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PSICONEUROENDOCRINOLOGIA DE LA INFERTILIDAD
La psiconeuroendocrinología.
Dice Sandín, que " existe suficiente evidencia de que los estímulos y procesos psicológicos (...)
puedan actuar sobre la actividad hormonal y modificarla sustancialmente " (1 p.13). ¿Cómo de
"sustancial" es este cambio? Las investigaciones no sólo muestran que los niveles pueden
caer fuera del rango normal, sino que en algunos casos puede producirse la práctica
desaparición de ciertas sustancias por la acción del estrés. Estos cambios drásticos no son
locales, sino que se difunden por todo el sistema endocrino y por todo el sistema nervioso. El
sistema endocrino difuso incluye la adenohipófisis, el intestino, los pulmones, el páncreas y
otros órganos, además del sistema nervioso. Incluye células de la médula suprarrenal, las
neuronas de los ganglios simpáticos, los núcleos hipotalámicos, la glándula pineal, las
paratiroides y la placenta. Las hormonas neuronales pueden actuar como moduladores o
neurotransmisores, o como hormonas circulantes. Las hormonas pueden activar, inhibir, o
producir cambios estructurales sobre las estructuras nerviosas.
Con todo esto, se pone de manifiesto que cualquier efecto hormonal puede tener
consecuencias directas e indirectas sobre una multitud de órganos, funciones, actitudes y
emociones.
Una lista de los síntomas psicológicos con relevancia para la infertilidad incluiría:
Ansiedad, tensión, irritabilidad, hostilidad, nerviosismo, depresión, confusión, labilidad
emocional, insomnio, inquietud psicomotora, hiperactividad, excitabilidad, fatiga, dificultad para
concentrarse, pérdida de memoria, deterioro cognitivo, lentitud mental y verbal, letargo,
indiferencia, apatía, paranoia, cambios de personalidad, síntomas de esquizofrenia, pérdida de
la libido (especialmente en hipopituitarismo, acromegalia (GH elevada), y con andrógenos
reducidos), disfunciones sexuales (especialmente en hiperprolactinemia)
Desde que Mason formuló sus 8 principios del estrés, en 1968, se acepta generalmente que lo
que Selye llamó "activación" de los ejes neuroendocrinos, puede manifestarse como activación
o como supresión. Uno de los indicadores generales del estrés se relaciona con el eje hipófiso-
córticosuprarrenal. Los niveles de los 17-OHCS, hidroxicorticosteroides específicos por el
carbono 17, y metabolitos de la hormona adrenocortical, son muy sensibles incluso a sutiles
influencias psicológicas cotidianas y no necesariamente repentinas. Las reacciones primarias
del eje HCS son moduladas por el sistema nervioso central, la amígdala y el córtex prefrontal.
En caso de reacciones emocionales intensas, cuando esta modulación no existe o no es
suficiente para contenerlas, las elevaciones de 17-OHCS son muy marcadas, con lo cual los
niveles de 17-OHCS se consideran un índice sensible y objetivo del estado emocional del
individuo.
Existen dos patrones diferentes de respuesta hormonal al estímulo estresante.
La respuesta monofásica consta de una subida seguida de una recuperación de niveles. Afecta
a: 17-OHCS, adrenalina, noradrenalina, tiroxina, y hormona del crecimiento.
La respuesta bifásica consta de un descenso seguido por un ascenso, y posteriormente una
recuperación. Afecta a andrógenos, estrógenos, e insulina. Hace ya 25 años se obtuvieron
correlaciones significativas entre algunas variables psicológicas y tres factores, donde el factor
de catecolaminas se correlaciona con medidas de aprensión psicológica, incertidumbre y
miedo, el factor de cortisol - hormona del crecimiento se correlaciona con un bajo nivel de
desempeño y elevada utilización de mecanismos de defensa pasivos, como la represión, y el
factor de testosterona - ácidos grasos libres se correlaciona con el riesgo y la aventura.
El cortisol.
