, Sf con cena frecuencia 0 5, Sf feeuentemente || 1. No 02. Mu 6. Hla notado dolor u opresién en el pecho? | fro. (tiene zumbido + 1. No © 2. Muy pocas veces © 3. Sia veces Cl 4, Sf, com cera frecuencia C5, Sf, fecuentemente Cl |) 1. No 2. Mu 7. Hla notado que las manos o los pis e le quedan fos? 21, ;Notahormiguec 1. No Cl 2. Muy pocas veces (3, Si, a veces C1 4, St, con cierta frecuencia 1 5. St tecuentemente © 1. No O12, Mo 1. Trastomos vigila-tefo | |22. Fla notado sens 8 {Se cneventra adonmilado durante ct de? F 1 No.2. Mu 1. No C2. Muy pocas veces (3, Si,aveces (4, Sf, con ciera frecuencia C5, St fcuentemente (|) [2% (Se ensventraus 9. ¢Tiene problemas para docmic? : i. Gla 1. No C1 2. May pocas veces (13, Si,a veces £14. St, con ciera frecuencia C15, Sf frecuentemente C) | |24 {Sesuele encon 1, No.2 Me IM. Ara digestiva 25. Lior con fai 10, gNotala boca sece? Leo M 1. No C2, Muy pocas veces 11 3. Sf,a veces (i 4. Sf, con cierta frecuencia {1 5, Si, frecuentemente 0 11, (Tiene molestias en el estSmago? 1. No © 2. Muy pocas veoes (1 3, Sf,a:veces 5 4. Si, con cierta frecuencia [I 5, Si, frecuentemente 0 VI. Area sexual 26, {Le interesan la 12, {Tene sensacién de néuseas o ganas de voitar? 1, Mucho O12 1. No C1 2. Muy pocas veces 1 3. Sia veces (1 4, Sf, con cierta frecuencia C5. Sf, frecuentemente 27. [Bs sexualmentt 1. St frecuente 13, {Se modificé tiltimamente su ritmo intestinal? 1. No (1 2. Muy pocas veces 1 3, Sf,a-veces C14, Sf, com cirtafrecueneia 25. Sf fresuentemente | [2% uSe ha mosfce . 1. Sf, favorable 14, (Tene gases? 5. Si, desfavore 1. No G2, Muy pocas veces 13 3, Sf,a veces [1 4. Sf, con cierta frecuencia 5. Sf, frecuentemente 0 15, ¢Se levanta a orinar por las noches? (Sélo hombres) 1, No C1 2. Muy pocas veces (1 3, Sf, a veces (1 4. Si, con cierta frecuencia C5. Sf, frecuentemente O 29, {Tene dificalta i 1.NoO2M 16, ySe le escapa la orina? 1, No © 2. Muy pocas veces 1 3. Sf,a veces Ol 4, Si, con cierta frecuencia CI 5. Si, frecuentemente Ci 30. (Ha notado ais 17, {Orina con frecuencia dltimamente? 1. NoO2M 1, No O 2, Si, algo més C1 3. Si, més 0 4, Si, bastante més (I 5. Sf, mucho més O (© Bisons Pinte © Eanes Petnide i. Sf, frecuentemente 0 i Sf, freeuentemente i Sf, frecuentemente i. Sf, frecuentemente C1 | 5. Sf, frecuentemente C1 . Sf frecuentemente C2 . Sf, frecuentemente O Sf, frecuentemente . Si, freeuentemente O St, frecuentemente O . Sf, frecuentemente oO 19. 20 aL 2, 23 Evaluscién on psicogerantologia / 49 TABLA 2.3. (continuacién) ‘rea newoldgica {Se le olvidan ls cosas que hizo ayer © dénde puso sus objets personales? 1. No £1 2, Muy pocas veces Cl 3, Sf, veces (4. Sf, con cieta frecuencia C1 5. Si, frecuentemente (2 {Le duel la cabeza? 1. No Cl 2. May pocas veces © 3. Si, veces (i 4. Sf, con cierta frecuencia CI 5, Sf, fecuentemeate CI {Tiene zumbido de ofdos? 1. No C1 2. Muy pocas veces © 3. Si, veces (4. Sf, con cierta frecuencia C1 5. Sf, frecuentements (I {Nota hoemigueos en los brazoso las piers? 1. No Ci 2. Muy pocas veces © 3, Si, veces CI 4, Sf, con cierta frecuencia Cl 5. Si, frecuentemente (2 {Hla notado sensaci6n de inestabilidad, mareo o que la cabeza se le va? 1, No © 2. Muy pocas veces © 3. Si,aveces 1 4. St, con cierta frecuencia CI 5. Sf, frecuentemeate CI {Se encuentra usted nervioso? - 1, No O12. Muy pocas veces (3, Sf, a veces {3 4, Si, con cert frecuencia 15. St, frecuentemente {Se sole encontrar triste? , 1. No 11 2. Muy pocas veces (1 3. Sf, veces £1 4, Si con cera frecuencia CI 5. Sf recuentemente [I {Lora con fecilidad? 1. No C1 2, Muy pocas veces (1 3. St, veces (2 4, Sf, con cert frecuencia C5. St, freeuentemente 0 Vil. Area sexual 26, (Le interesan las relaciones con sexo? 1, Mucho 5 2, Bastante C3. Algo 01 4. Poco 0 5. Nada 0 27, (Bs sexualmente activo? 1. St, frecuentemente 2. Sf, con cierta frecuencia © 3. Si, veces 0 4. Muy pocas veces (I 5. No CI 28, Se ha modificedo su apetencia sexual? 1. Sf, favorablemente © 2. Sf, algo favorable C3, No, en nada Ci 4, Sf, algo desfavorablemente 5. Si, desfavorablemente 0 (Séto hombres) 29, (Tiene dificultades para conseguir mantener la erecci¢n? 1. No © 2, Muy pocas veces (3. Si, a veces CI 4. Si, con cierta frecuencia 2 5. Sf, frecuentemente O 30. Hla notado difcultad para eyacular? 1. No © 2. Muy pocas veces (3, Sf,aveces (4. Sf, con cierta frecuencia (I 5. Sf, frecwentemente 0 © Bicones Pit © Elcones Pte 80 / Psicologia de la velox TABLA 2.3 (continuacién) 1X. Area vida diaria 31. _Tiene problemas para realizar sus actividades habituales? 1. No 01 2. Muy pocas veces £1 3. Sf,a veces £1 4. Sf, con cierta frecuencia (5. St, frecuentemente 32, ;Tiene dificultades en su cuidado personal (aseo y vestirse)? |. No © 2. Muy pocas veces 11 3. Sf,a veces £1 4. Sf, com cierta frecuencia (5. Si, frecuentemente ( 33, Tiene dificultades para caminse? 1, Nunca ( 2, Muy pocas veces © 3. Si,a veces 1 4, Si, con cierta frecuencia [1 5. Sf, frecuentemente 34, {Mantiene relaciones con amigos, conocidos o familiares? X. Varios 35, Cree que suda mas de lo habitual? ‘ 1. No Cl 2, Muy pocas veces 1 3. Sf, a veces (1 4, Sf, con cierta frecuencia 0 5. Sf frecuentemente (2 36, {Nota picores en el cuerpo? 1. No 2. Muy pocas veces 1 3. Si, a veces (1 4. Sf, con cierta frecuencia 1 5. Sf, freenentemente 37. {Lehan salido manchas en la piel? 1, No © 2. Muy pocas veces 2 3. Sf,a veces [1 4. Sf, con cierta frecuencia (1 5. Sf, frecuentemente 2 38. {Ha tenido sofocos? 1. No © 2. Muy pocas veces C1 3. Si, a veces C4, Si, con cierta frecuencia 0 5. Sf, frecuentemente En visitas de control (no al inicio): 39. {Le molesta tomar la medicacisn? 1. No C12, Muy poco C3, St, pero poco C4. Sf, bastante CI 5, Sf, mucho C1 40, En su opinién, la enfermedad que sufte y/o su tratamiento, :le ha impedido ejercer sus actividades habituales? 1. No © 2, Muy poco © 3, Sf, pero poco CI 4, Sf, bastante 1 5. $f, mucho O Observaciones del evaluador:. Observaciones de la familia yo cuidadores: ech y firma ome: Full... Gia. Rew R. Semper, Seu Tots, Snr Rodis is coi do extniments) © deloos Pnide 1. Sf, frecuentemente C2. Si, con cesta frecuencia © 3, Sf, veces C) 4, Muy pocas veces 0 5, Nunca 0) aque expresen mejor « por el problema dese cael tiempo), asf cor a cada uno de Tos 90 tinco puntos, de 0 « snente, bastante y ex califca, punta e int Siones: somatizacié bilidad interpersona dad, ideacién de tip | psicoticismo. Se pur dices globates de m Index), indicativo de Ia intensidad, del ms tivo Symptom Distre intensidad de os pa | el PST (Positive Sy» nnimero de sintoma arcade. Finalmente, se de Evaluaci6n en I tas que se han util investigaciones y 1 (OMS en la regia los estudios sobre preguntas se trata ¢ tivas generales (zc como comparativa: lizar operaciones ¢ el tiempo (cedmo « rada con la del ai (comparado con ls sexo, zedmo dirfa ros de salud?). L cinco, de «mala» 3 tal, teniendo en cu tee 3 y 15 con ur (OT = 1,91), habi rencias significath y la edueaci6n. Er bién preguntas de rroga si la personi volverse en suv édico sobre los teaiendo en event Ia visi6n, no sélo © aloes Pride Lo ue expresen mejor el grado de malestar producido forel problema descrito en el pasado (y se especif- Piel tiempo), as{ como en la actualidad, Se contesta Sada uno de los 90 ftems a través de una escala de inco puntos, de 0a 4: nada, un poco, moderada- frente, bastante y extremadamente. El SCL-90-R se falifica, puntéa ¢ interpreta uilizando nueve dimen- Siones: somatizacién, obsesivo-compulsivo, sensi- bilidad interpersonal, hostilidad, depresién, ansie~ ddad, ideaci6n de tipo paranoide, ansiedad fsbica y psicoticismo. Se pueden obtener, asimismo, tres fn- ices globales de malestar: el GSI (Global Severity ‘Index, indicativo del nivel de severidad actual, 0 de seas veces C5. Nunca O} jg intensidad, del malestar percibido; el PSDI (Posi- — tivo Symptom Distress Index), que es una medida de intensidad de los patrones de respuesta individual, y el PST (Positive Symptom Total), que consiste en el rndmero de sintomas que el anciano ha sefialado y marcado. Finalmente, se han inctuido en la Baterfa mfnima de Evaluacién en la Vejez (BEV) un set de pregun- tas que se han utilizado en la mayoria de nuestras investigaciones y que han sido propuestas por la ‘OMS en la regién europea con el fin de armonizar los estudios sobre salud (WHO, 1996). Con estas preguntas se trata de utilizar tanto