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La Asociación para el Avance de

las Ciencias Sociales en Guatemala


–AVANCSO– es una institución
privada, no lucrativa, cuya misión es
contribuir, a través de su Instituto
de Investigación, al entendimiento
cativa
del proceso social guatemalteco y la
búsqueda de alternativas al modelo
dominante.

El Instituto de Estudios Humanísticos


–IEH– investiga desde una
orientación transformadora e
ignaciana, la dimensión educativa de
los fenómenos socio antropológicos,
históricos y psicológico sociales
de la complejidad guatemalteca
en su contexto centroamericano.
Forma parte de la Vicerrectoría de
Investigación y Proyección de la
Universidad Rafael Landívar.
Jóvenes en Guatemala
Imágenes, discursos y contextos
Una publicación de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales
en Guatemala –AVANCSO− y el Instituto de Estudios Humanísticos de la
Universidad Rafael Landívar.

Edición: Helvi Mendizabal Saravia


Traducción del inglés del ensayo de D. Levenson: Alejandro Arriaza
Diseño de portada: Isabel Recinos
Diagramación: Ruth Meoño
Corrección de textos: Jaime Bran

Esta publicación es posible gracias al apoyo financiero del UNFPA, Fondo de


Población de Naciones Unidas, y de otras instituciones donantes.

Los textos incluidos en esta publicación no reflejan necesariamente las opiniones


del UNFPA. Se autorizan las reproducciones y traducciones siempre que se cite
la fuente.

Guatemala, noviembre de 2013.


Primera impresión: 1,500 ejemplares
Impreso en los talleres de Serviprensa.
ISBN 978-9929-663-00-8

Clara Arenas, Directora Sergio Mendizábal, Director


Instituto AVANCSO Instituto de Estudios Humanísticos
6ª. av. 2-30 zona 1 Universidad Rafael Landívar
Ciudad de Guatemala Vista Hermosa III, zona 16
Tel. 22325651, Fax 22325841 Tel. 24262626 ext. 2967
www.avancso.org.gt www.url.edu.gt
v

Presentación

El libro que hoy tienen en sus manos las y los lectores es pro-
ducto de un esfuerzo en el que se comprometieron dos centros de
investigación guatemaltecos; un equipo que involucró cuatro in-
vestigadores permanentes por 20 meses, además de dos auxiliares
por un tiempo prolongado; un total de nueve organizaciones de
jóvenes, nueve entidades que trabajan con jóvenes y una instancia
de cooperación internacional que vio en esto una posibilidad de
abrir camino para pensar desde nuevos referentes, el tema de la
juventud en Guatemala.

El Instituto de Estudios Humanísticos, IEH, de la Universidad


Rafael Landívar y la Asociación para el Avance de las Ciencias
Sociales en Guatemala, AVANCSO, con el apoyo decidido del
UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas, a través de su
Plataforma Fortalecer para Empoderar, se aliaron y llevaron a su
conclusión este estudio sobre las imágenes, los discursos y los con-
textos que han ido conformando a lo largo de la historia del país,
la idea y la experiencia de lo que es ser joven.

La perspectiva desde la cual se ha hecho el trabajo ha buscado


ser crítica, cuestionadora de los sentidos comunes sobre juventud,
histórica y abierta. Para ello, el equipo multidisciplinario que se
conformó mantuvo una dinámica permanente de contraste entre
trabajo de campo y debate teórico, que en no pocas oportunida-
des significó revisión de planteamientos iniciales. Por esta razón,
los cuatro ensayos y el álbum de imágenes que conforman esta pu-
blicación tienen la capacidad de interpelar e invitar a la discusión.

La inquietud que desencadenó nuestra investigación se sitúa


en el presente: ¿qué lógica mueve esa gran cantidad de programas
de y para jóvenes que se enmarcan en el planteamiento de la pre-
vención del delito? ¿Qué hay detrás de la idea de prevención? Esta
inquietud inspiró la indagación histórica, la búsqueda de claves en
el conocimiento históricamente producido, el mapeo y ubicación
de posiciones y prácticas hoy en día, así como la penetración en los
discursos y prácticas en organizaciones contemporáneas concretas.
vi

En varias ocasiones, las respuestas son al mismo tiempo nuevas


preguntas, pero preguntas más profundas y más potentes para
nutrir la discusión en el ámbito público.

No buscamos, entonces, proveer recomendaciones o líneas


de acción para ser adoptadas por la infinidad de programas y
proyectos que se mueven en este ámbito. Buscamos, más bien,
contribuir al fortalecimiento de un pensamiento menos satisfecho
con el discurso prevaleciente y más dispuesto a preguntarse sobre
la infraestructura ideológica detrás del mismo, así como sobre otros
posibles derroteros para el trabajo socialmente comprometido en
nuestro país.

Inspirar nuevas investigaciones a partir de las aperturas con-


tenidas en este libro o a partir de otras preguntas críticas será un
resultado altamente valorado por nuestras instituciones, conven-
cidas como están de la importancia que reviste para una sociedad
el conocerse a sí misma y abrir las puertas a diversas posibilidades
de futuro.

Sergio Mendizábal Clara Arenas B.


Director, Instituto de Directora Ejecutiva
Estudios Humanísticos AVANCSO

Guatemala, octubre de 2013


vii

Contenido

Introducción ........................................................................... ix
Situarnos en los estudios de juventud ........................................ xi
Esto no es Disneylandia:
ser joven en la Guatemala del siglo XXI...................................xvii
Cómo hicimos este libro y qué aprendizajes quedan .................xxi
La ruta de nuestro pensamiento .............................................xxiii
Cómo nos organizamos para hacer el trabajo ..........................xxv
El resultado final: estructura del libro .....................................xxxi

Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias ....................1

La juventud en los textos académicos guatemaltecos


Actores, tendencias, lugares y silencios.......................................51

Álbum de imágenes ............................................................... 129

Una mirada al contexto de generación de discursos


sobre juventud en Guatemala hoy .....................................149

¿De qué juventud hablamos?


Las imágenes y discursos sobre la juventud ............................. 259

Reflexiones finales ...............................................................351

Bibliografía general ............................................................. 357


Introducción ix

Introducción

Seguramente quienes comienzan a leer este texto alguna vez


se han formulado la pregunta ¿Qué es ser joven? Y este no es
un cuestionamiento neutral, pues detrás subyace la necesidad de
definir y establecer categorías que sirvan para demarcar roles,
posiciones y relaciones, que legitiman formas de ser y hacer, en
suma, que organizan la vida social. No cabe duda que también se
ha intentado ofrecer respuestas, pero ¿Quién se pregunta y a partir
de allí, quién intenta responder?

Las respuestas dadas son muy diversas. Más allá de descripcio-


nes llanas, estas crean, recrean y reproducen valores y prejuicios de
quienes se plantean la pregunta y la responden, por supuesto de
forma distinta según el lugar social que ocupan y su correlación en
las relaciones de poder en las que se encuentren: el Estado, la escuela,
el mercado, las organizaciones sociales de variado espectro y dentro
de estas, las propias organizaciones de jóvenes, la cooperación in-
ternacional, los medios de comunicación e información, las iglesias,
los partidos políticos, los centros académicos, las universidades, y
todo aquel que se haya visto interpelado o necesitado de establecer
diferencias en términos de experiencia vital en clave etaria.

Pero, qué pasa si cambiamos la pregunta, si en lugar de


buscar definir un prototipo abstracto y/o esencial(ista) que
no suele corresponder con la realidad concreta de las perso-
nas, nos cuestionamos por cómo se han construido las ideas
y representaciones que tenemos de qué es ser joven. Tal
fue el punto de partida de este proyecto, desarrollado por
AVANCSO y el IEH-URL.

En la trayectoria de investigación de ambas instituciones se


han realizado aportes importantes en el campo de los estudios de
juventud en Guatemala.1 Tanto estos trabajos como los realizados

1/ AVANCSO ha publicado los estudios de Deborah Levenson (1987 y


2005) y Ricardo Falla (2006, 2008, 2010) que abordan tópicos como las
maras, el trabajo e identidades juveniles. También en la década de los ‘90
x Jóvenes en Guatemala

por otras entidades durante aproximadamente las últimas dos


décadas iban mostrando algunos rasgos constantes en las repre-
sentaciones de las personas jóvenes y que se han constituido en la
base de intervenciones y políticas públicas. Y es que en la actuali-
dad, las imágenes dominantes de las personas jóvenes son las de
unos sujetos vulnerables, incompletos, no formados, riesgosos y
en riesgo y que por tanto resultan ser definidos como objeto de
intervención. Lo anterior se tradujo en las preguntas ¿Cómo llegan
a ser dominantes estas imágenes y representaciones? ¿Cuáles son
las implicaciones prácticas y políticas de esto?

El presente estudio se propuso varias líneas de indagación o


componentes que buscaban establecer los orígenes y trayectoria
del uso de la categoría juventud en Guatemala, las condiciones
de producción discursiva sobre jóvenes y juventud en el contex-
to contemporáneo, así como los rasgos y características de estos
discursos, especialmente desde los centros académicos y de investi-
gación –legitimados por el saber científico–, las organizaciones de
jóvenes y los proyectos de intervención dirigidos a jóvenes, por
tratarse de agentes con legitimidad política que juegan un papel
central en esta dinámica de producción y reproducción de símbo-
los y representaciones.

Los hallazgos muestran que siendo la juventud una construc-


ción social –que además guarda relación con nociones como niñez,
adolescencia y adultez, todas ellas categorías que organizan la vida
de las personas y las sociedades en términos etarios– no siempre ha
significado e implicado lo mismo para todos los sectores o grupos
sociales. Tanto en el contenido como en los usos de los símbolos y
representaciones relacionadas, es posible identificar continuidades
tales como mecanismos de control social, gestión de los cuerpos

fue realizado un estudio sobre los referentes de identidad nacional entre


jóvenes (1998 y 2000). Asimismo, entre 2004 y 2009 fueron elaborados
tres documentos de sistematización crítica de la experiencia del Proyecto
Educativo y Laboral Puente Belice (PELPB). En el año 2011, AVANCSO y el
IEH/URL realizaron en conjunto el estudio exploratorio “Jóvenes en el espacio
urbano”, antecedente inmediato de la presente investigación. Para mayores
detalles ver referencias.
Introducción xi

para fines productivos y reproductivos, así como una suerte de


destino trazado previamente: el tiempo de las personas jóvenes es
casi siempre localizado en el futuro y estos/as siempre se deben a
otros (a la nación, al trabajo, al mercado, etc.).

A continuación se exponen los principales puntos de partida


teóricos, contextuales y metodológicos para facilitar la lectura del
texto en su conjunto.

Situarnos en los estudios de juventud


El paradigma de una etapa preparatoria de la vida ha existido
desde muchos siglos atrás, es decir que la juventud y las formas de
entenderla tienen una historia.

La comprensión moderna de esta categoría emerge en el con-


texto del capitalismo industrial. Según algunos autores, esta surge
como condición social y etapa de la vida diferenciada de otras a
partir de los siglos XVIII y XIX en Europa, ligada a la noción de
moratoria psicosocial que implicaba un periodo de permisividad
sin responsabilidades dedicada a la preparación para ingresar al
mundo adulto (Krauskopf, 2004: 30; Margulis y Urresti, 1998: 4).
Concretamente en ciertos sectores de la sociedad, se estableció un
nuevo parámetro de transición vital entre la niñez y la adultez que
vio prolongada su estancia en la escuela con fines de instrucción,
formación y tecnificación −esto último un requerimiento de las
nuevas formas productivas− y por lo cual postergaban su incorpo-
ración al trabajo y la reproducción biológica.

Sin embargo, la condición juvenil se fue ampliando paulatina-


mente desde finales del siglo XIX y a lo largo del XX, producto de
transformaciones acontecidas especialmente en los países centrales y
también en los periféricos, cuyos proyectos de nación se construye-
ron en referencia a la modernidad capitalista.

Lo cierto es que en esta construcción de representaciones, las


ciencias sociales tuvieron un papel crucial. (Entrevista a Marcelo
Urresti por Franco y Rodríguez, 12 de septiembre de 2013). Cabe
señalar algunos otros ejemplos. Desde las primeras décadas del
xii Jóvenes en Guatemala

siglo XX en Estados Unidos, la psicología contribuía a la definición


de categorías como la de adolescencia, entendida como momento
de crisis e inestabilidad vital, y junto a la sociología se estudiaban
comportamientos considerados patológicos o anómicos atribuidos
a jóvenes. Por otra parte, desde la antropología algunos migraron
de los estudios de lo exótico –indígena y rural− a las grandes urbes
para estudiar los fenómenos de bandas y pandillas juveniles en
las décadas de los ‘60 y ‘70. En esta misma temporalidad, desde
otros campos de conocimiento como la filosofía política, surge la
juventud como sujeto de lucha contra el poder y transformación
social junto a otros.

En esta investigación partimos de reconocer que la categoría


juventud es una construcción social que nace en un momento de-
terminado y se ha transformado por causa de cambios políticos,
culturales y económicos. Su sentido y significado es distinto según el
contexto espacial, social e histórico, por ello es importante generar
conocimiento situado a partir de preguntas críticas acerca de esto
que reconocemos como un proceso y sus implicaciones concretas.

Se ha anotado que la noción de juventud nace a partir del


surgimiento de un período de permisividad social, de tiempo libre
socialmente legitimado para ciertos sectores, es decir la morato-
ria psicosocial. Aun cuando no todos los sectores de la sociedad
tengan la posibilidad de este tiempo permitido, ha sido la visión
predominante en la que se ha pensado a las personas jóvenes,
una especie de parámetro desde el que se juzga su normalidad o
anormalidad, pero es en sí misma ahistórica y descontextualiza las
experiencias de vida no solo en el mundo contemporáneo sino
desde el nacimiento de esta categoría.

Esta noción ha dado paso a lugares comunes que tienden a


homogeneizar e invisibilizar las variadas experiencias. Así se con-
sidera la juventud como una etapa de la vida −distinguible de
otras− cuyo objetivo es la preparación para ingresar al mundo
adulto, entendida esta transición como el ingreso a la producción
y el consumo (educación-trabajo-mercado), negando con ello la
realidad de muchas personas en las que conviven simultáneamente
roles sociales que no corresponden con esta concepción. También
Introducción xiii

se piensa a las y los jóvenes2 como grupo social clasificable según


parámetros de edad y distinguible de otros grupos sociales; tiende
aquí a confundirse lo demográfico (los rangos de edad) con un
fenómeno sociocultural (lo juvenil) y se obvia el hecho de que
al menos en la actualidad existen jóvenes en todos los sectores
sociales. También se piensa la juventud como cierto conjunto de
actitudes ante la vida, como si se tratase de un estado mental
(salud, vitalidad y alegría) que si no se posee no es posible ser con-
siderado joven, lo cual coincide con la llamada “juvenilización” de
la cultura y “lo joven” convertido en objeto de consumo. Final-
mente la juventud considerada como la generación futura que
asumirá los papeles adultos para continuar con la reproducción de
la sociedad y mientras tanto se encuentra en el momento de los
ideales y la rebeldía o la irresponsabilidad (Duarte Quapper, 2001).

Esta lógica tiene como resultado el aparecimiento y legitimación


de estereotipos tales como que son todos iguales sin reconocer la
forma en que la experiencia juvenil es condicionada por variables
como género, nivel socioeconómico, pertenencia étnica, etc. Tam-
bién ocurre que se les tiende a patologizar y considerar un problema
social o bien a atribuirles características intrínsecas de crítica e inno-
vación. Según Duarte Quapper, esta visión se corresponde con una
matriz sociocultural adultocéntrica, etnocéntrica y patriarcal (2001).
Al respecto los estudios latinoamericanos han planteado críticas
importantes.

Una de estas es acerca de la pérdida de vigencia de la morato-


ria psicosocial en un contexto de predominio de las tecnologías de
comunicación e información que ha conllevado transformaciones
en cuanto a las relaciones de poder en materia de conocimiento:
las personas jóvenes ahora saben cosas que los adultos no, y
esto revierte la idea de incompletud y preparación (Krauskopf,
2004). Otra crítica central es la que señala cómo la juventud se
torna mercancía. Desde este parámetro tiende a confundirse la

2/ En este libro se ha usado en muchas ocasiones un lenguaje inclusivo de


género. Para aligerar su lectura, no se ha hecho así en todas las palabras que
se refieren de una u otra forma a personas, pero a menos que se indique lo
contrario, siempre se refieren a ambos sexos.
xiv Jóvenes en Guatemala

juventud con jovialidad, lo joven con lo juvenil, y de nueva


cuenta lleva a considerar como jóvenes solamente a quienes por-
tan los signos, actitudes y estéticas de los sectores medios y altos
(Margulis, 2001).

Sin embargo, a pesar de las críticas y limitaciones de la com-


prensión clásica, lo cierto es que a lo largo del tiempo sí se ha
construido una diferenciación social que configura las trayectorias
y transiciones vitales así como las identidades. En este sentido,
quienes realizan estudios de juventud en América Latina han
reflexionado y aportado algunas herramientas para reconocer la
diversidad de experiencias juveniles, es decir visibilizar que no se
trata de una categoría simple y homogénea sino plural y compleja,
a la que renombran como Juventudes, a partir de la cual ofrecen
una gama de herramientas analíticas.

En primera instancia, nos señalan que la edad no es un dato


que construye realidad a priori, es un indicador que sirve como
referente de clasificación pero exige dinamismo en su uso. También
afirman que es necesario reconocer e identificar las distinciones
que producen diferencias y desigualdades (género, etnicidad, nivel
socioeconómico, etc.). Asimismo, que es importante hacer investi-
gación empírica con las personas jóvenes, hacer audibles sus voces
y mostrar sus formas de actuar y agruparse en el espacio concreto
tratando de explicar sus vivencias desde su lógica y punto de vista
(Duarte Quapper, 2001).

Otros señalan que estudiar las experiencias juveniles implica


analizar la forma específica que en cada sociedad y contexto
se procesa la condición de juventud: analizar la condición ge-
neracional, es decir la edad procesada en culturas e historias
específicas. En este sentido, la juventud es tan solo una etapa, pero
las generaciones trascienden en el tiempo y cada una se enfrenta a
dinámicas diferentes a las precedentes, marcando la forma en que
observan el mundo y actúan en este. Otro elemento a considerar
es la pertenencia generacional en el marco de las instituciones
(familia, escuela, Estado), a la que han llamado moratoria vital
entendida como la perspectiva de tiempo y distancia de la muerte
(Margulis y Urresti, 1998).
Introducción xv

También identifican con gran importancia la necesidad de ana-


lizar las diferencias de género y la experiencia de vida en el plano
corporal, es decir la interacción de la biología y la cultura en tanto
condicionan posibilidades y modalidades de acción y expresión
diferenciada para hombres y mujeres (Margulis y Urresti, 1998:
11-12).

A partir de este replanteamiento cognitivo, la tradición lati-


noamericana de estudios de juventud ha explorado enfoques tales
como el estudio de las juventudes rurales y movimientos juveni-
les. También fenómenos de violencia y delincuencia ejercida por
jóvenes, los mecanismos de criminalización desde el Estado y las
representaciones que al respecto reproducen los medios de comu-
nicación masiva. Estas perspectivas mantienen un punto de partida
común al identificar la crisis de las instancias tradicionales de so-
cialización (escuela, trabajo, barrio y política) como el principal
factor de transformación de lo juvenil, e insisten en rastrear la he-
terogeneidad en la forma de experimentar esta condición (Escobar
Urrutia, 2005). Una corriente de análisis que se ha desarrollado
más recientemente es la del estudio de las políticas públicas de
juventud (Krauskopf, 2003; Rodríguez, 2011).

Ahora bien ¿por qué analizar la construcción social de la juven-


tud a través de las imágenes y discursos? En este trabajo nos hemos
abstenido de plantear una definición unívoca de qué es ser joven
y adjudicarle contenidos y atributos; antes bien, hemos indagado
en la forma en que distintos sectores de la sociedad lo definen o lo
han definido, con el objetivo de comprender quiénes, para qué y
cómo se han construido estas nociones asociadas a lo juvenil.

No obstante reconocemos que se trata de una construcción


social, esto no implica que sea algo irreal o abstracto. La forma
en que se piensa y se nombra lo que vivimos, observamos y las
relaciones en las que nos encontramos también construye la rea-
lidad social. En este sentido, entendemos que la Juventud o las
Juventudes constituyen categorías de diferenciación social construi-
das históricamente, que tienen un estatuto simbólico a la vez que
delimitan personas, grupos, experiencias, trayectorias y establecen
posiciones o lugares sociales.
xvi Jóvenes en Guatemala

Así, se es joven en referencia con otros que no lo son y esta


diferenciación no es neutral sino concierne a la organización de las
relaciones sociales y por ello a la división de poderes. La clasificación
por edad es una entre otras tantas –como el sexo, la clase o la etnia−,
establece e impone límites, produce un orden al que terminamos
por atenernos. En este sentido es necesario observar que las diferen-
cias generacionales suelen ser jerárquicas y que las relaciones entre
generaciones expresan contradicciones, conflictos e incluso disputas
(Bourdieu, 2003: 143). Para comprender este planteamiento es
necesario observar distintos niveles y por ello proponemos algunos
conceptos que nos ayudan a esclarecer los usos de la terminología
en este trabajo.

Así, un primer término recurrente en los textos aquí presen-


tados es el de identidad(es) juvenil(es) como una construcción en
dos vías. Por un lado se trata de un reconocimiento entre pares
a partir de símbolos compartidos, que inicialmente estuvieron
asociadas con la irrupción de las llamadas culturas juveniles, enten-
didas como “expresiones culturales de jóvenes para jóvenes”
(Franco y Rodríguez, 2013) pero el término poco a poco ha ido
cobrando sentido en el marco de otros ámbitos como la política
y los movimientos sociales. En esta investigación, esa autoads-
cripción ha sido observada a partir de marcas o etiquetas directas
como “organización juvenil”, “jóvenes de…”, entre otros, y ha
sido analizada de manera específica en las enunciaciones que hacen
integrantes de organizaciones juveniles sobre sí mismos y otros que
se reconocen como jóvenes. Por el otro lado, es una identificación
atribuida por otros para diferenciarles, posicionarles y ubicarles
dentro de la sociedad, casi siempre en situación de subordinación.

Lo anterior se relaciona con otro término al que aludimos aquí,


el de condición juvenil. Por esta ha de entenderse la situación o
posición en que son colocadas o se encuentran las personas iden-
tificadas como jóvenes en relación con el conjunto de la sociedad.
Es decir, actividades, funciones y el lugar que se les atribuye. En este
sentido, es útil recurrir a observar los cambios en lo que respecta
a variables como educación, trabajo, así como sexualidad y repro-
ducción biológica –desde donde clásicamente se ha delimitado la
juventud−, y otras que en el contexto expliquen la situación de
Introducción xvii

quienes son nombrados como jóvenes. Este ejercicio se hace en


el siguiente apartado de la introducción, con fines de contextuali-
zación. En el primer ensayo de este trabajo se realiza un esfuerzo
por mostrar cómo es una condición en la que no siempre estuvie-
ron incluidos todos los sectores y para ello realiza un ejercicio de
contraste entre la experiencia de quienes han sido considerados
jóvenes y quienes no, a pesar de encontrarse en los mismos rangos
etarios en distintos momentos de la historia en Guatemala.

Finalmente, entendemos por cuestión juvenil como lo juvenil


convertido en tema y tópicos de acción social y política, produc-
ción discursiva, acciones e intervenciones. Es una forma general
de delimitar el universo simbólico y de prácticas al que hacemos
referencia en este trabajo.

Esto no es Disneylandia: ser joven en la Guatemala del


siglo XXI
Ser joven en la Guatemala de los albores del siglo XXI implica
formar parte de una sociedad marcada por una historia reciente
de violencia política. Se trata de unas generaciones nacidas en los
últimos lustros de la guerra interna, que crecieron en el marco de
los procesos de democratización política y paradójicamente viven
en un contexto en el que experimentan una institucionalidad esta-
tal débil o ausente en lo que respecta a la prestación de servicios
básicos y garantía de los derechos de las personas, pero presente
en forma de controles represivos. En suma, las vivencias de las y
los jóvenes contemporáneos están marcadas por una serie de ten-
siones entre cambios y persistencias, retos y oportunidades reales,
exigencias y ausencia de derechos. Al respecto habría que consi-
derar varios elementos que conjugados constituyen importantes
claves para comprender cómo se está construyendo la condición
juvenil y sus múltiples experiencias en el actual momento histórico.

El primer aspecto está relacionado con la educación y escola-


ridad. Es evidente que en las últimas dos décadas ha aumentado
la oferta educativa por la vía de las políticas educativas estatales
encaminadas a la obtención de la primaria universal y por la vía
xviii Jóvenes en Guatemala

del incremento del comercio de servicios en los niveles medio y


superior, lo que definitivamente condiciona el acceso. Esto se ha
traducido en el incremento de los niveles de escolaridad de la po-
blación. Por ejemplo, para el rango de 15 a 24 años, el promedio
de años de escolaridad pasó de 4.3 en 1989 a 6.9 en 2011 (PNUD,
2008 y 2012). Las tasas netas de escolaridad pasaron entre 1989
y 2010 en primaria de 55.5% a 95.8%, en básicos de 19.5% a
42.9% y en diversificado de 4.8% a 22.3% (PNUD, 2001 y 2012).
Esto ha ocurrido no sin contradicciones, pues no todas las perso-
nas jóvenes asisten a la escuela en la etapa considerada bajo esta
etiqueta y una alta proporción lo hace en sobreedad.

Lo cierto es que a pesar de ello, el hecho de que mayores


contingentes de población experimenten en sus trayectorias de
vida la experiencia escolar es significativo tanto desde el punto de
vista del acceso a conocimientos como en la construcción de subje-
tividad e identidad. Por un lado, estamos ante una generación que
cuenta con mayores niveles de escolaridad respecto a sus padres,
aunque estos aún sean bajos para la generalidad, han adquirido
conocimientos y habilidades que les otorgan ciertas ventajas para
su desenvolvimiento social que los diferencia de sus predecesores
–desde saber leer y escribir hasta utilizar las tecnologías de la co-
municación e información (Krauskopf, 2004). Por otro lado, asistir
a la escuela impregna esta trayectoria de un cierto sentido, el de
encontrarse en un momento de preparación y este hecho genera
expectativas económicas, sociales y culturales.

Un segundo aspecto a analizar con detenimiento son las trans-


formaciones en los patrones de reproducción. Es significativa la
reducción de las tasas globales de fecundidad, es decir la menor
proporción de embarazos por cada mil mujeres en edad fértil,
que de 5.6 en 1987 llegó a 3.6 en 2009, así también las tasas
más altas de embarazos se concentran para el área urbana en el
rango de 20 a 29 años y para el área rural en el de 20 a 39 años
(ENSMI 2008/2009). Es decir, estamos ante unas generaciones que
en el marco de la formulación de sus expectativas y construcción
de proyectos de vida, están buscando retrasar la experiencia de
maternidad. Pero, ¿qué pasa con sus vidas sexuales? ¿Cómo se
está entendiendo su sexualidad? ¿Cómo son afectadas sus vidas
Introducción xix

por fenómenos como la violencia sexual? ¿Qué hay de nuevo en


las preocupaciones y formas de comprender su sexualidad? ¿Qué
implicaciones tiene todo esto en las intervenciones y políticas que
al respecto se formulan?

Un tercer aspecto a comprender está relacionado con las aspi-


raciones laborales y de consumo. Conviene hacer la acotación de
que lejos del prototipo dominante, muchas personas jóvenes han
iniciado su vida laboral combinando estudio y trabajo o incluso
abandonando la escuela. Según la ENJU 2011, el 55.3% de las
y los jóvenes entre 15 y 29 años inició su vida laboral en edades
comprendidas entre los 5 y los 16 años. La edad promedio de
inicio laboral es más temprana en personas indígenas, de áreas
rurales, estrato socioeconómico bajo y entre quienes no poseen
ningún nivel de escolaridad. Según la Encuesta Nacional de Empleo
e Ingresos (ENEI 2012) el 29% de la Población Económicamente
Activa (PEA) se encuentra comprendida entre los 15 y 24 años de
edad. En este rango etario, la tasa de desempleo es del 4.9% y
en el área metropolitana alcanza el 13%. Entre quienes trabajan,
el 81.9% no cuenta con un contrato que garantice estabilidad y
obligaciones patronales y el 85.5% no tiene seguro social, siendo
estas proporciones similares a la PEA general (PNUD, 2012).

Las razones argumentadas por quienes abandonan la escuela


es la falta de dinero (43%) y el tener que buscar empleo
(14.4%) (ENJU, 2011). Pareciera ser que después del abandono,
la inmediata ruta es la de búsqueda de empleo y/o generación
de ingresos, pero esa senda tampoco es fácil. Una proporción
importante de las personas jóvenes trabaja, pero lo hace en
condiciones sumamente precarias e incluso sin remuneración; se
han insertado en el mundo laboral en el marco de un modelo
productivo basado en la extracción de recursos, explotación y
expulsión de las personas. Sus opciones oscilan entre empleos
informales y actividades de subsistencia (Pérez Sáinz, 2002/2003),
la migración interna e internacional3 (Falla, 2006 y 2008; Falla y
Yojcom, 2012) e incluso en las economías de la violencia –como

3/ Al respecto del tema migratorio, es importante señalar que falta


estudiar más las implicaciones de los procesos de retorno voluntario e
xx Jóvenes en Guatemala

elementos de organizaciones criminales o como empleados en


empresas de seguridad por citar algunos ejemplos (Camus, 2012).
Quienes viven en las áreas rurales se enfrentan a la persistencia
de dos tendencias históricamente complementarias, por un lado
el crecimiento de grandes propiedades por vía de concentración
y por el otro la multiplicación de las pequeñas por vía de la
fragmentación –latifundio y minifundio− (Torres Escobar,
noviembre 2008) que limita las opciones en sus lugares de origen.

Sumado a lo anterior habría que considerar la continua incita-


ción a través de íconos que apelan a las emociones para promover
el consumo.4 Vale entonces preguntarse ¿Cuáles son las expecta-
tivas laborales de los/as jóvenes contemporáneos? ¿Qué piensan
los/as jóvenes al respecto de lo que la educación les promete y lo
que el contexto les ofrece? ¿Qué estrategias establecen entre sus
expectativas y las opciones reales? ¿Cómo la sociedad y los entes
responsables de las políticas están pensando el trabajo y el empleo
para los/as jóvenes en Guatemala? Este no es un asunto menor si se
considera que el trabajo y los ingresos están íntimamente relacio-
nados con la construcción de la autonomía personal.

A propósito de esto último, conviene reflexionar acerca del


marco de relaciones sociales que configura sus vidas y preguntarse
si estas tienden a promover esa autonomía o más bien constriñen
su desenvolvimiento, ¿cuáles son las relaciones intergeneracionales
que vivencian los/as jóvenes contemporáneos? ¿Cuáles los conflic-
tos? ¿Existen posibilidades de diálogos intergeneracionales? Habría
que analizar con detenimiento las implicaciones de las paradojas
que se podrían estar gestando a lo interno de la vida familiar a
propósito de los cambios en los niveles de escolaridad y acceso a

involuntario (deportaciones) en el contexto de medidas y políticas represivas


antiinmigrantes en los países receptores.
4/ Tanto en la publicidad directa como en los productos comunicacionales,
cada vez más colonizados por el marketing, existe el concepto de “publicidad
aspiracional” que conlleva la intencionalidad de producir deseos de poseer
determinado objeto para ser como aquel o aquellos que lo portan. Esto
coincide con la tendencia global por la cual lo juvenil se convierte en signo y
objeto de consumo (Duarte Quapper, 2001).
Introducción xxi

conocimientos contrapuestos, con la persistencia de desigualdades


de género y relaciones jerárquicas y verticales entre padres/madres
e hijos/as. Luego ocurre que estos esquemas parecieran reafirmarse
en distintos ámbitos de la vida y organización social o comunitaria
más amplia, cuando son denegados los espacios de participación
y no son reconocidos los aportes e iniciativas de los/as jóvenes,
asimismo que estos/as son excluidos/as de la toma de decisiones
colectivas al mismo tiempo que se les convoca para movilizar las
más diversas causas e iniciativas. En suma, estas jerarquías gene-
racionales vienen a sumarse a las ya complejas relaciones sociales
atravesadas por el racismo, la segregación étnica y geográfica así
como por las desigualdades económicas y territoriales.

Cómo hicimos este libro y qué


aprendizajes quedan
El presente apartado responde a las preguntas de cuáles teorías
y metodologías se analizaron para reflexionar sobre la construc-
ción social de la juventud y sus implicaciones en Guatemala, y qué
aprendizajes quedan de estos procesos. Al respecto, los aprendi-
zajes son entendidos como la capacidad de reflexionar sobre la
acción investigativa y de ella obtener no únicamente nuevos cono-
cimientos a partir de los objetivos, hipótesis y preguntas trazadas
sino también desde las prácticas metodológicas, es decir a partir de
elementos de nivel perceptivo, la organización y esquematización
de la forma de producir conocimientos (García, 2000: 101) que
podrían conducir a su renovación.

El equipo consideró necesario sistematizar su experiencia, tanto


para explicitar la ruta empleada como para compartir los apren-
dizajes de esta. Como puntos de partida habría que considerar
las experiencias de sistematización realizadas por AVANCSO con
el objetivo de documentar el Proyecto Educativo Laboral Puente
Belice –PELPB− durante los años 2004, 2005 y 2009, que permi-
tieron aproximar miradas y reflexionar desde la perspectiva de las
ciencias sociales sobre los procesos de intervención hacia jóvenes,
lo cual despertó el interés en preguntarse ¿intervención de qué y
para qué?, ¿por qué con jóvenes?
xxii Jóvenes en Guatemala

Al finalizar el ejercicio de sistematización del PELPB, se plan-


tearon algunas líneas de investigación y se discutió un perfil de
proyecto de estudio exploratorio entre investigadores y luego
entre directores de AVANCSO y el IEH/URL. Este proyecto se de-
sarrolló entre marzo y julio de 2011 con el nombre “Los jóvenes
en el espacio urbano” y contó con el financiamiento del Fondo de
Población de Naciones Unidas (UNFPA). El trabajo de campo fue
realizado con seis organizaciones de la ciudad capital: Asociación
Juvenil Manolo Maquieira –AJUMA−, Hijos e Hijas por la Identi-
dad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio –HIJOS−, Instituto
Central Jornada Nocturna, Jóvenes contra la Violencia, Jóvenes
Activos de El Limón y un Techo para Mi País.

Las preguntas planteadas en ese momento eran ¿Desde qué


marcos teóricos se puede pensar sobre juventud? y ¿Qué trabajos
previos hay relacionados con la temática? Esto se vincula con la
inquietud y búsqueda de referentes conceptuales así como la nece-
sidad de contextualizar los trabajos existentes, lo que daría lugar a
proponer la construcción de un estado de la cuestión.

Otras inquietudes que guiaron este trabajo eran ¿Qué es ser


joven hoy en Guatemala? ¿Cómo ven las y los jóvenes el espacio
en el que se desenvuelven? Así como indagar en los contenidos de
sus prácticas y sus sentidos y los prejuicios desde donde son vistos
por el mundo adulto. El objetivo era llegar a plantear una hipótesis
de trabajo para una posterior investigación. El proyecto concluyó
con la presentación de resultados en los institutos de investigación
ejecutores y a las organizaciones participantes.

La fase exploratoria abrió preguntas para continuar profundi-


zando y es así como surgió el proyecto “Jóvenes en Guatemala.
Imágenes, discursos y contextos”, cuyos resultados previstos fueron
tres: fundamentar teóricamente la temática de juventud guate-
malteca; promover el pensamiento autocrítico en cuanto a las
metodologías de intervención de las organizaciones que trabajan
con jóvenes; y, contribuir al cambio de pensamiento en cuanto
a prejuicios, estereotipos y actitudes hacia los y las jóvenes de la
sociedad guatemalteca, particularmente en lo referente a jóvenes
mujeres indígenas. En esta ocasión, la cobertura geográfica se am-
Introducción xxiii

plió y además de trabajar en Ciudad Guatemala fueron previstas


como áreas de trabajo los departamentos de Huehuetenango,
Chimaltenango e Izabal.

El equipo quedó conformado desde octubre del 2011 por los


investigadores Leslie Lemus, de AVANCSO; María del Carmen
Orantes y Mario Castañeda, ambos del IEH/URL. En enero de 2012
se integró Deborah Levenson, de AVANCSO. Analucía Almengor y
Losh Lainez se integraron en marzo de 2012 como investigadores
auxiliares.

Varias personas más han asistido la ejecución del proyecto. En


apoyo administrativo, Lucía Chávez, Gustavo Reyes y Adolfo Cer-
meño de la URL y Magda Escobar de AVANCSO. Asimismo fueron
realizadas consultorías puntuales para la revisión de aspectos de
género y etnicidad por parte de la antropóloga Dorotea Gómez
en noviembre de 2011 y de la socióloga Silvia Trujillo desde 2012 y
hasta la finalización del proceso. En la transcripción de los audios y
ordenamiento de información estuvieron Nori Clementina Miran-
da, Estefanía Alvarenga Abrego y Adela Castañeda.

La ruta de nuestro pensamiento


Los momentos de discusión teórica iniciaron durante los pri-
meros meses de investigación y se extendieron durante las distintas
etapas del proceso, incluyendo momentos posteriores al trabajo de
campo, con la idea de contrastar lo ya discutido o abordado con
las nuevas miradas que ofrecían los hallazgos. Se realizaron tres se-
minarios y estos constituyeron un espacio de discusión dedicado a
construir herramientas analíticas propias y adaptadas al problema
de investigación, procurando un ejercicio crítico constante; aquí se
fueron aclarando las categorías a emplear en el análisis: juventud,
género, etnicidad, discursos, imaginarios sociales, ideología, hege-
monía, entre otros.

En algunas ocasiones se contó con el aporte de investigadoras


e investigadores externos, tal es el caso de Isabel Rodas, Elizabe-
th Moreno, Karen Ponciano, Rodolfo Kepfer y Cecilia Garcés.
Algunas categorías tuvieron mayor profundidad que otras por
xxiv Jóvenes en Guatemala

su centralidad en la formulación del problema de investigación,


especialmente las de discursos, poder y género.

Durante el ciclo del primer seminario se consideraron enfo-


ques como la teoría de los campos y habitus de Pierre Bourdieu;
imaginarios sociales planteada por Cornelius Castoriadis; Análisis
Crítico del Discurso (ACD), cuyo mayor exponente es Teun Van
Dijk; la conceptualización de la categoría hegemonía desplegada
por Antonio Gramsci y otros que le interpretan, así como la teoría
de sistemas de Niklas Luhmann y las críticas realizadas a esta por
Jürgen Habermas.

En el segundo seminario se discutió la categoría de juventud a


través de la lectura de autores como Dina Krauskopf, Carles Feixa,
Klaudio Duarte Quapper, Mario Margulis, Marcelo Urresti y Debo-
rah Levenson. Para retomar la discusión sobre discursos e imágenes
abordamos el concepto de Ideología (Eagleton, 1997; Williams,
2000) y la revisión del planteamiento de los autores consultados
en el primer seminario así como de los aportes de Michel Foucault
en cuanto a las nociones discurso-poder-saber (Lechuga, 2007).
Asimismo fueron revisados textos que proponen claves metodo-
lógicas para comprender los distintos niveles posibles para realizar
análisis sociológico del discurso.

Fueron estudiados los orígenes de los enfoques de género y


etnicidad así como su utilización en las ciencias sociales, los aportes
de la teoría feminista, la teoría de género y el enfoque intersec-
cional. Este enfoque parte de reconocer la interdependencia
explicativa de distintas categorías como las de género, etnia y clase,
e incluso edad, en la configuración de las desigualdades entre hom-
bres y mujeres en distintos niveles desde el interpersonal hasta lo
institucional y estructural, considerando que se trata de relaciones
de poder en las que el Estado ha jugado un papel determinante
(García, 2007).

También fueron conocidas distintas técnicas y el enfoque me-


todológico propuesto por la corriente del Psicodrama proveniente
de la psicología comunitaria (Moreno, 1979), con la intención de
aplicarla en los procesos de recolección de información de campo.
Introducción xxv

En el tercer ciclo de estos seminarios, realizado después del


trabajo de campo, surgió la necesidad de problematizar sobre
aquellas cuestiones que parecen no estar siendo nombradas por los
discursos y que no aparecen en las imágenes. Se estudiaron textos
de autores como Boaventura de Sousa Santos (Sociología de las
ausencias y emergencias) y del historiador haitiano Michel-Rolph
Trouillot. Con estas inquietudes se despertó el interés de recurrir al
material empírico para identificar los silencios y ausencias, comple-
mentando con ello la apuesta por identificar cómo se configura la
visión dominante sobre las personas jóvenes pero al mismo tiempo
visualizando otras que podrían estar siendo excluidas.

En este recorrido del abordaje teórico de la investigación po-


demos decir que los referentes no dan respuestas directas a nuestro
problema de estudio, sino aportan un conjunto de conceptos e
ideas acerca de cómo entender la realidad social. El proceso de
recurrir a la teoría pasa por conocer, resolver dudas, identificar
formas de aplicación y definir las herramientas concretas tanto
para la recolección como para el análisis de la información.

El entendimiento de la realidad, tanto en su dimensión rela-


cional como simbólica, como una construcción social conllevó el
análisis de procesos históricos y del contexto actual, esto a su vez
permitió establecer los cambios y persistencias a lo largo del tiem-
po e identificar algunas posibles explicaciones, queda pendiente
continuar y profundizar el diálogo, la reflexión y el debate.

Cómo nos organizamos para hacer el trabajo


Cada uno de los textos aquí presentados recurre a distintos
materiales empíricos recolectados durante el proceso de investiga-
ción, aunque tienen en común la búsqueda de construir un análisis
crítico de los discursos sobre juventud.

El primer momento consistió en definir el problema, las pre-


guntas y la hipótesis de investigación, retomando los hallazgos
del estudio exploratorio y lo sistematizado a nivel teórico en esa
experiencia, las inquietudes de trabajos previos como los señalados
anteriormente y el documento del proyecto aprobado. El segundo
xxvi Jóvenes en Guatemala

momento consistió en la discusión que dio lugar a la decisión de


operativizar la investigación en cuatro grandes componentes, que
con preguntas y objetivos específicos abonarían a responder la
pregunta general, asimismo implicarían búsquedas y recolección
de datos empíricos distintos pero complementarios. En este punto
se definió la necesidad de crear espacios de discusión con quienes
estuviesen implicados e interesados en la temática del estudio, a
manera de retroalimentar el proceso pero también de generar
conocimiento socialmente útil y construido colectivamente. En
el tercer momento se definieron las técnicas y se elaboraron los
instrumentos de recolección y sistematización de información.

El trabajo de campo fue realizado en dos fases. Una prime-


ra de reconocimiento del contexto tanto nacional como de los
territorios seleccionados para la investigación, y la segunda fase
dedicada a la profundización mediante estudios de caso y para
complementar información de distinto tipo. A continuación se de-
tallan las características del diseño metodológico y de instrumentos
de cada componente.

El componente histórico-documental, cuyo objetivo fue


reconstruir la visión hegemónica sobre la juventud a lo largo de la
historia, particularmente desde la acción del Estado, intentaba dar
respuesta a la pregunta ¿Cuáles han sido las imágenes, concepciones
y los puntos de partida de las políticas públicas dirigidas a la juven-
tud en Guatemala? Para ello se realizó una labor de revisión de
fuentes bibliográficas, hemerográficas y de archivos de 1821 hasta
la época actual en la Biblioteca César Brañas, la Hemeroteca Na-
cional y otros centros de documentación. Las fuentes consultadas
fueron memorias de labores de ministerios de gobierno, memorias
de congresos y conferencias académicas, expedientes policiacos,
documentos de planificación estatal, normativas legales así como
fuentes secundarias consistentes en estudios especializados de otros
autores contemporáneos. Fueron realizadas algunas entrevistas a
protagonistas o conocedores de distintos acontecimientos para
complementar la información.

El componente de producción de conocimientos, consistió


en un estado de la cuestión que permitió el acercamiento a un con-
Introducción xxvii

siderable número de documentos –cerca de 300− y el análisis de


los diferentes abordajes teóricos, metodológicos y temáticos en la
investigación sobre juventud en Guatemala, realizados por instan-
cias académicas y organizaciones no gubernamentales –quienes son
los principales productores. Para proceder con el ordenamiento y
sistematización de la información, fue construida una herramienta
llamada “Matriz de Análisis Documental” en la que se ordenaban
los documentos de acuerdo a categorías temáticas previamente
identificadas y definidas por el equipo y que consignaba la in-
formación bibliográfica, la localización física, los contenidos de
hallazgos, conceptos y metodología así como observaciones acerca
de datos relevantes o recomendaciones de profundización en la
lectura. El análisis propuesto era que además de mostrar lo produ-
cido, pondría a discusión tal producción y los analizaría respecto a
los contextos en los que fueron elaborados y publicados.

El tercer componente corresponde al contexto contempo-


ráneo de producción de discursos, luego identificado como el
Campo de la Cuestión Juvenil. Aquí fue propuesto un análisis de
los agentes implicados, quienes expresan enunciaciones y ejecutan
prácticas concretas en torno a lo juvenil, la juventud y los jóvenes,
a partir de preguntarse cuestiones como ¿Cuál es el proceso por el
que se llega a constituir un campo de la cuestión juvenil? ¿Cuál es
su configuración actual? Así también, la indagación estaba guiada
por inquietudes acerca de qué es lo que está en juego, qué y cómo
se lo disputan los agentes que aquí accionan. Las fuentes consul-
tadas fueron informantes clave en los cuatro espacios geográficos
seleccionados para la indagación, tales como representantes de
organizaciones de jóvenes y de redes de estas, representantes de
organizaciones no gubernamentales, funcionarios/as públicos/as,
técnicos o representantes de agencias de cooperación internacional,
entre otros.

La técnica utilizada de forma privilegiada fueron las entrevistas


semiestructuradas, con guías diseñadas para plantear preguntas
abiertas de acuerdo a un esquema de información que permitiera
recibir respuestas amplias y al mismo tiempo posibilitar la profundi-
zación sobre temas particulares en el momento de la conversación.
La guía fue organizada en bloques, a manera de obtener de cada
xxviii Jóvenes en Guatemala

encuentro una visión sobre la trayectoria y antecedentes del cam-


po, referencias de agentes o sectores implicados en la dinámica
de este (características, intereses, actividades, estrategias y recursos
con los que cuentan). Se realizaron 72 entrevistas.

De este proceso de reconocimiento y contextualización tam-


bién se derivaron productos que aportaron al componente de
estudios de caso y a la organización de los espacios de discusión
pública de la investigación.

El cuarto componente son los estudios de caso, diferenciando


entre organizaciones de jóvenes5 y programas de interven-
ción,6 considerando que son centrales en la dinámica del campo y
en la construcción de los sentidos y comprensiones de lo juvenil.
Se buscaba dar respuesta a preguntas tales como ¿Cuáles son los
discursos e imágenes que producen y reproducen este tipo de
agentes? En las organizaciones de jóvenes, a partir de conocer
sus autorrepresentaciones, los discursos e imágenes que enuncian
acerca de otros jóvenes y otros no-jóvenes. En los programas de
intervención se exploraron los discursos e imágenes sobre jóvenes
así como la forma en que justifican y fundamentan su accionar.

Los estudios de caso constituyen una estrategia metodológica


con gran potencial para el análisis. En primera instancia, permiten
focalizar y profundizar en la indagación, en tanto su selección
no responde a criterios de representatividad o tipicalidad sino
del potencial explicativo y de aprendizaje según el problema de
investigación planteado. En otro nivel, un diseño de investigación
multicasos permite análisis por comparación y contraste.

5/ En este punto se entendía como organización de jóvenes a aquella en


la que individuos, hombres y mujeres, asumen explícitamente etiquetas de
identidad juvenil y a partir de ello se constituye en agente colectivo en torno
a objetivos compartidos.
6/ En nuestro primer acercamiento, la idea de intervención fue definida
como todas aquellas acciones que implicaran la formulación de programas
que se presentan desde afuera de las comunidades/localidades dirigidas a
jóvenes que participan en diferentes procesos donde se les previene, ayuda,
apoya, rescata, rehabilita, readapta, reeduca o forma para que se inserten en
la sociedad.
Introducción xxix

Para las organizaciones de jóvenes se seleccionaron los ca-


sos de acuerdo a tres criterios: la temporalidad, la situación de
dependencia o autonomía de liderazgo adulto y que el trabajo
de las organizaciones estuviera ubicado territorialmente en
espacios locales municipales. Las organizaciones con carácter
de red o de articulación a nivel departamental y nacional se
abordaron como parte del contexto. Para los casos de Ciudad
Guatemala se agregó un criterio adicional: que realizaran una labor
relacionada con prevención de violencia. Bajo estos criterios fueron
invitadas y aceptaron participar nueve organizaciones: Asociación
de Desarrollo Juvenil para el Cambio Social –ADJCAS−, Asocia-
ción para el Desarrollo Sostenible de la Juventud −ADESJU−,
Coordinadora Juvenil de Comalapa –CJC−, Centro de Encuentro Ju-
venil DEMOJOVEN/LEMAR, Mujeres Izabalences Luchando por los
Aprendizajes de la Mujer –MILDAM−, Juventud Garífuna Guatemal-
teca –JUGAGUA−, Jóvenes por Guatemala –JxG−, Jóvenes Activos
de El Limón y el Movimiento de Jóvenes de la Calle –MOJOCA.

Para los proyectos de intervención también se definieron tres


criterios de selección: si su labor ha sido definida como específica
y exclusiva con jóvenes o si es una línea de trabajo, el alcance
territorial de las intervenciones y que hubieran participado de los
espacios de discusión pública de la investigación. Para los casos
de Ciudad Guatemala también se agregó el criterio del trabajo
en prevención de violencia. Bajo estos criterios fueron invitadas
y aceptaron participar en el estudio nueve entidades: Asociación
Ixmukané, oficina en Huehuetenango de la Fundación para el
Ecodesarrollo y la Conservación –FUNDAECO−, Asociación Tierra
Nueva, Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local –CEADEL−,
Asociación Frente de Salud Infantil y Reproductiva de Guatemala
–FESIRGUA−, Asociación Ak’ Tenamit, Asociación Estoreña para
el Desarrollo Integral –AEPDI−, Centro para la Acción Legal en
Derechos Humanos –CALDH− y el Proyecto Educativo Laboral
Puente Belice –PELPB.

Como técnica de recolección de información se realizaron


entrevistas semiestructuradas en profundidad a dirigentes de las or-
ganizaciones de jóvenes y directivos o técnicos de los programas/
proyectos de intervención.
xxx Jóvenes en Guatemala

Para el trabajo con organizaciones de jóvenes se incorporó el


trabajo colectivo con las y los integrantes mediante grupos de dis-
cusión. Aquí se aplicaron al menos tres instrumentos de recolección
de información. El primero fue la ficha de registro de participantes
que permitía obtener información sociodemográfica. El segundo
era una guía de observación para el análisis de la dinámica grupal,
la que se basó en la técnica de sociograma que permite identificar
aspectos de cohesión, roles internos, estructura, comunicación y cli-
ma organizacional. La tercera era la guía propiamente de discusión,
en cuyo diseño se recurrió a técnicas para la autoidentificación del
grupo y sus referentes “otros jóvenes” y “otros no jóvenes” tales
como escultura humana, mural y el comal.

El trabajo de campo de este componente fue realizado durante


la segunda fase del proceso de recolección de información, entre
junio y septiembre de 2012. Tanto las entrevistas en profundidad
como los grupos de discusión fueron grabados en audio y luego
transcritos en su totalidad, también fueron tomadas fotografías en
los momentos clave del desarrollo de cada actividad que permitie-
ran reforzar el ejercicio de observación.

Finalmente conviene hacer referencia a los espacios de discu-


sión pública de la investigación. El primer ejercicio de este tipo fue
realizado en mayo de 2012, consistió en eventos de presentación
en los cuatro espacios geográficos seleccionados para el estudio.
Los objetivos de estas actividades eran presentar la investigación
en términos generales y los hallazgos iniciales, recibir insumos y co-
mentarios de los asistentes así como generar un espacio de diálogo
para conocer las distintas formas y experiencias de trabajo con y
desde jóvenes. Se consideró un momento propicio para conocer
el interés de organizaciones de jóvenes y programas/proyectos de
intervención de participar en la fase de estudios de caso por lo
que se distribuyó un formulario que recogía datos de contacto y
consideraciones de tiempo y logística.

El segundo ejercicio, realizado en mayo de 2013, fueron los


encuentros de discusión de avances de investigación con las or-
ganizaciones de jóvenes y programas/proyectos de intervención
participantes como casos de estudio. En estos eventos fueron
Introducción xxxi

entregados los materiales correspondientes a cada una de las enti-


dades (transcripciones, fotografías, audios y matrices de análisis),
fue socializado el análisis preliminar de la información corres-
pondiente al cuarto componente y se abrió un espacio para la
discusión conjunta. En algunos casos esto facilitó el conocimiento
o reconocimiento entre organizaciones que trabajan en los mismos
territorios.

El resultado final: estructura del libro


El resultado de este proceso de investigación han sido cuatro
textos independientes pero relacionados entre sí, que reflejan el
carácter multidisciplinario del abordaje y que analizan los diversos
materiales empíricos recopilados con enfoques teóricos distintos,
que intentan ofrecer una mirada múltiple pero coherente que invi-
te a la reflexión y discusión.

El primer ensayo, “Jóvenes: una historia de presencias y ausen-


cias”, elaborado por Deborah Levenson, reconstruye el recorrido
de la categoría a partir de identificar cómo, desde la institucionali-
dad estatal distintos proyectos políticos y económicos nacionales,
la han utilizado y con cuáles propósitos desde 1821 hasta finales del
siglo XX. El ejercicio de análisis propuesto por la autora muestra
que, en sus inicios, dentro de esta categoría estuvieron incluidos
unos –blancos, varones y clases altas especialmente− y excluidos
otros –pueblos indígenas de origen maya y pobres− y evidencia
que aunque paulatinamente esto fue cambiando, ser joven nunca
ha significado lo mismo para todos los sectores sociales.

El segundo ensayo, “La juventud en los textos académicos


guatemaltecos. Actores, tendencias, lugares y silencios”, elaborado
por Mario Castañeda, ofrece una revisión documental amplia en
la que se muestran los principales temas y metodologías desde los
cuales se ha estudiado e investigado lo juvenil. Asimismo iden-
tifica a las principales organizaciones e instituciones productoras
de esta forma discursiva que reclaman para sí la legitimidad del
saber científico y a partir de la cual se justifican distintas prácticas
e intervenciones.
xxxii Jóvenes en Guatemala

El tercer ensayo, “Una mirada al contexto de generación de


discursos sobre juventud en Guatemala hoy”, escrito por Leslie
Lemus, analiza desde un punto de vista relacional el contexto con-
temporáneo de producción y reproducción de la discursividad de
lo juvenil. La autora propone que este no siempre ha existido tal
como lo conocemos y por ello es necesario conocer sus orígenes
y trayectoria. Asimismo identifica los agentes que dan vida a este
Campo de la Cuestión Juvenil, sus pautas de acción y las dinámi-
cas de relacionamiento entre estos para comprender sus efectos
sociales.

El cuarto ensayo, escrito por María del Carmen Orantes


“¿De qué juventud hablamos? Las imágenes y discursos sobre la
juventud” presenta el análisis de la información recopilada en los
estudios de caso. En este texto se explican aspectos de la dinámica
interna de las organizaciones juveniles y de los programas de inter-
vención. Enseguida presenta un análisis de las imágenes y discursos
que las organizaciones juveniles plantean sobre sí mismas −y las
negociaciones que establecen con las imágenes dominantes−,
acerca de otros jóvenes que reconocen y son su referencia –sea
como cercanos u opuestos−, y otros no-jóvenes dentro de los que
regularmente identifican a niños, adultos como figura de autoridad
y aquellos a los que en ocasiones llaman “ancianos”, “abuelos”
o “adultos mayores”. El texto cierra con un análisis acerca de los
ámbitos de sentido e imágenes que comparten ambos tipos de
agentes y que podrían coincidir o no con las imágenes y discursos
dominantes.

Después de los ensayos, se incluye una breve reflexión ela-


borada colectivamente por el equipo de investigación, donde se
proponen algunas problematizaciones y la búsqueda de nuevos
puntos de partida para pensar la juventud y a las personas jóvenes
en Guatemala.

Cada ensayo incluye la bibliografía específica consultada,


además de la general incluida al final del libro, que sirvió como
referencia para todos los investigadores.
Jóvenes: Una historia
de presencias y
ausencias
Deborah T. Levenson1

1/ Historiadora, profesora de Boston College, investigadora asociada de


AVANCSO.
2 Jóvenes en Guatemala

Contenido

I Introducción ..........................................................................3

Las políticas de la construcción social..........................................3


Periodización .............................................................................5
La inestabilidad de los términos etarios.......................................5

II 1821-1944 .............................................................................7
El nacimiento simultáneo de La Juventud y la nación
moderna ....................................................................................7
La mayoría excluida ................................................................. 17
Menores de edad: Jóvenes criminales ....................................... 18
El comercio de cuerpos jóvenes: La corta edad como
valor agregado. 1881 en adelante .............................................20
Memorias de la Policía Nacional 1897 ......................................20

III. 1944-1954 ........................................................................24


El Código de Trabajo, el Menor de Edad y el Buen
joven obrero............................................................................24
La Juventud/El Estudiante: La Edad de Oro de
La Juventud .............................................................................27
Acción Católica ........................................................................32

IV. 1954-1980.........................................................................33
Jóvenes de las clases pobres en el campo y la ciudad ................33
“La Juventud.” Imágenes y discursos en una disputa
constante .................................................................................34
Los “buenos jóvenes” de la izquierda: La Juventud
como revolucionarios ..............................................................37
La “Juventud buena” de unos es la “Juventud mala”
de otros ...................................................................................40
Políticas Públicas ...................................................................... 41
“En algo se metió”: Imágenes de la ausencia.............................43
La ausencia de la ausencia: De lo que nadie hablaba .................44
El nuevo sujeto en la vorágine de la década de 1980 ................45

Referencias ............................................................................46
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 3

I. Introducción

Las políticas de la construcción social


Este ensayo discute las imágenes y discursos de los jóvenes
dentro del contexto del poder soberano en la historia moderna
de Guatemala. Su argumento es que no es solo la edad la que
determina las imágenes, los discursos o los usos ideológicos de
la gente joven. Hay en juego temas de poder y control social
mucho más amplios. Durante todo el siglo XIX, y buena parte del
XX, la construcción social de La Juventud (que aparece aquí con
mayúsculas para hacer énfasis en su carácter de construcción, en
vez de poseer un significado inherente) fue usada para referirse a
los estudiantes y no a la gran mayoría de niños o jóvenes. La Ju-
ventud y El Estudiante eran categorías virtualmente equivalentes.
Hablando en general, los estudiantes –es decir, los que estaban
incluidos en la categoría de La Juventud– eran urbanos, blancos,
de sexo masculino y pertenecían a las clases alta y media. En
otras palabras, hablando históricamente, en el corazón de lo que
constituía la juventud socialmente constituida –i.e. la gente joven
reconocida como tal por las instituciones dominantes– había una
minoría reconocida por color, clase, etnia, género, demografía
y geografía. Hasta finales de la segunda mitad del siglo XX la
mayoría de jóvenes, tanto mayas como no mayas, tenían poca o
ninguna visibilidad como grupo etario a los ojos de las élites. Sin
embargo, desde el punto de vista de la edad y no de una categoría
nominal, había jóvenes y niños por todas partes, vendiendo bie-
nes, cargando productos, preparando alimentos, cosiendo ropa y
fabricando zapatos, barriendo calles, construyendo edificios, sem-
brando cultivos, recogiendo café y trabajando como sirvientas en
las casas de la gente acomodada, para usar solo algunos ejemplos.
Para cualquiera que no tuviera una disonancia cognitiva, eran
completamente visibles.

Además de la construcción social de La Juventud, a finales


del siglo XIX apareció otra: el Menor de Edad. A tono con las
4 Jóvenes en Guatemala

tendencias europeas, la categoría oficial de Menor de Edad apareció


por primera vez en las leyes penales, así como en las regulaciones
a la prostitución de la década de los 1880s. De forma subsiguien-
te se usó en la legislación laboral de mediados del siglo XX para
referirse a los trabajadores de catorce años o menos. Tanto en los
imaginarios como en los discursos y el trato, este Menor de Edad,
ya fuera criminal o trabajador, por lo general no se traslapaba con
la categoría de La Juventud, a pesar de que el rango etario era el
mismo.

Hasta la aparición del movimiento estudiantil de oposición


posterior a 1954, La Juventud era el único grupo imaginado en
el discurso de formas muy positivas, un grupo social “bueno” e
incluso admirable. Antes de la legislación laboral del siglo XX,
el término/concepto Menor de Edad se refería a los criminales,
los elementos “malos” e inmorales emanados de “los de aba-
jo”. Sin embargo, tras la promulgación del Código de Trabajo
en 1947, los “buenos hijos” y “buenos trabajadores” pasaron a
ser imágenes fuertes de los jóvenes que trabajaban. Claro que
no todos los estudiantes eran “buenos”, ni los menores de edad
“malos”, ni los jóvenes trabajadores eran “buenos hijos/buenos
trabajadores”. Nos referimos a un discurso, un concepto que va
más allá de la retórica para referirse a un régimen de verdad
que se encarnaba en realidades sociales como las escuelas, pri-
siones, leyes, lugares de trabajo y profundos valores y actitudes
sociales (Foucault, 1979).

Estas construcciones no abordan la manera en que los jóvenes


se han pensado a sí mismos a través del tiempo. Los discursos y
sus consecuencias no son las únicas narrativas posibles, porque
los jóvenes han tenido sus propias identidades e historias que van
mucho más allá de aquellas que les enseñan y refuerzan desde
arriba. Aunque este texto no es un estudio de contra-discursos,
es vital dejar en claro que la historia no avanzaría si los modelos
impulsados por las élites no tuvieran sus contra-discursos. En pala-
bras de Raymond Williams, “ningún modo de producción, orden
social dominante y cultura dominante incluye o agota totalmente
en realidad toda la práctica, la energía y la intención humanas”
(Williams 1977:125).
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 5

Periodización
El marco temporal usado en este ensayo sigue cambios sustan-
ciales en la economía política nacional. El primer período es de 1821
a 1944 porque comprende el barrido general del poder de las ideas
Liberales y el desarrollo tanto de un Estado nacional como de una
economía orientada a la exportación. Hay varias subdivisiones,
como la que se da entre 1844 y principios de la década de los 1870s
por razones de la inestabilidad política, la intensidad de la agricultura
de exportación, el ritmo de la consolidación del Partido Liberal y el
creciente uso forzoso de la mano de obra indígena. Con su modelo
de desarrollo nacional y nacionalista y su excepcional enfoque en la
educación, el período revolucionario de 1944-1954 es el segundo.
El tercero es el de 1954-1980. Un período dominado por la moder-
nización imperialista y por un Estado contrainsurgente, así como
por la resistencia y la formación de los movimientos populares. El
cuarto va de 1980 a 1996, la era del genocidio en el área rural, de
la contrainsurgencia urbana y de la economía política neoliberal.
Aquí se incluye el importante aunque breve período de 1986 a 1991,
al que este texto se refiere como Democracia Impuesta. El último
período general es el que va de 1996 al presente, configurado por
diversos discursos de paz y por la remilitarización, así como por una
globalización en constante aceleración que margina a la economía
nacional y obliga a muchos jóvenes a cruzar fronteras. Además de
estos períodos amplios, hay excepciones críticas y reveladoras. La
periodización de la ley de trabajo infantil se da de 1947 a la fecha,
y la de la regulación de la prostitución se da de 1881 a la fecha. El
hecho de que la periodización del trabajo infantil y la prostitución
abarquen períodos distintos a los utilizados en este texto (1944-54;
1954-80; 1980-96 así como 1996 hasta hoy) indica una larga y hon-
da preocupación respecto al control que se ejerce sobre los cuerpos
jóvenes en la fuerza laboral, y dentro de un paradigma cultural que
trata sobre el pecado y el sexo en la historia moderna de Guatemala.

La inestabilidad de los términos etarios


Las leyes y políticas nacionales no determinan ni han determina-
do nunca sin ambigüedad cuándo empieza y termina la juventud. La
6 Jóvenes en Guatemala

falta de consistencia es evidente. ¿Termina la juventud a los 14 años,


como implica el Código de Trabajo, o a los 18, como implican las
leyes penales y las concernientes al voto? ¿Termina la juventud a los
24, la edad usada por las Naciones Unidas, o a los 29, como declara
la Primera Encuesta Nacional de Juventud en Guatemala (ENJU)?

Sin siquiera tomar en cuenta la constante renovación de


la jerga, la inestabilidad, multiplicidad y usos cotidianos de los
términos comunes chavo/chava, patoja/patojo, los/las jóvenes,
muchacha/muchacho, niño/niña et al. son evidentes. A menudo
han sido términos cariñosos; y también se les ha usado para de-
signar dominación y/o reflejar estatus legal y valor social dentro
de las relaciones de clase, etnicidad y género. Durante el período
colonial, las autoridades españolas se referían a los hombres y mu-
jeres indígenas, así como a las mujeres criollas y españolas, como
“niños”. Cuando el Presidente Manuel Estrada Cabrera se otorgó
el título de “Defensor de la Juventud”, lo que quería era mostrarse
como protector de los jóvenes escolares de las clases urbanas altas y
medias, no de los niños mayas que recogían café. Cuando la dueña
de una casa llama a la mujer que trabaja en el servicio doméstico
“la muchacha”, está usando una etiqueta relacionada con el poder,
no con la edad. La única certeza es que estos términos han sido
cambiantes, relacionales y condicionados por una multitud de
factores y variables que pertenecen a contextos históricos.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 7

II. 1821-1944

El nacimiento simultáneo de La Juventud y la


nación moderna
La Juventud llegó al plano discursivo por primera vez en la
historia de Guatemala a principios de los años 1800s. Siendo una
construcción dentro de las discusiones sobre la formación de lide-
razgo y ciudadanía a través de la educación, La Juventud emergió
como la persona nacional fundamental que guiaría a Guatemala
lejos del salvajismo, hacia un brillante futuro moderno. Hacer refe-
rencia a La Juventud implicaba hablar del mañana, del horizonte,
del comportamiento cultivado y del pensamiento científico que
derrocaría la mentalidad colonial.

Los intelectuales que dirigieron a la nación durante su indepen-


dencia tenían claro que la educación, que haría que los jóvenes
se constituyeran en La Juventud, era el requisito sine qua non de
la producción de una ciudadanía moderna. Bajo la influencia de
John Locke y Jean Jacques Rousseau, Pedro Molina argumentaba
con fervor en su publicación El Editor Constitucional que la peda-
gogía ideal para crear ciudadanos empezaba con el nacimiento y
evolucionaba naturalmente de acuerdo a las propias cadencias del
niño. Molina, que a menudo citaba a Rousseau como autoridad
sobre niños y educación, escribió con elocuencia y entusiasmo
sobre la curiosidad y capacidad naturales de todos los niños, las
cuales se expresaban a través de una curiosidad nata. Los niños
de Molina incluían a los indígenas, y su postura era que los de-
fectos de las comunidades mayas se debían a la miseria en la que
vivían y que la libertad y la instrucción los harían más útiles a ellos
mismos y a la sociedad. (Molina, 1974) El influyente aunque más
conservador José Cecilio del Valle compartía la visión de Molina
sobre la importancia de educar a los niños. Del Valle era optimista
tanto sobre la naturaleza de los jóvenes como sobre la educación
científica basada en la lógica deductiva, y creía que la educación
podía formar “un ser que no existía del modo que se ha formado;
es darle los conocimientos útiles y hábitos morales que exigen su
conservación y perfección”. Respecto a los pueblos mayas, decla-
8 Jóvenes en Guatemala

raba que al educárseles, “estos americanos tristes y desmedrados


que sólo hablan ayes y suspiros se tornarían en hombres alegres,
altos y hermosos, como los sentimientos que darán vida a su ser.
No serán humildes como esclavos. Tendrán la fisonomía noble de
un hombre libre” (Valle, 1943).

El primer gobierno del Partido Liberal llegó al poder en 1831


bajo Mariano Gálvez, quien se dedicó, junto a Molina y del Valle,
a planificar y administrar la instrucción pública. Gálvez justificó su
énfasis en la educación con fuertes términos morales y filosóficos:
en la primera Asamblea General del país declaró que “ni un pueblo
iluminado puede ser esclavo ni una persona ignorante puede ser
virtuosa. La Asamblea, conocedora del precio de la libertad y de
la virtud, ha dado a la instrucción pública, que es fuente de estas,
la preferencia que su importancia exige”. (Boletín Oficial, 1831). La
primera Constitución de la Nación, elaborada en 1823, decretaba
la educación libre, secular y pública, “una educación gratuita, laica
y obligatoria hasta los 14 años”, y libre de castigos corporales o
restricciones a la libertad de pensamiento. Las Bases del Arreglo
General de Instrucción Pública, planeadas para formular un pensum
de estudios uniforme a nivel nacional que incluyera la enseñanza
de las ciencias y la moral, se oponía sin ambigüedad a una edu-
cación orientada puramente a la enseñanza de destrezas técnicas.
Decretaba que la educación debía desarrollar “el perfeccionamien-
to, en cuanto sea posible, de la totalidad del ser humano: y no el
de aislar a las ciencias o separar de manera absoluta las unas de
las otras, puesto que todas se hallan íntimamente enlazadas entre
sí y deben prestarse un mutuo apoyo”. La Educación, luego de la
Independencia, pasó a ser dios, y los maestros fueron apodados
Apóstoles. (González Orellana, 1980: 232).

Estas ideas estaban llenas de grandeza, pero nunca se con-


cretaron. Gálvez creó una Escuela Normal en la ciudad que solo
funcionó un corto tiempo, y la promoción de la educación para
los jóvenes indígenas consistió en enviarlos a los “Protectores”,
individuos acomodados que, aunque supuestamente eran respon-
sables de la educación de los niños, los usaban como sirvientes.
(Williams, 1996). Poco después, los proyectos del Partido Liberal
fueron alterados por la Ley Pavón de 1852 decretada por Rafael
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 9

Carrera, que declaraba que toda la educación debía ceñirse a la


Doctrina Cristiana, y devolvía a la Iglesia el papel de educadora
de la juventud.

Cuando el Partido Liberal retomó el poder definitivamente


en 1871, abolió la Ley Pavón y expulsó a los Jesuitas. Aunque a
todo lo largo del siglo XX, las órdenes religiosas establecieron sus
propios colegios privados, el recién vigorizado Partido Liberal de
finales del siglo XIX puso énfasis en que la educación debía ser
laica y dirigida por el Estado. Luego de 1871 y en los años que
siguieron, el desarrollo de la infraestructura educativa fue cuali-
tativo y cuantitativo: en 1871 existían muy pocas escuelas; para
1886 el número de estudiantes casi se había triplicado. La mayoría
de estudiantes y escuelas públicas estaban en la capital, y otras en
los pueblos grandes como Quetzaltenango y Antigua, así como en
varias cabeceras departamentales, como Santa Cruz del Quiché.
Además de establecer primarias y secundarias y renovar la Uni-
versidad de San Carlos con sus escuelas de Medicina y Farmacia,
el gobierno estableció la Biblioteca Nacional, la Escuela de Artes y
Oficios, que incluía un programa para sordomudos, el Conservato-
rio de Música Clásica, la Escuela Normal Central para Varones y la
Escuela Normal de Señoritas “Belén”. La Ley de Instrucción Pública
de 1882 ordenaba que se enseñara el método positivista. (Amurrio
González, 1966: 86-90). Se elaboró un currículum concentrado y
denso, que consistía en ejercicios orientados a formar un cuerpo
disciplinado: gramáticas inglesa, francesa y castellana; aritmética,
álgebra, geometría y trigonometría y física; retórica, dibujo, pin-
tura y música; y cosmografía, historia universal y geografía física
y descriptiva. El libro de texto estándar, La Geografía de Centro
América, enseñaba que existían las siguientes categorías de raza:
la Caucásica (blanca) superior, y la Cobriza (indígena) y Negra
(africana), inferiores.

El hecho de que los intelectuales constructores de nación le


enseñaran racismo pseudocientífico decimonónico a los jóvenes
de clase media y alta destinados a dirigir la nación o prestarle
cualquier tipo de servicios profesionales, no quiere decir que no
les preocupara educar a los jóvenes de “la raza”, que era como
10 Jóvenes en Guatemala

llamaban a la población maya. Tal como a principios del siglo,


continuaban interesados, de formas cada vez más complicadas.

“¿Cuál sería el método más eficaz para civilizar a la raza


indígena a fin de inculcarle las ideas del progreso y los hábitos
de los pueblos cultos?” era la preocupación central del Congreso
Pedagógico Centroamericano de 1893, el primero de su tipo, que
se realizó durante el gobierno del presidente José María Reyna
Barrios y al que asistieron las más importantes figuras centroa-
mericanas. Los delegados, que resucitaron de nuevo las ideas de
Locke y de Rousseau sobre la capacidad natural de todos los niños
para aprender, y sobre la cualidad de tabula rasa de la mente
infantil, se vieron especialmente atraídos por la nueva invención
del educador alemán Friedrich Froebel, el jardín de niños, como
forma de corregir “la raza”. A finales del siglo XIX, los jardines
de niños estaban en primera línea del desarrollo infantil y podían
escribir en la tabula rasa y moldear la “suave cera” de los niños.
Sin embargo, las conclusiones del Congreso reflejaron el dilema
mayor de enviar a una parte importante de la fuerza laboral –el
trabajo infantil y juvenil indígena− a la escuela, y de educarlos
con valores que podrían desafiar el sojuzgamiento que ellos y sus
comunidades sufrían a manos de las muy poco civilizadas prácticas
amparadas en las leyes sobre trabajo forzado y sobre el trabajo en
las fincas. En sus conclusiones, el Congreso declaraba que la educa-
ción de los niños mayas debía ser práctica, enfocada en inculcarles
valores morales respecto al alcoholismo y el trabajo duro (muy
poco que ver con el francés y la geometría) y “reducida”. Se ponía
énfasis en la importancia del kindergarten por encima de niveles
superiores de instrucción y declaraba que estos debían ajustarse
a las exigencias de la cosecha, un detalle que sugiere la temprana
edad a la que los niños trabajaban, y el reconocimiento de que
la economía necesitaba a la población indígena, ante todo y en
primer lugar como mano de obra. Además, y a diferencia de los
que eran destinados para la población no maya, estos jardines de
niños debían ser administrados por los dueños de las fincas y no
por el Ministerio de Educación, una forma de reconocer el grado
al que los mayas le pertenecían a las fincas, como propiedad de los
dueños de estas. En cualquier caso, pocos jardines de niños fueron
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 11

abiertos para atender a pequeños de padres mayas (Congreso Pe-


dagogía 1894: 280-281).

Un segundo proyecto fue el Instituto Agrícola de Indígenas, una


escuela agrícola dirigida por el gobierno, que admitía un pequeño
número de jóvenes mayas, de entre 11 y 16 años de edad. El objeti-
vo del instituto era “elevarlos”, enseñándoles a apreciar la cultura
“occidental” y sus costumbres, su lenguaje, sus modales y reglas, sin
necesidad de asimilarlos a ella. El Instituto tenía su propio pensum
especial, adaptado a las aptitudes y roles sociales “especiales” de
esta “raza”. El estudio de Bienvenido Argueta sobre el Instituto
detalla un programa de cuatro áreas fundamentales: matemática,
historia, geografía y lenguaje español; “comportamiento ade-
cuado” (modales en la mesa, cómo dirigirse a un superior), y lo
más importante, la “militarización del cuerpo indígena” y las más
modernas técnicas agrícolas. A estos jóvenes se les preparaba para
ser intermediarios, líderes dentro de las comunidades mayas, no
de la nación. Su posición social, predicada paradójicamente como
basada en la retención de su identidad maya, sería la de asegurar
un sistema de trabajo y geografía agrícolas estratificados de acuer-
do con la estructura central de dominio criollo. En palabras de
Bienvenido Argueta (2011), su papel sería el de “brazo civilizado”,
una versión tecnificada del peón de finca, que ocuparía puestos
elevados y podría ayudar a modernizar las técnicas “de acuerdo
a nuevas exigencias económicas y políticas”. Inclusive este intento
duró tan solo seis años.

Las élites no querían que los hijos de los “indios” fueran edu-
cados para ser como ellos, “civilizados”; −mucho menos perfectos
“en la medida de lo posible, de la totalidad del ser humano”,−
querían que fueran una fuerza laboral servil, sin importar su edad
y, en este caso de mano de obra inmersa en la pobreza, los brazos,
sin importar su género. Debido al discurso liberal, la aprensión por
no educar a los niños indígenas continuó, pero nunca se tradujo en
proyectos serios y extensos. De forma implícita y explícita, excluir
a la población indígena de la construcción social de La Juventud
reforzaba la normalización general del racismo. La educación pú-
blica se enfocó en desarrollar una ciudadanía racializada reducida,
no una ciudadanía masiva sin raza.
12 Jóvenes en Guatemala

Raza, clase y género eran los elementos clave que determina-


ban quién formaba parte de La Juventud y en qué términos. Las
jovencitas de clases media y alta, blancas y urbanas, estudiaban en
escuelas públicas como la Escuela Normal de Señoritas “Belén”.
Sin embargo, la forma en la que eran incluidas en las escuelas las
excluía de ser consideradas lideresas nacionales. La educación que
recibían dejaba en claro que su papel era subsidiario, y orientado
a asistir en la producción de líderes masculinos para un Estado
Nación que también era considerado masculino. El hecho de que
estuvieran en la escuela reflejaba el reconocimiento de la élite
del rol femenino en la reproducción de la sociedad. Las jóvenes
debían ser tratadas y entrenadas para ser “civilizadas”, para que no
reprodujeran hogares que sirvieran como bastiones contra nuevos
tiempos. La educación pública quería decir enseñar modales feme-
ninos reformados y habilidades que sirvieran a las necesidades de
un renovado régimen liberal de Orden y Progreso, en el que los
hogares sirvieran como nacimientos de la naturalización de formu-
laciones recientes tales como la educación científica. Se dedicarían
a gobernar a los niños, a otros parientes y a los sirvientes en espa-
cios domésticos bien organizados para los hombres, no para ellas
mismas como líderes presentes o futuras de nada que no fuera un
espacio doméstico feminizado. El Decreto 182 de 1871 declaraba
que “la educación de la mujer trata de labores de su sexo y econo-
mía doméstica”.2 El pensum de las escuelas públicas para mujeres
jóvenes fue formulado para incluir clases sobre artes decorativas
y fundamentos de higiene. (Congreso Pedagógico 1894: 280-281)
La primera edición del boletín “La Escuela Normal”, hablaba de
la educación de la mujer de acuerdo a su rol como “hija, esposa,
madre para educar a la humanidad, un ser siempre en condición
de mujer, subordinado a los anhelos y necesidades del hogar del
esposo”; quizás esto era incluso una advertencia a quienes no se
conformaran.3 Máximo Soto Hall –político, intelectual y autor de
libros de texto− elaboró una imagen poética y sexista de estas
jóvenes educadas con sus “debilidades del sexo”, en una sección
del libro de texto “Instrucción Moral y Cívica, 1913” de la escuela.

2/ Leyes de Guatemala. Tomo 2. 1871-1881.


3/ La Escuela Normal 1894, año 1, número 1, órgano de la Escuela Normal.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 13

Escribió del “Heroísmo femenino; a la mujer le tocan primordial-


mente los deberes consagrados al hogar, santas obligaciones de la
familia” (Soto, 1913). Este entrenamiento en las artes femeninas
debía estar a cargo de las escuelas modernas y no de las parientes,
tales como abuelas, madres y tías. Este rol de la mujer adulta fue
puesto en manos de la maestra modernizada, un cuerpo regulado
por el Ministerio de Educación para ser “ejemplo de puntualidad”
comportándose “dulcemente y con amabilidad sin excesiva con-
fianza”. Esta mujer lírica era el producto de un horario rígido. El
reglamento del Instituto Nacional Central de Señoritas dictaba
que: las internas debían levantarse a las 5 am; pasar una hora en su
“toilette,” –una regla que reflejaba las recientes preocupaciones de
finales del siglo XIX por la higiene moderna−; a las 6:15 “la revista
del aseo personal, tomar el café en silencio”, etcétera.4

Tan extática como la retórica de Soto Hall sobre las mujeres era
la retórica en general sobre La Juventud. Una Oda a la Juventud
publicada en 1894 decía:

¡Juventud enamorada!

Hoy la patria por vos vela


Os da la luz en la escuela
Esa luz nunca apagada
Corred pues, entusiasmad
Ya que tenéis ese don
De ilustraros la razón;
Corred con tu libertad
Al templo de la verdad5

La presentación elaboradamente escrita de La Juven-


tud pasó a ser visual a principios del siglo XX, cuando fue
estampada al menos en la conciencia nacional urbana durante los
Festivales de Minerva organizados anualmente por Manuel Estrada
Cabrera para celebrar a “La Juventud Estudiosa”. Ese día, niños y
niñas desfilaban vestidos con ropas estereotípicas europeas, en for-

4/ Reglamento del Instituto Nacional Central de Señoritas, 1901.


