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INTRODUCCION
El tema de la corrupción, lamentablemente, se nos presenta como algo cotidiano en
nuestra realidad.-
Es un problema que no sólo nos afecta en lo social, político y económico, sino que
también altera nuestros valores; su gran influencia sobre ellos nos exige cuestionarnos
cuán fuerte puede ser nuestra ética, nuestra honestidad.-
Parece estar en todos lados y ser la solución más rápida y eficaz a todos los problemas.-
Entre los argentinos, la corrupción sembró un estado de desconfianza generalizada que
parece hundirnos día a día.-
Nos plantea el interrogante del cual es la fuerza que la hace cada vez más poderosa, y
que en la actualidad parece dominar al mundo.-
Nuestro deber de ciudadanos nos llama a la lucha contra la corrupción, para lograr un
estado fuerte, una justicia independiente, una economía sólida y una sociedad donde
todos tengamos la misma posibilidad de progreso e inserción.-
OBJETIVO GENERAL
Este tema debe ser analizado en forma interdisciplinaria, teniendo en cuenta los
intereses en general de la comunidad.- Debemos encontrar sus causas y buscar las
soluciones posibles dentro y fuera del derecho.-
Este trabajo pretende comprobar que la corrupción se encuentra presente en nuestra
sociedad en todo ámbito, social, económico y político.- Por otra parte la esencia de la
corrupción radica en que importantes decisiones son determinadas por intereses
particulares sin importar las consecuencias que acarrearan para el bien común.-
Todos sabemos que la corrupción de un sistema político surge cuando el interés privado
irrumpe en el ámbito del interés público.-
Esta afirmación fue tomando forma a lo largo de los años, por eso hay que recordar que
juzgar a la historia con nuestra escala de valores puede obstaculizar nuestra
comprensión de ella.-
Las generaciones venideras nos van a condenar o nos condenan ya según parámetros
éticos que nosotros ignorábamos en su momento.-
En la historia existe progreso moral.-
ANTECEDENTES HISTORICOS
En el monte Sinaí, Dios le entregó las tablas de la ley a Moisés, guía del pueblo elegido
además de algunas instrucciones adicionales especialmente referidas a las situaciones
litigiosas entre las personas.- Desde el antiguo testamento se condena el soborno.-
La condena a la coima y su extensa práctica no sólo proviene de la tradición judía, en
un texto escrito S. III A.C., el primer ministro Brahamán de Chandragupta, listó por lo
menos cuarenta maneras de malversar fondos de gobierno.-
En la China antigua se daba una mesada a los funcionarios denominada "Yang-lien"
que significa alimenta la no corrupción.-
La forma más moderna de corrupción sin dudas tiene algún tipo de antecedentes en la
antigüedad.-
Aparece el tema de la corrupción en el Antiguo Testamento, y en algunos casos se
contemplan severísimos castigos.-
También en el Nuevo Testamento hay un relato de una coima dada por los grandes
sacerdotes a los soldados que custodiaban el sepulcro de Jesús, para que dijeran que
los discípulos habían robado el cuerpo.-
Otro antecedente muy destacado en la historia es el juicio a Sócrates, acusándolo de
cosmólogo, sofista, ateo y corruptor de la juventud.- Sócrates es condenado a muerte
por mantenerse firme en sus convicciones y luchar siempre con la verdad.- Pero él ve a
la muerte como un bien porque evitarla es una bajeza, prefiere la muerte que la bajeza
de dejarse atrapar por la corrupción.-
No se puede saber con certeza cuando nació la corrupción lo que sí se puede afirmar
es que con los años fue adquiriendo un poder asombroso que solo será detenido en la
medida que se realicen acciones colectivas en su contra, acompañadas con un profundo
cambio de conciencia.-
Pero la naturaleza humana indica y nos muestra que en lo más íntimo de nuestro ser
queremos tener algo más que lo que tiene la persona de al lado y de la forma más rápida
posible. Célebre pecado capital “la Codicia”, razón por la cual se cae irremediablemente
en corrupción una y otra vez, como vemos a lo largo de la historia.-
El Código de Hammurabi creado en el año S. XVIII a.d.C., ya contenía normas contra la
corrupción de los funcionarios, y no es este un caso aislado, toda vez que en la antigua
Roma, Grecia y Egipto, se ha rescatado documentación de corrupción política en estos
estados.
