Sie sind auf Seite 1von 398

1

2
Moderadora :

Nelly Vanessa

Traductora Correctoras
3

Nelly Vanessa Kath


Karens
Pochita
Maye
Clau
Dabria Rose

Revisión final: Maye

Diseño: Dabria Rose


Mi nombre es Carter Reynolds. Nací bastardo y moriré como un bastardo. Lo
aprendí a una edad temprana, y nada ni nadie puede cambiar eso. Estoy en el
camino de la destrucción en un solo sentido, y Dios ayude a cualquiera que se
interponga en mi camino. Odio mi vida. En realidad, odio casi todo.
Eso es hasta que me encuentro con la chica de al lado. Indi-maldita-ana. Mi
disgusto por ella es instantáneo. Desde el momento en que la miro, enciende algo
dentro de mí. Me hace sentir cosas que pensé que era incapaz de sentir. No me
gusta, ni un poco. Cuando me mira con sus grandes, hermosos e inquietantes ojos
verdes, es como si pudiera ver en lo más profundo de mi alma. Me enloquece. Es
como el sol y el arco iris en mi mundo de tristeza y fatalidad. Odio al sol y a los
arcoíris.
4

Soy Indiana Montgomery, mis amigos me llaman Indi. A pesar de perder a


mi madre a la edad de seis años, tengo una vida maravillosa y grandes amigos. Mi
padre compensa con creces el hecho de que solo tengo un padre. Soy su niña
pequeña, el centro de su mundo. Lo adoro.
Cuando Carter Reynolds se muda a la casa de al lado, mi vida empeora. Es
magnífico, pecaminosamente atractivo, pero ahí es donde terminan mis cumplidos.
Parece empeñado en hacer que mi vida sea miserable. Actúa duro, pero cuando lo
miro a los ojos, no lo veo. Veo dolor y pena. Para mí, parece perdido.
Debería odiarlo por la forma en que me trata, pero sorprendentemente no lo
hago. En todo caso, lo siento por él. Quiero ayudarlo a encontrar la paz. Ayudarlo
a encontrar la luz que sé que está enterrada en algún lugar dentro de su oscuridad,
pero no tiene derecho a eso.
Me ha advertido una y otra vez que me mantenga alejada, pero no puedo. Me
atrae por alguna razón. Siempre se refiere a sí mismo como un bastardo. Eso puede
ser cierto, pero para mí, es más como un bastardo bellamente incomprendido. Le
guste o no, me niego a renunciar a él.
Ella creyó que podía, entonces lo hizo.
5
En el pasado…
Carter
Al llegar, mi madre envuelve sus largos y delicados dedos alrededor de mi
pequeña mano.
―Salta, bebé. ―Sonríe mientras me lanzo desde el último escalón del autobús, 6
aterrizando en la acera. Ambos nos reímos. Adoro a mi mamá. Es divertida.
―Brrrrrr, hace frío hoy ―dice ella.
Alzando la mirada, la encuentro temblando. Le sonrío mientras abrocha el
abrigo para mantenerme caliente. Excavando en su bolso, saca mi gorra favorita de
Spiderman y mi bufanda, sosteniéndolos para que los vea.
―Ponte esto, cariño ―dice sonriendo mientras se agacha frente a mí,
colocando el gorro en mi cabeza y envolviendo la bufanda alrededor de mi cuello―.
Deja que te ponga los guantes ―agrega, alcanzando su bolsa de nuevo―. No puedo
tener a mi pequeño hombre enfermándose. ―Me levanto y miro mientras empuja
mis pequeños dedos en mis guantes azules, uno por uno―. Allí, muy bien.
―Cómodo como un bicho en una alfombra ―agrego. Eso es algo que me dice
todas las noches cuando me mete en la cama.
―Así es, cariño ―dice, inclinándose hacia adelante, dándome un suave beso
en la nariz. Poniéndose de pie, se estira por mi mano―. Vamos.
Mientras caminamos por la calle, mis ojos asimilan todo. No creo que haya
estado aquí antes. Hay tiendas a un lado de la calle, y casas grandes en el otro.
―¿Dónde estamos, mamá? ―pregunto mientras miro alrededor. El fuerte
rugido de una moto que pasa me hace saltar.
―Esta es mi ciudad natal. Crecí aquí. ―La miro—. Vaya. ¿Mamá vivió en otro
lugar antes de nuestra casa?
Me mira, pero se ve triste.
―¿Viviste aquí cuando eras pequeña, como yo? ―pregunto.
―Eh, ajá. Aquí es donde viven tus abuelos.
―¿Tengo una abuela y un abuelo? ―Tampoco lo sabía. Siento mis ojos
ampliarse y sonrío. Escucho a los niños charlar en la escuela sobre sus abuelos todo
el tiempo. Siempre me pregunté por qué no tenía ninguno propio. Nunca le he
preguntado a mi mamá por qué. Una vez le pregunté cómo es que no tenía papá
como los otros niños, y la hice llorar. No me gusta ver a mi mamá llorar.
―Te llevaré a conocerlos ahora. Nunca te han visto antes. ―Estoy tan
emocionado, como hace algunas semanas cuando cumplí cinco años, y mi mamá me
compró un gran pastel de chocolate. A mi amigo Josh, lo dejaron venir.
Incluso me compró un regalo. Nadie excepto mi mamá me ha comprado
alguna vez un presente antes. Conocí a los abuelos de Josh una vez, cuando estaba
jugando en su casa.
7
Fueron muy amables. Espero que mis abuelos sean como los suyos.
Comienzo a saltar porque estoy tan contento. Mamá se detiene frente a una
gran casa blanca. Es realmente muy grande, como las casas que ves en las películas.
Es mucho más grande que donde mamá y yo vivimos. La mano de mi madre
comienza a temblar mientras sostiene la mía. La miro. Se ve molesta, como la vez
que dibujé en la pared de la casa.
Sus ojos están haciendo cosas graciosas.
―Tus manos están temblando, mamá.
―Estoy bien, pequeño, solo tengo frío. ―Me mira y sonríe. Sus ojos se ven
felices cuando me mira.
―¿Quieres tomar prestados mis guantes?
―No, bebé ―dice mientras su sonrisa se ensancha. Se agacha, colocando sus
manos a cada lado de mi rostro―. No importa lo que suceda cuando entremos aquí,
solo recuerda cuánto te quiero y lo especial que eres.
―Está bien ―digo. Quiero a mi mamá. Sé que voy a querer a mis abuelos
también.
―Buen chico. ―Se inclina hacia adelante y besa mi mejilla antes de levantarse
y alcanzar mi mano de nuevo―. Hagamos esto.
Mientras caminamos por el largo camino de entrada, la mano de mi madre
sigue temblando. Desearía que se pusiera mis guantes. Odio cuando tiene frío.
―Uno, dos, tres, cuatro… cinco. ―Cuento los escalones en mi cabeza mientras
los subimos antes de detenernos frente a la gran puerta amarilla. Escucho a mi
madre soltar un gran suspiro. Soltando mi mano, la hace puño mientras levanta su
brazo, pero se detiene en el aire. Mirándome, sus labios se levantan antes de golpear
la puerta finalmente. No puedo esperar a ver a mis abuelos. Espero que tengan
chocolate. Me encanta el chocolate.
Alcanzando mi mano, le da un apretón. Cuando la puerta se abre, levanto la
mirada al hombre que está parado allí. No se ve muy feliz cuando ve a mamá.
―Elizabeth ―dice severamente.
―Hola, papá ―responde nerviosa.
Él se relaja cuando mamá dice eso. Las esquinas de su boca suben ligeramente.
Siento mi propia gran sonrisa. Vaya, este debe ser mi abuelo. Se ve tan fuerte.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunta.
Mi madre no dice nada por lo que se sienten como cien años.
8
―Quise verte. Yo... ummm, quería que conocieras a tu nieto, Carter. ―Le da a
mi mano otro apretón mientras me mira.
―Hola, abuelo ―le digo. Estoy viendo a mi propio abuelo. Quiero abrazarlo.
Se ve enojado otra vez mientras me mira. Luego su cabeza se mueve para mirar a mi
mamá.
―¿Por qué trajiste a este pequeño bastardo aquí? ―pregunta real, realmente
molesto―. Sácalo de aquí. Nunca lo traigas aquí de nuevo. ―Dando un paso atrás,
cierra la puerta en nuestras caras.
Mi madre hace un sonido extraño y siento ganas de llorar. Estoy triste porque
mi mamá está triste. Solo hace ese ruido cuando está enojada. No me gusta mi
abuelo. Es malo.
―Vamos, nene ―dice. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, veo que
sus lágrimas ya están cayendo. No me gusta ver a mi mamá llorar.
Casi estoy corriendo detrás de ella mientras tira de mi mano. Se apresura por
la entrada y de regreso a la calle.
―¿Qué es un bastardo? ―pregunto. Nunca escuché esa palabra antes. Por la
forma en que mi abuelo la dijo, no suena como una buena palabra.
Mi pregunta detiene su caminar. Limpiándose los ojos con la parte posterior
de su mano, se pone en cuclillas frente a mí.
―No eres un bastardo ―dice con tristeza―. No prestes atención a lo que dijo.
Eres un niño hermoso. ―Me da un beso en la frente―. Lamento haberte traído aquí.
―Está bien, mamá ―digo tratando muy duro de ser valiente. Cuando mi labio
inferior comienza a temblar y mis primeras lágrimas caen, sé que fallé. No soy
valiente.
―Oh, bebé. ―Abre los brazos, abrazándome fuertemente contra ella mientras
lloro en su pecho―. No eres un bastardo ―susurra.
Quiero creerle, lo hago, pero ¿por qué lo diría el abuelo si no es verdad? Odio
ser un bastardo. Aunque no sé lo que significa, sé que este momento y esa horrible
palabra estará conmigo por mucho tiempo.
Tal vez incluso por el resto de mi vida.
••••
Bastardo
1. Ofensivo. Una persona nacida de padres no casada uno con el otro. 9

2. Argot. a. Una persona considerada como mala o despreciable.


b. Una persona considerada desafortunada especialmente.
3. Algo que es irregular, de origen inferior o dudoso.

Es curioso cómo un momento fugaz en el tiempo puede cambiarte. Una estúpida, loca,
palabra jodida puede definirte. No lo supe en ese momento, pero después de ese día las cosas
cambiaron, yo cambié. Solo tenía cinco años el día que supe que era un bastardo, y tristemente
mientras los años pasaron, eso es exactamente en lo que me convertí.
Parte I 10
En el presente…
Carter
Poniendo la última de las cajas en el maletero del auto, me giro y le doy una
mirada final al único lugar al que llamé casa. El lugar donde he vivido los últimos
diecisiete años de mi vida. Claro, es solo un viejo bloque de apartamentos de mierda, 11
pero es mi casa. Es todo lo que he conocido. Estoy malditamente enojado de que me
estén obligando a dejarlo. He estado temiendo este día. Odio tener que vivir con ese
pendejito al que mi madre ahora llama marido.
Gracias a Dios solo será por seis meses. Entonces cumpliré dieciocho años;
finalmente me convertiré en un adulto legal. Pueden estar seguros como el infierno
que lo primero que haré, será volar de ese lugar olvidado de Dios. Mi madre tiene a
ese cabrón para cuidarla ahora. Ya no me necesita.
Comenzó a salir con John Shepard hace seis meses. Fue un romance torbellino,
podrían decir. Supongo que ha estado sola desde que nací, por lo que realmente no
puedo culparla por querer un compañero. Siempre hemos sido solo nosotros dos. Al
principio, como que me gustó la idea de tener una figura paterna alrededor, pero
mis esperanzas pronto se desvanecieron cuando llegué a conocer a Pendejito. Ese es
mi sobrenombre para él. Le queda perfecto.
Vi la diferencia en ella cuando volvió a casa después de haber salido con él. Se
veía más feliz. Emocionada. Como si estuviera flotando o alguna mierda. Me gustó
verla así. Se merecía la felicidad.
Se habían estado viendo por algunos meses antes de que lo trajera a la casa
para conocerme. Mantuve mi mejor comportamiento la primera vez que nos
encontramos. Lo hice por ella. Él fue muy agradable hasta que ella salió de la
habitación por unos minutos para traernos bebidas. La forma en que me vio de
arriba abajo con desdén instantáneamente hizo que mis sospechas fueran en
aumento. A medida que pasaba el tiempo, esas miradas se volvieron comentarios de
odio. Al principio no había hecho nada para provocarlos. Supongo que solo le caí
mal sin razón. Tal vez porque era un bastardo. ¿Quién sabe? Estaba acostumbrado
al rechazo. Me había enfrentado a él mi vida entera.
El amor de mi madre siempre ha sido incondicional. Incluso cuando actuaba
mal, todavía me quería, todavía le importaba. Siempre estaré agradecido por eso.
Ella ha pasado por mucho conmigo a lo largo de los años, pero sus sentimientos por
mí nunca han vacilado. Ni una sola vez. Yo era nada para Pendejito, supongo. Solo
una espina en el costado. Alguien interponiéndose en su camino para estar con mi
madre.
Estuve destrozado cuando le propuso matrimonio y ella aceptó, pero no le dije
cómo me sentí. No iba a estallar su burbuja. Se merecía la felicidad después de todos
los sacrificios que había hecho por mí a través de los años. No iba a pararme en su
camino.
El día en que finalmente le puso el anillo en el dedo, fue el mismo día que dio
12
a conocer sus verdaderos sentimientos por mí. Tuvieron una ceremonia civil de
mierda en la oficina de Registro. Era el primer matrimonio de mi madre. Se merecía
mucho más que eso. Ni siquiera quería asistir, pero ella me quería allí, así que por
su bien tuve que sonreír y soportarlo.
Después, los tres nos dirigimos a un buen restaurante para un almuerzo de
celebración. Bueno, ellos estuvieron celebrando. Estoy seguro de que yo no lo hice.
Mi mamá le pidió a Pendejito que se detuviera en la pastelería local para poder
comprar un buen pastel para llevar. En el momento en que estuvo fuera del auto,
me dio una mirada de odio a través del espejo retrovisor.
―Amo a tu madre ―me dijo―, pero no pienses ni por un minuto que algo de
ese afecto se extiende a ti, porque no lo hace. En mi opinión, eres la parte no
bienvenida del paquete. ―Odio admitirlo, pero sus hirientes palabras me dolieron.
Solo sirvieron para hacerme sentir aún peor.
¿Por qué era una persona tan difícil de querer?
Antes de que tuviera la oportunidad de cerrar el maletero, mi padrastro se
asomó desde la ventana del lado del conductor.
―Date prisa, hijo. No tengo todo el día ―burlándose sarcásticamente. Juro que
hace mierda como esa para provocarme. Mi cabeza se mueve en su dirección.
―No soy tu hijo. Será mejor que recuerdes eso, viejo ―respondo,
entrecerrando los ojos―. Si movieras el culo y me ayudaras en lugar de sentarte allí
gritando órdenes toda la tarde, hubiéramos terminado hace horas.
Echando la cabeza hacia atrás, se ríe de mi comentario. Actúa tan dulce en
frente de mi madre. Ella se enamora de su patética mierda todo el tiempo. La verdad
es que es un falso asno de mierda. Tan pronto como mi madre se da la vuelta, me
trata como una basura. Ella podría amarlo, pero yo no. Malditamente lo odio. Estos
serán los seis meses más largos de mi vida.
Cerrando de golpe el maletero, voy hacia el lado del pasajero del auto.
―Limpia tus malditos pies antes de entrar en el auto ―grita. Juro que, si
hubiera alguna mierda de perro cerca en este momento, la pisaría solo para
fastidiarlo.
Suspirando, hago lo que me pide antes de sentarme en el lado del pasajero.
―Pendejo ―murmuro en voz baja.
―Vigila esa boca inteligente, chico. No voy a tolerar que hables así en mi casa,
y especialmente frente a tu madre. ―Nunca le hablaría así a mi mamá. Con él, sin
embargo, es una historia totalmente diferente.
13
Ignorándolo, vuelvo la cabeza mirando por la ventana, echando un último
vistazo a mi casa cuando se retira del camino.
Cristo, ni siquiera he tenido veinticuatro horas con él y ya quiero golpearlo. No
dice ni una palabra en el trayecto a su casa. Estoy agradecido por eso. Mi estómago
está en nudos. Vivir con este pendejo será puro maldito infierno. No tengo idea de
lo que mi madre ve en él, pero sorprendentemente la hace feliz. Esa es la única razón
por la que sigo esta mierda. Lo estoy haciendo por ella, por ninguna otra razón.
Después de todo, se ha sacrificado por mí y merece ser feliz.
Toma una hora en auto de mi viejo barrio a las puertas del infierno. Mierda,
necesito un cigarro. Tan pronto como llegamos a la calle, a la que ahora llamaré casa,
mi ritmo cardíaco aumenta. La calle está alineada con casas perfectas, con jardines
perfectos y arbustos cuidados.
Ya odio estar aquí.
―Este es tu nuevo hogar, mi hogar. Recuerda eso ―dice Pendejito cuando
camina por el camino de entrada.
―Malditamente lo haré ―respondo mientras salgo del auto antes de que tenga
la oportunidad de decir otra palabra. Me dirijo a la parte posterior del vehículo para
sacar las cajas. Por supuesto, ese jodido perezoso va directamente dentro. Creo que
estaré haciendo todo el trabajo de nuevo.
Imagínense eso.
Cuando voy a abrir el maletero, me detengo al escuchar la risa. Pura, dulce,
risa enfermiza. Mi cabeza voltea en dirección de donde vino, y es entonces cuando
la veo. Bueno, en realidad, lo primero que veo es su pequeño trasero apretado. Está
inclinada dándole palmaditas a un perro, usando un sexy pantalón corto. Apartando
mis ojos de ella, los aterrizo en el perro. Es un pastor alemán de pelo largo.
El perro perfecto.
Al crecer siempre quise un perro así, pero viviendo en un edificio de
apartamentos que no permitía animales grandes, fue imposible.
Cuando la chica se endereza, mis ojos se mueven hacia su cabello largo y
oscuro que ahora cae en cascada por su delgada espalda. El sol brilla sobre él,
iluminándolo. Me encuentro deseando que se dé la vuelta para poder ver su rostro.
No lo hace, así que mi mirada vuelve a bajar a su culo. Demonios, qué culo.
Imágenes de mí envolviendo su cabello alrededor de mi muñeca mientras la
doblo, golpeándola por detrás entran en mi mente. Hacen que mi pene se revuelva.
Jesús, ¿por qué dejo que mis pensamientos vayan allí? Su cuerpo podría ser grandioso, 14
pero eso no significa que su rostro lo sea también. Supongo que, si le diera desde
atrás, eso no sería realmente un problema de todos modos.
Observo mientras levanta su brazo, tirando la pelota por el patio. Tiene un
lanzamiento bastante bueno para una chica. El perro gira, corriendo hacia la pelota.
Cuando va de regreso casi la tira por su emoción. Ella comienza a reír de nuevo, y
siento las esquinas de mis labios levantarse en una sonrisa mientras los miro.
―Buen chico ―dice ella en una dulce voz mientras le rasca detrás de las
orejas―. ¿Quién es un buen chico? ―Cuando el perro se da cuenta de que estoy allí
de pie mirando, deja caer la pelota de su boca y trota en mi dirección.
―Hola, chico ―le digo, tendiéndole la mano para que la olfatee. Parece
amistoso, así que me estiro, pasando los dedos a través de su larga melena. Puedo
sentir mi sonrisa ensancharse. Sonreír es algo que no hago usualmente.
―Lassie. ―Oigo que grita, haciendo que mi sonrisa se convierta
instantáneamente en una mueca. Tiene que estar jodidamente bromeando. ¿Lassie?
Tuvo la audacia de nombrar a este perro genial Lassie. ¿En qué demonios estaba
pensando? Se parece más a un Rambo o un Butch, definitivamente no a un puto
Lassie.
―Pobrecito ―le susurro, mientras le rasco detrás de las orejas―.
Probablemente estará cortando tus bolas después y poniendo una maldita diadema
en tu pelo.
Mi cabeza se voltea y mi frente se surca mientras ella viene hacia nosotros. Al
diablo si su rostro no es tan hermoso como ese delicioso cuerpo suyo. Juro que mi
mandíbula se relaja cuando se acerca. Es una maldita niña. Sus largos cabellos
oscuros, su rostro angelical. Sus grandes ojos están rodeados de pestañas gruesas y
oscuras. Su piel cremosa es perfecta, me pica solo por tocarla. Mis ojos se dirigen
hacia sus senos. Son algo pequeños, pero más de un bocado sería un desperdicio,
supongo. Tiene una pequeña y linda nariz de botón que hace que quiera chuparla
en mi boca.
De acuerdo, tal vez el último comentario fue un poco exagerado. Eso es solo
mi yo bastardo levantando su fea cabeza. Es un mecanismo de defensa que
desarrollé y dominé a través de los años. Una barrera que puse en su lugar. Odio
que ya esté haciéndome sentir cosas que no quiero. Aprendí a lo largo de los años
que, si no puedes sentir, no te pueden lastimar. Si voy a estar viéndola a diario,
necesito cortar esta mierda desde la raíz ahora mismo antes de que se salga de
control.
15
―Hola, debes ser Carter. Tu mamá me dijo que te mudarías hoy. ―Su belleza
me dejó sin palabras.
¿Qué demonios?
Recuperándome, me enderezo a toda mi altura, elevándome sobre su pequeña
figura. Sus regordetes labios sexys como la mierda se curvan en una sonrisa mientras
sus hermosos ojos verdes se encuentran con los míos.
―Soy Indiana. Tu nueva vecina ―dice dulcemente extendiendo su mano hacia
mí.
Que comience el juego.
Es hora de alejarla antes de que se acerque demasiado. Se llama auto
preservación. Aprendí hace mucho tiempo, que disminuye la picadura si rechazo a
alguien antes de que tengan la oportunidad de hacérmelo.
Mi mirada se mueve hacia su mano extendida luego vuelvo a su rostro.
―¿Llamaste a tu perro Lassie? ―gruño―. ¿En qué demonios estabas
pensando? Ese es un nombre de marica para un perro como este. Te das cuenta de
que es macho, ¿verdad?
Su dulce boca se abre sorprendida y sus bonitos ojos verdes se amplían antes
de entrecerrarse.
―El perro que salía en las películas de Lassie era macho también, sabes
―responde, doblando los brazos sobre su pecho. Si está tratando de parecer dura,
está fallando miserablemente. Cruzando los brazos solo logra empujar más sus
pequeños y alegres senos. Siento mi pene crecer con la vista, y eso me molesta como
el infierno. Odio cómo está teniendo ese efecto en mí.
Al abrir el maletero, me estiro para sacar una caja y colocarla frente a mí. Lo
último que quiero que vea es la maldita erección que me acaba de dar.
―¿Cuál es tu problema de todos modos? ―pregunta, sus ojos se encuentran
con los míos otra vez―. No estás dejando exactamente una gran primera impresión.
Casi quiero sonreír por su maldita actitud, pero no hay manera en el infierno
que le dé esa satisfacción.
―Me importa una mierda lo que pienses de mí, niña. ¿Por qué no corres y
juegas con tus muñecas como una buena chica?
Realmente estoy luchando por no sonreír ahora mientras sus ojos se abren con
incredulidad por la forma en que estoy hablando con ella. Cuando sus labios se
abren formando una pequeña O perfecta, todo lo que puedo pensar es en que tiene
la boca más follable que he visto jamás. Ese pensamiento solo hace que mi pene se 16

ponga aún más duro.


Dulce Jesús, ¿qué está haciéndome?
Me sorprende que casi me sienta mal por como la estoy tratando, pero irritarla
es demasiado divertido. No voy a parar ahora.
―Bueno, eso es simplemente grosero. Alguna cosa de mierda debe haberte
sucedido en la vida para darte una actitud tan mala.
Golpea el clavo justo en la cabeza. Seguro que sí, quiero decirle, pero no lo hago.
Mi frente se surca. ¿Por qué lo que dice me irrita aún más?
Odio que en menos de un minuto haya visto a través de mi fachada. ¿Qué es?
¿Una especie de clarividente loca o alguna cosa? Mis ojos se fijan en los de ella de nuevo,
y la mirada comprensiva que veo en su rostro me hace enojar incluso más.
―Nop. Solo soy un bastardo, y deja de mirarme malditamente así. Me estás
asustando como el infierno.
―¿Cómo te estoy viendo? ―resopla, colocando las manos en sus caderas.
―Como si sintieras pena por mí. No quiero ni necesito tu simpatía. Entre más
pronto aprendas eso, mejor estaremos todos, princesa. Hazte un favor, niña, quédate
como lejos de mí. ―Jadea por mis palabras y una satisfecha sonrisa cruza mi rostro.
Misión cumplida.
―Hasta más tarde, Larry ―le digo al perro, dándole una última rascada detrás
de las orejas antes de irme.
―Su nombre es Lassie, idiota ―responde a mi retirada.
―No para mí. ―Me río mientras camino hacia la casa―. No me harás llamarlo
con ese nombre de chica. ―Tal vez vivir aquí no sea tan malo como pensé.
―Vamos, chico. ―La oigo decir, exhalando de exasperación.
Mientras camino por las escaleras del porche hacia mi nuevo infierno, escucho
que la puerta de su casa se cierra de golpe.
Sorprendentemente, eso hace que la sonrisa al instante caiga de mi rostro. En
realidad, me siento mal por la forma en que la acabo de tratar. No suelo sentir
remordimiento por mi comportamiento.
¿Por qué soy tan bastardo? Es correcto, porque nací como uno.

17
Indiana
Golpeando la puerta de entrada, arremeto por el pasillo hacia la parte posterior
de la casa.
―Sal, muchacho ―le digo a Lassie una vez que abro la puerta de vidrio. Me
siento tan decepcionada. No puedo creer que realmente deseara conocer a ese
tarado. Nadie ha sido tan grosero conmigo. Nunca.
No es nada como esperaba. Bueno, realmente no sé lo que esperaba.
18
Ciertamente no lo que obtuve. Es un idiota, claro y simple. Un estúpido grosero y
egoísta. Y por mucho que odie admitirlo, pecaminosamente atractivo. ¿Por qué tiene
que ser tan guapo?
Es tan alto y tan construido. Cada hediondo centímetro de él. Su cabello oscuro
e inquietantes ojos color chocolate solo le agregan atractivo. Su lindo hoyuelo en la
mejilla izquierda. Sus dientes blancos perfectamente rectos se suman a su sonrisa
iluminadora. Bueno, lo hacen cuando sonríe. Odio admitir que es precioso incluso
cuando frunce el ceño. Para colmo, tiene el rostro perfectamente cincelado, al que en
serio me gustaría darle una bofetada en este momento, por cierto.
Esa parte definitivamente me tomó por sorpresa. Claro que conocí a muchos
chicos atractivos antes. Nada que pueda compararse con él, sin embargo. Se eleva
sobre mi pequeño metro sesenta. Su cabello oscuro y ojos se adaptan a su persona
igualmente oscura. Es una pena que no tenga la personalidad que acompaña su
apariencia. Si lo hiciera, sería perfecto.
Inesperadamente, sentí una instantánea atracción hacia él. Eso fue hasta que
abrió su maldita boca. Dios, estoy tan enojada ahora mismo. ¿Cómo pude dejarlo
meterse bajo mi piel así? Estúpido. Casi lo siento por él. Dije casi. Loco, lo sé. Juro que
vi algo en él. No puedo explicar qué. Era casi como que el ser un bastardo fuera un
acto, un frente. Podría estar equivocada. Seguramente nadie podría ser
naturalmente grosero y cruel. Su madre parece tan dulce.
Me alegra que mi padre no esté en casa por el momento. Odiaría tener que
explicarle mi repentino mal humor. Estaría furioso si supiera cómo acaba de
hablarme Carter. Me dirijo hacia mi habitación. Necesito mi iPod. La música puede
ser lo único que puede calmarme. Al menos, puede ayudarme a ocupar mi mente,
así no tengo que pensar en mi nuevo vecino del infierno. Pensé que el Sr. Shepard
tenía ese título, pero su nuevo hijastro acaba de llevarse el premio.
Después de colocarme mis auriculares, subo el volumen al máximo. También
agarro el iPad de mi escritorio y me muevo a mi lugar favorito en mi habitación, el
asiento en la ventana que mi papá construyó para mí. Este es mi lugar feliz. Me
siento aquí por horas todos los días. Aunque la ventana de mi habitación está al
costado de la casa, está hacia la parte de atrás, así que puedo echarle un vistazo al
lago en el lado posterior de nuestra propiedad.
Iniciando sesión en mi cuenta de Facebook, le envío un mensaje privado a mi
mejor amiga, Meg. Si alguien puede animarme, es ella.
Yo: ¿Estás por ahí?
Meg: Por supuesto. Sabes que vivo aquí. LOL. ¿Qué pasa, chica bonita?
Yo: Acabo de conocer a mi nuevo vecino. 19

Meg: ¿Qué? ¿El no-dejes-que-tu-perro-haga-popó-en-mi-césped se mudó?


Yo: Ja ja No. Su nueva esposa y el hijastro se mudaron.
Meg: ¡QUÉ! ¿Alguien se casó con ese maldito? ¡OMMD1!
Yo: Lo sé. ¡Loco! Ella en realidad es muy agradable. No tengo idea de qué ve en
él. Su hijo por el otro lado...
Meg: ¿Qué edad tiene su hijo?
Yo: Un año más que nosotras.
Meg: ¿Es atractivo?
Yo: Meh. Está bien.
Mentira total. Está más que bien. Si le digo la verdad, estará aquí en un destello.
No estoy segura de por qué la idea de ella gustándole no me sentaba bien, pero lo
hace. Tal vez porque hoy acababa de convertirse en mi enemigo. Tal vez era algo
más. Mi mejor amiga está loca. Tiene un nuevo novio prácticamente cada semana.
Juro que no puedo estar al día con ellos.
Meg: ¿Entonces cuál es el problema con él?
Yo: ¡Uf! ¡Es un idiota! Un estúpido grosero.
Meg: Oh. ¿Te molestó? ¿Necesitas que vaya y le enseñe algunos modales?

1 Siglas de Oh Mi Maldito Dios.


Yo: No. Puedo manejarlo. Gracias por la oferta.
Si le dijera lo que me dijo, se moriría. Por alguna razón, es muy protectora
cuando se trata de mí. Siempre hemos respaldado a la otra.
Meg: ¿Quieres venir a mi casa? Todavía estoy en prisión por escabullirme la
otra noche. Mis padres apestan.
Me hace reír. Meg está castigada porque fue atrapada encontrándose a
escondidas con su novio en medio de la noche. Si mi hija de dieciséis años hiciera la
mitad de cosas que ha hecho, creo que la encerraría de forma permanente.
Yo: Claro, estaré allí pronto. X
Hago una búsqueda rápida a través de mi sección de noticias antes de cerrar
sesión. Mirando hacia afuera por la ventana de mi dormitorio, mis ojos se mueven
hacia la casa de mi vecino. Imaginen mi sorpresa cuando veo a Carter de pie en la
ventana directamente opuesta a la mía. Me está viendo sin rodeos. Estupendo. No me
digan que ese será su dormitorio. Mis ojos se entrecierran. ¿Qué está mirando
fijamente? Una pequeña y presumida sonrisa aparece en sus labios. Dios, me 20

enfurece. Levantándome, alcanzo el cordón de mis persianas. No creo haberlas


cerrado antes. Me encanta la luz del sol que proporciona la ventana. Ahí va mi
santuario, mi lugar feliz. ¿Podría empeorar este día?
Cuando mis ojos retroceden a regañadientes a él, lo encuentro riendo. A la
mierda. Ya puedo decir que obtiene placer al molestarme. Volteándose echa la
cabeza hacia atrás y ríe más fuerte. Pendejo.
Tiro de la cuerda, con fuerza, con frustración. La sombría oscuridad llena mi
habitación cuando las persianas están caídas. Tengo la sensación de que esto es cómo
será mi vida ahora que tengo a ese idiota como mi vecino.
Agarrando mi teléfono del escritorio, salgo de la casa. Termino quedándome
en casa de Meg hasta tarde. Sus padres me tratan como a una de las suyas. Mi padre
trabajará el turno de noche por las próximas dos semanas, así que no hay necesidad
de que esté en casa. Cuanto más lejos esté de ese idiota, Carter, mejor. Su habitación
está tan cerca de la mía que somos prácticamente malditos compañeros de cuarto.
Qué pesadilla.
••••
Mi padre todavía está dormido cuando me levanto el lunes por la mañana.
Eran alrededor de las 3:00 a.m. cuando finalmente llegó a casa. Odio las horas que
trabaja a veces, pero le encanta su trabajo. Ha estado trabajando en la Fuerza
Policiaca desde que tenía dieciocho años. Eso es todo lo que conoce, nunca
renunciará.
Después de comer mi desayuno y de lavar los platos, me pongo a preparar las
cosas para cuando papá se despierte. Echo su cereal en un bol y lo cubro con
envoltura de plástico. Pongo dos rebanadas de pan en el tostador. Todo lo que
tendrá que hacer es abrirlo. Lleno el hervidor con agua y coloco dos cucharadas de
azúcar y una bolsita de té en una taza, dejándola en la mesa.
Cuando está en el turno de día, siempre comemos juntos. Cuando no, suelo
dejar las cosas preparadas para él. No es que lo espere, pero me gusta hacerlo. Estoy
segura que ser un padre soltero en los últimos diez años no ha sido fácil para él.
Tenía alrededor de dos años cuando los dolores de cabeza de mamá comenzaron.
Pasaba días, a veces semanas en cama por ellos. Mi padre trató de conseguir que
fuera al doctor, pero se negó, diciendo que solo eran migrañas. Mi papá decía que
así era de terca. Es un rasgo que heredé, me temo.
Para el momento en que finalmente fue a hacerse pruebas, el tumor en su
cerebro era tan grande que era inoperable. Intentaron quimio. Fue su única opción.
No fue exitosa. La ponía muy enferma. Pasó los últimos seis meses de su vida atada
21
a la cama. Murió cuando tenía seis años. Su muerte rompió el corazón de mi papá.
Fueron novios de adolescentes. No estoy segura si alguna vez lo superará por
completo.
••••
Abro las persianas de mi habitación antes de ir a la escuela. No estaré en casa
todo el día, así que no necesito preocuparme por el estúpido Carter burlándose de
mí. Ni siquiera me molesto en mirar en dirección de su casa. No voy a dejar que
arruine mi día otra vez.
Saliendo, le doy a Lassie una palmadita rápida antes de alimentarlo y reponer
su plato de agua.
―Te veré esta tarde, muchacho ―digo mientras me voy. Está demasiado
ocupado comiendo incluso para notarme desaparecer a través de la puerta lateral.
Solo mi suerte es que mientras voy por el camino, Carter y su madre salen por
la puerta principal.
―Buenos días, Indiana ―me dice ella―. Este es mi hijo, Carter. Del que te
conté.
―Nos conocimos ayer ―respondo, asegurando una sonrisa falsa en mi rostro.
―Oh, no me dijiste eso ―dice ella volviendo su atención a su hijo. Uso ese
tiempo para entrecerrar mis ojos hacia él. Tengo la genial idea de decirle a su madre
cuán grosero es su hijo. Tal vez sea adoptado. ¿De qué otra manera podría alguien tan
encantador tener tal idiota por hijo?
Ahora que está de pie junto a su madre, veo que tienen los mismos ojos. Pero
eso es todo, sin embargo. Debió obtener su apariencia de su padre. Apuesto a que es
bien parecido. Su madre es extremadamente atractiva, pero sus facciones son más
lisas que las de Carter.
―Se me olvidó, supongo ―dice, mirándome y guiñándome un ojo. ¡Uf!
―¿Por qué no le das a Indiana un aventón a la escuela, ya que ambos se
dirigirán por el mismo camino? Te dará la oportunidad de conocerla mejor. ―Lo
poco que sé de él es suficiente.
―No ―decimos ambos al unísono.
―Carter ―lo regaña, haciéndolo fruncir el ceño―. Te hará bien tener una
amiga en tu primer día. ―Casi quiero reírme de su comentario. Amigos es algo que
dudo que alguna vez seamos.
―Gracias de todos modos, Sra. Shepard. Usualmente tomo el autobús a la
escuela.
22
―No seas tonta. Carter te llevará. ¿No es así? ―dice, dándole un codazo.
―Bien. ―Exhala él mientras pone los ojos en blanco con frustración. Incluso
cuando está enojado todavía se ve sexy. Eso solo me molesta más. Subir al auto con
él es lo último que quiero hacer. Sin embargo, si darme un aventón lo molesta,
entonces estoy dentro. Disfrutaré de darle una probada de su propia medicina.
―Bien. Eso será genial ―digo, sonriéndole a su madre. Cuando se da vuelta
para mirar a su hijo, le guiño un ojo. Sonrío cuando sus ojos se entrecierran. Dos
pueden jugar este juego, compañero.
―Tengan un buen día ―dice dulcemente. Cómo pudo haber producido tal
monstruo está más allá de mí.
―Adiós, mamá. ―Me sorprende cuando se inclina y besa suavemente su
mejilla.
Ella le sonríe. Él es tan alto que se eleva sobre su pequeña figura.
―Buen auto ―digo una vez que estoy sentada en el asiento del pasajero. Él
gruñe con mi comentario. Pongo los ojos en blanco. Debería haberlo sabido mejor
para hacerle un cumplido.
No tengo idea de qué tipo de auto es. Es del tipo antiguo, sé eso. Parece que
está en proceso de ser restaurado. Un auto musculoso, creo que los llaman. No
confíen en mí con eso. Mi papá lo sabrá. Le encanta todo lo que tiene que ver con
autos.
Es un viaje de diez minutos a la escuela. Decido mantener mi boca cerrada por
el resto del viaje. Bueno, ese era mi plan hasta que se inclina cuando estamos parados
en una luz roja, y saca un paquete de cigarrillos de la guantera.
Después de encender uno, arroja el paquete en la consola central.
―No deberías fumar, sabes ―digo―. No es bueno para ti. ¿No lees las
etiquetas de advertencia en el paquete? ―Recojo su paquete de cigarrillos y señalo
las palabras “FUMAR MATA” escrito en letra negrita grande.
Él suelta una bocanada de humo en mi rostro antes de arrebatar el paquete de
mi mano.
―Cuida de tus propios malditos asuntos, niña. ¿De verdad crees que me
importa una mierda si muero?
―¿Por qué dirías eso? ―pregunto, horrorizada. Oírle decir eso me molesta. Sé
de primera mano lo devastador que puede ser el cáncer―. ¿Carter? ―Agrego
cuando no me responde.
23
―¿Qué? ―Suspira, mirándome.
―¿Quieres morir? ―Veo lo que parece tristeza cruzar brevemente sus
facciones antes de recuperarse. Volviendo a esa mirada dura que siempre parece
usar.
―No dije que quisiera morir. Acabo de decir que no me importa si lo hago.
―Bueno, eso es triste.
―Escucha, detente con todas las malditas preguntas. Solo te estoy llevando
porque mi mamá me obligó. No somos amigos. Entiéndelo.
―Lo entendido. ―Fuerte y claro, estúpido imbécil. Giro la cabeza para mirar por
la ventana―. Un consejo. Si quieres hacer amigos aquí, te sugiero que pierdas la
mala actitud. Este es un pueblo pequeño. No querrás tener una mala reputación en
tu primer día. ―No se molesta en responder a mi comentario.
Viajamos el resto del camino en silencio. Cuando llegamos a la calle en la que
se encuentra la escuela, se acerca al bordillo.
―Fuera ―gruñe.
―¿Qué? La escuela está más abajo.
―Lo sé ―dice sonriendo―. Si estás tan preocupada por mi reputación,
entiendo por qué no querrías ser vista viajando a la escuela con un chico en su auto.
―No soy una maldita niña ―respondo―. Soy un año más joven que tú.
―Eh. Podrías haberme engañado. Parece que tienes doce años.
―Abruptamente me quito el cinturón de seguridad, y salgo del auto.
―Que te jodan ―le digo mientras cierro la puerta de golpe. Tanto para no
dejarlo arruinar mi día otra vez.

24
Carter
Me siento y la miro caminar por la calle hacia la escuela. ¿Por qué me hace
sentir incómodo ser malo con ella? Casi quiero conducir a su lado y decirle que meta
su dulce culo en el auto. A la mierda eso. No sucederá.
Maldita sea, su culo está bien. Mis ojos están pegados a él. Hoy está usando
unos sexys jeans ajustados como el infierno. ¿Por qué tiene que ser un bebé? ¿Por qué
no puede ser un maldito troll feo o algo? Siento que mi pene se agita en mi pantalón.
Diablos no. Necesito algo de acción hoy, cualquier cosa para poner ese rostro, esos 25

labios, y ese pecaminoso trasero fuera de mi cabeza.


La pierdo de vista cuando me acerco al estacionamiento. Eso es probablemente
algo bueno. Tener tu vida de lado es suficientemente malo. Saber cómo me afecta, y
tener que verla alrededor de la escuela todos los días, no será divertido.
Estacionando el auto, tomo mi mochila y me dirijo a la oficina de la escuela. Mi
mamá dijo que tengo que ir allí para recoger mi horario.
••••
Para cuando llega el almuerzo, me siento muy bien. Me las arreglé para evitar
a Indiana todo el día. Incluso logré establecer mi primer ligue con una bonita rubia.
No me pregunten cuál su nombre. Ya lo olvidé. El nombre no es importante de todos
modos. Solo necesito un poco de diversión, nada más.
Después de tomar algo para comer, voy hacia una mesa.
―Carter ―grita uno de los chicos de mi clase de matemáticas―, ven con
nosotros. ―Se ve como un chico lo suficientemente genial, así que me dirijo a él y a
sus amigos.
―Gracias ―digo cuando tomo asiento al final de la mesa. Él procede a
presentarme a sus compañeros. Hay al menos diez. Nunca recordaré todos sus
nombres.
Brad, el tipo sentado frente a mí me mide. Odio cuando la gente hace mierda
como esa. Siento que estoy siendo juzgado.
―Eres un tipo bastante grande ―dice moviendo la cabeza hacia mí―. ¿Alguna
vez has jugado fútbol? Podríamos usar a un tipo como tú en nuestro equipo. ―Es
uno de esos chicos lindos. Del tipo por el que las chicas parecen caer por todos lados.
Bastardo presumido. No suelo asociarme con los de su tipo.
―Nop. No soy fanático de los deportes. Correr alrededor del campo con un
balón parece una pérdida de tiempo de mierda si me lo preguntan. El único ejercicio
físico que me gusta hacer es el del dormitorio. ―Los otros chicos en la mesa se ríen.
Aun así, el no parece impresionado. Idiota.
―No solo corres por el campo con un balón, estúpido. Requiere habilidad.
―Lo que sea que digas, hombre. ―Me encojo de hombros, como si me
importara una mierda. Obviamente está ofendido por mi comentario. Elijo ignorar
el hecho de que simplemente me llamó estúpido. Ya hice una enemiga hoy, Indiana.
Es suficiente por un día.
La mesa se calla. Estoy seguro de que están esperando ver a dónde va esto.
Estoy adivinando que a ninguna parte a menos que decida llamarme por otro 26
nombre.
Recojo mi comida y empiezo a comer. Cuando alzo la mirada y hago contacto
visual con él, me está viendo. Si piensa que eso me va a intimidar, está seriamente
equivocado. No me asusto fácilmente. Lo miro también.
―Oye, Brad, aquí viene Indi ―escucho decir a uno de los chicos. Mi cabeza va
hacia la entrada. ¿Qué es para él?
Ella camina hacia nuestra mesa. Tiene a una amiga. No está mal. Podría
necesitar agregarla a mi lista de conquistas. Estoy seguro de que molestaría a
Indiana.
―¿Ya tocaste eso? ―pregunta uno de ellos.
Supongo que está preguntando si él e Indiana ya lo hicieron. El por qué esto
me molesta, no tengo idea. Será mejor que ese cabrón no diga que sí.
―Todavía no, pero este fin de semana mis padres desaparecerán. Voy a
invitarla a venir. ―Se ríe. El idiota sentado al lado le choca los cinco. Me gustaría
darle cinco a su jodida cara.
―Apuesto a que no podrás hacer que vaya hasta el final ―agrega otro. Joder.
¿Voy a tener que tomarla contra toda esta maldita mesa?
―¿Cuánto? ―pregunta Brad.
―Cincuenta dólares.
―Estoy dentro ―responde Brad, estirándose sobre la mesa para estrechar su
mano. ¿En serio, están haciendo apuestas sobre ella ahora?―. No será la primera cereza
que rompa y tus cincuenta lo harán todo más dulce. ―Se frota las manos cuando
dice eso. Como el infierno que la tendrá este fin de semana. No tengo idea de cómo voy
a detener esto, pero lo haré.
Cuando las chicas pasan, Brad se levanta y tira de Indiana a su regazo.
―Hola, hermosa ―le susurra al oído. Instantáneamente me tiene tensando la
espalda. ¿Por qué me importa que sus manos estén sobre ella? Pero que me aspen,
lo hago.
―Brad. ―Se ríe, tratando de levantarse y salir de su regazo. Quiero decirle que
la deje ir, pero mantengo la boca cerrada.
―No hagas ningún plan para el sábado por la noche, ¿de acuerdo? ―murmura
en el hueco de su cuello. Ella echa la cabeza hacia atrás y le sonríe. Tiene una bonita
sonrisa. Cuando está cerca de mí, todo lo que parece tener es un ceño fruncido.
Supongo que con la forma en que la trato me lo merezco. 27

―¿Qué pasará el sábado por la noche? ―pregunta.


―Tú y yo. Vamos a hacer algo solo nosotros dos ―responde Brad.
―¿Como una cita? ―pregunta ella. Cuando él mira a los otros chicos sentados
en la mesa y sonríe, toma todo de mí no lanzarme sobre él. Mi sangre alcanza el
punto de ebullición. Intento actuar no afectado cuando el chico a mi lado murmura:
“Una cita con su cama”, juro que quiero noquearlo.
―Sí, una cita. Te llamaré, ¿de acuerdo? ―responde Brad, sonriéndole
dulcemente. Idiota. No hay nada dulce en él. Es una puta serpiente.
―Está bien. ―La suelta y ella se levanta de su regazo. Sus ojos escanean
rápidamente la mesa antes de aterrizar en mí. La sonrisa cae de su rostro y sus ojos
se entrecierran. Eso me hace sonreír por alguna razón. Claro, preferiría una de las
sonrisas que le dio a ese cabrón, pero me gusta que mi presencia le afecte.
―Hola. Debes ser nuevo aquí ―escucho a su amiga preguntar. Apartando mis
ojos de Indiana, encuentro a su amiga sonriéndome. Incluso está alegre de estar
cerca, pero no tiene nada de Indiana.
Puedo sentir los ojos de Indiana quemando un lado de mi cabeza, entonces
decido volver a mi encanto.
―Carter ―digo, plasmando una gran sonrisa en mi rostro. Extiendo mi mano
hacia su amiga y ella la agarra.
―Soy Megan. ―Se ríe, agitando las pestañas hacia mí. Esa mierda me molesta.
Odio cuando las chicas actúan de esta manera. Como el resto, es masilla en mis
manos.
―Vámonos ―dice Indiana, que la agarra por el codo y la arrastra lejos. Me río.
Si el que hable con su amiga la molesta, deberé hacerlo más a menudo.

Indiana
―Creo que estoy enamorada ―dice Meg mientras la alejo de ese idiota.
Él puede poner su encanto con ella. ¿Por qué no recibí ese tipo de saludo cuando lo
conocí? Dios, me pone de los nervios. Odio ver que la forma en que fue con Meg me
hace sentir celosa. 28

―Tienes que mantenerte alejada de él ―demando a medida pasamos a los


otros estudiantes, yendo hacia nuestra mesa.
―¿Qué? ¿Por qué? ¿Escuchaste algo sobre él? ―pregunta.
―Ese es mi nuevo vecino. Del que te hablé.
―Cállate ―dice, mirando por encima de su hombro en su dirección―. No me
digas. Ese bombón es tu nuevo vecino. Maldita chica, tienes toda la suerte.
―No dejes que su buena apariencia te engañe. Eso es todo lo que tiene en él
―le digo.
―Con un rostro como el suyo, es todo lo que necesita. ―Se ríe.
―Meg. ―Exhalo, frustrada―. Por favor.
―Está bien. No hagas nudo tus pantalones. De todos modos, creo que tiene un
capricho por ti. ―Su comentario me hace reír. Esa es la cosa más ridícula que alguna
vez he escuchado.
―Confía en mí. No tiene nada por mí. No puede soportarme ―admito
mientras tomamos nuestros asientos. Tal vez debería haberme sentado al otro lado.
Tengo una vista clara de mi exasperante vecino desde aquí. Sacando mi almuerzo
de mi bolsa, me doy cuenta de repente, de que no tengo apetito. Ese presumido
bastardo está comiendo su comida como si no tuviera preocupación en el mundo.
―Oh, me gustaría diferir. Vi la forma en que te miraba cuando estabas en el
regazo de Brad. Si no me equivoco, esos hermosos ojos marrones se volvieron
verdes.
Ignoro su observación. Debe estar viendo cosas. Sé cómo actúa un chico cuando
está interesado. Carter definitivamente no lo está
―¿Qué crees que debería hacer sobre Brad? ―pregunto, tratando de cambiar
el tema.
―¿En serio me estás preguntando eso? Te ha estado persiguiendo desde
siempre. Salir con él. Es un nene. Alguien más mataría tan solo porque se lo pidiera.
―Bueno, no soy cualquiera. No estoy segura si quiero andar en serio con un
chico todavía. Sabes cuál es su reputación. Va a esperar sexo.
―Entonces dáselo. Tienes casi diecisiete, Indi. No puedes retener tu virginidad
para siempre. ―Tiene razón. Sé eso, pero no quiero renunciar a ella por cualquiera.
Esperaba dársela a alguien especial.
29
Brad y yo hemos salido un poco. Principalmente en grupo. Nunca por nuestra
cuenta. Bueno, excepto el fin de semana pasado cuando me acompañó a mi casa de
una fiesta. Me besó para darme las buenas noches. Técnicamente fue más que un
beso de buenas noches, pero nunca fue más lejos.
No es que no haya estado con chicos antes. Lo hice. Pero, ahora que estamos
haciéndonos mayores, los chicos esperan más que besarnos. Sé que estoy lista.
Simplemente no estoy segura si Brad es el indicado.
―Deja de pensar demasiado en eso ―dice, alcanzando mi mano cuando ve la
mirada preocupada en mi rostro―. Hemos repasado eso mil veces.
―Lo sé. Es solo...
―¿Qué? Al menos tiene experiencia. Debería saber cómo hacerlo, por favor.
Mi primera vez fue horrible.
Me río de su comentario. Tenía quince años cuando perdió su virginidad. Fue
la primera vez para ambos. Por lo que me dijo, fue un desastre.
Intento dejarlo fuera de mi mente ahora. Solo logro picar el almuerzo. Mi
mirada sigue vagando hacia la mesa de los chicos. Maldición con mis ojos traidores.
En lugar de ver a Brad, están concentrados en Carter. No puedo evitar notar a todas
las patéticas chicas que caminan más allá de su mesa susurrando y riendo como un
montón de imbéciles cuando lo ven. Me enfurece sin fin.
••••
Después del quinto periodo, Meg y yo nos topamos con Carter en el pasillo.
―Hola, Carter ―ronronea Meg. Perra.
―Megan ―dice, asintiendo.
Al menos usa su nombre. Eso hace que también esté celosa. No debería dejar
que me importe, pero lo hace.
―Si quieres un viaje a casa, encuéntrame en el estacionamiento ―agrega,
volteando su atención hacia mí. Elijo ignorarlo. Después de la forma en que pasó
esta mañana, está delirando si cree que voy a entrar en el auto con él de nuevo.
―No parece tan malo como lo haces ver ―dice Meg de camino hacia nuestra
próxima clase.
―No dejes que te engañe. Es un monstruo. ―Se ríe de mi observación.
―Fue lo suficientemente bueno como para ofrecerte un viaje a casa. Eso tiene
que contar para algo.
―Sí, y me trajo a la escuela también. El problema es que se detuvo al final de 30

la calle y me dijo que saliera del auto. Estaba preocupado de que, si la gente nos veía
juntos, arruinara su reputación.
―¿Te dijo eso? ―pregunta, la sorpresa claramente evidente en su voz.
―Sí.
―Qué bastardo ―dice, frunciendo los labios.
―Lo sé. ¿Ahora ves lo que quiero decir?
••••
Me alejo del estacionamiento después de la escuela y opto por el autobús en su
lugar. Seguro me tomará un poco más llegar a casa, pero vale la pena no tener que
aguantar la rudeza e insultos de Carter. Estoy sorprendida de que incluso me lo haya
ofrecido. Probablemente fue una estratagema para engañar a Meg y hacerle pensar
que en realidad es un tipo agradable, lo que no es.
Carter
Esperé diez minutos, pero cuando ella no apareció me fui a casa. Como me
imaginé, después de la manera en que la traté esta mañana, no se presentó. Su
pérdida. Aunque admito que estoy decepcionado, no me voy a detener en eso.
Cuando llego a la entrada de la casa, me acerco y guardo mis cigarrillos en la
guantera. Mi mamá odia cuando fumo. No lo hago a menudo. Solo empecé de nuevo
cuando descubrí que se casaría con ese pendejo. El fumar me calma, y el Señor sabe
que lo necesito cuando estoy cerca de él. 31

No creo que me vaya a acostumbrar a vivir aquí, en esta casa, o en este barrio.
Es demasiado jodidamente perfecto. Odio lo perfecto. La gente como yo nunca
pertenecerá a un lugar como este. Estoy defectuoso. Las familias que viven en este
tipo de áreas son generalmente vistosas, pretenciosas y falsas. Demasiado buenas
para ser arruinadas con la verdad. Igual que mi padrastro. Joder, lo odio.
Salgo del auto justo cuando alguien llega a la entrada de al lado. Mi primer
pensamiento es que es probablemente el chico lindo dejando a Indi, pero me
sorprendo cuando sale un hombre mayor.
―Buenas tardes ―dice, acercándose.
―Hola ―le contesto, moviendo la cabeza en su dirección. Me pregunto si es
su padre. Tal vez quiera patearme el trasero si le dijera cómo la he estado tratando.
―Debes ser el chico de Elizabeth. Me dijo que te mudarías el fin de semana.
―Sí. Carter. Carter Reynolds ―digo mientras le ofrezco la mano.
―Encantado de conocerte, hijo. Soy Ross. Ross Montgomery.
―Es un placer conocerlo también, señor. ―Me sorprendo que al llamarme hijo
no me haga enojar. Odio cuando mi padrastro lo dice. Supongo que solo lo hace para
molestarme. Pendejo.
―Bonito conjunto de ruedas. Un Monaro 1975 Holden HJ GTS.
―Lo es. Conoce de autos ―digo en tono sorprendido.
―Soy un entusiasta de los autos desde tiempo atrás. ―Se ríe entre dientes―.
Mi viejo solía tener uno de estos. ¿Lo estás remodelando tú mismo?
―Sí. Le he hecho un poco. Algunas de las partes son difíciles de encontrar, y
un poco caras para un joven de diecisiete años. ―Me río―. Lo terminaré un día.
―Solía pasar horas ayudando a mi papá a trabajar en su auto cuando era
adolescente. Si alguna vez necesitas una mano con cualquier cosa, me encantaría
ayudar. ―Su oferta me hace sonreír. ¿Por qué mi madre no podía haberse casado con
alguien como Ross Montgomery?
―Me gustaría eso ―le digo honestamente, porque lo haría. Con mi historial,
por lo general tengo la guardia arriba alrededor de los extraños, especialmente de
los hombres mayores, pero por alguna razón, con él no. Después de todo, mi padre
nunca me quiso, mi abuelo me rechazó y mi padrastro me odia con pasión. Ross
parece un tipo genuino, sin embargo.
Ya me gusta.
―¿Puedo echar un vistazo bajo el capó? ―pregunta. 32

―Seguro.
Muevo la palanca y lo sigo hacia el frente del auto.
―¿Sabes mucho sobre mecánica de autos? ―pregunta mientras me espera
para abrir el capó. Veo cómo pasa su mano sobre la pintura. Una pequeña sonrisa
juega en sus labios. Me encanta que aprecie este auto tanto como yo.
―Tuve suerte de que el tipo al que le compré el auto todavía tuviera el manual,
pero no, no mucho. Estoy aprendiendo rápido, sin embargo.
―Bueno, cuando tengas algo de tiempo libre, estaría encantado de mostrarte
lo que sé.
―Estoy libre ahora ―digo con demasiada ansiedad.
La idea de trabajar en el auto con él me emociona por alguna razón. No estoy
seguro de por qué. Quizás es porque nadie nunca se tomó tiempo para ayudarme
en el pasado. Excepto mi madre, por supuesto, pero no sabe mierda sobre autos.
―Bueno. Trabajaré en el turno de la noche más tarde, pero puedo guardar una
hora o así. Dame algunos minutos para cambiarme y podremos empezar.
Alejándome del auto, estrecho su mano otra vez.
―Gracias, señor Montgomery. Realmente aprecio su oferta.
―No te preocupes, hijo. Estoy feliz de ayudar. Y por favor, llámame Ross.
Disfrutaré de esto ―dice, pasando su mano sobre el capó cuando la cierro―. No he
trabajado en un auto durante años. Estos días todos están computarizados.
Mientras estamos allí charlando, Indi camina a través del césped delantero.
Debe haber tomado el autobús a casa.
―Calabaza ―dice su padre cuando ella envuelve sus diminutos brazos
alrededor de su cintura. Se inclina hacia abajo y besa la parte superior de su
cabeza―. ¿Cómo estuvo la escuela, niña?
―Estuvo bien. ―Me mira y entrecierra los ojos. Siento la sonrisa crecer en mi
rostro. Puede que no piense mucho de ella, pero me gustan sus agallas. Me encanta
que mis payasadas se metan bajo su piel. También admiro el hecho de que lo da tan
bien como lo tiene. La mayoría de las chicas en su lugar hubiera llorado.
―¿Ya conociste a Carter? ―pregunta su padre.
―Sí, nos conocimos ―responde secamente―. Voy a hacer mis deberes.
¿Sacaste la carne del congelador? 33

―Seguro que sí ―dice.


―Muy bien, empezaré la cena pronto. ―Cuando se aleja, los dos la miramos.
Mis ojos están pegados a su trasero. Estoy bastante seguro de que los de su padre
no.
―Es una chica muy buena ―dice―. Tengo suerte de tenerla. ―No contesto.
¿Cómo podría hacerlo? Mis sentimientos por ella están por todas partes. La odio y
la deseo al mismo tiempo. Estoy totalmente jodido en mi cabeza.
••••
Después de cambiarme, vuelvo al auto donde Ross ya está esperando. Puso
algunas herramientas en el suelo. Aparentemente pertenecían a su padre. Parece
muy dispuesto a ayudarme. Ya puedo decir que voy a disfrutar pasar tiempo con él.
Espero que sienta lo mismo de mí.
Recuerda cosas mientras trabajamos y cuenta algunas historias divertidas. El
tiempo pasa bastante rápido. Realmente disfruto estar con él. No es solo un tipo
agradable, sino que me enseñó mucho ya.
―¿Qué piensa sobre su hija saliendo en citas? ―pregunto de la nada.
―¿Por qué? ―contesta, frunciendo el ceño―. ¿Quieres salir con ella?
―¿Yo? Diabl... Ummm no. ―No puedo creer que casi dejo caer la bomba D
delante de él.
Inclinando la cabeza, pregunta:
―¿Por qué? ¿No querrías salir con ella? ―Como si estuviera ofendido de que
no quiera hacerlo.
Jesús. ¿Por qué lo mencioné?
―Solo escuché algo hoy en la escuela. ―Sé que es bajo decirle a su padre lo
que dijo Brad, pero de ninguna manera la dejaré ir a ese lugar de perdedores el fin
de semana. Especialmente ahora que sé cuáles son sus intenciones. No estoy celoso
o algo. Bueno, eso es lo que me estoy diciendo. Simplemente no se sienta bien
conmigo.
―¿Qué oíste? ―pregunta. Su cabeza se mueve en mi dirección mientras ambos
estamos inclinados sobre el capó del auto. Ya veo su agarre apretarse alrededor de
la llave en su mano. Sus nudillos se vuelven blancos. Tal vez molestarlo mientras
está sosteniendo esa herramienta en su mano no sea mi jugada más inteligente.
―Uno de los chicos con el que almorcé hoy... Brad.
34
―¿Brad Cartwright?
―No sé su apellido ―declaro.
―Alto. Rubio. Capitán de Fútbol. Bastardo engreído.
―Sí, ese es él. ―Me río.
―No soporto a ese chico. Fui a la escuela con su padre. Era exactamente igual
―dice―. ¿Qué dijo de mi chica?
―Mire. No quiero causar ningún problema para Indi. ―Porque no lo hago,
simplemente no quiero que se acerque a Brad.
―Quiero saber lo que dijo. Si alguien está diciendo mierda sobre mi niñita…
―No es así. Es solo…
―¿Qué pasa, Carter? ―Puedo decir que su paciencia se está desgastando.
―Estaba presumiéndoles a sus compañeros que sus padres se irán el fin de
semana. Tiene planes de invitarla a quedarse con él.
―¿Él jodidamente qué? ―grita, de pie a toda su altura y golpeando su cabeza
en el capó elevado en el proceso. Me siento como un idiota por decir algo. El chisme
no es lo mío, pero la idea de ella yendo allí y siendo tomada en ventaja por ese idiota
hace que me hierva la sangre por alguna razón.
Su rostro se vuelve rojo brillante mientras se queda allí frotando su cabeza
lesionada.
―Lo siento. Solo pensé que le gustaría saberlo. ―Me siento como un hipócrita.
Invito a las chicas con el único propósito de tener sexo con ellas todo el tiempo.
Mi esperanza ahora es que sepa ponerle un alto. Por lo menos no mencioné la
apuesta que hizo con su compañero.
―No lo sientas ―dice, apretando mi hombro―. Aprecio que cuides a mi niña.
Está sola la mayor parte del tiempo con estas horas locas de trabajo. Me preocupa.
Saber que te tiene viviendo al lado ahora me hace sentir mejor.
Ahora me hace sentir como un fraude.
No solo pensé en hacer exactamente lo que Brad quiere, traté a su hija como un
pedazo de mierda. ¿Por qué repentinamente estoy consumido por la culpa?
••••
Más tarde esa noche, me siento en mi habitación en completa oscuridad viendo
a Indiana sentada en su ventana. Generalmente no hago este tipo de cosas, así que
me siento como un acosador. Ella está con su iPad de nuevo. Presumo que se está
35
comunicando con alguien porque de vez en cuando lanza la cabeza hacia atrás y se
ríe antes de escribir una respuesta. Me encuentro sonriendo mientras la veo. ¿Qué
diablos me está haciendo?
Algunas veces mira hacia la ventana de mi dormitorio. Lógicamente sé que no
puede verme. Es negra. Me da curiosidad. Cuando mi teléfono suena, alertando que
tengo un mensaje de texto, mi corazón comienza a correr pensando que es ella. Por
supuesto no podía serlo. No tiene mi número.
Es mi cita, Jen. Solo la conozco de nombre porque lo incluye en su mensaje.
Está en camino. Le dije que detuviera al lado de la casa. Voy a colarla por la ventana
de mi dormitorio. Afortunadamente mi dormitorio está en la planta baja.
Por qué Pendejito eligió vivir en una casa tan grande está más allá de mí. Es
demasiado grande para una persona. Bueno, técnicamente hay tres de nosotros
ahora, pero antes de que nos mudáramos era solo él. Solo tienes que mirar su ropa
de fantasía y el auto europeo ridículamente caro que maneja para saber que es un
idiota pretencioso.
No es como si pudiera traerla a través de la puerta delantera. Pendejito ya me
informó que, mientras viva aquí, está prohibido tener chicas en mi habitación. Que
se joda. Sus exigencias solo me hacen querer desafiarlo.
Diez minutos después oigo un golpecito en mi ventana.
―Carter. ¿Estás ahí dentro?
Encendiendo la luz de mi dormitorio, voy hacia la ventana.
―Carter ―dice otra vez. Afortunadamente, mi madre y Pendejito están
durmiendo en una habitación de arriba en la parte delantera de la casa.
―Baja la voz ―le digo cuando abro la ventana.
―Lo siento ―dice, sonriéndome. Había olvidado lo bonita que es. ¿Por qué la
imagen de cierta belleza y molesta chica estalla en mi cabeza mientras la ayudo a
través de la ventana?
Mi cabeza se levanta mirando por encima hacia el dormitorio de Indiana. Estoy
sorprendido al verla mirándome, con el ceño fruncido en su rostro. Siendo el
bastardo que soy, la desestimo antes de cerrar las persianas. No necesito que me
afecte con su mirada, que me saca de mi juego.
Voy a tener sexo con la rubia con todo lo que tengo, con la esperanza de sacar
a Indiana de mi mente de una vez por todas.

36
Indiana
No sé por qué ver a esa fácil de Jennifer entrando furtivamente en la habitación
de Carter me molesta, pero lo hace. Mucho. Ya estoy enojada con él por delatarme
con mi padre. Ver eso me acaba por enviar sobre el borde. Las lágrimas arden en mis
ojos, pero logro mantenerlas dentro. A la mierda. Me niego a darle la satisfacción de
hacerme llorar.
Sintiéndome desinflada, me despido de Meg y me desconecto de Facebook
antes de subir a la cama. El hecho de que esté realmente enojada solo me enfada. 37

¿Por qué se metió tanto bajo mi piel? Así como me siento ahora, sé que el sueño no será
fácil de conseguir.
Cuando mi papá finalmente vino a cenar más temprano esta noche, me
prohibió tener algo que ver con Brad Cartwright. Me sorprendió. No solo no le dije
nada sobre Brad, sino que nunca me prohíbe hacer nada. Sé que Carter debe haberle
dicho algo mientras estaban trabajando en ese estúpido auto suyo. Tuvo que hacerlo.
¿Por qué más papá podría haberme dicho lo que me dijo? ¿Por qué Carter es tan
brillante haciéndome la vida tan miserable? Era feliz hasta que se mudó a la puerta
de al lado. Idiota.
Acostada en la cama, intento no pensar en lo que están haciendo allí. Sé que no
es tarea en casa, eso es seguro. No en lo que concierne a Jennifer Darcy. Es una sucia.
Debe ser una de las zorras más grandes de nuestra escuela. Es realmente bonita, de
ese tipo excesivamente maquillado. Estoy segura de que podría conseguir a los
muchachos sin abrir las piernas, pero parece deleitarse con el hecho de que es
conocida como la puta de la escuela. Meg la llama el colchón humano.
Y está en lo correcto.
••••
Me siento mal cuando me despierto a la mañana siguiente. Di y di vueltas por
horas antes de finalmente conciliar el sueño. No puedo creer lo mucho que me
carcomió saber que esa desvergonzada estaba en su habitación. Si me hubieran
preguntado la semana pasada si era del tipo celoso, hubiera dicho que no. Supongo
que me equivoqué.
No lo soporto, así que no debería importarme. La oí salir unas horas más tarde.
Se estaba riendo como una idiota cuando él la ayudó a brincar por la ventana. Sí,
estoy avergonzada de admitir que me levanté y los vi a través de mis persianas.
Ojalá pudiera cambiar de habitación, así no tendría que presenciar esa mierda.
Tengo la impresión de que Jen será una de muchas en su larga línea de conquistas.
Sé cómo son algunas de las chicas en esta ciudad. Se alinearán para una oportunidad
de estar con ese idiota. Qué asco.
Espero que su pene se caiga.
Desafortunadamente, solo tenemos tres habitaciones en esta casa. Mudarse de
habitación no es una opción. La habitación que mi mamá y papá compartieron
cuando todavía estaba viva está fuera de los límites. Mi padre no pudo soportar
dormir allí sin ella una vez que murió. Ha estado durmiendo en la habitación de
invitados desde entonces. 38

Comparada con las otras casas de la calle, la nuestra es bastante pequeña. No


me mal entiendan, es una casa bonita, pero no tan grandiosa como las demás. Mi
padre fue inflexible cuando se casó con mi madre en que quería que su familia
viviera de una manera agradable. Supongo que vio muchas cosas malas siendo
oficial de policía. Mi madre siendo maestra de escuela y mi padre trabajando en la
fuerza policial, significaba que no había mucho dinero entrando. Lograron asegurar
este trozo de tierra, pero solo pudieron permitirse construir una casa más pequeña.
Me encanta, sin embargo. Es perfecta para nosotros. Estoy segura que el Sr. Shepard
al lado tiene montones de habitaciones en su enorme casa. Por qué eligió darle a
Carter el dormitorio frente al mío, nunca lo sabré. Sin embargo, con la actitud de
Carter, probablemente quería dejarlo en la parte detrás de la casa, lejos de ellos. No
los culpo.
Después de desayunar y de enjuagar mi tazón y taza, me pongo a arreglar las
cosas para mi padre cuando se despierte. Alimento a Lassie antes de dirigirme a la
parada del autobús. Me aseguré de irme temprano esta mañana. No quería
arriesgarme a encontrarme a ese pendejo otra vez.
Mientras espero el autobús, reviso la sección de noticias en mi teléfono. No
estoy en el estado de ánimo para el triste Facebook esta mañana, pero necesito algo
para pasar el tiempo. Dado que el autobús no estará aquí por otros veinte minutos.
Odio cómo Carter con solo unos días de estar aquí, ya está trastornando mi vida.
Mi cabeza se levanta de golpe cuando escucho el fuerte rugido de un
automóvil. Debo admitir que estoy sorprendida cuando Carter se detiene en el
bordillo frente a donde estoy parada.
―Entra en el auto, niña ―gruñe. Su ridícula orden me hace reír. Está
jodidamente bromeando, ¿verdad? Sus cejas se elevan mientras espera a que haga
lo que me pidió. No lo creo, amigo.
Mirando mi teléfono, continúo revisando mi página. Tiene coraje después de
la forma en que ha estado tratándome. Nunca lo admitiría, pero estoy un poco
emocionada de que haya venido a buscarme. ¿Qué tan tonto es eso?
―Voy contar hasta tres para que subas a este auto ―dice molesto.
Pongo los ojos en blanco mientras sigo ignorándolo. Lo escucho gruñir y tengo
que luchar con la sonrisa que amenaza con llegar a mi boca. Me gusta que mi desafío
llegue a él.
―Uno... dos… ―No puedo creer que realmente esté contando. Siento las
esquinas de mis labios levantarse en una sonrisa. Cuando escucho la puerta del auto 39

abrirse, mi cabeza se levanta―. Tres. Te lo advertí. ―Es todo lo que dice mientras
me agarra y me arroja encima de su hombro.
―Carter ―grito―. Bájame. ―Ignora mi orden mientras va alrededor del lado
del pasajero del auto. Su mano está en la base de mi trasero, sosteniéndome en mi
lugar. No me gusta sentir sus manos sobre mí, pero lo hago. Eso me hace
preguntarme cómo sería si me sostuviera apropiadamente. No como a una bolsa que
acaba de ser arrojada sobre su hombro. ¡Uf! Odio pensar en cómo se sentiría si
estuviera en sus brazos. Estoy segura de que se sentiría increíble.
No, no lo haría, lo odiaría. Mentirosa.
Al abrir la puerta, me deja caer en el asiento.
―Ponte el cinturón de seguridad ―gruñe mientras se para sobre mí como un
matón. Solo lo miro con horror. No puedo creer que acabe de hacer eso.
Inclinándose, agarra el cinturón de seguridad.
―Dame eso ―espeto, mientras entrecierro los ojos hacia él―. Puedo ponerme
mi propio maldito cinturón de seguridad. No soy una niña.
―Podrías haberme engañado ―dice, dándome una sonrisa petulante y
hermosa. Dios, me molesta mucho. ¿Por qué tiene que ser tan ridículamente guapo?
Espera hasta que mi cinturón de seguridad está abrochado antes de ir hacia el
lado del conductor. Tengo una buena idea para hacer mi escape, pero si sigo con mis
travesuras justo ahora, probablemente irá detrás de mí.
No se pronuncian palabras de camino a la escuela. A diferencia de ayer cuando
me dejó en el camino, hoy se dirige directamente al estacionamiento. Quiero hacer
un comentario inteligente sobre su reputación, pero no lo hago.
―Asegúrate de estar aquí esta tarde, o iré a la parada del autobús y te traeré
de nuevo ―advierte. Ignorándolo, salgo del auto y cierro la puerta. Lo escucho reír
mientras me alejo. Seriamente podría abofetearlo ahora mismo.
••••
―¿Qué se metió en tu trasero? ―pregunta Meg cuando salimos de nuestra
primera clase―. Es inusual verte de mal humor.
―Adivina ―respondo mientras vamos hacia los casilleros.
―¿Tu atractivo vecino?
―Sí. Y no es atractivo. Es un asno.
Me da un codazo y se ríe. Esto no es gracioso. ¿No se da cuenta de que está
arruinando mi vida? 40

―Puede ser un asno, pero no puedes decir que no crees que sea guapo.
―No me di cuenta ―digo bruscamente. La oigo burlarse de mis palabras.
Obviamente no me cree. Honestamente, ¿quién no lo notaría? Él es notable, por
idiota que sea.
―Eres una maldita mentirosa. ―Se ríe.
―Está bien. ―Me encojo de hombros como si no me afectara su apariencia. Es
un encogimiento de hombros débil también. Ni siquiera estoy engañándome a mí.
―Está más que bien.
―Está bien, es atractivo ―admito, poniendo los ojos en blanco―, pero eso es
todo lo que es.
―¿Qué te hizo hoy que estás en un estado de ánimo tan fabuloso? ―pregunta
sarcásticamente.
―Qué es lo que no hizo, más bien.
Cuando llegamos a mi casillero se detiene, y me vuelvo a mirarla.
―Bueno, escupe ―exige.
―Para empezar, solo estar en su presencia me molesta ―respondo. Como que
me excita también, pero nunca lo diría.
―¿Y? Tiene que haber más que eso. Tu humor es desagradable. ―Levanta una
ceja impacientemente mientras espera mi respuesta. Quiero decirle que no es su
maldito asunto, pero sé que ese es solo mi estado de ánimo hablando. Solo está
preocupada por mí. No recuerdo la última vez que estuve tan irritada.
Doy la vuelta y coloco la llave en el candado. Me siento mal por ser tan mala
con ella ahora. Tengo suerte de tener una amiga que se preocupe tanto. Odio que
Carter Reynolds se meta debajo de mi piel como lo hace.
―Mi humor es así de malo, ¿eh? ―pregunto mientras pongo mis libros en mi
casillero y saco lo que necesito para mi próxima clase.
―Sí.
―Lo siento. No quise tomarlo contra ti —me disculpo cuando engancho mi
brazo a través del suyo mientras caminamos por el corredor hacia su casillero.
―Dime lo que hizo para molestarte, Indi.
―Le contó a mi papá sobre Brad. Ahora me prohibió verlo.
―¿Qué? De ninguna manera. Mira, te dije que le gustabas. ―Por supuesto que
ella lo ve así. No tiene nada que ver con cómo se siente acerca de mí. Él es un idiota, 41
claro y simple.
―No siente nada por mí ―digo.
―Sí, lo hace. No viste cómo te miró ayer. Definitivamente se alteró cuando
estabas en el regazo de Brad.
―Si siente algo por mí, que no lo creo ni por un minuto, ¿por qué pasar a esa
fácil, Jennifer Darcy, a escondidas por la ventana de su habitación anoche? ―Deja
de caminar y me atrapa contra la pared, así no somos derribadas por los otros
estudiantes corriendo para llegar a su próxima clase. Frente a mí, lo primero que
noto son sus ojos. Casi se están saliendo de su cabeza por la sorpresa. Incluso en mi
estado de ánimo, lleva una sonrisa a mi rostro.
―¿Qué? De ninguna jodida manera. ¿De verdad? Dios, es una puta. No tardó
mucho. No puedo soportar a ese colchón humano.
―Lo sé. ¿Puedes creerlo? Se quedó por horas también. Sé exactamente lo que
estaban haciendo ―digo más enojada de lo previsto.
―Oh. Mi. Dios. Te gusta ―chilla, golpeando mi brazo con incredulidad.
―¿Qué? No. ―Hago mi mejor esfuerzo para no actuar afectada por su
comentario, pero fallo miserablemente.
―Mierda. Mírame a los ojos y dime que no sientes algo por él.
―No ―respondo mirando hacia el suelo. Joder.
―Santa mierda. Te gusta ―dice, golpeando mi brazo de nuevo. Auch. Odio
que me conozca tan bien. Hemos sido mejores amigas desde el jardín de infantes.
Inseparables podrían decir. Supongo que estar en el bolsillo de la otra durante los
pasados doce años hace eso.
―Deja de golpearme ―me quejo cuando me froto el brazo.
―Bueno, admítelo entonces. ―Levanta la mano para golpearme de nuevo.
Tengo que contener mi sonrisa. Perra.
―Bien. Me gusta, y lo odio si eso es incluso posible ―admito, finalmente
haciendo contacto visual con ella. Por supuesto que está radiante cuando lo hago.
―Lo sabía ―dice con aire de suficiencia. Es tan sabelotodo a veces.
••••
Dios, desearía que no se hubiera enterado de esta cosa, sea lo que sea, que tengo
por Carter. No se ha callado al respecto en todo el día. Me sorprende que no esté
hablando de bodas y de bebés; así de mal ha estado. En el almuerzo, incluso amenacé
42
con pasarme a otra mesa si no dejaba el tema. Afortunadamente, eso fue suficiente
para hacerla parar.
Está loca por los chicos. Siempre lo ha estado. No es solo bonita, sino que tiene
un gran atractivo para que ellos la amen. ¿Qué pasa con ellos y los pechos? A mí por el
otro lado, me gustan los chicos, pero no estoy obsesionada. Supongo que es por eso
que está tan emocionada ahora. Sabe lo que siento por Carter.
Una vez terminada la escuela, estoy dividida sobre qué hacer. Parte de mí
quiere tomar el autobús para desafiarlo. Cómo se atreve a ordenarme de esa manera.
La parte loca de mí quiere estar cerca de él. No me pregunten por qué. No es que sea
bueno estar a su alrededor.
Mientras estoy aquí contemplando qué hacer, dos brazos se deslizan alrededor
de mi cintura desde atrás.
―Hola, hermosa ―susurra en mi oído. Sé enseguida que es Brad.
―Hola ―respondo, girándome en sus brazos.
―¿Todavía estamos listos para el sábado? ―Antes de que tenga la
oportunidad de responder, aparece Carter a nuestro lado.
―¿Estás lista? ―pregunta. Su voz es calmada, pero puedo decir por su
expresión facial que es cualquier cosa menos eso.
―¿Lista para qué? ―dice Brad mirando entre nosotros dos.
―Vamos a dar un paseo ―responde Carter todo engreído.
―¿Que harás qué? ―Brad me mira furioso.
―Me llevará a casa. Eso es todo. Vivimos uno al lado del otro. ―Mi mirada se
mueve a Carter. Le lanzo puñales. Causa problemas.
―En realidad, eso no es realmente cierto. Iremos a dar un paseo. Tengo que
conseguir algunas partes para mi auto de camino a casa. Le dije a tu padre que te
llevaría conmigo.
―Lo que sea ―le dice Brad a Carter, despidiéndolo antes de volver su atención
de nuevo a mí. Puedo decir que no está impresionado―. ¿Estarás en línea esta
noche?
―Probablemente ―respondo, encogiéndome de hombros.
―Está bien. Te enviaré un mensaje más tarde. Tengo que llegar al
entrenamiento de fútbol. ―Encuentro su pregunta y respuesta un poco extraño.
Somos amigos en Facebook, pero nunca me ha contactado por allí antes.
Le gustaron algunas de mis publicaciones en el pasado y comentó algunas
43
fotos que puse, pero eso es todo.
Cuando se inclina y coloca sus labios sobre los míos, estoy sorprendida. Nunca
me había besado en la escuela antes. Bien, aparte del beso de buenas noches que me
dio cuando me acompañó a casa de la fiesta, nunca me besó. Estoy segura de que es
solo para el beneficio de Carter. Hombres. Estoy sorprendida de que no saquen sus
penes y comiencen a comparar sus tamaños.
Carter
No sé por qué ver sus labios en ella ahora mismo me molesta, pero maldita sea
lo hace. Pensé que después de mi encuentro de anoche sacaría esta cosa con ella de
mi sistema. Equivocado. Si sé algo, solo cimentó el hecho de que tengo sentimientos
por ella. Lo que me sorprende. Pensé que era incapaz de mierda como esa.
Mientras sacudía el cerebro fuera de la rubia, odio admitir que su largo, oscuro,
cabello sedoso, grandes ojos verdes y labios que me muero de ganas por probar,
cruzaban mi mente más de lo que deberían. No solo me da miedo, me molesta como 44

el infierno.
¿Qué pasa con ella? Odio que tan fácilmente esté atrayéndome sin ni siquiera
molestarse. Odio que parezca que no puedo alejarme. Odio cuando los labios de ese
idiota están en la suyos justo ahora. Desearía que fueran los míos.
Debería dejarla en casa. Aún mejor, dejar que tomara el maldito autobús. Ni
siquiera puedo decir por qué le exigí estar en el estacionamiento esta tarde. Sí puedo.
Quería estar cerca de ella. También le prometí a su papá que la vigilaría.
Eso es tan jodido. Piensa que la protegeré de todos estos cachondos
adolescentes. Cuando, de hecho, la deseo tanto, si no más que ellos. Si me tiene tan
atado en cuestión de días, odio ver en qué condición estaré cuando me vaya de aquí
en unos pocos meses.
Cuanto más rápido cumpla dieciocho y más lejos esté de este lugar, mejor.
Nos dirigimos hacia mi auto. Ninguno de los dos habla. Tal vez eso es bueno.
Cristo, odio este sentimiento que tengo cuando estoy cerca de ella. Es extraño para
mí. Ni siquiera estamos en la calle antes de que abra su inteligente boca.
―¿Qué le dijiste a mi padre sobre Brad ayer? ―Aunque puedo sentir sus
aburridos ojos al lado de mi cabeza, me quedo centrado en el camino.
―No tengo idea de lo que estás hablando, niña ―miento, tratando de contener
una sonrisa.
―Estupideces, Carter. ―No sé por qué me gusta escuchar mi nombre saliendo
de su sexy boca, pero lo hago. Preferiría que estuviera diciéndolo mientras estoy
enterrado hasta las bolas dentro de ella. Mierda. Siento mi pene contraerse nervioso.
¿Por qué dejé mi mente ir allí?―. Exijo que me digas lo que le dijiste.
Jugando al calmado, me encojo de hombros.
―Lo digo en serio… ayúdame. ―Me río de sus palabras. ¿Qué mierda hará?
―¿Ayúdame? ―Volteo la cabeza para mirarla. Por supuesto que sus ojos están
diciendo todo sin que una sola palabra salga de su boca. Solo hace que sonría. No es
el efecto buscado, estoy seguro.
―Me prohibió verlo. Quiero saber por qué ―dice.
―Tu padre es un hombre sabio. Estoy seguro que tiene sus razones ―declaro
con calma. Su mano se aprieta en la manija de la puerta hasta que sus nudillos se
vuelven blancos. La ira sale de ella en ondas. Verla así hace que mi pene se agite. Es
muy atractiva cuando está enojada. Un verdadero y pequeño volcán.
45
―Dios, me irritas a veces ―regresa.
―Ídem, niña.
―No soy una maldita niña. Detente como el infierno ―dice con dientes
apretados.
―¿Qué? ¿Por qué? ―pregunto sorprendido.
―Porque prefiero caminar que sufrir un minuto más en este auto contigo.
Me río de su comentario. Las cosas por lo general no me divierten, pero que
me jodan, ella lo hace.
―No es gracioso, estúpido. ¿Por qué en el infierno te empeñas en arruinar mi
vida? ―Esa declaración realmente se mete bajo mi piel por alguna razón.
―Arruinar tu vida. ¿Eso es lo que crees que estoy haciendo? ―gruño. Cuando
dobla las manos sobre su pecho, empujando sus pequeños senos hacia arriba, vuelvo
la cabeza y me concentro en el camino de nuevo. No necesito que sus senos me
distraigan.
―Sí ―contesta con demasiada actitud. Hace que mi sangre hierva el que
piense que estoy tratando de arruinar su vida, cuando de hecho, solo estaba tratando
de ayudarla.
―¿Por qué? ¿Porque le dije a tu padre que Brad estaba jactándose con sus
compañeros de que iba a invitarte a su casa este fin de semana para meterse en tus
bragas? ―Prácticamente grito. Lo que digo, y cómo lo digo, la toma por sorpresa.
Sus hermosos ojos verdes se amplían y el color se drena parcialmente de su rostro.
―¿Qué? ―pregunta con tono incrédulo y horrorizado.
―Sí. Justo antes de que te jalara a su regazo ayer, eso es exactamente lo que
dijo. ―Intento hablar un poco más tranquilo ahora. Aunque está picando mis
nervios con su actitud, no quiero asustarla.
―No lo hizo ―gruñe.
―Cree lo que quieras. ¿Crees que inventé esa mierda? ―Miro en su dirección
mientras hablo. Puedo decir por la mirada sorprendida en su bonito rostro que me
cree.
―¿De verdad dijo eso? ―susurra. Puedo oír claramente la tristeza en su voz.
―Sí ―le contesto. Su cabeza gira hacia la ventana lateral del pasajero. No dice
otra palabra por un tiempo largo. Me siento mal ahora, pero necesitaba saberlo. Ese
tipo es una serpiente.
46
―¿A dónde vamos? ―pregunta cuando me dirijo a la carretera principal que
va a la ciudad. Todavía me estoy acostumbrado a ir por los caminos de esta área,
pero afortunadamente Ross es bueno en dar instrucciones.
―Te lo dije. A obtener piezas.
―Pensé que estabas inventando eso para hacer enojar a Brad ―afirma.
―¿Por qué haría eso? ―Me estiro para agarrar mis cigarrillos.
―Porque eres un asno. ―El comentario me hace reír―. Sabes que Jennifer
Darcy es la puta de la escuela, ¿verdad? ―me informa. ¿Quién diablos es Jennifer
Darcy?
―¿Quién? ―No tengo idea de quién está hablando.
―Jennifer Darcy ―repite.
―Nunca había oído hablar de ella. Podría necesitar verla, sin embargo
―bromeo.
―Es la chica que pasó a través de tu ventana anoche ―dice en tono
desagradable.
―¿Ese era su nombre? ―pregunto sonriendo.
―Eres un cerdo.
―Casi suenas como celosa ―me burlo, porque así es exactamente como suena,
y eso me sorprende.
―Difícilmente ―se burla.
―Lo estás, ¿no? Apuesto a que deseabas ser tú a hurtadillas por mi ventana
anoche en lugar de ella.
―Deliras ―dice cuando me detengo en una luz roja. Miro en su dirección. Mis
ojos se encuentran con los de ella. Estoy sorprendido por lo que veo. Solo estaba
jugando con ella, pero por la forma en que está mirándome me hace pensar que hay
algo de verdad en lo que dije. Seguramente no podría desear eso. Actúa como si no
me pudiera soportar.
Algo pasa entre nosotros. No estoy seguro de qué, pero casi quiero estirarme y
tocarla. Besarla. Lo que sea que es, rápidamente se rompe cuando el auto detrás
suena el claxon, alertándome de que la luz cambió a verde. Repentinamente, no me
gusta dónde se dirige.
Debería haberla dejado tomar el maldito autobús.
••••
47
Viajamos en silencio por los siguientes veinte minutos. Cuando llegamos a
nuestro destino me estaciono en un lugar.
―¿Vas a quedarte en el auto? ¿O quieres venir conmigo? ―Se encoge de
hombros antes de contestar.
―Supongo que iré ―dice, quitando su cinturón de seguridad.
El padre de Indi me recomendó este lugar. Aparentemente ha sido amigo del
dueño desde la secundaria. Consigue piezas nuevas y usadas, pero se especializa
principalmente en clásicos. Ross iba a llamarlo hoy y a decirle que vendría. Dijo que
se encargaría de mí.
Indi camina detrás de mí cuando nos dirigimos hacia el frente del taller. Desde
la calle puedes ver que está unido a un gran edificio tipo fábrica. Ahí es
probablemente donde almacenan todas las partes.
La campana suena por encima de la puerta del taller cuando entramos. Un
hombre de unos cuarenta años sale de la habitación de atrás.
―Bueno, si no es la pequeña Indiana Montgomery ―dice mientras va
alrededor del contador―. Mira lo mucho que has crecido. ―¿Crecido? ¿Qué tan
pequeña era? Ahora es tamaño bolsillo.
―Hola, Sr. Gregory ―dice ella, abrazándole.
―Déjame mirarte. ―Se echa hacia atrás, estudiando su rostro―. Te ves igual
que tu mamá a esa edad. Dios tenga su alma en descanso. ―¿Qué? ¿Su madre está
muerta? Mirando su rostro veo un fugaz momento de dolor, pero una sonrisa
rápidamente aparece. Admito que me pregunté por qué no había visto a su mamá,
pero nunca se me ocurrió que no tuviera una. Eso me hace sentir triste por ella. Al
crecer, me habría perdido sin mi madre. Ella es todo lo que tengo. Aquí pensé que
ella tenía la vida perfecta. Creo que estaba equivocado.
―Mi papá dice mucho eso ―responde con una sonrisa triste, y le da una
simpática mirada.
―Tú debes ser Carter ―dice, eventualmente volviendo su atención hacia mí―.
Ross me dijo que ibas a pasar.
―Sí. Soy yo ―respondo, estrechando su mano extendida.
―Warren. Warren Gregory ―dice.
―Es un placer conocerlo, señor.
―Así que estás buscando tras partes de un '75. ¿Creo que Monaro? ―pregunta.
―Es correcto. 48

―Estás de suerte. Sal por la parte de atrás y te mostraré lo que tengo ―dice,
girando y dirigiéndose hacia la puerta por la pared del fondo. Indiana y yo lo
seguimos.
••••
Estoy radiante cuando nos vamos. Ese lugar es como el cielo de las piezas de
recambio. Conseguí todo lo que necesitaba, además pude apartar algunas de las
cosas más grandes, y más caras hasta poder regresar con más dinero. Quien jodidos
sabe cómo voy a hacer eso. Mi fondo de efectivo está casi seco. Tal vez necesite
encontrar un trabajo.
―¿Quieres comer algo mientras estamos aquí? ―le pregunto mientras cargo
la última de las partes en el maletero.
―¿Quieres comer algo conmigo? ―pregunta sorprendida. Supongo que no
puedo culparla. He sido un idiota. No estoy seguro por qué incluso le pregunté.
Supongo que estoy hambriento.
―Tengo hambre ―le digo con un encogimiento de hombros. No quiero que
piense que esto es una cita, porque no lo es.
―Bien. ―Vamos hacia las hamburguesas a pocas puertas. Estoy ya
lamentando haberle preguntado. ¿De qué demonios voy a hablar con ella? No hago
mierda como esta. No salgo mucho. Definitivamente no soy lo que llamarían
sociable.
Nos sentamos en silencio mientras ambos miramos el menú.
―Las hamburguesas son geniales ―dice―. Mi papá me trae aquí a veces.
―Hago contacto visual con ella por encima de mi menú. Una hamburguesa suena
bien.
―¿Están listos para pedir? ―pregunta la camarera cuando se acerca a la mesa.
―¿Puedo tener una hamburguesa, patatas fritas y un batido de chocolate?
―respondo antes de mirar en dirección de Indi.
―Tendré lo mismo ―dice ella cerrando su menú. Estoy impresionado. Pensé
que las chicas como ella comían lechuga o tofu, mierda así. Estaré interesado en ver
si realmente lo come.
Cuando la camarera se va, el silencio cae sobre nosotros de nuevo. La observo
mientras mira alrededor del restaurante, a cualquier lugar excepto a mí. Se ve
nerviosa y un poco incómoda. Eso nos hace dos. No soy fan de las pequeñas charlas.
―Entonces, cuéntame sobre tu madre ―le pregunto inesperadamente. A la
49
mierda. ¿Por qué no puedo mantener la boca cerrada? Cuando sus ojos encuentran
los míos veo tristeza. Me tira por alguna razón. No dice nada primero. Ahora me
siento como un idiota.
―Oh, ¿oíste al señor Gregory? No hay mucho que contar ―dice finalmente.
Sus manos se retuercen nerviosamente delante de ella. Solo puedo comprender lo
difícil que es este tema para que lo hable―. Murió cuando tenía seis años. Tenía un
tumor cerebral. No recuerdo mucho. Mi padre trató de protegerme. Ella estaba con
un montón de dolor y pasaba la mayor parte de su tiempo en la cama. Mi padre
luchó con su muerte. Todavía lo hace. No podría haber sido fácil para él. Tenía un
trabajo a tiempo completo, una esposa enferma y una niña pequeña con la cual lidiar.
―La tristeza cruza su rostro. Es fugaz, pero definitivamente la vi. Supongo que es
comprensible.
―Lo siento. ―Es todo lo que digo. Respuesta de mierda, lo sé, pero es lo mejor
que tengo.
―¿Que pasa contigo? ¿Sigues viendo a tu padre? ―Su pregunta
instantáneamente me trae de regreso. Esto es por qué detesto las pequeñas charlas.
Mierda, yo y mi gran boca. Debería haberme callado. Hablar de mi padre, o de la
falta de él, es algo que nunca hago.
―No tengo uno ―dije.
―Todo el mundo tiene un padre ―responde. No todo el mundo. Yo no. Tal vez
asume que mis padres están divorciados.
―Bueno, yo no lo tengo. ¿Podemos dejarlo? ―Cuando la miro, recibe el
mensaje porque cambia de tema.
―¿Cuánto tiempo llevas con tu auto? ―pregunta. Joder, es curiosa.
―Lo compré hace unos años. Necesita mucho trabajo para llegar a donde lo
quiero, pero era todo lo que podía permitirme en ese momento.
―¿Tenías trabajo antes de mudarte aquí? ―pregunta.
―Sí. Más o menos.
―¿Qué quieres decir con eso? Lo tenías o no lo tenías. ¿Compraste el auto tú
solo? ―Desearía que detuviera las preguntas. Odio hablar de mi vida personal.
―Sí, lo hice ―dije―. No todo el mundo tiene una vida privilegiada como tú,
Princesa.
―¿Qué se supone que significa eso? ―pregunta defensivamente. La ignoro.
Significa solo eso. Mi madre luchaba para poner comida sobre la mesa casi todos los
días. Cualquier lujo que quisiera tener, tenía que comprármelo. Cuando tenía doce 50
años, empecé a hacer trabajos para extraños que vivían en nuestro edificio de
apartamentos. Todo avanzó desde allí.
―¿Cómo obtuviste dinero para comprar el auto entonces?
―Tengo mis maneras ―digo, sonriendo cuando la veo procesando mi
respuesta.
―¿De qué manera?
Niego y me burlo:
―Mierda, eres entrometida. ―La miro esperando que capte el mensaje para
dejarlo. No estoy cómodo hablando de este tema con ella. Con nadie, de hecho.
―¿Qué clase de trabajo? No puedo imaginar cómo alguien de tu edad podría
permitirse un auto así. ―Mierda. Obviamente mi intimidación no funcionó.
―¿Podemos cambiar de tema? ―le ruego, exhalando.
―No. ¿Cuál es el gran secreto? ¿Qué, eras traficante de drogas o algo así?
―No, no. ―Me río.
―Bueno, ¿entonces qué? ―Debería decirle la verdad. No lo dejará hasta que
lo haga. Por lo menos, se callará.
Pongo mis manos sobre la mesa entre nosotros y me inclino hacia ella. Ella
refleja mi postura antes de que susurre:
―Favores sexuales. ―Sus hermosos ojos verdes se amplían con sorpresa.
Pone distancia entre nosotros mientras se inclina hacia atrás.
―Estupideces.
―Es verdad ―le digo. Así es exactamente cómo conseguí el dinero.
Observo sus ojos moverse alrededor para asegurarse que nadie puede
escucharla.
―¿Como un prostituto? Oh. Mi. Dios. ¿Eres un prostituto? ¿Haces que todas
esas chicas que saltan a través de tu ventana, paguen? ―grita.
―Joder, no. Eso es por placer ―digo frustrado mientras miro alrededor del
restaurante―. Mira, es una larga historia. Tan solo déjalo, ¿está bien? ―Todas estas
preguntas están empezando a darme dolor de cabeza.
Mis ojos retroceden a los de ella mientras golpea su mano sobre la mía y se
inclina.
―Como el infierno que voy a dejar eso.
Miro la parte superior de su mano mientras aprieta la mía. 51

―Fue una persona. Eso es. Cuando vivía en el apartamento con mi mamá, la
casera me pagaba para rascar su picazón, podrías decirlo así. No es la gran cosa.
―Es un gran problema. Eso es asqueroso. ―Su tono crítico está empezando a
hacerme enojar y saco mi mano de debajo de la suya. ¿Quién diablos se cree que es?
―Lo que sea ―espeto―. No espero que lo entiendas. Siempre has tenido todo
entregado en bandeja de plata. Así que, hasta que hayas caminado un día en mis
zapatos, jodidamente no me juzgues, ¿está bien, Princesa?
Cruzando los brazos bajo el pecho, me dice que no está contenta con mi
comentario.
―Eso va en dos direcciones. No me juzgues tampoco. No tienes idea qué tipo
de vida tuve ―dice con dolor en su rostro. Me siento como un estúpido ahora.
―Bueno. Me salí de la línea. Estoy bastante seguro de que tu vida ha sido un
infierno mucho mejor que la mía. Esta no es una competencia sobre quién ha tenido
la peor vida. Todos tenemos peleas que manejar de manera diferente, supongo.
―¿Todavía lo haces? ¿Como, cobras a las que quieren tener sexo? ―pregunta.
Pongo los ojos en blanco, porque pensé que esta conversación se había terminado.
Obviamente no lo hizo.
―No. Se detuvo el día que me mudé aquí. ―¿Por qué siguen llegando las
respuestas a mi boca cuando no las quiero dar? Siempre he sido una persona
privada. Es como si mi cerebro y mi boca no fueran una parte de mí hoy. Me gustaría
callarme.
―¿Qué edad tenías cuando empezaste?
Jesús, ¿qué pasa con todas estas malditas preguntas? Debería haber sabido que
no lo entendería.
―¿Qué edad tenías, Carter?
―Quince, supongo ―le contesto, frotando mis manos sobre mi rostro con
frustración.
―¿Quince? ¿Cuántos años tenía tu casera?
Aprieto los ojos con fuerza antes de respirar profundo.
―Joder, no sé, a principios de los treinta.
―¿Qué? Eras un niño. Qué enferma, perra retorcida ―se queja―. Eso es abuso
infantil.
52
―¡Baja la voz! Joder, no era abuso infantil. Jesús. No fue así ―susurro enojado,
mirando alrededor mientras paso mi mano a través de mi cabello, dispuesto a que
lo deje. Miro alrededor por la camarera―. ¿Dónde está nuestra maldita comida?
―Como el infierno que no lo es. La edad legal para el sexo consensual en este
país es dieciséis. Eras menor de edad y ella adulta. Debería haberlo sabido mejor.
¿Tu madre lo sabe? ―Su sondeo me tiene soltando un aliento exasperado.
―Joder, no ―le respondo. Ahora es mi turno de hablar un poco demasiado
fuerte―. Tendría un ataque si lo supiera.
―Por supuesto que lo haría, porque esa mujer estuvo mal en tantos niveles.
¿Cómo se atreve a hacerte eso? ―dice en tono disgustado.
―Fue más como yo haciéndolo. ―Suelto una risita. La miro negar.
―Esto no es una broma, Carter.
Mis ojos se fijan en los de ella. Espero ver juicio, pero no lo veo. Se ve
trastornada. Suspiro. No tengo idea de por qué incluso se lo dije. Nunca se lo he
confesado a nadie. No es algo de lo que me avergüence, pero tampoco estoy
orgulloso de ello. Hice lo que tenía que hacer.
••••
Comenzó poco después de mi cumpleaños quince. Estaba cortando el césped para la
casera. Antes de ese día, hice cosas como el césped, sacar los cubos de la basura por la noche,
cambiar las bombillas de luz, cuidar de las jardineras, pintar las cercas. Mierda así. Era un
trabajo duro, pero me pagaba bien.
Ese día en particular hacía calor. Cuando terminé de cortar el césped, me quité la camisa
y limpié el sudor de mi frente. Estoy bien construido, así que incluso a los quince años parecía
más grande de mi edad real. Ahí es cuando me di cuenta de la propietaria, Simone, mirándome
por la ventana.
Era mucho más grande que yo, pero todavía una nena total. Yo era un adolescente con
hormonas furiosas. Por supuesto que la había notado. ¿Quién no lo haría? Tenía mucho
cabello rubio, enormes senos falsos y cuerpo esculpido. Siempre usaba escasos y reveladores
atuendos. Un chico con sueños húmedos, qué podía decir.
Más tarde supe que era divorciada. Se casó con un papito por su dinero y utilizó su
pago de la propiedad para comprar las unidades de toda la cuadra. No era genial, pero
supongo que quería establecer su vida.
Por lo general, solo me daba el sobre por la puerta, pero ese día en particular me invitó
a tomar una bebida fría. Hacía calor, así que no pensé mucho en eso. Ahí es cuando me lo
propuso. Claro que estaba conmocionado, pero como dije antes, era un chico cachondo. La
idea de tener mi pene mojado en realidad me emocionaba.
53
Dudé con mi respuesta, así que fue rápida para subir la apuesta. Supongo que estaba
excitada también. No solo se ofreció a pagarme el doble de lo que ya me había ofrecido, sino
que ofreció cortar el alquiler de mi madre a la mitad.
¿Cómo podría decir que no a eso? Sabía cuánto estaba luchando mi madre.
Mi madre nunca descubrió lo que hice. Sé que no le hubiera gustado. Cuando me daba
el dinero del alquiler cada semana, tomaba la mitad y gradualmente lo devolvía en su bolso.
Era inteligente. Dejaba pequeñas cantidades cada día. Así no se daría cuenta. Bien, si lo hizo,
nunca me dijo nada.
Después de que estuve de acuerdo, Simone me hacía tomar una ducha con ella. Estaba
un poco asustado, pero lo hacía. Me dio mi primera mamada. En los siguientes días y
semanas, me enseñó todo lo que necesitaba saber acerca de agradarles a las mujeres.
Sabía exactamente lo que quería y no tenía miedo de mostrármelo. Me obligaba a hacer
las cosas una y otra vez hasta que las hacía correctamente. Supongo que me hizo ser el “Dios
del Sexo” que soy hoy. No puedo quejarme de esa parte. Las mujeres me desean. No muchos
chicos de mi edad tienen la experiencia que yo tengo.
Simone se enojó mucho cuando descubrió que nos mudaríamos. Quiero decir, realmente
enojada. Gritó, lloró y destrozó cosas. Al principio no podía entender por qué. Mirando hacia
atrás ahora debería haber visto las señales. Las cosas con el tiempo cambiaron; la forma en
que me tocaba, me besaba, me miraba. Era un niño, así que no pensé mucho en eso.
Algunas noches antes de que nos mudáramos, me ofreció dos mil dólares para pasar la
noche. Por supuesto que dije que sí, aunque no estaba muy interesado en la idea. Ahí es
cuando todo me llegó a la cabeza. Ella estaba montada en mí, mis ojos estaban pegados a sus
enormes senos falsos mientras rebotaban alrededor, cuando de repente comenzó a llorar.
Como a sollozar con su puto corazón.
―Por favor, no te vayas ―me suplicó mientras se derrumbaba en mi pecho. Al
principio pensé que era el sexo lo que iba a extrañar, era un dios del sexo después de todo.
Entonces me confesó que tenía sentimientos por mí. Puto infierno. Era un arreglo de
negocios. Eso es. Nunca firmé para nada de esa otra mierda. Así no es como actúo. Ella era
un medio para un fin, nada más. Ni una vez durante nuestro tiempo juntos pensé en ella de
esa forma. Sobra decir que la quité de mí y me levanté de la cama. Dejé el dinero en la mesita
de noche y ahí se quedó. Fue la última vez que la vi.
••••
―Debiste haber hecho muchos favores sexuales si ganaste bastante dinero para
comprar un auto ―dice Indi en tono de repulsión.
Su actitud realmente me molesta. ¿Por qué siento la necesidad de justificar mis
acciones con ella? Nunca lo sabré, pero por alguna razón es importante para mí que 54
entienda por qué lo hice.
―Comencé a hacer trabajos extraños para ella cuando tenía doce años. Le daba
la mitad de todo lo que ganaba a mi mamá, el resto lo ahorré. Como dije, los favores
sexuales no comenzaron hasta que tuve quince años. A pesar de lo que piensas,
trabajé duro por ese dinero. No hay nada malo en trabajar duro por lo que quieres.
―Siento que hayas tenido que pasar por eso ―dice, su mano se estira para
cubrir la mía de nuevo. No sé por qué está haciendo una gran cosa de esto. Mis ojos
viajan hasta su mano y de regreso hasta su rostro. Rápidamente la quita. Por alguna
razón deseo que no la quiete.
―No lo siento ―le digo honestamente―. Ese dinero nos ayudó mucho. Mi
mamá realmente luchó con los años.
―No apruebo lo que pasó, pero me alegro de que ayudara, supongo.
Prométeme que no dejarás que se aprovechen de ti así de nuevo.
―Esa parte de mi vida terminó ―le digo. Me gusta que parezca que le importa.
―Lo que una mujer crecida vio en un chico de quince años... ―agrega
negando. Odio toda esta profunda y significativa mierda. Me hace sentir incómodo.
―Supongo que soy irresistible ―le digo con un encogimiento de hombros. Sus
ojos se entrecierran ante mi comentario, haciéndome sonreír.
―Estás tan lleno de ti mismo.
―Apuesto a que te gustaría estar llena de mí ―digo, inclinándome hacia ella.
Los comentarios simplemente ruedan sin que mi cerebro incluso los piense.
―Eres un cerdo ―responde con disgusto, negando. Y solo así, todo está bien
otra vez. Las cosas entre nosotros están de vuelta a la forma en que solían estar. Solo
de la manera que me gusta.
Afortunadamente, unos minutos más tarde, la camarera aparece con nuestra
comida. Ahora podremos comer y detener toda esta maldita plática.

55
Indiana
Todavía estoy confundida por la tarde que pasé con Carter. Una vez que
llegamos de vuelta a casa, lo dejé trabajar en su auto mientras llevaba a Lassie a
pasear. Todo el tiempo analizando todo lo que fue dicho entre nosotros en el
restaurante.
Todavía no somos de la clase que llamaría amigos, lejos de eso. Para ser
honesta, no tengo idea de lo que somos. Al menos dejó bajar su guardia brevemente,
permitiéndome tener una vista del verdadero él. Por supuesto, su bastardía volvió 56

en pleno apogeo de regreso a casa, lo que en realidad no me sorprendió.