Las sustancias más relacionadas con el estrés son corticosteroides y andrógenos, producidos
en su mayoría en la corteza de las glándulas suprarrenales. Entre los primeros están los
glucocorticoides como el cortisol y entre los segundos la DHEA. La secreción de cortisol es
regulada por el eje HHC (en inglés HPA) a través de la ACTH que a su vez es regulada por la
CRH hipotalámica. Los bucles de retroalimentación hacen que el cortisol suprima la producción
de ACTH y de CRH, una supresión que también puede producirse por condiciones
(psico)patológicas. Los niveles de cortisol varían según el ciclo circadiano, con un pico matinal.
El cortisol ejerce efectos importantes sobre los metabolismos de proteínas, carbohidratos y
lípidos, el mantenimiento de los músculos y tejidos, la integridad miocárdica y las respuestas
antiinflamatorias. El cortisol influye en la conservación de glucosa, en la síntesis de proteínas,
y en la regulación de ácidos grasos en los tejidos adiposos.
El estrés causa elevación de los niveles de cortisol, los cuales perduran mientras el estímulo
estresante esté presente. Estresores crónicos, por tanto, causan niveles de cortisol
persistentemente elevados. La respuesta del cortisol puede condicionarse y causar
hipercortisolismo, con que los efectos del estrés perduran más allá de la presencia del
estresor. La elevación continuada de cortisol puede atrofiar los receptores de corticosteroides
en el hipocampo y así causar más estrés aunque con estresores menos importantes. Esta
menor reactividad de un mecanismo importante de control retroactivo puede provocar
hipertrofia en la corteza suprarrenal y así incrementar la secreción de cortisol, con lo cual
constituye un mecanismo autogenerativo de cronicidad de estrés.
La depresión endógena causa hipercortisolismo el cual se manifiesta con niveles matinales y
nocturnos significativamente elevados de cortisol en saliva. Existe una correlación significativa
entre los ritmos circadianos de cortisol y las variaciones en el estado de ánimo diurno.
La relación entre el cortisol y el sistema inmune se comprobó por la influencia, entre otras,
sobre los t-linfocitos, el IL-2 y el interferón.
El exceso de cortisol no sólo se debe al estrés, también se relaciona con otros factores muy
diversas como son las dietas altas en proteínas y la obesidad. Niveles de cortisol elevados
incrementan y prolongan la anorexia. El cortisol elevado causa una deficiencia de progesterona
y estradiol, hormonas esenciales para la procreación. Por otro lado, una retroalimentación
negativa impedida del cortisol puede causar un exceso de testosterona, progesterona y/o
estrógenos, con lo cual forma un fundamento para trastornos de la menstruación.
Existen muchos otros efectos perjudiciales de niveles elevados sostenidos del cortisol, pero
limito este resumen a los efectos relacionados con la infertilidad, que veremos a continuación
de este apartado desde un enfoque algo más amplio.
No obstante, antes daremos un repaso igual de resumido al otro componente más destacado
de la función córticosuprarrenal, que es la dehidroepiandrosterona (DHEA).
Este producto adrenocortical utiliza como precursor a la pregnenolona, sintetizada a su vez del
colesterol. El 95% de la DHEA circulante es en forma de sulfato (DHEA-S) ya que se degrada
en plasma en poco tiempo. La DHEA es materia prima para los estrógenos y andrógenos
producidos en las glándulas adrenales, los ovarios y los testículos. Los niveles normales se
reducen desde los 25 años y muestran diferencias interindividuales notables.
La DHEA en saliva se considera mejor indicador de la función suprarrenal que el DHEA-S que
también es sintetizado de otros precursores además de la DHEA directamente. Por lo tanto la
DHEA en saliva refleja la fracción libre biológicamente activa de la hormona en circulación, y
tiene una correlación elevada con los niveles de DHEA libre plasmáticos.
La DHEA es un indicador biológico de estrés, envejecimiento, trastornos psíquicos como la
depresión, trastornos psicosomáticos, úlceras gástricas, síndrome del intestino irritable, y otros.
