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Ayuntamiento de Madrid

Reforma necesaria.
Niños ante Madrid: testigo el ar-
co - iris - Ramón Faraldo.
«Impronta» del Buen Retiro - To-
más Borras.
El Buen Retiro - A. Gómez Igle-
sias.
Los famosos del Retiro - luán
Sampelayo.
Hoy y el mañana del Retiro - Fer-
nando Castán.
Plano del parque del Retiro - J.
del C.
El Buen Retiro y la literatura -
José Simón Díaz.
Doscientos años de la Casa de
Correos - Federico Romero.
Jaime Marquet y la antigua Casa
de Correos de Madrid - Pedro
Navascués Palacio.
Los abastos de Madrid y el mo-
tín de Esquiladle - Enrique Pas-
tor Mateos.
Hace cincuenta años la Hemero-
teca Municipal de Madrid - Fe-
derico Carlos Sainz de Robles
(director de la Hemeroteca).
Dos plazuelas del antiguo Madrid:
la de la Paja y la de los Ca-
rros. Ambas están siendo refor-
madas - Mario González Molina.
Transformación de Arguelles.
Adiós al barrio de Pozas - José
del Corral (vicesecretario del
Instituto de Estudios Madrile-
ños).

Dibujos: Esplandíu.
Fotos de T. Naranjo. Vilá Bel
trán, Basabé y R. Summers.

Depósito Legal M. 4.194-1959

PUEYO Artes Gráficas, Luna, 27-MADRID

Ayuntamiento de Madrid
VILLA
de

MADRID
R E V I S T A D E
L E X C M O . A Y U N T A M I E N T O

DIRECTOR:

R U F O G A M A Z O R I C O

REDACCION Y ADMINISTRACION

P L A Z A D E L A V I L L A

D E L E G A C I O N DE E D U C A C I O N

Precio por ejemplar: 70 pesetas

SUSCRIPCIONES:
Año 280 pesetas

Tel. 242 62 29

M A D R I D

AÑO VI NUM. 2 4

Ayuntamiento de Madrid
REFORMA NECESARIA
Tradicionalmenle, en el aniversario de la Liberación de Madrid, la Corporación Municipal acude
al Palacio de El Pardo para testimoniar al Caudillo los renovados sentimientos de gratitud de la
Villa. Es ocasión también de exponer al Jefe del Estado las realizaciones, proyectos y problemas
de Madrid, del Madrid surgido en estos años de paz; del Madrid de Francisco Franco.
Este año, en su discurso ante el Caudillo, el Alcalde-Presidente expuso con la sobriedad, objeti-
vidad y lealtad que le son características, las más acuciantes necesidades urbanísticas de la hora
presente y los ambiciosos planes del futuro que la Corporación desea ver realizados en Madrid. La
reforma interior ha sido, en verdad, tema que se ha asomado con casi asiduidad a las páginas de
los diarios. Puede decirse que en torno a la vieja Universidad de San Bernardo, Cuartel del Con-
de Duque, Cuartel de la Montaña y Casa de la Moneda existe una cerrada coincidencia en la
opinión pública; por lo que el Alcalde, en su discurso, no hizo otra cosa que exponer la decisión
razonada de la Corporación Municipal en respuesta a unas claras exigencias del pueblo madrileño.
Damos a continuación el texto íntegro del discurso del señor Arias Navarro:

Ayuntamiento de Madrid
SEÑOR: la C o r p o r a c i ó n municipal trabaja en E n el aspecto sanitario ha comen-
un plan de creación de cien m i l pues- zado a desarrollarse, con la valiosa
Una vez al año—y Dios disponga tos escolares, que suponen la cons- colaboración del Ministerio de Obras
que sean muchos m á s — e l Ayunta- trucción de 160 grupos con 2.500 uni- Públicas, el plan de d e p u r a c i ó n de
miento de M a d r i d se presenta ante dades. E n el a ñ o 1967 quedaron esco- aguas residuales que s u p o n d r á una
el Caudillo de todos los españoles larizados m á s de 17.000 niños, en el inversión de 1.175 millones de pe-
para testimoniarle los sentimientos transcurso del corriente a ñ o lo se- setas; se ha proyectado la construc-
de gratitud, de entera a d h e s i ó n , de r á n m á s de 28.000 y este ritmo ace- ción en doce meses de 61 k i l ó m e t r o s
fidelidad día a día mantenida; su ín- lerado nos permite asegurar que en de alcantarillado en algunos secto-
tima satisfacción por creerse, aun- 1970 el plan se h a b r á cumplido inte res periféricos, han sido notable-
que sea en m o d e s t í s i m a parte, cola- gramente. E l esfuerzo que su reali- mente modernizados los servicios de
boradores optimistas en la obra de zación supone es verdaderamente limpiezas y se ha constituido una
engrandecimiento y progreso de Es- extraordinario, ya que aparte de la Comisión para el estudio del graví-
p a ñ a ; su orgullosa seguridad de sa- valoración de los terrenos—un mi- simo problema de la c o n t a m i n a c i ó n
berse bien mandados por quien, con llón de metros cuadrados—el impor- atmosférica.
el corazón, la voluntad y la inteli- te de la obra se eleva a 1.500 millo-
nes de pesetas. Un esfuerzo que sin Del simple enunciado de estas
gencia puestas al servicio de la Pa-
la valiosa ayuda del Ministerio de obras y de otras muchas cuya rela-
tria, es g a r a n t í a de fecunda paz, de
Educación y Ciencia nunca hubiéra- ción omitimos por no cansar su be-
entendimiento y unidad entre todos
mos podido realizar, ya que en el névola atención, puede deducirse
los españoles.
mismo campo de la e n s e ñ a n z a exis- que estamos implicados en una vas-
ten otras actividades que exigen im-
Estos sentimientos que en el ta y compleja tarea, pero es infinita-
periosamente la atención municipal.
X X I X aniversario de l a Liberación mente m á s lo que nuestra Capital
Los Internados de «San Ildefonso»,
de M a d r i d os reitera la C o r p o r a c i ó n precisa. Su vertiginoso crecimiento
« N u e s t r a S e ñ o r a de la Paloma» y
que me honro en presidir, son fiel demográfico ha rebasado todos los
«Palacio Valdés», figuran en nues-
trasunto de los que el noble pueblo cálculos. E l Plan General para la
tros proyectos como un gran com-
m a d r i l e ñ o quiere tener ocasión de O r d e n a c i ó n Urbana había previsto
plejo escolar en la finca «Tres
testimoniaros, porque entiende la para 1970 una población de 2.800.000
Cantos».
gratitud como irrenunciable norma habitantes; antes de que llegue el
de vida. Gratitud inagotable para el verano M a d r i d h a b r á alcanzado la
Caudillo que, al liberar a esta V i l l a Sería pecar de falsa modestia si
cifra de tres millones. Esto nos obli-
de la ominosa y sangrienta opresión p r e t e n d i é r a m o s restar importancia
ga a ser mucho m á s generosos en
bajo la que gimió angustiada duran- a las mejoras viarias logradas últi-
nuestros cálculos y m á s ambiciosos
te tres a ñ o s interminables, la liberó mamente. E n l a llamada «opera-
en nuestras previsiones. Las grandes
t a m b i é n de la pesadumbre de un ción asfalto» realizada el pasado ve-
concentraciones urbanas constitu-
chato estilo de vida que a lo largo rano, se pavimentaron 380 calles,
con una longitud de 163 k i l ó m e t r o s . yen un f e n ó m e n o mundial, con toda
de dos siglos ofreció tan abundan- seguridad, irreversible. Se vive ya
tes muestras de ineficacia y frusta- Recientemente ha sido renovado en
su mayor parte el alumbrado de la una nueva civilización, la de las gran-
ción. M a d r i d os debe gratitur por- des urbes, y sería torpe y suicida
que la sacasteis de su perezosa con- V i l l a con la instalación de m á s de
45.000 puntos de luz en 800 calles. ir contra el signo de los tiempos.
dición de urbe ramplona y la ele- Hay, sin embargo, una constante en
vasteis a la categoría de una de las Otros ambiciosos programas han el urbanismo que p o d r í a m o s llamar
m á s hermosas y pujantes capitales sido ya iniciados y algunos s e r á n clásica: no nace el hombre para la
de Europa. terminados este mismo a ñ o ; la cons- ciudad, sino que la ciudad se hace
trucción de los pasos a desnivel y de para el hombre. Y tenemos que pre-
Por ello, Señor, nuestra sincera y 14 aparcamientos s u b t e r r á n e o s ; la parar las ciudades para los hombres
rotunda confesión de fidelidad coti- a m p l i a c i ó n de las zonas verdes con de hoy, con las necesidades de hoy,
diana al Jete del Estado e n t r a ñ a la la creación de nuevos parques y jar- con el ritmo de vida de hoy.
inexcusable exigencia de examinar si dines; la mejor utilización de la
hemos sido exactos cumplidores de Casa de Campo con nuevas repobla- Si el crecimiento de M a d r i d es, a
nuestra obligación; si en la tarea ciones forestales y la c o n s t r u c c i ó n todas luces, incontenible; si el au-
que nos fuera encomendada hemos del Parque de Atracciones y del mento del nivel de vida y de los ser-
sabido mantener el norte y el ritmo, Auditorium; la c o n s t r u c c i ó n de los vicios y del parque de a u t o m ó v i l e s
la ilusionada a m b i c i ó n y el denoda- complejos deportivos de la Casa de ha de ser, gracias a Dios, inevitable,
do esfuerzo que por Vos mismo y Campo, Vallecas, Ventas y Caraban- forzosamente, sin excusa, hemos de
por este M a d r i d que tanto a m á i s , te- chel, la a m p l i a c i ó n de la Empresa preparar ese M a d r i d , hemos de pen-
néis pleno derecho a exigirnos. Municipal de Transportes y cons- sar y estructurar ya, al menos en sus
t r u c c i ó n de estaciones para los au- líneas maestras, el M a d r i d del a ñ o
Hace dos a ñ o s os e x p r e s á b a m o s tobuses de línea; la reorganización 2000. L a Corporación municipal tie-
nuestra angustia por la situación de de la Policía Municipal con la mo- ne clara conciencia de tan tremenda
m á s de 54.000 niños m a d r i l e ñ o s que torización de algunos de sus servi- p r e o c u p a c i ó n que nace de una obli-
no p o d í a n recibir e n s e ñ a n z a porque cios y la m o d e r n i z a c i ó n del servicio gación ineludible.
la V i l l a no d i s p o n í a de aulas para contra incendios para el que se ha
ellos. Os prometimos entonces pron- adquirido el mejor material existen- E s innegable, Señor, que si los
to remedio. H o y podemos decir que, te instalado en Parques de nueva previsores consejos de S u Excelen-
superadas las iniciales previsiones, construcción. cia, hubieran tenido por nuestra

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parte la consecuente diligencia, los una de sus m á s hermosas soluciones
problemas de hoy no e s t a r í a n tan u r b a n í s t i c a s y la posibilidad de evi-
agravados. Pero nuestras lamentacio- tar la congestión del tráfico, m á s an-
nes no pueden darnos lugar al quie- gustiosa cada día, en el Paseo de
tismo, porque ya no hay tiempo Rosales y en la calle de Ferraz.
para la espera y es preciso enfren-
tarse valientemente con el problema Con el traslado de todas las Facul-
de M a d r i d , que, a nuestro juicio, tades a la Ciudad Universitaria, era
presenta cuatro p r i n c i p a l í s i m o s as- lógico que el Ayuntamiento de M a -
pectos: reforma interior, c o n t e n c i ó n d r i d creyera llegado el momento de
industrial, expansión territorial y resolver los problemas de una de las
patrimonio del suelo urbano. zonas m á s asfixiadas de la V i l l a . L a
demolición de la vieja Universidad
Entre los proyectos inmediatos de p e r m i t i r í a ensanchar las calles de
reforma interior, tenemos los planes los Reyes, Noviciado y Amaniel, con
de alineaciones de los antiguos cas- lo que r e s u l t a r í a favorecida la co-
cos de Barajas, Hortaleza, Aravaca m u n i c a c i ó n entre la Plaza de E s p a ñ a
y Villaverde; los parciales de Valle- y las zonas de San Bernardo y A l -
cas, T e t u á n y Carabancheles y un berto Aguilera, hoy ya casi en tran-
gran n ú m e r o de obras p e q u e ñ a s pe- ce de imposibilidad, dejando libre
ro importantes por las soluciones ur- el camino para m á s trascendentales
b a n í s t i c a s que e n t r a ñ a n . Dispone- ordenaciones. De ahí, nuestra honda
mos de un gran n ú m e r o de zonas p r e o c u p a c i ó n al conocer que el vie-
en las que se pueden ensanchar al- jo c a s e r ó n va a ser habilitado para
gunas vías y abrir otras para mejor nuevos servicios. Aunque la ocupa-
encauzar el creciente torrente de la ción sea provisional, es innegable
circulación a u t o m o v i l í s t i c a . que retrasa los planes municipales
en una zona sujeta a o r d e n a c i ó n .
Sin embargo, todo ello p o d r í a ser
una labor inútil si la circulación si- Tiene el Ayuntamiento singular in-
gue agarrotada en zonas inmediatas, t e r é s y c a r i ñ o por el Cuartel del
en las que se ve coartada la iniciati- Conde Duque, el ú n i c o de los anti-
va municipal. Cuatro de estas zonas, guos que se conservan. Es del si-
c a r a c t e r í s t i c a s por su situación y ac- glo X V I I I y recientes investigacio-
tual estado, significarían notables so- nes han s e ñ a l a d o que fue concebido
luciones a distintos y graves pro- por el alarife m a d r i l e ñ o Pedro de
blemas de la V i l l a : la M o n t a ñ a del Ribera, de tan e n t r a ñ a b l e recorda-
P r í n c i p e Pío, el edificio de la anti- ción en M a d r i d . Son por ello singu-
gua Universidad de la calle de San larmente ambiciosos los proyectos
Bernardo, el cuartel de Conde Du- que el Ayuntamiento realizaría si
que y la vieja Casa de la Moneda. pudiera disponer del edificio: exi-
gente r e s t a u r a c i ó n y c o n s e r v a c i ó n
N o ignora la C o r p o r a c i ó n munici-
para alojamiento de los centros cul-
pal que existen proyectos de cons-
turales y adecuado acomodo de los
truir edificios oficiales sobre el so-
extraordinarios fondos de la Heme-
lar de la M o n t a ñ a del Príncipe Pío
roteca y Biblioteca. S i n desvalorizar
y n i puede n i debe ocultar a Vuestra
su admirable traza y aprovechando
Excelencia la justificada angustia
la o r d e n a c i ó n de las pilastras en l a
del pueblo m a d r i l e ñ o porque aquel
planta baja, se h a r í a n accesibles
hermoso y simbólico paraje une na-
desde el exterior las tres grandes
turalmente el Monte del Pardo y el
plazas interiores que por amplios
Parque del Oeste con la Plaza de
p ó r t i c o s q u e d a r í a n unidas a l a zona
E s p a ñ a , los Jardines de Sabatini, el
verde resultante de la demolición de
Campo del Moro, la Cuesta de la
las edificaciones adosadas al norte
Vega y las Vistillas.
del Cuartel. De esta forma, los espa-
Urbanistas de todos los estilos y cios libres significarían una superfi-
tendencias consideran como error cie de m á s de diez m i l metros cua-
irreparable romper el m á s noble y drados—mayor que la Plaza de
dilatado paisaje de la V i l l a y edifi- Oriente—en una zona hoy carente de
car en u n lugar que parece estar cla- zonas verdes.
mando por el perenne recuerdo que
M a d r i d debe y quiere erigir en me- L a c o m p r e n s i ó n del Ministerio del
moria de los h é r o e s de la Guerra de E j é r c i t o tantas veces acreditada pa-
la Independencia y del Cuartel de la ra cuanto significó beneficio y orna-
M o n t a ñ a . Tiene, a d e m á s , allí la V i l l a to de nuestra V i l l a , nos permite abri-

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gar alentadoras esperanzas para l a orgullosa de esa nueva condición
realización de este proyecto. b a n í s t i c a m e n t e m á s adecuadas y
que la libera de viejas y justificadas respetando siempre la conservación
E l gran tema del urbanismo ma- críticas. E s , sin embargo, absoluta- de las masas forestales o ajardi-
drileño ha sido la Castellana, sobre mente necesario ordenar con urgen- nadas.
todo, la Plaza de Colón. E l costado cia y eficacia tal expansión indus-
Oeste, donde ya han sido demolidos trial y comercial, en bien de la ciu- E n este sentido se orientan nues-
el Palacio de Medinaceli y las casas dad, de sus hombres y de la indus- tros planes de u r b a n i z a c i ó n . M á s
de la esquina opuesta en la calle de tria y el comercio mismo. L a con- para que la expansión de la ciudad
Genova, c a m b i a r á de fisonomía con gestión industrial, con sus inevita- no se produzca con un injusto en-
la c o n s t r u c c i ó n de dos modernos bles secuelas, viviendas, transpor- riquecimiento de unos pocos n i el
edificios. Las reformas de las calles tes, c o n t a m i n a c i ó n atmosférica, ha costo de los terrenos incida grave-
de Serrano y Velázquez, l a construc- llegado ya a unos niveles que no mente sobre el encarecimiento de la
ción del paso a desnivel en Francis- pueden ser rebasados sin graves ries- vivienda hasta hacerla inaccesible a
co Silvela y la proximidad de los ac- glos. Quedaron ya muy a t r á s los su- los m á s humildes, es absolutamente
cesos al Ferrocarril Metropolitano y puestos de clara descongestión en preciso que esos planes e s t é n prece-
al de Atocha-Chamartín, hacen de es- que se fundamentaba el Plan Gene- didos de una exigente política del
ta plaza un punto n e u r á l g i c o de M a - ral de 1963, quizá por las enormes suelo que nos permita la creación de
drid. Resulta por ello de singular dificultades de toda índole que la unidades u r b a n í s t i c a s completas
urgencia la realización del plan apro- descongestión supone; acaso por- donde puedan asentarse grandes con-
bado por el Ayuntamiento Pleno en que no se c o n t e m p l ó con detenimien- tingentes de población, autosuficien-
junio de 1965, en el que s u s t i t u í a n to que no puede haber desconges- tes y no forzosamente dependientes
los viejos edificios de l a Casa de l a tión industrial sin una previa con- en todo del centro de la ciudad. De
Moneda por un j a r d í n de m á s de tención. ¿ P a r a q u é el traslado de al- aquí, nuestro i n t e r é s por incremen-
dieciséis m i l metros cuadrados y el gunas industrias existentes a otros tar el Patrimonio Municipal del Sue-
ensanchamiento de las calles de Go- lugares si c o n t i n ú a n c r e á n d o s e sin lo. De a q u í nuestra ilusionada espe-
ya y Jorge Juan. orden n i concierto otras de nueva ranza en la anunciada Ley de Fisca-
planta? De a q u í el decidido p r o p ó - lidad del Suelo que muy pronto s e r á
E l Ayuntamiento de M a d r i d es sito de llevar a cabo una justa y or- considerada por las Cortes Españo-
consciente de l a relevante importan- denada política de c o n t e n c i ó n de la las, aunque entendemos que su ma-
cia que los cuatro lugares citados industria, que de ninguna manera yor eficacia ha de ser lograda con
han de tener en todos los planes de ha de suponer desmantelamientos la simultanea creación de un verda-
reforma interior de la V i l l a . N o es ni puertas firmemente cerradas a dero y extenso Patrimonio del Suelo.
exagerado decir que significan una nuevas empresas. H a de significar Se han cifrado en cinco m i l hectá-
importancia decisiva. Y n i ha pre- estrictamente o r d e n a c i ó n de los sec- reas las necesidades de M a d r i d para
tendido n i pretende cesiones gratui- tores industriales, concediendo a las que su expansión territorial se des-
tas. E s t a r í a siempre dispuesto a pa- empresas mayores facilidades d ó n d e arrolle en ó p t i m a s condiciones urba-
gar su justo valor con la sola condi- y c u á n d o a la ciudad convenga. nísticas, e c o n ó m i c a s y sociales. Po-
ción de hacerlo en las anualidades d r í a lograrse la a d q u i s i c i ó n de todo
que su e c o n o m í a le permita y de for- S i m u l t á n e a m e n t e , como no es po- ese terreno bien e x p r o p i á n d o l o se-
ma que la carga no recayera exclu- sible n i deseable detener el creci- gún su valor inicial o bien abonando
sivamente sobre nuestra generación. miento de la población, ha de orien- su valor en c é d u l a s de u r b a n i z a c i ó n
tarse la e x p a n s i ó n territorial de M a - en las que el ó r g a n o gestor u r b a n í s -
Otro aspecto fundamental que hay drid en un plan coherente. E s clá- tico r e c o n o c e r í a a cada propietario
que contemplar en el problema del sica la imagen de la mancha de acei- el derecho a construir determinados
M a d r i d del futuro es el f e n ó m e n o te para expresar g r á f i c a m e n t e la v o l ú m e n e s en los polígonos previa-
industrial, causa y s o s t é n de la ex- forma de extensión de las ciudades mente urbanizados.
p a n s i ó n de l a urbe. Aquel p o b l a c h ó n y demostrar que é s t a s naturalmente
manchego, agrícola en sus orígenes van ocupando aquellos lugares en N o puedo extenderme m á s ya en
y a lo largo de siglos, durante a ñ o s los que menores resistencias encuen- este largo discurso, en el que he pre-
delicia de paseantes en Corte, ha de- tran. Esto nos indica con toda clari- tendido ú n i c a m e n t e responder al in-
venido hoy en uno de los m á s impor- dad cuál debe ser el p r i m o r d i a l ob- t e r é s y c a r i ñ o que S u Excelencia dis-
tantes centros fabriles de l a Nación. jetivo de los planes de crecimiento: pensa a nuestra querida V i l l a . Con
S u eclosión industrial signo inequí- s e ñ a l a r con facilidades urbanizacio- absoluta sinceridad os hemos ex-
voco de juvenil pujanza, r e b a s ó ya, nes, comunicaciones c ó m o d a s , abun- puesto nuestros problemas, nuestras
hace algunos a ñ o s , los índices de dantes zonas libres, aquellos lugares modestas realizaciones, nuestras i l i -
crecimiento previstos, hasta llegar a por donde el crecimiento urbano re- mitadas esperanzas. M a d r i d , Señor,
un estado de congestión, en parte sulte m á s conveniente. Por natural que sabe que cuanto hoy es, a V o s
consecuencia de no pocas imprevi- tendencia, las ciudades se ensanchan se lo debe, que fundamentalmente
siones, pero t a m b i é n de l a inevita- según círculos c o n c é n t r i c o s , con lo espera que lo que llegue a ser, a Vos
ble y fuerte a t r a c c i ó n que M a d r i d que, m á s pronto o m á s tarde, se pro- h a b r á de agradecerlo, os rinde hoy,
ejerce en todos los sentidos. ducen situaciones de asfixia al des- con la presencia de su C o r p o r a c i ó n
aparecer los cinturones verdes, con- municipal, el m á s ferviente home-
N o puede de ninguna manera do- centrarse los servicios y entrar en naje de gratitud, de fidelidad ente-
lerse M a d r i d de ser hoy una de las colapso la circulación. E l moderno ra, de a d h e s i ó n . Tened por cierto,
ciudades e s p a ñ o l a s con mayor nú- urbanismo previene contra esa na- Señor, que en esos sentimientos, tan
mero de técnicos y operarios de la tural tendencia s e ñ a l a n d o y prepa- firmes y e n t r a ñ a b l e m e n t e manteni-
industria; por el contrario, se siente rando con antelación las zonas ur- dos, no d e s m a y a r á j a m á s .

Ayuntamiento de Madrid
NIÑOS ANTE MADRID

A R T E infantil sobre temas lo escarlata, cromo de oro, cobalto ver- que pueden. L o que pueden da por
cales en el Ayuntamiento de de, azabache, primavera, nieve, com- resultado este serial de cemento
M a d r i d . Cuadros de calles viejas y partiendo con soldados y p á j a r o s la horadado que llaman urbe moderna.
nuevas, vehículos, cielos zafiro con ciudad irisada, cautivadora como Lo que quieren d a r í a por resultado
p l u m ó n de nubes sobre estatuas y debió ser si los hombres hicieran un maravillamiento habitable, un
fuentes. Allí reina el azul ultramar, lo que quieren, en vez de hacer lo laberinto, un vitral trasparentando

Lea Wren (once años)

Ayuntamiento de Madrid
TESTIGO ARCO-IRIS

Por R A M O N F A R A L D O

auroras y atardeceres, surcado por

carros cargados, señores, ciclistas,

amazonas, colegiales, perritos, desfi-

les militares, globos, á r b o l e s orgu-

llosos de su oficio, gorriones y lunas

cumpliendo sus horarios respecti

vos, todo deslizante y rumoroso,

nuevo e inmemorial, transitable y

admirable. Es decir, una ciudad co-

mo debiera ser, digna del hombre

rey de la Creación, según testimo-

nio de los hombres.

«La pintura de estos mocosos es

indignante. ¿Con q u é derecho pin-

tan así?... Dufy, Matisse, el adua-

nero Rousseau hicieron eso toda la

vida, pero mal. Entre aquellos ni-

ños falsificados y estos verdaderos,

e s t á n acabando con la p i n t u r a . » E l

comentario procede de un pintor

profesional, con el que coincidí en

la exposición indignante.

Viéndola así, en conexión con el


arte adulto, lo de los chiquillos in-
duce a irrisión o a indignación por
cuanto al n i ñ o le falta y por cuanto
al adulto le sobra. Viéndolo desinte-
resadamente no da risa n i cólera,

Ayuntamiento de Madrid
da q u é pensar. E s t á demostrado que el n i ñ o no es la
micro-persona o persona en formato de bolsillo, sino
otro pueblo o raza, m á s diferenciada de los pueblos co-
rrientes que éstos entre sí, por patrias, índices cefáli-
cos, historia y t e ñ i d o de piel. Los mayores se imitan
entre sí, aspiran a lo mismo, hablan lenguajes similares
según cultura o nacionalidad. Los chiquillos sólo imi-
tan sus quimeras, aspiran a lo fabuloso, y en cuanto a
lenguaje, cada chiquillo posee el suyo de rigurosa ar-
tesanía.

E l arte n i ñ o suele explicarse como parodia torpe del


arte maduro, aunque, a lo mejor, esto no explica nada,
y la Arcadia p l á s t i c a de l a gente menuda constituye
u n ciclo consumado, intangible, clásico. ¿ P a r o d i a del
arte maduro? Los chiquillos deben menos a los artis-
tas mayores que éstos al estro infantil. N i n g ú n p á r v u l o
b u s c ó i n s p i r a c i ó n en Juan Miró, en Paul Klee, en R a ú l
Dufy o en Pablo Picasso, aunque éstos hayan escruta-
do, perfeccionado y puesto en explotación los filones
gráficos y coloristas de la p r i m e r a edad. E l estilo lla-
mado «nait», ingenuista o inocentista, a d a p t a c i ó n or-
t o p é d i c a del creacionismo pauperal a las artes maduras,
no ha suscitado equivalencias en los gremios de pan-

Raquel Díaz Maeso (trece años)


Paul Amarine (trece años)

talón corto. E n tal sentido, éstos pro-


claman una dignidad de clase, una
lealtad a la causa de los s u e ñ o s y los
pulsos traviesos, que, en tal sentido,
los papeles parecen invertirse, y el
sector insobornable y responsable es
el m á s corto en edad y en esta-
tura.

Picasso, que, cuando no pinta, en-

tiende que el deber de un hombre

es hacer y decir t o n t e r í a s , ha dicho

esta tontería impresionante: «Lo

peor del arte es tener que apren-

derlo, estudiar el oficio como si se

Ayuntamiento de Madrid
estudiase para ingeniero o contable. U n pintor debería ocurre que todos los n i ñ o s colorean o dibujan, y sola-
pintar como un p á j a r o debe cantar.» Picasso sugiere mente algunos se hacen pintores y dibujantes profesio-

así cierto descreimiento nacia el arte profesional, so- nales. Ocurre que los chiquillos m á s inspirados como

metido a ortopedias pedagógicas, y se adhiere virtual- inventores de formas y tonalidades, son los que aban-

mente a los artistas infantiles, que usan su inspiración donan tal invención en cuanto la inocencia les aban-

como los bichos su garganta. Cuestión de deber frente dona y al revés: los garabatos p á r v u l o s de Utrillo, Ma-

a cuestión de naturaleza: la s a b i d u r í a del arte hace net, Miró, Solana, Nonell, etcétera, no preconizaban el

maestros, la inocencia del arte hace artistas. Claro está, futuro ilustre de cada uno. S i el de los n i ñ o s equivale,

Picasso lleva su s a b i d u r í a al magisterio de la inocencia, por el contrario, a un arte consumado, específico, abas-

como lo llevaría al de la locura y al de la beatitud. Pero tecido de sí mismo y clausurado a su a l b e d r í o , como el


llamado arte b á r b a r o o arte psicopático, ¿en q u é lugar
Picasso no constituye ejemplo de nada, porque se dice y
queda el arte titulado, cursado y garantizado por licen-
se desdice con diabólica p e r s u a s i ó n . Como los p á j a r o s ,
ciatura a c a d é m i c a ? Porque lo ú n i c o que hace liviano
según se escuchen. Como los n i ñ o s , según nos miren.
el arte del niño es el niño, l a idea que de éste tenemos
Arte accesorio o a u t ó n o m o , arte deportivo o biológi- respecto a insolvencia mental, desconocimiento de mun-

co, fatalizado en el ser infantil como el llanto, la risa o do, sujeto a proteger y a educar. Olvidando tales he-

el juego, las opciones dialécticas de este producto me- chos aparentemente irrebatibles, los hechos demuestran

nor son innumerables. ¿Cabe juzgar la plástica escolar que respecto a nufnen poético, visualidad, ingenio, re-

como brote primerizo del arte adulto? Así parece, pero pentización, potencia c r o m á t i c a y expresiva, no digamos

Area Usatone (ocho años)

Ayuntamiento de Madrid
esa validez significada por m a y o r í a
de edad no sea, al menos en el orbe
actual, como para envanecer dema-
siado al hombre hecho, y alguna vez
derecho. Ahora estamos dentro del
arte, y, en tal interioridad, prosi-
guen los signos interrogantes. ¿Se
hallará el manadero del arte junto
al manadero de la vida, del que el
niño acaba de emerger, o tal vez a
orillas del Ocaso? ¿La indocumenta-
ción del mundo no será, quien sabe,
m á s fecunda en maravillamiento que
la s a b i d u r í a , el trillado, el fardo de
ese mundo sobre unos hombros can-
sados? ¿ N o p r o c e d e r á de a q u í el
arte i m p ú b e r que nace de las peque-
ñ a s manos con sólo extenderlas ha-
cia la tierra, sin conocer nombre de
colores o clase de líneas, haciendo
armoniosa la atrocidad tonal, elo-
cuente el garabato, animal el bicho,
reconocible al hombre, y, en el peor
caso, supliendo con voluntad infle-
xible, con ciega decisión de que
«esto» sea «esto» y «aquello», «aque-
llo», la jadeante perfección de quie-
nes ponen punto en l a i , redondo en

el disco solar y cuatro patas en el


gato? ¿ P o r q u é la plástica responsa-
ble se obstina en demostrar lo ar-
chidemostrado? ¿ P o r q u é los chiqui-
Dolores Merino (once años)
llos, intuitivamente, sin rebelión
consciente, por ser como son, dan
gracia, no digamos libertad, no diga- cumplido o el oficio aprendido. L a por hecho lo que está hecho, com-
mos humor, ternura o quimera, la verdad reconoce que los n i ñ o s son plican magia, encantamientos, mis-
pura verdad reconoce que, junto a el arte, y los mayores la a r t e s a n í a terios, astrologías y seres nuevos, lo
muchos documentos infantiles, la del arte. pasmoso, lo increíble, aquellas pre-
obra de arte maduro adolece de pe-
moniciones que constituyeron la sus-
sadez, de manualidad m e c á n i c a , te- E l asunto transcurre en esta ór- tancia del arte y su legitimación
dio, respetabilidad seca, cenicienta bita. E n las d e m á s , en validez para frente a la vida. ¿Qué otra cosa se-
suficiencia que producen el deber vivir, no digo una palabra, aunque ría el arte, si no fuese otra cosa?

Ayuntamiento de Madrid
Hidee Lobaran (trece años)

Dios me libre de allanar fincas aje-


Deborah Kolp (doce años)
nas, y la Historia del arte pertenece
a historiadores y doctores, entre los
que uno sería un intruso. S i n embar-
go, aquellos expertos han hecho nor-
ma de la refutación, del « p u n t o de
vista», del afirmarse y del reprobar-
se entre sí. Finalmente, llegaron a
demostrar que esa historia está tra-
zada de una manera, aunque c a b r í a
trazarla de manera distinta y de ma-
nera a n t a g ó n i c a . S i n ofender a na-
die cabe conjeturar que un futuro
investigador del arte, no m á s teme-
rario que Hanser o Malraux, de-
muestre que la historia en didáctica
tradicional, fue construida al revés
cuando se trazó por orden cronoló-

Ayuntamiento de Madrid
gico y de menos a m á s , emplazando
el nacimiento del arte junto al naci-
miento del tiempo, h a c i é n d o l e pro-
gresar según progreso de los siglos,
y s u p o n i é n d o l e , a t r a v é s de alterna
tivas p o l é m i c a s , m á s p r ó x i m o a sus
cumbres según va a p r o x i m á n d o s e a
nuestra era. Plenilunios y decaden-
cias son entronados y destronados
según la e s t é t i c a en boga.

Y o iba a hablar de u n investiga-


dor inédito, que argumentase en
sentido contrario. Es decir, encla-
vando las culminaciones p l á s t i c a s en
los comienzos del tiempo—en los co-
mienzos hasta hoy indagados—y ha-
ciendo patente que desde entonces
la ingeniería del arte vive a cuenta
de aquellas s u p r e m a c í a s . Respecto a
estatuaria asiria y etrusca, los esti-
los sucesivos observan un orden mi-
norizante. E l grafismo rupestre, bi-
sontes de A l t a m i r a y tropeles vena-
torios hispano-aquitanos fueron des-
Tim Regan (írece años)
glosados y recebados por ciclos pos-
Cuestión parecida rodea al arte brar firmas y cuadros, según eos-
teriores, pero l a f o r m u l a c i ó n supre-
infantil. Arte inexplicable, a menos tumbre crítica en exposiciones de
ma, sin menos y sin m á s , se consu-
que acepte el m i s m o interrogante adultos. Los chiquillos burlan estas
m ó en las grutas. Tejidos, c e r á m i c a ,
azaroso que la historia. Esto es, que d i d a s , pues no ven el arte desde
o r f e b r e r í a y j o y e r í a de pueblos in- m e

la niñez significa lo humano en su fuera como los copistas, n i desde


memoriales son imitados, aunque no
ápice, en su nivel cenital, con fran-
igualados. Hablo, naturalmente, se- dentro, como los artistas. H a b í a m o s
quicia absoluta de toda frontera y
gún conocimientos establecidos has- quedado en que arte y n i ñ o forman
de todo imposible, la facilidad casi
ta la fecha, que no agotan todo lo la m i s m a criatura, forman paisajes,
divina para llegar y para realizar.
conocible. Contando un poco con el calles, celajes, gente, vehículos, h é -
Esto es, el n i ñ o sería el hombre si
sentido común, no es demasiado roes, chimeneas, gorriones, escenas
éste hubiese obedecido a Dios. E l
aceptable que la historia del arte y escenarios. N o creo excederme en
n i ñ o es el ser humano. Los hombres
comience con arte estelar como la nada proclamando que aquí «están
son otra raza de almas y de penas.
fauna b a s á l t i c a y el relieve sume-
todos los que son», y que ninguno
rio. L a pregunta inmediata inquiri- Apenas he hecho referencia a la a ñ o s n i de sus de-
d e s e r t a d e s u s

ría si esto es todo lo que hay, o si Exposición Infantil del Ayuntamien- rechos.
hay mucho m á s de lo que ignoramos to m a d r i l e ñ o . M e r e s u l t a r í a difícil
todos. enumerar mejores o peores, nom-
R. F.

Ayuntamiento de Madrid
Ayuntamiento de Madrid
«Villa y Corte», calificación
de M a d r i d . ¿Qué expresa?
Un compuesto: la V i l l a a la cual
se le ha yuxtapuesto una Corte.
Historia de M a d r i d es la pugna
de las dos entidades para lograr
una síntesis, la capitalidad, el «ca-
put» a que empuja la Corte a la
V i l l a . Y que la V i l l a se resiste a
aceptar, pues no siente la Corte:
la aguanta tan sólo. L a clave de Ma-
drid es el forcejeo de Corte y V i l l a .
Hasta que se decide en 1939 la se-
renidad de su paso. Resulta enton-
ces capital sin Corte y sin V i l l a . E s
la paz de su e s p í r i t u ya encauzado.

2 Aparece V i l l a , campo, y muy


• hermoso, aislado M a d r i d en
un paisaje seductor y que abunda
en bosque y a n i m a l í a s . Ahí e s t a r á
su punto débil: en la caza. Provin-
cia de Toledo, avanzada de sus ar-
mas, luego en u n tris de pasar a
provincia de Segovia por la gravi-
tación del Norte sobre el Sur; que
en la Reconquista un rey (Ramiro)
la desmantela, otro (Alfonso) la ase-
gura, pasa de mano en mano, in-
significante atalaya. Isidro, su sím-
bolo r u r a l (1212); pecheros, labran-
tines, trajinantes de cereal a lomo
de m u í a , mescolanza de berberis-
cos, cristianos, j u d í o s rezagados, hor-
telanos, l e ñ a d o r e s , molinadores con
agua, quizá juglares.

Oviedo, Toledo, León, Burgos, de


la parte de Occidente, crecen por-
que los reyes se demoran entre sus
murallas. L a Corte es errante. Es
Corte militar, campamento. N o tie-
ne solar fijo; va adonde se mueve
la linde, la marca a la c e r c a n í a con
la frontera del invasor. M a d r i d no
sale de su menos que mediocridad;
es un punto invisible en la meseta,
en L a Mancha, que indica mancha
de muchos pinos, el á r b o l de Cas-
tilla.

Pero la caza... E l guerrero mime-


tiza con la caza el combate; ha de
sorprender, levantar, acabar al ene-
migo. Ejercicio de estar a punto,
en «forma». Cazar es batirse con
el instinto, la velocidad, la astucia,
la resistencia; lo que halla el hom-
bre de espada en su oficio. Cazar
es ensayarse.

Los monarcas, como entonces van


a la cabeza de la hueste y son pri-
meros en asestarse en el remolino
con su mandoble, a dos manos, pa-
ra evitar la pereza y el tejido adi-

Ayuntamiento de Madrid
Ayuntamiento de Madrid
poso del ocio, para mantener sus
sentidos bélicos alertados, cazan. O
sea, guerrean a lo m í n i m o entre-
n á n d o s e para lo m á x i m o . Cuando
un pedazo de suelo conquistado po-
see a l i m a ñ a s y huidizos en canti-
dad, allí se acomodan. Es su se-
gundo campamento. Guerrear y ca-
zar, s i n ó n i m o s . Esto ú l t i m o , ade-
m á s , placer de hombre v i r i l .