5/ El Eco del Valle, 1884, número 60.
14 Jóvenes en Guatemala

maciones militares acompañadas por coloridas carrozas. Se leían


ensayos y poemas celebrando a Estrada Cabrera y a La Juventud,
teniendo como telón de fondo una serie de templos grecorromanos
construidos para tales ocasiones, algunos de los cuales perduran
hasta hoy en día. Este teatro de la cultura occidental, a la vez pom-
poso y andrajoso, iba por dondequiera que hubiera escuelas. En
la Escuela Práctica de Varones de Quiché había un pequeño museo
que contenía cinco artículos: un busto de la diosa romana Juno, un
busto de Fulton, una copia de La Ilíada, una copia de El Porvenir
de América Central y un quetzal disecado.6

Volviendo al Congreso Pedagógico de 1893: el “problema”


de civilizar a los indígenas no era el único punto en la agenda.
El grado al que las escuelas públicas alentarían la clase de floreci-
miento que el liberalismo de principios del siglo XIX promovía fue
socavado por políticas educativas que reflejaban los cambios que
dicho liberalismo sufría en todas partes. Lo que surgió del Con-
greso y permaneció básicamente en su lugar hasta 1944 fue una
imagen de La Juventud como un cuerpo y alma militarizados. Pue-
de decirse que todo discurso disciplina los cuerpos; sin embargo, es
importante indicar que la disciplina varía en contenido. El cambio
operado de “Corred con tu libertad” a una juventud que debía
permanecer en estricta formación militar, sin correr a ningún lado,
fue plasmado en los materiales escolares, aun cuando el discurso
romántico se mantuvo. Se traslapaban, pero las limitantes eran
claras. Quizás el ejemplo más notable de este manejo más rígido y
mucho más riguroso de La Juventud es el primer libro que se publi-
có en el país sobre el tema de crianza de niños, dirigido por igual
a padres e hijos. Fue un giro de 180 grados del florecimiento de la
naturaleza infantil que expresa la noción de un jardín de niños. El
“Breve Método Elemental de la Educación: La educación del carác-
ter. Método práctico para ayudar a las familias y a los maestros”,
pretendía ser tomado como ciencia. Fue escrito por Ignacio Solís y
publicado en 1911, y establecía que los niños debían ser sometidos
a rutinas duras y repetitivas, que nunca debían romperse, a fin de
que internalizaran la obediencia hacia reglas externas impuestas

6/ Memoria presentada al Ministerio…, 1913.


Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 15

que ahogaran sus tendencias naturales. El texto hablaba de ense-


ñar el “hábito de la sujeción”, fundamental para el “hábito de la
obediencia…Sin hábitos de obediencia es imposible germinar en
el niño la semilla del corazón y la costumbre de una ciudadanía”.
(Solís, 1911).

En 1913, Máximo Soto Hall describió el patriotismo como


“obedecer a los padres y a los maestros porque así se marcha por el
camino del bien…Patriotismo es consagrarse al estudio y sujetarse
a la disciplina porque así se llega a ser sabio y cumplido”. En el
texto escolar “Instrucción Moral y Cívica” cada movimiento era
determinado, y los cuerpos se volvían máquinas. Las reglas para
los modales eran, entre otras: cómo sentarse con propiedad a la
mesa; cómo comportarse con los mayores; cómo caminar por la
calle; no comer y beber a la vez; no usar un cuchillo como si fuera
un tenedor; cómo despertar a otros; y cómo ir a la cama, entre
otros imperativos. (Soto, 1913) Estas normas e imágenes margina-
lizaban el romance o se convertían en sí mismas en un romance.
Esto fue capturado en fotografías. Una memoria preparada por el
Ministerio de Instrucción Pública formulaba que quienes estudiaran
en la Escuela Normal tenían “el deber de servir como guía”, com-
binando deber/servir/y guiar en una sola configuración.7

Durante el gobierno del presidente Jorge Ubico (1931-1944),


quedó claro que este viraje de La Juventud como vanguardia
iluminada de una nación civilizada a una Juventud obediente y
militarizada estaba instalado en las escuelas públicas. Los directores
civiles de las escuelas secundarias fueron reemplazados por oficiales
del Ejército, quienes dieron a los estudiantes los grados de “solda-
dos”, “tenientes” y “sargentos” y los organizaron en compañías.8
Autorizaron una disciplina estricta, ordenaron el uso de uniformes
militares, el entrenamiento diario y un pensum militar junto al
regular. Al graduarse de una carrera específica, el estudiante recibía

7/ Memoria presentada al Señor Ministro de Instrucción Pública por el


director de la Escuela Normal Central año 1884. (Leyes de Guatemala, tomo
4, 1883-1885).
8/ Revista Militar Vol. XVII 5a. época, números 11 y 12. Noviembre y
diciembre de 1940.
16 Jóvenes en Guatemala

también el título de “Sub-teniente de reservas”. (González 1980:


360). Los libros de texto de secundaria promovían el militarismo,
el racismo y una fe mística en los líderes. Uno de ellos hablaba
extasiado de “la Madre España, la fértil semilla de nuestro árbol
racial, bajo cuya augusta sombra descansamos” y sobre el gesto de
los conquistadores, en su época, “ejemplo de energía humana sin
rival”. En una sección sobre “conceptos significativos”, se dice que
la “rebelión”, debe ser enfrentada con “severos castigos”, sobre
el “café” se señala la influencia positiva de los alemanes que lo
cultivaron.9 Su Ministerio de Educación estableció cuotas para la
escuela secundaria, y despidió maestros por sus puntos de vista
políticos, y maestras por ser casadas, ya que habían dejado de
ser vírgenes y en todo caso, debían estar en sus casas.10 El único
programa que creció en tamaño y estatura, tanto para chicos
como para chicas fue educación física. Esta asignatura, en conexión
con despliegues públicos masivos de destreza, servía para que los
estudiantes ensayaran para la celebración conjunta del Día de la
Independencia y la Revolución Liberal de 1870, que sustituyó a las
Fiestas de Minerva en el papel del evento político nacionalista más
elaborado de cada año. En dicha celebración, que se realizaba en
el recién construido Campo de Marte –la guerra había sustituido
a la sabiduría como nueva deidad– durante muchos años, en esta
celebración los estudiantes desfilaron en correcta formación para
saludar a Ubico. Multitudes de estudiantes, y soldados agrupados
en coros cantaban el “Himno Olímpico” –“La Fuerza y la Juventud
quieren mostrar su valor / en el ardiente juego deben brillar con
esplendor”– mientras Ubico a caballo se paseaba de arriba abajo
por el campo.11 El cultivo de los poderes del cuerpo adolescente
había reemplazado definitivamente la preocupación por la tabula
rasa de la mente infantil.

Dada la intensa atención discursiva puesta en La Juventud a lo


largo de un período de 100 años, es sorprendente el bajo número
de jóvenes que fueron a la escuela. Es posible ver lo pequeña que

9/ Secretaría de Educación Pública. 1936.


10/ No se daba educación militar a las estudiantes, cuyos planteles también
sufrieron despido de maestros y cierre de escuelas.
11/ Diario de Centro América, 1 de julio de 1933.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 17

era esta élite. Para finales del siglo XIX, solo el 5.4% de la población
en edad de ir a la escuela lo hacía, y la mayoría iba a la primaria
únicamente. Según el Ministerio de Instrucción Pública, menos de
2,000 estudiantes –y esa es posiblemente una cifra sobrecalculada–
estaban inscritos en escuelas normales y secundarias en 1896.12

La mayoría excluida
Hasta ahora este mismo texto que usted lee ha estado atra-
pado por el discurso dominante, que es la manera en la que el
poder funciona. Una pregunta sobre la mayoría de la juventud es:
¿Qué efecto tuvo sobre este grupo el discurso de La Juventud/Los
Estudiantes y la existencia de la educación pública para aquellos de
14 años o menos? Con la excepción de unos pocos niños indígenas
que vivían en los alrededores de pueblos importantes como Quet-
zaltenango, la “educación gratuita, laica y obligatoria hasta los 14
años” no tuvo ningún efecto. Viendo el sistema educativo tal y
como funcionaba y para quién funcionaba, para creer que había
“educación pública para los niños de 14 años o menos” también
habría habido que creer que no existían mayas o ladinos pobres
de esas edades.

Un viajero que llegara a Ciudad de Guatemala a finales de los


años 1870s habría visto, según el Censo de 1880, 9,417 habitantes
de entre 7 y 15 años de edad de un total de 50,522 habitantes,
de los cuales 389 eran considerados estudiantes de primaria. El
resto de los pobladores de entre 7 y 15 años eran parte de los
885 albañiles, 518 tortilleras y molenderas, 444 labradores, 419
jornaleros, 629 carpinteros, 770 lavanderas y 2,529 sirvientes que
trabajaban en la ciudad, entre otras ocupaciones.13 Al igual que
los jóvenes del área rural, estos jovencitos que eran trabajadores
de uno u otro tipo en la economía formal, informal o familiar, no
eran tratados como un grupo etario. Eran invisibilizados, y existen
pocos registros históricos al respecto. Aunque es bien sabido que
los estudiantes participaban en las disputas sociales, políticas y

12/ La Educacionista, 1896.


13/ Censo General, República de Guatemala, 1881.
18 Jóvenes en Guatemala

culturales de finales del siglo XIX, es indudable que sus pares de


la misma edad también lo hacían, como mozos en fincas, como
miembros de los gremios y como artesanos y obreros en la manu-
factura, transporte, construcción y otros trabajos. Como obreros,
no como La Juventud, sus rostros son obvios en las fotografías de
la construcción de carreteras, así como en las de las movilizaciones
contra Estrada Cabrera que el Partido Unionista organizó en 1920
y en las que jóvenes como Antonio Obando Sánchez14 tomaron
parte.

Menores de edad: Jóvenes criminales


La primera categoría etaria clara y formal que apareció dentro
del campo de las “masas” tuvo que ver con la criminalidad. En las
Américas y en Europa, los códigos penales para menores hicieron
su aparición durante la segunda mitad del siglo XIX. En Guatema-
la, la Ley de 1877 decretaba que los niños menores de diez años
estaban “exentos de responsabilidad” por crímenes, y que aquellos
de entre 10 y 15 años de edad podían quedar exentos a discreción
del juez. En 1887 el Decreto No. 188 establecía una casa de co-
rrección para adultos y menores de 18 que “delincan” por “delitos
comunes”. El Código Penal fue revisado en 1936 para establecer un
Tribunal de Menores para jóvenes de entre 10 y 15 años de edad.
(Herrera, 1979). La creación de la categoría de Menor de Edad
en el contexto de la ley penal fue compleja. Quizás la existencia
de regulaciones judiciales y políticas de confinamiento separados
protegían a los jóvenes. Sin embargo, sin importar si esto era o
no cierto, desde el punto de vista del discurso soberano y los
imaginarios, la primera categoría de “edad” usada para aquellos
que formaban parte de las mayorías era una de criminalización.
La importancia de los 14 años o menos para la juventud de las
clases media y alta se basaba en algo “bueno”, la educación; para
los jóvenes de las clases bajas la designación por edad se refería a
algo “malo”. Estas leyes también criminalizaban pequeños actos
cometidos por jóvenes, los cuales hablaban de pobreza y recursos

14/ Carpintero, fundador del movimiento laboral urbano guatemalteco y


del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, en la década de 1920.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 19

limitados, no sobre malas acciones o comportamiento urbano


“indecoroso”. La Gaceta de la Policía de los 1920s a los 1940s
esboza este cuerpo de delincuentes juveniles. Una chica de 15
años de edad, identificada como ‘sirvienta’, que había robado
artículos de la casa de su empleadora, y Antonio Rizo de 14 años,
viviendo “sin padres” y en “perpetuo ocio” y robando dinero
para comprar dulces, “soñando con mercancía”. (La Gaceta de
la Policía, 1921). La Gaceta reportaba sobre sirvientas de 15 años
arrestadas por pelearse en la calle, y sobre una de 14 años arres-
tada por ebriedad, entre otros casos. (La Gaceta, 16 de enero,
1944).

El contraste en cuanto a imágenes se hizo aún más fuerte con


el uso creciente de la fotografía en la esfera pública. Por un lado,
estaban los retratos policiales de delincuentes en La Gaceta de la
Policía durante los años 1920s, 1930s y 1940s, que mostraban jó-
venes asustados de piel oscura y apariencia andrajosa. Por el otro,
aparecían fotografías de ordenados estudiantes de clase media y
alta en clases, graduaciones, ceremonias y otras festividades. Una
juventud debía ser conducida a separos, y la otra debía avanzar en
el mundo.

Los nuevos criminólogos en el campo de la delincuencia


juvenil solicitaban programas de eugenesia como forma de “pro-
filáctica del delito”, para eliminar a los “atávicos”, “sifilíticos”,
“histéricos”, que solo reproducirían más individuos similares, y
cuyas enfermedades hereditarias solo expandirían una pobla-
ción “desobediente” e “insubordinada”. (Pacheco, 1937). Por lo
común, los profesionales y los políticos culpaban a la pobreza
y a los padres irresponsables que eran alcohólicos violentos, y
a veces culpaban a las películas extranjeras –el Decreto Número
952, aprobado en el gobierno de Lázaro Chacón, prohibía a
los niños menores de 14 años asistir a las “funciones cinemato-
gráficas”–, pero sobre todo citaban la falta de educación como
fuente de delincuencia. Este análisis no se tradujo en esfuerzos
por llevar a números cada vez mayores de jóvenes a las es-
cuelas, lo que los hubiera hecho ingresar automáticamente al
estatus de La Juventud. Lo que pedían era una educación dentro
de los reformatorios, que enseñara habilidades apropiadas para
20 Jóvenes en Guatemala

su estatus de clase obrera y según su género. La Memoria de la


Secretaría de Gobernación y Justicia de 1942 indicaba que la
característica común de las niñas en el Reformatorio Femenil era
la “falta de educación…Pues todas ingresan sin saber ni tomar la
escoba”, y esbozaba un plan para enseñar a lavar y a planchar
(La Gaceta, 1944). La imagen del Menor de Edad como una
persona dentro del sistema penal legal era a la vez mala y de
corta visión.

En este período, el término Menor de Edad en las leyes penales


se refería a una gama que iba de los 14 a menos de los 18, depen-
diendo del punto de referencia específica. Décadas más tarde, el
presidente Otto Pérez Molina propondría ampliar el estatus de
Menor de Edad en las leyes penales de 12 a 18 años de edad.

El comercio de cuerpos jóvenes: La corta edad como


valor agregado. 1881 en adelante
Es prostituta toda mujer mayor de doce años
que trafica con su persona.

Art. 15 capítulo IV, Reglamento para las Casas


de Tolerancia de la Capital. 31.12.1896

Memorias de la Policía Nacional 1897

El control del Estado sobre la administración de la prostitución


puede verse como una extensión de la coerción que se ejercía
sobre todos los trabajos a finales del siglo XIX, cuando fueron
creadas las leyes de vagancia. (McCreery, 1986: 333-353). También
puede comprenderse como parte de los proyectos de planificación
urbana moderna que se llevaban a cabo en la mayoría de países
en las Américas en esa época. En Guatemala, parte de ese esfuerzo
consistía, no en abolir la prostitución, sino en “limpiarla”. La pros-
titución había sido una actividad desorganizada y fragmentada que
no era atendida por las autoridades, y hasta la Iglesia guardaba
silencio al respecto. Y era esta cualidad desorganizada y pública, y
no algún supuesto tipo de criminalidad, lo que llamó la atención
de las autoridades. Citando al Diario de Centroamérica, “Andan
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 21

por allí, cinco y seis mujeres jóvenes luciendo trajes vistosos y


frecuentando los paseos públicos”. (Citado en Ordóñez, 2000).

El primer Reglamento a que deben sujetarse las mujeres pú-


blicas en La Ciudad de Guatemala, de 1881, aprobado durante el
gobierno del presidente Justo Rufino Barrios, del Partido Liberal,
decretaba que la prostitución era una operación de negocios
controlada por el Estado y oficiada por madamas, que trabajaban
junto a la recién reformada Policía Nacional. Paradójicamente, al
reconocer la prostitución llevándola a la “esfera pública” en vez
de dejarla en algún tipo de destartalada y subterránea “esfera
privada”, el Estado podía, legalmente, invisibilizarla ante el ojo
público. Las trabajadoras del sexo vivían virtualmente encerradas
en los burdeles, los cuales por ley no podían abandonar durante el
día, ni pararse en sus puertas o ventanas, ni dejarse ver a través de
estas, todo ello en el contexto de una Ciudad de Guatemala que
luchaba por ser “moral”, “buena”, y “atractiva”. Las trabajadoras
del sexo debían: registrarse en la Dirección General de La Policía;
vivir en una casa de tolerancia regulada; realizarse chequeos médi-
cos una y hasta dos veces por semana para evitar la propagación
de enfermedades venéreas, y portar tarjetas que demostraran esto
último. Estos chequeos regulares, llevados a cabo por médicos
cirujanos al servicio de la Policía y no de una institución médica,
constituían un control de calidad científica para asegurar el valor
de un bien de consumo: el cuerpo de las mujeres. La lucha por
hacer de la prostitución algo higiénico fue parte de la forma de
considerar el control de enfermedades a fines del siglo XIX, esto es,
control de enfermedades para los varones y sus esposas, no para
las prostitutas. Las enfermedades venéreas eran el único aspecto de
la salud de una trabajadora sexual que recibía atención; nunca se
les examinaba para descubrir otras enfermedades, o en busca de
señales de abuso físico, por poner un ejemplo.

Es fundamental destacar el grado al que importaba la edad de las


trabajadoras sexuales: el reglamento de 1881 declaraba que cualquier
mujer de 15 años o más podía “traficar con su persona” y registrarse
para ello. De hecho, en 1896 el Reglamento para Casas de Tolerancia
redujo la edad a la que una jovencita podía trabajar en un burdel a 12
años. (Mayorga, 2013). Esta dotación de chicas jóvenes era arreglada
22 Jóvenes en Guatemala

por el Estado a través de las madamas. En los años 1880s un cliente


podía comprar el uso del cuerpo de chicas de 15 años, para 1886 un
cliente podía acceder al cuerpo de una niña de 12 años. Como la
edad era un componente clave a la hora de determinar el valor del
bien de consumo, los cuerpos más jóvenes tenían un valor añadido.
Había dos diferentes tipos de Casas de Tolerancia: de Primera y de
Segunda. En las de Primera –por definición, “mejores”– las jovencitas
tendían a ser de menor edad y piel más blanca que aquellas de las
Casas de Segunda. (Ordóñez, 2000). Tal como sucedía con la compra
de costosos habanos, la compra de las chicas más jóvenes demostra-
ba que los hombres que iban a las casas de Primera podían tener el
“mejor” servicio en cuanto a placer. Blanca Iliana Ordóñez indica en
su estudio La Prostitución como fenómeno social en la Nueva Guate-
mala de la Asunción durante los años 1880-1910,
“Las mujeres que se dedicaban a la prostitución generalmente se
encontraban en la adolescencia, alrededor de 16 años (...). Las
mujeres eran jóvenes porque estas atraen más la atención, mayor
contratación por lo tanto, un mayor beneficio al burdel”. Op cit.
p. 61.

El presidente Jorge Ubico eliminó las casas de tolerancia en 1938


y aumentó la edad a la que se podía trabajar como prostituta a 18
años. La regulación de la prostitución por parte del Estado continuó:
las prostitutas fueron libres para establecer su residencia en cualquier
parte, con limitaciones relacionadas con mantenerse a cierta distancia
de las escuelas y otros lugares; el Juez de Sanidad debía ser notificado
sobre cualquier cambio de domicilio, y las mujeres siguieron portan-
do documentos que certificaban el estatus de sus chequeos médicos
regulares para prevenir enfermedades venéreas. Durante los gobier-
nos de 1944-1954, el requisito de portar estos exámenes médicos se
extendió a todas las mujeres que trabajaban en bares, restaurantes u
otros empleos similares. Al mismo tiempo, el médico estadouniden-
se John Cutler realizó experimentos en los que cientos de personas
consideradas desechables fueron inyectadas con sífilis sin saberlo.
Algunos de los sujetos víctimas de estos horrores fueron prostitutas,
y sin duda alguna eran jóvenes. (Mayorga, 2013).

Hoy en día, la prostitución no es ilegal para las mujeres a partir


de los 18 años, pero los abundantes reportes sobre chicas menores
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 23

de esa edad prostituyéndose, que empezaron a aparecer desde


finales de los años 1980s hasta la fecha, indican la gran cantidad
de niñas y jovencitas involucradas en este “mal necesario”. Un
estudio de 38 niñas de la calle, publicado en 1988, determinaba
que el 84% vendía sexo, y que su edad promedio era 13. (Tumas y
Morales, 1988). El contexto de esta situación es la extrema pobre-
za en la que viven los guatemaltecos, la falta de toda movilidad
social en un país con altas tasas de desempleo y subempleo, y la
gran demanda del mercado de cuerpos jóvenes. Sin importar los
argumentos sobre que la prostitución representa una opción viable
de empleo o incluso una elección como cualquier otra, en el caso
de una niña estas posturas son inconcebibles.

El régimen de verdad que justificaba y justifica aún la prostitución


es sumamente retorcido. La prostitución es una necesidad (para los
hombres) y es mala (la configuración del sexo femenino / las pros-
titutas / el tipo de sexo que uno podría tener con trabajadoras del
sexo). Es un mal necesario porque es un mal “bueno”: protege a las
mujeres decentes, de clase alta, “morales” que son madres, de su
propia sensualidad (maligna para esa clase social de madres/mujeres
acomodadas) y de los gustos más lascivos de sus esposos. La prosti-
tución es necesaria y “buena” para los hombres porque estos –según
esta lógica– necesitan el alivio físico y deberían indudablemente tener
el derecho natural de hacer todo lo que quieran en la cama. Parte
del derecho de los hombres de tener todo lo que exigen en la cama,
todo el erotismo que sueñan, depende de una dotación de mujeres
jóvenes, y ese bien de consumo estaba y está plenamente disponible.

En términos de nuestra discusión sobre la construcción social


de la juventud: durante los siglos XIX y XX, y ahora en el XXI, las
prostitutas jóvenes obviamente no eran construidas como parte
de La Juventud/Estudiante. Más aún, aunque se acercaban a los
bordes de la categoría de Menor de Edad dentro del derecho pe-
nal; no llegaban a formar parte de esta porque su trabajo, aunque
mal visto, era legal. El significado de la edad era muy especial. La
edad definía la mayor calidad del producto, o su obsolescencia. En
efecto, no había leyes que se refirieran a las niñas que trabajaban
prostituyéndose porque el trabajo es el producto y la corta edad
era y sigue siendo un valor agregado.
24 Jóvenes en Guatemala

III. 1944-1954

El Código de Trabajo, el menor de edad y el buen jo-


ven obrero
La era de la Revolución de Octubre –las presidencias de Juan
José Arévalo y Jacobo Arbenz– trajo profundos cambios y alimen-
tó la esperanza de obtener aún más. Una democracia electoral
rompió con la historia de gobiernos militares en Guatemala. Ade-
más, Arévalo y Arbenz desafiaron una economía que se basaba
principalmente en el trabajo forzado, la agricultura de exportación
a gran escala y los minifundios. Los discursos e imágenes de los
jóvenes y las políticas institucionales que les concernían se transfor-
maron en su mayoría dentro de este contexto nacional y dentro
del contexto de las discusiones internacionales sobre las nuevas
democracias y los derechos adquiridos que siguieron a la Segunda
Guerra Mundial.

En 1947, Arévalo aprobó el primer código laboral del país, el


Código de Trabajo. Entre otros avances, como la codificación de
la relación entre obreros y patronos, y la concesión de derechos
limitados para la organización laboral, por primera vez se trató a
los jóvenes que trabajaban como un grupo etario. Ello se combinó
con un desarrollo relacionado con el tema en este período. La
educación pública se expandió significativamente a las áreas ru-
rales y en las ciudades, y también atrajo más jóvenes de las clases
media y baja a las escuelas. La configuración de las leyes laborales
y la expansión de las instalaciones educativas, todo lo cual daba a
los jóvenes de 14 años o menos el trato de categoría etaria espe-
cial, hizo posible que los jóvenes que una vez fueron vistos solo
como obreros cruzaran las fronteras e ingresaran a la arena de La
Juventud.

Por otra parte, el Código no abolía por completo el trabajo


infantil. Lo reconocía como un problema social y lo regulaba.
El Artículo 150 del Código de Trabajo prohibía que los menores
de edad –aquellos de 14 años o menos– trabajaran en “lugares
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 25

insalubres y peligrosos”. Prohibía que trabajaran de noche, así


como en bares o en otros negocios donde se consumiera alcohol,
fuera de día o de noche. Limitaba las horas que los menores podían
trabajar. Autorizaba el trabajo infantil bajo la guía de la Inspección
General de Trabajo en hogares donde hubiera pobreza extrema y
“en trabajos livianos por su duración e intensidad compatibles con
la salud física, mental y moral del menor”, así como en labores de
aprendizaje.15 El Código desalentaba el trabajo de niños de 14 años
o menos, pero al mismo tiempo tenía suficientes vacíos como para
proteger tanto las economías familiares frágiles, como la posibilidad
de los patronos a gran escala, como los dueños de fincas, de satisfa-
cer sus requerimientos laborales; el término “trabajos livianos” era
y es vago. Estas regulaciones, con algunas modificaciones, siguen
vigentes. Entonces, como ahora, dependían de los inspectores de
trabajo y de la capacidad y voluntad de cumplir con leyes que,
como se ha dicho antes, no eran ni son aún comprehensivas, o
herméticas.

Pero aunque el trabajo infantil no fue abolido durante el perío-


do 1944-1954, había una nueva forma de ver la clase y la juventud,
inherente en este, y los discursos e imágenes de la juventud de clase
trabajadora cambiaron un tanto. La narrativa urbana del ingenioso
niño limpiabotas que ayuda a su madre, que ya existía antes –y
que tenía un aire romántico aun antes del Código de Trabajo–
se vio alterada, e incluso se politizó. Por ejemplo, hay historias
moralizantes al respecto en el libro de texto de Juan José Arévalo,
Método Nacional para aprender simultáneamente dibujo, escritura
y lectura. Guatemala, de hermoso diseño, el cual fue publicado por
primera vez en 1936, y que se usó abundantemente en las escuelas
luego de 1944. En una de estas historias cortas, titulada “El amor
recompensado”, un niño llamado Vicente no puede divertirse por-
que debe cantar de puerta en puerta para ganar un poco de dinero
para mantenerse él y a su madre, que está demasiado enferma para
trabajar. Sin embargo, el alcalde de la localidad le da una vaca por
ser el joven con el corazón más grande. Esta construcción positiva
de niño varón/trabajo/amor/responsabilidad/fuerza no ofrece

15/ Código de Trabajo, 1947.


26 Jóvenes en Guatemala

espacio alguno para hacer una lectura negativa del trabajo infantil.
Vicente es un héroe, así que es recompensado por un funcionario.
La vaca lo ayuda a ganar más dinero, y sigue trabajando. En los
términos del Artículo 150 del Código de Trabajo, Vicente encaja
perfectamente en la categoría aprobada de Menor de Edad, que
puede trabajar para ayudar a una familia empobrecida, y en este
caso a la figura seminal de una débil madre soltera. (Arévalo, 1936).
Durante la lucha por la reforma agraria en la era 1944-1954, se dio
un poderoso giro en la imagen de y el discurso sobre el hijo/niño/
buen trabajador. Una secuencia de dos caricaturas que anunciaban
la Reforma Agraria de 1952 en Alegría, una revista para jóvenes y
maestros, ilustra este punto. En la primera caricatura un padre se
sienta, desmoralizado y desempleado, en una oscura covacha, y su
hijito –viendo hacia el horizonte y anunciando el brillante futuro
que él, mas no su padre, puede ver− le dice “no te apenes tatita,
ya viene la Reforma Agraria”. En el segundo dibujo, el hijo res-
plandece mientras el padre, feliz, trabaja su tierra, y asume su rol
paterno diciéndole a su hijo, “Apurate hijo que ya va a ser medio
día”. El hijo mira hacia el lector con complicidad, sonríe y guiña
un ojo, y luego voltea hacia su padre para responder “sí, papá”.
(Alegría, 1952). El niño consuela al padre, y le hace una predicción
correcta, para luego, sabiamente, dejar al padre pensar que es él la
figura de autoridad. Y como Vicente, no deja de trabajar.

El “joven trabajador”, ahora respetado en el discurso, se


convertía en La Juventud/comprendida como El Estudiante –una
vanguardia–, pero ¿hasta qué punto pasó el joven trabajador a
convertirse en La Juventud? A las áreas rurales llegaban “misiones
ambulantes” con libros, obras de teatro y centros deportivos. En el
esfuerzo masivo por alfabetizar a Guatemala, el Comité Nacional
de Alfabetización envió maestros al área rural. El Ministerio abrió
escuelas con maestros bilingües para niños mayas16 e implementó
la jornada única, que usaba los edificios para dos sesiones escolares

16/ Manuel Galich, “Primera escuela para indígenas; 80 alumnos de


diversas partes de la República la inauguran”. El Imparcial, 10 de julio de 1945.
El gobierno arevalista también creó el Instituto Indigenista Nacional y creó en
conjunto con el gobierno mexicano un Instituto Indigenista Interamericano. El
Imparcial, 18 de agosto de 1945.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 27

en un día, una en la mañana y una en la tarde para adecuarse a


los horarios de los niños que trabajaban. Pero las leyes laborales de
1947, esencialmente débiles, no se enfrentaron en realidad al uso
generalizado del trabajo infantil, y las escuelas no llegaron profun-
damente a regiones importantes de la agricultura de exportación.

La juventud/El estudiante: La Edad de Oro de La Juventud


“Lo que la juventud hace es luchar por un ideal”

“Lo que la juventud hace es luchar por un ideal”


La juventud ya está viva en la gloria
Empieza a vivir esto/Joven: ¡empieza ahora!

Normalista, Año 1, no. 2, 1945

Quizás no haya figura más importante para entender La ju-


ventud: discursos, imágenes y contextos en la Guatemala del siglo
XX, que Juan José Arévalo, a quien iniciando la segunda década
de su vida –un adulto ya, según los estándares de esa época, un
joven según los estándares actuales– ya le apasionaba la noción
de que la educación representaba la clave de la salud humana.
Tras obtener un doctorado en Argentina, viajó a Europa para in-
vestigar a los educadores radicales progresistas y anti-positivistas.
(Lamberti, 2000). Las investigaciones de Arévalo, y sus reflexiones
sobre el auge del fascismo entre los ciudadanos europeos comu-
nes y corrientes, profundizaron su emergente sentido de que lo
que la educación producía, por encima y más allá de ciudadanía
y habilidades modernas, era una cultura moral y política y una
forma de ser.

Arévalo glorificaba a La Juventud; para él era lo que el


proletariado para los marxistas. Como presidente, su primera
prioridad fue la educación, y no el trabajo o la tierra. El Minis-
terio de Educación recibió más financiamiento –y más atención
discursiva– que otras ramas del nuevo gobierno. La Ley Orgánica
de Educación Nacional declaraba la meta de formar a jóvenes
sólidos “psicológica y fisiológicamente” que le darían vitalidad
a la democracia en Guatemala y por todo el mundo. (González,
28 Jóvenes en Guatemala

1980: 392). Arévalo condujo la pedagogía en una dirección más


fuerte y aguda que solo crear ciudadanos, porque aspiraba a
cultivar la energía inherente a la juventud como fuerza contra el
totalitarismo mundial.

Con su creativo pensamiento, Arévalo reemplazó al estudiante


obediente de “cruda memorización abstracta” por uno creativo
y libre pensador, a través de sus Escuelas Tipo Federación, que
abolieron el símbolo clásico del control disciplinario, la campana
escolar –en sus propias palabras, “¡Afuera las campanas!”– para
permitir que las horas de clase siguieran los ritmos internos del
aprendizaje –en vez de los eternamente impuestos, como a princi-
pios del siglo XIX.17 Un ejemplo de la autonomía que el Ministerio
de Educación deseaba impartir quedó capturado en una línea
convertida en cita, dicha por un muchacho de San José Pinula,
que apareció en la Revista del Maestro: “Por favor maestro, no me
explique, quiero ver…”.18

Esta educación en la que la vitalidad desplazó a la pasividad


tenía que ver con la virilidad juvenil. La retórica se centraba en la
masculinidad, como sucedería luego con el Hombre Nuevo del
Che Guevara, salvo que en Guatemala este no sería un hombre ur-
bano reformado por la lucha en el campo, sino un joven cultivado
en las escuelas públicas urbanas. Según Arévalo, las escuelas inyec-
tarían energía a esta masculinidad, para que este joven emergiera
como un sofisticado líder en la lucha mundial y nacional contra la
docilidad y el servilismo que, de acuerdo con esta visión, permitía
la aparición del totalitarismo. Como heraldo de la naturaleza or-
gánica de La Juventud –según su punto de vista–, Arévalo escribió:
“La Juventud no es nunca servil. Ella siempre cree en la absoluta
potencia de sus capacidades. La Juventud es un propósito de vigor,
y por eso es un vigor [y si la juventud sucumbe ante el totalitaris-
mo] el varón se siente un poco femenino”. (Arévalo, 1974: 386).

17/ Qué significan las Escuelas tipo Federación. Gobierno de Guatemala,


1949.
18/ Revista del Maestro 1946, p. 31.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 29

A pesar de su oposición tanto a la derecha como a la izquierda,


Arévalo fue parte de una oleada internacional de políticos tanto
de izquierda como de derecha que glorificaron a La Juventud mas-
culina. En consonancia con otros, rechazó la noción de la mente
infantil como una tabula rasa, para favorecer en su lugar una visión
de esta Juventud masculina como algo natural y esencialmente
energético y vibrante. La Juventud pasó a ser La Adolescencia,
un término que recién circulaba por las Américas y Europa, y que
él puso en el centro del pensamiento educativo. Los maestros de
escuela, sus apóstoles, tenían la obligación de guiar la esencia de la
juventud a través del período de transición que era la adolescencia
hasta el florecimiento de una osada edad adulta. (Arévalo, 1961).
La visión esencial de una juventud que, libre de controles, florece-
ría como algo puro y progresista contrastaba fuertemente con el
sentido de finales del siglo XIX de que la educación de los jóvenes,
dirigida por adultos, permitiría dotarlos de pensamiento racional.
Los jóvenes ya no eran inherentemente una tabula rasa, sino algo
inmaculado, idealista y libre de egoísmo.

Este discurso, que convertía a los hombres jóvenes en una


especie de Übersmensch, fue recogido por estudiantes expresivos,
que llamaban a luchar contra la aniquilación del espíritu. En 1949,
Acción, el periódico estudiantil de la Escuela Normal Central para
Varones, declaraba: “La juventud está en rebelión permanente
contra lo existente. Por razones biológicas, cada nueva generación
debe negar a la anterior. El papel de la juventud siempre será po-
lítico. La juventud apolítica es producto de la dictadura; ¡es una
juventud muerta!”.19 Aunque menos existencial en sus términos, el
discurso de la juventud como fuerza militante prodemocrática era
abundante, especialmente porque era aceptado por estos gobier-
nos reformistas que se aliaban con grupos estudiantiles progresistas.
El boletín El Normalista decía que “La Juventud Normalista asiste
hoy como protagonista en el pulso del momento”.20 La publica-
ción Alianza, de la progubernamental La Juventud Democrática,
decía que la naturaleza de la juventud debía ser prodemocrática,

19/ Acción, Escuela Normal Central para Varones, 1949.


20/ El Normalista, Revista de Divulgación Cultural, mayo de 1945.
30 Jóvenes en Guatemala

antiimperialista y antifascista. “La misión de los jóvenes latinoame-


ricanos es la defensa de la democracia”.21

En los albores de la Revolución de Octubre, todos los par-


tidos políticos iniciaron ramas juveniles –lo que era equivalente
a estudiantiles– que hacían eco de sus visiones. Para distinguirse
de otros, la rama estudiantil del PGT, La Juventud Patriótica del
Trabajo (JPT), se preocupaba por la naturaleza de clase de los
estudiantes –“la mayoría guarda una posición de clase reacciona-
ria”– llamando a dar un salto generacional, “la contradicción entre
lo viejo y lo nuevo”.22 El PGT veía a La Juventud como una gran
fuerza social. Su Juventud de izquierda no se dirigía principalmente
a ninguna clase de demanda o identidad de juventud como tal.
Se identificaba distintivamente con los oprimidos de la tierra; era
revolucionaria mas no armada; estaba a favor de la “paz” que era
parte del discurso comunista de la coexistencia pacífica posterior a
la Segunda Guerra Mundial.

Para decir esto en otras palabras: aunque el PGT comparaba a


La Juventud con El Estudiante, perpetuando así la imagen de los
jóvenes que había sido dominante durante cien años, difería en
estos componentes claves y cualitativos. Le causaba ansiedad la
naturaleza de clase alta de El Estudiante, y por ende se preocupaba
por la mayoría de guatemaltecos. La JPT usaba un lenguaje de
inclusión. Declaraba, “que la Juventud haga de nuestra organiza-
ción el medio de resolver sus problemas económicos, culturales e
intelectuales por que los jóvenes de todas las categorías sociales
tengan iguales posibilidades para su desarrollo”.23

La era reformista puede considerarse una era dedicada a


la juventud. El número de estudiantes inscritos aumentó dra-
máticamente en el período comprendido entre 1944 y 1954, y
las escuelas aumentaron en cantidad y calidad. Los maestros se
convirtieron en protagonistas centrales de esta cruzada na-
cional por vitalizar a la juventud, y por lo tanto, al futuro.

21/ Alianza, no 1, 1 de mayo de 1948.


22/ Octubre, 9 de agosto de 1951.
23/ Boletín informativo del JPT, 26 de agosto de 1952.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 31

Rediseñaron los pensa y los materiales para todos los niveles es-
colares y se reunían para discutir diversos temas como la relación
entre la democracia y la salud mental. El Ministerio de Educación
abrió escuelas para sordos, mudos y ciegos; centros educativos para
delincuentes juveniles, un Departamento de Humanidades con una
licenciatura en pedagogía en la Universidad de San Carlos, que
recién había sido declarada autónoma, una Escuela Normal para
capacitar maestros rurales; una Universidad Popular para gente
que trabajaba; guarderías; abundante educación física para todos
los estudiantes y promoción de deportes olímpicos; escuela pri-
maria nocturna para la gran cantidad de guatemaltecos jóvenes y
viejos que habían empezado a estudiar y luego habían tenido que
trabajar; y entre otras mejoras, escuelas técnicas, de música y de
bellas artes.

Por otra parte, el período 1944-1954 no puede considerarse


una “era dorada” para toda la juventud. Los gobiernos reformis-
tas no pudieron desenredar de una vez por todas, el nudo del
estudiante/trabajador, del campesino de 14 años que debía estar
culminando la escuela secundaria, pero que jamás pasó un día
en ella. A pesar de la legislación que declaraba que los dueños
de las fincas debían “procurar por todos los medios a su alcance
la alfabetización de los trabajadores de la finca”, para 1953, casi
una década después de la Revolución de Octubre, había muy
pocas escuelas dentro de las fincas.24

Como se menciona en la breve introducción de este ensayo,


en la historia moderna de Guatemala, la periodización del tra-
bajo juvenil se constituye en un solo período que abarca desde
1821 hasta hoy en día. No hubo pausas dentro de este período,
ni alejamientos de la sobreexplotación ejercida por el sistema de
fincas. Había niños trabajando en esta economía “necesaria” de
las fincas. Sin intervención del gobierno en el área rural ni en la
ciudad, los niños y jóvenes siguieron trabajando en la misma gran
cantidad de ocupaciones en las que siempre trabajaron, desde
construcción de edificios y carreteras y transporte y venta de

24/ Inspección General de Trabajo, 8 de enero de 1953.


32 Jóvenes en Guatemala

productos hasta lavado de ropa y limpieza de casas, y luego, con


el transcurso del tiempo, en las maquiladoras que surgieron en la
década de 1980.

Acción Católica
Durante la segunda mitad del siglo XX, el movimiento Acción
Católica de la Iglesia católica destacó por su reconocimiento de los
jóvenes de clase obrera urbana y rural como sujetos. Cuando Acción
Católica llegó a Guatemala en la década de 1940, era una organi-
zación política con la misión específica de devolver al redil a los
católicos que habían relajado sus prácticas, fomentar la autoayuda
en la clase obrera y expandir el anticomunismo. Su rama de juventud
urbana, Juventud Obrera Católica (JOC) apuntaba tanto a la clase
como a la edad, y es quizás el primer grupo en haber hecho esto
en Guatemala en el terreno del activismo social. Sus efectos fueron
históricos. Organizó con regularidad en los barrios discusiones entre
jóvenes trabajadores que se reunían a reflexionar sobre sus proble-
mas en el trabajo y en el hogar, y a buscar maneras de resolverlos.
En el área rural, Acción Católica alentó a los jóvenes a hacer prose-
litismo, visualizándose a sí mismos de esta manera como líderes en
sus esfuerzos por difundir las palabras y ritos del cristianismo entre
los pobres. Sin importar la orientación política del sacerdote que los
dirigiera, estos grupos fomentaban la agencia. El énfasis no se ponía
en la identidad como persona joven, sino más bien como persona
cristiana integral que aspiraba a ser un protagonista que hiciera que
la vida sucediera, en vez de ser un espectador pasivo de ella.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 33

IV. 1954-1980

Jóvenes de las clases pobres en el campo


y la ciudad
El golpe de 1954 cambió radicalmente la dirección política,
económica y social de la historia de Guatemala. La economía, que
abandonó el camino hacia el capitalismo nacional, pasó a basarse
en la inversión extranjera en manufacturas y en la extensión de la
agricultura capitalista en el área rural.

Esta gran vuelta de tuerca no tuvo más que un efecto negativo


sobre la legislación concerniente a los menores de edad en la fuerza
de trabajo. El Código de Trabajo de 1956 reiteraba la misma aboli-
ción parcial del trabajo para aquellos de 14 años o menos, con las
mismas múltiples lagunas del de 1947. Esta ausencia intencional de
cambio –y lo más grave, de preocupación estatal– por los derechos
de los trabajadores fue puesta de cabeza hasta convertirse en la
supresión de derechos y en el abuso constante de los jóvenes. Un
peón adulto de la finca La Florida recordaba su infancia durante la
década de 1960 cuando vivió y trabajó ahí:
(…) desde la edad de seis años yo dediqué mi vida a trabajar ya
como adulto… y trabajando duro, trabajando duro. A los doce
años yo ya tenía músculos. Yo llegué a tener 15 años, 18 años, allí
yo ya era un hombrecito…”. (AVANCSO, 2012: 239).

A tono con las vidas de los niños y jóvenes de todo un siglo,


su infancia consistió en trabajar duro. En la Ciudad de Guatemala,
aunque no eran menores de edad según la ley, las mujeres y hom-
bres jóvenes en plena adolescencia trabajaban en fábricas textiles
como La Elegante, CIDASA y ACRICASA, CAVISA y la Planta Em-
botelladora de Coca-Cola, donde René Aldana,25 sería asesinado a
los 21 años en junio de 1980.

25/ El joven René Aldana tenía 17 años cuando comenzó a trabajar en


la Coca-Cola y de inmediato se afilió al sindicato de trabajadores de esa
empresa, STEGAC. En la noche del 20 de junio de 1980, el año más duro
en cuanto a la represión contra el STEGAC, René fue asesinado dentro de la
34 Jóvenes en Guatemala

Acción Católica siguió resonando y cambiando, conservando


su singularidad en la atención que prestaba a los jóvenes urbanos y
rurales. En la ciudad, la JOC se disolvió en la década de 1960, pero
de sus filas surgió una nueva generación de activistas radicales de
clase obrera como Julio Celso de León y Miguel Angel Albizurez,
que fueron clave del resurgido y expandido movimiento obrero,
especialmente en las nuevas industrias. En el campo, Acción Ca-
tólica organizó a la juventud como un grupo generacional que
habría de dirigir las luchas por los derechos políticos, económicos,
sociales y culturales inherentes a sus más amplias comunidades de
clase y etnia, y no por los de la juventud como grupo en y por sí
mismo. Las historias de la joven Rigoberta Menchú y otros jóvenes
que formaron parte de Acción Católica demuestran este punto; sus
trayectorias a duras penas se separaban de las de sus padres que
buscaban crear un mundo mejor en la tierra. Fortalecida con la
Teología de la Liberación, Acción Católica pasó a formar parte de
la lucha que se libraba para lograr “cambios profundos y rápidos
que garanticen una sociedad más justa”.26

“La Juventud”. Imágenes y discursos


en disputa constante
En 1954, el golpe de Estado se dio como parte del contexto de
la Guerra Fría de feroz anticomunismo y de un excepcional Estado
contrainsurgente que trabajó a varios niveles para desmontar los
imaginarios sociales y contener a los protagonistas de la era 1944-
1954. Junto con Jacobo Arbenz y la reforma agraria, La Juventud
real e imaginaria debía ser derrocada.

Uno de los campos principales que debía ser puesto bajo con-
trol era el de la educación. En 1955, un año después del golpe, el
Ministerio de Educación advertía que el marxismo había invadido

fábrica, solo horas antes del secuestro de 27 sindicalistas –tres de la STEGAC−


en la sede de la Central Nacional de Trabajadores, CNT. Vale recordar que
otras/os desaparecidos/as de la CNT eran jóvenes.
26/ Documentos Finales de Medellín: Segunda Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano, septiembre de 1968.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 35

el pensum escolar.27 La Liberación28 despidió y puso en listas negras


a los maestros radicales, y con frecuencia los arrestó, proclamando
que había una convergencia de metas y deseos entre los maes-
tros y el Ejército al respecto de la educación militar y civil, para
luego abrir el Instituto Adolfo V. Hall, una escuela pública militar
bajo control del Ejército. Con el apoyo político y financiero de la
Oficina Regional de Programas de Centro América (ROCAP), de
la Ayuda para el Desarrollo Internacional del Gobierno de los Es-
tados Unidos (USAID), se inició un agresivo programa de libros de
texto que cubrió toda la región centroamericana con orientación
específica, mucho más insidioso y de mayor alcance. Entre 1963
y 1969 circularon por Centroamérica unos cien mil libros (Fueron
Amigos, Pedro y Juanito, Carmen y Carlos, Ana y Paco, El Secre-
to del Espantajo, Nuevos Caminos, Horas Felices, Sin Fronteras,
Aprenda Lenguaje 1 y 2, Matemáticas 1 y 2, entre otros títulos).

Estos libros mostraban narrativas irreales de conformismo apo-


lítico y comodidad material. En general, representaban a la familia
como pequeña y nuclear, a los padres como propietarios; proyec-
taban imágenes de los jóvenes como niños y adolescentes de clase
media, con pelo oscuro, piel clara y cortes de cabello de Dick y
Jane, que por lo general se mantenían de pie, inertes y limpios,
en los patios de sus modestas casitas en un ambiente vagamente
latinoamericano, donde abundaban cachorros tipo Spot. Los textos
deculturalizaban a Centroamérica, convirtiéndola en un espacio
homogéneo habitado por niños y familias obedientes. Además,
dejaban claro el poder de Estados Unidos: el primer ejercicio del
libro Sin Fronteras, Libro de Lectura Cuarto Grado, pedía a los
estudiantes: “Di el nombre de las monedas de los diferentes países
(de América Central) y haz un estudio de su valor en dólares”.
(Alianza para el Progreso, 1963).

27/ Memorias del Ministerio de Educación, 1955.


28/ Forma coloquial de referirse al gobierno de Carlos Castillo Armas luego
del derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán. Paradójicamente,
en Guatemala el movimiento contrarrevolucionario se denominó Movimiento
de Liberación Nacional.
36 Jóvenes en Guatemala

Las objeciones a estos textos, que llegaron a convertirse en un


campo de batalla, fueron tan severas por parte de muchos maestros
que en un intento por conservarlos, el Ministerio de Educación le
pidió en 1966 a más de 50 maestros que propusieran modificaciones.
Tras reunirse durante quince días, un comité centroamericano de
maestros produjo un informe, el Informe Final del Seminario Na-
cional de Evaluación de Libros de Texto ODECA-ROCAP de 1966,
que expresaba el desencanto ante el desprecio de los libros por las
realidades nacionales y locales, y señalaba el gran número de errores
de hechos, geografía, gramática castellana, uso de palabras y lengua-
je y sus usos, incluyendo los textos de matemáticas. La crítica más
profunda, que aparecía en cada crítica específica, era que los libros
de texto de ROCAP no prestaban atención al desarrollo humano y
moral de los jóvenes, ni reflejaban entendimiento alguno de pedago-
gía; los libros no mostraban ni preocupación ni respeto por los niños
y los adolescentes. El Informe Final criticaba en particular los libros de
texto de Estudios Sociales de la ROCAP por no ser capaces de
“desarrollar y fomentar la comprensión, la tolerancia y la solidari-
dad hacia otros, desarrollar la habilidad de pensar críticamente a fin
de evaluar situaciones y seleccionar una conducta en concordancia
con la justicia y el bien común…desarrollar una comprensión del
desarrollo nacional así como de su propio bienestar y del uso
racional y justo de los recursos naturales y humanos”.

Como señalaban alarmados los maestros, en los libros de la


ROCAP la juventud no hacía nada, no se preguntaba nada, no se
enfrentaba a nada; una y otra vez el Informe indica lo aburrido y
tonto de los temas y tramas, lo repetitivo de las palabras, lo pobre
de las ilustraciones e incluso lo vacío de elementos mayas que se
mostraba.29

Dos años más tarde, la Asociación de Estudiantes Universitarios


(AEU) y otros grupos similares en las demás naciones centroamerica-
nas, emitieron una dura crítica, en la que página por página citaban el
mal uso de términos, la falta o abuso de tildes y errores gramaticales,
de realismo –“‘Rompy corría…’ en ningún país de Centroamérica se

29/ Informe Final, Seminario de Evaluación de la Serie de Libros de Texto


ODECA-ROCAP, Guatemala, noviembre de 1966.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 37

llaman Rompy ni Sammy los niños, sean criollos o indígenas”, concep-


tos, información (“las ovejas pastaban en la grama en el desierto”),
historia, e ilustraciones −ropas equivocadas en las representaciones
de los mayas antes de la Conquista y, lo más insidioso e irracional,
mostrar a niños en situaciones peligrosas, como estar de pie sobre los
techos de las casas, como si estas fueran actividades seguras.30

La razón por la que hemos discutido a fondo los libros de texto


para niños es demostrar un poco más de lo que implica el térmi-
no “imposición cultural”. Obtener el control de los lectores de
primaria es particularmente pernicioso. Al momento de alcanzar
un nuevo poder social y personal –aprender a leer– el niño podía
perder el control del mundo que acababa de tomar en sus manos.

El reconocimiento social de la importancia de los libros de


texto y por ende, de las escuelas, como caldero de la apropiación
de la realidad por parte de los niños refleja la profundidad de un
imaginario social que privilegiaba a la juventud educada –La Juven-
tud– como sujeto histórico clave. Durante los años que siguieron a
1954, esa ideología de privilegiar a La Juventud real o imaginaria
permaneció, tanto para la izquierda como para la derecha.

Los “buenos jóvenes” de la izquierda: La Juventud


como revolucionarias
“Que vivan los estudiantes,
Jardín de nuestra alegría.
Son aves que no se asustan
de animal ni policía.
Y no le asustan las balas
ni el ladrar de la jauría.
Caramba y samba la cosa,
que viva la astronomía”.31

30/ Resoluciones del Seminario Centroamericano sobre Libros de Texto


“ODECA-ROCAP” Asociación de Estudiantes Universitarios, Documentos,
Guatemala, 1969.
31/ Que vivan los estudiantes. Violeta Parra. 1961.
38 Jóvenes en Guatemala

En las décadas que siguieron al golpe de 1954, la imagen de La


Juventud/Estudiante tomó un protagonismo central en la Ciudad
de Guatemala. Para el Estado, esta figura era subversiva, y los
grupos políticos de izquierda la proyectaban como heroica. Esto
último se expresa bien en la famosa canción Que vivan los estudian-
tes. Si bien era cierto que muchos estudiantes dedicaron sus vidas a
los movimientos revolucionario y popular, esta representación era
esencialista (no todos los estudiantes eran revolucionarios) y muy
exigente (no todos los estudiantes se enfrentaban con temeridad a
las balas). También tenía la tendencia de soslayar el papel jugado
por los residentes comunitarios, los obreros y la juventud urbana
que pertenecía a un mundo ajeno a las escuelas y las universidades.
La celebración de La Juventud como la revolucionaria fuerza mo-
triz del período de 1954-1980 aún tiene fuerza. Las celebraciones
en 2012 en conmemoración del cincuentenario de las Jornadas
de Marzo y Abril de 1962 las presentaban como movilizaciones
estudiantiles, y subrayaban el papel de los estudiantes como fuerza
clave: “siendo los estudiantes los primeros combatientes de la re-
sistencia urbana y los primeros cuadros militantes de las unidades
guerrilleras, dirigidas por ex oficiales del Ejército de Guatemala
como Yon Sosa y Turcios Lima”.32 Sin embargo, en las barricadas de
las Jornadas se encontraban individuos que la prensa de la época
identificaba como “menores desconocidos” y un niño de ocho
años murió. Además, los trabajadores ferroviarios sindicalizados
fueron líderes y participantes vitales, y es indudable que entre los
“primeros cuadros militantes” de las guerrillas hubo personas que
no eran estudiantes.33 No es sino hasta el levantamiento de octubre
de 1978 que los jóvenes urbanos que no pertenecían al movimien-
to estudiantil son incluidos en la narrativa. (Sáenz, 2012).

La idealización discursiva del movimiento estudiantil no im-


plica en modo alguno que no hubiera un movimiento estudiantil
revolucionario. FUEGO, los Estudiantes de Educación Media
(CEEM), así como la Juventud Patriótica del Trabajo del PGT, la
AEU, el Frente Estudiantil Robin García lucharon denodadamente

32/ elPeriódico, jueves 15 de marzo de 2012.


33/ Prensa Libre, Varios números. Marzo de 1962.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 39

para cambiar Guatemala, y reprodujeron en volantes, periódicos


y discursos la visión de La Juventud como una vanguardia des-
prendida. Y eran desprendidos, como también lo eran los mayas
de Acción Católica y otras asociaciones, los miembros del Comité
de Unidad Campesina, los sindicalistas urbanos y otros, lo que se
reflejaba en lo que estaba en juego en su lucha para cambiar el
mundo: un riesgo de vida o muerte.

Es muy importante subrayar el hecho de que una gran parado-


ja del enfoque discursivo hecho por comentaristas, historiadores y
medios de comunicación es que el ojo del movimiento estudian-
til estaba en las preocupaciones específicas en el campo y en la
ciudad, y en conjunción con esto, en la escena política nacional.
El movimiento estudiantil no se enfocaba en La Juventud como
una categoría reificada o de culto. Los estudiantes progresistas es-
tudiaban al mundo adulto que estaba más allá de la universidad y
escuelas secundarias, y le hablaban. Las encuestas sobre la juventud
son comunes hoy en día, pero en la década de 1970 eran los estu-
diantes los que interrogaban a los adultos sobre sus visiones acerca
de temas que iban desde la posición que debían ocupar las mujeres
en la sociedad a los sindicatos.34

Los estudiantes urbanos de clase media del grupo Cráter iban a


las áreas rurales a aprender sobre los campesinos indígenas y ladi-
nos. El conocido líder universitario Oliverio Castañeda organizó a
los estudiantes para que estudiaran a fin de pensar sobre los “otros”
y ayudarlos. Junto con otros, enseñaban a tener conciencia de las
condiciones nacionales, ya fuera en los barrios marginales o en la
reconstrucción después del terremoto de 1976; y protestaban por
la represión contra los movimientos populares, dentro de los que
se ubicaban a sí mismos y cuyas demandas apoyaban. El objetivo
era formar parte de “el pueblo”, y no ser un segmento separado de
este. (Sáenz, 2011). Un boletín de 1976 de la JPT decía: “La Juventud
Patriótica del Trabajo es una organización juvenil revolucionaria y an-
ti-imperialista de nuevo tipo que expresa los intereses fundamentales
de la clase obrera”. Esta es una posición marxista clásica y al mismo

34/ Instituto Nacional Central para Varones, El Civismo en El Ciudadano


Guatemalteco, 1975.
40 Jóvenes en Guatemala

tiempo señala hacia algo más. Esta no era La Juventud tradicional


dentro de un campo limitado por la escuela, el Ministerio de Edu-
cación y otras instituciones gubernamentales. Era una construcción
nueva: “para nosotros no hay una ‘juventud en general’ sino que lo
que existe en nuestro país son sectores juveniles de las distintas clases
y capas”.35 Quizás lo que asustaba al poder soberano, más que el
análisis de clase en sí mismo, eran las alianzas que se hacían posibles
al ver a la juventud desde una perspectiva de clase.

La “Juventud buena” de unos es la “Juventud mala”


de otros
Hay que enfatizar esto de nuevo: Estos eran los tiempos de la
Guerra Fría, de la Revolución Cubana y del movimiento estudiantil
mundial, y todo esto resonaba con particular fuerza en Guatemala
debido al golpe de Estado de 1954. El buen revolucionario de la
frase “Revolución o muerte” era la pesadilla de la contrainsurgen-
cia. Este buen revolucionario era el subversivo malo, y el joven
fuera de control que el Estado debía transformar en algún tipo
de versión de ciudadano aburrido/pasivo/conformista y en últi-
ma instancia propiedad estatal y muerto. La revisión de libros de
texto era apenas una forma de disciplina y control. Al crecer el
movimiento de oposición, los nuevos libros de texto, a pesar de su
importancia, empezaron a parecer benignos en comparación con
el control completo del cuerpo de los estudiantes.

Desde los años de la década de1960 y de ahí con más inten-


sidad, el estado respondió con extrema violencia –que se dirigía
hacia la negación total del respeto al cuerpo humano– contra el
movimiento armado en el área rural y contra la combatividad
desarmada en el campo y entre los obreros y estudiantes urbanos.
Dentro del contexto general de extraordinaria represión, la que fue
dirigida hacia los estudiantes urbanos tuvo su propia especificidad.

El coronel Carlos Arana Osorio (1970-1974) asumió la


presidencia en julio de 1970. Para noviembre había impuesto

35/ Ediciones serie “Venceremos”, no 6. 1976.


Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 41

un Estado de Sitio y un toque de queda que prohibía todo


tráfico peatonal y vehicular, incluyendo ambulancias, carros de
bomberos, enfermeras y médicos. Una Ley de Orden Público
fue emitida para controlar los estilos juveniles. En los días que
siguieron a la promulgación del decreto, la Policía Nacional
empezó a cortar el cabello de los jóvenes y a hostigar a las
jovencitas que no estuvieran vestidas “con modestia”. Bajo
titulares como “Capturan y rapan a transeúntes en la Sexta
Avenida”, artículos de prensa describían dramáticamente cómo
de las radio patrullas que llenaban las calles, salían policías que
aprehendían a los estudiantes, e incluso penetraban a los alma-
cenes, cafeterías, restaurantes y otros sectores.36 Esta forma de
disciplinar los cuerpos jóvenes criminalizó a los ojos de otros
la falta de conformismo de la apariencia “hippy” y convirtió
el “ser diferente” en algo peligroso. Y aunque esto fue serio,
no puede compararse con la extraordinaria violencia contra
estudiantes y otras personas que llegaría después.

A mediados de 1971, miles de estudiantes de la Universidad de


San Carlos exigieron el fin del Estado de Sitio y como respuesta, el
Ejército movilizó a cientos de soldados, así como tanques y helicópte-
ros para dispersar y aterrorizar a los manifestantes. En 1972, cuando
hasta 30,000 guatemaltecos habían sido secuestrados o asesinados
en los años anteriores, y tras la virtual destrucción del movimiento
guerrillero, Arana Osorio declaró el final del Estado de Sitio.

Políticas Públicas
Este debilitamiento de la oposición, tanto armada como des-
armada, permitió una “apertura” política al asumir la presidencia
Kjell Laugerud (1974-1978). Es importante subrayar que fue dentro
de este contexto de victoria de la violencia estatal contra el movi-
miento estudiantil y revolucionario que el Estado llevó por primera
vez en el discurso a las/los jóvenes a la arena pública como de una
categoría que trascendía estatus como las de Menor de Edad o
Estudiante. El Plan Nacional de Desarrollo presentado por Laugerud

36/ Prensa Libre, noviembre 18, 1970.


42 Jóvenes en Guatemala

en 1975 declaraba que “el conjunto de problemas que afectan a


la categoría joven de la población y la atención sectorial de ellos
ameritan la existencia de una política de Estado en el particular”.

En 1977, en medio de la crisis producida por el terremoto de 1976,


se estableció el Instituto Nacional de La Juventud (INAJU) con el fin de
servir a todos los jóvenes, el cual promovió Clubes Agrícolas Juveniles
4-S, así como actividades deportivas y culturales. Es posible compren-
der esto como una estrategia política para neutralizar a la juventud,
aunque sin duda muchos de los involucrados en la creación del INAJU
no abrigaban esta intención. Aunque su importancia no fuera mucho
más que simbólica, el INAJU se debilitó con rapidez y, de acuerdo a un
reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU,
“se convirtió en una institución con muy poca trascendencia política
y social”.37 No obstante, al afirmar el INAJU su preocupación por “la
categoría joven de la población”, llamó la atención de la sociedad
hacia los jóvenes a través del Estado, y por ende a través de aquello
que era “oficial” y “legítimo”. Esta autorización de los “problemas de
la juventud” se dio en el ámbito de lo que llegó a llamarse “políticas
públicas” es decir, un espacio de discusiones, conferencias, propuestas y
planes, sin que ello necesariamente diera lugar a una relación ejecutiva
sustancial o determinada. A pesar de esta limitación clave, y de la
falta de referencias al género o la etnicidad, el INAJU sirvió de alguna
manera como refugio para aquellos a quienes les preocupaban los
temas más amplios de la juventud, echando a andar así una dinámica
de producción de conocimiento y búsqueda de soluciones sobre este
grupo, visto como grupo etario, todo ello de baja intensidad.

Es importante indicar una vez más que las Políticas Públicas


hacia la juventud se promovían de nuevo en el contexto de la
derrota –la grave destrucción de los movimientos populares y
revolucionarios de mediados de la década de 1980. El Partido De-
mocracia Cristiana Guatemalteca (DCG), que llegó al poder durante
la democracia impuesta por el Ejército, creó el Consejo Nacional
de la Juventud y preparó un Plan Nacional de la Juventud que
estaría vigente entre 1986 y 1991. Como sucedió durante la década

37/ Citado en Organización Internacional de Trabajo, Último Boletín, 1988.


Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 43

de 1970, las políticas públicas abrieron nuevos espacios para el


debate, en este caso con mayor resonancia que en esa década,
debido al Año Internacional de la Juventud promulgado por las
Naciones Unidas en 1985. ¿Cuál fue el alcance del Plan Nacional?
¿Llegó más allá que el ruido que causó? Tal como sucediera en los
años ’70, y de nuevo según la OIT, durante los ’80, un número
“muy reducido” participó en los programas estatales, y en los pri-
vados, para el caso. (Ibid). Lo que sí se disparó fue la atronadora
publicidad sobre el nuevo enemigo, las temidas maras, y lo que de
ninguna manera fue “muy reducido” fue el número de jóvenes y
otros ciudadanos –especialmente mayas– asesinados por el Estado.

“En algo se metió”: Imágenes de la ausencia


El fenómeno de la
“desaparición” se originó a
mediados de la década de
1960 y creció junto con el
movimiento popular. Los
jóvenes, junto a los trabaja-
dores rurales y campesinos,
los empleados urbanos, los
obreros de las fábricas, los
pobladores y los estudian-
tes, fueron “desaparecidos”
por agentes del Estado, o
conectados a las élites. Du-
rante las décadas de 1960 y
1970, algunos de los desapa-
recidos se hicieron presentes
en las atroces fotos de cuer-
pos torturados destinadas a
aterrorizar a la población. Y
también se hicieron presen-
tes en las fotos de jóvenes Afiche de joven desaparecida, circulado por
Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia
hombres y mujeres felices y contra el Olvido y el Silencio –H.I.J.O.S.
otros retratos más formales, Tomado de cpr-urbana.blogspot.com (se
portados en alto por amigos reproduce con autorización).
44 Jóvenes en Guatemala

y parientes en manifestaciones, quienes mantuvieron con vida, de


una u otra forma, a los que ya no estaban. La historia ha preser-
vado algunos de estos jóvenes de la amnesia total: Rogelia Cruz,
Oliverio Castañeda de León, Robin García y aunque dentro de un
círculo menor de activistas obreros, René Aldana y Sara Cabrera.

La Ausencia de la ausencia: De lo que nadie hablaba


Entre los cientos de miles, ¿cuántos niños y jóvenes fueron asesi-
nados durante los 80s y 90s? ¿Quién lo supo en ese entonces? ¿Qué
amigos o parientes podían hablar? ¿Qué decían al respecto los me-
dios? ¿Quién conservaba las fotos, certificados escolares, cuadernos
y pequeños recuerdos? No hubo “discurso o imagen” pública de las
masacres de principios de los ochenta, ni de los jóvenes obligados a
participar en las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC).

Para mediados de los ’90 los restos de huipiles y zapatos,


los huesos de las madres y padres que luchaban por proteger a
sus hijos y los huesos de esos hijos, se transformaron en nuestras
nuevas imágenes. Más horrible que los huesos es la realidad de un
sadismo bárbaro ante el que las palabras palidecen como medio
de describirlo.

Cadáver de joven atado de manos. Dibujo de Marcela Valdeavellano,


originalmente para el libro Se cambió el tiempo, Historias de vida y tradición
oral de San Bartolomé Jocotenango. AVANCSO, 2002.
Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 45

El nuevo sujeto en la vorágine de la década de 1980


Durante esos mismos años de la década de 1980 se hizo evi-
dente un abrupto cambio en las imágenes y discursos públicos que
aún hoy moldean nuestra visión de los jóvenes y niños. La im-
portante Bibliografía Comentada, compilada y escrita por Marta
Yolanda Maldonado y Raúl Cuéllar Betancourt, publicada en 1995,
hace una revisión de la vasta producción de conocimientos sobre
la juventud, una auténtica explosión de conocimiento. Su trabajo
demuestra que la literatura de esta “explosión” cae dentro de cua-
tros grandes categorías: niñas/os de la calle; niñas/os maltratados;
niñas/os trabajadores y los/las mareros/as. Todos los estudios que
Maldonado y Cuéllar revisaron constituyen un salto cualitativo y
cuantitativo indispensable en la información concerniente a estos
jóvenes en riesgo. Estos datos empíricos revisten una importancia
fundamental. Hablan de muchos problemas, de los cuales los me-
nores no son el aumento de la pobreza y la violencia, y la falta de
empleo, escolaridad y atención.

Esta literatura nos lleva lejos de las realidades de los asesinatos


de los jóvenes por parte del Estado, y de aquellos jóvenes obli-
gados a convertirse en asesinos. También nos aparta de la larga
historia de imágenes y discursos sobre la juventud como fortaleza,
liderazgo, política y poder, acercándonos a una historia de vulne-
rabilidad, necesidad y apoliticidad. De nuevo establece el papel
de los adultos como autoridad última y como ingenieros sociales
de un mundo que se ha desplomado, y en el que los jóvenes han
pasado de ser quienes traerían a la luz el brillante futuro moderno
a ser la incómoda realidad de los niños que yacen apilados en las
calles, y de los desconcertantes mareros que controlan a los niños
y las calles.

¿Qué es lo que está en juego aquí? ¿Qué y quién queda de lado


en esta literatura? ¿Cómo puede hacerse tanto ruido sobre algunos
jóvenes y no sobre otros?
46 Jóvenes en Guatemala

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Jóvenes: Una historia de presencias y ausencias 49

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La juventud en los
textos académicos
guatemaltecos
Actores, tendencias,
lugares y silencios

Mario Castañeda1

1/ Historiador. Investigador del Instituto de Estudios Humanísticos,


Universidad Rafael Landívar.
52 Jóvenes en Guatemala

Contenido

Introducción ......................................................................... 53

1. ¿Quiénes escriben sobre la juventud? ........................... 59


a) El Estado y la producción de conocimiento
sobre jóvenes ............................................................. 60
b) Trazos de juventud: entre viejas y nuevas
miradas de una joven academia .................................. 69
c) La legitimidad del saber: ciencia, jóvenes
y universidad .............................................................. 73
d) Cooperación internacional y organizaciones
no gubernamentales .................................................... 76

2. Los paisajes escriturales: discursos e imágenes


sobre juventud ............................................................... 82

3. Sobre quiénes se escribe, ejes temáticos y lugares


desde la juventud ........................................................... 89
a) Niñez, adolescencia y juventud: ejes temáticos,
lugares y discursos ....................................................... 89
b) Juventud y juventudes ................................................ 97
c) Las diversidades y temáticas visibilizadas ..................... 99

4. Los silencios: la existencia de lo oculto........................ 102

5. Algunas reflexiones ....................................................... 109

Referencias ...........................................................................112
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 53

Introducción

Acercarnos a la producción de conocimiento sobre juventud


en Guatemala ha implicado algunas consideraciones de carácter
conceptual, metodológico y político. Por un lado, aproximarnos a
una complejidad inexplorada y delimitada desde lo que diferentes
contextos y miradas nos ofrecen. Por otro, asomarnos usando una
lente que nos dé cuenta de cómo las personas que le han dado
vida a dicha producción, es decir, mujeres y hombres jóvenes, han
sido ubicados y nombrados dentro de reflexiones, situaciones y
temporalidades diversas.

Por ello, este es un acercamiento general que nos conduce, por


una parte, a identificar lo producido en temporalidades genera-
les –sin hacer un recuento descriptivo y cronológico– y por otra,
mostrar los cuerpos temáticos e instituciones que han desarrollado
una línea de trabajo sobre juventud, y las maneras en cómo apare-
cen, son pensadas e intervenidas las personas jóvenes, temáticas y
silencios alrededor de ellas.

En ese marco, decidimos hacer nuestra reflexión de la siguiente


manera. Primero, rastrear en centros de documentación de dife-
rentes instituciones y bibliotecas qué se había producido en torno
a juventud. Luego, elaboramos una matriz recopilatoria que fue
constantemente alimentada con los datos clave de cada texto para,
posteriormente, fichar los documentos identificados.

Se priorizó la bibliografía generada en diferentes instancias


como, AVANCSO2 y FLACSO.3 Junto a ellas, las tesis de grado de
determinadas unidades académicas de las universidades de San Car-
los de Guatemala y Rafael Landívar. Posteriormente, ahondamos
en el análisis mediante interrogantes que el trabajo de campo en
sus distintos momentos y los mismos textos nos brindaron. Esto se
realizó estableciendo los vínculos entre lo que los documentos nos
dicen, los hallazgos de los otros componentes de investigación, los

2/ Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala.


3/ Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Guatemala.
54 Jóvenes en Guatemala

contextos y el quehacer de las organizaciones de jóvenes y progra-


mas de intervención que formaron parte de los casos de estudio.

Fundamentalmente, nos aproximamos a la diversidad de do-


cumentos a través de estas preguntas: ¿quiénes, qué y cómo han
escrito sobre juventud en Guatemala?, y ¿qué imágenes y discursos
sobre las y los jóvenes nos proyecta esa diversa producción de
conocimiento?

Las fuentes consultadas nos dan clara muestra que no sería sino
hasta la década de 1970 que en Guatemala se inician los escritos
referentes a juventud. Esto no significa que antes no haya existido
atención hacia ella en general, como bien nos aclara el ensayo de
la historiadora Deborah Levenson sobre las presencias y las ausen-
cias de la juventud en la historia de Guatemala. Sin embargo, serán
hechos coyunturales los que contribuyan a que los documentos
sobre jóvenes comiencen a ampliarse desde la década de 1980, y
que durante lo que va del siglo XXI haya aumentado considerable-
mente con sus particulares características.

En ese sentido, interpretamos que previo a 1970 existe un gran


silencio respecto al ser joven desde lo estrictamente académico. Esa
omisión tampoco significa necesariamente que no hubiera desde
el Estado, organismos internacionales y algunas instancias de la so-
ciedad, interés en ella. Por eso, nuestra temporalidad se centra en
lo creado entre 1970 y 2012, estableciendo que entre 1940 y 1970
particularmente la adolescencia y la pedagogía se constituyeron en
los pocos temas tratados en torno a juventud.

Dentro de esa temporalidad, damos cuenta de que si bien el


auge de los estudios sobre jóvenes tomó fuerza casi finalizando
el siglo XX, los temas analizados han correspondido a situaciones
contextuales. Es decir, mucho de lo generado tiene relación con
intervención, en la medida que la y el joven son pensados como
personas vulnerables pero con potencialidad. Desde lo descriptivo
y la aproximación estrictamente técnica, hasta los trabajos donde
las subjetividades cobran importancia a través de identidades y
entornos, la mayor parte de lo producido no evidencia líneas
permanentes de investigación. Muestra poca presencia desde las
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 55

voces de las y los sujetos en estudio, y se perciben más diagnósticos


y propuestas de acción sobre aspectos referidos a capacitación,
educación sexual y salud reproductiva, seguridad y prevención de
violencia, por mencionar algunos.

En base a lo anterior, proponemos analizar lo elaborado sobre


juventud desde la producción académica y su relación con otros es-
critos que están fuera de este rubro. Como encontramos explicado
en el ensayo de Leslie Lemus sobre el Campo de la cuestión juvenil
en Guatemala, la producción de discurso científico es parte de ese
espacio de disputa donde aparecen academia, organismos interna-
cionales, instituciones del Estado y organizaciones y/o programas
de intervención.

Así, nos adentraremos en el análisis requerido de la siguiente


manera: un primer momento en el que identificamos agentes in-
volucrados en la producción de discurso científico. Seguidamente,
abordaremos las características de los textos, es decir, los tipos de
documentos, regiones, zonas o lugares donde se indaga al sujeto
joven, y quiénes son las personas sobre las que se discursa. Y, un
tercer instante en que trataremos los temas y ejes que prevalecen
en los escritos junto a categorías que ubican al joven dentro de los
espacios de investigación e intervención; las imágenes de vulnera-
bilidad y potencialidad, y lo que nos dicen los silencios en clave
histórica al pensar y escribir sobre juventud.

Como mencionamos al principio, este ejercicio ha implicado


consideraciones metodológicas, políticas y conceptuales. En ese
marco hemos tratado de analizar e interpretar el cruce de las re-
laciones que se establecen en los textos a partir de a quiénes se
nombra y los roles que juegan en los discursos las personas jóvenes.
Precisamente porque lo que atraviesa la dinámica escritural duran-
te el período definido es la permanencia de un modelo desigual de
sociedad, donde se expresan diferencias que atraviesan lo urbano
y rural, de género y étnicas, entre otras, las cuales interaccionan en
mayor o menor medida según lo expresan los textos y los silencios
ubicados. Son, pues, en el fondo, las desigualdades estructurales
y políticas desde las experiencias individuales y colectivas de la
juventud, las que se reflejan en dicha producción.
56 Jóvenes en Guatemala

Sin entrar a definir la categoría de juventud, partimos de la


idea de esta como un conglomerado o grupos específicos identifi-
cados dentro de los discursos escritos desde diferentes instituciones
estatales y privadas, organizaciones de jóvenes, proyectos de
intervención de distinta índole y académicas. Estos irán tomando
ciertas características según se les relacione con otras y otros sujetos,
etapas de la vida –como la infancia−, instituciones sociales como
la familia, o bien las problemáticas identificadas alrededor de ellas.

De tal suerte, comenzaremos matizando que el reconocimiento


de la juventud como población que “aparece” masivamente en la
escena pública está acompañado de procesos históricos complejos.
Como bien afirma Reguillo, en la segunda mitad del siglo XX la re-
organización económica mundial a raíz del crecimiento industrial,
científico y técnico, redundante en la organización productiva de
la sociedad; la oferta y el consumo cultural, y el discurso jurídico,
volvieron “visibles” a las y los jóvenes (2000; 26). Por supuesto,
con sus propias formas en los distintos contextos y con los respec-
tivos cambios que, después de la Segunda Guerra Mundial, se han
suscitado.

Indudablemente, la categoría de juventud es una categoría


construida y no homogénea. Define los actos de uno o determi-
nados grupos de personas que son identificados o se adscriben a
dicha clasificación según el contexto y su participación local, re-
gional o nacional. Contiene diversidad de expresiones que puede
ser reconocida o no dentro de diferentes percepciones de otras
personas, instituciones y grupos. Por ende, no es neutra. Las cate-
gorías, también señala Reguillo, son sistemas de clasificación social,
productos del acuerdo social y productoras del mundo (2000; 29).
Por ello, recorrer lo producido sobre juventud en nuestro país nos
invita a no pensar a las y los jóvenes como un continuo temporal y
ahistórico sino ubicar las dinámicas y las discontinuidades sucedidas
durante esos procesos.

En ese marco, tratamos de mostrar cómo la juventud ha sido


una suerte de centro de disputa entre instancias de diverso carácter,
según el momento histórico y la presencia de distintos actores. Esto
nos sitúa en el plano de las relaciones de poder y cómo estas se
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 57

transforman en la medida que el saber sobre juventud se adecúa a


prácticas de personas e instituciones.

Pero, fundamentalmente, observaremos que los estudios sobre


jóvenes han ido gradualmente transitando descriptiva y analíti-
camente de la vinculación entre la niñez, adolescencia y familia,
considerando a la juventud como un conglomerado homogéneo,
hacia interpretaciones que toman en cuenta las diversas caracte-
rísticas propias del ser joven así como de los contextos en que
se identifica, hacia su heterogeneidad y localización geográfica.
Poitevin (2000) argumenta que esta tendencia a vincular el estudio
de niñez y juventud se mantendrá durante las décadas de 1980
y 1990, principalmente por la falta de claridad en la definición
jurídica de las y los niños, adolescentes y jóvenes.4

Es, en síntesis, este estado de la producción de conocimiento


sobre juventud, un panorama general sobre tendencias y lugares
desde donde se ha generado la misma. Abona para abrir el camino
sobre lo que se produce respecto a las y los jóvenes en el país, pues
el tema de juventud es a todas luces un crisol de vetas de debate,
actividades de organizaciones de y para jóvenes, y propuestas en
permanente construcción y deconstrucción.

Son pocos los escritos que incluyen un estado del arte si no


son, regularmente, enfocados en lo estrictamente relacionado con
el tema que abordan. Esto nos confirma que el interés por conocer
qué, quiénes y cómo se ha escrito sobre juventud se ha centrado
más en las acciones organizativas, intervención y la identificación
de problemáticas y alternativas desde sus entornos.

La mayoría de textos sobre jóvenes se enfocan en la impor-


tancia de las representaciones que se vierten sobre la juventud,

4/ También apunta que la Constitución Política de la República reconoce


como menores de edad a quienes tienen menos de 18 años. Además, afirma,
para el 2000, año en que se publica su estudio, se supera esa falta de claridad en
las definiciones acorde a las normativas internacionales de las que Guatemala
es signataria, como la Convención Internacional de los Derechos del Niño
(aprobada en mayo de 1990) y las resoluciones de la Asamblea General de
Naciones Unidas (Poitevin, 2000: 9 y 10).
58 Jóvenes en Guatemala

en la medida en que se les identifica como un grupo vulnerable,


que debe ser guiado y preparado para la adultez, es decir, como
potencialidad de futuro y capaces de, en alguna medida, definir el
presente a nivel local y nacional.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 59

1. ¿Quiénes escriben sobre la juventud?

El descubrimiento masivo del documento ha hecho creer al


historiador que en la autenticidad documental estaba contenida
toda la verdad. Basta –escribía muy recientemente Louis Halphen–
con dejarse llevar en cierta manera por los documentos, leídos
uno tras otro, tal y como se nos ofrecen, para asistir a la recons-
trucción automática de la cadena de los hechos.
Fernand Braudel

Identificamos tres actores principales que desarrollan literatura so-


bre jóvenes en el país. Aunque los mismos tienen diferencias en cuanto
a las temáticas y los enfoques, sus aportes ofrecen no solamente una
comprensión de las temporalidades y coyunturas por las que se escribe,
sino desde dónde se escribe y nombra a las y los jóvenes.

En ese marco tenemos lo que ha generado el Estado; la


academia a través de centros de investigación y universidades;
organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales.
Interpretamos que dicha producción tiene sus características según
de dónde proceden, sin embargo matizamos que en ocasiones se
genera conocimiento que vincula lo académico con el trabajo de
organizaciones o comunidades específicas.

En ese sentido, el Estado se caracteriza por una escasa relación


entre el conocimiento académico o de organizaciones sociales.
Suele posicionarse desde los Planes de Desarrollo Nacional, como
se le denominó durante la década de 1970 y parte de la de 1980
a la planificación estatal nacional, o bien, desde los informes
sobre implementación de instancias y programas dedicados a la
juventud. Pocos son, como veremos en el siguiente apartado, los
documentos que nos remiten a aproximaciones de diagnósticos
que utilizan métodos cualitativos y cuantitativos para dar cuenta
de la realidad juvenil en el país.

Por el lado académico, encontramos a instituciones que tienen


larga data en el campo de las ciencias sociales, como AVANCSO
y FLACSO. Aparecen también las universidades de San Carlos de
Guatemala y Rafael Landívar, particularmente con las tesis de grado.
60 Jóvenes en Guatemala

Y, aunque no haremos una historización de ellas, nos centraremos en


las tendencias y líneas de trabajo que han desarrollado, que, a pesar
de su constancia en el análisis de la realidad social, no han logrado
consolidar una línea de investigación como tal por diversos factores.

Por parte de organizaciones sociales y organismos internacio-


nales, encontramos diversas instituciones que han desarrollado un
trabajo de incidencia directa en comunidades. Localizan sus expe-
riencias y análisis en torno a problemáticas específicas y en torno a
sus capacidades operativas según las regiones donde trabajan. En
el ámbito de la cooperación internacional, tanto el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo como la Unión Europea han
aportado diferentes análisis dentro del marco de fortalecimiento al
Estado guatemalteco.

a) El Estado y la producción de conocimiento


sobre jóvenes
Iniciamos este apartado aclarando que la producción estatal
se nutre de algunos estudios y diagnósticos de carácter académico
para la formulación de planes de desarrollo y políticas de gobierno
hacia la juventud. A través de descripciones y datos estadísticos
muestran cómo eran percibidas las personas jóvenes y el esta-
blecimiento de lo avanzado y por hacer en cuanto a formas de
incorporación de estas a la vida productiva del país.

No abarcaremos la totalidad documental puesto que no es


nuestro interés examinar las políticas públicas sino ubicar el ca-
rácter académico en dicha producción, su utilidad y justificación
como legitimador del discurso de diferentes gobiernos.

A razón de ello nos preguntamos: ¿Qué situaciones justifica-


ban esa indagación para determinar la manera en que debía ser y
actuar una/un joven para aportar al desarrollo del país?