Como la DHEA reduce los niveles de cortisol, la normalidad de sus niveles puede indicar que la
persona sabe manejar bien el estrés. La DHEA protege al timo de la involución por
glucocorticoides elevados, y estimula la producción de interleucinas y de interferón. Los niveles
de DHEA se relacionan con la diabetes, ya que si son bajos se asocian con resistencia a la
insulina e hiperinsulinemia , especialmente en hombres. En mujeres, por otro lado, la
resistencia a la insulina se correlaciona con niveles crónicamente elevados de DHEA-S,
exceso de andrógenos y al síndrome de ovarios poliquísticos.
En el hipotiroidismo los niveles de DHEA son bajos. Como es un precursor de la estrona y del
estradiol, puede afectar a la fisiología femenina significativamente. En mujeres con amenorrea
por hiperprolactinemia los niveles de DHEA se muestran elevados, pero las amenorreicas con
niveles normales de prolactina tienen la DHEA a niveles normales, lo que indica una
correlación entre la secreción de prolactina y de DHEA.
Niveles bajos de DHEA son informados en el Síndrome de Cushing, Alzheimer, y el VIH.
Numerosos estudios clínicos avalan el uso del análisis de saliva como método fiable y válido
para medir niveles de hormonas libres y para diagnosticar una disfunción del eje HHC. Los
niveles de cortisol en plasma pueden dar resultados equivocados por influencias diversas,
como fármacos, embarazo, alteraciones congénitas o el estrés causado por la extracción de
sangre. El análisis de saliva permite concretar la hora de toma de la muestra, lo que es
importante para fijar las líneas base hormonales y hace posible que el sujeto mismo tome las
muestras en las horas indicadas, en su casa. Está claro que el resultado de estas pruebas
sencillas y rápidas no es sino un indicio de la posible existencia de un problema, y que éstas
necesitan ser completadas y ampliadas por un profesional. El médico con mucha razón no
querrá asumir funciones de psicólogo o psicoterapeuta, y necesita la cooperación de estos
profesionales para conseguir que su paciente aprenda a controlar una causa importante de
problemas de fertilidad, y que no se agrave el problema por una falta de tratamiento
profesional.
La influencia del estrés se manifiesta en primer lugar por la acción potenciadora de los
estrógenos sobre el sistema serotoninérgico cerebral. Protegen así a la mujer de la depresión
incrementando el riego sanguíneo cerebral, estimulan el transporte y el metabolismo de la
glucosa y mejoran el rendimiento de las células nerviosas.
En segundo lugar está la interacción entre las hormonas sexuales y el eje HHC a causa del
estrés. El exceso de glucocorticoides puede causar daños importantes al organismo,
induciendo atrofia de las neuronas del hipocampo, ricas en receptores para los esteroides. Si
no se normaliza la activación del eje HHC por el estrés, mediante el feedback negativo de los
glucocorticoides, se puede producir depresión. Las mujeres poseen menor sensibilidad a este
feedback negativo y por tanto tienen menor capacidad para frenar la activación HHC durante el
estrés. Junto con la mayor actividad de células que sintetizan CRH, una mayor sensibilidad del
eje HHC al estrés crónico y una menor inhibición central sobre el HHC de los estrógenos en
comparación con los andrógenos, es una causa de la mayor incidencia de la depresión y de la
ansiedad en la mujer. Otra causa es el patrón cíclico en la regulación de las hormonas
sexuales, como los estrógenos y los prostágenos.
Los tres ejes mencionados, el HHC, HHT, y HHG, al activarse cambian los niveles de las
hormonas antes enumeradas. Sin embargo, el hecho de que los problemas de fertilidad en la
pareja suelan afectar al estado anímico, involucra otros sistemas neuroendocrinos que afectan
directamente a las hormonas sexuales, la prolactina, la melatonina o al metabolismo de la
glucosa
Este breve resumen indica nuevamente que, aunque no sólo el cortisol puede producir
cambios importantes en los niveles hormonales que afectan la fertilidad, sigue siendo una de
las sustancias que más debe despertar el interés del profesional de temas de infertilidad. El
exceso de glucocorticoides puede producir una pérdida o atrofia de los receptores para el
cortisol en el hipocampo. Esta alteración en la mayoría de los casos es reversible, mediante
procedimientos terapéuticos del estrés y o de la depresión, gracias a la plasticidad neuronal.
