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EL PROCESO DE CONFIRMACIÓN DE CARGOS ANTE LA CORTE PENAL

INTERNACIONAL

Por

ABRAHAM MARTINEZ ALCAÑIZ

Capitán Auditor del Cuerpo Jurídico Militar (Asesoría Jurídica General de la Defensa)

Doctor en Derecho

Profesor del Centro de Estudios de Derecho Internacional Humanitario de la Cruz Roja

abrahamcjm@gmail.com

Revista General de Derecho Procesal 43 (2017)

RESUMEN: El proceso de confirmación de cargos ante la Corte Penal Internacional se


ha convertido en una cuestión esencial para el devenir del procedimiento penal
instaurado en el Estatuto de Roma, pues sin la misma no habrá juicio. Las actuaciones
llevadas a cabo durante el Pre-Trial darán lugar a la resolución judicial de confirmación
de cargos, vinculando posteriormente al tribunal en relación a los hechos imputados y
su calificación legal. En esta fase procesal se determinará si la causa investigada
merece ir a juicio oral, de ahí que el Fiscal tenga aportar suficiente prueba que
demuestre la probabilidad de la existencia de un crimen internacional de la
competencia de la Corte Penal Internacional.

PALABRAS CLAVE: Corte Penal Internacional; Sala de Cuestiones Preliminares;


confirmación de cargos; divulgación de la prueba; motivos fundados para creer.

SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. ANTECEDENTES. 1. Tribunales ad hoc. 2. Trabajos


preparatorios. 3. Derecho nacional. 3.1. Sistema de common law. 3.2. Sistema
continental o civil law. 3.2.1. Francia. 3.2.2. España. III. UBICACIÓN DE LA
CONFIRMACIÓN DE CARGOS EN EL PROCEDIMIENTO PENAL ANTE LA CORTE PENAL
INTERNACIONAL. IV. EL SUJETO PASIVO DEL PROCEDIMIENTO PENAL. V. EL
PROCEDIMIENTO DE CONFIRMACION DE CARGOS. 1. Propósitos. 2. Estadios
procesales. 2.1. Procedimiento previo a la audiencia de confirmación de cargos. 2.1.1.
Primeras diligencias. 2.1.2. Divulgación de la prueba. 2.1.3. Escrito de acusación.
2.1.4. Modificación del escrito de acusación.2.1.4.1. Antes de la audiencia de
confirmación de cargos. 2.1.4.2. Posterior a la audiencia de confirmación de cargos.
2.1.4.3. Modificación de los cargos motu proprio por la Sala de Cuestiones
Preliminares. 2.2. Audiencia de confirmación de cargos. 2.2.1. Lectura de cargos y
orden de presentación de pruebas. 2.2.2. Cuestiones de competencia y admisibilidad.
2.2.3. Objeciones y observación a las actuaciones previas practicadas.
2.2.4. Standard de la prueba incriminatoria. 2.2.4.1. Sistema de umbrales de
incriminación. 2.2.4.2. Motivos fundados para creer. 2.2.5. Desarrollo de los alegatos.
2.2.6. Audiencia de confirmación de cargos en ausencia del imputado. 2.2.6. Decisión
final de la Sala de Cuestiones Preliminares. 3. El recurso de apelación contra la
decisión de confirmación de cargos. VI. CONCLUSIONES.

THE PROCESS OF CONFIRMATION OF THE CHARGES BEFORE THE


INTERNATIONAL CRIMINAL COURT

ABSTRACT: The process of confirmation of charges before the International Criminal


Court has become an essential issue for the prosecution of the criminal procedure
established in the Rome Statute, since without it there will be no trial. The actions
carried out during the Pre-Trial will give rise to a judicial decision confirming charges,
subsequently linking the court in relation to the imputed acts and their legal
qualification. In this procedural stage, it will be determined whether the case under
investigation deserves to be heard, and therefore the Prosecutor must provide
sufficient evidence to show the likelihood of the existence of an international crime
falling within the jurisdiction of the International Criminal Court.

KEY WORDS: International Criminal Court; Pre-Trial Chamber; confirmation of the


charges; disclosure of evidence; substantial grounds to believe.

I. INTRODUCCIÓN

Toda investigación penal resulta compleja, pues mediante las diligencias de


investigación practicadas debe hallarse prueba pertinente y suficiente para imputar la
comisión de un delito. Esta práctica está sujeta a una serie de garantías procesales, a
fin de que la persona investigada no vea menoscabados sus derechos fundamentales.
Lo anterior resulta de aplicación a todo procedimiento penal, ya sea nacional o
internacional. Sin embargo, el proceso penal en el seno de los tribunales
internacionales penales resulta más complicado, por una serie de connotaciones
básicas, a saber, nos encontramos ante crímenes internacionales, en donde, con
carácter general, los aparatos de poder estatales o cuasi-estatales han intervenido
directa o indirectamente en la comisión de tales injustos penales, añadiéndose un plus
de dificultad en la investigación del delito; los tribunales internacionales penales
carecen de cuerpos especializados en la investigación de delitos, a diferencia de lo que
sucede en nuestro Estado con la Policía Judicial; y por último, la cooperación y ayuda
estatal se antoja capital para que la Fiscalía pueda efectuar eficazmente sus
investigaciones en el territorio donde se cometieron los delitos, dado que allí se halla
la mayoría de la prueba incriminatoria(1). A lo antedicho hemos de unir que la justicia
penal internacional, en ocasiones, investiga delitos cometidos hace mucho tiempo,
siendo esto un obstáculo para la investigación, pues el transcurso del tiempo ha
podido destruir o contaminar pruebas y los testigos han podido olvidar detalles
relevantes para la instrucción de la causa.

Teniendo presente las dificultades antedichas en el Estatuto de Roma de la Corte Penal


Internacional se incluyó una fase procesal antes de la apertura del juicio oral, la
confirmación de cargos, momento en el que la Sala de Cuestiones Preliminares deberá
valorar si hay pruebas suficientes y motivos fundados para creer que el imputado ha
cometido uno de los crímenes internacionales de competencia de la Corte Penal
Internacional. La ubicación procesal de este estadio procesal resulta relevante,
sirviendo como nexo de unión entre la fase de investigación –llevada a cabo por la
Fiscalía– y la de juicio oral –ante la Sala de Primera Instancia–, de ahí su
relevancia(2). No en vano, este procedimiento tiene entre sus objetivos determinar
aquellas causas que merecen ser juzgadas ante la Corte Penal Internacional de
aquellas que no, bien porque no haya pruebas de cargo suficientes para imputar al
investigado un crimen internacional, bien porque el caso no sea admisible, en
aplicación del test de admisibilidad previsto en el art. 17 del Estatuto de Roma.

El trabajo de los tribunales ad hoc en el campo del Derecho penal internacional ha


resultado esencial para la Corte Penal Internacional. Ahora bien, en relación a las
normas procesales penales el Estatuto de Roma ha configurado un procedimiento sui
generis como es la confirmación de cargos, enriquecido por aspectos propios del
sistema de common law y civil law, apartándose en cuestiones relevantes
del indictment previsto en los tribunales ad hoc(3). Incluso, podemos afirmar que el
proceso de confirmación de cargos constituye una marca distintiva del Estatuto de
Roma, con sus particularidades(4), llegando algunos autores a sostener que nos
hallamos ante la novedad más relevante en la justicia penal internacional(5). Sin
embargo, hay otros que piensan que urge una modificación de este estadio procesal,
tendente a simplificarlo y hacerlo más expeditivo(6). Esta última posición, a nuestro
juicio, se acerca a la regulación mantenida por los Estatutos de los tribunales ad
hoc, más próxima al sistema de common law.
En estas breves líneas analizaremos los antecedentes de la confirmación de cargos, su
ubicación dentro del procedimiento instaurado en el Estatuto de Roma, el status del
sujeto pasivo y las distintas fases del procedimiento, todo ello en relación a la
comisión de los crímenes internacionales tipificados en el Estatuto de Roma –sin
abordar el procedimiento de confirmación de cargos existente para los delitos contra la
administración de justicia–, así como la problemática surgida a raíz de algunas
decisiones de las Salas que integran la Corte, con base en las resoluciones adoptadas
por las distintas Salas de la Corte Penal Internacional.

II. ANTECEDENTES

1. Tribunales ad hoc

Los art. 18.4 y 19 del Estatuto del Tribunal Internacional Penal para la antigua
Yugoslavia y los art. 17.4 y 18 del homólogo Estatuto para el Tribunal Internacional
Penal para Ruanda, regulan la preparación y examen de la acusación
o indictment(7) y, a su vez, la Regla 47 de las Reglas de Procedimiento y Evidencia de
tales tribunales ad hoc, lo desarrolla. Las características del indictment son las
siguientes:

- Se trata de una fase procesal en la que únicamente intervienen un Juez y el Fiscal,


tratándose de un proceso ex parte.

- Es un procedimiento totalmente escrito, sin la participación de las víctimas o del


investigado, por lo que no rige el principio de contradicción, quedando en entredicho el
principio de igualdad de armas.

- La finalidad del procedimiento se circunscribe a determinar si hay indicios suficientes


de criminalidad.

- Este estadio procesal conlleva el inicio del denominado pre-trial, por lo que si se
confirma la acusación, el investigado adquiere la condición de acusado, ex Regla 47.H)
ii) de las Reglas de Procedimiento y Evidencia de los tribunales ad hoc(8).

- Una vez se hayan confirmado los cargos el tribunal ad hoc podrá acordar la orden de
detención o comparecencia del investigado(9).

Las características referidas del indictment no fueron acogidas plenamente en la


confirmación de cargos prevista en el Estatuto de Roma, pues existen claras
diferencias, manifestadas en los siguientes aspectos:

- Además de participar la defensa en el proceso, debiendo con carácter general estar


presente el investigado en la audiencia de cargos, también participan las víctimas
debidamente representadas(10).

- No es exclusivamente escrito.

- Se desarrolla ante un órgano colegiado, a saber, la Sala de Cuestiones Preliminares.

- Cuando comparece el investigado ya se ha dictado una orden de detención o


comparecencia contra el mismo.

- La terminación de este proceso mediante la confirmación de cargos da comienzo al


juicio oral.

2. Trabajos preparatorios
El Proyecto presentado en la Comisión de Derecho Internacional en el período del 3 de
mayo a 23 de julio de 1993 reguló la investigación y el comienzo del procedimiento en
los art. 29 a 35 y la acusación en el art. 31(11). Hay que significar que en esos
momentos no se trabajó con la existencia de una Sala de Cuestiones Preliminares,
sino con un Bureau, que a su vez actuaría como una Sala de Acusación.
Posteriormente, en el Proyecto presentado en la sesión del 2 de mayo al 22 de julio de
1994 se repitió esta fórmula, sustituyéndose el Bureau por una Presidencia de la
Corte(12).

El Proyecto de 1994 se caracterizó por lo siguiente:

- Si tras la investigación el Fiscal entendía que existían indicios suficientes de


criminalidad respecto a un investigado, interpondría el escrito de acusación ante la
Presidencia, acompañado de aquellos documentos necesarios que justificasen tal
petición.

- Tanto el escrito de acusación como los citados documentos eran examinados sin la
participación del investigado, quien en este estadio procesal no podía rebatir la prueba
presentada por el Fiscal.

- Si la Presidencia confirmaba la acusación, al entender que existían indicios


suficientes de criminalidad, el investigado sería considerado acusado y podrían
dictarse las órdenes de detención, entrega o comparecencia oportunas.

- La decisión de confirmación de cargos no era apelable en ningún caso(13).

Los Estados estaban preocupados por el hecho de que un órgano judicial –antes del
juicio oral– valorase si había indicios suficientes de criminalidad, toda vez que dicho
momento procesal no podía suponer un prejuzgamiento de la causa, la cual estaba
reservada a la Corte.

Posteriormente, en los trabajos preparatorios de 1998 se incluyó un texto


denominado Zutphen, el cual no contenía un procedimiento de confirmación de cargos
con audiencia del investigado. Sin embargo, un grupo de delegaciones realizó un texto
alternativo en el que sí se incluyó esta fase procesal(14). Estados como Francia,
Argentina u Holanda –regidos por un sistema de derecho continental– apoyaron la
creación de una Sala encargada de revisar si el Fiscal había reunido prueba suficiente
que acreditase los motivos fundados de criminalidad exigidos para acordar la
confirmación de cargos. Incluso, la propuesta francesa fue más ambiciosa, al proponer
que antes del acto de acusación se entregase una copia de la acusación al investigado
para que pudiera rebatir las pruebas incriminatorias acopiadas por el Fiscal. Este texto
alternativo fue aprobado casi en su integridad en la conferencia de Roma(15) y supuso
que el Estatuto de Roma se caracterizase por contener un modelo procesal penal
propio, peculiar y único(16), influenciado por el sistema adversarial, inquisitivo y
mixto, de ahí su naturaleza ecléctica y sui generis.

3. Derecho nacional

La importancia del Derecho nacional en el desarrollo del sistema procesal penal


instaurado en el Estatuto de Roma queda fuera de toda duda, ya que los Estados en
los trabajos preparatorios pretendían reflejar las características de sus sistemas
procesales penales, siendo conocedores de las diferencias existentes. El resultado final
fue la creación de un sistema procesal penal peculiar, al inspirarse en los diversos
modelos existentes, pero sin llegar a copiarlos en su integridad. La justificación de
aplicar el Derecho nacional en el Estatuto de Roma radica en evitar lagunas jurídicas
durante el proceso, ostentando, pues, una clara naturaleza subsidiaria, ya que en
defecto de las fuentes principales –que son el Estatuto de Roma, los Elementos de los
Crímenes, las Reglas de Procedimiento y Prueba y el Derecho internacional– puede
acudirse al Derecho nacional, ex art. 21.1.c) del Estatuto de Roma(17).

3.1. Sistema de common law.

Sin ánimo de efectuar un estudio en profundidad sobre los modelos de procesamiento


existentes en los distintos sistemas procesales, consideramos oportuno referirnos –
aunque sea brevemente– al modelo federal estadounidense, el cual, a nuestro juicio,
supuso una influencia considerable en el desarrollo del proceso criminal ante la Corte
Penal Internacional, constituyendo el clásico modelo de principio acusatorio que
impera en el Estatuto de Roma(18). El sistema estadounidense, a causa de su pasado
colonial, no se apartó completamente del sistema criminal anglosajón, manteniendo la
institución del Gran Jurado y los postulados concernientes al debido proceso(19). En el
modelo federal estadounidense la acusación la formula el Fiscal o el Gran Jurado –
dependiendo del delito– y el enjuiciamiento lo efectúa el Juez con el Jurado(20). La
investigación es llevada a cabo por la Policía y el Fiscal realiza investigaciones
complementarias. Una vez que el Fiscal entiende que hay pruebas suficientes para la
apertura de un juicio, somete la investigación a la revisión de un Juez o del Gran
Jurado, quienes decidirán en una audiencia si hay prueba de cargo suficiente para el
inicio del juicio oral, sin juzgar en ningún caso al investigado. El acto de acusación se
realiza mediante un indictment, information o complaint, escrito sencillo y conciso que
refleja los hechos esenciales que constituyen el delito imputado”(21). También la
acusación puede efectuarse por el Gran Jurado, con base en lo dispuesto en la Quinta
Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos(22). Fuera del supuesto anterior y
dependiendo de la infracción penal investigada, será un Juez o el Gran Jurado, si el
interés público lo requiere, ante quien se practicará la audiencia preliminar(23), la cual
solo concurre en delitos graves –felonies– y delitos menos graves –misdemeanor– que
lleven aparejados la pena de muerte o pena de prisión superior a un año, quedando
excluida en infracciones menores –petty offense–(24). La audiencia preliminar ante el
Juez se caracteriza porque es pública y se efectúa bajo el principio de contradicción, es
decir, con presencia del investigado, quien puede incluso contrainterrogar a los
testigos o introducir prueba de descargo. De otro lado, la audiencia ante el Gran
Jurado se realiza sin la presencia del investigado, por lo que no puede presentar
pruebas de descargo o exculpatorias(25).

3.2. Sistema continental o civil law.

3.2.1. Francia.

El sistema penal procesal francés sigue el modelo continental y se caracteriza por la


participación de un Juez de Instrucción o Juge d´Instrucion, quien con base en lo
establecido en el art. 51 del Código Procesal Penal solamente instruirá tras un
requerimiento del Fiscal o una petición de daños y perjuicios. La investigación
preliminar es llevada a cabo por la Policía Judicial bajo la inspección del Fiscal(26),
mientras que la instrucción preparatoria del juicio corre a cargo del Juez de
Instrucción(27). En supuestos de crímenes la instrucción preparatoria resulta
obligatoria, en supuestos de delitos sería facultativa y en supuestos de faltas
solamente si lo solicita el Fiscal(28). La finalidad del Juez de Instrucción consiste en
practicar todas aquellas diligencias, bien de oficio o a petición de parte, tendentes a
esclarecer la verdad de los hechos, instruyendo en cargo y descargo(29), siendo esta
característica propia de los sistemas inquisitoriales(30). En esta instrucción
preparatoria el Juez de Instrucción si considera que los hechos investigados son
constitutivos de falta remitirá las actuaciones a la jurisdicción de proximidad, si
entiende que son constitutivos de un delito las remitirá al Tribunal Correccional y, por
último, si considera que son constitutivos de un crimen ordenará la acusación ante
la Cour d´Assisses(31).

Sea como fuere, las decisiones del Juez de Instrucción pueden ser revisadas por la
Sala de Instrucción, quien determinará si los hechos investigados son constitutivos de
algún tipo de infracción penal. En el caso de que constituyan un crimen se formulará
auto de acusación ante la referida Cour d´Assisses(32).