Decir que me sorprendió descubrir que cobraba por sexo sería una atenuación.
Su casera suena como un monstruo. Una depredadora. Podría ir a prisión por lo que
hizo. No importa lo que él piense, una mujer adulta que tuvo sexo con un chico
menor de edad estaba equivocada en muchos niveles.
También me rompió el corazón. Me encantó lo que hizo para ayudar a su
madre, pero también odié que hubiera tenido que hacerlo en primer lugar. Actuaba
como si no fuera gran cosa, pero estoy segura de que hubo veces en que no fue fácil
para él.
Me cerró cuando le pregunté por su padre. Definitivamente había una historia
allí, pero era su elección si no deseaba revelarla. Me alegro de que él y su madre ya
no tuvieran que pelear. Al señor Shepard no le faltaba dinero. A mis ojos eso es todo
lo que tenía. No tengo idea de lo que la madre de Carter ve en él. Es un tarado.
Mi padre y yo le decimos hola por ser corteses, pero a ninguno de nosotros
realmente nos gusta. Mi papá casi llegó a los golpes con él hace unos cuantos años
cuando abusó verbalmente de mí y me hizo llorar porque Lassie defecó en su césped.
Es un perro. Eso es lo que hacen los perros.
Cuando Lassie y yo regresemos a la casa, encuentro a mi padre y a Carter con
sus cabezas enterradas bajo el capó de su auto. Me gusta que mi padre lo esté
ayudando.
Ya que él no tiene un padre y mi papá no tiene un hijo, creo que será bueno
para ambos. Mientras Carter no me siga metiendo en problemas, eso es.
No puedo creer que Brad dijera lo que dijo. Bueno, en realidad puedo creerlo.
Tiene una pequeña reputación. Sabía que, si alguna vez llegábamos a estar juntos,
esperaría sexo. El hecho de que ni siquiera estemos saliendo y que hubiera planeado
reunirnos solo para entrar en mis bragas, eso me enoja. Puedo asegurarles que no
estará recibiendo algo de mí ahora.
••••
A medida que pasan los días, nada realmente cambia entre nosotros. Carter
todavía insiste en que viaje hacia y desde la escuela con él, incluso aunque sigue
siendo un asno el noventa y nueve por ciento del tiempo.
No ha tenido a una chica atravesando su ventana desde esa prostituta. Esa es
una ventaja. No estoy segura de por qué me agrada, pero lo hace. No es que vayamos
a tener algo entre nosotros.
El sábado llega rápido. Me levanto temprano y llevo a Lassie a un paseo. 57

Cuando voy de vuelta a casa, me encuentro con Elizabeth, la madre de Carter.


―Buenos días, Indiana ―dice mientras camino por la entrada.
―Buenos días. ¿De salida temprano? ―le digo.
―Voy a visitar a una vieja amiga hoy. Vive a pocas horas de distancia
―responde, sonriendo agradablemente. De verdad me gusta. Cómo está con un
idiota, nunca lo entenderé.
―Eso es bueno. Que tenga buen día ―le digo, devolviendo su sonrisa―.
Conduzca con cuidado.
―Gracias. Tú también, cariño. ―Y me agarra suavemente el brazo mientras se
aleja―. Me alegro que tú y Carter se hayan hecho amigos. No tenía muchos amigos
donde solíamos vivir ―confiesa. Por qué no me sorprende. Solo sonrío en respuesta.
No tengo palabras. Estamos lejos de ser amigos. Pero no puedo decirle eso.
Después de quitarle a Lassie su correa, lo dejo que corra por el patio trasero
mientras entro para el desayuno. Meg finalmente dejó de estar castigada por lo que
vendrá a estar conmigo más tarde. Hoy hará calor. Probablemente vamos a ir a nadar
y a tomar un poco de sol junto al lago.
Una vez que he comido, limpio mi lío y voy a mi habitación para tender mi
cama. Por supuesto, mis traidores ojos encuentran la ventana del dormitorio de
Carter.
De repente, la puerta de su habitación se abre y él entra en su habitación. Debe
estar de mal humor hoy. Nada fuera de lo ordinario.
Estoy sorprendida cuando veo al Sr. Shepard en sus talones. Agarra del brazo
a Carter, balanceándolo bruscamente y dándole la vuelta. Lo veo con horror. Está
justo en su rostro, gritando. No puedo escuchar lo que está diciendo a través de la
ventana, pero no está feliz. Lo siento por Carter. Mi padre nunca me trataría así, no
importa lo mal que fuera mi comportamiento.
¡Ugh! No soporto a ese hombre.
Unos minutos más tarde, se va. Carter golpea la puerta de su dormitorio. Sus
manos están a ambos lados de la cabeza mientras se inclina hacia atrás, mirando
hacia el techo. Pobre. Verlo así tira de mi corazón. Estoy tentada a ir y ver si está
bien, pero no lo hago. Tiene la culpa por tomarlo contra mí.
Debe sentirme viéndolo, porque su cabeza se mueve en mi dirección. Quiero
bajar la mirada, pero no funciona. Ya me atrapó. Le sonrío comprensiva, pero me
delato. Él da unos pocos pasos hacia su ventana y cierra las persianas bruscamente. 58
Me hace enojar tanto a veces.
Recibo un texto de Meg diciéndome que llegará en una hora, así que decido
salir de nuevo y jugar con Lassie mientras espero. Solo estoy fuera unos minutos
cuando escucho la enojada voz del señor Shepard.
―Quiero que se hagan los céspedes y los bordes. Será mejor que hagas un buen
trabajo también. Estoy feliz de que tu madre viva aquí gratis, pero tú necesitas
ganarte tu estancia. No apoyaré a un chico bastardo que no es incluso mío.
Mi mano sube para cubrir mi boca. Estoy asombrada y sorprendida de que le
diga eso. ¿Cómo se atreve?
―Sí, bien, si lo quisiera no estaría aquí tampoco ―responde Carter en tono
desinflado.
Los crueles comentarios llevan lágrimas a mis ojos. Todo en mí quiere ir allí y
darle a ese un pedazo de mi mente. No tiene derecho a hablar con Carter de ese
modo. Estoy horrorizada.
―Simplemente hazlo ―dice Shepard―. Cuando termines puedes limpiar el
garaje. ―Lo odio aún más ahora. Pobre Carter. Me pregunto si su mamá sabe que
está siendo tratado de esta manera. Voy a mencionárselo a mi papá cuando
despierte. Tal vez pueda hablar con él al respecto cuando estén trabajando en su
auto.
Pocos minutos después oigo la cortadora de césped. Me coloco hacia la valla
de madera que divide nuestras casas y miro a través de uno de los agujeros. Un bulto
sube a mi garganta cuando mis ojos caen sobre él. Sus hombros están caídos y hay
un ceño fruncido en su rostro. Parece aún más miserable que de costumbre.
Nuestros jardines son grandes. Le tomará mucho tiempo hacerlo solo. Mi papá
por lo menos tiene un cortacésped eléctrico. Carter está haciéndolo con uno manual.
Ojalá pudiera ir allí y ayudar, pero sé que no querría que lo hiciera. Es demasiado
orgulloso para eso.
••••
―Oh. Mi. Dios. Su cuerpo es igual de hermoso que su rostro. Debería ser un
crimen ser tan atractivo ―dice Meg. Giro la cabeza para mirarla. Sus gafas están en
su nariz mientras mira al frente.
Mi cabeza gira en esa dirección, siguiendo su línea de visión. Casi me trago la
lengua cuando Carter se dirige en nuestra dirección, sin camisa. Sus abdominales
son tan definidos. Está usando pantalón corto negro que se afirma en sus caderas, 59
revelando su deliciosa V. Maldito sea ese cuerpo. Es aún más delicioso de lo que
imaginaba.
Todo lo que puedo decir es “Gracias a Dios que estoy usando gafas de sol”. Estoy
bastante segura que mis ojos están saltando de mi cabeza ahora mismo.
―Hola, Carter ―ronronea Meg al lado mío.
―Megan. Niña ―dice él con una inclinación de cabeza cuando llega hasta
nosotras. Ojalá dejara de llamarme así. Solo porque soy baja no me hace una maldita
niña.
¿Ese es un tatuaje en sus costillas? Lo es. Dice Trust. Creo que no conozco a
ningún otro chico de diecisiete años que tenga un tatuaje. Es tan malo. No sé por qué
me parece tan atractivo, pero lo es. Me gusta que no se ajuste a las formas de la
sociedad, a diferencia de mí. Siempre he sido una buena chica. Siempre hago lo que
la gente espera de mí. Me gusta que él sea original y no parezca importarle lo que la
gente piense de él.
Meg y yo estamos sobre nuestros estómagos. Cuando veo sus ojos recorrer la
longitud de mi cuerpo, lamento haberme puesto este pequeño y revelador bikini.
Me siento tan expuesta. Juro que oigo un gemido salir de él cuando sus ojos aterrizan
en mi trasero, pero no estoy totalmente segura.
―¿Cómo está el agua? ―pregunta cuando sus ojos van de regreso a mi rostro.
―Bien ―interviene Meg―. Estoy segura de que alcanzará el punto de
ebullición una vez que entres, sin embargo.
―Meg ―grito. Esa chica no tiene vergüenza.
―No me digas que no pensaste lo mismo, niña. ―Sonríe. Dios, me frustra. Es
tan egocéntrico. Opto por ignorar su comentario. En cambio, ruedo sobre mi espalda
y tiro de mi sobrero sobre mi rostro. Lo escucho reír mientras pasea por mi lado.
Unos pocos segundos más tarde, escucho el chapoteo cuando entra en el lago.
―Estaba comprobando totalmente tu trasero y tus senos cuando te volteaste.
Te desea mucho ―canta Meg. Pongo los ojos en blanco.
―No lo hace ―digo.
―Sí lo hace. Deberías ir por él. Si no lo haces, yo podría hacerlo.
―No te atrevas ―digo, retirando el sombrero de mi rostro y mirándola―.
Además, tienes novio, ¿recuerdas?
―Derek empieza a aburrirme. Creo que es hora de encontrar algo de carne 60
fresca ―admite con un suspiro.
―Eres una tarada. ―Me río.
―Deberías intentarlo alguna vez ―dice ella, guiñándome un ojo.
••••
Mi padre tiene uno de sus raros días libres hoy, así que esta noche vamos a
tener una barbacoa en la cubierta trasera. Estoy en la cocina haciendo una ensalada
y horneando papas para acompañar la carne. Papá está bañándose. Pasó la tarde
trabajando en el auto de Carter otra vez. Parece estar disfrutándolo realmente. Meg
se fue a casa a cambiarse. Se unirá a nosotros también.
―Hola, Calabaza ―dice mi papá cuando regresa a la cocina―. ¿Qué puedo
hacer para ayudar?
―Todo está muy bien organizado. Cuando Meg vuelva encenderé la parrilla.
Ahora solo voy a hacer las papas al horno ―le respondo.
―También invité a Carter. Espero que esté bien. ―Mi boca se curva en una
sonrisa. Me encanta que mi padre aceptara a Carter. Necesita un modelo masculino
positivo en su vida.
―Por supuesto. Te gusta, ¿verdad?
―Es un buen chico. ―Tengo que estar de acuerdo con él. Creo que bajo el
frente que pone y todo el trasero inteligente que aparenta, lo es. Creo que solo es
incomprendido.
―Escucha, hay algo que necesito decirte. Se trata de Carter ―digo, girándome
para enfrentar a mi papá.
―Soy todo oídos ―dice, agarrando una cerveza de la nevera.
―Sé que no es asunto mío, pero Shepard estaba gritándole a Carter esta
mañana. Lo llamó bastardo y dijo que si quería vivir en su casa necesitaba ganarse
su sustento. Le hizo cortar el césped con una cortadora manual y luego limpiar el
garaje.
―¿Él qué? Ese hombre es un idiota ―desdeña mi padre, la ira claramente es
visible en su hermoso rostro.
―Son exactamente mis pensamientos, papá. Lo sentí tanto por Carter. Sé que
probablemente no es mucho lo que puedes hacer, pero pensé que te gustaría saberlo.
Tal vez puedas tener una conversación con él o algo así.
―Déjamelo a mí, Calabaza ―responde, inclinándose para besar la parte
superior de mi cabeza―. Saldré de nuevo y limpiaré la parrilla.
61
―Gracias, papá. ―Tengo suerte de tener un padre maravilloso. Lo quiero
tanto.
Me quedo en la cocina preparando las cosas hasta que llega Meg. Estoy
emocionada en secreto de que venga Carter. Sé que no me dará un tiempo duro
delante de mi padre. Bueno, espero que no lo haga. Mi papa le patearía el trasero si
supiera cómo me trata. De vez en cuando su lado agradable brilla, pero no muy a
menudo.
Parece diferente cuando está en presencia de mi papá. A menudo los escucho
riendo mientras trabajan en el auto. Tiene una gran risa. Es tan diferente al lado
idiota que veo. Mi papá es un buen hombre. Será bueno para Carter.
Una vez que Meg llega, me ayuda a llevar lo que necesitamos para poner la
mesa. Ambas tomamos mucho sol hoy, así que nos vemos bronceadas. Después de
la ducha, me pongo un vestido blanco de verano. Acentúa mi piel bronceada.
―Te ves sexy con ese vestido ―dice mientras me sigue a la cubierta.
―Gracias. Tú también. Siempre te ves bonita.
―Lo sé ―dice, y las dos reímos.
Me detengo cuando salgo a la cubierta. Meg no lo esperaba y se tropieza
conmigo. Carter ya está aquí. No me di cuenta. Debe haber usado la puerta lateral.
Está sentado en uno de los sofás al aire libre. Lassie está tendido sobre su regazo.
Está riéndose de algo que mi papá dijo. Dios, es hermoso cuando está feliz. Solo
mirarlo me quita el aliento y envía a mi corazón a un alboroto.
Meg me empuja por detrás.
―¿Necesito ir por el trapeador para limpiar tu baba? ―susurra en mi oído.
Perra. Ignoro su inteligente comentario y continúo caminando. Afortunadamente,
Carter también está ocupado para notar que lo revisaba.
―Aquí están mis dos chicas favoritas ―dice papá cuando nos nota. La cabeza
de Carter se mueve en nuestra dirección. Veo cómo sus ojos recorren la longitud de
mi cuerpo, descansando en mi rostro. La mirada que me da, les hace cosas divertidas
a mis partes femeninas. Es atractivo. Ni siquiera ha notado a Meg. Sus ojos están
pegados en mí.
Mi padre se aclara la garganta. Lo miro. Sus ojos se mueven entre Carter y yo.
Mierda.
―¿La carne casi está lista? ―pregunto, tratando de distraerlo de decir algo.
―Casi ―responde dándome una mirada extraña. Saber que mi padre fue
testigo del intercambio entre nosotros me hace sentir incómoda.
62
―Muy bien. Después de poner la mesa, sacaré las patatas del horno ―digo sin
hacer contacto visual con él.
―¿Quiere otra cerveza, Sr. Montgomery? ―le pregunta Meg a mi padre. Dios
mío, la adoro. Debe haber notado la mirada que mi padre nos estaba dando, así que
está intentando suavizar las cosas. Me encanta como siempre me respalda.
―Me encantaría una ―contesta. Desastre desviado. Meg regresa a la casa
mientras pongo la mesa.
―Vamos, muchacho ―le digo a Lassie cuando termino. Aunque a Carter no
parece importarle que Lassie se extienda sobre él, es una noche caliente por lo que
no puede posiblemente estar cómodo. El perro me ignora. Nunca hace eso. Maldito
traidor―. Lassie. ―Esta vez mi voz es un poco más fuerte. Todavía no viene.
―Larry está bien, déjalo. ¿No lo estás, chico? ―dice Carter, sonriéndome
mientras pasa su mano a través de la larga melena del perro.
―Es Lassie ―espeto, poniendo mis manos en las caderas y frunciendo los
labios. Su sonrisa se amplía. Estoy segura que lo hace para molestarme. Oigo que mi
papá se ríe. Obviamente piensa que es divertido también. Los dejo a los dos y vuelvo
a la cocina.
Afortunadamente el resto de la noche pasa sin incidentes. En realidad, todos
parecemos estar teniendo un tiempo agradable. No puedo creer cuán diferente es
Carter esta noche. Mi padre realmente saca lo mejor de él.
―Se hace tarde, debería estar yéndome a casa ―dice Meg. Suele quedarse a
dormir, pero tiene que ir a la casa de su abuela por la mañana, por lo que no puede
quedarse esta noche.
―He estado bebiendo ―dice mi padre, poniéndose en pie―. Voy a conseguir
que uno de los chicos de la estación venga y te dé un aventón a casa.
―No hay problema, señor Montgomery. Caminaré ―responde Meg.
―Te llevaré a casa ―le ofrezco, subiendo al lado de ella.
―No. No me gusta la idea de Megan caminando a casa sola, y si vas entonces
tendrás que volver sola ―dice mi papá
―Yo iré con ellas ―dice Carter.
Los ojos de mi padre se mueven hacia él mientras considera su oferta.
―Bueno. Está bien mientras Carter vaya con ustedes. ―Miro a mi papá.
¿Habla en serio? Después de la mirada que nos dio antes, estoy sorprendida de que
se sienta cómodo con nosotros estando solos y juntos ahora. 63

••••
Una vez que dejamos a Meg en su puerta, la abrazo diciéndole adiós.
―No hagas nada que yo no hiciera ―susurra en mi oído. Eso le gana un
pellizco bajo el brazo. No hay mucho que no hiciera―. ¡Ay! ―Se ríe―. Gracias por
traerme a casa, Carter ―añade, mirándolo.
―No hay problema ―responde. Sus manos están en sus bolsillos viéndose
todo fresco, tranquilo y sexy.
―Siéntete libre de tomar ventaja de mi amiga de camino a casa ―dice con un
guiño. Oh. Mi. Maldito. Dios. No acaba de decir eso. Carter solo se ríe de su
comentario. Yo, por otro lado, quiero arrastrarme bajo una roca y morir. Estoy
encantada de haberla pellizcado ahora. Debería haberlo hecho más fuerte. Pagará
por esa expectación mañana. Le doy una mirada diciéndole que no estoy
impresionada con lo que acaba de decir. Me sonríe dulcemente. Perra.
Los dos estamos callados en el camino de regreso. No sé qué decirle. Todavía
estoy muriendo por dentro por las palabras de Meg. De alguna manera espero que
tome su consejo, por otra espero que no lo haga.
Sé que probablemente no debería desearlo teniendo en cuenta que tengo la
sensación de que toda la plática del papá esté fuera de los límites, pero salto
directamente.
―¿Tu padrastro siempre te habla de esa manera? ―pregunto, tratando de
romper el incómodo silencio.
―Supongo. ―Se encoge de hombros―. Es un estúpido. No puedo soportarlo.
Lo que mi mamá ve en él, nunca lo sabré.
―Pienso lo mismo. Ella parece tan agradable ―le digo mientras niego,
tratando de darle sentido.
―¿Tampoco te gusta? ―pregunta, mirándome sorprendido.
―No. Tampoco a mi papá. Casi llegaron a los golpes hace un tiempo.
―¿Por qué? ―pregunta.
―Lassie hizo su cosa en su césped. Ya sabes, popó. Digamos que no estuvo
contento. Cuando me gritó y me hizo llorar, mi papá lo perdió.
―Larry es un maldito campeón. ―Se ríe entre dientes
―Lassie ―le recuerdo.
64
―Lo siento, niña ―dice, pasando su brazo alrededor de mi hombro―. Siempre
será Larry para mí. Tienes que admitir que Lassie es un nombre de mierda para un
perro patea traseros como ése.
Por mucho que su comentario llega a mi piel, estoy sonriendo como una tonta.
No puedo creer que tenga su brazo alrededor mío. Respiro profundo, inhalando su
colonia. Es almizclada, varonil y muy él. Podría ahogarme en su olor. ¡Ugh! Es
oficial, soy patética.
Las noches de esta época del año en los suburbios de Sídney son bastante
calurosos, pero su temperatura corporal junto a la mía se siente bien. Ciertamente
no me estoy quejando.
―Solía ver Lassie en la televisión con mi papá cuando era niña, que ya no soy,
por cierto. ―Lanza atrás su cabeza y se ríe. Ignorándolo, continúo―. Después de
cada episodio le rogaba que me comprara un perro así. Un día llegó a casa con
Lassie. Claro que no era un Collie, pero no me importó. Ambos tenían el pelo largo
y color similar. Mi Lassie vino de una camada de cachorros de uno de los policías
caninos en la fuerza. Así es como mi papá lo obtuvo.
―Buena historia, gran perro, pero por desgracia sigue siendo un nombre de
mierda para mi hombre Larry. ―Juguetonamente le pego en el estómago y se ríe de
nuevo. Realmente bajó la guardia esta noche. Ojalá fuera así más a menudo. En
realidad, no es malo cuando no es un estúpido.
―Me gusta, por lo que se queda ―refuerzo.
―Bueno, me gusta Larry, así que así es como continuaré llamándolo ―dice,
acercándome a su lado.
Soy tan baja comparada con él, así que quedo cuidadosamente debajo de su
brazo.
Caminamos el resto de la cuadra en silencio. Estoy tentada a envolver mi brazo
alrededor de su cintura, pero no lo hago. Estoy segura que su brazo alrededor de mí
no es nada romántico de su parte, solo un gesto amistoso. Cuando llegamos a mi
casa, deja de caminar.
―¿Vas a entrar, o te irás a casa? ―le pregunto.
―Nah. Creo que me iré a casa. Dale las gracias a tu papá por invitarme esta
noche ―contesta, soltando su brazo de mi hombro y girando para enfrentarme.
―Lo haré. ―Me doy la vuelta para marcharme―. Buenas noches, Carter ―le
digo mirándolo por encima de mi hombro. Él se estira y me acerca de nuevo hacia
él. Mi cuerpo aterriza a ras del suyo. Dándome la vuelta para enfrentarlo, sus brazos
se deslizan alrededor de mi cintura sujetándome a él. 65

―¿Lamentas que no tomara el consejo de tu amiga? ―Su voz es baja y sexy.


Sus ojos se afianzan en los míos, y mi frecuencia cardíaca se acelera.
―¿Qué? ―Al principio no estoy segura de qué está hablando, entonces me
golpea. El comentario de Meg―. No ―grito arrugando el rostro.
―Mentirosa ―dice sonriendo―. Estabas esperando que me aprovechara de ti.
―No lo hacía. ―Trato de darme la vuelta para alejarme de nuevo, pero me
sostiene apretado. Es tan arrogante. Claro que había una parte de mí que esperaba
que lo hiciera, pero no lo admitiré ante él. Es desconcertante que incluso quisiera eso
considerando la forma en que me trata.
Me hala contra él mientras una de sus manos mueve mi rostro hacia arriba,
fijando sus ojos en los míos. Mi corazón está latiendo muy rápido ahora. Su mirada
se mueve hasta mis labios antes de volver a mis ojos. Su rostro se inclina hacia
delante muy lento. Oh Dios. Creo que va a besarme.
Me duele la respiración cuando sus labios están a solo unos centímetros de los
míos.
―Quieres que te bese ¿no? ―Respira.
―Sí ―susurro sin vacilar. ¿Acabo de admitirlo en alto? Como que espero que
empiece a reírse y a echármelo en cara con un: “¿Ves lo que te dije?, me deseas”, pero
sorprendentemente no lo hace.
En vez de eso, gime antes de que sus labios suavemente encuentren los míos.
Mis manos se deslizan por su pecho, tomando su camisa, acercándolo más.
Cuando mis labios se abren desliza su lengua en mi boca, profundizando el
beso. Es un beso caliente. Gimo contra su boca. Nadie me ha besado nunca así antes.
Es uno de esos besos que hacen que los dedos de tus pies se doblen. ¿Es posible tener
un orgasmo con solo un beso? Porque creo que estoy cerca de tener uno ahora
mismo.
Aprieto mis muslos. Nadie nunca me ha excitado así.
De repente, la luz del porche se enciende. Mierda, mi papá. Ambos nos
alejamos del otro con un movimiento.
―Indi, ¿eres tú afuera? ―grita mi padre a través de la puerta de tela metálica.
―Sí, soy yo ―le respondo, mis ojos todavía fijos en Carter. Ambos estamos
respirando pesadamente―. Entraré ahora. ―Carter exhala mientras sus manos
pasan a través de su oscuro cabello. Sus ojos todavía no han dejado los míos. Creo
que está tan sorprendido como yo. 66

Doy unos cuantos pasos hacia atrás. ¿Qué diablos fue eso? No puedo hablar.
No hay palabras para lo que acaba de suceder. No hay palabras para cómo me hizo
sentir ese beso.
―Tengo que irme. ―Es todo lo que digo cuando me doy vuelta y corro
subiendo los escalones delanteros. Alejándome.
Carter
Jesucristo. ¿Qué carajos fue eso? No sé lo que acaba de caer sobre mí. Claro,
desde el momento en que la vi, quise esos labios en los míos, voy a admitir eso. Pero,
nunca pensé que actuaría sobre esos sentimientos. Nunca pensé que realmente
sucedería. Y nunca pensé que me haría sentir lo que acabo de sentir.
Mierda.
Estoy bien y verdaderamente jodido.
67
Después de entrar en la casa, me quedo allí. No puedo conseguir que mis
piernas funcionen. Mi pierna media está trabajando muy bien. Ese idiota está de pie
orgulloso. Está tan jodidamente duro que realmente me duele. ¿Por qué fui allí? ¿Por
qué?
Cuando la sangre finalmente sale de mi pene y fluye de regreso a mis piernas,
arrastro mi trasero hacia la casa. No me molesto en pasar por la puerta principal.
Voy directamente a la ventana de mi dormitorio. No puedo enfrentar a mi madre o
a Pendejito ahora mismo. Mi cabeza está por todo el lugar. ¿Qué voy a hacer? Tanto
como me gustaría, no puedo ir con ella. No puedo.
••••
Después de una noche de insomnio, me levanto temprano y voy a mi auto. No
tengo idea de a dónde iré, pero no puedo andar por aquí. No puedo correr el riesgo
de ver a Indiana. Ese beso todavía me persigue. Lo que tengo que hacer es quedarme
alejado de ella. Me hace sentir cosas. Cosas que no quiero sentir.
Me tomó doce largos años construir esta barrera alrededor de mi corazón. Mi
escudo protector. El que bloquea todos los sentimientos. Si no puedes sentir, no puedes
ser lastimado ¿verdad? Esa es mi lógica de todas formas.
Solo le tomó unos días romper los cimientos en los que trabajé tan duro por
erigir. Al diablo ella y su sol y su arcoíris. A diablo ella y su luz que está tratando de
penetrar mi oscuridad. No lo necesito, y seguro no lo quiero.
Termino en un parque, a kilómetros de donde ahora vivo. Ni siquiera estoy
seguro del suburbio. ¿A quién le importa? Me da lo que necesito: distancia, tiempo
para pensar, tiempo para procesar. Es hora de averiguar qué en el infierno voy a
hacer sobre la maldita Indiana Montgomery. ¿Por qué está entrando en mi corazón?
Terminando mi cigarrillo, enciendo otro. Eso tampoco ayuda. Al llegar al
asiento del pasajero, deslizo mi mano debajo y saco mi bloc de dibujo. Han pasado
meses desde que he dibujado algo. Tal vez eso pueda calmarme como el infierno.
Funcionó en el pasado.
Me muevo a través de las malditas páginas, estudiando algunos de mis otros
dibujos. Son bastante oscuros: Cráneos, demonios y serpientes, mierda así. Se
adaptan a mi personalidad, creo. Recuperando un lápiz de la guantera, empiezo a
dibujar.
Cuando termino, miro mi trabajo.
Normalmente me meto en la zona y dejo que mi mano dibuje lo que quiera.
Por supuesto hoy escogí dibujarla a ella. Esos grandes ojos enmarcados con pestañas 68
largas, gruesas y oscuras y esos hermosos labios gruesos que saben como el maldito
cielo. Es hermosa. Maldita sea.
Arrancando el dibujo del bloc de notas, lo hago una bola y lo arrojo al piso.
Agarrando mis cigarrillos, consigo salir del auto y caminar a través del parque,
eventualmente acomodándome bajo un árbol.
Abro mi cuaderno en una página nueva. Esta vez me aseguro de controlar lo
que mi mano hace. Ninguna niña de mierda. Termina siendo una imagen de un
cráneo con una serpiente que sale de sus órbitas y con rosas negras envueltas en su
cola. Eso es más como yo.
Colocándolo en mi regazo, enciendo otro cigarrillo y me siento y admiro mi
obra.
―Oye, amigo. ¿Tienes fuego? ―pregunta alguien. Miro hacia arriba para ver
a un tipo que se acerca cubierto de tatuajes. Tiene un gran piercing de plata en forma
de espiga a través de su ceja y unas cosas perforando sus lóbulos. No me importa la
extraña perforación, pero el estiramiento de su lóbulo de la oreja me parece extremo.
No es como si usaras audífonos en tus oídos cuando tuvieras setenta años. ¿Qué
harás con esos enormes agujeros como un trasero de mierda entonces?
―Claro ―le digo lanzándolo hacia él.
―Gracias. Dejé el mío en la tienda. ―Se inclina y me lo devuelve una vez que
su cigarrillo está encendido―. Oye, ¿dibujaste eso? ―pregunta mirando mi bloc de
dibujo.
―Sí ―respondo.
―Es bastante bueno. ¿Te importa si le doy una mirada?
―Por supuesto. Adelante ―digo entregándoselo. Nunca le he mostrado a
alguien mi trabajo antes, pero no conozco a este tipo, así que, ¿a quién le importa lo
que piense? A mí no.
―Eso haría un tatuaje putamente impresionante. ¿Alguna vez pensaste en
venderlos? ―pregunta.
―Nah. Lo hago por diversión.
―Tengo una tienda de tatuajes atravesando el camino ―dice señalando a
través del parque hacia la línea de tiendas al otro lado de la calle. Revisa algunos de
los otros dibujos―. Joder, estos son malvados.
―Gracias hombre ―le contesto. Admito que estoy feliz de que le guste mi
trabajo.
―Lo digo en serio. Me encantaría comprar algunos de estos. Siempre estoy 69
buscando nuevos diseños. ¿Quieres venderlos? ―Me encojo de hombros. ¿Quiero
hacerlo? No estoy seguro realmente. Podría ser bueno saber que mis dibujos están
tatuados en alguien permanentemente. Incluso pensé en ponerme unos pocos
cuando pueda pagarlos. Los tatuajes no son baratos―. ¿Quieres venir a ver mi
tienda?
―Claro, por qué no ―respondo, poniéndome de pie. No tengo nada mejor que
hacer.
―Jax ―dice extendiendo su mano hacia mí.
―Carter.
Camino con él al otro lado de la calle. Su tienda es bastante extraordinaria. No
parece mucho desde la calle, pero dentro la distribución no es mala. Mis ojos van
alrededor antes de aterrizar sobre la chica detrás del escritorio. Tiene un tatuaje de
manga completa en ambos brazos y cabello rosado, pero le queda. Es muy sexy.
Tiene figura agradable, también. Supongo que está en sus veintes.
―Candice, este es Carter ―dice Jax mientras nos acercamos a ella.
No intenta ocultar el hecho de que me está comprobando.
―Hola, guapo ―me guiña.
―Hola ―digo con un asentimiento.
―Échale un vistazo a estos dibujos ―dice Jax dándole mi bloc de dibujo. Sé
que mis dibujos son buenos, pero por alguna razón, estoy incómodo de que los vea.
―Vaya, son increíbles. ¿Tú los hiciste? ―pregunta haciendo contacto visual
conmigo. Asiento―. Son grandiosos. Oh, me encantaría este en mi trasero ―dice
señalando la imagen de un cráneo que se extiende a través de una cama de rosas. Su
comentario me hace sonreír. Apuesto a que tiene buen trasero, también.
―Te daré ciento cincuenta dólares ―dice Jax de repente. Me encojo de
hombros.
―Supongo. ―Todavía no puedo creer que quiera comprarlos.
―Está bien. ―Revisa el libro y cuenta cuántos dibujos son―. Quince ―dice
inclinándose para tomar la calculadora del mostrador. Presiona algunos números en
ella―. Eso es… dos mil doscientos cincuenta dólares ―añade―. ¿Estás feliz con eso?
―¿Me pagarás ciento cincuenta dólares por dibujo? ―pregunto con
incredulidad.
―Sí. ¿Crees que está bien ciento cincuenta por el lote?
―Sí. ―Me siento estúpido ahora. Jax se ríe niega ante mi ingenuidad.
70
―Estos son buenos, hombre. Haré más dinero en una sola sesión. Se van a
vender bien. Ya conozco a algunos tipos a los que les van a encantar estos.
―Mierda ―digo, sonriendo mientras sacudo la cabeza. ¿Quién sabría que
unos cuantos dibujos podrían hacerme ganar tanto dinero? Ahora podré obtener las
partes que puse en espera para el auto.
―Tengo clientes llegando en breve. Tengo que irme. Candice te dará el dinero
en efectivo. Fue un placer conocerte, hombre ―dice estrechando mi mano―. Si
tienes más dibujos de los que quieras librarte, sabes dónde encontrarme.
―Gracias ―respondo. Todavía estoy sorprendido. Esto es increíble.
―No me agradezcas. Te veré al lado ―dice caminando hacia las habitaciones
de la parte de atrás. Me gusta. Es un tipo genial.
Candice abre la registradora y comienza a contar el dinero en efectivo en el
mostrador.
―Ahí tienes, guapo. ―Me da una sonrisa coqueta cuando me entrega el
dinero.
―Gracias ―digo, tomando el dinero y metiéndolo en mi bolsillo. Miro como
cuidadosamente toma las páginas con los dibujos en ellos antes de escribir algo en
el interior de la tapa de mi block.
―Ten. Escribí mi número. Si alguna vez quieres contactarme, llámame. Me
gustaría ver qué más puedes hacer con esas manos tuyas. ―Me río de su comentario
mientras alcanzo mi bloc de dibujo. Me gusta una mujer que sabe lo que quiere.
―Suena como un plan ―digo con un guiño mientras me giro para salir de la
tienda. Normalmente iría por eso, pero necesito ordenar esta mierda con Indiana
primero. A la mierda.
Decido comer algo. Ya que salí de la casa tan temprano ni siquiera he
desayunado. Hay un café algunas puertas abajo, así que me dirijo en esa dirección.
Una vez que comí me dirijo a mi auto. Ni siquiera es mediodía y no tengo
planes de ir a casa todavía. Si puedo evitar ver a Indiana todo el día, lo haré. Ahora
que tengo dinero, supongo que puedo hacer lo que sea que quiera.
••••
Está oscuro cuando vuelvo a entrar a mi habitación. La luz del dormitorio de
Indi está apagada. Probablemente ya está dormida. Quién sabe qué mierda haré con
la escuela por la mañana. No estoy seguro si quiero darle un aventón. Tenerla cerca 71

no es una buena idea. Necesito tener resueltos estos sentimientos que tengo,
primero.
―Carter, ¿estás ahí? ―pregunta mi madre golpeando mi puerta.
―Sí, mamá. Adelante.
―¿Dónde has estado todo el día? He estado preocupada ―pregunta, con la
inquietud grabada en su rostro.
―Solo fui a dar una vuelta. Eso es todo.
―¿Estás bien? ―dice, sentándose a mi lado en la cama. Reconozco ese tono.
Está preocupada. Odio hacerla preocuparse.
―Sí. Estoy bien ―le respondo, forzando una sonrisa tranquilizadora.
―No eres feliz viviendo aquí, ¿verdad, Carter?
―Estoy bien con eso, mamá. Solo quería salir un rato. Honestamente. ―Esa es
una maldita mentira. Odio aquí, pero la cosa es, que ella no. Puedo decir que está
contenta. Lo único que quiero es verla feliz. Eso es todo lo que he querido. No voy a
arruinar esto para ella.
Fingir que soy feliz aquí es lo menos que puedo hacer por ella. Estoy seguro de
que podré aguantar por unos cuantos meses más. Espero.
―¿Estás seguro? Odiaría pensar que no lo fueras.
―Lo soy, mamá. Me gusta aquí. ―Otra mentira. Odio mentirle, pero lo estoy
haciendo para protegerla, así que supongo que eso hace que esté bien.
―Bueno. Estoy contenta ―dice colocando su mano en mi rodilla, dándole un
apretón antes de levantarse de la cama. Inclinándose, me besa la frente―. Buenas
noches, nene. Te quiero ―añade, acariciando suavemente el lado de mi rostro.
―Yo también te quiero, mamá.
Después de una ducha rápida salto a la cama. Unos minutos más tarde mi
teléfono suena. Lo alcanzo en la oscuridad. Maldita Jen. Quiere saber si puede venir.
Si supiera que perderme en su vagina me ayudaría, le diría que sí, pero sé que no lo
hará. La última vez que estuve con ella, lo único que hice fue pensar en Indiana.
Coloco mi teléfono en la mesilla de noche, ignorando su mensaje.
Cuando abro los ojos, miro el reloj al lado de mi cama. Son las 7:00 a.m. Carajo,
no tengo ganas de ir a la escuela hoy, pero tengo que hacerlo. Creo que me iré
temprano para no coincidir con Indiana. Todavía no estoy listo para enfrentarla
después de ese beso. 72

Mi mamá tiene el desayuno listo para mí cuando entro a la cocina. Me gusta


pasar este tiempo con ella. Pendejito ya salió para el trabajo, así que somos solo los
dos. Como en los viejos tiempos.
―He notado que has estado pasando mucho tiempo con Ross de al lado ―dice
colocando un plato de tocino y huevos delante de mí.
―Sí. Me está ayudando con mi auto. Sabe todo sobre ese tipo de cosas.
―Eso es bueno. Me alegro de que te esté ayudando. Debo agradecérselo la
próxima vez que lo vea. Sabes que John te ayudaría si supiera de autos, ¿no? ―dice
como si realmente creyera esa mierda. ¿A quién mierda quiere engañar? Ese idiota
no me ayudaría. Cristo, realmente la tiene engañada.
―Sí. ―Es todo lo que digo, luchando por tragar la comida en mi boca. Supongo
que prefiero que crea que es amable conmigo. La alternativa solo la trastornaría.
Cuando vuelvo a mi cuarto para agarrar mi mochila, veo a Indi escabulléndose
por la puerta y corriendo por el lado de su casa. Debe tener la misma idea que yo.
¿Por qué me molesta? Estaba dispuesto a escabullirme sin ella, pero ahora que sé
que está haciendo lo mismo, no estoy feliz por ello. Ni una puta mierda.
Indiana
Oigo un: “Oye” mientras me apresuro a ir al lado de la casa. Mierda. Quiero
seguir caminando, pero no puedo. Supongo que estoy perdida. Deteniéndome, me
doy la vuelta. Carter está ceñudo en la ventana de su dormitorio. Suspiro cuando lo
veo.
―¿A dónde crees que vas? ―chasquea.
¿Está hablando en serio?
73
Estoy enfadada con él y ni siquiera puedo decir por qué. De acuerdo, puedo
decirlo. Me acosté en la cama durante horas la otra noche reviviendo ese beso. No
sabía qué pensar ni hacer. Entonces ayer por la mañana, escuché su auto arrancar al
amanecer. Corrí a mi ventana justo a tiempo para verlo retroceder en la calzada.
No volvió hasta después de las 21:00. Se fue por más de quince horas. ¿Se
quedó fuera todo el día para evitar verme, o fue algo más? ¿O debería decir alguien
más? ¿Por qué ese pensamiento me molesta? No puedo decirlo, pero lo hace. Mucho.
Tantos escenarios atravesaron mi cabeza mientras las horas pasaban y él no
regresaba. Cuanto más tarde era, más preocupada me volvía. ¿Estaría con Jen? O
peor aún, ¿con su ex casera?
―Voy a tomar el autobús ―suelto, cruzando los brazos sobre mi pecho con
molestia.
―Como el infierno que lo harás. ―Salta de su ventana y viene hacia mí. Me
vuelvo y empiezo a dirigirme a la calle―. Oye ―dice extendiendo la mano para
agarrar mi brazo cuando me alcanza―. ¿Qué se te metió en el trasero?
―Nada ―digo, tratando de liberar mi brazo de su agarre.
―Bueno, ¿por qué te estás escabullando entonces? ―Puedo decir por el tono
de su voz que está lastimado. Me doy la vuelta y lo encaro. Mierda. Está herido. Está
escrito en todo su rostro.
―¿A dónde fuiste ayer? ―le pregunto. No es asunto mío, pero ha estado
comiéndome toda la noche. No soy su madre, y sé que un corto, increíble y caliente
beso ciertamente no me hace su novia, pero maldita sea. Quiero saberlo.
―Fuera. ―Es todo lo que dice. Estoy tentada a decirle, sé que saliste, idiota, pero
no lo hago. Estrecho mis ojos a su evasiva.
―¿A dónde?
―A manejar. ―Bueno, eso me dice mucho. No―. ¿Es eso de lo que se trata
esto? ―pregunta.
―No ―respondo, porque de repente me siento como una tonta por estar
molesta sobre esto. No tiene que responderme.
―Mentirosa.
―No lo soy ―espeto, poniendo las manos en mis caderas.
―Sí, lo eres. Estás molesta porque me fui, ¿no? Compartimos un beso y ahora
no puedo ir a ninguna parte sin ti. Eso es un poco irrazonable, ¿no crees? 74

―Si eso es lo que piensas, entonces eres aún más engreído de lo que
originalmente pensé. ―Me vuelvo y me alejo. No porque esté enojada por lo que
dijo, sino porque estoy avergonzada por la forma en que estoy manejando esto.
Tiene razón. Estoy siendo irrazonable. No tengo derecho a estar enojada con él.
Realmente suave, Indi. Va a pensar que soy como esa perra loca de Atracción Fatal.
Probablemente piensa que voy a cocinar su conejo 2. Bueno, lo haría si tuviera uno.
―Vuelve aquí ―exige.
Ignorándolo, sigo caminando. Solo llego a la acera antes de elevarme en el aire
y ser arrojada sobre su hombro. No dice ni una palabra ni yo. Después de sacar la
llave de su bolsillo, abre la puerta lateral del pasajero y me deposita dentro del auto.
Alguien máteme ahora.
Silencio. Así es como seguimos de camino a la escuela. Eso está bien. Estoy
humillada por actuar como una niña consentida. Imagino que el nombre de niña me
queda ahora.
―Te quiero aquí esta tarde cuando sea hora de ir a casa, o que Dios te ayude
―dice en tono de advertencia una vez que estaciona el auto. Su ridícula orden casi
me hace querer reír. Casi. En cambio, estoy aliviada porque el auto ya no se mueve.
Es hora de escapar y llegar tan lejos de él como sea humanamente posible.

2 Hace referencia a la escena de la película Atracción Fatal en la que la protagonista hierve un conejo.
••••
―Escupe ―dice Meg mientras me acerco a mi casillero. Evité sus llamadas
todo el día de ayer.
―No hay nada que decir ―digo, empujándola a un lado para poder poner mi
bolsa dentro.
―Indiana Isabella Montgomery. ―Siempre usa mi nombre completo cuando
está molesta conmigo. Maldita sea. No renunciará hasta que le diga todo. Cerrando
la puerta, inclino la cabeza contra el casillero y suelto una respiración exasperada.
―Nos besamos. Eso es todo. ¿Estás feliz ahora?
―Oh. Mi. Dios. Lo sabía. Me preocupé cuando no tomaste mis llamadas, pero
luego pensé que tal vez estabas pasando el día con tu vecino atractivo como el
infierno ―dice emocionada.
Eso desearía.
Ignorándola, me alejo caminando hacia mi primera clase. 75

―Indi ―grita a mi espalda en retirada mientras corre para alcanzarme. Toma


mi brazo jalándome para que me detenga―. ¿Qué se te metió hoy? ¿Estás enojada
conmigo o algo?
―No ―respondo volviéndome hacia ella. La preocupación que veo en su
rostro lleva lágrimas a mis ojos. Tal vez todo lo que sucedió desde que él me besó,
es la verdadera razón por la que estoy molesta. Supongo que eso es.
Sin decir una palabra, me arrastra por el pasillo al baño de chicas.
―¿Qué está pasando? ―pregunta cuando estamos lejos de miradas
indiscretas. No tengo palabras.
Poniendo mis manos sobre mi rostro, empiezo a llorar.
―¿Qué diablos? ―Me abraza, sosteniéndome fuerte―. ¿Qué te hizo ese
bastardo?
―Nada ―digo finalmente. Colocando sus manos sobre mis hombros, me
empuja para poder ver mi rostro.
―Mierda. ¡En los doce años que hemos sido amigas, puedo contar con una
mano las veces que te he visto llorar!
Cuando otras muchachas entran, me jala a un cubículo, encerrándonos. Estoy
agradecida por eso. El rumor es abundante en esta maldita escuela. Si sale que estoy
llorando en los aseos, la gente tendrá munición para hacer mierda.
Termino diciéndole todo. Del beso, de él estando desaparecido ayer, y de lo
que pasó esta mañana.
―Nena, creo que estás leyendo demasiado en esto.
―¿Piensas eso? ―pregunto, porque realmente necesito sus pensamientos
sobre esto. Mi mente está dispersa.
―Sí. Estoy segura de que hay una explicación lógica. Veo la forma en que te
mira. Está loco por ti, Indi. No puedo verlo conectándose con alguien más cuando
tiene sentimientos por ti. ―Me encojo de hombros. ¿Tiene sentimientos por mí? ¿O
solo quiere entrar en mis bragas, como Brad?
Una vez que me recupero, nos deja salir. Salpico algo de agua fría en mi rostro
antes de salir. Voy a tratar de sacarlo de mi mente por ahora.
Carter Reynolds se ha metido suficiente con mi cabeza.
Logro evitar encontrar a Carter por el resto del día. Lo vi desde la distancia a
la hora del almuerzo. Bueno, lo vi cuando salió de la cafetería. Brad decidió venir y
76
sentarse con nosotras hoy. No estoy segura si tuvo algo que ver con eso.
Desde que despedí a Brad, no me ha dejado sola. Supongo que no le gusta que
le digan “no”. Probablemente soy la primera chica de la historia que lo rechaza.
Puede intentarlo todo lo que quiera, pero puedo asegurarles que estas son unas
bragas en las que no va a entrar.
Siguiendo órdenes, después de mi última clase voy al estacionamiento. Carter
está viéndose ridículamente atractivo inclinado contra su auto mientras camino
hacia él. Me esfuerzo lo mejor que puedo para no comprobarlo, pero mis traidores
ojos parecen tener mente propia. ¡Ugh!
―¿Te gusta lo que ves, niña? ―pregunta. Dios su arrogancia me molesta.
―Lo que sea ―replico, poniendo los ojos en blanco mientras me dirijo hacia el
lado del pasajero. Él ríe entre dientes mientras sube. Ninguno de nosotros habla por
los primeros minutos de viaje.
―¿Vas a continuar con el trato silencioso? ―pregunta. No respondo―. ¿Me
vas a decir lo que hice para molestarte, o solo estás temperamental porque es ese
momento del mes?
―¿Qué? Ewww. No puedo creer que acabas de decir eso. ―Él lanza atrás su
cabeza y ríe. Es uno de esos raros momentos. Es absolutamente impresionante
cuando ríe así.
―Bueno, por lo menos te obligué a hablar conmigo ―dice todo presumido.
Dejé escapar un profundo suspiro de pesar.
―Lo siento.
―¿Por qué? ―pregunta, mirándome.
―Por mi comportamiento. No fue correcto.
―¿Vas a decirme qué te molestó?
―No. Fue tonto. Solo olvídalo ―confieso.
―Ya está olvidado ―responde sonriendo mientras se estira y coloca su mano
en mi muslo exterior―. Para lo que vale, si fui yo quien te molestó, lo siento,
también. ―Vaya. ¿Acaba de pedirme disculpas? Son dos palabras que nunca pensé
que oiría salir de su boca.
Quitando su mano de mi pierna, la coloca de nuevo en el volante. Me encuentro
deseando que no lo hubiera hecho.
―Me di cuenta de que Brad estuvo husmeando alrededor de ti hoy ―dice unos
minutos más tarde. 77

―Sí. Creo que herí su orgullo diciéndole que no me interesaba.


―¿Le dijiste eso?
―Se lo dije la semana pasada. Estoy adivinando por sus acciones de hoy, que
no me tomó en serio.
―¿Quieres que hable con él? ―ofrece girando su cabeza en mi dirección.
―No. ―Me río―. Puedo imaginar lo que le dirías. Soy una chica grande.
Puedo manejarlo.
―¿Eres una chica grande? ―pregunta sarcásticamente, levantando una ceja.
Está suprimiendo una sonrisa, así que sé que está bromeando―. ¿Tienes espejos en
tu casa?
―Ja, ja ―le respondo mientras me estiro y juguetonamente lo golpeo en el
brazo. Ambos comenzamos a reír. Todavía no tengo ni idea de dónde salió esta cosa
entre nosotros, pero me alegro de que estemos bien de nuevo.
Cuando no da la vuelta hacia nuestra calle, estoy sorprendida.
―¿A dónde vamos? ―pregunto.
―Tengo que recoger algo. Pensé que quizás podríamos comer una
hamburguesa mientras estamos fuera.
―Me gustaría eso ―le digo. Me complace y me sorprende que quiera pasar el
rato conmigo.
Paramos fuera del lugar donde comimos el otro día. Incluso nos sentamos en
la misma cabina.
―¿Quieres lo mismo de nuevo? ―me pregunta―. Todavía no puedo creer que
te comieras todo la última vez. ¿Tienes las piernas huecas o algo?
―No. ―Me encojo de hombros―. Siempre he sido una gran comelona.
Sonríe y niega.
―No sé dónde lo pones. No hay nada en ti.
Mientras esperamos a que llegue nuestra comida, caemos en una conversación
fácil. Nada lúgubre como la última vez, afortunadamente. Cuando no está siendo
un idiota, en realidad es bastante gracioso. Esto tendría que ser lo mejor que nos
hemos llevado.
―Gracias por traerme aquí ―digo más tarde mientras nos marchamos del
restaurante―. En realidad no eres tan malo cuando eres amable ―bromeo, aunque
estoy hablando mortalmente seria.
78
Él pasa el brazo por mi hombro.
―Estuviste bastante bien, también, para una niña molesta. ―Se ríe
juguetonamente cuando le doy un codazo en el costado―. Solo te estoy molestando.
Andar contigo no es tan doloroso como pensé que sería. ―Sonrío porque sé que en
su torcida forma, es un cumplido. Me lleva al taller del Sr. Gregory.
―No vas a poner más partes en espera, ¿verdad? ¿No crees que deberías
esperar hasta poder pagar las otras primero? ―le pregunto.
―En realidad, estoy aquí para recogerlas ―responde.
―Pensé que no tenías dinero. ―Me hace suspicaz al instante.
―No lo tenía. Digamos que me entró un poco de dinero ayer ―dice
guiñándome un ojo. Mi corazón brinca. Tenía razón. Fue a ver a esa puta, a su ex
casera. Siento como que me voy a enfermar. Me prometió no volver allí.
―¿Te importa si espero en el auto? ―le pregunto, haciendo todo lo posible
para seguir siendo normal.
―Por supuesto. ¿Estás bien?
―Sí. Creo que comí demasiado ―respondo, forzando una sonrisa.
Él se ríe entre dientes.
―Ciertamente puedes comer mucho para estar tan flaca.
―Ja, ja ―digo sarcásticamente, sosteniendo mi mano por las llaves del auto.
Lágrimas queman mis ojos mientras salgo del taller. Tomo unas cuantas
respiraciones profundas para que las lágrimas no caigan, pero unas pocas logran
derramarse. Rápidamente las limpio con el dorso de mi mano. No puedo creer que
haya vuelto allí. Al menos antes lo hizo por su madre, por el alquiler y por la comida.
Pero vender su cuerpo por piezas de automóvil, eso es vergonzoso.
Una vez que estoy sentada en el auto, tomo mi iPod y busco mis audífonos en
mi bolsa. Necesito una distracción de lo contrario podría hacer algo increíblemente
estúpido, como estallar en lágrimas. Estoy lastimada. Quizás no tengo derecho a
estarlo, pero lo estoy.
Pasando por mis listas de reproducción, encuentro lo que necesito. Colocando
los audífonos en mis oídos, presiono reproducir. La primera canción viene a la vida.
Esta lista de reproducción, curiosamente, se llama “Distracción”. Perfecta para lo
que necesito ahora.
No tiene canciones tristes ni sensibles, nada que me entristezca o que
79
posiblemente me haga llorar. De hecho, hice esta lista el año pasado. Cada año en el
aniversario de la muerte de mi madre, o en su cumpleaños, mi papá se desaparece.
Son los dos únicos días del año en que no puedo contar con él para nada. Se encierra
en el dormitorio que una vez compartió con mi madre, con una botella de whisky, y
no lo veo de nuevo hasta la mañana siguiente.
Ahí es donde mi lista de reproducción “Distracción” nació. Cuando cae la
noche y mi padre consumió su botella de whisky, y el dolor de mi madre se pierde,
comienza a llorar. Me rompe el corazón. Es igual todos los años. Deseo más que nada
poder alejar su dolor.
Estoy segura que no se da cuenta de que puedo escucharlo, pero lo hago.
Normalmente me acuesto en mi cama y lloro también... por él, por mi mamá, por
nuestra familia. El año pasado decidí que no lo haría más. No puedo escucharlo
desmoronarse. Generalmente es fuerte y tranquilo. Supongo que ha permitido que
esos dos días del año se muestren y lo consuman por su pérdida, de ahí la lista de
reproducción. Lo escucho hasta que me quedo dormida, tratando de no pensar en
mi papá cayéndose a pedazos en su habitación.
Unos minutos más tarde hay un toque en la ventana. Volviendo la cabeza,
encuentro al Sr. Gregory de pie allí, sonriendo. Pausando la música, bajo la ventana.
―Hola, Indi ―dice.
―Hola, Sr. Gregory. ¿Cómo está?
―Estoy bien, ¿y tú? ―contesta.
―Estoy bien, gracias. ―Lo que es una mentira. Estoy lejos de estar bien.
―Bueno, solo quería decirte hola. Será mejor que vuelva al taller.
―Adiós ―digo, forzando una sonrisa.
―Adiós. Dile a tu papá que le digo hola.
―Lo haré. ―Cuando se va, rápidamente pongo los audífonos en mis oídos y
presiono reproducir. Si sigo escuchando la música en el camino a casa, no tendré
que hablar con Carter.
Apoyando la cabeza atrás en el apoyacabezas, cierro los ojos. No escucho a
Carter entrar en el auto por la música, pero lo siento. Sé que sus ojos están en mí,
pero no miro en su dirección hasta que siento su toque en mi pierna. Quitando uno
de mis auriculares, vuelvo la cabeza para enfrentarlo.
―¿Te sientes bien? ―pregunta.
―Sí. Estoy bien. ―Antes de que diga otra palabra, vuelvo a insertar el
auricular en mi oído y cierro los ojos otra vez. Así es como me quedo el resto del 80
viaje. Siento sus ojos en mí varias veces en el camino a casa, pero no me atrevo a
mirar en su dirección. Cuando entramos en su camino, me quito los auriculares y
tomo mi bolsa del suelo.
―¿Estás segura que estás bien? Estás actuando raro ―dice mientras mi mano
agarra la manija de la puerta.
―Sí. Estoy perfectamente bien. Te veré después ―respondo mirándolo. Mal
movimiento. Se ve lastimado y eso me hace sentir como una perra por la forma en
que estoy actuando.
Sus suplicantes ojos buscan los míos. Sé que probablemente se está
preguntando qué se me metió.
―Tengo que irme ―digo rompiendo su mirada fija. Lo oigo suspirar, pero lo
ignoro. Eso me hace sentir peor.
••••
Siento que la primera lágrima cae tan pronto como paso por la puerta. Dos
veces en un día me ha hecho llorar. Normalmente no soy una persona emocional.
¿Qué me está haciendo? Mi papá está trabajando en este momento, así que estoy
completamente sola. Estoy acostumbrada a eso. Normalmente no me molesta, pero
hoy lo hace.
Sacando el teléfono de mi bolsillo, llamo a Meg.
―¿Puedo quedarme en tu casa esta noche? ―le pregunto tan pronto como
contesta.
―¿Estás llorando, Indi? ―Puedo oír la preocupación en su voz.
―¿Puedo quedarme o no?
―Por supuesto. ¿Qué pasa, nena?
―Hablaré contigo cuando llegue allí ―respondo limpiando mis ojos con mi
mano. Me siento estúpida por llorar.
―Le pediré a mi mamá que vaya a buscarte. Estaremos allí en cinco minutos
―dice.
―Gracias.

81
Carter
No tengo ni idea de qué carajos acaba de suceder. En un minuto estábamos
subiendo de nivel las cosas, y al minuto siguiente todo cambió. Ella cambió. Algo
está pasando con ella, pero no tengo ni idea de qué. Qué se joda esta mierda. Esta es
exactamente la razón por la que nunca dejo que baje mi guardia y me acerco a la
gente.
―¿Cómo estuvo la escuela, cariño? ―pregunta mi madre cuando entro.
82
―Bien ―le respondo besando su mejilla antes de ir a mi habitación. No estoy
de humor para la pequeña charla ahora. Todavía estoy tratando de averiguar qué
hizo que Indiana cambiara como lo hizo. Nunca la había visto actuar tan fría. Es la
primera vez que he sido completamente yo mismo con alguien además de mi madre.
La primera con la que en realidad intenté ser normal. Gran jodido error. Estas malditas
paredes están por una razón.
Mi madre siempre me dice que necesito abrirme y confiar más. Confío en ella,
pero eso es todo. Pero sé que tiene razón. No puedo sostener lo que nos hizo mi
abuelo contra otros. La lógica me dice que no todo el mundo es como él. Es un hábito
difícil de dejar. Es algo que he estado haciendo desde que tenía cinco años. Por eso
tengo mi tatuaje. Como un recordatorio de confiar. Bueno, al menos lo intento. Mira
a dónde me llevó confiar en Indiana. Jodidamente a ninguna parte.
Sentado en mi cama, descanso mis codos en mis rodillas y entierro el rostro en
mis manos. Mi mente está tratando de darle sentido a todo. Estoy tratando de
recordar exactamente lo que le dije, esperando que me dé la respuesta que busco.
Oigo un sonido de bocina de auto en la puerta siguiente. Mirando hacia el
dormitorio de Indi, la veo mientras lanza una mochila por encima de su hombro y
deja su habitación. De pie, voy hacia la ventana.
¿A dónde mierda va?
Indiana
Tan pronto como lleguemos a la casa de Meg, me arrastra hacia su cuarto.
―La cena estará lista en una hora, niñas ―dice su madre.
―Gracias, mamá ―responde Meg.
―Gracias, señora Miller ―añado. Meg cierra la puerta una vez que me empuja
dentro de su habitación. Toma mi mochila de mi espalda y la dejar caer al suelo antes
de conducirme hacia su cama con su mano entre mis omoplatos.
―¿Qué diablos te está pasando? ―pregunta tan pronto como nos sentamos.
―Una suposición.
―¿Qué hizo ahora? ―Su rostro se vuelve con repugnancia.
83
―Nada a mí. Bueno, un poco... es solo...
―¿Solo qué?
―Me dijo algo hace unos días. No sé si debería decírtelo. Es como personal y
bastante malo ―admití.
―En serio, tienes que decírmelo ahora.
Me río cuando se frota las manos y rebota en la cama con emoción. Se nutre de
los chismes.
―No estoy segura si debería. ―Me sentiría como que estoy traicionando a
Carter si se lo digo.
―¿Te dijo que no se lo dijeras a nadie? ―pregunta. Sé que está diciendo eso
para intentarlo y que derrame. Es una conspiradora.
―No.
―Bueno, ¿cuál es el problema entonces? ―pregunta, alzando las cejas.
―Me sentiría como si estuviera traicionando su confianza. No estoy segura de
cómo se sentiría si lo repitiera ―le digo.
―¿Así de jugoso es? ―Se frota las manos de nuevo.
―Sí. ―Me río.
―Mira, si no quieres decírmelo está bien. Respeto eso. Pero necesito que sepas
que el no saber probablemente va a matarme.
―Eres una idiota.
―Depende de ti, nena. Sabes que puedes confiar en mí. Nos contamos todo.
Tal vez pueda ayudar si sé exactamente con lo que estás tratando ―dice. Confío en
ella con mi vida. En mi corazón sé que nunca repetiría nada de lo que le diga, como
sabe que no le haría eso a ella.
―Supongo ―respondo con un encogimiento de hombros.
―¿Entonces me lo vas a decir? ―chilla. ¿Ven lo que quiero decir? Prospera en
esta mierda. No tiene nada de gracioso lo que voy a decir. Sé que estará tan
impresionada como yo cuando él me lo dijo.
―Prométeme que esto quedará entre nosotras. ―Aunque sé que no necesito
preguntarlo.
―Promesa de meñique ―dice levantando el dedo pequeño hacia mí.
Envolviendo mi pequeño dedo alrededor del de ella, los sacudimos. Tomo una
respiración profunda antes de hablar.
84
Mientras le cuento todo lo que Carter me dijo, sus ojos casi salen de su cabeza.
―De ninguna manera. ―Está enojada. No como una cosita enojada. Sino como
algo enorme.
―Sí, sí. ¿Ves por qué estaba vacilando en decírtelo? ―Su boca todavía está
abierta. Estoy segura que debí verme igual cuando Carter me lo confesó. Todavía
me molesta que tuviera que pasar por eso.
―¿Le pagaron para tener sexo? ―dice inexpresiva.
―Ajá.
―Mierda. Debe ser bueno. Cuanta más razón por la cual debes saltar sobre sus
huesos. ―Sus ojos se mueven hacia el techo y rompe en una sonrisa. Oh. Mi. Dios.
Está pensando en sus habilidades sexuales, lo sé. Extiendo la mano y le doy una
palmada en el brazo.
―Eres repugnante. ―Me río.
―¿Entonces es por eso que estás molesta? ―pregunta frotándose el brazo.
Hola. ¿Siquiera está escuchando?
―Sí y no.
Meg estira la mano, poniéndola sobre la mía.
―Sabes cómo son los chicos. Piensan con su pene, no con su cerebro, nena.
―Culpo a su casera, no a él. Él tenía solo quince años. Ella se aprovechó de él.
―¿Él lo ve así? ―En lugar de contestar, niego―. Por supuesto que no. Se
acostó con ella y le pagó. Muéstrame a un chico excitado de quince años que no salte
con esa oportunidad.
―Supongo ―respondo―, pero todavía pienso que es asqueroso.
―Depende de la edad de la casera. Si tiene como ochenta, entonces es
desagradable. ―Ambas nos reímos de su comentario.
―Estaba en sus treinta, dijo ―digo con tono disgustado mientras pongo los
ojos en blanco.
―Pfff ―dice moviendo su muñeca―. Conozca a mucha gente en sus treinta
que todavía son atractivos. Todo eso pasó antes de que lo conocieras, así que no
debería molestarte realmente.
―Bueno, eso es todo. Prometió que no iría allí de nuevo ―confieso.
―¿Y lo hizo? ¿Es donde estuvo ayer? ―pregunta, sus ojos se ensanchan
mientras espera mi respuesta.
85
―Creo que sí. Tenía algunas partes apartadas en el taller del Sr. Gregory
porque no podía permitírselas. Hoy, tuvo el dinero para recogerlas.
―Eso no significa que lo consiguió de ella. Tal vez su madre se lo dio. No era
tanto dinero, entonces esa podría haber sido una posibilidad.
―Las partes eran de más de mil dólares, Meg. Su mamá no trabaja y no puedo
ver al Sr. Shepard soltando ese tipo de efectivo. Cuando le pregunté de dónde
provino el dinero, dijo que ayer había ganado algo de dinero, pero no se explicó.
¿Cómo alguien de diecisiete va a ganar más de mil dólares en un día sin, ya sabes...?
―Mierda, si le pagó tanto dinero solo por sexo, debe ser increíblemente
grandioso en la cama. Como, explotador de mentes. ―Probablemente está en lo
correcto, pero no tengo planes de averiguarlo. Necesito estar tan lejos de Carter
maldito Reynolds como pueda. Va a ser difícil cuando vivo junto a su puerta, pero
si quiero proteger mi corazón, no tengo elección.

Carter
Me quedé sentado la mitad de la noche esperando a que regrese a casa, pero
nunca lo hizo. Por la mañana estoy jodidamente molesto. Molesto por bajar la
guardia con ella. Molesto porque la extraño y no tengo ni una pista de por qué.
Molesto de que nunca llegara a casa.
Ni siquiera me molesto en esperarla para darle un aventón a la escuela. ¿Cuál
es el punto? Incluso si estuviera en casa, después de su actuación de ayer por la tarde
probablemente de todos modos no aceptaría uno. A la mierda. Tal vez sea lo mejor
si volvemos a lo que éramos. Nada. Esta mierda es demasiado complicada. Me duele
la cabeza.
Durante el día la veo unas cuantas veces, pero cuando se da cuenta, se vuelve
y camina en la otra dirección. Solo sirve para enojarme aún más. En el almuerzo
tiene a Brad en su mesa otra vez. Eso hace que me hierva la sangre.
Cuando la tarde pasa, no estoy sorprendido cuando no aparece en el
estacionamiento. En mi camino a casa, la veo esperando en la parada del autobús.
Me dice todo lo que necesito saber. La saludo cuando paso. La ira desaparece. Ahora
sustituido por dolor. Odio este sentimiento. Ha pasado mucho tiempo desde que me
sentí así. Rechazado.
86
Planeaba trabajar en mi auto esta tarde, pero incluso perdí interés en eso. En
su lugar, tomo mi bloc de notas de debajo del asiento del pasajero y voy a mi
habitación. Lo primero que hago es cerrar mis persianas. No necesito ningún
recordatorio de Indiana. Y ciertamente no quiero arriesgarme a tener que verla.
Me siento en mi cama con mi espalda contra la cabecera. Si puedo perderme
en mi dibujo no tendré tiempo para pensar en ella. Tan pronto como abro la tapa,
veo el número que Candice escribió allí. Estoy tentado a llamarla. Tal vez perderme
en alguna vagina al azar sea exactamente lo que necesito. Indi dejó muy claro que
no está interesada.
Sacando el teléfono de mi bolsillo, decido llamarla.
―Habla Candice ―dice cuando contesta.
―Hola, Candice, es Carter. Estuve allí el domingo…
―Oh, sé quién eres. Tienes el tipo de rostro que una chica nunca olvida.
¿Decidiste tomar mi oferta? ―ronronea después de cortarme.
―Sí. ¿Todavía estás dispuesta?
―Por supuesto. Di la hora y el lugar y estaré allí, guapo ―dice
seductoramente.
―¿Esta noche?
―Esta noche suena perfecto. Salgo del trabajo alrededor de las 6:00 p.m. ¿Qué
tal si te encuentro a las 8:00 p.m.?
―Estupendo. Te enviaré mi dirección ―digo aprensivamente. Ni siquiera
estoy seguro si quiero hacer esto.
―Lo estaré esperando ―contesta ella.
Una vez que termino la llamada, le escribo mi dirección y le pido que me llame
cuando esté cerca. No le explico por qué. Lo averiguará cuando llegue aquí,
supongo. No estoy seguro de cómo va a sentirse acerca de que la esconda en mi
dormitorio, pero me preocuparé de eso después.
••••
―Mierda. No me dijiste que todavía vivías en casa con tus padres. ¿Qué edad
tienes de todas maneras? ―pregunta Candice mientras la arrastro por la ventana.
―Pronto cumpliré dieciocho.
―Mierda. Todavía eres un niño ―dice en tono de sorpresa cuando la pongo
en el suelo.
―No soy un jodido niño ―digo. De todas las palabras que puede escoger, 87
jodidamente escoge esa.
―Pareces mayor. ―¿Qué tiene la edad que ver con algo? Puedo ser joven, pero
seré el mejor maldito acostón que haya tenido alguna vez.
―¿Vamos a hacer esto o no? ―pregunto frustrado cuando empiezo a perder
mi paciencia con ella.
―Cálmate ―responde, dando una caminata hacia mí y deslizando los brazos
alrededor de mi cintura, presionando su suave cuerpo contra el mío―. No dije que
hubiera un problema con eso, guapo. Solo estoy sorprendida, eso es todo. ―Sus
labios encuentran los míos mientras besa un rastro a través de mi mandíbula hasta
que su boca cubre la mía. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y la jalo más
cerca. Es la primera persona que he besado desde Indi. Sorprendentemente no siento
nada. Definitivamente sentí algo cuando mis labios estuvieron en los de Indiana.
Ella me hizo sentir cosas que nunca había sentido antes, lo que odio como la mierda.
Abriendo los ojos, mi mirada se mueve en dirección de su ventana. Estupendo.
Ella está allí, observándonos. Incluso desde aquí puedo ver claramente el dolor
grabado en su hermoso rostro. Entonces en una instantánea cierra sus persianas y se
va. ¿Qué mierda estoy haciendo?
Saliendo del beso, miro hacia Candice.
―Lo siento, no puedo hacer esto ―admito mirando hacia la ventana del
dormitorio de Indi de nuevo.
―¿Qué? ¿Por qué? ―Sigue mi línea de mirada mientras continúo viendo
fijamente donde estaba India hace solo unos momentos―. ¿Cuál es el problema?
―Me alejo de ella y voy hacia mi cama. Sentándome pongo mis codos en mis rodillas
y entierro mi rostro en mis manos.
―No eres tú ―digo sin hacer contacto visual.
―¿Entonces qué? ―pregunta, acercándose para sentarse a mi lado. ¿Qué
puedo decirle? ¿Que tengo una relación de amor/odio con la chica de al lado? No
puedo decirle eso, pero sorprendentemente eso es exactamente lo que digo. Le
cuento todo. Bueno, un poco. Terminamos sentados en mi cama hablando por más
de una hora antes de que finalmente se vaya, insatisfecha. Eso nos hace dos. Un
simple beso y la maldita niña me arruinó.
Me siento como un idiota por lo que hice. A ella y a Indi. Agradecidamente,
Candice actuó bien al respecto. Tengo una sensación de hundimiento en mi intestino
que no será el caso con Indiana.
Y tuve razón. 88

••••
Han pasado seis días y apenas la he visto. Ni siquiera hace contacto visual
conmigo. Culo obstinado. Las persianas de su dormitorio han estado cerradas desde
entonces. Después del incidente con Candice, Indi se encerró en su casa por dos días.
Dos malditos días. Ni siquiera fue al colegio.
Le pregunté a su padre si todo estaba bien con ella cuando estuvimos
trabajando en mi auto. Me dijo que estaba un poco afectada por el clima.
Por el clima mi trasero.
No puedo entenderla. Fue ella que se puso toda rara conmigo, ignorándome y
evitándome a cada vuelta. No se necesita ser genio para averiguar que está molesta
por lo de Candice, sin embargo. Lo cual es una total mierda. ¿Qué pasó con mi ardiente
chica? ¿La que se negó a tomar mi mierda? Ojalá me dejara tenerla. Me contara lo que
sea está pasando. Al menos sabría dónde estoy. La alternativa está haciendo que me
duela la cabeza.
Incluso Megan me está dando miradas de muerte siempre que me encuentro
con ella. Le pregunté cómo estaba el otro día y jodidamente me despidió. Lo que me
molesta más que nada es que en las pocas ocasiones en que he visto a Indi en la
escuela, ese Brad ha estado con ella. Si está alrededor con él para trastornarme,
entonces está funcionando.
Me gustaría derribar a ese desgraciado.
Indiana
―Brad quiere venir esta tarde ―le digo a Meg durante el almuerzo―. El señor
Jenkins nos puso como pareja para hacer juntos nuestra asignación de inglés. Quiere
que comencemos. No sé qué hacer.
―Déjalo. Asegúrate de hacer que suba por la ventana de tu dormitorio sin
embargo. Dale a esa perra de al lado una probada de su propia medicina.
―No lo haré subir por mi ventana. ―Me río―. Dos equivocaciones no hacen
89
un acierto. Además, si lo hago, Brad tendrá la idea equivocada.
―No, no lo hará. Dile que tu puerta del frente está rota ―dice seria. ¿Perdió la
cabeza? No puedo hacer eso.
―Eres una idiota ―digo―. Incluso no estoy segura de que debería invitarlo.
Mi papá me prohibió verlo, ¿recuerdas?
―Esto está relacionado con la escuela. Estará en el trabajo de todos modos,
¿no? ―dice con un movimiento de muñeca―. Nunca lo sabrá.
Ella podría estar acostumbrada a hacer cosas a espaldas de sus padres, pero yo
no.
―Lo hará si Carter se lo dice. Es la razón por la que no puedo ver a Brad en
primer lugar.
―Depende de ti, pero estaría por toda esa mierda si fueras yo. Brad no solo es
una nena total, es la venganza perfecta para lo que Carter te hizo. ―Buen punto,
pero todavía no estoy segura si estoy cómoda con esto. Realmente no estoy en la
venganza.
―¿Y si lo intenta? ―pregunto.
No me siento cómoda yendo en contra los deseos de mi padre. Nunca lo he
desafiado en el pasado. Como Meg dijo, es relacionado con la escuela. ¿Tengo opción
realmente? Ciertamente no voy a ir a su casa.
―¿Para tener sexo contigo? ―Se ríe―. Puedes decir la palabra que conoces.
Eres tan prudente. ―Sus ojos escudriñan la habitación para asegurarse de que nadie
está escuchando.
―No lo soy ―le contesto, tirándole una papa.
―Solo deja claro que estarás haciendo tu asignación. Nada más. Tu padre es
policía. No es como si te fuera a obligar. A menos que tenga deseo de morir.
―Supongo que tienes razón. ―Mi papá lo mataría si pusiera un dedo sobre
mí.
Cambiando de tema, hablamos de Derek, el último amante de Meg. Me he
encontrado con él unas pocas veces. Parece bastante agradable. No va a esta escuela.
―¿Puedo unirme a ustedes, damas? ―Brad nos interrumpe unos minutos más
tarde. Quiero poner mis ojos en blanco, pero me abstengo.
―Claro, guapo ―ronronea Meg. Está tan adelante a veces. Por supuesto que
toma el asiento a mi lado. Estoy tan cansada de él estando con nosotras todo el
90
tiempo. Es muy dulce frente a mí, pero no confío en él después de lo que Carter me
dijo.
―¿Seguiremos trabajando en esa tarea esta tarde? ―pregunta.
―Supongo. Solo tenemos unos días para hacerla ―le respondo.
―Sobre eso ―interviene Meg―. Si vas a hacer la asignación en la casa de Indi,
tendrás que subir a través de la ventana de su dormitorio. Su puerta del frente está
rota. ―Oh. Mi. Dios. No le acaba de decir eso. La pateo bajo la mesa.
―¿Qué? ―Me responde él, mirándome confundido―. ¿No puedo usar la
puerta de atrás?
―No. Tiene un perro perverso a quien no le gustan los extraños.
Probablemente te probará y te comerá ―le dice con rostro serio. No puedo evitarlo.
Me eché a reír.
Lamerlo hasta morir sería más como eso.
Ella es tan intrigante. A veces me pregunto cómo nos hicimos amigas.
••••
―No puedo creer que le hayas dicho eso ―le digo a Meg mientras nos
dirigimos a nuestra siguiente clase.
―Sabía que si no lo hacía, tú no lo harías. Deja que Carter lo vea. Está bien que
tenga a las chicas saltando a través de la ventana de su dormitorio. Veamos cuánto
le gusta cuando hagas lo mismo. ―No le importará, pero no le digo eso.
―¿Podemos no ir allí de nuevo? ―le ruego.
Todavía estoy vacilando con lo que pasó. No puedo creer que dejé crecer
sentimientos por ese tarado.
••••
Mi estómago está en nudos mientras me siento aquí esperando a que llegue
Brad. Tengo el número de Meg en la marcación rápida en caso de que intente hacer
un movimiento. Me prometió venir directamente si la necesito. Así debe hacerlo, ya
que es la que me metió en este lío en primer lugar.
Está oscureciendo cuando oigo el toque en la ventana de mi dormitorio. Estaba
esperando que viniera antes, pero tuvo práctica de fútbol. Mientras voy hacia la
ventana, lo veo sonriendo hacia mí. Realmente es guapo, pero a mis ojos no tiene
nada de Carter.
―Hola ―digo mientras abro el cristal.
―Hola, chica bonita. ―Tengo que contenerme de poner los ojos en blanco.
91
Puede poner su encanto todo lo que quiera, pero todavía no tendrá ninguna
posibilidad de meterse en mis bragas.
Pone sus manos en la orilla de mi ventana para pasar, pero en un instante
desaparece. ¿Qué infiernos? Oigo un gruñido, seguido por:
―No lo creo. ―Carter. Mierda. Tira de Brad hacia atrás, haciéndolo tropezar.
Cuando saco la cabeza, los veo de pie frente a frente.
―¿Qué mierda, Reynolds? ―presiona él―. ¿Cuál es tu problema?
―Tú ―espeta Carter. Oh, mierda. Nunca lo había visto tan enfadado. Su rostro
está rojo y hay una vena que sobresale en su cuello. Esto no va a terminar bien.
Maldita Meg y sus brillantes ideas.
No.
―Carter ―grito, mis uñas se hunden en el marco de madera.
―Quédate fuera de esta mierda, niña. Lidiaré contigo más tarde. ―Ni siquiera
mira en mi dirección. Sus ojos están firmemente fijos en Brad. Parece que está listo
para romperlo en pedazos. Me muerdo la lengua. Tanto como me gustaría tomar
represalias, el sentido común me dice que mantenga la boca cerrada―. Tienes cinco
segundos para girar y volver por dónde viniste, o...
―¿Qué, Reynolds? ¿Qué vas a hacer? ―contesta Brad, inclinándose hace él.
Mierda. Tiene deseo de morir. Esa mirada asesina en el rostro de Carter me tendría
corriendo por las colinas.
―Después de que te patee el trasero, te arrastraré hasta la estación de policía.
Eso es lo que haré.
―Eso es muy inteligente, idiota. Asaltarme y luego llevarme a la policía. Solo
resultará en que te coloquen cargos, así que sigue ―replica Brad con una risita. Dios,
puede ser tan engreído a veces.
―No lo creo. Cuando le diga a su padre que te atrapé tratando de entrar
furtivamente a través de la ventana de su dormitorio me lo agradecerá. ―Carter tiene
razón, lo estará. Entonces mi papá lo cortará en pedazos.
Brad no se mueve. Se mantiene fuerte.
Luego va y hace algo increíblemente estúpido. En lugar de tomar el consejo de
Carter como debería, el imbécil lo empuja. Movimiento tonto como la mierda. Carter
tropieza ligeramente y luego sonríe. En realidad sonríe. Como si estuviera diciendo,
“¿eso es lo mejor que tienes?”. Mierda, está loco.
Girando su cabeza, Carter dice en una voz tranquila, pero intimidante:
92
―Uno. ―¿Qué pasa con Carter y su maldito conteo?
Mis ojos se mueven hacia Brad. Ya no está tan seguro de él mismo. No lo culpo.
Esto es como ver un accidente de tren. Tanto como quieres mirar lejos, no puedes.
―Dos. ―Quiero gritar, corre Brad, porque eso es exactamente lo que yo haría.
El idiota se queda allí.
Con el conteo de tres, Brad levanta su mano para lanzar un puñetazo. Carter
es rápido y lo toma en el aire.
―Cuatro, cinco ―dice rápidamente antes de lanzarse hacia él. Ataca a Brad
tirándolo al suelo con un ruido sordo.
Levantando el puño, lo deja caer, conectando con el rostro de Brad. Maldito
infierno.
Bajando por la ventana, corro hacia ellos. Probablemente no es una cosa sabia.
―Carter ―grito mientras agarro su camisa―. Carter. ―Con mi otra mano
tomo su brazo y trato de tirar de él. No se mueve.
―Bájate de mí. ―Se queja Brad. Estoy aliviada cuando Carter finalmente
escucha. Está respirando pesado mientras se levanta. Brad se arrastra hacia atrás
sobre sus codos, sin mirar jamás a los ojos de Carter. Eventualmente se las arregla
para ponerse de pie, limpiando la sangre de su boca con el dorso de su mano―.
Pagarás por esto, Reynolds. ―Escupe antes de darse la vuelta y alejarse.
―Eso espero, Cartwright. ―le dice Carter a su espalda en retirada. Idiotas, los
dos. Me doy la vuelta y voy de regreso hacia mi ventana. Estoy tan enojada ahora
mismo.
Subiendo de nuevo, alcanzo el vidrio para cerrarlo.
―No terminé contigo ―dice Carter mientras empuja la ventana abriéndola de
nuevo y lanza su trasero a mi habitación. Mierda. Doy un paso atrás cuando tengo
una visión de la mirada en su rostro, doy un paso más―. ¿En qué mierda estabas
pensando? ―gruñe.
Sigo caminando hacia atrás cuando se acerca a mí. Eventualmente mi espalda
entra en contacto con la pared. Mierda. Cerrando la distancia entre nosotros, pone
sus manos a cada lado de mi cabeza, enjaulándome. Empuja su cuerpo hacia el mío,
clavándome contra la pared. Estoy atrapada.
―Sal de mi habitación. ―Suelto mientras intento empujarlo. Tan enojado
como está conmigo estoy sorprendida de no estar asustada de él.
―No lo creo ―dice, más o menos agarrando mi cabeza y moviéndola hacia 93

arriba así que mis ojos se encuentran con los suyos―. Pensé que eras más inteligente
que eso.
―Bueno, pensaste mal ―repliqué estrechando los ojos. ¿Quién diablos cree
que es?
―¿Después de todo lo que te dije acerca de él todavía lo invitaste?
―Sí ―digo con presunción, porque no es su asunto el por qué Brad estuvo
aquí. Gruñe enojado. A la mierda. Puede pensar lo que quiera. No me vio agarrando
a esa cualquiera cabello rosa de su ventana la otra noche, aunque el pensamiento
cruzó mi mente en ese momento.
―Quieres actuar como una puta, entonces voy a tratarte como a una ―dice,
llevando sus labios a los míos. Estoy conmocionada. No esperaba que me besara. No
esperaba que insinuara que estaba actuando como una puta tampoco. ¿Cómo se
atreve? Qué hipócrita. Él es el mujeriego, no yo.
Trato de alejarlo en un segundo. Su beso es duro, casi como para causar
moretones. Nada como el dulce beso que compartimos la última vez. Pero es
caliente. Como para soltar humo de caliente. Estaría mintiendo si dijera que no había
pensado acerca de tener sus labios en mí de nuevo. Lo odio y a la lujuria de él todo
en el mismo aliento.
Tomando su camisa en mis manos, tiro de él más cerca y profundizo el beso.
Gime en mi boca.
―Quieres esto ¿no? ―Respira, empujando su erección en mi estómago.
―No ―miento, pero la respuesta es sí. Lo deseo tanto. Quiero que me haga
todas las cosas que les ha hecho a las otras chicas. ¿Cuán patético es eso?
Sus dedos se deslizan por los lados de mi cuerpo hasta que toca mi trasero con
sus manos. Fácilmente me levanta del suelo y mis piernas se envuelven en su
cintura. Su dureza está presionada directo contra mi centro dándome la fricción que
le estoy pidiendo. Apoyando mi cabeza hacia atrás contra la pared, gimo. El
sentimiento es exquisito.
Como nada que haya sentido antes. Hundo los talones de mis pies en su
espalda, acercándolo aún más a medida que me muevo contra él.
Su boca se mueve a través de mi mandíbula y abajo de mi cuello.
―Tu cuerpo me dice que me deseas. Deja de negarlo ―dice en mi cuello.
―Estás lleno de ti mismo. No lo hago. ―Respiro agitada. Otra mentira. Él se
ríe en mi piel. Levantando la cabeza, me mira a los ojos.
94
―Si te tocara ahora, sé que estarías mojada. ―Sé que lo estaría también, pero
no voy a admitirlo.
―Bueno, te equivocas. ―Levanta una de sus cejas. Sé que es un desafío.
―Ya veremos eso ―dice con una sonrisa arrogante mientras su mano se
desliza a la cintura de mi pantalón de yoga. Oh Dios. Va a saber que estoy mintiendo,
pero sorprendentemente no me importa. Quiero que me toque allí. No, necesito que
lo haga―. Tus bragas están empapadas ―gime tirando de ellas y volviendo a
mirarme―. Ahora dime que todavía no me deseas. ―El enojo que vi en sus ojos
cuando me sujetó contra la pared desapareció. Ahora es reemplazado con un deseo
rojo candente. La forma en que está mirándome ahora tiene a mi corazón saliendo
de mi pecho―. ¿Así que no quieres que te haga esto entonces? ―pregunta,
presionando sus dedos en un movimiento circular contra mi clítoris.
―No ―miento mientras mis ojos se ponen en blanco. Nunca he estado tan
íntimamente con nadie antes, pero quiero esto. Lo deseo a él. Mucho.
―Estás tan mojada. ―Respira mientras sus dedos se mueven dentro de la tela
de seda de mi ropa interior y se deslizan a través de mi humedad―. ¿Qué hay de
esto, entonces? ―pregunta mientras sus dedos continúan su asalto en mi clítoris.
Siento que mi rostro se ruboriza. Odio que sepa lo húmeda que estoy por él.
―No ―gimo. Dios. Se siente asombroso. Nadie más nunca me tocó allí abajo.
Me encanta cómo me están haciendo sentir sus dedos.
Inesperadamente, no me siento tan nerviosa como pensé que estaría en una
situación como ésta. No estoy completamente segura si es porque sucedió tan
rápido, y no tuve tiempo de sentir cosas, o si es porque es Carter. De cualquier
manera, estoy tentada a gritarle, no te atrevas jodidamente a detenerte.
―¿Así que definitivamente no quieres que te haga esto entonces? ―Respira,
resbalando un dedo dentro de mí―. Cristo. Tan mojada. Tan apretada ―gruñe
mientras cierra los ojos.
―No. Definitivamente no es eso ―gemí empujando mi pelvis más lejos en su
mano.
―Me detendré entonces ―dice, deteniendo sus dedos. Mis ojos se abren para
encontrarlo sonriéndome. Bastardo. Lentamente desliza sus dedos hacia afuera, así
que me estiro y tomo su muñeca. Mierda. Sabe exactamente lo que está haciendo.
Está tratando de hacerme admitir que lo deseo.
Nunca.
―No pares ―susurro y su sonrisa se ensancha. Mi cabeza está girando y mi 95

corazón late. No puedo creer que un simple toque pueda encender en mí tanto
placer. Cuanto más duro está, más intensos se vuelven los sentimientos. ¿Por qué no
me siento así cuando me toco? Malditos sean él y sus dedos mágicos. Está
tocándome como un músico experto tocaría su instrumento.
―¿Por qué no quieres que me detenga? ―pregunta con presunción.
Estrecho mis ojos hacia él.
―Porque…
―¿Por qué?
―Solo porque se siente bien, no quiere decir que te deseé ―le digo, y su sonrisa
se ensancha, revelando sus perfectos, dientes blancos. La forma en que se ve cuando
sonríe es una vista que puedo contar. Necesito mi maldita respiración.
―Oh, carajo, me deseas ―dice todo engreído―. No tienes por qué admitirlo,
niña. Tu vagina goteando me dice todo lo que necesito saber. ―Sonríe antes de
deslizar sus dedos de nuevo a mis bragas y por mi humedad. Sus ojos se cierran de
nuevo―. Todo lo que necesito saber ―susurra.
―Estás tan lleno de ti mismo.
―No. Creo que eres tú quien está llena de mí ―dice empujando dos dedos
dentro de mí.
―Oh Dios ―gimo. Mis manos se mueven hacia arriba a sus hombros buscando
apalancamiento. Hundiendo mis uñas en su carne a través de su camisa, empujo mis
caderas hacia su mano.
―Mi nombre es Carter, no Dios. ―Es como un listillo. Ignorándolo, continúo
montando su deliciosa mano. Eso se siente maravilloso. Asombroso. Estoy tan cerca.
―Abre tus ojos, hermosa ―me ordena―. Quiero que veas quién es haciendo
que te sientas así... Quién te está dando placer. ―Me llamó hermosa.
Haciendo lo que pide, mis párpados se abren mientras miro sus marrones ojos
asombrosamente impresionantes. Me está sonriendo de nuevo.
―Niégalo todo lo que quieras. Ambos sabemos la verdad. Si deslizo mi pene
en esa pequeña apretada vagina tuya, me estarías rogando por más. ―Nadie ha
hablado nunca conmigo así antes. Solo su boca sucia me excita más. Tomando el
ritmo, sigo moviendo mis caderas contra su mano―. Sí. Ten sexo con mis dedos
―gruñe.
Mis uñas se hunden más en su espalda. 96

―Estoy... estoy… ―Estoy tratando de decirle que me vendré pero las palabras
se pierden mientras el orgasmo más intenso que he tenido golpea mi cuerpo―.
Ohhh, Carter ―gimo mientras echo la cabeza hacia atrás.
―Sí. Sí, eso es. Vente para mí, hermosa. Me encanta escucharte decir mi
nombre así. ―Suelta mientras sus dedos continúan su asalto. Me encanta oírlo
llamarme hermosa―. Mierda, eso fue caliente ―dice mientras sus labios rastrean un
camino a través de mi mandíbula hasta que encuentran los míos―. Casi me vine en
mi pantalón solo viéndote deshacer.
Sus dedos todavía están dentro de mí. Deslizo mis manos a su cuello y
entrelazo mis dedos a través de su cabello, profundizando el beso. Si puede hacerme
sentir así solo con su mano, no puedo esperar a ver cómo se sentirá cuando vayamos
todo el camino.
De repente, se aparta del beso. Retira sus dedos y retrocede. Mis piernas se
deslizan hacia abajo hasta que mis pies tocan el suelo. Miro que su mano se mueve
hacia arriba, hacia su boca. Mete sus dedos y lame mis jugos.
―Mmm. Tienes un sabor tan dulce como pensé. ―Gime, cerrando los ojos
como si estuviera disfrutando el sabor. Encuentro eso increíblemente excitante―.
¿Es esto por lo que trajiste a Brad? ―pregunta cuando abre los ojos otra vez.
―¿Qué? No. Teníamos una asignación de inglés que hacer juntos ―confieso.
Él sonríe. Supongo que le gusta mi respuesta.
―¿Alguna vez has dejado que alguien te toque de la manera en que acabo de
hacerlo? ―pregunta.
―No ―reconozco honestamente. Me toco en ocasiones, pero no le diré eso.
Todas estas preguntas están matando mi humor. Ojalá se hubiera callado y me
hubiera tomado como quería.
―Bueno. Asegúrate de mantenerte así ―ordena cuando da otro paso lejos de
mí. Se vuelve abruptamente y camina hacia la ventana. ¿Qué? ¿Eso es todo lo que
hará? ¿Por qué estoy repentinamente decepcionada?―. Si encuentro a un tipo en tu
habitación de nuevo, voy a decírselo a tu padre. ―¿Qué diablos?
Estoy instantáneamente consumida por la rabia. ¿Cómo se atreve a venir aquí,
a asustar a Brad, a darme el orgasmo más increíble que he tenido, y luego a irse como
si nada hubiera pasado?
―Vete a la mierda, Carter Reynolds ―escupí. Me agacho y recojo uno de mis
zapatos del suelo, lanzándolo hacia él. Lo golpea en la parte posterior de la cabeza.
En el blanco. Toma eso bastardo. 97

Se ríe mientras se frota la cabeza antes de saltar por la ventana y desaparecer


en la oscuridad. El hecho de que encuentre esto gracioso solo me enoja más.
Pendejo.
Carter
Cuando me dirigía a su casa antes, estaba furioso. Listo para rasgar a ese
pendejo y hacer una estupidez. Ahora me voy con una enorme maldita sonrisa en
mi rostro. Bueno, podría estar sonriendo, pero mi pene no lo hace. Loco. Todo sobre
ella me vuelve jodidamente loco. Cristo, fue difícil alejarse de ella ahora. Eso tomó
cada gramo de fuerza que tenía.
Nunca pensé que sucediera. Fue lo último que esperaba. Cuando la tuve
clavada contra la pared, mi mano ásperamente sosteniendo su rostro, sus mejillas 98

ligeramente aplastadas haciendo sus sexys labios fruncidos, tuve que besarla.
Sus deliciosos labios serán mi muerte. Y ahora tengo el recuerdo de su vagina
para lidiar. La forma en que se movió cuando mis dedos estaban profundamente
dentro de ella. Esos pequeños jodidos ruidos que hizo cuando la hice venirse me
deshicieron. Ninguna mujer me había tenido nunca tan excitado como ella acababa
de hacer.
Lo que quería hacer era hundir mi pene en esa vagina celestial. También me lo
habría permitido. Lo sé.
Cuando admitió que nadie la había tocado de esa manera, no solo me hizo feliz,
sino también confirmó que no podía follarla. Por mucho que me gustaría ser el
primero, debía ser con alguien especial. Alguien que la atesorara como se merecía.
Ese no soy yo. Soy alguien solo para un buen momento. Nada más.
Después de saltar a través de la ventana de mi dormitorio, me dirijo
directamente a la ducha.
Voy a tener que hacer algo que no he hecho desde que tenía quince años.
Hacérmelo manual. Si no me deshago de esta erección nunca conseguiré dormir esta
noche.
••••
Pasando el zapato que lanzó atrás de mi cabeza anoche, como que pensé que
no estaría esperando un viaje esta mañana. Llamé a su puerta principal por si acaso.
Cuando no contestó, salté en el auto y fui hacia la parada del autobús. Iría conmigo
a la escuela esta mañana, si le gustaba o no.
―Entra en el auto ―exijo cuando me detengo a su lado.
―No lo creo ―dice, entrecerrando los ojos. Cristo, me encanta su actitud, pero
esta parada de autobús es entretenimiento gratuito para todos los espectadores, por
lo que tengo que detenerme.
―¿Me vas a hacer contar de nuevo? ―Suspiro con frustración. Esta mierda está
envejeciendo. No está sola en la parada esta mañana, pero si piensa que va a
detenerme en tirarla sobre mi hombro y poner su trasero en el auto de nuevo, se
equivoca.
Una sonrisa tira de mis labios mientras la miro ver alrededor a los otros
viajeros. Todos los ojos están en ella. Sé que gané tan pronto como deja caer los
hombros y suelta un suspiro.
―Bien, pendejo ―dice con brusquedad. Va alrededor de la parte delantera del
auto, hacia el lado del pasajero. Eso solo hace crecer mi sonrisa de satisfacción. Tener 99

la ventaja cuando se trata de ella es la mejor sensación.


―¿Dormiste bien anoche, princesa? ―pregunto una vez que se instaló a mi
lado. Ella me ignora. Después del orgasmo que le di, apuesto a que durmió como un
bebé―. Yo sí lo hice ―agrego―. Me quedé dormido con tu delicioso aroma
alrededor. ―Muevo mis dedos hacia mi nariz cuando ve en mi dirección.
―Ewww ―dice tirando de mi mano abajo―. Eres un cerdo. ―Dejo caer la
cabeza hacia atrás y río. ¿Por qué tengo tanto placer en irritarla?
―No me llamaste cerdo anoche cuando mis dedos estaban enterrados
profundamente dentro de esa vagina celestial tuya ―susurro mientras me inclino
hacia ella. La escucho contener la respiración y sé que está afectada por mis
palabras―. Si lo recuerdo correctamente, fue “Ohhh, Carter”. ―No estoy seguro si
traer la noche anterior a colación la está torturando más a ella o a mí.
―Cierra la boca ―grita cruzando las piernas. Su bonito rostro se ruboriza. Mis
palabras definitivamente la afectan. Saber eso hace que mi pene se ponga aún más
duro. Quiero seguir, pero decido no hacerlo. No quiero presionarla mucho. Solo me
estoy divirtiendo un poco.
Por el resto del viaje, mantiene su cabeza girada mirando por la ventana,
negándose a decir una palabra. Noto su contorsión en el asiento un par de veces y
sé que está pensando en anoche.
―¿Estás bien ahí, princesa? ―No puedo evitar notar que sus pechos suben tan
alto cuando su aliento vuelve a salir. Hace que me alegre saber que la afecto. Apuesto
a que si me estirara entre sus piernas la encontraría mojada y lista para mí. Aprieto
el volante, porque ahora eso es exactamente lo que quiero hacer. Tocarla.
Cuando llegamos a la escuela, está fuera del auto en un instante.
―Asegúrate de estar aquí esta tarde ―demando, inclinándome en mi asiento
mirando su pie junto a la puerta abierta.
Ignorándome, la cierra de golpe antes de girar y alejarse en una rabieta. Tengo
la sensación de que aparecerá. Sabe lo que pasará si no lo hace.
Se las arregla para evitarme la mayor parte del día. Es decir, hasta el almuerzo.
A propósito me aseguro de sentarme a su mesa. Al menos ese hijo de puta de Brad
captó el mensaje y se queda lejos. Atrapé algunas miradas como para matarme de él
hoy. Es jodidamente duro cuando tiene a sus compañeros alrededor.
―¿Puedo unirme a ustedes, señoritas? ―Me acerco a ellas.
100
Indi y Megan dicen: “No”, al unísono. Las ignoro y tomo asiento de todos
modos. No me dicen una palabra todo el tiempo, pero no estoy preocupado.
Cuando suena la campana, me levanto.
―Fue un placer comer con ustedes dos. ―Suelto una risita. Oigo a Indi gruñir
mientras me alejo. Solo sirve para hacer mi sonrisa más grande.
Cuando salgo del comedor, Brad me pega en el hombro mientras camina.
―Cuidado, hijo de puta ―digo mientras camino. Él se ríe mientras se apresura.
Cobarde desordenado.
Cuando suena la campana final del día me dirijo hacia el estacionamiento.
Mientras me acerco a mi auto, me doy cuenta de algunas personas están alrededor.
Cuando llego, veo exactamente por qué.
¡Qué mierda!

Indiana
Me debatí en si ir a casa con Carter, pero es tan terco. Sabía que me cazaría si
no aparecía. En realidad llegué al estacionamiento antes que él. Tan pronto como
mis ojos aterrizaron en su auto, mi corazón se hundió en el hoyo de mi estómago.
Me quedo allí conmocionada, por un minuto o más cuando Carter llega. Veo
su horror mientras deja caer su mochila en el suelo. El puño de sus manos está en su
cabello y una devastación completa cruza su rostro. No lo culpo. Sé lo mucho que
quiere su auto. ¿Quién caería tan bajo?
Mi primer pensamiento es Brad. Estoy adivinando que fue él de todos modos.
Cobarde.
Alguien cortó las cuatro llantas.
El parabrisas está roto. Hay abolladuras por todo el exterior y, lo que parece
pintura, salpicada a través del capó. Alguien definitivamente lo golpeó con un bate
de béisbol.
―Carter ―digo mientras me apresuro hacia él―. Lo siento mucho.
Me estiro y trato de agarrarme de su brazo, pero él se encoge.
―No ―dice con dientes apretados. Brevemente hace contacto visual conmigo
antes de que su mirada vuelva a su auto. Su pobre auto destrozado. Me duele el
101
corazón. Parece enojado. No estoy segura si está dirigido a mí, o a quien sea el
responsable de esto. Si es Brad de hecho, Carter puede culparme de lo que sucedió.
De cualquier manera, nadie merece algo como esto. Estirándome, saco mi teléfono.
―Papá, soy yo ―digo tan pronto como responde―. ¿Puedes venir a la escuela?
Alguien destrozó el auto de Carter.
―¿Qué? ¿Qué quieres decir con que destrozaron su auto? ―pregunta.
―Los neumáticos están cortados y el parabrisas y el exterior parece que fueron
golpeados con un bate. Hay pintura por todo el capó, también ―respondo.
―¿Qué? ―grita―. Voy en camino. Si hay testigos, asegúrate de que se queden
por ahí. ―Puedo decir que está molesto. Sé que le encanta este auto tanto como a
Carter. ¿Quién haría algo tan enfermo?
Mi padre llega en cinco minutos. Carter todavía está parado allí conmocionado.
No ha dicho una palabra. Su lenguaje corporal grita lo que no ha dicho. Lo siento
por él. Después de que mi padre habla con todos los espectadores, va de regreso a
nosotros.
―Nadie vio nada ―dice en tono decepcionado―. No te preocupes, vamos a
llegar al fondo de esto. ―Carter todavía no habla―. Lo devolveremos a lo que era,
hijo. Yo te ayudaré. ―Mi papá lo tranquiliza apoyando su mano sobre su hombro.
Carter no reacciona, pero las palabras de mi padre me hacen sonreír. Sé que
quiere decir lo que dijo.
Una vez que el camión de remolque viene y se lleva el auto, mi padre nos deja
en casa.
―Carter, espera ―grito mientras salta del auto y va hacia su casa. No se
detiene. Siento mis hombros caer. Me siento tan mal por él.
―Déjalo ―dice mi papá detrás de mí―. Solo dale tiempo a calmarse. Puedo
entender por qué está trastornado. No lo tomes personal.
―Gracias por ir ―digo cuando se inclina y me besa en la frente. Necesita
volver al trabajo―. Espero que encuentres a quien es responsable de esto, papi.
―¿Tienes alguna idea de quién pudo haber hecho esto? ―pregunta.
―Sé que tuvo una pelea con Brad Cartwright ayer. Que puede ser un buen
lugar para empezar. ―No entro en detalles. Eso solo servirá para que Carter y yo
estemos en problemas también.
―Muy bien, Calabaza. Lo examinaré. ―Me besa antes de volver al auto. Me
quedo allí y lo veo conducir y alejarse. Mientras me dirijo hacia la casa, mis ojos se
102
fijan al lado. Realmente quiero ir a él, pero mi papá dijo que le diera tiempo para
calmarse. Creo que es una buena idea.
En vez de eso, decido llamar a Meg.
―¿Qué diablos le pasó al auto de Carter? ―pregunta. Pensar en su auto me
agita instantáneamente.
―Brad Cartwright sería mi mejor suposición.
―¿Piensas? ―pregunta en tono sorprendido.
―No estoy segura si Carter tiene otros enemigos en la escuela. Aunque con su
actitud, es probable que haya enojado a más gente ―admito.
―Tal vez.
―Ojalá pudiera hacer algo para ayudarlo, Meg ―le confieso―. Me siento tan
mal por él. Deberías haber visto su rostro. Adora ese auto.
―Sí, fue una cosa bastante de mierda por hacer. Puede que necesite vender su
cuerpo de nuevo para obtener el dinero para las reparaciones.
―Dios. No digas eso. Me siento enferma del estómago ahora. Espero que no
sea el caso.
••••
Una vez que termino mi tarea, me hago algo para comer antes de tomar una
ducha. Cuando me acuesto en mi cama, no puedo dejar de pensar en Carter. Me
pregunto cómo está.
De pie, miro hacia su cuarto. La luz está encendida, pero las persianas están
cerradas. ¿Me atreveré a ir allí? Sé que no voy a poder dormir hasta que averigüe si
está bien.
Con mi decisión tomada, salgo por mi ventana.
―Carter. ¿Estás ahí? ―digo después de golpear en el cristal.
―¿Qué demonios? ―dice abriendo sus cortinas unos segundos más tarde. Su
cabello está mojado y su pecho desnudo. Debe haber tomado una ducha. Dios, es
delicioso.
―¿Puedo entrar? ―pregunto. ¿Incluso me atreveré a entrar en su habitación
después de lo ocurrido entre nosotros ayer?
―¿Qué quieres? ―pregunta molesto cuando abre la ventana.
―Solo quería asegurarme de que estabas bien.
―Estoy bien. Vete a casa ―gruñe. Odio cuando me habla así. Entiendo que
está molesto, pero lo toma contra la persona equivocada. 103

―Está bien ―digo decepcionada y un poco irritada. Qué asno. Sé que está
molesto, pero no tiene que ser tan malditamente grosero. Me vuelvo y me dirijo
hacia mi casa.
―Espera ―grita. Me detengo pero no me vuelvo―. Lo siento. No quise
tomarla contra ti.
―Entonces, ¿puedo entrar? ―pregunto con una sonrisa cuando me giro para
mirarlo.
Exhala y luego mueve los ojos.
―Bien. Si debes hacerlo. ―Va hacia su ventana donde se apoya listo para
llevarme dentro.
―Vaya. Tu habitación se ve diferente desde aquí ―digo mientras mis ojos
danzan por todas partes. Es tan ordenada y arreglada para ser el cuarto de un chico.
Más elegante que el mío. Está bastante desnudo. No hay fotos ni carteles colgando
de las paredes. Tiene una cama, escritorio, mesa de noche y una cómoda, pero eso
es todo.
Cuando mis ojos finalmente encuentran los suyos, está sonriendo por alguna
razón. Trato de no mirar más abajo de su rostro. No quiero que piense que estoy
comprobándolo porque sé que es exactamente lo que haré.
―Y tu habitación también. ―Sonríe.
Recuerdos de ayer entran en mi mente haciéndome sonrojar.
―¿Por qué te estás sonrojando? ―Le estrecho mis ojos. Venir aquí fue una
mala idea. Girando, voy hacia la ventana―. Espera. Solo te estoy jodiendo, niña. No
te vayas.
Se estira y me jala de vuelta hasta que mi cuerpo aterriza contra el suyo. Mi
espalda está a ras con su pecho. Tenerlo así de cerca envía relámpagos a través de
mi cuerpo. Mis sentidos están envueltos por su delicioso olor. Dios, huele tan bien.
Sin moverme, mantengo mi cuerpo justo donde está... contra él. Uno de sus
brazos va alrededor de mi cintura jalándome aún más cerca, mientras su otra mano
va arriba, tirando mi cabello a un lado.
Pasa la nariz desde la base de mi cuello hasta mi oreja.
―Hueles delicioso ―susurra contra mi piel, haciéndome temblar. Chupa el
lóbulo de mi oreja, girando su lengua alrededor de él―. Sabes bien, también.
―Apoyo mi cabeza contra su pecho y gimo―. Amo esos pequeños ruidos que haces.
Me excitan ―susurra. Su cálido aliento contra mi piel hace que me estalle piel de
gallina. 104

Empuja sus caderas hacia adelante para probar su punto. Siento su erección
presionando en mi espalda baja. Saber que tengo ese efecto en él le hace cosas
divertidas a mis partes de mujer. Lentamente, me voltea en sus brazos y tira de mi
cabello ligeramente, moviendo mi cabeza hacia atrás hasta que estoy mirándolo. El
deseo que veo en sus ojos hace que me duela entre las piernas. Me mira por lo que
parece por siempre, antes de que su rostro lentamente vaya hacia el mío.
―¿Puedo besarte? ―susurra cuando sus labios están cerca de los míos.
―Sí ―respondo sin vacilar. Coloca su boca suavemente sobre la mía. Suelta
mi cabello y desliza sus dedos a través de mis rizos, cavándolos en mi cuero
cabelludo para acercarme. Mis brazos van alrededor de su cintura mientras empujo
mi cuerpo contra el suyo, haciéndolo gemir en mi boca. Este beso es dulce e
increíblemente atractivo, igual que nuestra primera vez. Realmente es un besador
excepcional.
Cuando abro levemente la boca, desliza su lengua dentro y profundiza el beso.
Me da vueltas, encaminándome hacia atrás hasta que mis piernas entran en contacto
con su cama. Suavemente me baja, escalando sobre mí, sin nunca romper el beso ni
una vez.
Retrocediendo me da una de sus raras, sonrisas impresionantemente
hermosas. Quita el cabello de mi rostro antes de inclinarse y colocar sus labios sobre
los míos de nuevo. Nos quedamos así por lo que parece una eternidad. Estoy tan
excitada.
Finalmente, saliendo del beso, me mira, sonriendo.
―No puedo creer que te tenga aquí en mi cama. Ahora, ¿qué voy a hacer
contigo?
―Lo que quieras ―le contesto descaradamente. Quiero que haga algo y todo.
Sus ojos se cierran brevemente mientras gime ante el pensamiento. Cuando se abren
otra vez me da una mirada traviesa.
Mi corazón empieza a correr. ¿Está mal que quiera que me haga cosas malas,
porque lo deseo?
―Tanto como quisiera, niña, no voy a follarte. Tu primera vez debe ser con
alguien especial. Ese no soy yo. ―Debe ver la decepción cruzar mi rostro, porque
por Cristo, eso es exactamente lo que estoy sintiendo―. No significa que no
podamos hacer otras cosas. ―Sonríe. Estoy molesta de que esto no vaya todo el
camino. Quiero que sea el primero.
Deseo eso más que nada.
105
Lleva sus labios a los míos de nuevo. Estoy tan increíblemente excitada por sus
besos. Necesito desesperadamente un poco de fricción abajo. Muevo las piernas
debajo de él, separándolas antes de tirarlo hacia abajo sobre mí. Él se acomoda entre
ellas.
Su mano se desliza debajo de la parte superior de mi pijama. Gruñe en mi boca
cuando siente que no estoy usando sujetador. Me cubre el pecho con la mano y pasa
el pulgar sobre mi duro pezón, empujando su pelvis hacia adelante al mismo
tiempo. Sí.
―Tu piel es tan suave ―susurra contra mi boca. Su erección me golpea justo
donde lo necesito, haciéndome gemir.
Lo hace de nuevo, y otra vez. Mis manos se deslizan por su musculosa espalda
hasta que están descansando en su trasero. Tiene el más asombroso y mejor trasero.
Todo redondo, apretado y delicioso. Usando mis manos para empujarlo abajo, mis
caderas se levantan para encontrarlo presionando contra mí. Solo hay dos piezas
delgadas de tela que nos separa. Dios, desearía que no las hubiera.
Los dos seguimos moviéndonos en sincronía. Es como si estuviéramos
teniendo sexo, pero con ropa. Realmente quiero hacerlo con él. Quiero sentirlo
dentro de mí.
―Creo que me voy a venir ―murmuro unos cuantos minutos más tarde. Él
gime en mi boca nuevamente, presionando fuerte su erección en mi clítoris,
moviendo sus caderas con un giro. Se siente increíble.
―Vente para mí, hermosa ―insiste.
En cuestión de segundos mi orgasmo me golpea fuerte.
―Sí ―gimo mientras mi cabeza se empuja hacia atrás en la almohada y mi
cuerpo tiembla por la intensidad. Mis uñas se hunden en sus nalgas mientras onda
tras onda de rayos de placer atraviesan mi cuerpo. No deja de moverse hasta que
termino.
Retrocediendo, sus ojos oscuros se encuentran con los míos.
―Tengo que probarte ahora. ―Suspira.
Sentado en sus muslos, desliza mi pijama abajo por mis piernas, llevándose
mis bragas con ellos. Nadie nunca me vio desnuda antes, pero por alguna razón, con
él, no me siento consciente en absoluto.
―Dulce Jesús. Eres más hermosa de lo que imaginaba ―dice.
El pensamiento de él imaginándome desnuda me agrada mucho. Me extiende
con las piernas abiertas, mirando hacia abajo. El aprecio está escrito en todo su 106
hermoso rostro. Exhala y entonces sonríe. Inclinándose me levanta la espalda
levemente de la cama mientras tira del top sobre mi cabeza.
―Tengo que verte toda.
Volviendo a ponerse sobre sus muslos, observo cómo sus ojos acarician mi
cuerpo. La mirada que me da es tan caliente que estoy sorprendida de que no queme
la piel.
―Perfecta. ―Suspira, haciéndome sonreír. Piensa que soy perfecta.
Sus dedos acarician ligeramente mi piel dejando un rastro de piel de gallina a
su paso.
Su impresionante hombría dura está estirándose contra el fondo de su pijama.
Quiero hacer algo por él, pero no tengo idea de qué. Solo quiero complacerlo como
él lo hace.
Poniendo sus manos a cada lado de mis caderas, se inclina. Pone un dulce beso
en mi estómago antes de que su lengua siga un camino hasta mis pechos. Sus ojos
encuentran los míos mientras chupa uno de mis pezones en su boca.
―Mmmm ―digo mientras mis ojos se cierran y mis dedos pasan por su
cabello. Nunca había sabido que mi cuerpo podía sentir un placer tan extraordinario.
Podría fácilmente volverme adicta a estos sentimientos.
―Abre tus ojos. Quiero que veas quién te hace sentir así ―exige mientras su
lengua deja un rastro hasta mi otro pecho―. Eres perfecta ―susurra contra mi piel
mientras besa mi abdomen. Encuentro cada palabra, cada movimiento que hace
completamente erótico―. Me encanta cómo tu cuerpo responde a mi toque.
Debería estar nerviosa de que se dirija al sur, pero no lo estoy. Quiero
experimentar todo con él. Todo.
Cuando se instala entre mis piernas, mira hacia arriba y sonríe mientras va
hacia adelante. Abre mis labios con sus dedos antes de soplar su aliento caliente
sobre mi clítoris. Sus ojos nunca dejan los míos. Hace que mi aliento se detenga y mi
cuerpo tiemble de anticipación. Su lengua sale y hace una línea recta hacia arriba de
mi centro. Sus párpados se cierran y gime contra mi sensible carne.
―Tan dulce ―murmura. Estirándose abajo mientras paso mis dedos a través
de su cabello.
―Oh Dios ―gimo. No tengo palabras para lo increíble que se siente. Sin
palabras.
Sus ojos se abren y retrocede ligeramente.
107
―Ese no es mi nombre ―refunfuña.
Mierda. Tuvimos esta discusión anoche.
―Carter.
―Eso está mejor ―dice mientras su lengua me encuentra de nuevo. Pensé que
sus manos eran mágicas anoche, pero su boca... Oh. Mi. Maldito. Dios. Asombrosas.
Es un hombre de muchos talentos.
En cuestión de minutos estoy al borde de otro orgasmo. Estoy haciendo todo
lo posible para suprimirlo. No quiero que se detenga nunca con lo que está haciendo.
―Podría hacerte esto todo el día ―dice, como si acabara de leer mi mente.
Raro.
―No me quejaría si lo hicieras. Eso se siente increíble ―le respondo, pero sale
más como un gemido. Gruñe contra mi sensible carne cuando inserta dos dedos
dentro de mí antes de doblarlos.
Mierda. No puedo retenerme más.
―Carter ―gimo mientras mis manos tiran de su cabello. Su lengua y dedos
trabajan febrilmente mientras mi orgasmo me golpea duro, seguido de cerca por
otro. Santa mierda. Creo que voy a desmayarme.
Besa su camino de regreso por mi cuerpo hasta que sus labios se encuentran
con los míos de nuevo. Puedo probarme en él, pero no me apaga en lo más mínimo.
Mi mano se inclina hacia abajo entre nosotros mientras agarro su eje. Mierda, es
enorme.
―Déjame hacer algo por ti ―le ofrezco. Estoy tentada a rogarle que tenga sexo
conmigo, pero sé que eso me haría sonar débil. Terminando el beso me mira.
―No tienes que hacerlo. Solo verte venir es suficiente para mí ―responde
mientras su rostro se suaviza. Ojalá fuera tan dulce todo el tiempo.
―Quiero hacerlo. Por favor. No tengo idea qué hacer, pero puedes mostrarme.
Soy una rápida aprendiz. ―Dios, eso no sonó mejor. Siento que me ruborizo. Solo
debería haberle pedido sexo. Odio que comparada con todas las otras chicas con las
que ha estado, sea tan inexperta. Estoy segura de que todas sabían cómo
complacerlo. Cierro los ojos. Que alguien me mate ahora.
―Abre los ojos ―exige. Estoy sorprendida de verlo sonreír cuando lo hago―.
Me gusta eso de ti. Me encanta tu inocencia y que nadie haya estado donde he
estado. ―Me siento aliviada de que mi ingenuidad no lo esté apagando.
―¿Puedes mostrarme qué hacer? ¿Mostrarme lo que te gusta? Quiero 108

complacerte como si me desearas. ―Roza sus labios contra los míos.


