Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
“….Los Jueces o Juezas son personalmente responsables, en los términos que determine la
Ley, por error, retardo u omisiones injustificados, por la inobservancia sustancial de las
normas procesales, por denegación, parcialidad y por los delitos de cohecho y
prevaricación en que incurran en el desempeño de sus funciones…”
La Constitución en conjunto con otras regulan la actuación del Estado en todos aquellos
casos en los cuales deba dirimir un conflicto de intereses y, en ese sentido, constituye una
garantía para todos los ciudadanos. Siendo así, la consecución de la verdad la razón de ser
del proceso, resulta lógico que el legislador proteja sólidamente la regularidad de cada acto
procesal. No podemos pensar que tan importante función estatal pueda ser impedida en
detrimento de la justicia; indudablemente, cualquier comportamiento en ese sentido es
antijurídico y como tal debe ser sancionado.
Es importante resaltar que el artículo 216 del Código Penal tipifica como Delito la
perturbación del normal funcionamiento de los órganos judiciales, políticos, electorales o
administrativos, legítimamente constituidos. Asimismo, la Ley Orgánica del Poder Judicial
al referirse a los Delitos Contra la Administración de Justicia, específicamente en su
Artículo 110, establece: “El que mediante violencia, intimidación o fraude impida u
obstruya la ejecución de una actuación judicial o del Ministerio Público será sancionado
Con prisión de 3 meses a 6 años”.
También hace mención que el Juez que viole esta Ley o abuse de poder, en beneficio o
perjuicio de un procesado, será penado con prisión de tres (3) a seis (6) años.
3
Se habla a su vez acerca del Juez que retarde la tramitación del proceso con el fin de
prolongar la detención del procesado o de que prescriba la acción penal correspondiente,
será penado con prisión de dos (2) a cuatro (4) años; igual pena le corresponderá a las
personas que hubieren intervenido en el delito en calidad de cooperadores inmediatos.
Igualmente, todo Funcionario Público de Instrucción, o de Policía Judicial que, en el
ejercicio de sus funciones, tuviere conocimiento de algún hecho punible por el cual ordene
esta Ley proceder de oficio y omita o retarde indebidamente dictar las actuaciones
correspondientes o dar parte de ello a la autoridad competente, será sancionado………”
Las personas que ejerzan los cargos de fiscales o representantes del Ministerio Público,
que dolosamente no interpongan los recursos legales, no ejerzan las acciones penales o
civiles, o no promuevan las diligencias conducentes al esclarecimiento de la verdad, a la
rectitud de los procedimientos, al cumplimiento de los lapsos procesales y de la protección
debida al procesado, serán penados con prisión de dos (2) a cuatro (4) años.
La Ley Orgánica del Poder Judicial establece en los artículos 109 y 110 sanciones para las
personas que cometan Delitos contra la Administración de Justicia Estableciendo así, en los
Artículos 109 y 110.
En su Artículo 109 establece: El que con violencia o intimidación intente influir en quien
sea denunciante, parte o imputado, abogado, jurado, escobino, intérprete o testigo en una
causa para que modifique su actuación procesal, será castigado con la pena de prisión de
uno a cuatro años. Si el autor del hecho alcanza su objetivo se impondrá la pena
incrementada en una cuarta parte. Iguales penas se impondrán a quien realice cualquier
4
acto atentatorio contrala vida, integridad, libertad, libertad sexual o bienes, como
represalia contralas personas citadas en este artículo, por su actuación en un proceso
judicial, sin perjuicio de la pena correspondiente a la infracción de que tales hechos sean
constitutivos.
Este delito se encuentra tipificado en el Título IV, Capítulo I, Artículo 238, del Código
Penal venezolano vigente, dicho capítulo consta de un sólo artículo, relativamente extenso,
concebido en los términos siguientes:
“Todo individuo que llamado por la autoridad judicial, en calidad de testigo, experto,
médico, cirujano o intérprete, se excuse de comparecer sin motivo justificado, será
castigado con prisión de quince días a tres meses. El que habiendo comparecido rehúse sin
razón legal sus deposiciones o el cumplimiento del oficio que ha motivado su citación,
incurrirá en la misma pena.
Las penas establecidas en este artículo no se aplicarán sino en los casos en que
disposiciones especiales no establezcan otra cosa.”