3.2.2. España

Ciertamente, no podemos evitar referirnos a nuestro ordenamiento procesal penal, el


cual pertenece al modelo de civil law, con una clara influencia del sistema francés, es
decir, del modelo acusatorio mixto(33). Sin ánimo –ni posibilidad– de efectuar un
análisis pormenorizado del mismo, podemos significar que sus notas más
características se resumen en lo siguiente. Con carácter general, la investigación penal
recae a cargo de un Juez de Instrucción, quien estará asistido por la Policía Judicial
para las labores de investigación stricto sensu. Esta labor del Juez de Instrucción es
inquisitiva, se materializa en el sumario y tiene como finalidad esclarecer los hechos
investigados, hacer constar la culpabilidad de los delincuentes y preparar el juicio(34).
La acusación no corre a cargo del Juez de Instrucción, sino de las partes acusadoras,
que son el Fiscal, la acusación particular y la popular –si la ley lo permite– a través de
los escritos de acusación, delimitándose así el objeto del proceso penal. El
enjuiciamiento propiamente dicho corresponde al Tribunal/Juzgado de lo Penal
competente, dependiendo del delito perseguido(35). La labor del Juez de Instrucción
consiste en determinar si la notitia criminis o hechos investigados puedan dar lugar a
un juicio oral(36). La investigación en los procedimientos ordinarios se inicia con la
apertura de un sumario y si el Juez de Instrucción tras la práctica de las diligencias
oportunas decide que los hechos investigados reúnen indicios racionales de
criminalidad contra persona determinada ordenará, con carácter general, su
procesamiento; de otra parte, la investigación en los procedimientos abreviados se
inicia con la apertura de diligencias previas y si el Juez considera que hay
responsabilidad criminal contra persona determinada acordará la transformación de las
diligencias previas en un procedimiento abreviado, ex art. 779.1.4º de la LECrim. Sea
como fuere, las partes acusadoras deben en todo caso solicitar la apertura del juicio
oral, pues, en virtud del principio acusatorio el tribunal no lo hará si no hay una
petición previa, ex art. 632 y 780 de la LECrim. Lo anterior se justifica con base en el
postulado nemo iudex sine actore –no puede haber condena sin acusación–,
recayendo la investigación preliminar en el Juez de Instrucción y la acusación y
solicitud de apertura del juicio oral en las partes acusadoras mediante el ejercicio de
las acciones pertinentes, bajo el principio ubi non est actio non est iurisdictio(37).

En los modelos de civil law expuestos observamos una característica común, la


existencia de un órgano instructor que tiene por finalidad esclarecer la verdad
mediante actos jurisdiccionales, así como preparar el juicio oral en el caso de que los
hechos investigados merezcan ser juzgados. En todo caso, existe una separación entre
los órganos de instrucción y los de enjuiciamiento, a fin de salvaguardarse el principio
acusatorio. Estas características fueron discutidas en los trabajos preparatorios del
Estatuto de Roma, el cual definitivamente acogió un sistema sui generis, único y
propio, aunque no podemos negar la influencia del common law y del civil law, aunque
este hecho, como algunos autores han afirmado, ha conllevado que el sistema
procesal penal instaurado no se ajuste íntegramente a ningún modelo conocido,
comprendiendo conceptos extraños para aquellos juristas que no pertenezcan a la
tradición jurídica empleada al efecto(38).

III. UBICACIÓN DE LA CONFIRMACIÓN DE CARGOS EN EL PROCEDIMIENTO


PENAL ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

El procedimiento penal configurado en el Estatuto de Roma puede dividirse en cinco


estadios procesales, a saber, el de investigación, el enjuiciamiento o Pre-Trial, el juicio
oral, la apelación y la ejecución(39). Resulta aceptado que el proceso de confirmación
de cargos se haya ubicado en la fase denominada Pre-Trial o enjuiciamiento(40), es
decir, después de la fase de investigación y antes del plenario o juicio oral,
funcionando como puente de unión entre ambos estadios procesales(41). Esta
relevante ubicación procesal determina que el Fiscal –órgano encargado de llevar a
cabo las diligencias de investigación penales(42)–, tenga en su poder el acervo
probatorio suficiente para enjuiciar al investigado ante la Sala de Cuestiones
Preliminares y dilucidar si la causa merece ir al plenario o juicio oral. El conjunto de
pruebas de las que pretenda servirse el Fiscal deben acopiarse durante la fase de
investigación, sin perjuicio de que antes de la audiencia de confirmación de cargos
pueda seguir investigando y reuniendo más pruebas, ex art. 61.4 del Estatuto de
Roma y Regla 121.5 de las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal
Internacional (en adelante, RPP). Sea como fuere, existe cierto consenso en
considerar que lo ideal es que el Fiscal tenga completa la investigación al finalizar la
audiencia de confirmación de cargos, sin perjuicio de que el Estatuto de Roma no
prohíbe que tras la referida confirmación el Fiscal pueda seguir investigando(43).

Una cuestión nada pacífica en la doctrina es determinar cuándo comienza la fase


de Pre-Trial o enjuiciamiento, si acontece con la comparecencia del investigado ante la
Corte Penal Internacional, en aplicación de una orden de arresto o
comparecencia, ex art. 58 del Estatuto de Roma(44), si empieza cuando el Fiscal
entrega el documento en el que se formulan los cargos o escritos de acusación(45) o,
si en contra de todo lo anterior, realmente no podemos diferenciar el final de la fase
de investigación del comienzo del Pre-Trial(46). Ciertamente, la doctrina no ha dado
muchas explicaciones del por qué ubicar el comienzo del enjuiciamiento o Pre-Trial en
un momento procesal u otro distinto, siendo, a nuestro juicio, un aspecto relevante,
toda vez que su inicio implica el deber de informar al investigado de los cargos que
pesan contra él.

Pues bien, según nuestro entender, el inicio del Pre-Trial acontece con la orden de
arresto o comparecencia prevista en el art. 58 del Estatuto de Roma, que dispone en
su apartado 1 y 7 lo siguiente:

<<1.- En cualquier momento después de iniciada la investigación, la Sala de


Cuestiones Preliminares dictará, a solicitud del Fiscal, una orden de detención contra
una persona si, tras examinar la solicitud y las pruebas y otra información presentadas
por el Fiscal, estuviere convencida de que:

a) Hay motivo razonable para creer que ha cometido un crimen de la competencia de


la Corte; y (…)

7.- El Fiscal podrá pedir a la Sala de Cuestiones Preliminares que, en lugar de una
orden de detención, dicte una orden de comparecencia>>.

Del precepto anterior se colige la interacción entre la fiscalía y los órganos


jurisdiccionales, pues la Sala de Cuestiones Preliminares es la competente para
acordar la orden de detención o comparecencia del investigado, pero esta facultad solo
puede ejercerla a petición del Fiscal. En síntesis, la Sala de Cuestiones Preliminares
revisará la información, documentación y solicitud aportada por el Fiscal, debiendo
valorar si hay motivos razonables de criminalidad, en cuyo caso, dependiendo del
resto de circunstancias, acordará la detención o comparecencia del investigado.
Cuando la Sala dicta la orden de detención o comparecencia no está realizando labores
de investigación, sino que está inquiriendo o controlando la investigación del Fiscal,
hallándonos ante actos jurisdiccionales(47). Si el Fiscal considera que la investigación
está avanzada, al tener motivos razonables para creer que el investigado ha cometido
un crimen internacional, solicitará su orden de detención o comparecencia, en la que
figurarán los presuntos crímenes internacionales cometidos, los hechos que se le
imputan y un resumen de las evidencias que acreditan lo anterior, ex art. 58.2 del
Estatuto de Roma. La solicitud de esta medida se justifica porque la investigación ha
llegado a un punto en el que el cúmulo de pruebas obrantes implica la existencia de
motivos razonables de criminalidad, lo que podría suponer el cese de la investigación.
Ahora bien, el Fiscal puede seguir realizando diligencias de investigación durante el
enjuiciamiento para modificar los cargos o retirarlos, solapándose así esta fase con la
de investigación, ex art. 61.4 del Estatuto de Roma(48). A pesar de ello, estas
diligencias complementarias de investigación no alteran el estadio procesal de
enjuiciamiento o Pre-Trial, pues los cargos ya se han dado a conocer al investigado y
el enjuiciamiento ante la Sala de Cuestiones Preliminares ha comenzado.

La orden de detención o comparecencia determina que cuando comparezca por


primera vez el investigado ante la Corte Penal Internacional tenga que ser instruido de
los cargos que pesan contra él, en virtud de lo dispuesto en el art. 60.1 del Estatuto
de Roma, que establece lo siguiente:

<<Una vez que el imputado haya sido entregado a la Corte o haya comparecido
voluntariamente o en cumplimiento de una orden de comparecencia, la Sala de
Cuestiones Preliminares se asegurará de que ha sido informado de los crímenes que le
son imputados y de los derechos que le reconoce el presente Estatuto, incluido el de
pedir la libertad provisional>>.

Así pues, la referida orden detención o comparecencia marca el final de la fase de


investigación, mientras que la comparecencia del investigado ante la Corte Penal
Internacional da lugar al enjuiciamiento o Pre-Trial, pues en dicho momento se le
informa de la acusación que pesa contra él. No obstante, la Regla 117 de las RPP
prevé que cuando se detenga al investigado se le debe hacer entrega de una copia de
la orden de detención cursada, por lo que en ese momento conocerá, eso sí, muy
sucintamente, la acusación del Fiscal y los hechos que se le imputan.

IV. EL SUJETO PASIVO DEL PROCEDIMIENTO PENAL

La determinación y cualificación del sujeto pasivo contra quién se dirige el


procedimiento penal no resulta una cuestión baladí, toda vez que el art. 55 del
Estatuto de Roma regula los derechos del investigado, el art. 61.6 contempla los
derechos del imputado en la audiencia de cargos, la Regla 117 de las RPP establece
los derechos de la persona detenida y el art. 67 del Estatuto de Roma contiene los
derechos del acusado en el procedimiento. Como puede observarse, dependiendo
del status procesal de la persona contra quien se dirige el procedimiento el Estatuto de
Roma le confiere unos derechos u otros distintos(49).

Con carácter general podemos anudar a cada fase del procedimiento


un status procesal del sujeto pasivo contra quien se dirige la causa. En la fase de
investigación resulta apropiado que se denomine al sujeto pasivo como investigado, ya
que es el centro de las pesquisas y actuaciones indagatorias del Fiscal(50). Aunque el
investigado haya sido objeto de detención su status procesal no cambia, sin perjuicio
de que pueda denominársele detenido, en cuyo caso ostentará los derechos
contenidos en la Regla 117 de las RPP(51). Una vez ha comparecido el investigado
ante la Corte Penal Internacional, dándose comienzo, pues, a la fase de enjuiciamiento
o Pre-Trial, el status procesal del sujeto pasivo cambia, denominándose ahora
imputado(52). Esta alteración procesal resulta trascendente, dado que el investigado
ostenta los derechos previstos en el art. 55 del Estatuto de Roma, mientras que el
imputado adquiere plena relevancia en el proceso penal, adquiriendo la condición de
parte del proceso, participando en el mismo y ejercitando su derecho a la defensa(53).
Pero, además, en virtud de la Regla 121.1 de las RPP, el imputado durante el
enjuiciamiento tendrá los mismos derechos que el acusado durante el juicio oral(54),
siéndole de aplicación el catálogo de derechos previstos en el art. 67 del Estatuto de
Roma(55). Ahora bien, la cautela debe imperar si pretendemos asignar al imputado en
su totalidad y durante el enjuiciamiento o Pre-Trial los derechos contenidos en el art.
67 del Estatuto de Roma, puesto que este estadio procesal no constituye, ni mucho
menos, el juicio oral(56), lugar donde tendrán perfecta acogida los mismos, todo ello
bajo el principio de inmediación y contradicción, satisfaciéndose así el derecho a la
igualdad de armas(57). Al finalizarse el enjuiciamiento, siempre y cuando la Sala de
Cuestiones Preliminares haya confirmado los cargos presentados por el Fiscal, el
imputado nuevamente modifica su status procesal, denominándose ahora acusado.
Los derechos y garantías procesales previstos en el Estatuto de Roma para el acusado
emanan del Derecho internacional de los derechos humanos, particularmente, del art.
14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 y del art. 6 del
Convenio Europeo de 1950 para la protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales, sin olvidarnos de la influencia que ha tenido el Derecho
internacional humanitario al respecto, pues el art. 105 y 106 del Convenio de Ginebra,
de 12 de agosto de 1949, relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, ya
contempló ciertos derechos para tales personas protegidas que posteriormente se han
considerado básicos y esenciales(58). Por último, si el acusado resulta culpable de los
crímenes internacionales por los que ha sido acusado su statusdefinitivamente vuelve
a alterarse, considerándose ahora condenado, manteniendo esta consideración
durante la apelación y la ejecución de la sentencia.

V. EL PROCEDIMIENTO DE CONFIRMACIÓN DE CARGOS

1. Propósitos

Desde la primera decisión adoptada por la Sala de Cuestiones Preliminares en el caso


Lubanga este órgano jurisdiccional ha mantenido constantemente el mismo criterio
sobre la finalidad de la confirmación de cargos. En primer término, tiene por objeto
limitar la remisión de causas a la Sala de Primera Instancia solamente en aquellos
casos en los que concurran pruebas sólidas de la comisión de un crimen internacional
que vayan más allá de las meras sospechas.

En segundo término, garantiza los derechos del imputado frente a cargos infundados o
erróneos(59). Lo anterior significa que la Sala de Cuestiones Preliminares debe valorar
las pruebas aportadas por el Fiscal tendentes a demostrar la comisión de un crimen
internacional de competencia de la Corte Penal Internacional. Si tras esta valoración
concluye que existen pruebas suficientes y motivos fundados para creer que el
imputado cometió el crimen que se le imputa confirmará los cargos y le asignará una
Sala de Primera Instancia para el desarrollo del juicio oral, ex art. 61.7 del Estatuto de
Roma. De esta manera los derechos de aquél resultan salvaguardados, toda vez que
solamente se elevarán a juicio aquellos casos en los que las pruebas de cargo sean
suficientes para juzgarle, garantizándose en todo momento el derecho a la presunción
de inocencia, el cual impera en esta fase procesal(60). No obstante, algunos autores
consideran que esta finalidad no se consigue con el proceso de confirmación de
cargos, toda vez que es usual que la Sala de Primera Instancia haga uso de la Norma
55 de las Reglas de la Corte para modificar los cargos confirmados, lo que implica que
la Sala de Cuestiones Preliminares ha errado en la calificación jurídica de los hechos
imputados(61).

En tercer término, según han aumentado los casos de enjuiciamiento la Sala de


Cuestiones Preliminares ha considerado que la confirmación de cargos delimita y fija el
ámbito de los hechos objeto de imputación, revistiendo esto, a nuestro juicio, una
importancia cardinal, pues afecta al posterior desarrollo del juicio(62). Este propósito
se halla especialmente vinculado con el art. 74 del Estatuto de Roma, el cual establece
que la sentencia se referirá únicamente a los hechos y a las circunstancias descritas en
los cargos o en sus modificaciones. Ciertamente, tales circunstancias y hechos
aparecen contenidos en un primer momento en el escrito de acusación o documento
que contiene los cargos, el cual es valorado por la Sala de Cuestiones Preliminares
determinando qué cargos se confirman y cuáles no, a causa de no haberse probado
debidamente los mismos. Así pues, aquellos hechos y circunstancias que no hayan
sido confirmados por la Sala de Cuestiones Preliminares no podrán llevarse al plenario,
ya que el acusado no ha podido defenderse de los mismos. Esta circunstancia acaeció
en el caso Lubanga, ya que durante el juicio oral algunos testigos denunciaron que
habían sufrido agresiones sexuales mientras fueron reclutados. La Sala de Primera
Instancia aplicó la Norma 55 del Reglamento de la Corte(63), pero posteriormente la
Sala de Apelaciones enmendó esta medida, al considerar que constituiría una
vulneración del art. 74.2 del Estatuto de Roma, pues Lubanga no había sido acusado
previamente de tales hechos(64). Sea como fuere, no podemos negar la similitud de la
Norma 55 del Reglamento de la Corte con nuestro art.733 de la LECrim, ya que ambos
representan crisis procesales del proceso, teniendo por finalidad ambos respetar la
congruencia debida entre la acusación y la sentencia, eso sí, respetándose el derecho
de defensa del investigado(65).

Igualmente, la Sala de Cuestiones Preliminares no puede ampliar los hechos


imputados por el Fiscal, aunque sí puede efectuar ajustes menores para respetar la
congruencia de la decisión(66).

Actualmente se aboga, a fin de evitar la dilación de los procesos, para que la Sala de
Cuestiones Preliminares pueda modificar motu proprio la caracterización legal de los
hechos imputados(67), aunque esta tesis no ha sido acogida plenamente por la Corte
y entendemos que no debe ser aplicada. Esta postura puede causar indefensión al
investigado, toda vez que el cambio de calificación jurídica sobre los hechos imputados
puede implicar la introducción en la investigación judicial de nuevos elementos
objetivos o subjetivos del tipo penal sobre los que el investigado no ha tenido ocasión
de defenderse, al igual que la imputación de un nuevo crimen internacional puede
suponer la existencia de un bien jurídico diferente, sobre el cual tampoco habrá tenido
ocasión la defensa de pronunciarse.

En el proceso de confirmación de cargos se delimitan los hechos imputados y su


caracterización legal, a fin de ser juzgados por la Sala de Primera Instancia, por lo que
si Fiscal, única parte con la potestas suficiente para acusar(68), pretende imputar
unos hechos distintos de los confirmados por la Sala de Cuestiones Preliminares debe
aplicarse la vía del art. 61.9 del Estatuto de Roma, que dispone lo siguiente:

<<Una vez confirmados los cargos y antes de comenzar el juicio, el Fiscal, con
autorización de la Sala de Cuestiones Preliminares y previa notificación al acusado,
podrá modificar los cargos. El Fiscal, si se propusiera presentar nuevos cargos o
sustituirlos por otros más graves, deberá pedir una audiencia de conformidad con el
presente artículo para confirmarlos. Una vez comenzado el juicio, el Fiscal, con
autorización de la Sala de Primera Instancia, podrá retirar los cargos>>.

Los nuevos hechos que pretendan imputarse en el plenario deben ser confirmados
previamente por la Sala de Cuestiones Preliminares, no constituyendo la Norma 55 de
las Reglas de la Corte, la cual representa una expresión del postulado iura novit curia,
un mecanismo adecuado para incluirlos sin la previa participación de aquella Sala(69).
La interacción, pues, entre el proceso de confirmación de cargos y el contenido de la
sentencia, es decir, entre el art. 61.7 y el art. 74 del Estatuto de Roma, resulta
determinante en el curso del proceso, dado que el órgano judicial sentenciador se
halla vinculado, en relación a los hechos imputados, a lo previamente confirmado por
la Sala de Cuestiones Preliminares, a través del escrito de acusación o documento que
contiene los cargos(70).

