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EDITORIAL CLIE

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© 2010 Editorial CLIE

SERMONES SELECTOS DE C.H. SPURGEON, VOL.2


ISBN: 978-84-8267-488-9
Clasifíquese: 328 - HOMILÉTICA: Sermones colecciones
CTC: 01-04-0328-17
Referencia: 224612

Impreso en Colombia / Printed in Colombia


Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo •5•

Índice General

Prólogo ............................................................................................................................... 7

CAPÍTULO I. DOCTRINA DE DIOS


1. Dios Padre .................................................................................................................. 15
2. Jesucristo .................................................................................................................... 57
3. Espíritu Santo ........................................................................................................... 159

CAPÍTULO II. DOCTRINA DEL HOMBRE


1. Estado pecador ......................................................................................................... 171
2. Libertad ...................................................................................................................... 206

CAPÍTULO III. SAGRADA ESCRITURA


1. Estudio de la Biblia .................................................................................................. 237
2. Parábolas ................................................................................................................... 263
3. Personajes ................................................................................................................. 278
4. Tipos y figuras .......................................................................................................... 331

CAPÍTULO IV. SOTERIOLOGÍA


1. Expiación ................................................................................................................... 377
2. Justificación ............................................................................................................... 410
3. Gracia ........................................................................................................................ 420
4. Arrepentimiento ......................................................................................................... 454
5. Fe .............................................................................................................................. 498
6. Salvación ................................................................................................................. 515
7. Regeneración ............................................................................................................ 567

CAPÍTULO V. VIDA CRISTIANA


1. Seguimiento ............................................................................................................... 595
2. Discipulado ................................................................................................................ 626
3. Oración ...................................................................................................................... 652
4. Edificación ................................................................................................................. 707
5. Pecados ..................................................................................................................... 764
6. Educación familiar ..................................................................................................... 797
7. Avivamiento ............................................................................................................. 805
8. Santidad .................................................................................................................... 835

CAPÍTULO VI. ECLESIOLOGÍA


1. Ministerio ................................................................................................................... 869
2. Dones ........................................................................................................................ 926
3. Predicación ................................................................................................................ 934
4. Mayordomía ................................................................................................................ 997
5. Evangelismo ............................................................................................................ 1010

CAPÍTULO VII. ESCATOLOGÍA


1. Cielo ........................................................................................................................ 1087
2. Infierno ..................................................................................................................... 1093
•6• SERMONES SELECTOS

Índice Escritural ........................................................................................................... 1105


Índice de Títulos .......................................................................................................... 1107
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo •7•

Prólogo

El secreto de Charles H. Spurgeon

El día 7 de octubre de 1857 una enorme multitud de personas, 23.654 para


ser exactos, se congregó en el Palacio de Cristal de Londres con el solo propósito
de escuchar un sermón a Charles H. Spurgeon (1834-1892). Fue quizás el au-
ditorio más grande al que se dirigió un predicador evangélico hasta esa fecha.
¿Dónde reside el secreto de Spurgeon para atraer tal cantidad de público, la clave
de su éxito en una cuestión tan prosaica y, aparentemente, poco atractiva y nada
espectacular como escuchar pura y llanamente un sermón religioso sin apoyo de
recursos musicales ni visuales?
La verdad es que no creo que se trate de ningún tipo de secreto ni de ninguna
clave cuyo desciframiento abra las puertas del éxito en la actualidad. Primero,
porque cada época tiene sus modos y preferencias, y la época victoriana que le
tocó en suerte a Spurgeon, se caracteriza por el gusto y la afición de la gente
por los temas evangélicos. Los temas de predicación dominical se convertían en
objeto de conversación en la peluquería o el mercado durante toda la semana,
tal como hoy ocurre con los asuntos relacionados con el deporte o las estrellas
del cine o la televisión. La nuestra es una época secularizada que no responde
a la invitación evangélica sino después de muchos esfuerzos.
Dicho sea de paso, Spurgeon tuvo el privilegio de vivir la época dorada del
cristianismo evangélico: la iglesias crecían numéricamente, los candidatos al
pastorado abundaban, la misiones se extendían por todo el planeta y parecía
cercano el día del triunfo universal del Evangelio. En contraste con nuestros días,
cuando el islam parece un amenaza creciente, entonces permanecía como una
religión sumida en el letargo y la decadencia: «Contemplad la religión de Mahoma
–dice Spurgeon–. Durante más de cien años amenazó con subvertir los reinos
y trastornar el mundo entero; mas, ¿dónde están las espadas que brillaron en-
tonces?, ¿dónde están las manos que asolaron a sus enemigos? Su religión se
ha convertido en algo viejo y gastado; nadie se preocupa de ella, y el turco, sentado
en su diván con las piernas entrelazadas y fumando su pipa, es la mejor imagen
de la religión de Mahoma: vieja, estéril y enferma. Pero la religión cristiana
permanece tan lozana como cuando comenzara en su cuna de Jerusalén» (Un
pueblo voluntario y un guía inmutable, II, 1).1
En segundo lugar, lo que se llama secreto o clave no es, en lo que se refiere
a los temas cristianos, una cuestión oscura o inaccesible sólo disponible para
algunos elegidos. Hay mucho de equívoco, y hasta de engaño, en la búsqueda
del secreto de esto o de lo otro, que hace que algunos se encumbren con la fórmula
que todo resuelve. La religión siempre está tentada por la magia, que es una forma
sutil de idolatría. Hablando en términos espirituales, el secreto de la vida cristiana,
de la paz, del gozo, del ministerio, es un secreto a voces. Consiste en algo tan
sencillo como ser cristiano. Simplemente eso, dejar que Dios sea Dios y el
Evangelio sea el Evangelio, no imponerle fórmulas ni cargarlo con misterios que

1
Lo mismo constató, algunos años después, la intrépida viajera británica Freda M. Stark (1893-1993),
en su libro Los Valles de los Asesinos. Ed. Península, Barcelona 2001, ed. org. 1936.
•8• SERMONES SELECTOS

bajo la excusa de la sana doctrina impiden que el mensaje de Jesucristo se


manifieste, desde la sencillez, en la pluriforme riqueza de su contenido que «hace
nuevas todas las cosas» (2 Co. 5:17; Ap. 21:5), haciendo que cualquier manifes-
tación del Espíritu pase por el tamiz de la tradición de los ancianos.
Ahora bien, es del todo cierto, que es una época de gigantes del púlpito
evangélico, Spurgeon los rebasa a todos en el tiempo, conservando sus sermones
la frescura y el poder espiritual de antaño. Alexander Maclaren (1800-1910); Henry
Melville (1800-1971), Josehp Parker (1830-1902); F.W. Robertson (1816-1853);
F.B. Meyer (1847-1929); Phillips Brooks (1835-1889); A.T. Pierson (1837-1911);
y muchos otros destacan en las páginas de la historia de la predicación cristiana
por el contenido de sus mensajes y su poder de atracción. A su manera todos
fueron grandes. Pero lo fueron en su día, mientras que Spurgeon sigue gozando
de la estima de miles de creyentes en todas las partes del globo como si de un
contemporáneo se tratase. Y esto es así por una razón muy sencilla, sus mensajes
exhalan lo mejor del mensaje evangélico de todos los tiempos.

Evangélico de evangélicos
En este punto reside no tanto el éxito como la perennidad del legado de
Spurgeon. Encarna con nadie el espíritu evangélico heredero del avivamiento
británico de Whitefield y Wesley, fuente y matriz del amplio y diversificado mundo
evangélico moderno, que, pese a sus diferencias, y por encima de ellas, coincide
en unos cuantos puntos básicos que identifican y distinguen el modo de ser
evangélico de cualquier otra expresión del cristianismo habido y por haber.
En principio el cristianismo evangélico va más allá de las fórmulas doctrinales,
no importa lo correcta y ortodoxas que sean, para indagar en el estado del corazón,
regenerado o irregenerado. Profesante de una fe o un credo, o «nacido de nuevo»,
según la fraseología del Evangelio de Juan. Evangélico es, ante todo, quien en
el umbral del cristianismo coloca el llamamiento a nacer de nuevo, necesidad
primera, sin la cual todo lo demás resulta vano y, al final, condenatorio. Esta
enseñanza se halla primeramente en la Biblia misma, luego en Lutero,2 y después
en George Whitefield, y así hasta nuestros días. De tal manera caló está necesidad
en las iglesias de la Reforma, que desde entonces nada se considera más
aborrecible que un ministro o pastor irregenerado, no importa lo instruido que esté
en teología o la perfección con que efectúe los servicios sagrados.
En segundo lugar, y siguiendo esta línea de pensar y proceder, evangélico es
quien busca la salvación de los demás por el mismo sistema que a él le ha hecho
salvo: el nacimiento de nuevo. La doctrina en un paso segundo en relación al
primer paso de la experiencia de la conversión.
Por ello, y en tercer lugar, el celo evangelístico es característico del evangélico,
por el que busca que, tanto cristianos nominales como personas ajenas al cris-
tianismo, lleguen a experimentar el nuevo nacimiento, consistente en comprender
la gravedad del pecado en uno mismo, por un lado, y grandeza de la obra amorosa
de Dios en la muerte de Cristo en favor del pecador, por otro.
De tal modo que, en cuarto lugar, las llamadas doctrinas de la salvación ocupan
el lugar central del mensaje evangélico, en especial las que tienen que ver con
el arrepentimiento y la fe, por parte del hombre; y la muerte substitutoria de Cristo
en la cruz, por parte de Dios, el cual es justo pero justifica al impío solamente
por la fe, no por las obras.

2
Véase Martín Lutero, «Evangelio de Juan, cap. 3», en Comentarios de Martín Lutero, vol. VIII. CLIE,
Terrassa 2002.
Prólogo •9•

En quinto, y ultimo lugar, el estudio de la Biblia para refrendar su mensaje y


como un medio para alimentar la nueva criatura nacida como resultado del en-
cuentro personal con Cristo y la iluminación del Espíritu Santo, que incorpora a
cada nuevo creyente en una comunidad centrada en la predicación de la Palabra,
la comunión unos con otros, el partimiento del pan y el testimonio personal.
En Spurgeon, como en todo grand predicador evangélico, pero superándolos
a todos en profundidad, extensión y convicción, laten, surgen, se manifiestan,
cobran vida una y otra vez estos grandes temas o puntos que hemos mencionado.
Hable de lo que hable, de Dios o del hombre, de la oración o de la teología, del
estado de la Iglesia o del mundo, de la piedad o de las misiones, de los creyentes
o los pastores, Spurgeon dirigirá siempre la atención de sus oyentes a los suso-
dichos puntos que son como la carta de naturaleza del cristianismo evangélico
y el mejor remedio de todos los males relativos a la hipocresía e inconsistencia
de los cristianos. Pues solo cuando el corazón desconoce el «nacimiento de lo
alto», u «olvida su primer amor«, asaltan los conflictos a las congregaciones,
enemista a los pastores entre sí, produce tristeza y malestar, pues al Reino de
Dios se entre y se vive por el nuevo nacimiento (Jn. 3:3).
El corazón del Evangelio, dice Spurgeon, es que Cristo ha muerto por los
pecadores, pero esto no significa nada si el pecador no puede añadir su pronombre
personal y decir «por mí» y al decirlo, sentir como de su espalda se desprende
el fardo del pecado y reconoce al instante que Jesús, y sólo Él es el único y
suficiente Salvador, a partir de cuyo momento vivo por Él y para Él (Gá. 2:20).
Conoce por experiencia que la gracia, no sus obras, incapaces de alzarse con
el mérito o el derecho de la salvación, le abre la puerta del cielo y le da la completa
seguridad de que pertenece al número de los elegidos, que nada ni nadie puede
separarle de las manos del Padre. Todo esto, y poco más, es lo esencial el modo
de ser y de vivir del cristiano evangélico. Lo demás es como una añadidura. La
teología, las misiones, la asistencia social, el estudio, la iglesia, la ética, etc.,
existen como manifestación de una experiencia de gracia que, de parte del
hombre, se vive como nuevo nacimiento, el paso de la muerte a la vida, de la
oscuridad a la luz, de la condenación a la salvación.
La moral evangélica es ética de respuesta y gratitud. Se ama porque se ha
sido amado, sentido el amor inabarcable de Cristo Salvador; se perdona, porque
se sabe perdona por Dios; se sirve a los demás porque ha sido servido por Dios
mismo; se sacrifica porque alguien, el Hijo de Dios, se sacrificó primero. La doctrina
cristiana, tal como es desarrollada en el mundo evangélico, crece y se desarrolla
en torno a estos puntos, nunca alejándose demasiado de ellos.

El cristocentrismo de la gracia
Spurgeon no fue, no es grande por el poder de su oratoria, por sus dotes
naturales de retórica y oportuna ilustración de sus puntos de vista; tampoco por
la apariencia de su persona o la modulación de su voz. De hecho, su apariencia
personal no era atractiva, hasta donde podemos colegir por los informes que nos
han llegado, no tenía magnetismo personal que algunos oradores poseen. Su voz
era clara y poderosa, y podía oírsele muy bien en salón grande, pero carecía de
la graduación de expresión de la que se han servido con ventaja muchos oradores.
Spurgeon predicaba de un modo natural, sin ninguna afectación, y así enseñaba
a hacerlo. Véase su sermón al respecto: «El don de hablar espontáneamente».
Lo que distinguía realmente es la capacidad de concentrarse en Cristo sin dejarse
aparte por cuestiones secundarias, y desde ahí cubrir todas las necesidades del
corazón creyente y del pecador preocupado por su pecado.
• 10 • SERMONES SELECTOS

La gracia soberana era predicaba por muchos, en especial la versión hiper


calvinista cuyas críticas hubo de enfrentar, particularmente en lo que se refiere
a la oferta indiscriminada de la salvación.3 «Algunos de nuestros hermanos –dice–
que están muy ansiosos de llevar a cabo los decretos de Dios en vez de creer
que Dios puede llevarlos a cabo por sí mismo, siempre están tratando de hacer
distinciones en su predicación. ¡Predican un Evangelio a un conjunto de pecadores
y otro a otra clase diferente! Son muy diferentes a los viejos sembradores que,
cuando salían a sembrar, sembraban entre espinas y en los pedregales y junto
al camino. Estos hermanos, con profunda sabiduría, se esfuerzan por encontrar
cuál es la buena tierra. Insisten mucho en que no se debe tirar ni siquiera un simple
puñado de invitaciones si no es en el terreno preparado. Son demasiado sabios
para predicar el Evangelio a los huesos secos que están en el valle, como Ezequiel
lo hizo mientras todavía estaban muertos» (Grados de poder en el Evangelio, I).
En Spurgeon el anuncio de la gracia salvífica brota espontáneamente no de un
sistema de decretos o pactos, sino del costado de Cristo, cuya sangre derramada
testifica su amor por los pecadores. Estaba completamente seguro que la sangre
de Cristo, es decir, su muerte sacrificial en la cruz, clamaba elocuente y suficien-
temente a favor de la conciencia pecadora. Ahora bien, en este punto, él se
mantuvo fiel a los que creen que la sangre de Cristo sólo fue derramada por
aquellos a quienes eligió para salvación.
«Ha sido siempre mi costumbre el dirigirme a vosotros con las verdades
sencillas del Evangelio –dice en La redención limitada–, y raras veces he tratado
de explorar en lo profundo de Dios», pero en aquello que Spurgeon considera
suficientemente revelado en la Escritura, no duda en defenderlo y mantenerlo,
aunque sea una cuestión impopular, todo ello en un espíritu pastoral, que busca
el bien de sus oyentes: «La única pregunta que debe preocuparos es: ¿Murió
Cristo por mí? Y la única respuesta que puedo daros: “Palabra fiel y digna de ser
recibida de todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”.
¿Podéis escribir vuestros nombres detrás de esta frase, entre los pecadores; no
entre los pecadores de compromiso, sino entre los pecadores que se sienten como
tales, entre los que lloran su culpa, entre los que la lamentan, entre los que buscan
misericordia para la misma? ¿Eres pecador? Si así lo sientes, si así lo reconoces,
si así lo confiesas, estás invitado a creer que Cristo murió por ti, porque tú eres
pecador; y eres instado a caer sobre esta grande e inamovible roca, y a encontrar
seguridad eterna en el Señor Jesucristo» (La redención limitada).

Un príncipe admirado, pero poco imitado


Como ha ocurrido con todos los grandes iniciadores de movimientos religiosos,
Spurgeon cuenta con más admiradores que con verdaderos seguidores de su
ejemplo, no es un sentido de mera repetición o mímica, sino de continuidad
creativa de sus principios, juicios y creencias. Unos se han quedado con el modelo
calvinista del Spurgeon cuyo Evangelio está representado por las enseñanzas de
Calvino y los puritanos al respecto. No hay duda que mucho de esto hay en
Spurgeon: «Creo que Calvino –dice– sabia más del Evangelio que casi todos los
hombres que han vivido, a excepción de los escritores inspirados» (La redención
limitada, V, 1). Pero Spurgeon es el hombre que a la teología calvinista ha sabido
sumar la calidez evangélica del metodismo primitivo: «Si lográramos predicar la

3
Véase Iain H. Murray, Spurgeon v. Hyper-Calvinism. The Battlle for Gospel Preaching. The Banner
of Truth Trust, Edimburgo 1995.
Prólogo • 11 •

doctrina de los puritanos con el celo de los metodistas, veríamos un gran futuro.
El fuego de Wesley y el combustible de Whitefield producirán un incendio que
inflamará los bosques de error, y calentarán el alma misma de esa tierra fría»
(Sermones, su importancia, IV, e).
Para otros, Spurgeon es un modelo de improvisación y espontaneidad en la
predicación, sin artificios de erudición o de teología. Cierto, pero sin olvidar que
Spurgeon fue un apasionado de la lectura y un gran amante de los libros. Para
él, la improvisación y espontaneidad no están reñidas con lo preparación y el
estudio, antes al contrario, «solo un ministerio instructivo puede retener a una
congregación; el mero hecho de emplear el tiempo en la oratoria, no bastará. En
todas partes los hombres nos exigen que les demos alimentos, alimentos verda-
deros. Los religiosos modernos cuyo culto público consiste en la palabrería de
cualquier hermano que tenga a bien pararse y hablar, van ya disminuyendo, y
acabarán por dejar de existir y esto, a pesar de los atractivos halagadores que
presentan a los ignorantes y locuaces, porque aun los hombres más violentos y
extravagantes en sus opiniones, y cuya idea de la intención del Espíritu es que
cada miembro del cuerpo debe ser una boca, se fastidian muy pronto de oír los
disparates de otros, por más que les guste mucho proferir los suyos. La mayoría
de la gente buena se cansa pronto de una ignorancia tan insulsa, y vuelven a
las iglesias de las cuales se separaron, o mejor dicho, volverían si pudieran hallar
en ellas buena predicación» (El don de hablar espontáneamente, I). No hay
excusas para la falta de preparación, por razones más altas que se invoquen: «El
Espíritu Santo nunca ha prometido suministrar alimento espiritual a los santos por
medio de ministros que improvisan. El nunca hará por nosotros lo que podemos
hacer por nuestras propias fuerzas. Si podemos estudiar y no lo hacemos; si la
iglesia puede tener ministros estudiosos y no los tiene, no nos asiste el derecho
de esperar que un agente divino supla las faltas que dimanan de nuestra ociosidad
o extravagancia» (El don de hablar espontáneamente, I).
Por esta razón, si el pastor no puede disponer de libros por carecer de recursos
suficientes para comprar el mayor número, la Iglesia deben esforzarse en ayu-
darle. De hecho, Spurgeon emprendió una campaña para que se estableciesen
bibliotecas para los ministros, como cosa de primera necesidad. «Si se pudiera
asegurar a los ministros pobres una pequeña cantidad anual para ser empleada
en libros, sería esto una bendición de Dios así para ellos como para sus respec-
tivas congregaciones. Las personas de buen juicio no esperan que un jardín les
produzca buenas plantas de año en año, a menos que abonen el terreno; no
esperan que una locomotora funcione sin combustible, ni que un buey o un asno
trabajen sin alimento; pues que tampoco esperen recibir sermones instructivos de
parte de hombres privados de adquirir buenos conocimientos por su imposibilidad
de comprar libros» (Ministros con escasos recursos para trabajar, I,1).
«Sed bien instruidos en teología –dice en otro lugar–, y no hagáis caso del
desprecio de los que se burlan de ella porque la ignoran. Muchos predicadores
no son teólogos, y de ello proceden los errores que cometen. En nada puede
perjudicar al más dinámico evangelista el ser también un teólogo sano, y a menudo
puede ser el medio que le salve de cometer enormes disparates. Actualmente
oímos a los hombres arrancar de su contexto una frase aislada de la Biblia y
clamar: “¡Eureka! ¡Eureka!” como si hubieran hallado una nueva verdad, y, sin
embargo, no han descubierto un diamante, sino tan solo un pedazo de vidrio roto»
(¡Adelante!, I, 2).
Esperemos que la publicación de estos sermones atraiga la atención de
pastores y creyentes por igual, de tal manera que su lectura y meditación con-
• 12 • SERMONES SELECTOS

tribuya a reparar ese mal que consiste en dar culto de labios y no poner por obra
lo que se alaba. Imitando la fe de los buenos discípulos de Cristo (1 Co. 4:16;
11:1; Ef. 5:1; Fil. 3:17; 1 Ts.1:6), estaremos mejor preparados para imitar el único
modelo digno de toda imitación, a saber, Jesucristo, Salvador del mundo.

ALFONSO ROPERO
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo • 13 •

Capítulo I

DOCTRINA DE DIOS

Dios Padre,
Jesucristo,
Espíritu Santo
• 14 • SERMONES SELECTOS
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo • 15 •

1. Dios Padre de la pintura de alguna mano maestra. Tam-


poco imaginamos que las maravillas de las
1. MISERICORDIA, OMNIPOTENCIA, armonías del mejor cantante, capturen de
Y JUSTICIA un modo mágico a los oyentes ignorantes de
la música. Debe de haber algo en el hombre
«Jehová es tardo para la ira y grande mismo, antes de que pueda entender las
en poder, y no tendrá por inocente al cul- excelencias del arte o la naturaleza. Cierta-
pable» (Nahum 1:3). mente es una cuestión de carácter. Por
causa de las faltas y fracasos en nuestra
INTRODUCCIÓN: Luces y sombras en el personalidad y nuestra vida misma, no so-
carácter del Altísimo. mos capaces de entender cada belleza en
particular y la perfección unida del carácter
I. TARDO PARA LA IRA de Cristo, o de Dios el Padre. Nosotros mis-
1. Nunca castiga sin advertencia. mos éramos puros como los ángeles del
a) Muestra paciencia cielo. Nuestra raza en el jardín del Edén era
b) Instruye inmaculada y perfecta. Deberíamos hacer-
c) Amonesta nos una idea mucho más acabada y noble
2. Lento en amenazas. del carácter de Dios, la cual no poseemos,
3. Lento en sentenciar. como consecuencia de nuestra naturaleza
a) Le amonesta caída. Sin embargo, no podemos dejar de
b) Le da tiempo a arrepentirse ver que los hombres, debido a la alienación
c) Retarda la condenación de su naturaleza, están malinterpretando de
4. El estado de nuestras ciudades. continuo a Dios. Son completamente inca-
5. Él es grandioso. paces de apreciar su perfección. ¿Os habéis
preguntado alguna vez si Dios detuvo su
II. GRANDE EN PODER mano antes de ejercer la ira? Mirad, hay
quienes dicen que Dios ha cesado de juzgar
III. JUSTICIERO al mundo, y adoptan una actitud apática e
1. Nada quedará sin castigo. indiferente. ¿Castigó en otro tiempo Dios a
a) La escena del Calvario los hombres por su pecado? Algunos dicen
2. Las maravillas de su venganza. que es severo y cruel. Los hombres lo mal-
a) El Edén arruinado interpretan porque son imperfectos en sí
b) El mundo ahogado mismos, y no tienen la capacidad de admi-
c) Sodoma rar auténticamente el carácter de Dios.
d) La tierra abriendose Esto ocurre en lo que tiene que ver con
e) Las plagas de Egipto ciertas luces y sombras en el carácter del
4. Razones de su bondad Altísimo, que Él ha combinado sabiamente
y a la perfección junto con su naturaleza.
CONCLUSIÓN: No dormirse, sino clamar Aunque no podamos ver el punto de contac-
misericordia. to donde se unen ambas características,
somos impactados con la maravilla de la
armonía sagrada. Al leer las Escrituras, y en
MISERICORDIA, OMNIPOTENCIA, particular la vida de Pablo, vemos que se
Y JUSTICIA destacó por su celo hacia la obra de Dios.
Pedro será recordado por su valor y osadía.
INTRODUCCIÓN Juan es admirado por su capacidad de
Se requiere cierta educación para poder amar. ¿Habéis notado que cuando leemos
apreciar las obras de arte en sus exquisitos la historia de nuestro Maestro, el Señor
detalles. La persona que no ha sido aún Jesucristo, no solemos decir que fue notable
instruida al respecto, no puede percibir de por alguna virtud en particular? ¿Por qué
forma instantánea las variadas excelencias ocurre esto? ¿Es acaso porque la intrepidez
• 16 • SERMONES SELECTOS

y la osadía de Pedro crecieron de tal modo I. TARDO PARA LA IRA


que echaron sombra sobre las virtudes de Permitidme empezar con la primera
los demás? Cuando un hombre es notable característica de Dios. Él es tardo para la ira.
en algunas áreas de su vida, casi siempre Dejadme que os explique este atributo y
no lo es en otros campos. La absoluta y luego llegaremos hasta su mismo origen.
completa perfección de Jesucristo, hace que Dios es «tardo para la ira». Cuando Miseri-
no podamos resaltar uno u otro de los ras- cordia vino al mundo montaba en corceles
gos de su carácter. No estamos acostumbra- alados y los ejes de su carruajes se encen-
dos a hablar de su celo, de su valor o de su dían a medida que iba adquiriendo veloci-
amor. De Él decimos que tenía un carácter dad. Sin embargo, cuando llegó IRA, caminó
perfecto. Sin embargo, no somos capaces con un paso lento y arrastrado; no tenía
de percibir fácilmente donde se mezclaban prisa para matar, ni era rápido para conde-
las luces y las sombras de su personalidad. nar. La vara de la misericordia de Dios, está
¿En qué punto su mansedumbre se amal- siempre extendida en su mano. La espada
gamaba con su valor, y su amor se fundía de su justicia está guardada en su vaina.
con su resolución para denunciar el pecado? Puede sacarse con facilidad, pero hasta que
No podemos darnos cuenta de dónde con- llegue el momento, seguirá sujeta por su
vergían los distintos puntos de su carácter. dueño, que tiene misericordia de los peca-
Lo mismo ocurre con Dios el Padre. Per- dores, y desea perdonar sus transgresiones.
mitidme hacer las observaciones y comen- En el cielo Dios tiene muchos oradores, y
tarios que he hecho en mis apuntes, a causa algunos de ellos hablan con mucha rapidez.
de dos cláusulas que parecen describir atri- Cuando Gabriel descendió a la tierra para
butos contrarios. Notaréis que en mi texto traer las buenas nuevas, habló rápidamente.
hay dos cosas distintas: Él es «tardo para la Cuando las huestes angélicas descendieron
ira», pero «no tendrá por inocente al culpa- de la gloria, volaron con alas de relámpago,
ble». (Nah. 1:3). Nuestro carácter es tan im- mientras proclamaban: «¡Gloria a Dios en
perfecto que no podemos ver la congruencia las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad
de los dos atributos. Tal vez nos pregunta- para con los hombres!» (Lc. 2:14). Pero el
mos y decimos: ¿cómo es que es «tardo Ángel de la Ira es un orador lento, que habla
para la ira», pero «no tendrá por inocente al haciendo muchas pausas. Cuando está a
culpable»? Es porque su carácter es perfec- punto de languidecer, Piedad une sus lán-
to, pero nosotros no podemos ver estas dos guidas notas, y continúa expresándose. A la
características unidas la una con la otra. Su mitad de su discurso, a menudo esconde su
justicia es infalible, y la severidad que co- rostro, dando lugar para que Perdón y Mi-
rresponde al dueño absoluto del universo, sericordia continúen. El Señor de la ira se
se combina con su amor y su encanto, su dirige a los hombres con el propósito de que
paciencia y sus tiernas misericordias. La sean llevados al arrepentimiento y reciban la
ausencia de cualquiera de estos rasgos del paz y el amor de Dios.
carácter de Dios lo habría hecho imperfecto. Hermanos, trataré ahora de enseñaros
La presencia de todo ellos, sella el carácter cómo Dios es «tardo para al ira».
de Dios con una perfección nunca vista. 1. En primer lugar, me propongo probar
Ahora trataré de analizar y presentar que Él realmente es «tardo para la ira»;
estos dos atributos de Dios, y el vínculo que porque nunca castiga sin antes advertir lo
los conecta. El Señor es tardo para la ira y que está mal. Los hombres que son coléri-
grande en poder. Tendré que demostraros cos y rápidos para enojarse dan una palabra
como la expresión «grande en poder» se seguida de un resoplido. A veces viene pri-
refiere a la cláusula anterior y a la que sigue, mero el resoplido y luego la palabra. Los
como un vínculo entre ambas. Pasaremos reyes, en algunas ocasiones en que sus
entonces, a considerar el próximo atributo: siervos se rebelaban en contra de ellos,
«No tendrá por inocente al culpable»; un primero les castigaban y luego les hablaban.
atributo de justicia. No hacían ninguna advertencia, ni daban
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo • 17 •