Los filósofos griegos más importantes Aristóteles y Platón, como también diversos
autores de la Edad Media califican a las formas de gobiernos como buenas o malas,
justas o injustas, puras o impuras en función de cómo se gobierna en beneficio propio o
del otro.-
Sin embargo, existen autores que opinan que, la corrupción tal como se indica hoy,
necesita de dos condiciones que sólo concurren en el mundo moderno: 1) el estado
como monopolio en el uso de la fuerza legítima y como organización administrativa
excluyente, y 2) el capitalismo y la economía de mercado.-
En los años posteriores a la segunda guerra mundial, y especialmente en los últimos
veinte años, parece que se produce un aumento espectacular de la corrupción, o al
menos de la información sobre la corrupción, lo que ha centrado el interés científico
sobre el tema y se han producido investigaciones académicas dedicadas al mismo,
marcando un importante hito para la lucha para extirparla.-
Asimismo, se registra un aumento de la relación entre ética y economía, y es desde este
nuevo espíritu (la economía y la política) donde se pondrá hincapié en la problemática
de la corrupción en las democracias consolidadas. En cambio en los países
subdesarrollados, en los estados autoritarios o totalitarios aparece más bien vinculada
a la falta de límites y de control, lo que permite mayores abuso.
LA DEMOCRACIA
Comencemos definiendo la palabra democracia. Según la Real Academia Española, es
un sistema político en el que el pueblo ejerce su soberanía, designando y controlando a
sus gobernantes, a quienes eligen para periodos de tiempo determinados.
La democracia es efectivamente un sistema en el que el individuo actúa en lo global.
Democracia y corrupción, son incompatibles.
Si el gobierno es autocrático (el gobernante no tiene limites) la corrupción es disimulada
y centralizada.
En la autocracia, al no conocerse, la corrupción puede ser controlada por un tiempo,
hasta que al trascender, se convierte en el principal argumento contra el régimen.
En democracia, la presión popular sobre el gobierno es posible porque la corrupción se
conoce ya que, los medios de comunicación son libres y la oposición política controla al
gobierno.
Así es más fácil estar al tanto de los casos de corrupción, pero si estos no se resuelven
generan un desaliento colectivo.
CONTROLAR LA CORRUPCIÓN
Una de las ideas básicas de las democracias modernas es diferenciar funciones dentro
del Estado, adjudicándoles a órganos independientes que se controlan unos a otros y
balancean su poder entre ellos.
Los controles mutuos son necesarios para la transparencia y constituye la clave misma
del sistema democrático constitucional. La idea es que nadie ejerza un poder, sin que
alguien tenga el derecho de controlarlo.
Una regla elemental de la técnica de control, es que quien controla sea independiente
de quien es controlado.
La democracia es el único sistema político que auspicia la independencia de los
controles.
En los sistemas políticos democráticos, los funcionarios son controlados por los
ciudadanos por medio del sufragio, a través de la información de los medios de
comunicación y/o distintas Organizaciones no Gubernamentales (ONG).
No hay monopolio del poder, ya que el mismo debe repartirse entre las distintas
funciones de gobierno que se controlan unas a otras.
Hay baja discrecionalidad. La ley es la que debe regular la conducta de los funcionarios
públicos y hay transparencia pues se garantiza la publicidad de los actos de gobierno y
la libertad de expresión. Poder hegemónico es igual a corrupción.
LA CORRUPCION EN LAS DEMOCRACIAS DE TRANSICION
En la Argentina como en muchos países de Latinoamérica; la sociedad percibe que los
funcionarios aprovechan en beneficio propio el poder que se les otorga.
Si bien se han elegido los representantes a través de elecciones, no se han instaurado
otros aspectos claves del sistema democrático como el cumplimiento de la ley, sistemas
de control independientes y libertad de expresión. Es cierto que, en la actualidad,
gozamos de mayor libertad de expresión, pero la división de poderes y el cumplimiento
de la ley son valores que todavía faltan consagrar.
En resumen, un orden social e institucional donde la ley no se cumple, no es respetado
por los ciudadanos ni por los dirigentes, y donde el Estado no impone ni garantiza su
cumplimiento, es la visión que una mayoría de los argentinos tenemos de nuestra propia
sociedad. Es el cuadro, en suma, de una sociedad anómica.