Para responder a esa pregunta pensamos lo producido a través


de la relación entre saber y poder, entendida como una serie de
vínculos estrechos donde la categoría juventud, para este caso, es la
que articula los discursos que se encuentran en las producciones no
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 61

solamente estatales sino bibliográficas, de tesis y de instituciones de


diferente índole que han realizado o realizan trabajo con jóvenes.
Categoría que en algún momento cambiaría, como veremos más
adelante, a otra que ya no sería general sino abarcaría la heteroge-
neidad de las y los sujetos jóvenes: juventudes.

En términos generales, como instituciones u organizaciones


que están directa o indirectamente dentro del campo de la juven-
tud, todas producen discursos al respecto. Por ende, están inmersas
en relaciones de poder en diferentes espacios de la sociedad. Son
expresadas a través de acciones y discursos que requieren de insu-
mos que porten, textualmente, sus posiciones en esas relaciones:
posiciones entre formas de dominación y resistencias distintas,
entre saber y poder.

El saber y el poder están relacionados en tanto el poder produ-


ce saber, como propone Foucault al plantear que no hay relación
de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni
de saber que no suponga y no constituya, al mismo tiempo, unas
relaciones de poder (Foucault citado en Lechuga, 2007). Diremos
que la normalización de una sociedad disciplinaria donde la cien-
cia se impone como coacción, interviene en la conducta de los
individuos para transformarlos, y que los saberes y las relaciones
de poder están ubicados en todas direcciones transformando a las
personas.

La constitución del ser es, entonces, edificada a partir de


ciertas relaciones de poder ejercidas sobre la persona y que esta
ejerce sobre las demás. El saber interviene modificando a través
de ficciones, demostraciones, relatos, reglamentos institucionales y
decisiones políticas, entre otros.

Hemos apuntado que consideramos importante la documen-


tación que se ha generado desde instancias del Estado, pero no
centraremos la atención en ella. Esto se debe a que dentro del
análisis realizado en el capítulo a cargo de Levenson se expresa la
racionalidad estatal hacia la juventud durante los siglos XIX y XX.
Sin embargo, creemos necesario resaltar que, en la medida que el
Estado ha necesitado justificar sus acciones a través de planes de
62 Jóvenes en Guatemala

gobierno, el discurso fundamentado en diagnósticos se convierte


en una herramienta política que legitima las rutas, personas y las
formas de participar en ellos.

Si bien no constituyen sino la creación, planificación y proyec-


ción de las políticas que deberían implementar los gobiernos de
turno, es claro que la juventud jugaría un rol determinante dentro
de la mirada a distintos plazos de los procesos productivos, econó-
micos, educativos y políticos. Nos permiten, pues, esos discursos,
comprender cómo se piensa y operativiza la intervención hacia la
juventud desde el Estado.

Entendemos el discurso como un dispositivo de poder que


produce y reproduce elementos del orden social a través de repre-
sentaciones que definen los límites de relación de las personas en
sus entornos. El mismo se concreta a través de relaciones, el rol que
desempeñan las instituciones y los enunciados que se emiten sobre
determinada situación.

Los discursos se reproducen y cristalizan mediante imágenes


que establecen diferencias entre personas y grupos, forjando
permanentemente fronteras a través de acercamientos y lejanías.
Pueden proyectar y definir, en el caso de la juventud, lo que im-
plica el “deber ser” de cada joven o de los grupos de jóvenes.
Pero también pueden constituirse en alternativa desde la vivencia
y las relaciones en los contextos, en cuanto a construir retratos
que afirmen o confronten esas imágenes dominantes. Sobre todo,
aquellas que reflejan a cada joven como vulnerable, incompleto,
no formado, riesgoso y en riesgo, por lo tanto imprescindible de
intervenirle.

Ubicando intersticios clave dentro de la producción documen-


tal estatal, debemos referirnos a tres momentos identificados: 1970
hasta 1981; luego, de 1986 a 1991; y de 1997 a 2012, haciendo
énfasis en que dentro de esos últimos quince años, durante el go-
bierno de Álvaro Colom (2008-2012), el tema de juventud tuvo
mayor atención.

Durante la primera etapa que proponemos, destaca el Informe


Nacional sobre la Situación de la Familia, la Infancia y la Juventud,
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 63

de abril de 1971, elaborado en el período de gobierno del general


Carlos Arana Osorio (1970-1974), que versa sobre la identificación
de las problemáticas que aquejaban a la sociedad guatemalteca
de aquel momento. Aunque es de carácter nacional, en torno a la
juventud se centra en la falta de desarrollo industrial y vínculo con
el agro, insuficiente implementación de formación técnica dentro
de la educación formal y fuera de ella, medio físico y ambiental,
nutrición, aumento gradual del consumo de alcohol, y, fundamen-
talmente, el consumo de drogas.

Los demás documentos constituyen propuestas de políticas


hacia la juventud y sus marcos jurídicos de aplicación, así como
capacitaciones para desarrollar programas de apoyo (intervención)
hacia las personas jóvenes.

Este informe es sustentado en datos estadísticos de años ante-


riores y caracteriza la infraestructura existente y su capacidad de
cobertura. Por ejemplo, en la educación industrial, enfocada al
“adiestramiento” de jóvenes de diferentes partes del país, destaca
(…) la falta de “coherencia” entre los planes industriales y agro-
pecuarios y la mano de obra que será necesaria para desarrollar
dichos sectores (p. 44).

Respecto al tema del uso de drogas afirma que:


Aunque no se conoce todavía la proporción en que la juventud
consume drogas, por tratarse de una población eminentemente
joven, se puede afirmar que cualquiera sea esa proporción, el
consumo de drogas es grave por sus efectos perniciosos en la salud
física y moral, en el rendimiento en la escuela, en el trabajo y
en general en la vida nacional; ya que ese consumo favorece la
expansión de la violencia, homicidios, accidentes, enfermedades
nerviosas y mentales, vagancia, etc, que se traducen al final en
pérdidas de recursos humanos potenciales y reales y aumento de
cargas para el estado y la sociedad. El crecimiento de la vagancia
y criminalidad en el país, se debe probablemente al aumento de
ese consumo” (p. 111).

Interpretamos que la juventud aparece como un actor colec-


tivo homogéneo que debe ser partícipe de los cambios nacionales
pero desde la dirección estatal, bajo la unidad de la familia y reco-
64 Jóvenes en Guatemala

nocida a través de los grupos juveniles legitimados socialmente y


las instituciones que se dedican a proteger a niñez, adolescentes y
jóvenes en situaciones familiares “irregulares”.

Durante el primer año de gobierno del general Carlos Arana


se realizó el I Congreso Nacional sobre “La familia, infancia y ju-
ventud y su participación en el desarrollo”. Resultado del mismo se
elaboró, desde la Secretaría General del Consejo de Planificación
Económica este informe. En él se hace un recorrido por la conforma-
ción político-administrativa de Guatemala, aspectos demográficos
y territoriales, y se apuntan algunas causas estructurales de la situa-
ción social y económica del país. Muestra una clara diferenciación
entre lo urbano y lo rural reduciendo la imagen de juventud a
su incorporación al desarrollo, siendo la estructura agrícola en lo
rural, y particularmente referida a la población joven indígena; y
en la educación y capacitación para la juventud urbana donde la
mayoría ubicada en situación de pobreza es estereotipada dentro
de la vagancia, delincuencia, drogas y desempleo. Además, la única
problemática identificada en relación con la juventud es el consu-
mo de drogas, y, en general, la pérdida de valores en la sociedad
donde el alcoholismo juega un rol clave. Se nombra e identifica a
las y los jóvenes desde el Estado bajo una mirada adulta que debe
guiar y encauzar su potencial productivo.5

Otro de los planes de desarrollo donde se plantea a la ju-


ventud como grupo a considerar es el de 1975-1979, realizado
durante el gobierno del general Kjell Laugerud García. Con el
terremoto de 1976 se diseñó un plan de emergencia para articular
los esfuerzos de las y los jóvenes en la recuperación del país bajo
la dirección estatal.

5/ Los grupos juveniles reconocidos y puestos como ejemplo fueron los


Boy Scouts y las Muchachas Guía. Se menciona además, otras instituciones
como la Asociación de Protección a las Adolescentes, Asociación Jardín de
las Rosas, Asociación Pro-Albergue Juvenil, y el Hogar de Huérfanos “Santa
Teresa” de los Padres Somascos. Las mismas se ocupan, en su orden, de
menores que carecen de hogar con situación familiar “irregular”, sea temporal
o permanentemente; protección a niños de escasos recursos (7 a 14 años);
albergue nocturno a niños de 6 a 14 años, y niños huérfanos.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 65

Uno de los ejemplos de la imagen que debe proyectar la


juventud y de la importancia de una institución que intervenga
particularmente a la mujer joven es el de La Asociación Nacional
de Muchachas Guías. Según el informe, (…) Forman el carácter
de la joven, preparándola para ser buena madre y útil a la patria.
Despiertan el interés por un ideal noble y elevado (pp. 148-149).

Como todos los documentos de este período, la moratoria


social, es decir, cierta permisividad entre la madurez biológica y la
madurez social (Margulis y Urresti, 1998) se encuentra, junto a las
delimitaciones por edad, inmerso en los discursos. Se consideran
aspectos relativos a educación, salud, vivienda, trabajo, educación
sexual, entre otros. La adolescencia y la juventud como momentos
de preparación que deben fortalecerse para garantizar la inclusión
de estos actores al desarrollo.

Las encuestas constituyeron un recurso fundamental para cuan-


tificar a la juventud. En ese marco estadístico y caracterizador, la
familia y la niñez no aparecen desligadas de la comprensión de los
roles y las responsabilidades a asumir en distintos momentos y su
proyección a futuro como garante del orden social.

Se evidencia un interés por normar y orientar las acciones hacia


la juventud. Pensarla dentro de los cánones de desarrollo de nación
como un grupo controlado que debía ser estudiado para dirigirlo
dentro de los rubros de educación y trabajo.

Para ello, la institución estatal a cargo de estos programas fue


la Secretaría General del Consejo Nacional de Planificación Eco-
nómica, particularmente durante los gobiernos de los generales
Carlos Arana Osorio, Kjell Laugerud García (1974-1978) y Romeo
Lucas García (1978-1982). Sin embargo, se establecen vínculos con
instancias nacionales e internacionales para desarrollar estudios
sobre juventud, tal como el Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo, a través del Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés).

Al segundo período que proponemos (1986-1991), le antecede


una ausencia de documentación referida a juventud entre 1982 y
1985. Silencio interesante precisamente durante los gobiernos de
66 Jóvenes en Guatemala

los generales Efraín Ríos Montt (1982-1983) y Oscar Mejía Víctores


(1983-1986), etapa álgida de la contrainsurgencia.

Fue con el Estudio Preliminar sobre la Juventud Guatemalteca


(Gallo y Molina, 1987), como parte del Plan Nacional de la Ju-
ventud durante el gobierno del licenciado Vinicio Cerezo, que se
obtuvieron datos actualizados sobre la situación de la juventud en
el país (trabajo, educación, organizaciones, actividades sociales y
culturales). Estableció una nueva mirada sobre las y los jóvenes a
nivel nacional, donde se presenta un avance de carácter cualitativo
en el acercamiento a la realidad juvenil.

El mismo es un estudio cuantitativo-cualitativo que propo-


ne comprenderles como regiones humanas que configuran la
población y no como regiones geográficas. Emplea el concepto
“Eco-modelo” pensando a la juventud desde su existencia diaria,
desde su realidad, aportes y necesidades. Es evidente la relación
entre la postura del partido Democracia Cristiana con la labor
jesuita cuyo discurso propone a las personas jóvenes como crea-
doras de su entorno y que debe organizarse para contribuir a las
transformaciones sociales.

Este documento se elabora en un contexto de cambio de go-


biernos militares a uno civil y una mayor presencia de organismos
internacionales. Un hecho que marca ese interés es la conmemora-
ción del Año Internacional de la Juventud, celebrado en 1985 por
la Organización de Naciones Unidas. Se considera el acercamiento
hacia la participación de las y los jóvenes y su necesario involu-
cramiento en la vida nacional. Sin embargo, no deja de verles con
necesidad de ser orientados desde el Estado y ubicarles dentro de
la “unidad nacional” a través de la solidaridad, la participación, la
organización y el diálogo intercultural.

Dentro de los marcos de trabajo se plantea generar investi-


gación sobre la situación juvenil, organización, voluntariado,
capacitaciones, oportunidades laborales, uso apropiado del tiempo
libre, recreación e iniciativas creativas. Este plan se había elaborado
para los años de 1986-1988 pero no fue llevado a la práctica en su
momento, retomándose posteriormente.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 67

Básicamente, esos son los documentos producidos en estos dos


momentos entre las décadas de 1970 y 1991 desde instituciones del
Estado. Los mismos caracterizan a la juventud como conglomerado
vulnerable y potencial. Sin embargo, se diferencian en el sentido
político dentro del marco de cambios de modelo de gobernabi-
lidad. Convergen en la orientación hacia las y los jóvenes pero
difieren en cuanto al tipo de participación y la forma de realizarla.
Ello no excluye que siga siendo una perspectiva desde la adultez
en tanto se enfatiza en su orientación y organización. La diferencia
radica en que, en la última, se consideran desde sus entornos los
elementos de la realidad cotidiana por los que atraviesa la juven-
tud de ese momento, incluyendo la concepción urbana y rural con
sus propias características.

En los años siguientes, específicamente de 1991 a 1997, dentro


de los planes de acción y desarrollo social, algunos apartados in-
cluyen a la juventud como parte de los grupos vulnerables de la
sociedad junto a adultos mayores, mujeres e infancia (SEGEPLAN
1992 y 1992a). Ya no se percibe la elaboración de diagnósticos
sino aspectos meramente técnicos, tanto de informes como de
planes anuales o de período de gobierno. Esto señala la poca
importancia que, especialmente, los gobiernos de Jorge Serrano
Elías (1991-1993) y Ramiro de León Carpio (1993-1996), le dieron
a este grupo. Otro silencio que nos da a entender que a pesar de
que ha existido interés sobre la juventud, no ha sido constante ni
enfocado desde una construcción de las y los sujetos jóvenes.

Si bien a partir del gobierno de Álvaro Arzú (1996-2000) se


retoma el tema de juventud desde el Estado, no se visualiza una
producción que se nutra de estudios profundos para la definición
de políticas públicas. Contextualmente, dos hechos marcan este
período: la creación del Consejo Nacional de la Juventud y la dis-
cusión sobre la aprobación del Código de la Niñez y la Juventud.
Los mismos no serán explicados acá por estar desarrollados en el
análisis sobre la cuestión juvenil que Leslie Lemus nos propone en
otro capítulo. Pero sí es pertinente resaltar que las organizaciones
sociales comienzan a tener una participación permanente en pro-
poner al Estado iniciativas y cambios en beneficio de la juventud
(Coordinadora Juventud por Guatemala, en Makepeace, 2004; y
68 Jóvenes en Guatemala

en entrevista a Marlon García de FUNDAJU-SODEJU, 31 de enero


de 2012).

Igualmente sucedería a lo largo del gobierno de Alfonso Portillo


(2000-2004) y de Oscar Berger (2004-2008) con el agregado que
es evidente la perspectiva empresarial en los modelos de políticas,
especialmente en lo referente al área rural. Se argumenta desde el
contexto globalizado donde la competitividad es prioridad pero se
mantienen las concepciones de roles establecidos, características de
edad, étnicas y de sexo.

Finalmente, es en el gobierno de Álvaro Colom (2008-2012),


que se retoma la actualización del estado de la juventud guate-
malteca a través de recopilación de datos caracterizadores de los
rubros de educación, trabajo, recreación, entre otros (SEGEPLAN,
2010; Argueta, Burgos y Flores, 2011).

Concluimos que lo generado desde el Estado son eminen-


temente propuestas y políticas que surgen dentro del marco
institucional estatal, con escasos momentos en que se nutren de
estudios apegados a la realidad juvenil. No será sino hasta finales
de la década de 1990 cuando la presencia de organizaciones
sociales que buscan transformar las condiciones de vida de la
juventud, comienza a tener una mayor relación con el Estado. La
misma no siempre es favorable debido a los modelos de políticas
que desde los gobiernos se intentan implementar. Sin embargo, es
importante resaltar que esa invisibilidad estatal hacia la juventud
organizada no niega en lo concreto la presencia y acciones de
esta última.

En su mayoría, el conocimiento producido percibe a las y los


jóvenes como beneficiarios y no como partícipes en la construcción
de los planteamientos y mecanismos. Se considera lo rural como
algo que existe pero es visto como una homogeneidad donde se
pierden sus particularidades, estableciendo la intervención estatal
de forma pareja para todo el país.

Aún así, es necesario rescatar que el Estudio preliminar de


la juventud guatemalteca (1987), la Política Nacional de Juven-
tud 2010-2015, y el documento Los intereses de la juventud en
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 69

Guatemala: una aproximación desde las Escuelas Abiertas (2011),


reflejan una perspectiva diferente en cuanto a pensar los jóvenes.
Se acercan a aspectos más contextuales y cotidianos. En el caso del
último, convergen la investigación con las acciones concretas para
la participación, la prevención y reducción de la violencia juvenil a
través del arte, los deportes, la cultura y la tecnología.

b) Trazos de juventud: entre viejas y nuevas


miradas de una joven academia
En este apartado nos centraremos en identificar los actores
académicos que han generado mayor cantidad de escritos sobre
juventud. A la par, ubicaremos las tendencias de trabajos acadé-
micos bibliográficos y tesis de grado. Debemos recordar que lo
referente a juventud es escaso desde las referencias bibliográficas
producidas en el decenio de 1970. Igualmente, es a finales de este
período donde se ubican los primeros y pocos trabajos de tesis,
especialmente en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Así,
desde la década de 1980 hasta principios del siglo XXI, conforme
se da el aumento de producción de saberes, se han establecido
varias líneas de estudio acordes a las coyunturas y a los intereses de
investigación de las instituciones que han generado conocimiento
escrito al respecto.

Cabe señalar que, a lo largo de la mayoría de estudios pu-


blicados, es casi nula la aproximación a un estado del arte sobre
juventud. Desde el plano estatal, los Informes Nacionales de De-
sarrollo Humano, especialmente el de 2011/2012 (PNUD, 2012),
elaboran un recuento general de las políticas sobre juventud en el
país. Desde lo académico, René Poitevin, Anabella Rivera y Víctor
Moscoso (2000), se aproximan a una referencia internacional,
regional y nacional sobre lo producido respecto a jóvenes.

Luego, en las tesis de grado de Antropología de Gabriela Esco-


bar (2005) y Elizabeth Moreno (2011), las dos por la Universidad
de San Carlos de Guatemala, encontramos, respectivamente, el
acercamiento a la mirada internacional y local. Estas difieren en
las clasificaciones por ejes abordados y la cantidad de materiales
70 Jóvenes en Guatemala

referidos entre los dos estudios. Ello nos muestra la poca preo-
cupación que ha habido en torno a conocer lo que se ha escrito
sobre jóvenes, dándonos pauta a considerar la importancia del
activismo y la identificación e investigación de problemáticas de
reciente data.

Cuando la academia y la juventud se vinculan al compenetrarse


la primera en aristas de la segunda, se advierte una relación par-
ticular en tanto lo científico se enlaza con el discurso institucional
de organizaciones que intervienen directamente a jóvenes. No es
un marco puro de trabajo académico donde prevalezcan exclusi-
vamente los análisis cuantitativos y/o cualitativos sino se engarzan
con el discurso político y la propuesta transformativa.

Como sabemos, el conocimiento científico no existe por sí mis-


mo. No está desligado del conocimiento cotidiano o del producido
por otras instancias, encontrándose conectado por discursos donde
intervienen disciplinas específicas, en ocasiones poco identificables
a primera vista, puesto que no se evidencian en los estudios como
tales, pero, metodológicamente pueden nutrirse de ellas.

En ese sentido, nos parece pertinente acercarnos en términos


generales a dos instancias que han desarrollado una producción va-
liosa sobre juventud. Nos referimos a la Asociación para el Avance
de las Ciencias Sociales (AVANCSO) y la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO).

Las consideramos clave para nuestras reflexiones a partir de a) las


aproximaciones disciplinarias con las que han analizado la juventud
y la importancia de sus miradas analíticas, b) las problematizaciones
generadas con y desde los contextos de las y los jóvenes, y c) por
el rol que han jugado en poner en el debate más allá del círculo
académico, situaciones concretas en torno a la juventud.

Además, las hemos considerado por constituir dos de las


instituciones de larga data con aportes analíticos relevantes sobre
temáticas de sensibilidad en Guatemala. También porque han
abierto camino para problematizar las situaciones que atraviesan
las y los jóvenes desde sus contextos y, de alguna manera, propo-
niendo soluciones a las mismas.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 71

Según Licerio Camey, coordinador del Programa de Estudios


sobre Juventud de FLACSO (en entrevista el 25 de septiembre de
2012), de 1997 a 2003 es cuando se da un auge de trabajo relacio-
nado con la juventud. Observamos en los trabajos publicados de
este período un interés que transita por lo que piensa la juventud
respecto de la democracia, la participación electoral de mujeres
y jóvenes, el desencanto sobre la política, las condiciones socioe-
conómicas y de oportunidades educativas y laborales o la falta
de estas, y la participación para la construcción de la democracia.
Sin embargo, los cambios en las políticas de gobiernos donantes
como Holanda hacia países como Guatemala, y de la Fundación
Ford, disminuyeron el apoyo económico. Eso afectó el abanico de
producción que se venía gestando, retomándose en 2005 con una
mirada más regional centroamericana.
Una de las cuestiones importantes es que a lo largo de la pro-
ducción de conocimiento de FLACSO se encuentran perspectivas
desde distintas disciplinas. Según Camey, en su orden, prevalece
la ciencia política, luego lo sociológico y en menor grado lo an-
tropológico. Actualmente, en el plano general de lo producido se
identifican nuevas corrientes de pensamiento sobre la subjetividad
juvenil. Estas suelen ser establecidas particularmente por la coo-
peración, en especial las enfocadas a la comprensión del uso de
medios de comunicación y tecnología.
Se percibe desde lo producido y de las relaciones con orga-
nismos o gobiernos donantes, que pensar la juventud desde la
institucionalidad es un proceso largo y complejo. Por un lado,
la búsqueda de conformar un equipo multidisciplinario con di-
ferentes características que complemente las miradas teóricas y
metodológicas de trabajo. Por otro, la definición de los ejes temá-
ticos a abordar, donde el condicionamiento de la cooperación no
solamente en temas sino en tiempos de trabajo es latente.
En general, han confluido varios factores en mantener la línea
investigativa y conformar un área específica de trabajo. Los traba-
jos coordinados por René Poitevin abrieron los marcos temáticos
de estudio a la visualización de la juventud desde sus escenarios
cotidianos y desde las percepciones que tienen y viven sobre dis-
tintos aspectos de lo político, lo social, lo económico y lo cultural.
72 Jóvenes en Guatemala

En el caso de AVANCSO, si bien no se ha tenido un área so-


bre estudios de juventud, los aportes generados tienen aspectos
relevantes desde tres perspectivas: las temáticas en sí, las aproxi-
maciones metodológicas y la discusión sobre las acciones que el
Estado implementaba en relación a ciertos grupos sociales. Si se
han de ubicar momentos importantes donde se han abordado ejes
relevantes sobre juventud, estos serían: el período de gobierno de
Vinicio Cerezo (1986-1990), la firma de los Acuerdos de Paz (29
de diciembre de 1996) y el apoyo y la publicación de textos de
autores invitados (aproximadamente desde el año 2000).

Como explica Clara Arenas, al principio, trabajar sobre jóvenes


fue una decisión estratégica en cuanto a cómo entender al Estado
en su relación con la sociedad. Metodológicamente era interesante
enfocarse en los márgenes estatales para comprender cuáles eran
las acciones hacia las personas que no estaban siendo visibilizadas,
entre ellas las conocidas como “desplazadas internas”. Y luego,
aunque las “maras” aparecían en los medios de comunicación
con ciertas imágenes establecidas desde afuera, no se reflexionaba
científica y profundamente sobre ellas. Eran ejes que abrían la
posibilidad de visibilizar a dos conglomerados: uno desapercibido
por los medios comunicacionales y la sociedad en general, y otro
que era visible pero que no se conocía quiénes le conformaban
y que eran considerados “transgresores de la ley” (Clara Arenas,
Directora de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales
en Guatemala, 13 de marzo de 2013).

Algo importante son las coyunturas y los debates que se ge-


neran a nivel nacional. Así, posterior a la firma de los Acuerdos
de Paz, el debate sobre la identidad nacional planteaba las inte-
rrogantes sobre cómo se construye la misma y cómo se presenta
desde la mirada de la dominación. Indagar sobre el conocimiento
de las personas jóvenes de educación secundaria sobre la identidad
nacional a través de la educación, confirmaría la ausencia de la
historia como parte de esa construcción.

Otro momento importante viene de las investigaciones de


autores invitados publicados por AVANCSO. Al regreso de Ricardo
Falla al país alrededor del año 2000, los trabajos sobre jóvenes y la
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 73

construcción de su identidad en relación con diferentes ejes, entre


ellos las migraciones, dieron otra perspectiva de pensar la juventud
desde la academia guatemalteca.

En general, los estudios que AVANCSO ha generado nos dan la


posibilidad de ver a las y los jóvenes no de una manera homogé-
nea y aislada de sus contextos. Si bien los componentes generales
analíticos han girado en torno a lo educativo y lo identitario, los
mismos no han sido vistos por sí mismos sino a partir de proble-
matizaciones complejas que historizan, contextualizan y ubican los
entornos urbanos y rurales a partir de las relaciones sociales.

Esto implica incluir en las reflexiones y análisis de las áreas de


trabajo, quizá no con una especificidad sino dentro de las vastas
relaciones que se establecen a nivel comunitario, local o regional
entre la juventud y sus contextos.

c) La legitimidad del saber: ciencia, jóvenes y universidad


Existe poca producción bibliográfica sobre juventud propia-
mente desde las universidades, en comparación con lo generado
a través de tesis de grado. Mucha de la bibliografía ubicada en
las bibliotecas universitarias contiene los documentos generados
en instituciones como AVANCSO y FLACSO, y otros centros de
investigación. De igual manera, se ubican pocos textos originados
desde otros espacios institucionales o bien, que están generados
desde organizaciones sociales. Estos últimos según la temporalidad,
han ido abriendo brecha en cuanto a temas que no habían sido
posicionados, sobre todo que atañen a las mujeres.

Nos interesa señalar que, en el caso de las universidades de San


Carlos de Guatemala y Rafael Landívar, el grueso de lo realizado
se centra en tesis considerando que las y los jóvenes han cobrado
interés desde la primera década del nuevo milenio, como parte de
las investigaciones en diferentes contextos y desde diversas miradas
académicas. Hemos definido estas dos instituciones, una estatal y
otra privada, por antigüedad, los aportes académicos a la sociedad,
los roles asumidos en diferentes coyunturas, y por el conocimiento
generado desde la formalidad institucional que abrigan.
74 Jóvenes en Guatemala

Apuntamos al principio que el saber como construcción que


está en todas partes, al igual que el poder, nos remite a ciertos
marcos de ordenamiento de ese conocimiento que se produce.
En ese sentido, las tesis pueden considerarse no solamente como
producciones teóricas y metodológicas, sino como referentes de
legitimación política y académica. Además, nos sugieren analizar
que, en su mayoría, son jóvenes escribiendo sobre jóvenes, muchas
veces, desde una orientación hacia la identificación de problemáti-
cas complejas que justifican las prácticas de intervención.

El saber dentro de estas relaciones de construcción de conoci-


miento atraviesa por una legitimación del conocimiento generado.
Como señalamos, la producción científica impone mediante la
regulación disciplinaria y sus métodos propios, acercamientos a
distintos fenómenos. Pero, en el caso de las tesis de grado, no sola-
mente se valida el derecho a pertenecer a una disciplina específica
sino a emitir postulados en torno a lo que es y debe ser, bajo
los parámetros que la misma estipula. En ese proceso de elabora-
ción y concreción que legitima al representante de una disciplina
particular, también se legitima a la ciencia como herencia de la
modernidad que justifica cuáles saberes son o no válidos.

Remite a comprender cómo eso influye en pensar los fenóme-


nos sociales en los trabajos de tesis y qué reproducen o cuestionan
dentro de un proceso establecido, que puede dar continuidad al
modelo educativo, productivo, económico y social que lo susten-
ta, o por el contrario, intentar romper el cerco del conocimiento
permitido, posiblemente con sus mismos marcos de ordenamiento
lógico y formal. Es decir, saber qué planteos analíticos sustentan
las miradas de dominación sobre la juventud que han estado en la
sociedad por larga data, o bien, si hay, resistencias entre saberes y
poderes que propongan interpretaciones y posibles transformacio-
nes adecuadas a los contextos de las y los jóvenes.

Si bien identificamos desde finales de la década de 1970 las


primeras tesis referidas a jóvenes, no será hasta principios del siglo
XXI en que se nota un auge en la producción de estas. Uno de los
aspectos importantes que emergen de los trabajos de grado, es que
hay algunos que, por el carácter de la disciplina, pueden enfocarse
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 75

más en diagnósticos y recomendaciones de intervención. Otros,


pueden implicar ejercicios analíticos más complejos de las formas
de participación en diferentes rubros.

En ese contexto, ubicamos que la mayor proporción de trabajos


de graduación son generados, para el caso de las tesis sancarlistas
en Ciencia Política, Sociología, Ciencias de la Comunicación, Traba-
jo Social, Psicología, Arquitectura, Diseño Gráfico, Antropología,
Ingeniería y Economía. En el caso landivariano, desde las áreas
de: Ciencias de la Comunicación, Psicología (Clínica, Industrial/
Organizacional), Ciencias Políticas y Trabajo Social.6

Si bien estos esfuerzos académicos se acercan a los contextos con


el objeto de identificar problemas puntuales y aportar a su solución,
consideramos que un buen porcentaje refuncionalizan mecanismos
de intervención hacia la juventud. Con esto nos referimos a que
las limitaciones que se encuentran en dichos ejercicios, en términos
prácticos, condicionan que las propuestas generadas no siempre
puedan concretarse. Es decir, las situaciones reales de los lugares a
intervenir, están enmarcadas dentro de la institucionalidad formal.
La percepción de las personas, los recursos disponibles y la lógica
externa de transformación, no necesariamente encajan dentro de
los contextos a la luz de su historicidad, elementos culturales y
relaciones de poder.

Por otra parte, las estructuras organizativas de las tesis se


remiten a marcos organizacionales de las instituciones que serán
fortalecidas, elaboración de análisis situacionales y estratégicos,
mecanismos de intervención, contextos, disponibilidad de recursos
y evaluación del proceso. Se identifican modelos que no varían sig-
nificativamente desde que las tesis sobre juventud cobraron auge a
principios del presente siglo. Por otra parte, nos sugiere la incapa-

6/ Las facultades de la USAC que contienen estas carreras son,


respectivamente, Facultad de Ciencia Política, Escuela de Ciencias de la
Comunicación, Escuela de Trabajo Social, Escuela de Ciencias Psicológicas,
Facultad de Arquitectura, Escuela de Historia, Facultad de Ingeniería y Facultad
de Ciencias Económicas. Por el lado de la URL, Facultad de Humanidades y
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
76 Jóvenes en Guatemala

cidad del Estado de atender y resolver las situaciones particulares


de la juventud y estructurales a nivel local, regional o nacional.
Además, la búsqueda de solución de problemáticas por las y los
graduandos a través de propuestas de trabajo que involucren al
sector privado y a agencias de cooperación internacional.

d) Cooperación internacional y organizaciones no


gubernamentales
En este apartado nos proponemos identificar las principales
instancias de cooperación internacional que han generado o apo-
yado en la producción de conocimiento sobre juventud. Para ello,
es conveniente identificar las coyunturas que han permitido que
organismos internacionales inicien o aumenten su apoyo a dicha
producción.

Esto atraviesa la relación que se ha constituido gradualmente


entre instancias de cooperación, Estado, organizaciones sociales,
organizaciones no gubernamentales, entidades académicas y
centros de investigación; tanto las agendas temáticas como los
financiamientos y los programas de intervención devienen de la
implementación de políticas públicas, el trabajo local o regional
de organizaciones sociales y no gubernamentales, y de la agenda
política que las agencias de cooperación o Estados cooperantes
sostienen con actores nacionales.

Consideramos fundamental señalar cinco hechos clave que han


establecido pautas de apoyo desde organismos internacionales. El
primero, la creación del Instituto Nacional de la Juventud (INA-
JU), en 1977. El segundo, la declaración del Año Internacional de
la Juventud, en 1985, por parte de Naciones Unidas. El tercero,
la creación del Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE), en
1996. Cuarto, la firma de los Acuerdos de Paz en diciembre del
mismo año; y, finalmente, el Año Internacional de la Juventud en
2010.

Estos hechos son relevantes en la medida en que, en el caso del


Estado desde SEGEPLAN, el apoyo de UNICEF desde 1971 y el Pro-
grama de Naciones Unidas para el Desarrollo, desde 1981, ha sido
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 77

clave en dos sentidos: apoyo institucional internacional en asesoría y


financiamiento para la formulación de políticas públicas sustentadas
en información, sobre todo, de carácter cuantitativo y descriptivo, y
la creación de instancias y formulación de metodologías para abor-
dar la situación de la juventud.

Por otra parte, el cambio de gobiernos militares hacia gobier-


nos civiles en 1986 da paso al impulso de un modelo democrático
representativo y de reconocimiento internacional. La juventud se
constituye desde el Estado en parte del discurso político en el que
se pretende estimular su organización y participación.

A la par, se crea el Consejo Nacional de la Juventud para


diseñar e implementar políticas en beneficio de la juventud gua-
temalteca, en el marco de la finalización de 36 años de guerra
interna en el país. Y, finalmente, la actualización de información
sobre las y los jóvenes en el país que permitiera al Estado tener
insumos para nutrir la formulación de una Política Nacional de
Juventud.

En el contexto de la firma de los Acuerdos de Paz, crece el


apoyo internacional a organizaciones no gubernamentales junto
a la ampliación y participación de organizaciones de la sociedad
civil, donde destacan las de derechos humanos y las relacionadas a
problemáticas de niñez, adolescencia y juventud. En ese entorno,
surgen diferentes organizaciones de jóvenes y otras dedicadas al
trabajo con jóvenes que inciden en lo local y también presentan al
gobierno iniciativas para mejorar las condiciones de la juventud a
nivel nacional. Es decir, como expone Leslie Lemus en el capítulo
sobre la cuestión juvenil, se abren espacios de diálogo, discusión
y financiación entre instancias estatales, organizaciones de y para
jóvenes, cooperación internacional y centros académicos y de
investigación.

Como hemos señalado, el aumento del apoyo internacional


hacia la elaboración de documentación referida a jóvenes ha
sido gradual. Es alrededor de la mitad de la década de 1990
cuando observamos producción escrita con apoyo de organiza-
ciones cooperantes extranjeras. Dentro de ellas están: Naciones
78 Jóvenes en Guatemala

Unidas, Fundación Soros, Trocaire, Oxfam, Save the Children


Noruega, Save the Children Holanda, Organización Interecle-
siástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO), Cooperación
Alemana al Desarrollo (GTZ), Agencia Sueca de Cooperación
Internacional al Desarrollo (ASDI), Organización Panamericana
de la Salud (OPS), Action Aid, Fondo de Población de Naciones
Unidas para el Desarrollo (UNFPA), Agencia de Estados Unidos
de América para el Desarrollo Internacional (USAID), Organiza-
ción Católica para el Alivio y Ayuda al Desarrollo (CORDAID),
Unión Europea y los gobiernos de Italia y Noruega, entre otras.7
Estas han tenido considerable presencia en el apoyo a procesos
de intervención, formulación de políticas públicas y generación
de documentación sobre tópicos diversos referidos a jóvenes.
Han apoyado centros de investigación, instituciones académicas,
organizaciones sociales, organismos no gubernamentales, así
como instancias estatales.

Dentro de las organizaciones no gubernamentales destacan:


Fundación Esperanza de los Niños (CHILDHOPE), Programa de
Atención, Movilización e Incidencia por la Niñez y Adolescencia
/ Programa de Apoyo para la Salud Materno Infantil y para la
Salud de otros Grupos de Riesgo (PAMI), Ak´kutan Centro Barto-
lomé de las Casas y Asociación Grupo Ceiba, entre otras. Además,
existen instituciones que fusionan el trabajo de investigación con
la incidencia pública mediante la figura de Asociación, como el Ins-
tituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala
(ICCPG).

La presencia de ellas nos indica el auge de la temática de


juventud en diferentes espacios, tanto de investigación como de
organizaciones no gubernamentales. Luego, la especialización de
los escritos por temas y regiones, y la naturaleza de los mismos, es
decir, de sistematización de procesos, análisis de sus condiciones,
incidencia y propuestas.

7/ Los nombres de las agencias cooperantes han sido extraídos de la


matriz en que el equipo de investigación organizó la revisión documental.
Consta de más de 250 documentos que fueron posteriormente fichados.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 79

Sin embargo, no se puede soslayar que la mayoría de los discur-


sos nos muestran una juventud vulnerable y a la vez potenciable.
Estas imágenes constituyen las diferentes razones por las que se
argumenta la prevención y la intervención desde diferentes ejes te-
máticos.8 De igual forma, percibimos que las agendas investigativas
se han establecido acorde al posicionamiento del tema en distintos
momentos.

Esto implica la definición de temas predominantes en distin-


tas temporalidades y la ubicación de regiones, organizaciones y
personas jóvenes susceptibles de ser intervenidas, sea por el Es-
tado, organizaciones de y para jóvenes, agencias de cooperación
y el sector privado. Ello conlleva propuestas de organizaciones
de la sociedad civil mediante financiamientos, temáticas espe-
cíficas, territorios fragmentados de operación y atomización de
organizaciones y procesos de organización y transformación local
(entrevista a Licerio Camey, FLACSO-Guatemala).

Consideramos que esto no puede verse aislado de la relación


nacional e internacional en que los organismos internacionales y
los Estados convergen. Los cambios políticos y económicos condi-
cionan transformaciones en los marcos de desarrollo, sobre todo,
en países que mantienen cierta dependencia del apoyo internacio-
nal, como Guatemala. Así, por ejemplo, los temas de seguridad y
violencia relacionados con juventud llegaron a cobrar importancia
a principios del nuevo siglo, no solamente a nivel nacional sino a
nivel centroamericano.9 Encontramos una creación de documen-
tación enfocada más en los diagnósticos de las condiciones de la
juventud que el ejercicio académico, precisamente por la necesidad
de resolver problemáticas concretas.

8/ Estos los abordaremos más adelante.


9/ Cabe señalar que instituciones como el Instituto de Estudios
Comparados en Ciencias Penales de Guatemala (ICCPG), participan de la
Coalición Centroamericana para la Prevención de la Violencia Juvenil, junto
a diversas instituciones de la región como FUNDAJU-SODEJU, Casa Alianza,
Centro de Formación y Capacitación PASOS, Proyecto Paz y Justicia, Casa
Joven-APREDE, entre otras.
80 Jóvenes en Guatemala

Es decir, las coyunturas políticas y los condicionamientos en


las agendas investigativas, normalmente acompañadas de proce-
sos de prevención e intervención, han generado buena cantidad
de diagnósticos y sistematizaciones de procesos particulares. Una
alta proporción de ellos, ampliados a temáticas que no habían
sido consideradas con antelación, incluyen género, participación
política, trabajo e inserción laboral, arte y lúdica, etnicidad, y
salud sexual y reproductiva, entre otras.

Interpretamos que el apoyo de la cooperación internacional


para construir conocimiento sobre las personas jóvenes implica,
por un lado, que se ha establecido en función de fortalecer el
modelo democrático a través del Estado y la vinculación con
organizaciones involucradas en la temática para generar cam-
bios a nivel nacional y local. Por otro, el interés en promover
la participación de la juventud identificando las condiciones de
vida dentro de sus contextos y las potencialidades para superar la
situación de vulnerabilidad que les apremia.

Así lo señala, por ejemplo, la Unión Europea en la introduc-


ción de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida y Población
Joven (ENCOVI, 2011):
La Unión Europea tiene establecido un claro compromiso con
el Estado de Guatemala para fortalecer las capacidades técnicas
de las instituciones públicas con el propósito de contribuir a la
consolidación y modernización del Estado en su conjunto. El
Programa Juventud-UE está contribuyendo a fortalecer las ca-
pacidades institucionales, con un especial énfasis en desarrollar
los Sistemas de Información en materia de juventud. (...) Para la
Unión Europea y su Programa de Juventud es de vital importan-
cia fortalecer el trabajo del INE y contar con datos actualizados
sobre la situación, condiciones, percepciones y aspiraciones de
las y los jóvenes guatemaltecos. Ello permitirá: (I) Establecer la
necesidad de reconocer los derechos de la juventud y su igualdad
en relación con el conjunto de la población; (II) Diseñar políticas,
destinar fondos públicos, implementar planes y programas y
evaluar los que se ejecutan, (III) Mejorar la calidad de vida de los
y las jóvenes en relación con educación, salud, empleo, ingreso,
consumo cultural y seguridad; (IV) Contribuir a la autonomía y
emancipación de la juventud e; (V) Incrementar la participación
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 81

de los jóvenes en el proceso democrático guatemalteco y el ejer-


cicio de su ciudadanía.

Como apreciaremos posteriormente, los ejes temáticos, espa-


cios de indagación y las características de los escritos, nos darán
un panorama concreto de la atomización, las temporalidades, los
quiebres epistemológicos y sobre quiénes se discursa.
82 Jóvenes en Guatemala

2. Los paisajes escriturales: discursos


e imágenes sobre juventud

Las discursivas en torno a juventud están inscritas dentro de varios


tipos de documentos: políticas públicas, informes de consultorías, diag-
nósticos/sistematizaciones de organizaciones de y para jóvenes, tesis
universitarias de licenciatura, investigaciones de instituciones académi-
cas, investigaciones de asociaciones que interrelacionan lo académico
y la incidencia local y/o nacional, y los organismos internacionales.

Caracterizaremos a continuación cada uno de estos bloques.


En torno al Estado, ubicamos los referidos a Políticas Públicas,
que son generados directamente por sus instituciones o a través
de consultorías contratadas. Dentro de este marco encontramos
el Informe nacional sobre la situación de la familia, la infancia y
la juventud (SEGEPLAN, 1971); la Adecuación de la política de
juventud para el período mayo-diciembre de 1976. Proyecto de ley
orgánica para la creación del Instituto de la Juventud (SEGEPLAN,
1976); el Estudio preliminar sobre la juventud guatemalteca (Gallo
y Molina, 1987); el Plan de acción de desarrollo social 1996-1997
al 2000: desarrollo humano, infancia y juventud (SEGEPLAN,
1992); Desarrollo humano, infancia y juventud: Plan de acción de
desarrollo social 1992-1996, 1997-2000 (1992 a); la Política Na-
cional de Juventud 2010-2015. Guatemala: CONJUVE / SEGEPLAN
(SEGEPLAN, 2010), Encuesta Nacional de Juventud (ENJU, 2011),
la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI, 2011) y la
Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI, 2011).

Debe considerarse que estos muestran la visión estatal, sin


embargo, encontramos la presencia de organismos internacionales
que han apoyado iniciativas dentro del marco de compromisos
bilaterales o multilaterales de cooperación. Entre estos están, como
indicamos anteriormente, los planes de desarrollo nacionales,
políticas de juventud y las encuestas nacionales. Los mismos impli-
can entonces no solamente lo que los gobiernos en sus períodos
respectivos consideran o no sobre la obligación del Estado hacia
grupos específicos de la sociedad.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 83

En torno a los informes de consultorías, diagnósticos y sistema-


tizaciones, el grueso de la documentación bibliográfica nos indica
varios aspectos. Entre ellos:

a) El auge de estos trabajos comienza durante la década de 1980.


Un recuento elaborado por Raúl Cuéllar y Yolanda Maldonado
(1995), reúne un registro de lo que sucedía en torno a la niñez de la
calle, la niñez maltratada y la niñez trabajadora durante ese decenio.
Sustentado en documentos de instancias académicas universitarias e
independientes, organizaciones no gubernamentales y entidades de
cooperación, nos permite identificar desde lo empírico las situacio-
nes que poco habían sido analizadas de estos grupos.

b) Los textos que sirven de base para este recuento tienen un


carácter descriptivo con fundamento cuantitativo y cualitativo. Este
tipo de trabajos crecerá en los siguientes 20 años desde organismos
internacionales (MINUGUA, 2000), también incorporando los re-
sultados de instituciones del Estado, de encuentros de instituciones
estatales y/o de organizaciones sociales, no solamente a nivel local
sino centroamericano (UNICEF/SNF, 1992), incluso, desde institu-
ciones estatales como la Procuraduría de Derechos Humanos (1998
y 1998a) y otras que forman parte de alguna red latinoamericana
(PROJOVEN, 2002).

c) Interpretamos que esta producción suele ser elaborada


a partir de la identificación concreta de las problemáticas de la
niñez, adolescencia y juventud. Por ende, reitera la necesidad de
la intervención, como nos ejemplifica en las recomendaciones el
texto de CEADEL (2009):
“Se podrán dar cuenta de la problemática existente de violen-
cia ejercida por maras en el departamento de Chimaltenango
especialmente en el municipio de San Andrés Itzapa, la cual no
está siendo registrada e investigada por los sistemas de justicia,
lo que hace necesario establecer redes o coordinadoras interins-
titucionales que estén ejerciendo auditorías permanentes a las
instancias de justicia o realizar el trabajo que les corresponde en
atención y prevención de la problemática de violencia. Así como
el establecimiento de políticas, estrategias, planes, programas e
investigaciones que permitan atender la problemática, pero sobre
84 Jóvenes en Guatemala

todo prevenir que los jóvenes participen en estas agrupaciones


delictivas” (p. 51).

El aumento de esta producción se da no solamente a nivel


bibliográfico sino a través de las tesis de licenciatura. El caso de
estas producciones conlleva pensar el conocimiento y el saber
como elementos legitimadores políticos y académicos.

Interpretamos que esta producción se caracteriza por un orde-


namiento casi uniforme en su estructura. Y, en el caso de las unidades
académicas que realizan práctica supervisada, la intervención es
parte de la norma como aporte a la transformación local. En este
sentido, desde la primera tesis identificada prevalecen las situaciones
de vulnerabilidad expresadas a través de diferentes temáticas, como
por ejemplo, el consumo de estupefacientes (Cuevas, 1993):
“En Guatemala, la población menor de 18 años alcanza un
57.6% (entre los consumidores) y el inicio del consumo de drogas
entre las edades de 16 a 19 años y alcanza su pico entre los 18 y
25 años de edad (…) estas cifras nos dan una idea del peligro que
se presenta en la población joven de Guatemala en el consumo de
drogas. (…) Los programas de prevención de drogas son una ne-
cesidad actual, debido a que la población que los establecimientos
atienden va desde los 12 a los 20 años, que son precisamente las
edades en las que existe más exposición a las drogas (pp. 5 y 8).

Aunque en los años de mayor producción de tesis, los enfoques


han variado, ha prevalecido una mirada descriptiva y cuantitativa.
No solamente la vulnerabilidad pesa en la percepción sobre los
grupos de jóvenes estudiados. También la ausencia del Estado, la
necesidad de establecer programas de apoyo dirigidos y financia-
dos por instituciones estatales, cooperación o el sector privado.
La minoría de estos estudios recupera el sentido de autonomía de
organizaciones o comunidades que son objeto de estudio, o bien,
como nos señala Gabriela Escobar (2005), cómo se construyen las
identidades dentro de entornos de violencia:
“Es interesante señalar que al menos desde la transición, las
identidades juveniles citadinas no se guían preponderantemen-
te por la dicotomía indígena-ladino, aunque la tomen como
referencia. Y que como puede notarse en las historias de vida,
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 85

éstas están ancladas también y a veces preponderantemente,


por la política (militarismo, militancia política de izquierda); la
música (rock, break, rap, etc.), el territorio local (pandillas) y
otros” (p. 132).

En cuanto a las instituciones académicas, debe considerarse,


como señalamos anteriormente, que dos de estas son las que han
generado mayor producción bibliográfica sobre juventud. Tanto
FLACSO como AVANCSO, han innovado, desde nuestra perspecti-
va, los paradigmas que han contribuido a mirar y pensar a las y los
jóvenes de forma distinta.

Pero esto ha surgido a partir de situaciones coyunturales, por


ejemplo, los hechos sociales, los cambios políticos, nuevas y nue-
vos actores en diferentes escenarios, la posibilidad de financiación,
agendas de agencias donantes y la perspectiva de visibilizar a las y
los sujetos dentro de un marco epistemológico más integral.

Como nos muestra la introducción del entonces director de


FLACSO, Víctor Gálvez en el trabajo coordinado por René Poite-
vin (2000):
“(…) Dentro de las líneas de trabajo ya indicadas se escribe la
investigación que lleva este nombre: los jóvenes guatemaltecos
a final del siglo XX, cuyo informe se presenta a través de esta
publicación. Dicho informe ofrece un diagnóstico sobre el desa-
rrollo individual y colectivo de los jóvenes en el país y analiza
variables como la migración, las relaciones familiares, el empleo,
la salud, la sexualidad y la reproducción, las adicciones, el ocio
y la recreación, la participación en organizaciones juveniles, así
como las inquietudes y necesidades de este grupo de población.
Ello permitirá una mejor aproximación al conocimiento de la
situación en la que se encuentra la juventud guatemalteca, para
facilitar al Estado y a las organizaciones no gubernamentales ma-
yores elementos de juicio para definir y ejecutar sus respectivas
políticas de apoyo de la misma”.

Otro aspecto importante es asumir que el ejercicio investigativo


no es un fin en sí mismo. Conlleva encontrar las coordenadas que
contribuyan a los procesos de comunidades, personas o grupos que
están realizando luchas y cambios en sus contextos. Como señala
86 Jóvenes en Guatemala

Levenson en la presentación del libro Por sí mismos. Un estudio


preliminar de las “maras” en la ciudad de Guatemala, (1988):
“Uno de los más importantes objetivos del trabajo investiga-
tivo de AVANCSO es que el mismo sea útil para el diseño de
estrategias y políticas por parte de aquellas organizaciones que
se interesan en buscar y/o apoyar la búsqueda de soluciones a
la problemática social guatemalteca. En este sentido, el presente
trabajo ha sido útil para trasladar a estudiantes, investigadores,
funcionarios, etc., la complejidad y la dimensión de los jóvenes
organizados en maras, que con frecuencia son categorizados
simplemente como transgresores de la ley en el análisis social
dominante”.

Dentro de las instituciones u organizaciones que interrelacionan


la reflexión académica y la incidencia, suelen encontrarse docu-
mentos resultantes de encuentros y/o congresos sobre temáticas
determinadas.

Igualmente, acciones de formación como el Programa Lideraz-


go Joven Construyendo Democracia, por medio de un convenio
entre la Universidad Rafael Landívar (URL) y el Tribunal Supremo
Electoral (TSE) integra un proceso de formación de jóvenes me-
diante cursos especializados en teatro, manejo de conflictividad
social y gerencia (2011: 5).

Interpretamos que esta producción se caracteriza por realizar


investigaciones que tienden a identificar problemáticas y recopi-
lar insumos que contribuyan a elaborar y presentar propuestas
que incidan en políticas públicas o en la institucionalidad local.
Suelen estar financiados por cooperación internacional y también
pueden realizarse para contribuir al conocimiento de contextos
particulares para la transformación comunitaria (Zelada y Hale,
1998; Anleu y Salazar, 1998; Delgado, 2007).

Finalmente, dentro de los materiales realizados por organismos


internacionales, suelen destacar los elaborados por el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo y el Programa Juventud
de la Unión Europea. Estos son de relativamente reciente data,
con excepción de la conmemoración del Año Internacional de la
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 87

Juventud, en 1985. Es durante el siglo XXI que, estrechando lazos


de cooperación con el Estado guatemalteco y organizaciones de
la sociedad civil se han desarrollado estudios de impacto nacional.

Los mismos reflejan las condiciones socioeconómicas y políticas


específicamente de la juventud guatemalteca. Por medio de dife-
rentes documentos se aproximan al fortalecimiento no solamente
de las políticas públicas sino de la organización y participación.

En el caso del PNUD, el Informe Nacional de Desarrollo Hu-


mano 2011-2012, aborda las condiciones de vida y oportunidades
de las y los jóvenes, así como las situaciones que limitan el desarro-
llo. Propone el debate sobre la conceptualización y aplicación del
bono demográfico, el cual es comprendido como:
(…) aquel que hace referencia ideal a una fase en que el equi-
librio entre edades resulta una oportunidad para el desarrollo;
sucede cuando cambia favorablemente la relación de depen-
dencia entre la población productiva (jóvenes y adultos) y la
dependiente (niños y personas mayores), con un peso relativo de
la primera en relación con la segunda. (…) Para que este bono
se convierta en beneficios reales se requiere que las transforma-
ciones de la población sean acompañadas por fuertes inversiones
en capacidades humanas, mediante políticas educativas, de salud
y laborales, así como mediante políticas macroeconómicas que
incentiven la inversión productiva, aumenten las oportunidades
de empleo digno y promuevan un ambiente social y económico
estable (2012: 9).

En el caso de la Unión Europea, los aportes desde los estu-


dios realizados contienen reflexiones sobre lo laboral, mapeo de
organizaciones, oportunidades, situación agropecuaria, formación,
violencia, derechos, y política nacional de juventud. Estos han sido
elaborados a partir de lo que entidades estatales como el Institu-
to Nacional de Estadística generan, adecuándolos a documentos
propios del Programa Juventud donde se incorporan módulos
específicos. Es ejemplo de ello el material relativo a Mercado
Laboral y Población Joven que incorpora la información de la
Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos, ENEI-2011. Otro docu-
mento importante es el de La juventud Guatemalteca, Condiciones
y Situaciones. En él,
88 Jóvenes en Guatemala

(…) se hace un análisis de las condiciones de la juventud guate-


malteca respecto a sus itinerarios hacia el mundo de trabajo, la
adquisición de una posición social, emancipación familiar, auto-
nomía plena y ciudadanía, así como las situaciones en las cuales
viven, es decir, las complejidades y las afecciones en la vida de las
y los jóvenes de Guatemala.

En síntesis, los diferentes tipos de producciones nos remiten a


marcos temporales y coyunturales para su creación. Ello atraviesa
por la capacidad de financiación y las alianzas institucionales que
permiten aproximarse a problemáticas concretas de la juventud.

No todo lo producido tiene carácter nacional, solo aquello


que tiene como objeto fortalecer la institucionalidad estatal y la
capacidad de cumplimiento del gobierno con las y los jóvenes.
Igualmente, lo local particulariza a las y los sujetos, las potenciali-
dades de intervención y la identificación del joven como alguien
vulnerable. Promueve espacios de participación, organización y
propuesta en áreas de mayor vulnerabilidad.

Uno de los aspectos importantes es la generación de información


actualizada que permite establecer cuantitativa y cualitativamente
el estado de la juventud. Sin embargo, se limita el abordaje de las
problemáticas sin cambios estructurales a nivel de Estado.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 89

3. Sobre quiénes se escribe, ejes temáticos y


lugares desde la juventud

En general, la juventud aparece durante la producción escritu-


ral entre 1970 y 2012 como un grupo homogéneo, vulnerable y
con potencialidad, al que se debe intervenir. Pero, desde finales del
siglo anterior comienzan a notarse algunos cambios en los enfo-
ques de acercamiento a su realidad. Hemos de considerar algunas
rupturas en las maneras de nombrarla, interpretarla y de explicarla.

En ese sentido observamos tres momentos clave, los cuales


vincularemos con ejes temáticos que van apareciendo según las
coyunturas. Unos manteniendo una mirada tradicional sobre ser
joven, y otros que rompen con ella. Entre los momentos de rup-
tura tenemos: a) niñez, adolescencia y juventud; b) el hecho de
hablar, aunque no sea de manera constante, de “juventudes” y
no solamente de la “juventud”, y c) aparecimiento de otras di-
versidades y realidades no abordadas ampliamente o simplemente
invisibilizadas, por ejemplo, las de las mujeres, lo étnico, lo laboral
y de género, así como historizar procesos de luchas y construcción
de identidades.

a) Niñez, adolescencia y juventud: ejes temáticos,


lugares y discursos
Comenzaremos con el primer hito importante en la produc-
ción de conocimiento bibliográfico sobre la niñez de la calle, la
niñez maltratada y la niñez trabajadora, y las denominadas “ma-
ras”, durante la década de 1980. Notamos que, a diferencia de
otros estudios, en el marco del Año Internacional de la Juventud
(APROFAM, 1985), donde se ubica en estadísticas a las y los jóve-
nes, tanto la niñez y la juventud comienzan a dejar de ser datos y
a convertirse en personas con historias.

Contextualmente eran grupos urbanos que estaban atravesan-


do situaciones de violencia y eran percibidos y mostrados desde
los medios de comunicación o el Estado como peligrosos. Así, las
90 Jóvenes en Guatemala

descripciones y análisis los comienzan a nombrar y a ubicarlos en el


corazón de lo urbano desde cómo son observados y nombrados,
pero, fundamentalmente, desde cómo se perciben a sí mismas/os
(AVANCSO, 1988).

La década de 1990 muestra un avance gradual en la genera-


ción de documentos, sin embargo, todavía se percibe una mirada
conservadora y paternalista sobre las personas jóvenes. Aún así, el
auge de las organizaciones no gubernamentales le da un cambio
importante desde la práctica social a ciertas concepciones sobre
la juventud. Recordemos que muchas organizaciones de Derechos
Humanos y derechos específicos de la niñez y la juventud se en-
cuentran, por esa época, en las discusiones para la aprobación del
Código de la Niñez y la Juventud (Molina, Yagenova y Monroy,
1998).

A diferencia de esta incipiente bibliografía, las tesis universi-


tarias sancarlistas entre las décadas de 1980 y 1990, muestran
la imagen del joven de sectores empobrecidos, marginales, que
debe ser intervenido, incorporado al proceso productivo del país
y reorientado por el consumo de estupefacientes, enfermedades
de transmisión sexual o ser parte de la delincuencia (Ruíz, 1979;
Montepeque, 1983; Jáuregui, 1984; Mazariegos, 1987; Orozco,
1987; Asencio, 1990; Mejía, 1991; García, 1992; Cuevas, 1993).

Por parte de la Universidad Rafael Landívar, no se registran


tesis sobre jóvenes en ese período sino hasta comenzado el nue-
vo siglo. Respecto a las tesis de proyección hacia la comunidad,
los intereses temáticos oscilan entre la prevención del consumo
de alcohol y drogas, la gerencia social como instrumento para el
desarrollo de la niñez, adolescencia y juventud, implementación
de estrategias de organización, y participación y ciudadanía en
Quiché, Huehuetenango y Baja Verapaz (Santos, 2009; Ixpatac,
2010; Chún, 2011; y Kilkán, 2012).

Uno de los ejes que comienza a cobrar relevancia es el de


participación política. Una de las formas de nombrar a las y los
protagonistas de estos procesos, aunque normalmente se gene-
raliza en masculino, es a “los estudiantes”. Vemos esta categoría
como equivalente a “joven” pero diferenciada por el compromiso
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 91

político y la organización, especialmente entre las décadas de 1970


y 1990 a nivel urbano, particularmente en el denominado “Movi-
miento Estudiantil” (Del Valle, 1999; Enríquez, Barillas y Taracena
2000; Álvarez, 2002; ODHAG, 2004; Sáenz, 2010), y, aunque no
es concretamente sobre juventud, la relación del sindicalismo y su
relación con otros movimientos sociales (Albizures y Ruano, 2009).

A la par, se abre una brecha en la concepción de lo organi-


zativo, especialmente desde las prácticas comunitarias y en el
entorno rural, que rebasan la organización estudiantil (Díaz, 1994;
Zelada y Hale, 1998). La relación intergeneracional cobra sentido
como explicación de los cambios en las formas de organizarse,
estableciendo desde las voces de las y los jóvenes, lo que implica
ser joven en ese contexto (Anleu y Salazar, 1998). De igual forma,
la juventud apática comienza a mostrarse como la antítesis de lo
que fue la juventud organizada en términos tradicionales de lucha
(Ibarra, 2003).

Como vemos, el panorama temático no es tan amplio pero


comienza a diversificarse junto a los aspectos metodológicos. Se
consideran los aspectos biográficos y el análisis cualitativo que
explican las razones de las y los participantes en torno a organiza-
ción. Los referentes teóricos no suelen aparecer, y se percibe que
lo etario sigue pesando en cuanto a la concepción del ser joven.

Durante el segundo lustro del nuevo siglo, las tesis empiezan


a dar cuenta de otras formas organizativas y de participación, del
fortalecimiento institucional, proyecciones comunitarias, y de abrir
la mirada a otras regiones, especialmente el altiplano, Quiché y
Huehuetenango. La intervención se justifica en la medida en que
es conveniente identificar y transformar los factores que limitan la
organización y la participación (Salazar, 2010; Rodas, 2008; Tax,
2011; de León, 2004; Girón, 2010; Paredes, 2005; Tax Ramírez,
2006; Castañeda, 2010; Palacios, 2010; Coy, 2011; Ibarra, 2011;
González, 2012; y Rojas, 2012).

Sin duda, los temas que han generado una producción que
vincula la academia con las organizaciones sociales son la violencia
y la seguridad. Igualmente, las intervenciones en diferentes luga-
res han sido justificadas a la luz de la prevención de situaciones
92 Jóvenes en Guatemala

violentas en jóvenes. Las tendencias prevalecientes consisten en


identificar a los sujetos en circunstancias de vulnerabilidad a través
de diagnósticos y de ubicación de conflictos en la capital y en de-
partamentos. Hay discusión, argumentaciones y propuestas frente
al Estado por mejorar las condiciones de seguridad y justicia.

Identificamos, posteriormente, una preocupación por ordenar


y valorar el trabajo realizado por los programas de intervención
donde la niñez de la calle tendrá una atención particular (Cuéllar
y Maldonado, 1995). Una suerte de alianza donde academia e
instituciones u organizaciones sociales buscan conocer, reformular
y proyectar acciones pertinentes a los contextos.

Estamos, entonces, en otro momento de la situación de con-


flictos en el país donde la sistematización de experiencias de las y
los actores involucrados cobra relevancia. Por medio de análisis
bibliográfico, entrevistas, encuestas y grupos focales se acerca la
mirada a la capital u otros departamentos. Se comienza a discutir
sobre las “maras”, capacitación, participación política, situaciones
de género y familia, y posibles soluciones a implementar. Se vi-
sualizan los contextos específicos (Alta Verapaz, Huehuetenango,
Quiché), descentralizando territorialmente la reflexión (Villagrán,
Morales, Álvarez y Díaz; 2008). Sin embargo, no se identifica una
discusión teórica profunda sobre juventud o las problemáticas
abordadas.

La importancia de la juventud como uno de los actores sociales


más golpeados por la falta de oportunidades y por las situaciones
de violencia en Centroamérica, vuelve a cobrar relevancia a través
de estudios comparativos, con un carácter más descriptivo y con de-
finiciones de categorías propias del lenguaje de derechos humanos.
Apoyados en datos estadísticos, se pone a discusión el tema de la
seguridad, la responsabilidad del Estado, los medios de comunica-
ción, el sistema de justicia y el papel de los grupos encargados de la
“limpieza social” (Samayoa, 2009).

Aquí identificamos una clara tendencia a los estudios rela-


cionados con el sistema de justicia desde el Instituto de Estudios
Comparados en Ciencias Penales de Guatemala, cuya producción
documental ha mantenido una línea, si no periódica, al menos
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 93

integral en la ubicación y contextualización de las y los jóvenes


afectados por las normativas jurídicas del país, las estigmatizacio-
nes y el rol del Estado en torno a los temas de seguridad, justicia y
derechos humanos. En ese sentido, utiliza metodologías de inves-
tigación no experimental, explorando, observando y describiendo
con análisis cuantitativo y cualitativo el sistema de justicia juvenil
(Cordón, et al., 2011).

En torno a la situación de trabajo, es necesario que identifique-


mos dos aspectos importantes: por un lado, la producción creada
en términos generales, y por otro, considerar lo escrito sobre la
relación entre la oportunidad y aportes laborales de las mujeres.
Este último punto será desarrollado en el inciso c.

En el ámbito de los derechos específicos, la producción identifi-


cada nos remite a retomar lo planteado inicialmente en el apartado
de violencias y justicia. La necesidad de contar con información
actualizada sobre la situación de la niñez, adolescencia y juventud,
generó que se realizaran durante la década de 1990 una serie de
trabajos importantes, incluso, de carácter regional en Centroa-
mérica. Una necesidad que partía de contar con datos sobre las
condiciones de la juventud en general y de mujeres adolescentes,
particularmente en contextos de crisis económicas, modernización
del Estado y la búsqueda por la equidad de género.

Desde la revisión bibliográfica y sin ahondar en las discursivas


desde las jóvenes mismas, UNICEF (Krauskopf 1991) coordina
una recopilación informativa sobre aspectos sociodemográficos y
variables que contribuyan a sistematizar y fortalecer las políticas
hacia mujeres adolescentes en la región. Iniciativa generada desde
las primeras damas centroamericanas que daría pauta para que un
año después, UNICEF, publicara la memoria de la Primera Reunión
Técnica Subregional “La Mujer Adolescente en Centroamérica” con
instancias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales
regionales.

Básicamente, esta generación de conocimiento se encamina


a la intervención estatal en conjunto con organismos de coo-
peración internacional y organizaciones no gubernamentales.
La vulnerabilidad toma forma específica al centrarse en los
94 Jóvenes en Guatemala

mecanismos y contenidos a promover. Cabe acotar que en estos


trabajos no se profundiza en las problemáticas de las personas
y sus entornos sino en la identificación de estas y las medidas a
adoptar. Los aportes que las mujeres han realizado a este rubro
en cuanto a producción y la visibilización de su hacer laboral, los
abordaremos más adelante.

Otro de los temas relevantes es el de la identidad. La apertura


a otras expresiones teóricas, metodológicas y de problemáticas co-
tidianas sobre la subjetividad individual y social comenzó a tener
espacio durante la década de 1990. Contextualmente, posterior
a la firma de la paz, parte de la dinámica del nuevo momento
histórico consistió en profundizar las miradas hacia otras temáticas
donde las discusiones sobre multiculturalidad y género se afian-
zaron como parte de las nuevas formas de lucha de diferentes
movimientos sociales y aportes académicos. Pero también de
cooptación de discurso desde el Estado. Los encuentros regionales,
foros y congresos se convirtieron en ventanas para posicionar las
problemáticas juveniles regionales.10

A la vez, varias instituciones mediante programas de becas para


jóvenes o con líneas de investigación sobre juventud,11 generaron
algunos documentos que no fueron publicados y otros que con-
tenían resumen de lo producido mediante revistas especializadas
en arte y cultura (Rendón y Escobar 2002 y 2003). Además, la
identidad de género y roles familiares (Solís, 2002) y la utilización
de las denominadas “redes sociales” para construir identidad y
socializar (Pellecer, s.f.)

Sin embargo, la producción de las universidades mediante las


tesis refleja muy poco el interés por dicha temática. La identidad
juvenil se constituyó desde posibilidades diferentes de análisis.
Jóvenes de zonas marginales urbanas aparecen problematizados
desde la relación de sus identidades personales con las colectivas
(Gómez, 2003), así como también la identidad de jóvenes en la

10/ Por ejemplo: la Conferencia Regional de Juventud: Las Juventudes en


Centroamérica. Retos y Perspectivas. Antigua Guatemala, 2003.
11/ CIRMA y FLACSO.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 95

calle atravesada por procedencia, subsistencia e incorporación


(Che, 2003), y los efectos de la guerra como factor histórico con-
dicionante de las relaciones entre jóvenes indígenas y no indígenas
(Jacinta Xon, 2003 en Moreno, 2011; 25). También, la indagación
sobre la construcción de identidad en jóvenes de Sololá, plantea
otro marco de referencia territorial pero también analítico (More-
no, 2011).

La educación, por ejemplo, fue uno de los ejes a través de


los cuales se indagaba la formación de identidad nacional entre
jóvenes de Guatemala (AVANCSO, 1998). Esta investigación surge
posterior a la firma de los Acuerdos de Paz, en 1996, dentro del
marco de la discusión sobre la identidad nacional. Buscando ahon-
dar en cómo se construye la misma, cómo es proyectada desde la
dominación y qué tanto sabían estudiantes de secundaria sobre
ella. La educación, como hemos visto, aparece considerada desde
el análisis de la identidad en el espacio nacional y desde las políti-
cas estatales. Anteriormente también Baldizón Castellanos (1978)
se refería específicamente, mediante un análisis crítico, al sistema
educativo de primaria en Guatemala.

Históricamente, el racismo se ha expresado de distintas mane-


ras, particularmente en la educación. Bienvenido Argueta (2011)
explora desde la constitución del Instituto Nacional Indígena, el
modelo educativo aplicado a través del cual el indígena ha tran-
sitado el proceso de “civilización”, particularmente a finales del
siglo XIX y principios del XX. El uso de fuentes de archivo permite
historizar la relación de dominación a través del ideario de progre-
so mediante la educación en Guatemala.

Los trabajos de Ricardo Falla (2005, 2006 y 2008) han profun-


dizado sobre qué es la identidad y su construcción, especialmente
desde la juventud maya. Antropológicamente se ha internado en
las complejidades desde las y los sujetos y sus contextos, especial-
mente en Quiché. Desde la identidad joven indígena, la identidad
juvenil en un entorno permeado por la violencia contrainsurgente,
y la migración en un contexto de globalización, se amplía la com-
prensión de las transformaciones socioculturales que no se dan de
la misma manera en todos los jóvenes.
96 Jóvenes en Guatemala

Finalmente, es importante considerar un punto nodal en la pro-


ducción de conocimiento en Guatemala. Las imágenes de la y el sujeto
joven que se proyectan desde las reflexiones de las diferentes discipli-
nas corresponden a cambios de temas en las agendas institucionales
y de cooperación. Sin embargo, también hay elementos contextuales
de las personas jóvenes que dan pauta para la indagación y la inter-
vención mediante propuestas que contribuyan a las políticas públicas.

En ese sentido, por ejemplo, la producción elaborada por


FLACSO nos muestra, en primer lugar, una relativa continuidad
en tanto se intenta constituir un área específica de estudios sobre
juventud. Pero también el abordaje de temáticas distintas, espe-
cialmente las que se enfocan en las condiciones sociodemográficas,
laborales y de participación en la vida política del país.

Dentro de los primeros trabajos de su tipo, mediante grupos


focales se da una aproximación a la participación electoral de jóve-
nes de áreas urbanas y rurales y se busca explicar las razones por las
cuales la juventud participa o se abstiene de votar (Gálvez, 2000).

Los estudios evidencian los cambios en la forma de acercarse a


las problemáticas de la juventud. Poitevin, Moscoso y Rivera (2000)
profundizan en las condiciones de vida de la juventud desde sus
percepciones. A través de encuestas y grupos focales, datos y opinio-
nes respecto a educación, trabajo, salud, sexualidad y reproducción,
cultura, deporte, ocio, recreación, familia, políticas públicas, legisla-
ción, sociedad de postguerra, participación, entre otros.

Por otra parte, se adentran en los procesos económicos y


educativos en tanto en los primeros se van sucediendo cambios
importantes y los segundos posibilitan a los jóvenes integrarse al
trabajo (Pape y Poitevin, 2003).

Este último estudio sugiere que la y el sujeto joven que se piensa


y analiza, es intervenido en la medida en que puede ser capacitado
o formado para participar del modelo político predominante en
Guatemala. Debido a que han existido programas vinculados a la
participación en observación a procesos electorales y análisis de los
mismos, además del rol que juega a nivel académico en los debates
políticos.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 97

b) Juventud y juventudes
Nuestro segundo elemento consiste en la propuesta de la
apropiación y uso por parte de algunas organizaciones juveniles
de hablar sobre juventudes en lugar de la categoría de juventud.
Lo consideramos un salto cualitativo durante la década de 2000,
pues se enmarca en un quiebre epistemológico de pensar a las y los
sujetos jóvenes.

El mismo no surge desde un marco teórico como tal sino desde


las prácticas concretas de participación. En estos procesos, no sola-
mente irrumpen las nuevas formas de nombrarse reconociendo el
carácter heterogéneo de las personas jóvenes, sino la visibilización
desde las mujeres a través una producción que recupera su his-
toricidad a partir de diferentes procesos (económicos, políticos,
etc.), los cuales abordaremos en el siguiente inciso. Igualmente,
la población maya lucha y obtiene un reconocimiento político a
partir de posicionar sus derechos culturales y participar en cargos
públicos. Así, también, otros actores como las y los integrantes de
la diversidad sexual.

Ese parteaguas entre nombrarse de manera homogénea hacia una


forma plural, parte de una discusión surgida sobre el análisis del sis-
tema de justicia estatal y la interculturalidad maya (Martínez, 2002).
Además, contiene las reflexiones sobre las temáticas de violencia y
seguridad juvenil. Estas toman fuerza a partir de un hecho concreto
que hemos señalado en otros apartados de este escrito: el Congreso
Juventud, Seguridad y Justicia en Centroamérica (ICCPG, 2008).

A partir de la memoria de las discusiones, existen cua-


tro elementos planteados por Carlos Ramos, en su ponencia
titulada: “Apuntes para una agenda académica centroamericana
sobre Seguridad Juvenil”:

Primero, es una época de cambios vertiginosos en las socie-


dades centroamericanas, tanto desde lo económico como en lo
productivo y lo político. Segundo, no se considera que exista una
juventud centroamericana sino diferentes juventudes que deben
ser incluidas desde el ejercicio de ciudadanía y lo académico.
Tercero, las juventudes no corresponden a las delimitaciones jurí-
98 Jóvenes en Guatemala

dico-políticas de los Estados nacionales ni a los límites geográficos,


sino a los vínculos y diferencias que se comparten como región. Y
cuarto, están latentes problemáticas comunes con diferentes nive-
les de problematización, como lo étnico, lo laboral, la seguridad y
la violencia, entre otras.

En este congreso se ubican aspectos clave como las discusiones


sobre la memoria, el rol del Estado en los diseños e implementa-
ción de políticas de seguridad, la ausencia de la discusión sobre
prevención comunitaria, la posibilidad de una agenda académica
centroamericana sobre seguridad juvenil y la resistencia y organi-
zación juvenil.

Sin embargo, representantes del movimiento de juventud,


explican su posicionamiento en torno a este planteo:
En el 2008 fue mucho más evidente a nivel internacional porque
fue la Cumbre de Jefes de Estado, en El Salvador. Ya se hablaba
de juventud o juventudes. Llegamos a la conclusión que la juven-
tud es una y no es una etapa de la vida. No es hablar de cierta
edad, por ejemplo, la Ley de Juventud que es nuestro marco
de referencia, habla de que los jóvenes estamos comprendidos
entre los 13 y 29 años; adolescentes jóvenes entre 13 y 17, y
jóvenes-jóvenes de 18 a 29. Pero la juventud no es una etapa
cronológica, es una, y que si bien es cierto la juventud es lesbia-
na, es maya, es artista, garífuna, es decir, hay una diversidad de
juventud. Pero en el momento en que decimos “las juventudes”
fragmentamos la unidad. (…) Lo que hace la ley es que reconoce
los derechos, los derechos fundamentales constitucionalmente:
derecho a la vida, a la recreación, los reafirma. Después de eso
mandata al Estado a que garantice esos derechos, después crea
el sistema que les cuento y aquí es donde hace el llamado para
que sean recogidas las demandas de los obreros, campesinos, las
demandas de las mujeres jóvenes son trasladadas acá. Es por eso
que nosotros decíamos que no podemos hacer una ley para la
juventud maya, específicamente, porque dónde queda la juven-
tud? quedan los demás jóvenes. (Marlon García y Luis Fernando
Cruz. FUNDAJU-SODEJU. Guatemala. 31 de enero de 2012).

Las razones que argumentan en torno a esta postura radican en


dos aspectos fundamentales:
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 99

Primero, que en la lucha por la aprobación de la Ley de De-


sarrollo Integral de la Juventud en 2005, el movimiento juvenil
aglutinaba diferentes organizaciones, entre ellas, las de la diversi-
dad sexual. Negociar con el Estado dicha ley implicaba no incluir el
tema de los derechos de este colectivo, pues el gobierno negociaba
aspectos generales y no particulares.

Con el objeto de viabilizar el proceso, dicho movimiento


retira su demanda y continúa en la dinámica. Esto significa que
el proceso de lograr la ley en beneficio de la juventud incluye la
homogeneidad que aglutina a todas las expresiones. Un sentido
pragmático de plantear articuladas las propuestas frente a los
requerimientos de negociación estatal que no pretendía atender
demandas específicas.

Segundo, el uso político de la categoría de juventud no sola-


mente responde a lo pragmático de su uso en las negociaciones,
sino a la capacidad de sostener la articulación del movimiento
juvenil en Guatemala.

En síntesis: aunque las diversidades son reconocidas en la prác-


tica, el concepto de juventudes solamente ha sido planteado pero
no se evidencia en los textos que cobre fuerza como apropiación
de las personas jóvenes en general. Es una ruptura epistemológica,
práctica, de relacionamiento y convivencia que pretende traspasar
las fronteras regionales, potenciando las diferencias. Sin embargo,
en los procesos de negociación con el Estado, no todas asumen
dicha pluralidad, puesto que el carácter identitario del movimiento
debe priorizar la unidad como fortaleza ante las demandas como
actor político reconocido por el gobierno.

c) Las diversidades y temáticas visibilizadas


Si bien el concepto de “juventudes” marca un quiebre en el
reconocimiento del carácter heterogéneo de las personas jóvenes,
el aparecimiento de las sujetas en las problematizaciones, no so-
lamente nombradas sino generando conocimiento, será clave a
finales del siglo XX.
100 Jóvenes en Guatemala

En esa temporalidad, los diagnósticos, perfiles de población y


manuales de intervención pedagógica y psicológica, daban cuenta
de cómo se nombraba a las y los sujetos de estudio e interven-
ción, y los rubros en que se caracterizaban (educación, trabajo,
violencia, sexualidad). El tema de seguridad y justicia se desvanece
gradualmente de las discusiones públicas y asoma la discusión sobre
la aprobación del Código de la Niñez y la Juventud.

Así, identificamos textos académicos donde se comienza


a abordar la recuperación del ser constructoras de su propia
historia, posicionando a las mujeres en el redescubrimiento de
su subjetividad (Anleu y González, 1996). No solo cambian las
temáticas atendiendo la situación de las mujeres sino los métodos
de aproximación a los fenómenos y sus interpretaciones.

Quiroa (2001) se aproxima mediante entrevistas, tabulación


estadística, talleres, revisión bibliográfica e informe a una mirada
sociolaboral de las mujeres mayas trabajadoras de maquilas de San-
tiago Sacatepéquez, Santa María Cauqué y Ciudad de Guatemala.

La construcción de la juventud a través de tres generaciones


(Levenson, 2005) marca un paso adelante en la recuperación de
larga data del hacer de las mujeres. No solo por la descripción
de las vidas de las protagonistas sino por la crítica implícita a la
modernidad.

Es importante resaltar que el trabajo de organizaciones de


mujeres como la Asociación Kaqla, ha generado producción im-
portante en la que ahonda en diferentes puntos. Entre ellos: la
subjetividad, afectividad, el sentir, sistematizaciones de experien-
cias de mujeres mayas, sanación, reflexiones sobre la violencia e
internalización de la opresión y el vínculo ancestral a través de las
historias de las mujeres (2010).

Otro trabajo importante que visibiliza a las mujeres desde


la economía y el espacio laboral es el que se refiere a las Con-
tribuciones ocultas de las mujeres a la economía (Pape, Quiroa
y Vásquez, 2001). Uno de los aspectos que hacen relevante
este trabajo es que, en su análisis, hay varios factores como las
mujeres en el mercado laboral, las contribuciones de la mujer
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 101

mediante el trabajo doméstico y familiar, y el uso del tiempo


en sus entornos. De igual forma, posiciona los resultados de la
investigación para ser utilizados en la formulación de políticas
públicas que beneficien a las mujeres.

Vale acotar que si bien no toda esta producción se centra en


analizar a la juventud como tal, propone perspectivas integrales
a partir de comprender a las mujeres en sus contextos. Igual-
mente, la ruptura generada atraviesa no la juventud como un
concepto apartado sino como parte del proceso de vida. Rompe
con la forma masculinizada de asumir las interpretaciones, gene-
ra procesos de propia construcción de su historicidad colectiva e
individual y empieza a evidenciar las formas de violencia ocultas
dentro de las relaciones sociales.

Otro punto de importancia radica en abrir las fronteras hacia


las reflexiones que interpreten cómo opera el racismo, compren-
der los significados de la identidad étnica, de género y de clase
(AVANCSO, 2006).

A estas reflexiones se suman aspectos de construcción socio-


cultural de la categoría de juventud en las poblaciones mayas
(PROJOVEN, 2001), y la memoria resultante del encuentro de mu-
jeres y hombres jóvenes mayas de organizaciones diversas del país12
que pretenden la construcción de procesos en equidad (2006).
Otras rupturas posicionan la diversidad cultural desde el ser joven
y trascienden a partir de problematizar conceptualizaciones desde
sus cotidianidades. Son marcos de pensamiento, práctica política
y reivindicación cultural que, si bien no hay una cantidad amplia
identificada en textos al respecto, los mismos constituyen vínculos
básicos entre reflexiones académicas y transformación comunitaria.

12/ Asociación Ak´Tenamit, Asociación Maya Uk´ux B´e, Consejo de


Organizaciones Mayas de Guatemala y Programa Educativo Pop No´j.
102 Jóvenes en Guatemala

4. Los silencios: la existencia de lo oculto

Pensar la juventud desde la evidencia bibliográfica nos remite


a notar la vulnerabilidad y la prolongación del ser joven, como
etapa preparatoria para la adultez, como las constantes identifica-
das. Por supuesto, la mirada estatal, de instituciones académicas y
organizaciones sociales nos hablan de momentos distintos pero de
tendencias constantes.

Los silencios pueden ser ausencias deliberadas o simplemente


omisiones resultantes al momento histórico en que se priorizan de-
terminados ejes temáticos. Pero no solamente los ejes en sí, también
se establecen las intencionalidades políticas desde y en lo que se dis-
cursa, según los intereses que motivan a investigar, escribir, organizar
e intervenir a los jóvenes más allá de agendas establecidas.