preguntas subje- tivas generales (ccémo dirfa usted que es su salud?) como comparativas, que permiten a la persona rea- lizar operaciones de valoracién teniendo en cuenta ltiempo (¢cémo encuentra ahora su salud compa- rada con la del afio pasado?) y su edad y género (comparado con las personas de su misma edad y sexo, ;cémo dria usted que se encuentra en térmi- nos de salud?). Las alternativas de respuesta son cinco, de «mala» a «muy buena. La puntuacién to- tal, teniendo en cuenta ls tres preguntas, oscila en- ‘te 3 y 15 con una puntuacién promedio de 9,34 (DT = 1,91), habiéndose encontrado algunas dife- rencias significativas debidas al contexto, el género y la educacién, En la BEV se han incorporado tam- ‘ign preguntas de tipo objetivo, por lo que se inte- smoga sila persona utiliza alguna ayuda para des hou volverse en su vida diaria y si ha consultado al mura L-Rodkigvez (Ge €°P'* médico sobre los problemas de salud. Finalmente, y teniendo en cuenta la importancia de la andicién la visi6n, no s6lo para la salud, sino para el funcio- 5, Sf, frecuentemente 0 5. Sf, frecuentemente O 1 5. Sf, frecuentemente 5, Sf, frecuentemente O 5. Sf, frecuentemente 0 5. Sf, frecuentemente S. Sf, freeuentemente us actividades habituales? Fecha y firma (© Bons Pri © Bales Pride 4 = Evaluacién en psicogerontologia / 541 namiento comportamental del individuo, se han corporado un conjunto de preguntas para indagar el estado de la visin y la audicién del individuo. En resumen, la evaluacién del funcionamiento y 1a competencia fisica y la salud percibida o autoin: formada suponen aspectos importantes de funciona- miento de la persona mayor que habrén de ser ten dos en cuenta en toda evaluaci6n psicol6gica. 8. FUNCIONAMIENTO COGNITIVO El funcionamiento intelectual debe estar presen- ‘te —en mayor 0 menor medida— en toda evalua- cién psicolégica de una persona mayor. En una mayorfa de casos, las personas mayores o sus alle- gados consultan al psic6logo por algin déficit sub- jetivo del funcionamiento intelectual, cognitivo, de Ja memoria, atenci6n 0 concentracién. En muchos ‘casos, Ia consulta se debe a la existencia de un de- clive normal del funcionamiento intelectual o bien se trata de un deterioro patol6gico e irreversible del mismo. Por otra parte, puesto que el funcionamien- to cognitivo es un marcador de envejecimiento y est altamente asociado a la salud, debe ser evalua do aunque sea en forma somera (véase, por ejem- plo, Fernéndez-Ballesteros et al., 1992; Baltes y ‘Smith, 1999). La competencia cognitiva tiene que ver con el funcionamiento intelectual adecuado y con la ausen- cia de sintomatologfa demencial. Se han presentado innumerables pruebas de deteccién de deterioro de procesos cognitivos (memoria ¢ inteligencia, prin- cipalmente), unas veces relacionadas con test de inteligencia y tests neuropsicol6gicos y otras como exdmenes del estado mental (para una revisién, véase Ferndndez-Ballesteros et al., 1992). De entre estos tltimos cabe citar los siguientes: el Short Por- table Mental Status Questionnaire (SPMSQ) de Pfeiffer y Pfeiffer (1975); el Mini-Mental State Examination (MMSE) de Folstein, Folstein et al. (1975); derivado del MMSE, el Mini-Examen Cog- noscitivo (MEC) de Lobo et al. (1999); el Minime- nal State de Kaln, Golafarg, Pollack y Peck (1969); a Physical Self Maintenance Scale (PSMS) de Law- ton y Brody (1969); y la Clifion Assessment Proce- 52 / Peicologle dela vejez dure for the Elderly de Pattie y Gilleard (1975, 1976), entre otros. Nuestro objetivo aqui es presen- tar pruebas que nos permitan un screening del fun- cionamiento cognitivo de la persona mayor y tam- ‘bign una comparacién normativa con poblacién ‘general. Por supuesto, si tras esta evaluacién exis- tiera la sospecha de un déficit del funcionamiento intelectual, el psie6logo deberfa profundizar con instrumentacién ms precisa o bien remitirlo a un neuropsicélogo. Sin embargo, estas pruebas de screening del fun- cionamiento cognitivo han sido desarrolladas en un mbito médico con poblaciones clfnicas. Considera- ‘mos que son importantes los planteamientos psico- métricos que, ademés, permiten comparaciones in- terindividuales. Asf, vamos a presentar cinco pruebas de las cuales dos son técnicas tipicamente psicol6- gicas y tres son tipicos exémenes mentales (el SPS- ‘MQ, el MMSE y el MEC), de los que contamos no s6lo con puntuaciones criteriales, sino también con puntuaciones normativas, De estas cinco pruebas (la prueba de Digitos a la inversa procedente de las Escalas de Medida de In teligencia de Wechsler, 1955; la prueba de aprendi zaje verbal adaptada al potencial de aprendizaje procedente de la Baterfa de Potencial de Aprendiza- 4p de Femindez-Ballestetos, Zamarrén, Térage, iguez y Moya (2003), el Mini-Mental State Exa- ‘mination (MMSE), el Short Portable Mental Status ‘Questionnaire (SPMSQ) y el Mini Examen Cognos Citivo (MEC), las tres primeras forman parte de la « ) — Exxenoy hat gue des Gia oee() omecn eee) medir; el primer y t te— corresponden ¢ scnombrar objetos, ¢ aglutina a Ia mayor | ros»), Finalmente, t | gréficas utilizadas ej bre este instrument mental Respecto del ME cig mucho mas pon tein etal, por dos raz Gace eta, 199) {ocd 17k arts 2: sete 2376 ean prion Cope les Panios de corte ‘Pants decartes 2324 laine) 2324 (obo ea, 197) rnimero de tareas, qu | nivel de dificultad in la prueba en 5 punto deja al 85,5 por 100 | representativa de pol Scrpimaorepereatoeagnperwomepnion ||P a ‘Permian encneacs a jt tebe wat aiios como poblacic ‘hua de go met onuperor, préximo alo que o¢ {Erase is primers exlosdecevimpreioe de ewe insrumeo edo uadoaie wont (aduoin tel ccnde, depacin vias. y de nombrar» objetos, mientras que el segundo factor aglutina a Ia mayor parte de los elementos («va- ros»). Finalmente, todas las variables sociodemo- ¢réficas uilizadas ejercen un rol significativo so- bre este instrumento de evaluacién del estado mental Respecto del MEC, éste presenta una distribu- cién mucho més ponderada que el MMSE de Fols- tein et al., por dos razones esenciales: incrementa el niimero de tareas, que ademés se mantienen en un nivel de dificultad intermedio, y con ellas aumenta ero | la prueba en 5 puntos. Un punto de corte de 23-24 i | deja al 85,5 por 100 de los sujetos de una muestra = he i i | representativa de poblacién espafiola mayor de 50 sccus depot | aos como poblacién «intacta», lo cual resulta ta nel ost pr6ximo a lo que ocurre en la versi6n original de nino, stigocie eniaia pe Folstein con el punto de corte de 19-20 (propuesto or Escribano et al., 1999). La dificultad de los elementos pone de relieve que existe una mayor variabilidad y grado medio de difiultad en los elementos afladidos por Lobo, 10 en dessa e prclogt cps, napa ales ambi ea (© Bicones Piinid) © Elio Prado cual mejora la versién original de Folstein con una ‘mejor distribucién de los elementos. La fiabilidad del MEC es francamente alta (al- pha = 0,81). La estructura factorial repite lo que ccusre con el MMSE en el sentido de no replicar la estructura que supuestamente evalia. En realidad, Ia mayor parte de los elementos que evalian muy distintas funciones psicol6gicas saturan en un mis- ‘mo factor que hemos bautizado como «varios»; y encontramos dos factores en los que saturan tareas de eejecucién» y de «nombrar>. ‘Lomismo que ocurre al MMSE en su versi6n oti- ginal de Folstein etal. las variables sociodemogréfi- cas edad, educacién y posicién social y, en menor ‘medida, el género infiuyen signficativamente en tas puntuaciones del MEC. Asf pues, la ponderacién de estas variables se hace necesaria a la hora de utilizar este instrumento para tomar decisiones diagnésticas. Con respecto del SPMSQ, el punto de corte es- tablecido por Pfeiffer y Pfeiffer (2 errores) para Ia poblacién general deja al 20 por 100 de poblacién con potencial demencia, Permitiendo a los sujetos que son iletrados 0 no tienen estudios un error més, se logra conseguir un adecuado punto de corte para la poblacién general, La muestra en residencias ape- rece con casi un punto de diferencia con la muestra de la comunidad. Existe muy escasa variablidad en la dficultad de Jos ftems, la mayor parte de ellos son muy sencillos, 58 / Psicologia dele vejez y tan s6lo dos elementos tienen un indice de dificul- tad intermedio (restar 3 de 20 hasta el final y el nombre del anterior presidente del gobiemo). La fia~ bilidad (en el sentido de consistencia interna) es me- ianamente alta (0,67 en la muestra dél domicilio y 0,75 en residencias), Por lo que se refiere a la es- tructura factorial, los dos factores hallados —que se replican en ambas muestras— no se ajustan a las distintas funciones que, te6ricamente, evaliia el SPMSQ. Los resultados hacen pensar que se trata ‘més bien de una estructura monofectorial, que es explicada por el conjunto de los elementos (final- ‘mente la mayoria se refieren a «conocimientos») de Ja prueba. ‘Las puntuaciones del SPMSQ administrado en su domicilio difieren significativamente en funcién de la edad, la educacién, la posicién social y el gé- nero. No ocurre asf con las puntuaciones que proce- den de personas que viven en residencias; en este caso, no aparecen diferencias significativas debidas al género ni a la edad debido seguramente a que la poblacién institucionalizada es mucho més homo- ‘génea que la que vive en sus domicilios. Finalmente, sf existen diferencias por lo que se refiere a las va- riables sociodemogréficas educaci6n y posicién so- cial, por lo que en ese contexto las variables sociales parecen tener un mayor peso que las biolSgicas. 