Este, estado de anomia está reclamando urgentes acciones de reformas tendentes a
desarrollar y arraigar en la sociedad una cultura de la legalidad. Sin embargo, debemos
ser conscientes de que no es posible avanzar por el sendero de las reformas legales sin
el correlato de una adecuada observancia de las mismas, ya que ello produciría en la
población no sólo una mayor frustración, sino también el riesgo de una agudización de
los de por sí ya bajos niveles de credibilidad y legitimidad de las principales instituciones.
Estamos pues ante un problema complejo, que no tiene respuestas simples y puntuales.
Su solución demanda, una estrategia integral, continua y de largo plazo. Es esta una
problemática que no puede ser resuelta por un ministerio, o un cuerpo de inspectores,
o una policía mejor preparada e incentivada, ni con ninguna mejora en algún aspecto
parcial de los muchos que conforman este fenómeno.
Tenemos que tomar conciencia de que la responsabilidad es compartida, y que compete
no sólo a los gobernantes -sobre los cuales pesa obviamente un altísimo nivel de
responsabilidad- sino también a los ciudadanos. Hay que tener la franqueza y el valor
para asumir este diagnóstico y admitir que, los argentinos somos violadores
consuetudinarios de las normas vigentes, rápidos y competentes en descubrir cómo
violarlas y cómo eludir las sanciones. No pagamos impuestos como deberíamos, no
observamos las reglas de tránsito, estamos preparados para ofrecer una coima en
cualquier momento, buscamos exenciones de todo tipo, tenemos un sentido de
comunidad muy débil, etc. A partir de ahí, el abanico de comportamientos anómicos o
ilegales en la sociedad argentina es asombrosamente vasto.
Los “representantes del pueblo”, una vez llegados al poder, suelen ser mas leales a sus
intereses personales o a los deseos de su grupo político, que a los deberes impuestos
por su función.
La sociedad moderna necesita de representantes confiables y de libre pensamiento.
Los sistemas de control de la democracia no nos garantizan en absoluto el fin de la
corrupción, salvo que estén conducidos por personas irreprochables, con capacidad de
acción y recursos suficientes.
Es necesario que se establezca el cumplimiento de la ley.
LA CORRUPCION EN LAS DEMOCRACIAS CONSOLIDADAS
Se cree que en las democracias consolidadas la corrupción no es un gran problema,
pero esto no siempre es así. Italia es un ejemplo de ello.
Italia es una democracia consolidada, con libertad de expresión, con partidos políticos y
en la que sin embargo la corrupción se convirtió en un fenómeno fuera de control. Es tal
vez un buen ejemplo de una clase particular de poder hegemónico, un modelo que
puede estar instalándose en nuestro país; el de una clase política que, sin distinción de
partidos y sin fuerzas políticas alternativas, negocia con el poder económico y realiza
pactos secretos que la aíslan de sus representantes.
Este ejemplo y muchos otros, nos demuestran que es importante lograr consolidar, la
democracia pero con ella sólo no basta. También se deben crear instituciones que
impidan hasta a los malos gobernantes causar daño.
CAPITULO V
LA ECONOMIA EN SISTEMAS CORRUPTOS
Corrupción según el grado de desarrollo
La corrupción no presenta los mismos grados tanto en los países desarrollados como
en los subdesarrollados.
Los expertos coinciden en que en los países desarrollados, la corrupción es mínima en
la justicia y en los cuadros medios y bajos de la administración pública, pero puede
alcanzar un nivel relativamente importante en los altos cargos.
En los países subdesarrollados, por el contrario, la corrupción es intensa tanto en los
estratos altos como en los medios y bajos afectando al estado en su totalidad.
En los países subdesarrollados hay un estado de corrupción. Los ilícitos suelen ser
evidentes, porque no existen expectativas de castigo y más bien se da por sentada la
impunidad. En los países desarrollados, la situación es diferente, quien comente un acto
de corrupción además de castigo penal, recibe una sanción social incluso familiar.
Cuanto menos son los que cometen corrupción, es mas fácil percibirlos. En los países
donde hay estado de corrupción la investigación se percibe como una persecución;
como todos suelen cometer actos corruptos, el investigado se pregunta, ¿Por qué a mi?
En los países subdesarrollados la corrupción, se convierte en vocación; con frecuencia
no se ingresa en la política o en la administración pública con un deseo de servicio, sino
con la intención deliberada de enriquecerse.
Cuando más pobre es un país es más probable que se instale la corrupción como
sistema y como vocación, porque no existen otras alternativas para enriquecerse.
De una corrupción ocasional a una corrupción sistémica