tiempo para el arrepentimiento. Tampoco les pecadores; pero la música que proclama la
permitían permanecer dentro de la alianza gracia, el amor y la misericordia, tiene notas
del reino. Eran echados fuera para siempre. dulces y ligeras. Dios es tardo para airarse.
No sucede así con Dios. Él no cortará al Él no envió a Jonás a Nínive hasta que la
árbol enfermo hasta que cave la tierra a su ciudad se había convertido en un antro de
alrededor, la abone y vuelva a recuperarlo. inmundicia. No dijo a Sodoma que sería
No borrará de la faz de la tierra a aquel pasada por fuego, hasta que llegó a ser un
hombre que tiene un carácter vil, hasta que centro de corrupción, detestable para el cie-
no le haya enviado sus advertencias por lo y la tierra. Dios no inundó el mundo con
medio de los profetas. No ejecutará sus el diluvio, ni aún amenazó con hacerlo, has-
juicios hasta ver que no obedecen la palabra ta el momento en que los pecadores hicieron
llevada por sus enviados, y les instruirá línea alianzas prohibidas, llenaron la tierra de
sobre línea y precepto sobre precepto. Dios pecado y violencia, y se apartaron de Él. El
no destruyó ninguna ciudad sin antes adver- Señor ni siquiera amenaza al pecador por
tirles seriamente a sus habitantes, sobre las medio de su conciencia, hasta que no ha
consecuencias de su condición de pecado y pecado reiteradamente. Le amonestará una
desobediencia. Mientras Lot estuviera den- y otra vez, apremiándole para que se arre-
tro de Sodoma, la ciudad no perecería. El pienta, pero no hará que le salte a la vista
mundo no fue inundado con el diluvio, hasta el infierno con su increíble terror. Esperará
que ocho profetas estuvieron predicando y a que una multitud irrefrenable de pecados
Noé, el octavo, profetizó sobre la venida del hagan manifestar su ira. Él es lento aun para
Señor. Dios no destruyó a Nínive antes de advertir o amenazar al pecador.
haber mandado a Jonás. No aplastó a 3. Pero, lo que es mejor aún, cuando
Babilonia hasta que los profetas llevaron su Dios hace una advertencia, ¡qué lento es en
mensaje por las calles. No destruye inme- sentenciar al culpable! Una vez que le ha
diatamente al hombre, sino que primero le amonestado, diciéndole que a menos que se
hace muchas advertencias. Dios advierte arrepienta recibirá el castigo, ¡cuánto tiem-
por medio muchas vías; por su Palabra, por po le da para que se vuelva a Él! «Porque
una enfermedad, por métodos providencia- no aflige ni entristece voluntariamente a los
les y por medio de las consecuencias funes- hijos de los hombres» (Lm. 3:33). ¿Habéis
tas del pecado. Él no hiere de golpe y de una meditado alguna vez en la escena del Jardín
forma contundente, primero reprende y del Edén cuando el hombre cayó? Dios ya
amonesta. En la gracia de Dios no sucede le había advertido a Adán que si pecaba,
como en la naturaleza, que primero brillan moriría. Adán pecó. ¿Se precipitó Dios en
los relámpagos y después viene el trueno y cumplir la sentencia? Dice Génesis 3:8 que
el rayo. Dios manda primero el trueno de su Jehová «se paseaba en el huerto, al aire del
ley, seguido por el relámpago de la ejecu- día». Tal vez la fruta fue tomada temprano
ción. El ejecutor de la justicia divina, lleva su en la mañana, o al atardecer; pero Dios no
hacha atada a un manojo de leña, porque no se dio prisa en condenar. Esperó casi hasta
cortará a los hombres de la faz de la tierra, la puesta de sol, y llegó luego el fresco del
sino hasta que los haya amonestado y éstos día. Se presentó ante Adán, en aquellos glo-
puedan arrepentirse. Dios es “tardo para riosos días en que Dios caminaba con el
airarse”. hombre. Le veo caminar entre los árboles
2. Además, nuestro Dios es también muy lentamente, su pecho palpitante y con
muy tardo en advertir. Si bien advierte antes lágrimas en su rostro por tener que conde-
de condenar, así y todo es lento en sus nar al hombre. Por último oigo la doliente
advertencias. Sus labios se mueven con li- voz: «¿Dónde estás tú?» (Gn. 3:9). ¿Dónde
gereza cuando promete pero despacio has caído?, pobre Adán. Has caído de mi
cuando advierte o amenaza. El trueno re- favor; te has arrojado a ti mismo a la des-
tumba tardío, lento suenan los tambores del nudez y al temor, pues estabas escondién-
cielo cuando tocan la marcha fúnebre de los dote. Adán, ¿dónde estabas tú? Me das mu-
• 18 • SERMONES SELECTOS

cha pena. Te creíste ser Dios. Antes de con- de Israel durante cuatrocientos años en
denarte te daré una palabra de piedad. Egipto, permitiendo a los cananitas vivir en
Adán, ¿dónde estás tú? Sí, el Señor fue los días de los patriarcas. Aún después,
lento en enojarse y en ejecutar la sentencia, cuando guió a su pueblo fuera de Egipto, lo
aún cuando el mandamiento había sido que- hizo peregrinar cuarenta años por el desier-
brantado y la amenaza tuvo que ser pronun- to, demorando aún más el juicio sobre los
ciada por necesidad. Algo similar sucedió cananitas. Sin embargo, «Les daré un espa-
con el diluvio. Amonestó a la tierra, pero no cio», dijo Él. «Aunque he sellado su conde-
selló la sentencia hasta darle tiempo para el nación, a pesar de que su sentencia de
arrepentimiento. Durante ciento veinte años, muerte ha venido directamente del trono del
Noé debía predicar la Palabra y testificar a Rey y debe ser ejecutada, les daré un res-
la generación rebelde e impía. Noé tenía piro, hasta que la misericordia haya alcan-
que construir el arca. Ésta sería como un zado su límite». Él esperaría hasta que las
sermón perpetuo. Debía de ponerse en lo cenizas de Jericó y la destrucción de Hai
alto de un monte, esperando la inundación indicaran que la espada debía salir de su
para poder flotar, de manera que fuera vista vaina. Entonces Dios despertaría como un
en lo alto y constituyera una advertencia hombre poderoso y fuerte, lleno de ira.
bien clara para los impíos. ¡Oh cielos!, ¿por Jehová es lento en ejecutar la sentencia,
qué no abristeis al instante tus fuentes de aún cuando ésta ya haya sido firmada.
agua? Dios había dicho: «He aquí yo traigo 4. ¡Ah, mis amigos!, un pensamiento fu-
un diluvio de aguas sobre la tierra». ¿Por nesto ha atravesado mi mente. Hay algunos
qué las aguas no subieron de inmediato? hombres que todavía están vivos, y perma-
«Porque», les oigo decir con un sonido de necen ahora bajo sentencia. Creo que la
gorgoteo, «aunque Dios había hecho una Escritura me lleva a una temible reflexión a
advertencia, fue lento en ejecutarla, espe- la que quiero hacer alusión. Hay algunos
rando que la gente se arrepintiera y se hombres que están condenados antes de
volviera de sus pecados». ser finalmente inculpados. Hay personas
Lo mismo sucedió con Sodoma. Aún cuyos pecados van a juicio primero que ellos
cuando la sentencia contra el pecador es y son entregados a una conciencia cauteri-
firmada y sellada por el sello celestial de la zada, preocupando a aquellos de quienes se
condenación, Dios es lento en llevarla a dice que el arrepentimiento y la salvación
cabo. La condena de Sodoma está sellada; son imposibles. Algunos pocos individuos en
Jehová ha declarado que será quemada con el mundo, son como aquel personaje en la
fuego. Pero Dios es lento en ejecutar el novela de John Bunyan, que estaba dentro
juicio. Se detiene. Los ángeles descienden de una jaula de hierro y nunca pudo salir. Se
a Sodoma, y ven la iniquidad que corre por asemejan a Esaú; no hallan lugar para el
las calles como un río. Sus habitantes, peo- arrepentimiento, a pesar de que, contraria-
res que las bestias, asechan detrás de las mente a él, no lo buscan porque, si lo hicie-
puertas. ¿Ha levantado ya Dios sus manos, ran, lo encontrarían. Existen muchos que
diciendo: «infiernos, lloved desde lo alto?». han cometido el «pecado de muerte», por
No, la gente sigue con su alboroto toda la quienes no se puede orar, como vemos en
noche. Espera hasta el último momento, y 1 Juan 5:16b: «Hay pecado de muerte, por
entonces cuando el sol se está levantando, el cual yo no digo que se pida». Pero ¿por
ordena que llueva fuego y azufre. Dios no qué, por qué no están ya en las llamas del
se apresuró a ejecutar su condena. Una vez infierno? Si van a ser condenados, si la mi-
hecha la advertencia de que iba a desarrai- sericordia ha cerrado los ojos para siempre
gar a los cananitas; declaró que las ciuda- sobre ellos y nunca les extenderá su mano
des de los hijos de Amón serían juzgadas de ayuda, ¿por qué no son barridos y cor-
con fuego, y a Abraham le prometió que le tados de la tierra de una vez? Porque Dios
daría la tierra a su simiente para siempre. ha establecido: «No tendré misericordia so-
Sin embargo, Él hizo permanecer a los hijos bre ellos, pero les dejaré vivir un poco más
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo • 19 •

de tiempo, pues soy reacio a ejecutar la esperanza. ¡Ah! sólo Dios sabe de la maldad
sentencia y los eximiré hasta que se cum- secreta de esta gran ciudad. Se necesitaría
plan los años que un hombre debe vivir. Les una voz fuerte como una trompeta; un pro-
permitiré tener una larga vida aquí, pues feta que grite a gran voz: «Haced sonar la
tendrán una eternidad llena de ira y maldi- alarma, hacerla sonar en esta ciudad, por-
ción para siempre». Sí, dejadles tener un que el enemigo se ha agigantado sobre
poco de placer aquí, pues su fin será terri- nosotros». El poder del maligno es enorme,
ble». Pero que tengan cuidado, porque aun- y a menos que Dios ponga su mano y haga
que Dios es lento para enojarse, cuando dar marcha atrás el torrente de perdición
llega el momento lo hará. Si el Señor no que baja por nuestras calles, vamos rápida-
fuera lento para la ira, ¿no habría ya fulmi- mente camino de la perdición. Pero Dios es
nado nuestras ciudades, rompiéndolas en lento para airarse, y todavía no ha desenvai-
mil pedazos y barriéndolas de la faz de la nado su espada. La ira ha dicho ayer:
tierra? Las iniquidades de estas ciudades «¡desenváinate, espada!», y la espada se ha
son tan grandes, que si Dios las desarraiga- sacudido en su vaina. Pero la misericordia
ra y las tirara al mar, se lo merecerían. Por puso su mano sobre la vaina y dijo: «Qué-
la noche, nuestras calles presentan un es- date quieta espada, ¡atrás! La ira ha dado
pectáculo de vicio que es difícil de igualar. un golpe con el pie contra el suelo, diciendo:
Creo que no habrá sobre la tierra una nación ¡Despierta, despierta espada!». Cuando
que tenga una capital tan corrompida e in- casi había sacado a relucir su filo, Misericor-
moral como es nuestra ciudad de Londres. dia volvió a decirle: «¡atrás, atrás!», y la
Señoras y señores; permitís que os digan aseguró en su envoltura. Allí duerme toda-
ciertas cosas al oído, de las cuales vuestra vía, pues el Señor es «… Lento para la ira,
modestia debería de avergonzarse. Hay es- y grande en misericordia» (Sal. 145:8).
pectáculos públicos vergonzosos. Ya es lo 5. Ahora voy a explorar este atributo de
suficientemente malo que en La Traviata se Dios hasta su origen, ¿por qué Él es lento
oigan cosas acerca del sexo y diversas para la ira? Lo es porque Dios es infinita-
obscenidades; pero que las mujeres de las mente bueno. Su nombre es bueno. Su
esferas de más alto refinamiento y mejor naturaleza también lo es, porque Él es lento
gusto, lo toleren y aprueben ya es intolera- para la ira.
ble. Caballeros de Inglaterra, dejáis que los Repito, Dios es lento para la ira porque
pecados de los teatros de ambientes bajos Él es grandioso. En general, los seres pe-
de nuestro país escapen sin vuestra censu- queños son rápidos para enojarse. El perrito
ra. La más baja bestialidad infernal de una malhumorado ladra a cada una de las per-
casa de juegos y los teatros de la ópera, sona que pasa frente a él. Pero el león y el
están casi al mismo nivel. Pensaba que con búfalo están acostados, tranquilos en la
las pretensiones de piedad que tiene esta hierba y son lentos para mostrar su fiereza.
ciudad y las críticas que ha tenido de la El Señor es lento para la ira, porque es
prensa, (una prensa muy poco religiosa), no grande en poder.
serían tan indulgentes con sus bajas pasio-
nes. Pero, por haber dorado la píldora, ya II. GRANDE EN PODER
habéis sorbido el veneno. ¡Vuestra conducta Veamos ahora la relación del vínculo del
está llena de concupiscencias, es engañosa que hablábamos anteriormente. Una pode-
y abominable! Lleváis a vuestros hijos a rosa razón por la cual Dios es lento para
escuchar lo que ni vosotros mismos debe- airarse es porque es grande en poder. Éste
ríais haber escuchado. Os sentáis en medio es un vínculo que conecta esta parte del
de una compañía grande y alegre, a escu- tema y la última, por lo que ruego vuestra
char cosas de las cuales vuestra decencia atención. Insisto: esta expresión, grande en
debería revolverse. Aunque la marea de la poder, conecta la primera frase con la última,
impiedad os tenga por el momento engaña- y lo hace de esta manera. El Señor es tardo
dos y engullidos, aún albergo un rayo de para airarse, y lo es porque es grande en
• 20 • SERMONES SELECTOS

poder. «¿Cómo dice usted eso?», me diréis. que Él no tendrá por inocente al culpable.
Pues porque el que es grande en poder, ¿Quien de vosotros puede mirar una tor-
tiene poder sobre sí mismo, y el que puede menta como la que tuvimos el viernes pasa-
mantener su temperamento bajo control y do sin que los pensamientos sobre vuestros
someter a su propia persona, es más grande pecados se revolvieran en vuestro seno?
que el que gobierna una ciudad, o conquista Cuando brilla el sol y el tiempo está bueno,
una nación. Ya hemos visto cómo Dios des- los hombres no piensan en Dios como el
pliega su poder en el trueno que nos alarma sancionador, o en Jehová como el vengador.
y en el relámpago, cuya luz nos sobrecoge. Sin embargo, en días de gran tempestad,
Él abre las puertas del cielo y vemos su brillo ¿quién de nosotros no palidece de miedo?
cegador; y luego las vuelve a cerrar en un Sin embargo, ocurre que algunos creyentes
momento sobre la tierra polvorienta. Lo que muchas veces se regocijan en estas tormen-
nos parece tan impresionante no es sino una tas y dicen: «mi alma está en paz en medio
muestra del enorme poder que Él tiene de este espectáculo de la tierra y el cielo. Yo
sobre sí mismo. Cuando el poder de Dios me regocijo en él. Es un gran día en la casa
hace que se restrinja a sí mismo, es verda- de mi Padre, un día en que hay gran fiesta
dero poder; porque es el poder que controla en los cielos».
al mismo poder, el poder que ata a la om- «El Dios que reina en las alturas,
nipotencia. Es, sin duda, un poder excelen- y lanza los truenos cuando le place,
te. Dios es grande en poder y por tanto, que cabalga sobre los cielos
puede guardar el enojo. Un hombre con una tormentosos,
mente fuerte puede soportar que lo insulten y gobierna los mares,
y cargar con varias ofensas, porque es fuer- Este terrible Dios es nuestro,
te. La mente débil salta y se enoja a la menor nuestro Padre y nuestro amor,
provocación. La mente fuerte lo sobrelleva Él hará descender sus poderes
todo como una roca; no se mueve aunque celestiales,
reciba mil golpes. Dios marca a sus enemi- para llevarnos a Él.
gos y sin embargo no se mueve. Se queda Pero el hombre que no tiene una buena
quieto y deja que le maldigan sin montar en conciencia estará alarmado hasta cuando
cólera. Si Dios fuera menos de lo que es y las maderas de su casa crujan. Los funda-
tuviera menos poder del que le conocemos, mentos de la tierra parecen gemir. ¡Ah!,
habría enviado todos sus rayos y truenos ¿quién es el que no tiembla? Sus árboles
sobre la tierra hasta vaciar los depósitos de están desgajados por el medio. Un rayo ha
los cielos. Las potentes minas de energía y abierto sus troncos y allí yacen malditos
combustible que Él ha puesto dentro del para siempre, una muestra de lo que Dios
subsuelo terrestre, harían explotar el plane- puede hacer. ¿Quién estuvo allí y los vio?
ta en miles de estallidos. Todos nosotros ¿Fue un blasfemo? ¿Blasfemó allí mismo?
volaríamos por los aires; seríamos consumi- ¿Era alguien que quebrantó el día de repo-
dos y al final destruidos. Bendecimos a Dios so? ¿Era un arrogante? ¿Despreció a Dios?
que la grandeza de su poder es justamente ¡Oh, cómo se sacudía entonces y temblaba!
nuestra protección; él es tardo en airarse ¿No habéis visto sus pelos de punta? ¿No
porque es grande en poder. se palidecieron al instante sus mejillas?
Ahora no tendré dificultad en demos- ¿No cerró sus ojos y caminó horrorizado
traros cómo este vínculo se une a sí mismo hacia atrás al ver ese terrible espectáculo;
con la próxima parte del texto. «Jehová es temiendo que Dios hiciese lo mismo con él?
tardo para la ira y grande en poder, y no Sí amigos, cuando se ve el poder de Dios
tendrá por inocente al culpable» (Nah. 1:3). en la tempestad, ya sea en la tierra o en el
Esto no necesita ser demostrado por medio mar, en el terremoto y en el huracán, es una
de palabras, no tengo más que tocar los prueba de que Él no dejará escapar a los
sentimientos, y lo veréis. La grandeza de su malvados. Yo no sé cómo explicar esta clase
poder es una seguridad, y una seguridad de de sentimiento, pero sin embargo es la
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo • 21 •

verdad. Los majestuosos despliegues de la 2. Pero, diréis vosotros, esta no es una


omnipotencia, tienen un efecto convincente prueba muy definitiva de que “no tendrá por
aún en la mente más dura. Dios, que es tan inocente al culpable”. Yo sostengo que sí lo
poderoso, «no tendrá por inocente al culpa- es, y de una forma muy clara. Pero, ¿queréis
ble». Amigos, así os he tratado de explicar una prueba más convincente de que Dios no
y simplificar la función de este vínculo. tendrá por inocente al culpable? Entonces,
necesito guiaros a través de una larga lista
III. JUSTICIERO de terribles maravillas que Dios ha escrito;
El último atributo, y el más terrible, es las maravillas de su venganza. ¿Debo
que «no tendrá por inocente al culpable» mostraros el Edén arruinado? ¿Queréis que
(Nah. 1:3). En primer lugar, permitidme que os permita ver a un mundo ahogado y los
desdoble estas palabras para daros una monstruos marinos saltando en la inunda-
explicación más clara; y luego trataré ir a su ción y metiéndose en los palacios de los
origen como hice con el primer atributo. reyes? ¿O tal vez deberíais escuchar el grito
Dios «no tendrá por inocente al culpa- final del último hombre que se está ahogan-
ble». ¿Cómo puedo probar ésto? Lo haré de do en el diluvio, después de haber sido
la siguiente manera: El Señor nunca ha barrido por una enorme ola de un mar que
perdonado un pecado que quedara sin cas- no tiene orilla? ¿Queréis que os haga ver la
tigo. A través de todos los siglos de la his- muerte montando sobre la cresta de una ola,
toria, Dios nunca ha borrado un pecado sin triunfando porque ha conseguido llevar a
que éste haya recibido primero su castigo. cabo su propósito. Todos los hombres han
¿Qué? preguntaréis vosotros, ¿las perso- muerto, salvándose solamente aquellos que
nas que están ya en el cielo no han sido están en el arca? ¿Necesito mostraros a la
perdonadas? ¿O no hay muchos transgre- ciudad de Sodoma, con sus habitantes ate-
sores perdonados, que han escapado sin rrados, cuando el volcán de la poderosa ira
castigo? Él ha dicho: «Yo deshice como una derramó fuego y azufre sobre ella? ¿Que-
nube tus rebeliones, y como niebla tus pe- réis que os enseñe la tierra abriendo su boca
cados» (Is. 44:22). y tragando a Coré, Datán y Abirán? ¿Ne-
1. Sí, es muy cierto, y mi aseveración cesito llevaros a las plagas de Egipto?
también lo es; ni uno solo de esos pecados ¿Debo de repetir el grito de muerte del
que han sido perdonados quedaron sin Faraón, y cómo se ahogaban todas sus
castigo. ¿Me preguntáis cómo y por qué huestes? Seguramente, no necesitáis que
algo así puede ser verdad? Os señalo a la os mencione las ciudades que están en
atroz escena del Calvario. El castigo que no ruinas o las naciones que han sido cortadas
cayó sobre el pecado perdonado, cayó allí. de la faz de la tierra en un día. Sabéis bien
La nube de justicia fue cargada con fiero que Dios en su disgusto e ira, ha sacudido
granizo. El pecador lo merecía; descendió la tierra de un lado para el otro y ha derretido
sobre él, pero, por todas estas cosas, cayó montañas. No, tenemos suficientes pruebas
y consumió su furia; cayó allí, en la gran en la historia y en la Escritura, de que “Dios
reserva de miseria; y cayó en el corazón del no tendrá por inocente al culpable”. Sin
Salvador. Las plagas, los azotes, que debe- embargo, si queréis la mejor de las pruebas,
rían caer sobre nuestra ingratitud, no caye- deberíais montar en las negras alas de una
ron sobre nosotros, sino en algún otro lugar, miserable imaginación, y volar más allá del
y ¿quién fue el que las recibió? Dime mundo, al oscuro terreno del caos; lejos,
Getsemaní; ¡Oh dime cumbre del Calvario!, muy lejos, donde las batallas de fuego están
¿quién fue azotado?. La doliente respuesta centellando con una luz hórrida. Debéis ir
llega; “Eli, Eli, ¿lama sabactani?” (Mat. con la seguridad del espíritu, volando hasta
27:46). “Dios mío, Dios mío, por qué me has encontrar al gusano que nunca muere, el
desamparado?” Es Jesús, sufriendo todos abismo que no tiene fin, para ver el fuego
los castigos del pecado. La transgresión es que nunca se apaga y los gritos y gemidos
perdonada, Aunque el pecador es liberado. de los hombres que se han alejado de Dios
• 22 • SERMONES SELECTOS

para siempre. Si os fuera posible oír los la consideró. Dejadles morir, dejadles mo-
gruñidos, los chillidos y quejidos de las al- rir». Y esa terrible palabra que pronuncia
mas allí torturadas, y luego volver a este Misericordia es un trueno más potente que
mundo, petrificados de horror, entonces di- la misma maldición de Justicia. ¡Oh, sí! la
ríais, ciertamente «Dios no tendrá por ino- bondad de Dios demanda que si pecan, los
cente al culpable». ¿Sabéis una cosa? El hombres deben morir eternamente.
infierno es el argumento del texto. Que Además, la justicia de Dios lo demanda.
nunca tengáis necesidad de probar el texto Dios es infinitamente justo, y su justicia
sintiendo en vosotros mismos el desdobla- demanda que los hombres sean castigados,
miento de estas palabras: “Dios no tendrá a menos que se vuelvan a Él con todo el
por inocente al culpable”. propósito de su corazón. ¿Necesito pasar
3. Ahora, llevaremos este terrible atribu- por todos los a tributos de Dios para probar-
to a su origen. ¿Por qué lo hacemos? Repe- lo? Creo que no será necesario. Todos nos-
timos; Dios no tendrá por inocente al culpa- otros debemos creer que el Dios que es
ble, porque Él sea bueno. ¿Qué? ¿Acaso la tardo para la ira y grande en poder, está
bondad de Dios demanda que los pecadores también seguro de que no considerará ino-
sean castigados? Así es. El Juez, porque cente al culpable. Y ahora un diálogo perso-
ama a su nación, debe condenar al criminal. nal contigo, querido amigo.¿Cuál es tu es-
«No puedo dejarle ir libre y no debo hacerlo, tado en esta mañana? Hombre o mujer que
porque si lo hiciera, usted saldría a matar a estás aquí; ¿cuál es tu estado? ¿Puedes
otras personas que pertenecen a este país. mirar al cielo y decir: «Aunque he pecado en
No puedo ni debo dejarle en libertad, he de gran manera, sé que Cristo ha sido castiga-
de condenarle desde la parte más sensible do en mi lugar».
de mi naturaleza». La bondad de un rey de- «Mi fe mira atrás y ve
manda el castigo de aquellos que son cul- La carga que Él soportó
pables. En la legislatura no es malicioso Cuando colgando de aquella cruz,
hacer leyes severas contra los grandes Mis pecados y mi culpa Él cargó».
pecadores, se hacen por amor hacia el resto ¿Puedes tú, con una fe humilde, mirar
de los hombres, pues el pecado debe ser a Jesús y decir: «mi sustituto, mi refugio, mi
refrenado. Las grandes compuertas, que escudo; tú eres mi roca, mi confianza, en ti
contienen el torrente del pecado, están yo confío?». Entonces amado, no tengo na-
pintadas de negro, y parecen las horribles da que decirte, salvo esto: nunca tengas
paredes de un calabozo. Me hacen estreme- miedo al ver el poder de Dios, pues ahora
cer en mi espíritu. Pero, ¿son acaso pruebas estás perdonado y aceptado. Por medio de
de que Dios no es bueno? No señores, si se la fe has volado a Cristo como tu refugio. El
pudieran abrir de par en par esas compuer- poder de Dios no necesita aterrarte ya más,
tas y dejar que el diluvio del pecado nos así como el escudo y la espada del guerrero
cubra, entonces los hombres gritarían: «¡Oh no aterran a su mujer e hijo. «No, dice su
Dios, oh Dios!», cierra las puertas del cas- mujer, ¿Es él fuerte? Lo es para mí. ¿En su
tigo con sus goznes. ¡Cierra esas puertas brazo musculoso, y sus nervios rápidos y
para que este mundo no pueda ser nueva- fuertes? Son rápidos y fuertes para mí.
mente destruido por personas que se han Mientras él viva, los extenderá sobre mi
convertido en seres peores que las bestias. cabeza. Por cuanto su espada puede vencer
Por causa de la bondad, es necesario que a los enemigos, también puede vencer a los
el pecado sea castigado. Misericordia, con que están contra mi, y rescatarme». Estad
sus ojos llorosos, (pues ella ha llorado por gozosos y no tengáis miedo de su poder.
los pecadores), cuando ve que no se van a
arrepentir, parece más severa que la Justicia CONCLUSIÓN
en toda su majestad. Deja caer de su mano Pero, ¿has acudido alguna vez a Cristo
la bandera blanca y dice: «No, yo les llamé como refugio? ¿No crees en el Redentor?
y rehusaron venir. Extendí mi mano, y nadie ¿Le has confiado alguna vez tu alma en sus
Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo • 23 •

manos? Entonces, amigos míos, oídme, en didas por primera vez. ¿Por qué no pedí la
el nombre de Dios, oídme solo un momento. palabra de contraseña antes de que entra-
Amigo mío, no estaría en tu posición siquie- ran las tropas? ¿Y por qué no salí corriendo
ra por una hora. ¿Por qué mantienes esa por las calles, y grité la contraseña cuando
posición? Has pecado, y Dios no te tendrá los soldados estaban allí? ¿Por qué me que-
por inocente; por el contrario, te castigará. dé hasta que la espada estuvo en mi gar-
Ahora te está dejando vivir, pero estás reser- ganta?» «Ay, demonio que eres, maldito
vado para la condenación. ¡Pobre de aquel seas; ¡pero yo estaré maldito junto contigo
que está reservado sin tener el perdón! Tu para siempre!». Sabéis la aplicación de este
reserva pronto se acabará; tu reloj de arena drama. Es una parábola que todos vosotros
se está vaciando cada día. En algunos de podéis exponer. No necesitáis que yo os
vosotros la muerte ya ha puesto su fría diga que la muerte os sigue los pasos, que
mano, y ha emblanquecido vuestros cabe- la justicia quiere devoraros, y que Cristo
llos. Necesitas de un apoyo, de tu bastón, crucificado es la única contraseña que os
él es ahora la única barrera entre tú y la puede salvar, pero que todavía no habéis
tumba. Y todos vosotros, ancianos y jóve- aprendido. Para alguno de vosotros, la
nes, estáis en un estrecho trozo de tierra, el muerte se está acercando, acercando cada
istmo de la vida, estrechándose cada vez vez más, y está cerca de todos vosotros. No
más; y tú, tú, y tú estáis sin perdonar. Hay necesito exponeros y explicaros que Sata-
una ciudad que será saqueada, y tú te hallas nás es el demonio. ¡Cómo le maldeciréis a
dentro de ella. Los soldados se encuentran él y a vosotros mismos en el infierno por
a las puertas, se da la voz de mando para habernos retrasado! ¿Cómo, viendo que
que cada hombre que está en la ciudad se Dios era tardo para la ira, habéis sido voso-
salve de la muerte dando la contraseña. tros tan tardos para el arrepentimiento?
«Dormid, dormid, hoy no será el ataque». Dios es grande en poder, y Él no daba de
«Pero será mañana, señor». «¡Ay!, dormid, inmediato salida a su ira. Por eso retrasas-
dormid; no será sino hasta mañana; retra- teis vuestros pasos y no le buscasteis; y ¡he
sadlo, retrasadlo». «Puedo oír el tambor a aquí que estáis donde estáis!
las puertas de la ciudad. El ariete se está Espíritu de Dios, ¡bendice estas pala-
acercando. Las puertas se están sacudien- bras y hazlas llegar a las almas para que
do.» «Dormid, dormid, los soldados no han puedan ser salvas; que hoy mismo, algunos
llegado aún a las puertas; seguid durmien- pecadores sean traídos a los pies del Sal-
do, todavía no pidáis misericordia.» «¡Ay!, vador, y supliquen su misericordia! Te lo
pero oigo el sonido del clarín. ¡Qué horror! pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
los gritos desesperados de los hombres y
las mujeres! Los están matando; caen, caen 2. DIOS, QUIEN TODO LO VE
al suelo». «Duerme, duerme, todavía no es-
tán a tu puerta; pero, ¡cielos!, están a las «El Seol y el Abadón están delante de
puertas, con pasos lentos pero fuertes, oigo Jehová; ¡cuanto más los corazones de los
a los soldados marchar escaleras arriba». hombres!» (Proverbios 15:11).
«No, puedes seguir durmiendo, aún no han
llegado a tu habitación». «¡Pero mirad, han INTRODUCCIÓN: La omnisciencia divina.
abierto la puerta de pronto. Es la puerta que
os separa de ellos, y allí están!» «No, duer- I. UN GRAN HECHO DECLARADO
me todavía, duerme; la espada no está aún 1. Infierno o muerte.
en tu cuello, duerme, duerme». Ahora sí, a) Dios sabe donde yacen sus hijos
está en tu garganta, y la miras horrorizado. b) Dios conoce el destino de cada cual
Duerme, duerme. ¡Pero te has ido! «Demo- 2. Destrucción o infierno.
nio, ¿por qué me dijiste que me quedara
quieto? Hubiera sido conveniente escapar II. EL GRAN HECHO INFERIDO
de la ciudad cuando las puertas eran sacu- 1. ¿Por qué?
• 24 • SERMONES SELECTOS

a) Los corazones están abiertos ante Él somos ateos prácticos, pero aquellos de
2. ¿Cómo conoce Dios el corazón? nosotros que nacimos de nuevo y hemos
a) Dios pruebe y examina pasado de muerte a vida, no deberíamos
3. ¿Qué? serlo. Multitudes de hombres no serán nun-
a) Dios ve el corazón del hombre ca afectados por este cambio, seguirían
4. ¿Cuándo? viviendo de la misma manera que ahora con
a) En todo momento y lugar sus vidas tan vacías de Dios en sus cami-
nos, que su ausencia no les afectará en
CONCLUSIÓN: Dios lo ve todo. ningún aspecto. Permitidme entonces, en
esta mañana, con la ayuda de Dios, desper-
tar vuestros corazones y que Él me asegure
DIOS, QUIEN TODO LO VE que mis palabras puedan quitar algún ateís-
mo práctico de entre vosotros. Trataré de
INTRODUCCIÓN presentaros a Dios como el que todo lo ve,
A menudo os habéis reído ante la igno- y grabar en vuestras mentes el tremendo
rancia de los paganos que se inclinan delan- hecho de que siempre estamos siendo ob-
te de los dioses de madera y piedra. Tal vez servados por el Todopoderoso.
citasteis las palabras de la Escritura: “Que En nuestro texto tenemos, primero de
tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye” todo, un gran hecho declarado “El Seol y el
(Jer. 5:21). Por lo tanto, habéis testificado Abadón están delante de Jehová” (Pr.
que no pueden ser dioses en absoluto, 15:11). En segundo lugar, tenemos un gran
porque no ven ni oyen, ni hay en ellos una hecho inferido «¡Cuánto más los corazones
pizca de vida. No os imaginabais cómo esos de los hombres!»
hombres podían degradar su entendimiento
haciendo de esas cosas objetos de adora- I. UN GRAN HECHO DECLARADO
ción. ¿Puedo haceros solamente una pre- Comenzaremos con el gran hecho de-
gunta? Vuestro Dios puede ver y oír, ¿sería clarado un hecho que nos provee con las
vuestra conducta diferente en algún aspecto premisas de donde deducimos la conclusión
si tuvierais un Dios como los que adoran los práctica de la segunda frase «¡Cuánto más
paganos? Suponed por un minuto que los corazones de los hombres!» La mejor
Jehová, pudiera ser (aunque es casi blasfe- interpretación que le podéis dar a esas dos
mo suponerlo) herido con ceguera, de modo palabras infierno y destrucción, creo que
que no viera las obras de los hombres ni está comprendida en una frase como esta:
conociera sus pensamientos. ¿No os volve- «La muerte y el infierno están delante del
ríais más descuidados en vuestra conducta, Señor». El estado separado de los espíritus
de lo que sois ahora? En nueve de cada diez que han partido, y la destrucción, Abadón,
casos, y tal vez en una más grande y lamen- como lo dice en hebreo, el lugar de tormen-
table proporción, la doctrina de la to, son ambos solemnemente misteriosos
Omnisciencia Divina, si bien es recibida y para nosotros, pero suficientemente mani-
creída, no tiene efectos prácticos en nues- fiestos para Dios.
tras vidas. La mayoría de la humanidad se 1. Primero pues, la palabra que aquí se
olvida de Dios; hay naciones enteras que traduce como infierno puede ser también ser
conocen su existencia y creen que Dios les traducida como muerte, o el estado de los
ve, y sin embargo viven como si no lo tuvie- espíritus que han partido. Ahora bien, la
ran. Mercaderes, granjeros, dueños de tien- muerte, con todas sus solemnes conse-
das, de campos, esposos con sus familias, cuencias, es visible ate el Señor. Entre
esposas y amas de casa, viven como si Dios nosotros y el más allá de los espíritus que
no existiera; como si no hubiera ningún ojo han partido, hay una gran nube negra. Aquí
observándoles, ningún oído que oyera la voz y allá, el Espíritu Santo ha hecho como si
de sus labios y ninguna mente eterna que fueran grietas en la pared de separación, por
atesorara la recolección de sus actos. ¡Ah, medio de la cual podemos ver por la fe, que
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 235 •