4, AFECTO Y CONTROL En competencias afectivas incluimos tanto aque- los comportamientos deficitarios y considerados patol6gicos, recogidos en los sistemas de clasifica- cidn psiquidtricos (por ejemplo, depresién), como aquellas conductas personales ¢ interpersonales tan- to internas (experiencias subjetivas) como manifies- tas que implican sentimientos, emociones e interac- ciones positivas y adaptativas, como satisfaccién, habilidades para resolver problemas de corte inter- personal, etc. Los afectos, emociones y sentimientos en las, personas mayores son importantes, tanto por su im- pacto sobre el estado mental como por su potencial influencia sobre la evolucién de la enfermedad fisi- ca, Tanto la depresién como la ansiedad clinicas, o su sintomatologia, pueden acompafiar determina. dos acontecimientos de vida que presentan una ma- yor ocutrencia en la vejez.(pérdidas, declive en el estado de salud, uso de medicacién, etc.). No obs. ‘ante, gran parte de esta sintomatologfa puede ser transitoria y con un coste de malestar emocional soportable y adaptativo. El trastomo mental de in- terés clinico consiste en un patrén o sindrome psi- col6gico y comportamental clinicamente significa- tivo, asociado de forma tipica a un sfatoma perturbador (malestar emocional), deterioro en una © mAs reas principales de actividad cotidiana (dis- capacidad funcional) o, finalmente, al riesgo signi- ficativo de padecer dolor, incapacidad, pérdida de libertad o muerte. En un meta-andlisis realizado al respect, se extrae que no existen datos firmes que avalen con seriedad la hipétesis de que el riesgo de depresién aumente con la edad (Newmann, 1989; véase también Feinson, 1989). La prevalencia de sintomatologfa vinculada a de- resign en Estados Unidos oscila entre un 10 y un 15 por 100 (Blazer, 1990). En Francia, esta tasa de depresi6n se sitia alrededor del 13,4 por 100 Fuh- rer et al, 1992), De entre los problemas de ansie- dad, el trastomo por ansiedad generalizada parece ser el més frecuente, estimandose su prevalencia en ancianos que viven en comunidad en un 5 por 100 (Blazer, 1990). Otros datos de interés, en cuanto a prevalencia de problemstica psicopatolégica en per- sonas de 65 y ms aos de edad que viven en comu- nidad, son: un 15 por 100 com el diagndstico de hi- pocondrfa (Blazer, 1990), y de un 0,5 a.un 1 por 100 con diagnéstico de esquizofrenia (Cohen, 1990). En la actualidad no disponemos de criterios de cevaluacién altemativos 0 complementarios que se empleen sisteméticamente para diagnosticar los trastomos psicopatoldgicos de Ja depresién o la an- siedad en personas mayores. No obstante, tenemos tuna riqueza de instrumentos de evaluacién que in- tentan responder 2 las teorfas explicativas de esta psicopatologia, Asf, la teoria comportamental s0s- tiene que la depresiGn esté funcionalmente asociada a la presencia de eventos desagradables ¢ interac- cciones negativas persona-ambiente, y a la escasa frecuencia de eventos placenteros ¢ interacciones persona-ambiente agradables y satisfactorias. Ello © Bons Pride determina una baja ta ciales) como la fuente sivos en Ja Vejez (Teri ‘Ademds, el mundo afectado bien por défi por n0 haber sustituit placenteras en aiios a ‘bajo) por otros event Ia edad. Finalmente, « ciones puede exigir mt y la persona mayor pt ras competencias int evaluaci6n de trastor sis de la medida fil de otras condiciones que pudieran estar ex el fin de proceder as En este epigrafe v de malestar emoci I trastomo mental de i n patron o sindrome psi al elinicamente significa a tipica a un sintom: yeional), deterioro en actividad cotidiana ( nalmente, al riesgo sign, incapacidad, pérdida neta-andlisis realizado a] de otras condiciones socioambientales y personales existe dats fmes qx) que pudiran estar explicindola ocontroléndola con 6tesis de que el riesgo dj et fin de proceder a su tratamiento. \ edad (Newmann, 1989 En este epigrafe vamos a examinar algunas con- 289). | cicioes relacionadas cone estado de énimo, I matologia vinculada a de) sisfaccién con la vida y ta depresién, concluyendo s oscila entre un 10 ¥ ml con Ja evaluaci6n del control interno/externo y 1a . Ea Francia, esta tasa ck autoeficacia para envejecer. or del 13,4 por 100 (Fuk : los problemas de ansie, edad generalizada pare. #1- vandose su prevalent Los sentimientos y emociones evaluados espect- eae ae ee es coanto fcamente han sido uno de los instrumentos més co- va psicopatolbgica en per, @onmenteullizados; af, por ejemplo, se han cons~ ° edad veo viven en coma, “uido tests de adjetivos para la evaluacién de la coat Tiagnéstice de by, 2°!0ualidad, listados de adjetivos para evaluar la coe ero too io, 4¢ptesién y otros muchos tipos de auto-informes nia (Cohen, 1990). | (P22 una revisidn, véase Feméndez Ballesteros, One Cone erie ay 1992). Como ejemplo de estos intrumentos vamos spor 4 presentar el Auto-Registro de Sentimientos (Fer- complementarios que x . te para diagnosticar to, "#tdez-Ballsteros, 2007). 3s de la depresién o la an es. No obstante, tenemo' _Auto-Registro de Sentimfentos (ARS) tos de evaluaciéa que ir orfas explicativas de esti _ Conel fin de establecer una linea base de la emo- orfa comportamental sos, cionalidad positiva y negativa, as{ como su balance, (funcionalmente asociad: Fernéndez-Ballesteros (2004a) ha elaborado un Au- desagradables e interac 10-Registro de Sentimientos que aparece en la tabla ambiente, y a Ia escas: 2.10. Se trata de que la persona registre sus senti- scenteros € interaccione’ Tientos cada dfa, de entre un listado de 20, en un bles y satisfactorias, Flt petfodo limitado de 7 dias, aunque éste puede am- Autorregistros © Bioss Pei Balen Pirie 4 Evaluacién en psicogerontologie / 59 pliarse para ser adaptado @ los objetivos de Ia eva- Tuacién /intervencién. ‘Las altemativas de respuesta oscilan entre «nada ‘en absoluto» a, en el caso de que ese sentimiento haya aparecido, una escala de 5 puntos (de «algo» a «extremadamente>). En otras palabras, la primera ‘columna del protocolo esté considerando la «Ocu- rrencia> y las restantes cinco casillas estén evaluan- do su «Intensidad> y la escala completa la «Fre- cuencia». El Auto-Registro de Sentimientos (ARS) ha sido utilizado extensamente por Feméndez-Ballesteros y su grupo (Ferndndez-Ballesteros, Caprara, Cobo, Feméndez.y Corrales, 2007) comparando personas mayores con personas j6venes. En la tabla 2.11 po- demos encontrar el sumatorio semanal de la no-ocu- rrenciat de sentimientos positivos y negativos y de la media y 1a desviacién tipica de sentimientos positi- vos y negativos en personas mayores (N= 103; Ran- go de edad: 20-28; Modia de edad: 23,3; 97 mujeres, y 23 hombres) y j6venes (N=123; Rango de edad: 54-74; Media de edad: 61,5; 48 mujeres y 52 hom- bres). El sumatorio de la no ocurrencia implica el mimero de adjetivos que se han marcado.como «Nada en absoluto» en los 10 sentimientos positivos connegativos, la media de la frecuencia en una escala de 0 («Nada en absoluto») a 5 («Extremadamente») y Ia intensidad en una escala de 1 a 5. Como pode- ‘mos observar, las personas mayores tienen una me- dia semejante alos j6venes en cuanto ala frecuencia de los sentimientos positivos, pero cuentan con un ‘menor ntimero de negativos y, por tanto, presentan diferencias significativas en la no-ocurrencia de sen- timientos negativos, mientras que no difieren de los {j6venes en cuanto a la no-ocurrencia de sentimien- ‘0s positivos. El Auto-Registro de Sentimientos es stil ala hora de evaluar el balance entre sentimientos positives y negativos, asf como es titil en la valoracién de inter- venciones en disefios intrasujeto. 