Por último, la confirmación de cargos asegura que los parámetros del caso, es decir,
los cargos imputados, sean claros y no ostenten deficiencia o tacha alguna, todo ello
para evitar cualquier tipo de contaminación durante el juicio(71).

2. Estadios procesales

2.1. Procedimiento previo a la audiencia de confirmación de cargos.

2.1.1. Primeras diligencias

El procedimiento de confirmación de cargos puede estructurarse en dos estadios


procesales. El primero de ellos versa sobre las actuaciones previas a la confirmación
de cargos y el segundo trata de la confirmación de cargos stricto sensu. Ciñéndonos
exclusivamente a este primer estadio procesal, concerniente a las actuaciones previas
a la audiencia de cargos, las primeras diligencias que efectuará la Sala de Cuestiones
Preliminares están reguladas en los art. 58, 60 y 61 (1), (2), (3) y (4) del Estatuto de
Roma y Regla 121 de las RPP. Sucintamente, una vez que el imputado comparece por
primera vez ante la Corte Penal Internacional, a causa de una orden detención o
comparecencia (art. 58 del Estatuto de Roma), la Sala de Cuestiones Preliminares se
asegura de que se le informe debidamente de los cargos que se le imputan, así como
de los derechos que le asisten (art. 60 del Estatuto de Roma), debiendo acontecer en
el plazo de 48 a 96 horas(72). A partir de este momento el imputado goza del
catálogo de derechos previstos en el art. 67 del Estatuto de Roma, así como del
derecho de presunción de inocencia (art. 66 del Estatuto de Roma). Pero, lo más
relevante es que la Sala de Cuestiones Preliminares fija en esta primera
comparecencia la fecha en la que se celebrará la audiencia de confirmación de
cargos, exRegla 121.1 de las RPP, habiéndose señalado como tiempo ideal para la
celebración de la misma el plazo de 4 a 6 meses(73). Si bien es cierto que esta fecha
puede ser modificada a petición de las partes y de oficio, no lo es menos que su
pronta celebración satisface el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas,
cumpliéndose así uno de los fines de la justicia penal internacional. La tensión
existente entre los derechos del imputado y la celebración rápida del juicio debe ser
resuelta por la Sala de Cuestiones Preliminares -en lo que le concierne- mediante una
labor de precisión jurídica y equilibro sobre ambos aspectos, dado que en numerosas
ocasiones la defensa alegará la falta de tiempo para analizar y estudiar el ingente
número de documentos que ha acopiado la Fiscalía como medios de prueba(74).

2.1.2. Divulgación de la prueba

La divulgación de pruebas constituye un momento procesal relevante en la


confirmación de cargos, pues están en juego principios rectores capitales del proceso
penal, tales como el de defensa, a ser informado prontamente y con detalle de la
acusación y el de igualdad de armas, teniendo la defensa derecho a saber qué tipo de
prueba va ser utilizada en la audiencia de cargos para pedir el procesamiento, así
como la posibilidad de rebatirla, en aras de satisfacer el principio de contradicción(75).
La divulgación de pruebas es característica de los países de common law, toda vez que
en el civil law no existe este acto procesal, al estar el acervo probatorio de la causa
contenido en un sumario cuyo titular es el Juez de Instrucción (supuesto español),
pudiendo las partes tomar conocimiento del mismo e intervenir en todas las diligencias
del procedimiento, ex art. 302 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal(76). Ahora bien, la
palpable influencia del sistema adversarial que impera en la divulgación de pruebas
tiene su fundamento porque el Fiscal ostenta, inter alia, la facultad de investigar,
hallar las pruebas incriminatorias y exculpatorias, solicitar la cooperación de un Estado
o hacer comparecer e interrogar a las personas, ex art. 54 del Estatuto de Roma. En
síntesis, tiene más poderes y facultades que el imputado o su defensa, lo que
originará que las obligaciones derivadas de la divulgación de pruebas sean mayores en
el Fiscal(77). Por ello, la finalidad de tal divulgación radica en facilitar que la defensa
tenga el mismo nivel de información que la acusación, salvaguardándose así el
derecho de defensa del imputado.

La normativa que rige la divulgación de pruebas está delimitada en los art. 54.3.e), 61
(3) y (6), 67.2, 68.5 y 72 del Estatuto de Roma y Reglas 76 a 84 y 121 de las RPP. El
conjunto de estas normas tiene por objeto establecer un régimen inter partes, es
decir, entre el Fiscal y la defensa, limitándose la Sala de Cuestiones Preliminares, a
través de un Juez designado al efecto, a mediar y resolver las disputas entre ambos,
teniendo siempre presente los derechos del imputado(78). Con respecto al proceso de
confirmación de cargos, el art. 61.3.b) del Estatuto de Roma dispone que:

<<Dentro de un plazo razonable antes de la audiencia: (…) se le informará -al


imputado- de las pruebas que el Fiscal se proponga presentar en la audiencia>>

El precepto antedicho ha sido desarrollado por la Regla 121.2 de las RPP, la cual
establece que:
<<De conformidad con el párrafo 3 del artículo 61, la Sala de Cuestiones Preliminares
adoptará las decisiones necesarias para que el Fiscal ponga las pruebas y la
información que obre en su poder en conocimiento de quien haya sido objeto de una
orden de detención o de comparecencia. Durante la divulgación de pruebas e
información:

a) El imputado podrá contar con la asistencia o la representación del abogado que


haya elegido o le haya sido asignado;

b) La Sala de Cuestiones Preliminares celebrará consultas con el imputado y el Fiscal


para cerciorarse de que esa diligencia tenga lugar en condiciones satisfactorias. En
cada caso se designará a un magistrado de la Sala de Cuestiones Preliminares
encargado de organizar esas consultas ya sea de oficio o por solicitud del Fiscal o del
imputado;

c) Todas las pruebas que el Fiscal haya puesto en conocimiento del imputado a los
efectos de la audiencia de confirmación serán comunicadas a la Sala de Cuestiones
Preliminares>>.

Atendiendo a estos preceptos, las características de la divulgación de pruebas en el


proceso de confirmación de cargos son las siguientes:

- El imputado puede estar representado y defendido por el abogado elegido al efecto,


quien intervendrá en las conferencias inter partes.

- El Fiscal no tiene la obligación de divulgar toda la prueba de cargo que obre en su


poder, solamente deberá divulgar aquella que vaya a utilizar en la audiencia de cargos
para solicitar su confirmación y poder acusar al imputado(79).

- Las pruebas de las que se vaya a valer el Fiscal, en aplicación de lo establecido en el


art. 61.5 del Estatuto de Roma, pueden ser pruebas documentales y resúmenes, sin
necesidad de que los testigos vayan a declarar ante la Sala de Cuestiones
Preliminares.

- La defensa del imputado no está obligada a divulgar la prueba incriminatoria que


tenga en su poder, rigiendo el postulado nemo tenetur se ipsum accusare(80). Lo
contrario vulneraría la presunción de inocencia del imputado y el derecho a no ser
obligado a declarar contra sí mismo.

- El imputado tendrá acceso a inspeccionar los libros, documentos, fotografías u otros


objeto tangibles que obren en poder o estén bajo el control del Fiscal y pretenda
usarlos como prueba en la audiencia de cargos, ex Regla 77 de las RPP(81).

- La prueba divulgada inter partes deberá ser comunicada a la Sala de Cuestiones


Preliminares, conformándose así un expediente por el Secretario, al cual tendrán
acceso las partes, ex Regla 121.10 de las RPP(82).

Una cuestión nada pacífica en la divulgación de pruebas es la concerniente a la


divulgación de la prueba exculpatoria, ya que la Sala de Cuestiones Preliminares, a
través del Juez designado al efecto, se ha pronunciado de distintas maneras,
existiendo, pues, posiciones contrapuestas. ¿Debe el Fiscal comunicar toda la prueba
exculpatoria al imputado o solamente aquella que vaya a utilizar en la audiencia de
cargos? El Estatuto de Roma en su art. 67.2 establece una premisa que deberá
satisfacerse en todo caso, al disponer lo siguiente:

<<Además de cualquier otra divulgación de información estipulada en el presente


Estatuto, el Fiscal divulgará a la defensa, tan pronto como sea posible, las pruebas
que obren en su poder o estén bajo su control y que, a su juicio, indiquen o tiendan a
indicar la inocencia del acusado, o a atenuar su culpabilidad, o que puedan afectar a la
credibilidad de las pruebas de cargo. En caso de duda acerca de la aplicación de este
párrafo, la Corte decidirá>>.

El Estatuto de Roma atribuye al Fiscal una obligación en relación con la divulgación de


la prueba exculpatoria que haya obtenido, consistente en comunicarla tan pronto
como sea posible. Esta obligación encuentra sus antecedentes en la Regla 68 de las
Reglas de Procedimiento y Prueba de los tribunales ad hoc. La jurisprudencia emanada
de los tribunales ad hoc ha sido muy amplia, pudiendo sintetizarse en el hecho de que
el Fiscal tiene que cumplir este mandato inmediatamente, sin esperar a conferencia
alguna u otra medida que pudiera proteger la fuente de información(83). Sin
embargo, la praxis ante la Corte Penal Internacional demuestra que en ocasiones la
defensa ha tenido que esperar hasta 4 meses para recibir la prueba exculpatoria por
parte del Fiscal, redundado esto en perjuicio del derecho a un proceso expeditivo(84).
Dada la configuración y status del Fiscal ante la Corte resultaría inapropiado
desconocer que el monopolio del conjunto de pruebas de naturaleza exculpatoria es
suyo, decidiendo qué tipo de prueba resulta exculpatoria y cuál no, sin que la defensa
ni la Sala de Cuestiones Preliminares tengan acceso a las mismas, salvo cuando vayan
a ser utilizadas en la audiencia de cargos, pues, en ese momento, deberán registrarse
y comunicarse a la Sala(85). Aun así, si el Fiscal tiene dudas sobre si una prueba
resulta exculpatoria deberá consultar con la Corte, quién resolverá esta disyuntiva.

Así pues, para lograr que el imputado tenga pleno acceso a la prueba exculpatoria con
prontitud el Fiscal tiene que cumplir con el mandato previsto en el Estatuto de Roma,
y cualquier duda que tuviera sobre la naturaleza exculpatoria de una prueba debe
comunicarla a la Corte inmediatamente, sin dilación alguna. Lo contrario pondría en
serio riesgo los derechos del imputado, ya que la fiscalía estaría manejando los
tiempos del procedimiento a su antojo y beneficio, siendo esto incompatible con el
derecho de igualdad de armas. Igualmente, con respecto a la prueba exculpatoria, el
Fiscal deberá divulgarla en su integridad, es decir, no basta con que traslade a la
defensa un resumen de la prueba, deberá entregarle el formato original de la misma,
para garantizarse plenamente el derecho de defensa(86).

Sea como fuere, el principal problema que subyace en la comunicación de la prueba


radica cuando es confidencial, toda vez que la fiscalía, normalmente, no quiere
divulgarla íntegramente, pues pondría en riesgo la acusación. El uso que se ha hecho
de esta protección procesal en los procesos ante la Corte ha sido excesivo, como nos
consta en el caso Lubanga, dando lugar a irregularidades procedimentales que
estuvieron a punto de viciar el proceso.

Por último, hemos de analizar los dos modelos de divulgación de pruebas impuesto por
la Sala de Cuestiones Preliminares. En un primer momento, en el caso Lubanga se
sostuvo que solamente debía comunicarse a la Sala de Cuestiones Preliminares
aquellas pruebas exculpatorias que se hubieran divulgado inter partes y que fuesen a
ser usadas en la audiencia de confirmación de cargos(87). En el caso Katanga y
Chui la Sala de Cuestiones Preliminares se refirió a la regla bulk evidence, consistente
en que el Fiscal solo tiene la obligación de divulgar el grueso de la prueba exculpatoria
que tuviera en su poder. Esta línea judicial cambió en el caso Bemba, ya que se exigió
que toda la prueba exculpatoria fuere divulgada a la defensa y, por ende, a la Sala de
Cuestiones Preliminares, para así poder cumplir con el mandato de buscar la veracidad
de los hechos, ex art. 69.3 del Estatuto de Roma. De esta manera se cumpliría el
propósito de que fuesen a juicio aquellos casos que lo merecen, al existir suficientes
pruebas de criminalidad, sin realizarse pronunciamiento alguno sobre la inocencia o
culpabilidad del imputado, la cual incumbe en exclusiva a la Sala de Primera Instancia
y no a la Sala de Cuestiones Preliminares(88).

Estas dos líneas de actuación fueron reproducidas en otros casos, así en el caso Abu-
Garda(89), caso Gbagbo(90) y caso Ble Goudé(91) se siguió el modelo implementado
en el caso Lubanga; mientras que en el caso Ruto, Kosgey y Sang(92) y en el caso
Kenyatta, Muthura y Hussein Ali(93) se siguió el modelo del caso Bemba. La línea
judicial seguida en el caso Lubanga podemos considerarla menos intervencionista que
la mantenida en el caso Bemba, toda vez que la Sala de Cuestiones Preliminares
solamente tendrá acceso a las pruebas que se vayan a utilizar en la audiencia de
cargos, al considerar que la divulgación plena de la prueba debe llevarse a cabo en la
fase del juicio oral, en aplicación de lo dispuesto en el art. 64.3.c) del Estatuto de
Roma(94). Sin embargo, nos tenemos que preguntar qué perjuicio hay en que la Sala
de Cuestiones Preliminares tenga pleno acceso a toda la prueba divulgada inter
partes, pues de esta manera podrá satisfacer la principal finalidad del proceso de
confirmación de cargos, a saber, determinar si la prueba de cargo obrante resulta
suficiente para llevar a juicio al imputado.

Desde nuestro punto de vista, posiblemente a causa del modelo continental que
conocemos, la línea mantenida en el caso Bemba respetaría y garantizaría más los
derechos del imputado, ya que la Sala de Cuestiones Preliminares tendría
conocimiento de todo el acervo probatorio obtenido y divulgado inter partes, aunque
pudiera ir en detrimento de un procedimiento expeditivo.

2.1.3. Escrito de acusación

La relevancia del escrito de acusación o documento en el que se formulan los cargos


queda fuera de toda duda, pues nos hallamos ante el acto de postulación de la
pretensión punitiva que va delimitar, en estas primeras actuaciones judiciales, el
objeto del proceso(95). Pero, además, el thema probandi también se concreta, ya que
junto con el escrito de acusación se presentará la lista de pruebas mediante la cual se
pretenderá acreditar los hechos imputados, siendo estos medios de prueba valorados
por la Sala de Cuestiones Preliminares.

La interposición del escrito de acusación constituye así la máxima expresión del


principio acusatorio que rige en el proceso penal ante la Corte Penal Internacional,
quedando, exclusivamente, a disposición del Fiscal, única parte acusadora, sin
necesidad de autorización judicial alguna(96). La complejidad del escrito de acusación
en este tipo de procedimientos penales resulta palmaria, ya que el Fiscal se enfrenta a
unos injustos penales que implican múltiples eventos, partícipes, víctimas y
situaciones, debiendo acreditarse todo ello(97). Ahora bien, estas especiales
características que reúnen los procedimientos penales internacionales provocarán que
el escrito de acusación o documento que contiene los cargos, en algunas cuestiones,
sea flexible, como por ejemplo en la identificación de las víctimas en los casos de
crímenes en masa(98) o en la posibilidad de formular acusaciones alternativas en
relación a la forma de responsabilidad del investigado o el crimen imputado(99), al
igual que sucede en nuestro modelo procesal, ex art. 653 y 732 de la LECrim.

La importancia del escrito de acusación radica en que se traslada al imputado el


conocimiento de los cargos que se le van a imputar, teniendo desde ese momento una
comprensión plena de la acusación, toda vez que la orden de comparecencia o
detención no guarda la misma finalidad ni reúne los detalles de la acusación que debe
contener este acto de postulación procesal(100). En síntesis, este acto procesal se
halla íntimamente vinculado con el derecho de defensa del investigado, pues desde
que se comunica el escrito de acusación éste puede articular su defensa para
desvirtuar los hechos imputados(101).

La norma 52 del Reglamento de la Corte regula el contenido del escrito de acusación o


documento en el que se formulan los cargos, disponiendo lo siguiente:

<<El documento en que se formulan los cargos, tal como se menciona en el artículo
61, deberá incluir:
a) El nombre completo de la persona y cualquier otro dato que sirva para su
identificación;

b) Una relación de los hechos, incluyendo la hora y lugar de los presuntos delitos, que
proporcione una base jurídica y fáctica suficiente para hacer que la o las personas
comparezcan en juicio, incluyendo hechos pertinentes acerca del ejercicio de su
competencia por parte de la Corte;

c) Una tipificación jurídica de los hechos que dé cuenta tanto de delitos conforme a los
artículos 6, 7 u 8 como de una forma precisa de participación conforme a los artículos
25 y 28>>.

La norma antedicha encuentra su origen en la Regla 47.C de las Reglas de


Procedimiento y Prueba de los Tribunales ad hoc y en la jurisprudencia emanada de
los mismos(102). Lo apreciable, en lo que aquí nos interesa, consiste en que todo
escrito de acusación o documento que contiene los cargos debe presentar un
contenido mínimo y preciso que reúna un standard de especificidad concreto,
evitándose el uso de expresiones vagas e imprecisas(103). En suma, el escrito de
acusación deberá ser lo más concreto, riguroso y estricto posible, ofreciendo con
detalle el conjunto de datos, lugares, momentos y fechas relacionados con los hechos
objeto de imputación, así como su caracterización jurídica, es decir, el crimen
internacional imputado y la forma de responsabilidad penal, en aras de salvaguardar el
derecho de defensa y el derecho a ser informado sin demora, todo ello en un idioma
que comprenda y hable perfectamente el imputado, ex art. 67 del Estatuto de
Roma(104).