―Nadie nunca me dijo eso antes ―susurra cuando sus ojos se cierran.
―Lo siento ―digo, sintiendo mi rostro ponerse incluso más rojo―. Ahora me
siento como una idiota.
―No lo hagas. Nadie me ha preguntado nunca lo que me gusta. Lo que quiero.
Solo les importaba lo que les pudiera dar.
―Bueno, a mí me importa ―digo, alzando la mano y pasándola suavemente
por el lado de su rostro. Y me importa. Más de lo que me gustaría admitir.
Sus labios se encuentran con los míos de nuevo mientras rueda sobre su
espalda, llevándome con él. Levanta las caderas ligeramente de la cama y tira de su
pijama debajo de sus muslos. Agarrando mi mano, la envuelve alrededor de su eje.
Mi pequeña mano apenas alcanza a envolverlo de su impresionante circunferencia.
Colocando sus dedos encima de los míos, lentamente mueve mi mano arriba y
debajo de su longitud.
―Sí, eso es todo ―gime tirando de mis labios hacia los suyos―. Así, hermosa.
―Me encanta que me siga llamando así. Me pregunto si se lo dice a todas las chicas.
Trato de no dejar que mi mente vaya allí. Quiero creer que lo que tenemos es único.
Eventualmente me suelta y lo sigo haciendo por mi cuenta. Está gimiendo
mientras sus caderas giran contra mi mano. Pausa el beso para mirar abajo. Quiere
ver. Me encanta que eso de inexperta lo esté haciendo sentirse así, que pueda darle
placer.
Su pene es el primero que he visto en la vida real. Meg siempre dice lo feos que
son. Obviamente no ha visto a Carter, porque el suyo es hermoso. Continúo
acariciándolo mientras me siento. Puedo ver perlas de su pre-venida en la punta.
Quiero probarlo.
Inclinándome bajo mi cabeza.
―Mierda ―sisea a través de una mandíbula cerrada. Abro la boca y deslizo la
punta dentro. Comienza a introducirlo suavemente en mi boca mientras su mano va
a través de mi cabello, sosteniendo mi cabeza quieta―. Voy a venirme ―dice
repentinamente tratando de tirar de mi cabeza hacia atrás No me muevo. Quiero
seguir adelante. Abro más la boca y lo tomo más profundo. Cerrando mis labios
alrededor de su eje, continúo trabajando en él con mi mano. Bombea en mi boca unas
pocas veces más―. Indi ―grita mientras su cuerpo se estremece debajo de mí―.
Dulce Jesús... Indiiii.
109
Esta es la primera vez que me llama por mi nombre real.
••••
―Indi, despierta. ―Escucho decir a alguien.
Al abrir los ojos, me sorprende ver el hermoso rostro de Carter sonriendo hacia
mí.
―Debimos habernos quedado dormidos ―dice con voz soñolienta mientras se
frota los ojos.
¿Qué? Todavía estoy medio dormida y aturdida.
Entonces recuerdo dónde estoy y qué hicimos. Me levanto.
―Mierda.
―Está bien. Sigue siendo media noche. Solo pensé que querrías estar en casa
antes de que tu papá te encuentre desaparecida ―dice dulcemente. Mirando por
encima hacia la ventana de su dormitorio, veo que afuera hay oscuridad. En su
habitación, sin embargo, no la hay. Su lámpara de cabecera está encendida. Mierda.
Todavía estoy desnuda. Mis manos vuelan hacia arriba para cubrir mis pechos
mientras mis ojos buscan en la cama frenéticamente por mi pijama. No puedo verla
en ninguna parte. Siento que mi rostro enrojece―. ¿Estás bien? ―pregunta,
apoyándose en un codo.
No puedo hacer contacto visual con él.
―¿Sabes dónde está mi ropa?
―Oye ―dice, poniendo su mano bajo mi barbilla para levantar mi rostro y
encontrarse con el suyo―. ¿Estás bien? ¿Te estas arrepintiendo? ―pregunta cuando
nuestros ojos se encuentran.
No lo estoy. ¿Cómo podría estarlo? Lo que compartimos esta noche fue
increíble. Solo me siento un poco incómoda ahora. Es una cosa estar desnuda delante
de él en la agonía de la pasión, pero ahora no tanto. Es la primera vez que dejo que
alguien me vea así.
―No, no lo estoy ―respondo honestamente―. Solo quiero volverme a poner
mi ropa.
Él estira la mano y quita mis manos cubriendo mis pechos.
―Por favor, no te escondas de mí ―suplica. Casi suena como si estuviera
herido por mis acciones―. Tu cuerpo es hermoso. Nunca te avergüences o te sientas
mal por él. Especialmente conmigo.
110
Lo dice con tanta sinceridad que no puedo evitar sonreír. ¿Quién sabría que
podría decir algo tan dulce?
―Gracias. ―¿Qué más puedo decir? Él se estira hacia abajo y recupera mi ropa
del piso.
―Lo digo en serio. ―Es todo lo que dice cuando me pasa mi pijama. Mi sonrisa
se ensancha.
Una vez que estoy vestida me levanto de la cama. Todavía estoy sorprendida
por lo que sucedió esta noche. No sé a dónde nos llevará esto, si será a algún lugar,
pero nunca lamentaré lo que hicimos. Nunca.
De pie, Carter me sigue hacia la ventana. No estoy segura si debería besarlo
para decirle adiós, así que no lo hago.
―Te veré mañana ―digo mientras balanceo mis piernas sobre el alféizar de la
ventana.
―Oye. ―Extiende la mano y suavemente agarra mi brazo―. Sé que solo
estuvimos jugueteando aquí esta noche, pero no dejes que esto haga cosas extrañas
entre nosotros ¿de acuerdo?
―De acuerdo. ―Volteo la cabeza y le doy una última sonrisa―. Buenas noches
―digo mientras salto de la repisa de la ventana.
―Buenas noches, niña. ―Mirándolo por encima de mi hombro, le estrecho mis
ojos, haciéndolo reír. Se queda parado allí y me vigila hasta que estoy de vuelta en
mi habitación. Levanto mi mano para saludarlo antes de cerrar la ventana, y me doy
la vuelta.
Está sonriendo cuando lo hago sin embargo. Supongo que es su manera de
mantener las cosas normales entre nosotros.

111
Carter
Tan pronto como se va, me acuesto en la cama con una enorme sonrisa de
mierda en mi rostro.
Cristo. Mi mente está girando. ¿Realmente eso acaba de pasar? Nunca he hecho
todo con una chica antes, pero que me jodan, si lo que acabamos de hacer no me
satisfizo más que cualquiera de las otras en el pasado. Daría cualquier cosa para
poder follarla. Cualquier cosa. Pero, no puedo hacerle eso.
112
Ella se merece mucho más que una noche. Eso es todo lo que puedo ofrecerle.
No hago compromisos. Nunca.
No estoy seguro de qué hora es cuando finalmente me vuelvo a dormir, pero
sí sé que soñé con ella cuando lo hice. Incluso desperté con una sonrisa en mi rostro.
Mierda.
Ese no es como yo. Espero que hoy las cosas no sean raras entre nosotros.
Quiero que las cosas se queden como están.
Ni siquiera noto que estoy silbando cuando entro en la cocina para el
desayuno, hasta que mi madre lo menciona.
―Alguien salió del lado derecho de la cama esta mañana ―bromea―. Ha
pasado mucho tiempo desde que te vi tan contento. Es tan bueno verte así, cariño.
―Buenos días, mamá ―digo besándola en la mejilla e ignorando su
observación. Mi humor realmente me sorprende también.
―Con todo lo que pasó ayer, esto es lo último que esperaba ver esta mañana.
Sé cuánto quieres ese auto.
Mierda. Mi auto. Por un minuto pensé que estaba hablando de mí e Indi. Mi
cabeza está tan nublada con ella que esta mierda con el auto se resbaló de mi mente
completamente. La sonrisa desaparece instantáneamente de mi rostro y ese
sentimiento enfermo que tenía ayer por la tarde regresa. Me gustaría poner mis
manos en quien sea responsable.
―Espero que descubran quién hizo esto ―dice colocando mi desayuno delante
de mí. De repente ya no tengo apetito. No sé cómo voy a encontrar dinero para las
reparaciones. Mi seguro solo cubre si tengo un accidente. Eso es todo lo que pude
permitirme―. No necesitaré mi auto hoy, cariño. Puedes usarlo para llegar a la
escuela si quieres.
―Gracias, mamá.
―Come algo ―me anima, frotándome suavemente por detrás―. Estoy segura
de que Ross llegará al fondo de eso.
Malditamente eso es lo que espero.
••••
Voy hacia el auto y no estoy seguro si Indi va a aparecer, pero espero que lo
haga. Estoy sorprendido de que mi estómago se revuelva al verla. No me arrepiento
de lo de anoche. ¿Cómo podría hacerlo? Solo quiero que las cosas sean normales
entre nosotros otra vez. Necesito sacar mi mierda y jugarla frío. Anoche fue una cosa
de una sola vez. Por mucho que me gustaría una repetición, por los dos, no puede 113

volver a pasar.
Dejo mi mochila en el asiento trasero mientras Indi entra por la puerta lateral.
Odio tener que tomar el auto de mi mamá. Odio que alguien haya jodido el mío.
Dios ayude a quienquiera que sea cuando averigüe quién fue. Aunque estoy
bastante seguro de que fue ese pendejo de Brad.
―Hola ―dice caminando hacia mí―. Pensé que estaríamos tomando el
autobús hoy.
―¿Quién dijo que te llevaré?
―¿Qué? ―Jadea antes de estrechar los ojos―. Veo que no olvidaste ponerte tu
traje de pendejo de nuevo hoy. ―Río de su comentario. Gracias a Cristo estamos
bien.
••••
―Oí lo que le pasó a tu auto. ―Brad se ríe mientras lo paso en el pasillo camino
a mi casillero.
―Vete al maldito diablo. ―Había planeado ignorar a ese cabrón hasta que
tuviera algún tipo de prueba de que fue él, pero no ahora. No después de lo que lo
que acaba de decir. Algo dentro de mí encaja. Mi mochila ni siquiera golpea el suelo
antes de lanzarme contra él.
Solo obtengo unos buenos resultados antes de ser arrastrado por uno de los
profesores.
―Cartwright, Reynolds, ¡a la oficina del director ahora! ―grita apuntando
hacia el pasillo. Estupendo. Después de todo el problema que tuve en mi última
escuela, le prometí a mi mamá que intentaría y mantendría mi nariz limpia aquí.
Supongo que acabo de romper esa promesa.
El maestro nos deja sentados en la sala de espera una vez que tiene unas
palabras con el director.
―Vas a pagar por lo que le hiciste a mi auto, pendejo ―digo con dientes
apretados mientras observo a Cartwright.
―Buena suerte probándolo, estúpido. ¿Crees que fui lo suficientemente idiota
para hacerlo delante de testigos? ―Sabía que había sido él. Me levanto de mi silla,
listo para darle otra porción.
―Siéntese, señor Reynolds ―dice el director severamente desde la puerta de
su oficina antes de volver su atención a Brad―. ¿Acabo de escucharlo correctamente,
señor Cartwright? ―Cristo, espero que jodidamente haya oído su confesión.
―¿Qué? ―dice Brad mientras el color se drena de su rostro. 114

―Si no me equivoco, acabo de oírle admitir que destruyó el auto del señor
Reynolds.
―Noooo ―chilla ese cobarde mentiroso.
―Así que ahora va a añadir mentir a su lista de delitos. Tuve a la policía aquí
más temprano esta mañana, haciendo algunas preguntas sobre ese incidente en
particular. Creo que necesito llamarlos.
―No lo haga ―grita, con el pánico alineando su voz. Como la mierda no lo
hizo. Estoy tan contento que ese bastardo presumido no pudiera cerrar su gran boca.
••••
Recibí detención en el almuerzo por mi parte en la pelea, pero Cartwright
consiguió suspender con su bonito acto de muchacho malo. El padre de Indi regresó
a la escuela y lo llevó fuera para ser interrogado, y más tarde fue acusado de
vandalismo y malos tratos en destrucción de propiedad ajena.
Después de la escuela, Indi y yo fuimos a casa. Me alegro que lo de anoche no
haya cambiado las cosas entre nosotros. Aunque todavía nos molestamos como la
mierda creo que en realidad estamos volviéndonos amigos. No he tenido un
verdadero amigo desde que era niño.
Después del día que descubrí el verdadero significado de lo que era un
bastardo, empecé a actuar. Cuanto mayor me hago, peor se vuelve mi actitud. Los
amigos que tenía entonces pronto dejaron de andar conmigo. Supongo que sus
padres pensaron que era una mala influencia. Quizás lo era, pero solo sirvió para
hacerme sentir más sin valor de lo que ya me sentía.
El papá de Indi sale para saludarnos cuando entramos en la calzada.
―Hola, papá ―dice ella mientras él camina hacia el auto.
―Hola, Calabaza. ¿Te importa si tengo unas pocas palabras con Carter?
―De ningún modo. Voy a llevar a Lassie a caminar antes de comenzar mi tarea.
Ambos la observamos caminar hacia la casa. Por supuesto mis ojos están
pegados a su trasero de nuevo. Bueno, pensé que ambos la estábamos mirando,
hasta que me vuelvo para mirar al Sr. Montgomery y lo encuentro viéndome
fijamente.
Mierda.
―¿Puedo preguntar cuáles son tus intenciones con mi hija?
―Somos amigos, nada más ―miento. Bueno, es cierto. Amigos con beneficios
podría decir, pero no tengo deseos de morir así que no voy a decirle eso. 115

―No soy estúpido, hijo. Veo la forma en que se miran uno al otro. ―Meto mis
manos en los bolsillos de mi pantalón. Es una cosa saber cómo me siento, pero otra
decírselo a cualquier otro. No me gusta a dónde se dirige esta conversación. Estoy
esperando que me diga que no soy lo suficientemente bueno para su hija. Lo sé, pero
va a apestar oírselo decir. Hasta ahora me gusta la forma en que me ha tratado―. Es
exactamente de la misma manera que solía mirar a mi esposa cuando se mudó a la
ciudad ―confiesa
―Sí. Lo siento por... ya sabe... lo que pasó con su esposa ―digo.
―Gracias. ―La tristeza que veo en sus ojos me hace sentir mal por él. Nunca
he estado enamorado, así que solo puedo imaginar cómo se siente, pero puedo decir
que está lejos de haber aceptado su muerte―. Si su fallecimiento me enseñó algo, es
a vivir la vida de la forma más completa. Nunca sabes lo que habrá pasando la
esquina. ―Exhala luego sacude la cabeza.
―Estoy seguro de que no ha sido fácil para usted.
―Ha sido duro, pero tener a Indi ayudó. Es muy parecida a su madre. ―Sonríe
cuando veo que su rostro se ilumina. Nunca lo admitiría, pero tiene el mismo efecto
en mí―. ¿Necesito advertirte que no la lastimes? ¿Qué siempre deberás tratarla con
respeto? Es todo lo que tengo y significa el mundo para mí, Carter.
¿Qué? Eso es lo último que esperaba que dijera.
―No, señor ―le respondo antes de limpiarme la garganta. Mierda. ¿Esa es la
respuesta correcta, o esa pregunta era un truco?
―Bien ―dice agarrando mi hombro―. Me caes bien, hijo, pero si la lastimas o
le faltas al respeto de alguna manera, no voy a dudar en patearte el trasero.
―Cuando me sonríe, siento las esquinas de mis labios subir. Esta no es la
conversación que imaginé tener con él. Indi y yo nunca seremos más que lo que
somos, pero es bueno saber que su padre no rechaza la idea de que su hija esté con
alguien como yo.
―Sí, señor. ―Él asiente y golpea mi hombro como si estuviera contento con mi
respuesta.
―Llamé esta mañana y recogí tu información personal y pertenencias de tu
auto ―dice pasándome la bolsa de plástico que está sosteniendo―. Tiré los palitos
de cáncer que encontré en la guantera. No me dejes atraparte fumando otra vez, ¿me
oyes?
―Sí, señor ―respondo dejando caer la cabeza. Me siento como un niño 116
regañado, pero por otro lado, me gusta el hecho de que parezca importarle.
―También encontré esto. ―Saca un arrugado pedazo de papel de su bolsillo.
Sin siquiera abrirlo sé lo que es. El dibujo que hice de Indiana. Mierda. ¿Por qué dejé
eso en el suelo de mi auto? Debería haberlo tirado a la basura, pero por alguna razón
no pude llevarme a hacer eso―. ¿Tú dibujaste esto?
―Sí ―le respondo.
Él retira la mano.
―Es bueno. ¿Te importa si lo guardo?
Cristo. Esta conversación está volviéndose más torpe con cada minuto.
―Claro ―le digo. Estoy seguro de que podría dibujar otro si quisiera, que no
lo hago. Somos amigos. Nada más―. ¿No va a enseñárselo, verdad?
―¿El dibujo? ―pregunta, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
―Sí ―respondo tímidamente. No quiero que piense que estoy obsesionada
con ella o algo, porque no lo estoy.
―No si no quieres que lo haga ―dice, sus labios se elevan aún más. No tengo
idea por qué está sonriendo. Desvío los ojos. La forma en que me mira es la misma
que Indi hace. Puede ver directamente a través de mí. Se aclara la garganta―. ¿Por
qué no tenías seguro completo en tu auto? ―pregunta cambiando de tema. Estoy
agradecido por eso.
―No podía permitirme el lujo.
―Suficientemente justo. El tipo de los desguaces me debe algunos favores, así
que le pedí que comenzara las reparaciones del auto. Podrás demandar a Cartwright
por daños y perjuicios. Sus padres pueden permitírselo. Hablaré con su padre sobre
ello. Como el infierno probablemente acepte pagar por las reparaciones antes de que
llegue a eso. No querrá que esto se haga público.
―Gracias ―digo extendiendo mi mano hacia él. Aunque todavía estoy
enojado sobre mi auto y el hecho de que van a pasar más semanas posiblemente
antes de que lo tenga de regreso, no podría pedir un mejor resultado.
••••
El resto de la semana pasa sin incidentes. En los días que mi mamá necesita el
auto, nos deja a Indi y a mí en la escuela. Las otras veces me deja llevármelo.
Ross habló con el padre de Cartwright.
Estaba en lo correcto. No dudó en ponerse de acuerdo para pagar las
117
reparaciones necesarias para el auto a cambio de nuestro silencio, por supuesto.
Gran cantidad de cosas que eso hará. Este es un pueblo pequeño. La mierda ya
se está extendiendo como fuego salvaje.
El viernes por la tarde, Ross llama a mi puerta.
―¿Tienes media hora libre? ―pregunta―. Necesito tu ayuda con una cosa.
―Por supuesto. Solo déjeme decirle a mi mamá lo que haré. ―No tengo ni idea
de lo que es esto, pero lo haré. Una vez que estoy sentado en el asiento del pasajero
de su auto me informa por qué me necesita.
―El cumpleaños de Indiana es el domingo, así que decidí comprarle un auto
pequeño. Ahí es donde entras tú. Trabajaré todo el día mañana, así que lo traeré aquí
para el domingo, tengo que recogerlo hoy. Vas a tener que conducirlo a casa desde
el taller de autos.
―¿Se lo dará hoy? ―pregunto.
―No. Frank al otro lado de la carretera dejará que lo esconda en su garaje hasta
el domingo por la mañana. Me tomaré ese día libre para pasarlo con ella.
―Bueno. Vaya. ¿Tiene licencia? ―Tiene suerte de que su padre pueda darse el
lujo de comprarle un auto. Sé que si mi mamá hubiera estado en esa posición habría
hecho lo mismo por mí. Siempre me presta el suyo, sin embargo, hasta que pude
permitirme el lujo para comprar el mío.
―Sí. Solo licencia provisional ―responde.
••••
Está oscureciendo cuando volvemos a la casa. Ross me hizo estacionar en la
carretera durante cinco minutos para entrar a la casa y distraer a Indi. Frank ya me
estaba esperando al frente de su garaje con la puerta abierta cuando llegué a su
entrada de autos.
No tenía ni idea de que era su cumpleaños este fin de semana. Me hace pensar,
¿debo comprarle algo? Somos amigos.
Amigos que hacen mierda así, supongo. Cristo. No quiero que tenga la idea
equivocada sobre nosotros.
••••
El sábado, el padre de Indi me invita a ir la noche del domingo para una cena
de cumpleaños. Supongo que eso significa que tengo que conseguirle algo ahora.
Admitiré que me quedé despierto la mitad de la noche preguntándome qué tipo de
regalo le gustaría antes incluso de que me lo pidiera. Supongo que mi mente ya
estaba preparada. 118

―Mamá, ¿puedo pedirte prestado tu auto? ―Camino hacia la cocina.


―No ―dice Pendejito, metiéndose en la conversación.
―John. Eso no es agradable ―responde mi mamá―. ¿Por qué no puedo
prestarle mi auto?
Él se aclara la garganta y se retuerce en su asiento. Por mucho que lo odio, casi
quiero reírme. Suele ser muy calculado con sus ataques contra mí. Supongo que se
está resbalando.
―Si no puede cuidar de su propio auto, ¿por qué debemos recompensarlo
dejando que use el nuestro? ¿Cómo va a aprender su lección?
―Eso es un poco irrazonable ―dice mi mamá sosteniendo su mano contra su
pecho como si estuviera herida o sorprendida por sus palabras. Si solo supiera que
“irrazonable” es su segundo nombre―. Carter no tuvo control sobre lo que le pasó
a su auto. ¿Por qué habría de ser castigado por eso?
―Tienes razón, Elizabeth ―dice en tono falso lleno de voz de mierda.
Colocando el periódico que estaba leyendo en la mesa, se levanta de su silla, yendo
hacia ella―. Lo siento, cariño ―añade deslizando sus brazos alrededor de su
cintura.
Mi madre le sonríe. Joder, la tiene en su gancho, línea y plomo. Por supuesto
que no se disculpa conmigo. Pendejo.
―Mis llaves están en mi bolso, cariño ―dice sonriéndome. Cambio mi mirada
y sostengo la de Pendejito.
―Gracias, mamá.
―Puedes lavar el auto de tu madre cuando llegues a casa para agradecerle por
su generosidad ―gruñe Pendejito. Cristo, me encantaría quitar esa mirada
presumida de su cara.
―No necesita hacer eso ― dice mi mamá frunciendo el ceño.
―Está bien, mamá. No me importa lavar tu auto por ti. ―Salgo de la habitación
antes de que cualquiera de ellos tenga la oportunidad de decir cualquier otra cosa.
O más importante, antes de decir algo que pueda molestarla.
••••
Después de dos horas de caminata alrededor de las malditas tiendas,
finalmente encuentro el regalo perfecto para Indiana. No estoy acostumbrado a
hacer mierda como esta. Odio ir de compras. Odio comprar malditos regalos, punto.
119
Es algo que nunca he hecho antes. A mi mamá, siempre le daba dinero. Estoy seguro
de que había un montón de cosas que le faltaban, pero necesitaba más dinero que
cualquier cosa.
Estoy agradecido con la señorita de la joyería cuando me ofrece envolver el
regalo para mí, de lo contrario, lo estaría haciendo yo. Tengo una cosa más que hacer
antes de irme de aquí.
Cuando llego a casa, voy a mi habitación y salgo para lavar el auto de mi mamá.
No me importa hacer cosas por ella, pero odio que él tenga que pedirme que las
haga. Solo otra cosa de la que Pendejito puede regodearse.
Una hora más tarde terminé. Vacío el cubo, lavo la esponja y empiezo a doblar
la manguera cuando Pendejito decide venir por el lado de la casa.
―Antes de que guardes todo eso, puedes lavar mi auto también ―chasquea.
―¿Qué?
―¿Eres sordo y tonto?
―Ni uno ni otro ―le respondo con dientes apretados. Me encantaría golpear
a este pinchazo. Si no estuviera aquí por mi madre, no vacilaría―. No tomé prestado
tu auto, así que ¿por qué debo lavarlo?
―Porque vives en mi casa, comes mi comida y usas mi electricidad, por eso,
trasero inteligente. No eres nada para mí y no eres un maldito caso de caridad, así
que si quieres seguir viviendo bajo mi techo, harás lo que te diga. ―Suelto un
exasperado aliento mientras cuento hasta diez en mi cabeza. Cuanto más tiempo me
quede en esta casa con él, más difícil estoy encontrando mantener la calma―. Hazlo
―añade antes de caminar de regreso hacia la casa―. Será mejor que hagas un buen
trabajo también o te haré rehacerlo. ―Lo odio con ardiente pasión.
Lo que realmente me gustaría hacer es meter esta maldita esponja por su
maldita garganta.
Tomando el cubo del suelo y dirigiéndome hacia el grifo, mi mirada va hacia
la habitación de Indi. Estupendo. Está malditamente parada en la ventana que mira
hacia mí con una sonrisa comprensiva en su rostro. No quiero ni necesito su maldita
simpatía. Odio que acabe de presenciar que ese cobarde me agarrara de las bolas.
Una vez que el cubo está lleno y agrego el detergente, golpeo la esponja en la
capucha de su auto.
―Oye. ¿Quieres una mano? ―pregunta Indi detrás de mí, haciéndome saltar.
―¿Qué estás tratando de hacer, darme un maldito ataque al corazón? ―me
quejo. 120

―Eso es un poco dramático, ¿no lo crees? ―dice sarcásticamente, colocando


sus manos en sus caderas. Me encanta su actitud―. Solo estaba tratando de ser
amable.
―Bueno, no lo hagas. ―Estrecha los ojos hacia mí y no me esfuerzo por
suprimir mi sonrisa.
¿Está mal que me guste meterme bajo su piel?
―No deberías dejar que te trate así ―dice mientras vuelvo al trabajo.
―Cuando quiera tu opinión, niña, te la pediré.
―No es necesario que seas un idiota ―dice, frunciendo los labios.
―Y tú no necesitas ser entrometida―replico.
―Vete a la mierda, Carter.
―Oh, sé que te gustaría eso, pero lo siento. Como dije antes, no puedo hacer
eso.
Ella gruñe hacia mí y se vuelve con un huff, haciendo que ría. Creo que me he
divertido lo suficiente con ella por ahora.
―Oye ―grito mientras va hacia su casa.
―¿Qué? ―Deja de caminar pero no se da la vuelta.
―Gracias por la oferta. ―Cuando se voltea veo sobre su hombro y tiro mi
cabeza hacia atrás y río. También me gustaría darle las gracias por levantar mi
ánimo, pero por supuesto que no lo haré.
••••
Más tarde esa noche estoy sentado en mi habitación, esbozando, cuando oigo
la puerta lateral crujir y abrirse. Saltando, doy una mirada. Indiana. ¿A dónde
diablos piensa que se escapará esta vez de noche?
Al abrir mi ventana, salgo en un destello.
―Oye. ¿A dónde crees que irás? ―le pregunto cuando me muevo hacia ella.
―¿Qué diablos, Carter? ―susurra mientras se aferra el pecho―. ¿Estás
tratando de asustarme hasta morir?
Sonriendo, decido lanzarle sus palabras de hoy más temprano, de vuelta.
―Eso es un poco dramático, ¿no lo crees?
―Ja ja. Creo que esto es un poco diferente, Carter. Está oscuro, ya es tarde y 121

soy una chica.


―Por más razón deberías contarme qué diablos estás haciendo aquí afuera
―espeto. Será mejor que no trate de mentirme tampoco. Estoy listo para perder mi
mierda con ella. Voy a pasar su trasero por encima de mi hombro y a depositarla de
nuevo dentro de su habitación si tengo que hacerlo.
―No es asunto tuyo ―responde, moviendo rápidamente una de sus manos
detrás de su espalda. Sí, no lo creo niña. No estoy seguro de lo que está tratando de
esconder, pero tengo la intención de averiguarlo. Estirándome hacia ella, le agarro
el brazo.
―¿Qué tienes detrás de ti? ―le pregunto.
―Nada ―dice tratando de alejarse de mí. Buen intento. Soy fuerte para ella y
manejo fácilmente sacar la bolsa de su mano.
―Dame eso ―digo cuando la tomo.
―No. ¡Ten cuidado con eso! ―exclama intentando alcanzarlo, pero levanto mi
mano. Es tan pequeña que no hay manera de que pueda alcanzarlo. Cuando salta
para intentar agarrarla, solo me hace reír.
Retrocediendo, bajo el brazo y miro dentro. Abriendo la bolsa al instante me
molesto. El olor solo debería haber sido suficiente para advertirme del contenido de
la bolsa. ¿Qué demonios? Rápidamente dejo caer la bolsa al suelo.
Mierda de mierda.
―¿Qué estás haciendo con una bolsa llena de mierda? ―Ella lanza la cabeza
hacia atrás y se ríe.
―Es de Lassie. Eso te enseñará a no meterte donde no te llaman. ―Se inclina
y recoge la bolsa del suelo antes de girar y alejarse.
―¿A dónde vas?
―A corregir un error. ―Es todo lo que dice. No tengo ni idea de lo que está
haciendo, pero si piensa que voy a dejarla salir sola en la oscuridad, se equivoca.
Voy a seguirla, pero cuando se detiene junto a la puerta lateral del conductor del
auto de mi padrastro, pierdo mi cabeza.
Mi boca se transforma en una sonrisa cuando veo lo que está haciendo. Abre
la bolsa y lanza el contenido justo al lado de la puerta lateral del conductor. Todavía
está oscuro cuando se va a trabajar por las mañanas, así que sabe que pasará sobre
ella.
Malditamente brillante.
122
Cuando termina, camina recto pasando junto a mí con una linda mirada y
presumida en su rostro.
―Bueno, buenas noches.
―Buenas noches, niña. ―Me río―. Y gracias. ―No puedo creer que hiciera
algo como eso por mí. No estoy acostumbrado a que la gente me respalde. Está
tomando un gran riesgo también, especialmente después de la forma en que la trató
cuando Larry hizo su mierda en su césped unos pocos años atrás.
―De nada. ―Es todo lo que dice mientras sube a la ventana de su dormitorio.
Me quedo allí y la observo asombrado.
Para un pequeño molesto camarón, es una jodida chica.
••••
Puse mi alarma a las 5:15 a.m. No hay manera que me perdiera el espectáculo.
Mi padrastro se va a trabajar a las 5:30 a.m. Solo tiene que ir y abrir la tienda que
posee los fines de semana. Por lo general regresa para la hora del desayuno. Trabaja
de lunes a viernes. Tiene personal que maneja el turno del fin de semana. No me
pregunten lo que hace. No tengo ni idea. Mi mamá me dijo una vez, pero no estaba
escuchando realmente. Cualquier cosa que tenga que decir sobre él no me interesa.
Su actuación valió la pena levantarse al amanecer. Eso fue hilarante. Después
de maldecir cuando pisó la mierda, marchó y golpeó la puerta principal de Indiana.
No tenía pruebas de que fuera ella, o Larry, pero claro que sabía que los
culparía.
No podía ver el frente de su casa desde la ventana desde mi dormitorio, pero
claramente vi al Sr. Montgomery volverse contra el pendejo. Mantuve la luz de mi
dormitorio apagada, pero Indi no. Mis ojos estaban pegados a ella mientras
escuchaba a su padre maldecirlo.
Su oído estaba apretado contra la puerta de su dormitorio mientras escuchaba
a su padre decirle cosas a mi padrastro. Unas pocas veces se cubrió la boca y arrojó
muy poco la cabeza atrás, riendo de las cosas que estaba diciendo. Pude sentir mi
sonrisa cada vez más ancha mientras observaba.
Es una jodida leyenda a mis ojos por lo que hizo.
••••
No estoy seguro de qué hora era cuando finalmente caí de nuevo a dormir,
pero sé que estaba radiante cuando lo hice. Es tan surrealista cómo una persona
puede hacer tal enorme diferencia en tu vida. Tanto como odio vivir aquí con 123

Pendejito, de alguna manera la niña hace que todo valga la pena.


Loco pero cierto.
De repente, soy sacudido de mi sueño por un chillido agudo. Al principio estoy
aturdido, pero entonces recuerdo que es el cumpleaños de Indi, y por ese grito, acaba
de ver su auto. Saltando de la cama corro hacia mi ventana, justo a tiempo para verla
lanzarse a los brazos de su padre.
Allí en la entrada está el auto que su padre le compró. Hay un enorme moño
rojo atado alrededor de él. Verla tan feliz me hace algo. No puedo realmente ponerlo
en palabras, pero sé que estoy jodidamente sonriendo de nuevo. Imagínenlo. He
sonreído más en los meses pasados desde que me mudé aquí, que en los doce años
anteriores desde que mi vida cambió.
Veo unos minutos más antes de ir al baño a hacer pipí. Quiero darle el presente
que le compré y desearle un feliz cumpleaños, pero voy a esperar hasta esta noche.
La dejaré tener este momento con su padre. Sé que no lo ve todo lo que quisiera.
Durante el resto del día simplemente estoy alrededor de la casa,
principalmente en mi habitación. No me siento cómodo en este lugar cuando es la
casa de Pendejito. Uso este tiempo para poner los toques finales en el dibujo que hice
para Indi. Cuando termino, lo coloco en el marco que compré para ella.
No estoy seguro cómo me siento acerca de darle esto, pero al cuerno, quiero
ver la mirada en su rostro cuando lo vea. Dibujé una foto de ella y de Larry. Fue solo
de memoria, pero estoy contento con la forma en que resultó. Es del primer día
cuando llegué aquí, cuando estaban jugando con la pelota enfrente. Ella está
sosteniendo la pelota en el aire, y Larry está saltando intentando recuperarla.
Por supuesto que no pude evitarlo. Lo titulé: “Mi hombre Larry y la Niña”. Sé
que eso va a enojarla. Es exactamente por lo que lo hice. Será bueno para una risa si
nada más.

124
Indiana
Mi cumpleaños ha sido maravilloso hasta el momento. Lo mejor es que aún no
termina.
Meg y Carter vendrán a cenar y a comer pastel esta noche. No tengo idea de
por qué mi papá lo invitó, pero me alegro de que lo hiciera. No es que alguna vez lo
admita.
No debería encantarme estar cerca de él, pero lo hace.
125
Meg viene cada año para ayudarme a celebrar. Normalmente solo me ponía
jeans o algo casual, pero esta noche decido hacer un poco de esfuerzo. No es porque
venga Carter. Solo me siento como para vestirme. Bueno, esa es mi historia y me
quedo con eso.
Me encuentro sonriendo mientras miro mi ventana de la habitación a mi nuevo
auto en la acera. Me encanta. No tenía ni idea de que estaría recibiendo uno. Mi papá
es así de maravilloso. Es lo más extravagante que me ha comprado. Pensé que quizá
conseguiría uno para mi cumpleaños dieciocho o veintiuno. No me quejo sin
embargo.
Después de mi ducha, me seco el cabello castaño y me aplico un toque de
maquillaje.
Me decidido por un vestido de verano verde esmeralda que combina
perfectamente con mis ojos.
Solo he usado este vestido una vez antes, y recibí muchos elogios. Espero que a
Carter le guste.
―Te ves bonita, cariño ―dice mi papá cuando salgo al patio trasero.
―Gracias, papá. ―Yendo hacia él, envuelvo mis brazos alrededor de su
cintura. Lo quiero tanto―. ¿Quieres pedir comida china? ―le pregunto.
―No. Ya ordené. Pedí todos tus favoritos ―dice.
Mirando hacia arriba le sonrío.
―Eres el mejor. ―Besa la parte superior de mi cabeza antes de mirar su reloj.
―Eso me recuerda, que tengo que ir a buscar la cena.
―Te llevaré ―le ofrezco y se ríe entre dientes.
―Tienes que quedarte aquí y esperar a tus invitados. ―Tiene razón, pero he
estado encontrando excusas todo el día para conducir mi auto. Nos llevé a nuestro
lugar favorito de panqueques para el desayuno. Luego me dirigí a las tiendas a
conseguir algunos víveres. Incluso tomé el largo camino a casa porque no estaba
lista para salir de mi auto. Será genial no tener que ir en transporte público a todos
lados. Incluso podré conducir a la escuela. Voy a extrañar viajar con Carter, pero
probablemente sea mejor. Siempre me recuerda que no hay, y nunca habrá nada
entre nosotros. Ojalá ese no fuera el caso, pero estoy agradecida de que sea sincero
y que no me engañe. Me he dado cuenta de que soy más cercana a él sin embargo, y
que me estoy volviendo más unida a él también.
No parezco poder controlar estos sentimientos que estoy desarrollando.
Una vez que mi padre se va a recoger la cena, coloco la mesa de atrás. Me 126

encanta aquí. La cubierta está suficientemente elevada para poder tener la vista del
lago sobre la cerca trasera. Estoy perdida en ella cuando Carter llega a través de la
puerta lateral. Es solo cuando Lassie pasa y baja por las escaleras traseras,
directamente hacia él, que incluso noto su llegada. ¿Por qué mi corazón corre y mi
estómago se revuelve cada vez que se acerca?
Se detiene cuando llega a la base de las escaleras. Sus ojos recorren la longitud
de mi cuerpo antes de acercarse. Las esquinas de sus labios se mueven con una
sonrisa. ¿Por qué las miradas que me da le hacen cosas divertidas a mi interior?
Exhala antes de sacudir la cabeza.
―Bueno, mírate. La niña está toda crecida ―dice sonriendo mientras va hasta
las escaleras de atrás.
―Ja, ja ―respondo estrechándole mis ojos―. Sabes, que técnicamente somos
de la misma edad ahora, así que si soy una niña eso significa que tú también lo eres.
―Él lanza la cabeza hacia atrás y se ríe.
―Buen intento. Al menos me veo de mi edad, si no más grande. ―Dios, me
enfurece. Cómo me puede excitar con solo mirarme, y ofenderme al siguiente―.
Feliz cumpleaños, Indiana ―dice con una burlona, arrogante sonrisa. ¡Ugh! Aunque
puedo decir que se complace en meterse bajo mi piel.
―Oh, ¿sabes mi nombre? ―le pregunto sarcásticamente, aunque oír decirlo
hace que mi corazón salte.
―Por supuesto que sí. No es la primera vez que yo también lo he usado
―susurra, inclinándose―. ¿Te olvidaste de eso ya? ―Siento que mi rostro se
calienta. ¿Cómo podría olvidar eso? Dijo mi nombre cuando su pene estaba alojado
en mi garganta y lo hice venirse. Tan avergonzada como estoy ahora, los recuerdos
de esa noche envían deseo a recorrer todo mi cuerpo. Así que tengo que apretar mis
muslos para tratar de aliviar los latidos que ahora están presentes.
―No ―susurro mientras bajo la cabeza.
―No hay nada de qué estar avergonzada ―dice poniendo su dedo bajo mi
barbilla y moviendo mi rostro hacia arriba.
Cuando mis ojos se encuentran con los suyos, mi corazón empieza a correr
nuevamente. Parece lastimado. No quiero pensar que lamenta lo que hicimos esa
noche, porque no lo hago.
―No estoy avergonzada por lo que hicimos ―le digo honestamente.
―Bien. ―Es todo lo que dice mientras su rostro está a centímetros del mío.
Coloca sus labios suavemente contra mi boca―. Feliz cumpleaños, hermosa. 127

―Antes de que tenga la oportunidad de llevar el beso más lejos, se aleja―. Esto es
para ti.
Ni siquiera me había dado cuenta de que llevaba una bolsa de regalo en la
mano. No puedo quitar los ojos de su hermoso rostro cuando está cerca. A menos
que esté sin camisa por supuesto, entonces estoy por todo eso.
―¿Me compraste un regalo? ―pregunté escéptica.
―Lo hice. Te compré algo y también hice algo para ti ―dice con una sonrisa.
Eso inmediatamente tiene a mis sospechas elevándose.
―¿Me hiciste algo? Es una bomba ¿no es así? ―Se ríe de mi comentario.
―No, no es una bomba.
―Bueno, ¿qué es? ―pregunto, sosteniendo las cuerdas de la bolsa por las
yemas de mis dedos a la longitud de mis brazos.
―Ábrelo y averígualo.
―Está bien ―le respondo, aún sin saber si es una broma. Viniendo de él,
podría ser cualquier cosa. Hay dos cosas dentro de la bolsa. Algo grande envuelto
en papel. Parece un marco de fotos o algo así, y un pequeño regalo envuelto en una
caja. Recojo la más pequeña primero.
Después de sacudirla y sujetarla en mi oído, solo para asegurarme de que no
está marcando el tiempo, mis ojos se encuentran con los suyos otra vez.
―No es una bomba. ―Se ríe―. Lo prometo.
Desdoblándola cuidadosamente, abro la pequeña caja de terciopelo. Jadeo
cuando veo lo qué hay adentro. Es un collar de plata con un colgante de perro. Se ve
exactamente como Lassie. Siento lágrimas quemarme los ojos.
Este es el regalo más dulce que alguien me ha dado jamás. Viniendo de alguien
que actúa como si me odiara la mayor parte del tiempo lo hace aún más especial.
Quiero gustarle. Quiero que seamos amigos. Tal vez más, pero me conformaré con
amigos.
―¿Te gusta? ―pregunta.
―Me encanta.
―Bien. Nunca he comprado un regalo para alguien antes, así que no sabía qué
conseguirte. ―Definitivamente hay un lado dulce en él. Por mucho que odie decirlo,
estoy viendo más y más del verdadero Carter. El que intenta muy duro mantener
oculto.
128
―¿Puedes ayudarme a ponérmelo?
―¿Quieres usarlo ahora? ―pregunta sorprendido.
―Por supuesto. Lo voy a usar cada día.
―¿Lo harás?
―Eh, ajá. ―Su rostro se ilumina. Sacándolo de la caja, se lo paso. Volteándome,
aparto mi cabello del camino.
Cuando sus dedos acarician ligeramente mi cabeza, bajo mi cuello, y me
estremezco y se ríe. Pendejo.
Juro que lo hizo a propósito. Una vez que termina me sorprende cuando se
inclina hacia adelante y coloca un pequeño beso en mi hombro, haciendo que estalle
con piel de gallina.
Lo miro por encima del hombro. ¿Qué pasa con este tipo que hace que mi
cuerpo se acelere? Nadie ha hecho nunca que sienta las cosas que él, solo con un
vistazo o un simple toque.
Estoy sorprendida cuando veo una mirada de pura lujuria en sus ojos. Justo
como la que me dio esa noche cuando estaba en su habitación. Sus manos se deslizan
ligeramente hacia abajo a mis brazos antes de ir alrededor de mi cintura. Después,
tira de mi cuerpo contra el suyo.
Puedo sentir su erección presionando en mi espalda. Supongo que tengo el
mismo efecto en él. Sus labios encuentran mi cuello mientras besa mi mandíbula.
Inclino la cabeza hacia un lado y gimo suavemente. Me da la vuelta en sus brazos y
mis manos se deslizan sobre su pecho y alrededor de su cuello, así como sus labios
se encuentran con los míos. Acordamos no hacerlo de nuevo, pero cuando estamos
juntos, es como si hubiera una atracción magnética entre nosotros. No puedo
explicarlo, pero me mira a veces, y ya sé cómo se siente también.
Unos minutos después, cuando el timbre suena, nos separamos como si nos
hubieran sorprendido haciendo algo malo. ¿Cómo puede algo que se siente tan bien
estar mal? Carter se aclara la garganta y siento que mi rostro se ruboriza.
―Esa debe ser Meg ―digo pasando mis manos sobre el frente de mi vestido
nerviosamente. Él pasa sus manos a través de su cabello mientras me mira, atónito.
Tengo la impresión de que no entiende esta cosa entre nosotros tampoco―. Mejor
respondo la puerta. ―Me vuelvo y me alejo de él antes de que tenga la oportunidad
de decir algo.
―Feliz cumpleaños, nena ―dice Meg cuando abro la puerta principal―. Vi tu
nuevo auto en la acera. Eeeek. Estoy tan malditamente celosa.
129
―Lo sé. Todavía no puedo creer que tenga un auto. Mañana, tú y yo iremos
por un tour por la ciudad.
―Increíble. Oye, ¿estás bien? Tu rostro está todo ruborizado. ―Lo cual estoy
segura solo hace que se vuelva aún más rojo.
―Estoy bien ―miento y estrecha sus ojos hacia mí. Odio que pueda ver directo
a través de mi mierda―. Adelante. Papá fue a recoger comida china.
Me da un regalo mientras pasa.
―Gracias ―digo esbozando una sonrisa.
La sigo hacia la parte de atrás, a la cubierta. Se detiene cuando ve a Carter de
pie allí, dándole palmaditas a Lassie. Mirando por encima del hombro me sonríe.
Perra. Supongo que está haciendo sus propias suposiciones sobre por qué estaba
sonrojada cuando le abrí la puerta.
―Carter ―dice girando la cabeza en su dirección.
―Megan ―responde con un movimiento de cabeza. Ella sonríe, mirando entre
los dos antes de ir hacia la mesa y tomar asiento. Yo la sigo. Solo puedo imaginar lo
que pasa por su cabeza ahora mismo.
―Abre tu presente ―dice cuando estoy sentada.
―Todavía tengo un regalo más por abrir de Carter primero. ―Inclinándome
alcanzo la bolsa de regalo que está en la mesa.
―Oh. ¿Carter te dio un presente antes de que llegara yo? ―Se ríe.
―Sí ―respondí. Es un trasero inteligente. Sé exactamente lo que está
insinuando―. Me regaló este collar. ―Lo sostengo para que lo vea.
―¿Joyería? Hmm. Oh eso es bonito ―dice sonriendo cuando se inclina para
ver más de cerca―. ¿Qué más hizo? ―Sus ojos se acercan a él y se retuerce en su
asiento. Pobre.
Meg puede ser una provocadora a veces.
―Puedes abrirlo más tarde si quieres ―responde Carter mirándome.
―No, no puede. Quiero ver qué más hay en la bolsa.
―Meg ―protesto.
―¿Qué? Creo que es dulce que te dé un regalo. ―¡Ugh! Ojalá no hubiera dicho
nada ahora. Abriendo la bolsa saco el otro regalo. Jadeo cuando desenvuelvo el
envoltorio. Es una imagen enmarcada de Lassie y de mí jugando.
―¿Hiciste esto? ―Lo miro. 130

―Sí. ―Se encoge de hombros nervioso jugueteando con el cuello de su


camiseta. Nunca lo había visto tan inseguro de sí mismo. Esta imagen es increíble.
Hay mucho detalle en ella. Se parece exactamente a nosotros. ¿Quién sabría que era
tan talentoso?
Mis ojos exploran el dibujo y entonces veo el título escrito en el fondo. “Mi
hombre Larry y la Niña”.
Mi mirada se mueve hacia él. Peleo con la sonrisa en mi rostro mientras intento
darle mi mejor mirada sucia. Sé que fallé miserablemente cuando se ríe.
―Déjame ver ―dice Meg arrebatándolo de mi mano―. Vaya. ¿Tú dibujaste
esto? Deberías hacer esto para ganarte la vida.
―Lo estoy considerando ―dice―. Vendí algunos de mis dibujos a un lugar de
tatuajes hace unas pocas semanas. Todavía estoy sorprendido por la cantidad de
dinero que me dieron.
―No jodas ―dice Meg. Entonces me da una mirada. Sé exactamente lo que
está tratando de transmitir. Supongo que no fue a ver a esa puta después de todo.
Me siento terrible ahora. Estaba equivocada al hacer suposiciones acerca de dónde
obtuvo su dinero. Meg incluso dijo que había probablemente una explicación
razonable, pero siendo la persona obstinada que soy, me negué a escucharla.
••••
Meg terminó quedándose a dormir, así que no tuve más tiempo a solas con
Carter. Admito que estaba decepcionada, pero es probablemente lo mejor.
Definitivamente no es hombre de una sola mujer, así que supongo que, si esta cosa
entre nosotros continúa, solo voy a terminar lastimada.
El lunes es día festivo, así que no tengo escuela hoy. Meg y yo pasamos el día
de tour en mi auto.
―¿Quieres almorzar en el pequeño café al que mamá nos llevó hace unas
semanas? Quiero probar ese plato que ordenó ―me pregunta Meg.
―Por supuesto. Podría tener lo mismo. Se veía delicioso. ―Entro en el
estacionamiento justo al lado de la carretera principal. Está cerca, porque es
imposible conseguir estacionamiento en la calle a esta hora del día. Está a solo media
cuadra a pie de la cafetería de aquí de todos modos.
Meg une su brazo con el mío mientras vamos por la calle.
―¿Ese es Carter el de allá? ―pregunta señalando a través de la carretera. Por
supuesto mi cabeza inmediatamente va en esa dirección. Es él. Mi corazón comienza 131

a correr por alguna razón. Odio que me haga sentir así.


―¿Qué está haciendo en un bar? ―La pregunta va más para mí que a ella. No
tiene dieciocho todavía.
―No lo sé. Tal vez quiere una bebida.
―Es mediodía. Es menor de edad ―le digo.
―Bueno, no todos somos buenos-buenitos como tú, Indi. He estado en muchos
bares antes. ―Estirándome, la pellizco en el brazo―. Ay. ¿Por qué fue eso? ―Se ríe.
―No soy una niña buena ―le dije. Por supuesto que no he hecho la mitad de
las cosas que ella, pero desde que Carter es mi vecino, he cruzado la línea unas
cuantas veces.
―Nombra una cosa ―me desafía. Puedo nombrar unas pocas, pero no le he
dicho sobre las cosas que Carter y yo hemos estado haciendo. Solo porque sé que
nunca se callará si lo hago. Se detiene y espera a que responda―. Exactamente
―dice cuando no lo hago.
―Puse caca de perro junto al auto del señor Shepard la otra noche. ―Débil, lo
sé, pero es lo mejor que estará recibiendo.
Ella se echa a reír.
―No lo hiciste.
―Sí lo hice. La pisó a la mañana siguiente. Vino a golpear en nuestra puerta
gritando como un loco delirante. Mi papá explotó cuando culpó a Lassie.
―De ninguna manera. ¿Realmente hiciste eso? ¿Por qué? ―pregunta.
―Porque estaba siendo malo con Carter. Odio la forma en que lo trata.
Ella deja de caminar y se vuelve hacia mí.
―Realmente te gusta, ¿no? ―Me encojo de hombros. La respuesta es sí, pero
estoy intentando de todo para luchar con lo que estoy sintiendo. No hay punto en
desear algo que nunca va a pasar―. ¿Por qué no le dices cómo se siente? Puedo decir
por la forma en que te mira que siente lo mismo. Esto solo lo demuestra ―añade,
sacudiendo el collar alrededor de mi cuello―. Cuando un chico compra una joya
para chicas, dice mucho.
―Es un collar con un colgante de perro, Meg. No es un maldito anillo de
compromiso.
―¿Por qué no te lanzas hacia él? Tal vez eso es lo que está esperando.
132
―No quiere una novia ―le digo.
―¿Te dijo eso?
―Más o menos. Dijo que las cosas nunca podrían ir más lejos... ―Mierda.
Aprieto mi boca cerrándola antes de decir cualquier otra cosa. No quise decir esa
parte.
―¿Más lejos? ¿Más allá de qué? ―pregunta tirando de mi brazo cuando
intento alejarme.
―Nada ―respondo mirando hacia el suelo. Sabrá que estoy mintiendo si la
miro a los ojos.
―Maldita puta. Suéltalo. Sé que estás escondiéndome algo.
―No lo hago ―miento, alzando la cabeza y encontrando su mirada de acero.
Cuando una sonrisa se arrastra sobre mi rostro ella se estira y me pellizca―. ¡Ay!
―Empiezo a reír mientras froto mi brazo para tratar de aliviar el dolor.
―Estoy esperando ―dice con impaciencia, levantando la mano como si fuera
a pellizcarme otra vez.
―Está bien ―le respondo empujando su mano―. Quizás nos hayamos metido
en la habitación del otro y hayamos hecho algunas cosas. No sexo. Otras cosas.
―¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué recién estoy escuchándolo ahora? ―grita. La
arrastro hacia el café, prometiendo contarle todo una vez que estamos sentadas.
Nunca se va a callar sobre esto, lo sé, pero realmente no es una opción. No puedo
mentirle.
••••
Le digo todo el sórdido desorden mientras esperamos a que llegue nuestra
comida. Estábamos sentadas fuera de la cafetería. Le dije que quería sentarme aquí
por la privacidad así podríamos hablar, pero la verdadera razón era para poder
mantener un ojo en el pub donde estaba Carter. Todavía estoy preguntándome por
qué está allí. Espero que no haya ido a encontrarse, o peor aún, a recoger a una chica.
Ese pensamiento me hace sentir mal del estómago.
―No puedo creer que todo esto haya pasado a mi espalda y solo lo escuche
ahora. Yo te cuento todo sobre mis conexiones ―se queja.
―Sí, lo sé ―respondo poniendo los ojos en blanco.
―Todos los detalles sórdidos también.
―A veces, después de hablar contigo, siento necesidad de blanquear mi 133
cerebro.
―Vete a la mierda ―dice y las dos reímos. Ambas dejamos de hablar cuando
llega nuestra comida y poder comer, aunque todo el tiempo mis ojos siguen flotando
hacia el edificio donde está Carter.
Media hora ha pasado desde que ingresó.
Cuando terminamos de comer pedimos la cuenta. La dividimos y vamos hacia
el estacionamiento. No llegamos lejos cuando Meg se vuelve y comienza a
arrastrarme al otro lado de la calle.
―¿A dónde vamos? ―le pregunto.
―A ver lo que está tramando el chico amante.
―¿Qué? No podemos entrar allí, somos menores de edad ―digo horrorizada.
―Él también. Ambas podemos pasar por chicas de dieciocho. Bueno, yo sí. No
estoy segura acerca de ti. ―Se ríe.
―Ja ja, perra. Solo porque soy pequeña.
―Ábrete esos botones ―dice alcanzando mi top. Golpeo su mano.
―¡No!
―¿Quieres ver lo que Carter está haciendo? ―pregunta. ¿Quiero hacerlo? No
estoy segura. Si está allí con otra mujer, no sé cómo va a hacerme sentir eso. No bien,
eso es seguro―. Tu única posibilidad es entrar con esos poco alegres pechos tuyos
―dice alcanzando mis botones de nuevo.
―Bien. ―Le doy una palmada en la mano otra vez y desabrocho los dos
primeros botones de mi blusa. No estoy segura de que va a ayudar, pero vale la pena
una oportunidad. Me alegro de haber llevado mi sujetador de encaje negro con
push-up hoy.
―Señoritas ―dice el gorila de la puerta cuando nos acercamos. No debería
incluso haberme molestado con mis botones ni siquiera mira en mi dirección. Por
supuesto no puede quitarle los ojos a las chicas de Meg. Son enormes y ponen las
mías en vergüenza. ¿Qué pasa con los hombres y los pechos?
Abre la puerta y nos gesticula para entrar sin siquiera preguntar por alguna
identificación.
Le guiña un ojo a Meg mientras pasa. Yo pongo los ojos en blanco. Mi estómago
está revolviéndose mientras entramos. Este lugar es bajo. Huele a cerveza vieja y a
humo de cigarrillo. Si mi papá supiera que estoy aquí, me patearía el trasero y 134
probablemente cerraría este lugar.
―No puedo verlo ―digo mientras mis ojos van alrededor―. Vámonos.
―Oh, deja de ser un gran bebé. ―Agarra mi brazo y me arrastra más hacia el
establecimiento. Esta es la primera vez que he estado en un lugar como este. Espero
que ninguno de los amigos de mi papá esté aquí. Suelto su mano y me pego a ella.
Mientras me jala hacia adentro de nuevo, escaneo la habitación. Siento como si
todos los ojos estuvieran sobre nosotros. Caminamos pasando una mesa y este tipo
con cabeza afeitada en punta y tatuajes en todos sus brazos me mira arriba y abajo
antes de lamer sus labios. Ewww.
―¿Podemos irnos, Meg? ―le suplico―. Este lugar me está afectando.
―No hasta que encontremos a tu amante.
―No es mi amante. Deja de decir eso ―susurro enojada―. Probablemente ya
se fue.
―Por la forma en que estabas vigilando este lugar desde el otro lado de la calle,
creo que habrías notado si lo hubiera hecho.
―Ja ja. Por favor, ¿podemos irnos?
Tirando de mí hacia la pared, pone sus manos en mis hombros.
―Quédate aquí y no te muevas.
―¿A dónde vas? No te vayas y me dejes aquí sola ―le ruego. Puedo oír el
horror en mi propia voz mientras hablaba. Meg solo se ríe.
―Me haces reír. Deja de ser tal cobarde. Vive un poco, nena. ―Suelta mis
hombros, se da la vuelta y se aleja antes de que incluso tenga la oportunidad de
protestar. Estupendo. Mis nerviosos ojos escanean la habitación Cuando aterrizan
en ese tatuado, que da miedo de nuevo, lo encuentro mirándome. Mierda. Se levanta
de la mesa y comienza venir hacia mí. Doble mierda. Mi corazón late saliéndose de
mi pecho.
Estoy un poco aliviada cuando noto que tiene senos. Es realmente una ella. O
algo. Como lo quieran llamar. Son demasiado grandes para ser pechos de hombre.
Todavía no me gusta la forma en que me mira. Dios, espero que no quiera pelear
conmigo o algo así.
―Hola ―dice la rarita cuando se detiene delante de mí.
―Hola. ―Me las arreglo para chillar.
―¿Qué hace una cosa tan bonita como tú en un lugar como este? 135

―Ummm... ummm. ―Quiero decir algo, pero parece que no puedo encontrar
las palabras. Ella da un paso más cerca. Ahora está a pocos centímetros de mí. Puedo
oler el alcohol en su aliento. ¿Qué demonios quiere? Mi pregunta es respondida casi
inmediatamente cuando se estira y me agarra justo entre las piernas.
Estoy congelada por el miedo o la sorpresa. Rarita toma mi vagina y no hay
una maldita cosa que pueda hacer o decir para detenerla.
Ni siquiera me toca, solo la sostiene, como si le hubiera dicho:
“Disculpa, ¿podrías tomar mi vagina por un segundo?”. Por supuesto que no lo
hice. Estoy ahí por lo que parece ser por siempre mientras esta extraña tiene su
agarre de mi entrepierna. Quiero pedirle que me suelte, o al menos empujarla, pero
estoy aterrorizada. Es dos veces mi tamaño. Hago un breve contacto visual. Me está
sonriendo. ¿Pueden creerlo? Está parada en medio de un bar público, sosteniendo
mi puta vagina, sonriendo. Perra loca.
―Oye. ¿Qué diablos crees que estás haciendo? ―dice alguien detrás de ella. El
alivio me inunda cuando reconozco la voz de Carter―. Quita tus manos de mi puta
chica ―le advierte mientras la aleja de mí. Tan horrorizada como estoy ahora, estoy
feliz.
Me llamó su chica.
―Lo siento, hermano ―dice Rarita levantando sus manos en defensa antes de
retroceder.
Mis ojos se encuentran con los de Carter. Oh mierda, está molesto.
―¿Qué mierda? ―dice―. ¿Por qué estás aquí?
―Ummm... Meg necesitaba usar el cuarto de baño ―digo. No hay manera de
que le diga que estábamos aquí espiándolo.
―¿Estás bien? ―pregunta suavemente poniendo su mano en mi hombro―.
Estás muy pálida. ―Bueno, sí. ¿Cómo se sentiría si un desconocido tomara sus
partes privadas? Olvida eso. Es Carter. Lo más probable es que lo disfrutara.
―Esa chica solo se apoderó de mi… ―No sé por qué no puedo decir la palabra,
pero apunto en dirección de mi vagina en su lugar. Dios soy tan débil―. ¿Cómo
crees que estoy? ―Estoy mortificada por lo que hizo, pero aún más porque lo
presenciara. Aunque sus ojos parecen enojados, veo una pequeña sonrisa jugar en
sus labios.
Bastardo.
―Lo sé. Lo vi. Tiene suerte de tener pechos o la habría golpeado como la
136
mierda.
―Carter ―dice Meg detrás de él―. ¿Qué haces aquí? ―Gracias a Dios dijo eso.
Me encanta cómo siempre tiene mi espalda.
―¿Encontraste el baño? ―digo con un guiño cuando Carter gira la cabeza en
su dirección.
―Sí. Sí, lo hice. ¿Estás bien? Tu cara está toda blanca ―observa ceñuda.
―Una chica me agarró la... ya sabes qué ―le digo. Todavía no puedo creer lo
que acaba de suceder. ¿Quién hace ese tipo de cosas? Por supuesto la perra comienza
a reír.
―¿Qué es un “tú ya sabes qué”? ―pregunta. Cabrona. Sabe exactamente lo que
quise decir.
―Mis partes de chica ―admito mientras siento mi rostro arder.
―¿Tu vagina? ¿Tu hoo-ha? ¿Tu cosita? Puedes decir la palabra, ¿sabes? ―dice
riéndose. Me alegra que encuentre esto divertido. Yo no lo hago.
―Cállate. ―Estrecho los ojos hacia ella. Está aumentando mi humillación.
―Estás bromeando ¿verdad? ―pregunta como si no me creyera.
―¿Por qué mentiría sobre algo así?
―No, no lo harías. ―Carter se ríe entre dientes.
Alguien máteme ahora.
―Me alegro de que ustedes dos piensen que es divertido ―replico mientras
mis ojos se mueven entre ellos.
Por supuesto que ambos están riendo.
―No es divertido, es jodidamente hilarante. ―Meg se ríe―. ¿Quién fue?
―Señala hacia fuera.
―Apenas la miré. Necesito salir de aquí.
―Eso te pasa por estar en un lugar como este cuando eres menor de edad
―interrumpe Carter. ¿Quién pidió su maldita opinión de todos modos?
―¿Disculpa? Creo que tú eres menor de edad ―respondo. Qué hipócrita.
―Solo por unos meses. Vine a jugar billar. Además, soy un tipo. Puedo
manejarme. Tú, por otro lado, eres una niña. Tu pequeña idiota Rarita solo demostró
que este no es un lugar para ti. ―Oigo a Meg reír de nuevo a mi lado y quiero darle
una patada. Carter solo me mira. Puedo decir por la mirada en su rostro que está
tratando de irritarme.
137
―Lo que sea. ―Quiero decir más, pero no lo hago. Solo tendrá otro listillo
comentario para responder. Tanto por Meg teniendo mi espalda. Al diablo con ambos.
Giré sobre mis talones y pisé fuerte hacia la salida. Estoy segura de que algún día
encontraré el humor de esta situación, pero justo ahora no lo hago.
••••
Carter aceptó a regañadientes andar con nosotras el resto de la tarde.
―Supongo que estar cerca de ti es mejor que estar cerca de mi padrastro ―dijo
sarcásticamente. Aunque inicialmente estaba enojado, estaba sonriendo cuando lo
dijo. Juro que hace mierda así solo para meterse bajo mi piel. Aunque nunca lo
admitiría, creo que estaba agradecida.
Confesó que no quería irse porque su padrastro tenía el día libre del trabajo.
Me hizo sentir triste por él. Las cosas deben ser bastante jodidas viviendo con ese
pendejo. Especialmente puesto que le deja muy claro que no es bienvenido. Sé que
está perdido sin su auto, también. Todavía pasará otra semana antes de que las
reparaciones estén completas.
Afortunadamente, el pequeño incidente del pub no se menciona de nuevo.
Estoy segura de que no he escuchado lo último de ello, especialmente de Carter. En
nuestro paseo de regreso al auto, Meg recuerda que tiene que parar a recoger
algunas fotos que su mamá mandó imprimir. Carter nos espera fuera de la tienda
mientras voy con ella.
Veo que tienen algunas camisetas detrás del mostrador, donde puedes
imprimir tu propia imagen. Eso me da una idea. Después de hablar con la dama que
atendió a Meg, dice que definitivamente puede hacerme lo que quiera. Agradecida,
tengo la imagen perfecta en mi teléfono.
Después de descargarla en su computadora, me dice que puedo recogerla
mañana. Sonrío. No puedo esperar a ver la reacción de Carter cuando se la dé.
Anduvimos en auto por un tiempo antes de regresar a casa para nadar en el
lago.
Él incluso vino con Lassie y conmigo más tarde para llevar a Meg a su casa.
Aún me cuesta estar cerca de él después de todo lo que hemos hecho, pero espero
que con el tiempo se haga más fácil. Me alegro de que por lo menos seamos amigos.
••••
El martes por la mañana, me dirijo a mi auto mi primer día de conducir a la
escuela.
138
No le pregunté a Carter ayer si le gustaría un viaje. Es lo suficientemente
orgulloso para preguntar si quisiera uno. Tiene el auto de su mamá.
―Buenas días, niña ―dice cuando giro la esquina, casi asustándome. Ojalá
dejara de sorprenderme así. Está inclinado contra mi auto viéndose todo presumido
y sexy. Obviamente viajará conmigo.
―¿Puedo ayudarte con algo? ―pregunto levantando una ceja hacia él. Nunca
hace las cosas fáciles para mí, así que tengo la intención de hacer lo mismo.
―Estoy aquí para mi viaje ―responde mientras un lado de su boca sube en
una sonrisa arrogante. Realmente debería ser ilegal tener esa maldita buena pinta.
―¿Qué viaje? No te ofrecí llevarte ―replico, tratando de mantener el rostro
serio.
―No es necesario ―dice todo presumido―. Me lo debes.
―No lo creo. ―Me río.
―¿Qué pasa con todos los viajes que te di?
―Si bien recuerdo, fueron bajo coacción.
―Coacción o no, un viaje es un viaje, niña ―dice mientras camina alrededor
del pasajero y abre la puerta.
―Deja de llamarme niña.
―Mientras sepa que te molesta ―dice―. Nunca voy a parar.
Recuérdenme otra vez ¿por qué lo aguanto?
Grrrr.
Tanto como odio admitirlo, me gusta tenerlo alrededor.
••••
Después de la escuela, le dije a Carter que necesitaba ir a la ciudad para poder
recoger la camiseta que ordené. Estuvo bien con eso.
Esperó en el auto mientras corría dentro. Me eché a reír cuando la señorita me
mostró el producto terminado.
Había conseguido una imagen grande de Lassie con su cara impresa en el
frente de la camiseta, con “Mi Hombre Lassie”, grande en letras negritas. Débil, lo
sé, pero no había superado que lo llamara Lassie, no Larry. Pensé que la foto que
dibujó de mí era graciosa, igual esta camiseta. Mi pequeña venganza, podrían decir.
―¿Qué tenías que recoger? ―preguntó cuando volví al auto. Le lancé la bolsa
de plástico sobre el regazo. 139

―Un regalo para ti.


―¿Me compraste un regalo?
―Sí. Abre la bolsa. ―Se vio escéptico al moverse y abrirla. Cuando la levantó
y leyó lo que decía, echó la cabeza hacia atrás y se rió.
―Me encanta, pero escribió mal Larry.
―No, no lo hizo. ―No pude ocultar la sonrisa de mi rostro. Finalmente, uno
para Indi.
Bueno, eso es lo que pensé hasta la mañana siguiente. En realidad, me encontró
en el auto antes de la escuela con la camiseta. No podía creerlo. Debería haber sabido
que estaría a la altura de algo por la gran sonrisa presumida que traía. Mi mirada
inmediatamente se movió a la parte inferior de la camiseta donde estaba impreso el
nombre de Lassie. ¡Ugh! Lo cruzó con marcador negro, y escribió “Larry” junto en
grandes letras mayúsculas. Touché, pendejo.
Carter
En las siguientes semanas, la vida pareció ponerse más dura. Aunque
finalmente tengo mi auto de regreso, lo que es un maldito alivio, Indi y yo pasamos
mucho tiempo juntos. Estoy encontrando que entre más estoy con ella, más no
quiero estar sin ella. Es tan jodido. Apesta querer a alguien cuando sabes que no
puedes tenerla.
Intento con todas mis fuerzas no mostrarlo y seguir dándole un mal momento
siempre que puedo, pero con el paso de cada día me resulta más difícil resistirlo. 140

Debería haberla tomado cuando me lo ofreció, pero por una vez en mi vida, traté de
ser el chico bueno. Puse su bienestar antes que mis propias necesidades.
No pasa un día que no piense sobre lo que hicimos esa noche, o en esa dulce
vagina. Quiero estar enterrado hasta las bolas dentro de ella. Más. Que. Cualquier.
Cosa. Ni siquiera me dejen comenzar sobre esa boca.
Las cosas en casa están empeorando mucho. No estoy seguro de cuánto tiempo
pueda seguir mordiendo mi lengua con Pendejito. Creo que se dio cuenta de que no
peleo porque no quiero molestar a mi madre. Lo que está usando a su ventaja. Ahora
se burla de mí en cada oportunidad que tiene. Cabrón. Necesito salir como el infierno
de aquí antes de arruinar todo.
Si pierdo mi mierda con ese hijo de puta, arruinaré las cosas para mi mamá.
Por mucho que lo odie, me encanta verla feliz. Nunca entenderé por qué, pero hace
eso por ella.
Y luego está Indi. Si dejo que esto entre nosotros vaya más lejos, la arruinaré
también. No quiero nublar su sol con mi oscuridad. Ella es pura y yo no. ¿Cómo
puede algo que se siente tan bien estar tan equivocado? La vida puede ser una verdadera
perra a veces.
Siento que las paredes se están cerrando alrededor. Algunos días se pone tan
mal, que es una lucha incluso respirar. Todavía faltan unos pocos meses antes de
cumplir dieciocho. En mi corazón sé que no voy a durar tanto.
••••
El sábado por la noche estoy sentado en el escritorio de mi habitación, haciendo
la tarea, cuando veo a Indi salir de la ventana de su dormitorio. ¿A dónde en el
infierno cree que va? Mierda. Hoy la he evitado como la plaga. Solo necesitaba algo
de espacio para ordenar todos estos sentimientos no deseados que tengo por ella.
Parece que fue una pérdida de puto tiempo. No puedo sentarme aquí y verla
colarse sola a Dios sabe dónde. Podría pasarle cualquier cosa.
Miro en qué dirección va antes de tirar de una camiseta. Por alguna razón está
caminando hacia el lago. Aunque es una cálida noche, tiene rocas en su puta cabeza
si tiene la intención de ir a nadar.
Para cuando me pongo los zapatos y salto de mi ventana, unos minutos han
pasado. Espero que no haya ido lejos. Debería haber agarrado una linterna. Es tan
maldito oscuro aquí afuera. Tengo la buena idea de arrojarla sobre mi rodilla y
azotarla por dejar la casa a esta hora de la noche sola. Cristo, a veces me vuelve loco.
Estoy murmurando blasfemias cuando aparece a la vista. Está sentada sola en 141

el muelle, sus pies cuelgan sobre el borde. Solo puedo ver su silueta con la ayuda de
la luz de la luna. Está emitiendo un brillo plateado. Sobre el agua, iluminándola.
Mi ritmo cardíaco aumenta a medida que me acerco.
Tengo esta cosa de amor/odio con los sentimientos que enciende dentro de mí.
Aunque me gusta, también es extraño y me asusta como la mierda.
Cuando estoy cerca de ella, me siento vivo. Pensé que esa parte de mí había
muerto hacía mucho tiempo. No puedo explicar cómo esta pequeña libélula, que me
molesta sin fin, puede hazme sentir así, pero jodidamente lo hace.
―¿Qué estás haciendo aquí sola? ―pregunto molesto cuando estoy parado a
unos pocos metros detrás de ella. No responde, pero veo claramente que sube su
mano y limpia sus ojos. Jodidamente bien, está llorando. No sé cómo lidiar con esta
mierda No he llorado desde que era chico. ¿Por qué las mujeres deben ser tan
malditamente emocionales?
Lo que quiero hacer es darme la vuelta y caminar lejos a la mierda. Pero no
puedo hacer eso por ella. Jesucristo. Sé que voy a lamentar preguntarle esto.
―¿Estás bien?
―Estoy bien. ―Resopla. No está malditamente bien―. ¿Puedes dejarme sola?
―Aunque solo me dio lo que esperaba, no puedo alejarme de ella. Uno: Porque
quiere que lo haga, y la parte obstinada de mí no le permite decirme qué hacer. Dos:
Porque por alguna razón, verla tan molesta tira de mi corazón. Mierda.
Doy los pocos pasos que nos separan y me siento a su lado.
―Si estás bien, ¿por qué estás llorando? ―¿Le acabo de preguntar eso? Ahora
quiero golpearme en la boca por ser tan estúpido. Por alguna razón, quiero saber
por qué está alterada.
―Te dije que estoy bien.
―Bueno. Si tú lo dices. ―Sé que está mintiendo, pero no voy a presionarla. No
la dejaré, sin embargo. Nos sentamos en silencio por unos minutos mirando el lago.
Cuando la veo levantar la mano a su rostro por el rabillo del ojo, sé que sus
lágrimas silenciosas todavía están cayendo. Me duele verla así.
Muevo ligeramente la mano hacia la izquierda y entrelazo mis dedos con los
suyos. Podría no querer hablar, pero me encuentro esperando reconfortarla aquí.
―Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre ―susurra. Mierda. Eso
explica las lágrimas.
―Lo siento. ―Es todo lo que digo. Sé que es débil, pero no soy bueno con 142
mierdas como esta.
―Mi papá se encierra en su habitación todos los años este día. Bebe una botella
de whisky y grita. No puedo soportarlo. Eso me rasga por dentro. Por eso estoy
sentada aquí. Así no tengo que escucharlo. ―Cristo. No tengo palabras para lo que
me acaba de decir, así que en cambio le aprieto la mano.
Sosteniendo su mano y estando tan cerca tiene todos mis sentidos en alerta
máxima, pero tengo un presentimiento esta noche de que necesita un amigo más que
nada.
―Estoy seguro de que los dos la extrañan. Yo me perdería sin mi madre ―dije
confesando.
―Lo hacemos. El único recuerdo que tengo de ella es cuando estaba enferma.
Mi padre hizo su mejor esfuerzo para protegerme de su enfermedad. Estaba mucho
en cama. Recuerdo que, en sus buenos días, mi papá me dejaba acostarme con ella.
Me cantaba a veces y me acariciaba el cabello. ―Una pequeña sonrisa adorna su
rostro cuando dice eso―. Me pone triste que su vida fuera tan corta. Tenía solamente
veintiocho cuando murió. Principalmente estoy triste por mi padre. Está tan perdido
sin ella. Es como si cuando murió, su luz se hubiera ido. Sé que me quiere, pero es
un amor diferente al que tuvo por mi mamá. Hace un buen trabajo escondiéndolo la
mayoría de los días, pero en días como hoy me doy cuenta de cuánto le afectó su
muerte. También odio que se perdiera verme crecer y antes de que digas algo
inteligente, he crecido mucho desde que tenía seis años.
―¿De verdad? Debes haber sido minúscula cuando tenías seis años.
―Ja, ja ―dice chocando con mi hombro. Cayó directamente en esa.
―Bromas aparte. ―Me río―. Debió haber sido duro para él perder a su esposa
y tener que criar a una niña por su cuenta.
―Lo fue. Estoy segura de que todavía lo es a veces. ¿Tu papá sigue vivo?
―pregunta. Generalmente esa pregunta me tendría retrocediendo, pero esta noche
no es así. Nunca he hablado sobre esto con alguien antes, pero sorprendentemente
por primera vez en mi vida quiero hablar de ello. Quiero abrirme a ella.
―No tengo idea. El día que se enteró de que mi madre estaba embarazada de
mí, se fue.
―Entonces, ¿nunca lo conociste? ―pregunta girando su rostro para mirarme.
―No. Solo hemos sido mi madre y yo. Bueno, solíamos serlo hasta que se casó
con ese idiota.
―Lo siento ―susurra apretando mi mano―. ¿Tienes alguna otra familia? 143
¿Como abuelos?
―No. Los padres de mi madre la echaron cuando se embarazó. Al parecer llevó
la vergüenza a la familia. Perdió todo por mi culpa. Me llevó allá cuando tenía cinco
años. No salió demasiado bien. Mi abuelo me llamó bastardo y cerró la puerta de
golpe en nuestra cara.
―¿Qué? Oh. Mi. Dios. Eso es horrible. Lamento que te haya pasado. ¿Es por
eso que siempre te refieres a ti mismo como un bastardo? ―pregunta. Puedo
escuchar el dolor en su voz mientras habla. Probablemente no debería haberme
abierto, pero en realidad siento una especie de alivio al hablar de eso. Me gusta que
se haya levantado ese peso de mi pecho.
―Es la verdad. Soy un bastardo. Nada puede cambiar eso. ―Después de todos
estos años, todavía siento vergüenza cuando pienso en ese día y lo que significa esa
palabra. Ella deja mi mano y la levanta para girar mi cabeza hacia ella. Cuando veo
lágrimas en sus ojos brota un bulto en mi garganta.
―No eres un bastardo, Carter. Por favor no vuelvas a pensar de esa manera de
ti.
―Todavía recuerdo el día en que busqué el significado de bastardo en el
diccionario.
Exhalo cuando pienso en ese día. El maldito día en que aprendí lo que
realmente era. Una persona nacida de padres no casados. Una persona considerada como
mezquina o despreciable. Una persona especialmente considerada desafortunada. Irregular,
inferior o de origen dudoso.
―Estaba aplastado, pero era solo un niño. Creo que he aprendido a vivir con
eso a lo largo de los años.
―No eres un bastardo, Carter. Solo porque eliges actuar como uno a veces, no
significa que seas uno. ―Se esfuerza a medida que cae otra lágrima de sus bonitos
ojos verdes. Verla derramar una lágrima por mí hace que crezca el nudo en mi
garganta. Casi suena como si creyera lo que dice. Quiero creerle, como quise creerle
a mi madre hace tantos años, pero es un hecho.
―Está bien ―le digo mientras me acerco y limpio su rostro con mi pulgar―.
Como puedes ver, he abrazado el hecho de que soy un bastardo. ―Me río. Pero ella
no. Mis palabras en realidad la hacen verse más triste. Lágrimas en mi puto corazón.
―Muchas personas tienen hijos antes de casarse en estos días No es la gran
cosa. Es un estereotipo en el peor de los casos. Las generaciones más viejas pueden
haber creído en esa mierda, pero en mi opinión deberían avergonzarse de ellos 144
mismos. Los pobres niños nunca pidieron nacer, pero sufrieron esa injusticia de
mente estrecha por el resto de sus vidas. Hipócritas como tu abuelo se meten en tu
cabeza si me lo preguntas. ―Sus palabras me hacen reír―. No es gracioso, Carter.
Mira lo que te hizo. Me hace enojar mucho ―agrega frunciendo el ceño. Se ve tan
jodidamente adorable cuando hace eso.
Va a decir algo más, pero me inclino y cubro su boca con la mía. Me encanta
que se sienta tan apasionada sobre este tema, y me encanta que no crea que soy un
bastardo. Todo lo que dijo es cierto, pero lamentablemente todavía no me hace
sentirme mejor conmigo mismo.
Todavía soy un bastardo.
Quizás con el tiempo sus palabras ayuden, pero ahora toda la sangre ha dejado
mi cerebro y se apresura directamente a mi pene, así que no puedo pensar en nada
más que en ella. Sé que dijimos que no iríamos allí de nuevo, pero necesito esto.
Putamente la necesito.
Cuando muevo su cabeza hacia atrás y profundizo el beso, gime en mi boca.
Deslizando mis manos debajo de sus brazos, la levanto y la pongo sobre mi
regazo para que esté a horcajadas sobre mí. Envolviendo sus piernas en mi cintura,
sus manos van alrededor de mi cuello. Las mías se deslizan alrededor de su
diminuta cintura y atraigo su cuerpo al mío. Me encanta la forma en que me besa.
La forma en que sus labios se sienten contra los míos. La forma en que su suave
cuerpo moldea mi dureza. No creo cansarme de eso. En realidad, sé que no lo haré.
Estoy enganchado a ella.

145
Indiana
Mi corazón todavía está sufriendo por él.
Pensando en cómo debe haberse sentido como un niño pequeño y el hecho de
que ha estado llevando ese estigma por todos estos años. Me rompe el corazón. A
pesar de que es infundada, su actitud desde el día en que nos encontramos de
repente tiene sentido. Odio que se sienta tan humillado de sí mismo, especialmente
ya que eran circunstancias más allá de su control. ¿Cómo podría su abuelo, su propia
carne y sangre, etiquetarlo así? Solo era un maldito niño. Él no pidió nacer. 146

Cuando lo beso, trato más duro de mostrárselo sin palabras, lo especial que es,
cuánto me importa. Que no es nada como la percepción que tiene de él mismo.
Ambos hemos intentado tanto mantener nuestra amistad completamente platónica
en las semanas pasadas, pero esta noche lo necesito. Creo que también necesita esto.
Necesito perderme en él, así no tendré que pensar en mi papá cayéndose a
pedazos de regreso en mi casa. Tanto por mi maldita lista de reproducción de
“distracción”. Entre canciones todavía podía escuchar sus gritos sofocados.
Por eso vine aquí. Cada año, temo esta fecha. Siempre he esperado que a
medida que pasan los años, las cosas se pongan más fáciles para mi papá, pero no
este año.
Tal vez el siguiente.
Las manos de Carter se deslizan de mi cintura hasta mi trasero. Me atrae, mi
centro se presiona fuertemente contra su erección. Me quejo en su boca. Ni siquiera
me reconozco cuando estoy con él. Me gusta esto. Me vuelve tan salvaje. Una de sus
manos se mueve debajo de mi ropa mientras sus dedos suben y bajan ligeramente
sobre mi estómago, haciéndome temblar, hasta que me palmea el pecho y pellizca
mi pezón a través de la tela de encaje de mi sujetador. Mis manos se enredan en su
cabello mientras muevo las caderas hacia adelante.
Solo lo he estado besando por unos pocos minutos y ya estoy al borde de
deshacerme. Podría ser adicta a la forma en que hace que se sienta mi cuerpo.
Nuestro beso pronto se vuelve primitivo. Es como si no pudiésemos tener suficiente
uno del otro.
Su mano se mueve entre nosotros mientras frota mi clítoris a través de la
delgada tela de mi pantalón corto.
―Vente para mí, hermosa ―susurra mientras sus labios dejan un rastro de mi
mandíbula a mi cuello. Me inclino, él retrocede y gime. Solo me lleva unos segundos
antes de que grite su nombre cuando el orgasmo me golpea. Cuando abro los ojos lo
veo mirándome, sonriendo―. Me encanta verte venir. ―Siento mi rostro
calentarse―. No te vuelvas tímida ahora ―agrega mientras se inclina hacia adelante
y planta un suave beso en mi nariz.
Todavía puedo sentir su erección presionando el interior de mi muslo.
Deslizando mi mano bajo su cuerpo, lo avivo a través de su pantalón.
―No ―dice alejando mi mano.
―¿Qué? ¿Por qué?, quiero darte alivio.
147
―No. He estado haciendo mi mayor esfuerzo por comportarme a tu alrededor
por semanas. Dejé ir esto tan lejos como lo hice esta noche porque lo necesitabas. Si
no paramos esto ahora, es posible que no pueda controlarme. Me vuelves loco
―admite.
―Bueno, no pares.
―Te lo dije, no podemos ir allí, Indi. Tu primera vez debe ser con alguien
especial. Ese no soy yo. ―Muevo mi mano hasta taparle el rostro.
―Eres especial, Carter. Quiero que seas el primero. ―Quiero decir cada
palabra, también. Puedo lamentarlo, pero lo dudo. Incluso si no podemos estar
juntos después de esta noche, todavía atesoraría el hecho de que fue mi primero.
―No quieres decir eso ―dice poniendo su mano en el dorso de mi cabeza,
apoyando mi rostro en su pecho. Puedo oír su corazón latir salvajemente. Me
encanta ser sostenida así por él. Cuando estoy con Carter, me hace sentir como si
nadie más existiera, como si solo nosotros existiéramos en el mundo. Obviamente
no tiene idea de cuánto deseo esto.
―Lo hago. Por favor, Carter. No me hagas rogarte.
―No hago compromisos, Indi. No soy material de novio.
―No te estoy pidiendo que seas mi novio ―digo tirando la cabeza hacia atrás
así puedo ver su rostro.
―Bueno, ¿qué es entonces? ―Incluso bajo esta luz, puedo ver su
vulnerabilidad. Ojalá no tuviera una opinión tan baja de él mismo. Ojalá pudiera
verse a través de mis ojos y sabría lo especial que es.
―Te pido que seas mi primero. Nada más. Solo una noche. Te quiero hacer
todas las cosas que te han hecho las otras. ―¿Acabo de decir eso? Sí, lo hice. Es
verdad. Desde el momento en que vi a Jennifer subir por su ventana, deseé haber
sido yo. Luego estuvo la pelirosa.
―¿Cuáles otras? ―pregunta.
―Las chicas que subieron por tu ventana. Jennifer y la chica con el cabello
rosado.
―No hice nada con la chica con el cabello rosa. ―Se ríe.
―¿No lo hiciste? Pero yo…
―Cuando te vi mirándonos, no pude hacerlo ―confiesa.
―¿No pudiste? ¿Por qué? 148

―Porque me bloqueaste.
―No lo hice ―digo juguetonamente golpeando su brazo―. Dime la verdadera
razón.
―Mierda. Suficiente de todas las preguntas. No pude, está bien. Me sentí mal.
―Mis labios sonríen ampliamente.
―¿Por qué te sentiste mal? ―pregunto, mi sonrisa se ensancha. Probablemente
no debería estar probándolo así, pero quiero saber la razón.
―Solo déjalo ―bromeó.
―No. Quiero saber por qué. ―Me levanta de su regazo y me coloca de nuevo
al lado de él con molestia.
―No voy a responder eso ―dice mientras su hermoso rostro se arruga en un
ceño fruncido. Cuando voltea la cabeza lejos de mí, tengo la impresión de que está
sintiéndose incómodo, así que lo dejo mentirme. Aunque secretamente me muero
por saber por qué.
―¿Entonces vamos a hacerlo? ―pregunto cambiando de tema.
―¿Hacer qué? ―responde volviendo la cabeza para mirarme.
―Ya sabes... sexo. ―No puedo creer que incluso tenga esta conversación con
él. Se ríe de mi comentario haciendo que me sonroje. Probablemente piensa que soy
tan débil.
―Créeme, niña. Por mucho que me gustaría desflorarte, te arrepentirás de
darme tu virginidad. ―Aunque sus palabras me dicen “no”, puedo decir por el
aspecto de sus ojos, que lo desea tanto como yo.
―No lo haré ―digo tendiéndole la mano―. Deseo esto, Carter. Realmente lo
hago. Por favor no me hagas rogar, porque lo haré. No seré un instrumento de
cuerda. Lo prometo. Solo una noche, eso es todo lo que te estoy pidiendo. ―Dios,
soy tan patética. Él sostiene mi mirada, pero no habla. Por favor di sí canto en silencio
en mi cabeza.
―¿De verdad quieres esto? ―pregunta eventualmente.
―Sí. Te deseo. ―Irrumpe en una sonrisa completa, mostrando sus blancos
dientes perfectos.
―No vas a esperar que me case contigo o algo así, ¿verdad?
―¿Qué? De ninguna manera. Ni siquiera te quiero como novio ―grito.
―Eso es lindo, esa es una manera de hablar sucio ―responde colocando su
149
mano en mi pecho, burlándose del falso daño.
―Hablo en serio ―digo intentando sostener un rostro serio―. Solo te estoy
usando por tu cuerpo. ―Verlo así hace que todo mi interior se sienta cálido y
pegajoso. Incluso cuando está frunciendo el ceño, es impresionante, pero cuando
sonríe... sin palabras.
―Entonces, ¿tuve razón todo el tiempo? ―dice cuando deja de reír.
―¿Acerca de?
―Que me deseas. ―Es un maldito presumido a veces, pero tiene razón. Lo
hago. Ni siquiera voy a justificar eso con una respuesta. No hay forma de que vaya
a darle la satisfacción de tener razón.
―Estás tan lleno de ti mismo ―digo dándole un golpe con el hombro.
―Estarás llena de mí en un minuto. ―Se ríe, alcanzando mi mano mientras se
levanta. Lo jalo hacia abajo.
―¿Podemos quedarnos aquí abajo? No estoy lista para volver allí todavía.
―¿Quieres que te penetre aquí? ¿Al aire libre? ―pregunta con sorpresa en su
voz.
―Está oscuro. Nadie nos verá.
―Si estás segura ―dice con una sonrisa―. Nunca te hubiera tomado por ser
tan aventurera.
―Bueno, hay muchas cosas que no sabes sobre mí. ―Eso es un montón de
mierda. Tiene razón. No soy del tipo aventurero en absoluto, pero él trae algo a mí:
Un deseo de soltarme. De vivir un poco.
―Voy a tener que volver corriendo a la casa y conseguir un condón―. Roza
sus labios contra los míos―. Regreso en un minuto.
―Está bien ―respondo mientras está parado. Creo que estaría nerviosa por
estar a punto de tener sexo por primera vez y al aire libre de todos los lugares, pero
no lo estoy. No con Carter. De hecho, estoy deseando eso.
Regresa unos minutos más tarde con una enorme sonrisa en su rostro y una
manta y una almohada en la mano
―No puedo tenerte obteniendo astillas en la espalda, arruinando esa hermosa
piel ―dice mientras la extiende en el muelle. Cuando no es un asno ni un tipo duro,
dice las cosas más dulces―. ¿Segura que quieres hacer esto?
―Mucho ―respondo mientras alcanzo su mano extendida. Me levanta sobre
mis pies y directamente a su duro pecho. Envuelve sus fuertes brazos alrededor de 150

mi cintura, mirándome.
―¿No te arrepentirás? ―pregunta.
Muevo la cabeza suavemente.
―Sin arrepentimientos.
Sus labios se encuentran con los míos. Su beso es suave y dulce, haciendo que
mis dedos se doblen. Deslizo mis brazos alrededor de su cuello cuando me aprieta.
Cayendo de rodillas, me pone en la manta suavemente, colocando mi cabeza en la
almohada. Se sienta a mi lado, tirándome a sus brazos.
―¿Segura que no quieres volver a mi habitación? ―pregunta. Dios. Suficiente
de todas las preguntas
―Solo penétrame ―dije bruscamente. Ni siquiera me sorprendo por mis
palabras. Quiero que esto suceda. Como para ayer. Aprecio que esté tratando de hacer
lo correcto, pero no cambiaré de opinión sin importar lo mucho que intente
convencerme de eso.
―Jesús, esas palabras que salen de tu dulce boca son calientes ―dice. Me sienta
y me quita el top. Me estiro por el dobladillo de su camiseta, levantándola para
revelar sus celestiales abdominales y su apetitoso pecho. Él agarra su camiseta detrás
del cuello y tira de ella por su cabeza. Sus manos luego alcanzan atrás para
desabrocharme el sujetador. Después de deslizarlo bajé los brazos y lo descarté,
gentilmente me gira para estar frente a él, jalando uno de mis pezones en su boca.
Sus manos trabajan febrilmente en el botón de mi pantalón corto. Apoyándose en
sus muslos, lo desliza con mis bragas por mis piernas. Veo su sonrisa crecer a la luz
de la luna mientras mira hacia mí.
Escucho un gruñido proveniente de lo profundo de su garganta mientras sus
labios siguen un camino por mi abdomen. Empujo mi cabeza hacia el interior de la
almohada y gimo cuando su rostro se asienta entre mis muslos. Agarra la parte
posterior de mis piernas y empuja mis rodillas hacia mi pecho, extendiendo mis
piernas.
―Necesito probarte de nuevo ―susurra contra mi carne sensible―. No he
podido sacar tu vagina de mi mente. ―Me encuentro sonriendo sabiendo que ha
estado pensando en esa noche, en mí. Yo también he pensado en eso mucho.
Gime mientras su lengua se arremolina alrededor de mi dolorido clítoris.
Enredo mis dedos en su cabello sosteniendo su cabeza en su lugar. Su boca es
magnífica. No quiero que se detenga nunca.
En cuestión de minutos me tiene deshecha. Desliza dos dedos dentro de mí 151
mientras mi orgasmo pulsa a través de mi cuerpo. No se detiene hasta que mi cuerpo
tembloroso se tensa.
―Estás tan mojada para mí ―dice mientras retira sus dedos y los lleva a su
boca, lamiéndolos hasta dejarlos limpios. Dios, me encanta cuando hace eso.
Se pone de pie y saca el condón de su bolsillo y se quita los vaqueros. Tanto
como amo estar afuera bajo las estrellas con él, ojalá tuviéramos algo de luz así
podría ver más de él en su desnuda gloria. Su cuerpo es impresionante.
Abre la envoltura del condón con sus dientes y lo desliza sobre su
impresionante longitud. Todo lo que puedo pensar mientras miro, es que espero que
la monstruosidad se ajuste dentro de mí. Definitivamente no tengo segundos
pensamientos, pero voy a admitir que los nervios están comenzando a instalarse en
mí.
Se agacha, colocando sus manos a cada lado de mi cuerpo antes de revolotear
sobre mí. Apoyándose hacia adelante, sus labios se encuentran brevemente con los
míos de nuevo. Puedo probarme en él.
―Esto va a doler ―dice mientras se instala entre mis piernas, alineándose con
mi apertura―. ¿Estás segura que quieres pasar por esto? No es tarde para
detenerme.
―Estoy segura. Quiero esto, Carter ―le digo sinceramente, cuando mis manos
suben a tomar su rostro. Sonríe antes de rozar sus labios contra los míos.
―Seré tan amable como pueda, de acuerdo. Intenta relajarte.
―Bien ―le contesto. Él desliza la punta de su pene a través de mi humedad
antes de empujar lentamente su cabeza dentro de mí.
―Dulce Jesús ―gime antes de quedarse quieto, dándome tiempo para
adaptarme. Tratando de nuevo, empuja un poco más.
Su cabeza cae hacia atrás mientras un gruñido primitivo escapa de él. Ya puedo
sentir la picadura mientras me estira. No voy a mentir, pero, saber que soy la que lo
hace sentir así es un giro increíble.
―Te sientes increíble ―susurra mirándome―. ¿Estás lista?
Asiento mientras sus labios se encuentran con los míos. Me besa por un minuto
más o menos sin moverse. Estoy segura de que está tratando de distraerme. Está
funcionando. Sin previo aviso, se retira antes de empujarse todo el camino. Pica
como una perra, pero no duele casi tanto como pensé que haría. Se congela
nuevamente, dándome tiempo para adaptarme.
152
―¿Estás bien? ―pregunta gentilmente quitándome el cabello del rostro.
―Perfecta ―respondo. No puedo creer que, de hecho, esté teniendo sexo. Y
con Carter Reynolds de todas las personas. El tipo que amo y odio, todo con el
mismo aliento. No más tiempo de ser virgen y no me arrepiento. De nada en
absoluto. Me alegro de que mi primera vez sea con él.
―Tengo que empezar a moverme ―dice unos segundos después. Gime de
nuevo cuando lentamente se retira antes de empujar todo el camino de regreso en
mí. Después de unos cuantos empujes más la sensación de ardor se disipa y ahora
me estoy moviendo con él. Se siente asombroso. Se siente increíble―. Pienso que estoy
enamorado de tu vagina ―gime mientras aumenta su paso. Creo que me estoy
enamorando de él, pero nunca diría eso en alto. Ni siquiera debería sentirme así,
pero no tengo control sobre mi corazón―. No estoy seguro de cuánto tiempo más
voy a durar. Te sientes muy bien. Necesito que te vengas de nuevo.
―Estoy cerca ―digo mientras pongo mis piernas alrededor de su cintura y
hundo los talones en su trasero, empujándolo más adentro de mí. Él levanta su
cuerpo ligeramente y mueve su mano hacia abajo entre nosotros para frotar mi
clítoris mientras continúa empujando dentro de mí, en cortos y rápidos empujes. Es
todo lo que necesito para enviarme al límite.
―Ohhh... yo soy... yo soy. ―Eso es todo lo que logro dejar salir mientras las
sensaciones son más fuertes, y tengo el orgasmo más intenso que alguna vez he
experimentado.
―Diaaaablos ―gruñe mientras su cuerpo comienza a sacudirse sobre mí. Sé
que se vendrá también. Su cuerpo hizo lo mismo cuando le di la mamada en su
dormitorio hace algunas semanas. Después de algunas embestidas más se queda
quieto dentro de mí―. Creo que me arruinaste ―dice sin aliento mientras sus labios
encuentran los míos otra vez. Metí mis manos en su cabello mientras sostengo su
rostro contra el mío. No quiero que esta noche termine nunca.
Nuestro beso va de suave a salvaje en minutos. Todavía está dentro de mí y lo
siento endurecerse de nuevo. Ahora estamos en la ronda dos. Esta vez se da vuelta
tirando de mí con él, así que estoy arriba.
Sus manos se deslizan por mi cuerpo antes de tomar mis pechos y rodear mi
duro pezón entre sus dedos. Yo muevo la cabeza hacia atrás y gimo mientras el
placer inunda mi cuerpo. Mis palmas suaves sobre su pecho, agarrando sus hombros
para darme algo de apalancamiento para poder montarlo. Me encanta la fricción que
esta posición proporciona. Carter levanta la cabeza y chupa uno de mis pezones en
su boca. Me encanta su boca sobre mí. Envuelvo una de mis manos alrededor de su
cuello mientras la otra va a través de su cabello, sosteniéndolo contra mi pecho. 153