42. Satisfaccién con la vida Las formas en que las personas experimentan afectivamente condiciones vitales (su vida, su sa- 60 / Peicologi de la volez TABLA 2.10 Auto-Registro de Sentimientos (ARS) (Fernéndez-Ballesteros, 2004a) Medias y desviacior Instrucciones: + Setrata de que durante una semana, cada noche, anote los sentimientos que recuerde haber tenido en el autorregistro ‘ee dfa, marcando la casilla correspondiente. « Por favor, se tata de que no olvide ningiin dia de hacer su autorregistro; si lo olvida, anote qué dia ha sido y centregue un registro en blanco, jno lo haga a dfa siguiente! No ocurreacia + Para recordar mejor los sentimientos que ha tenido repse lo que ha hecho durante el dia: de la mafana a la (cumatori, rango 0- noche. + «Nada en absoluto» significa que usted no a sentido ese seatimiento. Si, por el contrario, usted ha sentido ese Frewvencia sentimiento,anote en qué medida lo ha sentido (algo, bastante, mucho, et. Frecoenci «Tate deter sincerolacno ae deje evar por lo que cree que se espera de sted. (wedi, rng Itensidad wincnatwiwo] ate | Basan Maco | Mine) Peale odin go -t Comasia . tute) se han mo Culpa tores de longevidad ‘Tristeza factorio y activo (VE Felicdad 2003; Feméndez-Br Miedo Sin duds, la satis Cumplimiento y el bienestar son ¢ Veta tales qe pi is estado positivo, ose Conditones its See chas las relaciones ‘Alegria psicol6gico, Ia sati: Content ractefsticas de per: Teritacion ¢l optimismo o Ine Sosiego/paz con condiciones vit Disgusto cio-econémico,lae Tnterés véase Zaman, 16 Odio Son muchos ios Aburrimiento tentar medi la satis Excitacion subjetivo; sin emt everdaderos» —inc individuo—, ta val hace francamente formas de validac cambios que el inc largo del ciclo vits aconsejan la utiliz espectticamente ps distints instrumer col6gico y Ia satis © Baines nite | © Bens Putide LR Evaluacién en psicogerontologia / 61 TABLA 2.11 Medias y desviaciones tfpicas de la intensidad y sumatorio de la no ocurrencia de sentimientos positives ‘y negativos en personas mayores y jOvenes Mayor =) Tienes = 1) rtenidoenelautoegiste " Pests Negatvon Peter Nezts + anote qué dfa ha sido y No ocurrencia 11,26 41,61 11,83 34,97 dix de ta matana ae} | unten rne00-70) | 1030 ase) oo) a3.in ario, usted ha sentido ese ‘Frecuencia 171 0,58 1,80 0,84 (media, rango 0-5) (0163) (oy (034) An Tmeasiad rs Las it 16s ration (nediaango 1-5) 048) 46) 038) o% ud, ete.) se han mostrado como excelentes predic- tores de longevidad, salud y envejecimiento satis factorio y activo (Vazquez, Hemnangémez y Hervés, 2003; Femndndez-Ballesteros, 2008). Sin duda, Ia satisfaccién con la vida, la felicidad yy el bienestar son constructos intimamente relacio- nados que implican la experiencia interna de un estado positive, mds 0 menos duradero, referido a condiciones vitales actuales 0 pasadas, y son mu chas las relaciones encontradas.entre ei bienestar psicolégico, Ia satisfaccién con la vida y otras ca- racteristicas de personalidad como la extraversi6n, loptimismo o la emocionalidad positiva, asf como con condiciones vitales reales (como el estatus s0- cio-econémico, la educacién, et.; para una revisin, vase Zamarr6n, 1999), ‘Son muchos los instrumentos utilizados para i tentar medir la satisfacciGn con la vida y el bienestar subjetivo; sin embargo, en ausencia de criterios sverdaderos» —independientes del autoinforme del ividuo—, la validacién de estos instrumentos se hace francamente dificil y ha de echarse mano de formas de validacién de constructo, Ademés, los cambios que el individuo parece experimentar a lo largo del ciclo vital en relacién con estas variables ‘consejan la utilizacién de instrumentos disefiados éspeciticamente para distintos grupos. Asf, existen clistintos instrumentos para evaluar el bienestar psi- | colégico y Ia satisfaccién con la vida en personas © Beiciont Pelt © Bons Pride he —_ ‘mayores; la diferencia entre ambas estriba en que ‘mientras el bienestar tiene un componente actual y hhace referencia esencialmente a aspectos afectivos, In satisfaccién con la vida alude a condiciones cog- nitivas o valorativas referidas al pasado, Las dife- rencias sustanciales con los instrumentos prepara- dos para personas mayores estriban en la inclusién de elementos de comparacién entre condiciones an- teriores y actuales, o entre valoraciones sobre uno ‘mismo y sobre las dems personas de la misma edad ¥y sexo (véase, por ejemplo, Larson, 1978). Los instrumentos utilizados para la evaluacién el bienestar 0 Ia satisfaccién pueden ser: 1) pre~ ‘guntas criteriales; 2) listas de adjetivos y, finalmen- te, 3) elementos en agregado que tratan de medir el constructo, ‘Asi, entre los primeros se pueden encontrar pre- ‘guntas generales como las sugeridas por Lykken y ‘Tellegen (1996), que aportan una puntuacién general de satisfaccién (Teniendo en cuenta lo bueno y lo malo, en qué medida se siente satisfecho con su vida? con cuatro alternatives de respuesta) y una ppuntuacién comparativa intrasujeto (Su sarisfaccién es mayor, menor o igual que hace cinco alos?). Es- tas dos preguntas figuran en la Baterta (minima) de Evaluacién en la Vejez (BEV). También se utilizan preguntas de comparacién interindividual como, por ejemplo: Su satisfaccién es mayor, menor o igual ‘que las otras personas de su misma edad y sexo? 62 / Psicologia dela vojoz Entre los segundos, es frecuente la utilizacién de listas de adjetivos positivos y negativos como Medi- da del afecto positivo y negativo (Positive and Ne~ ‘gative Affect Schedule, PANAS) de Watson, Clark y Tellegen (1988). Finalmente, el constructo de satisfacci6n en la vvida se puede medir a través de diversos cuestiona- ios 0 escalas utilizando sus elementos en forma agregada. Un instrumento con el que tenemos expe- riencia de algunos afios y datos de fibilidad y vali- dex adecuados es el Cuestionario de satisfaccién con 1a vida, de ocho ftems y tres categorias de respuesta («verdadero», «no s6>, «falso»), el cual presenta- ‘mos en la tabla 2.12 (véase Reig y Ribera, 1992). ‘De entre todos los instrumentos de evaluacién del bienestar psicol6gico y la satisfaccién destaca la Philadelphia Geriatric Center Morale Scale (PGCMS) de Lawton (1972). Su alta fabilidad test- retest, asf como los indices de validez convergente de constructo, parecen avalar su utilizacién, Esta es Ja raz6n por la que la presentamos a continuacién. Philadelfia Geriatric Center Morale Scale (PGCMS) (Lawton, 1972) La escala original contaba con 22 ftems que, en sucesivas readaptaciones, han sido reducidos primero 17 y, més tarde, a 15 (Lawton, 1972); las alternati- vas de respuesta escalares se han transformado en alternativa dicotémica (s/n0) menos en las dos uti. ‘mas. El instrumento puede ser autoadministrado, szungue también puede ser aplicado mediante entre. vista, Presenta un lenguaje de facil comprensiGn in- cluso para las personas de edad muy avanzada. Ade- ‘mds, al contar con un mémero muy reducido de elementos, no suele provocar cansancio ni falta de atencién ¢ interés en los sujetos. ‘Aunque con Ia versién original se obtuvieron seis factores, las dos versiones reducidas dieron lu- gar a tres: «agitacién», «actitud hacia el propio en- Yejecimiento» ¢ «insatisfaccién con la soledad» (Lawton, 1975). En nuestro pafs, Montorio (1994) y ‘Zamarrén (1999), utilizando la adaptacién espafiola de la escala (16 y 15 items, respectivamente) obtu- vvieron una estructura factorial muy similar. En la tabla 2.13 se presentan los elementos del PGCMS y Ja distribucién factorial obtenida en la investigacién de Zamarrén (1999), en la que como puede obser- ‘arse saturan tres factores claramente diferenciados. El primer factor, «envejecimiento satisfactorio», plica un 17,09 por 100 de la varianza total, El gundo factor, «estado de énimo positivo», explica tun 16,72 por 100 de la varianza total, y el tercet factor, «equilibrio emocional», explica un 15,43 por ianza total, La