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Michael Cook
Cook Michael
Directrices para la preparación de programas de estudios sobre la gestión
de documentos y la administración de_ archivos modernos : un estudio del RAMP /
preparado por Michael Cook /para el/ Programa General de Información y
UNISIST. París: Unesco, 1982. 61 págs., 30 cm. (PGI-82/WS/16)
I. Directrices para la preparación de programas de estudio sobre la gestión
de documentos y la administración de archivos modernos:un estudio del
RAMP
PROLOGO
Los elementos básicos del Programa RAMP responden a los temas generales del pro-
pio Programa General de Información. De ese modo, el RAMP comprende proyectos, es-
tudios y otras actividades destinadas ai
INDICE
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I. INTRODUCCIÓN 5
II. INFRAESTRUCTURAS 8
Precondiciones generales 8
Planeamiento de personal 9
Niveles de reclutamiento 9
Objetivos y estrategias pedagógicas 10
Servicios de archivos e infraestructuras de la información . . . 1Q
Jerarquía 11
La formación en el país y en el extranjero 12
V. NIVELES DE ADMISIÓN 24
Cursos profesionales 24
Archiveros de nivel superior 25
Educación permanente 26
Formación del personal docente 26
Paraprofesionales 26
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I. INTRODUCCIÓN
que se efectúan con eficacia los dos tipos de trabajo y donde los profesionales a
cargo de ellos mantienen entre sí una estrecha comunicación. En el presente docu-
mento la palabra "archivero" se emplea a veces para referirse tanto a los gestores
de documentos como a los archiveros, pero no se trata de insinuar que los dos grupos
son idénticos o que uno debería subordinarse al otro.Existen poderosas razones para
planear una formación profesional básica común a los archiveros y a los gestores de
documentos, y para que las estructuras de ambas carreras estén estrechamente relacio-
nadas .
1.4 Entre educación y formación hay una diferencia importante cuando se consideran
los diversos niveles de actividad profesional. Ambas tienen importancia: la
formación se refiere a la instrucción relativa a los verdaderos procesos que tienen
lugar en un servicio de archivos, y está destinada a garantizar que dichos procesos
sean eficaces, bien proyectados y adecuados para su fin. La educación es algo más
fundamental y de más largo alcance. A largo plazo, es probable que la actividad más
importante de los archiveros sea la selección de documentos para su conservación o
destrucción. Al efectuar la selección, los archiveros están sin duda dispuestos a es-
cuchar consejos sobre el valor administrativo o jurídico actual inherente a los docu-
mentos; pero cuando se llega a la cuestión de identificar los valores duraderos,
deben fiarse de su propia experiencia, percepción y cultura general: estos recursos
pueden englobarse en el concepto general de educación. Estas directrices tratan tan-
to de la formación como de la educación, pero es inevitable dedicar más espacio a los
conocimientos y procesos técnicos. El lector debe tener en cuenta que los programas
de formación se deben planificar siempre con relación al desarrollo educacional gene-
ral del estudiante.
1.6 Las directrices tienen por objeto sugerir un programa básico de formación so-
bre los aspectos comunes de la labor de todo el personal que se dedica direc-
tamente a la gestión profesional de archivos y documentos. Aparte diferencias im-
portantes de nivel y análisis, existe un solo programa común de formación básica
apropiada para todas estas actividades. El deseo de fomentar la armonización ha
planteado la cuestión de si debería impartirse alguna formación básica a todos los
trabajadores de la información. La cuestión no se examina directamente aquí, pero no
ha sido posible evitar muchas reflexiones sobre la misma. Las directrices (seccio-
nes VI y VII) han sido dispuestas en lo posible como un sistema modular, de modo que
se puedan adaptar a quienes no necesiten la totalidad del curso básico.
1.7 Una serie de directrices generales como éstas tienen un uso limitado. No pa-
rece probable que en su forma actual puedan ser adoptadas por una determinada
institución de formación. Deben ser interpretadas según la situación local. Esta
advertencia es más necesaria en el caso de la administración de archivos y documen-
tos que en el de la biblioteconomía y la documentación. Los archivos y los sistemas
que los generan tienen raíces tan hondas en las tradiciones culturales y administra-
tivas de cada país que no es fácil someterlos, sin cometer errores, a una generali-
zación que trascienda las fronteras culturales y lingüísticas. Además, los propios
documentos y archivos (el material acumulado por los servicios de documentos y archi-
vos) tienen por definición un carácter peculiar, que no se ve afectado por la exis-
tencia en el archivo de cierta cantidad de material publicado o reproducido ni por
la posibilidad de sacar un gran número de copias con equipo moderno. Los archivos
seguirán siendo diferentes, lo cual explica la dificultad intrínseca con que tropieza
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1.8 En estas condiciones, las sugerencias que se formulan aquí están destinadas a
elevar las normas profesionales y sistematizarlas entre todas las naciones.
Cada instituto de formación tendrá que considerar en qué medida puede aplicarlas
útilmente. Por ello se ha procurado no formular directrices demasiado específicas
ni detallar en exceso los módulos de los programas de estudios. En la esfera gene-
ral de los estudios de información es particularmente necesario evitar la rigidez, de
modo que se pueda aceptar los principios de una norma internacional sin someterse
servilmente a ningún código.
1.10 A menudo se hace notar que las personas que trabajan en los archivos y en la
gestión de documentos se encuentran solicitadas por fuerzas divergentes. Por
ejemplo, existe una contradicción entre el archivero administrador y el archivero
investigador. En última instancia, las tensiones se equilibran y logran una unidad:
el gestor de documentos, que atiende a las necesidades de información de un determi-
nado órgano administrativo y que implanta una estructura para la evaluación y elimi-
nación periódicas de los documentos puede considerar fácilmente que procura alcanzar
los mismos objetivos que su colega, el archivero de una colección histórica, o que
trabaja para conservar y explotar los tesoros archivísticos históricos a su cargo.
En muchas partes del mundo, los orígenes históricos de la formación archivística se
encuentran en el segundo sector, mientras que la gestión de documentos hace figura
de intruso de última hora, no siempre bien recibido. En otras partes del mundo muy
influyentes, la situación es casi la inversa. En el presente trabajo sostenemos no
sólo que hay la unidad subyacente entre todos los archivos y la gestión de documentos
a que nos hemos referido, sino que dicha unidad debería expresarse en la formación de
quienes van a ejercer la profesión. Por consiguiente, aunque a la larga habrá nece-
sidad de especialistas en algunas técnicas avanzadas de la profesión, se supone que
en materia de formación inicial conviene crear un curso básico para todos. Los paí-
ses en desarrollo no están de acuerdo sobre este punto, al menos no en forma explí-
cita y universal. En el mundo en desarrollo se acepta este punto en la práctica, ya
que toda formación ofrecida en el momento oportuno es aprovechada. Este punto tiene
cierta importancia para el desarrollo profesional y también en lo que se refiere a la
armonización de la formación en materia de archivos y a otros estudios de información.
Las presentes directrices abogan en favor de este principio y constituyen un paso
hacia su adopción oficial en los centros de debate profesional.
profesores de la ciencia de los archivos y sus ramas hagan notas y reservas de sus cla-
ses, las comparen dentro de la misma institución para evitar repeticiones y las pongan
a la disposición de los círculos profesionales a efectos comparativos. Esto podría
efectuarse recurriendo a la International Clearing-house for Instructional Materials,
que distribuye material didáctico relativo a la labor de bibliotecas, documentación y
archivos. Esta institución, con sede en la Universidad de Maryland (EE.UU.), es cono-
cida por el boletín Newsletter on Education and Training Programmes for Specialised
Information Personnel, de la Federación Internacional de Documentación (FID).
