Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
2
Moderadora :
Nelly Vanessa
Traductora Correctoras
3
Es curioso cómo un momento fugaz en el tiempo puede cambiarte. Una estúpida, loca,
palabra jodida puede definirte. No lo supe en ese momento, pero después de ese día las cosas
cambiaron, yo cambié. Solo tenía cinco años el día que supe que era un bastardo, y tristemente
mientras los años pasaron, eso es exactamente en lo que me convertí.
Parte I 10
En el presente…
Carter
Poniendo la última de las cajas en el maletero del auto, me giro y le doy una
mirada final al único lugar al que llamé casa. El lugar donde he vivido los últimos
diecisiete años de mi vida. Claro, es solo un viejo bloque de apartamentos de mierda, 11
pero es mi casa. Es todo lo que he conocido. Estoy malditamente enojado de que me
estén obligando a dejarlo. He estado temiendo este día. Odio tener que vivir con ese
pendejito al que mi madre ahora llama marido.
Gracias a Dios solo será por seis meses. Entonces cumpliré dieciocho años;
finalmente me convertiré en un adulto legal. Pueden estar seguros como el infierno
que lo primero que haré, será volar de ese lugar olvidado de Dios. Mi madre tiene a
ese cabrón para cuidarla ahora. Ya no me necesita.
Comenzó a salir con John Shepard hace seis meses. Fue un romance torbellino,
podrían decir. Supongo que ha estado sola desde que nací, por lo que realmente no
puedo culparla por querer un compañero. Siempre hemos sido solo nosotros dos. Al
principio, como que me gustó la idea de tener una figura paterna alrededor, pero
mis esperanzas pronto se desvanecieron cuando llegué a conocer a Pendejito. Ese es
mi sobrenombre para él. Le queda perfecto.
Vi la diferencia en ella cuando volvió a casa después de haber salido con él. Se
veía más feliz. Emocionada. Como si estuviera flotando o alguna mierda. Me gustó
verla así. Se merecía la felicidad.
Se habían estado viendo por algunos meses antes de que lo trajera a la casa
para conocerme. Mantuve mi mejor comportamiento la primera vez que nos
encontramos. Lo hice por ella. Él fue muy agradable hasta que ella salió de la
habitación por unos minutos para traernos bebidas. La forma en que me vio de
arriba abajo con desdén instantáneamente hizo que mis sospechas fueran en
aumento. A medida que pasaba el tiempo, esas miradas se volvieron comentarios de
odio. Al principio no había hecho nada para provocarlos. Supongo que solo le caí
mal sin razón. Tal vez porque era un bastardo. ¿Quién sabe? Estaba acostumbrado
al rechazo. Me había enfrentado a él mi vida entera.
El amor de mi madre siempre ha sido incondicional. Incluso cuando actuaba
mal, todavía me quería, todavía le importaba. Siempre estaré agradecido por eso.
Ella ha pasado por mucho conmigo a lo largo de los años, pero sus sentimientos por
mí nunca han vacilado. Ni una sola vez. Yo era nada para Pendejito, supongo. Solo
una espina en el costado. Alguien interponiéndose en su camino para estar con mi
madre.
Estuve destrozado cuando le propuso matrimonio y ella aceptó, pero no le dije
cómo me sentí. No iba a estallar su burbuja. Se merecía la felicidad después de todos
los sacrificios que había hecho por mí a través de los años. No iba a pararme en su
camino.
El día en que finalmente le puso el anillo en el dedo, fue el mismo día que dio
12
a conocer sus verdaderos sentimientos por mí. Tuvieron una ceremonia civil de
mierda en la oficina de Registro. Era el primer matrimonio de mi madre. Se merecía
mucho más que eso. Ni siquiera quería asistir, pero ella me quería allí, así que por
su bien tuve que sonreír y soportarlo.
Después, los tres nos dirigimos a un buen restaurante para un almuerzo de
celebración. Bueno, ellos estuvieron celebrando. Estoy seguro de que yo no lo hice.
Mi mamá le pidió a Pendejito que se detuviera en la pastelería local para poder
comprar un buen pastel para llevar. En el momento en que estuvo fuera del auto,
me dio una mirada de odio a través del espejo retrovisor.
―Amo a tu madre ―me dijo―, pero no pienses ni por un minuto que algo de
ese afecto se extiende a ti, porque no lo hace. En mi opinión, eres la parte no
bienvenida del paquete. ―Odio admitirlo, pero sus hirientes palabras me dolieron.
Solo sirvieron para hacerme sentir aún peor.
¿Por qué era una persona tan difícil de querer?
Antes de que tuviera la oportunidad de cerrar el maletero, mi padrastro se
asomó desde la ventana del lado del conductor.
―Date prisa, hijo. No tengo todo el día ―burlándose sarcásticamente. Juro que
hace mierda como esa para provocarme. Mi cabeza se mueve en su dirección.
―No soy tu hijo. Será mejor que recuerdes eso, viejo ―respondo,
entrecerrando los ojos―. Si movieras el culo y me ayudaras en lugar de sentarte allí
gritando órdenes toda la tarde, hubiéramos terminado hace horas.
Echando la cabeza hacia atrás, se ríe de mi comentario. Actúa tan dulce en
frente de mi madre. Ella se enamora de su patética mierda todo el tiempo. La verdad
es que es un falso asno de mierda. Tan pronto como mi madre se da la vuelta, me
trata como una basura. Ella podría amarlo, pero yo no. Malditamente lo odio. Estos
serán los seis meses más largos de mi vida.
Cerrando de golpe el maletero, voy hacia el lado del pasajero del auto.
―Limpia tus malditos pies antes de entrar en el auto ―grita. Juro que, si
hubiera alguna mierda de perro cerca en este momento, la pisaría solo para
fastidiarlo.
Suspirando, hago lo que me pide antes de sentarme en el lado del pasajero.
―Pendejo ―murmuro en voz baja.
―Vigila esa boca inteligente, chico. No voy a tolerar que hables así en mi casa,
y especialmente frente a tu madre. ―Nunca le hablaría así a mi mamá. Con él, sin
embargo, es una historia totalmente diferente.
13
Ignorándolo, vuelvo la cabeza mirando por la ventana, echando un último
vistazo a mi casa cuando se retira del camino.
Cristo, ni siquiera he tenido veinticuatro horas con él y ya quiero golpearlo. No
dice ni una palabra en el trayecto a su casa. Estoy agradecido por eso. Mi estómago
está en nudos. Vivir con este pendejo será puro maldito infierno. No tengo idea de
lo que mi madre ve en él, pero sorprendentemente la hace feliz. Esa es la única razón
por la que sigo esta mierda. Lo estoy haciendo por ella, por ninguna otra razón.
Después de todo, se ha sacrificado por mí y merece ser feliz.
Toma una hora en auto de mi viejo barrio a las puertas del infierno. Mierda,
necesito un cigarro. Tan pronto como llegamos a la calle, a la que ahora llamaré casa,
mi ritmo cardíaco aumenta. La calle está alineada con casas perfectas, con jardines
perfectos y arbustos cuidados.
Ya odio estar aquí.
―Este es tu nuevo hogar, mi hogar. Recuerda eso ―dice Pendejito cuando
camina por el camino de entrada.
―Malditamente lo haré ―respondo mientras salgo del auto antes de que tenga
la oportunidad de decir otra palabra. Me dirijo a la parte posterior del vehículo para
sacar las cajas. Por supuesto, ese jodido perezoso va directamente dentro. Creo que
estaré haciendo todo el trabajo de nuevo.
Imagínense eso.
Cuando voy a abrir el maletero, me detengo al escuchar la risa. Pura, dulce,
risa enfermiza. Mi cabeza voltea en dirección de donde vino, y es entonces cuando
la veo. Bueno, en realidad, lo primero que veo es su pequeño trasero apretado. Está
inclinada dándole palmaditas a un perro, usando un sexy pantalón corto. Apartando
mis ojos de ella, los aterrizo en el perro. Es un pastor alemán de pelo largo.
El perro perfecto.
Al crecer siempre quise un perro así, pero viviendo en un edificio de
apartamentos que no permitía animales grandes, fue imposible.
Cuando la chica se endereza, mis ojos se mueven hacia su cabello largo y
oscuro que ahora cae en cascada por su delgada espalda. El sol brilla sobre él,
iluminándolo. Me encuentro deseando que se dé la vuelta para poder ver su rostro.
No lo hace, así que mi mirada vuelve a bajar a su culo. Demonios, qué culo.
Imágenes de mí envolviendo su cabello alrededor de mi muñeca mientras la
doblo, golpeándola por detrás entran en mi mente. Hacen que mi pene se revuelva.
Jesús, ¿por qué dejo que mis pensamientos vayan allí? Su cuerpo podría ser grandioso, 14
pero eso no significa que su rostro lo sea también. Supongo que, si le diera desde
atrás, eso no sería realmente un problema de todos modos.
Observo mientras levanta su brazo, tirando la pelota por el patio. Tiene un
lanzamiento bastante bueno para una chica. El perro gira, corriendo hacia la pelota.
Cuando va de regreso casi la tira por su emoción. Ella comienza a reír de nuevo, y
siento las esquinas de mis labios levantarse en una sonrisa mientras los miro.
―Buen chico ―dice ella en una dulce voz mientras le rasca detrás de las
orejas―. ¿Quién es un buen chico? ―Cuando el perro se da cuenta de que estoy allí
de pie mirando, deja caer la pelota de su boca y trota en mi dirección.
―Hola, chico ―le digo, tendiéndole la mano para que la olfatee. Parece
amistoso, así que me estiro, pasando los dedos a través de su larga melena. Puedo
sentir mi sonrisa ensancharse. Sonreír es algo que no hago usualmente.
―Lassie. ―Oigo que grita, haciendo que mi sonrisa se convierta
instantáneamente en una mueca. Tiene que estar jodidamente bromeando. ¿Lassie?
Tuvo la audacia de nombrar a este perro genial Lassie. ¿En qué demonios estaba
pensando? Se parece más a un Rambo o un Butch, definitivamente no a un puto
Lassie.
―Pobrecito ―le susurro, mientras le rasco detrás de las orejas―.
Probablemente estará cortando tus bolas después y poniendo una maldita diadema
en tu pelo.
Mi cabeza se voltea y mi frente se surca mientras ella viene hacia nosotros. Al
diablo si su rostro no es tan hermoso como ese delicioso cuerpo suyo. Juro que mi
mandíbula se relaja cuando se acerca. Es una maldita niña. Sus largos cabellos
oscuros, su rostro angelical. Sus grandes ojos están rodeados de pestañas gruesas y
oscuras. Su piel cremosa es perfecta, me pica solo por tocarla. Mis ojos se dirigen
hacia sus senos. Son algo pequeños, pero más de un bocado sería un desperdicio,
supongo. Tiene una pequeña y linda nariz de botón que hace que quiera chuparla
en mi boca.
De acuerdo, tal vez el último comentario fue un poco exagerado. Eso es solo
mi yo bastardo levantando su fea cabeza. Es un mecanismo de defensa que
desarrollé y dominé a través de los años. Una barrera que puse en su lugar. Odio
que ya esté haciéndome sentir cosas que no quiero. Aprendí a lo largo de los años
que, si no puedes sentir, no te pueden lastimar. Si voy a estar viéndola a diario,
necesito cortar esta mierda desde la raíz ahora mismo antes de que se salga de
control.
15
―Hola, debes ser Carter. Tu mamá me dijo que te mudarías hoy. ―Su belleza
me dejó sin palabras.
¿Qué demonios?
Recuperándome, me enderezo a toda mi altura, elevándome sobre su pequeña
figura. Sus regordetes labios sexys como la mierda se curvan en una sonrisa mientras
sus hermosos ojos verdes se encuentran con los míos.
―Soy Indiana. Tu nueva vecina ―dice dulcemente extendiendo su mano hacia
mí.
Que comience el juego.
Es hora de alejarla antes de que se acerque demasiado. Se llama auto
preservación. Aprendí hace mucho tiempo, que disminuye la picadura si rechazo a
alguien antes de que tengan la oportunidad de hacérmelo.
Mi mirada se mueve hacia su mano extendida luego vuelvo a su rostro.
―¿Llamaste a tu perro Lassie? ―gruño―. ¿En qué demonios estabas
pensando? Ese es un nombre de marica para un perro como este. Te das cuenta de
que es macho, ¿verdad?
Su dulce boca se abre sorprendida y sus bonitos ojos verdes se amplían antes
de entrecerrarse.
―El perro que salía en las películas de Lassie era macho también, sabes
―responde, doblando los brazos sobre su pecho. Si está tratando de parecer dura,
está fallando miserablemente. Cruzando los brazos solo logra empujar más sus
pequeños y alegres senos. Siento mi pene crecer con la vista, y eso me molesta como
el infierno. Odio cómo está teniendo ese efecto en mí.
Al abrir el maletero, me estiro para sacar una caja y colocarla frente a mí. Lo
último que quiero que vea es la maldita erección que me acaba de dar.
―¿Cuál es tu problema de todos modos? ―pregunta, sus ojos se encuentran
con los míos otra vez―. No estás dejando exactamente una gran primera impresión.
Casi quiero sonreír por su maldita actitud, pero no hay manera en el infierno
que le dé esa satisfacción.
―Me importa una mierda lo que pienses de mí, niña. ¿Por qué no corres y
juegas con tus muñecas como una buena chica?
Realmente estoy luchando por no sonreír ahora mientras sus ojos se abren con
incredulidad por la forma en que estoy hablando con ella. Cuando sus labios se
abren formando una pequeña O perfecta, todo lo que puedo pensar es en que tiene
la boca más follable que he visto jamás. Ese pensamiento solo hace que mi pene se 16
17
Indiana
Golpeando la puerta de entrada, arremeto por el pasillo hacia la parte posterior
de la casa.
―Sal, muchacho ―le digo a Lassie una vez que abro la puerta de vidrio. Me
siento tan decepcionada. No puedo creer que realmente deseara conocer a ese
tarado. Nadie ha sido tan grosero conmigo. Nunca.
No es nada como esperaba. Bueno, realmente no sé lo que esperaba.
18
Ciertamente no lo que obtuve. Es un idiota, claro y simple. Un estúpido grosero y
egoísta. Y por mucho que odie admitirlo, pecaminosamente atractivo. ¿Por qué tiene
que ser tan guapo?
Es tan alto y tan construido. Cada hediondo centímetro de él. Su cabello oscuro
e inquietantes ojos color chocolate solo le agregan atractivo. Su lindo hoyuelo en la
mejilla izquierda. Sus dientes blancos perfectamente rectos se suman a su sonrisa
iluminadora. Bueno, lo hacen cuando sonríe. Odio admitir que es precioso incluso
cuando frunce el ceño. Para colmo, tiene el rostro perfectamente cincelado, al que en
serio me gustaría darle una bofetada en este momento, por cierto.
Esa parte definitivamente me tomó por sorpresa. Claro que conocí a muchos
chicos atractivos antes. Nada que pueda compararse con él, sin embargo. Se eleva
sobre mi pequeño metro sesenta. Su cabello oscuro y ojos se adaptan a su persona
igualmente oscura. Es una pena que no tenga la personalidad que acompaña su
apariencia. Si lo hiciera, sería perfecto.
Inesperadamente, sentí una instantánea atracción hacia él. Eso fue hasta que
abrió su maldita boca. Dios, estoy tan enojada ahora mismo. ¿Cómo pude dejarlo
meterse bajo mi piel así? Estúpido. Casi lo siento por él. Dije casi. Loco, lo sé. Juro que
vi algo en él. No puedo explicar qué. Era casi como que el ser un bastardo fuera un
acto, un frente. Podría estar equivocada. Seguramente nadie podría ser
naturalmente grosero y cruel. Su madre parece tan dulce.
Me alegra que mi padre no esté en casa por el momento. Odiaría tener que
explicarle mi repentino mal humor. Estaría furioso si supiera cómo acaba de
hablarme Carter. Me dirijo hacia mi habitación. Necesito mi iPod. La música puede
ser lo único que puede calmarme. Al menos, puede ayudarme a ocupar mi mente,
así no tengo que pensar en mi nuevo vecino del infierno. Pensé que el Sr. Shepard
tenía ese título, pero su nuevo hijastro acaba de llevarse el premio.
Después de colocarme mis auriculares, subo el volumen al máximo. También
agarro el iPad de mi escritorio y me muevo a mi lugar favorito en mi habitación, el
asiento en la ventana que mi papá construyó para mí. Este es mi lugar feliz. Me
siento aquí por horas todos los días. Aunque la ventana de mi habitación está al
costado de la casa, está hacia la parte de atrás, así que puedo echarle un vistazo al
lago en el lado posterior de nuestra propiedad.
Iniciando sesión en mi cuenta de Facebook, le envío un mensaje privado a mi
mejor amiga, Meg. Si alguien puede animarme, es ella.
Yo: ¿Estás por ahí?
Meg: Por supuesto. Sabes que vivo aquí. LOL. ¿Qué pasa, chica bonita?
Yo: Acabo de conocer a mi nuevo vecino. 19
24
Carter
Me siento y la miro caminar por la calle hacia la escuela. ¿Por qué me hace
sentir incómodo ser malo con ella? Casi quiero conducir a su lado y decirle que meta
su dulce culo en el auto. A la mierda eso. No sucederá.
Maldita sea, su culo está bien. Mis ojos están pegados a él. Hoy está usando
unos sexys jeans ajustados como el infierno. ¿Por qué tiene que ser un bebé? ¿Por qué
no puede ser un maldito troll feo o algo? Siento que mi pene se agita en mi pantalón.
Diablos no. Necesito algo de acción hoy, cualquier cosa para poner ese rostro, esos 25
Indiana
―Creo que estoy enamorada ―dice Meg mientras la alejo de ese idiota.
Él puede poner su encanto con ella. ¿Por qué no recibí ese tipo de saludo cuando lo
conocí? Dios, me pone de los nervios. Odio ver que la forma en que fue con Meg me
hace sentir celosa. 28
la calle y me dijo que saliera del auto. Estaba preocupado de que, si la gente nos veía
juntos, arruinara su reputación.
―¿Te dijo eso? ―pregunta, la sorpresa claramente evidente en su voz.
―Sí.
―Qué bastardo ―dice, frunciendo los labios.
―Lo sé. ¿Ahora ves lo que quiero decir?
••••
Me alejo del estacionamiento después de la escuela y opto por el autobús en su
lugar. Seguro me tomará un poco más llegar a casa, pero vale la pena no tener que
aguantar la rudeza e insultos de Carter. Estoy sorprendida de que incluso me lo haya
ofrecido. Probablemente fue una estratagema para engañar a Meg y hacerle pensar
que en realidad es un tipo agradable, lo que no es.
Carter
Esperé diez minutos, pero cuando ella no apareció me fui a casa. Como me
imaginé, después de la manera en que la traté esta mañana, no se presentó. Su
pérdida. Aunque admito que estoy decepcionado, no me voy a detener en eso.
Cuando llego a la entrada de la casa, me acerco y guardo mis cigarrillos en la
guantera. Mi mamá odia cuando fumo. No lo hago a menudo. Solo empecé de nuevo
cuando descubrí que se casaría con ese pendejo. El fumar me calma, y el Señor sabe
que lo necesito cuando estoy cerca de él. 31
No creo que me vaya a acostumbrar a vivir aquí, en esta casa, o en este barrio.
Es demasiado jodidamente perfecto. Odio lo perfecto. La gente como yo nunca
pertenecerá a un lugar como este. Estoy defectuoso. Las familias que viven en este
tipo de áreas son generalmente vistosas, pretenciosas y falsas. Demasiado buenas
para ser arruinadas con la verdad. Igual que mi padrastro. Joder, lo odio.
Salgo del auto justo cuando alguien llega a la entrada de al lado. Mi primer
pensamiento es que es probablemente el chico lindo dejando a Indi, pero me
sorprendo cuando sale un hombre mayor.
―Buenas tardes ―dice, acercándose.
―Hola ―le contesto, moviendo la cabeza en su dirección. Me pregunto si es
su padre. Tal vez quiera patearme el trasero si le dijera cómo la he estado tratando.
―Debes ser el chico de Elizabeth. Me dijo que te mudarías el fin de semana.
―Sí. Carter. Carter Reynolds ―digo mientras le ofrezco la mano.
―Encantado de conocerte, hijo. Soy Ross. Ross Montgomery.
―Es un placer conocerlo también, señor. ―Me sorprendo que al llamarme hijo
no me haga enojar. Odio cuando mi padrastro lo dice. Supongo que solo lo hace para
molestarme. Pendejo.
―Bonito conjunto de ruedas. Un Monaro 1975 Holden HJ GTS.
―Lo es. Conoce de autos ―digo en tono sorprendido.
―Soy un entusiasta de los autos desde tiempo atrás. ―Se ríe entre dientes―.
Mi viejo solía tener uno de estos. ¿Lo estás remodelando tú mismo?
―Sí. Le he hecho un poco. Algunas de las partes son difíciles de encontrar, y
un poco caras para un joven de diecisiete años. ―Me río―. Lo terminaré un día.
―Solía pasar horas ayudando a mi papá a trabajar en su auto cuando era
adolescente. Si alguna vez necesitas una mano con cualquier cosa, me encantaría
ayudar. ―Su oferta me hace sonreír. ¿Por qué mi madre no podía haberse casado con
alguien como Ross Montgomery?
―Me gustaría eso ―le digo honestamente, porque lo haría. Con mi historial,
por lo general tengo la guardia arriba alrededor de los extraños, especialmente de
los hombres mayores, pero por alguna razón, con él no. Después de todo, mi padre
nunca me quiso, mi abuelo me rechazó y mi padrastro me odia con pasión. Ross
parece un tipo genuino, sin embargo.
Ya me gusta.
―¿Puedo echar un vistazo bajo el capó? ―pregunta. 32
―Seguro.
Muevo la palanca y lo sigo hacia el frente del auto.
―¿Sabes mucho sobre mecánica de autos? ―pregunta mientras me espera
para abrir el capó. Veo cómo pasa su mano sobre la pintura. Una pequeña sonrisa
juega en sus labios. Me encanta que aprecie este auto tanto como yo.
―Tuve suerte de que el tipo al que le compré el auto todavía tuviera el manual,
pero no, no mucho. Estoy aprendiendo rápido, sin embargo.
―Bueno, cuando tengas algo de tiempo libre, estaría encantado de mostrarte
lo que sé.
―Estoy libre ahora ―digo con demasiada ansiedad.
La idea de trabajar en el auto con él me emociona por alguna razón. No estoy
seguro de por qué. Quizás es porque nadie nunca se tomó tiempo para ayudarme
en el pasado. Excepto mi madre, por supuesto, pero no sabe mierda sobre autos.
―Bueno. Trabajaré en el turno de la noche más tarde, pero puedo guardar una
hora o así. Dame algunos minutos para cambiarme y podremos empezar.
Alejándome del auto, estrecho su mano otra vez.
―Gracias, señor Montgomery. Realmente aprecio su oferta.
―No te preocupes, hijo. Estoy feliz de ayudar. Y por favor, llámame Ross.
Disfrutaré de esto ―dice, pasando su mano sobre el capó cuando la cierro―. No he
trabajado en un auto durante años. Estos días todos están computarizados.
Mientras estamos allí charlando, Indi camina a través del césped delantero.
Debe haber tomado el autobús a casa.
―Calabaza ―dice su padre cuando ella envuelve sus diminutos brazos
alrededor de su cintura. Se inclina hacia abajo y besa la parte superior de su
cabeza―. ¿Cómo estuvo la escuela, niña?
―Estuvo bien. ―Me mira y entrecierra los ojos. Siento la sonrisa crecer en mi
rostro. Puede que no piense mucho de ella, pero me gustan sus agallas. Me encanta
que mis payasadas se metan bajo su piel. También admiro el hecho de que lo da tan
bien como lo tiene. La mayoría de las chicas en su lugar hubiera llorado.
―¿Ya conociste a Carter? ―pregunta su padre.
―Sí, nos conocimos ―responde secamente―. Voy a hacer mis deberes.
¿Sacaste la carne del congelador? 33
36
Indiana
No sé por qué ver a esa fácil de Jennifer entrando furtivamente en la habitación
de Carter me molesta, pero lo hace. Mucho. Ya estoy enojada con él por delatarme
con mi padre. Ver eso me acaba por enviar sobre el borde. Las lágrimas arden en mis
ojos, pero logro mantenerlas dentro. A la mierda. Me niego a darle la satisfacción de
hacerme llorar.
Sintiéndome desinflada, me despido de Meg y me desconecto de Facebook
antes de subir a la cama. El hecho de que esté realmente enojada solo me enfada. 37
¿Por qué se metió tanto bajo mi piel? Así como me siento ahora, sé que el sueño no será
fácil de conseguir.
Cuando mi papá finalmente vino a cenar más temprano esta noche, me
prohibió tener algo que ver con Brad Cartwright. Me sorprendió. No solo no le dije
nada sobre Brad, sino que nunca me prohíbe hacer nada. Sé que Carter debe haberle
dicho algo mientras estaban trabajando en ese estúpido auto suyo. Tuvo que hacerlo.
¿Por qué más papá podría haberme dicho lo que me dijo? ¿Por qué Carter es tan
brillante haciéndome la vida tan miserable? Era feliz hasta que se mudó a la puerta
de al lado. Idiota.
Acostada en la cama, intento no pensar en lo que están haciendo allí. Sé que no
es tarea en casa, eso es seguro. No en lo que concierne a Jennifer Darcy. Es una sucia.
Debe ser una de las zorras más grandes de nuestra escuela. Es realmente bonita, de
ese tipo excesivamente maquillado. Estoy segura de que podría conseguir a los
muchachos sin abrir las piernas, pero parece deleitarse con el hecho de que es
conocida como la puta de la escuela. Meg la llama el colchón humano.
Y está en lo correcto.
••••
Me siento mal cuando me despierto a la mañana siguiente. Di y di vueltas por
horas antes de finalmente conciliar el sueño. No puedo creer lo mucho que me
carcomió saber que esa desvergonzada estaba en su habitación. Si me hubieran
preguntado la semana pasada si era del tipo celoso, hubiera dicho que no. Supongo
que me equivoqué.
No lo soporto, así que no debería importarme. La oí salir unas horas más tarde.
Se estaba riendo como una idiota cuando él la ayudó a brincar por la ventana. Sí,
estoy avergonzada de admitir que me levanté y los vi a través de mis persianas.
Ojalá pudiera cambiar de habitación, así no tendría que presenciar esa mierda.
Tengo la impresión de que Jen será una de muchas en su larga línea de conquistas.
Sé cómo son algunas de las chicas en esta ciudad. Se alinearán para una oportunidad
de estar con ese idiota. Qué asco.
Espero que su pene se caiga.
Desafortunadamente, solo tenemos tres habitaciones en esta casa. Mudarse de
habitación no es una opción. La habitación que mi mamá y papá compartieron
cuando todavía estaba viva está fuera de los límites. Mi padre no pudo soportar
dormir allí sin ella una vez que murió. Ha estado durmiendo en la habitación de
invitados desde entonces. 38
abrirse, mi cabeza se levanta―. Tres. Te lo advertí. ―Es todo lo que dice mientras
me agarra y me arroja encima de su hombro.
―Carter ―grito―. Bájame. ―Ignora mi orden mientras va alrededor del lado
del pasajero del auto. Su mano está en la base de mi trasero, sosteniéndome en mi
lugar. No me gusta sentir sus manos sobre mí, pero lo hago. Eso me hace
preguntarme cómo sería si me sostuviera apropiadamente. No como a una bolsa que
acaba de ser arrojada sobre su hombro. ¡Uf! Odio pensar en cómo se sentiría si
estuviera en sus brazos. Estoy segura de que se sentiría increíble.
No, no lo haría, lo odiaría. Mentirosa.
Al abrir la puerta, me deja caer en el asiento.
―Ponte el cinturón de seguridad ―gruñe mientras se para sobre mí como un
matón. Solo lo miro con horror. No puedo creer que acabe de hacer eso.
Inclinándose, agarra el cinturón de seguridad.
―Dame eso ―espeto, mientras entrecierro los ojos hacia él―. Puedo ponerme
mi propio maldito cinturón de seguridad. No soy una niña.
―Podrías haberme engañado ―dice, dándome una sonrisa petulante y
hermosa. Dios, me molesta mucho. ¿Por qué tiene que ser tan ridículamente guapo?
Espera hasta que mi cinturón de seguridad está abrochado antes de ir hacia el
lado del conductor. Tengo una buena idea para hacer mi escape, pero si sigo con mis
travesuras justo ahora, probablemente irá detrás de mí.
No se pronuncian palabras de camino a la escuela. A diferencia de ayer cuando
me dejó en el camino, hoy se dirige directamente al estacionamiento. Quiero hacer
un comentario inteligente sobre su reputación, pero no lo hago.
―Asegúrate de estar aquí esta tarde, o iré a la parada del autobús y te traeré
de nuevo ―advierte. Ignorándolo, salgo del auto y cierro la puerta. Lo escucho reír
mientras me alejo. Seriamente podría abofetearlo ahora mismo.
••••
―¿Qué se metió en tu trasero? ―pregunta Meg cuando salimos de nuestra
primera clase―. Es inusual verte de mal humor.
―Adivina ―respondo mientras vamos hacia los casilleros.
―¿Tu atractivo vecino?
―Sí. Y no es atractivo. Es un asno.
Me da un codazo y se ríe. Esto no es gracioso. ¿No se da cuenta de que está
arruinando mi vida? 40
―Puede ser un asno, pero no puedes decir que no crees que sea guapo.
―No me di cuenta ―digo bruscamente. La oigo burlarse de mis palabras.
Obviamente no me cree. Honestamente, ¿quién no lo notaría? Él es notable, por
idiota que sea.
―Eres una maldita mentirosa. ―Se ríe.
―Está bien. ―Me encojo de hombros como si no me afectara su apariencia. Es
un encogimiento de hombros débil también. Ni siquiera estoy engañándome a mí.
―Está más que bien.
―Está bien, es atractivo ―admito, poniendo los ojos en blanco―, pero eso es
todo lo que es.
―¿Qué te hizo hoy que estás en un estado de ánimo tan fabuloso? ―pregunta
sarcásticamente.
―Qué es lo que no hizo, más bien.
Cuando llegamos a mi casillero se detiene, y me vuelvo a mirarla.
―Bueno, escupe ―exige.
―Para empezar, solo estar en su presencia me molesta ―respondo. Como que
me excita también, pero nunca lo diría.
―¿Y? Tiene que haber más que eso. Tu humor es desagradable. ―Levanta una
ceja impacientemente mientras espera mi respuesta. Quiero decirle que no es su
maldito asunto, pero sé que ese es solo mi estado de ánimo hablando. Solo está
preocupada por mí. No recuerdo la última vez que estuve tan irritada.
Doy la vuelta y coloco la llave en el candado. Me siento mal por ser tan mala
con ella ahora. Tengo suerte de tener una amiga que se preocupe tanto. Odio que
Carter Reynolds se meta debajo de mi piel como lo hace.
―Mi humor es así de malo, ¿eh? ―pregunto mientras pongo mis libros en mi
casillero y saco lo que necesito para mi próxima clase.
―Sí.
―Lo siento. No quise tomarlo contra ti —me disculpo cuando engancho mi
brazo a través del suyo mientras caminamos por el corredor hacia su casillero.
―Dime lo que hizo para molestarte, Indi.
―Le contó a mi papá sobre Brad. Ahora me prohibió verlo.
―¿Qué? De ninguna manera. Mira, te dije que le gustabas. ―Por supuesto que
ella lo ve así. No tiene nada que ver con cómo se siente acerca de mí. Él es un idiota, 41
claro y simple.
―No siente nada por mí ―digo.
―Sí, lo hace. No viste cómo te miró ayer. Definitivamente se alteró cuando
estabas en el regazo de Brad.
―Si siente algo por mí, que no lo creo ni por un minuto, ¿por qué pasar a esa
fácil, Jennifer Darcy, a escondidas por la ventana de su habitación anoche? ―Deja
de caminar y me atrapa contra la pared, así no somos derribadas por los otros
estudiantes corriendo para llegar a su próxima clase. Frente a mí, lo primero que
noto son sus ojos. Casi se están saliendo de su cabeza por la sorpresa. Incluso en mi
estado de ánimo, lleva una sonrisa a mi rostro.
―¿Qué? De ninguna jodida manera. ¿De verdad? Dios, es una puta. No tardó
mucho. No puedo soportar a ese colchón humano.
―Lo sé. ¿Puedes creerlo? Se quedó por horas también. Sé exactamente lo que
estaban haciendo ―digo más enojada de lo previsto.
―Oh. Mi. Dios. Te gusta ―chilla, golpeando mi brazo con incredulidad.
―¿Qué? No. ―Hago mi mejor esfuerzo para no actuar afectada por su
comentario, pero fallo miserablemente.
―Mierda. Mírame a los ojos y dime que no sientes algo por él.
―No ―respondo mirando hacia el suelo. Joder.
―Santa mierda. Te gusta ―dice, golpeando mi brazo de nuevo. Auch. Odio
que me conozca tan bien. Hemos sido mejores amigas desde el jardín de infantes.
Inseparables podrían decir. Supongo que estar en el bolsillo de la otra durante los
pasados doce años hace eso.
―Deja de golpearme ―me quejo cuando me froto el brazo.
―Bueno, admítelo entonces. ―Levanta la mano para golpearme de nuevo.
Tengo que contener mi sonrisa. Perra.
―Bien. Me gusta, y lo odio si eso es incluso posible ―admito, finalmente
haciendo contacto visual con ella. Por supuesto que está radiante cuando lo hago.
―Lo sabía ―dice con aire de suficiencia. Es tan sabelotodo a veces.
••••
Dios, desearía que no se hubiera enterado de esta cosa, sea lo que sea, que tengo
por Carter. No se ha callado al respecto en todo el día. Me sorprende que no esté
hablando de bodas y de bebés; así de mal ha estado. En el almuerzo, incluso amenacé
42
con pasarme a otra mesa si no dejaba el tema. Afortunadamente, eso fue suficiente
para hacerla parar.
Está loca por los chicos. Siempre lo ha estado. No es solo bonita, sino que tiene
un gran atractivo para que ellos la amen. ¿Qué pasa con ellos y los pechos? A mí por el
otro lado, me gustan los chicos, pero no estoy obsesionada. Supongo que es por eso
que está tan emocionada ahora. Sabe lo que siento por Carter.
Una vez terminada la escuela, estoy dividida sobre qué hacer. Parte de mí
quiere tomar el autobús para desafiarlo. Cómo se atreve a ordenarme de esa manera.
La parte loca de mí quiere estar cerca de él. No me pregunten por qué. No es que sea
bueno estar a su alrededor.
Mientras estoy aquí contemplando qué hacer, dos brazos se deslizan alrededor
de mi cintura desde atrás.
―Hola, hermosa ―susurra en mi oído. Sé enseguida que es Brad.
―Hola ―respondo, girándome en sus brazos.
―¿Todavía estamos listos para el sábado? ―Antes de que tenga la
oportunidad de responder, aparece Carter a nuestro lado.
―¿Estás lista? ―pregunta. Su voz es calmada, pero puedo decir por su
expresión facial que es cualquier cosa menos eso.
―¿Lista para qué? ―dice Brad mirando entre nosotros dos.
―Vamos a dar un paseo ―responde Carter todo engreído.
―¿Que harás qué? ―Brad me mira furioso.
―Me llevará a casa. Eso es todo. Vivimos uno al lado del otro. ―Mi mirada se
mueve a Carter. Le lanzo puñales. Causa problemas.
―En realidad, eso no es realmente cierto. Iremos a dar un paseo. Tengo que
conseguir algunas partes para mi auto de camino a casa. Le dije a tu padre que te
llevaría conmigo.
―Lo que sea ―le dice Brad a Carter, despidiéndolo antes de volver su atención
de nuevo a mí. Puedo decir que no está impresionado―. ¿Estarás en línea esta
noche?
―Probablemente ―respondo, encogiéndome de hombros.
―Está bien. Te enviaré un mensaje más tarde. Tengo que llegar al
entrenamiento de fútbol. ―Encuentro su pregunta y respuesta un poco extraño.
Somos amigos en Facebook, pero nunca me ha contactado por allí antes.
Le gustaron algunas de mis publicaciones en el pasado y comentó algunas
43
fotos que puse, pero eso es todo.
Cuando se inclina y coloca sus labios sobre los míos, estoy sorprendida. Nunca
me había besado en la escuela antes. Bien, aparte del beso de buenas noches que me
dio cuando me acompañó a casa de la fiesta, nunca me besó. Estoy segura de que es
solo para el beneficio de Carter. Hombres. Estoy sorprendida de que no saquen sus
penes y comiencen a comparar sus tamaños.
Carter
No sé por qué ver sus labios en ella ahora mismo me molesta, pero maldita sea
lo hace. Pensé que después de mi encuentro de anoche sacaría esta cosa con ella de
mi sistema. Equivocado. Si sé algo, solo cimentó el hecho de que tengo sentimientos
por ella. Lo que me sorprende. Pensé que era incapaz de mierda como esa.
Mientras sacudía el cerebro fuera de la rubia, odio admitir que su largo, oscuro,
cabello sedoso, grandes ojos verdes y labios que me muero de ganas por probar,
cruzaban mi mente más de lo que deberían. No solo me da miedo, me molesta como 44
el infierno.
¿Qué pasa con ella? Odio que tan fácilmente esté atrayéndome sin ni siquiera
molestarse. Odio que parezca que no puedo alejarme. Odio cuando los labios de ese
idiota están en la suyos justo ahora. Desearía que fueran los míos.
Debería dejarla en casa. Aún mejor, dejar que tomara el maldito autobús. Ni
siquiera puedo decir por qué le exigí estar en el estacionamiento esta tarde. Sí puedo.
Quería estar cerca de ella. También le prometí a su papá que la vigilaría.
Eso es tan jodido. Piensa que la protegeré de todos estos cachondos
adolescentes. Cuando, de hecho, la deseo tanto, si no más que ellos. Si me tiene tan
atado en cuestión de días, odio ver en qué condición estaré cuando me vaya de aquí
en unos pocos meses.
Cuanto más rápido cumpla dieciocho y más lejos esté de este lugar, mejor.
Nos dirigimos hacia mi auto. Ninguno de los dos habla. Tal vez eso es bueno.
Cristo, odio este sentimiento que tengo cuando estoy cerca de ella. Es extraño para
mí. Ni siquiera estamos en la calle antes de que abra su inteligente boca.
―¿Qué le dijiste a mi padre sobre Brad ayer? ―Aunque puedo sentir sus
aburridos ojos al lado de mi cabeza, me quedo centrado en el camino.
―No tengo idea de lo que estás hablando, niña ―miento, tratando de contener
una sonrisa.
―Estupideces, Carter. ―No sé por qué me gusta escuchar mi nombre saliendo
de su sexy boca, pero lo hago. Preferiría que estuviera diciéndolo mientras estoy
enterrado hasta las bolas dentro de ella. Mierda. Siento mi pene contraerse nervioso.
¿Por qué dejé mi mente ir allí?―. Exijo que me digas lo que le dijiste.
Jugando al calmado, me encojo de hombros.
―Lo digo en serio… ayúdame. ―Me río de sus palabras. ¿Qué mierda hará?
―¿Ayúdame? ―Volteo la cabeza para mirarla. Por supuesto que sus ojos están
diciendo todo sin que una sola palabra salga de su boca. Solo hace que sonría. No es
el efecto buscado, estoy seguro.
―Me prohibió verlo. Quiero saber por qué ―dice.
―Tu padre es un hombre sabio. Estoy seguro que tiene sus razones ―declaro
con calma. Su mano se aprieta en la manija de la puerta hasta que sus nudillos se
vuelven blancos. La ira sale de ella en ondas. Verla así hace que mi pene se agite. Es
muy atractiva cuando está enojada. Un verdadero y pequeño volcán.
45
―Dios, me irritas a veces ―regresa.
―Ídem, niña.
―No soy una maldita niña. Detente como el infierno ―dice con dientes
apretados.
―¿Qué? ¿Por qué? ―pregunto sorprendido.
―Porque prefiero caminar que sufrir un minuto más en este auto contigo.
Me río de su comentario. Las cosas por lo general no me divierten, pero que
me jodan, ella lo hace.
―No es gracioso, estúpido. ¿Por qué en el infierno te empeñas en arruinar mi
vida? ―Esa declaración realmente se mete bajo mi piel por alguna razón.
―Arruinar tu vida. ¿Eso es lo que crees que estoy haciendo? ―gruño. Cuando
dobla las manos sobre su pecho, empujando sus pequeños senos hacia arriba, vuelvo
la cabeza y me concentro en el camino de nuevo. No necesito que sus senos me
distraigan.
―Sí ―contesta con demasiada actitud. Hace que mi sangre hierva el que
piense que estoy tratando de arruinar su vida, cuando de hecho, solo estaba tratando
de ayudarla.
―¿Por qué? ¿Porque le dije a tu padre que Brad estaba jactándose con sus
compañeros de que iba a invitarte a su casa este fin de semana para meterse en tus
bragas? ―Prácticamente grito. Lo que digo, y cómo lo digo, la toma por sorpresa.
Sus hermosos ojos verdes se amplían y el color se drena parcialmente de su rostro.
―¿Qué? ―pregunta con tono incrédulo y horrorizado.
―Sí. Justo antes de que te jalara a su regazo ayer, eso es exactamente lo que
dijo. ―Intento hablar un poco más tranquilo ahora. Aunque está picando mis
nervios con su actitud, no quiero asustarla.
―No lo hizo ―gruñe.
―Cree lo que quieras. ¿Crees que inventé esa mierda? ―Miro en su dirección
mientras hablo. Puedo decir por la mirada sorprendida en su bonito rostro que me
cree.
―¿De verdad dijo eso? ―susurra. Puedo oír claramente la tristeza en su voz.
―Sí ―le contesto. Su cabeza gira hacia la ventana lateral del pasajero. No dice
otra palabra por un tiempo largo. Me siento mal ahora, pero necesitaba saberlo. Ese
tipo es una serpiente.
46
―¿A dónde vamos? ―pregunta cuando me dirijo a la carretera principal que
va a la ciudad. Todavía me estoy acostumbrado a ir por los caminos de esta área,
pero afortunadamente Ross es bueno en dar instrucciones.
―Te lo dije. A obtener piezas.
―Pensé que estabas inventando eso para hacer enojar a Brad ―afirma.
―¿Por qué haría eso? ―Me estiro para agarrar mis cigarrillos.
―Porque eres un asno. ―El comentario me hace reír―. Sabes que Jennifer
Darcy es la puta de la escuela, ¿verdad? ―me informa. ¿Quién diablos es Jennifer
Darcy?
―¿Quién? ―No tengo idea de quién está hablando.
―Jennifer Darcy ―repite.
―Nunca había oído hablar de ella. Podría necesitar verla, sin embargo
―bromeo.
―Es la chica que pasó a través de tu ventana anoche ―dice en tono
desagradable.
―¿Ese era su nombre? ―pregunto sonriendo.
―Eres un cerdo.
―Casi suenas como celosa ―me burlo, porque así es exactamente como suena,
y eso me sorprende.
―Difícilmente ―se burla.
―Lo estás, ¿no? Apuesto a que deseabas ser tú a hurtadillas por mi ventana
anoche en lugar de ella.
―Deliras ―dice cuando me detengo en una luz roja. Miro en su dirección. Mis
ojos se encuentran con los de ella. Estoy sorprendido por lo que veo. Solo estaba
jugando con ella, pero por la forma en que está mirándome me hace pensar que hay
algo de verdad en lo que dije. Seguramente no podría desear eso. Actúa como si no
me pudiera soportar.
Algo pasa entre nosotros. No estoy seguro de qué, pero casi quiero estirarme y
tocarla. Besarla. Lo que sea que es, rápidamente se rompe cuando el auto detrás
suena el claxon, alertándome de que la luz cambió a verde. Repentinamente, no me
gusta dónde se dirige.
Debería haberla dejado tomar el maldito autobús.
••••
47
Viajamos en silencio por los siguientes veinte minutos. Cuando llegamos a
nuestro destino me estaciono en un lugar.
―¿Vas a quedarte en el auto? ¿O quieres venir conmigo? ―Se encoge de
hombros antes de contestar.
―Supongo que iré ―dice, quitando su cinturón de seguridad.
El padre de Indi me recomendó este lugar. Aparentemente ha sido amigo del
dueño desde la secundaria. Consigue piezas nuevas y usadas, pero se especializa
principalmente en clásicos. Ross iba a llamarlo hoy y a decirle que vendría. Dijo que
se encargaría de mí.
Indi camina detrás de mí cuando nos dirigimos hacia el frente del taller. Desde
la calle puedes ver que está unido a un gran edificio tipo fábrica. Ahí es
probablemente donde almacenan todas las partes.
La campana suena por encima de la puerta del taller cuando entramos. Un
hombre de unos cuarenta años sale de la habitación de atrás.
―Bueno, si no es la pequeña Indiana Montgomery ―dice mientras va
alrededor del contador―. Mira lo mucho que has crecido. ―¿Crecido? ¿Qué tan
pequeña era? Ahora es tamaño bolsillo.
―Hola, Sr. Gregory ―dice ella, abrazándole.
―Déjame mirarte. ―Se echa hacia atrás, estudiando su rostro―. Te ves igual
que tu mamá a esa edad. Dios tenga su alma en descanso. ―¿Qué? ¿Su madre está
muerta? Mirando su rostro veo un fugaz momento de dolor, pero una sonrisa
rápidamente aparece. Admito que me pregunté por qué no había visto a su mamá,
pero nunca se me ocurrió que no tuviera una. Eso me hace sentir triste por ella. Al
crecer, me habría perdido sin mi madre. Ella es todo lo que tengo. Aquí pensé que
ella tenía la vida perfecta. Creo que estaba equivocado.
―Mi papá dice mucho eso ―responde con una sonrisa triste, y le da una
simpática mirada.
―Tú debes ser Carter ―dice, eventualmente volviendo su atención hacia mí―.
Ross me dijo que ibas a pasar.
―Sí. Soy yo ―respondo, estrechando su mano extendida.
―Warren. Warren Gregory ―dice.
―Es un placer conocerlo, señor.
―Así que estás buscando tras partes de un '75. ¿Creo que Monaro? ―pregunta.
―Es correcto. 48
―Estás de suerte. Sal por la parte de atrás y te mostraré lo que tengo ―dice,
girando y dirigiéndose hacia la puerta por la pared del fondo. Indiana y yo lo
seguimos.
••••
Estoy radiante cuando nos vamos. Ese lugar es como el cielo de las piezas de
recambio. Conseguí todo lo que necesitaba, además pude apartar algunas de las
cosas más grandes, y más caras hasta poder regresar con más dinero. Quien jodidos
sabe cómo voy a hacer eso. Mi fondo de efectivo está casi seco. Tal vez necesite
encontrar un trabajo.
―¿Quieres comer algo mientras estamos aquí? ―le pregunto mientras cargo
la última de las partes en el maletero.
―¿Quieres comer algo conmigo? ―pregunta sorprendida. Supongo que no
puedo culparla. He sido un idiota. No estoy seguro por qué incluso le pregunté.
Supongo que estoy hambriento.
―Tengo hambre ―le digo con un encogimiento de hombros. No quiero que
piense que esto es una cita, porque no lo es.
―Bien. ―Vamos hacia las hamburguesas a pocas puertas. Estoy ya
lamentando haberle preguntado. ¿De qué demonios voy a hablar con ella? No hago
mierda como esta. No salgo mucho. Definitivamente no soy lo que llamarían
sociable.
Nos sentamos en silencio mientras ambos miramos el menú.
―Las hamburguesas son geniales ―dice―. Mi papá me trae aquí a veces.
―Hago contacto visual con ella por encima de mi menú. Una hamburguesa suena
bien.
―¿Están listos para pedir? ―pregunta la camarera cuando se acerca a la mesa.
―¿Puedo tener una hamburguesa, patatas fritas y un batido de chocolate?
―respondo antes de mirar en dirección de Indi.
―Tendré lo mismo ―dice ella cerrando su menú. Estoy impresionado. Pensé
que las chicas como ella comían lechuga o tofu, mierda así. Estaré interesado en ver
si realmente lo come.
Cuando la camarera se va, el silencio cae sobre nosotros de nuevo. La observo
mientras mira alrededor del restaurante, a cualquier lugar excepto a mí. Se ve
nerviosa y un poco incómoda. Eso nos hace dos. No soy fan de las pequeñas charlas.
―Entonces, cuéntame sobre tu madre ―le pregunto inesperadamente. A la
49
mierda. ¿Por qué no puedo mantener la boca cerrada? Cuando sus ojos encuentran
los míos veo tristeza. Me tira por alguna razón. No dice nada primero. Ahora me
siento como un idiota.
―Oh, ¿oíste al señor Gregory? No hay mucho que contar ―dice finalmente.
Sus manos se retuercen nerviosamente delante de ella. Solo puedo comprender lo
difícil que es este tema para que lo hable―. Murió cuando tenía seis años. Tenía un
tumor cerebral. No recuerdo mucho. Mi padre trató de protegerme. Ella estaba con
un montón de dolor y pasaba la mayor parte de su tiempo en la cama. Mi padre
luchó con su muerte. Todavía lo hace. No podría haber sido fácil para él. Tenía un
trabajo a tiempo completo, una esposa enferma y una niña pequeña con la cual lidiar.
―La tristeza cruza su rostro. Es fugaz, pero definitivamente la vi. Supongo que es
comprensible.
―Lo siento. ―Es todo lo que digo. Respuesta de mierda, lo sé, pero es lo mejor
que tengo.
―¿Que pasa contigo? ¿Sigues viendo a tu padre? ―Su pregunta
instantáneamente me trae de regreso. Esto es por qué detesto las pequeñas charlas.
Mierda, yo y mi gran boca. Debería haberme callado. Hablar de mi padre, o de la
falta de él, es algo que nunca hago.
―No tengo uno ―dije.
―Todo el mundo tiene un padre ―responde. No todo el mundo. Yo no. Tal vez
asume que mis padres están divorciados.
―Bueno, yo no lo tengo. ¿Podemos dejarlo? ―Cuando la miro, recibe el
mensaje porque cambia de tema.
―¿Cuánto tiempo llevas con tu auto? ―pregunta. Joder, es curiosa.
―Lo compré hace unos años. Necesita mucho trabajo para llegar a donde lo
quiero, pero era todo lo que podía permitirme en ese momento.
―¿Tenías trabajo antes de mudarte aquí? ―pregunta.
―Sí. Más o menos.
―¿Qué quieres decir con eso? Lo tenías o no lo tenías. ¿Compraste el auto tú
solo? ―Desearía que detuviera las preguntas. Odio hablar de mi vida personal.
―Sí, lo hice ―dije―. No todo el mundo tiene una vida privilegiada como tú,
Princesa.
―¿Qué se supone que significa eso? ―pregunta defensivamente. La ignoro.
Significa solo eso. Mi madre luchaba para poner comida sobre la mesa casi todos los
días. Cualquier lujo que quisiera tener, tenía que comprármelo. Cuando tenía doce 50
años, empecé a hacer trabajos para extraños que vivían en nuestro edificio de
apartamentos. Todo avanzó desde allí.
―¿Cómo obtuviste dinero para comprar el auto entonces?
―Tengo mis maneras ―digo, sonriendo cuando la veo procesando mi
respuesta.
―¿De qué manera?
Niego y me burlo:
―Mierda, eres entrometida. ―La miro esperando que capte el mensaje para
dejarlo. No estoy cómodo hablando de este tema con ella. Con nadie, de hecho.
―¿Qué clase de trabajo? No puedo imaginar cómo alguien de tu edad podría
permitirse un auto así. ―Mierda. Obviamente mi intimidación no funcionó.
―¿Podemos cambiar de tema? ―le ruego, exhalando.
―No. ¿Cuál es el gran secreto? ¿Qué, eras traficante de drogas o algo así?
―No, no. ―Me río.
―Bueno, ¿entonces qué? ―Debería decirle la verdad. No lo dejará hasta que
lo haga. Por lo menos, se callará.
Pongo mis manos sobre la mesa entre nosotros y me inclino hacia ella. Ella
refleja mi postura antes de que susurre:
―Favores sexuales. ―Sus hermosos ojos verdes se amplían con sorpresa.
Pone distancia entre nosotros mientras se inclina hacia atrás.
―Estupideces.
―Es verdad ―le digo. Así es exactamente cómo conseguí el dinero.
Observo sus ojos moverse alrededor para asegurarse que nadie puede
escucharla.
―¿Como un prostituto? Oh. Mi. Dios. ¿Eres un prostituto? ¿Haces que todas
esas chicas que saltan a través de tu ventana, paguen? ―grita.
―Joder, no. Eso es por placer ―digo frustrado mientras miro alrededor del
restaurante―. Mira, es una larga historia. Tan solo déjalo, ¿está bien? ―Todas estas
preguntas están empezando a darme dolor de cabeza.
Mis ojos retroceden a los de ella mientras golpea su mano sobre la mía y se
inclina.
―Como el infierno que voy a dejar eso.
Miro la parte superior de su mano mientras aprieta la mía. 51
―Fue una persona. Eso es. Cuando vivía en el apartamento con mi mamá, la
casera me pagaba para rascar su picazón, podrías decirlo así. No es la gran cosa.
―Es un gran problema. Eso es asqueroso. ―Su tono crítico está empezando a
hacerme enojar y saco mi mano de debajo de la suya. ¿Quién diablos se cree que es?
―Lo que sea ―espeto―. No espero que lo entiendas. Siempre has tenido todo
entregado en bandeja de plata. Así que, hasta que hayas caminado un día en mis
zapatos, jodidamente no me juzgues, ¿está bien, Princesa?
Cruzando los brazos bajo el pecho, me dice que no está contenta con mi
comentario.
―Eso va en dos direcciones. No me juzgues tampoco. No tienes idea qué tipo
de vida tuve ―dice con dolor en su rostro. Me siento como un estúpido ahora.
―Bueno. Me salí de la línea. Estoy bastante seguro de que tu vida ha sido un
infierno mucho mejor que la mía. Esta no es una competencia sobre quién ha tenido
la peor vida. Todos tenemos peleas que manejar de manera diferente, supongo.
―¿Todavía lo haces? ¿Como, cobras a las que quieren tener sexo? ―pregunta.
Pongo los ojos en blanco, porque pensé que esta conversación se había terminado.
Obviamente no lo hizo.
―No. Se detuvo el día que me mudé aquí. ―¿Por qué siguen llegando las
respuestas a mi boca cuando no las quiero dar? Siempre he sido una persona
privada. Es como si mi cerebro y mi boca no fueran una parte de mí hoy. Me gustaría
callarme.
―¿Qué edad tenías cuando empezaste?
Jesús, ¿qué pasa con todas estas malditas preguntas? Debería haber sabido que
no lo entendería.
―¿Qué edad tenías, Carter?
―Quince, supongo ―le contesto, frotando mis manos sobre mi rostro con
frustración.
―¿Quince? ¿Cuántos años tenía tu casera?
Aprieto los ojos con fuerza antes de respirar profundo.
―Joder, no sé, a principios de los treinta.
―¿Qué? Eras un niño. Qué enferma, perra retorcida ―se queja―. Eso es abuso
infantil.
52
―¡Baja la voz! Joder, no era abuso infantil. Jesús. No fue así ―susurro enojado,
mirando alrededor mientras paso mi mano a través de mi cabello, dispuesto a que
lo deje. Miro alrededor por la camarera―. ¿Dónde está nuestra maldita comida?
―Como el infierno que no lo es. La edad legal para el sexo consensual en este
país es dieciséis. Eras menor de edad y ella adulta. Debería haberlo sabido mejor.
¿Tu madre lo sabe? ―Su sondeo me tiene soltando un aliento exasperado.
―Joder, no ―le respondo. Ahora es mi turno de hablar un poco demasiado
fuerte―. Tendría un ataque si lo supiera.
―Por supuesto que lo haría, porque esa mujer estuvo mal en tantos niveles.
¿Cómo se atreve a hacerte eso? ―dice en tono disgustado.
―Fue más como yo haciéndolo. ―Suelto una risita. La miro negar.
―Esto no es una broma, Carter.
Mis ojos se fijan en los de ella. Espero ver juicio, pero no lo veo. Se ve
trastornada. Suspiro. No tengo idea de por qué incluso se lo dije. Nunca se lo he
confesado a nadie. No es algo de lo que me avergüence, pero tampoco estoy
orgulloso de ello. Hice lo que tenía que hacer.
••••
Comenzó poco después de mi cumpleaños quince. Estaba cortando el césped para la
casera. Antes de ese día, hice cosas como el césped, sacar los cubos de la basura por la noche,
cambiar las bombillas de luz, cuidar de las jardineras, pintar las cercas. Mierda así. Era un
trabajo duro, pero me pagaba bien.
Ese día en particular hacía calor. Cuando terminé de cortar el césped, me quité la camisa
y limpié el sudor de mi frente. Estoy bien construido, así que incluso a los quince años parecía
más grande de mi edad real. Ahí es cuando me di cuenta de la propietaria, Simone, mirándome
por la ventana.
Era mucho más grande que yo, pero todavía una nena total. Yo era un adolescente con
hormonas furiosas. Por supuesto que la había notado. ¿Quién no lo haría? Tenía mucho
cabello rubio, enormes senos falsos y cuerpo esculpido. Siempre usaba escasos y reveladores
atuendos. Un chico con sueños húmedos, qué podía decir.