Boaventura de Sousa (2010) afirma que lo que no es visible es


producido socialmente pero a la vez es negado de su existencia. Es
una ausencia generada desde la racionalidad monocultural. Desde
la dominación se construyen formas permitidas a través de la cien-
cia y la alta cultura para legitimar la producción de conocimiento.

Pero no solamente es eso. Tiene conexión con la forma de


concebir el tiempo de lo histórico como algo lineal mediante los
grandes parámetros desarrollados desde la modernidad (progreso,
modernización, desarrollo). En ellos no entra lo creado, por lo tan-
to son inferiores, sin legitimidad científica, con una jerarquización
social no superable donde lo universal señala a lo particular como
algo no válido de globalizarse, algo improductivo.

Pero quedarnos con la aceptación de esa tipificación sería ne-


gar también los silencios rotos. Implicaría ocultar a los sujetos vivos
de esas producciones de conocimiento. A la luz de los contextos
en que se han producido esas ausencias también debe considerarse
la presencia de los sujetos jóvenes y sus contextos mediante lo que
Ernst Bloch (en de Sousa) denominó las emergencias, es decir, lo
posible. Las mismas ponen en cuestionamiento la bipolaridad del
“todo” y “nada” como pensamiento estático.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 103

Esto nos orienta a pensar los silencios como voluntad de la


dominación, pero también a encontrar, como se hace referencia en
el ensayo de Leslie Lemus respecto al campo de la cuestión juvenil,
las posibilidades alternativas en torno a estos y los que dejaron de
serlo. En ese sentido nos ubicamos aquí en la identificación de estos
silencios y sus probables razones.

En Guatemala, lo producido ha crecido gradualmente. Como


vimos al principio de este escrito, no sería sino hasta la década de
1970 cuando se conoció una literatura dedicada a la juventud. La
poca que existía era producida mayoritariamente en el extranjero y
referida a valores, el deber ser joven, experiencias, compromisos y
orientaciones políticas, normativización de conductas y elementos
de carácter religioso.13

Durante las décadas de 1940 a 1970 hay un profundo silencio


en torno a escribir sobre jóvenes desde reflexiones propiamente
guatemaltecas y académicas. Sin embargo, conocemos que du-
rante el siglo pasado, la imagen de “el estudiante” fue vital en
los procesos de transformación en diferentes países, incluyendo a
Guatemala. Es decir, aunque no se estuviera escribiendo sobre el
joven, este se encontraba activo dentro de los escenarios políticos,
culturales, económicos y sociales. Desde la Revolución de Octu-
bre de 1944, pasando por las jornadas de marzo y abril de 1962
hasta la posterior presencia a través de los diferentes movimientos
populares.

Básicamente lo identificado en términos de conocimiento


producido desde la academia en esta temporalidad atraviesa por
reflexiones puntuales sobre la adolescencia como momento de cam-
bios físicos y emocionales, y la importancia de la pedagogía y los
valores en el proceso educativo formal y no formal (Arévalo, 1945).

Conviene resaltar que la educación ha sido un escenario


de disputa de hegemonía permanente donde se reproducen las

13/ Ver por ejemplo la bibliografía relacionada a juventud de finales del


siglo XIX hasta la década de 1970 en la biblioteca de la Universidad Rafael
Landívar y en la Biblioteca César Brañas.
104 Jóvenes en Guatemala

creencias de la sociedad en general y de personas en particular,


en este caso sobre niñez y juventud. En ese marco, comprende-
mos que los silencios desde el Estado se constituyen a partir de
no haber una significativa producción desde sus instituciones y del
área académica. Ello no niega que dentro de las prioridades edu-
cativas, económicas, políticas y sociales, la juventud no haya sido
importante para, al menos, los gobiernos de Arévalo (1945-1951)
y Árbenz (1951-1954).

Como señala Levenson en el ensayo incluido en este libro,


durante este período se ampliaron en lo urbano y lo rural los
centros y los modelos educativos hacia los sectores populares
donde las artes, los deportes y la salud fueron prioritarios. Esto
posibilitó la creación de herramientas escriturales propias del
trabajo pedagógico dentro y fuera del aula. Pensar y pensarse a
través de revistas y libros de texto: Una producción importante
desde los sujetos en coordinación con los gobiernos en la medida
en que eran ampliados los espacios de participación.

Encontramos, entonces, que hay un interés desde el Estado


por fortalecer la institucionalidad democrática, la educación y la
participación en general. Sin embargo, debido al contexto, las
preocupaciones sobre la juventud no estaban siendo plasmadas
más allá de esos temas.

Si bien aflora una gradual producción de conocimiento en la


década de 1970, los silencios, a nuestro juicio, se producen por las
intencionalidades políticas sobre la juventud. Ello implica que para
esa y la siguiente década, por un lado, las concepciones y roles
asignados sobre el ser hombre y mujer, no permitían dimensionar
la complejidad de las relaciones de y entre jóvenes. Por otra parte,
dentro de los planes de desarrollo estatales aparecen las y los jóve-
nes permitidos14 y no se consideran sino a los vulnerables por estar
en delincuencia, alcoholismo o drogadicción.

Llama poderosamente la atención que la categoría juventud es


utilizada de manera homogénea sobre un conglomerado que no es

14/ Muchachas Guía y los Boy Scout durante esa década y la de 1980.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 105

reconocido más que por su pertenencia o ubicación dentro de lo ur-


bano y lo rural. El joven modelo y el que está en situación de riesgo
o involucrado en actos delictivos o en procesos de carácter jurídico.

El joven “estudiante” es mencionado como un sujeto pasivo,


fuera del contexto en los momentos más álgidos de la represión
estatal. No hay un reconocimiento pleno de su existencia ni en los
documentos estatales ni en los pocos académicos. La niñez y las y
los jóvenes eran pensados como quienes debían ser conducidos
para el desarrollo de la nación y no creando la transformación
desde su hacer.

Uno de los silencios más preocupantes es que no aparecen los


temas de derechos sexuales y salud sexual y reproductiva. Sin duda
alguna no aflorarían en los documentos sino hasta entrada la década
de 1990. Este silencio deliberado proviene, desde nuestra mirada,
no solamente como producto del conservadurismo moral y reli-
gioso patriarcal prevaleciente desde el Estado colonial, sino con la
preocupación gradual del Estado guatemalteco de la segunda mitad
del siglo XX por controlar los movimientos sociales y a la juventud
en general. Coincide su ruptura con el auge de las organizaciones no
gubernamentales, el contexto de los Acuerdos de Paz y los cambios
tecnológicos que van de la mano con la liberalización de los mer-
cados y privatización de servicios públicos dentro del marco de las
políticas neoliberales, particularmente de las educativas.

De igual forma, los aportes de las mujeres, tanto desde su dia-


rio hacer como en las contribuciones epistemológicas, laborales,
culturales y económicas, fueron invisibilizadas por largo tiempo.
Un silencio que comenzó a romperse con un cambio en la con-
cepción de la cultura, la identidad, la comprensión de la categoría
“clase”, la visibilización de las mujeres y el reconocimiento de las
diferencias. Épocas posteriores al fin de la guerra interna donde se
reconfiguran los movimientos sociales y las demandas abren paso
a la definición de nuevas formas de lucha y posicionamiento desde
los pueblos indígenas, las mujeres y el arte.

A la vez, otra ruptura con el silencio largo sobre aceptar y


utilizar el concepto de juventud como una categoría dada y estáti-
106 Jóvenes en Guatemala

ca, fue el planteamiento desde organizaciones sociales de derechos


humanos y mayas respecto a encontrar las diferentes “juventudes”
de la nación y la región centroamericana.

Precisamente, desde los espacios convencionales, a finales del


siglo XX, la juventud se convirtió en un objetivo de publicidad y
consumo por las nuevas industrias de entretenimiento. En contra-
posición, las organizaciones de Derechos Humanos comenzaron a
visibilizar estas problemáticas dentro de las prácticas y sentidos que
emergían a la luz de posicionar las relaciones de género e identidad
dentro de la denominada sociedad civil organizada. Antes de ello,
la sexualidad era un tabú.

Otro de los silencios profundamente oculto a lo largo de esa


temporalidad y casi hasta el presente, pensamos, está signado por
el tema de la intervención. Aunque es explícita la necesidad de
diagnosticar y generar políticas y programas de intervención para
distintos temas, la juventud sigue siendo vista como vulnerable.
En ese sentido, se le identifica como el sujeto a intervenir y se
omite el contexto local, regional o nacional casi en su totalidad. La
intervención no se piensa para las y los adultos, con excepciones
como la maternidad y VIH.

La educación y la capacitación se constituyen a lo largo de la


producción de conocimiento, especialmente en las tesis,15 como los
motores que reducirán y/o evitarán problemáticas específicas. Se
nota una ausencia de marcos históricos y contextuales que no sola-
mente identifiquen temas, causas y actores, sino que problematicen
las relaciones de y entre las y los sujetos de estudio.

Los aspectos socioculturales se ven, a lo largo de los textos,


minimizados a las expresiones artísticas oficiales. Una eviden-
te folclorización enmarcada dentro de los valores de nación
que, paulatinamente, han cambiado para abrirse paso desde
las expresiones que surgen de procesos de construcción desde
diferentes expresiones de y por jóvenes, así como de procesos

15/ Sobre todo las referidas a carreras como Arquitectura, Diseño Gráfico,
Ingeniería, Ciencias Económicas, Medicina, Ciencias Jurídicas y Sociales.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 107

de intervención.16 Esto pone a discusión cómo se ha pensado la


cultura no estrictamente desde un marco cerrado de lo étnico,
sino de la producción cultural en sus distintas ramas donde las
identidades abren reivindicaciones históricas específicas y posi-
cionamientos políticos anteriormente controlados por el Estado
y las reproducidas por las instituciones sociales. He aquí, enton-
ces, una ruptura de esos silencios, como señalamos al principio
de este apartado.

La búsqueda de inclusión equitativa de hombres y mujeres en


los procesos de transformación social ha generado cambios im-
portantes desde la participación y la configuración de referentes
simbólicos que rompan con las formas de pensamiento patriar-
cal. Los escritos nos muestran aspectos formales de esos cambios
mientras en lo concreto, aspectos como la violencia siguen siendo
transversales en lo cotidiano, especialmente hacia las mujeres. Es
decir, como nos ha mostrado el trabajo de campo, lo producido
identifica y reflexiona sobre estos aspectos pero se ven rebasados
por los hechos concretos en cuanto al impacto que pueda generar-
se en garantizar que el Estado y la sociedad en su conjunto asuman
responsabilidades prácticas de transformación real.

Esto lo vemos engarzado con los cambios contextuales en


torno a quienes participan y producen conocimiento, donde los
análisis tienden a dejar de ser integrales y se especifican en ejes
implementados a partir de agendas políticas puntuales. En ello
influyen los financiamientos de agencias de cooperación internacio-
nal, las comunidades y el Estado mismo. Así, pueden identificarse
los temas de Derechos Humanos, salud sexual y reproductiva,
formación y capacitación, productividad y economía, expresiones
artísticas, recuperación y fortalecimiento de identidad y memoria,
y políticas públicas. Se convierten en silencios cuando dejan de ser
prioritarios en las discusiones y propuestas, según los proyectos
implementados, tiempo que duran y las regiones donde se aplican.

16/ Quizá de las más reconocidas en el presente y que vienen desde finales
del siglo XX son: el grafiti y distintas expresiones de baile como hip-hop y el
breakdance.
108 Jóvenes en Guatemala

Otro silencio importante es el racismo. Si bien vemos cómo


gradualmente aparecen problematizaciones de identidades y rei-
vindicaciones culturales, el análisis del racismo desde el hacer de
la juventud es poco perceptible en los textos. Consideramos que
si bien ha sido una temática amplia a la hora de analizarla desde
distintas lupas, no se tiene un debate permanente y profundo des-
de los discursos y las prácticas de jóvenes. A diferencia, se presenta
como problema, pero no es profundizado con sus particularidades
y la complejidad histórica que le ha forjado. Es decir, cómo ha
atravesado históricamente en la juventud a través del trabajo, la
educación, la cultura, lo político y lo social.

Son, pues, los silencios en la producción de conocimiento,


resultantes de posiciones políticas. Estas se identifican desde el
Estado, organismos de financiación, instituciones académicas y
organizaciones que trabajan por y con jóvenes.

Responden a las necesidades o preocupaciones según tempora-


lidades y usos prácticos, dentro del marco del paso de modelos de
gobierno autoritarios hacia los de la democracia liberal represen-
tativa, centrados en prolongar relaciones de poder dentro de un
sistema en permanente crisis.

Los silencios ubican a las y los jóvenes dentro de un escenario


de posicionamiento de responsabilidad de su presente y futuro
sin considerar, pareciera, de forma deliberada, la complejidad de
actores no jóvenes que se sitúan en estructuras formales o paralelas
que condicionan el rol de la juventud a niveles local, regional y
nacional.

Con ello, las herramientas teórico-metodológicas pesan menos


a la hora de escribir sobre juventud. Forman parte de un silencio
en el que se ve más una necesidad pragmática en términos políti-
cos donde se conjugan las disputas de actores institucionales y el
activismo organizativo con reivindicaciones, temáticas y territorios
determinados.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 109

5. Algunas reflexiones

Partimos de que la juventud es una construcción social. Por


ende, es una categoría que, aunque esté permanentemente en el
hacer diario transformándose, normalmente está pensada y asumi-
da como algo definido, como algo estático dentro de la sociedad.
Es una etapa de preparación para asumir las responsabilidades de
la adultez. De esa cuenta, nuestra hipótesis de investigación se
confirma en tanto existe una imagen dominante del joven como
alguien vulnerable e incompleto.

Los documentos nos dan prueba que, en su mayoría, ha preva-


lecido la necesidad de intervenir o pensar a las y los jóvenes como
posibilidad de la transformación de su entorno. Se percibe como
hacedor del presente y del futuro, responsabilidad atribuida desde
las personas adultas o las instituciones.

Los ejes temáticos abordados nos confirman que las impli-


caciones políticas y las consecuencias prácticas sobre este sujeto
devienen de esa imagen vulnerable que se tiene en lo concreto. No
es hasta finales del siglo XX que comienzan a darse otras miradas
desde su realidad, tanto de los problemas que le atraviesan como
de los procesos, intersticios y cambios logrados desde su hacer.

Por otra parte, la producción de conocimiento nos brinda la


gama de aspectos relevantes desde donde se piensa e interviene a
las y los jóvenes. También desde donde actúan, considerando sus
limitaciones y alternativas.

Un aspecto importante que se ha identificado es que ha habido


poca creación académica en el país que se interese por abordar a
la juventud desde una mirada más amplia. Es decir, que indague
más allá de las problemáticas visibles y técnicas para adentrarse en
cómo se establecen las relaciones en lo local y nacional en las que
está inmerso.

Además, si la educación ha sido un escenario constante donde


existe una estrecha vinculación con la formación de niñez y juven-
tud, las instancias universitarias deben repensar lo que producen
110 Jóvenes en Guatemala

como conocimiento científico. Nos referimos no solamente a los


ejes temáticos sino a los procesos institucionales, teóricos y meto-
dológicos que vayan más allá de la práctica supervisada y de la
formalidad escrita de un trabajo de investigación.

Vemos las tesis, por ejemplo, como una parte no solamente de


la formación académica sino que legitiman un conocimiento que
prolonga la etapa de juventud concebida socialmente. Un paso
formal que da pie para integrarse al mercado laboral pero que,
normalmente, se desentiende del impacto social que el ejercicio
investigativo requiere. Sobre todo, en las de carreras que no son
humanísticas.

De igual forma, los aportes que organizaciones de jóvenes


o que trabajan con jóvenes han dado a través de diagnósticos u
otro tipo de reflexiones, han contribuido a aspectos de carácter
organizativo, presentación de propuestas a instancias públicas para
beneficiar a la población joven o para recopilar información que
nutra dichas propuestas. Sin embargo, no logran integrar en sus
discursos escriturales más allá de lo que sus actividades institucio-
nales o de grupo les demandan. Esto se comprende a la luz de la
naturaleza de su hacer, pero refleja el alcance limitado debido a
factores de trabajo territorial y de la disponibilidad de recursos y
las agendas de agencias donantes.

Nuestro acercamiento ha sido general. Habrá en el futuro que


explorar de manera más definida en las particularidades que no
hemos ahondado. Desde este punto, entonces, dejamos plantea-
das algunas interrogantes que puedan dar paso a la profundización
y al debate. Esto porque la preocupación en América Latina
sobre los estados de la cuestión acerca de la juventud tienen un
importante camino recorrido, especialmente desde finales del siglo
pasado en países como Venezuela, Colombia, Chile, entre otros.
Guatemala no ha avanzado en ello. Una constante actualización
sobre lo producido generaría procesos institucionales coordinados
que nutran las reflexiones sobre lo elaborado, pero también abriría
rutas documentales que impacten en los procesos para mejorar las
condiciones de vida no solamente de la juventud sino de manera
más integral, como sociedad.
La juventud en los textos académicos guatemaltecos 111

Es por ello que nos preguntamos ¿qué instancias estatales,


organizaciones sociales, organismos internacionales e instituciones
académicas pueden y deben asumir el reto de promover reflexiones
documentales más profundas sobre la juventud?, ¿qué propuestas
pueden emerger desde las y los sujetos jóvenes para contribuir
a tener un panorama más completo, integral, reflexivo y crítico
sobre su participación en la sociedad?, ¿cómo trascender los mo-
delos de producción de conocimiento desde las universidades, que
vayan más allá de la formalidad académica y de la promoción de
participación, por ejemplo, del voluntariado?, ¿cómo integrar la
producción de conocimiento a transformaciones políticas y acadé-
micas desde la realidad de la juventud?
112 Jóvenes en Guatemala

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Marlon García, Encargado del Programa de Incidencias Políticas y


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el 31 de enero de 2012.

Licerio Camey. Coordinador Programa de Estudios sobre Juventud,


FLACSO Sede Guatemala. Realizada el 25 de septiembre de 2012.

Clara Arenas. Directora de AVANCSO. Realizada el 8 de marzo de


2013.
Album
de
Imágenes
Período 1800-1899

Cosecha de café, 1879. (Fotografía de Eadweard Muybridge, se


reproduce con autorización de Foto Rex).
Joven alumna del Instituto Central de
Mujeres.

(La Educacionista, Revista del


Ministerio de Instrucción Pública, año
II, 1896).

Joven alumno del Instituto Nacional


Central. (La Educacionista, Revista del
Ministerio de Instrucción Pública, año II,
1896).
Período 1900-1943

Jóvenes criminalizados, capturados por delitos comunes, junio de 1942.


(Diario La Gaceta).
Arriba: Presentación
de danza por las
alumnas del Instituto
Normal Central para
Señoritas “Belén”.
Década de 1920.
(Se reproduce con
autorización de Foto
Rex).

Abajo: Jóvenes presos


trabajando en obras
públicas. Cerca de los
1930’s. (Se reproduce
con autorización de
Foto Rex).
Período 1944-1954

Jóvenes estudiantes internas en el colegio privado Asilo Santa Familia,


Antigua Guatemala. 23 de mayo de 1949. (Álbum familiar Oralia de
Mendizabal, se reproduce con su autorización).

Estudiantes de escuela tipo federación. Inicios de la década de 1950.


(Se reproduce con autorización de Foto Rex).
Huelga de trabajadores jóvenes en la bananera. (Periódico Octubre. Publicación del 6 de
septiembre de 1951. p. 8).
Período 1955-1979

Floridalma, 1974. De la serie Encarnación. Registro de Ménades y otras fuentes del


Archivo Histórico de la Policía Nacional. GTPN 50 S001 CUI: T 462121/3375620.
(Imagen producida por José Manuel Mayorga, se publica con su autorización).
Represión de protesta estudiantil en manifestación del 20 de octubre –
Periódico 7 días en la USAC, semana del 21 al 27 de octubre de 1978.
p. 6. (Se reproduce con autorización de la División de Publicidad e
Información de la USAC).

Scouts - Diario El Gráfico, 30 de agosto de 1979. p. 8.


Período 1980-1989

Hombres, entre ellos varios jóvenes, torturados y colgados por el Ejército, en


el mercado de San Bartolomé Jocotenango, en 1982. Ilustración de Marcela
Valdeavellano para el libro Se cambió el tiempo. Historias de vida y tradición
oral de San Bartolomé Jocotenango, Quiché. Guatemala: AVANCSO, 2002.
Afiche y stencil de joven
desaparecida en 1984,
parte de la campaña del
Bloque Antiimperialista
e H.I.J.O.S. (Hijos e
Hijas por la Identidad
y la Justicia contra el
Olvido y el Silencio).
Fotografía tomada de
cpr-urbana.blogspot.
com (se reproduce con
autorización).

Joven guerrillero. Archivo


Fundación Guillermo
Toriello, se reproduce con su
autorización.
Período 1996-2013

Familia joven desalojada violentamente por la Compañía Guatemalteca


de Níquel en el barrio La Unión, El Estor, Izabal, en 2008. (Fotografía
de James Rodríguez, se reproduce con su autorización),

Jóvenes participan en la “XIII Marcha del Orgullo LGBT (Lésbico, Gay,


Bisexual y Travesti)” el 1 de julio del 2013 en el Centro Histórico de la
Ciudad Capital. (Fotografía cpr-urbana.blospot.com, se reproduce con
autorización de su autor).
Momento de enfrentamiento entre estudiantes normalistas y fuerzas de seguridad durante
el movimiento de los estudiantes de magisterio en contra de las reformas decretadas por el
Ministerio de Educación. (Fotografía Prensa Libre, 3 de julio de 2012, p. 4).
Múltiples llamados
a la juventud de hoy
Esculturas
Organizaciones de Jóvenes
Las fotografías de esta serie corresponden al ejercicio “La Escultura”
de los grupos de discusión con organizaciones de jóvenes. Lo que
estas expresan es la forma en que las y los integrantes conciben y
representan a su organización.

MOJOCA (Ciudad Guatemala): Solidaridad y hermandad


CJC (Comalapa): Baile y educación para la comunidad

DEMOJOVEN-LEMAR (San Martín Jilotepeque): Un ciempiés que representa


unidad, coordinación y camino compartido
Jóvenes por Guatemala
(Ciudad Guatemala):
Acción por Guatemala
y tecnologías de la
comunicación

ADESJU (Chiantla): Un
árbol que da frutos y se
multiplica
Jóvenes activos de El Limón (Ciudad Guatemala): Un cuerpo humano
simboliza la unidad del colectivo

ADJCAS (Todos Santos Cuchumatán): Una estrella que irradia luz


JUGAGUA (Livingston): Una red fuerte, unos brazos que trabajan juntos

MILDAM (Puerto Barrios): Etapas de la vida para ser mariposa que vuela
Una mirada
al contexto de
generación de
discursos sobre
juventud en
Guatemala hoy
Leslie Lemus Barahona1

1/ Politóloga, investigadora del Área de Estudios Socio Urbanos de


AVANCSO.
150 Jóvenes en Guatemala

Contenido
Introducción ........................................................................ 151

1. ¿Qué es el Campo de la Cuestión Juvenil? ................. 156


a. Origen y trayectoria ................................................. 156
b. Tipos y características de los agentes ......................... 163
i. Organizaciones de jóvenes ................................... 164
ii. Organizaciones para jóvenes ............................... 170
iii. El Estado .............................................................. 177
iv. Cooperación y organismos internacionales .......... 183
v. Centros académicos y de investigación ................. 186

2. Los discursos sobre la cuestión juvenil: límites,


ámbitos de prácticas y disputas simbólicas................. 189
a. Participación y política: los sujetos a movilizar ........... 191
b. Educación y formación: los sujetos a formar .............. 197
c. Lúdica y deporte: entre el vacío y la creación,
llenando el tiempo de los sujetos ..............................202
d. Violencia y riesgo social: sujetos peligrosos
y en peligro ..............................................................206
e. Salud sexual y reproductiva: el cuerpo y
la vida de los sujetos ................................................. 218
f. El trabajo: ¿productividad de los sujetos? ................. 228

3. Dinámicas clave en el Campo de la


Cuestión Juvenil ...........................................................235
a. Atravesando la lógica de la intervención ...................235
b. La apuesta por la institucionalización
de lo juvenil .............................................................236
c. Organizaciones de jóvenes ¿protagonistas
del Campo? .............................................................236
d. El papel marginal de la investigación .........................238
e. Cooperación internacional: ¿regente del Campo? ......239

4. ¿Por qué surge el campo de la cuestión


juvenil en Guatemala? .................................................240

Referencias .........................................................................244

Entrevistas ..........................................................................252
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 151

Pero lo esencial es la multiplicación de discursos sobre el sexo


en el campo de ejercicio del poder mismo
Michel Foucault
(La incitación de los discursos en Historia de la sexualidad I)

Me parece que hoy la filosofía ya no existe, no porque haya


desaparecido, sino porque se ha diseminado en una gran cantidad
de actividades diferentes

Michel Foucault
(Citado por Guillaume le Blanc en
El pensamiento Foucault)

Introducción

Ser joven es una experiencia que varía según el tiempo y el


espacio, es una condición construida socialmente y configurada
históricamente. Las generaciones contemporáneas vivencian la
juventud de maneras muy distintas a como la vivieron sus padres
y madres, abuelos y abuelas. Incluso, puede ser que ellos y ellas ni
siquiera hayan experimentado alguna etapa de su vida bajo esa eti-
queta o categoría pues, como se ha mostrado en el primer ensayo,
la condición juvenil no siempre alcanzó a todos los sectores sociales
y más bien ha ido en paulatina expansión. El hecho de que hoy sea
tan común encontrar personas que se identifican como jóvenes en
distintos ámbitos, grupos y sectores es en sí mismo una novedad a
la cual debe prestársele atención. Ser joven es fundamentalmente
un asunto de identidad que tiene consecuencias concretas en cuan-
to al lugar social que ha de ocuparse, generalmente de jerarquía y
subordinación generacional (Bourdieu, 2003 y Kurtenbach, 2009).

En la actualidad, lo juvenil se ha vuelto omnipresente. Apare-


ce como adjetivo de sustantivos o adverbio de acciones situadas
en ámbitos muy diferentes, pasando por el mercado, el crimen
y llegando hasta la cultura: violencia juvenil, intereses juveniles,
152 Jóvenes en Guatemala

identidades juveniles, culturas juveniles, gustos y estilos juveniles


para referirse al consumo, participación juvenil, empleo juvenil,
etc. También asoma como complemento de ideas e instituciones
que intentan renovarse –cuando menos simbólicamente: liturgia y
juventud, filosofía y juventud, política y juventud, democracia y
juventud, etc. La juventud nos aparece en todas partes, de formas
muy diversas. Se nos llenan los ojos con símbolos e imágenes que
la invocan. Hay una saturación de lo juvenil, pero esto no significa
que las personas jóvenes sean vistas y escuchadas.

En esta explosión de símbolos estriba la importancia de anali-


zar los discursos, pues no se trata de hechos puramente lingüísticos,
sino de elementos simbólicos que configuran nuestros marcos y
categorías de percepción y apreciación del mundo, condicionan-
do nuestras prácticas y pautas de acción individuales, colectivas
e institucionales (Lechuga, 2007 y Balsa, 2006). Por ejemplo, se
acepta como incuestionable el que existan políticas de juventud e
intervenciones dirigidas a personas jóvenes como grupo poblacio-
nal específico, pero ¿desde cuándo y por qué tenemos esa certeza?

Los discursos se producen y generan en el marco de luchas


concretas entre agentes2 que se encuentran en posiciones

2/ Conviene en este punto aclarar cómo han de ser comprendidos en


este trabajo los términos agente, actor y sujeto. El concepto de agente es
retomado de la teoría de los Campos de Pierre Bourdieu y hace alusión a
individuos o colectivos con capacidad de acción, la que a su vez se encuentra
condicionada –no determinada− por la posición que ocupan en la estructura
de relaciones en la que se encuentran (estructuras objetivas) y por el bagaje
conceptual, cultural y simbólico que han adquirido en su trayectoria, a
partir del cual se comprenden y explican a sí mismos y la realidad en la que
actúan (estructuras subjetivas). Desde este esquema se prescinde del concepto
de actor por considerar que se le emplea en un sentido que no reconoce
el carácter histórico de la conformación de la acción y la subjetividad
social (rational choice, por ejemplo); sin embargo, por ser un término
frecuentemente utilizado para nombrar relaciones políticas cotidianas en el
contexto guatemalteco contemporáneo, aquí aparece cuando es enunciado
por informantes o textos citados. Desde este posicionamiento teórico también
se hace una crítica al concepto de sujeto, por considerar que sobredimensiona
los aspectos subjetivos y los abstrae de las relaciones sociales en las que se
gestan. Sin embargo, aquí resulta útil como un recurso terminológico para
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 153

desiguales y que buscan establecer sus visiones, valores y prácticas


como parámetros legítimos para el conjunto de la sociedad. Así,
sus estrategias de enunciación pueden oscilar entre la negación de
los otros discursos y la universalización del propio o bien centrarse
en la adopción y adaptación de algunos de los elementos de los
discursos contendientes. Para hacer circular estos discursos se sirven
de unos aparatos de producción y difusión −que van desde la
familia, la escuela, la iglesia, las instancias académicas y de ciencia,
los medios de comunicación y la misma estructura burocrática del
Estado− en los que se cristaliza la legitimidad de la autoridad (Bal-
sa, 2006, 2010 y Bourdieu, 2000).

En ese sentido, los discursos se vuelven dominantes no solo


por sus contenidos o por su diseminación, sino porque logran
establecer el consenso y enraizar en los esquemas de percepción
social las nociones sobre lo que existe y lo que no, lo que es bueno
y lo que es malo, lo que es posible y lo imposible; es decir, cuando
demarcan el campo de visión sobre cualesquiera asuntos en disputa
y ello tiene efectos en términos de la organización de la vida y las
relaciones en una sociedad y momento dados (Bourdieu, 2007 y
Bourdieu y Wacquant, 2005).

Así, las ideas dominantes acerca de las personas jóvenes las


caracterizan como seres incompletos, vulnerables, riesgosos y en
riesgo por el hecho mismo de ser jóvenes. A partir de lo anterior
se llega a argumentar que necesitan ser formadas, prevenidas y
guiadas para completarse y convertirse como adultos en “buenos
ciudadanos”. Son precisamente estas nociones las que justifican las
políticas e intervenciones mencionadas. Los puntos de partida de
estas ideas han sido construidos socialmente a través de la historia
con determinados propósitos –especialmente de control− que se
traducen en prácticas, como se ha mostrado en otro apartado de

distinguir a los agentes concretos actuantes en el Campo de la cuestión juvenil,


de las imágenes utilizadas con la intención de producir sentidos que movilicen
social y políticamente; es decir, en este trabajo no se explica o caracteriza
determinados sujetos, sino se atribuye a los agentes nombrarlos y por tanto
darles estatuto de existencia −cuando menos simbólica.
154 Jóvenes en Guatemala

este texto. En este sentido es probable que se adviertan cambios


pero sin duda alguna también hay continuidades.

Inevitable es pensar en la relación que guardan las imágenes


de “la juventud estudiosa” del siglo XIX e inicios del siglo XX con
los voluntarios del siglo XXI que “tienen algo que dar” como
representación del buen joven. También ocurre con las imágenes
del “menor de edad” en el ámbito penal del siglo XIX y la del “ma-
rero” de finales del siglo XX como el rostro de la peligrosidad y el
riesgo social. Es notable que suceda algo similar cuando pensamos
en la existencia de las “casas de tolerancia” a finales del siglo XIX
y las imágenes de las mujeres víctimas de lo que hoy llamamos
“trata de personas: entre más jóvenes sus cuerpos están en mayor
disputa y se busca controlarlos más”. También es sugerente pensar
en la similitud de las imágenes de jóvenes asistiendo al Instituto
Agrícola de Indígenas con las de los programas de formación agrí-
cola destinados a jóvenes rurales en el siglo XXI. Y qué decir de
los “menores trabajadores” del siglo XX y la imagen del joven
“emprendedor” o “empleable”, acaso como eufemización de la
explotación y flexibilidad laboral.

En el presente trabajo proponemos que es importante analizar


los discursos y sus implicaciones prácticas desde un punto de vista
relacional. Es decir, es necesario identificar quiénes están producien-
do y reproduciendo esta discursividad de lo juvenil, sus pautas de
acción y dinámicas de relacionamiento para comprender sus efectos
sociales. De tal cuenta estamos ante lo que llamamos el Campo de la
Cuestión Juvenil en Guatemala.

Para conocer y analizar este Campo consultamos una serie


de fuentes documentales −bibliográficas y hemerográficas− y
realizamos 72 entrevistas entre febrero de 2012 y enero de 2013
en Ciudad Guatemala y los departamentos de Huehuetenango,
Izabal y Chimaltenango. Las personas entrevistadas incluyeron
representantes de organizaciones juveniles, de programas y pro-
yectos de intervención, de centros académicos y de investigación,
de agencias y organismos de cooperación internacional, así como
funcionarios y exfuncionarios de gobierno. El equipo de investi-
gación elaboró listados de organizaciones juveniles, programas
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 155

de intervención y redes departamentales y nacionales utilizando


como fuentes las referencias proporcionadas por quienes en-
trevistamos así como algunos directorios elaborados con fines
específicos (UE, 2011; Escobar Sarti, diciembre 2009). También
se tomó como referencia la base de datos elaborada a partir de
las fichas de identificación de los participantes en los grupos de
discusión que se realizaron con las organizaciones juveniles parti-
cipantes como casos de estudio.
156 Jóvenes en Guatemala

1. ¿Qué es el campo de la cuestión juvenil?


En los últimos años se ha gestado en el país toda una actividad
pública y política alrededor de la categoría juventud. Con mayor
precisión habría que decir que lo juvenil se ha convertido en temá-
tica que motiva la acción y que a partir de ello se ha configurado un
ámbito de prácticas específicas y un espacio complejo de relaciones
sociales entre distintos agentes vinculados e interesados en obtener
legitimidad para definir el contenido y los elementos de la “cues-
tión juvenil” (sujetos, atributos, imágenes, discursos) así como sus
usos (acciones, prácticas y políticas) e incluso para obtener acceso
a las personas jóvenes (capital político, humano, etc.).

Se entiende por Campo de la Cuestión Juvenil a este espacio


que constituye un lugar central en la generación y reformulación
de las imágenes y discursos acerca de la juventud en Guatemala.
No debe soslayarse que el Campo se encuentra en un contexto
concreto que lo condiciona, es decir la sociedad en la que ha
surgido, existe y se desarrolla. Los agentes mismos provienen de
distintos lugares de este espacio social general y portan las pautas e
intereses de los grupos y clases sociales en las que se han formado
e impregnan con ello la lógica de sus acciones y tomas de posi-
ción dentro del Campo. Para una mejor comprensión de esta idea
podríamos identificar algunos lugares y/o agentes que influencian
y se ven influenciados por el Campo: mercado (empresas, publi-
cidad, comercio, consumo, entretenimiento, etc.), movimientos
sociales, medios de información masiva, iglesias, partidos políticos,
grupos de poder (G8, CACIF, crimen organizado, etc.), Estado
(organismos generales que influyen o administran las políticas
públicas en lo nacional y local), comunidades locales, entre otros.

Enseguida corresponde analizar cómo es que este Campo ha


surgido, ha desarrollado una trayectoria y se ha configurado.

a. Origen y trayectoria
Para establecer el origen del Campo de la Cuestión Juvenil en
Guatemala, tal como lo hemos definido hasta aquí, es necesario
comprender dos aspectos del proceso: por un lado, la actividad
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 157

estatal relacionada con el tema y por el otro, el surgimiento de


una gama de agentes especializados que no siempre han existido.

En primer término conviene situar el inicio de la acción estatal


y la paulatina creación de organismos e instituciones de lo juve-
nil en tres momentos clave, los que podrían corresponderse con
coyunturas y discusiones internacionales sobre asuntos de pobla-
ción, crecimiento demográfico y desarrollo, que fueron situando
mecanismos y lenguajes específicos. El primero de estos momentos
ocurrió a mediados de la década de los setenta con el reconoci-
miento de los sujetos juveniles y su incorporación a los planes de
desarrollo nacional y la creación en 1977 del Instituto Nacional de
Juventud (INAJU) adscrito al Ministerio de Educación. Coincide
esto con una época de intensa represión política y de impulso en
América Latina del paradigma de “gobernar por políticas públicas”
por parte de organismos multilaterales como ha sido mostrado en
el primer ensayo. El segundo hito vino con la declaración por el
Sistema de Naciones Unidas de 1985 como el Año Internacional de
la Juventud, que fue un acontecimiento propulsor de las políticas
nacionales enfocadas en la población joven en América Latina y
que en el país se tradujo en el Plan Nacional de la Juventud y la
Ley del Deporte. El tercer momento al que hacemos referencia es
la creación en 1996, mediante acuerdo gubernativo, del Consejo
Nacional de la Juventud (CONJUVE) adscrito a la Presidencia de
la República y en cuya proyección se planteaba convertirlo en
el ente rector del tema en el marco de las políticas públicas. Lo
importante de estos acontecimientos es que fueron erigiendo el
marco y delimitando esto que hemos identificado como un ámbito
especializado de acción pública y política.

Es notable que esta institucionalidad específica comenzara a


surgir en un contexto de gobiernos militares y contrainsurgentes,
pero aún más que el Estado la adoptase en el marco de los procesos
de democratización y pacificación en la región centroamericana.
El significado profundo de este hecho estriba en dos cuestiones.
Por un lado, hubo un cambio en el carácter y fisonomía del Estado
a partir de la democratización política, reducción del aparato
estatal y liberalización económica. Por el otro, las relaciones entre
gobierno y ciudadanía/sociedad civil se vieron transformadas,
158 Jóvenes en Guatemala

al menos en términos formales, y de ello la novedad en el


surgimiento y/o reconocimiento de sujetos sociales diversos, en
cuenta la juventud.

Sin duda alguna la firma de los Acuerdos de Paz en 1996,


además de conllevar el cierre oficial y político de 36 años de con-
flicto armado, catalizó las tendencias de reconfiguración social e
institucional en el país. Para ciertos sectores organizados implicó
el paso de la vida clandestina y la experiencia de persecución po-
lítica a una actividad pública en los marcos de la institucionalidad
estatal. Regularmente esto se tradujo en la incorporación mediante
reconocimiento jurídico de organizaciones ya existentes y el sur-
gimiento de otras nuevas bajo figuras como las de asociaciones
civiles u organizaciones no gubernamentales. A partir de la lógica
de este proceso puede comprenderse las características que fue to-
mando la sociedad civil organizada en los últimos años y en las que
la cooperación internacional ha jugado un rol significativo (Grupo
3, julio 2012; Grupo 3, noviembre 2011; Falisse y Sanz-Corella,
2009; Morales, 2007).3

Lo señalado en el párrafo anterior fue también el contexto del


surgimiento de esfuerzos organizativos que intentaban aglutinar ex-
presiones diversas en torno a reivindicaciones comunes empleando
como etiqueta de identificación primaria lo “juvenil”, siendo esto
una novedad con respecto a la participación política y social de las
personas jóvenes en los períodos anteriores de la historia del país
(Lemus, 2008). Al igual que para otras expresiones organizadas, este
proceso de sectorialización y de surgimiento de organizaciones es-
pecíficas de juventud fue consolidado en buena medida a partir del
financiamiento de la cooperación internacional: “(…) se logró que
algunas organizaciones de solidaridad internacional se interesaran en
nuestros proyectos. Para finales de 1996 se obtuvieron los primeros
dos apoyos permanentes (…)” (FUNDAJU, 2005: 4).

3/ Las dos primeras referencias bibliográficas de este párrafo corresponden


a los trabajos grupales finales del curso de Cooperación Internacional de la
maestría en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Ver listado general de referencias
al final.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 159

Es partir de este nuevo paisaje y la interrelación entre esta


diversidad de agentes –organizaciones de y para jóvenes, coope-
ración internacional, centros académicos y de investigación, así
como organismos estatales de lo juvenil− que podemos hablar
de la existencia del Campo de la Cuestión Juvenil. Ahora bien, es
importante revisar el devenir de este espacio para comprender lo
que ha llegado a ser en la actualidad. Aquí proponemos analizarlo
en dos etapas que corresponderían a los grandes procesos que lo
han configurado.

La primera etapa, de surgimiento y consolidación, se ubicaría en


el período que va de 1996 hasta el primer lustro del siglo XXI. Varios
elementos destacan de este momento. En primera instancia, el hecho
de que con regularidad las organizaciones de y para jóvenes que sur-
gieron se establecieron como agentes con un doble cariz: de presión
y demanda al Estado y como ejecutores de proyectos de intervención
dirigidos hacia jóvenes. Otra cuestión ocurrida fue el paralelismo entre
el accionar de estos agentes de lo juvenil y el abordaje de asuntos rela-
cionados con niñez –otra población definida en términos específicos.
Niñez en situación de calle, trabajo infantil, maltrato infantil y algu-
nos otros términos relacionados con el conflicto armado tales como
niñez desplazada, refugiada y desaparecida (Cuéllar y Maldonado,
1995; PRODEN, 1996), surgieron en la misma época. Así mismo, se
dio una apuesta por la generación de institucionalidad de protección
y de derechos específicos movilizada por un conjunto de agentes
especializados –de los cuales algunos, no todos, forman parte del
actual Campo de la cuestión juvenil−4 que se fue concretando a lo
largo de la primera década del siglo XXI.5

4/ El caso más notable son las organizaciones no gubernamentales (ONG)


que se aglutinaron en la Comisión Pro-Convención sobre Derechos del Niño
(PRODEN) y luego en el Movimiento Social por los Derechos de la Niñez,
Adolescencia y Juventud, que aún existe (Gálvez, 2003). Es importante aclarar
que no todas las organizaciones que abordan o abordaron asuntos de niñez lo
han hecho con juventud y viceversa.
5/ Se trató de un proceso de adopción de normativas legales y
documentos de política. En 1996 fue aprobado el Código de la Niñez y la
Juventud (Decreto 78-1996), que pretendía sustituir el Código de Menores
(Decreto 78-79), pero nunca entró en vigencia y fue derogado. No obstante
en cuanto a legislación fue aprobada la Ley de Protección Integral de Niñez y
160 Jóvenes en Guatemala

La segunda etapa correspondería al período que va del año


2005 hasta la actualidad, que podríamos considerar de ampliación
y diversificación, y en la que destacan tres hechos. El primero es la
proliferación y multiplicación de organizaciones de y para jóvenes.
Aunque no es posible referirse a un registro estadístico de las mismas,
documentos recientes (UE, 2011) y la exploración durante nuestro
trabajo de campo permiten identificar que la mayor parte de las exis-
tentes han surgido en la segunda mitad de la década. El segundo hecho
es que se fue perfilando una agenda temática definida y delimitada,
es decir unos temas que han generado una suerte de especialización a
partir de la cual se ha ido configurando y estableciendo los límites del
marco de comprensión de lo juvenil y sus asuntos. Se trata de tópicos
como participación, violencia juvenil y riesgo social, salud sexual y
reproductiva, trabajo y productividad, entre otros. El tercer hecho es
que, de forma similar a lo ocurrido con niñez, se da una apuesta por
generar institucionalidad específica relativa a las personas jóvenes. Es
el caso de la formulación y adopción de distintas versiones de la Po-
lítica Nacional de Juventud (2005-2015, 2010-2015 y 2012-2020), la
formulación y cabildeo por la aprobación del proyecto de Ley Nacio-
nal de Juventud −aún en discusión en el Organismo Legislativo− así
como la inclusión de espacios y organismos de lo juvenil en una gama
de nuevas normas o políticas como las de descentralización.

Pero ¿qué explica la transición entre la primera y segunda eta-


pa en este Campo de la cuestión juvenil? Al respecto existen varios
factores a considerar. En primer lugar, habría que profundizar en
el análisis acerca de la transformación y/o emergencia de ciertos
fenómenos sociales, sea por la intervención realizada –proyectos,
aplicación de normas y políticas− o por cambios del contexto:

Adolescencia (Decreto 27-2003), la Ley de Adopciones (Decreto 77-2007) y


la Ley contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (Decreto 09-
2009). Asimismo, cabe mencionar las políticas que fueron sancionadas por el
Organismo Ejecutivo, entre las que destacan la Política Pública de Protección
Integral de Niñez y Adolescencia (2004) y diversos planes de acción derivados
o afines, así como la Política Pública de Desarrollo Integral de Primera Infancia
(2010).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 161

“Tiene que ver con la coyuntura del Código y la Convención,


esto propicia el surgimiento de organizaciones que empiezan
a trabajar temas vinculados a niñez… la niñez de calle era un
fenómeno que estaba generando problemas de violencia a nivel
de ciudad y había cooperación que tenía cierto interés en los
temas, la idea era hacer retroceder la salida de los niños a la
calle(...) el tema se fue agotando debido a que no se vieron
resultados sustantivos, también porque empieza a derivar a otros
fenómenos como la mara y entonces ya no se callejizaban sino
encontraron otras posibilidades de sobrevivencia… Otros temas
relacionados como el de niñez maltratada fueron invisibilizados
aunque sigan existiendo, pero como es parte de la cultura (…)”
(Marco Antonio Garavito, Liga de Higiene Mental, Guatemala,
entrevista 23 de febrero de 2012).

Lo anterior sugiere que además del cambio en los hechos ocu-


rre un cambio en la mirada en función de ciertos intereses y eso
establece pautas de acción:
“El tema de trata de personas viene dándose desde hace diez o
quince años en Guatemala pero fue hasta hace dos años cuando
en la clasificación del Departamento de Estado de Estados Unidos
el país fue calificado en el nivel 2 [Lista de vigilancia],6 entonces el
gobierno tomó medidas, se estableció en el Hogar Solidario una
sección especializada y se dictaron sentencias… Cuando digo que la
cooperación pone los temas en boga no quiere decir que sea malo
o bueno, quizá tienen la posibilidad de distanciarse y sistematizar las
experiencias anteriores y por ello proponer los temas. En algunos
casos es importante pero en otros casos puede ser impuesto, hay
que matizar según cuándo, por qué y con cuáles actores políticos los

6/ Existen tres niveles de clasificación. El nivel 1 es el más alto y los países


que aquí se ubican son priorizados por su proactividad e institucionalización
de medidas. En el nivel 2 se encuentran los países que no cumplen con los
estándares mínimos pero que en consideración del Departamento de Estado
se encuentran haciendo esfuerzos significativos para lograrlos, aquí también se
identifican en una lista de vigilancia aquellos que corren el riesgo de descender
hacia el nivel 3. En este último nivel se ubican países que quedan fuera de
la consideración y asignación de recursos para la intervención en el tema
debido a la inexistencia o inefectividad de iniciativas al respecto. Para mayor
información ver el Informe Anual sobre Trata de Personas 2010 en: http://
spanish.guatemala.usembassy.gov/inmigracion.html.
162 Jóvenes en Guatemala

han negociado (…)” (Carolina Escobar Sarti, Asociación La Alianza,


Guatemala, entrevista 25 de febrero de 2012).

Además de un cambio temático vale apuntar otros elemen-


tos clave. Por un lado, ocurrió una contracción de recursos en el
marco de dos importantes procesos. El primero fue el cambio en
las directrices internacionales de los organismos de cooperación,
específicamente la Declaración de París en 2005. Estos lineamentos
plantean una serie de criterios e indicadores para buscar mejorar
los resultados de la ayuda al desarrollo que en términos concretos
también implicó la reorientación geográfica de los recursos con
mayor énfasis en África, y en otro sentido una apuesta por el
trabajo con y desde los aparatos gubernamentales.7 El segundo
proceso fue la reorganización de estructuras institucionales a nivel
internacional, que en muchos casos conllevó fusiones o bien cierres
de programas en el país:
“A nivel global todas estas organizaciones internacionales inicia-
ron un proceso de reingeniería, tenían que readecuar sus formas
de recaudar fondos y la organización entre ellas mismas a nivel
internacional. Save The Children inició un proceso de cambios
entre los que propuso que cuando existieran oficinas nacionales
–México, Guatemala, Honduras y República Dominicana– las
otras oficinas hermanas –Suecia, Noruega, Dinamarca– debían
cerrar porque todos los fondos se canalizarían a través de las
primeras. Fue un gran cambio porque cada una tenía sus contra-
partes, al centralizar éstas quedaron sin fondos y las nacionales
han tomado los recursos para ejecutarlos ellas mismas (…)” (Jo-
hanna Godoy, exfuncionaria de Save The Children, Guatemala,
7 de marzo de 2012).

Por otro lado, esta reorientación podría haber respondido


a una estrategia de apuntar a los cambios sociales por la vía de
promover la adopción de instrumentos de institucionalización
cuya implementación en teoría sería auditada por la sociedad civil
organizada:

7/ Ver: Declaración de París sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo


(2005) y Programa de acción de Accra (2008), disponible en: http://www.
oecd.org/development/effectiveness/34580968.pdf.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 163

“Las Save The Children de ese tiempo –Dinamarca, Suecia y


Noruega– hicieron una alianza con la Procuraduría de Derechos
Humanos y se estableció una red de organizaciones tradicional-
mente ligadas a niñez –CIPRODENI, PRONICE y varias que ahora
no tienen la fuerza que tenían antes–, junto a Save The Children
Guatemala –se llamaba ADEJUC– fueron las artífices de lo que
hoy es la Ley PINA –entonces Código de niñez y juventud– (…)
Muchas agencias se plantean que en cuanto la ley es aprobada no
invierten más en lo que viene, el pensamiento es que ya es tarea
de sociedad civil (…)” (Johanna Godoy, Ex funcionaria Save The
Chidren, Guatemala, 7 de marzo de 2012).8

En este caso podría interpretarse que al haber conseguido unos


ciertos instrumentos asociados a derechos específicos de niñez, se
traslada la preocupación y accionar hacia lo referente a juventud
entendiéndolo como una etapa siguiente en el proceso de institu-
cionalización. Al respecto habría que preguntarse si esta estrategia
fue planteada y discutida por los agentes implicados o más bien
la adoptaron y en este último caso si lo hicieron de forma explí-
cita y consciente o más bien fue inercial a los procesos en los que
se encontraban involucrados. Así mismo habría que preguntarse
cómo la aplicación e implementación de la nueva legislación y po-
líticas modificó su accionar en términos de límites y posibilidades.
Conviene seguir explorando las características de los agentes y sus
relaciones para visualizar posibles respuestas.

b. Tipos y características de los agentes


El Campo de la cuestión juvenil ha cobrado existencia en la
medida en que han surgido agentes, individuales o colectivos,
interesados en lo que allí acontece, que desarrollan un punto de
vista en y sobre este. Los agentes son tales porque producen o
reproducen un discurso de lo juvenil, tienen objetivos e intereses
respecto a ello, emprenden acciones alrededor de lo que está en
juego y se vinculan con otros agentes trazando relaciones de lucha,

8/ Coordinación Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez


(CIPRODENI), Pro Niño y Niña Centroamericanos (PRONICE) y Alianza para
el Desarrollo Juvenil Comunitario (ADEJUC).
164 Jóvenes en Guatemala

alianza, colaboración, subordinación, dominación, entre otras, y


con lo cual configuran la estructura y dinámica del espacio. Se han
identificado cinco principales tipos de agentes: a) organizaciones de
jóvenes; b) programas, proyectos y organizaciones de intervención
para jóvenes; c) organismos estatales de lo juvenil; d) organismos
de cooperación internacional con líneas de trabajo dedicadas a
juventud; y e) centros de investigación que desarrollan o han de-
sarrollado estudios de juventud. A continuación se establecen sus
características.

i. Organizaciones de jóvenes: ¿una identidad política?

La mayoría de jóvenes no se organiza en los términos de


una identidad juvenil como tal. Esto no quiere decir que no se
organicen o no participen, sino que lo que les convoca, en algu-
nos casos, son expresiones más espontáneas y, en otros, formas
de institucionalidad de gran arraigo social como las iglesias. La
Primera Encuesta Nacional de Juventud (ENJU 2011) muestra que
el 49.4% de hombres y el 41.12% de mujeres ha participado en
algún tipo de organización en el establecimiento educativo don-
de estudia o estudió, que el rango de edad en el que se registra
mayor participación es el de 15 a 18 años y que esta tiende a
disminuir en las edades de 19 a 29 años. Los grupos que muestran
mayor participación son los deportivos, religiosos y asociaciones
estudiantiles. El perfil de participación es predominantemente
masculino, no indígena y urbano cuando se trata de activida-
des deportivas y de asociaciones estudiantiles, mientras que las
agrupaciones religiosas tienen un perfil marcadamente femenino,
indígena y rural.

En este estudio entendemos por organizaciones de jóvenes


aquellas agrupaciones que se integran por individuos que asumen
explícitamente la identidad juvenil y se constituyen como colec-
tivos en torno a objetivos compartidos. Al respecto habría que
enfatizar que la construcción de su identidad no encuentra en la
edad el referente definitivo, ni siquiera el más importante, y es
frecuente encontrar argumentos que negocian con el indicador
etario con miras a ampliar y prolongar su estatus bajo la etiqueta
de juventud:
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 165

“Sí, los jóvenes son menos autoritarios, transforman, innovan las


formas de liderazgo. Hay generaciones de jóvenes que entraron
a la política y están innovando las formas de gobernar y hacer las
cosas (…) digamos que son de la generación joven-adulta, adul-
tos que siempre piensan en jóvenes (…)” (Grupo de Discusión,
OJA01, Huehuetenango, 21 de junio de 2012).

En cuanto a su origen, las organizaciones juveniles con regu-


laridad nacen como tales, no adoptan esa identidad en su proceso
y suele suceder que su surgimiento sea provocado, es decir que el
sujeto juvenil no se agrupa espontáneamente. Algunas se originan
como resultado del accionar de programas o proyectos de inter-
vención y otras surgen de procesos de diferenciación generacional
a lo interno de comunidades, colectivos o grupos sociales. En
relación con este aspecto, conviene señalar que para los efectos de
este trabajo, se reconocen al menos dos distintos tipos de organi-
cidad, unos grupos autorreferenciados y otros que forman parte
de estructuras más amplias, como sería el caso de las juventudes
de partidos políticos, iglesias o los grupos de jóvenes dentro de
las organizaciones y movimientos sociales, por citar algunos ejem-
plos. En la interacción entre origen y organicidad se va trazando el
perfil de autonomía en términos de las orientaciones que adoptan
como agentes colectivos y la injerencia de otros agentes en estas
decisiones. En términos de temporalidad, un número importante
de las actualmente existentes surgió durante la segunda etapa del
Campo; aunque perviven algunas establecidas durante la primera
etapa, estas han cambiado integrantes y/o transformado sus estruc-
turas a lo largo del tiempo.

En este punto conviene preguntarse quiénes se organizan y


cómo están integradas estas organizaciones. Un rasgo significativo
es que se trata de jóvenes que han tenido acceso a la educación
formal, pues el perfil predominante es nivel medio –básicos y
diversificado−, y que se desenvuelven en áreas urbanas, pro-
bablemente porque esto facilita el acceso a infraestructura física
y de comunicaciones para la realización de sus actividades. Las
organizaciones juveniles tienden a ser homogéneas en su compo-
sición étnica, sociolingüística e incluso por nivel socioeconómico,
variables que definen su toma de posición en el Campo –alianzas
166 Jóvenes en Guatemala

y distancias− y su identidad colectiva. Pero también presentan ras-


gos de heterogeneidad que pueden producir entre sus integrantes
tensiones de distinta naturaleza e intensidad, particularmente por
desigualdades entre hombres y mujeres o por el no reconocimien-
to de identidades sexuales no heteronormadas. Al respecto, vale
citar que han surgido organizaciones específicas con identidades
afirmativas –mujeres jóvenes, hombres gay y mujeres trans− prin-
cipalmente en la segunda etapa del Campo. Asimismo, aunque
existe un perfil predominante, en ocasiones tienden a convivir
integrantes con niveles de escolaridad distintos que van desde
primaria incompleta hasta universitaria, y habría que considerar
que las organizaciones de más larga trayectoria, especialmente
aquellas que surgieron durante la primera etapa del Campo, pre-
sentan mayor diferenciación etaria en su interior. Con frecuencia
se encuentran en posición privilegiada en cuanto a la toma de
decisiones quienes tienen mayores niveles de escolaridad y edad,
sea por las habilidades que despliegan o por el reconocimiento
que les otorga el resto de integrantes (Escobar Sarti, diciembre
2009; ENJU, 2011; UE, 2011 y Base de datos y Análisis de fichas
de inscripción de participantes en Grupos de Discusión, estudios
de caso Organizaciones de Jóvenes, 2012). Se profundizará en las
implicaciones de estas características y sus interacciones en el tercer
acápite de este texto y en el ensayo siguiente.

Otra cuestión relevante a examinar es el tipo de estructura


que adoptan estas organizaciones. Por lo general surgen como
formas irregulares de agrupamiento, por coincidir en espacios y/o
actividades. Luego cuando la convivencia, las experiencias compar-
tidas y los intereses comunes generan una identidad colectiva que
da lugar a la constitución de la organización, se advierten dos tipos
de estructuras básicas. Por un lado, una forma que se define de
acuerdo a la división interna del trabajo –que es muy disímil de un
colectivo a otro− incluso con rasgos de horizontalidad, cuestión
que podría considerarse como una característica del actuar político
de las generaciones contemporáneas (Lemus, 2008). Por otro lado,
una forma de carácter jerárquico, como el de juntas directivas por
ejemplo, que suele ser adoptada en primera instancia porque resul-
ta ser la más familiar y conocida para sus integrantes. En ocasiones
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 167

pueden combinarse ambos tipos y cuando esto ocurre casi siempre


está relacionado con la búsqueda de recursos y la necesidad de ob-
tener un estatus de reconocimiento jurídico a la vez que se aspira
a conservar un carácter flexible. En otro sentido pero en íntima
relación con lo anterior, es observable que independientemente
de la forma que adopte su estructura, la incorporación de nuevos
integrantes no tiene mayor requerimiento que el de la voluntad de
participar y formar parte del colectivo o cumplir con un determi-
nado perfil si son originadas en acciones de intervención.

Otro asunto es el de los distintos posibles niveles de ar-


ticulación de las organizaciones juveniles. Así, encontramos
organizaciones de primer nivel que agrupan a personas individuales
(asociaciones o comités), y es el tipo al que nos hemos referido
hasta aquí, organizaciones de segundo nivel9 que agrupan a organi-
zaciones (federaciones, coordinadoras, consejos, gremios) e incluso
algunas de tercer nivel que agrupan a varias de las anteriores10
(AEOS, 1997). Otra variante de reciente aparición son las redes, que
en ocasiones designan organizaciones de primer nivel y en otras una
especie de híbrido –agrupa tanto individuos como otros colectivos.
Estas se diferencian de las anteriores formas de articulación en tér-
minos de versatilidad y flexibilidad –se expande y reduce según el

9/ Como ejemplo, que no es exhaustivo pero se remite a los espacios


en los que este proyecto ha realizado trabajo de campo e ilustra este
perfil, pueden citarse el modelo de coordinadoras municipales adscritas
a la Coordinadora Departamental de la Juventud de Huehuetenango
(CODEJUVEH), la Coordinadora Juvenil de Comalapa (CJC), la Asamblea
Nacional de Jóvenes de Guatemala (ANJG).
10/ El ejemplo más notable es el de la Coordinadora de la Juventud por
Guatemala (CJG) que ha jugado un papel protagónico en dar impulso a la
adopción de políticas nacionales específicas y es uno de los principales ponentes
del proyecto de Ley de Juventud (iniciativa 3896). Aquí se aglutinan ocho
organizaciones de primero y segundo nivel: Asamblea Nacional de Jóvenes
de Guatemala (ANGJ), Coordinadora de la Juventud de Huehuetenango
(CODEJUVEH), Coordinadora de Organizaciones Locales de Juventud de
Retalhuleu (COLJUR), Asociación Kaji Batz Sololá, Movimiento de Jóvenes
Mayas (MOJOMAYAS), Organización Nacional de Estudiantes de Guatemala
(ONEG), Pastoral Juvenil de San Marcos, y Red Nacional de Diversidad Sexual
de Guatemala.
168 Jóvenes en Guatemala

momento y actividades.11 Al respecto de esta caracterización habría


que considerar algunos posibles factores que podrían explicar estas
diferencias, tales como el bagaje histórico y social en relación a
experiencias organizativas, la plataforma territorial de sus acciones
así como el tipo de acceso y formas de utilización de las tecnologías
de comunicación e información contemporáneas.

En términos de los alcances espaciales y de relaciones existen


diferencias entre las organizaciones juveniles. Un primer perfil sería
el de aquellas que tienen por base de su actividad exclusivamente
la dimensión local y/o municipal. Generalmente esto implica tener
pocas o ninguna relación con otras organizaciones similares, asi-
mismo que suelen ser casos de muy reciente surgimiento y por ello
podría pensarse que no se trata de una característica definitiva. Un
segundo perfil es el de aquellos grupos que han desplegado sus ac-
tividades a ámbitos departamentales. Podría tratarse de casos que
siendo inicialmente de base local han trazado relaciones a partir
de las cuales construyen redes y/o alianzas. Las que lideran estos
procesos generalmente son aquellas de más larga trayectoria y que
han nacido durante la primera etapa del Campo, aunque para este
perfil también pueden identificarse organizaciones que habiendo
nacido en la segunda etapa tienen como base de trabajo las cabe-
ceras departamentales y es por ello que pueden adquirir con más
facilidad los vínculos necesarios para este despliegue. Y un tercer
perfil se refiere a las organizaciones que llegan a participar en el
ámbito de lo nacional. Aquí habría que diferenciar entre aquellas
que viniendo de base local y/o departamental se insertan en redes
e iniciativas que apuntan a este nivel y aquellas que definen lo
nacional como su ámbito de acción desde su surgimiento, gene-
ralmente porque ubican su epicentro en la capital del país. Este
panorama podría interpretarse como una constatación, una vez
más, de la lógica centralista en la que se inserta la actividad política
y ciudadana, y en este caso de la juventud organizada.

11/ Algunos ejemplos de ello son los casos Paz Joven, Jóvenes por
Guatemala, Jóvenes contra la violencia –ahora se ha expandido a los otros
países de Centroamérica–, entre otros.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 169

Un aspecto clave a examinar es el acceso a recursos para su


funcionamiento. Habría que diferenciar entre las que han surgido
de proyectos de intervención y aquellas que devienen de procesos
de diferenciación generacional en el ámbito comunitario o de grupo
social. En el caso de las primeras, casi siempre estamos ante agen-
das predeterminadas por entidades extra grupo que cuentan con
financiamiento específico para su desarrollo y que además deben ser
evaluadas en el marco de indicadores y resultados de proyectos. No
obstante, en ambas situaciones es notorio que existe por parte de sus
primeros integrantes un interés en participar, por lo que hacen uso de
sus propios recursos personales o familiares para movilizarse y acudir
a los momentos de reunión y encuentro. Luego, también ocurre que
la gestión suele decantar en búsqueda de financiamiento externo al
grupo mediante presentación de proyectos a agencias de coopera-
ción internacional o intermediarios, o bien mediante búsqueda de
donativos monetarios o en especie de entidades privadas locales o
nacionales –según el ámbito de acción de la organización−, y en
muy pocos casos es observable que se hagan acreedores a aportes de
entidades gubernamentales. Aunque el apremio de la sostenibilidad
es común a casi todas las experiencias, tiende a ocurrir que el debate
acerca de la autosostenibilidad no está presente y que cuando apa-
rece suele resolverse mediante la prestación de servicios por parte de
la organización hacia otros jóvenes o la comunidad en general, y es
prácticamente infrecuente que se resuelva mediante pago de cuotas
o cotizaciones de sus integrantes.

Un rasgo que caracteriza la labor de las organizaciones es el


activismo; es decir que buena parte de su accionar se decanta
en la realización de actividades en razón de estas mismas (cam-
pañas, eventos sociales o culturales, concentraciones, marchas,
etc.) y no en el marco de proyecciones ni procesos o estrategias
de largo alcance. A lo sumo, las actividades llegan a insertarse
en la lógica de proyectos cuya temporalidad tiende a ubicarse
en el corto o mediano plazo, y esto suele suceder cuando entran
en dinámicas de relación con cooperación o financiación exter-
na, implicando también requerimientos de obtener productos
tangibles o medibles. Los tipos de acción privilegiada, sobre las
que se detallará en apartados siguientes, son las de formación/
información y voluntariado.
170 Jóvenes en Guatemala

Con respecto a las orientaciones del trabajo que realizan, se


presentan dos lógicas que se entrecruzan. Una lógica en la que
prima el accionar en beneficio de sí mismos, cuando el objetivo
es ampliar los recursos y oportunidades en favor de lo que de-
finen como un “nosotros” jóvenes y su causa, tal como esta sea
definida por ellos/as mismos/as (educación, participación, trabajo,
equidad entre hombres y mujeres, etc.). En otra lógica se sitúan
a sí mismos en relación de ajenidad o distancia con respecto a
quienes consideran el objeto de su intervención, que suelen ser
otros jóvenes u otro tipo de sujeto a quien definen en términos
de vulnerabilidad y riesgo. Su causa es ser “para otros” más des-
favorecidos o potencialmente riesgosos. Estos razonamientos no
son mutuamente excluyentes sino que se combinan y pueden
presentarse con distinta intensidad y dar como resultado perfiles
diferentes de trabajo organizativo. Lo relevante es que el tipo de
sujeto político-social que se está configurando internaliza la racio-
nalidad de la intervención más que la apropiación o generación
de un sentido de sujeto colectivo. Estamos ante una identidad que
ha sido neutralizada políticamente porque es sacada del contexto
de las relaciones que la definen, las relaciones intergeneracionales,
y pretende situar como esencia una identidad que es transitoria
aunque continuamente sea ampliada.

ii. Organizaciones para jóvenes: intervención


desde la mirada adulta
La intervención social es un concepto capital que proviene
de la disciplina del Trabajo Social, cuya historia encuentra sus
antecedentes más remotos en las asociaciones caritativas y filan-
trópicas surgidas durante el despliegue del capitalismo industrial
durante el siglo XIX en Europa −como reacción paliativa a las
condiciones de pobreza, marginación e insalubridad generadas
por el sistema− y que luego se diseminaron por Estados Unidos
y América (Gil Parejo y Pizarro Llorente, 2006). Lo relevante de
ello es que esta noción supone la necesidad de ejecutar acciones
programadas por agentes externos que son dirigidas a individuos
o colectivos bajo el supuesto de que ello mejorará su situación
pues los sujetos no podrían lograrlo por sí mismos. Las caracterís-
ticas de cada modelo de intervención dependen de los contextos
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 171

históricos y proyectos políticos, sociales y económicos a los que


responden.

Para el caso concreto del Campo de la cuestión juvenil ha de


entenderse la intervención como la formulación y ejecución de
acciones programadas dirigidas a los/as jóvenes y que provienen
de agentes externos a sus comunidades/localidades o grupos.
Generalmente las declaraciones filosóficas desde las que parten
los programas/proyectos se plantean como objetivo la inclusión
social de la población sobre la que actúan, en este caso jóvenes.
Pero ¿qué es lo que estos agentes están haciendo? Habría que en-
fatizar que están intentando suplir ausencias y carencias que no se
resuelven ni por la vía del Estado ni por la vía del mercado. Esto
quiere decir que en este apartado nos referimos a la intervención
no-estatal o no-gubernamental. Y ¿cómo lo están haciendo? A
través de ciertos tipos de prácticas, especialmente de formación
y voluntariado que serán analizadas en apartados posteriores del
texto.

Así encontramos por un lado aquellas organizaciones cuya ac-


tividad global está dirigida al trabajo específico con jóvenes. Algunas
encuentran sus antecedentes en las organizaciones que durante la
primera etapa del Campo encaminaron su actividad hacia asuntos
que afectan a la niñez pero que fueron cambiando a tono con las
transformaciones expuestas anteriormente:
“(…) me involucré hace siete años por medio de PAMI cuando
sacaron el proyecto ‘Redes Juveniles’, estaba en primero básico
y ahora estoy en segundo año de la universidad. Allí empezó
nuestro desarrollo y nos capacitamos en temas de juventud y
niñez como abuso sexual, explotación sexual, trata de niños,
derechos de la niñez y juventud, pornografía infantil (…) por mi
experiencia en la red me contrataron este año dos meses en el
proyecto G***, e impartí clases de expresión a niños y jóvenes,
ellos escogieron teatro, mimos y teatro-imagen, trabajaron los
mismos temas pero por aparte porque eran diferentes proyectos
(…)” (Lupita McLaughin. PAMI. Puerto Barrios, Izabal. 20 de
julio de 2012).
172 Jóvenes en Guatemala

Otras surgieron como respuesta a problemáticas de los con-


textos cercanos e identificados como asuntos juveniles desde el
comienzo de su accionar:
“(…) vine en julio del ’99 a Huehuetenango con otro proyecto
evangélico cristiano, pero en el proceso empezaron a hablarse
de los problemas de la comunidad (…) querían que se formara
una iglesia, pero los jóvenes miran la religión y no lo creen, así
es que siendo un poco rebeldes empezamos a trabajar con el
nombre de Zona Juvenil porque queríamos que se conectaran
con una organización que no tuviera un nombre complicado y
que no sacaran conclusiones automáticamente (…) queríamos
poner un centro juvenil pero eso aquí se asocia a venta de drogas
y piensan que trabajamos con mareros (…) hemos tenido que
pasar muchos obstáculos para comunicarnos con los jóvenes y
todavía batallamos con eso (…) el enfoque de la oficina en la
actualidad es consejería, desarrollar una relación real de amistad
y un seguimiento continuo pero eso cuesta si son muchos jóvenes
y sin recursos (…)” (Mark Field. Zona Juvenil. Huehuetenango.
25 de junio de 2012).

Por el otro lado están las entidades cuya actividad no se centra


en el trabajo específico con jóvenes. Algunas porque su modelo de
intervención contempla el trabajo con distintas poblaciones –inclui-
das las personas jóvenes− en el marco de abordajes comunitarios:
“(…) es que tienen mucho conocimiento de lo que pasa en sus
comunidades (…) en el caso de S*** hay mucho abuso sexual y
como Liga lo que se pretende es que tengan la capacidad de poner
la alerta y ayudar cuando eso está sucediendo, que no dependa
de los adultos porque tienen más tabúes y han naturalizado, es
más fácil que ellos hablen (…) la utopía es que tengan sus grupos,
capaciten a otros jóvenes y se autoprotejan (…) trabajar con
ellos no fue algo que se decidió desde el principio sino se detectó
que están más abiertos (…) también se trabaja con padres de
familia y maestros (…)” (Leticia Ávalos e Israel López. Programa
“Mi territorio sin violencia” en Chimaltenango. Liga de Higiene
Mental. Guatemala. 7 de marzo de 2012).

Hay otras entidades que, teniendo otro tipo de temas como


motivo central, han asumido a esta población como parte de sus
intervenciones, con frecuencia en virtud de exigencias y condicio-
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 173

nantes para optar a financiamientos más amplios que les permitan


su continuidad operativa:
“(…) la vida de AEPDI es a través de proyectos, en el Depar-
tamento estamos en una segunda fase de uno llamado ‘Una
contribución a un Estado de Derecho en Izabal’ [implementado
por un consorcio de organizaciones en todo el departamento y
financiado por la Embajada de Holanda] y está dividido en tres
objetivos, el primero va enmarcado al apoyo de los COCODES
principalmente a la inserción de las mujeres y jóvenes (…) inicia-
mos el trabajo con juventud a partir de 2006 con un proyecto
con Oxlajuj Tzikin para empadronamiento de jóvenes y mujeres
antes de las elecciones (…)” (Romel Reyes. Asociación Estoreña
Para el Desarrollo Integral. El Estor, Izabal. 15 de marzo de 2012).

Es interesante observar que al realizar la intervención, invocan


tanto la vulnerabilidad como la potencialidad de las y los jóvenes,
y que aunque las representaciones remiten a los menos favorecidos
o excluidos, al momento de elegir poblaciones beneficiarias, lo
hacen sobre aquellas que se encuentran en espacios confinados que
se piensan como los lugares “naturales de la juventud”, tal el caso
de las escuelas y los distintos espacios educativos, a pesar de que
la mayoría no se encuentra en el sistema escolar pues no estudian
o ha dejado de hacerlo. Otro tipo de referencia es la de aquellos/
as jóvenes que están organizados/as, sea alrededor de los mismos
programas y proyectos de intervención o en organizaciones de
jóvenes que por distintos factores participan o son cercanas a estos:
“(…) seleccionamos unos jóvenes que trabajaban con A*** en
dos comunidades y que habían sido organizados recientemente
para participar con la UNESCO porque ellos iban a financiar
unos grupos. Entonces, los fusionamos e hicimos un intercambio
a manera que hablaran de sus necesidades, como ya estaban or-
ganizados hablaban con más fluidez, aunque también dependía
de la facilitación del taller. Hicimos la agenda y la presentamos
a los candidatos a alcalde a fin de que se tuvieran en cuenta
las necesidades propias de su grupo etario (…) nosotras antes
habíamos trabajado muchos años con C*** y ejecutamos un
proyecto sobre prevención de VIH/SIDA en centros educativos
de secundaria en todo el departamento, con metodología de
‘pares’ (…) los voluntarios luego han encontrado muy buenos
174 Jóvenes en Guatemala

lugares para trabajar (…)” (Eugenia Juárez Xol. Asociación Juna-


jil. Puerto Barrios, Izabal. 16 de marzo de 2012).

En términos de su composición, estas organizaciones tienden a


tener perfiles adultos en los puestos directivos y aunque involucren
a jóvenes suele ubicárseles en puestos operativos –casi siempre des-
pués de formar parte del proceso de intervención− o simplemente
como receptores/as de la acción. Al respecto de esto mismo, según
la localización geográfica, el origen y la trayectoria de cada organi-
zación, se reafirman en los espacios directivos perfiles étnicos y de
género, así se trate de extranjeros(as) o no indígenas, casi siempre
hombres o bien mujeres si las acciones van dirigidas en específico a
mujeres jóvenes. En términos del perfil educativo, se busca reafirmar
capacidades profesionales y técnicas que en teoría habilitan para la
intervención, por lo que los cuadros que la integran cuentan con es-
tudios de nivel medio a universitario. Es decir que la intervención se
reafirma desde lógicas de poder basadas en la legitimidad de ciertas
formas de ser –adulta− y saber –adultocéntrico.12

En cuestión de estructura, dado que se trata de entidades


formalizadas, consisten en organigramas jerárquicos o escalonados
que reflejan una división interna de trabajo. En los casos en que
el trabajo dirigido a jóvenes no es especialidad de las entidades
en cuestión, los equipos que realizan la intervención suelen ser
pequeños, multifuncionales y horizontales. Puede ocurrir que el
abordaje se sectorializa y/o tematiza, siendo el ejemplo más con-
creto cuando se crean áreas específicas de juventud que abordan
uno o varios tópicos según el interés de la organización. Cuando
el trabajo de las organizaciones es especializado con jóvenes, pre-
sentan un esquema de áreas temáticas que suelen coincidir con los
tópicos del marco discursivo a partir del cual se piensa a la juventud

12/ El adultocentrismo atribuye a un cierto prototipo ideal características


tales como madurez, responsabilidad, seriedad, compromiso, experiencia,
conocimiento, entre otras, que constituyen parámetro y medida del desarrollo
de los seres humanos. Es decir, todas estas características solamente pueden ser
atribuidas a una persona cuando ha llegado a la adultez en su ciclo de vida
–produce y se reproduce. El estatus adulto constituye una posición de poder
y autoridad en las relaciones sociales.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 175

(formación y educación, salud sexual y reproductiva, prevención


de violencia, participación, entre otros).

Recordemos que algunas organizaciones de jóvenes también


realizan trabajo dirigido a otros/as jóvenes en esos términos, sea
porque lo formulen como su finalidad o porque ejecutan acti-
vidades de programas/proyectos de intervención liderados por
adultos. Tal como hemos caracterizado antes, aquí también pode-
mos ubicar al tipo de organizaciones juveniles que teniendo una
larga trayectoria y prolongándose en ocasiones la presencia de sus
fundadores y dirigentes –generalmente hombres− van transitando
hacia el perfil de este otro tipo de agentes.13

En otro sentido, es necesario observar las características de los


modelos de intervención. En algunos casos, estos son formu-
lados desde una perspectiva de ciclos de vida, lo que implica un
trabajo de base territorial en comunidades y con poblaciones que
son acompañadas a lo largo del tiempo en sus distintas transiciones
por etapas definidas a las que se les atribuyen rasgos y necesidades
específicas (Ej: primera infancia, segunda infancia, adolescencia, ju-
ventud y maternidad). Ejemplos concretos son los de Child Fund y
Plan Internacional. La primera ejecuta el modelo mediante organi-
zaciones no gubernamentales locales –además promueve acciones
de autosostenibilidad− y la segunda tiene intervención directa
como organización internacional. Este es un modelo relativamente
reciente siendo que en ambos casos se trabajaba con anterioridad
vía apadrinamientos individuales, especialmente a niños, o a través
de ayudas directas. El argumento vertido para su adopción es la
necesidad de implicar a cada integrante o actor comunitario en el
desarrollo y el cumplimiento de derechos de la infancia, adoles-
cencia y juventud, y de extender los beneficios de la intervención
a una población más amplia de manera integral.

13/ Las organizaciones de jóvenes que participaron en la investigación como


parte de los estudios de caso y cuyo surgimiento se dio durante la primera etapa
del Campo, cuentan aún con la presencia de algunos de sus fundadores –todos
hombres−, algunos como dirigentes activos y otros como asesores.
176 Jóvenes en Guatemala

Otros casos consisten en intervenciones concretas en forma de


apoyos individuales para aspectos puntuales, generalmente educa-
tivos, y que tienen una duración limitada. El modelo prevaleciente
es el de proyectos de duración finita en los que se ejecutan activi-
dades concretas con colectivos de jóvenes en temáticas diversas. En
estas dos últimas situaciones suele suceder que no existen sistemas
de seguimiento a los beneficiarios por lo que se dificulta la evalua-
ción del impacto de la intervención en el largo plazo.

Para su funcionamiento, los programas/proyectos de interven-


ción cuentan primordialmente con fuentes de financiamiento
provenientes de cooperación internacional, cuyas características se
analizarán en los subsiguientes apartados. Algunas variantes inclu-
yen organizaciones ejecutoras de líneas de trabajo de entidades
más grandes y generalmente con orígenes en el extranjero (funda-
ciones, asociaciones internacionales, etc.) por lo que cuentan con
líneas de financiamiento permanente y sostenido en el tiempo.
De no ser así, deben gestionar periódicamente los recursos para
sus actividades, lo que generalmente incluye concursar y competir
entre sí y/o frente a otras organizaciones también interesadas.

Ocurre otra variante, que se adapta a la agenda propia y no


al revés como ocurre en las situaciones anteriormente descritas,
que consiste en aportes considerados “solidarios” de personas o
entidades afines a su accionar (donaciones, patrocinios, asociados).
Algunas entidades perciben recursos por traslado de fondos del
Estado en el marco de los esquemas de descentralización de ser-
vicios.14 También están acudiendo a recursos provenientes de la
iniciativa privada mediante el concepto de Responsabilidad Social
Empresarial.

En algunos casos complementan con ingresos propios gene-


rados mediante la prestación de servicios y cuya complejidad
administrativa varía según cada organización y sus alcances (desde
una sucursal bancaria para recepción de remesas hasta misceláneas

14/ Esto ha sido particularmente evidente en el caso de los servicios de


salud que han empleado como medio de ampliación de cobertura a las
organizaciones no gubernamentales (PNUD, 2010).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 177

de papelería y útiles de oficina). Podría pensarse que esta alternati-


va tiene la potencialidad a futuro de permitirles mayor autonomía,
pero por ahora no parece tratarse de su fuente principal y habría
que preguntarse acerca de las implicaciones de ello en términos del
tipo de actividad en la que centrarían sus esfuerzos, es decir en la
intervención o en la generación de recursos.

iii. El Estado, un regente disperso


Es necesario dirigir nuestra mirada hacia la institucionalidad
estatal pues, como hemos argumentado anteriormente, las
disposiciones emanadas desde este lugar del Campo en buena
medida definen la dinámica que en él se establece, sea por acción
u omisión. Por ello no debe extrañar que distintos tipos de los
agentes implicados busquen incidir o insertarse en este espacio.
Esta posición representa el sitio desde el cual se controla o rige, de
forma directa o por delegación, una esfera particular de prácticas
que se traducen en esferas burocráticas o administrativas. En suma,
un Campo se forma y es configurado por las acciones y políticas
que se establecen desde el Estado (leyes, reglamentos, medidas
administrativas, etc.).

En el caso del Campo de la Cuestión Juvenil, haremos énfasis en


aquellos organismos que de manera específica o por la naturaleza
de las políticas a su cargo, van configurando sus límites y que a su
vez se han convertido en agentes activos del mismo. Al examinar sus
rasgos, encontramos al menos cuatro variantes de agentes estatales.

La primera variante son los organismos que tienen a su cargo


políticas públicas de carácter nacional. En unos casos se trata
de aquellas políticas que por su naturaleza afectan de manera par-
ticular los procesos que configuran la vida de las personas jóvenes,
como las políticas educativas a cargo del Ministerio de Educación
(MINEDUC) y las iniciativas de capacitación para el trabajo, arti-
culadas especialmente desde el Instituto Técnico de Capacitación y
Productividad (INTECAP) en coordinación con otras instancias de
cooperación internacional y empresa privada.

En otros casos se trata de problemas de política pública que


al ser formulados han sido focalizados como asuntos juveniles o
178 Jóvenes en Guatemala

juvenilizados. Así ocurre con el abordaje de la “violencia juvenil”


en el marco de las políticas de seguridad en las que interviene el
Ministerio de Gobernación a través de instancias como la Policía
Nacional Civil (PNC) o la Unidad de Prevención Comunitaria de
la Violencia (UPCV) del Tercer Viceministerio. Aquí también encon-
tramos instancias como el Ministerio de Salud Pública y Asistencia
Social (MSPAS) y otras autónomas como el Observatorio de Salud
Sexual y Reproductiva (OSAR), que intervienen en relación al
“embarazo adolescente” en el marco de las políticas públicas de
población y control demográfico. Más recientemente, se encuentra
en el abordaje de los asuntos laborales y del trabajo la definición
del “empleo juvenil” como preocupación pública particular y
como tarea en la que deben coordinarse los Ministerios de Trabajo
y Previsión Social (MINTRAB), el Ministerio de Desarrollo Social
(MIDES) y el Ministerio de Economía (MINECO).