5
El sujeto activo de este delito ha de ser, necesariamente, uno de los funcionarios públicos
temporales: testigo, experto, médico, cirujano o intérprete.
Testigo es el individuo que, por haber estado presente en el lugar dónde y en el momento
cuándo acaece o se produce un hecho determinado, está en condiciones de relatar la manera
cómo se ha desarrollado el mismo.
Por esta razón se atribuía antes enorme importancia a la prueba testimonial; pero los
sicólogos han sostenido en nuestro tiempo que la de testigos es, de todas las pruebas, la
menos digna de crédito. En efecto, aunque se trate de personas veraces y honestas, son
muchas las circunstancias que pueden influir en sus facultades psíquicas para que rindan
testimonios manifiestamente contrarios a la realidad. La memoria falla con harta
frecuencia, y los testigos, sin proponérselo, narran hechos que sólo en su imaginación han
ocurrido.
Son dos las hipótesis previstas en la disposición legal en estudio, a saber: el desacato de la
orden de la autoridad judicial por parte del ciudadano que ha sido llamado por ella en
cualquiera de las calidades indicadas y la negativa a rendir el informe pericial, la
declaración o la interpretación que requiera dicha autoridad, sin causa alguna que justifique
tal omisión. En la primera, el sujeto no comparece ante el magistrado que ordena la
citación; en la segunda, concurre al Tribunal en la oportunidad que le ha sido señalada, pero
se niega a rendir la declaración, a practicar la experticia o a traducir algún documento o la
exposición de un deponente, según la actuación de que se trate.
En uno y otro caso se impondrá al culpable, junto con la prisión por tiempo de quince días a
tres meses, la inhabilitación en la profesión o arte por un tiempo igual al de la pena
mencionada, desde que ésta termine. Pero estas sanciones «no se aplicarán sino en los casos
en que disposiciones especiales no establezcan otra cosa».
El interés social protegido por esta disposición legal es el relacionado con la correcta y
eficaz administración de justicia, para la cual es preciso asegurar la honesta y decidida
colaboración de los ciudadanos.
6
De la simulación de hechos punibles
(Objetiva y Subjetiva)
Al igual que el Tema anterior, éste consta de un sólo artículo -el 239- del Capítulo II, el
cual prescribe: “Cualquiera que denuncie a la autoridad judicial o a algún funcionario de
instrucción un hecho punible supuesto o imaginario, será castigado con prisión de uno a
quince meses. Al que simule los indicios de un hecho punible, de modo que dé lugar a un
principio de instrucción, se le impondrá la misma pena.
El que ante la autoridad judicial declare falsamente que ha cometido o ayudado a cometer
algún hecho punible, de modo que dé lugar a un principio de instrucción, a menos que su
declaración sea con el objeto de salvar algún pariente cercano, amigo íntimo o a un
bienhechor, incurrirá igualmente en la propia pena.
Este delito es afín al de calumnia, pero establece seguidamente que estos dos delitos «se
diferencian entre sí por características clarísimas». «Cuando alguien -agrega- por fines
privados, denuncia falsamente que ha sido víctima de un delito, pero sin hacer recaer la
acusación sobre individuos determinados y sin la intención de hacer condenar a un
inocente, tenemos el título especial de simulación de delito» En cambio, como se expresará
luego, si el hecho delictuoso simulado se imputa a una persona determinada con la
intención de hacerla condenar, sabiéndola inocente se comete el delito de calumnia.
La simulación formal comprende: 1º) una denuncia formulada ante la autoridad judicial o
ante un funcionario de instrucción. 2º) La declaración ante la autoridad o el funcionario
predicho de que se ha cometido un delito que en realidad no ha sido consumado. Debe ser
«un delito supuesto o imaginario», como dice la disposición legal en estudio.
7
Tanto la simulación formal o directa, como la indirecta o material, son delitos de sujeto
activo indeterminado: «Cualquiera que…» dice el artículo que es objeto del presente
comentario.
El objeto específico que este artículo protege es el interés por el funcionamiento útil de la
autoridad judicial y el mantenimiento del acatamiento debido a esa misma autoridad,
porque él tiende a impedir que, mediante simulaciones de algún despreocupado, pueda ser
determinada aquélla a la averiguación de un delito que no ha sido perpetrado.