Más tarde supe que era divorciada. Se casó con un papito por su dinero y utilizó su
pago de la propiedad para comprar las unidades de toda la cuadra. No era genial, pero
supongo que quería establecer su vida.
Por lo general, solo me daba el sobre por la puerta, pero ese día en particular me invitó
a tomar una bebida fría. Hacía calor, así que no pensé mucho en eso. Ahí es cuando me lo
propuso. Claro que estaba conmocionado, pero como dije antes, era un chico cachondo. La
idea de tener mi pene mojado en realidad me emocionaba.
53
Dudé con mi respuesta, así que fue rápida para subir la apuesta. Supongo que estaba
excitada también. No solo se ofreció a pagarme el doble de lo que ya me había ofrecido, sino
que ofreció cortar el alquiler de mi madre a la mitad.
¿Cómo podría decir que no a eso? Sabía cuánto estaba luchando mi madre.
Mi madre nunca descubrió lo que hice. Sé que no le hubiera gustado. Cuando me daba
el dinero del alquiler cada semana, tomaba la mitad y gradualmente lo devolvía en su bolso.
Era inteligente. Dejaba pequeñas cantidades cada día. Así no se daría cuenta. Bien, si lo hizo,
nunca me dijo nada.
Después de que estuve de acuerdo, Simone me hacía tomar una ducha con ella. Estaba
un poco asustado, pero lo hacía. Me dio mi primera mamada. En los siguientes días y
semanas, me enseñó todo lo que necesitaba saber acerca de agradarles a las mujeres.
Sabía exactamente lo que quería y no tenía miedo de mostrármelo. Me obligaba a hacer
las cosas una y otra vez hasta que las hacía correctamente. Supongo que me hizo ser el “Dios
del Sexo” que soy hoy. No puedo quejarme de esa parte. Las mujeres me desean. No muchos
chicos de mi edad tienen la experiencia que yo tengo.
Simone se enojó mucho cuando descubrió que nos mudaríamos. Quiero decir, realmente
enojada. Gritó, lloró y destrozó cosas. Al principio no podía entender por qué. Mirando hacia
atrás ahora debería haber visto las señales. Las cosas con el tiempo cambiaron; la forma en
que me tocaba, me besaba, me miraba. Era un niño, así que no pensé mucho en eso.
Algunas noches antes de que nos mudáramos, me ofreció dos mil dólares para pasar la
noche. Por supuesto que dije que sí, aunque no estaba muy interesado en la idea. Ahí es
cuando todo me llegó a la cabeza. Ella estaba montada en mí, mis ojos estaban pegados a sus
enormes senos falsos mientras rebotaban alrededor, cuando de repente comenzó a llorar.
Como a sollozar con su puto corazón.
―Por favor, no te vayas ―me suplicó mientras se derrumbaba en mi pecho. Al
principio pensé que era el sexo lo que iba a extrañar, era un dios del sexo después de todo.
Entonces me confesó que tenía sentimientos por mí. Puto infierno. Era un arreglo de
negocios. Eso es. Nunca firmé para nada de esa otra mierda. Así no es como actúo. Ella era
un medio para un fin, nada más. Ni una vez durante nuestro tiempo juntos pensé en ella de
esa forma. Sobra decir que la quité de mí y me levanté de la cama. Dejé el dinero en la mesita
de noche y ahí se quedó. Fue la última vez que la vi.
••••
―Debiste haber hecho muchos favores sexuales si ganaste bastante dinero para
comprar un auto ―dice Indi en tono de repulsión.
Su actitud realmente me molesta. ¿Por qué siento la necesidad de justificar mis
acciones con ella? Nunca lo sabré, pero por alguna razón es importante para mí que 54
entienda por qué lo hice.
―Comencé a hacer trabajos extraños para ella cuando tenía doce años. Le daba
la mitad de todo lo que ganaba a mi mamá, el resto lo ahorré. Como dije, los favores
sexuales no comenzaron hasta que tuve quince años. A pesar de lo que piensas,
trabajé duro por ese dinero. No hay nada malo en trabajar duro por lo que quieres.
―Siento que hayas tenido que pasar por eso ―dice, su mano se estira para
cubrir la mía de nuevo. No sé por qué está haciendo una gran cosa de esto. Mis ojos
viajan hasta su mano y de regreso hasta su rostro. Rápidamente la quita. Por alguna
razón deseo que no la quiete.
―No lo siento ―le digo honestamente―. Ese dinero nos ayudó mucho. Mi
mamá realmente luchó con los años.
―No apruebo lo que pasó, pero me alegro de que ayudara, supongo.
Prométeme que no dejarás que se aprovechen de ti así de nuevo.
―Esa parte de mi vida terminó ―le digo. Me gusta que parezca que le importa.
―Lo que una mujer crecida vio en un chico de quince años... ―agrega
negando. Odio toda esta profunda y significativa mierda. Me hace sentir incómodo.
―Supongo que soy irresistible ―le digo con un encogimiento de hombros. Sus
ojos se entrecierran ante mi comentario, haciéndome sonreír.
―Estás tan lleno de ti mismo.
―Apuesto a que te gustaría estar llena de mí ―digo, inclinándome hacia ella.
Los comentarios simplemente ruedan sin que mi cerebro incluso los piense.
―Eres un cerdo ―responde con disgusto, negando. Y solo así, todo está bien
otra vez. Las cosas entre nosotros están de vuelta a la forma en que solían estar. Solo
de la manera que me gusta.
Afortunadamente, unos minutos más tarde, la camarera aparece con nuestra
comida. Ahora podremos comer y detener toda esta maldita plática.
55
Indiana
Todavía estoy confundida por la tarde que pasé con Carter. Una vez que
llegamos de vuelta a casa, lo dejé trabajar en su auto mientras llevaba a Lassie a
pasear. Todo el tiempo analizando todo lo que fue dicho entre nosotros en el
restaurante.
Todavía no somos de la clase que llamaría amigos, lejos de eso. Para ser
honesta, no tengo idea de lo que somos. Al menos dejó bajar su guardia brevemente,
permitiéndome tener una vista del verdadero él. Por supuesto, su bastardía volvió 56
••••
Una vez que dejamos a Meg en su puerta, la abrazo diciéndole adiós.
―No hagas nada que yo no hiciera ―susurra en mi oído. Eso le gana un
pellizco bajo el brazo. No hay mucho que no hiciera―. ¡Ay! ―Se ríe―. Gracias por
traerme a casa, Carter ―añade, mirándolo.
―No hay problema ―responde. Sus manos están en sus bolsillos viéndose
todo fresco, tranquilo y sexy.
―Siéntete libre de tomar ventaja de mi amiga de camino a casa ―dice con un
guiño. Oh. Mi. Maldito. Dios. No acaba de decir eso. Carter solo se ríe de su
comentario. Yo, por otro lado, quiero arrastrarme bajo una roca y morir. Estoy
encantada de haberla pellizcado ahora. Debería haberlo hecho más fuerte. Pagará
por esa expectación mañana. Le doy una mirada diciéndole que no estoy
impresionada con lo que acaba de decir. Me sonríe dulcemente. Perra.
Los dos estamos callados en el camino de regreso. No sé qué decirle. Todavía
estoy muriendo por dentro por las palabras de Meg. De alguna manera espero que
tome su consejo, por otra espero que no lo haga.
Sé que probablemente no debería desearlo teniendo en cuenta que tengo la
sensación de que toda la plática del papá esté fuera de los límites, pero salto
directamente.
―¿Tu padrastro siempre te habla de esa manera? ―pregunto, tratando de
romper el incómodo silencio.
―Supongo. ―Se encoge de hombros―. Es un estúpido. No puedo soportarlo.
Lo que mi mamá ve en él, nunca lo sabré.
―Pienso lo mismo. Ella parece tan agradable ―le digo mientras niego,
tratando de darle sentido.
―¿Tampoco te gusta? ―pregunta, mirándome sorprendido.
―No. Tampoco a mi papá. Casi llegaron a los golpes hace un tiempo.
―¿Por qué? ―pregunta.
―Lassie hizo su cosa en su césped. Ya sabes, popó. Digamos que no estuvo
contento. Cuando me gritó y me hizo llorar, mi papá lo perdió.
―Larry es un maldito campeón. ―Se ríe entre dientes
―Lassie ―le recuerdo.
64
―Lo siento, niña ―dice, pasando su brazo alrededor de mi hombro―. Siempre
será Larry para mí. Tienes que admitir que Lassie es un nombre de mierda para un
perro patea traseros como ése.
Por mucho que su comentario llega a mi piel, estoy sonriendo como una tonta.
No puedo creer que tenga su brazo alrededor mío. Respiro profundo, inhalando su
colonia. Es almizclada, varonil y muy él. Podría ahogarme en su olor. ¡Ugh! Es
oficial, soy patética.
Las noches de esta época del año en los suburbios de Sídney son bastante
calurosos, pero su temperatura corporal junto a la mía se siente bien. Ciertamente
no me estoy quejando.
―Solía ver Lassie en la televisión con mi papá cuando era niña, que ya no soy,
por cierto. ―Lanza atrás su cabeza y se ríe. Ignorándolo, continúo―. Después de
cada episodio le rogaba que me comprara un perro así. Un día llegó a casa con
Lassie. Claro que no era un Collie, pero no me importó. Ambos tenían el pelo largo
y color similar. Mi Lassie vino de una camada de cachorros de uno de los policías
caninos en la fuerza. Así es como mi papá lo obtuvo.
―Buena historia, gran perro, pero por desgracia sigue siendo un nombre de
mierda para mi hombre Larry. ―Juguetonamente le pego en el estómago y se ríe de
nuevo. Realmente bajó la guardia esta noche. Ojalá fuera así más a menudo. En
realidad, no es malo cuando no es un estúpido.
―Me gusta, por lo que se queda ―refuerzo.
―Bueno, me gusta Larry, así que así es como continuaré llamándolo ―dice,
acercándome a su lado.
Soy tan baja comparada con él, así que quedo cuidadosamente debajo de su
brazo.
Caminamos el resto de la cuadra en silencio. Estoy tentada a envolver mi brazo
alrededor de su cintura, pero no lo hago. Estoy segura que su brazo alrededor de mí
no es nada romántico de su parte, solo un gesto amistoso. Cuando llegamos a mi
casa, deja de caminar.
―¿Vas a entrar, o te irás a casa? ―le pregunto.
―Nah. Creo que me iré a casa. Dale las gracias a tu papá por invitarme esta
noche ―contesta, soltando su brazo de mi hombro y girando para enfrentarme.
―Lo haré. ―Me doy la vuelta para marcharme―. Buenas noches, Carter ―le
digo mirándolo por encima de mi hombro. Él se estira y me acerca de nuevo hacia
él. Mi cuerpo aterriza a ras del suyo. Dándome la vuelta para enfrentarlo, sus brazos
se deslizan alrededor de mi cintura sujetándome a él. 65
Doy unos cuantos pasos hacia atrás. ¿Qué diablos fue eso? No puedo hablar.
No hay palabras para lo que acaba de suceder. No hay palabras para cómo me hizo
sentir ese beso.
―Tengo que irme. ―Es todo lo que digo cuando me doy vuelta y corro
subiendo los escalones delanteros. Alejándome.
Carter
Jesucristo. ¿Qué carajos fue eso? No sé lo que acaba de caer sobre mí. Claro,
desde el momento en que la vi, quise esos labios en los míos, voy a admitir eso. Pero,
nunca pensé que actuaría sobre esos sentimientos. Nunca pensé que realmente
sucedería. Y nunca pensé que me haría sentir lo que acabo de sentir.
Mierda.
Estoy bien y verdaderamente jodido.
67
Después de entrar en la casa, me quedo allí. No puedo conseguir que mis
piernas funcionen. Mi pierna media está trabajando muy bien. Ese idiota está de pie
orgulloso. Está tan jodidamente duro que realmente me duele. ¿Por qué fui allí? ¿Por
qué?
Cuando la sangre finalmente sale de mi pene y fluye de regreso a mis piernas,
arrastro mi trasero hacia la casa. No me molesto en pasar por la puerta principal.
Voy directamente a la ventana de mi dormitorio. No puedo enfrentar a mi madre o
a Pendejito ahora mismo. Mi cabeza está por todo el lugar. ¿Qué voy a hacer? Tanto
como me gustaría, no puedo ir con ella. No puedo.
••••
Después de una noche de insomnio, me levanto temprano y voy a mi auto. No
tengo idea de a dónde iré, pero no puedo andar por aquí. No puedo correr el riesgo
de ver a Indiana. Ese beso todavía me persigue. Lo que tengo que hacer es quedarme
alejado de ella. Me hace sentir cosas. Cosas que no quiero sentir.
Me tomó doce largos años construir esta barrera alrededor de mi corazón. Mi
escudo protector. El que bloquea todos los sentimientos. Si no puedes sentir, no puedes
ser lastimado ¿verdad? Esa es mi lógica de todas formas.
Solo le tomó unos días romper los cimientos en los que trabajé tan duro por
erigir. Al diablo ella y su sol y su arcoíris. A diablo ella y su luz que está tratando de
penetrar mi oscuridad. No lo necesito, y seguro no lo quiero.
Termino en un parque, a kilómetros de donde ahora vivo. Ni siquiera estoy
seguro del suburbio. ¿A quién le importa? Me da lo que necesito: distancia, tiempo
para pensar, tiempo para procesar. Es hora de averiguar qué en el infierno voy a
hacer sobre la maldita Indiana Montgomery. ¿Por qué está entrando en mi corazón?
Terminando mi cigarrillo, enciendo otro. Eso tampoco ayuda. Al llegar al
asiento del pasajero, deslizo mi mano debajo y saco mi bloc de dibujo. Han pasado
meses desde que he dibujado algo. Tal vez eso pueda calmarme como el infierno.
Funcionó en el pasado.
Me muevo a través de las malditas páginas, estudiando algunos de mis otros
dibujos. Son bastante oscuros: Cráneos, demonios y serpientes, mierda así. Se
adaptan a mi personalidad, creo. Recuperando un lápiz de la guantera, empiezo a
dibujar.
Cuando termino, miro mi trabajo.
Normalmente me meto en la zona y dejo que mi mano dibuje lo que quiera.
Por supuesto hoy escogí dibujarla a ella. Esos grandes ojos enmarcados con pestañas 68
largas, gruesas y oscuras y esos hermosos labios gruesos que saben como el maldito
cielo. Es hermosa. Maldita sea.
Arrancando el dibujo del bloc de notas, lo hago una bola y lo arrojo al piso.
Agarrando mis cigarrillos, consigo salir del auto y caminar a través del parque,
eventualmente acomodándome bajo un árbol.
Abro mi cuaderno en una página nueva. Esta vez me aseguro de controlar lo
que mi mano hace. Ninguna niña de mierda. Termina siendo una imagen de un
cráneo con una serpiente que sale de sus órbitas y con rosas negras envueltas en su
cola. Eso es más como yo.
Colocándolo en mi regazo, enciendo otro cigarrillo y me siento y admiro mi
obra.
―Oye, amigo. ¿Tienes fuego? ―pregunta alguien. Miro hacia arriba para ver
a un tipo que se acerca cubierto de tatuajes. Tiene un gran piercing de plata en forma
de espiga a través de su ceja y unas cosas perforando sus lóbulos. No me importa la
extraña perforación, pero el estiramiento de su lóbulo de la oreja me parece extremo.
No es como si usaras audífonos en tus oídos cuando tuvieras setenta años. ¿Qué
harás con esos enormes agujeros como un trasero de mierda entonces?
―Claro ―le digo lanzándolo hacia él.
―Gracias. Dejé el mío en la tienda. ―Se inclina y me lo devuelve una vez que
su cigarrillo está encendido―. Oye, ¿dibujaste eso? ―pregunta mirando mi bloc de
dibujo.
―Sí ―respondo.
―Es bastante bueno. ¿Te importa si le doy una mirada?
―Por supuesto. Adelante ―digo entregándoselo. Nunca le he mostrado a
alguien mi trabajo antes, pero no conozco a este tipo, así que, ¿a quién le importa lo
que piense? A mí no.
―Eso haría un tatuaje putamente impresionante. ¿Alguna vez pensaste en
venderlos? ―pregunta.
―Nah. Lo hago por diversión.
―Tengo una tienda de tatuajes atravesando el camino ―dice señalando a
través del parque hacia la línea de tiendas al otro lado de la calle. Revisa algunos de
los otros dibujos―. Joder, estos son malvados.
―Gracias hombre ―le contesto. Admito que estoy feliz de que le guste mi
trabajo.
―Lo digo en serio. Me encantaría comprar algunos de estos. Siempre estoy 69
buscando nuevos diseños. ¿Quieres venderlos? ―Me encojo de hombros. ¿Quiero
hacerlo? No estoy seguro realmente. Podría ser bueno saber que mis dibujos están
tatuados en alguien permanentemente. Incluso pensé en ponerme unos pocos
cuando pueda pagarlos. Los tatuajes no son baratos―. ¿Quieres venir a ver mi
tienda?
―Claro, por qué no ―respondo, poniéndome de pie. No tengo nada mejor que
hacer.
―Jax ―dice extendiendo su mano hacia mí.
―Carter.
Camino con él al otro lado de la calle. Su tienda es bastante extraordinaria. No
parece mucho desde la calle, pero dentro la distribución no es mala. Mis ojos van
alrededor antes de aterrizar sobre la chica detrás del escritorio. Tiene un tatuaje de
manga completa en ambos brazos y cabello rosado, pero le queda. Es muy sexy.
Tiene figura agradable, también. Supongo que está en sus veintes.
―Candice, este es Carter ―dice Jax mientras nos acercamos a ella.
No intenta ocultar el hecho de que me está comprobando.
―Hola, guapo ―me guiña.
―Hola ―digo con un asentimiento.
―Échale un vistazo a estos dibujos ―dice Jax dándole mi bloc de dibujo. Sé
que mis dibujos son buenos, pero por alguna razón, estoy incómodo de que los vea.
―Vaya, son increíbles. ¿Tú los hiciste? ―pregunta haciendo contacto visual
conmigo. Asiento―. Son grandiosos. Oh, me encantaría este en mi trasero ―dice
señalando la imagen de un cráneo que se extiende a través de una cama de rosas. Su
comentario me hace sonreír. Apuesto a que tiene buen trasero, también.
―Te daré ciento cincuenta dólares ―dice Jax de repente. Me encojo de
hombros.
―Supongo. ―Todavía no puedo creer que quiera comprarlos.
―Está bien. ―Revisa el libro y cuenta cuántos dibujos son―. Quince ―dice
inclinándose para tomar la calculadora del mostrador. Presiona algunos números en
ella―. Eso es… dos mil doscientos cincuenta dólares ―añade―. ¿Estás feliz con eso?
―¿Me pagarás ciento cincuenta dólares por dibujo? ―pregunto con
incredulidad.
―Sí. ¿Crees que está bien ciento cincuenta por el lote?
―Sí. ―Me siento estúpido ahora. Jax se ríe niega ante mi ingenuidad.
70
―Estos son buenos, hombre. Haré más dinero en una sola sesión. Se van a
vender bien. Ya conozco a algunos tipos a los que les van a encantar estos.
―Mierda ―digo, sonriendo mientras sacudo la cabeza. ¿Quién sabría que
unos cuantos dibujos podrían hacerme ganar tanto dinero? Ahora podré obtener las
partes que puse en espera para el auto.
―Tengo clientes llegando en breve. Tengo que irme. Candice te dará el dinero
en efectivo. Fue un placer conocerte, hombre ―dice estrechando mi mano―. Si
tienes más dibujos de los que quieras librarte, sabes dónde encontrarme.
―Gracias ―respondo. Todavía estoy sorprendido. Esto es increíble.
―No me agradezcas. Te veré al lado ―dice caminando hacia las habitaciones
de la parte de atrás. Me gusta. Es un tipo genial.
Candice abre la registradora y comienza a contar el dinero en efectivo en el
mostrador.
―Ahí tienes, guapo. ―Me da una sonrisa coqueta cuando me entrega el
dinero.
―Gracias ―digo, tomando el dinero y metiéndolo en mi bolsillo. Miro como
cuidadosamente toma las páginas con los dibujos en ellos antes de escribir algo en
el interior de la tapa de mi block.
―Ten. Escribí mi número. Si alguna vez quieres contactarme, llámame. Me
gustaría ver qué más puedes hacer con esas manos tuyas. ―Me río de su comentario
mientras alcanzo mi bloc de dibujo. Me gusta una mujer que sabe lo que quiere.
―Suena como un plan ―digo con un guiño mientras me giro para salir de la
tienda. Normalmente iría por eso, pero necesito ordenar esta mierda con Indiana
primero. A la mierda.
Decido comer algo. Ya que salí de la casa tan temprano ni siquiera he
desayunado. Hay un café algunas puertas abajo, así que me dirijo en esa dirección.
Una vez que comí me dirijo a mi auto. Ni siquiera es mediodía y no tengo
planes de ir a casa todavía. Si puedo evitar ver a Indiana todo el día, lo haré. Ahora
que tengo dinero, supongo que puedo hacer lo que sea que quiera.
••••
Está oscuro cuando vuelvo a entrar a mi habitación. La luz del dormitorio de
Indi está apagada. Probablemente ya está dormida. Quién sabe qué mierda haré con
la escuela por la mañana. No estoy seguro si quiero darle un aventón. Tenerla cerca 71
no es una buena idea. Necesito tener resueltos estos sentimientos que tengo,
primero.
―Carter, ¿estás ahí? ―pregunta mi madre golpeando mi puerta.
―Sí, mamá. Adelante.
―¿Dónde has estado todo el día? He estado preocupada ―pregunta, con la
inquietud grabada en su rostro.
―Solo fui a dar una vuelta. Eso es todo.
―¿Estás bien? ―dice, sentándose a mi lado en la cama. Reconozco ese tono.
Está preocupada. Odio hacerla preocuparse.
―Sí. Estoy bien ―le respondo, forzando una sonrisa tranquilizadora.
―No eres feliz viviendo aquí, ¿verdad, Carter?
―Estoy bien con eso, mamá. Solo quería salir un rato. Honestamente. ―Esa es
una maldita mentira. Odio aquí, pero la cosa es, que ella no. Puedo decir que está
contenta. Lo único que quiero es verla feliz. Eso es todo lo que he querido. No voy a
arruinar esto para ella.
Fingir que soy feliz aquí es lo menos que puedo hacer por ella. Estoy seguro de
que podré aguantar por unos cuantos meses más. Espero.
―¿Estás seguro? Odiaría pensar que no lo fueras.
―Lo soy, mamá. Me gusta aquí. ―Otra mentira. Odio mentirle, pero lo estoy
haciendo para protegerla, así que supongo que eso hace que esté bien.
―Bueno. Estoy contenta ―dice colocando su mano en mi rodilla, dándole un
apretón antes de levantarse de la cama. Inclinándose, me besa la frente―. Buenas
noches, nene. Te quiero ―añade, acariciando suavemente el lado de mi rostro.
―Yo también te quiero, mamá.
Después de una ducha rápida salto a la cama. Unos minutos más tarde mi
teléfono suena. Lo alcanzo en la oscuridad. Maldita Jen. Quiere saber si puede venir.
Si supiera que perderme en su vagina me ayudaría, le diría que sí, pero sé que no lo
hará. La última vez que estuve con ella, lo único que hice fue pensar en Indiana.
Coloco mi teléfono en la mesilla de noche, ignorando su mensaje.
Cuando abro los ojos, miro el reloj al lado de mi cama. Son las 7:00 a.m. Carajo,
no tengo ganas de ir a la escuela hoy, pero tengo que hacerlo. Creo que me iré
temprano para no coincidir con Indiana. Todavía no estoy listo para enfrentarla
después de ese beso. 72
―Si eso es lo que piensas, entonces eres aún más engreído de lo que
originalmente pensé. ―Me vuelvo y me alejo. No porque esté enojada por lo que
dijo, sino porque estoy avergonzada por la forma en que estoy manejando esto.
Tiene razón. Estoy siendo irrazonable. No tengo derecho a estar enojada con él.
Realmente suave, Indi. Va a pensar que soy como esa perra loca de Atracción Fatal.
Probablemente piensa que voy a cocinar su conejo 2. Bueno, lo haría si tuviera uno.
―Vuelve aquí ―exige.
Ignorándolo, sigo caminando. Solo llego a la acera antes de elevarme en el aire
y ser arrojada sobre su hombro. No dice ni una palabra ni yo. Después de sacar la
llave de su bolsillo, abre la puerta lateral del pasajero y me deposita dentro del auto.
Alguien máteme ahora.
Silencio. Así es como seguimos de camino a la escuela. Eso está bien. Estoy
humillada por actuar como una niña consentida. Imagino que el nombre de niña me
queda ahora.
―Te quiero aquí esta tarde cuando sea hora de ir a casa, o que Dios te ayude
―dice en tono de advertencia una vez que estaciona el auto. Su ridícula orden casi
me hace querer reír. Casi. En cambio, estoy aliviada porque el auto ya no se mueve.
Es hora de escapar y llegar tan lejos de él como sea humanamente posible.
2 Hace referencia a la escena de la película Atracción Fatal en la que la protagonista hierve un conejo.
••••
―Escupe ―dice Meg mientras me acerco a mi casillero. Evité sus llamadas
todo el día de ayer.
―No hay nada que decir ―digo, empujándola a un lado para poder poner mi
bolsa dentro.
―Indiana Isabella Montgomery. ―Siempre usa mi nombre completo cuando
está molesta conmigo. Maldita sea. No renunciará hasta que le diga todo. Cerrando
la puerta, inclino la cabeza contra el casillero y suelto una respiración exasperada.
―Nos besamos. Eso es todo. ¿Estás feliz ahora?
―Oh. Mi. Dios. Lo sabía. Me preocupé cuando no tomaste mis llamadas, pero
luego pensé que tal vez estabas pasando el día con tu vecino atractivo como el
infierno ―dice emocionada.
Eso desearía.
Ignorándola, me alejo caminando hacia mi primera clase. 75
81
Carter
No tengo ni idea de qué carajos acaba de suceder. En un minuto estábamos
subiendo de nivel las cosas, y al minuto siguiente todo cambió. Ella cambió. Algo
está pasando con ella, pero no tengo ni idea de qué. Qué se joda esta mierda. Esta es
exactamente la razón por la que nunca dejo que baje mi guardia y me acerco a la
gente.
―¿Cómo estuvo la escuela, cariño? ―pregunta mi madre cuando entro.
82
―Bien ―le respondo besando su mejilla antes de ir a mi habitación. No estoy
de humor para la pequeña charla ahora. Todavía estoy tratando de averiguar qué
hizo que Indiana cambiara como lo hizo. Nunca la había visto actuar tan fría. Es la
primera vez que he sido completamente yo mismo con alguien además de mi madre.
La primera con la que en realidad intenté ser normal. Gran jodido error. Estas malditas
paredes están por una razón.
Mi madre siempre me dice que necesito abrirme y confiar más. Confío en ella,
pero eso es todo. Pero sé que tiene razón. No puedo sostener lo que nos hizo mi
abuelo contra otros. La lógica me dice que no todo el mundo es como él. Es un hábito
difícil de dejar. Es algo que he estado haciendo desde que tenía cinco años. Por eso
tengo mi tatuaje. Como un recordatorio de confiar. Bueno, al menos lo intento. Mira
a dónde me llevó confiar en Indiana. Jodidamente a ninguna parte.
Sentado en mi cama, descanso mis codos en mis rodillas y entierro el rostro en
mis manos. Mi mente está tratando de darle sentido a todo. Estoy tratando de
recordar exactamente lo que le dije, esperando que me dé la respuesta que busco.
Oigo un sonido de bocina de auto en la puerta siguiente. Mirando hacia el
dormitorio de Indi, la veo mientras lanza una mochila por encima de su hombro y
deja su habitación. De pie, voy hacia la ventana.
¿A dónde mierda va?
Indiana
Tan pronto como lleguemos a la casa de Meg, me arrastra hacia su cuarto.
―La cena estará lista en una hora, niñas ―dice su madre.
―Gracias, mamá ―responde Meg.
―Gracias, señora Miller ―añado. Meg cierra la puerta una vez que me empuja
dentro de su habitación. Toma mi mochila de mi espalda y la dejar caer al suelo antes
de conducirme hacia su cama con su mano entre mis omoplatos.
―¿Qué diablos te está pasando? ―pregunta tan pronto como nos sentamos.
―Una suposición.
―¿Qué hizo ahora? ―Su rostro se vuelve con repugnancia.
83
―Nada a mí. Bueno, un poco... es solo...
―¿Solo qué?
―Me dijo algo hace unos días. No sé si debería decírtelo. Es como personal y
bastante malo ―admití.
―En serio, tienes que decírmelo ahora.
Me río cuando se frota las manos y rebota en la cama con emoción. Se nutre de
los chismes.
―No estoy segura si debería. ―Me sentiría como que estoy traicionando a
Carter si se lo digo.
―¿Te dijo que no se lo dijeras a nadie? ―pregunta. Sé que está diciendo eso
para intentarlo y que derrame. Es una conspiradora.
―No.
―Bueno, ¿cuál es el problema entonces? ―pregunta, alzando las cejas.
―Me sentiría como si estuviera traicionando su confianza. No estoy segura de
cómo se sentiría si lo repitiera ―le digo.
―¿Así de jugoso es? ―Se frota las manos de nuevo.
―Sí. ―Me río.
―Mira, si no quieres decírmelo está bien. Respeto eso. Pero necesito que sepas
que el no saber probablemente va a matarme.
―Eres una idiota.
―Depende de ti, nena. Sabes que puedes confiar en mí. Nos contamos todo.
Tal vez pueda ayudar si sé exactamente con lo que estás tratando ―dice. Confío en
ella con mi vida. En mi corazón sé que nunca repetiría nada de lo que le diga, como
sabe que no le haría eso a ella.
―Supongo ―respondo con un encogimiento de hombros.
―¿Entonces me lo vas a decir? ―chilla. ¿Ven lo que quiero decir? Prospera en
esta mierda. No tiene nada de gracioso lo que voy a decir. Sé que estará tan
impresionada como yo cuando él me lo dijo.
―Prométeme que esto quedará entre nosotras. ―Aunque sé que no necesito
preguntarlo.
―Promesa de meñique ―dice levantando el dedo pequeño hacia mí.
Envolviendo mi pequeño dedo alrededor del de ella, los sacudimos. Tomo una
respiración profunda antes de hablar.
84
Mientras le cuento todo lo que Carter me dijo, sus ojos casi salen de su cabeza.
―De ninguna manera. ―Está enojada. No como una cosita enojada. Sino como
algo enorme.
―Sí, sí. ¿Ves por qué estaba vacilando en decírtelo? ―Su boca todavía está
abierta. Estoy segura que debí verme igual cuando Carter me lo confesó. Todavía
me molesta que tuviera que pasar por eso.
―¿Le pagaron para tener sexo? ―dice inexpresiva.
―Ajá.
―Mierda. Debe ser bueno. Cuanta más razón por la cual debes saltar sobre sus
huesos. ―Sus ojos se mueven hacia el techo y rompe en una sonrisa. Oh. Mi. Dios.
Está pensando en sus habilidades sexuales, lo sé. Extiendo la mano y le doy una
palmada en el brazo.
―Eres repugnante. ―Me río.
―¿Entonces es por eso que estás molesta? ―pregunta frotándose el brazo.
Hola. ¿Siquiera está escuchando?
―Sí y no.
Meg estira la mano, poniéndola sobre la mía.
―Sabes cómo son los chicos. Piensan con su pene, no con su cerebro, nena.
―Culpo a su casera, no a él. Él tenía solo quince años. Ella se aprovechó de él.
―¿Él lo ve así? ―En lugar de contestar, niego―. Por supuesto que no. Se
acostó con ella y le pagó. Muéstrame a un chico excitado de quince años que no salte
con esa oportunidad.
―Supongo ―respondo―, pero todavía pienso que es asqueroso.
―Depende de la edad de la casera. Si tiene como ochenta, entonces es
desagradable. ―Ambas nos reímos de su comentario.
―Estaba en sus treinta, dijo ―digo con tono disgustado mientras pongo los
ojos en blanco.
―Pfff ―dice moviendo su muñeca―. Conozca a mucha gente en sus treinta
que todavía son atractivos. Todo eso pasó antes de que lo conocieras, así que no
debería molestarte realmente.
―Bueno, eso es todo. Prometió que no iría allí de nuevo ―confieso.
―¿Y lo hizo? ¿Es donde estuvo ayer? ―pregunta, sus ojos se ensanchan
mientras espera mi respuesta.
85
―Creo que sí. Tenía algunas partes apartadas en el taller del Sr. Gregory
porque no podía permitírselas. Hoy, tuvo el dinero para recogerlas.
―Eso no significa que lo consiguió de ella. Tal vez su madre se lo dio. No era
tanto dinero, entonces esa podría haber sido una posibilidad.
―Las partes eran de más de mil dólares, Meg. Su mamá no trabaja y no puedo
ver al Sr. Shepard soltando ese tipo de efectivo. Cuando le pregunté de dónde
provino el dinero, dijo que ayer había ganado algo de dinero, pero no se explicó.
¿Cómo alguien de diecisiete va a ganar más de mil dólares en un día sin, ya sabes...?
―Mierda, si le pagó tanto dinero solo por sexo, debe ser increíblemente
grandioso en la cama. Como, explotador de mentes. ―Probablemente está en lo
correcto, pero no tengo planes de averiguarlo. Necesito estar tan lejos de Carter
maldito Reynolds como pueda. Va a ser difícil cuando vivo junto a su puerta, pero
si quiero proteger mi corazón, no tengo elección.
Carter
Me quedé sentado la mitad de la noche esperando a que regrese a casa, pero
nunca lo hizo. Por la mañana estoy jodidamente molesto. Molesto por bajar la
guardia con ella. Molesto porque la extraño y no tengo ni una pista de por qué.
Molesto de que nunca llegara a casa.
Ni siquiera me molesto en esperarla para darle un aventón a la escuela. ¿Cuál
es el punto? Incluso si estuviera en casa, después de su actuación de ayer por la tarde
probablemente de todos modos no aceptaría uno. A la mierda. Tal vez sea lo mejor
si volvemos a lo que éramos. Nada. Esta mierda es demasiado complicada. Me duele
la cabeza.
Durante el día la veo unas cuantas veces, pero cuando se da cuenta, se vuelve
y camina en la otra dirección. Solo sirve para enojarme aún más. En el almuerzo
tiene a Brad en su mesa otra vez. Eso hace que me hierva la sangre.
Cuando la tarde pasa, no estoy sorprendido cuando no aparece en el
estacionamiento. En mi camino a casa, la veo esperando en la parada del autobús.
Me dice todo lo que necesito saber. La saludo cuando paso. La ira desaparece. Ahora
sustituido por dolor. Odio este sentimiento. Ha pasado mucho tiempo desde que me
sentí así. Rechazado.
86
Planeaba trabajar en mi auto esta tarde, pero incluso perdí interés en eso. En
su lugar, tomo mi bloc de notas de debajo del asiento del pasajero y voy a mi
habitación. Lo primero que hago es cerrar mis persianas. No necesito ningún
recordatorio de Indiana. Y ciertamente no quiero arriesgarme a tener que verla.
Me siento en mi cama con mi espalda contra la cabecera. Si puedo perderme
en mi dibujo no tendré tiempo para pensar en ella. Tan pronto como abro la tapa,
veo el número que Candice escribió allí. Estoy tentado a llamarla. Tal vez perderme
en alguna vagina al azar sea exactamente lo que necesito. Indi dejó muy claro que
no está interesada.
Sacando el teléfono de mi bolsillo, decido llamarla.
―Habla Candice ―dice cuando contesta.
―Hola, Candice, es Carter. Estuve allí el domingo…
―Oh, sé quién eres. Tienes el tipo de rostro que una chica nunca olvida.
¿Decidiste tomar mi oferta? ―ronronea después de cortarme.
―Sí. ¿Todavía estás dispuesta?
―Por supuesto. Di la hora y el lugar y estaré allí, guapo ―dice
seductoramente.
―¿Esta noche?
―Esta noche suena perfecto. Salgo del trabajo alrededor de las 6:00 p.m. ¿Qué
tal si te encuentro a las 8:00 p.m.?
―Estupendo. Te enviaré mi dirección ―digo aprensivamente. Ni siquiera
estoy seguro si quiero hacer esto.
―Lo estaré esperando ―contesta ella.
Una vez que termino la llamada, le escribo mi dirección y le pido que me llame
cuando esté cerca. No le explico por qué. Lo averiguará cuando llegue aquí,
supongo. No estoy seguro de cómo va a sentirse acerca de que la esconda en mi
dormitorio, pero me preocuparé de eso después.
••••
―Mierda. No me dijiste que todavía vivías en casa con tus padres. ¿Qué edad
tienes de todas maneras? ―pregunta Candice mientras la arrastro por la ventana.
―Pronto cumpliré dieciocho.
―Mierda. Todavía eres un niño ―dice en tono de sorpresa cuando la pongo
en el suelo.
―No soy un jodido niño ―digo. De todas las palabras que puede escoger, 87
jodidamente escoge esa.
―Pareces mayor. ―¿Qué tiene la edad que ver con algo? Puedo ser joven, pero
seré el mejor maldito acostón que haya tenido alguna vez.
―¿Vamos a hacer esto o no? ―pregunto frustrado cuando empiezo a perder
mi paciencia con ella.
―Cálmate ―responde, dando una caminata hacia mí y deslizando los brazos
alrededor de mi cintura, presionando su suave cuerpo contra el mío―. No dije que
hubiera un problema con eso, guapo. Solo estoy sorprendida, eso es todo. ―Sus
labios encuentran los míos mientras besa un rastro a través de mi mandíbula hasta
que su boca cubre la mía. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y la jalo más
cerca. Es la primera persona que he besado desde Indi. Sorprendentemente no siento
nada. Definitivamente sentí algo cuando mis labios estuvieron en los de Indiana.
Ella me hizo sentir cosas que nunca había sentido antes, lo que odio como la mierda.
Abriendo los ojos, mi mirada se mueve en dirección de su ventana. Estupendo.
Ella está allí, observándonos. Incluso desde aquí puedo ver claramente el dolor
grabado en su hermoso rostro. Entonces en una instantánea cierra sus persianas y se
va. ¿Qué mierda estoy haciendo?
Saliendo del beso, miro hacia Candice.
―Lo siento, no puedo hacer esto ―admito mirando hacia la ventana del
dormitorio de Indi de nuevo.
―¿Qué? ¿Por qué? ―Sigue mi línea de mirada mientras continúo viendo
fijamente donde estaba India hace solo unos momentos―. ¿Cuál es el problema?
―Me alejo de ella y voy hacia mi cama. Sentándome pongo mis codos en mis rodillas
y entierro mi rostro en mis manos.
―No eres tú ―digo sin hacer contacto visual.
―¿Entonces qué? ―pregunta, acercándose para sentarse a mi lado. ¿Qué
puedo decirle? ¿Que tengo una relación de amor/odio con la chica de al lado? No
puedo decirle eso, pero sorprendentemente eso es exactamente lo que digo. Le
cuento todo. Bueno, un poco. Terminamos sentados en mi cama hablando por más
de una hora antes de que finalmente se vaya, insatisfecha. Eso nos hace dos. Un
simple beso y la maldita niña me arruinó.
Me siento como un idiota por lo que hice. A ella y a Indi. Agradecidamente,
Candice actuó bien al respecto. Tengo una sensación de hundimiento en mi intestino
que no será el caso con Indiana.
Y tuve razón. 88
••••
Han pasado seis días y apenas la he visto. Ni siquiera hace contacto visual
conmigo. Culo obstinado. Las persianas de su dormitorio han estado cerradas desde
entonces. Después del incidente con Candice, Indi se encerró en su casa por dos días.
Dos malditos días. Ni siquiera fue al colegio.
Le pregunté a su padre si todo estaba bien con ella cuando estuvimos
trabajando en mi auto. Me dijo que estaba un poco afectada por el clima.
Por el clima mi trasero.
No puedo entenderla. Fue ella que se puso toda rara conmigo, ignorándome y
evitándome a cada vuelta. No se necesita ser genio para averiguar que está molesta
por lo de Candice, sin embargo. Lo cual es una total mierda. ¿Qué pasó con mi ardiente
chica? ¿La que se negó a tomar mi mierda? Ojalá me dejara tenerla. Me contara lo que
sea está pasando. Al menos sabría dónde estoy. La alternativa está haciendo que me
duela la cabeza.
Incluso Megan me está dando miradas de muerte siempre que me encuentro
con ella. Le pregunté cómo estaba el otro día y jodidamente me despidió. Lo que me
molesta más que nada es que en las pocas ocasiones en que he visto a Indi en la
escuela, ese Brad ha estado con ella. Si está alrededor con él para trastornarme,
entonces está funcionando.
Me gustaría derribar a ese desgraciado.
Indiana
―Brad quiere venir esta tarde ―le digo a Meg durante el almuerzo―. El señor
Jenkins nos puso como pareja para hacer juntos nuestra asignación de inglés. Quiere
que comencemos. No sé qué hacer.
―Déjalo. Asegúrate de hacer que suba por la ventana de tu dormitorio sin
embargo. Dale a esa perra de al lado una probada de su propia medicina.
―No lo haré subir por mi ventana. ―Me río―. Dos equivocaciones no hacen
89
un acierto. Además, si lo hago, Brad tendrá la idea equivocada.
―No, no lo hará. Dile que tu puerta del frente está rota ―dice seria. ¿Perdió la
cabeza? No puedo hacer eso.
―Eres una idiota ―digo―. Incluso no estoy segura de que debería invitarlo.
Mi papá me prohibió verlo, ¿recuerdas?
―Esto está relacionado con la escuela. Estará en el trabajo de todos modos,
¿no? ―dice con un movimiento de muñeca―. Nunca lo sabrá.
Ella podría estar acostumbrada a hacer cosas a espaldas de sus padres, pero yo
no.
―Lo hará si Carter se lo dice. Es la razón por la que no puedo ver a Brad en
primer lugar.
―Depende de ti, pero estaría por toda esa mierda si fueras yo. Brad no solo es
una nena total, es la venganza perfecta para lo que Carter te hizo. ―Buen punto,
pero todavía no estoy segura si estoy cómoda con esto. Realmente no estoy en la
venganza.
―¿Y si lo intenta? ―pregunto.
No me siento cómoda yendo en contra los deseos de mi padre. Nunca lo he
desafiado en el pasado. Como Meg dijo, es relacionado con la escuela. ¿Tengo opción
realmente? Ciertamente no voy a ir a su casa.
―¿Para tener sexo contigo? ―Se ríe―. Puedes decir la palabra que conoces.
Eres tan prudente. ―Sus ojos escudriñan la habitación para asegurarse de que nadie
está escuchando.
―No lo soy ―le contesto, tirándole una papa.
―Solo deja claro que estarás haciendo tu asignación. Nada más. Tu padre es
policía. No es como si te fuera a obligar. A menos que tenga deseo de morir.
―Supongo que tienes razón. ―Mi papá lo mataría si pusiera un dedo sobre
mí.
Cambiando de tema, hablamos de Derek, el último amante de Meg. Me he
encontrado con él unas pocas veces. Parece bastante agradable. No va a esta escuela.
―¿Puedo unirme a ustedes, damas? ―Brad nos interrumpe unos minutos más
tarde. Quiero poner mis ojos en blanco, pero me abstengo.
―Claro, guapo ―ronronea Meg. Está tan adelante a veces. Por supuesto que
toma el asiento a mi lado. Estoy tan cansada de él estando con nosotras todo el
90
tiempo. Es muy dulce frente a mí, pero no confío en él después de lo que Carter me
dijo.
―¿Seguiremos trabajando en esa tarea esta tarde? ―pregunta.
―Supongo. Solo tenemos unos días para hacerla ―le respondo.
―Sobre eso ―interviene Meg―. Si vas a hacer la asignación en la casa de Indi,
tendrás que subir a través de la ventana de su dormitorio. Su puerta del frente está
rota. ―Oh. Mi. Dios. No le acaba de decir eso. La pateo bajo la mesa.
―¿Qué? ―Me responde él, mirándome confundido―. ¿No puedo usar la
puerta de atrás?
―No. Tiene un perro perverso a quien no le gustan los extraños.
Probablemente te probará y te comerá ―le dice con rostro serio. No puedo evitarlo.
Me eché a reír.
Lamerlo hasta morir sería más como eso.
Ella es tan intrigante. A veces me pregunto cómo nos hicimos amigas.
••••
―No puedo creer que le hayas dicho eso ―le digo a Meg mientras nos
dirigimos a nuestra siguiente clase.
―Sabía que si no lo hacía, tú no lo harías. Deja que Carter lo vea. Está bien que
tenga a las chicas saltando a través de la ventana de su dormitorio. Veamos cuánto
le gusta cuando hagas lo mismo. ―No le importará, pero no le digo eso.
―¿Podemos no ir allí de nuevo? ―le ruego.
Todavía estoy vacilando con lo que pasó. No puedo creer que dejé crecer
sentimientos por ese tarado.
••••
Mi estómago está en nudos mientras me siento aquí esperando a que llegue
Brad. Tengo el número de Meg en la marcación rápida en caso de que intente hacer
un movimiento. Me prometió venir directamente si la necesito. Así debe hacerlo, ya
que es la que me metió en este lío en primer lugar.
Está oscureciendo cuando oigo el toque en la ventana de mi dormitorio. Estaba
esperando que viniera antes, pero tuvo práctica de fútbol. Mientras voy hacia la
ventana, lo veo sonriendo hacia mí. Realmente es guapo, pero a mis ojos no tiene
nada de Carter.
―Hola ―digo mientras abro el cristal.
―Hola, chica bonita. ―Tengo que contenerme de poner los ojos en blanco.
91
Puede poner su encanto todo lo que quiera, pero todavía no tendrá ninguna
posibilidad de meterse en mis bragas.
Pone sus manos en la orilla de mi ventana para pasar, pero en un instante
desaparece. ¿Qué infiernos? Oigo un gruñido, seguido por:
―No lo creo. ―Carter. Mierda. Tira de Brad hacia atrás, haciéndolo tropezar.
Cuando saco la cabeza, los veo de pie frente a frente.
―¿Qué mierda, Reynolds? ―presiona él―. ¿Cuál es tu problema?
―Tú ―espeta Carter. Oh, mierda. Nunca lo había visto tan enfadado. Su rostro
está rojo y hay una vena que sobresale en su cuello. Esto no va a terminar bien.
Maldita Meg y sus brillantes ideas.
No.
―Carter ―grito, mis uñas se hunden en el marco de madera.
―Quédate fuera de esta mierda, niña. Lidiaré contigo más tarde. ―Ni siquiera
mira en mi dirección. Sus ojos están firmemente fijos en Brad. Parece que está listo
para romperlo en pedazos. Me muerdo la lengua. Tanto como me gustaría tomar
represalias, el sentido común me dice que mantenga la boca cerrada―. Tienes cinco
segundos para girar y volver por dónde viniste, o...
―¿Qué, Reynolds? ¿Qué vas a hacer? ―contesta Brad, inclinándose hace él.
Mierda. Tiene deseo de morir. Esa mirada asesina en el rostro de Carter me tendría
corriendo por las colinas.
―Después de que te patee el trasero, te arrastraré hasta la estación de policía.
Eso es lo que haré.
―Eso es muy inteligente, idiota. Asaltarme y luego llevarme a la policía. Solo
resultará en que te coloquen cargos, así que sigue ―replica Brad con una risita. Dios,
puede ser tan engreído a veces.
―No lo creo. Cuando le diga a su padre que te atrapé tratando de entrar
furtivamente a través de la ventana de su dormitorio me lo agradecerá. ―Carter tiene
razón, lo estará. Entonces mi papá lo cortará en pedazos.
Brad no se mueve. Se mantiene fuerte.
Luego va y hace algo increíblemente estúpido. En lugar de tomar el consejo de
Carter como debería, el imbécil lo empuja. Movimiento tonto como la mierda. Carter
tropieza ligeramente y luego sonríe. En realidad sonríe. Como si estuviera diciendo,
“¿eso es lo mejor que tienes?”. Mierda, está loco.
Girando su cabeza, Carter dice en una voz tranquila, pero intimidante:
92
―Uno. ―¿Qué pasa con Carter y su maldito conteo?
Mis ojos se mueven hacia Brad. Ya no está tan seguro de él mismo. No lo culpo.
Esto es como ver un accidente de tren. Tanto como quieres mirar lejos, no puedes.
―Dos. ―Quiero gritar, corre Brad, porque eso es exactamente lo que yo haría.
El idiota se queda allí.
Con el conteo de tres, Brad levanta su mano para lanzar un puñetazo. Carter
es rápido y lo toma en el aire.
―Cuatro, cinco ―dice rápidamente antes de lanzarse hacia él. Ataca a Brad
tirándolo al suelo con un ruido sordo.
Levantando el puño, lo deja caer, conectando con el rostro de Brad. Maldito
infierno.
Bajando por la ventana, corro hacia ellos. Probablemente no es una cosa sabia.
―Carter ―grito mientras agarro su camisa―. Carter. ―Con mi otra mano
tomo su brazo y trato de tirar de él. No se mueve.
―Bájate de mí. ―Se queja Brad. Estoy aliviada cuando Carter finalmente
escucha. Está respirando pesado mientras se levanta. Brad se arrastra hacia atrás
sobre sus codos, sin mirar jamás a los ojos de Carter. Eventualmente se las arregla
para ponerse de pie, limpiando la sangre de su boca con el dorso de su mano―.
Pagarás por esto, Reynolds. ―Escupe antes de darse la vuelta y alejarse.
―Eso espero, Cartwright. ―le dice Carter a su espalda en retirada. Idiotas, los
dos. Me doy la vuelta y voy de regreso hacia mi ventana. Estoy tan enojada ahora
mismo.
Subiendo de nuevo, alcanzo el vidrio para cerrarlo.
―No terminé contigo ―dice Carter mientras empuja la ventana abriéndola de
nuevo y lanza su trasero a mi habitación. Mierda. Doy un paso atrás cuando tengo
una visión de la mirada en su rostro, doy un paso más―. ¿En qué mierda estabas
pensando? ―gruñe.
Sigo caminando hacia atrás cuando se acerca a mí. Eventualmente mi espalda
entra en contacto con la pared. Mierda. Cerrando la distancia entre nosotros, pone
sus manos a cada lado de mi cabeza, enjaulándome. Empuja su cuerpo hacia el mío,
clavándome contra la pared. Estoy atrapada.
―Sal de mi habitación. ―Suelto mientras intento empujarlo. Tan enojado
como está conmigo estoy sorprendida de no estar asustada de él.
―No lo creo ―dice, más o menos agarrando mi cabeza y moviéndola hacia 93
arriba así que mis ojos se encuentran con los suyos―. Pensé que eras más inteligente
que eso.
―Bueno, pensaste mal ―repliqué estrechando los ojos. ¿Quién diablos cree
que es?
―¿Después de todo lo que te dije acerca de él todavía lo invitaste?
―Sí ―digo con presunción, porque no es su asunto el por qué Brad estuvo
aquí. Gruñe enojado. A la mierda. Puede pensar lo que quiera. No me vio agarrando
a esa cualquiera cabello rosa de su ventana la otra noche, aunque el pensamiento
cruzó mi mente en ese momento.
―Quieres actuar como una puta, entonces voy a tratarte como a una ―dice,
llevando sus labios a los míos. Estoy conmocionada. No esperaba que me besara. No
esperaba que insinuara que estaba actuando como una puta tampoco. ¿Cómo se
atreve? Qué hipócrita. Él es el mujeriego, no yo.
Trato de alejarlo en un segundo. Su beso es duro, casi como para causar
moretones. Nada como el dulce beso que compartimos la última vez. Pero es
caliente. Como para soltar humo de caliente. Estaría mintiendo si dijera que no había
pensado acerca de tener sus labios en mí de nuevo. Lo odio y a la lujuria de él todo
en el mismo aliento.
Tomando su camisa en mis manos, tiro de él más cerca y profundizo el beso.
Gime en mi boca.
―Quieres esto ¿no? ―Respira, empujando su erección en mi estómago.
―No ―miento, pero la respuesta es sí. Lo deseo tanto. Quiero que me haga
todas las cosas que les ha hecho a las otras chicas. ¿Cuán patético es eso?
Sus dedos se deslizan por los lados de mi cuerpo hasta que toca mi trasero con
sus manos. Fácilmente me levanta del suelo y mis piernas se envuelven en su
cintura. Su dureza está presionada directo contra mi centro dándome la fricción que
le estoy pidiendo. Apoyando mi cabeza hacia atrás contra la pared, gimo. El
sentimiento es exquisito.
Como nada que haya sentido antes. Hundo los talones de mis pies en su
espalda, acercándolo aún más a medida que me muevo contra él.
Su boca se mueve a través de mi mandíbula y abajo de mi cuello.
―Tu cuerpo me dice que me deseas. Deja de negarlo ―dice en mi cuello.
―Estás lleno de ti mismo. No lo hago. ―Respiro agitada. Otra mentira. Él se
ríe en mi piel. Levantando la cabeza, me mira a los ojos.
94
―Si te tocara ahora, sé que estarías mojada. ―Sé que lo estaría también, pero
no voy a admitirlo.
―Bueno, te equivocas. ―Levanta una de sus cejas. Sé que es un desafío.
―Ya veremos eso ―dice con una sonrisa arrogante mientras su mano se
desliza a la cintura de mi pantalón de yoga. Oh Dios. Va a saber que estoy mintiendo,
pero sorprendentemente no me importa. Quiero que me toque allí. No, necesito que
lo haga―. Tus bragas están empapadas ―gime tirando de ellas y volviendo a
mirarme―. Ahora dime que todavía no me deseas. ―El enojo que vi en sus ojos
cuando me sujetó contra la pared desapareció. Ahora es reemplazado con un deseo
rojo candente. La forma en que está mirándome ahora tiene a mi corazón saliendo
de mi pecho―. ¿Así que no quieres que te haga esto entonces? ―pregunta,
presionando sus dedos en un movimiento circular contra mi clítoris.
―No ―miento mientras mis ojos se ponen en blanco. Nunca he estado tan
íntimamente con nadie antes, pero quiero esto. Lo deseo a él. Mucho.
―Estás tan mojada. ―Respira mientras sus dedos se mueven dentro de la tela
de seda de mi ropa interior y se deslizan a través de mi humedad―. ¿Qué hay de
esto, entonces? ―pregunta mientras sus dedos continúan su asalto en mi clítoris.
Siento que mi rostro se ruboriza. Odio que sepa lo húmeda que estoy por él.
―No ―gimo. Dios. Se siente asombroso. Nadie más nunca me tocó allí abajo.
Me encanta cómo me están haciendo sentir sus dedos.
Inesperadamente, no me siento tan nerviosa como pensé que estaría en una
situación como ésta. No estoy completamente segura si es porque sucedió tan
rápido, y no tuve tiempo de sentir cosas, o si es porque es Carter. De cualquier
manera, estoy tentada a gritarle, no te atrevas jodidamente a detenerte.
―¿Así que definitivamente no quieres que te haga esto entonces? ―Respira,
resbalando un dedo dentro de mí―. Cristo. Tan mojada. Tan apretada ―gruñe
mientras cierra los ojos.
―No. Definitivamente no es eso ―gemí empujando mi pelvis más lejos en su
mano.
―Me detendré entonces ―dice, deteniendo sus dedos. Mis ojos se abren para
encontrarlo sonriéndome. Bastardo. Lentamente desliza sus dedos hacia afuera, así
que me estiro y tomo su muñeca. Mierda. Sabe exactamente lo que está haciendo.
Está tratando de hacerme admitir que lo deseo.
Nunca.
―No pares ―susurro y su sonrisa se ensancha. Mi cabeza está girando y mi 95
corazón late. No puedo creer que un simple toque pueda encender en mí tanto
placer. Cuanto más duro está, más intensos se vuelven los sentimientos. ¿Por qué no
me siento así cuando me toco? Malditos sean él y sus dedos mágicos. Está
tocándome como un músico experto tocaría su instrumento.
―¿Por qué no quieres que me detenga? ―pregunta con presunción.
Estrecho mis ojos hacia él.
―Porque…
―¿Por qué?
―Solo porque se siente bien, no quiere decir que te deseé ―le digo, y su sonrisa
se ensancha, revelando sus perfectos, dientes blancos. La forma en que se ve cuando
sonríe es una vista que puedo contar. Necesito mi maldita respiración.
―Oh, carajo, me deseas ―dice todo engreído―. No tienes por qué admitirlo,
niña. Tu vagina goteando me dice todo lo que necesito saber. ―Sonríe antes de
deslizar sus dedos de nuevo a mis bragas y por mi humedad. Sus ojos se cierran de
nuevo―. Todo lo que necesito saber ―susurra.
―Estás tan lleno de ti mismo.
―No. Creo que eres tú quien está llena de mí ―dice empujando dos dedos
dentro de mí.
―Oh Dios ―gimo. Mis manos se mueven hacia arriba a sus hombros buscando
apalancamiento. Hundiendo mis uñas en su carne a través de su camisa, empujo mis
caderas hacia su mano.
―Mi nombre es Carter, no Dios. ―Es como un listillo. Ignorándolo, continúo
montando su deliciosa mano. Eso se siente maravilloso. Asombroso. Estoy tan cerca.
―Abre tus ojos, hermosa ―me ordena―. Quiero que veas quién es haciendo
que te sientas así... Quién te está dando placer. ―Me llamó hermosa.