3 M a d r i d abunda en las espe-


cies cotizadas: puerco, zo-
rro, oso, liebre, corzo, cabra salva-
je. Para la a l t a n e r í a , el águila de
la Sierra, el uro, la t ó r t o l a . M a d r i d
es un cazadero.
Por M a d r i d han pasado monar-
cas, unos a quitarse estorbos de for-
taleza, a r r u i n á n d o l a , otros a p r o p i á n -
dose por derecho legal de castella-
nidad lo robado por los del allá del
Estrecho. Algunos han querido reedi-
ficar la atalaya, convertir el mira-
dero del panorama deleitoso en pa-
lacete. Otros han venido al M a d r i d
aldeano en busca de bravos peleo-
nes.
A todos contempla M a d r i d sin
e m o c i ó n . Unicamente don Pedro I
le gusta. ¡ Afición misteriosa! Don
Pedro arrastra leyenda sulfúrea; es
un contaminado de infierno. S i n em-
bargo, M a d r i d e s t á seducido por el
b á r b a r o . ¿ E s que don Pedro, como
M a d r i d , es sólo Naturaleza, y él y
don Pedro son afines en entregar-
se a lo nativo de instintos y fuer-
zas?
Enrique cede a la p a s i ó n de ca-
zar. Edifica una casa en el monte
de E l Pardo, espesura de hurone-
ras y madrigueras. (Lo de d o ñ a Ma-
ría de Castilla, ¿ n o es murmureo de
enemigos del brujo Villena?) Se ha
clavado el p r i m e r j a l ó n de la liza
de un duelo entre V i l l a y Corte, que
v e r á n los siglos.
sufren A n d ú j a r y Ciudad Real, a movimientos imprevistos del enemi-
pesar de su realeza, armenizados go es alcázar. Toledo e s t á en ma-
asimismo. Hasta E n r i q u e III no se nos cristianas.
4 Tan menospreciado está Ma- reintegra M a d r i d a la corona pa-
J^» drid, pobrete junto a los trial.
Pero M a d r i d se ajena. E n él res-
burgos ricos y poblados de las an- piran de vez en vez reyes. ¿Y q u é ?
chas Castilla, León, Asturias, Ex- La Corte se ha adentrado en Ma- Sigue su vida de sembrador y re-
tremadura, Galicia, no digamos si drid, dispone de él; la Corte le so- colectador. Sigue e m b e b i é n d o s e en
en el Levante las Barcelona, que mete a yugo ajeno, envileciéndole. su cielo alto, en su vega p r e ñ a d a
Juan I se lo regala a un armenio, Y la Corte le obsequia con privile- de frutos, en su abierta vista, que
el cual, despojado de su trono, va- gios y fueros. L a Corte se aficiona al va desde las rocas negras de la hoy
gaba por E s p a ñ a a gorronear asilo coto vedado de su caza. L a Corte Cabrera a las hoy a n d a l u c í a s de
y mantenencias. De repente M a d r i d le construye alguna casa ajardina- Avila y hasta el ahora Cáceres. Su-
se encuentra con que no es de la da. Los s e ñ o r e s de M a d r i d , las • fa- mido en su humildad, d u e ñ o de su
Hespanna por la que mueren se- milias de su raíz se hacen regido- a l b e d r í o , sin recamados; pero sin
ñ o r e s y pecheros. E s armenio. ¿Ca- ras. E l M a d r i d pueblero va cam- servidumbres que la Corte es ser-
be mayor ignominia? L a misma que biando. E l t o r r e ó n que avizoraba vicio a quien está en el corro pre-

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sidiendo, pues en todo tiene que Isabel, a Enrique I V ; se abeltrane- N i adula, n i calienta con su fervor,
haber un c a p i t á n . Allá los otros. ja—en M a d r i d sucede el episodio ni pone de su parte. V i l l a fuera del
M a d r i d no gusta de doblar la es- de paso de don B e l t r á n , paso que sentido de la Corte.
pina. Tampoco se entremete en las origina el Buen Retiro—; acepta a
aficiones de los ya delicados. Juan II Cisneros, nacido en Torrelaguna, en
forma en M a d r i d la mejor Corte su alfoz; se jura en sus iglesias a
de E u r o p a en gay saber y en amor
courtois. Vienen e x t r a ñ o s figurines,
se habla como en halo de m ú s i c a .
p r í n c i p e s y reinadores; viene un
a l e m á n , Carlos, y M a d r i d estalla en
comunidades, arrastrado a la rebel-
5 '
Ocurre lo providencial. Si
Isabel I se ha curado en
M a d r i d unas cuartanas, en M a d r i d
Corte sobre V i l l a . Y hay Cortes pa- día no obstante su monarquismo se curan unas cuartanas Carlos em-
ra la Corte, solemnes. M a d r i d m i r a aparente. L a Corte le ha hecho ma- perante y Felipe, su p r í n c i p e de As-
y se va a su casa sin comentar. yor de edad histórica, le ha favore- turias. ¡ Luego M a d r i d es saludable!
Esa pasividad—leen los monarcas cido en lo material y político; se ¡ Las aguas las hace salutíferas Isi-
fidelidad—da confianza a la Corte. entrega a su c r e í d a fe. M a d r i d , Cor- dro! Carlos condecora a M a d r i d :
Gana fama M a d r i d de pueblo de te sobre V i l l a . Y M a d r i d prefiere coloca encima de su escudo la co-
buen fiar. Sin embargo, es hostil a su m e d i a n í a , su pausa distanciada. rona imperial. (Corte sobre Villa.)

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Y deja a Felipe, ya m á s que mu- por sus callejas; otras, le han con- moros m á t a m e n o s y bravoneles de
chacho, que ha conocido las ciuda- vocado a pelear; alguna vez él se volver de las Italias y los Flandes,
des de E u r o p a en su calidad de ga- les ha puesto enfrente. N o codicia algún artesano (pocos), muchos pi-
lán, el m á s gentil de la cristiandad, el empleo, no desea salir de su me- caros que simulan desde marqueses
en cierta agencia que monta Carlos dianía con abundancia. N o de su a profesores, pasando por ministros
en M a d r i d . Felipe regenta la ofici- ser. A otros, la vanidad. del S e ñ o r ; de frailes y monjas, tu-
na. A ella pide Carlos lo mismo di- tiplén y pleno; a m á s cocorocas de
Mas Felipe, un día del sesenta y
neros que levas; Felipe cumple los legajo a estudio y gravedad cohecha-
uno, traslada el sello real y su per-
envíos a lo u r g e n t í s i m o . M a d r i d por da para sentencia, donnadies y pue-
sona desde Toledo a M a d r i d ; vienen
ello es ya, antes de 1561, la capital dequeluegos, d u e ñ a s canbrujas, don-
cortejos de carretas de legajos. E n
administrativa del Imperio. S i n rui- cellas por zurcido, aventureros sin
seguida caen sobre M a d r i d los títu-
do p ú b l i c o , sin ceremonias ni os- freno, forzantes del favor, ricos de
los, los pretendientes, los golillas,
tentación. mondadientes, tomabacos con ínfu-
los consejeros de cada serie enla-
las indianas, alindadas s e ñ o r í a s de
Y. es coto de caza todavía, con zada de la arquitectura del Imperio.
sombrerete y melindre, como hor-
numerosidad para vanagloria de ba- Sin decreto, sin trompetilla, M a d r i d
telanas y requesoneras, freseras y
llesteros y alanceadores. Luego po- sube a la categoría de centro de las
rabaneras de brazo en jarras, cie-
see cuanto a la realeza conviene en E s p a ñ a s plurales.
gos c a n t a m a ñ a n a s que para dormir
el instante: caza, alcázar, ó p t i m o si- M a d r i d es Corte. «Sólo M a d r i d es se quitan el pegote, estudiantina,
tio geográfico, salud, hermosura. Corte», d i r á un entusiasta a pocos hijos del d o b l ó n y u ñ a s l a r g a s de la
Aquel M a d r i d de bosques enlazados a ñ o s . Y a no es V i l l a tan sólo. Y a blanquilla. U n mundo vivo, vivísi-
inacabables, cielo vibrador en azul son dos, escindido M a d r i d : la V i l l a mo, viviendo sin vivir, perros que
puro, horizontes ilimitados, gruesa y la Corte. Aunque la V i l l a maldito husmean a la que salte, cada cual
vena de agua, venillas de agua in- si ha hecho oposiciones a dejarse en la p r o c e s i ó n de cada día urdido-
teriores, despejo y espejo de soles, trasverberar por la Corte. res de un papel diferente; la rueda
miradero sobre el inmenso valle
de la fortuna rodando, arrebatando
(mar verdoso), c e r c a n í a s — Toledo,
en su giro a la gente, revolviéndola
Segovia—aseguradas para siempre, De 1561 a 1700 se cuentan
caminos romanos que transcurren
al costado y van a todas partes de
6 • ciento treinta y nueve a ñ o s .
y a r r o j á n d o l a en otro, peor o mejor,
puesto; muchos poetas, plaga de co-
Los suficientes para que la Corte y rrillos, alguaciles y gamberros te-
la circunferencia, seguridad entre la V i l l a se acepten, acoplen, entien- norios, embajadores y genoveses (ex-
m o n t a ñ a s para buena defensa, gen- dan, colaboren y ultimen una ciu- tranjeros a manta). E l negocio para
tes que no se meten en cosa, Ma- dad acorde con la soberbiosa mole los m á s es sobrellevarse; para la
d r i d aldeano sin acortesanar—tra- del Imperio. Una Roma o, en dis- espuma sacaoros de galeón, r e b a ñ a r
d ú z c a s e sin intrigar ni ambicionar— m i n u c i ó n , un París, quizá un Ña- hasta las seminimas.
y a d e m á s M a d r i d con su n o s e q u é , póles. Y é s t a es la sorpresa: ¿Por
que h a r á que se devanen los sesos Aún la gente se subdivide en alta
qué la V i l l a c o n t i n ú a al m o r i r Car-
quienes no se explican sus fortu- y baja. L a alta habita M a d r i d , no
los II tan pueblacha, tan feacha, tan
nas, es plaza para residencia tanto le avecina. L a Corte puede irse, ¿pa-
destartalado m o n t ó n de casas de
de reyes como de sus covachuelas. ra q u é levantar fábricas que asom-
chatez, desequilibradas en la inco-
E n una de ellas Felipe, p r í n c i p e ga- bren? Es el secreto de que en la
herencia, t a n suciota, rusticota,
lán de Europa—su hija Isabel Cla- V i l l a palaciega no haya palacios. E l
manchegota, sin monumentalidad ni
ra Eugenia será la novia de Euro- rasgo de Felipe III m a r c h á n d o s e de
grandeza alguna?
pa—, monta la p r i m e r a S e c r e t a r í a improviso a Valladolid refuerza la
de Estado de los Austrias. ( M a d r i d L a Corte ha d e s d e ñ a d o a la V i l l a , p r e c a u c i ó n de los nobles, d u e ñ o s
asimismo está cerca de Toro, adon- la V i l l a se burla de la Corte. Son del campo e s p a ñ o l , que arrastran a
de el jovencito galopa los «fines de dos supuestos unidos por la espal- M a d r i d las rentas y se las derra-
s e m a n a » en acatamiento a la damita da. E m p e z ó la V i l l a como «recin- man encima, perfume de su perso-
del suspiro de sus entonces; que to»; ahora, la e n r e d i l ó la Corte en na. Son pegotes de la Corte, pega-
luego hubo de haber suspiros innú- una cerca. N o sabe crecer: se amon- dos a ella por la vanidad m á s que
meros.) tona. Y se escinde en dos mitades: por el i n t e r é s , pergaminos de nom-
las s ó l i d a m e n t e soldadas en las ca- bramientos godos que les e n f a t ú a n .
M a d r i d , aunque de soslayo, ve có- pitales bien calculadas. Es suelo y Y la Corte, pegote de la V i l l a . Y la
mo en la V i l l a se ha metido para gente. E l suelo, con su vuelo de ga- V i l l a , pegapegas de la Corte. L a Cor-
siempre la Corte. Y a son dos juntos. llina, no vale la pena; desencanta a te, nada de acrecer la V i l l a , de or-
E l país español solariego se libró de los viajeros, no hay en él nada que namentarla con su redorado orna-
intromisiones africanas, el hombre ver con aprecio. L a gente crea un mento ducal o marquesante. Sus ha-
de armas se convierte en hombre de estilo: lo supremo. Es una gente b i t á c u l o s , tapias ciegas de adobe;
salón, la Corte crece mucho, M a d r i d de varirremiendo y colorines, estri- por dentro, eso sí, infinitas, riquí-
poco; hay que elegir, d e s p u é s de dente, a g u d í s i m a , mofadora por po- simas alhajas y lujerías, lienzos ma-
ocho siglos, una ciudad para fijo del breza en desesperanza, intrigante, ravillantes, el asombro de lo sun-
mando. Toledo, Valladolid alegan de- aguilapada, señoril por dentro y en tuoso. Los regidores no tienen ni
rechos incuestionables: su fuerza, su puras apariencias por de fuera. L a ganas, ni bolsa, ni ideas que apli-
c r é d i t o , sus servicios, su crónica. forman hidalgos de bigote altane- car a lo que debe ser una Corte.
M a d r i d no se interesa por el grave ro, familias de pretina apretada, be- Esta vive de sí misma, ensimismada
asunto. Aquello de la Corte no le llezas que m i r a n de medio ojo—no en el alcázar, en la r ú a de las Pla-
cala: unas veces los reyes pasaron se sabe si g u i ñ o o súplica—, mata- terías, en los hogares de sus seme-

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jantes de condición y en las igle-
sias. Hasta viven en las iglesias
muertos. Pues cada figurón o beata
de rosario de n á c a r lega su fortuna
para que se funde un monasterio y
d o r m i r en él s u e ñ o s de eternidad,
seguridades de letra aceptada por
el cielo; a cambio de la institución
religiosa, la gloria para in sécalo
seculorum, ¿ N o e m p e z ó y es ejem-
plo Felipe II? E l Escorial es un se-
pulcro; luego, L a Granja lo es del
B o r b ó n . Felipe, Fernando y d o ñ a
B á r b a r a se preparan otro en las
Salesas; los templos le sirven a la
Corte de inmortales residencias ga-
rantizadas. Funda y te salvarás. Pero
la V i l l a , si sube como espuma de
humanidad, no se mejora de traje
ni de cara.
Eso, la Corte. L a gente baja, la
de la V i l l a , que se multiplica en el
hoyo de la olla, ésa guarda en me-
dio silencio su rencor. No es nadie,
pero es todo. Pues la gente baja
forja el a n t i h é r o e , el desafortunado
que se burla del acrecentado, del
famoso, del reverenciado. Papeles
son su lengua, que circulan por los
nidos, su lengua bífida; el habla se
hace desgarro, medalaganismo, des-
coco o insolencia, g e r m a n í a , ¡ entre-
més, saínete! (ironía). Su fuerza es
'a del p a r á s i t o : vive royendo el cuer-
po que mata. Canta j á c a r a s que le
escriben los quevedillos, baila en sus
olazuelas, insulta a las madamas,
echa agua y lodo a las autorida-
des; se niega, reniega, está en con-
tra. Es plebe, no pueblo; es V i l l a
d e s c o r t é s , descortesinada, rebelde.
N o hizo la Corte por ella; la V i l l a
chafa a la Corte. ¡ Y q u é gente tan
supina rebosa la V i l l a ! De la gente,
de la V i l l a , sale el teatro: espejos
que pasan ante los ojos de las fi-
guras y figurillas su caricatura; sa-
íen los pintores, que dejan el garbo
popular grabado; salen la novela
picaresca y la poesía de avispa; aflo-
ra el nervio duro y tenso de la raza
de los que no se doblan; salen las
intrigas amorosas entre cortinas y
Felipe IV, débil, delicado, melancólico
las teologías solemnes subidas en y aprensivo de conciencia
un carro, la mezcla ardorosa de he-
r o í s m o y ascetismo, rabia del revés
del vivir y gloria de haberle pisado
al vivir su cabeza de hidra, triun-
fantes los del «o César o nada».
¡ Qué gente, sí, q u é gente la de la
V i l l a m á s ingeniosa, chispeante, in-
vencionera, discursiva con labia,
s i m p á t i c a y leal a la razón supre-
ma de vivir sobre todo y al esfuer-
zo de sobrevivir! ¡ Qué delgados con-
ceptos, q u é arabescos de r e t ó r i c a

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barroca, q u é redichez sonora, q u é
picos de pico de tijera, q u é alegría
en la desgracia, q u é hedonismo arre-
pentido, q u é estoicismo gallardo, q u é
í m p e t u de i r y hacer, q u é pereza
para abandonar el quieto sol tem-
plado, q u é nobleza para contentar-
se con agua y pan, q u é estar siem-
pre—y éste es el c a r á c t e r — p o r en-
cima del acontecimiento y ni sufrir
ni alegrarse demasiado! E l sene-
quismo, la sangre, la sangre calien-
te acudiendo a los recodos de la di-
ficultad y sacándoles de la dificul-
tad. L a gente de la V i l l a da los
bufones, que la Corte acepta como
acatamiento a la V i l l a y a su mor-
diente genial. L a Corte, anemiada,
tiquismiquis e impotente para la
creación, se subordina a las crea-
ciones de la V i l l a , imaginadora y
fértil. S i la V i l l a saca patente de la
r o m e r í a (la V i l l a , fiel a su ambiente
aldeanero nativo), la Corte acepta
abajarse al campo, al santo suelo,
a la rosquilla de semiyeso y al bú-
caro de agua de arroyo. S i la V i l l a
ve que la Corte prepara la proce-
sión, le pone a la p r o c e s i ó n rabo
de tasrasca, lanza bandadas de
aleluyas, entrene los mojigongos
que atizan vejigazos a los vusacer-
des o usías, según las é p o c a s ; plan-
ta en el lomo de la h i d r a los figu-
rines de la moda de la Corte para
servir a la Corte dos leguas de cha-
cota.
L a V i l l a se siente herida por las
ínfulas y el d e s d e ñ e o de la Corte,
la Corle se tapa las narices con el
pañizuelo empapado en vinagrillo si
se le acerca la V i l l a . Ambas se pro-
pinan pisotones: la Corte, de p r e m á -
ticas y calabozos; la V i l l a , de apo-
dos, leyendas raspafamas y la higa
para la Corte y el J ú p i t e r que la
parió.

7 E n la V i l l a , otra de sus fan-


• tasías logradas: devanea ilu-
siones por el Prado. Por el Prado,
El Buen Retiro ha brotado de la cabeza del Conde entre las hileras de su arboleda al-
Duque de Olivares ta, se desafía, corteja, ama; la os-
curidad le agrada a la V i l l a , el man-
to de la noche todo lo tapa; van a
caballo los mozos de casa procer,
van a tacón desgastado los de la
«casa grande» (la gurapa), en c h a p í n
de dos pisos de corcho las tapadi-
llas de la casa de su tío; allí, en
el Prado, la V i l l a hace su parada
de licenciados, busconas arrufalda-
das, s u p i t i s e ñ o r a s de «si das cédu-
la de c a s a m i e n t o » , ricachos de las

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comarcas, viejos de cuarenta a ñ o s , transformarse en superpalacio. Pues zador. L a Corte, deliberadamente ig-
grandes que se cubren ante Baco, es vergonzoso que el Cuarto Plane- norante de los peligros, y no hay
m a t a t í a s , vulgacho de los barrios ta se aloje en algo inferior, puede bastante brazos en el cuerpo del
de Avapiés y Morería, m a n ó l o s con que fortaleza, puede que casal, cuer- «planeta» para abarcar y apretar, así,
solera y cristianos nuevos; van mi- pos de adobe y piedra apelotonados; c e ñ i d a m e n t e , el verdadero planeta:
nistros de la tramoya, nohagonadas la sola grandeza del Alcázar fachada el orbe.
y hagoatodos, criados de ración, mediocre, la Corte m a l instalada en
E l pobre presidente del Consejo
hombres de negro respeto y hasta sus lujos, la V i l l a al zancajo de la
de Ministros, celoso, listo, trabaja-
cachidiablos. E l Prado, p a n d e m ó - fachada en las «losas de palacio»,
dor hasta aniquilarse, que acude a
n i u m y en redondo, como el Arenal diciendo pestes de la Corte. E l Con-
todo y algo m á s , ha de batirse con
de Sevilla. de Duque planta el Buen Retiro co-
mo laberinto y dosel de la majes- un Richelieu rico, sobre el pedestal
E n el Prado, la V i l l a se escarola tad. francés de naturaleza intacta, mien-
e infla como pavo, pues no hay en tras la Corte de M a d r i d es flaccida
las tantas E s p a ñ a campo de made- Hay que ponerles dinamita a los de anemia; el patriota Olivares pro-
j a r triquitraques y ojo de cerradu- tópicos. E l Buen Retiro trae a nues- cura el bien, empuja un carro sin
ra como aquél, n i donde un caba- tro tiempo arrastre y carga de lite- tiro potente, idea arbitrios y urgen-
llero logre m á s favores en menos ratura melodramatera. Que si Feli- cias. Se le desploma encima ese do-
tiempo, n i donde la c o n v e r s a c i ó n pe era el amante de la Calderona ble mundo sobre el que su rey, im-
suba a puntos de aguja tan sutiles. (que no lo era, sino de su herma- pávido, reza, suspira y provee hos-
L a V i l l a ostenta su Prado como el na), que si escribió comedias (lo picios e inclusas. E l Buen Retiro, del
mejor brinquillo de su á r i d o pecho. cual no se sabe, aunque se hayan que es alcaide, es lógica sede, en su
E n el Prado relucen todas sus luces visto sonetos suyos); que si la Corte fenomenal d i m e n s i ó n , de una feno-
de donaire. abadonaba los negocios públicos, mi- menal p l u r i m o n a r q u í a en el Buen
Un día de 1630 al otro lado del litares, internacionales, financieros, Retiro unificada. N o se le puede re-
Prado amanece una Babilonia. A l fomentadores, para divertirse tan prochar al Conde que levantara la
Prado de la V i l l a le aplasta la mag- sólo (lo cual era sólo u n cuarto escenografía magna correspondiente
nitud incomparable del Buen Reti- de verdad); que si costó toda la a la magnitud del trono. Tampoco
ro. L a Corte supera a la V i l l a . E l plata del P e r ú trazar y sostener el que aquel hechizo sensorial devora-
Buen Retiro es Corte sin mezcla al- Buen Retiro y por el Buen Retiro se tesoros. L o que devoraba la Cor-
guna de V i l l a . Nace en unos oliva- E s p a ñ a e n t r ó en barrena (al precio te, s a c á n d o l e jugos a su agricultu-
res que se e x t e n d í a n hasta por en- de hoy, menos gasto total que lo ra, sin mejorarla ni mantener en
cima de la carretera de Alcalá y su que se emplea en quinielas una sola tono vital a sus labrantines, era di-
recodo por donde el Barquillo, a la semana). Topicazos. mensionalmente m u c h í s i m o m á s gra-
opuesta orilla de la vaguada que se- ve. Y fuente de la cada vez m á s
L a Corte no empobrece a las Es-
para del Prado aquel otro ondulante extendida miseria. L a Corte no te-
p a ñ a s con sus contados jolgorios.
de colinas. E l Buen Retiro ha bro- nía lista civil, pero sus gastos de
Lo que ocurre en el X V I I en las
tado de la cabeza del conde duque r e p r e s e n t a c i ó n eran, comparativa-
E s p a ñ a s es que no hay presupuestos,
de Olivares. Reina Felipe I V , débil mente al volumen de lo español, r i -
pero sí guerras continuas; no hay
y delicado, m e l a n c ó l i c o y aprensivo dículos. E l Buen Retiro presenta su
cálculo n i a d m i n i s t r a c i ó n , sino to-
de conciencia; el que se cartea con balance y no se comprueba que por
mar oro de galeones, e n t r e g á r s e l o a
una monja de Agreda, luce el cam- ser palacio encantado hundiera los
los banqueros de por Italia, Flan-
peonato de productividad de géne- cimientos nacionales. Otro t ópi co
des y Alemania, para luego pedirles
ro infantil, gusta de conversar con convertido en humo.
prestado, sistema que dilapida y pa-
don Diego Velázquez, su favorito, y ga usuras, desordenado; no hay po-
no sabe q u é hacerse con el legado blación para sostener discordias ar-
de su padre: media Europa, m á s de
media América, una parte de Afri-
ca, una pizca de Oceanía. Los pulu-
madas en el planisferio; y a d e m á s
el español, de t u é t a n o aventurero, 8 •
E l sistema a r q u i t e c t ó n i c o del
rival superador de un Ver-
se va de su casa, y así E s p a ñ a se salles (que quiso superar, él, sí
lantes y las sabandijas de palacio le despuebla; no hay industria porque que sí, al Buen Retiro) es el de
denominan cuarto planeta: el sol, la se ha inventado u n tipo de ciuda- los m a d r i l e ñ o s M o r a y Herrera:
luna, la tierra y Felipe I V . E l Conde dano que queda deshonrado si tra- edificios que forman plazas, como
Duque es su presidente del Conse- baja con sus manos; no hay Univer- la Plaza Mayor enfrente de los
jo. Aunque Felipe tiene Consejos, en sidades sino para Letras y Teolo- lienzos de fachada, anchurosos es-
plural, y su lánguida mano no se gía (de Ciencias, nada); se carece pacios abiertos, símbolos de la ex-
emplea sino en firmar lo que no ha de ideales, sustituidos con el orgu- tensión de las E s p a ñ a s imperiales,
leído. Para pensar, su presidente del llo de haber tocado lo alto de lo materias de c o n s t r u c c i ó n baratas.
Consejo de los Consejos le suple. supino; no existen líneas maestras, Lo pasmoso estaba dentro. Riva-
(Como a los reyes constitucionales, p r o p ó s i t o s definidos; no se prepara lizan los aduladores — estamentos
bien anticipo.) Reina y no gobier- senda segura para seguirla con con- oficiales, nobles y pretendientes—
na, f ó r m u l a que luego se denomi- tinuidad. Se vive a la buena de Dios, en allegar al Buen Retiro escapara-
nará liberal-democrática. salga lo que saliere; tapar grietas tes de magnificencias. E l Buen Re-
Como en París hay un castillo-pa- por donde se huye la sangre con la tiro, de conservarse, sería hoy la jo-
bellón que luego sería Versalles, mano y sin medicina n i cirugía. Se ya de los mundos. Se trata de di-
frente al Prado un cenobio de reti- imita al avestruz, que mete la ca- vertirse de vez en vez, y allí se acu-
rarse a sacro pensar, que ha de beza en la arena para no ver al ca- mulan operarios de la tramoya (ita-

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líanos entonces, sólo ellos), momos,
farsantas y bailaderas, bufos y te-
norios, m ú s i c o s , poetas de gafa pen-
sativa como de arrufianada vihuela.
Se trata de dejar boquiabiertos a los
extranjeros en visita—cosa que a la
Corte y a la E s p a ñ a toda enardece
por deslumhrar—, y en el Buen Re-
tiro las cuadrillas de libreas cua-
jadas de ajófares y r u b í e s , los esta-
fermos, c a ñ a s y lanzas, toros alan-
ceados, gavotas de salón ceremonio-
so, banquetes sin gula al tercer pla-
to, y hay cuarenta servicios. Se tra-
ta de i m i t a r a la V i l l a , y se erigen
ermitas donde el chamelote y el raso
rozan las praderas de flores, las
i m á g e n e s son de talla divina; las
meriendas, puestos similipopulares
y orquestas entre mirtos ennoblecen
los falsos Santiagos verdes e Isidros
labradores de ángeles arando. Se
trata de recepciones y Consejos so-
lemnes, y el planeta e s t á en su nu-
be de escenario sahumado y de me-
didas planetarias, recibiendo a la
E s p a ñ a oficial, largas caravanas de
b u r ó c r a t a s , generales de armadura
burilada, damas de guardainfante
dentro del cual parece que navegan
océanos galantes. Se trata de aves,
y allí l a colección ú n i c a y completa
de los p a r a í s o s . Se trata de á r b o l e s
exóticos, flores nunca vistas, juegos
de fuentes, estatuas, pinturas del
mismo pincel de la magia, gemas
preciosas, libros miniados, muebles
m o d é l i c o s , fuegos artificiales que
forman auroras, guardias del rey
con cicatrices de siglos, alfombras
de piel de p á j a r o y alhelí, nauma-
q u í a s que nunca vio Neptuno, fan-
tasías para comedias que se bailan
en la a t m ó s f e r a , carros de Medeas
de artilugio, caballos los m á s ner-
viosos y gallardos, juventud corte-
sana elegante y audaz, laberintos a
luz de antorchas, espejos que mul-
tiplican c o r t e s a n í a s , riqueza, poder,
deificación... Buen Retiro. A l otro
lado, el problema para el presiden-
te del Consejo. A l otro lado, la V i -
lla abandonada a su estiércol y que
no sube a capital. «Sólo es Corte
Madrid», la Corte del Buen Retiro,
separada de l a V i l l a por un muro
de supersticioso respeto. L a V i l l a ,
en el Prado, a la vista del Buen Re-
tiro i n s o l e n t á n d o s e contra la Corte.
Hay papeles misteriosos bajo la ser-
villeta del rey que abren su abani-
co de versos en d i a p a s ó n de Dies
irae; hay cárceles rellenas de sos-
pechosos de falta sacrilega a la ma-
jestuosidad, hay espías, chachara de
boca a oído, falsas loas burlescas,

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mentiras de mentideros en San Fe- ser Capital, no V i l l a ni Corte; sub- y el Museo del E j é r c i t o , y la terce-
lipe, en «las losas», en la calle del sumidas Corte y V i l l a en su esencia ra parte de la «vista caballera» de
León, donde se r e ú n e n con los có- de Capital. Sólo Carlos III, restau- Texeira, no han caído, negocio sobre
micos los indignados libres; en las rador capitaneo atiende al Buen Re- negocio. E l Estado—la V i l l a sin Cor
ballucas del zoco de la Puerta del tiro (a lo que h a b í a ) . Carlos tiene t e — a p r o p i á n d o s e para albergue de
Sol, en las tabernas vinarias, en los conciencia de que la V i l l a no debe lo oficial el esplendor sin pareja.
camarines y retretes de estrado, en serlo y que la Corte debe comple- ¿ C u m p l i ó la V i l l a con fidelidad el
las casas de placer (juego y estoca- tarla. Empieza a preparar a la V i l l a forzoso legado de la Corte?
da), en los despachos de las seño- para que sea, a los lejos años, ver-
rías, en las plazuelas y calles, bajo dadero y no postizo centro de la cir- Desde Carlos III—buena ventu-
tejados de Cojuelos, en los caminos cunferencia de las E s p a ñ a s . Que to- ra—la V i l l a a s u m i ó su papel, poco
del destierro, en las fuentes del pio- davía e s t á n en pie. L o primero que a poco, de obligada acepta. E l
jo de pobres y pobras; en el Prado hace es rellenar el foso que separa 2 de mayo, la V i l l a se revela como
las mentiras mayores alrededor de al Prado del Buen Retiro. Y a están rectora de l a vida nacional. Porque
la torrecilla del reloj y de la mú- unidos y a nivel. L a V i l l a respira a no h a b í a en ella Corte a s u m i ó el
sica. gusto, se mete en el Buen Retiro; papel de la Corte, a d e m á s del suyo
los reyes sólo cuentan en él con u n e s p o n t á n e o como V i l l a . L a V i l l a se
E l Buen Retiro es la diana. Se
«reservado»; lo d e m á s , para capita- t r a n s f o r m ó en E s p a ñ a , en las Espa-
clava en ella la m ú l t i p l e flecha. E l
lizar en el ejercicio p r i n c i p a l í s i m o , ñas. Da fuego a la mecha que in-
Buen Retiro parece descarado reto
difícil y honroso, de la capitalidad. cendió el levantamiento por la Inde-
de la Corte a la V i l l a . L a V i l l a son
E n seguida viene el episodio de la pendencia. Cumple por p r i m e r a vez
los españoles, uno y todos; la Corte,
subida del Prado y el cese del Buen su obligación de capuí, de cabeza
los superpuestos a M a d r i d , que es
Retiro. Es el ochocientos. Los fran- indiscutida, pues la honra se gana
«la mapa de las E s p a ñ a s » . L a V i l l a
ceses destruyen el Buen Retiro, los con el hecho h a r a ñ o s o . Antes, la Cor-
ve que el mismo a ñ o treinta y cua-
ingleses vuelan el nido de su palo- te dirigía los rumbos. Todo el X I X ,
tro, en que se inaugura, hay un fue-
mar de porcelanas. E l bosque des- todo el X X prosigue la V i l l a su creci-
go en el Buen Retiro, que el a ñ o
aparece, el Concejo traslada monu- miento en m i s i ó n : es Capital, con-
cuarenta se inunda y está a punto
mentos, no se sabe adonde van las densa el e s p í r i t u de la comunidad de
de perecer el rey. Sentencia: fuego
joyas de la sardanapalesca joyería. almas y de tierras. «Sólo M a d r i d , sin
y agua en contra... Falta la tierra,
«Ahí queda un solar», ríen los inva- Corte», ha sabido elevarse a la ta-
falta la caída a tierra del presiden-
sores y los aliados de la V i l l a . rea doble: reunir, unificar a todos
te del Consejo, del valido batacazo
desde el frisón sobre el que le sor- los hombres y mujeres del redor, a
Una revolución, la del sesenta y
p r e n d i ó Velázquez. Pronto cae, a es- las E s p a ñ a s , a c e n d r á n d o l a s , en ágo
ocho, entrega el Buen Retiro a la
casos nueve a ñ o s . Con él cae, con el ra sin paredes, al aire sano, dirigir
V i l l a . H a huido la Corte. L a V i l l a
estadista, el ú l t i m o gobernante de con todos y en todos, ser Capital ab-
desde el sesenta y ocho está sobre
los Austrias. la Corte (constitución, s o b e r a n í a po- dicada de Corte y de V i l l a ; para que
pular, reyes que j u r a n obediencia a los españoles, sin falta de uno, sean
los vasallos, parlamento, políticos y en la V i l l a no sólo habitadores, sinc
inspiradores y logradores del por-
9 Y sin él empieza el abati-
• miento del Buen Retiro; fal-
generales que ordenan y mandan,
decapitan y elevan). Y la V i l l a , des- venir u n á n i m e . Que en esto consis-
te ser capital de un haz humano:
ta la mano y caricia de su alcaide. acatadora, comienza a trocear el sue-
E l Prado, la protesta cociéndose en lo del Buen Retiro: esta tajada para en s u p r i m i r los apelativos propios
la inacción, crece a par del hurto tal cosa, ésta, para tal otra. E l Buen por abdicar de su personalidad en
de l a Corte a la antinomia declara- Retiro m e d í a desde la calle de A l - el servicio comunal. Es este el sig-
da con la V i l l a . Carlos II, guerra calá hasta pasado el Pacífico y des- nificado m a d r i l e ñ o de la efeméri-
de sucesión, Felipe francés, que ha- de enfrente del Prado hasta m á s des de 1939, liberada E s p a ñ a , libe-
lla al Buen Retiro regateado de allá de Menéndez Pelayo. Confrónte- rado M a d r i d por segunda vez, y
perfecciones como vieja arrugada. se con lo que queda del Buen Re- así, M a d r i d - E s p a ñ a , hacia adelante.
Tampoco la V i l l a emprende con los tiro en el Retiro para calibrar el
b o r b ó n i c o s el logro de su destino: expolio. Sólo dos edificios, el Casón
T. B .

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EL B U E N RETIRO
Por A. GOMEZ IGLESIAS

Falta una m o n o g r a f í a seria y defi- Y o me propongo aquí exponer, fin por los particulares, motivo de
nitiva sobre nuestro actual parque breve y concisamente, la historia graves preocupaciones y agobios eco-
de M a d r i d , antiguo palacio del Buen de este real sitio, desde los humil- n ó m i c o s para el Concejo.
Retiro, que abarque desde sus mo- des orígenes mentados hasta no-
destos orígenes, época de esplendor viembre de 1868, en que por deci-
y ruina final, hasta su r e c r e a c i ó n y sión del Gobierno Provisional p a s ó I
nueva vida como parque público ma- en toda su extensión al Ayuntamien-
drileño. Es un tema atractivo e in- to de M a d r i d a fin de destinarlo E l e m b r i ó n del futuro palacio fue
teresante, que bien merece tal estu- exclusivamente a recreo del vecin- la c o n s t r u c c i ó n del cuarto real de
dio, por otra parte prometido por dario m a d r i l e ñ o . Incluiré, sin em- San J e r ó n i m o , ordenada por Feli-
la s e ñ o r a Caturla, tenaz y fina in- bargo, dentro de m i relato una par- pe II a su arquitecto Luis de la Ve-
vestigadora a quien tanto deben las te original e inédita hasta ahora,
cuestiones de arte, necesitadas siem- cual es la referente a la compleji-
pre de la paciente labor de archivo, dad de recursos y arbitrios econó- (1) «Revista de Occidente», Madrid, 1947.
50 págs. más 13 láminas. Tirada de 500
así como de la i n t e r p r e t a c i ó n sensi- micos elegidos e ideados para la ejemplares numerados.
ble y aguda. Representa un buen an- creación del Buen Retiro, así como
Los Anales para la construcción del
ticipo de tal promesa su precioso l i - la decisiva a p o r t a c i ó n económica Buen Retiro del prof. Azcárate constitu-
brito Pinturas, frondas y fuentes del Municipio m a d r i l e ñ o , que no so- yen una copiosa y rica cantera de noti-
del Buen Retiro, desde luego lo m á s lamente suplió en ocasiones grandes ticias inéditas, de fácil manejo gracias a
su excelente ordenación cronológica. V .
aprovechable elaborado hasta aho- cantidades, sino que a d e m á s garan- «Anales del Ins. de Estudios Madrileños»,
ra sobre este asunto (1). tizó las prestaciones aportadas a tal t. I, pág. 99-135.