Capítulo III

SAGRADA ESCRITURA

Estudio de la Biblia,
Parábolas,
Personajes,
Tipos y figuras
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 237 •

1. Estudio de la Biblia creyendo que es más caprichosa que exac-


ta, y más aparente que verdadera. Por ejem-
26. MANERAS DE ESPIRITUALIZAR plo, ¿qué otra cosa, si no es un mero capri-
cho o algo peor, pudo haber inducido al Sr.
«En estas cosas hay una alegoría, pues Athanase Coquerel a escribir criticas como
estas mujeres son dos pactos» (Gálatas éstas? «Para nosotros cristianos, el sacer-
4:24). docio universal y supremo del Hijo de Dios,
no se recomienda en lo más mínimo, cuando
INTRODUCCIÓN se asemeja al pontificado de Melquisedec;
y nuestra peregrinación hacia el país celes-
I. NO HAY QUE FORZAR UN TEXTO tial teniendo a Jesús de jefe, se parece muy
AL ESPIRITUALIZARLO poco a la de Israel hacia la tierra prometida,
teniendo como tal a Josué, no obstante que
II. NO ESPIRITUALIZAR los nombres se asemejan entre si. Muchos
SOBRE ASUNTOS INDECENTES textos se prestan con una facilidad maravi-
llosa a esta clase de interpretación que en
III. NO ESPIRITUALIZAR realidad no lo es». Señor, sálvanos, que pe-
PARA IMPRESIONAR recemos, «clamaron los apóstoles, cuando
la tempestad en la mar de Galilea amena-
IV. DISTINGUIR CON CUIDADO zaba la destrucción de su barca». «¿Quieres
HISTORIA Y PARÁBOLA ser sano?», dijo Cristo al paralítico de
Betsaida. Conocemos que sería muy fácil
V. PARÁBOLAS Y MILAGROS EN SU alegorizar estas palabras. Se ha hecho eso
CONTENIDO SIMBÓLICO mil veces, y tal vez ningún predicador, es-
pecialmente cuando se encuentre despro-
VI. ESPIRITUALIDAD E INGENIO visto de textos estudiados y de esqueletos
formados, se rehúsa a emplear este recurso
tanto más seductor, cuanto que es fácil en
MANERAS DE ESPIRITUALIZAR extremo. Compuse un sermón extenso so-
bre la invitación de Moisés a su suegro
INTRODUCCIÓN Hobab o Jethro, (Nm. 10:29): «Nosotros nos
Muchos que escriben sobre la homi- dirigimos al lugar del cual Jehová ha dicho:
lética, condenan en términos severos inclu- Yo os lo daré. Ven con nosotros». La división
so el que accidentalmente se espiritualice un era muy sencilla y fácil. Comencé con un
texto. Dice Adán Clarke: «La predicación exordio histórico: El lugar es el cielo; el
alegórica vicia el gusto y encadena el enten- Señor nos lo da como nuestro país. El ver-
dimiento tanto del predicador como de los dadero creyente dice a cada uno de sus
oyentes». La regla de Wesley es mejor: hermanos: «Ven con nosotros, etc., etc.».
«Haced uso raras veces de la espiritua- Nunca me he perdonado a mí mismo el
lización, y alegorizad muy poco». «Escoged haber escrito y aprendido de memoria 30
textos», dicen estos maestros, «de cuyo páginas relativas a este tema. Si el Sr.
sentido claro y literal podáis tratar; nunca os Coquerel no hubiera incurrido en mayor falta
permitáis hacer uso de otro significado que que esta, seria mucho mejor ministro de lo
no sea el más obvio de un pasaje; nunca os que es actualmente. Se puede hacer mucho
permitáis acomodaros o adaptaros un texto; bien eligiendo de vez en cuando textos ol-
esto es un artificio propio de los hombres vidados, singulares, notables o raros; y
poco instruidos; una treta de los charlatanes; estoy cierto de que si apeláramos a un ju-
una manifestación miserable de mal gusto y rado de predicadores prácticos que han
de imprudencia». Quiero honrar a los que tenido buen éxito en su vocación, y no han
merecen la honra, pero no puedo menos sido sólo teóricos, tendríamos la pluralidad
que disentir de esta opinión tan ilustrada, de votos en nuestro favor. Tal vez los rabinos
• 238 • SERMONES SELECTOS

ilustrados de nuestra generación sean de- pedazado la Palabra de Dios por determina-
masiado sublimes y celestiales para con- da clase de predicadores que han dado tor-
descender en bajar hasta los hombres hu- mento a ciertos textos para hacerlos revelar
mildes; pero nosotros –que no tenemos nin- lo que de otro modo nunca habrían dicho!
gún cultivo, ni ilustración profunda, ni elo- El Sr. Slopdash, de quien Rowland Hill
cuencia arrebatadora de qué gloriarnos– nos habla en sus Diálogos de una Aldea, es
hemos creído conveniente hacer uso del el tipo perfecto de una clase numerosa de
mismo método que los ilustres han reproba- predicadores. Lo describe como haciendo
do, porque es para nosotros el modo más un discurso sobre las palabras del panadero
eficaz de evitar la rutina de una formalidad de Faraón que podemos ver en Génesis
fastidiosa, y también nos da una especie de 40:16: «Tenía tres canastillos blancos sobre
sal con qué sazonar la verdad que sería de mi cabeza». Valiéndose de este texto, ese
otro modo desabrida. Muchos de los que «necio, tres veces ungido», como diría cierto
lograron el mejor éxito en ganar almas, tu- amigo mío, ¡discurrió sobre la doctrina de la
vieron a bien dar un papirote a su ministerio, Trinidad! Un ministro cristiano muy amado,
y fijar la atención de su congregación ha- hermano venerable y excelente, y uno de los
ciendo uso de vez en cuando de algún mejores predicadores de su distrito, me dijo
método original y desconocido. La experien- que un domingo, en el culto de su capilla se
cia no les ha enseñado que estuvieran en extrañó de no ver un labrador y a su esposa.
error, sino lo contrario. Hermanos, no temáis Continuó extrañándolos en la congregación
espiritualizar, ni escoger textos singulares; por espacio de muchas semanas, hasta que
hacedlo solo prudentemente. Seguid bus- un lunes, encontrando por casualidad al
cando pasajes de la Biblia, no solo dándoles marido en la calle, le dijo:
su sentido más palpable, como es vuestro –¡Qué milagro!, Juan, no le he visto a
deber, sino también sacando de ellos leccio- usted por mucho tiempo.
nes que no se puedan encontrar en la su- –No señor –respondió aquel–, no nos
perficie. Recibid el consejo en lo que pueda hemos aprovechado del ministerio de usted
valer; pero os recomiendo seriamente que tanto en estos últimos días como antes.
pongáis de manifiesto a los críticos sutiles, –¿De veras, Juan? lo siento mucho.
que hay algunos que no adoran la imagen –Bien, hablando con toda franqueza, le
de oro que han levantado. Os aconsejo, y diré a usted que nos gustan a mí y a mi
que no os entreguéis a continuas e indiscre- mujer, las doctrinas de gracia y, por tanto,
tas «imaginaciones», como Jorge Fox las hemos asistido recientemente a los cultos
llamaría. No os ahoguéis porque se os re- del Sr. Bawler.
comienda que os bañéis, ni os conviene que –¡Ah! ¿se refiere usted al hermano que
os ahorquéis porque se dice que el tannin ministra el culto de los hiper calvinistas?
es muy útil como astringente. Una cosa –Sí, señor, y estamos muy contentos,
admisible, si llega a ser excesiva, es vicio, recibimos muy buen alimento allí, dieciséis
así como el fuego es buen amigo en el onzas en cada libra. Nos estábamos murien-
hogar, pero tirano temible cuando se en- do de hambre bajo el ministerio de usted,
cuentra en una casa incendiada. El exceso, aunque le respetaré a usted siempre, señor,
aun de una cosa buena, ahíta y fastidia, y como hombre.
en ningún caso es esto más cierto que en –Muy bien, amigo; por supuesto que
el que estamos tratando. usted debe asistir donde pueda conseguir el
mayor bien verdadero; pero ¿qué recibió
I. NO HAY QUE FORZAR UN TEXTO usted el domingo pasado?
AL ESPIRITUALIZARLO –¡Oh, señor! tuvimos un culto muy pre-
El primer canon que observar es: «no cioso: en la mañana tuvimos… tal vez no
forcéis un texto espiritualizándolo». Esto deba decírselo a usted, pero realmente dis-
sería un pecado contra el sentido común. frutamos de un gran privilegio.
¡Cuán terriblemente se ha maltratado y des- –Si, pero ¿en qué consistió, Juan?
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 239 •

–Señor, el ministro nos explicó de un su ministro anterior. Esto fue excederse en


modo admirable y precioso, aquel pasaje el modo de interpretar y aleccionar.
que dice: «Si tienes gran apetito, pon cuchi- Hemos oído hablar de otro sujeto que se
llo a tu garganta cuando te sentares a comer ocupó de Proverbios 21:17: «Hombre nece-
con algún señor». sitado será el que ama el deleite; y el que
–Sí, y ¿qué dijo el predicador sobre ama el vino y ungüentos no enriquecerá».
aquel texto? Los Proverbios son un campo favorito para
–Bien, señor, le diré a usted lo que él los que espiritualizan. Aquí ejercen su apti-
dijo, pero quiero saber primero ¿qué hubiera tud para alegorizar con toda libertad. Nues-
usted dicho sobre este pasaje? tro hombre dispuso del pasaje del modo
–No sé, Juan, me parece que no lo hu- siguiente: «El que ama el deleite», es decir,
biera escogido; pero si hubiera tenido que el cristiano que goza de los medios de la
predicar sobre él, habría dicho que una gracia «será hombre necesitado», a saber,
persona muy afecta a comer y beber, debe será pobre en espíritu; y «el que ama el vino
estar muy encima de sí mientras se halle en y el ungüento», es decir, el que disfruta de
presencia de los grandes, pues de lo con- las provisiones de la alianza y goza del
trario, se arruinará a sí mismo. La glotonería, aceite y vino del Evangelio, no enriquecerá»,
aun en esta vida, es ruinosa». o sea, no se estimará a sí mismo como rico:
–¡Ah! –exclamó el hombre–, esa es la enseñando así la excelencia de los que son
interpretación seca de usted. Como dije a mi pobres en espíritu, y como deseen regoci-
mujer el otro día, desde que comenzamos jarse de los deleites del Evangelio. Éste es
a oír al Sr. Bawler, se nos ha abierto la Biblia un pensamiento muy bueno y propio, pero
de tal modo que podemos ver mucho más no lo encuentro en aquel texto. Todos habéis
en ella que antes. oído hablar de la interpretación famosa dada
–Sí, y ¿qué les dijo a ustedes el Sr. por el Sr. Guillermo Huntingdon, al pasaje de
Bawler concerniente a su texto? Isaías 11:8: «Y el niño de teta se entretendrá
–Bien, comenzó diciendo que un hom- sobre la cueva del áspid, y el recién des-
bre que tenía gran apetito, era un joven con- tetado extenderá su mano sobre la caverna
verso, que siempre tenía muchas ganas de de la víbora». «El niño de teta», es decir, el
oír la predicación, y siempre quería alimen- nene en la gracia, «se entretendrá sobre la
to; pero que no estaba siempre bien infor- cueva del áspid», es decir, sobre la boca del
mado en cuanto a la clase de comida que arminiano. Entonces sigue una descripción
le convendría mejor. de los juegos en que los cristianos sencillos
–Bien, y ¿qué más, Juan? sobrepujan en sabiduría a los arminianos.
–Dijo que si el joven converso se sen- Los profesores de la otra escuela de teolo-
tara con un señor, es decir, con un predica- gía, ordinariamente han tenido a bien no
dor de la ley, las consecuencias serían muy responder a sus opositores en el mismo
tristes para él. espíritu, de otro modo, los antinomianos
–Pero, ¿qué hubo del «cuchillo», Juan? bien podrían haberse encontrado en el mis-
–Señor, el Sr. Bawler nos dijo que era mo rango que las víboras con sus oposito-
una cosa muy peligrosa la de oír a los pre- res, desafiándolos jactanciosamente en la
dicadores de la ley, que, a no dudarlo, arrui- boca de sus cavernas. Esta clase de abuso
narían al que lo hiciera; y que eso sería lo perjudica solo a los que lo emplean. Las
mismo que el que se cortaran la garganta. diferencias teológicas se explican y se es-
Supongo que el asunto fue llamar la fuerzan mucho mejor, por medios entera-
atención sobre los efectos dañinos de per- mente distintos de estas bufonadas. Los
mitir a los jóvenes cristianos que escuchen efectos producidos por la pura estupidez
a otros ministros de los de la escuela hiper unida al amor propio, son a veces muy
calvinista; y la lección sacada fue la de que cómicos. Basta que se refiera un ejemplo.
este hermano bien podría poner un cuchillo Un buen ministro me dijo el otro día, que
a su garganta antes que asistir a un culto de había estado predicando recientemente a su
• 240 • SERMONES SELECTOS

congregación sobre los veintinueve cuchi- II. NO ESPIRITUALIZAR


llos de Esdras. Estoy cierto de que él sabrá SOBRE ASUNTOS INDECENTES
manejar estos utensilios prudentemente, Nuestro segundo consejo es que nunca
pero no pude menos de decirle que espera- espiritualicéis sobre asuntos indecentes. Es
ba que él no hubiera imitado a aquel sabio necesario advertiros esto, porque la familia
intérprete que vio en el número impar de de predicadores poco juiciosos son muy
cuchillos, una referencia a los veinticuatro afectos a hablar de cosas que tiñen de
ancianos del Apocalipsis. Un pasaje de los sonrojos las mejillas de la modestia. Hay
Proverbios dice así: «Por tres cosas se al- cierta clase de escarabajos que se crían en
borota la tierra, y la cuarta no la puede sufrir; la inmundicia, y estos animalejos tienen su
por el siervo cuando reinare, y por el necio prototipo entre los hombres. Recuerdo aho-
cuando se hartare de pan; por la mujer ra a un teólogo raro que trataba con un gusto
aborrecida cuando se casare, y por la sierva admirable y con una unción sensual, el
cuando heredare a su señora» (Pr. 30:21- pasaje de la concubina hecha diez pedazos.
23). Un ministro muy amigo a espiritualizar, Greenacre mismo no hubiera podido
dice que estas palabras son una represen- haberlo hecho mejor. ¡Cuántas cosas abo-
tación figurada de la obra de la gracia en el minables no se han dicho sobre algunos de
alma, y que enseñan lo que perturba a los los símiles más severos y horripilantes de
arminianos y los hace pensativos. «Un sier- Jeremías y de Ezequiel! Donde el Espíritu
vo cuando reine», es decir, pobres siervos Santo se ha expresado valiéndose de un
tales como nosotros, cuando nos sea dado estilo velado y casto, estos hombres han
reinar juntamente con Cristo; «un necio quitado el velo, y hablado como tan solo las
cuando se harte de pan», es a saber, pobres lenguas sueltas se atreverían a hacerlo. En
hombres necios tales como nosotros, cuan- verdad yo no soy escrupuloso: lejos de ahí;
do nos sea dado comer del mejor trigo de pero explicaciones del renacimiento que se
la verdad del Evangelio; «una mujer aborre- basan en las analogías sugeridas por una
cida cuando se case, es decir, un pecador partera; exposiciones minuciosas de la vida
cuando se una a Cristo; «una sierva cuando de los casados, me encolerizarían y me
herede a su señora», es a saber, cuando inclinarían a mandar a imitación de Jehú,
nosotros, que éramos pobres siervos o es- que los que tal descaro tienen, fuesen arro-
clavos bajo la ley, lleguemos a disfrutar los jados del puesto elevado que osaran des-
privilegios de Sara, y a hacernos herederos honrar por su impudencia desvergonzada.
de nuestra señora. Éstas son unas cuantas Creo que ningún espíritu puro debe estar
muestras de las curiosidades eclesiásticas, sujeto al aliento más ligero de indecencia, ni
tan numerosas y apreciables como las reli- mucho menos en el púlpito. La esposa de
quias que se recogen en gran número todos César debe estar fuera de toda sospecha,
los días en el campo de batalla de Waterloo, y los ministros de Jesucristo deben ser in-
y son recibidos por los pocos instruidos cual maculados en su vida y en sus palabras.
tesoros inapreciables. Pero os he cansado Señores, los besos y abrazos en que se
y no quiero malgastar más vuestro tiempo. deleitan algunos predicadores, son detesta-
Yo creo que no es necesario amonestaros bles; seria mucho mejor no predicar sobre
que os apartéis de toda esta clase de extra- el Cantar de los Cantares de Salomón, que
vagantes absurdos. Tales cosas deshonran tratarlo, como lo han hecho muchos herma-
la Biblia, insultan el sentido común de los nos, con un estilo medio indecente. Los
oyentes, y humillan al ministro. No es esta jóvenes deben tener empeño especial en
la espiritualización que os recomendamos, ser escrupulosa y celosamente modestos y
así como el cardillo del Líbano no es el cedro puros en sus palabras. A un anciano se le
de Líbano. Guardaos de aquella trivialidad permite más libertad, quién sabe por qué;
pueril y tendencia atroz de torcer textos, que pero un joven no tendría pretexto alguno, si
os hará sabios a vista de los necios, pero violara la más perfecta delicadeza.
necios a vista de los sabios.
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 241 •

III. NO ESPIRITUALIZAR IV. DISTINGUIR CON CUIDADO


PARA IMPRESIONAR HISTORIA Y PARÁBOLA
En tercer lugar, nunca espiritualicéis a Nuestra cuarta advertencia, es que nun-
fin de llamar la atención sobre vuestro propio ca pervirtáis la Escritura con pretexto de
talento extraordinario. Tal objeto sería malo, darle un significado original y espiritual, no
y el método empleado seria necio. Única- sea que os hagáis reos de aquella maldición
mente un egregio simplón buscará que se le solemne con que se guarda y se cierra el
guarde consideración especial por haber rollo de la inspiración. El Sr. Cook, de Mai-
hecho lo que casi todos los hombres hubie- denhead, se vio obligado a separarse de
ran podido hacer igualmente bien. Cierto Guillermo Huntingdon, a causa de que éste
aspirante predicó una vez sobre la palabra interpretaba el 7º mandamiento como dirigi-
«pero», esperando así ganarse el favor de do por Dios Padre a su Hijo, y teniendo este
la congregación que, según su modo de significado: «No codiciarás la mujer del dia-
pensar, no podía menos de entusiasmarse blo, a saber, de los reprobados». No pode-
por el talento de un hermano que podía ex- mos menos que exclamar al oírla: «¡horri-
tenderse tanto al tratar de una simple con- ble!». Quizá seria un insulto a vuestra razón
junción. Su asunto parece que era éste: por y religión decir: detestad el pensamiento de
mucho bueno que hubiera en el carácter de tal profanación. Por instinto, la aborrecéis.
un hombre, o por admirable que fuera en Además, nunca permitáis que vuestra
sus circunstancias, siempre habría alguna congregación se olvide de que las narracio-
dificultad, alguna prueba en conexión con nes que espiritualizáis, son hechos y no
esto. Por poner un ejemplo, «Naamán era meras fábulas o parábolas. Este significado
un gran varón delante de su señor, pero palpable de un pasaje, nunca se debe ane-
leproso». Cuando el orador bajó del púlpito, gar en la exuberancia de vuestra imagina-
los diáconos dijeron: «Bien, usted acaba de ción, sino debe ponerse de manifiesto con
darnos un sermón muy raro; pero nos consta toda claridad, y ocupar el primer rango en la
con toda claridad, que no es usted la per- importancia. Vuestra interpretación acomo-
sona ideal para esta congregación». ¡Ay de dada, nunca debe hacer abstracción del
la agudeza, cuando llega a ser tan despre- sentido original y nativo del texto, ni aun
ciable, y con todo, pone una arma en manos menoscabarlo. La Biblia no es una compila-
de sus propios enemigos! ción de alegorías interesantes, ni de tradicio-
Recordad y tened presente que el espi- nes poéticas e instructivas, sino que enseña
ritualizar no es algo admirable como mani- hechos literales, y revela realidades tremen-
festación de la destreza intelectual, aunque das. Poned de manifiesto a todos los que os
podáis hacerlo bien, y recordad también que escuchen, vuestra persuasión plena de la
sin discreción es el modo más fácil de reve- verdad de esta declaración. Seria muy triste
lar vuestra extrema necedad. Señores, si para la Iglesia, que el púlpito adoptara aun
anheláis rivalizar con Orígenes, en sus inter- aparentemente, la teoría escéptica de que
pretaciones extravagantes y originales, se- las Santas Escrituras no son sino una mito-
ría provechoso que leyerais su biografía y logía pulida, consignada autoritativamente,
notareis atentamente las necedades en que en la cual glóbulos de verdad se encuentran
cayó no obstante su ilustración, por permitir en solución en un océano de detalles poé-
que una imaginación desenfrenada domina- ticos e imaginarios. Sin embargo, espiritua-
ra totalmente su juicio; y si lleváis por mira lizar textos tiene un lugar legítimo, o más
exceder a los declamadores vulgares de la bien lo tiene el don particular que induce a
generación pasada, dejadme que os recuer- los hombres a hacerlo. Los hombres despro-
de que la gorra y las campanitas no influyen vistos de imaginación y de ingenio niegan
tanto ahora en la gente, como hicieron hace esto, así como las águilas pueden poner en
algunos años. duda la legalidad de cazar moscas; sin
embargo, las golondrinas fueron creadas
• 242 • SERMONES SELECTOS

con este fin, así el fin principal de algunos ha de seguir, se nos demuestra primero lo
hombres es el ejercicio de una imaginación que se origina del hombre y de todas las
piadosa. Por ejemplo, habéis visto frecuen- distintas formas de vida que ya por natura-
temente que los tipos ofrecen un campo muy leza o ya por gracia, puede producir la raíz
vasto para el ejercicio de una ingeniosidad del viejo Adán. Esto se encuentra en el libro
santificada. ¿Qué necesidad tenéis de bus- del Génesis. Enseguida vemos que no sien-
car una referencia en la Biblia a «mujeres do bueno lo que ha procedido de Adán, es
detestables» de que tratar en vuestros ser- preciso que haya redención, por esto encon-
mones, mientras tengáis enfrente el Taber- tramos a un pueblo escogido, redimido por
náculo en el desierto, con todos sus utensi- la sangre del Cordero y rescatado de Egipto.
lios sagrados, el holocausto, el sacrificio Esto es lo que se contiene en el Éxodo.
propiciatorio y todos los otros sacrificios que Siendo conocida la redención, adquirimos la
fueron ofrecidos a Dios? ¿Por qué buscáis certeza de que los escogidos necesitan ac-
novedades, cuando tenéis delante de voso- ceso a Dios, el Redentor, y que en el santua-
tros el templo y todas sus glorias? El talento rio aprenden el modo de conseguirlo. Esto
más capaz de interpretar los tipos, puede se consigna en el Levítico. Después cami-
ocuparse casi sin límites, de los símbolos nando como peregrinos por el desierto de
legítimos de la Palabra de Dios, y tendrá este mundo, una vez salidos de Egipto, casa
mayor satisfacción en este ejercicio, puesto de esclavitud, país de maravillas y de la
que esta clase de símbolos se han instituido sabiduría humana para dirigirnos a la tierra
por Dios. Cuando hayáis tratado de todos prometida más allá del Jordán, tierra que
los tipos del Antiguo Testamento, os restará fluye leche y miel, se aprenden las pruebas
todavía el tesoro de mil metáforas. del camino. Esto se ve en el libro de los
Una explicación discreta de las alusio- Números. A continuación viene el deseo de
nes poéticas de las Santas Escrituras, será cambiar el desierto por la tierra prometida,
muy aceptable a vuestras congregaciones, en la cual los elegidos no quieren entrar por
y con la bendición divina, muy provechosa. algún tiempo aun después de haber cono-
Pero dando por sentado que habéis explica- cido la redención. Esto corresponde al de-
do todos los tipos, ordinariamente reconoci- seo que tienen los escogidos de realizar su
dos como tales, y que habéis arrojado vues- progreso, en cierto grado, de conocer la vir-
tra luz sobre los emblemas y las expresiones tud de la resurrección, de vivir en suma, aun
figuradas de la Biblia, ¿deberán dormir des- en este mundo, como si estuvieran en luga-
pués vuestra imaginación y aptitud para res celestiales. En este concepto siguen
interpretar los símiles? De ningún modo. lógicamente las reglas y los preceptos que
Cuando el apóstol Pablo encuentra un mis- se deben obedecer para lograr el fin indica-
terio en Melquisedec, y hablando de Agar y do. El Deuteronomio, segunda anunciación
Sara, dice: «Las cuales cosas son dichas de la ley, segunda purificación, nos habla del
por alegoría», nos da un precedente para camino de progreso. Después de todo esto,
que descubramos alegorías Bíblicas en se llega a la tierra de Canaán. Atravesamos
otros pasajes además de los referidos. A la el Jordán; conocemos prácticamente la
verdad, los libros históricos nos ofrecen ale- muerte de la carne, y lo que es ser circun-
gorías no solo aquí y allá, sino que parece cidado y quitar de nosotros el oprobio de
que como un todo han sido escritas con el Egipto. Ahora conocemos qué significa ser
fin de darnos una enseñanza simbólica. Un resucitado con Cristo, y tener lucha no con-
pasaje del prefacio de la obra del Sr. tra sangre y carne, sino contra principados
Andreas Jukes sobre los tipos del Génesis, y malicias espirituales que habitan en los
nos enseñará sin forzar la interpretación, aires. Esto lo vemos en Josué. Enseguida
puede muy bien una teoría bien elaborada, viene la derrota de los escogidos en lugares
formarse por una inteligencia piadosa. Ved celestiales, derrota que resulta de haber
lo que dice ese autor llevado en alas de su hecho pactos con los cananeos en vez de
imaginación: como base o razón de lo que haberlos vencido. Esto nos consta en los
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 243 •