En el aparte del artículo precitado se establece que «el que ante la autoridad judicial declare
falsamente que ha cometido o ayudado a cometer algún hecho punible, de modo que dé
lugar a un principio de Instrucción, a menos que su declaración sea con el objeto de salvar a
algún pariente cercano, un amigo íntimo o a su bienhechor incurrirá igualmente en la propia
pena».
De la calumnia
El Código Penal venezolano tipifica este delito, en su artículo 240, el cual es establece
siguiente:
EI culpable será castigado con prisión de dieciocho meses a cinco años en los casos
siguientes:
1º Cuando el delito imputado merece pena corporal que exceda de treinta meses.
8
2º Cuando la inculpación mentirosa ha causado la condenación a pena corporal de menor
duración.
El sujeto activo de la calumnia es indeterminado, como que puede ser cometida por
cualquiera, menos el propio denunciante, o acusador, porque si así ocurriera, se tratan a del
delito de simulación subjetiva o autocalumnia.
Esta figura penal comprende dos especies: la calumnia verbal o directa, llamada también
formal, y la indirecta o real que algunos denominan material.
9
intencionada, no meramente irreflexiva o imprudente. No es posible concebir la calumnia
culposa, puesto que la buena fe y el error del agente excluyen el dolo.
“Las penas establecidas en el artículo precedente, se reducirán a las dos terceras partes, si
el culpable del delito especificado se ha retractado de sus imputaciones o si ha revelado la
simulación antes de cualquier acto de enjuiciamiento contra la persona calumniada. Las
penas dichas sólo quedarán reducidas a la mitad si la retractación o revelación intervienen
antes de la sentencia que recaiga con motivo de la inculpación mentirosa.”
El Falso Testimonio consiste en deponerse como testigo ante la autoridad judicial, para
afirmar lo falso o negar lo cierto o callar total o parcialmente lo que sepa con relación a los
hechos sobre los cuales es interrogado. También puede darse el falso testimonio contra
algún indiciado por delito o en el curso de un juicio criminal. Uno de los medios de prueba
más relevantes es la declaración de testigos, es la declaración dada por una persona en el
curso del proceso, sobre los hechos captados por los sentidos en relación al hecho punible
que se averigua sin tener el testigo ninguna relación jurídica en dicho proceso. Relevancia
que a mi modo de ver por la vulnerabilidad del ser se menoscaba ante una prueba material
propia derecho punible.
“El que deponiendo como testigo ante la autoridad judicial, afirme lo falso o niegue lo
cierto o calle total o parcialmente lo que sepa con relación a los hechos sobre los cuales es
interrogado, será castigado con prisión de quince días a quince meses.
10
Si el falso testimonio ha sido causa de una sentencia condenatoria a pena de presidio, la
prisión será de tres a cinco años.
Si el testimonio se hubiere dado sin juramento, la pena se reducirá de una sexta parte a
una tercera parte.
De tres maneras puede ser cometido este delito: a) afirmando lo falso; b) negando lo cierto;
c) callando total o parcialmente lo que el testigo sepa acerca de los hechos sobre los cuales
es interrogado.
Afirma lo falso quien dice que es cierto un hecho distinto a la verdad, o narra cómo
verdadero un suceso que no ha ocurrido, o señala circunstancias que no se han dado.
Calla total o parcialmente lo que sabe con relación a los hechos sobre los cuales es
interrogado, quien guarda silencio acerca de algún hecho que conoce y en general quien
dice que ignora lo que ciertamente sabe o le consta. Ese ocultamiento de lo que se sabe es
lo que la Doctrina llama reticencia. No debe confundirse esta actitud del testigo que calla,
aunque sea en parte, lo que sabe y le ha sido preguntado, con la del que pura y simplemente
se niega a declarar. La primera entraña la comisión del delito que se estudia; la segunda es
constitutiva del de negativa a servicios legalmente debidos del artículo 238.
Objeto pasivo de la tutela penal es el interés por la certeza de las declaraciones de los
testigos en los juicios, sean comunes o especiales. Para la correcta administración de
justicia se requiere la colaboración de los ciudadanos y por eso se impone a éstos el deber
de prestar sus testimonios ante la autoridad cuando ésta se los solicite.
Sujeto activo de este delito sólo puede serio el testigo, entendiendo por tal el individuo que
ha sido llamado por la autoridad judicial en dicha calidad y que, por eso mismo, se
encuentra en una relación de dependencia con dicha autoridad.