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ga; el aposento constaba de varias del m i Consejo y C á m a r a . Saved r ó n i m o desta V i l l a . . . y porque S u
piezas, utilizadas por los reyes para que a parecido nezesario que, pa- Magestad ha mandado que l a tierra
su retiro durante los p e r í o d o s de ra incorporar en L a Guerta y se tome para la obra, que hace cer-
cuaresma, novenarios de lutos y pe- bosque que se haze en el Cuar- ca del dicho monesterio y el excmo.
nitencias. Servía asimismo de lugar to que se labra en el Monesterio señor Conde de Olivares ha remiti-
de espera y p r e p a r a c i ó n previa a las de san G e r ó n i m o el Real de la do a v.s. (Tejada) que de satisfa-
entradas solemnes en l a Corte de villa de M a d r i d , se compre las cion del valor de la dicha tie-
reyes y reinas, e incluso eran sus tierras de don Juan Gaytan de r r a . . . » (5).
h u é s p e d e s personajes importantes, Ayala y las de los menores de
que en el retiro p e r m a n e c í a n hasta Juan de M u r c i a y de Matías Mar-
la entrada en la ciudad y recibi- tínez de Figueroa y otras que
miento por los monarcas. conviniere para el dicho efeto; y (2) Comenzado en 1672, según traza de
Sopeña, el mismo maestro que hace el
L a iglesia de San J e r ó n i m o el Real confiando de vos... he mandado patio de la Universidad de Alcalá.
(c. de Alarcón) es superviviente ac- despachar esta m i zedula. Por la La iglesia, «obra probable de la alba-
tual, junto con el claustro anejo (2), cual os mando... dispongáis co- ñilería mudejar», fue ya asiento de las
Cortes convocadas por don F. el Cató-
del antiguo y c e l e b é r r i m o monaste- mo se compren luego las dichas lico en 1510. Empezó así su brillante his-
rio J e r ó n i m o , trasladado a este lu- tierras, nombrando tasadores en toria: juras de los príncipes de Asturias
gar en 1503; era entonces un paraje mi nombre para ello y ordenan- desde don Felipe (1528) hasta Isabel II,
do que los d u e ñ o s de las dichas capítulos de las Ordenes Militares, bodas
fuera de muros t a m b i é n , como el reales (1905): la de don Alfonso X I I I . Y
primero, pero m á s cercano a la V i - tierras... señalen t a m b i é n perso- más tarde las desdichas a partir de la
lla, mejor situado — prado de San nas, que por su parte las tasen... destrucción causada por las tropas na-
F e r m í n — y mucho m á s sano y her- M a d r i d a diez y ocho dias del poleónicas. H a sufrido cuatro restaura-
ciones, la última acertadísima, a costa
moso, entre huertas, olivares y fuen- mes de febrero de m i l i y seiscien- del Ayuntamiento madrileño.
tes abundantes (3). tos y treinta y tres años.—Yo el
Rey (rubricado). — Por mandado (3) L a elección del solar primitivo
Mas si el mencionado cuarto real —margen izquierda del Manzanares, ca-
del Rey, nuestro señor, Juan Las- mino de E l Pardo, algo arriba de la er-
fue el germen, el origen del real si-
so de la Vega (rubricado). mita de San Antonio— había sido decidi-
tio arranca de la donación al mo-
da por el propio monarca fundador, En-
narca Felipe I V de una p e q u e ñ a rique IV, sólo sentimentalmente: los em-
finca de recreo propiedad de los De Gaytan de Ayala se adquieren bajadores del duque de Bretaña llegan a
conde - duque de Olivares, «cuyas la villa madrileña, se organizan agasajos,
veintidós fanegas de tierras de cua- uno de ellos el Paso Honroso, mantenido
grandes pajareras, llenas de aves trocientos estadales cada una, en- por don Beltrán de la Cueva en honor
raras, le h a b í a n valido el remoque- clavadas m á s arriba de la Puerta de su dama, la reina doña Juana; y el
te de Gallinero. E l conde-duque solía contento, dimanado de la proeza de su
de Alcalá (situada m á s abajo de la favorito, indujo al monarca a perpetuar
entretener allí las escasas horas de actual), «linde de la dicha Puerta y el recuerdo con la fundación (1464) de
su descanso, dando de comer a las de la Guerta que era del M a r q u é s nueva casa de la orden, denominada por
gallinas...» Luego, la extensa huerta de Povar, que ya e s t á n dentro de ello San Jerónimo del Paso. AI año si-
del convento de los J e r ó n i m o s , una guiente, 1465, ocurre ya el cambio de nom-
la cerca del sitio, que se ha toma- bre; los frailes abandonan después mo-
de las m á s amplias de aquel Ma- do para incorporar en el Real del nasterio y lugar debido a su insalubri-
drid, facilitó la primera expansión, Buen Retiro». Gaytan manifiesta los dad, y con la regia ayuda de los Reyes
y así fue e n s a n c h á n d o s e el á r e a de Católicos construyen edificio mejor en
antiguos linderos de sus tierras, que el siempre ameno Prado. La fundación y
la finca real mediante la incorpo- e s t á n divididas en dos pedazos; ca- los hechos debida a Garibay y, sobre to-
ración por compra de otras huertas si todos ellos son huertas particu- do, a Fray José de Sigüenza: Historia de
y tierras, tanto de grandes como de lares, a m á s de los caminos de A l - la Orden de San Jerónimo (t. I), ha sido
p e q u e ñ o s terratenientes. Entre los después muy divulgada a partir de Jeró-
calá y Vicálvaro y con tierras de los nimo de la Quintana
primeros cuentan las del m a r q u é s frailes de San J e r ó n i m o . E l super-
de Povar, Tavara y un Gaitán de intendente, Tejada y Mendoza, or- E l paseo del Prado tenía en la anti-
Ayala (Juan); ejemplo entre los se- dena que se despache la correspon- güedad tres nombres distintos: Prado de
gundos son las tierras de un Mar- Atocha desde el convento de Dominicos
diente libranza a Gaytan, a fin de de su nombre hasta el convento de San
tínez de Segovia. que Pedro Pérez de Movellán, «en J e r ó n i m o ; de aquí hasta la plaza actual
Un somero análisis del expediente cuyo poder han entrado los mara- de L a Cibeles se denominaba P. de San
Fermín; y la continuación: Prado de Re-
1 - 162 - 22, correspondiente al fondo vedís», procedentes de las «lizencias coletos, debido al convento de agustinos
del Archivo de la S e c r e t a r í a del que por mandato de su Majestad recoletos. La parte de San Fermín debía
Ayuntamiento m a d r i l e ñ o (ASA), in- se han dado para sacar trigo fuera su nombre a la Congregación de San
coado en 1633 y cuyos t r á m i t e s fi- de esto Reinos; uno de los medios Fermín de los Navarros, instalada en la
casa y j a r d í n que había sido del conde
nales alcanzan al a ñ o siguiente, nos elegidos para pagar el sitio y obra de Monterrey, entre la calle del Turco y
ofrecerá clara y completa informa- del Real del Buen Retiro». Move- el Prado de San Jerónimo. Véase Sagúes
ción sobre este aspecto de las ad- llán le paga 19.793 reales, que ya Azcona, La Real Congregación de S. Fer-
mín de los Navarros en Madrid. Madrid,
quisiciones de terrenos. Encabeza obraban en su poder, a cuenta de 1963; págs. 109-134.
el documento una cédula real de Fe- los 30.800 en que se tasaron las
lipe I V , inédita hasta ahora, dirigi- v e i n t i d ó s fanegas mentadas. (4) Por defunción de Tejada le susti-
tuyó en el cargo don Antonio de Campo-
da al superintendente de la obra Respecto a M a r t í n e z de Figueroa, rrendondo, a quien se le dieron los des-
«del Sitio de Buen Retiro» (4). vecino y heredero de viñas de esta pachos necesarios, según declaración fir-
mada por el Arzobispo de Granada, pre-
V i l l a , la a d q u i s i c i ó n es p e q u e ñ a , una sidente de la Junta, según veremos; fe-
E l Rey.—Licenciado don Fran- tierra de dos fanegas y dos celemi- cha 5 de noviembre de 1634. Véase ASA
cisco de Tejeda y Mendoza, ca- nes de sembradura, «linde las tapias 1-161-37.
ballero de la Orden de Santiago, que eran del Monesterio de san Ge- (5) ASA 1-162-22.

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II sacar trigo fuera de estos Reinos». del Buen Retiro, para ver las fiestas
María Luisa Caturla (7) enumera que se hicieren en ella, se vio u n
Fue voluntad firme del monarca, otros, tales como la venta de oficios, papel de lo que se a tratado con Cris-
don Felipe I V , que la fábrica del remisión de penas e i n t r o d u c c i ó n de tóbal de Aguilera, a cuyo cargo está
Buen Retiro se empezara y remata- tornos de hilos en el Reino de Ga- la obra del sitio y del que se señaló
se con medios y expedientes extra- licia. Tejada y Mendoza, «superin- en la dicha plaga a los Consejos y
ordinarios, que en nada tocasen a l a tendente de la obra que se hace en tribunales desta Corte, que dice [el
Real Hacienda; y a fin de lograrlo, la Plaza Real del Buen Retiro para
o r d e n ó beneficiar una v a r i a d í s i m a los Consejos de su Majestad, Reino,
gama de recursos y arbitrios, ofre- V i l l a y a p o s e n t a d o r e s » , manda que
ciendo para resguardo y seguridad (6) Para mejor información del lector
el dinero, que han de dar todos ellos reproduzco aquí l a nota n ú m . 49, inclui-
de las personas acreedoras la garan- para la obra por el «sitio que a cada da en m i artículo «La Dehesa de Ama-
tía de las sisas de la V i l l a , aplicadas uno le está s e ñ a l a d o [para las fies- nieh: «Esta sisa era enteramente muni-
para el Cuarto de Palacio (6). Pos- tas], lo ponga en poder de Cristo- cipal y la Villa se vio en grande apuro
económico, ya que el capital, tomado a
teriormente hubo que acudir m á s bal de Medina, secretario de su Ma- censo, ascendía a 5.290.334 reales; tal ca-
adelante a otros tipos de sisas m á s jestad y pagador de la obra real del pital incluía, a m á s de los 250.000 duca-
desembarazadas, conforme se indi- Buen Retiro, para que por sus órde- dos, mencionados en la provisión del
cará; mas tampoco consintió que se Consejo (21-X-1608) y destinados a cons-
nes y libranzas se pague a los maes- truir en el Palacio Real una vivienda a
pagase un solo ladrillo del Retiro tros y d e m á s personas que lo debie- doña Margarita de Austria, se añadieron
con m a r a v e d í s procedentes de tales ren de haber con cuenta y ra- después (6-X-1614) otros 50.000 para fa-
sisas: servirían, ú n i c a m e n t e , para bricar la galería y torre del propio Cuar-
zón» (8). to. Los arbitrios propuestos a tal fin por
hallar el dinero necesario al amparo el Municipio madrileño, así como los
E n lo que a l a V i l l a a t a ñ e , en se-
de su c r é d i t o . Así lo afirma el mo- arrendamientos y acuerdos del mismo es-
sión del Municipio, celebrada el 2 de
narca ante las frecuentes consultas tán en A S A 3-297-15. Véase «Anales del
mayo de 1634 bajo la presidencia del Instituto de Estudios Madrileños», T. II
de l a Junta de D e s e m p e ñ o .
corregidor Conde de la Revilla, con- (1967), págs. 33-81.
E n el c a p í t u l o precedente hemos vocada « p a r a tratar de l a paga de lo
conocido uno de los tales recursos que se debe del sitio que su Majes- (7) Ob. cit., pág. 20.
elegidos: las licencias dadas « p a r a tad... señaló a M a d r i d en la plaga (8) ASA, 1-16144.

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papel] que de los setenta pies, que
se s e ñ a l a r o n a esta V i l l a , le toca pa-
gar catorce mili ducados a r a z ó n de
docientos ducados cada pie». E n la
propia sesión se enumeran diversos
cobros y deudas a favor de l a V i l l a ,
que s a l d a r á n l a cantidad: dineros
procedentes de los conciertos del
Real de Manzanares, m á s partidas
derivadas de las casas y huertas de
Juan de la G á n d a r a ; lo que debe
M a r t í n de Cortayre, cantero, de unos
suelos, que M a d r i d le v e n d i ó «en l a
calle que va de Leganitos al río»; y
otros cobros. Vale la pena, sin em-
bargo, a ñ a d i r uno curioso: dos m i l
cuatrocientos ducados, que el propio
C r i s t ó b a l de Aguilera p a g a r á por
doce reales de agua, a razón de dos-
cientos ducados cada real; los toma-
rá de la «baja del Brañigal, de la que
corre y va perdida en el dicho arro-
yo, para una guerta que tiene jun-
to a el» [arroyo] (9). Los menciona-
dos pagos anteriores se computaban
por pies, según se ha indicado; pues
bien, la a d m i n i s t r a c i ó n era tan es-
crupulosa e hilaba tan delgado que
la diferencia de anchura entre las
dos aceras de la plaza produce una
sexta parte de ahorro, que se pasa a
Cristóbal de Medina para «las d e m á s
fabrica», según decreto del propio
monarca (30 agosto 1633), dirigido a
Tejada.
C o n t r i b u c i ó n de gran entidad fue
la aportada por Diego Suárez, secre-
tario de Estado de Portugal, quien
se obligó a pagar en tres plazos—to-
talizaban a ñ o y medio—a Cristóbal
de Aguilera diez y siete m i l quinien-
tos ducados. Agobios extremos de
numerario obligan a tomar a d a ñ o
tal cantidad con l a g a r a n t í a de la
sisa del Cuarto de Palacio, «reforza-
da con la sisa del vino, que se con-
cedió a la V i l l a para obra de la
Plaza [ M a y o r ] la que parece estar
m á s desembarazada de las que tiene
la Villa». Los intereses de l a antici-
pación obligóse a pagarlos el propio
Aguilera (10). Finalmente, a fin de
aliviar a M a d r i d en sus crecidos des-
cubiertos se beneficiaron los oficios
de Contadores de Particiones, Fiscal caudal, que se ha podido sacar de obra sufriese dilaciones en los co-
de la Audiencia de M a d r i d , varas de estas diligencias, porque como las bros, n i que los dineros procedentes
alguaciles de tella y perpetuidad de encomiendas tienen otras muchas de tales recursos no estuviesen pron-
sus C o n t a d u r í a s de Cuentas (11). E n cargas que deben preferir y los Ca- tos y aparejados para su utilización
cambio, las condenaciones que se hi- balleros tanta necesidad se desluce inmediata. Por ello acoge con calor
cieran a los Comendadores y Caba- grandemente el i n t e n t o . . . » (12). el sistema de asientos, que acortaba
lleros de la Orden de Calatrava «en Sin embargo, a pesar de los tan los plazos, permitiendo disponer
la visita de ella... aunque se hicie- numerosos recursos ideados, que a prontamente de los caudales nece-
ron embargos en los frutos de las plazo m á s o menos largo hubieran sarios para realizar su gran anhelo.
Encomiendas y se han nombrado reportado cantidades ingentes, la fe- Quizás la sugerencia para l a crea-
ejecutores... procurando cobrar es- b r i l impaciencia del monarca no to- ción del Real Sitio partiera del Con-
tas condenaciones, es muy poco e l leraba que la ansiada rapidez de la de-Duque, m á s el impaciente y vo-

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lacio Real... y porque la brevedad
de la obra que e mandado hacer
no sufre dilación en la paga y la
que se a de sacar de los dichos
medios y arbitrios no es tan
prompta como conviene; visto
por... y conmigo consultado e re-
suelto que se haga un asiento
con las personas que dieren el di-
nero m á s pronto, asta cuarenta
m i l i ducados con los intereses...
Os mando que... os e n c a r g u é i s de
la superintendencia del dicho ne-
gocio y sin perder tiempo ningu-
no t r a t é i s y p r o c u r é i s se aga el
asiento de los dichos cuarenta
m i l i ducados, t o m á n d o l o s a d a ñ o
con los menos intereses que pu-
dieredes de cualesquier personas,
Concejos o Universidades, que os
lo quisieren dar sobre los dichos
medios y arbitrios elegidos y que
se eligieren... y sobre las sisas...
Y los cuarenta m i l i ducados aréis
se pongan en poder de Cristóbal
de Medina, regidor desta villa de
Madrid, receptor de las dichas si-
sas... del Cuarto de Palacio, el
cual lo a de tener en su poder con
cuenta aparte, para que de allí se
vaya pagando la obra... Y las per-
sonas que dieren los cuarenta
mili ducados cumplan con entre-
garlos al dicho Cristóbal de Medi-
na, en el cual libraréis a las per-
sonas que dieren el dinero, lo que
montare el principal e intereses...
M a d r i d a diez días del mes de D i -
ziembre de m i l i y seiscientos y
treinta y dos años.—Yo el Rey
(rubricado).— Por mandato del
Rey, nuestro señor, Juan Lasso
de la Vega (rubricado) (14).

A partir de la expedición de tal


c é d u l a la actividad del monarca es
inmensa: crea Juntas, evacúa pron-
tamente las frecuentes consultas,
que éstas le hacen; despacha autos
y mandamientos y fiscaliza todo,
tanto lo administrativo como lo téc-
nico; aparte, claro está, de atender
a las inauguraciones, fiestas corte-

luntarioso era Felipe I V . Nada me- tramuros desta villa de M a d r i d , (9) ASA, 1-162-20.
jor que acotar algunos pasajes de la que para conveniencias de autori-
(10) 1634, agosto. Véase ASA, 1-162-24.
cédula real siguiente, que esclarece dad y otras que se an tenido por
el procedimiento de las asientos necesarias (13) e mandado fabri- (11) 1637, octubre. ASA, 1-161-56.
mencionados e incluso algunas de car, se a tratado por algunos m i - (12) 1638, julio. ASA, 1-161-37.
las causas alumbradoras del Real nistros mios el hacer un asiento (13) Alude, probablemente, a que las
Sitio: sobre los medios y efectos que se sasas y alcázares de Madrid no eran de
an elegido para la paga del gas- la templanza necesaria para seguridad de
la salud. Véase Miguel Velasco, Residen-
E l Rey. Licenciado don Francis- to... los cuales se e s t á n benefi- cias Reales, pág. 48 del «Catálogo de la
co de Tejada y Mendoza... Sabed ciando con resguardo de las sisas Exposición del Antiguo Madrid». Madrid,
que para el gasto de la obra del •y arbitrios, impuestos para l a 1926.
Cuarto Real de san G e r ó n i m o ; ex- obra del Cuarto de m i Casa y Pa- ' (14) ASA, 1-162-18.

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sanas y otros actos relatados en el de Arredondo Agüero, contador de de que hizo merced a M a d r i d (véase
c a p í t u l o III. Por lo pronto, los ofre- resultas de su Majestad y de la ra- pág. . . . ) ; 3) Que se e s t á n debiendo a
cimientos y el dinero afluyen de zón de la Hacienda de Madrid». Pa- la V i l l a 58 m i l ducados de vellón y
manera copiosa; un total de 1.455.380 go cumplido en marzo de 1635 (16). los 50 m i l reales de plata, m á s los in-
reales (15), obtenidos entre abril de Finalmente, el balance general de tereses corridos y que van corrien-
1634 y septiembre de 1635, que se C. Medina, exacto y concreto, pre- do; 4) Y que por este d é b i t o se ha-
toman a d a ñ o al 8 por 100 de inte- sentado a la Junta el 1 de octubre llan las sisas embarazadas hasta el
r é s sobre los efectos y arbitrios ele- de 1637, ofrece la apurada situación a ñ o de 1643.
gidos y la g a r a n t í a de las sisas. Y financiera, cuyo déficit estaba su- « R e p r e s e n t a la Junta a Vuestra
cosa curiosa, una de las veintidós pliendo la V i l l a . E l l o tuvo las conse- Magestad el e s c r ú p u l o , que se puede
partidas pertenecen al maestro Alon- cuencias que a c o n t i n u a c i ó n expon- tener que por causa de las obras
so Carbonel, arquitecto de la obra, dremos. E l balance es el siguiente: ayan corrido las sisas, contribuyen-
que contribuye con 27.500 reales. A do en ellas el estado eclesiástico sin
«Monta lo que se ha tomado con
m á s de estas veintidós partidas, brebe de S. S., para que V . M . se
intereses para la obra de Buen Re-
figuran otras cuatro, cuyo anticipo sirba demandar se d é a M a d r i d satis-
tiro ciento y treinta mili ochozien-
totaliza los 17.500 ducados (15) de fación deste debito y que los minis-
tos y cincuenta y cinco ducados y
Diego S u á r e z ; a q u í la mayor contri- tros a quien V . M . tiene mandado,
cinco reales de vellón (15) y cincuen-
b u c i ó n p r o c e d í a de d o ñ a Ana de San beneficien medios y expedientes pa-
ta mili y duzientos reales en plata
Bernardo, monja de la Concepción ra ello lo hagan contoda brevedad;
doble.»
G e r ó n i m a de M a d r i d (16). y propone a V . M . sepodía cometer
«Los intereses que monta esta
Todos estos caudales entraban en el beneficiar los medios y expedien-
cantidad desde el día que se toma-
poder del citado Cristóbal de Medi- tes a la Junta, que V . M . a mandado
ron los principales asta el día que se
na, por cuenta t a m b i é n de otros cin- formar, para el d e s e m p e ñ o de M a -
estinguen son quinientos y cincuen-
cuenta m i l ducados posteriores, que drid. Que por ser cumplido el plago
ta y seis mili ochozientos y cincuenta
por otra cédula del monarca (2 abril de los 50.000 reales que se tomaron
y cinco reales de vellón.»
de 1634) o r d e n ó tomar a d a ñ o , acep- en plata y aberlos depagar M a d r i d
tando la sugerencia de una Junta, « M o n t a n los principales, que e s t á n enlamisma especie comforme ala
integrada por el arzobispo de Gra- estinguidos hasta hoy: quinientos y condición del contrato y no aliar la
nada, gobernador del Consejo, don sesenta y cinco mili cuatrozientos y plata, V . M . se sirba demandar a la
Francisco Antonio de Alarcón, el quarenta y cinco reales.» Junta déla R e d u c i ó n la dé, entregan-
conde de la Rebilla, corregidor de « M o n t a n los intereses que e s t á n do M a d r i d el vellón con el pre-
esta V i l l a , J o s é González, Gabriel de pagados asta hoy de todo lo que se mio (18). Escribano Pedro Martínez
Alarcón y Lorenzo del Castillo, regi- ha tomado a d a ñ o , así de lo que se (rubricado)» (19).
dores de ella... «y a parecido questo estinguido de principales como de
E l Rey r e s p o n d i ó , como otras ve-
se puede disponer en la misma for- los que faltan hoy: trezientos y vein-
ces: «la Junta tiene mucha razón,
ma y con las mismas calidades, que te y un mili ochozientos y quarenta
ni un m a r a v e d í se ha de gastar por
se dispusieron los dos socorros [an- y cinco reales y medio.»
esto, n i a de aver u n ladrillo de sisas
teriores], d e s p a c h á n d o s e las ó r d e n e s « M o n t a n los principales, que fal- en Buen Retiro por causa mía» (20).
necesarias por el Consejo» (17). Uno tan de estinguir asta fin de Setiem- Y manda «se j u n t a s e n » con Juan de
de esos socorros importaba, nada bre del a ñ o de 1643, que es el ú l t i m o Chaves, el licenciado J o s é González,
menos, que ciento cincuenta m i l du- plazo de las consignaciones: ocho- y el célebre protonotario y gran ami-
cados (15) t a m b i é n tomados a d a ñ o zientos y setenta y tres mili nove- go del Conde-Duque de Olivares, Ge-
con intereses del 8 por 100 para las cientos y ochenta y siete reales en r ó n i m o de Villanueva, m á s algunos
obras del Real Sitio. Todo lo cual vellón y m á s cinquenta mili y do- otros comisarios de l a Junta, que
aclararemos en el balance general zientos reales en plata doble.» ahora se titula, específicamente:
de la o p e r a c i ó n . Junta del desempeño de Madrid, con-
« M o n t a n los intereses de los prin-
A fin de esclarecer la meritoria cipales que faltan de estinguir: du- tinuando sus sesiones hasta dar sa-
labor de Cristóbal Medina interesa zientos y treinta y cinco mili y nueve tisfacción cumplida a M a d r i d . Mas
rematar su a c t u a c i ó n , ofreciendo un reales y medio.» la verdad es que no obstante las dos
ejemplo acerca de la m e c á n i c a de « E n M a d r i d , primero de Ottubre comunicaciones reales a Juan de
los pagos, efectuados a costa del di- de seiscientos y treinta y siete a ñ o s . Chaves (noviembre de 1637 y julio
nero que entraba en su poder. José Cristóbal de Medina» (rubricado). de 1638), la Junta del d e s e m p e ñ o de
González, uno de los sucesores del A la vista de tal balance, la Junta M a d r i d lo t o m ó con calma, sin que
difunto Tejada (4), t a m b i é n del Con- creada por Felipe I V , cuyos miem- llegara a reunirse una sola vez, debi-
sejo y C á m a r a reales, m a n d ó «se des- bros y finalidad conocemos, da cuen- do a las muchas ocupaciones de sus
pache libranza para que el s e ñ o r don ta al monarca (15 de octubre de miembros «en el servicio de V . M . ,
Cristóbal Medina... entregue al se- 1637) en respetuoso informe: 1) Có- o c a s i o n á n d o s e dilaciones mayores e
ñ o r S e b a s t i á n Vigente, regidor desta mo se han tomado a d a ñ o 130 m i l inconvenientes en el remedio de ma-
V i l l a , pagador de los Consejos y te- ducados de vellón y 50 m i l reales de teria, en que tanto importa po-
sorero del Buen Retiro, diez mili du- plata sobre las sisas del Cuarto de nerle.»
cados de a once reales (15) para los Palacio (6) por no estar beneficia- Finalmente, la Junta del desempe-
gastos de las dichas obras del Buen dos los medios..., a cuya paga se ñ o pide al monarca, «para que se
Retiro, tomando la razón Juan de obligó Cristóbal de Medina; 2) Que sirva mandar corra esta materia sin
Albear, contador de rentas y quita- a cuenta del débito, S. M . ha dado dilación alguna... que la Junta se
ciones de su Majestad y veedor y satisfacción a M a d r i d de 72 m i l i du- haga en casa del Argobispo de Gra-
contador del Buen Retiro y Diego cados que montaron algunos oficios, nada, asistiendo é l . . . conque se faci-

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litará la deposición y ejecución de 44 cajas de plantas de laurel de Ge- Quinta de Miraflores, situada junto
todo con la brevedad que conviene. nova y 450 á l a m o s grandes, que fue- al mismo arroyo, que incluía casa,
V . M . m a n d a r á lo que fuere su real ron arrancados con raíces y tierra huerta y, sobre todo, la célebre
voluntad.—En M a d r i d a ocho de ju- de otros sitios para colocarlos al Fuente del Berro, la m á s notable de
nio de m i l seiscientos treinta y nue- lado del estanque grande y calles a la V i l l a por el frescor y pureza de
ve». (Cinco rúbricas) (21). nivel (23).
E s de suponer que, dado el empe- Por m á s que las necesidades fue-
ñ o del monarca y sus apremios y fa- ran muchas, h a b í a en el Real Sitio
cilidades a la Junta, la V i l l a obten- agua abundante para satisfacerlas.
d r í a cumplida satisfacción al ago- Sin contar con los manantiales de (16) ASA, 1-161-34.
biante saldo para su exigua econo- aguas gordas, m á s utilizables para
mía. L a d o c u m e n t a c i ó n , manejada riegos y acequias—uno de ellos y (17) ASA, 1-162-25.
por nosotros, nada dice sobre ello. m á s célebre nombrado el de los Pa-
(18) E l premio de la plata sobre el
jaritos—se aprovecharon las aguas vellón debía de ser en esta fecha de un
del Abroñigal, que s u r t í a n las cuatro 28 por 100 cuando menos. E n el año 1650
III norias abastecedoras del estanque ya pasó a ser del 50 por 100, según los
cálculos de Hamilton, Monetary inflation
grande; t a m b i é n a la fuente insta- in Castille, 1598-1600; nrt. cit. por Vicens
Sigo en este reducido y ú l t i m o ca- lada en la sacristía del Monasterio Vives, o. cit. en n. 15.
p í t u l o , dedicado a la obra, descrip- de San J e r ó n i m o . Por si ello no bas-
ción y fiestas del Real Sitio, a los tase, Felipe I V a d q u i r i ó la llamada (19) ASA, 1-161-56.
autores ya citados casi en su totali-
dad en el curso de mis notas (22). (20) ASA, 1-161-58.
Sería por ello innecesario e inútil
recurrir a citas continuas; su omi- (21) Véase el expediente citado en la n.
anterior.
sión p r e s t a r á soltura y agilidad a
15) E l ducado aludido m á s abajo era
nuestro relato. una moneda imaginaria equivalente a on-
s22) Acudiremos sobre todo, al libro
Las obras preparatorias referen- ce reales de vellón. Felipe IV (1621-1665) excelente de María Luisa Caturla, elabo-
mantuvo durante la primera parte de su rado con datos de primerísima mano; a
tes al desmonte de terrenos, planta- reinado la política deflacionista de 1642,
ciones, t r a í d a s de aguas, etc., co- las obras de Deleito y Piñuela, el artícu-
manteniendo el real de a ocho marave- lo de Miguel Velasco y a otra aún no ci-
menzaron en seguida, parece que ya dís, a pesar del mal estado de la Ha- tada, la Biografía del Buen Retiro (Ma-
a principios de 1630; desde luego, su cienda, las múltiples acuñaciones de ve- drid, 1946) de Julia Mélida, también pro-
llón, ya cobre en este tiempo, y las al- vechosa. Respecto al libro de don Elias
desarrollo sería progresivo, es decir, teraciones de este tipo de moneda, l a Tormo, Velázquez y el Salón de Reinos
a medida que las nuevas adquisicio- más característica del reinado. A partir del Palacio de Buen Retiro (Madrid 1912),
nes de terrenos (v. cap. I) fueran de 1651 acudió al resello, por el cuadru- ya ha sido bien utilizado por la señera
plo de su valor nominal, de las piezas Caturla.
permitiendo su t r a n s f o r m a c i ó n en de dos maravedís. Y completó la medi-
arboledas frondosas y bellos jardi- da mediante la acuñación de 100.000 du-
nes, y asimismo la c o n s t r u c c i ó n del cados de cobre puro en piezas de dos (23) Véase Conde de Polentinos, Inves-
palacio. E n cuanto a plantaciones se maravedís, que pesaban la cuarta parte tigaciones Madrileñas, Madrid, 1948; pá-
de las antiguas. Véase Vicens Vives, His- gina 167. Los datos proceden del Archivo
sabe que ascendieron a 1.405 á r b o l e s toria económica de España, pág. 416, y de Simancas y fueron tomados por la
de avellano, 1.700 á r b o l e s frutales, Mateo y Llopis, La moneda española, pág. tanta veces citada señora Caturla, quien
principalmente cerezos y guindos, 251. los facilitó, gentilmente, a Polentinos.

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sus aguas (24); la ulterior d o n a c i ó n
de la finca a los monjes montserra-
tinos no a l t e r ó la situación, pues
gran parte del agua la r e s e r v ó este
monarca para uso del Buen Retiro
y del vecindario.
Sobre la edificación del Palacio,
la m á s antigua escritura de concier-
to conocida (noviembre de 1631) es
la suscrita por u n tal maestro Juan
de M o n d é j a r , «por la cerca y todo
lo d e m á s que se hiciere y a ñ a d i e r e
en el Cuarto Real de San J e r ó n i m o » .
A l a ñ o siguiente, 1632, aparece ya co-
mo gran impulsor y pagador de la
obra J e r ó n i m o de Villanueva, caba-
llero calatravo, de los Reales Conse-
jos y Protonotario de los Reinos de
la Corona de Aragón; el c e l e b é r r i m o
personaje (ya conocido nuestro; v.
cap. II), protegido y gran amigo de
Olivares, muy t r a í d o y llevado en le-
yendas y procesos ruidosos, dio un
gran avance a la o b r a ; se le debe, al
menos, el Salón de Reinos. Cabe de-
ducirlo de alguna estrofa, correspon-
diente a la Silva Topográfica de Ma-
nuel Gallegos, uno de los caballeros
portugueses del s é q u i t o de nuestro
t a m b i é n amigo, Diego Suárez. L a
Silva, publicada en a p é n d i c e al men-
tado libro de don Elias T o r m o (23)
es un pieza literaria ampulosa e hi-
perbólica, m á s de gran exactitud in-
formativa (Caturla) y su autor pro-
clama al Protonotario «de tanto cie-
lo inteligencia». E l l o no quiere de-
cir que su protector, Olivares, se des-
entendiese, n i mucho menos, de la
obra; muy al contrario, la documen-
tación del Archivo de Protocolos tes-
timonia que se preocupaba de los
menores detalles: no en balde h a b í a
sido nombrado «Alcaide de Quarto
Real de San J e r ó n i m o y Casa Real»
por el monarca.

E l maestro Aguilar sustituye a


M o n d é j a r y posteriormente Cristó-
bal de Aguilera (muy mencionado
por nosotros en el cap. II), maestro
mayor de las Fuentes de la V i l l a , Los paredones del Plantel de la Alonso Carbonel, aparejador mayor
ejecuta numerosas obras, cuya re- Reyna de las obras...; n i en é s t a s n i en
lación firmada (1633) por el ú n i c o Las cavallerizas y Juego de pelota los pagos figura el nombre de Juan
arquitecto del B u e n Retiro, Alonso L a m u n i c i ó n y el Pedestal del E m - Gómez de M o r a a la sazón Maestro
Carbonel, es copiosa: p e r a d o r » (Caturla). y trazador de todas las Reales Obras.
L a rapidez de las obras causa Más el e s p í r i t u de los Mora, tío y
«El quarto de Su Magestad
asombro y al propio tiempo censu- sobrino, la impronta severa, la es-
E l quarto de cavalleros tructura rígida, que ambos conquen-
ras debido al dinero gastado, tanto
Las tres Torres a nacionales—Quevedo, Matías No- ses, Francisco y Juan, imponen a sus
Las obras dentro de Palacio voa, etc.—como a embajadores ex- edificios, se refleja t a m b i é n en el
t r a n j e r o s — C ó r n e r , embajador de Ve- proyecto y realización de Alonso
Cinco escaleras questan hechas
necia, por ejemplo. Carbonel, así como en todas las cons-
E l pasadizo de las damas trucciones e s p a ñ o l a s de la primera
Volviendo a Carbonel, las escritu-
L a obra de las vacas ras de obligación estipulan que «se mitad del siglo X V I I . Hace s o n r e í r
Los aposentos de las abes f a b r i c a r á según la traza que dio —dice Caturla—que un paraje de re-

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Mad. d'Aulnoy, Alvarez de Colmenar,
Magalotti, Ponz, Llaguno, etc.; y muy
principalmente las pinturas y estam-
pas coetáneas, que lo representan:
la m á s antigua y decorativa, cuya
ejecución anterior a 1638 « p e r m i t e
reconocerla como una de las Casas
de Campo encargadas para la Torre
de la P a r a d a » (27); la m á s completa
es la contenida en el plano de Te-
xeira (1656), perspectiva caballera,
que abarca el Real Sitio en toda su
extensión; los aguafuertes de Meu-
nier, lindísimos, m á s no muy de fiar;
el cuadro denominado El Jardín del
Caballo en el Buen Retiro, delineado
y dibujado (1778) por Domingo de
Aguirre; etc.
Utilizando las dos vistas mencio-
nadas, o sea, el cuadro de Jusepe
Leonardo y la perspectiva de Texei-
ra, intentamos a renglón seguido la
d e s c r i p c i ó n dei Palacio; a la par,
tocaremos las cuestiones de ornato
interior, siempre que la ocurren-
cia se presente. Utilizaremos, indis-
tintamente, para ello ambos traba-
jos, según la perspectiva m á s ade-

(24) Amador de los Ríos, Rodrigo, El


Antiguo Palacio del B. R..., citado por
José Bordiú, Apuntes para la Historia
del... B. R., impreso sin lugar ni a ñ o ;
páginas 29 y 30. Debo su consulta a la
gentileza de mi buen amigo Leonardo
Maderuelo, «Cónsul de Segovia» para sus
muchos amigos. Véase también sobre el
Viaje del Arroyo Abroñigal y la Fuente
del Berro mi nota 44 al art. La Dehesa
de Amaniel incluido en «Anales del I.
del Inst. de Estudios Madrileños», t. II.
(25) F. Chueca, Arquitectos madrileños
del siglo XVII, inserto en el número 72
del «Archivo Español de Arte».
(26) Una de las vistas m á s atractivas y
graciosas de Madrid, la de Antonio Joli
(1750-1754), seduce precisamente por la
profusión chapiteles, que rematan el api-
ñado caserío al fondo de la ciudad, mien-
tras que, a la izquierda y en primer tér-
mino surge la Virgen del Puerto, cabal
creación de Pedro de Ribera, que osten-
ta los suyos, sin duda los m á s airosos y
elegantes entre todos los madrileños.
creo, una m a n s i ó n de delicias, se silueta gris aparece, profusamente,
(27) Desde la publicación del libro de
concibiera tan parecida a la Cárcel en iglesias y conventos, palacios y don Elias Tormo (22) ha sido atribuido
de Corte, a su vez derivación de E l prisiones m a d r i l e ñ o s . Dada su frá- hasta ahora a Juan Bautista del Mazo.
Escorial, que se propuso ser y fue: gil a r m a z ó n de c a r p i n t e r í a , cubierta Mas la documentación a propósito de las
Casas de Campo reales, «añadido la ex-
«un Monasterio, un templo y una de emplomado y escamas de pizarra, celencia del cuadro, habilidad de su téc-
t u m b a » . L a analogía, en efecto, es es fácilmente adaptable a las formas nica y viveza de su colorido me ha lle-
tan grande, que Fernando Chueca caprichosas, que a d o p t a r í a m á s ade- vado a identificarlo como obra de Juse-
pe Leonardo» M . L . Caturla, ob. cit., pá-
no duda en atribuir la paternidad lante (26). gina 38. La ausencia en el cuadro de las
del edificio, actual Ministerio de Las fuentes para el conocimiento pequeñas construcciones, que a partir de
Asuntos Exteriores, al propio Car- 1638 rodeaban ya el estanque grande, per-
del Palacio del Buen Retiro son di- mite fijar aproximadamente la fecha de
bonel (25). versas: los restos actuales, conserva- tan valiosa fuente pictórica. Jusepe Leo-
L a o r d e n a c i ó n tendida y horizon- dos dentro de su antiguo recinto, el nardo, corresponde a la generación de
Casón y Museo del Ejército, antiguo Velázquez dentro de la escuela madrile-
tal de todas estas fábricas a t e n ú a su ña de pintura; se le conocía como hábil
aspecto yacente con el airoso rema- Salón de Reinos; las relaciones de componedor de batallas, pero no de pai-
te del chapitel castellano, cuya fina cronistas y viajeros que lo visitaron, sajes.

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cuada para cada lugar; la referen- de la Puerta del Angel, labrada en Vale la pena dedicar algún tiem-
cia d i s t i n g u i r á entre el cuadro de 1690, y que hoy permite la entrada po a este Salón de Reinos, porque
Jusepe y el plano de Texeira, adicio- al Parterre del Retiro por la calle es l a ú n i c a pieza conocida del Pa-
nando al n ú m e r o á r a b e la sigla co- de Alfonso X I I ; hacia mediados del lacio, sobre todo en cuanto a orna-
rrespondiente: así 15 J [usepe] o to y d i s t r i b u c i ó n se refiere y den-
siglo X I X servia de ingreso al Real
75 T [exeira], por ejemplo. tro, a d e m á s de la época de Felipe
Sitio por la parte del Palacio de
Después haremos alguna referen- San Juan, sito en la primitiva Huer- I V ; esto, unido a las pinturas del
cia a las fiestas m á s notables ocu- Cason, existente en la actualidad
ta del Rey (90 T ) , cuya evolución
rridas en el Real Sitio, así como al- —ya de la época de Carlos I I — m á s
posterior damos adelante.
guna breve alusión h i s t ó r i c a sobre las referencias de Pons y alguna
su vida ulterior hasta el a ñ o 1868, Dentro del Prado Alto se encon- otra vaguedad de la Condesa d'Aul-
meta final s e ñ a l a d a a nuestro traba- traba el Juego de Pelota (92 T) y a noy acerca de las extraviadas es
jo. Algún otro dato a p r o p ó s i t o del la derecha estaba el patio principal cuanto sabemos sobre este aspecto.
material utilizado en la construc- o Plaza de Palacio (26 J ) , recinto Lo d e m á s se reduce a puras relacio-
ción, a mas de alguna ligera impre- el m á s solemne de toda la finca, nes de nombres de aposentos, acom-
sión estética sobre este hermoso lu- bien destacado con sus cuatro to- p a ñ a d a s de menciones relativas a
gar, r e m a t a r á n por ú l t i m o nuestra rres, levantadas en las esquinas y los cuadros que las decoraban en
tarea, si no excelente, n i a ú n siquie- coronadas por los m á s airosos cha- tiempos de Carlos III. E l inventa-
ra digna de tan rutilante tema, al piteles del Sitio. Alrededor de este rio palatino de 1772 recoge u n total
menos decorosa. patio principal estaban los « q u a r t o s de 1.025 cuadros procedentes casi
reales», es decir, el Palacio Real, todos del regio Alcázar; y algunos
L a entrada principal al Buen Re-
cuyas cuatro alas, ocupaban el área de las Casas Reales del Pardo, de
tiro se hallaba situada frente a la
comprendida entre la Real Acade- la Torre de l a Parada y de la Zar-
Carrera de San J e r ó n i m o . H a b í a que
mia E s p a ñ o l a y el actual Museo del zuela o bien t r a í d o s de Flandes y
salvar una á s p e r a pendiente y atra-
E j é r c i t o , entonces famoso Salón Ñapóles por Carlos I I I (Velasco,
vesar el aroyo Abroñigal ( c o r r í a a
Grande de Buen Retiro, denomina- n ú m e r o 22).
t r a v é s del Prado hacia Atocha y sólo
do m á s tarde Salón de Reinos, de-
en parte estaba cubierto), que sal- E l ala norte del Palacio Real con-
bido a los blasones de todos los
vaba un puentecillo de piedra; in- tenía una crujía de tres alas: Salón
reinos de la Corona de E s p a ñ a , que
g r e s á b a s e al Prado Alto (Texeira) o de Coloma, Salón de Reinos y Sa-
Prado de San F e r m í n (1 J ) , a ú n sin a manera de friso decoraban su te-
lón del Cuerpo de Guardias, situa-
desmontar en este ú l t i m o (20 J ) , a chumbre; todavía hoy se conservan,
das las tres en el piso principal del
t r a v é s de una entrada practicable como asimismo los dorados de tal
hoy Museo del E j é r c i t o y siguiendo
a la izquierda de l a Torrecilla del «cielo raso», conforme dice la es-
la dirección Oeste-Este. L a central,
Prado (19 J) y m á s ancha a ú n en- critura de 1634; el dorador se lla-
enorme, m e d í a y mide unos 34 me-
tre ésta y la Fuente del C a ñ o Dora- maba Pedro M a r t í n de Ledesma y
tros de longitud; era el Salón Gran-
do (65 T ) . H a b í a otra entrada pos- c o b r ó por su trabajo 1.200 ducados
de, cuya b ó v e d a felizmente conser-
terior en fecha, accesible a t r a v é s (Caturla).
vada, hemos someramente descrito.