Estas cuestiones fueron tratadas en el caso Callixte Mbarushimana ya que la Sala de


Cuestiones Preliminares no tomó en consideración ciertas acusaciones de la Fiscalía
contenidas en su escrito de acusación en la que se utilizaban expresiones tales como
“incluidas pero no limitadas a (…)”, pues de esta manera la acusación se reserva un
derecho a expandir los hechos imputados sin conocimiento de la defensa(105). La
Fiscalía debe en todo momento conocer el ámbito del caso, así como los hechos que
pretende imputar, estando en posesión de pruebas suficientes que lo acrediten, de ahí
que tenga que precisar con detalle los hechos que pretende imputar, no dejándolos
indeterminados o imprecisos. La Sala de Cuestiones Preliminares velará para que el
escrito de acusación se ajuste a los parámetros antedichos, pudiendo, a fin de
satisfacer este propósito, hacer incluso uso de las facultades contenidas en el art.
61.7.c) del Estatuto de Roma.

El contenido del documento en el que se formulan los cargos muestra una similitud
formidable con nuestro escrito de acusación previsto en el art. 650 y 734 de la
LECrim, pues deben limitarse a determinar inter alia los hechos punibles que resulten
del sumario, la calificación legal de los mismos y la participación del procesado. Así
pues, la clara influencia del Derecho nacional en el nuevo Derecho procesal penal
internacional resulta evidente en este trance procesal.

Dos datos esenciales deberá contener el escrito de acusación, los hechos imputados y
su caracterización legal. Las pruebas de las que pretenda valerse el Fiscal para
demostrar los hechos y su caracterización legal no son una parte inherente al escrito
de acusación, sino que están en un documento aparte(106), sin perjuicio de que
tengan que analizarse conjuntamente, al estar íntimamente relacionados(107). Aquí
encontramos una diferencia considerable con nuestro Derecho procesal penal, ya que
el art. 656 de la LECrim prevé que en el escrito de acusación las partes acusadoras
manifiesten las pruebas de que intenten valerse, presentando listas de peritos y
testigos. Este tratamiento distinto puede deberse al modelo de divulgación de la
prueba que impera en el Estatuto de Roma, el cual es desconocido en nuestro modelo
procesal.
Igualmente, ni el Estatuto de Roma, ni las Reglas de Procedimiento y Prueba, ni las
Reglas de la Corte ofrecen una definición de cargo, siendo a nuestro juicio importante
configurar este término, pues a lo largo del procedimiento penal podrá modificarse el
mismo, teniendo ello consecuencias jurídicas en el proceso. Del contenido de los art.
61.9, 67.1 y 74.2 del Estatuto de Roma se deduce que los cargos están conformados
por los hechos imputados y su caracterización legal, siendo, en conclusión, una
combinación de tales presupuestos(108). De una parte, el hecho no es otra cosa que
la fundamentación fáctica de la pretensión punitiva, siendo el núcleo esencial del
objeto del proceso y resultando vedado al tribunal extender el conocimiento de los
mismos. En nuestro Ordenamiento procesal, si se traen al plenario nuevos hechos no
podrán investigarse en el procedimiento, debiendo efectuarse una instrucción
suplementaria, con la consiguiente calificación provisional y pruebas que los
corroboren, ex art. 746.6º de la LECrim(109). De otro lado, la caracterización legal de
los hechos consiste en determinar el crimen internacional cometido y el título de
imputación penal.

Una vez divulgada la prueba inter partes y tras su comunicación a la Sala de


Cuestiones Preliminares, el Fiscal presentará el escrito de acusación junto con una lista
de las pruebas de las que va a valerse para acreditar los hechos imputados, con una
antelación mínima de 30 días a la audiencia de confirmación de cargos, en aplicación
de la Regla 121.3 de las RPP. Si el Fiscal decide modificar los cargos deberá
comunicarlo a la Sala de Cuestiones Preliminares también con una antelación mínima
de 15 días antes de la fecha de audiencia de confirmación de cargos, adjuntando una
lista de las pruebas que pretende presentar, ex Regla 121.4 de las RPP. De otra parte,
si el Fiscal tiene la intención de presentar nuevas pruebas en la audiencia
proporcionará a la Sala de Cuestiones Preliminares y al imputado una lista de las
mismas, igualmente con una antelación mínima de 15 días a la fecha de la audiencia,
según lo dispuesto en la Regla 121.5 de las RPP(110). Expirados los plazos antedichos
los nuevos escritos que intenten presentar las partes no surtirán efecto alguno (Regla
121.8 de las RPP).

2.1.4. Modificación del escrito de acusación

2.1.4.1. Antes de la audiencia de confirmación de cargos

En la praxis procesal de los tribunales penales internacionales, así como en los


nacionales, resulta habitual que las partes acusadoras modifiquen los escritos de
acusación formulados. En el ámbito doméstico, el art. 732 de la LECrim permite la
modificación del escrito de acusación provisional, con los límites tasados en el art.
788.4 de la LECrim, consistentes en no cambiar la tipificación de los hechos o no
apreciar una mayor participación penal en los mismos, lo que supondría que el juicio
se aplazase para que la defensa pudiera preparar las alegaciones pertinentes(111).
Igualmente, una modificación esencial en los hechos imputados que supongan una
introducción ex novo de otros distintos, no reflejados en las conclusiones
provisionales, está vedada, al suponer una vulneración del principio de contradicción,
del derecho de defensa y del derecho a un proceso con todas las garantías, debiendo
subsanarse este entuerto mediante la elaboración de una instrucción
suplementaria, ex art. 746.6º de la LECrim(112). En el ámbito internacional, a causa
de la complejidad de los injustos investigados resulta habitual que se modifiquen los
cargos(113). Esto se debe inter alia a que el Fiscal ha tenido acceso a nueva prueba
incriminatoria, bien porque el Estado implicado haya favorecido la colaboración, bien
porque se hayan erradicado las habituales amenazas que suelen padecer los testigos,
originando esto la imputación de nuevos hechos punibles(114). Sea como fuere, al
igual que sucede en el derecho nacional, esta modificación deberá respetar el derecho
de defensa del investigado y deberá estar sustentada con suficiente evidencia(115).

En este orden de cosas, el art. 61.4 del Estatuto de Roma dispone que:
<<Antes de la audiencia, el Fiscal podrá proseguir la investigación y modificar o retirar
los cargos. Se dará al imputado aviso con antelación razonable a la audiencia de
cualquier modificación de los cargos o de su retiro>>.

Del precepto anterior se infiere claramente que la posibilidad de modificar los cargos
antes de la audiencia depende del Fiscal, sin intervención alguna de la Sala de
Cuestiones Preliminares, pudiendo efectuarse sin restricciones(116). El único límite
que tiene el Fiscal para proceder a la modificación de cargos es su comunicación a la
Sala de Cuestiones Preliminares y al imputado con una antelación mínima de 15 días a
la audiencia de confirmación de cargos, ex Regla 121.4 de las RPP, adjuntando la lista
de evidencias que pretenda aportar para sustentar este acto de postulación punitiva.

2.1.4.2. Posterior a la audiencia de confirmación de cargos

Una vez se han confirmado los cargos por la Sala de Cuestiones Preliminares la
modificación del escrito de acusación o documento en el que se formulan los cargos
está sujeta a restricciones, toda vez que resulta imprescindible la autorización de la
Sala de Cuestiones Preliminares, constituyendo una conditio sine qua non(117). La
Sala de Apelaciones ya ha tenido ocasión de tratar este asunto, ofreciendo dos
escenarios distintos, a saber, si el juicio oral ha comenzado o si el mismo todavía no
ha tenido lugar. Pues bien, el comienzo del juicio oral impide cualquier modificación al
escrito de acusación, con base en lo establecido en el art. 61.9 del Estatuto de Roma y
en la Regla 128 de las RPP, resultando indiferente incluso que la solicitud se haya
efectuado antes de iniciarse el juicio oral(118). Este criterio resulta adecuado toda vez
que al comienzo del plenario los parámetros del juicio deben estar precisados y
delimitados, no pudiendo someterse al acusado a nuevas imputaciones, pues esto
perjudicaría el derecho de defensa y el derecho a un juicio justo y expeditivo(119). La
única modificación al escrito de acusación, una vez ha comenzado el juicio oral, tiene
lugar con sujeción a la Norma 55 de las Reglas de la Corte, es decir, a instancias de la
Sala de Primera Instancia.

Si el juicio oral todavía no ha comenzado, el Fiscal podrá modificar sus cargos, previa
autorización de la Sala de Cuestiones Preliminares, con base en lo establecido en el
art. 61.9 del Estatuto de Roma, cuyo tenor es el siguiente:

<<Una vez confirmados los cargos y antes de comenzar el juicio, el Fiscal, con
autorización de la Sala de Cuestiones Preliminares y previa notificación al acusado,
podrá modificar los cargos. El Fiscal, si se propusiera presentar nuevos cargos o
sustituirlos por otros más graves, deberá pedir una audiencia de conformidad con el
presente artículo para confirmarlos. Una vez comenzado el juicio, el Fiscal, con
autorización de la Sala de Primera Instancia, podrá retirar los cargos>>.

El precepto referido contempla dos supuestos tasados, el primero que se pretendan


añadir nuevos cargos y el segundo que se pretenda sustituir los cargos imputados por
otros más graves. Sin perjuicio de lo anterior, la Sala de Apelaciones ha admitido la
modificación de los hechos imputados, sin que afectasen a su caracterización
jurídica(120). Este criterio nos parece razonable, pues si el Fiscal tras la confirmación
de cargos ha tenido acceso a nuevas evidencias que amplían los hechos imputables,
sin modificación de su caracterización legal, no hay motivos para que no se puedan
llevar al plenario. En síntesis, si el Estatuto de Roma permite presentar nuevos cargos
o cambiarlos por otros más graves, situaciones per se perjudiciales para el acusado,
no vemos ilógico que no se puedan modificar los hechos imputados si los mismos no
implican una modificación de la caracterización legal contenida en el escrito de
acusación, pues esta medida no resulta tan perjudicial como la anterior.

La autorización de la Sala de Cuestiones Preliminares tendrá lugar si se acredita que la


modificación demandada resulta justificada y sustentada en evidencia suficiente, sin
causar perjuicio alguno al acusado. En todo caso, el derecho de defensa deberá
garantizarse ante estas vicisitudes procesales(121), ya que el principio acusatorio del
Fiscal lo pone en serio riesgo, al imputarse más crímenes o sustituirlos por otros más
graves. Si el Fiscal ha acreditado la existencia de nuevos crímenes internacionales u
otros más graves en el ejercicio de sus potestas de búsqueda de la verdad, exart.
54.1.a) del Estatuto de Roma, no vemos motivo alguno por el que no pueda modificar
su escrito de acusación, al estar sometido al escrutinio de la Sala de Cuestiones
Preliminares y al principio de contradicción inserto en la audiencia a practicarse.
Igualmente, el derecho defensa se respetaría, pues el acusado podrá defenderse de
los nuevos cargos y aportar pruebas de descargo.

2.1.4.3. Modificación de los cargos motu proprio por la Sala de Cuestiones


Preliminares

La naturaleza de la Sala de Cuestiones Preliminares y sus funciones fue muy discutida


durante los trabajos preparatorios. En cualquier caso –como así ha sucedido– no se
pretendió crear una Sala jurisdiccional que tuviera la facultad de juzgar o acusar, sino
de controlar que la acusación está bien sustentada y argumentada como para ir a
juicio, evitándose así procesos innecesarios o arbitrarios que menoscabasen el interés
de la Justicia y los derechos del imputado. En definitiva, el art. 57 del Estatuto de
Roma contiene las funciones de la Sala de Cuestiones Preliminares, entre las que no
se encuentra formular acusación o juzgar los hechos imputados por el Fiscal, así como
tampoco enmendar o modificar la acusación(122), al no constituir en ningún caso el
procedimiento de confirmación de cargos un juicio en sí mismo o mini trial(123).

Dicho esto, en el caso Lubanga la Sala de Cuestiones Preliminares modificó de motu


proprio la acusación del Fiscal. Cambió su caracterización legal, al entender que el
crimen de guerra imputado lo era en el seno de una contienda armada internacional y
no en una interna, confirmando, pues, la imputación del crimen de guerra tipificado en
el art. 8.2.b) xvi) en lugar del previsto en el art. 8.2.e) vi), ambos del Estatuto de
Roma, con la argumentación de que realmente tales tipos criminalizaban el mismo
comportamiento, a saber, reclutar o alistar niños menores de 15 años en las fuerzas
armadas o utilizarlos para participar activamente en las hostilidades. Ciertamente, a
nuestro juicio, la Sala de Cuestiones Preliminares se excedió de sus facultades al
modificar la acusación del Fiscal. El art. 61.7.c) del Estatuto de Roma otorga una
facultad relevante a la citada Sala, consistente en levantar la audiencia y pedir al
Fiscal que considere la posibilidad de:

<<(…) i) Presentar nuevas pruebas o llevar a cabo nuevas investigaciones en relación


con un determinado cargo; o

ii) Modificar un cargo en razón de que las pruebas presentadas parecen indicar la
comisión de un crimen distinto que sea de la competencia de la Corte>>.

En efecto, si la Sala de Cuestiones Preliminares considera que los hechos imputados


no son constitutivos del crimen internacional contenido en el escrito de acusación pero
sí de otro diferente, existiendo, pues, una equivocación en la caracterización legal de
los hechos, deberá pedir al Fiscal su modificación. Algunos autores entienden que al
guardar silencio el Estatuto de Roma –dado que no lo prohíbe– y en aras de un
proceso expeditivo no resultaría ilógico que la Sala de Cuestiones Preliminares –con
base en el postulado iura novit curia– modificase la calificación jurídica de los hechos
imputados por el Fiscal, los cuales no vinculan a ninguna Sala de la Corte Penal
Internacional(124). Esta posición no podemos compartirla. Si entre las funciones de la
Sala de Cuestiones Preliminares encontramos el salvaguardar los derechos del
imputado, cualquier actuación de la Sala consistente en imputar nuevos cargos o
modificarlos por otros de motu proprio estaría colisionando frontalmente con esta
finalidad, de ahí que no pueda admitirse(125). Igualmente, la interpretación del art.
61.7.c) del Estatuto de Roma, con base en el art. 31 y 32 de la Convención de Viena
del Derecho de los Tratados de 1969, no admitiría que la Sala actuase de motu
proprio, pues una interpretación literal del precepto no lo permite, y tampoco si
acudimos a los trabajos preparatorios, toda vez que la propuesta de Francia en este
sentido no fue admitida.

No en vano, la incorrecta actuación de la Sala de Cuestiones Preliminares en el caso


Lubanga no ha vuelto a reproducirse, ya que en el caso Ruto y Sangla Sala sí
manifestó expresamente que no estaba investida legalmente para modificar
de motu proprio los cargos, siendo esta facultad en exclusiva del Fiscal(126).

2.2. Audiencia de confirmación de cargos

2.2.1. Lectura de cargos y orden de presentación de pruebas

Una vez fijada la fecha de celebración de la audiencia de confirmación de cargos sin


que las partes hayan solicitado su aplazamiento tendrá lugar la misma, en aplicación
de la Regla 121.7 de las RPP. El Magistrado que presida la Sala de Cuestiones
Preliminares, en primer lugar, pedirá que se dé lectura de los cargos imputados por la
Fiscalía y, en segundo lugar, decidirá sobre el orden de presentación de pruebas en las
que se va a sustentar la acusación y la defensa. Estas pruebas no son otras que las
contenidas en el expediente instruido por la Secretaria, ex Regla 122.1 de las RPP.

2.2.2. Cuestiones de competencia y admisibilidad

La primera actuación relevante en la audiencia consistirá en resolver la impugnación o


cuestiones sobre la competencia y admisibilidad de la causa(127). Si el imputado no
cuestiona la competencia de la Corte o la admisibilidad de la causa, la Sala de
Cuestiones Preliminares podrá hacerlo de oficio, en virtud de lo previsto en el art. 19.1
del Estatuto de Roma, algo común en los ordenamientos nacionales, como sucede en
nuestro sistema procesal penal, ex art. 19 y ss. de la LECrim. Así sucedió en los casos
Bemba(128), Abu Garda(129), Ruto y Sang(130) y Banda Abakaer y Jerbo
Jamus(131), en donde la Sala valoró su competencia y la admisibilidad de la causa
antes de entrar al fondo del asunto, aunque en algunos supuestos ya había sido
cuestionada antes de la celebración de la audiencia. De suma importancia es el hecho
de que la admisibilidad de una causa o la competencia de la Corte solo podrán ser
impugnadas una vez, tal y como dispone el art. 19.4 del Estatuto de Roma, salvo en
circunstancias excepcionales, en cuyo caso podrán plantearse nuevamente estos
incidentes jurisdiccionales(132). Lo anterior se justifica porque la decisión que
resuelva la competencia de la Corte y la admisibilidad de la causa es apelable ante la
Sala de Apelaciones, resultando ilógico que posteriormente otra Sala vuelva a tratar
estos asuntos cuando la Sala superior jerárquica ya ha decido al respecto. De ahí que
solamente ante eventos excepcionales pueda volverse a cuestionar la competencia o
admisibilidad, lo que entendemos sucederá cuando surja algún dato nuevo y relevante
que incida sobre estos aspectos y no hayan sido tenidos en cuenta previamente por la
Corte.

2.2.3. Objeciones y observaciones a las actuaciones previas practicadas

Una vez se han resuelto las cuestiones de competencia y admisibilidad planteadas la


Sala de Cuestiones Preliminares abordará las objeciones y observaciones instadas por
las partes respecto de las actuaciones previas de investigación practicadas. Este
momento procesal resulta importante, pues las partes pueden solicitar la nulidad de
aquellas pruebas que consideren contrarias a Derecho, cuestionando su admisibilidad.
En el caso Lubanga la defensa cuestionó la admisibilidad de una prueba que tenía su
origen en un registro domiciliario llevado a cabo en el Congo, en el seno de una
investigación criminal doméstica que las propias autoridades nacionales
posteriormente consideraron ilícita, al practicarse sin la presencia del investigado. La
Sala de Cuestiones Preliminares tras analizar en profundidad el art. 69.7 del Estatuto
de Roma, determinó que la prueba era admisible, pues la vulneración de la norma
nacional no constituyó una vulneración grave de los derechos humanos reconocidos en
los instrumentos internacionales, requiriéndose un plus de gravedad al efecto(133).
Sin perjuicio de que un análisis sobre la admisibilidad de la prueba por la Corte Penal
Internacional se extralimitaría del objeto del presente estudio, podemos sostener que
la redacción del meritado art. 69.7 del Estatuto de Roma concede a la Corte unas
facultades exorbitadas, lo que debería ser revisado o cuanto menos dar lugar a un
criterio restrictivo. En todo caso, conviene reseñar que aunque la Sala de Cuestiones
Preliminares haya acordado la inadmisibilidad de una prueba posteriormente la Sala de
Primera Instancia podrá valorar nuevamente su admisibilidad, en el ejercicio de sus
competencias ex art. 64.9 y 69.4 del Estatuto de Roma(134).