Ahora sé por qué Meg tiene sexo como coneja. Podría fácilmente ser adicta a
esto solo con mis sentimientos por Carter, por supuesto. No soy el tipo de persona
que simplemente se acuesta con alguien.
Las manos de Carter regresan a mi cintura. Agarrando mis caderas, levanta mi
cuerpo ligeramente antes de guiarlo hacia abajo. Lo hace una y otra vez. No tengo
palabras para las sensaciones que estoy experimentando en este momento.
―Tienes un vagina magnífica ―gime―. Podría joderte todo el día. ―Todo el
día suena maravilloso. No quiero que esto que estoy sintiendo se detenga alguna
vez.
―No pares lo que estás haciendo... por favor ―le suplico mientras mis caderas
comienzan a arremolinarse con un movimiento circular, haciendo que mi clítoris
gire contra él.
―No tengo intenciones de parar ―dice sin aliento―. Necesito besarte.
Tira de mi rostro hacia el suyo. Moviendo mis manos las subo por su cuello,
entrelazando mis dedos a través de su cabello. Ahora está entrando en mí mientras
nuestro beso se calienta. Los ruidos saliendo de ambos son salvajes. Creo que está
tan perdido en mí como yo en él.
Estoy justo en el borde. He estado intentando aguantar porque no quiero que
este sentimiento o que mi momento con él termine, pero ya no puedo detener el
orgasmo que está asomándose.
―Carter ―me quejo en su boca mientras mi cuerpo se convulsiona con la
intensidad del mismo.
―Joder. ―Deja salir mientras los músculos de mi interior se aprietan alrededor
de su pene. Sus manos agarran mis caderas con tanta fuerza que juro que van a dejar
marcas. Él bombea en mí mientras viene su propia explosión, sacando otro orgasmo
de mí.
―Oh. Mierda... me vendré de nuevo ―gimo tirando de su cabello mientras
muevo mi cabeza hacia atrás, gritando su nombre. Cuando nuestros cuerpos
finalmente se quedan quietos, colapso sobre su pecho. Mi piel se siente sensible a la
frescura de la brisa.
―Cristo, eres tan hermosa cuando te vienes. No tienes idea de lo que me hace
verte así. ―Suspira, besa mi frente y envuelve sus brazos alrededor de mi torso. Si
no estuviera tan cansada se lo mostraría de nuevo.
Recibo las vibraciones más fuertes de él, ahora que hemos sido íntimos. No
puedo estar muy segura de eso. Aunque no tengo experiencia, nada con qué 154
compararlo, estoy bastante segura de que tenemos algo especial. Es como si sintiera
todo lo que soy. Es muy intenso. Pero luego dice o hace algo que me indica que
quiere distancia. Es confuso. Tal vez es solo parte de su encanto. Quizás también
estoy leyendo mucho en esto. O tal vez siente todo lo que hago. Lo dudo. Es
probablemente así con todas las chicas.
Nos quedamos inmóviles, envueltos en los brazos del otro por lo que parecen
años, antes de que finalmente se deslice fuera de mí y me coloque a su lado. Estoy
sorprendida por la pérdida que siento al no seguir estando conectada con él.
De pie, me pasa la ropa antes de quitarse el condón y vestirse. Las lágrimas
pican mis ojos cuando me doy cuenta de que mi tiempo con él terminó. No quiero
que termine esta noche. No quiero que esta sea nuestra última vez juntos. Cuando
le dije una noche sinceramente pensé que estaría bien con eso. Ahora sé que ese no
es el caso.
Una vez que vuelvo a ponerme la ropa, me paro.
―No te levantes ―dice. Acuclillándose a mi lado pasa su mano suavemente al
lado de mi rostro―. No quiero que te vayas todavía. ―Siento mis labios sonreír
cuando se inclina hacia adelante y me besa. Se acomoda a mi lado y me tira a sus
brazos. Al llegar detrás de él, tira de la otra mitad de la manta sobre nosotros―. Solo
déjame abrazarte por un rato.
Carter
“Sin arrepentimientos”, dijimos, pero eso es exactamente lo que estoy
teniendo. No por lo que hicimos. De ninguna manera. Nunca olvidaré lo que me dio
anoche. No solo estoy hablando de su virginidad tampoco.
Mi arrepentimiento ahora es haber llegado hasta aquí con ella, crucé la línea
que juré que nunca cruzaría, tengo que irme. Es por su propio bien. No tengo
elección.
Fue en algún momento en las primeras horas de esta mañana que tomé mi
decisión final. Solo espero tener la fuerza para continuar con eso. No he dormido en
toda la noche. Fue alrededor de las 3:00 a.m. cuando finalmente salimos del lago y
regresamos a casa.
En mi corazón sabía que sería nuestra última vez juntos, así que no quería que 155

terminara. Incluso me ofrecí a dejarla pasar la noche en mi casa, en mi cama, pero


me rechazó. Nunca he invitado a nadie a pasar la noche conmigo antes. Es gracioso;
cuando se trata de ella, mis reglas anteriores, las que nunca he roto cesan de existir.
Estoy en medio del cielo y del infierno. Anoche me llevó a un lugar al que
nunca pensé que era posible llegar. A uno de felicidad. Eso es lo que experimenté
con ella. La maldita felicidad. Nunca en mi vida pensé que el sexo podría ser así. Claro,
siempre es bueno, pero con ella...
Dulce Jesús.
Las cosas que me hizo sentir sonaron en mi maldita mente. Lo que
compartimos fue fugaz en el gran esquema de las cosas, pero sé que es algo que no
voy a olvidar pronto, si es que alguna vez lo hago. Solo deseo que las cosas pudieran
ser diferentes entre nosotros, pero no pueden serlo.
Levantándome de la cama, me dirijo al baño a ducharme. Si voy a seguir mi
plan necesito obtener mi mierda junta. De pie bajo el rocío del agua caliente, pienso
en lo que mis acciones de hoy le harán a las dos personas que más me importan en
este mundo.
Mi madre renunció a los pasados dieciocho años de su vida por mí. Es hora de
que se lo compense. Tiene su mierda de esposo para ayudarla a recoger los pedazos.
Luego está Indi. Tiene tantas promesas de un futuro brillante y feliz. Tiene toda la
vida por delante. Una vida que estoy seguro será mucho más rica sin mí.
No tengo idea de hacia dónde me dirijo, o de qué voy a ir. Esperaba tener unas
pocas semanas más para poner un plan en su lugar, pero después de lo que pasó
anoche, esto necesita hacerse hoy. Cuanto antes, mejor. Las cosas solo se pondrán
complicadas si me quedo. Las consecuencias serán demasiado altas. Mis
sentimientos por ella son demasiado fuertes. He tratado de luchar contra ellos, pero
perdí la batalla. Esta cosa entre nosotros no puede durar. Eventualmente me llevará
a la angustia. Lo sé. Esa es una oportunidad que no estoy dispuesto a tomar, ni por
ella, ni por mí.
Ya he tenido suficiente de esa mierda para durarme toda una vida.
La tristeza me lava mientras enjuago mi cuerpo y elimino su esencia de mi piel.
Nunca más podré oler su dulzura, sentir su sedosa piel suave debajo de las yemas
de mis dedos o saborear sus labios. Eso trae un bulto de puta madre del tamaño de
un maldito balón de basquetbol a mi garganta.
Una vez que estoy vestido lanzo mis cosas en mi maleta, guardándola bajo la
cama antes de ir en busca de mi madre. La encuentro en la cocina. Tan devastado
156
como me siento en este momento, solo verla lleva una sonrisa a mi rostro. Voy a
extrañar su cocina, pero más que cualquier cosa la voy a extrañar a ella.
―Hola, cariño ―dice sonriendo hacia mí―. El desayuno no tardará. Tan
pronto cuando John llegue a casa, comeremos.
Caminando hacia ella, la envuelvo en mis brazos.
―Te quiero mamá.
―Yo también te quiero, Carter.
―Gracias por quererme siempre. Por mantenerme y quererme cuando nadie
más lo hizo. ―Escucho mi voz quebrarse cuando hablo.
―¿Nene? ¿Qué ocurre? ―pregunta mirándome―. ¿Todo está bien?
―Todo está bien. Solo necesito que sepas cuánto te aprecio y todo lo que has
hecho por mí durante los años. Todo lo que ha significado para mí. Significas todo
para mí. ―Veo sus ojos llenarse con lágrimas de mis palabras.
―¿Estás seguro de que estás bien? ―Veo la preocupación grabada en su
hermoso rostro. Asiento, apretando mi abrazo―. Eres parte de mí, cariño. Siempre
serás una parte de mí. No tenerte en mi vida nunca fue una opción. No pasa un día
que no esté agradecida de que seas mi hijo ―dice, pasando suavemente la mano por
el lado de mi rostro. No puedo hablar por el nudo en mi garganta que se hace más
grande a cada segundo.
Estoy sorprendido de que no me esté atragantando con ese cabrón.
Este es mi adiós. No sé cuándo o si alguna vez volveré a verla. Ese pensamiento
hace que me duela el corazón. Si no fuera por ella, mi vida al crecer no hubiera sido
nada. Sin sentido. Ella renunció a su futuro, a su familia, todo por mí. Las palabras
nunca serán capaces de expresar lo que eso significa para mí.
Quiso al bastardo que nadie de lo contrario podría haber querido.
Apoyándome, pongo un suave beso en su mejilla.
―Estaré en mi habitación ―digo mientras me doy la vuelta y me alejo. No me
molesto en mirar hacia atrás. No puedo. Si lo hago, verá las lágrimas que ahora
brillan en mis ojos.
―Está bien, dulzura. Te quiero, Carter ―grita detrás de mí.
―Yo también te quiero, mamá ―susurro.
Estirándome debajo de la cama, agarro la bolsa que acabo de empacar.
Vaciando el contenido de la mochila de mi escuela en la cama, regreso a mi baño.
Tiro dentro mi desodorante, cepillo de dientes, pasta de dientes y cepillo en la bolsa.
157
Regresando a mi habitación agarro mi bloc de dibujo y una foto que tengo de mi
madre y de mí cuando era chico, y la meto. Mirando alrededor de mi habitación,
verifico si hay cualquier otra cosa que necesite rumbo hacia la ventana, mi mirada
se mueve hacia la casa de Indi. Estoy sorprendido de encontrarla de pie en su
dormitorio mirándome. Está sonriendo.
Mierda. Esperaba no tener que verla antes de irme No puedo decirle adiós,
simplemente no puedo. Me destrozará quitar mis ojos de ella. Dejo caer mi maleta
por la ventana. Aterriza con un ruido sordo.
Cuando mis ojos se encuentran con ella nuevamente, veo que su mirada se
mueve hacia abajo a la bolsa en el suelo, y luego de vuelta hasta encontrar la mía. La
sonrisa cae de su hermoso rostro. Un rostro que sé que nunca olvidaré.
Da un paso adelante y presiona las palmas contra el vidrio. Joder, lo sabe. La
devastación que atrapo en sus rasgos parte mi maldito corazón en dos. Miro
mientras una lágrima solitaria cae sobre su mejilla. Lo que no daría por abrazarla
ahora mismo. Por besarla. Decirle que no sé cómo voy a sobrevivir sin ella en mi
vida.
Saltando por la ventana, recojo mi bolso y comienzo a caminar hacia mi auto.
Echo una última mirada por encima de mi hombro a la única otra persona en esta
tierra, aparte de mi madre que amo. Sí, la amo. La amo, tanto que me duele como la
mierda. Anoche lo confirmó.
Es la única persona que me ha hecho sentir como si fuera alguien. La única
persona que me aceptó por quién soy. Al verdadero Carter Reynolds. La persona
que soy en el interior. No el hijo ilegitimo. El bastardo. El yo real. Conoce mi historia
y aún le importo.
Todavía me quiere cerca.
No estoy acostumbrado a que las personas me quieran, así que el hecho de que
lo haga es algo que nunca voy a olvidar. Atesoraré el tiempo que pasé con ella.
Siempre tendrá mi corazón. Lo tengo por seguro.
Por mucho que me mate, tengo que dejarla ir. Aunque no lo crea, se merece
mucho más de lo que puedo darle alguna vez. Mucho más. Nací bastardo y moriré
como un bastardo. Eso nunca va a cambiar. Con el tiempo sé que mi abatimiento y
penumbra apagarán su sol. No puedo hacerle eso. Es perfecta como es.
Abro el baúl de mi auto y coloco mi maleta y mochila dentro. Mi corazón es
tan pesado mientras me muevo a la puerta del conductor.
―Carter, por favor, no te vayas. No me dejes. ―La escucho llorar detrás de mí. 158

Cristo. Salió. No me giro. No puedo. Ojalá pudiera quedarme. Mejor aún, me


gustaría poder llevarla conmigo, pero esa no es una opción.
Ignorándola, abro la puerta y subo. Las lágrimas nublan mis ojos. No creí que
sería tan difícil. Meto la llave en el encendido y retrocedo de la entrada de autos. Mis
ojos me traicionan mientras le doy una última mirada a la niña. A la niña que me
robó el corazón. A la chica que logró penetrar en mi oscuridad, y por el más breve
de los momentos me mostró lo que era tener luz en mi corazón otra vez.
Joder voy a extrañarla a ella y a su inteligente boca.
Necesita olvidarme. Juro que literalmente siento que mi corazón se rompe en
millones de piezas mientras la miro parada ahí. Sus brazos envueltos alrededor de
su pequeño cuerpo. Las lágrimas caen por su hermoso rostro. Se necesita cada
pedacito que tengo no ir a ella.
Hay muchas cosas que quiero decirle.
Tanto. Tanto por lo que quiero agradecerle. Pero, en cambio, hago lo que
necesito hacer para ayudarla a olvidarme. Para ayudarla a seguir adelante.
La dejo, cuando pongo mi pie en el acelerador y huyo. Alejándome de las
únicas dos personas que alguna vez ocuparán un lugar en mi corazón…
Parte II 159
Cinco años después…

Carter
Soy sacudido de mi sueño por nuestra canción; Let Her Go, de Passenger. Bien,
técnicamente no es nuestra canción, pero es la que me recuerda a ella. A nosotros.
La escuché unos días después de que me fui. Por primera vez en años lloré. Lloré
160
como una maldita nena. Ha sido el tono de llamada en mi teléfono desde entonces. No
sé por qué me torturo manteniéndolo. Todo lo que hace es recordarme lo que perdí.
A la única chica a la que he amado.
Llego a mi teléfono en la cabecera de la mesa mientras la morena a mi lado se
mueve.
Joder, ¿todavía está aquí?
―¿Qué hora es? ―pregunta.
―Hora de que te vistas y te vayas ―respondo mirando el reloj. Mierda. Las
4:30 a.m. ¿Quién me llamaría a esta hora? Será mejor que sea una cosa de vida o
muerte o alguien tendrá el trasero pateado. Cuando veo el número de mi madre en
la pantalla se me cae el corazón. Saltando de la cama, miro a la pollita que no debería
estar aquí.
Ni siquiera puedo recordar su nombre. ¿Era Sarah... Samantha... Shona? A la
mierda.
Estoy seguro de que comienza con “S”. De cualquier manera, no se quedan a
dormir. Siempre le digo eso por adelantado a cada chica que traigo a casa. Saben
exactamente en lo que se están metiendo. Estoy bastante seguro de que le dije que
se fuera anoche después de que tuvimos sexo. Supongo que me dormí y no escuchó.
Jodidamente odio cuando hacen eso.
―Toma tu mierda y vete ―chasqueo.
―Quiero volver a dormir ―gime, molestándome aún más.
Tomando su ropa del piso, la arrojo a la cama. No es como si no hubiera sido
perfectamente claro anoche. Esta era una conexión y nada más. La mayoría de ellas
eran bastante buenas, pero de vez en cuando tienes a una de esas necesitadas que
piensan que pueden cambiarme. Les gustaría tener algún tipo de vagina mágica que
me hiciera volver por más. Lo siento, no pasará. Hay solo una chica en esta tierra que
puede hacerme eso, mi Indi. Nadie alguna vez estará a la altura de ella. Nadie.
―Vete ―digo en tono de advertencia mientras giro y salgo de la habitación
para poder tomar la llamada―. ¿Mamá?
―Carter. ―Llora ella.
―Mierda, mamá. ¿Qué sucede? ―pregunto con pánico.
―Es... es John. ―Solo escuchar el nombre de ese hijo de perra tiene subiendo
mi presión arterial. Si la lastimó de alguna manera, voy a romperlo en pedazos―.
Está muerto. ―Bueno, no estaba esperando que dijera eso.
―¿Qué? ¿Qué quieres decir con que está muerto? ¿Qué pasó? ―Para ser
honesto, no doy una mierda de que haya muerto, mi única preocupación es mi 161

madre. Siempre lo odié, pero tengo que recordar que mi madre lo amó. Solo Dios sabe
por qué.
―Carter. ―Solloza―. No sé lo que pasó. Me di vuelta en la cama y lo rodeé
con el brazo. Estaba tan frío. Él... ―Comienza a llorar incontrolablemente.
Me rompe el corazón de mierda escucharla llorar.
―Necesito que vengas a casa, por favor.
¿Puedo volver allí? Supongo que realmente no tengo opción. No se trata de mí.
Me necesita. Solo me lleva una fracción de segundo tomar mi decisión.
―Iré, mamá. Estaré en casa en unas pocas horas. ¿Estarás bien hasta que llegue
ahí?
―Sí ―susurra.
―Estaré allí tan pronto como pueda ―le aseguro.
―Gracias, cariño. ―Aspira. Me mata escucharla tan molesta―. Me siento tan
sola. ―Cristo, odio que se sienta de esa forma. Sé muy bien cómo se siente estar solo.
Regresar ahí es lo último que quiero hacer. He pasados los pasados cinco años
tratando de olvidar. Pero mi mamá me necesita.
••••
Después de ducharme y empacar unas pocas cosas en una bolsa, estoy en
camino a las 5:00 de la mañana. Apenas llegué a la autopista saqué mi teléfono para
llamar a mi madre. Estoy viviendo en Newcastle en estos días. Es un viaje de dos
horas al norte de Sídney. No hay nada que no me guste de este lugar. Es mi hogar
ahora y nunca me iré. Las personas son geniales, me encanta el ritmo de vida, no tan
agitado como el de Sídney, y las playas son espectaculares. Originalmente fui al
norte para intentar poner algo de distancia entre Indi y yo. Pensé que ayudaría, pero
incluso si me mudaba al fin de la tierra, sé que todavía estaría en mi mente y en mi
corazón.
Cuando estuve trabajando con Jax, estaba a solo media hora en auto. A veces
la tentación de pasar por su casa era difícil de ignorar. Estar aquí no detuvo ese deseo
de verla, pero ya logré lidiar con eso.
Odio estar tan lejos de mi mamá ahora mismo. Está sola y sonaba tan
angustiada cuando llamó. Comprensiblemente, supongo. Estoy ansioso por llegar a
ella tan pronto como pueda.
―Hola ―dice una voz masculina. La reconozco enseguida. Siento mis labios
curvarse en una sonrisa. Gracias a la mierda que él está con ella. El alivio me recorre.
162
―Ross. Hola, es Carter. Cristo estoy contento de que estés allí con ella.
―Carter, muchacho ―dice afectuosamente. Puedo decir por el tono en su voz
que le complace saber de mí. Es la misma reacción que he recibido siempre que
hemos hablado en los pasados cinco años―. Tan pronto como escuché la llamada
entrar en la estación vine directamente aquí.
―Soy consciente de eso. Gracias. ¿Cómo lo está llevando? ―pregunto.
―No bien, tengo miedo.
―¿Puedes decirle que estoy en camino?
―Lo haré. Siento que sea bajo estas circunstancias, pero estoy feliz de que
finalmente vuelvas a casa, hijo. Estoy esperando verte. ―Nunca consideré ese lugar
como mi hogar. Pendejito arruinó eso para mí. Siempre y cuando mi madre e Indi
residan allí, sin embargo, mi corazón también lo hará.
―Tengo muchas ganas de verte, también ―le digo. Si soy honesto conmigo
mismo, no es el único al que anhelo ver.
La primera vez que huí a Ross le llevó menos de una semana rastrearme.
Supongo que en su línea de negocio debería haber esperado eso. Me había dirigido
al salón de tatuajes de Jax el día que me fui con algunos de los dibujos que hice.
Esperaba ganar algo de efectivo rápido. Algo para ayudar a mantenerme hasta
poder encontrar trabajo. Supongo que huir sin mucho dinero a mi nombre no fue mi
mejor movimiento.
Ahí es donde Ross Montgomery me encontró, en el salón de tatuajes.
Afortunadamente, Jax no solo compró mis bocetos ese día, sino que me ofreció
trabajo. Me tomó bajo su ala y durante los siguientes meses me enseñó todo lo que
sabía.
Ross se enojó cuando me enfrenté a él. Enojado de que me hubiera alejado sin
decirle nada a nadie. Dijo que mi madre e Indi estaban devastadas porque me fui de
la forma en que lo hice, sin mencionar que se morían de la preocupación.
―¿Por qué no viniste a mí? ―preguntó―. Podría haber ayudado. Alejarte
como lo hiciste no fue la respuesta, hijo. ―Hizo todo lo posible para convencerme
de volver a casa con él. Incluso fue tan lejos como ofrecerme una habitación en su
casa. Supongo que sabía que mi padrastro era parte de la razón por la que huí. No
era la única razón. Nunca le dije eso.
Estuvo decepcionado cuando me negué a regresar con él. Pero, siendo el fácil
hombre que es, aceptó que tenía mis razones, incluso si no estaba de acuerdo con
ellas. En ese momento estaba durmiendo en el sofá de Jax. A Ross no le gustó esa
163
idea, así que al día siguiente me ayudó a asegurarme de tener un lugar propio. Un
pequeño apartamento con un dormitorio. También me prometió que no le diría a
nadie dónde estaba cuando le pedí que no lo hiciera. Sin embargo, me exigió llamar
a mi madre y decirle que estaba bien, lo que hice.
Ross me llamó cada pocos días durante los meses que siguieron. Las llamadas
disminuyeron semanalmente y luego a un par de veces al mes, pero siempre
terminaba la conversación diciendo:
―Estoy aquí si alguna vez necesitas algo, hijo. Nunca lo olvides. ―Realmente
lo aprecié.
El hecho de que le importara significaba mucho, y todavía significa más para
mí de lo que nunca sabrá. Con los años se convirtió en la figura paterna que nunca
tuve. El tipo de padre por el que había llorado toda mi vida.
He logrado mucho en los pasados cinco años. Aprendí a una edad temprana
que, con mucho trabajo, todo era posible. Le debía mucho a Jax. Con mis constantes
habilidades manuales y artísticas, pronto superé todas sus expectativas y me
convertí en su artista número uno.
No solo trabajaba a tiempo completo en su salón, también hacía trabajos
privados después de horas en mi departamento. Era sensato con mi dinero, igual
que había sido cuando era niño. En un año había ahorrado suficiente dinero para
abrir mi propio salón. “Indi Ink”. Sí, nombré mi lugar por ella. No me pregunten por
qué.
Supongo que aún quería que fuera parte de mi nueva vida. Incluso si no era de
la forma en que me gustaría que fuera.
Soy el único propietario de “Indi Ink”, pero tengo un segundo salón que Jax y
yo poseemos juntos. Se llama “Wicked Ink”. Espero un día poseer una cadena
completa de ellos. Por la forma en que el negocio está en auge, definitivamente
puedo ver eso en nuestro futuro.
Jax y yo nos hicimos amigos cercanos a través de los años. Aunque estuvo
molesto por perderme en su salón, no dudó en ayudarme a configurar “Indi Ink”.
Inicialmente, ser un artista del tatuaje no era un camino que hubiera elegido si
no lo hubiera conocido. Estoy agradecido de que mi viaje me llevara a él. Me encanta
lo que hago. Una noche con unas pocas cervezas, me habló de un tipo que conocía
que estaba vendiendo su local y que saldría del negocio. Fue entonces cuando me
preguntó si estaba interesado en una sociedad. Aproveché la oportunidad.
Candice dirigía “Wicked Ink” para nosotros.
Sí, todavía está en la foto y su cabello todavía es rosa intenso. No creo que 164

alguna vez lo cambie. Nunca terminamos juntos después de la noche cuando entró
en mi habitación, pero nos hemos vuelto amigos íntimos. Me ayudó a lidiar con la
pérdida de Indi después de que me fui.
Ross me ha apoyado todo el camino también. Incluso llegó a la apertura de
“Indi Ink”. No tenía idea de que vendría. Nunca dijo ni una palabra sobre por qué
había llamado así a la tienda. Hasta hoy todavía me pregunto si sabe que le puse así
por su hija. Supongo que es bastante maldito obvio que lo hice por eso.
No puedo describir lo que sentí cuando caminó por la puerta esa noche. Eso
sopló mi maldita mente. Estoy tan agradecido que dé una mierda. Es el único
hombre en mi vida que alguna vez he tenido. Me ha dicho muchas veces lo orgulloso
que está de mí.
Malditamente lo quiero por eso. Tanto como sé, Indi y mi mamá no tienen idea
que nos hemos mantenido en contacto en todos estos años.
Mi madre y yo hablamos por teléfono regularmente, pero no la he visto desde
el día que me fui. Siempre me invita a casa para las vacaciones, pero utilizo mis
compromisos de trabajo como excusa.
No me malinterpreten. Quería verla. La extraño como no lo pueden creer. Sin
embargo, a su esposo no mucho. Si nunca tenía el disgusto de verlo de nuevo, habría
sido demasiado pronto. La hubiera invitado aquí a mi casa. Pensé mucho en eso,
pero no quería que Pendejito manchara mi espacio. Mi serenidad afortunadamente,
es algo de lo que ya no tengo que preocuparme. No puedo esperar a volver a verla.
Nunca le he preguntado a mi madre, ni a Ross, cómo está Indi. Por mucho que
quería, simplemente no pude. Supongo que estaba asustado. Lo que no sabes no te
hace daño, ¿correcto? No tengo idea de lo que ha estado haciendo en todos estos
años. Podría haberse casado y tenido hijos por todo lo que sé. Ese pensamiento me
hace sentir mal del estómago. Supongo que es porque después de todo este tiempo
todavía tiene mi corazón.
Seguro que ha habido otras mujeres desde que me fui. No soy un maldito
santo. Nunca dije serlo. Nadie serio sin embargo. ¿Cómo te puedes comprometer
con alguien cuando tu corazón pertenece a otra?
No ha pasado un día que no haya pasado pensando en ella, la eché de menos.
Espero que sea feliz, realmente lo hago. Si soy sincero conmigo mismo, espero que
esté soltera y sea feliz, pero ese es mi lado egoísta hablando. Aunque la idea de verla
nuevamente en realidad me emociona más de lo que me importa admitir, también
me asusta como la mierda. No sé nada de sus pasados cinco años. Ni una maldita
cosa. No tengo idea qué esperar. Ross y yo nunca hablamos sobre nada que tenga
que ver con mi antigua vida. Esa fue la forma en que lo quise. 165

La alternativa era demasiado difícil. No hubiera podido seguir adelante si


todavía estuviera atrapado en el pasado. Él lo entendió, pero el día en que me ayudó
a mudarme a mi departamento, dijo:
―Espero que sepas a lo que estás renunciando. Espero que no vivas para
arrepentirte de tu decisión. ―Sabía que se estaba refiriendo a Indiana. Creo que
siempre me arrepentiré de haberme alejado de ella, pero hice lo que pensé que era
lo mejor. Para ella.
••••
Para cuando entro en mi antigua calle, siento náuseas ante la idea de estar aquí
nuevamente. Ni siquiera estoy seguro si todavía vive con su padre. Pasaron cinco
largos años, pero en cierto modo solo parece que ayer la tuve en mis brazos. Dándole
besos a esos deliciosos malditos labios. Estoy seguro de que algún afortunado
bastardo me la arrebató. ¿Quién no lo haría?
Cualquiera sería afortunado de tenerla. Es la chica perfecta. La que dejé que se
alejara.
Estúpido hijo de puta.
Mi corazón se salta un latido mientras conduzco hacia la casa. Quién lo sabría,
la primera cosa que veo es a ella. Solo mi puta suerte.
Parece que está lavando su auto. Está agachada sobre el cofre con ese
minúsculo pantalón corto de mezclilla. Ese puto trasero. Jesús, no puedo decir
cuántas veces he pensado en ese trasero.
Lo encuentro irónico, porque el primer día que llegué aquí, su trasero fue lo
primero que vi. Ahora aquí estoy cinco años después, y pasa lo mismo. Es un puto
déjà vù. ¿El universo está tratando de joder conmigo, o qué?
Mis manos están un poco temblorosas mientras entro en el camino de entrada.
Mi estómago está revuelto. Mis ojos están en ella.
Por favor, sé feliz de verme, es mi primer pensamiento. Ella se endereza. Su
espalda aun hacia mí. Cuando su cuerpo se endurece, sé que sabe que soy yo. El
sonido de mi auto probablemente me delató.
Todavía tengo mi Monaro. Nunca conseguiré deshacerme de él. Finalmente
pude terminarlo. Se ve tan maldito. Me encanta este auto. Todavía tiene el flamenco
original de pintura roja. Acabo de volverlo a re hacerlo. También mantuve las rayas
GT negras en el cofre. Reemplacé el viejo y cansado motor con un Chev Chevron 166
soplado y de transmisión automática. El interior fue renovado con un suave cuero
negro.
Los asientos fueron revestidos en cuero negro también, con una franja roja de
cuero por el centro. Tiene un tono cromado Mags en las gordas llantas de veinte
centímetros. Eso parece malditamente enfermo. Nada consigue que la adrenalina
bombeé más que estar en control de 750HP de músculo puro. He tenido tantas
ofertas para comprar esta belleza, pero nunca me separaría de ella. Gasté una
pequeña fortuna llevándolo a donde está ahora, pero valió cada centavo. Es mi bebé.
Todo parece desacelerarse mientras me quedo sentado en mi auto mirando en
su dirección. Es como si el mundo de repente se moviera en cámara lenta. Ella se da
vuelta cuando sus ojos se encuentran con los míos toma aliento, literalmente. Joder,
es aún más hermosa de lo que recuerdo. Sus ojos se ensanchan con sorpresa y la
esponja en su mano cae al suelo.
No puedo moverme mientras la bebo.
Mi corazón está latiendo furiosamente contra mi caja torácica. Joder, extrañé
esos ojos, esos labios, a ella. No ha cambiado mucho, solo creció. Una Indi de
dieciséis años era hermosa. Una Indi de veintidós, mierda es impresionante. No es
más mi niña. Es una mujer sexy como el infierno. Como para caer muerto, putamente de
guapa.
Solo cuando logro recuperarme salgo del auto. Sus ojos todavía están en mí.
Siento que mis labios se mueven arriba a la esquina. Las palabras no pueden
expresar lo bueno que es volver a verla en carne. Doy un paso hacia ella. Sus ojos se
estrechan y mi sonrisa crece. He echado de menos su espíritu y la actitud que no solo
me molestó todos esos años, sino que me volvió loco.
―Hola ―digo mientras camino hacia ella.
No responde. En cambio, sus manos se mueven a sus caderas y su ceño se
profundiza.
Supongo que después de todo este tiempo todavía está enojada conmigo.
Realmente no puedo culparla.
―Pues mírate ―agrego mientras me agacho y recupero la esponja que dejó
caer junto a sus pies. Mientras estoy parado, no puedo retener el silbido que se
escapa de mi boca mientras mis ojos viajan hasta esas sexys piernas duras. Hace que
mi pene se contraiga nervioso. El efecto que tiene en mí no ha disminuido ni un
poco. Lo que no daría por pasar mis dedos, mejor aún, mi lengua, por la longitud de
sus piernas, enterrando mi rostro en su dulzura―. La niña está toda crecida.
―Sonrío cuando mis ojos se encuentran con los de ella de nuevo. 167

Joder, está bien.


―Ya no soy una puta niña ―contesta.
Inclinándome para que mi rostro solo esté a pocos centímetros de ella, susurro:
―Puedo ver eso. ―Sus pupilas se dilatan y la escucho inspirar.
Inmediatamente sé que mi efecto sobre ella tampoco disminuyó. Toma todo en mí
no jalarla a mis brazos y exprimir la puta vida de ella. ¿Por qué dejé pasar tanto
tiempo para verla? Solo estar cerca de ella hace que me vuelva a sentir vivo―. Es
bueno verte otra vez, Indi.
―Bueno, el sentimiento no es mutuo ―dice frunciendo el ceño. Está
mintiendo, lo puedo decir.
Su lenguaje corporal dice que es completamente opuesto a sus palabras.
Todavía es un asno obstinado. Mis ojos van a los suyos y miro sus labios. No puedo
decir cuántas veces soñé con esos labios en los pasados cinco años. En muchos para
contarlos. Quiero besarla tanto que me duele el puto pecho. Dejo que mis ojos caigan
un poco más. Entonces es cuando veo el collar que le compré para su cumpleaños
diecisiete. No puedo creer que todavía lo lleve puesto. Me tiene sonriendo como un
maldito tonto. No tienen idea de lo que significa para mí ver eso.
Veo su pecho elevarse y caer mientras su respiración se acelera. Puedo negarlo
todo lo que quiera, pero me afectó.
―Mis ojos están aquí, amigo ―escupe. Quiero reírme de su comentario. Me
encanta su boca inteligente. Me alegro de que esta parte de nuestra relación no haya
cambiado.
Debajo de la tela de su top blanco, puedo ver un toque de su sujetador de encaje
blanco cubriendo la hinchazón de sus senos. Eso me da una idea. No puedo evitar
levantar la esponja en mi mano hasta que está revoloteando sobre sus pechos. La
escucho jadear cuando se da cuenta de lo que voy a hacer.
Aprieto el puño y el agua gotea. Empapa la tela de su top, por lo que se vuelve
transparente. Sus pezones se endurecen y mi pene también. Cristo. Ni siquiera la he
tocado y juro que podría romper diamantes con este hijo de puta.
Quitando mi mirada de su espectacular figura, hago contacto visual con ella
nuevamente.
Me siento bastante contento conmigo, pero ese sentimiento no dura mucho. La
ira que veo en sus ojos no es lo que estoy esperando ¿Cuándo perdió su sentido del
humor? Creo que debería haber sabido por experiencia pasada, que cuando se trata 168
de ella, estoy jugando con fuego. Especialmente ya que tiene cinco años de enojo
reprimido hacia mí dentro de ella.
Esta vez no anticipo su siguiente movimiento. Entonces, cuando se acerva, soy
totalmente tomado por sorpresa. Levanta la pierna derecha ligeramente y luego,
BOOM. Me da justo en las tuercas. Duro.
Jesús joder a Cristo.
Todo el aire sale de mis pulmones mientras el dolor irradia por todo mi cuerpo.
Mi pene se queda débil al instante. Joder, creo que lo acaba de matar. Estoy
bastante seguro de que mis hijos ahora están alojados en algún lugar de mi garganta.
Un sonido salvaje y agudo se le escapa.
Caigo de rodillas en agonía.
―Permanece como la mierda lejos de mí, diablo ―grita mientras gira y corre
dentro.
Alguien llame una ambulancia. Creo que voy a morir.
Indiana
Las lágrimas amenazan con caer mientras lloro en el pasillo hacia mi
habitación, pero me las aguanto. Derramé muchas lágrimas después de que se fue,
demasiadas para contarlas. Me niego a soltar otra. A la mierda.
Pasando mi camiseta mojada sobre mi cabeza, la tiro con ira a través de la
habitación antes de aventarme de cara a la cama. Está de vuelta. Después de todo este
tiempo vino a casa.
169
No sé cómo me siento acerca de eso. En realidad, sí, lo hago. Estoy eufórica,
devastada y enojada como no lo creerían. ¿Es posible sentir tantas emociones al
mismo tiempo? Supongo que sí, porque las siento todas en este momento.
Sabía en mi corazón que lo que sentía por él todos esos años todavía acechaba
en algún lugar en el fondo. Oculto en lo profundo de mi alma.
Verlo ahora trajo todo a inundar de nuevo la superficie. Me tomó años seguir
adelante después de que se fue. Malditos años.
No puedo ir allí de nuevo, simplemente no puedo.
Hubo un tiempo que hubiera hecho cualquier cosa para verlo de nuevo.
Absolutamente cualquier cosa. Pero, regresó cinco años demasiado tarde. Tengo a
Mark ahora. La próxima semana celebraremos un año juntos. Me importa
profundamente. Tal vez hasta esté enamorada de él. Para ser honesta, no estoy
segura. Ya me dijo que me ama, pero no puedo repetírselo también. No hasta que
esté cien por ciento segura. Tal vez porque lo que siento por él no es una décima de
lo que una vez sentí por Carter. Creo que es lo que me provoca.
Mark es guapo, exitoso y muy trabajador, pero nunca ha podido encender el
deseo ardiente dentro como Carter. Mark y yo nos conocimos en la universidad. Me
persiguió durante meses antes de que finalmente cediera y aceptara salir con él.
Hemos estado juntos desde entonces. Es el primer chico con el que he estado
íntimamente desde Carter. No tuve ningún tipo de relación después de que se fue.
Durante años, mi destrozado corazón aún le perteneció.
Finalmente, cedí a la idea de que no volvería, así que decidí que necesitaba al
menos tratar de amar de nuevo.
Mark es un buen tipo. Totalmente opuesto a Carter. Definitivamente no es lo
que llamarías del tipo chico malo. Es seguro. Estable. Lo más importante, me ama.
Nunca se hubiera alejado de mí. Nunca me hubiera aplastado de la forma en que
Carter lo hizo hace tantos años.
••••
Me encerré en mi habitación por la mayoría de la mañana. No estaba al tanto
de qué estaba pasando al lado hasta que finalmente salí a la superficie. No tenía idea
de que el Sr. Shepard falleció durante la noche. Esa es obviamente la razón por la
cual Carter había vuelto. Para ser sincera, me alegro de que esté muerto. Por la forma
en que trató a su hijastro y lo que me hizo después de que Carter se fue, no puedo
decir que esté molesta por su muerte.
―Elizabeth es un desastre ―dice mi padre durante el almuerzo.
―Apuesto a que sí. ―Es mi única respuesta. 170

―Carter llegó a casa esta mañana ―agrega dándome una mirada extraña. Sé
que está esperando ver mi reacción. Bien, no tendrá una.
―Sí, lo sé. Ya tuve la desgracia de toparme con él. ―Tomo un bocado de mi
emparedado así no tengo que decir más.
―¿Todavía estás enojada después de todos estos años? ―pregunta
acercándose a la mesa y poniendo su mano sobre la mía. Suspiro.
―No ―miento. Mi padre levanta la ceja. Intento actuar como si no me afectara,
pero me da la impresión de que puede ver directamente a través de mi fachada.
Desvío mis ojos y tomo otro bocado de mi emparedado.
―Han pasado cinco años, Calabaza ―dice apretando su agarre en mi mano―.
Tal vez es hora de dejar ir todo eso que duele y la ira. Pudo haber estado un poco
equivocado en su manera de pensar, pero hizo lo que pensó que era lo mejor.
―¿Piensa que no he intentado dejarlo ir? ¿Qué no traté de olvidarme de él? Sé que
tuvo sus razones para irse. Lo entiendo. En mi opinión, la forma en que lo hizo fue
incorrecta. El hecho de que no escuchara ni una palabra de él en cinco años me corta
hasta el núcleo. No estoy segura si puedo pasar eso.
―¿Podemos cambiar el tema, papá? No quiero hablar de Carter Reynolds.
―Suficientemente justo. Hablemos del funeral entonces. ―Me da una sonrisa
débil antes de continuar―. Sé cómo te sientes sobre John, Indi ―dice―. Me siento
igual. Sin embargo, dicho eso, pienso que deberíamos asistir al funeral por cariño a
Elizabeth y Carter. Como señal de respeta a ellos. ―Pongo los ojos en blanco. Ir al
funeral de ese cabrón es lo último que quiero hacer.
―Bien. ―Suspiro. No me gusta esa idea ni un poco, pero iré por el bien de
Elizabeth.
Nada más. Es una dulce dama. Nunca entenderé lo que vio en ese asno, pero
era su marido, entonces supongo que necesitará todo el apoyo que pueda obtener.
••••
Logré evadir a Carter en los pasados dos días. Mis emociones todavía están
sobre todo el lugar desde que lo volví a ver. Pasé las pasadas dos noches en casa de
Mark que es algo que rara vez hago, pero era la única forma en que podía evitar
correr hacia él.
Afortunadamente, el trabajo ha sido firme, por lo que durante el día no he
tenido tiempo para pensar sobre cualquier otra cosa. De pensar en él.
En el chico que aplastó mi corazón.
171
Hoy es el funeral del Sr. Shepard, entonces evitarlo no será una opción.
Eso es si Carter incluso asiste. Sé cómo se sentía con respecto a su padrastro.
Compartimos el odio por él. Estoy bastante segura, que estará allí para su madre. Es
la única razón por la que mi papá y yo iremos.
―Te ves adorable, Calabaza ―dice mi padre sonriendo cuando entro a la
cocina. Para vestimenta fúnebre, supongo que se ve bien. Llevo una falda lápiz negra
ajustada hasta la rodilla, blusa de seda negra de manga corta y tacones negros. Mi
cabello largo y oscuro está agarrado en un moño apretado en la cima de mi cabeza.
―Gracias, papá. Te ves bien, también ―respondo mientras camino hacia él y
planto un suave beso en su mejilla. Se ve guapo en su traje negro. Estoy segura de
que tiene muchas admiradoras. Entiendo cuánto amó a mi mamá, pero deseo que
pudiera dejar ir el pasado. Ya pasaron dieciséis años desde su muerte. Es hora de
que comience a vivir de nuevo.
Me preocupa que vaya hoy. Espero que no le traiga recuerdos del funeral de
mi madre. Las cosas todavía son difíciles para él. Bueno, el hecho de que continúe
encerrado en esos dos días cada año, me dice que lo son.
Hay un auto negro estacionado en el camino de entrada desde la puerta de
junto cuando nos vamos. Me siento enferma del estómago en el camino hacia el
crematorio. No por el funeral, sino sobre ver a Carter. Me siento como un fraude
yendo al velorio de alguien que odio. Nunca podré encontrar en mi corazón
perdonarlo por lo que hizo. Nunca.
Una vez que estacionamos el auto, papá y yo nos dirigimos a la capilla. Nos
quedamos alrededor afuera con los demás. Todas las diez personas, podría agregar.
Supongo que ser el mayor cabrón del mundo significaba que no tenía muchos
amigos.
Mi padre hace una pequeña charla con los dos hombres de pie junto a nosotros,
mientras trato de calmar la confusión interna que ruge dentro de mí sobre ver a
Carter. Oigo a uno de los hombres decirle a mi padre que es el hermano del Sr.
Shepard. No suelo juzgar, pero estoy inmediatamente escéptica por él. Después de
todo, son parientes. El otro hombre dice que es uno de los empleados del Sr.
Shepard. Eso me hace preguntarme si alguna de las personas aquí eran en realidad
sus amigos. Gente como él, no tiene amigos, supongo. Solo enemigos.
Mi estómago está en nudos cuando llega el auto fúnebre. Supongo que Carter
y su madre están en el auto negro que se detiene detrás de él. Fue el que vi
estacionado en su entrada antes de que nos fuéramos. Mis manos tiemblan así que
las envuelvo alrededor de mi cintura. El chofer se baja y va hacia la puerta de atrás.
172
Intento no mirar cuando la abre, pero mis malditos ojos no están haciendo lo que se
les dice.
Carter sale del auto primero. Juro que dejo de respirar tan pronto como lo veo.
Está vestido con traje negro. Se ve tan diferente. Tan crecido. Tan malditamente
atractivo. Por alguna razón me duele el corazón. Nunca lo he visto en otra cosa que
no sea atuendo casual. Es absolutamente asombroso. Ninguna otra palabra podría
describir lo bien que se ve. De diecisiete Carter era un espectáculo, pero Carter de
adulto... no hay palabras.
Alcanza la mano de su madre y la ayuda a salir del vehículo. Mi corazón duele
por ella cuando veo lo rota que se ve. Pobre cosa. Me siento mal, por eso aún no le
he dado mis condolencias, pero no había manera de que fuera a su casa sabiendo
que Carter estaba allí.
Carter la conduce hacia la capilla. Cuando da un vistazo del ataúd en la parte
trasera del auto fúnebre, una fresca carga de lágrimas cae de sus rojos, hinchados
ojos. Siento mis propios ojos humedecerse con solo verla. Se ve tan rota.
Carter la envuelve en sus brazos y la sostiene fuerte. Recuerdos de cómo se
sintió cuando me sostuvo así, inundan mi mente. Intento alejar esos pensamientos.
Ese es el pasado y es exactamente donde necesita quedarse. Tengo a Mark ahora.
Cuando se fue por primera vez hace todos esos años, quedé destrozada. Lloré
por semanas. Una parte de mí entendía por qué sentía que tenía que irse. No me
gustó, pero entendí.
Sin embargo, mientras pasaban los meses y los años, y no recibí noticias de él,
ninguna en cualquier caso, ese dolor se convirtió en ira. Sé que la noche en que le di
mi virginidad acordamos que solo sería una noche, pero esa noche, no solo le di mi
virtud, sino que le di mi corazón. Cuando se fue al día siguiente sin mucho más que
un adiós, me aplastó. No estoy segura si puedo perdonarlo por eso.
Es posible que no hayamos estado en una relación, pero ante todo, era mi
amigo. Los amigos no tratan al otro así. Él sí lo hizo, y lo que compartimos en nuestro
corto tiempo parece intrascendente. ¿Signifiqué tan poco para él? Supongo que sí.
Después de estrechar la mano de Carter, mi padre envuelve a la Sra. Shepard
en sus brazos. Ella llora en su pecho. Él perdió a su esposa también, así que si alguien
sabe lo que está pasando ahora es él. Mientras lo miro juntos, puedo sentir los
aburridos ojos en mí. No me atrevo a mirar.
Afortunadamente, estoy usando mis grandes y oscuras gafas de sol para que
no pueda ver mis ojos.
Cuando mi padre suelta a la Sra. Shepard, la abrazo. 173

―Siento tu pérdida, Elizabeth ―digo.


―Gracias, cariño. ―Jadea mientras me devuelve el abrazo. Soltándola, voy de
vuelta para que pueda pasar a la siguiente persona. Una sombra cae sobre mí.
Mirando arriba, encuentro a Carter parado frente a mí.
El maldito bastardo descarado tiene sus brazos estirados, esperando su abrazo.
No lo creo, amigo. Veo una sonrisa traviesa cruzar su rostro cuando mi frente se
arruga. Antes de que tenga la oportunidad de decir cualquier cosa me jala a sus
brazos. Cabrón. Sabe que no haré una escena en un funeral.
Dios, huele increíble.
Sé que debería alejarlo, pero por alguna razón no puedo. Mis brazos parecen
tener mente propia cuando se deslizan alrededor de su cintura. Exhala, tirando de
mí.
―Cristo, te he extrañado ―susurra para que solo yo pueda escuchar.
Las lágrimas pican mis ojos. Lo he extrañado también, pero es demasiado tarde
para eso. Esperé por años a que regresara, y cuando no lo hizo seguí adelante.
Cuando la realidad llega, no tengo más remedio que alejarme. Todos estos
sentimientos que tengo hacia él me están consumiendo con culpa. Haciéndome
sentir como si estuviera haciendo algo equivocado con Mark. Por mucho que odie
decir esto, una vez que el funeral termine, espero que Carter vuelva a donde sea que
vino. Tenerlo de regreso es demasiado difícil. Tengo una nueva vida ahora. Una vida
que no lo incluye a él.
••••
Por el resto del servicio, no dejo el lado de mi padre. Todo el tiempo siento los
ojos de Carter sobre mí. Solo una vez cedo a la tentación de mirar en su dirección.
Por supuesto, lo encuentro viéndome directamente. La mirada triste en su
rostro mientras sus ojos perforan los míos hace que mi pecho me duela por alguna
razón. Rápidamente desvío mis ojos de vuelta al frente de la habitación.
Después de que dejamos la capilla, la Sra. Shepard nos invita a su casa para el
servicio. No tenía intenciones de regresar, pero la mirada suplicante en sus ojos
cuando me lo pidió hizo que dijera que sí. Maldición.
Será mejor que Carter se mantenga al margen.
―No me voy a quedar mucho tiempo ―le digo a mi padre cuando llegamos a
nuestro camino de entrada. No puedo manejar estas sensaciones que Carter evoca
174
en mí cuando está cerca. Mantenerse alejada de él es la única manera.
―Claro, Calabaza. Estoy seguro de que Elizabeth y Carter apreciarán que
hagas una aparición.
Por supuesto, cuando ingresamos a la casa, a la primera persona que veo es a
él. Sus ojos de inmediato encuentran los míos. Las esquinas de sus labios se levantan
ligeramente, haciendo que su hermoso rostro sea aún más guapo.
Está de pie en la esquina de la sala que parece completamente fuera de lugar.
Por qué me siento mal por él, no puedo decirlo. Supongo que apestaría sentirse
incómodo en tu propio hogar, adivino. Me encuentro queriendo pasar y hablar con
él, pero no lo hago. En cambio me dirijo hacia la cocina para ver si hay alguna cosa
que pueda hacer para ayudar. Al menos aquí estaré lejos de su atenta mirada.
Solo que para mi suerte tienen proveedores organizando el velatorio, entonces
cuando me dicen que no hay nada que pueda hacer para ayudar me voy de regreso
a la sala, desinflada. Mi corazón se hunde cuando encuentro a mi padre de pie con
Carter. No hay forma de que vaya allí para unirme a ellos. Agradecidamente, están
perdidos en la conversación y no se fijan que volví a entrar a la habitación. No
conozco a alguien más aquí, así que me deslizo hacia afuera y tomo asiento en el
primer escalón. Necesito aire fresco. Necesito el espacio, necesito estar tan lejos de
Carter como pueda.
Diez minutos después, escucho la puerta de entrada abrirse detrás de mí.
Girando la cabeza, lo encuentro parado allí viéndose todo engreído y delicioso.
Estupendo. Todo en mí quiere levantarse y marcharse, pero eso no es lo adulto por
hacer. Tan enojada como estoy con él, ya no somos adolescentes.
―Me preguntaba dónde estarías ―dice viniendo a sentarse a mi lado―. Ten,
te traje algo para beber. ―Sostiene una copa de vino. Tengo en mi cabeza el decirle
que ahogue su presumido trasero, pero la verdad es que lo necesito.
―Gracias ―respondo buscándola, pero retira la mano. Le estrecho mis ojos.
¡Uf!―. Veo que algunas cosas no han cambiado Sigues siendo un pendejo. ―Se ríe
de mi comentario como si fuera gracioso. No fue pensado para ser gracioso.
―Solo estoy jugando contigo ―dice pasándomela esta vez de verdad. Ya se
quitó la corbata y la chaqueta del traje. Las mangas de su camisa están enrolladas en
sus codos, revelando un tatuaje de manga completa en su brazo. No tenía ese la última
vez que lo vi. Solo sirve para hacerlo parecer aún más como un chico malo. Cuatro
palabras vienen a mi mente: Sexy. Como. El. Infierno. Odio que su presencia todavía
tenga un enorme efecto sobre mí.
Me pregunto cómo ha sido su vida desde que se fue. Mucho tiempo ha pasado 175
desde que estuvimos juntos por última vez. Repasando su pasado, es probable que
todavía sea un hombre mujeriego. Odio que ese pensamiento me moleste.
―Entonces, ¿cómo has estado? ―pregunta tomando un trago de la cerveza en
su mano.
Debe haberse estado preguntando lo mismo sobre mí. Me encojo de hombros.
¿Está mal que mis ojos se centran en sus labios envueltos alrededor de su botella?
Recuerdo demasiado bien cómo se sintieron esos labios. Estar cerca de él otra vez
parece tan surrealista.
―Ha tenido sus altibajos ―respondo encogiéndome de hombros. Sus ojos se
fijan en los míos. La mirada que veo en su rostro es tan intensa que tengo que
alejarme, tomando un gran trago de mi vino. No estoy segura si puedo tener esta
conversación con él. Es gracioso; por años anhelé que regresara, y ahora que está
aquí, ojalá no fuera así.
―¿Cómo está mi hombre, Larry? ―pregunta rompiendo el incómodo silencio.
Mi corazón se hunde. No ha estado cerca, así que supongo que no lo sabe―. ¿Te
importaría si voy a verlo? He pensado mucho en él a lo largo de los años. ―Solo
escucharlo hacer la pregunta lleva lágrimas a mis ojos. Bajo rápidamente el rostro
para que no pueda verlas.
Lo que no daría por ver a Lassie de nuevo. Alzando la mano, agarro el collar
que Carter me compró, tomándolo en mi mano. Me lo quité después de que se fue,
pero cuando Lassie murió me lo volví a poner. El collar y la imagen que dibujó
Carter son todo lo que me queda.
―Murió. ―Me ahogué. Incluso después de todos estos años todavía me rompe
el corazón cada vez que pienso en él. Cuando pienso sobre lo que sucedió.
―¿Qué? ―dice en un tono que hace que parezca que no cree lo que dije.
Desearía estar mintiendo. Mis ojos se mueven hacia los de Carter. Incluso a
través de mis lágrimas puedo claramente ver drenarse el color de su rostro.
―Joder. ―Es todo lo que dice mientras deja su cerveza y me envuelve en sus
brazos. Voy voluntariamente, enterrando mi rostro en su pecho―. ¿Qué pasó?
Todavía estaba joven... muy saludable. ―Un sollozo se me escapa mientras los
recuerdos de esa mañana pasan a través de mi mente. No creo que alguna vez supere
ese día.
―Todo fue por mi culpa. ―Lo admito por primera vez en la historia. Siempre
supe que era la razón detrás de la muerte de Lassie, pero lo guardé todos estos años.
La verdad era demasiado difícil de vivir. Estoy avergonzada de que mis acciones 176

infantiles fueran el resultado de su muerte.


―¿Qué? ¿Cómo? ―pregunta con incredulidad, su mano acaricia mi espalda
para consolarme.
Puedo sentir su cuerpo temblar mientras me sostiene. Sé que quería a Lassie
tanto como a mí. Así que estoy segura de que se molestará por mis noticias. Por
alguna razón, no dudo en decirle la verdad, es hora de que confiese.
Mantengo mi rostro enterrado en su pecho. No puedo obligarme a mirarlo. No
quiero ver el juicio en sus ojos cuando escuche lo que tengo que decir.
―Después de que te fuiste, estaba tan enojada con tu padrastro. Sabía en mi
corazón que era parte de la razón por la que te fuiste. Cada día, durante semanas,
arrojé excrementos de Lassie sobre la valla trasera de tu jardín. Fue mi venganza. Mi
forma de decir “vete a la mierda” por la forma en que te trató cuando estabas aquí.
En ese momento me sentía muy bien. Sabía que lo enojaría, simplemente no sabía
cuánto. ―Siento su cuerpo ponerse rígido.
―¿Le hizo algo? ―pregunta, agarrando mis hombros y tirando de mí de vuelta
para poder ver mi rostro. Sí, lo hizo. Puto idiota. Espero que se pudra en el infierno.
―Sí. ―Me ahogué mientras los recuerdos de esa mañana inundan mi mente.
Puedo ver claramente la ira cruzar sus hermosas facciones cuando lo admito. Me
mira por un momento antes de llevarme de vuelta a su pecho.
―¿Qué hizo el maldito? ―murmura a través de dientes apretados.
―Una mañana, salí a alimentar a Lassie antes de la escuela, como siempre. Ahí
es... fue entonces cuando lo encontré ―le digo mientras nuevas lágrimas comienzan
a caer. Dios, me gustaría poder borrar esa imagen de mi mente―. Estaba acostado
en su cama. Había espuma verde saliendo de su boca. Estaba luchando por respirar.
Oh, Carter. Eso fue horrible. ―Lloro mientras su agarre se ajusta―. No creo que
alguna vez saque la imagen de mi cabeza.
―Mierda. ¿Lo envenenó? ―Su cuerpo claramente está temblando de ira ahora.
―Sí. Lo envenenó con cebo de caracol. Es algo que nunca usamos en nuestros
jardines porque sabíamos qué tan tóxico era para los perros. La cantidad de veneno
que el veterinario encontró en su sistema sugirió que había ingerido una gran
cantidad. Una autopsia mostró rastros de carne picada que debe haber contenido las
bolitas para tentar a Lassie a comerlo.
―Jesucristo.
―Cuando lo llevamos al veterinario era demasiado tarde. Estaba demasiado
avanzado ―continúo. 177

―¿Le cobraron por lo que hizo? Mi madre nunca lo mencionó en nuestras


llamadas por teléfono.
―Mi papá lo intentó. No pudimos probar que fue él, pero los dos sabíamos
que lo era. Tomamos una muestra de su jardín. Era del mismo tipo que se usó para
envenenar a Lassie. Desafortunadamente, es una marca común, así que sin ningún
tipo de evidencia en concreto no hubo mucho que pudiéramos hacer. ―Las lágrimas
están cayendo por mi rostro mientras siento mi corazón romperse de nuevo. Lo
extraño mucho. No merecía morir así. Era un buen perro.
―Lo siento mucho ―dice Carter apretándome contra él―. Lo siento tanto.
Debe haber sido algo difícil de ver. Sé cuánto querías a ese perro. Mierda. Si ese hijo
de puta no estuviera ya muerto, lo haría sufrir por lo que hizo. ―Su tono me dice que
quiere decir cada palabra. Así es exactamente como me sentí cuando murió.
Cuando el Sr. Shepard se detuvo en el camino de entrada esa tarde después del
trabajo, mi papá marchó directamente allí y le dio un puñetazo en la boca. Eso nunca
compensaría lo que hizo, pero nos dio algo de satisfacción.
Carter
Destrozado. No hay otra palabra para describir cómo me siento ahora. Estoy sin
palabras. Me encantaba ese perro. Si hubiera sabido lo que Pendejito había estado
haciendo antes, habría escupido en el ataúd de ese hijo de puta. ¿Cómo no lo supe?
¿Por qué Ross no me lo dijo? Creo que fue su forma de cuidarme. Esa es la única
cosa que tiene sentido. Estoy seguro de que sabe que no lo hubiera dejado pasar,
porque al revelármelo solo me hubiera metido en problemas.
Mi corazón está dolido por ella. Quiero reconfortarla de cualquier manera que 178

pueda. Tenerla en mis brazos otra vez es increíble. El mejor sentimiento que haya
tenido alguna vez, pero odio las razones detrás de eso. Ojalá pudiera haber hecho
algo para parar esto. Se culpa a sí misma, pero finalmente la culpa recae sobre mí.
Soy el que se fue. Soy al que odiaba. Fui quien causó que arremetiera como lo hizo.
Pobre maldito Larry.
Sigo reteniéndola mucho después de que las lágrimas se detienen. Si está
contenta de estar en mis brazos, entonces es exactamente donde se va a quedar. Me
pierdo abrazándola. Es donde se supone que debe estar. No sé por qué me hace
sentir cosas que las demás no pueden, pero como el demonio que lo hace. Un
caleidoscopio de mierda de emociones sería la mejor manera de describirlo.
Tengo una compulsión abrumadora de besarla. Besar toda su tristeza para
alejarla. Pero, no puedo hacer eso. Me iré en unos pocos días. No puedo comenzar
algo que terminará en el minuto en que conduzca y regrese a mi nueva vida. Eso no
sería justo para ninguno de los dos. Nuestro pasado ya se estropeó lo suficiente. Me
preocupa lo que haría si voy allí de nuevo. Nada bueno podría venir de eso, estoy
malditamente seguro. Solo más dolor de corazón.
―Oigan. Me preguntaba dónde se habían metido ustedes dos ―dice su padre
desde atrás de nosotros. Indi se aleja de mí con un salto, como si hubiera sido
atrapada haciendo algo que no debería. ¡Qué demonios! Estoy seguro de que la
mirada que le doy es de una absoluta confusión. Arrancando mis ojos de ella, miro
por encima de mi hombro a Ross―. ¿Está todo bien aquí? ―Tiene una gran sonrisa
en su rostro. Supongo que está feliz de vernos juntos.
―Sí, papá ―responde ella, poniéndose de pie y tirando de su falda al mismo
tiempo―. Me voy a ir a casa si está bien. Tengo dolor de cabeza. ―No mira a
ninguno de nosotros cuando habla.
―Bien. Estaré en casa en breve, Calabaza.
Antes de irse se encuentra con mis ojos brevemente.
―Adiós. ―Es todo lo que dice mientras se dirige hacia su lugar. Me deja
sentado aquí aturdido.
••••
Más tarde, después de que todos los invitados se fueron, y mi madre está
acostada, me dirijo a mi cuarto. Odio estar de vuelta en esta casa. Nunca tuve la
intención de volver aquí, pero al decir eso, tampoco pensé que me haría sentir tan
incómodo como estoy. Incluso con él lejos, sigue siendo su casa, así que jodidamente
179
la odio.
Indi y Larry están en mi mente mientras me siento al costado de mi cama,
enterrando mi rostro entre mis manos. Ojalá hubiera una manera de que pudiera
hacer esto bien, pero no es así. Odio pensar lo que ella atravesó encontrando a Larry
como lo hizo. Y cuánto habría sufrido después de eso. Cómo sufrió él.
Salgo de mis pensamientos algunos minutos más tarde cuando escucho un
sonido de bocina en el camino de entrada al lado. De pie, voy a la ventana para ver
quién es.
Instantáneamente siento que mi presión arterial aumenta. Hay un jodido chico
en la entrada de Indi.
Sé que no tengo derecho a estar enojado, pero lo estoy. Soy quien se alejó de
nosotros. Sería egoísta de mi parte esperar que no hubiera seguido adelante. Para
ser honesto, tanto como me perdí y pensé en ella a través de los años, no tenía
intenciones de alguna vez volver a ella. Claro que pensaba al respecto,
constantemente, pero creía que era mejor si no lo hacía. Ver a este rudo imbécil ahora,
sin embargo, me tiene dudando de mi decisión.
Hace sonar la bocina de nuevo y veo rojo. No lo creo, amigo. Si este es su novio,
y espero que no lo sea, alguien tiene que enseñarle algo de modales. Deslizo mi
ventana para abrirla y salto, como en los viejos tiempos.
―Oye ―le digo cuando me acerco a la ventana del lado del conductor.
―Hola. ―Lo primero que noto es que es un maldito chico bonito. Debería
haberlo sabido.
―¿Por qué estás sonando la bocina? ―pregunto molesto.
―¿Qué? ―dice cuadrando la espalda. Si piensa que va a intimidarme, está
equivocado. No me asusto fácilmente.
―¿Estás sordo y eres malditamente grosero? ―pregunto, metiendo mis manos
para abrir la puerta, causando que mueva la cabeza hacia atrás. Maldito imbécil.
―¿Quién eres? ―pregunta con miedo.
―¿Quién diablos eres tú? ―No estoy de humor para esta mierda de ida y
vuelta.
―Soy el novio de Indiana. ―Mi corazón se hunde. No podría estar saliendo
con esta mierda. Tengo que tomarme algunos segundos para recuperarme de esa
devastadora revelación.
Joder, tiene novio. 180

―Bueno, si en realidad eres su novio, ¿por qué demonios tocas el claxon? Si


fueras un caballero, que es bastante obvio que no eres, ¿por qué no sales del auto
para recogerla como se merece? ―Doy un chasquido.
―No es de tu incumbencia. ―Como el infierno que no lo es.
―Permíteme diferir ―me burlo, doblando mis brazos sobre mi pecho. Le echo
un vistazo que sorprendentemente lo tiene abriéndose a mí―. Su padre puede ser
muy intimidante.
Emite un suspiro.
―No estoy seguro si está interesado en que salga con su hija. Tengo la
impresión de que no me quiere mucho.
―Puedo ver por qué ―respondo, dándole una mirada que dice que no me
gusta particularmente tampoco. Porque no lo hace. Ninguno dice palabra mientras
tenemos un tipo de competencia de miradas fijas. Mis ojos están ardiendo, pero no
hay forma en el infierno de que parpadeé. No cederé. Inmaduro lo sé, pero no hay
forma en que deje que este imbécil gane.
―Carter. ―Indi habla detrás de mí―. ¿Qué diablos crees que estás haciendo?
―Tratando de enseñarle modales a este idiota ―respondo volteándome hacia
ella.
Gracias a la mierda que apareció. No sé cuánto tiempo más podría haber
durado. Parpadeo un par de veces para tratar de humedecer mis ojos secos.
Dulce Jesús. Inhalo fuerte mientras mis ojos la toman. Se ve hermosa en ese sexy
vestido rojo como el infierno. Todavía me quita el aliento después de todo este
tiempo. Escucho a su novio tarado abrir la puerta de su auto detrás de mí.
―Regresa al auto ―digo a través de dientes apretados sin siquiera mirar en su
dirección. No puedo hacerlo, porque mis ojos están pegados a ella.
Cuando escucho su puerta cerrarse, sonrío. Justo lo que pensaba, cobarde. Ella
merece algo mucho mejor. Tan jodidamente mejor. Mi sonrisa se ensancha cuando la
escucho gruñir con desdén. Es tan adorable cuando está enojada.
―Mira, Indi ―dice el tarado desde dentro del auto―. ¿Qué tal si no salimos
esta noche, señorita?
―¿Qué? No. ―Ella frunce el ceño hacia mí antes de volver su atención a él―.
Acabo de pasar la última hora preparándome, Mark. ―Puedo decirlo. Se ve
impresionante. Tengo que detenerme de lamer mis labios mientras la bebo. Lo que no
daría por probar a la crecida Indi.
Antes de que tenga la oportunidad de responder, vuelve la cabeza y lo fulmina 181

con la mirada. Silenciosamente advirtiéndole que no cambie de opinión. Sus ojos se


mueven de mí hacia ella mientras traga nerviosamente.
―Carter ―dice―. ¿Cómo pudiste? ―Pone sus palmas sobre mi pecho y me
empuja. Tengo que contener mi sonrisa. Es tan malditamente linda―. Tienes un día
de regreso y ya estás tratando de hacer que mi vida sea miserable ―se burla,
empujándome de nuevo. Cristo, extrañé su boca inteligente.
―Estás contenta de tenerme de vuelta ―le digo con suficiencia. Vacila por un
segundo antes de responder, haciéndome pensar que lo que sea va a decir es lo
opuesto de como realmente se siente.
―No, no lo estoy. ―Bingo. Está malditamente contenta. Lo sabía.
―No me digas que no me extrañaste ―digo, así que solo puede escucharme
mientras doy un paso más cerca. Estoy tan cerca ahora que sus pequeños senos
alegres casi están acariciando mi pecho. Su fragancia me envuelve, haciendo que mi
pene cobre vida. Podría ahogarme en su olor, en ella. Estoy tentado a acercarme aún
más, pero no lo hago. Incluso después de todo este tiempo recuerdo exactamente
cómo se siente su cuerpo suave y cálido presionado contra el mío. Cuando sus ojos
se ensanchan y escucho su aliento, sé malditamente bien, que estoy en lo cierto. Me
extraña tanto como la extrañé.
Vi lo contenta que estuvo en mis brazos el día de hoy. Si este idiota tuviera su
corazón, no hay forma de que hubiera estado tan cómoda dejándome abrazarla. Por
alguna razón me da esperanza. Tal vez no todo esté perdido.
Sus manos salen dándome otro empujón. Es bastante fuerte para una chica.
―¿No aprendiste tu lección el otro día? ―se burla, levantando una de sus cejas.
Mierda. Doy un paso atrás cuando mis manos cubren instintivamente la entrepierna.
Mis putos chicos todavía están pagando por mi pequeña broma con la esponja. Estoy
bastante seguro de que no podrían sobrevivir a otro golpe como ese.
La mirada decidida en su rostro me tiene retrocediendo otro paso. Levanto una
de mis manos en derrota, mientras la otra protege mis nueces. Si tuviera una bandera
blanca estaría saludando a ese cabrón con venganza en este momento. ¿Qué pasa
con ella? ¿Cuándo se convirtió en una bola de polvo de guerrera? Me pregunto si
chico bonito ha sido presentado a su rodilla. Quita eso. Acabo de presenciarlo en
acción. No tiene bolas.
―Bien. Recibido el mensaje fuerte y claro. Por favor, no te vuelvas ninja con
mis nueces de nuevo ―suplico. Su rostro se relaja ligeramente y veo una pequeña
sonrisa jugar en esos deliciosos labios de ella.
―Bien. Ahora mantente alejado de mí ―dice mientras camina alrededor y se 182
sube al auto. Mi corazón se hunde mientras el auto sale de la entrada.
Ese idiota me da una mirada petulante y tengo que contenerme. Los ojos de
Indiana se encuentran con los míos brevemente antes de que mueva la cabeza y mire
la ventana lateral del pasajero. Mierda. Mi maldito corazón me duele.
Hijo de puta estúpido.
Una vez que el auto está fuera de la vista, me dirijo de vuelta a la casa. Necesito
una puta bebida. Abriendo la nevera, tomo una cerveza antes de bebérmela en el
estante. No bebería nada que perteneciera a Pendejito. Además, el estado de ánimo
en que estoy me llama a algo más fuerte. Regresando a mi habitación, agarro las
llaves de mi auto. Es hora de dejar salir mierda.
••••
Unas horas más tarde, estoy a mitad de camino a través de mi botella de Jack
cuando escucho un auto estacionarse al lado. No estoy seguro si es Indi y su novio, o
Ross. Arrastro mi borracho trasero fuera de la cama y voy a la ventana para mirar.
Es Indiana.
Admitiré que estoy complacido de que no pase la noche con él, pero siento esa
punzada en mi corazón cuando la veo doblarse sobre la consola central y con los
labios pegados a él. Recuerdo demasiado bien qué espectacular besadora es. Cuando
su mano se levanta y se enreda en su cabello, acercándolo más, tengo que mirar lejos.
No estoy seguro si es el alcohol corriendo por mis venas o no, pero quiero saltar
de esta ventana y arrastrar al tarado fuera del auto y lejos de ella. Estoy culpando al
alcohol. Venir aquí fue un error. Creo que estaba mejor sin saber lo que había sido
de ella.
Volviendo a caer sobre mi cama, alcanzo mi botella de Jack y le doy un trago.
Quema como un hijo de puta, pero le doy la bienvenida. Necesito ser insensible,
entonces tomo otro trago. Solo una vez me he emborrachado directamente de la
botella antes, y fue unos días después de que me fuera de aquí hace todos esos años.
Veo que se enciende la luz de su dormitorio desde donde estoy. Todo en mí
quiere ir allí, pero ¿de qué serviría eso? Siguió adelante. Supongo que no puedo
culparla realmente. Honestamente, no tenía intenciones de regresar. Aunque tuve el
pensamiento un millón de veces a través de los años.
La miro mientras se dirige hacia sus cajones y recupera lo que supongo es una
pijama. Su mirada se mueve hacia mi ventana mientras mira la oscuridad de mi
habitación. Estoy tentado a encender mi lámpara de noche para que pueda verme,
183
pero no lo hago.
Se da vuelta de repente y vuelve a salir de su habitación. Unos segundos más
tarde veo la luz del baño encenderse. Probablemente va a tomar una ducha. Ese
pensamiento hace que mi pene se mueva. Me afecta. Empujo los pensamientos de
ella desnuda y frotando el jabón sobre su delicioso cuerpo fuera de mi mente. Solo
estaré torturándome si no lo hago.
Indiana
Mis pensamientos vuelven hacia Carter otra vez cuando dejo que el agua
caliente lave mi cuerpo. Se suponía que iba a pasar la noche con Mark, pero después
de cenar le pedí que me trajera a casa en su lugar. Me siento mal por dejar a Carter
pisotear nuestros planes esta noche, pero mi cabeza está palpitando.
A la mierda con sus tácticas intimidatorias. ¿Quién demonios se cree que es?
El pobre Mark estaba tan intimidado por él. Son mundos aparte cuando se trata de
alusiones personales. Mark es tan tímido, Carter no tanto. 184

Después de secarme y vestirme con mi pijama, tomo algunas pastillas para el


dolor de cabeza del botiquín y las pongo en mi boca. Necesito acostarme.
Caminando hacia mi habitación, mis traicioneros ojos aterrizan en la ventana
del dormitorio de Carter de nuevo. Sus luces están apagadas, así que debe estar
dormido. Me siento mal por la forma en que dejé las cosas entre nosotros antes, pero
no puede entrar en mi vida así.
Fue quien se alejó, no yo.
―No estoy en mi habitación ―escucho una voz de hombre murmurando, casi
haciéndome saltar de mi piel.
―¿Qué diablos, Carter? ―chillo cuando lo veo tirado en mi cama―. Sal de mi
habitación.
―No puedo hacer eso, cariño ―dice sentándose torpemente. ¿Está borracho?
Doy los pocos pasos hacia mi cama y alcanzo su brazo, tirando de él.
―No puedes estar aquí ―gruñí. Me mira y sonríe. Una de esas sonrisas
derretidoras de bragas que solía darme hace tantos años. Odio que todavía me haga
sentir cosas después de todo este tiempo―. Necesitas irte.
―No. Necesito hablar contigo primero ―dice, estirándose y tirando de mí
adelante con tanta fuerza que aterrizo en la parte superior de él. Presionada contra
su duro cuerpo, en mi cama, no es una buena idea―. Te he echado de menos ―dice
arrastrando mi figura con fuerza en sus brazos. Puedo oler el alcohol en él. Es tan
fuerte, que, si me quedo cerca de él así, estoy segura de que las chispas harán salir humo.
Intento y me esfuerzo para alejarme de su pecho mientras aprieta su agarre.
Lo he echado de menos también, pero eso es irrelevante. Decido no expresar
eso en alto.
Estar tan cerca de él es demasiado. No debería estar sintiendo lo que estoy
sintiendo.
Es incorrecto. Mi mente está inundada de recuerdos de nuestro tiempo juntos.
No puedo ir allí de nuevo.
―Carter. Déjame levantarme.
―No. No hasta que me hables. ―Entierra su rostro en mi cabello e inhala―.
Joder, hueles bien. Justo como lo recuerdo.
―Para ―digo molesta mientras me muevo, viéndolo. La dulce mirada en su
rostro casi me hace sonreír. Casi. No debería estar aquí. Me muevo. Estar tan cerca
de él otra vez solo me confunde. No puede solo esperar que las cosas vayan a
185
mejorar desde donde las dejamos.
―No te soltaré hasta que estés de acuerdo en hablar conmigo.
―Bien ―digo suspirando―. Te hablaré, pero debes soltarme primero.
―Está bien ―dice, liberándome. Inmediatamente me levanto. Si vamos a
hablar, necesito distancia. Una gran distancia. Retrocedo unos pasos desde la cama.
―¿Por qué estás aquí?
―Te lo dije, te extraño ―responde, sentándose de nuevo.
―Tengo novio, Carter. ¿Recuerdas? No puedes simplemente volver a bailar el
vals en mi vida cinco años después, después de irte sin adiós, sin contacto, y esperar
que todo siga como si nada hubiera pasado. Rompiste mi corazón cuando te fuiste.
―Siento las lágrimas picar mis ojos, pero afortunadamente logro mantenerlas. Me
niego a dejar que vea mi debilidad.
―Lo siento ―se disculpa, exhalando―. Pensé que dejarte atrás era lo mejor...
―Sus ojos se encuentran con los míos y veo tristeza, veo lágrimas en mi corazón―.
Lo arruiné. Sé eso.
―Sí, lo hiciste. Entiendo por qué sentías que tenías que irte, pero podrías
haberme contactado. Cualquier cosa hubiera sido mejor que nada. ―Envuelvo los
brazos alrededor, tratando de sostener mis emociones a raya.
―¿Lo amas, Indi?
Giro para alejarme. No puedo mirarlo y decir eso.
―Sí. ―Aunque no evoca el tipo de sentimientos que Carter provoco en el
pasado, me importa Mark. Mucho. Es dulce. Me trata como una princesa. Nunca me
dejaría como Carter. Con él tengo un futuro. Con Carter, todo lo que tengo son
recuerdos. Eso es todo lo que tendré. No habla por mucho tiempo. Cuando mi
mirada se mueve hacia él, encuentro su cabeza inclinada y sus hombros caídos. Me
siento como una perra―. Lo siento, Carter.
―No lo hagas ―dice, sus tristes ojos encuentran los míos―. Te dejé ir, y ahora
tendré que vivir con eso.
―Carter ―le susurro, caminando hacia la cama y sentándome a su lado―.
Siempre atesoraré el tiempo que pasamos juntos cuando niños. Siempre. Pero eso
fue en el pasado. Ya no somos niños.
―Supongo ―responde―. Aunque tú eras la niña en ese momento, ¿recuerdas?
No yo.
―Lo que sea ―le digo golpeando mi hombro con el suyo. Veo las esquinas de
sus labios levantarse. Sabía que tendría que llegar a eso eventualmente. Algunas 186
cosas nunca cambian―. ¿Seguramente tienes a alguien especial en casa? ―Es
precioso. No dudo que las chicas caerán en todas partes por él, como solían hacer
cuando vivía aquí. No estoy segura de querer escuchar su respuesta, pero estoy en
una relación. Sería egoísta de mi parte no querer lo mismo para él.
―No. Me conoces, nunca fui uno de compromisos. ―¿No lo sé? Me entristece
que todavía no haya cambiado después de todo este tiempo. Es un buen tipo en lo
profundo. Se merece a alguien especial en su vida.
―Eso es triste, Carter.
―Esa es mi vida, supongo ―dice con un encogimiento de hombros.
Mi mano se acerca y froto su espalda. No estoy segura de cuánto de eso es el
alcohol hablando.
―Háblame de tu vida. ¿Qué has estado haciendo? ¿Dónde estás viviendo?
―Es algo que siempre me he preguntado, pero también quiero cambiar el tema.
Esta conversación es muy deprimente.
―Vivo en el norte, en Newcastle.
―¿De verdad? Es hermoso allá ―digo.
Meg y yo fuimos allí un fin de semana hace unos años. No puedo creer que
estuviera tan cerca de él.
―Lo es. Tengo mi propio negocio. Soy tatuador.
―Vaya. Me alegro de que pongas tu talento en uso. Siempre fuiste tan bueno
con las manos.
―Mejor será que lo creas, cariño ―dice moviendo las cejas, haciéndome reír.
―Todavía estás lleno de ti mismo, lo veo.
―¿No me digas que no extrañas mis manos en ti? Apuesto a que el chico
amante no te hace sentir como solía hacerlo.
―No iré allí contigo, solo déjalo ―chasqueo, poniéndome de pie. Sus palabras
pican porque son verdad.
―Porque estoy en lo cierto ―responde en tono engreído. Lo es, pero nunca lo
admitiría.
Nunca. Mi vida sexual con Mark es bonita y amable. Raramente es espontánea,
y siempre en una cama. No es tan aventurero como Carter, pero todavía me satisface,
entonces eso es lo principal. A veces deseo más, pero el buen sexo no es todo,
supongo.
187
―¿Podemos cambiar el tema, por favor? ―Estoy feliz de hablar sobre nuestras
vidas actuales, pero no de sexo. Mark no aprobaría eso, y tendría que estar de
acuerdo. Es totalmente inapropiado. Especialmente dado nuestro pasado.
―Claro ―dice con un suspiro―. Dime acerca de ti. ¿Qué has estado haciendo
desde que me fui?
―No mucho. Colegio, trabajo, ese tipo de cosas.
―Tenía la sensación de que irías a la universidad. ¿Qué estudiaste?
―pregunta.
―Ciencia veterinaria. Soy veterinaria.
―¿De verdad? Vaya. Nunca supe que quisieras ser veterinaria.
―No lo sabía, pero después de Lassie… ―Escucho mi voz agrietarse mientras
hablo.
―Joder ―dice frotando las manos sobre su rostro―. Lo siento. Pobre mierda
Larry. ―Cuando lo miro, veo lágrimas relucir en sus ojos. No puedo repasar esto de
nuevo. Lo de temprano fue bastante duro.
―¿Tienes hambre? ―pregunto tratando de cambiar el tema. Necesito sacarlo
de mi habitación. Parece que no puedo funcionar correctamente con él sentado en
mi cama.
―Supongo. Pero, no solo de comida. ―Sus manos se extienden hacia mí, pero
las alejo.
―Comida es lo único que tengo ―le digo cuando me giro para irme. Cuando
no cede, lo miro por encima del hombro―. ¿Vienes o qué?
―Claro ―dice a medias. Su decepción es evidente. Eso también es malo. Me
molesta que piense que está bien hacer avances conmigo. No importa cuánto haya
tenido que beber, debería saberlo mejor. Necesita algo de comida para estar sobrio,
y necesito distancia.
Afortunadamente, me sigue a la cocina.
―¿Quieres un sándwich de queso tostado? ―pregunto.
―Está bien, gracias. ―Cuando comienza a caminar hacia mí, señalo la mesa.
Distancia. Necesito distancia. Tenerlo cerca es demasiado.
―Siéntate ―le ordeno. Una sonrisa juvenil aparece en su rostro antes de darse
la vuelta y hacer lo que le pedí. Es un poco inestable en sus pies. Me hace
preguntarme cuánto tuvo de beber―. ¿Bebes así a menudo?
―No. 188

―¿Entonces por qué esta noche? ―pregunto, colocando un vaso de agua frente
a él. Sus vidriosos ojos se encuentran con los míos. Veo tristeza y tal vez un toque de
ira.
―Porque me dieron ganas. Veo que no has cambiado. Todavía eres una
maldita curiosa ―replica. Supongo que estar aquí no es fácil para él, entonces ignoro
su observación llena de sarcasmo.
Hago cuatro sándwiches tostados. Dos para cada uno. No comí mucho cuando
Mark y yo salimos a cenar. Mi estómago estaba en nudos después de nuestro
pequeño altercado con Carter.
―Aquí tienes ―le digo, colocando el plato frente a él.
―Ta. ―Es todo lo que dice mientras toma uno de los sándwiches y toma un
bocado. Me encuentro mirando furtivamente hacia él cuando no está mirando. Su
rostro es tan escabroso y muy guapo. ¿Es posible que se haya vuelto aún más
hermoso en los años pasados?, porque estoy segura que lo ha hecho. No debería
incluso estar pensando eso, pero lo hago.
Mark es lindo de ver, pero a mis ojos no tiene nada de Carter en el
departamento de la apariencia. Carter es pecaminosamente atractivo, todo hombre,
y esos tatuajes lo hacen lucir tan malo. Es la fantasía de todas las chicas. Es una pena
que sea un hombre sin compromiso, un mujeriego.
Es una sensación surrealista que estemos en realidad teniendo una comida
juntos, después de todo este tiempo. Bueno, si un sándwich tostado califica como
comida. Tanto ha cambiado desde que se fue, pero de alguna manera, nada lo ha
hecho.
Mira hacia arriba y me atrapa viéndolo.
―¿No te gusta tu comida? ―pregunta con la boca llena.
―Por supuesto. ¿Por qué preguntas eso?
―Porque parece que preferirías comerme a mí en vez de eso ―dice con una
sonrisa de mejillas.
―¿Qué? ―chillo. Él arroja la cabeza hacia atrás y ríe―. Nooooo. Estás
delirando si piensas eso.
―Simplemente lo llamo como lo veo, cariño. ―Cuando me guiña un ojo, siento
mi rostro sonrojarse. Mierda. Probablemente lo estaba viendo así. Necesito sacarlo
de esta casa, y lejos de mí, lo antes posible.
189
••••
Durante las siguientes horas, comemos, charlamos, y nos reímos, como en los
viejos tiempos. Creo que es exactamente lo que ambos necesitábamos sanar para
seguir adelante por completo. Había tantos asuntos pendientes entre nosotros, pero
ahora siento que todo es agua pasada. Espero que después de esta noche, pueda
finalmente deja ir todo el dolor.
Dejarlo ir a él.
Me duele el corazón al pensar que es probablemente la última vez que estemos
solos de nuevo. Mencionó anteriormente que se iría mañana. Estoy segura de que lo
veré cuando visite a su madre, pero no como esta noche. No debería querer que se
quedara, pero por alguna razón lo hago. Bueno, parte de mí lo hace. La parte de mí
que ahora pertenece a Mark, sabe que irse es lo mejor.
―Debería irme ―dice.
―Está bien. ―Trato de no mostrarle mi decepción. He extrañado estar
alrededor de él. He extrañado las bromas que compartíamos. Cuando se gira a
regañadientes, lo sigo hacia la puerta de entrada.
―Gracias por la comida... por ponerme al día ―dice cuando salimos al porche.
―Fue agradable ―respondo, levantándome sobre la punta de los dedos de mis
pies y plantando un beso suave en su mejilla. Dando un paso atrás, mis ojos se
encuentran con los suyos. Mi corazón está triste sabiendo que este es nuestro último
adiós. Al menos recibiré uno esta vez―. Cuida de ti, ¿de acuerdo?
―Tú también, niña ―dice, estirándose y pasando suavemente su mano por el
lado de mi rostro. Su toque es tan gentil, tan dulce. Siento que las lágrimas arden en
mis ojos. Nos quedamos allí durante más tiempo mirándonos uno al otro. Su mano
aún descansa en mi mejilla. Me encuentro inclinando mi cabeza en su palma. Cierro
brevemente los ojos y saboreo la última vez que voy a sentir su piel contra la mía.
Daría cualquier cosa para que me envolviera en sus brazos otra vez.
Cualquier cosa.
Cuando abro los ojos, lo encuentro mirándome. Me da una sonrisa triste.
―Adiós, Carter ―digo finalmente, dando otro paso atrás. Estoy agradecida de
haber llegado a decirlo esta vez. Aun así no parece disminuir el dolor en mi corazón.
―Adiós, Indi. ―Continúa allí, sin moverse. Esa electricidad tira entre nosotros,
la que compartimos en el pasado, sigue siendo tan fuerte como siempre. Tanto como
me gustaría quedarme aquí toda la noche con él, no puedo. Alguien tiene que ser el 190

fuerte aquí. Me giro y doy los pocos pasos hacia la puerta. Por el rabillo del ojo, veo
que su mano se estira hacia mí, pero luego la deja caer de nuevo a su lado. Estoy
agradecida por eso. Necesitamos tener una despedida limpia.
••••
Logro contener mis lágrimas cuando entro a la casa, pero ya están cayendo
cuando llego a mi habitación.
Mi corazón se siente como hace años cuando se fue, roto.
Estoy agradecida de que haya regresado, que lo haya visto de nuevo. Al decir
eso, veo que ha conjurado todos esos viejos sentimientos. Los que me llevaron años
suprimir. La culpa me consume. No debería sentirme así cuando tengo novio.
Limpiando mis ojos, saco el teléfono de mi bolsa. Encendiéndolo, encuentro un
mensaje de Mark.
Buenas noches, cariño. Espero que tu cabeza se sienta mejor x
De nuevo, la culpa golpea con fuerza. Técnicamente no he hecho nada malo,
pero si Mark sostiene completamente mi corazón, no debería sentir lo que estoy
sintiendo.
Me siento mejor, gracias. Perdón por tener que cortar la noche. Nos vemos en
el trabajo en la mañana. xxx
Esa es una mentira total. Mi dolor de cabeza está peor que nunca, pero no
quiero que se preocupe por mí porque sé que lo hará.
Responde de inmediato.
Eso es bueno. Buenas noches, hermosa. Dulces sueños. Me gustaría que
estuvieras aquí. x
No respondo a su último mensaje. No estoy segura de qué decir. Lo hago y no
deseo estar allí con él. Mi cabeza está tan nublada en este momento, que es probable
mejor que no lo haga.
Finalmente, me meto bajo las sábanas. Mis pensamientos todavía están bien y
verdaderamente en Carter. Sé que está al lado. Solo a unos pocos metros de
distancia. Ojalá pudiera pasar más tiempo con él antes de que se fuera, pero
probablemente sea más seguro para mi corazón si no lo hago.

191
Carter
Por mucho que odio estar de vuelta en esta casa, creo que cuando me vaya
mañana, dejando atrás a mi madre y a Indi de nuevo, será tan difícil como lo fue la
última vez. Por el bien de Indi, es probablemente lo mejor, ¿verdad? No estoy seguro
ya de eso. Especialmente después de conocer a ese idiota con el que está saliendo.
Una vez hubiera dicho que era demasiado buena para mí, pero en los pasados
años he crecido, mucho. Por supuesto, técnicamente sigo siendo un bastardo, pero
las palabras de Indi esa noche, todos esos años atrás, se quedaron conmigo. No soy 192

la misma persona que era. Ya no trato de dejar que esa palabra me defina. Todavía
tengo mis momentos, pero como un todo, recorrí un largo camino. Soy bueno, muy
trabajador y un tipo honesto. Eso es lo que trato de recordar. No todas las otras
tonterías.
Ir esta noche ahí, borracho, puede no haber sido mi movimiento más
inteligente, pero me alegro de haberlo hecho. Creo que ella lo necesitaba tanto como
yo. Estar con ella otra vez fue agradable, pero solo reforzó lo buenos que somos
juntos, y cuánto he extrañado tenerla cerca. Es la única chica con la que alguna vez
me sentí cómodo. La única alrededor de quien puedo ser completamente yo mismo.
••••
Cuando me despierto a la mañana siguiente, está todavía en mi mente. Me
duele la cabeza como una perra por todo el alcohol que consumí. Me terminé la
botella cuando volví a casa. Me dolía el corazón después de decirle adiós. Porque
eran más que palabras, realmente fue un adiós. Eso no me sienta bien por alguna
razón. Tengo esta sensación en mi instinto que si me alejo de nuevo me arrepentiré
por el resto de mi vida. Que la perderé para siempre. Si no lo he hecho ya.
Después de ducharme y desayunar, decido dirigirme al lado. No sé lo que voy
a decir cuando llegue allí, pero me siento obligado a verla una vez más antes de
irme. Jax me llamó esta mañana para ver cuándo estaría de regreso. Le dije que hoy.
Tengo un gran equipo, así que no estoy realmente preocupado por la tienda. Sé
también que tengo a Jax y a Candice si algo sale mal, pero, de cualquier manera,
todavía necesito ir a casa. Necesito ordenar lo que haré. Averiguar una forma en que
pueda volver aquí más a menudo. Bueno, si Indi quiere eso por supuesto. Recibí
mensajes mixtos de ella anoche. Dijo que ama a ese idiota, lo que fue difícil de
escuchar, pero también tengo esa sensación en el fondo de mi estómago que todavía
hay algo entre nosotros. Tal vez solo sea una ilusión de mi parte. ¿Quién sabe?
―Carter, mi amigo ―dice Ross con una sonrisa cuando responde la puerta―.
Entra.
―Tenía la esperanza de hablar con Indi antes de irme ―digo mientras lo sigo
por el pasillo hacia la cocina.
―Ella ya se fue a trabajar. Siéntate. ―La decepción me consume. Tomo asiento
en la mesa de la cocina mientras nos prepara una taza. ¿No haberla encontrado fue
una señal, o simplemente mala suerte?
―Oh. ―Escucho mi propio desagrado en mi voz.
―¿Me dirías algo? ―pregunta mientras detiene lo que está haciendo,
volteándose para mirarme―. ¿Todavía sientes algo por Indi? ―Vaya. ¿De dónde 193

salió esa pregunta?


―¿Qué?
―Vamos, Carter. No te andes con cautela conmigo. ¿Aún tienes sentimientos
por mi hija, o qué? ―Me esfuerzo por mantener la calma y no revelar nada.
―¿Por qué preguntas? ―Exhala con frustración. Sé que sabe que estoy
evitando responder.
―Te diré por qué ―dice con voz tensa, caminando hacia la mesa y tomando
asiento frente a mí―. Ese imbécil, Mark. El novio de Indiana. ―No puedo evitar
sonreír cuando se refiere a él como imbécil. Exactamente mis sentimientos.
―¿Qué pasa con él?
―Me llamó anoche...
―¿Lo hizo? ¿Por qué? ―Mi primer pensamiento es, mierda, me delató por
abordarlo en el camino de entrada, y Ross va a molestarme por eso.
―Me pidió permiso para casarse con Indiana. ―Diablos, no. Por cierto, por sus
hombros cayendo, diría que no está muy feliz por eso. Ya somos dos―. Para ser
sincero, no estoy seguro de cómo me siento al respecto. Soy bueno juzgando el
carácter, y nunca he podido ser completamente amable con ese tipo, si sabes a qué
me refiero. ―Claro que sí. Solo lo conocí por unos minutos y no me gustó. Bajo otras
circunstancias, podría, pero mientras esté asociado con Indiana, sé que eso no va a
ocurrir.
―¿Le dio su permiso? ―Mi corazón comienza a correr mientras espero su
respuesta.
―No en tantas palabras, pero le dije que, si es lo que mi hija quiere, y si la hace
feliz, que estoy bien con eso. ¿Qué más podía decir? Nunca me interpondría en el
camino de su felicidad. Simplemente no creo que consiga eso con él. ―Frota las
manos sobre su rostro mientras contempla todo―. Todavía no puedo creer que el
cobarde me llamara en lugar de preguntármelo frente a frente. Cristo, espero que
ella no diga que sí.
―¿Puedo preguntarle algo más?
―Claro ―responde.
―¿Por qué me está diciendo esto?
―Porque no creo que Mark sea el hombre correcto para ella. Indi parece
suficientemente feliz con él, pero hay algo que falta. Esa chispa. Simplemente no la
veo cuando están juntos Tal vez solo soy un padre sobreprotector. Ella es todo lo
que me queda, pero quiero que sea verdaderamente feliz. Quiero que experimente 194

el tipo de amor que compartí con su madre. ¿Es demasiado pedir? ―Siento que mis
labios se curvan. No podría estar más de acuerdo con él. Todavía no explica por qué
me está diciendo esto.
―¿Quiere que lo asuste? ―pregunto. Quizás es por eso que está compartiendo
esto conmigo.
―No. Quiero que resuelvas tu mierda y decidas lo que quieres. ―Esperen un
minuto.
―¿Quiere que esté con Indi? ―Lo miro con incredulidad. Seguramente no
podría querer eso.
―Sí. Si eso es lo que ambos quieren, por supuesto. ―Mis labios se curvan en
una sonrisa. Me gusta el hecho que piense que soy lo suficientemente bueno para su
hija porque sé cuánto significa para él. Exhala antes de mirarme a los ojos. Su
expresión es seria―. Si todavía tienes sentimientos por ella, y tengo la impresión
que los tienes, esta puede ser tu última oportunidad. Ambos pueden negarlo todo
lo que quieran, pero no soy estúpido, Carter. Vi la forma en que se miraban el uno
al otro hace todos esos años. Es la misma mirada que vi ayer si no me equivoco. Solo
se tiene una oportunidad con el verdadero amor, hijo. Créeme, eso lo sé. También
conozco a mi hija. Es tan leal como podría ser. Si se casa con él, será de por vida.
La inquietud se asienta sobre mí con cada palabra dicha. Juro que los latidos
de mi corazón son tan fuertes que puedo escucharlo golpear en mis oídos. La idea
de perderla con él, para siempre... no me sienta bien, en absoluto.
―No sé qué decir ―confieso, haciendo contacto visual con él mientras me
remuevo en mi asiento. Esta conversación me está agitando. Por supuesto que tengo
sentimientos por ella. Pero no sé qué espera de mí. ¿Quiere que me case con ella?
Tiene rocas en el cerebro si piensa que eso es lo que quiero. No soy del tipo que se
casa. Ni siquiera por ella. Mierda no. Las chicas como ella no se casan con hombres
como yo.
―No tienes que decir nada. Solo piensa en lo que te dije. Solo pensé que era
justo decírtelo. Solo quería que fuera un campo de juego parejo ―dice sonriente.
Astuto viejo tonto. Amo a este hombre.
―Gracias. Lo pensaré un poco. ―¿Qué más puedo decir? Por mucho que odie
pensar en ellos juntos, ¿es justo interponerse entre ellos cuando ni siquiera estoy
seguro que puedo darle lo que quiere? ¿Lo que ella necesita? Joder. Sí puedo. Incluso
si es solo para alejarla de él. Se merece algo mejor. Poniéndome de pie, me estiro por
la mano de Ross―. Lo visitaré la próxima vez que esté en la ciudad ―digo―. ¿Me
puede hacer un favor y vigilar a mi madre hasta que regrese?
195
―Claro. ¿Ya te vas? Ni siquiera nos tomamos un café. ―Toma mi mano con la
suya.
―No tengo tiempo. ¿Cuál es la dirección del trabajo de Indi? ―Su rostro se
ilumina con mi pregunta.
―Está justo saliendo por Tuckers Road, en la segunda calle a la izquierda. Una
gran mierda de edificio de colores. No lo puedes perder. ―Su descripción del
edificio me hace reír―. Avísanos si llegas a casa bien. Y no te preocupes por tu
madre, la vigilaré de cerca ―Se acerca y me agarra del hombro―. Recuerda, siempre
estaré aquí si necesitas algo, hijo.
―Lo sé ―respondo sonriendo. Me encanta que siempre me diga eso. Me
encanta que le importe un poco.
••••
Mientras conduzco hacia el trabajo de Indi, mi cabeza está por todos lados. Este
lugar no ha cambiado mucho en los cinco años que me fui. Bueno, los edificios no lo
han hecho. Ojalá pudiera decir lo mismo de Indi y de mí. Contemplo volver y regresar a
casa por lo menos diez veces. Sé lo que siento por ella, pero ¿realmente puedo
interponerme entre ella y ese idiota? Perseguir a la chica de otro chico no es mi estilo,
pero esta no es solo una chica, es Indiana. Mi Indiana. Fue mía primero.
Una canción suena en la radio. Es una de esas melodiosas canciones de amor.
Odio esa mierda. Estirándome, voy a cambiar la estación cuando el coro interviene.
El chico canta sobre tener un agujero en el corazón. ¿Por qué eso resuena conmigo?
Porque así es exactamente como me siento. Me falta una parte de mi corazón desde
el día en que me alejé hace cinco años.
En lugar de cambiar la estación, le subo. Escucho mientras canta acerca de
comenzar de nuevo. ¿Es una señal? ¿Podemos empezar de nuevo? ¿Estamos
demasiado lejos para recuperar lo que una vez compartimos? Una vez que me
estaciono, me siento en el auto hasta que la canción termina.
―Eso fue Start Again, de Conrad Sewell ―anuncia el DJ. Descanso mi cabeza
en el volante mientras inhalo profundamente. Lo sé en este momento, este agujero
nunca se reparará hasta que la tenga nuevamente. Tengo que intentarlo. Me
arrepentiré por el resto de mi vida si no lo hago.
La duda se instala.
―¿Qué estoy haciendo aquí? ―murmuro en voz baja cuando salgo del auto
¿Qué voy a decirle? No tengo ni puta idea. Todo lo que sé es que desde el momento
en que Ross me dijo que ese idiota le iba a proponer matrimonio, supe que tenía que
verla antes de irme. No puede casarse con él. Simplemente no puede hacerlo. 196

Niego mientras camino hacia el edificio. Una cosa es segura, Ross está en lo
correcto. El color del edificio parece mierda de caballo. Diría que ese tipo tiene un
gusto de mierda, pero tiene a Indi, por lo que no podría ser cierto.
Mi mano se levanta, empujando la puerta de cristal.
―Aquí no pasa nada ―murmuro para mí mientras entro.
Es hora de trabajar para recuperar a mi chica. Bueno, al menos intentar hacerlo.
Indiana
Todavía me siento culpable por lo de anoche. Incluso aunque no pasó nada,
me siento obligada a contarle a Mark sobre eso. No quiero guardar secretos de él.
No sabe nada de mi pasado con Carter. Tal vez si se lo cuento, no me sienta muy
mal. No quiero que piense que estoy haciendo cosas a sus espaldas, porque no lo
hago.
Cuando termino de ponerle al caniche de la señora Smith, Poppy, su vacuna,
decido ir a hablar con Mark. Llamo antes entrar a su cuarto de consulta, incluso 197

aunque Stephanie, la recepcionista, dijo que estaba solo. Por supuesto, su habitación
es tres veces del tamaño de la mía. Juro que el armario de las escobas es más grande
que la pequeña habitación en la que me metió.
Es su consultorio, supongo, así que solo es apropiado obtener la mejor
habitación. Pero me molesta mucho a veces. Sus padres compraron la clínica para él
cuando nos graduamos. Al principio no estaba muy interesada en trabajar juntos,
pero prácticamente me suplicó que lo hiciera, así que acepté. Hasta ahora ha
funcionado bastante bien. Nos llevamos bien. Estar todo el día con el otro no es tan
malo como pensé que sería. No vivimos juntos, así que todavía estamos lejos uno
del otro.
―Hola ―le digo cuando entro en la habitación.
―Hola, cariño. ―Camina hacia mí y me envuelve en sus brazos―. ¿Todo bien?
―Sí ―respondo, rodeando su cintura y descansando el lado de mi rostro sobre
su pecho―. Carter vino anoche después que me dejaste.
―¿Quién?
―Carter. Mi vecino. El chico de ayer por la tarde.
―Oh. El matón. ―Puedo escuchar claramente el desdén en su voz.
―No es un matón ―digo en su defensa. Actúa como uno a veces, pero
definitivamente no es un matón. Solo un poco equivocado en ocasiones. Mark no lo
conoce como lo hago yo, así que me molesta que llame así a Carter.
―Permíteme diferir, pero me estás diciendo esto ¿por qué? ―Puedo decir por
su voz que está irritado. Realmente no puedo culparlo. No me gustaría si fuera al
contrario.
―Porque no quiero guardarte ningún secreto. ―Siento que su cuerpo se pone
rígido. Retrocede y pone su dedo debajo de mi barbilla, levantando mi rostro hacia
el suyo.
―¿Qué tipo de secretos? ¿Pasó algo entre ustedes dos? ―La incertidumbre en
su rostro me hace sentir mal.
―¿Qué? No. Solo quería hablar, eso es todo.
―¿Cuál es la historia entre ustedes dos? Nunca lo había visto antes, y nunca lo
mencionaste. Parecía terriblemente protector contigo ayer. ―Esperaba no tener que
entrar en esto, pero creo que debería decírselo.
―Estuvimos juntos cuando fuimos más jóvenes. Mmmm... fue mi primer... ya
sabes, encuentro sexual. Luego se fue. No lo volví a ver, hasta ahora.
198
―Ya veo ―dice, soltándome y dando un paso atrás―. No me gusta esta
situación, Indi. Vi la forma en que te vio ayer. ¿Aún tienes sentimientos por él?
―No. Somos amigos. Eso es todo. Como dije antes, simplemente no quería
guardarte ningún secreto. ―Veo su rostro suavizarse mientras camina hacia mí
tomando mi mano.
―Me alegro, pero preferiría que te mantuvieras alejada de él a partir de ahora.
No confío en él.
―Eso es un poco irrazonable, ¿no lo piensas? Es mi amigo, mi vecino, nada
más. ―Incluso cuando las palabras salen de mi boca las dudo. Pero Mark parece
creerme.
―Bien. No me gusta, pero confío en ti. Si te hace pasar un mal rato, por favor
dímelo. Hablaré con él.
―Claro. ―Aunque lo dudo seriamente. Parecía bastante intimidado por Carter
ayer. Sé cómo es Mark. Definitivamente no es del tipo que confronta. Solo tienen que
ver la forma en que deja que sus padres le den órdenes para saber eso. Se inclina
hacia adelante y roza sus labios contra los míos.
―Te amo, Indiana, y protegeré lo que es mío.
―Gracias, pero no es necesario. Puedo encargarme de Carter. ―Se aparta de
mí cuando hay un golpe en la puerta. Es Stephanie.
―Hay un señor Reynolds aquí para verla señorita Montgomery. ―Joder. El
único señor Reynolds es Carter. Mis ojos van a Mark. Él me sonríe. Por supuesto que
no tiene idea de quién es el señor Reynolds. No pienso que esté impresionado
cuando se entere.
―Bien. Saldré en un minuto.
―¿Estás bien? ―pregunta Mark cuando cierra la puerta―. Te pusiste un poco
pálida.
―Estoy bien ―miento sonriéndole de forma tensa. Estoy lejos de estar bien.
¿Qué quiere Carter? ¿Por qué vino a mi trabajo?
Le doy la espalda a Mark y me dirijo hacia la puerta. Solo por mi suerte, me
sigue. Mierda. Cuando ve a Carter de pie allí, vacila.
―Él. ―Escucho a Mark gruñir a mi lado.
Las manos de Carter están enterradas en sus bolsillos. Se ve nervioso, lo cual
por alguna razón me parece entrañable en él. Me encanta su lado vulnerable. Es un
199
lado que no muestra a menudo. Mi corazón comienza a brincar mientras lo miro.
¿Por qué todavía estoy tan afectada por él después de todo este tiempo?
―¿Qué podemos hacer por usted? ―pregunta Mark, poniendo su mano sobre
mi hombro como un posesivo hombre de las cavernas. Los ojos de Carter se mueven
entre Mark y yo.
―Necesito hablar con Indiana. En privado ―dice Carter con los ojos fijos en
Mark.
―No hay nada que no puedas decirle frente a mí ―dice bruscamente.
Fenomenal. Podría cortar el aire con un cuchillo. Carter ignora a Mark, volviendo su
atención hacia mí.
―Por favor, Indi. Solo tomará un minuto.
―Dije que no ―reafirma Mark. Tomo su mano, dándole un apretón. Ahora no
es el momento de comportarse todo alfa. Carter lo destrozará.
―Creo que Indi puede tomar sus propias decisiones ―dice con sarcasmo antes
de volver su atención hacia mí―. Solo necesito hablar contigo antes de irme. Unos
pocos minutos, eso es todo lo que pido. ―La súplica en su rostro, tira de mi corazón.
No puedo creer que se vaya de nuevo, ya. Acaba de llegar. Pensé que se quedaría
por unos días más.
―¿Te irás ahora? ―No intento sonar decepcionada, pero fallo tristemente.
―Tengo compromisos de trabajo ―responde dándome una sonrisa insegura.
A Mark no le va a gustar, pero tengo que hablar con él. Necesito saber lo que quiere.
―Oh. ―Me vuelvo hacia Mark―. Solo tomará unos minutos. ―No dice una
palabra, pero la ira en sus ojos es claramente visible.
―Bien. ―Exhala en derrota antes de girar y entrar de nuevo en su sala.
Me estremezco cuando cierra de un portazo. Está exagerando seriamente, pero
creo que no puedo culparlo por estar molesto. Después de todo, acabo de decirle que
Carter y yo tenemos historia.
―¿Afuera? ―pregunta Carter sacudiendo la cabeza en dirección hacia la
puerta. La insistencia en su rostro me hace asentir. Mi mirada se mueve hacia
Stephanie. Sus ojos están firmemente fijos en Carter mientras lo mira de arriba abajo.
Por qué eso me molesta, no puedo decirlo. En realidad, sí puedo. Odio que las
mujeres simplemente caigan sobre él. ¿No se dan cuenta de lo patéticas que se ven?
La he visto darle a Mark la misma mirada en otras ocasiones, pero
sorprendentemente eso no parece molestarme tanto como lo hace ahora mismo, con 200
Carter.
Lo sigo a la calle. Se queda callado por el tiempo más largo. Miro mientras
camina por la acera. Sus manos pasan a través de su cabello. Supongo que está
tratando de calmarse primero. Cuando finalmente se detiene, se da vuelta para
mirarme.
―Recuérdame otra vez, ¿qué ves en ese tipo?
―¿Disculpa? ¿Es por eso que viniste aquí? ―Le doy una mirada de
incredulidad. Será mejor que no haya venido todo este camino solo para decirme
eso.
―No ―dice exhalando. Sus grandes ojos marrones buscan los míos.
―¿Entonces por qué? ¿Qué quieres, Carter?
―Puedes hacerlo mucho mejor.
―¿En serio? ―Otra vez con esa mierda.
―Sí. ¿No puedes ver lo equivocado que es para ti, Indi? ―Se adelanta y toma
mi mano. Lo conoció por un minuto ¿Cómo va a saber si es correcto para mí o no?
―No es tu decisión, Carter ―espeto, tirando mi mano de la suya. Ni siquiera
conoce a Mark. No tiene derecho a juzgarlo.
―Indi, por favor. ―Sus manos se empuñan en su cabello otra vez.
Definitivamente está luchando con algo. No tengo idea qué. Seguramente no vino
todo el camino hasta aquí para decirme que Mark era el tipo equivocado para mí.
Ya dejó eso bastante claro anoche―. Si te quedas con ese tipo, te arrepentirás.
Créeme. Hay alguien mejor afuera... esperando. ―¿De qué demonios está hablando?
―¿Cómo quién? ¿Tú? ¿El señor No-me-comprometo? Me estás pidiendo que
desperdicie un futuro con Mark, ¿para qué? ¿Para ser amigos con beneficios? He
estado allí y he hecho eso, ¿recuerdas? El día que te di mi corazón fue el mismo día
que lo arrancaste y lo pisoteaste. No soy lo suficientemente estúpida como pasar por
eso otra vez. ―Sus hombros se desploman levemente ante mi asalto verbal, pero
cada palabra que dije es verdad.
―Lo siento. Lastimarte era lo último que quería ―dice. La sinceridad en su
voz es clara. Me gustaría creer que nunca me lastimaría deliberadamente, pero el
hecho es que lo hizo.
―Bueno, lo hiciste. Eso es irrelevante ahora porque está en el pasado. Lo
superé. ―Lo que es una mentira No estoy segura que alguna vez lo supere
completamente―. ¿Por qué viniste aquí?
201
―No lo sé. Mierda ―dice con un suspiro.
―¿No sabes qué? ―Estoy realmente comenzando a perder la paciencia con su
indecisión―. Escúpelo, Carter. Si hay algo que quieres decir, entonces jodidamente
solo dilo.
―No sé si soy el tipo, pero sé que definitivamente no es él. ―Ni siquiera tiene
sentido. No quiere que esté con Mark y no me quiere tampoco. ¿Qué demonios? Sus
palabras me cortan directo al núcleo.
―Gracias por el consejo. Si eso es todo, necesito volver al trabajo. Ya hiciste
enojar a mi jefe. No quiero perder mi trabajo. ―Me giro para alejarme aún más
confundida que en el momento en que lo vi de pie en el área de recepción. Si solo
vino a causarme problemas, entonces logró eso. La decepción me consume. Es
gracioso. Lo que pasa es que ni siquiera puedo decir por qué.
―Espera. ―Me detengo cuando toma mi codo―. Tal vez debería haber
pensado sobre lo que iba a decir antes de venir aquí, pero no lo hice. Vine en un
impulso. Vine…
―¿Para qué, Carter? ―pregunto en un tono frustrado cuando me giro para
mirarlo de nuevo.
―Vine a decirte… ―Levanto una ceja cuando hace una pausa. Estoy
esperando―. Mira, no estoy seguro si puedo darte lo que necesitas, Indi, pero sé que
no quiero perderte con él. ―Su cabeza gira hacia la clínica cuando dice eso―. No
quiero perderte ante nadie por cierto. Sé que anoche me dijiste que lo amas, pero
¿sentiste lo que yo cuando estuvimos juntos? Tuvimos algo especial. Sé que también
lo sentiste.
No, no lo sabe, pero nunca lo admitiría en voz alta. Mi ritmo cardíaco aumenta.
¿Está pidiéndome que rompa con Mark, para entonces poder tener una relación?
¿Perdió la cabeza?
―Tuvimos, es la palabra clave aquí, Carter. Todavía no tengo idea de lo que
estás tratando de decir.
―Para ser honesto, ni siquiera sé qué estoy tratando de decir. ―Se ríe, frotando
sus manos sobre su rostro con frustración. Siento mis labios curvarse en una sonrisa
mientras lo veo. Nunca lo he visto tan inseguro de sí mismo―. Es solo que... estoy
perdido sin ti. Estuve los pasados cinco años tratando de negarlo, pero es verdad.
Te echo de menos. He sentido como si hubiera tenido un agujero en mi corazón
desde el día que me alejé y te dejé llorando en esa acera. Te quiero en mi vida otra
vez.
―¿Qué me estás pidiendo que haga, Carter? ―Estira la mano, agarrando mis 202
manos en las suyas. Odio cómo incluso el toque más simple de él hace que mi
corazón aletee.
―Tengo que volver a casa hoy. Tengo algunas cosas que necesito resolver en
el trabajo. Espero estar de vuelta aquí para el fin de semana. ¿Puedes pensar en lo
que te dije mientras no estoy? Te extraño. Estos días me han hecho ver cuánto. Te
necesito en mi vida, Indiana.
―¿Me necesitas?
―Lo hago. No puedo prometerte nada. No sé lo que depara el futuro para
nosotros, pero quiero que las cosas sean de la manera que eran entre nosotros.
Quiero ver a dónde nos lleva. Admitiré que no soy el tipo de compromisos, pero si
alguien podría convertirme en uno, eres tú. Solo serás tú.
Mi cabeza dice que debería mandarlo al diablo, pero mi corazón habla un
idioma completamente diferente. Mi sonrisa crece. Si se hace más grande, estoy
segura que mi rostro se partirá en dos. Lo que dijo es mucho para asumir, un riesgo
muy grande para incluso considerarlo. Y luego está Mark. Sé que no me hace sentir
el tipo de cosas que Carter, pero no estoy segura si simplemente puedo alejarme de
él tampoco. ¿Incluso puedo confiarle a Carter mi corazón otra vez? Lo rompió una
vez, ¿quién dice que no lo hará de nuevo? Creo que mi cabeza va a explotar. Esto es
demasiado para procesar de una vez.
―Está bien ―digo finalmente. Espero no arrepentirme de esto. No puedo creer
que esté incluso considerando la idea. Pero hay una parte en el fondo, que sabe
exactamente por qué lo hago.
―¿Está bien qué? ―pregunta, con una mirada de esperanza en su rostro.
―Está bien, voy a pensar en lo que me dijiste. ―Suelta la respiración que
estaba conteniendo mientras esperaba mi respuesta―. Dije que lo pensaría, Carter,
eso es todo. No subas tus esperanzas. No estoy segura si podré alejarme de lo que
tengo con Mark. ―Y esa es la verdad.
―Eso es todo lo que estoy pidiendo. ―Me acerca a él, envolviéndome en sus
brazos. Mark nunca me hace sentir así cuando me abraza. Nunca. ¿Por qué estoy
pensando en eso? ¿Puedo arriesgarme con un chico que sé tiene el potencial de
destruirme? Porque eso es exactamente lo que sucederá si me rompe el corazón otra
vez―. Te veré el fin de semana ―dice retrocediendo y tomando mi rostro en sus
manos.
―No estoy haciendo ninguna promesa, ¿está bien? No estoy segura… 203

―Respetaré cualquier decisión que tomes ―dice interrumpiéndome―. Puede


que no me guste eso, pero lo respetaré. Si decides que Mark es el hombre para ti,
entonces me iré. Te lo prometo.
―Bien.
―Bien ―responde, sonriendo. Dios me encanta su sonrisa. Hay algo sobre eso
que hace que mi interior se vuelva blando.
―Tengo que volver al trabajo. ―Doy un paso atrás, pero me atrae hacia él,
plantando un cálido y suave beso en mi boca. Deja mis labios hormigueando, y fue
solo un beso. Tengo el presentimiento que el dolor de cabeza no va a desaparecer en
ningún momento pronto. Va a ser una muy larga y agonizante semana.
••••
Pasaron tres días y gracias a mi situación actual, todavía tengo este maldito
dolor de cabeza. Mark estuvo molesto conmigo después de mi pequeña charla con
Carter, pero en la tarde se recuperó. Me preguntó lo que Carter quería, y mentí. Le
dije que quería despedirse, lo cual me hizo sentir horrible. Todavía lo hace, pero
¿qué puedo decirle? Necesito tomar mi propia decisión sin la influencia de ninguno
de ellos.
Para ser honesta, estoy totalmente confundida. No estoy segura si quiero
renunciar a alguno de ellos. Mi atormentado corazón grita por Carter, pero
desafortunadamente mi cabeza no. Esta es una vez que desearía no ser tan sensata.
Creo en Carter cuando dice que quiere más, pero ¿es capaz de dar más? ¿Piensa que
me quiere porque tengo a Mark, o realmente me extraña? Es una mierda mental.
¿Puedo alejarme de Mark y arriesgarme con una incertidumbre?
―Hola, cariño ―dice Mark acercándose detrás de mí, deslizando sus brazos
alrededor de mi cintura. Estaba tan perdida en mis pensamientos que salto― ¿Estás
casi lista para irnos? Te llevaré a cenar.
―¿Podemos postergarlo? Tengo un dolor de cabeza realmente malo. En
realidad estaba deseando ir a casa y acostarme. ―Esa es la verdad. Incluso consideré
no venir hoy, pero sabía que Mark me necesitaba para ayuda con una cirugía.
―No. Tengo grandes planes para nosotros esta noche. Saldremos. Eso es
definitivo ―exige mientras sus labios trazan un camino hacia abajo de mi cuello.
―Mmmm ―gimo, inclinando la cabeza hacia un lado― ¿Podemos salir
mañana en la noche en cambio?
―Vamos, Indi ―suplica, volteándome en sus brazos―. Por favor. Puse mucho
esfuerzo en esta noche. No lo estropees por un pésimo dolor de cabeza ―La mirada 204

suplicante en sus ojos me hace ceder.