1.12 Sería imposible agradecer su colaboración a cada uno de los distinguidos cole-
gas que nos han prestado ayuda para compilar el presente estudio. La mayoría
de ellos figuran probablemente en la bibliografía. Cabe, sin embargo, destacar es-
pecialmente aquellos que participaron en la reunión de 1979 sobre la armonización
de los programas de estudios de archivos y los que tuvieron la gentileza de contri-
buir a los estudios preparatorios de la reunión. Expresamos nuestra gratitud a to-
dos ellos y en particular al Sr. Bruno Delmas. En los primeros meses de 1982 varios
colegas formularon valiosos comentarios y sugerencias que se han incorporado al es-
tudio. Dejo especialmente constancia de mi reconocimiento al Sr. Artel Ricks, al
Sr. S.A.I. Tirmizi, a la Dra. Vicenta Cortés y al Dr. Eckhardt Franz.
II. INFRAESTRUCTURAS
2. 1 Precondiciones generales
En todas las esferas, para que los servicios de educación y formación tengan
éxito se requieren ciertas infraestructuras básicas. Hay tantas diferencias entre
los países y las regiones que no resulta fácil definir los requerimientos fundamen-
tales. Las presentes directrices deberían satisfacer las necesidades de los archive-
ros que trabajan en países muy diversos. En ellas, cada país debería poder encontrar
lo que necesita para desarrollar la formación y estimular la comunicación con otros
sistemas y regiones. En el futuro debe ser posible actuar mancomunadamente,y el re-
sultado final debe ser la formación de profesionales que puedan comunicarse entre sí.
2.2 Al igual que en las demás profesiones, los buenos planes de educación para ar-
chiveros surgen cuando los gobiernos se proponen alcanzar objetivos modernos
de desarrollo y tienen un interés consciente en lograr una administración eficaz. De
otro modo, no habría manera de llegar a un acuerdo oficial sobre los objetivos y las
estrategias, las inversiones, los principios generales del desarrollo profesional,
implícitos en el programa. Una parte de ese sistema de gobierno está constituido por
la estructura de la educación pública, que a su vez producirá cierto número de posi-
bles egresados de diversas categorías, cada cual con sus propias expectativas de
carrera y nivel de sueldo y condiciones de servicio reconocidos. Este es un aspec-
to importante, pues no sólo explica las ideas que determinan las actitudes del pú-
blico (una apreciación favorable será, en última instancia, necesaria), sino que de
él depende que sea suficiente o no el número de personas competentes susceptibles de
ser contratadas para puestos de diferentes categorías. El aprecio del público se
manifestará, sin duda, cuando se haya establecido una tradición de servicios presta-
dos a los usuarios.
2.3 Ya nos hemos referido a la necesidad de lograr la estima del público general.
Este estado de opinión llegará a formarse probablemente sólo cuando se haya
desarrollado en el país un número considerable de actividades y estructuras en los
sectores universitario y cultural: universidades, institutos de investigación, mu-
seos. Paralelamente se desarrolla la idea de que tienen interés y valor las inves-
tigaciones de diversos tipos (algunas en apoyo de la administración y el planeamien-
to, otras en la búsqueda desinteresada del conocimiento, sobre todo el conocimiento
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de la propia sociedad y su pasado). Las relaciones, hoy día indispensables con las
instituciones y los organismos del exterior se desarrollarán por medio de una de las
lenguas de comunicación internacionales. Por consiguiente, uno de los rasgos impor-
tantes de la infraestructura será una relativa facilidad para estudiar una de esas
lenguas internacionales, de preferencia dentro del sistema normal de educación. Habrá
que contar también con varias instituciones complejas, y el propio gobierno, que em-
plea muchos trabajadores y lleva a cabo complejas actividades que requieren una ges-
tión ordenada y una provisión planificada de información y generan documentos y sis-
temas de documentos. De ahí surge la necesidad de disponer de personal competente.
Cuando existe este nivel de organización, ya hay, por lo general, una estructura de
servicios de información pública: a bibliotecas públicas y especiales (tal vez tam-
bién bibliotecas escolares) y servicios de documentación. Se sostiene que los ser-
vicios de archivos dependen de la existencia previa de aquéllos; en realidad la exis-
tencia de archivos y la necesidad de conservarlos y utilizarlos puede preceder a la
creación de servicios de información avanzados o formalizados. Pero no es probable
que los servicios de archivos adelanten hasta el punto de poder exigir y sostener
instituciones de formación mientras las profesiones afines no estén asimismo bien
organizadas y puedan absorber cierto personal.
2.4 Por último, en este estudio de las precondiciones necesarias, debe incluirse
un cierto nivel de tecnología. Por supuesto que los servicios de archivo pue-
den funcionar manualmente. Los materiales que se deben manipular (documentos y ar-
chivos) tienen su origen en la actividad natural de toda organización, incluso las
más primitivas. Sin embargo, hay que reconocer que para prestar al usuario un ser-
vicio moderno, debe contarse también con equipos de reproducción y de reparaciones,
microformatos e incluso computadoras. Es probable que la disponibilidad de servicios
tecnológicos desempeñe en el futuro un papel cada vez más importante en el desarrollo
de los servicios de información y que llegue a dominar el pensamiento profesional y
a determinar la forma en que los sectores profesionales tratarán de resolver los pro-
blemas. Por eso sería difícil prever la creación de planes de formación profesional
cuando no existen al menos ciertos servicios tecnológicos o no se puede mantenerlos.
2 .5 Planeamiento de personal
2.7 También será necesario reclutar cierto personal para los puestos paraprofesio-
nales de categoría inferior al de diploma universitario. Se necesitarán algu-
nos técnicos formados en una institución técnica. Pero, como el trabajo de archivos
(y, por supuesto, el de información en general) requiere poco personal, se podría jus-
tificar perfectamente la concentración de la labor técnica y no universitaria en un
solo centro de formación para evitar la repetición de cursos y aprovechar al máximo
la capacidad docente.
2.11 Cuanto mejores sean los servicios de información para las visitas y los traba-
jos prácticos, tanto mayor será su influencia en la preparación de profesiona-
les con visión y competencia. Naturalmente, la influencia será recíproca: los ser-
vicios obtendrán enormes ventajas en sus relaciones con estudiantes y aprendices bien
dotados y perspicaces.
2.12 Jerarquía
2.13 La jerarquía incide en la calidad de los cursos que se ofrecen para la forma-
ción de archiveros. La formación debería ser pertinente al empleo e impartirse
siguiendo normas de categoría superior. Si se procede así, se atraerá a los estu-
diantes mejor dotados, y éstos a su vez mejorarán normas ya superiores; no habrá
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2.15 En el caso de los países en desarrollo se plantea un dilema. Dichos países po-
drían crear escuelas de formación en sus regiones y eliminar la necesidad de
enviar estudiantes a otros países -y al proceder así correr el riesgo de que los es-
tudiantes no vean cómo se aplican las mejores normas ni se beneficien del entusiasmo
y el carisma de excelentes profesores de la especialidad. O bien podrían seguir en-
viando a los estudiantes a otros países, donde en circunstancias ideales reciban una
buena enseñanza, vean cómo se aplican las mejores normas y se pongan al corriente de
la tecnología más avanzada, para luego regresar al país y encontrar un medio tan dife-
rente como para ahogar toda iniciativa. La formación debería ser pertinente y apro-
piada .