En el caso Katanga y Ngudjolo Chui la defensa de Katanga cuestionó la prueba


consistente en la validez de la declaración prestada por el investigado en el seno de
una investigación criminal nacional, pues no estaba asistido por letrado alguno. Tras
analizar la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos concluyó que en las
primeras fases de un procedimiento penal no resulta imprescindible, bajo el prisma del
Derecho internacional de los derechos humanos, la asistencia de letrado, de ahí que
admitiese dicha prueba, al no ser contraria a lo dispuesto en el art. 69.7 del Estatuto
de Roma(135).

En el caso Calliexte Mbarushimana la defensa cuestionó la admisibilidad de diversas


pruebas que fueron obtenidas en el registro domiciliario del imputado y de las
intervenciones telefónicas practicadas por las autoridades francesas y alemanas.
Ambas pruebas fueron admitidas por la Sala de Cuestiones Preliminares al entender
que no se había acreditado que su obtención hubiere sido en menoscabo de los
derechos humanos esenciales del imputado(136).

2.2.4. Standard de la prueba incriminatoria

2.2.4.1. Sistema de umbrales de incriminación

Para que la Sala de Cuestiones Preliminares confirme los cargos imputados en el


escrito de acusación deben aportarse por el Fiscal pruebas suficientes de que hay
motivos fundados para creer que el imputado cometió alguno de los crímenes
internacionales por los que se le acusa, todo ello en aplicación de lo previsto en el art.
61.7 del Estatuto de Roma. Evidentemente, ni el Estatuto de Roma ni las Reglas de
Procedimiento y Prueba definen o clarifican el término motivos fundados para creer,
habiendo, pues, recaído en la Sala de Cuestiones Preliminares la labor de configurar
una doctrina sobre este término(137).

Antes de analizar qué significa la expresión “motivos fundados para creer”, conviene
recordar que el Estatuto de Roma ha dispuesto un sistema de umbrales en el proceso
tendente a determinar en cada estadio procesal si hay evidencias bastantes para
poder continuar con el curso del mismo, a fin de hacerlo avanzar(138). El primer
momento en el que entra en juego el sistema de umbrales lo constituye la orden de
detención o comparecencia exart. 58.1.a) del Estatuto de Roma, al exigirse para su
adopción la existencia de un motivo razonable para creer que el investigado ha
cometido un crimen de la competencia de la Corte(139). El segundo momento resulta
a colación de la confirmación de cargos ex art. 61.7 del Estatuto de Roma, pues para
confirmarse la acusación se requieren motivos fundados para creer que el imputado ha
cometido un crimen de la competencia de la Corte. Por último, para dictarse sentencia
condenatoria el art. 66.3 del Estatuto de Roma demanda la culpabilidad del acusado
más allá de toda duda razonable.

En este orden de ideas, la Sala de Cuestiones Preliminares ha considerado que el


estadio procesal de la confirmación de cargos se encuentra ubicado entre la orden de
comparecencia y la sentencia condenatoria. De ello se deduce que la prueba
incriminatoria exigida para acordarse la orden de detención o comparecencia resulta
menos sustancial que la demandada en la confirmación de cargos y, a su vez, la
prueba aportada en este momento procesal no requiere, ni mucho menos, crear en el
juzgador la convicción de culpabilidad alguna respecto del imputado, pues esa labor
recae en todo caso en la Sala de Primera Instancia(140). El Fiscal únicamente deberá
aportar pruebas suficientes para convencer a la Sala de Cuestiones Preliminares de
que hay motivos fundados para creer que el imputado ha cometido un crimen
internacional, sin necesidad alguna de demostrar su culpabilidad más allá de toda
duda razonable(141). Igualmente, tampoco se demanda en este estadio procesal que
la Sala de Cuestiones Preliminares valore si la prueba incriminatoria aportada resulta
suficiente para permitir una futura sentencia condenatoria del imputado, como en
alguna ocasión mantuvo el Tribunal ad hoc de la antigua Yugoslavia(142).

En definitiva, con el establecimiento de este umbral se pretende evitar acusaciones


infundadas, garantizar los derechos del imputado e impedir juicios innecesarios en los
que la prueba incriminatoria acopiada no resulta suficiente para poder juzgar a una
persona(143).

2.2.4.2. Motivos fundados para creer

En el caso Lubanga la Sala de Cuestiones Preliminares tuvo que clarificar el umbral


consistente en la existencia de motivos fundados para creer, por lo que decidió acudir
a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, siendo esto posible de
conformidad con lo dispuesto en el art. 21 del Estatuto de Roma. Sustentándose en
diversas resoluciones dictadas por este tribunal se determinó que el término “motivos
fundados para creer” era equivalente a fuertes motivos para creer(144).
Posteriormente, la Sala de Cuestiones Preliminares en el caso Bemba indicó que
también podía equipararse a motivos sólidos, significantes y reales, no habiendo lugar
para la prueba imaginaria(145). Sea como fuere, desde el caso Lubanga se ha
sostenido que el Fiscal, a fin de satisfacer este umbral, deberá ofrecer pruebas
concretas y tangibles que demuestren claramente las razones que sustentan sus
específicas pretensiones incriminatorias(146).

A nuestro juicio, el término “motivos fundados para creer” constituye un concepto


jurídico confuso, pues gramaticalmente poco se diferencia del umbral exigido para
acordar la orden de detención o comparecencia del art. 58 del Estatuto de Roma,
consistente en la existencia de “motivos razonables para creer”(147). La Sala de
Cuestiones Preliminares ha tenido que fijar las diferencias jurídicas existentes entre
ambos conceptos acudiendo a la jurisprudencia de los tribunales internacionales de
derechos humanos. Por un lado, para dotar de contenido a la expresión “motivos
razonables para creer” la Sala comparó el art. 58 del Estatuto de Roma con el art.
5.1.c) del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales de 1950, precepto que contiene esta expresión en relación, eso sí, a
las causas por las que una persona puede ser detenida. La jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos ha considerado que este término resulta equivalente a
sospechas razonables o existencia de hechos e información que satisfacen
objetivamente que una persona puede haber cometido una ofensa criminal(148). Con
base en este criterio la Sala de Cuestiones Preliminares ha exigido para acordar una
orden de detención o comparecencia la concurrencia de razonables sospechas o
indicios para creer que se ha cometido un crimen de competencia de la Corte(149). No
obstante, en alguna decisión sostenida por el Juez Pikis se ha demandado la existencia
de una firme creencia, no siendo suficiente meras sospechas, fijándose, pues, un
umbral más elevado, al concluir que las creencias denotan la aceptación de un
hecho(150). En síntesis, el umbral establecido en el Estatuto de Roma para acordar la
orden de detención o comparecencia se asemeja más al indictment de los
tribunales ad hoc que a la confirmación de cargos(151).

Desde un punto de vista gramatical, podría afirmarse que el procesamiento


característico de nuestro Ordenamiento procesal penal, el cual requiere la existencia
de indicios racionales de criminalidad ex art. 384 de la LECrim estaría más próximo al
umbral previsto para acordar la orden de detención y comparecencia que al de la
confirmación de cargos, pues ambos emplean términos semejantes, a saber,
racionales y razonables, fundamentándose los mismos en lo relativo a la razón. Sin
embargo, desde un punto de vista sustantivo o material resulta lo contrario. Nuestro
Tribunal Constitucional en el Auto núm. 289/1984, de 16 de mayo, estableció la
definición de indicios, consistente en “afirmaciones basadas en datos y circunstancias
de hecho que obren en las actuaciones y representen más que una mera posibilidad y
menos que una certeza, menos que la verdad que se declara en la sentencia, y que
supongan por sí mismos la probabilidad de la comisión de un delito”(152). Esta
definición se aproxima al umbral exigido por la Sala de Cuestiones Preliminares para
confirmar los cargos, pues el indicio según nuestro Tribunal Constitucional resulta algo
más que una mera posibilidad o sospecha y menos que la plena certeza –propia del
umbral de la sentencia condenatoria– estando caracterizado en cualquier caso por
constituir probabilidades que deben sustentarse racionalmente, es decir, en la razón.
El mero hecho de que tales probabilidades deban fundamentarse en la razón o, lo que
es lo mismo, en criterios deductivos lógicos y coherentes, significa que nos hallamos
ante motivos fundados o sólidos, reales y característicos, no en meras sospechas o
imaginaciones incriminatorias del Fiscal. Por ello, a nuestro juicio, el procesamiento
del investigado característico de nuestro Ordenamiento constituye un acto de
imputación similar a la confirmación de cargos del Estatuto de Roma, teniendo ambos
además la misma finalidad, garantizar los derechos del investigado/imputado,
preparar el juicio oral y remitir al plenario o juicio oral únicamente aquellos casos que
lo merecen, sin que tal procesamiento o confirmación de cargos suponga un
prejuzgamiento de la causa(153). En este orden de cosas, consideramos apropiado
reseñar una peculiaridad de nuestro Ordenamiento consistente en que las
probabilidades que determinan el acto de procesamiento se fundamentan y justifican
por la existencia de los actos de investigación practicados por el Juez Instructor, bien
de oficio o a instancia de las partes. Tales actos de investigación –siguiendo a GIMENO
SENDRA– son aquellos actos de las partes y del Juez de Instrucción mediante los
cuales se introducen en la fase instructora los hechos necesarios, bien para acreditar
la existencia del hecho punible, su tipicidad y autoría, bien para evidenciar la ausencia
de algún presupuesto condicionante de la apertura del juicio oral(154). Ciertamente,
en stricto sensu la prueba solamente tiene lugar en el plenario o juicio oral, salvo los
supuestos de prueba preconstituida, bajo los principios de inmediación y contradicción,
los cuales son capitales para salvaguardar las garantías y derechos del acusado. Sin
embargo, en el procedimiento instaurado en el Estatuto de Roma, a causa de la
influencia del sistema de common law, no se hace una distinción entre actos de
investigación –propios de la instrucción de la causa– y actos de prueba –propios del
juicio oral–, toda vez que en todo momento el Estatuto utiliza el término de prueba
tanto en la parte de investigación y enjuiciamiento como en la del juicio. Sea como
fuere, consideramos que en realidad el Estatuto sí diferencia, en cierta forma, la
prueba que se practica en el plenario de los actos de investigación practicados y
aportados por el Fiscal y la defensa durante la investigación y Pre-Trial. Lo anterior se
justifica ya que el art. 69 del Estatuto de Roma especifica la forma en la que se tiene
que practicar la prueba en el juicio oral, cosa que no hace durante el Pre-
Trial, máxime cuando las pruebas testificales no deben practicarse ante la Sala de
Cuestiones Preliminares, salvo situaciones excepcionales, estando reservada su
práctica en el juicio oral.

En conclusión, los motivos fundados para creer podríamos definirlos como aquellos
datos, afirmaciones o información fáctica que obra en la causa y representa
probabilidades consistentes y sustentadas razonadamente de la comisión de un crimen
internacional de competencia de la Corte Penal Internacional. Esta definición va más
allá de las meras sospechas o de las sospechas razonadas de participación en un
hecho punible, las cuales en el ámbito del Estatuto de Roma estarían vinculadas al
umbral exigido para acordar la orden detención o comparecencia. Igualmente, resulta
conveniente referirnos a probabilidades consistentes, pues la certeza es propia de otro
umbral, concretamente, el de la sentencia condenatoria.

2.2.4.3. Desarrollo de los alegatos


Una característica de la audiencia de confirmación de cargos radica en que no resulta
necesario que los testigos depongan oralmente ante la Sala de Cuestiones
Preliminares, adoptándose esta medida solo en circunstancias excepcionales(155). El
art. 61.5 del Estatuto de Roma dispone que:

<<En la audiencia, el Fiscal presentará respecto de cada cargo pruebas suficientes de


que hay motivos fundados para creer que el imputado cometió el crimen que se le
imputa. El Fiscal podrá presentar pruebas documentales o un resumen de las pruebas
y no será necesario que llame a los testigos que han de declarar en el juicio>>.

A nuestro juicio, dos son los motivos que concurren para no exigirse la presencia de
testigos en la audiencia de confirmación de cargos. El primero sería para evitar
dilaciones innecesarias, a fin de satisfacerse el postulado de una justicia expeditiva y
el segundo tendría por finalidad deslindar los umbrales exigidos en la confirmación de
cargos y en el juicio oral, pues la deposición oral de los testigos ante la Sala, bajo el
principio de inmediación y contradicción, es propia de la fase del juicio oral o
plenario, ex art. 69.2 del Estatuto de Roma.

Así pues, en la confirmación de cargos el Fiscal aportará prueba documental,


resúmenes de las manifestaciones de los testigos de cargo o incluso su trascripción
completa. Este desarrollo sui generis de la audiencia, ajeno por otra parte a nuestra
concepción de la instrucción judicial penal, en donde el Juez Instructor bajo el principio
de inmediación y contradicción ha escuchado a los testigos, peritos, querellante e
investigado, implica que la prueba incriminatoria presentada deba tener por único
objetivo que hay prueba suficiente y fundada para llevar a juicio al imputado, no
requiriéndose la demostración o acreditación de la comisión de un crimen internacional
más allá de toda duda razonable(156).

Algunos problemas se han planteado sobre la validez de este tipo de prueba


incriminatoria, sobre todo porque la Sala no recibe directamente y bajo el principio de
inmediación la información del testigo, no pudiendo valorar extremos tan importantes
como su compostura y comportamiento o pedir aclaración sobre algunos aspectos de
la declaración testifical. Únicamente valorará el contenido de documentos, pues tanto
los resúmenes como las declaraciones depuestas se formalizan en este tipo de
soporte, sin posibilidad alguna de poder aclarar o interrogar al testigo. Estas
características de la audiencia están permitidas estatutariamente y la Sala de
Apelaciones las ha confirmado, al sostener que si bien es cierto que entre la fase de
instrucción y de juicio oral hay fuertes vínculos, no resulta menos cierto que las reglas
en materia de prueba no son iguales, toda vez que el principio de oralidad resulta más
laxo en la confirmación de cargos, exigiéndose sin embargo con carácter general en el
juicio oral, ex art. 69.2 del Estatuto de Roma(157). El hecho de que los testigos no
depongan personalmente ante la Sala de Cuestiones Preliminares no significa que ésta
no pueda valorar la consistencia de la prueba incriminatoria presentada por el Fiscal,
en el sentido de determinar si concurren contradicciones, resulta inconsistente o
ambigua(158). Ciertamente, la Sala deberá efectuar un esfuerzo notable para valorar
estos aspectos de la prueba, dado que no podrá solicitar aclaraciones del testigo, pero
aun así, si aprecia tales inconsistencias en la prueba de cargo, deberá adoptar las
medidas oportunas que posteriormente expondremos.

De otra parte, el imputado podrá de conformidad con lo previsto en el art. 61.6 del
Estatuto de Roma, impugnar los cargos y pruebas incriminatorias del Fiscal y
presentar pruebas en su defensa. Evidentemente, las pruebas presentadas por la
defensa lo serán de la misma manera que el Fiscal, es decir, mediante resúmenes,
documentos o transcripción de manifestaciones, sin ser necesaria la presencia de los
testigos. Un aspecto importante de la audiencia radica en que la defensa puede
contradecir e impugnar las acusaciones del Fiscal, pues el imputado normalmente
estará presente en la misma, dándose, pues, cumplimiento al principio de
contradicción.
2.2.5. Audiencia de confirmación de cargos en ausencia del imputado

En la celebración de la audiencia de confirmación de cargos normalmente estará


presente el imputado para poder ejercer su derecho de defensa sin menoscabo
alguno. Ahora bien, el art. 61.2 del Estatuto de Roma dispone lo siguiente:

<<La Sala de Cuestiones Preliminares, a solicitud del Fiscal o de oficio, podrá celebrar
una audiencia en ausencia del acusado para confirmar los cargos en los cuales el Fiscal
se basa para pedir el enjuiciamiento cuando el imputado:

a) Haya renunciado a su derecho a estar presente; o

b) Haya huido o no sea posible encontrarlo y se hayan tomado todas las medidas
razonables para asegurar su comparecencia ante la Corte e informarle de los cargos y
de que se celebrará una audiencia para confirmarlos,

En este caso, el imputado estará representado por un defensor cuando la Sala de


Cuestiones Preliminares resuelva que ello redunda en interés de la justicia>>.

Del precepto anterior se deduce que la audiencia de confirmación de cargos puede


celebrarse en ausencia del imputado si éste ha renunciado a estar presente o ha huido
o no es posible encontrarlo, habiéndose adoptado todas las medidas posibles para
asegurar su presencia ante la Sala(159). Sea como fuere, la Sala de Cuestiones
Preliminares en aplicación de la Regla 125 de las RPP deberá decidir si existe razón
para celebrar la audiencia en ausencia del imputado y si puede estar representado por
abogado. En cuanto al primer motivo, a saber, la renuncia del imputado, la Regla 124
de las RPP exige que la petición de renuncia sea por escrito y que aquél tenga pleno
conocimiento de las consecuencias que pudieran depararle por tal petición. Si la
misma es concedida el imputado podrá presenciar desde fuera de la Sala la
celebración de la vista e incluso podrá emitir observaciones por escrito sobre
determinadas cuestiones de la misma. Respecto del segundo motivo, si el imputado ha
huido o no puede ser encontrado y el Fiscal dispone de pruebas suficientes para
formular cargos contra él, no encontramos óbice alguno para que no se pudiera
celebrar la audiencia, eso sí, en este supuesto consideramos que debería estar
siempre representado por abogado el imputado ausente, a fin de garantizar al máximo
su derecho de defensa. Además, la Regla 126.3 de las RPP prevé la posibilidad de que
si una vez confirmados los cargos fuese hallado el imputado éste podrá pedir a la Sala
de Primera Instancia que la Sala de Cuestiones Preliminares valore todas las
cuestiones que sean necesarias para el desarrollo imparcial del proceso. Esto significa
que el imputado puede solicitar la impugnación de ciertas cuestiones de la
confirmación de cargos.