Jueces. Después de esto, las distintas for- claridad. Considerad, por ejemplo, estas
mas de gobierno que la Iglesia ha de cono- muestras sacadas de los escritos del Sr. Jay
cer, pasan sucesivamente en los libros de (Sal. 74:14): «Tú magullaste las cabezas del
los Reyes. Éstas se extienden desde el esta- Leviatán y lo diste por comida al pueblo del
blecimiento de la monarquía en Israel, hasta desierto». Esto enseña la doctrina: que han
su extinción, época en que los escogidos de ser muertos los mayores enemigos del
son a consecuencia de sus pecados, entre- pueblo peregrino de Dios, y que el recuerdo
gados en poder de Babilonia. Siendo cono- de esta misericordia refrigerará a los santos.
cido esto, con toda su vergüenza, vemos Leemos (Gn. 35:8): «Entonces murió Débo-
que el resto de los escogidos, cada una ra, nodriza de Rebeca, y fue sepultada a las
según su fuerza, hacen lo que les es posible raíces de Betel debajo de una encina; y
para restaurar a Israel. Algunos como llamó su nombre Alón-bacut». Sirviéndose
Esdras, regresan a Canaán para reedificar de este texto, el Sr. Jay trata de los buenos
el templo, es decir para restaurar el verda- siervos que dijeron al rey: «he aquí, tus sier-
dero culto; y otros como Nehemías, suben vos están prestos a todo lo que nuestro
para reconstruir el muro, es decir, para res- Señor el rey eligiere», y enseña que un len-
tablecer con licencia de los gentiles, una guaje como éste puede ser dirigido por los
imitación débil de la política antigua, mien- cristianos a Cristo. Si acaso alguno no es-
tras que otro resto en Ester, se ve cautivo, tuviera conforme con el modo de espiritua-
pero fiel y providencialmente salvado, por lizar usado tan eficaz y juiciosamente por el
más que el nombre de Dios no aparece ni Sr. Jay, tendrá que ser una persona cuya
una sola vez en todo ese relato. No os re- opinión bien podéis pasar inadvertida. Se-
comiendo que hagáis uso de la imaginación gún mi aptitud, me he esforzado en hacer
en un grado tan extravagante como el de algo semejante, y los diseños de muchos
este autor en algunos comentarios de sus sermones de esta clase pueden encontrarse
escritos, en los cuales vemos su tendencia en mi pequeña obra titulada Tarde por Tar-
hacia el misticismo; pero sin embargo, lee- de, incluyéndose otros pocos en el volumen
réis la Palabra de Dios con un interés au- que lleva por nombre Mañana por Mañana.
mentado en extremo, si notáis la relación Un ejemplo de buen sermón basado en
mutua de los libros de la Biblia y el desarrollo una interpretación extravagante e imperdo-
de sus tipos, siguiendo un orden sistemáti- nable es el de Everardo que se halla en su
co. Bien podemos agregar que la aptitud Tesoro Evangélico. El discurso sobre Josué
para espiritualizar, se empleará con prove- 15:16, 17, lo basa en las palabras: «Y dijo
cho generalizando los grandes principios Caleb: al que hiriere a Quiriat-sefer y la to-
universales que se ingieren de hechos mi- mare, yo le daré a mi hija Acsa por mujer.
nuciosos y distintos. Este uso es ingenioso, Y la tomó Otoniel, hijo de Cenez, hermano
instructivo y legitimo. Tal vez no queráis pre- de Caleb; y él le dio por mujer a su hija
dicar sobre el texto «Tómala por la cola» Acsa». En este sermón las declaraciones
(Éx. 4:4); pero la observación sugerida por del predicador se basan en la traducción de
este pasaje, es muy interesante: «hay un los nombres propios hebraicos, según la
modo especial con que debemos recibirlo cual el pasaje dice: «Un buen corazón dijo:
todo». Moisés tomó la serpiente por la cola, «Al que hiriere y tomare la ciudad de la letra,
y así podemos mirar nuestras aflicciones de daré el rompimiento del velo; y Otoniel lo
tal modo que se volverán en vara que obre tuvo por el tiempo propio y oportuno de Dios,
prodigios; también debemos tener mucho y se casó con Acsa, es decir, gozó del rom-
cuidado con respecto a nuestro modo de pimiento del velo, y de este modo, recibió la
creer en las doctrinas de la gracia, de hacer bendición tanto de las fuentes de arriba,
frente a los impíos, etc., etc. De ese modo como de las de abajo». ¿No habrá modo
podréis inferir de centenares de sucesos mejor de enseñar que debemos buscar el
bíblicos, grandes principios generales que sentido interior de la Biblia, y no descansar
no se expresan en ninguna parte con toda en las meras palabras o en la letra del Libro?
• 244 • SERMONES SELECTOS

V. PARÁBOLAS Y MILAGROS EN SU una galería de cuadros que comprueban su


CONTENIDO SIMBÓLICO trabajo entre los hombres. Sin embargo,
Las parábolas de nuestro Señor prestan esta muestra que acabamos de estudiar,
una oportunidad muy buena para el ejercicio debe prevenimos de la necesidad de ser
de una imaginación madura y disciplinada al discretos al tratar de las parábolas o de las
que quiera explicar e interpretar; y acabadas metáforas de la Biblia. El Dr. Gill es un teó-
éstas, quedan todavía los milagros que son logo cuyo nombre debe ser mencionado
muy fecundos en sus enseñanzas simbóli- siempre respetuosa y honorablemente en
cas. A no dudarlo, los milagros son los ser- esta casa donde se encuentra todavía su
mones en acción de nuestro Señor Jesucris- púlpito; pero su explicación de la parábola
to. En sus enseñanzas sin par, tenéis sus del hijo pródigo, me parece absurda en
«sermones orales;.y en sus incomparables extremo en algunas partes. El comentador
actos», se encuentran sus sermones pues- erudito nos dice que «el becerro engordado»
tos en práctica. El libro de Trench sobre los ¡era el Señor Jesucristo! A la verdad, uno no
milagros, a pesar de contener algunas he- puede menos que estremecerse al ver tal
rejías, puede ser muy útil en este estudio. extravagancia en un modo de espiritualizar
Todas las maravillas de nuestro Señor se como aquí se ve. Después notamos su
hallan llenas de enseñanzas. Considerad, exposición de la parábola del Buen Sama-
por ejemplo, la historia de la curación del ritano. Se nos dice que la cabalgadura sobre
hombre sordo y mudo. Sus enfermedades la cual se puso el herido es también nuestro
nos sugieren a lo vivo el estado caído del Señor Jesucristo y los dos denarios que el
hombre; y el modo de proceder de nuestro Buen Samaritano dio al huésped, son el
Señor, comprueba de un modo muy instruc- Antiguo y Nuevo Testamento o las ordenan-
tivo, el plan de la salvación: «Jesús le tomó zas del Bautismo y de la Cena del Señor.
aparte de la gente». Así es preciso que el Pero pese a esta advertencia, podéis con-
alma llegue a sentir su propia personalidad ceder mucha libertad en espiritualizar a
e individualidad, y que sea conducida a la hombres de un genio poético raro, como por
soledad. «Metió sus dedos en las orejas de ejemplo, a Juan Bunyan. Señores. ¿han
él», es decir, en la fuente del mal indicado: leído ustedes alguna vez la espiritualización
de este modo se convencen los pecadores del templo de Salomón por Juan Bunyan?
de su estado. «Y escupiendo, etc..», el Es, sin duda, una obra muy notable, llena de
Evangelio es un medio sencillo y menospre- un ingenio santificado. Por ejemplo, consi-
ciado de lograr la salvación, y el pecador, derad como muestra, una de sus explicacio-
para recibir ésta, debe humillarse a sí mismo nes extravagantes, y ved si se puede mejo-
bajo las condiciones de aquel. «Tocó su rar. Trata de las hojas de la puerta del Tem-
lengua...», indicando así con mayor clari- plo. «Las hojas de esta puerta, como os dije
dad, el centro de la dificultad. Así se nos antes, se podían doblar, y así como os
aumenta el sentimiento de nuestra necesi- sugerí anteriormente, tienen un significado
dad. «Y mirando el cielo Jesús recordó a su especial e interesante. Porque de este modo
paciente la verdad de que toda la fuerza cualquier hombre, y especialmente un nue-
debía llegarle de arriba;» lección es ésta que vo discípulo, bien podría equivocarse, cre-
todo investigador espiritual debe aprender. yendo que todo el pasaje se le había abierto,
«Gimió», enseñándonos así que los medios siendo así que no todo, sino sólo una cuarta
de nuestra salvación son los sufrimientos del parte de él se le había apenas descubierto.
Gran Médico. Y cuando él dijo Ephatha, que Porque, como dije antes, estas puertas
significa «se ha abierto...», vemos en estas nunca se han abierto hasta ahora entera-
palabras la expresión de la gracia eficaz que mente, ni aun en el antitipo; pues nadie
efectuó una curación inmediata, perfecta y todavía ha llegado a ver en ningún tiempo
permanente. Esta explicación puede ser- todas las riquezas y toda la plenitud que se
viros como ejemplo de muchas, y bien po- encuentran en Jesucristo. Por esto digo que
déis creer que los milagros de Cristo son un novicio, si juzgara por la vista actual, y
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 245 •

especialmente si viera solo un poco, bien haya, ¿quién, excepto él, hubiera dicho: «La
podría equivocarse, por cuya razón esta haya es también la casa de la cigüeña, esa
clase de personas, por regla general, tienen ave inmunda, así como Cristo es el asilo, y
mucho temor de no llegar nunca a entrar por amparo de los pecadores?». Dice el texto:
las puertas preferidas. ¿Qué dices tú, oh «en las hayas hace su casa la cigüeña;» y
discípulo nuevo, no se encuentra en este Cristo dice a los pecadores que notan su
estado tu alma? ¿No te parece a ti que eres falta de abrigo: «Venid a mí y os haré des-
un pecador demasiado culpable para ser cansar». El sirve de refugio a los oprimidos,
salvo? Pero tú, oh pecador, no temas, las refugio en las tribulaciones. (Dt. 14:18; Lv.
puertas son de goznes, y de consiguiente 11:19; Sal. 104:17; 74:2, 3; Mt. 11:27, 28;
pueden abrirse más y más si hubiere nece- He. 6:17-20). En su «Casa del bosque del
sidad. Por tanto, cuando vengas a esta Líbano», encuentra más dificultad, pero sale
puerta y te figures que no hay lugar para que del paso como ningún otro pudiera haberlo
entres, toca y te será abierta más amplia- hecho. Las tres hileras de pilares, cada una
mente y serás recibido» (Lc. 11:9; Jn. 6:37). compuesta de quince son para él un enigma
Por esto, quien quiera que seas, vienes a la muy difícil, y no puede descifrarlo, pero lo
puerta cuyo tipo era la del templo; no fíes intenta valerosamente, y abandona la tarea
pues en tus primeras concepciones de las sólo cuando todos sus esfuerzos fueron
cosas, sino cree que hay gracia abundante. infructuosos. El Sr. Bunyan es jefe, cabeza
No sabes todavía lo que Cristo puede hacer; y príncipe de todos los alegoristas, y no
las puertas son de goznes. «Él es poderoso debemos seguirle en los profundos lugares
para hacer todas las cosas mucho más de expresión típica y simbólica. El era nada-
abundantemente de lo que pedimos o enten- dor; nosotros no somos sino vadeadores, y
demos» (Ef. 3:20). Las bisagras que sostie- no debemos salir de la esfera de nuestros
nen estas puertas, fueron hechas, así como alcances. Antes de concluir esta lectura
os dije, de oro. Esto quiere decir por un lado quiero daros uno o dos ejemplos del modo
que giraba sobre motivos de amor y a im- de espiritualizar, que me fueron muy cono-
pulsos del amor; y por otro, que sus aber- cidos en mi juventud. Nunca podré olvidar-
turas eran ricas. La puerta que nos conduce me de un sermón predicado por un hombre
a Dios, gira sobre bisagras de oro. Los pos- poco instruido, pero notable, que era mi
tes de que pendían estas puertas eran de vecino en el campo. Recibí yo las notas del
olivo, ese árbol grueso y aceitoso, para en- discurso de sus propios labios, y espero que
señarnos que nunca se abren de mala gana queden como notas, y nunca sirvan otra vez
ni lentamente, así como lo hacen aquellas de base para la predicación de un sermón.
cuyas bisagras carecen de aceite. Siempre El texto fue éste: «El mochuelo, la lechuza
están aceitadas, y así se abren fácil y pron- y el cuclillo». Os parecerá probablemente
tamente a los que las tocan. Por esto leéis que estas palabras no son muy fecundas en
que el que habita en esta casa, da espon- pensamientos; así me parecieron a mí, y por
táneamente, ama espontáneamente, y nos tanto le pregunté inocentemente: «¿Y cuá-
hace bien de todo corazón. «Y me alegraré les son las divisiones del sermón?». Me
con ellos haciéndoles bien; y los plantaré en contestó ingeniosamente: «¿Divisiones?
esta tierra en verdad, de todo mi corazón y tuerce los pescuezos de las aves, y luego
de toda mi alma». (Jer. 32:41; Ap. 21:6; 22: tendrás tres divisiones, es decir, el mochue-
17). Por tanto, el aceite de gracia significado lo, la lechuza y el cuclillo». Se ocupó de
por ese árbol aceitoso, o esos postes de enseñar que todas estas aves eran inmun-
olivo de los cuales pendían estas puertas, das según la ley ceremonial, y que eran
las hacen abrir fácil y alegremente al alma. tipos evidentes de los pecadores inmundos.
Los mochuelos eran las personas que roba-
VI. ESPIRITUALIDAD E INGENIO ban a hurtadillas, y aquellas que falsificaban
Cuando Bunyan explica el hecho de que sus mercaderías, y todas las que engaña-
fueron hechas las puertas de madera de ban a sus semejantes clandestinamente, sin
• 246 • SERMONES SELECTOS

que se sospechase que eran pícaros. Las así es preciso que la verdad se prepare
lechuzas eran un tipo de borrachos, los cua- antes que se pueda recibir en el alma, de tal
les están siempre despiertos en la noche, manera que nos alimentemos con ella y
mientras en el día apenas pueden caminar crezcamos. Agregó que iba a enseñarnos el
sin lastimarse por tener tanto sueño. Agregó modo de cocer un sermón, y lo hizo de una
que había lechuzas también entre los cris- manera muy instructiva. Empezó, siguiendo
tianos profesos. La lechuza parece grande el estilo de los libros que tratan del arte de
solo por las muchas plumas que tiene, pero cocina: «Primero, coged la liebre». «Así»,
es muy chica sin ellas, así muchos de los dijo él, «primero, conseguid un sermón
que se llaman cristianos no son más que evangélico». En seguida dijo que muchos
plumas, y si pudiera quitárseles sus preten- sermones no valían la pena de ir a cazarlos,
siones arrogantes, se reducirían a muy y que había muy pocos sermones buenos;
poco. El cuclillo representaba al clero de la y que valdría la pena irse a cualquiera dis-
Iglesia Anglicana, cuyos miembros siempre tancia para escuchar un discurso sólido y
al abrir la boca en el culto, proferían la calvinista hecho a la antigua. Encontrado el
misma nota. Y por decirlo así, vivían de los sermón, bien podría suceder que algunos
huevos de otras aves, exigiendo al pueblo distintivos de él, originándose de la flaqueza
los diezmos y otras contribuciones eclesiás- del predicador, no fuesen provechosos, y
ticas. Los cuclillos eran también, si no estoy por esta razón, se deberían desechar. En-
equivocado, los que insistían en el albedrío, seguida se ocupó del deber de discernir y de
diciendo siempre: «Haz, haz, haz, haz». juzgar lo que se oyera, y de no dar crédito
¿No es verdad que este sermón era absur- a todas las palabras de nadie. Después nos
do? Sin embargo, teniendo presente el ca- puso de manifiesto el modo de asar un
rácter de su autor, no parecía ni excepcional, sermón, diciendo que era necesario meter el
ni singular. El mismo venerable hermano asador de la memoria en él de un extremo
pronunció otro sermón igualmente peculiar, al otro, voltearlo sobre el eje de la medita-
y mucho más original y útil, y todos los que ción, ante el fuego de un corazón verdade-
le escucharon le recordarán hasta el día de ramente ardiente y atento, y que de este
su muerte. El texto era este pasaje: «El modo se cocerla y serviría de nutrimento
indolente no chamuscará su caza» (Pr. realmente espiritual. Os doy solamente el
12:27). El buen anciano reclinándose sobre bosquejo, y aunque parezca algo ridículo, no
el púlpito dijo: «Luego, hermanos míos, él causó esta impresión en los que lo escucha-
era la verdad, un sujeto perezoso». Éste fue ron. Abundó en alegorías, y cautivó la aten-
el exordio, y enseguida agregó: «El fue a ción de todos desde el principio al fin.
cazar, y con mucho trabajo cogió una liebre; –Señor mío, ¿cómo está usted?», fue el
pero era tan desidioso, que no quiso asarla. saludo que le dirigí un día por la mañana.
¡Por cierto que él era uno de los más pere- Me da gusto verle a usted en tan buena
zosos!. El buen hombre nos hizo sentir cuán salud, considerando que ya es anciano.
ridícula era tal pereza, y entonces dijo: –Sí –me contestó–, estoy en buen esta-
«Pero probablemente sois tan culpables do a pesar de mi edad, y apenas puedo
como aquel hombre, pues hacéis, en efecto, percibir la menor disminución en mi fuerza
lo mismo oís decir que un ministro popular natural.
ha llegado de Londres, ensilláis el caballo y –Espero –respondí que su buena salud
lo ponéis al carro, y camináis diez o veinte continúe por muchos años, y que como
leguas para oírle; y después de haber escu- Moisés, descenderá al sepulcro, no oscure-
chado el sermón, dejáis de aprovecharlo. ciéndose sus ojos ni perdiéndose su vigor.
Cogéis la liebre, pero no la asáis; vais a –Todo esto suena muy bien –dijo el
cazar la verdad, pero no la recibís». Enton- anciano–, pero en primer lugar, Moisés nun-
ces seguía enseñando que así como es ca descendió al sepulcro, sino que subió a
necesario cocer la carne para que el cuerpo él; y en segundo lugar, me gustaría saber
la asimile, (pero él no empleó esta palabra), qué das a entender con lo que acabas de
Biblia, Parábolas, Personajes, Tipos y figuras • 247 •

decirme: ¿Por qué no se oscurecieron los I. EL REALISMO ES PREFERIDO AL


ojos de Moisés? RITUALISMO
–Me supongo –respondí avergonzado– 1. Dios prefiere la alabanza y oración.
que su modo natural de vivir, y su espíritu 2. Al Señor le agrada el clamor del corazón
tranquilo le habían ayudado a conservar quebrantado.
sus facultades, y convertirle en un anciano 3. Dios se complace en que le pidamos.
vigoroso. 4. En el clamor hay humildad.
–Es muy probable –contestó él–, pero 5. En la súplica hay fe.
mi pregunta no se dirigía a esto: ¿qué quiere
decir el pasaje citado?, ¿cuál es su ense- II. LA ADVERSIDAD CONVERTIDA EN
ñanza espiritual? ¿No es esto: Moisés es la VENTAJA
ley, y ¡qué fin tan glorioso le puso Dios en 1. Convirtiendo la angustia en ganancia.
el monte de su obra ya completa!? a) Dios manda que le invoquemos
¡Cuán dulcemente se adormecieron sus b) Apelamos a su carácter
terrores al recibir un beso de la boca Divina!, c) Creed en está promesa
y fíjate en que la razón de por qué la ley ya
no nos condena, no es porque sus ojos se III. LA GRACIA SOBERANA PUESTA BAJO
oscurecen de tal manera que no puede ver OBLIGACIÓN
nuestros pecados, ni porque se perdió su 1. Ha prometido ayudar y lo cumplirá.
vigor para maldecir y castigar, sino porque 2. El señor conoce el tiempo de nuestra
Jesucristo lo llevó al monte, y allá le puso liberación.
fin de un modo glorioso. 3. Dios mismo será el que nos libere.
De esta naturaleza eran sus conversa-
ciones usuales y su ministerio. Reposen en IV. LA PARTE DE DIOS Y DEL HOMBRE EN
paz sus cenizas. Apacentó ovejas durante LA ORACIÓN
los años tiernos de su vida, y después se 1. Dios merece toda la honra por lo hecho
hizo pastor de hombres y solía decirme que en nosotros.
«había encontrado a los hombres más ove-
junos que las ovejas». Los conversos que CONCLUSIÓN: Da a Dios gloria por cada
hallaron el camino celestial por él como parte de tu salvación.
instrumento, eran tan numerosos, que al
recordarlos, nos parecemos a los que vieron
al cojo saltando por la palabra de Pedro y EL TEXTO DE ROBINSON CRUSOE
de Juan: estaban dispuestos a criticar, pero
«viendo al hombre que había sanado, que INTRODUCCIÓN
estaba con ellos, no podían decir nada en Hay un libro que nos encantó en nues-
contra». Con esto doy punto final a esta tros días de la juventud. ¿Acaso queda al-
lectura, repitiendo la opinión de que guiados gún niño que no lo haya leído? Robinson
por la discreción y por un juicio sano, pode- Crusoe era una riqueza de maravillas para
mos a veces espiritualizar con el mayor mí. Podría haberlo leído docenas de veces,
provecho de nuestros oyentes: por lo menos y no me habría cansado. No me avergüenza
excitaremos su interés y los mantendremos decir que aún en el día de hoy puedo leerlo
despiertos. con nuevo deleite. Robinson y su hombre
Viernes, aunque son sólo invenciones de la
27. EL TEXTO DE ROBINSON CRUSOE ficción, son maravillosamente reales para la
mayoría de nosotros. Pero, ¿Por que estoy
«Invócame en el día de la angustia; te comenzando de esta manera este día del
libraré, y tú me honrarás» (Salmos 50:15). Señor? ¿No está esta charla completamen-
te fuera de orden? Espero que no. Al leer mi
INTRODUCCIÓN: La desesperación del texto viene a mi recuerdo un pasaje en for-
hombre y el consuelo para la angustia. ma muy vívida, y en ello encuentro algo más
• 984 • SERMONES SELECTOS

regla general no debéis hacerlo, y si hay nada cuando no se tiene que decir, y por
excepciones deben ser muy pocas. Permi- bien que fuera manejada, sería como un
tidme que os recuerde que no tenéis un carro vacío con buenos tiros, a no ser que
taller a donde los marchantes puedan ir a ministréis por su medio a vuestros oyentes
dar sus órdenes. Cuando un amigo os su- verdades interesantes y oportunas. Demós-
giera un asunto, pensad en él, considerad si tenes tuvo razón, a no dudarlo, al asignar el
es a propósito y si podéis aceptarlo. Recibid lugar de primera, segunda y tercera impor-
la súplica cortésmente, como conviene a los tancia a una buena elocución; pero ¿de qué
caballeros y cristianos; pero, si el señor a vale ésta si el hombre no tiene nada que
quien servís, no arroja su luz sobre el texto, decir? Un hombre dotado de la más exce-
no prediquéis sobre él por mucho que algu- lente voz, y a quien le falten conocimientos
no os persuada. Estoy enteramente cierto y un corazón ardiente, será «una voz cla-
de que si esperamos en Dios por nuestros mando en el desierto». O como Plutarco
asuntos, y le pedimos ser guiados por la dice: «Voz y nada más». Semejante hombre
sabiduría divina, él nos guiará por el camino bien podría lucirse en el coro, pero en el
recto; pero si nos gloriamos de nuestra fa- púlpito seria inútil. La voz de Whitfield, sin
cultad para elegimos un texto, encontrare- su fuerza de corazón, no afectaría más
mos que sin Cristo no podemos hacer nada, permanentemente a sus oyentes que el vio-
ni aun en la elección de un texto. Esperad lín de Paganini. No sois cantores, sino pre-
en el Señor; escuchad lo que él quiera decir; dicadores; vuestra voz es de segunda im-
recibid la palabra directamente de sus la- portancia; no os parezcáis a muchos que se
bios, y entonces salid como embajadores ocupan principalmente de ella, y la acarician
enviados del trono mismo de Dios. Repito: de tal manera que llegan a considerarse
«Esperad en el Señor». enfermos al sentir la menor dificultad en su
articulación. No hay necesidad que una
109. SOBRE LA VOZ DEL PREDICADOR trompeta sea de plata; bastará un cuerno de
carnero, pero debe poder resistir un violento
«Y abriendo su boca les enseñaba, di- uso, porque las trompetas son para los
ciendo» (Mateo 5:2). conflictos de guerra y no para los salones de
moda. Por otra parte, no dejéis de pensar
I. IMPORTANCIA DEL TONO DE LA VOZ debidamente en vuestra voz, porque su
excelencia puede contribuir mucho a que
II. EDUCAR LA VOZ Y EL TONO logréis el objeto que esperáis conseguir.
Platón hablando del poder de la elocuencia,
III. HABLAR PARA SER OÍDOS hace mención especial del tono del orador.
1. No forzar las cuerdas vocales. «Tan vivamente», dice él, «resuenan en mi
2. Hablar clara y distintamente la totalidad oído las palabras y el tono del orador, que
del sermón. apenas en el tercero o cuarto día, recojo mis
3. Modular los tonos sin forzar la garganta. ideas, y percibo en qué parte de la tierra
4. Usar la voz con la naturaleza del asusto. estoy; y por algún tiempo me hallo dispuesto
5. Hacer uso de la voz natural de cada uno. a creer que vivo en las islas de los bienaven-
6. Esforzaos en educar la voz. turados». Verdades preciosas en extremo,
7. Cuidar la garganta. se pueden perder mucho de su mérito por
ser expresadas en un tono monótono de
voz. Una vez oí comparar a un ministro res-
SOBRE LA VOZ DEL PREDICADOR petable que gruñía mucho a una abeja sil-
vestre metida dentro de un jarro, metáfora
I. IMPORTANCIA DEL TONO DE LA VOZ bastante vulgar sin duda, pero que expresa
Nuestra primera regla tocante a la voz con tanta exactitud el sonido monótono, que
es que no penséis demasiado en ella, sino me lo reproduce al vivo en este momento,
recordad que la voz mas dulce no sirve de y me recuerda la parodia sobre la Elegía de
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 985 •

Gray, que dice: «Ahora se hace oscuro a la hable en el púlpito como hombre, y esta
vista el asunto luminoso y todo el aire en- afectación no se limita a los protestantes,
vuelve un silencio soporífero. Excepto don- pues el abate Mullois, dice: «En cualquier
de el párroco zumba su discurso insulso, y otro lugar los hombres hablan; hablan en el
cencerreos soñolientos arrullan los rediles foro y en el tribunal; pero ya no hablan en
dormidos». Qué lástima que un hombre que el púlpito, sino por el contrarío, allá encon-
de corazón predicaba doctrinas tan precio- tramos un lenguaje ficticio y artificial, y un
sas, y en el lenguaje más a propósito, hu- tono falso. Se tolera en la iglesia este modo
biera cometido suicidio ministerial haciendo de hablar, solo porque desgraciadamente es
uso de una sola cuerda, aunque el Señor le tan general allí; en otra parte no sería per-
había dado un instrumento de muchas para mitido». ¿Qué pensaríais de un hombre que
que todas las tocase. ¡Ay! ¡ay! de aquella conversara de un modo semejante en un
voz fastidiosa; zumbaba y zumbaba a seme- salón? Por cierto que provocaría muchas
janza de una piedra de molino, dando el risas. Hace algún tiempo había un guarda en
mismo tono disonante tanto si su dueño el panteón, hombre de buena clase según
hablaba del cielo, o del infierno; de la vida sus ideas, el cual al enumerar las hermosu-
eterna, o de la ira sempiterna. Podría ser ras del monumento adoptaba exactamente
acaso un poco más alta o más baja según el tono de muchos de nuestros predicado-
la extensión de la sentencia, pero su tono res, y nunca dejó de hacer reír a los visita-
era siempre el mismo, es decir, una tierra dores, que se divertían tanto con su modo
yerma de sonido, una soledad horrible de de hablar como con los varios objetos de
habla en la cual no había alivio posible, nin- interés que les enseñaba. No se debe per-
guna variedad, ninguna música, nada que mitir ocupar el púlpito a un hombre que no
no fuera una monotonía penosa. Cuando el tenga una elocución natural y libre; debemos
viento sopla por una arpa eólica, toca todas desterrar sumariamente de dicho lugar, por
las cuerdas, pero el viento celestial, al pasar lo menos, todo lo falso. En estos días de
por algunos hombres hace uso de una sola desconfianza, todo lo fingido se debe des-
cuerda, y ésta es por regla general, la más echar, y el mejor modo de corregirse en este
disonante de todas. Tan solo la gracia podría respecto, por lo que toca a la predicación,
poner a los oyentes en estado de edificarse es el de escuchar con frecuencia a ciertos
bajo el martilleo continuo de algunos predi- predicadores monótonos y vehementes,
cadores. Estoy seguro que un jurado impar- pues saldremos del templo tan disgustados,
cial pronunciaría un veredicto de sueño jus- y con tanto horror de esta clase de elocu-
tificable en muchos casos, teniendo en ción, que nos condenaríamos a un silencio
cuenta que el sonido que procede del minis- absoluto antes que imitar a tales predicado-
tro hace dormir por su monotonía fastidiosa. res. Luego que abandonéis lo natural y lo
El Dr. Guthrie caritativamente atribuye los real, perderéis el derecho de ser creídos, así
sueños de cierta congregación escocesa a como el de ser escuchados. Podéis ir a
la mala ventilación de su templo; esto sin todas partes, a templos o a capillas, y en-
duda explica en parte esa costumbre de los contraréis que casi todos nuestros predica-
oyentes, pero la causa más poderosa bien dores tienen un tono santo para los domin-
podría ser el mal estado de las válvulas de gos. Tienen una voz para la sala y el dor-
la garganta del predicador. Hermanos, por mitorio y otra muy distinta para el púlpito, de
todo lo sagrado, predicad con todas las suerte que si no se encuentran con dos len-
campanas de vuestra torre, y no fastidiéis a guas para pecar, sí las tienen prácticamente.
vuestros oyentes con el ruido disonante de Muchos hombres al subir al púlpito, se des-
una pobre y cuarteada campana. pojan de toda su personalidad, y se hacen
Cuando fijáis la atención en la voz, te- tan rutineros como el bedel de la parroquia.
ned cuidado de no caer en las afectaciones Casi pudieran jactarse como el fariseo, de
habituales y comunes del tiempo actual. no ser como los otros hombres, más seria
Apenas hay un hombre entre doce que una blasfemia darle gracias a Dios por esto.
• 986 • SERMONES SELECTOS