2.16 Posiblemente tampoco en este caso sea una solución satisfactoria fundar institu-
tos de formación incompletos. Si en ellos sólo se forman paraprofesionales, mien-
tras que los profesionales se instruyen en el extranjero, ello servirá únicamente para
disminuir la jerarquía y el interés del profesorado local, y para atraer estudiantes
menos dotados o, por lo menos, así ocurrirá si el carácter déla escuela no se ajusta to-
talmente a lo que verdaderamente se propone realizar. En este caso sería preferible
ubicar la escuela en un medio técnico o no universitario, donde se reconociera clara-
mente el carácter intermedio de la institución, y la enseñanza y los métodos comple-
mentarios fueran los propios de esos centros docentes. Pero, como el trabajo profe-
sional de archivos, vinculado fundamentalmente a la investigación, es en esencia
universitario y directivo, será probablemente preferible planear una escuela de for-
mación en que se enseñe a los diversos niveles y a la cual se reconozca su pleno ca-
rácter universitario. Aunque durante algunos años no haya alumnos para los cursos
superiores, quizás sea preferible perseguir ese objetivo. Si la enseñanza superior
está planeada, el personal conservará por sí solo el entusiasmo y se dedicará a la
investigación y al estudio con vistas a obtener títulos superiores (tal vez en el
extranjero), en espera del día en que su propia escuela haya logrado desarrollar todo
su potencial.
2.17 Los órganos profesionales, como el Consejo Internacional de Archivos, sus ofi-
cinas regionales y las asociaciones profesionales nacionales tienen una función
permanente que desempeñar, consistente en asesorar acerca de estas cuestiones norma-
tivas. Conjuntamente con los organismos de asistencia, dichos órganos pueden con-
tribuir a la obtención de becas diversas, cuando son necesarias para ayudar a cier-
tos estudiantes durante la formación, especialmente cuando parte de los estudios se
realicen en el extranjero.
2.18 Además los órganos profesionales pueden figurarse que los consultarán cuando
se preparen los programas de estudios para los cursos de formación. No obstan-
te, la decisión final en cuanto a la forma del programa de estudios y la manera en
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que se distribuirá a los profesores para su aplicación debe quedar en manos de los
órganos rectores del establecimiento docente. Asimismo, aunque las asociaciones pro-
fesionales bien organizadas podrían encargarse del registro o el reconocimiento de
los diplomas profesionales (sobre todo cuando la afiliación a la asociación sea obli-
gatoria) , el contenido, notas y realización de los exámenes deben quedar a cargo de
establecimientos docentes que, también en este caso, actuará con arreglo a sus esta-
tutos. Para ello la mejor manera será vincular el establecimiento docente a una
universidad, con la ventaja de relacionar los estudiantes con otras disciplinas (in-
cluso la de investigación) y de disponer de infraestructuras universitarias y logís-
ticas, así como de una jerarquía bien reconocida, que se transmite a los títulos y a
los diplomas. Otra solución consiste en incorporar el programa de formación sobre
archivos y documentos a un instituto de estudios de la información. Al elegir entre
estas posibilidades, un factor decisivo es el número de estudiantes, pero la jerar-
quía de la institución que expide los diplomas es casi tan importante.
3.2 Para crear la facultad y para las instalaciones iniciales se necesita una in-
versión de capital. Estas deberán diseñarse de manera apropiada, recurriendo
para ello al asesoramiento profesional adecuado. Los edificios deberán cumplir una
triple función: enseñanza, trabajo técnico y servicios de apoyo.
3.3 Aulas : su diseño tiene gran repercusión en el carácter de los cursos. Así por
ejemplo, no se pueden utilizar anfiteatros clásicos sino en los casos en que
los estudiantes forman un auditorio más o menos pasivo que ocupa los asientos en or-
den estricto. En una facultad de archivística, se requiere más bien una modalidad
de enseñanza distinta, en la que estudiantes y profesores se puedan agrupar menos
formalmente, lo que permite utilizar, de manera natural y conveniente, cualquier téc-
nica didáctica, por ejemplo los retroproyectores.
3.5 Salas técnicas: debe prestarse especial atención a los laboratorios de conser-
vación y de reprografla.
3.5.3 Ambos laboratorios se prestan para compartir recursos, y para prestar servicios
conjuntos, operacionales o de investigación.
3.7 Finalmente será necesario considerar hasta qué grado de complejidad tecnológi-
ca puede evolucionar la facultad en el futuro inmediato. Las técnicas de en-
señanza pueden comprender:
3.8 Huelga decir que con frecuencia es ventajoso compartir dichas instalaciones con
organizaciones más grandes. Esto ofrece la posibilidad de disponer de una ga-
ma más amplia y más compleja de equipo; el mantenimiento y el suministro son mejores,
así como la seguridad; además presenta la ventaja de permitir el intercambio de expe-
riencias entre los profesores y los estudiantes cuando se encuentran y trabajan junto
con profesores y estudiantes de otras disciplinas (probablemente afines). Este es
particularmente cierto en el caso de los estudios informáticos.
3.10 Tanto los estudiantes como el personal docente necesitan apoyo financiero. Los
sueldos de esa clase de personal son, desde luego, un componente de los gastos
ordinarios del presupuesto de la institución. Se debe conceder apoyo financiero a
los estudiantes. Generalmente esto se ajustará a los acuerdos generales estableci-
dos con el país, por lo que a los estudiantes se refiere: probablemente se hará en
forma de subvención o préstamo por parte del Estado. También se deben prever el
alojamiento y la alimentación de los estudiantes, posiblemente -una vez más- en aso-
ciación con un organismo estudiantil de una organización más grande. Estos proble-
mas cobran mayor importancia cuando se aceptan estudiantes de otros países o regiones,
ya que éstos deberán disponer de alojamiento durante periodos en que los estudiantes
locales, estén de vacaciones.
y capaz, sobre todo si está bien secundado por estudiantes internos o si dispone de
ejercicios prácticos muy elaborados. Esto supone, naturalmente, que la amplia gama
de materias complementarias del núcleo profesional básico pueda enseñarse utilizando
otros recursos. A medida que creciera la facultad, el número de profesores podría
aumentar a tres. Un análisis de las materias complementarias o comunes (véase sec-
ción VI y VII) sugiere que podrían emplearse hasta ocho profesores, que trabajarían
en determinadas disciplinas enumeradas en el párrafo 3.19. Si tiene que haber un
programa importante de investigación y estudios avanzados, o se piensa en ampliar la
educación archivística mediante cursos en ejercicio, deberá disponerse de personal
docente que se ocupe de esas tareas, y probablemente también créditos para sufragar
los gastos de viaje y las dietas. Cuanto menos sean los profesores que trabajen a
jornada completa, menores serán también las posibilidades de desarrollo el plan bá-
sico de estudios, lo que dista de ser adecuado. Deberá haber en todo caso un número
suficiente de profesores para poder hacer regularmente un intercambio de información
e ideas, como en el caso de una facultad universitaria. Los seminarios organizados
periódicamente con la participación de las personas que trabajan en la gestión de
documentos y archivos, o de otros expertos que no forman parte directa del personal
docente, constituyen un medio para efectuar esos intercambios.
3.17 Fuera del pequeño número de profesores que trabajan a jornada completa, los
restantes podrán encontrarse recurriendo a las personas que pra'ctiquen la pro-
fesión en el país y a profesores que enseñen en otros departamentos de una organiza-
ción más grande.