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Tormo r e c o n s t r u y ó su decoración Un texto oscuro nos informa que Juan Calvo, platero, para doce leo-
(22) y la s e ñ o r a Caturla apunta al- Velázquez recibió 1.500 d u c a d o s nes de bulto, que e s t a r í a n emplaza-
gunos datos y rectificaciones m á s , (1634) por cuadros, que e n t r e g ó de dos no ante, sino entre los balco-
producto de sus indagaciones eru- mano propia y ajena; a m á s de la nes, dado que estos eran sólo diez;
ditas. E l Salón t e n í a balcones hacia «Rendición de Breda», cabe pensar ello confirma la alusión del poeta
ambos lados, es decir, hacia la Pla- que serían los retratos ecuestres de Gallegos (mencionado anteriormen-
za Grande (17 J) y hacia la Plaza los Felipes III y I V , d o ñ a Marga- te), así como la veracidad del en-
de Palacio (26 J ) . rita de Austria, Isabel de B o r b ó n y t r e m é s de Quiñones de Benavente,
el p r í n c i p e Baltasar Carlos, que jun- «El M a g o » :
Ornaban sus muros doce cuadros to con el de «Las lanzas» decoraban
de éxitos guerreros coetáneos, en- los testeros del Salón. E l l o resol- Pregunta Josefa: «de las fieras del
tre los que destacaba «La Rendición vería el problema que tales retratos Retiro cuáles m á s hermosas son».
de Breda», c e l e b é r r i m o cuadro ve- ecuestres, cuyas escrituras no se han Responde Cosme: «los leones del
lazqueño. De nueve de ellos, salvo hallado a ú n , han planteado. Por úl- Salón».
los tres de Carducho, «traigo las co- timo, la aparición de la carta de Dado su peso y enorme valor ma-
rrespondientes cartas de pago» (Ca- pago a Francisco Z u r b a r á n «mil cien terial, no se han conservado. Omiti-
turla) : el «Socorro de Cádiz» atri- ducados (noviembre de 1634)..., por remos hablar de las alfombras «tur-
buido a Caxés, corresponde a Zur- la obra de los diez cuadros de las quescas» y de Alcaraz, así como de
b a r á n : dos cuadros de batallas, Fuerzas de Hércules» y dos grandes los braseros y candelabros de plata.
atribuidos a Castelo son, en cam- lienzos del Socorro de Cádiz, todo Finalmente, el Salón Grande era co-
bio, de Caxés, cuyo pago postumo para el Salón Grande del Buen Re- nocido con los nombres de Salón
(1635) c o b r ó su viuda, Felipa Man- tiro, resuelve la cuestión en favor de Reyes, Salón Dorado y Salón de
zano. Añadidas las cartas de pago de Palomino, Pons y Cean, contra Comedias, a causa de las varias allí
—Archivo de Protocolos—a Pereda los inventarios antiguos de Palacio representadas; igualmente fue esce-
por el « S o c o r r o de Genova» (1635); que o m i t í a n su nombre. Son desde nario de espléndidas fiestas, divul-
a Fray Juan Bautista del Mayno, luego pinturas poco agradables, de- gadas por Deleito y Piñuela; sin
profesor de dibujo de Felipe I V , que bido quizás al empleo de auxiliares embargo, es curiosa y merece la pe-
c o b r ó 500 ducados por su espléndi- inexpertos. L a serie de las F. de Hér- na leer la minuta inédita, que re-
do cuadro, la « R e c o n q u i s t a del B r a - cules estaba colgada encima de los coge Caturla ( p á g . 33) relativa a la
sal» (1635); por ú l t i m o , a Jusepe Leo- balcones, entre éstos y los huecos gran diversión de Carnestolendas:
nardo, que c o b r ó 800 ducados, tam- altos. Casi todos ellos, nueve de la se lanzaban huevos pintados, relle-
bién en 1635 por la «Toma de Brei- espléndida serie de batallas, m á s los nos de agua perfumada o clara, cu-
sach» y el «Sitio de Juliers». Con los diez de las F. de Hércules, un tan- ya p r o t e c c i ó n ofrecían unas rodelas
tres de Cariucho totalizan los doce to desafortunados, se conservan ac- de corcho, doradas para la real fa-
cuadros de batallas, principal ornato tualmente en el Museo del Prado. milia y plateadas para las damas;
del Salón de Reinos, incluido el fa- Por ú l t i m o , e s t á n documentadas los d e m á s recibían la rociada a cuer-
moso de «Las lanzas». igualmente las remesas de plata a po limpio o m á s bien a traje limpio.

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L a tan difundida creencia acerca la Academia de la Historia trae una Triunfo en España de la Orden del
de la profusión de fiestas, casi inin- cita, en la cual se describe la leone- Toisón era la principal y la ú n i c a
terrumpidas, es e r r ó n e a . « E r a n con- ra, construida en 1634, a imitación hoy conservada de su autor, Lucas
tadas y siempre a fecha fija. Por de la Florencia; era de figura ao- J o r d á n ; corresponde a la época de
Carnestolendas en el Salón de Rei- vada con cubiles para cada iiera Carlos II, a 1694 ó 1695.
nos, y el día de la Ascensión; al con barandilla de hierro « p a r a cu-
Por d e t r á s y a los lados del Pa-
aire libre la noche de San Juan, y, riosidad de los Reyes». A la derecha
lacio Real, Casón y d e m á s edificios
desde que decaía la privanza del de tales patios se observa la facha-
e x t e n d í a n s e frondosos bosques y en-
Conde-Duque, t a m b i é n el día de da de San J e r ó n i m o (15 J) y el Cuar-
tre ellos preciosos jardines, algunos
Santa Isabel. S i n embargo, se orga- to Real, llamado « q u a r t o viexo», en-
recién mencionados. Así el j a r d í n y
nizaban festejos extraordinarios en tre el convento y el palacio nuevo.
estanque, denominado Lago Ocha-
honor de personajes forasteros co- Volviendo de nuevo a la Torreci- vado (9 J ; 85 T ) , a causa de los
mo la Princesa de Carignan, el Du- lla de la Música (19 J ) , a la izquier- ocho lóbulos de su borde; su apodo
que de Modena. Los días de San da aparecen en primer t é r m i n o las actual es « E s t a n q u e de las Campa-
Isidro, San Pedro, San Roque y San- hileras de los á l a m o s del Prado y nillas», sito en el Parterre. M á s cer-
ta Ana h a b í a toros, y desde los bal- delante las trece fuentes (65 T) re- canos estaban los jardines nombra-
cones del Salón contemplaban la partidas por todo el Paseo; ya den- dos del Rey (73 T) de la Reina
Reina e Infantes este e s p e c t á c u l o y tro del Prado Alto (Texeira s/n.) y (75 T), y del P r í n c i p e (74 T),
las fiestas de c a ñ a s , lanzas, sortijas m á s a la izquierda del Juego de Pe- d e t r á s ya de San J e r ó n i m o . E l m á s
y estafermo que se celebraban en lota (2 J ; 92 T) la Huerta del Rey célebre, junto al Casón, era el de
la Plaza Grande (17 J) y en las que Í28) (90 T ) y la antigua Puerta de la Reina: el mentado dibujo de
tomaban parte con frecuencia el Alcalá (aproximadamente donde hoy Aguirre nos muestra la famosísi-
Rey y Conde-Duque. E n torno a la se alza el Palacio de Linares), le- ma estatua ecuestre de Felipe I V ,
plaza se levantaban tablados; h a b í a vantada en 1599 para la entrada de hoy en la Plaza de Oriente. Sobre
lugar reservado para los Consejos, d o ñ a Margarita de Austria. un retrato ecuestre de Velázquez, el
Embajadas y Soldados de Su M a - florentino Pedro Tacca la e j e c u t ó
Detrás del Palacio asoma a la iz-
jestad. Los 75 balcones de los otros (1630); nada menos que Galileo re-
quierda el F r o n t ó n del Coliseo o Ca-
tres lienzos, que formaban con el solvió el alarde técnico de su equi-
sa de las Comedias (21 J ; 76 T) y
del Salón el recuadro de la Plaza, librio, macizando la primera parte
a la derecha, el denominado Casón
se alquilaban a r a z ó n de 220 reales de la grupa a la cintura—donde e s t á
(22 J ; Texeira, s/n.), sin tejado a ú n
cada uno, menos dos, que por ser la inscripción—y el resto hasta la
en el cuadro de Jusepe y cubierto
chimeneas costaban 154 reales... De- cabeza q u e d ó hueco. Fue u n regalo
en el Texeira. Conocemos el Coliseo
bía presentar un aspecto muy ale- de Cristina de Lorema, duquesa de
a t r a v é s de las favorables descrip- Toscana, al Rey.
gre, pese a su austera arquitectura, ciones de M a d . d'Aulnoy y del pro-
esa Plaza Grande en fiesta, con sus pio Calderón de la Barca (incluida Destacan entre la frondosa espe-
balcones de bolas relucientes, col- en su comedia Hado y divisa, allí sura los perfiles de las ermitas, re-
gados de reposteros, y sus rejas do- estrenada en 1680); d e s p u é s de la matadas por chapiteles o hastiales.
radas, y pintadas de verde o azul. r e c o n s t r u c c i ó n de Bonavia y las mo- L a de San Pablo (1633; 82 T ) , al fi-
«En todas partes luce el oro y los dificaciones de los arquitectos Bo- nal de las célebres calles cubiertas,
colores vivos», confirma M m e . de navera y Pavía se convirtió en uno «toldadas y entretejidas de p l a n t a s »
Aulnoy.» (Caturla). de los teatros m á s grandes y sun- (80 T ) , como escribía un contempo-
Continuemos con nuestra descrip- tuosos de Europa; en él se repre- r á n e o (Caturla) fue muy elogiada
ción. Delante del patio principal, o sentaron funciones de ó p e r a bajo por Alvarez de Colmenar {Belices
sea la Plaza de Palacio (26 J ) , se ob- la dirección del célebre C a r l o s de VEspagne et Portugal, pág. 240);
servan otros tres patios: el de la Broschi, apodado «Farinelli». ofrece aspecto italiano en los gra-
izquierda se denominaba «del E m - Respecto al Casón, construido se- bados de Meunier; para su capilla
p e r a d o r » por la estatua de Carlos V gún traza del arquitecto Alonso Car- p i n t ó Velázquez el cuadro de las
dominando el Furor, cuya silueta bonell (1637), a fin de destinarlo a visitas de San Antonio Abad a San
diminuta se advierte en el grabado salón de baile y d e m á s fiestas, tuvo Pablo. L a de San Juan, t a m b i é n de
(18 J ) ; es el bronce de los Leoni, luego muy diversos usos dentro del 1633, por m á s que algo posterior,
ahora en la rotonda del Prado; el siglo X I X y de nuestro siglo actual. era obra de Juan de Aguilar; bien
de la derecha, t a m b i é n s e ñ a l a d o con La d e n o m i n a c i ó n de Casón provie- engalanada y decorada (83 T ) , tam-
el mismo n ú m e r o (18 J) era el Pa- ne, según Palomino, de su prolon- bién acabamos de dar su localiza-
tio de Oficios. Entre ambos se ve gado estado informe debido a la ción actual. L a de San Isidro (77 T ;
otro m á s estrecho, sin marcar en tardanza de las obras. E n el plano 5 J) estaba adosada a la parte orien-
ninguna de las dos piezas que esta- de Texeira (1656) lo está ya, situa- tal del palacio, así como el Coliseo
mos utilizando; al fondo y arrima- do entre los nombrados jardines al- (21 J ; 76 T) y el Casón (22 J ) . L a
do al Palacio, se observa un t o r r e ó n tos de las flores y con sus tres plan- de Santa María Magdalena, junto a
circular; seguramente —conjetura tas y tejado a cuatro aguas. E n el la cerca del camino de Alcalá (89 T)
C a t u r l a — s e r í a la leonera, ya que u n dibujo de Aguirre (1778), que inclui- tiene u n hastial greco-romano, tipo
asiento de Simancas menciona «los mos, figuran algunas modificacio- Vignola. L a de San J e r ó n i m o , edifi-
tres patios del Emperador leone- nes, por ejemplo los bustos que lo cada, como la anterior, entre 1634
ra y oficios», como si estuvieran in- adornan dentro de recuadros del y 1635, por el maestro Juan de Agui-
mediatos. Don Agustín G. de Ame- paramento principal. L a maravillo- lar, no está recogida en el Texeira.
zúa, en su discurso de ingreso en sa pintura de su bóveda, Origen y La de San B r u n o (1634. 8 J ; 84 T ) ,

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donde hoy desemboca el Paseo de posible que la donación menciona ro, t r a b a j ó en los decorados y es-
las Estatuas, cuyos chapiteles se re- da fuera destinada, específicamente, tructura siguiendo las trazas dis-
flejaban en el Estanque Grande a cubrir agobios conocidos y apar- puestas por el propio Calderón de
(10 J ; 96 T) t a m b i é n es de 1634. te, completamente, del coste de la la Barca. Indicamos ya que el Es-
Bien que estemos al lado del Es- ermita: parece dar a entenderlo así tanque a p a r e c í a completamente des-
tanque, d e j é m o s l o ahora a fin de el texto transcrito que demuestra nudo en el cuadro de Jusepe (nú-
finalizar la n a r r a c i ó n de las ermitas gran i n t e r é s en que la obra del B . R. mero 10); en el de Texeira ( n ú m e -
con la principal de todas ellas. L a se llevase a cabo prontamente. L a ro 96) aparecen ya las norias y em-
ermita de San Antonio de los Portu- ermita d e s a p a r e c i ó cuando en torno barcaderos con sus chapitelitos, la
gueses (13 J ; 99 T) era un obsequio suyo se c o n s t r u y ó la famosa fábri- isla y hasta un navio, una falúa. S i n
de ellos. Diego Suárez, secretario de ca de porcelanas por Carlos III. embargo, faltan los á l a m o s en am-
Portugal en el Consejo de Estado, Las indagaciones eruditas de la bos, ya mencionados a q u í en otro
cuya generosa a p o r t a c i ó n de 17.500 s e ñ o r a Caturla demuestran que los lugar... «La j a r d i n e r í a iba a la zaga
ducados queda recogida en el capí- monarcas y p r í n c i p e s d i s p o n í a n de de la pintura... Aquellos árboles,
tulo II, administraba los fondos re- cochecillos para recorrer los jardi- por su esbeltez y rectas verticales,
caudados en Portugal para cons- nes y visitar las ermitas. no lograban puesto en un estilo ar-
truirla. L a obra se c o n c e r t ó minu- tístico amante de la curva con ex-
Faltan a ú n por mencionar los jau- clusividad. E l j a r d í n , a mediados de
ciosamente en la escritura de obli- lones de las aves (11 J ; 86 T), la
gación correspondiente (25. V I L siglo, h a b í a quedado anticuado.»
Sala de las Burlas o de los Chascos (Caturla pág. 45). Para acabar con
1635), firmada por Alonso Carbo- (7 J ; 95 T ) , las Caballerizas (3 J ;
nell: materiales, estructura y pla- el estanque, debemos a ñ a d i r que te-
93 T ) , la Puerta de Alcalá (91 T) y nía sus Atarazanas (88 T) en la hoy
zos con todo detalle. Su lectura (pá- el Campo erial de las L i e b r e s
ginas 40-42 de Caturla), unida a la casa de fieras; de él arrancaba un
(101 T ) . canal, llamado Río Grande y poste-
imagen de Meunier, p e r m i t i r á ima-
E l Estanque Grande, existente en riormente (Felipe V ) el Mallo por
ginar la p e q u e ñ a y lindísima obra.
la actualidad, tenía cuatro embar- el juego de su nombre establecido
Debo a ñ a d i r que el mejor escultor
caderos, cuatro norias (97 T ) , pes- en sus orillas. E l Mallo seguía a tra-
de aquel tiempo, era p o r t u g u é s , M a -
cadero, carpas y bermejuelas traí-
nuel Pereyra, y vivía por aquel en-
das del Manzanares, a m á s de gón-
tonces en M a d r i d ; parece natural
dolas, falúas y galeras; la embarca- (28) Unida al Real Sitio con su ermita
que sus paisanos le encargasen las de San Juan, sita poco m á s o menos en
ción principal, regalo de los sevilla-
imágenes de los San Antonio (ala- el cruce de las calles de Alfonso X I y
nos (1639) a Felipe I V era dorada Montalbán; en el área de esta ermita se
bastro el de la puerta; dorado y es-
y l a d e c o r ó Z u r b a r á n (Caturla). L a edificó m á s tarde—Fernando VII—el pa-
tofado el del retablo), así como las lacio de San Juan, residencia de los al-
isla central era oval y servía de es-
correspondientes a las i m á g e n e s de caides del Buen Retiro. Después de la
cenario para fiestas acuáticas. Allí donación al Estado por la reina Isabel II
los altares colaterales. L a obra es-
se representaron Los encantos de se trazó la calle de Granada, actual de
taba concertada en 23.000 ducados; Alfonso X I I . Quedó así segregada la pri-
Circe, la noche de San Juan de 1635;
se h a r í a «con la suntuosidad y co- mitiva huerta y Palacio—luego Museo de
la d o c u m e n t a c i ó n ofrece numerosos Ingenieros—del núcleo principal del Buen
rrespondencia del edificio de la Ca-
detalles sobre ella, entre ellos que Retiro. E l Palacio de Comunicaciones se
sa Real de Buen Retiro». Es muy
Cosme Lotti, el c e l e b é r r i m o ingenie- levantó en aquel antiguo solar.

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vés del hoy Paseo de Coches hasta actualmente está la escultura del brica de la China volvieron a le-
terminar en el p e q u e ñ o estanque Angel Caído. E n diciembre de 1808, vantarse. Se construyeron otros edi-
que rodeaba a la ermita de los Por- acaba el Buen Retiro con todo lo ficios, como el mencionado Palacio
tugueses. El Río Chico corría, en que h a b í a representado desde 1631. de San Juan, la nueva Casa de Fie-
cambio hacia la Huerta del Rey. E l Palacio y sus Jardines merecie- ras, el Salón Oriental, el Mirador,
ron censuras y elogios. Estos últi- los Embarcaderos, la Casa del Pes-
E n 1665 falleció Felipe I V y con
mos a partir de aquel de Lope de cador y las llamadas del Pobre y
su muerte termina la época brillan-
Vega (nació como Adán, joven y del R i c o ; incluso hizo m á s , a fin de
te del Buen Retiro durante la di-
perfecto), los h i p e r b ó l i c o s de Nú- dotar mejor el caudal de las fuen-
n a s t í a de los Austrias. Unicamente
ñez de Castro y Méndez Silva..., has- tes: se trajeron al Retiro las aguas
lo visitaron durante cortas tempo- ta el m á s ajustado y comedido del llamadas del «Bajo Retiro», que na-
radas d o ñ a Mariana de Austria y prof. Azcárate y Caturla. V e r d a d es cían en C h a m a r t í n y las conocidas
Carlos II. Mas volvería a ser mora- que el Parque, no concebido de una con el nombre de «Alto Retiro», na-
da regia, durante el p e r í o d o 1734 vez, carecía de perspectivas y era cidas hacia el pinar de los Barde-
a 1764, a causa del incendio que demasiado uniforme y m o n ó t o n o , llano; fue una d o t a c i ó n muy con-
d e s t r u y ó el viejo alcázar. Felipe V debido a la obligada circunstancia siderable. Y algo, a ú n m á s de agra-
y Fernando V I a m p l í a n y decoran de su c r e a c i ó n : una a ñ a d i d u r a su- decer, cual fue la cesión al pueblo
algunos de sus salones; de la época cesiva de recuadros, todos geomé- de M a d r i d de la mitad de la regia
de este ú l t i m o son las actuaciones tricamente iguales, que se iban agre finca, r e s e r v á n d o s e la otra mitad
del napolitano Farinelli, que des- gando a los ya existentes a medida para la Real Familia. L a reina Isa
p u é s de recorrer los teatros de Ita- que las adquisiciones nuevas de te- bel II cedió una parte todavía ma-
lia, Londres y de la Corte de Ver- rrenos lo p e r m i t í a n ; mas seguro yor de El Reservado, quedando tan
salles, vino a M a d r i d llamado por estoy de que toda persona sensible solo una p e q u e ñ a parte. Finalmen-
la Reina Isabel de Farnesio. Otro s e n t i r á nostalgia y tristeza al aca- te, el decreto de 6 de noviembre de
B o r b ó n , Carlos III, no d e s c u i d ó bar esta lectura por la p é r d i d a de 1863 firmado por el ministro de Ha-
tampoco el Palacio del B u e n Reti- aquel abigarrado conjunto, lleno de cienda, Laureano Figuerola, del Go-
ro, por m á s que hubiese ya regre- atractivo, intimidad y de sorpresas, bierno Provisional, cedió el Real Si-
sado al Palacio Nuevo: aparte de la cuya d e s c r i p c i ó n hemos intentado tio a M a d r i d en toda su extensión,
F á b r i c a de la China r e p a r ó el Ca- hacer. con la obligación expresa de res-
són, y su techumbre fue restaurada petar sus límites y dedicarlo, exclu-
Porque, aunque Fernando V I I gas-
sivamente, a recreo del vecindario.
por Villanueva y José C a s t i 11 o tó grandes sumas para la repara-
(1778); ya sabemos que l a fábrica ción de sus jardines, n i el palacio
mencionada ocupaba el sitio, donde ni los edificios contiguos, ni la fá- A. G. I.

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LOS FAMOSOS
DEL RETIRO

Por Juan SAMPELAYO

A L margen de las gallinas y el tigre de Bengala, ro, nuestro parque que está de c u m p l e a ñ o s , muchas
de los patos y del elefante, cuya caza en el Afri- gentes en bronce y en granito que se pasearon por
ca vale por encima de las tres m i l pesetas; de los Madrid curando niños o escribiendo en los «pape-
jilgueros que pían entre las ramas y las gaviotas de les», cenando de tapadillo en las tabernas—eso cuen-
piedra, del gigante Polifemo y de los guardas de do- tan sus biógrafos — descubriendo neuronas, compo-
rada corneta para avisar a novios con atrevimientos niendo m ú s i c a s o escribiendo comedias de señoras
y a niños que creen en su ingenuidad que el par- que fueron tremendas y luego se hicieron beatas, o
terre es el césped del B e r n a b é u , hay allí, en el Reti- de mocitas a punto de perder la honra por culpa de

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señoritos con cortijo. Todas estas gentes, cuya huma- ces de los días antiguos, en que iba a Lhardy a to-
nidad está bien patente, a m é n de los s e ñ o r e s reyes mar su caldo y al Real a escuchar a su amigo Ju-
de otros tiempos, y entre los que igual nos encon- lián Gayarre.
tramos con M a r i c o o Recaredo II que con Carlos el
A caballo y en un estanque, Martínez Campos—un
Emperador, con doña Urraca que con Ervigio, tienen
agua sucia donde a veces hay roedores—, Martínez
su lugar en el parque. Pero de estos ú l t i m o s no va-
Campos el general, y a caballo ante un estanque, A l -
mos a trazar su perfil; de éstos nada diremos, que
fonso X I I , rey. E s t á n lejos uno de otro, pero es po-
nada se sabe de su vivir m a d r i l e ñ o . De los otros, sí,
sible que en las noches largas del invierno uno u
ya que, poco m á s o menos, hasta con alguno de ellos
otro, sin protocolo, pongan al paso sus corceles y
tuvimos tertulia.
se vayan a ver.
E n la redacción de El Siglo Médico, en las tardes
del miércoles la p r e s i d í a don Carlos M a r í a Cortezo. Dicen algunos que a don Santiago R a m ó n y Cajal
Tenía chispa y gracia este caballero, que en las ma- le dio como una especie de repeluzno cuando, unos
ñ a n a s de buen sol, con su escudero, cuando ya no vi- días antes de inaugurar su estatua, le dio entre una
sitaba n i a los ricos en sus palacios o a los pobres doble ola de vergüenza y de frío al ver que el buen
en el General, iba a pasear al Retiro, en donde hoy Victorio Macho le h a b í a puesto desnudo ante una
pasa su vida. Su vida recordando a n é c d o t a s y lan- fuente. E l frío de la edad y la vergüenza de que le

Don Ramón y las hijas de la madre que amó tanto

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Martínez Campos, el general, a caballo,
cuite un estanque, Alfonso XII, rey

reconociera algún contertulio suyo del Café del Prado, no está muy alejado. Don Manuel Tolosa Latour y

alguno de sus amigos de la milicia de cuando estuvo don Mariano Benavente no pueden cambiar impre-

en Cuba o un Nobel, de cuya c o m p a ñ í a era don San- siones n i hablar de sus chicos, el uno que va para

tiago miembro insigne. Frente a la Casa de Fieras y galeno y el otro para comediógrafo. N o pueden mis-

los aguaduchos, don Santiago m i r a pasar ahora a los mamente comentar nada de lo que pasa en la Acade-

chavales que van a ver los osos, a las chicas de mi- mia, donde Fulano ha debido entrar y no lo ha he-

nifalda, valores estos que él, como buen a n a t ó m i c o , cho, y lo ha hecho Mengano, que no debía. L a eterna

no d e s d e ñ ó nunca, y a los que corren en moto. Don canción. Digamos que una c a n c i ó n - p r o t e s t a a la que,

Santiago tiembla de que uno se desnuque y tengan aunque no le iba el g é n e r o , podía poner en alegre

que llamar a un m é d i c o . Que llamen a un doctor, que solfa de mazurca o de chotis don Ruperto Chapí, el

no haya ninguno y acudan a él. E l volverá a decir de la buena sonrisa, que t a m b i é n tiene allí su esta-

aquello de cuando le pidió consejo su portera para tua y en la ciudad le falte su plaza soleada, su calle-

su niña enferma: «Avise usted a un m é d i c o , señora.» cita alegre y su lápida, si no me falla la memoria.

Dos m é d i c o s de n i ñ o s , dos, hay allí. E l doctor To- L a capa que don Ruperto lucía por la V i l l a y Cor-

losa Latour y el doctor Benavente, cuyo hijo Jacinto te se ha convertido en c l á m i d e ; pero... con ella y todo

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Teatro entre árboles

algún día se asoma hasta el quiosco de la m ú s i c a para del doctor Pulido, a quien t a m b i é n vimos discursear
ver si tocan unas «piezas» suyas y ve c ó m o aplaude el en la Academia o buscar libros viejos por la Cuesta
personal como cuando él saludaba. Saludaba al pasar de Moyano.
a los que le r e c o n o c í a n en las calles menos ajetreadas
de esta ciudad. Hasta palco proscenio para el saludo y jinete seño-
rito y mocitas pintureras tienen los Niños Sevillanos.
Sin que sea protestar—Dios nos libre—, lo cierto es
No, no se trata de unos toreros de cartel, sino de los
que el periodista y el t a q u í g r a f o debieran haber esta-
Quintero que tienen cada a ñ o allí al pie de su monu-
do m á s cerca. Sí, el s e ñ o r don Francisco de Paula
mento función. Func ión de gratis. Ellos t a m b i é n deja-
Martí, que inventó é s t a — s u sistema al menos—, y don
ban muchas m a ñ a n a s su despachito de Velázquez—un
Miguel Moya, director de diarios. A su sombra o en
sus c e r c a n í a s dan ganas de ponerse a leer el diario. despachito que ahora es í n t i m o recuerdo sevillano—

Por allí paseaba don Miguel en días muy lejanos, lle- para venir a s o ñ a r al Parque. Los sevillanos, junto a
vando de la mano a su nieto, que vino a dar en pe- don R a m ó n de Campoamor, con corte de mujeres las
riodista de fama, por allí con su yerno—Gregorio Ma- hijas de las madres que a m é tanto, me besan ya como
r a ñ ó n — , que está pidiendo estatua en el Retiro jun- se besa a un santo—cosa esta sacada de un verso suyo
to a los colegas ya citados o no lejos de él, no lejos dicho con m á s noltagia que otra cosa. Don R a m ó n te-

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Monumento a
don Jacinto Benavente

nía vecindad del Retiro y era vecino y no lo decimos por su dulzura de un


confitero. Don R a m ó n que era «inmortal» como sus vecinos no llegó a to-
mar parte los clásicos jueves de la E s p a ñ o l a en la discusión de papele-
tas con ellos.

Un fraile, Ponce de León, al que llegan en peregrinación los sordomu-


dos y el ingeniero s e ñ o r de C o d o r n í u y los poetas. A Mosén Cinto Verda-
guer le ponen ronda de sardanas las m a ñ a n a s de los domingos, cabe el
mar chico del Retiro que cantara Foxá, quien t a m b i é n pide estatua. E l
Mosén, hombre sencillo, t a m p o c o — e s t á n algo lejos y los dos son mayores—
puede cambiar impresiones y decirse sus versos con Campoamor.

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Los m á s de estos caballeros, no gas», y si estaba heroico, «Zarago- de lectores y donde cada 4 de enero,
hay damas sino las del a c o m p a ñ a - za». E n pesetero llegaba con E m i - con fríos y vísperas de Reyes Ma-
miento y las reinas antiquísimas, liano R a m í r e z Angel, el escritor en gos, hay versos y prosas en su re-
ya Urraca, Berenguela o María Lui- demasiado olvido, y con Victorio cuerdo.
sa de Saboya eran paseantes del Macho, el labrador de su granito, el
Todo un mundo de gentes con
Parque. Los que m á s , sin duda, maestro. Don Benito ya casi no veía,
fama y con sencillez propia ésta de
Moya y don Benito. Don Benito Pé- no iba a la Academia, ni a la libre-
ría de Fe o la tertulia de don Juan los estatuados del Retiro, en donde
rez Galdós, que tiene, a d e m á s de su
Valera, no c o r r í a a Toledo de ma- vale la pena que estén todos los que
manta para las noches heladas, su
nos del mozo Dr. Gregorio M a r a ñ ó n . están, pero en donde, en cambio,
librería para los restos de descan-
Don Benito, por el tacto, adivinaba todavía faltan muchos.
so. Su librería para releer su «For-
tunata y J a c i n t a » o «Las de Brin- su estatua. E s a que es peregrinaje
J . S.

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HOY Y EL MAÑANA

Por
FERNANDO CASTAN

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DEL RETIRO
U n escenario natural para la 111 Feria de
la Flor y de la Planta. E l jardín de
plantas vivaces y alpinas. Paseos y sen-
deros pavimentados. U n gran inverna-
dero de 2.500 metros cuadrados. E l
Parterre será reformado. E l "Ciprés
C a l v o " , un ejemplar de 250 anos de
edad.

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L A primavera ha estallado ya en el Retiro. Y la pri-
mavera, en el centenario del Retiro como Parque
de M a d r i d , parece este a ñ o m á s e s p l é n d i d a , m á s insul-
de estacionamientos s u b t e r r á n e o s , de agobios de circu-
lación y de fulgurantes «operaciones» a s f á l t i c a s — u n a
de ellas sobre la misma calzada del Paseo de Coches—
tante de colorido, m á s e x ú b e r a de flores. Porque la como temas palpitantes, cruciales, de una «rabiosa» ac-
c o n m e m o r a c i ó n tiene ya—y t e n d r á m á s — r e p e r c u s i o - tualidad municipal.
nes importantes dentro de este recinto. E l Parque del Retiro, con sus 120 h e c t á r e a s , sus ár-
Pero ¿ c ó m o es hoy el Parque del Retiro? ¿Y q u é s e r á boles a ñ o s o s , su estanque muy recientemente restaura-
m a ñ a n a , de acuerdo con las previsiones municipales? do, sus verjas que le siguen defendiendo de especula-
Para contestar a éstas y a otras preguntas nada mejor dores y usurpadores, cuenta hoy d í a con trece puertas
que entrar en contacto con la Dirección de Parques y o entradas, a las que muy en breve se u n i r á n dos m á s .
Jardines, de la que es titular el ilustre arquitecto s e ñ o r Puertas que, en lo que se refiere al paso de vehículos,
Herrero Palacios, y jardinero jefe el prestigioso inge- permanecen abiertas a todas horas, porque el Paseo
niero a g r ó n o m o don J o s é Luis Pita Romero. de Coches es ya como una calle m á s de este M a d r i d
Las oficinas de Parques y Jardines e s t á n a h í mismo, trepidante, y es un paseo con s e m á f o r o s y pasos de
en el Retiro, a l e d a ñ o s con la Casa de Fieras; sus venta- «cebra», con estacionamientos fijos y señales de tráfico.
nas se abren sobre las mismas jaulas de los animales Los puntos de a t r a c c i ó n del Retiro c o n t i n ú a n siendo
y el rugido del león y los graznidos de las aves se en- el estanque y la Casa de F i e r a s — m á s de dos millones

tremezclan muy cerca, poniendo una nota selvática en de m a d r i l e ñ o s desfilan por ella al a ñ o — , la Rosaleda
este p u l m ó n de la capital que se festonea ya de flores y la glorieta donde se alza el viejo templete de la Banda
multicolores. Municipal. Y su p ú b l i c o t a m b i é n es el mismo de otras
é p o c a s : niños, ancianos y militares sin g r a d u a c i ó n , en
Hablamos con Pita Romero, un hombre que llama
una estampa de siempre, sin anacronismos, conservan-
a las plantas y a las flores por sus nombres y sus sobre-
do unos personajes que siempre han sido fieles a las
nombres, porque todavía no ha llegado a la Botánica
frondas del parque.
su reforma «postconciliar» que le libere del latín. Y Pita
Romero nos habla, con apasionamiento, con minucioso Pero dentro del Retiro no todo sigue igual que en
detalle, de todos esos aspectos y de todos esos proble- a ñ o s anteriores. Sus perspectivas í n t i m a s , sus paseos,
mas que el gran parque m a d r i l e ñ o tiene planteados en sus jardines sí cambian y evolucionan conforme a nue-
este a ñ o de su centenario como propiedad municipal. vos conceptos y a nuevas ideas. U n día surgió la atrac-
Pero antes de entrar en pormenores sobre reformas tiva fisonom.'a de la llamada «Ría j a p o n e s a » ; otro día
y proyectos de este Retiro que se acicala de a ñ o en las graves efigies de Chintila y de Recadero, de María
a ñ o , en una renovación intensa y extensa, s e ñ a l e m o s la Luisa de Saboya y de Alarico, de Gundemaro y de Fe-
configuración del parque en esta hora actual, en un lipe V , vieron c ó m o se llenaba de verde césped el paseo
M a d r i d en plena t r a n s f o r m a c i ó n u r b a n í s t i c a , de mejo- de las Estatuas; en mecha muy cercana, los vecinos de
ras interiores, donde se habla de pasos a distinto nivel, la calle de Menéndez Pelayo pudieron contemplar c ó m o

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se derribaba la vieja tapia de ladrillo que a ú n queda- paisajística. Para ello se e s t á restaurando la llamada
ba en pie... Casita del Pescador, construida en época de Fernan-
do V I I , y en cuyo interior es posible se instale una
biblioteca; se ha desbrozado de malezas, setos, ca-
ñ a v e r a l e s y ramas secas toda esta zona, con lo cual
LA FERIA DE LA FLOR Y DE LA PLANTA
resaltan m á s los ejemplares de á r b o l e s allí existentes;
hemos dado una verdadera perspectiva a las ruinas de
Y ahora. Ahora hay toda una enorme actividad en la ermita r o m á n i c a , del siglo X I I , que se hallaban
el Retiro con vistas a dignificar y a restaurar uno de casi ocultas, y, en fin, se ha reformado la M o n t a ñ a
sus rincones m á s bonitos. Se trata de ese paraje, casi Artificial, por donde c a e r á n unas cascadas de agua
desconocido, que e s t á comprendido entre las calles de hasta el estanque de la Casita del Pescador. Y existe
O'Donnell y Menéndez Pelayo, y en donde se alza la t a m b i é n el proyecto de instalar dentro de esa Monta-
M o n t a ñ a Artificial o Colina de los Gatos. Allí es donde ñ a una cafetería.»
se va a instalar, sobre una superficie de unos 26.000
Pero junto con la nueva fisonomía de este paraje
metros cuadrados, la III Feria Nacional de la F l o r y
está, como decimos, la instalación de la Feria de la
de la Planta, cuya i n a u g u r a c i ó n está prevista para el
F l o r y de la Planta. Para ella se han trazado ya las
p r ó x i m o día 10 de mayo.
parcelas destinadas a las distintas provincias: Bar-
« P a r a dar el mayor realce a esa Feria—nos dice el celona, Sevilla y Valencia, m á s l a destinada al Ayun-
s e ñ o r Pita Romero—se ha pensado devolver a este tamiento m a d r i l e ñ o , en todas las cuales se h a r á una
sector su c a r á c t e r r o m á n t i c o que tenía el siglo pa- maravillosa exhibición de las variedades m á s desta-
sado, y que realmente era un modelo de j a r d i n e r í a cadas de cada región. T a m b i é n se m o n t a r á n hasta

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una treintena de stands de viveristas y floristas para UN JARDIN DE PLANTAS VIVACES
la venta al p ú b l i c o de plantas y de flores. Como es
sabido, esta Feria se realiza en colaboración con la Pero no todo se queda circunscrito a esa Feria, que
Sociedad E s p a ñ o l a de H o r t i c u l t u r a , y a ella acuden va a ser la gran a t r a c c i ó n de las fiestas isidriles. Hay
las firmas m á s prestigiosas de nuestro p a í s . muchos proyectos m á s . Y algunos de ellos t a m b i é n
en marcha. Por ejemplo, en la parte del Retiro que
«La t r a n s f o r m a c i ó n de todo este sector, como de
da a la Colonia del N i ñ o J e s ú s se está procediendo
otros lugares del Retiro—nos sigue diciendo el jar-
a la c o n s t r u c c i ó n de un j a r d í n de plantas vivaces y
dinero mayor—, ha sido posible gracias a un injerto
alpinas, que es algo nuevo en el parque m a d r i l e ñ o .
de agua a p r e s i ó n que hemos podido efectuar recien-
Las plantas, las rocallas, los senderos tortuosos, los
temente. Este problema del agua ha existido siempre
arroyos y un p e q u e ñ o lago f o r m a r á n un conjunto de
en nuestro parque, y de ahí el que su sistema de
una gran vistosidad y de una indudable atracción para
riegos haya sido hasta hace poco el de agua rodada
los mayores. Y allí se p l a n t a r á n t a m b i é n pinos, ene-
«a m a n t a » . De ahí la disposición de los «cuadros» y
bros, cedros, cipreses y otras muchas variedades de ár-
la necesidad de mantener una misma forma de jar-
boles, con lo cual se d a r á un nuevo c a r á c t e r a este
dines a lo largo de tantos a ñ o s . Pero con las posibi-
paraje, que estaba un tanto abandonado. A ello con-
lidades de ahora del agua a p r e s i ó n se puede ir, poco
t r i b u i r á t a m b i é n la d e s a p a r i c i ó n de la antigua tapia
a poco, modificando todas las zonas, creando prade-
de ladrillo, que ha sido sustituida por una sencilla
ras de c é s p e d y dando una mayor variedad paisajís-
malla metálica, que d e j a r á ver esa nueva perspectiva.
tica al Retiro. Ahora le ha tocado el turno a ese sector
y p r ó x i m a m e n t e se e x t e n d e r á a otros.» Y otra obra importante hecha en el Retiro en estos
ú l t i m o s meses ha sido la c o n s t r u c c i ó n de nuevas es-
L a Feria de la F l o r y de la Planta d i s p o n d r á , pues, tufas y nuevas instalaciones para estercoleros. Gracias
de agua en abundancia para conseguir los mejores a los invernadores y cajoneras actuales se ha pasado
resultados florales, como d i s p o n d r á t a m b i é n de u n de 120.000 plantas a f a n o a cultivar 1.200.000, con lo
nuevo acceso por el mismo chaflán de O'Donnell-Me- cual se pueden atender todas las necesidades de los
n é n d e z Pelayo, donde se está montando ya—cuando parques, jardines, calles y plazas de M a d r i d Todo lo
escribimos estas líneas—la magnífica portada del que que es planta de flor se cultiva en estas instalaciones
fue palacio de Larios. (en febrero se sembraron las flores que veremos sur-

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gir en toda la capital en mayo y en junio), y de ahi del Servicio Municipal de Parques y Jardines. Y el se-
la enorme importancia de ampliarlas y cuidarlas con ñ o r Pita Romero nos confiesa esas preocupaciones:
el mayor esmero. « A c t u a l m e n t e el P a r t e r r e ' e s t á desdibujado por los
Los rectores del Servicio de Parques y Jardines e s t á n altos setos y es preciso hacer una amplia reforma para
t a m b i é n e m p e ñ a d o s en otra gran tarea: la de pavi- devolverle todo su encanto. Para ello hay que levan-
mentar algunos paseos del Retiro. Cuando el a ñ o pa- tarlo y hacerlo de nuevo, con una obra de drenaje
sado se instaló en el parque la Feria del L i b r o , se que impida la f o r m a c i ó n de lagunas, como sucede
hizo notar m á s que nunca esa deficiencia actual: ese ahora. Con vistas a ello, ya se e s t á n aclimatando miles
barrizal que se forma en zonas muy transitadas. Aho- y miles de plantas de boj, que en su día p a s a r á n a
ra, con motivo de esta otra Feria de la F l o r , se va a constituir los setos, y dentro de los cuales se planta-
ensayar un nuevo tipo de p a v i m e n t a c i ó n en los paseos r á n flores. Pero h a b r á que esperar al p r ó x i m o a ñ o
y senderos que q u e d a r á n comprendidos dentro de ese para emprender esta obra, que e m b e l l e c e r á aquel lu-
recinto. Después se piensa urbanizar el llamado salón gar.»
del estanque, allí donde los «orilleros»—como los de- E n el Parterre se encuentra el á r b o l que posible-
finía R a m ó n Gómez de la Serna—pasean y contemplan mente es el m á s antiguo del retiro, e incluso de Ma-
el e s p e c t á c u l o de las embarcaciones sobre el agua. Y drid. Se trata del llamado ciprés Calvo, al que se le
esas pavimentaciones, donde el conglomerado alfáltico calcula una edad de unos doscientos cincuenta años,
s e r á de color, se e x t e n d e r á n m á s tarde a otros luga- y del cual se dice fue el único que dejaron en pie
res muy frecuentados por los paseantes. los soldados de N a p o l e ó n en la gran tala que realiza-
ron en los jardines del Buen Retiro.
Hay otros numerosos ejemplares de á r b o l e s que tam-
bién llaman la a t e n c i ó n de quienes acuden al parque
EL INVERNADERO DE PLANTAS m a d r i l e ñ o . E l jardinero jefe nos habla con admira-
TROPICALES ción de las muchas variedades: cedros del Himalaya,
del Líbano, del Atlas; abetos, tejos, cipreses, pinos—son
magníficos los de l a zona de la Rosaleda—, piceas,
Otro de los proyectos que se estudia en estos mo-
thuyas, almeces, sóforas, acacias, fresnos, tilos, more-
mentos es el de un gran invernadero dedicado a ex-
ras, olmos, chopos, encinas, m a d r o ñ o s . . . E n fin, una
posición pública, y donde puedan exhibirse plantas
lista interminable de arbolado, que llama la a t e n c i ó n
tropicales exóticas y las m á s raras y e x t r a ñ a s flores de
por su riqueza y por la magnífica estampa de sus
otras latitudes. V e n d r í a a ser como el existente en
ejemplares.
Lisboa, y en un principio se ha pensado que su ex-
tensión sería de unos 2.500 metros cuadrados, super- Como t a m b i é n llama la a t e n c i ó n el esmero, el cui-
ficie suficiente para albergar una i n t e r e s a n t í s i m a mues- dado y el c a r i ñ o que estos hombres de Parques y Jar-
tra de variedades y especies casi desconocidas en Es- dines ponen en su infatigable labor diaria. U n a labor
p a ñ a . Su localización e s t a r í a comprendida en una zona callada, abnegada, que en esta primavera de 1968, cuan-
p r ó x i m a al Observatorio Meteorológico, junto a la sa- do se conmemora ese centenario del Retiro, alcanza una
lida del N i ñ o J e s ú s , con lo cual se ofrecerá a las per- de sus metas m á s importantes con el montaje de la
sonas adultas la posibilidad de contemplar en una III Feria Nacional de la Flor y de la Planta y l a pers-
misma zona tres tipos diferentes de jardines: el de pectiva inmediata de otras brillantes realizaciones y
plantas vivaces y rocallas, el de la Rosaleda y el de mejoras que d a r á n un nuevo y decidido impulso al
esa gran estufa o invernadero. parque m a d r i l e ñ o .
T a m b i é n el viejo Parterre preocupa a los hombres F. C.