2.2.6. Decisión final de la Sala de Cuestiones Preliminares

Una vez practicada la audiencia la Sala de Cuestiones Preliminares determinará, en


aplicación de lo estipulado en el art. 61.7 del Estatuto de Roma, si existen pruebas
suficientes de que hay motivos fundados para creer que el imputado cometió el crimen
internacional que se le imputa. A este respecto, dependiendo de la decisión adoptada,
la Sala acordará alguna de las siguientes medidas:

- Confirmará los cargos respecto de los cuales haya determinado que existen pruebas
suficientes y asignará al acusado a una Sala de Primera Instancia para su
enjuiciamiento por los cargos confirmados.

- No confirmará los cargos respecto de los cuales haya determinado que las pruebas
son insuficientes.
- Levantará la audiencia y pedirá al Fiscal que considere la posibilidad de presentar
nuevas pruebas o llevar a cabo nuevas investigaciones en relación con un determinado
cargo; o modificar un cargo en razón de que las pruebas presentadas parecen indicar
la comisión de un crimen distinto que sea de la competencia de la Corte.

La confirmación de cargos se adoptará si la Sala de Cuestiones Preliminares considera


que existen motivos fundados para creer que se cometió un crimen internacional. Para
ello, el Fiscal deberá haber aportado prueba de naturaleza incriminatoria suficiente
ante la Sala, la cual no implica, ni mucho menos, un juicio de culpabilidad más allá de
toda duda razonable, sino solamente que concurren pruebas bastantes para iniciar
juicio oral contra el acusado, de ahí que se remita la causa para su enjuiciamiento a la
Sala de Primera Instancia. De otra parte, si el Fiscal no ha sido capaz de aportar
suficiente prueba de naturaleza incriminatoria, la Sala de Cuestiones Preliminares
podrá acordar la no confirmación de cargos. A nuestro juicio, esta medida deberá
adoptarse cuando la prueba presentada por el Fiscal no arroje indicios de
responsabilidad criminal(160), pues la principal consecuencia de dicha medida consiste
en que la orden detención o comparecencia acordada deja de surtir efectos respecto
de los cargos no confirmados por la Sala, ex art. 61.10 del Estatuto de Roma(161).

Por último, la Sala puede acordar el levantamiento de la audiencia y pedir al Fiscal que
considere la posibilidad de presentar nuevas pruebas o llevar a cabo nuevas
investigaciones en relación con un determinado cargo. Esta medida ha resultado
controvertida, toda vez que en ocasiones la Sala ha cuestionado la investigación
practicada por el Fiscal y ha encomendado la práctica de nuevas pruebas,
sustituyendo, pues, la labor investigadora de la Fiscalía. A título de ejemplo, en el caso
Gbagbo la Sala de Cuestiones Preliminares decidió levantar la audiencia y pidió al
Fiscal que presentase nuevas pruebas sobre el ataque generalizado contra la población
civil por el que se acusaba al imputado, dado que la prueba aportada se sustentaba en
pruebas de referencia, informes de ONG´s, investigaciones periodísticas e informes de
Naciones Unidas, siendo insuficiente la misma para la Sala(162). A nuestro entender,
esta medida resultará acertada cuando la Sala aprecie sobre un cargo concreto la
existencia de indicios de responsabilidad criminal, pero a su vez tales pruebas no
constituyan motivos fundados para creer que se ha cometido dicho crimen
internacional. De otra parte, la Sala también podrá pedir la modificación de los cargos,
incluidas las formas de comisión del hecho punible(163), si de las pruebas practicadas
se deduce la comisión de un crimen internacional distinto, como sucedió en el caso
Lubanga(164) y en el caso Bemba. La finalidad que se persigue con esta decisión
radica en evitar que se juzgue a una persona por un crimen internacional distinto del
cometido y sobre el que no ha podido defenderse, pues no fue imputado en el
procedimiento de confirmación de cargos.

3. El recurso de apelación contra la decisión de confirmación de cargos

Con carácter general podemos afirmar que las decisiones adoptadas en el marco del
art. 61.7 del Estatuto de Roma no son apelables directamente ante la Sala de
Apelaciones, pues se requiere de la autorización de la Sala de Cuestiones Preliminares.
El art. 82.1 del Estatuto de Roma contiene expresamente aquellas decisiones
susceptibles de ser apeladas, no enumerándose en ningún caso a la decisión de
confirmación de cargos. No obstante, en el apartado d) del referido precepto se indica
lo siguiente:

<<Cualquiera de las partes podrá apelar, de conformidad con las Reglas de


Procedimiento y Prueba, las siguientes decisiones: (…) d) una decisión relativa a una
cuestión que afecte de forma significativa a la justicia y a la prontitud con que se
sustancia el proceso o a su resultado y respecto de la cual, en opinión de la Sala de
Cuestiones Preliminares o la Sala de Primera Instancia, una resolución inmediata de la
Sala de Apelaciones pueda acelerar materialmente el proceso>>.
La posibilidad de apelar la decisión adoptada en el seno del procedimiento de
confirmación de cargos solamente podrá fundamentarse en el apartado antedicho,
siendo aplicable en supuestos especiales y excepcionales(165). Ciertamente, no será
suficiente que la cuestión que se pretende apelar afecte significativamente a la justicia
y a la prontitud de sustanciación del proceso o de su resultado, pues además se
requerirá que su resolución material acelere materialmente el procedimiento,
tratándose en definitiva de presupuestos acumulativos(166).

VI. CONCLUSIONES

La implementación del procedimiento de confirmación de cargos en el Estatuto de


Roma, el cual difire del indictment de los tribunales ad hoc, ha supuesto una garantía
considerable para los investigados, pues una Sala jurisdiccional de la Corte Penal
Internacional determinará si su causa merece ir a juicio o no, atendiendo en todo
momento a las pruebas incriminatorias acopiadas por el Fiscal. Este procedimiento sui
generis comienza desde que el imputado comparece por primera vez ante la Corte y
finaliza cuando la Sala de Cuestiones Preliminares adopta alguna de las medidas
previstas en el art. 61.7 del Estatuto de Roma. La importancia de la confirmación de
cargos radica en que se limitan las causas que merecen ir a juicio oral, se delimitan los
hechos imputados y su caracterización jurídica y se fijan con claridad los cargos
imputados, todo ello a fin de garantizarse un proceso justo. Las garantías antedichas
de la confirmación de cargos no pueden, de otra parte, ocultar ciertas cuestiones de
procedimiento que deben corregirse, principalmente, el largo período de tiempo que
transcurre desde la primera comparecencia hasta la celebración de la audiencia de
cargos. Una de las causas que más retrasan la celebración de esta audiencia es la
divulgación de la prueba, la cual debe llevarse a cabo lo más rápido posible, sin
dilaciones innecesarias. Esto implica que el Fiscal deba lo más pronto posible
comunicar a la defensa la prueba exculpatoria que obre en su poder, así como la
incriminatoria que pretenda usar en la audiencia. Lo anterior puede lograrse si las
medidas de divulgación de prueba impuestas se cumplen estrictamente.

Por último, el hecho de que se hayan dictado decisiones en las que no se confirmaron
los cargos, evitándose así juicios innecesarios e injustos, demuestra la necesidad de
mantener este procedimiento. No podemos olvidar que con la participación de la Sala
de Cuestiones Preliminares se evita la contaminación del resto de jueces de la Corte
Penal Internacional en la causa, circunscribiéndose la labor del Fiscal a investigar y si
lo considera oportuno imputar la comisión de crímenes internacionales de la
competencia de la Corte.

NOTAS:

(1). A este respecto basta con observar dos recientes decisiones de la Sala de Primera
Instancia de la Corte Penal Internacional (en adelante, CPI) relativas a la falta de
colaboración de los Estados en la investigación de crímenes internacionales de la
competencia de la Corte, cfr. Decisión de la CPI (Sala de Primera Instancia), de 19 de
septiembre de 2016, Decision on Prosecution’s application for a finding of non-
compliance under Article 87(7) of the Statute, , Prosecutor v. Kenyatta, ICC-01-09-
02/11; Decisión de la CPI (Sala de Primera Instancia), de 11 de julio de 2016,
Decision on the non-compliance by the Republic of Uganda with the request to arrest
and surrender Omar Al-Bashir to the Court and referring the matter to the United
Nations Security Council and the Assembly of State Parties to the Rome statute,
Prosecutor v. Omar Hassan Ahmad Al Bashir, ICC-02/05-01/09; cfr. CASSESE, A.,
International Criminal Law, Oxford, Oxford University Press, 2008, p. 349 y 351,
sostiene que el Estatuto de Roma debería haber especificado las consecuencias
derivadas del incumplimiento de la cooperación estatal con la Corte Penal
Internacional, no solamente decir que se remitirá la cuestión o se informará a la
Asamblea de Estados Parte o al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
dependiendo de si el Estado es Parte o no.
(2). Cfr. FRIMAN H., “Investigation and Prosecution”, The International Criminal Court.
Elements of Crimes and Rules of Procedure and Evidence, Ed: ROY S. LEE, London,
Transnational Publishers, 2001, p. 520.

(3). Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 30 de mayo de 2012, Judgment on


the appeal of the Prosecutor against the Decision of Pre Trial Chamber I of 16
December 2011 entitled “Decision on the confirmation on charges”, Prosecutor v.
Callixte Mbarushimana, ICC-01/04-01/10 OA 4, párr. 43.

(4). MIRAGLIA, M., “Admisibility of evience, standard of proof, and nature of the
Decision in the ICC Confirmation of Charges in Lubanga”, Journal of International
Criminal Justice, núm. 6, 2008, p. 490; cfr. BELTRÁN MONTOLIU, A., “El proceso ante
la Corte Penal Internacional”, Derecho Penal Internacional, Dir.: GIL GIL, A., y
MACULÁN, E., Madrid, Dykinson, 2016, p. 435 y ss.

(5). MARINIELLO, T., “Questioning the standard of proof. The purpose of the ICC
Confirmation of Chares Procedure”, Journal of International Criminal Justice, núm. 13,
2015, p. 582.

(6). WAR CRIMES RESEARCH OFFICE, The confirmation of charges process at the
International Criminal Court: a critical assessment and recommendations for change,
American University, Washington College of Law, 2015, p. 3.

(7). Cfr. SCHABAS, W.A., The International Criminal Court. A commentary on the
Rome Statute, Oxford, Oxford University Press, 2010, p. 735.

(8). AMBOS, K., y MILLER, D., “Structure and function of the confirmation of
procedure before the ICC from a comparative perspective”, International Criminal Law
Review, núm. 7, 2007, p. 337; MARINIELLO, T., ob. cit., p. 582; DE BECO, G., “The
confirmation of charges before the International Criminal Court: evaluation and first
application”, International Criminal Law Review, núm. 7, 2007, p. 475; TOCHILOVSKY,
V., “Charging in the ICC and relevance jurisprudence of ad hoc tribunals”, The legal
regime of the International Criminal Court, Ed.: DORIA, J., GASSER, H.P., y
BASSIOUNI, M.C., Leiden, Martinus Nijhoff Publishers, 2009, p. 839; cfr. KHAN, K., y
DIXON, R., Archbold International Criminal Courts. Practice, Procedure and Evidence,
London, Sweet & Maxweell, 2008, pp. 171 y ss.

(9). SAFFERLING, C., International Criminal Procedure, Oxford, Oxford University


Press, 2012, p. 292.

(10). AMBOS, K., “International criminal procedure: adversarial, inquisitorial or


mixed?”, International Criminal Law Review, núm. 3, 2003, p. 10.

(11). Cfr. A/48/10, Report of the International Law Commission on the work of its
forty-fifth session (3 May-23 July 1993), p. 114.

(12). Cfr. A/49/10, Report of the International Law Commission on the work of its
forty-sixth session (2 May-22 July 1994, p. 64 y ss.

(13). Ibidem, p. 48 y ss.

(14). SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 735.

(15). Cfr. SHIBAHARA, K., y SCHABAS, W.A., “Art. 61. Confirmation of the charges
before trial”, Commentary on the Rome Statute of the International Criminal Court.
Observers' notes, article by article, TRIFFTERER, O., (Ed.), Nomos, Baden-Baden,
2008, p. 1173; A/AC.249/1998/WG.4/DP.36; A/CONF.183/2, p. 50 y ss.
(16). KRESS, C., “The procedural law of the International Criminal Court in outline:
Anatomy of a unique compromise, Journal of International Criminal Justice, núm. 1,
2003, p. 605; MARCHESIELLO, M., “Proceedings before the Pre-Trial Chambers”, The
Rome Statute of the International Criminal Court: A Commentary, Vol. II, Ed.:
CASSESE, A., Oxford, Oxford University Press, 2002, p. 1233.

(17). Cfr. DEGUZMAN, M. M., “Article 21. Applicable law”, Commentary on the Rome
Statute of the International Criminal Court. Observers' notes, article by article,
TRIFFTERER, O., (Ed.), Nomos, Baden-Baden, 2008, p. 708 y 709.

(18). Cfr. GÓMEZ COLOMER, J.L., ob. cit., p. 17; por principio acusatorio hemos de
entender aquél en el que la investigación y el enjuiciamiento no recae en la misma
persona o institución, cfr. GIMENO SENDRA, V., Derecho Procesal Penal, Madrid,
Colex, 2004, p. 79.

(19). SAFFERLING, C., Towards an International Criminal Procedure, Oxford, Oxford


University Press, 2003, p. 15.

(20). Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J., Tratado de Derecho Procesal Penal,
Pamplona, Thomson-Aranzadi, 2007, p. 550.

(21). Rule 7 c) 1) Federal Rules of Criminal Procedure (USA); cfr. AMBOS K., y
MILLER, D., ob. cit., p. 352.

(22). GÓMEZ COLOMER, J.L., ob. cit., p. 23.

(23). Rule 6 a) 1) Federal Rules of Criminal Procedure (USA).

(24). Rule 7 a) 1) y 2) Federal Rules of Criminal Procedure (USA).

(25). GÓMEZ COLOMER, J.L., ob. cit., p. 28; AMBOS K., y MILLER, D., ob. cit., p. 352.

(26). Art. 75 del Código Procesal Penal.

(27). Art. 80 del Código Procesal Penal.

(28). Art. 79 del Código Procesal Penal.

(29). Art. 81 del Código Procesal Penal.

(30). AMBOS K., y MILLER, D., ob. cit., p. 353.

(31). Art. 178, 179 y 181 del Código Procesal Penal.

(32). Art. 213, 214 y 215 Código Procesal Penal; cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J.,
ob. cit., p. 553 y 554.

(33). CALDERÓN CEREZO, A., y CHOCLÁN MONTALVO, J.A., Derecho Procesal Penal,
Madrid, Dykinson, 2005, p. 21.

(34). Art. 299 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal; cfr. CALDERÓN CEREZO, A., y
CHOCLÁN MONTALVO, J.A., ob. cit., p. 178; LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J., ob. cit., p.
542 y 543.

(35). Cfr. Art. 14 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.


(36). MORENO CATENA, V., y CORTÉS DOMÍNGUEZ, V., Derecho Procesal Penal,
Valencia, Tirant Lo Blanch, 2010, p. 189.

(37). Ibídem, p. 95 y 96.

(38). LIROLA DELGADO, I y MARTÍN MARTÍNEZ, M., La Corte Penal Internacional.


Justicia versus Impunidad, Barcelona, Ariel, 2001, p. 172.

(39). Cfr. CABEZUDO RODRÍGUEZ, N., La Corte Penal Internacional, Madrid, Dykinson,
2002, p. 101, quien establece cuatro fases procesales, a saber, instrucción,
enjuiciamiento, apelación y ejecución; GÓMEZ COLOMER, J.L., ob. cit., pp. 87 y ss.,
diferencia la fase de investigación llevada a cabo por el Fiscal, la fase de
enjuiciamiento previo al juicio oral en la que interviene la Sala de Cuestiones
Preliminares y la fase del juicio oral ante la Sala de Primera instancia; cfr. LIROLA
DELGADO, I y MARTÍN MARTÍNEZ, M., ob. cit., pp. 182 y ss., entienden la
concurrencia de las siguientes fases procesales: investigación, enjuiciamiento, juicio e
impugnación; KRESS, C., ob. cit., p. 606, considera las siguientes estadios procesales:
investigación, confirmación de cargos, juicio, apelación y revisión de procedimientos;
cfr. PIGNATELLI Y MECA, F., “La Corte Penal Internacional”, Derecho Internacional
Humanitario, Coord.: RODRÍGUEZ VILLASANTE Y PRIETO, J.L., Valencia, 2007, p. 846
y ss., considera que el proceso se divide en dos fases, una sumarial o de investigación
y otra plenaria o de juicio oral; SAFFERLING, C., “International Criminal…”, ob. cit., p.
193, divide el proceso también en cinco partes: investigation, confirmation, trial,
appeal and execution; cfr. BELTRÁN MONTOLIU, A., “El proceso…”, ob. cit., p. 435,
quien divide el proceso en fase preliminar, de investigación, intermedio, juicio oral,
apelación y ejecución de la sentencia.

(40). Entendemos que el uso del término enjuiciamiento deviene de la traducción del
término en inglés prosecution que se emplea en diversas ocasiones. Ahora bien, no
podemos caer en la tentación de equiparar el enjuiciamiento del sistema procesal
penal español, el cual acontece en el juicio oral, una vez se han interpuesto los
escritos de acusación pertinentes, con el empleado en el procedimiento penal
internacional del Estatuto de Roma, toda vez que acá el enjuiciamiento tiene lugar
antes del juicio oral; cfr. 59.

(41). FRIMAN, H., ob. cit., p. 520.