Sujeto pasivo es la sociedad que tiene interés en la certeza de los testimonios de los
deponentes, para que puedan ser apreciados como elementos de convicción para la correcta
administración de justicia, mediante la imposición de las sanciones penales o civiles que
sean procedentes.
El delito se consuma tan pronto como el testigo haya rendido su declaración, siempre que la
haya concluido, por supuesto; ya que es posible que, por confusión del propio deponente,
por haber entendido mal alguna pregunta del magistrado judicial, o por error del secretario,
o por cualquiera otra circunstancia semejante se haya estampado en el acta alguna
apreciación distinta de la realidad; y si el declarante, al ser leída aquélla manifiesta su
discrepancia y rectifica el error advertido, no habrá incurrido en falso testimonio. Conviene
advertir que si la falsa deposición fuere ratificada luego, una o más veces por el declarante,
cometería un solo delito.
11
Se trata de un delito instantáneo y, por lo tanto, no es posible la tentativa.
Es también delito formal, por cuanto para su comisión no es necesario que ocasione daño
por la decisión errada del Tribunal; basta la posibilidad de producirlo. Pero no habrá delito
si la falsedad se refiere a hechos o circunstancias ajenos a la cuestión decidida.
La pena para el delito simple es la de prisión por tiempo de quince días a quince meses. Si
el falso testimonio se da contra un indiciado por delito o en el curso de un juicio criminal,
la prisión será de seis a treinta meses, y si concurren esas dos circunstancias, será de
dieciocho meses a tres años. Si el falso testimonio ha sido la causa de una sentencia a pena
de presidio, la prisión será de tres a cinco años. Si el testimonio se hubiere dado sin
juramento, la pena se reducirá de una sexta a una tercera parte.
“Estará exento de toda pena con relación al delito previsto en el artículo 242: el que
habiendo declarado en el curso de un procedimiento penal, se retracte de su falso
testimonio y deponga conforme a la verdad, antes de concluirse la averiguación sumaria
por auto de no haber lugar a proseguirla o el proceso por auto de sobreseimiento fundado
en no haber méritos para cargos o antes que se descubra la falsedad del testimonio.
12
Si la retractación se efectúa después, o si se refiere a una falsa deposición en juicio civil, la
pena se disminuirá de una tercera parte a la mitad, siempre que la retractación tenga
lugar antes del fallo definitivo del asunto.
Las disposiciones de los artículos precedentes serán también aplicables a los expertos e
intérpretes que, llamados en calidad de tales ante la autoridad judicial, den informes,
noticias o interpretaciones mentirosas, quienes serán, además, castigados con la
inhabilitación para el ejercicio de su profesión o arte, por un tiempo igual a la prisión,
terminada ésta. Tal es el texto del artículo 245.
Así como en el delito de falso testimonio el sujeto activo no puede serlo sino el individuo
llamado en calidad de testigo por la autoridad judicial, en la falsa peritación y en la falsa
interpretación, lo pueden ser considerados como posibles agentes de uno y otro delito los
que el magistrado judicial haya requerido para servir, en forma accidental, como peritos o
como intérpretes.
La disposición contenida en el artículo 245 impone el comentario, aunque sea muy breve,
de la falsa pericia y de la interpretación falsa. En estos hechos delictuosos sólo pueden ser
sujetos activos o agentes el perito o el intérprete que, llamados por la autoridad judicial en
calidad de tales, «den informes, noticias o interpretaciones mentirosas». A uno y otro de
estos posibles agentes se impondrá, además de la pena establecida en el artículo 242 para el
testigo falso, la de inhabilitación para el ejercicio de la respectiva profesión o arte, por un
tiempo igual al de la prisión, terminada ésta.
Dan informes mentirosos los peritos que consignan en los suyos pareceres insinceros,
contrarios a la realidad, a sabiendas de que no son ciertos.
Dan noticias mentirosas los peritos que afirman haber practicado exámenes que realmente
no han realizado, o haber podido comprobar hechos que no han ocurrido.
Dan interpretaciones mendaces los intérpretes que vierten del idioma extranjero al
castellano expresando el contenido del texto traducido en forma distinta a la que realmente
corresponde.