3.18 Tiene sus ventajas emplear como profesores a jornada parcial a personas que
ejerzan la profesión. Es una manera de aprovechar la existencia de un gruoo
de educadores idóneos locales que ofrece a los propios archiveros la posibilidad de
examinar su disciplina y escribir sobre ella dentro de un contexto académico, y per-
mite a los estudiantes establecer un buen contacto práctico con la profesión. Las
desventajas son que los archiveros deberán realizar su labor de profesores además de
su carga normal de trabajo, al que con frecuencia no pueden dedicarle el tiempo ne-
cesario: cabe también que carezcan de las cualidades pedagógicas necesarias, y que
perpetúen métodos anticuados -en realidad este método de enseñanza tiene muchas de
las desventajas de los tipos de formación a domicilio o como pasante. Se debe tener
cuidado de que los profesores que trabajan a jornada parcial sean los más idóneos.
En términos generales, cabe recomendar esta práctica.
3.19 Es difícil imaginar una facultad de archivística que no trate de aprovechar los
conocimientos de profesores de otras disciplinas. Hay tantas materias diferen-
tes que es necesario tener en cuenta: las ciencias históricas auxiliares e interpre-
tativas; los idiomas; las ciencias administrativas y de gestión; la metodología
de la investigación; la tecnología y su base en las ciencias naturales; y puede
haber otros campos, pero la mayoría de las universidades podrían proporcionar esta
clase de ayuda, así como otras infraestructuras. Hay un caso especial que presenta
una dificultad particular: la historia administrativa. Esta disciplina es indis-
pensable para la formación en materia de documentos y archivos, y desde luego para
la práctica archivística. Aunque hay con frecuencia estudios parciales de estructu-
ras y prácticas administrativas, que se pueden realizar localmente, el material de
investigación que se emplea, a saber, los documentos y archivos, es el mismo mate-
rial objeto de los estudios; y los archiveros son las personas generalmente más
idóneas para desarrollar esa materia (en algunos casos se ha encargado de ello un
especialista en historia). La historia administrativa es un campo de investigación
muy adecuado para que lo adopte y promueva una facultad de archivística. Estas po-
sibilidades a largo plazo se convierten en dificultades en las fases iniciales, pues
¿quién puede enseñar historia administrativa de una manera que interese al país de
que se trate cuando no hay archiveros (o profesores de disciplinas archivísticas)
que hayan hecho investigaciones básicas al respecto? Sin duda, no serán los expa-
triados. Con el tiempo son los archiveros del país quienes pueden dar la respuesta;
pero además del hecho de que éstos tendrán mucho más que hacer, además de investigar
los antecedentes administrativos de su propio gobierno, es posible que no tengan la
suficiente formación académica o la inclinación personal necesarias para conferir a
la disciplina un carácter esencial y científico. Finalmente, antes de que se publi-
quen los resultados que puedan obtenerse de las investigaciones no se encontrarán
muchos documentos publicados que puedan servir como material de enseñanza o apren-
dizaje. Esto constituye un importante problema cuya solución práctica puede ser tan
difícil como la teórica.
3.20 Estudiantes
3.21 Sin embargo, no siempre es posible organizar cursos a jornada parcial. Es pre-
ciso que los estudiantes trabajen a jornada completa si los hay extranjeros,
si algunas organizaciones envían estudiantes por no contar con servicios estructura-
dos de archivos, si no se conoce el mercado potencial o si no entra en la política
de la universidad de que dependa la facultad la organización de cursos a jornada
parcial.
3.22 En el párrafo 3.4 se abordó el tema del número de estudiantes. La cifra está
determinada en parte por la capacidad de la facultad, tanto por lo que se re-
fiere a los profesores como a los estudiantes, en parte por los recursos financieros
disponibles para ayudar a los estudiantes; en parte por la aptitud de los candida-
tos -de edad y calificaciones adecuadas- para proseguir los estudios; pero el factor
más importante de todos es la medida en que la facultad puede satisfacer la posible
demanda para la formación archivística. Deberían fijarse cifras-objetivo que mos-
traran la matrícula y el número de egresados, y que tuviesen en cuenta esos factores,
en relación con el presupuesto, los recursos humanos y la capacidad de los locales.
En los países desarrollados en que los cursos de archivística se dictan en los dife-
rentes departamentos de las universidades, puede haber de cuatro a seis estudiantes
por año como máximo. En otros casos, cuando existe un instituto nacional especiali-
zado, pueden matricularse cientos de estudiantes. En las condiciones de los países
en desarrollo, veinte estudiantes en el curso paraprofesional y cinco en el de estu-
dios superiores sería una cifra excelente para las fases iniciales. Si se contara
con profesores formados y experimentados y se conociera a ciencia cierta el mercado
potencial, una facultad podría comenzar con un centenar de estudiantes. No obstante,
puede haber casos en que baste con una facultad de archivística más pequeña, quizá
con un solo profesor a jornada completa y recurriendo a personas que ejerzan la pro-
fesión para que enseñen a jornada parcial. Es muy posible que algunos países nunca
pidan más que ésto.
3.23 Aunque la calidad y la motivación del estudiante son los elementos de selec-
ción prioritarios, más bien que su formación académica, se supone generalmente
que ésta refleja los primeros en la mayoría de los casos. Las condiciones de admi-
sión a los diferentes niveles deberán establecerse teniendo en cuenta los de la
Universidad de la cual depende la facultad (en la práctica no es muy probable que
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Los servicios de biblioteca y librería son casi tan importantes para los estu-
diantes como la alimentación y el alojamiento (en cierto sentido más importantes). Si
no se dispone de libros por ninguno de esos dos medios, la única manera de aprender
serán las notas del profesor, con lo que se tenderá inevitablemente a aprenderlas de
memoria. Un curso de formación a nivel universitario exige que los estudiantes ten-
gan acceso a recursos de aprendizaje y que puedan evaluarlos y utilizarlos en los
debates; las clases tienen como objetivo principal servir de catalizador en ese pro-
ceso y sólo de manera secundaria impartir información. Los seminarios son un medio
importante en el cual se ponen a prueba y se clarifican las ideas y la información.
Los servicios de biblioteca y librería no habrán de limitarse a los materiales men-
cionados en las aulas, sino que deben comprender una amplia gama del universo cultu-
ral y científico.
3.25 La creación de una biblioteca técnica es una de las tareas más absorbentes que
se plantean al planificador de una facultad de archivística. Muchos de los
materiales de que dispone están escritos en diversos idiomas, proceden de distintas
fuentes y están presentados de manera diferente. En algunos materiales publicados
oficialmente puede observarse que se pasan por alto partes considerables del tema, o
que no lo tratan satisfactoriamente. La ayuda de los organismos profesionales inter-
nacionales permitirán reunir gran parte del material de lectura más importante y al-
gunos otros materiales didácticos distintos de los libros. Como resultado de un es-
tudio realizado por el RAMP se publicará dentro de poco un manual que contendrá
algunos textos básicos. Estimular a los estudiantes para que lean -de manera crítica-
literatura puramente técnica, incluso si no está escrita en un idioma extranjero, si-
gue siendo una de las tareas pedagógicas más importantes.
3.29 En muchos países en desarrollo los servicios de información básica están orga-
nizados de manera demasiado rudimentaria para que puedan servir de modelo a los
estudiantes. Esos mismos estudiantes, una vez egresados, serán quienes puedan trans-
formarlos más tarde. En la mayoría de los casos, sólo puede superarse esta dificul-
tad paulatinamente, gracias a una estrecha unión entre los miembros de la profesión
archivística del país (y entre éstos y quienes trabajan en otras ramas de la infor-
mación) . Aunándose para realizar actividades comunes, no sólo actuarán eficazmente
en la escena pública, sino que además crearán una atmósfera de crítica constructiva
y de esfuerzo para el logro de una meta común, necesaria para el progreso.