Ayuntamiento de Madrid
PLANO DEL
PARQUE DEL RETIRO

Con este mismo título fue editado en 1919 el bello pianito que a q u í se reproduce y que se contenía en
un sobre-bolsa así rotulado y sin otra leyenda sobre ella que las palabras «Exposición de Ingeniería» y el
pie editorial: «Talleres del Instituto Geográfico y E s t a d í s t i c o » .
Debió hacerse esta cuidada edición para ser entregada a los visitantes o invitados de esta Exposición de
Ingeniería, una de tantas como se han celebrado en el histórico Parque de M a d r i d y que p a s ó por él sin de-
jar recuerdos que conozcamos en él, a diferencia de otras, que han puesto entre los jardines, l a herencia de
Palacios de exposiciones o p e q u e ñ a s edificaciones hoy destinadas a servicios. Del primer caso es buena prue-
ba la Exposición Colonial, que dejó el actual edificio destinado a exposiciones de pintura y del segundo la
de Industrias Madrileñas de la que queda el pabellón a la entrada de puerta de la Chopera que se hizo para
su Comisión Ejecutiva.
Poco conocido es el presente plano del Retiro, de cuidado diseño y e s t a m p a c i ó n , y merecedor de que
«Villa de Madrid» lo reproduzca para salvarlo del olvido y de la p é r d i d a pues, dado el c a r á c t e r ocasional y volan-
dero que le dio nacimiento, es muy posible que sean e s c a s í s i m o s los ejemplares existentes hoy.
E s t á finamente estampado en una hoja de buen papel de 45 c e n t í m e t r o s por 51,5, en l a que u n recuadro
limita la parte impresa en u n t a m a ñ o de 33 x 38 c m . L a e s t a m p a c i ó n se ha realizado muy finamente a cua-
tro colores. L a suavidad de la tinta amarilla hace que los verdes, dominantes en el plano ya que se trata de
jardines, sean u n poco m á s apagados de lo que fuera de desear, pero de otra manera los tonos amarillentos
de paseos y caminos, a q u í tan agradables, r e s u l t a r í a n agrios y molestos.
Con rojo e s t á n marcados los edificios, y los m á s importantes de ellos rotulados, como todo el plano, con
finas letras. Los estanques y fuentes se marcan en azul y t a m b i é n en rojo las curvas de nivel, s e ñ a l a d a s de
cinco en cinco metros. Hasta las hileras de á r b o l e s de los caminos tienen su detallada r e p r e s e n t a c i ó n en
cada caso. L a escala 1:5.000, resulta suficiente y clara para el fin a que está destinada.
Otro motivo de interés da a este plano la r o t u l a c i ó n con sus nombres de todos los paseos importantes
del Parque. Ignoramos la apoyatura que esos nombres tienen, pero observamos que corresponden a los de los
países hispanoamericanos con absoluta s e p a r a c i ó n de todo origen topográfico como sería fácil en u n j a r d í n
extenso. Estos nombres, que si tuvieron validez oficial seguramente la siguen teniendo, nos parecen descono-
cidos para la gran masa de los habitantes de Madrid.
N o es un plano de circunstancias, realizado apresuradamente para atender a las necesidades de una ex-
posición, sino el aprovechamiento de una tarea realizada con cuidado y detención, lo que da a l a hoja un
valor mayor. Claramente nos lo dice el mismo plano en su título, cuando, bajo el nombre de la Dirección Ge-
neral del Instituto Geográfico y Catastral, hace constar como departamento o sección de la m i s m a : «Tra-
bajos del Plano de M a d r i d » . Y sigue detallando: «Distrito del Congreso. Parque del Retiro».
T a m b i é n puede apreciarse este mismo nacimiento y p r e p a r a c i ó n del original en que a ú n cuando esa Ex-
posición de Ingeniería se celebró en el Parque, en el plano, no figura indicación alguna de sus instalaciones.
Sabiendo que é s t a s h a b í a n de ser provisionales no se quiso seguramente dejar constancia de ellas en los
trabajos que servían de original, n i en las planchas de e s t a m p a c i ó n , ya que esa constancia d e j a r í a de tener
valor alguno pasada la fecha de la muestra.
Entre los cientos de curiosidades que guarda como sorpresa la bibliografía m a d r i l e ñ a e s t á indudablemen-
te este Plano del Retiro, de tan fina realización y e s t a m p a c i ó n , verdadera joya para el curioso y el aficionado al
tema de M a d r i d y que, durante a ñ o s en nuestro poder, estuvo esperando esta ocasión de darse a conocer y
de poder llegar a los interesados del tema m a d r i l e ñ o .

J. del C.

Ayuntamiento de Madrid
Ayuntamiento de Madrid
EL BUEN RETIRO
Y

LA LITERATURA

Por JOSE SIMON DIAZ

LA ETAPA C O R T E S A N A lebrada en el palacio de Buen Reti- «—El diablo que allá entre
ro» para comprobar hasta q u é pun- que hay a la puerta picos
L a aparición del Buen Retiro fue to tienen c a r á c t e r propio y marcan que ensartan a un cristiano
saludada con alborozo por los escri- un nuevo rumbo en el género, ya que
tores del Siglo de Oro, como lo prue- pensando que es chorizo.»
los autores pudieron elevar su ima-
ba la recopilación hecha por Diego ginación hasta alturas insospecha-
de Covarrubias y Leyva en sus Elo- das al disponer de unos medios na- Sin embargo, en ese mismo Entre-
gios al Palacio Real del Buen Reti- turales y técnicos completamente més de las Dueñas, de autor anóni-
ro, escritos por algunas ingenios de mo, que se r e p r e s e n t ó en el estan-
distintos a los de los «corrales» pú-
España (1635) de las composiciones que una noche de San Juan, vemos
blicos. Sólo aquí, y en la Zarzuela,
de Vélez de Guevara, Pérez de Mon- c ó m o logran penetrar diversos gru-
podían emplear sin limitaciones la
talbán, Pellicer y otros muchos. M i - pos de viejos, locos y d u e ñ a s que
música, el canto y el ballet, al tiem- manifiestan su asombro ante tanta
guel de Gallegos se cuidó de descri- po que la naturaleza circundante y
bir en su Silva, con probada exacti- grandeza.
las hábiles tramoyas de Cosme Lotti
tud, las estancias y jardines, mien- y sus c o m p a ñ e r o s les p e r m i t í a n ofre-
tras que Calderón de la B a r c a era De todas formas, la frontera de
cer a los espectadores cuadros bucó- los «guardas» fue siempre el obs-
capaz de utilizar el insólito y actua-
licos de remotas edades, escenas ma- táculo insuperable para el pueblo y
lísimo tema como base del auto sa-
r í t i m a s sobre tablados flotantes, dio- por eso, cuando a un personaje de
cramental El nuevo palacio del Reti-
sas y sirenas brotando de las aguas, El Mago, de Quiñones de Benavente
ro (1634).
falsas tempestades, descargas de ar- le preguntan q u é es para él lo m á s
tillería a u t é n t i c a s y otras m i l curio- apetecible de este lugar da esta pe-
Estaban acertados al celebrar así
sidades ingeniosas propias del arte regrina c o n t e s t a c i ó n :
el acontecimiento porque aquel re-
barroco.
cinto iba a ser capital en la histo-
«—¿Qué es la que más apetece
ria de las Letras, no tanto porque
Casi todo el teatro mitológico de de esta máquina gallarda?
alguna vez congregase a unos cuan-
tos famosos poetas, como en la Aca- Calderón y numerosas obras de sus —Entrar antes que haya guarda.»
demia burlesca de 1637, que tuvo de discípulos nacieron para distraer a
presidente a Luis Vélez de Guevara una m i n o r í a cortesana que en oca-
L o ú n i c o que solía estar al alcan-
y de secretario a Francisco de Rojas siones se divertía t a m b i é n viendo
ce de los vecinos era contemplar el
Zorrilla, sino porque muy pronto co- piezas h u m o r í s t i c a s en que se repre- paso de la comitiva regia de Alcá-
m e n z a r í a n allí los m á s fastuosos es- sentaba el efecto que aquel ambien- zar al Retiro, pero t a m b i é n procu-
pectáculos de Europa, con claro pre- te p r o d u c i r í a a las gentes vulgares rando no ponerse cerca de los de la
dominio de los de c a r á c t e r teatral. mantenidas a buena distancia por escolta que iban despejando la ruta
los de la «guarda amarilla», cuyo de la manera que indica el curioso
Debería efectuarse un recuento de comportamiento inspiraba este co- principio de uno de los Villancicos
las producciones d r a m á t i c a s que lle- mentario a una r ú s t i c a moza de Va- que se cantaron este año de 1649 la
van el s u b t í t u l o de «Fiesta real ce- llecas: noche de Navidad en la Capilla Real:

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caron veinte carros con m á s c a r a s y
pandorgas, sino que llegó a tales ex-
tremos que ella p r e s u m í a que la me-
jor Aritmética de la época—la de Pé-
rez Moya—, no p o d í a disponer de
cifras capaces de expresar la suma
invertida:
«El que expendió manirroto
en la facción generosa
de estas fiestas tanta suma
que los créditos acortan
del número las larguezas,
porque al contarlos, se agotan
cuantos guarismos encierra
la Aritmética de Moya.»

Entre los grandes cronistas de las


que p u d i é r a m o s denominar fiestas
ordinarias, es decir las que se cele-
braban cada a ñ o en Carnestolendas,
'a Ascensión y el día de San Juan,
a diferencia de las motivadas por la
presencia de h u é s p e d e s ilustres o su-
cesos extraordinarios, puede contar-
l e don Francisco de Quevedo, que
dedicó un soneto A la fiesta de toros
y cañas del Buen Retiro en día de
grande nieve.

Tal era el éxito de estos relatos


que hubo hasta quien los utilizó con
fines piadosos, pues en 1649 se pu-
blicó un pliego que c o n t e n í a «Un
juego de c a ñ a s que se celebró en el
Retiro, vuelto a lo divino».

Otros hechos de menor resonan-


cia t a m b i é n eran exaltados y así, por
ejemplo, el día que los Reyes estre-
naron unas g ó n d o l a s que les había
enviado desde Ñapóles el V i r r e y Du-
que de Medina de las Torres, pudie-
ron escuchar durante su paseo el
canto de una j á c a r a alusiva de don
Francisco Bernardo de Quirós, que
empezaba:
«Por el mar del Buen Retiro,
de flores precioso mar,
puerto del Sol y del Cielo,
océano celestial,
la napolitana escuadra
«—Plaza, plaza, plaza, nos h i p e r b ó l i c a s , g é n e r o que en este qué bien navegando va,
caso inaugura, entre otros, la sevilla- sin saberlo ningún viento,
suena, rebomba, y retumba a la
al buen aire del Guzmán.»
[caza, na d o ñ a A n a Caro de M a l l o n con su
Contexto de las reales fiestas que se
que el Rey al Retiro baja, L a c o m p a r a c i ó n del estanque gran-
hiz.ieron en el Palacio del Buen Reti-
plaza, plaza, plaza. de con el mar servía de vez en cuan-
ro a la coronación del Rey de Roma-
Ya toman los de la guarda nos (1639), donde se descubre que do para establecer molestos parale-
la cuchilla y la alabarda, quien pagó todos los gastos, por or- los con el Manzanares, por ejemplo
ya la esgrimen, ya la juegan, en el citado Entremés de las Due-
den del Conde Duque, fue la V i l l a ,
ñas:
unos huyen y otros llegan...» cuyo Corregidor no se c o n f o r m ó con
alzar una plaza murada junto al nue- «—En Madrid,
que aun río no
De lo que luego pasaba en el inte- vo palacio para la corrida de toros, [hay,
rior se encargaban de dar noticias organizar una cabalgata en que tan vayan todos a un estanque,
los autores de relaciones m á s o me- sólo los escribanos municipales sa- que de mar tiene el caudal.»

Ayuntamiento de Madrid
Por causa de ese río, que «aun no
lava sus pies en el estío», y por te-
ner tan sólo un caballo: el de la
estatua de Felipe III, h u í a la Casa
de Campo la competencia con el
Retiro, que a d e m á s del corcel del
monumento de Felipe I V disfrutaba
su colección de fieras, según dice en
un famoso soneto a t r a v é s de la plu-
ma de Quevedo.

Tan sugestivo p e r í o d o ha a t r a í d o
en los siglos posteriores a numero-
sos artistas y desde el conocido dra-
ma h i s t ó r i c o de Escosura hasta la
poesía de Carrere abundan las evo-
caciones m á s o menos logradas.

ETAPA NEOCLASICA Y
R O M A N T I C A (1700- 1868)

Desde Felipe V hasta Isabel II la


posesión real c o n t i n u ó siendo utili-
zada por los monarcas, a veces in-
cluso como residencia permanente
como cuando el primer B o r b ó n hu-
bo de trasladarse allí en 1734 por el
incendio del Alcázar. N o obstante,
la entrada del p ú b l i c o no cortesano
a ciertos sectores fue cada vez m á s
frecuente, aunque con arreglo a es-
trictas normas, como los «Avisos pa-
ra el paseo a pie» de 12 de mayo
de 1767.
Desgracia lamentable fue la ocu-
pación y d e s t r u c c i ó n realizada por
los franceses durante la Guerra de
la Independencia, c o n v i r t i é n d o l o en
un reducto militar, y de c ó m o se en-
contraba cuando aquéllos salieron
de la capital en 1809 informa Alcalá Francisco de Quevedo
Galiano en sus Recuerdos de un an-
ciano :
«La turba se dirigió al Retiro,
que h a b í a sido convertido en ciu- Después de la r e c o n s t r u c c i ó n efec- follaje tupido y discreto para que
dadela por los franceses. Veíanse tuada en los días de Fernando V I I , se aventuren las parejas de ena-
allí c a ñ o n e s clavados; comienzos los r o m á n t i c o s situaron con predi- morados; jaulas de fieras, con mo-
de fortificaciones o no concluidas lección entre estas arboledas las m á s nos que hacen gestos y leopardos
o desechas; municiones de guerra variadas acciones y desde enamora- que e n s e ñ a n los dientes, para que
en abundancia; acopio de provi- dos hasta conspiradores encontra- se extasíe la plebe menuda; para-
siones arrojadas al suelo y despa- ban rincones propicios. No en balde jes incultos, llenos de carrascas y
rramadas, o por los mismos in- B é c q u e r iba a subrayar «la variedad de jaramagos amarillos, para que
vasores al retirarse o por los pri- infinita» de este parque: se tiendan al sol los haraganes;
meros del pueblo que llegaron, y a «El Retiro es un paseo especial, hileras de pinos y cipreses para
quienes impelió ya la locura, ya la un paseo ó m n i b u s , que tiene re- que discurran a su sombra los me-
ira, ya el lícito deseo de aprove- llanos y plazas tapizadas de finí- lancólicos; es preciso, por ú l t i m o ,
char parte de aquellos despojos. sima arena y cercados de a r r a y á n no perder de vista que dentro de
Abundaba el vino, como era de su- para que jueguen los chicos; ca- un paseo monstruo, cuya circunfe-
poner y convidaba a hacer de él lles de copudos olmos ornados de rencia mide algunos k i l ó m e t r o s ,
uso. Pero un clamor casi general, estatuas para que paseen los hay otros cien paseos aislados e
levantado de repente, hizo correr hombres graves; fuentes egipcias independientes con su hechura,
la sospecha de que aquellos víve- y chinescas, con peces, á n a d e s y sus condiciones y su c a r á c t e r ade-
res y bebidas estuviesen llenos de patos, para que se emboben las cuados a las diferentes clases de
veneno.» gentes sencillas; bosquecillos de personas que los frecuentan.»

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Mesonero Romanos, en diversas cias las m a ñ a n a s . E l tiempo estaba Montaña artificial, que es, en ver-
ocasiones, e n u m e r ó y d e s c r i b i ó las h e r m o s í s i m o y convidaba a gozar dad, el colmo del artificio! Todos
atracciones existentes en los dos sec- de la apacible amenidad del Re- aquellos regios caprichos, así co-
tores (el reservado y el público) en tiro. mo la Casa de Fieras, declaran la
que lo dividió Fernando V I I y un época de Fernando V I I , que, si en
¡Qué contentos iban los cuatro
juicio no muy h a l a g ü e ñ o de todas política fue brutalidad, en artes
a lo Reservado, cuya entrada se
ellas, así como una muestra del or- fue t o n t e r í a pura.»
les franqueaba por ser Rosalía de
gullo que e n v a n e c í a a los privilegia-
la casa! Y ¡ c u á n t o gozaban los
dos que p o d í a n disfrutarlas, nos la L a prensa diaria testimonia de vez
chicos viendo la Casita del Pobre,
ofrece Galdós en La de Briagas al en cuando como la propia Isabel II
la del Contrabandista y la Persa,
tratar de una joven convaleciente:
echando migas a los patitos de la figuraba entre los paseantes y su
«El m é d i c o h a b í a ordenado que Casa del Pescador, subiendo a la marido entre los que practicaban el
Isabelita fuera sacada a paseo to- carrera por las espirales de la patinaje sobre el estanque helado.

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Monumento a Cajal

Iba ya e x t e n d i é n d o s e la costumbre guas m i n o r í a s . Quizá donde resalta- popularmente m a ñ u e l a , con su ca-


del veraneo, cuando alguien discu- sen m á s las diferencias sociales fue- ballo con gran cascabel, alterna-
r r i ó el remedio para que los madri- se en el Paseo de Coches que duran- ba con la berlina cerrada de dos
leños lo practicaran sin necesidad te cierto tiempo e n c a r n ó el papel caballos ocupada por el s e ñ o r vie-
de abandonar sus hogares y e m p e z ó que durante el siglo X V I I represen- jo o la s e ñ o r a anciana, y el lando
a discutirse el posible arriendo del abierto, lo que se llamaba antes
taba el Prado y m á s tarde la Caste-
Parque a la V i l l a con tan laudable
llana. Baroja, en Las noches del carretela en las capitales de pro-
finalidad, m á s la de sanear el era-
Buen Retiro, presenta este cuadro: vincia, algunos de doble suspen-
rio regio, pero la solución definitiva
sión, que p a r e c í a por sus movi-
la trajo la Revolución de 1868. «La tarde de octubre era de una mientos una barca, llevaba como
belleza y de una placidez admira- ramillete damas peripuestas y vis-
bles. E l paseo de coches del Reti- tosas. Dos o tres de estos landos
E L PARQUE PUBLICO ro estaba lleno. estaban por dentro forrados de
(1868-1968) seda.
E n esta luz clara y limpia de
L a t r a n s f o r m a c i ó n radical que M a d r i d marchaban despacio filas Los caballos, grandes y hermo-
puede observarse a partir de esa fe- de carruajes charolados y brillan- sos, pialaban con aire de orgullo;
cha no debe atribuirse solamente a tes, la m a y o r í a negros, algunos lacayos bien vestidos, con panta-
la i r r u p c i ó n de las clases populares, con ruedas de goma pintadas de lones blancos, levitas y sombreros
porque continuaron existiendo rin- verde o de rojo. E l c a b r i o l é , que de copa, con su escarapela o con
cones y horas sólo al alcance de exi- elegantemente llamaban m i l o r d y un lazo de cordones en el hombro,

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se mostraban rígidos e impasibles. jes en que venían sus familiares a su c e r r a z ó n antigua y en ninguna
Brillaban al sol correajes, aceros buscarlos: tanto como en el Parterre, «afeita-
y cristales. do» según Galdós, cuya frialdad geo-
«En un coche de caballos
m é t r i c a inspiraba una curiosa repul-
Jinetes y amazonas cruzaban trotando, espuma en la lanza,
sión a R a m ó n Gómez de la Serna en
por una avenida lateral, levantán- mi madre con su sombrilla, sus primeros a ñ o s .
dose ellos de cuando en cuando mi padre con hongo y barba.»
en los estribos, dando un aire de Sin embargo, lo m á s típico a c a b ó
estampa inglesa de paseo. siendo la mezcolanza de tipos muy
E n el Romance del Retiro, inclui-
Por el a n d é n , de asfalto, la clase do en La niña del caracol (1931), variados. Cuando Arniches s i t u ó
media trepadora marchaba miran- Agustín de Foxá nos dejó una bella aquí la acción del primer acto de Vi-
do a los privilegiados con ansia, estampa en que por encima de los vir de ilusiones sacó a escena toda
como buscando el momento de sal- recuerdos pintorescos flota la tris- una galería de personajes variadísi-
tar del a n d é n al coche. » teza del n i ñ o solitario. mos e indispensables: los niños, la
institutriz inglesa, el barquillero y el
Desde esa m i s m a orilla, pero con T a m b i é n la sensibilidad infantil guarda, los soldados, el ama de cría,
muy distinto espíritu, veían a veces captaba como, en algunas de sus el falso m a r q u é s con su lacayo, las
algunos n i ñ o s esos mismos carrua- partes, el recinto se m a n t e n í a fiel a s e ñ o r a s que hacen labor, etc.

E n punto a popularidad, la máxi-


ma la han alcanzado la Casa de Fie-
ras y el Estanque. E l signo zoológi-
co, que arranca del gallinero de la
primitiva finca del Conde-Duque, ha
pesado en todos los tiempos, aunque
algunas alusiones hayan motivado
interpretaciones e r r ó n e a s , como la
del mencionado e n t r e m é s de El
Mago:

«—De las fieras del Retiro,


¿cuáles más hermosas son?
—Los leones del Salón.»

que a lo que se refiere en realidad


es a los doce leones de plata que
decoraban el antiguo Salón de
Reinos.

Aunque «la menguada colección»


inspirase m á s l á s t i m a que admira-
ción a Isidora, en La desheredada
de Goldós, y a otros muchos visitan-
tes, lo cierto es que c o n s t i t u í a para
muchos uno de los m á s gratos re-
cuerdos de la niñez. Entre ellos se
contaba Valle-Inclán, que en su Bes-
tiario, la saluda con alborozo:
«¡Romántica Casa de Fieras
del Buen Retiro, he vuelto a ver
la alegría de tus banderas
bajo la larde, como ayer!...»

E n cuanto al Estanque, el Eluci-


dario de R a m ó n , contiene todo un
curso de observaciones sobre los di-
versos tipos que lo frecuentaban:
los «orilleros», los «pillos de estan-
que», etc.

Entre los lugares que han desapa-


recido sin dejar rastro, el m á s digno

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grandes grupos: el primero, dedica-
de recordarse es el que se d e n o m i n ó LAS ESTATUAS do a los autores m á s antiguos, encla-
« J a r d i n e s del Buen Retiro», conti-
vado en la escalinata de la Bibliote-
guo a la plaza de Cibeles, que con- Pero, a d e m á s , entre el Retiro y la ca Nacional (San Isidoro, Alfonso X ,
taba con un teatro, j a r d í n ilumina- Literatura existe otra vinculación Nebrija, etc.); el segundo, con pre-
do, café y m ú s i c a , muy concurridos que no puede olvidarse. Las estatuas dominio de los autores del Siglo de
por las noches de j u n i o en adelante que M a d r i d ha levantado en honor Oro, desperdigado en diferentes pla-
por la b u r g u e s í a m a d r i l e ñ a . Aquel de las grandes figuras de la Litera- zas y calles y muy predispuesto a los
ambiente inspiró a Baroja toda una tura nacional p o d r í a n dividirse, por cambios (Cervantes, Lope, Tirso, Cal-
novela: Las noches del Buen Retiro. razón de su emplazamiento, en tres d e r ó n , etc.) y el tercero, consagrado

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a autores de la ú l t i m a centuria (con cer hoy mayores g a r a n t í a s de per- que mientras el Retiro no guarda re-
la excepción del casi desconocido manencia que los situados en las cuerdo alguno para los que en sus
monumento a Góngora), emplazado vías públicas. S ú m e n s e a los aludi- primeros tiempos le dedicaron mu-
en el Retiro. Ofrecen estos ú l t i m o s dos los de Campoamor y Maragall y chas de sus obras, mantiene vivo, en
la curiosa particularidad de que en otros relacionados m á s o menos di- cambio, el de otros grandes escrito-
varios casos fueron conocidos por rectamente con las Letras, como los res modernos dignos de no menor
los propios interesados, como Gal- de R a m ó n y Cajal, Moya y el doc- admiración.
dós y los Quinteros, y parecen ofre- tor Benavente y p o d r á afirmarse J. S. D.

Ayuntamiento de Madrid
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Ayuntamiento de Madrid
Doscientos años de

L A C A S A DE CORREOS

A mediados del a ñ o de gracia de 1768, aparece en ta del Sol es un espacio angosto e irregular. Sus case-
la plazuela de la Puerta del Sol una gran señora, des- jas, un conjunto de arquitecturas pobretonas, acepta-
pojada de su rebozo que era el andamiaje: la Casa de bles en el suburbio, afueras de la difunta Puerta de
Correos, primera de este nombre. Las ventanas de to- Guadalajara, pero indignas de alternar con la nueva
das las edificaciones de la plazuela m í r a n l a con en- vecina del paraje. Sin el convento de San Felipe el
vidia, con a d m i r a c i ó n temerosa. Presienten la cegue- Real, apenas asomado al azoguejo, la estrecha fachada
r a esos ojos. Sospechan, y no sin razón, que sus casas del Buen Suceso, capilla del hospital de los obregones,
van a m o r i r a golpe de piqueta. L a plazuela de la Puer- y el reputado templo de la Victoria, semiembutido en

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Nuestra S e ñ o r a de la Soledad, lujo del zaguán. Inmue-
ble que, por cierto, tuvo su milagro. Refiere la conseja,
apta para pliegos de cordel y aleluyas arrojadizas so-
bre la procesión del Corpus, que h a b i t ó la finca, al
desalojarla el servicio postal, un alguacil d e s c r e í d o e
irrespetuoso, el cual confinó el cuadro de la imagen en
los oscuros s ó t a n o s . Voces lastimeras comenzaron a
o í r s e percibidas por vecinos y t r a n s e ú n t e s , hasta que
el pueblo soberano r e c l a m ó la r e s t i t u c i ó n al portal de
la iconográfica r e p r e s e n t a c i ó n de la Virgen Dolorosa,
punto en que cesaron los misteriosos lamentos.
E l Correo español, como dijimos, h a b í a rebasado la
frontera de su pubertad. Hagamos un galopante reco-
rrido por su niñez y su juventud. Los mensajeros rea-
les databan en la península, como en los pueblos clási-
cos de la a n t i g ü e d a d , de los orígenes de las m o n a r q u í a s .
Los catalanes, siempre industriosos, inician en el si-
glo X I I I la organización de un servicio de «troters»
para proveer medios de c o m u n i c a c i ó n r á p i d a a los co-
merciantes. Fundaron la cofradía de Nuestra S e ñ o r a
de la Guía, cuya imagen se veneraba en la capilla ro-
m á n i c a , erigida el siglo anterior por Bernat M a r c ú s , y
ante ella se prosternaban los correos antes de empren-
der viaje y al regreso. Aunque el p e q u e ñ o recinto sacro
fue incendiado durante la Semana Trágica barcelonesa
de 1909, subsiste restaurado. Se despachaban mensaje-
ros a todas las «corts», «bailías» y «veguerías». E l co-
rreo del rey de Aragón, Jaime II, c o n t e m p o r á n e o de los
primeros «troters», vestía un traje de capa y túnica de
bifa y calzón blanco de p a ñ o de Narbona. Bajo Pe-
dro I V , «hostallers» o « t r o v a d o r s » —en cuyas casas de
la p o b l a c i ó n o del camino repostaban o relevaban sus
monturas los « t r o t e r s » — recibían las cartas para en-
la Carrera de San J e r ó n i m o , la plazuela sería una es- tregarlas secretamente a los conductores.
pecie de barrio arrabalero de la V i l l a Heroica, pese a E n las Partidas de Alfonso el Sabio, se denomina a
ser vía de t r á n s i t o para el Prado y la calle de Alcalá, los correos « m a n d a d e r o s » y se les define diciendo: «los
que ya a d q u i r í a tono y molde de ilustrísima. Cierto que que traen m a n d a d e r í a s por cartas, semejantes a los
el Mentidero de M a d r i d , algo decaído, pervivía en las pies del home que se mueven a las vegadas a recabdar
gradas de San Felipe; cierto t a m b i é n que el reloj del su pro sin fabla». E n el mismo código, se previene que
Buen Suceso marcaba la hora de M a d r i d y congregaba «el tuerto y la deshonrra que les fuese fecha non t a ñ e
a las almas devotas en la misa dominical postrera, pa- a ellos tan solamente mas al Rey en cuyo servicio y
sado el m e d i o d í a , y predilecta de los peluqueros, tan guarda están».
afanados toda la m a ñ a n a en alindar a las damiselas y
reparar con afeites las facies de los usías averiadas por E n Valencia, reinando Fernando II de Aragón y V
el tiempo. Pero el caserío de la plazuela no resplande- de Castilla, aparecen los «hostes», equivalentes a los
cía por belleza a r q u i t e c t ó n i c a n i presencia atractiva. maestros de postas de tiempos siguientes, receptores y
Con los aguadores de la Mariblanca, alternaban los expedidores de la correspondencia privada, t a m b i é n
constituidos en cofradía bajo el patrocinio de Nuestra
buhoneros de baja estofa establecidos en tenderetes. N o
S e ñ o r a de los Angeles. E n Sevilla surgen por entonces
se bailaban a troche y moche las seguidillas, como Teó-
los correos, amparados asimismo en la p r o t e c c i ó n de
filo Gautier dice que vio —visión de e n s u e ñ o malinten-
Nuestra S e ñ o r a de la Guía, con capilla propia y la re-
cionado—, medio siglo d e s p u é s . Mas no debemos negar
verencia de los mensajeros al inicio y retorno de sus
que la Puerta del Sol, sin puerta, antes p a r e c í a agora
carreras.
chocarrera que foro señorial.
Los Reyes Católicos, de consuno porque « t a n t o mon-
S í ; ciertamente, la nueva inquilina de la plazuela se-
ta, monta tanto», encomiendan a Francisco de Tassis,
ría responsable — m á s virtud que culpa— de que, en
c o n c e d i é n d o l e el título hereditario de Correo Mayor, la
sucesivos ataques, se viniera abajo aquel abigarrado
organización de las postas —que todavía y en mucho
conjunto de casuchas para dar paso, al fin de la aven-
tiempo habían de correrse en cabalgaduras— como una
tura, a la semielipse espaciosa y noble por donde la
especie de privilegio o contrata, iniciándose aquella
m a d r i l e ñ e r í a discurre y d i s c u r r i r á mientras la urbe sea
primitiva o r d e n a c i ó n con el despacho de los correos
urbe.
reales desde Granada. Parece ser que Tassis h a b í a or-
E l Correo h a b í a cumplido ya su m a y o r í a de edad, y ganizado con anterioridad las comunicaciones postales
el Rey Alcalde quiso dotarlo de digno y relevante alo- en Alemania y que, s i m u l t á n e a m e n t e , otorgaron Sus
jamiento, hasta entonces habido en la oficina de Pos- Altezas concesión semejante a Arias de Saavedra y
tas, calle de este nombre, y en una casa de corta á r e a a García Cevallos, de Sevilla, sin duda con determina-
y escasas luces, si no se cuenta la de un retablillo de ción de á r e a s distintas. Pero ello es que los descendien-

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tes del uno y de los otros disputaron por su mejor de- las Ordenazas de Campomanes se prohiba «que per-
recho en el siglo X V I , perdiendo la discordia los sevi- sonas ajenas al servicio saquen las cartas para repar-
llanos porque en Cédula de 28 de agosto de 1518, emiti- tirlas, a p r o v e c h á n d o s e de que los llamados por el vul-
da por Carlos I, mal llamado V en E s p a ñ a , fueron nom- go Carteros —el pueblo inventó el t í t u l o antes que la
brados Maestros Mayores de Hostes, Postas y Correos autoridad competente— sacaban solamente las cartas
de Casa y Corte Bautista Mateo y S i m ó n de Tassis, de fácil y seguro r e p a r t o » . L a multiplicidad de calles
hijos o sobrinos —en esto discrepan los informes his- con el mismo nombre y la n u m e r a c i ó n por manzanas,
t ó r i c o s — de Francisco de Tassis. no por vías, dificultaban las localizaciones. T a m b i é n
Es la edad heroica del Correo e s p a ñ o l hasta el si- curiosa, aunque muy explicable, resulta la c r e a c i ó n del
glo X V I I I . Los «correos» a caballo discurren por todas cargo de Lector de Listas, cuya m i s i ó n era l a de so-
las rutas del Reino. Tragan leguas y cortan vientos. L a correr con sus mejores luces a las numerosas personas
contrata de los Tassis renta buenos ducados, pero cier- que no sabían leer.
tamente los destinatarios, que han de pagar el porte Y llegamos al punto en que Carlos III m a n d ó cons-
al recibir las cartas, no regatean el costo. Sólo les lle- truir la Casa de Correos en la Puerta del Sol, siendo
gan cartas a quienes las aguardan impacientes. L a ex- J e r ó n i m o G r i m a l d i Primer Secretario y Superintenden-
tensión de la red postal queda manifiesta en los reper- te General de Postas y Correos. Se ha de suponer que
torios de caminos que redactan, separadamente y con la iniciativa p a r t i ó de Campomanes y que en el asunto
algún espacio en el tiempo, los mensajeros Villuga y de la c o n s t r u c c i ó n anduvieron Esquilache, ministro de
Meneses, s e ñ a l a n d o las m ú l t i p l e s rutas y fijando les Hacienda, a quien c o m p e t í a la a d m i n i s t r a c i ó n de las
puntos en que relevan a sus veloces equinos con men rentas del Erario p ú b l i c o , y Sabatini, muy ocupado,
ción de las distancias de unos a otros. Entre los bene- como arquitecto mayor de las obras reales, en otros
ficiarios del monopolio, debemos recordar de pasada a proyectos importantes: la Puerta de Alcalá, el edificio
don Juan de Tassis y Acuña, primer conde de Villamc- de la Aduana en la calle de Alcalá y la nueva casa de
diana, y a don Juan de Tassis y Peralta, el poeta ga- los Ministerios. T r a z ó unos planos, que se calificaron
lante y satírico, gala y azote del M a d r i d cortesano d : magníficos, el arquitecto p r i n c i p a l de las obras muni-
los Felipes III y I V . cipales, V e n t u r a Rodríguez. N o aparecen en el Archivo
Los correos o mensajeros fueron t a m b i é n llamados
estafetas. Así define este vocablo el licenciado don Se-
b a s t i á n de Covarrubias en su «Tesoro de la L e n g u a » :
«El correo ordinario de un lugar a otro que va por la
posta y t o m ó el nombre de la estafa, que es el estribo.
Y en cuanto éste va a caballo y corre la posta, se dife-
rencia del correo de a pie y del que lleva recua que
t a m b i é n se llama ordinario, pero no estafeta.» E n el
mismo lexicón de 1611, las postas son «los caballos que
de público e s t á n en los caminos cosarios para correr
con ellos y caminar con presteza. Dijéronse postas por
estar expuestas y prevenidas para cualquier hora y
tiempo. Los cosarios que las corren se llaman correos;
los que guían con ellas, postillones». Cervantes y Lope
mencionan a las estafetas, palabra que no designó a las
oficinas secundarias hasta el siglo X V I I I . E l correo
de a pie sigue d e n o m i n á n d o s e tal hasta que los ferro-
carriles sucedieron a las postas en la c o n d u c c i ó n de
la correspondencia, pero no eran «peatones», propia-
mente dicho, a juzgar por las distancias que, en las
rutas generales, estaban obligados a recorrer en vein-
ticuatro horas, sino individuos que d e b í a n pagar a su
costa los asientos de las sillas de postas y diligencias.
Felipe V incorpora a la Corona las rentas del correo,
si bien, al poco tiempo, concede un arrendamiento de
aquéllas. Puede asegurarse que hasta el reinado de
Fernando V I no comienza, en definitiva, la explotación
estatal o real. Y es Carlos III quien encomienda en
1756 la a s e s o r í a del servicio de Postas a don Pedro Ro-
dríguez de Campomanes, luego conde con el título de
su materno apellido, y éste n o r m a l i z ó el Correo gene-
ral de M a d r i d . Campomanes r e d a c t ó en 1762 el «Itine-
rario de las Carreras de Postas», impreso de Real Or-
den en la imprenta de Antonio Pérez de Solo, y m á s
tarde, unas ordenanzas que mejoraron en tercio y quin-
to las dictadas en 1743. Desde esta fecha existió la
Lista, en la que se relacionaban las cartas de los desti-
natarios que c a r e c í a n de Apartado. Es curioso que en