―Bien ―digo con un suspiro.
―Buena chica. ―Se inclina y coloca un beso en la punta de mi nariz―.
Pasaremos por tu casa después del trabajo para que puedas cambiarte y recojas
alguna ropa para mañana. Quiero que te quedes esta noche.
―Estuve de acuerdo en cenar. No estoy en el estado de ánimo para quedarme.
―No es solo mi dolor de cabeza el que me está deteniendo de pasar la noche. Es
todo esto con Carter también. Hasta que lo resuelva, no puedo tener intimidad con
Mark. No sería justo para él. Además, solo confundiría el asunto.
Por mucho que haya echado de menos a Carter estos años, no puedo creer que
esté incluso contemplando la idea. Mark es seguro. Mark nunca me rompería el
corazón.
••••
Es un viaje de unos cincuenta minutos en auto hasta el restaurante.
Terminamos en un mercado de lujo en un restaurante frente al mar en North Shore.
Usualmente comemos localmente, entonces estoy sorprendida que me haya traído
aquí.
Mis ojos escanean de inmediato el entorno cuando entramos. Es hermoso.
Todos los camareros están vestidos de frac. El restaurante es todo blanco, con
salpicaduras de negro, plateado y de un profundo rojo cereza en todas partes. Grita
clase y dinero. Nunca he estado en un lugar tan elegante antes. Odiaría ver lo que
cuesta comer en un lugar como este.
―Reserva para dos personas por Thompson ―le dice Marks al maître.
―Por aquí ―responde con una sonrisa agradable. Mis ojos se lanzan alrededor
de la habitación mientras caminamos por el piso del restaurante, dirigiéndonos
hacia la terraza exterior con vista al puerto. Mark saca mi silla cuando llegamos a la
mesa.
―Gracias ―digo mientras tomo asiento. Él coloca un beso suave en la parte
superior de mi cabeza cuando empuja mi silla. El maître extiende una servilleta
blanca en mi regazo antes de ir hasta Mark. No me estoy quejando sobre estar aquí,
pero nuevamente me pregunto cuál es la ocasión especial.
Cuando estamos solos, él toma mi mano a través de la mesa y le sonrío. Es
realmente agradable a la vista. Lleva todas mis preocupaciones a la vanguardia.
¿Puedo realmente dejarlo ir? ¿Puedo permitir que Carter entre en mi vida después
de estar ausente por cinco años y perturbar todo? 205

―¿Estás bien? ―pregunta. Me encanta cómo cuida de mí.


―Lo estoy. Es encantador aquí. Gracias por traerme.
―Solo lo mejor para ti, cariño ―responde tirando de mi mano hacia su boca y
colocando un suave beso en mis nudillos. Hace que mi estómago se revuelva con la
culpa que me consume. Otra vez estoy plagada de dudas. Dudas sobre si puedo
renunciar a lo que tengo con Mark por una incertidumbre. Dudas si puedo dejar ir
a Carter. Carter ni siquiera debería estar en mi mente cuando estoy aquí con Mark,
pero lo está.
Cuando el mesero viene a tomar nuestro pedido de bebidas, Mark ordena una
botella de su mejor vino. Su madre usualmente me frunce el ceño cuando bebo.
“Beber alcohol no es muy femenino”, me ha dicho en numerosas ocasiones. Un vino
aquí y allá nunca lastima a alguien. Puede ser una vaca pretenciosa a veces.
Usualmente cuando salimos con ellos, que afortunadamente no es muy a
menudo, no pido vino. Su madre tiene una forma de hacerme sentir inferior. Como
si no fuera lo suficientemente buena para su hijo. Esta noche, de hecho, le doy la
bienvenida al alcohol. Puede ayudarme a relajar un poco.
El camarero vierte una pequeña cantidad en cada copa. Odio cómo hacen eso.
Mark toma su copa y hace girar el líquido antes de llevarlo a su nariz. Casi quiero
reír. No sabría sobre buen vino debido a que su familia no bebe. Dios, alguna gente
rica puede ser tan falsa. Es todo un espectáculo. Es una botella de vino de doscientos
dólares. ¿Qué tan mal podría saber? Finalmente toma un sorbo y asiente, por lo que
el camarero procede a llenar nuestras copas.
Tan pronto como se aleja, levanto mi copa a mi boca y tomo un gran trago.
―Tranquila ―me regaña Mark ―. Es un vino caro. Se supone que debes catar
el sabor, no engullirlo. ―Pongo los ojos en blanco hacia él antes de tomar otro trago.
No estoy interesada en el sabor. Cuanto más rápido beba este bebé, más rápido latirá
el alcohol a través de mis venas.
―Entonces, ¿cuál es la ocasión especial? ―pregunto. Tengo curiosidad. Nunca
suele tomarse tantos problemas con una cita.
―Todo a su tiempo ―dice con un guiño. Estupendo. Ahora me va a hacer
esperar. No soy fan de las sorpresas. Me sonríe antes de mirar al maître y asentir.
¿Qué tramará? Lo descubro lo suficientemente pronto cuando un violinista aparece
en nuestra mesa. Por supuesto que se para junto a mí cuando comienza a tocar. No
es que odie el sonido del violín o lo que sea, pero con este dolor de cabeza es como
clavos en una pizarra. Bien podría estar golpeándome la cabeza con la maldita cosa. 206
Tendría el mismo efecto.
Mark alcanza mi mano, dándole un ligero apretón. Esbozo una sonrisa. No
quiero que piense que no aprecio el esfuerzo que está haciendo, lo hago. Es muy
dulce. Afortunadamente, solo toca una canción antes de irse.
―¿Estás pasándolo bien? ―pregunta.
―Así es.
―Bien.
―¿Está listo para ordenar ahora, señor? ―pregunta el camarero reapareciendo
en nuestra mesa.
―Sí, gracias ―responde Mark. Mientras el camarero le recuerda las
sugerencias del chef, me desconecto. Ya sé que Mark pedirá por mí. Siempre lo hace.
Su padre también ordena por su madre. Supongo que piensa que así es como se hace.
Tal vez en el siglo dieciséis.
Mientras esperamos que llegue la comida, hablamos de trabajo. Nuestras
conversaciones siempre parecen desviarse en esa dirección. Supongo cuando tú y tu
pareja hacen lo mismo para vivir eso sucede. Debo admitir, que creo que es lo único
que realmente tenemos en común. Ese pensamiento me entristece por alguna razón.
Mi mente se desvía hacia Meg. Dios, la extraño. En momentos como este podría
usar su hombro. Su consejo es lo que anhelo. Es la única con la que puedo hablar de
esta situación. Me conoce mejor que nadie.
Está viviendo del otro lado del mundo con su esposo, Drew. Él está en IT 3. Así
es como se conocieron. Ella odiaba la escuela, entonces en vez de ir a la universidad
como yo, se dirigió directamente a la mano de obra cuando terminó su último año
en la secundaria.
Instantáneamente cayó perdidamente enamorada, lo que fue sorprendente
para ella. Supongo que era el indicado. Fue un torbellino romántico. Estaban casados
en un año. Luego a él le ofrecieron un puesto para encargarse de las sucursales de la
compañía en el extranjero. Fue una gran oportunidad para él. Naturalmente Meg
siguió a su esposo.
Hay una gran brecha en mi vida sin ella. Hablamos por teléfono cuando puede,
pero no es lo mismo que tenerla viviendo cerca cuando la necesito. Como ahora.
Adora a su esposo, pero odia ser arrastrada de los pies de un lugar a otro. Tan pronto
como se establecen, lo promueven y se mudan de nuevo. Puedo escuchar la tristeza
en su voz cada vez que hablamos por teléfono. Tiene muchos de sus dramas pasando
en este momento, supongo que no sería justo cargarla con los míos.
207
Una vez que comemos, Mark me pregunta si me gustaría bailar. Casi digo que
no, pero cuando veo la mirada de expectativa en sus ojos, no lo hago. Se esforzó
mucho esta noche. Lo menos que puedo hacer es seguirle la corriente.
Me sostiene en sus brazos mientras nos movemos con una canción lenta.
―¿Sabes cuánto te amo? ―me susurra al oído cuando la canción llega a su fin.
La culpa me consume de nuevo. No estoy segura de cuánto tiempo más puedo hacer
esto. Aprieto mi agarre en su cintura, sosteniéndolo contra mí, saboreando la
sensación de ser abrazada por el hombre que me ama.
Cuando la música se detiene, Mark me suelta. Girando para caminar hacia
nuestra mesa, me detengo cuando alcanza mi brazo, manteniéndome en mi lugar.
Frente a él otra vez, mi corazón cae en el pozo de mi estómago cuando me doy cuenta
de lo que trata de hacer. Da un paso atrás, y para mi horror, se pone de rodillas.
¡Santa mierda! No estoy lista para esto.
―No, no, no. ―Dejo escapar con pánico mientras intento y tiro de él para que
se ponga de pie. Noooo, por favor no me pidas que me case contigo enfrente de todas estas
personas, quiero gritarle, pero antes de tener la oportunidad, saca el anillo de su
bolsillo y lo sostiene hacia mí.
―Indiana Montgomery, te amo. Por favor, di que pasarás el resto de tu vida
conmigo. ―Al principio me quedo allí en un silencio aturdido. Me siento horrible.

3 IT: Tecnología de la información.


Mis ojos le dan la vuelta al restaurante. Todos detuvieron lo que están haciendo y
ahora están viendo desplegarse esta horrible escena. Me encuentro deseando que un
gran agujero negro se abra debajo de mí y me trague completa.
Incluso antes que Carter volviera a la escena, sabía que no estaba lista para este
tipo de compromiso. Solo tengo veintidós. Hay tanto que quiero experimentar antes
de siquiera pensar en establecerme. Como viajar por el mundo por ejemplo. ¿Cómo
puedo decirle que no delante de todas estas personas? No puedo mentir y decir que
sí tampoco. Eso sería mucho peor.
Mis ojos se encuentran con los de él mientras espera mi respuesta. Veo
esperanza, entonces la desesperación cruza su rostro. Siento lágrimas quemarme los
ojos. La mirada suplicante en sus ojos hace que me duela el corazón, pero todavía
no puedo lograr responderle. Entonces su expresión se convierte en enojo. Continúo
allí en un silencio aturdido.
Unos segundos más tarde se pone de pie.
―No puedo creer que me avergonzaras frente a toda esta gente ―dice 208
gruñendo a través de los dientes apretados. ¿Cómo es que esto es mi culpa? Nunca
hemos discutido sobre matrimonio.
―Lo siento. ―Es todo lo que logro dejar salir, en una voz que ni siquiera suena
como mía. No responde. En cambio, se vuelve y se va corriendo, dirigiéndose hacia
la salida. Corro detrás de él. Las palabras no pueden expresar lo terrible que me
siento―. Mark. Mark, espera ―grito mientras lo persigo.
―Vete al infierno. ―Es todo lo que dice mientras abruptamente empuja la
puerta del restaurante y sale a la noche. Continúo tras él.
―Mark, por favor. Hablemos de esto.
―No hay nada de qué hablar. Terminamos ―dice mientras abre la puerta del
lado del conductor y sube al auto. Me detengo en mis pasos. ¿Realmente acaba de
decir que terminamos?
―Mark grito cuando las lágrimas suben a mis ojos. Ignorándome, enciende el
auto. ¿Qué? ¿Me va a dejar sola aquí? El auto avanza un poco, y tengo que salir del
camino para que no me atropelle. Seguramente no conducirá lejos. Solo está molesto.
Puedo entender eso―. Por favor ―le grito mientras me pasa―. Háblame.
―Disminuye la velocidad, avanzo lentamente hacia su ventana.
―No hay nada que puedas decir que arregle esto ―dice enojado.
―¿Podemos al menos hablarlo? ―imploro―. Ni siquiera me estás dando una
oportunidad. ―La ira me recorre. Está actuando como un completo idiota―. Nunca
discutimos matrimonio. Demonios, ni siquiera te he dicho que te amo todavía. ¿Qué
te poseyó para pensar que estaba incluso lista para esto? ―Continúa mirando al
frente. El imbécil ni siquiera hace contacto visual conmigo. Exhala antes de
encontrarse con mi mirada de acero.
―Porque me entró el pánico ―admite―. No quería perderte. ―Las lágrimas
se elevan a mis ojos otra vez cuando la ira en su rostro es reemplazada con tristeza.
Odio haberlo lastimarlo, pero está actuando como un estúpido. Este no es el Mark
que pensé que conocía―. Cambiaste desde que ese matón regresó. No soy estúpido,
Indiana. Veo la forma en que te mira... la forma en que lo miras. Niégalo todo lo que
quieras, pero cualquier tonto podría ver la conexión que tienen ustedes dos. ―No
puedo responder porque en mi corazón sé que todo lo que dice es verdad―. Eso es
lo que pensé ―dice en tono derrotado cuando no lo niego―. Creo que será mejor si
encuentras otro trabajo.
¡Qué demonios!
Cuando sube la ventana y avanza, la ira hierve dentro de mí. Estoy tan enojada
209
con él, que estoy tentada a patear su estúpido y ridículamente costoso auto a medida
que pasa, pero eso solo me llevaría a su nivel. Está actuando como un niño mimado.
Envolviendo mis brazos alrededor de mi torso, lo veo conducir hacia la salida
del estacionamiento de camino al tráfico. Regresará. Independientemente de lo que
dijo, sé que en el fondo es un buen tipo. Solo está herido. Nunca me dejaría botada
así. Nunca se alejaría como lo hizo Carter. Nunca. Espero, y espero, pero no regresa.
Vaya. Supongo que sí lo haría.
Carter
Cinco largos días pasan antes que regrese. Me partí el trasero trabajando duro
para volver con Indiana lo más rápido posible. Solo puedo quedarme por unos días,
pero es mejor que nada. Todavía no estoy seguro de cómo va a funcionar esta ida y
vuelta, pero no me rendiré. La verdad es que viajaría a los confines de la tierra por
ella si tuviera que hacerlo.
Jax y yo cambiamos nuestros viernes habituales de juego de cartas nocturnas
para anoche. Hemos estado haciendo eso por años ahora. Me encanta ponerme al 210

día y tomarme unas copas con él. Es nuestra forma de relajarnos después de una
semana ocupada. Solíamos alternar entre mi casa y la suya, pero últimamente parece
venir más. Le gusta estar aquí. Tenemos los mejores pubs y vida nocturna.
Hace trampa en las cartas, pero no me importa. Estoy agradecido por la
compañía. Después de dejar a mamá e Indi atrás, él era todo lo que realmente tenía.
No estoy seguro de dónde habría terminado si no fuera por él.
Sabe todo sobre mi situación con Indiana. Solo porque una noche bebí
demasiado y le solté todo. Le confesé mi amor por la chica que dejé detrás. Él solo
había visto el otro lado de mí antes de eso. El lado de todos váyanse a la mierda.
Pensaba que era una leyenda hasta que descubrió que estaba secretamente
enamorado de una chica de mi pasado.
Me molestó durante semanas. Una noche fue demasiado lejos y casi lo mandé
a volar por eso. No lo mencionó de nuevo hasta anoche. Fui el que lo sacó a colación.
Necesitaba su consejo. Hablamos de abrir otro salón cerca de donde vive Indi, pero
ya hay cinco tiendas de tatuajes existentes en un radio de veinte kilómetros.
Simplemente no es viable en este momento. Resolveré algo o a moriré en el intento.
Mi estómago está en nudos mientras conduzco por mi antigua calle. No tengo
idea de qué esperar. No he tenido contacto con ella desde que la visité en el trabajo
hace cinco días. Rezo para que haya pensado en serio lo que dije. Rezo para que el
hijo de puta no le haya propuesto matrimonio todavía. Mierda. ¿Qué pasa si ya lo
hizo? ¿Qué pasa si dijo que sí? De repente siento que voy a vomitar.
Al llegar al camino de entrada de mi madre, miro hacia la casa de Indi. Su auto
y el de Ross están estacionados bajo su techo. Me hace preguntarme por qué no está
hoy en el trabajo. A menos que el idiota le haya dado un aventón.
Cuando apago el motor y me muevo para salir del auto, Ross sale de la casa de
mi madre. Sonrío mientras camina hacia mí. Estoy agradecido de saber que ha
estado aquí consolándola. Mi madre me dijo cuando hablamos por teléfono que Ross
había estado llamando todos los días para ver cómo estaba. Había estado trayendo
comida y haciendo unos mandados. Es un gran tipo.
La he llamado todos los días desde que me fui, a veces más de una vez. Lloró
cada vez que hablamos. Todavía encuentro difícil comprender su devastación.
Especialmente por el Pendejito. Pero, supongo que no lo quería como ella. Si solo
supiera el real cabrón que fue, pero ¿quién soy yo para estallar su burbuja? Estoy
bastante seguro que no pensaría que fue tan maravilloso si supiera cómo me trató
cuando no estaba cerca, o lo que le hizo a Larry.
―Hola, hijo ―dice Ross sonriendo. Me encanta cómo siempre parece feliz de
211
verme―. No esperaba verte de vuelta tan pronto.
―Traté de volver aquí tan pronto como pude ―respondo, buscando su mano
extendida―. ¿Cómo está mi mamá hoy?
Se encoge de hombros.
―Tan bien como se puede esperar. ―Por nuestras llamadas telefónicas estaba
esperando que dijera eso.
―Aprecio que estés atento a ella. ¿Indi está trabajando desde casa hoy?
―pregunto, moviendo la cabeza en dirección a su auto.
―Ha estado en casa toda la semana.
―¿Qué? ¿Por qué? ¿Está enferma? ―Siento pánico cuando pregunto eso.
―Más como con el corazón roto ―responde Ross, haciendo que mi mente
funcione. ¿Qué quiere decir con el corazón roto? ¿Qué sucedió?
―¿Por qué?
Ross niega con disgusto. La ira que se desboca de él es tan clara como el día.
¿Qué demonios está pasando?
―Pensar en eso todavía hace que me hierva la sangre ―confiesa.
―No me dejes así. Dime de qué demonios estás hablando. ―Puedo decir ya
que no me va a gustar lo que tiene que decir.
―Ese estúpido, Mark ―se burla. Ni siquiera sé lo que hizo, pero ya quiero
matarlo―. Llevó a Indi a un jodido restaurante en North Shore. Se enojó porque no
aceptó su propuesta, por lo que el perro la abandonó. La dejó sola en un lugar
extraño a altas horas de la noche. Era un lío absoluto cuando me llamó para que
fuera y la recogiera. Tiene suerte que no lo matara por tratarla así.
―¿Hizo qué mierda? ―digo con el ceño fruncido. Puedo claramente escuchar
el veneno en mi voz. La ira total me consume. Mis manos están temblando mientras
giro y camino de regreso hacia mi auto.
―¿A dónde vas? ―pregunta Ross tomando mi brazo.
―A hacerle una visita a ese idiota.
―No hay necesidad. Ya hice eso. ―Aparté mi brazo fuera de su agarre.
―No me importa. Recibirá una de mi parte también.
―Espera, hijo. No te pongas como loco ―suplica, dando la vuelta para evitar
que me meta en el auto. Mi frente se arruga―. Si de verdad quieres ayudar, ve a ver
212
a Indi. Ha estado encerrada en su habitación por días.
Tengo que darle crédito. Tiene sus formas. Una manera de calmarme con una
mirada o con unas pocas palabras. Supongo que está entrenado en ese tipo de cosas.
Dejé salir un suspiro frustrado. Me encantaría ir a verla, pero si tiene el corazón roto
por ese pendejo, ¿realmente querrá verme? A la mierda eso. Verla es todo lo que he
pensado en toda la semana.
―Bien. Tengo algo para ella de todos modos. ―Abriendo la puerta de atrás,
saco el sobre que contiene los viejos dibujos de Larry. Fui en busca de ellos antes de
volver. No es mucho, pero es algo. Metiendo el sobre bajo mi brazo, tomo la caja que
está también en mi asiento trasero.
―¿Qué hay en la caja? ―pregunta sonriendo. Abro una de las tapas y le
muestro lo que hay adentro. Se ríe y me da un golpe en la espalda―. Le encantará
eso. Eres un buen tipo, Carter. Nunca lo dudes. ―Me sentí obligado a conseguirlo
para ella. Joder, espero que le guste.
••••
―Indi. Soy Carter ―digo antes llamar a la puerta de su habitación―. ¿Puedo
entrar? ―Estoy realmente aprensivo por verla. No tengo idea qué tipo de
bienvenida voy a tener. Los nervios me patean mientras estoy parado y espero una
respuesta. Me siento aliviado unos segundos después cuando abre la puerta.
Sus ojos están rojos e hinchados. Se ve tan rota. La vista hace que me duela el
corazón. Nunca la había visto así antes. No me gusta. ¿Dónde está mi ardiente chica?
Me hace odiar a ese hijo de puta aún más. Coloco la caja y los dibujos en el suelo y
tiro de ella a mis brazos.
―Lo siento. ―Es todo lo que digo. No siento que hayan roto, pero siento la
forma en que la trató. Siento que esté tan herida por eso.
Llora suavemente en mi pecho mientras la sostengo. Todavía voy a visitar a
ese imbécil, ya sea que le guste a Ross o no.
―Me alegro que hayas regresado ―susurra. El alivio me inunda cuando dice
eso. Esperaba que se pusiera toda ninja conmigo otra vez. Me siento en parte
responsable de la difícil situación en la que se encuentra.
¿Fue mi súplica lo que la detuvo de decir que sí?
―Te dije que volvería ―respondo mirándola―. Tu padre me dijo lo que pasó.
―Levanta la cabeza, dando un paso atrás y limpiándose los ojos.
―Fue lo mejor, supongo. ¿Podemos no hablar de eso? Prefiero olvidar que
alguna vez sucedió.
213
―Claro. ―Mis ojos la beben. Su cabello está amontonado en la parte superior
de su cabeza en un moño desordenado. Está usando un lindo pijama enterizo rosa
que, lo crean o no, se ve increíblemente sexy. Se ve como la niña de la que me
enamoré. Hay algo tan dulce en ella. Es como nada que haya conocido. Perfecta es
la palabra que viene a mi mente―. ¿Puedo entrar? ―pregunto.
―Por supuesto. ―Se mueve hacia un lado para que pueda pasar. Escucho un
sonido de lloriqueo detrás de mí. Me paro, recordando el regalo―. ¿Qué fue ese
ruido?
―Te compré algo. ―Cristo, espero haber hecho lo correcto.
―¿Lo hiciste? ―Una breve sonrisa atraviesa su rostro. Agachándome, recojo
el sobre que contiene los dibujos.
―Encontré esto. No los mires ahora. Son algunos dibujos que hice hace años
de Larry. Pensé que te gustaría tenerlos. ―Lágrimas se acumulan en sus ojos y ahora
me siento como un idiota. Probablemente no fue un buen momento para dárselos.
Toma el sobre de mi mano, abrazándolo a su pecho. Resisto el impulso de consolarla.
―Gracias. Los atesoraré.
―Tengo algo más ―le digo titubeante. Ahora estoy reconsiderando mi
decisión. Agachándome de nuevo, tomo la caja. Jesús. Espero que esto no sea
contraproducente para mí. Viendo cómo está de deprimida ahora, esto podría irse
por ese camino. Extendiendo los brazos, la sostengo para ella―. Abre las tapas.
―Otra breve sonrisa aparece en su rostro mientras coloca el sobre en su mesita de
noche antes que sus manos se muevan hacia la caja. Bajo los brazos. Después de
todo, es un camarón. Puede llegar a las solapas, pero no podrá ver lo que hay adentro
si no lo hago.
Contengo el aliento cuando mira dentro.
―Oh. Mi. Dios. Carter. No lo... ―Cuando levanta la vista de la caja, sus
hermosos ojos verdes están llenos de lágrimas. Mierda. No estoy seguro si es una
buena señal o no―. Oh. Mi. Dios ―repite.
―Espero que no te moleste. Sé que nunca reemplazará... ―No me puedo
atrever a terminar esa oración―. Fue mi forma de tratar de... ya sabes... hacer algo
bueno por algo malo. ―Estoy buscando a tientas mis palabras como un maldito
idiota. No soy bueno en mierda como esa. No sé qué decirle. Por la forma en que lo
veo, intentó corregir el mal que hubo contra mí todos esos años atrás, y ahora estoy
tratando de devolverle el favor. También me siento parcialmente responsable por lo
que le sucedió a Larry.
Las lágrimas corren por sus mejillas cuando mete las manos en la caja y levanta 214
al pequeño perrito. Encuentro que estoy conteniendo mi aliento de nuevo mientras
la miro. Lo agarra contra su pecho y solloza. Calienta y rompe mi corazón a la vez.
El cachorro extiende el cuello y comienza a lamer su barbilla. Incluso a través de sus
lágrimas, ella se ríe.
―Me encanta ―resopla mientras sus ojos se encuentran con los míos―. No sé
qué decir, Carter. Gracias. ―Coloco la caja en el suelo y jalo de ella a mis brazos.
―No tienes que decir nada ―le digo―. Me alegra que te guste. Tengo todas
sus cosas en el auto. Comida, cama, juguetes, correa, cosas así. Solo tiene seis
semanas de edad, esta es la primera vez que está lejos de su madre.
Busqué en línea por días hasta que lo encontré. Es un tipo pequeño y lindo. Lo
compré de la misma raza que Larry, un macho de pelo largo Pastor alemán.
―Gracias. No tienes idea de cuánto necesitaba esto. Cuánto te necesitaba aquí.
―Estoy bastante seguro que estoy malditamente radiante cuando dice eso. Se pone
de puntillas y planta un pequeño beso en mi mejilla. Mi corazón canta―. Necesito
ponerle un nombre ―dice haciéndome reír nerviosamente.
―No hay necesidad. Debido a la experiencia pasada, me tomé la libertad de
ponerle un nombre ya. ―Me mira de nuevo, entrecerrando los ojos ligeramente. Me
hace reír―. Sin ánimo de ofender, pero eres un poco pésima en eso.
―No ―responde, empujándome juguetonamente con su hombro.
―Su nombre está grabado en su placa.
Mirando hacia abajo, agarra la medalla en forma de corazón unida al collar del
cachorro. Comienza a reír. Siento mi sonrisa cuando lo lee en voz alta. No pude
evitarlo. El nombre que elegí es brillante.
―Larry Junior. ―Se ríe―. Me encanta, Carter. Es perfecto.
••••
Tomó un poco de esfuerzo, pero logré convencer a Indi para que se diera una
ducha y se vistiera. Necesita salir de la casa. Mientras se está preparando, voy a ver
a mamá. Llevo a Larry Junior conmigo. Es un pequeño e increíble chico. Si ella no lo
hubiera querido, definitivamente me lo habría quedado.
Indi y yo terminamos yendo a almorzar. Nada sofisticado. Vamos a nuestro
lugar de hamburguesa habitual, pero pido la comida para llevar. Indi no podía
soportar dejar al cachorro en casa, así que lo trajimos con nosotros. Llevamos a Larry
Junior, o LJ como ahora cariñosamente le decimos, al parque para un picnic. Es el
primer picnic en el que he estado, pero que me maten si no lo disfruté. Me estoy
dando cuenta que no importa dónde esté. Mientras tenga a Indiana a mi lado, estoy 215
feliz.
A medida que pasa el día, Indi se vuelve más como su antigua yo. Ambos nos
reímos mientras LJ rebota y les ladra a todos y a todo. Es bueno verla feliz de nuevo.
Incluso se abrió un poco sobre lo que pasó con ese pendejo, Mark. Luché para
controlar mi temperamento y tenerlo a raya mientras me explicaba todo.
No solo la dejó varada tan lejos de casa, sino que la dejó con la cuenta del
restaurante de cuatrocientos dólares, y básicamente la despidió de su trabajo. Lo que
es seguro, es que necesito poner mis manos en ese hijo de puta y enseñarle un poco
de modales.
Confesó que le había dejado algunos mensajes en su teléfono al día siguiente,
pero que los ignoró. Estoy feliz por eso porque mostró sus verdaderos colores al fin.
Ninguna cantidad de humillación puede compensar eso.
Me da la impresión de que está molesta por la ruptura, pero más aún por cómo
se produjo. No la culpo. Lo que le hizo fue un acto bajo. Nunca debería haberla
dejado así. Estoy bastante seguro que lo superará rápidamente. Me aseguraré de eso.
Si me salgo con la mía, olvidará que incluso existe. Por primera vez en mi vida,
realmente quiero esto. La quiero para mí. Quiero poseerla, tenerla y poderla llamar
mía.
No se habla de nosotros en el curso del día, pero estoy bien con eso. Necesitamos
reconstruir nuestra amistad primero, y necesita superar a ese idiota. No quiero ser
su rebote. Si terminamos juntos, quiero que el momento sea el correcto. Ciertamente
no quiero que lo sea cuando todavía está colgada de alguien más. Será todo o nada.
Después de dejarla y a LJ en casa más tarde esa noche, regreso. Quiero pasar
tiempo con mi madre esta noche, pero hay una parada que necesito hacer primero.
Nunca podré dormir si no saco esto de mi pecho.
Afuera del edificio, tomo una respiración profunda para tratar de calmarme
antes de entrar. Sinceramente estoy todo menos tranquilo cuando atravieso la
puerta. He estado cocinando esto todo el día.
El área de recepción está vacía, así que voy hacia la habitación donde presumo
que estará. Ni siquiera me molesto en llamar.
―Oh Dios ―murmura cuando levanta la vista y me ve de pie en la puerta.
―Lo siento, pero ni siquiera Dios puede ayudarte ahora ―digo entrando a la
habitación y cerrando la puerta detrás de mí. Él traga nerviosamente, dando un paso
hacia atrás. Por mucho que me gustaría patear su trasero en este momento, no es por
eso que vine. Jugar con él es mucho más divertido. 216

―Tú... no puedes irrumpir aquí ―tartamudea.


―Puedo hacer lo que se me dé la gana ―replico dando otro paso adelante.
Levanta las manos frente a él mientras retrocede otro paso. Sigo el juego y doy dos
pasos más. Está acorralado. Lo primero que noto cuando me acerco es su ojo
morado. Lleva una sonrisa a mi rostro. La hinchazón se redujo, pero es una belleza.
Felicitaciones de Ross presumo. Tal vez debería darle uno que haga juego con ese.
Cabrón. Se lo merece después de lo que hizo. Cualquier cosa podría haberle pasado
a Indiana después que la dejó tirada así.
Cuando se da cuenta que no voy a irme, cuadra los hombros y se levanta. No
me intimida en lo más mínimo. Puede actuar como si no estuviera afectado por mi
presencia, pero lo está. Sus manos temblorosas y la incertidumbre en su rostro lo
dicen todo. No me sorprendería si se mea en el pantalón. Maldito cobarde.
―Le debes cuatrocientos dólares a Indiana ―declaro con la voz más tranquila
que puedo reunir.
―¿Disculpa? No le debo una maldita cosa.
―Permíteme diferir, idiota. ¿Vas a entregármelos, o voy a tener que ir y
conseguirlos yo mismo? ―Doy otro paso hacia él, diciéndole que hablo en serio. Le
debe muchísimo más que dinero, pero es un comienzo. Conociendo a Indi como lo
hago, probablemente ni siquiera quiera el dinero de vuelta, pero voy a conseguirlo
para ella. Después de todo lo que le hizo, debería al menos reembolsarle eso.
―Bien ―dice mientras alcanza su billetera en su bolsillo trasero―. Te daré el
dinero y luego puedes irte. Si no lo haces, llamaré a la policía. ―Me río entre dientes
por su respuesta.
―¿Realmente crees que van a aparecer después de la forma en que trataste a
Indiana? ―Inhala fuertemente mientras el color se drena de su rostro. Sabe que
tengo razón. No hay forma que se apresuren a venir aquí después de la forma en
que trató a la hija de Ross.
Saca el dinero de su billetera y lo arroja sobre la mesa de examen delante de él.
―Ahí están, ahora vete. ―Extiendo mi mano, mirándolo; no necesito decir las
palabras, mi mirada lo dice todo. Sus hombros se hunden y sus manos tiemblan
cuando extiende la mano y recoge el dinero de la mesa. La incertidumbre en sus ojos
mientras se acerca lentamente a mí me tiene sonriendo. Cobarde.
Cuando está lo suficientemente cerca como para poner el dinero en mi mano,
lo deja en mi palma antes de dar un paso atrás. Soy rápido para él sin embargo.
Usando mi brazo libre, extiendo la mano y la hago puño en su bata blanca, 217
arrastrándolo hacia mí.
―¿Qué estabas pensando dejándola tirada en la noche por su cuenta? ―Hiervo
de la ira―. Cualquier cosa podría haberle pasado.
―Me lastimó... estaba enojado. Realmente no lo pensé. ―¿Eso es todo lo que
tiene? Sus pobres excusas hacen que mi jodida sangre hierva. Jalándolo más cerca,
gruño en su rostro―. Por favor, no me hagas daño ―suplica como el hijo de puta
que es. Empujando el dinero en el bolsillo de mis jeans, lo sostengo en su lugar con
mi otra mano.
―Dame una razón por la que no debería hacerlo.
―Porque lamento haberla dejado allí. Le he enviado algunos mensajes, pero
no responde.
―¿Crees que un mensaje es suficiente después de lo que hiciste?
―Iría y se lo diría frente a frente, pero su padre dijo que no dudaría en poner
una bala en mí si iba a algún lugar cerca de ella. ―Esa declaración me tiene
sonriendo―. Si pudiera compensarla, lo haría. ―Sí, claro.
―Respuesta equivocada, idiota. ―Sin dudarlo, levanto mi puño y lo golpeo en
el rostro―. Ahora tienes un par que hace juego ―digo. Joder, eso se sintió bien. Se
merece muchísimo más después de lo que le hizo, pero decido darle un descanso.
Acaba de perder lo mejor que alguna vez le pasó. He estado exactamente donde está
ahora, así que sé de primera mano que se arrepentirá por el resto de su vida.
Soltándolo, tropieza hacia atrás.
―Mi ojo ―grita.
―Tienes suerte de conseguir solo eso. Permanece lejos de Indiana. Si no lo
haces, la próxima vez no seré tan indulgente. ―Mi tono está lleno de advertencia
mientras doy la vuelta, abro la puerta y regreso a mi auto.

218
Indiana
Dejé a LJ dormir en su cama para perro en mi dormitorio anoche. Es muy
pequeño para dormir afuera. Además está empezando el invierno, así que las noches
pueden ponerse bastante frías. Ya me encanta este pequeño chico. Me trae de vuelta
tantos recuerdos de Lassie cuando era cachorro, todos los buenos que fueron
nublados por su muerte. Quiero abrazar todos esos maravillosos recuerdos y tratar
de olvidar los horribles que tengo de ese día.
Durante años he querido otro perro, pero no pude obligarme a conseguirlo. No 219

quería sentir que estaba reemplazando a Lassie. Nunca podría hacer eso. Estoy
agradecida porque Carter tomara esa decisión por mí. No tiene idea cuánto significa
su hermoso y considerado gesto. Puede ser el más dulce, el más amable, el hombre
más atento cuando no está siendo un dominante y exasperante imbécil. No puedo
obligarme a mirar sus bocetos de Lassie todavía, pero lo haré con el tiempo.
No volví a ver a Carter después que me dejó ayer por la tarde, pero cuando me
fui a la cama anoche, estaba en su habitación. Cuando lo saludé, me lanzó un beso.
Hizo mi corazón aletear. Eso le gana al dedo que solía enseñarme.
Me acosté en la cama por horas pensando en él a solo unos metros de distancia,
solo dos paredes y una pequeña distancia nos separaban. Es demasiado pronto
después de Mark para ir allí con él. Quiero tomarlo con calma. Necesito saber que
se quedará esta vez. No puedo darle mi corazón de nuevo hasta estar segura. Si lo
hacía y me dejaba de nuevo, sé que me rompería.
Me desperté temprano el domingo por la mañana con los pequeños lloriqueos
de LJ. Una sonrisa adorna mi rostro tan pronto como miro al lado de la cama y lo
encuentro sentado allí mirando hacia mí. Tiene el rostro más dulce. Después de
llevarlo afuera para hacer sus cosas, lo alimento antes de cargarlo a mi habitación y
subirlo a la cama. Mi dolor de cabeza todavía está causando estragos. Algunos días
el dolor es soportable, otros días no tanto. Sé que es todo el estrés que tengo. Cuanto
antes pueda recuperar mi vida y llevarla a la normalidad, mejor.
Sorprendentemente, no estoy extrañando a Mark tanto como pensé que haría.
Creo que extraño más mi trabajo y a los animales que cuidaba. Me encantaba trabajar
allí. La parte más difícil para mí es la forma en que las cosas terminaron entre
nosotros. Le di un año de mi vida y odio que haya terminado tan abruptamente.
Supongo que no era el chico bueno que pensé que era. Esa es la parte que todavía
estoy tratando de comprender. Resulta que, los únicos dos hombres que me habían
importado hicieron la misma cosa; Se alejaron de mí, y todo lo que compartimos, sin
una mirada atrás. Puedo decirles que es un gran golpe a mi ego. Piensas que conoces
a alguien, luego boom, te das cuenta que no los conoces en absoluto.
Un poco más tarde, soy sacada de mi sueño por el sonido de una cortadora de
césped. Mirando el reloj en la mesa de noche, noto que son las 10:30 p.m. No es
normal en mí dormir hasta estas horas. Levantándome, froto mis ojos mientras
camino hacia la ventana. Ahí es cuando lo veo. Santo infierno. Me desmayo. Digo una
oración silenciosa a los dioses del sol por bendecirnos con un día razonablemente
cálido para esta época del año. Carter está en el patio trasero cortando el césped de
su madre, sin camisa. Juro que lamo mis labios mientras mis ojos lo observan. Qué 220
vista para contemplar.
Su cuerpo es aún más musculoso y definido de lo que recuerdo. Está usando
vaqueros descoloridos que están rasgados en las rodillas. Muy sexys. Le quedan bajos
en la cintura, revelando su deliciosa V y la banda de sus calzoncillos bóxer. No me
hagan hablar de esos tatuajes suyos. Lo que no daría por pasar las manos sobre cada
centímetro de su cuerpo otra vez. Recuerdo demasiado bien cómo se sentían sus
duros músculos tonificados contra las puntas de mis dedos.
Me quedo allí mirando por un largo tiempo. Parece que no puedo apartar los
ojos de él. Soy alejada de mis pensamientos cuando LJ gime a mis pies.
Levantándolo, paso mis manos sobre su pelaje.
―Solo miraba a tu papá ―susurro―. Shhh. No se lo digas. ―Mueve la cabeza
a un lado, mirándome con sus grandes ojos marrones. Eso me hace sonreír―. Se ve
muy bien sin camisa. Sumamente bien ―murmuro. Volteo la cabeza de LJ hacia
Carter, y deja salir un lindo y pequeño ladrido cuando lo ve.
Después de quitarme de la ventana, saco a LJ de vuelta otra vez antes de saltar
a la ducha. Tener a Carter en casa me hace sentir fortalecida. Ya no quiero estar
encerrada en mi habitación. Quiero estar afuera, o donde sea que esté él.
••••
Pude haber hecho un pequeño esfuerzo en mi apariencia esta mañana, pero
después del desastre en que Carter me encontró ayer, me encuentro queriendo
verme agradable para él. Solo llevo una blusa blanca con jeans negros ajustados y
mis largas botas negras. Pero me tomé un tiempo extra con mi cabello e incluso le
agregué un toque de maquillaje a mi rostro. Cuando termino, me dirijo a la cocina
para tomar una bebida fría del refrigerador para Carter. Todavía puedo escuchar el
cortacésped, entonces sé que todavía está afuera.
―Te ves muy bien hoy, Calabaza ―dice mi padre alzando la mirada del
periódico que está leyendo en la mesa de la cocina.
―Gracias, papi. Pensé en llevarle una bebida fría a Carter.
―Está bien ―dice sonriéndome―. Oh toma. Esto es para ti. ―Toma un sobre
de la mesa y me lo pasa.
―¿Qué es? ―pregunto.
―Creo que es el dinero que ese tarado te debía del restaurante.
―¿Qué? ¿Cómo lo obtuviste? ―pregunto, con molestia en mi voz.
―¿Realmente importa cómo? Solo agradece haberlo recuperado ―dice
enojado. Puedo decir por su tono que está lejos de superar lo que pasó. Pensé que 221
iba a estallarle una arteria cuando me recogió del restaurante después que Mark me
dejó. Nunca lo había visto tan enojado. Quería dirigirse directamente a su casa, pero
le supliqué que no lo hiciera. Darle una paliza no iba a resolver nada.
―¿Fuiste a verlo? ―pregunto ceñuda. Específicamente le pedí que no lo
hiciera. Ignora mi pregunta―. Papá, ¿qué hiciste?
―No hice nada ―dice mirando de vuelta su periódico. No hizo nada mi
trasero. Conozco a Mark. No me pagaría así de fácil. Su familia está muy bien, pero
son tan avaros como se puede ser. No reparten dinero fácilmente. Abro la boca para
decir algo, pero mi padre levanta su mano para detenerme―. Solo déjalo, Indiana.
¿Por qué no vas y le das a Carter esa bebida? Estoy seguro que estará agradecido.
―Sé que, cuando mi padre dice eso, la conversación terminó. ¡Uf! Hombres.
Después de ponerle su correa a LJ, camino por el costado de la casa y voy al
frente. Ahí es a donde se movió Carter. LJ tira de su correa cuando me acerco.
Supongo que el fuerte ruido de la segadora es aterrador para él. Agachándome lo
recojo, acurrucándolo a mi lado para que se sienta seguro.
Cuando Carter levanta la vista y me ve acercándome, sonríe. Alcanzando la
palanca, apaga la podadora.
―Hola ―dice mientras camino hacia él.
―Hola. Escuché el cortacésped. Pensé que podría gustarte una bebida fría.
―Sostengo la lata de soda en mi mano.
―Gracias ―dice, tomándola con una mano y limpiando el sudor de su frente
con la otra. El brillo de la transpiración cubriendo su delicioso cuerpo solo parece
mejorar su tono muscular. Mis ojos viajan hacia su pecho. Eso ahí cuando noto que
uno de sus pezones está perforado. Santa vaca. Me encuentro queriendo inclinarme
y pasar mi lengua alrededor―. Oye, tengo los ojos aquí ―dice con una sonrisa.
Siento que mi rostro enrojece cuando hago contacto visual con él de nuevo. Son las
mismas palabras que usé cuando estaba mirando mis pechos ese día.
―Lo siento ―digo cuando la vergüenza me consume.
―No lo sientas. Me gusta que me encuentres irresistible.
―No es así ―me burlo, arrugando el rostro.
―Niégalo todo lo que quieras, hermosa, pero tú y yo sabemos la verdad. ―No
me molesto en responder porque solo lo hará darme otra respuesta inteligente.
Además, tiene razón. Además, me llamó hermosa. Ha pasado mucho tiempo desde que
lo escuché decírmelo―. Te ves bastante bien hoy. ¿Te esforzaste solo por mí?
―Sonríe y luego me hace guiño―. Estoy conmovido. ―Dios es un idiota engreído. 222

―No ―chillo. A pesar que la respuesta es sí. LJ ladra en mis brazos, y es solo
entonces que Carter se da cuenta que estoy cargándolo.
―¿Cómo está nuestro chico hoy? ―pregunta estirándose y revolviendo su
pelo en la parte superior de su cabeza. El hecho que se refiriera a él como nuestro
me hace sonreír―. ¿Durmió bien?
―Lo hizo. Lo puse en mi habitación anoche. ―Sus ojos miran hacia arriba
desde el perro y se encuentran con los míos.
―¿Pudo dormir en tu habitación? Suertudo. Tal vez debería haberme metido
en la caja ayer, entonces podría haber dormido en tu habitación, también.
―Ja ja. Buen intento. ―Me río.
―Bueno, tienes que darme diez puntos por intentarlo. ―Se ríe―. ¿Cuáles son
tus planes hoy? ¿Tienes alguno? ―dice con un encogimiento de hombros.
―En realidad no.
―¿Quieres hacer algo conmigo? Ya casi terminé aquí.
―¿Cómo qué? ―pregunto escéptica. Nunca puedo decir nada con Carter.
―Podríamos ir a pasear en el auto, o al cine.
―¿Al cine? ¿Has estado alguna vez en el cine? ―pregunto sorprendida. No
parece ser lo suyo.
―No, pero siempre hay una primera vez. ―Sonríe. Me encanta que quiera
pasar tiempo conmigo y esté dispuesto a sugerir cualquier cosa para poder hacerlo.
―¿Puedo elegir lo que veremos?
―Mientras no sea una pequeña película marica, entonces sí ―responde.
―Está bien. ―Sonríe ante mi respuesta. Eso hace que mi corazón se acelere.
No tengo idea a dónde irá esto con nosotros, pero Dios, espero que vaya a alguna
parte.
―Dame una hora. Necesito terminar aquí y luego tomar una ducha.
―Bien. Voy a llevar a LJ a caminar. Ven a buscarme cuando estés listo.
―Después de dejar a LJ en el suelo, camino por el césped hacia la acera. Dando
vuelta a mi cabeza, le echo una última mirada a Carter sobre mi hombro. Está parado
allí mirándome. Le sonrío y me hace guiños. Hace aletear mi estómago. Dios, es
como sexo andante.
••••
223
―¿Cómo está tu madre? ―le pregunto de camino a la ciudad. Él se encoge de
hombros. Necesito la distracción porque todo lo que puedo pensar es en todas las
cosas malas que me gustaría hacerle. Como pasar mi lengua sobre cada centímetro
de él. Por alguna razón siempre saca ese lado salvaje de mí. Está recién duchado y
huele divino, eso no ayuda a las cosas. Podría seriamente ahogarme en su aroma.
―Bien, supongo. Tu padre ha sido genial. Estoy agradecido por todo lo que ha
estado haciendo.
―Me gusta que se estén convirtiendo en amigos ―le digo mientras giro la
cabeza en su dirección. Tiene un hermoso perfil. Mientras que sus ojos están
firmemente plantados en el camino adelante, uso ese tiempo para mirar su hermoso
rostro―. Ambos tienen la pérdida de un cónyuge en común. Con suerte tenerse uno
al otro les haga bien ―agrego. Bien, esa es mi esperanza. Sus ojos salen brevemente
del camino y mira en mi dirección. ¿Por qué una simple mirada de él me excita?
Elizabeth será buena para él. Pasaron dieciséis años desde que mi madre
murió. Mi papá todavía se encierra en su aniversario y cumpleaños. Nunca ha salido
con alguien desde su muerte. Sé que la amó, pero necesita seguir adelante. Vivir de
nuevo. Estoy segura que mi madre habría querido eso para él.
Carter abre mi puerta y me ayuda a salir del automóvil cuando llegamos al
cine. Originalmente planeamos tener el almuerzo de antemano, pero resulta que no
tuvimos tiempo.
―Podemos ir a comer después ―dice Carter mientras vamos a la fila de los
boletos.
―Está bien. ―Le sonrío cuando coloca su mano sobre la parte baja de mi
espalda a medida que la fila avanza. Todavía no puedo creer que estemos aquí
juntos―. ¿Vas a comprar palomitas de maíz? ―pregunto.
―¿Quieres palomitas de maíz?
―Diablos, sí. No puedes ver una película sin palomitas de maíz. No es ético.
―Echa la cabeza hacia atrás y se ríe.
―Si tú lo dices. Tendrás que ponerme al tanto con la ética del cine. Ésta es mi
primera vez, recuérdalo. ―Después de tomar las entradas, palomitas de maíz y una
gran soda, nos dirigimos hacia la sala.
―No puedo creer que esté quitándote la virginidad del cine ―le digo mientras
caminamos. Me mira y sonríe.
―Bueno, yo te quité la tuya, así que supongo es justo que tengas una mía.
224
―Juro que mis ojos deben estarse saliendo de mi cabeza cuando lo que dice se
registra. ¡No acaba de decir eso! Siento mi rostro sonrojarse. Inclinándose hacia mí,
susurra con voz ronca―: Me encanta cuando te sonrojas así. Me excita como no
tienes idea. ―Oh Dios. Estoy segura que mi rostro está tan rojo como el vaso que
está sosteniendo en su mano. Sacudiéndome de mis pensamientos me da un
codazo―. No seas tímida conmigo ahora, hermosa. Solo estoy jugando contigo.
―Algunas cosas nunca cambian. Veo exactamente cuánto disfruta jugando
conmigo.
Bastardo.
Siguiéndolo por las escaleras hacia los asientos, pregunto:
―¿Qué tan lejos iremos?
―A la fila de atrás.
―No lo creo ―le digo mientras tiro de su brazo para que se detenga―. Justo
aquí está bien.
―¿Por qué no quieres sentarte en la parte de atrás? ―Está bromeando
¿verdad?―. ¿No confías en que me comporte? ―Me da una mirada como si no
quebrara ni un plato. Buen intento. Sé con certeza que los quiebra todos.
―No creo que sepas cómo comportarte. ―Me río.
―Me molesta ese comentario ―dice fingiendo sentirse ofendido. Sabe muy
bien que estoy en lo cierto. Su siguiente comentario solo lo confirma―. ¿De verdad
crees que sentado aquí voy a detenerme de portarme mal? Porque también sabes
como yo, que no lo haré. ―Aunque sus palabras me hacen querer apretar mis
muslos, trago nerviosamente.
La mirada depredadora en sus ojos mientras paso para tomar mi asiento tiene
a mi interior brincando. Sé que no estoy lista para algo así todavía, pero al decir eso,
sé que no podría parar si lo intentara. Recuerdo demasiado qué tan bien me hizo
sentir hace todos esos años.
No puedo decir cuántas veces deseé que Mark pudiera hacerme sentir incluso
una fracción de lo que Carter solía hacerme sentir, pero lamentablemente nunca lo
hizo. Ni siquiera debería compararlos, pero después de estar con Carter es bastante
difícil no hacerlo.
Carter se sienta a mi lado, colocando las palomitas de maíz en mi regazo.
―Gracias ―digo mirando al frente. La mirada intensa en su rostro ahora me
puso nerviosa por alguna razón. No puedo hacer contacto visual con él. Eso me tiene
aprensiva sobre haber aceptado venir. Por el amor de mi corazón, necesito tiempo. 225
Necesito estar segura que esto va a funcionar antes de ir más allá.
―Relájate ―dice empujándome con su codo―. Tienes suerte que esté
comportándome bien hoy. ―Mis ojos vuelven hacia él y lo encuentro sonriendo. Es
dulce y tranquilizador, pero todavía tengo mis dudas. No puedo evitar poner los
ojos en blanco. Es Carter Reynolds del que estamos hablando. Recojo unas pocas
palomitas de maíz y las meto en mi boca, relajándome en mi asiento. Bueno ya
veremos eso.
La película que elegí ver es Rápidos y Furiosos. Es la séptima película de la
franquicia. Él puede babear por los autos, y yo puedo echarles un vistazo a los chicos
atractivos. Aunque ya sé que no se compararán con el que está sentado a mi lado.
No vi las primeras seis películas, pero fue tan amable de traerme aquí, así que lo
menos que podía hacer era elegir algo que pudiera disfrutar.
Nos sentamos en silencio esperando que la película comience. Efectivamente,
algunos minutos pasan y sus travesuras empiezan. Comportándose bien mi trasero.
Está tratando de actuar discreto, pero veo directamente a través de él. Cada vez que
alcanzo un poco de palomitas de maíz, él también lo hace. Sus dedos siempre
acarician los míos. Envía un hormigueo por mi brazo cada vez. Cuando lo miro, su
cabeza está hacia adelante concentrada en la película, pero la sonrisa en su rostro me
dice que es intencional. Miro mientras toma un sorbo de refresco antes de
ofrecérmelo. Mis ojos se mueven del vaso hacia él. Estas saladas palomitas de maíz
me dan sed, pero no soy fan de compartir bebidas. Nunca lo he sido.
―¿Qué? No tengo piojos ―dice empujando el vaso hacia mí.
―Eso es discutible ―respondo, levantando una ceja.
―No. ―El tono de su voz hace que crea que está ofendido, por supuesto lo sé
mejor. Carter no se ofende fácilmente. Se inclina hacia mi espacio―. Si recuerdo,
tuviste tu lengua en mi garganta. En realidad, ahora que lo pienso, tuviste mi pene
en tu boca. No colapsaste y moriste, así que toma un puto sorbo ―dice empujando
la bebida hacia mi mano. Mis ojos se ensanchan. No puedo creer que acabe de decir
eso. Mi cabeza gira hacia las personas que están sentadas detrás de nosotros. Espero
que no hayan escuchado.
―Bien ―espeto, arrebatándola de su mano. Sonríe cuando pongo la boca
alrededor del sorbete.
―Ves, sin piojos ―dice cuando se la paso de vuelta. Me hace reír.
―Es temprano ―susurro, inclinándome hacia él―. Estoy segura que los piojos
no dan muerte instantánea. ―Juguetonamente me golpea con su codo.
226
―Una vez más, me molesta ese comentario. ―Su comentario me hace reír.
Unos minutos más tarde, sus travesuras continúan. Recogiendo un poco de
palomitas de maíz, mi mano se mueve hacia mi boca cuando los dedos de Carter de
repente se envuelven en mi muñeca, deteniéndome en el aire. Mis ojos
inmediatamente se mueven a los suyos mientras me da una sonrisa traviesa. Tirando
de mi brazo, miro con horror mientras tira de mi mano hacia su boca. Sus ojos están
fijos con los míos mientras sus labios lentamente se acercan a mis dedos y come las
palomitas de maíz de mi mano. Cuando su lengua sale y lame seductoramente la sal
de mi piel, inhalo y aprieto los muslos mientras el deseo me recorre. Recuerdo con
facilidad cuán mágica se siente esa boca suya. Soltando su agarre de mi muñeca, se
lame los labios.
―Delicioso. ―Suspira. Estupendo. Me tiene tan excitada ahora. ¡Ugh! Estoy
segura que ese es su plan.
Me encuentro robando miradas hacia él mientras vemos la película. Es tan
apuesto. Parece estar disfrutándolo. Lo atrapo riendo un par de veces. Eso lleva una
sonrisa a mi rostro. Verlo feliz me hace algo. No puedo explicarlo. Llegó tan lejos en
los pasados cinco años. No se parece en nada al problemático adolescente que conocí
hace todos esos años. Parece mostrar más al verdadero Carter estos días. No tienen
idea de cómo me hace sentir eso.
Me sorprende que, aparte del incidente de las palomitas de maíz, ahora
parezca que realmente se puede comportar. Aproximadamente a la mitad de la
película, eso cambia. Lo veo mirándome por el rabillo del ojo. Fingiendo que no me
doy cuenta, mantengo mi entrenada concentración en la pantalla delante. Entonces
va y hace uno de esos falsos bostezos tontos. Ya saben, esos que haces cuando ves
películas. Los que tienen al chico bostezando con los brazos estirados a lo ancho,
antes de envolverlos astutamente en el hombro de la chica.
―No acabas de intentar ese movimiento tonto conmigo. ―Me río.
―¿Qué? Bostecé ―dice dándome una sonrisa tímida. No me engaña ni por un
minuto―. ¿No se le permite bostezar a un tipo estos días sin que la chica tenga la
idea equivocada?
―A veces eres un nerd ―digo arrojándole unas palomitas de maíz. Las toma
de su camisa y las mete en su boca.
―Eso puede ser cierto, pero el nerd siempre consigue la chica al final. ―Me
guiña un ojo antes de volver a mirar la pantalla. Por supuesto, no quita su brazo.
Dándome por vencida, descanso mi cabeza en su hombro y me acerca más. Cuando
mis ojos miran su rostro, está sonriendo. Me tiene haciendo lo mismo. Me encanta
estar en sus brazos. Realmente lo extrañé. 227
Carter
Hoy ha ido mejor de lo que esperaba. Ir al cine no es algo que pensé que alguna
vez haría, bueno no como adulto de todas formas. Cuando era niño, era una historia
diferente. Lamentablemente, en aquel entonces mi madre nunca podía darse el lujo
de llevarme.
Ofrecí llevar a Indi porque pensé que le gustaría. A las chicas les gusta esa
mierda ¿no? Nunca he salido antes así que todo esto es nuevo para mí. Solo quería
que estuviéramos juntos. Pasar tiempo con ella de cualquier manera que pudiera. 228

Sorprendentemente, en realidad disfruté la película que vimos. Estaba seguro


que elegiría una cursi película de chicas, pero eligió bien. Muy bien. Mi punto
destacado sin embargo, era ella.
Después que dejamos el cine, casualmente deslicé mi mano en la de ella,
enlazando nuestros dedos juntos. No pareció importarle, lo que me agradó más de
lo que me importaba admitir. Cada vez que estoy cerca de ella, tengo un deseo
abrumador de tener mis manos en ella. Sé que lo estamos tomando lento, pero un
toque aquí o allá no es demasiado. Puedo decir por la forma en que reacciona a mi
toque más leve que puede sentir esta cosa, lo que sea que es. Todavía es tan fuerte
como siempre. Si tenemos la mitad de posibilidades, podríamos explotar juntos. Lo
sé.
Caminamos unas pocas cuadras hasta que encontré un buen restaurante,
riendo y hablando de la película mientras lo hacíamos. Esto es lo más cerca que he
estado de salir en una cita real. Pero que me aspen si no quiero experimentar todo
eso con Indiana. Tengo un zumbido cada vez que estoy con ella. Es eléctrico. Me
hace sentir vivo. Cuando éramos niños, los sentimientos que evocaba dentro de mí
me enloquecían, pero ahora quiero abrazarlos. Los necesito. Los anhelo. La deseo.
Me he negado a mí mismo esto por tanto tiempo.
Más tarde esa noche, Ross me invitó a mí y a mi mamá a una barbacoa. Tener
juntas a las tres personas más importantes en mi vida es un gran sentimiento. ¿Está
mal que me quisiera que fuéramos una familia? Porque me gustaría. Desearía que
Ross fuera mi padre, pero más que nada, deseo que Indiana sea mi chica. Supongo
que, si eventualmente la atrapo, lo atraparé a él por defecto.
Voy a esforzarme mucho para que eso suceda.
••••
Ya era tarde para mamá y yo cuando llegamos a casa anoche. Había planeado
conducir de regreso a Newcastle, pero decidí irme temprano esta mañana en su
lugar. Estaba disfrutando mi tiempo con ellos también. No quería que terminara. Ha
pasado mucho tiempo desde que me sentí como parte de una familia. Mi madre
incluso parecía más feliz desde que Pendejito murió. No hubo más lágrimas, e
incluso sí algunas sonrisas.
Ross e Indi nos acompañaron, así que nunca llegué a decirle adiós de la forma
que me hubiera gustado hacerlo. Sabe que estaré de vuelta en casa, pero le prometí
que regresaría el fin de semana.
Son las 5:00 a.m. cuando tiro mi bolsa en el auto. Necesito salir a la carretera
antes que el tráfico se ponga mal. La hora pico es una perra. Nunca volveré a tiempo 229

para abrir la tienda antes de las 8:30 a.m. si no me voy pronto.


He mirado en dirección de la habitación de Indiana una docena de veces desde
que desperté, esperando ver su luz encendida. Estoy deseando silenciosamente que
se despierte. Necesito verla una vez más antes de irme. Pasarán cinco largos días
antes que esté de regreso. Exhalo cuando abro el seguro de la puerta lateral. Su
cuarto todavía está bañado en oscuridad. Continúo parado allí curioso. Al diablo.
Tengo que verla.
Corriendo a su ventana, toco ligeramente.
―Indi. Indi. ¿Estás despierta? ―Escucho a LJ ladrar desde el interior de su
habitación. Sé que la despertará. Buen chico. Necesito traerle de vuelta un gran par
de bistecs. Se enciende la luz, así que toco de nuevo―. Indi. Soy yo, Carter.
―Carter. ¿Qué estás haciendo? Son las 5:00 a.m. ―dice en voz soñolienta
terriblemente sexy, que hace que mi pene se mueva. Me toma cada gramo de control
que tengo no saltar por esa ventana y aprovecharme de ella. Se frota los ojos y los
entrecierra mientras intenta ajustarse a la luz. Se ve tan jodidamente dulce cuando
acaba de despertar. Su cabello está por todas partes, pero que me aspen si no es lo
mejor que he visto en mi vida.
―Lo sé. Lo siento. Solo quería verte otra vez antes de irme. ―Sonríe cuando
digo eso―. ¿Puedo tener tu número, si está bien? Me gustaría llamarte durante la
semana.
―¿Lo harías? ―Su rostro se ilumina como si estuviera sorprendida que lo
hiciera. ¿No se da cuenta de lo duro que serán estos cinco días lejos de ella para mí?
―Te voy a extrañar ―le digo. Porque lo haré.
―Voy a extrañarte también. ―Ahora soy el que sonríe como un tonto. Cuando
comienza a darme su número, saco mi teléfono para poder programarlo.
―Te llamaré, está bien ―digo deslizando el teléfono en mi bolsillo.
―Bien. Conduce con cuidado.
―Lo haré. ―Me quedo allí mirando hacia ella. ¿Por qué es tan difícil
alejarme?―. Siento haberte despertado.
―Me alegra que lo hayas hecho. ―Mis ojos se desvían de los suyos hasta sus
labios. Quiero besarla tanto, pero no estoy seguro si quiere eso. Mierda. Nunca lo
sabré si no lo intento. Estirándome, tomo su rostro en mis manos. Voy a arriesgarme.
Suavemente, tiro su rostro hacia adelante hasta que sus labios se encuentran
con los míos. Le doy un suave, dulce beso. No del tipo que me gustaría darle, pero 230
algo más que esto y nunca me iré. Cuando me alejo, descanso mi frente contra la
suya.
―Volveré el viernes por la noche.
―Lo espero con ansias ―susurra.
―Vuelve a dormir.
―Está bien. ―Suspira mientras se endereza, buscando la ventana.
―Adiós, hermosa.
―Adiós, Carter.
Estoy sonriendo mientras camino hacia mi auto. Juro que incluso hay un
contoneo en mi paso que no estaba allí previamente. Sacando mi teléfono, le envío
un rápido mensaje.
Sueña conmigo…
Su respuesta me hace reír.
Eso desearías. X
••••
Durante los siguientes días está en mi mente noche y día. Aunque me gustaría
hacerlo, me abstengo de llamarla cada puta hora. Logro limitarlo a un texto en la
mañana y una llamada cada noche. El lunes por la noche hablamos por casi una
hora. Es increíble lo mucho que puedes aprender sobre alguien cuando te sientas y
tienes una conversación completa con ellos.
Todavía la molesto cada vez que puedo. No estoy seguro que alguna vez me
canse de irritarla al levantarse. Es muy divertido. Me molesta tanto como yo. Me
encanta eso de ella. Realmente se abrió a mí hace algunas noches, y yo lo he hecho
con ella. Todas las tonterías insignificantes que estoy aprendiendo sobre ella es lo
que amo más.
Como que prefiere la comida salada sobre los dulces. Eso es porque ya es
suficientemente dulce. Tiene un gran gusto por la música. Su color favorito es el rosa.
Cuando era pequeña, quería crecer para ser bombero o princesa. Quería un caballo
desde que tenía cuatro años. Todas las pequeñas cosas que hacen de ella, ella. Eso la
hace especial.
Anoche hablamos por casi tres horas hasta que Indi finalmente se durmió con
el teléfono al lado de su oreja. Me quedé en la línea mucho tiempo después, solo
escuchándola respirar como un loco acosador. No sé por qué me torturo así. Solo me
231
hace querer trepar por el teléfono y abrazarla.
¿Qué está haciéndome?
Sacudí mi cabeza con disgusto cuando finalmente terminé la llamada y me
dirigí al baño para una ducha fría. No he incluso mirado a otra chica desde la
primera vez que regresé a casa para el funeral. Mis ojos son solo para ella. Está
debajo de mi piel de nuevo, pero esta vez me temo que es para siempre. Diablos. Bien
puedo cortar mis malditas bolas y enviárselas por correo.
••••
Una noche más. Sueno como un puto niño. Es jueves y todo lo que puedo
pensar es que mañana estaremos juntos de nuevo. He estado deseando que pasen
los días de la semana. No solo porque llegue el fin de semana, sino porque en las
noches que vienen podré llamarla.
Después de terminar un trabajo, miro el reloj en mi teléfono. La una de la tarde.
Llegué tarde esta mañana, así que no me tomé mi hora de desayuno. Mi
recepcionista, Justine, me trajo un café de camino al trabajo. Siempre hace eso. Es
una buena chica.
Hay un descanso de veinte minutos antes de mi próximo trabajo, así que
decido ir a buscar algo para el almuerzo. Necesito algo de comida.
―Iré por algo para comer ―le digo a Justine cuando paso frente a la recepción.
Ni siquiera he pasado por la puerta y mi teléfono suena. El nombre de Ross ilumina
mi pantalla. Mierda. ¿Por qué me estaría llamando a mitad del día? Mi corazón está
latiendo fuera de mi pecho cuando contesto la llamada. Mi primer pensamiento es
que algo está mal con Indi o mi madre―. Hola, Ross. ¿Todo bien? ―pregunto antes
que tenga la oportunidad de hablar.
―Es por eso que te estoy llamando. No estoy seguro, hijo ¿Indi te mencionó
algo sobre los dolores de cabeza que ha estado teniendo?
―¿Qué? No. ¿Por qué? ―Esta es la primera vez que oigo sobre eso.
―Ha estado teniendo muchos últimamente. No me lo dijo, pero me di cuenta
que ha estado acostada mucho durante el día. Ella no es así. Esta mañana la
confronté. Aparentemente ha estado teniéndolos durante las pasadas dos semanas.
―No me dijo ni una palabra. ―Claro que no estoy contento con eso, pero ha
estado atravesando mucho últimamente, así que no creo que sea algo
preocupante―. Estoy seguro de que no es nada, Ross. Probablemente solo sea estrés.
―Eso es lo que dijo. Estoy preocupado, Carter. No quiere ir al doctor. Es tan
terca a veces. ―Puedo escuchar claramente la frustración en su voz―. Esperaba que
pudieras hablar con ella. 232

―Si fuera algo serio, estoy seguro de que iría y lo vería ―digo tratando de
tranquilizarlo, o tal vez a mí mismo.
―No creo que entiendas, Carter. Así es exactamente como comenzaron las
cosas con Isabella.
―Espera ―digo. Me perdí―. ¿Quién es Isabella?
―Mi esposa. La madre de Indiana. ―Mi corazón cae a la boca de mi estómago.
Ahora, todo tiene sentido. Ella murió de un tumor cerebral. Oh, mierda, ¿Piensa que
Indi tiene un tumor? Cuando mis rodillas ceden debajo de mí, coloco mi mano contra
la pared frente a mí para sostenerme―. Carter. ¿Sigues ahí?
―Sí. Ella tiene que ir y ver eso de inmediato. ―Dejo escapar con pánico.
―He intentado obligarla. No me escucha. Incluso perdí los estribos con ella
esta mañana. Nunca le grité antes. Nunca. Carter, no puedo perderla también
―suplica. Cuando su voz se rompe se siente como que un cuchillo se está hundiendo
en mi corazón. La idea de perderla es insondable.
―Déjamelo a mí. ―Es todo lo que digo cuando finalizo la llamada. Siento que
el aire fue sacado de mí. Mis hombros se hunden y mis manos aprietan mi cabello
mientras exhalo profundamente. Esto no puede estar jodidamente sucediendo.
Cuando estoy estable sobre mis pies otra vez, me vuelvo para enfrentar a Justine―.
Cancela todas mis citas para el resto de la semana.
―¿Estás bien? No te ves tan bien.
―Tengo que irme ―le digo mientras me vuelvo para salir.
Mierda. Creo que voy a vomitar.

233
Indiana
Me estoy escondiendo en mi habitación lejos de mi padre cuando Carter
atraviesa mi puerta. ¿Tengo mis días mezclados? Pensé que no estaría de vuelta
hasta mañana por la noche. La mirada en su rostro me dice que no está feliz. Camina
hacia mí sin pronunciar una palabra. De repente, me levanta de mi cama y me cuelga
sobre su hombro en un solo movimiento.
―¡Carter! ¿Qué diablos? ―¿Perdió la jodida cabeza?
234
―Si fuera tú, mantendría esa boca cerrada. No estoy para tonterías ―espeta
mientras su mano me pega muy duro en el trasero. Ay.
―¿Cuál es tu jodido problema? Bájame ahora, idiota. ―Toda la sangre se
apresura a mi cabeza haciéndola palpitar.
―Calla ―dice mientras atraviesa la cocina dirigiéndose hacia la puerta del
frente. Estoy al revés, pero claramente puedo ver la sonrisa en el rostro de mi padre
mientras paso.
―Papá, ayúdame. Perdió la cabeza ―grito.
―Lo siento, Calabaza. No puedo hacer eso. Es lo mejor para ti. ―¿Qué? Lo
siguiente que sé, es que estoy sentada en el lado del pasajero del auto de Carter.
Inmediatamente intento bajarme. No iré a ningún lado con este loco bastardo.
―Ni siquiera lo pienses ―gruñe, dándome una mirada que al instante me tiene
volviendo al asiento. Se estira por el cinturón de seguridad y se inclina sobre mí,
poniéndolo su lugar―. Si lo intentas y escapas, lo lamentarás. ―Bloquea la puerta
del lado del pasajero antes de ir a zancadas al lado del conductor. Todo el rato mi
padre está parado en el porche con una sonrisa en el rostro. Me pellizco. Esto tiene
que ser una pesadilla. Ay. No, estoy despierta.
―¿A dónde me llevas? ―pregunto cuando está sentado en el auto. Sus
enojados ojos se encuentran con los míos.
―¿A dónde piensas? Al jodido doctor. ―Oh claro que no. Cristo, mi papá debe
haberlo llamado. Traidor. ¿Cómo pudo hacerlo?
―No puedes hacer que vaya ―le digo buscando la hebilla de mi cinturón de
seguridad.
―Puedo y lo haré ―responde agarrando mi mano para detenerme. Las
lágrimas me queman los ojos. No estoy segura si es por enojo porque me está
forzando a hacer esto, o por miedo. No tengo interés en escuchar lo que el doctor
tiene que decir. Ninguno en absoluto.
―No puedes obligarme a hacer esto ―digo entre dientes.
―Tengo noticias para ti, cariño. Puedo, y lo haré.
―Esto es secuestro. ―Si este hijo de puta no solo me hubiera sacado de mi
cama sin darme la oportunidad de agarrar mi bolso o mi teléfono, estaría llamando
a la policía en este momento.
―Secuestro. ―Se ríe como un malvado psicópata―. Tu padre es oficial de
policía y no lo ve de esa manera. ―Su cabeza se voltea en mi dirección cuando
alcanzo la manija de la puerta. Mira mi mano antes de hacer contacto visual
conmigo. Una de sus malvadas cejas se levanta mientras me da una mirada de 235

advertencia que dice, no me pongas a prueba.


―No puedo creerlos de ustedes dos ―digo bruscamente soltando la puerta y
cruzando los brazos sobre mi pecho como una niña mimada. Hablando de sobre
reaccionar exageradamente. Es un maldito dolor de cabeza. Exhalo exasperada
cuando arranca el auto y retrocede en la entrada―. Te odio en este momento. ―Su
frente tiene surcos y su agarre en el volante se aprieta haciendo que sus nudillos se
pongan blancos, pero elige ignorar mi comentario.
No se pronuncian palabras de camino al doctor. Estoy enojada porque me está
haciendo ir. Cuando estaciona el auto, sale. Cruzando los brazos sobre mi pecho en
señal de protesta, no me muevo. Camina hacia mi lado del auto y abre la puerta.
―Sal ―exige.
―Oblígame.
Suspira antes de inclinarse y abrir el cinturón de seguridad.
―Lo haremos a tu manera ―gruñe antes de levantarme del auto y arrojarme
sobre su hombro otra vez.
―Bájame, idiota. Caminaré. ―Me avergüenza que me cargue dentro.
―No. Tuviste tu oportunidad.
―Apestas ―le digo mientras le pego en la espalda como una mocosa. No
quiero estar aquí. No quiero escuchar lo que el doctor tenga que decir. De repente
entiendo cómo se sintió mi mamá cuando se enfrentó a esto. Lágrimas de frustración
llenan mis ojos. A veces es mejor no saber la verdad. En mi corazón sé lo que está
pasando. He tenido dolores de cabeza por más de dos semanas. Al principio pensé
que era estrés, pero cuando las cosas se calmaron y todavía no desaparecieron,
empecé a tener mis dudas. Aunque me preocupé, lo ignoré. Me negué a creer que
fuera cualquier cosa que no fuera un simple dolor de cabeza. Incluso aunque la
lógica me decía que era más.
Esta mañana cuando le confesé a mi papá la razón por la que he estado
mintiendo tanto, no solo el color se drenó completamente de su rostro, sino que tuvo
que estirarse y agarrar la mesa porque sus piernas amenazaron con ceder debajo de
él. Sabía en mi corazón que mis preocupaciones eran fundadas. Solo tengo veintidós
años. Incluso no he experimentado todo lo que la vida tiene que ofrecerme.
No quiero morir.
••••
Una hora más tarde dejamos la oficina del doctor. Es seguro decir que mi 236
estómago está en nudos. Tengo que ayunar desde la medianoche de esta noche y
estar en el hospital a las 8:00 a.m. mañana para un análisis de sangre y una
tomografía cerebral. El doctor parecía bastante preocupado por la duración de mis
dolores de cabeza y, por supuesto, por mi historia familiar. Llamó al hospital antes
que nos fuéramos para organizar mis citas para mañana. El pavor me llena cuando
pienso sobre todo lo que voy a tener que enfrentar mañana.
Los dos estamos en silencio de camino a casa. Carter sostuvo mi mano desde
el momento en que entró en la habitación del doctor y no me soltó hasta que nos
fuimos. No tiene idea de lo que significa tenerlo a mi lado. Todavía estoy enojada
porque me trajo aquí contra mi voluntad, pero entiendo por qué lo hizo. Estoy
agradecida porque se preocupe lo suficiente como para hacerme venir.
―¿Cómo te sientes? ―pregunta cuando estaciona en el camino de entrada. Me
encojo de hombros. Entumecida sería la mejor palabra, supongo―. Estará bien
―dice acercándose a la consola central y apretando mi pierna. Aprecio el
sentimiento detrás de sus palabras, pero ¿estará bien? ¿Terminaré siendo otra
estadística, igual que mi madre? Las lágrimas me arden en los ojos cuando pienso
en lo que esto le hará a mi papá.
―Tengo que ir y hablar con mi papá. ―Mi voz se quiebra. Me quito el cinturón
de seguridad y me estiro por el mango de la puerta―. Gracias por obligarme a ir en
contra de mi voluntad, supongo. ―¿Qué más puedo decirle? Esta es exactamente la
razón por la que no quería ir en primer lugar.
No quiero saber.
Carter se quita el cinturón de seguridad y sale rápidamente del auto. Antes que
lo sepa, está abriendo la puerta del lado del pasajero y jalándome a sus brazos. Me
aprieta tan malditamente duro que creo que voy a estallar. Cuando finalmente me
suelta, toma mi cabeza en sus manos. La mirada que veo en sus ojos casi es mi
perdición. No puedo romperme enfrente de él. Pensará que soy débil.
―Pase lo que pase mañana, te prometo que lo superaremos juntos. ―Eso es
todo lo que se necesita para que la presa de mis ojos estalle. Mierda. He estado
tratando de mantener mis emociones a raya desde que salimos del doctor. Inhalo
profundamente para forzar a las lágrimas a volver atrás, pero mientras lo hago, un
feo sollozo se me escapa―. Maldición ―dice mientras me envuelve en sus brazos
otra vez, fijando el lado de mi rostro contra su pecho con su mano. Escucho el latido
errático de su corazón mientras su cuerpo tiembla contra el mío.
••••
Carter está en mi puerta a las 7:00 a.m. Nunca le pedí que fuera conmigo esta 237
mañana, pero supongo que él mismo se invitó. Mi padre no tomó las noticias
demasiado bien anoche. Carter insistió en venir conmigo a decírselo, pero sentí que
era algo que necesitaba hacer sola. Odio que mi padre tenga que pasar por esto de
nuevo.
Cuando sus hombros cayeron y enterró su rostro en sus manos y lloró, rompió
mi corazón. Ahí fue cuando me di cuenta que necesito luchar contra esto con todo
lo que tengo. Necesito ser fuerte por él. No importa cómo me sienta por dentro, no
importa cuál sea el resultado de las pruebas, tengo que ponerme mis bragas de chica
grande y lidiar con esto de la mejor manera posible.
―No tienes que venir con nosotros esta mañana ―le digo a Carter cuando
respondo la puerta―. Mi papá se tomó los siguientes días libres para estar conmigo.
―Bien, yo también iré. Con ustedes dos ―dice mientras pasa a mi lado y entra
a la casa. Su terquedad debería molestarme, pero no lo hace. Me encuentro
sonriéndole a su espalda mientras camina por el pasillo hacia la cocina. Puedo o no
estar a punto de la pelea de mi vida, pero es bueno saber si lo estoy, que no estoy
sola.
Carter
Una vez que se completan todas las pruebas, tenemos que esperar dos
agonizantes horas por los resultados. Después del mini colapso de Indi cuando
llegamos a casa del doctor ayer, estaba preocupado de cómo lo enfrentaría hoy, pero
ha sido una verdadera campeona. Estoy orgulloso de ella. Sorprendentemente, diría
que es la mejor de los tres.
Su padre ha estado callado desde que llegué a su casa esta mañana. Apenas
dijo una palabra. Cuando fue admitida para sus pruebas, caminó por el pasillo hasta 238

que volvió a salir. Rompió mi puto corazón. Solo puedo imaginar lo que esto debe
ser para él. Indi es todo lo que le queda.
Mientras nos sentamos aquí esperando escuchar su destino, mi estómago está
revuelto. La pierna de Ross rebota nerviosamente arriba y abajo mientras Indiana
está sentada allí tan fresca como una puta lechuga. Eso me asombra y me preocupa.
Joder, oro para que tengamos buenos resultados.
―El doctor la verá ahora, señorita Montgomery ―dice la enfermera que
aparece frente a nosotros.
―Buena suerte, Calabaza ―dice Ross agarrando su mano y dándole un
apretón.
―Todo va a estar bien, papá ―responde sonriendo. Ahora entiendo por qué
ha estado actuando de manera tan calmada hoy. Lo hace por su papá.
―Por aquí ―dice la enfermera gesticulando con su mano para que Indiana la
siga. Ambos nos levantamos al mismo tiempo.
―Yo me encargo de esto, Carter ―dice Indi, girando la cabeza en mi
dirección―. Ya discutí esto con mi papá. Entraré sola para oír los resultados.
―Lo discutiste con él, no conmigo. Iré, te guste o no ―espeto. No hará esto
sola.
―O no ―dice entrecerrándome los ojos. Me hace sonreír. Alcanzo su mano y
entrelazo mis dedos a través de los de ella.
―Lo haremos juntos. Fin. De. La. Historia. ―Trata de sacar su mano de la mía,
pero aprieto mi agarre. No lo creo. Cuando se da cuenta que no tengo intenciones de
soltarla, suspira.
―Bien, imbécil obstinado ―murmura, haciéndome reír.
―Toma uno conocer a uno ―susurro en su oído mientras la sigo al consultorio
del doctor. Ella pellizca mi mano rencorosamente y sonrío. Me encanta su coraje.
―Tomen asiento ―dice el doctor cuando entramos―. Soy el doctor
Emmerson, el oncólogo aquí en el hospital. ―Después de las presentaciones, nos
sentamos. Mis ojos van a Indiana. Desde el exterior se ve tan tranquila. Estirándome,
agarro su pequeña mano en la mía otra vez. Cuando la siento temblar, sé que está
todo menos eso. Eso punza mi corazón. Por favor, deja que esté bien―. Tengo los
resultados ―dice con una mirada pasiva en su rostro sin revelar nada. A la mierda
los doctores y sus caras de póker. Al menos si su expresión diera un indicio de lo
que estaba por venir, podría prepararme. Luego continúa y dice las palabras exactas
que he estado temiendo―. Indiana, lo siento… ―Eso es todo lo que escucho
239
mientras el resto de las palabras se ahogan por el golpeteo de mi corazón. Siento
tensarse el agarre de Indiana en mi mano.
¡Noooooo! Esto no puede estar jodidamente sucediendo.
••••
Nuestros rostros sombríos lo dicen todo. Devastación. Ofrecí conducir el auto
de Ross a casa desde el hospital. No estaba en estado para ponerse al volante.
Escuchó atentamente mientras Indiana le cuenta todo lo que el doctor le dijo. Todo
lo que me perdí mientras el mundo alrededor se derrumbaba.
Tiene un tumor. En una nota positiva, es pequeño. El doctor está bastante
seguro que si no encuentran otros, seis semanas de radioterapia puede ser todo lo
que necesite. Le aseguro que es la mejor solución para su diagnóstico en particular.
Eso elimina todos los riesgos innecesarios asociados con una cirugía cerebral.
Ross no le responde a nada de lo que dice Indi. Lo miro en el espejo retrovisor,
y el dolor, la conmoción y la incredulidad que esto esté pasando de nuevo, es clara
de ver. Por lo general es tan duro, tan controlado. Me deja un nudo a la garganta.
Descubrir que tu única hija tiene la misma enfermedad que mató a tu esposa debe
ser una píldora bastante difícil de tragar.
―Todo estará bien, papá ―dice ella volteándose y buscando su mano en el
asiento trasero. Estoy jodidamente anonadado. Le acaban de decir que tiene un
tumor en su cerebro, y es la única reconfortándolo y tranquilizándolo. Es la que es
positiva y optimista cuando es fácil ver que él está consumido por la duda―. El
doctor incluso dijo que la medicina ha llegado tan lejos desde el diagnóstico de
mamá hace tantos años. Además, lo encontramos pronto. El de ella se dio años
después que los síntomas empezaron.
Cada palabra que dice tiene un efecto calmante en mi dolorido corazón. Estoy
devastado porque esto esté sucediendo. Daría cualquier cosa para cambiar su
situación. No quiero perderla antes de recuperarla, porque en las semanas pasadas
me he dado cuenta que mi vida sin ella, no es imaginable. Me completa. Parece tan
confiada, tan segura de sí misma. Si cree que tiene esto, entonces a la mierda, lo tiene.
¿Quién soy yo para arruinar su positivismo? Su actitud es inspiradora y puede ser
justo lo que necesita para vencer este maldito tumor.
Tiene que volver al hospital el lunes para una resonancia magnética. El doctor
quiere asegurarse que el cáncer esté confinado a su cerebro, que no haya cánceres
secundarios presentes en su cuerpo. Si no los hay, le da hasta un ochenta por ciento
de posibilidades de supervivencia. Estoy muy feliz por eso. Prefiero un cien por
ciento, pero si ochenta es lo mejor que puede darnos, entonces que así sea. Son unas
240
probabilidades jodidamente buenas. Pero estaría mintiendo si dijera que el veinte
por ciento no me asusta como la mierda.
Ahora solo tenemos que rezar porque el tumor esté confinado.
Cuando llegamos a la casa, los tres entramos. Ross se dirige directamente a la
nevera y toma una cerveza.
―¿Quieres una? ―me pregunta.
―Claro. ―El alcohol no es la respuesta supongo, pero creo que en esta
situación es necesario.
―¿Les importaría si me acuesto? No dormí mucho anoche. Estoy cansada
―pregunta Indi.
―Por supuesto que no, Calabaza ―dice su padre mientras camina hacia ella y
la envuelve en sus brazos―. Siento no haber sido muy solidario hoy, es solo...
―Shhhh, papá. No tienes nada de qué disculparte ―responde deslizando sus
brazos alrededor de su cintura―. Te quiero. Sé que esto es difícil para ti, pero estará
bien.
―Yo también te quiero, niña ―dice inclinándose para besar la parte superior
de su cabeza antes de soltarla. Ella da un paso de vuelta y me mira.
―Gracias por venir hoy, Carter. Significa mucho para mí.
―No te preocupes ―respondo, las esquinas de mi boca se curvan brevemente.
Mi corazón se siente tan pesado―. Estaré contigo en cada paso del camino. ―Y lo
estaré, ya sea que lo quiera o no. Sonríe, pero no llega a sus ojos. Por un segundo,
casi parece que va llorar, pero se recupera rápidamente. Hace que me pregunte si tal
vez no está pasándolo tan bien como aparenta. No puedo culparla. No estoy seguro
que yo lo estaría, si estuviera en su situación.
Sigo sentado a la mesa de la cocina con Ross mientras bebe para olvidar. Para
ser sincero, tengo ganas de hacer lo mismo, pero no lo hago. ¿De qué serviría eso?
No arreglará nada. En cambio, elijo ser su roca. Él lo ha sido para mí por los pasados
cinco años.
Las horas pasan e Indiana no vuelve a salir de su habitación. Todo en mí quiere
ir a ella. Asegurarme que está bien.
―No puedo pasar por esto de nuevo ―dice Ross de repente, su voz agrietada.
Entierra el rostro en sus manos, y puedo decir que está a punto de descomponerse.
Lo siento por él, lo hago, pero necesita recomponerse. Su hija necesita todo el apoyo
que pueda obtener en este momento.
―Mírame, Ross. ―Levanta la cabeza y sus vidriosos ojos se encuentran con los 241
míos―. Puedes hacerlo y lo harás. Es tu hija. Apesta, lo sé, pero tienes que controlar
tu mierda, amigo. Ella te necesita.
―Lo sé... lo sé ―dice sacudiendo la cabeza. Nunca lo había visto así antes―.
Es mi niña. Es todo lo que tengo. ―Me mira, sus ojos rebosantes de lágrimas―. No
creo que pueda continuar si la pierdo también.
Me levanto de mi silla y voy a su lado de la mesa. Ya bebió suficiente.
―Vamos ―digo colocando mis manos debajo de sus brazos y ayudándolo a
levantarse. Se tropieza, pero comienza a caminar―. Creo que necesitas acostarte.
―Tal vez tengas razón ―dice―. Me alegra que hayas vuelto, hijo. Eres justo al
que mi chica necesita. ―Sus palabras me hacen sonreír. Me encanta que piense que
soy suficientemente bueno para ella, a pesar que todavía tengo mis dudas de si lo
soy. Lo guío hacia su habitación antes de acostarlo en la cama. Mientras le quito los
zapatos y tiro de la manta sobre él, cierra los ojos.
―Te veré mañana ―le digo mientras me doy la vuelta para irme.
―Carter.
―Sí. ―Me detengo, mirándolo por encima del hombro. Sus ojos permanecen
cerrados.
―Te quiero como si fueras mi propio hijo ―murmura. Siento que las esquinas
de mi boca se levantan. No puedo decirle lo que significa escucharlo decir eso. Me
quedo parado allí brevemente mirándolo. Es lo más cercano a un padre que tengo.
Antes que tenga oportunidad de responder, deja escapar un fuerte ronquido. Niego
y me río. Que me aspen si no lo quiero también.
Cierro suavemente la puerta de su habitación mientras salgo. Mientras camino
por el pasillo hacia la puerta de entrada, me detengo. Me siento obligado a revisar a
Indi antes de irme. Girando, vuelvo a ir al pasillo hacia su habitación. Levanto la
mano para golpear, pero retrocedo. Si está dormida, no quiero despertarla. Necesita
su descanso.
Tomando el pomo, abro silenciosamente la puerta, tratando de no hacer ruido.
La veré y luego me iré. Sonrío cuando la veo acostada en su cama, de espaldas a mí.
Lo que no daría por estar a su lado ahora mismo. Cuando me vuelvo para irme,
escucho un resoplido. ¿Está llorando? Veo su mano limpiar su rostro. Joder, lo está.
―Indi ―digo mientras doy un paso hacia su cama. Gira la cabeza y me mira
sobre su hombro. Sus ojos están rojos e hinchados. Se ve tan triste. Me rompe el puto
corazón. No dudo. Quitando mis zapatos, me acuesto en la cama al lado de ella. No
se dice palabra mientras la jalo hacia mí y la envuelvo en mis brazos. Desliza su
242
brazo alrededor de mi cintura, llorando suavemente en mi pecho. Las lágrimas se
elevan a mis ojos mientras aprieto mi agarre. La enormidad de hoy y lo que viene,
finalmente se asienta.
Me hace odiarme aún más. ¿Por qué no pude juntar mi mierda todos esos años
atrás? Perdimos tanto tiempo. Una cosa es segura. Estaré al lado de ella a cada paso
del camino de ahora en adelante. Atesoraré cada segundo de nuestro tiempo juntos.
Por largo que sea.
Perderla por esto no es una opción que quiera enfrentar.
••••
Abro los ojos para encontrar la luz del sol inundando la habitación. Al
principio estoy desorientado. Estoy envuelto en calidez. Mi mirada se mueve hacia
abajo para encontrar a Indi profundamente dormida en mi pecho. Me hace sonreír
al instante. Cristo, es hermosa. Sus largas pestañas oscuras se extienden contra sus
mejillas. Sus gruesos labios sexys solo hacen que quiera besarlos. Su pierna está
puesta sobre la mía, inmovilizándome en la cama. Su brazo todavía está alrededor
de mi cintura.
Mi erección de la mañana está luchando contra mis jeans. Tenerla envuelta no
está ayudando a las cosas. Mierda. Lo que no daría para poder darle la vuelta y hacer
mi voluntad con ella.
Levantando la cabeza de la almohada levemente, coloco un suave beso en su
frente. Una sonrisa adorna su rostro mientras deja escapar un sexy pequeño suspiro
y se acurruca más cerca. La pierna que está sobre mí se eleva ligeramente. Ahora
está a unos centímetros de mi pene, haciéndolo ponerse aún más duro. Mierda.
Necesito ajustar ese hijo de puta porque es doloroso, pero no quiero despertarla.
Nunca he pasado la noche con alguien así antes. Si pudiera quedarme aquí así,
envuelto en ella para siempre, lo haría. Me quedo allí mirándola hasta que
finalmente se mueve.
―Buenos días, hermosa ―le digo cuando veo sus ojos abrirse. Levanta la
cabeza de mi pecho mientras sus ojos se disparan alrededor de la habitación antes
de aterrizar en los míos.
―Carter. ―La sorpresa en su rostro hace que sonría por alguna razón―. ¿Qué
hora es? ―Giro la cabeza para mirar el reloj en su lado de la cama.
―Las ocho de la mañana.
―Mierda. ¿Te quedaste aquí toda la noche?
―Parece que sí. Debemos habernos dormido. ―Intenta sentarse, pero aprieto
243
mi agarre. No estoy listo para dejarla ir todavía.
―Déjame levantar ―suplica.
―No. No he terminado de abrazarte. ―Suspira cuando sus ojos se encuentran
con los míos otra vez.
―Eso es lindo, pero tengo que orinar.
―Oh. ―Me río mientras la suelto―. ¿Cómo te sientes hoy? ―pregunto
mientras pasa por encima de mí.
―Bien ―dice sonriendo. No alcanza sus ojos, entonces sé que está mintiendo.
Mientras está en el baño, ajusto mi polla, pero no me muevo de su cama. Voy
a necesitar mantenerla ocupada hoy. No quiero que se deprima preocupándose por
la tomografía del lunes.
Cuando vuelve a entrar en la habitación, me siento.
―Mejor me voy antes que tu padre descubra que estoy en tu habitación. Tiene
una escopeta. ―Se ríe de mi comentario.
―Le gustas, Carter. Creo que estás bien. Además, ya no soy una niña.
―Finalmente, lo admites ―digo mientras me agacho y agarro mis zapatos del
suelo.
―Ja ja. Muy gracioso. ―Deslizando mis pies en mis zapatos, me levanto. Doy
los pocos pasos que nos separan, rodeando su cintura con mis brazos.
Afortunadamente no parece importarle.
―Prepárate. Regresaré para llevarte en una hora.
―¿A dónde vamos? ―pregunta, las esquinas de sus labios se curvan.
―Saldremos por el día. ¿Te importa si llevamos a nuestros padres con
nosotros? Creo que les hará bien a ambos salir de la casa.
―Por supuesto que no ―responde, su sonrisa se ensancha.
―Usa algo cómodo y cálido. ―Lo va a necesitar a donde iremos.
―Está bien ―dice. Moviendo mi rostro hacia adelante, coloco mis labios
suavemente sobre los de ella. Es solo un simple beso, pero me siento obligado a
besarla. Soy un hombre paciente. Estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea
necesario. Mientras tanto, voy a colarme en lo que sea que pueda. Cualquier cosa
que pueda posiblemente apresurarla.
La necesito. Su diagnóstico de ayer solo intensifica mi deseo de tenerla, mejor
antes que tarde. Situaciones como esta te hacen darte cuenta que la vida es corta.
Necesito vivir todos los días como si fuera el último.
244
―Tu papá bebió ayer ―le digo―. Tuve que llevarlo a la cama. Probablemente
se estará sintiendo como una mierda hoy, pero intenta hablar con él para que venga
con nosotros. No me gusta la idea que esté solo.
―Eres muy dulce, Carter Reynolds ―dice estirándose y pasando su mano por
el costado de mi rostro―. ¿Quién lo diría? ―Sonríe cuando dice lo último, así que
no lo tomo como ofensa.
―¿Qué puedo decir? Sacas lo mejor en mí. Siempre lo has hecho. ―Esta vez
toma mi rostro en sus manos y tira de mi cabeza hacia la de ella. Cuando su boca
cubre la mía, le jalo el cuerpo más cerca, gimiendo. Maldición. Ahora este es el tipo
de beso que he estado anhelando.
Joder, extrañé sus labios. Perdido en esos sentimientos locos que me hace
sentir. Es eléctrico. Sus toques y besos me hacen sentir electrificado. Esa es la mejor
forma de describirlo. Es como una corriente que se dispara a través de cada
centímetro de mí. Dulce Jesús.
Me hace sentir vivo.
Indiana
Mis labios todavía están hormigueando incluso después que Carter se va.
Estoy agradecida por todo lo que ha hecho por nosotros, por mi papá y por mí. Ha
sido tan solidario. No estoy segura de cómo habría pasado el día de ayer sin él. Tan
enojada como estuve porque me forzó a ir al médico, en primer lugar, estoy
agradecida por eso ahora. Fue el impulso que necesitaba. Solo tenía los mejores
intereses en su corazón. No puedo estar enojada con él por eso.
Puede ser la diferencia entre vivir y morir. Mi madre esperó años antes de 245

obtener su diagnóstico. Gracias a Carter, solo esperé semanas. Al menos tendré la


oportunidad de luchar y patear el trasero del tumor. Lamentablemente, mi madre
no tuvo ese lujo.
Me hizo pensar mucho sobre todo por lo que pasó. Estaría mintiendo si dijera
que no me molesta. Odio que esperara tanto tiempo para ver a alguien, a pesar de
las súplicas de mi padre. Si no lo hubiera hecho, hay una buena posibilidad que no
hubiera tenido que crecer sin una madre. Mi papá puede que no haya tenido que
vivir sin su alma gemela.
Mi pobre papá. Voy a pelear contra este maldito tumor con todo lo que tengo.
Me niego a dejar que este sea el final para mí. Me niego a llevar más dolor a su
corazón. Esto lo destruiría, lo sé. Después que mamá murió, cuidarme fue lo único
que le dio voluntad para seguir. Para mantenerse existiendo.
Después de ducharme, voy a la cocina para encontrarlo sentado a la mesa
bebiendo café. Carter tenía razón: Se ve listo para morirse.
―Buenos días, papá ―le digo en voz alegre. Hoy me siento optimista. Las
lágrimas que derramé anoche serán las finales. Me niego a soltar más. Pensaré
positivo desde este día en adelante. No importa lo que muestre la resonancia
magnética, voy a vivir todos los días al máximo. Me rehúso a vivir como si estuviera
muerta mientras estoy viva.
―Buenos días, Calabaza. ¿Cómo te sientes esta mañana?
―Mucho mejor que tú por el aspecto que tienes ―respondo mientras camino
hacia él, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello desde atrás y besando su
mejilla. Él se aclara la garganta, un ligero tinte rojo aparece en su hermoso rostro.
―Estoy feliz de escuchar eso ―dice―. Perdón por la forma en que actué ayer...
―Quitando mis brazos, tomo asiento al lado de él.
―No tienes nada de qué arrepentirte. Comprendo cuán difícil es esto para ti.
Siento que tengas que pasar por esto de nuevo. Vamos a vencer esto, papá. Te lo
prometo. ―Busco su mano y la agarro en la mía―. ¿De acuerdo? ―Encontrando mi
mirada, sonríe.
―Está bien. ―Apretando su mano, me levanto. No más hablar de tumores hoy.
―Ahora, ¿qué te gustaría para desayunar? Carter y Elizabeth estarán aquí
pronto. Los cuatro vamos a salir por el día.
―Algunas tostadas estarán bien, Calabaza ―dice sonriendo. No llega del todo
a sus ojos, pero al menos lo está intentando.
246
••••
Terminamos manejando hacia Blue Mountain. Está a poco más de una hora en
auto de donde vivimos. Aparentemente, es el área donde creció Carter. Es un
hermoso lugar. Entiendo por qué me dijo que llevara algo caliente. Hace bastante
frío aquí arriba. En invierno no es raro ver nieve.
Estacionando el auto cuando lleguemos a Katoomba, todos salimos. Papá se
ofreció a conducir hoy. El auto de Carter es de solo dos puertas, para entrar y salir
de la parte posterior tienes que mover el asiento lo que puede ser un dolor en el
trasero. Papá y Elizabeth se sientan en el frente. Carter y yo en la parte de atrás.
Tomó mi mano antes incluso que saliéramos de nuestra calle, y la sostuvo todo el
camino hasta aquí. Me encanta la sensación de mi mano envuelta en la suya.
Mi padre camina por el frente del auto y ayuda a Elizabeth a salir, mientras
Carter se pone de su lado y me ofrece su mano. Agarro mi gorro de lana y la bufanda
del asiento a mi lado antes de salir. Carter saca la bufanda de mi mano y la envuelve
alrededor de mi cuello, mientras pongo el gorro en mi cabeza.
―Te ves tan linda ―dice tirando de mi bufanda y de mí hacia adelante,
colocando un pequeño beso en mi nariz. ¿Mencioné cuánto me gusta este lado de él?
Puede decir y hacer las cosas más dulces a veces. Entrelazando sus dedos con los
míos, caminamos hacia el vigía para ver la gran formación rocosa conocida como
The Three Sisters, y el impresionante Jamison Valley más abajo.
Carter explicó que la gran piedra de arenisca y roca erosionada con el tiempo
creó las tres altas formaciones rocosas que están lado a lado, que se elevan sobre el
hermoso valle. La leyenda aborigen dice que tres hermanas se enamoraron de tres
hombres de una tribu vecina, causando que una guerra estallara, fueron convertidas
en piedra para quedar atrapadas para siempre. De ahí, el nombre.
A pesar que creció en el área, estoy sorprendida por su conocimiento. Cuando
le pregunté al respecto, confesó que vino aquí algunas veces en excursiones escolares
cuando era niño.
No puedo creer lo vasto y hermoso que es este lugar. Siempre he sabido de su
existencia, pero lamentablemente nunca lo había visitado hasta ahora. Después de
abrocharme el abrigo, envuelvo mis brazos a mi alrededor. El viento helado pica
bastante.
―¿Tienes frío? ―pregunta Carter envolviendo su brazo alrededor de mi
hombro, tirando de mí hacia él. Sonrío.
Una vez que llegamos a la cima, Carter sugiere que subamos en el ferrocarril 247
panorámico que baja por el acantilado hasta abajo al valle. Aparentemente, es una
bajada muy empinada, entonces Elizabeth opta por no ir. Mi papa ofrece llevarla a
tomar un café, así Carter y yo todavía podemos ir.
Santa mierda, empinada no es la palabra. Tiene un cincuenta y dos por ciento
de inclinación, ganándose el título del ferrocarril de pasajeros más empinado en el
mundo. También tienes la opción de reclinar tu asiento hacia atrás otro veinte por
ciento, que por supuesto hicimos. Carter me mantiene apretada contra él en el viaje
de bajada, que para mí es la mejor parte. Nuevamente, une sus dedos con los míos
mientras caminamos por las vías del valle.
Caemos en una conversación fácil mientras caminamos. Cuando nos
detenemos junto a una hermosa cascada, Carter saca su teléfono para tomar una foto
de nosotros. Pasa su brazo alrededor de mi hombro y me jala a su lado.
―Sonríe, hermosa ―dice. Después de tomar algunas fotos, me suelta y coloca
el teléfono de nuevo en su bolsillo. Suponiendo que vamos a continuar por el
camino, doy un paso adelante―. No he terminado contigo todavía ―dice
acercándome y tirando de mí de vuelta hacia él. Girándome en sus brazos, acuna mi
rostro en sus manos. La mirada que me da derrite mi corazón. Se ve como me siento;
feliz―. Voy a besarte ahora ―advierte antes de cubrir mi boca con la suya.
Es otro de esos dulces y calientes besos que me ponen débil de las rodillas. Mis
brazos se deslizan alrededor de su cintura y mis manos se hacen puños en la parte
posterior de su chaqueta para sostenerme. Abriendo mi boca un poco, profundizo el
beso cuando su lengua se encuentra con la mía. Este no es el tipo de beso que
llamarían aceptable para un lugar público, pero no me importa. Estoy demasiado
perdida en él para que me importe una mierda.
Ni siquiera puedo expresar en palabras cuán mágico se siente estar aquí con él
en este lugar. No puedo recordar la última vez que me sentí así de feliz, tan viva. Ni
una vez he pensado en mi enfermedad y en lo que nos espera. Ni una sola vez. En
cambio, estoy perdida en cada mirada, en cada palabra, y en cada toque de Carter.
Estoy consumida por él.
••••
Es tarde para cuando llegamos a casa. Cuando finalmente volvimos a la
montaña por nuestros padres, Carter sugirió que fuéramos a Leura para el almuerzo.
Es una pequeña ciudad pintoresca, con las tiendas más lindas, galerías, cafés y
restaurantes.
Comimos en un lugar agradable que tenía una chimenea, la cual fue un escape
bienvenido del frío. Toda la comida era hecha con productos locales. Tenía una 248
pared con ventanas de cristal hasta el techo con vistas al valle. La comida y la
compañía fueron increíbles. Hoy fue algo que todos necesitábamos: Una buena
escapada de los dramas que nos esperan de vuelta en casa.
Lo único malo era que debía llegar el final. Disfruté cada segundo de mi tiempo
con Carter. Cuando mi papá y yo entramos, y Carter y su madre fueron a su casa, ni
siquiera puedo explicar el vacío que sentí. Después que papá y yo cenamos, fui a mi
habitación, esperando que Carter estuviera en su habitación, así podría echar un
vistazo. Lamentablemente no estaba.
Finalmente, me di por vencida y me dirigí hacia mi baño para una ducha.
Había sido un gran día, y para ser sincera, estaba cansada. Cuanto antes me
durmiera, más rápido llegaría mañana. Eso significaba que vería a Carter de nuevo.
Es gracioso lo rápido que me he apegado a él. Supongo que incluso después que se
fue hace todos esos años, todavía tenía mi corazón. De alguna manera simplemente
lo hemos retomado donde lo habíamos dejado.
Más tarde, mientras yacía en la cama, todo lo que puedo pensar es en él. Ha
demostrado en la pasada semana cuánto le importo. Tal vez sea tiempo que derribe
las paredes que he erigido alrededor de mi corazón y lo deje entrar de nuevo.
Carter
Me despierta una voz suave diciendo mi nombre.
―Carter... Carter, ¿estás despierto? ―Ahora lo estoy. Estirándome ciegamente,
presiono el interruptor de la lámpara de mi lado de la cama. La luz me lastima los
ojos. Entrecerrándolos, intento ajustar mi vista al repentino puto brillo que ahora
llena mi habitación. Será mejor que sea una maldita emergencia.
―Indi. ―Está parada justo dentro de mi ventana, con una camisola negra de
249
seda. No tengo idea de por qué está escabulléndose en mi cuarto. ¿O estoy soñando?
Mi corazón comienza a acelerarse cuando me doy cuenta que algo debe estar mal.
Me siento frotándome los ojos―. ¿Estás bien? ¿Todo está bien?
―Todo está bien ―dice dando un paso hacia mí―. No podía dormir. Estaba
pensando en ti, en nosotros.
―¿Lo hacías? ―Estoy confundido.
―Así es. ―Porqué eso me tenía sonriendo como un tonto, no puedo decirlo.
Supongo que me gusta el hecho que estuviera pensando en mí. Con suerte de una
buena forma. Da otro paso hacia mí. Miro mientras toma una larga respiración antes
de liberarla lentamente. Se ve nerviosa. Mierda, esa no puede ser una buena señal.
¿Entendí mal sus razones para venir aquí?
No dice una palabra más. En cambio, sus manos se mueven hacia el cinturón
de su bata. Trago un poco de aire mientras lentamente deshace el lazo. Nop. No
entendí mal. Siento mi pene contraerse de anticipación.
Su mano se mueve lentamente hacia su hombro mientras empuja la tela de seda
por un brazo. Es como un tortuoso baile erótico. De inmediato tiene a mi pene
creciendo. Si esto es un maldito sueño me voy a enojar. Casi quiero pellizcarme solo
para estar seguro. Sostengo mi respiración mientras espero su siguiente
movimiento.
Se mueve al otro lado, deslizándose la bata sobre su otro hombro. Cuando la
suelta, mis ojos siguen la tela mientras cae al piso, reuniéndose a sus pies. A medida
que mi mirada vuelve a subir por sus piernas, casi me trago la lengua cuando me
doy cuenta que está totalmente desnuda debajo.
Me froto los ojos otra vez. No puedo creerlo. Aquí está la mujer de mis sueños.
Por la que he estado suspirando, los pasados cinco años, de pie en mi dormitorio
vistiendo nada más que una sonrisa. Que me jodan. ¿Morí y fui al cielo?
Estoy fuera de la cama en un instante.
―Te deseo. ―Es todo lo que dice, tímidamente, mientras camino hacia ella,
cerrando la distancia entre nosotros. Si me desea, me tendrá. Me tragué el jodido
anzuelo. No le doy la oportunidad de decir otra palabra. Tirando de ella a mis
brazos, cubro sus labios con los míos. He estado fantaseando sobre tenerla de nuevo.
Por… cinco… malditos... años.
Mi boca y mis manos están en todas partes.
―No puedo decirte cuántas veces he soñado con tenerte de nuevo ―susurro
mientras mis labios siguen un camino a través de su mandíbula y su cuello―. Por
favor dime que esto realmente está sucediendo. 250

―Oh Dios, está sucediendo ―gime, moviendo su cabeza hacia atrás y


empujando más sus senos contra mi pecho desnudo―. Hemos desperdiciado
demasiado tiempo separados. ―Eso es correcto. Mis manos recorren su esbelta
espalda, tomando ese delicioso trasero suyo. Levantándola del suelo, envuelve las
piernas alrededor de mi cintura mientras la llevo hacia mi cama.
Una vez que la acuesto, me estiro, desenredando sus extremidades de mi
cintura. Necesito verla. Toda. De pie, siento que mis labios se curvan en una sonrisa
mientras mis ojos se deslizan sobre su desnudo cuerpo. La maldita perfección.
―Eres incluso más hermosa de lo que recuerdo. ―Suspiro, inclinándome para
colocar mis manos a cada lado de su cintura. Cuando mis ojos se encuentran con los
suyos otra vez, está sonriendo también.
Estirando la mano, la desliza por el lado de mi rostro.
―Te extrañé cuando te fuiste ―admite.
―Yo también te extrañé ―respondo, levantando mi mano y quitando el
cabello de su rostro―. Mucho. ―Enderezándome de nuevo, desato el lazo de mi
pijama, dejándolos caer alrededor de mis tobillos. Al salir de ellos, me arrodillo en
la cama antes de subir sobre ella. Mi pene está tan duro por ella que me duele―.
¿Estás segura que estás lista para esto?
Por favor di que sí.
―Sí. Nunca he estado más segura de cualquier cosa en mi vida. ―Sonrío ante
sus palabras. Ella también lo hace, pero también hay una pizca de incertidumbre en
su rostro―. No te vas a escapar de nuevo, como la última vez, ¿verdad?
―No podría dejarte nuevamente ni aunque lo intentara ―admito. Y esa es la
verdad. Es la indicada para mí. La deseo. La necesito. Se lo he negado a mi corazón
el tiempo suficiente. Mi vida sin ella es algo que no quiero experimentar de nuevo―.
Si los pasados cinco años me enseñaron algo, es que no soy nada sin ti. ―Mi
confesión llena de lágrimas sus ojos. Que me maldigan si no digo en serio cada
palabra.
Levantando los brazos, desliza sus manos alrededor de la parte posterior de
mi cabeza y tira de mis labios hacia ella. Gimo dentro de su boca. Estoy de acuerdo,
suficiente de plática. Mi chica está acostada debajo de mí, lista, preparada y desnuda.
He esperado años para tener la oportunidad de devorarla de nuevo. Habrá un
montón de tiempo para hablar después.
Mi mano está temblando mientras acaricia su cuerpo celestial. Nunca me
251
pongo nervioso antes del sexo, pero por alguna razón lo estoy ahora. Este momento
parece demasiado bueno para ser verdad. Mi corazón está latiendo fuera de mi
pecho. Contrólate, Reynolds. Esto no es solo un encuentro casual. Esta noche necesito
dominar el jodido juego.
Necesito mostrarle que soy quien ella quiere. Necesito borrar cualquier
recuerdo que tenga de ese idiota y de su tiempo juntos. Es mía ahora, y así es como
se va a quedar. Haré todo en mi poder para asegurarme de que eso suceda.
Mis manos se deslizan sobre su tonificado estómago mientras se dirigen hacia
su pequeña pieza de cielo. El lugar que me he estado muriendo por tocar, por probar.
Usando mi rodilla para abrir más sus piernas, paso mis dedos sobre su montículo
hasta que llego a su clítoris. Joder, está tan mojada para mí.
―Cristo, he extrañado tu coño ―digo mientras mi boca besa un camino por su
cuello.
Ella gime, empujando sus caderas hacia adelante mientras me deslizo a través
de su humedad antes de meter un dedo. He echado de menos esos sexys pequeños
gemidos que hace cuando está excitada.
Ya me siento como si estuviera al borde y ni siquiera estoy dentro de ella. Mis
dedos continúan trabajando su magia hasta que está deshaciéndose. Este será el
primero de muchos orgasmos esta noche. No voy a parar hasta que se desmaye de
agotamiento. Necesito llenarme de ella, y tengo cinco años por compensar.
―Me olvidé de lo hábil que eras con tus manos. ―Suspira bajando de su
clímax.
―Te lo recordaré más tarde ―le digo, chupando uno de sus perfectos senos
mientras amaso el otro. No voy a parar hasta haber probado cada jodido centímetro
de ella―. Primero necesito que vuelvas a familiarizarte con mi boca y mi polla.
―No puedo esperar ―responde ella, enlazando sus dedos en mi cabello y
levantando mi rostro para hacer contacto visual con ella―. Pero tu boca puede venir
más tarde. ―El rubor de su excitación que se extiende sobre su impecable piel me
excita como no lo creerían. Especialmente debido a que fui el responsable de ponerlo
allí―. Te necesito dentro de mí. Extrañé esa conexión contigo más que cualquier
cosa ―suplica. También lo extrañé. Nadie ha podido hacerme sentir las cosas que
ella me hace sentir.
―No es necesario que me lo pidas dos veces ―digo colocando un suave beso
en sus labios mientras me estiro hacia el cajón junto a mi cama―. Cuanto antes esté
enterrado hasta las bolas en la profundidad de tu cielo, mejor.
252
Una vez que tomo el condón, me arrodillo y lo coloco. Sus espectaculares ojos
verdes miran cada movimiento. Le sonrío. Todavía no puedo creer que tenga la
suerte de haber recibido una segunda oportunidad. Puedo asegurarles que no lo
joderé esta vez.
Cuando abre sus piernas para que me acomode entre ellas, apoyándome en
ambos codos para soportar el peso, mi corazón está golpeando en mi pecho con
anticipación de lo que está por venir. Sé que una vez que la tome, no habrá vuelta
atrás para ninguno de los dos. Deseo tanto esto.
―No estoy seguro de cuánto va a durar esto ―confieso mientras la miro
fijamente a los ojos. Es fascinante―. Voy a follarte con fuerza esta vez. Después me
tomaré mi tiempo contigo, ¿está bien?
―Dios, sí ―gime mientras sus manos se deslizan por mi espalda antes de
descansar en mi trasero. Su electrizante toque envía ondas de choque a través de mí.
Es tan poderoso. Trae cada centímetro de mí a la vida. Sus dedos se clavan en mis
nalgas, tirando de mí hacia su abertura.
Tan pronto como la cabeza de mi polla está dentro de ella, ya estoy echando
hacia atrás la cabeza y gimiendo. Es tan apretada, tal como lo recuerdo. En el
momento en que estoy todo dentro, siento que estoy al borde. Mierda, cómo he
extrañado esto. Ella empuja su cabeza de vuelta a la almohada y deja salir un sonido
de puro éxtasis. Sé exactamente cómo se siente. Juntos somos magia. Fuimos
jodidamente hechos el uno para el otro. No puedo negarlo.
Mi mano se desliza por su costado hacia su cadera, sosteniéndola en su lugar.
Salgo hasta la punta y me empujo de nuevo. Joder. Tendré suerte si duro un minuto.
Las manos de Indi se abren paso a mi cabello otra vez, tirando de mi rostro hacia
ella.
―Fóllame, Carter ―susurra contra mi boca antes de profundizar el beso.
Planeo hacer eso. Cristo me encanta la forma en que me besa.
―Dulce Jesús ―gimo. Si sigue hablándome así terminaré antes de incluso
comenzar. Mis dedos se entierran más en su cadera mientras acelero el ritmo. Se
siente como en casa. Un jodido hogar. Su coño está hecho solo para mí. Solo para mí.
Nadie tocará lo que es mío otra vez.
Por algún milagro, logro aguantar hasta que se viene otra vez. Tan pronto
como su coño se contrae, apretándose alrededor de mi polla como una tenaza,
pierdo el control.
―Indi. ―Prácticamente grito cuando mi cuerpo comienza a estremecerse antes
de quedarse inmóvil. Mi orgasmo es tan intenso que juro que estoy viendo jodidas 253
estrellas cuando acaba. Si pudiera trepar dentro de su coño, nunca me iría. Ambos
estamos tratando de recuperar el aliento cuando colapso sobre su pecho―. ¿Estás
bien? ―pregunto.
―Estoy de maravilla ―dice, girando la cabeza a un lado y colocando sus labios
sobre mi mejilla―. Nunca he estado mejor.
Levantando la cabeza, le sonrío. Dios, es hermosa. Mi mano se mueve para
quitar algunos mechones de cabello que están pegados a su frente por el sudor.
―Te he extrañado mucho.
―Yo también ―dice tomando mi mejilla con su mano―. Por favor no me
lastimes otra vez, Carter. ―Sus palabras me duelen. Odio haberla lastimado, pero
¿no se da cuenta que me lastimé también?
―Nunca ―respondo―. Eres mía ahora, lo sabes ¿verdad? A nadie más le es
permitido tocarte. Solo a mí. ―Sonríe, arqueando una de sus cejas.
―¿En serio? ―pregunta entrecerrando los ojos ligeramente. Reprimo mi
sonrisa. No quiero que piense que estoy bromeando con esto, porque no lo hago.
―Es malditamente correcto ―digo con toda seriedad.
―Bueno, eso funciona en ambos sentidos, sabes.
―Eres todo lo que quiero. Todo lo que alguna vez he querido ―confieso
mientras mis labios encuentran los de ella de nuevo. Todavía estoy dentro de ella y
mi polla está endureciéndose de nuevo―. ¿Preparada para el segundo round?
―Dios sí ―gime, haciendo que mis labios se curven hacia arriba.
―Esa es mi chica. ―Suspiro colocando un suave beso en sus labios. Esta vez
me tomo mi tiempo con ella. Tengo toda la noche para volver a familiarizarme con
este delicioso cuerpo suyo. Estirándome por sus manos, las sujeto sobre su cabeza
antes de entrelazar nuestros dedos. Mis labios recorren un camino por su mandíbula
y su cuello mientras empujo mis caderas hacia adelante, meciéndome en su apretado
coño con lentas, cortas y agonizantes embestidas. Quiero quedarme así para
siempre. Cerrando los ojos, me encuentro deseando una vida de momentos como
este con ella. Mi corazón arde por ella.
Siempre lo ha hecho, y siempre lo hará. Es mi adicción, mi aire.