4.3 Esta actitud abierta implica un conocimiento de las tendencias y los cambios
que se producen en las profesiones de la información, y de la utilización de
que han sido objeto en el proceso del desarrollo nacional. Este es particularmente
el caso cuando se trata de adoptar tecnologías o de participar en proyectos en que
se comparten los recursos con otros sectores de la industria de la información. El
interés que susciten tales proyectos no sólo influirá en el número de los partici-
pantes y en la naturaleza de su formación sino también en la posibilidad de impartir
una formación cooperativa y en la organización de cursos comunes.
4.6 Las políticas sobre recursos humanos deberían tener en cuenta la necesidad de
ofrecer carreras con estructuras que se ajustaran a los criterios de formación
de los futuros graduados. Estos tienen el derecho de esperar que, si demuestran su
capacidad, podrán ascender a puestos importantes de mayor responsabilidad y mejor
remunerados. Existe un problema particular con los paraprofesionales, que en algunos
casos pueden ser personas muy competentes pero que se vieron obligadas a ingresar en
la profesión a un nivel bajo por dificultades circunstanciales durante su escolari-
dad. En situaciones particulares el ascenso escalonado puede regularse mediante un
sistema de formación en ejercicio con exámenes o evaluaciones periódicas. Esas eva-
luaciones deberían ser reconocidas por el sistema general de demarcación de las ca-
rreras (por ejemplo, la Administración Pública) a las que estuvieran más estrecha-
mente asimilados los especialistas de la información.
4.7 Hay quienes sostienen que los planes de formación en los países en desarrollo
deberían comenzar con cursos paraprofesionales: las metrópolis proporciona-
rían los servicios del personal de alto nivel hasta que, con el transcurso del tiem-
po, fuera posible obtenerlo en dichos países. Tal es el principio adoptado en Senegal,
en la Escuela de Bibliotecarios, Archivistas y Documentalistas (EBAD) de la Universi-
dad de Dakar. Se trata de un enfoque razonable y práctico, pero sólo resulta facti-
ble cuando existen en otras partes los cursos adecuados, a un nivel más avanzado y en
número suficiente para poder acoger a los estudiantes de los países en desarrollo
interesados. Este caso no es el más corriente. De todos modos, existe un argumento
igualmente fuerte, sino más, según el cual los países en desarrollo deberían tratar
de impartir, casi desde el comienzo, formación a su propio personal, tanto a nivel
profesional como directivo. Este principio fue aplicado en el Centro Regional de
Formación de Archiveros de la Universidad de Ghana y en los Archivos Nacionales de
la India. (Un principio similar también es aceptado tácitamente por los países des-
arrollados de Europa y América del Norte, donde la formación está casi exclusivamente
destinada a los futuros profesionales, y no a los paraprofesionales, a pesar de que
la formación administrativa también suele ser escasa). . Importa que los servicios de
gestión de documentos y archivos estén dirigidos imaginativa y activamente en todas
las etapas (sobre todo en las primeras); es un asunto demasiado importante para con-
fiarlo a los expatriados, a menos que no haya otro remedio. Los profesionales autóc-
tonos que recibieron su formación en el país de que se trate formarán más natural-
mente parte del mundo de la información, del que dependerá el acertado planeamiento
de los servicios de información y el lugar que ocupen en la sociedad.
4.8 De estas consideraciones se deduce que, dadas las condiciones generales de los
países en desarrollo, es muy probable que los primeros graduados del sistema
de formación tengan que asumir sus funciones muy pronto (en algunos casos inmediata-
mente) . Por eso es tan importante que en la formación inicial haya programas que
hagan hincapié en la confianza en sí mismos, en la aptitud de dirigir, innovar y sa-
car el mejor partido de la experiencia de los demás. La escuela de formación puede
contribuir a ello por medio de sus programas de investigación y educación permanente,
pero mucho dependerá de la estructura mental y de los hábitos de estudio inculcados
durante la formación inicial y el trabajo.
PGI-82/WS/16 - pág. 23
NIVEL DE DIRECCIÓN
NIVEL PROFESIONAL
Ingreso de graduado
SSs
EDUCACIÓN GENERAL
Máximo de
paraprofesionales
o NIVEL PARAPROFESIONAL
w
s
w
o
w
Ingreso de los que <
finalizarán la
educación secundaria GESTION DE ADMINISTRACIÓN
DOCUMENTOS DE ARCHIVOS
V. NIVELES DE ADMISIÓN
5.2 Sea cual fuere el nivel, todos los cursos de formación profesional tienen en
común el hecho de que están destinados a proporcionar a los estudiantes la gama
completa de conocimientos y técnicas necesarios para cursar una carrera en materia de
gestión de documentos y archivos. En todos los niveles los estudiantes deben tener
una visión general de su disciplina y algunos conocimientos de los problemas y técni-
cas de cada parte de la misma. Por lo tanto, las diferencias de nivel no correspon-
den a interrupciones durante la formaciónÎ para todos los niveles de ésta deberán
darse cursos completos. La diferencia entre los niveles depende del enfoque, del
tratamiento de las materias y del grado de capacitación ofrecida. El objetivo de ca-
da nivel de los cursos deberá ser la formación de un personal que pueda desempeñar
una tarea de manera rápida y eficaz en determinada parte del servicio y convertirse
en un miembro productivo del equipo.
La admisión al curso de formación que capacitará a los graduados para sus pri-
meros empleos profesionales, comienza una vez obtenido el primer diploma universita-
rio normal. (En algunos casos puede aceptarse como alternativa el hecho de tener
mucha experiencia en un puesto de responsabilidad). El propio curso de formación se-
rá de nivel avanzado o de segundo grado; en general consiste en materias dictadas
pero que posiblemente contengan un elemento de trabajo original; por lo tanto, debe-
ría encontrar cabida en el mismo nivel que otros cursos similares de importancia
equivalente. El curso de formación podría compararse con el que otorga el título
norteamericano de M.L.S. o el British Postgraduate Diploma (que ahora se está recla-
sificando como M.A. (licenciatura)>, o también con lá licenciatura canadiense.
5.4 Por lo demás, para ingresar los candidatos deberán satisfacer requisitos no me-
nos rigurosos que los que se exigen en otras disciplinas y cursos postuniver-
sitarios comparables. En cierto modo debería decidirse si los estudiantes serán pa-
trocinados por entidades laborales o si habrá un mercado libre para los alumnos re-
cién diplomados. A este respecto no hay unanimidad entre los países desarrollados:
tal vez sea posible llegar a una transacción entre ambas posiciones cuando se prevea
una expansión del mercado del empleo. No obstante, es sumamente importante insistir
en la calidad de los candidatos, en las normas estrictas de admisión y de aprobación
de los exámenes finales, y en el reconocimiento público de la categoría del curso.
En algunos países la condición de toda la profesión se vio perjudicada debido a ne-
gligencias y laxitud en alguna fase del proceso.
5.5 En todo el mundo existe un consenso en el sentido de que los componentes es-
trictamente profesionales de la educación básica o formal de un archivero deben
durar aproximadamente un año. (Esto supone que la formación de un archivero, desde el
momento en que sale de la escuela secundaria, durará de 4 a 5 años, por considerarse
que su educación universitaria de carácter general dura de 3 a 4 años). En todas
partes resulta difícil incluir en los cursos de formación: a) un elemento considera-
ble de trabajos prácticos sometidos a evaluación, y b) un elemento cada vez mayor de
materiales nuevos tanto en sectores tradicionales como tecnológicos; por esa razón
se propuso que la duración de los cursos se extendiera a dos años. No cabe duda de
PGI-82/WS/16 - pág. 25
que teóricamente se trata de una excelente solución (en ciertos países desarrollados,
como' la República Federal de Alemania, existen cursos más largos) pero.en las cir-
cunstancias actuales esa extensión podría resultar demasiado cara. Por lo tanto, las
directrices actuales recomiendan simplemente que un curso que otorga una calificación
profesional debería durar si fuera posible un año civil más bien que un año académi-
co, y entrañar un proyecto práctico bastante considerable que se tradujera en un tra-
bajo que pudiera evaluarse, como por ejemplo, un inventario descriptivo o un estudio
analítico especial de un problema relacionado con los documentos (véase 6.17.3 y
6.19.4-5) .