La segunda variante son los organismos específicos de


institucionalidad juvenil. En este caso nos referimos al Consejo
Nacional de Juventud (CONJUVE) y al Instituto Nacional de la
Juventud (INAJU). Este último se encuentra adscrito al MINEDUC,
mantiene bajo perfil y un papel marginal, casi siempre a cargo de
competencias deportivas inter-escolares, que lo convierte en un
ente mucho más parecido a la variante de “ventanilla juvenil”. Por
su parte, el CONJUVE es una entidad adscrita a la Presidencia de
la República que, según las normas que lo crearon y oficializaron
(Acuerdo Gubernativo 405-96), se encarga de canalizar la política
de Estado en relación a la juventud. Lo cierto es que esta entidad ha
transitado por distintas etapas desde su creación y es solo a partir
del año 2005 que ha impulsado, junto a organizaciones juveniles,
las tres versiones de la Política Nacional de Juventud existentes:
“(…) esto viene desde el 2003 cuando conocí a CALDH que
empezaban a lanzar la Ley de Juventud (…) en ese período
electoral la CJG [Coordinadora de la Juventud por Guatemala]
sienta a los partidos y exige un compromiso para que se le diera
prioridad a sus planteamientos –conociendo los antecedentes de
la participación juvenil en Guatemala– y que fueran ellos quienes
propusieran quién estaría a cargo del tema juventud. Nosotros
estuvimos en la firma de ese convenio con los dos finalistas,
Álvaro Colom y Oscar Berger. El gobierno de GANA le apuesta
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 179

a Fernando García, este a pesar del divorcio que tenían entre sí


retoma las ideas de la CJG, considerando el respaldo institucio-
nal que Abner Paredes traía. El CONJUVE era muy débil y ellos
venían muy fuertes (…)” (Rocío Mendoza. Fundación PROPAZ
y ex delegada de CONJUVE. Huehuetenango. 22 de junio de
2012).

Durante los dos gobiernos correspondientes al período


2004-2012, el CONJUVE implementó su gestión a nivel nacional
mediante la modalidad de delegados departamentales, pero en
ambas ocasiones su accionar fue suspendido por falta de presu-
puesto. En 2013, esta modalidad ha sido relanzada como parte
de las medidas posteriores a la sanción por parte del Organismo
Ejecutivo de la última versión de la política (2012-2020), que han
incluido el incremento presupuestario para el fortalecimiento de
la entidad.

Hasta aquí hemos analizado entidades del Organismo Ejecutivo,


pero habría que considerar también que el Organismo Legislativo
se constituye tanto en agente como en escenario de disputa de
distintos intereses15 por la construcción de institucionalidad rectora
y ejecutora. Esto se ilustra especialmente con el proceso que siguió
la aprobación del Código de la Niñez y Juventud (Decreto 78-
1996) (Gálvez, 2003) y que posteriormente fue sustituido por la
Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (Ley PINA,
Decreto 27-2003). Asimismo, es el espacio en el que actualmente
se someten a debate las modificaciones al Código Civil para reducir
la edad de imputabilidad penal de 18 a 14 años (iniciativa 4510),
cuestión que entra en contradicción con la legislación vigente acer-
ca de menores de edad en conflicto con la ley penal.16 También

15/ Existen la Comisión Permanente del Menor y la Familia y la Comisión


Extraordinaria de la Juventud. Ver: http://congreso.gob.gt/.
16/ Nota en sección Hoy Aquí del Diario de Centroamérica del viernes
1 de marzo de 2013 con el título “Buscan sanción drástica para menores de
edad” (Por Carlos Gómez). Disponible en: http://www.dca.gob.gt/index.php/
template-features/item/13327-buscan-sanci%C3%B3n-dr%C3%A1stica-para-
menores-de-edad.html. La Ley PINA plantea una serie de especificaciones para
el tratamiento de estos casos basadas en la doctrina de protección integral e
interés superior del niño.
180 Jóvenes en Guatemala

han acontecido en su seno debates para la aprobación de la Ley


Nacional de Juventud (iniciativa 3896), la que, sin embargo, ha
sido relegada de la discusión legislativa.

Por otra parte, el Organismo Judicial juega un papel relevante


en la aplicación de normativas específicas y es a la vez reflejo de lo
que significa el uso del lenguaje en la construcción de la realidad,
concretamente en la transformación de instituciones. En este sen-
tido es demostrativa la metamorfosis de los juzgados de menores
en, por un lado, juzgados de la niñez y la adolescencia con juris-
dicción en la protección de derechos, y, por el otro, juzgados de
adolescentes en conflicto con la ley penal y juzgados de control
de ejecución de medidas a partir de la vigencia de la Ley PINA.
Asimismo, la Escuela de Estudios Judiciales ha realizado distintas
modalidades de formación del personal del área jurisdiccional
(jueces y oficiales) sobre aspectos relacionados con la aplicación de
la norma y la atención a la población que esta delimita.

La tercera variante, a la que nombramos como


“ventanas o ventanillas de lo juvenil”, es el tipo de es-
pacio surgido en el seno de instancias encargadas de políticas
nacionales o locales que por su naturaleza no son consideradas
“juveniles”, pero que, en el marco de los procesos descritos en
la trayectoria y surgimiento del Campo, fueron creados para
proveer atención específica y especializada a jóvenes. A nivel
central encontramos los programas recreativos y deportivos de
Juventud y Reinserción Social del Ministerio de Cultura y Deportes
(MINEDUC), enfocados en labor de “prevención de violencia”,
así como el programa JOVENMÓVIL de la Dirección General de
Educación Extraescolar (DIGEEX) en esta misma línea. También
es ejemplo de ello la Unidad de Género, Mujer y Juventud del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA)
inaugurada en 2003 con fondos de cooperación internacional y
clausurada al finalizar el financiamiento en 2005.

A nivel local, encontramos ejemplos como el esfuerzo de la


sede departamental de la Secretaría General de Planificación y Pro-
gramación de la Presidencia (SEGEPLAN) en Huehuetenango de
convocar a entidades estatales, representaciones de cooperación
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 181

internacional, organizaciones juveniles y organizaciones que reali-


zan trabajo dirigido a jóvenes, a conformar la Red Departamental
de Juventud (REDEJUVEH).

Así también encontramos aquí a las Oficinas Municipales de


Juventud (OMJ), las que tienen fundamento legal en el Código
Municipal (Decreto 12-2002) y su reglamento, que establecen
la creación de comisiones y partidas presupuestarias específicas
para una serie de sectores de población considerados vulnerables,
excluidos o que requieren tratamiento especial: mujeres, niñez y
adolescencia, juventud, adultos mayores, etc. Al respecto, debe
señalarse que existen variaciones en la experiencia de apertura de
las OMJ. En buena medida, el carácter de las experiencias depende
de la visión que sobre el asunto tengan y la estrategia de incidencia
que se tracen las organizaciones de y para jóvenes que activan en
el nivel local.

Encontramos experiencias en las que las OMJ se convierten


en espacios de interlocución entre sociedad civil organizada –par-
ticularmente organizaciones de jóvenes− y gobierno municipal
alrededor de la promoción de políticas públicas locales:
“(…) la agenda municipal estuvo lista antes de las elecciones, en-
tonces se decidió crear un foro político. Hicimos una alianza con
la red de mujeres mayas porque ellas también tenían su agenda,
y nosotros habíamos considerado el tema mujer en la nuestra.
Ambos no teníamos presupuesto y teníamos como problema
en común que los partidos no nos hacían caso, pero unidos sí,
porque no veían capacidades sino votantes (…)” (Entrevista
colectiva. Coordinadora de Niñez, Adolescencia y Juventud de
Aguacatán. Aguacatán, Huehuetenango. 23 de junio de 2012).

En estas experiencias entran en sinergia las acciones de cabildeo


de las redes locales de sociedad civil organizada y la iniciativa,
compromiso y proactividad de las autoridades municipales, parti-
cularmente los alcaldes.17

17/ Durante el trabajo de campo fueron identificadas experiencias como


la de la municipalidad de San Juan Ixcoy que cuenta con una Política Pública
de Niñez y Adolescencia y Juventud desde 2004 –en el marco del modelo
182 Jóvenes en Guatemala

En otras ha ocurrido que se vuelven un lugar de disputa entre


las autoridades municipales y miembros de las organizaciones
juveniles:
“(…) el proceso duró dos años antes de adquirir la oficina,
empezó en el 2006. Era complicado porque la mayoría eran
menores de edad, pero se involucraron varios sectores, no sólo
garífunas [hindúes, q’eqchi’es y mestizos]. Estuvimos trabajando
ad-honorem para que nuestros gobernantes se dieran cuenta
que estábamos interesados. Surgió lo de la plaza y ahí ya era la
Oficina Municipal de la Juventud que fue dotada por Ak Tenamit
y RETEJOVEN. Hicimos lo posible por trabajar bien pero nunca
nos escucharon ni tuvimos oportunidad de diálogo porque al
alcalde solo le interesaba la obra gris, aquello que lo hiciera ree-
legirse, no le interesaba el trabajo social que pudiera hacerse. Esta
administración no sabe que la Oficina se dio por un convenio y
ahora quedó alguien que trabajó con el partido (…)” (Entrevista
colectiva. Juventud Garífuna de Guatemala. Livingston, Izabal.
17 de marzo de 2012).

Finalmente, la cuarta variante se refiere a las plataformas


de convocatoria a la juventud –cuando las y los jóvenes se
convierten en recurso estratégico para la ejecución y/o fuerza mo-
vilizadora de la acción del Estado. En algunos casos esto se realiza
desde un marco institucionalizado y estable como ocurre con las
convocatorias del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en períodos
electorales, que hace un llamado no exclusivo pero sí especial a la
población joven para que cumpla con funciones en las mesas de
votación y juntas electorales; también ocurre con las Reservas Mili-
tares y el Servicio Cívico. En otros casos, esta convocatoria se hace
a partir de sinergias coyunturales que pueden permanecer o no en

de desarrollo local con pertinencia cultural− y que para el 2012 estaba


gestionando la apertura de la OMJ (Roberto Bautista. Técnico Municipal.
San Juan Ixcoy, Huehuetenango. 24 de junio de 2012 e Informe General del
Programa Niñez, Adolescencia y Juventud 2008-2011). En los municipios de
Los Amates y Morales en Izabal fueron asumidos instrumentos similares por
las autoridades municipales (Néstor Magaña. Plan Internacional. Los Amates,
Izabal. 18 de junio de 2012 y Política Pública Integral a favor de la Niñez
y Adolescencia del Municipio de Morales 2009-2015 –Acuerdo Municipal
14-2009).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 183

el tiempo de acuerdo a las correlaciones entre distintos agentes.


Tales son los casos de la Secretaría de la Paz (SEPAZ) en el marco
de la Política Pública de Cultura de Paz y Reconciliación 2006-
2015 y de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional
(SESAN) en alianza con organizaciones empresariales en el marco
de las acciones de política social del gobierno electo para el pe-
ríodo 2012-2016. Estas últimas experiencias serán analizadas con
mayor detalle en apartados siguientes.

En general, el accionar de los agentes estatales tiende a la


focalización y aparece más bien disperso y disgregado. Asimismo,
conviene señalar que buena parte de los recursos con los cuales
se movilizan provienen del financiamiento y/o aportes técnicos
de agencias de cooperación y organismos internacionales y no de
fuentes propias –ingresos fiscales.

iv. Cooperación y organismos internacionales: presencia


determinante

La cooperación internacional y las oficinas de los organismos


multilaterales representan en el plano nacional la expresión, mate-
rialización y concreción de las tendencias conceptuales y políticas
internacionales y transnacionales. De esa cuenta, las líneas de
acción que despliegan en el país afectan la dinámica en distintos
ámbitos en que se concretan disputas de poder y casi siempre se
encuentran inscritas en agendas extralocales y/o de carácter regio-
nal (geoestratégico). En este caso haremos énfasis en las líneas de
acción que estos agentes dedican a la juventud.

Es importante señalar que han tenido un papel central en la


conformación del Campo y en las tendencias de su trayectoria,
coincidiendo por tanto en las dos etapas que hemos identificado
en el desarrollo del mismo. En un primer momento, su orientación
prioritaria se dirigía a la promoción de la participación juvenil
desde la sociedad civil organizada, en el marco de los procesos de
democratización y de paz, bajo el supuesto de que ello consolida-
ría tales procesos. Un segundo momento estuvo marcado por una
agenda de discusión sobre asuntos de crecimiento demográfico y su
impacto económico y social para la región en las próximas décadas:
184 Jóvenes en Guatemala

“(…) con la firma de los Acuerdos de Paz, el financiamiento fue


directa y estrictamente para encauzar al país en una democracia
(…) el tema de juventud queda indirectamente vinculado a los
grandes temas de ciudadanía, participación, mujeres e indígenas
y todos los que posteriormente se vinieron (…) en términos de
financiamiento era estratégico para los países donantes fortalecer
la democracia, no les interesaba cómo lo desarrollabas pero sí
imponían líneas temáticas para ejecutar el dinero que daban (…)
El otro gran momento es este porque al parecer con la temática
del ‘bono demográfico’ se está dando importancia a las respues-
tas del Estado con relación a esa gran masa poblacional que va a
estar en los próximos años demandando trabajo, vivienda, salud
y calidad de vida (…)” (Licerio Camey. Programa de estudios so-
bre juventud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Guatemala. 1 de febrero de 2012).

En la actualidad es posible reconocer al menos cuatro variantes


de intervención de la cooperación, sin que estas sean mutuamen-
te excluyentes. La primera es la intervención directa, es decir
que se desarrollan acciones localizadas en territorios y definiendo
poblaciones concretas. Casi siempre se trata de organizaciones no
gubernamentales de carácter internacional o de filiales que definen
sus acciones en función de ello. Ejemplos de este tipo son Plan
Internacional y Cruz Roja Internacional.

Una segunda variante serían las intervenciones en instan-


cias estatales en forma de cooperación técnica y/o financiera
con la finalidad de incidir/definir las orientaciones de las políticas
emanadas de estos espacios. Ejemplos de ello son el Programa
de Fortalecimiento del Sector Juventud de la Unión Europea,
diversos programas de la Agencia Alemana de Cooperación al
Desarrollo (GIZ), el respaldo del Fondo de Población de las Na-
ciones Unidas (UNFPA) y la Agencia de los Estados Unidos de
América para el Desarrollo Internacional (USAID) a la conforma-
ción del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR),
entre otros.

Una tercera variante son las líneas de trabajo y financiamiento


hacia organizaciones de sociedad civil, especialmente programas
o proyectos de intervención hacia jóvenes, adoptando modalida-
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 185

des de concurso y otras formas de selección para la asignación de


recursos. Esta es quizá la forma más extendida de intervención de
estos organismos, en tanto es un mecanismo que comparten agen-
cias tan diversas como las de representación multilateral (Sistema
de Naciones Unidas o la Organización de los Estados Americanos),
las de cooperación oficial y bilateral (Embajadas, ASDI, AECI, entre
otras), hasta las de cooperación descentralizada y no gubernamen-
tal (PCS, Diakonia, ICCO, entre otras).

Y la cuarta variante, similar a la anterior pero introduciendo


mecanismos de intermediación, consiste en la canalización
de fondos o delegación de administración de macroprogra-
mas de intervención a través de organismos internacionales u
organizaciones privadas. Vemos ejemplos de esto en algunas
de las agencias del Sistema de Naciones Unidas como recipien-
darios de fondos de embajadas o agencias oficiales de ayuda
al desarrollo (UNESCO, UNFPA, entre otras) o el esquema de
contrapartes de USAID o el Centro de Estudios y Cooperación
Internacional de Canadá (CECI) que lo realizan a través de
agencias como RTI.

En todo caso, las anteriores son variantes operativas de una


forma de relación que atraviesa toda la lógica del Campo en
vista de que las agencias de cooperación internacional son las
únicas que mantienen una relación con todos los otros tipos de
agentes, siendo que constituyen la principal fuente de recursos
para su actividad. Por esto, vale la pena citar los esfuerzos de
cohesión que existen, en ocasiones de forma operativa y en
otras al menos de manera simbólica: “(…) estamos pendientes
para ver cómo insertarnos en la iniciativa porque entendemos
que otros cooperantes están trabajando en el tema y lo que
podemos hacer es eficientar los recursos y evaluar donde apoya
cada quien (…)” (Entrevista Claudia Flores. Programa PREVENIR
GIZ. Guatemala. 31 de enero de 2013). Ejemplos concretos de
este ejercicio son distintas instancias de coordinación definidas
sectorialmente como el Grupo Interagencial de Naciones Unidas
sobre Adolescencia y Juventud en Guatemala, la Mesa Intera-
gencial de Juventud –ampliada más allá del SNU− y el Foro de
ONG Internacionales en Guatemala.
186 Jóvenes en Guatemala

v. Centros académicos y de investigación: conocimiento


atrapado en la inmediatez
El discurso producido por los centros de investigación y la aca-
demia afecta y es afectado por el Campo. Es importante analizarlo
pues a partir del lenguaje y la postura científica con frecuencia se
pretende validar las intervenciones sobre fenómenos o poblaciones.

Al respecto del Campo que nos ocupa, conviene señalar que se


han desarrollado líneas de indagación que, si bien han tenido cierto
seguimiento en el tiempo, han sido trabajadas de manera intermitente
según temas y/o coyunturas (Ejemplos: maras, participación juvenil,
identidades, etc.) o bien han estado asociadas al interés de ciertas figuras
clave (Ejemplos como los de Edelberto Torres-Rivas y René Poitevin en
FLACSO, Ricardo Falla y Deborah Levenson en AVANCSO, y Juan
Merino en la URL).

También existe otro tipo de investigación, realizada por or-


ganismos internacionales en el marco de agendas multilaterales,
como la conmemoración del Año Internacional de Juventud en
1985 y 2010, o recientemente alrededor de las discusiones sobre
el bono demográfico como sería el caso del Informe de Desarrollo
Humano 2011-2012, y las investigaciones producidas en el marco
de consultorías del Programa de Fortalecimiento al Sector Juven-
tud de la Unión Europea (período 2010-2012).

Vinculado con lo anterior y dirigido a la fundamentación de la


política pública, encontramos información producida por entidades
estatales o encargada por éstas. Algunos ejemplos de ello son el
Estudio preliminar sobre la juventud guatemalteca (Gallo y Molina,
1986), la Encuesta Nacional de Juventud (ENJU 2011) o los módulos
de juventud de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (EN-
COVI) y la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI) desde
el año 2010. En la mayoría de estos casos son esfuerzos que han
surgido a partir de la intervención de entidades internacionales y
las respectivas agendas multilaterales convertidas en acción estatal
según cada momento.

Buena parte de la investigación existente se concentra en los


tipos de trabajo de consultoría o de diagnóstico/sistematización
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 187

realizados especialmente por organizaciones no gubernamentales


en el marco de intervenciones específicas, respondiendo a las ne-
cesidades concretas de estas. Lo anterior no quiere decir que las
intervenciones siempre se acompañen de investigaciones:
“(…) ¿Por qué no hay estudios académicos y sí de diagnóstico?
Porque es la cooperación internacional la que define la agenda,
el Estado no financia investigación. Las instituciones internacio-
nales lo que han tratado es de empoderar al joven sobre sus
derechos para que demande al Estado, sin que exista detrás de
toda esa promoción estudios científicos e investigación académi-
ca (…)” (Licerio Camey. Programa de estudios sobre juventud de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Guatemala. 1
de febrero de 2012).

Si bien desde al menos un par de décadas atrás es posible


identificar un corpus concentrado de estudios sobre jóvenes, se
trata de un desarrollo poco sistemático en el que predominan las
investigaciones descriptivas. Con frecuencia lo anterior implica que
tanto los temas como las formas en que suele investigarse tienden a
reiterar las categorías de intervención según cada coyuntura, como
ha sido mostrado en el ensayo dos.

En esta misma línea de ideas, encontramos los trabajos uni-


versitarios de graduación (tesis o informes de prácticas) que casi
siempre responden a lógicas de intervención más que de análisis.
Al respecto, es importante enfatizar el rol que juegan las entidades
universitarias en la profesionalización –entendida como la adqui-
sición de un conocimiento especializado y abstracto que requiere
procesos de educación formal, generalmente universitaria, es decir
que no basta con la experiencia (Hualde, 2003).18 Lo anterior tiene

18/ Alfredo Hualde plantea que una de las acepciones –quizá la dominante−
del concepto “profesión” implica:
“(…) actividades para las cuales la educación es un prerrequisito necesario
a fin de ocupar ciertas posiciones laborales (…) la educación formal
crea una calificación para ciertos empleos, de los cuales son excluidos
habitualmente quienes carecen de ellas (…) lo anterior hace probable
que esas ocupaciones hayan desarrollado una organización coherente
que efectivamente conlleve un ‘proyecto de mercado’ exitoso para crear
188 Jóvenes en Guatemala

impacto en la legitimación de discursos y prácticas, es decir que


están cumpliendo con una función de reproducción de ideas.

Ejemplos paradigmáticos de estos procesos de profesionali-


zación lo constituyen los diplomados que coordina la Oficina de
Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG) con
distintos ministerios de gobierno y respaldados por la Universidad
Rafael Landívar.19 También es el caso de un programa de posgrado
impartido en la Facultad de Humanidades de la misma universidad
desde 2005:
“(…) es una propuesta planteada a la Landívar a través de la
ODHAG y presentado como un proyecto interinstitucional en
coordinación con Save The Children. Para darle viabilidad hicimos
un mapeo de las organizaciones que estaban trabajando forma-
ción en materia de niñez y juventud. En tanto iban a ser insumos
para la construcción del currículo, nos interesaba establecer cuá-
les temas estaban abordando y a partir de cuáles problemáticas.
Los resultados se socializaron con quienes habían participado con
la intención de captar potenciales interesados y conocer qué les
interesaría para fortalecer su trabajo. Encontramos que tenían
problemas de gestión, lo cual era lógico porque la cooperación
se estaba yendo, ya no se hacía incidencia y las organizaciones
estaban en la sobrevivencia (…) es una maestría que se replica
a nivel latinoamericano pero [en el caso de Guatemala] la gente
que realmente podía estar interesada eran los activistas y ellos
habían privilegiado el activismo por encima de su propia for-
mación, la mayoría no estaban graduados (…)” (Lourdes Rodas.
Coordinadora Maestría en Gestión del Desarrollo de Niñez y
Adolescencia 2005-2008, Universidad Rafael Landívar. Guate-
mala. 30 de abril de 2012).

un mercado de trabajo protegido, un ‘coto social’ o un privilegio para sus


miembros en el mercado de trabajo (…)” (2003: 671).
19/ Se trata de los diplomados “Docencia para la paz y respeto a
los derechos de la niñez y la adolescencia” y “Fortalecimiento local a la
protección integral de la niñez y la adolescencia” impartidos en coordinación
con el MINEDUC y el Ministerio Público respectivamente. Nota en sección
Academia Vida Universitaria, el periódico de la Universidad Rafael Landívar.
Miércoles 21 de noviembre de 2012. “Formación para los derechos de la niñez
y la adolescencia” (Por Oscar Villeda). En: http://www.url.edu.gt/PortalURL/
Noticias/noticia_individual.aspx?n=917&s=35&c=1&nc=Academia.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 189

2. Los discursos sobre la cuestión juvenil: límites, ám-


bitos de prácticas y disputas simbólicas
No siempre lo juvenil estuvo allí. De la misma forma que
se fue convirtiendo en una esfera particular de prácticas, se fue
desplegando su presencia simbólica y discursiva convirtiéndolo
en un asunto casi omnipresente. Así, sobre todo en la segunda
etapa del devenir mismo del Campo, se fueron configurando
unos marcos de comprensión que establecen sus límites simbóli-
cos. A esto le llamamos Marco Discursivo de la Cuestión Juvenil.
Observamos que este se articula en un eje continuo entre dos
focos o posiciones de discurso aparentemente contradictorios,
pero que en la práctica son complementarios: vulnerabilidad y
potencialidad.

Por un lado, las ideas de vulnerabilidad suponen que las perso-


nas jóvenes no están definidas ni formadas y carecen de criterios,
por lo que se encuentran propensas a influencias y cambios que
las hacen inestables y poco confiables. Por el otro lado, desde el
enfoque discursivo de potencialidad, se considera a las personas
jóvenes como seres que tienen energía, creatividad, curiosidad y
flexibilidad, por lo que son moldeables y están en capacidad de
recibir información, instrucción, etc.

Decimos que ambos enfoques discursivos se complementan y


forman un continuo porque el sentido que se construye a partir
de dicho eje reitera la idea de que las personas jóvenes son seres
incompletos que, por lo tanto, deben ser protegidos, tutelados y/o
completados para, por un lado, evitar que se conviertan en algo
indeseable socialmente y, por el otro, lograr que cumplan con los
parámetros de lo que se considera una persona completa, es decir
adulta. La argumentación resultante es la base de justificación para
convertirles en objetos de intervención.

Tanto vulnerabilidad como potencialidad son localizadas en


personas individuales, resultando la intervención en acciones fo-
calizadas, pero ¿qué implicaciones tiene ello? Generalmente, las
intervenciones se dirigen a modificar individuos y sus conductas,
pero no las condiciones ni las relaciones en las cuales se desenvuel-
190 Jóvenes en Guatemala

ven, bajo el supuesto de que ello ocurrirá en virtud de que suceda


lo primero o bien que esto será suficiente.

Este marco discursivo se ha ido constituyendo alrededor de


ciertos temas desde los cuales se piensa lo juvenil y a las personas
jóvenes concretas, y que se han convertido en los límites simbólicos
de la construcción de sentido. Es a partir de dichas demarcaciones
que acontecen las disputas simbólicas entre agentes y se establecen
ciertas nociones dominantes. Es decir, aunque al respecto de cada
uno de los temas puedan aparecer distintas posiciones, son estos
y no otros los asuntos que la sociedad y los agentes del Campo
discuten. Esto a su vez suele implicar que son observados sola-
mente ciertos jóvenes, en función de lo que es visibilizado como
preocupación fundamental en cada una de las esferas temáticas.

Así, vemos que la participación de los jóvenes se convierte


en sinónimo de voluntariado y ello es consigna para convocarlos
a un sinnúmero de acciones y actividades (Ejemplos: campañas,
observación electoral, ayuda a damnificados, etc.) o invocar su
presencia en ciertos espacios (Ejemplos: consejos de desarrollo,
comités, las mismas organizaciones juveniles), pero sin cuestionar
la posición que ocupan y el rol que juegan, generalmente supe-
ditados a otras instancias. Por su lado, la sexualidad convertida
en tema tiene como rasgos destacables que se enfoca en aspectos
reproductivos y decanta en una mirada feminizada y feminizante
del asunto, que entonces se centra en el cuerpo de las mujeres.
También aparece la violencia y el riesgo social como un asunto
juvenilizado que generalmente se enfoca en jóvenes varones de
sectores populares. El trabajo convertido en tema y adjetivado
con términos como empleabilidad y empresarialidad, se rela-
ciona íntimamente con el empleo flexible en el contexto de la
globalización. Al respecto de este último asunto, para el caso de
la juventud rural, ello implica incluso una suerte de giro descam-
pesinizante, es decir una mirada que obvia la relación con la tierra
(propiedad, uso y tenencia) e insta al trabajo no-manual ni agrícola
(turismo, microemprendimientos, etc.).

¿Qué ocurre con esta lógica cuando se traslada a las prácticas?


Es observable que las intervenciones, así se trate de organizaciones
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 191

no gubernamentales, organizaciones juveniles o las mismas políticas


del Estado, se traducen de forma dominante en procesos de for-
mación/información. Lo anterior se relaciona íntimamente con
otro de los rasgos de este marco discursivo y es que es planteado
en clave de carencias, necesidades y mínimos, desdibujando
la lógica de los derechos, que implicaría, por un lado, reconocer
a las personas jóvenes como seres integrales y en capacidad plena
de formar parte de las decisiones en distintos ámbitos sociales y,
por el otro, sancionar las obligaciones del Estado en cuanto a la
generación de condiciones para el ejercicio de tales derechos.

Por ahora conviene analizar los distintos ámbitos de prácticas


que han surgido en torno a la Cuestión Juvenil. Al respecto de lo
cual cabe mencionar que en algunos de estos es probable que exista
mayor consenso y, por lo tanto, mayor uniformidad de prácticas,
en tanto que en otros existe una disputa en cuanto a los contenidos
y significaciones y por tanto de las prácticas. Estos últimos casos
serán analizados identificando esas distintas posiciones.

a. Participación y política: los sujetos a movilizar


Cada ciudadano, hombre, mujer, jóvenes, con su participación
política responsable brindará su aporte a la conducción del
proyecto histórico que llamamos nación; en el caso de Guatemala,
la nación guatemalteca ( ) Son los jóvenes quienes mayormente
tienen esa posibilidad; en ello radica la importancia
de su participación cívica-política.
Floridalma Meza
ASIES
(La participación política de la juventud para el desarrollo nacional)

Quizá este es uno de los asuntos sobre los que hay mayor
consenso en el Campo: las personas jóvenes tienen que participar.
No importa cómo ni por qué lo hagan, deben hacerlo y eso es
considerado en sí mismo bueno o positivo. Las personas jóvenes
se convierten así en aquellos que movilizan las más diversas causas
casi siempre en clave de ser para otros, para la nación o el futuro.
Es un llamado que en mucho recuerda el nacimiento de La Ju-
192 Jóvenes en Guatemala

ventud, tal como nos lo muestra el primer ensayo de este texto.


En esa tónica les convocan las instancias estatales, los organismos
internacionales, los programas o proyectos de intervención, las
propias organizaciones de jóvenes, las iglesias, las empresas, etc.
Lo hacen en coyunturas especiales, emergencias y/o en procesos
permanentes o prolongados. Vale la pena observar algunos de
estos ejemplos.

En el caso del Estado, en ocasiones se les convoca desde un


marco institucionalizado y estable como el de las Reservas Milita-
res y el Servicio Cívico. Al respecto de los cuales vale recordar el
antecedente del reclutamiento militar forzoso llevado a cabo en las
décadas de los ’70, ’80 y ’90 que afectaba especialmente a jóvenes
varones mayas de áreas rurales, inclusive menores de edad. Esto
dio lugar a una lucha de jóvenes objetores de conciencia agluti-
nados en el Movimiento de Jóvenes Mayas (MOJOMAYAS) en la
década de los ’90 y quienes posterior a la firma de los Acuerdos de
Paz y basándose en el Acuerdo de Fortalecimiento del Poder Civil
y el papel del Ejército en una Sociedad Democrática, impulsaron la
propuesta de la Ley del Servicio Cívico (Decreto 20-2003) imple-
mentada hasta el año 2010 por medio de su reglamento (Acuerdo
Gubernativo 345-2010), y en la que se establece la opcionalidad
entre servicio militar y servicio social como alternativas para la
prestación del servicio cívico al país según lo establecido en la
Constitución Política (Artículo 135).

En otros casos, como se ha indicado en otro punto, esta con-


vocatoria se hace a partir de sinergias coyunturales que pueden
permanecer o no en el tiempo de acuerdo a las correlaciones entre
distintos agentes, como es el caso de las acciones desarrolladas
en el marco de la Política Pública de Cultura de Paz y Reconci-
liación 2006-2015 (formación de Jóvenes Promotores de la Paz,
campeonatos artísticos y deportivos por la paz y autogobiernos
estudiantiles por la paz) a cargo de la Secretaría de la Paz (SEPAZ).

Ejemplo de ello también han sido varios proyectos de distinta


procedencia en el marco del Pacto Hambre Cero del período de
gobierno 2012-2016 y a cargo de la Secretaría de Seguridad Alimen-
taria y Nutricional (SESAN). Estas iniciativas pretendían involucrar
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 193

a jóvenes del área urbana en las actividades de recopilación de


información y medición de los niveles de desnutrición en zonas
rurales priorizadas por el gobierno. Apelando al concepto de vo-
luntariado la iniciativa “Despertemos Guatemala” con el proyecto
“Tengo algo que dar” arrancó en 2012 a cargo de personas del sec-
tor empresarial, algo que denotaba una alianza explícita entre este
y el gobierno de turno.20 Para finales de ese mismo año se identifica
la existencia de un proyecto llamado “Jóvenes por la Seguridad y
la Nutrición”, esta vez a cargo de la Secretaría Ejecutiva del Ser-
vicio Cívico (SESC), la Unidad para la Prevención Comunitaria de
la Violencia (UPCV) del Tercer Viceministerio de Gobernación y
el Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE). Los proyectos
no han tenido continuidad, esto habría que comprenderlo en el
marco de la implementación de las políticas específicas en materia
de seguridad alimentaria en el país.

Otro ejemplo paradigmático es el Programa de Voluntariado


de Naciones Unidas –fundado en 1970– que desde 2003 realiza
en Guatemala una feria anual a la que convoca a distintas orga-
nizaciones que ofrecen modalidades de incorporación y trabajo
voluntario para que las presenten al público, y estimula a jóvenes
a acudir para informarse si tuvieran interés. Como este, existen
muchos más ejemplos de agencias u organizaciones internacionales
no gubernamentales que realizan su labor a través del trabajo
voluntario.21

En el plano interno, es muy común que las y los jóvenes sean


convocados por otros invocando causas de “interés nacional”,
especialmente por motivos o en períodos electorales como son
las convocatorias del Tribunal Supremo Electoral (TSE). También

20/ Ver nota en sección Política de Prensa Libre del 11 de abril de 2012, con el
título “Jóvenes de la ciudad convivirán con familias en pobreza de provincia”.
Disponible en: http://www.prensalibre.com/noticias/politica/Jovenes-ciudad-
conviviran-familias-pobreza_0_680332135.html).
21/ Nota en Blog A través del marco del 15 de abril de 2012 con el
título “Dejar todo por ayudar: voluntariado en Guatemala… Ángela Sanz
y Verónica Jiménez”. Disponible en: http://atravesdelmarco.wordpress.
com/2012/04/15/dejandolo-todo-por-ayudar-voluntariado-en-guatemala-
angela-sanz-y-veronica-jimenez/.
194 Jóvenes en Guatemala

lo fue la creación en 2007 de la Comisión de Juventud del Foro


Permanente de Partidos Políticos en la coyuntura del impulso del
tema de las cuotas de mujeres, jóvenes y pueblos indígenas en los
puestos dirigenciales en estas organizaciones y en las candidaturas
a cargos de elección popular:22
“(…) como pasa con todas las redes de política, se fueron confi-
gurando ciertas lealtades y se empezaron a tejer relaciones (…) en
términos de formación, como era en el marco de una coyuntura
electoral, difícilmente tuvimos una asistencia recurrencia siste-
mática en las diferentes reuniones pues entre más se acercaban
las elecciones ya no iban (…) la actividad de la comisión fue un
poquito inestable y entiendo que ahora está casi desarticulada.
Algunos ya no forman parte porque, si se ve en términos de
realpolitik, lograron escalar a otro tipo de comisiones que en la
jerarquía del partido están un peldaño arriba que la de juventud.
A esta es para la época electorera cuando se le concentra para ha-
cer un trabajo de hormiga, de marketing terrestre a bajo costo con
una mano de obra ad-honorem que en un momento sí hace ruido
para una campaña” (Entrevista Franco Martínez. INGEP/URL-Foro
Permanente de Partidos Políticos 2007. Ciudad Guatemala. 21 de
febrero de 2012).

Asimismo, han sido significativas las experiencias de observación


del Mirador Electoral Guatemala desde el año 200323 y la del Procu-
rador de Derechos Humanos (PDH). Por su parte, las organizaciones
de jóvenes también se han movilizado en estas coyunturas. Tal fue la

22/ El Foro es una instancia impulsada por el Programa de Valores


Democráticos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y existe
desde el año 2002. En la creación de la Comisión de Juventud confluyeron
instancias como Diálogo Multipartidario del Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), la Asociación de Investigaciones y Estudios
Sociales (ASIES), el Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP)
y el Instituto de Gerencia Política de la Universidad Rafael Landívar (INGEP/
URL).
23/ Es un consorcio conformado por Acción Ciudadana (AC), Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Instituto Centroamericano
de Estudios Políticos (INCEP), Asociación DOSES, Fundación Centro de
Documentación e Investigación Maya (CEDIM), Red Nacional de Organizaciones
de Jóvenes Mayas (RENOJ) y Más Mujeres Mejor Política. Han participado en
tres procesos electorales como misión nacional de observación.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 195

experiencia de Generanación, que constituyó una plataforma para


incentivar el empadronamiento y la participación mediante el voto
en las elecciones de 2011.24

Incluso, el planteamiento del valor intrínseco de la participa-


ción es retomado por estas últimas en su propio trabajo y actividad
cotidiana:

“Tenemos una base de datos y tenemos la Comisión de Volun-


tariado, que se encarga de actualizarla y mandarles información
(…) los que están allí son personas que ya nos han apoyado,
entonces nos comunicamos con ellos vía electrónica y por las re-
des sociales (…)” (Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJJ06.
Ciudad Guatemala 25 de septiembre de 2012).

“(…) se cerró el proyecto y el Coordinador nos comunicó que


podíamos trabajar pero a nivel comunitario, la C*** no tenía un
tema específico y ninguna metodología que respalde ese trabajo
así es que seríamos el primer grupo en implementar el volunta-
riado comunitario (…)” (Entrevista Organizaciones de Jóvenes.
OJJ05. Ciudad Guatemala 20 de agosto de 2012).

“Nosotros nos integramos como voluntarios haciendo alianzas


pequeñas porque no tenemos un fondo que nos esté dando para
mantener las máquinas y el local sino con los cursos que damos,
impartimos las clases profesionalmente, nos reintegran Q** men-
sualmente (…)” (Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJD04.
San Martín Jilotepeque, Chimaltenango. 29 de julio de 2012), o

“Estábamos invitando más jóvenes a que fueran voluntarios


de la radio, voluntarios porque les dábamos el taller para que
lo hicieran, entonces de allí se involucró el compañero (…)”
(Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJA02. Todos Santos
Cuchumatán, Huehuetenango. 20 de junio de 2012).

24/ Las organizaciones que formaron parte de esta plataforma fueron Paz
Joven, Jóvenes por Guatemala, Jóvenes por la Vida, Movimiento Cívico
Nacional y Red Nacional por la Integridad. Nota en sección País de elPeriódico
del 25 de mayo de 2011 con el título “Impulsan plataforma para incentivar
participación juvenil en elecciones” (Por Carlos Rigalt). Disponible en: http://
www.elperiodico.com.gt/es/20110525/pais/195857/.
196 Jóvenes en Guatemala

Si observamos con detenimiento, desde la perspectiva de estas


organizaciones, la participación de las personas jóvenes con frecuen-
cia se traduce en ejercicios de voluntariado. No obstante, en algunos
casos se refiere a la forma de participación de las y los miembros en
los grupos y en otros se relaciona con la capacidad de movilización
de recursos y despliegue de su actividad mediante programas o
líneas específicas que se incorporan a las estructuras organizativas.

Pero ¿qué implicaciones podría tener esta omnipresencia del


voluntariado? Como el término mismo lo indica, se trata de una
actividad que se realiza por propia voluntad. Además, tal como
se ha construido su significado, implica hacerla sin recibir a cambio
retribución alguna y generalmente está ligada con algo que se hace
para otros no para sí mismos. Se observa así el impulso de un cierto
modelo de ciudadanía basado en la entrega del tiempo y la energía
del individuo sin importar las orientaciones generales de las accio-
nes en las que se ve incluido. No es frecuente que tales acciones se
orienten a la reivindicación de sus derechos, de manera que si bien
se encuentran algunos casos, estos son la excepción y no la regla.

Habría que considerar que el trabajo voluntario suele realizarse


cuando, teniendo las condiciones, no se hace otra cosa (por ejemplo,
tener un empleo remunerado u otro tipo de actividades que exigen
cumplir con obligaciones). Así también, que se asocia con un tiempo
de permisividad y ocio productivo, por lo que no es casualidad que
se dé por descontado como una actividad de jóvenes y, aún más, de
algunos y algunas, quienes cumplen con los parámetros para tener
algo que dar: urbanos, con acceso a la educación, satisfechas sus nece-
sidades básicas, entre otros. Hay que señalar que el voluntariado no
significa lo mismo para todas las personas jóvenes que se involucran;
ello depende de múltiples factores y la posición en la que se en-
cuentren. Para unos, es una estrategia para insertarse en espacios que
les permitan conocer contactos y establecer redes que les faciliten el
acceso al mundo laboral; para otros, se trata del trabajo dedicado a
su comunidad; y para otros, es una manera de lograr la colectividad
entre sus pares y/o la sostenibilidad de su organización.

Cabe señalar que las personas jóvenes no son seres pasivos que
responden a estos llamados unidireccionalmente. Toman iniciativas
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 197

propias y en ello se enfrentan con la contradicción de ser llamados


a formar parte activa de la sociedad, las comunidades y colectivos
en los que viven y se adscriben, para en la práctica encontrarse con
el cierre de espacios:
“Hemos tenido esa dificultad, realmente hemos tenido proble-
mas con las organizaciones de mujeres de acá, porque nos ven
como personas irresponsables y nos lo han dicho (…)” (Entrevis-
ta Organizaciones de Jóvenes. OJM08. Puerto Barrios, Izabal. 22
de julio de 2012)

“(…) otra de las instituciones que nos han discriminado es la


Municipalidad, el Consejo ve tanta imposibilidad que un grupo
de jóvenes maneje a la juventud del Municipio, el único que nos
ha echado el hombro y la mano es el alcalde (…) la cultura de
acá es que la autoridad es el adulto, entonces ahora que nosotros
estamos participando resulta que no mucho confían (…)” (Entre-
vista Organizaciones de Jóvenes. OJD04. San Martín Jilotepeque,
Chimaltenango. 29 de julio de 2012)

b. Educación y formación: los sujetos a formar


El futuro de un país se encuentra en su juventud, por lo tanto,
es necesario considerar las capacidades con las que cuentan
los jóvenes en Guatemala para enfrentar un reto de semejante
magnitud.

Jorge Benavides
FUNDESA

(¿Estamos formando jóvenes para el futuro? Desafíos para la


Educación Secundaria en Guatemala)

De entre los elementos que definían en sus inicios a La Juven-


tud en Guatemala, y uno de los más emparentados con la noción
de moratoria psicosocial (Krauskopf, 2004), es el de la educación
entendida como escolarización. El supuesto detrás ha sido que se
trata de una etapa de la vida en la que las personas deben formarse
para integrarse plenamente a la sociedad, aunque a lo largo de la
historia no todas han asistido a la escuela como ha sido mostrado
198 Jóvenes en Guatemala

en el ensayo anterior. Es decir que se está en transición hacia el


mundo adulto en el que se han de asumir responsabilidades socia-
les y económicas que requieren la adquisición de herramientas que
solo pueden darse a través de procesos educativos.

Hasta ahora podemos afirmar que esta idea, con transformacio-


nes y matices, sigue estando presente, al punto que pareciera que
educación y formación son asuntos estrictamente juveniles. Por eso
nos encontraremos con que el conjunto de los ámbitos de prácticas
del Campo de la Cuestión Juvenil está atravesado por interven-
ciones de este tipo, aunque con distintas orientaciones. Algunas se
dirigen aún a la dimensión de escolarización y otras, siguiendo el
planteamiento de la necesidad de formación, proponen procesos
alternativos y extraescolares. Corresponde examinar este argumento
por partes.

En cuanto a la perspectiva de escolarización, sin duda alguna el


ejemplo cardinal es la propia política nacional implementada por
el Ministerio de Educación (MINEDUC), en específico los procesos
de expansión de la oferta educativa en las últimas dos décadas.
Así ocurrió en el nivel primario en la década de los ’90 bajo el
concepto de autogestión comunitaria, específicamente del Pro-
grama Nacional de Autogestión Educativa (PRONADE) (Salinas,
2011).25 En el nivel básico se implementó por la vía de las escuelas
cooperativas26 y las Telesecundarias.27 Luego, para el caso del nivel

25/ Durante el período de gobierno 2008-2012, las escuelas de


autogestión que durante más de una década fueron financiadas por las
propias comunidades, pasaron a formar parte del presupuesto nacional y
a ser financiadas estatalmente –mantenimiento, funcionamiento y salarios.
La multiplicación del número de escuelas en el nivel primario ha dado por
resultado tasas netas de escolaridad mayores al 85% y cercanas al 98% en el
período 2001-2011.
26/ Aporte tripartito de municipalidad, gobierno central y padres de
familia y/o estudiantes.
27/ Esta modalidad surgió en 1996 a partir de la firma de un convenio de
cooperación entre México, Guatemala y otros países centroamericanos. El
modelo está especialmente diseñado para la atención de poblaciones rurales y
el proceso de enseñanza-aprendizaje es guiado por un facilitador pedagógico
que emplea recursos audiovisuales y materiales impresos como medios de
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 199

diversificado, este fenómeno ha ocurrido por vía del comercio de


servicios siendo que esta entidad tiene a cargo la autorización de
apertura de carreras.28

En esta línea también resultan clave las intervenciones de


agentes no estatales encaminadas, por un lado, a generar oferta
educativa cuando no existe y/o a propiciar la permanencia en la
escuela mediante becas para gastos escolares o manutención. Son
los casos de la Asociación Ixmukané y el Instituto Maya-Mam en
Huehuetenango, el proyecto Ak’Tenamit, la Asociación Estudiantil
K’aache y la Asociación Cultural Maya Aj Awinel en Izabal, la
Asociación Progresa en Chimaltenango, el Proyecto Educativo y
Laboral Puente Belice en Ciudad Guatemala, por mencionar algu-
nos ejemplos identificados en los territorios en los que se realizó el
trabajo de campo para este estudio. Sin duda, existen innumerables
ejemplos de esta naturaleza en los mismos u otros territorios e in-
cluso entidades que realizan esta labor en múltiples sitios o a nivel
nacional, pues se trata de una forma de intervención privilegiada.

Un aspecto medular en la centralidad de la educación escolar


es su asociación directa con la productividad y el trabajo:
“(…) la oportunidad de tener formación humana, académica
y laboral, y en esto no sólo tener acceso a la formación sino
también a ingresos para que los jóvenes puedan ayudar en su
casa y sea como una primera experiencia de trabajo en donde
adquieran disciplina, un paso preliminar para que ellos continúen
estudiando y logren tener mejores trabajos (…)” (Entrevista Pro-

apoyo (PNUD, 2010). Ha tenido un incremento sostenido desde sus inicios,


pero en el período de gobierno 2008-2012 este modelo fue asumido como la
principal política de ampliación de cobertura en el nivel básico.
28/ Según datos del departamento de estadística del MINEDUC, al año
2013 existen 27 ramas de enseñanza que cuentan con acuerdo ministerial que
regula su funcionamiento y 174 carreras en el nivel diversificado, muchas de
las cuales son variantes de especialidades o carreras de doble titulación. Estas
son impartidas en 3,852 establecimientos autorizados, de los cuales, para el
2009, mantenían una proporción del 76.7% en el sector privado, cerca de
un 20% en el sector público y el restante corresponde a modalidades de
educación cooperativa (PNUD, 2010).
200 Jóvenes en Guatemala

gramas/Proyectos de Intervención. PIP08. Ciudad Guatemala. 24


de septiembre de 2012).

Un ejemplo paradigmático en esta dirección es el Instituto Técni-


co de Capacitación y Productividad (INTECAP), una entidad pública
autónoma encargada de la formación de personal especializado. A
lo largo de su historia ha desplegado su actividad con el beneplácito
del sector empresarial así como con el apoyo técnico y financiero de
organismos internacionales como la Cooperación Técnica Alemana
(GTZ), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Interna-
cional (USAID), la Agencia Española de Cooperación Internacional
para el Desarrollo (AECID) y el Servicio Nacional de Aprendizaje
Industrial de Brasil (SENAI), entre otros. Aunque esta entidad atien-
de a la población en general, varias de las carreras técnicas o cursos
certificados tienen como requisitos ciertos límites de edad que privi-
legian a jóvenes en edades consideradas productivas.29

En relación con los procesos alternativos, es común que las


inquietudes de acción de las organizaciones de jóvenes y las for-
mas privilegiadas de trabajo de los proyectos de intervención se
traduzcan en procesos, pero sobre todo actividades, de formación:
“(…) allí sí hay ‘plata’, si conseguís una organización que te pague
por capacitaciones está bien (…) ellos querían que hiciéramos
almuerzos y darles pláticas a los jóvenes (…) [en relación a las
organizaciones que realizan estas actividades] los jóvenes llegan,
aunque ahora menos porque se cansan (…)” (Mark Field. Zona
Juvenil. Huehuetenango. 25 de junio de 2012).

Los temas abordados pueden ser tan variados como los inte-
reses propios de las organizaciones, los ámbitos de prácticas y las
ofertas que se producen por otros agentes del Campo. General-
mente, estos se convierten en espacios de instrucción y recepción

29/ Para el año 2011 se reporta que sólo el 11% de las y los jóvenes entre
15 y 29 años han accedido a capacitación técnica para el trabajo y que estos
se concentran en estratos socioeconómicos medios y altos, y en aquellos que
poseen niveles de escolaridad diversificado y superior. A su vez, dentro de este
grupo aproximadamente dos de cada diez reportan haber asistido al INTECAP
(ENJU, 2011).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 201

de información que se plantean distintos o complementarios al


sistema educativo formal. Suelen ser acotados en el tiempo y no
significar la adquisición de credenciales, sino solamente el recono-
cimiento de la participación y la valoración positiva del proceso
de aprendizaje. Se caracterizan por utilizar técnicas y métodos no
convencionales, como herramientas provenientes de educación
popular,30 actividades motivacionales, talleres, entre otros:
“(…) nos capacitamos en diferentes tipos de expresión como
teatro, danzas y muralismo. Nos empezaban a llamar de escuelas
para dar talleres –porque no se llamaban charlas– y nos capaci-
tamos como educadores populares para no dar una clase normal
sino dinámica (…)” (Lupita McLaughin. PAMI. Puerto Barrios,
Izabal. 20 de julio de 2012).

Paradójicamente, este protagonismo enunciativo de la educación


y la formación cuando se piensa y se habla de las personas jóvenes
ocurre en un contexto en el que la educación pública tiene limitados
alcances, la mayoría no se encuentra dentro del sistema educativo y
en el que este se encuentra en franca disputa entre distintos agentes
del Campo educativo (estudiantes, sindicatos magisteriales, gobier-
no, organizaciones sociales, entre otros). Al respecto, los ejemplos
más recientes están relacionados con los cambios curriculares en la
formación docente y la implementación de procesos de evaluación
educativa.31

30/ Es una corriente político-pedagógica surgida en América Latina entre las


décadas de los ‘60 a los ’80, al calor de los movimientos sociales y populares de la
época, inspirada en los planteamientos de Paulo Freire, planteándose propósitos
de transformación social y un esquema de pensamiento que articula teoría y
práctica (praxis). Para un debate más amplio sobre los usos e implicaciones de la
Educación Popular en el contexto actual podrían considerarse algunas palabras
de la red Mesoamericana Alforja:
“La EP siempre fue y es una propuesta Política de, con y para los sectores
populares... A diferencia de la metodología participativa que ha sido
cooptada por otras propuestas políticas, incluso neoliberales” Disponible
en: http://www.redalforja.net/index.php/educacion-popular/131-
educacion-popular-en-el-siglo-xxi-continuidad-y-nuevas-estrategias.
31/ Ver: Nota en sección País de elPeriódico del 21 de junio de 2012 con
el título “Pulso entre Ministra de Educación y alumnos de magisterio” (Por
Diana Choc). Disponible en: http://www.elperiodico.com.gt/es/20120621/
202 Jóvenes en Guatemala

c. Lúdica y deporte: entre el vacío y la creación, lle-


nando el tiempo de los sujetos
Donde la guerra y la violencia siembran el terror y el miedo,
el arte y la lúdica hacen germinar la valoración y el respeto por la
vida, la alegría y la solidaridad.
Asociación Caja Lúdica

Un deportista más, un delincuente menos


Miguel Ángel Ordoñez L.
(Programa televisivo El Deportito)

Es frecuente la asociación entre jóvenes y juego o deporte.


Tiempo disponible y energía física son probablemente los elemen-
tos que se conjugan en esta representación, y el supuesto de que
deben ser canalizados apropiadamente.

A pesar de que el acceso al arte, la cultura y el deporte son


reconocidos como derechos humanos en general y de las personas
jóvenes en particular, destaca que en el Campo de la Cuestión
Juvenil estos han cobrado un sentido específico. Por un lado, como
herramientas alternativas en la formación, tal como lo hemos ana-
lizado en el apartado anterior, que por su carácter lúdico serían
mucho más atractivas para las personas jóvenes. Por otra parte, se
les atribuyen cualidades de prevención de múltiples asuntos consi-
derados juveniles y derivados de un ocio carente de espacios para
la creación y sana distracción (violencia, delincuencia y embarazos
por citar algunos ejemplos).

Este consenso acerca del enfoque lúdico es relativamente reciente;


de hecho, podría considerarse que es parte constitutiva de los límites

pais/213944; EDUCA Guatemala. Campamento para la defensa del magisterio


y la calidad educativa. Boletines noticiosos Nos. 4 y 5 del 13 y 16 de febrero
de 2013; Columna de Opinión en Plaza Pública del 3 de julio de 2013 con
el título “Cinco mitos y un diálogo urgente para la educación” (Por Félix
Alvarado). Disponible en: http://www.plazapublica.com.gt/content/
cinco-mitos-y-un-dialogo-urgente-para-la-educacion.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 203

simbólicos del Campo que nos ocupa. El caso paradigmático lo cons-


tituye la Asociación Caja Lúdica, fundada a inicios del siglo XXI en
el marco del Festival Octubre Azul, por artistas y gestores culturales
del Colectivo Arte Urbano de Ciudad Guatemala y la Corporación
Cultural Barrio Comparsa de Medellín: “Es una organización social,
intercultural, multidisciplinaria e intergeneracional, que acompaña
procesos formativos, organizativos y de incidencia local, basados en
la estrategia Lúdica Creativa Arte y Diversidad Cultural, para aportar
a la construcción de la Cultura de Paz” (Historia en: http://www.
cajaludica.org/). Desde sus comienzos, esta organización ha partido
del supuesto de que la estrategia lúdica y las intervenciones derivadas
de ello tienen el potencial de reconstruir el tejido social, es decir, rela-
ciones de confianza y solidaridad. Quizá por ello han hecho énfasis en
el trabajo comunitario tanto en áreas urbanas como rurales.

Es posible atribuirle a la labor de Caja Lúdica la diseminación


y popularización de ciertas técnicas y metodologías que han sido
retomadas por una diversidad de organizaciones para una variada
gama de intervenciones: teatro –utilizado con anterioridad por
Educación Popular−, comparsa y juego público, elaboración y
manejo de zancos, danza, performance, animación cultural, per-
cusión, entre otras. De esta expansión también es probable que
se derive este acuerdo tácito sobre la potencialidad y utilidad del
enfoque lúdico en las intervenciones.

Dentro de la cooperación internacional esto se hace visible


a partir de lo que esta asociación llama “familia cooperante”,
en la que encontramos organismos oficiales como USAID, mul-
tilaterales como el PNUD, organizaciones no gubernamentales
internacionales como Oxfam y otras como Christian Aid. En el
caso de los agentes estatales, son ilustrativos los programas de-
portivos y recreativos de Juventud (12 a 17 años) y Reinserción
Social (dedicado a niñez y juventud de la calle y/o en conflicto
con la ley) del Ministerio de Cultura y Deportes (MICUDE); el
programa lúdico-educativo de prevención de violencia dirigido
a escolares de zonas rurales y urbano-marginales llamado JO-
VENMÓVIL de la Dirección General de Educación Extraescolar
(DIGEEX) del MINEDUC. Lo fue también el Programa Presidencial
Escuelas Abiertas que funcionó entre 2008 y 2011 así como las
204 Jóvenes en Guatemala

Escuelas Municipales de Arte de la Municipalidad de Guatemala.


El caso de Zaragoza en Chimaltenango es interesante: el alcalde
electo para el período 2012-2016 hizo el ofrecimiento de darle
continuidad desde ese nivel a las Escuelas Abiertas del Municipio
(Entrevista Lourdes Tojin. Asociación de Servicios Comunitarios
de Salud. Chimaltenango. 26 de julio de 2012).

Otro ejemplo son las organizaciones que ejecutan programas o


proyectos de intervención hacia jóvenes:
“(…) la participación de jóvenes es muy visible. Acá vienen muchos
adolescentes, algo que les ha gustado mucho es la parte artística
y los zancos. Hoy no es día que vengan pero otros días vienen
un montón de zanqueros, unos ensayando y otros enseñándole a
otros (…) y ¿cómo se llama el otro baile? [otra voz dice] breakdan-
ce (…)” (Entrevista Programas/proyectos de intervención. PIC04.
Chimaltenango. 25 de julio de 2012).

Las mismas organizaciones de jóvenes retoman prácticas empa-


rentadas con este enfoque:
“(…) hay señalamiento, dicen que provienen de las maras porque
hay muchos muchachos que sí tiene ese estigma por simple hecho
de hacer break (…) sin embargo llegamos a las escuelas y los maes-
tros respetan bastante el trabajo que hacemos (…)” (Entrevista
Organizaciones de Jóvenes. OJC03. 27 de julio de 2012)

Estos casos también recuerdan que con la música hip hop y


el baile breakdance ha ocurrido algo similar a la popularización
de lo lúdico. Cabe recordar que históricamente estos elementos
han sido asociados con las culturas juveniles de barrios popula-
res afrodescendientes en Estados Unidos y que en la década de
los ‘80 en Guatemala comenzaron a ser adoptados por jóvenes
de sectores medios y medios altos, pero que paulatinamente lo
fueron asumiendo jóvenes de sectores populares, razón por la cual
terminó siendo asociado con las maras (Escobar Urrutia, 2005).
En la actualidad, los espacios de promoción de música y baile van
desde iniciativas de jóvenes organizados como es el caso de la
Asociación Trasciende −que lidera una escuela de hip hop dirigida
a jóvenes de barrios populares− hasta las mismas intervenciones
gubernamentales, como fue el caso de Escuelas Abiertas.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 205

Paradójicamente, al auge de este enfoque y focalización ocurre


en un contexto de ausencia de políticas públicas culturales amplias
que se refleja en recurrentes crisis presupuestarias e instituciona-
les de distintas entidades de formación artística32 y de apoyo al
deporte.33

32/ Ver: Nota en sección Cultura de elPeriódico del 6 de agosto de 2010 con
el título “El arte de manifestar” (Por Juan Oquendo), disponible en: http://www.
elperiodico.com.gt/es/20100806/cultura/168260/?tpl=54. Columna de Opinión
Presto Non Tropo en Prensa Libre del 2 de junio de 2013 con el título “Perverso
acuerdo” (Paulo Alvarado), disponible en: http://www.prensalibre.com/cultura/
PERVERSO-ACUERDO_0_930506959.html. Nota en sección Comunitaria
de Prensa Libre del 24 de junio de 2013 con el título “Centro cultural afronta
carencias” (Por Sergio Morales), disponible en: http://www.prensalibre.com/
noticias/comunitario/Centro-Cultural-afronta-carencias_0_943705684.html.
Nota en sección Nacionales de Noticias de Emisoras Unidas del 4 de julio de 2013
con el título “Vicepresidenta ofrece Q1 millón para Escuela Nacional de Artes
Plásticas” (Por Henry Bin), disponible en: http://noticias.emisorasunidas.com/
noticias/nacionales/vicepresidenta-ofrece-q1-millon-para-escuela-nacional-artes-
plasticas. Reportaje en Revista D de Prensa Libre del 4 de agosto de 2013 con el
título “Escuelas de arte en el abandono” (Por Ana Lucía González). Disponible en:
http://www.prensalibre.com/revista_d/ESCUELAS-ARTE_0_964103829.html.
33/ Ver: Nota en sección Actualidad de La Hora del 24 de septiembre
de 2008 con el título “PGN pide el embargo de cuentas de CDAG” (Por
Redacción), disponible en: http://www.lahora.com.gt/index.php/nacional/
guatemala/actualidad/98737-pgn-pide-el-embargo-de-cuentas-de-cdag. Nota
en sección Actualidad de La Hora del 2 de noviembre de 2011 con el título
“Medallistas panamericanos se quejan por poco apoyo de Comité Olímpico”
(Por Andrea Orozco), disponible en: http://www.lahora.com.gt/index.php/
nacional/guatemala/actualidad/146858-medallistas-panamericanos-se-quejan-
por-poco-apoyo-de-comite-olimpico. Nota en sección País de elPeriódico del
martes 21 de febrero de 2012 con el título “Anomalías evidencian pugnas
en el deporte” (Por Sofía Menchú y Carolina Gamazo), disponible en:
http://www.elperiodico.com.gt/es/20120221/pais/208358. Nota en sección
País de elPeriódico del 14 de marzo de 2012 con el título “Recursos, solo
para federaciones deportivas con buenos punteos” (Por Claudia Méndez
Villaseñor), disponible en: http://www.elperiodico.com.gt/es/20120314/
pais/209430. Nota en sección Nacionales de Prensa Libre del 2 de junio
de 2013 con el título “Drama y abandono en escenarios deportivos” (Por
Fernando López y Eddy Recinos), disponible en: http://www.prensalibre.
com/noticias/DRAMA_0_930506971.html.
206 Jóvenes en Guatemala

d. Violencia y riesgo social: sujetos peligrosos


y en peligro
La gran mayoría de los delincuentes
son puros chavos menores de 20
Tavo Bárcenas y Jóvenes contra la Violencia

¡Que se diga de todo menos que el joven es delincuente!


La Bacteria Sound System Crew
(7º. Verso. 4ª. Estrofa. Somos Juventud) (1º. y 2º. versos. 4ª.
estrofa. Jóvenes contra la Violencia)

Las frases arriba consignadas forman parte de las canciones


de dos distintas campañas de comunicación. La primera fue in-
terpretada por Tavo Bárcenas34 con el acompañamiento musical
de la marimba Chapinlandia y un coro de integrantes de la or-
ganización Jóvenes contra la Violencia y divulgada a través de
un video musical en televisión abierta, por cable e internet. La
segunda corresponde a la canción representativa de la campaña
“Somos Juventud” lanzada en 2010, que también contó con un
video divulgado especialmente en internet y con menor alcance en
televisión nacional, y es interpretada por el grupo de hip-hop La
Bacteria Soundsystem Crew.35 Ambas piezas son una muestra de las
enunciaciones que circulan en cuanto a la relación entre jóvenes y
violencia/delincuencia en la Guatemala contemporánea.

Esta relación no es reciente ni novedosa; no obstante, las


características que toma en el presente deben ser comprendidas
a la luz del contexto político y económico que se ha gestado
desde la década de los ’90, como ha sido señalado en apartados
anteriores. Específicamente, habría que considerar que en este
marco al Estado se le impele a cumplir el papel facilitador de
las condiciones para el despliegue de una economía de libre

34/ El cantante también ha realizado anuncios comerciales de productos de


cerveza y telefonía celular.
35/ Los integrantes del grupo forman parte de Trasciende.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 207

mercado, estableciendo como una de sus prioridades las políticas


de seguridad. Conviene aquí señalar que en la actualidad es un
lugar común afirmar que son principalmente jóvenes varones
(rango 18 a 26 años) los protagonistas (víctimas y victimarios)
de los hechos de violencia física directa (asesinatos y robos), así
como que muchas herramientas estadísticas confirman que esto
es así (Waiselfisz, 2008; PNUD, 2007 y 2012). Este hecho sirve
como fundamento para centrar la mirada en los jóvenes cuando
de estas preocupaciones y de las intervenciones y acciones para
enfrentarlas se trata.

Esa configuración de elementos ha producido un macro-


discurso sobre violencia juvenil que se erige sobre un referente
cuyos dos extremos aparentemente opuestos son en realidad parte
nuevamente de un continuo: el joven violento en un extremo y el
joven positivo en el otro. Aquí proponemos que para comprender
cómo este opera es necesario asumir que se expresa en distintos
discursos, de variada densidad y que funcionan en niveles y ámbi-
tos diferentes, que a su vez abonan a las diferentes comprensiones
del fenómeno de la violencia que involucra a las personas jóvenes
en Guatemala.

En tanto forman parte de un marco de comprensión, estos


enfoques discursivos tienen rasgos comunes. En primer lugar, hacen
referencia a jóvenes urbanos de sectores populares y estratos bajos,
es decir enfocan en ciertos jóvenes y no en todos. En segundo lugar,
explican la violencia ejercida por los jóvenes en términos de las
carencias que padecen individualmente (falta de principios y valo-
res, educación, empleo, espacios de recreación), es decir, aludiendo
a factores de riesgo. En tercer lugar, comparten una imagen ideal
sobre lo que las/os jóvenes deberían ser, imagen que hemos iden-
tificado como “joven positivo”. Este es el responsable, optimista,
creativo, productivo, propositivo, emprendedor, trabajador, buen
ciudadano y buen guatemalteco, en suma aquel que se porta bien
y no crea problemas. Entonces, aunque diferentes, los argumentos
emanados de un enfoque discursivo u otro son en muchas ocasiones
complementarios, precisamente por los fundamentos que com-
parten. Para efectos de análisis se identifican tres: criminalización,
rehabilitación-prevención, contra-estigmatización.
208 Jóvenes en Guatemala

El enfoque discursivo de criminalización se enfoca en la


violencia delincuencial y criminal que ejercen jóvenes. Explica el
fenómeno desde juicios morales de maldad intrínseca y desvío, de
supuesta anormalidad. Se caracteriza a los jóvenes que delinquen
como antisociales e inadaptados en tanto violan todas las reglas
y son impulsivos e incontrolados, que carecen de empatía por
el prójimo pues se dedican a hacer daño a las otras personas y
sus bienes. Se les considera inútiles e improductivos en tanto no
trabajan, son vagos y para obtener lo que desean roban, asaltan,
extorsionan y matan. En suma se les considera un problema social,
cuando no la razón principal de la inseguridad ciudadana.36 De
esta cuenta, se les atribuye ser una amenaza social que debe ser
aniquilada, un cáncer que debe ser extirpado. Las pautas de acción
que podrían derivarse o fundamentarse en este razonamiento van
desde la penalización hasta aquellas de inspiración “solución
final” concretadas en acciones de limpieza social.37

Las primeras han tenido auge en un contexto regional favo-


rable al discurso anti-maras en el que se han generado iniciativas
de legislación y política en el triángulo norte de Centroamérica.
En Guatemala, varias de estas han sido lanzadas especialmente en
períodos electorales y preelectorales: “Mareros escuchen bien:
se les terminó la fiesta en Guatemala ¡Vamos a terminar

36/ Son ejemplo de ello las acusaciones de dirigir las redes de extorsión y
asesinato a pilotos de autobuses urbanos y extraurbanos hacia el pandillero
Áxel Danilo Ramírez Espinoza −apodado Smiley− durante 2009 o el caso
documentado por Lafitte Fernández (2011) en relación a la muerte de
diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) en
2008.
37/ El término se refiere al mecanismo de represión, selectiva o
indiscriminada, dirigida hacia individuos o grupos considerados indeseables,
con el objetivo de intimidarlos o exterminarlos y que es ejercida por grupos
armados con conexiones con el Estado o que actúan con su aquiescencia,
complicidad, apoyo o tolerancia. Los rasgos de estos actos son tortura y
logística de secuestro, asesinato y traslado de cadáver (Sanford, 2007: 29).
Algunos investigadores apuntan la necesidad de sustituir esta terminología de
“limpieza” por otra que sitúe su carácter real de impunidad y evitar reforzarla
en sentido positivo. Aquí se conserva el término en pos de caracterizar el
discurso que fundamenta la práctica.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 209

con ustedes!” (Merino, 2004: 141).38 El argumento para promo-


ver estas iniciativas ha sido la necesidad de “leyes más duras” en
tanto la sociedad se encuentra indefensa frente a la amenaza de
grupos delincuenciales como las maras, frente a lo que las fuerzas
de seguridad e instituciones encargadas de impartir justicia tienen
atadas las manos para detener y castigar a sus integrantes. En suma,
se ha tratado de darle carácter jurídico-penal a una categoría de
grupo social: las maras.39 Y aunque las iniciativas de ley no han sido
aprobadas en el país, sí se han ejecutado campañas de seguridad y
detenciones bajo estos parámetros.40

En esa dirección, en Guatemala han sido ejecutados “El Plan


Escoba” en 2003 y el “Plan Cuadrante” –originalmente aplicado
en Chile− desde 2008, consistentes en detenciones masivas de
supuestos pandilleros o delincuentes (Asturias, 2012). En esta línea
se encuentran también programas como el de Escuelas Seguras
–patrullaje perimetral a escuelas en zonas consideradas violentas y
consejería para la prevención con estudiantes− desde el año 2009.
Más recientemente, Otto Pérez Molina, ahora como presidente, ha
presentado una iniciativa de reforma al Código Civil para redefinir

38/ Frase pronunciada en la Asamblea del Partido de Avanzada Nacional


(PAN) por el diputado y candidato presidencial del año 2003, Leonel López
Rodas, enseguida presentaba el “Plan Cero” como parte de los ofrecimientos
de campaña: cero tolerancia a la delincuencia y cero hambre (acciones de
combate a la pobreza). En el 2006, Otto Pérez Molina –como diputado,
jefe de la bancada del Partido Patriota (PP) y candidato presidencial para
el período electoral siguiente− también presentó una propuesta de ley
antimaras.
39/ En contraste, la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia,
basada en la doctrina de protección integral y las normas de derecho
internacional, establece tratamiento especial a menores de edad que infringen
la ley. Por su lado, los derechos civiles y políticos vigentes establecen la libertad
de asociación y organización, en tanto el Código Penal establece castigos por
la comisión de delitos y no por la pertenencia a algún grupo en particular.
Contrarias al espíritu de la justicia penal, las medidas planteadas se atenían a
percepciones (tatuajes, vestimenta) y no a pruebas y/o testimonios de hechos.
40/ Leyes antimaras o antipandillas fueron aprobadas en Honduras en
2003 y en El Salvador en 2010.
210 Jóvenes en Guatemala

la mayoría de edad a 12 años y así permitir la imputación de delitos


a quienes superen esa edad.41

En cuanto a las acciones enmarcadas en la limpieza social, estas


encuentran sus antecedentes en prácticas ejecutadas por escuadro-
nes de la muerte o grupos paramilitares en el pasado (Sanford,
2007). Las ejecuciones extrajudiciales, que son acciones fuera de
ley, suelen ser justificadas públicamente con argumentos como que
son los mismos integrantes de las pandillas quienes se están elimi-
nando entre sí por rivalidad de territorios, competencia criminal
o castigo por traición al grupo. Es decir que no solo ejercen la
violencia que padece la sociedad en general sino que ellos mismos
reciben. Ejemplo de ello es la producción de notas periodísticas
en las que a partir de estereotipos se les atribuye a los cadáveres
características de pertenencia a pandillas.

Habría que prestar atención a esta lógica que plantea la proble-


mática en términos de “jóvenes contra jóvenes” pues es la misma
que podría estarse trasladando a la explicación de problemas como
el acoso escolar –llamado bullying– e incluso en la de los casos
de suicidios de jóvenes, temas que en momentos recientes han
centrado la atención pública y de los medios de comunicación por
encima de los acostumbrados temas de violencia juvenil.42

41/ Nota en sección Justicia de La Hora. 13 de marzo de 2012.


“Bajarían mayoría de edad a doce años ante crímenes” (Por Mariela
Castañón). En: http://www.lahora.com.gt/index.php/nacional/guatemala/
actualidad/154922-bajarian-mayoria-de-edad-a-doce-anos-ante-crimenes.
42/ La revisión de la cobertura de medios escritos ha permitido identificar
que el auge de este enfoque coincide con la iniciativa para la reducción de
la mayoría de edad y el lanzamiento de una campaña de prevención del
“Bullying” liderada por el Ministerio de Educación y respaldada por otras
entidades públicas y organismos de cooperación. Algunos ejemplos a
continuación: Nota en sección Nacionales de Siglo XXI. 3 de noviembre de
2011. “El maltrato escolar no difiere en el campo” (Por Rudy Tejeda). En:
http://www.s21.com.gt/node/94890. Nota en sección País de elPeriódico. 4
de marzo de 2012. “Fallece niño víctima de ‘Bullying’ en Huehuetenango”
(Por Gerson Ortiz). En: http://www.elperiodico.com.gt/es/20120304/
pais/208971. Nota en sección País de elPeriódico. 6 de marzo de 2012.
“Envían a correccional a agresores de niño de 11 años” (Por Gladys Galeano).
En: http://www.elperiodico.com.gt/es/20120306/pais/209056/. Nota en
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 211

Por otra parte, la criminalización directa no es políticamente


bien vista, especialmente en el marco de un proceso democrático.
Surge entonces otro enfoque discursivo el de rehabilitación-pre-
vención. En este caso, los argumentos identifican la existencia de
jóvenes que cometen delitos y/o son violentos, que tienen proble-
mas y se enfrentan a la sociedad y cuyo actuar afecta a otros; su
situación, sin embargo, es vista como producto de varios factores
que, de ser modificados o compensados, rehabilitarían socialmente
a quienes ya se han involucrado, especialmente en maras, o bien
evitarían que quienes aún no lo han hecho, pero se encuentran en
riesgo, lo hicieran. Las explicaciones que se dan al fenómeno van
desde cuestiones de socialización primaria como la desintegración
y el abandono familiar, pasando por las falencias morales de falta
de autoestima, de falta de criterio para dejarse influenciar por
otros o por imitación de “culturas foráneas”, hasta factores socioe-
conómicos como la pobreza, la falta de educación y de empleo.
Son retratados como sujetos carentes de afecto y con problemas
de obediencia a la autoridad, como personas resentidas y dolidas,
vulnerables a la vez que agresivas.

Al ser este planteamiento moralmente aceptable frente al de la


criminalización, es comprensible que se convierta en una postura
casi consensuada entre una gama de agentes muy distintos entre
sí. Es frecuente identificar estas enunciaciones en organizaciones
de jóvenes, programas de intervención y organismos de coope-
ración internacional tan diversos como la USAID y las agencias
que ejecutan su financiamiento (RTI, CAII, entre otras), el Centro
de Estudios y de Cooperación Internacional (CECI) de Canadá o
multilaterales como la Unión Europea, también en agencias ligadas
al Foro de Organizaciones No Gubernamentales Internacionales
(FONGI), entre ellas Oxfam Gran Bretaña y Diakonia. Asimismo,
en instancias del sistema de Naciones Unidas (UNICEF, UNESCO,

sección Opinión de Prensa Libre. 10 de marzo de 2012. “Guatemala Bullying”


(Por Juan Carlos Lemus). En: http://prensalibre.com/opinion/Guatemala-
bullying_0_661133896.html. Nota en sección País de elPeriódico. 29 de abril
de 2012. “Ley contra el ‘Bullying’ espera turno en el Congreso” (Por Claudia
Palma). En: http://www.elperiodico.com.gt/es/20120429/pais/211458.
212 Jóvenes en Guatemala

PNUD). Incluso, es posible identificar en esta postura a los sectores


empresariales:
“El país tiene múltiples desafíos que requieren ser abordados
de forma consistente y consecuente con la realidad nacional.
Indudablemente, uno de estos desafíos es la violencia (…) En
este sentido, el Sector Empresarial percibe que buena parte de
los problemas que el país enfrenta se pueden superar a través
de iniciativas que procuren recuperar los valores humanos que
construyen sociedad, incidir en la formación de la juventud y,
fundamentalmente, fortalecer la cultura de legalidad en el país”
(CACIF, 2012: 3).

Las pautas de acción derivadas son de rehabilitación/reinser-


ción y/o prevención, enfoques que aunque emparentados no son
lo mismo. Muy probablemente tienen sus orígenes en el surgimiento
del Campo y tuvieron su momento de auge en los años 2000 a 2005.
El hito en este ámbito de acción lo constituyó el surgimiento de la
Alianza para la Prevención del Delito (APREDE) en 2001.43 El modelo
de intervención desarrollado por APREDE se basa en enfoques que
abordan la violencia como un asunto de salud pública, identifican
factores de riesgo y protección e intentan potenciar los segundos para
neutralizar a los primeros (Rodríguez, julio 2011: 29). De esa cuenta,
los programas desarrollados contemplaban aspectos psicológicos
y psicosociales (fortalecimiento de los vínculos familiares de afecto,
formación en valores y el fortalecimiento de las redes de apoyo social
e institucional como los comités de prevención del delito integrados
por miembros de las comunidades o barrios en los que se asienta el
proyecto), educativos (becas para estudio en sistema formal y capaci-
tación para el trabajo), laborales (apoyo en búsqueda de empleo o en
fundación de microempresas) y de recreación (formación y creación
artística, actividades y espacios lúdicos). Estos procesos eran imple-

43/ Conformada por organizaciones no gubernamentales e instancias


gubernamentales como la Asociación Multisectorial Penitenciaria Guatemalteca
(AMPEGUA), Familiares y Amigos Víctimas de la Delincuencia y el Secuestro
(FADS), Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penas de Guatemala
(ICCPG), Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH) y programas
de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia. Fue financiada por USAID
a través de la agencia Creative Associates Internacional, Inc. (CAII).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 213

mentados en dos líneas de acción, una dirigida a jóvenes identificados


en fase predelincuencial, tratando de “evitar la interacción de los
factores de riesgo” en la trayectoria específica individual de quienes
se incorporaban como beneficiarios del proyecto (prevención), y otra
dirigida a jóvenes identificados en fase delincuencial, que incluía una
labor en los presidios como fase de preparación para su reincorpora-
ción social (Merino, 2004; Hun, Lemus y Monzón, 2006).

Durante estos primeros años del siglo XXI, se han desarrollado


multiplicidad de proyectos que en términos generales han seguido
el modelo anterior, probablemente enfatizando algunos elementos
más que otros. La mayoría de estos se han implementado en la
zona metropolitana del departamento de Guatemala, aunque en
algunos casos se han establecido sedes, proyectos subsidiarios o
adaptaciones locales en distintas partes de país. Algunos ejemplos
son el de “Jóvenes activos” de la Cruz Roja Española, Asociación
CEIBA, Caja Lúdica, Proyecto Educativo y Laboral Puente Belice, el
proyecto regional Armando Paz de la Organización de los Estados
Americanos, entre otros.

Con el tiempo, estas intervenciones se han decantado hacia


la prevención dirigida exclusivamente a quienes se supone en
situación de riesgo pero que aún no se involucran en hechos de-
lictivos; es decir, se dejó de trabajar directamente con integrantes
de maras o pandillas. Esto probablemente está relacionado con
las dificultades encontradas para la reinserción. Los problemas de
acceso y permanencia en el empleo o el fracaso de las experiencias
de micro-emprendimientos y la inestabilidad de las redes sociales
para la facilitación del proceso,44 regularmente resultaban en el re-
greso a la pandilla o la muerte. Probablemente las únicas instancias

44/ Las iniciativas de micro-emprendimiento y capacitación para el empleo


se enfrentan con el hecho de que los mercados laborales se han flexibilizado y su
regulación es precaria, así también con que las oportunidades de acumulación
de capital están concentradas, de modo tal que resultan siendo actividades
económicas de subsistencia (Pérez Sáinz, 2003). Los proyectos implementados
hasta ahora han sido acotados en tiempo y población beneficiaria y, en la
medida que no se han logrado institucionalizar, han dejado a la deriva a los
involucrados cuando finalizan.
214 Jóvenes en Guatemala

que han mantenido una línea de trabajo dirigida a rehabilitación/


reinserción/readaptación de mareros son las iglesias cristiano-evan-
gélicas bajo la lógica de la conversión religiosa.

Otra vía de intervención derivada de estos razonamientos es


la referida a la incidencia y negociación con las entidades guberna-
mentales, la que se dio generalmente con dos objetivos concretos.
En primer lugar, se buscó sensibilizar a autoridades y funcionarios
acerca de la necesidad de invertir en medidas de prevención
para ahorrar en medidas de control. En segundo lugar, oficializar
documentos y políticas públicas orientadas en esta dirección. Por
ahora la trayectoria de estas medidas puede establecerse a partir
del gobierno de Oscar Berger (2004-2008) cuando APREDE y
otras organizaciones firmaron un convenio con el MINGOB para
implementar un proyecto piloto de prevención (Merino, 2004). En
este mismo período fue emitida la Política Nacional de Prevención
de la Violencia Juvenil a cargo de la Comisión Nacional para la
Prevención de la Violencia (CONAPREVI). Durante el gobierno
de Álvaro Colom (2008-2012), fue implementado, en el marco
del conjunto de política social, el Programa Presidencial Escuelas
Abiertas con un enfoque que involucraba a la comunidad. En los
inicios del gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2016), el Tercer
Viceministerio de Apoyo Comunitario del MINGOB convocó a
una serie de consultas para la formulación de la Política contra la
Violencia Juvenil, pero el proceso no fue concluido. En este mismo
período ha sido aprobada la Política Nacional de Seguridad que en
el lineamiento estratégico II contempla programas de prevención
social y situacional con jóvenes.45

45/ Queda pendiente aún un análisis comparado más profundo de los


procesos de formulación e implementación de las distintas políticas estatales
de prevención de violencia juvenil en los últimos años. Destaca que con
el tiempo ya no ha sido la sociedad civil organizada la que convoca a las
instancias estatales y que ahora han sido estas últimas las que convocan con
el objetivo de discutir y legitimar los documentos y medidas que pretenden
implementar, no obstante que en muchos casos esto se ha visto limitado en
presupuesto y también por la aplicación en la práctica de directrices más
emparentadas con el enfoque de criminalización. Otro hecho a subrayar es
que en cada experiencia, las entidades gubernamentales responsables de la
política y la coordinación interinstitucional designadas han sido distintas.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 215

Finalmente, el tercer enfoque discursivo identificado es el de


contra-estigmatización, que es de reciente formación y se ha
derivado de la preocupación y reflexión de organizaciones de
derechos humanos y/o que trabajan en enfoques de seguridad
democrática.46 Los argumentos emanados desde aquí constituyen
una respuesta directa al enfoque de criminalización, y en algunos
casos se complementan con los de rehabilitación-prevención. Sus
acciones han sido financiadas fundamentalmente por agencias de
cooperación descentralizada (Diakonia, Hivos, entre otras) aunque
también aparecen agencias oficiales (Unión Europea y USAID).