No son carnales ni hablan como hombres, su genealogía es el siguiente: Astilla que fue
sino que adoptan una especie de quejido o hijo de Ceceo, que lo fue de Sonrisa Afec-
gruñido, o algún otro ruido desagradable, tada, que lo fue de Pisaverde, que lo fue de
para evitar por completo la impresión de que Afectación; o Vacilante que fue hijo de Gran-
son naturales, y están hablando de la abun- dioso, que lo fue de Pomposidad, el mismo
dancia del corazón. Una vez puesta el alba, que fue padre de muchos hijos. Recordad
parece que se convierte ésta en la mortaja que cuando aun estos sonidos horribles son
de la personalidad natural del hombre, y se naturales, no los condeno; que cada criatura
cambia en afeminado emblema de lo oficial. hable su propio idioma; pero el hecho es que
Hay dos o tres modos de hablar con los que de diez hombres que hablan estos dialectos
estáis familiarizados sin duda. No vemos sagrados, que espero serán pronto idiomas
ahora con tanta frecuencia como antes el muertos, nueve usan un tono afectado y
estilo severo, erudito, hinchado y pomposo forzado. Estoy persuadido de que estos mo-
que acabo de llamar el ore rotundo; pero se nótonos tonos y semitonos son babilónicos,
admira todavía por algunos. Cuando un y que no pertenecen al dialecto de Jerusalén
ministro estaba una vez soplando al modo porque éste tiene un distintivo especial, es
de una máquina que exhala vapor, un hom- decir: cada hombre tiene su propio modo de
bre que estaba en la nave dijo que le parecía hablar, y habla de la misma manera fuera del
que el predicador «se había tragado una púlpito y dentro de él. Nuestro amigo de la
bola de harina». «No, Juan», le respondió su escuela de oratoria ampulosa, cuyo distinti-
compañero, «no se la ha tragado, pero la vo es la afectación, nunca habló fuera del
tiene en la boca dándole de vueltas». Puedo púlpito del mismo modo que lo hace dentro
figurarme al Dr. Johnson hablando de esta de él, y nunca usa en la sala el mismo tono
manera en Bolt Court y de todos los hom- que utiliza en el púlpito. «Quiere usted ha-
bres a quienes es natural este tono, procede cerme el favor de darme otra taza de té con
con una grandeza olímpica, pero que no azúcar». Si lo hiciera así se pondría en ri-
tenga lugar nunca en el púlpito ninguna dículo, pero el púlpito tiene que sufrir lo peor
imitación de él; si viene naturalmente, bien, de su voz que la sala no toleraría. Insisto en
pero remedarlo es traición a la decencia que las mejores notas, de que es capaz la
común; de igual modo toda clase de mímica voz de un hombre, se deben emplear en la
en el púlpito me parece estrechamente alia- predicación del Evangelio, y éstas son las
da al pecado imperdonable. Hay otro estilo que la naturaleza le enseña que use en la
del cual os suplico no os riáis. Se describe conversación animada. Ezequiel sirvió a su
este método de pronunciación como feme- maestro con sus facultades más musicales
nino, carantoñero, delicado, sandio… no sé y melodiosas, de suerte que el Señor le dijo:
cómo indicarlo con más exactitud. Casi to- «Tú eres a ellos como cantor de amores,
dos nosotros hemos tenido la felicidad de oír gracioso de voz y que canta bien» (Ez.
estas varías clases de tonos, y tal vez otros 33:32). Aunque esto, por desgracia, no sirvió
más extravagantes todavía. He oído mu- de nada al corazón endurecido de Israel,
chas especies distintas, desde la voz rotun- que solo el Espíritu de Dios pudo quebran-
da a semejanza de la del Dr. Johnson, hasta tar, sin embargo, le convino al profeta anun-
la tenuidad del suave y elegante susurro; ciar la Palabra de Dios empleando el mejor
desde el bramido de los toros de Basan, estilo de voz y de modales.
hasta la nota más dulce de un canario. He
podido seguir las huellas de algunos herma- II. EDUCAR LA VOZ Y EL TONO
nos que van tras sus antepasados, es decir, Además, si tenéis algunas idiosincrasias
sus antepasados ministeriales, de quienes de lenguaje, las cuales son desagradables
primero aprendieron estos celestiales, melo- al oído, corregidlas si os es posible. Dice
diosos, santificados, hermosos, pero –debo Juan Wesley: «Tened cuidado de no retener
agregar con toda franqueza– detestables nada torpe ni afectado, ni en vuestros ges-
modos de hablar. El orden, no hay duda, de tos, ni en vuestro lenguaje, ni en vuestra
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 987 •

pronunciación». Se admite luego que el pre- piantes en la oratoria debéis rehusar llevar
ceptor puede dar este consejo mucho más ese molesto yugo. Es necesario también
fácilmente que vosotros podéis ponerlo en deciros que abráis la boca al hablar, porque
práctica. Sin embargo, para jóvenes que el inarticulado gruñido tan común entre
están en la alborada de su ministerio, la nosotros, es el resultado, por regla general,
dificultad no es insuperable. Los hermanos de mantener la boca medio cerrada. Los
que vienen del campo retienen en sus bocas evangelistas no escribieron en vano del
algo de su dialecto rústico, recordándonos Señor: «Y abriendo su boca, les enseñaba».
irresistiblemente los becerros de Essex, los Abrid cuanto sea necesario las puertas por
cerdos de Berkshire o los redrojos de las cuales la verdad tan hermosa ha de salir.
Suffolk. ¿Quién puede equivocar los dialec- Además, hermanos, evitad el uso de la nariz
tos de Yorkshire o Somersetshire, los cuales como órgano de la elocución, porque las
no son meras pronunciaciones provinciales, mejores autoridades están de acuerdo que
sino también tonos? Seria difícil descubrir la tiene por objeto el que con ella se huela.
causa del hecho que nos consta con toda Hubo un tiempo en que el retintín nasal era
claridad, de que en algunos distritos de In- una cosa de mérito, pero en esta época de
glaterra las gargantas de los hombres pare- retroceso haríais mejor en obedecer las
cen que se obstruyen, como teteras que se sugestiones de la naturaleza, dejando que
han usado por mucho tiempo, y en otros ejecute la obra que le está encomendada,
resuenan como un instrumento de música sin la intervención del instrumento formado
de bronce, con un sonido metálico y des- para el olfato. Si acaso está presente un
agradable. Estas variaciones de la naturale- estudiante americano me ha de disimular
za bien pueden ser hermosas en su tiempo que le llame la atención especialmente so-
y lugar oportunos, pero yo nunca he podido bre esta observación. Evitad la costumbre
apreciarlas. De todos modos, debemos qui- de muchos que no pronuncian con claridad
tarnos un alarido penetrante y disonante que la letra «i», pues esta falta no tiene excusa,
se parece al sonido hecho por tijeras moho- y es muy ridícula en su efecto. A algunos
sas; así también no podemos tolerar una hermanos pertenece la dicha de poseer un
enunciación indistinta e inarticulada, en la ceceo de la clase más atractiva y deliciosa.
cual ninguna palabra es completa, sino que Esto tal vez es el menor de los males en
los nombres, los adjetivos y los verbos se caso de un hermano pequeño de estatura y
hacen en una especie de picadillo. Igual- encantador por naturaleza, pero arruinaría a
mente reprensible es aquella habla lúgubre alguien cuyo deseo fuera el de poseer la
en la cual un hombre no hace uso de sus dignidad y la fuerza. Apenas puedo figurar-
labios, sino imita a un ventrílocuo. Los tonos me a Elías ceceando a Acab o a Pablo
sepulcrales pueden preparar a un hombre cortando lindamente sus palabras en medio
para que sirva de comisario de entierros, del Areópago. Bien puede haber algo paté-
pero Lázaro no se resucita con gemidos tico en tener los ojos débiles y llorosos y en
roncos. Uno de los modos más eficaces de detenerse en la pronunciación de las pala-
mataros es el de hablar con la garganta en bras; más todavía, admitimos que cuando
vez de hacerlo con la boca. Este mal uso de estos distintivos resultan de una pasión ar-
la naturaleza será castigado de un modo diente, son sublimes; pero algunos los tie-
terrible por ella; evitad la pena con no caer nen por nacimiento y hacen uso de ellos con
en la falta. Puede seros útil que insista aquí demasiada frecuencia, y puedo decir a lo
para que luego os detengáis con frecuencia menos, que no es necesario que los imitéis.
en la pronunciación de las palabras, y os Hablad así como vuestra naturaleza educa-
quitéis este hábito insinuante y pernicioso, lo da os sugiera, y lo haréis bien; pero tened
más pronto posible. No hay necesidad nin- cuidado de que ella sea cultivada y no ruda,
guna de dicha costumbre, y aunque los que grosera e inculta. Demóstenes como sabéis
ya son victimas de ella nunca podrán romper tenía mucho empeño en el cultivo de su voz
sus cadenas, vosotros los que sois princi- y Cicerón, que era débil por naturaleza,
• 988 • SERMONES SELECTOS

caminó por muchos lugares de Grecia a fin de silabas y del modo más eficaz inunda el
de corregir su modo de hablar. Preocupán- sentido en diluvios de sonidos. A veces se
donos de asuntos mucho más sublimes no oye a un orador enfurecido a quien le falta
seamos menos ambiciosos de tener el mejor la claridad en su pronunciación, y cuya
éxito. Dijo Gregorio Nacianceno: «Quitadme vehemencia le hace proferir sonidos de tal
todo lo demás, menos la elocuencia; y nun- modo confusos, que haría recordar al que
ca me pesará haber hecho muchos viajes estuviera un poco retirado, estos dichos de
para estudiarla». Luciano: «Un hombre gruñidor hace que su
lengua profiera sonidos que no se asemejan
III. HABLAR PARA SER OÍDOS a los humanos; se parecen al ladrido de un
Hablad siempre de tal manera que po- perro o al aullido de un lobo; al chillido lú-
dáis ser oídos. Conozco a un hombre que gubre del mochuelo a media noche; al silbo
pesa noventa kilos y que podría ser oído a de las serpientes; al bramido del león voraz;
una distancia de media milla; pero es tan al estruendo de las olas que se estrellan
desidioso en su modo de hablar, que apenas contra los arrecifes de la playa; al bramido
se le puede oír enfrente del coro. ¿Para qué de los vientos en el bosque; y al estallido del
sirve un predicador cuyas palabras no pue- trueno que surge de las nubes electrizadas
den ser oídas? La modestia debe inducir a y todas estas cosas se parece a la vez». Es
un hombre falto de voz, a ceder su lugar en una molestia que no se debe sufrir más de
favor de otro más apto para la tarea de una vez, oír a un hermano precipitarse al
pregonar los mensajes del rey. Hay hombres modo de un caballo bronco que lleva pegado
que hablan bastante alto, pero les falta la un tábano en la oreja, hasta que se agota
claridad en su pronunciación, sus palabras su aliento y se ve precisado a detenerse
contienden entre si, se confunden y se es- para llenar de nuevo de aire sus pulmones;
torban las unas a las otras. Pronunciar con es con todo muy común y muy penosa la
claridad es cosa de mucha más importancia repetición de esta inexcusable falta en el
que la mera fuerza del aliento. Dad a una mismo sermón. Haced pues pausas en tiem-
palabra la oportunidad de ser oída, no la po oportuno, y precaveos de aquella asfixia
destrocéis en vuestra vehemencia, ni la producida por el esfuerzo de tomar aliento,
obscurezcáis en vuestra precipitación. Es que más bien inspira lástima para el orador
detestable oír a un hombre robusto gruñir y desfallecido, que interés por el asunto de
hablar entre dientes, aunque sus pulmones que está tratando. Vuestro auditorio no debe
tengan fuerza suficiente para dar las notas notar que respiráis: el acto de tomar aliento
más altas; pero por otra parte, es necesario debe pasar tan inadvertido, como la circula-
tener presente que por fuerte que sea la voz ción de la sangre. Es indecente hacer que
de un hombre, no se le oirá bien si no pro- las meras funciones animales referentes a la
nuncia cada palabra con claridad. Hablar respiración, causen hiatos o interrupciones
con demasiada lentitud es cosa muy fasti- en vuestro discurso.
diosa y que sujeta a los oyentes reflexivos 1. Por regla general, no empleéis toda
a la enfermedad llamada «los horrores». Es la voz en vuestra predicación. Dos o tres
imposible escuchar a un hombre que avanza hombres enérgicos bien conocidos se hallan
solamente una milla en cada hora. Una ahora sufriendo las consecuencias de su
palabra hoy y otra mañana, son como un costumbre infundada de gritar a voz en
fuego lento que solo los mártires pueden cuello; se han irritado sus pobres pulmones
soportar. Tampoco se puede justificar la e inflamándose su laringe, por sus gritos tan
costumbre de hablar con una rapidez exce- violentos de los que al parecer no pueden
siva; la de dar de gritos, y la de enfurecerse prescindir. No cabe duda en que es bueno
a semejanza de un loco, este estilo no tiene a veces «clamar a gran voz y no detenerse»,
influencia, ni la tendrá nunca si no es en los pero es preciso también tener presente
idiotas, porque cambia lo que debe ser un como un consejo apostólico, las siguientes
ejército de palabras, en una masa confusa palabras: «No te hagas ningún mal». Cuan-
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 989 •

do los oyentes puedan oíros hablando voso- decir a gritos: «El Señor es mi Pastor». Si
tros a media voz, debéis economizar la fuer- obráis así, sin reflexión, el pobre paciente no
za superflua para cuando la hayáis de me- podrá menos que decir luego que os despi-
nester. «No malgastéis y no tendréis nece- dáis de él: «¡Ay de mí!, cuando me duele la
sidad», es un adagio que bien pudiera apli- cabeza me alegro mucho de que ese buen
carse tratándose de este asunto. Evitad una hombre se haya marchado. El Salmo 23 que
cantidad exagerada de sonidos altos. No recitó es muy precioso y tranquilizador, pero
hagáis doler a vuestros oyentes la cabeza, él lo leyó asemejándose al trueno y al relám-
cuando lo conveniente seria hacer que les pago y casi me aturdió». Recordad, jóvenes
doliera el corazón. Cierto es que debéis y solteros, que susurros blandos le convie-
procurar conservarlos despiertos, pero re- nen más a un enfermo, que un zambombazo
cordad que para esto no es necesario rom- o el disparo de un cañón.
perles el tímpano del oído. «El Señor no está 2. Observad cuidadosamente la costum-
en el viento». El trueno no es relampagueo. bre de variar la fuerza de vuestra voz. Antes
El ruido no determina la facilidad con que la regla era ésta: «Comenzad muy suave-
oyen los hombres, al contrario, demasiado mente, subid poco a poco, y al fin emplead
ruido ensordece el oído, produce reverbera- las notas más altas de vuestra voz». Que
ciones y ecos, y así de un modo eficaz dis- todas estas reglas u otras semejantes sean
minuirá la fuerza de vuestros sermones. abolidas, porque son fútiles y engañosas.
Acomodad vuestra voz a vuestro auditorio. Hablad en voz alta o baja, según las exigen-
Cuando estén presentes 20.000 personas, cias del sentimiento de que estéis poseídos;
sacad todos los registros y dejad emitir al no os sometáis a ningunas reglas artificiales
instrumento toda su fuerza; pero tened cui- o caprichosas. Estas son abominables. El
dado de no hacer lo mismo en un cuarto en Sr. de Cormorin dice satíricamente: «Sed
el cual no puedan hacer más de 30 o 40. apasionados, tronad, enfureceos, llorad,
Siempre que yo entro en un edificio con el hasta la quinta palabra de la tercera senten-
fin de predicar, calculo en el acto mismo cia del párrafo décimo de la décima página.
cuánta voz sea necesaria para llenarlo, y ¡Cuán fácil no seria esto, y más que todo,
después de decir unas cuantas palabras, cuán natural!». Cierto ministro queriendo
fácilmente determino la elevación de voz imitar a un predicador popular que no podía
que preciso. Si podéis hacer que oiga una evitar la costumbre de principiar su sermón
persona sentada al otro extremo de la capi- en voz tan baja que a nadie le era posible
lla; si podéis ver que él entiende lo que escucharlo, hacia lo mismo. Todos sus oyen-
estáis diciendo, podéis estar seguros de que tes se inclinaban temiendo dejar de escu-
las que estén sentadas más cerca os oyen, char algo provechoso, pero sus esfuerzos
y no hay, por ello, necesidad de emplear eran inútiles, pues apenas podían discernir
más voz; quizá bastará menos, observad y otra cosa que un murmullo santo. Si a este
decidid. ¿A qué conduciría hablar de modo hermano se le hubiera dificultado hablar en
que se os oyera en la calle, siendo así que alta voz, nadie le habría criticado; pero
no había ninguno que en ella os escuchara? parecía muy absurda la introducción, cuan-
Aseguraos de que los oyentes más distan- do al corto tiempo mostraba la fuerza de sus
tes, sea que estén dentro o afuera, puedan pulmones llenando todo el edificio de sen-
oíros fácilmente, y esto bastará. Quiero de tencias sonoras. Si la primera mitad de su
paso hacer la observación de que siendo un discurso no tenía importancia, ¿por qué no
deber de los hermanos compadecerse de la omitía? y si tenía algún valor, ¿por qué no
los débiles, tienen siempre la obligación de la pronunciaba con claridad? «singularizar-
atender con mucho cuidado a la fuerza de se», señores, era el objeto principal del pre-
su voz en los cuartos de los enfermos, y en dicador, él había sabido que uno que habla-
las congregaciones donde se sabe que hay ba de ese estilo, había producido grandes
muchos que lo están. Es algo muy cruel efectos y tenía esperanzas de rivalizar con
sentarse al lado del lecho de un enfermo y él. Si alguno de vosotros se atreviera a co-
• 990 • SERMONES SELECTOS

meter tal tontería con un objeto tan repro- sario, pues temo que algunos de vosotros
chable, desearía yo de todo corazón, que seáis capaces de hacerlo con el mejor éxito.
nunca hubiera entrado en este estableci- Olas de aire pueden estrellarse en el oído
miento. Os declaro con toda sinceridad, que en una sucesión tan rápida que no produz-
la cosa llamada «singularización» es odiosa, can ninguna impresión traducible en el ner-
porque es falsa, artificial, engañosa, y por vio auditivo. La tinta es necesaria para es-
tanto despreciable. Nunca hagáis nada con cribir; pero si volteáis la botella de tinta sobre
el fin de causar efecto, sino detestad las un pliego de papel, con esto no comunicáis
artimañas de las almas pequeñas que solo ningún significado. Lo mismo sucede con el
buscan la aprobación de los peritos en el sonido; este es como la tinta, pero se nece-
arte de predicar. Esta clase de oradores es sita no una gran cantidad, sino un buen uso
tan odiosa a un predicador sincero como lo de él, para producir una impresión inteligible
son las langostas al agricultor oriental. Pero en el oído. Si vuestra única ambición es la
estoy apartándome del asunto: hablad clara de competir con «un hombre gigantesco
y distintamente desde el principio de vues- dotado de pulmones de bronce, cuya gar-
tros discursos. La introducción de un sermón ganta sobrepujaba la fuerza de 50 lenguas»,
es demasiado interesante para ser dicha en- vocead a vuestro gusto, y llegad al Eliseo
tre dientes. Proferiría confiadamente, y lla- tan pronto os sea posible; pero si queréis ser
mad a vuestro auditorio la atención desde un entendidos y útiles evitaos el reproche de
principio, por vuestra voz varonil. Por regla ser «impotentes y ruidosos». Sabéis muy
general, no principiéis hablando en la voz bien que los sonidos agudos son los más
más alta, porque en tal caso se os exija por penetrantes: el grito singular usado por los
el interés creciente del sermón; pero sin que viajan en los desiertos de Australia, de-
embargo, procurad como digo, hablar con be su fuerza especial a lo agudo de él. Una
toda claridad desde el principio del discurso. campana se puede oír a mucha mayor dis-
Bajad la voz aun hasta hablar callado, cuan- tancia que un tambor; y lo extraño es que
do sea conveniente, porque los tonos sua- cuanto más musical sea un sonido, tanto
ves, premeditados y solemnes, no solo dan mas penetrante será. Lo que se necesita no
descanso al oído, sino que son muy apro- es golpear el piano, sino tocar diestramente
piadas también para influir en el corazón. No las debidas teclas. Estaréis por consiguiente
dejéis de hacer uso de los tonos bajos, en entera libertad para bajar la voz con fre-
porque si los usáis con fuerza, serán oídos cuencia, y así daréis descanso tanto al oído
también como si gritarais. No es necesario de vuestro auditorio, como a vuestros pro-
que habléis en voz muy alta para ser bien pios pulmones. Probad toda clase de méto-
oído. Macaulay dice respecto de Guillermo dos, desde el golpe dado con el formidable
Pitt: «Su voz, aun cuando bajaba a veces mazo, hasta la simple caricia. Sed tan sua-
mucho, era oída hasta los bancos más dis- ves como un céfiro, y tan vehementes como
tantes de la Cámara de los Comunes». Se un torbellino. En una palabra, sed lo que
ha dicho y con razón, que la escopeta más cada persona de sentido común, es cuando
ruidosa no es la que lleva una bala a la habla naturalmente: aboga con vehemencia,
mayor distancia; al contrario, la descarga de cuchichea confidencialmente, apela con tris-
un rifle hace muy poco ruido. No es el tono teza o pregona con claridad.
elevado de vuestra voz el que la hace eficaz, 3. Después de haber tratado ya de la
sino la fuerza con que la empleáis. Estoy necesidad de moderar la fuerza de los pul-
seguro de que podría yo hablar bajo y de mones, establecía yo esta regla: modulad
modo que se me oyera por todos los ámbitos vuestros tonos. Cambiad con frecuencia la
de nuestro gran Tabernáculo; y estoy igual- elevación de la voz, y variad constantemen-
mente cierto de que podría desgañitarme te su tono. Dejad que se oigan en sus res-
gritando de tal modo que nadie pudiera en- pectivos turnos, el bajo, el tiple y el tenor. Os
tenderme. Sería muy fácil hacer la prueba suplico que hagáis esto teniendo compasión
aquí, pero tal vez el ejemplo no sea nece- así de vosotros mismos como de vuestro
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 991 •

auditorio. Dios tiene misericordia de voso- si misma, si seguís tocando el mismo tono
tros, y dispone todas las cosas de tal modo sin cesar, vuestros oyentes pronto percibi-
que quede satisfecha vuestra tendencia a rán que vuestras notas les agradan más de
buscar la diversidad. tengamos a nuestra lejos que de cerca. Os exhorto en nombre
vez piedad de nuestros semejantes, y no les de la humanidad, a que ceséis de entonar
fastidiemos con la monotonía de nuestros y empecéis a hablar de un modo natural. Si
tonos. Es una cosa cruel sujetar el tímpano lo expuesto no es suficiente para conven-
del oído de un semejante nuestro, a la pena ceros, agregaré por estar tan profundamen-
de ser taladrado y barrenado con el mismo te interesado en este asunto, un argumento
sonido por el espacio de media hora. ¿Qué basado en vuestro propio bien. Si no queréis
modo más eficaz de volver a uno idiota o compadecer a vuestros oyentes, tened com-
loco puede concebirse, que el zumbido pasión al menos de vosotros mismos, recor-
constante de un escarabajo o de una mosca dando que así como le place a Dios en su
en el oído? ¿Qué facultad tenéis para come- sabiduría infinita, imponer siempre un cas-
ter libremente semejante crueldad en las tigo a todo pecado ya sea contra sus leyes
victimas desamparadas que asistan a vues- naturales, ya contra las morales, así es
tras monótonas predicaciones? La naturale- castigada muchas veces la monotonía con
za bondadosamente libera con frecuencia a aquella enfermedad peligrosa que se llama
las desgraciadas víctimas del monótono dysphonia clericorum, en otras palabras,
predicador, del pleno efecto de los tormen- dolor clerical de garganta. Si algunos herma-
tos que éste causa, haciéndolas dormir. nos disfrutan el amor de sus feligreses en tal
Pero como no es esto lo que deseáis, debéis grado que éstos no tengan inconveniente
evitarlo variando los tonos de vuestra voz. ninguna en pagar una cantidad considerable
¡Cuántos ministros se olvidan de que la para que sus pastores hagan un viaje de
monotonía hace dormir a sus auditorios. Me recreo hasta Jerusalén en tal caso se toma
temo que el cargo hecho por un escritor en en bien de ellos una ligera bronquitis, de tal
la Revista Imperial, sea literalmente verda- manera que mi argumento actual no les
dero en cuanto a muchos de mis hermanos turbará su serenidad de ánimo; pero seme-
en el ministerio. Dice así: «Todos sabemos jante suerte no me toca a mí, puesto que
que el ruido del agua corriente, o el murmu- para mi la bronquitis quiere decir una moles-
llo de la mar, o el suspiro del viento meridio- tia insoportable; y por tanto, adoptaría yo
nal entre los pinos, o el arrullo de las palo- cualquier consejo racional para evitarla. Si
mas, produce una languidez deliciosa y so- queréis arruinar por completo vuestras gar-
ñolienta. Lejos de nosotros se asemeja gantas, podéis hacerlo muy pronto y con
mejor que la voz de un predicador moderno, mucha facilidad, pero si por el contrario,
ni aun en la cosa más mínima, a ninguno de queréis conservarlas, ateneos a lo expues-
estos sonidos; sin embargo, el resultado de to. He comparado muchas veces en este
una y otra cosa es el mismo, y hay pocos lugar, la voz humana con un tambor. Si el
que puedan resistir a las influencias sopo- que toca el tambor siempre diera golpes en
ríferas de una disertación larga pronunciada el mismo lugar del parche, éste pronto se
sin la menor variación de tono o cambio de agujearía; pero cuánto tiempo no le habría
expresión». En verdad el uso muy excepcio- servido si hubiera variado algo sus golpes,
nal de la frase «un discurso despertador», haciendo uso de toda la superficie de la piel.
aun por los que están más familiarizados Lo mismo pasa con la voz de un hombre. Si
con esta clase de asuntos, implica que casi hace uso siempre del mismo tono, gastará,
todas las arengas del púlpito tienden a hacer digámoslo así, muy pronto esa parte de la
dormir. El caso es muy malo cuando el pre- garganta que se emplea en producir la mo-
dicador deja a sus oyentes perplejos y com- notonía y se apoderará de él la bronquitis.
primidos entre el texto que dice «velad y He oído decir a los cirujanos, que la bron-
orad», y el sermón que dice «dejaos dor- quitis de los disidentes difiere de la que se
mir». Por musical que fuera vuestra voz en encuentra en la Iglesia de Inglaterra. Hay un
• 992 • SERMONES SELECTOS

acento particular eclesiástico, por decirlo de dos sermones, por lo que toca al trabajo,
así, que agrada mucho a los que pertenecen con el esfuerzo hecho por cualquier hombre
a la Iglesia Anglicana. Consiste en una es- de estado al pronunciar un discurso de im-
pecie de grandeza que parece haberse pro- portancia especial en las cámaras del Par-
ducido por un campanario situado en la lamento; y estoy seguro de que la enferme-
garganta del predicador. Este dar vueltas a dad a que se le llama el dolor clerical de
las palabras en su boca, y después de ha- garganta, se puede atribuir generalmente al
berlas volteado hacia abajo, las pronuncia modo de hablar de los ministros, y no al
de una manera muy aristocrática, teológica, tiempo empleado por ellos en predicar, ni a
clerical y sobrenatural. Bien, si un hombre la violencia de los esfuerzos hechos por
que habla de este modo tan poco natural, no ellos. He sabido que varios de mis contem-
sufre con el tiempo de la bronquitis o de poráneos anteriores, sufren hoy dolor de
alguna otra enfermedad, es claro entonces garganta; pero en mi concepto, no se puede
que las enfermedades de la garganta se decir que esta enfermedad sea común entre
distribuyen de una manera enteramente los actores eminentes en su arte. Se les
arbitraria. Ya ni un golpe al modo de hablar exige con frecuencia a los actores y a los
que se encuentra entre los disidentes. No abogados, que hagan uso de su voz por
cabe duda en que a esta clase de defectos mucho tiempo y con mucha fuerza, y no
es debido el hecho de que tantos ministros existe sin embargo ninguna enfermedad a
se encuentren débiles de la laringe y del que se le llame dolor de garganta de abo-
pulmón, y muchos de ellos desciendan pron- gado, o bronquitis de actor trágico y ¿por
to al sepulcro siendo todavía jóvenes. Si qué?, simplemente porque éstos no se atre-
queréis conocer la autoridad sobre la cual se ven a servir al publico de una manera tan
basa la amenaza que acabo de haceros, la desaliñada, como algunos predicadores sir-
encontraréis en la opinión del Sr. Macready, ven a su Dios. El Dr. Samuel Fenwich, en
eminente actor trágico que merece nuestra un tratado popular sobre Enfermedades de
atención más respetuosa, por considerar el garganta y de pulmón, ha dicho sabiamente:
asunto bajo un punto de vista enteramente «Teniendo presente lo antedicho respecto
imparcial y experimental. Dice: «Una gar- de la fisiología de las cuerdas vocales, es
ganta irritada es ordinariamente el efecto no claro que el hablar continuamente en el
de haber hecho un uso excesivo de aquel mismo tono, cansa a uno mucho mas pronto
órgano, sino de haberlo usado mal, es decir, que cuando se varia con frecuencia la ele-
no se debe al hecho de haber hablado vación de la voz, puesto que en aquel caso
mucho tiempo, ni en alta voz, sino de se usa un músculo, o cuando más una clase
haberlo hecho en voz fingida». No estoy de músculos; pero en este último caso, se
seguro de que me entendáis en lo que voy hace uso de varios músculos y así se ayu-
a decir, pero es un hecho que no hay una dan mutuamente. De un modo semejante,
persona entre 10. 000, que al dirigir la pa- un hombre que repite la acción de elevar su
labra a una concurrencia de personas, lo brazo en una dirección rectangular respecto
haga en voz natural; y se nota esto especial- de su cuerpo, se cansa a los pocos minutos,
mente en el púlpito. Yo creo que la irritación porque solo una serie de músculos soportan
de la garganta es el efecto de habérsele el peso; pero estos mismos músculos bien
esforzado mucho en producir tonos afecta- pueden obrar todo el día alternando su
dos, y que como consecuencia de esto se acción con la de otros sucesivamente. Por
encuentra muchas veces mas tarde una tanto, siempre que oímos a un ministro
grave irritación y aun ulceración. El trabajo entonar la liturgia leyendo, orando y exhor-
de un día en el púlpito es muy poco si se tando, con los mismos gestos y con el mis-
compara con el de uno de los personajes mo tono de voz, podemos estar enteramente
principales que figuran en la representación seguros de que está cansando sus cuerdas
en uno de los dramas de Shakespeare; y ni vocales diez veces más de lo que es abso-
tampoco puede compararse la predicación lutamente necesario».
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 993 •