(42). ZAHAR, A., y SLUITER, G., International Criminal Law, Oxford, Oxford University
Press, 2008, p. 54 y ss.

(43). Cfr. Pre-Trial Practice Manual, International Criminal Court, 2015, p. 7.

(44). AMBOS K., y MILLER, D., ob. cit., p. 338; CRYER R., FRIMAN, H., ROBINSON, D.,
WILMSHURST, E., An introduction to International Criminal Law and Procedure,
Cambridge, Cambridge University Press, 2008, p. 378; CASSESE, A., ob. cit., p. 407 y
408; KNOOPS, G.J.A., An Introduction to the law of international criminal tribunals,
New York, Transnational Publishers, 2003, p. 101; MARCHESIELLO, M., ob. cit., p.
1239; SAFFERLING, C., “International criminal…”, ob. cit., p. 242; NERLICH, V., “The
confirmation of charges procedure at the International Criminal Court”, Journal of
International Criminal Justice, núm. 10, 2012, p. 1341.

(45). BOAS, G., BISCHOFF, J.L., REID, N.L., y TAYLOR III, B.D., International Criminal
Law Practitioner Library. Volume III, Cambridge, Cambridge University Press, 2013, p.
176 ; OLÁSOLO, H., The Triggering Procedure of the International Criminal Court,
Leiden, Martinus Nijhoff Publishers, 2005, p. 51.

(46). Cfr. SAFFERLING, C., “International criminal…”, ob. cit., p. 217; ZAHAR, A., y
SLUITER, G., ob. cit., p. 57. Esta última tesis se sustenta toda vez que el Fiscal puede
seguir investigando durante el enjuiciamiento o Pre-Trial, en aplicación de lo
establecido en el art. 61.4 del Estatuto de Roma, el cual dispone que <<Antes de la
audiencia, el Fiscal podrá proseguir la investigación (…)>>, produciéndose, pues, un
solapamiento entre ambos estadios procesales.

(47). DE HEMPTINNE, J., “The creation of investigating chambers at the International


Criminal Court. An option worth pursuing?, Journal of International Criminal Justice,
núm. 5, 2007, p. 414.

(48). Cfr. AMBOS K., y MILLER, D., ob. cit., p. 339.

(49). Algunos autores han incidido en la necesidad de precisar los términos aplicables
al sujeto pasivo del procedimiento, ya que el derecho a la asistencia letrada está
reconocido cuando el investigado va a ser interrogado por el Fiscal o por las
autoridades nacionales, en aplicación de una cooperación o asistencia judicial
internacional, pero fuera de este supuesto nada prevé el Estatuto de Roma, cfr.
MARCHESIELLO, M., ob. cit., p. 1245; cfr. LIROLA DELGADO, I y MARTÍN MARTÍNEZ,
M., ob. cit., p. 194, quienes apuntan dos notables deficiencias del Estatuto de Roma,
la primera de ellas que el derecho a la asistencia letrada se supedita al interés de la
justicia y la segunda que el Estatuto de Roma permite en ocasiones el interrogatorio
del investigado sin asistencia letrada y sin ser informado, ex art. 56.1.c) del Estatuto
de Roma.

(50). Hay que significar que el Estatuto de Roma no utiliza el término de investigado,
y el resto de tribunales internacionales penales, normalmente, emplea el término
“sospechoso”, entendiéndose como aquella persona sobre la que el Fiscal posee
información fiable de que ha cometido un crimen de competencia del tribunal, cfr.
BOAS, G., et al., ob. cit., p. 109.

(51). AMBOS K., y MILLER, D., ob. cit., p. 340.

(52). La Regla 121 de la RPP, en la mayoría de sus puntos, emplea el término de


“imputado”, al igual que el art. 60 y 61 del Estatuto de Roma.

(53). Cfr. CALDERÓN CEREZO, A., y CHOCLÁN MONTALVO, J.A., ob. cit., p. 357;
MORENO CATENA, V., y CORTÉS DOMÍNGUEZ, V., ob. cit., p. 141; GIMENO SENDRA,
V., ob. cit., p. 325; LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J., ob. cit., p. 651.

(54). FRIMAN, H., ob. cit., p. 523; SHIBAHARA, K., y SCAHABAS, W.A., ob. cit., p.
1175.

(55). Cfr. Pre-Trial Practice Manual, p. 7.

(56). Cfr. SHIBAHARA, K., y SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 1175.

(57). Esta afirmación la sustentamos por el hecho de que el acusado tiene derecho a
interrogar a los testigos de cargo, sin embargo durante la audiencia de cargos
(enjuiciamiento) no es imprescindible que acudan testigos a declarar, siendo suficiente
un resumen de su testimonio, por lo que tal derecho no podría satisfacerse
plenamente durante el Pre-Trial.

(58). Cfr. BOAS, G., et al., ob. cit., p. 12 y ss.; CASSESE, A., ob. cit., p. 383; GARCÍA
LABAJO, J.M., “Aspectos procesales del Estatuto de la Corte Penal Internacional: el
juicio, los recursos, la cooperación internacional y la ejecución de penas”, Revista
Española de Derecho Militar, núm. 75, 2000, p. 476; SAFFERLING, C., “International
criminal…”, ob. cit., pp. 58 y ss.; ZAHAR, A., y SLUITER, G., ob. cit., pp. 276 y ss., y
307.
(59). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 29 de enero de 2007,
Prosecutor v. Thomas Lubanga Dyilo, “Decision on the confirmation of charges”, ICC-
01/04-01/06-803-tEN (“Lubanga Confirmation Decision”), párr. 37; Decisión de la CPI
(Sala de Cuestiones Preliminares), de 30 de septiembre de 2008, Prosecutor v.
Germain Katanga and Mathieu Ngudjolo Chui, “Decision on the confirmation of
charges”, ICC-01/04-01/07-717 (“Katanga and Ngudjolo Confirmation Decision”),
párr. 63; Decision de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 15 de junio de
2009, Prosecutor v. Jean- Pierre Bemba Gombo, “Decision Pursuant to Article 61(7)(a)
and (b) of the Rome Statute on the Charges of the Prosecutor Against Jean-Pierre
Bemba Gombo”, ICC-01/05-01/08- 424 (“Bemba Confirmation Decision”), párr. 28;
Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 8 de febrero de 2010,
Prosecutor v. Bahar Idriss Abu Garda, “Decision on the Confirmation of Charges”, ICC-
02/05- 02/09-243-Red (“Abu Garda Confirmation Decision”), párr. 39; Decisión de la
CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 7 de marzo de 2011, Prosecutor v. Abdallah
Banda Abakaer Nourain and Saleh Mohammed Jerbo Jamus, “Corrigendum of the
‘Decision on the Confirmation of Charges’”, ICC-02/05-03/09-121-Corr- Red (“Banda
and Jerbo Confirmation Decision”), párr. 31; Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones
Preliminares), de 16 de diciembre de 2011, Prosecutor v. Callixte Mbarushimana,
“Decision on the confirmation of charges”, ICC- 01/04-01/10-465-Red
(“Mbarushimana Confirmation Decision”), párr. 41; Decisión de la CPI (Sala de
Cuestiones Preliminares), de 23 de enero de 2012, Prosecutor v. Francis Kirimi
Muthaura, Uhuru Muigai Kenyatta and Mohammed Hussein Ali, “Decision on the
Confirmation of Charges Pursuant to Article 61(7)(a) and (b) of the Rome Statute”,
ICC-01/09-02/11-382-Red (“Muthaura et al. Confirmation Decision”), párr. 52;
Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 9 de junio de 2014,
Prosecutor v. Bosco Ntaganda, “Decision Pursuant to Article 61(7)(a) and (b) of the
Rome Statute on the Charges of the Prosecutor Against Bosco Ntaganda”, ICC-01/04-
02/06 (Ntaganda Confirmation Decision); Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones
Preliminares), de 12 de junio de 2014, Prosecutor v. Laurent Gbagbo, “Decision on the
confirmation of charges against Laurent Gbagbo”, ICC-02/11-01/11-656-Red, párr.
17; Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 24 de marzo de 2016,
Prosecutor v. Ahmad Al Faqi Al Mahdi, “Decision on the confirmation of charges
against Ahmad Al Faqi Al Mahdi”, ICC-01/12-01/15, (Ahmad Al Faqi Al Mahdi
Confirmation Decision), párr. 17; Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares),
de 23 de marzo de 2016, Prosecutor v. Dominic Ongwen, “Decision on the
confirmation of charges against Dominic Ongwen”, ICC-02/04-01/15, (Dominic
Ongwen Confirmation Decision), párr. 14; SHIBAHARA, K., y SCHABAS, W.A., ob. cit.,
p. 1173; MARCHESIELLO, M., ob. cit., p. 1235.

(60). SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 784; Bemba Confirmation Decision, para. 31.

(61). Cfr. WAR CRIMES RESEARCH OFFICE, ob. cit., p. 82.

(62). Dominic Ongwen Confirmation Decision, párr. 15; Banda and Jerbo Confirmation
Decision, para. 32; Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 14 de
diciembre de 2012, Prosecutor v. Laurent Gbagbo, “Decision on the date of the
confirmation of charges hearing and proceedings leading thereto”, ICC-02/11-01/11-
325, párr. 27; CRYER R., et al, ob. cit., p. 376.

(63). Decisión de la CPI (Sala de Primera Instancia), de 14 de julio de 2009,


Prosecutor v. Thomas Lubanga, “Decision giving notice to the parties and participants
that the legal characterization of the facts may be subject to change in accordance
with Regulation 55 (2) of the Regulations of the Court, ICC-01/04-01/06-2049.

(64). Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 8 de diciembre de 2009,


Prosecutor v. Thomas Lubanga, “Judgment on the appeals of Mr Lubanga Dyilo and
the Prosecutor against the Decision of Trial Chamber I of 14 July 2009 entitled
"Decision giving notice to the parties and participants that the legal characterisation of
the facts may be subject to change in accordance with Regulation 55(2) of the
Regulations of the Court”, ICC-01/04-01/06 OA 15 OA 16, párr. 88 y ss.

(65). Cfr. MORENO CATENA, V., y CORTÉS DOMÍNGUEZ, V., ob. cit., p. 408 y s.

(66). Cfr. Report of the Working Group on Lessons Learnt to the Study Group on
Governance. Cluster I: Expanding the Criminal Process, 30 september 2015, párr. 22.

(67). Ibidem, párr. 24.

(68). Ibídem, párr. 94.

(69). NERLICH, V., ob. cit., p. 1349. De otra parte, hay autores que opinan que una
vez se haya iniciado el juicio no podrán modificarse los cargos, cfr. SHIBAHARA, K., y
SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 1180; SAFFERLING, C., “International criminal…”, ob. cit.,
p. 326; CRYER R., et al, ob. cit., p. 377.

(70). Cierta semejanza podemos encontrar con nuestro Ordenamiento Jurídico, toda
vez que los hechos objeto de la sentencia en el proceso penal son aquellos que
previamente han sido descritos en el escrito provisional de acusación, ex art. 650.1º
de la LECrim, el cual dispone que el susodicho escrito contendrá los hechos punibles
que resulten del sumario, de lo que se deduce que aquellos que no hayan sido objeto
de investigación en la fase de instrucción y, por ende, objeto de acusación por las
partes acusadoras, no podrían llevarse a colación al plenario, debiéndose efectuar una
instrucción suplementaria para subsanar esta irregularidad que afecta sustancialmente
al principio acusatorio que rige en nuestro proceso penal, todo ello en aplicación de lo
establecido en el art. 746.6º de la LECrim, cfr. GIMENO SENDRA, V., ob. cit., p. 603;
MORENO CATENA, V., y CORTÉS DOMÍNGUEZ, V., ob. cit., p. 157.

(71). Dominic Ongwen Confirmation Decision, párr. 15; Ahmad Al Faqi Al Mahdi
Confirmation Decision, párr. 16.

(72). Cfr. Pre-Trial Practice Manual, p. 6.

(73). Ibídem, p. 6.

(74). KHAN, K.A., y SHAH, A.A., “Defensive practices: representing clients before the
International Criminal Court”, Law and Contemporary Problems, núm. 76, 2014, pp.
200 y ss.

(75). BELTRÁN MONTOLIU, A., La defensa en el plano internacional de los grandes


criminales, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2009, p. 169; CRYER R., et al, ob. cit., p. 381;
FEDOROVA, M.E., The Principle of equality of arms in International Criminal
Proceedings, School of Human Rights Research Series, Vol. 55, 2012, pp. 233 y ss.;
SAFFERLING, C., “International criminal…”, ob. cit., p. 346; BOAS, G., et al., ob. cit.,
pp. 227 y ss.; McINTYRE, G., “Equality of arms. Defining Human Rights in the
jurisprudence of the International Criminal Tribunal for the former Yugoslavia”, Leiden
Journal of International Law, núm. 16, 2003, pp. 269 y ss.; SWOBODA, S., “The ICC
disclosure regime. A defence perspective”, Criminal Law Forum, núm. 3, 2008, pp.
452 y ss.; Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 15 de mayo de
2006, Decision on the final system of disclosure and the establishment of a timetable,
Prosecutor v. Thomas Lubanga, ICC-01/04-01/06, p. 4; CASSESE, A., ob. cit., p. 385;
BELTRÁN MONTOLIU, A., “El proceso…”, ob. cit., p. 444.

(76). AMBOS, K., ob. cit., p. 13; ZAHAR, A., y SLUITER, G., ob. cit., p. 373.
(77). SWOBODA, S., ob. cit., p. 450; KUSCHNIK, B., “International Criminal Due
process in the making: new tendencies in the law of non-disclosure in the proceedings
before the ICC”, International Criminal Law Review, núm. 9, 2009, p. 159.

(78). SWOBODA, S., ob. cit., p. 451 y 452.

(79). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 15 de mayo de 2006,


Decision on the final system of disclosure and the establishment of a timetable,
Prosecutor v. Thomas Lubanga, ICC-01/04-01/06, párr. 41 y 43; SCHEFFER, D., “A
review of the experiences of the Pre-Trial and Appeals Chambers of the International
Criminal Court regarding the disclosure of evidence”, Leiden Journal of International
Law, núm. 21, 2008, p. 163; MARCHESIELLO, M., ob. cit., p. 1243; AMBOS, K., y
MILLER, D., ob. cit., p. 343.

(80). KUSCHNIK, B., ob. cit., p. 161; AMBOS, K., y MILLER, D., ob. cit., p. 342.

(81). Evidentemente, el acceso a la prueba de cargo del Fiscal puede verse limitada
cuando la misma afecta a la seguridad nacional de un Estado (art. 72 del Estatuto de
Roma), cuando se trata de comunicaciones e información privilegiada (Regla 73 de las
RPP) o cuando se trate de prueba confidencial (art. 68 del Estatuto de Roma), ya que
en tales casos la Sala de Cuestiones Preliminares adoptará las medidas de protección
pertinentes que otorgarán a dicha información un grado de confidencialidad, ex Norma
48.2 del Reglamento de la Corte.

(82). Esta medida nos ilustra la influencia del sistema de civil law, en donde las
actuaciones de investigación están contenidas en un sumario Decisión de la CPI (Sala
de Cuestiones Preliminares), de 15 de mayo de 2006, Decision on the final system of
disclosure and the establishment of a timetable, Prosecutor v. Thomas Lubanga, ICC-
01/04-01/06, párr. 57; SHIBAHARA, K., y SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 1177; Decisión
de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 31 de julio de 2008, Decision on the
Evidence Disclosure System and Setting a Timetable for Disclosure between the
Parties, Prosecutor v. Bemba, ICC-01/05-01/08-55, párr. 43.

(83). Decisión del Tribunal Internacional Penal para la Antigua Yugoslavia, Prosecutor
v. Brdanin y Talic, Decisión on motion by Momir Talic for disclosure of evidence, IT-99-
36-PT; ACKERMAN, J., y O´SULLIVAN, E., Practice and Procedure of the International
Criminal Tribunal for the Former Yugoslavia, The Hague, Kluwer Law International,
2002, pp. 340 y ss.

(84). Cfr. WAR CRIMES RESEARCH OFFICE, ob. cit., p. 97.

(85). Cfr. BOAS, G., et al, ob. cit., p. 232; cfr. BELTRÁN MONTOLIU, A., “El proceso…”,
ob. cit., p. 444.

(86). Ibídem, p. 232 y 233.

(87). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 15 de mayo de 2006,


Decision on the final system of disclosure and the establishment of a timetable,
Prosecutor v. Thomas Lubanga, ICC-01/04-01/06, párr. 58.

(88). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 31 de julio de 2008,


Decision on the Evidence Disclosure System and Setting a Timetable for Disclosure
between the Parties, Prosecutor v. Bemba, ICC-01/05-01/08-55, párr. 16 y 28.

(89). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 15 de julio de 2009,


Second decisión on issues relating to disclosure, Prosecutor v. Abu Garda, ICC-02/05-
02/09-35, párr. 8 y 9.
(90). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 24 de enero de 2012,
Decision establishing a disclosure system and a calendar for disclosure, Prosecutor v.
Laurent Gbagbo, ICC-02/11-01/11-30, párr. 13.

(91). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 11 de diciembre de


2014, Decision establishing a system for disclosure of evidence, Prosecutor v. Be
Goudé, ICC-02/11-02/11, párr. 6 y 7.

(92). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 6 de abril de 2011,


Decision setting the regime for evidence disclosure and other related matters,
Prosecutor v. Ruto et al, ICC-01/09-01/11-44, párr. 6.

(93). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 6 de abril de 2011,


Decision setting the regime for evidence disclosure and other related matters,
Prosecutor v. Muthura et al, ICC-01/09-02/11-48, párr. 10.

(94). MARCHESIELLO, M., ob. cit., p. 1243.

(95). GIMENO SENDRA, V., ob. cit., p. 600; MORENO CATENA, V., y CORTÉS
DOMÍNGUEZ, V., ob. cit., p. 344.

(96). Cfr. GÓMEZ COLOMER, J.L., ob. cit., p. 153; SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 738;
CRYER, R., et al., ob. cit., p. 376.

(97). CRYER, R., et al., ob. cit., p. 375.