Haciendo lo que pide, mis párpados se abren mientras miro sus marrones ojos
asombrosamente impresionantes. Me está sonriendo de nuevo.
―Niégalo todo lo que quieras. Ambos sabemos la verdad. Si deslizo mi pene
en esa pequeña apretada vagina tuya, me estarías rogando por más. ―Nadie ha
hablado nunca conmigo así antes. Solo su boca sucia me excita más. Tomando el
ritmo, sigo moviendo mis caderas contra su mano―. Sí. Ten sexo con mis dedos
―gruñe.
Mis uñas se hunden más en su espalda. 96
―Estoy... estoy… ―Estoy tratando de decirle que me vendré pero las palabras
se pierden mientras el orgasmo más intenso que he tenido golpea mi cuerpo―.
Ohhh, Carter ―gimo mientras echo la cabeza hacia atrás.
―Sí. Sí, eso es. Vente para mí, hermosa. Me encanta escucharte decir mi
nombre así. ―Suelta mientras sus dedos continúan su asalto. Me encanta oírlo
llamarme hermosa―. Mierda, eso fue caliente ―dice mientras sus labios rastrean un
camino a través de mi mandíbula hasta que encuentran los míos―. Casi me vine en
mi pantalón solo viéndote deshacer.
Sus dedos todavía están dentro de mí. Deslizo mis manos a su cuello y
entrelazo mis dedos a través de su cabello, profundizando el beso. Si puede hacerme
sentir así solo con su mano, no puedo esperar a ver cómo se sentirá cuando vayamos
todo el camino.
De repente, se aparta del beso. Retira sus dedos y retrocede. Mis piernas se
deslizan hacia abajo hasta que mis pies tocan el suelo. Miro que su mano se mueve
hacia arriba, hacia su boca. Mete sus dedos y lame mis jugos.
―Mmm. Tienes un sabor tan dulce como pensé. ―Gime, cerrando los ojos
como si estuviera disfrutando el sabor. Encuentro eso increíblemente excitante―.
¿Es esto por lo que trajiste a Brad? ―pregunta cuando abre los ojos otra vez.
―¿Qué? No. Teníamos una asignación de inglés que hacer juntos ―confieso.
Él sonríe. Supongo que le gusta mi respuesta.
―¿Alguna vez has dejado que alguien te toque de la manera en que acabo de
hacerlo? ―pregunta.
―No ―reconozco honestamente. Me toco en ocasiones, pero no le diré eso.
Todas estas preguntas están matando mi humor. Ojalá se hubiera callado y me
hubiera tomado como quería.
―Bueno. Asegúrate de mantenerte así ―ordena cuando da otro paso lejos de
mí. Se vuelve abruptamente y camina hacia la ventana. ¿Qué? ¿Eso es todo lo que
hará? ¿Por qué estoy repentinamente decepcionada?―. Si encuentro a un tipo en tu
habitación de nuevo, voy a decírselo a tu padre. ―¿Qué diablos?
Estoy instantáneamente consumida por la rabia. ¿Cómo se atreve a venir aquí,
a asustar a Brad, a darme el orgasmo más increíble que he tenido, y luego a irse como
si nada hubiera pasado?
―Vete a la mierda, Carter Reynolds ―escupí. Me agacho y recojo uno de mis
zapatos del suelo, lanzándolo hacia él. Lo golpea en la parte posterior de la cabeza.
En el blanco. Toma eso bastardo. 97
ligeramente aplastadas haciendo sus sexys labios fruncidos, tuve que besarla.
Sus deliciosos labios serán mi muerte. Y ahora tengo el recuerdo de su vagina
para lidiar. La forma en que se movió cuando mis dedos estaban profundamente
dentro de ella. Esos pequeños jodidos ruidos que hizo cuando la hice venirse me
deshicieron. Ninguna mujer me había tenido nunca tan excitado como ella acababa
de hacer.
Lo que quería hacer era hundir mi pene en esa vagina celestial. También me lo
habría permitido. Lo sé.
Cuando admitió que nadie la había tocado de esa manera, no solo me hizo feliz,
sino también confirmó que no podía follarla. Por mucho que me gustaría ser el
primero, debía ser con alguien especial. Alguien que la atesorara como se merecía.
Ese no soy yo. Soy alguien solo para un buen momento. Nada más.
Después de saltar a través de la ventana de mi dormitorio, me dirijo
directamente a la ducha.
Voy a tener que hacer algo que no he hecho desde que tenía quince años.
Hacérmelo manual. Si no me deshago de esta erección nunca conseguiré dormir esta
noche.
••••
Pasando el zapato que lanzó atrás de mi cabeza anoche, como que pensé que
no estaría esperando un viaje esta mañana. Llamé a su puerta principal por si acaso.
Cuando no contestó, salté en el auto y fui hacia la parada del autobús. Iría conmigo
a la escuela esta mañana, si le gustaba o no.
―Entra en el auto ―exijo cuando me detengo a su lado.
―No lo creo ―dice, entrecerrando los ojos. Cristo, me encanta su actitud, pero
esta parada de autobús es entretenimiento gratuito para todos los espectadores, por
lo que tengo que detenerme.
―¿Me vas a hacer contar de nuevo? ―Suspiro con frustración. Esta mierda está
envejeciendo. No está sola en la parada esta mañana, pero si piensa que va a
detenerme en tirarla sobre mi hombro y poner su trasero en el auto de nuevo, se
equivoca.
Una sonrisa tira de mis labios mientras la miro ver alrededor a los otros
viajeros. Todos los ojos están en ella. Sé que gané tan pronto como deja caer los
hombros y suelta un suspiro.
―Bien, pendejo ―dice con brusquedad. Va alrededor de la parte delantera del
auto, hacia el lado del pasajero. Eso solo hace crecer mi sonrisa de satisfacción. Tener 99
Indiana
Me debatí en si ir a casa con Carter, pero es tan terco. Sabía que me cazaría si
no aparecía. En realidad llegué al estacionamiento antes que él. Tan pronto como
mis ojos aterrizaron en su auto, mi corazón se hundió en el hoyo de mi estómago.
Me quedo allí conmocionada, por un minuto o más cuando Carter llega. Veo
su horror mientras deja caer su mochila en el suelo. El puño de sus manos está en su
cabello y una devastación completa cruza su rostro. No lo culpo. Sé lo mucho que
quiere su auto. ¿Quién caería tan bajo?
Mi primer pensamiento es Brad. Estoy adivinando que fue él de todos modos.
Cobarde.
Alguien cortó las cuatro llantas.
El parabrisas está roto. Hay abolladuras por todo el exterior y, lo que parece
pintura, salpicada a través del capó. Alguien definitivamente lo golpeó con un bate
de béisbol.
―Carter ―digo mientras me apresuro hacia él―. Lo siento mucho.
Me estiro y trato de agarrarme de su brazo, pero él se encoge.
―No ―dice con dientes apretados. Brevemente hace contacto visual conmigo
antes de que su mirada vuelva a su auto. Su pobre auto destrozado. Me duele el
101
corazón. Parece enojado. No estoy segura si está dirigido a mí, o a quien sea el
responsable de esto. Si es Brad de hecho, Carter puede culparme de lo que sucedió.
De cualquier manera, nadie merece algo como esto. Estirándome, saco mi teléfono.
―Papá, soy yo ―digo tan pronto como responde―. ¿Puedes venir a la escuela?
Alguien destrozó el auto de Carter.
―¿Qué? ¿Qué quieres decir con que destrozaron su auto? ―pregunta.
―Los neumáticos están cortados y el parabrisas y el exterior parece que fueron
golpeados con un bate. Hay pintura por todo el capó, también ―respondo.
―¿Qué? ―grita―. Voy en camino. Si hay testigos, asegúrate de que se queden
por ahí. ―Puedo decir que está molesto. Sé que le encanta este auto tanto como a
Carter. ¿Quién haría algo tan enfermo?
Mi padre llega en cinco minutos. Carter todavía está parado allí conmocionado.
No ha dicho una palabra. Su lenguaje corporal grita lo que no ha dicho. Lo siento
por él. Después de que mi padre habla con todos los espectadores, va de regreso a
nosotros.
―Nadie vio nada ―dice en tono decepcionado―. No te preocupes, vamos a
llegar al fondo de esto. ―Carter todavía no habla―. Lo devolveremos a lo que era,
hijo. Yo te ayudaré. ―Mi papá lo tranquiliza apoyando su mano sobre su hombro.
Carter no reacciona, pero las palabras de mi padre me hacen sonreír. Sé que
quiere decir lo que dijo.
Una vez que el camión de remolque viene y se lleva el auto, mi padre nos deja
en casa.
―Carter, espera ―grito mientras salta del auto y va hacia su casa. No se
detiene. Siento mis hombros caer. Me siento tan mal por él.
―Déjalo ―dice mi papá detrás de mí―. Solo dale tiempo a calmarse. Puedo
entender por qué está trastornado. No lo tomes personal.
―Gracias por ir ―digo cuando se inclina y me besa en la frente. Necesita
volver al trabajo―. Espero que encuentres a quien es responsable de esto, papi.
―¿Tienes alguna idea de quién pudo haber hecho esto? ―pregunta.
―Sé que tuvo una pelea con Brad Cartwright ayer. Que puede ser un buen
lugar para empezar. ―No entro en detalles. Eso solo servirá para que Carter y yo
estemos en problemas también.
―Muy bien, Calabaza. Lo examinaré. ―Me besa antes de volver al auto. Me
quedo allí y lo veo conducir y alejarse. Mientras me dirijo hacia la casa, mis ojos se
102
fijan al lado. Realmente quiero ir a él, pero mi papá dijo que le diera tiempo para
calmarse. Creo que es una buena idea.
En vez de eso, decido llamar a Meg.
―¿Qué diablos le pasó al auto de Carter? ―pregunta. Pensar en su auto me
agita instantáneamente.
―Brad Cartwright sería mi mejor suposición.
―¿Piensas? ―pregunta en tono sorprendido.
―No estoy segura si Carter tiene otros enemigos en la escuela. Aunque con su
actitud, es probable que haya enojado a más gente ―admito.
―Tal vez.
―Ojalá pudiera hacer algo para ayudarlo, Meg ―le confieso―. Me siento tan
mal por él. Deberías haber visto su rostro. Adora ese auto.
―Sí, fue una cosa bastante de mierda por hacer. Puede que necesite vender su
cuerpo de nuevo para obtener el dinero para las reparaciones.
―Dios. No digas eso. Me siento enferma del estómago ahora. Espero que no
sea el caso.
••••
Una vez que termino mi tarea, me hago algo para comer antes de tomar una
ducha. Cuando me acuesto en mi cama, no puedo dejar de pensar en Carter. Me
pregunto cómo está.
De pie, miro hacia su cuarto. La luz está encendida, pero las persianas están
cerradas. ¿Me atreveré a ir allí? Sé que no voy a poder dormir hasta que averigüe si
está bien.
Con mi decisión tomada, salgo por mi ventana.
―Carter. ¿Estás ahí? ―digo después de golpear en el cristal.
―¿Qué demonios? ―dice abriendo sus cortinas unos segundos más tarde. Su
cabello está mojado y su pecho desnudo. Debe haber tomado una ducha. Dios, es
delicioso.
―¿Puedo entrar? ―pregunto. ¿Incluso me atreveré a entrar en su habitación
después de lo ocurrido entre nosotros ayer?
―¿Qué quieres? ―pregunta molesto cuando abre la ventana.
―Solo quería asegurarme de que estabas bien.
―Estoy bien. Vete a casa ―gruñe. Odio cuando me habla así. Entiendo que
está molesto, pero lo toma contra la persona equivocada. 103
―Está bien ―digo decepcionada y un poco irritada. Qué asno. Sé que está
molesto, pero no tiene que ser tan malditamente grosero. Me vuelvo y me dirijo
hacia mi casa.
―Espera ―grita. Me detengo pero no me vuelvo―. Lo siento. No quise
tomarla contra ti.
―Entonces, ¿puedo entrar? ―pregunto con una sonrisa cuando me giro para
mirarlo.
Exhala y luego mueve los ojos.
―Bien. Si debes hacerlo. ―Va hacia su ventana donde se apoya listo para
llevarme dentro.
―Vaya. Tu habitación se ve diferente desde aquí ―digo mientras mis ojos
danzan por todas partes. Es tan ordenada y arreglada para ser el cuarto de un chico.
Más elegante que el mío. Está bastante desnudo. No hay fotos ni carteles colgando
de las paredes. Tiene una cama, escritorio, mesa de noche y una cómoda, pero eso
es todo.
Cuando mis ojos finalmente encuentran los suyos, está sonriendo por alguna
razón. Trato de no mirar más abajo de su rostro. No quiero que piense que estoy
comprobándolo porque sé que es exactamente lo que haré.
―Y tu habitación también. ―Sonríe.
Recuerdos de ayer entran en mi mente haciéndome sonrojar.
―¿Por qué te estás sonrojando? ―Le estrecho mis ojos. Venir aquí fue una
mala idea. Girando, voy hacia la ventana―. Espera. Solo te estoy jodiendo, niña. No
te vayas.
Se estira y me jala de vuelta hasta que mi cuerpo aterriza contra el suyo. Mi
espalda está a ras con su pecho. Tenerlo así de cerca envía relámpagos a través de
mi cuerpo. Mis sentidos están envueltos por su delicioso olor. Dios, huele tan bien.
Sin moverme, mantengo mi cuerpo justo donde está... contra él. Uno de sus
brazos va alrededor de mi cintura jalándome aún más cerca, mientras su otra mano
va arriba, tirando mi cabello a un lado.
Pasa la nariz desde la base de mi cuello hasta mi oreja.
―Hueles delicioso ―susurra contra mi piel, haciéndome temblar. Chupa el
lóbulo de mi oreja, girando su lengua alrededor de él―. Sabes bien, también.
―Apoyo mi cabeza contra su pecho y gimo―. Amo esos pequeños ruidos que haces.
Me excitan ―susurra. Su cálido aliento contra mi piel hace que me estalle piel de
gallina. 104
Empuja sus caderas hacia adelante para probar su punto. Siento su erección
presionando en mi espalda baja. Saber que tengo ese efecto en él le hace cosas
divertidas a mis partes de mujer. Lentamente, me voltea en sus brazos y tira de mi
cabello ligeramente, moviendo mi cabeza hacia atrás hasta que estoy mirándolo. El
deseo que veo en sus ojos hace que me duela entre las piernas. Me mira por lo que
parece por siempre, antes de que su rostro lentamente vaya hacia el mío.
―¿Puedo besarte? ―susurra cuando sus labios están cerca de los míos.
―Sí ―respondo sin vacilar. Coloca su boca suavemente sobre la mía. Suelta
mi cabello y desliza sus dedos a través de mis rizos, cavándolos en mi cuero
cabelludo para acercarme. Mis brazos van alrededor de su cintura mientras empujo
mi cuerpo contra el suyo, haciéndolo gemir en mi boca. Este beso es dulce e
increíblemente atractivo, igual que nuestra primera vez. Realmente es un besador
excepcional.
Cuando abro levemente la boca, desliza su lengua dentro y profundiza el beso.
Me da vueltas, encaminándome hacia atrás hasta que mis piernas entran en contacto
con su cama. Suavemente me baja, escalando sobre mí, sin nunca romper el beso ni
una vez.
Retrocediendo me da una de sus raras, sonrisas impresionantemente
hermosas. Quita el cabello de mi rostro antes de inclinarse y colocar sus labios sobre
los míos de nuevo. Nos quedamos así por lo que parece una eternidad. Estoy tan
excitada.
Finalmente, saliendo del beso, me mira, sonriendo.
―No puedo creer que te tenga aquí en mi cama. Ahora, ¿qué voy a hacer
contigo?
―Lo que quieras ―le contesto descaradamente. Quiero que haga algo y todo.
Sus ojos se cierran brevemente mientras gime ante el pensamiento. Cuando se abren
otra vez me da una mirada traviesa.
Mi corazón empieza a correr. ¿Está mal que quiera que me haga cosas malas,
porque lo deseo?
―Tanto como quisiera, niña, no voy a follarte. Tu primera vez debe ser con
alguien especial. Ese no soy yo. ―Debe ver la decepción cruzar mi rostro, porque
por Cristo, eso es exactamente lo que estoy sintiendo―. No significa que no
podamos hacer otras cosas. ―Sonríe. Estoy molesta de que esto no vaya todo el
camino. Quiero que sea el primero.
Deseo eso más que nada.
105
Lleva sus labios a los míos de nuevo. Estoy tan increíblemente excitada por sus
besos. Necesito desesperadamente un poco de fricción abajo. Muevo las piernas
debajo de él, separándolas antes de tirarlo hacia abajo sobre mí. Él se acomoda entre
ellas.
Su mano se desliza debajo de la parte superior de mi pijama. Gruñe en mi boca
cuando siente que no estoy usando sujetador. Me cubre el pecho con la mano y pasa
el pulgar sobre mi duro pezón, empujando su pelvis hacia adelante al mismo
tiempo. Sí.
―Tu piel es tan suave ―susurra contra mi boca. Su erección me golpea justo
donde lo necesito, haciéndome gemir.
Lo hace de nuevo, y otra vez. Mis manos se deslizan por su musculosa espalda
hasta que están descansando en su trasero. Tiene el más asombroso y mejor trasero.
Todo redondo, apretado y delicioso. Usando mis manos para empujarlo abajo, mis
caderas se levantan para encontrarlo presionando contra mí. Solo hay dos piezas
delgadas de tela que nos separa. Dios, desearía que no las hubiera.
Los dos seguimos moviéndonos en sincronía. Es como si estuviéramos
teniendo sexo, pero con ropa. Realmente quiero hacerlo con él. Quiero sentirlo
dentro de mí.
―Creo que me voy a venir ―murmuro unos cuantos minutos más tarde. Él
gime en mi boca nuevamente, presionando fuerte su erección en mi clítoris,
moviendo sus caderas con un giro. Se siente increíble.
―Vente para mí, hermosa ―insiste.
En cuestión de segundos mi orgasmo me golpea fuerte.
―Sí ―gimo mientras mi cabeza se empuja hacia atrás en la almohada y mi
cuerpo tiembla por la intensidad. Mis uñas se hunden en sus nalgas mientras onda
tras onda de rayos de placer atraviesan mi cuerpo. No deja de moverse hasta que
termino.
Retrocediendo, sus ojos oscuros se encuentran con los míos.
―Tengo que probarte ahora. ―Suspira.
Sentado en sus muslos, desliza mi pijama abajo por mis piernas, llevándose
mis bragas con ellos. Nadie nunca me vio desnuda antes, pero por alguna razón, con
él, no me siento consciente en absoluto.
―Dulce Jesús. Eres más hermosa de lo que imaginaba ―dice.
El pensamiento de él imaginándome desnuda me agrada mucho. Me extiende
con las piernas abiertas, mirando hacia abajo. El aprecio está escrito en todo su 106
hermoso rostro. Exhala y entonces sonríe. Inclinándose me levanta la espalda
levemente de la cama mientras tira del top sobre mi cabeza.
―Tengo que verte toda.
Volviendo a ponerse sobre sus muslos, observo cómo sus ojos acarician mi
cuerpo. La mirada que me da es tan caliente que estoy sorprendida de que no queme
la piel.
―Perfecta. ―Suspira, haciéndome sonreír. Piensa que soy perfecta.
Sus dedos acarician ligeramente mi piel dejando un rastro de piel de gallina a
su paso.
Su impresionante hombría dura está estirándose contra el fondo de su pijama.
Quiero hacer algo por él, pero no tengo idea de qué. Solo quiero complacerlo como
él lo hace.
Poniendo sus manos a cada lado de mis caderas, se inclina. Pone un dulce beso
en mi estómago antes de que su lengua siga un camino hasta mis pechos. Sus ojos
encuentran los míos mientras chupa uno de mis pezones en su boca.
―Mmmm ―digo mientras mis ojos se cierran y mis dedos pasan por su
cabello. Nunca había sabido que mi cuerpo podía sentir un placer tan extraordinario.
Podría fácilmente volverme adicta a estos sentimientos.
―Abre tus ojos. Quiero que veas quién te hace sentir así ―exige mientras su
lengua deja un rastro hasta mi otro pecho―. Eres perfecta ―susurra contra mi piel
mientras besa mi abdomen. Encuentro cada palabra, cada movimiento que hace
completamente erótico―. Me encanta cómo tu cuerpo responde a mi toque.
Debería estar nerviosa de que se dirija al sur, pero no lo estoy. Quiero
experimentar todo con él. Todo.
Cuando se instala entre mis piernas, mira hacia arriba y sonríe mientras va
hacia adelante. Abre mis labios con sus dedos antes de soplar su aliento caliente
sobre mi clítoris. Sus ojos nunca dejan los míos. Hace que mi aliento se detenga y mi
cuerpo tiemble de anticipación. Su lengua sale y hace una línea recta hacia arriba de
mi centro. Sus párpados se cierran y gime contra mi sensible carne.
―Tan dulce ―murmura. Estirándose abajo mientras paso mis dedos a través
de su cabello.
―Oh Dios ―gimo. No tengo palabras para lo increíble que se siente. Sin
palabras.
Sus ojos se abren y retrocede ligeramente.
107
―Ese no es mi nombre ―refunfuña.
Mierda. Tuvimos esta discusión anoche.
―Carter.
―Eso está mejor ―dice mientras su lengua me encuentra de nuevo. Pensé que
sus manos eran mágicas anoche, pero su boca... Oh. Mi. Maldito. Dios. Asombrosas.
Es un hombre de muchos talentos.
En cuestión de minutos estoy al borde de otro orgasmo. Estoy haciendo todo
lo posible para suprimirlo. No quiero que se detenga nunca con lo que está haciendo.
―Podría hacerte esto todo el día ―dice, como si acabara de leer mi mente.
Raro.
―No me quejaría si lo hicieras. Eso se siente increíble ―le respondo, pero sale
más como un gemido. Gruñe contra mi sensible carne cuando inserta dos dedos
dentro de mí antes de doblarlos.
Mierda. No puedo retenerme más.
―Carter ―gimo mientras mis manos tiran de su cabello. Su lengua y dedos
trabajan febrilmente mientras mi orgasmo me golpea duro, seguido de cerca por
otro. Santa mierda. Creo que voy a desmayarme.
Besa su camino de regreso por mi cuerpo hasta que sus labios se encuentran
con los míos de nuevo. Puedo probarme en él, pero no me apaga en lo más mínimo.
Mi mano se inclina hacia abajo entre nosotros mientras agarro su eje. Mierda, es
enorme.
―Déjame hacer algo por ti ―le ofrezco. Estoy tentada a rogarle que tenga sexo
conmigo, pero sé que eso me haría sonar débil. Terminando el beso me mira.
―No tienes que hacerlo. Solo verte venir es suficiente para mí ―responde
mientras su rostro se suaviza. Ojalá fuera tan dulce todo el tiempo.
―Quiero hacerlo. Por favor. No tengo idea qué hacer, pero puedes mostrarme.
Soy una rápida aprendiz. ―Dios, eso no sonó mejor. Siento que me ruborizo. Solo
debería haberle pedido sexo. Odio que comparada con todas las otras chicas con las
que ha estado, sea tan inexperta. Estoy segura de que todas sabían cómo
complacerlo. Cierro los ojos. Que alguien me mate ahora.
―Abre los ojos ―exige. Estoy sorprendida de verlo sonreír cuando lo hago―.
Me gusta eso de ti. Me encanta tu inocencia y que nadie haya estado donde he
estado. ―Me siento aliviada de que mi ingenuidad no lo esté apagando.
―¿Puedes mostrarme qué hacer? ¿Mostrarme lo que te gusta? Quiero 108
111
Carter
Tan pronto como se va, me acuesto en la cama con una enorme sonrisa de
mierda en mi rostro.
Cristo. Mi mente está girando. ¿Realmente eso acaba de pasar? Nunca he hecho
todo con una chica antes, pero que me jodan, si lo que acabamos de hacer no me
satisfizo más que cualquiera de las otras en el pasado. Daría cualquier cosa para
poder follarla. Cualquier cosa. Pero, no puedo hacerle eso.
112
Ella se merece mucho más que una noche. Eso es todo lo que puedo ofrecerle.
No hago compromisos. Nunca.
No estoy seguro de qué hora es cuando finalmente me vuelvo a dormir, pero
sí sé que soñé con ella cuando lo hice. Incluso desperté con una sonrisa en mi rostro.
Mierda.
Ese no es como yo. Espero que hoy las cosas no sean raras entre nosotros.
Quiero que las cosas se queden como están.
Ni siquiera noto que estoy silbando cuando entro en la cocina para el
desayuno, hasta que mi madre lo menciona.
―Alguien salió del lado derecho de la cama esta mañana ―bromea―. Ha
pasado mucho tiempo desde que te vi tan contento. Es tan bueno verte así, cariño.
―Buenos días, mamá ―digo besándola en la mejilla e ignorando su
observación. Mi humor realmente me sorprende también.
―Con todo lo que pasó ayer, esto es lo último que esperaba ver esta mañana.
Sé cuánto quieres ese auto.
Mierda. Mi auto. Por un minuto pensé que estaba hablando de mí e Indi. Mi
cabeza está tan nublada con ella que esta mierda con el auto se resbaló de mi mente
completamente. La sonrisa desaparece instantáneamente de mi rostro y ese
sentimiento enfermo que tenía ayer por la tarde regresa. Me gustaría poner mis
manos en quien sea responsable.
―Espero que descubran quién hizo esto ―dice colocando mi desayuno delante
de mí. De repente ya no tengo apetito. No sé cómo voy a encontrar dinero para las
reparaciones. Mi seguro solo cubre si tengo un accidente. Eso es todo lo que pude
permitirme―. No necesitaré mi auto hoy, cariño. Puedes usarlo para llegar a la
escuela si quieres.
―Gracias, mamá.
―Come algo ―me anima, frotándome suavemente por detrás―. Estoy segura
de que Ross llegará al fondo de eso.
Malditamente eso es lo que espero.
••••
Voy hacia el auto y no estoy seguro si Indi va a aparecer, pero espero que lo
haga. Estoy sorprendido de que mi estómago se revuelva al verla. No me arrepiento
de lo de anoche. ¿Cómo podría hacerlo? Solo quiero que las cosas sean normales
entre nosotros otra vez. Necesito sacar mi mierda y jugarla frío. Anoche fue una cosa
de una sola vez. Por mucho que me gustaría una repetición, por los dos, no puede 113
volver a pasar.
Dejo mi mochila en el asiento trasero mientras Indi entra por la puerta lateral.
Odio tener que tomar el auto de mi mamá. Odio que alguien haya jodido el mío.
Dios ayude a quienquiera que sea cuando averigüe quién fue. Aunque estoy
bastante seguro de que fue ese pendejo de Brad.
―Hola ―dice caminando hacia mí―. Pensé que estaríamos tomando el
autobús hoy.
―¿Quién dijo que te llevaré?
―¿Qué? ―Jadea antes de estrechar los ojos―. Veo que no olvidaste ponerte tu
traje de pendejo de nuevo hoy. ―Río de su comentario. Gracias a Cristo estamos
bien.
••••
―Oí lo que le pasó a tu auto. ―Brad se ríe mientras lo paso en el pasillo camino
a mi casillero.
―Vete al maldito diablo. ―Había planeado ignorar a ese cabrón hasta que
tuviera algún tipo de prueba de que fue él, pero no ahora. No después de lo que lo
que acaba de decir. Algo dentro de mí encaja. Mi mochila ni siquiera golpea el suelo
antes de lanzarme contra él.
Solo obtengo unos buenos resultados antes de ser arrastrado por uno de los
profesores.
―Cartwright, Reynolds, ¡a la oficina del director ahora! ―grita apuntando
hacia el pasillo. Estupendo. Después de todo el problema que tuve en mi última
escuela, le prometí a mi mamá que intentaría y mantendría mi nariz limpia aquí.
Supongo que acabo de romper esa promesa.
El maestro nos deja sentados en la sala de espera una vez que tiene unas
palabras con el director.
―Vas a pagar por lo que le hiciste a mi auto, pendejo ―digo con dientes
apretados mientras observo a Cartwright.
―Buena suerte probándolo, estúpido. ¿Crees que fui lo suficientemente idiota
para hacerlo delante de testigos? ―Sabía que había sido él. Me levanto de mi silla,
listo para darle otra porción.
―Siéntese, señor Reynolds ―dice el director severamente desde la puerta de
su oficina antes de volver su atención a Brad―. ¿Acabo de escucharlo correctamente,
señor Cartwright? ―Cristo, espero que jodidamente haya oído su confesión.
―¿Qué? ―dice Brad mientras el color se drena de su rostro. 114
―Si no me equivoco, acabo de oírle admitir que destruyó el auto del señor
Reynolds.
―Noooo ―chilla ese cobarde mentiroso.
―Así que ahora va a añadir mentir a su lista de delitos. Tuve a la policía aquí
más temprano esta mañana, haciendo algunas preguntas sobre ese incidente en
particular. Creo que necesito llamarlos.
―No lo haga ―grita, con el pánico alineando su voz. Como la mierda no lo
hizo. Estoy tan contento que ese bastardo presumido no pudiera cerrar su gran boca.
••••
Recibí detención en el almuerzo por mi parte en la pelea, pero Cartwright
consiguió suspender con su bonito acto de muchacho malo. El padre de Indi regresó
a la escuela y lo llevó fuera para ser interrogado, y más tarde fue acusado de
vandalismo y malos tratos en destrucción de propiedad ajena.
Después de la escuela, Indi y yo fuimos a casa. Me alegro que lo de anoche no
haya cambiado las cosas entre nosotros. Aunque todavía nos molestamos como la
mierda creo que en realidad estamos volviéndonos amigos. No he tenido un
verdadero amigo desde que era niño.
Después del día que descubrí el verdadero significado de lo que era un
bastardo, empecé a actuar. Cuanto mayor me hago, peor se vuelve mi actitud. Los
amigos que tenía entonces pronto dejaron de andar conmigo. Supongo que sus
padres pensaron que era una mala influencia. Quizás lo era, pero solo sirvió para
hacerme sentir más sin valor de lo que ya me sentía.
El papá de Indi sale para saludarnos cuando entramos en la calzada.
―Hola, papá ―dice ella mientras él camina hacia el auto.
―Hola, Calabaza. ¿Te importa si tengo unas pocas palabras con Carter?
―De ningún modo. Voy a llevar a Lassie a caminar antes de comenzar mi tarea.
Ambos la observamos caminar hacia la casa. Por supuesto mis ojos están
pegados a su trasero de nuevo. Bueno, pensé que ambos la estábamos mirando,
hasta que me vuelvo para mirar al Sr. Montgomery y lo encuentro viéndome
fijamente.
Mierda.
―¿Puedo preguntar cuáles son tus intenciones con mi hija?
―Somos amigos, nada más ―miento. Bueno, es cierto. Amigos con beneficios
podría decir, pero no tengo deseos de morir así que no voy a decirle eso. 115
―No soy estúpido, hijo. Veo la forma en que se miran uno al otro. ―Meto mis
manos en los bolsillos de mi pantalón. Es una cosa saber cómo me siento, pero otra
decírselo a cualquier otro. No me gusta a dónde se dirige esta conversación. Estoy
esperando que me diga que no soy lo suficientemente bueno para su hija. Lo sé, pero
va a apestar oírselo decir. Hasta ahora me gusta la forma en que me ha tratado―. Es
exactamente de la misma manera que solía mirar a mi esposa cuando se mudó a la
ciudad ―confiesa
―Sí. Lo siento por... ya sabe... lo que pasó con su esposa ―digo.
―Gracias. ―La tristeza que veo en sus ojos me hace sentir mal por él. Nunca
he estado enamorado, así que solo puedo imaginar cómo se siente, pero puedo decir
que está lejos de haber aceptado su muerte―. Si su fallecimiento me enseñó algo, es
a vivir la vida de la forma más completa. Nunca sabes lo que habrá pasando la
esquina. ―Exhala luego sacude la cabeza.
―Estoy seguro de que no ha sido fácil para usted.
―Ha sido duro, pero tener a Indi ayudó. Es muy parecida a su madre. ―Sonríe
cuando veo que su rostro se ilumina. Nunca lo admitiría, pero tiene el mismo efecto
en mí―. ¿Necesito advertirte que no la lastimes? ¿Qué siempre deberás tratarla con
respeto? Es todo lo que tengo y significa el mundo para mí, Carter.
¿Qué? Eso es lo último que esperaba que dijera.
―No, señor ―le respondo antes de limpiarme la garganta. Mierda. ¿Esa es la
respuesta correcta, o esa pregunta era un truco?
―Bien ―dice agarrando mi hombro―. Me caes bien, hijo, pero si la lastimas o
le faltas al respeto de alguna manera, no voy a dudar en patearte el trasero.
―Cuando me sonríe, siento las esquinas de mis labios subir. Esta no es la
conversación que imaginé tener con él. Indi y yo nunca seremos más que lo que
somos, pero es bueno saber que su padre no rechaza la idea de que su hija esté con
alguien como yo.
―Sí, señor. ―Él asiente y golpea mi hombro como si estuviera contento con mi
respuesta.
―Llamé esta mañana y recogí tu información personal y pertenencias de tu
auto ―dice pasándome la bolsa de plástico que está sosteniendo―. Tiré los palitos
de cáncer que encontré en la guantera. No me dejes atraparte fumando otra vez, ¿me
oyes?
―Sí, señor ―respondo dejando caer la cabeza. Me siento como un niño 116
regañado, pero por otro lado, me gusta el hecho de que parezca importarle.
―También encontré esto. ―Saca un arrugado pedazo de papel de su bolsillo.
Sin siquiera abrirlo sé lo que es. El dibujo que hice de Indiana. Mierda. ¿Por qué dejé
eso en el suelo de mi auto? Debería haberlo tirado a la basura, pero por alguna razón
no pude llevarme a hacer eso―. ¿Tú dibujaste esto?
―Sí ―le respondo.
Él retira la mano.
―Es bueno. ¿Te importa si lo guardo?
Cristo. Esta conversación está volviéndose más torpe con cada minuto.
―Claro ―le digo. Estoy seguro de que podría dibujar otro si quisiera, que no
lo hago. Somos amigos. Nada más―. ¿No va a enseñárselo, verdad?
―¿El dibujo? ―pregunta, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
―Sí ―respondo tímidamente. No quiero que piense que estoy obsesionada
con ella o algo, porque no lo estoy.
―No si no quieres que lo haga ―dice, sus labios se elevan aún más. No tengo
idea por qué está sonriendo. Desvío los ojos. La forma en que me mira es la misma
que Indi hace. Puede ver directamente a través de mí. Se aclara la garganta―. ¿Por
qué no tenías seguro completo en tu auto? ―pregunta cambiando de tema. Estoy
agradecido por eso.
―No podía permitirme el lujo.
―Suficientemente justo. El tipo de los desguaces me debe algunos favores, así
que le pedí que comenzara las reparaciones del auto. Podrás demandar a Cartwright
por daños y perjuicios. Sus padres pueden permitírselo. Hablaré con su padre sobre
ello. Como el infierno probablemente acepte pagar por las reparaciones antes de que
llegue a eso. No querrá que esto se haga público.
―Gracias ―digo extendiendo mi mano hacia él. Aunque todavía estoy
enojado sobre mi auto y el hecho de que van a pasar más semanas posiblemente
antes de que lo tenga de regreso, no podría pedir un mejor resultado.
••••
El resto de la semana pasa sin incidentes. En los días que mi mamá necesita el
auto, nos deja a Indi y a mí en la escuela. Las otras veces me deja llevármelo.
Ross habló con el padre de Cartwright.
Estaba en lo correcto. No dudó en ponerse de acuerdo para pagar las
117
reparaciones necesarias para el auto a cambio de nuestro silencio, por supuesto.
Gran cantidad de cosas que eso hará. Este es un pueblo pequeño. La mierda ya
se está extendiendo como fuego salvaje.
El viernes por la tarde, Ross llama a mi puerta.
―¿Tienes media hora libre? ―pregunta―. Necesito tu ayuda con una cosa.
―Por supuesto. Solo déjeme decirle a mi mamá lo que haré. ―No tengo ni idea
de lo que es esto, pero lo haré. Una vez que estoy sentado en el asiento del pasajero
de su auto me informa por qué me necesita.
―El cumpleaños de Indiana es el domingo, así que decidí comprarle un auto
pequeño. Ahí es donde entras tú. Trabajaré todo el día mañana, así que lo traeré aquí
para el domingo, tengo que recogerlo hoy. Vas a tener que conducirlo a casa desde
el taller de autos.
―¿Se lo dará hoy? ―pregunto.
―No. Frank al otro lado de la carretera dejará que lo esconda en su garaje hasta
el domingo por la mañana. Me tomaré ese día libre para pasarlo con ella.
―Bueno. Vaya. ¿Tiene licencia? ―Tiene suerte de que su padre pueda darse el
lujo de comprarle un auto. Sé que si mi mamá hubiera estado en esa posición habría
hecho lo mismo por mí. Siempre me presta el suyo, sin embargo, hasta que pude
permitirme el lujo para comprar el mío.
―Sí. Solo licencia provisional ―responde.
••••
Está oscureciendo cuando volvemos a la casa. Ross me hizo estacionar en la
carretera durante cinco minutos para entrar a la casa y distraer a Indi. Frank ya me
estaba esperando al frente de su garaje con la puerta abierta cuando llegué a su
entrada de autos.
No tenía ni idea de que era su cumpleaños este fin de semana. Me hace pensar,
¿debo comprarle algo? Somos amigos.
Amigos que hacen mierda así, supongo. Cristo. No quiero que tenga la idea
equivocada sobre nosotros.
••••
El sábado, el padre de Indi me invita a ir la noche del domingo para una cena
de cumpleaños. Supongo que eso significa que tengo que conseguirle algo ahora.
Admitiré que me quedé despierto la mitad de la noche preguntándome qué tipo de
regalo le gustaría antes incluso de que me lo pidiera. Supongo que mi mente ya
estaba preparada. 118
124
Indiana
Mi cumpleaños ha sido maravilloso hasta el momento. Lo mejor es que aún no
termina.
Meg y Carter vendrán a cenar y a comer pastel esta noche. No tengo idea de
por qué mi papá lo invitó, pero me alegro de que lo hiciera. No es que alguna vez lo
admita.
No debería encantarme estar cerca de él, pero lo hace.
125
Meg viene cada año para ayudarme a celebrar. Normalmente solo me ponía
jeans o algo casual, pero esta noche decido hacer un poco de esfuerzo. No es porque
venga Carter. Solo me siento como para vestirme. Bueno, esa es mi historia y me
quedo con eso.
Me encuentro sonriendo mientras miro mi ventana de la habitación a mi nuevo
auto en la acera. Me encanta. No tenía ni idea de que estaría recibiendo uno. Mi papá
es así de maravilloso. Es lo más extravagante que me ha comprado. Pensé que quizá
conseguiría uno para mi cumpleaños dieciocho o veintiuno. No me quejo sin
embargo.
Después de mi ducha, me seco el cabello castaño y me aplico un toque de
maquillaje.
Me decidido por un vestido de verano verde esmeralda que combina
perfectamente con mis ojos.
Solo he usado este vestido una vez antes, y recibí muchos elogios. Espero que a
Carter le guste.
―Te ves bonita, cariño ―dice mi papá cuando salgo al patio trasero.
―Gracias, papá. ―Yendo hacia él, envuelvo mis brazos alrededor de su
cintura. Lo quiero tanto―. ¿Quieres pedir comida china? ―le pregunto.
―No. Ya ordené. Pedí todos tus favoritos ―dice.
Mirando hacia arriba le sonrío.
―Eres el mejor. ―Besa la parte superior de mi cabeza antes de mirar su reloj.
―Eso me recuerda, que tengo que ir a buscar la cena.
―Te llevaré ―le ofrezco y se ríe entre dientes.
―Tienes que quedarte aquí y esperar a tus invitados. ―Tiene razón, pero he
estado encontrando excusas todo el día para conducir mi auto. Nos llevé a nuestro
lugar favorito de panqueques para el desayuno. Luego me dirigí a las tiendas a
conseguir algunos víveres. Incluso tomé el largo camino a casa porque no estaba
lista para salir de mi auto. Será genial no tener que ir en transporte público a todos
lados. Incluso podré conducir a la escuela. Voy a extrañar viajar con Carter, pero
probablemente sea mejor. Siempre me recuerda que no hay, y nunca habrá nada
entre nosotros. Ojalá ese no fuera el caso, pero estoy agradecida de que sea sincero
y que no me engañe. Me he dado cuenta de que soy más cercana a él sin embargo, y
que me estoy volviendo más unida a él también.
No parezco poder controlar estos sentimientos que estoy desarrollando.
Una vez que mi padre se va a recoger la cena, coloco la mesa de atrás. Me 126
encanta aquí. La cubierta está suficientemente elevada para poder tener la vista del
lago sobre la cerca trasera. Estoy perdida en ella cuando Carter llega a través de la
puerta lateral. Es solo cuando Lassie pasa y baja por las escaleras traseras,
directamente hacia él, que incluso noto su llegada. ¿Por qué mi corazón corre y mi
estómago se revuelve cada vez que se acerca?
Se detiene cuando llega a la base de las escaleras. Sus ojos recorren la longitud
de mi cuerpo antes de acercarse. Las esquinas de sus labios se mueven con una
sonrisa. ¿Por qué las miradas que me da le hacen cosas divertidas a mi interior?
Exhala antes de sacudir la cabeza.
―Bueno, mírate. La niña está toda crecida ―dice sonriendo mientras va hasta
las escaleras de atrás.
―Ja, ja ―respondo estrechándole mis ojos―. Sabes, que técnicamente somos
de la misma edad ahora, así que si soy una niña eso significa que tú también lo eres.
―Él lanza la cabeza hacia atrás y se ríe.
―Buen intento. Al menos me veo de mi edad, si no más grande. ―Dios, me
enfurece. Cómo me puede excitar con solo mirarme, y ofenderme al siguiente―.
Feliz cumpleaños, Indiana ―dice con una burlona, arrogante sonrisa. ¡Ugh! Aunque
puedo decir que se complace en meterse bajo mi piel.
―Oh, ¿sabes mi nombre? ―le pregunto sarcásticamente, aunque oír decirlo
hace que mi corazón salte.
―Por supuesto que sí. No es la primera vez que yo también lo he usado
―susurra, inclinándose―. ¿Te olvidaste de eso ya? ―Siento que mi rostro se
calienta. ¿Cómo podría olvidar eso? Dijo mi nombre cuando su pene estaba alojado
en mi garganta y lo hice venirse. Tan avergonzada como estoy ahora, los recuerdos
de esa noche envían deseo a recorrer todo mi cuerpo. Así que tengo que apretar mis
muslos para tratar de aliviar los latidos que ahora están presentes.
―No ―susurro mientras bajo la cabeza.
―No hay nada de qué estar avergonzada ―dice poniendo su dedo bajo mi
barbilla y moviendo mi rostro hacia arriba.
Cuando mis ojos se encuentran con los suyos, mi corazón empieza a correr
nuevamente. Parece lastimado. No quiero pensar que lamenta lo que hicimos esa
noche, porque no lo hago.
―No estoy avergonzada por lo que hicimos ―le digo honestamente.
―Bien. ―Es todo lo que dice mientras su rostro está a centímetros del mío.
Coloca sus labios suavemente contra mi boca―. Feliz cumpleaños, hermosa. 127
―Antes de que tenga la oportunidad de llevar el beso más lejos, se aleja―. Esto es
para ti.
Ni siquiera me había dado cuenta de que llevaba una bolsa de regalo en la
mano. No puedo quitar los ojos de su hermoso rostro cuando está cerca. A menos
que esté sin camisa por supuesto, entonces estoy por todo eso.
―¿Me compraste un regalo? ―pregunté escéptica.
―Lo hice. Te compré algo y también hice algo para ti ―dice con una sonrisa.
Eso inmediatamente tiene a mis sospechas elevándose.
―¿Me hiciste algo? Es una bomba ¿no es así? ―Se ríe de mi comentario.
―No, no es una bomba.
―Bueno, ¿qué es? ―pregunto, sosteniendo las cuerdas de la bolsa por las
yemas de mis dedos a la longitud de mis brazos.
―Ábrelo y averígualo.
―Está bien ―le respondo, aún sin saber si es una broma. Viniendo de él,
podría ser cualquier cosa. Hay dos cosas dentro de la bolsa. Algo grande envuelto
en papel. Parece un marco de fotos o algo así, y un pequeño regalo envuelto en una
caja. Recojo la más pequeña primero.
Después de sacudirla y sujetarla en mi oído, solo para asegurarme de que no
está marcando el tiempo, mis ojos se encuentran con los suyos otra vez.
―No es una bomba. ―Se ríe―. Lo prometo.
Desdoblándola cuidadosamente, abro la pequeña caja de terciopelo. Jadeo
cuando veo lo qué hay adentro. Es un collar de plata con un colgante de perro. Se ve
exactamente como Lassie. Siento lágrimas quemarme los ojos.
Este es el regalo más dulce que alguien me ha dado jamás. Viniendo de alguien
que actúa como si me odiara la mayor parte del tiempo lo hace aún más especial.
Quiero gustarle. Quiero que seamos amigos. Tal vez más, pero me conformaré con
amigos.
―¿Te gusta? ―pregunta.
―Me encanta.
―Bien. Nunca he comprado un regalo para alguien antes, así que no sabía qué
conseguirte. ―Definitivamente hay un lado dulce en él. Por mucho que odie decirlo,
estoy viendo más y más del verdadero Carter. El que intenta muy duro mantener
oculto.
128
―¿Puedes ayudarme a ponérmelo?
―¿Quieres usarlo ahora? ―pregunta sorprendido.
―Por supuesto. Lo voy a usar cada día.
―¿Lo harás?
―Eh, ajá. ―Su rostro se ilumina. Sacándolo de la caja, se lo paso. Volteándome,
aparto mi cabello del camino.
Cuando sus dedos acarician ligeramente mi cabeza, bajo mi cuello, y me
estremezco y se ríe. Pendejo.
Juro que lo hizo a propósito. Una vez que termina me sorprende cuando se
inclina hacia adelante y coloca un pequeño beso en mi hombro, haciendo que estalle
con piel de gallina.
Lo miro por encima del hombro. ¿Qué pasa con este tipo que hace que mi
cuerpo se acelere? Nadie ha hecho nunca que sienta las cosas que él, solo con un
vistazo o un simple toque.
Estoy sorprendida cuando veo una mirada de pura lujuria en sus ojos. Justo
como la que me dio esa noche cuando estaba en su habitación. Sus manos se deslizan
ligeramente hacia abajo a mis brazos antes de ir alrededor de mi cintura. Después,
tira de mi cuerpo contra el suyo.
Puedo sentir su erección presionando en mi espalda. Supongo que tengo el
mismo efecto en él. Sus labios encuentran mi cuello mientras besa mi mandíbula.
Inclino la cabeza hacia un lado y gimo suavemente. Me da la vuelta en sus brazos y
mis manos se deslizan sobre su pecho y alrededor de su cuello, así como sus labios
se encuentran con los míos. Acordamos no hacerlo de nuevo, pero cuando estamos
juntos, es como si hubiera una atracción magnética entre nosotros. No puedo
explicarlo, pero me mira a veces, y ya sé cómo se siente también.
Unos minutos después, cuando el timbre suena, nos separamos como si nos
hubieran sorprendido haciendo algo malo. ¿Cómo puede algo que se siente tan bien
estar mal? Carter se aclara la garganta y siento que mi rostro se ruboriza.
―Esa debe ser Meg ―digo pasando mis manos sobre el frente de mi vestido
nerviosamente. Él pasa sus manos a través de su cabello mientras me mira, atónito.
Tengo la impresión de que no entiende esta cosa entre nosotros tampoco―. Mejor
respondo la puerta. ―Me vuelvo y me alejo de él antes de que tenga la oportunidad
de decir algo.
―Feliz cumpleaños, nena ―dice Meg cuando abro la puerta principal―. Vi tu
nuevo auto en la acera. Eeeek. Estoy tan malditamente celosa.
129
―Lo sé. Todavía no puedo creer que tenga un auto. Mañana, tú y yo iremos
por un tour por la ciudad.
―Increíble. Oye, ¿estás bien? Tu rostro está todo ruborizado. ―Lo cual estoy
segura solo hace que se vuelva aún más rojo.
―Estoy bien ―miento y estrecha sus ojos hacia mí. Odio que pueda ver directo
a través de mi mierda―. Adelante. Papá fue a recoger comida china.
Me da un regalo mientras pasa.
―Gracias ―digo esbozando una sonrisa.
La sigo hacia la parte de atrás, a la cubierta. Se detiene cuando ve a Carter de
pie allí, dándole palmaditas a Lassie. Mirando por encima del hombro me sonríe.
Perra. Supongo que está haciendo sus propias suposiciones sobre por qué estaba
sonrojada cuando le abrí la puerta.
―Carter ―dice girando la cabeza en su dirección.
―Megan ―responde con un movimiento de cabeza. Ella sonríe, mirando entre
los dos antes de ir hacia la mesa y tomar asiento. Yo la sigo. Solo puedo imaginar lo
que pasa por su cabeza ahora mismo.
―Abre tu presente ―dice cuando estoy sentada.
―Todavía tengo un regalo más por abrir de Carter primero. ―Inclinándome
alcanzo la bolsa de regalo que está en la mesa.
―Oh. ¿Carter te dio un presente antes de que llegara yo? ―Se ríe.
―Sí ―respondí. Es un trasero inteligente. Sé exactamente lo que está
insinuando―. Me regaló este collar. ―Lo sostengo para que lo vea.
―¿Joyería? Hmm. Oh eso es bonito ―dice sonriendo cuando se inclina para
ver más de cerca―. ¿Qué más hizo? ―Sus ojos se acercan a él y se retuerce en su
asiento. Pobre.
Meg puede ser una provocadora a veces.
―Puedes abrirlo más tarde si quieres ―responde Carter mirándome.
―No, no puede. Quiero ver qué más hay en la bolsa.
―Meg ―protesto.
―¿Qué? Creo que es dulce que te dé un regalo. ―¡Ugh! Ojalá no hubiera dicho
nada ahora. Abriendo la bolsa saco el otro regalo. Jadeo cuando desenvuelvo el
envoltorio. Es una imagen enmarcada de Lassie y de mí jugando.
―¿Hiciste esto? ―Lo miro. 130
―Ummm... ummm. ―Quiero decir algo, pero parece que no puedo encontrar
las palabras. Ella da un paso más cerca. Ahora está a pocos centímetros de mí. Puedo
oler el alcohol en su aliento. ¿Qué demonios quiere? Mi pregunta es respondida casi
inmediatamente cuando se estira y me agarra justo entre las piernas.
Estoy congelada por el miedo o la sorpresa. Rarita toma mi vagina y no hay
una maldita cosa que pueda hacer o decir para detenerla.
Ni siquiera me toca, solo la sostiene, como si le hubiera dicho:
“Disculpa, ¿podrías tomar mi vagina por un segundo?”. Por supuesto que no lo
hice. Estoy ahí por lo que parece ser por siempre mientras esta extraña tiene su
agarre de mi entrepierna. Quiero pedirle que me suelte, o al menos empujarla, pero
estoy aterrorizada. Es dos veces mi tamaño. Hago un breve contacto visual. Me está
sonriendo. ¿Pueden creerlo? Está parada en medio de un bar público, sosteniendo
mi puta vagina, sonriendo. Perra loca.
―Oye. ¿Qué diablos crees que estás haciendo? ―dice alguien detrás de ella. El
alivio me inunda cuando reconozco la voz de Carter―. Quita tus manos de mi puta
chica ―le advierte mientras la aleja de mí. Tan horrorizada como estoy ahora, estoy
feliz.
Me llamó su chica.
―Lo siento, hermano ―dice Rarita levantando sus manos en defensa antes de
retroceder.
Mis ojos se encuentran con los de Carter. Oh mierda, está molesto.
―¿Qué mierda? ―dice―. ¿Por qué estás aquí?
―Ummm... Meg necesitaba usar el cuarto de baño ―digo. No hay manera de
que le diga que estábamos aquí espiándolo.
―¿Estás bien? ―pregunta suavemente poniendo su mano en mi hombro―.
Estás muy pálida. ―Bueno, sí. ¿Cómo se sentiría si un desconocido tomara sus
partes privadas? Olvida eso. Es Carter. Lo más probable es que lo disfrutara.
―Esa chica solo se apoderó de mi… ―No sé por qué no puedo decir la palabra,
pero apunto en dirección de mi vagina en su lugar. Dios soy tan débil―. ¿Cómo
crees que estoy? ―Estoy mortificada por lo que hizo, pero aún más porque lo
presenciara. Aunque sus ojos parecen enojados, veo una pequeña sonrisa jugar en
sus labios.
Bastardo.
―Lo sé. Lo vi. Tiene suerte de tener pechos o la habría golpeado como la
136
mierda.
―Carter ―dice Meg detrás de él―. ¿Qué haces aquí? ―Gracias a Dios dijo eso.
Me encanta cómo siempre tiene mi espalda.
―¿Encontraste el baño? ―digo con un guiño cuando Carter gira la cabeza en
su dirección.
―Sí. Sí, lo hice. ¿Estás bien? Tu cara está toda blanca ―observa ceñuda.
―Una chica me agarró la... ya sabes qué ―le digo. Todavía no puedo creer lo
que acaba de suceder. ¿Quién hace ese tipo de cosas? Por supuesto la perra comienza
a reír.
―¿Qué es un “tú ya sabes qué”? ―pregunta. Cabrona. Sabe exactamente lo que
quise decir.
―Mis partes de chica ―admito mientras siento mi rostro arder.
―¿Tu vagina? ¿Tu hoo-ha? ¿Tu cosita? Puedes decir la palabra, ¿sabes? ―dice
riéndose. Me alegra que encuentre esto divertido. Yo no lo hago.
―Cállate. ―Estrecho los ojos hacia ella. Está aumentando mi humillación.
―Estás bromeando ¿verdad? ―pregunta como si no me creyera.
―¿Por qué mentiría sobre algo así?
―No, no lo harías. ―Carter se ríe entre dientes.
Alguien máteme ahora.
―Me alegro de que ustedes dos piensen que es divertido ―replico mientras
mis ojos se mueven entre ellos.
Por supuesto que ambos están riendo.
―No es divertido, es jodidamente hilarante. ―Meg se ríe―. ¿Quién fue?
―Señala hacia fuera.
―Apenas la miré. Necesito salir de aquí.
―Eso te pasa por estar en un lugar como este cuando eres menor de edad
―interrumpe Carter. ¿Quién pidió su maldita opinión de todos modos?
―¿Disculpa? Creo que tú eres menor de edad ―respondo. Qué hipócrita.
―Solo por unos meses. Vine a jugar billar. Además, soy un tipo. Puedo
manejarme. Tú, por otro lado, eres una niña. Tu pequeña idiota Rarita solo demostró
que este no es un lugar para ti. ―Oigo a Meg reír de nuevo a mi lado y quiero darle
una patada. Carter solo me mira. Puedo decir por la mirada en su rostro que está
tratando de irritarme.
137
―Lo que sea. ―Quiero decir más, pero no lo hago. Solo tendrá otro listillo
comentario para responder. Tanto por Meg teniendo mi espalda. Al diablo con ambos.
Giré sobre mis talones y pisé fuerte hacia la salida. Estoy segura de que algún día
encontraré el humor de esta situación, pero justo ahora no lo hago.
••••
Carter aceptó a regañadientes andar con nosotras el resto de la tarde.
―Supongo que estar cerca de ti es mejor que estar cerca de mi padrastro ―dijo
sarcásticamente. Aunque inicialmente estaba enojado, estaba sonriendo cuando lo
dijo. Juro que hace mierda así solo para meterse bajo mi piel. Aunque nunca lo
admitiría, creo que estaba agradecida.
Confesó que no quería irse porque su padrastro tenía el día libre del trabajo.
Me hizo sentir triste por él. Las cosas deben ser bastante jodidas viviendo con ese
pendejo. Especialmente puesto que le deja muy claro que no es bienvenido. Sé que
está perdido sin su auto, también. Todavía pasará otra semana antes de que las
reparaciones estén completas.
Afortunadamente, el pequeño incidente del pub no se menciona de nuevo.
Estoy segura de que no he escuchado lo último de ello, especialmente de Carter. En
nuestro paseo de regreso al auto, Meg recuerda que tiene que parar a recoger
algunas fotos que su mamá mandó imprimir. Carter nos espera fuera de la tienda
mientras voy con ella.
Veo que tienen algunas camisetas detrás del mostrador, donde puedes
imprimir tu propia imagen. Eso me da una idea. Después de hablar con la dama que
atendió a Meg, dice que definitivamente puede hacerme lo que quiera. Agradecida,
tengo la imagen perfecta en mi teléfono.
Después de descargarla en su computadora, me dice que puedo recogerla
mañana. Sonrío. No puedo esperar a ver la reacción de Carter cuando se la dé.
Anduvimos en auto por un tiempo antes de regresar a casa para nadar en el
lago.
Él incluso vino con Lassie y conmigo más tarde para llevar a Meg a su casa.
Aún me cuesta estar cerca de él después de todo lo que hemos hecho, pero espero
que con el tiempo se haga más fácil. Me alegro de que por lo menos seamos amigos.
••••
El martes por la mañana, me dirijo a mi auto mi primer día de conducir a la
escuela.
138
No le pregunté a Carter ayer si le gustaría un viaje. Es lo suficientemente
orgulloso para preguntar si quisiera uno. Tiene el auto de su mamá.