Tal vez aquí deba reiterar una opinión más célebres oradores del mundo, prueba
expresada muchas veces en este lugar, y la las ventajas que resultan de hablar regular-
cual me recuerda al autor que acabo de mente y con mucha frecuencia. Por esto
citar. Es ésta: si los ministros hablaran con aconsejaría yo a cuantos propenden a sufrir
más frecuencia, no se enfermarían tan fácil- la enfermedad antedicha, que leyeran en
mente de la garganta y el pulmón. Estoy voz alta una o dos veces en el día, haciendo
bien seguro de esto, se basa tal opinión en uso de la misma elevación de voz que en el
mi propia experiencia y en una observación púlpito, y entendiendo especialmente a la
algo extensa, y tengo la confianza de no postura del pecho y de la garganta, y a la
estar equivoco. Señores, predicar 2 veces articulación clara y propia de las palabras».
por semana no es muy peligroso; para mí, El Rev. Sr. H. W. Beecher es de la misma
hacerlo 5 o 6 veces es cosa saludable, y aun opinión, puesto que dice: «Los muchachos
predicar 12 o 14 no me es perjudicial. Un que venden periódicos nos ponen de mani-
vendedor ambulante al comenzar a prego- fiesto lo que el ejercicio en el aire libre puede
nar sus coliflores y papas un día en la se- hacer por el pulmón. Si un ministro pálido y
mana, se cansaría mucho; pero después de débil de voz, que con dificultad puede ser
haber llenado las calles, las callejuelas y escuchado por doscientos oyentes, tuviera
callejones con sus sonoros gritos por seis que gritar en alta voz todo el día como lo
días consecutivos, no sufrirá ninguna enfer- hacen los muchachos referidos, ¿qué haría?
medad de garganta que lo prive de proseguir Éstos se paran en un extremo de la calle y
su humilde trabajo. Mucho me agradó el hacen que su voz la recorra toda, a seme-
encontrar que mi opinión de que el predicar janza de un atleta que hace que la bola que
rara vez es la causa de muchas enfermeda- arroja recorra toda la mesa de un boliche.
des, fuese una cosa declarada así terminan- Aconsejaríamos a los hombres que se están
temente, por el Dr. Fenwick diciendo: «En mi preparando para alguna profesión que re-
concepto todas las direcciones prescritas quiera hablar, que vendieran mercaderías
serán enteramente inútiles, sin el ejercicio en las calles durante algún tiempo. Bien pu-
diario y regular de la voz. Parece que nada dieran los ministros jóvenes asociarse por
tiende tanto a causar esta enfermedad, algunos meses a los muchachos que ven-
como el hablar rara vez y extensamente, den periódicos, para que así se acostumbra-
alternando de ese modo el mucho trabajo ran a abrir la boca y para que robustecieran
con un largo descanso, como suelen hacerlo su laringe».
especialmente los ministros. Cualquiera que 4. Señores, otra regla muy necesaria es
se fije este asunto por ligeramente que sea, ésta: Acomodad siempre la voz a la natura-
entenderá pronto la razón de lo expuesto. Si leza de vuestro asunto. No os mostréis ale-
un hombre u otro animal está destinado a gres al tratar de un asunto triste, ni por otra
hacer algún extraordinario esfuerzo muscu- parte, hagáis uso de un tono doloroso cuan-
lar, se le sujeta a un ejercicio sistemático día do el asunto os exija una voz alegre como
tras día, con el fin de prepararlo debidamen- si estuvierais bailando al son de una música
te para sufrir tal prueba, y así se le hace fácil angélica. No me detengo sobre esta regla,
la tarea que de otro modo le seria casi pero estad seguros de que es de la mayor
imposible ejecutar. Pero la generalidad de importancia y de que si se observa fielmen-
los ministros no hablan mucho, sino sólo un te, siempre conseguirá el predicador que se
día de la semana; en los otros seis, casi le preste atención, con tal por supuesto que
nunca hacen uso de su voz en un tono más el asunto lo merezca. Acomodad siempre
alto que el de conversación. Si un herrador pues, vuestra voz a la naturaleza de vuestro
o un carpintero se impusiera sólo ocasional- asunto, y sobre todo, obrad con naturalidad
mente la fatiga propia del ejercicio de su en cuanto hagáis. Cuando se le preguntó a
arte, le faltaría muy pronto la fuerza nece- Johnson si Burke se parecía a Tulio Cicerón,
saria para seguir trabajando, y perdería tam- contestó: «No, señor, se parece sólo a Ed-
bién su aptitud para ello. El ejemplo de los mundo Burke». Abandonad para siempre
• 994 • SERMONES SELECTOS

toda sujeción servil a reglas o a modelos. No clavicordio hasta ponerlas como cucharas,
imitéis las voces de otros oradores, o si por su práctica incesante. Señores, después
obedeciendo una propensión invencible, de esto, no hagáis mención de dificultades,
debéis imitar a alguno, tened cuidado de no ni de cansancio. Es casi imposible ver la
ser émulos sino de las excelencias que en utilidad de la costumbre de Demóstenes de
ellos sean notorias, y ningún mal resultará. hablar llevando piedrecillas en la boca; pero
Yo mismo confieso que me encuentro por cualquiera puede entender que útil le fue
una influencia irresistible, impulsado a imitar arengar ante las olas tempestuosas de la
lo que oigo de tal modo, que un viaje que mar, porque así aprendió el modo de con-
haga yo por la Escocia o por Gales, de dos seguir la atención de un auditorio, por tumul-
o tres semanas, siempre afecta material- tuoso que fuera; y es claro también el por
mente mi pronunciación y mi tono. Por mu- qué hablaba aquel mientras corría por una
cho que me opusiera a esta tendencia, no subida, pues así se robustecieron sus pul-
me seria posible vencerla; y el único reme- mones en extremo. La razón de esto es tan
dio, por lo que yo sé, es dejarla que acabe palpable, como lo es recomendable la abne-
por una muerte natural. gación así manifestada. Debemos hacer uso
5. Señores, vuelvo a repetir mi regla: de todos los medios que estén a nuestro
haced uso de vuestra voz natural. No seáis alcance para perfeccionar la voz, puesto que
monos, sino hombres; no seáis loros, sino con ella hemos de difundir el Evangelio glo-
hombres originsales en todas las cosas. Se rioso del Dios bendito. Tened mucho cuida-
dice que el mejor estilo de usar la barba es do en pronunciar cada una de las consonan-
aquel según el cual crece ésta por natura- tes con la mayor claridad, porque son las
leza, puesto que solo así convendrá a la facciones y la expresión, digámoslo así, de
cara de uno, en color y en forma. Vuestro las palabras. Seguid practicando hasta que
propio modo de hablar será el que esté en podáis articular cada una de las consonan-
armonía con vuestro modo de pensar y con tes con la mayor distinción; las vocales tie-
vuestra personalidad. El comediante es para nen su propio sonido, y así pueden expre-
el teatro: el hombre cultivado en su perso- sarse por si mismas. En todo lo demás
nalidad santificada, es para el santuario. Si perteneciente a este asunto, poned en prác-
creyera yo que pudierais olvidar esta regla, tica una disciplina muy severa, hasta que
la repetiría hasta el cansancio: sed natura- venzáis vuestra voz y la tengáis domestica-
les, sed naturales, sed naturales antes de da como sí fuera un caballo perfectamente
todo y para todo. Os arruinaría inevitable- bien educado a la rienda. A los hombres de
mente cualquiera afectación de voz o cual- pecho angosto se les aconseja que hagan
quiera imitación del estilo del Dr. Pico de oro uso todos los días por la mañana, de los
el teólogo eminente, o aun del de cualquier aparatos gimnásticos provistos por el cole-
profesor o presidente de colegio. Os exhorto gio. Necesitáis pechos bien desarrollados, y
a que abandonéis por completo toda escla- debéis hacer todo lo posible por adquirirlos.
vitud de imitación, y a que os levantéis a la No habléis con las manos en los bolsillos de
nobleza de la originalidad. los chalecos, debilitando así vuestro pul-
6. Debo añadir otra regla: esforzaos en món, sino enderezaos como lo hacen los
educar vuestra voz. No rehuséis hacer todo cantores públicos. No os inclinéis sobre el
lo posible por lograr este fin, teniendo pre- púlpito, ni bajéis la cabeza sobre el pecho
sente lo que se ha dicho y con razón: «Por mientras estéis predicando. Que se inclinen
prodigiosos que sean los dones que la na- vuestros cuerpos hacia atrás, más bien que
turaleza prodiga a sus escogidos, no pueden hacia adelante. Aflojaos las corbatas y los
desarrollarse ni perfeccionarse sino por chalecos, si es que os oprimen algo; dejad
medio de mucho trabajo y de mucho estu- que los fuelles y los tubos tengan lugar
dio». Recordad a Miguel Ángel que trabaja- amplío para obrar. Notad bien las estatuas
ba toda la semana sin desnudarse, y a de los oradores romanos o griegos. Obser-
Handel que gastaba todas las teclas de su vad el retrato de Pablo por Rafael, e imitad
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 995 •

sin afectación ninguna, las posturas gracio- bendición permanente. Dice bien mi propio
sas y a propósito allí representadas, porque dentista en una circular: «Cuando se han
ellas son las mejores para la voz. Buscad a perdido todos los dientes o aun algunos de
un amigo que pueda deciros cuáles son ellos, resulta una contracción de los múscu-
vuestras faltas, o lo que seria mejor aun, dad los de la cara y de la garganta; también se
la bienvenida a cualquier amigo que os vigile perjudican y se trastornan los otros órganos
rigurosamente y os hiera sin piedad. ¡Qué de la voz que dependen en gran parte de los
grande bendición no sería tal crítico para un dientes por su eficacia, y así se produce una
hombre sabio, y qué incomodidad tan inso- rotura, una languidez o una depresión en el
portable para un necio! Corregíos diligente modo de hablar, como si la voz fuera un
y frecuentemente, o de otro modo caeréis en instrumento de música falto de una nota. Es
muchos errores sin saberlo; se multiplicarán en vano esperar que la sinfonía sea perfec-
los falsos tonos, y se formarán insensible- ta, y que el acento sea bien proporcionado
mente muchas costumbres desaliñadas. Por y consistente por lo que atañe al tono y a la
tanto, criticaos severamente y sin cesar. No elevación de la voz, si hay en ella defectos
tengáis en poco nada de lo que contribuya físicos. En tal caso el hablar no puede
a haceros un poco más útiles. Pero no por menos de ser más o menos difícil, y ordina-
esto, señores, degeneréis nunca haciéndolo riamente el resultado será un hábito de
todo para convertiros en pisaverdes del cecear, o de bajar la voz demasiado rápida
púlpito, pensando que los gestos y la voz o repentinamente; y cuando los defectos
son el todo. Me causa náuseas oír decir que sean muy graves, se encontrará una espe-
hay hombres que emplean toda la semana cie de murmullo o de gruñido».
en preparar un sermón cuya preparación Cuando tales obstáculos existen y el
principal consiste en repetir ante un espejo remedio está a nuestro alcance, se nos
sus preciosas producciones. ¡Ay de este exige valernos de él para hacernos así más
siglo, si los corazones destituidos de gracia útiles. Bien puede suceder que parezcan los
tienen que ser perdonados en atención sólo dientes poco importantes, pero nunca debe-
a sus graciosos modales! Mejor sería que mos olvidarnos de que no hay cosa pequeña
prevalecieran todas las vulgaridades del en una vocación tan elevada como lo es la
hombre más inculto, que las bellezas perfu- nuestra. En lo que falta para concluir estas
madas de una cortesía afeminada. No os lecturas, haré mención de asuntos aun más
aconsejaría yo que fueseis fastidiosos en insignificantes todavía, puesto que tengo la
cuanto a vuestra voz, así como no os reco- convicción profunda de que tales sugestio-
mendaría que imitarais a aquel carácter fic- nes sobre cosas pequeñas al parecer, pue-
ticio de Rowland Hill con su anillo de dia- den seros muy útiles evitándoos graves
mante, con su pañuelo perfumado de esen- defectos en modo de hablar.
cias y con sus anteojos. Los hombres exqui- Finalmente, quisiera deciros algo sobre
sitos no deben funcionar en el púlpito, sino vuestras gargantas: Cuidadlas bien. Tened
en el mostrador de una sastrería, llevando cuidado siempre en limpiarlas antes de
ellos esta etiqueta: «Este estilo completo, comenzar a hablar, pero nunca lo hagáis
incluyendo la hechura, 52,50$». Tal vez aquí mientras estéis predicando. Cierto hermano
estaría bien hacer la observación de que los muy estimado, siempre habla por este estilo:
padres deben atender más a los dientes de «Queridos amigos –ejem, ejem–, este asun-
sus niños, puesto que defectuosos dientes to –ejem, ejem– que vamos a tratar –ejem,
bien pueden impedir eficazmente a un hom- ejem– es muy interesante, y –ejem, ejem–
bre que hable con buen éxito. Algunos hom- les suplico –ejem, ejem– me prestéis vues-
bres cuya dentición es defectuosa, deben tra –ejem, ejem– más fiel atención».
ponerse en manos de un dentista científico Un joven predicador deseoso de mejorar
y de mucha experiencia, puesto que unos su modo de hablar, escribió a Jacob Gruber
cuantos dientes artificiales, o tal vez alguna pidiéndole consejo. Había adoptado la cos-
operación muy sencilla, seria para ellos una tumbre de prolongar sus palabras, en espe-
• 996 • SERMONES SELECTOS

cial cuando estaba excitado. El anciano le más de lo que tenéis, dejad crecer vuestra
mandó esta lacónica contestación: «Querido barba, ésta es una costumbre muy bíblica,
–¡ah!– hermano –¡ah!– cuando –¡ah!– estés natural, varonil y benéfica. Uno de nuestros
–¡ah!– para predicar –¡ah!–, ten muchísimo hermanos, aquí presente, ha tenido esta
–¡ah!– cuidado –¡ah!– de no decir –¡ah! ¡ah! precaución durante cuatro años, y dice que
¡ah! Soy –¡ah!, ¡ah!– Jacob –¡ah!– Gruber le ha servido de mucho. Se vio obligado a
–¡ah!–». Tened gran empeño en evitar de- salir de Inglaterra por haber perdido su voz,
fectos como éstos. Otros, dejando de limpiar pero se ha puesto tan robusto como lo era
su garganta, hablan como si estuvieran Sansón, sólo por dejar crecer su barba. Si
medio sofocados y quisieran expectorar, alguna vez os encontráis enfermos de la
sería mejor hacerlo de una vez y no fastidiar garganta, consultad a un buen médico; o si
a los oyentes repitiendo ruidos tan desagra- no podéis hacerlo, atended según vuestro
dables. El resollar y el resoplar apenas son gusto a las sugerencias siguientes: Nunca
cosas permitidas cuando el predicador tiene compréis «confites de Malvavisco», «ni pas-
catarro, pero son desagradables en extre- tilla de Brown», ni «obleas para el pulmón»,
mo, y si llegan a ser habituales, deben ni «ajenjo», ni «Ipecacuana», ni ningún otro
considerarse molestas. Vosotros me disimu- de los diez mil emolientes. Puede que os
laréis el haber hecho mención de estos sirvan de algo por algún tiempo. Si queréis
actos tan vulgares; pero es muy fácil que mejorar el estado de vuestra garganta, to-
llamándoos ahora la atención sobre estos mad sustancias astringentes tanto cuanto
asuntos, de un modo tan claro y libre, pueda pueda soportar vuestro estómago. Tened
yo conseguir que os evitéis de muchas cuidado de no traspasar este limite, porque
mortificaciones en lo sucesivo, y de muchos debéis tener presente el que es vuestro
errores en cuanto al arte de hablar. Acaban- deber cuidar tanto el estómago como la
do de predicar, cuidad vuestras gargantas garganta; y si el aparato de la digestión no
no envolviéndolas nunca estrechamente. está en corriente, ningún órgano del cuerpo
Con bastante desconfianza me atrevo a puede estarlo. El sentido común os enseña
daros este consejo como fruto de mi propia que los astringentes deben ser útiles. ¿Ha-
experiencia. Si algunos de vosotros tenéis béis oído decir alguna vez que un curtidor
bufandas de lana que os traigan tiernos re- haya cambiado una piel en cuero sólo por
cuerdos de vuestras madres o hermanas, variarla en agua de azúcar? Tampoco le
conservadlas en el fondo de vuestros baú- habría servido tolú, o ipecacuana, o melado.
les, pero nunca hagáis uso de ellas lleván- De ninguna manera; al revés, su efecto
dolas siempre envueltas alrededor de vues- habría sido el contrario al que buscaba.
tras gargantas. Cuando el curtidor quiere endurecer y hacer
7. Si alguien quiere morir de catarro fuerte una piel, la mete en una solución de
pulmonar, que utilice una bufanda grande corteza de encina o de otra sustancia astrin-
en el cuello y se olvide de ella alguna noche gente, la cual da solidez al material y lo
en que haga mucho frío. El resultado será fortalece. Cuando empecé yo a predicar en
un catarro que le dure de por vida. Muy rara el Salón de Exeter, mi voz era muy débil
vez se ve a un marinero con el cuello envuel- para aquel local, tan débil como lo son las
to. No, casi siempre lo tiene desnudo y ex- voces en general, y muchas veces se me
puesto a la intemperie. Usa un doblado, y si acabó por completo cuando predicaba en
es que tiene corbata, es ésta muy chica y las calles. Las cualidades acústicas del
la usa casi suelta para que sople libremente salón eran sumamente malas por ser exce-
el viento alrededor de su cuello. Creo firme- sivo lo ancho de él en comparación con lo
mente en lo saludable de esta costumbre, y largo, y tenía yo siempre a mano una copa
durante catorce años la he practicado. Antes de vinagre fuerte mezclado con agua, un
sufría yo muy a menudo catarros, pero trago del cual parecía darle a mi garganta
durante este tiempo me han caldo muy rara nueva fuerza siempre que se cansaba y que
vez. Si sentís la necesidad de alguna cosa la voz tendía a acabarse. Cuando se me
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 997 •

irrita la garganta, suelo pedir a la cocinera II. ¿QUÉ SE REQUIERE DEL


que me prepare una taza de caldo de res, MAYORDOMO?
tan cargado de pimienta cuanto pueda yo 1. No se de demasiada importancia a si
soportarla, y hasta la fecha éste ha sido mi mismo.
remedio eficaz. Ahora bien, teniendo pre- 2. Fidelidad a su Señor.
sente que no estoy habilitado para funcionar 3. Ejemplo de laboriosidad en casa del Rey.
como médico, no me hagáis caso más que 4. Lealtad al Evangelio de Cristo.
a cualquier otro curandero. Tengo la confian- 5. Atención personal a las almas.
za de que la mayor parte de las dificultades a) Se les ha «confiado» el Evangelio
que pertenecen a la voz en los primeros b) Han de «defender» el Evangelio
años de nuestro ministerio, desaparecerán 6. Guardarse puro.
más tarde, y el propio uso de ella llegará a 7. Estar listo para la venida de su Amo.
ser tan natural como lo es un instinto. Qui-
siera yo animar a los que tengan empeño a CONCLUSIÓN: El buen mayordomo será
que perseveraran. Si sienten la Palabra de galardonado con honores por el Señor.
Dios como si fuera un fuego en sus huesos,
aun el defecto de tartamudear se puede
vencer, y también la timidez cuyo efecto nos LA MAYORDOMÍA
paraliza tanto. Cobra ánimo, hermano, per-
severa, y Dios, la naturaleza y aun la prác- INTRODUCCIÓN
tica, te ayudarán. No quiero deteneros por Amados hermanos podría incluso decir
más tiempo, sólo os expresaré el deseo de con Pablo: «Hermanos míos amados y de-
que vuestro pecho, pulmón, traquea, laringe seados» me produce un intenso deleite
y todos vuestros órganos vocales, duren mirar de nuevo vuestros rostros; y al mismo
hasta que no tengáis más que decir. tiempo siento la carga de una solemne res-
ponsabilidad al tener que orientar vuestros
pensamientos en esta hora, para dar la
4. Mayordomía pauta de nuestra solemne conferencia. Pido
vuestras continuas oraciones para que pue-
110. LA MAYORDOMÍA da hablar como debo, diciendo lo más apro-
piado de la manera más acertada.
«Así, pues, téngannos los hombres por Hay una considerable ventaja en la liber-
servidores de Cristo, y administradores de tad que se disfruta en el mensaje inaugural.
los misterios de Dios. Ahora bien, se requie- Puede adoptar la forma metódica de un ser-
re de los administradores, que cada uno sea món, o puede revestirse de modo más có-
hallado fiel» (1 Corintios 4:1, 2). modo y presentarse en la forma familiar del
discurso. Ciertas libertades que no se con-
INTRODUCCIÓN: El pastorado como sier- ceden a un sermón, se me permiten en esta
vos y mayordomos de Cristo. plática discursiva. Poned a mi charla el
nombre que queráis cuando haya termina-
I. ¿QUÉ ES UN MAYORDOMO? do, pero será un sermón, pues tengo en
1. Es un siervo de Cristo. mente un texto definido y claro, y me atendré
2. El mayordomo en un supervisor. a él con bastante regularidad. No estará de
a) La gracia debe abundar en el siervo más que lo anuncie, pues así dispondréis de
b) El ministro será abnegado una clave para ver lo que pretendo deciros.
3. Recibe ordenes directas del Amo. Hallaréis el pasaje en la primera epístola a
4. Ha de rendir cuentas al Señor. los Corintios (4:1, 2): «Así, pues, téngannos
5. Hace suyas las posesiones de su Amo. los hombres por servidores de Cristo, y ad-
6. Distribuye los bienes que da el Evangelio. ministradores de los misterios de Dios. Aho-
7. Cuida la familia que tiene su Amo. ra bien, se requiere de los administradores,
8. Es representante de su amo. que cada uno sea hallado fiel».
• 998 • SERMONES SELECTOS

El apóstol anhelaba ser tenido por lo que Somos ministros. Esta palabra tiene un
era, y hacía bien; pues los ministros no sonido muy respetable. Ser ministro es la
suelen ser correctamente apreciados; por aspiración de muchos jóvenes. Tal vez si la
regla general, los demás se glorían en ellos, palabra del original se hubiera traducido de
o los desprecian. Al principio de nuestro otro modo, se enfriaría su ambición. Los
ministerio, cuando lo que decimos es nuevo ministros son siervos; no son invitados, sino
y nuestras energías rebosan; cuando arde- criados; no son amos, sino servidores. La
mos y lanzamos destellos, y pasamos mu- misma palabra ha sido traducida «remeros»,
cho tiempo en preparar fuegos artificiales, y exactamente los que mueven los remos
las personas son propensas a tenernos por del banco inferior. Remar en una galera era
seres maravillosos; y entonces se necesita trabajo duro, aquellos rápidos movimientos
la palabra del apóstol: «Así que, ninguno se consumían las fuerzas vitales de los escla-
gloríe en los hombres» (1 Co. 3:21). No es vos. Había tres hileras de remeros: los del
cierto, como insinúan los aduladores, que en banco superior tenían la ventaja del aire
nuestro caso los dioses hayan descendido fresco; los que estaban debajo de ellos se
en la semejanza de hombres; y seremos hallaban más encerrados; pero supongo
idiotas si lo pensamos. A su debido tiempo, que los remeros del banco inferior desma-
las ilusiones estúpidas serán curadas por los yarían de calor, además de quedar agotados
desengaños y entonces oiremos la desagra- por el penoso trabajo. Hermanos, contenté-
dable verdad, mezclada con censuras injus- monos con gastar nuestras vidas aun en la
tas. El ídolo de ayer es hoy el blanco de las peor de las posiciones, con tal de que con
pullas. Sean nueve días, nueve semanas, nuestra labor podamos ser instrumentos
nueve meses, o nueve años; tarde o tempra- para que nuestro gran César acelere su
no, el tiempo produce el desencanto, y cam- venida, y que podamos ayudar al avance del
bia nuestra posición en el aprecio del mun- trirreme de la Iglesia en que el ha embarca-
do. Pasó el día de las primaveras, y han do. Estamos dispuestos a ser encadenados
venido los meses de las ortigas. Cuando ha al remo, y a trabajar durante toda la vida
pasado el tiempo de que las aves canten, para que su nave hienda las olas. No somos
nos aproximamos a la estación de los frutos; capitanes, ni propietarios de la galera, sino
pero los niños no están tan contentos con tan sólo remeros de Cristo.
nosotros como cuando paseaban por nues- Recordemos que somos siervos en la
tros exuberantes prados, y hacían coronas casa del Señor. «El que es el mayor de
y guirnaldas con nuestras flores. En nues- vosotros sea vuestro siervo». Hemos de
tros años maduros, la congregación echa de estar, pues, dispuestos a ser la alfombra a
menos las flores y el verdor. Quizá nos la puerta de la entrada de nuestro Maestro.
estamos dando cuenta de ello. El hombre No busquemos honra para nosotros, sino
maduro es sólido y lento; mientras que el pongamos honra en los vasos más débiles
joven cabalga en alas del viento. Es eviden- mediante nuestros cuidados. En toda casa
te que algunos tienen una idea exagerada bien arreglada, como ya he recordado, es un
de lo que somos; otros la tienen demasiado hecho que el «bebé es el rey», a causa de
mezquina; sería mucho mejor si todos ellos su debilidad. Que en la Iglesia de nuestro
pensaran sobriamente que somos «minis- Señor los pobres, los débiles, los afligidos
tros de Cristo». La Iglesia saldría ganando, tengan el lugar de honor, y los que estamos
nosotros seríamos beneficiados, y Dios se- fuertes llevemos sus flaquezas. El que se
ría glorificado, si nos pusieran en el lugar humilla es ensalzado; el que se hace menos
que nos corresponde, y nos mantuvieran que el más inferior, es el más grande.
allí, sin apreciarnos en demasía, ni censu- «¿Quién enferma, y yo no enfermo?», decía
rarnos injustamente, sino considerándonos el gran apóstol. Si hay algún escándalo que
en relación con el Señor, y no en nuestras soportar, mejor sufrirlo que permitir que aflija
propias personalidades. «Téngannos los a la Iglesia de Dios. Ya que somos, por
hombres por ministros de Cristo». nuestras funciones, siervos en un sentido
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 999 •

especial, llevemos con alegría la parte prin- tro propio gusto. Algunos hombres hablan de
cipal de la abnegación y las labores penosas una forma de gobierno liberal en su iglesia.
de los santos. Que sean liberales con lo que es suyo; pero
Sin embargo, el texto no nos llama sim- que un mayordomo de Cristo se jacte de ser
plemente ministros o siervos, sino que aña- liberal con los bienes de su Maestro es cosa
de «de Cristo». No somos siervos de los muy distinta. Como mayordomos, somos tan
hombres, sino del Señor Jesús. Amigo, si sólo siervos de categoría; ¡ojalá que el
crees que porque contribuyes a mi sosteni- Señor mantenga en nosotros un espíritu de
miento, estoy obligado a seguir tus indica- cordial obediencia! Si no tenemos cuidado
ciones, te equivocas. Es cierto que somos en mantenernos en nuestro debido lugar, el
«vuestros siervos por Jesús;» pero, en el Maestro no dejará de amonestarnos y de
sentido más elevado posible, nuestra única humillar nuestro orgullo. ¡Cuántas de nues-
responsabilidad es ante aquel a quien llama- tras aflicciones, fracasos y depresiones,
mos Maestro y Señor. Obedecemos órde- proceden de que nos sentimos demasiado
nes superiores; pero no podemos ceder a orgullosos! Estoy seguro de que ninguno de
los dictados de nuestros compañeros de los que han sido honrados por Dios pública-
servicio, por más influyentes que sean. mente es del todo extraño a los castigos
Nuestro servicio es glorioso, porque es el administrados a puerta cerrada, que impi-
servicio de Cristo: nos sentimos honrados al den que la carne soberbia se exalte indebi-
permitírsenos servir a aquel cuyos zapatos damente. ¡Cuántas veces he orado: «No me
no somos dignos de desatar. apartes de tu servicio, Señor!», pues un ma-
Se nos dice también que somos mayor- yordomo despedido es objeto de conmise-
domos. ¿Qué es el mayordomo? Ésa es ración entre los siervos de su Señor. En
nuestra función. ¿Qué se requiere del ma- otros tiempos era grande y poderoso, y
yordomo? Éste es nuestro deber. No esta- cabalgaba en el mejor caballo; pero cuando
mos hablando ahora de nadie de los que está despedido, cuenta menos que el más
están fuera, sino de vosotros, hermanos, y insignificante de los vaqueros. ¡Ved qué con-
de mi mismo; por lo tanto, hagamos una tento está de ser recibido, como agradecido
aplicación personal de todo lo que se dice. huésped, en las humildes casitas de aque-
llos que en otros tiempos le miraban con
I. ¿QUÉ ES UN MAYORDOMO? especial respeto, cuando representaba a su
1. Primeramente, un mayordomo es tan Señor! Cuidad de no ser exaltados sobrema-
solo un siervo. Quizá no siempre se acuer- nera, no sea que seáis aniquilados.
da; y es cosa lamentable que el siervo 2. El mayordomo es un siervo de tipo
empiece a pensar que es el amo. Es una especial, pues tiene que supervisar a los
lástima que los siervos, cuando son honra- demás siervos, lo cual es difícil. Un antiguo
dos por su amo, sean tan propensos a tener amigo mío, que está ahora con Dios, dijo en
ínfulas. una ocasión: «Siempre he sido pastor. Du-
¡Qué ridículo puede llegar a ser el ma- rante cuarenta años fui pastor de ovejas, y
yordomo! No me refiero a los mayordomos durante otros cuarenta fui pastor de hom-
y lacayos, sino a nosotros mismos. Si nos bres, y el segundo rebaño era mucho más
engrandecemos a nosotros mismos, llegare- pusilánime que el primero». Este testimonio
mos a ser despreciables; y no engrandece- es verdadero. Creo haber oído decir que la
remos ni a nuestra función ni al Señor. oveja tiene tantas enfermedades como días
Somos siervos de Cristo, y no señores sobre hay en el año; pero estoy seguro de que el
su heredad. otro tipo de oveja es capaz de tener diez
Los ministros son para las iglesias, y no veces más enfermedades. El trabajo del
las iglesias para los ministros. Trabajando pastor es agobiador. Nuestros compañeros
entre las iglesias, no podemos osar consi- de servicio son asediados por toda clase de
derarlas como fincas a explotar en beneficio dificultades; y es lástima tener que decir que
propio, ni jardines para cultivar según nues- los mayordomos poco sabios causan mu-
• 1000 • SERMONES SELECTOS