5.6 Un curso de este tipo, aunque esté concebido para estudiantes postuniversita-
rios, estará compuesto de materiales nuevos y no será una extensión a nivel más
elevado del trabajo universitario. Los cursos de formación profesional deberán tener
en cuenta que sus graduados habrán de poder citar correctamente informaciones factua-
les (por ejemplo, sobre requisitos jurídicos o condiciones ambientales). Esto sig-
nifica que debe haber una cantidad determinada de informaciones transferidas del cau-
dal de información del profesor a la memoria del estudiante. A pesar de ello, es
esencial que el tono y el carácter del curso siga siendo de nivel adecuado para los
estudiantes avanzados. Debe incitarles a cuestionar las afirmaciones, a buscar da-
tos, a aislar problemas, a evaluar las soluciones y a enfocar el trabajo con espíritu
de dirección. Esto es difícil pero si no se hace el resultado se traducirá en servi-
cios de segundo orden que no merecerán los fondos invertidos en ellos, una condición
jurídica inferior y un círculo vicioso debido al reclutamiento y al trabajo de baja
calidad.
5.10 Este tipo de archiveros debe poseer otras cualidades: capacidad de gestión y
quizá también una cierta especialización técnica. Es probable que algunos ar-
chiveros de nivel superior debieran conocer mejor ciertas materias o campos de in-
vestigación, a fin de poder fomentar la utilización de fuentes, emprender programas
de publicaciones o participar en proyectos nacionales o regionales. Los archiveros
de esta categoría son quienes estimularán el desarrollo de la profesión hacia nuevas
esferas de actividad o de servicio.
5.11 Por lo que a la formación se refiere es casi imposible fijar límites muy pre-
cisos para la admisión en la categoría de archiveros de nivel superior. Para
empezar éstos deberán estar netamente calificados, tener experiencia y demostrar que
poseen aptitudes para la supervisión, la dirección o la administración. El papel
que incumbe a la institución de formación es ofrecer el entorno adecuado para promo-
ver la investigación; en algunos casos facilitará el acceso a la universidad para
la obtención de diplomas superiores después de la presentación de una tesis, y apo-
yará de vez en cuando la organización de cursos avanzados, técnicos y de actuali-
zación.
5.14 Paraprofesionales
programas de gestión, necesita conocer los objetivos y principios básicos de sus mé-
todos a fin de estar en condiciones de realizar sus tareas de manera inteligente.
Además, en algunos países en desarrollo la mayor parte o la totalidad de la profe-
sión está compuesta de paraprofesionales, debido a la condición del sistema educacio-
nal y del mercado del empleo. Incluso en países donde los principales servicios de
documentos y archivos (por ejemplo, los Archivos Nacionales) cuentan con una adecuada
plantilla de graduados universitarios, suele haber otros servicios (como en las orga-
nizaciones paraestatales o en el sector privado) dirigidos por personal sin título
universitario. Por lo tanto, es importante que haya: a) una selección eficaz de los
estudiantes en el momento de su ingreso en el curso de formación; b) un curso bien
concebido, bien impartido y estrictamente examinado; y c) la posibilidad de que los
paraprofesionales calificados continúen su formación para obtener mayores califica-
ciones y conseguir la condición de profesional.
5.15 La selección inicial de los estudiantes es una parte importante del proceso de
formación. El instituto que se encargue de ella deberá decidir si ha de limi-
tar la admisión de los estudiantes patrocinados por un empleador o si la admisión ha
de ser libre para todos los que reúnan las condiciones exigidas. En el segundo caso
los estudiantes se encontrarán ante un mercado abierto de trabajo, y la existencia o
inexistencia de este último será indudablemente el factor determinante. No obstante,
en las circunstancias de los países en desarrollo es probable que el riesgo que en-
traña el abandono de los estudios es demasiado grande como para que se adopte la op-
ción del mercado abierto. Pero si sólo se aceptan estudiantes patrocinados, existe
el peligro de que las normas de admisión sean fijadas por los empleadores quienes,
a veces, pueden caer en la tentación de enviar únicamente a candidatos de bajo nivel.
(La experiencia ha demostrado que así ocurre en varios países en desarrollo). Deberá
quedar sentado que la admisión final es de la incumbencia del organismo de formación
y que siempre se aplicarán las normas de ingreso fijadas públicamente (posesión de
un certificado de estudios de un nivel determinado).
5.16 La norma fijada para ingresar en los cursos paraprofesionales probablemente sea
inferior a la norma establecida públicamente para ingresar en la universidad.
Esto es origen de dificultades, porque significa que los cursos paraprofesionales no
siempre pueden considerarse como equivalentes de algún curso del primer ciclo univer-
sitario. Por lo tanto, los paraprofesionales que deseen obtener una calificación
profesional deberán encontrar la manera de conseguir un permiso por el tiempo que
haga falta para completar un primer ciclo universitario antes de decidirse a abordar
un diploma profesional más avanzado. En los países en desarrollo es corriente que
haya disposiciones previstas por lo que se refiere a los permisos prolongados de es-
tudio. Una posible causa de conflictos es la existencia de una discontinuidad entre
los niveles de formación paraprofesional y los niveles profesionales propiamente di-
chos. Tal discontinuidad no se presenta con la misma agudeza, por lo menos en el caso
de las profesiones afines.
5.17 El enfoque de las materias que se enseñan a los paraprofesionales debe ser es-
trictamente práctico, pero deberá tratar de explicar y aclarar los principios
sobre los que se basan las diversas prácticas. Deberá contener elementos de educa-
ción general, porque no es admisible que los paraprofesionales (o sea, personas sin
una probada experiencia de la enseñanza superior) realicen sin ayuda la función más
básica de los archivos: la selección de materiales que han de conservarse o elimi-
narse. No debe olvidarse que en la práctica muchos servicios pequeños de documentos
o archivos suelen estar dirigidos enteramente por paraprofesionales.
6.2 El tema del presente estudio es la formación para una carrera profesional es-
pecializada. La formación de este tipo es académica y práctica. El aspecto
académico es importante dada la jerarquía intelectual de la disciplina y el nivel de
los cursos dentro del sector terciario de la enseñanza (como programa de estudios
postuniversitarios). Como disciplina, es académica pues posee un marco teórico que
encuentra cabida dentro de la esfera más amplia de las ciencias de la información,
y está estrechamente relacionada con otras esferas de investigación académica. Ade-
más, los estudios de archivología entran en esta categoría, porque en ellos se apli-
ca un principio importante del proceso académico: la formación intelectual necesaria
para evaluar las pruebas documentales en las fuentes originales. Al elaborar un cur-
so de formación de archiveros y especialistas en qestión de documentos, es indispen-
sable que estas características académicas no sean subestimadas por ninguna de las
partes interesadas: empleadores, colegas, profesores, profesores de otras discinli-
nas, estudiantes o público en general. Se insiste en este punto a pesar de que, como
es de todos sabido, el término "académico" no siempre suscita admiración general. A
veces suele significar falta de contacto con las realidades de la práctica cotidiana
y, por supuesto, esto es precisamente lo que una formación profesional debe evitar.