fiabilidad dos mitades obtenida por Lawton con la versién original de 22 items y una muestra de TABLA 2.12 Cuestionario de satisfaccién con la vida. Inventario de satisfaccin de Bigot (adaptacién y validacién de Reig et al, 1991) item Verdadero | Nosé | Falso 1, Soy tan feliz como cuando era més joven. ° ° ° 2. En comparacién con otros, soy demasiado pesimista. ° ° ° 3. Tengo el mismo interés en hacer las cosas que antes me agradaban. ° ° ° 4. Cuando pienso en mi vida, me doy cuenta de que no he conseguido la | 0 ° ° ‘mayoria de las cosas ‘5. Estos son los mejores aflos de mi vida, ° ° ° 6. Cuando me comparo con otras personas de mi edad, me doy cuenta de | 0 ° ° ue he tomado muchas desiciones equivocadas 7. Aunque pudiese, no cambiaria mi vida pasada ° ° ° 8. Mi vida podria ser mds feliz de lo que es ahora. ° ° ° (© Baines Pitite ‘A medida que me ‘Tengo tanta energ ‘Ahora me molest Siento que segin A veces estoy tan A veces siento qu ‘Ahora soy tan fel ‘Tengo muchas ra: ‘Me siento més irr La mayor parte di ‘Me tomo las cosa Me altero 0 disgu Segiin me voy har Cmo esté de sa Segtn se va hacie REBBES eenovavne Autovalor % varianza explicada "Método de extracel: A Metodo de rotacin: No Fonts: Zemanta (199, 300 personas mayores i La consistencia interna 081, y la fiabilidad test to ala fiabilidad de lay Montorio (1994) obtuy interna de @=0,79, wt 0,78, y una fiabilidad te tun mes (V= 100), de (1999) analiz6 la escal: sas mayores, de las cus dad y 507 Jo hacfan ent niendo una fiabilidad consistencia interna, de Con respecto a la. laescala original con € (os familiarizados con unos coeficientes de 0,4 btuvo una validez cor faction Rating Scale ( ‘Tobin, 1961) de 0,57. © Raine Pirie ~ $ se han transformado TABLA 2.13 ‘tems y saturaciones factoriales de los elementos del PGCMS Evaluacén en psicogerontoogie / 63 ‘Componentes ‘A medida que me voy haciendo mayor, se ponen las cosas peor para mi (F) ‘Tengo tanta energia como el afio pasado (V) ‘Ahora me molestan mis las cosas pequefas que antes (F) Siento que segiin me voy haciendo mayor soy menos til (F) ‘A veces estoy tan preocupado que no puedo dormir (F) ‘A veces siento que Ia vida no merece 1a pena ser vivida (F) ‘Ahora soy tan feliz como cuando era joven (V) ‘Tengo muchas razones por las que estar triste (F) ‘Me siento més iritable que antes (F) ‘Me tomo las cosas a pecho (F) a Me altero o disgusto fécilmente (F) 007 | 1137 | 2762 Sogtin me voy haciendo mayor, me siento més solo (F) 265 | 505 {Cémo esté de satisfecho con su vida ahora? (1-4) 7 40s | 422 nenida en Tn ivsetigncl Segin se va haciendo mayor ls cosas son para usted (mejor, peor, igual) @ que como puede obs} ‘Autovalor 256 | 250 | 231 claramente diferenciada! | , yarianza explicada 17/09 | 16,72 | 15,43 1 2. 3. 4 5 6 1 8 9 10. La mayor parte del tiempo la vida es dura y dificil (F) u. 2 B. 1 15 684 | —009 | 250 556 | 212 | ~o0s 442 | ~007 | 556 woo | 184 | 203 007 | 49s | lags wiz4 | 747 | 1145 ass | 458 | —009 17s | raz | 147 3352 | ‘aa | ‘sis 23s | ‘321 | [324 003 | 1338 | 2750 imiento satisfactoriow, ex, e Ia varianza total. El se) ‘4nimo positivo», explicl rarianza total, y el teree nal», explica un 15,43 p 300 personas mayores insttucionalizadas es de 0,79. des obtenida por Lawtot La onsistencia interna (Kuder-Richardson 20) es de 22 ftems y una muestra & 081, ylafabilidad test-retest es de 0,80. Con respec- to ala fabilidad de Ia versién espafiola de la escala, Montorio (1994) obtuvo un fndice de consistencia ; ; intema de @ =0,79, una fiabilidad dos mitades de daptacién y validacién | 0.78, y una fiabilidad test-retest, con un intervalo de ‘un mes (V= 100), de 0,85. Asimismo, Zamarrén (1999) analiz6 la escala con dos muestras de perso- ‘Méodo de extraccin: Anlisis de components principales. Metodo de rotacin: Normalizacén Varimax con Kaiser. Puen: Zamarrén (1999), Nosé Fale oes mayores, de las cuales 507 vivfan en Ia comuni- ° © | dey 507 lo hacfan en residencias de ancianos, obte- ° © | niendo una fiabilidad, a través de la prueba de ° © | consistencia interna, de 0,83 y 0,84 respectivamente. ° ° Con respecto a la validez, Lawton correlacioné ° | leseata original con evaluaciones de jueces exper- | | tos familiarizados con los ancianos, obteniéndose | unos coeficientes de 0,43 y 0,53. Asimismo, Lawton o | obtuvo una validez convergente con la Life Satis- ° © | faction Rating Scale (Neugarten, Havinghurst y Tobin, 1961) de 0,57. También Lawton estudié la © EAcione Paid © Bikicoes Prkie posible validez predictiva de la escala y encontr6 que los que tenfan puntuaciones altas correlaciona- ‘ban fuertemente con variables que podrian ser pre~ dictoras de satisfaccién (por ejemplo, salud fisica, realizacién de actividades, satisfaccién con relacio- nes sociales, movilidad, etc.). Por otra parte, Loh~ ‘mann (1977, p. 74) obtuvo correlaciones de un rango comprendido entre 0,47 y 0,80 con otras mueve medidas de bienestar subjetivo con la ve sign original, y de 0,38 y 0,81 con Ia versién de Mortis y Sherwood. Por dltimo, la correlacién en- tre la versi6n original y la de Morris y Sherwood fue de 0,95. En la tabla 2.14 se presentan las medias y desvia- ciones tipicas de la PGCMS segtin edad y género y en funcién del contexto (residencias/domicilio). La puntuacién media se ha calculado en base a los 13 primeros elementos (V=2 y F = 1). Los elementos 14y 15 no se han inctuido en el cémputo de la pun- tuacién media, sino que se han wtlizado en la inves- 64 / Psicologia de la vojaz TABLA 2.14 ‘Medias* y desviaciones tipicas de la PGCMS de Lawton (1975) en funcidn de la edad, el sexo y el contexto (domicilio y residencia) (Zamarrén, 1999) aoa fa Tout ss Ga | ER | war | Homie | ae wma x [se [is [us| 9 |ow 2 [22 Scale ean eraadeia | Dy | Ds | Gag | “O26 | “das | “oase | Maas | “tan M| ust | us7] 149] 149 | aase] 159) 14s si N |437 18 129 9 1 fan 267 Eecladeeitcionde acelin | Oy | Say | “O29 | “32n | “oas | “ozs | “dae | “02 M 1,52 1,37 15 1s1 | 15 1,56 149 * Obtenidas para cada sujeto sobre Tos primeros 13 elemento (ango 1-2). tigacién como variables criteriales. Utilizando estas, puntuaciones promedio, no se encontraron diferen- cis significativas en la satisfaccién con la vida en- tre las personas que vivian en su propio domicilio ue aquellas que lo hacfan en residencias (tanto pi- blicas como privadas). Se encontraron diferencias debidas a la edad en la muestra de personas que vi- van en la comunidad y no en la muestra en residen- cias, Finalmente, las mujeres informaron significati- ‘vamente de menor satisfaccién con la vida que los hombres. En resumen, la PGCMS parece ser un instrumen- to de evaluacién de la satisfaccién con la vida que retine una serie de garantias psicométricas acepta- bles como para poder ser utilizada con fines no s6lo de investigacién sino también clinicos, esencial- ‘mente en diseiios intrasujeto cuando se pretenda conocer los efectos de intervenciones sobre el bien- estar subjetivo de la persona. 4.3. Depresién Para la evaluaciGn de la depresin en el anciano, Linda Teri (1990) recomienda, en primer lugar, un diagndstico diferencial fiable y répido que posibilite valorar si la depresi6n esta presente, si es 0 no el problema més destacado, y/o si es uno més de los trastomos de los que se informan. En caso de pre- sencia de depresi6n, una buena historia clinica, un anilisis de la medicacién actual, una evaluacién cognitiva cuidadosa, tests de laboratorio y tna valo- racién del estado de salud global son medidas diag- nésticas complementarias fundamentales (debido también a su coexistencia y confusién con demen- cia). En segundo lugar, se requiere una evaluacién funcional que posiilite la identificacién de la cons- telacién particular y nica de las conductas depresi- ‘vas, y la clarificacién de los factores personales y ambientales particulares que explican y/o mantienen estos comportamientos. Y, en tercer lugar, una valo- raci6n de la efectividad de Ia intervencién realizada Cferi, 1991). Algunos instrumentos de evaluacién sicol6gica de la depresién, con criterios psicomé- tricos de calidad para su eplicacién a personas de edad, son los siguientes: — Schedule for Affective Disorders and Schizo- phrenia (SADS) (Endicott y Spitzer, 1978) Entrevista de 78 pAginas que presenta un in- ventario de entrevista detallado con pregun- tas estructuradas y especificas como: «le culpa de haber o no haber