―Buenas días, niña ―dice cuando giro la esquina, casi asustándome. Ojalá
dejara de sorprenderme así. Está inclinado contra mi auto viéndose todo presumido
y sexy. Obviamente viajará conmigo.
―¿Puedo ayudarte con algo? ―pregunto levantando una ceja hacia él. Nunca
hace las cosas fáciles para mí, así que tengo la intención de hacer lo mismo.
―Estoy aquí para mi viaje ―responde mientras un lado de su boca sube en
una sonrisa arrogante. Realmente debería ser ilegal tener esa maldita buena pinta.
―¿Qué viaje? No te ofrecí llevarte ―replico, tratando de mantener el rostro
serio.
―No es necesario ―dice todo presumido―. Me lo debes.
―No lo creo. ―Me río.
―¿Qué pasa con todos los viajes que te di?
―Si bien recuerdo, fueron bajo coacción.
―Coacción o no, un viaje es un viaje, niña ―dice mientras camina alrededor
del pasajero y abre la puerta.
―Deja de llamarme niña.
―Mientras sepa que te molesta ―dice―. Nunca voy a parar.
Recuérdenme otra vez ¿por qué lo aguanto?
Grrrr.
Tanto como odio admitirlo, me gusta tenerlo alrededor.
••••
Después de la escuela, le dije a Carter que necesitaba ir a la ciudad para poder
recoger la camiseta que ordené. Estuvo bien con eso.
Esperó en el auto mientras corría dentro. Me eché a reír cuando la señorita me
mostró el producto terminado.
Había conseguido una imagen grande de Lassie con su cara impresa en el
frente de la camiseta, con “Mi Hombre Lassie”, grande en letras negritas. Débil, lo
sé, pero no había superado que lo llamara Lassie, no Larry. Pensé que la foto que
dibujó de mí era graciosa, igual esta camiseta. Mi pequeña venganza, podrían decir.
―¿Qué tenías que recoger? ―preguntó cuando volví al auto. Le lancé la bolsa
de plástico sobre el regazo. 139
Debería haberla tomado cuando me lo ofreció, pero por una vez en mi vida, traté de
ser el chico bueno. Puse su bienestar antes que mis propias necesidades.
No pasa un día que no piense sobre lo que hicimos esa noche, o en esa dulce
vagina. Quiero estar enterrado hasta las bolas dentro de ella. Más. Que. Cualquier.
Cosa. Ni siquiera me dejen comenzar sobre esa boca.
Las cosas en casa están empeorando mucho. No estoy seguro de cuánto tiempo
pueda seguir mordiendo mi lengua con Pendejito. Creo que se dio cuenta de que no
peleo porque no quiero molestar a mi madre. Lo que está usando a su ventaja. Ahora
se burla de mí en cada oportunidad que tiene. Cabrón. Necesito salir como el infierno
de aquí antes de arruinar todo.
Si pierdo mi mierda con ese hijo de puta, arruinaré las cosas para mi mamá.
Por mucho que lo odie, me encanta verla feliz. Nunca entenderé por qué, pero hace
eso por ella.
Y luego está Indi. Si dejo que esto entre nosotros vaya más lejos, la arruinaré
también. No quiero nublar su sol con mi oscuridad. Ella es pura y yo no. ¿Cómo
puede algo que se siente tan bien estar tan equivocado? La vida puede ser una verdadera
perra a veces.
Siento que las paredes se están cerrando alrededor. Algunos días se pone tan
mal, que es una lucha incluso respirar. Todavía faltan unos pocos meses antes de
cumplir dieciocho. En mi corazón sé que no voy a durar tanto.
••••
El sábado por la noche estoy sentado en el escritorio de mi habitación, haciendo
la tarea, cuando veo a Indi salir de la ventana de su dormitorio. ¿A dónde en el
infierno cree que va? Mierda. Hoy la he evitado como la plaga. Solo necesitaba algo
de espacio para ordenar todos estos sentimientos no deseados que tengo por ella.
Parece que fue una pérdida de puto tiempo. No puedo sentarme aquí y verla
colarse sola a Dios sabe dónde. Podría pasarle cualquier cosa.
Miro en qué dirección va antes de tirar de una camiseta. Por alguna razón está
caminando hacia el lago. Aunque es una cálida noche, tiene rocas en su puta cabeza
si tiene la intención de ir a nadar.
Para cuando me pongo los zapatos y salto de mi ventana, unos minutos han
pasado. Espero que no haya ido lejos. Debería haber agarrado una linterna. Es tan
maldito oscuro aquí afuera. Tengo la buena idea de arrojarla sobre mi rodilla y
azotarla por dejar la casa a esta hora de la noche sola. Cristo, a veces me vuelve loco.
Estoy murmurando blasfemias cuando aparece a la vista. Está sentada sola en 141
el muelle, sus pies cuelgan sobre el borde. Solo puedo ver su silueta con la ayuda de
la luz de la luna. Está emitiendo un brillo plateado. Sobre el agua, iluminándola.
Mi ritmo cardíaco aumenta a medida que me acerco.
Tengo esta cosa de amor/odio con los sentimientos que enciende dentro de mí.
Aunque me gusta, también es extraño y me asusta como la mierda.
Cuando estoy cerca de ella, me siento vivo. Pensé que esa parte de mí había
muerto hacía mucho tiempo. No puedo explicar cómo esta pequeña libélula, que me
molesta sin fin, puede hazme sentir así, pero jodidamente lo hace.
―¿Qué estás haciendo aquí sola? ―pregunto molesto cuando estoy parado a
unos pocos metros detrás de ella. No responde, pero veo claramente que sube su
mano y limpia sus ojos. Jodidamente bien, está llorando. No sé cómo lidiar con esta
mierda No he llorado desde que era chico. ¿Por qué las mujeres deben ser tan
malditamente emocionales?
Lo que quiero hacer es darme la vuelta y caminar lejos a la mierda. Pero no
puedo hacer eso por ella. Jesucristo. Sé que voy a lamentar preguntarle esto.
―¿Estás bien?
―Estoy bien. ―Resopla. No está malditamente bien―. ¿Puedes dejarme sola?
―Aunque solo me dio lo que esperaba, no puedo alejarme de ella. Uno: Porque
quiere que lo haga, y la parte obstinada de mí no le permite decirme qué hacer. Dos:
Porque por alguna razón, verla tan molesta tira de mi corazón. Mierda.
Doy los pocos pasos que nos separan y me siento a su lado.
―Si estás bien, ¿por qué estás llorando? ―¿Le acabo de preguntar eso? Ahora
quiero golpearme en la boca por ser tan estúpido. Por alguna razón, quiero saber
por qué está alterada.
―Te dije que estoy bien.
―Bueno. Si tú lo dices. ―Sé que está mintiendo, pero no voy a presionarla. No
la dejaré, sin embargo. Nos sentamos en silencio por unos minutos mirando el lago.
Cuando la veo levantar la mano a su rostro por el rabillo del ojo, sé que sus
lágrimas silenciosas todavía están cayendo. Me duele verla así.
Muevo ligeramente la mano hacia la izquierda y entrelazo mis dedos con los
suyos. Podría no querer hablar, pero me encuentro esperando reconfortarla aquí.
―Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre ―susurra. Mierda. Eso
explica las lágrimas.
―Lo siento. ―Es todo lo que digo. Sé que es débil, pero no soy bueno con 142
mierdas como esta.
―Mi papá se encierra en su habitación todos los años este día. Bebe una botella
de whisky y grita. No puedo soportarlo. Eso me rasga por dentro. Por eso estoy
sentada aquí. Así no tengo que escucharlo. ―Cristo. No tengo palabras para lo que
me acaba de decir, así que en cambio le aprieto la mano.
Sosteniendo su mano y estando tan cerca tiene todos mis sentidos en alerta
máxima, pero tengo un presentimiento esta noche de que necesita un amigo más que
nada.
―Estoy seguro de que los dos la extrañan. Yo me perdería sin mi madre ―dije
confesando.
―Lo hacemos. El único recuerdo que tengo de ella es cuando estaba enferma.
Mi padre hizo su mejor esfuerzo para protegerme de su enfermedad. Estaba mucho
en cama. Recuerdo que, en sus buenos días, mi papá me dejaba acostarme con ella.
Me cantaba a veces y me acariciaba el cabello. ―Una pequeña sonrisa adorna su
rostro cuando dice eso―. Me pone triste que su vida fuera tan corta. Tenía solamente
veintiocho cuando murió. Principalmente estoy triste por mi padre. Está tan perdido
sin ella. Es como si cuando murió, su luz se hubiera ido. Sé que me quiere, pero es
un amor diferente al que tuvo por mi mamá. Hace un buen trabajo escondiéndolo la
mayoría de los días, pero en días como hoy me doy cuenta de cuánto le afectó su
muerte. También odio que se perdiera verme crecer y antes de que digas algo
inteligente, he crecido mucho desde que tenía seis años.
―¿De verdad? Debes haber sido minúscula cuando tenías seis años.
―Ja, ja ―dice chocando con mi hombro. Cayó directamente en esa.
―Bromas aparte. ―Me río―. Debió haber sido duro para él perder a su esposa
y tener que criar a una niña por su cuenta.
―Lo fue. Estoy segura de que todavía lo es a veces. ¿Tu papá sigue vivo?
―pregunta. Generalmente esa pregunta me tendría retrocediendo, pero esta noche
no es así. Nunca he hablado sobre esto con alguien antes, pero sorprendentemente
por primera vez en mi vida quiero hablar de ello. Quiero abrirme a ella.
―No tengo idea. El día que se enteró de que mi madre estaba embarazada de
mí, se fue.
―Entonces, ¿nunca lo conociste? ―pregunta girando su rostro para mirarme.
―No. Solo hemos sido mi madre y yo. Bueno, solíamos serlo hasta que se casó
con ese idiota.
―Lo siento ―susurra apretando mi mano―. ¿Tienes alguna otra familia? 143
¿Como abuelos?
―No. Los padres de mi madre la echaron cuando se embarazó. Al parecer llevó
la vergüenza a la familia. Perdió todo por mi culpa. Me llevó allá cuando tenía cinco
años. No salió demasiado bien. Mi abuelo me llamó bastardo y cerró la puerta de
golpe en nuestra cara.
―¿Qué? Oh. Mi. Dios. Eso es horrible. Lamento que te haya pasado. ¿Es por
eso que siempre te refieres a ti mismo como un bastardo? ―pregunta. Puedo
escuchar el dolor en su voz mientras habla. Probablemente no debería haberme
abierto, pero en realidad siento una especie de alivio al hablar de eso. Me gusta que
se haya levantado ese peso de mi pecho.
―Es la verdad. Soy un bastardo. Nada puede cambiar eso. ―Después de todos
estos años, todavía siento vergüenza cuando pienso en ese día y lo que significa esa
palabra. Ella deja mi mano y la levanta para girar mi cabeza hacia ella. Cuando veo
lágrimas en sus ojos brota un bulto en mi garganta.
―No eres un bastardo, Carter. Por favor no vuelvas a pensar de esa manera de
ti.
―Todavía recuerdo el día en que busqué el significado de bastardo en el
diccionario.
Exhalo cuando pienso en ese día. El maldito día en que aprendí lo que
realmente era. Una persona nacida de padres no casados. Una persona considerada como
mezquina o despreciable. Una persona especialmente considerada desafortunada. Irregular,
inferior o de origen dudoso.
―Estaba aplastado, pero era solo un niño. Creo que he aprendido a vivir con
eso a lo largo de los años.
―No eres un bastardo, Carter. Solo porque eliges actuar como uno a veces, no
significa que seas uno. ―Se esfuerza a medida que cae otra lágrima de sus bonitos
ojos verdes. Verla derramar una lágrima por mí hace que crezca el nudo en mi
garganta. Casi suena como si creyera lo que dice. Quiero creerle, como quise creerle
a mi madre hace tantos años, pero es un hecho.
―Está bien ―le digo mientras me acerco y limpio su rostro con mi pulgar―.
Como puedes ver, he abrazado el hecho de que soy un bastardo. ―Me río. Pero ella
no. Mis palabras en realidad la hacen verse más triste. Lágrimas en mi puto corazón.
―Muchas personas tienen hijos antes de casarse en estos días No es la gran
cosa. Es un estereotipo en el peor de los casos. Las generaciones más viejas pueden
haber creído en esa mierda, pero en mi opinión deberían avergonzarse de ellos 144
mismos. Los pobres niños nunca pidieron nacer, pero sufrieron esa injusticia de
mente estrecha por el resto de sus vidas. Hipócritas como tu abuelo se meten en tu
cabeza si me lo preguntas. ―Sus palabras me hacen reír―. No es gracioso, Carter.
Mira lo que te hizo. Me hace enojar mucho ―agrega frunciendo el ceño. Se ve tan
jodidamente adorable cuando hace eso.
Va a decir algo más, pero me inclino y cubro su boca con la mía. Me encanta
que se sienta tan apasionada sobre este tema, y me encanta que no crea que soy un
bastardo. Todo lo que dijo es cierto, pero lamentablemente todavía no me hace
sentirme mejor conmigo mismo.
Todavía soy un bastardo.
Quizás con el tiempo sus palabras ayuden, pero ahora toda la sangre ha dejado
mi cerebro y se apresura directamente a mi pene, así que no puedo pensar en nada
más que en ella. Sé que dijimos que no iríamos allí de nuevo, pero necesito esto.
Putamente la necesito.
Cuando muevo su cabeza hacia atrás y profundizo el beso, gime en mi boca.
Deslizando mis manos debajo de sus brazos, la levanto y la pongo sobre mi
regazo para que esté a horcajadas sobre mí. Envolviendo sus piernas en mi cintura,
sus manos van alrededor de mi cuello. Las mías se deslizan alrededor de su
diminuta cintura y atraigo su cuerpo al mío. Me encanta la forma en que me besa.
La forma en que sus labios se sienten contra los míos. La forma en que su suave
cuerpo moldea mi dureza. No creo cansarme de eso. En realidad, sé que no lo haré.
Estoy enganchado a ella.
145
Indiana
Mi corazón todavía está sufriendo por él.
Pensando en cómo debe haberse sentido como un niño pequeño y el hecho de
que ha estado llevando ese estigma por todos estos años. Me rompe el corazón. A
pesar de que es infundada, su actitud desde el día en que nos encontramos de
repente tiene sentido. Odio que se sienta tan humillado de sí mismo, especialmente
ya que eran circunstancias más allá de su control. ¿Cómo podría su abuelo, su propia
carne y sangre, etiquetarlo así? Solo era un maldito niño. Él no pidió nacer. 146
Cuando lo beso, trato más duro de mostrárselo sin palabras, lo especial que es,
cuánto me importa. Que no es nada como la percepción que tiene de él mismo.
Ambos hemos intentado tanto mantener nuestra amistad completamente platónica
en las semanas pasadas, pero esta noche lo necesito. Creo que también necesita esto.
Necesito perderme en él, así no tendré que pensar en mi papá cayéndose a
pedazos de regreso en mi casa. Tanto por mi maldita lista de reproducción de
“distracción”. Entre canciones todavía podía escuchar sus gritos sofocados.
Por eso vine aquí. Cada año, temo esta fecha. Siempre he esperado que a
medida que pasan los años, las cosas se pongan más fáciles para mi papá, pero no
este año.
Tal vez el siguiente.
Las manos de Carter se deslizan de mi cintura hasta mi trasero. Me atrae, mi
centro se presiona fuertemente contra su erección. Me quejo en su boca. Ni siquiera
me reconozco cuando estoy con él. Me gusta esto. Me vuelve tan salvaje. Una de sus
manos se mueve debajo de mi ropa mientras sus dedos suben y bajan ligeramente
sobre mi estómago, haciéndome temblar, hasta que me palmea el pecho y pellizca
mi pezón a través de la tela de encaje de mi sujetador. Mis manos se enredan en su
cabello mientras muevo las caderas hacia adelante.
Solo lo he estado besando por unos pocos minutos y ya estoy al borde de
deshacerme. Podría ser adicta a la forma en que hace que se sienta mi cuerpo.
Nuestro beso pronto se vuelve primitivo. Es como si no pudiésemos tener suficiente
uno del otro.
Su mano se mueve entre nosotros mientras frota mi clítoris a través de la
delgada tela de mi pantalón corto.
―Vente para mí, hermosa ―susurra mientras sus labios dejan un rastro de mi
mandíbula a mi cuello. Me inclino, él retrocede y gime. Solo me lleva unos segundos
antes de que grite su nombre cuando el orgasmo me golpea. Cuando abro los ojos lo
veo mirándome, sonriendo―. Me encanta verte venir. ―Siento mi rostro
calentarse―. No te vuelvas tímida ahora ―agrega mientras se inclina hacia adelante
y planta un suave beso en mi nariz.
Todavía puedo sentir su erección presionando el interior de mi muslo.
Deslizando mi mano bajo su cuerpo, lo avivo a través de su pantalón.
―No ―dice alejando mi mano.
―¿Qué? ¿Por qué?, quiero darte alivio.
147
―No. He estado haciendo mi mayor esfuerzo por comportarme a tu alrededor
por semanas. Dejé ir esto tan lejos como lo hice esta noche porque lo necesitabas. Si
no paramos esto ahora, es posible que no pueda controlarme. Me vuelves loco
―admite.
―Bueno, no pares.
―Te lo dije, no podemos ir allí, Indi. Tu primera vez debe ser con alguien
especial. Ese no soy yo. ―Muevo mi mano hasta taparle el rostro.
―Eres especial, Carter. Quiero que seas el primero. ―Quiero decir cada
palabra, también. Puedo lamentarlo, pero lo dudo. Incluso si no podemos estar
juntos después de esta noche, todavía atesoraría el hecho de que fue mi primero.
―No quieres decir eso ―dice poniendo su mano en el dorso de mi cabeza,
apoyando mi rostro en su pecho. Puedo oír su corazón latir salvajemente. Me
encanta ser sostenida así por él. Cuando estoy con Carter, me hace sentir como si
nadie más existiera, como si solo nosotros existiéramos en el mundo. Obviamente
no tiene idea de cuánto deseo esto.
―Lo hago. Por favor, Carter. No me hagas rogarte.
―No hago compromisos, Indi. No soy material de novio.
―No te estoy pidiendo que seas mi novio ―digo tirando la cabeza hacia atrás
así puedo ver su rostro.
―Bueno, ¿qué es entonces? ―Incluso bajo esta luz, puedo ver su
vulnerabilidad. Ojalá no tuviera una opinión tan baja de él mismo. Ojalá pudiera
verse a través de mis ojos y sabría lo especial que es.
―Te pido que seas mi primero. Nada más. Solo una noche. Te quiero hacer
todas las cosas que te han hecho las otras. ―¿Acabo de decir eso? Sí, lo hice. Es
verdad. Desde el momento en que vi a Jennifer subir por su ventana, deseé haber
sido yo. Luego estuvo la pelirosa.
―¿Cuáles otras? ―pregunta.
―Las chicas que subieron por tu ventana. Jennifer y la chica con el cabello
rosado.
―No hice nada con la chica con el cabello rosa. ―Se ríe.
―¿No lo hiciste? Pero yo…
―Cuando te vi mirándonos, no pude hacerlo ―confiesa.
―¿No pudiste? ¿Por qué? 148
―Porque me bloqueaste.
―No lo hice ―digo juguetonamente golpeando su brazo―. Dime la verdadera
razón.
―Mierda. Suficiente de todas las preguntas. No pude, está bien. Me sentí mal.
―Mis labios sonríen ampliamente.
―¿Por qué te sentiste mal? ―pregunto, mi sonrisa se ensancha. Probablemente
no debería estar probándolo así, pero quiero saber la razón.
―Solo déjalo ―bromeó.
―No. Quiero saber por qué. ―Me levanta de su regazo y me coloca de nuevo
al lado de él con molestia.
―No voy a responder eso ―dice mientras su hermoso rostro se arruga en un
ceño fruncido. Cuando voltea la cabeza lejos de mí, tengo la impresión de que está
sintiéndose incómodo, así que lo dejo mentirme. Aunque secretamente me muero
por saber por qué.
―¿Entonces vamos a hacerlo? ―pregunto cambiando de tema.
―¿Hacer qué? ―responde volviendo la cabeza para mirarme.
―Ya sabes... sexo. ―No puedo creer que incluso tenga esta conversación con
él. Se ríe de mi comentario haciendo que me sonroje. Probablemente piensa que soy
tan débil.
―Créeme, niña. Por mucho que me gustaría desflorarte, te arrepentirás de
darme tu virginidad. ―Aunque sus palabras me dicen “no”, puedo decir por el
aspecto de sus ojos, que lo desea tanto como yo.
―No lo haré ―digo tendiéndole la mano―. Deseo esto, Carter. Realmente lo
hago. Por favor no me hagas rogar, porque lo haré. No seré un instrumento de
cuerda. Lo prometo. Solo una noche, eso es todo lo que te estoy pidiendo. ―Dios,
soy tan patética. Él sostiene mi mirada, pero no habla. Por favor di sí canto en silencio
en mi cabeza.
―¿De verdad quieres esto? ―pregunta eventualmente.
―Sí. Te deseo. ―Irrumpe en una sonrisa completa, mostrando sus blancos
dientes perfectos.
―No vas a esperar que me case contigo o algo así, ¿verdad?
―¿Qué? De ninguna manera. Ni siquiera te quiero como novio ―grito.
―Eso es lindo, esa es una manera de hablar sucio ―responde colocando su
149
mano en mi pecho, burlándose del falso daño.
―Hablo en serio ―digo intentando sostener un rostro serio―. Solo te estoy
usando por tu cuerpo. ―Verlo así hace que todo mi interior se sienta cálido y
pegajoso. Incluso cuando está frunciendo el ceño, es impresionante, pero cuando
sonríe... sin palabras.
―Entonces, ¿tuve razón todo el tiempo? ―dice cuando deja de reír.
―¿Acerca de?
―Que me deseas. ―Es un maldito presumido a veces, pero tiene razón. Lo
hago. Ni siquiera voy a justificar eso con una respuesta. No hay forma de que vaya
a darle la satisfacción de tener razón.
―Estás tan lleno de ti mismo ―digo dándole un golpe con el hombro.
―Estarás llena de mí en un minuto. ―Se ríe, alcanzando mi mano mientras se
levanta. Lo jalo hacia abajo.
―¿Podemos quedarnos aquí abajo? No estoy lista para volver allí todavía.
―¿Quieres que te penetre aquí? ¿Al aire libre? ―pregunta con sorpresa en su
voz.
―Está oscuro. Nadie nos verá.
―Si estás segura ―dice con una sonrisa―. Nunca te hubiera tomado por ser
tan aventurera.
―Bueno, hay muchas cosas que no sabes sobre mí. ―Eso es un montón de
mierda. Tiene razón. No soy del tipo aventurero en absoluto, pero él trae algo a mí:
Un deseo de soltarme. De vivir un poco.
―Voy a tener que volver corriendo a la casa y conseguir un condón―. Roza
sus labios contra los míos―. Regreso en un minuto.
―Está bien ―respondo mientras está parado. Creo que estaría nerviosa por
estar a punto de tener sexo por primera vez y al aire libre de todos los lugares, pero
no lo estoy. No con Carter. De hecho, estoy deseando eso.
Regresa unos minutos más tarde con una enorme sonrisa en su rostro y una
manta y una almohada en la mano
―No puedo tenerte obteniendo astillas en la espalda, arruinando esa hermosa
piel ―dice mientras la extiende en el muelle. Cuando no es un asno ni un tipo duro,
dice las cosas más dulces―. ¿Segura que quieres hacer esto?
―Mucho ―respondo mientras alcanzo su mano extendida. Me levanta sobre
mis pies y directamente a su duro pecho. Envuelve sus fuertes brazos alrededor de 150
mi cintura, mirándome.
―¿No te arrepentirás? ―pregunta.
Muevo la cabeza suavemente.
―Sin arrepentimientos.
Sus labios se encuentran con los míos. Su beso es suave y dulce, haciendo que
mis dedos se doblen. Deslizo mis brazos alrededor de su cuello cuando me aprieta.
Cayendo de rodillas, me pone en la manta suavemente, colocando mi cabeza en la
almohada. Se sienta a mi lado, tirándome a sus brazos.
―¿Segura que no quieres volver a mi habitación? ―pregunta. Dios. Suficiente
de todas las preguntas
―Solo penétrame ―dije bruscamente. Ni siquiera me sorprendo por mis
palabras. Quiero que esto suceda. Como para ayer. Aprecio que esté tratando de hacer
lo correcto, pero no cambiaré de opinión sin importar lo mucho que intente
convencerme de eso.
―Jesús, esas palabras que salen de tu dulce boca son calientes ―dice. Me sienta
y me quita el top. Me estiro por el dobladillo de su camiseta, levantándola para
revelar sus celestiales abdominales y su apetitoso pecho. Él agarra su camiseta detrás
del cuello y tira de ella por su cabeza. Sus manos luego alcanzan atrás para
desabrocharme el sujetador. Después de deslizarlo bajé los brazos y lo descarté,
gentilmente me gira para estar frente a él, jalando uno de mis pezones en su boca.
Sus manos trabajan febrilmente en el botón de mi pantalón corto. Apoyándose en
sus muslos, lo desliza con mis bragas por mis piernas. Veo su sonrisa crecer a la luz
de la luna mientras mira hacia mí.
Escucho un gruñido proveniente de lo profundo de su garganta mientras sus
labios siguen un camino por mi abdomen. Empujo mi cabeza hacia el interior de la
almohada y gimo cuando su rostro se asienta entre mis muslos. Agarra la parte
posterior de mis piernas y empuja mis rodillas hacia mi pecho, extendiendo mis
piernas.
―Necesito probarte de nuevo ―susurra contra mi carne sensible―. No he
podido sacar tu vagina de mi mente. ―Me encuentro sonriendo sabiendo que ha
estado pensando en esa noche, en mí. Yo también he pensado en eso mucho.
Gime mientras su lengua se arremolina alrededor de mi dolorido clítoris.
Enredo mis dedos en su cabello sosteniendo su cabeza en su lugar. Su boca es
magnífica. No quiero que se detenga nunca.
En cuestión de minutos me tiene deshecha. Desliza dos dedos dentro de mí 151
mientras mi orgasmo pulsa a través de mi cuerpo. No se detiene hasta que mi cuerpo
tembloroso se tensa.
―Estás tan mojada para mí ―dice mientras retira sus dedos y los lleva a su
boca, lamiéndolos hasta dejarlos limpios. Dios, me encanta cuando hace eso.
Se pone de pie y saca el condón de su bolsillo y se quita los vaqueros. Tanto
como amo estar afuera bajo las estrellas con él, ojalá tuviéramos algo de luz así
podría ver más de él en su desnuda gloria. Su cuerpo es impresionante.
Abre la envoltura del condón con sus dientes y lo desliza sobre su
impresionante longitud. Todo lo que puedo pensar mientras miro, es que espero que
la monstruosidad se ajuste dentro de mí. Definitivamente no tengo segundos
pensamientos, pero voy a admitir que los nervios están comenzando a instalarse en
mí.
Se agacha, colocando sus manos a cada lado de mi cuerpo antes de revolotear
sobre mí. Apoyándose hacia adelante, sus labios se encuentran brevemente con los
míos de nuevo. Puedo probarme en él.
―Esto va a doler ―dice mientras se instala entre mis piernas, alineándose con
mi apertura―. ¿Estás segura que quieres pasar por esto? No es tarde para
detenerme.
―Estoy segura. Quiero esto, Carter ―le digo sinceramente, cuando mis manos
suben a tomar su rostro. Sonríe antes de rozar sus labios contra los míos.
―Seré tan amable como pueda, de acuerdo. Intenta relajarte.
―Bien ―le contesto. Él desliza la punta de su pene a través de mi humedad
antes de empujar lentamente su cabeza dentro de mí.
―Dulce Jesús ―gime antes de quedarse quieto, dándome tiempo para
adaptarme. Tratando de nuevo, empuja un poco más.
Su cabeza cae hacia atrás mientras un gruñido primitivo escapa de él. Ya puedo
sentir la picadura mientras me estira. No voy a mentir, pero, saber que soy la que lo
hace sentir así es un giro increíble.
―Te sientes increíble ―susurra mirándome―. ¿Estás lista?
Asiento mientras sus labios se encuentran con los míos. Me besa por un minuto
más o menos sin moverse. Estoy segura de que está tratando de distraerme. Está
funcionando. Sin previo aviso, se retira antes de empujarse todo el camino. Pica
como una perra, pero no duele casi tanto como pensé que haría. Se congela
nuevamente, dándome tiempo para adaptarme.
152
―¿Estás bien? ―pregunta gentilmente quitándome el cabello del rostro.
―Perfecta ―respondo. No puedo creer que, de hecho, esté teniendo sexo. Y
con Carter Reynolds de todas las personas. El tipo que amo y odio, todo con el
mismo aliento. No más tiempo de ser virgen y no me arrepiento. De nada en
absoluto. Me alegro de que mi primera vez sea con él.
―Tengo que empezar a moverme ―dice unos segundos después. Gime de
nuevo cuando lentamente se retira antes de empujar todo el camino de regreso en
mí. Después de unos cuantos empujes más la sensación de ardor se disipa y ahora
me estoy moviendo con él. Se siente asombroso. Se siente increíble―. Pienso que estoy
enamorado de tu vagina ―gime mientras aumenta su paso. Creo que me estoy
enamorando de él, pero nunca diría eso en alto. Ni siquiera debería sentirme así,
pero no tengo control sobre mi corazón―. No estoy seguro de cuánto tiempo más
voy a durar. Te sientes muy bien. Necesito que te vengas de nuevo.
―Estoy cerca ―digo mientras pongo mis piernas alrededor de su cintura y
hundo los talones en su trasero, empujándolo más adentro de mí. Él levanta su
cuerpo ligeramente y mueve su mano hacia abajo entre nosotros para frotar mi
clítoris mientras continúa empujando dentro de mí, en cortos y rápidos empujes. Es
todo lo que necesito para enviarme al límite.
―Ohhh... yo soy... yo soy. ―Eso es todo lo que logro dejar salir mientras las
sensaciones son más fuertes, y tengo el orgasmo más intenso que alguna vez he
experimentado.
―Diaaaablos ―gruñe mientras su cuerpo comienza a sacudirse sobre mí. Sé
que se vendrá también. Su cuerpo hizo lo mismo cuando le di la mamada en su
dormitorio hace algunas semanas. Después de algunas embestidas más se queda
quieto dentro de mí―. Creo que me arruinaste ―dice sin aliento mientras sus labios
encuentran los míos otra vez. Metí mis manos en su cabello mientras sostengo su
rostro contra el mío. No quiero que esta noche termine nunca.
Nuestro beso va de suave a salvaje en minutos. Todavía está dentro de mí y lo
siento endurecerse de nuevo. Ahora estamos en la ronda dos. Esta vez se da vuelta
tirando de mí con él, así que estoy arriba.
Sus manos se deslizan por mi cuerpo antes de tomar mis pechos y rodear mi
duro pezón entre sus dedos. Yo muevo la cabeza hacia atrás y gimo mientras el
placer inunda mi cuerpo. Mis palmas suaves sobre su pecho, agarrando sus hombros
para darme algo de apalancamiento para poder montarlo. Me encanta la fricción que
esta posición proporciona. Carter levanta la cabeza y chupa uno de mis pezones en
su boca. Me encanta su boca sobre mí. Envuelvo una de mis manos alrededor de su
cuello mientras la otra va a través de su cabello, sosteniéndolo contra mi pecho. 153
Ahora sé por qué Meg tiene sexo como coneja. Podría fácilmente ser adicta a
esto solo con mis sentimientos por Carter, por supuesto. No soy el tipo de persona
que simplemente se acuesta con alguien.
Las manos de Carter regresan a mi cintura. Agarrando mis caderas, levanta mi
cuerpo ligeramente antes de guiarlo hacia abajo. Lo hace una y otra vez. No tengo
palabras para las sensaciones que estoy experimentando en este momento.
―Tienes un vagina magnífica ―gime―. Podría joderte todo el día. ―Todo el
día suena maravilloso. No quiero que esto que estoy sintiendo se detenga alguna
vez.
―No pares lo que estás haciendo... por favor ―le suplico mientras mis caderas
comienzan a arremolinarse con un movimiento circular, haciendo que mi clítoris
gire contra él.
―No tengo intenciones de parar ―dice sin aliento―. Necesito besarte.
Tira de mi rostro hacia el suyo. Moviendo mis manos las subo por su cuello,
entrelazando mis dedos a través de su cabello. Ahora está entrando en mí mientras
nuestro beso se calienta. Los ruidos saliendo de ambos son salvajes. Creo que está
tan perdido en mí como yo en él.
Estoy justo en el borde. He estado intentando aguantar porque no quiero que
este sentimiento o que mi momento con él termine, pero ya no puedo detener el
orgasmo que está asomándose.
―Carter ―me quejo en su boca mientras mi cuerpo se convulsiona con la
intensidad del mismo.
―Joder. ―Deja salir mientras los músculos de mi interior se aprietan alrededor
de su pene. Sus manos agarran mis caderas con tanta fuerza que juro que van a dejar
marcas. Él bombea en mí mientras viene su propia explosión, sacando otro orgasmo
de mí.
―Oh. Mierda... me vendré de nuevo ―gimo tirando de su cabello mientras
muevo mi cabeza hacia atrás, gritando su nombre. Cuando nuestros cuerpos
finalmente se quedan quietos, colapso sobre su pecho. Mi piel se siente sensible a la
frescura de la brisa.
―Cristo, eres tan hermosa cuando te vienes. No tienes idea de lo que me hace
verte así. ―Suspira, besa mi frente y envuelve sus brazos alrededor de mi torso. Si
no estuviera tan cansada se lo mostraría de nuevo.
Recibo las vibraciones más fuertes de él, ahora que hemos sido íntimos. No
puedo estar muy segura de eso. Aunque no tengo experiencia, nada con qué 154
compararlo, estoy bastante segura de que tenemos algo especial. Es como si sintiera
todo lo que soy. Es muy intenso. Pero luego dice o hace algo que me indica que
quiere distancia. Es confuso. Tal vez es solo parte de su encanto. Quizás también
estoy leyendo mucho en esto. O tal vez siente todo lo que hago. Lo dudo. Es
probablemente así con todas las chicas.
Nos quedamos inmóviles, envueltos en los brazos del otro por lo que parecen
años, antes de que finalmente se deslice fuera de mí y me coloque a su lado. Estoy
sorprendida por la pérdida que siento al no seguir estando conectada con él.
De pie, me pasa la ropa antes de quitarse el condón y vestirse. Las lágrimas
pican mis ojos cuando me doy cuenta de que mi tiempo con él terminó. No quiero
que termine esta noche. No quiero que esta sea nuestra última vez juntos. Cuando
le dije una noche sinceramente pensé que estaría bien con eso. Ahora sé que ese no
es el caso.
Una vez que vuelvo a ponerme la ropa, me paro.
―No te levantes ―dice. Acuclillándose a mi lado pasa su mano suavemente al
lado de mi rostro―. No quiero que te vayas todavía. ―Siento mis labios sonreír
cuando se inclina hacia adelante y me besa. Se acomoda a mi lado y me tira a sus
brazos. Al llegar detrás de él, tira de la otra mitad de la manta sobre nosotros―. Solo
déjame abrazarte por un rato.
Carter
“Sin arrepentimientos”, dijimos, pero eso es exactamente lo que estoy
teniendo. No por lo que hicimos. De ninguna manera. Nunca olvidaré lo que me dio
anoche. No solo estoy hablando de su virginidad tampoco.
Mi arrepentimiento ahora es haber llegado hasta aquí con ella, crucé la línea
que juré que nunca cruzaría, tengo que irme. Es por su propio bien. No tengo
elección.
Fue en algún momento en las primeras horas de esta mañana que tomé mi
decisión final. Solo espero tener la fuerza para continuar con eso. No he dormido en
toda la noche. Fue alrededor de las 3:00 a.m. cuando finalmente salimos del lago y
regresamos a casa.
En mi corazón sabía que sería nuestra última vez juntos, así que no quería que 155
Carter
Soy sacudido de mi sueño por nuestra canción; Let Her Go, de Passenger. Bien,
técnicamente no es nuestra canción, pero es la que me recuerda a ella. A nosotros.
La escuché unos días después de que me fui. Por primera vez en años lloré. Lloré
160
como una maldita nena. Ha sido el tono de llamada en mi teléfono desde entonces. No
sé por qué me torturo manteniéndolo. Todo lo que hace es recordarme lo que perdí.
A la única chica a la que he amado.
Llego a mi teléfono en la cabecera de la mesa mientras la morena a mi lado se
mueve.
Joder, ¿todavía está aquí?
―¿Qué hora es? ―pregunta.
―Hora de que te vistas y te vayas ―respondo mirando el reloj. Mierda. Las
4:30 a.m. ¿Quién me llamaría a esta hora? Será mejor que sea una cosa de vida o
muerte o alguien tendrá el trasero pateado. Cuando veo el número de mi madre en
la pantalla se me cae el corazón. Saltando de la cama, miro a la pollita que no debería
estar aquí.
Ni siquiera puedo recordar su nombre. ¿Era Sarah... Samantha... Shona? A la
mierda.
Estoy seguro de que comienza con “S”. De cualquier manera, no se quedan a
dormir. Siempre le digo eso por adelantado a cada chica que traigo a casa. Saben
exactamente en lo que se están metiendo. Estoy bastante seguro de que le dije que
se fuera anoche después de que tuvimos sexo. Supongo que me dormí y no escuchó.
Jodidamente odio cuando hacen eso.
―Toma tu mierda y vete ―chasqueo.
―Quiero volver a dormir ―gime, molestándome aún más.
Tomando su ropa del piso, la arrojo a la cama. No es como si no hubiera sido
perfectamente claro anoche. Esta era una conexión y nada más. La mayoría de ellas
eran bastante buenas, pero de vez en cuando tienes a una de esas necesitadas que
piensan que pueden cambiarme. Les gustaría tener algún tipo de vagina mágica que
me hiciera volver por más. Lo siento, no pasará. Hay solo una chica en esta tierra que
puede hacerme eso, mi Indi. Nadie alguna vez estará a la altura de ella. Nadie.
―Vete ―digo en tono de advertencia mientras giro y salgo de la habitación
para poder tomar la llamada―. ¿Mamá?
―Carter. ―Llora ella.
―Mierda, mamá. ¿Qué sucede? ―pregunto con pánico.
―Es... es John. ―Solo escuchar el nombre de ese hijo de perra tiene subiendo
mi presión arterial. Si la lastimó de alguna manera, voy a romperlo en pedazos―.
Está muerto. ―Bueno, no estaba esperando que dijera eso.
―¿Qué? ¿Qué quieres decir con que está muerto? ¿Qué pasó? ―Para ser
honesto, no doy una mierda de que haya muerto, mi única preocupación es mi 161
madre. Siempre lo odié, pero tengo que recordar que mi madre lo amó. Solo Dios sabe
por qué.
―Carter. ―Solloza―. No sé lo que pasó. Me di vuelta en la cama y lo rodeé
con el brazo. Estaba tan frío. Él... ―Comienza a llorar incontrolablemente.
Me rompe el corazón de mierda escucharla llorar.
―Necesito que vengas a casa, por favor.
¿Puedo volver allí? Supongo que realmente no tengo opción. No se trata de mí.
Me necesita. Solo me lleva una fracción de segundo tomar mi decisión.
―Iré, mamá. Estaré en casa en unas pocas horas. ¿Estarás bien hasta que llegue
ahí?
―Sí ―susurra.
―Estaré allí tan pronto como pueda ―le aseguro.
―Gracias, cariño. ―Aspira. Me mata escucharla tan molesta―. Me siento tan
sola. ―Cristo, odio que se sienta de esa forma. Sé muy bien cómo se siente estar solo.
Regresar ahí es lo último que quiero hacer. He pasados los pasados cinco años
tratando de olvidar. Pero mi mamá me necesita.
••••
Después de ducharme y empacar unas pocas cosas en una bolsa, estoy en
camino a las 5:00 de la mañana. Apenas llegué a la autopista saqué mi teléfono para
llamar a mi madre. Estoy viviendo en Newcastle en estos días. Es un viaje de dos
horas al norte de Sídney. No hay nada que no me guste de este lugar. Es mi hogar
ahora y nunca me iré. Las personas son geniales, me encanta el ritmo de vida, no tan
agitado como el de Sídney, y las playas son espectaculares. Originalmente fui al
norte para intentar poner algo de distancia entre Indi y yo. Pensé que ayudaría, pero
incluso si me mudaba al fin de la tierra, sé que todavía estaría en mi mente y en mi
corazón.
Cuando estuve trabajando con Jax, estaba a solo media hora en auto. A veces
la tentación de pasar por su casa era difícil de ignorar. Estar aquí no detuvo ese deseo
de verla, pero ya logré lidiar con eso.
Odio estar tan lejos de mi mamá ahora mismo. Está sola y sonaba tan
angustiada cuando llamó. Comprensiblemente, supongo. Estoy ansioso por llegar a
ella tan pronto como pueda.
―Hola ―dice una voz masculina. La reconozco enseguida. Siento mis labios
curvarse en una sonrisa. Gracias a la mierda que él está con ella. El alivio me recorre.
162
―Ross. Hola, es Carter. Cristo estoy contento de que estés allí con ella.
―Carter, muchacho ―dice afectuosamente. Puedo decir por el tono en su voz
que le complace saber de mí. Es la misma reacción que he recibido siempre que
hemos hablado en los pasados cinco años―. Tan pronto como escuché la llamada
entrar en la estación vine directamente aquí.
―Soy consciente de eso. Gracias. ¿Cómo lo está llevando? ―pregunto.
―No bien, tengo miedo.
―¿Puedes decirle que estoy en camino?
―Lo haré. Siento que sea bajo estas circunstancias, pero estoy feliz de que
finalmente vuelvas a casa, hijo. Estoy esperando verte. ―Nunca consideré ese lugar
como mi hogar. Pendejito arruinó eso para mí. Siempre y cuando mi madre e Indi
residan allí, sin embargo, mi corazón también lo hará.
―Tengo muchas ganas de verte, también ―le digo. Si soy honesto conmigo
mismo, no es el único al que anhelo ver.
La primera vez que huí a Ross le llevó menos de una semana rastrearme.
Supongo que en su línea de negocio debería haber esperado eso. Me había dirigido
al salón de tatuajes de Jax el día que me fui con algunos de los dibujos que hice.
Esperaba ganar algo de efectivo rápido. Algo para ayudar a mantenerme hasta
poder encontrar trabajo. Supongo que huir sin mucho dinero a mi nombre no fue mi
mejor movimiento.
Ahí es donde Ross Montgomery me encontró, en el salón de tatuajes.
Afortunadamente, Jax no solo compró mis bocetos ese día, sino que me ofreció
trabajo. Me tomó bajo su ala y durante los siguientes meses me enseñó todo lo que
sabía.
Ross se enojó cuando me enfrenté a él. Enojado de que me hubiera alejado sin
decirle nada a nadie. Dijo que mi madre e Indi estaban devastadas porque me fui de
la forma en que lo hice, sin mencionar que se morían de la preocupación.
―¿Por qué no viniste a mí? ―preguntó―. Podría haber ayudado. Alejarte
como lo hiciste no fue la respuesta, hijo. ―Hizo todo lo posible para convencerme
de volver a casa con él. Incluso fue tan lejos como ofrecerme una habitación en su
casa. Supongo que sabía que mi padrastro era parte de la razón por la que huí. No
era la única razón. Nunca le dije eso.
Estuvo decepcionado cuando me negué a regresar con él. Pero, siendo el fácil
hombre que es, aceptó que tenía mis razones, incluso si no estaba de acuerdo con
ellas. En ese momento estaba durmiendo en el sofá de Jax. A Ross no le gustó esa
163
idea, así que al día siguiente me ayudó a asegurarme de tener un lugar propio. Un
pequeño apartamento con un dormitorio. También me prometió que no le diría a
nadie dónde estaba cuando le pedí que no lo hiciera. Sin embargo, me exigió llamar
a mi madre y decirle que estaba bien, lo que hice.
Ross me llamó cada pocos días durante los meses que siguieron. Las llamadas
disminuyeron semanalmente y luego a un par de veces al mes, pero siempre
terminaba la conversación diciendo:
―Estoy aquí si alguna vez necesitas algo, hijo. Nunca lo olvides. ―Realmente
lo aprecié.
El hecho de que le importara significaba mucho, y todavía significa más para
mí de lo que nunca sabrá. Con los años se convirtió en la figura paterna que nunca
tuve. El tipo de padre por el que había llorado toda mi vida.
He logrado mucho en los pasados cinco años. Aprendí a una edad temprana
que, con mucho trabajo, todo era posible. Le debía mucho a Jax. Con mis constantes
habilidades manuales y artísticas, pronto superé todas sus expectativas y me
convertí en su artista número uno.
No solo trabajaba a tiempo completo en su salón, también hacía trabajos
privados después de horas en mi departamento. Era sensato con mi dinero, igual
que había sido cuando era niño. En un año había ahorrado suficiente dinero para
abrir mi propio salón. “Indi Ink”. Sí, nombré mi lugar por ella. No me pregunten por
qué.
Supongo que aún quería que fuera parte de mi nueva vida. Incluso si no era de
la forma en que me gustaría que fuera.
Soy el único propietario de “Indi Ink”, pero tengo un segundo salón que Jax y
yo poseemos juntos. Se llama “Wicked Ink”. Espero un día poseer una cadena
completa de ellos. Por la forma en que el negocio está en auge, definitivamente
puedo ver eso en nuestro futuro.
Jax y yo nos hicimos amigos cercanos a través de los años. Aunque estuvo
molesto por perderme en su salón, no dudó en ayudarme a configurar “Indi Ink”.
Inicialmente, ser un artista del tatuaje no era un camino que hubiera elegido si
no lo hubiera conocido. Estoy agradecido de que mi viaje me llevara a él. Me encanta
lo que hago. Una noche con unas pocas cervezas, me habló de un tipo que conocía
que estaba vendiendo su local y que saldría del negocio. Fue entonces cuando me
preguntó si estaba interesado en una sociedad. Aproveché la oportunidad.
Candice dirigía “Wicked Ink” para nosotros.
Sí, todavía está en la foto y su cabello todavía es rosa intenso. No creo que 164
alguna vez lo cambie. Nunca terminamos juntos después de la noche cuando entró
en mi habitación, pero nos hemos vuelto amigos íntimos. Me ayudó a lidiar con la
pérdida de Indi después de que me fui.
Ross me ha apoyado todo el camino también. Incluso llegó a la apertura de
“Indi Ink”. No tenía idea de que vendría. Nunca dijo ni una palabra sobre por qué
había llamado así a la tienda. Hasta hoy todavía me pregunto si sabe que le puse así
por su hija. Supongo que es bastante maldito obvio que lo hice por eso.
No puedo describir lo que sentí cuando caminó por la puerta esa noche. Eso
sopló mi maldita mente. Estoy tan agradecido que dé una mierda. Es el único
hombre en mi vida que alguna vez he tenido. Me ha dicho muchas veces lo orgulloso
que está de mí.
Malditamente lo quiero por eso. Tanto como sé, Indi y mi mamá no tienen idea
que nos hemos mantenido en contacto en todos estos años.
Mi madre y yo hablamos por teléfono regularmente, pero no la he visto desde
el día que me fui. Siempre me invita a casa para las vacaciones, pero utilizo mis
compromisos de trabajo como excusa.
No me malinterpreten. Quería verla. La extraño como no lo pueden creer. Sin
embargo, a su esposo no mucho. Si nunca tenía el disgusto de verlo de nuevo, habría
sido demasiado pronto. La hubiera invitado aquí a mi casa. Pensé mucho en eso,
pero no quería que Pendejito manchara mi espacio. Mi serenidad afortunadamente,
es algo de lo que ya no tengo que preocuparme. No puedo esperar a volver a verla.
Nunca le he preguntado a mi madre, ni a Ross, cómo está Indi. Por mucho que
quería, simplemente no pude. Supongo que estaba asustado. Lo que no sabes no te
hace daño, ¿correcto? No tengo idea de lo que ha estado haciendo en todos estos
años. Podría haberse casado y tenido hijos por todo lo que sé. Ese pensamiento me
hace sentir mal del estómago. Supongo que es porque después de todo este tiempo
todavía tiene mi corazón.
Seguro que ha habido otras mujeres desde que me fui. No soy un maldito
santo. Nunca dije serlo. Nadie serio sin embargo. ¿Cómo te puedes comprometer
con alguien cuando tu corazón pertenece a otra?
No ha pasado un día que no haya pasado pensando en ella, la eché de menos.
Espero que sea feliz, realmente lo hago. Si soy sincero conmigo mismo, espero que
esté soltera y sea feliz, pero ese es mi lado egoísta hablando. Aunque la idea de verla
nuevamente en realidad me emociona más de lo que me importa admitir, también
me asusta como la mierda. No sé nada de sus pasados cinco años. Ni una maldita
cosa. No tengo idea qué esperar. Ross y yo nunca hablamos sobre nada que tenga
que ver con mi antigua vida. Esa fue la forma en que lo quise. 165
―Carter llegó a casa esta mañana ―agrega dándome una mirada extraña. Sé
que está esperando ver mi reacción. Bien, no tendrá una.
―Sí, lo sé. Ya tuve la desgracia de toparme con él. ―Tomo un bocado de mi
emparedado así no tengo que decir más.
―¿Todavía estás enojada después de todos estos años? ―pregunta
acercándose a la mesa y poniendo su mano sobre la mía. Suspiro.
―No ―miento. Mi padre levanta la ceja. Intento actuar como si no me afectara,
pero me da la impresión de que puede ver directamente a través de mi fachada.
Desvío mis ojos y tomo otro bocado de mi emparedado.
―Han pasado cinco años, Calabaza ―dice apretando su agarre en mi mano―.
Tal vez es hora de dejar ir todo eso que duele y la ira. Pudo haber estado un poco
equivocado en su manera de pensar, pero hizo lo que pensó que era lo mejor.
―¿Piensa que no he intentado dejarlo ir? ¿Qué no traté de olvidarme de él? Sé que
tuvo sus razones para irse. Lo entiendo. En mi opinión, la forma en que lo hizo fue
incorrecta. El hecho de que no escuchara ni una palabra de él en cinco años me corta
hasta el núcleo. No estoy segura si puedo pasar eso.
―¿Podemos cambiar el tema, papá? No quiero hablar de Carter Reynolds.
―Suficientemente justo. Hablemos del funeral entonces. ―Me da una sonrisa
débil antes de continuar―. Sé cómo te sientes sobre John, Indi ―dice―. Me siento
igual. Sin embargo, dicho eso, pienso que deberíamos asistir al funeral por cariño a
Elizabeth y Carter. Como señal de respeta a ellos. ―Pongo los ojos en blanco. Ir al
funeral de ese cabrón es lo último que quiero hacer.
―Bien. ―Suspiro. No me gusta esa idea ni un poco, pero iré por el bien de
Elizabeth.
Nada más. Es una dulce dama. Nunca entenderé lo que vio en ese asno, pero
era su marido, entonces supongo que necesitará todo el apoyo que pueda obtener.
••••
Logré evadir a Carter en los pasados dos días. Mis emociones todavía están
sobre todo el lugar desde que lo volví a ver. Pasé las pasadas dos noches en casa de
Mark que es algo que rara vez hago, pero era la única forma en que podía evitar
correr hacia él.
Afortunadamente, el trabajo ha sido firme, por lo que durante el día no he
tenido tiempo para pensar sobre cualquier otra cosa. De pensar en él.
En el chico que aplastó mi corazón.
171
Hoy es el funeral del Sr. Shepard, entonces evitarlo no será una opción.
Eso es si Carter incluso asiste. Sé cómo se sentía con respecto a su padrastro.
Compartimos el odio por él. Estoy bastante segura, que estará allí para su madre. Es
la única razón por la que mi papá y yo iremos.
―Te ves adorable, Calabaza ―dice mi padre sonriendo cuando entro a la
cocina. Para vestimenta fúnebre, supongo que se ve bien. Llevo una falda lápiz negra
ajustada hasta la rodilla, blusa de seda negra de manga corta y tacones negros. Mi
cabello largo y oscuro está agarrado en un moño apretado en la cima de mi cabeza.
―Gracias, papá. Te ves bien, también ―respondo mientras camino hacia él y
planto un suave beso en su mejilla. Se ve guapo en su traje negro. Estoy segura de
que tiene muchas admiradoras. Entiendo cuánto amó a mi mamá, pero deseo que
pudiera dejar ir el pasado. Ya pasaron dieciséis años desde su muerte. Es hora de
que comience a vivir de nuevo.
Me preocupa que vaya hoy. Espero que no le traiga recuerdos del funeral de
mi madre. Las cosas todavía son difíciles para él. Bueno, el hecho de que continúe
encerrado en esos dos días cada año, me dice que lo son.
Hay un auto negro estacionado en el camino de entrada desde la puerta de
junto cuando nos vamos. Me siento enferma del estómago en el camino hacia el
crematorio. No por el funeral, sino sobre ver a Carter. Me siento como un fraude
yendo al velorio de alguien que odio. Nunca podré encontrar en mi corazón
perdonarlo por lo que hizo. Nunca.
Una vez que estacionamos el auto, papá y yo nos dirigimos a la capilla. Nos
quedamos alrededor afuera con los demás. Todas las diez personas, podría agregar.
Supongo que ser el mayor cabrón del mundo significaba que no tenía muchos
amigos.
Mi padre hace una pequeña charla con los dos hombres de pie junto a nosotros,
mientras trato de calmar la confusión interna que ruge dentro de mí sobre ver a
Carter. Oigo a uno de los hombres decirle a mi padre que es el hermano del Sr.
Shepard. No suelo juzgar, pero estoy inmediatamente escéptica por él. Después de
todo, son parientes. El otro hombre dice que es uno de los empleados del Sr.
Shepard. Eso me hace preguntarme si alguna de las personas aquí eran en realidad
sus amigos. Gente como él, no tiene amigos, supongo. Solo enemigos.
Mi estómago está en nudos cuando llega el auto fúnebre. Supongo que Carter
y su madre están en el auto negro que se detiene detrás de él. Fue el que vi
estacionado en su entrada antes de que nos fuéramos. Mis manos tiemblan así que
las envuelvo alrededor de mi cintura. El chofer se baja y va hacia la puerta de atrás.
172
Intento no mirar cuando la abre, pero mis malditos ojos no están haciendo lo que se
les dice.
Carter sale del auto primero. Juro que dejo de respirar tan pronto como lo veo.
Está vestido con traje negro. Se ve tan diferente. Tan crecido. Tan malditamente
atractivo. Por alguna razón me duele el corazón. Nunca lo he visto en otra cosa que
no sea atuendo casual. Es absolutamente asombroso. Ninguna otra palabra podría
describir lo bien que se ve. De diecisiete Carter era un espectáculo, pero Carter de
adulto... no hay palabras.
Alcanza la mano de su madre y la ayuda a salir del vehículo. Mi corazón duele
por ella cuando veo lo rota que se ve. Pobre cosa. Me siento mal, por eso aún no le
he dado mis condolencias, pero no había manera de que fuera a su casa sabiendo
que Carter estaba allí.
Carter la conduce hacia la capilla. Cuando da un vistazo del ataúd en la parte
trasera del auto fúnebre, una fresca carga de lágrimas cae de sus rojos, hinchados
ojos. Siento mis propios ojos humedecerse con solo verla. Se ve tan rota.
Carter la envuelve en sus brazos y la sostiene fuerte. Recuerdos de cómo se
sintió cuando me sostuvo así, inundan mi mente. Intento alejar esos pensamientos.
Ese es el pasado y es exactamente donde necesita quedarse. Tengo a Mark ahora.
Cuando se fue por primera vez hace todos esos años, quedé destrozada. Lloré
por semanas. Una parte de mí entendía por qué sentía que tenía que irse. No me
gustó, pero entendí.
Sin embargo, mientras pasaban los meses y los años, y no recibí noticias de él,
ninguna en cualquier caso, ese dolor se convirtió en ira. Sé que la noche en que le di
mi virginidad acordamos que solo sería una noche, pero esa noche, no solo le di mi
virtud, sino que le di mi corazón. Cuando se fue al día siguiente sin mucho más que
un adiós, me aplastó. No estoy segura si puedo perdonarlo por eso.
Es posible que no hayamos estado en una relación, pero ante todo, era mi
amigo. Los amigos no tratan al otro así. Él sí lo hizo, y lo que compartimos en nuestro
corto tiempo parece intrascendente. ¿Signifiqué tan poco para él? Supongo que sí.
Después de estrechar la mano de Carter, mi padre envuelve a la Sra. Shepard
en sus brazos. Ella llora en su pecho. Él perdió a su esposa también, así que si alguien
sabe lo que está pasando ahora es él. Mientras lo miro juntos, puedo sentir los
aburridos ojos en mí. No me atrevo a mirar.
Afortunadamente, estoy usando mis grandes y oscuras gafas de sol para que
no pueda ver mis ojos.
Cuando mi padre suelta a la Sra. Shepard, la abrazo. 173
pueda. Tenerla en mis brazos otra vez es increíble. El mejor sentimiento que haya
tenido alguna vez, pero odio las razones detrás de eso. Ojalá pudiera haber hecho
algo para parar esto. Se culpa a sí misma, pero finalmente la culpa recae sobre mí.
Soy el que se fue. Soy al que odiaba. Fui quien causó que arremetiera como lo hizo.