chas más de las que serían necesarias, las doncellas y camareros participan de su
debido a que esperan la perfección en los carácter; pero si os mira agriamente y os
demás, aunque ellos no la poseen. Después trata con indiferencia, descubriréis que el
de todo, nuestros compañeros de servicio establecimiento entero tiene un aire desde-
han sido sabiamente seleccionados; pues ñoso. Un ministro pronto se ve rodeado de
aquel que los puso en su casa sabía lo que personas como él: «A tal cura, tales feligre-
hacía; de todos modos son escogidos por ses». ¡Ojalá que siempre estemos despier-
Dios, y no por nosotros. No es a nosotros tos y seamos fervorosos en el servicio del
a quienes corresponde hallar defectos en lo Señor Jesús, para que nuestra congrega-
que el Señor ha escogido. Es cosa muy ción sea también despierta! He leído de un
común en algunos injuriar a la Iglesia; pero teólogo puritano que estaba tan rebosante
dado que la Iglesia es la esposa de Cristo, de vida que su congregación decía que vivía
es bastante peligroso criticar a la amada del como si se alimentara de cosas vivas. ¡Ojalá
Señor. Me siento, con respecto a la Iglesia, que nuestra vida sea sustentada por el pan
un poco como David respecto a Saúl; no me vivo!
atrevo a levantar la mano contra el ungido A menos que nosotros mismos seamos
del Señor. Mucho mejor será que encontre- llenos de la gracia de Dios, no seremos bue-
mos los defectos que hay en nosotros en nos mayordomos en la dirección de nuestros
vez de hacerlo en nuestra congregación, si compañeras de servicio. Debemos ser para
hay algo malo en ella. ellos un ejemplo de celo y ternura, constan-
a) Aun así, los miembros de nuestra igle- cia, esperanza, energía y obediencia. Es
sia son seres humanos, y el mejor de ellos preciso que practiquemos personalmente la
es tan solo humano, aún en el mejor sentido; constante abnegación, y seleccionemos
dirigir, instruir, consolar y ayudar a tantos como parte nuestra del trabajo lo más difícil
espíritus diferentes, no es tarea fácil. El que y lo más humillante. Hemos de elevarnos
gobierna entre los hombres en el nombre de por encima de nuestros compañeros me-
Dios, debe ser hombre; y lo que es más, diante un desinterés superior. Encarguémo-
debe ser hombre de Dios. Debe estar dota- nos de ir a la cabeza de las empresas pe-
do de la gracia, debe ser de estirpe real, y ligrosas, y de llevar las cargas más pesadas.
debe sobrepasar a sus compañeros por la El archidiácono Haer daba una conferencia
cabeza y los hombros. Los hombres acata- en el Trinity College cuando se oyó el grito
rán la verdadera superioridad, pero no las de «¡Fuego!», sus alumnos salieron corrien-
pretensiones oficiales. La posición superior do, y formaron cadena para pasarse los
ha de estar sostenida por aptitudes superio- cubos de agua desde el río hasta el edificio
res. El mayordomo ha de saber más que el en llamas. El catedrático vio a un estudiante
labrador y el peón. Debe tener inteligencia. tísico metido en el agua hasta la cintura, y
superior a la del guardabosques y el carre- le gritó: «¡Cómo! ¿Tú en el agua, Sterling?»,
tero, y un carácter más eficiente que María la respuesta fue: «Alguien debe estar en
y Juan, que han de recibir órdenes de él ella, ¿y por qué no yo, tanto como otro?».
como mayordomos, es preciso que tenga- Digámonos a nosotros mismos: «Es preciso
mos gracia abundante, pues de lo contrario que algunos hagan las labores penosas de
no cumpliremos nuestros deberes, ni alcan- la Iglesia, y trabajen en los lagares más
zaremos una buena graduación. duros, ¿y por qué no hemos de ser nosotros
b) Los demás siervos se regirán por lo los que ocupemos tal puesto?». El Señor
que hagamos. El mayordomo apático, inerte ascenderá a los que no escogen por sí
y lento, tendrá a su alrededor un equipo de mismos, sino que están dispuestos a cual-
siervos lentos, y los negocios de su amo irán quier cosa y a todas las cosas. El que ha
bastante mal. Los que viajan deben haber vencido su miedo en la hora del peligro
notado que los criados de un hotel se pare- tendrá como recompensa el privilegio de
cen mucho al propietario del mismo; cuando poder demostrar aún mayor valor. El que es
el amo es animoso, atento y cortés, todas fiel sobre poco, será escogido para un pues-
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 1001 •

to de trabajo más difícil y prueba más seve- justo de la parábola, entonces los siervos
ra; éste es el ascenso a que aspiran los que están a sus órdenes aprenderán a ser
siervos leales de nuestro Rey. desleales. Podría señalar cuánto se hace en
3. A continuación, recordemos que los esta tendencia en ciertas iglesias, pero me
mayordomos son siervos bajo las órdenes abstengo. El Maestro vendrá pronto, y ¡ay
más inmediatas del gran Maestro. Hemos de del mayordomo que al rendir cuentas sea
ser como el mayordomo que va todos los hallado falto!
días a las habitaciones privadas de su señor 4. Asimismo, los mayordomos están
para recibir órdenes. Juan Labrador nunca constantemente dando cuenta. Sus cuentas
estuvo en el salón del patrono, pero el se dan sobre la marcha. Un propietario efi-
mayordomo suele ir allí. Si dejara de consul- ciente exige la cuenta de salidas y entradas
tar al patrono, pronto cometería errores, y se cada día. Hay mucha verdad en el antiguo
vería envuelto en graves responsabilidades. proverbio que dice que «las cuentas cortas
Cuán a menudo deberíamos decir: «Señor, hacen amistades largas». Si tenemos cuen-
muéstrame lo que quieres que haga!» Dejar tas cortas con Dios, tendremos larga amis-
de mirar a Dios para aprender y practicar su tad con Él. Me pregunto si alguno de voso-
voluntad, sería abandonar nuestra verdade- tros lleva la cuenta de sus faltas y defectos.
ra posición. ¿Qué se hará a un mayordomo Quizá entonces emplearéis mejor el tiempo
que nunca comunica con su amo? Darle su en esfuerzos constantes para servir a vues-
salario y que se vaya. El que hace su propia tro Amo y aumentar su finca. Cada uno debe
voluntad y no la de su señor, no tiene valor preguntarse a sí mismo: «¿Qué consigo con
alguno como mayordomo. mi predicación? ¿Es lo que conviene que
Hermanos, es preciso estar continua- sea? ¿Estoy dando prominencia a aquellas
mente esperando órdenes de Dios. Es pre- doctrinas que mi Señor quiere que presente
ciso cultivar el hábito de ir a Él en busca de ante todo? ¿Tengo por las almas el interés
órdenes. ¡Qué agradecidos debiéramos que Él desea que yo tenga?». Es buena
estar de que nuestro Amo esté siempre al cosa repasar así toda la propia vida, y pre-
alcance de nuestra voz! él guía a sus siervos guntarse: «¿Concedo tiempo suficiente a la
con sus ojos; y junto con su dirección, da oración privada? ¿Estudio las Escrituras tan
también el poder necesario. Él hará que intensamente como debo? Voy corriendo a
nuestros rostros brillen ante los ojos de muchas reuniones; pero, ¿estoy cumpliendo
nuestros compañeros si tenemos comunión en todo las órdenes de mi Maestro? ¿No es
con él. Nuestro ejemplo ha de alentar a otros posible que me esté dando satisfacción a mí
a estar a las órdenes del Señor continua- mismo con la apariencia de hacer mucho,
mente. Ya que nuestra ocupación es comu- mientras que en realidad haría más si fuera
nicarles el pensamiento de Dios, estudie- más cuidadoso en la calidad del trabajo que
mos muy cuidadosamente ese pensamien- en su cantidad?», ¡Ojalá vayamos a menudo
to. Confío en que no estoy hablando a un al Señor, y tengamos siempre correctas y
solo hombre que haya caído en el descui- claras nuestras cuentas con él!
dado hábito de salir a su trabajo sin haber 5. Viniendo al punto principal: El mayor-
tenido antes comunión con su Señor; pues domo es depositario y administrador de los
persona tan desdichada, al estar sin contac- bienes de su amo. Todo lo que tiene perte-
to con su Señor, ejercerá una influencia per- nece a su amo, y es custodio de tesoros
niciosa sobre el resto de la casa, haciéndola especiales no para que haga con ellos lo
ociosa, indiferente o insatisfecha, cuando no que guste, sino para cuidar de ellos. El
carente de espíritu. Si el mayordomo no Señor nos ha confiado a cada uno determi-
siente interés por los asuntos de su amo, o nados talentos, los cuales no nos pertene-
si es obstinado y quisiese alterar o invertir cen. Los dones del conocimiento, el pensa-
las órdenes de su amo si se atreviera; o si miento, el habla y la influencia, no son nues-
de alguna manera se entremete en cosas tros para que nos gloriemos en ellos, sino
que no debe, como hizo el mayordomo in- que los tenemos en depósito para adminis-
• 1002 • SERMONES SELECTOS

trarlos para el Señor. La libra que gana cinco que me dicen; pero sé muy bien que no
libras es Suya. tengo por qué reformarlo; lo que tengo que
Deberíamos aumentar nuestro capital. hacer es obrar conforme a lo que dice. Sin
¿Hacen esto todos los jóvenes hermanos? duda muchos quisieran reformar a Dios
¿Estáis creciendo en dones y capacidad? mismo borrándolo de la faz de la tierra, si
Hermanos, cuidad de vosotros mismos. pudieran. Reformarían la expiación hasta
Observo que algunos hermanos crecen, y que no existiera. Se nos pide efectuar gran-
otros están estancados y se convierten en des cambios, en nombre del «espíritu del
enanos sin desarrollo. Los hombres, a se- siglo». Desde luego, se nos advierte que el
mejanza de los caballos, causan muchos mismo concepto del castigo del pecado es
desengaños; los buenos potros se vuelven una reliquia bárbara de la edad media, y es
cojos de repente, o adquieren un vicio que preciso abandonarlo, y con él la doctrina de
nadie les había sospechado. Lástima que la sustitución, y muchos otros dogmas pa-
haya tantos jóvenes que destruyen nuestras sados de moda. Nosotros no tenemos nada
esperanzas: son extravagantes en sus gas- que ver con esas exigencias, tenemos que
tos; se casan desatinadamente, caen presa predicar el Evangelio tal como lo encontra-
del malhumor, buscan opiniones novedosas, mos. Cómo depositario, si se disputa mi
ceden a la pereza v a la relajación, o dejan proceder, me atengo a la letra de la escri-
de progresar de alguna otra manera. Pero tura; y si algunos están en desacuerdo, tie-
la labor más necesaria y provechosa es nen que llevar sus reclamaciones al tribunal
precisamente la que dedicamos a mejorar correspondiente, pues yo no tengo poderes
mental y espiritualmente. Hagáis lo que para alterar el texto. Somos simples admi-
hagáis cuidad de vosotros, y de vuestra nistradores; y si no se nos permite actuar,
doctrina. Los que descuidan el pensar para llevaremos el asunto entero a la Cancillería
poder estar continuamente charlando, son celestial. La disputa no es entre nosotros y
muy necios; se parecen al mayordomo que el pensamiento moderno, sino entre Dios y
no hace nada en la granja, pero habla ex- la sabiduría de los hombres. Dicen ellos:
tensamente de lo que tendría que hacerse. «Es que es absurdo seguir machacando
Los perros mudos no pueden ladrar, pero los esta antiquísima historia». No nos importa lo
perros prudentes no están siempre ladran- antigua que sea; puesto que vino de Dios,
do. Estar siempre dando, y nunca recibien- la repetimos en su Nombre. Llamadla como
do, tiende a la vacuidad. queráis, está en el Libro del que nosotros
a) Hermanos, somos «mayordomos de sacamos nuestra autoridad». Pero, ¿es que
los misterios de Dios;» se nos ha «confiado no tenéis juicio propio? Tal vez lo tenemos,
el Evangelio». Pablo habla del glorioso y tanto como los que se nos oponen; pero
Evangelio del Dios bendito que fue confiado nuestro juicio no se inventa nada, nos guía
a su cuidado. Espero que ninguno de voso- simplemente a administrar lo que nos ha
tros haya tenido jamás la desgracia de ser sido confiado. Los mayordomos tienen que
hecho fideicomisario. Es una función ingra- atenerse a las órdenes recibidas, y los ad-
ta. Al desempeñarla, hay poco margen para ministradores tienen que cumplir las condi-
la originalidad; nos vemos obligados a ad- ciones que les han sido impuestas.
ministrar nuestro depósito con exactitud ri- b) Hermanos, en esta hora presente
gurosa. Uno desea recibir más dinero, el «somos puestos para la defensa del Evan-
otro desea alterar una cláusula en la escri- gelio». Si hay hombres que han sido llama-
tura; pero el fiel administrador se atiene al dos a este cargo, somos nosotros. Estamos
documento, y lo obedece. Cuando le atosi- en tiempos de inseguridad: los hombres han
gan, le oigo decir: «Lo siento, yo no redacté levado anclas y están siendo llevados por
el documento; no soy más que administra- vientos y corrientes de tipo diverso. En cuan-
dor de un depósito, y estoy obligado a cum- to a mí, en esta hora de peligro, no solamen-
plir las cláusulas». El Evangelio de la gracia te he echado el ancla grande de proa, sino
de Dios necesita grandes reformas, es lo que además he echado cuatro anclas en
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 1003 •

popa. Quizás esto no sea lo acostumbrado; reoscópica que hará que la verdad «desta-
pero en nuestros tiempos es necesario estar que por su evidencia». Gran parte de la
bien anclado. Los razonamientos escépticos preparación de los alimentos espirituales
quizá me hayan movido en otros tiempos, consiste en la correcta proporción de los
pero no ahora. ¿Nos piden nuestros enemi- ingredientes. Uno usaba la palabra que no
gos que guardemos las espadas y dejemos debía al decir que en sus sermones ponía
de luchar por la fe antigua? Nosotros con- tres partes de calvinismo y dos de arminia-
testamos como los griegos dijeron a Jerjes: nismo; queriendo decir, según después me
«Venid y tomadlas». Hace poco tiempo, los enteré, que predicaba un Evangelio comple-
pensadores avanzados iban a barrer a los to y al mismo tiempo gratuito; en sus inten-
ortodoxos para echarlos al limbo; pero hasta ciones, estoy de acuerdo con él. Demos una
ahora, hemos sobrevivido a sus asaltos. Son buena porción de experiencia, sin olvidar
unos jactanciosos que no conocen la vitali- aquella vida superior que consiste en una
dad de las verdades evangélicas. No, el creciente humildad espiritual. Demostrar a
glorioso Evangelio no perecerá jamás. Si fondo nuestro ministerio exigirá mucha dis-
hemos de morir, moriremos luchando. Si criminación; pues la falta de proporción en
hemos de desaparecer personalmente, nue- lo que se predica ha causado graves daños
vos evangelistas predicarán sobre nuestras a muchas iglesias La senda de la sabiduría
tumbas. Las verdades evangélicas son es tan estrecha como el filo de la navaja, y
como los dientes del dragón que Cadmo para seguirla necesitaremos la sabiduría
sembraba; producen hombres completa- divina. No se toca el arpa usando una sola
mente armados para la batalla. El Evangelio cuerda. Los siervos de nuestro Amo murmu-
vive por la muerte. Sea como fuere, en esta rarán si no les damos más que «conejo
lid, si no somos victoriosos, seremos por lo caliente y conejo frío». De la despensa del
menos fieles. Maestro hemos de sacar una gran variedad
6. El trabajo del mayordomo consiste en de alimentos, adecuada para el desarrollo
distribuir los bienes de su amo según el de la virilidad espiritual. El exceso en una
objeto a que están destinados. Ha de sacar dirección, y el defecto en otra, pueden pro-
cosas nuevas y viejas, ha de ofrecer leche ducir mucho mal; por lo tanto, usemos el
a los niños y carne sólida a los hombres, peso y la medida, y busquemos dirección.
dando a cada uno su porción oportunamen- Hermanos, cuidad de usar vuestros ta-
te. Me temo que en algunas mesas los lentos para vuestro Amo, y solo para Él.
hombres fuertes han estado esperando Desear ser pescadores de almas para que
mucho tiempo la carne. y hay pocas espe- piensen que lo somos, es deslealtad al
ranzas de que aparezca; lo que abunda más Señor. Es infidelidad al Señor aun predicar
es la leche con agua. El domingo pasado doctrina sana si es con objeto de que se nos
alguien fue a oír a cierto predicador, se quejó tenga por sanos, u orar fervientemente con
de que no predicaba a Cristo. Otro contestó el deseo de ser conocidos como hombres de
que quizá no era el momento adecuado; oración. Hemos de buscar la gloria del
pero el momento adecuado para predicar a Señor con ojo sencillo, y de todo corazón.
Cristo es cada vez que se predica. Los hijos Es preciso que usemos el Evangelio del
de Dios están siempre hambrientos, y no Señor, la congregación del Señor, y los ta-
hay pan que los satisfaga, excepto el que lentos del Señor, para Él y para nadie más.
viene del cielo. 7. El mayordomo debe ser también el
El mayordomo prudente ha de mantener guarda de la familia de su amo. Cuidad de
la proporción verdadera. Sacará cosas nue- los intereses de todos los que están en
vas y viejas; no siempre doctrina, no siem- Cristo Jesús, y que todos sean tan caros
pre práctica, y no siempre experiencia. No para vosotros como vuestros propios hijos.
siempre predicará el conflicto, ni siempre la En tiempos antiguos, los criados solían estar
victoria; no presentando un solo aspecto de tan unidos a la familia, y tan interesados en
la verdad, sino una especie de vista este- los asuntos de sus amos, que hablaban de
• 1004 • SERMONES SELECTOS

nuestra casa, nuestras tierras, nuestro co- respuesta a la pregunta «¿Qué haría Je-
che, nuestros caballos, y nuestros hijos. Así sús?». Al deliberar sobre si ir a un lugar de
es como el Señor quiere que nos identifique- esparcimiento, podéis poner fin a las dudas
mos con sus negocios santos; y especial- diciendo: «Voy a ir si sé que mi Amo hubiera
mente quiere que amemos a sus escogidos. ido». Si os sentís movidos a hablar acalora-
Nosotros, más que nadie, debemos poner damente, cuidad que sea solo con el calor
nuestras vidas por los hermanos. Debido a que habría mostrado vuestro Señor.
que pertenecen a Cristo, los amamos por Si quieren que habléis de vuestros pro-
causa de Él. Confío que cada uno de noso- pios pensamientos más que de la verdad
tros pueda decir de todo corazón: revelada, seguid a Jesús, que no hablaba de
«No hay cordero en tu rebaño sus propios pensamientos, sino de los del
que desdeñe apacentar». Padre. De este modo actuaréis como debe
Hermanos, amemos de corazón a todos hacerlo un mayordomo. En esto estriba
aquellos a quienes Jesús ama. Especial- vuestra sabiduría, vuestro consuelo y vues-
mente a los probados Y a los sufridos. Vi- tro poder. Cuando alguien acusó a un ma-
sitad a los huérfanos y a las viudas. Cuidad yordomo de locura, fue para él suficiente
de los débiles y desmayados Soportad los poder replicar: «Decid lo que queráis de lo
melancólicos y desesperados. Tened pre- que hice, pues yo estaba siguiendo las ór-
sentes a todos los de la casa, y así seréis denes de mi señor». Quisquillosos, no cen-
buenos mayordomos. suréis al mayordomo. Ha hecho conforme a
8. Terminaré con este cuadro cuando os lo mandado por su superior; ¿qué otra cosa
haya dicho que el mayordomo representa a queríais que hiciese? Nuestra conciencia
su amo. Cuando el amo está lejos, todos está limpia, y nuestro corazón en reposo,
vienen al mayordomo para recibir órdenes. cuando nos damos cuenta de que hemos
El que representa a un Señor como el nues- tomado la cruz, y hemos seguido las huellas
tro necesita portarse bien. El mayordomo del Crucificado. La sabiduría es justificada
debe hablar mucho más cuidadosa y pru- por sus hijos. Si no hoy, a la larga se verá
dentemente cuando habla por su señor que que la obediencia es mejor que la origina-
cuando lo hace por su cuenta. A menos que lidad, y la capacidad para ser enseñado más
sea precavido en lo que dice, su señor pue- de desear que el genio. La revelación de
de verse obligado a decirle: «Harías mejor Jesucristo vivirá más que las especulacio-
en hablar por tu cuenta: no puedo permitirte nes humanas. Nos damos por satisfechos,
que me representes de manera tan falsa». más aún, sentimos anhelo por no ser con-
Amados hermanos y compañeros de servi- siderados como pensadores originales y
cio, el Señor Jesús es mal representado por hombres de inventiva; deseamos dar a co-
nosotros si no guardamos su camino, decla- nocer los pensamientos de Dios, y terminar
ramos su verdad, y manifestamos su espí- la obra que Él está obrando en nosotros
ritu. Por el criado, lo gente deduce quien poderosamente.
será el amo; ¿no es justificado que así lo
hagan? ¿No debe actuar el mayordomo a la II. ¿QUE SE REQUIERE DEL
manera de su maestro? No podéis separar- MAYORDOMO?
los, ni al amo de su mayordomo, ni al Señor La segunda parte de mi mensaje tratará
de su representante. A un puritano le dijeron de nuestras obligaciones como mayordo-
que era demasiado cuidadoso; pero él repli- mos. «Se requiere de los mayordomos, que
có: «Sirvo a un Dios cuidadoso». Hemos de cada uno sea hallado fiel». No se requiere
ser bondadosos, pues representamos al que cada uno sea hallado ingenioso, o agra-
bondadoso Jesús. Hemos de ser celosos, dable a sus asociados, ni siquiera que sea
pues representamos a Alguien que se envol- hallado eficiente. Todo lo que se requiere es
vía en el celo como en una capa. Nuestro que sea hallado fiel, y en verdad que no es
mejor guía, cuando no estemos seguros de cosa de poca importancia. Será necesario
lo que hemos de hacer, se hallará en la que el Señor mismo sea nuestra sabiduría
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 1005 •

y nuestro poder, pues de lo contrario fraca- Evangelio de mi, Señor, soñando que puedo
saremos. Muchas son las maneras en que mejorarlo por medio de mis propios y profun-
podemos fallar en este punto, por muy sen- dos pensamientos, o echando a volar en
cillo que parezca ser. compañía de los filósofos. Aun tratándose
1. Podemos dejar de ser fieles actuando de salvar almas, no vamos a hablar de otra
como si fuéramos jefes en vez de subordi- cosa que del Evangelio. Aunque pudiese
nados. Surge en nuestra iglesia una dificul- crear una gran conmoción enseñando doc-
tad que podría arreglarse fácilmente con trinas novedosas, aborrecería tal pensa-
indulgencia y amor, pero nos «plantamos en miento. Provocar un avivamiento suprimien-
nuestra dignidad»; y entonces al criado le do la verdad es obrar falsamente; es un
queda pequeña la librea. Podemos ser muy fraude piadoso, y el Señor no desea ningún
elevados y poderosos si queremos; y cuanto beneficio que pueda venir por medio de
más pequeños somos, tanto más fácilmente semejantes transacciones. Nuestra parte
nos hinchamos. No hay gallo más imponen- consiste en usar simple y honradamente las
te en la pelea que el enano; y no hay ministro libras del Señor, y entregarle el beneficio
más dispuesto a contender por su «digni- obtenido en los negocios justos.
dad» que el hombre que no tiene dignidad. Somos mayordomos y no señores, y por
¡Qué aspecto tan necio el nuestro cuando ello es preciso que negociemos en nombre
nos hacemos «grandes»! El mayordomo de nuestro Amo y no en el nuestro propio.
cree que no ha sido tratado con el debido No corresponde a nosotros el fabricar una
respeto, y va a hacer «que los criados se religión, sino proclamarla; y aun esta procla-
enteren de quién es». El otro día, su amo fue mación ha de hacerse, no por nuestra au-
insultado por un inquilino enojado y no hizo toridad propia, sino que ha de estar siempre
caso, pues tenía demasiado sentido común basada en la de nuestro Señor. Somos «co-
para molestarse por asunto tan insignifican- adjutores juntamente con él». Si un hermano
te; pero su mayordomo no pasa nada por se establece por su cuenta, lo estropeará
alto, y se inflama por todo: ¿debiera ser así? todo, y en breve tiempo quebrará espiritual-
Me parece ver al bondadoso amo poner la mente. Su crédito pronto se agotará cuando
mano sobre el hombro del furioso criado y desaparezca el nombre de su Señor. Nada
oírle decir: «¿No puedes soportarlo? Yo he podemos hacer en nuestra mercadería es-
soportado mucho más». piritual sin el Señor. No tratemos de actuar
Hermanos, el Señor «sufrió tal contra- por nuestra propia cuenta, sino conserve-
dicción de pecadores contra sí mismo», ¿y mos nuestro puesto cerca del Jefe en toda
nos cansaremos y desmayaremos en nues- humildad espiritual.
tros espíritus? ¿Cómo podemos ser mayor- 2. Es posible que lleguemos a ser des-
domos del bondadoso Jesús si nos porta- leales a lo que se nos ha encomendado si
mos altivamente? No nos arroguemos de- actuamos para agradar a los hombres.
masiada importancia, ni tratemos de seño- Cuando el mayordomo estudia el modo de
rear sobre la heredad de Dios; pues Él no agradar al labrador o de satisfacer los capri-
lo quiere así, y no podemos ser fieles si chos de la sirvienta, las cosas han de ir
cedemos al orgullo. necesariamente mal, pues todo está despla-
También fracasaremos en nuestros de- zado. Influimos unos sobre otros, y somos
beres como mayordomos si empezamos a influidos también recíprocamente. Los más
especular con el dinero del Señor. Quizá grandes son afectados inconscientemente
podemos disponer de lo nuestro, pero no del en cierto grado por los más insignificantes.
dinero del Señor. No se nos ha dicho que El ministro ha de ser influido de modo abru-
especulemos, sino que nos «ocupemos» mador por el Señor su Dios, de forma que
hasta que venga. Comerciar honradamente las demás influencias no le aparten de la
con sus mercaderías es una cosa; pero fidelidad. Tenemos que recurrir continua-
lanzarse a jugar y correr riesgos ilícitos es mente al cuartel general, y recibir la Palabra
muy diferente. No pienso especular con el de la boca del Señor mismo, para poder ser
• 1006 • SERMONES SELECTOS

continuamente guardados en la rectitud y la echa naipes y hacer ensayos literarios con


verdad; de lo contrario, pronto seremos temas que mueven cielo y tierra es vergon-
parciales, aunque no nos demos cuenta de zoso. Tenemos que ser serios como la
ello. No ha de haber reservas que tengan muerte en trabajo tan solemne. Hay chicos
por objeto agradar a otra persona, ni carre- y chicas que siempre están en risoteos pero
ras apresuradas para satisfacer a algunos, nunca ríen de veras; son la imagen misma
ni el más mínimo desplazamiento para sa- de ciertos predicadores que siempre están
tisfacer incluso a la comunidad entera. No bromeando. Me gusta reír de veras; el ver-
hemos de tocar cierta nota para obtener la dadero humor puede ser santificado, y los
aprobación de tal partido, ni tampoco silen- que pueden mover a los demás a sonreír
ciar una doctrina importante para evitar también pueden moverlos a llorar. Pero aun
ofender a determinado grupo. ¿Qué tene- este poder tiene límites que el necio puede
mos que ver con los ídolos, sean muertos o sobrepasar. Emoero, no hablo ahora del ex-
vivos? ¡Si os proponéis complacer a todo el céntrico convencido. Los hombres en los
mundo, menudo trabajo os espera! Las la- que pienso son sardónicos y sarcásticos. Un
bores de Sísifo y los trabajos de Hércules no hermano fervoroso comete un error en gra-
son nada en comparación con esto. Es pre- mática, y lo observan con desprecio; otro
ciso que no adulemos a los hombres. Si devoto creyente yerra en una cita clásica, y
agradamos a los hombres, desagradaremos esto también les proporciona un gran placer.
a nuestro Dios; de modo que el éxito en la El fervor y la devoción no cuentan; o mejor
tarea que nos hemos impuesto sería fatal dicho, son la razón secreta del desprecio en
para nuestros intereses eternos. Tratando estos críticos superfinos y superficiales.
de agradar a los hombres, no conseguire- Para ellos el Evangelio no es nada; su ídolo
mos ni siquiera agradarnos a nosotros mis- es la inteligencia. En cuanto a sí mismos, su
mos. Agradar al Señor, aunque parezca muy preocupación principal es descubrir lo que
difícil, es tarea más fácil que agradar a los más les honrará dentro de la escuela filosó-
hombres. Mayordomo, ¡mira sólo a tu Amo! fica a que pertenecen. No tienen ni convic-
3. No seremos hallados mayordomos ciones ni creencias, sino tan solo gustos y
fieles si somos ociosos y malgastamos el opiniones, y todo ello es un juego del prin-
tiempo. ¿Conocéis ministros perezosos?. cipio al fin. Os ruego que, sobre todo, no os
He oído hablar de ellos; pero cuando los veo acerquéis a la silla de los escarnecedores ni
con mis ojos, mi corazón los aborrece. Si os al asiento de los que pierden el tiempo. Sed
mostráis perezosos, hay muchos campos en seriamente fervorosos. Vivid como hombres
que no os querrán; pero por encima de todo que tienen algo por lo cual vivir; y predicad
no se os quiere en el ministerio cristiano. El como hombres para quienes la predicación
hombre que halla en el ministerio una vida es la más sublime actividad de su ser.
fácil, encontrará también que va a traerle Nuestro trabajo es el más importante que
una muerte difícil. Si no somos laboriosos no existe debajo del cielo o, de lo contrario, es
somos verdaderos mayordomos; pues he- pura falsedad.
mos de ser ejemplos de diligencia para la Si no sois fervorosos en obedecer las
casa del Rey. Me gusta el precepto de Adán instrucciones de vuestro Señor, Él dará su
Clarke: «Mataos trabajando y luego resuci- viña a otro; pues no tolerará a los que con-
tad a fuerza de oraciones». Si somos hol- vierten su servicio en algo sin importancia.
gazanes, nunca cumpliremos con nuestro 4. Cuando hacemos mal uso de lo que
deber para con Dios o los hombres. pertenece a nuestro Amo, somos desleales
Con todo, algunos que siempre están a lo que se nos ha confiado. Se nos ha
ocupados pueden, a pesar de ello, ser infie- confiado cierto grado de talento, fortaleza e
les, si todo lo que hacen es hecho de ma- influencia y hemos de usar este depósito
nera deslavazada y perdiendo el tiempo. Si con un sólo propósito. Nuestro objetivo es
jugamos a predicar, hemos escogido un fomentar la honra y la gloria del Maestro y
juego terrible. Echar los textos como quien Señor. Hemos de buscar la gloria de Dios,
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 1007 •