13
Como prescribe expresamente la disposición en estudio, a lo delitos últimamente citados
serán aplicables las de los artículo precedentes. Esto quiere decir que con respecto a ellos
han de tenerse en cuenta las causas de impunidad y las circunstancias agravantes
establecidas para el falso testimonio.
“El que haya sobornado a un testigo, perito o intérprete, con el objeto de hacerlo cometer
el delito previsto en el artículo 242, será castigado, cuando el falso testimonio, peritaje o
interpretación se hayan efectuado, con las penas siguientes:
1. En el caso de la parte primera del citado artículo, con prisión de cuarenta y cinco
días a dieciocho meses.
2. En los casos previstos en el primer aparte de dicho artículo, con prisión de uno a tres
años, o de dos a cuatro años, respectivamente, si concurren las dos circunstancias
indicadas en el citado aparte.
3. En el caso del segundo aparte del mismo artículo, con prisión de cuatro a cinco años.
Si el falso testimonio, peritaje o interpretación han sido hechos sin juramento, la pena se
reducirá de una sexta a una tercera parte.
El que por medio de amenazas, regalos u ofrecimientos haya solamente tentado sobornar a
un testigo, perito intérprete, incurrirá en las penas establecidas en las disposiciones
anteriores, pero limitadas a una tercera parte.
Este delito comprende la entrega o promesa de dinero o de alguna otra ganancia o utilidad,
y el propósito de inducir, con una u otra de aquéllas, a un testigo, a un perito o a un
intérprete, a mentir cuando rinda una declaración, un informe pericial o una traducción al
castellano de algún documento.
Con la disposición contenida en este artículo el legislador protege dichas actuaciones de las
intromisiones de particulares y aún de funcionarios públicos, contrarias a la corrección y
autenticidad de los testimonios, las experticias, y las interpretaciones, en provecho de la
más cabal administración de justicia.
14
consume, es indispensable que «el falso testimonio, peritaje o interpretación se hayan
efectuado»..
De la prevaricación
Artículo 250.- “El mandatario, abogado, procurador, consejero o director que perjudique
por colusión, con la parte contraria o por otro medio fraudulento, la causa que se le haya
confiado, o que en una misma causa sirva al propio tiempo a partes de interés opuestos,
ser castigado con prisión de cuarenta y cinco días a quince meses y suspensión del
ejercicio de su profesión por tiempo igual al de la condena.
Cualquiera de los individuos arriba indicados, que después de haber defendido a una de
las partes, sin el consentimiento de ella, tome a su cargo la defensa de la parte contraria,
será castigado con prisión de uno a tres meses.”
Este tipo penal es un delito que tiene como bien jurídico protegido a la administración de
justicia, en consecuencia la comisión de dicho ilícito sólo afecta al Estado como garante de
esa función pública que se resume en impartir Justicia, no pudiendo un particular usurpar la
cualidad de víctima cuando la misma solo esta conferida al Estado Venezolano.
15
Del encubrimiento
“Serán castigados con prisión de uno a cinco años los que, después de cometido un delito
penado con presidio o prisión, sin concierto anterior al delito mismo y sin contribuir a
llevarlo a ulteriores efectos, ayudan sin embargo a asegurar su provecho, a eludir las
averiguaciones de la autoridad o a que los reos se sustraigan a la persecución de ésta o al
cumplimiento de la condena y los que de cualquier modo destruyan las huellas o indicios
de un delito que merezca las antedichas penas.”
Para la comisión del delito en estudio se requiere que se haya cometido con anterioridad un
delito que merezca pena de presidio o de prisión. Por delito cometido debe entenderse
delito agotado, es decir, el delito en el cual la actividad del agente ha sido plenamente
cumplida. Por consiguiente, si el delito que se encubre es uno de naturaleza permanente o
un delito continuado y un individuo interviene en aquél durante la permanencia, como si,
por ejemplo, toma a su cargo la custodia del sujeto pasivo de un secuestro, habrá coautoría
y no encubrimiento; y si en el delito continuado interviene para ayudar al sujeto activo
entre una y otra de las varias violaciones de una misma disposición legal que lo configuran,
como ocurriría cuando excitara a un sirviente doméstico que ha hurtado ya dinero a u n
patrono en varias ocasiones, para que hurte una vez más, tampoco habrá encubrimiento,
sino complicidad en el hurto.