Pobre maldito Larry.
Sigo reteniéndola mucho después de que las lágrimas se detienen. Si está
contenta de estar en mis brazos, entonces es exactamente donde se va a quedar. Me
pierdo abrazándola. Es donde se supone que debe estar. No sé por qué me hace
sentir cosas que las demás no pueden, pero como el demonio que lo hace. Un
caleidoscopio de mierda de emociones sería la mejor manera de describirlo.
Tengo una compulsión abrumadora de besarla. Besar toda su tristeza para
alejarla. Pero, no puedo hacer eso. Me iré en unos pocos días. No puedo comenzar
algo que terminará en el minuto en que conduzca y regrese a mi nueva vida. Eso no
sería justo para ninguno de los dos. Nuestro pasado ya se estropeó lo suficiente. Me
preocupa lo que haría si voy allí de nuevo. Nada bueno podría venir de eso, estoy
malditamente seguro. Solo más dolor de corazón.
―Oigan. Me preguntaba dónde se habían metido ustedes dos ―dice su padre
desde atrás de nosotros. Indi se aleja de mí con un salto, como si hubiera sido
atrapada haciendo algo que no debería. ¡Qué demonios! Estoy seguro de que la
mirada que le doy es de una absoluta confusión. Arrancando mis ojos de ella, miro
por encima de mi hombro a Ross―. ¿Está todo bien aquí? ―Tiene una gran sonrisa
en su rostro. Supongo que está feliz de vernos juntos.
―Sí, papá ―responde ella, poniéndose de pie y tirando de su falda al mismo
tiempo―. Me voy a ir a casa si está bien. Tengo dolor de cabeza. ―No mira a
ninguno de nosotros cuando habla.
―Bien. Estaré en casa en breve, Calabaza.
Antes de irse se encuentra con mis ojos brevemente.
―Adiós. ―Es todo lo que dice mientras se dirige hacia su lugar. Me deja
sentado aquí aturdido.
••••
Más tarde, después de que todos los invitados se fueron, y mi madre está
acostada, me dirijo a mi cuarto. Odio estar de vuelta en esta casa. Nunca tuve la
intención de volver aquí, pero al decir eso, tampoco pensé que me haría sentir tan
incómodo como estoy. Incluso con él lejos, sigue siendo su casa, así que jodidamente
179
la odio.
Indi y Larry están en mi mente mientras me siento al costado de mi cama,
enterrando mi rostro entre mis manos. Ojalá hubiera una manera de que pudiera
hacer esto bien, pero no es así. Odio pensar lo que ella atravesó encontrando a Larry
como lo hizo. Y cuánto habría sufrido después de eso. Cómo sufrió él.
Salgo de mis pensamientos algunos minutos más tarde cuando escucho un
sonido de bocina en el camino de entrada al lado. De pie, voy a la ventana para ver
quién es.
Instantáneamente siento que mi presión arterial aumenta. Hay un jodido chico
en la entrada de Indi.
Sé que no tengo derecho a estar enojado, pero lo estoy. Soy quien se alejó de
nosotros. Sería egoísta de mi parte esperar que no hubiera seguido adelante. Para
ser honesto, tanto como me perdí y pensé en ella a través de los años, no tenía
intenciones de alguna vez volver a ella. Claro que pensaba al respecto,
constantemente, pero creía que era mejor si no lo hacía. Ver a este rudo imbécil ahora,
sin embargo, me tiene dudando de mi decisión.
Hace sonar la bocina de nuevo y veo rojo. No lo creo, amigo. Si este es su novio,
y espero que no lo sea, alguien tiene que enseñarle algo de modales. Deslizo mi
ventana para abrirla y salto, como en los viejos tiempos.
―Oye ―le digo cuando me acerco a la ventana del lado del conductor.
―Hola. ―Lo primero que noto es que es un maldito chico bonito. Debería
haberlo sabido.
―¿Por qué estás sonando la bocina? ―pregunto molesto.
―¿Qué? ―dice cuadrando la espalda. Si piensa que va a intimidarme, está
equivocado. No me asusto fácilmente.
―¿Estás sordo y eres malditamente grosero? ―pregunto, metiendo mis manos
para abrir la puerta, causando que mueva la cabeza hacia atrás. Maldito imbécil.
―¿Quién eres? ―pregunta con miedo.
―¿Quién diablos eres tú? ―No estoy de humor para esta mierda de ida y
vuelta.
―Soy el novio de Indiana. ―Mi corazón se hunde. No podría estar saliendo
con esta mierda. Tengo que tomarme algunos segundos para recuperarme de esa
devastadora revelación.
Joder, tiene novio. 180
―¿Entonces por qué esta noche? ―pregunto, colocando un vaso de agua frente
a él. Sus vidriosos ojos se encuentran con los míos. Veo tristeza y tal vez un toque de
ira.
―Porque me dieron ganas. Veo que no has cambiado. Todavía eres una
maldita curiosa ―replica. Supongo que estar aquí no es fácil para él, entonces ignoro
su observación llena de sarcasmo.
Hago cuatro sándwiches tostados. Dos para cada uno. No comí mucho cuando
Mark y yo salimos a cenar. Mi estómago estaba en nudos después de nuestro
pequeño altercado con Carter.
―Aquí tienes ―le digo, colocando el plato frente a él.
―Ta. ―Es todo lo que dice mientras toma uno de los sándwiches y toma un
bocado. Me encuentro mirando furtivamente hacia él cuando no está mirando. Su
rostro es tan escabroso y muy guapo. ¿Es posible que se haya vuelto aún más
hermoso en los años pasados?, porque estoy segura que lo ha hecho. No debería
incluso estar pensando eso, pero lo hago.
Mark es lindo de ver, pero a mis ojos no tiene nada de Carter en el
departamento de la apariencia. Carter es pecaminosamente atractivo, todo hombre,
y esos tatuajes lo hacen lucir tan malo. Es la fantasía de todas las chicas. Es una pena
que sea un hombre sin compromiso, un mujeriego.
Es una sensación surrealista que estemos en realidad teniendo una comida
juntos, después de todo este tiempo. Bueno, si un sándwich tostado califica como
comida. Tanto ha cambiado desde que se fue, pero de alguna manera, nada lo ha
hecho.
Mira hacia arriba y me atrapa viéndolo.
―¿No te gusta tu comida? ―pregunta con la boca llena.
―Por supuesto. ¿Por qué preguntas eso?
―Porque parece que preferirías comerme a mí en vez de eso ―dice con una
sonrisa de mejillas.
―¿Qué? ―chillo. Él arroja la cabeza hacia atrás y ríe―. Nooooo. Estás
delirando si piensas eso.
―Simplemente lo llamo como lo veo, cariño. ―Cuando me guiña un ojo, siento
mi rostro sonrojarse. Mierda. Probablemente lo estaba viendo así. Necesito sacarlo
de esta casa, y lejos de mí, lo antes posible.
189
••••
Durante las siguientes horas, comemos, charlamos, y nos reímos, como en los
viejos tiempos. Creo que es exactamente lo que ambos necesitábamos sanar para
seguir adelante por completo. Había tantos asuntos pendientes entre nosotros, pero
ahora siento que todo es agua pasada. Espero que después de esta noche, pueda
finalmente deja ir todo el dolor.
Dejarlo ir a él.
Me duele el corazón al pensar que es probablemente la última vez que estemos
solos de nuevo. Mencionó anteriormente que se iría mañana. Estoy segura de que lo
veré cuando visite a su madre, pero no como esta noche. No debería querer que se
quedara, pero por alguna razón lo hago. Bueno, parte de mí lo hace. La parte de mí
que ahora pertenece a Mark, sabe que irse es lo mejor.
―Debería irme ―dice.
―Está bien. ―Trato de no mostrarle mi decepción. He extrañado estar
alrededor de él. He extrañado las bromas que compartíamos. Cuando se gira a
regañadientes, lo sigo hacia la puerta de entrada.
―Gracias por la comida... por ponerme al día ―dice cuando salimos al porche.
―Fue agradable ―respondo, levantándome sobre la punta de los dedos de mis
pies y plantando un beso suave en su mejilla. Dando un paso atrás, mis ojos se
encuentran con los suyos. Mi corazón está triste sabiendo que este es nuestro último
adiós. Al menos recibiré uno esta vez―. Cuida de ti, ¿de acuerdo?
―Tú también, niña ―dice, estirándose y pasando suavemente su mano por el
lado de mi rostro. Su toque es tan gentil, tan dulce. Siento que las lágrimas arden en
mis ojos. Nos quedamos allí durante más tiempo mirándonos uno al otro. Su mano
aún descansa en mi mejilla. Me encuentro inclinando mi cabeza en su palma. Cierro
brevemente los ojos y saboreo la última vez que voy a sentir su piel contra la mía.
Daría cualquier cosa para que me envolviera en sus brazos otra vez.
Cualquier cosa.
Cuando abro los ojos, lo encuentro mirándome. Me da una sonrisa triste.
―Adiós, Carter ―digo finalmente, dando otro paso atrás. Estoy agradecida de
haber llegado a decirlo esta vez. Aun así no parece disminuir el dolor en mi corazón.
―Adiós, Indi. ―Continúa allí, sin moverse. Esa electricidad tira entre nosotros,
la que compartimos en el pasado, sigue siendo tan fuerte como siempre. Tanto como
me gustaría quedarme aquí toda la noche con él, no puedo. Alguien tiene que ser el 190
fuerte aquí. Me giro y doy los pocos pasos hacia la puerta. Por el rabillo del ojo, veo
que su mano se estira hacia mí, pero luego la deja caer de nuevo a su lado. Estoy
agradecida por eso. Necesitamos tener una despedida limpia.
••••
Logro contener mis lágrimas cuando entro a la casa, pero ya están cayendo
cuando llego a mi habitación.
Mi corazón se siente como hace años cuando se fue, roto.
Estoy agradecida de que haya regresado, que lo haya visto de nuevo. Al decir
eso, veo que ha conjurado todos esos viejos sentimientos. Los que me llevaron años
suprimir. La culpa me consume. No debería sentirme así cuando tengo novio.
Limpiando mis ojos, saco el teléfono de mi bolsa. Encendiéndolo, encuentro un
mensaje de Mark.
Buenas noches, cariño. Espero que tu cabeza se sienta mejor x
De nuevo, la culpa golpea con fuerza. Técnicamente no he hecho nada malo,
pero si Mark sostiene completamente mi corazón, no debería sentir lo que estoy
sintiendo.
Me siento mejor, gracias. Perdón por tener que cortar la noche. Nos vemos en
el trabajo en la mañana. xxx
Esa es una mentira total. Mi dolor de cabeza está peor que nunca, pero no
quiero que se preocupe por mí porque sé que lo hará.
Responde de inmediato.
Eso es bueno. Buenas noches, hermosa. Dulces sueños. Me gustaría que
estuvieras aquí. x
No respondo a su último mensaje. No estoy segura de qué decir. Lo hago y no
deseo estar allí con él. Mi cabeza está tan nublada en este momento, que es probable
mejor que no lo haga.
Finalmente, me meto bajo las sábanas. Mis pensamientos todavía están bien y
verdaderamente en Carter. Sé que está al lado. Solo a unos pocos metros de
distancia. Ojalá pudiera pasar más tiempo con él antes de que se fuera, pero
probablemente sea más seguro para mi corazón si no lo hago.
191
Carter
Por mucho que odio estar de vuelta en esta casa, creo que cuando me vaya
mañana, dejando atrás a mi madre y a Indi de nuevo, será tan difícil como lo fue la
última vez. Por el bien de Indi, es probablemente lo mejor, ¿verdad? No estoy seguro
ya de eso. Especialmente después de conocer a ese idiota con el que está saliendo.
Una vez hubiera dicho que era demasiado buena para mí, pero en los pasados
años he crecido, mucho. Por supuesto, técnicamente sigo siendo un bastardo, pero
las palabras de Indi esa noche, todos esos años atrás, se quedaron conmigo. No soy 192
la misma persona que era. Ya no trato de dejar que esa palabra me defina. Todavía
tengo mis momentos, pero como un todo, recorrí un largo camino. Soy bueno, muy
trabajador y un tipo honesto. Eso es lo que trato de recordar. No todas las otras
tonterías.
Ir esta noche ahí, borracho, puede no haber sido mi movimiento más
inteligente, pero me alegro de haberlo hecho. Creo que ella lo necesitaba tanto como
yo. Estar con ella otra vez fue agradable, pero solo reforzó lo buenos que somos
juntos, y cuánto he extrañado tenerla cerca. Es la única chica con la que alguna vez
me sentí cómodo. La única alrededor de quien puedo ser completamente yo mismo.
••••
Cuando me despierto a la mañana siguiente, está todavía en mi mente. Me
duele la cabeza como una perra por todo el alcohol que consumí. Me terminé la
botella cuando volví a casa. Me dolía el corazón después de decirle adiós. Porque
eran más que palabras, realmente fue un adiós. Eso no me sienta bien por alguna
razón. Tengo esta sensación en mi instinto que si me alejo de nuevo me arrepentiré
por el resto de mi vida. Que la perderé para siempre. Si no lo he hecho ya.
Después de ducharme y desayunar, decido dirigirme al lado. No sé lo que voy
a decir cuando llegue allí, pero me siento obligado a verla una vez más antes de
irme. Jax me llamó esta mañana para ver cuándo estaría de regreso. Le dije que hoy.
Tengo un gran equipo, así que no estoy realmente preocupado por la tienda. Sé
también que tengo a Jax y a Candice si algo sale mal, pero, de cualquier manera,
todavía necesito ir a casa. Necesito ordenar lo que haré. Averiguar una forma en que
pueda volver aquí más a menudo. Bueno, si Indi quiere eso por supuesto. Recibí
mensajes mixtos de ella anoche. Dijo que ama a ese idiota, lo que fue difícil de
escuchar, pero también tengo esa sensación en el fondo de mi estómago que todavía
hay algo entre nosotros. Tal vez solo sea una ilusión de mi parte. ¿Quién sabe?
―Carter, mi amigo ―dice Ross con una sonrisa cuando responde la puerta―.
Entra.
―Tenía la esperanza de hablar con Indi antes de irme ―digo mientras lo sigo
por el pasillo hacia la cocina.
―Ella ya se fue a trabajar. Siéntate. ―La decepción me consume. Tomo asiento
en la mesa de la cocina mientras nos prepara una taza. ¿No haberla encontrado fue
una señal, o simplemente mala suerte?
―Oh. ―Escucho mi propio desagrado en mi voz.
―¿Me dirías algo? ―pregunta mientras detiene lo que está haciendo,
volteándose para mirarme―. ¿Todavía sientes algo por Indi? ―Vaya. ¿De dónde 193
el tipo de amor que compartí con su madre. ¿Es demasiado pedir? ―Siento que mis
labios se curvan. No podría estar más de acuerdo con él. Todavía no explica por qué
me está diciendo esto.
―¿Quiere que lo asuste? ―pregunto. Quizás es por eso que está compartiendo
esto conmigo.
―No. Quiero que resuelvas tu mierda y decidas lo que quieres. ―Esperen un
minuto.
―¿Quiere que esté con Indi? ―Lo miro con incredulidad. Seguramente no
podría querer eso.
―Sí. Si eso es lo que ambos quieren, por supuesto. ―Mis labios se curvan en
una sonrisa. Me gusta el hecho que piense que soy lo suficientemente bueno para su
hija porque sé cuánto significa para él. Exhala antes de mirarme a los ojos. Su
expresión es seria―. Si todavía tienes sentimientos por ella, y tengo la impresión
que los tienes, esta puede ser tu última oportunidad. Ambos pueden negarlo todo
lo que quieran, pero no soy estúpido, Carter. Vi la forma en que se miraban el uno
al otro hace todos esos años. Es la misma mirada que vi ayer si no me equivoco. Solo
se tiene una oportunidad con el verdadero amor, hijo. Créeme, eso lo sé. También
conozco a mi hija. Es tan leal como podría ser. Si se casa con él, será de por vida.
La inquietud se asienta sobre mí con cada palabra dicha. Juro que los latidos
de mi corazón son tan fuertes que puedo escucharlo golpear en mis oídos. La idea
de perderla con él, para siempre... no me sienta bien, en absoluto.
―No sé qué decir ―confieso, haciendo contacto visual con él mientras me
remuevo en mi asiento. Esta conversación me está agitando. Por supuesto que tengo
sentimientos por ella. Pero no sé qué espera de mí. ¿Quiere que me case con ella?
Tiene rocas en el cerebro si piensa que eso es lo que quiero. No soy del tipo que se
casa. Ni siquiera por ella. Mierda no. Las chicas como ella no se casan con hombres
como yo.
―No tienes que decir nada. Solo piensa en lo que te dije. Solo pensé que era
justo decírtelo. Solo quería que fuera un campo de juego parejo ―dice sonriente.
Astuto viejo tonto. Amo a este hombre.
―Gracias. Lo pensaré un poco. ―¿Qué más puedo decir? Por mucho que odie
pensar en ellos juntos, ¿es justo interponerse entre ellos cuando ni siquiera estoy
seguro que puedo darle lo que quiere? ¿Lo que ella necesita? Joder. Sí puedo. Incluso
si es solo para alejarla de él. Se merece algo mejor. Poniéndome de pie, me estiro por
la mano de Ross―. Lo visitaré la próxima vez que esté en la ciudad ―digo―. ¿Me
puede hacer un favor y vigilar a mi madre hasta que regrese?
195
―Claro. ¿Ya te vas? Ni siquiera nos tomamos un café. ―Toma mi mano con la
suya.
―No tengo tiempo. ¿Cuál es la dirección del trabajo de Indi? ―Su rostro se
ilumina con mi pregunta.
―Está justo saliendo por Tuckers Road, en la segunda calle a la izquierda. Una
gran mierda de edificio de colores. No lo puedes perder. ―Su descripción del
edificio me hace reír―. Avísanos si llegas a casa bien. Y no te preocupes por tu
madre, la vigilaré de cerca ―Se acerca y me agarra del hombro―. Recuerda, siempre
estaré aquí si necesitas algo, hijo.
―Lo sé ―respondo sonriendo. Me encanta que siempre me diga eso. Me
encanta que le importe un poco.
••••
Mientras conduzco hacia el trabajo de Indi, mi cabeza está por todos lados. Este
lugar no ha cambiado mucho en los cinco años que me fui. Bueno, los edificios no lo
han hecho. Ojalá pudiera decir lo mismo de Indi y de mí. Contemplo volver y regresar a
casa por lo menos diez veces. Sé lo que siento por ella, pero ¿realmente puedo
interponerme entre ella y ese idiota? Perseguir a la chica de otro chico no es mi estilo,
pero esta no es solo una chica, es Indiana. Mi Indiana. Fue mía primero.
Una canción suena en la radio. Es una de esas melodiosas canciones de amor.
Odio esa mierda. Estirándome, voy a cambiar la estación cuando el coro interviene.
El chico canta sobre tener un agujero en el corazón. ¿Por qué eso resuena conmigo?
Porque así es exactamente como me siento. Me falta una parte de mi corazón desde
el día en que me alejé hace cinco años.
En lugar de cambiar la estación, le subo. Escucho mientras canta acerca de
comenzar de nuevo. ¿Es una señal? ¿Podemos empezar de nuevo? ¿Estamos
demasiado lejos para recuperar lo que una vez compartimos? Una vez que me
estaciono, me siento en el auto hasta que la canción termina.
―Eso fue Start Again, de Conrad Sewell ―anuncia el DJ. Descanso mi cabeza
en el volante mientras inhalo profundamente. Lo sé en este momento, este agujero
nunca se reparará hasta que la tenga nuevamente. Tengo que intentarlo. Me
arrepentiré por el resto de mi vida si no lo hago.
La duda se instala.
―¿Qué estoy haciendo aquí? ―murmuro en voz baja cuando salgo del auto
¿Qué voy a decirle? No tengo ni puta idea. Todo lo que sé es que desde el momento
en que Ross me dijo que ese idiota le iba a proponer matrimonio, supe que tenía que
verla antes de irme. No puede casarse con él. Simplemente no puede hacerlo. 196
Niego mientras camino hacia el edificio. Una cosa es segura, Ross está en lo
correcto. El color del edificio parece mierda de caballo. Diría que ese tipo tiene un
gusto de mierda, pero tiene a Indi, por lo que no podría ser cierto.
Mi mano se levanta, empujando la puerta de cristal.
―Aquí no pasa nada ―murmuro para mí mientras entro.
Es hora de trabajar para recuperar a mi chica. Bueno, al menos intentar hacerlo.
Indiana
Todavía me siento culpable por lo de anoche. Incluso aunque no pasó nada,
me siento obligada a contarle a Mark sobre eso. No quiero guardar secretos de él.
No sabe nada de mi pasado con Carter. Tal vez si se lo cuento, no me sienta muy
mal. No quiero que piense que estoy haciendo cosas a sus espaldas, porque no lo
hago.
Cuando termino de ponerle al caniche de la señora Smith, Poppy, su vacuna,
decido ir a hablar con Mark. Llamo antes entrar a su cuarto de consulta, incluso 197
aunque Stephanie, la recepcionista, dijo que estaba solo. Por supuesto, su habitación
es tres veces del tamaño de la mía. Juro que el armario de las escobas es más grande
que la pequeña habitación en la que me metió.
Es su consultorio, supongo, así que solo es apropiado obtener la mejor
habitación. Pero me molesta mucho a veces. Sus padres compraron la clínica para él
cuando nos graduamos. Al principio no estaba muy interesada en trabajar juntos,
pero prácticamente me suplicó que lo hiciera, así que acepté. Hasta ahora ha
funcionado bastante bien. Nos llevamos bien. Estar todo el día con el otro no es tan
malo como pensé que sería. No vivimos juntos, así que todavía estamos lejos uno
del otro.
―Hola ―le digo cuando entro en la habitación.
―Hola, cariño. ―Camina hacia mí y me envuelve en sus brazos―. ¿Todo bien?
―Sí ―respondo, rodeando su cintura y descansando el lado de mi rostro sobre
su pecho―. Carter vino anoche después que me dejaste.
―¿Quién?
―Carter. Mi vecino. El chico de ayer por la tarde.
―Oh. El matón. ―Puedo escuchar claramente el desdén en su voz.
―No es un matón ―digo en su defensa. Actúa como uno a veces, pero
definitivamente no es un matón. Solo un poco equivocado en ocasiones. Mark no lo
conoce como lo hago yo, así que me molesta que llame así a Carter.
―Permíteme diferir, pero me estás diciendo esto ¿por qué? ―Puedo decir por
su voz que está irritado. Realmente no puedo culparlo. No me gustaría si fuera al
contrario.
―Porque no quiero guardarte ningún secreto. ―Siento que su cuerpo se pone
rígido. Retrocede y pone su dedo debajo de mi barbilla, levantando mi rostro hacia
el suyo.
―¿Qué tipo de secretos? ¿Pasó algo entre ustedes dos? ―La incertidumbre en
su rostro me hace sentir mal.
―¿Qué? No. Solo quería hablar, eso es todo.
―¿Cuál es la historia entre ustedes dos? Nunca lo había visto antes, y nunca lo
mencionaste. Parecía terriblemente protector contigo ayer. ―Esperaba no tener que
entrar en esto, pero creo que debería decírselo.
―Estuvimos juntos cuando fuimos más jóvenes. Mmmm... fue mi primer... ya
sabes, encuentro sexual. Luego se fue. No lo volví a ver, hasta ahora.
198
―Ya veo ―dice, soltándome y dando un paso atrás―. No me gusta esta
situación, Indi. Vi la forma en que te vio ayer. ¿Aún tienes sentimientos por él?
―No. Somos amigos. Eso es todo. Como dije antes, simplemente no quería
guardarte ningún secreto. ―Veo su rostro suavizarse mientras camina hacia mí
tomando mi mano.
―Me alegro, pero preferiría que te mantuvieras alejada de él a partir de ahora.
No confío en él.
―Eso es un poco irrazonable, ¿no lo piensas? Es mi amigo, mi vecino, nada
más. ―Incluso cuando las palabras salen de mi boca las dudo. Pero Mark parece
creerme.
―Bien. No me gusta, pero confío en ti. Si te hace pasar un mal rato, por favor
dímelo. Hablaré con él.
―Claro. ―Aunque lo dudo seriamente. Parecía bastante intimidado por Carter
ayer. Sé cómo es Mark. Definitivamente no es del tipo que confronta. Solo tienen que
ver la forma en que deja que sus padres le den órdenes para saber eso. Se inclina
hacia adelante y roza sus labios contra los míos.
―Te amo, Indiana, y protegeré lo que es mío.
―Gracias, pero no es necesario. Puedo encargarme de Carter. ―Se aparta de
mí cuando hay un golpe en la puerta. Es Stephanie.
―Hay un señor Reynolds aquí para verla señorita Montgomery. ―Joder. El
único señor Reynolds es Carter. Mis ojos van a Mark. Él me sonríe. Por supuesto que
no tiene idea de quién es el señor Reynolds. No pienso que esté impresionado
cuando se entere.
―Bien. Saldré en un minuto.
―¿Estás bien? ―pregunta Mark cuando cierra la puerta―. Te pusiste un poco
pálida.
―Estoy bien ―miento sonriéndole de forma tensa. Estoy lejos de estar bien.
¿Qué quiere Carter? ¿Por qué vino a mi trabajo?
Le doy la espalda a Mark y me dirijo hacia la puerta. Solo por mi suerte, me
sigue. Mierda. Cuando ve a Carter de pie allí, vacila.
―Él. ―Escucho a Mark gruñir a mi lado.
Las manos de Carter están enterradas en sus bolsillos. Se ve nervioso, lo cual
por alguna razón me parece entrañable en él. Me encanta su lado vulnerable. Es un
199
lado que no muestra a menudo. Mi corazón comienza a brincar mientras lo miro.
¿Por qué todavía estoy tan afectada por él después de todo este tiempo?
―¿Qué podemos hacer por usted? ―pregunta Mark, poniendo su mano sobre
mi hombro como un posesivo hombre de las cavernas. Los ojos de Carter se mueven
entre Mark y yo.
―Necesito hablar con Indiana. En privado ―dice Carter con los ojos fijos en
Mark.
―No hay nada que no puedas decirle frente a mí ―dice bruscamente.
Fenomenal. Podría cortar el aire con un cuchillo. Carter ignora a Mark, volviendo su
atención hacia mí.
―Por favor, Indi. Solo tomará un minuto.
―Dije que no ―reafirma Mark. Tomo su mano, dándole un apretón. Ahora no
es el momento de comportarse todo alfa. Carter lo destrozará.
―Creo que Indi puede tomar sus propias decisiones ―dice con sarcasmo antes
de volver su atención hacia mí―. Solo necesito hablar contigo antes de irme. Unos
pocos minutos, eso es todo lo que pido. ―La súplica en su rostro, tira de mi corazón.
No puedo creer que se vaya de nuevo, ya. Acaba de llegar. Pensé que se quedaría
por unos días más.
―¿Te irás ahora? ―No intento sonar decepcionada, pero fallo tristemente.
―Tengo compromisos de trabajo ―responde dándome una sonrisa insegura.
A Mark no le va a gustar, pero tengo que hablar con él. Necesito saber lo que quiere.
―Oh. ―Me vuelvo hacia Mark―. Solo tomará unos minutos. ―No dice una
palabra, pero la ira en sus ojos es claramente visible.
―Bien. ―Exhala en derrota antes de girar y entrar de nuevo en su sala.
Me estremezco cuando cierra de un portazo. Está exagerando seriamente, pero
creo que no puedo culparlo por estar molesto. Después de todo, acabo de decirle que
Carter y yo tenemos historia.
―¿Afuera? ―pregunta Carter sacudiendo la cabeza en dirección hacia la
puerta. La insistencia en su rostro me hace asentir. Mi mirada se mueve hacia
Stephanie. Sus ojos están firmemente fijos en Carter mientras lo mira de arriba abajo.
Por qué eso me molesta, no puedo decirlo. En realidad, sí puedo. Odio que las
mujeres simplemente caigan sobre él. ¿No se dan cuenta de lo patéticas que se ven?
La he visto darle a Mark la misma mirada en otras ocasiones, pero
sorprendentemente eso no parece molestarme tanto como lo hace ahora mismo, con 200
Carter.
Lo sigo a la calle. Se queda callado por el tiempo más largo. Miro mientras
camina por la acera. Sus manos pasan a través de su cabello. Supongo que está
tratando de calmarse primero. Cuando finalmente se detiene, se da vuelta para
mirarme.
―Recuérdame otra vez, ¿qué ves en ese tipo?
―¿Disculpa? ¿Es por eso que viniste aquí? ―Le doy una mirada de
incredulidad. Será mejor que no haya venido todo este camino solo para decirme
eso.
―No ―dice exhalando. Sus grandes ojos marrones buscan los míos.
―¿Entonces por qué? ¿Qué quieres, Carter?
―Puedes hacerlo mucho mejor.
―¿En serio? ―Otra vez con esa mierda.
―Sí. ¿No puedes ver lo equivocado que es para ti, Indi? ―Se adelanta y toma
mi mano. Lo conoció por un minuto ¿Cómo va a saber si es correcto para mí o no?
―No es tu decisión, Carter ―espeto, tirando mi mano de la suya. Ni siquiera
conoce a Mark. No tiene derecho a juzgarlo.
―Indi, por favor. ―Sus manos se empuñan en su cabello otra vez.
Definitivamente está luchando con algo. No tengo idea qué. Seguramente no vino
todo el camino hasta aquí para decirme que Mark era el tipo equivocado para mí.
Ya dejó eso bastante claro anoche―. Si te quedas con ese tipo, te arrepentirás.
Créeme. Hay alguien mejor afuera... esperando. ―¿De qué demonios está hablando?
―¿Cómo quién? ¿Tú? ¿El señor No-me-comprometo? Me estás pidiendo que
desperdicie un futuro con Mark, ¿para qué? ¿Para ser amigos con beneficios? He
estado allí y he hecho eso, ¿recuerdas? El día que te di mi corazón fue el mismo día
que lo arrancaste y lo pisoteaste. No soy lo suficientemente estúpida como pasar por
eso otra vez. ―Sus hombros se desploman levemente ante mi asalto verbal, pero
cada palabra que dije es verdad.
―Lo siento. Lastimarte era lo último que quería ―dice. La sinceridad en su
voz es clara. Me gustaría creer que nunca me lastimaría deliberadamente, pero el
hecho es que lo hizo.
―Bueno, lo hiciste. Eso es irrelevante ahora porque está en el pasado. Lo
superé. ―Lo que es una mentira No estoy segura que alguna vez lo supere
completamente―. ¿Por qué viniste aquí?
201
―No lo sé. Mierda ―dice con un suspiro.
―¿No sabes qué? ―Estoy realmente comenzando a perder la paciencia con su
indecisión―. Escúpelo, Carter. Si hay algo que quieres decir, entonces jodidamente
solo dilo.
―No sé si soy el tipo, pero sé que definitivamente no es él. ―Ni siquiera tiene
sentido. No quiere que esté con Mark y no me quiere tampoco. ¿Qué demonios? Sus
palabras me cortan directo al núcleo.
―Gracias por el consejo. Si eso es todo, necesito volver al trabajo. Ya hiciste
enojar a mi jefe. No quiero perder mi trabajo. ―Me giro para alejarme aún más
confundida que en el momento en que lo vi de pie en el área de recepción. Si solo
vino a causarme problemas, entonces logró eso. La decepción me consume. Es
gracioso. Lo que pasa es que ni siquiera puedo decir por qué.
―Espera. ―Me detengo cuando toma mi codo―. Tal vez debería haber
pensado sobre lo que iba a decir antes de venir aquí, pero no lo hice. Vine en un
impulso. Vine…
―¿Para qué, Carter? ―pregunto en un tono frustrado cuando me giro para
mirarlo de nuevo.
―Vine a decirte… ―Levanto una ceja cuando hace una pausa. Estoy
esperando―. Mira, no estoy seguro si puedo darte lo que necesitas, Indi, pero sé que
no quiero perderte con él. ―Su cabeza gira hacia la clínica cuando dice eso―. No
quiero perderte ante nadie por cierto. Sé que anoche me dijiste que lo amas, pero
¿sentiste lo que yo cuando estuvimos juntos? Tuvimos algo especial. Sé que también
lo sentiste.
No, no lo sabe, pero nunca lo admitiría en voz alta. Mi ritmo cardíaco aumenta.
¿Está pidiéndome que rompa con Mark, para entonces poder tener una relación?
¿Perdió la cabeza?
―Tuvimos, es la palabra clave aquí, Carter. Todavía no tengo idea de lo que
estás tratando de decir.
―Para ser honesto, ni siquiera sé qué estoy tratando de decir. ―Se ríe, frotando
sus manos sobre su rostro con frustración. Siento mis labios curvarse en una sonrisa
mientras lo veo. Nunca lo he visto tan inseguro de sí mismo―. Es solo que... estoy
perdido sin ti. Estuve los pasados cinco años tratando de negarlo, pero es verdad.
Te echo de menos. He sentido como si hubiera tenido un agujero en mi corazón
desde el día que me alejé y te dejé llorando en esa acera. Te quiero en mi vida otra
vez.
―¿Qué me estás pidiendo que haga, Carter? ―Estira la mano, agarrando mis 202
manos en las suyas. Odio cómo incluso el toque más simple de él hace que mi
corazón aletee.
―Tengo que volver a casa hoy. Tengo algunas cosas que necesito resolver en
el trabajo. Espero estar de vuelta aquí para el fin de semana. ¿Puedes pensar en lo
que te dije mientras no estoy? Te extraño. Estos días me han hecho ver cuánto. Te
necesito en mi vida, Indiana.
―¿Me necesitas?
―Lo hago. No puedo prometerte nada. No sé lo que depara el futuro para
nosotros, pero quiero que las cosas sean de la manera que eran entre nosotros.
Quiero ver a dónde nos lleva. Admitiré que no soy el tipo de compromisos, pero si
alguien podría convertirme en uno, eres tú. Solo serás tú.
Mi cabeza dice que debería mandarlo al diablo, pero mi corazón habla un
idioma completamente diferente. Mi sonrisa crece. Si se hace más grande, estoy
segura que mi rostro se partirá en dos. Lo que dijo es mucho para asumir, un riesgo
muy grande para incluso considerarlo. Y luego está Mark. Sé que no me hace sentir
el tipo de cosas que Carter, pero no estoy segura si simplemente puedo alejarme de
él tampoco. ¿Incluso puedo confiarle a Carter mi corazón otra vez? Lo rompió una
vez, ¿quién dice que no lo hará de nuevo? Creo que mi cabeza va a explotar. Esto es
demasiado para procesar de una vez.
―Está bien ―digo finalmente. Espero no arrepentirme de esto. No puedo creer
que esté incluso considerando la idea. Pero hay una parte en el fondo, que sabe
exactamente por qué lo hago.
―¿Está bien qué? ―pregunta, con una mirada de esperanza en su rostro.
―Está bien, voy a pensar en lo que me dijiste. ―Suelta la respiración que
estaba conteniendo mientras esperaba mi respuesta―. Dije que lo pensaría, Carter,
eso es todo. No subas tus esperanzas. No estoy segura si podré alejarme de lo que
tengo con Mark. ―Y esa es la verdad.
―Eso es todo lo que estoy pidiendo. ―Me acerca a él, envolviéndome en sus
brazos. Mark nunca me hace sentir así cuando me abraza. Nunca. ¿Por qué estoy
pensando en eso? ¿Puedo arriesgarme con un chico que sé tiene el potencial de
destruirme? Porque eso es exactamente lo que sucederá si me rompe el corazón otra
vez―. Te veré el fin de semana ―dice retrocediendo y tomando mi rostro en sus
manos.
―No estoy haciendo ninguna promesa, ¿está bien? No estoy segura… 203
día y tomarme unas copas con él. Es nuestra forma de relajarnos después de una
semana ocupada. Solíamos alternar entre mi casa y la suya, pero últimamente parece
venir más. Le gusta estar aquí. Tenemos los mejores pubs y vida nocturna.
Hace trampa en las cartas, pero no me importa. Estoy agradecido por la
compañía. Después de dejar a mamá e Indi atrás, él era todo lo que realmente tenía.
No estoy seguro de dónde habría terminado si no fuera por él.
Sabe todo sobre mi situación con Indiana. Solo porque una noche bebí
demasiado y le solté todo. Le confesé mi amor por la chica que dejé detrás. Él solo
había visto el otro lado de mí antes de eso. El lado de todos váyanse a la mierda.
Pensaba que era una leyenda hasta que descubrió que estaba secretamente
enamorado de una chica de mi pasado.
Me molestó durante semanas. Una noche fue demasiado lejos y casi lo mandé
a volar por eso. No lo mencionó de nuevo hasta anoche. Fui el que lo sacó a colación.
Necesitaba su consejo. Hablamos de abrir otro salón cerca de donde vive Indi, pero
ya hay cinco tiendas de tatuajes existentes en un radio de veinte kilómetros.
Simplemente no es viable en este momento. Resolveré algo o a moriré en el intento.
Mi estómago está en nudos mientras conduzco por mi antigua calle. No tengo
idea de qué esperar. No he tenido contacto con ella desde que la visité en el trabajo
hace cinco días. Rezo para que haya pensado en serio lo que dije. Rezo para que el
hijo de puta no le haya propuesto matrimonio todavía. Mierda. ¿Qué pasa si ya lo
hizo? ¿Qué pasa si dijo que sí? De repente siento que voy a vomitar.
Al llegar al camino de entrada de mi madre, miro hacia la casa de Indi. Su auto
y el de Ross están estacionados bajo su techo. Me hace preguntarme por qué no está
hoy en el trabajo. A menos que el idiota le haya dado un aventón.
Cuando apago el motor y me muevo para salir del auto, Ross sale de la casa de
mi madre. Sonrío mientras camina hacia mí. Estoy agradecido de saber que ha
estado aquí consolándola. Mi madre me dijo cuando hablamos por teléfono que Ross
había estado llamando todos los días para ver cómo estaba. Había estado trayendo
comida y haciendo unos mandados. Es un gran tipo.
La he llamado todos los días desde que me fui, a veces más de una vez. Lloró
cada vez que hablamos. Todavía encuentro difícil comprender su devastación.
Especialmente por el Pendejito. Pero, supongo que no lo quería como ella. Si solo
supiera el real cabrón que fue, pero ¿quién soy yo para estallar su burbuja? Estoy
bastante seguro que no pensaría que fue tan maravilloso si supiera cómo me trató
cuando no estaba cerca, o lo que le hizo a Larry.
―Hola, hijo ―dice Ross sonriendo. Me encanta cómo siempre parece feliz de
211
verme―. No esperaba verte de vuelta tan pronto.
―Traté de volver aquí tan pronto como pude ―respondo, buscando su mano
extendida―. ¿Cómo está mi mamá hoy?
Se encoge de hombros.
―Tan bien como se puede esperar. ―Por nuestras llamadas telefónicas estaba
esperando que dijera eso.
―Aprecio que estés atento a ella. ¿Indi está trabajando desde casa hoy?
―pregunto, moviendo la cabeza en dirección a su auto.
―Ha estado en casa toda la semana.
―¿Qué? ¿Por qué? ¿Está enferma? ―Siento pánico cuando pregunto eso.
―Más como con el corazón roto ―responde Ross, haciendo que mi mente
funcione. ¿Qué quiere decir con el corazón roto? ¿Qué sucedió?
―¿Por qué?
Ross niega con disgusto. La ira que se desboca de él es tan clara como el día.
¿Qué demonios está pasando?
―Pensar en eso todavía hace que me hierva la sangre ―confiesa.
―No me dejes así. Dime de qué demonios estás hablando. ―Puedo decir ya
que no me va a gustar lo que tiene que decir.
―Ese estúpido, Mark ―se burla. Ni siquiera sé lo que hizo, pero ya quiero
matarlo―. Llevó a Indi a un jodido restaurante en North Shore. Se enojó porque no
aceptó su propuesta, por lo que el perro la abandonó. La dejó sola en un lugar
extraño a altas horas de la noche. Era un lío absoluto cuando me llamó para que
fuera y la recogiera. Tiene suerte que no lo matara por tratarla así.
―¿Hizo qué mierda? ―digo con el ceño fruncido. Puedo claramente escuchar
el veneno en mi voz. La ira total me consume. Mis manos están temblando mientras
giro y camino de regreso hacia mi auto.
―¿A dónde vas? ―pregunta Ross tomando mi brazo.
―A hacerle una visita a ese idiota.
―No hay necesidad. Ya hice eso. ―Aparté mi brazo fuera de su agarre.
―No me importa. Recibirá una de mi parte también.
―Espera, hijo. No te pongas como loco ―suplica, dando la vuelta para evitar
que me meta en el auto. Mi frente se arruga―. Si de verdad quieres ayudar, ve a ver
212
a Indi. Ha estado encerrada en su habitación por días.
Tengo que darle crédito. Tiene sus formas. Una manera de calmarme con una
mirada o con unas pocas palabras. Supongo que está entrenado en ese tipo de cosas.
Dejé salir un suspiro frustrado. Me encantaría ir a verla, pero si tiene el corazón roto
por ese pendejo, ¿realmente querrá verme? A la mierda eso. Verla es todo lo que he
pensado en toda la semana.
―Bien. Tengo algo para ella de todos modos. ―Abriendo la puerta de atrás,
saco el sobre que contiene los viejos dibujos de Larry. Fui en busca de ellos antes de
volver. No es mucho, pero es algo. Metiendo el sobre bajo mi brazo, tomo la caja que
está también en mi asiento trasero.
―¿Qué hay en la caja? ―pregunta sonriendo. Abro una de las tapas y le
muestro lo que hay adentro. Se ríe y me da un golpe en la espalda―. Le encantará
eso. Eres un buen tipo, Carter. Nunca lo dudes. ―Me sentí obligado a conseguirlo
para ella. Joder, espero que le guste.
••••
―Indi. Soy Carter ―digo antes llamar a la puerta de su habitación―. ¿Puedo
entrar? ―Estoy realmente aprensivo por verla. No tengo idea qué tipo de
bienvenida voy a tener. Los nervios me patean mientras estoy parado y espero una
respuesta. Me siento aliviado unos segundos después cuando abre la puerta.
Sus ojos están rojos e hinchados. Se ve tan rota. La vista hace que me duela el
corazón. Nunca la había visto así antes. No me gusta. ¿Dónde está mi ardiente chica?
Me hace odiar a ese hijo de puta aún más. Coloco la caja y los dibujos en el suelo y
tiro de ella a mis brazos.
―Lo siento. ―Es todo lo que digo. No siento que hayan roto, pero siento la
forma en que la trató. Siento que esté tan herida por eso.
Llora suavemente en mi pecho mientras la sostengo. Todavía voy a visitar a
ese imbécil, ya sea que le guste a Ross o no.
―Me alegro que hayas regresado ―susurra. El alivio me inunda cuando dice
eso. Esperaba que se pusiera toda ninja conmigo otra vez. Me siento en parte
responsable de la difícil situación en la que se encuentra.
¿Fue mi súplica lo que la detuvo de decir que sí?
―Te dije que volvería ―respondo mirándola―. Tu padre me dijo lo que pasó.
―Levanta la cabeza, dando un paso atrás y limpiándose los ojos.
―Fue lo mejor, supongo. ¿Podemos no hablar de eso? Prefiero olvidar que
alguna vez sucedió.
213
―Claro. ―Mis ojos la beben. Su cabello está amontonado en la parte superior
de su cabeza en un moño desordenado. Está usando un lindo pijama enterizo rosa
que, lo crean o no, se ve increíblemente sexy. Se ve como la niña de la que me
enamoré. Hay algo tan dulce en ella. Es como nada que haya conocido. Perfecta es
la palabra que viene a mi mente―. ¿Puedo entrar? ―pregunto.
―Por supuesto. ―Se mueve hacia un lado para que pueda pasar. Escucho un
sonido de lloriqueo detrás de mí. Me paro, recordando el regalo―. ¿Qué fue ese
ruido?
―Te compré algo. ―Cristo, espero haber hecho lo correcto.
―¿Lo hiciste? ―Una breve sonrisa atraviesa su rostro. Agachándome, recojo
el sobre que contiene los dibujos.
―Encontré esto. No los mires ahora. Son algunos dibujos que hice hace años
de Larry. Pensé que te gustaría tenerlos. ―Lágrimas se acumulan en sus ojos y ahora
me siento como un idiota. Probablemente no fue un buen momento para dárselos.
Toma el sobre de mi mano, abrazándolo a su pecho. Resisto el impulso de consolarla.
―Gracias. Los atesoraré.
―Tengo algo más ―le digo titubeante. Ahora estoy reconsiderando mi
decisión. Agachándome de nuevo, tomo la caja. Jesús. Espero que esto no sea
contraproducente para mí. Viendo cómo está de deprimida ahora, esto podría irse
por ese camino. Extendiendo los brazos, la sostengo para ella―. Abre las tapas.
―Otra breve sonrisa aparece en su rostro mientras coloca el sobre en su mesita de
noche antes que sus manos se muevan hacia la caja. Bajo los brazos. Después de
todo, es un camarón. Puede llegar a las solapas, pero no podrá ver lo que hay adentro
si no lo hago.
Contengo el aliento cuando mira dentro.
―Oh. Mi. Dios. Carter. No lo... ―Cuando levanta la vista de la caja, sus
hermosos ojos verdes están llenos de lágrimas. Mierda. No estoy seguro si es una
buena señal o no―. Oh. Mi. Dios ―repite.
―Espero que no te moleste. Sé que nunca reemplazará... ―No me puedo
atrever a terminar esa oración―. Fue mi forma de tratar de... ya sabes... hacer algo
bueno por algo malo. ―Estoy buscando a tientas mis palabras como un maldito
idiota. No soy bueno en mierda como esa. No sé qué decirle. Por la forma en que lo
veo, intentó corregir el mal que hubo contra mí todos esos años atrás, y ahora estoy
tratando de devolverle el favor. También me siento parcialmente responsable por lo
que le sucedió a Larry.
Las lágrimas corren por sus mejillas cuando mete las manos en la caja y levanta 214
al pequeño perrito. Encuentro que estoy conteniendo mi aliento de nuevo mientras
la miro. Lo agarra contra su pecho y solloza. Calienta y rompe mi corazón a la vez.
El cachorro extiende el cuello y comienza a lamer su barbilla. Incluso a través de sus
lágrimas, ella se ríe.
―Me encanta ―resopla mientras sus ojos se encuentran con los míos―. No sé
qué decir, Carter. Gracias. ―Coloco la caja en el suelo y jalo de ella a mis brazos.
―No tienes que decir nada ―le digo―. Me alegra que te guste. Tengo todas
sus cosas en el auto. Comida, cama, juguetes, correa, cosas así. Solo tiene seis
semanas de edad, esta es la primera vez que está lejos de su madre.
Busqué en línea por días hasta que lo encontré. Es un tipo pequeño y lindo. Lo
compré de la misma raza que Larry, un macho de pelo largo Pastor alemán.
―Gracias. No tienes idea de cuánto necesitaba esto. Cuánto te necesitaba aquí.
―Estoy bastante seguro que estoy malditamente radiante cuando dice eso. Se pone
de puntillas y planta un pequeño beso en mi mejilla. Mi corazón canta―. Necesito
ponerle un nombre ―dice haciéndome reír nerviosamente.
―No hay necesidad. Debido a la experiencia pasada, me tomé la libertad de
ponerle un nombre ya. ―Me mira de nuevo, entrecerrando los ojos ligeramente. Me
hace reír―. Sin ánimo de ofender, pero eres un poco pésima en eso.
―No ―responde, empujándome juguetonamente con su hombro.
―Su nombre está grabado en su placa.
Mirando hacia abajo, agarra la medalla en forma de corazón unida al collar del
cachorro. Comienza a reír. Siento mi sonrisa cuando lo lee en voz alta. No pude
evitarlo. El nombre que elegí es brillante.
―Larry Junior. ―Se ríe―. Me encanta, Carter. Es perfecto.
••••
Tomó un poco de esfuerzo, pero logré convencer a Indi para que se diera una
ducha y se vistiera. Necesita salir de la casa. Mientras se está preparando, voy a ver
a mamá. Llevo a Larry Junior conmigo. Es un pequeño e increíble chico. Si ella no lo
hubiera querido, definitivamente me lo habría quedado.
Indi y yo terminamos yendo a almorzar. Nada sofisticado. Vamos a nuestro
lugar de hamburguesa habitual, pero pido la comida para llevar. Indi no podía
soportar dejar al cachorro en casa, así que lo trajimos con nosotros. Llevamos a Larry
Junior, o LJ como ahora cariñosamente le decimos, al parque para un picnic. Es el
primer picnic en el que he estado, pero que me maten si no lo disfruté. Me estoy
dando cuenta que no importa dónde esté. Mientras tenga a Indiana a mi lado, estoy 215
feliz.
A medida que pasa el día, Indi se vuelve más como su antigua yo. Ambos nos
reímos mientras LJ rebota y les ladra a todos y a todo. Es bueno verla feliz de nuevo.
Incluso se abrió un poco sobre lo que pasó con ese pendejo, Mark. Luché para
controlar mi temperamento y tenerlo a raya mientras me explicaba todo.
No solo la dejó varada tan lejos de casa, sino que la dejó con la cuenta del
restaurante de cuatrocientos dólares, y básicamente la despidió de su trabajo. Lo que
es seguro, es que necesito poner mis manos en ese hijo de puta y enseñarle un poco
de modales.
Confesó que le había dejado algunos mensajes en su teléfono al día siguiente,
pero que los ignoró. Estoy feliz por eso porque mostró sus verdaderos colores al fin.
Ninguna cantidad de humillación puede compensar eso.
Me da la impresión de que está molesta por la ruptura, pero más aún por cómo
se produjo. No la culpo. Lo que le hizo fue un acto bajo. Nunca debería haberla
dejado así. Estoy bastante seguro que lo superará rápidamente. Me aseguraré de eso.
Si me salgo con la mía, olvidará que incluso existe. Por primera vez en mi vida,
realmente quiero esto. La quiero para mí. Quiero poseerla, tenerla y poderla llamar
mía.
No se habla de nosotros en el curso del día, pero estoy bien con eso. Necesitamos
reconstruir nuestra amistad primero, y necesita superar a ese idiota. No quiero ser
su rebote. Si terminamos juntos, quiero que el momento sea el correcto. Ciertamente
no quiero que lo sea cuando todavía está colgada de alguien más. Será todo o nada.
Después de dejarla y a LJ en casa más tarde esa noche, regreso. Quiero pasar
tiempo con mi madre esta noche, pero hay una parada que necesito hacer primero.
Nunca podré dormir si no saco esto de mi pecho.
Afuera del edificio, tomo una respiración profunda para tratar de calmarme
antes de entrar. Sinceramente estoy todo menos tranquilo cuando atravieso la
puerta. He estado cocinando esto todo el día.
El área de recepción está vacía, así que voy hacia la habitación donde presumo
que estará. Ni siquiera me molesto en llamar.
―Oh Dios ―murmura cuando levanta la vista y me ve de pie en la puerta.
―Lo siento, pero ni siquiera Dios puede ayudarte ahora ―digo entrando a la
habitación y cerrando la puerta detrás de mí. Él traga nerviosamente, dando un paso
hacia atrás. Por mucho que me gustaría patear su trasero en este momento, no es por
eso que vine. Jugar con él es mucho más divertido. 216
218
Indiana
Dejé a LJ dormir en su cama para perro en mi dormitorio anoche. Es muy
pequeño para dormir afuera. Además está empezando el invierno, así que las noches
pueden ponerse bastante frías. Ya me encanta este pequeño chico. Me trae de vuelta
tantos recuerdos de Lassie cuando era cachorro, todos los buenos que fueron
nublados por su muerte. Quiero abrazar todos esos maravillosos recuerdos y tratar
de olvidar los horribles que tengo de ese día.
Durante años he querido otro perro, pero no pude obligarme a conseguirlo. No 219
quería sentir que estaba reemplazando a Lassie. Nunca podría hacer eso. Estoy
agradecida porque Carter tomara esa decisión por mí. No tiene idea cuánto significa
su hermoso y considerado gesto. Puede ser el más dulce, el más amable, el hombre
más atento cuando no está siendo un dominante y exasperante imbécil. No puedo
obligarme a mirar sus bocetos de Lassie todavía, pero lo haré con el tiempo.
No volví a ver a Carter después que me dejó ayer por la tarde, pero cuando me
fui a la cama anoche, estaba en su habitación. Cuando lo saludé, me lanzó un beso.
Hizo mi corazón aletear. Eso le gana al dedo que solía enseñarme.
Me acosté en la cama por horas pensando en él a solo unos metros de distancia,
solo dos paredes y una pequeña distancia nos separaban. Es demasiado pronto
después de Mark para ir allí con él. Quiero tomarlo con calma. Necesito saber que
se quedará esta vez. No puedo darle mi corazón de nuevo hasta estar segura. Si lo
hacía y me dejaba de nuevo, sé que me rompería.
Me desperté temprano el domingo por la mañana con los pequeños lloriqueos
de LJ. Una sonrisa adorna mi rostro tan pronto como miro al lado de la cama y lo
encuentro sentado allí mirando hacia mí. Tiene el rostro más dulce. Después de
llevarlo afuera para hacer sus cosas, lo alimento antes de cargarlo a mi habitación y
subirlo a la cama. Mi dolor de cabeza todavía está causando estragos. Algunos días
el dolor es soportable, otros días no tanto. Sé que es todo el estrés que tengo. Cuanto
antes pueda recuperar mi vida y llevarla a la normalidad, mejor.
Sorprendentemente, no estoy extrañando a Mark tanto como pensé que haría.
Creo que extraño más mi trabajo y a los animales que cuidaba. Me encantaba trabajar
allí. La parte más difícil para mí es la forma en que las cosas terminaron entre
nosotros. Le di un año de mi vida y odio que haya terminado tan abruptamente.
Supongo que no era el chico bueno que pensé que era. Esa es la parte que todavía
estoy tratando de comprender. Resulta que, los únicos dos hombres que me habían
importado hicieron la misma cosa; Se alejaron de mí, y todo lo que compartimos, sin
una mirada atrás. Puedo decirles que es un gran golpe a mi ego. Piensas que conoces
a alguien, luego boom, te das cuenta que no los conoces en absoluto.
Un poco más tarde, soy sacada de mi sueño por el sonido de una cortadora de
césped. Mirando el reloj en la mesa de noche, noto que son las 10:30 p.m. No es
normal en mí dormir hasta estas horas. Levantándome, froto mis ojos mientras
camino hacia la ventana. Ahí es cuando lo veo. Santo infierno. Me desmayo. Digo una
oración silenciosa a los dioses del sol por bendecirnos con un día razonablemente
cálido para esta época del año. Carter está en el patio trasero cortando el césped de
su madre, sin camisa. Juro que lamo mis labios mientras mis ojos lo observan. Qué 220
vista para contemplar.
Su cuerpo es aún más musculoso y definido de lo que recuerdo. Está usando
vaqueros descoloridos que están rasgados en las rodillas. Muy sexys. Le quedan bajos
en la cintura, revelando su deliciosa V y la banda de sus calzoncillos bóxer. No me
hagan hablar de esos tatuajes suyos. Lo que no daría por pasar las manos sobre cada
centímetro de su cuerpo otra vez. Recuerdo demasiado bien cómo se sentían sus
duros músculos tonificados contra las puntas de mis dedos.
Me quedo allí mirando por un largo tiempo. Parece que no puedo apartar los
ojos de él. Soy alejada de mis pensamientos cuando LJ gime a mis pies.
Levantándolo, paso mis manos sobre su pelaje.
―Solo miraba a tu papá ―susurro―. Shhh. No se lo digas. ―Mueve la cabeza
a un lado, mirándome con sus grandes ojos marrones. Eso me hace sonreír―. Se ve
muy bien sin camisa. Sumamente bien ―murmuro. Volteo la cabeza de LJ hacia
Carter, y deja salir un lindo y pequeño ladrido cuando lo ve.
Después de quitarme de la ventana, saco a LJ de vuelta otra vez antes de saltar
a la ducha. Tener a Carter en casa me hace sentir fortalecida. Ya no quiero estar
encerrada en mi habitación. Quiero estar afuera, o donde sea que esté él.
••••
Pude haber hecho un pequeño esfuerzo en mi apariencia esta mañana, pero
después del desastre en que Carter me encontró ayer, me encuentro queriendo
verme agradable para él. Solo llevo una blusa blanca con jeans negros ajustados y
mis largas botas negras. Pero me tomé un tiempo extra con mi cabello e incluso le
agregué un toque de maquillaje a mi rostro. Cuando termino, me dirijo a la cocina
para tomar una bebida fría del refrigerador para Carter. Todavía puedo escuchar el
cortacésped, entonces sé que todavía está afuera.
―Te ves muy bien hoy, Calabaza ―dice mi padre alzando la mirada del
periódico que está leyendo en la mesa de la cocina.
―Gracias, papi. Pensé en llevarle una bebida fría a Carter.
―Está bien ―dice sonriéndome―. Oh toma. Esto es para ti. ―Toma un sobre
de la mesa y me lo pasa.
―¿Qué es? ―pregunto.
―Creo que es el dinero que ese tarado te debía del restaurante.
―¿Qué? ¿Cómo lo obtuviste? ―pregunto, con molestia en mi voz.