y nada más. Sea como sea, que todos usen ción, y no debemos permitir que sea ilegible.
la máxima influencia en el bando justo en Vendrá día en que todos los detalles serán
política; pero ningún ministro tiene libertad examinados en la audiencia final; y a noso-
para usar su posición en la iglesia para tros corresponde como mayordomos tener
favorecer los fines de un partido. No censuro en cuenta el escrutinio del Señor en todos
a los que trabajan en pro de la templanza; los aspectos de nuestra vida.
pero aun este admirable movimiento no ha 5. Si deseamos ser fieles como mayor-
de ocupar el lugar del Evangelio; espero que domos, es preciso que no descuidemos a
nunca lo haga. Sostengo que ningún minis- ninguno de la familia, ni ninguna parte de la
tro tiene derecho a usar su capacidad o su finca Me pregunto si practicamos la obser-
cargo para ofrecer meras diversiones a la vación personal de nuestros oyentes. Nues-
multitud. El Maestro nos ha enviado a pes- tro amado amigo, el señor Archibald Brown,
car almas; todo lo que tienda a ese fin está tiene razón cuando dice que Londres nece-
dentro del campo de lo que se nos ha en- sita, no sólo las visitas casa por casa, sino
comendado; pero lo que lleva directa y cla- habitación por habitación. En el caso de
ramente a dicho fin es nuestro trabajo prin- nuestra congregación tenemos que ir más
cipal. El peligro estriba actualmente, en usar lejos y practicar las visitas alma por alma.
el teatro, el semiteatro, los conciertos, etcé- Ciertas personas sólo pueden ser alcanza-
tera. Hasta que yo vea que el Señor Jesús das por el contacto personal. Si tuviese ante
ha usado un teatro o preparado un auto mí cierto número de botellas, y tuviese que
sacramental, no pensaré en emular a la llenarlas en una manguera, mucha agua se
escena o competir con las sala, de concier- perdería; si quiero estar seguro de llenarlas,
tos. Si me ocupo en mis negocios, predican- debo tomarlas una por una y echar dentro
do el Evangelio, tendré bastante que hacer. el líquido cuidadosamente. Tenemos que
Para la mayoría de los hombres basta un velar por nuestras ovejas una por una. Esto
objetivo: uno como el nuestro es suficiente ha de hacerse no sólo mediante la conver-
para cualquier ministro, por muchos que sación personal, sino por medio de la ora-
sean sus talentos y por muy polifacético que ción personal.
sea su espíritu. El doctor Guthrie relata que visitó a un
No uséis los bienes de vuestro Amo de enfermo que fue de gran consuelo para su
forma indebida, no sea que seáis culpados alma, pues le dijo que tenía la costumbre de
de abuso de confianza. Si vuestra consagra- acompañar a su ministro en sus visitas.
ción es verdadera, todos vuestros dones son «Mientras estoy acostado, le seguiré a usted
del Señor, y sería una especie de desfalco en sus visitas Recuerdo sin interrupción
usarlos para otra cosa que para ti. No tenéis casa tras casa en mis oraciones, y oro por
que hacer fortuna para vosotros mismos; no el marido, su esposa y sus hijos, y todos los
creo probable que la hagáis en el ministerio que viven con él». Así, sin dar un paso, el
bautista. No habéis de tener un segundo fin santo enfermo visitaba a Macfarlane, a
u objeto. «Sólo Jesús» ha de ser el motivo Douglas y a Duncan, y a todos cuantos su
y lema de vuestra carrera vitalicia. El deber pastor iba a ver. Así deberíamos recorrer
del mayordomo es estar consagrado a los nuestro campo y visitar las congregaciones,
intereses de su patrono; y si olvida esto a sin olvidar a nadie, sin desesperar de ningu-
causa de algún otro objeto, por muy lauda- no, llevándolos a todos en el corazón ante
ble que el tal pueda ser, no es fiel. No el Señor. Pensemos especialmente en los
podemos permitir que nuestras vidas vayan pobres, los extravagantes, los desespera-
por dos canales; no tenemos suficiente fuer- dos. Que nuestros cuidados, como las vayas
za vital para dos objetivos. Es preciso que de un redil, rodeen todo el rebaño.
seamos e corazón sencillo. Hemos de Vayamos a la caza de localidades des-
aprender a decir: «Una cosa hago». En cuidadas, y procuremos que ninguna comar-
todos los departamentos y detalles de la ca quede sin los medios de la gracia. Esto
vida, ha de verse la señal de la consagra- no sólo se aplica a Londres, sino también a
• 1008 • SERMONES SELECTOS

los pueblos, aldeas, y pequeños grupos de Necesitaréis toda la sabiduría y la gracia que
casas en el campo. El paganismo se escon- podáis alcanzar para cumplir vuestros debe-
de en los lugares solitarios tanto como en las res como pastores. Parece que ciertos pre-
barriadas superpobladas de las grandes dicadores carecen de aptitud para gobernar
ciudades. ¡Qué todos los terrenos reciban la a los hombres, aptitud reemplazada por la
lluvia de la influencia del Evangelio!. capacidad de pegarle fuego a una casa,
6. Hay otra cosa que conviene no pasar pues esparcen las brasas y los carbones
por alto; para ser fieles, es preciso que encendidos dondequiera que van. No seáis
nunca tengamos connivencia con el mal. como ellos. No combatáis contra carne y
Esta recomendación será bien acogida por sangre; empero no hagáis muecas amisto-
ciertos hermanos cuyo único concepto de lo sas al pecado.
que es podar un árbol es cortarlo. Hay jar- 7. Algunos descuidan sus obligaciones
dineros que cuando se les dice que los como mayordomos de Cristo olvidando que
arbustos están un poco crecidos contestan: el Señor viene. «Aún no», susurran algunos;
«Me ocuparé de ellos». A los pocos días, «hay muchas profecías que cumplir; e inclu-
paseando por el jardín, veis la especie de so es posible que ni siquiera venga, en el
venganza que han llevado a cabo. Algunos sentido corriente del término. No hay prisa
no pueden aprender lo que es el equilibrio especial». ¡Ah, hermanos! es el siervo infiel,
de las virtudes; no saben matar un ratón sin quien dice: «Mi señor tarda en venir». Esta
prenderle fuego al granero. ¿Has dicho: «Fui creencia le permite aplazar las tareas y la-
fiel, jamás tuve connivencia con el mal?». bores. El criado no limpiará la habitación
Bien está; pero ¿no ocurrirá que, por un como deber diario, porque el Señor está
arrebato, hayas producido peor mal que el lejos; y el siervo de Cristo piensa que puede
que has destruido? «Haga callar al niño», tener una buena limpieza, en forma de avi-
dice la madre a la enfermera, y ésta al ins- vamiento, antes que llegue su Señor. Si
tante lo arroja por la ventana. Ha obedecido cada uno de nosotros se diese cuenta de
a su señora, haciendo callar eficazmente al que cada día puede ser nuestro último día,
niño; pero no será muy alabada. De modo seríamos más intensos en nuestra labor.
que cedéis a un arrebato, y «le dais su Mientras predicamos el Evangelio, cualquier
merecido» a la congregación por el hecho día podemos ser interrumpidos por el son de
de que no son lo que debieran ser: ¿Sois la trompeta y el clamor: «He aquí viene el
vosotros todo lo que debierais ser? ¿Decís: Esposo; salid a recibirle».
«Van a enterarse de que aquí el amo soy Esta esperanza contribuirá a acelerar
yo?» ¿Es así? ¿Eres el amo? nuestros pasos. Los días son cortos; el
Pero quizás os sintáis movidos a decir- Señor está a la puerta; es preciso que tra-
me: ¿No es cierto que usted ocupa una bajemos con todas nuestras fuerzas. No
posición elevada en su propia iglesia?, Así hemos de servir al ojo, excepto en el sentido
es; pero, ¿cómo la he alcanzado? No tengo de que trabajamos en la presencia del Se-
otro poder que el que la afabilidad y el amor ñor, dado que ya está tan cerca. Estoy
me han dado. ¿Cómo he usado mi influen- impresionado por la rapidez con que huye el
cia? ¿He buscado la preeminencia? Pregun- tiempo, la veloz aproximación de la gran
tad a los que me rodean. Mas dejémoslo y audiencia final. Estas Conferencias Anuales
volvamos a lo que estaba diciendo: no de- vuelven muy aprisa: a algunos de nosotros
bemos permitir que el pecado quede sin nos parece que sólo ha pasado un día o dos
reproche. Ceded en todos los asuntos per- desde la reunión del año pasado y la que
sonales, pero estad firmes en lo que toca a será la última de ellas se acerca apresura-
la verdad y la santidad. Hemos de ser fieles damente. Pronto estaré dando cuentas de
a fin de no incurrir en el pecado y el castigo mi mayordomía; o bien, de sobrevivir aún
de Elí. Sed honrados para con los ricos y los cierto tiempo, otros de entre vosotros podéis
influyentes; sed firmes para con los vacilan- ser llamados a reuniros con vuestro Señor;
tes; pues su sangre os será demandada. pronto iréis a la casa del Señor si Él no viene
Ministerio, Dones, Predicación, Mayordomía … • 1009 •

pronto a vosotros. Es preciso que sigamos se deleita en honrar». Y con sorpresa por
trabajando hora tras hora con la mirada nuestra parte, el Rey se ciñe y nos sirve.
puesta en la audiencia a que nos dirigimos, Nos disponemos a clamar: «No sea así,
para que no seamos avergonzados de lo Señor». Pero Él debe y quiere cumplir su
que estará registrado de nosotros en el palabra. Este honor inefable lo concederá a
volumen del libro. sus verdaderos siervos. ¡Feliz aquel que,
después de haber sido el más pobre y des-
CONCLUSIÓN preciado de los ministros, es ahora servido
Deberíamos orar mucho acerca de esta por el Rey de reyes! ¡Ojalá seamos del nú-
fidelidad en la mayordomía, porque el cas- mero de los que siguen al Cordero donde-
tigo de la infidelidad es terrible. En el palacio quiera que va! Hermanos, ¿podéis perseve-
de los Dogos de Venecia hemos visto los rar en vuestra firmeza? ¿Podéis beber de su
retratos de aquellos potentados, alineados copa, y ser bautizados con su bautismo?
en prolongada fila en torno a una gran sala, Recordad: la carne es débil. Las pruebas de
donde uno de los espacios cuadrados des- la época actual son en especial sutiles y gra-
taca por no haber nada en él. Aunque no ves. Clamad al Fuerte pidiendo fortaleza, y
mires atento ninguno de los retratos, inevi- poneos en manos de su amor todopoderoso.
tablemente fijas la vista en aquel espacio y Es preciso que vayamos adelante, cues-
preguntas: «¿Qué significa esto?». Allí es- te lo que cueste, pues no podemos retroce-
tán los Dogos en todo su esplendor, y allí se der; no tenemos armadura que cubra nues-
ve el espacio vacío. Marino Faliero deshonró tras espaldas Creemos haber sido llamados
su cargo y el gran Consejo de la ciudad a este ministerio, y no podemos ser deslea-
ordenó que su efigie se pintara de negro. les al llamamiento. A veces se nos acusa de
¿Será ésta la porción de alguno de los ma- decir cosas terribles acerca del infierno. No
yordomos presentes? ¿Seremos inmortales vamos a justificar todas las expresiones que
en la desgracia? ¿Se nos medirá eterna ver- hemos usado, pero todavía no hemos des-
güenza y desprecio como traidores a nues- crito una desdicha tan profunda como la que
tro Redentor? Recordad las palabras de Je- esperará al ministro infiel. ¡El futuro de los
sús cuando dice del siervo infiel que su perdidos sobrepasa toda idea, si se consi-
Señor «le cortará por medio, y pondrá su dera a la luz de las expresiones usadas por
parte con los hipócritas: allí será el lloro y el el Señor Jesucristo mismo! Las figuras casi
crujir de dientes». ¿Acaso alguno de voso- grotescas que dibujó el Dante, y los horrores
tros puede sondear ese abismo de horror? descritos por los predicadores medievales,
La recompensa de todos los mayordo- no exceden a la verdad enseñada por el
mos fieles es sobremanera grande, aspire- Señor cuando hablaba del gusano que nun-
mos a ella. El Señor hará que el hombre que ca muere, y el fuego que jamás se apaga.
fue fiel en pocas cosas sea puesto sobre Ser echado a las tinieblas de afuera, anhelar
muchas cosas. Es extraordinario el pasaje en vano una gota de agua fría, o ser cortado
en que nuestro Salvador dice: «Bienaventu- por medio, son horrores sin igual. ¡Y la gente
rados aquellos siervos, a los cuales cuando corre ese riesgo! Sí, y mil veces; lástima que
el Señor viniere, hallare velando: de cierto cualquier ministro se arriesgue así; que
os digo que se ceñirá, y hará que se sienten cualquier ser mortal suba al pináculo del
a la mesa, y pasando les servirá». Es ma- templo y desde allí se eche al infierno! Si he
ravilloso que el Señor ya nos haya servido; de ser un alma perdida que lo sea como
pero, ¿cómo podemos comprender que va ladrón, blasfemo o asesino, y no como
a servirnos de nuevo? ¡Pensad en Jesús mayordomo infiel al Señor Jesucristo. Esto
levantándose de su trono para servirnos! es ser un Judas, un hijo de perdición.
«¡Mirad!», exclama Él, «aquí viene uno que Recordad que si alguno de vosotros es
me sirvió fielmente en la tierra; abridle ca- infiel, gana una condenación superflua. No
mino, vosotros los ángeles, dominios y po- fuisteis forzados a ser ministros. No fuisteis
testades. Éste es el hombre a quien el Rey obligados a entrar en tan sagrado oficio.
• 1010 • SERMONES SELECTOS

Estáis aquí por vuestra propia elección. En 2. Todavía hay tiempo.


vuestra juventud aspirasteis a tan santo ser- 3. Tal vez sea la última vez.
vicio, y os considerasteis felices alcanzando
vuestro deseo. Si nos proponíamos ser in- CONCLUSIÓN: Algunos que no escuchan
fieles a Jesús, no había necesidad de trepar
a esta sagrada roca con objeto de multiplicar
los horrores de nuestra caída final. Podría- EL SERMÓN DE PABLO ANTE FÉLIX
mos haber perecido suficientemente en los
caminos ordinarios del pecado. ¿Qué nece- INTRODUCCIÓN
sidad había de ganar una mayor condena- El poder del Evangelio muestra su ma-
ción? Terrible será el resultado si esto es ravillosa grandiosidad, cuando se mantiene
todo lo que sacamos de nuestros estudios asido de los corazones devotos a él o sujeto
en el Colegio Teológico, y nuestras velas de a dificultades, persecución o penas. ¡Qué
medianoche adquiriendo conocimientos. Mi poderoso debe ser este Evangelio, el cual,
corazón y mi carne tiemblan mientras con- cuando encontró entrada en el corazón de
sidero la posibilidad de que alguno de noso- Pablo, nunca salió de él! Al Apóstol no le
tros sea hallado culpable de traición a lo que importaba la pérdida de todas las cosas, a
nos ha sido encomendado, y de deslealtad las que tenía por escoria, con tal de ganar
a nuestro Rey. Que nuestro buen Señor esté a Cristo. Al querer esparcir la verdad, se
de tal manera con nosotros que, finalmente, enfrentó a muchas y diversas dificultades:
seamos limpios de la sangre de todos. Será naufragios, peligros en la tierra y en el mar,
glorioso oír al Maestro decir: «Bien, buen pero ninguna de estas cosas le sacó de su
siervo y fiel». propósito, ni valoró su vida como preciosa
para él, con tal de ganar a Cristo y ser
hallado en Él. Las persecuciones se suce-
5. Evangelismo dieron una tras otra; fue azotado con vara
por los judíos, fue llevado de un tribunal a
111. EL SERMÓN DE PABLO ANTE FÉLIX otro. En las ciudades le esperaban cadenas
y persecuciones. Atacado en su propio país
«Pero al disertar Pablo acerca de la jus- es acusado en Jerusalén, y luego citado en
ticia, del dominio propio y del juicio venidero, Cesárea. Notad, sin embargo, cómo siem-
Félix se espantó y dijo: Ahora vete; pero pre mantuvo la prominente pasión de su
cuando tenga oportunidad te llamaré» (He- alma. Ponedle donde queráis: es semejante
chos 24:25). a John Bunyan, quien dijo: «Si hoy me
soltáis de la prisión, predicaré mañana otra
INTRODUCCIÓN: El corazón testifica del vez el Evangelio, por la gracia de Dios». Y
poder. mucho más que eso, predicó el Evangelio en
las prisiones y ante los jueces. Puesto ante
I. UN SERMÓN APROPIADO el Sanedrín, exclamó: «Acerca de la resu-
1. La historia de Félix y Drusila. rrección de los muertos soy juzgado hoy por
2. Pablo sorprende a Félix. vosotros» (Hch. 24:21). Cuando se le trajo
3. Agradar a los hombres. para comparecer ante Agripa, contó su con-
versión, y habló tan dulcemente de la gracia
II. UNA REACCIÓN DE ESPANTO de Dios que el mismo rey dijo: «Por poco me
1. El evangelio es predicado. persuades a ser cristiano» (Hch. 26:28). Y
2. Las rodillas tiemblan. en nuestro texto, cuando comparece ante el
procurador romano, para vida o para muer-
II. UNA DECEPCIÓN te, en vez de hacer una defensa de sí mis-
1. El poder del pecado. mo, disertó acerca de la justicia, del dominio
a) El cuidado del alma propio y del juicio venidero, hasta que su
b) Todavía hay tiempo mismo juez tembló, y aquel que se sentaba
Cielo, Infierno • 1103 •

Índices

Índice Escritural
Índice de Títulos
Cielo, Infierno • 1105 •

Índice Escritural

Génesis Proverbios
7:15 Sermón nº 38, 337 15:11 Sermón nº 2, 23
31:6, 7 Sermón nº 85, 758
Éxodo 4:23 Sermón nº 95, 843
9:27 Sermón nº 52, 463
21:5, 6 Sermón nº 41, 365 Isaías
14:15 Sermón nº 99, 877 9:6 Sermón nº 13, 112
9:6 Sermón nº 14, 121
Números 35:5, 6 Sermón nº 48, 427
35:11 Sermón nº 47, 420 40:31 Sermón nº 93, 821
41:14 Sermón nº 11, 99
Deuteronomio 41:14 Sermón nº 81, 725
1:25 Sermón nº 119, 1087 53:10 Sermón nº 43, 383
30:11-14 Sermón nº 118, 1073 63:1 Sermón nº 7, 65
33:25 Sermón nº 82, 733
Jeremías
1Reyes 8:6 Sermón nº 54, 480
18:21 Sermón nº 31, 278 33:3 Sermón nº 77, 691

2 Crónicas Ezequiel
33:13 Sermón nº 33, 294 34:16 Sermón nº 39, 347
36:27 Sermón nº 18, 159
Nehemías 33:5 Sermón nº 53, 471
2:4 Sermón nº 78, 699 36:26 Sermón nº 66, 585

Job Oseas
23:3 Sermón nº 51, 454 12:10 Sermón nº 4, 40
23:3, 4 Sermón nº 73, 652
Jonás
Salmos 2:9 Sermón nº 58, 515
19:12 Sermón nº 86, 764
19:13 Sermón nº 87, 773 Nahum
23:1 Sermón nº 8, 74 1:3 Sermón nº 1, 15
32:1 Sermón nº 46, 410
37:4 Sermón nº 68, 606 Zacarías
45:2 Sermón nº 9, 81 14:7 Sermón nº 91, 805
50:15 Sermón nº 27, 247
62:2 Sermón nº 5, 49 Malaquías
70:5 Sermón nº 84, 749 3:10 Sermón nº 79, 707
102:6 Sermón nº 100, 888
104:34 Sermón nº 80, 716 Mateo
106:8 Sermón nº 59, 524 5:2 Sermón nº 109, 984
110:3 Sermón nº 15, 130 6:9 Sermón nº 3, 32
142:1 Sermón nº 34, 304 11:5 Sermón nº 104, 934
147:9 Sermón nº 49, 438 11:28 Sermón nº 116, 1055
• 1106 • SERMONES SELECTOS

11:29 Sermón nº 67, 595 4:4 Sermón nº 17, 149


15:27 Sermón nº 83, 741 5:20, 21 Sermón nº 113, 1026
19:19 Sermón nº 97, 858 8:9 Sermón nº 12, 104
20:15 Sermón nº 103, 926
20:28 Sermón nº 44, 391 Gálatas
25:22, 23 Sermón nº 29, 263 4:24 Sermón nº 26, 237

Marcos Efesios
2:12 Sermón nº 45, 400 2:1 Sermón nº 65, 576
2:17 Sermón nº 22, 196
5:19 Sermón nº 90, 797 Filipenses
12:30 Sermón nº 94, 835 4:7 Sermón nº 96, 851

Lucas 1 Tesalonicenses
6:45 Sermón nº 105, 942 1:5 Sermón nº 71, 637
11:9, 10 Sermón nº 76, 683 1:5 Sermón nº 117, 1063
15:2 Sermón nº 55, 489 5:6 Sermón nº 88, 781
15:17 Sermón nº 16, 139
15:20 Sermón nº 30, 271 2 Tesalonicenses
21:33 Sermón nº 72, 644 1:3 Sermón nº 57, 505
23:42, 43 Sermón nº 36, 321
24:32 Sermón nº 102, 910 1 Timoteo
1:11 Sermón nº 70, 626
Juan 1:15 Sermón nº 22, 196
3:3 Sermón nº 64, 567 1:15 Sermón nº 28, 255
3:18 Sermón nº 120, 1093 1:15 Sermón nº 60, 532
14:23 Sermón nº 69, 617 4:13 Sermón nº 98, 869
5:40 Sermón nº 23, 206 4:16 Sermón nº 101, 898
6:44 Sermón nº 19, 171
15:22 Sermón nº 24, 216 2 Timoteo
2:15 Sermón nº 108, 971
Hechos
24:25 Sermón nº 111, 1010 Hebreos
2:16 Sermón nº 25, 225
Romanos 4:16 Sermón nº 50, 446
5:6 Sermón nº 63, 559 7:25 Sermón nº 61, 541
5:6 Sermón nº 114, 1036 8:10 Sermón nº 107, 963
5:6, 18 Sermón nº 22, 196 9:22 Sermón nº 42, 377
8:7 Sermón nº 20, 179 11:6 Sermón nº 56, 498
10:13 Sermón nº 62, 550 11:31 Sermón nº 32, 287
12:24 Sermón nº 40, 357
1 Corintios 13:8 Sermón nº 10, 91
1:24 Sermón nº 6, 57
2:2 Sermón nº 35, 311 Santiago
4:1, 2 Sermón nº 110, 997 4:2, 3 Sermón nº 75, 674
9:16 Sermón nº 106, 954
14:15 Sermón nº 74, 661 Apocalipsis
2:4 Sermón nº 92, 813
2 Corintios 3:19 Sermón nº 89, 789
2:15, 16 Sermón nº 112, 1018 15:3 Sermón nº 37, 331
4:3 Sermón nº 21, 188
4:3, 4 Sermón nº 115, 1045
Cielo, Infierno • 1107 •

Índice de títulos

¡Adelante! Decaimiento de ánimo del ministro


Sermón nº 99, 877 Sermón nº 100, 888
Advertencia desoída, Una Derramamiento de sangre, El
Sermón nº 53, 471 Sermón nº 42, 377
Alegación, no contradicción Despierta, despierta
Sermón nº 83, 741 Sermón nº 88, 781
Ama a tu prójimo Dios, quien todo lo ve
Sermón nº 97, 858 Sermón nº 2, 23
Amados castigados, Los Don de hablar espontáneamente, El
Sermón nº 89, 789 Sermón nº 105, 942
Bendita cadena en el evangelio, Una Dos efectos del evangelio, Los
Sermón nº 69, 617 Sermón nº 112, 1018
Buen pastor, El Dos talentos, Los
Sermón nº 8, 74 Sermón nº 29, 263
Buscando la oveja perdida Evangelio de la gloria de Cristo, El
Sermón nº 39, 347 Sermón nº 17, 149
Certificado de éxito de la oración Evangelio glorioso del Dios bendito, El
Sermón nº 76, 683 Sermón nº 70, 626
Clamor del cuervo, El Evangelio nos llegó en poder, El
Sermón nº 49, 438 Sermón nº 71, 637
Cómo guadar el corazón Evangelio que no muere para el año
Sermón nº 96, 851 que muere, El
Cómo suplicar Sermón nº 114, 1036
Sermón nº 84, 749 Evangelio sencillo para gente
Como tus días serán tus fuerzas sencilla, Un
Sermón nº 82, 733 Sermón nº 118, 1073
Condescendencia de Cristo, La Fe de Rahab, La
Sermón nº 12, 104 Sermón nº 32, 287
Confesión del pecado, La Fe, La
Sermón nº 52, 463 Sermón nº 56, 498
Corazón del evangelio, El Glorioso evangelio, El
Sermón nº 113, 1026 Sermón nº 60, 532
Cosa inesperada, La Grados de poder presentes en el
Sermón nº 45, 400 evangelio
Cristo, el poder y la sabiduría Sermón nº 117, 1063
de Dios Gran depósito, El
Sermón nº 6, 57 Sermón nº 95, 843
Decadencia del primer amor Hombre de un solo tema: Pablo, El
Sermón nº 92, 813 Sermón nº 35, 311
• 1108 • SERMONES SELECTOS

Hombres, elegidos. Los ángeles Mente carnal es enemistad contra


caídos, rechazados, Los Dios, La
Sermón nº 25, 225 Sermón nº 20, 179
Indagador ansioso, El Ministros con escasos recursos para
Sermón nº 51, 454 trabajar
Inhabilidad humana Sermón nº 98, 869
Sermón nº 19, 171 Misericordia, omnipotencia y justicia
Inmutabilidad de Cristo, La Sermón nº 1, 15
Sermón nº 10, 91 Muerte de Cristo, La
Israel en Egipto Sermón nº 43, 383
Sermón nº 37, 331 Mundos cantarán, Los
Labios llenos de gracia de Jesús, Los Sermón nº 48, 427
Sermón nº 9, 81 No temas
Ladrón que creyó, El Sermón nº 81, 725
Sermón nº 36, 321 Nuestra oración pública
Libre albedrío: un esclavo, El Sermón nº 74, 661
Sermón nº 23, 206 Nuevo comienzo, Un
Licor del evangelio, El Sermón nº 93, 821
Sermón nº 85, 758 Nuevo corazón, El
Llamamiento a los pecadores, Un Sermón nº 66, 585
Sermón nº 55, 489 Oración de David en la cueva, La
Llamamiento de Elías a los Sermón nº 34, 304
indecisos, El Oración espontánea, La
Sermón nº 31, 278 Sermón nº 78, 699
Llave de oro de la oración, La Orden y argumento en la oración
Sermón nº 77, 691 Sermón nº 73, 652
Luz al atardecer Oreja horadada con lezna, La
Sermón nº 91, 805 Sermón nº 41, 365
Luz de gozo en el corazón Paladeos de la vida celestial
Sermón nº 68, 606 Sermón nº 119, 1087
Luz, fuego, fe, vida, amor Parábola del Arca, La
Sermón nº 102, 910 Sermón nº 38, 337
Manasés Paternidad de Dios, La
Sermón nº 33, 294 Sermón nº 3, 32
Maneras de espiritualizar Pecados de soberbia
Sermón nº 26, 237 Sermón nº 87, 773
Maneras que Dios tiene de Pecados secretos
comunicarse Sermón nº 86, 764
Sermón nº 4, 40 Pedir y tener
Mayordomía, La Sermón nº 75, 674
Sermón nº 110, 997 Perdón y justificación
Meditando en Dios Sermón nº 46, 410
Sermón nº 80, 716 Perpetuidad del evangelio
Mensaje para los de poca fe, Un Sermón nº 72, 644
Sermón nº 57, 505 Poder sanador de Cristo, El
Sermón nº 16, 139
Cielo, Infierno • 1109 •

Poderoso salvador, Un Sermón sencillo para las almas que


Sermón nº 7, 65 buscan, Un
¿Por qué el evangelio está encubierto? Sermón nº 62, 550
Sermón nº 21, 188 Sermones, su importancia
¿Por qué los hombres son salvos? Sermón nº 107, 963
Sermón nº 59, 524 Soberanía divina en sus dádivas, La
Predicación a los pobres Sermón nº 103, 926
Sermón nº 104, 934 Sobre la elección de un texto
Predicad el evangelio Sermón nº 108, 971
Sermón nº 106, 954 Sobre la voz del predicador
Primer y gran mandamiento, El Sermón nº 109, 984
Sermón nº 94, 835 Solamente Dios es la salvación de su
Probando a Dios pueblo
Sermón nº 79, 707 Sermón nº 5, 49
Promesa del espíritu, La Su nombre, admirable
Sermón nº 18, 159 Sermón nº 13, 112
Pueblo voluntario y un guía Su nombre, consejero
inmutable, Un Sermón nº 14, 121
Sermón nº 15, 130 Tal maestro, tales discípulos
¿Qué he hecho? Sermón nº 67, 595
Sermón nº 54, 480 Texto de Robinson Crusoe, El
¿Quiénes necesitan el evangelio? Sermón nº 27, 247
Sermón nº 22, 196 Todo el evangelio en un solo versículo
Rechazo y condenación Sermón nº 28, 255
Sermón nº 120, 1093 Trono de la gracia, El
Redención limitada, La Sermón nº 50, 446
Sermón nº 44, 391 Tu redentor
Refugio del pecador, El Sermón nº 11, 99
Sermón nº 47, 420 Verdadero evangelio no es un
Regeneración, La evangelio encubierto, El
Sermón nº 64, 567 Sermón nº 115, 1045
Responsabilidad humana, La Vieja, vieja historia, La
Sermón nº 24, 216 Sermón nº 63, 559
Resurrección espiritual, La Viejo evangelio para el nuevo siglo, El
Sermón nº 65, 576 Sermón nº 116, 1055
Retorno del hijo pródigo, El Vigilancia que de sí mismo debe tener
Sermón nº 30, 271 el ministro, La
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