El punto central de este discurso es la denuncia de la violencia


y discriminación hacia jóvenes de sectores “marginalizados”, espe-
cialmente de zonas urbanas, y de las acciones de acoso, violencia
y ejecuciones extrajudiciales de que son objeto por parte de las
fuerzas de seguridad del Estado y grupos paraestatales. Quienes se
pronuncian desde aquí plantean que cuando los jóvenes ejercen
violencia o delincuencia es porque están siendo instrumentalizados
por estructuras criminales dirigidas por adultos. Por eso consideran
que hay una sobredimensión del asunto al responsabilizarles a las/
os jóvenes de la violencia que padece toda la sociedad guatemal-
teca. Incluso, señalan que la mayor parte de las acusaciones y el
estigma afectan a quienes no están involucrados, pero son seña-
lados por razones de aspecto (vestimenta, fenotipo) y residencia
(zonas rojas o marginales).

Las pautas de acción derivadas son fundamentalmente la de-


nuncia y la sensibilización social. Probablemente por su carácter
naciente, por razones de recursos y aceptación social de las pautas
de acción, las intervenciones surgidas desde aquí han tenido un al-

46/ Según el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica:


“(…) se sustenta en la supremacía y el fortalecimiento del poder civil, el
balance razonable de fuerzas, la seguridad de las personas y de sus bienes, la
superación de la pobreza y de la pobreza extrema, la promoción del desarrollo
sostenible, la protección del medio ambiente, la erradicación de la violencia,
la corrupción, la impunidad, el terrorismo, la narcoactividad, el tráfico de
armas. Asimismo el Modelo Centroamericano de Seguridad Democrática
orientará cada vez más, sus recursos a la inversión social”.
216 Jóvenes en Guatemala

cance muy acotado. En el plano de la denuncia destacan esfuerzos


de investigación, algunos de los cuales caracterizan el fenómeno de
las ejecuciones extrajudiciales de jóvenes (Samayoa, 2007; Flores y
Joaquín, 2013), otros exploran las percepciones que la población
tiene de las/os jóvenes en maras y los estigmas que pesan sobre
estos/as (López y Samayoa, 2009), en otros casos intentan explicar
la violencia juvenil en el marco de una sociedad histórica y sistémi-
camente violenta (De León y Sagone, 2006).

En el plano de la sensibilización, la campaña “Somos juventud”


es quizá el caso más ilustrativo, con sus eslóganes “Ser joven no
es un delito” y “Somos diferentes, eso tenemos en común”. La
misma fue liderada por CALDH y respaldada/replicada por otras
organizaciones de jóvenes, de intervención hacia jóvenes y de de-
rechos humanos en general. Incluyó una estrategia con medios de
comunicación (conferencias de prensa, producción y promoción
de video-clip musical), actividades públicas (conversatorios, festi-
vales artísticos) y una serie de artículos visuales (camisetas, stickers,
posters). Los alcances de la misma fueron limitados, lo que en parte
puede deberse a que no cuentan con la gran infraestructura de
difusión que se encuentra en manos del capital privado.

Probablemente hay un tercer tipo de prácticas derivadas de


estas argumentaciones, consistentes en el trabajo directo con jóve-
nes –esta vez representados como sujetos estigmatizados:
“Estamos trabajando con jóvenes después del asesinato de Víctor
Leiva –el Mono– que estuvo trabajando en Caja Lúdica. Surgió
la preocupación de muchas de las organizaciones de jóvenes que
empezaron a identificar los riesgos que estaban enfrentando en
su trabajo de defensa de derechos (…) empezamos a registrar
incidentes con la gente de Trasciende, Ciudad Quetzal y Mez-
quital (…) acordamos trabajar en cómo generar procesos para
fortalecer su trabajo y que restaran la estigmatización, generar
un discurso unificado sobre lo que hacen (…) definimos que iban
a ser jóvenes del área urbana porque el contexto de los jóvenes
rurales es totalmente diferente (…)” (Entrevista Angela Fuentes.
Unidad de Protección de Defensores y Defensoras de Derechos
Humanos en Guatemala. Ciudad Guatemala, 29 de febrero de
2012).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 217

También es ejemplo en esta línea el proyecto piloto de medidas


sustitutivas en casos de faltas leves dentro del Programa Resolu-
ción Alternativa de Conflictos y Justicia Penal implementado por
el ICCPG y cuya directriz fundamental es evitar la penalización e
institucionalización de jóvenes en conflicto con la ley (Entrevista
Carolina Simón, ICCPG Chimaltenango, 6 de mayo de 2012).

Habiendo revisado en los párrafos anteriores el espectro de


comprensión que se da sobre la relación entre la violencia y los
jóvenes, se hace evidente que quedan, no obstante, asuntos muy
importantes pendientes de explicar acerca de hechos y sus repre-
sentaciones. Por ejemplo ¿cómo explicar la transformación de las
maras, principalmente en el área metropolitana, de espacios de
socialización juvenil –con ejercicios de delincuencia común– hacia
estructuras criminales complejas? También podríamos preguntarnos
si todo aquello que nombramos como maras ¿realmente lo es? o,
¿son las maras todo aquello que hoy pensamos de ellas? ¿Qué hay
detrás y adentro de las filiaciones que nombramos de este modo?
y, ¿qué pasa con las violencias ejercidas por jóvenes de sectores
medios y altos? ¿Qué tienen en común las violencias ejercidas por
ellos y los jóvenes de sectores populares? (López, 2012).

Se impone reflexionar y preguntarse no solamente por las


violencias que ejercen, sino también por aquellas que son vividas
por las personas jóvenes. En este sentido, habría entonces que
ampliar –e integrar− la mirada con relación a las ejercidas en el
espacio íntimo y cotidiano (familia), sobre el cuerpo (violencia
sexual), pasando por los espacios comunitarios (participación
negada o restringida, descalificación y conflictos generacionales),
las formas de violencia política institucional (militarización, re-
presión y criminalización de la organización social) y hasta las
mismas formas de violencia simbólica que atraviesan cada una
de estas esferas (censuras, silencios, negaciones). Se impone, en
consecuencia, una comprensión más allá de la que se basa en la
idea de factores de riesgo, para ver que estas violencias son parte
constitutiva de las relaciones (socialidad) y de los aprendizajes
en la experiencia de vida (socialización) y, en ese sentido, que
deberían ser explicadas antes que explicar la violencia ejercida
por las personas jóvenes.
218 Jóvenes en Guatemala

e. Salud sexual y reproductiva: el cuerpo y


la vida de los sujetos
Las enseñanzas de la tradición judeocristiana de la que somos
parte privilegian en primer lugar la familia, el matrimonio y la
pareja. Y la abstinencia y la fidelidad son parte de los valores que
mantienen unida a la familia, de manera que como una respuesta
concreta privilegiaría la abstinencia y la fidelidad que la reparti-
ción y promoción del uso de preservativos.
Harold Caballeros
Candidato presidencial 2011 del Partido
Visión con Valores
Foro presidencial por la educación y la vida Conferencia
Episcopal de Guatemala (13 de julio de 2011).

Las y los jóvenes tienen derecho a una educación sexual sin


prejuicios, que fomente la toma de decisiones libre e informada, la
cultura del respeto a la dignidad humana, la igualdad de oportu-
nidades y la equidad.
Red de Jóvenes para la incidencia política

(Lo que nadie ve, escucha ni habla. El acceso a educación


integral en sexualidad y servicios de salud amigables para jóvenes
en Guatemala).

Este es quizá uno de los ámbitos de prácticas en los que se


manifiesta mayor polarización y disputa pues se pone en juego
algo central a la organización de la vida humana y social, el sexo. A
pesar de ello, las distintas posturas que se enfrentan y/o relacionan
comparten algunas referencias. El macro-discurso que se produce
tiene al menos dos rasgos característicos. En primer lugar, consiste
en una mirada feminizante, lo que no es novedoso en la historia,
pero quizá sea identificable un cambio fundamental. Lo que se
regulaba en el pasado era la disposición de cuerpos femeninos
para el placer masculino, mientras en la actualidad la regulación
se amplía a otros cuerpos y con otros fines. Por ello, una segunda
característica del macro-discurso es su remarcado interés en la se-
xualidad de las personas jóvenes en tanto reproductiva, y esto sí
es una novedad.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 219

Es decir, en el pasado se daba por descontado que la sexualidad


de quienes no ejercían el trabajo sexual era para la reproducción,
de fuerza de trabajo si se era indígena o del futuro de la nación si se
era blanca, y esto no había que regularlo en lo público, era más bien
un asunto privado. Actualmente esas premisas están en cuestiona-
miento y es por ello que se da una disputa simbólica y discursiva en
la que están en juego los cuerpos jóvenes, particularmente de las
mujeres, casi siempre representadas como indígenas y rurales. Hay
otro asunto en discusión por primera vez en el plano público, el de
la diversidad en términos de preferencias e identidades sexuales. A
pesar de las diferencias manifiestas y evidentes desacuerdos entre
distintas posturas, que aquí identificaremos como los enfoques
discursivos religioso, de profilaxis y de la experiencia, lo relevante
es que son estos los asuntos que se discuten y no otros. Conviene
analizar este argumento.

El enfoque discursivo religioso irrumpe en este espacio aban-


derando la defensa de la vida considerada desde la concepción
y de la institución familiar basada en el matrimonio de la pareja
heterosexual y monogámica, ambas tenidas por leyes naturales
y aceptables en términos de la observancia de los valores espiri-
tuales cristianos. Aquí encontramos como principales enunciantes
a entidades tanto de la Iglesia católica como de congregaciones
pentecostales de distinta denominación,47 que proclaman como
fuente de legitimidad su autoridad en la interpretación de la Biblia,
es decir, un criterio no secular para la regencia de la organización
social. Se agrega a lo anterior por un lado, la eficacia que las iglesias
tienen en la construcción de los sentidos y representaciones socia-
les y por otro lado, la infraestructura de difusión de mensajes con
la que cuentan (misas, cultos, medios de comunicación religiosos,
etc.), que hacen que su planteamiento sea ampliamente aceptado.

Pero este posicionamiento está ajustado a la realidad


contemporánea:

47/ De entre las entidades religiosas habría algunas excepciones,


particularmente las corrientes congregadas en el Consejo Ecuménico Cristiano
de Guatemala.
220 Jóvenes en Guatemala

“Si comenzamos a decir que lo normal es lo que sucede, entonces


no toquemos al crimen organizado, aceptemos las drogas y las
pistolas. La Iglesia Católica tiene 21 siglos de experiencia de que
cuando la naturaleza se afecta, siempre tiene consecuencias en la
persona. (…) La iglesia nunca ha reducido su opinión a ‘tengan
todos los hijos porque Dios así lo ordena’. Hay que recomendar
que no tengan todos los hijos que puedan porque si no va a
morir la madre y la mitad de los niños”.48

Frente a cuestionamientos acerca de las implicaciones de altas


tasas de fecundidad en los niveles de pobreza y problemas de salud
pública, particularmente mortalidad materno-infantil y desnutri-
ción, plantean como explicación alternativa condiciones de vida
como el hacinamiento en las viviendas, lo que de entrada enfoca
en cierto perfil de personas.

No se oponen directamente a la educación sexual, pero plan-


tean que este no es un asunto público, sino privado, que debe ser
solventado y/o tutelado por las familias en sus formas y contenidos.
Tampoco se manifiestan en oposición abierta a la llamada planifi-
cación familiar o a la prevención de embarazos, pero se niegan
rotundamente a aceptar los métodos de anticoncepción hormona-
les o quirúrgicos, planteando como única alternativa aceptable los
métodos naturales, en caso de relaciones maritales, o la abstinencia
en caso las personas no se encuentren en matrimonio.

Luego, en lo que respecta a la diversidad sexual, se muestran


posicionamientos tajantes: “La homosexualidad es una abomina-
ción a Dios y lo dice en su palabra, esto no puede ser, tenemos
que rebatirlo, tenemos que luchar por esto (…)”.49 Se trata de un

48/ Entrevista a Víctor Hugo Palma −presidente de la Pastoral Educativa


de la Conferencia Episcopal de Guatemala− en sección Domingo de
elPeriódico con el título “Dos formas de entender la educación sexual: ‘Están
haciendo muy precoz esa capacidad de decidir’” del 22 de noviembre de
2009 (Por Paola Hurtado). Disponible en: http://www.elperiodico.com.gt/
es/20091122//125098.
49/ Intervención Patricia de Arzú, candidata presidencial 2011 del Partido
Unionista, en Foro Presidencial por la Educación y la Vida de la Conferencia
Episcopal de Guatemala (CEG) el 13 de julio de 2011. Disponible en: http://
www.youtube.com/watch?v=fo6YsyhJVYM.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 221

problema a solucionar entendido aún hoy como patología que


debe curarse o, en tono más conciliatorio, como personas a las que
la sociedad debe “integrar”.

Este planteamiento, que resulta predominante por su arraigo


social, se ha posicionado en respuesta a otro más reciente: el en-
foque discursivo de la profilaxis. De hecho, podría decirse que el
ámbito de prácticas que analizamos se ha constituido a partir de
este último y, sin duda alguna, ha sido clave en la configuración
del Campo de la Cuestión Juvenil. Es decir, la salud sexual y re-
productiva instituida en tema y toda la terminología concertada y
ampliamente utilizada con ello son de reciente asunción (ONUSI-
DA, 2011). Por ejemplo, como se muestra en el segundo ensayo,
los estudios e investigaciones relacionadas dan inicio en la década
de los ‘80 del siglo XX y se concentran en la primera década del
siglo XXI.

Aquí encontramos como principales enunciantes a las entida-


des del sistema multilateral de Naciones Unidas como el Fondo
de Población (UNFPA), la Organización Mundial de la Salud
(OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), UNI-
CEF, el PNUD y ONUSIDA. Al vérsele como un posicionamiento
secular, técnica y científicamente fundamentado, este ha sido asu-
mido y reconocido por distintos sectores de sociedad civil: desde
organizaciones de jóvenes y de mujeres: “(…) nuestras acciones
son formar a voluntarias que estén en la Oficina de Orientación
y formar a Promotores de Educación Integral en Sexualidad (…)”
(Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJM08. Puerto Barrios,
Izabal. 22 de julio de 2012), hasta programas/proyectos de
intervención:
“(…) nos damos cuenta que en las áreas que trabajamos está ese
problema de no atención a mujeres y son las áreas con mayores
índices de muerte materno-infantil (…) cuando uno llega con la
comunidad, lo primero que dicen es salud y educación. Vemos
que hay un vacío, que el gobierno no ha estado cumpliendo.
Entonces, nosotros nos planteamos hacer ese nexo entre lo am-
biental y el tema de salud porque ¿qué persona va tener ganas de
participar en temas que no le van a generar salud? (…) queremos
que la gente diga ‘bueno, si estamos con buena salud podemos
222 Jóvenes en Guatemala

participar en el resto de acciones de desarrollo’ (…)”.50 (Entrevis-


ta Programas/proyectos de intervención. PIF06. Huehuetenango.
22 de junio de 2012).

Este enfoque discursivo se concentra en la sexualidad desde


una mirada higienizante que encuentra su legitimidad en la ciencia,
especialmente en disciplinas como epidemiología, medicina, psico-
logía, sexología, trabajo social, salud pública −convirtiéndola en
un asunto público y de gobierno− y en menor medida en otras
como la antropología y la sociología. Tres son los asuntos centrales
visibilizados desde aquí: embarazos adolescentes, Virus de Inmu-
nodeficiencia Humana/Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
(VIH/SIDA) e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)51 y diversidad
sexual, primordialmente con pretensiones preventivas, aunque
en el último también se advierten apuestas de reconocimiento
político.

Con respecto a los llamados embarazos adolescentes, este ejer-


cicio discursivo lo que hace es renombrar y con ello visibilizar una
realidad de larga data que se asienta en valores, prácticas culturales,
condiciones sociales y relaciones de poder concretas:
“La falta de educación, ahora incluso tienen unos libros bonitos
sobre la sexualidad, pero no les hablan abiertamente que se
tienen que cuidar, muchas niñas piensan que no pueden quedar
embarazadas con tan poco tiempo y no conocen su edad fértil
(…) hay niñas que han sido obligadas y sufren algún tipo de
violencia, eso va afectando su autoestima (…) la mayoría de las
veces es de la familia (…)” (Entrevista Gabriela Villatoro. Obser-
vatorio de Salud Sexual y Reproductiva. Huehuetenango. 25 de
junio de 2012).

50/ Es necesario profundizar en estos enfoques de corte malthusiano que


atribuyen una relación directa entre crecimiento demográfico y desgaste de
recursos naturales, y que se han enfocado en poblaciones rurales e indígenas,
y de ello que establezca este vínculo entre ambiente y salud sexual y
reproductiva.
51/ Este es un ejemplo de la transformación del lenguaje pues anteriormente
eran utilizados términos como “enfermedad venérea” o “enfermedades de
transmisión sexual” (ONUSIDA, 2011: 16).
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 223

Por otra parte, mientras el Observatorio de Salud Sexual y


Reproductiva (OSAR) ha declarado que los embarazos en mujeres
entre 10 y 19 años van en aumento, la información sobre fecun-
didad indica que las mayores tasas se concentran en las mujeres
mayores de 20 años y que en el rango de 15 a 19 años se ha
dado una disminución, tendencias observables tanto en las áreas
urbanas como las rurales. Lo anterior no aminora la relevancia de
la preocupación pública planteada desde esta posición, pero invita
a profundizar en el análisis y complejizar las explicaciones.

Ocurre con este abordaje que, siendo la reproducción un asun-


to de políticas de control de población (natalidad y mortalidad),
son las mujeres jóvenes las que se encuentran mayormente en el
foco de atención por considerar que se encuentran en una etapa
clave de la vida reproductiva. Con frecuencia, las pautas de acción
se traducen en claves preventivas y tutelares, tales como procesos
o actividades de formación a quienes se considera se encuentran
en más alto riesgo de embarazos, o bien la emisión de mensajes
dirigidos a quienes se identifica como responsables, al estilo de
“¡Protégeme del embarazo!”, campaña lanzada por el gobierno
nacional en marzo 2013 en el marco del Día Mundial de la Pobla-
ción, con el propósito de promover la denuncia de los casos de
embarazo por violación sexual en niñas y adolescentes.52

En relación con el VIH/SIDA y las ITS, se trata de una preocu-


pación sanitaria que es abordada en clave preventiva:
“(…) la Comisión de Juventud actualmente está en un proceso
de fortalecimiento de capacidades. Estamos trabajando temas
centrales como el atraso de embarazos en adolescentes y jóvenes,
equidad de género y disminución de la violencia en el noviazgo,
desarrollar la capacidad de realizar propuestas de proyectos para
generar nuestra propia autosostenibilidad y porque tenemos que
ser apoyo de quienes lo hacen, saber qué idioma están hablando.

52/ Las entidades convocantes son Ministerio de Salud Pública y Asistencia


Social (MSPAS), Ministerio de Educación (MINEDUC), Ministerio de Desarrollo
Social (MIDES) y Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de
Personas (SVET). Las instancias que respaldan son UNFPA, USAID, OSAR y
URL.
224 Jóvenes en Guatemala

También el VIH y prevención de las ITS, el uso de métodos anti-


conceptivos –aunque tampoco tan abierto porque hay una base
un poco conservadora y no todos los socios están con la aper-
tura– (…) como parte de las actividades a nivel de cada una de
las regiones hacen réplica de talleres” (Entrevista Lourdes Tojin.
Asociación de Servicios Comunitarios de Salud. Chimaltenango.
26 de julio de 2012).

Con esta temática también emergen otros asuntos, como la


definición de la categoría de poblaciones clave en mayor riesgo
(PEMAR), refiriéndose a quienes en virtud de presiones o circuns-
tancias sociales ejercen cierto tipo de prácticas sexuales que les
hacen mayormente vulnerables a VIH/SIDA o ITS. En la definición
de este grupo se incluye a hombres que tienen sexo con hombres,
transexuales y personas trabajadoras sexuales (ONUSIDA, 2011).53
Es decir, el primer acercamiento a tópicos de diversidad sexual ha
sido por la vía de la profilaxis. No obstante lo anterior, también
se ha traducido en formas concretas de organización y reconoci-
miento político acompañado del posicionamiento de un específico
lenguaje que se ha ido legitimando para nombrar la diversidad
sexual –población Lesbiana, Gay, Bisexual y Transgénero (LGBT).

Durante la segunda etapa del Campo, en paralelo con el


boom de las organizaciones juveniles, ha aumentado el número de
organizaciones, especialmente de grupos que se identifican como
mujeres transexuales y hombres gay, a la vez han sido incorpo-
radas e identificadas como parte del universo de organizaciones
juveniles (UE, 2011). Este proceso ha contado con el respaldo de
agencias de cooperación y organismos internacionales que han
impulsado su visibilización por considerar que se trata de grupos
sistemáticamente marginados. Al respecto, un hito fue la alianza
entre un cierto sector de organizaciones juveniles y organizaciones
“de la diversidad sexual” en pos de la aprobación de la Ley de
Juventud (Entrevista Marlon García. Fundación para la Juventud.
Guatemala. 31 de enero de 2012), aunque queda pendiente un

53/ Este es otro ejemplo de las operaciones de transformación simbólica


del lenguaje, pues estos términos aparecen como una nueva forma legítima
de nombrar lo que en el pasado era llamado prostitución sin más.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 225

análisis específico y profundo sobre las características y el resultado


de esta relación en el marco de las modificaciones que esta ley ha
tenido en la ruta para su aprobación en el Congreso.

Quizá uno de los aspectos clave en términos de prácticas ha


sido traducir estos planteamientos en política pública, a través de
la entidad central para el tema que es el Ministerio de Salud Pública
y Asistencia Social (MSPAS). Así, se han producido cinco ediciones
de la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil con participa-
ción del Ministerio y otras entidades gubernamentales, organismos
internacionales e instancias académicas privadas (1987, 1995,
1998/99, 2002 y 2008/2009). Fue fundado en 2008, mediante
convenio entre el Congreso de la República y organizaciones so-
ciales, académicas y profesionales y con financiamiento de UNFPA
y USAID, el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR)
como ente fiscalizador de las políticas relativas al tema; y el MSPAS
ha implementado un programa de “Espacios Amigables”, que con-
siste en un modelo de atención e información para adolescentes,
implementado en otros países de América Latina y promovido por
UNICEF desde 2009. Estos casos corroboran lo afirmado párrafos
anteriores en el sentido de que se trata de un enfoque discursivo
de reciente data que ha sido capital a la consolidación de este
Campo, sobre todo en su segunda etapa. También ha sido clave la
aprobación de la Ley de Acceso Universal y Equitativo de Servicios
de Planificación Familiar y su Integración en el Programa Nacional
de Salud Reproductiva (Decreto 87-2005) a través de su reglamen-
to (Acuerdo Gubernativo 279-2009), donde se establece que el
MSPAS y el MINEDUC coordinarán la incorporación de educación
sexual al currículo nacional.

La postura de la profilaxis se disputa con la religiosa en el plano


de las políticas públicas: educación sexual obligatoria y atención
en salud particularmente el acceso a métodos anticonceptivos
hormonales y quirúrgicos.54 Ahora bien, es identificable el surgi-

54/ Existen evidencias de que durante los regímenes militares en las décadas
de los sesenta y setenta fueron autorizados experimentos con métodos
anticonceptivos en mujeres indígenas y sobre infecciones de transmisión
sexual en personas recluidas en hospitales psiquiátricos, sin su consentimiento.
226 Jóvenes en Guatemala

miento de un tercer enfoque discursivo al que hemos llamado de


la sexualidad como experiencia. Este posicionamiento no nece-
sariamente se opone a los enfoques de prevención, pero exige ir
más allá, por lo que es posible interpretar que establece la disputa
con los argumentos religiosos en un plano más bien cultural en
términos de las orientaciones generales de la vida:
“(…) otro tema muy importante sería la sexualidad, matrimonios
a muy corta edad y embarazos no deseados, y otros temas que los
jóvenes desconocen e incluso han compartido que las personas
que trabajan en el área de salud se centran solo en el embarazo
y no van más allá, entonces cuando les preguntan otras cosas se
atoran (…)” (Entrevista Colectiva con la Coordinadora Munici-
pal de Niñez, Adolescencia y Juventud de Aguacatán. Aguacatán,
Huehuetenango. 23 de junio de 2012).

Como enunciantes encontramos especialmente a algunas orga-


nizaciones de jóvenes que han surgido en específico para abordar
estos temas –como MILDAM en Izabal e INCIDEJOVEN a nivel
nacional− y otras que más bien se han encontrado con ello en
el transcurso de la experiencia de sus propios integrantes –como
COMNAJUA en Huehuetenango.

Un ejemplo del carácter de las relaciones que pueden trazarse


entre esta posición y la inmediata anterior es identificable en la
Campaña Nacional por la Educación Sexual55 relanzada en julio

Es decir que la fecundidad y las enfermedades de transmisión sexual no


siempre fueron abordadas en términos de prevención y de opcionalidad. La
verdad sobre este asunto es también motivo de disputa entre los agentes que
asumen el discurso religioso y el de la profilaxis, para unos la gravedad está
en el hecho mismo de la contracepción y para otros en el carácter utilitario
de la práctica. Ver nota en sección País de elPeriódico del 3 de enero de 2011
con el título “Guatemaltecas fueron esterilizadas sin su consentimiento debido
a políticas de EE.UU.” (Por Equipo de Investigación). Disponible en: http://
www.elperiodico.com.gt/es/20110103/pais/187508/.
55/ ADEMKAM Sololá, Asociación ALAS, Asociación Guatemalteca de
Mujeres Médicas (AGMM), Asociación Tan Uxil de Petén, APROFAM,
INCIDEJOVEN, Instancia por la Salud y el Desarrollo de las Mujeres (ISDM),
Programa para la Prevención de ITS, VIH y Sida (PPIVS-USAC), Red de Mujeres
Positivas en Acción y Tierra Viva. Asimismo es respaldada por la Embajada de
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 227

de 2013 y que adapta y adopta planteamientos que reivindican la


sexualidad como experiencia vital, empleando mensajes como “Mi
edad, sexo, cultura y gustos no dañan a nadie ¿por qué rechazar-
me?” o “Tenemos derecho a expresar nuestra afectividad”. También
otras como “Exigí educación sexual a tus maestr@s”, “Exigimos
educación sexual, imposible seguir sin ella”, que colocan el acento
en la acción de las personas jóvenes acaso como una ciudadanía
activa y/o como depositando en los individuos la responsabilidad
última de sus condiciones. En otro sentido, habría que preguntarse
si a futuro podrían surgir disputas entre una y otra postura. ¿Cuáles
podrían ser esos elementos de discordia? Conviene prestar atención
a las orientaciones que estos vínculos vayan tomando.

Por ahora queda decir que esta disputa por la regencia de


la sexualidad de las personas jóvenes ocurre en un contexto de
relaciones que quedan aún pendientes de desentrañar y explicar.
Por ejemplo, hasta aquí las discusiones han arrojado luz sobre
asuntos como la violencia sexual y la respuesta común ha sido
la patologización individual o la judicialización de los actos. Pero
esos cuerpos están siendo disputados con y entre otros grupos,
que no necesariamente incursionan en el Campo, que se arrogan
un poder –que a pesar de ilegal, a propósito de la judicialización–
continúa secuestrando sus vidas. El ejemplo paradigmático es la
llamada Trata de Personas en donde, al igual que en las Casas de
Tolerancia de principios de siglo XX, entre más jóvenes sean mejor.
Simplemente, ocurre que ahora esto es un delito.56

Su subjetividad también está en disputa en el flujo y consumo


de símbolos –tal como ha ocurrido con la juventud, el sexo se
ha convertido en un signo a consumir– (medios de comunicación,
productos culturales, publicidad, entre otros). Sobre estos asuntos
se puede y debe profundizar. Y habría que ampliar nuevamente

Suecia y UNFPA. El proceso se ha planteado abierto para la incorporación de


otras organizaciones.
56/ Ver nota en sección Justicia de Prensa Libre del 17 de julio de 2013
con el título “Capturan a hijo de magistrado de la CSJ por trata de personas”
(Por Redacción). Disponible en: http://www.prensalibre.com/noticias/justicia/
Capturan-magistrado-CSJ-trata-personas_0_957504334.html.
228 Jóvenes en Guatemala

la mirada pues no se trata de cuestiones que puedan ser aisladas y


controladas en tanto que el contexto de vida de las personas jó-
venes conlleva la negación sistemática de su autonomía personal,
pues generalmente son varones adultos quienes tienen el poder
de decisión sobre prácticas sexuales y reproductivas. En cuanto a
las mujeres, ellas se encuentran en desventaja, pues siguen siendo
otros los que deciden sobre sus cuerpos.

f. El trabajo: ¿productividad de los sujetos?


Abro las diez de la mañana y cierro a las siete de la noche.
Trabajo de lunes a domingo y me pagan según las ventas.
Joven trabajador informal

Historia de vida “Dejé la escuela y me vine a trabajar” en


Informe de Desarrollo Humano 2011/2012 Guatemala

Estudié en INTECAP y conseguí trabajo en el extranjero Spot


radial publicitario

El trabajo es central a la vida humana. Entendido como la


capacidad de modificación del entorno, se constituye en creación
y materialización del ingenio para la sobrevivencia, lo que ocurre
desde milenios atrás. Convertido en elemento de la producción,
entra al mundo del intercambio mercantil y se hace sinónimo de
ingresos monetarios que permiten a las personas trabajadoras
adquirir otras mercancías necesarias para la subsistencia –vestido,
alimentos y otros. A pesar de esto, su importancia simbólica ha
disminuido y las formas que ha tomado han sido renombradas
(Beck, 2000; Castel, 2004 y Antunes, 2005), pero sin que el tra-
bajo deje de ser el sitio en donde se encarnan las contradicciones
sociales más estructurantes: es en las relaciones laborales donde se
materializan las orientaciones dominantes del desarrollo.

Para comprender cómo es que se constituye en un ámbito par-


ticular de prácticas en el Campo de la Cuestión Juvenil, es necesario
situar el contexto en el que sucede. Pérez Sáinz (2002/2003: 108-
109) identifica las tendencias en los mercados laborales en América
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 229

Latina en las últimas décadas y señala que acentúan los factores de


exclusión porque: a) ha disminuido la importancia del empleo for-
mal –especialmente el público− y con ello la seguridad social y el
derecho de organización sindical; b) se han ampliado las relaciones
salariales precarias –sin contratos ni garantías para los trabajadores−;
c) ha crecido el desempleo abierto; d) ha aumentado la migración
internacional como mecanismo de ajuste, y e) persiste y se expande
el autoempleo de subsistencia. Es decir, estamos ante la consolidación
de un modelo económico y productivo basado en la máxima explo-
tación y un esquema de relaciones laborales flexibles.

El trabajo como asunto público, de economía y política,


en Guatemala se ha juvenilizado. Y este acontecimiento quizá
encuentra sus antecedentes más inmediatos en las políticas de
desarrollo de regímenes militares durante la década de los ’70 tal
como lo muestra el primer ensayo. La Política Nacional de Empleo
(2012-2021) focaliza su atención en jóvenes, mujeres y personas
con discapacidad, no es de orientación general pues no está di-
rigida al conjunto de la Población Económicamente Activa. A su
vez la Política Nacional de Juventud entiende el empleo juvenil
en términos de empleabilidad, productividad, competitividad y
emprendedurismo.

Este macro-discurso que relaciona jóvenes con empleo se carac-


teriza por retomar planteamientos tanto de potencialidad como de
vulnerabilidad y riesgo. Por un lado, las personas jóvenes interesan
en tanto fuerza productiva vigente que debe ser aprovechada para
el desarrollo del país, es decir, constituyen lo que se ha denominado
un “bono demográfico”. Por otra parte, el problema fundamental
identificado es la “falta” de oportunidades de empleo y esto es
tenido como un factor de riesgo.57 Estos son los elementos que se

57/ Ha cobrado fuerza la llamada “youth bulge thesis” en los estudios


y discusiones sobre seguridad, que consideran como factor de riesgo
de conflictos violentos el crecimiento de las cohortes entre 15 y 24
años de edad cuando representan más del 20% de la población y que
relacionan directamente con situaciones de pobreza (Kurtenbach, 2012:
5). Ver: “Youth bulge: a demographic dividend or a demographic bomb in
developing countries”, En: http://blogs.worldbank.org/developmenttalk/
230 Jóvenes en Guatemala

encuentran en el enfoque discursivo dominante al que llamaremos


de empleabilidad/empresarialidad. A pesar de que casi pareciera
existir un consenso en este ámbito, hay otra toma de posición que
quizá tenga limitados alcances, pero permite visualizar formas dis-
tintas de comprensión del asunto. A esta le llamaremos enfoque
discursivo de derechos laborales.

El enfoque discursivo de empleabilidad/empresarialidad


parte del supuesto de que las dificultades se concentran en la “ofer-
ta”, es decir en las personas jóvenes, pues carecen de la calificación,
la experiencia y la información necesarias para incursionar venta-
josamente en los mercados laborales. El otro supuesto es que es
difícil cuando no imposible afectar la “demanda” o las condiciones
económicas generales:
“Promovemos el empleo y la formación para el empleo, la in-
novación y el emprendimiento como formas de generación de
ingresos para jóvenes. Porque hay que ser autocríticos ¿nosotros
vamos a promover el empleo? El empleo entendido como sala-
rios dignos, seguridad social y prestaciones. Pretender lograr eso
en todos los municipios en los que estamos tratando de incidir es
demasiado pretencioso (…) estamos generando actividades de
formación para el empleo, de fomento del empleo en las locali-
dades pero paralelamente fomento del emprendimiento juvenil
para que se generen ingresos, lo que suele llamarse autoempleo,
porque la generación de ingresos está probado que puede ser un
importante disuasivo para que los jóvenes decidan involucrarse
en problemas (…)” (Entrevista Claudia Flores. Programa PREVE-
NIR GIZ. Guatemala, 31 de enero de 2013).

De lo anterior se deriva que las pautas de acción se concentren


en procesos de capacitación para el trabajo, en campañas de infor-
mación (ferias de empleo y similares) y en proyectos encaminados a
ofrecer “primeras experiencias laborales”. Encontramos aquí como
principales enunciantes a los agentes estatales, a agencias y orga-
nismos de cooperación internacional, especialmente de carácter
oficial, y también proyectos/programas de intervención. También

youth-bulge-a-demographic-dividend- or-a-demographic-bomb-in-
developing-countries.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 231

es notable este lenguaje y comprensión en las propuestas –agendas


nacionales y locales− presentadas por organizaciones de jóvenes.

Algunas medidas adoptadas durante el período de gobierno


2008-2012 a nivel de política social desde el Consejo de Cohesión
Social ejemplifican esta vertiente. Puede mencionarse el Progra-
ma Becas Solidarias y la relación que guardó con el impulso que
cobraron las inversiones de empresas locales y transnacionales
particularmente en el caso de los call centers (Meoño, 2011) y el
énfasis que se dio en este programa al estudio del idioma inglés. El
proceso concluyó con el cambio de gobierno.

En el nuevo período presidencial (2012-2016) se ha instalado, a


cargo del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) –en coordinación
con el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MINTRAB)− el
Programa Mi Primer Empleo que, utilizando el concepto de beca,
ofrece contratar en calidad de aprendices a jóvenes entre los 16 y 21
años, que reciben de sus empleadores la mitad del salario mínimo,
más un estipendio proporcionado por el gobierno por un plazo
de seis meses, después de los cuales podrían ser re-contratados por
decisión de las empresas receptoras, devengando el salario mínimo.

Buscando resolver lo que consideran carencias de información,


se han extendido las llamadas “ferias de empleo” organizadas por
gremiales empresariales, programas/proyectos de intervención e
incluso por entidades estatales. En esta línea también se ubica el
intento de instalación de Centros de Información Juvenil en los
departamentos priorizados por el Programa de Fortalecimiento
Institucional al Sector Juventud, de la Unión Europea.

Habría también que considerar aquí aquellas intervenciones que


van dirigidas a jóvenes rurales, como las Escuelas de Formación Agrí-
cola a cargo del Ministerio de Agricultura58 o más recientemente el

58/ Fueron concebidas para formar jóvenes que desean estudiar agricultura
o que están relacionados con la producción agrícola y que no tienen los recursos
para seguir estudiando en la Escuela Nacional Central de Agricultura (ENCA).
Existen cinco y están ubicadas en Sololá, Cobán, Zacapa, Huehuetenango y
San Marcos.
232 Jóvenes en Guatemala

programa Formación de Jóvenes Agricultores Empresarios (FORJA)


financiado por Helvetas de Suiza:59
“(…) se empezaron a hacer diagnósticos en cada escuela (re-
uniones y grupos focales), y se identificó debilidad porque la
formación agrícola en sí no se recibía porque se iban más por
el lado de la educación convencional y a ellos los mandaban a
trabajar en campo sin profundizar en conceptos técnicos (…) su
preocupación era que a la hora de ir a competir por un trabajo
a una finca si venía uno de la ENCA obvio que no se lo iban a
dar a ellos (…) las mismas escuelas tienen fideicomisos que les
prestan a los estudiantes a bajo interés, pero como son proyec-
tos muy poco rentables quedan endeudados y acaban yéndose
a trabajar a las fincas (…)” (Entrevista Edda Silva. Responsable
Política Juventud Rural 2003-2005 en Ministerio de Agricultura.
Guatemala. 22 de febrero de 2012).

Dentro de las pautas de acción orientadas a la empresarialidad


encontramos algunas experiencias, recientes o bastante acotadas en
el tiempo, como es el caso de los programas de micro-créditos y
apoyo para la Pequeña y Mediana Empresa que están enfocados a
jóvenes y mujeres, a cargo del Ministerio de Economía (MINECO) a
partir de 2013.60 La experiencia en Izabal del proyecto RETEJOVEN,

59/ El programa funciona desde 2005 y otorga un certificado final de


“agricultor calificado” que no constituye título de educación formal. Los
estudiantes provienen de municipios priorizados de los departamentos de
Escuintla, San Marcos y Santa Rosa. El perfil es el de agricultores o hijos de
agricultores o bien jóvenes que viven en una finca, que no pueden continuar
estudios. El modelo consiste en un proceso que intercala períodos de clases
y períodos de práctica durante un año para concluir con el otorgamiento
de micro-créditos y la implementación de proyectos en lo individual o en
cooperativas.
60/ La referencia a partir de la cual se instala este programa es la
experiencia de los Centros de Desarrollo de la Micro y Pequeña Empresa
(CEDEMYPE) en El Salvador, con apoyo financiero del gobierno de Japón,
modelo que ha sido implementado en otros países de América Latina. Las
intervenciones mediante otorgamiento de micro créditos a mujeres rurales o
en situación de pobreza tienen cerca de dos décadas de ser implementadas en
la región como parte de las medidas de política de reducción de la pobreza
de corte neoliberal.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 233

cuyo eje de emprendimiento contempló capacitación y capitales


semilla para pequeños negocios, también ilustra esta perspectiva:
“(…) en El Estor, Livingston y Puerto Barrios los acompañamos en
el curso de pequeños negocios de la UNESCO, financiado por la
Cooperación Italiana y el Ministerio de Economía (…) son pro-
gramas que dan el dinero pero no hay mucho acompañamiento
después (…) de nuestra parte también estuvimos limitados ante
las demandas de acompañarles después del establecimiento de los
negocios [café internet, mini cafetería y engorde de pollos] (…)
faltó perfilar de forma adecuada el proyecto porque había que
darle acompañamiento a los jóvenes hasta que estuvieran defini-
tivamente asegurados y pudieran caminar solos. Algunos tuvieron
éxito y otros lamentablemente fracasaron, pero es un buen indica-
dor de que las cosas con los jóvenes sí se pueden (…)” (Entrevista
a Abelardo Caal. Asociación Estudiantil Ka’ache’. El Estor, Izabal.
15 de marzo de 2012).

Hay que considerar que este proyecto estaba dirigido a jóvenes


rurales y que por las orientaciones adoptadas se dio lo que llamamos
“giro descampesinizante”, pues ya no es la tierra y el trabajo agrícola
lo que se impulsa, sino otro tipo de inserción laboral por la vía del
emprendimiento, comercio y servicios.

Con menor alcance que el anterior posicionamiento, pero con


una mirada que trasciende la valoración del trabajo de las personas
jóvenes en términos exclusivos de productividad, encontramos el
enfoque discursivo de derechos laborales:
“Es un caso emblemático, una empresa maquiladora de capital co-
reano. Ustedes saben que en las maquilas el gran porcentaje de la
población es joven, ya de 24 o 25 años le dicen que está vieja, que
no aguanta y tiene hijos (…) la gente que se capacitó, ante todo
mujeres, empezaron a demandar el cumplimiento de sus derechos.
Fueron despedidas el primer grupo. Se negoció desde acá, ellas
prefirieron sus prestaciones a la reinstalación porque tenían miedo
que no les dieran el dinero después (…) después de eso surgió otro
movimiento, se constituyeron en sindicato pero no han podido
entrar a la empresa (…) pudimos detectar que han evadido el
pago del seguro social (…) las órdenes de reinstalación la jueza
no las cumplió (…) Los Tribunales no han querido amparar a los
mismos trabajadores. El Seguro Social que tampoco ha ejercido la
234 Jóvenes en Guatemala

presión necesaria. Este caso es uno de los casos que está ahorita
apuntalando justamente la denuncia contra Guatemala, porque
dicen que es el caso mejor documentado de violación a derechos”
(Entrevista programas/proyectos de intervención. PIC04. Chimal-
tenango. 25 de julio de 2012).

Encontramos aquí como principales enunciantes a organiza-


ciones cuya trayectoria es de defensa de derechos humanos con
el respaldo de organizaciones internacionales no gubernamentales
y/o de organizaciones gremiales de trabajadores.

Finalmente, resulta relevante remarcar que, aunque ahora no


nos referimos exclusivamente a “menores trabajadores” o “jóve-
nes obreros” como en el siglo XX, las personas jóvenes continúan
iniciando su actividad laboral mucho antes de hacer la transición
a la adultez.61 Los datos muestran que la mayoría de las personas
jóvenes están trabajando, es decir que su fuerza productiva está
siendo empleada por alguien, pero no en las mejores condiciones
¿Cuál es entonces el problema? ¿Falta empleo o el que existe es pre-
cario? ¿Están desocupados/as o están siendo explotados/as? ¿Acaso
lo que las intervenciones están ofreciendo a las personas jóvenes
les devuelve a un círculo vicioso sin opciones viables? Es innegable
que las iniciativas de capacitación para el empleo se enfrentan con
el hecho de que los mercados laborales se han flexibilizado y su re-
gulación es precaria, por lo que pareciera que no basta con obtener
las calificaciones para insertarse laboralmente. Por su parte, las ini-
ciativas de micro-emprendimiento se enfrentan con el hecho de que
las oportunidades de acumulación de capital están concentradas.
De modo tal que unas y otras acaban por sumarse a muchas otras
formas de economía de subsistencia (Pérez Sáinz, 2002/2003).

61/ Ver Reportaje en Plaza Pública del 12 de enero de 2012 con el título
“Trabajo infantil y explotación laboral en el azúcar de Guatemala” (Por
Alberto Arce y Martín Rodríguez).
Disponible en: http://www.plazapublica.com.gt/content/
trabajo-infantil-y-explotacion-laboral-en-el-azucar-de-guatemala.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 235

3. Dinámicas clave en el Campo de la


Cuestión Juvenil
El Campo de la Cuestión Juvenil se ha configurado a partir de las
relaciones entre los distintos tipos de agentes a lo largo de un proceso
y hasta aquí hemos descrito sus características. Analizar los rasgos
significativos de estos vínculos permitirá comprender cómo se dan los
resultados en términos de posiciones, recursos y poder. En el presente
apartado se ofrece un análisis de las dinámicas de articulación entre
los agentes del Campo, destacando las siguientes: la lógica transversal
de la intervención, la apuesta por la institucionalidad de lo juvenil, la
posición de las organizaciones juveniles, el papel de la investigación,
así como las relaciones de las agencias de cooperación y organismos
internacionales con los agentes del campo.

a. Atravesando la lógica de la intervención


Si hay algo que atraviesa la vida del Campo de la Cuestión
Juvenil es la lógica de la intervención. Es decir, con frecuencia las
formulaciones, preocupaciones o análisis tienden a traducirse en una
directriz de intervención de cierto tipo. No se trata ya de modificar
las condiciones, relaciones o los contextos de vida, sino las conductas
de las personas consideradas jóvenes, a través de formarles, capaci-
tarles, otorgarles herramientas –generalmente de conocimiento. Esto
es lo que primordialmente financian las agencias de cooperación,
traducen en política pública las entidades estatales, convierten en
proyectos las organizaciones de y para jóvenes.

Así, las organizaciones de jóvenes que en otras lógicas de su-


jetos políticos jugarían un papel en la movilización de demandas
o reivindicaciones, se convierten en agentes que entienden la
transformación social como la realización de intervenciones hacia
sí mismos o sus pares. Otro aspecto interesante es que a pesar de
esta casi indistinción entre organizaciones de y para jóvenes en los
términos señalados, la relación directa y/o articulación entre ambos
tipos de agentes es poco frecuente. Es decir, se evidencia un accio-
nar fragmentado en el que casi siempre se reproducen relaciones
jerárquicas entre adultos y jóvenes, en ocasiones llegándose incluso
a poner en tela de juicio las capacidades de los/as últimos/as.
236 Jóvenes en Guatemala

b. La apuesta por la institucionalización de lo juvenil


Los agentes del Campo con frecuencia buscan incidir en el
Estado. Al respecto, podría considerarse que el supuesto detrás de
este emprendimiento es que a través de la institucionalidad formal
es posible propiciar procesos que se sostengan en el tiempo y que
esta es la mejor vía para atenuar las insatisfacciones sociales, quizá
otro de los consensos implícitos de este espacio.

Aun si se trata de la cooperación y organismos internacionales,


que ocupan un lugar preponderante en este espacio, o de otro tipo
de agentes que negocian, proponen o se enfrentan con estas ins-
tancias, de una u otra manera parte importante de sus esfuerzos se
dirigen a institucionalizar lo juvenil sea a través de alianzas con los
agentes estatales o disputando las orientaciones que de ellos emanan.

Hay que señalar que esta apuesta generalizada no siempre se


traduce en la acción directa del Estado. En muchas ocasiones se
limita a la nominalización (documentos de ley, política nacional,
políticas municipales, planes, programas, etc.), lo que es relevante
en términos de la existencia misma del Campo pues de esa manera
se nombra, visibiliza agentes, sujetos, ámbitos de prácticas y se
construye legitimidad sobre los distintos abordajes de la cuestión
juvenil y las formas de intervención. Por otra parte, queda en evi-
dencia que la visión predominante de quienes actúan en el campo
tiende a la focalización de las políticas –en ciertos sujetos– más que
a la transversalización y universalización –la lógica de derechos.

c. Organizaciones de jóvenes ¿protagonistas del Campo?


Podría pensarse que siendo este el Campo de la Cuestión
Juvenil, son las organizaciones de jóvenes las protagonistas privile-
giadas de su dinámica; sin embargo, esto no es necesariamente así.
Abordaremos este argumento por partes.

Un primer asunto a plantear es el de la autonomía, para lo


que cabe recordar algunas características de estas organizaciones.
Por un lado, pueden tener origen en iniciativas propias en niveles
locales o bien ser resultado de intervenciones. Por el otro lado, en
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 237

muchas ocasiones adoptan estructuras jerárquicas y formales que


no siempre se corresponden con sus pretensiones de acción o que
acaban por primar sobre estas. Así, las distintas interacciones entre
origen y organicidad van definiendo los márgenes de indepen-
dencia con que puedan desarrollarse en términos del despliegue
de su actividad, la actitud de sus dirigentes o representantes y sus
integrantes frente a ello, así como la relación con y la injerencia en
la toma de decisiones de personas adultas o que ocupan posiciones
de autoridad y poder. Al respecto, hay dos asuntos sobre los cuales
reflexionar y que podrían ilustrar esta idea: la prospectiva de sus
trayectorias y el carácter de las alianzas que trazan entre sí.

En términos de la prospectiva de sus trayectorias, hemos no-


tado cómo han surgido numerosas organizaciones de jóvenes en
los últimos años y al mismo tiempo que este es un fenómeno que
se caracteriza por su volatilidad. Esto puede estar relacionado con
diversos asuntos asociados a la sostenibilidad, pero también con
el debilitamiento de procesos de identificación y apropiación de
sus integrantes –es decir, cuando la sola identidad juvenil no basta
para movilizar política ni socialmente. Por ahora hemos encon-
trado que las organizaciones que prevalecen en el tiempo suelen
mostrar mayor autonomía en su trayectoria y sus fundadores
mantener presencia o relación con quienes actualmente las inte-
gran. Considerando que el tiempo pasa y no se puede ser siempre
joven, algunos de estos casos muestran una tendencia en cuanto a
que podría estar ocurriendo un tipo de transición en el que estas
organizaciones pasan de ser “de jóvenes” a ser “para jóvenes”, es
decir que realizan trabajo y acciones propiamente de intervención.
Aquí igualmente se presenta un dilema de identidad en términos
de intentar prolongar discursiva y simbólicamente la condición
juvenil para permanecer dentro de las organizaciones.

Con relación a las alianzas o vínculos que las organizaciones


de jóvenes trazan entre sí, estos con frecuencia provienen de
disposiciones de otros, como las entidades estatales, las ONG y
cooperación internacional; es decir, existe dificultad de articulación
propia. Al respecto, llama la atención la insistencia de algunos de
estos otros agentes en convertir a estas organizaciones en un “sector
juventud” (Falisse y Sanz-Corella, agosto 2009) pues en muchos
238 Jóvenes en Guatemala

casos sus intereses son distintos, ya que provienen de sectores y


condiciones sociales diferenciados.

Un segundo elemento a analizar es la conformación de sus


agendas. Como hemos visto, en sus orígenes muchas organizaciones
responden a preocupaciones propias, personales o de contexto, pero
acaban nombrándolas de acuerdo al lenguaje utilizado y consensua-
do del Campo y que no necesariamente ha sido elaborado por ellas
mismas.

Un tercer elemento, quizá el más relevante en esta lectura,


es que en muchas ocasiones, por el hecho mismo de ser jóvenes
no gozan de credibilidad ante otros agentes del Campo. Así, el
Estado no reconoce sus formas de organización a menos que
adopten las formalidades antes citadas, lo que quizá constituya
un elemento de su volatilidad. Este asunto además condiciona el
acceso a espacios y recursos. En este mismo sentido, suele ocurrir
que tampoco se les considera confiables para manejar los recursos
de forma independiente, pensándose que requieren ser tutelados.
También es frecuente que se invaliden sus opiniones sobre asuntos
que les afectan de manera específica y se les niegue la participación
en las discusiones que afectan al conjunto de sus comunidades o
colectivos. Esta lógica tiende entonces a reiterar las jerarquías
generacionales y afianzar las miradas adultocéntricas sobre las
personas jóvenes.

d. El papel marginal de la investigación


Se distinguen dos roles principales que están jugando en
el Campo quienes realizan investigación. Por un lado, efecti-
vamente en ciertas coyunturas se han elaborado aportes para
comprender el surgimiento, trayectoria y situación de ciertos
hechos o fenómenos (Ejemplos: maras, procesos identitarios, in-
formación sobre situación actual de jóvenes en distintos tópicos).
Por el otro lado, como se ha señalado antes, un considerable
corpus de investigación es fundamentalmente de carácter diag-
nóstico y descriptivo, revalidando en muchas ocasiones con ello
las categorías y formas de pensar la juventud y de intervenir a
las personas jóvenes en el país.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 239

En este sentido, el papel de los centros de investigación y su


labor resulta marginal dentro del Campo debido a que existe poca
producción y esta no es sistemática. Pero sobre todo hay que seña-
lar que el diálogo entre los centros académicos y de investigación
y los otros agentes es casi inexistente. Paradójicamente, el discurso
y la mirada que se revisten de cientificidad son empleados con
frecuencia para legitimar visiones y prácticas. Esto es un asunto
de suma importancia y que debería generar preocupación social
en un sentido amplio pues en el país la actividad investigativa es
mínima en tanto no se cuenta con recursos e infraestructura para
promoverla y ejecutarla, asimismo que pocas veces se la considera
necesaria en la concepción y ejercicio de la política.

e. Cooperación internacional: ¿regente del campo?


Hemos señalado con anterioridad que los organismos y
agencias de cooperación internacional son probablemente el
único tipo de agente que mantiene una relación simultánea con
todos los otros agentes del Campo, pero ¿a qué se debe esto?
Como hemos dicho, la formación del Campo ocurre en el marco
de un proceso de reconversión y reducción del aparato estatal.
Entonces, el papel de este tipo de agentes ha sido clave en la
conformación misma del Campo, tanto como proveedores de re-
cursos técnicos y financieros que movilizan la acción de los otros
agentes, incluidos los estatales, como jugando un papel central en
la formulación de los contenidos y orientaciones de las acciones
y prácticas –incluidos los vínculos y el tipo de relaciones que se
promueven entre los agentes.

Decir que la cooperación y organismos internacionales son


regentes del Campo no significa que se trate de una imposición
sin más de una agenda externa; antes bien, su posición se sostiene
sobre la base de la generación de entendimientos comunes implíci-
tos o de la aceptación de sus directrices, aunque esta capacidad se
sustenta en la posesión de los recursos que movilizan lo que aquí
acontece. Se trata de una especie de “voz autorizada” desde la cual
se nombra y se visualizan determinados asuntos, delimitando los
contornos simbólicos y discursivos de la cuestión juvenil.
240 Jóvenes en Guatemala

4. ¿Por qué surge el campo de la cuestión juvenil en


Guatemala?
Pero la política de la identidad parte del supuesto de que una
entre las muchas identidades que tenemos es la que determina o al
menos domina nuestra política. Y la política de la identidad no es
esencialmente para todos, sino para los miembros
de sólo un grupo específico.
Eric Hobsbawm
La izquierda y la política de la identidad

¿Cuál es la única enfermedad qué tienen ustedes ahorita? ¿Cuál


es? ¿Tienen enfermedad? ¡Tienen! Yo también la tuve, el Presidente
también la tuvo, pero se cura, se llama juventud
¡son dueños del mundo!
Roxana Baldetti
Vicepresidenta de Guatemala 2012-2016
(Discurso conmemoración Día Nacional e Internacional de la
Juventud 2012)
http://www.youtube.com/watch?v=Qn1qMk9qzxM

Responder la pregunta que encabeza este apartado no es


sencillo pues subyace en ella una inquietud acerca de las implica-
ciones presentes así como de la existencia futura y potencialidades/
posibilidades políticas del Campo. No caben respuestas categóricas
y por ahora lo que queda a nuestro alcance es plantear algunas
hipótesis o ideas que sirvan para un debate más amplio. El esfuerzo
de argumentación de este texto da cuenta del surgimiento de un
Campo, de un espacio particular de prácticas que no siempre ha
existido.

Habría que preguntarse, si las aspiraciones de control sobre


las personas jóvenes han estado allí desde antes del Campo de la
Cuestión Juvenil ¿qué particularidades tiene esta forma en la que
se procura gobernar y regir sus vidas en el actual momento? Para
hacer este ejercicio es importante tener en cuenta algunas claves
políticas del contexto histórico en el que surge y se desarrolla.
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 241

La primera clave a considerar es el apogeo de las llamadas “políti-


cas de la identidad”, que consisten en una afirmación de las diferencias
apelando a aspectos subjetivos, cuestión que en una aparente parado-
ja ha ocurrido en paralelo con la profundización del individualismo y
la ideología de supremacía del mercado. Así, en el caso de Guatemala,
el reconocimiento o identificación de este nuevo sujeto “juventud”
vino aparejado con el auge del discurso multicultural en la década de
los ’90, que arrojó luz sobre sujetos políticos colectivos antes invisi-
bilizados o subsumidos en otros, como son los casos de los pueblos
indígenas y de las mujeres (Bastos y Cumes, 2007). Luego, esa sentida
omnipresencia coincide con una suerte de juvenilización de la cultura
reforzada por la vía del consumo de signos y objetos (Duarte Qua-
pper, 2001; Margulis y Urresti, 1998).

Esta centralidad de la identidad en la política puede ser leída


como un ejercicio de resistencia:
“(…) crear nuevas ‘comunidades’ allí donde precisamente éstas han
colapsado, están al borde de la desintegración o los miembros del
grupo ya no encuentran en ellas seguridad y asidero para encarar
los desafíos del entorno global: incertidumbre, precariedad, exclu-
sión de los circuitos laborales, aislamiento, ansiedad y sensación de
vacío” (Díaz Polanco, 2007: 138). Y también puede suponer: “(…)
aprovechar la diversidad, aunque en el trance globalizador buscará,
por supuesto, aislar y eventualmente eliminar las identidades que
no le resultan domesticables o digeribles” (Ibid. 137). Siguiendo esta
idea: “Se trata más bien de afirmar y ordenar las diferencias ‘en un
aparato efectivo de dominio’ (…)” (Ibid. 184).

Pero ¿para qué? Para gobernar en función de las formas con-


temporáneas del capitalismo, garantizando una fuerza de trabajo
flexibilizada, unos agentes de consumo rápido y masivo así como
el control de las amenazas.

¿Cómo? Focalizando: “En la etapa de la ‘focopolítica’ los ob-


jetos de saber de los expertos sociales son la precisa identificación
de las poblaciones excluidas del trabajo estable o de la dinámica
dominante: ‘las poblaciones objetivo’, los targets groups, lo que
se denomina poblaciones de ‘riesgo’ (…)” (Álvarez, 2002: 83). Es
esta la segunda clave a la que nos hemos referido antes, es decir
una nueva forma de gubernamentalidad y administración de la
242 Jóvenes en Guatemala

vida social. No se trata de ciudadanos o de trabajadores –antiguas


categorías de inclusión social y política– sino de grupos ‘vulnera-
bles’. El objetivo es que no pongan en riesgo el funcionamiento del
sistema: “Cada comunidad y la nueva filantropía de la ‘sociedad
civil’ responderán por sus pobres como el mercado responderá por
los más ‘capaces’ (…)” (Ibid. 86).

Examinemos esta idea en detalle utilizando como ejemplo los


recortes etarios oficializados. Según datos del Instituto Nacional
de Estadística (INE), el 70% de la población guatemalteca tiene
menos de 30 años. Por su parte, la Ley de Protección Integral a
la Niñez y Adolescencia (Ley PINA) define como adolescentes a
quienes tengan entre 13 y menos de 18 años. La Política Nacional
de Juventud 2010-2015 retoma elementos de esta ley y de las defi-
niciones de la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ) y
establece como jóvenes a quienes se encuentren entre 13 y 29 años
de edad, grupo que a su vez se subdivide en jóvenes-adolescentes
(desde 13 hasta menos de 18 años) y jóvenes adultos (entre 18 y
29 años). Por su parte la Primera Encuesta Nacional de Juventud
(ENJU 2011) y los módulos de juventud de la Encuesta Nacional de
Empleo (ENEI 2010) y Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI
2011) contemplan como jóvenes a la población entre 15 y 29 años
de edad.

Así, cada uno de los anteriores recortes constituye una decisión


para delimitar una población a la que se le atribuyen característi-
cas y necesidades específicas. Es a partir de estos ejercicios que se
establecen estrategias para su estudio, conocimiento y definición
de políticas, que son todas formas de control de la vida social y
de las personas jóvenes en la medida que facilitan las estrategias
de intervención violenta y no violenta en circunstancias de crisis e
insatisfacción vital.62

62/ Michel Foucault planteaba sobre el concepto de población que “Ya


podrán ver que aparece tanto en cuanto objeto, es decir, el blanco al cual
apuntan los mecanismos para obtener de ella determinado efecto, [como en
cuanto] sujeto, pues se le pide que se conduzca de tal o cual manera” (2009:
63) y lo asocia con la forma de gubernamentalidad surgida de la modernidad y
el capitalismo industrial (siglos XVIII y XIX) que nombra “biopolítica” entendida
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 243

El segundo epígrafe en este apartado son palabras dirigidas


por la vicemandataria del país a una concurrencia de jóvenes el 12
de agosto de 2012 durante la presentación de la política nacional
de juventud 2012-2020 y la instalación del Gabinete Específico de
Juventud, una forma de ejercicio de política pública recientemente
adoptada.63 El contenido tanto como el escenario de su alocución
es muestra de una visión focalizada e higienizante en la que las per-
sonas jóvenes nuevamente aparecen como un colectivo específico
al cual intervenir en tanto portadoras de problemas y carencias.

A partir de estos límites simbólicos se observan algunas cues-


tiones pero no otras, hasta podría decirse que ocultan o eufemizan
asuntos tan contundentes como la explotación laboral, el control
sexuado de los cuerpos de las personas jóvenes, la violencia que
configura su vida y rodea su cotidianeidad, hasta otros que po-
drían parecer menos evidentes como la exclusión de los espacios
de decisión, el tipo y calidad de educación que les es ofrecida en
función de los intereses de otros pero ¿y de los suyos? La mirada
social que desde aquí se construye procura además otro efecto:
homogeneizar a una multitud de seres tan diversos y desiguales
entre sí como la sociedad misma.

como regulación de la vida –sus accidentes, riesgos y deficiencias (Lechuga, 2007).


Para Álvarez Leguizamón (2002) la “focopolítica” consiste en la actualización de
esta última en el marco de la racionalidad de la gubernamentalidad neoliberal de
finales del siglo XX e inicios del XXI.
63/ Consiste en reuniones a las que asisten los Ministros o Ministras de
gobierno para tratar temas o asuntos tematizados y en los que por la naturaleza
o mandato de la cartera deberían intervenir. Metodología implementada bajo
el supuesto de lograr la coordinación de las políticas públicas específicas o
sectoriales.
244 Jóvenes en Guatemala

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252 Jóvenes en Guatemala

Entrevistas Campo de la Cuestión Juvenil

Lugar Fecha Entrevistado/a Referencia


Coordinadora Juvenil de Comala-
05.03.12 David Catú
pa (CJC)
Investigadora (San Juan
05.03.12 Eugenia Valey
Comalapa)
Programa “Mi territorio sin
Israel López y Leticia violencia”. Liga de Higiene Mental
07.03.12
Ávalos (San Martín Jilotepeque) realizada
en Ciudad Guatemala
08.03.12 Rafael Juárez Alaj Zum (Patzún)
Chimalte- Instituto de Estudios Comparados
nango 06.05.12 Carolina Simón en Ciencias Penales de Guatemala
(ICCPG)
Asociación de Servicios Comunita-
26.07.12 Lourdes Tojin
rios de Salud (ASECSA)
26.07.12 Miguel Cotsop PROGRESA
26.07.12 Entrevista colectiva Asociación Renacimiento (Patzún)
27.07.12 Saúl Pérez Presbiterio Cakchiquel
Observatorio Departamental
Silvia Xinico y
27.07.12 de Salud Sexual y Reproductiva
Virginia Cum
(OSAR Chimaltenango)
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 253

Lugar Fecha Entrevistado/a Referencia


Fundación para la Juventud
31.01.12 Marlon García
(FUNDAJU)
01.02.12 Licerio Camey Programa de Juventud FLACSO
Ex director Escuelas Abiertas y
03.02.12 Bienvenido Argueta Ex Secretario de Servicio Cívico
(2008-2012)
National Democratic Institute
20.02.12 Julio Donis
(NDI)
21.02.12 Alma Aguilar Asociación Paz Joven
INGEP/URL-Foro de Partidos
21.02.12 Franco Martínez
Políticos 2007
22.02.12 Ana Silvia Monzón Movimiento de Mujeres
Responsable Política Juventud
22.02.12 Edda Silva
Rural 2003-2005
22.02.12 Nori Miranda Juventud Plataforma Agraria
Marco Antonio
23.02.12 Director Liga de Higiene Mental
Garavito
Carolina Escobar
25.02.12 Directora Asociación La Alianza
Guatemala Sarti
Psiquiatra (atención en correccio-
27.02.12 Rodolfo Kepfer
nales de menores)
Periodista especializado en
12. 28.02 Carlos Rigalt
juventud
28.02.12 Wendy Mansilla Ex funcionaria Cruz Roja
Movimiento Social por los Dere-
28.02.12 Marvin Rabanales chos de la Niñez, Adolescencia y
Juventud
Unidad de Protección de
Defensores y Defensoras de
29.02.12 Angela Fuentes
Derechos Humanos, Guatemala
(UDEFEGUA)
07.03.12 Johanna Godoy Ex funcionaria Save the Children
Maestría en Gestión del Desarrollo
30.04.12 Lourdes Rodas de Niñez y Adolescencia, Universi-
dad Rafael Landívar (2005-2008)
Asesora Programa de Prevención
31.01.13 Claudia Flores de la Violencia Juvenil PREVENIR
GIZ
254 Jóvenes en Guatemala

Lugar Fecha Entrevistado/a Referencia


Asociación para el Desarrollo
21.03.12 Entrevista colectiva Sostenible de la Juventud
(ADESJU)
Coordinadora de la Juventud
22.03.12 Ana Rodríguez
Huehuetenango (CODEJUVEH)
Armando Instituto Técnico de Capacitación
22.03.12
Hernández y Productividad (INTECAP)
Proyecto con Derecho a un
Futuro, Asociación de Organiza-
22.03.12 Daniel Vásquez
ciones de los Cuchumatanes (CDF
ASOCUCH)
Instituto de Gerencia Política
22.03.12 Elsa Hernández
(INGEP)
Asamblea Departamental por la
22.03.12 Rubén Herrera Defensa del Territorio Huehuete-
nango (ADH)
23.03.12 Monserrat Noval Asociación Ixmukané
Centro de Estudios de la Frontera
23.03.12 Cecilia Mérida
Occidente Guatemala (CEDFOG)
Delegación departamental Secretaría
23.03.12 Luis Meza de Planificación y Programación
(Segeplan Huehuetenango)
Huehuete- 23.03.12 Entrevista colectiva Asociación Pop Noj
nango 23.03.12 Walter Nash Municipalidad de Huehuetenango
Integrante Parlamento de Niñez y
Adolescencia-Asociación de Inves-
23.03.12 Juana Calel
tigación, Desarrollo y Educación
Integral (IDEI), Aguacatán
24.04.12 Alejandrina Gómez Pastoral Social Huehuetenango
Fundación PROPAZ y ex Delegada
22.06.12 Rocío Mendoza
de CONJUVE 2004-2008
Coordinadora Municipal de
23.06.12 Entrevista colectiva Niñez, Adolescencia y Juventud de
Aguacatán (COMNAJUA)
23.06.12 Oscar Cano Fe y Alegría (Chiantla)
Programa de Niñez, Adolescencia
24.06.12 Roberto Bautista y Juventud Municipalidad de San
Juan Ixcoy
Observatorio Departamental
25.06.12 Gabriela Villatoro de Salud Sexual y Reproductiva
(OSAR Huehuetenango)
Consultor independiente,
25.06.12 Jesús Acevedo ha hecho consultarías para la
CODEJUVEH
25.06.12 Jorge Santizo Desafío Juvenil
25.06.12 Mark Field Zona Juvenil
Una mirada al contexto de generación de discursos sobre juventud en Guatemala hoy 255

Lugar Fecha Entrevistado/a Referencia


15.03.12 Abelardo Caal Asociación Kaache (El Estor)
Asociación Estoreña para el
15.03.12 Romel Reyes Desarrollo Integral - Defensoría
Q'eqchi' (AEPDI)
Asociación Cultural Maya Q'eqchi'
15.03.12 Representante
Aj Awinel (El Estor)
Asociación de Mujeres Jóvenas
16.03.12 Belsi Valenzuela
Mildam (Puerto Barrios)
16.03.12 Eugenia Juárez Asociación de Mujeres Junajil
16.03.12 Marta Ramos Asociación Sailyuam
Asociación Pro Gestión Ambiental
16.03.12 Oscar Rosales
Local (ASOPROGAL)
Juventud Garífuna de Guatemala
17.03.12 Erick Arzú
(JUGAGUA)
Juventud Garífuna de Guatemala
17.03.12 Entrevista colectiva
(JUGAGUA)
Organización Negra Guatemalteca
17.03.12 Francisco González
Izabal (ONEGUA)
17.03.12 Tomás Sánchez Ludobiblioteca (Livingston)
18.04.12 Carlos Quim Asociación Ak'Tenamit
17.07.12 Randolfo Cantoral Pastoral de la Tierra (Claretianos)
18.07.12 Nestor Magaña Plan Internacional (Los Amates)
Proyecto San Francisco (Child
19.07.12 Emilsa Morales
Fund)
Lesbia Díaz y Suceli Pastoral Social del Vicariato de
19.07.12
Sandoval Izabal (Morales)
Sede departamental Fundación
19.07.12 Sandra Portela para el Ecodesarrollo y la Conser-
vación (FUNDAECO Izabal)
Observatorio Departamental
20.07.12 Karen Dubois de Salud Sexual y Reproductiva
(OSAR Izabal)
Programa de Atención, Moviliza-
Lupita McLaughin y
20.07.12 ción e Incidencia por la Niñez y
Otto Morales
Adolescencia (PAMI Izabal)
Pastoral Juvenil Parroquia Santa
28.04.12 Ignacio Blasco
Totonicapán María Chiquimula
28.04.12 Ricardo Falla Antropólogo y sacerdote jesuita
256 Jóvenes en Guatemala

Otras entrevistas

Grupo de discusión OJA01. Chiantla, Huehuetenango. 21 de junio


de 2012.

Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJJ06. Ciudad Guatemala


25 de septiembre de 2012.

Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJJ05. Ciudad Guatemala


20 de agosto de 2012.

Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJA02. Todos Santos Cu-


chumatán, Huehuetenango. 20 de junio de 2012.

Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJD04. San Martín Jilote-


peque, Chimaltenango. 29 de julio de 2012.

Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJM08. Puerto Barrios,


Izabal. 22 de julio de 2012.

Entrevista Programas/Proyectos de Intervención. PIP08. Ciudad


Guatemala. 24 de septiembre de 2012.

Entrevista Programas/proyectos de intervención. PIC04. Chimalte-


nango. 25 de julio de 2012.

Entrevista Organizaciones de Jóvenes. OJC03. 27 de julio de 2012.

Entrevista Programas/proyectos de intervención. PIF06. Huehuete-


nango. 22 de junio de 2012.
¿De qué juventud
hablamos?
Las imágenes y discursos
sobre la juventud
María del Carmen Orantes G.1

1/ Psicóloga e investigadora del Instituto de Estudios Humanísticos de la


URL.
258 Jóvenes en Guatemala

Contenido

1. Síntesis............................................................................259

2. Introducción ..................................................................260
a. Metodología ..............................................................266
b. Presentación de los casos ............................................276
i. Criterios de selección y ubicación de los casos ...... 278
ii. Organizaciones de jóvenes ................................... 282
iii. Proyectos de intervención ..................................... 291

3. Presentación de los discursos.


Las representaciones .....................................................295
a. Las representaciones de las organizaciones de jóvenes.
La negociación entre ser joven y deber ser .................296
i. Identidades juveniles ............................................. 297
ii. Las imágenes de “otros jóvenes” ........................... 304
iii. Las imágenes de los “otros no jóvenes” ................. 312
b. Las representaciones de los proyectos de
intervención. Los beneficiarios y los proyectos............320
i. Las imágenes acerca de los jóvenes ....................... 320
ii. Las imágenes de sí mismos..................................... 326

4. A modo de resultado: del contraste y los rasgos en


común entre los discursos de Organizaciones
de jóvenes y Proyectos de intervención......................328
Orden de clasificación de las imágenes .............................328
Las imágenes de marco general ........................................329
Las imágenes que brindan referencias de
la identidad y las prácticas................................................335
Las imágenes que brindan referencia hacia la identidad ....336

5. Algunas consideraciones ...............................................343

6. Referencias ....................................................................346
¿De qué juventud hablamos? 259

1. Síntesis

Las imágenes y discursos en torno a las, los jóvenes y la juventud


son los insumos con los que identificamos las acciones de nombrar,
regular, constreñir y autorizar al joven dentro la sociedad. Las orga-
nizaciones de jóvenes y los proyectos de intervención son espacios
donde la y el joven encuentran oportunidades para la vida. En la ac-
ción de organizarse cabe la juventud que tiene acceso a estos espacios
–el debate sobre la inclusión y exclusión−, las identidades juveniles
–pues los jóvenes han elegido participar en una organización de este
tipo y no otra−, la mutación de identidad –existe una dialéctica del
grupo donde el individuo brinda identidad al grupo y viceversa− y la
acción política –la acción de organizarse y participar en ciertos temas.

En este ensayo se rescatan los discursos de y sobre la juventud


que se analizan por medio de su localización en el contexto discur-
sivo y de la taxonomización. Se les da un ordenamiento para saber
de qué juventud se habla, la comparación, el contraste y los espacios
vacíos. Sabemos, a partir de esta investigación, por ejemplo, que la
imagen del estudiante es una imagen de inclusión y que además es
recurrente en todos los discursantes. Todos los jóvenes organizados
han estudiado o estudian. Sabemos también que existen representa-
ciones de las antítesis de las imágenes ideales y que algunos jóvenes
son más cercanos que otros a ellas. La imagen de marero, por men-
cionar otra figura, es recurrente y cumple función de completar la
definición de cierto tipo de joven. El joven que necesita distinguirse
de la figura lo reconoce cercano pero se diferencia de él. Mientras
otros jóvenes más lejanos a la realidad pandilleril caen con más
facilidad en el estereotipo y en la lógica de intervención.

Los discursos que ilustran las discusiones actuales de la sociedad


guatemalteca –conflicto de clases, lógica de producción, la libertad
versus la seguridad, etc.− en cuanto a la exclusión, prejuicio, impo-
sición y control, vemos que reflejan las imágenes del joven actual.
Mostrando la diversidad de actores y de discursos que se encuentran
en el marco de esta investigación, se crea, recrea, valoriza, prejuicia y
acciona, estableciendo un orden social.
260 Jóvenes en Guatemala

2. Introducción

¿De qué juventud hablamos?2 Con esta pregunta queremos


llamar la atención a las formas interiorizadas y normalizadas con
las que se delega y nombra al joven. También queremos reconocer
que dentro de la sociedad hay divisiones establecidas de acuerdo
a lo que se ha identificado como joven. Las mismas disposiciones
de exclusión en términos de clase, etnia, género y condición de
las y los jóvenes marcan las divisiones en la cobertura del Estado.
El poder, al nombrar a la juventud, fija un rol de subordinación y
los discursos sitúan a las y los jóvenes entre la vulnerabilidad y la
potencialidad.

Al plantear la pregunta ¿de qué juventud hablamos?, queremos


invitar a profundizar en las imágenes y discursos sobre la juventud
y las dinámicas sociales. Ilustramos y actualizamos lo que hemos
venido identificando en la historia en los ensayos anteriores y des-
de las maneras alternativas al orden establecido con que los sujetos
plantean sus discursos.

En el medio social guatemalteco se identifican discursos e imá-


genes sobre jóvenes que provienen de un orden social. Muchas
veces se habla desde la experiencia del ser joven y otras veces se
habla de la figura o imagen ideal que acarrea al deber ser y una
serie de normas que naturalizan prácticas sociales de exclusión y dis-
criminación. Los discursos asumidos por los jóvenes y los discursos
que la sociedad tiene de este grupo poblacional son presentados
en este documento.

2/ A pesar de que en este estudio se reconoce la amplia diversidad


existente entre jóvenes, en este ensayo se utiliza la categoría juventud. Esto
debido a que los estudios de caso seleccionados para el trabajo de campo
no permitieron analizar y contrastar dicha diversidad. No es entonces un
estudio de “juventudes”, sino que se enfocó a reconstruir las imágenes y
discursos dominantes, que son más bien de carácter uniforme o que pretenden
uniformizar a las y los jóvenes.
¿De qué juventud hablamos? 261

A modo de introducción al tema, recorreremos ideas clave que


traten el vínculo entre la violencia y la juventud. Esto nos ayudará
a exponer la forma en que se trabaja la contextualización y el trata-
miento del análisis que evoca una lectura holística del discurso sobre
las y los jóvenes en el presente trabajo. Se vincula a la juventud con
el tema violencia para resaltar una de las mayores incidencias del
medio discursivo que estudiaremos. De acuerdo a ciertos estereotipos
y connotaciones, la figura masculina es vinculada a una imagen de
fuerza, violencia o agresión. A las mujeres jóvenes se les vincula, con
frecuencia, a la victimización.

En este discurso se encuentra la violencia, el crimen y el peli-


gro, siempre localizado en la calle, al estilo pandilleril. Estas son las
tendencias para explicar y justificar las políticas y acciones de segu-
ridad (militarización, represión e imposición). La falta de seguridad
es expuesta por los medios y el discurso oficial como el flagelo más
fuerte que el pueblo guatemalteco vive. Las y los jóvenes son parte
de este tejido simbólico y de las redes de violencia, desde la condi-
ción de violentados o víctimas o como actores en estos grupos que
generan inestabilidad en los contextos urbanos y rurales.

Así comenzaremos a reconocer el poder de nombrar a la


juventud. La Primera Encuesta Nacional de la Juventud (ENJU,
2011), reproduce la visión dominante cuando la mayoría de res-
puestas muestran que la forma de violencia que más les afecta son
las “amenazas y presiones de maras o pandillas juveniles” (op.
cit.: 159). Esto cae de nuevo al discurso del cual son víctimas, el
joven como chivo expiatorio de la violencia. Estas son las formas
de crear y recrear ideas que corresponden a un orden social. Las
y los jóvenes encuestados no ven o no conocen sobre la violencia
institucionalizada. En el fondo se asume un discurso y se normaliza.
La persona joven recrea escenarios. No olvidemos que el orden
social es también un dominio cognitivo, perceptivo y discursivo.
La Encuesta revela cómo se manifiesta el fenómeno y obviamente
no lo des-cubre.

Recordemos que en su gran mayoría, los jóvenes no acceden a


espacios de realización vital, no encuentran lugar para ser actores
en su convivencia juvenil y no simple “población objetivo” de
262 Jóvenes en Guatemala

obras y proyectos de control social. Como el resto de la población,


carecen de los servicios básicos y no tienen presencia en las deci-
siones. Desde el Estado, las instituciones especializadas los abordan
como problema, a partir de una política de control y asimilación
a un orden predeterminado. La vivencia de ciudadanía niega a los
jóvenes, porque de acuerdo a la norma, se ejerce el derecho al
voto pero no el poder de decisión, cuando se llega a la condición
de adulto. Es decir, ciudadano es un estatus post-juvenil y supo-
ne la inserción a una cultura del deber con derechos sumamente
precarizados.

La falta de espacios para los jóvenes es un referente en el dis-


curso de las prácticas de intervención destinadas a esta población
y del discurso reivindicativo de los propios jóvenes. Estos últimos,
como resultado de la exclusión, se organizan en torno a la búsque-
da de espacios y desde una identidad juvenil. La organización es
un espacio que existe para algunos y que brinda oportunidades.

Conviene aclarar que el espacio no es un lugar externo ni físico,


propiamente. Es el lugar habitado, preñado de las significaciones y
vivencias juveniles. Es un horizonte de sentido que da consistencia
a la existencialidad: es el ser-para como un estar-en-relación-a, que
explica el sentido ontológico del joven como un siendo, en tanto
acontecimiento constante que fluye lo juvenil como vivencia y
como identidad. Por eso es necesario poner en duda la política
de inclusión: ¿quién la decide e institucionaliza?, ¿quiénes quieren
ser incluidos? La relativa autosegregación de los jóvenes urbanos y
rurales, su necesidad de marcar la diferencia, da lugar a su relativa
marginalidad. No es un simple rasgo etario.

Queda por preguntar ¿qué espacios para qué juventud? Según


la ENJU (cit.), en el año 2002 la población menor de 30 años fue
un 74.8% del total y en el 2011 la cantidad de jóvenes entre el 15
y 29 años fue 4.152,411 (43.8% varones y 56.2 eran mujeres). El
49.5% se ubicó en el área rural y 50.5% en el área urbana. De
estos últimos, un 18% reside en la ciudad capital y el 32% en el
resto urbano. Por ser un país conformado mayoritariamente por
población joven, debido a las prácticas enraizadas de la violencia
institucional y por la injusticia social estructural, las y los jóvenes
¿De qué juventud hablamos? 263

han acumulado vivencias y construido configuraciones culturales


variadas a lo largo de generaciones. Los porcentajes de homicidios,
desempleo y falta de estudio, son registros sistémicos que también
envuelven a los jóvenes. Las estadísticas son expresión del sistema
pues replican la marca estructural. Recordemos que en el marco
discursivo también hay contradiscursos.

Al respecto empezaremos a identificar datos demográficos,


aunque sabemos desde ya que esto no basta para su entendimiento
complejo, nos ayudará a encontrarnos con el sujeto en mención
y con los discursos que los enmarcan en la construcción social. El
sujeto, sin importar su rango etario, lo determinan sus rasgos y las
situaciones en que vive.

La configuración actual del perfil de un(a) joven es que regular-


mente sabe leer y escribir, pues un 93.3% está alfabetizado; esta es
una diferencia generacional en contraste con los adultos. Los índices
del alfabetismo han aumentado, esto se debe al incremento de los
últimos 10 años de la cobertura educativa. Se han abierto escuelas y
telesecundarias, siendo las y los jóvenes que viven en áreas rurales
quienes tienen menos acceso a un centro educativo y al currículo
nacional base (sobre todo con las reformas educativas, la educa-
ción es una práctica de ensamblaje en un orden social y todavía
no implementa “productivamente” a los jóvenes). El alfabetismo
y la cobertura no aseguran la calidad educativa, ni la permanencia
escolar. Llegan a cursar el nivel primario un 33.6% y el nivel básico
un 31.5%. La razón por la cual no están estudiando es la “falta de
dinero” (un 43% notorio), lo cual dice de la superficie del problema.
Debemos remarcar que el acceso a la universidad es un privilegio
solamente para una pequeña minoría del 5%. En el ámbito laboral,
la tasa de desempleo entre las y los jóvenes es de 14.1%.

Desde las instancias de poder, los espacios que generalmente


son ofrecidos a la juventud son educación y formación. Se registra
un 46% de participación3 de jóvenes en organizaciones y quienes
más participan oscilan entre los 15 y 18 años. Las mujeres tienen

3/ Según la ENJU 2011, la participación en organizaciones que indagaron


fue de cualquier tipo, sea partidaria, religiosa, comunitaria, etc.
264 Jóvenes en Guatemala

menos participación en organizaciones, la diferencia porcentual


entre ellas y los jóvenes es del 8.3%.