―¿Realmente importa cómo? Solo agradece haberlo recuperado ―dice
enojado. Puedo decir por su tono que está lejos de superar lo que pasó. Pensé que 221
iba a estallarle una arteria cuando me recogió del restaurante después que Mark me
dejó. Nunca lo había visto tan enojado. Quería dirigirse directamente a su casa, pero
le supliqué que no lo hiciera. Darle una paliza no iba a resolver nada.
―¿Fuiste a verlo? ―pregunto ceñuda. Específicamente le pedí que no lo
hiciera. Ignora mi pregunta―. Papá, ¿qué hiciste?
―No hice nada ―dice mirando de vuelta su periódico. No hizo nada mi
trasero. Conozco a Mark. No me pagaría así de fácil. Su familia está muy bien, pero
son tan avaros como se puede ser. No reparten dinero fácilmente. Abro la boca para
decir algo, pero mi padre levanta su mano para detenerme―. Solo déjalo, Indiana.
¿Por qué no vas y le das a Carter esa bebida? Estoy seguro que estará agradecido.
―Sé que, cuando mi padre dice eso, la conversación terminó. ¡Uf! Hombres.
Después de ponerle su correa a LJ, camino por el costado de la casa y voy al
frente. Ahí es a donde se movió Carter. LJ tira de su correa cuando me acerco.
Supongo que el fuerte ruido de la segadora es aterrador para él. Agachándome lo
recojo, acurrucándolo a mi lado para que se sienta seguro.
Cuando Carter levanta la vista y me ve acercándome, sonríe. Alcanzando la
palanca, apaga la podadora.
―Hola ―dice mientras camino hacia él.
―Hola. Escuché el cortacésped. Pensé que podría gustarte una bebida fría.
―Sostengo la lata de soda en mi mano.
―Gracias ―dice, tomándola con una mano y limpiando el sudor de su frente
con la otra. El brillo de la transpiración cubriendo su delicioso cuerpo solo parece
mejorar su tono muscular. Mis ojos viajan hacia su pecho. Eso ahí cuando noto que
uno de sus pezones está perforado. Santa vaca. Me encuentro queriendo inclinarme
y pasar mi lengua alrededor―. Oye, tengo los ojos aquí ―dice con una sonrisa.
Siento que mi rostro enrojece cuando hago contacto visual con él de nuevo. Son las
mismas palabras que usé cuando estaba mirando mis pechos ese día.
―Lo siento ―digo cuando la vergüenza me consume.
―No lo sientas. Me gusta que me encuentres irresistible.
―No es así ―me burlo, arrugando el rostro.
―Niégalo todo lo que quieras, hermosa, pero tú y yo sabemos la verdad. ―No
me molesto en responder porque solo lo hará darme otra respuesta inteligente.
Además, tiene razón. Además, me llamó hermosa. Ha pasado mucho tiempo desde que
lo escuché decírmelo―. Te ves bastante bien hoy. ¿Te esforzaste solo por mí?
―Sonríe y luego me hace guiño―. Estoy conmovido. ―Dios es un idiota engreído. 222
―No ―chillo. A pesar que la respuesta es sí. LJ ladra en mis brazos, y es solo
entonces que Carter se da cuenta que estoy cargándolo.
―¿Cómo está nuestro chico hoy? ―pregunta estirándose y revolviendo su
pelo en la parte superior de su cabeza. El hecho que se refiriera a él como nuestro
me hace sonreír―. ¿Durmió bien?
―Lo hizo. Lo puse en mi habitación anoche. ―Sus ojos miran hacia arriba
desde el perro y se encuentran con los míos.
―¿Pudo dormir en tu habitación? Suertudo. Tal vez debería haberme metido
en la caja ayer, entonces podría haber dormido en tu habitación, también.
―Ja ja. Buen intento. ―Me río.
―Bueno, tienes que darme diez puntos por intentarlo. ―Se ríe―. ¿Cuáles son
tus planes hoy? ¿Tienes alguno? ―dice con un encogimiento de hombros.
―En realidad no.
―¿Quieres hacer algo conmigo? Ya casi terminé aquí.
―¿Cómo qué? ―pregunto escéptica. Nunca puedo decir nada con Carter.
―Podríamos ir a pasear en el auto, o al cine.
―¿Al cine? ¿Has estado alguna vez en el cine? ―pregunto sorprendida. No
parece ser lo suyo.
―No, pero siempre hay una primera vez. ―Sonríe. Me encanta que quiera
pasar tiempo conmigo y esté dispuesto a sugerir cualquier cosa para poder hacerlo.
―¿Puedo elegir lo que veremos?
―Mientras no sea una pequeña película marica, entonces sí ―responde.
―Está bien. ―Sonríe ante mi respuesta. Eso hace que mi corazón se acelere.
No tengo idea a dónde irá esto con nosotros, pero Dios, espero que vaya a alguna
parte.
―Dame una hora. Necesito terminar aquí y luego tomar una ducha.
―Bien. Voy a llevar a LJ a caminar. Ven a buscarme cuando estés listo.
―Después de dejar a LJ en el suelo, camino por el césped hacia la acera. Dando
vuelta a mi cabeza, le echo una última mirada a Carter sobre mi hombro. Está parado
allí mirándome. Le sonrío y me hace guiños. Hace aletear mi estómago. Dios, es
como sexo andante.
••••
223
―¿Cómo está tu madre? ―le pregunto de camino a la ciudad. Él se encoge de
hombros. Necesito la distracción porque todo lo que puedo pensar es en todas las
cosas malas que me gustaría hacerle. Como pasar mi lengua sobre cada centímetro
de él. Por alguna razón siempre saca ese lado salvaje de mí. Está recién duchado y
huele divino, eso no ayuda a las cosas. Podría seriamente ahogarme en su aroma.
―Bien, supongo. Tu padre ha sido genial. Estoy agradecido por todo lo que ha
estado haciendo.
―Me gusta que se estén convirtiendo en amigos ―le digo mientras giro la
cabeza en su dirección. Tiene un hermoso perfil. Mientras que sus ojos están
firmemente plantados en el camino adelante, uso ese tiempo para mirar su hermoso
rostro―. Ambos tienen la pérdida de un cónyuge en común. Con suerte tenerse uno
al otro les haga bien ―agrego. Bien, esa es mi esperanza. Sus ojos salen brevemente
del camino y mira en mi dirección. ¿Por qué una simple mirada de él me excita?
Elizabeth será buena para él. Pasaron dieciséis años desde que mi madre
murió. Mi papá todavía se encierra en su aniversario y cumpleaños. Nunca ha salido
con alguien desde su muerte. Sé que la amó, pero necesita seguir adelante. Vivir de
nuevo. Estoy segura que mi madre habría querido eso para él.
Carter abre mi puerta y me ayuda a salir del automóvil cuando llegamos al
cine. Originalmente planeamos tener el almuerzo de antemano, pero resulta que no
tuvimos tiempo.
―Podemos ir a comer después ―dice Carter mientras vamos a la fila de los
boletos.
―Está bien. ―Le sonrío cuando coloca su mano sobre la parte baja de mi
espalda a medida que la fila avanza. Todavía no puedo creer que estemos aquí
juntos―. ¿Vas a comprar palomitas de maíz? ―pregunto.
―¿Quieres palomitas de maíz?
―Diablos, sí. No puedes ver una película sin palomitas de maíz. No es ético.
―Echa la cabeza hacia atrás y se ríe.
―Si tú lo dices. Tendrás que ponerme al tanto con la ética del cine. Ésta es mi
primera vez, recuérdalo. ―Después de tomar las entradas, palomitas de maíz y una
gran soda, nos dirigimos hacia la sala.
―No puedo creer que esté quitándote la virginidad del cine ―le digo mientras
caminamos. Me mira y sonríe.
―Bueno, yo te quité la tuya, así que supongo es justo que tengas una mía.
224
―Juro que mis ojos deben estarse saliendo de mi cabeza cuando lo que dice se
registra. ¡No acaba de decir eso! Siento mi rostro sonrojarse. Inclinándose hacia mí,
susurra con voz ronca―: Me encanta cuando te sonrojas así. Me excita como no
tienes idea. ―Oh Dios. Estoy segura que mi rostro está tan rojo como el vaso que
está sosteniendo en su mano. Sacudiéndome de mis pensamientos me da un
codazo―. No seas tímida conmigo ahora, hermosa. Solo estoy jugando contigo.
―Algunas cosas nunca cambian. Veo exactamente cuánto disfruta jugando
conmigo.
Bastardo.
Siguiéndolo por las escaleras hacia los asientos, pregunto:
―¿Qué tan lejos iremos?
―A la fila de atrás.
―No lo creo ―le digo mientras tiro de su brazo para que se detenga―. Justo
aquí está bien.
―¿Por qué no quieres sentarte en la parte de atrás? ―Está bromeando
¿verdad?―. ¿No confías en que me comporte? ―Me da una mirada como si no
quebrara ni un plato. Buen intento. Sé con certeza que los quiebra todos.
―No creo que sepas cómo comportarte. ―Me río.
―Me molesta ese comentario ―dice fingiendo sentirse ofendido. Sabe muy
bien que estoy en lo cierto. Su siguiente comentario solo lo confirma―. ¿De verdad
crees que sentado aquí voy a detenerme de portarme mal? Porque también sabes
como yo, que no lo haré. ―Aunque sus palabras me hacen querer apretar mis
muslos, trago nerviosamente.
La mirada depredadora en sus ojos mientras paso para tomar mi asiento tiene
a mi interior brincando. Sé que no estoy lista para algo así todavía, pero al decir eso,
sé que no podría parar si lo intentara. Recuerdo demasiado qué tan bien me hizo
sentir hace todos esos años.
No puedo decir cuántas veces deseé que Mark pudiera hacerme sentir incluso
una fracción de lo que Carter solía hacerme sentir, pero lamentablemente nunca lo
hizo. Ni siquiera debería compararlos, pero después de estar con Carter es bastante
difícil no hacerlo.
Carter se sienta a mi lado, colocando las palomitas de maíz en mi regazo.
―Gracias ―digo mirando al frente. La mirada intensa en su rostro ahora me
puso nerviosa por alguna razón. No puedo hacer contacto visual con él. Eso me tiene
aprensiva sobre haber aceptado venir. Por el amor de mi corazón, necesito tiempo. 225
Necesito estar segura que esto va a funcionar antes de ir más allá.
―Relájate ―dice empujándome con su codo―. Tienes suerte que esté
comportándome bien hoy. ―Mis ojos vuelven hacia él y lo encuentro sonriendo. Es
dulce y tranquilizador, pero todavía tengo mis dudas. No puedo evitar poner los
ojos en blanco. Es Carter Reynolds del que estamos hablando. Recojo unas pocas
palomitas de maíz y las meto en mi boca, relajándome en mi asiento. Bueno ya
veremos eso.
La película que elegí ver es Rápidos y Furiosos. Es la séptima película de la
franquicia. Él puede babear por los autos, y yo puedo echarles un vistazo a los chicos
atractivos. Aunque ya sé que no se compararán con el que está sentado a mi lado.
No vi las primeras seis películas, pero fue tan amable de traerme aquí, así que lo
menos que podía hacer era elegir algo que pudiera disfrutar.
Nos sentamos en silencio esperando que la película comience. Efectivamente,
algunos minutos pasan y sus travesuras empiezan. Comportándose bien mi trasero.
Está tratando de actuar discreto, pero veo directamente a través de él. Cada vez que
alcanzo un poco de palomitas de maíz, él también lo hace. Sus dedos siempre
acarician los míos. Envía un hormigueo por mi brazo cada vez. Cuando lo miro, su
cabeza está hacia adelante concentrada en la película, pero la sonrisa en su rostro me
dice que es intencional. Miro mientras toma un sorbo de refresco antes de
ofrecérmelo. Mis ojos se mueven del vaso hacia él. Estas saladas palomitas de maíz
me dan sed, pero no soy fan de compartir bebidas. Nunca lo he sido.
―¿Qué? No tengo piojos ―dice empujando el vaso hacia mí.
―Eso es discutible ―respondo, levantando una ceja.
―No. ―El tono de su voz hace que crea que está ofendido, por supuesto lo sé
mejor. Carter no se ofende fácilmente. Se inclina hacia mi espacio―. Si recuerdo,
tuviste tu lengua en mi garganta. En realidad, ahora que lo pienso, tuviste mi pene
en tu boca. No colapsaste y moriste, así que toma un puto sorbo ―dice empujando
la bebida hacia mi mano. Mis ojos se ensanchan. No puedo creer que acabe de decir
eso. Mi cabeza gira hacia las personas que están sentadas detrás de nosotros. Espero
que no hayan escuchado.
―Bien ―espeto, arrebatándola de su mano. Sonríe cuando pongo la boca
alrededor del sorbete.
―Ves, sin piojos ―dice cuando se la paso de vuelta. Me hace reír.
―Es temprano ―susurro, inclinándome hacia él―. Estoy segura que los piojos
no dan muerte instantánea. ―Juguetonamente me golpea con su codo.
226
―Una vez más, me molesta ese comentario. ―Su comentario me hace reír.
Unos minutos más tarde, sus travesuras continúan. Recogiendo un poco de
palomitas de maíz, mi mano se mueve hacia mi boca cuando los dedos de Carter de
repente se envuelven en mi muñeca, deteniéndome en el aire. Mis ojos
inmediatamente se mueven a los suyos mientras me da una sonrisa traviesa. Tirando
de mi brazo, miro con horror mientras tira de mi mano hacia su boca. Sus ojos están
fijos con los míos mientras sus labios lentamente se acercan a mis dedos y come las
palomitas de maíz de mi mano. Cuando su lengua sale y lame seductoramente la sal
de mi piel, inhalo y aprieto los muslos mientras el deseo me recorre. Recuerdo con
facilidad cuán mágica se siente esa boca suya. Soltando su agarre de mi muñeca, se
lame los labios.
―Delicioso. ―Suspira. Estupendo. Me tiene tan excitada ahora. ¡Ugh! Estoy
segura que ese es su plan.
Me encuentro robando miradas hacia él mientras vemos la película. Es tan
apuesto. Parece estar disfrutándolo. Lo atrapo riendo un par de veces. Eso lleva una
sonrisa a mi rostro. Verlo feliz me hace algo. No puedo explicarlo. Llegó tan lejos en
los pasados cinco años. No se parece en nada al problemático adolescente que conocí
hace todos esos años. Parece mostrar más al verdadero Carter estos días. No tienen
idea de cómo me hace sentir eso.
Me sorprende que, aparte del incidente de las palomitas de maíz, ahora
parezca que realmente se puede comportar. Aproximadamente a la mitad de la
película, eso cambia. Lo veo mirándome por el rabillo del ojo. Fingiendo que no me
doy cuenta, mantengo mi entrenada concentración en la pantalla delante. Entonces
va y hace uno de esos falsos bostezos tontos. Ya saben, esos que haces cuando ves
películas. Los que tienen al chico bostezando con los brazos estirados a lo ancho,
antes de envolverlos astutamente en el hombro de la chica.
―No acabas de intentar ese movimiento tonto conmigo. ―Me río.
―¿Qué? Bostecé ―dice dándome una sonrisa tímida. No me engaña ni por un
minuto―. ¿No se le permite bostezar a un tipo estos días sin que la chica tenga la
idea equivocada?
―A veces eres un nerd ―digo arrojándole unas palomitas de maíz. Las toma
de su camisa y las mete en su boca.
―Eso puede ser cierto, pero el nerd siempre consigue la chica al final. ―Me
guiña un ojo antes de volver a mirar la pantalla. Por supuesto, no quita su brazo.
Dándome por vencida, descanso mi cabeza en su hombro y me acerca más. Cuando
mis ojos miran su rostro, está sonriendo. Me tiene haciendo lo mismo. Me encanta
estar en sus brazos. Realmente lo extrañé. 227
Carter
Hoy ha ido mejor de lo que esperaba. Ir al cine no es algo que pensé que alguna
vez haría, bueno no como adulto de todas formas. Cuando era niño, era una historia
diferente. Lamentablemente, en aquel entonces mi madre nunca podía darse el lujo
de llevarme.
Ofrecí llevar a Indi porque pensé que le gustaría. A las chicas les gusta esa
mierda ¿no? Nunca he salido antes así que todo esto es nuevo para mí. Solo quería
que estuviéramos juntos. Pasar tiempo con ella de cualquier manera que pudiera. 228
―Si fuera algo serio, estoy seguro de que iría y lo vería ―digo tratando de
tranquilizarlo, o tal vez a mí mismo.
―No creo que entiendas, Carter. Así es exactamente como comenzaron las
cosas con Isabella.
―Espera ―digo. Me perdí―. ¿Quién es Isabella?
―Mi esposa. La madre de Indiana. ―Mi corazón cae a la boca de mi estómago.
Ahora, todo tiene sentido. Ella murió de un tumor cerebral. Oh, mierda, ¿Piensa que
Indi tiene un tumor? Cuando mis rodillas ceden debajo de mí, coloco mi mano contra
la pared frente a mí para sostenerme―. Carter. ¿Sigues ahí?
―Sí. Ella tiene que ir y ver eso de inmediato. ―Dejo escapar con pánico.
―He intentado obligarla. No me escucha. Incluso perdí los estribos con ella
esta mañana. Nunca le grité antes. Nunca. Carter, no puedo perderla también
―suplica. Cuando su voz se rompe se siente como que un cuchillo se está hundiendo
en mi corazón. La idea de perderla es insondable.
―Déjamelo a mí. ―Es todo lo que digo cuando finalizo la llamada. Siento que
el aire fue sacado de mí. Mis hombros se hunden y mis manos aprietan mi cabello
mientras exhalo profundamente. Esto no puede estar jodidamente sucediendo.
Cuando estoy estable sobre mis pies otra vez, me vuelvo para enfrentar a Justine―.
Cancela todas mis citas para el resto de la semana.
―¿Estás bien? No te ves tan bien.
―Tengo que irme ―le digo mientras me vuelvo para salir.
Mierda. Creo que voy a vomitar.
233
Indiana
Me estoy escondiendo en mi habitación lejos de mi padre cuando Carter
atraviesa mi puerta. ¿Tengo mis días mezclados? Pensé que no estaría de vuelta
hasta mañana por la noche. La mirada en su rostro me dice que no está feliz. Camina
hacia mí sin pronunciar una palabra. De repente, me levanta de mi cama y me cuelga
sobre su hombro en un solo movimiento.
―¡Carter! ¿Qué diablos? ―¿Perdió la jodida cabeza?
234
―Si fuera tú, mantendría esa boca cerrada. No estoy para tonterías ―espeta
mientras su mano me pega muy duro en el trasero. Ay.
―¿Cuál es tu jodido problema? Bájame ahora, idiota. ―Toda la sangre se
apresura a mi cabeza haciéndola palpitar.
―Calla ―dice mientras atraviesa la cocina dirigiéndose hacia la puerta del
frente. Estoy al revés, pero claramente puedo ver la sonrisa en el rostro de mi padre
mientras paso.
―Papá, ayúdame. Perdió la cabeza ―grito.
―Lo siento, Calabaza. No puedo hacer eso. Es lo mejor para ti. ―¿Qué? Lo
siguiente que sé, es que estoy sentada en el lado del pasajero del auto de Carter.
Inmediatamente intento bajarme. No iré a ningún lado con este loco bastardo.
―Ni siquiera lo pienses ―gruñe, dándome una mirada que al instante me tiene
volviendo al asiento. Se estira por el cinturón de seguridad y se inclina sobre mí,
poniéndolo su lugar―. Si lo intentas y escapas, lo lamentarás. ―Bloquea la puerta
del lado del pasajero antes de ir a zancadas al lado del conductor. Todo el rato mi
padre está parado en el porche con una sonrisa en el rostro. Me pellizco. Esto tiene
que ser una pesadilla. Ay. No, estoy despierta.
―¿A dónde me llevas? ―pregunto cuando está sentado en el auto. Sus
enojados ojos se encuentran con los míos.
―¿A dónde piensas? Al jodido doctor. ―Oh claro que no. Cristo, mi papá debe
haberlo llamado. Traidor. ¿Cómo pudo hacerlo?
―No puedes hacer que vaya ―le digo buscando la hebilla de mi cinturón de
seguridad.
―Puedo y lo haré ―responde agarrando mi mano para detenerme. Las
lágrimas me queman los ojos. No estoy segura si es por enojo porque me está
forzando a hacer esto, o por miedo. No tengo interés en escuchar lo que el doctor
tiene que decir. Ninguno en absoluto.
―No puedes obligarme a hacer esto ―digo entre dientes.
―Tengo noticias para ti, cariño. Puedo, y lo haré.
―Esto es secuestro. ―Si este hijo de puta no solo me hubiera sacado de mi
cama sin darme la oportunidad de agarrar mi bolso o mi teléfono, estaría llamando
a la policía en este momento.
―Secuestro. ―Se ríe como un malvado psicópata―. Tu padre es oficial de
policía y no lo ve de esa manera. ―Su cabeza se voltea en mi dirección cuando
alcanzo la manija de la puerta. Mira mi mano antes de hacer contacto visual
conmigo. Una de sus malvadas cejas se levanta mientras me da una mirada de 235
que volvió a salir. Rompió mi puto corazón. Solo puedo imaginar lo que esto debe
ser para él. Indi es todo lo que le queda.
Mientras nos sentamos aquí esperando escuchar su destino, mi estómago está
revuelto. La pierna de Ross rebota nerviosamente arriba y abajo mientras Indiana
está sentada allí tan fresca como una puta lechuga. Eso me asombra y me preocupa.
Joder, oro para que tengamos buenos resultados.
―El doctor la verá ahora, señorita Montgomery ―dice la enfermera que
aparece frente a nosotros.
―Buena suerte, Calabaza ―dice Ross agarrando su mano y dándole un
apretón.
―Todo va a estar bien, papá ―responde sonriendo. Ahora entiendo por qué
ha estado actuando de manera tan calmada hoy. Lo hace por su papá.
―Por aquí ―dice la enfermera gesticulando con su mano para que Indiana la
siga. Ambos nos levantamos al mismo tiempo.
―Yo me encargo de esto, Carter ―dice Indi, girando la cabeza en mi
dirección―. Ya discutí esto con mi papá. Entraré sola para oír los resultados.
―Lo discutiste con él, no conmigo. Iré, te guste o no ―espeto. No hará esto
sola.
―O no ―dice entrecerrándome los ojos. Me hace sonreír. Alcanzo su mano y
entrelazo mis dedos a través de los de ella.
―Lo haremos juntos. Fin. De. La. Historia. ―Trata de sacar su mano de la mía,
pero aprieto mi agarre. No lo creo. Cuando se da cuenta que no tengo intenciones de
soltarla, suspira.
―Bien, imbécil obstinado ―murmura, haciéndome reír.
―Toma uno conocer a uno ―susurro en su oído mientras la sigo al consultorio
del doctor. Ella pellizca mi mano rencorosamente y sonrío. Me encanta su coraje.
―Tomen asiento ―dice el doctor cuando entramos―. Soy el doctor
Emmerson, el oncólogo aquí en el hospital. ―Después de las presentaciones, nos
sentamos. Mis ojos van a Indiana. Desde el exterior se ve tan tranquila. Estirándome,
agarro su pequeña mano en la mía otra vez. Cuando la siento temblar, sé que está
todo menos eso. Eso punza mi corazón. Por favor, deja que esté bien―. Tengo los
resultados ―dice con una mirada pasiva en su rostro sin revelar nada. A la mierda
los doctores y sus caras de póker. Al menos si su expresión diera un indicio de lo
que estaba por venir, podría prepararme. Luego continúa y dice las palabras exactas
que he estado temiendo―. Indiana, lo siento… ―Eso es todo lo que escucho
239
mientras el resto de las palabras se ahogan por el golpeteo de mi corazón. Siento
tensarse el agarre de Indiana en mi mano.
¡Noooooo! Esto no puede estar jodidamente sucediendo.
••••
Nuestros rostros sombríos lo dicen todo. Devastación. Ofrecí conducir el auto
de Ross a casa desde el hospital. No estaba en estado para ponerse al volante.
Escuchó atentamente mientras Indiana le cuenta todo lo que el doctor le dijo. Todo
lo que me perdí mientras el mundo alrededor se derrumbaba.
Tiene un tumor. En una nota positiva, es pequeño. El doctor está bastante
seguro que si no encuentran otros, seis semanas de radioterapia puede ser todo lo
que necesite. Le aseguro que es la mejor solución para su diagnóstico en particular.
Eso elimina todos los riesgos innecesarios asociados con una cirugía cerebral.
Ross no le responde a nada de lo que dice Indi. Lo miro en el espejo retrovisor,
y el dolor, la conmoción y la incredulidad que esto esté pasando de nuevo, es clara
de ver. Por lo general es tan duro, tan controlado. Me deja un nudo a la garganta.
Descubrir que tu única hija tiene la misma enfermedad que mató a tu esposa debe
ser una píldora bastante difícil de tragar.
―Todo estará bien, papá ―dice ella volteándose y buscando su mano en el
asiento trasero. Estoy jodidamente anonadado. Le acaban de decir que tiene un
tumor en su cerebro, y es la única reconfortándolo y tranquilizándolo. Es la que es
positiva y optimista cuando es fácil ver que él está consumido por la duda―. El
doctor incluso dijo que la medicina ha llegado tan lejos desde el diagnóstico de
mamá hace tantos años. Además, lo encontramos pronto. El de ella se dio años
después que los síntomas empezaron.
Cada palabra que dice tiene un efecto calmante en mi dolorido corazón. Estoy
devastado porque esto esté sucediendo. Daría cualquier cosa para cambiar su
situación. No quiero perderla antes de recuperarla, porque en las semanas pasadas
me he dado cuenta que mi vida sin ella, no es imaginable. Me completa. Parece tan
confiada, tan segura de sí misma. Si cree que tiene esto, entonces a la mierda, lo tiene.
¿Quién soy yo para arruinar su positivismo? Su actitud es inspiradora y puede ser
justo lo que necesita para vencer este maldito tumor.
Tiene que volver al hospital el lunes para una resonancia magnética. El doctor
quiere asegurarse que el cáncer esté confinado a su cerebro, que no haya cánceres
secundarios presentes en su cuerpo. Si no los hay, le da hasta un ochenta por ciento
de posibilidades de supervivencia. Estoy muy feliz por eso. Prefiero un cien por
ciento, pero si ochenta es lo mejor que puede darnos, entonces que así sea. Son unas
240
probabilidades jodidamente buenas. Pero estaría mintiendo si dijera que el veinte
por ciento no me asusta como la mierda.
Ahora solo tenemos que rezar porque el tumor esté confinado.
Cuando llegamos a la casa, los tres entramos. Ross se dirige directamente a la
nevera y toma una cerveza.
―¿Quieres una? ―me pregunta.
―Claro. ―El alcohol no es la respuesta supongo, pero creo que en esta
situación es necesario.
―¿Les importaría si me acuesto? No dormí mucho anoche. Estoy cansada
―pregunta Indi.
―Por supuesto que no, Calabaza ―dice su padre mientras camina hacia ella y
la envuelve en sus brazos―. Siento no haber sido muy solidario hoy, es solo...
―Shhhh, papá. No tienes nada de qué disculparte ―responde deslizando sus
brazos alrededor de su cintura―. Te quiero. Sé que esto es difícil para ti, pero estará
bien.
―Yo también te quiero, niña ―dice inclinándose para besar la parte superior
de su cabeza antes de soltarla. Ella da un paso de vuelta y me mira.
―Gracias por venir hoy, Carter. Significa mucho para mí.
―No te preocupes ―respondo, las esquinas de mi boca se curvan brevemente.
Mi corazón se siente tan pesado―. Estaré contigo en cada paso del camino. ―Y lo
estaré, ya sea que lo quiera o no. Sonríe, pero no llega a sus ojos. Por un segundo,
casi parece que va llorar, pero se recupera rápidamente. Hace que me pregunte si tal
vez no está pasándolo tan bien como aparenta. No puedo culparla. No estoy seguro
que yo lo estaría, si estuviera en su situación.
Sigo sentado a la mesa de la cocina con Ross mientras bebe para olvidar. Para
ser sincero, tengo ganas de hacer lo mismo, pero no lo hago. ¿De qué serviría eso?
No arreglará nada. En cambio, elijo ser su roca. Él lo ha sido para mí por los pasados
cinco años.
Las horas pasan e Indiana no vuelve a salir de su habitación. Todo en mí quiere
ir a ella. Asegurarme que está bien.
―No puedo pasar por esto de nuevo ―dice Ross de repente, su voz agrietada.
Entierra el rostro en sus manos, y puedo decir que está a punto de descomponerse.
Lo siento por él, lo hago, pero necesita recomponerse. Su hija necesita todo el apoyo
que pueda obtener en este momento.
―Mírame, Ross. ―Levanta la cabeza y sus vidriosos ojos se encuentran con los 241
míos―. Puedes hacerlo y lo harás. Es tu hija. Apesta, lo sé, pero tienes que controlar
tu mierda, amigo. Ella te necesita.
―Lo sé... lo sé ―dice sacudiendo la cabeza. Nunca lo había visto así antes―.
Es mi niña. Es todo lo que tengo. ―Me mira, sus ojos rebosantes de lágrimas―. No
creo que pueda continuar si la pierdo también.
Me levanto de mi silla y voy a su lado de la mesa. Ya bebió suficiente.
―Vamos ―digo colocando mis manos debajo de sus brazos y ayudándolo a
levantarse. Se tropieza, pero comienza a caminar―. Creo que necesitas acostarte.
―Tal vez tengas razón ―dice―. Me alegra que hayas vuelto, hijo. Eres justo al
que mi chica necesita. ―Sus palabras me hacen sonreír. Me encanta que piense que
soy suficientemente bueno para ella, a pesar que todavía tengo mis dudas de si lo
soy. Lo guío hacia su habitación antes de acostarlo en la cama. Mientras le quito los
zapatos y tiro de la manta sobre él, cierra los ojos.
―Te veré mañana ―le digo mientras me doy la vuelta para irme.
―Carter.
―Sí. ―Me detengo, mirándolo por encima del hombro. Sus ojos permanecen
cerrados.
―Te quiero como si fueras mi propio hijo ―murmura. Siento que las esquinas
de mi boca se levantan. No puedo decirle lo que significa escucharlo decir eso. Me
quedo parado allí brevemente mirándolo. Es lo más cercano a un padre que tengo.
Antes que tenga oportunidad de responder, deja escapar un fuerte ronquido. Niego
y me río. Que me aspen si no lo quiero también.
Cierro suavemente la puerta de su habitación mientras salgo. Mientras camino
por el pasillo hacia la puerta de entrada, me detengo. Me siento obligado a revisar a
Indi antes de irme. Girando, vuelvo a ir al pasillo hacia su habitación. Levanto la
mano para golpear, pero retrocedo. Si está dormida, no quiero despertarla. Necesita
su descanso.
Tomando el pomo, abro silenciosamente la puerta, tratando de no hacer ruido.
La veré y luego me iré. Sonrío cuando la veo acostada en su cama, de espaldas a mí.
Lo que no daría por estar a su lado ahora mismo. Cuando me vuelvo para irme,
escucho un resoplido. ¿Está llorando? Veo su mano limpiar su rostro. Joder, lo está.
―Indi ―digo mientras doy un paso hacia su cama. Gira la cabeza y me mira
sobre su hombro. Sus ojos están rojos e hinchados. Se ve tan triste. Me rompe el puto
corazón. No dudo. Quitando mis zapatos, me acuesto en la cama al lado de ella. No
se dice palabra mientras la jalo hacia mí y la envuelvo en mis brazos. Desliza su
242
brazo alrededor de mi cintura, llorando suavemente en mi pecho. Las lágrimas se
elevan a mis ojos mientras aprieto mi agarre. La enormidad de hoy y lo que viene,
finalmente se asienta.
Me hace odiarme aún más. ¿Por qué no pude juntar mi mierda todos esos años
atrás? Perdimos tanto tiempo. Una cosa es segura. Estaré al lado de ella a cada paso
del camino de ahora en adelante. Atesoraré cada segundo de nuestro tiempo juntos.
Por largo que sea.
Perderla por esto no es una opción que quiera enfrentar.
••••
Abro los ojos para encontrar la luz del sol inundando la habitación. Al
principio estoy desorientado. Estoy envuelto en calidez. Mi mirada se mueve hacia
abajo para encontrar a Indi profundamente dormida en mi pecho. Me hace sonreír
al instante. Cristo, es hermosa. Sus largas pestañas oscuras se extienden contra sus
mejillas. Sus gruesos labios sexys solo hacen que quiera besarlos. Su pierna está
puesta sobre la mía, inmovilizándome en la cama. Su brazo todavía está alrededor
de mi cintura.
Mi erección de la mañana está luchando contra mis jeans. Tenerla envuelta no
está ayudando a las cosas. Mierda. Lo que no daría para poder darle la vuelta y hacer
mi voluntad con ella.
Levantando la cabeza de la almohada levemente, coloco un suave beso en su
frente. Una sonrisa adorna su rostro mientras deja escapar un sexy pequeño suspiro
y se acurruca más cerca. La pierna que está sobre mí se eleva ligeramente. Ahora
está a unos centímetros de mi pene, haciéndolo ponerse aún más duro. Mierda.
Necesito ajustar ese hijo de puta porque es doloroso, pero no quiero despertarla.
Nunca he pasado la noche con alguien así antes. Si pudiera quedarme aquí así,
envuelto en ella para siempre, lo haría. Me quedo allí mirándola hasta que
finalmente se mueve.
―Buenos días, hermosa ―le digo cuando veo sus ojos abrirse. Levanta la
cabeza de mi pecho mientras sus ojos se disparan alrededor de la habitación antes
de aterrizar en los míos.
―Carter. ―La sorpresa en su rostro hace que sonría por alguna razón―. ¿Qué
hora es? ―Giro la cabeza para mirar el reloj en su lado de la cama.
―Las ocho de la mañana.
―Mierda. ¿Te quedaste aquí toda la noche?
―Parece que sí. Debemos habernos dormido. ―Intenta sentarse, pero aprieto
243
mi agarre. No estoy listo para dejarla ir todavía.
―Déjame levantar ―suplica.
―No. No he terminado de abrazarte. ―Suspira cuando sus ojos se encuentran
con los míos otra vez.
―Eso es lindo, pero tengo que orinar.
―Oh. ―Me río mientras la suelto―. ¿Cómo te sientes hoy? ―pregunto
mientras pasa por encima de mí.
―Bien ―dice sonriendo. No alcanza sus ojos, entonces sé que está mintiendo.
Mientras está en el baño, ajusto mi polla, pero no me muevo de su cama. Voy
a necesitar mantenerla ocupada hoy. No quiero que se deprima preocupándose por
la tomografía del lunes.
Cuando vuelve a entrar en la habitación, me siento.
―Mejor me voy antes que tu padre descubra que estoy en tu habitación. Tiene
una escopeta. ―Se ríe de mi comentario.
―Le gustas, Carter. Creo que estás bien. Además, ya no soy una niña.
―Finalmente, lo admites ―digo mientras me agacho y agarro mis zapatos del
suelo.
―Ja ja. Muy gracioso. ―Deslizando mis pies en mis zapatos, me levanto. Doy
los pocos pasos que nos separan, rodeando su cintura con mis brazos.
Afortunadamente no parece importarle.
―Prepárate. Regresaré para llevarte en una hora.
―¿A dónde vamos? ―pregunta, las esquinas de sus labios se curvan.
―Saldremos por el día. ¿Te importa si llevamos a nuestros padres con
nosotros? Creo que les hará bien a ambos salir de la casa.
―Por supuesto que no ―responde, su sonrisa se ensancha.
―Usa algo cómodo y cálido. ―Lo va a necesitar a donde iremos.
―Está bien ―dice. Moviendo mi rostro hacia adelante, coloco mis labios
suavemente sobre los de ella. Es solo un simple beso, pero me siento obligado a
besarla. Soy un hombre paciente. Estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea
necesario. Mientras tanto, voy a colarme en lo que sea que pueda. Cualquier cosa
que pueda posiblemente apresurarla.
La necesito. Su diagnóstico de ayer solo intensifica mi deseo de tenerla, mejor
antes que tarde. Situaciones como esta te hacen darte cuenta que la vida es corta.
Necesito vivir todos los días como si fuera el último.
244
―Tu papá bebió ayer ―le digo―. Tuve que llevarlo a la cama. Probablemente
se estará sintiendo como una mierda hoy, pero intenta hablar con él para que venga
con nosotros. No me gusta la idea que esté solo.
―Eres muy dulce, Carter Reynolds ―dice estirándose y pasando su mano por
el costado de mi rostro―. ¿Quién lo diría? ―Sonríe cuando dice lo último, así que
no lo tomo como ofensa.
―¿Qué puedo decir? Sacas lo mejor en mí. Siempre lo has hecho. ―Esta vez
toma mi rostro en sus manos y tira de mi cabeza hacia la de ella. Cuando su boca
cubre la mía, le jalo el cuerpo más cerca, gimiendo. Maldición. Ahora este es el tipo
de beso que he estado anhelando.
Joder, extrañé sus labios. Perdido en esos sentimientos locos que me hace
sentir. Es eléctrico. Sus toques y besos me hacen sentir electrificado. Esa es la mejor
forma de describirlo. Es como una corriente que se dispara a través de cada
centímetro de mí. Dulce Jesús.
Me hace sentir vivo.
Indiana
Mis labios todavía están hormigueando incluso después que Carter se va.
Estoy agradecida por todo lo que ha hecho por nosotros, por mi papá y por mí. Ha
sido tan solidario. No estoy segura de cómo habría pasado el día de ayer sin él. Tan
enojada como estuve porque me forzó a ir al médico, en primer lugar, estoy
agradecida por eso ahora. Fue el impulso que necesitaba. Solo tenía los mejores
intereses en su corazón. No puedo estar enojada con él por eso.
Puede ser la diferencia entre vivir y morir. Mi madre esperó años antes de 245
254
Indiana
Carter y yo permanecimos despiertos hasta las primeras horas de la mañana.
Si no estábamos siendo íntimos uno con el otro, estábamos acostados en los brazos
del otro hablando. Estoy tan contenta de haber tenido el valor de venir aquí, porque
toda esta experiencia ha sido mágica. Incluso mejor que nuestra primera vez juntos.
Nada ha cambiado, pero todo está diferente, si eso tiene sentido. No somos niños ya.
Somos adultos, tomando decisiones de adultos y teniendo sentimientos adultos.
Aunque hay una pequeña parte de mí que está aterrada porque se vaya nuevamente, 255
mi corazón cree que no lo hará. Espero que mi corazón esté en lo correcto.
La alternativa es incomprensible. Anoche dejé todas mis barreras. Creo que él
también. No fue nada como el antiguo listillo Carter. Fue cariñoso, atento y
extremadamente dulce. Yo le di todo. Cada pedazo de mí. Incluso mi corazón.
Anoche acabó por confirmar que todavía estoy enamorada de él. Es todo para mí.
Lo que Mark y yo compartimos ni siquiera se compara con lo que Carter y yo
tenemos cuando estamos juntos. Es alucinante.
Nos quedamos en la cama hasta el domingo por la tarde. Me desperté a media
mañana para encontrarlo acostado a mi lado mirándome dormir. Fue un poco
sobrecogedor. Espero que no estuviera babeando o algo. Me desperté nuevamente
pocas horas después con su rostro sonriente entre mis piernas. Déjenme decir que es
una manera increíble de despertarse. Hemos tenido tanto sexo, no estoy segura si
voy a poder caminar cuando finalmente nos levantemos.
Necesitamos levantarnos de la cama pronto. Elizabeth está cocinando la cena
para nosotros. Descubrió que estaba aquí con Carter cuando se escapó a la cocina
para conseguirnos un poco de comida. Aparentemente mi papá vendrá también.
Tendré que irme a casa a bañarme y cambiarme. Solo tengo la camisola que usé
aquí anoche. Eso definitivamente no es apropiado para el atuendo de la cena.
Especialmente porque es con nuestros padres.
―Supongo que será mejor que vaya a casa y me duche ―le digo, rodando de
lado para enfrentarlo.
―No estoy listo para dejarte ir todavía ―responde, atrayéndome hacia él―.
Dúchate aquí conmigo.
―Tengo que ir a casa. No tengo ropa. ―Cuando sonríe tímidamente, sé que
está tramando un plan.
―Si te consigo algo de ropa, ¿te quedarás y te ducharás conmigo? ―Levanta
las cejas, esperanzado. Me encanta su lado dulce. Es adorable.
―¿Qué? ¿Vas a ir a mi habitación a buscarme algo para usar? ―pregunto,
intrigada y un poco horrorizada.
―Claro que sí. ¿No confías en mí? ―Con una sonrisa así, no lo creo.
―Definitivamente no ―chillo. Me voltea sobre mi espalda y me sujeta en el
colchón―. Puedo imaginar lo que escogerías. Comeremos con nuestros padres
¿recuerdas? ―La mirada en su rostro me tiene sonriendo. Está tratando de actuar
ofendido, pero sé que no lo está. Sabe que tengo razón. Probablemente me vista
como una maldita prostituta. Cuanto más mundana, mejor. Conozco su tipo.
256
―Te demostraré que estás equivocada ―dice inclinándose hacia adelante y
plantando un suave beso en mi nariz antes de reclinarse y salir de la cama.
―Carter. Voy a buscar algo, volveré y me bañaré contigo ―le ofrezco,
sentándome.
―No hay necesidad. Yo me encargo. ―Me guiña un ojo mientras se coloca sus
jeans. Se encarga de esto mi trasero. No estoy segura de cómo me siento sobre él
revisando mis cajones. No tengo nada incriminatorio allí. Bien, espero no tenerlo.
Cuando salta por la ventana, me levanto y agarro una de sus camisetas,
pasándola sobre mi cabeza. Para cuando llego a la ventana, ya está dentro de mi
habitación. ¡Uh! Esto debería ser interesante.
Regresa unos minutos más tarde viéndose todo contento consigo mismo.
Cuando me pasa su selección a través de la ventana, estallo en carcajadas. Un
pequeño pantalón corto y una pequeña blusa. Lo sabía. Lo conozco mejor de lo que
piensa.
―Te das cuenta que es invierno, ¿verdad?
―No necesitas ropa de abrigo, me tienes a mí. ―Sonríe. Niego. No puedo
evitar reírme de su rostro seria.
―¿Puedes ir y agarrar algo más adecuado? Mejor aún, déjame hacerlo ―digo
poniendo los ojos en blanco.
―¿Así que no vas a usar estos? ―pregunta, tomándolos de mi mano y
sosteniéndolos, decepcionado―. Quiero verte en esto, te verás atractiva. ―Empiezo
a reír.
―No usaré eso para la cena, Carter.
―¿Te vestirás así más tarde cuando estemos solos? ―La mirada suplicante en
su rostro me hace asentir.
―Pero no para la cena. ―Me inclino hacia adelante y planto un beso en sus
labios.
―Bien ―dice, con los hombros ligeramente desplomados―. Iré a buscar algo
un poco menos revelador. ―Antes de tener la oportunidad de protestar, se dirige
hacia mi casa de nuevo.
―Por cierto, también necesito ropa interior.
―Estoy en eso ―grita, mirando por encima de su hombro antes de meterse en
mi habitación. Mis ojos están pegados a su trasero. Dios, realmente es un buen
257
trasero. Redondo, apretado y delicioso.
Unos minutos más tarde reaparece en mi ventana sonriendo como un tonto.
Mi mirada se mueve al negligé de encaje negro en su mano. Estupendo. Está
revisando mi cajón de ropa interior. Niego vigorosamente, pero asiente antes de
empuñarlo y meterlo en su bolsillo. Entierro el rostro en mis manos. Sabía que esta
era una mala idea.
No puedo evitar admirar la tensión de sus músculos cuando usa sus brazos
para empujarse a través de la ventana de su habitación unos minutos más tarde. Es
realmente una visión. Esta vez tiene una sudadera con capucha roja y un pantalón
de yoga negro en la mano. Eso es más correcto. Su sonrisa crece cuando me pasa mi
sujetador de encaje negro y bragas a juego.
―Maldición, tienes ropa interior sexy ―dice con un silbido―. Estoy esperando
un desfile de modas en el futuro cercano.
―No lo creo. ―Me río mientras le arrebato mi ropa de la otra mano―. Y el
negligé que guardaste en tu bolsillo ―exijo mientras extiendo la mano.
―Joder no. Eso es para más tarde ―responde mientras lo saca, colocándolo en
la parte superior del cajón de su mesita de noche―. Esto también ―añade, sacando
mi vibrador rosa de su bolsillo trasero. Maldito infierno. Olvidé que estaba allí.
―Dame eso ―espeto yendo hacia él, pero es demasiado rápido. Levanta el
brazo, sosteniéndolo alto en el aire para que no pueda alcanzarlo. Cuando salto para
intentar agarrarlo, comienza a reír―. Carter ―gimoteo―. Dámelo.
―Lo siento, hermosa. No puedo hacer eso. Desde este día, te prohíbo usarlo
sin mi permiso. Si quieres venirte con un juguete ―dice agitándolo en mi rostro―,
entonces voy a ver. ―Prohibirme mi trasero. ¿Quién diablos se cree que es?
―No puedes prohibirme hacer nada ―replico, cruzando los brazos sobre mi
pecho.
―Odio decírtelo, cariño, pero eres mía ahora. Entonces, puedo, lo haré, y acabo
de hacerlo. ―Coloca su dedo suavemente en la punta de mi nariz, así que lo alejo.
―Eres un asno ―le respondo, pero el comentario de mía que hizo no se pierde
para mí. Estoy sonriendo por dentro.
―Lo sé, pero soy tu asno ―dice tirando de mí a sus brazos, cubriendo mi boca
con la suya. Desliza sus manos hacia arriba por el exterior de mis muslos,
moviéndolas debajo de su camiseta y tomando mi trasero―. Maldición, sí que te ves
sexy usando mi ropa.
••••
258
Es el día. Mi estómago está en nudos mientras vamos al hospital para mi
resonancia magnética. Pensamientos positivos. Eso es lo que sigo diciéndome. Carter,
mi padre y Elizabeth están conmigo como apoyo moral. Estoy agradecida, pero si
hiciera lo que quisiera habría ido sola. Escuchar que tenía un tumor el otro día fue
lo peor, pero ver la mirada de devastación en los rostros de Carter y de mi padre fue
incluso más difícil.
Cuando llegamos, tengo que ver al doctor primero. Solo quiere hablar conmigo
y explicarme lo que sucederá hoy. Por supuesto, Carter me sigue hasta la habitación
sin una invitación formal. Idiota presuntuoso. Sí me encanta lo mucho que me ha
apoyado, pero todavía le frunzo el ceño cuando se sienta a mi lado en la oficina del
doctor luciendo engreído. Naturalmente, sonríe y busca mi mano cuando hago eso.
Es obvio que disfruta metiéndose debajo de mi piel.
El procedimiento parece bastante sencillo. El doctor explica que la IRM
(Imagen por Resonancia Magnética) utiliza un poderoso campo magnético, pulsos
de frecuencia de radio y una computadora para producir imágenes detalladas de
órganos, tejidos suaves, hueso y prácticamente todas las demás estructuras internas
del cuerpo.
No hay efectos secundarios asociados con la tomografía, pero me informa que
podría sentirme claustrofóbica estando confinada a un espacio tan pequeño durante
alrededor de una hora. Si ese es el caso, tendré un timbre en mi mano que puedo
presionar, y me pueden dar un sedante ligero para relajarme si es necesario.
Personalmente, creo que quedarme quieta por todo ese tiempo será la parte más
difícil.
―¿Cuándo tendremos los resultados, doc.? ―pregunta Carter.
―Voy a programar una cita para mañana. Podremos discutir los resultados y
averiguar un plan a partir de ahí ―responde, sonriendo brevemente mientras se
levanta y camina hacia la puerta―. Conseguiré a la enfermera para acompañarte a
la sala de imágenes. Te están esperando.
―Gracias ―le digo levantándome.
―Sí, gracias ―agrega Carter tomando la mano del doctor cuando llega a la
puerta.
―Los veré a los dos por la mañana.
La enfermera le informa a Carter que no podrá entrar, pero todavía insiste en
ir conmigo hasta allá. Me toma en sus brazos y me besa en la parte de arriba de mi
cabeza antes de entrar.
259
―Estaré aquí esperando por ti ―dice. Y ahí es exactamente donde lo encuentro
cuando termino. Toda la experiencia fue muy desalentadora, así que estoy aliviada
cuando se acaba. Los cuatro decidimos parar y almorzar de camino a casa. No
mucho se dice sobre la resonancia magnética y mi cita mañana. Es como una nube
oscura colgando sobre nuestras cabezas. No voy a preocuparme hasta que tenga que
hacerlo. Ya fui diagnosticada con un tumor, por lo que no puede ser mucho peor
que eso.
Cuando llegamos a casa más tarde, papá invita a Elizabeth a entrar para tomar
un café. Cuando estamos solos, Carter me jala a sus brazos.
―Tengo que hacer algunos recados ―dice plantando un suave beso en mis
labios―. Haremos algo juntos más tarde, ¿de acuerdo? ―Sus dedos viajan por mis
lados, tomando mi trasero en sus manos. Me tira contra él y pone su boca en la mía.
Espero pasar tiempo con él más tarde. Deseo que pudiera ser ahora, pero tiene una
vida además de mí. No puedo ser egoísta. Ha estado poniendo sus necesidades a un
lado para estar aquí para mí desde mi diagnóstico.
••••
Después de llevar a LJ a caminar, veo una película mientras papá y Elizabeth
se sientan en la cocina. Cuando termino y Carter todavía no ha regresado, me dirijo
a mi habitación. Me sorprende encontrar una gran caja blanca envuelta en un lazo
rojo, en mi cama. No tengo idea cómo llegó ahí. No estaba aquí cuando me fui esta
mañana. Mi primer pensamiento es Carter. Mi cabeza voltea en dirección de su casa,
pero no está en ninguna parte.
Estoy sonriendo mientras me acerco a la cama. Me inclino hacia la caja y
escucho, pero no estoy segura de oír algo. ¿Un tic? Lo cual es tonto, lo sé, ya no
somos niños. Ahí es cuando noto que una tarjeta fue deslizada debajo de la cinta.
Tomándola leo, Indiana, fue escrito a mano en el frente del sobre. Bueno,
definitivamente es para mí.
Vacilando la abro para leer lo que está escrito en la tarjeta.
Quiero que estés lista a las 7:00 p.m., en punto. No tomaré un no por respuesta. Sabes
que no dudaré en lanzarte sobre mi hombro si es necesario.
Asegúrate de llevar puesto SOLO lo que hay en la caja. Nada más. Sé cuán obstinada
eres, entonces tomé las precauciones adecuadas para asegurarme que esto suceda.
Carter. X
260
―Es una sorpresa ―le digo. Organicé algo simple, pero dulce. Igual que ella.
Conozco a mi chica lo suficientemente bien. No está en nada de la mierda
pretenciosa.
―Debería haber sabido que eso es lo que dirías ―responde poniendo los ojos
en blanco de nuevo.
Su actitud me excita. Quiero sujetarla contra la pared y hacer mi camino en ella,
pero eso vendrá antes de que la noche termine.
La sigo por el pasillo hacia su habitación. Mis ojos están pegados a ese trasero
increíble todo el camino. Ese pequeño balanceo en sus caderas hace que mi pene se
contraiga nervioso. Estoy tentado a estirarme y pasar mi mano subiéndola por sus
piernas y debajo de ese vestido, para asegurarme de que no me desobedeció, pero
sé que si lo hago nunca saldremos de aquí. Aunque la anticipación está matándome,
habrá mucho tiempo para eso después. Esta noche es sobre ella y hacer que tenga
recuerdos. Mi pene puede esperar.
―Tengo muy buen gusto ―admito mientras caminamos hacia mi auto.
―¿Cómo? ¿Realmente quiero escuchar la respuesta?
―El vestido ―respondo abriendo la puerta para ella. Mi mano roza su trasero
mientras levanta la pierna para subir al auto. Sonrío cuando la escucho contener su
aliento. No siento una línea de bragas y mi pene se revuelve. Buena chica. Por una
vez hizo lo que le dije. Saber que está desnuda debajo de ese vestido va a hacer que
sea imposible mantener mis manos fuera de ella.
―Lo hiciste bien, pero algo de ropa interior para acompañarlo hubiera sido
agradable. ―El tono sarcástico en su voz me hace soltar una risita. No lo creo, hermosa.
―No. Estás perfecta de la forma en que estás. Además, me dará mejor acceso
a ese magnífico coño tuyo ―susurro inclinándome hacia su oreja. La escucho
respirar profundamente, y eso lleva una sonrisa a mi rostro. Esto va a ser divertido.
O una tortura para nosotros dos, estoy adivinando.
••••
El viaje a la ciudad no es tan malo como pensé que sería. Llegamos más o
menos a tiempo. Envié un texto rápido mientras nos deteníamos en una luz roja,
diciéndole a Jax
que no estábamos muy lejos. Él ha estado dándome mierda sobre esta noche toda la
tarde. Piensa que me volví una niñita. Esta noche fue tan de último minuto, que no
tuve más remedio que pedirle ayuda. 264
Quizás tiene razón. ¿Quién sabría que darle tu corazón a una mujer significaba
entregar tu virilidad también? Que me agarren si no vale la pena sin embargo. Sería
cualquier cosa, incluso un cobarde, si la hiciera feliz.
Mi mano ha estado justo arriba de su rodilla durante la mayor parte del viaje.
Estoy impresionado que tuviera la fuerza de voluntad para no deslizarla entre sus
piernas. Al principio, mientras mis dedos dibujaban círculos flojos en su piel, sus
piernas se separaron ligeramente. Sabía que era una invitación a aventurarme aún
más, pero incluso entonces me mantuve fuerte. Para el momento que termine con
ella esta noche, estará tan caliente y lista, que me va a suplicar que la penetre. Será
la manera perfecta de terminar nuestra noche.
Cuando llego al estacionamiento alcanzo su mano, llevándola hacia mis labios
para colocar un suave beso sobre sus nudillos. Sus ojos están plantados firmemente
en mi boca contra su piel. Miro que su lengua se dispara y humedece su labio
inferior.
Todo lo que quiero es besarla. Entonces eso es exactamente lo que hago.
Alcanzando la consola, deslizo mi mano alrededor de la parte posterior de su
cuello, llevando sus labios hacia los míos. Cuando abre la boca y desliza la lengua
más allá de mis labios, gimo. Mi polla se esfuerza contra mi pantalón. Debería haber
mantenido mi control, porque ahora que he tenido una probada, no quiero parar.
Mis dedos se clavan en su muslo interno mientras sus piernas voluntariamente
se abren. Quiere mis manos sobre ella tanto como las quiero ahí. Mientras me deslizo
bajo su vestido, Let Her Go comienza a escucharse. Mierda. Mi teléfono.
Probablemente es Jax. A regañadientes me retiro del beso y lo saco de mi bolsillo.
Maldito sea.
―¿Qué tan lejos estás, cabrón? Estoy congelando mis nueces aquí ―se queja.
―Solo estoy estacionando el auto ―respondo mientras mis ojos se encuentran
con los de Indiana. Cristo, es hermosa. Sus grandes ojos verdes están fijos en los
míos. Su piel perfecta está enrojecida por su excitación. Sus labios carnosos son rojos
y están hinchados de mi beso. Me gustaría nada más que saltarme la primera parte
de la noche y llevarla directamente al hotel, pero no puedo hacer eso. Me recuerdo
que esta noche se trata de crear recuerdos, esta noche es de ella.
―Bien. Date prisa, coño, así podré conseguir irme de aquí. ―Me río de su
comentario.
―Estaremos allí en un minuto.
―¿Quién era? ―pregunta Indi cuando termino la llamada.
265
―Mi compañero Jax. Lo conocerás en un minuto. ―Me inclino y paso mis
labios por los de ella―. Esto ―digo cuando tiro hacia atrás y señalo entre nosotros
dos―, tendrá que esperar hasta más tarde. ―Me da una sonrisa decepcionada.
Siento lo mismo.
Es todo en lo que he pensado todo el día. Honestamente, solo hará que el
premio al final de la noche sea más dulce. Solo espero que mi dolorido martillo y
mis bolas azules como la mierda puedan esperar hasta entonces. No me gustaría
nada más que doblarla sobre el capó de mi auto justo ahora y escarbar en su dulzura.
Después de ayudarla a salir del automóvil, se envuelve su abrigo de lana negro.
―Está helado esta noche ―dice temblando un poco.
―Te mantendré caliente ―le digo mientras la abrazo y beso la parte superior
de su cabeza.
―Me gusta el tono de llamada en tu teléfono ―dice mientras cruzamos el
camino―. Es una gran canción.
―Gracias. ―Es mi única respuesta. No hay manera de que le diga que la he
tenido durante los pasados cinco años porque me recordaba a nosotros. Ya perdí
suficiente de mi virilidad por una noche.
Mientras caminamos debajo del puente del puerto y sobre el área de césped
con vista al espectacular puerto de Sídney, mis ojos buscan a Jax. Cuando veo la
pequeña mesa que le pedí que montara, junto con velas en el centro, mis nervios
vuelven a entrar. Quiero que esta noche sea especial, pero me siento como un idiota
ahora. Jax tiene razón. Soy un jodido cobarde.
―Por aquí ―le digo mientras la guío hacia la derecha. Veo la sonrisa satisfecha
en su rostro mientras nos acercamos. Cabrón. Nunca va a dejarme vivir por esto.
Cuando alcanzamos la mesa le extiendo mi mano―. Hola.
―Hola ―dice con una sonrisa antes de que sus ojos se desvíen hacia Indiana.