hecho algo? — Beck Depression Inventory (BDD (Beck et al, 1961). Autoinforme de 21 cuestiones, con cuatro altemativas de respuesta (baséndose en Ia gravedad o intensidad, de 0 a 3), en el que se da més importancia a Ios componentes cog- nitivos de la depresién y menos a los sométi- (© Bicones Pate cos y conduct a ancianos co tna interpreta aque, como ve este capt, sjemplo, ean tnismo, hipoc caracteristco problemas de Frente ls salud diagnos = La Escala ¢ adaptada por diez items de nado, sin con si bay algunc siente triste se despirta? a través doc ‘menudo, ag — Echelle d’0b rael, Kozare sional de la: reactiva, de servacién de telectual 3 f de énimo (3 (7 ftems) y* Por lo que s conducta qu portamiento desarrollade sobre activi ras que se ¥ — Pleasant E (PES) y1 the Elderly 1982), Est desagradab nas de edac dad emocic de ciertas a ras y n0 p © Baines Pde Ro de la edad, el sexo n actual, una evaluacis de laboratorio y una valo ‘slobal son medidas diag! s fundamentales (debi Ly confusién con deme. > requiere una evaluaciéy identificacién de la cons| ide las conductas depresi, los factores personales ) ue explican y/o mantienes , en tercer lugar, una valo. : Ia intervencién realizadi strumentos de evaluacist in, con criterios psicomé aplicaci6n a personas d: ive Disorders and Schizo Endicott y Spitzer, 1978) iginas que presenta un in sta detallado con pregun y especificas como: «jl: > aber hecho algo?>. ventory (BDI) Beck et al. nc de 21 cucstiones, cot fe respuesta (basdndose et sidad, de 0 a 3), en el que ria alos componentes cog i6n y menos a los soma: cos y conductuales. Ast y todo, su aplicaciGn 1 ancianos con problemas de salud requiere una interpretaciGn cuidadosa y con cautela, ya que, como veremos en el ditimo apartado de este capitulo, algunos de sus elementos (por ejemplo, cansancio, imagen corporal, pesi- mismo, hipocondria o trastornos del suefio) caracteristicos de depresién en adultos sin problemas de salud fisica se vinculan fuerte mente 2 las consecuencias del problema de salud diagnosticado (Beck et a, 1961). La Escala de Depresién para Ancianos, adaptada por Reig et al. (1991), consta de diez {tems del tipo: ise siente solo y abando- nado, sin control sobre su vida?, .se pregunta si hay alguna cosa que valge la pena?, 0 jse siente triste y sin ganas de hacer nada cuando se despierta? Se responde a este cuestionario a través de cuatro categorfas: casi siempre, a menudo, alguna vez y nunca. Echelle d’ Observation Clinique de CROC (s- racl, Kozarevic y Sartorius, 1984). El profe- sional de la salud puede evaluar la depresién. reactiva, de tipo neurético, mediante la ob- servacién de signos clinicos de eficiencia in- telectual (3 ftems), conducta (3 ftems), estado de &nimo (3 ftems), sintomatologfa neur6tica (7 items) y voluntad (4 items). Por lo que se refiere a repertorios bésicos de condueta que pueden estar asociados al com- ortamiento depresivos pueden incluirse los desarrollados por Teri y Lewinshon (1982) sobre actividades placenteras y no placente- ras que se Van a presentar a continuacién, Pleasant Events Schedule for the Elderly (PES-E) y la Unpleasant Events Schedule for the Elderly (UPES-E) (Teri y Lewinshon, 1982). Estas listas de sucesos agradables y desagradables son adaptaciones para perso- nas de edad en las que se evalda la intensi- dad emocional que provocan y la frecuencia dd ciertas actividades conductuales placente- ras y no placenteras. Asf, como actividad © Baones Pri) © Ene Prime Ih Evaluacién en psicogerantologla / 65 agradable del PES-E, un ftem de los 114 de que consta es: «estar con la familia». Se pre- ‘gunta por su frecuencia de ocurrencia duran- te el mes anterior en tna escala de 3 puntos (0 =No ha sucedido en los tiltimos treinta dias; 1 = Ha sucedido unas pocas veces, por ejemplo, de 1 a6 veces, y 2 = Ha ocurrido a ‘menudo, por ejemplo, 7 0 més veces). Tam- bin se interroga por la intensidad del agrado ‘que produce el evento (0 = No agradable; 1 = Algo agradable; 2 = Muy agradable). Por otra parte, un ftem de la UPES-E de los 131 dde que se compone es «estar solo». Se pun- ‘tia también en cuanto a frecuencia e intensi- dad, en este caso del desagrado que produce elevento. Geriatric Depression Scale (GDS) (Nesavage, Brink et al, 1986) La Escala de Depresi6n Geridtrica (GDS) es la scala mAs utilizada en Espafia y se ha incorporado la Baterfa (minima) de Evaluacién en la Vejez (BEY). La GDS cuenta con 30 ftems, y esté adapta- da al castellano con alternativa de respuesta dicot6- mica (s{/no). En el BEV aparece la forma de correc- ci6n, figurando los items marcados con «+» con los, que han de ser puntuadas las respuestas afirmativas («s), y los marcados con «-» con los que, por el contrario, han de ser puntuadas las respuesta nege- tivas («no»). La valoracién de la puntuacién directa se estable- ce a través de puntuaciones criteriales. Ast, se consi- era que de 0-10 es una puntuacién «normal». Un punto de corte de 11 clasifica correctamente al 84 por 100 de las personas mayores deprimidas (sensi- bilidad), y también clasifica al 95 pot 100 de las per- sonas mayores no deprimidas (especificidad). Sin embargo, Ia puntuacién 14 y més es la que cuenta, con una especificidad del 100 por 100 (manteniendo ‘una sensibilidad del 80 por 100 por debajo de ella) Existen estudios de validacién de la GDS con dos criterios (la escala Zung y la escala Hamilton) y ‘con muestras de poblacién saludable y deprimida (véase Fernéndez-Ballesteros et al., 1992). 66 / Psicologia dela vojez 4.4. Control La percepcién del control sobre la propia vida es ‘uno de las condiciones psicol6gicas que permiten predecir un buen envejecimiento as{ como tna bue- za salud. Tanto desde estudios longitudinales como transversales, la percepci6n de control disminuye ‘con Ia edad. Por otra parte, un concepto tan relevan- te para la salud y el bienestar como es Ia autoefica~ cia (Bandura, 1978) se ha mostrado particularmente relevante cuando se refiere al propio envejecimien- to, Por ejemplo, Levy et al. (2002) pusieron de re~ lieve que, en estudios longitudinales reatizados du- rante un amplio perfodo de tiempo, aquellas personas que tenfan imagenes positivas del propio envejeci- miento vivian mds tiempo (7,5 aiios mas) que aque las que tenfan una percepcién negativa del propio envejecimiento, Desde luego, el control puede evaluarse desde dis tintas perspectivas (en el mismo sentido que Ia sat faccién o el bienestar), desde el control que realmen- te ejerce Ia persona sobre su medio ambiente al control percibido, Dentro del control subjetivo cabe destacar, en primer lugar, el control interno/externo que el individuo ejerce sobre el medio y recibe de él (desde una perspectiva dimensional) y, en segundo ‘ugar, la percepcién que la persona tiene respecto del control que eerceré en el futuro, concretamente en Jo que respecta a su autoeficacia para envejecer (para una revision véase Femiindez-Ballesteros, 2008). En la Baterfa (minima) de Evaluacién de la Vejez (BEV) hemos introducido la Escala de Auto-Ejica- cia para Envejecer (EAEE) de Femnénde2-Balleste- 10s (2002), que cuenta con diez elementos referidos alas expectativas que la persona tiene sobre el futu- TABLA 2.15 +0 de su salud, sus habilidades funcionales y fisicas, su funcionamiento cognitivo y sus relaciones so. cioemocionales. En los estudios realizados por Fer. néndez-Ballesteros, Zamarr6n et al, la EAEE pre. senta un alto {ndice de consistencia interna (alpha = 0,84), y covaria significativamente con I, percepci6n de salud, buen ajuste fisico y cognitive, percepcién de superacién de conflictos, conducts Drosocial, satisfaccién y empatfa interpersonal. Con respecto a Ias relaciones entre autoeficacia para envejecer con edad, sexo y educacién, hemor ‘obienido los siguientes resultados: no se han encon- trado diferencias significativas en ninguna de las puntuaciones de autoeficacia en funciGn de la edad; ppor otra parte, las mujeres perciben menos control interno y menos autoeficacia cognitiva y global. F- nalmente, las personas con més alta educacién perci- ben més control interno y més autoeficacia en salud, cognitiva,fisica y funcional y en la medida total. En la tabla 2.15 podemos encontrar las medias y las desviaciones t{picas para la autoeficacia en si- ud, cognitiva, fisica y funcional, socioemocional y total. Por lo que se refiere a las puntuaciones