Esa formación debe combinarse con proyectos prácticos y, si es posible, todos los
aspectos del curso deben reforzarse con trabajos prácticos. Esta experiencia prácti-
ca puede obtenerse en cierto modo por medio de pasantías antes o después del curso.
Por cierto, es conveniente que (como en los estudios de bibliotecología), no se otor-
guen títulos definitivos hasta que el estudiante haya completado un periodo deter-
minado de práctica. Pero es mucho lo que habrá que hacer durante el curso; este
trabajo deberá elaborarlo, organizarlo y supervisarlo la institución encargada de la
formación.
6.3 En suma, un curso profesional debe ser una combinación de práctica inteligente
y de estudio práctico de la teoría. Las proporciones deben ser acertadas; de
lo contrario, la formación del profesional no justificará en el futuro la inversión
realizada.
investigación, los intereses de los alumnos, el tiempo disponible para trabajos prác-
ticos durante el curso y la distancia entre la escuela y el lugar donde han de rea-
lizarse esas actividades. Hasta la fecha, los países desarrollados no se han puesto
de acuerdo acerca de un modelo único.apropiado para un curso de esa naturaleza, y
existen importantes diferencias entre los cursos paralelos aun dentro de un mismo
país. En cierta medida, esta diversidad es beneficiosa, y el ámbito de los servicios
de archivos e información es suficientemente amplio para abarcarla. Sin embargo, es
importante que no exista ninguna incompatibilidad fundamental, pero sí un acuerdo con
respecto a ciertos puntos básicos y a un vocabulario técnico común. La planificación
de un programa de estudios que haya de adaptarse a las necesidades de un país, región
o sector determinado deberá tomar en cuenta las necesidades especiales de ese país o
región, las estructuras e interrelacíones dentro de la universidad u otra institución
docente y entre ésta y los servicios de archivos y documentos, y los intereses de los
profesores, así como las relaciones entre éstos y los archiveros y especialistas en
ciencias de la información que trabajen sobre el terreno. Desde fuera no puede im-
ponerse ninguna norma universalmente aplicable, pero conviene que las diversas partes
interesadas se consulten asiduamente. No obstante, se observa que van aumentando los
puntos en común en lo que respecta a las normas y métodos en una esfera profesional
tradicionalmente un poco anárquica, y debe destacarse que todos los profesores de
archivología y los responsables de la preparación de cursos sobre el tema deben velar
ahora por mantenerse constantemente en contacto con la evolución internacional que
afectará la composición y orientación de sus cursos (y la realización de la labor
profesional en esa esfera). Las primeras etapas de la elaboración de los programas
de estudios deben incluir no sólo el tipo de consulta a que se ha hecho referencia
sino también la consideración de la experiencia anterior de otros países e institu-
ciones. En la sección bibliográfica se mencionan algunas fuentes que pueden ser úti-
les al respecto.
6.7 Una dificultad adicional estriba en el hecho de que, como la gestión de archi-
vos y documentos depende totalmente de determinadas fuentes de información
originales provenientes de determinados sistemas de administración, los temas de que
se ocupan los profesionales están íntimamente vinculados con el funcionamiento y las
prácticas de esa administración. Estos a su vez, están configurados, de manera pro-
funda, por las características culturales y económicas de la sociedad dentro de la
cual tienen su origen los medios. Esto significa que, en cierto sentido, los profe-
sionales de la gestión de archivos y documentos están siempre mirando hacia dos di-
recciones diferentes. Por una parte, están percatados de que su estudio es una dis-
ciplina diferenciada, que posee un marco teórico (por estrecho que sea) y un caudal
PGI-82/WS/16 - pág. 30
6.8 Por consiguiente, quienes elaboran los programas de estudios en esta esfera
tienen que ocuparse de dos tipos de armonización. En primer lugar, deben tra-
tar de armonizar la gestión de archivos y documentos, que es el campo intelectual más
amplio de los estudios sobre la información, con la estructura de los programas de
formación paralelos de las profesiones de la misma rama. En segundo lugar, deben
asimismo tratar de armonizar positivamente la gestión de archivos y documentos como
estructura profesional con los intereses y disciplinas de los diversos usuarios: de
esto último depende el éxito de los servicios nacionales de archivos y documentos.
Se trata de una armonización que no está limitada al fin más histórico o cultural del
servicio de archivos, ya que el interés principal de la gestión de documentos -el per-
feccionamiento.- y. la utilización eficaz de los documentos- está relacionado con la
industria de la investigación del país y al llevar a cabo esta tarea profesional un
especialista en gestión de documentos está actuando como miembro e incluso como re-
presentante de esa industria de la investigación. La dicotomía entre los sistemas y
los estudios temáticos, entre las ciencias de la información y determinadas investi-
gaciones externas informa todas las esferas de la disciplina y la vida cotidiana de
los archiveros y especialistas en gestión de documentos.
A. Cursos básicos
6.14 En relación con las ciencias interpretativas, puede ser necesario conocer uno
o más idiomas antiguos. Es corriente que gran parte de un archivo esté escrita
en un idioma que ya no se utiliza en el país. Estos casos constituyen un problema
de la enseñanza de la archivología en muchas partes del mundo. Como ejemplos1 ^cabe
citar el latín en Europa, el persa en la India y el Oriente Medio, el turco en el
Cercano Oriente. En algunos casos existen otros problemas de comprensión de una es-
critura en desuso (lo cual remite de nuevo a la paleografía). En otros, también es
preciso conocer un idioma moderno más, de resultas de un cambio de régimen en el pa-
sado.
6.16.6 Estudios sobre los usuarios. En las profesiones afines se ha cobrado clara
conciencia de la necesidad de llevar a cabo un estudio preciso de las nece-
sidades de los usuarios y de contar con métodos para comprobar la eficacia de los
servicios ofrecidos al cliente. También los archiveros deben aceptar la utilidad de
este tipo de estudio y, en términos generales, orientar sus servicios de manera que
redunde en beneficio de los usuarios. Por esa razón en el documento sobre armoniza-
ción (42) se incluye este componente como un curso común. Eso no obsta para que
existan diferencias considerables entre los usuarios de los archivos y documentos y
los usuarios de los servicios bibliotecarios (al menos, de las bibliotecas públicas)
y puede ser que las técnicas de cuantificación y encuesta social no se ajusten sufi-
cientemente a las necesidades de los encargados de la gestión de archivos y documen-
tos para incluirlas con provecho en este programa de estudios, sobre todo si ha de
haber trabajos prácticos. De hecho, los especialistas en gestión de archivos y docu-
mentos están, en este caso, en una posición bastante análoga a la de ciertos documen-
talistas y bibliotecarios especializados, y debería ser posible concebir un curso
que estuviera centrado en el análisis de las necesidades de los usuarios en este cam-
po específico. No obstante, quizá sea mejor incluir estudios sobre los usuarios que
no sean directamente pertinentes que omitirlos del todo, ya que se trata de una cues-
tión de orientación fundamental hacia el servicio, respaldada por medios técnicos de
evaluación. Los servicios de archivos tradicionales, incluso muchos de los países
desarrollados, al hacer un examen crítico de las necesidades de los usuarios con fre-
cuencia no han tratado muy a fondo la cuestión.
6.17 Cabe examinar ahora las esferas pertinentes ajenas por completo a la labor de
información. Los bibliotecarios y documentalistas no deben limitarse a los
conocimientos de su especialidad, sino buscar, en algunos casos, orientación en otros
sectores.