Después de algunas pinceladas de contexto, pasaremos a


introducir el trabajo sobre los discursos y contradiscursos que
las organizaciones de jóvenes brindaron para esta investigación.
Aclaramos que las motivaciones de las personas jóvenes para orga-
nizarse son diversas y que las organizaciones de jóvenes se basan
en la identificación hacia una(s) figura(s) juvenil(es).

En sus autopercepciones, las y los jóvenes organizadas(os) se


identifican, como primera respuesta, sobre características esencia-
les, adscribiéndose a un concepto abstracto de “juventud” o del
“ser joven”, a la que atribuyen características propias, genéricas,
ahistóricas. Por ejemplo, en una lluvia de ideas, un grupo de jóve-
nes responde a la pregunta:
“¿Por qué somos jóvenes? –diciendo: Somos creativos, lucha
de cambio, fuerza del presente, líderes, artistas, fundamentales,
principales, porque tengo 16 años, salgo con mis amigos, me
regañas si cometo un error, somos optimistas, somos el futuro
para el mañana para poder luchar por un nuevo cambio para la
sociedad” (OJA02).

Esas características son percibidas como innatas, naturales, que


no faltan en el ser joven. Los roles y las imágenes se atribuyen y se
asumen acríticamente. Su definición de juventud también contiene
aspectos de identidad “(…) me divierto haciendo break, me gusta
ver televisión y me gusta jugar Mario Bros (…)”. Se advierte la
disonancia entre lo que se espera de ellos y lo que ellos quieren
construir o cambiar. Estas son las imbricaciones entre lo dictado
desde un lenguaje dominante y la realidad. Se puede observar, en
la cita anterior, las adherencias simbólicas. Al joven lo describen
características esenciales (creativos, fuerza del presente, líderes, 16
años, salgo con mis amigos, etc.), rasgos externos como las modas
(el break), el acceso a dispositivos tecnológicos (ver televisión y
jugar Mario Bros) y la idealidad de la juventud: de ellos depende
el futuro. Curiosa referencia: responsabilidad sobre el futuro y
marginalización en el presente.
¿De qué juventud hablamos? 265

Con la técnica del sociodrama, escenifican “la escultura de la


organización”. ¿Qué escena es? –se preguntan. Bueno, lo que re-
presentamos es que aquí estamos dando nuestros puntos de vista,
el compañero está pidiendo opiniones o si estamos de acuerdo
lo que él nos está diciendo: la compañera está contando cuántos
estamos de acuerdo y todos tenemos levantada la mano y se nos
toma en cuenta, no importando si somos hombres o mujeres. Esta
es la imagen de la equidad de género (OJC03).

El tema que representa este grupo es la democracia participativa


según sus palabras. La democracia sobre la que hablan va conforme al
orden imperante: es votar y elegir. Tal es la definición de corte jurídico
de ciudadanía. Las mujeres y hombres, según estas frases, son capaces
y tienen derecho a emitir su voto, todos por igual. Y el papel del otro
se restringe a respetar la diversidad de opiniones. Esta representación
significa, tanto en lo simbólico como en lo práctico, la vacuidad de
la visión de ciudadanía añadida al purismo de los derechos. Es una
regulación de la relación entre una persona cualquiera, genérica, y su
responsabilidad legal, independiente de su significado histórico-social.
La equidad de género es reducida al nivel común de derecho a votar y
ser electos. Tal es su representación. Es una réplica del discurso domi-
nante que muestra la carencia de conocimiento respecto al significado
de la equidad entre los géneros. Y desde esta cuestión medular, se
despliegan los discursos positivos. Es bueno revelar el contexto de es-
tas imágenes de estos jóvenes: son urbanas y desde una condición de
aportar para los que no tienen. Activos pero con ausencia de fondo.

Como se ha desarrollado en los ensayos anteriores, se subraya


que a la juventud se la nombra para controlarla. Es un universo
normativo. No está de más entender que el nombrar es el primer
paso del flujo de poder. Al nombrarla se escinde a la persona y se
marca su función en el orden social. El espacio es, por su parte,
un campo de tensión, un juego de fuerzas entre actores diversos
con relaciones intergeneracionales.4 La pugna donde se configuran

4/ El campo psicológico, para Kurt Lewin (1958), es un juego de fuerzas en


movimiento, que se hallan en equilibrio, y que al romperse, entran en juego
tensiones que activan su resolución, generalmente por la vía de conflicto o
por la distensión y acuerdo o armonía. Para más información al respecto
también consultar a Blanco, A. (1995, pp. 223-277).
266 Jóvenes en Guatemala

los ideales de las y los jóvenes y, por su práctica, se estructuran


discursos contestatarios y constituyentes.

Lo que podemos comenzar a afirmar es que los discursos son


diversos, algunos son empáticos y hasta paternalistas, otros pueden
llegar a someter criterios y estereotipos y los hay disidentes. Hoy
podemos decir que a las y los jóvenes se les tiende a generalizar,
como un todo homogéneo, como un cómo-deben-ser-los-jóvenes
o como se define a la juventud. En discursos y en prácticas, la
sociedad guatemalteca tiene algunas tendencias para conglomerar
a esta población según criterios, estereotipos, planes, intenciones
de gobierno, etc.

a. Metodología
En el año 2012 se realizó el trabajo de campo de esta inves-
tigación con el objetivo de identificar los discursos y las imágenes
sobre y de la juventud. Fueron buscados los discursos desde las
personas jóvenes cuando hablan sobre sí mismos –como jóvenes
y como organizaciones de jóvenes− y sobre sus referencias hacia
otros tipos de jóvenes. Además nos enfocamos en los discursos de
las personas que no se identifican como jóvenes pero que sí están
vinculados con el trabajo y organización juvenil –como proyectos
que intervienen a los jóvenes o los mismos integrantes adultos.
De esta manera, el presente trabajo se enmarcó en la tarea de
recuperar desde las Organizaciones de jóvenes (OJ) y Proyectos
de intervención (PI), las imágenes y discursos que refieren a la
juventud.

El trabajo de campo consistió en la realización del estudio de


casos que fueron identificados desde dos formas de organización
juvenil. Se consideran en este trabajo a las Organizaciones de Jó-
venes y los Proyectos de Intervención, dos formas de organización
donde las y los jóvenes se pueden agrupar por dos motivos: 1. El
de identificarse como tales, y 2. La búsqueda de salidas para la
vida. Ambos motivos son organizadores, por un lado, pero por
otro también son espacios reales para las personas jóvenes de
hoy en día. Según Martín Baró (2008: 206), los grupos humanos
¿De qué juventud hablamos? 267

consisten en una estructura de vínculos y relaciones entre personas


que canaliza en cada circunstancia sus necesidades individuales y/o
intereses colectivos.

La investigación define a las Organizaciones de Jóvenes


como agrupaciones cuyos integrantes asumen explícitamente la
identidad juvenil y se constituyen como colectivos en torno a
objetivos compartidos.5 Los Proyectos de Intervención son las
organizaciones que programan, formulan y ejecutan actividades
dirigidas a los/as jóvenes, que provienen de los contextos en que
son aplicados. Tienen como objetivo final prevenir, ayudar, apo-
yar, rescatar, rehabilitar, readaptar y/o reeducar al joven.

Hubo dos momentos en cuanto a la planificación y la definición


de lo metodológico. El primer gran momento fue la realización del
Estudio de casos, en el trabajo de campo propiamente. Y el se-
gundo momento fue la metodología de análisis de la información
recabada en los archivos de los casos. A continuación se explican
estos momentos.

Momento 1.

El estudio de casos fue planificado por etapas: pre estudio,


estudio y post estudio. Pre estudio: fue el proceso de definición
y planteamiento de la investigación. A esta etapa se le llama pre-
paratoria y se fundamenta el tipo de estudio de casos, se hace la
selección y el estudio del contexto. Al definir el tipo de estudio
de casos, se seleccionan las áreas geográficas o espacios (Alonso,
2006).

El trabajo de campo se realizó en los departamentos de Izabal,


Huehuetenango, Chimaltenango y en Ciudad Guatemala, por

5/ Desde su argumentación analítica, este ensayo se encuentra ligado a la


teoría psicosocial, cuyo uso en los grupos humanos resalta a. el dar cuenta
de la realidad social del grupo y como tal, no se puede reducir a aspectos
personales o peculiaridades, b. la comprensión para incluir los grupos
pequeños y grandes. Esto requiere definir parámetros esenciales sobre la
realidad del grupo (establecimiento de tipologías), y c. incluir como aspecto
básico el carácter histórico de los grupos. (Martín Baró 2008, pp. 205-206).
268 Jóvenes en Guatemala

motivos de accesibilidad y búsqueda de una cierta diversidad de


experiencias del ser joven y de organizarse.

Fueron seleccionados cuatro casos por departamento. En cada


departamento hubo dos casos de Proyectos de intervención y dos
de Organizaciones de jóvenes. En Huehuetenango se escogieron
tres Proyectos de intervención para complementar la información
de la trayectoria de uno de los proyectos y en ciudad Guatemala
se procedió a trabajar con tres Organizaciones de jóvenes para
cumplir con la amplitud de la muestra existente en esta área
geográfica y acceder a organizaciones que tienen relación con el
tema de violencia y su prevención, por la importancia del tema
en términos de los discursos –dominantes− encontrados.6 Además
de ser en este espacio geográfico donde se encuentra la mayoría
de organizaciones de jóvenes y donde mayor énfasis se da a la
prevención de violencia.

Es de esta primera etapa de la investigación que resultan los


criterios de selección de los casos y la tipología de los estudios
de caso, anteriormente mencionados. Las organizaciones fueron
seleccionadas mediante criterios en cuanto a la temporalidad y la
cobertura −privilegiando al trabajo local−, la forma de trabajo y
trayectoria con el tema juventud.

6/ El actual gobierno utiliza como discurso operativo al tema de seguridad,


respaldado por la exposición mediática de una violencia llena de estereotipos
y de simplificaciones, utilizando la lógica de fenómeno para convertir a la
población en espectador pasivo, trasladando el mensaje de vulnerabilidad e
impotencia, sensación amarrada a los procesos impulsados desde el gobierno
militar. Estos procesos son la militarización, el armamentismo, la oferta de
empresas privadas de seguridad y represión de cualquier tipo de resistencia
a las normas impuestas por grupos de interés que pretenden la privatización
de bienes nacionales −como las empresas extractivas−, de servicios que
fueron públicos y que hoy se suman a la demanda para favorecer a iniciativas
privadas poco representativas de la sociedad guatemalteca. Esto tiene de
fondo la disminución y debilitamiento del Estado. Hoy día, el ciudadano
promedio adquiere la sensación de seguridad a través del consumo de estas
ofertas armamentistas y represivas, identificando, por un lado, una imagen
juvenil promotora de violencia como marero, bochinchero, manifestante,
etc. Y por el otro, utilizando al joven guardia de seguridad, brindándole un
espacio laboral con bajo salario y malas condiciones de trabajo.
¿De qué juventud hablamos? 269

La segunda etapa consiste en el contacto con los casos. Para


esto se efectuaron los “espacios de diálogo” entre la investigación
y actores en los diferentes espacios geográficos, con el objetivo de
utilizar los hallazgos preliminares del propio proceso de investiga-
ción para plantear temáticas a debatir. Los objetivos iban en dos
sentidos: a. A partir del estudio del contexto y con la participación
de los actores identificados en cada departamento, presentar los
avances de la investigación. b. Generar diálogo y espacios de re-
flexión conjunta sobre la juventud y temas específicos de contexto.
El trabajo de campo fue realizado procurando ir a sus espacios
–las organizaciones, las oficinas e instalaciones− y promoviendo
sesiones, entrevistas y observación, con el objetivo de suscitar el
discurso de los representantes de las organizaciones al respecto de
preguntas en cada componente (OJ y PI).

Previo a esto, fueron planteadas las preguntas, elaborados los


instrumentos especializados7 que evocan el discurso por medio de
“Guías de entrevistas a las organizaciones” y “Guías de grupos de
discusión”. Para las OJ, las preguntas fueron:

¿Cuáles son las imágenes y enunciaciones que utilizan, produ-


cen y reproducen los jóvenes en las organizaciones sobre jóvenes
y juventud?

¿Cuáles son las pautas de acción de las organizaciones de jóve-


nes y de los jóvenes en estas?

Y para los PI:

• ¿Cuáles son las imágenes y enunciaciones que utilizan, produ-


cen y reproducen los programas/proyectos de intervención
sobre jóvenes y juventud?

7/ Se establece la intención y se realiza la planeación de instrumentos


especializados que fueron elaborados con la intervención de la especialista en
género y etnicidad en el proceso investigativo. Como resultado, se tomó la
teoría de la interseccionalidad para tratar el análisis y buscar la incidencia en
temas que buscan profundizar estas categorías de manera integral.
270 Jóvenes en Guatemala

• ¿Cuáles son las pautas de acción de los programas/proyectos


de intervención hacia jóvenes con quienes trabajan?

Las preguntas fueron parte del planteamiento del estudio y


enfocaron la metodología diferenciada para los dos tipos de casos
(OJ y PI). En el trabajo de campo se utilizaron los siguientes instru-
mentos: Guía de entrevista para la Organización de jóvenes (EOJ)
y guía de entrevista para los Proyectos de intervención (EPI), la
guía para los grupos de discusión (GDOJ) con las organizaciones
de jóvenes donde se utilizaban técnicas psicodramáticas y la me-
todología de observación del sociograma con la inclusión de una
Guía de observación para el análisis grupal.

La metodología de estos ejercicios es una aproximación bas-


tante cercana a investigación-acción participativa (IAP). La teoría
psicosocial y de grupos, con influencias de los autores Marisa Mon-
tero e Ignacio Martín Baró, las técnicas han sido encauzadas desde
las dinámicas grupales y el psicodrama moreniano desde el mismo
autor, J. L. Moreno y la Dra. Úrsula Hauser. En este instrumento de
GDOJ es donde se integran actividades en sesiones para trabajar
con un grupo de cada organización de jóvenes, utilizando técnicas
que provenían de metodologías que buscan la participación y la
elocuencia de los participantes. Los espacios de diálogo también
brindaron la oportunidad de investigar de forma participativa,
abriendo en dos oportunidades la investigación para ser proble-
matizada por actores de los contextos.

Las categorías de indagación buscan descubrir las prácticas y


los discursos (enunciaciones) de las organizaciones con respecto a
los jóvenes; desde las organizaciones de jóvenes se develan los dis-
cursos de los jóvenes en cuanto a sí mismos como sujetos jóvenes
y como organización, los “otros jóvenes” que pueden identificar
y los “otros que no son jóvenes” como grupos de referencia para
establecer un análisis – comparativo y de contraste− contextual de
los discursos.
¿De qué juventud hablamos? 271

Técnica “La escultura de la organización”.8 El grupo representaba a


un árbol como metáfora sobre las características de cobijo, fortaleza,
historia, vida y juventud dentro de la organización.

8/ Fotografía tomada por el equipo de investigación en el taller del grupo


de discusión. El grupo en la fotografía está realizando la “Escultura de su
organización”, una técnica destinada para suscitar debate sobre enunciaciones
como jóvenes, jóvenes organizados y organización.
272 Jóvenes en Guatemala

Paralelamente se aplicó el instrumento de observación para


completar el análisis grupal de las sesiones de los GD. Esto se basó
de las tipologías de grupos, el análisis histórico y contextual de
Martín Baró (1989 y 2008) y la teoría Sociométrica (Moreno, 1979
y Hauser, 2010). Se realizó con el objetivo de establecer del análisis
grupal, la diferenciación natural entre grupos y el reconocimien-
to de las diferencias encontradas entre los roles con los puestos
concedidos desde la organización. Este análisis grupal profundiza
en las relaciones establecidas al interior del grupo y la proyección
comunitaria, corrobora el análisis, asegurando la observación de
los elementos que brindan información de la práctica en el relacio-
namiento grupal. Se recogieron, por medio de notas y grabaciones,
todas las actividades diseñadas para las visitas.

Momento 2.

A partir del trabajo de campo propio del estudio de casos, se


planificó y desarrolló la metodología de análisis de la información.
En este momento se comenzó el post estudio (Alonzo, 2006), don-
de se realizan los tres niveles de análisis de la información recabada.
Las notas se transcribieron y se recogió la información de interés de
acuerdo a los objetivos de estos componentes de la investigación,
como primeros pasos para sistematizar la información.

Se recopilaron los estudios de casos9 que consisten en transcrip-


ciones de EOJ/EPI y GDOJ, matrices de resumen y ordenamiento
de las transcripciones, que ayudaron a sistematizar de acuerdo a los
indicadores. Con esto se identificaron y ordenaron las imágenes y
los discursos. Se agregó el sociograma, realizado por medio de la
Guía de observación en las Organizaciones de jóvenes.

Se analizó el contexto desde la discursividad y se presentaron


los insumos para el análisis grupal y sociograma. El análisis de dis-
cursos e imágenes desde la perspectiva de las y los jóvenes y desde
los que trabajan con o para ellos, se realizó en base al estudio de
casos y la comparación y el contraste de los componentes. De esta

9/ Estos estudios de casos fueron entregados a las OJ y PI que participaron


en la investigación.
¿De qué juventud hablamos? 273

manera se diferencian y se incluyen en este análisis al sujeto juvenil


colectivo que se organiza y al otro no joven que trabaja en las
intervenciones dedicadas a jóvenes y se desenvuelve en cuanto a
los discursos reconocidos de lo juvenil.

Para realizar el análisis contextual se ubicó el “análisis situacional


del discurso”, para incluir las circunstancias en que fue provocado
desde la investigación y desde el contexto en que se trabajó. Esto
se trata en los siguientes párrafos.

En la metodología utilizada para los grupos de discusión es-


taban concebidas actividades participativas y de naturaleza lúdica
que planteaban a los participantes hablar y recrear discursos e imá-
genes. Las entrevistas buscaban información tanto pública como
de formas de trabajo y dinámicas particulares. Con el sociograma
se observaron las redes de relacionamiento dentro del grupo, se
percibieron roles, liderazgos, cohesión y clima interno, lo cual
brindó información sobre la vida interna del grupo, relaciones,
motivaciones individuales y grupales.

Respecto a la relación entre la investigación y los casos seleccio-


nados, el estudio del contexto fundamentó la localización de actores
y estableció el conocimiento para poder identificar los casos. Algunos
PI fueron entrevistados como parte del estudio del contexto y sola-
mente tres no tuvieron contacto previo.

En un primer momento debemos reconocer las “intenciones de


la investigación” que se plantearon. Nos propusimos indagar sobre
la autoidentificación de las y los jóvenes organizados, la identifica-
ción de otros grupos de jóvenes, cómo los sitúan a partir de cómo
ellas y ellos se sitúan (la lógica de localización como adscripciones
a espacios de identificación).

Luego se indagó sobre los otros no jóvenes como grupos de


referencia que seguían aportando y relacionándose con los grupos
juveniles, con su comunidad y sociedad.

Los Espacios de Diálogo generados dos meses antes, fueron la


puerta de acceso a los lugares y a los espacios de organización de las
y los jóvenes. En ellos socializamos la intención de la investigación,
274 Jóvenes en Guatemala

los procedimientos y la información sobre la historia de la juventud,


la producción del conocimiento y el contexto. Esto generó interés en
algunos actores. Así también brindó información para lograr tener
los criterios de selección para los casos y una primera mirada para
localizar posibles casos. En este proceso hubo confluencia entre las y
los actores y la investigación.

Otros aspectos considerados son los contextuales en torno a


la juventud que existieron en el proceso de investigación. Estos as-
pectos contextuales nos sitúan los discursos sobre los ámbitos local,
regional y nacional, de acuerdo a su relevancia. La propuesta de
reforma de la carrera de magisterio, por ejemplo, fue un aspecto
paralelo al curso de la investigación. En algunas organizaciones
había estudiantes de los Institutos Normales. Como tal fue, sin
embargo, un tema poco recurrido y la atención la centraron en
la represión contra los estudiantes o ante la supuesta violencia e
irresponsabilidad de los manifestantes. Como problema sincrónico,
no llamó mucho su atención el carácter y contenido de la reforma
educativa. Las personas que más se definían en contra de la re-
presión estudiaban en algún Instituto Normal y aunque no hayan
participado en las manifestaciones, mencionaron sus derechos y
adversaron el cierre de un espacio para poder estudiar la carrera
de su elección en un instituto público.

Trajeron a colación la campaña “Hambre cero” y la repartición


de fertilizantes por parte del gobierno. No se tuvo contacto direc-
to con jóvenes que hayan participado en la campaña, sin embargo
surgió la temática. Fue vinculado como parte de las acciones de
gobierno y las y los jóvenes fueron testigos en sus contextos, sobre
la repartición del abono y el vínculo con “ex PAC”.10 Comentaron

10/ Patrullas de Autodefensa Civil, grupos paramilitares creados por el


Ejército durante el conflicto armado interno. Otto Pérez llegó a Huehuetenango
para inaugurar el proceso de entrega de abono. La repartición de abono no
cubrió a todos los municipios, ni a todos los necesitados del Departamento. El
gobierno ha reestructurado al “Batallón de Chiantla” para que sea este el que
entregue el fertilizante a los campesinos.
Recordemos que los patrulleros de autodefensa civil fueron de las fuerzas
que reprimieron violentamente a comunidades indígenas en los años ‘80. El
Batallón de Chiantla fue una sección de las PAC que reforzó la intervención
¿De qué juventud hablamos? 275

sobre la red que el gobierno reactiva para encauzar sus intereses a


nivel local.

Las fricciones entre el Estado y los 48 cantones de Totonicapán


no fue un tema que se haya tratado, aunque los grupos tenían,
al parecer, una postura sobre este conflicto. Estos hechos fueron
simultáneos al desarrollo de la investigación.

Lo último a resaltar sobre el análisis situacional del dis-


curso es que se tuvieron en cuenta ciertas temáticas en la
agenda de los medios de comunicación. Notas sobre suicidios y el
“bullying” que provocaron una reacción muy fuerte en los discur-
sos obtenidos.

El análisis de los discursos de y sobre juventud se realizó por


medio de identificar a las OJ como los grupos donde se encuen-
tran los jóvenes y los PI como la organización que es un espacio
intergeneracional donde convergen los discursos de jóvenes y de
adultos, pero que en realidad su perspectiva es adultocéntrica,11 lo
que se evidenció en los discursos. A partir de la comparación y el
contraste de los discursos, se reconocen algunas imágenes de las
cuales se establece una clasificación.

militar violenta en Huehuetenango Se mantuvieron dichas acciones durante


años, en esa década y, según informes de estudiosos de Derechos Humanos,
Huehuetenango fue uno de los departamentos con más comunidades
masacradas por el Ejército durante el conflicto armado interno de Guatemala.
11/ La perspectiva adultocéntrica es la que es propia del pensamiento adulto
que entra en la lógica de definir al mundo y sus actores desde la clasificación
de los “otros”. Aunque la posición de este trabajo de investigación es percibir
de alguna manera la diversidad que existe en las juventudes, el hecho de
acercarse al tema desde las imágenes y discursos, fue pensado para obligarnos
a salir de las divisiones dicotómicas entre adulto y joven. Con el objetivo de
poder entrar al debate de cómo se construye lo que conocemos y lo que está
implícito hoy de lo que es la juventud como término/tema discursivo que se
utiliza y perfila un sentido político y ético del compromiso social.
276 Jóvenes en Guatemala

b. Presentación de los casos


En la siguiente ilustración se muestra la localización geográfica
de los estudios de caso.

Guatemala:
Ubicación de las áreas y casos estudiados

Fuente: Elaborado para este estudio por el Instituto de Agricultura, Recursos


Naturales y Ambiente (IARNA / URL).
¿De qué juventud hablamos? 277

Identificación de los estudios de caso

Departamento/ Tipo de
No. Nombre
Municipio ORG. OJ/IP

Chimaltenango, Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo


1 PI
Chimaltenango Local (CEADEL

Chimaltenango, Federación de Salud Infantil y Reproductiva


2 PI
Chimaltenango de Guatemala (FESIRGUA)

Chimaltenango, San Juan


3 Coordinadora Juvenil por Comalapa (CJC) OJ
Comalapa
Chimaltenango, San Martín
4 Demojoven-Lemar OJ
Jilotepeque
Jóvenes Activos del Limón Marcando la
5 Guatemala, Guatemala OJ
Diferencia

6 Guatemala, Guatemala Jóvenes por Guatemana OJ

Movimiento de Jóvenes de la Calle


7 Guatemala, Guatemala OJ
(MOJOCA)
Centro para la Acción Legal en Derechos
8 Guatemala, Guatemala PI
Humanos (CALDH)

9 Guatemala, Guatemala Proyecto Educativo Laboral Puente Belice PI

Huehetenango,
10 Fundación Ecológica (FUNDAECO) PI
Huehuetenango
Huehetenango,
11 Asociación Ixmukané PI
Huehuetenango
Huehetenango, Organización no Gubernamental Tierra
12 PI
Huehuetenango Nueva
Asociación para el Desarroñño Sostenible de
13 Huehetenango, Chiantla OJ
la Juventud (ADESJU)
Huehetenango, Todos Asociación de Desarrollo Juvenilpara el
14 OJ
Santos Cambio Social (ADJCAS)
Asociación Estoreña para el Desarrollo Inte-
15 Izabal, El Estor PI
gral (AEPDI)
Juventud Garifuna Guatemalteca
16 Izabal, Livingston OJ
(JUGAGUA)

17 Izabal, Livingston Asociación Ak´Tenamit PI

18 Izabal, Puerto Barrios Asociación de Mujeres Jovenes (MILDAM) OJ


278 Jóvenes en Guatemala

i. Criterios de selección y ubicación de los casos


Los estudios de caso12 fueron seleccionados dentro de cuatro
departamentos. Se tuvo en cuenta a la Ciudad de Guatemala
por la centralización y movimiento de organizaciones juveniles
y por tener un particular acento en la violencia pandilleril y su
prevención.13

Además, se buscaron dos departamentos distantes para inda-


gar diversidad en las configuraciones juveniles. Los departamentos
seleccionados son Huehuetenango e Izabal, lugares apartados de la
influencia de la capital. Además, Chimaltenango como una ciudad
que está cerca de esa influencia pero que ha desarrollado su propia
y particular trayectoria organizativa y que alberga una especial
cultura indígena predominante.

Los criterios de selección para los estudios de casos fueron:

Organizaciones de jóvenes: el establecimiento de la temporali-


dad, diferenció a las organizaciones según su aparición y formación
como organización, antes o después a la coyuntura 2005-2007.
Entre esos años se identifica el auge de las organizaciones juveniles,
en parte por el apoyo de la cooperación internacional. Otro criterio

12/ Los casos han sido codificados para guardar la confidencialidad


de la información brindada en las organizaciones. A partir de ahora sus
palabras se citarán según un código que le clasifica siendo las dos primeras
letras indicativas del tipo de organización. OJ corresponde a organización de
jóvenes y PI a programas de intervención.
13/ El carácter juvenil de mucha delincuencia cotidiana (extorsiones y robo
de celulares) todavía espera una investigación profunda, porque muchos de
los jóvenes que actúan no son delincuentes aislados, sino responden a grupos
ocultos, no necesariamente juveniles. Es decir, se ha tornado en una delincuencia
corporativa, vinculada a formas de reproducción de capital, a intereses del
narcotráfico o a la competencia entre empresas (dueños de transporte urbano
que, por ejemplo, utilizan los servicios de ese “pandillerismo” para atentar
contra otros empresarios del mismo servicio o la red de extorsiones que se
articula regionalmente). Para mayor información, consultar las siguientes
páginas: http://es.insightcrime.org/noticias-del-dia/prisionero-de-guatemala-
detalla-operaciones-de-red-de-extorsion y http://www.prensalibre.com/
noticias/justicia/Caen-ligados-red-extorsion_0_718128250.html
¿De qué juventud hablamos? 279

fue la autonomía o dependencia de liderazgo adulto14 de acuerdo


a la presencia o ausencia de injerencia de personas adultas en la
toma de decisiones, en la formulación de ideas y posturas. El último
criterio fue escoger organizaciones que trabajaran a nivel local.

Las organizaciones seleccionadas para los estudios de casos


cumplen con diferentes criterios de selección. Los factores variables
fueron el perfil de los actores, sus motivaciones para organizarse
y la trayectoria. En este último sentido, se clasifican desde tres
momentos:

• Las organizaciones que tienen más trayectoria, fundadas entre


el 1996 y el 2003, como las que vienen de la tradición de
militancia y/o de la organización de la Iglesia católica.

• Las que vienen en la nueva ola que proviene del impulso de la


cooperación internacional, en el período 2004 al 2008, donde
la organización se conforma desde esta influencia por medio
de la búsqueda de fondos.

• Las recientes son las que trabajan para formalizarse organi-


zativamente, estas fueron creadas en el período del 2008 al
2012. Son influenciadas por la lógica de gestión de fondos
pero tienen sus propias configuraciones que las distinguen y
que ameritan su propia categorización (ver más adelante).

Contrastando las temporalidades señaladas con la autonomía


de cada organización se remarcan otras variantes. Entre ellas la
dependencia o independencia que la organización puede tener del
adulto.15 Distinguimos dos tipos de organizaciones de acuerdo a la

14/ Esto se refiere propiamente al tipo de relación de la figura adulta con el


grupo. El objetivo es identificar la influencia de dirección, de asistencia (cubrir
necesidades) de los adultos en organizaciones de jóvenes. Analizar esto es una
necesidad para las propias organizaciones.
15/ Hay que precisar, en este punto, la relación de dependencia que las
agencias donantes generan o la relación de subordinación que la organización
tenga con otros grupos o instituciones. Este criterio de selección intenta
analizar internamente al grupo y la figura del adulto. Cómo es esa relación
con las agencias en el trabajo organizativo.
280 Jóvenes en Guatemala

injerencia adulta. Las organizaciones que tienen injerencia adulta


o dependientes: Las organizaciones OJA01 y OJC03 son las que
tienen antecedentes de militancia y organización en grupos de
la Iglesia católica. Se caracterizan por la presencia de integrantes
adultos (por identificación grupal y auto referencia), estos actores
tienen injerencia en estos grupos. Fueron jóvenes fundadores de
la organización. Sus puestos y roles son de dirección y aunque
haya intentos de relevos a las nuevas generaciones hoy día, siguen
ocupando puestos directivos como el de asesores, por ejemplo, y
con papeles de liderazgo dentro del grupo de jóvenes. De cierta
manera, estos perfiles son peculiares en las organizaciones según
los rasgos e ideologías arraigados según el momento histórico de
fundación.

También se identifican algunas organizaciones que tienen


injerencia adulta desde otras organizaciones o proyectos de inter-
vención con las que tienen relaciones de subordinación. Tienen
contacto directo con otras organizaciones, instituciones, empresas
y municipalidades que les brindan ayuda y asistencia, supeditándo-
las a trabajar en áreas, con contenidos y actividades determinadas.
En el caso de OJJ06, la injerencia se debe a que ellos son una orga-
nización pequeña que la constituyen menos de 10 integrantes que
establecen campañas mediáticas de alcance nacional y propician
la organización de actividades de la misma índole, de hasta 4,000
voluntarios. Su alcance y posicionamiento jerárquico se debe a que
esta organización es representativa de un sector determinado, es
el único caso que forma parte y representa a un grupo de poder
socioeconómico y sus funciones son a partir de las directrices de
este vínculo.

Solamente OJM09 se fundó en el momento posterior a la firma


de la paz y además es independiente de la injerencia del adulto.
Es posible que esto se deba a los rasgos del adulto que fundó la
organización. Trabaja en la reinserción y asistencia a la población
de jóvenes que viven en la calle de la Ciudad de Guatemala. Esta
organización tiene proyectos que se encaminan al autofinancia-
miento por medio de empresas que dirigen como parte del trabajo
de recuperación de jóvenes de la calle y los fondos que agencian
lo reciben de la cooperación descentralizada.
¿De qué juventud hablamos? 281

Las organizaciones de jóvenes independientes son las de menor


trayectoria, surgen a partir del boom de las organizaciones juveni-
les influido por la apuesta a lo juvenil de parte de la cooperación
internacional a partir del año 2004. Las características de estas
organizaciones son: Su estatus legal no está establecido, se arraigan
en el contexto, bases y territorio comunitario, sus metodologías
son llamadas alternativas y carecen de apoyos y fondos que les
propicien actividades. Sus actividades son puntuales, de alcance
comunitario y logran realizarlas con alianzas temporales.

Al identificar las coincidencias entre el período de nacimiento


de las organizaciones y la dependencia o independencia de la
injerencia adulta, se puede aseverar que la organización con más
trayectoria suele venir de tradiciones de la militancia o del movi-
miento organizativo de la Iglesia católica en tiempos del conflicto
armado interno.

Hay que resaltar que una organización logra establecer un re-


ferente en cuanto al objetivo de trabajo. Los integrantes de OJJ07
son activos y de alcance nacional sin llegar a obtener fondos de
ninguna cooperación. Esta organización plantea la alternativa de
una organización que trabaja con proyección y beneficio de los
propios integrantes de este grupo. Esto se debe a que son el vínculo
entre la cooperación y las bases (jóvenes garífunas en este caso)
y grupos de jóvenes organizados (una masa de jóvenes que les
llaman voluntarios).

Los programas y proyectos de intervención buscan a las orga-


nizaciones por la naturaleza del trabajo con jóvenes pudiendo ser
un proyecto que tiene trabajo específico con jóvenes o maneja una
línea de trabajo alternativa o coyuntural. Resalta la identificación
de los momentos y razones por las cuales se decide realizar el tra-
bajo con o para jóvenes, y qué representa en términos del trabajo
general de la organización. Además, el enfoque en programas de
intervención de base territorial, opta por organizaciones que ten-
gan trabajo basado en lo local.

La definición de proyecto de juventud desde los inicios de la


institución es primordialmente en educación. Solamente hay uno
282 Jóvenes en Guatemala

de estos proyectos que no se vincula con la educación (la organiza-


ción PIC04), que comienza su trabajo juvenil sobre la prevención
de violencia en el año 1997 y en su trayectoria ha trabajado en
áreas de distinta naturaleza, como la investigación, la capacitación,
formación, organización comunitaria y hoy día su fuerte es el tra-
bajo sobre los derechos laborales en casos ante los tribunales.

Los otros proyectos plantean el énfasis en juventud como un


complemento del trabajo comunitario, departamental y nacional.
Son posteriores a la firma de los Acuerdos de Paz. Solamente hay
un proyecto (PIT09) que deviene de la influencia de la coopera-
ción internacional y tiene antecedentes en organización pastoral
de la Iglesia católica de años ‘90.

ii. Organizaciones de jóvenes


Ahora bien, puesto que, de acuerdo con nuestra visión, el poder
es una realidad que surge y existe como tal solo en las relaciones
entre las personas y los grupos, la mejor manera de analizar el
poder de los grupos funcionales
será utilizando un caso concreto.
Martín Baró
(Sistema, grupo y poder. p. 338)

Nos referimos a las organizaciones como grupos. Sabemos que


en los grupos existe la distinción natural entre el adentro y el afuera.
El grupo, como la organización, tiene objetivos y códigos internos
que integran las particularidades de los sujetos. Las organizaciones
se movilizan en la búsqueda de espacios. En una relación simbió-
tica, los integrantes del grupo aportan a la colectividad y el grupo
brinda referencia al individuo. Este es el juego de la experiencia
grupal sobre las relaciones y sobre la naturaleza sociopolítica de
la organización. Las tensiones internas y externas son relaciones
dinámicas y cambiantes.

La organización de jóvenes es un grupo conformado por las


similitudes y las diferencias de cada integrante y suma más que sus
partes. Para el grupo, según Martín Baró (2008), la relación decisiva
¿De qué juventud hablamos? 283

con el sentido es la que contrasta a una organización con el contexto.


El contenido16 de una creación −como la formación de una organi-
zación− respalda que en “el proceso de creación de este contenido
está cristalizado, encarnado en la estructura” (Vygotsky, 2006: 16).
Así es como un caso es suficiente para encontrar a la sociedad.

Según las tipologías y naturaleza del grupo, las organizaciones


de jóvenes pueden ser analizadas desde una triple dimensión: la
identidad, el poder y la actividad. Se reconocen dos tipos de grupos
entre las organizaciones de jóvenes y algunas particularidades que
matizan las tendencias; pasemos a observar de cerca las tipologías.

Códigos de las organi-


Tipo de organización
zaciones de jóvenes
OJA01 Secundario y funcional
OJA02 Secundario y funcional
OJC03 Secundario y funcional
OJD04 Secundario y funcional
OJJ05 Primario y funcional
OJJ06 Secundario y estructural
OJJ07 Secundario y funcional
OJM08 Secundario y funcional
OJM09 Primario y funcional

Los grupos primarios son los que su identidad se construye


en los vínculos inmediatos, cara a cara, cotidianos, con un con-
tenido afectivo. El grupo primario por excelencia es la familia,
pero cuando la relación grupal no consanguínea, perdura y es un
grupo pequeño y formador de la persona, también puede ser un
grupo primario. Ese es el carácter que toma el grupo de jóvenes
que viven en la calle y en la organización incorpora este sentido
grupal afectivo y cercano. Otra organización que cumple con las
características de un grupo primario tiene una trayectoria menor,

16/ Vygotsky (2006) plantea la creación como proceso que humaniza y


contextualiza, que enmarca la contextualización histórica. El contenido es en
sí, el sentido sociohistórico de la creación.
284 Jóvenes en Guatemala

está en proceso de conformación y formalización. Se adhiere a


un discurso reivindicativo y aún elabora el cuerpo de integrantes,
sus reglas y principios. Trabaja con propósitos e identidad comu-
nitarios en un contexto de pobreza urbana y marginalización. Las
organizaciones primarias suplen las faltas del contexto y resuelven
necesidades personales de la cotidianidad y al mismo tiempo se
organizan con objetivos comunitarios.

Los discursos de la organización OJM09 reproducen la ex-


periencia de vivir marginados. Por la naturaleza del grupo, sus
objetivos y formas de trabajo son desde la experiencia propia de
marginalización y la identificación del grupo se debe a que todos
sus integrantes vienen de esa vivencia. Su cohesión como grupo es
porque “no tienen nada que perder” y en la organización tienen
mucho que esperar. Dice uno de los jóvenes “Esta es mi familia”.

Sus miembros no han accedido a un mercado de trabajo es-


table, todavía encaran con criticidad un dominio social que ni los
integra ni los cohesiona.

Hablan desde la marginación y reivindican su concepción de la


vida y sus propias reglas morales desde la experiencia de la calle:
… nosotros no nos vamos a morir (…) porque podemos vivir en
circunstancias extremas, podemos vivir así en la calle y hay perso-
nas que solo pueden vivir de una manera. Porque están digamos
en un lugar económico, una situación económica, pierden casa se
les viene la vida para abajo. Y no me quejo… (OJM08).

Esto muestra sus referentes de marginalidad, su desafío a la


vida. Este grupo también tiene un contradiscurso ante la violencia.
Acusan de primera mano a algunos organismos del Estado como
violentadores de jóvenes que viven en la calle. Contrario al discur-
so de victimización, se acercan al discurso de demanda y de acción
organizada para solventar su problemática desde sus propias po-
sibilidades. Se colocan en una postura de contraparte dialogante.
… la Policía Municipal de Tránsito maltrata a los patojos (…) con
esas bombas de agua los van a bañar a media noche, les quitan
los ponchos y los dejan sin nada ¡Ah, pero el señor alcalde…!
En una de las reuniones se paró y dejó hablando solos a los que
¿De qué juventud hablamos? 285

estaban ahí. (…) fueron a dialogar con él y dijo “que cómo iban a
desperdiciar el agua ellos” esa fue la respuesta que dio el ingrato.
(…) los van a bañar, los bañan, les dan sus toques eléctricos. (Ha-
blando de otra persona:) Él vio que uno de los muchachos estaba
dormido en la banqueta y los de EMETRA llegan y le ponen
toques eléctricos (…) lo levantan así a pura electricidad. Entonces
le dice: “mire disculpe, él no está haciendo nada, por favor si
quiere que se despierte hágalo de otra manera. “–¿y vos quién
sos?– le dicen”. Y le empezó a decir un montón y el otro como es
mero temperamental también se defendió como pudo y qué, si
bajó a sus hijas, una la llevaba en el brazo y la otra la llevaba en
la mano, las bajó y las puso a un lado y el de EMETRA le dio sus
toques eléctricos a él también

(…) si había violencia, nosotros como foro nos organizábamos


y decidíamos. Incluso hubo capacitación para la Policía… por las
diferentes situaciones de abuso de la Policía, ¿verdad? Entonces el
acercarnos como foro y organizaciones a la Policía creo que también
fue un poquito, un poquitito disminuyendo la violencia de la Policía
hacia las muchachas y muchachos y los abusos ¿verdad? (OJM08).

Tienen una actitud ante el debate y una cultura de demanda


desde la vivencia de la pobreza urbana. El proceso de callejización
es una alternativa. Para ellos fue un escape de contextos familiares
violentos e irresponsables. Elegir la calle para vivir también es una
acción ante la discriminación y el racismo estatal, no solamente una
reacción a la falta de espacios en la urbe.

Con esta experiencia actúan y buscan espacios para paliar el


abuso de las autoridades.17 Su discurso es antagónico al sistema,
como la construcción de un discurso otro, donde se habla desde
la experiencia de abajo y se argumenta una red de significados,
de códigos morales alternativos a lo normalizado en la sociedad
guatemalteca. Hacer grupo y organizarse, es un somos frente al
vilipendio: “la basura son los patojos de la calle que no valen na-

17/ Recordemos los asesinatos de niños de la calle (el caso Nahamán


Cardona y el caso de San Nicolás, entre otros), realizados como parte de
un plan de “limpieza social” de las fuerzas de seguridad. Ver: http://www.
elperiodico.com.gt/es/20130303/pais/225475.
286 Jóvenes en Guatemala

da”.18 “¡Somos basura!” fue una proclama escrita en un muro del


sendero que lleva al asentamiento precario El Limón.

El grupo secundario se identifica en la institucionalidad y


se genera en un sector particular de la realidad social, sus obje-
tivos son planificados y habituales. Los grupos secundarios son
los que están formalizados. Podemos especificar que estas son
las organizaciones que vienen del período posterior a la firma
de paz y que se formaron con la influencia de la cooperación
internacional.

Los grupos también pueden ser estructurales y funciona-


les. El grupo estructural tiene actividades para satisfacer intereses
de clase. La única organización estudiada que se identifica en esta
clasificación está en la lucha de clases, el perfil de sus integrantes es
de “estudiantes de distintas universidades” (OJJ06). Representan el
poder en el control de los medios de producción, dicen al respecto
“medios de comunicación nos han ayudado bastante, y nos han
donado espacio en prensa, en radio, en televisión, completamente
gratis ¿verdad? y es porque creen y confían en el trabajo que uno
está realizando” (íbid). Como grupo, son instrumento y forman
parte de instituciones con poder económico. Sus referentes son
adultos que pertenecen a “CACIF, empresarios, y tanques de pensa-
miento” (íbid) de postura política liberal. Estos contactos les hacen
tener el acceso a los medios de comunicación y tener difusión a
nivel nacional. Todas las demás organizaciones secundarias los
reconocen como privilegiados por su nivel socioeconómico y por
representar la imagen dominante.

El grupo funcional tiene un rol social y, en los casos que


estudiamos, su fuerza radica en integrar a jóvenes de cierto perfil
porque dentro de su accionar manifiestan su compromiso e ímpetu.
Se activan para la satisfacción de necesidades de su proyecto, en-
tran en lo que se espera de la juventud. Estas son las organizaciones
que son reconocidas en la comunidad y logran manejar algunos
medios sin ser hegemónicos.

18/ OJM08, parafraseando lo que les dijeron los vecinos.


¿De qué juventud hablamos? 287

Existe una sola organización que entra en la tipología del


grupo secundario que no está formalizada pero tiene reconoci-
miento comunitario y con antecedentes desde el movimiento de
organizaciones que han trabajado en el área. Es una organización
que acciona desde lo local con el objetivo de satisfacer necesidades
personales. El grupo se mantiene sin aumento en el número de
integrantes porque funciona facilitando a jóvenes de otras organi-
zaciones para que participen en actividades.

Su trabajo es de intermediadores, dice el asesor de la organiza-


ción “no gestiones, sino que directamente empezamos a socializar
con otras organizaciones como CALDH, entonces empieza a to-
marnos en cuenta en ciertas actividades, donde se crean limitantes
también” (OJJ07). Desde esta perspectiva, no muestran interés
de establecer vínculos directos con la cooperación internacional.
Su trabajo es con el vínculo con otras organizaciones con las que
colaboran “lo que tratamos es: canalizar” (íbid) respondiendo al
llamado de la representatividad de jóvenes garífunas. Argumentan
en el grupo de discusión “si Carlos se lleva con diez personas o sea
que la meta es esta (…) si Ramón tiene comunicación con diez,
el punto es que Ramón jale esas diez, quince personas y de esa
manera ir aglutinando al grupo” (íbid) para brindarles bases a las
organizaciones en determinadas actividades.

En general las estructuras son verticales, solamente en dos


casos no tienden a esta estructura y esto se debe a que el grupo
es pequeño y atiende a una masa de voluntarios para participar
en actividades puntuales. La jerarquización varía. Existen los
procesos democráticos de asambleas, votación, toma de decisiones
consensuadas, pero no siempre funcionan. Cuando no funcionan,
la junta directiva toma la decisión. Las discusiones y las diferentes
opiniones existen, quizás no hay tanto debate y el consenso es
tácito. Aunque hay una apertura a la diferencia de opiniones, aún
más que en los proyectos de intervención.

Los subgrupos son frecuentes, se generan algunas veces espa-


cios para que el joven elija dónde quiere participar según su interés
en alguna actividad facilitada dentro de la organización. Esto
dispersa al colectivo en pequeños grupos sin un objetivo común.
288 Jóvenes en Guatemala

Otras veces se dividen en áreas de trabajo que generan afinidades


o subgrupos de trabajo. Desde luego, tienen vida las relaciones
personales, por afinidad.

En algunas organizaciones se puede identificar un grupo de tra-


bajo reducido que es el que planifica y coordina a un grupo amplio
o masa para realizar actividades puntuales de naturaleza mediática
y efímera. La organización de Ciudad Guatemala dice al respecto:
“Somos equipo base y aparte los voluntarios que es una red bien
grande”. Esta misma organización jerarquiza su estructura cuando
diferencia que “a un voluntario se le asignan responsabilidades que
no son toma de decisiones, o que no son tan importantes, digamos”.

Otro grupo que carece de liderazgo es un grupo tipo estruc-


tural que se debe a una organización más amplia de un sector
privilegiado. En todo caso, es desde ahí que se ejerce el liderazgo
y las directrices para el trabajo. Los grupos sin identificación de
un líder no solamente denotan una falta de consistencia entre los
sujetos sino que también lleva a un análisis de la organización del
trabajo y de la conciencia de sus miembros (objetivo en común).

Las relaciones entre los integrantes pueden ser intensas y fuer-


tes cuando hay un escenario de coincidencia o afinidad. Esto puede
cambiar y ser fugaz. Cuando las afinidades son profundas es cuan-
do el contexto es estable, la cultura es compartida y la trayectoria
de la organización es amplia.

Las organizaciones de jóvenes que se formaron antes del in-


tervalo 2005-2007, son las que hoy se comienzan a perfilar para
un trabajo a nivel departamental o nacional. Tienen un trabajo
organizativo con redes que articulan otras instancias del Estado,
organizaciones y sectores. Otras, como OJJ05, que se desarrolla
en un barrio marginal de la Ciudad de Guatemala y tiene como
antecedente un proyecto de intervención sobre prevención de la
violencia, y OJA02 que es una organización recientemente creada,
que se formalizó en el transcurso de este estudio, ubicada en Todos
Santos Cuchumatán, trabajan a partir del apoyo y apadrinamiento
del director de la radio comunitaria. El presidente de la organiza-
ción habla del fundador de la organización:
¿De qué juventud hablamos? 289

Él nos decía, (...) yo quiero que ustedes se integren, que si ya


terminaron de estudiar, hay jóvenes que no han terminado,
capacitarlos, que se integren y en el momento que nos den becas
pues mandarlos allí y ojalá que ellos aprovechen (OJA02).

La injerencia del adulto se ve de diversas formas en las organi-


zaciones de jóvenes. En el caso de la organización chiantleca que
se originó de la militancia, las y los jóvenes han mencionado que la
injerencia del adulto es aceptada desde el discurso de la apertura a
la participación. Incluyen a los adultos que fueron jóvenes cuando
fundaron la organización, los reconocen como antecesores y los
que guían su accionar. Incluso les llaman a estos perfiles “juventud
generacional” (OJA01), adjudicándole las características esenciales
de la juventud e incluyéndolos dentro del grupo desde espacios de
toma de decisión.

Algunas organizaciones de jóvenes nacen de iniciativas comu-


nitarias. Otras nacen de procesos de intervención cuando un grupo
se inicia al recibir cierta capacitación que al mismo tiempo, les pro-
porciona plataforma y suma a sus motivaciones para organizarse.
Estas organizaciones tienen referencia, reconocimiento y contactos
para funcionar.

En general, las organizaciones se forman y mutan de acuerdo a


su sostenibilidad o el financiamiento. Organizarse está íntimamen-
te ligado a la búsqueda de fondos de la cooperación internacional.
En algunos casos, la organización replica la lógica y el discurso de
intervención para realizar el trabajo dirigido a jóvenes.

Los financiamientos pueden provenir de las municipalidades.


Esta es una opción que todos contemplan y algunos logran,
también la Cooperación Italiana y la Unión Europea apoyan
significativamente los programas de jóvenes. Al parecer, algunas
organizaciones de jóvenes reciben apoyo de iniciativas privadas
por medio de la proyección social de las empresas, que muchas
veces les dan saldos de mercadería para su uso o venta y otras
apoyan con artículos promocionales para actividades puntuales.

En la búsqueda de espacios influyen los recursos, los tiempos y


necesidades concretas de las personas que se organizan. Esto refiere
290 Jóvenes en Guatemala

a la lógica de intervención (recursos) y su relación con los motivos


(lo subjetivo) que puede tener el sujeto joven para organizarse o
participar.

Ante este proceso de transformación y adaptación del contexto


histórico particular, los jóvenes tienen la posibilidad de formar par-
te de proyectos de intervención. Jóvenes interviniendo jóvenes.
Esta es una forma de ir integrándose al sistema y de dar sustento a
actores que se dedican y trabajan con el discurso juvenil. Estos son
algunos rasgos que evidencian la madurez de una organización de
jóvenes como tal y de sus integrantes.

La conciencia de sus miembros y el trabajo organizativo


replantea también un análisis entre la práctica y el discurso. La
conciencia de los miembros en una organización de jóvenes tiene
relación con la influencia del medio y la lectura que grupalmente
le dan. Acá no solamente tiene qué ver la ideología, sino que
la incorporación de las prácticas que le determina al grupo sus
propias improntas, sus acciones y el sentido que les dan a estas:
su sentido comunitario, las demandas, las reivindicaciones pero
también la distribución del trabajo, el liderazgo asumido, las
prácticas entre los integrantes de la organización y entre organi-
zaciones e instituciones.

Organizarse puede ser una adaptación al medio, muchas orga-


nizaciones de jóvenes son funcionales al sistema que brinda ciertos
espacios si las y los jóvenes mantienen una actitud dócil. La acción
de tomar estos espacios que son brindados para jóvenes es un acto
de subordinación: el joven cede y toma el espacio aunque sea
crítico al vínculo y consciente del flujo de poder al cual se adscribe
y con el cual coopera.

En colectivo, las organizaciones de jóvenes adoptan las mismas


prácticas de un proyecto o de una oenegé, esto es un fenómeno
en donde los jóvenes tienden a volverse proyecto de intervención.
Sin embargo, no todos adoptan esas formas directivas e individua-
lizadas, existe una minoría que no asume la lógica de intervención,
son un medio de contacto entre las bases y proyectos. Su objetivo
de trabajo es la organización misma.
¿De qué juventud hablamos? 291

En este fenómeno se identifican las configuraciones grupales


que tienen una identificación en cuanto a lo cultural donde se ins-
trumentalizan las reivindicaciones culturales de los grupos étnicos
(garífuna, kaqchikel y mam). En los siguientes párrafos se recogen
algunas expresiones con respecto a la formación organizativa basa-
da en la identidad cultural y el discurso que pone en evidencia las
intenciones contrahegemónicas.
¿Y para qué? pensamos que por qué no hacemos algo en nuestra
cultura que se está perdiendo, de nuestro idioma que se está
perdiendo. Muchos ya quieren hablar español. Las madres les
enseñan español a los hijos y cuando crecen ya hablan español,
ya no hablan mam, incluso ya no quieren usar la ropa típica.
Nuestros padres ya no quieren que se haga el corrido de caballo
o nuestras costumbres y tradiciones… (OJA02).

iii. Proyectos de intervención

El trabajo de los proyectos de intervención es focalizado en un


tema específico. Los temas son participación, prevención de violencia
juvenil y riesgo social, salud sexual y reproductiva, trabajo y produc-
tividad, educación, la utilización del tiempo libre y formación, entre
otros. La lógica de intervención supone vulnerabilidad en el joven.

Esta práctica de intervención implica segregación entre jóvenes


y el resto de la población, además de que siempre lleva una pers-
pectiva de manejo y control en un plan de nación. La integración,
en este caso, es precaria.

Algunos proyectos de intervención fueron organizaciones de


jóvenes que surgen al final del conflicto armado interno. Se organi-
zaron para buscar soluciones y apoyarse entre sí en las condiciones
socioeconómicas y políticas, de violencia y represión de la época. Lo
común fue que el tema juventud era una “área” o “sector” de trabajo.

La intervención como metodología y lógica de trabajo trae


consigo en parte la búsqueda de fondos. El tema juventud es
atractivo porque hay cooperación internacional que apoya
al tema. Parte del trabajo de los proyectos de intervención es
también la investigación (tipo diagnósticos o consultorías). Lla-
292 Jóvenes en Guatemala

mamos la atención sobre las consecuencias de la atomización de


temáticas en la producción de conocimiento. Genera distintas
orientaciones en el trabajo juvenil y crea un mercadeo de ofertas
y puja por la captación de fondos.

El trabajo es a partir de las lógicas de la educación formal


y la formación complementaria a esta. También se identifican
variantes entre las que trabajan sobre educación, creando espa-
cios que brindan educación formal y otros son los que propician
los medios como becas, apadrinamientos, bolsas escolares o
internados para que las y los jóvenes accedan a la educación. Es
importante destacar que en estos proyectos que brindan medios,
en ninguno se presta ninguna atención o se realiza incidencia
dentro del sistema educativo formal. Algunos brindan cobertura
para el MINEDUC y reciben estipendio para realizarlo pero no
inciden dentro del sistema directamente a pesar de la relación de
alianza con el gobierno de turno.

Fuera de lo propiamente educativo, otros proyectos realizan


talleres especializados en temas sobre liderazgo, salud sexual y
reproductiva, prevención de la violencia, participación ciudadana,
etc. Es decir que los proyectos coinciden en las temáticas por el
interés de las fuentes financieras. La agenda es establecida por la
cooperación internacional.

Hay cooperación que parte de una agenda propia (por


ejemplo, Unión Europea) y otra que canaliza fondos para ayuda
humanitaria o de solidaridad. Asimismo, se identifican diversas for-
mas de recepción de fondos: por desembolsos a las organizaciones,
por proyectos que se llaman a concursos y que las temáticas son
compatibles con la agenda del donante.

La búsqueda de fondos obliga a prepararse para la gestión, in-


cluso se crean áreas o departamentos para trabajar específicamente
la gestión de proyectos. La cooperación internacional influye en
la toma de decisiones y a la vez acredita organizaciones, porque
tiene que ver con la sostenibilidad y sobrevivencia de los proyectos.
De tal manera que esta relación del cooperante hacia el sector de
organizaciones es primordial para la comprensión del desarrollo del
sector y para el entendimiento de las temáticas y formas de trabajo.
¿De qué juventud hablamos? 293

Existen relaciones con empresas nacionales y trasnacionales.


Por ejemplo se ha trabajado con fundaciones de empresas priva-
das, dentro del marco de la responsabilidad social empresarial. La
lógica de vínculo con estas organizaciones es beneficio comunitario
que incluso es argumentado como una devolución de lo que la
población consume.

Algunos proyectos tienen una relación con la comunidad por


medio de alianzas para el trabajo. Otros intervienen por medio de
formación, voluntariado o becas, aunque en el discurso planteen
la proyección comunitaria. En el sentido del trabajo organizativo,
algunos trabajan con base territorial y otros no. Cuando se trabaja
en base territorial, los proyectos tienden ser los que reivindican
étnicamente una cultura específica.

Esto indica que en la intervención establecen dos espacios en la


organización: 1. El equipo que contiene cierta diversidad en cuanto
a las identidades de los integrantes (extranjeros, mujeres, hombres,
trabajadores, generalmente adultos), y 2. Las y los beneficiarias(os)
que son identificadas(os) como los jóvenes por los que se trabaja,
o sea que generalmente están en subordinación. El adulto es el
que dirige, administra, toma decisiones, facilita talleres, gestiona,
diseña proyectos para jóvenes.

La intervención puesta en práctica tiene vacíos que a continuación


serán presentados brevemente. Pocos son los proyectos de interven-
ción que trabajan tomando en cuenta a la comunidad.19 Sin embargo
hay quienes incorporan en su trabajo a los padres de familia, la iglesia,
la escuela, eventos comunitarios como ferias y festivales sin necesa-
riamente trabajar con la comunidad. Es importante destacar que hay
algunos proyectos de intervención que realizan su trabajo con la
autorización de los padres para trabajar con los jóvenes, por ejemplo,
preguntan a los padres para poder incluir a sus hijos en talleres de

19/ El trabajo comunitario se concibe como la relación activa que incluye


heterogéneamente sujetos dentro del ámbito local y sobre todo, con vínculos
directos en espacios de la vida cotidiana como puede ser la iglesia, la escuela, etc.
Si se argumenta la relación comunitaria habría que analizar el tipo de relación y
su influencia en la autoidentificación de la organización (Carballeda, 2002).
294 Jóvenes en Guatemala

formación en temas de salud sexual y reproductiva. Otros proyectos


se basan en el apadrinamiento de menores de edad para apoyarlos en
sus estudios, con el consentimiento de los padres.

Los proyectos para formación cubren temáticas que el sistema


educativo no cubre. En muy pocas ocasiones se trabaja el “empren-
dedurismo”, formando capacidades para gestionar su propio negocio
y apoyando con fondos semilla. No se identifica en el trabajo orga-
nizativo la lógica de análisis o estrategia para el cambio comunitario.

En esta forma de trabajo se encuentra generalizado el activismo.


Las organizaciones carecen de estudios de impacto satisfactorios,
de sistematización del trabajo desarrollado y retroalimentación.

En el mundo organizado, no se reclama derechos ni se res-


ponsabilizan a partir de las obligaciones que trae consigo el ser
ciudadano. Se posiciona la organización en torno a lo juvenil, el
activismo, los talleres, la formación y el liderazgo.

Al parecer el discurso institucionalizado de los actores que


trabajan en estos proyectos, va en el sentido de que en la juven-
tud hay posibilidades de encaminar soluciones estructurales, pero
sus palabras no tienen validación de la realidad, al igual que no
lo hace ningún discurso.20 Sus discursos plantean un objetivo de
trabajo con propósitos de intervención a una población nombrada
joven. Sin embargo, los discursos de los proyectos de interven-
ción que proponen trabajo desde los Derechos Humanos o los
derechos de los trabajadores no caben en este encajonamiento. En
esta aproximación estamos hablando de que ante el discurso de
derechos estamos equiparando una relación generacional que no
está por lo general asumida por la sociedad. Cuando se habla de
derechos estamos identificando una plataforma donde el sujeto,
sin nombrarlo joven, es parte del contexto y entra en la relación
dialógica que existe entre ser humano y sociedad.

20/ Metodológicamente el discurso da elementos y contrasta con el


conocimiento del contexto, no es circunscrito en términos de credibilidad y
no refleja la verdad. En sí, el discurso brinda información complementaria al
análisis social, corroborando y ampliando lo que ya se conoce del contexto.
¿De qué juventud hablamos? 295

3. Presentación de los discursos.


Las representaciones

La eficiencia del poder, sobre todo a partir de la modernidad,


no hay que buscarla en la concentración de su esencia o la regulari-
dad de su ejercicio, sino en su modo de estar difuminado en multitud
de puntos que son a un tiempo sujetos y objetos de su actuar.
Foucault, M. en Fernández Agis (2006)

Hemos presentado los estudios de caso, la metodología del


trabajo para suscitar los discursos y expusimos las características de
los tipos de organizaciones donde se enrola el sujeto joven el día
de hoy. Ahora presentamos las enunciaciones, ordenadas según
temáticas preponderantes. Buscamos recoger la mayor cantidad de
alusiones a las identidades juveniles y lo expresado sobre juventud
y/o jóvenes por los promotores de organización.

Estaremos analizando en conjunto las autorreferencias y lo que


se dice de otros jóvenes, para evidenciar las formaciones identitarias
desde la diferencia.21 Así también, expondremos las percepciones
que tienen de su propia colectividad y del adulto. Las prácticas,
las relaciones intergeneracionales y los determinantes del contexto
son también factores que definen al joven.

Los proyectos de intervención tienen un discurso particular


en torno a sí mismos como actores en el terreno de lo juvenil y
así también muestran enunciaciones de “la juventud” con la que
trabajan y por la cual justifican su existencia y acción política de
intervención.

21/ Al escenario del roce, del límite, de la diferencia ante lo(s) otro(s): Lo
plantea Martín Baró como parte de la distinción de un grupo, Fredrick Barth
lo llama frontera y Ricardo Falla lo llama linde.
296 Jóvenes en Guatemala

a. Las representaciones de las organizaciones


de jóvenes. La negociación entre ser joven
y deber ser
Entre los rasgos y situaciones de cada joven hay una nego-
ciación. En esta, los posicionamientos se dan desde la propia
identidad, frente a otros jóvenes que no son como yo o como
nosotros22 y frente a los adultos. Los discursos provienen de actores
juveniles colectivos y de otros actores. La identidad social y comu-
nitaria engloba a la diversidad de enunciaciones, el conjunto de
relaciones (de semejanza o de diferencia) y permite comparaciones
en sus configuraciones (Urteaga, 2010).

Recordemos que la negociación del joven es a partir de la im-


posición del deber ser y que las imágenes ideales varían de acuerdo
al momento de resolución ante disyuntivas, controversias o dilemas
que presentan las diferentes vivencias de las condiciones sociales.
Esa negociación da lugar a prácticas, actitudes, posicionamientos o
reacciones a partir de lo asumido.

¿Qué espacio en la sociedad ocupan las y los jóvenes que se


identifican con su comunidad o con su barrio en un área mar-
ginalizada? Para contrastar, nos preguntamos ¿cuál es el espacio
que las y los jóvenes universitarios asumen si están activos en la
producción (industrial, servicios o comercio)? ¿Cuál es el origen de
cada una de sus organizaciones? ¿A qué grupo o sector pertenecen?
La búsqueda de las respuestas revela las tensiones en el plano social
y son estructurantes, también, de las identidades.

Las identidades tienen dinámicas en tres órdenes (Erickson,


2007). El orden somático (el cuerpo) es una primera aproximación
que identifica la naturaleza adaptativa del ser humano, en donde
el yo interior o el “medio interior”23 se forma con la influencia
del ambiente. Mientras el ambiente también es modificado por

22/ La identidad integra lo personal (el Yo) y lo socialmente semejante (el


nosotros) y se puede complementar con las figuras que se creen antagónicas a
la propia (de lo que nos queremos distinguir o lo que no somos).
23/ La cita que el autor hace es en francés “milieu int’rieur”. (p. 51).
¿De qué juventud hablamos? 297

la presencia del yo. Es en este segundo orden donde se trabaja la


adaptabilidad del “deber ser”, donde negocian las y los jóvenes
con esas imágenes ideales. Y el orden social, donde varios “or-
ganismos yoicos comparten una ubicación histórico-geográfica”
(p. 56), asimilando una configuración a través de los procesos de
socialización (pp. 51-60).

Las identidades y percepciones relativas a lo juvenil se cons-


truyen socialmente. Las identidades juveniles dice Falla (2006),
“pueden separarse, cambiar, trasplantarse correspondientemente
con las etapas históricas de los pueblos” (p. 29). Así mismo, “la
identidad es todo” (p. 77), es lo que hacemos y lo que necesita-
mos, los espacios que ocupamos, nuestra historia, cómo vestimos,
lo que decimos y cómo lo decimos. Buscamos rescatar las referen-
cias y enunciaciones para encontrar un relacionamiento entre las
organizaciones y los sujetos, que nos ilustren sus dinámicas en su
contexto.

Empezaremos a distinguir las imágenes que conciben al sujeto


en el ejercicio de identificación personal y grupal. El primer aspec-
to es la identidad desde sí mismos como jóvenes. La segunda idea
rescata las características y definiciones de los jóvenes organizados
y por último, las enunciaciones y sentidos de la organización de
jóvenes. Con estos tres aspectos mostraremos las facetas de sus
identidades. Pasemos a ver como complementarias estas facetas
con los imaginarios24 que irradian al sujeto juvenil colectivo con
que trabajamos.

i. Identidades juveniles
Los determinantes del ser joven son diversas categorías
como la edad, los rasgos biológicos, las prácticas, la proceden-
cia geográfica, los espacios en que escoge participar, etc. En las
vivencias de las y los jóvenes, estos rasgos y condiciones son
negociados para complementar su imagen a las ideas que la

24/ Entendemos los imaginarios como los recursos expresados por los
sujetos para mostrar su entendimiento del mundo, sus experiencias y sus
identidades.
298 Jóvenes en Guatemala

sociedad tiene de la juventud. Es en esta negociación donde


las y los jóvenes entran a organizarse para acoplarse a las de-
finiciones de educado, positivo, con energía, activo, creativo,
innovador, con posibilidades, con potencialidad a organizarse
o a recibir información. Pero también con las ideas de vulnera-
ble, violento, alcohólico, criminal, por mencionar algunos. Las
configuraciones de las identidades juveniles son los procesos de
negociación de un joven o un grupo de jóvenes que se cristaliza
en las prácticas.

Las diferentes expresiones de sí mismos y las ideas o concep-


tos que se tienen de la juventud parten de algo general que se
particulariza en formas de vivenciar en un sujeto. Precisamos esta
diferencia porque en ella está implícita la imposición de imáge-
nes ideales (estereotipos) que dictan el deber ser de un joven de
acuerdo a las configuraciones que tienen como sujetos. Esta dife-
rencia nombra y controla socialmente a partir de las ideas que las
y los jóvenes deben cumplir, dependiendo de los determinantes
contextuales.

Hay diferencias en cuanto a los espacios y a las prácticas. Las


y los jóvenes en una respuesta adaptativa, afirman sus propias ca-
racterísticas y rasgos frente a las imágenes idealizadas. Son espacios
de negociación, en tanto hay afirmaciones de diferencia (rechazo,
negación, oposición) y asunciones (introyección de la influencia de
los otros).

Esta negociación activa diferenciaciones desde lo social. No se


tienen las mismas expectativas de un vendedor informal que de un
estudiante, aunque la socialización primaria en ellos haya sido la
misma; en el campo, por ejemplo.

A continuación exponemos representaciones de los jóvenes


organizados que muestran las diferentes experiencias. Como escri-
bimos con anterioridad, no todos los jóvenes se ven expuestos a las
mismas imágenes ideales. Aquí algunas vivencias de la negociación
entre la experiencia de ser joven y la imagen ideal.

La definición de juventud es a partir de concepciones de lo


demográfico, como el conocimiento o las normativas.
¿De qué juventud hablamos? 299

“(...) nosotros somos los fundamentales y los principales en la so-


ciedad ¿Por qué? porque según he leído un análisis hay una gran
cantidad, los jóvenes son más que la gente y por eso que a la vez
somos fundamentales y principales en la sociedad y también es
que somos esa fuerza de cambio” (OJC03).

“Realizamos acciones y soluciones concretas”, dice la joven


cuando habla del trabajo de su organización. “(…) o sea, no sólo
criticar o manifestar o alegar o escribir en redes sociales sino que es
una acción concreta, ¿verdad?” (OJJ06).

El consumo es otra forma de imposición. Un joven B-boy25


comenta sobre lo que le dicen por su forma de vestir: “mirá, te
tenés que poner esto porque eso es lo que está saliendo ahorita –le
dicen− y no está correcto porque uno se tiene que vestir como
uno se sienta” –razona (OJC03).

En la búsqueda de empleo hay diferencias y privilegios. Un


joven expone el caso de su hermano que lo han discriminado por
ser de un área marginal. “mi hermano, el día de ayer, fue a dejar
papelería y le preguntaron de dónde iba, entonces él le contestó
que era de El Limón, y de una vez para afuera va” (OJJ06).

La definición que tienen las y los jóvenes de la juventud suele


estar de acuerdo a conceptos ya escuchados de otros.26 Tienen
ideas sobre de la diversidad y la tolerancia. Así mismo, a la juven-
tud la esencializan (como un universo homogéneo, abstracto) y la
caracterizan desde la imagen ideal. Está en general, naturalizado
el estereotipo de joven positivo, activo y creativo. Aunque más
adelante podremos ver que sus referencias a “otros jóvenes” sí
identifican perfiles negativos y nocivos a la sociedad.
“(…) todos venimos de culturas diferentes, esa sería la diferencia,
la cultura. También todos venimos de religiones diferentes y de
repente todos estamos en la misma organización pues” (OJA02).

25/ El termino b-boy refiere al elemento del hip hop que trata del baile con
movimientos específicos llamado breakdancing o bboying.
26/ En el dominio de la cultura, la influencia social da lugar a obediencia,
a conformidad o a asunciones por irradiación o contagio.
300 Jóvenes en Guatemala

Conservan la idea de la juventud como etapa preparato-


ria a la condición adulta. La incluyen en un intervalo etario.
“Soy joven porque tengo 20 años y porque todavía no soy
adulto. No tengo ninguna responsabilidad y soy espíritu joven”
(OJJ05).

Así también, las diferencias de género son discutidas dentro


de las organizaciones; se reconocen diferencias biológicas en
cuanto a las sensaciones corporales y las características físicas. Los
contextos culturales inducen la atribución de tareas o roles según
el género.
“Bueno hay cambios físicamente verdad, dentro de lo que es
el hombre y la mujer. En donde uno dice ‘bueno ya no soy
una niña’ y en donde uno pues ‘ya estoy en una etapa de la
juventud’, verdad, igual pasa en los hombres. Diferencia tam-
bién podría haber en géneros de trabajo que hay allá en lo
rural y en lo urbano, una niña ya no vive sus etapas como
debe de ser porque por falta de orientaciones hace cosas que
le trae consecuencias como ser madre a una temprana edad o
trabajar también, se da mucho eso: como es mujer que tiene
que aprender a barrer ya, aunque tenga 9, 7 años, a hacer cosas
de una persona ya adulta” (OJA01).

Son sensibles a las diferencias en los roles de padre o madre,


atribuyendo más responsabilidades a las mujeres que a los hombres
en el cuidado de los niños. Lo justifican como una característica
natural que la mujer posee y que el hombre no, o lo simplifican
argumentando que es una influencia cultural.
“(…) por lo general cuando uno se casa, –independientemente
de la edad, si es a los 15 o es a los 13 o es a los 20 o a los 30–,
pero al momento de tener una pareja, el hombre, o nosotros los
hombres, por lo general seguimos con toda la libertad. Pero ella,
media vez se casó pues ya es una madre de familia, se convierte
en una ama de casa y se queda encerrada. Entonces sí hay gran-
des diferencias en ese sentido” (íbid).

• Jóvenes organizados

La identidad de jóvenes organizados coincide con la de jóve-


nes con oportunidades por el acceso a algún nivel de escolaridad.
¿De qué juventud hablamos? 301

Es un hecho que la identidad también depende de la situación


socioeconómica y la representación social o comunitaria. Esto le
da un sentido al grupo y al sujeto.
“Somos garífunas pero nosotros vamos más allá, vamos a Barrios
y El Estor, a donde se pueda…” (OJJ07).

“Nos parecemos porque acá todo el mundo es pobre” (OJM09).

“(…) en aquel momento, haber conocido a la pobreza fue lo que


nos motivó a hacer algo, a organizarnos” (OJJ06).

Las organizaciones consultadas son urbanas. Algunos partici-


pantes pueden provenir de áreas rurales aunque son más los sujetos
que viven en los centros o periferias. Las lógicas y referencias son
urbanocéntricas. Las alusiones a la juventud rural son siempre para
complementar su identidad, aunque hay algunas organizaciones
que no aluden a la vida en el campo porque su sentido es cen-
tralizado en la ciudad capital y porque para ellos, el área rural es
referente de pobreza y precariedad, no lo es de juventud.

Los jóvenes se organizan en busca de un espacio para solventar


la vida o para la acción. Esto convierte a la organización en una
oportunidad de encontrar espacio laboral, espacio de esparcimien-
to, solventar algunas necesidades de pertenencia y vínculo. Un
joven dice de la organización en que participa “es más que una
organización, es oportunidad, apoyo (…) es mi familia” (OJM09).

En términos de identidad, los jóvenes organizados tienen


aceptación porque entran en una visión positiva de la sociedad. La
organización como grupo es un factor que diferencia y contribuye
a definir al ser joven pues entran en el marco discursivo asumiendo
un lugar y discurso ya determinado. En sí, las características del
joven organizado y sus prácticas son positivas: son buenos, parti-
cipativos, activos, innovadores, proactivos y con energía. Además
el hecho de organizarse supone un compromiso social porque son
“los que hacen algo”. Las y los jóvenes organizados se respaldan en
la moratoria social otorgada, que les permite actuar en la imagen
de joven y distinguirse con la participación, liderazgo, potenciali-
dad y seguir en formación.
302 Jóvenes en Guatemala

Al organizarse, los jóvenes tienden a hacerlo de manera volun-


taria, tienen una actitud de aportar a los otros o a su organización.
Practican el discurso de la inclusión, democracia, multiculturalidad,
participación, tolerancia y unidad étnica. Existen dos discursos que
provienen de los jóvenes que tienen más apoyo comunitario o del
sector que representan: la participación ciudadana y el discurso de
la nación. Las organizaciones que lo instrumentalizan son las que
conforman cuerpos de jóvenes “educados” hasta el nivel univer-
sitario, que representan a un grupo social ya sea comunitario o
de un estrato social específico y que su formalización organizativa
les provee la herramienta para trabajar según lineamientos de sus
referentes adultos.

Algunas veces la identidad de “joven organizado” se conjuga


con la del joven criminal. Conjugan al crimen con el uso o abuso
de drogas y alcohol, la sexualidad desatada y la delincuencia co-
mún. Existe un doble discurso donde exponen el uso de drogas o
alcohol y la estigmatización, muestran actitud abierta al sexo o la
sexualidad, que puede llegar a criminalizarse o a normalizarse den-
tro del discurso de tolerancia. Por último, al igual que con el tema
del uso de drogas, las y los jóvenes pueden autorreferirse como
autores de crímenes menores como robo de gallinas o venta de
marihuana. Un joven que reconoce vender mariguana dice “Aquí
es raro el que no fuma ganya”.27

En general, los jóvenes organizados sostienen una postura


neutra en su participación. Sabemos que las organizaciones tienden
a ser funcionales y esto convierte a las organizaciones en represen-
tantes de sectores y grupos de la sociedad o comunidad. Y como
tal difícilmente divergen con el orden impuesto, si trabajan dentro
de las normas y los lugares predeterminados para ellas y ellos.
Algunas veces son críticos con este orden y llaman la atención a
formas alternativas de concebir al mundo.

Dos frases que muestran sus propias formas de concebir al


mundo se mencionan a continuación.

27/ Forma de llamar a la marihuana.


¿De qué juventud hablamos? 303

Sobre las alternativas en las alianzas para el trabajo dicen que


aunque no sea fácil la vinculación con otros actores, buscan sus
propios espacios: “pues el contacto nunca nos lo daban, o sea a
lo interno, no. Entonces, ahora, una de las mayores fortalezas que
hemos hecho es más fuerte la relación comunitaria” (OJJ05).

Plantean como contradiscurso del fortalecimiento del trabajo


comunitario que el organismo internacional les niega el contacto.
La organización habla de sus relaciones, menciona que les ha sido
negado el vínculo con otras entidades que podrían apoyar su tra-
bajo y formalización organizativa.

En un contexto violento, los jóvenes de una organización


situada en un área marginal de la ciudad de Guatemala propo-
nen la “cultura de paz”. Mencionan un ejemplo que evidencia
la definición de sus relaciones al interior del grupo y de cómo
rompen los círculos de la violencia desde un objetivo grupal: “(…)
siempre que venimos aquí nos damos un besito en la mejilla, nos
abrazamos, y también tiene que ver mucho con la forma en que
nos tratamos, porque aquí sí hay respeto entre nosotros”. Con el
establecimiento de las relaciones basadas en respeto dentro de la
organización, también van cambiando las imposiciones de género.
Sobre esto dicen: “Y los hombres también vienen y se abrazan y
se quieren mucho, así dicen, o sea, no es aquello de ‘no, no me
abraces porque sos gay’”. (íbid)

Los determinantes del contexto que las organizaciones tienen


son: procedencia geográfica (rural y urbana), género, edad, el
cómo es concebida la organización, tipo de organización. Esto
explica la diferenciación de prácticas y sentidos pues si los jóvenes
no llenan la figura ideal pautada por lo dominante, aspiran a serlo.
En este sentido, negocian en cuanto a las posibilidades que tienen
y compensan las faltas para llenar la imagen.
304 Jóvenes en Guatemala

• La organización

Gracias a Dios hemos tenido éxito, la gente confía en el nom-


bre de la organización por los sacrificios y voluntariados (OJD04).

Como grupo tenemos objetivos y sueños para alcanzar.


Pero se requiere de mucho apoyo (OJC03).

Para mí es oportunidad, es familia,es una ayuda para salir de


la calle (OJM09).

La organización es lo que yo como joven puedo hacer por mi


Guatemala ¿verdad? (OJJ06).

La idea de la organización es romper barreras


que esclavizan a la mujer (OJM08).

Al ser la organización un espacio de unión y convivencia, esta


implica algunas veces cohesión, aunque con diferentes niveles de
intensidad. En algunos grupos, los une el trabajo únicamente, otros
grupos se cohesionan más y tienen relaciones intensas entre sus
integrantes construidas por afinidad personal, compatibilidad de
experiencias y objetivos en común.

La distinción entre una organización y otra puede ser diluida y


hacer a la organización más cercana a otras. Muchas veces sus miem-
bros participan activamente en otros grupos y la diferencia con otros
grupos o categorías no quedan tan marcadas.

La organización puede ser referente de empleo para


otros o para la organización misma. Las que se definen desde
el trabajo para otros, son las que tiene una identidad bien
diferenciada.

ii. Las imágenes de “otros jóvenes”

Hemos visto en los párrafos anteriores, las definiciones que


las y los jóvenes organizados tienen de sí mismos como jóvenes
o juventud, como jóvenes organizados y como organización.
A partir de ahora nos vinculamos a las referencias de las imá-
¿De qué juventud hablamos? 305

genes28 de jóvenes que fueron concebidos como “los otros


jóvenes”.

Nos centramos entonces en rescatar las coincidencias en las


imágenes que la mayoría de jóvenes propuso como otras identida-
des y agrupaciones juveniles.

• Joven religioso

Es una imagen positiva de jóvenes que están vinculados a


grupos y actividades religiosas. Las iglesias tienen grupos juveniles.
Sin embargo, no son grupos definidos por la categoría juventud,
la identidad de estos grupos de las iglesias es la definición religiosa
que tienen. Al concebir dentro de la iglesia a grupos juveniles, les
brindan un espacio y una participación limitada a las y los jóvenes
interesados en conformarlos. Tienen esa relación por la determina-
ción de los espacios adultos en estas organizaciones.

A pesar de que muchos jóvenes organizados participan en


agrupaciones religiosas de las iglesias católicas y evangélicas, esta
imagen es vista como distante porque no influye en la organización
juvenil. Es una visión de distancia porque predomina la percepción
de iglesia y no la de jóvenes.

• Jóvenes delincuentes y violentos

Todas las organizaciones de jóvenes los nombran. Estas imáge-


nes son referencia de la antítesis del ser joven. Su significación se
conforma, por atribución, con las imágenes de violencia, crimen y
delincuencia.

28/ Las imágenes son una representación que diferencia personas, grupos,
procesos, estableciendo límites, distancias y acercamientos. Las imágenes son
reconstrucción mental de lo que está ante mí, mediada por la experiencia,
por la historia de vida, por los conflictos, por los prejuicios y creencias. La
imagen tiene función simbólica, aunque no está teóricamente estructurada. Es
cómo veo o cómo me represento lo que está ante mí. Las imágenes dirigen
las tendencias en los discursos en términos de coincidencias y disidencias.
Además, la imagen establece controversia frente a lo que argumentan a partir
de ella. La imagen pauta una segunda etapa en el análisis del discurso.
306 Jóvenes en Guatemala

En este tema se identifican difusamente varias imágenes:


violencia, robo, “sicariato”,29 drogas (venta y uso), el que roba
(hurtar gallinas de las casas, bolsear, asaltar), marero y hip hop.
Las imágenes son referidas como negativas y cada uno tiene su
propia forma de pensarlos, pues algunos los quieren rescatar, otros
quieren distanciarse de ellos. Por lo general, las organizaciones que
tienen distancia geográfica de la delincuencia y grupos del crimen
son las que conciben su rescate, integrándolos a la organización o
dando oportunidades. Las organizaciones que conviven con estos
grupos son los que necesitan diferenciarse y se distancian de ellos.

Estas imágenes tienen figuras masculinas, son malos, desocu-


pados, no se llevan bien con la gente, manipulan, algunas veces
sus referencias pueden tener adjudicaciones étnicas, como una
organización de Izabal califica a los jóvenes garífunas: “Ellos son
así, sus formas son agresivas y bruscas. Ellos ni cuenta se dan, así es
su cultura” (OJM09).