de autoeficacia, casi todas las puntuaciones se sitdan por encima del promedio de la escala (2,5), con ex- ‘cepcién de la autoeficacia cognitiva. En resumen, a la hora de determinar las expecta- tivas de control, la EAEE parece ser itil en la pro- | sgramacién de intervenciones como variable intervi | niente. | 5. RELACIONES SOCIALES | En relacién a los recursos sociales, la evaluacién | se ha centrado, fundamentalmente, en 1a medicién Medias y desviaciones tipicas (N = 455) en Auto-Eficacia en salud, cognitiva, {fisica y funcional, socioemocional y total | ‘Asad Aen | AB ica AE sea: AB ta Media 3,01 249 2,72 2,88 278 DT 0,57 0,68 - 0,64 0,55 0,49 | © Bon Pte del apoyo social (véas: 1992). Entendemos pc recepcién de bienes, bles (transporte, ayuds da econdmica) ¢ intan ‘compafifa) en el conte: ies (véase Diaz Veiga, ‘Los datos actuales ¢ que, en Espafia, la may tiene redes de apoyo s pone de relieve Feméi tuna de cada cinco pers vive con su pareja, un ¢ hijos o su pareja y ¢ vive con sus hijos, un sonas, y un 5 por 100 ciales. Ademés, redes percibidas como satist de edad, Por otra parte, exist «que mientras la edad yoen una muestra de | fos), sf Io esté en sujc sefiala Carstensen et a que en Tos grupos de rz existe un decremento contactos sociales esta dequealo largo de lav se busean contactos so intimidad. En otras pa de contactos interpers calidad» de las relaci Se ha sefialado, as influye positiva y bene cay el bienestar de I impacto de los aconte mentados por el anciat afrontar con éxito lass asimismo, funcionar ¢ dduciendo el mimero dt «los que se ve expues En la actualidad se oncepto multidimens diversos efectos segiin apoyo instrumental, eo siste en que se mida ta © Bacio Price L ades funcionales y fsic del apoyo social (véase Fernéndez-Ballesteros et al., tivo y sus relaciones 1992). Entendemos por apoyo social la provisién y recepoién de bienes, servicios y beneficios, tangi- bles (transporte, ayuda cuando se esté enfermo, ayu- da econdmica) ¢ intangibles (consejo, informacién, ‘ompatifa) en el contexto de las relaciones informa- Jes (véase Diaz Veiga, 1987). Los datos actuales disponibles al respecto indican que, en Espaiia, la mayorfa de las personas mayores tiene redes de apoyo social bastante amplias. Como pone de relieve Ferndndez-Ballesteros (2002), s6lo tna de cada cinco personas vive sola, un 36 por 100 vive con su pareja, un 15 por 100 vive con su pareja, cia en funcién de la edag) ¢ hijos o st pareja y otras personas, un 16 por 100 s perciben menos contr|_ vive con sus hijos, un 6 por 100 vive con otras per- ciacognitvay global. Fi) sonas,y un Spor 100 vive en otros lugares residen- 4 significativamente con \ajuste fisico y cognit 1 de confictos, conduc apatfa interpersonal aciones entre autoeficaci sexo y educacién, hem sultados: no se han encon ativas en ninguna de | 1 més alta educaciGn perc) ciales. Ademis, redes sociales pequerias pueden ser més autoeficacia en salud) percibidas como satisfactorias por muchas personas al y en la medida total. | de edad. 105 encontrar las medias j Por otra parte, existe amplia evidencia empfrica de mara la autoeficacia en gj, que mientras la edad no parece estar asociada al apo- acional, socioemocional } yo en una muestra de poblacién general (de 18 a 65 re a las puntuaciones dz_ajos), s{lo esté en sujetos muy mayores. Ello, como as puntuaciones se sity sefala Carstensen et al. (1999), parece ser debido a de la escala (2,5), con ex, que en los grupos de més edad (mayores de 80 afios) cognitiva, existe un decremento significativo del méimero de de determinar las expect contactos sociales establecidos, por la simple raz6n parece ser itil en la pro, deque alo largo de la vida, especialmente en a vejez, nes como variable inter, se buscan contactos sociales de mayor proximidad ¢ intimidad, En otras palabras, frente a la «cantidad» de contactos interpersonales, se trata de buscar la a «calidad de as relaciones interpersonales. Se ha sefialado, asimismo, que el apoyo social sos sociales la evaluacide influye positiva y benéficamente sobre la salud fisi- talmente, en la medicid: ca y el bienestar de la persona de edad, atentia el impacto de los acontecimientos estresantes experi- rmentados por el anciano, proporciona recursos para afrontar con éxito las situaciones de estrés, y puede, ssimismo, funcionar como recurso preventivo, re- dduciendo el nimero de acontecimientos estresantes «los que se ve expuesto el sujeto. al pesbend En la actualidad se estudia el apoyo social como concepto multidimensional; sabemos que presenta cognitiva, 28 | ies efectos sepia el tpo de exis o eegtn sea 049 | SPoyo instrumental, emocional o informativo; se in- |__| siste en que se mida tanto la dimensién objetiva del (© Bicones Prin © Escons Pride Evaluacién en psicogerentologia / 67 mismo (frecuencia de transacciones de apoyo espe- cificas, como el ntimero de contactos sociales, ni- ‘mero de amistades, pertenencia a organizaciones, tc.) 0 lo que algunos autores denominan apoyo so- cial estructural, como la dimensién subjetiva 0 fun- cional (percepcisn de satisfaccién de apoyo, como el, apoyo emocional, informativo, compatierismo social © apoyo instrumental), ya que ambas no siempre se relacionan. También se insiste en una visién més equilibrada de efectos positivos y negativos del apo- ‘yo social, asf como en evaluar al anciano no s6lo ‘como receptor de apoyo, sino también como provee- dor de apoyo a otros. Exist una gran variedad de instrumentos que in- tentan medir condiciones diversas referidas a las, relaciones interpersonales (para una revisi6n ver Antonucci etal, 1996; Feméndez-Ballesteros etal, 1996). A continuacién vamos a presentar tres instru- ‘mentos de evaluaciéa: 1) el Cuestionario de Per- cepcién de Apoyo Social, de Reig, Ribera y Miguel (1991); 2) el protocolo Mis relaciones, de Fernén- dez-Ballesteros (2004), que est basado en Anto- nucei y Akiyama (1995), y 3) las Escalas de Rela- ciones Sociales, de Lubben (1988): + Elcuestionario de Percepcién de Apoyo Social, de Reig, Ribera y Miguel (1991) que presen- tamos en a tabia 2,16, cuenta con 6 tems, da cuenta de la evaluaci6n subjetiva del apoyo social y se relaciona significativamente con bienestar. Mis relaciones, de Fernénndez-Ballesteros (2004, vvéase Antonucci et al., 1996). En la tabla 2.17 se presenta el protocolo de Mis relaciones, que ha sido elaborado partiendo de un instrumento ‘ms complejo utilizado por Antonucci y Akiya- ‘ma (1995), cuyo objeto esencial es ei de eva- luar la condiciGn cualitativa que significa la percepci6n de la proximidad o lejania de las relaciones sociales y, ademas, la frecuencia de éstas. Se ha utilizado con el fin de poder esta- blecer diferencias a lo largo del ciclo de la vida tanto interindividuales como intraindividuales. El instrumento es fécilmente aplicable, tanto ‘mediante autoadministraci6n o mediante entre- vista, por cuanto la persona sélo ha de anotar 68 / Psicologia dela vojaz TABLA 2.16 Cuestionario de Percepcién de Apoyo Psicosocial (Reig, Ribera y Miguel, 1991) Instrucelones: “Marque on un aspa (X) Ia eaila que exprese mejor en qué medida dspone uted de los apoyos siguientes: Protocolo de reco Instrucciones: ‘Alguna vez 1, Tengo amigos o familiares allegados que me visitan en casa, ayuda econémica o material importante. '5. Cuando lo necesito tengo a alguien para contarle mi problema. 