6.19 Uno de los problemas más graves de la formación en archivología es que, por lo
común, existe un número relativamente reducido de estudiantes y una cantidad
relativamente grande de materias en el plan de estudios. Para convencerse basta
echar un vistazo a la larga lista de temas antes mencionados, en su mayor parte esen-
ciales. Por consiguiente, no se recomienda, en general, proponer elementos faculta-
tivos en el curso. Muchas escuelas de formación en archivología de los países des-
arrollados evitan las materias facultativas (si bien la de Londres propone algunas);
de hecho, el que todos los profesionales de un país o región reciban una formación
común tiene sus ventajas. No obstante, hay temas que se prestarían a cursos facul-
tativos, si la situación fuera propicia. Muchos de los ejemplos que se exponen a
continuación estarían, además, indicados como materias en común con las profesiones
afines.
6.20 Hay otros temas que podrían servir de base a un curso facultativo o a un estu-
dio avanzado. Como alternativa, se podrían organizar cursos especializados de
este tipo, con cierta periodicidad, como cursos técnicos, de actualización o de for-
mación en ejercicio. La ventaja de esta última sugerencia es que supondría que exis-
te un consenso en cuanto a que la educación permanente forma parte de la ética pro-
fesional de las disciplinas vinculadas con la información. En todo momento debe
estar prevista una iniciativa organizada para mejorar el nivel o actualizar la infor-
mación en alguna rama determinada.
En los comentarios expuestos hasta ahora apenas nos hemos ocupado de distin-
guir las características especiales que pueden ser necesarias para la formación de
determinado personal. Las necesidades básicas de los paraprofesionales no coinciden
con las de los profesionales corrientes; puede haber especialistas dentro de uno y
otro grupo y, cuando se trata de la formación de personal de categoría superior, es
posible que haya especialización. Sin embargo, la actitud que se ha adoptado en ge-
neral es que la capacitación para la gestión de archivos y documentos se combine,
esto es, utilizar un curso de formación básica para contribuir a preparar a los pro-
fesionales (o paraprofesionales) que van a ejercer por primera vez la profesión o
bien a tener una promoción mediante las oportunidades de trabajo que se les presen-
ten. No existe una serie completa de especializaciones comparables que equivalga a
la diferencia entre el servicio de las bibliotecas públicas y de las bibliotecas
universitarias o especializadas, con la excepción de que en algunos países la admi-
nistración de archivos y la gestión de documentos pueden orientarse como especializa-
ciones diferentes, sobre todo en el sector privado. El personal de categoría supe-
rior se reclutará entre las filas"de los profesionales y sólo excepcionalmente de
otras carreras. El personal docente que enseña temas relacionados con los archivos
tiende a desarrollar intereses de especialista, sobre todo en campos en los que se
utilizan pruebas documentales retrospectivas.
Cursos
coordinados A. CURSO BÁSICO
Estudios de información
teoría de la comunicación
ciencia básica de la información
naturaleza de los datos y pruebas originales: historiografía
1. Gestión de documentos
01 Diseño y organización de un programa de gestión de
documentos
Alcance de la responsabilidad sobre los documentos
(concepto de duración del ciclo de utilización de los
documentos; otros conceptos)
Relaciones entre los departamentos en funcionamiento,
B302 los archivos y el servicio de gestión de documentos-^)
02 Producción de documentos
Métodos para originar correspondencia; empleo del
personal y de la automatización (tratamiento de la
palabra)
Normas, circulares e instrucciones administrativas;
manuales técnicos de redacción 1 '
1)
Diseño y uso de formularios
Gestión de informes (comprendido el tratamiento de
textos y el establecimiento de sistemas de gestión
de la información para el personal directivo de los
departamentos) *->
Administración del correo: movimiento de la docu-
mentación que entra, sale o circula internamente 3)
03 Mantenimiento y uso de los documentos
1)
Sistemas de clasificación de los archivos
PGI-82/WS/16 - pág. 40
04 Eliminación de documentos
05 Sectores especializados
2. Administración de archivos
01 Adquisición de archivos
03 Disposición y descripción
Diplomática moderna
PGI-82/WS/16 - pág. 42
03 Sigilografía
2. Exposición
Técnicas
m •
-
de exposición
A - • • 2 )
3. Conservación
7. Legislación y reglamentación
Derecho de autor
PGI-82/WS/16 - pág. 44
8. Seguridad
1. Ciencias de la gestión
Principios generales; gestión por objetivo
Gestión de personal en relación con el reclutamiento,
la formación y la educación permanente del- personal
de información
PGI-82/WS/16 - pág. 45
Presupuesto y finanzas
2. Idiomas
F. MATERIAS FACULTATIVAS
2. Gestión de la conservación
Exhibición y demostración
PGI-82/WS/16 - pág. 46
Principios de edición
Tecnologías alternativas
5. Testimonios orales
Trabajos prácticos
recomendados
Módulo 1
Módulo 2
Módulo 3
Trabajos prácticos
recomendados
Módulo 4
Cl Reprografía C3
C2 Exposición
C3 Conservación
Módulo 5
Módulo 6
C7 Legislación
C8 Seguridad
C9 Diseño arquitectónico y control del medio ambiente
Módulo 7
Módulo 8
Di Ciencias de la gestión
Módulo 9
Trabajos prácticos
recomendados
Módulo 1
Módulo 3
Módulo 4
Cl Reprografia Cl-3
C2 Exposición
C3 Conservación
Módulo 5
Módulo 6
C7 Seguridad C7
CIO Automatización (donde proceda)
Módulo 7
D2 Idioma
PGI-82/WS/16 - pág. 49
8.2 Infraestructuras
8.3.2 Aulas:
- las condiciones materiales deben ser apropiadas (para esto puede ser nece-
sario, en las regiones tropicales, disponer de una instalación de acondi-
cionado mixto de aire y de control de la humedad) (3.4)
8.3.6 Personal:
8.3.7 Estudiantes :
8.3.8 Los recursos para el aprendizaje tienen particular importancia ya que permi-
ten un método pedagógico centrado en el estudiante que no se basa en informa-
ción impartida autoritariamente. Los recursos principales comprenden:
8.4.2 Grupos a los que se destina la formación. También deben planificarse los
niveles de entrada y salida y el tipo de formación que se ofrece. Cabe no
olvidar la importancia que tienen las consideraciones siguientes:
8. 5 Niveles de ingreso
8.5.1 Los cursos de formación deben proporcionarse a todos los niveles adecuados
de ingreso: profesional, administrativo, paraprofesional:
8.5.6 Paraprofesionales
8.6.4 La estructura del curso debe reflejar estas necesidades dando cabida a las
siguientes materias:
gestión de documentos
gestión de archivos
ciencias y técnicas interpretativas
historia administrativa (6.9, 6.11-15)
reprografla
exposición
conservación y restauración
almacenamiento, recuperación y difusión de la información
bibliografía y fuentes de información
estudios sobíe los usuarios
legislación
seguridad
diseño de construcción y control ambiental
diseño y automatización de sistemas (6.9, 6.16)
- otras materias
.7 Elaboración de un curso
ciencias de la administración
una especialidad profesional a nivel de doctorado
cursos paraprofesionales
bases generales
gestión de documentos 1 módulo
administración de archivos 1 módulo
historia administrativa y nacional 1 módulo
cursos en común con profesiones afines 3 módulos
lengua 1 módulo
PGI-82/WS/16 - pág- 57
Para esta sección se han escogido textos por su pertinencia con respecto a:
Sólo figuran materiales recientes,'casi ninguno anterior a 1970 y muy pocos an-
teriores a 1975.
A. Bibliografías
A. BIBLIOGRAFIAS
5. F.G. Burke. 'Education', _in R.L. Clarke, Jr. (ed), Archive-Library relations.
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