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de la V i l l a , cosa explicable, ni en el de Palacio, ni en Casa de Postas, que se c o n s t r u y ó a la espalda bajo la
la Academia de Bellas Artes. Es el caso que, por su- dirección de don Juan Pedro Arnal y, d e s p u é s de ha-
puestas intrigas, envidiosas actitudes, el notorio afran- ber sido luego, durante muchos años, Central de Te-
cesamiento de Grimaldi u otras causas incógnitas, fue- légrafos, es cuartel de la Policía Armada desde 1921.
ron preferidas las trazas del arquitecto galo Jacques
E l patio de la Casa de Correos vino a ser, cronológi-
Marquet, que había venido a dirigir las obras del nuevo
camente, el tercer mentidero de M a d r i d . A pretexto de
empedrado de la V i l l a bajo la supervisión de don Ven-
consultar las «listas», que ya no se agrupaban por ca-
tura, a quien por fin se confió la mejora del pavi-
rreras de la Posta, sino por orden alfabético de desti-
mento. Así nació la frase: «Al arquitecto, la piedra; la
natarios, se r e u n í a n allí las gentes recogiendo de paso
casa, al e m p e d r a d o r » , dos octosílabos que hacen sos-
las palpitaciones de la opinión pública, los rumores, los
pechar sean pertenecientes a algún romance que co-
epigramas circulantes, el chisme y el bulo. E l secreto
rriera de boca en boca y no ha llegado a nosotros, n i
de la correspondencia estaba impuesto, mucho tiempo
siquiera a los cronistas del primer tercio del X I X .
a t r á s . . . , a los funcionarios. De ahí la prohibición de los
La Casa de Correos, construida en ladrillo con mar- distribuidores e s p o n t á n e o s . Pero a la vista del público
cos de piedra de Colmenar, desdecía un tanto del esti- estaba la d e m o s t r a c i ó n de que Fulanito tenía carta «que
lo de Sabatini, tozudo de la b e r r o q u e ñ a , y quizá por bien pudiera ser de Zutanita», porque ya existía el co-
ello fue criticada la arquitectura del nuevo edificio al rreo interior y medio M a d r i d estaba al tanto de las
aparecer terminado, pero debe reconocerse que es no- debilidades humanas en materia de amor. T a m b i é n era
ble y a r m ó n i c o y, a m é n de restablecer el uso de unos inútil negar que el personaje h a b í a recibido informes
materiales tan usados por los alarifes moriscos, puso acerca del pretendiente porque «allí estaba» la prueba
una nota de color agradable en aquel M a d r i d donde do- contraria con su impronta delatora del origen. E n fin,
minaba el blanco de los monumentos pedreros, recién un semillero de indiscreciones y de incidentes. Además
alzados, con la amenaza de tornarse grises oscuros cuan- de las listas, se consentía fijar anuncios de aspirantes
do el aire sutil y la lluvia les vistiesen el cendal de la a puestos de trabajo y de comercios «arreglados». Me-
p á t i n a , así como la tenebrosidad del viejo caserío des- sonero Romanos, en una de sus «Escenas M a t r i t e n s e s » ,
conchado. Realizó las esculturas del frontón, en la fa- se burla donosamente de tal clase de anuncios.
chada principal, el a n d u j a r e ñ o Antonio Primo, discípu- E l porte se seguía pagando a la llegada de los plie-
lo de Michel. gos, sencillos o dobles según tarifa, pero desde esta épo-
C u n d i ó y a r r a i g ó la especie de que a Marquet se le ca se fijaba su importe en el sobrescrito; la correspon-
olvidó proyectar una escalera principal digna de edifi- dencia había de entregarse a mano hasta que se ins-
cio tan importante y no debió de ser calumnia porque, talaron los buzones —otra disposición de Campoma-
en la descripción de las instalaciones del servicio pos- nes—, existiendo uno, en la calle de San Ricardo, que
tal, se dice que las ventanillas públicas, defendidas por hoy está cegado, pero se advierte el lugar donde a b r í a
rejas —las cuales siguen dando nombre a las taquillas su boca. Hasta 1850 no aparece en E s p a ñ a el sello de
del correo actual— se hallaban sitas en el patio, «al Correos—invento inglés de Rowlan H i l l (1830), no im-
pie de la escalera», sin duda correctora de aquel olvido. plantado en la Gran B r e t a ñ a antes de 1840—, y desde
A Marquet sí hay que hacerle el mismo reproche que entonces se franquean las cartas en el punto de origen
a un famoso arquitecto-artista de nuestro siglo que y se unifican las tarifas nacionales cualquiera que sea
goza y gozará merecida aureola. E r a éste, como el la distancia, salvo la m á s e c o n ó m i c a del correo interior
francés del X V I I I , un magnífico proyectista de exte- o local.
riores, de fachadas originales, bellas y atractivas, pero E n 1846 surge la torrecilla del telégrafo óptico, ins-
se olvidaba con frecuencia de la buena d i s t r i b u c i ó n de talada en el tejado cerca de la esquina de la Puerta
los interiores, de sus buenas luces y de suficientes ser- del Sol con la calle de las Carretas. Su antecesora, des-
vicios sanitarios que, en un edificio público y con nu- de 1831, fecha de la a d o p c i ó n del sistema de comunica-
m e r o s í s i m a e m p l e o m a n í a , han de ser m ú l t i p l e s . Mar- ción r á p i d o y sintético, fue la histórica torre de los
quet, efectivamente, p r o y e c t ó y realizó varias escaleras Lujanes. E l telégrafo de señales a distancia, parejas
estrechas y oscuras, despachos como cuchitriles, largos del lenguaje n á u t i c o de las banderas, es el sustituto del
pasillos lóbregos, y sólo en la planta noble a d o p t ó dis- Parte Real destinado a las regias residencias de Aran-
posiciones convenientes. juez y L a Granja de San Ildefonso. Cuando se exten-
dió el servicio al público, desde aquel quiosco de hie-
E n la Casa de Correos se preveía, eso sí, futuras ne- rro aparecido en la Casa de Correos, lanzaban sus as-
cesidades del Ramo Postal, previsión que entonces pa- pavientos los artilugios inventados por el abate Chappe
reció excesiva. E l patio era, y es hoy, muy espacioso, para que los recogieran, respectivamente, los torreros
dispuesto para la fácil maniobra de las Sillas de Postas, del Buen Retiro y del cuartel del Conde Duque y, a su
que desde un siglo antes h a b í a n sustituido a los caba- vez, los reexpidiesen éstos a los del Cerro de los An-
llos veloces y tenían dos o cuatro asientos para viaje- geles y Aravaca..., y así sucesivamente hasta el punto
ros. Pero el título de la casa devino impropio porque de destino; un juego de bastidores móviles que expi-
el correo o c u p ó solamente la planta baja, i n s t a l á n d o s e den y de catalejos que captan. Cuando al telégrafo óp-
en el resto del inmueble la Capitanía General, el Go- tico, posteriormente extendido para el servicio públi-
bierno M i l i t a r y la Guardia del Principal, d e n o m i n a c i ó n co hasta Trun y Valencia, sucede el eléctrico, la prime-
mixta de castrense y civil: militar porque la c o n s t i t u í a ra estación central c o n t i n ú a en el piso principal de la
un piquete numeroso de soldados; del Principal, por- Casa de Correos. Hasta que las autoridades militares
que así se le llamaba al correo central. L a ocupación, se mudan al palacio de los Consejos y se instala en la
digamos « m a n u militari», aunque con las debidas licen- Puerta del S o l el Ministerio de la Gobernación, trasla-
cias gubernamentales, obligó a pensar en una efectiva dado desde el palacio que fue del inquisidor general,

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en la calle de Torija E l correo se va con la m ú s i c a al sucesos callejeros de M a d r i d que, por menos de nada,
edificio de la Imprenta Real, calle de las Carretas, y tomaban como escenario la Puerta del Sol. Rindamos
el telégrafo ocupa la Casa de Postas que ya no tiene preferente reverencia a la procesión del Corpus Chris-
objeto. ti. Ensanchada la calle de las Carretas al construirse
AI mediar el siglo X I X . segundo ensanche de la Puer- el edificio en cuestión, que se elevó sobre el solar de
ta del Sol, se derriba el Buen Suceso y el M a d r i d calle- treinta casas y casuchas vetustas y feas ( e n t i é n d a s e
jero se queda sin hora. Tremenda p e r t u r b a c i ó n . A re- viviendas), toda la r ú a a p a r e c í a entoldada; en buena
pararla acude un ex partorcillo leonés que, por haber parte, como homenaje al S a n t í s i m o Sacramento; tam-
perdido una oveja de su hato, h u y ó de la aldea y, corre bién en parte, por esquivar los rayos calóricos del sol.
de aquí para allá, t e r m i n ó por avecindarse en Londres. L a e s p l é n d i d a formación religiosa a b a n d o n ó su anti-
Aprende el oficio de relojero y llega a ser uno de los gua carrera y se dilató para venir a atravesar la Puerta
artífices m á s acreditados de Europa. Losada, que tal del Sol, ennoblecida y en plan de reforma sustancial
es su apellido, regala un magnífico horologio de cuatro m á s o menos lenta. Todos los balcones de la Casa de
esferas—la meridional, inoperante—, que se acomoda Correos eran ocupados por las autoridades, los nobles
en una torrecilla elevada sobre el frontón de la facha- y sus a d l á t e r e s , que no figuraran en la comitiva. Que
da principal de la Casa de Correos. Y allí está, cum- aquellos huecos, ojos espantados, presenciaron la carga
pliendo su centenario, terne y activo, sin otras repara- de los mamelucos napoleónicos, inmortalizada por don
ciones que limpiezas y engrases del mecanismo. U n pro- Francisco de Goya, lo saben sus b a l a u s t r e s - p e s t a ñ a s .
digio de perfección. Años d e s p u é s , corona la breve to- Y sería prolija e n u m e r a c i ó n el relato y hasta la senci-
rrecilla el templete de la bola, cuya popularidad dispu- lla referencia de todos los acaecimientos ocurridos ante
ta la p r i m a c í a a todo lo popular m a d r i l e ñ o . V e r bajar el rostro —blanquete y colorete— de la Casa. L a Puerta
la bola a las doce del día y de la noche fue un espec- del Sol era como un i m á n que a t r a í a hacia sí las con-
táculo ingenuo con m á s adeptos que cualquier otro, mociones populares, ingratas o alegres, y la casualidad
i Oh, M a d r i d , paleto, desocupado, sin prisas, sin rui- o las circunstancias la c o n v e r t í a n en palestra o en an-
dos, sin a t m ó s f e r a contaminada! fiteatro muchas veces. Si se trataba de motines, la
L a Casa de Marquet ha sido testigo de casi todos los Guardia del Principal salía a reprimir la algarada e im-

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poner el orden. E n una de estas refriegas, p e r d i ó l a Gayarre, 3 de enero de 1890, congrega al vecindario en
vida el c a p i t á n general de Castilla l a Nueva, don José las calles de la carrera, pese a una nevada abundante,
Canterac, que t o m ó el mando el 15 de enero de 1835 y, y es en la Puerta del Sol donde una voz potente grita:
tres días d e s p u é s , fue muerto a tiros por su Guardia, «¡Viva G a y a r r e ! » , rasgando el silencio de la multitud.
a la que, sublevada, t r a t ó de reducir. Las comitivas de Las tropas hispanas, victoriosas en la guerra de Africa
las bodas reales, camino de Atocha o de San Jeróni- del 60, regresaron en dos tandas, la primera capitanea-
mo, transitaron por delante de la Casa de Correos, a la da por el general P r i m , h é r o e de los Castillejos, y la se-
ida y a la vuelta. Así t a m b i é n las de monarcas y prín- gunda al mando del general en jefe don Leopoldo
cipes extranjeros que entraban en la Corte por la es- O'Donnell, desembocando ambas por la Carrera de San
tación del Mediodía. Mirando de reojo, alguno de los J e r ó n i m o en la Puerta del Sol, donde la apoteosis fue
balcones orientales vio a Isabel II fustigar al corcel estruendosa. E n fin, por no hacer pesante el índice,
del tílburi que guiaba cuando e s c u c h ó los tiros dirigi- dos c a t á s t r o f e s nacionales tuvieron por escenario el
dos a su real persona, sin hacer blanco por fortuna. paraje que todavía s e ñ o r e a la antigua Casa de Correos:
Entraba la reina en la gran plazuela desde la calle de el asesinato de Canalejas, el 11 de noviembre de 1912,
Alcalá. A l regresar de París Alfonso X I I I , en 1905, des- llevado e x á n i m e al salón principal del edificio, que
p u é s del atentado de la calle de R o h á n («Gajes del ofi- sirvió de c á m a r a ardiente, y la a p a r i c i ó n , en el balcón
cio, s e ñ o r P r e s i d e n t e » ) , se le obligó a subir desde la es- corrido, del Gobierno Provisional de la II República,
tación del Norte, por la plaza de San Marcial, Legani- el 14 de abril del 31, fasto inolvidable, porque no se
tos y Preciados para que el pueblo congregado en la olvida casi nada de lo que q u i s i é r a m o s borrar de la
Puerta del Sol le tributara cálido homenaje por su memoria aun a costa de un doloroso r e s t r e g ó n .
buena suerte y por su h o m b r í a . Claro está que Ama-
¡ Casa de Correos h i s t ó r i c a : doscientos a ñ o s nos con-
deo I, silencioso el público, y Alfonso X I I , aclamado
templan !
con fervor, atravesaron la Puerta del Sol cuando en-
traron en M a d r i d , nuevos reyes. E l entierro del tenor Federico ROMERO

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Jaime Marcjuet
y la
anticua Casa de Correos
de Madrid

Por Pedro Na vascués Palacio

L A CASA D E C O R R E O S Y L A P U E R T A D E L S O L edificio con cierta prestancia, una vez desaparecido el


Buen Suceso y las cercanas iglesias de la V i c t o r i a y
La Puerta del Sol no fue plaza hasta el siglo X I X , San Felipe el Real, se t o m ó como base para l a reforma
formando a n t a ñ o u n simple espacio libre ante la puerta urbana de la Puerta del Sol, llevada a cabo a mediados
o portillo del S o l , que p e r t e n e c í a a u n recinto desapa- del siglo X I X . L a idea básica en esta reforma, para la
recido ya en el siglo X V I . López de Hoyos dice que fue que se presentaron varios proyectos, fue la de aumen-
derribada la puerta en 1570 « p a r a ensanchar y desen- tar la superficie libre de la plaza, de modo que el ya
fadar tan p r i n c i p a l salida» (1). Durante los siglos X V I I entonces Ministerio de la G o b e r n a c i ó n , quedase m á s
y X V I I Í la calle de Alcalá y Carrera de San J e r ó n i m o en el centro, como presidiendo la plaza, y p r o c u r á n d o -
s e ñ a l a b a n la anchura m á x i m a de aquella «plazuela» le mayor perspectiva a su fachada. E l proyecto m á s r i -
donde convergían otras calles de menor importancia, guroso en este sentido fue el de Peyronnet (no apro-
constituyendo desde entonces u n punto de confluencia bado), que concibió la Puerta del S o l como una larga
e intenso tráfico. E l edificio m á s importante con que plaza rectangular con el edificio en c u e s t i ó n en el cen-
contaba aquel espacio abierto fue, hasta su demolición, tro de uno de sus lados mayores.
la iglesia del Hospital del Buen Suceso, siendo la ú n i c a C o m p á r e s e el cambio de fisonomía de la Puerta del
c o n s t r u c c i ó n que p o d í a ser vista con alguna perspecti- Sol con motivo de la c o n s t r u c c i ó n de la Casa de Co-
va, con la perspectiva que la vio el pintor Luis Paret rreos, según el plano de Texeira (2) que lleva fecha
en su conocida obra «La Puerta del Sol» del Museo de de 1656, el de T o m á s López de 1785 (3), y el de I b á ñ e z
L a Habana, firmada en 1773. S u reloj en lo alto de la Ibero de 1874 (4).
fachada a c o s t u m b r ó a los m a d r i l e ñ o s a fijarse en él
para cronometrar sus quehaceres. E n la plazuela se
levantaba la famosa fuente de la «Mariblanca». Todo
ello tenía u n aspecto provinciano y s i m p á t i c o , hasta E L ARQUITECTO JAIME MARQUET
que la c o n s t r u c c i ó n de la Casa de Correos puso una
nota grave, física y moral a la vez, en aquel rincón. Fí- La idea de la c o n s t r u c c i ó n de un establecimiento pa-
sica porque el edificio con su masa hizo desaparecer ra el Correo General concebida en tiempos de Fernan-
una serie de p e q u e ñ a s casas que p e r t e n e c í a n a las man- do V I , no sería realidad hasta el reinado de Carlos III,
zanas n ú m e r o s 205 y 206, y por otro lado su arquitec- siguiendo los proyectos del francés Jaime Marquct. A l
tura, debida a un extranjero, contrastaba enormemen- volver el Duque de Alba de su embajada en París, con
te con el vecino y castizo caserío. Nota t a m b i é n grave t r a l ó en Francia los servicios de Jaime Marquet oara
moralmente porque para evitar motines como el de arreglar el empedrado de las calles de M a d r i d . Mas en
Esquilache, el Conde de Aranda colocó una Guardia de la Corte, donde todo aquello que t e n í a signo francés
Prevención en aquel lugar. L a presencia de los uni- gozaba de un trato especial, Marquet m e d r ó mucho
formes y el c a r á c t e r á s p e r a m e n t e oficial del edificio bajo la personal p r o t e c c i ó n del rey Fernando V I . Mar-
dieron al traste con el primitivo encanto de la Puerta quet vino a sumarse así a la interminable serie de ar-
del S o l . tistas que contribuyeron a desnacionalizar nuestro arte
e s p a ñ o l a lo largo del siglo X V I I I . N o se conoce con
Andando el tiempo la Casa de Correos forzaría el exactitud la fecha de su llegada a E s p a ñ a , pero debió
actual estado de la Plaza, ya que siendo el ú n i c o de ser a mediados de siglo, pues los Duques de Alúa

Ayuntamiento de Madrid
utilizaron sus servicios en el palacio abulense de Pie-
d r a h í t a , donde al parecer intervino Marquet hacia 1755
(5). Más tarde, en 1758, según Llaguno, aparece traba-
jando en el Real Sitio de Aranjuez en calidad de ayu-
dante del gran arquitecto Bonavía, a quien h a b í a de
sustituir tras su muerte, en 1760, como Maestro y D i -
rector de Obras de Aranjuez. Se h a b í a producido allí
un fuerte incendio que obligó a levantar gran parte del
Real Sitio de nueva planta, siguiendo un estudiado
plan u r b a n í s t i c o en el que intervino Marquet, así como
en algunas casas particulares. Más importancia tuvo el
encargo, recibido el 15 de mayo de 1758, para hacer las
trazas de las Caballerizas y Casa de servidumbre de la
reina d o ñ a Isabel de Farnesio en el propio Aranjuez,
al separarse el servicio de é s t a del de la Casa Real (6).
Fernando V I debió de quedar contento con el trabajo
de Marquet ya que le n o m b r ó a c a d é m i c o de m é r i t o , as-
cendiendo el 29 de marzo de 1759 a director honorario
de la recién fundada Academia de Bellas Artes de San
Fernando. Ser director de la Academia era el cargo m á s
alto al que p o d í a aspirar un artista del siglo X V I I I .
Para Marquet con especial significación porque alcan-
zó a q u í lo que no h a b r í a s o ñ a d o obtener en su p a í s ,
donde t e n d r í a que competir con arquitectos de la talla
de Jacques-Ange Gabriel y de Soufflot. E n este mismo
a ñ o 1759, a ñ o en que muere Fernando V I , p r e s e n t ó
Ventura Rodríguez un proyecto al rey sobre la Casa de
Correos, según Schubert (7). Proyecto que no conoce-
mos y del cual nada volvemos a saber hasta que se
rechaza definitivamente para seguir el de Marquet a ñ o s
m á s tarde. E l caso no era nuevo n i en la vida profe-
sional de Ventura Rodríguez, n i en la vida artística
e s p a ñ o l a , que desde el establecimiento de los Borbo-
nes en el país favoreció a los artistas franceses e ita-
lianos, cumpliendo éstos los encargos regios de mayor
envergadura. Durante algunos a ñ o s q u e d ó en suspen-
so la c o n s t r u c c i ó n del edificio, d e s c o n o c i é n d o s e las
causas.
Marquet, que bajo Carlos III siguió disfrutando de
su envidiable puesto como director de las obras de
Aranjuez, c o n s t r u y ó allí entre tanto, y por cuenta del
Sitio, un teatro para que no careciese «de cuanto pue-
de disfrutarse en la Corte de Madrid» (8). E l teatro
levantado en la calle de San Antonio, en 1767, se ter-
m i n ó dos a ñ o s m á s tarde. Asimismo c o n s t r u y ó los de
E l Escorial y E l Pardo. E n 1768, rechazadas las tra-
zas de Ventura Rodríguez para la Casa de Correos, se
a c e p t ó el proyecto presentado por Marquet, siendo la la Casa de Correos no es en sí despreciable tampoco y,
obra de mayor e m p e ñ o en su vida de constructor. L a sobre todo, cuando cabe la sospecha de que se a l t e r ó
pugna entre Ventura Rodríguez y Marquet sobre este el proyecto de Marquet, ya que entre otras cosas falta
edificio dio pie al dicho «al arquitecto, la piedra; la el planteamiento de una escalera en consonancia con
casa, al e m p e d r a d o r » . E l l o indica que t r a s c e n d i ó al pue- la categoría del edificio, lo cual ha dado motivo a pen-
blo la existencia de los planos de Ventura Rodríguez, sar—sólo en el deseo de abrumar su obra en un mo-
así como la inferior categoría de Marquet, al que se mento de xenofobia a r t í s t i c a — q u e se le h a b í a olvidado
le llama « e m p e d r a d o r » , r e c o r d á n d o l e su primitivo ofi- trazar la escalera, como si esto fuera tan simple (10).
cio para el que fue t r a í d o a E s p a ñ a . Se levantó sobre parte de las manzanas n ú m e r o i
205 y 206, derribando para ello un total de v e i n t i t r é s
casas, que según la P l a n i m e t r í a General llevada a cabo
LA CASA D E CORREOS. D E S C R I P C I O N a mediados del siglo X V I I I , las h a b í a comprado el rey
para la «obra de Correos» (11) Su planta es rectan-
E l edificio ha sido objeto de las m á s duras críticas gular con dos patios p o r í i c a d o s . en torno a los cuales
ya desde antiguo, exceptuando alguna m á s comprensi- se abren las distintas dependencias. Exteriormente lle-
va como la de Mesonero Romanos que ve en él «cierta va un zócalo en piedra sobre el que se levantan los
elegancia y o r d e n » (9). Estamos de acuerdo con que tres pisos, a g r u p á n d o s e en un primer cuerpo la plan-
no puede compararse con la arquitectura de los Bo- ta baja y entresuelo, y ocupando el segundo la planta
navía, Sabatini, Ventura Rodríguez o Villanueva, pero noble o principal. Esta d i s t r i b u c i ó n horizontal remata-

os

Ayuntamiento de Madrid
boca pesadas argollas, repitiendo una solución muy
frecuente en la arquitectura de este momento. U n fron-
t ó n triangular que lleva en su interior el escudo real,
leones y trofeos, remata este cuerpo central. E n los
extremos de la fachada, cuyas esquinas e s t á n suaviza-
das por un chaflán redondeado, se ve el mismo apa-
rejo p é t r e o , r e d u c i é n d o s e el almohadillado a unas ca-
denetas verticales que ganan la altura correspondien-
te al piso bajo y entresuelo. Sobre el balcón alto en-
contramos de nuevo el tema de la guirnalda. E n los
lienzos intermedios de la fachada se repiten m o n ó t o n a -
mente los vanos, que en el piso principal y entresuelo
se defienden con t í m i d o s balconcillos de poco vuelo.
Unos recuadros lisos en lo alto responden a los que
llevan guirnaldas. E l aparejo de piedra lisa que señala
la embocadura de los vanos con sencillísimas moldu-
ras, alterna con el ladrillo de los p a ñ o s intermedios.
E n las fachadas laterales se repite idéntica composi-
ción, exceptuando el cuerpo central que no existe en
ellas, y l a puerta de servicio que se abre en un extremo
de la fachada de la calle del Correo. Sobre la cornisa
corre un antepecho que r i m a en su aparejo mixto de
ladrillo y piedra con el resto de la fachada. Este an-
tepecho, que evita se vean los tejados, se suprime en
la fachada de la calle de San Ricardo.

E l interior, hoy muy alterado por las continuas re-


formas, no deja ver su aspecto primitivo. Los dos pa-
tios llevan en sus cuatro frentes gruesos pilares (13)
sobre los que descansan arcos de medio punto con un
despiece análogo a l de la fachada. Ambos patios for-
man en realidad un patio ú n i c o partido por una cru-
jía abierta a aquellos. Los á n g u l o s de ese «único»
patio llevan chaflanes. L a escalera del edificio no fue
la proyectada por Marquet. por razones que descono-
cemos, pero que deben estar relacionadas con las re-
formas efectuadas para acomodar a una g u a r n i c i ó n
en su interior.
N o sabemos c ó m o a n d a r í a n las obras cuando Mar-
quet m u r i ó el 23 de noviembre de 1782, pero la eviden-
te unidad de estilo indica que si no estaban termina-
das, les faltaría muy poco. Unicamente se plantea una
duda en la fachada posterior que no concuerda con el
resto del edificio, dando la i m p r e s i ó n de que o no se
t e r m i n ó o se r e f o r m ó m á s tarde, cegando incluso una
puerta que estaba alineada con la crujía que divide los
patios y la puerta principal, tal y como aparece en el
da por una cornisa se repite en las tres fachadas co- plano de I b á ñ e z Ibero, y d e s p l a z á n d o s e hacia uno de
rrespondientes a la Puerta del Sol, Calle del Correo y los extremos de dicha fachada.
de Carreteras, mientras que en la posterior de San R i - En cuanto al estilo de la Casa de Correos es difícil
cardo se interrumpe y resume en una sencilla fachada relacionarlo con el neoclasicismo c o n t e m p o r á n e o , pese
de ladrillo con simples ventanas y sin i n t e r é s alguno. a que indudablemente tiene una tendencia y detalles
L a fachada principal tiene una c o m p o s i c i ó n vertical a clasicistas. Encaja mejor, como dice Chueca (14), con
base de tres cuerpos de piedra que imperceptiblemen- el estilo Luis X V que contrasta enormemente con la
te avanzan sobre la fachada y que corresponden al cen- plástica italiana de este momento. C o m p á r e s e la Casa
tro y extremos de la misma. E l del centro señala el de Correos con la vecina Casa de la Aduana de Sabati-
eje principal del edificio, a b r i é n d o s e en él la puerta de ni (hoy Ministerio de Hacienda), en la calle de A l -
ingreso con arco de medio punto que muestra un al- calá, terminada en 1769, y se verá el modo tan distin-
mohadillado y el despiece a « m o n t a c a b a l l o » de sus to de sentir las formas neoclásicas por un arquitecto
dovelas (12). U n m a s c a r ó n en la clave del arco repre- francés y un italiano.
senta a H é r c u l e s con la piel de león. Sobre la puerta
un balcón corrido abarcando los tres huecos que ilu- ANTONIO PRIMO Y LA ESCULTURA D E LA
minan la estancia principal de la planta noble, corres- CASA D E C O R R E O S
pondiendo a cada uno de ellos en lo alto una guirnal-
da en un recuadro. Dicho balcón con bellos hierros, Junto con Marquet t r a b a j ó el escultor Antonio Pri-
vuela sobre cuatro cabezas de león que portan en la mo, autor de las figuras y relieves del frontón, mas-

Ayuntamiento de Madrid
c a r ó n sobre l a entrada, guirnaldas y cabezas de león. los relojes p ú b l i c o s . . . , se atengan exactamente a la
Primo fue un modesto escultor de origen andaluz, na- señal reguladora, a cuyo fin es voluntad de S. M . la
cido en A n d ú j a r en 1735, pero que vino a M a d r i d don- reina—Isabel II—(q. D. g.) que V . E . adopte las dis-
de c u r s ó estudios en la Academia de San Fernando. posiciones oportunas hasta conseguir la desaparición
Dice Ceán que por «su aplicación y falta de medios de una falta de uniformidad ya indisculpable en este
para e s t u d i a r » , se le concedió una p e n s i ó n en 1754 de punto. Y como las irregularidades que pudieran no-
cuatro reales diarios, p e n s i ó n que d i s f r u t a r í a bajo la tarse en el reloj fijado en la fachada de este ministerio
dirección en sus estudios de otro francés, Robert M i - son las primeras que es preciso evitar...» (19). Las
chel, profesor de la Academia y autor de parte de l a facturas de arreglos y composturas son interminables,
escultura de la Fuente de la Cibeles (15). Antonio Pri- d e c i d i é n d o s e sustituir el reloj por otro regalado por
mo, formado en la Academia y con u n profesor fran- Losada, que h a b í a abierto su establecimiento como re-
cés, era el escultor indicado para hacer los relieves de lojero en Londres. Se p e n s ó en trasladar el anterior
la Casa de Correos, a m o l d á n d o s e y siguiendo las ins- a la Casa de la P a n a d e r í a , donde el existente andaba
trucciones de Marquet. Con anterioridad a este traba- a ú n peor (20). E n aquel a ñ o el Buen Suceso r e c l a m ó
jo, Primo obtuvo en 1760 una pensión de la Academia las campanas que eran de su propiedad para instalar-
para estudiar en Roma, donde p e r m a n e c i ó seis a ñ o s , las en la torre de su nueva iglesia, levantada en la Mon-
al cabo de los cuales r e g r e s ó a M a d r i d , ingresando en t a ñ a del Príncipe Pío por el arquitecto Ortiz de Villa-
la Academia como individuo de m é r i t o . Fue entonces jos (en la calle llamada hoy de la Princesa). E n 1867,
cuando esculpió la d e c o r a c i ó n de la Casa de Correos. se colocó el reloj de Losada en u n castillejo sobre el
Otras obras suyas que muestran el mismo gusto acadé- que luego se l e v a n t a r í a el templete que cobija la fa-
mico algo frío, son los bajorrelieves para la iglesia del
mosa bola.
Convento de la E n c a r n a c i ó n , la Fuente de la Alcachofa
que e j e c u t ó en c o l a b o r a c i ó n con Alfonso Vázquez, o P. N . P.
Bergaz como escribe Ponz (16), y la fuente del Casino
del rey en E l Escorial, que representa a un n i ñ o con
un cisne. Primo m u r i ó en 1798. N O T A S

(1) Conde de Casal, «La Puerta del Sol», en Exposición del


Antiguo Madrid. Catálogo General Ilustrado. Madrid, 1926; pá-
R E F O R M A S Y AÑADIDOS gina 161.
(2) Teixeira, Plano de Madrid, 1656, hoja n ú m . 13.
(3) «Plano geométrico de Madrid dedicado y presentado al
Marquet nos d e j ó un edificio que, con el tiempo, en ray nuestro señor don Carlos III por mano del Excmo. señor
el siglo X I X , iba a sufrir una serie de reformas y aña- Conde de Floridablanca..., su autor don Tomás López, geógrafo
didos que gozaron de m á s popularidad que la propia de S. M...» Madrid, 1785.
c o n s t r u c c i ó n , como o c u r r i ó con el reloj que se colocó (4) Plano de Madrid, por Ibáñez Ibero, 1784.
(5) Tormo, Elias, «Excursión colectiva a Arenas de San Pedro,
sobre el frontón, y que dicho sea en honor a la verdad Candeleda, Trujillo...», en Boletín de la Sociedad Española de
estropea y resta c a r á c t e r al edificio. Excursiones, 1928; pág. 145.
(6) Llaguno y Amírola, Eugenio. «Noticias de los arquitectos
Con anterioridad al reloj, se levantó en 1848, sobre y arquitectura de España.» Madrid, 1829. T. IV, cap. X X V , pá-
una de las cubiertas, la torreta para el telégrafo ópti- gina 277.
co que comunicaba con el del cuartel de guardias, y (7) Schubert, Otto. «Historia del Barroco en España.» Madrid,
que se q u i t ó al sustituirlo por el eléctrico (17). Más 1924; pág. 426.
adelante, al derribarse la iglesia del Buen Suceso, que (8) Alvarez de Quindos y Baena, Juan Antonio. «Descripción
histórica del Real Bosque y Casa de Aranjuez.» Madrid, 1804;
tenía en lo alto de la fachada un reloj, se propuso al
página 269.
Ayuntamiento, en 1855, trasladar al ya Ministerio de (9) Mesonero Romanos, Ramón de. «Manual histórico-topo-
G o b e r n a c i ó n , que c o m p a r t í a el establecimiento con las gráfico administrativo y artístico de Madrid.» Madrid, 1844;
oficinas de Correos, Telégrafos y la Guardia de Pre- páginas 219-220.
vención, el reloj y campanas de la desaparecida igle- (10) Madoz, Pascual. «Diccionario Geográfico-Estadístico-His-
tórico.» Madrid, 1847. T. X , páginas 747-748.
sia (18). Dicho reloj lo h a b í a comprado M a d r i d en 1849
(11) Molina Campuzano, Miguel. «Planos de Madrid de los
a don T o m á s de Miguel por 40 000 reales, m á s 5.033 que siglos X V I I y XVIII.» Madrid, 1960; página 760, n ú m e r o 1.036.
c o s t ó el marco tallado y dorado hecho por Luis Orts (12) No tiene «triple entrada» como dice Schubert, ob. cit.
para la esfera principal. E n 1855, Juan J o s é S á n c h e z páginas 426427.
Pescador, arquitecto municipal, hizo un presupuesto de (13) Se trata de pilares y no de columnas, como escribe
los gastos para la colocación del reloj y campanas, en Schubert en la obra y páginas citadas.
(14) Chueca Goitia, Fernando. «Arte de España. Madrid y
los que se incluye el castillejo y c e r r a z ó n de la torre, Sitios Reales.» Barcelona, 1958; página 56.
c a r p i n t e r í a , vidrio, plomo, etc., que sumaba un total (15) Ceán Bermúdez, J . A. «Diccionario histórico de los m á s
de 25.400 reales de vellón. Terminada la obra, se en- ilustres profesores de las Bellas Artes en España.» Madrid,
t r e g ó la madera sobrante para la c o n s t r u c c i ó n del puen- 1800. T. IV, página 128.
te sobre el Manzanares, que por entonces se llevaba a (16) Ponz, Antonio. «Viaje de España.» E d . Aguilar, Madrid,
1947; página 419. Cf. también Rincón Lazcano, José. «Historia
cabo frente a la ermita de San Antonio de la Florida. de los Monumentos de la Villa de Madrid.» Madrid, 1909, pá-
gina 471.
E l reloj no debía de funcionar bien cuando en di-
(17) Fernández de los Ríos, A . «Guía de Madrid.» Madrid,
ciembre de 1856, el M i n i s t r o de G o b e r n a c i ó n recibe una 1876; páginas 263-265.
carta que dice así: « E s t a b l e c i d o como se halla desde (18) Ms. del Archivo de la Secretaría del Ayuntamiento (sig.
el uno del actual en la torre telegráfica situada en el 4-175-104). Una carta firmada por un tal Chavarri hace esta pe
edificio que ocupa este ministerio un aparato que pues- tición al Ayuntamiento Constitucional de Madrid, con fecha
del 21 de marzo de 1855. E n el mismo legajo se recogen los
to en c o m u n i c a c i ó n eléctrica con el Observatorio As-
datos reseñados a continuación.
t r o n ó m i c o de M a d r i d marca con toda precisión el me- (19) Ms. Arch. Secr. Ayuntamiento (sig. 4-175-106).
dio día del tiempo medio, se hace necesario que todos (20) Ms. Arch. Secr. Ayuntamiento (8-19-62).

Ayuntamiento de Madrid
LOS ABASTOS DE MADRID
Y E L MOTIN D E ESQUILACHE

Por ENRIQUE PASTOR MATEOS

Dentro de la m á s vulgar Filosofía


ocupa un lugar destacado el cono-
cido aforismo «la Historia se repi-
te». N i vamos a analizarlo n i a dis-
cutirlo, n i a d e s e n t r a ñ a r su alcance
ni su sentido. Vamos, simplemente,
a ilustrarlo con unos hechos que no
parecen carecer de actualidad, a pe-
sar de haber transcurrido hace aho-
ra dos siglos.

Tengo entre mis manos una obra


para la cual parece inventada esa
palabra tan gráfica y expresiva, que
es mamotreto. Dos hermosos volú-
menes encuadernados en pergamino,
como tantos del siglo X V I I I . Se tra-
ta de un in-folio que si tuviera pagi-
nación seguida, alcanzaría un guaris-
mo por encima de las 1.400. L a bella
tipografía y la elegante d i s t r i b u c i ó n
de sus p á g i n a s — e s t á compuesto «en
la Oficina de Don Antonio Sanz, im-
presor del Rey Nuestro S e ñ o r y su
Real Consejo»—no consiguen hacer
ligera su lectura. Se trata de un Me-
morial en el que se da cuenta ¡ resu-
mida! de las providencias y actua-
ciones del Consejo Real junto con
las del Ayuntamiento de la V i l l a y
Corte, para regular el abastecimien-
to de la capital y muy especialmen-

Ayuntamiento de Madrid
respeto hacia una época en la cual
no existía todavía, el silencio admi-
nistrativo.

Un ejemplo puede ser alecciona-


dor, la Real Orden de entrega del
Pósito a M a d r i d firmada por el Se-
cretario de Hacienda don M'guel de
Muzquiz, está fechada en San Ilde-
fonso el día 13 de agosto de 1766.

E l Consejo ya la h a b í a recibido
el 14, y ese mismo día en r e u n i ó n
plenaria acordaba c o m u n i c á r s e l a al
corregidor. Malos días p a r e c í a n ser
el 15 y el 16 en que había que cele-
brar, como era lógico, la festividad
de la Virgen y la no menos sonada
de San Roque y peor a ú n el 17, que
aquel a ñ o caía en domingo. Pero el
caso es que con fecha 17 la Comi-
sión de Abastos h a b í a ya conocido la
citada Real Orden, deliberado so-
bre ella y producido una Represen-
tación que con esa fecha se r e m i t i ó
a S. M . por intermedio del citado
don Miguel Muzquiz. E n ella se ha-
cían diversas propuestas relaciona-
das con el abasto de pan a M a d r i d
y la a d m i n i s t r a c i ó n del Pósito.