254
Indiana
Carter y yo permanecimos despiertos hasta las primeras horas de la mañana.
Si no estábamos siendo íntimos uno con el otro, estábamos acostados en los brazos
del otro hablando. Estoy tan contenta de haber tenido el valor de venir aquí, porque
toda esta experiencia ha sido mágica. Incluso mejor que nuestra primera vez juntos.
Nada ha cambiado, pero todo está diferente, si eso tiene sentido. No somos niños ya.
Somos adultos, tomando decisiones de adultos y teniendo sentimientos adultos.
Aunque hay una pequeña parte de mí que está aterrada porque se vaya nuevamente, 255
mi corazón cree que no lo hará. Espero que mi corazón esté en lo correcto.
La alternativa es incomprensible. Anoche dejé todas mis barreras. Creo que él
también. No fue nada como el antiguo listillo Carter. Fue cariñoso, atento y
extremadamente dulce. Yo le di todo. Cada pedazo de mí. Incluso mi corazón.
Anoche acabó por confirmar que todavía estoy enamorada de él. Es todo para mí.
Lo que Mark y yo compartimos ni siquiera se compara con lo que Carter y yo
tenemos cuando estamos juntos. Es alucinante.
Nos quedamos en la cama hasta el domingo por la tarde. Me desperté a media
mañana para encontrarlo acostado a mi lado mirándome dormir. Fue un poco
sobrecogedor. Espero que no estuviera babeando o algo. Me desperté nuevamente
pocas horas después con su rostro sonriente entre mis piernas. Déjenme decir que es
una manera increíble de despertarse. Hemos tenido tanto sexo, no estoy segura si
voy a poder caminar cuando finalmente nos levantemos.
Necesitamos levantarnos de la cama pronto. Elizabeth está cocinando la cena
para nosotros. Descubrió que estaba aquí con Carter cuando se escapó a la cocina
para conseguirnos un poco de comida. Aparentemente mi papá vendrá también.
Tendré que irme a casa a bañarme y cambiarme. Solo tengo la camisola que usé
aquí anoche. Eso definitivamente no es apropiado para el atuendo de la cena.
Especialmente porque es con nuestros padres.
―Supongo que será mejor que vaya a casa y me duche ―le digo, rodando de
lado para enfrentarlo.
―No estoy listo para dejarte ir todavía ―responde, atrayéndome hacia él―.
Dúchate aquí conmigo.
―Tengo que ir a casa. No tengo ropa. ―Cuando sonríe tímidamente, sé que
está tramando un plan.
―Si te consigo algo de ropa, ¿te quedarás y te ducharás conmigo? ―Levanta
las cejas, esperanzado. Me encanta su lado dulce. Es adorable.
―¿Qué? ¿Vas a ir a mi habitación a buscarme algo para usar? ―pregunto,
intrigada y un poco horrorizada.
―Claro que sí. ¿No confías en mí? ―Con una sonrisa así, no lo creo.
―Definitivamente no ―chillo. Me voltea sobre mi espalda y me sujeta en el
colchón―. Puedo imaginar lo que escogerías. Comeremos con nuestros padres
¿recuerdas? ―La mirada en su rostro me tiene sonriendo. Está tratando de actuar
ofendido, pero sé que no lo está. Sabe que tengo razón. Probablemente me vista
como una maldita prostituta. Cuanto más mundana, mejor. Conozco su tipo.
256
―Te demostraré que estás equivocada ―dice inclinándose hacia adelante y
plantando un suave beso en mi nariz antes de reclinarse y salir de la cama.
―Carter. Voy a buscar algo, volveré y me bañaré contigo ―le ofrezco,
sentándome.
―No hay necesidad. Yo me encargo. ―Me guiña un ojo mientras se coloca sus
jeans. Se encarga de esto mi trasero. No estoy segura de cómo me siento sobre él
revisando mis cajones. No tengo nada incriminatorio allí. Bien, espero no tenerlo.
Cuando salta por la ventana, me levanto y agarro una de sus camisetas,
pasándola sobre mi cabeza. Para cuando llego a la ventana, ya está dentro de mi
habitación. ¡Uh! Esto debería ser interesante.
Regresa unos minutos más tarde viéndose todo contento consigo mismo.
Cuando me pasa su selección a través de la ventana, estallo en carcajadas. Un
pequeño pantalón corto y una pequeña blusa. Lo sabía. Lo conozco mejor de lo que
piensa.
―Te das cuenta que es invierno, ¿verdad?
―No necesitas ropa de abrigo, me tienes a mí. ―Sonríe. Niego. No puedo
evitar reírme de su rostro seria.
―¿Puedes ir y agarrar algo más adecuado? Mejor aún, déjame hacerlo ―digo
poniendo los ojos en blanco.
―¿Así que no vas a usar estos? ―pregunta, tomándolos de mi mano y
sosteniéndolos, decepcionado―. Quiero verte en esto, te verás atractiva. ―Empiezo
a reír.
―No usaré eso para la cena, Carter.
―¿Te vestirás así más tarde cuando estemos solos? ―La mirada suplicante en
su rostro me hace asentir.
―Pero no para la cena. ―Me inclino hacia adelante y planto un beso en sus
labios.
―Bien ―dice, con los hombros ligeramente desplomados―. Iré a buscar algo
un poco menos revelador. ―Antes de tener la oportunidad de protestar, se dirige
hacia mi casa de nuevo.
―Por cierto, también necesito ropa interior.
―Estoy en eso ―grita, mirando por encima de su hombro antes de meterse en
mi habitación. Mis ojos están pegados a su trasero. Dios, realmente es un buen
257
trasero. Redondo, apretado y delicioso.
Unos minutos más tarde reaparece en mi ventana sonriendo como un tonto.
Mi mirada se mueve al negligé de encaje negro en su mano. Estupendo. Está
revisando mi cajón de ropa interior. Niego vigorosamente, pero asiente antes de
empuñarlo y meterlo en su bolsillo. Entierro el rostro en mis manos. Sabía que esta
era una mala idea.
No puedo evitar admirar la tensión de sus músculos cuando usa sus brazos
para empujarse a través de la ventana de su habitación unos minutos más tarde. Es
realmente una visión. Esta vez tiene una sudadera con capucha roja y un pantalón
de yoga negro en la mano. Eso es más correcto. Su sonrisa crece cuando me pasa mi
sujetador de encaje negro y bragas a juego.
―Maldición, tienes ropa interior sexy ―dice con un silbido―. Estoy esperando
un desfile de modas en el futuro cercano.
―No lo creo. ―Me río mientras le arrebato mi ropa de la otra mano―. Y el
negligé que guardaste en tu bolsillo ―exijo mientras extiendo la mano.
―Joder no. Eso es para más tarde ―responde mientras lo saca, colocándolo en
la parte superior del cajón de su mesita de noche―. Esto también ―añade, sacando
mi vibrador rosa de su bolsillo trasero. Maldito infierno. Olvidé que estaba allí.
―Dame eso ―espeto yendo hacia él, pero es demasiado rápido. Levanta el
brazo, sosteniéndolo alto en el aire para que no pueda alcanzarlo. Cuando salto para
intentar agarrarlo, comienza a reír―. Carter ―gimoteo―. Dámelo.
―Lo siento, hermosa. No puedo hacer eso. Desde este día, te prohíbo usarlo
sin mi permiso. Si quieres venirte con un juguete ―dice agitándolo en mi rostro―,
entonces voy a ver. ―Prohibirme mi trasero. ¿Quién diablos se cree que es?
―No puedes prohibirme hacer nada ―replico, cruzando los brazos sobre mi
pecho.
―Odio decírtelo, cariño, pero eres mía ahora. Entonces, puedo, lo haré, y acabo
de hacerlo. ―Coloca su dedo suavemente en la punta de mi nariz, así que lo alejo.
―Eres un asno ―le respondo, pero el comentario de mía que hizo no se pierde
para mí. Estoy sonriendo por dentro.
―Lo sé, pero soy tu asno ―dice tirando de mí a sus brazos, cubriendo mi boca
con la suya. Desliza sus manos hacia arriba por el exterior de mis muslos,
moviéndolas debajo de su camiseta y tomando mi trasero―. Maldición, sí que te ves
sexy usando mi ropa.
••••
258
Es el día. Mi estómago está en nudos mientras vamos al hospital para mi
resonancia magnética. Pensamientos positivos. Eso es lo que sigo diciéndome. Carter,
mi padre y Elizabeth están conmigo como apoyo moral. Estoy agradecida, pero si
hiciera lo que quisiera habría ido sola. Escuchar que tenía un tumor el otro día fue
lo peor, pero ver la mirada de devastación en los rostros de Carter y de mi padre fue
incluso más difícil.
Cuando llegamos, tengo que ver al doctor primero. Solo quiere hablar conmigo
y explicarme lo que sucederá hoy. Por supuesto, Carter me sigue hasta la habitación
sin una invitación formal. Idiota presuntuoso. Sí me encanta lo mucho que me ha
apoyado, pero todavía le frunzo el ceño cuando se sienta a mi lado en la oficina del
doctor luciendo engreído. Naturalmente, sonríe y busca mi mano cuando hago eso.
Es obvio que disfruta metiéndose debajo de mi piel.
El procedimiento parece bastante sencillo. El doctor explica que la IRM
(Imagen por Resonancia Magnética) utiliza un poderoso campo magnético, pulsos
de frecuencia de radio y una computadora para producir imágenes detalladas de
órganos, tejidos suaves, hueso y prácticamente todas las demás estructuras internas
del cuerpo.
No hay efectos secundarios asociados con la tomografía, pero me informa que
podría sentirme claustrofóbica estando confinada a un espacio tan pequeño durante
alrededor de una hora. Si ese es el caso, tendré un timbre en mi mano que puedo
presionar, y me pueden dar un sedante ligero para relajarme si es necesario.
Personalmente, creo que quedarme quieta por todo ese tiempo será la parte más
difícil.
―¿Cuándo tendremos los resultados, doc.? ―pregunta Carter.
―Voy a programar una cita para mañana. Podremos discutir los resultados y
averiguar un plan a partir de ahí ―responde, sonriendo brevemente mientras se
levanta y camina hacia la puerta―. Conseguiré a la enfermera para acompañarte a
la sala de imágenes. Te están esperando.
―Gracias ―le digo levantándome.
―Sí, gracias ―agrega Carter tomando la mano del doctor cuando llega a la
puerta.
―Los veré a los dos por la mañana.
La enfermera le informa a Carter que no podrá entrar, pero todavía insiste en
ir conmigo hasta allá. Me toma en sus brazos y me besa en la parte de arriba de mi
cabeza antes de entrar.
259
―Estaré aquí esperando por ti ―dice. Y ahí es exactamente donde lo encuentro
cuando termino. Toda la experiencia fue muy desalentadora, así que estoy aliviada
cuando se acaba. Los cuatro decidimos parar y almorzar de camino a casa. No
mucho se dice sobre la resonancia magnética y mi cita mañana. Es como una nube
oscura colgando sobre nuestras cabezas. No voy a preocuparme hasta que tenga que
hacerlo. Ya fui diagnosticada con un tumor, por lo que no puede ser mucho peor
que eso.
Cuando llegamos a casa más tarde, papá invita a Elizabeth a entrar para tomar
un café. Cuando estamos solos, Carter me jala a sus brazos.
―Tengo que hacer algunos recados ―dice plantando un suave beso en mis
labios―. Haremos algo juntos más tarde, ¿de acuerdo? ―Sus dedos viajan por mis
lados, tomando mi trasero en sus manos. Me tira contra él y pone su boca en la mía.
Espero pasar tiempo con él más tarde. Deseo que pudiera ser ahora, pero tiene una
vida además de mí. No puedo ser egoísta. Ha estado poniendo sus necesidades a un
lado para estar aquí para mí desde mi diagnóstico.
••••
Después de llevar a LJ a caminar, veo una película mientras papá y Elizabeth
se sientan en la cocina. Cuando termino y Carter todavía no ha regresado, me dirijo
a mi habitación. Me sorprende encontrar una gran caja blanca envuelta en un lazo
rojo, en mi cama. No tengo idea cómo llegó ahí. No estaba aquí cuando me fui esta
mañana. Mi primer pensamiento es Carter. Mi cabeza voltea en dirección de su casa,
pero no está en ninguna parte.
Estoy sonriendo mientras me acerco a la cama. Me inclino hacia la caja y
escucho, pero no estoy segura de oír algo. ¿Un tic? Lo cual es tonto, lo sé, ya no
somos niños. Ahí es cuando noto que una tarjeta fue deslizada debajo de la cinta.
Tomándola leo, Indiana, fue escrito a mano en el frente del sobre. Bueno,
definitivamente es para mí.
Vacilando la abro para leer lo que está escrito en la tarjeta.

Quiero que estés lista a las 7:00 p.m., en punto. No tomaré un no por respuesta. Sabes
que no dudaré en lanzarte sobre mi hombro si es necesario.
Asegúrate de llevar puesto SOLO lo que hay en la caja. Nada más. Sé cuán obstinada
eres, entonces tomé las precauciones adecuadas para asegurarme que esto suceda.
Carter. X
260

Mi primer pensamiento es, ¿cómo se atreve a mandarme de esa manera?


¿Quién en el infierno piensa que es? No hace falta decir que estoy sonriendo como
una maldita tonta cuando lo pienso. En secreto me encanta su lado exigente. Eso me
excita. Lo he estado extrañando desde que me dejó antes. Me encanta que quiera
pasar tiempo conmigo.
Empiezo a preguntarme a qué se refiere diciendo que tomó las precauciones
adecuadas. Lo conozco, eso no puede ser bueno. Solo puedo imaginar lo que hay
dentro de la caja.
Estirándome por el lazo, la desato. Si es algo que quiere que use, estoy
aprensiva de ver lo que hay dentro. Si es lencería, voy a patearle el trasero.
Quitando la tapa, jadeo cuando veo lo que hay adentro. Es un vestido. Uno
hermoso, y por lo que parece, ridículamente costoso. Es un bonito color verde jade,
y la tela es suave y trémula. Levantándolo de la caja, lo sostengo. Es exquisito. Me
llega justo encima de las rodillas y en lugar de mangas tiene dos tiras. Mi mirada se
mueve a la etiqueta. Es de mi talla. ¿Cómo la supo?
Supongo que cuando estuvo en mi habitación consiguiéndome ropa ayer
podría haber fisgoneado. ¡Uf! No me sorprendería. Coloco el vestido contra mí y
giro en un círculo. Mi sonrisa crece. Me encanta. Nunca en mi vida he tenido algo
tan bonito.
Cuando lo coloco cuidadosamente sobre mi cama, noto un par de tacones
verdes a juego en la parte inferior de la caja. Son de la talla correcta también. Aunque
escéptica, estoy muy emocionada porque haga esto por mí. Esto es algo que el Carter
de verdad haría. El dulce. No el bastardo, el que pretende ser la mayor parte del
tiempo.
Para ser honesta, esto es lo último que esperaba. Mis pensamientos vuelven a
la nota. ¿Qué quiere decir con que no puedo usar nada más? ¿Está tratando de decir
que no se me permite usar bragas? Eso es definitivamente algo que Carter sugeriría.
Corro directo al cajón de mi ropa interior. Jadeo cuando miro dentro. Está vacío.
Toda mi ropa interior se fue. Toda. Lo único que queda es una solitaria caja de
tampones.
Mis ojos se mueven de inmediato hacia la habitación de Carter. Está parado en
su ventana con mi tanga de encaje blanco colgando de la punta de su dedo y una
mirada petulante en su hermoso rostro. Qué imbécil exasperante. Un gran, enorme,
hermoso y exasperantemente hermoso. Tan molesta como estoy con él, la sonrisa
261
hermosa y juguetona en su rostro me hace sonreír también. Estoy tentada a salir y
comprar el par más poco favorecedor de ropa interior de abuelita que pueda
encontrar, solo para retarlo, pero la idea de no tener bragas a su alrededor en
realidad me excita.
No puedo esperar a ver qué depara esta noche para nosotros.
Carter
No tenemos idea de lo que el mañana va a traer, así que esta noche quiero hacer
algo especial. Quiero sacarla antes de que obtenga sus resultados. Antes de que
comience el tratamiento. Darle una noche para recordar. Algo a qué aferrarse si los
tiempos difíciles se vuelven más duros, y estoy seguro de que los habrá.
Mientras camino hacia los escalones de la puerta de entrada de Indi, los nervios
me invaden. No estoy cortado para esta mierda. Mi estómago está en nudos y esta
maldita corbata se siente como si fuera a ahogarme. Odio usar estas cabronas. 262

Limpio mis palmas sudorosas enfrente de mi pantalón antes de tocar. Unos


pocos segundos después, la puerta se abre.
Que me aspen.
Tomo un gran aliento y lo sostengo mientras mis ojos se beben lo que tengo
enfrente.
―Vaya. ―Es todo lo que logro dejar salir. Sabía que ese color se vería perfecto
en ella, pero la imagen que tenía en mi cabeza no se acerca a cómo se ve en realidad.
Elegí el verde porque en el momento en que lo vi, me recordó sus ojos.
Maravillosa.
―Hola ―dice sonriendo.
―Hola. Te ves bien. ―En serio, bien se queda corto. Preciosa, sexy como el
infierno, comestible, habría sido una mejor manera de describirla. Mis ojos se
mueven hacia sus pequeños y alegres pechos debajo del vestido. Incluso sin
sujetador, se ven a la perfección. La vista de sus pezones endurecidos debajo tiene a
mi pene moviéndose. Pensé que esta cosa de no tener ropa interior era una idea
brillante, pero ahora no estoy tan seguro ¿Cómo diablos voy a poder mantener mis
manos alejadas de ella toda la noche?
Imposible.
―Te ves bien también ―responde ella, rompiendo mi tren de pensamiento.
Cuando mis ojos se encuentran con los de ella, las comisuras de sus labios
aparecen.
―Muy guapo. ―Cristo, me tiene sonriendo como un tonto. ¿Qué tiene? Me
aclaro la garganta y tironeo por más espacio alrededor de mi cuello.
―¿Quieres entrar? ―pregunta. Miro mi reloj. Realmente necesitamos irnos si
vamos a llegar a tiempo.
―Estamos presionados con el tiempo. ¿Estás lista para irte?
―Sí, solo necesito tomar mi abrigo. Se me permite usar abrigo, ¿no?
―pregunta sarcásticamente, rodando sus bonitos ojos verdes.
―Por supuesto. Vas a necesitar uno. ―Me río entre dientes. Es invierno
después de todo.
Se congelará con ese vestido sin uno. No quiero que se enferme.
―¿A dónde vamos? ―pregunta.
Si piensa que voy a decírselo, está equivocada. 263

―Es una sorpresa ―le digo. Organicé algo simple, pero dulce. Igual que ella.
Conozco a mi chica lo suficientemente bien. No está en nada de la mierda
pretenciosa.
―Debería haber sabido que eso es lo que dirías ―responde poniendo los ojos
en blanco de nuevo.
Su actitud me excita. Quiero sujetarla contra la pared y hacer mi camino en ella,
pero eso vendrá antes de que la noche termine.
La sigo por el pasillo hacia su habitación. Mis ojos están pegados a ese trasero
increíble todo el camino. Ese pequeño balanceo en sus caderas hace que mi pene se
contraiga nervioso. Estoy tentado a estirarme y pasar mi mano subiéndola por sus
piernas y debajo de ese vestido, para asegurarme de que no me desobedeció, pero
sé que si lo hago nunca saldremos de aquí. Aunque la anticipación está matándome,
habrá mucho tiempo para eso después. Esta noche es sobre ella y hacer que tenga
recuerdos. Mi pene puede esperar.
―Tengo muy buen gusto ―admito mientras caminamos hacia mi auto.
―¿Cómo? ¿Realmente quiero escuchar la respuesta?
―El vestido ―respondo abriendo la puerta para ella. Mi mano roza su trasero
mientras levanta la pierna para subir al auto. Sonrío cuando la escucho contener su
aliento. No siento una línea de bragas y mi pene se revuelve. Buena chica. Por una
vez hizo lo que le dije. Saber que está desnuda debajo de ese vestido va a hacer que
sea imposible mantener mis manos fuera de ella.
―Lo hiciste bien, pero algo de ropa interior para acompañarlo hubiera sido
agradable. ―El tono sarcástico en su voz me hace soltar una risita. No lo creo, hermosa.
―No. Estás perfecta de la forma en que estás. Además, me dará mejor acceso
a ese magnífico coño tuyo ―susurro inclinándome hacia su oreja. La escucho
respirar profundamente, y eso lleva una sonrisa a mi rostro. Esto va a ser divertido.
O una tortura para nosotros dos, estoy adivinando.
••••
El viaje a la ciudad no es tan malo como pensé que sería. Llegamos más o
menos a tiempo. Envié un texto rápido mientras nos deteníamos en una luz roja,
diciéndole a Jax
que no estábamos muy lejos. Él ha estado dándome mierda sobre esta noche toda la
tarde. Piensa que me volví una niñita. Esta noche fue tan de último minuto, que no
tuve más remedio que pedirle ayuda. 264

Quizás tiene razón. ¿Quién sabría que darle tu corazón a una mujer significaba
entregar tu virilidad también? Que me agarren si no vale la pena sin embargo. Sería
cualquier cosa, incluso un cobarde, si la hiciera feliz.
Mi mano ha estado justo arriba de su rodilla durante la mayor parte del viaje.
Estoy impresionado que tuviera la fuerza de voluntad para no deslizarla entre sus
piernas. Al principio, mientras mis dedos dibujaban círculos flojos en su piel, sus
piernas se separaron ligeramente. Sabía que era una invitación a aventurarme aún
más, pero incluso entonces me mantuve fuerte. Para el momento que termine con
ella esta noche, estará tan caliente y lista, que me va a suplicar que la penetre. Será
la manera perfecta de terminar nuestra noche.
Cuando llego al estacionamiento alcanzo su mano, llevándola hacia mis labios
para colocar un suave beso sobre sus nudillos. Sus ojos están plantados firmemente
en mi boca contra su piel. Miro que su lengua se dispara y humedece su labio
inferior.
Todo lo que quiero es besarla. Entonces eso es exactamente lo que hago.
Alcanzando la consola, deslizo mi mano alrededor de la parte posterior de su
cuello, llevando sus labios hacia los míos. Cuando abre la boca y desliza la lengua
más allá de mis labios, gimo. Mi polla se esfuerza contra mi pantalón. Debería haber
mantenido mi control, porque ahora que he tenido una probada, no quiero parar.
Mis dedos se clavan en su muslo interno mientras sus piernas voluntariamente
se abren. Quiere mis manos sobre ella tanto como las quiero ahí. Mientras me deslizo
bajo su vestido, Let Her Go comienza a escucharse. Mierda. Mi teléfono.
Probablemente es Jax. A regañadientes me retiro del beso y lo saco de mi bolsillo.
Maldito sea.
―¿Qué tan lejos estás, cabrón? Estoy congelando mis nueces aquí ―se queja.
―Solo estoy estacionando el auto ―respondo mientras mis ojos se encuentran
con los de Indiana. Cristo, es hermosa. Sus grandes ojos verdes están fijos en los
míos. Su piel perfecta está enrojecida por su excitación. Sus labios carnosos son rojos
y están hinchados de mi beso. Me gustaría nada más que saltarme la primera parte
de la noche y llevarla directamente al hotel, pero no puedo hacer eso. Me recuerdo
que esta noche se trata de crear recuerdos, esta noche es de ella.
―Bien. Date prisa, coño, así podré conseguir irme de aquí. ―Me río de su
comentario.
―Estaremos allí en un minuto.
―¿Quién era? ―pregunta Indi cuando termino la llamada.
265
―Mi compañero Jax. Lo conocerás en un minuto. ―Me inclino y paso mis
labios por los de ella―. Esto ―digo cuando tiro hacia atrás y señalo entre nosotros
dos―, tendrá que esperar hasta más tarde. ―Me da una sonrisa decepcionada.
Siento lo mismo.
Es todo en lo que he pensado todo el día. Honestamente, solo hará que el
premio al final de la noche sea más dulce. Solo espero que mi dolorido martillo y
mis bolas azules como la mierda puedan esperar hasta entonces. No me gustaría
nada más que doblarla sobre el capó de mi auto justo ahora y escarbar en su dulzura.
Después de ayudarla a salir del automóvil, se envuelve su abrigo de lana negro.
―Está helado esta noche ―dice temblando un poco.
―Te mantendré caliente ―le digo mientras la abrazo y beso la parte superior
de su cabeza.
―Me gusta el tono de llamada en tu teléfono ―dice mientras cruzamos el
camino―. Es una gran canción.
―Gracias. ―Es mi única respuesta. No hay manera de que le diga que la he
tenido durante los pasados cinco años porque me recordaba a nosotros. Ya perdí
suficiente de mi virilidad por una noche.
Mientras caminamos debajo del puente del puerto y sobre el área de césped
con vista al espectacular puerto de Sídney, mis ojos buscan a Jax. Cuando veo la
pequeña mesa que le pedí que montara, junto con velas en el centro, mis nervios
vuelven a entrar. Quiero que esta noche sea especial, pero me siento como un idiota
ahora. Jax tiene razón. Soy un jodido cobarde.
―Por aquí ―le digo mientras la guío hacia la derecha. Veo la sonrisa satisfecha
en su rostro mientras nos acercamos. Cabrón. Nunca va a dejarme vivir por esto.
Cuando alcanzamos la mesa le extiendo mi mano―. Hola.
―Hola ―dice con una sonrisa antes de que sus ojos se desvíen hacia Indiana.
Miro como la ve. Su sonrisa crece. Por qué eso me pone nervioso, no puedo decirlo.
―Indiana, este es mi amigo Jax.
Aunque no estoy seguro de por cuánto tiempo sigue mirándola así.
―Jax, Indiana.
―Entonces, finalmente llego a conocer a la escurridiza Indiana ―dice tomando
su mano y llevándola hacia su boca. Quiero arrebatarle su mano, pero logro
controlarme. Me vería un poco idiota y patético, celoso si lo hiciera. Diablos, estoy
celoso―. Carter nunca se calla sobre ti. ―Hijo de puta.
266
―¿Habla de mí? ―pregunta Indi mirándome con una gran sonrisa.
―Todo el maldito tiempo. ―La sonrisa burlona que está usando cuando su
mirada se mueve hacia mí me dice que intenta hacer que muerda. No caeré en su
mierda. Es el mayor agitador de mierda que conozco. Suelo encontrar sus travesuras
divertidas, pero no esta noche. No enfrente de mi chica.
―No lo hago, idiota ―digo tratando de salir en mi defensa. Jax vuelve la
cabeza y se ríe. Cabrón.
―Solo estoy jugando contigo, amigo ―responde, golpeándome en la espalda.
Le doy una mirada que dice, lo sé, y cierra la puta boca. El pago es una perra.
Indiana se ríe a mi lado. Supongo que lo encuentra divertido.
―¿Esto es para nosotros? ―pregunta Indi sobre la mesa puesta delante de
nosotros. Estoy agradecido por la distracción. Él está haciendo que me vea como un
tarado delante de ella. Arregló la mesa tal como se lo pedí. Es solamente una
pequeña mesa cubierta con un mantel blanco. Dos platos blancos de cerámica, dos
copas de vino y cubiertos de plata. Hay un jarrón pequeño con una rosa roja dentro
y dos velas a cada lado, en medio de la mesa. Hizo un buen trabajo, para ser un
cabrón.
―Lo es ―le digo, pasando mi brazo sobre su hombro―. ¿Te gusta?
―Me encanta ―dice mientras sus brazos rodean mi cintura y me sonríe. Su
sonrisa es exactamente lo que esperaba ver. Hace que la burla que recibí todo el día
de Jax, valga la pena.
―Gracias, Jax.
―No me lo agradezcas. Solo hago lo que mi gran amigo me pidió ―responde,
sacudiendo su cabeza en mi dirección. La mirada que Indi me da cuando Jax dice
eso tiene a mi corazón golpeando contra mi caja torácica. Lo sé en ese momento,
todo lo que Jax dijo hoy es verdad. Estoy bien y realmente jodido.
―Me iré y recogeré la comida ―añade Jax mirando su reloj―. Después me iré
de aquí. ―Saco la silla para Indi. Una vez que está sentada me inclino y coloco un
suave beso en su cabello.
―Solo necesito hablar con Jax por un segundo ―le digo antes de que Jax y yo
demos unos pocos pasos de la mesa―. Gracias por toda su ayuda ―digo
extendiendo mi mano. Realmente se superó y fue más allá. Le debo mucho―. Lo
aprecio. Lo hiciste bien para ser un pendejo. ―Se ríe de mi comentario. 267

―No hay problema. Mi objetivo era complacer ―dice sacando un cigarrillo y


encendiéndolo. No he fumado desde que tenía diecisiete, el día que Ross encontró
mis cigarrillos en el auto. No lo extraño en absoluto, pero podría fumarme uno ahora
mismo. Cualquier cosa para calmar mis jodidos nervios―. Para el registro,
probablemente me convertiría en un coño por ella también ―responde, lo
suficientemente suave como para que solo yo puedo escuchar.
―Mantén tus ojos fuera de ella, es mía. ―Me quedo sin aliento y se ríe. Cristo,
me saca de quicio todo el tiempo.
―Joder, realmente pusiste tus tuercas en esta.
―Que te jodan. ―Es todo lo que digo. No tiene sentido negarlo, porque es
verdad. Solo está tratando de irritarme porque es un idiota. A pesar de que me dio
un momento difícil sobre esta noche, sé que está feliz de que Indi y yo finalmente
estemos trabajando las cosas. Tuvo que escucharme refunfuñando porque dejé
escapar un gran número de ellos cuando nos emborrachábamos en los pasados cinco
años.
Está sacudiendo la cabeza y riéndose mientras se aleja. Regreso hacia la mesa.
La colocó de modo que quedara frente a ella, pero muevo mi silla antes de sentarme.
Quiero estar tan cerca de ella como pueda.
Sí, soy un cobarde.
―¿Estás bien? ―pregunto buscando su mano.
―Estoy genial. No puedo creer que te tomaras todos estos problemas por mí.
―No hay nada que no hiciera por ti ―digo, metiendo un mechón de su cabello
detrás de su oreja. Que me aspen si no quiero decir cada palabra también. Ella sonríe
y mi estómago hace un flip-flop. Jesús, estoy desahuciado. Inclinándome, pongo mis
labios en los de ella.
―¿Quién sabría que serías tan romántico? ―responde cuando retrocedo y
cierro los ojos hacia ella. Sus palabras hacen que me retuerza en mi asiento mientras
tiro de mi corbata tratando de aflojarla.
Genial, piensa que soy un cobarde también.
Estoy lejos de ser romántico.
―Oye ―dice, extendiendo la mano y pasándola por un lado de mi frente
cuando ve mi reacción hacia sus palabras―. Me encanta este lado tuyo. Es muy
dulce. Le gana al idiota que suelo obtener. ―La alegría que veo en su rostro me hace
reír. Supongo que mi comportamiento hacia ella fue bastante deplorable a veces.
268
―Como dije el otro día, sacas lo mejor de mí.
―Me alegro ―dice llevando su rostro hacia el mío―. Tú sacas lo mejor, y a
veces lo peor de mí. ―Se ríe mientras sus labios encuentran los míos. Eso es cierto.
Indiana
Las palabras no podían expresar lo que esta noche significaba para mí. Era la
distracción perfecta. No pensé que fuera posible amarlo más de lo que lo hacía, pero
cuanto más bajaba la guardia, mostrándome su lado vulnerable, dulce, más duro me
enamoraba.
―Está bien, ustedes dos tortolitos ―dice Jax cuando regresa―. Se dan cuenta
de que están en un lugar público. ―Carter y yo nos alejamos. Nos besamos todo el
tiempo que se fue. Estoy tan frustrada y excitada como no lo creerían. Las manos de 269

Carter no se han movido de mi rostro. Necesito sus manos sobre mí,


desesperadamente. ¿Por qué no puede ver eso?
Aprieto mis muslos cuando me mira con ojos entornados. Puedo decir que me
desea tanto como yo. Cuando Jax se aclara la garganta junto a nosotros, arranco los
ojos de Carter, mirando hacia él. Siento sonrojarme cuando veo que está sonriendo.
―Consigan una habitación, ustedes dos.
―Estás celoso, idiota ―dice Carter con una sonrisa, haciendo que mi rubor se
profundice.
―No. Estoy feliz con mis bolas exactamente donde están, gracias. ―El
comentario de Jax me hace reír. Me encantan las bromas entre estos dos. Me alegro
de que Carter tenga un buen amigo como él. Era tan solitario cuando era joven.
Jax coloca la caja en sus manos al lado de la mesa, abriendo las solapas. Tengo
que aguantar mi risita cuando veo qué hay adentro. Con la elegante configuración
de la mesa y su ubicación, estaba como esperando algo un poco más elaborado.
Hamburguesas y papas fritas, pero eso parece ser lo que estaremos comiendo. Es
muy Carter, y muy nosotros, supongo. Dado que eso es lo que siempre parecemos
comer cuando salimos.
―Gracias ―digo cuando la coloca sobre mi plato.
―Mi compañero posee un restaurante no muy lejos de aquí, entonces no son
solo
hamburguesas, son su especialidad. No encontrarás mejores ―explica Jax mientras
coloca la comida de Carter frente a él. Huelen delicioso. Luego, saca un termo de
metal y se lo pasa a Carter―. Dado que esta es una zona libre de alcohol, Carter
insistió en batidos de chocolate como la bebida de elección. ―Dejé salir una pequeña
risa. Creo que es muy dulce.
―Es perfecto ―digo mientras mis ojos se encuentran con los de Carter. Sonríe
mientras me mira.
―Sí, es una elección perfecta para un niño de cinco años ―responde Jax con
sarcasmo. Estallo en carcajadas cuando Carter gruñe hacia él. Haciendo caso omiso
de sus tormentos, Carter vierte la leche con chocolate en las copas de vino que están
en la mesa.
―Me voy de aquí ―dice Jax mientras toma la caja vacía―. Volveré más tarde
para
empacar todo. ¿Alrededor de las diez? ―pregunta mirando a Carter.
―Por supuesto. Gracias, amigo ―responde, con su puño arriba. 270

―Fue un placer conocerte, Indiana ―dice Jax sacudiendo mi mano.


―Igualmente. Gracias por todo lo hiciste esta noche ―respondo.
―No fue ningún problema. Me alegra que ustedes dos finalmente juntaran su
mierda. ―Mi mirada regresa a Carter cuando dice eso.
Me alegra también que lo hayamos hecho.
―No hagas nada que no hiciera ―añade Jax con un guiño cuando se da vuelta
para irse.
―Bueno, eso significa que podemos hacer cualquier cosa ―responde Carter a
su espalda. Jax se ríe, mirando sobre su hombro.
Una vez que se fue y estamos solos de nuevo, Carter toma su copa de vino llena
de batido de chocolate y la levanta en el aire.
―Salud por los buenos tiempos por venir ―dice con una dulce sonrisa.
―Salud ―respondo tintineando mi copa contra la suya. Tengo que luchar
contra las lágrimas que amenazan con salir. Espero que tengamos muchos más años
por delante. Tomo un sorbo antes de colocar la copa sobre la mesa―. Entonces
¿cuánto tiempo hace que conoces a Jax? ―pregunto, tratando de bloquear toda la
incertidumbre.
―Cinco años. Me ayudó mucho cuando ya sabes... me fui. Me dio trabajo y un
lugar para quedarme hasta que me sostuve solo. Le debo mucho.
―Parece un buen muchacho. Me alegro de que lo tuvieras. Solía preocuparme
por ti estando solo ―confieso buscando su mano.
―Bueno, estoy de vuelta ahora, y no estaré más tiempo solo. Ahora, comamos
antes de que se enfríe. Como puedes ver me tomó mucho esfuerzo organizar esta
comida gourmet.
―Sí lo hiciste ―respondo, haciendo estallar una fritura en mi boca―. Es
perfecta. Igual que tú.
••••
Después de comer, hablamos y reímos. Estoy pasándola genial. Si solo me
tocara, sería perfecto. Me acaricia la mano, el brazo, el rostro, pero sus manos no
están ni cerca de donde quiero que estén. No estoy segura si está tratando de
volverme loca deliberadamente de anticipación, pero conociéndolo, estoy segura de
que ese es su plan.
Inclinándose hacia mí, coloca sus labios sobre los míos. No estoy segura de
cuánto más pueda tomar. Estoy excitada y lista para él. Estoy tan lista que incluso 271

estoy tentada a tocarme si no se da prisa y lo hace él. Aprieto mis manos en su


chaqueta, tirando de él aún más cerca.
―¿Cuánto tiempo más hasta que podamos salir de aquí? Te necesito. ―Siento
que sus labios se curvan contra mi boca. Me está volviendo loca a propósito. Pendejo.
Deslizo mi mano arriba de su muslo interno, tomando su hombría.
Me complace encontrarlo tan duro como una roca. Supongo que se está
volviendo loco también. Aprieto mis muslos mientras mis dedos acarician su largo
grosor. Lo necesito dentro de mí. Ojalá no estuviéramos en un lugar público en este
momento, así podría montarlo a horcajadas.
―Tócame, Carter.
Duda al principio, pero luego su mano se mueve hacia la parte posterior de mi
cabeza, tirando de ella. Gruñe en mi boca mientras profundiza el beso. Tócame con
tus manos, quiero gritar. Finalmente, su otra mano encuentra su camino a mi rodilla.
Separo las piernas ligeramente, y el aire de la noche fresca entra a borbotones,
golpeando mi centro. Me obligó a no usar bragas, por lo que ¿por qué no se está
aprovechando de eso?
Desliza sus manos por el interior de mi pierna, pero se detiene antes de llegar
a donde lo necesito. Sigo trabajando con él, pero aun así su mano no se mueve hacia
arriba. No puedo tomar mucho más de esto.
La anticipación ya me tiene en el borde. Usando mi otra mano, agarro su
muñeca y la muevo el resto del camino. Él se ríe en mi boca. Dios, me enfurece a
veces.
―No me hagas rogarte.
―Mierda. Estás muy mojada ―gime mientras sus dedos se deslizan entre mis
pliegues.
―¿Qué esperabas? Has estado volviéndome loca toda la noche. ¿Desde cuándo
mantienes tus manos para ti?
―Mantener mis manos lejos de ti no ha sido fácil ―dice mientras sus expertos
dedos rodean mi clítoris.
―Oh Dios ―me quejo―. Creo que voy a venirme ya. ―Tira de su mano tan
pronto como digo eso. ¿Qué infiernos?
―No quiero que te vengas todavía ―dice―. Espera. Será aún más dulce.
Está jodidamente bromeando, ¿verdad? Por la mirada en su rostro, puedo decir 272
que no lo hace. Yo y mi gran boca.
―No quiero esperar ―me quejo mientras jalo su boca hacia la mía―. Te
necesito,
Carter. Te necesito ahora.
―Te necesito a ti también, pero no aquí. ―Retrocede y mira su reloj―. Jax
debería estar aquí en diez minutos. Le enviaré un mensaje de texto y me aseguraré
de que esté en camino. ―Me recuesto en mi silla, cruzando mis brazos sobre mi
pecho como una niña mimada mientras escribe un mensaje en su teléfono. Nunca he
sido de sexo público, pero ahora mismo, haría casi cualquier cosa. Me sentaría en su
regazo y lo montaría con todo lo que tuviera, incluso gritaría vertiginosamente con
todos mis pulmones. No me importaría quién estuviera mirando. Así de
desesperada estoy.
Hizo esto a propósito. La cosa de no tener ropa interior. Cada mirada, cada
palabra, cada toque. Todo fue parte de su gran plan estúpido. He oído hablar de
bolas azules, pero ¿hay algo así como vaginas azules? Porque en serio, si hay,
entonces las tengo. Nunca he deseado tanto algo en mi vida. Aprieto mis muslos de
nuevo. Solo pensar en eso me está volviendo loca.
Mark nunca me puso tan nerviosa. Ni siquiera cerca. Nunca lo anhelé como
ansío a Carter.
―Tal vez debería complacerme sola ―digo moviendo mi mano debajo de la
mesa. Él deja de escribir y agarra mi muñeca.
―Como el infierno que lo harás. ―Levanta mi mano de vuelta a la parte
superior de la mesa, fijándola con la suya. Usa su pulgar de la otra mano para
terminar su texto. Una vez que lo envía deja su teléfono y bloquea sus ojos con los
míos―. Seguramente puedes resistir diez minutos ―dice con una arrogante sonrisa
burlona en su rostro. Le estrecho mis ojos.
―No, no puedo. Me estoy muriendo aquí ―digo bruscamente.
Su rostro cae y su mano libre se desliza a través de su cabello perfectamente
despeinado. Eso fue una broma, pero luego lo que dije amanece sobre mí. Estoy
muriendo. Mierda. ¿Soy yo? Podría serlo. No lo quise decir así. Mi estómago se agita
cuando me atrae hacia sus brazos y prácticamente exprime la vida de mí.
―No digas eso ―susurra contra mi cabello. Puedo sentir su cuerpo temblar
contra el mío. Hizo un buen trabajo distrayéndonos, hasta ahora. La incertidumbre
se cierne en el aire. Me rehúso a morir. Mañana sabremos exactamente con lo que
estamos lidiando. Puedo hacer esto, me digo. Soy fuerte. Voy a pelear esta enfermedad
con todo lo que tengo. Solo espero ser lo suficientemente fuerte.
273
••••
Carter me lleva al auto cuando llega Jax. Una vez que me tiene sentada en el
asiento del pasajero, se mueve hacia el lado del conductor y coloca la llave en el
encendido. El calentador explota a la vida. La calidez es el cielo, justo lo que necesito.
Mi chaqueta me mantuvo razonablemente cálida, pero mis piernas y mis pies están
congelados. Él lo sube muy alto antes de sonreírme.
―Voy a ayudarle a Jax a empacar todo en su auto. No tomará mucho tiempo
―dice, desde su asiento e inclinado sobre la consola central, pone sus labios contra
los mío―. Quédate aquí y caliéntate. ―Sonrío cuando se aleja de mí. Soy muy
afortunada de tenerlo. Me alegro de que regresara. También estoy contenta de que
las cosas no funcionaran con Mark. Necesito a Carter en mi vida.
Lo necesito más de lo que nunca hubiera sabido.
Carter
―¿Estás bien?―pregunta Jax mientras cargamos las mesa y sillas de regreso a
su auto.
―Estoy bien ―respondo, lo que es una total maldita mentira.
―Hombre de mierda. Te conozco mejor de lo que crees. ¿Hay problemas en el
paraíso ya?
―No. Algo que Indi dijo antes me asustó, eso es todo. ―Me da una mirada. 274

―Jodidas mujeres ―dice sacudiendo la cabeza―. Sabía que era demasiado


buena para ser verdad. ¿Está hablando de matrimonio y de niños ya?
―¿Qué? Joder, no. ―Suspiro mientras sus palabras juegan en mi cabeza. Estoy
muriendo aquí. Joder, espero que no lo crea. Ni siquiera quiero ir allí. Ella ha estado
tan positiva, y he estado atraído a eso. En realidad, sé que no lo quiso decir de esa
manera, pero dadas las circunstancias, escuchar esas palabras salir de su boca
realmente jodieron mi cabeza―. Tiene un tumor cerebral ―confieso, encontrando
su mirada. No le he contado sobre su enfermedad.
―¿Qué mierda?
―Sí. Está muy jodido. Solo acabo de recuperarla y ahora podría perderla de
nuevo. Tendrá los resultados finales mañana. Es por eso que organicé esta noche.
Quería darle algo a qué aferrarse. Algo para ayudarla a atravesar el tratamiento.
―Jesús ―dice mientras deja de caminar―. No tenía ni idea. Siento llamarte
cobarde. Deberías habérmelo dicho.
―No lo sientas. No lo sabías.
―¿Va a estar bien? No se va a morir ¿verdad? ―Jodidamente espero que no.
―No sabremos hasta qué punto sino hasta mañana. Tuvo una resonancia
magnética esta mañana. Ya sabemos que tiene un pequeño tumor en su cerebro, pero
mañana descubriremos si hay algún cáncer secundario. Si no, su pronóstico se ve
bastante bueno.
―Mierda. Eso está jodido. ―Asiento, pasándole las sillas para guardarlas en
su maletero. Jodido es un poco.
―Gracias por ayudarme esta noche ―digo agarrando su hombro―. Significó
mucho para nosotros dos.
―Mierda, es lo menos que puedo hacer. Siento haber sentido pena. No habría
sido tan cabrón si hubiera sabido la razón detrás de eso ―admite.
―No lo hubiera callado contigo. Sé lo suficiente como para saber que lo cabrón
te viene de forma natural. No puedes evitarlo. Es solo lo que eres. ―Me río cuando
me golpea en el brazo.
―Avísame cómo sale todo mañana, ¿de acuerdo? ―La sinceridad en su rostro
hace que sonría. Es un buen tipo. Tengo suerte de tenerlo como amigo. Ha sido como
un hermano mayor para mí en los pasados cinco años.
―Lo haré. Gracias ―digo regresando hacia mi auto. Intento sacar el mañana
de mi cabeza para poder concentrarme en esta noche. Necesito que Indi esté
excitada, dispuesta, y con el cuerpo sexy como el infierno de regreso en el hotel 275

cuanto antes, entonces podré perderme en ella. No puedo esperar un minuto más.
Indi me sonríe una vez que estoy sentado en el auto. Es realmente una
maravilla. Malditamente maravillosa. Ni siquiera creo que se dé cuenta de lo hermosa
que es. Todavía me deja sin aliento después de todo este tiempo. No creo que alguna
vez cambie eso.
―¿Estás bien? ―pregunto buscando su mano.
―Estoy perfecta. Esta noche fue perfecta ―responde apretando mi mano―.
No quiero que termine.
―¿Quién dijo algo sobre terminar? Solo está comenzando. ―Me estiro a través
de la consola central y paso mi mano a través de su cabello, trayendo su rostro hacia
mí. Ella viene voluntariamente. Presiona su boca suave y tibia contra la mía, y estoy
perdido de nuevo. Nunca he sido mucho de besos, pero con ella, nunca quiero parar.
Cuando abre la boca y profundiza el beso, me alejo a regañadientes. Cuanto
más tiempo permanezcamos aquí, más pasará antes de que pueda tenerla. Mientras
me muevo para activar el encendido, me detiene.
―Espera. No nos vayamos todavía ―dice ella desabrochando su cinturón de
seguridad y subiendo a mi regazo―. No puedo esperar otro segundo. ―A
horcajadas, coloca las manos entre nosotros mientras busca la hebilla de mi cinturón.
Voy a protestar, pero coloca su dedo sobre mi boca y eleva una de sus cejas. Sé
que está desafiándome a probarla. Es tan jodidamente linda.
―Yo tomaré el control ahora. Me has hecho esperar suficiente. ―Siento mi
sonrisa crecer. El hotel que reservé para esta noche está a solo un minuto de
distancia, pero no sabe eso, entonces ¿quién soy yo para discutir? No soy alguien
que deje el control en el dormitorio, pero estoy interesado en ver a dónde va esto.
Seguro que estamos estacionados debajo del puente en la noche, pero es en
medio de la ciudad, entonces hay muchas personas caminando alrededor. Para ser
honesto, nunca elegiría este juego. Me siento allí y miro como me desabrocha el
cinturón antes de trabajar en mi botón y cremallera. Su frente está surcada de
frustración por la cantidad de tiempo que le toma liberar mi pene. Cuando muerde
el labio inferior entre sus dientes, casi me doy por vencido con la tentación de
ayudarla. Quiero morder esos jodidos labios también. Estoy sorprendido por el
autocontrol que he demostrado esta noche.
He querido estar enterrado hasta las bolas profundamente dentro de ella desde
el momento en que abrió la puerta para saludarme. Saber que no tiene ropa interior
toda la noche no ha ayudado. Pero, si quiere tomar el control, la dejaré, solo por esta
vez. Después de todo, esta noche es todo acerca de ella y lo que quiera. 276

Siendo el bastardo engreído que soy, coloco mis manos detrás de mi cabeza,
dejándola hacer todo el trabajo. Mi pene está esforzándose dolorosamente contra mi
pantalón, pero realmente no creo que ella haga todo. Aquí no.
Me equivoco. Apenas consigue liberar mi pene, susurra:
―Condón.
―Hay algunos en la consola central ―le digo. Me alegra que lo haya pensado,
porque estoy tan perdido en este momento, que ni siquiera se me pasó por la cabeza,
que no es como yo en absoluto. Siempre lo envuelvo. Nunca corro el riesgo de traer
a otro bastardo a este mundo. Nunca querría que mi hijo pasara por lo que yo.
Verla rasgar la envoltura de aluminio y abrirla con los dientes es lo más sexy.
Lo coloca sobre la cabeza de mi pene, pellizcando la parte superior antes de
enrollarlo. Nunca ha hecho esto conmigo antes, entonces solo puedo suponer que lo
hizo con ese idiota. Eso me trae de regreso por alguna razón. No tengo derecho a
estar enojado con ella. He tenido a muchas otras chicas desde que me fui.
Me hace preguntarme a cuántos otros tuvo. Me hace odiarme incluso más por
haberme ido. Cuando me fui era el único. Fui quien la forzó a tener otros. Necesito
empujar esos pensamientos fuera de mi cabeza. No me hará ningún bien anhelar
algo que no puedo cambiar. De lo que puedo estar seguro es que nunca habrá nadie
más.
Cuando el condón está en su lugar, se levanta el vestido, alineándome con su
entrada. En un movimiento rápido, se empala en mi pene.
―Joder ―gimo cuando mis ojos se giran en mi cabeza. Quito mis dedos de
detrás de mi cabeza y jalo su boca hacia la mía. Está tan excitada.
―Sí ―gime mientras levanta las caderas y se desliza por mi longitud de nuevo,
y de nuevo. Me encanta este lado salvaje de ella. Mi pequeña zorra. Creo que
necesito trabajarla más a menudo. Su vagina me aprieta como un vicio. Nuestro
beso es salvaje, todo labios y lengua. Caliente como para sacar humo. Me encanta que
parezcamos que no podemos obtener suficiente uno del otro.
Le rasgo la chaqueta, tirándola de sus brazos y la descarto en el asiento al lado
de nosotros. Hundo mis dedos en sus caderas, levantándola antes de tirar de ella
hacia abajo.
No hay nada gentil en eso. Es salvaje y sucio, como a mí me gusta.
Ella deja el beso, empujando la correa de su vestido sobre un hombro, antes de
tirar de mi rostro hacia abajo a su seno ahora perfecto y expuesto. Si mantiene esto, 277

no voy a durar más que un minuto.


―Dios, no pares ―gime mientras monta mi pene con pasión ardiente―.
Estoy... estoy... ―Estoy seguro de que está a punto de decirme que se vendrá cuando
un fuerte golpe en la ventana nos inmoviliza.
―A la mierda, Jax ―gruñí, porque mi primer pensamiento es que es él.
―Abra la ventana, por favor ―dice una muy voz severa. ¿Qué diablos? No la
muevo de mi regazo. En cambio, la sostengo para que se vista de nuevo para
cubrirla, antes de alcanzar su abrigo en el asiento del pasajero y envolverlo alrededor
de ella. No terminé con ella todavía. Bajaré mi ventana y le diré a quién sea que esté
ahí que se vaya al infierno.
Una vez más ese impaciente pinchazo toca, haciendo que mi temperamento se
dispare. Cuando una linterna brilla a través de la ventana, casi me pierdo.
―Mira ―gruño, bajando la ventana una fracción. Rápidamente muerdo mi
lengua cuando veo a un oficial de policía parado allí, viéndose muy poco
impresionado. Jesucristo.
―Oh, Dios mío ―susurra Indi, con la voz llena de vergüenza cuando el oficial
mueve su linterna a su rostro. Rápidamente entierra la cabeza en mi pecho mientras
envuelvo mis brazos alrededor de ella protectoramente.
―Esperaría esto de un par de chicos, pero son adultos, deberían saberlo mejor.
Les daré dos minutos para irse, o los arrestaré a los dos. ―Sus palabras hacen que
Indiana entierre la cabeza aún más en mí.
―Que alguien me mate ahora ―susurra. Casi me quiero reír de su obvia
humillación. Deberá pensarlo dos veces antes de atacarme de nuevo.
Aunque, ciertamente no me quejo sobre esa parte. Todo lo que puedo pensar
es gracias
Dios, no fue Ross. Eso no habría terminado demasiado bien.
―Lo siento, oficial. Nos quedaremos en el Park Hyatt esta noche, después nos
iremos a casa.
―Eso está por allá ―dice con disgusto, apuntando su linterna en una
dirección―. ¿No se podían esperar un minuto?
―Ella me atacó ―respondo elevando mis manos en defensa. Indi me pellizca
en un lado, duro―. Auch. ―Me río. El oficial sacude la cabeza.
278
―No dejes que te atrape aquí otra vez.
―Lo siento, oficial. No lo hará ―digo en voz seria, esforzándome por no
sonreír. Cierro la ventana y río cuando se va.
―¿Cómo pudiste? ―grita Indi, golpeando mi pecho. Solo me hace reír más
fuerte.
―Si no recuerdo mal, fuiste la que me atacó. ―Ella estrecha los ojos cuando se
encuentran con los míos.
―Sí, pero no me dijiste que nos quedaríamos aquí en la ciudad. Solo te ataqué
porque pensé que tendríamos que esperar hasta que llegáramos a casa.
Tomando su rostro rojo en mis manos, llevo su boca dulce a la mía. Es tan
adorable cuando está enojada.
―¿Me diste una oportunidad? Fuiste como un animal salvaje ansiado de sexo
―replico, encontrándome con su mirada una vez más.
―No lo fui ―dice bruscamente, pellizcando mi lado una vez más. Esta vez me
río, incluso aunque sus pellizcos duelen como una perra.
―No es gracioso, idiota. ―Tengo que diferir. Es jodidamente divertido.
••••
―¿Qué tal un poco de sexo de ascensor? ―pregunto, fijándola contra la pared
mientras vamos hasta nuestra habitación. Todavía está molesta sobre nuestro
pequeño encontronazo con la ley. Apenas dijo una palabra desde que salimos del
auto.
―Ja ja. No es probable. Casi ser arrestados una vez es suficiente por esta noche.
Imagina si hubiera sido mi padre.
―Ni siquiera trabaja en esta área ―respondo rotundamente, deslizando mis
manos alrededor de su cintura y tirando de ella en mi contra. Cuando no se mueve,
coloco un casto beso en su cabeza. Un día encontrará esta historia divertida.
Sé que solo estaremos aquí por la noche, pero reservé una de sus mejores suites.
Con suerte, una vez que la vea, se anime. Todo lo que quiero es que esta noche sea
memorable. Supongo que puede suceder lo que sea. Tengo que contener mi risa
mientras pienso en lo cerca que estuvimos de ser arrestados por tener sexo en un
lugar público.
―Vaya, este lugar es espectacular ―dice tan pronto como ingresemos a
nuestra suite. Sonrío mientras veo sus ojos ir a todos lados. Coloco la bolsa que estoy
sosteniendo en el piso y tiro de ella a mis brazos. 279

―Solo lo mejor para ti, hermosa. ―Planto un beso suave en sus labios y ella se
relaja mientras su cuerpo se funde con el mío―. ¿Por qué no te das una ducha y te
calientas?
―Bueno. ¿Vendrás conmigo? ―pregunta dulcemente, poniendo sus brazos
alrededor de mi cintura. ¿Incluso necesita preguntar? Tenía toda la intención de
acompañarla, con o sin invitación. Agarro el neceser de la pequeña maleta que
empaqué―. No tengo pijama ―dice cuando la sigo al baño. Mi mano se estira para
tocar su perfecto trasero. Mi necesidad por ella es abrumadora.
―Ese era mi plan ―respondo, poniendo mi otro brazo alrededor de su cintura
y tirando de ella contra mi pecho. Paso mi nariz por su elegante cuello. Joder, huele
increíble―. No necesitarás ninguna.
Mi boca se mueve a lo largo de su mandíbula mientras mis manos se deslizan
hacia arriba de su tonificado estómago antes de palmear sus perfectos senos con mi
mano. Su cabeza se inclina hacia un lado mientras un pequeño gemido escapa de
ella. Esos pequeños ruidos que hace, me vuelven jodidamente loco.
Había planeado tomarla en la ducha contra los azulejos, pero no puedo esperar
tanto. Necesito terminar lo que comenzamos en el auto, ahora mismo. Doy un paso
y muevo la chaqueta por sus hombros, lanzándola hacia un lado. Mis manos se
deslizan por sus costados mientras amontono su vestido, levantándolo sobre su
cabeza.
Me retiro otro paso mientras bebo su perfecto cuerpo desnudo. Lo único que
usará, son esos sexys zapatos como la mierda.
―Coloca tus manos sobre el tocador y extiende esas increíbles piernas tuyas
―le ordeno. Como la buena chica que es, hace exactamente lo que le digo. Me quito
la chaqueta y la tiro encima de su ropa. Mientras aflojo mi corbata y me la quito, mis
ojos no la dejan ni una vez. Está mirándome a través del espejo de enfrente.
La anticipación es casi demasiada.
Desabotono mi camisa. Necesito tenerla ahora. Saco mi billetera de mi bolsillo
trasero y retiro un condón antes de arrojarla a un lado. Coloco el paquete entre mis
dientes mientras trabajo febrilmente en mi cinturón. Deslizándolo fuera en un
movimiento rápido, lo dejo caer al piso. Hago un trabajo rápido con mi botón y con
la cremallera de mi pantalón antes de bajarlo, llevándome los bóxers con ellos.
Al abrir el paquete, lo deslizo sobre mi pene duro como roca mientras me quito
los zapatos, los calcetines y salgo de mi pantalón. Sus ojos recorren mi cuerpo a
través del reflejo en el espejo. Su hermoso rostro se sonroja y su postura se ensancha 280
a medida que doy los pocos pasos que nos dividen.
Un fuerte gruñido sale desde lo más profundo mi pecho mientras mi brazo le
rodea la cintura y jalo su increíble trasero hacia mí.
―Voy a cogerte duro y rápido ―digo mientras mis labios encuentran su cuello.
―Sí, por favor ―gime mientras levanta el brazo y lo desliza por la parte
posterior de mi cuello―. Hazlo ahora, Carter. No puedo esperar otro segundo.
―Dulce Jesús. Oírla decir eso casi es mi ruina.
―Coloca ambas manos en el tocador ―ordeno. Por mucho que me gusten sus
manos en mí, necesita aferrarse. Se ha estado muriendo por mi pene dentro de ella
toda la noche, así que voy a darle exactamente lo que quiere. No voy a ser tierno con
ella esta vez.
Mis dedos se deslizan entre sus piernas. Ya sé que estará excitada y lista para
mí, pero necesito asegurarme antes de golpearla. Lo último que quiero es lastimarla.
Gimo cuando la siento gotear. Alineando mi cabeza con su entrada, empujo todo el
camino hacia adentro. Estoy hasta las bolas en su paraíso. Cristo, se siente
asombroso.
Le doy a su cuerpo unos segundos para ajustarse, le muevo el cabello a un lado
y paso mi lengua sobre su hombro y arriba de su cuello antes de chupar el lóbulo de
su oreja con mi boca. Lentamente retrocedo hacia la punta, empujando de nuevo.
―Oh, Dios, sí ―gime―. No pares. ―No tengo planes de parar. Mis dedos se
hunden en su cadera, manteniéndola quieta, mientras mi otra mano se desliza
alrededor al frente y entre sus piernas, así mis dedos pueden rodear su clítoris. Deja
escapar un pequeño grito mientras su vagina se aprieta en mi pene. Sé que ya está
en el borde de deshacerse. No es la única.
Cogiendo el ritmo, continúo penetrándola, una y otra vez. Miro sus ojos
mientras se quedan en blanco a través del espejo, y grita mi nombre. Me encanta
cuando hace eso. Me encanta eso incluso cuando está tan consumida con su
felicidad, que sepa que soy quien la está haciendo sentirse de esa manera.
Su cuerpo se queda inerte, pero la sostengo apretada contra mí sin ceder mi
asalto. Mis dedos todavía frotan su clítoris mientras mi pene empuja en su dulce
vagina una y otra vez. Ni siquiera un minuto después, grita de nuevo mientras otro
orgasmo la envuelve. Es suficiente para enviarme por el borde.
Cuando sus piernas ceden por su completo agotamiento, la tomo en mis brazos
y la llevo hacia la ducha. Esperemos que el agua caliente la revitalice, porque ni
281
siquiera estoy cerca de tener mi cuota de hoy todavía.
Indiana
Me levanto en la mañana con el hermoso rostro de Carter entre mis piernas. Es
una maravillosa vista por lo que puedo decir. Esta es la segunda vez desde que
volvimos a conectar que despierto con él haciendo esto. Es algo a lo que me podría
acostumbrar fácilmente.
Mark no era un gran admirador del sexo oral. A mí, por otro lado, me encanta.
Hay algo tan erótico al respecto.
282
―Buenos días ―dice en contra de mi sensible carne cuando gimo y paso mis
dedos a través de su cabello.
―Buenos días ―gimoteo sin aliento.
Después del increíble sexo que tuvimos cuando llegamos anoche al hotel,
Carter me llevó a la ducha cuando mis piernas amenazaron con ceder. Después de
que lavó cada centímetro de mí, me tomó contra los azulejos. Sé que solo han pasado
unos pocos días, pero es como que no podemos tener suficiente uno del otro.
Parecía preocupado por mí cuando salimos de la ducha. Dijo que me veía
cansada y pálida. No tenía razón para preocuparse. Aunque mis dolores de cabeza
todavía están haciendo estragos, no parecen molestarme mucho cuando estoy
perdida en él.
Es toda la medicina que necesito.
Aunque le dije que estaba bien, me envolvió en una toalla y me sentó en el
borde de la bañera y me secó el cabello. Eso fue muy dulce. Cuando terminó, me
ordenó que me fuera a la cama. Admitiré que estuve un poco decepcionada cuando
me envolvió en sus brazos y exigió que durmiera un poco. Esperaba la tercera ronda.
Me sorprende que no me sienta aprensiva sobre mi cita con el doctor más tarde
esta mañana. Tal vez eso venga después. En este momento, tendré suerte si puedo
recordar mi propio nombre.
Gracias a Carter y a su lengua mágica, estoy abrumada por la magnitud de los
sentimientos que palpitan a través de mí. Si comer vaginas fuera un deporte
olímpico él ganaría la medalla de oro, sin duda.
Empuja dos dedos dentro de mí, doblándolos para llegar a mi punto G, al
mismo tiempo que chupa mi clítoris.
―Oh, Dios, sí ―me quejo, empujando mis caderas hacia su rostro mientras mi
cabeza se hunde más atrás en la almohada. Cuando gime en alto, las vibraciones me
envían sobre el borde. Mi cuerpo se convulsiona mientras mi orgasmo golpea duro.
Sonríe mientras besa su camino de regreso en mi cuerpo, sus ojos fijos en los
míos. Su cabello está levantado por todas partes, pero todavía se ve tan hermoso
como siempre. Mi corazón comienza a correr mientras sus labios se encuentran con
los míos. Estoy abrumada por el amor de este hombre. Desearía poder decirle cómo
me siento. Quiero que sepa cuánto significa para mí, pero no quiero asustarlo.
No puedo perderlo de nuevo.
―¿Puedes ser mi despertador cada mañana? ―pregunto mientras mis dedos 283

pasan por su cabello.


―Si pudiera estar entre tus piernas cada mañana, sería un hombre feliz ―dice
mientras se ríe y sus labios se mueven a lo largo de mi mandíbula y cuello.
―Eso podría arreglarse ―digo en broma. Quitando su boca de mí, levanta la
cabeza. Su expresión es seria cuando sus ojos se encuentran con los míos.
―Bien, arréglalo ―dice. Empiezo a reír―. ¿Qué es tan gracioso?
―Tú ―digo―. Sabes que para poder estar entre mis piernas todas las mañanas
tendríamos que pasar todas las noches juntos. ―Bueno, supongo que siempre
podría colarse en mi ventana antes del amanecer, pero eso estará cerca de lo
imposible ya que vive a dos horas de distancia. Temo cuando vuelva a casa, pero ni
siquiera quiero pensar en eso por ahora.
―¿Y cuál es tu punto? ―responde, levantando una de sus cejas. Seguramente
no puede hablar en serio. Por mucho que me gustaría pasar todas las noches con él,
estoy bastante segura de que no querría eso. Pensé que estaba bromeando, pero la
mirada seria en su rostro me dice que no.
Giro mi cabeza hacia un lado. Por alguna razón de repente me resulta difícil
encontrarme con su mirada. No quiero levantar mis esperanzas. Es Carter Reynolds
del que estamos hablando. El Sr. No-me-comprometo.
―Oye ―dice, colocando su dedo debajo de mi barbilla y girando mi rostro
hacia el suyo― ¿No te gustaría despertar conmigo cada mañana? ―Puedo escuchar
claramente el dolor en su voz. La incertidumbre en su rostro tira de mi corazón.
―Por supuesto que sí ―respondo, tratando de tranquilizarlo―. Pensé que
estabas bromeando.
―Bueno, no lo hago. Estoy enamorado de ti, Indiana. Quiero esto. Nos quiero
a nosotros. ―Siento que las esquinas de mis labios se levantan. ¿Me acaba de decir
que me ama?
―¿Me amas?
―No solo te amo, cariño. Me posees, completamente. Es una locura. Nunca
pensé que alguien pudiera hacer que me sintiera así, pero maldita sea, lo haces. Me
haces sentir todo. Te amaba cuando me fui hace cinco años, y nunca me he detenido.
Solo serás tú. ―Su mano sube para quitar el cabello de mi rostro. Las lágrimas pican
mis ojos por sus dulces palabras.
―Yo también te amo, Carter ―admito. Mi corazón está cantando ahora 284

sabiendo que siente lo mismo por mí.


Nunca le he dicho eso a un chico antes. Bien, excepto mi padre, pero eso no
cuenta.
El rostro de Carter estalla en una enorme sonrisa. Antes de decir una palabra
más, su boca choca contra la mía.
Me empuja las piernas con la rodilla mientras se acomoda entre mis muslos.
Puedo sentir su erección empujando contra mi pierna. Su mano se extiende hacia un
lado mientras sus labios permanecen en mí. Sé que está buscando los condones que
dejó en la mesita ayer por la noche.
Cuando lo recupera, retrocede, apoyándose en sus muslos mientras se lo pone.
Sus ojos nunca abandonan los míos.
―No puedo creer que me ames ―susurra. Bien, créelo. Cuando se acomoda
entre mis piernas otra vez, la sonrisa que veo en su rostro derrite mi corazón. A pesar
de lo que piensa de él mismo, es una persona fácil de amar. Entrelaza sus dedos con
los míos, fiándolos sobre mi cabeza.
No se dicen palabras mientras lentamente se desliza dentro de mí. Sus labios
se encuentran con los míos mientras mece suavemente sus caderas hacia adelante.
Esta vez no me folla, sino que me hace el amor dulce y apasionadamente. Me
da cada pieza de él, y hago lo mismo porque nuestros corazones se funden como
uno.
Lo amo hasta las profundidades de mi alma.
••••
Nos arrastramos fuera de la cama una hora más tarde. Siento que estoy
flotando. Nunca me he sentido tan feliz. Carter me prepara un baño mientras ordena
el desayuno. No ha dejado de sonreír desde que nos dijimos uno al otro cómo nos
sentíamos. Estar con él simplemente se siente tan bien. Siempre lo ha hecho. Sé que
es por eso que nunca me moví por completo.
Por qué no pude entregarme por completo a Mark. Mi corazón siempre ha
pertenecido a Carter. Siempre lo hará. Cuando salgo del baño, me envuelvo en una
toalla y recojo mi vestido arrugado del piso. Creo que tendré que usar esto para ir a
casa. Tendré que llamar a casa de camino a mi cita. Mi estómago se revuelve cuando
pienso sobre eso. Rezo para que recibamos algunas buenas noticias hoy.
Seguramente la vida no podría ser tan cruel. Acabamos de encontrarnos de
nuevo.
―Hola ―dice Carter al entrar en el baño y sacarme de mis pensamientos―. 285

¿Estás bien? ―Sus manos se deslizan alrededor de mi cintura desde atrás mientras
coloca un beso suave en mi mejilla.
―Estoy bien ―le respondo volviendo la cabeza para encontrarme con su
mirada―. Vamos a tener que llamar a mi casa para poder obtener ropa.
―Empaqué alguna. Está en la cama.
―¿Sí? ―Puedo escuchar claramente la sorpresa en mi voz.
―Eh, ajá ―responde como si estuviera orgulloso de sí mismo.
―Será mejor que no sea inapropiada. ―Se ríe de mi comentario.
―Lo consideré, pero sabía que tenías tu cita, así que empaqué jeans y un suéter,
o lo que sea que los llames.
―¿Y ropa interior?
―Eso también ―dice, girándome en sus brazos y plantando un beso en mi
nariz―. Vístete, el desayuno acaba de llegar. También te compré un nuevo cepillo
de dientes. Está en el neceser del tocador. Oh, y un poco de desodorante femenino.
No puedo tener a mi chica apestosa. ―Suelto una pequeña risa, golpeándolo en el
brazo juguetonamente. Le diré lo que es ser apestosa.
―Gracias ―digo envolviendo mis brazos alrededor de su cintura, apretándolo
con fuerza.
―Por nada. ―Siento que las lágrimas me pican los ojos otra vez. Me siento tan
abrumada ahora mismo.
Es como que esto entre nosotros es demasiado bueno para ser verdad.
Rezo para que no sea el caso.
••••
Mi pierna no para de rebotar mientras estamos sentados en la habitación del
doctor esperando ser llamados. Hago mi mejor esfuerzo para actuar bien, pero estoy
fallando miserablemente. Cruzo las piernas al mismo tiempo que Carter alcanza mi
mano. Somos solo nosotros dos hoy. Mi papá llamó antes de que saliéramos del
hotel, pero Carter lo convenció de que no viniera con nosotros.
Conociendo a mi papá, no se impresiona, pero Carter prometió llamarlo en el
momento en que tengamos los resultados. Carter lleva mi mano a su boca, colocando
un beso en mis nudillos. Le sonrío tratando de decirle que estoy bien, a pesar de que
mi estómago está revuelto por dentro.
286
―El doctor la verá ahora, Srta. Montgomery ―dice la enfermera desde detrás
de su escritorio. Carter es el primero en jalarme con él. Entrelaza los dedos a través
de los míos mientras caminamos hacia el pequeño corredor y al consultorio del
doctor.
Renuncié a tratar de detenerlo de ir conmigo. Secretamente estoy contenta. Lo
necesito. Se está convirtiendo en mi piedra rápidamente.
―Lo que sea que el doctor diga, lo enfrentaremos juntos ―susurra Carter en
mi oído mientras su agarre en mi mano se tensa. No estoy segura si podría pasar
esto sin él. Ha sido maravilloso. Le doy una sonrisa apretada y nerviosa cuando sus
ojos se encuentran con los míos. Me temo que si hablo en este momento, lloraré. El
doctor nos saluda en la puerta. Nos estrecha las manos antes de ofrecernos un
asiento. Tan pronto como estemos sentados, Carter alcanza mi mano nuevamente.
Mis ojos se disparan hacia él. Sus ojos están plantados firmemente en el doctor. Su
frente está surcada, la preocupación claramente visible en su rostro.
Esta vez, aprieto su mano mientras la calma se instala sobre mí. De repente me
doy cuenta de que lo que el médico está a punto de decir es irrelevante. Nos tenemos
uno al otro. Por cuánto tiempo, quién sabe, pero en este momento eso es todo lo que
parece importar.
Mis ojos dejan a Carter cuando el doctor habla.
―Tengo tus resultados del MRI, Indiana. ―Contengo la respiración mientras
espero que continúe―. Estoy encantado de decir que no hay cáncer secundario
presente. ―Mis mejillas se desinflan cuando suelto mi aliento lentamente. Mis ojos
se mueven hacia Carter, y el alivio en su rostro es evidente. Su mirada se encuentra
con la mía y sus labios se mueven en una hermosa sonrisa.
―Son buenas noticias ―dice Carter volviendo su atención al doctor―. ¿Qué
pasará desde aquí?
―Bueno, me gustaría poner a Indiana en un curso de esteroides por las
próximas dos semanas para aliviar cualquier hinchazón alrededor del tumor,
entonces podremos comenzar la terapia de radiación. Tengo alguna información que
me gustaría que revisaras mientras tanto. Responderá a cualquier pregunta que
pudieras tener. También describe los beneficios, riesgos y efectos secundarios que
pudieran surgir, cosas de esa naturaleza.
―¿Cuáles son los riesgos y los efectos secundarios? ―pregunta Carter. Me
alegra que se haya recuperado suficiente como para hacer preguntas. Mi mente está
en sobrecarga en este momento.
―Los riesgos son mínimos. Es por eso que elegí ese camino en lugar de la 287
cirugía. El tumor es pequeño, así que estará recibiendo pequeñas dosis de radiación
por un período de seis semanas. Por más tiempo si es necesario, pero estoy bastante
seguro de que no lo será. La radiación matará cualquier célula cancerosa y con suerte
prevendrá que crezca y se expanda. En cuanto a efectos secundarios, es posible que
no experimente ninguno. La gente reacciona de manera diferente al tratamiento.
Puede sentir náuseas o tener pérdida de apetito. Es importante que comas
correctamente mientras te sometes a la terapia de radiación. Hay una lista de
alimentos y cosas que deberás evitar en el paquete. Puedes experimentar fatiga y
algo de pérdida de cabello, pero de nuevo, en todos los casos es diferente. La piel de
tu cabeza puede resecarse y picarte, pero hay cremas que pueden ayudar con eso.
Considerándolo todo, no hay nada demasiado serio. Los beneficios de lejos superan
todo eso.
Hay tanto que asimilar que está haciendo girar mi cabeza. Si esta terapia de
radiación va a curarme, entonces tomaré cualquier efecto secundario que quieran
arrojarme. En el gran esquema de cosas, si va a salvar mi vida, realmente no me
importa.
―Todo lo que debes y no debes hacer está claramente delineado en los folletos
dentro del sobre. Por favor, léelos. Será mejor que sepas todo antes de entrar en esto.
―Lo haremos ―le asegura Carter. Me siento muy abrumada por todo.
El médico debe ver la indecisión en mi rostro porque agrega:
―Eres joven y saludable. Tienes todo de tu lado, Indiana. ―Me da una
tranquilizadora sonrisa mientras me pasa el sobre―. Te conseguiré esa receta para
los esteroides. ―Veo mientras sus dedos se mueven sobre el teclado antes de que
alcance la hoja impresa en la bandeja―. Si tienes alguna preocupación después de
leer la información, no dudes en llamarme. Es bastante sencillo y deberá responder
cualquier pregunta que pudieras tener.
―Gracias ―le digo mientras se inclina sobre el escritorio dándome la receta.
―Haré que acomodes una cita conmigo durante una semana, y podremos
discutir cualquiera de tus preocupaciones y prepararme para comenzar el
tratamiento la semana siguiente. ¿Qué tipo de trabajo haces?
―Estoy sin trabajo ―admito. Todavía no puedo creer que Mark me despidiera,
el pendejo. No es como si hubiera podido mantenerme trabajando allí bajo las
circunstancias, supongo, pero estoy ansiosa por encontrar algo más. Me encanta lo
que hago. Extraño a mis animales.
―Bueno, tal vez eso sea algo bueno. Vas a necesitar mucho descanso durante 288
el curso del tratamiento, por lo que tal vez deberías dejar eso por unos pocos meses.
O al menos, encontrar un trabajo temporal. ―Afortunadamente vivo en casa con mi
padre, entonces puedo sobrevivir sin dinero por un poco más de tiempo. Tengo
ahorros que puedo tomar si es necesario.
Cuando se levanta, Carter y yo lo seguimos. Carter alcanza su mano primero
antes de que yo haga lo mismo.
―Gracias, doctor ―dice Carter cuando nos vamos.
Tan pronto como salimos del edificio, Carter me tira a sus brazos antes de
balancearme alrededor.
―Estoy tan jodidamente feliz ―dice antes de ponerme sobre mis pies―.
Bueno, estoy feliz de que las cosas no sean peores de lo que pensábamos. Todavía
odio que tengas que pasar por esto. ―Toma mi rostro, dándome una sonrisa triste―.
Tienes esto en la bolsa. Lo sabes ¿verdad? ―agrega con confianza mientras me toma
en un aplastante abrazo―. Tengo que llamar a tu papá. Está esperando saber de mí.
Sonrío cuando me suelta y saca su teléfono. Aunque lo que está por venir es
desalentador por decir lo menos, su felicidad es infecciosa.
Carter
Paramos en la farmacia de camino a casa y recogemos los esteroides. No puedo
borrar la sonrisa de mi rostro. Sé que todavía tenemos un largo camino por delante,
pero después de los resultados de hoy tengo esperanza. Ella es dura. Mi ardiente
pequeño golpe en el trasero. Tengo toda la confianza de que saldrá libre de este
cáncer. Ni siquiera voy a entretenerme con la alternativa. Me niego a ir allí. Solo la
recuperaré. No la perderé de nuevo.
―¿Estás bien? ―pregunto cuándo llegamos a su camino de entrada. Ha estado 289

muy callada todo el camino a casa. Bueno, desde que le dije que volvería a Newcastle
más tarde hoy. Desearía poder quedarme más tiempo, pero mi tienda me necesita.
Siempre será mi primera prioridad, pero tengo una lista de clientes a los que les
cancelé. Me tomaré un tiempo libre cuando comience el tratamiento, así que no
tendré que estar al tanto hasta entonces.
¿No se da cuenta de lo difícil que será para mí estar lejos de ella?
―Estoy bien ―responde alcanzando mi mano y forzando una sonrisa. No está
jodidamente bien. ¿Por qué las chicas dicen esa mierda?
―¿Estás segura? Sabes que siempre podrías venir a casa conmigo. Voy a
regresar a tiempo para tu cita de la próxima semana. ―Su sonrisa se ensancha
cuando digo eso, y puedo decir que le está dando un pensamiento serio. Me
encantaría llevarla de vuelta conmigo. No estoy seguro de por qué no pensé en
pedírselo antes de ahora. Supongo que tenía miedo de que dijera que no.
―No sé ―responde con un encogimiento de hombros―. Tienes trabajo todos
los días. Estar sola se interpondrá en tu camino.
―Mierda. Vivo encima de mi tienda. La convertí en un apartamento cuando
compré el edificio. Estaré abajo. Puedes ir y venir como quieras. O puedo subir las
escaleras entre clientes. La playa está al otro lado del camino, y tengo una pequeña
área cubierta de hierba en la parte de atrás para LJ. ―Sueno tan jodidamente patético
mientras lo sacudo y saco todo con la esperanza de que diga que sí. Llevarla a casa
conmigo es una idea brillante. La quiero a mi lado, en mi espacio. La necesito. No
podré concentrarme toda la semana teniéndola tan lejos de mí―. Por favor di que
vendrás ―le ruego, agarrando sus manos en las mías―. Si lo odias, te traeré de
vuelta.
―Si estoy contigo, no lo odiaré ―admite.
―¿Entonces vendrás?
―Iré. ―Antes de que tenga una oportunidad de decir otra palabra, mi boca
está en la suya. No puedo creer que haya aceptado irse conmigo. No puedo esperar
a mostrarle mi casa, mi trabajo, el área donde vivo. Estoy sonriendo como un tonto
cuando termino el beso. Estoy delirante y malditamente feliz.
Esto solo prueba que es la indicada. Una vez en un momento, la idea de
compartir mi vida y mi casa con alguien me hubiera asustado muchísimo. Es algo
que ni siquiera habría considerado. Ahora no puedo esperar a ir ahí. No puedo
esperar a ir a la cama con ella todas las noches, a despertar con ella cada mañana y
a compartir mis días con ella.
―¿Por qué no vas adentro y empacas? Veré si hay algo que mamá necesite que 290

haga antes de irme, después vendré por ti. ―Tomo su rostro entre mis manos,
colocando un beso más sobre sus labios.
―Bueno. ¿Puedo tener mi ropa interior de vuelta? ―Su comentario me hace
reír.
―Lo pensaré.
―Es mejor que me empaque algo, señor ―exige, extendiendo la mano y
pellizcando mi brazo―. Lo digo en serio.
―Auch ―dije con una sonrisa―. Tus dedos son casi tan letales como tu rodilla.
••••
Después de hacer algunos pequeños recados para mi mamá y de poner su
basura en el bote, me dirijo a mi habitación. Cuanto más rápido empaque, más
rápido podré llevar a Indi a casa conmigo. Estoy deseando tanto tenerla allí.
Con suerte, querrá quedarse toda la semana, y podré traerla de vuelta para su
próxima cita con el oncólogo.
Después de tirar mis cosas en mi bolso, abro el cajón junto a mi cama para
recuperar mi bloc de dibujo. Dentro, encuentro un pequeño trozo de papel en la
parte superior.
¡No puedes decirme dónde y cómo elijo disfrutar!
Tan pronto como lo leí, comencé a reír.
Como el infierno que no puedo. Puedo, y malditamente bien lo haré. Por supuesto,
cuando busco en el cajón me parece que falta el vibrador.
Lo recuperaré. Solo esperen y miren.
Después de que el resto de mis cosas está dentro, me dirijo hacia la cocina para
decirle adiós a mi madre. He visto una gran mejora en ella en esta visita. Todavía
tiene sus momentos, pero confío en que sea hora de que supere esto. No era el
hombre que pensaba que era. Cuando la veo derramando lágrimas por él, quiero
decirle la verdad sobre qué tipo de persona realmente fue, pero eso solo va a
molestarla más.
••••
―¿Empaquetaste la información del doctor? ―le pregunto a Indiana mientras
coloco su maleta en el baúl de mi auto.
―No, no lo hice. Será mejor que vaya a agarrarla. ―Sonríe mientras gira y
corre hacia la casa.
291
―Cuida a mi niña ―dice Ross mientras estrecho su mano.
―No necesitas pedirme eso. Por supuesto que lo haré.
―Lo sé ―responde colocando su mano en mi hombro―. Eres bueno para ella,
hijo. ―Sus palabras me hacen sonreír. Ella es buena para mí es lo que quiero decir,
pero no lo hago.
Mientras Indi abraza a su padre, me despido, tirando de mi asiento hacia
adelante para que LJ pueda subir a la parte de atrás.
―Hay algunos contenedores en el congelador con ese plato de pasta que
hicimos hace algunas noches, y la cazuela de pollo del fin de semana, si no te sientes
como para cocinar mientras estoy fuera. Oh y…
―Estaré bien, Calabaza ―dice cortándola y envolviéndola en sus brazos―.
Sobreviví cuando estuviste fuera en la universidad, ¿no?
―Supongo ―admite ella con una risita―. Deberías invitar a Elizabeth a cenar
una noche si te sientes solo.
―Lo tendré en cuenta. ―Se ríe, besando la parte superior de su cabeza. Abro
la puerta de Indi para ella cuando camina hacia el lado del pasajero. Ni siquiera
puedo poner en palabras lo emocionado que estoy de que venga a casa conmigo. Me
siento como un pequeño niño en la mañana de Navidad.
Una vez que estoy sentado en el lado del conductor, Ross se inclina en mi
ventana.
―Solo estoy a una llamada telefónica si me necesitas ―dice, lo suficientemente
suave para que solo yo pueda escuchar. Sé que hay un significado subyacente en sus
palabras. No tiene razón para preocuparse. Tengo la intención de vigilar muy de
cerca a Indiana mientras se queda conmigo. Nunca dejaré que nada le pase. Creo
que Ross lo sabe.
••••
Durante la mayor parte del viaje, vamos en un cómodo silencio. Excepto
cuando Indi está cantando junto a la radio. Es dulce. Me encanta lo relajada que está
alrededor de mí. No hay nada pretencioso en ella en absoluto. Lo que ves, es lo que
tienes.
―No puedo esperar a ver tu casa ―dice colocando su mano sobre la mía―.
Meg y yo fuimos a Newcastle hace algunos años para un fin de semana de chicas,
cuando estábamos en la uni. ―Miro hacia ella y sonrío. Había estado viviendo aquí
entonces. Si tan solo lo hubiera sabido. Me hubiera hecho volar la cabeza si me
hubiera encontrado con ellas.
292
―¿Cómo está Meg? ¿Todavía la ves? ―Cuando éramos niños esas dos siempre
estaban juntas.
―Vive en el extranjero con su esposo, Draw. Todavía hablamos por teléfono
cuando podemos, pero no es lo mismo. ―Puedo escuchar claramente la tristeza en
su voz mientras habla―. Se mudan mucho, y con las diferencias de horario entre
países, es difícil. La extraño mucho.
Apuesto a que sí. ¿Meg está casada? Por alguna razón no puedo imaginar eso.
―¿Sabe sobre el tumor?
―No. Tiene sus propias preocupaciones. No necesita ser cargada con las mías
―responde dándome una pequeña entusiasta sonrisa.
―En cualquier caso, Indi. Es tu amiga, querría saberlo.
Se encoge de hombros con mi respuesta.
―Si surge la oportunidad la próxima vez que hablemos, se lo diré. ―Puedo
ver que este tema la está deprimiendo, así que rápidamente cambio a otra cosa.
―No puedo esperar a que veas mi tienda. Hay algo especial al respecto que no
te dije ―digo apretándole la mano.
―¿En serio? ―Su rostro se ilumina cuando me mira―. ¿Qué es?
―Ya lo verás cuando lleguemos allí.
••••
―Indi’s Ink―susurra cuando me estaciono―. Oh Dios mío. Nombraste tu
tienda por mí ―chilla, su cabeza se voltea en mi dirección.
―Lo hice ―respondo sonriendo cuando veo la mirada en su rostro.
―¿Cuándo? ―pregunta con entusiasmo mientras sale del auto.
―Cuando la abrí.
―Pero eso fue hace cuatro años. ―Sus hermosos ojos se ensanchan cuando
camina hacia la tienda, su cabeza inclinada hacia atrás para poder ver el letrero.
―Lo sé. Es una tontería, supongo, pero quería que fueras parte de esto de
alguna manera.
―No es tonto ―susurra antes de lanzarse a mis brazos―. Es asombroso. Estoy
tan conmovida de que hayas hecho eso. ―Sus labios están sobre los míos antes de
que tenga la oportunidad de responder―. Me encanta. Te amo ―dice en contra de
mi boca. Mis manos se deslizan alrededor de su cintura, trayéndola más cerca. Me
encanta que me ame, porque yo la amo muchísimo.
293
Indiana
―Gracias por hacerme parte de tu tienda ―digo cuando me alejo del beso. Me
ahogué la primera vez que la vi. Pensé que tal vez él había cambiado el nombre
recientemente, pero el hecho de que la llamara así por mí, incluso cuando ya no
estaba en su vida, significaba mucho más. Eso confirmaba todo lo que esperé
durante todos esos años, que no se hubiera olvidado de mí después de que se fue, y
que hubiera significado algo para él.
―Todavía tuviste mi corazón todo el tiempo que no estuve ―admite, 294

haciéndome derretir. La sinceridad en sus palabras lleva un bulto a mi garganta


mientras mi agarre sobre él se aprieta. No puedo creer que hayamos desperdiciado
cinco largos años de nuestras vidas separados. Sin embargo, sé que solo nos harán
más agradecidos de lo que tenemos ahora.
―¿Podemos entrar y echar un vistazo? ―pregunto con emoción. Quiero ver
cómo se ve el interior, quiero verla en toda su gloria. Estoy tan orgullosa de todo lo
que ha logrado. Aunque mi corazón se rompió después de que se fue, la parte más
difícil para mí fue no saber qué había sido de él. Estaba completamente solo. Un
adolescente con un gran peso en sus hombros y una montaña de ira dentro. Eso es
lo que más me preocupaba.
Mi principal preocupación era que se metiera en problemas. O peor, que
recurriera al alcohol o a las drogas para enfrentarlo. Estoy muy agradecida de que
ese no fuera el caso. Incluso en aquel entonces, tanto como trató de ocultarlo, sabía
que su corazón estaba bien. Solo se manchó por una palabra estúpida.
―¿De verdad? ¿Quieres entrar ahora? ―La decepción en su voz no me pasó
desapercibida. Cuando me jala de nuevo contra él y siento su dureza presionado mi
espalda, sé por qué―. Tenía la esperanza de llevarte primero al piso de arriba.
La mirada de esperanza en su rostro casi me hace estar de acuerdo. Pero quiero
sacar esto del camino para que podamos encerrarnos por el resto de la noche. He
estado reventando por verlo.
―Solo algo rápido. Entonces podrás llevarme arriba y violarme.
―Hecho ―dice agarrando mi mano y arrastrándome hacia la tienda.
Abre la puerta y mueve el interruptor principal iluminando el lugar. Mis ojos
se disparan por todas partes mientras deshabilita el sistema de alarma. Me encanta.
No es nada como la imaginé.
―Bien. Ya la viste, vamos. ―Alcanza mi mano para arrastrarme fuera de la
puerta, pero me alejo de él. Buen intento, amigo.
―Déjame mirar primero ―digo con una pequeña risa mientras me libero de
su control y doy un paso más al área de recepción. Lo escucho suspirar detrás de mí,
pero lo ignoro.
Es enorme. No se ve tan grande desde la calle. Los pisos están enlosados de un
oscuro gris carbón. Hay dos largos sofás de cuero negros justo en medio de la
habitación, sobre una alfombra peluda azul turquesa. Una mesita de café negra en
medio de los sofás. Tiene cuatro grandes álbumes negros apilados en la parte
superior.
Caminando hacia ellos, abro el primero para ver que está lleno de sus dibujos. 295

Quiero sentarme y revisarlos todos, pero sé que eso lo va a hacer enojar, así que lo
dejo para más adelante.
A la derecha hay un gran mostrador negro en forma de L, con tres luces
colgantes posicionadas estratégicamente encima de él. Este lugar tiene tanta clase.
No es como imaginé que luciría un salón de tatuajes. Estoy fascinada con cada
detalle. Mis dedos recorren todo a medida que paso. Las paredes están pintadas del
mismo color turquesa de la alfombra y de los dibujos en grande enmarcados en
blanco y negro alrededor de las paredes, se destacan contra el verde. Lo tomo todo
mientras maniobro a través de la habitación. Hay luces empotradas en el techo sobre
cada dibujo, iluminándolos.
Mis ojos se mueven hacia Carter, aún de pie justo en la entrada. Sus manos
están enterradas en los bolsillos de sus jeans mientras se detiene observándome.
―Me encanta verte en mi espacio ―dice mientras se acerca hacia mí.
―Me encanta que me trajeras aquí. Este lugar es hermoso ―le digo―. Estoy
tan orgullosa de ti. ―Pongo los brazos alrededor de su cuello mientras muevo mi
cabeza hacia atrás para hacer contacto visual con él―. De verdad orgullosa, Carter.
―Gracias ―responde llevando su boca a la mía―. ¿Puedo llevarte arriba
ahora? ―Su comentario me hace reír.
―Todavía no he terminado mi recorrido. Muéstrame el resto del lugar.
―Exhala con frustración.
―Bien, pero será rápido. ―Toma mi mano, llevándome a la habitación y hacia
un largo pasillo. Ahí hay una pila de puertas todo el camino hacia abajo. Al menos
diez a cada lado, tal vez más―. Estas son las habitaciones de mis artistas. Donde
toda la magia tiene lugar ―explica.
―¿Tienes a tantas personas trabajando para ti? ―pregunto sorprendida.
―Sí. Tengo a veintitrés personas en los libros, sin incluirme: Veinte artistas,
además de Vicki, que hace todos los piercings. Justine trabaja en la recepción y luego
está Jacquie. Hace todo el almacenamiento y ordenamiento de los suministros.
―Vaya. ―No sé qué más decir.
Por alguna razón, pensé que era solo él y tal vez una o dos personas más
trabajando aquí. Estoy impresionada.
―¿Cuál habitación es la tuya? ―Me lleva el final del corredor.
―La más grande. ―Se ríe―. Soy el jefe, tengo que tener algunos beneficios.
Por supuesto tendría que tener la más grande. Eso no me sorprende en lo más 296
mínimo. Saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta.
―¿Por qué está cerrada la puerta?
―Todas las puertas tienen cerraduras. Mis chicos tienen sus propias llaves, y
yo tengo una llave maestra que las abre todas. El equipo que usamos es costoso.
Tuvo sentido colocar cerraduras en las puertas cuando hice arreglar la tienda.
―Tiene sentido ―digo de acuerdo.
Cuando enciende la luz, da un paso a un costado para que pueda entrar.
Nuevamente no es nada como lo imaginé. Es brillante y estéril. Supongo que tiene
que ser así dada la naturaleza del negocio. Las paredes están pintadas de blanco. A
lo largo de la pared trasera se encuentra una camilla plana de cuero negro. En la
esquina hay una silla reclinable de suave cuero negro a juego, con un taburete
ajustable al lado. Tiene un banco de acero inoxidable a un lado, con dos lámparas
grandes con brazos extensibles retráctiles. Otro gabinete de acero inoxidable está al
lado de eso. Tiene pequeños cajones a ambos lados.
Camino hacia los marcos colgando a lo largo de la pared izquierda. Todos son
certificados.
―¿Ganaste todos estos premios?
―Sí. Jax me hizo entrar en ellos cuando trabajaba para él. Ya no tengo tiempo
para esa mierda.
―Es increíble ―le digo mirando por encima de mi hombro hacia él. Tiene una
sonrisa de niño tímido en su rostro que me parece muy entrañable. Mis ojos se
sienten atraídos por la gran foto detrás de él―. Oh Dios mío, Carter. Esa soy yo. ―Es
un gran boceto de mi rostro. Ocupa la mitad de la pared. De lejos.
―Sí ―responde, rascando su cabeza e inclinando el rostro como si estuviera
avergonzado de que la hubiera visto. Doy un paso a su alrededor para acercarme.
Es hermoso. Mi boca está curvada hacia arriba en una sonrisa natural. Dibujó mis ojos
con tal detalle que en realidad lucen como que están brillando. ¿Es así como me ve?
Me quedo ahí por mucho tiempo solo mirándolo. Estoy hipnotizada.
Carter aparece detrás de mí mientras lo absorbo todo. Sus brazos van alrededor
de mi cintura y sus labios siguen un camino a mi cuello.
―Salgamos de aquí antes de que te incline sobre la cama y te folle tanto que
pierdas la cabeza. Tenerte en esta habitación me hace querer hacer todo tipo de
mierda loca. ―Inclino mi cabeza a un lado y sonrío mientras chupa el lóbulo de mi
oreja. Cuando la muerde suavemente, gimo.
297
―Estoy jugando ―digo, dándome la vuelta en sus brazos.
―No me tientes, que ya estoy en el borde. ―El deseo que veo en sus ojos envía
hormigueos por mi columna. Deslizando mis brazos alrededor de su nuca, tiro de
sus labios hacia los míos. Es el único empujón que necesita. Antes de que lo sepa,
soy llevada contra la pared y mi top está siendo tirado sobre mi cabeza.
Su boca, lengua y manos están en todos lados. Agarrando el dobladillo de su
camiseta, la deslizo hacia arriba mientras mis dedos se mueven sobre sus deliciosos
abdominales. Él se estira detrás, tirando de su camiseta antes de pasarla sobre su
cabeza.
Mi boca va directamente al aro en su pezón, mientras agito mi lengua alrededor
antes de chuparlo en mi boca.
Echando la cabeza hacia atrás, gime ruidosamente.
―Necesito estar dentro de ti ahora. ―Jadea. Sus manos se mueven alrededor
de mí de nuevo mientras sus dedos trabajan en desabrochar mi sostén. Deslizándolo
por mis brazos, lo deja caer al piso. Mi cuerpo se derrite en él mientras sus manos
corren por mis costados hasta que llegan a mis pechos, palmeándolos.
Mis dedos trabajan frívolamente en su pantalón, abriendo el botón y
haciéndolo volar. Una vez que está abierto, lo bajo por sus caderas llevándome sus
bóxers.
Envolviendo mi mano alrededor de su dura longitud, lo acaricio.
―No puedo esperar otro segundo ―gime mientras me hace girar antes de
levantarme y ponerme de cara a la camilla. Sus manos se mueven alrededor de mi
frente y hace un rápido trabajo de abrir mis jeans y tirar de ellos y de mi ropa interior
por mis piernas.
―Ponte de rodillas ―ordena. Hago exactamente lo que dice.
Mi trasero está alto en el aire y estoy completamente expuesta a él, pero estoy
tan excitada, que ni siquiera me importa. Quiero, no, necesito sus manos, su boca o
su polla en mí ahora. Como si acabara de leer mi mente, su dedo corre desde mi
clítoris, deslizándose a mi humedad antes de hundirse en mi interior. Mi espalda se
arquea mientras empujo mi cuerpo en su mano.
―Oh Dios ―me quejo.
―Ese no es mi nombre ―dice en voz severa mientras saca su dedo antes de
agregar otro y deslizarlos de nuevo dentro.
―Carter. Por favor, fóllame ―le ruego. Cuando sus dedos me dejan y escucho
rasgarse la envoltura, sé que estoy a punto de conseguir exactamente lo que pedí. 298

Gimo fuertemente cuando lo siento frotar su longitud alrededor de mi entrada. Sus


dedos se deslizan por mi espalda hasta que llegan a mi cabello. Envolviendo mi cola
de caballo alrededor de su muñeca, tira suavemente de mi cabeza hacia atrás.
―Recuerdo el primer día que te conocí ―gime, deslizándose todo el camino
dentro de mí―. Mi primer pensamiento ese día fue exactamente esto. Quería
inclinarte, tomar tu cabello y follarte duro. ―Sale casi todo el camino antes de volver
a penetrarme. Repite el proceso una y otra vez hasta que estoy gritando. Lo que
estamos haciendo es sexy y se siente tan malditamente bien.
―No pares ―gimo. Cuanto más rudo mejor. Simplemente me excita más.
Cada vez que golpea de nuevo contra mí, la cabecera pega en la pared con un fuerte
golpe.
―Más duro ―imploro mientras mis dedos se aferran firmemente a cada lado,
hundiéndose en el cuero para sostenerme en mi lugar. Nunca antes ha sido tan rudo
conmigo, pero lo deseo. Es tan primitivo, tan crudo. Es malditamente su mejor
momento.
―Joder, Indi ―grita mientras sus dedos se hunden en mi cadera,
deteniéndome. Continúa estocándome en golpes duros y cortos―. Te deseo mucho,
Indiana.
Eso es todo lo que necesito para irme sobre el borde.
―Carter ―gimo mientras mi cabeza se mueve hacia el techo y mis ojos
retroceden en mi cabeza―. Voy a…
―Lo sé, nena. Me encanta la forma en que tu vagina agarra mi pene cuando te
vienes ―gime mientras sale unas cuantas más veces antes de que su cuerpo se
estremezca luego se tense.
Sus labios encuentran mi cuello cuando se derrumba encima de mí.
―Eso fue increíble. ―Jadeo.
―Lo fue ―responde mientras curva los labios en una sonrisa contra mi piel―.
Nunca voy a ver esta camilla de la misma manera de nuevo.
―Creo que marcamos la pared. ―Me río.
―Me importa una mierda la pared. No te lastimé, ¿verdad?
―Para nada ―le digo volviendo la cabeza para encontrarme con sus labios.
Sonríe mientras su mano sube para quitarme el cabello del rostro.
El amor que veo en sus ojos derrite mi corazón. Nadie me hace sentir de la 299

forma que él. Nadie.