– Mareros30

Son vistos como violentos y los rechazan, les tienen miedo.


Otros jóvenes, vecinos o cercanos, los tratan pero solamente hay
un reconocimiento mutuo. Los jóvenes que son cercanos se alejan
por protección personal debido a la peligrosidad, por la violencia
alrededor de estos actores y para diferenciarse socialmente, ya que
pueden ser estereotipados por la razón de ser vinculados por la
pertenencia comunitaria. En el imaginario social, ser joven de área
marginal es ser marero.

Los medios de comunicación y la Policía acusan a los “ma-


reros” de reclutamiento forzado, mediante amenaza o riesgo de

29/ Este delito ha sido banalizado: los reportes policiales y bomberiles,


y los medios de comunicación, califican cualquier crimen como “sicariato”.
Referencia del libro “Ejecuciones extrajudiciales de jóvenes estigmatizados
en Centroamérica” de Programa de seguridad juvenil, Instituto de Estudios
Comparados en Ciencias Penales de Guatemala y Fundación de Estudios para
la Ampliación del Derecho (2011).
30/ “Mareros”: mara, diminutivo de marabunta. Nombre usual en la
región, para referirse a pandilleros o a pandilla.
¿De qué juventud hablamos? 307

atentado.31 Para algunos jóvenes no involucrados, el marero es


socialmente rehabilitable. Aunque la imagen de marero para los
jóvenes organizados encarna lo malo, ellos son los únicos que
creen que hay tiempo para su recuperación y reinserción.

Algunas veces el estereotipo lo extienden a otros grupos como


los hip hop o grupos de jóvenes de las comunidades o de “zonas
rojas”, (OJJ06) al extremo que juntas vecinales de seguridad o
la Policía misma actúan indiscriminadamente contra jóvenes que
después de las 9 de la noche conversan en alguna esquina.

– Los B-boys

B-boy se le llama, por su término en inglés, al que baila break.


Los bailes devenidos del “breakdance” fueron acogidos por grupos
de jóvenes de áreas marginalizadas con valores pacíficos y pro-
ponen la competencia sana entre otros grupos de baile (llamados
“crews”). Estas imágenes condensan atribuciones negativas y posi-
tivas porque lo que en algún momento se estereotipaba asociando
el “breakdance” con el joven pandillero, sufrió una transformación
en la última década con la asimilación de estos grupos por algunas
comunidades debido a la influencia ejercida por la cooperación
internacional por medio de privilegiar el tema y de la implementa-
ción de metodologías llamativas para las y los jóvenes.

Les adjudican tener tiempo libre y por consiguiente ser des-


ocupados.32 En dos organizaciones de jóvenes los perciben como
negativos y es por la relación conflictiva que tienen o por el desco-
nocimiento. La imagen positiva es de jóvenes haciendo el cambio
con el baile, jóvenes de las áreas marginales, hacen cosas diferentes,
tienen relación con la intervención, los reconocen como líderes y

31/ Evidentemente el lugar es campo de dominio, territorio cuya


soberanía revindica y defiende la “mara”. Y su ley está por encima de todo lo
contenido: establecen tributos (“impuesto”) a los comerciantes, no permiten
que otra “mara” u otro “marero” ingrese a ese territorio y los otros jóvenes
son su parte de la población con la que se reproducen.
32/ Potenciales porque tienen tiempo para ocupar en participar en una
organización y vulnerables porque pueden ocupar mal el tiempo libre.
308 Jóvenes en Guatemala

también les adjudican valores. Pueden ser también una imagen a


seguir.

– El vulnerable, que consume alcohol y drogas

Aparecen en las organizaciones que tienen experiencia comu-


nitaria. La vulnerabilidad es reconocida exclusivamente por el uso
de sustancias. Paradógicamente, las y los jóvenes organizados no
reconocen su vulnerabilidad como jóvenes desde la pobreza o la
violencia. En algunos casos, entre los participantes se encuentra
alguien que consume drogas o alcohol. Tienen una asociación
negativa, pues los refieren como violentos, problemáticos, adictos.
Las organizaciones tienen cerca a este tipo de jóvenes ya sea por-
que algunos tienen prácticas de consumo o porque es parte de su
cotidianidad.

Son dignos de referencias benevolentes, ya que son vistos


como rehabilitables. Esta benevolencia no es una norma social, es
más una visión alternativa del discurso joven.

• Trabajador

Es una imagen asociada al trabajo y estudio. Es visto como


búsqueda de los medios para salir adelante en la vida. Es refe-
rencia al trabajador, al subempleo, prestación de servicios y
emprendedurismo.

Es una imagen positiva donde refieren a los que trabajan y los


que crean sus propias oportunidades. Son los que desean prosperar
y progresar. En esta amplitud, la imagen cubre tanto a los profe-
sionales y los que trabajan como los que no han estudiado pero se
dedican a subempleos menores como limpiabotas, venta informal,
los que mantienen a su familia con su trabajo.

Algunos jóvenes organizados también son emprendedores, sus


autorreferencias son de “creativos y trabajadores”. Dicen tener sus
propios talleres. Los que tienen los medios y apoyo económico para
realizar las ideas, ya tienen sus empresas, se reúnen y hacen negocios
entre ellos. Vinculan el emprendimiento con al beneficio al país:
“Estos empresarios promueven la empresarialidad en Guatemala y
brindan más oportunidades” (OJJ06).
¿De qué juventud hablamos? 309

Otra organización muestra referencias hacia el trabajo de la


tierra “son los que trabajan la tierra y hacen un gran esfuerzo físico
para sacar el alimento para sus familias” (OJC03).

Las referencias de las y los jóvenes en el área rural suelen asociar-


se al trabajo agrícola. En Huehuetenango, un joven hace referencia
de la juventud en el área rural. Lo menciona con preocupación:
“¿dónde queda la juventud en el área rural? Porque así como
decía el compañero, niños de 10 años o más pequeños ya se los
lleva el papá –o la mamá si es niña– a trabajar (…). Entonces
también ahí hay muchos factores pienso yo, está la cultura, la
cultura de ellos” (0JA06).

• Estudiantes

La imagen del estudiante es positiva. Las y los estudiantes son


vistos como los jóvenes que se quieren superar, porque están en
formación. En general son los que están incluidos en el sistema y
todavía existe la idea de que el estudiante es el que será acreedor
de trabajo. Sin embargo, cuando las referencias hacia ellos son
antagónicas, surgen de otro nivel socioeconómico. En este sentido
son llamados por ser el otro y diferenciando la clase: “Los estu-
diantes de los institutos”, “los del Fischmann”, “Los hijos de papi y
mami”, “los estudiantes de colegios privados”, “los universitarios”,
por destacar algunos de los que mencionan.

• Diversidad sexual

Las organizaciones que mencionan el tema son las que trabajan


proyectos de salud sexual y reproductiva. Cuando los refieren se
acoplan al discurso socialmente aceptado de tolerancia, de diver-
sidad y de prevención de enfermedades. Su posicionamiento es
de conocimiento cercano pero desde la diferenciación, es decir no
son como ellos, algunas veces evaden el tema. Otros no hacen
mención directa, sino con bromas o sobrenombres.

• Vulnerabilidad sexual

La imagen generalmente es vista de forma crítica desde figuras


femeninas de madres solteras y embarazos de adolescentes. En las
310 Jóvenes en Guatemala

organizaciones de jóvenes que son predominantemente masculinas


no se aborda el tema.

Las organizaciones que trabajan el tema de sexualidad lo tratan


abiertamente, desde la denuncia y con un enfoque de intervención
dirigido a las mujeres jóvenes. El tema es trabajado desde la vulne-
rabilidad y la falta de información de la mujer, por lo que realizan
talleres de formación.

En algunas organizaciones se discute el “ser joven” desde la


maternidad o paternidad. Algunas veces hay opiniones encontra-
das en cuanto a si un(a) joven sigue siendo catalogada(o) como tal
si es madre o padre. Las madres solteras reivindican la necesidad de
ser joven, los padres jóvenes no participan del debate. En general
se asume una imagen femenina en situación en desventaja.

• Deportistas y artistas

El deporte aparece en un sentido disciplinado y como parte de


la experiencia cotidiana. En general, los deportistas y artistas son
parte de las organizaciones de jóvenes, son imágenes cercanas y
son percibidos en forma positiva.

El arte y el deporte son parte de las imágenes que refieren posi-


bilidad de vinculación. Su práctica es relacionada al uso del tiempo
libre y al esparcimiento como actividades lúdico-educativas, pero
no son referencias para el desarrollo cultural del sujeto y la comu-
nidad. Es decir que el enfoque es desde el desarrollo personal.

• Los que no se organizan y los jóvenes de otras


organizaciones

Los jóvenes que no se organizan son una imagen de con-


traste para los jóvenes organizados. Se tiende a generalizar esta
imagen localizando exclusivamente a las y los jóvenes que no
muestran interés por la organización. En esto, se olvida a quienes
por diversas circunstancias no tienen la posibilidad de participar.
Además los prejuzgan porque “no son conscientes”. Los juzgan de
inmaduros, que les falta conocimiento de las organizaciones que
existen y son “malagradecidos” porque al ser invitados a participar,
les contestan que no o se burlan.
¿De qué juventud hablamos? 311

En este sentido, se percibe un afán de preservar la organización


y la captación de nuevos miembros por la necesidad de relevo ge-
neracional o de mantener activo a cierto número de participantes.

Hay un discurso adultocéntrico que sentencia que las y “los jó-


venes no quieren participar”. Una tendencia de las organizaciones
donde hay injerencia adulta.

Reconocen la existencia de otras organizaciones diferentes


como “Fábrica de sonrisas”, “Jóvenes contra la violencia”, “Jóve-
nes empresarios” (OJJ06), “Jaguares”,33 por mencionar algunos.
Los refieren todos los casos y muchas veces estas otras organiza-
ciones son cuestionadas y criticadas, a menos que sean aliadas o
de apoyo. Puede haber relaciones de competencia y de alianza
entre organizaciones. En general hay una imagen positiva del que
se organiza.

Las y los jóvenes deciden en cuál organización participar. Su


decisión está basada en la accesibilidad de las organizaciones y
en sus intereses. En cuanto a la accesibilidad, está claro que las y
los jóvenes que no radican en la ciudad Guatemala conocen por
los medios de comunicación a las organizaciones de la ciudad34 y,
aunque muestren interés y simpatía, no pueden pertenecer porque
estas organizaciones tienen otro perfil.

• Grupos que comparten las “estéticas urbanas”

Los que fueron mencionados son: rockeros, emos, góticos y


ganyamanes. Son referidos según el contacto y pueden variar sus
apreciaciones entre positivas o negativas, aunque nunca aducen
una relación conflictiva con ellos. Estos grupos son exposición de
las tendencias y las modas. El vestir de negro y peinado de moda,
es lo visible en el medio rural.

33/ Grupo juvenil de la Municipalidad de la Ciudad de Guatemala.


34/ Las organizaciones que son conocidas por los jóvenes organizados de
los departamentos son Jóvenes contra la violencia, Un techo para mi país,
Fábrica de sonrisas.
312 Jóvenes en Guatemala

Estos son grupos semicerrados, comparten gustos estéticos y


una visión de vida. Los jóvenes organizados dicen que los emos se
hacen daño y son emocionales. Los góticos hacen rituales, los roc-
keros son los que tienen identidad por la música y los ganyamanes
son identificados por el cultivo y el consumo de marihuana.

iii. Las imágenes de los “otros no jóvenes”

• Adultos

Significan poder, los que tienen la ventaja, la autoridad, el


saber. Los adultos se diferencian según el tipo de relación y las
actitudes que tengan con las y los jóvenes. Por regla general, es
imposible verlos en posición de subordinación.

Hay distinciones entre los adultos según la profesión que tengan


o las costumbres y relacionamientos culturales intergeneracionales.
Cuando les atribuyen el saber, los creen conocedores de la historia
y de las costumbres. En algunos casos, las y los jóvenes tienen más
relacionamiento con los adultos de su convivencia que con otros
jóvenes. Esto tiene que ver con las relaciones de familiaridad.

Los padres de familia se connotan según las actitudes que tie-


nen con las y los jóvenes. Desde “son autoritarios, nos dan palo”
a “son el apoyo constante” o “yo siempre necesito a mi mamá,
porque ella siempre sabe qué hacer”.

Los padres de familia pueden obstaculizar la participación en


la organización por la autorización que se les pide para salir de la
casa. Esto sucede especialmente con las mujeres jóvenes, aunque
sean mayores de edad. Al respecto dicen: “por la comunidad
donde vivimos, a veces los padres no les dan mucho permiso a las
mujeres de salir” (OJJ05).

En el área rural, los padres determinan si sus hijos son jóvenes


o no. “Sí, es diferente porque en el área rural por ejemplo hay
niños que tienen así 10 años y ya están haciendo cosas de una
persona ya adulta, porque están los padres diciéndoselo, le dicen
sin son jóvenes o no. Acá unos [jóvenes] de 20 o 18 años, hay
diferencia. Acá tal vez por estar en una cabecera hay un poquito
¿De qué juventud hablamos? 313

más de orientación, los jóvenes esperan (…) pero en el área rural


no” (OJA01).

En términos generales, las madres y padres son concebidas(os)


como los que juzgan. Además, autorizan el trabajo de las y los
jóvenes en sus organizaciones. Dicen “Ellos son los que autorizan
hablar del tema de los talleres, igual hemos tenido que venir
haciéndolo con y sin su permiso” (OJM08). Su papel de jueces
también se matiza cuando los ven como consejeros y orientadores
del trabajo que desarrollan. Algunas veces ese consejo es “el apoyo
y la ayuda que necesitamos”.

Existe una tendencia a masculinizar la imagen, aunque en al-


gunas culturas diferencian entre padres y madres según los roles.
Los jóvenes organizados se diferencian de las figuras parentales
“porque ellos son a los que se les consulta”.

A los políticos y la política los presentan como una imagen ne-


gativa de poder. Son referencias de relaciones de dependencia. Los
contextualizan en su filiación partidista electorera, de gobierno y al
nivel comunitario. A los jóvenes universitarios los ven como líderes
políticos y positivos, se espera que hagan algo por el país.

Algunos jóvenes organizados en municipios de Chimaltenango,


Huehuetenango y los marginalizados de la ciudad Guatemala ven
a los políticos como negativos porque tienen intereses propios y
no actúan con ética. Los caracterizan como ladrones, autoritarios,
individualistas: “El Presidente es pendejo”, “es un militar genocida”
y “no trabaja”.

Vinculan al Presidente, los diputados, la Vicepresidenta desde


el hecho que les niegan espacios.35 Los caracterizan como corruptos
y los que no trabajan. Según su accesibilidad, a los alcaldes pueden
verlos como alianza o expresan aversión cuando tienen dificultad
para trabajar con la municipalidad. Los ayuntamientos son un es-
pacio en disputa porque toda organización desea tener incidencia

35/ La ausencia de espacios para su realización juvenil la atribuyen a las


figuras del poder. No se trata si lo piden o no, sino que no tienen espacio.
314 Jóvenes en Guatemala

con el tema de la Oficina municipal de la juventud. Algunos incluso


reciben una pequeña subvención de la municipalidad.

Las figuras de gobierno, Presidente, Vicepresidente, diputados


y alcaldes son vistos desde la distancia. Es decir no se tiene la vi-
sión de un proceso ni de un gobierno o Estado organizado. En las
referencias de las instituciones municipales sí las refieren desde la
experiencia de relación como organización.

Por otro lado, sobre las fuerzas de seguridad (Ejército, policías,


Organismo Judicial, PMT, ex PAC), su opinión depende de la expe-
riencia comunitaria. La referencia más generalizada es la represiva.
Las y los jóvenes en situación de vulnerabilidad social los perciben
como enemigos. Algunas veces identifican violencia perpetrada por
la Policía Nacional y la Policía Municipal de Tránsito. “Los soldados
son los que pegan sin tocarse el alma”. Conviven en la calle con las
fuerzas de seguridad, pero no los atienden y acechan a los jóvenes
porque los ven como un problema social, en peligro de ser violenta-
dores y criminales.

El Organismo Judicial, dicen los jóvenes de El Limón, es “un


organismo que separa, es un juzgado de paz, supuestamente. Al que
he visto que está adentro, es encargado del juzgado, que siempre
viene con un su chaleco antibalas así bien grande, lo están cuidando
los policías. Cuando sale, solo sale a ver a toda la mara así enojado,
cualquiera que mira se le queda viendo mal. (…) No saben nada,
sinceramente no han hecho nada”.

En las organizaciones que tienen antecedentes de militancia


insurgente y donde los municipios sufrieron impactos del conflicto
armado interno, las y los jóvenes temen al Ejército y las policías,
porque los perciben cerca y son represores. Las identidades se trans-
forman y trasplantan,36 por ejemplo una joven declara “Mi papá
es ex PAC y yo soy revolucionaria. Es por eso que no nos enten-
demos”. Esta frase muestra la cercanía de estas imágenes en la vida
de una joven y las reconfiguraciones en las nuevas generaciones.

36/ R., Falla (2006: 66).


¿De qué juventud hablamos? 315

Se puede aseverar que las y los jóvenes organizados quieren


tener lejos a las fuerzas de seguridad. Las perciben como autorita-
rios, violentos y vinculados a los hechos en el conflicto armado,
como represivos. Además que los vinculan con actividades ilegales
(roban, corruptos, beben, fuman marihuana, catean, secuestran,
sicariato, limpieza social).

La imagen de maestros y escuela es referida en todas las or-


ganizaciones. Las y los jóvenes tienen imagen positiva y negativa
de los maestros pues les atribuyen la capacidad de proveer cono-
cimiento, ser amigos e influencia, aunque manifiestan la criticidad
en el sistema educativo en general. Así como exponen experien-
cias con relaciones de abuso y de imposición, son autoritarios,
represores, etc.

La escuela está en discusión por asociarla con la figura de maes-


tro. La escuela ya no es percibida como un espacio propio de las
y los jóvenes. El estudio ya no es percibido por todos como una
salida a la vida. En sí, la escuela es cuestionada porque la pública
tiene mala reputación y porque los colegios privados son mejores
pero son espacios de privilegios y lejanos a sus intereses. Al parecer,
las y los jóvenes tienen una actitud desafiante con las figuras de la
educación.

Se aprecian otras experiencias de formación paralelas al siste-


ma educativo formal. Estas alternativas a veces son mencionadas
como experiencias más formativas y educativas que la escuela
misma.

La mayoría de organizaciones representan a la delincuencia y


crimen en imágenes juveniles. Quienes viven en condiciones de
vulnerabilidad social refieren a estas imágenes como vecinos, los
“asaltantes y roba casas” están en su ambiente. Las y los jóvenes
universitarios se refieren a estas figuras con el estereotipo de mare-
ro. Y cuando no los mencionan, sí tienen referencias hacia “áreas
rojas” como las áreas urbanas violentas.

Los líderes religiosos son localizados en las iglesias católicas y


evangélicas. Hay referencias variadas según su participación en las
iglesias. Algunas veces son positivos. Las y los jóvenes hablan sobre
316 Jóvenes en Guatemala

monjas españolas, los católicos, misas en garífuna, la iglesia como


represiva por las temáticas de salud sexual.37

Sobre las tendencias, se puede afirmar que la Iglesia católica es


más cercana para los jóvenes y puede llegar a ser aliada. Es más
accesible pero sin una perspectiva real de inclusión de las y los
jóvenes en ella. Es decir está cerca, como apoyo, y es parte de los
espacios comunitarios. Los grupos juveniles católicos son espacios
a los que muchos participantes de las organizaciones asisten pa-
ralelamente. Esto les da conocimiento de los líderes espirituales y
algunos jóvenes se identifican con ellos y al mismo tiempo critican
la falta de acercamiento a procesos y luchas comunitarios que ellas
y ellos creen justos.

La Iglesia católica tiende a involucrarse con la vida comunita-


ria. Mientras que las evangélicas son más rígidas y tienen una mala
imagen de la organización. Las iglesias evangélicas trabajan en su
mayoría con un área juvenil pero este tipo de grupos son pro-
piamente catequéticos, no juveniles, para actividades de la iglesia,
siempre supeditadas al adultocentrismo. La tendencia de la iglesia
evangélica es tener círculos más cerrados y su trabajo corresponde
al cumplimiento de la “palabra de Dios”. Son bibliocéntricos.

Los jóvenes observan la relación entre las iglesias evangélicas


y la católica. En consecuencia, esta relación antagónica entre las
iglesias da lugar a la división de comunidades.

Las profesiones y otros oficios son referidos desde la experiencia


de recibir un servicio, hasta el aporte a la sociedad de determi-
nada figura. “Los licenciados” son acreedores de conocimientos
y están en una posición jerárquica superior. Pueden ser aliados.
Una organización hizo alusión a los profesionales que apoyan al
movimiento de los estudiantes de los Institutos Normales. Dicen:
“(…) igual estamos rodeados de licenciados pero nuestra relación
es buena porque nosotros cuando tenemos reuniones de presiden-
tas o reuniones ocasionales, nos llaman. A las mujeres jóvenes las

37/ Ver estas referencias más adelante cuando se trabajan los discursos
sobre “otros no jóvenes”.
¿De qué juventud hablamos? 317

apoyaron en las normales”. Agrega otra joven sobre sus experien-


cias del INCA, en la resistencia que hicieron las estudiantes sobre
los cambios en el currículo educativo de la formación inicial do-
cente. Con “la mayoría de los maestros del INCA, no de todos los
institutos, pero la mayoría del INCA sí tenemos buena relación”
(OJJ05).

Su visión está sujeta al tipo de relación que tienen con ellos. Por
ejemplo: en Livingston encuentran los pescadores en el ambiente
y por eso los refirieron. Los profesionales son el ejemplo a seguir
en las y los jóvenes universitarios. Siempre los refieren desde una
posición de dependencia.

Algunos refieren algún tipo de profesiones y otros refieren


otros. Por ejemplo los jóvenes organizados de El Limón mencionan
a los campesinos porque reconocen la lucha por el territorio que
realizan. Los agricultores son los que trabajan la tierra y en general
son imagen de trabajo.

Cuando se refieren al doctor, la enfermera y o el bombero,


que los atienden en caso de enfermedad o intoxicación, dicen que
algunos son “buenos y otros nos tratan mal o no nos atienden”. En
relación con los oficios tienen una relación más horizontal.

Desde los marginalizados existe una buena imagen de los ven-


dedores o emprendedores ya que son trabajadores y se buscan la
vida. En Livingston encuentran como comerciantes a los pescado-
res. En este tema expresaron un conflicto de opiniones en cuanto
a la pesca artesanal con prácticas originarias y las ganancias de la
industria pesquera internacional.

Los empresarios son los de poder económico, para los jóvenes


universitarios son la imagen a seguir. Son “los soñadores” que logran
tener su negocio propio. En el mismo sentido mencionan a los ge-
rentes y jefes. Estos son caracterizados como líderes.

En las organizaciones de jóvenes a nivel de municipios, tienen


referencias de empresas locales. Solamente el vínculo con CACIF
es de una organización de jóvenes de la ciudad de Guatemala, su
relación “no es directamente con la Junta Directiva” (algún inte-
318 Jóvenes en Guatemala

grante dice “yo personalmente sí con el Director Ejecutivo Roberto


Ardón”. Al preguntarles cómo son ellos, responden: “confiables,
son personas confiables, siento yo que la mayoría nos tienden la
mano. (…) son personas que nos dan confianza porque han hecho
dinero con sus empresas y a mi punto de vista son los que están
generando empleo, generando desarrollo, oportunidades para
Guatemala”.

Cuando las y los jóvenes hablan de la búsqueda de trabajo, la


percepción es de exclusión: “Por la forma de vestir me discrimi-
nan”. O “por el área en que vivo”.

La misma organización que tiene relación con el CACIF tiene la


cobertura más amplia de los medios de comunicación. Esta orga-
nización trabaja a partir de campañas y su relación con los medios
de comunicación es continua. Esta organización es privilegiada
porque a pesar de que su trabajo es exclusivamente capitalino, su
difusión es nacional. Esta es la única organización con este recurso.
Además de ser contactados por los medios, también tienen como
referentes a “líderes de opinión” como Juan Luis Font, Enrique
Godoy, Luis Felipe Valenzuela, Dionisio Gutiérrez, entre otros.

Las y los jóvenes mames refieren tener diferencias en relaciones


interétnicas pues mencionan tratos diferenciados hacia ellos de parte
de los adultos ladinos. Los garífunas mencionan tener una mejor re-
lación con los adultos no garífunas que con los jóvenes. Los jóvenes
kaqchikeles dicen que las y los maestros tienen otra identidad étnica.
En general mantienen una relación cordial pero no cercana.

Los jóvenes de Todos Santos Cuchumatán refieren una dife-


rencia entre la joven ladina y la mam, en la elección de la reina
del Municipio. Los garífunas tienen una relación conflictiva con el
Padre de la Iglesia católica. A continuación en sus propias palabras.
“Las jóvenes querían participar en tener una selección de seño-
rita del pueblo, no se le da participación a la ladina (…) bueno
tal vez se les puede dar oportunidad, porque a una también.
Ella quería participar, entonces lo que los coordinadores de la
fiesta le estaban preguntando, por si ella hablaba el mam– pues
nosotros dos idiomas hablamos. Entonces como ella dijo no, ahí
¿De qué juventud hablamos? 319

sí lo siento mucho porque ahí está el problema que no se le da la


oportunidad a las ladinas. Sí le iban a dar verdad, pero como ella
no sabía hablar el mam ahí se suspendió”.

“Es un gordito y chaparrito y los alumnos le preguntan por qué


está tatuado y él nunca responde. (…) Él es mestizo. Por eso yo
no voy a la iglesia los domingos en la mañana, compa porque
él a mí me cae mal que, que una persona que no sepa hablar mi
idioma y esté dando supuestamente misa en garífuna. Yo voy a
escuchar las liturgias de las tardes porque quiero escucharlo en mi
idioma, pero aquí no es así. Aquí vas a la iglesia supuestamente a
misa garífuna (pero) solo los cánticos son en garífuna”.

Los turistas son los que visitan los lugares y son amables. Ven
esta figura como oportunidad de trabajo de guía turístico, para
ganar algo de dinero.

• Niños y ancianos

Hay cualidades de inocencia, vitalidad y pureza. Parece que


las y los jóvenes están buscando en la niñez una imagen ideal.
Algunas veces hacen mención que las y los niños son los futuros
jóvenes, aludiendo al relevo generacional. No revelan tensión en
su relación con los niños.

Los ancianos tienen un vínculo cercano a las y los jóvenes.


Son las imágenes de abuelos con atribuciones de sabiduría y de
comprensión. Al parecer tienen una visión más cercana que la de
los padres y madres.

Otras características vitales sobre las cuales los nombran


son: gruñones, tiernos, cariñosos. También hay referencias desde
estereotipos: los llaman "Tercera edad" o “los jubilados” que
tienen plan de prestaciones. Además aparecen como un grupo
vulnerable.
320 Jóvenes en Guatemala

b. Las representaciones de los proyectos de


intervención. Los beneficiarios y los proyectos
i. Las imágenes acerca de los jóvenes

A las y los jóvenes los perciben como “alumnos”, “beneficia-


rios”, “patojas” y “patojos”, “sujetos de derecho”, por mencionar
algunos términos. Sabemos que la intervención tiene diferentes
formas de normalizar al joven para que se integre. En estas diná-
micas no todos son incluidos.

Los proyectos de intervención se asumen como los que brindan


espacios, oportunidades, y son los que deciden a quiénes integrar
dentro de las actividades organizativas. El trabajo enfocado a la ju-
ventud es de intervención hacia ellas y ellos, menores, vulnerables
y necesitados de información. En general enuncian a sus bases para
justificar al proyecto y el trabajo.

La intervención siempre es especializada. Por eso la interven-


ción lleva siempre un apellido: “prevención de la violencia” o
“salud sexual y reproductiva”.

El joven vulnerable y objeto de intervención es visto por los


proyectos de intervención como necesitado, incompleto, carente
de formación o que necesita ser acompañado.

Los proyectos de intervención pueden ser democráticos o


solamente tomar a las y los jóvenes como objetos. Incluso algunos
proyectos solicitan a la comunidad o a las madres y padres, la au-
torización de su participación. En general, su actividad primordial
es el traslado de información por medio de talleres que no utilizan
metodologías dialógicas.

La vulnerabilidad de la y el joven es complementada con


la potencialidad. La potencialidad tiene doble sentido, uno es
la posibilidad del ser joven y el otro es el fortalecimiento como
resultado de haber sido intervenido. Las y los jóvenes pueden ser
identificados como objeto de la intervención a partir de una lógica
incluyente en el proyecto pero que al mismo tiempo es una lógica
de control. Al respecto dice un directivo: “Mantenemos siempre
¿De qué juventud hablamos? 321

en capacitación a todos los niños y jóvenes que entran acá porque


siempre hemos creído que se les debe potencializar esas habilidades
que ellos tienen” (PIC03).

Los y las participantes son legitimados como agentes. No ne-


cesariamente integran a las y los jóvenes pero sí los encaminan
en esa dirección. Se mide el potencial de las y los candidatos a
participar, por medio del perfil para lograr entrar en la dinámica
de intervención desde posición de subordinado. Así también, la
potencialidad es percibida desde el perfil de salida de las y los
jóvenes que pertenecieron y fueron intervenidos por un proceso.
Al haber sido intervenida(o), la y el joven dejan de ser vulnerables.
Estas y estos jóvenes ya potencializados reciben la responsabilidad
de los problemas comunitarios.38 En muy pocas oportunidades, los
egresados de un proceso de intervención son incorporados como
parte de los equipos de los proyectos.

En la mayoría de proyectos no suele hacerse distinción o tener


una preferencia en términos de género. Cuando se trabaja el tema
de Salud sexual y reproductiva sí se busca a las jóvenes y, aunque
tengan la conciencia de que el trabajo también debe ir dirigido a
los hombres jóvenes, no realizan trabajo con enfoque de género.
En los proyectos que hacen distinción de género, se establece una
preferencia hacia la incorporación de las mujeres, buscando su re-
presentatividad y con la categoría étnica podría suceder lo mismo.

La joven mujer es vista desde la equidad de género. Algunos


proyectos privilegian al género femenino desde sus comienzos.
Otros comienzan a seleccionar mujeres en las inscripciones pues
son identificadas como potenciales y potenciadoras. El trabajo en
torno a las mujeres es trabajo de género y no feminista, y parte de
la inequidad.

Podemos afirmar que el trabajo de género es porque han


identificado la necesidad, o porque trabajan en temas que son

38/ En el numeral 4 será tratado este fenómeno con más profundidad,


reconociendo las causas y sus consecuencias dentro de lo que se plantea en la
imagen de intervención.
322 Jóvenes en Guatemala

feminizados, por ejemplo la mujer trabajadora y la salud sexual y


reproductiva. En un caso, además de trabajo con mujeres también
trabajan la educación sexual desde el abordaje de masculinidades.

Un proyecto de intervención menciona un logro alcanzado. Lo


refieren como un cambio: “Muchas de las que hemos tenido del
grupo de lideresas no se han casado todavía, están estudiando en
la Universidad, ya algunas por graduarse. O sea que ha fortalecido
bastante este proyecto” (PIF005).

• Formación

El estudiante es objetivo final de los proyectos de intervención


ya que es la imagen a seguir. La educación y formación son el deber
ser para las y los jóvenes. Los proyectos que no dan la educación
formal, recurren a talleres, de una manera compensatoria al siste-
ma de educación. Otros proyectos facilitan los medios para que las
y los jóvenes estudien.

En definitiva, la educación es la actividad que define quién


está dentro o fuera de la sociedad. Aun así, esta imagen ya no
es uniforme pues tiene varias configuraciones dentro de ella.
En general es una imagen de éxito para el proyecto y para el
joven.

Los procesos de formación y la educación formal pueden


aparecer simultáneamente en la misma intervención. La formación
generalmente tiene temas específicos que se cubren por necesida-
des identificadas en la intervención. Es una propuesta alternativa
al conocimiento curricular, la formación se encarga de cubrir temas
no abordados en la educación formal. La selección del tema tiene
que ver con la justificación del trabajo y la propia existencia de
las organizaciones que intervienen a las y los jóvenes en distintos
contextos. Es importante mencionar que en muchos de los proyec-
tos, las intervenciones son realizadas en los institutos públicos y
privados. Esto significa que los estudiantes pueden ser participantes
en más de un proceso interventivo a la vez.

Todos los proyectos de intervención realizan actividades for-


mativas, utilizando talleres como metodología principal. El uso
¿De qué juventud hablamos? 323

de los talleres puede deslegitimar otras vías por las cuales las y los
jóvenes pueden obtener conocimiento. Podemos aseverar que la
experiencia laboral, la transmisión de conocimientos de genera-
ción a generación, los conocimientos ancestrales heredados, no
tienden a ser tomados en cuenta dentro de la intervención. El
proceso de taller fortalece la especialización de temas. En algunos
casos es una actividad complementaria y en otros casos es el
trabajo principal.

El tallerismo, en contraste con la educación formal


−aunque se hable de ser un complemento, porque imparte
conocimientos extracurriculares− forma ciudadanos fuera del en-
torno ciudadano. La práctica trabaja con temas incorporados por
influencia mediática y banalizan aspectos centrales del contexto,
como pueden ser conflictos y problemáticas fundamentales en lo
pertinente a lo juvenil y lo comunitario.

En la formación, las y los jóvenes reciben una información que


es diseñada para replicar. Quienes han atravesado por un proceso
de formación pueden ser vistos como potenciales replicadores, y
algunos jóvenes lo hacen.

• Trabajo

La capacitación delimita el tipo de trabajo que los jóvenes


pueden obtener. El joven trabajador y la formación se interrela-
cionan, y por lo general, al joven se le forma para la prestación
de servicios; raras veces es concebido un proyecto que establezca
medios o capacidades para que los beneficiarios sean emprende-
dores e independientes. El discurso laboral tiene carencias, refiere
a solventar la necesidad socioeconómica, pero no concibe los de-
rechos laborales, ni al trabajo agrícola en áreas rurales. Así como
tampoco integran en la salud sexual y reproductiva, el trabajo de
las jóvenes trabajadoras sexuales.

Otra forma de ligar a la juventud con el trabajo es el vo-


luntariado y las prácticas profesionales que vinculan al joven a
experiencias laborales. Es un trabajo no remunerado bajo dos
preceptos: Para las prácticas profesionales, el precepto es brindar
el espacio para que tengan experiencia laboral; y en torno a los
324 Jóvenes en Guatemala

voluntariados es el hecho de suplir al Estado, desde el nuevo


concepto de ciudadanía, que responsabiliza al sujeto por las ca-
rencias de prestación de servicios, privatizando las problemáticas
sociales.

• Riesgo y violencia

La prevención del riesgo es identificada por los proyectos como


una necesidad que viene del contexto. La característica del joven
en riesgo es su susceptibilidad a la influencia (asociado a la idea
de incompletud) y que está en el medio que lo puede influenciar.
Generalmente refieren al joven violento a partir del estereotipo
del marero.

Algunos proyectos asumen el trabajo de prevención de la


violencia por influencia externa sin ser necesariamente una proble-
mática local.

El hip hop es visto como una actividad recreativa que aparece en


donde hay un enfoque de prevención de violencia. Es reciente que se
haya planteado la tolerancia hacia una imagen que fue estereotipa-
da39 y se transforma desde los conceptos de lo lúdico, lo artístico, la
creatividad y el entretenimiento. Es predominantemente masculina,
aunque se está abriendo para las mujeres.

• Salud sexual y reproductiva

Se trabaja desde el objetivo de combatir la vulnerabilidad


en el ejercicio de la sexualidad, con un enfoque individual y ex-
clusivamente en las mujeres. Se realiza a partir de la formación.
Solamente en un proyecto de intervención se trabaja con atención
médica especializada en clínicas instaladas.

39/ El break fue un movimiento proveniente de Los Ángeles, California.


En la ciudad de Guatemala se estableció en círculos de jóvenes de las áreas
empobrecidas. Rápidamente en los años 80’ fue vinculado a la marginalidad y
al crimen. Los medios de comunicación fueron clave en estereotipar la imagen
de joven break vinculándolo a la imagen de pandillero y luego de la mara.
Para más información, ver Escobar G. (2007).
¿De qué juventud hablamos? 325

“… coordino el área protegida de Todos Santos. Entonces


allí prácticamente es la coordinación de todos los proyectos
que vengan, ya sean agropecuarios, forestales, todos relacio-
nados a recursos naturales y también incluimos lo que ya se
hablaba verdad, lo que es salud sexual y reproductiva” (PIF06).
En esta frase se aprecia que, en ocasiones, la prestación de ser-
vicios dirigido a mujeres es una necesidad inculcada desde la
cooperación.

Sus objetivos son la prevención de embarazos adolescentes,


vinculado al tema del control poblacional; la salud sexual conce-
bida desde el ámbito integral, vinculando sobre el tema en toda
la comunidad. Otro gran campo de acción sobre la vulnerabilidad
sexual son los derechos sexuales y reproductivos siempre con un
enfoque de riesgo hacia el sujeto.

Se lanza la idea de que la y el joven son vulnerables porque


carecen de la información, tienen el impulso biológico de las hor-
monas, son curiosos, inquietos e influenciables y por lo tanto son
vulnerables sexualmente.

• Lo étnico

Los proyectos que trabajan con enfoque étnico realizan la di-


ferenciación de acuerdo con la potencialidad que tiene el trabajo
con jóvenes de determinada región e identidad étnica. Se privilegia
la participación de jóvenes étnicamente diferenciados.
“trabajamos con región chuj, q’anjob’al y mam. Esas son
digamos como las tres etnias que están involucradas en las
áreas con las que trabajamos. Nosotros hemos tenido la
experiencia de que las tres son muy diferentes, sus comporta-
mientos son muy diferentes. La etnia chuj es muy guerrera…
y muy desconfiada, (…) son muy diferentes las tres etnias”
(PIF06).

Los proyectos buscan la recuperación cultural con énfasis étni-


co, otorgando la responsabilidad al joven con potencial a través de
la obligatoriedad de asumir un liderazgo.
326 Jóvenes en Guatemala

ii. Las imágenes de sí mismos


“(La organización) pega donde duele”.40

“No es una oenegé muy grande. No es de estas oenegés que


dependan de la Unión Europea, de presupuestos. No, nació de
una manera muy personal, no sé si para bien
o para mal” (PII07).

Las representaciones que los proyectos de intervención


tienen de sí mismos son a partir de la justificación de la organi-
zación activista. Las lógicas de intervención son las referencias
usuales. Proponen un activismo encaminado a la inclusión
desde lo multicultural, la diversidad sexual y la equidad de
género.

El activismo se caracteriza por ser asistencialista, en particular


los proyectos de intervención con énfasis en lo juvenil.

En su análisis organizacional, las faltas que han localizado


algunos proyectos en su trabajo es la sistematización (te dicen
lo que han hecho pero no tiene forma de medir logros) o “no
tengo el dato ahorita tendría que buscarlo pero habrá más de
1,000 o 1,500 patojas graduadas, profesionales y trabajando”
(íbid).

No todos comparten los mismos objetivos pero casi to-


dos las mismas formas metodológicas de trabajo. El taller es
la forma extendida en todos los proyectos, también imparten
charlas. Algunas tienen propuestas como baile, teatro, expre-
sión artística, etc.

Entre sus objetivos comentan, la inclusión de la juventud a


la sociedad. Sus propósitos son diversos pero todos encierran

40/ PIC04 Acá se parafrasea una noticia sobre la organización, esta habla
sobre de los éxitos en casos jurídicos de derechos laborales, publicada en el
año 2008 por elPeriódico con la autoría de Enrique Naveda. Esto muestra la
identificación de dicha organización por el trabajo jurídico que han realizado,
ganando casos en contra de maquilas nacionales e internacionales. Además de
la reproducción del discurso con el objetivo de proyectar a la institución.
¿De qué juventud hablamos? 327

la meta de desarrollo social planteando al joven como agen-


te de cambio. Recurren al término de políticas públicas y
muchas veces su incidencia en realización de publicaciones
y documentos.

Los aportes reales son: a. la sensibilización hacia problemáticas


sociales y otras que se las atribuyen a la juventud. b. la innovación
de metodologías y prácticas en la utilización de talleres. “Hemos
notado que hay un gran cambio a nivel de la implicación de los
padres en la educación de las mujeres, eso no lo veíamos antes”
(PII07).
328 Jóvenes en Guatemala

4. A modo de resultado: del contraste y los


rasgos en común entre los discursos de
Organizaciones de jóvenes y Proyectos
de intervención

A continuación nos ocuparemos de las imágenes de la ju-


ventud como resultado de las convergencias de enunciados
y prácticas que se tienen sobre las y los jóvenes. Las imágenes
plantean la diferencia pero no reflejan la homogeneidad de la
experiencia.

La imagen está cargada de representaciones por esto es libre


de lecturas. Es en la imagen donde se sintetizan los discursos de los
jóvenes, adultos, organizaciones y proyectos, los medios, las insti-
tuciones estatales y no estatales que tienen dominios y opiniones
distintos.

Las imágenes son entonces esos puntos de coincidencia o de di-


ferencia, muchas veces opuestos, con los que expondremos cómo
se nombra y las prácticas de control en torno a las y los jóvenes
y la juventud. Estas imágenes tienen relación entre sí pues hablan
del sujeto, de las prácticas de intervención, del deber ser y de la
negociación que la y el joven realizan para entrar en el campo de
discursos sobre lo juvenil.

Orden de clasificación de las imágenes

Las imágenes de marco general identificadas son vulnerabili-


dad, intervención y potencialidad. Estas son el punto de partida
para la inscripción de las y los jóvenes en el contexto organizativo,
de sus discursos y de las prácticas en que se implican.

Se han clasificado las imágenes de referencia a los ámbitos


de la identidad y las imágenes de referencia de la/s práctica/s.
La identidad es conceptualizada desde la corporalidad de un
discurso. La identidad se puede concebir desde las prácticas (Fa-
lla, 2005). En este sentido, identidad y práctica están ligados en
juego dialógico.
¿De qué juventud hablamos? 329

Las imágenes que refieren la identidad también lo hacen a los


atributos que caracterizan al sujeto joven. Estas imágenes son la dife-
renciación étnica y las relaciones de sexo/género. Complementamos
las identidades con las imágenes que brindan insumos de las prác-
ticas. Estas son vulnerabilidad sexual, violencia, trabajo, educación,
participación y formación. Las imágenes identifican argumentos que
tejen hilos entre la identidad y ámbitos de acción social.

Lógica de las imágenes sobre la juventud41


Acción Social
(roles, puestos,
prácticas y relaciones)

Violencia

Vulnerabilidad
Vulnerabilidad

Sexual

Potencialidad
Intervención
Contexto

Participación

Educación

Formación

Diferenciación Trabajo

Sexo Género Etnia

IDENTIDAD
(ideas/vivencial)

Las imágenes de marco general

En tanto la intervención está definida a partir de la forma


de trabajar con jóvenes, su objetivo es propiciar procesos de
diferente tipo para prevenir, formar, educar y/o empoderar a la

41/ Esta figura fue elaborada por María del Carmen Orantes y diseñada
por Nori Clementina Miranda.
330 Jóvenes en Guatemala

juventud vulnerable. Se presupone la vulnerabilidad del joven,


su “desprotección”, es incompleto, por lo cual se justifica la in-
tervención misma, con la idea última de evitar el riesgo ante una
amenaza potencial contra la sociedad o el sistema.

Esta imagen sirve para que el joven sea lo que le dicta la


sociedad, debido a la imagen de vulnerabilidad identificada. Es
vinculante con el “deber ser” que se deriva de la moratoria psico-
social para que se realice como potencia y llegue a completarse.

La otra idea es que la intervención es focalizada y no es integral.


Se enfoca en el joven dejando de lado el proceso de desarrollo.
Tampoco la intervención está atendiendo lo comunitario o social;
tiene un plazo, es temporal, como un tratamiento médico para
una enfermedad.42 La visión médica indica la inmediatez y focali-
zación del “síntoma”, pensando en la cura y no necesariamente en
la causa social.

Se interviene a partir de dinámicas como la participación (en


general y ciudadana), formación, réplica de talleres o traslado de
contenidos, facilitación de medios para estudiar en la educación
formal (becas, internados, etc.), capacitación o instalación de
capacidades para el trabajo y el trabajo mismo, a veces trabajo
voluntario. El objetivo de estas prácticas es trasladar información
y brindar experiencias dentro de los temas: prevención de violen-
cia, participación ciudadana, reivindicación cultural, salud sexual
y reproductiva, lúdica, entre otros.

El joven que atraviesa por cualquier proceso de intervención,


se asume que regresará a la comunidad a promover el desarrollo,
a ser líder, a facilitar talleres o a realizar su negocio. Es decir que la
intervención está ligada también a la potencialidad de los jóvenes
y busca encauzarlo hacia el objetivo final, un joven incluido, nor-
malizado, acoplado al sistema. Se asume que las y los intervenidos
serán quienes promoverán cambios en la comunidad, se olvidan
los desplazamientos migratorios de la juventud.

42/ Ver J. Breil, (2003): Epidemiología crítica. Ciencia emancipadora e


interculturalidad. Lugar Editorial S.A. Buenos Aires, Argentina.
¿De qué juventud hablamos? 331

La idea de modificar al individuo pero no a sus condiciones,


ni a sus relaciones, corresponde al supuesto de “completar lo que
hace falta”. Las organizaciones que utilizan el discurso de salud
sexual y reproductiva parten de que la intervención es en diplo-
mados, charlas y talleres que trasladan información sobre el tema.
Es importante hacer el énfasis de que la temática gira en torno a la
mujer, por variedad de causas. Se brinda información de que ca-
recía para prevenir el embarazo a temprana edad, por mencionar
un ejemplo. Sin embargo, al ser empoderado como resultado de
un proceso de intervención, se le está dando responsabilidad de
hacerse cargo de solucionar los problemas heredados, ¿y el origen
social?

Entonces la intervención en temas de salud sexual y reproduc-


tiva realiza capacitación y educación que no son cubiertos por el
sistema educativo, como efecto complementario. Esto despierta
actitudes y aptitudes en las jóvenes en temas de género que se ven
entre las jóvenes capacitadas y las madres: cambios generacionales
y cambios del género femenino. El tema de las masculinidades ya es
trabajado en una minoría de organizaciones (una en este estudio)
aunque no ha cobrado relevancia en el discurso.

La intervención aísla al sujeto, brinda contenidos que no se


acoplan al contexto porque replica modelos e incluso llega a nor-
malizar y generalizar para realizar la actividad puntual. Con este
enfoque, la intervención da la responsabilidad a las y los jóvenes
para que superen “el problema”. No se ha estudiado satisfactoria-
mente el impacto de estos procesos de intervención.

Con el trabajo de intervención se procede a sensibilizar al


joven en temas clave, desde lógicas ajenas. Tanto los proyectos
de intervención como las organizaciones de jóvenes tienen prác-
ticas y lógicas de intervención. Los dos tipos de organización son
reproductores de estas metodologías. Esta coincidencia deja en
duda la vigencia de la propia concepción de juventud pues entre
la identidad y las prácticas se van configurando también otras for-
mas de ser joven y otros imaginarios. Esto muestra un proceso de
producción transitorio y cambiante desde el joven, su identidad y
lo que reconfigura esta.
332 Jóvenes en Guatemala

Analizando interseccionalmente la imagen desde la inter-


vención es vista como posible riesgo. Cuando una niña quedó
embarazada se dice que ha perdido el camino. Ante la sociedad,
ella ha perdido la imagen de potencialidad.

La potencialidad es focalizada y la vulnerabilidad se abso-


lutiza. La potencia para poder ser viable en términos operativos
tiene que focalizarse en experiencias, en metodologías, en tiempos,
porque conceptualiza el problema, define metas, pone el método
y pone en marcha el proceso. Siguiendo el ejemplo del embarazo
temprano, la niña tiene riesgo no por el contexto sino por la falta
de información. Si tiene acceso a alguna formación en temas de
salud sexual y reproductiva ¿dejaría de estar en riesgo?

Las imágenes de vulnerabilidad y potencialidad coinciden con


la hipótesis de la investigación que expone la existencia de una
imagen dominante del joven como vulnerable, indefinido, incom-
pleto, peligroso y en peligro y por ende objeto de intervención.
Inscribe a un sujeto joven vulnerable socialmente porque se cree
en su dependencia a la condición juvenil (con su imagen hegemó-
nica). Si bien tiene la edad para ser formado también tiene faltas
en su proceso de formación. Es vulnerable porque carece, porque
le falta definición, argumentan.

Esto tiene relación con rasgos del carácter endosados a la con-


cepción que se tiene de la juventud. La vulnerabilidad se estratifica
dependiendo de las condiciones socioeconómicas y culturales de
la y el joven.

Las experiencias plantean diferencias en cuanto a cómo la


persona joven vive la vulnerabilidad, los condicionantes son los
estereotipos y roles asignados en cuanto al género, la urbanidad
y la popularidad, al comportamiento socialmente conveniente. Es
evidente que el “riesgo” es otro prejuicio sesgado por el enfoque
dominante del joven ideal. Así también entran en esta dinámica
la condición de la procedencia geográfica –rural o urbana− y la
distinción sexo/ género.

Es paradigmático que las y los jóvenes sean considerados vul-


nerables porque tengan características de maleables, influenciables,
¿De qué juventud hablamos? 333

incompletos, faltos de sentidos y que esto al mismo tiempo com-


plete la imagen de potencialidad.

La lógica de intervención tiene como objeto de trabajo la mis-


ma idea construida del joven vulnerable y en peligro. El joven es
visto como un contenedor vacío que puede ser tanto potencial o
como vulnerable. La intervención es la forma de moldear al joven
para que cumpla la imagen ideal y se complete.

La organización que incluye prácticas del hip hop, tiene el


fin de que ganen experiencia en actividades lúdicas y ocupen su
tiempo, por ejemplo. En esto se observa que la cooperación inter-
nacional tiene temas de interés, lo que influye en la incorporación
de discursos respecto a lo juvenil.

La potencialidad también es vista como que el sujeto carece de


contenidos, y es socialmente vulnerable. Lo juvenil se “vende”, es
mercancía de la intervención porque es moldeable, tiene tiempo
libre, es activo, creativo, tiende a agruparse y “es el futuro del
país”. Es vista como una tabla rasa, a la cual es necesario inscribirle
contenidos. Se han instalado imágenes ideales en los jóvenes según
sus condiciones, el discurso muestra estereotipos de jóvenes según
su diversidad de condiciones y de contacto con actores sociales.
Además ya existe una institucionalización de estos discursos y las
prácticas marcan tendencias que el joven debe estar en proceso
de cumplir. Es decir, ya hay una imagen previa dominante y una
forma cómo ser.

La vulnerabilidad los hace propensos a determinadas si-


tuaciones como la violencia, como el embarazo adolescente, al
alcohol y las drogas, a las cosas que son vistas como negativas.
Recordemos que la vulnerabilidad es propensión según las condi-
ciones del contexto y esto brinda representación de ciertos sujetos
y ciertas imágenes y no otros.

Según las y los jóvenes, sus posibilidades en la vida son el al-


coholismo o la drogadicción, el embarazo de adolescente o que se
inserte en la “normalidad” social, y que participe en algún proyec-
to de intervención sobre prevención de la violencia, educación y
formación sobre participación ciudadana, formación de liderazgo,
334 Jóvenes en Guatemala

emprendedurismo o de voluntariado. Este es el disciplinamiento


social del emisor (Foucault, 1992).

Aún la vulnerabilidad sexual pasa por un tema de relaciones de


poder, aunque las formas de representarlo son a partir de la visión
asistencialista y desde la victimización de una imagen feminizada.
La práctica parece decir que la solución está siendo vista a partir de
brindar el conocimiento a la mujer victimizada ya que lo necesita
para prevenir el embarazo o el ataque sexual.

Las imágenes del joven marero y del joven vulnerable contras-


tan porque el primero ha perdido su potencialidad por sus propios
medios, ya está enrolado en un papel definido que no le permite
ser moldeable. La imagen del marero complementa a la identidad
de las y los jóvenes organizados.

Al joven estudiante universitario no se le previene de la vio-


lencia, aunque esta sea una problemática que no distingue niveles
educativos ni socioeconómicos. Así se están distribuyendo ciertos
etiquetamientos y preconcepciones a nivel cognitivo que focaliza
en ciertos sujetos, ciertos problemas.

El deber ser es una exigencia social que se le endosa al joven en


diferentes imágenes que le son asignadas a los jóvenes dependien-
do del contexto. Lo que sí se identifica es que los discursos tratan
de producir a un joven específico, teniendo una imagen ideal.
Como joven se debe estar dentro del sistema, traducido a efectos
prácticos, debería estar estudiando o trabajando. Además está la
demanda de que participe pero exclusivamente en los espacios
previstos para que sea incluido. Muestra la imagen de un ciudada-
no participativo electoralmente y en campañas de voluntariado,
con un concepto de ciudadanía que se asemeja a la prestación de
servicios en el que se está alejando cada vez más la perspectiva del
ciudadano sujeto de derechos.

La vulnerabilidad sexual, la diferenciación sexo/género, la


diferenciación étnica y la violencia son temas identificados como po-
tenciales. La potencialidad también incorpora las prácticas localizadas
en la visión del deber ser como la educación, trabajo, participación,
formación. La diferencia radica que en la potencialidad también se
¿De qué juventud hablamos? 335

refieren imágenes de prácticas de intervención. Podemos decir que


la imagen de la intervención contiene a todas las imágenes en sí
misma, mientras que las de vulnerabilidad y potencialidad son dos
sentidos que se vinculan dialógicamente.

Las imágenes que brindan referencias de la identidad y las


prácticas

Marco conceptual

Existe una actividad dentro de las diversas organizaciones


que está propiciando asumir responsabilidades sociales. Esto da
lugar al empoderamiento y al fortalecimiento. La organización es
un medio para la inserción en la sociedad. El joven organizado
es potencialidad y sus organizaciones son vistas como posibles
oportunidades laborales y de acceso a otros espacios dentro de
su comunidad.43

En la diversidad de organizaciones se observa un cambio


de conciencias. Esta es una condición para atribuirle espacios e
imágenes determinadas y promover su inclusión controlada. Pero
también esto es un proceso de maduración donde se puede estar
gestando una práctica de ciudadanía más completa, menos seg-
mentada, con la inspiración del nuevo ser humano.

Aunque en las prácticas organizativas no haya un enfoque


feminista es importante establecer algunos puntos teóricos que
ayudarán a comprender algunas dinámicas dentro de las orga-
nizaciones y que dan a entender el establecimiento de ciertas
relaciones y prácticas. Por ejemplo, las necesidades de visibilidad,
legitimidad y de reconocimiento. Las acciones se reconocen des-
de lo operativo y el lenguaje, con sus funciones nominativas,
calificativas y normativas, intervienen en el entendimiento de la

43/ Recordar que entre los criterios para seleccionar los casos desde
donde se obtuvieron los discursos, se consideró el trabajo a nivel local,
por la importancia que refiere en el análisis la información de lo micro en
contraste con el estudio de contexto y la historia. (Para más aproximación en
el tema consultar A. Carballeda, 2002. La intervención en lo social: exclusión
e integración en los nuevos escenarios sociales. Buenos Aires: Paidos).
336 Jóvenes en Guatemala

diferencia sexual y de las relaciones varón o mujer en la sociedad


(Butler: 2007).

Las ideas para entender al género son formas que institucio-


nalizan, lo que Butler llama la norma del género. Se argumenta
la inclusión como complemento en la experiencia de los vínculos
con los otros, como sujeto de relación. El condicionamiento de
lo generacional realza la diferencia de géneros con la influencia
de las tecnologías y medios de comunicación.

Con el tiempo se han mostrado cambios culturales que im-


pregnan una riqueza de realidades y de experiencias donde antes
no había tanta diversidad (Reguillo, 2010). Además, en términos
organizativos el contexto ha mostrado cómo la diversidad se ha
ido ampliando para organizarse por sectores, a partir del relaciona-
miento con redes de organizaciones juveniles que de alguna manera
están en la búsqueda del reconocimiento.

Las imágenes que brindan referencia hacia la identidad

La primera imagen es la que se refiere a las identidades y per-


tenencias sexuales. La hemos llamado relaciones sexo/género.
En general, podemos decir que en el trabajo de intervención no
hay una intención inicial de la diferenciación de género. Lo que se
asume con estos discursos es que el hecho de trabajar con el tema y
conformar una organización o un área de trabajo específicamente
de juventud, se hace innecesario relacionarlo o realizar el cruce
con otros objetivos a intervenir.

Los proyectos de intervención son específicamente para tra-


bajar una imagen de juventud sin énfasis en algún género. Hay,
por causa estructural, una tendencia a la masculinización. Algunas
imágenes evidencian la necesidad de un acercamiento específico
al género femenino. Una minoría se plantea trabajar un proyecto
sobre masculinidades.

Las organizaciones de jóvenes se expresan con eufemismos


sobre la diversidad sexual. Más allá de eso, no lo hacen direc-
tamente. Las relaciones de género que viven dentro del grupo las
refieren en un discurso reproducido de equidad de género. Los
¿De qué juventud hablamos? 337

jóvenes asumen dentro de sus prácticas y en las relaciones coti-


dianas, las diferencias de género. Dentro de esa cotidianidad, las
solventan y tienen, contrariamente a lo que las tendencias mues-
tran, algunas posiciones encontradas entre hombres-mujeres. Esto
reta lo establecido.

Cuando es una organización solamente de mujeres, se distin-


gue por la reivindicación de género y cuando es una organización
mayoritariamente de hombres, argumenta justificaciones por la
ausencia de mujeres; en el discurso reproducen la idea de la equi-
dad de género, aunque no haya ninguna mujer activa entre sus
integrantes.

¿Cuándo aparece la imagen de mujer joven? Es por reque-


rimiento o por un trabajo que conlleve a pensar con enfoques
específicos como el de salud sexual y reproductiva.

La violencia sexual es una violencia fálica, la imagen de vio-


lencia es masculinizada y se refieren a mujeres como víctimas. En
menor cantidad, a una imagen de la diversidad sexual o de hom-
bres violentados. Las normas de la sociedad patriarcal diferencian
la homosexualidad masculina de la homosexualidad femenina, no
tienen las mismas valoraciones dentro de la sociedad. La violencia
cobra un sentido patriarcal que se vive culturalmente con estas
imposiciones. En términos de relaciones, el género se vive a partir
de la dominación-subordinación.

Como hemos dicho, la vulnerabilidad sexual asume a un


victimario masculino, pero actúa en relación a mujeres, les brindan
información y las previenen de la violencia sexual, el embarazo
adolescente o el riesgo de contraer enfermedades.

La lucha por la salud sexual y reproductiva es una intervención


en las mujeres, aunque se ha utilizado para propósitos de control
poblacional. Ninguna de las organizaciones tiene un marco de
interpretación feminista.

Las imágenes de prácticas de intervención son las experiencias


en talleres, charlas, diplomados donde se transfiere información,
orientación y las normas sobre la conducta sexual.
338 Jóvenes en Guatemala

La imagen de violencia en general es masculinizada, como


el estereotipo “gansteril” o crimen organizado. También se evita
el análisis de las causas y se sublima con enfoques menos críticos
como el “bullying”. La violencia es referencia a lo opuesto al deber
ser joven. En el caso de las organizaciones de jóvenes, pueden
mostrar actitudes de victimización y negación de que los jóvenes
organizados son violentos. Otros reivindican derechos y se definen
como víctimas de un estereotipo.44

La violencia alude al joven que “no está adaptado” o, dicho con


otras palabras, “el joven violento” no es conformista ni obediente.
La adaptación supone un criterio de normalidad ideal, que oculta el
problema sistémico de que la “anormalidad” engloba a la mayoría
poblacional. La imagen del joven violento hace referencia a ese otro
que no llena los atributos del deber ser, pues es una imagen antagónica.
Para anatematizar a los jóvenes, con esa simbiosis de violencia-ju-
ventud, es necesario un supuesto: tener vivencia o vivir en un clima
de violencia.

Los jóvenes negocian y se definen en torno al perfil de “adap-


tación”,45 algunas veces esto llega a ser un motivo de disputa. Las
imágenes de los jóvenes vinculados a la violencia son mayoritaria-
mente en áreas marginales y pocas se encarnan en los jóvenes del
hip hop o estudiantes.

La imagen del “marero” muta de acuerdo a quién la enuncie.


Los jóvenes de la periferia geográfica –los departamentos de Hue-
huetenango e Izabal− ven al marero en la capital; los que están en
el centro del ambiente de las pandillas luchan contra el estereotipo,
a partir de un discurso reivindicativo sobre el compromiso comuni-
tario o barrial. En el caso de jóvenes acomodados, asumen que ni
siquiera se parecen y se ubican como víctimas de aquellos.

44/ Que no sorprenda ese distanciamiento: la violencia ejecutada por


jóvenes, no es por ser jóvenes. La violencia no existe solo entre los jóvenes
pues es un fenómeno estructural que involucra al conjunto de la población.
45/ Siempre el concepto de “adaptación” se origina desde un orden social
dominante.
¿De qué juventud hablamos? 339

Hay algunos casos en que el nivel de violencia tiene otra


connotación. En Chimaltenango se siente la violencia de tipo
represiva, mostrada con evidentes relaciones conflictivas dentro
de las organizaciones o entre generaciones (con señalamientos de
adultos autoritarios).

El uso del tiempo libre lo orientan hacia actividades lúdicas


como lo es el payaso, el hip hop –con prácticas artísticas como el
grafiti, el breakdance o “rapear”. ¿Qué dicen los hip hoperos de su
propia práctica? Por un lado están diciendo “no somos delincuen-
tes” son rebeldes aceptados y por otro, se están diferenciando de
otros jóvenes organizados que en ocasiones provocan conflictos
entre las organizaciones.

La diferencia étnica es la imagen del joven maya o garífuna


que trabaja y se organiza con fuertes elementos de la identidad cul-
tural. Trabajan sobre aspectos de la reivindicación cultural y en sus
organizaciones generan muchos elementos de identidad y cohesión
grupal. En general son imágenes que entran en la potencialidad.

La potencialidad, como posibilidad intercultural está abierta en


los jóvenes. Para ellos hay más posibilidades de interactuar en un
ambiente intercultural porque ese discurso proviene de los Acuerdos
de Paz. La mirada en torno a la diferencia étnica es a partir de un
discurso de inclusión, aunque todavía sea una visión muy local, pues
es a partir de las experiencias comunitarias.

Los jóvenes muestran intentos de búsqueda de los otros gru-


pos de jóvenes. Aunque hay algunos que no los distinguen y otros
hablan al respecto desde la superioridad. Por ejemplo: “el otro es
el pobre o el marginal”, en esta posición, una minoría reafirma lo
nacional pues tiene el perfil del joven dentro del sistema que cubre
de alguna manera la imagen de juventud de un plan de nación.

En contraposición, los proyectos tienen una visión más comparti-


mentada de la identidad étnica y la reafirman por la responsabilidad
de llevar la cultura y para mostrar un perfil de éxito.

La imagen del joven trabajador refleja que formación es


aprender oficios. Algunas veces se da formación de capacidades para
340 Jóvenes en Guatemala

la realización de un negocio propio, algunas veces los preparan para


crear empresas pequeñas de prestación de servicios. Los discursos en
esta imagen tienen que ver con la imagen de potencialidad del joven
al cual se le trasladan responsabilidades, el joven creativo y positivo.

Las prácticas de intervención promueven la dependencia de un


salario o una relación de trabajo. En todo caso hay una preocupación
compartida que es la de falta de ingresos. Se prepara al joven para que
acceda al trabajo y para que sea productivo.

Existe en una minoría de referencias del tema laboral por


medio del discurso de derechos aunque predominantemente se
evidencia un discurso del trabajo o desempleo, sin ir más allá de
la búsqueda de espacios laborales. Muchas veces se les ofrece a
los jóvenes trabajos en fábricas, bancos y empresas para facilitar
una entrada de dinero sin cuestionarse el tipo de trabajo al que el
joven accede. Los problemas laborales, desempleo y derechos, son
al nivel de necesidad y condiciones, sin embargo los aprendizajes
son en cuanto al tema de relación en dependencias.

Evidenciamos la ausencia del trabajo sexual como tal, aunque


puede aparecer en el sentido de la vulnerabilidad sexual. Además
es destacable que se ve una desvinculación del joven con el trabajo
agrícola.

La participación refiere a la imagen de un(a) joven organiza-


do(a) o involucrado(a) en movimientos barriales o comunitarios, en
espacios como la iglesia, Comités Comunitarios de Desarrollo, Muni-
cipalidades, partidos políticos, comités cívicos, etc. La participación es
ocupar espacios y definir en qué participará.

El discurso en general se presenta con una ausencia de criticidad.


Lo importante es la imagen positiva que sobresale. Y no se cuestiona
en qué está participando el joven. En sí la participación que se pro-
mueve es la neutra, se decía en algún momento cuando se analizaba
el tema: “lo importante es que el joven participe y vote. No importa
por quién vote, pero que lo haga”.

La participación se constriñe a la organización de jóvenes,


a los proyectos de voluntariado, a las elecciones partidarias
¿De qué juventud hablamos? 341

(donde la discusión se reduce a votar o no votar). Las prácticas


son mayoritariamente localistas. En esta imagen, los jóvenes dan
su tiempo, sus capacidades para otras personas y algunas veces
se participa por la búsqueda del reconocimiento, asumiéndose
desde la imagen “positiva” del ser joven.

Las prácticas pueden ser de formación, observación electoral,


voluntariado de distinto tipo, involucramiento en entidades esta-
tales o gubernamentales por ejemplo: candidatos jóvenes, jóvenes
en COCODES y en COMUDES.

La imagen del joven estudiante es que está vinculado a la


educación formal. Para los jóvenes, el hecho de tener acceso a la
educación formal es el atributo que los identifica como un joven
que está en el sistema. Es relevante el hecho de que los jóvenes or-
ganizados en su totalidad, sin importar a qué tipo de organización
pertenezcan, son los que han accedido al sistema educativo. De tal
manera se puede indicar que el que tiene la educación está dentro
y no es marginal, pues es reconocido como joven y adquiere una
visión positiva.

La educación normaliza, “civiliza”, da disciplina. La imagen de


la educación tiene relación con el deber ser de un joven. La edu-
cación es la práctica clásica de intervención, es donde la sociedad
ve el lugar de los jóvenes, es el camino que deben seguir. Fue la
imagen ideal hasta que el joven engrosó los movimientos estudian-
tiles que reclamaban derechos e injusticias. Ahora ya está instalada
la imagen de que el estudiante también puede ser bochinchero o
criminal.46

En cuanto a la educación formal, se tienen las siguientes prácti-


cas: becas, dar espacios propiamente en educación formal, facilitar
medios para entrar en el sistema educativo. Para los jóvenes, el
tema de educación es una referencia a lo laboral pero de fondo es
el aspecto educativo el que prevalece.

46/ Recordemos la forma como los medios de comunicación trataron el


tema de las manifestaciones de los estudiantes de las escuelas Normales en el
año 2012.
342 Jóvenes en Guatemala

La imagen de la educación argumenta que el joven que no


está estudiando es vulnerable y propenso al “delito”. En este su-
puesto se basa la imagen de formación para actuar. Es a partir
de la formación que el joven llega a completar lo que no puede
recibir en otros espacios cotidianos, como familia. La formación no
cuestiona el sistema educativo pero sí cubre sus carencias, no entra
en conflicto mas de alguna manera los alivia.

La imagen de la formación tiene relación con la intervención,


la potencialidad y con la vulnerabilidad. Los temas de la formación
son: autoestima, salud sexual y reproductiva, relaciones interperso-
nales y participación política. Es una formación dirigida al individuo
pero como proceso es grupal. Repitiendo el esquema de la edu-
cación formal, tiene varios métodos pero la idea fundamental es
trasladar contenido para dirigir, moldear, orientar y normalizar.

Los programas de formación extracurricular, por medio de


proyectos de intervención, generalmente se justifican por las ca-
rencias del sistema educativo, sin embargo no intervienen en dicho
sistema. De alguna manera, esta asistencia puede estar despojando
al Estado de su responsabilidad.

En la formación se representa también la imagen del joven


replicando contenidos aprendidos en talleres o diplomados. La
formación misma se vuelve un producto elaborado pues se traslada
información y una forma de comprender las cosas. La formación
se organiza en una estructura jerárquica donde aparecen sujetos en
relación de subordinación.

Las lógicas del trabajo de formación para las organizaciones de


jóvenes se dividen en tres enfoques que parten de la percepción
de intervención ya acoplada. Trabajar: a. para sí mismos, es decir
el objetivo de formación de la organización es la organización
misma. b. Para otros jóvenes, es decir jóvenes formando jóvenes,
y c. Desde la organización para un plan de país o una nación.

En algunos casos, la formación también es el salto a una


búsqueda laboral que no tiene que ver con la educación. En este
sentido, las prácticas indican hacia la preparación de la mano de
obra y de prestación de servicios como por ejemplo: ser talleristas.
¿De qué juventud hablamos? 343

5. Algunas consideraciones

Planteamos algunas consideraciones de esta parte del proceso


investigativo a partir de esclarecer puntos nodales en el marco dis-
cursivo y aspectos que crean las inquietudes que esta investigación
fue identificando en su quehacer.

Planteamos un sujeto colectivo joven desde el reconocimien-


to que el joven se adscribe a organizaciones de jóvenes por dos
razones: 1. La identidad juvenil y 2. La búsqueda de espacios y
soluciones a la vida.

La acción de organizarse da referentes sociales y los incluye


dentro de la sociedad. La y el joven que discursa en este medio
ejerce un poder en el grupo y el grupo ejerce un poder sobre el
individuo.

Las diferencias entre las organizaciones de jóvenes y los


proyectos de intervención se establecieron en un primer mo-
mento en forma de criterios de selección. Luego del ejercicio
de indagación y análisis podemos decir que las organizaciones
de jóvenes están en el intersticio de la formalidad y el reco-
nocimiento comunitario o social. Hay organizaciones diversas
y algunas se acercan más a las características de un proyecto de
intervención que otras. En cambio, algunas luchan y plantean
alternativas a un contexto que los excluye como jóvenes y como
organizaciones de jóvenes sin perfil institucional. Entre la infor-
malidad y alternatividad también son discursantes de un espacio
que disputan, lo comunitario.

Los proyectos de intervención se acercan al activismo desde


concepciones adultocéntricas, artificiales y lógicas de imposición.
Las dinámicas generadas por las intervenciones van dejando un
cambio en el individuo y este se perfila al sujeto joven en los dis-
cursos como más capaz o potencial.

Las imágenes de la juventud divergen siempre. Son espacios


donde caben las discordias en cuanto a las diferentes temáticas con
las que se relaciona a la juventud. Al parecer, a la juventud se le
344 Jóvenes en Guatemala

otorga siempre un apellido para especializar su trato. Se especia-


lizan también las prácticas y la réplica de procesos interventivos
salen a regir un espacio.

La intervención es complementada con las imágenes de vulne-


rabilidad y potencialidad como dos caras de una misma moneda.
La intervención no es exclusiva de los proyectos ya que los jóvenes
también la utilizan. En sí el joven entra en el discurso de moratoria
social porque le conceden de esta cuenta la posibilidad de trans-
currir a la adultez con autorización, de manera inclusiva. Sabemos
que no todos los jóvenes optan por esta forma. Otros se plan-
tean excluirse a sí mismos para retar al orden que los discrimina y
excluye.

Las imágenes ideales son varias, dependen de los rasgos del


joven y de la situación social. La sociedad tiene ya un plan para
cada tipo de joven, los clasifica y les brinda un lugar en el entrama-
do social. Estos lugares concedidos son siempre de subordinación.
Muchos jóvenes quedan excluidos del plan de gobierno o del
establecimiento del concepto de ciudadanía.

Cada joven negocia con sus posibilidades (rasgos y condiciones


sociales) para cumplimentar la imagen ideal. Es una actitud bastante
funcional y sistémica. En este documento intentamos reflexionar
también sobre los contradiscursos que se plantean.

Los contradiscursos parten de la experiencia de la relación con


los espacios: si son excluidos buscan su autonomía, aunque el siste-
ma indique que deben ser insertos por un proceso de intervención
adultocéntrica.

La construcción de los propios valores de acuerdo a sus ex-


periencias marginales realza una forma diferente de concebir al
mundo. Es decir, viven el mundo de la injusticia pero entre sus
grupos establecen otras lógicas que transforman en prácticas
alternativas.

Las y los jóvenes tienen un discurso más abierto a las diferencias,


esto puede ser por reproducción de los discursos implementados
en el momento posterior a la firma de la paz, en el proceso de
¿De qué juventud hablamos? 345

democratización. Esto indica una visión y autodefinición desde el


sujeto de derecho.

La experiencia del no tener o del tener que buscarse las so-


luciones de la vida está en todas y todos los jóvenes. Algunos sí
logran posicionarse en el centro de la representatividad social o
del privilegio de un sector social. Otros establecen sus dinámicas en
esta lucha de espacios, así viven y así se desarrollan.

El marco discursivo siempre se alimenta de varias vertientes


alternativas pero el dominio de los discursos impuestos por un
sistema injusto siempre es el contexto. La reflexión final es para
vincular a los núcleos –semillas− que brindan un horizonte de
cambio e insurrección, asumiendo que las disputas están pautadas
por el orden establecido y que la acción política siempre está en
ciernes de las influencias de imposición de poder pero también del
proceso de humanizarse.
346 Jóvenes en Guatemala

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Reflexiones finales
Reflexiones finales 351

Que queden más que silencios…

Iniciamos este trabajo haciéndonos preguntas actuales, buscan-


do desnaturalizar aquello que puede parecer obvio o se ha dado
por sentado, en este caso la juventud y las prácticas y políticas
relacionadas con las ideas en torno a ella. Asumiendo que lo social
es una construcción, hemos indagado en los procesos y relaciones
que han dado paso a esa realidad que observamos en muchas
ocasiones como autoevidente. Es decir hemos revisado el pasado
de forma crítica, tratando de entender nuestro presente a la luz de
la historia que lo ha configurado, asimismo procurando mostrar
hechos, formas de pensar y de estar que los marcos de visión y
discursos dominantes suelen invisibilizar.

Así, es posible reconocer continuidades y cambios en la forma


de entender la juventud y a las personas jóvenes, que tienen y han
tenido implicaciones concretas. Por ejemplo, en Guatemala a fina-
les del siglo XIX, ser joven implicaba una condición de privilegio
reservada a ciertos sectores sociales para que gozaran de una etapa
de preparación para asumir responsabilidades adultas –trabajo y
familia−, por lo que guardaba relación directa con la inserción en la
escuela. Ellos se formaban para ser líderes de la nación, productivos,
disciplinados y obedientes. Ellas se formaban para cumplir con los
roles de género asignados en la constitución de las que serían las
familias modernas. Eran considerados jóvenes únicamente aquellas
personas que provenían de familias blancas o criollas, urbanas, pro-
pietarias de los medios para producir y que gozaban de una situación
económica acomodada. En tanto otros y otras, a pesar de tener la
misma edad pero al haber nacido en familias indígenas y pobres,
dedicándose por ejemplo al corte de café –cultivo de la economía
de agroexportación por excelencia− en las fincas de la bocacosta,
donde eran simplemente “brazos” o bien, si transgredían las normas
establecidas, se les consideraba como “menores” criminales.

En la actualidad, y esto es una novedad, encontramos que en


todos los estratos y sectores sociales hay personas que se iden-
tifican como jóvenes, aunque no necesariamente gocen de las
352 Jóvenes en Guatemala

prebendas de una etapa de preparación. Es decir, se ha expandido


la condición de juventud como resultado de cambios en ámbitos
como la educación, la familia y el trabajo, pero lejos de ser un
privilegio más bien ha significado que se prolonguen relaciones de
dependencia y subordinación en las trayectorias de vida, que se
legitimen diferencias y desigualdades en clave etaria que vienen a
sumarse a otras como las étnicas, económicas y de género.

Lo que surge como una constante es el hecho de que quienes


nombran y explican a las personas jóvenes son siempre otros. En el
siglo XIX fueron los intelectuales inspirados por las filosofías ilumi-
nistas del progreso y la modernidad; en la primera mitad del siglo
XX fue el Estado –con las características históricas y políticas que ya
hemos analizado− el que concentró esa facultad de nominalizar;
y paulatinamente aparecieron y se sumaron a este otras institu-
ciones con la legitimidad para hacerlo: la academia y los centros
de investigación con el aura del saber científico y la cooperación
internacional como parte de una nueva forma de gubernamentali-
dad en el marco de la globalización.

Pero la necesidad recurrente de nombrar y categorizar no


es anodina, es una forma de administrar la vida, como cuerpos
concretos y como formas de organización y relacionamiento del
conjunto de la sociedad. La pregunta que queda siempre es ¿y para
qué? Organizar la vida en términos de etapas y a las personas en
términos etarios ha estado siempre vinculado a procesos producti-
vos y reproductivos.

Debe entonces observarse la relación que guardan los modelos


de educación del siglo XIX con los procesos políticos contrainsur-
gentes del siglo XX y las formas contemporáneas de promoción a
la participación mediante el servicio cívico militar, formas todas que
han tenido en común invocar la juventud como baluarte y a las
personas jóvenes como los cuerpos concretos en los que se encarna
la militarización de la sociedad.

También se advierte un continuo en la diferenciación entre la


“juventud estudiosa” y los “menores criminales” de inicios del siglo
XX con las actuales formas en que se representa la buena juventud,
Reflexiones finales 353

aquellos y aquellas que han de dirigir –siempre en el futuro− los


destinos de la nación, y su antagónico encarnado en la figura de la
mara. Compartir la etiqueta o condición de jóvenes no ha borrado las
diferencias económicas y de clase, por el contrario las ha reafirmado.
Estas a su vez son figuras que en uno y otro momento han servido
para ratificar un cierto modelo político y económico en el que las
mayorías nunca han estado incluidas.

Hemos visto también cómo, según los requerimientos de repro-


ducción biológica, los valores que rigen ese ámbito de la vida social
han cambiado. En el pasado se controlaban sanitariamente los cuerpos
que servían a la satisfacción de hombres adultos mediante comercio
sexual y se promovía la reproducción de las mujeres consideradas
decentes en el marco de la institución familiar. En la actualidad, los
valores de esta última siguen siendo defendidos por algunos pero
aparecen en escena otros que invocan en forma positiva el control
de la natalidad. Siempre son otros los que hablan y deciden sobre el
cuerpo de las mujeres.

En cada momento de la historia, los mecanismos de control


han tomado formas distintas pero, como aquí se ha mostrado,
hay lógicas que se han mantenido a lo largo del tiempo. En suma,
la historia de la juventud ha conllevado un proceso constante de
aprendizaje de la sujeción en forma de patriotismo, militarismo,
clasismo, racismo y sexismo, que ha configurado las trayectorias
de vida de muchas personas que en un momento han sido jóvenes
pero en otro han dejado de serlo –o de ser consideradas como
tales. Es decir, tiene un impacto social que va más allá de un grupo
o de un momento histórico particular.

Por otra parte, desde que se ha identificado y diferenciado


individuos o colectivos como jóvenes han sido visibilizados como
seres incompletos y carentes. Cual si fueran contenedores vacíos
que llenar, sus experiencias y saberes son negados. El tiempo que
se les otorga nunca es el presente, sea como amenaza constante o
como potencialidad, su acción y pensar acaba siempre por reloca-
lizarse en el futuro, exigiéndoles transformar o mejorar el estado
de cosas –en cualesquiera claves políticas. Lo irónico es que su voz
sigue estando ausente.
354 Jóvenes en Guatemala

Hasta aquí hemos visto que la sociedad les mira, porque quiere
controlarles, pero no les escucha. En este sentido, esta investigación
más que una conclusión es un punto de partida que nos deja múl-
tiples preguntas nuevas, para que nos queden más que silencios. Es
importante hacer una ruptura cognitiva –en la investigación pero
también en la política−, la juventud no es una esencia intemporal
y ahistórica y las personas jóvenes son tales no de forma autorrefe-
renciada. De tal cuenta, necesitamos hacer análisis de las relaciones
en las que están insertas en clave generacional e intergeneracional,
asimismo que explicar su situación dentro de la estructura social y
cómo ello condiciona sus posibilidades y formas de vida.

A nivel metodológico, lo anterior implica hacer audibles sus


voces, no en un sentido nominal o enunciativo, sino haciendo un
esfuerzo por recuperar y comprender las lógicas de sus prácticas
concretas; no las que debieran ser, según la normatividad implícita
o explícita, sino las que están siendo, porque las generaciones pre-
sentes se están enfrentando a retos propios de su tiempo histórico
que las diferencian de las precedentes y sin duda hay mucho que
aprender de ello.

Hay múltiples temas, fenómenos o problemáticas en las que


podría hacerse este análisis, desde los que comúnmente asociamos
tales como educación, sexualidad, trabajo, violencia, política y parti-
cipación, pero también es necesario formular otras preguntas. Quizá,
en la medida que se siga produciendo investigación desde estas claves
–relacionales y de valorización de la experiencia− aparecerán otras
temáticas que hoy en día ni siquiera hemos nombrado. Esta propuesta
implica un desafío que interpela a toda la sociedad, no solo al Estado
o a quienes realizan investigación.

Esperamos con este ejercicio provocar una inquietud, una


incomodidad que nos lleve a pensar críticamente y nos invite
a transformar nuestra visión para que las personas jóvenes no
sean más objetos de intervención o de sujeción. La apuesta en
todo caso es seguir problematizando, este ha sido tan solo
el inicio.
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La Asociación para el Avance de
las Ciencias Sociales en Guatemala
–AVANCSO– es una institución
privada, no lucrativa, cuya misión es
contribuir, a través de su Instituto
de Investigación, al entendimiento
cativa
del proceso social guatemalteco y la
búsqueda de alternativas al modelo
dominante.

El Instituto de Estudios Humanísticos


–IEH– investiga desde una
orientación transformadora e
ignaciana, la dimensión educativa de
los fenómenos socio antropológicos,
históricos y psicológico sociales
de la complejidad guatemalteca
en su contexto centroamericano.
Forma parte de la Vicerrectoría de
Investigación y Proyección de la
Universidad Rafael Landívar.

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