A s o m b r é m o n o s de la rapidez con
que actuaron los citados organis-
mos: E l secretario de Hacienda de
S. M . , hubo de recibir el documento
el 18 por la m a ñ a n a y ese mismo día
lo r e m i t i ó al Consejo e n c o m e n d á n -
dole el asunto y d á n d o l e instruccio-
nes que e n t r a ñ a b a n en gran parte
te para mantener el alza de los pre- Lo primero que nos admira es la una negativa para las pretensiones
cios de los a r t í c u l o s de primera ne- actividad incansable e indudable efi- del Ayuntamiento. E l 19, el Consejo
cesidad y mayor consumo. T a l vez cacia de una burocracia incipiente. transmite al Ayuntamiento tan poco
no me h a b r í a llamado tanto la aten- N o decimos que nos sorprende por- grata respuesta y el 20, la Comisión
ción este Memorial si no hubiera que el siglo X V I I I nos ha dejado Municipal de Abastos se afirmaba en
sido por las fechas de las disposi- abundantes muestras de su inagota- sus ¡interiores argumentos.
ciones que contiene, comprendidas ble laboriosidad, pero ciertamente,
entre el 28 de marzo de 1766 y el cada vez que nos enfrentamos a al- P e r d ó n e m e el lector esta atrope-
20 de mayo de 1768, es decir, hace g ú n tema con ella relacionado expe- llada sucesión de fechas que no deja
ahora doscientos años. rimentamos la misma sensación de de ser interesante, porque es el caso

Ayuntamiento de Madrid
que a ú n podemos continuarla. E l 21 literatura á r i d a y estereotipada, esta el elogio como economista y hombre
pide el Consejo informe al fiscal, t e m á t i c a cotidiana y vulgar, tanta de gobierno. Político, a la altura de
don Pedro R o d r í g u e z de Campoma- fórmula jurídica, tanta actuación su época, con las virtudes y defectos
nes. Este firmó su informe el 22 y el corporativa, tanta complejidad en el que caracterizan a ésta, se nos ofre-
mismo día 22 t o m ó acuerdo el Con- desarrollo de los acontecimientos, ce lleno de ideas fecundas para
sejo conforme con el parecer del lis- llena de reiteraciones e incisos, de- nuestra patria, abarcando en su mul-
cal y en esa misma lecha lo r e m i t i ó jan sin embargo a salvo la grata per- tiforme actividad una variedad
al Ayuntamiento. sonalidad de los diversos individuos asombrosa de temas.
que en él intervienen. Probos regi-
Hacemos gracia de posteriores in-
Y a hemos dicho que las actuacio-
dores, muchos de ellos titulados,
cidencias, pero no ha dejado de sor-
nes a que se refiere el Memorial, se
honrados peritos, avispados nego-
prendernos el ajetreo de esos diez
inician el 28 de marzo de 1766. Los
ciantes se mueven a lo largo del Me-
días, dos de ellos festivos, en que los
conocedores de nuestra H i s t o r i a no
morial bajo la mirada vigilante y
papeles viajaban dos veces del Pa-
pueden pasar por alto esta fecha. E l
sagaz de uno de los hombres m á s
lacio de la Granja a M a d r i d y una
día 23 de este mismo mes y a ñ o , día
de M a d r i d al Real Sitio, llegan tres notables del siglo: el i l u s t r í s i m o se-
en que se celebraba la festividad del
veces al Ayuntamiento de la V i l l a y ñ o r don Pedro Rodríguez Campoma-
Domingo de Ramos, se produjo en
pasan en cuatro ocasiones por el nes, a la sazón fiscal del Consejo y
M a d r i d una revuelta que si bien ha
Consejo sin contar las variadas re- de la C á m a r a .
pasado a la Historia con el nombre
uniones y escritos que se producen.
Este ilustre asturiano ha sido es- de m o t í n , los c o n t e m p o r á n e o s llega-
¡ Todo a pesar de los calores estiva-
pecialmente discutido por lo que sus ron a pensar que era el comienzo de
les! Mucha burocracia, ciertamente;
ideas afectaban a la religión. Fue en una revolución. Los m a d r i l e ñ o s cen-
quizá excesiva, pero, en honor a la
E s p a ñ a uno de los m á s serios y deci- traron todas sus iras contra el mi-
verdad, r á p i d a y expeditiva.
didos partidarios del regalismo. Pe- nistro m a r q u é s de E s q u i l a d l e y se
Segunda o b s e r v a c i ó n . Esta activi- ro dejando aparte este viejo y en dieron por contentos con su destitu-
dad rigurosamente oficinesca, esta parte caduco pleito, merece sin duda ción. E l m o t í n de E s q u i l a d l e , una

Ayuntamiento de Madrid
de las p á g i n a s m á s interesantes y a
la ve? m á s oscuras de nuestra Histo-
ria, fue el resultado de la conjura-
ción de muy diversas causas y pro-
dujo t a m b i é n los m á s diversos efec-
tos. A d m i r a la rapidez y la discre-
ción con que el Rey Carlos III supo
realizar los cambios estrictamente
necesarios para aplacar los á n i m o s
de los exaltados, sin modificar en el
fondo su línea política.

Entre los motivos de descontento


no era el menor la deficiencia de los
abastos. Desde 1760 las cosechas ha-
bían sido malas a causa de una se-
quía pertinaz y esto traía aparejado
el doble problema de la escasez y
de la carestía.

El Viernes Santo, apenas apaci-


guado el m o t í n , resolvía el Rey su-
p r i m i r la Junta de Abastos de Ma-
drid, creada unos a ñ o s antes, devol-
viendo a la V i l l a , es decir, a su Ayun-
tamiento, el cuidado de los mismos,
medida cuya popularidad se daba
por descontada. Pero pocos días m á s
tarde, el 7 de abril, y con m á s cal-
ma se h a c í a ' ver al corregidor lo l i -
mitado de sus atribuciones y el de-
seo de S. M . de que no se hiciesen
grandes novedades, las cuales, por
otra parte, h a b í a n de ser aprobadas
por el Consejo. Cuatro días m á s tar-
de, en una nueva Real Orden en for-
ma m á s explícita todavía, se reitera-
ban estos mismos criterios y en una
tercera Real Orden, fechada al día
siguiente de la anterior, se lee tex-
tualmente esta expresiva frase: «En
quanto a no alterar V . S. el metho-
do, que observaba la Junta ultima-
mente extinguida, puede V . S. hacer
lo que crea m á s o p o r t u n o . »

E l corregir de M a d r i d , don Alon-


-J
so Pérez Delgado, que h a b í a iniciado
con la premura que el caso r e q u e r í a

Ayuntamiento de Madrid
las gestiones obligadas para hacerse
cargo de tan importante cometido,
y que h a b í a visto ya desautorizadas
sus primeras iniciativas, p l a n t e ó al
Ayuntamiento el día 14 la necesidad
de nombrar una comisión que junto
con el procurador síndico general
don J o s é de Pinedo, y los dos secre-
tarios de la C o r p o r a c i ó n , le asistie-
sen en la a d m i n i s t r a c i ó n de los
Abastos. Fueron los elegidos don Ra-
m ó n Sotelo, don Julián Moret, don
Antonio Moreno y don Manuel Par-
do. Esta que p o d r í a m o s titular nue-
va Junta de Abastos, h a b r í a de hacer
frente a grandes dificultades y no
iba a ser la menor el que el Consejo
se negase a reconocer su persona-
lidad.

Hay que a d m i t i r que la herencia


de la fenecida Junta de Abastos no
era pingüe. E n su pasivo figuraba
una deuda de veintiún millones se-
tenta y siete m i l cuatrocientos seten-
ta y dos reales, cifra verdaderamen-
te exorbitante para la época. Pero
a ú n siendo grave una situación fi-
nanciera tan precaria, h a b í a aspec-
tos que p o d í a n producir a ú n mayor
preocupación.

Una política de c o n t e m p o r i z a c i ó n
con la revuelta popular h a b í a acon-
sejado repetidas reducciones en los
precios que h a b í a n culminado en las
concedidas durante las tumultuosas
jornadas de Semana Santa. Aunque
durante los meses de mayo y junio,
el Rey, una vez restablecido el orden
y resuelto el incidente, h a b í a revo-
cado muchas de las disposiciones
anteriores, por considerarlas arran-
cadas por la fuerza, ni el Ayunta-
miento n i el Consejo consideraron
oportuno que las medidas relaciona- Los grabados que ilustran este artículo
das con los abastos sufrieran varia- pertenecen a la colección del Museo
Municipal de Madrid
ción.

Ayuntamiento de Madrid
T a m b i é n es verdad que las nece- Turgot publicaba ese mismo a ñ o de
sidades del vecindario eran muy re- 1766 sus Reflexions sur la formation
ducidas. E l abasto de pan ocupaba et la dislribulion des richesses. La
un p r i m e r plano indiscutible, calcu- originalidad de nuestro compatriota
l á n d o s e en m á s de 65.000 fanegas de es indudable.
trigo lo que M a d r i d c o n s u m í a en un
Insiste en varias ocasiones, aun-
mes. E n un segundo lugar quedaba
que incidentalmente, sobre la impor-
el abasto de carne. Para hacernos
tancia de la agricultura y la necesi-
una idea de lo que éste s u p o n í a po-
dad de su fomento y desarrollo, pe-
demos dar el dato de que los días
ro la idea principal que mantiene a
15, 16 y 17 de octubre de 1766, entre
p r o p ó s i t o del abasto de M a d r i d , es
los cuales estaba incluido un vier-
el de la libertad de comercio que ya
nes, día en el cual el consumo era
h a b í a tenido ocasión de implantar al
mucho menor, se despacharon en
declarar libre el comercio de granos
M a d r i d incluyendo conventos, hospi-
en el Reino, el 11 de junio de 1765,
neros con 33.575 libras de carne y
y en el que insistirá a ú n con m á s én-
41 vacas con 13.741.
fasis, cuando el 16 de junio de 1767
Los restantes a r t í c u l o s de consu- extienda este r é g i m e n de libertad a
mo en M a d r i d t e n í a n menor impor- todos los productos agrícolas.
tancia. E l bacalao, especialmente uti-
Los regidores encargados del abas-
lizado en viernes y vigilias, el cerdo,
to de M a d r i d formados en la tradi-
tocino fresco y salado y el aceite
ción española, se inclinaban a reali-
ocuparon en particular al Ayunta-
zar su cometido por a d m i n i s t r a c i ó n ,
miento.
a efectuar sus compras «con sigilo»
U n tercer tipo de dificultades hu- y a realizar las ventas protegidos por
Otros tres a r t í c u l o s no comesti-
bo de derivarse del hecho de que el monopolio. De esta forma arbitra-
bles hubieron t a m b i é n de ser obje-
M a d r i d y especialmente su Ayunta- ban el medio de conseguir rentas su-
to de su desvelo: el c a r b ó n , el ja-
miento no estuviesen debidamente ficientes para proveer a sus gastos,
bón y las velas.
preparados para hacer frente a ta- pagar las deudas y obtener ganan-
rea de tanto e m p e ñ o . M a d r i d t e n í a Desde el primer momento se ob- cias suficientes para hacer frente a
entonces m á s de 150.000 habitantes, serva un profundo antagonismo en- posibles eventualidades.
cifra tomada del Censo de Florida- tre las opiniones del Consejo, que
E r a evidente, que por este proce-
blanca publicado veinte a ñ o s des- son las de su fiscal Campomanes,
dimiento no p o d í a n evitarse los ma-
pués, pero basado en los trabajos y las del Ayuntamiento.
les que llevan aneja la rutina y so-
que durante estas lechas se realiza-
Campomanes aprovecha todas las bre todo quedaban los precios a su
ron por orden del conde de Aranda
ocasiones que se presentan para ex- único arbitrio.
y en los que tuvo una parte notable
poner sus ideas e c o n ó m i c a s y pro-
el m a r q u é s de la Ensenada. Aunque Para desgracia de la Comisión de
pugnar medidas que en el ambiente
la p r o p o r c i ó n entre la p o b l a c i ó n ur- Abastos la elevación de precios no
de la época resultan indudablemen-
bana de M a d r i d y la de su provin- era posible sin mediar acuerdo del
te nuevas y sorprendentes.
cia e incluso la p r o p o r c i ó n entre Consejo. E l voluminoso expediente
aquélla y la total de E s p a ñ a , daba Las ideas del ilustre economista que nos ocupa se origina precisa-
un cociente muy inferior a la ac- español son semejantes a las de la mente cuando el 12 de septiembre
tual, los medios con que se contaba escuela que se conoce con el nom- de 1766 la, tantas veces citada, Co-
para abastecer una población tan bre de fisiócratas. Observemos, de m i s i ó n de Abastos eleva al Consejo
populosa, eran sumamente primi- paso, que Quesnay h a b í a publicado una extensa R e p r e s e n t a c i ó n pidien-
tivos. su Tablean économique en 1758 y do una elevación general de precios.

Ayuntamiento de Madrid
Entre los testimonios aducidos fi- puestos a poner en juego su fortuna, A t r a v é s de esta profunda litera-
guran algunos datos que no dejan a veces hipotética, para realizar el tura administrativa, no podemos de-
de ser interesantes. Indudablemente t a m b i é n h i p o t é t i c o negocio de abas- cir que quede ciertamente aclarada
las mayores p é r d i d a s se p r o d u c í a n tecer M a d r i d . A los artesanos no los la cuestión de las responsabilidades,
en la venta de la carne; cada res consideraban aptos n i por sus cau- pero se logran otras dos finalidades
vacuna que se vendía p r o d u c í a una dales ni por sus luces para empre- que tal vez no estuvieron presentes
p é r d i d a de 118 reales y 15 marave- sas de tal envergadura. en quienes i m p r i m i e r o n el Memo-
dís. Pero si analizamos el detalle, r i a l : transmitirnos reunidos y orde-
Campomanes no consigue desva-
tales, rastro y plazuelas, 1.443 car- nados una colección de preciosos
necer objeción de tanta monta, an-
observaremos que esta p é r d i d a era datos de gran valor h i s t ó r i c o sobre
tes bien deriva su argumentación
inferior a los impuestos que la gra- la vida e c o n ó m i c a e s p a ñ o l a del si-
achacando a ocultos intereses el
vaban. Sólo las sisas reales y munici- glo X V I I I y poner de relieve los cri-
mantenimiento de u n sistema que
pales a s c e n d í a n a 130 reales, a los
c o n s i d e r a defectuoso, criticando terios, sin duda «ilustrados», origi-
que h a b í a que sumar los derechos
d r á s t i c a m e n t e lo excesivo de los gas- nales y progresivos y la actividad in-
de alcabalas y cientos que importa-
tos de a d m i n i s t r a c i ó n , la incompe- cansable de los hombres que gober-
ban 17 reales y 17 m a r a v e d í s , es de-
tencia de algunos administradores, naban M a d r i d y E s p a ñ a hace dos
cir, un total de 147 reales y 17 ma-
la mala política de las compras, la siglos.
ravedís, que representan m á s del
escasa vigilancia de las actuaciones,
22,5 por 100 del importe total de la
el poco rigor de las cuentas y sobre
res.
todo, de una manera particular, lo
E N R I Q U E PASTOR MATEOS
La Representación del Ayunta- que s u p o n í a de comodidad y de de-
miento dio pie al fiscal del Consejo sidia el sistema que se propugnaba. Director de las Bibliotecas
para criticar duramente los princi- y Museos Municipales
Durante dos años, la insistencia
pios en que se basaba la política
del fiscal obligó a la Comisión de
municipal y para insitir en su ideas
Abastos a una actividad continua
ciertamente precursoras del libera-
que r e d u n d ó indudablemente en fa-
lismo e c o n ó m i c o .
vor de la a d m i n i s t r a c i ó n , pero fue
E n multitud de ocasiones insiste incapaz de hacer variar el sistema
en que los abastos de M a d r i d se ha- ni de evitar la subida de los precios.
gan por contrata, en que se oiga a E l 12 de octubre de 1766 un auto
los gremios interesados, en que se del Consejo confería permiso al
den oportunidades a los negocian- Ayuntamiento para subir dos cuar
tes, en que las condiciones que se tos en libra de vaca y otros dos en
impongan a los contratistas no en- la de carnero.
trañen ningún privilegio y menos
E r a ésta una primera concesión y
monopolio.
no iba a ser la ú l t i m a . L a carrera de
Para el Ayuntamiento el mayor los precios h a b í a comenzado y a
o b s t á c u l o para adoptar estas medi- fines de 1767 afectados por la subida
das estribaba en la falta de capita- otros a r t í c u l o s , especialmente el pan,
les, m a l éste que a q u e j ó sin duda a Campomanes obligaba al Ayunta-

la e c o n o m í a e s p a ñ o l a a lo largo de miento a i m p r i m i r a su costa los vo-

toda su historia. A pesar de que ta- luminosos expedientes que con este

les tratos se h a b í a n declarado com- motivo se h a b í a n formado: su fina-

patibles con la nobleza, son hombres lidad era, evidentemente, justificar

oscuros los escasos individuos dis- al Consejo y justificarse a sí mismo.

Ti

Ayuntamiento de Madrid
HACE CINCUENTA
LA HEMEROTECA

1916 ^r
'a a c a l (
^ de M a d r i d el e de la profesión p e r i o d í s t i c a . Sólo p a r e c i ó conmover a los sucesivos
2.xcelentísimo s e ñ o r don diez días d e s p u é s , el 28 de octubre, Concejos municipales, los cuales, es-
M a r t í n Rosales, duque de Almodó- el gran poeta sevillano y archivero timulados, a d e m á s , por la decisiva
var del Valle, y secretario general bibliotecario don Manuel Machado p r o t e c c i ó n a la Hemeroteca de don
del Concejo don Francisco Ruano —que se h a r í a cargo poco d e s p u é s Francisco Ruano, votaron cantida-
Carriedo, y director de la Biblioteca de la d i r e c c i ó n de la Biblioteca M u - des modestas, aun para aquellos
M u n i c i p a l , don Ricardo Fuente Asen- nicipal—escribió en El Liberal, de tiempos, en pro del enriquecimien-
sio. E l 25 de agosto de 1916, dicho M a d r i d , un a r t í c u l o laudatorio de l a to de aquélla, tanto en sus fondos
s e ñ o r alcalde presidente p r e s e n t ó al Hemeroteca (luego recogido en su como en sus instalaciones. Y no mu-
Consejo pleno del Ayuntamiento una libro Día por día de mi calendario), cho d e s p u é s , é s t a s ya eran insufi-
m o c i ó n para la f u n d a c i ó n de la He- del que copio algunos p á r r a f o s : «Se cientes para a q u é l l a s . E n l a prima-
meriteca M u n i c i p a l . L a m o c i ó n que- i n a u g u r ó el s á b a d o la Hemeroteca vera de 1922 q u e d ó instalada—la par-
d ó aprobada por unanimidad. ¡Ah!, M u n i c i p a l . Periódicos, diarios, sema- te h i s t ó r i c a y m á s valiosa—la Heme-
y algo m á s raro: sin discusión. narios, revistas, diccionarios, libros, roteca en la n o b i l í s i m a y bella casa
Durante dos a ñ o s , de octubre de manuales, g u í a s . . . Se a b r i ó el sába- del siglo X V I I , con detalles a ú n m á s
1916 a octubre de 1918, fueron reali- do, y hoy lunes me dice Ricardo remotos, de la Plaza de la V i l l a , nú-
zadas las obras necesarias en varias Fuente, el docto bibliotecario muni- mero 3.
salas de la tercera Casa Consistorial cipal, que el p ú b l i c o de lectores lle-
o de C a r n i c e r í a — e n l a Plaza M a - na el amplio local de bote en bote y 1922 ^ e r e o r
S ' °' a n z
" e n s u a m

yor—, para que en ellas pudieran que hay que echar gente fuera por pliación, la Hemeroteca.
aposentarse con decoro los primeros falta de espacio. Que c o m p r e n d í a varias secciones i n -
fondos p e r i o d í s t i c o s , todos ellos im- — Y e s o — a ñ a d e alegremente—que dependientes entre sí: Dirección, Pu-
p o r t a n t í s i m o s , que p r o c e d í a n de l a algunos e s t á n leyendo de pie. blicaciones m a d r i l e ñ a s , Publicacio-
Biblioteca M u n i c i p a l (entonces en la «Todo lo que se dice de la indife- nes de provincias y Publicaciones del
plaza del Dos de Mayo) y del Archi- rencia de nuestro pueblo, de su fal- extranjero. E l p ú b l i c o lector q u e d ó
vo de V i l l a (en la segunda Casa Con- ta de lectura, de su desamor al estu- atendido en dos salones: el m á s am-
sistorial, o de P a n a d e r í a ) de l a Pla- dio, es una mentira m á s o menos plio, para la lectura de los periódi-
za Mayor. E n total: 900 v o l ú m e n e s ingenua. L o que a q u í se advierte por cos en curso de p u b l i c a c i ó n , en l a
repartidos en 200 títulos, e s p a ñ o l e s todas partes en un ansia, una verda- Plaza Mayor; el m á s recogido y reco-
y extranjeros. dera sed de cultura. Hay, pues, que leto, para los investigadores, en l a
alabar las nobles iniciativas de Plaza de la V i l l a . Este ú l t i m o salón
r a a c a nuestro Ayuntamiento para favore- con balcones a un seductor patio
1918 ^ ' ' d c de M a d r i d
cerlas. Y que el ejemplo cunda. Y a ajardinado, hermano menor del jar-
don Luis G a r r i d o Juaristi,
es algo eso de ver a E s p a ñ a en pie dincillo de la casa de Lope. Varias
secretario general del Ayuntamiento
y leyendo.» compras importantes a particulares
don Francisco Ruano Carriedo. Y di-
E n aquel a ñ o de su apertura al pú- y libreros de lance aumentaron el
rector de la Biblioteca M u n i c i p a l y
blico lector, la Hemeroteca recibía valor histórico de l a Hemeroteca.
de la flamante Hemeroteca el nota-
ble periodista don Ricardo Fuente 75 diarios y revistas en curso. Pero
Asensio. don Ricardo Fuente Asensio, auxi- 1925-1936 A l a m
de don u e r t e

Sin la menor solemnidad, la He- liado por el inagotable entusiasmo y Ricardo F u e n t e


meroteca q u e d ó inaugurada el 18 de el celo ejemplar de otros periodis- Asensio, acaecida en 1925, le sustitu-
octubre de 1918. L a mayor parte de tas ya ilustres: Antonio Asenjo y M a - yó en la d i r e c c i ó n de la Hemeroteca
los diarios m a d r i l e ñ o s n i dieron la nuel Rosón, bien pronto consiguie- el t a m b i é n gran periodista y exce-
noticia de tan admirable acto, preci- ron quintuplicar el n ú m e r o de las lente sainetero de costumbres ma-
samente legítimo y m á x i m o orgullo publicaciones recibidas. T a l éxito tritenses, don Antonio Asenjo. Cuya

Ayuntamiento de Madrid
ÑOS

UNICIPAL DE MADRID
Por F E D E R I C O C A R L O S S A I N Z D E R O B L E S

Director de la Hemeroteca

labor, entre 1924 y 1940, r e s u l t ó , en


verdad, impresionante. Hasta el pun-
to de serle adjudicado con justicia
el título de gran impulsor, ordena-
dor y divulgador de los valores ex-
traordinarios—y crecientes, a ñ o tras
a ñ o — d e esta dependencia municipal
orgullo de la cultura de M a d r i d . A n -
tonio Asenjo llevó—1928—a la Ex-
posición de la Prensa, celebrada en
Colonia, 701 títulos (fechas: 1661-
1906), casi todas las publicaciones
m a d r i l e ñ a s , causando viva admira-
ción entre expositores, eruditos y
curiosos de cuantos países concu-
rrieron a dicha Exposición. Las vi-
cisitudes de esta e f e m é r i d e s las na-
r r ó Antonio Asenjo en su Memoria y
Catálogo de las Publicaciones perió-
dicas madrileñas presentadas por
la Hemeroteca Municipal de Madrid
en la Exposición de Prensa de Colo-
nia. Por esta p u b l i c a c i ó n se sabe que,
en 1928, en la Hemeroteca se guar-
daban 36.650 v o l ú m e n e s correspon-
dientes a 5.023 publicaciones. E n
1929, Antonio Asenjo organizó, en
Sevilla, una nueva exhibición de los
m á s ricos y curiosos p e r i ó d i c o s de la
Hemeroteca. Y la c r ó n i c a de esta
e f e m é r i d e s q u e d ó impresa en Indice
de las publicaciones periódicas, anti-
guas y modernas, editadas en len-
guas ibéricas, que figuran en el Pa-
bellón de Prensa Iberoaericana de la
Exposición de Sevilla—1929—. Que-
daron expuestos 179 títulos apareci-
dos entre 1661-1875. Y el Indice tuvo
como complemento precioso una Me-
moria publicada con motivo de la
presentación, en la Exposición Ibe-
roamericanas de Sevilla, de algunas
publicaciones hispanoamericanas
que se conservan actualmente en la
Hemeroteca de Madrid. Una nove-

Ayuntamiento de Madrid
dad en esta Memoria: el primer intento, muy interesan-
te y digno, de presentar una bibliografía de la Prensa
E s p a ñ o l a . E n 1926 Antonio Asenjo se h a b í a apuntado
otro éxito: la adquisición de la serie completa del Diario
de Barcelona (el famoso Brusi), fundado el 2 de octubre
de 1792. De esta colección ha escrito don Eulogio Vá-
rela, tercer director de la Hemeroteca: «Si la serie en
sí es preciosa, esta que poseemos viene realzada con
una colección—del m á s alto i n t e r é s h i s t ó r i c o — d e pape-
les varios políticos e impresos diversos sobre las cir-
cunstancias del momento presente, que, como comple-
mento documental, la convierte en periódico-archivo.»
Antonio Asenjo escribió el folleto: Diario de Barcelona
í 1792-1929). Monografía bibliográfica del decano actual
de la prensa periódica española.
Tal fama alcanzó dentro y fuera de E s p a ñ a la He-
meroteca de M a d r i d , entre los a ñ o s 1925-1936, que sobre
ella llovieron los donativos de particulares y las suscrip-
ciones gratuitas de diarios y revistas. Para el periodis-
mo e s p a ñ o l es un orgullo que sus ó r g a n o s de e x p r e s i ó n
se coleccionen y m i m e n en este centro de cultura mo-
delo.
Várela H e r v í a s señala el crecimiento de sus fondos:
1929 40.000 v o l ú m e n e s . 6.000 títulos.
1930 (abril) 41.000 » 6.000 »
1931 (enero) 42.000 » 6.000 »
1933 (diciembre) 50.000 » 9.000 »
1935 60.000 »> 9.500 »
Y como el inmueble de la Plaza de la V i l l a q u e d ó in-
suficiente como d e p ó s i t o , en 1933, pegado a la espalda
de la noble casa del siglo X V I I , fue levantado un edi-
ficio de seis plantas con cara a la calle del Codo. Mas
como en 1933 y en 1934 llegaron a la Hemeroteca «nu-
merosas series procedentes del Congreso de los Dipu-
tados (10.620 v o l ú m e n e s ) , a finales del segundo de aque-
llos a ñ o s quedaron habilitados como d e p ó s i t o s enormes
los s ó t a n o s de la llamada Casa de Cisneros, separada
de la Hemeroteca por la calleja del C o r d ó n . Esta enor-
me a d q u i s i c i ó n y su colocación en los grandes depósi-
tos q u e d ó r e s e ñ a d a por Antonio Asenjo en su Relación
de las publicaciones periódicas propiedad del Congreso Plaza Mayor en 1931. (Aclaro: que el de Constitución no
de los Diputados que se custodian en depósito en la era nombre e x t r a ñ o para la hermosa plaza, pues que lo
Hemeroteca Municipal de Madrid, 1935. L a preocupa- h a b í a llevado durante los efervescentes a ñ o s liberales
ción obsesiva del excelente periodista director fue que 1820-1923, y cuando nuestra primera r e p ú b l i c a , en 1873.)
la Hemeroteca alcanzase el rango científico que sus
Una feliz casualidad hizo que Anto-
fondos m e r e c í a n ; p r e o c u p a c i ó n que q u e d ó reflejada en
otros interesantes e importantes trabajos suyos: Catá-
1936-1939 nio Asenjo estuviese en Salamanca
logo de las publicaciones periódicas madrileñas existen- al estallar la guerra civil e s p a ñ o l a (1936-1939). Y escribo
tes en la Hemeroteca Municipal de Madrid (1661-1930), feliz casualidad, porque así, Asenjo, siempre obsesiona-
y La Prensa Madrileña a través de los siglos (Apuntes do con los fondos de su querida Hemeroteca se dedicó
para su historia desde el a ñ o 1661 al a ñ o 1935). plenamente—por estar muy por encima de la ú l t i m a
L a organización primitiva de este centro no tuvo mo- edad militar—a recoger y coleccionar toda la prensa pu-
dificaciones de importancia en estos a ñ o s ; pero fueron blicada en la llamada zona nacional; y a establecer en
iniciados trabajos muy eficaces acerca de la Iconogra- Burgos, tras arduas gestiones, una Hemeroteca depen-
fía Nacional, Iconografía Extranjera y de las Informa- diente del Ministerio del Interior; pero, desde muy poco
ciones sobre M a d r i d . Todos estos materiales e x t r a í d o s d e s p u é s , ya en relación sostenida con el Ayuntamiento
de la prensa y pasados a sendos ficheros. de M a d r i d , reunido en la E s p a ñ a del G e n e r a l í s i m o
E n 1932 y en 1935 fueron impresas por las Artes Grá- Franco.
ficas Municipales las dos ediciones del Reglamento para Y otra casualidad, no menos feliz, valió para que a
el servicio de la Hemeroteca, aprobada la ú l t i m a edición Manuel Rosón, periodista inteligentísimo y a ú n muy jo-
en diciembre de 1934. Consta de 12 p á g i n a s y de 25 ar- ven, secretario de la Hemeroteca M u n i c i p a l de M a d r i d ,
tículos. Y por él nos enteramos de la noticia dada: que colaborador incansable y eficientísimo de Antonio Asen-
los lectores de diarios y revistas en curso eran atendi- jo, le cogiese la guerra en M a d r i d . Donde, con no me-
dos en la ¡Plaza de la C o n s t i t u c i ó n ! Que con este nom- nor entusiasmo que Asenjo en zona nacional, se dedicó
bre h a b í a confirmado el Ayuntamiento republicano a la a seguir recogiendo y coleccionando toda la prensa apa-

Ayuntamiento de Madrid
recida en la llamada zona roja, y preparando de ella
un minucioso catálogo que a ú n permanece inédito. Pero
para Manuel Rosón la empresa r e s u l t ó m á s difícil que
para Antonio Asenjo; aun cuando Rosón, justo es con-
signarlo, e n c o n t r ó todas las posibles p r o t e c c i ó n y cola-
b o r a c i ó n en los Ayuntamientos m a d r i l e ñ o s que se suce-
dieron en aquellos calamitosos a ñ o s .
Para plantear el tema con claridad y en sus precisos
límites, quiero reproducir algunos p á r r a f o s de la carta
a m í dirigida, fecha 22 de enero de 1968, por el querido
amigo Rosón, único superviviente hoy de la memora-
ble y hermosa empresa que fue—y sigue siendo—:1a
fundación, prehistoria, edad antigua y edad media de
nuestra Hemeroteca. He a q u í tales p á r r a f o s : «Pero tal
vez, lo que para m í tiene m á s v a l o r — e n t r a ñ a b l e valor—
es la copia de la d o c u m e n t a c i ó n relativa a la defensa
que hice de determinados fondos, los m á s valiosos, de
la Hemeroteca para que no fueran enviados a la Exposi-
ción Internacional de Nueva Y o r k de 1939. Se da el caso
curioso de que me negué dos veces a la salida de dicho
material, sin que fueran atendidas las razones que en-
tonces expuse para que no saliera un solo ejemplar de
M a d r i d . Anteriormente había guardado en cajas de ma-
dera, protegidas por sacos terreros, el fabuloso tesoro
p e r i o d í s t i c o que c o n t e n í a n los armarios blindados. Todo
ello q u e d ó convenientemente depositado en los s ó t a n o s .
Creo que sabes que cayeron siete obuses en la casa nue-
va y el techumbre de la vieja, en su fachada de la
Plaza de la V i l l a . . . Y a en las Exposiciones de P a r í s
(1937) y Londres (1938) intentaron llevar a esos certá-
menes muestras p e r i o d í s t i c a s de nuestra querida He-
meroteca, y salí del paso, verbalmente, ante los alcaldes
s e ñ o r Talanquer, que s u s t i t u y ó a don Pedro Rico, acci-
dentalmente, y don Cayetano Redondo. E n 1938 era al-
calde el s e ñ o r Henche de la Plata, que se p o r t ó muy
bien cuando el determinado traslado de nuestros fon-
dos a Nueva Y o r k , en 1939. Pero en esta ocasión los tiros

Don Federico Carlos Sainz de Robles


director de la Hemeroteca Municipal

Primera cuartilla del manuscrito autó-


grafo de las «Memorias de un Seten-
tón» de don Ramón de Mesonero
Romanos

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eran muy certeros, y tanto Paulino M a r t í n , ministro de rezcan a la Hemeroteca Municipal de M a d r i d . A s i
la G o b e r n a c i ó n , como Wenceslao Roces, que lo era de mismo d e b e r á n ser enviados a esta Hemeroteca
I n s t r u c c i ó n Pública, acabaron por imponer su criterio. dos ejemplares de cuantas publicaciones vean la
De todos modos, y siguiendo los consejos de don J u l i á n luz en forma de hojas, proclamas, manifiestos, fo-
Besteiro, a quien c o n s u l t é el caso, estuve remoloneando lletos, etc., relacionados con la lucha del pueblo
desde los dos ú l t i m o s meses de 1938 hasta enero de español, salvo aquellos que entren en la categoría
1939. Y el propio Rozes h a b í a nombrado a un amigo específica del libro.
suyo comunista para que me atosigara en l a prepara-
Valencia, 8 de octubre de 1937.
ción del envío...»
Cuanto me escribe Manuel R o s ó n es toda la verdad, P. D., W. Roces.»
sólo la verdad y nada m á s que la verdad, según he po-
dido comprobar con documentos irrebatibles. Empeza- Estas dos disposiciones oficiales valieron para que
r é por demostrar el i n t e r é s especial por conservar y Manuel Rosón remolonease sabiamente para así evitar
acrecentar los fondos de la Hemeroteca. L a D r i m e r a de- el envío de los m á s importantes ejemplares de la He-
fensa de sus preciosos fondos y el reconocimiento ofi- meroteca a la Exposición Internacional de París, cele-
cial de su valor impar a p a r e c i ó el s á b a d o 6 de marzo brada a fines de 1937. E l Gobierno republicano, tajante,
de 1937 en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa de dispuso la p a r t i c i p a c i ó n de la Hemeroteca en aquella
Madrid, que paso a copiar: Exposición. Le u r g í a demostrar que la cultura era uno
de los deberes de honor cumplidos con mayor efica-
«Es gala y orgullo de la capital de la Repúbli- cia. E n la Hemeroteca se conserva copia de la adver-
ca, la Hemeroteca Municipal, organismo admira- tencia declarada por Manuel R o s ó n : «Los p e r i ó d i c o s
ble que dirigido por personal c o m p e t e n t í s i m o guardados en las cajas lo fueron en previsión de posi-
presta excelentes servicios a la cultura. Cuidar de bles accidentes de guerra. Antes se encontraban en ar-
instituciones de esta clase es deber elemental de marios de hierro; pero se creyó m á s seguro bajarlos
quien gobierne M a d r i d , y considerando el gran a los s ó t a n o s , todo ello mientras esta zona era bom-
valor que tiene la Prensa, como material para el bardeada. Se hace esta advertencia porque al recibirse
cultivo de la H i s t o r i a y lo conveniente que para la orden de I n s t r u c c i ó n Pública en el sentido de en-
é s t a es que no se pierda ninguna de las m ú l t i p l e s viar a P a r í s los m á s raros ejemplares, se a p r o v e c h ó lo
publicaciones p e r i ó d i c a s que han visto la luz du- que ya estaba en cajas y a cubierto de cualquier ries-
rante el p e r í o d o revolucionario y que han de ser go. Así, pues, a p a r e c e r á n publicaciones duplicadas;
fuentes h i s t ó r i c a s el día de m a ñ a n a ; en uso de las o t r a s — p o q u í s i m a s — s i n sellar; algunas con papeletas
facultades que tengo concedidas como Presidente entre sus p á g i n a s , y que no pudieron distribuirse por
de la Junta Delegada de Defensa de M a d r i d , y a l a urgencia que i m p o n í a n las circunstancias. Hay tam-
propuesta del Delegado de Propaganda y Prensa, bién varias que no son p e r i ó d i c o s , pero que se guardan
vengo a disponer lo siguiente: p o r su rareza. Todo ello consta de modo exacto en l a
1. " Todos los p e r i ó d i c o s y revistas que se edi- relación redactada como inventario. Relación que de-
ten en la capital de la R e p ú b l i c a e s t á n obligados b e r á estar guardada en lugar seguro por ser el ú n i c o
a remitir dos ejemplares a la Hemeroteca Munici- documento que registra el contenido de las cajas.»
pal para n u t r i r las colecciones de la misma. E n efecto, la mentada relación de las publicaciones
2. ° Las publicaciones de las clases antes indi- que iban a ser enviadas a P a r í s se conserva en la He-
cadas que hayan visto la luz a partir del 18 de ju- meroteca: en total, 13 grandes cajas con 2.144 títulos de
lio de 1936, r e m i t i r á n t a m b i é n dos ejemplares de diarios y revistas impresas entre 1661 y 1900; y otras
cada uno de los n ú m e r o s publicados. tres cajas con ejemplares sueltos de periódicos igual-
M a d r i d , a 5 de marzo de 1937. mente muy raros y valiosos.
E l Presidente de la Junta: Las incidencias bélicas, incrementadas por aquellas
fechas, hicieron que las autoridades gubernamentales
José Miaja olvidaran sus ó r d e n e s . Manuel Rosón a p r o v e c h ó aquel
olvido para detener el envío y preparar la coartada por
E l Delegado de Propaganda y Prensa:
si s u r g í a n m á s tarde reprimendas a c a p í t u l o cerrado.
J. Carreño España.» Que no surgieron. Y algo semejante aconteció en 1938,
con motivo de la Exposición de Prensa en Londres. Casi
E l segundo reconocimiento oficial de la E s p a ñ a repu-
calcadas las disposiciones oficiales y las suaves y dis-
blicana al valor de los fondos de la Hemeroteca, apare-
frazadas resistencias de la dirección de la Hemeroteca.
ció en el n ú m e r o 284, del 11 de octubre de 1937 de la
Gaceta de la República, y dice así: Pero «la cosa» p i n t ó peor cuando se t r a t ó de llevar
nuestro tesoro a la Exposición de Nueva Y o r k , que iba
«Siendo la Hemeroteca Municipal de M a d r i d la a celebrarse a primeros de 1939. E l 6 de diciembre de
primera colección de publicaciones p e r i ó d i c a s de 1938 el alcalde de M a d r i d , s e ñ o r Henche de la Plata,
E s p a ñ a y una de las m á s importantes del mundo; recibió la terminante c o m u n i c a c i ó n del ministro de la
atendiendo, asimismo, al gran i n t e r é s social e his- G o b e r n a c i ó n , que era don Paulino M a r t í n :
t ó r i c o que e n t r a ñ a el conservar u n testimonio de
todas las publicaciones que e s t á n viendo la luz en «Hay un sello en seco que dice: Ministerio de
la E s p a ñ a republicana, la G o b e r n a c i ó n . — O r d e n P ú b l i c o . — N ú m . 2373.
Excmo. S e ñ o r : Habiendo acordado la Comisión
Este Ministerio dispone lo siguiente: interministerial nombrada para organizar l a ins-
Todos los p e r i ó d i c o s y revistas que se publi- talación de E s p a ñ a en la Exposición Universal de
quen en territorio republicano d e b e r á n remitir dos Nueva Y o r k 1939, la conveniencia de que en ella
ejemplares de cada uno de los n ú m e r o s que apa- figure una selección de los ejemplares m á s inte-

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resantes de los periódicos coloniales y de los rela- lo ordenado, a cubierto de cualquier contingencia
cionados con América, ruego a V . E . tenga a bien en lugar que S. E . el s e ñ o r alcalde y V . I. no ig-
autorizar el envío, dando para ello orden al di- noran. E l l o hace materialmente impracticable
rector de la Hemeroteca M u n i c i p a l de M a d r i d , cualquier m a n i p u l a c i ó n que afectaría forzosamen-
para que, de acuerdo con don Angel F e r r á n pro- te a otras muchas publicaciones valiosísimas tam-
cedan a dicha selección.—Barcelona, 2 de diciem- bién, que fueron salvadas en su día. A u n en el
bre de 1938.—El ministro de la Gobernación.— caso de que para la concurrencia de esta Hemero-
F i r m a ilegible.—Excmo. Sr alcalde de M a d r i d . teca a la Exposición Internacional de Nueva Y o r k
M a d r i d , 6 de diciembre de 1938.—Pase a infor- se dieran g a r a n t í a s sobre el transporte, permanen-
me del jefe de la Hemeroteca M u n i c i p a l — F i r m a - cia y devolución de este tesoro periodístico, el que
do: J . Marcos.» suscribe considera aventurada la r e m i s i ó n de cual-
quier ejemplar de los que se interesan, varios de
Y el jefe de la Hemeroteca—que lo era Manuel Ro- los cuales pueden ser considerados como ú n i c o s .
s ó n — i n f o r m ó así:
Por todo lo expuesto, estimo que aun recono-
« E n cumplimiento del anterior decreto, el que
ciendo y agradeciendo el alto honor que para el
suscribe tiene el honor de manifestar a V . I. que
Consejo Municipal y para esta I n s t i t u c i ó n de cul-
en esta Hemeroteca existen efectivamente raros
tura representa tan grata invitación, debe declinar-
ejemplares de publicaciones de América y Filipi-
se ésta, desistiéndose por tanto de efectuar envío
nas, algunas de las cuales deben considerarse al certamen mencionado. (Lo subrayado c a r g ú e s e a
como las primeras muestras del periodismo en m i cuenta.)
aquellos países. E n la actualidad todas ellas, en
previsión de accidentes que pudieran derivarse de V . L , como siempre, resolverá lo m á s conve-
los bombardeos que sufre M a d r i d (en el edificio niente.
de la Hemeroteca han estallado siete proyectiles
de artillería) se encuentran, en cumplimiento de M a d r i d , 7 de diciembre de 1938.»