(98). Decisión del Tribunal Especial para Sierra Leona (Sala de Primera Instancia), de
13 de octubre de 2003, Decision and order on defence preliminary motion for defects
in the form of the indictment, Prosecutor v. Hassan Sesay, SCSL-2003-05-PT, párr. 7.

(99). Cfr. CASSESE, A., ob. cit., p. 405.

(100). BOAS, G., et al., ob. cit., p. 178; KNITTEL, C., “Reading between the lines:
charging instruments at the ICTR and the ICC”, Pace Law Review, Vol. 32, núm. 2,
2012, p. 517.

(101). Decisión del TIPY (Sala de Primera Instancia), de 24 de febrero de 1999,


Decision on defence preliminary motion on the form of the indictment, Prosecutor v.
Krnojelac, párr 12.

(102). Cfr. JONES, J.RW.D., y POWLES, S., International Criminal Practice, New York,
Transnational Publishers, 2003, pp. 118 y ss.

(103). Decisión del TIPY (Sala de Primera Instancia), de 4 de abril de 1997, Prosecutor
v. Blaskic, Decision on the defence motion to dismiss the indictment based upon
defects in the form thereof, párr. 22 a 24; Decisión de la CPI (Sala de Primera
Instancia), de 25 de junio de 2008, Decision on the three defences requests regarding
the prosecution amended charging document, Prosecutor v. Katanga and Ngudjolo,
ICC-01/04-01/07-648, párr. 34.

(104). No obstante, la Sala de Cuestiones Preliminares no requiere que en los títulos


de imputación penal se enumeren todas las personas que pudieron participar en el
plan común propio de la coautoría, cfr. Decisión de la CPI (Sala de Primera Instancia),
de 25 de junio de 2008, Decision on the three defences requests regarding the
prosecution amended charging document, Prosecutor v. Katanga and Ngudjolo, ICC-
01/04-01/07-648, párr. 24; CRYER R., et al, ob. cit., p. 375; KNITTEL, C., ob. cit., p.
521.
(105). Mbarushimana Confirmation Decision, párr. 79 y ss.

(106). SAFFERLING, C., “International criminal…”, ob. cit., p. 250.

(107). Cfr. Decisión de la CPI (Sala de Primera Instancia), de 25 de junio de 2008,


Decision on the three defences requests regarding the prosecution amended charging
document, Prosecutor v. Katanga and Ngudjolo, ICC-01/04-01/07-648, párr. 21; cfr.
Ruto, Kosgey y Sang Confirmation Decision, párr. 46.

(108). Cfr. Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 8 de diciembre de 2009,


Prosecutor v. Thomas Lubanga, “Judgment on the appeals of Mr Lubanga Dyilo and
the Prosecutor against the Decision of Trial Chamber I of 14 July 2009 entitled
"Decision giving notice to the parties and participants that the legal characterisation of
the facts may be subject to change in accordance with Regulation 55(2) of the
Regulations of the Court”, ICC-01/04-01/06 OA 15 OA 16, párr. 163; cfr. Decision de
la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 23 de enero de 2012, Decision on the
Confirmation of Charges Pursuant to Article 61(7)(a) and (b) of the Rome Statute,
Prosecutor v. William Samoei Ruto, Henry Kiprono Kosgey and Joshua Arap Sang, ICC-
01/09-01/11, párr. 44; BOAS et al, ob. cit., p. 198; SAFFERLING, C., “International
criminal…”, ob. cit., p. 249.

(109). CALDERÓN CEREZO, A., y CHOCLÁN MONTALVO, J.A., ob. cit., p. 479 y ss.;
GIMENO SENDRA, V., ob. cit., p. 603; MORENO CATENA, V., y CORTÉS DOMÍNGUEZ,
V., ob. cit., p. 345.

(110). En la práctica estos plazos resultan exiguos para la defensa, toda vez que el
acervo probatorio del caso, particularmente, documental, es inmenso, no pudiendo la
defensa estudiar en tan poco tiempo tal cantidad de prueba. Así, en el caso Kenyatta
la Fiscalía divulgó en el escrito de acusación más de 6.600 páginas, adicionalmente se
comunicó 1.300 páginas de contenido incriminatorio y más de 1.200 páginas de
transcripción de resúmenes de manifestaciones testificales, todo ello 30 días antes de
la audiencia de confirmación de cargos, cfr. Prosecution’s Document Containing the
Charges, List of Evidence and Comprehensive In-Depth Analysis Chart of Evidence
Included in the List of Evidence Submitted Pursuant to Article 61(3) and Rule 121(3)
(Aug. 19, 2011), Kenya II, Case No. ICC-01/09-02/11; KHAN, K.A., y SHAH, A.A., ob.
cit., p. 203. En estos casos resultaría plenamente aplicable la Regla 121.7 de las RPP,
en donde se faculta a la Sala de Cuestiones Preliminares a posponer la audiencia de
cargos, con el consecuente retraso en el enjuiciamiento. Sea como fuere, en nuestra
opinión, poniendo en una balanza los derechos del imputado y el desarrollo del juicio
en un tiempo razonable, podemos concluir que deberían prevalecer los primeros, pues
si no se facilita a la defensa el estudio de la prueba de cargo con un tiempo prudencial
se estaría menoscabando el derecho de defensa y, con ello, el derecho a un juicio
justo.

(111). Cfr. JAVATO MARTÍN, M., “Modificación de conclusiones acusatorias en juicio del
proceso penal. El aplazamiento del juicio del artículo 788.4 LECRIM”, Revista Jurídica
de Castilla y León, núm. 11, 2007, p. 157 y ss.

(112). Ibídem, p. 143.

(113). BOAS, G., et al, ob. cit., p. 187.

(114). En ocasiones el aparato estatal o grupos organizados que controlan partes del
territorio están implicados en la comisión de estos crímenes, de ahí que obstruyan su
investigación.

(115). Decisión del TIPY (Sala de Primera Instancia), de 30 de junio de 2006, Decision
on the Prosecutor submission of proposed amendend indictment and defence motion
alleging defects in amended indictment, Prosecutor v. Rasim Delic, IT-04-84-PT, párr.
31; cfr. BOAS, G., et al, ob. cit., p. 188.

(116). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 21 de marzo de 2013,


Decision on the "Prosecution's Request to Amend the Final Updated Document
Containing the Charges Pursuant to Article 61(9) of the Statute, Prosecutor v. Uhuru
Muigai Kenyatta, ICC-01/09-02/11, párr. 19.

(117). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 16 de Agosto de 2013,


Decision on the "Prosecution's Request to Amend the Updated Document Containing
the Charges Pursuant to Article 61(9) of the Statute, Prosecutor v. William Samoei
Ruto and Joshua Arap Sang, ICC-01/09-01/11, párr. 31.

(118). Decisión de la CPI (Sala de Apelaciones), de 13 de diciembre de 2013, Decision


on the Prosecutor's appeal against the “Decision on the Prosecution's Request to
Amend the Updated Document Containing the Charges Pursuant to Article 61(9) of the
Statute”, Prosecutor v. William Samoei Ruto and Joshua Arap Sang, ICC-01/09-011/11
OA 6, párr. 31.

(119). Ibídem, párr. 29.

(120). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 21 de marzo de 2013,


Decision on the "Prosecution's Request to Amend the Final Updated Document
Containing the Charges Pursuant to Article 61(9) of the Statute, Prosecutor v. Uhuru
Muigai Kenyatta, ICC-01/09-02/11, párr. 41.

(121). BELTRÁN MONTOLIU, A., “La defensa…”, ob. cit., p. 171.

(122). Cfr. Working paper submitted by France o the Draft Statute of the International
Criminal Court, UN. Doc. A/AC.249/L.3, p. 41, art. 48.5.b), en el que se proponía que
la Sala de Cuestiones Preliminares pudiera modificar los cargos imputados por el
Fiscal. Como puede apreciarse esta posición no fue admitida en el Estatuto de Roma,
de ahí que consideremos que los Estados no quisieron otorgar esta facultad a la
repetida Sala.

(123). Abu Garda Confirmation Decision, párr. 39; Katanga and Ngudjolo Confirmation
Decision, párr. 64.

(124). AMBOS, K., y MILLER, D., ob. cit., p. 360.

(125). Cfr. SAFFERLING, ob. cit., p. 344; cfr. SHIBAHARA, y SCHABAS, W.A., ob. cit.,
p. 1174.

(126). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 19 de Agosto de 2011,


Decision on the ‘Request by the Victims’ Representative for authorization by the
Chamber to make written submissions on specific issues of law and/or fact’ 2011,
Prosecutor v. Ruto, Kogskey y Sang, ICC-01/09-01/11-274, párr. 9.

(127). FRIMAN, H., ob. cit., p. 525; para un mayor detalle del análisis de la
admisibilidad de la causa y la competencia de la Corte, cfr. BELTRÁN MONTOLIU, A.,
“La defensa…”, ob. cit., pp. 139 a 166.

(128). Decision de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 15 de junio de 2009,


Decision Pursuant to Article 61(7)(a) and (b) of the Rome Statute on the Charges of
the Prosecutor Against Jean-Pierre Bemba Gombo, Prosecutor v. Bemba , ICC-01/05-
01/08, párr. 22 a 26.
(129). Abu Garda Confirmation Decision, párr. 25 a 34.

(130). Decision de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 23 de enero de 2012,


Decision on the Confirmation of Charges Pursuant to Article 61(7)(a) and (b) of the
Rome Statute, Prosecutor v. William Samoei Ruto, Henry Kiprono Kosgey and Joshua
Arap Sang, ICC-01/09-01/11, párr. 23 a 38.

(131). Banda and Jerbo Confirmation Decision, párr. 25 a 28.

(132). Cfr. KLEFFNER, J. K., Complementarity in the Rome Statute and National
Criminal Jurisdictions, Oxford, Oxford University Press, 2008, p. 186.

(133). Lubanga Confirmation Decision, párr. 83 y ss.

(134). Katanga and Ngudjolo Confirmation Decision, párr. 71; Mbarushimana


Confirmation Decision, párr. 53; Lubanga Confirmation Decision, párr. 90.

(135). Katanga and Ngudjolo Confirmation Decision, párr. 79 y ss.

(136). Mbarushimana Confirmation Decision, párr. 52 y ss.

(137). Cfr. MARINIELLO, T., ob. cit., p. 584.

(138). Ahmad Al Faqi Al Mahdi Confirmation Decision, párr. 18; Ruto, Kosgey y Sang
Confirmation Decision, párr. 40; Cfr. SCHABAS, W.A., ob. cit., p. 740; SAFFERLING,
C., “International Criminal…”, ob. cit., p. 339; MIRAGLIA, M., ob. cit., p. 495;
MARINIELLO, T., ob. cit., p. 585.

(139). Cfr. HALL, C.K., “Article 58. Issuance by the Pre-Trial Chamber of a warrant of
arrest or a summons to appear”, Commentary on the Rome Statute of the
International Criminal Court. Observers' notes, article by article, TRIFFTERER, O.,
(Ed.), Nomos, Baden-Baden, 2008, pp. 1133 y ss.

(140). Cfr. Bemba Confirmation Decision, párr. 28.

(141). Abu Garda Confirmation Decision, párr. 40.

(142). Cfr. Decisión del TIPY, de 10 de noviembre de 1995, Decision on review of


indictment, Prosecutor v. Kordic, p. 2 y 3; cfr. KHAN, K., y DIXON, R., ob. cit., p. 190.

(143). Lubanga Confirmation Decision, párr. 37; Bemba Confirmation Decision, párr.
27; Ahmad Al Faqi Al Mahdi Confirmation Decision, párr. 15; Katanga and Ngudjolo
Confirmation Decision, párr. 63.

(144). Lubanga Confirmation Decision, párr. 38.

(145). Bemba Confirmation Decision, párr. 29.

(146). Lubanga Confirmation Decision, párr. 39; SAFFERLING, C., “International


Criminal…”, ob. cit., p. 340 y 341; cfr. DE BECO, G., ob. cit., p. 475.

(147). La única diferencia gramatilcamente hablando radica en la utilización del


término “fundado” en la confirmación de cargos y el término “razonable” en la orden
de detención o comparecencia, de ahí la escasa diferencia existente entre ambos
umbrales, desde el punto de vista estrictamente gramatical.
(148). Cfr. Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de 28 de octubre de
1994, Murray v. United Kingdom, Aplicattion 14310/88, p. 19.

(149). Cfr. Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 30 de noviembre


de 2011, Decision on the Prosecutor’s Application Pursuant to Article 58 for a warrant
of arrest against Laurent Koudou Gbagbo, Prosecutor v. Laurent Koudou Gbagbo, ICC-
02/11-01/11, párr. 27; Decisión de la Sala de Cuestiones Preliminares, de 13 de julio
de 2012, Decision on the Prosecutor's Application under Article 58, Prosecutor v.
Ntaganda, ICC-01/04-02/06, párr. 16.

(150). Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 9 de junio de 2008, In the Appeal


by Mathieu Ngudjolo Chui of 27 March 2008 against the Decision of PreTrial Chamber I
on the Application of the Appellant for Interim Release, Prosecutor v. Germain Katanga
and Mathieu Ngudjolo Chui, : ICC-01/04-01/07 OA, párr 18; cfr. RAMSDEN, M., y
CHUNG, C., “Reasonable grounds to believe. An unreasonably unclear evidentiary
threshold in the ICC Statute”, Journal of International Criminal Justice, núm. 13, 2015,
pp. 563 y ss.

(151). Cfr. MARINIELLO, T., ob. cit., p. 586.

(152). De otra parte, la doctrina ha definido los indicios como el hecho base del cual
puede deducirse o inducirse el hecho que se trata de probar, ARAGONESES ALONSO,
P., Instituciones de Derecho Procesal Penal, Madrid, 1983, p. 312.

(153). Para un mayor entendimiento del procesamiento, cfr. GIMENO SENDRA, V., ob
cit., pp. 335 y ss.; ARAGONESES ALONSO, P., ob. cit., p. 419 y ss.

(154). GIMENO SENDRA, V., ob cit., p. 348.

(155). Cfr. Pre-Trial Practice Manual, p. 13.

(156). Cfr. Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 30 de mayo de 2012,


Judgment on the appeal of the Prosecutor against the Decision of Pre Trial Chamber I
of 16 December 2011 entitled “Decision on the confirmation on charges”, Prosecutor v.
Callixte Mbarushimana, ICC-01/04-01/10 OA 4, párr. 47.

(157). Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 3 de mayo de 2011, Judgment on


the appeals of Mr. Jean-Pierre Bemba Gombo and the Prosecutor against the decisión
of Trial Chamber III entitled “Decision on the admission into evidence of materials
contained in the prosecution´s list of evidence, Prosecutor v. Jean-Pierre Bemba
Gombo, ICC-01/05-01/08-1386 OA 5 OA 6, párr. 80. Además, en ocasiones los
resúmenes de prueba no contienen la identidad del testigo, pudiendo esto redundar en
perjuicio del imputado, quien no podrá combatir con exactitud la veracidad de lo
depuesto, al no saber quién es el manifestante. Esto implica que tales medidas puedan
adoptarse, entre otros motivos, por la seguridad del testigo o de su familia, debiendo,
pues, ser excepcional su utilización. Si resulta así, serán pertinentes no redundando su
uso en perjuicio de los derechos del imputado, ya que la Sala deberá adoptar las
medidas oportunas para paliar los efectos adversos del empleo de este tipo de prueba
incriminatoria, cfr. Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 14 de diciembre de
2006, sobre la apelación interpuesta por Thomas Lubanga Dyilo contra la decisión de
la Sala de Cuestiones Preliminares I titulada “Primera decisión relativa a las solicitudes
y las solicitudes enmendadas de expurgación presentadas por la Fiscalía en virtud de
la regla 81”, Prosecutor v. Thomas Lubanga, ICC-01/04-01/06 (OA 5), párr. 51.

(158). Cfr. Sentencia de la CPI (Sala de Apelaciones), de 30 de mayo de 2012,


Judgment on the appeal of the Prosecutor against the Decision of Pre Trial Chamber I
of 16 December 2011 entitled “Decision on the confirmation on charges”, Prosecutor v.
Callixte Mbarushimana, ICC-01/04-01/10 OA 4, párr. 45 y 48.
(159). Cfr. FRIMAN, H., ob. cit., pp. 525 y ss., para un mayor conocimiento de los
trabajos preparatorios sobre la audiencia de confirmación de cargos en ausencia del
imputado.

(160). Cfr. Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 3 de junio de


2013, Decision adjourning the hearing on the confirmation of charges pursuant to
article 61(7)(c)(i) of the Rome Statute, Prosecutor v. Laurent Gbagbo, ICC-02/11-
01/11, párr. 15; cfr. Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 3 de
marzo de 2009, Decision Adjourning the Hearing pursuant to Article 61(7)(c)(ii) of the
Rome Statute, Prosecutor v. Jean-Pierre Bemba Gombo, ICC-01/05-01/08, párr. 16.

(161). Cfr. SAFFERLING, C., “International Criminal…”, ob. cit., p. 324.

(162). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 3 de junio de 2013,


Decision adjourning the hearing on the confirmation of charges pursuant to article
61(7)(c)(i) of the Rome Statute, Prosecutor v. Laurent Gbagbo, ICC-02/11-01/11,
párr. 36; cfr. MARINIELLO, T., ob. cit., p. 587.

(163). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 3 de marzo de 2009,


Decision Adjourning the Hearing pursuant to Article 61(7)(c)(ii) of the Rome Statute,
Prosecutor v. Jean-Pierre Bemba Gombo, ICC-01/05-01/08, párr. 26.

(164). Lubanga Confirmation Decision, párr. 200 a 237; cfr. SHIBAHARA, K., y
SCAHABAS, W.A., ob. cit., p. 1180.

(165). Decisión de la CPI (Sala de Cuestiones Preliminares), de 24 de mayo de 2007,


Decision on the Prosecution and Defence applications for leave to appeal the Decision
on the confirmation of charges, Prosecutor v. Thomas Lubanga Dyilo, ICC-01/04-
01/06, párr. 19 y 28.

(166). Cfr. STAKER, C., “Art. 82. Appeals against other decisions”, Commentary on the
Rome Statute of the International Criminal Court. Observers' notes, article by article,
TRIFFTERER, O., (Ed.), Nomos, Baden-Baden, 2008, p. 1478 y 1479.

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