Es indispensable, además, que no haya habido concierto anterior al delito consumado, con
el autor del mismo, y que no se contribuya a llevar dicho hecho delictuoso a ulteriores
efectos.
La acción en este delito puede consistir también en prestar ayuda para que el agente asegure
el provecho del delito, para que eluda las averiguaciones de la autoridad, para que se
sustraiga a la persecución de ésta o a la condena, mediante la destrucción o alteración de las
huellas o indicios de un delito que merezca una u otra de las predichas penas.
El texto del artículo 254 no indica a quién ha de ayudar el agente «a asegurar el provecho
del delito o a eludir las averiguaciones de la autoridad», aunque sí expresa que es a los reos
a los que ha de ayudar a que se sustraigan a la persecución de ésta o al cumplimiento de la
condena; pero el vocablo reos no se refiere propiamente a los condenados, ni a los
culpables, ni a los autores reales del delito, por cuanto el favorecido puede ser un simple
indiciado, y aun un simple sospechoso; y siempre habrá encubrimiento, porque también con
la ayuda a éstos se dificultará u obstaculizará la acción de la justicia.
No es necesario que el agente conozca al autor del delito, sino que es posible encubrir a un
desconocido. La ayuda a que se refiere la disposición legal que se examina puede ser
16
prestada en cualquier forma, ya que como tal debe considerarse toda colaboración adecuada
al logro de alguno de los expresados objetivos.
Fuga. Según el artículo 258 del Código Penal: “Comete el delito de fuga «cualquiera que,
hallándose legalmente detenido, se fugare del establecimiento en que se encuentra,
haciendo uso de medios violentos contra las personas o las cosas”.
La evasión simple de un individuo legalmente detenido; es decir, la que éste realiza sin
violencia ni fractura, aprovechando el descuido o negligencia de sus carceleros o
guardianes, no configura delito alguno. El uso de medios violentos contra las personas o las
cosas son, según la legislación venezolana, condiciones objetivas de punibilidad del delito
que se examina.
Se trata, desde luego, de un delito de sujeto activo determinado, como que sólo puede ser
cometido por quien se encuentra legalmente detenido.
Del requisito ya expresado que el fugado debe hallarse legalmente detenido, se concluye,
por argumento ad contrarium, que no incurre en el delito de fuga el que, encontrándose
sometido a detención ilegal, recobra su libertad.
Con esta disposición legal el legislador protege el interés público inherente al sometimiento
de los particulares a la administración de la justicia, por la necesidad y conveniencia de que
la libertad personal de los mismos permanezca restringida en la forma que haya establecido
la autoridad competente.
“Los sentenciados que hubieren quebrantado su condena de presidio, prisión, expulsión del
espacio geográfico de la República, relegación a colonia penitenciaria, confinamiento o
arresto, y lo ejecutaren con cualquiera de las circunstancias de violencia, intimidación,
17
fractura de puertas, ventanas, paredes, techo o suelo, empleo de llaves falsas, escalamiento
o cualquiera otra circunstancia agravante que no sea la simple fuga, sufrirán, según la
naturaleza y número de estos hechos concomitantes, una a agravación de pena de la misma
especie, entre una quinta y una cuarta parte de la principal, a juicio del Tribunal.
Las condenas cuyo quebrantamiento sanciona este artículo son las consistentes en las penas
privativas de la libertad: presidio, prisión y arresto; y las restrictivas de ella: expulsión del
territorio de la República, relegación a colonia penitenciaria y confinamiento. Las penas
privativas de la libertad y la de relegación a colonia penitenciaria se quebrantan mediante la
fuga o evasión; la de confinamiento, con la salida de la jurisdicción del Municipio señalado
en la sentencia que aplique dicha pena, el cual ha de estar a no menos de cien kilómetros de
distancia del lugar en donde se haya cometido el delito; y la de expulsión, con el regreso al
territorio nacional antes del vencimiento del tiempo por el cual ha sido impuesta la sanción.
“Los inhabilitados políticos o para ejercer profesiones, o los destituidos que ejercieren el
empleo o profesión contra el tenor de la sentencia, serán condenados, como agravación de
pena, a un arresto de uno a doce meses o a una multa de quinientas unidades tributarias
(500 U.T.) a mil quinientas unidades tributarias (1500 U.T.), a juicio del Tribunal.”