Miro como la ve. Su sonrisa crece. Por qué eso me pone nervioso, no puedo decirlo.
―Indiana, este es mi amigo Jax.
Aunque no estoy seguro de por cuánto tiempo sigue mirándola así.
―Jax, Indiana.
―Entonces, finalmente llego a conocer a la escurridiza Indiana ―dice tomando
su mano y llevándola hacia su boca. Quiero arrebatarle su mano, pero logro
controlarme. Me vería un poco idiota y patético, celoso si lo hiciera. Diablos, estoy
celoso―. Carter nunca se calla sobre ti. ―Hijo de puta.
266
―¿Habla de mí? ―pregunta Indi mirándome con una gran sonrisa.
―Todo el maldito tiempo. ―La sonrisa burlona que está usando cuando su
mirada se mueve hacia mí me dice que intenta hacer que muerda. No caeré en su
mierda. Es el mayor agitador de mierda que conozco. Suelo encontrar sus travesuras
divertidas, pero no esta noche. No enfrente de mi chica.
―No lo hago, idiota ―digo tratando de salir en mi defensa. Jax vuelve la
cabeza y se ríe. Cabrón.
―Solo estoy jugando contigo, amigo ―responde, golpeándome en la espalda.
Le doy una mirada que dice, lo sé, y cierra la puta boca. El pago es una perra.
Indiana se ríe a mi lado. Supongo que lo encuentra divertido.
―¿Esto es para nosotros? ―pregunta Indi sobre la mesa puesta delante de
nosotros. Estoy agradecido por la distracción. Él está haciendo que me vea como un
tarado delante de ella. Arregló la mesa tal como se lo pedí. Es solamente una
pequeña mesa cubierta con un mantel blanco. Dos platos blancos de cerámica, dos
copas de vino y cubiertos de plata. Hay un jarrón pequeño con una rosa roja dentro
y dos velas a cada lado, en medio de la mesa. Hizo un buen trabajo, para ser un
cabrón.
―Lo es ―le digo, pasando mi brazo sobre su hombro―. ¿Te gusta?
―Me encanta ―dice mientras sus brazos rodean mi cintura y me sonríe. Su
sonrisa es exactamente lo que esperaba ver. Hace que la burla que recibí todo el día
de Jax, valga la pena.
―Gracias, Jax.
―No me lo agradezcas. Solo hago lo que mi gran amigo me pidió ―responde,
sacudiendo su cabeza en mi dirección. La mirada que Indi me da cuando Jax dice
eso tiene a mi corazón golpeando contra mi caja torácica. Lo sé en ese momento,
todo lo que Jax dijo hoy es verdad. Estoy bien y realmente jodido.
―Me iré y recogeré la comida ―añade Jax mirando su reloj―. Después me iré
de aquí. ―Saco la silla para Indi. Una vez que está sentada me inclino y coloco un
suave beso en su cabello.
―Solo necesito hablar con Jax por un segundo ―le digo antes de que Jax y yo
demos unos pocos pasos de la mesa―. Gracias por toda su ayuda ―digo
extendiendo mi mano. Realmente se superó y fue más allá. Le debo mucho―. Lo
aprecio. Lo hiciste bien para ser un pendejo. ―Se ríe de mi comentario. 267
cuanto antes, entonces podré perderme en ella. No puedo esperar un minuto más.
Indi me sonríe una vez que estoy sentado en el auto. Es realmente una
maravilla. Malditamente maravillosa. Ni siquiera creo que se dé cuenta de lo hermosa
que es. Todavía me deja sin aliento después de todo este tiempo. No creo que alguna
vez cambie eso.
―¿Estás bien? ―pregunto buscando su mano.
―Estoy perfecta. Esta noche fue perfecta ―responde apretando mi mano―.
No quiero que termine.
―¿Quién dijo algo sobre terminar? Solo está comenzando. ―Me estiro a través
de la consola central y paso mi mano a través de su cabello, trayendo su rostro hacia
mí. Ella viene voluntariamente. Presiona su boca suave y tibia contra la mía, y estoy
perdido de nuevo. Nunca he sido mucho de besos, pero con ella, nunca quiero parar.
Cuando abre la boca y profundiza el beso, me alejo a regañadientes. Cuanto
más tiempo permanezcamos aquí, más pasará antes de que pueda tenerla. Mientras
me muevo para activar el encendido, me detiene.
―Espera. No nos vayamos todavía ―dice ella desabrochando su cinturón de
seguridad y subiendo a mi regazo―. No puedo esperar otro segundo. ―A
horcajadas, coloca las manos entre nosotros mientras busca la hebilla de mi cinturón.
Voy a protestar, pero coloca su dedo sobre mi boca y eleva una de sus cejas. Sé
que está desafiándome a probarla. Es tan jodidamente linda.
―Yo tomaré el control ahora. Me has hecho esperar suficiente. ―Siento mi
sonrisa crecer. El hotel que reservé para esta noche está a solo un minuto de
distancia, pero no sabe eso, entonces ¿quién soy yo para discutir? No soy alguien
que deje el control en el dormitorio, pero estoy interesado en ver a dónde va esto.
Seguro que estamos estacionados debajo del puente en la noche, pero es en
medio de la ciudad, entonces hay muchas personas caminando alrededor. Para ser
honesto, nunca elegiría este juego. Me siento allí y miro como me desabrocha el
cinturón antes de trabajar en mi botón y cremallera. Su frente está surcada de
frustración por la cantidad de tiempo que le toma liberar mi pene. Cuando muerde
el labio inferior entre sus dientes, casi me doy por vencido con la tentación de
ayudarla. Quiero morder esos jodidos labios también. Estoy sorprendido por el
autocontrol que he demostrado esta noche.
He querido estar enterrado hasta las bolas profundamente dentro de ella desde
el momento en que abrió la puerta para saludarme. Saber que no tiene ropa interior
toda la noche no ha ayudado. Pero, si quiere tomar el control, la dejaré, solo por esta
vez. Después de todo, esta noche es todo acerca de ella y lo que quiera. 276
Siendo el bastardo engreído que soy, coloco mis manos detrás de mi cabeza,
dejándola hacer todo el trabajo. Mi pene está esforzándose dolorosamente contra mi
pantalón, pero realmente no creo que ella haga todo. Aquí no.
Me equivoco. Apenas consigue liberar mi pene, susurra:
―Condón.
―Hay algunos en la consola central ―le digo. Me alegra que lo haya pensado,
porque estoy tan perdido en este momento, que ni siquiera se me pasó por la cabeza,
que no es como yo en absoluto. Siempre lo envuelvo. Nunca corro el riesgo de traer
a otro bastardo a este mundo. Nunca querría que mi hijo pasara por lo que yo.
Verla rasgar la envoltura de aluminio y abrirla con los dientes es lo más sexy.
Lo coloca sobre la cabeza de mi pene, pellizcando la parte superior antes de
enrollarlo. Nunca ha hecho esto conmigo antes, entonces solo puedo suponer que lo
hizo con ese idiota. Eso me trae de regreso por alguna razón. No tengo derecho a
estar enojado con ella. He tenido a muchas otras chicas desde que me fui.
Me hace preguntarme a cuántos otros tuvo. Me hace odiarme incluso más por
haberme ido. Cuando me fui era el único. Fui quien la forzó a tener otros. Necesito
empujar esos pensamientos fuera de mi cabeza. No me hará ningún bien anhelar
algo que no puedo cambiar. De lo que puedo estar seguro es que nunca habrá nadie
más.
Cuando el condón está en su lugar, se levanta el vestido, alineándome con su
entrada. En un movimiento rápido, se empala en mi pene.
―Joder ―gimo cuando mis ojos se giran en mi cabeza. Quito mis dedos de
detrás de mi cabeza y jalo su boca hacia la mía. Está tan excitada.
―Sí ―gime mientras levanta las caderas y se desliza por mi longitud de nuevo,
y de nuevo. Me encanta este lado salvaje de ella. Mi pequeña zorra. Creo que
necesito trabajarla más a menudo. Su vagina me aprieta como un vicio. Nuestro
beso es salvaje, todo labios y lengua. Caliente como para sacar humo. Me encanta que
parezcamos que no podemos obtener suficiente uno del otro.
Le rasgo la chaqueta, tirándola de sus brazos y la descarto en el asiento al lado
de nosotros. Hundo mis dedos en sus caderas, levantándola antes de tirar de ella
hacia abajo.
No hay nada gentil en eso. Es salvaje y sucio, como a mí me gusta.
Ella deja el beso, empujando la correa de su vestido sobre un hombro, antes de
tirar de mi rostro hacia abajo a su seno ahora perfecto y expuesto. Si mantiene esto, 277
―Solo lo mejor para ti, hermosa. ―Planto un beso suave en sus labios y ella se
relaja mientras su cuerpo se funde con el mío―. ¿Por qué no te das una ducha y te
calientas?
―Bueno. ¿Vendrás conmigo? ―pregunta dulcemente, poniendo sus brazos
alrededor de mi cintura. ¿Incluso necesita preguntar? Tenía toda la intención de
acompañarla, con o sin invitación. Agarro el neceser de la pequeña maleta que
empaqué―. No tengo pijama ―dice cuando la sigo al baño. Mi mano se estira para
tocar su perfecto trasero. Mi necesidad por ella es abrumadora.
―Ese era mi plan ―respondo, poniendo mi otro brazo alrededor de su cintura
y tirando de ella contra mi pecho. Paso mi nariz por su elegante cuello. Joder, huele
increíble―. No necesitarás ninguna.
Mi boca se mueve a lo largo de su mandíbula mientras mis manos se deslizan
hacia arriba de su tonificado estómago antes de palmear sus perfectos senos con mi
mano. Su cabeza se inclina hacia un lado mientras un pequeño gemido escapa de
ella. Esos pequeños ruidos que hace, me vuelven jodidamente loco.
Había planeado tomarla en la ducha contra los azulejos, pero no puedo esperar
tanto. Necesito terminar lo que comenzamos en el auto, ahora mismo. Doy un paso
y muevo la chaqueta por sus hombros, lanzándola hacia un lado. Mis manos se
deslizan por sus costados mientras amontono su vestido, levantándolo sobre su
cabeza.
Me retiro otro paso mientras bebo su perfecto cuerpo desnudo. Lo único que
usará, son esos sexys zapatos como la mierda.
―Coloca tus manos sobre el tocador y extiende esas increíbles piernas tuyas
―le ordeno. Como la buena chica que es, hace exactamente lo que le digo. Me quito
la chaqueta y la tiro encima de su ropa. Mientras aflojo mi corbata y me la quito, mis
ojos no la dejan ni una vez. Está mirándome a través del espejo de enfrente.
La anticipación es casi demasiada.
Desabotono mi camisa. Necesito tenerla ahora. Saco mi billetera de mi bolsillo
trasero y retiro un condón antes de arrojarla a un lado. Coloco el paquete entre mis
dientes mientras trabajo febrilmente en mi cinturón. Deslizándolo fuera en un
movimiento rápido, lo dejo caer al piso. Hago un trabajo rápido con mi botón y con
la cremallera de mi pantalón antes de bajarlo, llevándome los bóxers con ellos.
Al abrir el paquete, lo deslizo sobre mi pene duro como roca mientras me quito
los zapatos, los calcetines y salgo de mi pantalón. Sus ojos recorren mi cuerpo a
través del reflejo en el espejo. Su hermoso rostro se sonroja y su postura se ensancha 280
a medida que doy los pocos pasos que nos dividen.
Un fuerte gruñido sale desde lo más profundo mi pecho mientras mi brazo le
rodea la cintura y jalo su increíble trasero hacia mí.
―Voy a cogerte duro y rápido ―digo mientras mis labios encuentran su cuello.
―Sí, por favor ―gime mientras levanta el brazo y lo desliza por la parte
posterior de mi cuello―. Hazlo ahora, Carter. No puedo esperar otro segundo.
―Dulce Jesús. Oírla decir eso casi es mi ruina.
―Coloca ambas manos en el tocador ―ordeno. Por mucho que me gusten sus
manos en mí, necesita aferrarse. Se ha estado muriendo por mi pene dentro de ella
toda la noche, así que voy a darle exactamente lo que quiere. No voy a ser tierno con
ella esta vez.
Mis dedos se deslizan entre sus piernas. Ya sé que estará excitada y lista para
mí, pero necesito asegurarme antes de golpearla. Lo último que quiero es lastimarla.
Gimo cuando la siento gotear. Alineando mi cabeza con su entrada, empujo todo el
camino hacia adentro. Estoy hasta las bolas en su paraíso. Cristo, se siente
asombroso.
Le doy a su cuerpo unos segundos para ajustarse, le muevo el cabello a un lado
y paso mi lengua sobre su hombro y arriba de su cuello antes de chupar el lóbulo de
su oreja con mi boca. Lentamente retrocedo hacia la punta, empujando de nuevo.
―Oh, Dios, sí ―gime―. No pares. ―No tengo planes de parar. Mis dedos se
hunden en su cadera, manteniéndola quieta, mientras mi otra mano se desliza
alrededor al frente y entre sus piernas, así mis dedos pueden rodear su clítoris. Deja
escapar un pequeño grito mientras su vagina se aprieta en mi pene. Sé que ya está
en el borde de deshacerse. No es la única.
Cogiendo el ritmo, continúo penetrándola, una y otra vez. Miro sus ojos
mientras se quedan en blanco a través del espejo, y grita mi nombre. Me encanta
cuando hace eso. Me encanta eso incluso cuando está tan consumida con su
felicidad, que sepa que soy quien la está haciendo sentirse de esa manera.
Su cuerpo se queda inerte, pero la sostengo apretada contra mí sin ceder mi
asalto. Mis dedos todavía frotan su clítoris mientras mi pene empuja en su dulce
vagina una y otra vez. Ni siquiera un minuto después, grita de nuevo mientras otro
orgasmo la envuelve. Es suficiente para enviarme por el borde.
Cuando sus piernas ceden por su completo agotamiento, la tomo en mis brazos
y la llevo hacia la ducha. Esperemos que el agua caliente la revitalice, porque ni
281
siquiera estoy cerca de tener mi cuota de hoy todavía.
Indiana
Me levanto en la mañana con el hermoso rostro de Carter entre mis piernas. Es
una maravillosa vista por lo que puedo decir. Esta es la segunda vez desde que
volvimos a conectar que despierto con él haciendo esto. Es algo a lo que me podría
acostumbrar fácilmente.
Mark no era un gran admirador del sexo oral. A mí, por otro lado, me encanta.
Hay algo tan erótico al respecto.
282
―Buenos días ―dice en contra de mi sensible carne cuando gimo y paso mis
dedos a través de su cabello.
―Buenos días ―gimoteo sin aliento.
Después del increíble sexo que tuvimos cuando llegamos anoche al hotel,
Carter me llevó a la ducha cuando mis piernas amenazaron con ceder. Después de
que lavó cada centímetro de mí, me tomó contra los azulejos. Sé que solo han pasado
unos pocos días, pero es como que no podemos tener suficiente uno del otro.
Parecía preocupado por mí cuando salimos de la ducha. Dijo que me veía
cansada y pálida. No tenía razón para preocuparse. Aunque mis dolores de cabeza
todavía están haciendo estragos, no parecen molestarme mucho cuando estoy
perdida en él.
Es toda la medicina que necesito.
Aunque le dije que estaba bien, me envolvió en una toalla y me sentó en el
borde de la bañera y me secó el cabello. Eso fue muy dulce. Cuando terminó, me
ordenó que me fuera a la cama. Admitiré que estuve un poco decepcionada cuando
me envolvió en sus brazos y exigió que durmiera un poco. Esperaba la tercera ronda.
Me sorprende que no me sienta aprensiva sobre mi cita con el doctor más tarde
esta mañana. Tal vez eso venga después. En este momento, tendré suerte si puedo
recordar mi propio nombre.
Gracias a Carter y a su lengua mágica, estoy abrumada por la magnitud de los
sentimientos que palpitan a través de mí. Si comer vaginas fuera un deporte
olímpico él ganaría la medalla de oro, sin duda.
Empuja dos dedos dentro de mí, doblándolos para llegar a mi punto G, al
mismo tiempo que chupa mi clítoris.
―Oh, Dios, sí ―me quejo, empujando mis caderas hacia su rostro mientras mi
cabeza se hunde más atrás en la almohada. Cuando gime en alto, las vibraciones me
envían sobre el borde. Mi cuerpo se convulsiona mientras mi orgasmo golpea duro.
Sonríe mientras besa su camino de regreso en mi cuerpo, sus ojos fijos en los
míos. Su cabello está levantado por todas partes, pero todavía se ve tan hermoso
como siempre. Mi corazón comienza a correr mientras sus labios se encuentran con
los míos. Estoy abrumada por el amor de este hombre. Desearía poder decirle cómo
me siento. Quiero que sepa cuánto significa para mí, pero no quiero asustarlo.
No puedo perderlo de nuevo.
―¿Puedes ser mi despertador cada mañana? ―pregunto mientras mis dedos 283
¿Estás bien? ―Sus manos se deslizan alrededor de mi cintura desde atrás mientras
coloca un beso suave en mi mejilla.
―Estoy bien ―le respondo volviendo la cabeza para encontrarme con su
mirada―. Vamos a tener que llamar a mi casa para poder obtener ropa.
―Empaqué alguna. Está en la cama.
―¿Sí? ―Puedo escuchar claramente la sorpresa en mi voz.
―Eh, ajá ―responde como si estuviera orgulloso de sí mismo.
―Será mejor que no sea inapropiada. ―Se ríe de mi comentario.
―Lo consideré, pero sabía que tenías tu cita, así que empaqué jeans y un suéter,
o lo que sea que los llames.
―¿Y ropa interior?
―Eso también ―dice, girándome en sus brazos y plantando un beso en mi
nariz―. Vístete, el desayuno acaba de llegar. También te compré un nuevo cepillo
de dientes. Está en el neceser del tocador. Oh, y un poco de desodorante femenino.
No puedo tener a mi chica apestosa. ―Suelto una pequeña risa, golpeándolo en el
brazo juguetonamente. Le diré lo que es ser apestosa.
―Gracias ―digo envolviendo mis brazos alrededor de su cintura, apretándolo
con fuerza.
―Por nada. ―Siento que las lágrimas me pican los ojos otra vez. Me siento tan
abrumada ahora mismo.
Es como que esto entre nosotros es demasiado bueno para ser verdad.
Rezo para que no sea el caso.
••••
Mi pierna no para de rebotar mientras estamos sentados en la habitación del
doctor esperando ser llamados. Hago mi mejor esfuerzo para actuar bien, pero estoy
fallando miserablemente. Cruzo las piernas al mismo tiempo que Carter alcanza mi
mano. Somos solo nosotros dos hoy. Mi papá llamó antes de que saliéramos del
hotel, pero Carter lo convenció de que no viniera con nosotros.
Conociendo a mi papá, no se impresiona, pero Carter prometió llamarlo en el
momento en que tengamos los resultados. Carter lleva mi mano a su boca, colocando
un beso en mis nudillos. Le sonrío tratando de decirle que estoy bien, a pesar de que
mi estómago está revuelto por dentro.
286
―El doctor la verá ahora, Srta. Montgomery ―dice la enfermera desde detrás
de su escritorio. Carter es el primero en jalarme con él. Entrelaza los dedos a través
de los míos mientras caminamos hacia el pequeño corredor y al consultorio del
doctor.
Renuncié a tratar de detenerlo de ir conmigo. Secretamente estoy contenta. Lo
necesito. Se está convirtiendo en mi piedra rápidamente.
―Lo que sea que el doctor diga, lo enfrentaremos juntos ―susurra Carter en
mi oído mientras su agarre en mi mano se tensa. No estoy segura si podría pasar
esto sin él. Ha sido maravilloso. Le doy una sonrisa apretada y nerviosa cuando sus
ojos se encuentran con los míos. Me temo que si hablo en este momento, lloraré. El
doctor nos saluda en la puerta. Nos estrecha las manos antes de ofrecernos un
asiento. Tan pronto como estemos sentados, Carter alcanza mi mano nuevamente.
Mis ojos se disparan hacia él. Sus ojos están plantados firmemente en el doctor. Su
frente está surcada, la preocupación claramente visible en su rostro.
Esta vez, aprieto su mano mientras la calma se instala sobre mí. De repente me
doy cuenta de que lo que el médico está a punto de decir es irrelevante. Nos tenemos
uno al otro. Por cuánto tiempo, quién sabe, pero en este momento eso es todo lo que
parece importar.
Mis ojos dejan a Carter cuando el doctor habla.
―Tengo tus resultados del MRI, Indiana. ―Contengo la respiración mientras
espero que continúe―. Estoy encantado de decir que no hay cáncer secundario
presente. ―Mis mejillas se desinflan cuando suelto mi aliento lentamente. Mis ojos
se mueven hacia Carter, y el alivio en su rostro es evidente. Su mirada se encuentra
con la mía y sus labios se mueven en una hermosa sonrisa.
―Son buenas noticias ―dice Carter volviendo su atención al doctor―. ¿Qué
pasará desde aquí?
―Bueno, me gustaría poner a Indiana en un curso de esteroides por las
próximas dos semanas para aliviar cualquier hinchazón alrededor del tumor,
entonces podremos comenzar la terapia de radiación. Tengo alguna información que
me gustaría que revisaras mientras tanto. Responderá a cualquier pregunta que
pudieras tener. También describe los beneficios, riesgos y efectos secundarios que
pudieran surgir, cosas de esa naturaleza.
―¿Cuáles son los riesgos y los efectos secundarios? ―pregunta Carter. Me
alegra que se haya recuperado suficiente como para hacer preguntas. Mi mente está
en sobrecarga en este momento.
―Los riesgos son mínimos. Es por eso que elegí ese camino en lugar de la 287
cirugía. El tumor es pequeño, así que estará recibiendo pequeñas dosis de radiación
por un período de seis semanas. Por más tiempo si es necesario, pero estoy bastante
seguro de que no lo será. La radiación matará cualquier célula cancerosa y con suerte
prevendrá que crezca y se expanda. En cuanto a efectos secundarios, es posible que
no experimente ninguno. La gente reacciona de manera diferente al tratamiento.
Puede sentir náuseas o tener pérdida de apetito. Es importante que comas
correctamente mientras te sometes a la terapia de radiación. Hay una lista de
alimentos y cosas que deberás evitar en el paquete. Puedes experimentar fatiga y
algo de pérdida de cabello, pero de nuevo, en todos los casos es diferente. La piel de
tu cabeza puede resecarse y picarte, pero hay cremas que pueden ayudar con eso.
Considerándolo todo, no hay nada demasiado serio. Los beneficios de lejos superan
todo eso.
Hay tanto que asimilar que está haciendo girar mi cabeza. Si esta terapia de
radiación va a curarme, entonces tomaré cualquier efecto secundario que quieran
arrojarme. En el gran esquema de cosas, si va a salvar mi vida, realmente no me
importa.
―Todo lo que debes y no debes hacer está claramente delineado en los folletos
dentro del sobre. Por favor, léelos. Será mejor que sepas todo antes de entrar en esto.
―Lo haremos ―le asegura Carter. Me siento muy abrumada por todo.
El médico debe ver la indecisión en mi rostro porque agrega:
―Eres joven y saludable. Tienes todo de tu lado, Indiana. ―Me da una
tranquilizadora sonrisa mientras me pasa el sobre―. Te conseguiré esa receta para
los esteroides. ―Veo mientras sus dedos se mueven sobre el teclado antes de que
alcance la hoja impresa en la bandeja―. Si tienes alguna preocupación después de
leer la información, no dudes en llamarme. Es bastante sencillo y deberá responder
cualquier pregunta que pudieras tener.
―Gracias ―le digo mientras se inclina sobre el escritorio dándome la receta.
―Haré que acomodes una cita conmigo durante una semana, y podremos
discutir cualquiera de tus preocupaciones y prepararme para comenzar el
tratamiento la semana siguiente. ¿Qué tipo de trabajo haces?
―Estoy sin trabajo ―admito. Todavía no puedo creer que Mark me despidiera,
el pendejo. No es como si hubiera podido mantenerme trabajando allí bajo las
circunstancias, supongo, pero estoy ansiosa por encontrar algo más. Me encanta lo
que hago. Extraño a mis animales.
―Bueno, tal vez eso sea algo bueno. Vas a necesitar mucho descanso durante 288
el curso del tratamiento, por lo que tal vez deberías dejar eso por unos pocos meses.
O al menos, encontrar un trabajo temporal. ―Afortunadamente vivo en casa con mi
padre, entonces puedo sobrevivir sin dinero por un poco más de tiempo. Tengo
ahorros que puedo tomar si es necesario.
Cuando se levanta, Carter y yo lo seguimos. Carter alcanza su mano primero
antes de que yo haga lo mismo.
―Gracias, doctor ―dice Carter cuando nos vamos.
Tan pronto como salimos del edificio, Carter me tira a sus brazos antes de
balancearme alrededor.
―Estoy tan jodidamente feliz ―dice antes de ponerme sobre mis pies―.
Bueno, estoy feliz de que las cosas no sean peores de lo que pensábamos. Todavía
odio que tengas que pasar por esto. ―Toma mi rostro, dándome una sonrisa triste―.
Tienes esto en la bolsa. Lo sabes ¿verdad? ―agrega con confianza mientras me toma
en un aplastante abrazo―. Tengo que llamar a tu papá. Está esperando saber de mí.
Sonrío cuando me suelta y saca su teléfono. Aunque lo que está por venir es
desalentador por decir lo menos, su felicidad es infecciosa.
Carter
Paramos en la farmacia de camino a casa y recogemos los esteroides. No puedo
borrar la sonrisa de mi rostro. Sé que todavía tenemos un largo camino por delante,
pero después de los resultados de hoy tengo esperanza. Ella es dura. Mi ardiente
pequeño golpe en el trasero. Tengo toda la confianza de que saldrá libre de este
cáncer. Ni siquiera voy a entretenerme con la alternativa. Me niego a ir allí. Solo la
recuperaré. No la perderé de nuevo.
―¿Estás bien? ―pregunto cuándo llegamos a su camino de entrada. Ha estado 289
muy callada todo el camino a casa. Bueno, desde que le dije que volvería a Newcastle
más tarde hoy. Desearía poder quedarme más tiempo, pero mi tienda me necesita.
Siempre será mi primera prioridad, pero tengo una lista de clientes a los que les
cancelé. Me tomaré un tiempo libre cuando comience el tratamiento, así que no
tendré que estar al tanto hasta entonces.
¿No se da cuenta de lo difícil que será para mí estar lejos de ella?
―Estoy bien ―responde alcanzando mi mano y forzando una sonrisa. No está
jodidamente bien. ¿Por qué las chicas dicen esa mierda?
―¿Estás segura? Sabes que siempre podrías venir a casa conmigo. Voy a
regresar a tiempo para tu cita de la próxima semana. ―Su sonrisa se ensancha
cuando digo eso, y puedo decir que le está dando un pensamiento serio. Me
encantaría llevarla de vuelta conmigo. No estoy seguro de por qué no pensé en
pedírselo antes de ahora. Supongo que tenía miedo de que dijera que no.
―No sé ―responde con un encogimiento de hombros―. Tienes trabajo todos
los días. Estar sola se interpondrá en tu camino.
―Mierda. Vivo encima de mi tienda. La convertí en un apartamento cuando
compré el edificio. Estaré abajo. Puedes ir y venir como quieras. O puedo subir las
escaleras entre clientes. La playa está al otro lado del camino, y tengo una pequeña
área cubierta de hierba en la parte de atrás para LJ. ―Sueno tan jodidamente patético
mientras lo sacudo y saco todo con la esperanza de que diga que sí. Llevarla a casa
conmigo es una idea brillante. La quiero a mi lado, en mi espacio. La necesito. No
podré concentrarme toda la semana teniéndola tan lejos de mí―. Por favor di que
vendrás ―le ruego, agarrando sus manos en las mías―. Si lo odias, te traeré de
vuelta.
―Si estoy contigo, no lo odiaré ―admite.
―¿Entonces vendrás?
―Iré. ―Antes de que tenga una oportunidad de decir otra palabra, mi boca
está en la suya. No puedo creer que haya aceptado irse conmigo. No puedo esperar
a mostrarle mi casa, mi trabajo, el área donde vivo. Estoy sonriendo como un tonto
cuando termino el beso. Estoy delirante y malditamente feliz.
Esto solo prueba que es la indicada. Una vez en un momento, la idea de
compartir mi vida y mi casa con alguien me hubiera asustado muchísimo. Es algo
que ni siquiera habría considerado. Ahora no puedo esperar a ir ahí. No puedo
esperar a ir a la cama con ella todas las noches, a despertar con ella cada mañana y
a compartir mis días con ella.
―¿Por qué no vas adentro y empacas? Veré si hay algo que mamá necesite que 290
haga antes de irme, después vendré por ti. ―Tomo su rostro entre mis manos,
colocando un beso más sobre sus labios.
―Bueno. ¿Puedo tener mi ropa interior de vuelta? ―Su comentario me hace
reír.
―Lo pensaré.
―Es mejor que me empaque algo, señor ―exige, extendiendo la mano y
pellizcando mi brazo―. Lo digo en serio.
―Auch ―dije con una sonrisa―. Tus dedos son casi tan letales como tu rodilla.
••••
Después de hacer algunos pequeños recados para mi mamá y de poner su
basura en el bote, me dirijo a mi habitación. Cuanto más rápido empaque, más
rápido podré llevar a Indi a casa conmigo. Estoy deseando tanto tenerla allí.
Con suerte, querrá quedarse toda la semana, y podré traerla de vuelta para su
próxima cita con el oncólogo.
Después de tirar mis cosas en mi bolso, abro el cajón junto a mi cama para
recuperar mi bloc de dibujo. Dentro, encuentro un pequeño trozo de papel en la
parte superior.
¡No puedes decirme dónde y cómo elijo disfrutar!
Tan pronto como lo leí, comencé a reír.
Como el infierno que no puedo. Puedo, y malditamente bien lo haré. Por supuesto,
cuando busco en el cajón me parece que falta el vibrador.
Lo recuperaré. Solo esperen y miren.
Después de que el resto de mis cosas está dentro, me dirijo hacia la cocina para
decirle adiós a mi madre. He visto una gran mejora en ella en esta visita. Todavía
tiene sus momentos, pero confío en que sea hora de que supere esto. No era el
hombre que pensaba que era. Cuando la veo derramando lágrimas por él, quiero
decirle la verdad sobre qué tipo de persona realmente fue, pero eso solo va a
molestarla más.
••••
―¿Empaquetaste la información del doctor? ―le pregunto a Indiana mientras
coloco su maleta en el baúl de mi auto.
―No, no lo hice. Será mejor que vaya a agarrarla. ―Sonríe mientras gira y
corre hacia la casa.
291
―Cuida a mi niña ―dice Ross mientras estrecho su mano.
―No necesitas pedirme eso. Por supuesto que lo haré.
―Lo sé ―responde colocando su mano en mi hombro―. Eres bueno para ella,
hijo. ―Sus palabras me hacen sonreír. Ella es buena para mí es lo que quiero decir,
pero no lo hago.
Mientras Indi abraza a su padre, me despido, tirando de mi asiento hacia
adelante para que LJ pueda subir a la parte de atrás.
―Hay algunos contenedores en el congelador con ese plato de pasta que
hicimos hace algunas noches, y la cazuela de pollo del fin de semana, si no te sientes
como para cocinar mientras estoy fuera. Oh y…
―Estaré bien, Calabaza ―dice cortándola y envolviéndola en sus brazos―.
Sobreviví cuando estuviste fuera en la universidad, ¿no?
―Supongo ―admite ella con una risita―. Deberías invitar a Elizabeth a cenar
una noche si te sientes solo.
―Lo tendré en cuenta. ―Se ríe, besando la parte superior de su cabeza. Abro
la puerta de Indi para ella cuando camina hacia el lado del pasajero. Ni siquiera
puedo poner en palabras lo emocionado que estoy de que venga a casa conmigo. Me
siento como un pequeño niño en la mañana de Navidad.
Una vez que estoy sentado en el lado del conductor, Ross se inclina en mi
ventana.
―Solo estoy a una llamada telefónica si me necesitas ―dice, lo suficientemente
suave para que solo yo pueda escuchar. Sé que hay un significado subyacente en sus
palabras. No tiene razón para preocuparse. Tengo la intención de vigilar muy de
cerca a Indiana mientras se queda conmigo. Nunca dejaré que nada le pase. Creo
que Ross lo sabe.
••••
Durante la mayor parte del viaje, vamos en un cómodo silencio. Excepto
cuando Indi está cantando junto a la radio. Es dulce. Me encanta lo relajada que está
alrededor de mí. No hay nada pretencioso en ella en absoluto. Lo que ves, es lo que
tienes.
―No puedo esperar a ver tu casa ―dice colocando su mano sobre la mía―.
Meg y yo fuimos a Newcastle hace algunos años para un fin de semana de chicas,
cuando estábamos en la uni. ―Miro hacia ella y sonrío. Había estado viviendo aquí
entonces. Si tan solo lo hubiera sabido. Me hubiera hecho volar la cabeza si me
hubiera encontrado con ellas.
292
―¿Cómo está Meg? ¿Todavía la ves? ―Cuando éramos niños esas dos siempre
estaban juntas.
―Vive en el extranjero con su esposo, Draw. Todavía hablamos por teléfono
cuando podemos, pero no es lo mismo. ―Puedo escuchar claramente la tristeza en
su voz mientras habla―. Se mudan mucho, y con las diferencias de horario entre
países, es difícil. La extraño mucho.
Apuesto a que sí. ¿Meg está casada? Por alguna razón no puedo imaginar eso.
―¿Sabe sobre el tumor?
―No. Tiene sus propias preocupaciones. No necesita ser cargada con las mías
―responde dándome una pequeña entusiasta sonrisa.
―En cualquier caso, Indi. Es tu amiga, querría saberlo.
Se encoge de hombros con mi respuesta.
―Si surge la oportunidad la próxima vez que hablemos, se lo diré. ―Puedo
ver que este tema la está deprimiendo, así que rápidamente cambio a otra cosa.
―No puedo esperar a que veas mi tienda. Hay algo especial al respecto que no
te dije ―digo apretándole la mano.
―¿En serio? ―Su rostro se ilumina cuando me mira―. ¿Qué es?
―Ya lo verás cuando lleguemos allí.
••••
―Indi’s Ink―susurra cuando me estaciono―. Oh Dios mío. Nombraste tu
tienda por mí ―chilla, su cabeza se voltea en mi dirección.
―Lo hice ―respondo sonriendo cuando veo la mirada en su rostro.
―¿Cuándo? ―pregunta con entusiasmo mientras sale del auto.
―Cuando la abrí.
―Pero eso fue hace cuatro años. ―Sus hermosos ojos se ensanchan cuando
camina hacia la tienda, su cabeza inclinada hacia atrás para poder ver el letrero.
―Lo sé. Es una tontería, supongo, pero quería que fueras parte de esto de
alguna manera.
―No es tonto ―susurra antes de lanzarse a mis brazos―. Es asombroso. Estoy
tan conmovida de que hayas hecho eso. ―Sus labios están sobre los míos antes de
que tenga la oportunidad de responder―. Me encanta. Te amo ―dice en contra de
mi boca. Mis manos se deslizan alrededor de su cintura, trayéndola más cerca. Me
encanta que me ame, porque yo la amo muchísimo.
293
Indiana
―Gracias por hacerme parte de tu tienda ―digo cuando me alejo del beso. Me
ahogué la primera vez que la vi. Pensé que tal vez él había cambiado el nombre
recientemente, pero el hecho de que la llamara así por mí, incluso cuando ya no
estaba en su vida, significaba mucho más. Eso confirmaba todo lo que esperé
durante todos esos años, que no se hubiera olvidado de mí después de que se fue, y
que hubiera significado algo para él.
―Todavía tuviste mi corazón todo el tiempo que no estuve ―admite, 294
Quiero sentarme y revisarlos todos, pero sé que eso lo va a hacer enojar, así que lo
dejo para más adelante.
A la derecha hay un gran mostrador negro en forma de L, con tres luces
colgantes posicionadas estratégicamente encima de él. Este lugar tiene tanta clase.
No es como imaginé que luciría un salón de tatuajes. Estoy fascinada con cada
detalle. Mis dedos recorren todo a medida que paso. Las paredes están pintadas del
mismo color turquesa de la alfombra y de los dibujos en grande enmarcados en
blanco y negro alrededor de las paredes, se destacan contra el verde. Lo tomo todo
mientras maniobro a través de la habitación. Hay luces empotradas en el techo sobre
cada dibujo, iluminándolos.
Mis ojos se mueven hacia Carter, aún de pie justo en la entrada. Sus manos
están enterradas en los bolsillos de sus jeans mientras se detiene observándome.
―Me encanta verte en mi espacio ―dice mientras se acerca hacia mí.
―Me encanta que me trajeras aquí. Este lugar es hermoso ―le digo―. Estoy
tan orgullosa de ti. ―Pongo los brazos alrededor de su cuello mientras muevo mi
cabeza hacia atrás para hacer contacto visual con él―. De verdad orgullosa, Carter.
―Gracias ―responde llevando su boca a la mía―. ¿Puedo llevarte arriba
ahora? ―Su comentario me hace reír.
―Todavía no he terminado mi recorrido. Muéstrame el resto del lugar.
―Exhala con frustración.
―Bien, pero será rápido. ―Toma mi mano, llevándome a la habitación y hacia
un largo pasillo. Ahí hay una pila de puertas todo el camino hacia abajo. Al menos
diez a cada lado, tal vez más―. Estas son las habitaciones de mis artistas. Donde
toda la magia tiene lugar ―explica.
―¿Tienes a tantas personas trabajando para ti? ―pregunto sorprendida.
―Sí. Tengo a veintitrés personas en los libros, sin incluirme: Veinte artistas,
además de Vicki, que hace todos los piercings. Justine trabaja en la recepción y luego
está Jacquie. Hace todo el almacenamiento y ordenamiento de los suministros.
―Vaya. ―No sé qué más decir.
Por alguna razón, pensé que era solo él y tal vez una o dos personas más
trabajando aquí. Estoy impresionada.
―¿Cuál habitación es la tuya? ―Me lleva el final del corredor.
―La más grande. ―Se ríe―. Soy el jefe, tengo que tener algunos beneficios.
Por supuesto tendría que tener la más grande. Eso no me sorprende en lo más 296
mínimo. Saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta.
―¿Por qué está cerrada la puerta?
―Todas las puertas tienen cerraduras. Mis chicos tienen sus propias llaves, y
yo tengo una llave maestra que las abre todas. El equipo que usamos es costoso.
Tuvo sentido colocar cerraduras en las puertas cuando hice arreglar la tienda.
―Tiene sentido ―digo de acuerdo.
Cuando enciende la luz, da un paso a un costado para que pueda entrar.
Nuevamente no es nada como lo imaginé. Es brillante y estéril. Supongo que tiene
que ser así dada la naturaleza del negocio. Las paredes están pintadas de blanco. A
lo largo de la pared trasera se encuentra una camilla plana de cuero negro. En la
esquina hay una silla reclinable de suave cuero negro a juego, con un taburete
ajustable al lado. Tiene un banco de acero inoxidable a un lado, con dos lámparas
grandes con brazos extensibles retráctiles. Otro gabinete de acero inoxidable está al
lado de eso. Tiene pequeños cajones a ambos lados.
Camino hacia los marcos colgando a lo largo de la pared izquierda. Todos son
certificados.
―¿Ganaste todos estos premios?
―Sí. Jax me hizo entrar en ellos cuando trabajaba para él. Ya no tengo tiempo
para esa mierda.
―Es increíble ―le digo mirando por encima de mi hombro hacia él. Tiene una
sonrisa de niño tímido en su rostro que me parece muy entrañable. Mis ojos se
sienten atraídos por la gran foto detrás de él―. Oh Dios mío, Carter. Esa soy yo. ―Es
un gran boceto de mi rostro. Ocupa la mitad de la pared. De lejos.
―Sí ―responde, rascando su cabeza e inclinando el rostro como si estuviera
avergonzado de que la hubiera visto. Doy un paso a su alrededor para acercarme.
Es hermoso. Mi boca está curvada hacia arriba en una sonrisa natural. Dibujó mis ojos
con tal detalle que en realidad lucen como que están brillando. ¿Es así como me ve?
Me quedo ahí por mucho tiempo solo mirándolo. Estoy hipnotizada.
Carter aparece detrás de mí mientras lo absorbo todo. Sus brazos van alrededor
de mi cintura y sus labios siguen un camino a mi cuello.
―Salgamos de aquí antes de que te incline sobre la cama y te folle tanto que
pierdas la cabeza. Tenerte en esta habitación me hace querer hacer todo tipo de
mierda loca. ―Inclino mi cabeza a un lado y sonrío mientras chupa el lóbulo de mi
oreja. Cuando la muerde suavemente, gimo.
297
―Estoy jugando ―digo, dándome la vuelta en sus brazos.
―No me tientes, que ya estoy en el borde. ―El deseo que veo en sus ojos envía
hormigueos por mi columna. Deslizando mis brazos alrededor de su nuca, tiro de
sus labios hacia los míos. Es el único empujón que necesita. Antes de que lo sepa,
soy llevada contra la pared y mi top está siendo tirado sobre mi cabeza.
Su boca, lengua y manos están en todos lados. Agarrando el dobladillo de su
camiseta, la deslizo hacia arriba mientras mis dedos se mueven sobre sus deliciosos
abdominales. Él se estira detrás, tirando de su camiseta antes de pasarla sobre su
cabeza.
Mi boca va directamente al aro en su pezón, mientras agito mi lengua alrededor
antes de chuparlo en mi boca.
Echando la cabeza hacia atrás, gime ruidosamente.
―Necesito estar dentro de ti ahora. ―Jadea. Sus manos se mueven alrededor
de mí de nuevo mientras sus dedos trabajan en desabrochar mi sostén. Deslizándolo
por mis brazos, lo deja caer al piso. Mi cuerpo se derrite en él mientras sus manos
corren por mis costados hasta que llegan a mis pechos, palmeándolos.
Mis dedos trabajan frívolamente en su pantalón, abriendo el botón y
haciéndolo volar. Una vez que está abierto, lo bajo por sus caderas llevándome sus
bóxers.
Envolviendo mi mano alrededor de su dura longitud, lo acaricio.
―No puedo esperar otro segundo ―gime mientras me hace girar antes de
levantarme y ponerme de cara a la camilla. Sus manos se mueven alrededor de mi
frente y hace un rápido trabajo de abrir mis jeans y tirar de ellos y de mi ropa interior
por mis piernas.
―Ponte de rodillas ―ordena. Hago exactamente lo que dice.
Mi trasero está alto en el aire y estoy completamente expuesta a él, pero estoy
tan excitada, que ni siquiera me importa. Quiero, no, necesito sus manos, su boca o
su polla en mí ahora. Como si acabara de leer mi mente, su dedo corre desde mi
clítoris, deslizándose a mi humedad antes de hundirse en mi interior. Mi espalda se
arquea mientras empujo mi cuerpo en su mano.
―Oh Dios ―me quejo.
―Ese no es mi nombre ―dice en voz severa mientras saca su dedo antes de
agregar otro y deslizarlos de nuevo dentro.
―Carter. Por favor, fóllame ―le ruego. Cuando sus dedos me dejan y escucho
rasgarse la envoltura, sé que estoy a punto de conseguir exactamente lo que pedí. 298
En esa etapa solo tenía un dormitorio, pero el viejo que posee el edificio contiguo
está a solo meses de jubilarse y ya estoy en negociaciones para comprarlo.
Cuando lo haga, tengo planes de tirar la pared entre mi apartamento y el que
está sobre su tienda y extender mi sala, así como agregar dos habitaciones más.
Probablemente alquilaré la tienda después con planes de expandir mi salón cuando
tenga más flujo de efectivo.
―Vaya, mira la vista desde aquí arriba ―dice Indi cuando la acompaño
adentro.
Cuando me mudé, reemplacé las molestas ventanas de la pared lejana con unas
de piso a techo. La vista del océano desde aquí es espectacular. Ojalá hubiese podido
agregar un balcón aquí, pero las regulaciones del consejo lo prohíben.
Idiotas.
Puedes ver todo el camino hasta el horizonte, y la puesta de sol es realmente
algo. No puedo esperar a compartir eso con Indi mientras está aquí.
―La vista también es muy buena desde aquí ―le digo mientras envuelvo mis
brazos a su alrededor por detrás, descansando mi barbilla en su hombro. Puedo ver
su sonrisa reflejándose en el vidrio frente a nosotros. Joder, estoy tan feliz de tenerla
aquí.
Girando, pone sus brazos alrededor de mi cuello.
―Gracias por invitarme a venir a quedarme contigo. Es tan surrealista estar
aquí en tu casa. Estoy tan feliz, Carter. ―Por alguna razón, sus palabras generan un
nudo en mi garganta. No puedo ni siquiera responder, así que en su lugar aprieto
mi abrazo y saboreo la sensación de tenerla en mis brazos.
••••
―Me encanta tu apartamento ―dice cuando nos sentamos a comer. Le preparé
un baño después de mostrárselo, lo que me tomó tres minutos. Realmente no hay
mucho para ver. Mi sala de estar es de planta abierta. Mi cocina y mesa de comedor
están a la izquierda cuando entras por la puerta principal. Tengo un sofá de cuero
negro en forma de L al otro lado de la habitación, frente a mi gran televisor de
pantalla plana que está montado en una pared. A la izquierda del sofá, tengo una
mesa de billar de tamaño completo y un área de bar.
Detrás de eso está la puerta que conduce a mi dormitorio y al baño.
―Es el perfecto apartamento de soltero ―dice con humor en la voz―. Y tan
ordenado. ¿Tienes alguien que te ayude a limpiar o algo? 301
―Las 4:00. ―Mierda, me dormí justo después que volvimos del almuerzo. He
estado durmiendo por casi tres horas―. Iba a llevarte a dar una vuelta en mi jetski,
pero si no estás a la altura...
―¿Tienes un jet ski? ―pregunto emocionada.
Se sienta a mi lado en el sofá, tirando de mí a su regazo.
―Sí. ―Sonríe antes de colocar sus labios contra mi mejilla―. Por lo general lo
tomo los fines de semana. Jax también tiene uno, así que salimos juntos cuando está
aquí. Dado que volveremos a Sídney mañana, pensé que podríamos salir ahora, si
estás en el juego. ―La idea de salir de aquí mañana hace que mi corazón se sienta
pesado. Carter ha sido maravilloso y me ha hecho sentir muy bienvenida. Quiero
obtener tanto como pueda antes de irme. Nunca he estado en una moto acuática
antes.
―Estoy dentro ―le digo cuando paso los brazos alrededor de su cuello.
―¿Estás segura de que estás preparada? ―pregunta, con el malestar
enmascarando su voz. Ojalá dejara de preocuparse por mí.
―Por supuesto. Hagámoslo ―respondo, poniéndome de pie y buscando su
mano.
―Me encanta lo fácil que eres ―dice con una dulce sonrisa mientras recoge
una bolsa del suelo y me la pasa―. Te compré un traje y un chaleco salvavidas. El
agua está bastante fría en esta época del año.
―¿Lo hiciste? Gracias ―respondo radiante, tomando la bolsa de él y mirando
dentro. Me mima. El traje es negro con grandes parches en rosa, haciendo juego
perfectamente con el chaleco salvavidas. Me encanta que eligiera mi color favorito.
Me conmueve su consideración. Levantándome en las puntas de los dedos de mi
pie, poso mis labios contra los suyos.
―Ve a cambiarte mientras engancho el remolque en el auto ―dice
inclinándose y besando mi frente―. Te veré abajo cuando estés lista.
••••
Pasé el mejor momento en el jetski y envuelta alrededor de su pecador cuerpo
mientras aceleraba sobre el agua. El olor del mar salado, el sol en mi rostro y el viento
en mi cabello, me hicieron sentir fortalecida. Nos quedamos allí por cerca de dos
horas. Carter se lo tomó con calma mientras navegábamos a través de las olas. Estoy
bastante segura de que fue para mi beneficio. Estuve agradecida por eso.
No desaceleró hasta que alcanzamos aguas más tranquilas. Afortunadamente,
fue un buen día, así que no estuvo muy agitado. Golpeamos una ola que hizo que 307
mi rostro se retorciera por la repentina sacudida a mi dolorida cabeza. Sin embargo,
sorprendentemente, había algo respecto a estar con él que parece reducir el
constante dolor en mi cerebro. Tal vez estoy tan perdida en él, que no me concentro
mucho en eso. Tal vez es algo más.
Antes de regresar a la orilla, Carter se detuvo a aproximadamente a un
kilómetro mar adentro. Me movió al frente de la moto acuática y me envolvió en sus
brazos mientras nos quedamos sentados viendo el comienzo del sol poniéndose en
el horizonte. Fue majestuoso. Nos hubiéramos quedado más tiempo, pero estaba
empezando a oscurecer. Me prometió traerme de nuevo la próxima vez que viniera.
Espero que sea pronto.
Cuando nos dirigimos de nuevo al apartamento, Carter me envió arriba a
tomar un baño caliente, mientras lavaba el jet ski antes de guardarlo en el pequeño
garaje en la parte posterior de la tienda.
La calidez del baño es bienvenida después de estar en el océano en el viento
frío las últimas horas. Estoy recostada relajándome y reflexionando sobre el tiempo
maravilloso que he tenido mientras he estado aquí, cuando Carter entra al baño.
Abriendo mis ojos, lo encuentro quitándose su traje de neopreno.
―Espero que no te importe algo de compañía ―dice sonriendo mientras
acecha hacia mí.
―No, en absoluto ―respondo mientras mis ojos recorren su gran cuerpo. Es
realmente hermoso, y todo mío. Soy una chica afortunada. Me inclino para que
pueda entrar detrás de mí, y suspiro contenta cuando me envuelve en sus grandes
y fuertes brazos.
―¿Te sientes bien? ―pregunta colocando un suave beso en mi hombro. Ojalá
dejara de preguntarme.
―Me siento maravillosa. Me encantó cada minuto de mi tiempo aquí contigo
―le digo, girando mi cabeza y posando mis labios contra su mejilla.
―Estoy feliz de escuchar eso. ―Sonríe―. ¿Eso significa que volverás?
La mirada de esperanza que veo en su rostro me derrite el corazón.
―Si me quieres de regreso, me encantaría venir y quedarme contigo otra vez.
―¿La próxima semana? Pensé que podríamos quedarnos en Sídney el fin de
semana, por lo que podrías pasar tiempo con tu papá. Podría traerte de vuelta
conmigo el domingo por la noche. ―Estoy encantada de que me quiera de vuelta
aquí tan pronto.
―Suena maravilloso. ―Giro mi cuerpo para enfrentarlo, envolviendo mis 308
piernas alrededor de su cintura―. Pero, no quiero dejarte fuera. No quiero perturbar
tu vida más de lo que ya he hecho. Has sido muy bueno conmigo.
―Oye ―dice acunando mi rostro―. Tenerte aquí no ha perturbado mi vida en
absoluto. Solo la mejoró. ―Sus palabras me hacen sonreír.
―Te amo ―respondo bajando mi boca hacia la suya. Lo amo con cada fibra de
mi ser. Ha sido una maravillosa distracción de lo que se encuentra adelante, y ha
tenido tanto cuidado conmigo. Odio que tengamos esta enfermedad cerniéndose
sobre nosotros, pero solo tenerlo alrededor ayuda más de lo que nunca sabrá.
―Por favor di que volverás conmigo la próxima semana, entonces ―susurra
contra mi boca cuando agarra mis caderas, tirando de mí para que nuestros cuerpos
estén al ras.
―Está bien. Me encantaría eso.
―Esa es mi chica. ―Siento que sus labios se curvan en una sonrisa contra mi
boca. Me encanta ser su chica. Entrelazo mis manos en su cabello, profundizo el beso.
Carter gime mientras desliza su lengua en mi boca―. Dios, quiero tanto follarte en
este momento ―gruñe.
―Entonces hazlo ―digo sin aliento.
―No puedo, no tengo condón.
―Estoy en control de natalidad, Carter ―digo echándome hacia atrás para
mirarlo―. Solo ha estado con otra persona, y nunca tuvimos sexo sin protección.
Quiero experimentar eso contigo.
―Yo tampoco he tenido sexo sin protección. ―Suspira―. Pero es demasiado
arriesgado. No puedo arriesgarme. ―Sus palabras me aguijonean. ¿La posibilidad
de tener un hijo conmigo es tan repulsiva?
―Bien ―digo esforzándome por ocultar mi dolor, pero fallando
miserablemente. Me elevo de su regazo y giro, pero me detiene.
―No ―gruñe―. No te atrevas a alejarte de mí, Indi. Sabes sobre mi pasado.
Sabes que nunca querría traer un hijo ilegítimo a este mundo, y arriesgarlo a que se
manche como yo.
―Carter ―digo, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura―. Lo siento.
Es solo...
―Shhh ―susurra, poniendo sus labios en los míos―. No pienses ni por un
minuto que no quiero experimentar eso contigo, porque lo hago. Simplemente no 309
esto.
―Simplemente te amo. Eso es todo ―digo inclinándome y pasando mis labios
por los suyos―. Eres increíble.
―Yo también te amo, Indi. Mucho.
Una hora más tarde coloco mi pila en la mesa de café. Toda esta lectura está
haciendo que mi dolor de cabeza se intensifique. Es muy desalentador y demasiada
información para asimilar.
―¿Estás bien? ―pregunta. Su frente se arruga mientras me estudia.
―Sí. Solo necesito tomar un descanso. El leer me está lastimando la cabeza.
―Ven aquí ―dice tirando de mi cabeza a su regazo―. Cierra los ojos. Yo
seguiré. ―Suspiro cuando usa su mano libre para masajear mi cuero cabelludo.
―Mmmm. Eso se siente bien.
Me despierto bañada en la oscuridad. Estoy en la cama. Volteándome, extiendo
la mano hacia Carter, pero no está a mi lado. Mirando el reloj de cabecera, veo que
es la 1:30 a.m. Retirando las sábanas, voy en su búsqueda. Cuando entro a la sala
principal, sonrío. Todavía está tirado en el sofá leyendo. Los papeles están dispersos,
un bolígrafo está entre sus dientes y un bloc de notas en su regazo. La culpa me
consume. Me siento mal porque todavía está haciendo esto mientras yo estaba
durmiendo.
―Hola ―digo caminando hacia él―. Ven a la cama.
―Ya casi termino ―responde, mirándome y sonriendo. Toma el bloc de notas
de su regazo y apunta algo antes de colocarlo a su lado. Abre los brazos cuando lo
alcanzo, tirando de mí a su regazo.
―¿Cómo te sientes ahora?
―Mejor ―digo acurrucándome en él. Miro hacia el bloc de notas y veo que
está lleno de escritura―. ¿Qué es todo esto? ―pregunto.
―Solo algunas preguntas para el doctor y cosas que necesito comprar una vez
que comience el tratamiento.
―¿Qué cosas?
―Solo algunos alimentos especiales que necesitarás... cosas así. Tienes que
tener cuidado con lo que comes durante el tratamiento. Aconsejan comer alimentos
saludables y quedarte lejos de las cosas dulces, pero no de mí, por supuesto. ―Me
río de su comentario.
―Solo déjalos tratar de mantenerme alejada de ti.
311
―Nunca dejaría que eso sucediera, cariño. ―Se ríe, poniendo sus labios en mi
mejilla―. Ya que la radiación irá directo a tu cabeza, tienes que tener cuidado extra
con tu higiene oral. Puede afectar tus dientes y encías, por lo que no puedes comer
nada demasiado caliente o demasiado frío. Hice una lista de todas sus sugerencias
para que puedas repasarlas. Tenemos un increíble mercado aquí cada domingo.
Venden todos los productos frescos. Cuando el tratamiento comience, podemos ir
allí y abastecernos de todos tus favoritos. ―Las lágrimas van a mis ojos. ¿Qué hice
para merecer a alguien tan maravilloso?
―Gracias. ―Sollozo mientras envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Ni
siquiera puedo poner en palabras lo increíble que es―. Deja el resto, lo revisaré por
la mañana antes de irnos. Te necesito en la cama conmigo.
―No tienes que pedírmelo dos veces ―dice, levantándose conmigo todavía en
sus brazos―. No hay lugar en el que prefiera estar, que a tu lado. ―Apagando el
interruptor de luz con su codo mientras pasa, sus labios capturan los míos mientras
me lleva de vuelta a la cama.
Un mes después...
Carter
Estamos en la semana tres de la terapia de radiación. El oncólogo puso a
Indiana en un curso de drogas sensibles a la radio la primera semana de tratamiento.
Aparentemente hacen que las células cancerosas sean más sensibles a la radiación,
312
ayudando a matarlas más rápido. Ella va genial, pero han sido unas semanas
difíciles.
La primera semana pareció que se deslizaba por él, con poco o ningún efecto
secundario. Estas últimas dos semanas, no tanto. Está teniendo pequeñas dosis de
radiación de lunes a jueves, y los viernes, sábados y domingos libres como días de
descanso.
Hemos estado manejando el lunes por la mañana y quedándonos en Sídney
hasta el jueves, luego conduciendo de regreso a mi casa por los otros días. He estado
posponiendo tanto trabajo como puedo, trabajando hasta tarde los jueves por la
noche, y todo el viernes y la mayor parte del sábado. Odio dejarla sola, pero necesito
trabajar. Pasa la mayor parte de su tiempo durmiendo de todos modos.