Planta otro beso en mis labios antes de empujarse y levantarse.
―Vístete. Quiero llevarte arriba. Podrás ir al baño mientras nos hago algo de
comer, y entonces te llevaré a la cama. ―La mirada de promesa que veo en su rostro
envía a mi corazón a un revoloteo. Me alegro tanto de haber venido aquí con él. Sé
que esta semana será increíble.
Carter
Ninguno de nosotros se dio cuenta de que el pobre LJ todavía estaba en la parte
trasera del auto hasta que lo escuché ladrar cuando salimos de la tienda. Indi corrió
directamente hacia él mientras yo sacaba las bolsas del maletero. Después de llevarlo
a la zona de césped al lado de mi edificio para que pudiera hacer sus necesidades,
nos dirigimos al piso de arriba.
Siempre me ha gustado vivir aquí, pero tenerla conmigo ahora hace que llegar
a casa sea mucho mejor. Re-construí toda la zona de arriba, la cocina, el baño, todo. 300

En esa etapa solo tenía un dormitorio, pero el viejo que posee el edificio contiguo
está a solo meses de jubilarse y ya estoy en negociaciones para comprarlo.
Cuando lo haga, tengo planes de tirar la pared entre mi apartamento y el que
está sobre su tienda y extender mi sala, así como agregar dos habitaciones más.
Probablemente alquilaré la tienda después con planes de expandir mi salón cuando
tenga más flujo de efectivo.
―Vaya, mira la vista desde aquí arriba ―dice Indi cuando la acompaño
adentro.
Cuando me mudé, reemplacé las molestas ventanas de la pared lejana con unas
de piso a techo. La vista del océano desde aquí es espectacular. Ojalá hubiese podido
agregar un balcón aquí, pero las regulaciones del consejo lo prohíben.
Idiotas.
Puedes ver todo el camino hasta el horizonte, y la puesta de sol es realmente
algo. No puedo esperar a compartir eso con Indi mientras está aquí.
―La vista también es muy buena desde aquí ―le digo mientras envuelvo mis
brazos a su alrededor por detrás, descansando mi barbilla en su hombro. Puedo ver
su sonrisa reflejándose en el vidrio frente a nosotros. Joder, estoy tan feliz de tenerla
aquí.
Girando, pone sus brazos alrededor de mi cuello.
―Gracias por invitarme a venir a quedarme contigo. Es tan surrealista estar
aquí en tu casa. Estoy tan feliz, Carter. ―Por alguna razón, sus palabras generan un
nudo en mi garganta. No puedo ni siquiera responder, así que en su lugar aprieto
mi abrazo y saboreo la sensación de tenerla en mis brazos.
••••
―Me encanta tu apartamento ―dice cuando nos sentamos a comer. Le preparé
un baño después de mostrárselo, lo que me tomó tres minutos. Realmente no hay
mucho para ver. Mi sala de estar es de planta abierta. Mi cocina y mesa de comedor
están a la izquierda cuando entras por la puerta principal. Tengo un sofá de cuero
negro en forma de L al otro lado de la habitación, frente a mi gran televisor de
pantalla plana que está montado en una pared. A la izquierda del sofá, tengo una
mesa de billar de tamaño completo y un área de bar.
Detrás de eso está la puerta que conduce a mi dormitorio y al baño.
―Es el perfecto apartamento de soltero ―dice con humor en la voz―. Y tan
ordenado. ¿Tienes alguien que te ayude a limpiar o algo? 301

―O algo ―respondo rotundamente suprimiendo sus ojos en blanco. Siempre


he sido bastante especial cuando se trata de cosas como esas. Los hombres pueden
tener una aseadora en casa, a pesar de lo que piensa la mayoría de las personas―.
Come antes de que se enfríe.
Llamé a Justine, mi recepcionista, antes de dejar Sídney y le pedí que recogiera
los ingredientes que necesitaba para hacer Fettucine Boscaiola. Sabía que sería tarde
para el momento en que llegáramos aquí y que no tendría tiempo para comprar
nada.
―No puedo creer que hayas cocinado esto ―dice girando la pasta alrededor
de su tenedor y metiéndolo en su boca―. Es delicioso.
Le sonrío.
―Bueno, viví solo por los pasados cinco años. Era aprender a cocinar o morir
de hambre, supongo ―le respondí riéndome.
―Eres un hombre de muchos talentos. ―No paso por alto el significado
subyacente a sus palabras. Es mejor que creas que lo soy, cariño.
Mi polla se mueve mientras veo sus labios deslizarse sobre el cubierto de metal.
Si no estuviera tan preocupado porque mantuviera su fuerza, diría al infierno con la
cena y la tiraría sobre mi hombro y la llevaría directo a la cama.
Después de haber comido y que los platos están lavados, la envuelvo en mis
brazos.
―Voy a tomar una ducha rápida. ¿Por qué no le haces una llamada a tu padre
y le dices que llegaste bien? ―digo besando la parte superior de su cabeza,
inhalando su dulce aroma a vainilla al mismo tiempo. Huele delicioso, lo
suficientemente bien para comerla, y eso es exactamente lo que planeo hacer tan
pronto como la lleve a mi cama. Se ve linda en el pijama que se pone después de su
baño, pero necesita quitárselo. No lo necesitará mientras se quede aquí.
••••
Me despierto sintiéndome más feliz de lo que he sido desde que me mudé aquí.
Sé que es porque tengo a Indi a mi lado. Ahora que está aquí, no quiero que se vaya
nunca. Puede ser demasiado pronto para que se mude, pero ya sé que eso es lo que
quiero.
Con suerte, con el tiempo, ella también se sentirá de esa manera. Ahora que la
tengo de vuelta, no tengo intención de dejarla ir. Es una guardiana. Mía.
Rodando sobre mi costado, siento mis labios curvarse en una sonrisa mientras
la veo dormir. Hago eso a menudo. Loco, lo sé, pero me encanta tenerla a mi lado. 302
Sus largas pestañas están extendidas, descansando sobre sus mejillas.
Sus perfectos labios están separados ligeramente. Su oscuro cabello está
desplegado sobre la almohada.
Estirando la mano, retrocedo ligeramente las pocas hebras que han caído sobre
su rostro. Nunca supe que era posible amar a alguien tan completamente como la
amo.
Eso trae todas mis preocupaciones a un primer plano. Un leve pánico se eleva
dentro de mí. ¿Qué pasa si su tratamiento no es exitoso? ¿Qué pasa si decide que ya
no quiere estar conmigo? ¿Qué pasa si no me quiere para siempre, como yo? No
estoy seguro de cómo podría arreglármelas sin ella ahora.
Los últimos cinco años han sido un infierno. Viví en negación por mucho
tiempo, luchando contra mis sentimientos a cada paso del camino. Ya no puedo
hacer eso. Es dueña de mi corazón y de mi alma. Es mi aire. No soy nada sin ella. De
repente tengo esta abrumadora compulsión de aplastarla contra mí, de rogarle que
nunca me deje.
Mierda. Soy patético.
Tal vez debería solo despertarla y pedirle que me regrese mis bolas. Soy sacado
de mis pensamientos cuando LJ gime al lado de la cama.
―Hola, amigo ―le susurro, rodando y mirando cuidadosamente por encima
del lado de la cama. Estuvo dentro toda la noche. Supongo que tiene que dar una
meada―. Espera ―digo saliendo de la cama y poniéndome un par de sudaderas.
―Oye, vuelve. ―Escucho a Indi gritar mientras camino de puntillas por la
habitación. Mi cabeza se balancea en su dirección mientras se sienta frotándose los
ojos. Es tan malditamente dulce cuando se despierta por primera vez. La sábana
cubriéndola cae alrededor de su cintura, revelando sus espectaculares pechos. Eso
hace que mi polla se sacuda. Me encanta que no haga ningún esfuerzo para cubrirlos
de nuevo.
Girando, rápidamente me dirijo hacia ella.
―No te muevas. Volveré en un minuto ―le ordeno, colocando mis labios sobre
los suyos y tanteando uno de sus pechos con mi mano―. Voy a dejar que salga LJ.
―Está bien. ―Sonríe, deslizando los brazos alrededor de mi cuello―. Buenos
días.
―Buenos días, hermosa ―le respondo quitando el cabello de su rostro―. 303

¿Cómo está tu cabeza esta mañana?


Ella se encoge de hombros. Odio que tenga ese constante dolor por ese maldito
tumor. Daría cualquier cosa por poder quitárselo. Cuanto antes termine ese
tratamiento, mejor.
―Te traeré un par de pastillas de dolor de cabeza en mi camino de regreso.
―Gracias. ―Le beso la frente antes de recostarla suavemente. Me obligo a salir
de la cama, me levanto y silbo para que LJ me siga. Será una perra tener que ir a
trabajar hoy sabiendo que está aquí sola.
••••
Indi estaba dormida cuando logré volver arriba. No mucho después de
deslizarme a su lado y envolverla en mis brazos, se despierta de nuevo.
―Tus pastillas están en la mesita de noche ―digo tirando de ella hacia mí y
besando su frente.
Nos quedamos envueltos uno en el otro por otra hora más o menos, antes de
que finalmente tenga que sacar mi trasero de la cama. Podría fácilmente
acostumbrarme a despertar con ella cada mañana. Cuando me dirigí a la ducha para
poder prepararme para el trabajo, ella insistió en bañarse conmigo. Por supuesto,
tuve que tomarla contra los azulejos. Parece que no puedo mantener mis malditas
manos fuera de ella. Creo que los dos vamos a estar agotados para cuando llegue el
fin de semana. No me quejo.
Después de vestirnos, desayunamos y bajamos a la tienda juntos. Quería
conocer a mis chicos, y para ser honesto, estaba deseando mostrarla.
―Oh, Dios mío ―dice Justine tan pronto como entra por la puerta y ve a Indi
parada a mi lado―. Eres la chica de la foto. ―Me había olvidado de esa maldita
cosa. Ha sido punto de discusión aquí por años. Mis ojos van a Indiana, y estoy
sorprendido de encontrarla ruborizada.
―Justine, este es el amor de mi vida, Indiana, mi Indi ―admito con orgullo,
deslizando mi brazo alrededor de su hombro y metiéndola en mi costado. Indiana
está radiante cuando me mira. Solo estoy diciendo la verdad.
―Vaya. ―Es todo lo que dice Justine con una mirada atónita en su rostro
mientras camina hacia nosotros y extiende su mano―. Hola… Santa mierda, en
realidad existes. ―Me río entre dientes con su comentario. Durante años han estado
molestándome queriendo saber quién es la mujer en el dibujo. Suelo decir que así es
como se ve la mujer de mis sueños. No iba a decirles todo a estos hijos de puta. Así
que supongo que puedo entender su sorpresa. Ninguno de ellos se dio cuenta de
304
que en serio era una persona real.
Pensaban que era producto de mi imaginación.
―Es un placer conocerte ―responde Indi con una dulce sonrisa en su rostro.
Cuando se abre la puerta de la tienda, todas nuestras cabezas giran en esa dirección.
―Mira, Jacquie ―grita Justine, apuntando a Indi―. Ella es real.
Indiana
Tuve la semana más increíble. Me entristece pensar que está llegando a su fin.
Espero que Carter me pida que regrese aquí otra vez, porque me encantó cada
minuto de mi tiempo con él. Este lugar es absolutamente hermoso.
Cuando no está trabajando, y no estamos teniendo sexo en cada superficie de
su apartamento, me lleva a todas partes, mostrándome las vistas de Newcastle y las
áreas circundantes.
305
Es sorprendente cuánto mejor es ver las cosas a través de los ojos de un local.
Conoce todos los mejores lugares. Puedo decir lo orgulloso que está de su ciudad
natal. Apenas he estado aquí una semana y también estoy enamorada de ella.
Hemos estado dando largos paseos por la playa todas las tardes, y anoche me
llevó al más increíble restaurante de la costa en la Marina de Newcastle, llamado
Rocksalt. Nos ordenó un plato de mariscos a la parrilla para dos. Estaba delicioso.
Me podría acostumbrar fácilmente a vivir aquí.
Aunque Carter ha estado trabajando mucho, hizo su mayor esfuerzo para venir
y verme entre clientes, pero ha sido bastante plano. Por lo general, solo puede
quedarse unos minutos cuando aparece arriba, pero le agradezco que haga el
esfuerzo. Sin embargo, se asegura de pasar todo el tiempo de su almuerzo conmigo.
Me he ofrecido a cocinar para él, pero insiste en llevarme a algunos de los cafés
locales para el almuerzo. Hoy, sin embargo, fue algo diferente. Hicimos un picnic en
la playa. Compró algunos camarones frescos del mercado de pescados, y los
comimos directamente del envoltorio de papel. Estuvieron divinos, igual que mi
compañía. No pensé que fuera posible amarlo más de lo que ya lo amo, pero con
cada día parece que me enamoro aún más.
Para ser honesta, estoy un poco contenta de no haber tenido mucho que hacer,
porque estoy agotada. Mis dolores de cabeza parecen estar empeorando y me siento
cansada todo el tiempo. Lo he estado escondiendo de él. No quiero que se preocupe
más de lo que ya lo hace. Está tratando de minimizarlo, pero veo la inquietud en sus
ojos cuando me mira. Siempre está controlado o preguntando cómo me siento,
entonces sé que está preocupado.
Después de nuestro picnic, me acompañó a su apartamento antes de dirigirse
de vuelta al trabajo. Lo primero que hice fue colapsar en el sofá. He estado usando
nuestro tiempo separados para tomar siestas. Sus citas pueden tomar de una a tres
horas, entonces no se imagina que normalmente estoy durmiendo mientras no está
aquí. Me da la resolución que necesito cuando está cerca, pero es un alivio
bienvenido del dolor palpitante en mi cabeza. Estoy cansada de eso. Estoy harta de
sentirme tan mal todo el tiempo.
Me despiertan pequeños besos que llueven por todo mi rostro.
―Hola, hermosa ―dice Carter cuando abro los ojos―. ¿Te sientes bien?
―Puedo ver la ansiedad en su rostro, así que sonrío con la esperanza de tranquilizar
su mente.
―Estoy bien ―le respondo cuando se mueve para poder sentarse―. Debo
haberme dormido ¿Qué hora es? 306

―Las 4:00. ―Mierda, me dormí justo después que volvimos del almuerzo. He
estado durmiendo por casi tres horas―. Iba a llevarte a dar una vuelta en mi jetski,
pero si no estás a la altura...
―¿Tienes un jet ski? ―pregunto emocionada.
Se sienta a mi lado en el sofá, tirando de mí a su regazo.
―Sí. ―Sonríe antes de colocar sus labios contra mi mejilla―. Por lo general lo
tomo los fines de semana. Jax también tiene uno, así que salimos juntos cuando está
aquí. Dado que volveremos a Sídney mañana, pensé que podríamos salir ahora, si
estás en el juego. ―La idea de salir de aquí mañana hace que mi corazón se sienta
pesado. Carter ha sido maravilloso y me ha hecho sentir muy bienvenida. Quiero
obtener tanto como pueda antes de irme. Nunca he estado en una moto acuática
antes.
―Estoy dentro ―le digo cuando paso los brazos alrededor de su cuello.
―¿Estás segura de que estás preparada? ―pregunta, con el malestar
enmascarando su voz. Ojalá dejara de preocuparse por mí.
―Por supuesto. Hagámoslo ―respondo, poniéndome de pie y buscando su
mano.
―Me encanta lo fácil que eres ―dice con una dulce sonrisa mientras recoge
una bolsa del suelo y me la pasa―. Te compré un traje y un chaleco salvavidas. El
agua está bastante fría en esta época del año.
―¿Lo hiciste? Gracias ―respondo radiante, tomando la bolsa de él y mirando
dentro. Me mima. El traje es negro con grandes parches en rosa, haciendo juego
perfectamente con el chaleco salvavidas. Me encanta que eligiera mi color favorito.
Me conmueve su consideración. Levantándome en las puntas de los dedos de mi
pie, poso mis labios contra los suyos.
―Ve a cambiarte mientras engancho el remolque en el auto ―dice
inclinándose y besando mi frente―. Te veré abajo cuando estés lista.
••••
Pasé el mejor momento en el jetski y envuelta alrededor de su pecador cuerpo
mientras aceleraba sobre el agua. El olor del mar salado, el sol en mi rostro y el viento
en mi cabello, me hicieron sentir fortalecida. Nos quedamos allí por cerca de dos
horas. Carter se lo tomó con calma mientras navegábamos a través de las olas. Estoy
bastante segura de que fue para mi beneficio. Estuve agradecida por eso.
No desaceleró hasta que alcanzamos aguas más tranquilas. Afortunadamente,
fue un buen día, así que no estuvo muy agitado. Golpeamos una ola que hizo que 307
mi rostro se retorciera por la repentina sacudida a mi dolorida cabeza. Sin embargo,
sorprendentemente, había algo respecto a estar con él que parece reducir el
constante dolor en mi cerebro. Tal vez estoy tan perdida en él, que no me concentro
mucho en eso. Tal vez es algo más.
Antes de regresar a la orilla, Carter se detuvo a aproximadamente a un
kilómetro mar adentro. Me movió al frente de la moto acuática y me envolvió en sus
brazos mientras nos quedamos sentados viendo el comienzo del sol poniéndose en
el horizonte. Fue majestuoso. Nos hubiéramos quedado más tiempo, pero estaba
empezando a oscurecer. Me prometió traerme de nuevo la próxima vez que viniera.
Espero que sea pronto.
Cuando nos dirigimos de nuevo al apartamento, Carter me envió arriba a
tomar un baño caliente, mientras lavaba el jet ski antes de guardarlo en el pequeño
garaje en la parte posterior de la tienda.
La calidez del baño es bienvenida después de estar en el océano en el viento
frío las últimas horas. Estoy recostada relajándome y reflexionando sobre el tiempo
maravilloso que he tenido mientras he estado aquí, cuando Carter entra al baño.
Abriendo mis ojos, lo encuentro quitándose su traje de neopreno.
―Espero que no te importe algo de compañía ―dice sonriendo mientras
acecha hacia mí.
―No, en absoluto ―respondo mientras mis ojos recorren su gran cuerpo. Es
realmente hermoso, y todo mío. Soy una chica afortunada. Me inclino para que
pueda entrar detrás de mí, y suspiro contenta cuando me envuelve en sus grandes
y fuertes brazos.
―¿Te sientes bien? ―pregunta colocando un suave beso en mi hombro. Ojalá
dejara de preguntarme.
―Me siento maravillosa. Me encantó cada minuto de mi tiempo aquí contigo
―le digo, girando mi cabeza y posando mis labios contra su mejilla.
―Estoy feliz de escuchar eso. ―Sonríe―. ¿Eso significa que volverás?
La mirada de esperanza que veo en su rostro me derrite el corazón.
―Si me quieres de regreso, me encantaría venir y quedarme contigo otra vez.
―¿La próxima semana? Pensé que podríamos quedarnos en Sídney el fin de
semana, por lo que podrías pasar tiempo con tu papá. Podría traerte de vuelta
conmigo el domingo por la noche. ―Estoy encantada de que me quiera de vuelta
aquí tan pronto.
―Suena maravilloso. ―Giro mi cuerpo para enfrentarlo, envolviendo mis 308
piernas alrededor de su cintura―. Pero, no quiero dejarte fuera. No quiero perturbar
tu vida más de lo que ya he hecho. Has sido muy bueno conmigo.
―Oye ―dice acunando mi rostro―. Tenerte aquí no ha perturbado mi vida en
absoluto. Solo la mejoró. ―Sus palabras me hacen sonreír.
―Te amo ―respondo bajando mi boca hacia la suya. Lo amo con cada fibra de
mi ser. Ha sido una maravillosa distracción de lo que se encuentra adelante, y ha
tenido tanto cuidado conmigo. Odio que tengamos esta enfermedad cerniéndose
sobre nosotros, pero solo tenerlo alrededor ayuda más de lo que nunca sabrá.
―Por favor di que volverás conmigo la próxima semana, entonces ―susurra
contra mi boca cuando agarra mis caderas, tirando de mí para que nuestros cuerpos
estén al ras.
―Está bien. Me encantaría eso.
―Esa es mi chica. ―Siento que sus labios se curvan en una sonrisa contra mi
boca. Me encanta ser su chica. Entrelazo mis manos en su cabello, profundizo el beso.
Carter gime mientras desliza su lengua en mi boca―. Dios, quiero tanto follarte en
este momento ―gruñe.
―Entonces hazlo ―digo sin aliento.
―No puedo, no tengo condón.
―Estoy en control de natalidad, Carter ―digo echándome hacia atrás para
mirarlo―. Solo ha estado con otra persona, y nunca tuvimos sexo sin protección.
Quiero experimentar eso contigo.
―Yo tampoco he tenido sexo sin protección. ―Suspira―. Pero es demasiado
arriesgado. No puedo arriesgarme. ―Sus palabras me aguijonean. ¿La posibilidad
de tener un hijo conmigo es tan repulsiva?
―Bien ―digo esforzándome por ocultar mi dolor, pero fallando
miserablemente. Me elevo de su regazo y giro, pero me detiene.
―No ―gruñe―. No te atrevas a alejarte de mí, Indi. Sabes sobre mi pasado.
Sabes que nunca querría traer un hijo ilegítimo a este mundo, y arriesgarlo a que se
manche como yo.
―Carter ―digo, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura―. Lo siento.
Es solo...
―Shhh ―susurra, poniendo sus labios en los míos―. No pienses ni por un
minuto que no quiero experimentar eso contigo, porque lo hago. Simplemente no 309

puedo tomar esa posibilidad.


―Siempre puedes retirarte antes de venirte. ―Alzo las cejas con esperanza.
Quiero esto con él.
―Joder ―gime llevándome a sus brazos de nuevo―. Eres una negociadora
dura, nena. ―Cuando sus manos se deslizan debajo del agua y entre mis piernas, sé
que gané. Moviendo mi cabeza hacia atrás, gimo mientras sus dedos rodean mi
clítoris―. Siempre he querido sentirte así ―susurra contra mi cuello mientras su
lengua sigue un camino hasta la parte sensible detrás de mi oreja―. Solo contigo.
Solo serás tú, Indi. ―Jadea, agarrando mis caderas, levantándome ligeramente antes
de tirar de mí hacia abajo y empalarme con su polla.
―Ohhhh, sí ―le digo mientras me llena completamente.
―Santo Dios ―gime mientras sus ojos se quedan en blanco―. Te sientes como
el maldito cielo.
Ídem. Sr. Reynolds. Ídem.
••••
Carter pidió algo de comida china a domicilio cuando salimos del baño.
Después de que comemos, terminamos acurrucados en el sofá; yo entre sus piernas,
mi espalda en su frente con mi cabeza recostada sobre su pecho. Sus dedos hacen
círculos flojos contra mis sienes. Se siente increíble. Me encanta cómo me cuida.
―¿Cómo estuvieron tus dolores de cabeza hoy? ―pregunta.
―Bien ―miento―. Manejables.
―¿Quieres que te consiga pastillas para el dolor de cabeza?
―No. Lo que estás haciendo con tus dedos están bien. Las pastillas realmente
no ayudan de todos modos. ―Mi confesión lo hace soltar un fuerte aliento.
―Sé que lo has pospuesto, pero realmente tenemos que repasar esa
información que el doctor te dio. Podremos hacerle algunas preguntas mañana.
―Supongo. ―Suspiro. Tiene razón He estado evitándolo. No quería que
estropeara mi tiempo aquí con él.
―¿Dónde está? ―me pregunta levantándome de su pecho para poder pararse.
―En la parte inferior de mi maleta.
Cuando se sienta a mi lado, abre el sobre, sacando todo el papeleo. Me pasa la
mitad, manteniendo el resto para sí mismo. Miro hacia él y sonrío.
―¿Qué? ―pregunta encogiéndose de hombros―. No te dejaré leerlos todos.
Yo leeré esto, y luego intercambiaremos notas. ―Dios, me encanta cómo se mete en 310

esto.
―Simplemente te amo. Eso es todo ―digo inclinándome y pasando mis labios
por los suyos―. Eres increíble.
―Yo también te amo, Indi. Mucho.
Una hora más tarde coloco mi pila en la mesa de café. Toda esta lectura está
haciendo que mi dolor de cabeza se intensifique. Es muy desalentador y demasiada
información para asimilar.
―¿Estás bien? ―pregunta. Su frente se arruga mientras me estudia.
―Sí. Solo necesito tomar un descanso. El leer me está lastimando la cabeza.
―Ven aquí ―dice tirando de mi cabeza a su regazo―. Cierra los ojos. Yo
seguiré. ―Suspiro cuando usa su mano libre para masajear mi cuero cabelludo.
―Mmmm. Eso se siente bien.
Me despierto bañada en la oscuridad. Estoy en la cama. Volteándome, extiendo
la mano hacia Carter, pero no está a mi lado. Mirando el reloj de cabecera, veo que
es la 1:30 a.m. Retirando las sábanas, voy en su búsqueda. Cuando entro a la sala
principal, sonrío. Todavía está tirado en el sofá leyendo. Los papeles están dispersos,
un bolígrafo está entre sus dientes y un bloc de notas en su regazo. La culpa me
consume. Me siento mal porque todavía está haciendo esto mientras yo estaba
durmiendo.
―Hola ―digo caminando hacia él―. Ven a la cama.
―Ya casi termino ―responde, mirándome y sonriendo. Toma el bloc de notas
de su regazo y apunta algo antes de colocarlo a su lado. Abre los brazos cuando lo
alcanzo, tirando de mí a su regazo.
―¿Cómo te sientes ahora?
―Mejor ―digo acurrucándome en él. Miro hacia el bloc de notas y veo que
está lleno de escritura―. ¿Qué es todo esto? ―pregunto.
―Solo algunas preguntas para el doctor y cosas que necesito comprar una vez
que comience el tratamiento.
―¿Qué cosas?
―Solo algunos alimentos especiales que necesitarás... cosas así. Tienes que
tener cuidado con lo que comes durante el tratamiento. Aconsejan comer alimentos
saludables y quedarte lejos de las cosas dulces, pero no de mí, por supuesto. ―Me
río de su comentario.
―Solo déjalos tratar de mantenerme alejada de ti.
311
―Nunca dejaría que eso sucediera, cariño. ―Se ríe, poniendo sus labios en mi
mejilla―. Ya que la radiación irá directo a tu cabeza, tienes que tener cuidado extra
con tu higiene oral. Puede afectar tus dientes y encías, por lo que no puedes comer
nada demasiado caliente o demasiado frío. Hice una lista de todas sus sugerencias
para que puedas repasarlas. Tenemos un increíble mercado aquí cada domingo.
Venden todos los productos frescos. Cuando el tratamiento comience, podemos ir
allí y abastecernos de todos tus favoritos. ―Las lágrimas van a mis ojos. ¿Qué hice
para merecer a alguien tan maravilloso?
―Gracias. ―Sollozo mientras envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Ni
siquiera puedo poner en palabras lo increíble que es―. Deja el resto, lo revisaré por
la mañana antes de irnos. Te necesito en la cama conmigo.
―No tienes que pedírmelo dos veces ―dice, levantándose conmigo todavía en
sus brazos―. No hay lugar en el que prefiera estar, que a tu lado. ―Apagando el
interruptor de luz con su codo mientras pasa, sus labios capturan los míos mientras
me lleva de vuelta a la cama.
Un mes después...
Carter
Estamos en la semana tres de la terapia de radiación. El oncólogo puso a
Indiana en un curso de drogas sensibles a la radio la primera semana de tratamiento.
Aparentemente hacen que las células cancerosas sean más sensibles a la radiación,
312
ayudando a matarlas más rápido. Ella va genial, pero han sido unas semanas
difíciles.
La primera semana pareció que se deslizaba por él, con poco o ningún efecto
secundario. Estas últimas dos semanas, no tanto. Está teniendo pequeñas dosis de
radiación de lunes a jueves, y los viernes, sábados y domingos libres como días de
descanso.
Hemos estado manejando el lunes por la mañana y quedándonos en Sídney
hasta el jueves, luego conduciendo de regreso a mi casa por los otros días. He estado
posponiendo tanto trabajo como puedo, trabajando hasta tarde los jueves por la
noche, y todo el viernes y la mayor parte del sábado. Odio dejarla sola, pero necesito
trabajar. Pasa la mayor parte de su tiempo durmiendo de todos modos.
Mamá y Ross se ofrecieron a venir y quedarse con ella mientras trabajaba, pero
no lo aceptó. Creo que se siente mal ocupando a la gente. Siempre está
disculpándose conmigo. ¿No se da cuenta de cuánto la queremos todos? ¿Que
haríamos cualquier cosa para hacer este proceso más fácil o más cómodo para ella?
La reviso entre cada cliente, y si hay mucho trabajo, le envío a Jacquie o a
Justine para asegurarme de que está bien y de que no hay nada que necesite. Me está
matando verla tan enferma. No estaba preparado para que las cosas se pusieran así
de mal. Tiene náuseas todo el tiempo, y no está comiendo tanto como me gustaría,
y en consecuencia perdió un poco de peso. Ya no queda nada de ella, así que me
preocupa mucho.
Generalmente está bien el domingo, pero cuando el tratamiento comienza de
nuevo el lunes, regresa a donde comenzó. Por lo general trato de que coma tanta
comida como puede en los días buenos. Sé que una vez que todo esto termine
volverá a donde estaba, pero mientras tanto, es difícil verla. Daría cualquier cosa por
cambiar de lugar con ella.
Incluso LJ puede decir que las cosas no están bien. No se ha ido de su lado. La
sigue a todas partes cuando está despierta y cerca, y se sienta a su lado cuando no
lo está. Estoy feliz de que esté aquí con ella cuando estoy trabajando en la planta
baja. Ojalá pudiera pasar cada segundo de mi tiempo con ella, especialmente en sus
días de descanso, pero estando fuera del trabajo tres días y medio a la semana
realmente está llevándose a lo genial de mi clientela. Afortunadamente han sido
bastante comprensivos. Perdí a algunos de mis clientes habituales con otros artistas,
pero la mayoría han sido leales y se quedaron conmigo. Será solo por tres semanas
más, y espero que podamos poner este vaivén atrás y que la vida regrese a la
normalidad.
313
Para agregar a mi calendario ya agitado, el viejo vecino vino hace algunas
semanas y me dijo que estaba planeando cerrar la tienda a fin de mes. Quería saber
si todavía estaba interesado en comprar su edificio, que por supuesto lo estoy. Tengo
algunas ideas bajo la manga que podrían ayudar a persuadir a Indi a quedarse aquí
permanentemente una vez que el tratamiento termine. Bueno, esa es mi esperanza
de todos modos.
Entonces, ahora tengo la preocupación adicional de organizar mis finanzas, así
como de conseguir que el arquitecto elabore los planos para extender el apartamento
y reacondicionar la tienda hasta la siguiente puerta. Me gustaría empezar con las
renovaciones tan pronto como la compra esté finalizada. Usaré la misma empresa
de construcción que preparó mi lugar cuando me mudé aquí. Para ser honesto, estoy
jodidamente exhausto, pero si todo sale de acuerdo al plan, valdrá la pena.
Después de terminar el trabajo de relleno de color, llevo a mi cliente a la
recepción, solo para encontrar que mi siguiente trabajo ya está esperándome.
―¿Puedes darme cinco minutos? ―pregunto cuando camino y estrecho su
mano―. Solo tengo que ir arriba rápidamente.
Solo mi personal sabe lo que está pasando con Indiana. Soy un tipo cerrado y
no me gusta hablar de mierda así con mis clientes.
―Claro. No hay problema ―responde tomando asiento de nuevo. Subo los
escalones de dos en dos mientras me apresuro a revisar a Indiana. La encuentro
dormida en la cama. Cuando veo el sándwich que le hice a la hora del almuerzo en
la mesita de noche intacto, exhalo. Necesito que coma. Está tan débil, y esta mierda
de no comer no ayuda.
―Indi ―le susurro subiendo al lado de la cama, y pasando mi mano por su
cabello―. Oye ―digo sonriendo cuando sus ojos se abren. Está tan jodidamente
pálida y adormilada, con círculos oscuros bajo sus ojos. Me preocupa sin fin verla
así.
Ha sido tan valiente. Nunca se queja. Me duele el corazón cuando sus ojos
verdes se encuentran con los míos. Han perdido su brillo, y odio eso. No puedo
esperar a que esto termine para que pueda estar bien de nuevo.
―Hola ―dice forzando una sonrisa. Odio que piense que necesita ser valiente
por mí, porque no lo necesita.
―¿Cómo te sientes? ―pregunto, ayudándola cuando intenta sentarse.
―Bien. ―Eso es lo que siempre dice, incluso cuando sé muy bien que no lo
está.
314
―No comiste tu sándwich.
―No tenía hambre ―responde encogiéndose de hombros.
―Tienes que comer, nena ―le digo en tono suplicante mientras tiro de algunos
mechones sueltos de cabello detrás de su oreja―. Apenas tocaste tu desayuno.
―Recojo el plato de la mesita de noche y desenvuelvo el sándwich―. ¿Puedes darle
un mordisco, por favor? Eso me haría feliz. ―Me da una sonrisa verdadera cuando
digo eso.
―Está bien. Si te hace feliz ―dice en respuesta, abriendo su boca cuando
sostengo la comida frente a ella. Miro como mastica lentamente. Puedo decir que
realmente está luchando. Me lleva un nudo a la garganta. Recojo la botella de agua,
abriendo la tapa.
―Ten, toma un trago. ―Levanta la mano para tomarla de mí y noto que está
temblando. Ha estado haciendo eso mucho últimamente. Probablemente tiene poca
azúcar en la sangre por la falta de comida―. Permíteme ―le ofrezco mientras la
muevo hacia su boca.
Ver sus labios envolver la botella, ni siquiera hace que mi polla se mueva. No
hemos tenido intimidad por más de dos semanas. Ella me pidió, no, prácticamente
me lo suplicó, pero no puedo hacerlo. No me mal entiendan. Lo deseo. Quiero eso
más que cualquier cosa. Extraño esa conexión con ella. Pero, está tan débil... tan
frágil. Necesita conservar su energía solo para hacer cosas, como moverse, tengo
miedo de que se rompa, o de lastimarla. No puedo arriesgarme a eso por el
momento. Llegaremos allí. Tengo toda la confianza. El día en que pueda hundir mi
polla en esa vagina celestial otra vez, será un dulce día por lo que puedo decir.
Pero por ahora, lo más importante es verla bien otra vez.
―¿Qué tal si voy al mercado de pescados después del trabajo y consigo
algunos de esos camarones frescos que te encantan? Puedo hacerte una buena
ensalada de camarones para la cena. ―Mis esperanzados ojos buscan los suyos. Me
estoy desesperando. Me di cuenta de que realmente parece no soportar las papas
fritas que he estado cocinando. Parece demasiado descarado hacer que sus náuseas
se intensifiquen.
―Suena genial ―responde tomando mi mano y dándole un débil apretón.
Sé que mi cliente está esperando abajo, pero tendrá que esperar. Mi chica es lo
primero. Me siento al costado de la cama hasta que se come la mitad del sándwich,
y la mayor parte del agua. Cuando me dice que ya tuvo suficiente, la ayudo a
recostarse y pongo las sábanas encima hasta su cuello.
―Regresaré en aproximadamente una hora. ―Suavemente coloco mis labios 315

contra los suyos―. Te amo.


―Yo también te amo ―responde sonriendo―. Gracias por cuidar tan bien de
mí.
―No tienes que agradecerme. Quiero cuidar de ti. ―Levanto su teléfono de la
mesita de noche y lo coloco en la almohada junto a su cabeza―. Llámame si necesitas
algo mientras tanto.
―Está bien. ―Me agacho y coloco un suave beso en su frente.
―Cuida a nuestra chica mientras no estoy, pequeño ―le digo a LJ, revolviendo
su pelo antes de girar e irme.
••••
Salimos temprano el lunes por la mañana para estar de vuelta en Sídney a
tiempo para la próxima sesión de radiación de Indi. Los domingos se han vuelto
rápidamente mi día favorito. No solo puedo pasar todo el día con ella, sino que es el
único día de la semana en que está más cerca de ser su antigua yo y lo
suficientemente bien como para salir de casa. Esos pocos días en que descansa de la
radiación realmente parecen hacer una diferencia.
Anoche incluso la cargué y la llevé al otro lado de la carretera hacia la playa.
Trató de pelear conmigo, insistiendo que podía caminar, pero no la escuché. Terminé
llevándola a cuestas. Es increíble la cantidad de estrellas que puedes ver en el cielo
por la noche cuando vives cerca del océano. Nunca realmente las había notado hasta
que volví a Sídney y miré hacia el cielo. Supongo que la contaminación de la ciudad
no ayuda.
Quería que lo experimentara, así que puse una manta en la arena y tomé una
extra para colocarla sobre ella para que estuviera abrigada. Su sistema inmune está
muy bajo en este momento. No puede darse el lujo de enfermarse. Nos quedamos
sobre la suave arena durante horas, envueltos en los brazos del otro, mirando al cielo
hablando y riendo e incluso besándonos ocasionalmente. Fue como en los viejos
tiempos.
Aunque la parte de besarse fue maravillosa, no fue una gran idea. Entre más
esté sin ella, más difícil me resultará negármela a mí mismo. Prácticamente me
suplicó hacer el amor bajo las estrellas. Decir que no, fue una de las cosas más
difíciles que he hecho.
Ella estaba claramente molesta por mi negación. ¿No se da cuenta de cuán difícil
es esto para mí? ¿Cuánto la deseo? Odio negarle algo, así que finalmente cedí y deslicé
la mano por el frente de su pantalón y la hice venir con mis dedos.
316
Al escuchar sus pequeños gemidos y sentirla venirse contra mi mano casi me
hizo derrumbar. Quería tanto estar dentro de ella, pero me mantuve fuerte. Tan
pronto como esté bien de nuevo, la ataré a mi cama y la follaré hasta que ambos
muramos. De eso puede estar segura.
No pude evitar sonreír cuando estuvimos de regreso en el apartamento, ni ella.
Fue exactamente lo que ambos necesitábamos. Mi corazón se sintió mucho más
ligero.
Ahora estamos de regreso al lugar donde comenzamos. Odio lo que esta
maldita radiación está haciéndole. En nuestro camino de regreso a la casa de Ross,
tuve que detenerme al lado del camino dos veces para que pudiera vomitar. Después
de que la llevé a la casa y la coloqué en la cama, me acosté con ella hasta que se
durmió antes de levantarme y dirigirme a la casa de mi madre. Necesitaba un poco
de tiempo fuera. Lamentablemente, lo que encontré cuando llegué, me hizo querer
quedarme en cama con Indiana.
Tan pronto como entré a la casa, encontré a mi madre con su rostro enterrado
en sus manos, sollozando. Cristo. Pensé que ya estaba mejorando. Dejo caer mis
llaves sobre la mesa en la entrada, inmediatamente yendo hacia ella.
―Mamá ―le digo preocupado, sentándome a su lado y pasando mi brazo
alrededor de su hombro―. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
―Oh, Carter. ―Llora enterrando su rostro en mi pecho.
―¿Qué está pasando? ―No puedo verla así.
―Acabo de hablar por teléfono con un investigador privado. Mi padre murió.
―¿Qué diablos? ¿Su padre murió y está llorando? Por qué me molesta, no puedo
decirlo. Sí puedo hacerlo. Después de la forma en que la trató, de cómo me trató...
―¿Y eso te molesta? ¿Por qué? ―le pregunto un poco más enojado de lo
anticipado.
―A pesar de todo, era mi padre, Carter. ―Padre mi trasero. Esa fue la mayor
porquería de mierda que he escuchado. No solo echó a su hija de su casa cuando
tenía diecinueve años, embarazada, y no tenía ningún lugar al que ir, sino que
arruinó mi vida. La de su único nieto―. Solo esperaba que algún día pudiéramos
hacer las paces. Ahora eso nunca va a suceder.
―Lo siento, mamá, pero fue un cretino. Nos trató como una mierda.
―Lo sé. ―Resopla limpiando las lágrimas de sus ojos―. Mi madre quiere que
me ponga en contacto con ella. Contrató al investigador después de que mi padre
murió, para rastrearme. Él me dio sus datos de contacto.
―¿Vas a contactarla? 317

Ni siquiera dudó en su respuesta.


―Por supuesto. ―Al instante se gira dándome la espalda―. No se parece en
nada a mi padre ―dice en defensa.
―Bueno, ¿dónde estuvo por los pasados veinticinco años de tu vida?
―Prácticamente grito mientras me levanto. Me siento mal cuando la veo
estremecerse, pero parece que no puedo controlar la rabia que brama dentro de
mí―. Si quieres hacer esto, lo harás sola. No quiero tener nada que ver con ella.
―Carter ―grita a mi retirada, mientras me dirijo hacia mi habitación.
No estoy seguro de por qué eso me puso tan enojado. Tal vez mis nervios están
agotados de todo lo que estoy pasando con Indi. Tal vez sea algo más. Cuando me
siento al lado de mi cama y entierro mi rostro en mis manos, los recuerdos de ese
día pasan por mi mente. ¿Por qué trajiste a ese pequeño bastardo aquí? Sácalo de aquí.
Nunca lo traigas aquí otra vez. Es gracioso, han pasado diecinueve años, pero sigue
estando tan fresco en mi memoria como si hubiera sucedido ayer. Odio a ese hijo de
puta. Me alegro de que esté muerto. Arruinó mi jodida vida y rompió el corazón de
mi madre. Eso puede ser áspero, pero eso es exactamente lo que siento.
―Carter ―dice mi madre tocando la puerta de mi habitación―. ¿Puedo
entrar?
―Claro ―respondo. No debería estar enojado con ella. Es la mayor víctima en
todo esto. Ellos eran sus padres. La dejaron cuando más los necesitaba―. Lo siento,
mamá ―digo, haciendo contacto visual con ella cuando entra y se sienta a mi lado
en la cama.
―No tienes nada de que disculparte cariño. ―Su voz es suave cuando habla.
Levanta la mano y suavemente frota mi espalda―. Tienes razón. Él hizo un número
con ambos. Mi madre no es nada como él. Necesitas entender que era muy
controlador. Ella no tuvo voz en nada de esto. Estuvo devastada cuando él me echó.
Trató de razonar con él, pero no la escuchó. Nunca lo hizo. Era tan terco. El día que
salí de la casa, ella se rompió. Me dio un sobre que contenía dos mil dólares. Estuvo
ahorrando dinero a través de los años sin el conocimiento de mi padre. También me
dio algunas de sus joyas para vender por si necesitaba más dinero. No era mucho,
pero era todo lo que tenía. Me ayudó a mantenerme hasta que pude encontrar
trabajo. Me dio un lugar para quedarme y comida para sobrevivir. Sin eso, habría
terminado en la calle.
Me siento y escucho todo lo que dice, pero todavía no estoy contento con toda
esta situación. No tuvo contacto con su madre en todos estos años. Lo que me
preocupa es que ahora sea un poco tarde para intentar compensarlo. 318

―Las cosas eran diferentes en ese entonces ―continúa―. Tener sexo antes del
matrimonio, tener un bebé fuera del matrimonio... era tabú, rechazo. Mi padre
estaba perdido en la religión y en la vieja escuela. También era un hombre orgulloso.
Su reputación significaba todo para él. Lamentablemente, lo que la gente pensara de
él resultaba ser más importante que el bienestar de su propia hija y de su nieto. Por
eso nunca podré perdonarlo ¿Mi madre, sin embargo? Es diferente, Carter. Cuando
la conozcas, verás exactamente lo que quiero decir.
―Como el infierno que la conoceré ―respondo―. Si quieres ir tú, adelante,
pero no quiero tener nada que ver con esto.
―Carter ―dice en tono sorprendido―. Por favor. Te necesito conmigo. No
estoy segura si puedo hacer esto por mi cuenta. Han pasado casi veinticinco años
desde que la vi. Creo que esto sería bueno para ti, para nosotros. Es hora de dejar ir
el pasado, cariño. Es hora de sanar. ―Suelto un aliento derrotado. Nunca he podido
decirle que no, y esa mirada suplicante en sus ojos me dice que conoceré a esa
maldita mujer, quiera o no. Joder.
••••
Mi madre llamó a su madre más tarde esa noche. Aparentemente estuvo en la
luna al escuchar de ella y hablaron y lloraron por teléfono por más de dos horas.
Quería que los dos fuéramos enseguida. No había forma de que dejara todo y
corriera hacia ella, incluso si eso es lo que mi madre quería. Mi primera prioridad
era Indi y, francamente, si podía atrasar esa reunión no deseada, la demoraría tanto
como pudiera.
A medida que pasaban los días, las súplicas de mi madre se volvieron
demasiado. Finalmente cedí y acepté ir con ella la tarde del miércoles. No lo había
discutido con Indiana todavía. Esperaría a ver cómo iba la reunión primero. No
quiero molestarla o preocuparla innecesariamente. No tengo idea de qué esperar
cuando llegamos allí. A juzgar por nuestra visita todos esos años atrás, no tengo
muchas esperanzas.
Mi madre arregló que estuviéramos en la casa de su madre a las 3:00 p.m., para
el té de la tarde. A la mierda eso. No quiero comer ni mierda cuando lleguemos allí,
incluso si atravesamos la puerta de entrada. Es justo después de las 2:00 p.m., así
que vamos a necesitar irnos pronto. Son cuarenta minutos en auto hasta la casa de
sus padres.
Recogiendo el plato de fruta que acabo de cortar para Indi, regreso a la sala de
estar donde está acurrucada en el sofá con LJ. Su mirada se aleja de la televisión y se
319
concentra en la mía cuando entro a la habitación. Esbozo una sonrisa para tratar de
enmascarar la confusión interior que brama dentro de mí. Afortunadamente me
devuelve la sonrisa. He hecho un buen trabajo ocultando mi preocupación e
incertidumbre de ella todo el día.
Indi no ha estado tan mal hoy. Es uno de los raros días buenos. Durmió por
unas pocas horas después de llegar a casa del hospital, pero ha estado despierta
desde entonces. Incluso logró comer todo su almuerzo y mantenerlo dentro, lo que
me agrada infinitamente.
―Aquí tienes hermosa ―le digo cuando me arrodillo frente a ella y coloco el
plato en su regazo―. ¿Hay algo más que pueda conseguirte antes de irme?
―No, pero gracias ―responde mientras su temblorosa mano se extiende para
acariciarme el rostro.
―Voy a tener que irme. La cita de mamá es a las tres. Tu padre llamó y está en
camino. Voy a sentarme contigo hasta que regrese.
―No necesito niñera, Carter. Estaré bien hasta que regreses ―dice poniendo
los ojos en blanco. Amo su insolencia.
―Lo sé, pero me sentiría mejor sabiendo que no estás sola. ―Me inclino y
suavemente coloco mis labios sobre los suyos. Ross sabe a dónde vamos, pero le pedí
que no le dijera a Indiana. Necesitó saberlo porque con mi madre y yo ausentes,
alguien tenía que estar aquí para Indi por las dudas. También estaba interesado en
escuchar su opinión sobre esto. A diferencia de mí, piensa que esta reunión es una
buena idea. Es fácil decirlo, porque no sabe lo que pasó hace todos esos años―. Te
amo ―le digo mientras me levanto.
―Yo también te amo. Espero que la cita con tu madre salga bien. ―Yo también.
Sonrío cuando mi estómago comienza a agitarse de nuevo con el pensamiento de lo
que estoy a punto de enfrentar.
―Cuida a nuestra chica ―le digo a LJ mientras bajo y paso mi mano sobre su
pelo.
••••
No decimos ni una palabra camino a la casa. La pierna de mi madre ha estado
rebotando con nerviosismo y anticipación todo el camino. La gran sonrisa en su
rostro me dice que está emocionada por esta reunión. Aunque no quiero que tenga
lugar, me encuentro esperando, por su bien, que todo salga bien.
Realmente siento que voy a vomitar cuando manejamos por el largo camino
circular de entrada y nos detenemos fuera de la casa. Es gracioso, después de todos
estos años todavía recuerdo cómo se ve. Supongo que fue un momento emocionante 320

en mi vida, por lo que no me sorprende que se me haya quedado todo este tiempo.
Es el día en que mi vida cambió para siempre. El día en que ese cabrón me arruinó.
No quiero ir a ningún lado de esa casa. Lamento haber estado de acuerdo en venir
aquí, pero, por otro lado, no lo hago porque mi madre enfrentaría esto sola.
Cuando apago el motor, tengo un momento repentino de pánico. Joder. No
puedo hacer esto.
―¿Te importaría si me quedara en el auto? ―digo, girando la cabeza para
mirarla.
―¿Qué? No. Por favor, Carter. Después de lo que sucedió la última vez cuando
estuvimos aquí, puedo entender que estés aprensivo ―responde alcanzando mi
mano―. ¿De verdad crees que regresaría si pensara que recibiríamos la misma
recepción? Ese día todavía me persigue a mí también. ¿No crees que vi lo mucho
que cambiaste después de ese día? Soy tu madre, Carter. Una madre se da cuenta de
cosas así. No ha pasado un momento que no haya lamentado haberte hecho pasar
por eso. Te prometo que esta vez las cosas serán diferentes. Mi madre no se parece
en nada a mi padre. Está deseosa de conocerte.
Suelto un gran aliento derrotado.
¿Por qué nunca puedo decirle que no a esta mujer?
Ella necesita esto, así que tengo que empujar toda mi mierda a un lado y lograr
esto por ella. Perdió todo cuando descubrió que estaba embarazada de mí. Podría
haberme abortado y continuar con su vida, con su familia en esta casa. Pero no lo
hizo. Si puedo ayudarla a obtener un pedazo de su antigua yo de regreso, entonces
sería un cabrón egoísta si no hiciera esto por ella.
Vacilante, salgo del auto y camino para abrir la puerta de mi mamá. Cuento los
mismos cinco escalones de puta madre en mi cabeza, como hice cuando era chico.
En lugar de la emoción que me consumió todos esos años atrás, estoy lleno de temor.
Mi estómago está revuelto cuando estoy de pie frente a la gran puerta amarilla,
excepto que esta vez no se ve tan grande.
Es solo una puerta normal, y odio eso. La odio con pasión, y todo lo que está
detrás de ella. Tanto así, que tengo que luchar contra el impulso de patearla como la
mierda. ¿Cómo puede una persona odiar una maldita cosa por tanto tiempo? Porque
embrujó mis putos sueños durante los últimos diecinueve años, por eso.
La mano de mi madre se eleva en el aire antes de que sus nudillos se conecten
con la madera. Golpea dos veces. Su mano alcanza la mía antes de darle un apretón
reconfortante, excepto que esta vez es todo menos reconfortante. Igual que la vez
321
anterior que estuvimos aquí, gira la cabeza en mi dirección mientras mira por
encima de mí y sonríe. Ya no tengo cinco años, así que ahora me elevo sobre su
pequeña figura. Este es el peor jodido déjà vù.
Cristo, siento que voy a vomitar de nuevo.
Nuestras manos están temblando mientras esperamos nuestro destino No
tenemos que esperar mucho. Un minuto después, la puerta se balancea y se abre.
Una versión frágil y antigua de mi madre se para frente a nosotros. Aguanto la
respiración mientras mi corazón late rápidamente contra mi caja torácica.
Exhalo cuando brevemente hace contacto visual con mi madre antes de
lanzarse ella misma a sus brazos.
―Mi nena. ―Llora―. He esperado demasiado tiempo para ver tu hermoso
rostro de nuevo. ―Comienza a llorar mientras mi madre la envuelve en sus brazos
y comienza a llorar también. Un nudo se forma en mi garganta cuando estoy parado
aquí y las veo juntas.
Aunque todavía me gustaría no estar aquí, mi corazón canta por mi madre.
Este es el tipo de reunión que supongo esperaba cuando vinimos aquí hace tantos
años. Porqué todavía estoy esperando que esta reunión se rompa cuando mi abuela
me nota, no estoy seguro. Unos minutos después de soltarse, mi abuela da un paso
atrás, tomando el rostro de mi madre en sus frágiles manos.
―Déjame mirarte ―dice sonriendo ampliamente. Observo que tiene ojos
amables. No se parecen en nada a los malos que tenía el abuelo―. Todavía eres tan
hermosa como lo recuerdo. Te he extrañado tanto, Lizzy. ―Se inclina y deja
pequeños besos en todo su rostro.
―Yo también te extrañé mamá ―susurra mi mamá mientras se limpia las
lágrimas con el dorso de su mano―. Este es Carter ―agrega, y mi abuela me mira―.
Tu nieto.
Juro que mi corazón deja de latir cuando arranca sus ojos de mi madre y me
ve. En lugar del enojado ceño fruncido que mi abuelo me dio cuando estuve aquí,
me da una bella sonrisa antes de envolver sus brazos alrededor de mi cintura. Me
quedo allí, inmóvil. Mis brazos aún están plantados a mi lado. Estoy congelado.
―He estado esperando veinticuatro años para conocerte. ―Llora suavemente
en mi pecho―. Recé por este día por tanto tiempo. No ha pasado un día que no haya
pensado en ti, que no te haya querido.
El nudo en mi garganta crece, y tengo que combatir las lágrimas que amenazan
con caer. Me quiere.
Aunque este es el tipo de reunión que esperaba, no, que había soñado, por alguna 322

razón sigo siendo escéptico. Todavía estoy esperando que todo se ponga feo.
―Déjame verte ―dice dando un paso atrás―. Mira qué guapo eres. ―Sonríe
mientras su mano se estira y gentilmente acaricia el lado de mi rostro. Mi mamá
tenía razón... no es como mi abuelo.
Indiana
Una vez que como tanta fruta como puedo mantener en el estómago, me dirijo
al baño para tomar una ducha mientras mi padre comienza a cenar. Odio no poderle
ayudar, pero mi estúpido cuerpo está tan débil por el tratamiento. Es una lucha
apoyarme sobre mis pies por mucho tiempo. No puedo esperar hasta que esto acabe
y pueda volver a la normalidad. En una nota positiva, mis dolores de cabeza parecen
haber disminuido, por lo que me da esperanza de que el tratamiento esté
funcionando. Oro que lo haga porque no estoy segura de cuánto más de esto pueda 323
soportar.
Me siento en el estúpido asiento de plástico que papá puso dentro de la ducha.
Odio tener que sentarme en esta maldita cosa porque estoy demasiado débil para
permanecer de pie por tanto tiempo. Me hace sentir como algún tipo de inválida. Al
comienzo Carter me ayudaba a ducharme, pero pronto le puse un alto a eso. Ha
estado haciendo mucho. Tanto. Nunca se detiene. Si puedo quitarle carga de
cualquier manera lo haré.
No me malinterpreten, no parece importarle, pero se tomó el mundo sobre sus
hombros desde que se ofreció a cuidarme durante mi tratamiento. No deja que nadie
lo ayude. Me encanta que quiera hacer esto, y siempre estaré agradecida, pero puedo
ver que también está comenzando a pasarle factura. Eso me preocupa.
Mientras dejo que la cascada de agua caliente caiga sobre mi cuerpo cansado y
dolorido, él está en mi mente. No ha sido él en los últimos días. Camina con una
sonrisa cuando está alrededor, pero cuando no se da cuenta que lo estoy mirando,
veo claramente la preocupación grabada en su bonito rostro. Tendré una plática de
corazón a corazón con él cuando llegue a casa.
Cuando salgo de la ducha, me abrigo con una toalla y voy hacia mi habitación.
LJ me sigue de cerca. Estaba sentado afuera del baño cuando abrí la puerta. No ha
dejado mi lado desde que comenzó el tratamiento. Supongo que puede sentir que
las cosas no están bien conmigo.
Abriendo mi cajón de ropa interior, lo primero que veo es una nota en la parte
superior.
¡Uf! Ya puedo decir por la escritura a mano es de Carter.

Puedo y quiero hacerlo. ¡ERES MÍA! Si quieres pasarla genial, ¡¡¡sabes dónde
encontrarme, hermosa!!!

Debería estar enojada con él, pero no lo estoy. En cambio, me río. Ni siquiera
necesito mirar. Sé que mi vibrador se fue. Extraño tanto estar con él. Sé que piensa
que está haciendo lo mejor, tal vez tiene razón, pero necesito esa conexión con él de
nuevo. Odio que estemos perdiendo el tiempo. No sabemos cuánto tiempo nos queda.
Cuando estoy vestida, me acuesto en la cama. Me enoja que una simple ducha
me drene toda la energía que tenía. Quiero a la antigua yo de vuelta. Quiero estar
bien de nuevo.
324
El maldito cáncer es una mierda.
••••
Mis ojos se abren lentamente cuando siento hundirse la cama y dos fuertes
brazos se envuelven alrededor de mí. Él está en casa. Lleva una sonrisa a mi rostro.
Girando para enfrentarlo, paso mis labios contra los suyos cuando sus hermosos ojos
chocolate se encuentran con los míos.
―Hola, guapo ―le digo sonriendo.
―Hola, hermosa. ―La impresionante sonrisa que me da me hace doler el
corazón. Me encanta verlo así de feliz. Estirándome, paso mi mano suavemente por
el costado de su rostro.
―¿Cómo salió la cita con tu madre?
―Bueno, mucho mejor de lo que esperaba. No te dije eso antes porque no
quería preocuparte innecesariamente, pero en realidad fuimos a ver a mi abuela.
―¿Qué? Cállate. No lo hiciste ―chillo. No es que no le crea; solo estoy
sorprendida, eso es todo.
―Lo hicimos. ―Se ríe. Comienza a explicarse, pero lo corto.
―¿Qué? ¿Cómo? ¿Y por qué esto es lo primero que estoy oyendo sobre eso?
―pregunto, estirándome y pellizcándole. No puedo creer que me haya ocultado
esto.
―Oh. ―Se ríe, frotando su caja torácica―. Si me dejas hablar, te lo diré. ―Se
vuelve de lado para que estemos frente a frente, pasando su brazo alrededor de mi
cintura.
Me cuenta todo. Desde el investigador privado, a la incertidumbre de ir allí, y
la alegría que sintió cuando fue recibido con los brazos abiertos. Se ve tan feliz y
despreocupado, como si un gran peso hubiera sido levantado de él. Calma mi
corazón.
―Mi madre tenía razón. ―Continúa―. Ella no se parece en nada a mi abuelo.
No tenía idea de que habíamos ido a su casa todos esos años atrás. Mi abuelo nunca
se lo contó. Estuvo desconsolada cuando se enteró. ―No digo nada. Solo escucho―.
Nunca he visto a mi madre tan feliz, Indi. Estuvo radiante todo el camino a casa.
Deberías haberla visto.
No necesito hacerlo. Apuesto a que es el mismo aspecto que estoy viendo bien
ahora en su rostro.
―Estoy tan feliz de que finalmente todos hayan llegado a hacer las paces con 325
lo que sucedió ―digo, tomando su mejilla en mi mano―. ¿Volverás a verla?
―Por supuesto ―responde sin vacilación―. También quiere conocerte. Te
encantará, cariño. Es igual que una versión mayor de mi madre. Es muy dulce.
―Sonrío mientras me inclino y coloco mis labios sobre los suyos. La pura emoción
en su voz es infecciosa. Estoy emocionada de que esto haya sucedido. Sé que lo que
hizo su abuelo lo ha perseguido durante los últimos diecinueve años. Espero que
esta reunión le haya dado algún tipo de paz. Se merece eso. Ha llevado las cicatrices
de ese día por mucho tiempo.
―No puedo esperar a conocerla ―le digo, porque no puedo hacerlo.
••••
En el momento en que llegamos a Newcastle el jueves por la tarde, estoy
sintiéndome horrible. Ayer fue un buen día, pero hoy ciertamente está
compensando eso. Normalmente duermo en mi camino hasta aquí, pero tuvimos
que detenernos siete veces, para que pudiera vomitar. Bueno, vomitar en seco,
porque eso es todo lo que hice. Perdí el contenido de mi estómago antes de que
dejáramos Sídney.
Carter está casi fuera de sí por la hora en que llegamos. La preocupación que
tiene está claramente escrita en todo su rostro.
―Creo que haré que Justine cancele todas mis citas por el resto de la tarde
―dice cuando me lleva al dormitorio Odio que tenga que llevarme a todos lados.
Hoy probablemente estoy demasiado débil para subir esas escaleras, pero incluso
cuando no lo estoy, insiste en hacerlo.
―No, no lo harás ―digo en un tono que le dice que estoy hablando en serio.
Es hora de un poco de amor duro―. Deja de ser ridículo. Estaré bien sola. Has
perdido suficiente trabajo por mi culpa. No voy a representar... ―Antes de tener la
oportunidad de terminar, comienza a reír―. ¿Qué es tan gracioso? ―pregunto
entrecerrando los ojos.
―Tú. ―Se ríe, inclinándose hacia adelante para plantar un suave beso en mi
nariz―. Me encanta tu carácter. Lo he echado de menos. ―Su ligereza me ablanda
enseguida.
―Por favor no canceles tus citas ―suplico, suavizando la voz―.
Honestamente, estaré bien.
Después de que me deja en la cama y me molesta por unos minutos, baja. No
toma mucho tiempo para que me quede dormida.
Me despierto unas horas más tarde cuando viene a verme. Me trae un plato de 326

galletas saladas y un poco de jugo, ya que eso es todo lo que voy a poder comer. Me
las arreglo para forzarme a comer un par mientras Carter lleva a LJ al área de pasto
y de regreso a su negocio.
―Por favor prueba y come un poco más de eso ―dice con una ceja fruncida
cuando regresa al piso de arriba. Pongo los ojos en blanco. Sé que no debería, pero a
veces me hace sentir como una niña. Ojalá no me sintiera tan enferma. Por supuesto
que comería más si pudiera. Después de sentarse al lado de la cama, fuerza algunas
galletas más en mí antes de irse.
Cuando las náuseas se apoderan de nuevo de mí, me acuesto, esperando que
mi estómago se tranquilice mientras duermo. No estoy segura de cuánto tiempo
estoy fuera, pero cuando me despierto las ganas de vomitar son fuertes.
Arrastrándome fuera de la cama, me dirijo hacia el baño.
Tengo que usar la pared como apoyo porque me siento mareada e inestable
sobre mis pies.
Abrazo el cuenco por más tiempo. La poca comida que conseguí comer antes
ahora se ha ido. Uso el tocador para ayudarme a levantar. Me siento horrible. Volver
a la cama sería lo más inteligente para mí, pero una ducha tibia podría ayudarme.
Después de cepillarme los dientes, me desnudo y me dirijo al hueco de la
ducha.
Sentada en la maldita silla que Carter y mi padre insisten que use, abro los
grifos.
El agua tibia que fluye sobre mi piel se siente maravillosa. Es lo que creo que
mis músculos necesitan. Ya me siento marginalmente mejor en el momento en que
cierro el agua.
Algo humana de todos modos. Sin embargo, cuando me pongo de pie, otra ola
de mareos me golpea. Lo más inteligente sería sentarme de nuevo, pero todo lo que
quiero es secarme y volver a la cama.
Al salir de la ducha, mi temblorosa mano alcanza la toalla. Apenas tengo una
oportunidad de envolverme cuando me doy cuenta de que me voy a desmayar.
Pensando rápido, me vuelvo con la intención de ir hacia el baño, así podré sentarme.
No puedo hacerlo. Caigo hacia adelante, mientras todo se vuelve negro.

327
Carter
Estoy en medio de un trabajo cuando escucho el primer ladrido. De vez en
cuando, LJ ladra durante todo el día, pero no a menudo. A veces es cuando quiere
ir afuera, lo que sé que no es el caso porque salió hace poco tiempo. Otras veces,
cuando ve a alguien caminando por la calle a través de la ventana de la sala de estar,
pero hoy las persianas están abajo. Las dejé así porque la luz brillante parece hacer
peores los dolores de cabeza de Indiana.
Al instante me tiene al borde. Cuando el ladrido continúa, tengo que 328

disculparme.
―Lo siento, pero necesito ir y verificar algo. ―Afortunadamente, mi cliente es
uno habitual y no parece importarle.
En mi estómago, tengo la sensación de que algo no está bien. Corriendo por el
pasillo y por la puerta lateral tomo dos escalones a la vez.
―Indi ―grito tan pronto como entro al apartamento. Nada.
Cuando escucho que el ladrido de LJ se vuelve más desesperado, me dirijo en
esa dirección.
Al doblar la esquina lo encuentro de pie sobre sus patas traseras, arañando
frenéticamente la puerta del baño. Mi corazón cae a la boca de mi estómago.
―Indi ―grito de nuevo mientras corro hacia adelante. Todavía no hay
respuesta. Mi mano alcanza el pomo de la puerta. Gracias a la mierda, no está
bloqueada.
Me vuelvo presa del pánico.
―Indiana. ―Juro que mi corazón deja de latir y todo el aire deja mi cuerpo
cuando la miro boca abajo en el suelo de baldosas. Mis rodillas ceden debajo de mí.
Inmediatamente pienso lo peor por alguna razón. Supongo que es porque tiene una
enfermedad que amenaza su vida. Rápidamente me acerco.
Cayendo de rodillas lo primero que hago es buscar un pulso. Gracias a la mierda,
está viva.
―Indi ―digo sacudiéndola. Gentilmente la arrastro, colocando su cabeza
sobre mí. Al instante comienza a volver.
La seguridad fluye a través de mí. Eso es hasta que veo la sangre fluyendo por
su cuello. Moviendo la cabeza hacia adelante, veo una herida justo debajo de su
barbilla. Debe haberse golpeado cuando cayó.
―Indi... Indi, soy yo... Carter. Háblame, nena.
―Carter ―gime mientras sus ojos revolotean y se abren. Gracias a Cristo.
―Vas a estar bien ―le digo tranquilizadoramente mientras la levanto en mis
brazos y me paro. Caminando rápidamente al dormitorio, la acuesto suavemente en
la cama.
―Carter ―gime de nuevo y trata de sentarse.
―No te muevas, nena. Todo va a estar bien. ―Le acaricio suavemente el 329
cabello tratando de suspirar. Alcanzando su teléfono en la mesita de noche, marco
abajo―. Justine, es Carter. Indi tuvo una caída. Llama una ambulancia.
―¿Qué? Joder. ¿Está bien? ―pregunta con pánico. Mis empleados han
comenzado a quererla en el pasado mes. Es una persona muy dura para no quererla.
―Está bien. Tiene una desagradable herida en la barbilla. Llámalos y dirígelos
a mi apartamento cuando lleguen aquí. Necesito quedarme con ella ―digo antes de
terminar la llamada. Justine es una buena chica. Sé qué hará exactamente lo que te
pedí.
Indi levanta su mano y pasa los dedos sobre su barbilla.
―Estoy sangrando ―exclama cuando levanta su mano, moviéndola hacia su
rostro.
―Lo sé. Debiste golpearte cuando te caíste. ―Saco la toalla debajo de su cuerpo
y la amontono antes de presionarla en la herida―. ¿Puedes sostener esto contra tu
barbilla por un minuto? Necesito que te vistas antes de que lleguen los paramédicos.
―Claro. ―Como siempre, aunque aturdida, está tan fresca como un pepino.
Yo, por otro lado, no lo estoy. Soy un maldito desastre. Mis manos están temblando
mientras busco en los cajones intentando agarrar algo para que se ponga. Mis
nervios se agotaron hace semanas ahora. No sé cuánto más pueda tomar.
••••
―Está bien, Ross ―le digo con voz tranquilizadora mientras camino por el
pasillo del Hospital John Hunter. El doctor me pidió que dejara la habitación
mientras la examinaba. Nos dijo en la ambulancia que se sintió mareada cuando
salió de la ducha, y eso es todo lo que puedo recordar.
―Voy a llamar al trabajo y a decirles que no iré. Estaré allí en unas pocas horas
―responde con tono preocupado.
―No. No necesitas venir aquí. Puedo cuidar de ella. Tengo esto, Ross.
―Bueno, eso es lo que sigo diciéndome. Me siento responsable de lo que le sucedió.
Debería haber estado allí. ¿Pensará que no estoy cuidando bien de ella? Porque aparte
de esto, creo que sí lo he hecho. Quizás es solo mi paranoia―. Tan pronto como la
revisión completa del médico termine, te llamaré y te diré lo que diga.
―Joder ―dice mientras exhala en alto―. Está bien. ―Esto no es fácil para él,
capto eso.
―Ross. Sabes que si pensara que esto fuera serio, te lo diría. El paramédico dijo
que puede necesitar un punto o dos en la barbilla, pero aparte de eso, sus signos 330
vitales estaban bien.
Nuevamente la culpa me consume. Debería jodidamente haber estado allí.
―Llámame tan pronto como sepas lo que está pasando.
―Lo haré. Lo prometo ―digo antes de terminar la llamada.

Indiana
Cuando me despierto, todavía estoy en el hospital. Está oscuro afuera, pero
hay una luz pequeña detrás de mí que ilumina la habitación lo suficiente para que
vea a Carter dormir en la silla al lado de mi cama. Después de la radiografía que
aseguró que no tenía nada roto o fracturado, el doctor puso algunos puntos en mi
barbilla Me están manteniendo durante la noche para observación.
Honestamente, me siento mucho mejor. Me tienen con suero, que ha ayudado
inmensamente. Aparentemente estaba severamente deshidratada por todos los
vómitos.
La culpa me consume mientras estoy aquí viendo a Carter. Se ve tan cansado,
tan gastado. Ojalá se fuera a casa y tuviera una siesta decente en una cama real, pero
cuando se lo pedí, se negó.
Estoy agradecida de tenerlo. Ha sido increíble. Solo hemos estado juntos por
poco más de un mes. La mayoría de eso ha sido absorbido por mi enfermedad. Es
tan injusto. Esto realmente le ha pasado factura.
Me encanta cómo se ha intensificado y tomado el papel de cuidar de mí,
aunque nunca se inscribió para esto. La mayoría en su posición habría renunciado.
Hace semanas. Él no. Es un gran tipo y no se ha quejado ni una vez, pero me
preocupa. Odio que esté pasando por esto.
―Carter... Carter ―le digo, estirándome para sacudirlo. Él se mueve en la silla
antes de abrir los ojos.
―Mierda. ¿Todo está bien? ―pregunta, frotando sus manos sobre su rostro
mientras se levanta. Está nervioso. Eso me hace sentir peor.
―Todo está bien ―respondo alcanzando su mano―. ¿Por qué no te vas a casa 331

y duermes bien por la noche? Esa silla no puede ser cómoda.


―No te voy a dejar, Indi. ―Suspiro por su terquedad. Después de nuestra
conversación anterior, sé que no voy a ganar esto. Arrastrando los pies y tocando la
cama a mi lado, le sonrío.
―Ven, acuéstate conmigo entonces. ―Sus labios se elevan antes de que se
quite los zapatos y se meta en la cama conmigo. Levanto mi cabeza ligeramente para
poder deslizar su brazo debajo de mi cuello. Me ruedo de lado y me acurruco en su
pecho―. Te amo, Carter ―le susurro.
―Yo también te amo, cariño ―responde mientras besa la parte superior de mi
cabeza.
No sé qué hacer. Hablé con mi papá por teléfono antes. Quería venir, pero dijo
que Carter no quiere eso. No me gusta que se sienta tan responsable de mí, porque
no lo es.
Tal vez deba irme a casa. Incluso si es solo por unas semanas, hasta que el
tratamiento sea completado. Carter necesita su descanso. Ha sido maravilloso, pero
ha hecho más de su parte justa. Es hora de que le dé un descanso. He trastornado su
vida lo suficiente.
Carter
―¿Estás bien, hombre? ―pregunta Marcus mientras preparo su brazo para el
tatuaje―. No te ves como tú hoy.
―Sí ―admito, exhalando mientras mis ojos brevemente se encuentran con los
suyos―. Tengo una mierda personal pasando. ―Odio estar aquí abajo trabajando e
Indi arriba sola. Insistió en que trabajara hoy. Hice que me prometiera que si
necesitaba levantarse, por el motivo que fuera, me llamaría enseguida. Es la única
forma en que acepté sus demandas.
―Lamento escuchar eso, amigo ―responde dándome una sonrisa
comprensiva―. No vas a joder mi tatuaje, ¿verdad? Nunca te he visto así. Te has
estado alejando... y francamente, te ves como la mierda hombre. ―Le doy una
pequeña entusiasta risa. Me siento como una mierda también. 332

―No voy a joder tu tatuaje ―chasqueo. Bueno, espero no hacerlo. Recupérate


Reynolds. No más palabras se dicen mientras comienzo a trabajar en su brazo. No
meto mi vida personal con mis clientes. Así no es como ruedo. Siempre he sido una
persona privada.
Sin embargo, necesito unir mi mierda. Toda esta situación está haciendo mella
en mí. En todos.
Me mata verla tan enferma. Sé que este tratamiento la hará sentir mejor a la
larga, pero todavía no lo hace más fácil. Incluso hice al médico a un lado en el
hospital esta mañana y le expliqué la situación mientras ella estaba en la ducha. Él
me aseguró que todo lo que está pasando es normal.
Nada sobre esto parece normal. Afortunadamente, terminé este trabajo sin joderlo.
Cuando sigo a Marcus a la recepción, mi teléfono sueno en mi bolsillo. Mi corazón
brinca por alguna razón. Estoy en el borde después de todo lo que sucedió ayer,
adivino.
Sacándolo veo el nombre de Ross parpadeando en la pantalla. Probablemente
está simplemente revisando para ver cómo está Indi.
―Hola, Ross ―le digo.
―Hola, hijo. Acabo de recibir una llamada de Indi. Quiere que vaya a buscarla.
¿Qué en el infierno está pasando?
Indiana
Después colgar el teléfono con mi papá, saco mi maleta del clóset y la coloco
en la cama. Mi corazón es pesado, pero sé que estoy haciendo lo correcto. Espero
que Carter lo entienda. Le tomará a mi papá unas horas conducir hasta aquí, pero
quiero estar lista cuando llegue. Si lo hago ahora, me dará tiempo extra para pasar
con Carter antes de irme.
Cuando abro uno de los cajones, escucho el portazo de la puerta delantera
antes de que Carter irrumpa en el dormitorio. 333

―¿Qué jodidos crees que estás haciendo? ―grita, haciéndome saltar. Mierda,
lo sabe. Dirigiéndome a él, puedo claramente ver que está herido. Mi padre debe
haberlo llamado. Maldito sea. Eso es lo último que quería. Me gustaría tener la
oportunidad de explicárselo a Carter yo misma. Estoy furiosa con mi papá por
interferir.
―No es lo que piensas, Carter. ―Hablo con voz suave y calmada mientras
camino hacia él.
―¿Me estás dejando? ―Es todo lo que dice, exhalando mientras sus hombros
caen. La mirada en su rostro es una de completa devastación. Me parte el corazón.
―No te voy a dejar, Carter. Solo me iré a casa por unos días para darte un
descanso. Estoy preocupada por ti. No comes ni duermes adecuadamente. Estoy
interrumpiendo tu trabajo... tu vida. Odio que estés constantemente preocupado por
mí. Soy responsable de todo lo que estás pasando. Sería egoísta de mí quedarme bajo
esas circunstancias. ―Estoy tratando de tranquilizarlo cuando hablo. Mis brazos se
extienden hacia él, pero los aleja y da pasos de regreso.
―¿Crees que me voy a preocupar menos cuando estés a dos jodidas horas de
distancia? ―grita, haciéndome sonrojar. Nunca me habló con tanta dureza antes. La
ira sale de él. Cuando sus manos pasan por su cabello, las lágrimas se elevan hacia
mis ojos. No es así como quería que saliera esto.
―No necesitas hacer esto, Carter. No te anotaste para esto, lo entiendo. Sé qué
tipo de hombre eres. Sé que nunca te alejarías, incluso si quisieras hacerlo. Te estoy
dando una salida fácil aquí.
Su mano me alcanza, envolviendo sus dedos alrededor de la parte superior de
mi brazo mientras me empuja con fuerza hacia él.
―Escúchame ―gruñe, levantando mi rostro―. Diré esto una vez y una sola
vez. Te amo, Indiana. Para bien o para mal. No quiero un acostón. ¿Me oyes? No te
atrevas a tomar decisiones basadas en lo que piensas que es lo mejor para mí. No te
atrevas.
―Yo... yo. ―Es todo lo que logro dejar salir. Ya no puede contener las lágrimas
a raya y fluyen libremente por mis mejillas. Su mirada cae tan pronto como las nota.
Rápidamente suelta mi brazo, tirando de mí a un abrazo aplastante.
―Lo siento ―susurra con voz más tranquila―, pero jodidamente no irás a
ninguna parte, Indiana. Eso es todo.
―Siento estarte arrastrando conmigo. No quiero hacer eso. ―Lloro en su 334

pecho. Toda esta situación es demasiado. Tirando de mí, toma mi rostro en sus
manos. La ira que está en sus ojos hace unos momentos ahora se fue.
―Nunca podrías arrastrarme contigo, cariño. Eres mi luz del sol. ¿No ves eso?
Incluso con todo lo que sucede, todavía alegras mi día. Estaría jodidamente perdido
sin ti aquí. ―Me atrae hacia él de nuevo, prácticamente aplastándome―. Te prometí
desde el principio que estaríamos en esto juntos, y quise decir cada palabra. Por
favor no te vayas. Necesito que estés aquí conmigo.
Cuando finalmente me suelta, me sujeta y me arrastra a la cama. Se sienta al
lado del colchón y tira de mí a su regazo, envolviéndome en sus brazos.
―No nos iremos de aquí hasta que ordenemos esta mierda ―exige.
••••
Nos sentamos allí por más de una hora hasta que todo está en el aire. Estoy de
acuerdo en quedarme con la condición de que se retire un poco, y no deje que mi
enfermedad se haga cargo de su vida. A regañadientes, estuvo de acuerdo. Cuando
le dije que necesitaba llamar a mi padre y decirle que no viniera, dijo:
―No te preocupes. Ya le dije que te quedarás.
¡Uf! Presuntuoso trasero. Llamé a mi papá de todos modos, asegurándole que
todo estaba bien.
Carter gruñó y terminó volviendo al trabajo. Más tarde esa noche, no se
mencionó lo que pasó. Ambos dimos nuestra opinión y lo dejamos atrás. Después
de la cena, nos acurrucamos en el sofá y caímos en una conversación fácil. Nada
profundo. Nada sobre mi enfermedad. Solo las normales, cosas cotidianas. Fue
lindo.
―He estado pensando ―dice. Bien, eso podría ser peligroso.
―¿Sobre qué? ―pregunto escépticamente.
―Justine habló de un lugar de spa de chicas al que va. ¿Por qué no me dejas
reservarte un día de mimos? Te hará sentir bien. ―Inclino mi cabeza hacia atrás y
sonrío hacia él, encogiéndome de hombros al mismo tiempo.
―No lo sé. Suena adorable, pero es algo que Meg y yo solíamos hacer juntas
siempre. No será divertido ir sola.
―Podría ir contigo. ―Empiezo a reír cuando ruedo sobre mi estómago
enfrentarlo.
―¿Irías a un tratamiento facial y mani/pedi? ―pregunto con incredulidad,
porque es algo que no podría imaginarlo haciendo.
335
―¿Qué es un mani/pedi?
―Una manicura y pedicura.
―Oh ―dice marchito, haciéndome reír de nuevo―. Sí, tal vez eso no es lo mío.
―Definitivamente no es lo tuyo. ―Estoy de acuerdo acurrucándome en él.
••••
El siguiente viernes, Carter me lleva de vuelta al Hospital John Hunter en New
Lambton, para que me quiten los puntos de sutura de mi barbilla. Ayer terminé la
segunda ronda de la radiación de la semana. Las palabras no pueden expresar cuán
feliz estoy que casi esté llegando a su fin.
La próxima semana tenemos que quedarnos por un día extra en Sídney, porque
el viernes tendré otro escáner y un análisis de sangre para ver qué tan exitoso ha
sido el tratamiento. Mis dolores de cabeza prácticamente se detuvieron, entonces
estoy segura de que vamos a obtener buenos resultados. Bueno, rezo para que lo
hagamos.
Las cosas han sido diferentes entre Carter y yo esta semana. Está realmente un
paso atrás, lo que me hace sentir mucho mejor. Todavía me molesta como el inferno
y él es una madre gallina, pero se ve mucho más relajado. He tenido una muy buena
semana respecto a efectos secundarios. Todavía me siento espantosa, pero mi náusea
no es tan mala. He podido mantener la mayor parte de mi comida dentro.
A media mañana del sábado, Carter me pidió que me duchara, me vistiera y
estuviera lista a la hora del almuerzo. No pregunté por qué, solo supuse que iríamos
a comer. Hacemos eso a menudo cuando me siento bien.
Estoy usando nuevos jeans y un agradable top cuando sube las escaleras justo
después del mediodía. Compré ropa nueva la semana pasada porque perdí algunos
kilos desde que comenzó el tratamiento. La mayor parte de mi ropa todavía se puede
usar, aunque es un poco grande ahora, ¿pero mis jeans? No. Me gusta que me
queden ajustados.
―Toma tu bolso ―dice cuando entra al departamento―. Me tomaré un
almuerzo largo.
―¿A dónde vamos? ―pregunto cuando me da una sonrisa traviesa. Está en
algo puedo decirlo.
―Al día de Spa.
―¿Qué?
336
―Dijiste que no querías ir sola, así que iré contigo. ―No puedo evitarlo.
Comienzo a reír. Carter Reynolds en un día de spa Esto. Tengo que verlo.
―Pensé que habías dicho que un mani/pedi no era lo tuyo.
―No lo es, pero quiero esto para ti, entonces estoy listo para ponerles mis bolas
en la puerta. No te preocupes, las recogeré a mi salida. ―Los dos estamos riendo
mientras bajamos las escaleras, en dirección al auto.
Después de estacionarse en la calle del Spa, va a mi lado y me abre la puerta.
Todavía estoy sorprendida de que de hecho esté aquí conmigo. Me encanta que haga
todo lo posible para hacerme feliz.
Mientras Carter cierra mi puerta y bloquea el auto, me paro en la acera y muevo
la cabeza hacia atrás dejando que los rayos del sol golpeen mi rostro, haciendo que
me pique la piel.
Aunque estamos en pleno invierno, es un hermoso día soleado. Siento mis
labios curvarse después de tomar un gran aliento, llevando el aire fresco a mis
pulmones. Cuando abro los ojos, veo a Carter mirándome, con una dulce sonrisa en
el rostro.
―¿Estás bien? ―pregunta.
―Sí. Simplemente disfrutando de estar afuera.
―Es bueno verlo. ―Es todo lo que dice, inclinándose para besar la parte
superior de mi cabeza.
Entrelazando sus dedos con los míos, avanzamos por la calle. No puedo decir
lo bien que se siente estar en el aire fresco y en el sol de nuevo. He estado mucho en
ese apartamento últimamente. Una cosa simple como estar al aire libre, era algo que
una vez di por sentado. Ya no. Es gracioso como te das cuenta de lo importante que
son las pequeñas cosas una vez que te son quitadas.
―¿Seguro que quieres hacer esto? ―pregunto.
―Seguro ―responde―. Necesitas esto, nena.
―¿Te dije cuánto te amo hoy?
―Sí, pero nunca me cansaré de escucharlo ―admite mientras tira de nuestras
manos unidas hacia su rostro y coloca un beso en mis dedos―. Así que siéntete libre
de decírmelo otra vez.
Carter empuja la puerta del Spa, moviéndose hacia un lado para poder entrar.
Yo doy unos pocos pasos antes de ser detenida de golpe. Las lágrimas se elevan
constantemente a mis ojos Oh. Mi. Jodido Dios. Girando la cabeza para mirar a
Carter, lo encuentro mirándome con la mayor sonrisa de mierda en su rostro. 337

―Sorpresa ―dice. La sorpresa es una subestimación. No puedo creer que hiciera


esto por mí.
Las lágrimas están cayendo ahora de mis mejillas cuando ella se levanta de su
asiento en el vestíbulo, cerrando la distancia entre nosotras antes de envolverme en
sus brazos. Estoy tan abrumada.
―Meg ―le susurro mientras pongo mis brazos alrededor de su cintura y la
aprieto fuerte. No puedo creer que de hecho esté aquí.
―Te extrañé. ―Llora, apretando su agarre sobre mí.
―Yo también te he echado de menos. Como no lo creerías. ―Estoy tan
superada con alegría en este momento.
Ella se retira para hacer contacto visual conmigo. Aunque las dos estamos
llorando, tenemos grandes sonrisas en nuestros rostros. Me abraza una vez más.
Sostenemos a la otra por el tiempo más largo. No quiero soltarla.
Finalmente, da un paso atrás antes de estirarse y pellizcar mi brazo.
―Oh ―le digo, frunciendo el ceño―. ¿Por qué fue eso?
―No puedo creer que hayas estado enferma y no me lo dijeras, perra. ―Puedo
escuchar el dolor en su voz claramente.
―No quería preocuparte. ―Me lleva a sus brazos y me aprieta de nuevo.
―Te quiero ―susurra―. Quiero saber de esta mierda. No me mantengas las
cosas escondidas.
―Yo también te quiero, Meg. Siento no habértelo dicho.
••••
Tuve el día más increíble. Solo tener a mi mejor amiga aquí me levantó el
espíritu como no lo creerían. No podía agradecerle a Carter lo suficiente cuando
llegué a casa, por lo que hizo.
Aparentemente, había robado el número de Meg de mi teléfono y la había
llamado. Ella saltó al primer avión una vez que escuchó que estaba enferma. No
estoy segura de cuánto tiempo se quedará, pero voy a disfrutar mi tiempo con ella
mientras esté aquí.
Carter nos había reservado el paquete de spa completo. Estuvimos allí por más
de cuatro horas. Tuvimos un baño hidro-terapéutico, tratamiento exfoliante, masaje
de piedras calientes, facial y manicura y pedicura. Incluso incluyó almuerzo. Fue
solo lo que mi cansado cuerpo necesitaba. Me sentí revitalizada cuando caminé fuera 338

de allí. Tan increíble como fue, solo pasar tiempo poniéndome al día con Meg fue lo
más destacado para mí.
••••
Cuando Carter terminó su último trabajo del día, nos encontró a Meg y a mí
charlando en el sofá cuando entró en el apartamento. Viniendo hacia nosotros se
inclina, rozando sus labios contra los míos.
―Voy a tomar una ducha rápida, luego las llevaré a cenar a las dos ―dice
sonriéndome.
―Está bien ―respondo devolviéndole la sonrisa.
Mis ojos están pegados a su arsenal cuando gira y va hacia nuestro dormitorio.
Todavía se niega a tener sexo conmigo. Está llegando al escenario ahora donde estoy
tentada a atarlo a la cama dormido, solo para poder hacer lo que quiera con él.
Sé que la abstención no es fácil para él tampoco. Cada vez que nos besamos se
pone duro, pero se ha negado a hacer cualquier cosa para aliviarlo. Lo odio. Sé
cuánto estoy sufriendo, entonces solo puedo imaginar cómo se siente.
Ya no nos duchamos juntos. No solo me hacía sentir como una inválida que
tenía la necesidad de lavarme, sino que la tentación de estar desnudos juntos y no
poder llevarlo más lejos se volvió muy duro. El miércoles fue la primera vez en
semanas que lo hicimos. Me estaba quejando sobre no poder lavarme el cabello
debido a los puntos en mi barbilla, y se ofreció a lavarlo por mí. Me sentó en la
estúpida silla de plástico y sacó el cabezal de ducha de la parte de abajo. Después
suavemente movió mi cabeza hacia atrás, lavó mi cabello desde atrás, con cuidado
de no mojarme el rostro.
Cuando terminó, me puse de pie y me volví para encontrar su hermoso pene
de pie orgulloso. Estaba duro como una roca. Suficiente era suficiente. Envolví mis
dedos alrededor de su eje, e incluso cuando protestó me negué a dejarlo ir.
Solo me tomó unas pocas caricias para que su cabeza retrocediera y un fuerte
grito escapara de él antes de ceder. Lo necesitaba, y lo sabía. Habían pasado semanas
desde que había tenido algún alivio. Eso no me sentó bien. Sé cómo el sexo es
importante para él, y odio que estuviera sin él. Confié en que no iría a otro lado
porque sé cuánto me ama, pero quiero hacer esto por él.
Con uno de sus brazos alrededor de mi cintura sosteniéndome, sus labios
encuentran los míos. Su otra mano se movió hacia abajo entre mis piernas y sus
dedos rodearon mi clítoris cuando continué trabajando con él.
En cuestión de minutos nuestros cuerpos estaban temblando cuando gemimos 339
en la boca del otro, deshaciéndonos juntos. Su agarre se apretó en mi cintura cuando
mis piernas amenazan con ceder por la intensidad de eso. Una cosa es segura;
aguantarnos parece hacer estos orgasmos mucho más dulces. Cuando finalmente
fuéramos todo el camino otra vez, sería explosivo.
Aunque ni siquiera estaba cerca de lo que cualquiera de nosotros realmente
quería hacer con el otro, fue suficiente para alejarlo del borde. Sin saberlo, hice
grandes planes para mañana por la noche. Tendríamos sexo. De eso pueden estar
seguros. Tomaré todas las precauciones necesarias para asegurarme que eso suceda.
No sabrá qué lo golpeó.
Carter
Debería haber llamado a Megan hace semanas porque ya puedo ver la mejora
en Indi. Su espíritu parece haberse levantado. Me encanta ver esa chispa en ella de
nuevo. Aproveché la oportunidad para llamar a Megan a espaldas de Indiana, pero
afortunadamente todo funcionó. Tan pronto como le dije lo que estaba pasando con
Indi no estuvo nada sorprendida sino completamente devastada.
Antes de que tuviera la oportunidad de pedirle que viniera a casa, ya había
dicho: “Organizaré un vuelo. Estaré allí tan pronto como pueda”. Una hora más 340

tarde, me llamó de nuevo para decir que estaba en camino al aeropuerto y que
estaría volando en unas pocas horas.
Funcionó a la perfección. Su avión estaba programado para aterrizar en Sídney
a media mañana del día siguiente. Hice que Justine contratara un auto para recoger
a Megan desde el aeropuerto y traerla aquí, así como reservar la cita en el día de Spa.
Le dije que quería tener a las chicas en lo que quisieran, sin ahorrar ningún gasto.
Admitiré que tuve un nudo en la garganta cuando observé su reunión. Fue
muy conmovedor. Estaba tan feliz de poder hacer eso por ella. Necesitaba ese
levante. Está en el final de su tratamiento ahora, y puedo decir cuánto está luchando.
Con suerte, esto le dará el impulso que necesita para superar el último obstáculo.
Después de bañarme y vestirme en unos jeans oscuros y con una bonita camisa
de vestir, me dirijo a las chicas. Indi silba mientras camino hacia ellas.
―Te ves lo suficientemente bien como para comerte ―susurra cuando se
levanta del sofá, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura―. Mmmm. Hueles
delicioso. ―Suspira después de colocar su nariz contra mi pecho e inhalar.
Que me aspen.
Todo en mí quiere levantarla, llevarla a la habitación y devorarla. Ese
pensamiento me ha estado consumiendo cada minuto de cada puto día, pero no
puedo hacerle eso. Una semana más, eso es lo que me digo. Nunca en mi vida he
pasado tanto tiempo sin sexo ¿Tienen alguna idea de lo difícil que es acostarse cada
noche al lado de la mujer que amas y no poder conectarte con ella de esa manera?
Es una puta tortura. No puedo decirles cuántas veces estuve casi a punto de ceder
cuando Indiana casi rogó para que la follara. Odio negarle algo, especialmente sexo,
pero es por su propio bien. Ha estado muy enferma y demasiado débil. Si todo va
bien, en una semana más la joderé hasta que no pueda caminar.
Termino llevando a las chicas a un restaurante llamado el Surfhouse. Está
ubicado en las costas de Merewether Beach. Me lo recomendó una de mis clientas,
Kellie. Me dijo que la comida y la vista eran para morirse, y estaba en lo correcto.
Durante la mayor parte de la noche, me recosté y las vi hablar y reír. Calentó mi
corazón ver a Indiana así de nuevo. Extrañaba su risa, su sonrisa, y su naturaleza
despreocupada. Las chicas fueron muy unidas en la secundaria, y me complace ver
que nada cambió.
Es tarde cuando volvemos al apartamento. Sabía que Indi no querría que
Megan se quedara en un hotel, pero debido a que solo tenía una habitación,
empujamos ambos lados del sofá juntos para hacer una improvisada cama para ella.
341
No era mucho, pero no pareció importarle. Regresaríamos a Sídney el lunes por la
mañana para comenzar el último periodo de radioterapia de todos modos, por lo
que solo sería por dos noches.
El domingo por la mañana nos levantamos temprano y nos dirigimos al
mercado de productores. Se convirtió en nuestro ritual de las mañanas del domingo
desde que Indiana se ha estado quedando conmigo. Después de abastecernos de
fruta fresca, vegetales, y otras delicias locales, nos dirigimos al mercado de pescados
para obtener algunos mariscos para nuestro almuerzo.
A última hora de la tarde, apareció Jax en el departamento inesperadamente.
―Hola, amigo ―digo sorprendido cuando respondo la puerta―. ¿Qué estás
haciendo aquí? ―Para ser honesto, he extrañado nuestras puestas al día. No nos
hemos juntado para nuestra noche de cartas desde que Indiana comenzó su
tratamiento. Estuvo muy enferma.
―Tu mujer me llamó ―responde―. Pensó que necesitabas una tarde en la
ciudad con los chicos. ―Mirando sobre mi hombro a Indiana la encuentro
sonriéndome. Cristo, la amo. Aunque el pensamiento de dejarla inicialmente me
preocupó, tiene a Megan aquí, entonces sé que estará bien.
Poniéndose de pie viene hacia nosotros. Después de saludar a Jax con un beso
en la mejilla envuelve sus brazos alrededor de mi cintura.
―Espero que no te importe, pero necesitas esto. Una oportunidad de relajarte
te hará bien ―dice sonriéndome―. Además, si tengo suerte, incluso podría obtener
un poco de sexo ebrio cuando llegues a casa.
―Buen intento ―respondo riendo.
―Él no te está haciendo esperar ¿verdad? ―le pregunta Jax a Indi.
―Sí, lo hace. Necesito que lo emborraches mientras están fuera, así podré
tomar ventaja de él cuando llegue a casa.
Jax y yo nos reímos de su comentario. Joder. Odio que se sienta descuidada en
ese departamento. Tuvimos una larga charla sobre eso sin embargo. Sé que entiende
mis razones para no acostarme con ella.
••••
Son alrededor de las 11:00 p.m. cuando tropiezo en el apartamento. Estoy solo
ya que Jax terminó recogiendo dos pollitas al azar mientras nos íbamos. O debería
decir que intentaron recogernos. Nos invitaron de nuevo a su casa. Por supuesto que
342
no estuve interesado. La única mujer que alguna vez necesito o deseo me está
esperando en casa. Él terminó caminando con su brazo alrededor de las dos.
Bastardo afortunado. Una semana más, canto para mí, sacudiendo la cabeza cuando
giro en la otra dirección, yendo hacia el apartamento.
Las luces están apagadas cuando llego, pero Indiana dejó la luz del pasillo que
conduce a nuestra habitación. Puedo ver que Megan ya está durmiendo en el sofá.
En silencio, para no despertarla, voy hacia mi habitación. He tenido un poco de
alcohol, pero en realidad me siento bastante bien. Muy relajado. Jax hizo su mejor
esfuerzo para darme mierda, pero necesito conducir de regreso a Sídney en la
mañana, mientras la noche siguió avanzando, reduje la velocidad. Fue una buena
noche. Indi tenía razón; era solo lo que necesitaba.
Cuando enciendo la luz del dormitorio, despierto a Indiana. Mierda. Sentada,
se frota los ojos. Es tan dulce cuando se despierta primero. Las sábanas se deslizan
revelando sus espectaculares senos. Que me aspen, está desnuda. Mi pene se agita
instantáneamente.
Tirando de las sábanas, sale de la cama. Dulce Jesús, sé exactamente que está
haciendo. Camina hacia mí.
―¿Dónde está tu pijama? ―pregunto, desviando los ojos. Si la miro, sé que
entraré en la cueva. El hecho de que haya estado bebiendo no ayuda. Mi juicio está
deteriorado. Enterrar mi pene en esa vagina celestial otra vez es todo en lo que he
estado pensando durante semanas.
―Tenía calor ―dice sonriendo mientras sus brazos van alrededor de mi
cintura. Es jodido invierno. Una mierda eso de que tiene jodidamente calor. Sigo con
mis manos a mi lado cuando miro el techo. Intento no pensar en el hecho de que
puedo sentir sus pezones duros presionados contra mi pecho. Joder, es una pequeña
zorra. Mi pene se pone más duro.
―Estás usando demasiada ropa ―susurra, poniéndose sobre la punta de los
dedos de sus pies y colocando un beso en mi cuello.
Al menos estoy jodidamente usando ropa.
Está jugando sucio. Necesito ser fuerte. Sus manos se alzan y comienzan a abrir
mis botones uno por uno.
―Yo puedo hacer eso ―digo mirándola. Me está mirando a través de sus
pestañas, sonriendo. Sí, es una zorra.
Cristo, es jodidamente hermosa.
―Estoy segura de que puedes ―ronronea―. Pero yo lo haré por ti.
343
―No estás jugando limpio, nena.
―No tengo idea de lo que estás hablando.
No puedo evitar reírme de su respuesta ¿Piensa que soy jodidamente
estúpido?
Como el infierno no lo sabe.
Una vez que todos los botones están abiertos, se estira y desliza sus manos
debajo de mi camisa antes de empujarla hacia abajo por mis brazos. Cae al suelo. Sus
ojos recorren mi pecho y mis abdominales mientras se lame los labios. Mi pene se
pone más duro. Sus dedos se apresuran sobre el manuscrito tatuado en mi pecho.
―¿Qué significa “My Crazy Life”? ―susurra.
―Mi vida loca. ―Veo las esquinas de su boca curvarse ante mi respuesta.
―Me alegra que tu loca vida te haya traído a mí ―dice.
―Yo también, nena ―respondo mientras la parte posterior de mi mano traza
una línea por el lado de su rostro. Hace que todo lo que atravesé, con lo que crecí,
valga la pena. Cada maldita cosa.
Luego alcanza el botón de mis jeans.
―Oh no, no lo harás ―le digo dando un paso atrás. Ella me ignora, cerrando
la distancia entre nosotros de nuevo y llegando a la pretina de mis jeans. Mi control
se desliza a cada segundo.
Mientras trabaja febrilmente en mi botón y cremallera, pone unos besos en mi
abdomen antes de que su lengua salga, lamiendo una línea en mi pecho. Que me
aspen.
―Mmmm. Sabes delicioso ―suelta.
―¿Estás bien allí? ―Me río. Joder, me encanta su boca, y lo sabe.
―¿Qué? Tengo hambre ―ronronea otra vez, haciéndome gruñir. Seductora―.
Hambrienta por tu pene. ―Eso es todo. Estoy jodidamente ido. Si esa boca sexy va
a cualquier lugar cerca de mi pene, no hay forma en el infierno de que pueda
detenerla.
Finalmente lo desabrocha antes de bajarlos por mis piernas. Todo en mí quiere
ayudarla, pero me niego a ser un facilitador. Cuando cae de rodillas, un fuerte
gruñido retumba en la parte posterior de mi garganta. Ella mira hacia arriba a través
de sus pestañas de nuevo y sonríe dulcemente. Justo en este momento, es cualquier
cosa menos jodidamente dulce.
Se está aprovechando de mí. Sabe muy bien que mis inhibiciones están 344

deterioradas por el alcohol que he estado bebiendo. Ese era su plan desde el
principio. Sería un maldito mentiroso si dijera que no es un secreto que me encanta
que esté haciendo esto. Es jodidamente atractiva.
Ella está caliente, y es toda mía.
Soy un bastardo con suerte.
Sigo parado allí mientras ella levanta mis piernas una por una, quitándome los
zapatos, calcetines y luego deslizando mis pies fuera de mis jeans. Sé que podría
detener esto fácilmente, pero toda la pelea salió de mí. Deseo esto más de lo que
necesito mi próximo aliento.
Una vez que me tiene completamente desnudo, sus dedos corren ligeramente
hacia el frente de mis piernas. Sus ojos están fijos en mi duro, malo pene. Se
humedece los labios con la lengua mientras su pulgar extiende la gota de pre-semen
sobre la punta de mi cabeza. Dulce Jesús.
Envuelve su pequeña mano alrededor de la circunferencia de mi pene y lo
acaricia una vez. Gimo fuertemente mientras mi cabeza se inclina hacia atrás y mis
ojos se cierran. Sí, estoy malditamente perdido.
Abro los ojos otra vez y miro hacia ella, mientras sus labios se separan
ampliamente y lleva mi pene a su boca.
―Mmmm ―gime. Vibra a lo largo de mi eje y ya siento que voy a volar.
―Dulce Jesús, Indi ―gimo cuando su lengua se arremolina alrededor de mi
pene mientras el resto está enterrado profundamente en su boca. Mis manos se
mueven hacia abajo para enhebrar su cabello mientras continúa trabajando conmigo.
Joder, me encanta cuando me chupa el pene.
Gime de nuevo cuando mis caderas comienzan a moverse, bombeando
lentamente en su boca. Cuando veo su mano deslizarse entre sus piernas, me pierdo.
Necesito tocar su vagina también. No, necesito follarla. Se lo ganó. Mi pequeña zorra
se lo ganó. Se saldrá con la suya.
Mi necesidad de estar dentro de ella toma mis manos que se mueven desde su
cabello hasta debajo de sus brazos. La levanto de un golpe y la llevo a la cama.
―Me rindo ―admito cuando la acuesto y trepo sobre ella―. Necesito estar
dentro de ti, nena.
Ella sonríe cuando se da cuenta de que se saldrá con la suya.
―Gracias a Dios ―dice caprichosa, sonriendo triunfalmente. Me hace reír.
345
―Voy a follarte ahora ―le susurro antes de que mi boca la cubra.
Ella abre las piernas y me acomodo entre ellas. Estoy tan desesperado por esto
que ni siquiera me tomo el tiempo para sentir si está lista para mí. Sé muy bien que
lo está. Tan pronto como toma mi pene y la deslizo contra su vagina, gimo. Tenía
razón. Está goteando.
Mi cuerpo comienza a temblar con anticipación mientras me alineo con su
apertura. He estado muriéndome por hundirme en su cielo por semanas. Es todo lo
que he estado pensando. Ella me consume.
Tan pronto como deslizo la cabeza dentro de ella, gime. Cuando me empujo
todo el camino, gemimos al unísono. En casa. Así es como se siente, jodidamente en
casa. Tanto como quiero golpearla fuertemente en este momento, no lo hago. Ella
sigue siendo tan frágil y lo último que quiero hacer es lastimarla.
Ella, por supuesto, tiene otras ideas. Sus manos se deslizan a lo largo de mi
espalda antes de descansar sobre mi trasero. Sus dedos se hunden en mis nalgas,
empujándome más dentro de ella.
―Penétrame, Carter ―suplica―. No te contengas.
Necesito esto. No puedo resistirme a ella. ¿Cómo puedo negarme? Me he
negado suficiente. Mi mano se mueve para agarrar su cadera.
―Está bien ―digo vacilante―. No te muevas sin embargo. Déjame hacer todo
el trabajo.
―Solo hazlo ―suplica con los dedos hundiéndose más profundo en mi carne.
Si mi chica quiere que la penetre, entonces eso es exactamente lo que haré. Comienzo
a bombear en ella con golpes cortos, rápidos y duros. Joder se siente increíble. No
estoy seguro de cuánto más voy a durar.
En cuestión de minutos comienza a gemir más fuerte cuando su orgasmo se
afianza. Tan pronto como siento que su vagina aprieta mi pene, me pierdo. Me
conduzco dentro de ella unas pocas veces más antes de congelarme. Mi cuerpo
tiembla mientras derramo mi semilla en su interior. Cuando abro los ojos otra vez,
la veo sonriéndome. Es una sonrisa llena de pura felicidad, pero también veo un
indicio de regodeo. Jugó conmigo. Lo hizo bien.
―¿Estás bien? ―pregunto mientras mi mano aparta el cabello de su rostro.
―Estoy de maravilla ―responde. Eso nos hace dos. No es hasta que me retiro
que me doy cuenta de que no envolví mi pene. Joder. Me vine dentro de ella―. ¿Estás
bien, Carter? ―me pregunta cuando se da cuenta del pánico en mi rostro.
―No usé condón. Mierda. ―No puedo creer que fuera tan jodidamente 346
estúpido.
―Oye ―dice estirándose para acariciarme―. Estoy tomando la píldora. No te
preocupes. Estará bien. ―Es fácil para ella decirlo. Sé que probablemente tenga
razón, pero no deja de agitarme tanto. ¿Qué pasa si no lo hace?
••••
Los tres regresamos a Sídney el lunes por la mañana para la última pelea de
Indiana con su tratamiento. Rezo para que la radiación haya sido exitosa. No puedo
soportar verla enferma ya.
Megan se queda con sus padres mientras estamos en Sídney, pero ha estado
viniendo con nosotros todos los días al hospital. Es agradable tener a alguien sentada
conmigo mientras esperamos que Indi termine.
La primera mañana, Megan me preguntó si quería tomar un café mientras
esperaba a Indiana. Le dije que no. Técnicamente sé que no hay nada que pueda
hacer mientras está allí, pero si esto es lo más cerca que puedo estar de ella mientras
recibe el tratamiento, entonces aquí es exactamente donde me voy a quedar.
Ella terminó desapareciendo por unos pocos minutos, volviendo con un café
para ambos antes de tomar asiento a mi lado. Eso se convirtió en nuestro ritual por
los siguientes cuatro días. Ambos abrazábamos y besábamos a Indi, y le deseamos
suerte antes de que desapareciera a través de las puertas. Meg iba a buscar nuestros
cafés y nos sentábamos en silencio hasta que reaparecía.
Pude ver claramente la preocupación sobre el rostro de Megan a medida que
avanzaba la semana e Indi enfermaba. Me gustaría pensar que yo ya estoy
acostumbrado, pero la verdad es que no lo estoy. El jueves por la mañana, cuando
Megan y yo estamos solos afuera de la sala de tratamiento, cuando me pregunta:
―¿Ha estado así de enferma durante todo este tiempo con su tratamiento?
―Bastante ―respondo. Se calla.
Cuando la miro, veo las silenciosas lágrimas cayendo por su rostro. No sé qué
hacer o qué decir, así que solo me estiro y pongo mi mano en la de ella. Me encanta
que se preocupe por mi chica tanto como yo.
Cuando salimos del hospital, quería llevar a las chicas a celebrar su último día
de tratamiento, pero Indiana estaba muy enferma. Tuvimos que detenernos un par
de veces en el camino a casa para que vomitara. Putamente me mata por dentro verla
así.
Espero que hoy sea la última vez que tenga que presenciarlo, y la última vez
que tenga que soportarlo. El oncólogo nos mandó a patología para tomar una ronda 347