18
Establece el artículo 265: “El funcionario público que, encargado de la conducción o
custodia de un detenido o sentenciado, procure o facilite de alguna manera su evasión,
será penado con presidio por tiempo de dos a cinco años.
Si para procurar o facilitar la evasión, el culpable coopera en los actos de violencia de que
habla el artículo 258, o si para ello ha dado armas o instrumentos o no ha impedido que se
le suministren, la pena será de tres a seis años de presidio, si la evasión se efectúa; y de
uno a tres años en caso contrario.
El sujeto activo ha de ser funcionario público al que, en atención a ese carácter, le haya sido
confiada la conducción o custodia de un detenido o sentenciado.
El sujeto activo de este delito sólo puede serlo un funcionario público que haya sido
encargado de la custodia o conducción de un detenido o sentenciado; y la acción consiste
en permitir a uno u otro de éstos, sin estar facultado para ello, que salga, aunque sea
temporalmente, del lugar en que debe permanecer detenido o del lugar en que debe cumplir
su condena.
Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su
derecho. Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales El acceso
a la justicia se encuentra garantizado a nivel constitucional.
19
“El que, con el objeto sólo de ejercer un pretendido derecho, se haga justicia por sí mismo,
haciendo uso de violencia sobre las cosas, cuando podía haber ocurrido a la autoridad,
será castigado con multa de doscientos cincuenta unidades tributarias (250 U.T.) a dos mil
unidades tributarias (2.000 U.T.).
Y si resultare cometida lesión personal o algún otro delito, será castigado con la pena
correspondiente a estos hechos punibles.
El agente debe obrar con el solo objeto de ejercer un pretendido derecho. El derecho puede
no existir en el patrimonio de aquél, si cree de buena fe, si tiene la convicción de que le
pertenece. Es lo que la doctrina llama fumus boni buril, o sea «humo de un derecho justo».
El calificativo mencionado quiere decir que el derecho que el agente pretende ejercer se le
ha discutido. Un derecho que nadie discute no puede calificarse de pretendido, puesto que
no ha dado lugar a controversia alguna.
La cosa que sea objeto de la violencia debe encontrarse en posesión de otro, lo que quiere
decir que no cometería el delito de hacerse justicia por sí mismo el individuo que ejerciese
violencia sobre cualquier objeto que posee de manera exclusiva. En cambio, sí incurriría en
él quien tomara por la fuerza alguna cosa suya que esté siendo poseída por otro.
Cuando no se cumpla el expresado requisito, vale decir: cuando el agente no obre «con el
objeto sólo de ejercer un pretendido derecho», como sería si actúa con el propósito de
causar daño, o por venganza, aquél no incurriría en el delito en estudio, sino en el de daño,
que sería agravado, en la segunda hipótesis, cuando la venganza se dirija contra un
funcionario público, a causa de sus funciones.
Se requiere además, para la existencia de este delito, que el agente haya podido ocurrir a la
autoridad. Si no ha tenido posibilidad de hacerlo así, no será culpable de hacerse justicia
por sí mismo.
El delito es, en principio, de acción privada pues, salvo cuando el delito esté acompañado
de otro enjuiciable de Oficio, no se procederá sino a instancia de parte.
Sujeto activo de uno y otro de los delitos tipificados en el artículo 270, puede ser
cualquiera, incluso el propietario sobre las cosas que le pertenecen.
20
Sujeto pasivo es siempre y necesariamente el Estado, es decir la administración de justicia.
El ejercicio legítimo de un derecho es una causa de justificación y, por ende, una eximente
de responsabilidad penal.
Para que proceda la precitada justificante no basta con acreditar la titularidad del derecho
subjetivo; es menester, además, que tal derecho sea ejercido por la vía establecida en el
ordenamiento jurídico.
Por ello, es lógico que el artículo 271 del Código Penal establece:” Cuando el culpable del
delito previsto en el artículo precedente, compruebe la existencia del derecho con que
procede, se disminuirá la pena de un tercio a la mitad.”
21
CONCLUSIÓN
Los órganos de Justicia cumplen un papel fundamental en dictar las sentencias
apropiadas para cada caso, por ello es importante que existan normas, reglamentos y
sanciones que hagan poner en vigor la Ley, ya que si no se hiciera adecuadamente muchos
delitos quedarían impunes y quizás muchas personas inocentes pagarían delitos que no han
cometido.
22
BIBLIOGRAFÍA
23