6 Cuando lo necesito tengo las fuentes de informacién adecuadas. La tarea consiste« veles de proximid (YO) est simado 2. Cuando io seceaho ay alga peroos que mo express eco y Ce conse ‘me anima. r 5 do circulo sitée a 9 Cuando fo necesito hty alguien que me alioaa aque expese do cet neces ts ideas y pensamintos. ° ° tpn pet 4. Guundo To teceto tengo a slguiea que me puede pretar una teem cada un de Jos nombres de las personas de su red en cada una de las tres listas ofrecidas como forma de cexpresar las tes elipses concéntricas que figu- ran en el protocolo, Contamos con algunos da- tos empfricos en personas de entre 55 y 80 afios (V = 103). En la primera lista hemos ha- ado una media de 5,4 personas, en la segunda de 7, en la tercera de 12,5 y en la cuarta de 3,5. [No obstante, se requiere mucha mds investiga- cin con esta técnica, dada su utilidad y facili- dad y lo bien acogida por la muestra examina dda hasta ahora. Escalas de Relaciones Sociales, de Lubben (1988). Uno de los instrumentos mas comple- tos sobre relaciones interpersonales preparados para personas mayotes es el de Lubben (Asses- sing Social Network Among Elderly Populations, 1988), el cual configura la Baterta (mfnima) de Evaluacién en la Vejec (BIV) que figura en el apéndice. Cuenta con tres subescalas: red fa- miliar, red de amigos y relaciones de ayuda y confianza. Esta dtima subescala se desdobla en tres aspectos: recibir ayuda, dar ayuda y conducta prosocial. Las puntuaciones de lis subescalas se obtienen mediante el cémputo ‘con los ftems que las componen. La red de amigos entrafia cierta dificultad de cémputo porque dos de sus items son abiertos y, por tan- to, el rango es amplisimo (en nuestros dat 0-185) y (como puede verse en la tabla 2.18) a distribucién no es normal. Este instramento ha sido administrado en los estudios EXCELSA (Ferndndez-Ballesteros et al,, 2004) y ELEA (Fernéndez-Ballesteros et al., 2007). En la tabla 2.18 presentamos las medias y las desviaciones tfpicas para las cinco subescalas procedentes del estudio ELEA, Hay que resaltar que en este instrumento la mues- tra rural difiere significativamente de la urbana, ‘muestral y PUMA; asi, las personas que participan en centros de mayores en zonas rurales tienen més am- plia red familiar, asf como reciben y dan més ayuda. Sin embargo, no hay diferencias debidas a la edad y ala educacién en ninguna de las subescalas. Estos resultados son coincidentes con los obtenidos en EX- ELSA, asf como en otros realizados con otros ins- trumentos (véase Feméndez Ballesteros, 2004). En resumen, el funcionamiento social de las per- sonas mayores, y sus relaciones sociales, es una de Jas éreas mds importantes y, por tanto, ha de ser eva Tuado en todo examen psicoldgico. En este epfgrafe hhemos presentado varios tipos de instrumentos de las relaciones sociales adaptados a las personas ma- yyores, desde un breve cuestionario de redes de apo- yo social al sistema més complejo de Lubben, pa- (© Baions Price Primes ‘Sivusted consider alguno de los tre ipoyos siguientes: Fernéndez-Ballesteros e iernéndez-Ballesteros e la 2.18 presentamos ts) nes tpicas para las cines $ del estudio ELEA. ste instrumento la mues ivamente de la urbane ersonas que participan ea \srurales tienen ms am eciben y dan més ayuda, ncias debidas a la edad y de las subescalas. Estos con los obtenidos en EX) realizados con otros ins Ballesteros, 2004), | mniento social de las per! jones sociales, es una de spor eno, ba de er eva slégico. En este epigrafe| jpos de instrumentos de tados a las personas ma-| fionario de redes de apo, omplejo de Lubben, pa- Evaluecién en psicogerontologta / 69 TABLA 2.17 Mis relaciones Protocolo de recogida de informacién de relaciones sociales de Ferndndez-Ballesteros (2004b) basado en Antonucci y Akiyama (1995) Instrucciones: ‘Latarea consiste en recordar y anotar a todas las personas que tienen relacién con usted y situarias en distintos ‘ales de proximidad o cercanfa, Los circulos eoncénticos dibujados abajo pretenden representar que uno mismo (YO) estdsituado en el centro de tes cftculos. Enel circulo més préximo, el primer efreulo ste a vida desde una perspeg) yjda diaria: trabajo/ocupacién, euidado y manteni- me todo cuando se preteal Jniento de la vivienda, vida social, vida en el hogar, inter e intraindividuales ‘ida sexual, intereses y aficiones, y vacaciones o dias arvencién con el objeti ie festa. Todos los ftems son de respuesta cerrada Jp de elecci6n forzada. El formato de respuesta es Zabs en caso de que la afinmacién refleje adecuada- Joente su estado 0 sentimiento actual, o bien se res- ide «no» en cualquier otro caso. Las respuestas se fodifican otorgando un «1» a cada contestacién «sf Yun «cero» ala contestacién «no». Ademds de esta jntuacién directa, se dispone de puntuaciones pon- Geradas (utilizando el método de comparaciones spareadas de Thurstone) para cada uno de los ftems cenraz6n de su gravedad 0 severidad. EI PSN puede ser autocumplimentado, enviado por correo para su cumplimentacién o ser adminis- {rado mediante entrevista. Los estudios realizados deomestran que el PSN posee criterios métricos de calidad: validez de criterio, contenido y aparente, satisfactoria, asf como una adecuada fiabilidad tem- poral. Se dispone de baremos, en base a edad, géne- roy clase social, y de traducciones en diversos idio- ras, entre ellos al castellano y catalén (Alonso, ‘nto y Moreno, 1990). En la tabla 2.19 mostramos algunos ftems de la primera parte del PSN, resefiando que un andlisis fac- torial confirmatorio, levado a cabo por nosotros en una muestra de ancianos, arroj6 una solucién de cin- co factores (en vez de las seis escalas propuestas pot los creadofes del instrumento), al asimilar, prctica- mente en un solo factor las escalas de movilidad fisi- cay dolor (Reig, Ribera, Bordes y Carvana, 1990). En defintiva, el PSN es un cuestionario de me- esencial de la calidad mbito de la vejez se trumentos para evaluar la salud, is por salud? La OMS jel «total bienestar fii riduo, por lo cual la sal ) puramente fisico. Ast ¢ Iquier intervencién dir s pretende un amplio que ver con el aumento je extrafiar que este nue central de evaluacién los instrumentos de e cia en gerontologia son cham (PSN) y el Perfil Enfermedad. dida del estado de salud, desde una perspectiva am- plia considerada como calidad de vida, adecuado tingham (PSN) pera ser aplicado a personas de edad. El contenido de los items es comprendido y aceptado por este snto de medida del esta grupo de edad; las frases no éstin formuladas en Consta de 45 preguntas forma negativa, son sencillas,coras, y requieren un nivel mfnimo de competencia lectora para ser con- ‘estadas (Hunt, McEwen y McKenna, 1986; Alonso, Anté y Moreno, 1990). partes. La primera cuen! Ga aspectos problemétice de seis escalas: ener © Biclnes Pil) © Eios Pde Evaluacién en psicogerontologia / 73 TABLA 2.19 Algunos ttems de las escalas del Perfil de Salud de Nottingham Energia: Siempre estoy fatigadola, ‘Enseguida me quedo sin fuerzas. Dolor: ‘Tengo un dolor insoportable. ‘Tengo dolor cuando estoy de pie. Reacciones emocionales: ‘Las cosas me deprimen, Tengo los nervios de punta. Suet: ‘Tomo pastllas para dorm. Me despierto antes de hora. Aislamiento social: ‘Creo que soy una carga para los dems. Me encuentro solo/a. Movilidad fisica: ‘Solo puedo andar por dentro de ass. ‘Me cuesta agacharme. Perfilde las Consecuencias de la Enfermedad (Sic- -kness Impact Profle), de Bergner et al. (1981) Este instrumento de autoinforme esté disefiado para suministrar una medida de la calidad de vida que se mantiene vinculada alas consecuencias del estado de salud o enfermedad. Consta de 136 elementos en- globados en doce freas especificas de las actividades de la vida diaria. Se puede utilizar la puntuacién glo- bal, una por cada frea 0 dos dimensiones encontra- das. Se puede aplicar mediante auto-administracién © por medio de un entrevistador, con un tiempo aproximado de una media hora (Bergner et al, 1981). En la tabla 2.20 presentamos ftems representativos de cada una de las escalas. Este instrumento es esencial- mente utilizado en el émbito de la geriatrfa, pero pue- de ser ilustrativo de los mbitos considerados rele- vantes en aquellos autores que tratan de ligar exclusivamente Ia calidad de vida a la salud 74 | Psicologia de la vejez TABLA 2.20 tems seleccionados en cada una de las doce reas del Perfil de las Consecuencias de la Enfermedad Suefio y descanso: ‘Duermo o doy una cabezada cada ver més durante eldia Paso gran parte del dia echado para descansar. TABLA 2.20 (continuacién) Trabajo: 'No trabajo. consiste en informar a la persona mayor de que estas preguntas se realizan para intentar com- render su comportamiento y su persona como un todo, globalmente (salud bio-psico-social), sin me- ‘nospreciar ningén tea de posible interés sanitario, apelando en otros casos a lo «normativo» de estas ceuestiones en gente de su edad (es decir, mucha gente siente 1o mismo que éVella en circunstancias similares). ‘Untercer aspecto que puede presentar problemas ala hora de la evaluacién es el relativo a los cam- bios biol6gicos y enfermedades que conllevan dis- -miinuciones en los receptores sensoriales 0 en des- trezas motoras. Por tanto, cierta discapacidad funcional debida al estado de salud presente puede

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