de análisis de sangre y realizar otro escaneo antes de salir del hospital. Megan está
acostada en la cama con Indi cuando llegamos a casa, así que me dirijo a casa de mi
madre. Quiero ser el que esté acostado con ella, pero Megan regresará al extranjero
pronto, así que no quiero ser egoísta. Necesitan su tiempo juntas. En mi caso, tendré
el resto de mi vida para pasarlo con Indiana.
Mañana es el día D. Tenemos una cita por la mañana para ver si la radioterapia
tuvo éxito.
Me siento de dos formas al respecto. Estoy emocionado y asustado de escuchar
los resultados. Puedo imaginar cómo se siente Indiana. Si esta radiación no la curó,
no sé lo que voy a hacer.
••••
El viernes por la mañana, los cinco nos metemos en el auto de Ross: Nuestros
padres, y también Megan. Todos vamos con ella hoy como apoyo moral. Esperemos
que no lo necesite. Indiana ha estado callada desde que despertó. No puedo culparla
realmente. Tiene mucho encima hoy.
Aunque he pasado por el tratamiento a cada paso del camino, no fui el que se
enfermó. No soy cuyo futuro depende de un buen resultado. Independientemente
de lo que pase, sé que me quedaré a su lado sin importar nada.
Cuando nos sentamos en la sala de espera para que sea llamada para su cita,
ella se gira hacia mí, agarrando mi mano.
―Carter. Sé que entraste a tomar mi mano en cada cita, y lo aprecio más de lo
que sabes.
Está bien, no me gusta hacia dónde se dirige esto.
―¿Te importaría si entro sola hoy? ―Ahí está. Sí, lo haría. El dolor me consume
porque no me quiera allí con ella. Aunque desde el comienzo, forcé eso sobre ella.
Quiero ser su roca. No quiero que escuche sola lo que el doctor tenga que decirle.
¿Qué pasa si el pronóstico no es bueno?
―¿Es lo que realmente quieres? ―pregunto, tratando de dejarle ver que estoy
dolido. Tengo que dejar de lado mis deseos y necesidades. En definitiva, esto es
sobre ella. Esta es su vida, su futuro. Si es algo que realmente quiere, entonces tengo
que respetar eso.
Nadie dice que me tiene que gustar, porque francamente, no lo hace. Ni un
poco.
Cuando la enfermera dice su nombre, ambos nos levantamos.
348
―¿Estás segura? ―pregunto de nuevo envolviéndola en mis brazos.
―Estoy segura. ―Aprieta mi abrazo brevemente antes de besar la parte
superior de su cabeza.
Tirando hacia atrás, tomo su bonito rostro en mis manos, haciendo contacto
visual con ella. Puedo ver la incertidumbre en su rostro. Da tirones a mi corazón.
―Está bien. Buena suerte ―susurro con toda la confianza que puedo mostrar.
―Gracias. Para que lo sepas no habría podido hacer esto sin ti. ―Un nudo se
eleva a mi garganta mientras la envuelvo brevemente en mis brazos otra vez.
Tiene esto. Lo sé. Me vuelvo a sentar. Mi corazón está latiendo furiosamente
contra mi caja torácica. Mis ojos están sobre ella mientras sigue a la enfermera hacia
la puerta. Observo mientras brevemente se para antes de entrar. Sosteniendo su
cabeza en alto, la veo tomar un gran aliento antes de cuadrar los hombros. Estoy
sobrecogido por ella. El nudo en mi garganta crece. Es tan fuerte, tan luchadora.
Estoy tan malditamente orgulloso. Tiene esto en la bolsa.
Una vez que desaparece, mis ojos se mueven a las piernas de Megan que están
rebotando nerviosamente a mi lado. Entonces mi mirada se mueve hacia la mano de
mi madre apretada alrededor de la de Ross. Lleva una sonrisa a mi rostro. Por alguna
razón, verlos juntos me hace feliz. Sé que son solo amigos, pero se han vuelto tan
cercanos en los últimos meses. Esto va a sonar realmente patético, pero a veces
imagino en mi cabeza que están casados. Que son mis padres. Sé que es solo una
ilusión de mi parte, pero que me aspen si no quiero eso.
Finalmente, me levanto y empiezo a caminar. Parece tomar una eternidad para
que salga, cuando en realidad, solo han pasado quince minutos. Mis ojos están
firmemente en la puerta que atravesó antes.
Unos minutos más tarde se abre. Mi corazón salta y golpea. Cuando aparece,
se detiene.
Sus ojos van a nuestros padres, luego a Megan. Cuando se fijan en los míos,
sostengo mi aliento. Lo suelto cuando una gran sonrisa se forma en su rostro. Puro
puto alivio me inunda cuando dice las cuatro palabras por las que he estado orando.
―Ya no tengo cáncer.
Cerrando rápidamente la distancia entre nosotros, la estrecho en mis brazos,
balanceándola alrededor. Estoy tan jodidamente feliz en este momento. Cuando la
vuelvo a poner en sus pies, sus brazos van alrededor de mi cintura antes de que haga
algo que no ha hecho desde su diagnóstico. Llora en mi pecho. Lágrimas de alegría
van a mis ojos.
Gracias a la mierda Mi chica estará bien. 349
Capítulo 28
Carter
Indiana tendrá que seguir teniendo revisiones cada tres meses, solo para
asegurarse de que el cáncer no regrese. Joder, espero que no lo haga. Sin embargo,
todos estamos zumbando de camino a casa desde el hospital.
Ross nos llevó a todos a celebrar esa noche. Sus noticias definitivamente
requerían una celebración. Nos lo pasamos genial. Creo que todos sentimos que un
gran peso había sido levantado de nuestros hombros. Ha pasado mucho tiempo
desde que he visto a Indiana o a su padre sonreír así. Hay una pequeña nube
suspendida sobre mi cabeza. Hay algo que necesito discutir con Indi, y me preocupa
cómo vaya a tomarlo. Lo he estado posponiendo en los últimos días por esa misma 350
razón.
Más tarde esa noche cuando estamos acostados en la cama, decido
mencionarlo. Me iré por la mañana, es ahora o nunca.
―Necesito hablar contigo sobre algo ―le digo mientras yace en mis brazos,
dibujando perezosos círculos en mi pecho con su dedo. No hace mucho tiempo
hicimos el amor. Joder, es bueno estar de vuelta a la normalidad.
―¿Sobre qué? ―pregunta, su dedo se queda quieto.
―Bueno, sabes que tengo que volver a casa mañana por la mañana. Jax vendrá
para ayudarme a mudar todos los muebles al departamento, listo para que los
constructores comiencen las renovaciones el lunes.
―¿Y?
―Y, pensé, tal vez sería mejor si te quedaras aquí.
―¿Qué? ¿Por qué? ―pregunta, levantando la cabeza para hacer contacto
visual conmigo. Puedo ver claramente el dolor en su rostro.
―No es lo que piensas ―respondo de inmediato, acariciando su cabello
mientras intento tranquilizarla―. Simplemente será caótico allá esta semana con los
constructores y todo. Además tienes a Megan aquí. Pensé que querrías pasar tiempo
con ella antes de que se vaya a casa.
―Oh. Supongo ―dice en tono decepcionado mientras descansa el lado de su
cabeza contra mi pecho otra vez―. Supongo que necesito comenzar a buscar trabajo
de todos modos. ¿Todavía vamos a vernos los fines de semana? ―Joder. ¿Está
enojada? Sabía que lo tomaría de la forma equivocada.
―Indi. ―Coloco mi dedo debajo de su barbilla, levantando su rostro―. Si me
dejas terminar, iba a decir, que una vez que las renovaciones están completas, me
preguntaba si considerarías mudarte a Newcastle permanentemente.
―¿De verdad? ―chilla mientras sus hermosos ojos verdes se abren con
sorpresa.
―Sí. De verdad. Estoy seguro de que podrás encontrar trabajo allá. Si no,
siempre podrás venir y trabajar para mí.
―¿En el salón de tatuajes? ―pregunta riendo―. Eso es dulce, pero me encanta
trabajar con animales. Realmente me gustaría estar en algo así otra vez.
―Estaba pensando más en contratarte como mi esclava sexual ―digo enojado.
Ella me da un golpe en el pecho, entrecerrándome los ojos.
―Ja, ja. Aunque suena como un trabajo que disfrutaría. ―Se ríe. Por supuesto
351
que lo haría, es una zorra insaciable. Mi zorra insaciable―. Bromas aparte, ¿estás
seguro que estás listo para un compromiso como ese? ―Ni siquiera necesito pensar
en eso. Por supuesto que sí. Ella es para mí. No podría imaginar mi vida sin ella
ahora.
―No podría estar más seguro.
―Bueno, entonces me encantaría ―dice radiante. Sé que mi rostro refleja el de
ella.
Acaba de hacerme el hombre más feliz en esta tierra. Había una parte de mí
que estaba preocupado de que dijera que no, es por eso que he estado
posponiéndolo. Se lo mencioné a Ross ayer. Quería asegurarme de que estuviera
bien con eso antes de preguntarle a ella. Dijo que la extrañaría como loco, pero
parecía feliz de que nuestra relación se dirigiera al siguiente nivel.
••••
Mi semana ha estado jodidamente loca. No solo tengo mi trabajo normal
durante el día, sino que he estado trabajando hasta tarde en la noche en las
renovaciones también. Mi apartamento es un desastre caótico, pero finalmente está
todo junto. Los constructores han estado trabajando sus traseros para intentar y
dejarla lista para mí.
Tan ocupado como he estado, extraño a Indiana como loco. Las noches cuando
finalmente caigo en la cama son lo peor. Incluso aunque estoy jodidamente exhausto,
encuentro difícil conciliar el sueño sin ella. Afortunadamente, ella también me
extraña.
Es por eso que he estado rompiendo mi trasero para tener todo completo.
Cuanto antes esté hecho, antes podré traerla a casa.
Mañana, mamá vendrá a pasar el día. Traerá a mi abuela con ella. Estoy
deseando verla de nuevo. Van a ayudar con toda la mierda femenina de los toques
finales y la decoración.
La tarde del viernes por la tarde, llega Jax. Se quedará el fin de semana. En
lugar de nuestra noche habitual de cartas, vamos a pintar. Nos dirigimos al pub para
cenar y para una cerveza rápida antes de comenzar.
Mientras llena las bandejas de pintura para que usemos los rodillos, le hago a
Indiana una llamada rápida.
―Hola, nena ―le digo cuando contesta.
―Hola. ¿Cómo van las renovaciones?
352
―Llegando allí. He estado reventando mi trasero para terminarlas. Te necesito
aquí. Te echo mucho de menos ―le digo. Escucho la risa de Jax a mi comentario, así
que volteo.
―Yo también te extraño. Tanto. ―Su respuesta me tiene sonriendo.
―¿Cómo te sientes? ―pregunto. Sé que no debería seguir preguntando, pero
todo está tan fresco en mi mente. Incluso con las buenas noticias que recibió del
doctor, es difícil no preocuparse.
―Genial. No he dejado de comer en todo el día. Ciertamente he estado
recuperando toda la comida que no pude soportar durante mi tratamiento. ―Eso
me agrada sin fin.
―Estoy feliz, cariño. Necesitas retomar tu fuerza ¿Cómo va lo de empacar?
―Ya casi termino. Es posible que necesites traer un remolque cuando vengas
a buscarme ―dice riendo. Joder.
―¿Cuántas cosas traes?
―Oh, el remolque no es para mis cosas, es para mí. Si sigo comiendo así, no
podré caber en tu auto. ―Río. Apenas. Es tan linda.
―Bueno, puedes seguir ganando unos pocos kilos. Algo más, me aseguraré de
resolverlo en el dormitorio cuando llegues aquí ―le digo.
―Oh, me gusta el sonido de eso. ―A mí también. Solo pensarlo hace que mi
pene se contraiga. Hablamos por unos minutos más antes de que Jax se aclare la
garganta. Tiene todo listo, y está esperándome para poder comenzar.
―Tengo que irme, cariño. Voy a intentar llamarte antes de ir a la cama.
―Está bien. Te amo ―dice haciéndome sonreír de nuevo. Miro a Jax. Está
parado allí escuchando todas mis palabras. Sé que esto me va a costar.
―Yo también te amo. ―Lo volteo a ver de nuevo cuando sonríe. Pendejo.
••••
Estuvimos despiertos hasta las 2:00 a.m. pintando, pero logramos terminar la
mayor parte. Siento que he estado arrastrando mi trasero todo el día en el trabajo.
Estoy agotado. Jax tiene el trabajo de llevar a mi madre y a mi abuela a la ciudad a
obtener todo lo que necesitan para decorar el departamento. Quiero que sea perfecto
para cuando Indi llegue a casa.
Subo las escaleras a la hora del almuerzo. Mi abuela hizo un gran plato de
353
sándwiches para nosotros. Es genial tenerla aquí y en mi vida. Incluso mi madre se
ve diferente. Puedo verlo en sus ojos. Finalmente está en paz.
Las llevé a ambas a hacer un recorrido por mi tienda cuando llegaron esta
mañana. Ambas me dijeron lo orgullosas que están de mí, y de todos mis logros. Fue
lindo escucharlo.
Antes de irse a su juerga de compras, mi abuela me llevó aparte.
―Tengo algo que me gustaría darte ―dice, sacando un sobre de su bolso y
sosteniéndolo hacia mí.
―¿Qué es? ―le pregunté.
―Ábrelo. ―Me sorprendió cuando lo hice. Había un cheque por quinientos
mil dólares adentro.
―No puedo aceptar esto ―le dije, colocándolo de nuevo dentro del sobre y
pasándoselo a ella.
―Puedes y lo harás ―respondió apartando mi mano―. Piénsalo como
veinticuatro años de cumpleaños perdidos y regalos de Navidad. ―Era una dulce
oferta, pero no podía aceptarla.
―Aprecio el sentimiento detrás de esto, pero no podría quitarte esto. Es
demasiado.
―Sí, puedes ―dijo doblando su frágil mano alrededor de la mía―. Cuando
muera, todo lo que tengo quedará para ti y tu madre. Considérala una herencia
anticipada. Por favor déjame hacer esto por ti, Carter. Puedes invertirlo o usarlo para
expandir tu negocio. El dinero solo está allí. Prefiero ver que tenga buen uso. Puedo
pagar esto. Siempre supe que éramos bastante acomodados, pero mi esposo
manejaba todas las finanzas cuando estaba vivo, así que no tenía idea de cuánto
dinero teníamos. Resulta que tengo millones ―susurró, guiñándome un ojo. Me
hizo sonreír―. Por favor.
La mirada suplicante en sus ojos casi me tiene diciendo que sí.
―No sé si pueda ―admití.
―Por favor di que lo aceptarás. Sé que quieres hacer a una anciana muy feliz.
―Se rió de sus palabras. Maneja el chantaje con fuerza.
―Está bien. Gracias ―dije finalmente envolviendo mis brazos alrededor de
ella. No sabía qué más decir. Había perdido las palabras.
―De nada. Me hace feliz saber que estoy en condiciones de ayudarte. Estoy
segura de que la vida no fue fácil para ti creciendo. Ojalá pudiera haber estado ahí
para ti en ese entonces. ―Se dio la vuelta y pasó la mano por el costado de mi rostro. 354

―También me hubiera gustado eso ―respondí sonriendo.


Porque lo hago.
―Voy a consultar con mi banco para asegurarme de que no tengas problema
al cobrarlo. ―Sacudió su dedo hacia mí cuando dijo esa parte. Ambos nos reímos
antes de que la tomara en mis brazos otra vez.
Tomó veinticuatro años para completar el círculo, pero mirando hacia atrás
ahora, valió la pena la espera.
No podría estar contento con la dirección que mi vida ha tomado.
Indiana
Meg pasó toda la semana conmigo en casa, solo volviendo con sus padres en
la noche para dormir. Estoy preocupado por ella. En los últimos días parece estar
retraída.
Le pregunté si estaba bien, pero sigue diciéndome que está bien. No está bien,
y tengo la intención de llegar al fondo cuando llegue esta mañana.
Tengo todas mis cosas empacadas para la mudanza. Solo tengo cosas de último
355
minuto para hacer mañana por la mañana. Carter vendrá, así que tendré su auto.
Papá manejará el mío y Elizabeth nos seguirá en el de ella, entonces solo debería
tomar un viaje. No pensé que tendría tantas cajas, pero las tengo.
Por mucho que estoy esperando mudarme con Carter, voy a extrañar a mi
padre. Se tomó los siguientes días libres del trabajo para poder pasar un buen tiempo
juntos. Sé que solo estaré a dos horas de distancia, pero estoy preocupada porque
esté aquí solo. Claro que tiene a Elizabeth viviendo al lado, pero no es lo mismo. Es
lo único con lo que estoy peleando. El único freno en mi gran mejora.
Estoy marcando otra caja que contiene más de mis zapatos cuando llega Meg.
Instantáneamente puedo decir que ha estado llorando. Parece una mierda.
―Hola ―digo poniéndome de pie y yendo hacia ella―. ¿Qué sucede?
―Nada ―responde, forzando una sonrisa falsa. Nada mi trasero. Agarrando su
brazo y conduciéndola hacia mi cama, nos sentamos.
―Suéltalo. ―En lugar de decirme qué está pasando, pone sus manos en su
rostro y comienza a sollozar―. Oye ―le digo suavemente, envolviéndola en mis
brazos―. Habla conmigo.
―Estoy bien ―responde finalmente, alejándose y secándose los ojos. Perra
mentirosa. Levanto mi mano y le pellizco el brazo―. Oh ―se queja, una pequeña
sonrisa tira de sus labios.
―Tienes tres segundos para decirme qué demonios está pasando. ―Me duele
verla así. Suele ser tan feliz y afortunada. Levanto la mano, lista para pellizcarla de
nuevo―. Uno. ―Dios, estoy contando. Sueno como el maldito Carter―. Dos.
―Estoy triste, eso es todo ―responde empujando mi mano hacia abajo.
―No mierda. ¿Por qué? ―pregunto, agarrándome los dedos―. ¿Estás
nostálgica por tu casa?
―Eh ―se burla―. ¿De qué casa? He tenido más de quince en los pasados dos
años.
Aprieto su mano. Sé que mudarse ha sido difícil para ella.
―¿Extrañas a Drew?
―Por supuesto que lo extraño ―dice, las lágrimas van a sus ojos otra vez.
―Bueno, ve con él. Por mucho que me encante tenerte en casa, perteneces con
tu esposo.
―Le dije anoche que no regresaré ―admite mientras la corriente de lágrimas 356

cae por su rostro. Muchas.


―¿Qué? ¿Por qué? ―pregunto preocupada y extremadamente sorprendida.
No tenía idea de que se sentía así. La envuelvo en mis brazos.
―Por mucho que lo ame, Indi, no puedo vivir así más. Volver a casa en
Australia me ha hecho ver cuán infeliz soy viviendo allí. Cuando nos instalamos,
nos levantamos y nos mudamos de nuevo. Ni siquiera puedo salir de la maldita casa
sin un maldito intérprete, porque en la mayoría de los países en los que hemos
vivido no hablan español. Estoy sola. Él está fuera la mayor parte del tiempo.
Simplemente no puedo hacerlo.
Mi abrazo en ella se tensa cuando comienza a llorar de nuevo. Nunca la he
visto así de molesta.
―¿Has pensado en comenzar una familia? Tal vez eso ayude a completar algo
de tu tiempo. Quizás entonces no te sientas tan sola.
―Drew dijo lo mismo, pero no sería justo traer un niño al mundo cuando ni
siquiera tenemos una casa estable.
―Oh, Meg ―digo, la tristeza llena mi voz―. ¿Estás realmente lista para tirar
todo lo que tienes con Drew?
―No puedo regresar, Indiana. Simplemente no puedo.
―¿Qué dijo Drew? ¿Puede encontrar otro trabajo? ―pregunto. Entiendo cómo
se siente, pero no puedo evitar sentir que está cometiendo un gran error.
―Estaba devastado. Pero le encanta su trabajo, nunca le pediría que lo dejara
por mí. ―Continúo abrazándola porque sigue llorando. No sé qué más puedo hacer.
Huir puede no ser la respuesta, pero necesito apoyarla en esto. Estoy segura de que
no fue una decisión fácil para ella.
Rezo para que puedan llegar a algún acuerdo. Son perfectos para el otro.
Un rato después mi papá nos lleva a las dos fuera para el almuerzo. Ninguna
de nosotras es una compañía genial sin embargo. Megan claramente está rota por su
decisión, y yo no estoy solo preocupada, sino que me siento herida por ella también.
No estoy segura si puedo dejarla cuando está así. Es posible que necesite llamar a
Carter y suspender la mudanza por unos días más. Ella me necesita.
―¿Quieres quedarte esta noche? ―pregunto más tarde esa noche cuando nos
acostamos en mi cama―. Podríamos tener una fiesta de pijamas como las veces
anteriores. ―No quiero que esté sola.
―Supongo. ―Se encoge de hombros.
―Las cosas tienen una forma de funcionar, Meg ―digo tranquilamente, 357

alcanzando su mano mientras nos quedamos lado a lado en mi cama mirando al


techo―. Míranos a Carter y a mí. ¿Quién habría creído que estaríamos donde
estamos hoy?
―Estoy contenta de que funcionara para ti. Para ambos ―responde.
―Las cosas funcionarán para ti y Drew también, espera y lo verás.
―Gracias, cariño. Eso espero.
Y tuve razón. No tuvimos que esperar mucho en absoluto. Cinco minutos
después de que le dije eso, mi padre golpea la puerta de mi habitación.
―Megan ―dice, asomando la cabeza alrededor de la puerta―. Tienes un
visitante.
Ambas nos sentamos justo cuando la puerta se abre todo el camino, y Drew
entra.
Sí, canto en silencio.
―Oh, Dios mío ―chilla Meg, saltando fuera de la cama y a sus brazos―. ¿Qué
estás haciendo aquí?
―Dejé mi trabajo ―responde, tirando de ella a un abrazo aplastante. Puedo
decir por los círculos oscuros bajo sus ojos que ha estado sufriendo también. Mi
corazón está con los dos.
―¿Qué? ¡No! ―Retrocediendo para hacer contacto visual con él, ella
continúa―: Adorabas ese trabajo.
―Te amo más a ti. ―Es todo lo que él dice.
―Pero…
―Sin peros. ―La interrumpe, cortándola―. Siempre puedo encontrar otro
trabajo, pero mi amor, eres irremplazable.
Pasa tiernamente la parte de atrás de su mano por la mejilla de Meg antes de
colocar sus labios contra ella. Ay.
Lágrimas van a mis ojos cuando los miro juntos. Estoy tan contenta de que las
cosas hayan funcionado entre ellos.
••••
Carter llega temprano el domingo por la mañana. Originalmente vendría el
sábado por la noche, pero todavía tuvo algo de trabajo de último momento para
hacer en el departamento. 358

Dios, lo he extrañado. Tan pronto como escucho su auto detenerse en el camino


de entrada, corro para saludarlo. Todavía estoy en pijama, pero no me importa. Salto
del porche delantero y salgo a través del césped cuando está saliendo del auto. Tan
pronto como está lo suficientemente cerca, me lanzo a sus brazos.
―Joder, te extrañé. ―Respira en mi cuello mientras envuelve sus brazos
alrededor de mí.
―Yo también te extrañé.
―¿Me dejas mirarte? ―pregunta colocándome de vuelta en el suelo. Le sonrío
mientras toma mi rostro en sus manos―. Ahí está mi niña. He extrañado tu bonito
rostro. Es tan bueno ver que tienes tu color de nuevo. ―Mi papá dijo lo mismo ayer.
Incluso noté lo pálida que estuvo mi piel durante el tratamiento.
Antes de tener la oportunidad de responder, su boca cubre la mía. He
extrañado sus besos. Gime en mi boca cuando profundiza el beso. Cuando
finalmente nos separamos para tomar aire, descansa su frente contra la mía.
―No puedo esperar a llevarte a casa.
Eso nos hace dos.
••••
Unas horas más tarde estamos en la carretera. Bueno, Carter y yo. Mi papá y
Elizabeth irán en unas pocas horas para darnos a Carter y a mí un poco de tiempo a
solas. Recogerán a la abuela de Carter en el camino. No puedo esperar a conocerla.
Los esperamos alrededor del mediodía, entonces Carter nos llevará a todos fuera
para almorzar cuando lleguen. Los tres se quedarán esta noche, y dado que mi auto
permanecerá aquí, mi padre viajará a casa con Elizabeth mañana.
Carter y yo hablamos sobre todo en el camino. Es tan bueno estar juntos de
nuevo. Lo llené de todo lo que sucedió con Meg, y él me contó todo sobre las
renovaciones. No puedo esperar a ver el nuevo departamento.
―Estaba pensando, mientras buscaba un trabajo, que podría ver si hay algún
refugio animal en el área. Podría ser voluntaria.
Carter toma mi mano, llevándola hasta sus labios.
―Eso es dulce, pero no creo que puedas tener problemas para encontrar
trabajo ―dice sonriendo. Me alegra que tenga tanta confianza. Estaba tan ocupada
con Meg y empacar que nunca tuve la oportunidad de investigar cuántas clínicas
veterinarias hay en el área.
Estoy emocionada de subir las escaleras cuando me detengo fuera del salón de
tatuajes. Como normalmente hace, Carter viene a abrirme la puerta. Me encanta lo 359

dulce que es. Después de ayudarme, me atrae hacia sus brazos, plantando un suave
beso en los míos.
―Necesito que cierres los ojos ―dice.
―¿Qué, ahora? ¿No deberías esperar hasta que estemos arriba?
―Solo ciérralos. Necesito mostrarte primero algo aquí. ―¿Qué tramará? Tiene
esa mirada petulante en su rostro. Eso levanta sospechas al instante. Bien, aceptaré.
Cierro los ojos mientras él alcanza mi brazo y coloca su otra mano en la parte baja
de mi espalda, guiándome hacia la acera―. No mires a escondidas. ―¿Echarle un
vistazo a qué? Supongo que quiere mostrarme algo dentro del salón de tatuajes, pero
me lleva en dirección opuesta. De repente se detiene. Moviéndose detrás de mí, gira
mi cabeza hacia atrás para que mi rostro mire hacia arriba. ¿Qué demonios está
tramando?―. Abre los ojos ―susurra.
Lo hago cuando me lo pide. Cuando veo lo que quiere mostrarme, jadeo.
―Oh. Mi. Dios. Carter, no lo hiciste ―digo volteando para enfrentarlo.
―Lo hice ―responde―. Tenía razón cuando dije que no tendrías ningún
problema en encontrar trabajo. ―Tirándome a sus brazos entierro mi rostro en su
pecho y comienzo a llorar; lágrimas de sorpresa, lágrimas de felicidad, lágrimas por
Lassie―. ¿No te gusta?
―Me encanta. ―Me quedo atrás mirándolo. Sonrío ampliamente a través de
mis lágrimas―. Estoy abrumada.
Él besa mi frente antes de jalarme a sus brazos, así estoy frente a la tienda de
nuevo. Hay un cartel en la ventana que dice “Pronta Apertura”. Sus manos se
envuelven alrededor de mi cintura cuando mi barbilla descansa sobre su hombro.
No puedo creer que hiciera esto por mí. Nuevamente, miro hacia la gran señal que
se extiende por todo el frente del edificio. “La Clínica Veterinaria Lassie”. Incluso
tiene una foto de él al lado.
―¿Quieres mirar dentro? ―pregunta. ¿Y todavía lo pregunta?
―Por favor. Me encantaría. ―Entrelaza los dedos a través de los míos mientras
caminamos hacia la puerta.
―Aquí tienes ―dice pasándome las llaves―. Es tuyo, entonces deberías hacer
los honores. ―Después de tomar las llaves de él, deslizo mis brazos alrededor de su
cuello y tiro de su rostro hacia el mío.
―¿Qué hice para merecer a alguien tan maravilloso? ―pregunto, pasando mis
labios contra los suyos. Él se ríe de mi pregunta.
―Me sorprendiste como la mierda hasta que me enamoré de ti. 360

―No lo hice ―chillo, pellizcando su brazo.


―Oh ―dice riendo, frotando sus bíceps―. Tus dedos son rudos.
―Lo siento ―respondo, plantando un suave beso donde lo pellizqué.
―Mi pene también me duele, ¿vas a besarlo también? ―Le estrecho mis ojos
cuando se agarra la entrepierna, y ambos reímos.
―Buen intento.
―Bueno, tienes que darme diez puntos por intentarlo ―dice poniendo su
mano sobre el pequeño lugar en mi espalda y me lleva dentro. Con mucho gusto
besaré su pene después del tour, pero no le digo eso.
Puedo oler la pintura fresca cuando entramos. Las paredes están pintadas de
un suave limón. Las baldosas del piso son blancas. Hay un mostrador de recepción
blanco y largo a un lado, y una fila de sillas blancas a lo largo de la ventana de piso
a techo en la parte delantera del área de recepción. Una palma de interior verde está
en una esquina en una blanca, alta vasija de cerámica. Se ve tan limpio, tan fresco.
Me encanta.
Mis ojos se mueven por todas partes mientras Carter desactiva la alarma.
―El código es dos mil diez ―dice viniendo a pararse a mi lado otra vez―.
Igual que mi tienda. Fue un año muy importante.
―¿Lo fue? ―Mi mente comienza a correr. ¿Qué fue tan importante en dos mil
diez?
―Fue el año en que cambió mi vida para mejor. Fue el año en que te conocí
―dice inclinándose para besar la parte superior de mi cabeza. Ay. Dice las cosas más
dulces a veces.
Agarrando mi temblorosa mano, me lleva a la parte posterior. Hay dos grandes
salas de examen. Ambas son idénticas. Me hace pensar en la pequeña habitación que
tenía cuando estaba trabajado para Mark. Este lugar sobrepasa en todo al suyo.
Ambas habitaciones se complementan con mesas de examen de acero inoxidable en
el centro de la habitación, y anaqueles blancos personalizados por toda la longitud
de la lejana pared. Tiene cajones y armarios para suministros de almacenamiento y
equipo.
―Sé que las paredes están desnudas, pero quería que agregaras tu propio
toque. Solo me encargué de los conceptos básicos.
―Es perfecto ―le dije apretando su mano. Todavía estoy conmocionada de 361
que haya hecho esto para mí, pero estoy radiante mientras me muestra todo.
Avanzamos más por el corredor hasta que lleguemos a una habitación más grande.
Está completamente decorada para cirugía, con dos grandes mesas de
operación de acero inoxidable en el centro de la habitación. Estoy estupefacta.
Perdida con las palabras. Esto debió haber costado una fortuna arreglarlo.
Cómo logró hacer esto en tan poco tiempo, como en una semana, me
sorprende.
―Te amo ―le digo, deslizando mi mano alrededor de su cintura y
descansando mi cabeza en su brazo.
Finalmente me voy de su lado mientras camino por la habitación, pasando mis
manos sobre todo. No puedo esperar a tener esto organizado y andando. Junto a la
habitación hay una puerta que conduce al área de recuperación. Hay tres jaulas altas
apiladas, alineadas en ambas paredes. Esto no será solo para los animales que tienen
que quedarse después de la cirugía, sino para cualquier animal enfermo que necesite
estar aquí para observación o tratamiento toda la noche. Vivir arriba y vigilarlos lo
hará más fácil.
―Oh, Carter ―le digo, lanzando mis brazos a su alrededor cuando el tour está
completo―. No sé qué decir.
―No tienes que decir nada, nena. Me alegro de poder hacer esto por ti.
Probablemente debería confesar que tuve un motivo ulterior.
―¿Lo tienes? ―pregunto.
―Sí. Este era mi forma garantizada de que te quedarías aquí conmigo ―dice
sonriendo tímidamente.
―Bueno, odio decírtelo, pero desperdiciaste tu dinero porque quiero
quedarme sin importar nada. Estás atrapado conmigo Sr. Reynolds.
―Maldición―dice, y los dos nos reímos―. He estado estableciendo a un
proveedor para que venga el miércoles y pueda abastecerte de los suministros que
necesitarás antes de abrir.
―Eres increíble ―respondo colocando mis labios sobre los suyos.
―Lo sé.
―Y extremadamente modesto ―agrego, besándolo de nuevo.
―Eso también. ―Se ríe.
―Y todo mío.
362
―Mejor créelo, nena ―dice.
Luego nos dirigimos al piso de arriba para poder ver las renovaciones que hizo
en el departamento.
―Vaya. ―Es todo lo que digo cuando ingresamos por primera vez. No puedo
creer lo más grande que se ve. Derribaron la mayoría de la pared que dividía ambos
edificios, abriendo espacio justo arriba.
―Tenemos tres habitaciones ahora. Nuestra habitación se movió. Incluso
agregué una suite para que nuestros invitados puedan usar el baño. Ven, déjame
mostrártelo.
Puedo escuchar la emoción en su voz mientras me arrastra. Es contagiosa.
Todavía en lo alto por lo de abajo. Por supuesto, nos lleva directamente a nuestra
nueva habitación.
―Vaya ―digo cuando entramos. El dormitorio está ahora en lo que era el
edificio de al lado. Carter instaló ventanas de piso a techo en esta parte también.
Nuestra nueva habitación ahora tiene la misma vista del océano, como el salón. Es
impresionante. No estoy segura de qué será mejor, despertar con el hermoso rostro
de Carter todos los días, o el océano.
Tan hermosa como es la vista del océano, creo que Carter tendría que ganar
esa.
―Como puedes ver, compré una nueva cómoda para un dormitorio. Puse la
vieja en la habitación libre. Tus cajones están allí ―dice apuntando a los de la
izquierda―. Ven y mira el clóset al que se puede entrar y que construí para ti.
―Estoy sonriendo mientras me arrastra por la habitación. Miro hacia atrás sobre mi
hombro a mi nueva habitación, tratando de tomar todo.
La cómoda que compró es muy agradable. Hay dos cofres grandes de madera
a juego. Las faldas están pintadas de blanco, pero los frentes delanteros están
terminados en oscura madera con asas blancas para juntarlo todo. Las mesitas de
noche son iguales. La cama es descomunal, mucho más grande que la última. La
habitación está pintada en un profundo azul cielo, almizclado, manteniendo su
masculinidad, pero el gran espejo blanco colgando en la lejana pared, las cortinas
blancas y las cubiertas en la cama, suavizan la habitación.
Hay una gran alfombra oval azul y blanca en el piso, y algunos cojines azules
en la cama que se mezclan con el color de la pared. Honestamente, me encanta. Debe
haber tenido algo de ayuda para decorar esta habitación.
Aunque es masculina, definitivamente tiene un toque femenino.
―Santa mierda ―chillo cuando doy la vuelta de la esquina hacia el clóset―. 363
Creo que morí y fui al cielo. ―Se ríe de mi comentario.
―Sabía que te gustaría. Mira, incluso tiene pequeños estantes para la ridícula
cantidad de zapatos que posees.
―No es ridícula ―digo juguetonamente dándole un codazo―. Soy una chica.
Las chicas necesitan muchos zapatos. Está en nuestra composición genética.
Pone los ojos en blanco, pero no responde.
Mis ojos se disparan por todos lados. Esta es la madre de los clósets a los que
puedes entrar. Carter ya tiene algo de su ropa colgando.
―Esto es absolutamente impresionante. ―Abro mis brazos a lo ancho y giro
en círculo―. Podría vivir seriamente en este espacio.
Él se ríe de mi locura.
―Mientras estés en la cama conmigo todas las noches no me importa cuánto
tiempo pases aquí. ―Cuando termino mi pequeño giro, suspiro hacia él, alcanzando
el botón de sus vaqueros―. ¿Qué estás haciendo? ―pregunta, levantando las cejas.
―Besando tu pene. Dijiste cuando estábamos abajo que te dolía. ―Gruñe
cuando digo eso.
―Solo me duele porque ha estado extrañándote.
―Bueno, tal vez tengamos que hacer que me reconozca ―digo, cayendo de
rodillas.
―Joder, sí ―dice con la mandíbula apretada tan pronto como libero su pene―.
Primero necesitas volver a conocerme con tu boca, luego con tu vagina. Extrañé tu
jodida vagina, nena.
Gime cuando deslizo su eje entre mis labios. Entrelaza los dedos a través de mi
cabello mientras mueve la cabeza hacia atrás haciendo un sonido salvaje. Solo
trabajo en él por un minuto más o menos antes de que ponga sus manos bajo mis
brazos y me levante.
―Necesito estar dentro de ti ahora. ―Ni siquiera volvemos a la habitación. Me
tiene despojada de mi ropa en segundos antes de inmovilizarme contra la pared―.
Envuelve tus piernas alrededor de mí ―ordena, levantándome. En un rápido
movimiento, me está empalando.
―Sí ―gimo cuando se empuja todo en mi entrada. Me encanta la forma en que
me hace sentir cuando estamos conectados así. Es como si nos convirtiéramos en
uno―. Te he echado tanto de menos.
―Te extrañé también, nena ―dice antes de que su boca cubra la mía. 364
Tres meses después...

Carter
Nuestra primera Navidad está casi sobre nosotros. Nunca me ha importado
celebrar este día, pero este año será diferente. Este año tengo a Indiana. Ella es mi
nuevo comienzo. Tenerla viviendo aquí ha sido increíble. Nunca pensé que la vida
365
podría ser tan buena. La persona que era antes de conocerla se ha ido. De hecho, me
encanta despertarme todos los días. Espero eso porque estaré con ella.
La semana pasada, incluso fuimos de compras y compró un árbol de Navidad
para el apartamento. Lo decoramos juntos. Quedó lindo. Ayer puse el primer
presente debajo de él. La atrapé sacudiéndolo esta mañana, tratando de adivinar qué
había adentro. Nunca lo adivinará. Sabía que fisgonearía, así que puse la caja más
pequeña dentro de uno más grande. Es algo especial. Algo que quería darle desde
que se mudó conmigo. De hecho, lo compré hace meses, pero he estado esperando
el momento correcto. La Navidad es la oportunidad perfecta.
Me encanta que trabaje al lado de mí. Su clínica va genial. Incluso contrató a
otra veterinaria porque estaba corriendo todo el tiempo. Su nombre es Sarah Jane.
Indi está realmente feliz con ella. Megan también está trabajando para ella. Es la
recepcionista de Indi. Drew terminó por obtener un nuevo trabajo de IT por aquí,
por lo que compró una casa no lejos de nosotros. Indiana estuvo tan emocionada
cuando se enteró de que Megan viviría en Newcastle. Drew y yo nos hemos vuelto
buenos amigos. Es un buen tipo. Los cuatro hacemos muchas cosas juntos.
Indiana tuvo su revisión de tres meses hace dos semanas. Condujimos hasta
Sídney el viernes por la mañana para su cita y pasamos el fin de semana con nuestros
padres. El oncólogo la llamó más tarde ese día para decirle que llegaron sus
resultados de prueba negativos. Todavía está libre de cáncer. Qué gran alivio. A
pesar de que se ve bien, todavía está presente en la parte posterior de mi mente.
Todavía me preocupa que pueda volver. Quiere verla de nuevo en tres meses. Si
todo va bien, entonces sus citas cambiarán a cada seis meses.
••••
Una semana antes de Navidad, ambos estamos a toda máquina. Vamos a cerrar
por una semana durante las vacaciones, entonces podremos pasar un poco tiempo
de calidad juntos. Indi no ha estado durmiendo mucho en las noches pasadas.
Tiene un perro enfermo que se está quedando en la clínica.
Fue traído con parálisis, causado por un tic. Ella lo medicó y lo tiene con suero,
pero sigue volviendo y yéndose. Ella se levanta durante la noche para ir a verlo.
Estará devastada si no lo logra, sé eso.
Me encanta lo mucho que le importa, pero en su línea de negocio tiene que
tener una cierta cantidad de desapego o nunca sobrevivirá. Incluso se involucró con
un refugio de animales local. Hace todas las inmunizaciones y los procedimientos
que necesitan, de forma gratuita. Tiene un tablero en la sala de espera de su clínica,
con fotos e historias de todos los animales en el corredor de la muerte. Ha ayudado 366

a encontrarles a la mayoría de ellos casas nuevas. Me asombra. Estoy seguro que si


nuestro patio no fuera tan pequeño, adoptaría los que no puede ayudar. Es triste,
pero es una parte de la vida me temo.
Anoche me ofrecí a ir y comprobar al perro, pero ella no me escuchó. Había
notado las ojeras debajo de sus ojos durante el día, y me preocupó. Sabía que era por
falta de sueño. Bueno, eso es lo que pensé hasta que la encontré con la cabeza en la
taza del inodoro, vomitando, esta mañana. Trajo todas mis preocupaciones de
regreso, por lo tanto, aunque protestó, llevé su trasero directamente al doctor.
Él tomó una pequeña muestra de sangre y orina, y nos quedamos allí
esperando dos horas para que los resultados salieran. No me iría hasta que
tuviéramos respuestas. Ella siguió diciéndome que estaba bien, pero hasta que lo
supiera con certeza, no iríamos a ninguna parte.
―Trasero obstinado ―se burla después de que me rehúso a ir a casa. Lleva
una sonrisa a mi rostro. Nunca me hartaré de su trasero. Joder, lo amo demasiado.
―Toma uno conocer a uno ―le respondo como un niño. Ella cruza sus brazos
sobre su pecho y me estrecha los ojos. Nuestro pequeño punto muerto se interrumpe
cuando la enfermera grita su nombre.
―El doctor la verá ahora, Srta. Montgomery. ―Me levanto y busco su mano.
Ella me da una sonrisa cuando unimos nuestros dedos. No puede estar enojada
conmigo por mucho tiempo. Soy malditamente irresistible.
―Tomen asiento ―dice el doctor cuando entramos a su habitación. Joder, odio
que estemos aquí. Me trae demasiados malos recuerdos. Espero que tenga buenas
noticias para nosotros―. Bueno, tengo tus resultados Indiana. No estoy seguro si
esto es planeado, pero felicitaciones. Estás embarazada. ―¡Qué jodido! Siento que
todo el aire sale de mi cuerpo. Acabo de escucharlo, ¿verdad? No puede estar
embarazada. No estamos casados. Me niego a hacer a mi hijo atravesar lo que yo
pasé. Debe haber algún error.
―¿Está seguro? ―pregunto. Puedo escuchar la conmoción e incredulidad en
mi voz cuando hablo.
―Si. Tanto las pruebas de sangre como de orina lo confirmaron. ―Sus palabras
son como un puñetazo en el estómago.

367
Indiana
La devastación que veo en el rostro de Carter me duele. Mucho. Claro, esto no
fue planeado. Para ser honesta, no estoy segura de cómo me siento sobre ello, pero
su expresión me molesta. No estoy segura si quiero llorar o golpearlo. No me ha
dicho ni una palabra de camino a casa.
―Carter. Lo siento. ―Es todo lo que digo alcanzando su mano. Esto no fue
planeado pero debe saber eso.
368
―Tenemos que casarnos ―responde, apartando la vista de la carretera para
mirarme. Umm, no.
―No me voy a casar contigo solo porque estoy embarazada, Carter ―digo
bruscamente. Eso es ridículo. Él lleva el auto inmediatamente hacia el arcén,
chirriando hasta detenerse.
―¿No quieres casarte conmigo? ―pregunta en un susurro mientras el color se
drena de su rostro.
―Eventualmente, pero ahora no.
―¿Qué? ¿Por qué? ―Puedo ver el dolor grabado en sus facciones y me hace
sentir mal. Por supuesto que esperaba que algún día nos casáramos, pero no lo
obligaré a casarse conmigo solo porque vamos a tener un bebé.
―Porque es ridículo casarse solo por esto ―declaro.
―Mentira ―dice bruscamente. Tomo una profunda respiración y trato de
calmarme. Volteando mi cuerpo en mi asiento, lo miro y alcanzo su mano otra vez.
―Mira, Carter. No voy a forzarte a que te cases conmigo porque estoy
embarazada. Eso está mal. Quiero que te cases conmigo porque quieres, no porque
sientas que tienes que hacerlo.
―Por Dios, Indiana. Quiero casarme contigo ―dice levantando la voz.
―Eventualmente, pero ahora no. Solo lo dices porque estoy embarazada.
―Nos vamos a casar, Indiana, y eso es definitivo. ―Suelta mi mano y vuelve
a arrancar el auto antes de entrar al tráfico. Dios me exaspera a veces.
―Como el infierno que lo haremos ―exclamé. Giro mi rostro para mirar hacia
la ventana del lado del pasajero cuando veo su cabeza girar en mi dirección. Esta
conversación terminó.
Cuando llegamos al salón de tatuajes, inmediatamente salgo del auto y
comienzo a caminar hacia la clínica.
―¿A dónde vas? ―grita.
―A trabajar ―respondo sin darme la vuelta. Me hizo sentarme en ese maldito
consultorio del doctor por más de dos horas. Estoy atrasada ahora.
••••
Mi cabeza está por todos lados mientras intento concentrarme en el trabajo. Me
siento horrible sobre lo que sucedió con Carter. He estaba tentada a ir al lado por
algunas horas, pero probablemente sea mejor que ambos nos calmemos primero.
369
Podremos hacerlo esta noche. Una cosa es segura; no me forzará a casarme con él.
Cuando la Sra. Kennedy y su gato, Félix, se van, Meg llama a mi puerta.
―¿Vas a decirme qué está pasando? ―pregunta poniendo sus manos sobre sus
caderas. Ha estado tratando de sacármelo desde que volví del doctor.
―Estoy embarazada. ―Dejé escapar. Ella lo averiguará lo suficientemente
pronto de todos modos.
―¿Qué? Oh. Mi. Dios ―chilla lanzando sus brazos a mi alrededor―. ¿Por qué
no estás de buen humor entonces? ¿No estás feliz?
―Estoy feliz, pero sorprendida. No fue planeado.
―Entonces, ¿a quién le importa? Tú y Carter se aman uno al otro. Serán
grandes padres. Solo tienes que ver la forma en que ustedes tratan a LJ para que lo
sepan
―Quiere casarse ahora ―digo suspirando.
―No, de ninguna manera. ¿Te lo propuso?
―Más como que me lo ordenó. No voy a casarme con él solo porque estoy
embarazada ―suelto.
―¿Por qué? ―pregunta, dándome una extraña mirada.
―Porque es absurdo.
―No lo es. Tiene perfecto sentido ―dice, poniendo los ojos en blanco como si
fuera ridícula―. Sabes por qué está haciendo eso, ¿verdad? Por la cosa del bastardo.
―Lo sé ―respondo―. La gente tiene hijos fuera del matrimonio todo el tiempo
estos días. No es un gran problema.
―Es un gran problema para él. Ya sabes cómo es, Indi. No va a dejar que ganes
en eso.
Es de lo que tengo miedo. No quiero que sienta que tiene que casarse conmigo.
Cuando Meg se va, sus palabras siguen en mi mente. La idea de estar casada
con Carter me entusiasma, pero no quiero apresurar las cosas. No quiero casarme
por todas las razones equivocadas.
Ni siquiera pasan diez minutos antes de que estén llamando a mi puerta de
nuevo.
―Una entrega acaba de llegar para ti ―dice.
Sonriendo. Pongo los ojos en blanco porque puedo decir por su rostro que tiene 370
algo que ver con Carter.
La sigo hasta el área de recepción donde encuentro a un hombre mayor
sosteniendo un enorme ramo de rosas blancas.
―Firme aquí ―dice antes de pasármelas.
Cuando se va, las coloco en la recepción y saco la tarjeta.

Para mi prometida, Indiana,


Te amo
Amo a nuestro bebé
No puedo esperar a casarme contigo.
Amor de tu prometido, Carter.

Tan dulce como es, me molesta sin fin. No puedo evitar reírme de su descaro.
Meg tenía razón; no va a rendirse sin pelear. Tomo mi teléfono del bolsillo de mi
abrigo, y le envío un mensaje de texto.
Gracias por las flores.
Son hermosas. Siento lo de antes. Odio pelear contigo.
Te amo, pero no acordé casarme contigo, por lo que ¡técnicamente no soy tu
prometida!
Unos segundos más tarde responde.
Yo también te amo, cariño. Pero estás equivocada. Eres mi prometida, Indiana,
y nos casaremos.
Le envío un mensaje de vuelta.
¡No, no lo haremos!
Me quedo allí esperando su respuesta, pero no llega. Justo cuando me dirijo de
nuevo por el pasillo, la puerta de entrada se abre de golpe. Es él. Me agarra por el
codo, arrastrándome hacia mi habitación antes de cerrar la puerta y dejarnos dentro.
―Nos vamos a casar, Indiana ―chasquea―. Mira. ―Levanta su dedo de
boda―. Esto solo lo prueba. Eres mía y serás mi esposa tan pronto como pueda
organizarlo. ―Agarro su mano, llevándolo a mi rostro. ¡Uf! Fue y se tatuó Indiana
en su dedo de boda donde se coloca el anillo.
371
―Eso no prueba nada ―respondo dejando caer su mano. ¿No lo entiende? Si
me hubiera propuesto antes de enterarme que estaba embarazada, hubiera dicho
que sí. Hubiera estado en la luna. Pero ahora está obligado a hacerlo, no se sienta
bien conmigo.
―Prueba todo ―dice, tirando de mí a sus brazos y cubriendo su boca con la
mía antes de que tenga la posibilidad de responder. Intento alejarlo por un segundo,
pero mi cuerpo se derrite en él y profundizo el beso. Odio pelear con él.
Eventualmente se aparta, enmarca mi rostro en sus manos―. Te amo, cariño, y tú
me amas. ¿Por qué no deberíamos casarnos? Tiene perfecto sentido. ―Cuando trato
de responder, coloca su dedo sobre mis labios―. Solo piénsalo.
Eso es exactamente lo que hago por la siguiente hora antes de finalmente
renunciar y llamar a Justine. Ella se las arregla para acomodar las citas de Carter por
mí, así que cuando es hora voy a verlo.
―Entre ―dice cuando llamo a su puerta.
Su rostro se ilumina cuando ve que soy yo. Al instante lleva una sonrisa a mi
rostro. Me encanta cómo siempre hace eso.
―Indiana. ―Se levanta y se acerca a mí―. ¿Está todo bien?
―Soy tu próxima cita ―le digo y me envuelve en sus brazos.
―¿Lo eres? ―pregunta para retroceder y mirarme, sorprendido.
―Sí. Quiero tener el nombre de mi prometido tatuado en mi dedo de boda.
―¿Entonces te vas a casar conmigo? ―pregunta sonriendo.
―Sí, me voy a casar contigo.
Exhala antes de arrastrarme a un abrazo aplastante.
―Gracias a la mierda ―dice.
Después de que me sienta en la silla, prepara mi dedo, limpiándolo con una
tira de alcohol.
―¿Es seguro hacerse un tatuaje mientras estás embarazada? ―pregunto de
repente.
―Lo es si usas equipo esterilizado y una aguja nueva. Lo investigué hace unos
pocos años, cuando una mujer embarazada me pidió un tatuaje. Sabes que nunca
haría nada que te pusiera en peligro o a nuestro hijo. ―Se inclina, rozando sus labios
contra los míos―. Los amo demasiado. ―Sus palabras no solo me hacen sonreír,
sino que derriten mi corazón. Será un marido, y padre maravilloso.
•••• 372

La mañana de Navidad llega rápido. Nos sentamos en el salón e


intercambiamos regalos. No se ha hablado más sobre la boda, pero acordamos
casarnos antes de que llegue el bebé. Odio que sienta que nuestro hijo estará
contaminado si nace fuera del matrimonio, pero si esto es todo lo que tengo que
hacer para que no se sienta de esa manera, sería egoísta no casarme con él.
Sonriéndole a mi prometido sexy como el infierno, le paso su regalo. Hice la
réplica de un auto hecho para él. Es idéntico a su Monaro. Le envié al chico que lo
hizo, fotos del exterior y del interior de su auto, y lo copió. Resultó genial. No fue
barato hacerlo a medida, pero sabía que a Carter le encantaría. Ama tanto ese auto,
si no más de lo que me ama a mí. De acuerdo, no tanto como a mí, pero mucho.
Los chicos y sus juguetes.
―Al diablo ―dice radiante cuando lo abre―. ¿Cómo?
―Encontré a un hombre en línea. Le envié fotos y lo hizo con ellas.
―Me encanta, nena. ―Sonrío mientras veo cómo lo revisa. Las puertas, capó
y maletero están abiertos. Incluso hizo a juego el motor y el interior del automóvil
idéntico al de Carter. Le tomó meses ordenar todas las partes y juntarlas, pero
afortunadamente estuvo listo a tiempo.
Diez minutos después, todavía lo tiene en su mano, abriendo y cerrando las
puertas mientras sonríe como un niño pequeño. Es muy divertido de ver. Me alegra
que le haya encantado. Es todo lo que pensé que pasaría.
―Umm... ¿puedo tener mi regalo ahora? ―pregunto, levantando una ceja
hacia él. Se ríe antes de finalmente bajar el auto y agarrar la caja que he estado
muriéndome por abrir de debajo del árbol. Soy toda sonrisas cuando me la pasa. He
estado sacudiéndola cuando no está, tratando de descubrir de qué se trata, pero no
tengo ninguna pista. Todo lo que sé es que suena y que no pesa.
Deshaciendo el moño, le quito la tarjeta que está pegada a la caja. Sé que
debería abrir la tarjeta primero, pero me estoy muriendo por ver lo que hay adentro.
Abriendo la tapa, encuentro una caja más pequeña adentro. Eso explica el traqueteo.
Jugó conmigo. Mis ojos se mueven hacia él. Está sonriendo mientras me mira.
Sacando la caja más pequeña, la desenvuelvo para encontrar una caja de joyería
de terciopelo negro adentro. Jadeo cuando abro la tapa. Adentro hay un anillo.
Exquisito, grande, un anillo de compromiso de diamantes de corte princesa. Mis ojos
regresan a los suyos otra vez. Estoy bastante segura de que mi boca está abierta.
―Abre la tarjeta ―es todo lo que dice. Así que solo hago eso.
373

Para mi querida Indiana,


Érase una vez, justo en medio de mi vida jodida, que el amor me dio una persona de
cuento de hadas.
Una segunda oportunidad. Eres mi cuento de hadas, Indi.
Mi sol. Mi aire. El motivo por el que espero despertarme todas las mañanas. Mi vida
sin ti, sería sin sentido. No quiero que lo que tenemos termine.
Esta es nuestra primera Navidad juntos, y quiero que sea memorable y que ninguno de
nosotros lo olvide jamás.
Te amo completamente, cariño.
Con cada fibra de mi ser.
Quiero pasar el resto de mi vida contigo a mi lado.
¡Por favor, dime que te casarás conmigo!
Feliz primera Navidad.
Con amor, Carter.
P.S. ¡Por favor di que sí!

Las lágrimas nublan mis ojos cuando cierro la tarjeta y hago contacto visual
con él. Tenía razón. Quería casarse conmigo antes de que descubriéramos sobre el
bebé. Este regalo ha estado debajo del árbol por semanas. Pongo la tarjeta contra mi
pecho mientras se arrastra por el piso hacia mí.
―Bueno, estoy esperando ―dice sonriendo.
Decir que sí es algo mudo ahora debido a que ya accedí a casarme con él. Sin
embargo, tiro mis brazos alrededor de su cuello.
―Por supuesto que me casaré contigo. Nada me haría más feliz. ―Lloro en su
pecho cuando envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me atrae hacia él. Estas
hormonas del bebé me ponen tan emocional.
Él retrocede, tomando mi rostro en sus manos y limpiando mis lágrimas con
sus pulgares.
―Te amo tanto, Indiana ―dice exhalando―. Tan jodidamente mucho.
―Yo también te amo, Carter. ―Dejando ir mi rostro, levanta la caja de mi
regazo y saca el anillo, deslizándolo en mi dedo. Me cubre el tatuaje de Carter, pero
no me importa. Tengo un tatuaje de por vida. Mirando el anillo en mi dedo, sonrío.
374
Me encanta. Lo amo.
―Tienes un regalo más por abrir ―dice, gateando hacia el árbol y levantando
una larga caja blanca envuelta en una cinta roja. No vi ese presente allí antes. Debe
haberlo puesto debajo del árbol anoche. Sonríe cuando me lo da. Desatando la cinta,
retiro la tapa. Cuando levanto el papel de seda encuentro un vestido de seda blanco
dentro. Es simple, pero muy elegante―. Quiero que uses ese hoy cuando vayamos
a almorzar con nuestros padres.
―Está bien. Es hermoso. Gracias ―respondo, sonriendo mientras sostengo el
vestido frente a mí. Nuestros padres y la abuela de Carter llegarán para el almuerzo
de Navidad con nosotros hoy. Carter reservó el restaurante en playa Merewether.
Al que llevamos a Meg para seguir nuestro día de mimos.
Carter y yo hemos regresado varias veces desde ese día. Es como si se
convirtiera en nuestro lugar.
―Oh, casi lo olvido. Hay un presente más. ―Una vez que lo recupera me lo
pasa. El paquete es pequeño. Lo aprieto entre mis dedos. Cualquier cosa que esté
adentro es suave. Lo desenvuelvo. En el interior encuentro un pequeño mono blanco
de bebé. Las lágrimas se elevan a mis ojos―. Sostenlo arriba ―dice. Cuando lo hago,
empiezo a reír.
Tiene bordado “Mi papá es realmente atractivo”.
―Sí, es atractivo ―digo de acuerdo.
Poniendo mi mano en el frente de su camisa, lo atraigo hacia mí para poder
besar sus labios. Su mano se mueve detrás de mis rodillas mientras me toma en sus
brazos antes de ponerse de pie.
―Tenemos algunas horas hasta que nuestros padres lleguen, así que si no te
importa, voy a llevar a mi prometida a la cama, así podré mostrarle cuánto la amo.
―No me importa en absoluto ―respondo.
―Feliz Navidad, Indiana.
―Feliz Navidad, Carter.
••••
Apagando el secador, me cepillo el cabello. Cuando levanto la vista, encuentro
a Carter de pie en la entrada del baño mirándome. Me sonríe a través del espejo. Ya
está vestido con una camisa blanca con botones y un pantalón gris. Se ve delicioso.
―Te ves bien ―le digo, volteando y caminando hacia él.
―También tú. ―Su comentario me hace reír. 375

―Estoy envuelta en una toalla ―respondo secamente.


―Todavía eres hermosa ―dice, tirando de mí a sus brazos y poniendo sus
labios contra los míos―. Aún más sin la toalla. ―Pongo los ojos en blanco. Por
supuesto que diría eso―. Acabo de recibir una llamada de Surfhouse. Hay un
problema con nuestra reserva. Iré allí ahora, pero nuestros padres van a pasar aquí
y a recogerte en el camino. Los encontraré allí.
―¿En serio? ―pregunto decepcionada.
―No es nada que no pueda arreglar. Te llamaré si hay un problema ―dice
tranquilo mientras besa mi frente. Eso espero. Me encanta ese lugar.
Cuando se va, me pongo el vestido que me compró. Me queda como un guante.
Tiene un gusto maravilloso. Tuve mi primer ultrasonido la semana pasada. Solo
tengo siete semanas de embarazo, entonces no se me nota todavía. He tenido
molestias algunos días por la mañana, pero básicamente he tenido mucha suerte con
las náuseas de la mañana.
Media hora más tarde llega mi papá. Está solo.
―¿Dónde están Elizabeth y Evelyn? ―pregunto.
―Las dejé en el restaurante. Carter llamó y dijo que ya estaba allí, así que tenía
sentido. Además me da la oportunidad de tener algo de tiempo a solas con mi
pequeña niña. ―Se inclina y besa mi frente―. Tengo un regalo especial para ti.
Quería dártelo cuando estuviéramos solos.
―Gracias, papá ―respondo, besando su mejilla cuando me lo pasa―. Feliz
Navidad.
―Feliz Navidad, Calabaza.
―Tengo tu regalo debajo del árbol, pero te lo daré cuando Carter esté aquí.
―Está bien. Ábrelo ―dice mirando el pequeño paquete en mi mano.
Al abrir la envoltura, le digo.
―Oh, papá. Es hermoso ―le digo cuando abro la bolsa. Es un collar con un
medallón en forma de corazón. Tiene diamantes en el corazón.
―Ese diamante es del anillo de compromiso de tu madre. Quería ponerlo en
algo especial para ti. ―Las lágrimas suben a mis ojos cuando dice eso.
―Me encanta. ―Respiro, envolviendo mis brazos a su alrededor.
―Abre el medallón. ―Cuando lo hago, encuentro una foto de mi madre
adentro. Era del día de su boda. Lo agarro contra mi pecho.
376
―Gracias. Lo atesoraré para siempre.
―Ella siempre estará en tu corazón, Calabaza, pero de esta manera podrás usar
una parte de ella todos los días también. ―Cuando hago contacto visual con él veo
lágrimas brillando sus ojos, entonces lo abrazo fuerte. Es en momentos especiales
como la Navidad, el Día de la Madre y mi cumpleaños, que la extraño más. Desearía
que estuviera viva para que conociera a Carter y a su nieto cuando naciera.
No les hemos contado a nuestros padres sobre el bebé todavía. Carter y yo
hicimos copias de las imágenes del ultrasonido enmarcadas. Las envolvimos con sus
regalos de Navidad.
―Te amo ―le susurro mientras fija el collar alrededor de mi cuello.
―Yo también te amo, niña.
••••
Cuando llegamos al restaurante, estoy sorprendida de ver a Meg de pie allí.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunto cuando salgo del automóvil―. Pensé
que tú y Drew se dirigían de vuelta a Sídney para pasar Navidad con sus padres.
―Supongo ―responde dándome una sonrisa tímida. ¿Qué está tramando?―.
Pasé la Navidad con ellos, pero vine aquí.
―¿Por qué?
―Porque si crees que voy a perderme el día de tu boda, tienes rocas en la
cabeza. Además soy la dama de honor, tengo que estar aquí. Mi mamá no quiso
perderse tu boda tampoco. Después de todo, eres su hija adoptiva.
―¿Qué? ¿El día de mi boda? ―pregunto estupefacta.
―Sí. Tú, amiga mía, te casarás hoy. ―Eso es nuevo para mí. Mis ojos se
mueven hacia mi padre en busca de confirmación.
―Tiene razón. ―Es todo lo que dice.
―Ven ―dice Meg, uniendo los brazos conmigo y arrastrándome por el lado
del edificio―. Mira. ―Cuando sigo la línea de su dedo, veo a Carter y a Jax de pie,
lado a lado, cerca de la orilla. Un viejo amigo en un traje está de pie frente a ellos.
Entonces noto a LJ sentado a los pies de Carter. Siento mis labios curvarse hacia
arriba. Mis ojos se mueven hacia su madre, abuela, a los padres de Meg y a Drew
sentado en cinco de las seis sillas que están detrás de ellos. La emoción burbujea
dentro de mí.
Mi papá me rodea con su brazo sobre mi hombro. 377

―Felicidades, Calabaza ―dice, besando la parte superior de mi cabeza―. Es


por eso que quería darte el collar ahora. Quería que tu madre fuera parte de tu día
especial. Sé que si todavía estuviera viva, habría estado tan orgullosa de ti como lo
estoy yo.
―Oh, papá. ―Estoy luchando por aguantarme las lágrimas cuando envuelvo
mis brazos alrededor de su cintura.
―Tenemos que prepararte ―dice Meg rompiendo nuestro momento. Va hacia
el auto de Drew y recupera una caja del asiento trasero. Viniendo de regreso hacia
nosotros, saca una gran rosa de seda blanca que está adjunta a un clip. La pone en
mi cabello justo encima de mi oreja―. Hermosa ―susurra.
Luego saca una pequeña bolsa de cuero. Cuando le da vuelta boca abajo,
sacudiendo el brazalete de zafiro azul en su palma, sonrío. Lo reconozco desde lejos.
Perteneció a su abuela.
Meg lo usó el día de su boda. Es algo prestado, y algo azul.
―Gracias, Meg ―le digo abrazándola.
―Soy tu dama de honor, ese es mi trabajo. ―Sonrío. Aunque definitivamente
habría sido mi dama de honor, me parece divertido que se haya dado a sí misma ese
título―. Aquí está tu ramo. ―Es un hermoso arreglo de capullos blancos de rosas.
Saca una rosa a juego y se lo arregla para ella misma. Le queda con el vestido
rosa.
―Odias el rosa ―digo.
―Lo sé, pero es tu color favorito. Sabía que si tuvieras elección es lo que
hubieras querido. ―La quiero mucho. No podría pedir una mejor amiga.
Mi padre une su brazo con el mío.
―Te ves hermosa. ¿Estás lista para casarte con el hombre de tus sueños?
―Lo estoy.
De lejos.
Me casaré hoy.
••••
La ceremonia fue perfecta. Carter y yo tenemos un poco de lágrimas cuando
intercambió nuestros votos. Todo el día fue un poco abrumador para ser honesta.
En el buen sentido, sin embargo. Lo más destacado es que vi a Carter tan feliz. La
sonrisa no desapareció de su rostro ni una vez.
378
Cuando el ministro nos pronunció como marido y mujer, Carter ni siquiera
esperó a que dijera, “ahora puedes besar a la novia”. Tomó las cosas por su cuenta,
tirando de mí a sus brazos y cerrando sus labios con los míos. Fue un abrasador beso
ardiente también. No el tipo de beso para darnos frente a mi padre, eso es seguro.
Cuando finalmente tomó aire, tiernamente rozó la parte posterior de su mano en mi
mejilla.
―Te amo mucho, Sra. Reynolds ―susurró, enviando mi corazón a un aleteo.
Admito que Sra. Reynolds suena bien.
Nuestra recepción se realizó en el Surfhouse. Bueno, fue más como un
almuerzo prolongado de tres tiempos con nuestro seres queridos, pero fue perfecto.
No podría haberlo planeado mejor yo misma. Carter incluso organizó un pastel de
bodas. Tuve que reír cuando lo vi.
Era solo un pastel de un solo piso, ya que solo asistimos diez personas. Había
sido horneado en forma de un gran corazón, cubierto de glaseado blanco. La base
estaba envuelta en una gruesa cinta roja, pero la parte más dulce fue la decoración
con glaseado en la parte superior. Una réplica en miniatura de El Monaro rojo de
Carter estaba en la parte de atrás del pastel. Delante de él estaban paradas tres
pequeñas figuritas; Carter con su brazo alrededor de mi hombro, y LJ acostado a
nuestros pies. No es un tradicional pastel de bodas, pero es perfecto para nosotros.
Es difícil de creer que ahora somos una verdadera familia, y que en poco más de
siete meses seremos padres.
Más tarde esa noche en el departamento, intercambiamos regalos de Navidad
con nuestros padres. Elizabeth estalló en lágrimas cuando vio la imagen del
ultrasonido. Mi padre estaba en la luna también. Fue el final perfecto para un día
perfecto.
A la mañana siguiente, Carter y yo volamos a la Costa de Oro en Queensland
para nuestra luna de miel. Nos había reservado en el Sheraton Mirage Resort and
Spa. Fue un mágico viaje de cinco días. Incluso tuvimos un relajante masaje de
piedras calientes de una hora en el Day Spa, el día antes que volamos a casa. Después
de los pocos meses que tuvimos antes de la boda, era lo que ambos necesitábamos
para relajarnos. Lo único malo era que tenía que terminar. Sé que tenemos toda
nuestra vida por delante sin embargo, y espero pasar el resto de mi vida con Carter.
¡Tengo el marido más increíble del mundo!

379
Siete meses después...

Carter
―Carter. ―Escuché gritar a Indiana desde mi lado, sacándome de mi sueño.
―¿Qué? ―me quejo, abriendo un ojo.
Estoy jodidamente cansado. Será mejor que no quiera tener sexo de nuevo, 380

porque ya me sacó de mis casillas. La Indiana normal era insaciable, pero la Indiana
embarazada, a la mierda. Tanto como me encanta tener sexo con mi hermosa esposa,
mi pene está agotado. Necesita algunas horas de descanso al menos.
Los meses pasados incluso ha estado colándose en mi trabajo para un rapidito
entre clientes. Aún nuestras pausas para el almuerzo las pasamos en la cama
teniendo sexo del que sacude el cerebro, y luego tenemos que arreglárnoslo con
nuestra comida antes de volver al trabajo. Honestamente, me encanta, pero si sigo
así, necesitaré descansar. Tiempo para reponer mi resistencia.
―Mi fuente simplemente se rompió ―dice tan fresca como un maldito pepino.
―¿Qué? ―grito en pánico prácticamente mientras me levanto.
―Mi fuente simplemente se rompió ―repite, como si no la hubiera escuchado
la primera vez. Jodidamente la escuché. Mi estómago comienza a brincar. Pensé que
me había preparado para este momento. Equivocado. Ni siquiera estoy fuera de la
cama todavía y ya soy un paquete de nervios.
―Puedo hacer esto ―murmuro para mí mientras intento calmarme. Saltando
de la cama me dirijo a su lado, extendiendo mi mano.
―Deja de entrar en pánico, Carter ―dice ella.
―No estoy en pánico ―miento. Estoy jodidamente en pánico.
―Está bien ―dice ella con voz tranquila.
¿Cómo puede permanecer tan preparada? Al ayudarla, me envuelve en sus
brazos.
―Estará bien. Respira profundo ―dice tratando de tranquilizarme.
No está funcionando. Soy un maldito desastre. Mierda. Hemos practicado esto
cien veces ¿por qué estuve tan frío y tranquilo entonces?
Junta tu mierda Reynolds. Tu esposa te necesita Deberías estar apoyándola, no al
revés. Cuando me suelta y se dobla de dolor, casi me pierdo.
―Vamos ―le digo llevándola hacia la puerta.
―Tenemos que cambiarnos primero. No podemos salir en pijama. ―Mierda.
Está en lo correcto. De acuerdo. Puedo hacer esto. ¿Con quién estoy bromeando?
Tengo esto en mis manos.
―Ropa.
―Mira. Vístete. Yo puedo vestirme sola ―dice dirigiéndose hacia sus cajones
y revolviéndolos. Yo hago lo mismo. Saco una camiseta y voy y me quito el pijama 381
y me pongo unas sudaderas. Miren, puedo hacer esto. Veo a Indiana mientras está
luchando por ponerse el pantalón. ¿A quién estoy engañando? No puedo hacer esto.
Avanzando hacia ella, la ayudo a vestirse. Cuando se dobla nuevamente,
agarro mi cabeza en mis manos. Corriendo hacia la mesita de noche, recupero mi
teléfono. Busco el número de Ross. Contesta casi inmediatamente. Son las 4:00 a.m.
Supongo que sabe que es importante. Todos hemos estado esperando que llegue este
día.
―Es hora. ―Es todo lo que digo. Ni siquiera le doy la oportunidad de hablar―.
Necesitamos que vengas. Nos iremos al hospital ahora.
―Estoy en camino ―responde. Gracias jodidamente por eso. Ni siquiera tomo
en cuenta que es un viaje de dos horas. Estoy solo. Depende de mí llevarla al hospital
de manera segura. Mierda.
Finalmente llegamos al auto.
―Mi bolso del hospital ―dice Indiana una vez que se sienta en el lado del
pasajero.
Rayos. Tenía la rutina preparada. ¿Qué diablos está mal conmigo? Esto es el
verdadero asunto, supongo. Necesito recuperarme si voy a llevar a cualquiera de
ellos al hospital en una sola pieza.
Corro escaleras arriba y la agarro. Tirándola a la parte trasera del auto, me
siento.
―¿Cómo te sientes, nena? ―pregunto mientras pongo las llaves en el
encendido.
―Además de las contracciones, sorprendentemente bien. ―Por supuesto que
sí. Llego al final de la calle y voy a mi izquierda―. El hospital está en lo otra dirección
―dice riéndose, señalando a la derecha.
He conducido esta ruta veinte veces en las pasadas semanas, ejecutando mi
práctica a la perfección y ahora ni siquiera puedo recordar qué camino seguir.
Siguiendo las instrucciones de Indi, giro a la derecha.
―¿Sigues bien? ―pregunto, girando brevemente mi cabeza en su dirección.
Tiene una gran sonrisa en su rostro.
―Estoy mucho mejor que tú, parece. ―Me alegra que encuentre esto
divertido―. Toma algunas respiraciones profundas. Me gusta que nos enseñaran a
respirar en las clases de parto. ―La miro como si hubiera perdido la cabeza.
Recuerdo pensar cuando volvimos de las técnicas de respiración en la clase, qué
ridículas eran―. Solo hazlo ―dice poniendo los ojos en blanco―. Ayudará. 382

Sigo su ejemplo mientras comienza a jadear y a tomar grandes respiraciones.


Me siento como un idiota, pero la copio. En minutos empiezo a sentir que me relajo.
Sorprendentemente ayuda. ¿Quién lo sabría?
••••
Han pasado tres horas y todavía sin bebé. La pobre Indi tiene tanto dolor. He
estado frotándole en la espalda durante la última media hora. Ojalá pudiera
intercambiar lugares con ella. Odio que tenga que pasar por esto.
Nuestros padres y mi abuela llegaron hace diez minutos. Han estado
visitándola, pero ahora están en la sala de espera con Meg y Jax. Los llamé y les dije
que Indi estaba en trabajo de parto, y ambos vinieron.
Estamos esperando que el doctor vuelva para controlarla. No estaba
completamente dilatada antes, pero estoy esperando que para ahora lo esté. Quiero
que esto termine para ella tan pronto como sea posible. Quiero conocer a mi hijo.
Hemos estado esperando mucho tiempo para que llegue este día.
Me paro cuando el doctor entra a la habitación. Ayudo a Indi a darse la vuelta
sobre su espalda. Ha estado agachada en cuatro patas mientras hice mi mejor
esfuerzo para aliviarle el dolor de espalda. Pone su mano en la mía mientras el
doctor la revisa.
―Es hora ―dice haciendo contacto visual con ella―. Tan pronto como llegue
tu siguiente contracción, voy a pedirte que comiences a pujar. ―Ella asiente hacia
él antes de hacer contacto visual conmigo. Parece agotada la pobre, pero me da una
sonrisa.
Unos segundos más tarde veo su rostro contraerse de dolor. Esta contracción
la golpea tan duro que gime muy fuerte. Hasta ahora ha estado muy callada. Es tan
jodidamente increíble. Tan valiente. Escuché a la señorita en la sala de partos al lado
prácticamente gritando por todo el maldito hospital por la pasada hora, entonces sé
que Indiana está teniendo esto.
Su agarre en mi mano se tensa mientras la partera se mueve al lado del doctor.
―Puja ―dice. Mi chica hace exactamente lo que le pide. Otro fuerte gemido se
escapa de ella y se levanta un nudo a mi garganta.
―Lo estás haciendo muy bien, nena. ―La aliento, limpiando el sudor de su
frente con la tela fresca que la enfermera me dio antes. No quiso medicamento o lo
que sea. Las rechazó. Admitiré que di algunas respiraciones cuando no ha estado
mirando. Esa es una buena mierda, eso es.
Cuando su siguiente contracción la golpea, el doctor le dice que puje 383

nuevamente. Esta vez grita y me ahogo, y casi me pierdo por eso.


―Lo estás haciendo bien, Indiana ―dice―. Puedo ver la cabeza. ―Sus ojos se
mueven hacia mí―. Ven a echar un vistazo.
No quiero dejar el lado de Indi, entonces sin soltar su mano me inclino y miro
entre sus piernas.
La pequeña cabeza del bebé está volteada hacia el lado, dándome un vistazo
de la mayoría del perfil más angelical que alguna vez he visto. Una mágica sensación
me golpea justo en el pecho. Lágrimas van a mis ojos. Ese es mi hijo.
―Ya casi estás allí, nena ―le digo moviéndome hacia atrás junto a ella y
apoyándome para besar su frente―. Estoy tan orgulloso de ti ―le susurro. Ella
comienza a hacer sus ejercicios de respiración cuando llega la siguiente contracción.
Cuando la suelta otra vez, deja escapar un fuerte gemido. Está en una jodida agonía.
Es tan difícil verla pasar por esto. Aprieta mi corazón. No estaba preparado para
esta mierda. Sabía que no sería una caminata en el parque, no soy tan ingenuo, pero
ver a la mujer que amas con todo tu corazón con tanto dolor, es jodidamente
desgarrador.
―Un empuje más ―dice el doctor. Es el último. El bebé se desliza y entra en
las manos del doctor. El alivio fluye a través de mí. Por fin terminó. Decidimos no
saber el sexo del bebé. Aunque cada vez que íbamos a un ultrasonido, creo que los
dos estuvimos tentados, pero fuimos fuertes―. Es un niño ―anuncia el doctor.
Inclinándome, presiono mis labios en la boca de Indiana.
―Gracias ―susurro contra sus labios. Tengo tanto qué agradecerle. Me salvó.
Me salvó de mí mismo. Le dio sentido a mi vida. Me dio a ella, y ahora un hijo. Una
oportunidad de corregir todos los errores que se cometieron contra mí todos esos
años atrás.
Rayos, tengo un hijo. Soy padre.
Las palabras no pueden describir cuán increíble me siento en este momento.
Después de cortar el cordón, el doctor coloca a nuestro niño en el pecho de Indi.
Lágrimas llenan mis ojos mientras miro la imagen perfecta frente a mí. Mi esposa.
Mi hijo. Toda mi vida. Indiana tiene lágrimas corriendo por su rostro mientras levanta
la cabeza ligeramente y coloca un beso en su frente.
―Hola, pequeño ―susurra―. He estado esperando mucho tiempo para
conocerte. ―Alzando mi mano hacia mi rostro, limpio mis propias lágrimas. Pensé
que el día que Indi se convirtió en mi esposa sería el mejor día de mi vida, pero este
momento definitivamente lo supera. Tengo una familia. Mi hijo tiene un padre que 384
va a quererlo y va estar allí para él cada segundo de cada puto día. Nunca
experimentará lo que tuve que pasar de niño. Nunca sabrá lo que se siente no ser
querido.
Indi será una madre fantástica. Solo hay que mirar el amor y el cariño que
muestra por mí para saber eso. Sus llorosos ojos se encuentran con los míos mientras
su mano se extiende hacia mí. Pongo nuestros dedos juntos mientras me acerca a la
cama.
―Te amo ―dice mientras me inclino y coloco mis labios sobre ella.
―Yo también te amo ―digo contra su boca. Tirando hacia atrás, quito el
cabello de su rostro antes de tomar su mejilla en una de mis manos―. Estoy tan
orgulloso de ti. Gracias por darme un hijo. Por darme una familia. Por amarme
incondicionalmente.
Porque siempre lo hizo.
Una vez que Indi es limpiada y tenemos un poco de tiempo a solas con nuestro
chico, me dirijo a la sala de espera para contarles a los demás.
Mi madre y Meg lloran. Incluso Ross se pone un poco lloroso cuando estrecha
mi mano y me abraza.
―Felicitaciones, hijo ―susurra.
Me siguen de vuelta a la habitación. Después de que nuestros padres sostienen
a su nieto, mi madre se sienta junto a mi abuela en una silla y le pasa el bebé. Veo al
otro lado de la cama. Es un momento tan agridulce. Me recuerda todo lo que me
perdí cuando era niño. Cuando veo caer una lágrima por su mejilla mientras mira a
mi hijo, un nudo se forma en mi garganta.
Me hace preguntarme si esa fue la misma reacción que habría tenido mi abuela
si no se le negara verme cuando nací. Su cabeza se levanta de repente cuando sus
ojos buscan los míos. Ella me da la sonrisa más increíble mientras otras lágrimas se
filtran de sus ojos. Me da la sensación de que estaba pensando lo mismo que yo.
Que el futuro de mi pequeño ya se ve prometedor. Tiene mucho más que de lo
yo tuve el día que nací; dos padres, abuelos y una bisabuela. Que no solo lo quieren,
sino que sé que harán de él el centro de su mundo. Quiero eso para mis hijos, porque
es todo lo que siempre quise cuando era niño.

385
Ocho semanas después...

Indiana
No puedo creer lo emocionada que me siento en el viaje de regreso a casa para
ver a nuestros padres. Bueno, técnicamente ya no es mi casa, pero mi papá y la mamá
de Carter todavía están viviendo en Sídney, por lo que siempre se mantendrá como
386
un lugar especial en mi corazón. Mi hogar ahora, es donde sea que residan mi esposo
e hijo Jaxson. Nombramos a nuestro hijo Jaxson por su tío Jax.
Sídney fue donde nací, donde mi madre dio su último aliento, donde Lassie
vivió, jugó y desafortunadamente murió, donde conocí a Meg, y luego a Carter.
Aunque crecí en mi ciudad natal con increíbles altibajos, no puedo arrepentirme de
nada. En definitiva, me llevó a donde estoy hoy. Me formó en la persona en la que
me convertí. Me dio la increíble vida plena que llevo.
Mis chicos son mi mundo.
Mis revisiones mensuales cada seis meses ahora se han vuelto anuales. El
doctor está bastante seguro de que el cáncer no volverá. Nadie sabe con certeza eso
supongo, pero parece prometedor. Todo lo que puedo hacer es ir a cada examen, y
rezar para seguir obteniendo buenos resultados. Experimento ocasionales dolores
de cabeza, como todos, asumo. Admito que cuando me dio el primero, me preocupé.
No creí que la sensación desapareciera. El cáncer siempre estará en mi mente. Una
vez que el dolor de cabeza se fue sin embargo, sé que eso fue todo. Un dolor de cabeza.
Cuando llegamos a la entrada de la casa de papá, la emoción se asienta en el
fondo de mi estómago. Solo han pasado tres semanas desde que nos vimos, pero lo
extraño. Él y Elizabeth han estado yendo a Newcastle cada pocas semanas desde el
nacimiento de su nieto.
Cada visita es especial. Este es nuestro primer gran viaje lejos de Newcastle
como familia. Aunque mi padre trabajaba muchas horas cuando vivía aquí, lo que
significa que no se verán tanto como nos gustaría, todavía está cerca si lo necesito.
Ahora que vive a horas de distancia, a veces me cuesta. Odio que esté solo. Antes de
alejarme con Carter, éramos solo nosotros dos. Bueno, tiene a Elizabeth al lado,
supongo que eso me da algo de consuelo.
Han sido unidos desde su esposo murió. Se volvieron grandes amigos. Nada
romántico, solo se acompañan se podría decir. Ocasionalmente cenan juntos o van
al cine. Cuando van de visita, por lo general viajan juntos. Ese tipo de cosa. Hace que
estar tan lejos sea un poco más fácil para mí.
―¿Estás emocionada? ―pregunta Carter mientras lleva mi mano a sus labios,
plantando un suave beso en mis nudillos.
―Lo estoy. Nuestros padres estarán tan felices de ver a Jaxson, y sorprendidos
de ver cuánto creció en las pasadas tres semanas.
―Lo estarán ―dice sonriendo antes de volver la cabeza para mirar a nuestro
hijo en el asiento trasero. Me encanta la apariencia que tiene Carter cuando mira a
Jaxson. Raramente frunce el ceño hoy día. Ha llegado tan lejos. Es un padre increíble. 387

―¿Podemos ir rápidamente a ver si papá está despierto antes de ir a casa de tu


madre? ―Nuestros padres no nos esperaban hasta la próxima semana, pero
pensamos que podríamos sorprenderlos.
―Por supuesto ―responde dándome un ligero apretón antes de salir del auto.
Veo a mi hermoso esposo mientras camina alrededor del frente del vehículo hacia
mi puerta. Cambié mi auto por una SUV. Necesitábamos algo más grande ahora que
somos una familia en crecimiento. Carter aún tiene su Monaro. Nunca se deshará de
eso, pero cuando salimos como familia, este es el auto que usamos.
Le sonrío a mi apuesto marido cuando extiende su mano hacia mí,
ayudándome a salir del auto. Es un caballero y me trata como cualquier chica soñaría
ser tratada, como una princesa, como si fuera el centro de su universo, de su
existencia.
Eso es exactamente lo que siento por él también. No puedo expresar con
palabras cuán felices somos. Somos perfectos uno para el otro. Un matrimonio hecho
en el cielo. No hay dudas sobre eso.
Claro, mientras crecía me hizo algunas bonitas cosas horribles, pero estoy
agradecida de haber tenido el sentido de ver directamente a través de él, agradecida
de que me dieran la oportunidad de ver al verdadero Carter Reynolds. El que hacía
un buen trabajo ocultándose del resto del mundo. Desde el momento en que lo
conocí, sospeché que en el fondo todo era una fachada. Como una armadura
protectora para salvarlo de ser lastimado. Tuve razón. Todavía veo ocasionalmente
su lado inseguro, pero ya no me molesta como solía hacerlo. Afortunadamente, con
algo de ayuda de mí, ha abrazado quien es él. Ahora ve el gran esquema de cosas,
es solo una palabra tonta y sin sentido. Una palabra que solo tiene el poder de
definirte si la dejas. Técnicamente puede ser un bastardo, pero para mí es un hombre
hermoso, amable, dulce, atento, increíblemente leal y un adorable bastardo. Su lista de
cualidades es interminable. A pesar de la vida que llevó, estoy orgullosa del hombre
en el que se convirtió. No lo habría aceptado de otra manera. Sé que lo hago feliz,
igual que él me hace feliz a mí.
Después de que Carter deja a LJ fuera del auto, lo lleva por el costado de la
casa, dejándolo suelto en el patio trasero. Es un gran perro, y tan protector con el
bebé. Cuando Carter viene de regreso a mí, desliza sus brazos alrededor de mi
cintura. Tirándome contra él, planta un suave beso en mis labios. No creo que alguna
vez pierda este sentimiento que tengo en sus brazos. Todavía tiene el poder de
acelerar mi corazón.
―¿Estás bien? ―pregunta sonriéndome.
388
―No podría estar mejor ―respondo.
Apretando su abrazo, presiona sus labios en mi frente.
―Sí, yo también, nena. ―Soltándome, abre la puerta de atrás y agarra a
nuestro pequeño de su asiento de bebé. Carter inmediatamente entierra sus labios
en las suaves mejillas regordetas del rostro de Jaxson. Calienta mi corazón mirarlos
juntos―. ¿Estás listo para ver a tus abuelos de nuevo, pequeño campeón? ―le
susurra a nuestro hijo. Así es como lo llama, “pequeño campeón”. Es asombroso. Se
esfuerza por ser todo lo que soñó tener cuando era chico. Ya estamos hablando sobre
intentar tener otro.
Sonriéndoles a mis chicos, saco mis llaves de mi bolsa mientras caminamos por
los primeros escalones. No toco en caso de que papá siga durmiendo. La casa está
completamente callada cuando caminamos por el frente de la puerta. Supongo que
todavía está en la cama.
Caminando en silencio, conduzco a Carter hacia la cocina. Puedo alimentar a
Jaxson mientras esperamos a que se despierte. Cuando doblo la esquina me detengo.
Carter va directo a mi espalda, casi dejándome boquiabierta. Escucho su risa detrás
de mí cuando mira lo que veo. Estoy segura de que mi barbilla está ahora
descansando en el piso. Suavemente le doy un codazo en el estómago para calmarlo.
No puedo creer lo que estoy viendo. Justo enfrente de nosotros, están nuestros
padres.
Digamos que en una posición muy comprometedora. Mi padre tiene a
Elizabeth tendida sobre la superficie de la mesa de la cocina. Santa mierda. De
repente siento la necesidad de cerrar los ojos. Supongo que su amistad creció en algo
más. A amigos con beneficios. Por cierto están mirando hacia los ojos del otro, diría
que era un poco más que eso sin embargo. Se ven lindos para mí.
Mierda, Carter. Estoy esperando que me empuje fuera del camino y ataque a
mi papá por lo que le está haciéndole a su madre. Vacilante, miro por encima del
hombro. Estoy sorprendida de encontrarlo sonriendo. No es una sonrisa pequeña
tampoco. Está radiante.
Supongo que está bien con esto.
Tan horrorizada como estoy de la vista ante nosotros, me nace una sonrisa
también. A decir verdad, me gusta la idea de ellos juntos. En mi corazón,
secretamente deseé esto. Son perfectos para el otro. Alcanzando mi mano
instintivamente cubro el rostro de nuestro hijo. Es solo un bebé, pero todavía no
quiero que vea lo que los abuelos están haciendo.
389
Están tan perdidos uno en el otro que ni siquiera notan que estamos parados
aquí.
Muevo la cabeza hacia Carter gesticulándole para irnos. No quiero molestarlos.
Pero Carter es Carter, y tiene otras ideas. Se aclara la garganta ruidosamente.
Nuestros padres balancean sus cabezas en nuestra dirección al unísono. El rostro de
Elizabeth se pone rojo brillante. Mi padre por el otro lado, se ve absolutamente
horrorizado. Es invaluable.
―Atrapados ―dice Carter, y ambos reímos.
Oh. Mi. Dios. Atrapados es una subestimación

Once meses después...

Carter
Al salir del auto, me dirijo al interior.
―Te ves preciosa ―le digo inclinándome hacia adelante y colocando mis
labios en su mejilla cuando me saluda en la puerta.
―Y tú te ves muy guapo ―dice en respuesta, colocando su frágil mano al lado
de mi rostro―. ¿Mi nieto no se ve guapo? ―dice mi abuela, girando hacia la linda
cuidadora que está haciendo su cama.
―Sí, lo es ―dice sonriéndome. Me mira como si quisiera arrancar este traje con
sus dientes. Le doy una mirada con optimismo que dice: Lo siento amor, estoy
tomado. Tengo a la única mujer que alguna vez tendré esperando en mi casa. Mi
alma gemela, mi esposa, la mamá de mi bebé.
―¿Lista para irnos abuela? ―pregunto sonriendo hacia ella. No puedo
describir la sensación que tengo de tenerla en mi vida. Solo desearía que hubiera
sido toda mi vida, no solo en los últimos años. Es una mujer tan asombrosa. Mi
abuelo nos robó a todos tanto con su terca cabeza de cerdo, con su estrechez de
miras. Lo odio por eso.
Pero hoy es un día de nuevos comienzos, un tiempo para mirar hacia adelante, 390
no atrás. Hoy mi vida da un giro para mejor, porque mi madre se casará con Ross.
En poco más de una hora, él se convertirá oficialmente en mi papá. El padre que
siento que esperé toda mi vida. No podría estar más feliz por mí, y por mamá.
Finalmente obtendrá al hombre que merece, y yo tendré la figura paterna que
siempre he querido.
Ambos tenían enormes reservas sobre casarse. Solo porque Indi y yo ya
estábamos juntos, pensaron que atar el nudo, sería tabú. Qué mierda de mierda. Indi
y yo lo discutimos por un minuto. Queríamos esto para ellos. Son perfectos uno para
el otro. Crecí toda mi vida sin un padre, e Indi solo tuvo a su madre durante unos
pocos años, así que esto era un ganar-ganar para todos nosotros. Ellos vivirán sus
días felices, enamorados y juntos. Indi y yo conseguimos tener dos padres ¿Cómo
podría ser eso tabú?
―Voy a agarrar mi bolso ―dice mi abuela. Cuando regresa entrelaza su brazo
a con el mío y caminamos hacia la puerta. Mi abuela ahora vive en una casa de retiro.
Bueno, es más como una construcción de apartamentos de lujo para personas de más
de sesenta. Tiene dos dormitorios completamente solos en una unidad autónoma.
Tiene un comedor comunitario y un equipo de cuidadores que viven en el sitio para
cuidar a los residentes. Se cansó de vivir en esa gran casa sola.
Todavía tiene su independencia aquí, pero también mucha compañía de
personas de su propia edad. Para ser honesto, nunca me sentí cómodo visitándole
en esa otra casa. Aquí, no tengo ningún reparo o lo que sea.
A medida que avanzamos por el corredor, y personas mayores caminan hacia
nosotros, sonríen ampliamente cuando sus ojos aterrizan en mi abuela.
―Bueno, no te ves encantadora, Evelyn ―dice uno deteniéndose frente a
nosotros. Estira la mano, y se la lleva a su boca, y mi abuela se ríe como una colegiala.
Mirándola, la veo sonrojarse. Siento que mis labios se elevan en una sonrisa. Este
viejo amigo es muy suave, un verdadero mujeriego, puedo decir. Mi abuela parece
muy afectada por él.
―Gracias, Arthur ―responde con un revoloteo de sus pestañas. Al diablo.
¿Las mujeres todavía hacen esa mierda a esta edad?
De pie en un incómodo silencio, observo mientras estos dos se hacen ojos al
otro. Odio romper su momento, pero tenemos que irnos.
―Realmente deberíamos irnos, abuela ―interrumpo aclarando mi garganta.
―¿Volverás a tiempo para la cena? ―pregunta Arthur, sus esperanzados ojos
fijos en los de ella.
391
―No. Me temo que no. Iré a la boda de mi hija. No volveré hasta más tarde
esta noche. ―Tengo que contener mi risa cuando baja la mirada. Él definitivamente
tiene algo por ella. No estoy seguro cómo me siento acerca de eso―. Estaré aquí para
el desayuno en la mañana sin embargo.
De acuerdo, ahora él está sonriendo de nuevo. Es amable, agradable y
espeluznante. ¿No es demasiado viejo para esta mierda?
―Te guardaré un asiento ―dice mientras la guío lejos. Debo abstenerme de
poner los ojos en blanco por ellos, pero es bueno que tenga compañía cuando no está
cerca de mí, asumo. Parece ser extremadamente feliz con su vida aquí. Cuando miro
hacia ella, la encuentro sonriendo felizmente.
Verla así me hace tan feliz. Sé de primera mano lo maravilloso que se siente
estar enamorado.
―¿Debo traer mi escopeta aquí, abuela? ―pregunto mientras nos dirigimos
hacia la entrada principal donde el automóvil está esperando. No es que tenga una,
pero sé que entiende el significado detrás de mis palabras cuando juguetonamente
pega mis brazos y se ríe.
―No seas tonto. Arthur es encantador. Un verdadero caballero. Siempre está
cuidándome. ―Ese puede ser el caso, pero todavía voy a mantener mi mirada alerta
de ahora en adelante. Viendo por encima mi hombro, veo que está silbando mientras
se aleja de nosotros. Sonrío, sacudiendo la cabeza.
Arthur, estás oficialmente en mi radar, amigo.
••••
Cuando llegamos a casa, ayudo a mi abuela a salir del auto y la conduzco hacia
la parte posterior de la propiedad.
Indi es la madrina de mi madre hoy, y Ross me pidió que fuera su padrino.
Esta mañana Ross y yo limpiamos todo del patio trasero para la recepción de hoy
más tarde. Contrataron servicio que ya está en la casa preparando la comida para la
recepción que seguirá a la ceremonia. También montamos una glorieta blanca junto
al lago. Ahí es donde intercambiarán sus votos. Megan vino mientras mamá e
Indiana estaban en el peluquero, para ayudar a decorarla. Forró los bordes exteriores
con tul blanco y una larga guirnalda de rosas de seda blanca. Hace que se vea más
nupcial, supongo.
Cada vez que estoy en el lago cerca del muelle, me trae tantos recuerdos. Fue
el lugar en que Indiana me dio su mejor regalo: Su virginidad. A cambio, le di mi
corazón.
También fue la noche en que las cosas cambiaron para mí, para siempre. 392
Pensándolo ahora, sé qué es lo mejor que podría habernos pasado.
Si me hubiera quedado, no estoy seguro de que hubiéramos durado. Mi cabeza
estaba en un mal lugar, y estaba consumido por la ira. Alejarme me dio la
oportunidad de crecer. La oportunidad de ver cuánto la necesitaba. Cuando volví,
estaba listo. Era un mejor hombre, más digno.
Mi madre vendió la casa de Pendejito hace seis meses y se mudó con Ross. No
estuve nada triste ver ese lugar irse. Al menos cuando Indi y yo volvemos a casa
para quedarnos ahora, ya no tengo que sentirme incómodo. Ross incluso empacó la
habitación que solía compartir con la madre de Indiana. Se convirtió en un cunero
para sus nietos.
Bueno, es la habitación de Jaxson por ahora, pero la compartirá con su
hermanito, Levi, cuando nazca.
Si me salgo con la mía, tendrán que extender la casa con todos los nietos que
planeo darles. Jaxson tenía solo unos pocos meses cuando estuve sobre Indiana de
nuevo. No puedo explicar la sensación que tengo de verla llevando a mi hijo, pero
me encanta.
―Papá-pa ―chilla Jaxson desde los brazos de Ross cuando me ve. Cuando
Ross lo baja, extiendo mis manos hacia él mientras viene inestablemente hacia mí.
Todavía está tratando de encontrar sus pies. Solo comenzó a caminar hace algunas
semanas.
Ross agarra la mano de mi abuela, guiándola hacia las sillas que están cerca del
mirador.
―Gracias, papá ―digo sonriéndole. Me pidió que lo llamara papá el día que
Indiana y yo nos casamos. No lo dudé. Es uno de esos conmovedores momentos en
tu vida que nunca olvidas; como el día en que Indiana se convirtió en mi esposa, el
día en que mi hijo nació, y el día en que mi abuela me recibió con los brazos abiertos.
Está bien con ellos―. Hola, campeón ―le digo mientras tomo a mi niño pequeño en
mis brazos y entierro mis labios en su mejilla suave y gordita. Adoro a este pequeño,
tanto. Mi verdadero padre no supo lo que se perdió cuando se alejó de mi madre
cuando estaba embarazada. Nada supera la sensación de ser padre. Nada.
Jaxson se ve tan lindo en el pequeño traje que mi madre le hizo hoy. Estoy
sonriendo mientras miro hacia sus grandes ojos verdes. Son exactamente como los
de Indi.
―No ―chilla, tirando de su corbata con frustración. Te escucho, amigo. Yo
malditamente la odio también.
393
―Tienes que dejarla hasta que abuela y pa se casen ―digo con calma, quitando
su regordeta manita del agarre mortal que tiene sobre ella.
―No ―dice, frunciendo el ceño y volteando hacia mí. Me hace reír. No solo
heredó la mirada de su madre, también heredó el temperamento y la terquedad. Está
cerca de su hora de siesta, por lo que no ayuda a su estado de ánimo tampoco. Saco
su biberón de mi bolsillo, retiro la tapa y la pego a su boca. Siempre llevo uno
conmigo. Es un puto regalo del cielo a veces.
Caminando hacia la silla, tomo su oso de peluche y se lo doy. Lo acurruca en
su pecho. Espero que lo distraiga hasta que la ceremonia haya terminado.
―Están listos ―grita Meg mientras camina hacia nosotros antes de tomar a
Jaxson de mis brazos. Sopla en su cuello para distraerlo cuando intenta protestar.
Miro mientras va hacia Drew, quien está sosteniendo a su hija Isabella. Nació cuatro
semanas después que Jaxson. Indiana soltó lágrimas de alegría cuando Megan llamó
a su niña como la mamá de Indi. Fue muy conmovedor.
―¿Estás listo, papá? ―pregunto mientras agarro su hombro.
―Nunca más listo. ―Sonríe mientras ambos caminamos y nos paramos
delante del celebrante del matrimonio. Solo hay treinta invitados aquí hoy;
principalmente los chicos del trabajo de Ross y algunos vecinos. Querían mantenerlo
pequeño e íntimo.
Cuando la música comienza, mis ojos se mueven a Indiana mientras camina
hacia nosotros. Todavía me quita el aliento después de todo este tiempo. Su cabello
está tirado en un moño arriba de su cabeza, con algunos rizos sueltos cayendo sobre
su bonito rostro. Está usando un vestido color rosa suave sin tirantes, acentuando
su espectacular figura. Luego cae sin apretarse hasta sus rodillas acomodando su
gran forma. Levi vendrá a este mundo la próxima semana.
Los dos estamos ansiosos por su nacimiento. Su sonrisa se ensancha cuando
sus ojos encuentran los míos.
―Te amo ―digo cuando se acerca. No es hasta que está parada frente a
nosotros que mi mirada se mueve hacia mi madre. Está usando un vestido marfil
que está cubierto de encaje. Se ve hermosa y muy feliz. Calienta mi corazón el verla
así. Me muevo para ver a Ross, cuyos ojos llorosos están pegados a mi madre
mientras va hacia él.
El amor que tiene por ella irradia. Me forma un nudo en la garganta. Quiero
tanto a este hombre. Creo que he estado deseando esta boda tanto como la mía.
Finalmente, mi madre no solo tiene el día de la boda que se merece, sino al hombre
también.
394
••••
Una vez que se intercambian los votos, la calma se asienta sobre mí. Sé que
estoy justo donde debería estar, donde estaba destinado a estar. Todo lo que soporté
sobre mi vida estaba destinado a suceder. Me ayudó a ser el hombre que soy hoy.
Me hace apreciar todo lo que tengo ahora, mucho más.
Por la mayoría de mi vida, solo conocí el amor de una persona, mi madre.
Ahora estoy rodeado de él. Me siento el hombre más rico del mundo. Finalmente
estoy completo. Tardé veintiséis años en llegar aquí, pero finalmente llegué. De este
día en adelante ya no me consideraré un bastardo. Tengo una madre y un padre
quienes me quieren tanto como yo los quiero. Tengo a la mujer de mis sueños a mi
lado, a mi hijo Jaxson a quien adoro, y a nuestro segundo hijo en camino. La vida no
podría ser más dulce. Mi corazón está tan lleno, que ya no hay lugar para la
oscuridad que una vez me consumió. Gracias a mi luz de sol, Indiana, estoy lleno de
luz...
Hasta las profundidades de mi alma.
••••
Después de comer, nuestros padres se dirigen a la pista de baile para el vals
nupcial. Bailarán “Only you”, cantada por The Platters. Indi y yo estamos al lado de
la pista de baile y los vemos. Se ven muy felices. Muevo mis brazos alrededor de la
cintura de mi esposa desde atrás, descansando mi barbilla en su hombro mientras le
froto suavemente el vientre.
―¿Estás feliz? ―le pregunto, volviendo la cabeza ligeramente para colocar un
suave beso sobre su mejilla.
―Extremadamente. ―Suspira, entrelazando los dedos sobre los míos.
―Igual. ―Mi sonrisa crece, porque a la mierda, lo estoy. Indiana
repentinamente inclina el cuerpo a la derecha, mientras su mirada se mueve hasta
el piso.
―Mierda ―escucho murmurar.
―¿Qué pasa, nena? ―pregunto siguiendo su línea de visión. Incluso no
necesita responder porque puedo verlo por mí mismo. El pánico se levanta dentro
de mí. Aquí vamos de nuevo.
―Mi fuente simplemente se rompió.
Oh joder...

395
Siguiente libro

396

Luckiest Bastard (Bastard #1.5)


Han pasado dos años desde que el bastardo reformado Carter, y su preciada
esposa, Indiana, tuvieron su feliz para siempre en BASTARD.
Dos años y dos hijos después de su feliz final en BASTARD, Carter e Indiana
se han establecido en la vida matrimonial después de sus tumultuosos pasados.
Pero, un evento impactante amenazará todo lo que aprecian.

Contiene:
LUCKIEST BASTARD, una novela corta con HEA.
PRIMERA NAVIDAD BLANCA, una historia extra.
J. L. Perry es una madre y una esposa. Ella
nació en Sídney, Australia en 1972, y ha vivido allí
toda su vida. Su amor por la lectura, desde una
edad temprana, le dio la pasión de escribir. My
Destiny fue escrito originalmente para su hermana,
en 2013. Nunca fue pensado para ser publicado. Sin
embargo, después de terminar este libro, sintió que
aún quedaba mucho por contar de la historia de Brooke y Logan. Esto la inspiró a
escribir My Forever. Con el apoyo de su familia y amigos, decidió seguir su sueño y
convertirse en una autora publicada.
397
Ese sueño se realizó el 6 de junio de 2014.
My Destiny es su novela debut en la serie Destiny. My Forever es la conclusión
de este libro. Su tercer libro Damaged - Jacinta's Story, fue lanzado el 15 de octubre
de 2014. Esta es una lectura independiente, pero está basada en un personaje de My
Forever. Su cuarto libro, Against All Odds, también es una lectura independiente.
Está basado en la hija de Brooke y Logan, Angel. Fue lanzado el 27 de mayo de 2015.
Bastard, su quinto libro, fue lanzado el 14 de septiembre de 2015 y se convirtió en el
número uno en ventas. En noviembre de 2015, firmó un contrato de 5 libros con el
gigante de la publicación Hachette. Luckiest Bastard fue publicada a través de ellos
el 7 de diciembre. Bastard ahora ha sido traducido a otros dos idiomas, francés y
húngaro, ambos libros saldrán a la venta a principios de 2017. JL's # 1 Bestseller
Hooker fue lanzado el 31 de mayo de 2016. Jax, también alcanzó el # 1 de la lista best-
seller después de su lanzamiento el 27 de noviembre de 2016. JL tiene tres libros más
para su lanzamiento en 2017. The Boss, Nineteen Letters y The Deal.
El amor de J. L. por el romance y los finales felices es una combinación perfecta
cuando se trata de escribir sus bellas historias de amor.
398

Das könnte Ihnen auch gefallen