Curiosamente, aunque la depresión influya en el comportamiento sexual y por tanto sea un
componente de la infertilidad de hecho, hasta la reciente investigación de Girdler no se ha
podido comprobar que los depresivos tengan una alteración de los esteroides sexuales. Como
vimos antes, los estrógenos incrementan la actividad serotoninérgica de igual forma que los
andrógenos, mediante el incremento de la degradación de la monoaminooxidasa con que
aumentan la disponibilidad cerebral de serotonina y catecolaminas. Además, estimulan la
respuesta de la GH y la TSH. Ambas hormonas tienen así una importante función
antidepresógena. Sin embargo, el estrés reduce la disponibilidad de hormonas sexuales, pero
a través de la acción de la CRH y del cortisol. Estas pueden inhibir directamente la síntesis de
hormonas gonadales o de sus metabolitos, o inhibir predecesores, como la GnRH, las LH y
FSH, a niveles superiores del eje HHG.
El cortisol no sólo afecta a la fertilidad por la vía arriba descrita, sino también a través del
propio sistema inmune, con efectos supresores ampliamente contrastados en los trabajos de
los Glaser, así como de Baum, Rabin, Felten, Maida y otros. El estrés no sólo tiene efectos
supresores sino también efectos potenciadores, favoreciendo las defensas del organismo para
enfermedades autoinmunes como el asma, la alergia, la psoriasis y la artritis reumatoide.
Sin embargo, el hipercortisolismo puede contribuir a que se desarrollen enfermedades
autoinmunes, e incrementa el riesgo de padecer una enfermedad infecciosa. El estrés aumenta
los niveles de endorfinas, encefalinas y dinorfinas y diversas investigaciones demuestran la
reducción de anticuerpos a causa de un incremento en la endorfina beta.
La misma función inmune puede afectar notablemente al funcionamiento psicológico, nervioso
y neuroendocrino, además de que éstos pueden afectar a aquella a través de las citocinas
secretadas por los linfocitos y la liberación de neuropéptidos. Las citocinas incrementan la
CRH y con ello, la ACTH y los glucocorticoides. Las citocinas influyen en los niveles de
neuropéptidos como la vasopresina y la melanotropina alfa y cómo su acción principalmente
proinflamatoria se ve convertida en un resultado antiinflamatorio. Recientemente se ha
establecido que las citocinas influyen en el estado de ánimo, la ansiedad y la memoria.
Esta revisión se orienta sobre el estrés sufrido anterior al momento en que uno se da cuenta
de que hay problemas con la fertilidad.
El estrés produce cambios endocrinos diversos y significativos, que a su vez pueden afectar a
la fertilidad de la persona o de la pareja. Son especialmente relevantes para la fertilidad, los
cambios producidos en los niveles de sustancias suprarrenales y en sustancias gonadotropas
que pueden provocar tanto una merma parcial o total de la producción de hormonas esenciales
para la ovulación o la concepción, como unos desfases hormonales que pueden causar
abortos tempranos recurrentes u otras causas de infertilidad efectiva.
La única forma para evitar estos efectos negativos del estrés nocivo es la prevención, y para
ella es preciso un examen regular de los niveles de estrés de aquellas personas que en un
futuro más o menos próximo quieran tener hijos. Estos tests se podrían hacer de forma
sencilla, barata y rápida, por ejemplo con tests de los niveles en saliva de sustancias
relacionadas con el estrés como la DHEA y el cortisol. Esta prueba podría hacerse al mismo
tiempo que se efectúe el control ginecológico habitual.
La información así obtenida sirve para establecer un baremo de niveles normales hormonales
para la persona en cuestión, y facilita una prealerta en caso de desequilibrios repentinos. Es un
ejemplo de una necesaria y bien delimitada cooperación entre el médico y el psicólogo, porque
las pruebas rutinarias son competencia del ginecólogo que, en los casos indicados, debe
remitir al (neuro)psicólogo.
Sólo así será posible una eficaz prevención de al menos la parte de los problemas de
infertilidad con componente psicológico o psicosomático.
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Bibliografía - (una versión completa en www.danielmcampagne.com):
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