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Con fecha 9 de diciembre la Alcaldía de M a d r i d en- el informe correspondiente, a la Jefatura de la Heme-
vió al ministro de la G o b e r n a c i ó n copia del dictamen roteca... ¡13 de enero de 1939! Tres días d e s p u é s , e l
del jefe de la Hemeroteca. ( L a c o m u n i c a c i ó n se guarda jefe de la Hemeroteca vuelve a informar con igual
en esta dependencia. Y no la copio por no alargar esta firmeza:
breve reseña.) Pero el 31 de diciembre del mismo a ñ o ,
«... Nuevamente y consciente del valor que para
el ministro de la G o b e r n a c i ó n insistió en su deseo co-
esta i n s t i t u c i ó n cultural representan esos periódi-
m u n i c á n d o l o al s e ñ o r alcalde. De esta c o m u n i c a c i ó n
cos, me permito expresar respetuosamente a la Su-
recojo la parte m á s importante:
perioridad de su r e m i s i ó n en las presentes circuns-
«...Al presentarnos en este concurso, contamos tancias... el indudable riesgo...»
con elementos suficientes para que nuestra con-
currencia sea lucida... Fácil es a V . I. comprender E l m i s m o día, Manuel Rosón mantuvo una conversa-
todo el valor que h a b í a de tener a tal objeto la ción con el s e ñ o r alcalde; de la que copio los funda-
exposición de una m a n i f e s t a c i ó n tan importante mentales p á r r a f o s :
como la de la creación de la Prensa en América. Y a «En vista de la nueva c o m u n i c a c i ó n del s e ñ o r
se contaba al hacer esta solicitud a ese Ayunta- ministro, sólo p o d r í a aducirse como razón insupe-
miento con que h a b r í a dificultades para realizar la rable la de que con motivo de las presentes cir-
selección que se sugiere; pero el objetivo es de tal cunstancias sería muy peligroso ensayar el envío
i n t e r é s que bien merece u n sacrificio. E n cuanto al a Barcelona, Valencia u otro puerto de embarque.
riesgo que las obras puedan correr, del mismo
O t r a solución: demorar las respuestas y confec-
M a d r i d van a expedirse otras de valor inestima-
cionar u n minucioso catálogo.
ble, t o m á n d o s e para su envío, conservación en el
certamen y r e i n t e g r a c i ó n a sus lugares de origen, Otra: que Manuel Rosón se desplazase a Bar-
las g a r a n t í a s m á s a b s o l u t a s . . . » celona para tratar directamente con el Comité de
la Exposición.
De esta c o m u n i c a c i ó n p a s ó r a z ó n la Alcaldía, para Otra, la m á s afectiva: manifestar al Gobierno

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que la Hemeroteca c o n c u r r i r í a a
Nueva Y o r k sólo a base de que
su tesoro fuera personalmente vi-
gilado por su actual director, úni-
ca persona que en estos momen-
tos puede expresar el valor y la *
significación de los materiales.
E n caso doloroso de que la gue-
rra adquiriese rumbos alarman-
tes, q u é g a r a n t í a s p o d r í a ofrecer
la persona que tuviera en su po-
der los libros, sin estar allegado a
la Hemeroteca n i conocer sus fon-
dos. Es preciso insistir: los alcal-
des pasan, los funcionarios que- ri
dan y éstos pueden ser en su d í a
responsables de cualquier debili-
dad de aquéllos.»
Así, Manuel Rosón sólo a d m i t i r í a
la orden por escrito. (¡ Gran valor le
echó Rosón, en aquel momento, a su
decisión tajante!)
Quien insistió en que el trasla-
do d e b e r í a hacerse en buque ex-
tranjero; y, a ser posible, de gue-
rra. Y que una vez terminado el
certamen, los libros t e n d r í a n que
quedar depositados en nuestra
Embajada en Washington.
E l alcalde estuvo conforme con
las soluciones del s e ñ o r Rosón. A l
día siguiente—17 de enero—se re-
unió la Comisión de G o b e r n a c i ó n ,
siendo aprobado por seis votos con-
tra seis el envío de los p e r i ó d i c o s a
Nueva Y o r k . E l representante de la
m i n o r í a sindicalista, don Angel A l -
varez defendió el punto de vista de
la jefatura de la Hemeroteca. Vota-
ron a favor del envío: socialistas,
U. G .T. y comunistas; y en contra:
C. N . T., F. A . I. y republicanos.
E l viernes 20 de enero don Manuel
R o s ó n se e n t r e v i s t ó con don J u l i á n
Besteiro, que siempre tuvo para la
Hemeroteca singulares deferencias,
y de la que fue muy asiduo lector. Se m o s t r ó apesadum- a m u e r t e e Q o n
1 939" 1 968 ^ ^ d Antonio Asenjo,
brado del acuerdo municipal de envío y r e c o m e n d ó al la Hemeroteca p a s ó al Cuerpo de
s e ñ o r Rosón «que en lo posible siguiera defendiendo Archiveros-Bibliotecarios municipales. Y entre el 28 de
los periódicos». marzo de 1939 y el m i é r c o l e s 13 de octubre de 1943,
E l 21 de enero los representantes de la Unión Repu- los servicios de la Hemeroteca quedaron interrumpidos.
blicana en el Concejo enviaron al presidente del Con- Del diario Madrid, m i é r c o l e s 13 de octubre de 1943, co-
sejo de Ministros, ministros de Comunicaciones, Ins- piamos esta breve nota:
t r u c c i ó n Pública y de G o b e r n a c i ó n y presidente de las
Cortes, el siguiente telegrama: «La Comisión de Cultura ha ordenado que la He-
meroteca reanude sus servicios públicos. Las ho-
«Ante acuerdo Consejo Municipal sesión de hoy,
ras de lectura s e r á n durante los días laborables
adoptado por dieciocho votos contra quince en-
de nueve y media a trece y media.»
vío valiosísimos ejemplares de la Hemeroteca M u -
nicipal, protestamos e n é r g i c a m e n t e de no existir
seguridades absolutas retorno de los m i s m o s . » L a dirección de la Hemeroteca fue encomendada a
don Eulogio Várela H e r v í a s , quien, a d e m á s , desde 1945
A l telegrama se adhirieron la Izquierda Republicana a s u m i ó la Jefatura del Cuerpo de Archiveros-Bibliote-
y el Partido Sindicalista. E l casi inmediato desenlace carios municipales. E n este p e r í o d o los donativos fue-
de la guerra de E s p a ñ a d e t e r m i n ó la salvación de los ron muchos y muy importantes. Con motivo del C L ani-
tesoros de esta Hemeroteca. versario del Diario de Barcelona (2 de octubre de 1792)

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se c e l e b r ó en noviembre una amplia exposición que mente. T a m b i é n se d e b a t i ó el i n t e r é s de fundar el
recogió el panorama general de la prensa e s p a ñ o l a Museo del Periodismo E s p a ñ o l . L a organización y el
(1700-1942). E l Ayuntamiento de M a d r i d y la Delegación funcionamiento de la Hemeroteca quedaron sujetos al
Nacional de Prensa prestaron su c o l a b o r a c i ó n generosa- siguiente esquema:

DIRECCION

1 1
SECCION HISTORICA SECRETARIA Y ADMINISTRACION
1
1 1
Historia de la Indices
Prensa y Bibliografía
CATALOGO G E N E R A L

1 1 1
Periódicos Revistas. E n c u a d e m a c i ó n

L a dirección de don Eulogio Várela ha sido larga. sos: Relación o Gazeta de algunos sucesos particulares
Durante ella realizó obras importantes. E n t r e ellas: assi políticos como militares—Madrid, 1661—; Feijoo:
instalación del Museo Mesonero Romanos; instalación Fábulas Gacetales (del tomo III del Theatro Crítico Uni-
del servicio de microfilm; instalación, luego de restau- versal, M a d r i d , 1726-1740); Breve historia del periodis-
rados, de l a escalera y de los sepulcros magníficos que mo literario (Prólogo del Diario de los literatos de Es-
pertenecieron al Hospital de la Latina; o r d e n a c i ó n del paña... M a d r i d , Antonio Marín, 1737).
d e p ó s i t o de la Casa de Cisneros; copia y nueva redac- E l 4 de mayo de 1967 fue jubilado don Eulogio Várela
ción del fichero central; exposiciones de la Prensa en H e r v í a s . Y le s u s t i t u y ó como director (IV) de la Heme-
Valencia—1947—, biobibliográfica de «Azorín»—1947—, roteca M u n i c i p a l quien redacta esta b r e v í s i m a historia
a p o r t a c i ó n al Congreso Internacional de Bibliotecarios de aquel extraordinario centro de cultura. Y me im-
Hispanoamericanos; exposición general de la Prensa Es- porta declarar que apenas t o m é posesión de m i cargo
pañola—1941—; adquisiciones artística.": retrato de Me- se me presentaron u r g e n t í s i m o s problemas que resol-
sonero Romanos, de Revilla, mascarilla de don Manuel ver. Los principales de ellos: la limpieza, las luces, el
Machado—obra de Juan Cristóbal—y varios bodegones, control de lecturas, la falta de personal subalterno y
un tema religioso de Lucas J o r d á n , un cuadrito de Bas- de becarios... L a Hemeroteca era una joya inverosímil
sano, todos ellos procedentes del Servicio Nacional de metida en un estuche p o b r e t ó n y sucio. E n los s ó t a n o s
R e c u p e r a c i ó n ; relaciones, para el servicio de microfilm, y salas d e p ó s i t o s se acumulaban miles de kilos de pa-
con los centros de I n f o r m a c i ó n y D o c u m e n t a c i ó n en pelote polvoriento, roído, peligro inminente de fuego
el extranjero... voraz. Los lectores h a b í a n de leer los difíciles tipos
Durante la larga dirección del s e ñ o r Várela H e r v í a s , de imprenta p e r i o d í s t i c a a la luz cenital de unas lám-
un cuarto de siglo, se adquirieron colecciones importan- paras con muchas de sus bombillas fundidas y sentados
t í s i m a s : Acta Eruditorum—Leipzig, 1682 - 1739; Nova en unos sillones con los muelles rotos y los asientos
Acta Eruditorium—Leipzig, 1732-1761—; Athenian Ga- hundidos. Los ficheros eran consultados por centenares
zette—Londres, 1691-1692—; Fraser Magazine—Londres, de lectores sin el carnet exigido, cuyas firmas ilegibles
1839-1848—; Gallería di Minerva—Venezia, 1696-1700—; i m p e d í a n l a averiguación de cualquier infracción come-
Journal de Savans—París, 1665-1741—; Mercurio Histó- tida con los p e r i ó d i c o s . L a instalación eléctrica de al-
rico Político—Madrid, 1740-1821—; Noticias recibidas de gunos de los d e p ó s i t o s estaba montada al aire, en ca-
Europa por el Correo de Europa y por vía del Janeyro bles viejos y con las llaves m á s viejas, igualmente peli-
—Buenos Aires, 1781—; Extracto de las noticias recibi- gro terrible de ignición s ú b i t a y catastrófica. Fueron
das de Europa por vía de Portugal—Buenos Aires, eliminados m á s de veinte m i l kilos de papelote inmun-
1781—; Mercurio veloz y verídico de los sucesos prin- do. Los d e p ó s i t o s y salas tienen la instalación eléctrica
cipales de Europa por medio del Correo de Flandes en condiciones que descartan el riesgo de fuego; y sobre
—Zaragoza, 1696-1697—; Redactor General—Cádiz, 1811- las mesas de lectura hay instalados flexos individuales
1814—; Nouvelles de Amsterdam—1725-1728—... que permiten al lector colocarse la luz propicia a su
E l s e ñ o r Várela celebró el X X V aniversario de la He- gusto. H a sido comprado nuevo fichero m e t á l i c o para
meroteca, y en la c o n m e m o r a c i ó n intervinieron «Azo- sustituir las viejísimas cajas de c a r t ó n en que estaba
rín» y Gregorio M a r a ñ ó n . Esta e f e m é r i d e s se recoge en instalado el utilizado por los funcionarios. H a n sido
el folleto Hemeroteca Municipal de Madrid—Madrid, pintados el portal, el vestíbulo, la escalera principal, el
Artes Gráficas Municipales, 1945—, en el que se reco- zaguán alto. De la sala pompeyana, han sido elimina-
gen los a r t í c u l o s de aquellos dos notables escritores, das la chimenea absurda y una puerta inútil, quedan-
una breve Historia de la Hemeroteca (silenciados los do armonizada la pintura total. Todos los suelos han
a ñ o s 1936-1939 en la zona roja de Madrid), por Eulo- sido barnizados. E n el lienzo mayor de la gran escale-
gio Várela, Materiales para una bibliografía de la His- ra ha sido colocada la gran pintura del admirable pin-
toria de la Prensa Hispánica; y como Apéndices curio- tor tinerfeño J o s é Aguiar, La Apocalipsis, que estuvo

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antes colocada en la escalera principal de la primera Pero, sinceridad obliga, con todo m i tesón, con todo
Casa Consistorial. H a n sido colocados anchos pasos de mi denodado esfuerzo, bien poco hubiera logrado
alfombra en las salas de lectura y pompeyana. Todas las « a b a n d o n a d o a mis propias iniciativas y fuerzas». M i
carpetas de los p e r i ó d i c o s incompletos fueron rotula- suerte ha sido haber encontrado tantos y—dos o tres
das de nuevo, de modo correcto, para mayor facilidad de ellos—tan decisivos colaboradores. Por ello quiero
de su servicio. Habiendo sido puesta al servicio de la dejar constancia, por justicia, aquí, de varios nombres,
Hemeroteca una brigadilla de limpieza, los numerosos «con vistas» a los posibles olvidos del futuro. Y que me
d e p ó s i t o s de la calle del Codo y de la Plaza de la V i l l a sirva la m e n c i ó n para unirse a la correspondiente ac-
presentan u n constante estado de pulcritud. Los sillo- ción de gracias.
nes de los lectores han sido tapizados de nuevo. L i m -
E l primero de estos nombres, el del e x c e l e n t í s i m o se-
pieza. L u z . Orden. Y ya, lo d e m á s , iré llegando «por aña-
ñ o r don Carlos Arias Navarro, alcalde de M a d r i d , cons-
didura».
c i e n t í s i m o admirador de la Hemeroteca, que constante-
Con la a u t o r i z a c i ó n debida, decidí que a partir del mente me a n i m ó en mis esfuerzos y que j a m á s me
1 de enero de 1968, la Hemeroteca Municipal se dedica- negó petición alguna que beneficiase a tan inigualable
ra—como es su m i s i ó n lógica—a coleccionar los diarios archivo impreso de la cultura. E l segundo nombre, el del
y revistas publicados en M a d r i d ; eso sí, en un coleccio- i l u s t r í s i m o s e ñ o r don Juan J o s é Fernández-Villa y Dorbe,
nismo exhaustivo que antes no se cuidaba con tanto Secretario General del Ayuntamiento, siempre dispues-
celo; hasta el punto de haberse iniciado el ingreso de to a dar la a p r o b a c i ó n a mis innumerables demandas.
cuarenta y seis revistas, antes no recibidas, y de media Luego, los nombres de don Luis Sánchez-Agesta, con-
docena de nuevos diarios. Pero para que la Hemeroteca cejal presidente de la Comisión de Cultura, de don
no pierda su extraordinario valor histórico, t a m b i é n Antonio Aparisi Macholí, delegado de E d u c a c i ó n , mis
seguirán ingresando en ella aquellos diarios—no m á s estupendos amigos, de cuyos labios, siempre con la
de quince—que tienen decisiva influencia provincial y sonrisa para m í , j a m á s me llegó un no, y sí muchas
una magnífica solera periodística. Así: Diario de Bar- frases de aliento y acciones de a u t é n t i c a practicidad.
celona y La Vanguardia, ABC, de Sevilla; Diario de Cá- Luego, el nombre de don Pedro Hurtado, el apare-
diz, Las Provincias, de Valencia; El Norte de Castilla, jador artista, que se c o n v i r t i ó en inmejorable escenó-
de Valladolid; Heraldo de Aragón, el Pensamiento Na- grafo de una Hemeroteca «a escala actual y de a r t e » .
varro, El Pueblo Vasco, de San S e b a s t i á n ; El Correo Luego, los nombres de don Manuel Cabranes, conserje
Español, de Bilbao; El Pueblo Gallego y El Faro de mayor, y don Antonio Gago, subconserje, quienes, por
Vifo, El Comercio, de Gijón... Piensa esta dirección estar « m á s encima del toro de m i lidia», me evitaron
que corresponde a la Hemeroteca Nacional recibir y muchos percances y me proporcionaron muchos moti-
coleccionar los restantes diarios, revistas, boletines, en vos de lucimiento.
n ú m e r o de varios centenares, que antes se recibían en
Luego, los nombres de cuantos funcionarios y suba!
la Hemeroteca Municipal, y para los que ya, en ésta,
temos e s t á n adscritos a la Hemeroteca, desde su secre
no hay material espacio.
tario hasta los mozos de limpieza, pasando por los be
Desde que t o m é posesión de esta dirección, en mayo carios y contratados. E n todos ellos e n c o n t r é lealtad
de 1967, hasta febrero de 1968, han sido encuaderna- y esfuerzo no regateado, caras alegres.
dos cinco m i l v o l ú m e n e s de los m á s importantes dia- A todos, a todos, quiero dejar constancia de mis pro-
rios y revistas. Para esta enorme labor he contado con fundos afecto y agradecimiento. Porque el hombre pasa
la c o l a b o r a c i ó n incondicional y el denodado esfuerzo y l a obra ahí queda. Y el hombre que pasa, con emo-
de don Francisco Matallanos, gerente de Artes Gráficas ción, soy yo; y la obra que queda es la Hemeroteca M u -
Municipales, y decidido entusiasta de la Hemeroteca. nicipal, legítimo orgullo del Ayuntamiento de M a d r i d ,
A quien deseo manifestar m i gratitud grande en letra y una de las mejores, si no la mejor, de sus joyas.
impresa. M a d r i d , febrero 1968.

Ayuntamiento de Madrid
DOS
P L A Z U E L A S
DEL A N T I G U O
LA DE LA PAJA Y LA
AMBAS ESTAN SIENDO

Ayuntamiento de Madrid
AD RID:
E LOS CARROS
EFORMADAS
Por M A R I O G O N Z A L E Z MOLINA

T y N parque cada a ñ o y el arreglo da del Pastor, a mano derecha asciende por doble escalinata. Una
^ de una plaza cada mes no es arranca con mucho b r í o , pues la galería de ventanales renacentistas
mal programa de urbanismo munici- pendiente es grande, la costanilla corona el edificio. E n el mismo es-
pal. E n tocante a plazas, en la actua- de San Andrés, que, una vez tras- tilo ha sido reconstruido el viejo
lidad e s t á n siendo arregladas y acon- puesta la alta tapia del j a r d í n del palacio de los Vargas, en el esquina-
dicionadas dos situadas en el mis- palacio del m a r q u é s de la Romana,
zo contiguo a la capilla. E n el cen-
m í s i m o riñon de M a d r i d , del M a d r i d se ensancha, siempre en lucha con-
tro de la plaza, algunos á r b o l e s son
medieval que, por voluntad del Altí- tra el desnivel, para formar la pla-
restos de un pretendido j a r d í n que
simo, a ú n subsiste en esta ya enor- zuela de la Paja.
nunca ha llegado a prosperar. E n
me y congestionada m e t r ó p o l i . M e Casas abuhardilladas de cuatro o las esquinas, viejos faroles que fue-
refiero a las llamadas actualmente cinco pisos, portadas de dinteles ron de gas, y ahora son de vapor de
del M a r q u é s de Comillas y de Julio adovelados, grandes baldosas de mercurio o algo así, esparcen una
Romero de Torres, y que tradicio- piedra, balcones de hierro a la es- luz p á l i d a y melancólica.
nalmente vienen siendo conocidas pañola, callejuelas que suben, como
como plazas de la Paja y de los la del Toro, o que bajan, como la «Esa plaza—dice R a m ó n Gómez
Carros. del Granado... Lector, nos encon- de la Serna—, que en las noches ac-
tramos en uno de los rincones m á s
tuales duerme como un pobre tira-
LA PLAZUELA D E LA PAJA, LA sugerentes, tradicionales y típicos
do en el quicio de la V i l l a , sostuvo
PRINCIPAL D E LA VILLA E N del antiguo M a d r i d .
los principales palacios de la Corte,
SUS BUENOS TIEMPOS
La fachada m á s noble de la plaza todavía en su m i n o r i d a d . » Efectiva-
Calle de Segovia arriba, pasado el es l a situada al Sur, donde se alza mente, junto a la iglesia de San
viaducto y la viejísima casa llama- la Capilla del Obispo, a l a que se A n d r é s , a mano derecha, haciendo

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esquina a la calle de los Mancebos, se alzaba la casa
de don Pedro Laso de Castilla, que por medio de un
arco pasadizo se comunicaba con la iglesia. Aún se ve
en la pared del templo un arco cegado donde empal-
maba el pasadizo. E n este palacio se albergaron los
Reyes Católicos, su hija d o ñ a Juana, el Deán de Lo-
vaina, que luego fue el Papa Adriano V I , y R u y Gon-
zález de Clavijo, llamado por su facundia «el o r a d o r » ,
que hizo u n viaje a Samarkanda en tiempos de E n r i -
que III. Desde un b a l c ó n de este m i s m o palacio
p r o n u n c i ó Cisneros aquella frase, sin vuelta de hoja,
acerca de los poderes que t e n í a para gobernar, que
d e j ó pasmados a los turbulentos nobles de Cas-
tilla.

Pero, como siempre, tras de l a gloria viene la de-


cadencia. Angel F e r n á n d e z de los Ríos, en su Guía de
M a d r i d , del a ñ o 1876, la describe así: «La plazuela de
la Paja, la principal y tal vez la m á s espaciosa de la
V i l l a en sus buenos tiempos, d e s p u é s de haber sido
cifra de grandeza, asiento de varones y empresas ce-
l e b é r r i m a s , y teatro de solemnes y terribles escenas,
d e s p u é s de conservar tres siglos mansiones profunda-
mente venerables, ha entrado de lleno en el p e r í o d o
de su d e s c o m p o s i c i ó n y su ruina. L a casa que a l b e r g ó
a los Reyes Católicos antes que M a d r i d fuera Corte...
acaba de perder este a ñ o su parte principal, todo el
lado que da a la plazuela, dejando al descubierto el
resto de aquel edificio, respetable por sus recuerdos,
despreciable bajo el punto de vista a r t í s t i c o ; la casa
n ú m e r o 3, en que nació el octavo Condestable de Cas-
tilla, tiene convertido el patio con sus galerías, sus
columnas y escudos, en m e s ó n para arrieros, osten
tando sobre ios arcos este humilde letrero: «Posada
Nueva de la Paja e Isidro». Sobre el terreno donde
vivieron R u y González de Clavijo y el licenciado Var-
gas acaba de ser invadido por el Café de E s p a ñ a , que
con sus banderines y gallardetes, sus cartelones y lu-
minarias, y la bulliciosa concurrencia a e s p e c t á c u l o s y gallardetes, y luego de que todo allí es frío, viejo y
a real la pieza, ha logrado alterar la fisonomía y tur- triste. S i lo segundo parece exagerado, lo primero
bar la paz sepulcral de l a plazuela; a altas horas de no acertamos a imaginarlo. ¿Qué e s p e c t á c u l o s serían
la noche, cuando se confunden en la sombra los á r aquellos, «a real la pieza»?
gulos de los edificios y la entrada de las callejuelas
inmediatas, todo es allí frío, viejo y triste; crujen las
maderas, se desprenden los cascotes y parece que se LA PLAZUELA D E LOS CARROS
oye el quejido de algún edificio cansado de estar de
L a parroquia de San Andrés, según Madoz, tiene
pie tantos a ñ o s y resuelto a venirse al suelo para
dos capillas que p o d r í a n honrar a una catedral. L a
dejar lugar a nuevas construcciones que, por modes-
primera es la del Obispo, con fachada a la plaza de
tas que sean, han de aventajar a las insignificantes,
la Paja; la segunda, la de San Isidro, con su gran mole
que tan grande como inmerecido papel representa-
coronada por la c ú p u l a m á s airosa de M a d r i d . «San
ron otro tiempo.»
Pedro de Roma para nuestras noches de luna», como
El h u m o r amargo y pesimista de F e r n á n d e z de los e s c r i b i ó R a m ó n . E s t a capilla, que por dentro era algo
Ríos se muestra una vez m á s con tintes l ú g u b r e s y así como la Sixtina del M a d r i d barroco, fue costeada
muy del gusto r o m á n t i c o . Ahora bien: en esa descrip- casi í n t e g r a m e n t e por la V i l l a , y tuvo muy m a l fin, ya
ción nos habla de bulliciosa concurrencia, banderines que en los primeros días del Alzamiento Nacional fue

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Como vemos, esta antigua parroquia sirve de límite
y s e p a r a c i ó n a las dos plazuelas de que venimos ha-
blando. Pero a ú n hay m á s plazas por a q u í , porque l i -
gadas y ensartadas como cerezas tenemos la de Julio
Romero de Torres o de los Carros, la de San A n d r é s ,
la del H u m i l l a d e r o y la de Puerta de Moros. Y tam-
bién la de la Cebada. E n toda la V i l l a no hay semejan-
te c o n c e n t r a c i ó n de plazuelas.

LA REFORMA D E LA PLAZA D E LA PAJA

L a Dirección de Parques y Jardines del Ayuntamien-


to es la encargada de llevar a cabo estas reformas. Se-
g ú n l a memoria técnica, la plaza del M a r q u é s de Co-
millas presenta dos defectos fundamentales: la dis-
posición de sus vías de circulación rodada y el fuerte
desnivel del suelo. L o primero, al p e r m i t i r la circu-
lación en ambas direcciones y en todo su p e r í m e t r o ,
quita la tranquilidad y seguridad a los que e s t á n en
la zona central seudoajardinada.

Para corregir esto, en la actualidad se e s t á llevando


a cabo una nueva disposición, mediante la cual l a
circulación se circunscribe a una sola calzada, la que
discurre por la costanilla de San A n d r é s . L a que bor-
dea la plaza por la izquierda, es decir, junto a la casa
llamada de los Vargas, se suprime y se agrega a la
zona libre. De esta forma las zonas ajardinadas forma-
r á n un conjunto con las edificaciones contiguas, lo
que d a r á seguridad a los n i ñ o s y a los mayores. Aqué-
llos p o d r á n jugar a sus anchas; é s t o s tomar el sol
tranquilamente.

E n cuanto a l problema de las rasantes o del des-


nivel, se resuelve mediante u n juego de taludes ajar-
dinados con los que se forman dos mesetas: una para
juegos y otra para reposo, con una pendiente muy
incendiada por las turbas. E n la actualidad, una vez suave y aisladas totalmente de la circulación. Se ins-
a p a ñ a d a la nueva parroquia de San Andrés con lo que t a l a r á n bancos, farolas fernandinas y fuentes para
buenamente quedaba del antiguo crucero, la capilla de beber.
San Isidro yace tapiada piadosamente para ocultar
sus paredes ennegrecidas por el humo revolucionario,
en espera de una r e c o n s t r u c c i ó n que cada día se hace E L ARREGLO D E LA PLAZA
m á s improbable. DE JULIO ROMERO D E TORRES

Por fuera, sin embargo, conserva todo su empaque L a iglesia de San Andrés, o mejor dicho la capilla
con sus pilastras compuestas pareadas en los ángu- de San Isidro, ofrece una magnífica fachada a esta
los, con su cornisamento de antepecho calado, coro- plaza. Pero b r i n d a la particularidad de que carece de
nado por jarrones y p i r á m i d e s de piedra. Y , sobre to- huecos, a excepción de una ventana que aparece como
do, c o n su c ú p u l a ochavada, en cuya base dieciséis colgada de la cornisa. Para evitar la m o n o t o n í a de
santos de piedra, Apóstoles y Doctores parecen otear esta gran pared se p o n d r á una zona ajardinada in-
todas las buhardillas y tejadillos del viejo M a d r i d . S i mediata al edificio, en la que se p l a n t a r á n tres cipre-
no fuese porque precisamente aquí cerca tenemos la ses en la izquierda y u n cedro en la derecha. Dos es-
de San Francisco el Grande, no h a b r í a en M a d r i d cú- pecies bíblicas que hacen muy bien junto a una
pula que pudiera c o m p a r á r s e l e . iglesia.

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L a casa se encuentra en tan lamen-
table estado que sus d u e ñ o s han so-
licitado la declaración de ruina.
¿ P o r q u é no se restaura o se reedi-
fica con arreglo al estilo de estos
barrios?

CONCLUSION

Las viejas plazuelas de la Paja y


de los Carros e s t á n siendo remoza-
das, sin que se altere nada funda-
mental de las mismas. S u aire an-
tiguo, tranquilo, reposado, sin espec-
A mano derecha de la plaza existe una feísima y a m p l í s i m a mediane- t á c u l o s bullangueros «a real la pie-
ría, que ocupa toda la fachada hasta la m i s m a esquina donde empieza za», aunque con muchos mesones
la plaza de Puerta de Moros. Para conseguir una zona ajardinada y apro- típicos —moderna plaga del M a d r i d
piada para el reposo en invierno, se disponen las calzadas de tal forma t u r í s t i c o — esperamos que seguirá
que, manteniendo los enlaces con amplias calzadas de las calles adya- así por varios siglos m á s , para que
centes, se resuelva t a m b i é n el problema de hallar una zona que per- las generaciones de m a d r i l e ñ o s pue-
mita plantar chopos en forma de pantalla que cubra la m e d i a n e r í a in- dan imaginarse aquel primitivo M a -
dicada. drid cuando era un lugarejo que ya
se iba sacudiendo la tutela de su
E n los planos que ilustran este trabajo p o d r á el lector darse cuenta
castillo, famoso entre los famosos.
mejor del alcance de estas reformas.

Junto a la iglesia de San A n d r é s existe u n p e q u e ñ o j a r d í n privado Hemos de agradecer al Ayunta-

que sirve de acceso a una de las puertas del templo y a la casa rectoral. miento que a la hora de proyectar

Junto al j a r d í n a ú n se mantiene en pie la llamada Casa de San Isidro, reformas en plazas tan t í p i c a s , no

que según a n t i q u í s i m a t r a d i c i ó n ocupa el lugar donde se alzara otra haya c a í d o en la t e n t a c i ó n de cons-

que p e r t e n e c i ó al mayorazgo de los Vargas, donde habitaba San Isidro. t r u i r u n estacionamiento subterrá-

Dentro de este inmueble e s t á la p e q u e ñ a capilla y el pozo milagroso. neo. Hubieran huido los muchos y
amables fantasmas del M a d r i d an-
tiguo que a ú n vagan sin duda por
estas esquinas.

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TRANSFORMACION

DE

ARGUELLES

A D I O S A L BARRIO DE P O Z A S

Por [OSE DEL CORRAL


Vicesecretario del Instituto de Estudios Madrileños

T A pala m e c á n i c a — v e r s i ó n moderna de la tópica piqueta demoledora—


' ha entrado en el barrio m a d r i l e ñ o de Pozas y ya r o m p i ó su secular
integridad entre la indiferencia de los m a d r i l e ñ o s . Desde luego el viejo,
que no antiguo, barrio de Pozas estaba desde tiempo a t r á s amenazado de
este fin. Su propia fisonomía era de hace a ñ o s c a d á v e r urbano situado en
una encrucijada llena de vida ciudadana. Y a p r e s u r é m o n o s a decir que
con su derribo Madrid no pierde ningún valor importante artístico,
h i s t ó r i c o o emocional. S i n embargo, su d e s a p a r i c i ó n no debe quedar tam-
poco en el absoluto olvido o en la total indiferencia; merece al menos u n
recuerdo, la que fue una de las primeras urbanizaciones particulares que
tuvo la V i l l a .

E n estos a ñ o s nuestros en los que alrededor del viejo casco urbano


tradicional surgen, de l a noche a l a m a ñ a n a , barrios y ciudades sobre
lo que fueron tierras de laboreo, bien e s t á recordar que el ahora comen-
zado a desaparecer barrio de Pozas, fue uno de los antecedentes m á s
claros de esta fiebre constructiva actual. B a r r i o nacido de la iniciativa
particular de un hombre, ampliando con su esfuerzo y su actividad in-
dustrial el p e r í m e t r o m a d r i l e ñ o .

Creo que todos los m a d r i l e ñ o s saben que existe el barrio de Pozas y


hacia d ó n d e cae en el plano de la V i l l a , pero quizá pocos conocen sus
verdaderos límites, claros y precisos, en el plan de su constructor. Y hasta
su nombre se ha cambiado muchas veces y hemos visto escrito barrio
«de las» Pozas, sin ninguna razón. E n alguna ocasión se ha pretendido

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traer la r a z ó n de su nombre de los hoyos que se decía
h a b í a en el terreno en que fuera construido. E x p l i -
caciones fáciles de los que escriben sin tomarse la
molestia de buscar las razones y dejando la expli-
cación de lo que al paso les sale al capricho de su
invención.

Para muchos el barrio de Pozas se extiende des-


de Princesa hacia Rosales y avanza hacia la M o n -
cloa, sin límites que lo definan justamente. Quizá
recordando la existencia pasada de un viejo t r a n v í a
que tenía en «Pozas» su final. Pero el barrio de Pozas
tiene sus límites bien marcados: los que le puso su
constructor.
E l barrio de Pozas está limitado, justamente, por
las calles de la Princesa—antiguo paseo de San Ber-
nardino—, Alberto Aguilera—vieja cuesta de Arene-
ros—y Serrano Jover—antes Ronda de Conde Duque—,
formando un t r i á n g u l o , justo y perfecto, que encie-
rra las calles interiores y particulares de la urbani-
zación que empezara en 1863 el santanderino don Angel
de Pozas y Cabarga, que le dio ser y nombre, y que ya
en 1860 h a b í a comenzado a construir el Cuartel de la
M o n t a ñ a , no lejos de estos lugares.
Vecino su constructor de Valdecilla (Santander), é s t a
debió de ser la causa del nombre de las tres calles
internas del barrio que llevan los nombres de «Val-
decilla», « H e r m o s a » y «Solares», nombres de tres lu-
gares del Ayuntamiento de Medio Cudeyo y con segu-

ridad í n t i m a m e n t e unido a la vida familiar de don


Angel, que levanta este barrio, r e c o r d é m o s l o , cuando
la inversión en fincas se considera muy segura y ban-
queros y adinerados buscan en ella la colocación de ca-
pitales: Madoz, Arguelles, Indo, Salamanca, Cordero...
E l conjunto urbano que forma el barrio de Pozas
e s t á formado por veintiuna casas distribuidas en cin-
co manzanas, de las cuales sólo una queda al inte-
rior del barrio, estando situadas las otras con facha-
da a las calles que lo limitan y quedaron apuntadas.
* Es precisamente esa manzana interior la ú n i c a que
tiene en uno de sus á n g u l o s un breve j a r d í n , que va
a representar el solo espacio verde de la nueva ur-
banización. Además, esta manzana e s t á compuesta por
casas de m á s importante decoración exterior, que
acusan en una parte un como lugar c o m ú n , centro
de r e u n i ó n , casino o punto de relación de los ha-
bitantes del barrio.

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E l conjunto urbano de Pozas daba albergue a m i l
quinientas personas. Piénsese en la importancia que
esta cifra tenía en su época, proporcionalmente a la
p o b l a c i ó n m a d r i l e ñ a , que le pone en sus días a la altura
de las m á s pujantes urbanizaciones modernas, absor-
biendo una parte considerable de población en la amplia-
ción que su iniciativa ofrece al crecimiento m a d r i l e ñ o .
Estuvo a cargo del constructor el empedrado y el
alcantarillado, obligación que le impuso el Ayun-
tamiento, así como el servicio de alumbrado del breve
barrio, que en sus días había de considerarse como
de a u t é n t i c a importancia.
Todavía, a causa de este c a r á c t e r particular, sus
calles se muestran con el viejo empedrado de peder-
nal que hace treinta o cuarenta a ñ o s era aun tan
frecuente encontrar en m u l t i t u d de calles m a d r i l e ñ a s .
Empedrado i n c ó m o d o para el pie humano, sobre el que
se argumentaba ser fácil para el paso de caballerías, en-
tonces todavía en m a y o r í a en el tráfico de la V i l l a .
Como siempre ha sucedido y c o n t i n ú a sucediendo
con las nuevas urbanizaciones del extrarradio, se pobló
é s t a fundamentalmente con gentes venidas de fuera
de l a V i l l a , especialmente n o r t e ñ a s , quizá facilitadas
por el paisanaje de Pozas. Abundaban en su vecindad
militares y ferroviarios, seguramente por su cercanía
a cuarteles y estaciones.
Desde su c o n s t r u c c i ó n a c á , a lo largo de un si-
glo, el barrio ha permanecido totalmente intacto. Tan

Estas casas, de cuatro pisos y boardillas, a excep-


ción de las que forman la manzana interior y las cen-
trales a las calles de Alberto Aguilera y Serrano Jover,
que tienen una planta menos, fueron construidas por
el arquitecto Cirilo Ulibarri desde la citada fecha
de 1863 a la de 1875, y en aquella época de su cons-
t r u c c i ó n se definían oficialmente como construidas er
un solar, perteneciente a Pozas, «a extramuros y en
las inmediaciones de la Puerta de San B e r n a r d i n o » .
La cita nos da en su escueta brevedad la idea de
lejanía que para los hombres de hace nada m á s un
siglo tenían estos lugares que hoy consideramos como
uno de los m á s c é n t r i c o s puntos de la V i l l a .
S u exterior forma triangular se acusa m á s en la
planta del barrio por el trazado de las calles interio-
res, sensiblemente paralelas a las que se ponen límites,
y que dejan en su centro espacio para situar la única
manzana interior, formada por tres casas, y a la que
anteriormente nos hemos referido.

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sólo en sus fachadas exteriores, las
que dan a las calles que lo limitan,
cada vez de mayor importancia, un
comercio nuevo, a tono con el lugar
en el que el barrio se ha ido encon-
trando situado por el continuo cre-
cimiento de la ciudad, lo ha enmas-
carado, d á n d o l e un disfraz de lujo y
de modernidad que no p a s ó nunca
de la parte inferior de estas facha-
das. Las calles interiores han teni-
do, y todavía siguen teniendo cuan-
do escribimos, en que apenas se ini-
cia l a demolición, la m i s m a estampa
con que fueron conocidas por su
creador. U n breve y modesto comer-
cio se sitúa, escasamente, en algu-
nos puntos de estas calles interiores,
donde los talleres han encontrado u n
buen lugar, c é n t r i c o y retirado a la
vez, para p e q u e ñ a s industrias.

Desaparece el barrio de Pozas. So-


bre su solar se l e v a n t a r á n no sabe-
mos q u é nuevas construcciones, que
indudablemente nada tendrán que
ver con su primera figura. Su des-
a p a r i c i ó n es obligada consecuencia
de los tiempos. Aquí sólo hemos que-
rido dejar constancia de su recuerdo
y nuestro a d i ó s a una de las prime-
ras urbanizaciones que de forma im-
portante empezaron a dar a M a d r i d
su crecimiento.

Los cien años de su vida se acu-


san claramente en estas jachadas
de las calles interiores al barrio

Su carácter particular da a las


calles interiores del barrio de
Pozas una fisonomía especial. Po-
cos madrileños reconocerían en es-
ta foto una calle de lugar tan cén-
trico como es en la realidad

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