Mamá y Ross se ofrecieron a venir y quedarse con ella mientras trabajaba, pero
no lo aceptó. Creo que se siente mal ocupando a la gente. Siempre está
disculpándose conmigo. ¿No se da cuenta de cuánto la queremos todos? ¿Que
haríamos cualquier cosa para hacer este proceso más fácil o más cómodo para ella?
La reviso entre cada cliente, y si hay mucho trabajo, le envío a Jacquie o a
Justine para asegurarme de que está bien y de que no hay nada que necesite. Me está
matando verla tan enferma. No estaba preparado para que las cosas se pusieran así
de mal. Tiene náuseas todo el tiempo, y no está comiendo tanto como me gustaría,
y en consecuencia perdió un poco de peso. Ya no queda nada de ella, así que me
preocupa mucho.
Generalmente está bien el domingo, pero cuando el tratamiento comienza de
nuevo el lunes, regresa a donde comenzó. Por lo general trato de que coma tanta
comida como puede en los días buenos. Sé que una vez que todo esto termine
volverá a donde estaba, pero mientras tanto, es difícil verla. Daría cualquier cosa por
cambiar de lugar con ella.
Incluso LJ puede decir que las cosas no están bien. No se ha ido de su lado. La
sigue a todas partes cuando está despierta y cerca, y se sienta a su lado cuando no
lo está. Estoy feliz de que esté aquí con ella cuando estoy trabajando en la planta
baja. Ojalá pudiera pasar cada segundo de mi tiempo con ella, especialmente en sus
días de descanso, pero estando fuera del trabajo tres días y medio a la semana
realmente está llevándose a lo genial de mi clientela. Afortunadamente han sido
bastante comprensivos. Perdí a algunos de mis clientes habituales con otros artistas,
pero la mayoría han sido leales y se quedaron conmigo. Será solo por tres semanas
más, y espero que podamos poner este vaivén atrás y que la vida regrese a la
normalidad.
313
Para agregar a mi calendario ya agitado, el viejo vecino vino hace algunas
semanas y me dijo que estaba planeando cerrar la tienda a fin de mes. Quería saber
si todavía estaba interesado en comprar su edificio, que por supuesto lo estoy. Tengo
algunas ideas bajo la manga que podrían ayudar a persuadir a Indi a quedarse aquí
permanentemente una vez que el tratamiento termine. Bueno, esa es mi esperanza
de todos modos.
Entonces, ahora tengo la preocupación adicional de organizar mis finanzas, así
como de conseguir que el arquitecto elabore los planos para extender el apartamento
y reacondicionar la tienda hasta la siguiente puerta. Me gustaría empezar con las
renovaciones tan pronto como la compra esté finalizada. Usaré la misma empresa
de construcción que preparó mi lugar cuando me mudé aquí. Para ser honesto, estoy
jodidamente exhausto, pero si todo sale de acuerdo al plan, valdrá la pena.
Después de terminar el trabajo de relleno de color, llevo a mi cliente a la
recepción, solo para encontrar que mi siguiente trabajo ya está esperándome.
―¿Puedes darme cinco minutos? ―pregunto cuando camino y estrecho su
mano―. Solo tengo que ir arriba rápidamente.
Solo mi personal sabe lo que está pasando con Indiana. Soy un tipo cerrado y
no me gusta hablar de mierda así con mis clientes.
―Claro. No hay problema ―responde tomando asiento de nuevo. Subo los
escalones de dos en dos mientras me apresuro a revisar a Indiana. La encuentro
dormida en la cama. Cuando veo el sándwich que le hice a la hora del almuerzo en
la mesita de noche intacto, exhalo. Necesito que coma. Está tan débil, y esta mierda
de no comer no ayuda.
―Indi ―le susurro subiendo al lado de la cama, y pasando mi mano por su
cabello―. Oye ―digo sonriendo cuando sus ojos se abren. Está tan jodidamente
pálida y adormilada, con círculos oscuros bajo sus ojos. Me preocupa sin fin verla
así.
Ha sido tan valiente. Nunca se queja. Me duele el corazón cuando sus ojos
verdes se encuentran con los míos. Han perdido su brillo, y odio eso. No puedo
esperar a que esto termine para que pueda estar bien de nuevo.
―Hola ―dice forzando una sonrisa. Odio que piense que necesita ser valiente
por mí, porque no lo necesita.
―¿Cómo te sientes? ―pregunto, ayudándola cuando intenta sentarse.
―Bien. ―Eso es lo que siempre dice, incluso cuando sé muy bien que no lo
está.
314
―No comiste tu sándwich.
―No tenía hambre ―responde encogiéndose de hombros.
―Tienes que comer, nena ―le digo en tono suplicante mientras tiro de algunos
mechones sueltos de cabello detrás de su oreja―. Apenas tocaste tu desayuno.
―Recojo el plato de la mesita de noche y desenvuelvo el sándwich―. ¿Puedes darle
un mordisco, por favor? Eso me haría feliz. ―Me da una sonrisa verdadera cuando
digo eso.
―Está bien. Si te hace feliz ―dice en respuesta, abriendo su boca cuando
sostengo la comida frente a ella. Miro como mastica lentamente. Puedo decir que
realmente está luchando. Me lleva un nudo a la garganta. Recojo la botella de agua,
abriendo la tapa.
―Ten, toma un trago. ―Levanta la mano para tomarla de mí y noto que está
temblando. Ha estado haciendo eso mucho últimamente. Probablemente tiene poca
azúcar en la sangre por la falta de comida―. Permíteme ―le ofrezco mientras la
muevo hacia su boca.
Ver sus labios envolver la botella, ni siquiera hace que mi polla se mueva. No
hemos tenido intimidad por más de dos semanas. Ella me pidió, no, prácticamente
me lo suplicó, pero no puedo hacerlo. No me mal entiendan. Lo deseo. Quiero eso
más que cualquier cosa. Extraño esa conexión con ella. Pero, está tan débil... tan
frágil. Necesita conservar su energía solo para hacer cosas, como moverse, tengo
miedo de que se rompa, o de lastimarla. No puedo arriesgarme a eso por el
momento. Llegaremos allí. Tengo toda la confianza. El día en que pueda hundir mi
polla en esa vagina celestial otra vez, será un dulce día por lo que puedo decir.
Pero por ahora, lo más importante es verla bien otra vez.
―¿Qué tal si voy al mercado de pescados después del trabajo y consigo
algunos de esos camarones frescos que te encantan? Puedo hacerte una buena
ensalada de camarones para la cena. ―Mis esperanzados ojos buscan los suyos. Me
estoy desesperando. Me di cuenta de que realmente parece no soportar las papas
fritas que he estado cocinando. Parece demasiado descarado hacer que sus náuseas
se intensifiquen.
―Suena genial ―responde tomando mi mano y dándole un débil apretón.
Sé que mi cliente está esperando abajo, pero tendrá que esperar. Mi chica es lo
primero. Me siento al costado de la cama hasta que se come la mitad del sándwich,
y la mayor parte del agua. Cuando me dice que ya tuvo suficiente, la ayudo a
recostarse y pongo las sábanas encima hasta su cuello.
―Regresaré en aproximadamente una hora. ―Suavemente coloco mis labios 315
―Las cosas eran diferentes en ese entonces ―continúa―. Tener sexo antes del
matrimonio, tener un bebé fuera del matrimonio... era tabú, rechazo. Mi padre
estaba perdido en la religión y en la vieja escuela. También era un hombre orgulloso.
Su reputación significaba todo para él. Lamentablemente, lo que la gente pensara de
él resultaba ser más importante que el bienestar de su propia hija y de su nieto. Por
eso nunca podré perdonarlo ¿Mi madre, sin embargo? Es diferente, Carter. Cuando
la conozcas, verás exactamente lo que quiero decir.
―Como el infierno que la conoceré ―respondo―. Si quieres ir tú, adelante,
pero no quiero tener nada que ver con esto.
―Carter ―dice en tono sorprendido―. Por favor. Te necesito conmigo. No
estoy segura si puedo hacer esto por mi cuenta. Han pasado casi veinticinco años
desde que la vi. Creo que esto sería bueno para ti, para nosotros. Es hora de dejar ir
el pasado, cariño. Es hora de sanar. ―Suelto un aliento derrotado. Nunca he podido
decirle que no, y esa mirada suplicante en sus ojos me dice que conoceré a esa
maldita mujer, quiera o no. Joder.
••••
Mi madre llamó a su madre más tarde esa noche. Aparentemente estuvo en la
luna al escuchar de ella y hablaron y lloraron por teléfono por más de dos horas.
Quería que los dos fuéramos enseguida. No había forma de que dejara todo y
corriera hacia ella, incluso si eso es lo que mi madre quería. Mi primera prioridad
era Indi y, francamente, si podía atrasar esa reunión no deseada, la demoraría tanto
como pudiera.
A medida que pasaban los días, las súplicas de mi madre se volvieron
demasiado. Finalmente cedí y acepté ir con ella la tarde del miércoles. No lo había
discutido con Indiana todavía. Esperaría a ver cómo iba la reunión primero. No
quiero molestarla o preocuparla innecesariamente. No tengo idea de qué esperar
cuando llegamos allí. A juzgar por nuestra visita todos esos años atrás, no tengo
muchas esperanzas.
Mi madre arregló que estuviéramos en la casa de su madre a las 3:00 p.m., para
el té de la tarde. A la mierda eso. No quiero comer ni mierda cuando lleguemos allí,
incluso si atravesamos la puerta de entrada. Es justo después de las 2:00 p.m., así
que vamos a necesitar irnos pronto. Son cuarenta minutos en auto hasta la casa de
sus padres.
Recogiendo el plato de fruta que acabo de cortar para Indi, regreso a la sala de
estar donde está acurrucada en el sofá con LJ. Su mirada se aleja de la televisión y se
319
concentra en la mía cuando entro a la habitación. Esbozo una sonrisa para tratar de
enmascarar la confusión interior que brama dentro de mí. Afortunadamente me
devuelve la sonrisa. He hecho un buen trabajo ocultando mi preocupación e
incertidumbre de ella todo el día.
Indi no ha estado tan mal hoy. Es uno de los raros días buenos. Durmió por
unas pocas horas después de llegar a casa del hospital, pero ha estado despierta
desde entonces. Incluso logró comer todo su almuerzo y mantenerlo dentro, lo que
me agrada infinitamente.
―Aquí tienes hermosa ―le digo cuando me arrodillo frente a ella y coloco el
plato en su regazo―. ¿Hay algo más que pueda conseguirte antes de irme?
―No, pero gracias ―responde mientras su temblorosa mano se extiende para
acariciarme el rostro.
―Voy a tener que irme. La cita de mamá es a las tres. Tu padre llamó y está en
camino. Voy a sentarme contigo hasta que regrese.
―No necesito niñera, Carter. Estaré bien hasta que regreses ―dice poniendo
los ojos en blanco. Amo su insolencia.
―Lo sé, pero me sentiría mejor sabiendo que no estás sola. ―Me inclino y
suavemente coloco mis labios sobre los suyos. Ross sabe a dónde vamos, pero le pedí
que no le dijera a Indiana. Necesitó saberlo porque con mi madre y yo ausentes,
alguien tenía que estar aquí para Indi por las dudas. También estaba interesado en
escuchar su opinión sobre esto. A diferencia de mí, piensa que esta reunión es una
buena idea. Es fácil decirlo, porque no sabe lo que pasó hace todos esos años―. Te
amo ―le digo mientras me levanto.
―Yo también te amo. Espero que la cita con tu madre salga bien. ―Yo también.
Sonrío cuando mi estómago comienza a agitarse de nuevo con el pensamiento de lo
que estoy a punto de enfrentar.
―Cuida a nuestra chica ―le digo a LJ mientras bajo y paso mi mano sobre su
pelo.
••••
No decimos ni una palabra camino a la casa. La pierna de mi madre ha estado
rebotando con nerviosismo y anticipación todo el camino. La gran sonrisa en su
rostro me dice que está emocionada por esta reunión. Aunque no quiero que tenga
lugar, me encuentro esperando, por su bien, que todo salga bien.
Realmente siento que voy a vomitar cuando manejamos por el largo camino
circular de entrada y nos detenemos fuera de la casa. Es gracioso, después de todos
estos años todavía recuerdo cómo se ve. Supongo que fue un momento emocionante 320
en mi vida, por lo que no me sorprende que se me haya quedado todo este tiempo.
Es el día en que mi vida cambió para siempre. El día en que ese cabrón me arruinó.
No quiero ir a ningún lado de esa casa. Lamento haber estado de acuerdo en venir
aquí, pero, por otro lado, no lo hago porque mi madre enfrentaría esto sola.
Cuando apago el motor, tengo un momento repentino de pánico. Joder. No
puedo hacer esto.
―¿Te importaría si me quedara en el auto? ―digo, girando la cabeza para
mirarla.
―¿Qué? No. Por favor, Carter. Después de lo que sucedió la última vez cuando
estuvimos aquí, puedo entender que estés aprensivo ―responde alcanzando mi
mano―. ¿De verdad crees que regresaría si pensara que recibiríamos la misma
recepción? Ese día todavía me persigue a mí también. ¿No crees que vi lo mucho
que cambiaste después de ese día? Soy tu madre, Carter. Una madre se da cuenta de
cosas así. No ha pasado un momento que no haya lamentado haberte hecho pasar
por eso. Te prometo que esta vez las cosas serán diferentes. Mi madre no se parece
en nada a mi padre. Está deseosa de conocerte.
Suelto un gran aliento derrotado.
¿Por qué nunca puedo decirle que no a esta mujer?
Ella necesita esto, así que tengo que empujar toda mi mierda a un lado y lograr
esto por ella. Perdió todo cuando descubrió que estaba embarazada de mí. Podría
haberme abortado y continuar con su vida, con su familia en esta casa. Pero no lo
hizo. Si puedo ayudarla a obtener un pedazo de su antigua yo de regreso, entonces
sería un cabrón egoísta si no hiciera esto por ella.
Vacilante, salgo del auto y camino para abrir la puerta de mi mamá. Cuento los
mismos cinco escalones de puta madre en mi cabeza, como hice cuando era chico.
En lugar de la emoción que me consumió todos esos años atrás, estoy lleno de temor.
Mi estómago está revuelto cuando estoy de pie frente a la gran puerta amarilla,
excepto que esta vez no se ve tan grande.
Es solo una puerta normal, y odio eso. La odio con pasión, y todo lo que está
detrás de ella. Tanto así, que tengo que luchar contra el impulso de patearla como la
mierda. ¿Cómo puede una persona odiar una maldita cosa por tanto tiempo? Porque
embrujó mis putos sueños durante los últimos diecinueve años, por eso.
La mano de mi madre se eleva en el aire antes de que sus nudillos se conecten
con la madera. Golpea dos veces. Su mano alcanza la mía antes de darle un apretón
reconfortante, excepto que esta vez es todo menos reconfortante. Igual que la vez
321
anterior que estuvimos aquí, gira la cabeza en mi dirección mientras mira por
encima de mí y sonríe. Ya no tengo cinco años, así que ahora me elevo sobre su
pequeña figura. Este es el peor jodido déjà vù.
Cristo, siento que voy a vomitar de nuevo.
Nuestras manos están temblando mientras esperamos nuestro destino No
tenemos que esperar mucho. Un minuto después, la puerta se balancea y se abre.
Una versión frágil y antigua de mi madre se para frente a nosotros. Aguanto la
respiración mientras mi corazón late rápidamente contra mi caja torácica.
Exhalo cuando brevemente hace contacto visual con mi madre antes de
lanzarse ella misma a sus brazos.
―Mi nena. ―Llora―. He esperado demasiado tiempo para ver tu hermoso
rostro de nuevo. ―Comienza a llorar mientras mi madre la envuelve en sus brazos
y comienza a llorar también. Un nudo se forma en mi garganta cuando estoy parado
aquí y las veo juntas.
Aunque todavía me gustaría no estar aquí, mi corazón canta por mi madre.
Este es el tipo de reunión que supongo esperaba cuando vinimos aquí hace tantos
años. Porqué todavía estoy esperando que esta reunión se rompa cuando mi abuela
me nota, no estoy seguro. Unos minutos después de soltarse, mi abuela da un paso
atrás, tomando el rostro de mi madre en sus frágiles manos.
―Déjame mirarte ―dice sonriendo ampliamente. Observo que tiene ojos
amables. No se parecen en nada a los malos que tenía el abuelo―. Todavía eres tan
hermosa como lo recuerdo. Te he extrañado tanto, Lizzy. ―Se inclina y deja
pequeños besos en todo su rostro.
―Yo también te extrañé mamá ―susurra mi mamá mientras se limpia las
lágrimas con el dorso de su mano―. Este es Carter ―agrega, y mi abuela me mira―.
Tu nieto.
Juro que mi corazón deja de latir cuando arranca sus ojos de mi madre y me
ve. En lugar del enojado ceño fruncido que mi abuelo me dio cuando estuve aquí,
me da una bella sonrisa antes de envolver sus brazos alrededor de mi cintura. Me
quedo allí, inmóvil. Mis brazos aún están plantados a mi lado. Estoy congelado.
―He estado esperando veinticuatro años para conocerte. ―Llora suavemente
en mi pecho―. Recé por este día por tanto tiempo. No ha pasado un día que no haya
pensado en ti, que no te haya querido.
El nudo en mi garganta crece, y tengo que combatir las lágrimas que amenazan
con caer. Me quiere.
Aunque este es el tipo de reunión que esperaba, no, que había soñado, por alguna 322
razón sigo siendo escéptico. Todavía estoy esperando que todo se ponga feo.
―Déjame verte ―dice dando un paso atrás―. Mira qué guapo eres. ―Sonríe
mientras su mano se estira y gentilmente acaricia el lado de mi rostro. Mi mamá
tenía razón... no es como mi abuelo.
Indiana
Una vez que como tanta fruta como puedo mantener en el estómago, me dirijo
al baño para tomar una ducha mientras mi padre comienza a cenar. Odio no poderle
ayudar, pero mi estúpido cuerpo está tan débil por el tratamiento. Es una lucha
apoyarme sobre mis pies por mucho tiempo. No puedo esperar hasta que esto acabe
y pueda volver a la normalidad. En una nota positiva, mis dolores de cabeza parecen
haber disminuido, por lo que me da esperanza de que el tratamiento esté
funcionando. Oro que lo haga porque no estoy segura de cuánto más de esto pueda 323
soportar.
Me siento en el estúpido asiento de plástico que papá puso dentro de la ducha.
Odio tener que sentarme en esta maldita cosa porque estoy demasiado débil para
permanecer de pie por tanto tiempo. Me hace sentir como algún tipo de inválida. Al
comienzo Carter me ayudaba a ducharme, pero pronto le puse un alto a eso. Ha
estado haciendo mucho. Tanto. Nunca se detiene. Si puedo quitarle carga de
cualquier manera lo haré.
No me malinterpreten, no parece importarle, pero se tomó el mundo sobre sus
hombros desde que se ofreció a cuidarme durante mi tratamiento. No deja que nadie
lo ayude. Me encanta que quiera hacer esto, y siempre estaré agradecida, pero puedo
ver que también está comenzando a pasarle factura. Eso me preocupa.
Mientras dejo que la cascada de agua caliente caiga sobre mi cuerpo cansado y
dolorido, él está en mi mente. No ha sido él en los últimos días. Camina con una
sonrisa cuando está alrededor, pero cuando no se da cuenta que lo estoy mirando,
veo claramente la preocupación grabada en su bonito rostro. Tendré una plática de
corazón a corazón con él cuando llegue a casa.
Cuando salgo de la ducha, me abrigo con una toalla y voy hacia mi habitación.
LJ me sigue de cerca. Estaba sentado afuera del baño cuando abrí la puerta. No ha
dejado mi lado desde que comenzó el tratamiento. Supongo que puede sentir que
las cosas no están bien conmigo.
Abriendo mi cajón de ropa interior, lo primero que veo es una nota en la parte
superior.
¡Uf! Ya puedo decir por la escritura a mano es de Carter.
Puedo y quiero hacerlo. ¡ERES MÍA! Si quieres pasarla genial, ¡¡¡sabes dónde
encontrarme, hermosa!!!
Debería estar enojada con él, pero no lo estoy. En cambio, me río. Ni siquiera
necesito mirar. Sé que mi vibrador se fue. Extraño tanto estar con él. Sé que piensa
que está haciendo lo mejor, tal vez tiene razón, pero necesito esa conexión con él de
nuevo. Odio que estemos perdiendo el tiempo. No sabemos cuánto tiempo nos queda.
Cuando estoy vestida, me acuesto en la cama. Me enoja que una simple ducha
me drene toda la energía que tenía. Quiero a la antigua yo de vuelta. Quiero estar
bien de nuevo.
324
El maldito cáncer es una mierda.
••••
Mis ojos se abren lentamente cuando siento hundirse la cama y dos fuertes
brazos se envuelven alrededor de mí. Él está en casa. Lleva una sonrisa a mi rostro.
Girando para enfrentarlo, paso mis labios contra los suyos cuando sus hermosos ojos
chocolate se encuentran con los míos.
―Hola, guapo ―le digo sonriendo.
―Hola, hermosa. ―La impresionante sonrisa que me da me hace doler el
corazón. Me encanta verlo así de feliz. Estirándome, paso mi mano suavemente por
el costado de su rostro.
―¿Cómo salió la cita con tu madre?
―Bueno, mucho mejor de lo que esperaba. No te dije eso antes porque no
quería preocuparte innecesariamente, pero en realidad fuimos a ver a mi abuela.
―¿Qué? Cállate. No lo hiciste ―chillo. No es que no le crea; solo estoy
sorprendida, eso es todo.
―Lo hicimos. ―Se ríe. Comienza a explicarse, pero lo corto.
―¿Qué? ¿Cómo? ¿Y por qué esto es lo primero que estoy oyendo sobre eso?
―pregunto, estirándome y pellizcándole. No puedo creer que me haya ocultado
esto.
―Oh. ―Se ríe, frotando su caja torácica―. Si me dejas hablar, te lo diré. ―Se
vuelve de lado para que estemos frente a frente, pasando su brazo alrededor de mi
cintura.
Me cuenta todo. Desde el investigador privado, a la incertidumbre de ir allí, y
la alegría que sintió cuando fue recibido con los brazos abiertos. Se ve tan feliz y
despreocupado, como si un gran peso hubiera sido levantado de él. Calma mi
corazón.
―Mi madre tenía razón. ―Continúa―. Ella no se parece en nada a mi abuelo.
No tenía idea de que habíamos ido a su casa todos esos años atrás. Mi abuelo nunca
se lo contó. Estuvo desconsolada cuando se enteró. ―No digo nada. Solo escucho―.
Nunca he visto a mi madre tan feliz, Indi. Estuvo radiante todo el camino a casa.
Deberías haberla visto.
No necesito hacerlo. Apuesto a que es el mismo aspecto que estoy viendo bien
ahora en su rostro.
―Estoy tan feliz de que finalmente todos hayan llegado a hacer las paces con 325
lo que sucedió ―digo, tomando su mejilla en mi mano―. ¿Volverás a verla?
―Por supuesto ―responde sin vacilación―. También quiere conocerte. Te
encantará, cariño. Es igual que una versión mayor de mi madre. Es muy dulce.
―Sonrío mientras me inclino y coloco mis labios sobre los suyos. La pura emoción
en su voz es infecciosa. Estoy emocionada de que esto haya sucedido. Sé que lo que
hizo su abuelo lo ha perseguido durante los últimos diecinueve años. Espero que
esta reunión le haya dado algún tipo de paz. Se merece eso. Ha llevado las cicatrices
de ese día por mucho tiempo.
―No puedo esperar a conocerla ―le digo, porque no puedo hacerlo.
••••
En el momento en que llegamos a Newcastle el jueves por la tarde, estoy
sintiéndome horrible. Ayer fue un buen día, pero hoy ciertamente está
compensando eso. Normalmente duermo en mi camino hasta aquí, pero tuvimos
que detenernos siete veces, para que pudiera vomitar. Bueno, vomitar en seco,
porque eso es todo lo que hice. Perdí el contenido de mi estómago antes de que
dejáramos Sídney.
Carter está casi fuera de sí por la hora en que llegamos. La preocupación que
tiene está claramente escrita en todo su rostro.
―Creo que haré que Justine cancele todas mis citas por el resto de la tarde
―dice cuando me lleva al dormitorio Odio que tenga que llevarme a todos lados.
Hoy probablemente estoy demasiado débil para subir esas escaleras, pero incluso
cuando no lo estoy, insiste en hacerlo.
―No, no lo harás ―digo en un tono que le dice que estoy hablando en serio.
Es hora de un poco de amor duro―. Deja de ser ridículo. Estaré bien sola. Has
perdido suficiente trabajo por mi culpa. No voy a representar... ―Antes de tener la
oportunidad de terminar, comienza a reír―. ¿Qué es tan gracioso? ―pregunto
entrecerrando los ojos.
―Tú. ―Se ríe, inclinándose hacia adelante para plantar un suave beso en mi
nariz―. Me encanta tu carácter. Lo he echado de menos. ―Su ligereza me ablanda
enseguida.
―Por favor no canceles tus citas ―suplico, suavizando la voz―.
Honestamente, estaré bien.
Después de que me deja en la cama y me molesta por unos minutos, baja. No
toma mucho tiempo para que me quede dormida.
Me despierto unas horas más tarde cuando viene a verme. Me trae un plato de 326
galletas saladas y un poco de jugo, ya que eso es todo lo que voy a poder comer. Me
las arreglo para forzarme a comer un par mientras Carter lleva a LJ al área de pasto
y de regreso a su negocio.
―Por favor prueba y come un poco más de eso ―dice con una ceja fruncida
cuando regresa al piso de arriba. Pongo los ojos en blanco. Sé que no debería, pero a
veces me hace sentir como una niña. Ojalá no me sintiera tan enferma. Por supuesto
que comería más si pudiera. Después de sentarse al lado de la cama, fuerza algunas
galletas más en mí antes de irse.
Cuando las náuseas se apoderan de nuevo de mí, me acuesto, esperando que
mi estómago se tranquilice mientras duermo. No estoy segura de cuánto tiempo
estoy fuera, pero cuando me despierto las ganas de vomitar son fuertes.
Arrastrándome fuera de la cama, me dirijo hacia el baño.
Tengo que usar la pared como apoyo porque me siento mareada e inestable
sobre mis pies.
Abrazo el cuenco por más tiempo. La poca comida que conseguí comer antes
ahora se ha ido. Uso el tocador para ayudarme a levantar. Me siento horrible. Volver
a la cama sería lo más inteligente para mí, pero una ducha tibia podría ayudarme.
Después de cepillarme los dientes, me desnudo y me dirijo al hueco de la
ducha.
Sentada en la maldita silla que Carter y mi padre insisten que use, abro los
grifos.
El agua tibia que fluye sobre mi piel se siente maravillosa. Es lo que creo que
mis músculos necesitan. Ya me siento marginalmente mejor en el momento en que
cierro el agua.
Algo humana de todos modos. Sin embargo, cuando me pongo de pie, otra ola
de mareos me golpea. Lo más inteligente sería sentarme de nuevo, pero todo lo que
quiero es secarme y volver a la cama.
Al salir de la ducha, mi temblorosa mano alcanza la toalla. Apenas tengo una
oportunidad de envolverme cuando me doy cuenta de que me voy a desmayar.
Pensando rápido, me vuelvo con la intención de ir hacia el baño, así podré sentarme.
No puedo hacerlo. Caigo hacia adelante, mientras todo se vuelve negro.
327
Carter
Estoy en medio de un trabajo cuando escucho el primer ladrido. De vez en
cuando, LJ ladra durante todo el día, pero no a menudo. A veces es cuando quiere
ir afuera, lo que sé que no es el caso porque salió hace poco tiempo. Otras veces,
cuando ve a alguien caminando por la calle a través de la ventana de la sala de estar,
pero hoy las persianas están abajo. Las dejé así porque la luz brillante parece hacer
peores los dolores de cabeza de Indiana.
Al instante me tiene al borde. Cuando el ladrido continúa, tengo que 328
disculparme.
―Lo siento, pero necesito ir y verificar algo. ―Afortunadamente, mi cliente es
uno habitual y no parece importarle.
En mi estómago, tengo la sensación de que algo no está bien. Corriendo por el
pasillo y por la puerta lateral tomo dos escalones a la vez.
―Indi ―grito tan pronto como entro al apartamento. Nada.
Cuando escucho que el ladrido de LJ se vuelve más desesperado, me dirijo en
esa dirección.
Al doblar la esquina lo encuentro de pie sobre sus patas traseras, arañando
frenéticamente la puerta del baño. Mi corazón cae a la boca de mi estómago.
―Indi ―grito de nuevo mientras corro hacia adelante. Todavía no hay
respuesta. Mi mano alcanza el pomo de la puerta. Gracias a la mierda, no está
bloqueada.
Me vuelvo presa del pánico.
―Indiana. ―Juro que mi corazón deja de latir y todo el aire deja mi cuerpo
cuando la miro boca abajo en el suelo de baldosas. Mis rodillas ceden debajo de mí.
Inmediatamente pienso lo peor por alguna razón. Supongo que es porque tiene una
enfermedad que amenaza su vida. Rápidamente me acerco.
Cayendo de rodillas lo primero que hago es buscar un pulso. Gracias a la mierda,
está viva.
―Indi ―digo sacudiéndola. Gentilmente la arrastro, colocando su cabeza
sobre mí. Al instante comienza a volver.
La seguridad fluye a través de mí. Eso es hasta que veo la sangre fluyendo por
su cuello. Moviendo la cabeza hacia adelante, veo una herida justo debajo de su
barbilla. Debe haberse golpeado cuando cayó.
―Indi... Indi, soy yo... Carter. Háblame, nena.
―Carter ―gime mientras sus ojos revolotean y se abren. Gracias a Cristo.
―Vas a estar bien ―le digo tranquilizadoramente mientras la levanto en mis
brazos y me paro. Caminando rápidamente al dormitorio, la acuesto suavemente en
la cama.
―Carter ―gime de nuevo y trata de sentarse.
―No te muevas, nena. Todo va a estar bien. ―Le acaricio suavemente el 329
cabello tratando de suspirar. Alcanzando su teléfono en la mesita de noche, marco
abajo―. Justine, es Carter. Indi tuvo una caída. Llama una ambulancia.
―¿Qué? Joder. ¿Está bien? ―pregunta con pánico. Mis empleados han
comenzado a quererla en el pasado mes. Es una persona muy dura para no quererla.
―Está bien. Tiene una desagradable herida en la barbilla. Llámalos y dirígelos
a mi apartamento cuando lleguen aquí. Necesito quedarme con ella ―digo antes de
terminar la llamada. Justine es una buena chica. Sé qué hará exactamente lo que te
pedí.
Indi levanta su mano y pasa los dedos sobre su barbilla.
―Estoy sangrando ―exclama cuando levanta su mano, moviéndola hacia su
rostro.
―Lo sé. Debiste golpearte cuando te caíste. ―Saco la toalla debajo de su cuerpo
y la amontono antes de presionarla en la herida―. ¿Puedes sostener esto contra tu
barbilla por un minuto? Necesito que te vistas antes de que lleguen los paramédicos.
―Claro. ―Como siempre, aunque aturdida, está tan fresca como un pepino.
Yo, por otro lado, no lo estoy. Soy un maldito desastre. Mis manos están temblando
mientras busco en los cajones intentando agarrar algo para que se ponga. Mis
nervios se agotaron hace semanas ahora. No sé cuánto más pueda tomar.
••••
―Está bien, Ross ―le digo con voz tranquilizadora mientras camino por el
pasillo del Hospital John Hunter. El doctor me pidió que dejara la habitación
mientras la examinaba. Nos dijo en la ambulancia que se sintió mareada cuando
salió de la ducha, y eso es todo lo que puedo recordar.
―Voy a llamar al trabajo y a decirles que no iré. Estaré allí en unas pocas horas
―responde con tono preocupado.
―No. No necesitas venir aquí. Puedo cuidar de ella. Tengo esto, Ross.
―Bueno, eso es lo que sigo diciéndome. Me siento responsable de lo que le sucedió.
Debería haber estado allí. ¿Pensará que no estoy cuidando bien de ella? Porque aparte
de esto, creo que sí lo he hecho. Quizás es solo mi paranoia―. Tan pronto como la
revisión completa del médico termine, te llamaré y te diré lo que diga.
―Joder ―dice mientras exhala en alto―. Está bien. ―Esto no es fácil para él,
capto eso.
―Ross. Sabes que si pensara que esto fuera serio, te lo diría. El paramédico dijo
que puede necesitar un punto o dos en la barbilla, pero aparte de eso, sus signos 330
vitales estaban bien.
Nuevamente la culpa me consume. Debería jodidamente haber estado allí.
―Llámame tan pronto como sepas lo que está pasando.
―Lo haré. Lo prometo ―digo antes de terminar la llamada.
Indiana
Cuando me despierto, todavía estoy en el hospital. Está oscuro afuera, pero
hay una luz pequeña detrás de mí que ilumina la habitación lo suficiente para que
vea a Carter dormir en la silla al lado de mi cama. Después de la radiografía que
aseguró que no tenía nada roto o fracturado, el doctor puso algunos puntos en mi
barbilla Me están manteniendo durante la noche para observación.
Honestamente, me siento mucho mejor. Me tienen con suero, que ha ayudado
inmensamente. Aparentemente estaba severamente deshidratada por todos los
vómitos.
La culpa me consume mientras estoy aquí viendo a Carter. Se ve tan cansado,
tan gastado. Ojalá se fuera a casa y tuviera una siesta decente en una cama real, pero
cuando se lo pedí, se negó.
Estoy agradecida de tenerlo. Ha sido increíble. Solo hemos estado juntos por
poco más de un mes. La mayoría de eso ha sido absorbido por mi enfermedad. Es
tan injusto. Esto realmente le ha pasado factura.
Me encanta cómo se ha intensificado y tomado el papel de cuidar de mí,
aunque nunca se inscribió para esto. La mayoría en su posición habría renunciado.
Hace semanas. Él no. Es un gran tipo y no se ha quejado ni una vez, pero me
preocupa. Odio que esté pasando por esto.
―Carter... Carter ―le digo, estirándome para sacudirlo. Él se mueve en la silla
antes de abrir los ojos.
―Mierda. ¿Todo está bien? ―pregunta, frotando sus manos sobre su rostro
mientras se levanta. Está nervioso. Eso me hace sentir peor.
―Todo está bien ―respondo alcanzando su mano―. ¿Por qué no te vas a casa 331
―¿Qué jodidos crees que estás haciendo? ―grita, haciéndome saltar. Mierda,
lo sabe. Dirigiéndome a él, puedo claramente ver que está herido. Mi padre debe
haberlo llamado. Maldito sea. Eso es lo último que quería. Me gustaría tener la
oportunidad de explicárselo a Carter yo misma. Estoy furiosa con mi papá por
interferir.
―No es lo que piensas, Carter. ―Hablo con voz suave y calmada mientras
camino hacia él.
―¿Me estás dejando? ―Es todo lo que dice, exhalando mientras sus hombros
caen. La mirada en su rostro es una de completa devastación. Me parte el corazón.
―No te voy a dejar, Carter. Solo me iré a casa por unos días para darte un
descanso. Estoy preocupada por ti. No comes ni duermes adecuadamente. Estoy
interrumpiendo tu trabajo... tu vida. Odio que estés constantemente preocupado por
mí. Soy responsable de todo lo que estás pasando. Sería egoísta de mí quedarme bajo
esas circunstancias. ―Estoy tratando de tranquilizarlo cuando hablo. Mis brazos se
extienden hacia él, pero los aleja y da pasos de regreso.
―¿Crees que me voy a preocupar menos cuando estés a dos jodidas horas de
distancia? ―grita, haciéndome sonrojar. Nunca me habló con tanta dureza antes. La
ira sale de él. Cuando sus manos pasan por su cabello, las lágrimas se elevan hacia
mis ojos. No es así como quería que saliera esto.
―No necesitas hacer esto, Carter. No te anotaste para esto, lo entiendo. Sé qué
tipo de hombre eres. Sé que nunca te alejarías, incluso si quisieras hacerlo. Te estoy
dando una salida fácil aquí.
Su mano me alcanza, envolviendo sus dedos alrededor de la parte superior de
mi brazo mientras me empuja con fuerza hacia él.
―Escúchame ―gruñe, levantando mi rostro―. Diré esto una vez y una sola
vez. Te amo, Indiana. Para bien o para mal. No quiero un acostón. ¿Me oyes? No te
atrevas a tomar decisiones basadas en lo que piensas que es lo mejor para mí. No te
atrevas.
―Yo... yo. ―Es todo lo que logro dejar salir. Ya no puede contener las lágrimas
a raya y fluyen libremente por mis mejillas. Su mirada cae tan pronto como las nota.
Rápidamente suelta mi brazo, tirando de mí a un abrazo aplastante.
―Lo siento ―susurra con voz más tranquila―, pero jodidamente no irás a
ninguna parte, Indiana. Eso es todo.
―Siento estarte arrastrando conmigo. No quiero hacer eso. ―Lloro en su 334
pecho. Toda esta situación es demasiado. Tirando de mí, toma mi rostro en sus
manos. La ira que está en sus ojos hace unos momentos ahora se fue.
―Nunca podrías arrastrarme contigo, cariño. Eres mi luz del sol. ¿No ves eso?
Incluso con todo lo que sucede, todavía alegras mi día. Estaría jodidamente perdido
sin ti aquí. ―Me atrae hacia él de nuevo, prácticamente aplastándome―. Te prometí
desde el principio que estaríamos en esto juntos, y quise decir cada palabra. Por
favor no te vayas. Necesito que estés aquí conmigo.
Cuando finalmente me suelta, me sujeta y me arrastra a la cama. Se sienta al
lado del colchón y tira de mí a su regazo, envolviéndome en sus brazos.
―No nos iremos de aquí hasta que ordenemos esta mierda ―exige.
••••
Nos sentamos allí por más de una hora hasta que todo está en el aire. Estoy de
acuerdo en quedarme con la condición de que se retire un poco, y no deje que mi
enfermedad se haga cargo de su vida. A regañadientes, estuvo de acuerdo. Cuando
le dije que necesitaba llamar a mi padre y decirle que no viniera, dijo:
―No te preocupes. Ya le dije que te quedarás.
¡Uf! Presuntuoso trasero. Llamé a mi papá de todos modos, asegurándole que
todo estaba bien.
Carter gruñó y terminó volviendo al trabajo. Más tarde esa noche, no se
mencionó lo que pasó. Ambos dimos nuestra opinión y lo dejamos atrás. Después
de la cena, nos acurrucamos en el sofá y caímos en una conversación fácil. Nada
profundo. Nada sobre mi enfermedad. Solo las normales, cosas cotidianas. Fue
lindo.
―He estado pensando ―dice. Bien, eso podría ser peligroso.
―¿Sobre qué? ―pregunto escépticamente.
―Justine habló de un lugar de spa de chicas al que va. ¿Por qué no me dejas
reservarte un día de mimos? Te hará sentir bien. ―Inclino mi cabeza hacia atrás y
sonrío hacia él, encogiéndome de hombros al mismo tiempo.
―No lo sé. Suena adorable, pero es algo que Meg y yo solíamos hacer juntas
siempre. No será divertido ir sola.
―Podría ir contigo. ―Empiezo a reír cuando ruedo sobre mi estómago
enfrentarlo.
―¿Irías a un tratamiento facial y mani/pedi? ―pregunto con incredulidad,
porque es algo que no podría imaginarlo haciendo.
335
―¿Qué es un mani/pedi?
―Una manicura y pedicura.
―Oh ―dice marchito, haciéndome reír de nuevo―. Sí, tal vez eso no es lo mío.
―Definitivamente no es lo tuyo. ―Estoy de acuerdo acurrucándome en él.
••••
El siguiente viernes, Carter me lleva de vuelta al Hospital John Hunter en New
Lambton, para que me quiten los puntos de sutura de mi barbilla. Ayer terminé la
segunda ronda de la radiación de la semana. Las palabras no pueden expresar cuán
feliz estoy que casi esté llegando a su fin.
La próxima semana tenemos que quedarnos por un día extra en Sídney, porque
el viernes tendré otro escáner y un análisis de sangre para ver qué tan exitoso ha
sido el tratamiento. Mis dolores de cabeza prácticamente se detuvieron, entonces
estoy segura de que vamos a obtener buenos resultados. Bueno, rezo para que lo
hagamos.
Las cosas han sido diferentes entre Carter y yo esta semana. Está realmente un
paso atrás, lo que me hace sentir mucho mejor. Todavía me molesta como el inferno
y él es una madre gallina, pero se ve mucho más relajado. He tenido una muy buena
semana respecto a efectos secundarios. Todavía me siento espantosa, pero mi náusea
no es tan mala. He podido mantener la mayor parte de mi comida dentro.
A media mañana del sábado, Carter me pidió que me duchara, me vistiera y
estuviera lista a la hora del almuerzo. No pregunté por qué, solo supuse que iríamos
a comer. Hacemos eso a menudo cuando me siento bien.
Estoy usando nuevos jeans y un agradable top cuando sube las escaleras justo
después del mediodía. Compré ropa nueva la semana pasada porque perdí algunos
kilos desde que comenzó el tratamiento. La mayor parte de mi ropa todavía se puede
usar, aunque es un poco grande ahora, ¿pero mis jeans? No. Me gusta que me
queden ajustados.
―Toma tu bolso ―dice cuando entra al departamento―. Me tomaré un
almuerzo largo.
―¿A dónde vamos? ―pregunto cuando me da una sonrisa traviesa. Está en
algo puedo decirlo.
―Al día de Spa.
―¿Qué?
336
―Dijiste que no querías ir sola, así que iré contigo. ―No puedo evitarlo.
Comienzo a reír. Carter Reynolds en un día de spa Esto. Tengo que verlo.
―Pensé que habías dicho que un mani/pedi no era lo tuyo.
―No lo es, pero quiero esto para ti, entonces estoy listo para ponerles mis bolas
en la puerta. No te preocupes, las recogeré a mi salida. ―Los dos estamos riendo
mientras bajamos las escaleras, en dirección al auto.
Después de estacionarse en la calle del Spa, va a mi lado y me abre la puerta.
Todavía estoy sorprendida de que de hecho esté aquí conmigo. Me encanta que haga
todo lo posible para hacerme feliz.
Mientras Carter cierra mi puerta y bloquea el auto, me paro en la acera y muevo
la cabeza hacia atrás dejando que los rayos del sol golpeen mi rostro, haciendo que
me pique la piel.
Aunque estamos en pleno invierno, es un hermoso día soleado. Siento mis
labios curvarse después de tomar un gran aliento, llevando el aire fresco a mis
pulmones. Cuando abro los ojos, veo a Carter mirándome, con una dulce sonrisa en
el rostro.
―¿Estás bien? ―pregunta.
―Sí. Simplemente disfrutando de estar afuera.
―Es bueno verlo. ―Es todo lo que dice, inclinándose para besar la parte
superior de mi cabeza.
Entrelazando sus dedos con los míos, avanzamos por la calle. No puedo decir
lo bien que se siente estar en el aire fresco y en el sol de nuevo. He estado mucho en
ese apartamento últimamente. Una cosa simple como estar al aire libre, era algo que
una vez di por sentado. Ya no. Es gracioso como te das cuenta de lo importante que
son las pequeñas cosas una vez que te son quitadas.
―¿Seguro que quieres hacer esto? ―pregunto.
―Seguro ―responde―. Necesitas esto, nena.
―¿Te dije cuánto te amo hoy?
―Sí, pero nunca me cansaré de escucharlo ―admite mientras tira de nuestras
manos unidas hacia su rostro y coloca un beso en mis dedos―. Así que siéntete libre
de decírmelo otra vez.
Carter empuja la puerta del Spa, moviéndose hacia un lado para poder entrar.
Yo doy unos pocos pasos antes de ser detenida de golpe. Las lágrimas se elevan
constantemente a mis ojos Oh. Mi. Jodido Dios. Girando la cabeza para mirar a
Carter, lo encuentro mirándome con la mayor sonrisa de mierda en su rostro. 337
de allí. Tan increíble como fue, solo pasar tiempo poniéndome al día con Meg fue lo
más destacado para mí.
••••
Cuando Carter terminó su último trabajo del día, nos encontró a Meg y a mí
charlando en el sofá cuando entró en el apartamento. Viniendo hacia nosotros se
inclina, rozando sus labios contra los míos.
―Voy a tomar una ducha rápida, luego las llevaré a cenar a las dos ―dice
sonriéndome.
―Está bien ―respondo devolviéndole la sonrisa.
Mis ojos están pegados a su arsenal cuando gira y va hacia nuestro dormitorio.
Todavía se niega a tener sexo conmigo. Está llegando al escenario ahora donde estoy
tentada a atarlo a la cama dormido, solo para poder hacer lo que quiera con él.
Sé que la abstención no es fácil para él tampoco. Cada vez que nos besamos se
pone duro, pero se ha negado a hacer cualquier cosa para aliviarlo. Lo odio. Sé
cuánto estoy sufriendo, entonces solo puedo imaginar cómo se siente.
Ya no nos duchamos juntos. No solo me hacía sentir como una inválida que
tenía la necesidad de lavarme, sino que la tentación de estar desnudos juntos y no
poder llevarlo más lejos se volvió muy duro. El miércoles fue la primera vez en
semanas que lo hicimos. Me estaba quejando sobre no poder lavarme el cabello
debido a los puntos en mi barbilla, y se ofreció a lavarlo por mí. Me sentó en la
estúpida silla de plástico y sacó el cabezal de ducha de la parte de abajo. Después
suavemente movió mi cabeza hacia atrás, lavó mi cabello desde atrás, con cuidado
de no mojarme el rostro.
Cuando terminó, me puse de pie y me volví para encontrar su hermoso pene
de pie orgulloso. Estaba duro como una roca. Suficiente era suficiente. Envolví mis
dedos alrededor de su eje, e incluso cuando protestó me negué a dejarlo ir.
Solo me tomó unas pocas caricias para que su cabeza retrocediera y un fuerte
grito escapara de él antes de ceder. Lo necesitaba, y lo sabía. Habían pasado semanas
desde que había tenido algún alivio. Eso no me sentó bien. Sé cómo el sexo es
importante para él, y odio que estuviera sin él. Confié en que no iría a otro lado
porque sé cuánto me ama, pero quiero hacer esto por él.
Con uno de sus brazos alrededor de mi cintura sosteniéndome, sus labios
encuentran los míos. Su otra mano se movió hacia abajo entre mis piernas y sus
dedos rodearon mi clítoris cuando continué trabajando con él.
En cuestión de minutos nuestros cuerpos estaban temblando cuando gemimos 339
en la boca del otro, deshaciéndonos juntos. Su agarre se apretó en mi cintura cuando
mis piernas amenazan con ceder por la intensidad de eso. Una cosa es segura;
aguantarnos parece hacer estos orgasmos mucho más dulces. Cuando finalmente
fuéramos todo el camino otra vez, sería explosivo.
Aunque ni siquiera estaba cerca de lo que cualquiera de nosotros realmente
quería hacer con el otro, fue suficiente para alejarlo del borde. Sin saberlo, hice
grandes planes para mañana por la noche. Tendríamos sexo. De eso pueden estar
seguros. Tomaré todas las precauciones necesarias para asegurarme que eso suceda.
No sabrá qué lo golpeó.
Carter
Debería haber llamado a Megan hace semanas porque ya puedo ver la mejora
en Indi. Su espíritu parece haberse levantado. Me encanta ver esa chispa en ella de
nuevo. Aproveché la oportunidad para llamar a Megan a espaldas de Indiana, pero
afortunadamente todo funcionó. Tan pronto como le dije lo que estaba pasando con
Indi no estuvo nada sorprendida sino completamente devastada.
Antes de que tuviera la oportunidad de pedirle que viniera a casa, ya había
dicho: “Organizaré un vuelo. Estaré allí tan pronto como pueda”. Una hora más 340
tarde, me llamó de nuevo para decir que estaba en camino al aeropuerto y que
estaría volando en unas pocas horas.
Funcionó a la perfección. Su avión estaba programado para aterrizar en Sídney
a media mañana del día siguiente. Hice que Justine contratara un auto para recoger
a Megan desde el aeropuerto y traerla aquí, así como reservar la cita en el día de Spa.
Le dije que quería tener a las chicas en lo que quisieran, sin ahorrar ningún gasto.
Admitiré que tuve un nudo en la garganta cuando observé su reunión. Fue
muy conmovedor. Estaba tan feliz de poder hacer eso por ella. Necesitaba ese
levante. Está en el final de su tratamiento ahora, y puedo decir cuánto está luchando.
Con suerte, esto le dará el impulso que necesita para superar el último obstáculo.
Después de bañarme y vestirme en unos jeans oscuros y con una bonita camisa
de vestir, me dirijo a las chicas. Indi silba mientras camino hacia ellas.
―Te ves lo suficientemente bien como para comerte ―susurra cuando se
levanta del sofá, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura―. Mmmm. Hueles
delicioso. ―Suspira después de colocar su nariz contra mi pecho e inhalar.
Que me aspen.
Todo en mí quiere levantarla, llevarla a la habitación y devorarla. Ese
pensamiento me ha estado consumiendo cada minuto de cada puto día, pero no
puedo hacerle eso. Una semana más, eso es lo que me digo. Nunca en mi vida he
pasado tanto tiempo sin sexo ¿Tienen alguna idea de lo difícil que es acostarse cada
noche al lado de la mujer que amas y no poder conectarte con ella de esa manera?
Es una puta tortura. No puedo decirles cuántas veces estuve casi a punto de ceder
cuando Indiana casi rogó para que la follara. Odio negarle algo, especialmente sexo,
pero es por su propio bien. Ha estado muy enferma y demasiado débil. Si todo va
bien, en una semana más la joderé hasta que no pueda caminar.
Termino llevando a las chicas a un restaurante llamado el Surfhouse. Está
ubicado en las costas de Merewether Beach. Me lo recomendó una de mis clientas,
Kellie. Me dijo que la comida y la vista eran para morirse, y estaba en lo correcto.
Durante la mayor parte de la noche, me recosté y las vi hablar y reír. Calentó mi
corazón ver a Indiana así de nuevo. Extrañaba su risa, su sonrisa, y su naturaleza
despreocupada. Las chicas fueron muy unidas en la secundaria, y me complace ver
que nada cambió.
Es tarde cuando volvemos al apartamento. Sabía que Indi no querría que
Megan se quedara en un hotel, pero debido a que solo tenía una habitación,
empujamos ambos lados del sofá juntos para hacer una improvisada cama para ella.
341
No era mucho, pero no pareció importarle. Regresaríamos a Sídney el lunes por la
mañana para comenzar el último periodo de radioterapia de todos modos, por lo
que solo sería por dos noches.
El domingo por la mañana nos levantamos temprano y nos dirigimos al
mercado de productores. Se convirtió en nuestro ritual de las mañanas del domingo
desde que Indiana se ha estado quedando conmigo. Después de abastecernos de
fruta fresca, vegetales, y otras delicias locales, nos dirigimos al mercado de pescados
para obtener algunos mariscos para nuestro almuerzo.
A última hora de la tarde, apareció Jax en el departamento inesperadamente.
―Hola, amigo ―digo sorprendido cuando respondo la puerta―. ¿Qué estás
haciendo aquí? ―Para ser honesto, he extrañado nuestras puestas al día. No nos
hemos juntado para nuestra noche de cartas desde que Indiana comenzó su
tratamiento. Estuvo muy enferma.
―Tu mujer me llamó ―responde―. Pensó que necesitabas una tarde en la
ciudad con los chicos. ―Mirando sobre mi hombro a Indiana la encuentro
sonriéndome. Cristo, la amo. Aunque el pensamiento de dejarla inicialmente me
preocupó, tiene a Megan aquí, entonces sé que estará bien.
Poniéndose de pie viene hacia nosotros. Después de saludar a Jax con un beso
en la mejilla envuelve sus brazos alrededor de mi cintura.
―Espero que no te importe, pero necesitas esto. Una oportunidad de relajarte
te hará bien ―dice sonriéndome―. Además, si tengo suerte, incluso podría obtener
un poco de sexo ebrio cuando llegues a casa.
―Buen intento ―respondo riendo.
―Él no te está haciendo esperar ¿verdad? ―le pregunta Jax a Indi.
―Sí, lo hace. Necesito que lo emborraches mientras están fuera, así podré
tomar ventaja de él cuando llegue a casa.
Jax y yo nos reímos de su comentario. Joder. Odio que se sienta descuidada en
ese departamento. Tuvimos una larga charla sobre eso sin embargo. Sé que entiende
mis razones para no acostarme con ella.
••••
Son alrededor de las 11:00 p.m. cuando tropiezo en el apartamento. Estoy solo
ya que Jax terminó recogiendo dos pollitas al azar mientras nos íbamos. O debería
decir que intentaron recogernos. Nos invitaron de nuevo a su casa. Por supuesto que
342
no estuve interesado. La única mujer que alguna vez necesito o deseo me está
esperando en casa. Él terminó caminando con su brazo alrededor de las dos.
Bastardo afortunado. Una semana más, canto para mí, sacudiendo la cabeza cuando
giro en la otra dirección, yendo hacia el apartamento.
Las luces están apagadas cuando llego, pero Indiana dejó la luz del pasillo que
conduce a nuestra habitación. Puedo ver que Megan ya está durmiendo en el sofá.
En silencio, para no despertarla, voy hacia mi habitación. He tenido un poco de
alcohol, pero en realidad me siento bastante bien. Muy relajado. Jax hizo su mejor
esfuerzo para darme mierda, pero necesito conducir de regreso a Sídney en la
mañana, mientras la noche siguió avanzando, reduje la velocidad. Fue una buena
noche. Indi tenía razón; era solo lo que necesitaba.
Cuando enciendo la luz del dormitorio, despierto a Indiana. Mierda. Sentada,
se frota los ojos. Es tan dulce cuando se despierta primero. Las sábanas se deslizan
revelando sus espectaculares senos. Que me aspen, está desnuda. Mi pene se agita
instantáneamente.
Tirando de las sábanas, sale de la cama. Dulce Jesús, sé exactamente que está
haciendo. Camina hacia mí.
―¿Dónde está tu pijama? ―pregunto, desviando los ojos. Si la miro, sé que
entraré en la cueva. El hecho de que haya estado bebiendo no ayuda. Mi juicio está
deteriorado. Enterrar mi pene en esa vagina celestial otra vez es todo en lo que he
estado pensando durante semanas.
―Tenía calor ―dice sonriendo mientras sus brazos van alrededor de mi
cintura. Es jodido invierno. Una mierda eso de que tiene jodidamente calor. Sigo con
mis manos a mi lado cuando miro el techo. Intento no pensar en el hecho de que
puedo sentir sus pezones duros presionados contra mi pecho. Joder, es una pequeña
zorra. Mi pene se pone más duro.
―Estás usando demasiada ropa ―susurra, poniéndose sobre la punta de los
dedos de sus pies y colocando un beso en mi cuello.
Al menos estoy jodidamente usando ropa.
Está jugando sucio. Necesito ser fuerte. Sus manos se alzan y comienzan a abrir
mis botones uno por uno.
―Yo puedo hacer eso ―digo mirándola. Me está mirando a través de sus
pestañas, sonriendo. Sí, es una zorra.
Cristo, es jodidamente hermosa.
―Estoy segura de que puedes ―ronronea―. Pero yo lo haré por ti.
343
―No estás jugando limpio, nena.
―No tengo idea de lo que estás hablando.
No puedo evitar reírme de su respuesta ¿Piensa que soy jodidamente
estúpido?
Como el infierno no lo sabe.
Una vez que todos los botones están abiertos, se estira y desliza sus manos
debajo de mi camisa antes de empujarla hacia abajo por mis brazos. Cae al suelo. Sus
ojos recorren mi pecho y mis abdominales mientras se lame los labios. Mi pene se
pone más duro. Sus dedos se apresuran sobre el manuscrito tatuado en mi pecho.
―¿Qué significa “My Crazy Life”? ―susurra.
―Mi vida loca. ―Veo las esquinas de su boca curvarse ante mi respuesta.
―Me alegra que tu loca vida te haya traído a mí ―dice.
―Yo también, nena ―respondo mientras la parte posterior de mi mano traza
una línea por el lado de su rostro. Hace que todo lo que atravesé, con lo que crecí,
valga la pena. Cada maldita cosa.
Luego alcanza el botón de mis jeans.
―Oh no, no lo harás ―le digo dando un paso atrás. Ella me ignora, cerrando
la distancia entre nosotros de nuevo y llegando a la pretina de mis jeans. Mi control
se desliza a cada segundo.
Mientras trabaja febrilmente en mi botón y cremallera, pone unos besos en mi
abdomen antes de que su lengua salga, lamiendo una línea en mi pecho. Que me
aspen.
―Mmmm. Sabes delicioso ―suelta.
―¿Estás bien allí? ―Me río. Joder, me encanta su boca, y lo sabe.
―¿Qué? Tengo hambre ―ronronea otra vez, haciéndome gruñir. Seductora―.
Hambrienta por tu pene. ―Eso es todo. Estoy jodidamente ido. Si esa boca sexy va
a cualquier lugar cerca de mi pene, no hay forma en el infierno de que pueda
detenerla.
Finalmente lo desabrocha antes de bajarlos por mis piernas. Todo en mí quiere
ayudarla, pero me niego a ser un facilitador. Cuando cae de rodillas, un fuerte
gruñido retumba en la parte posterior de mi garganta. Ella mira hacia arriba a través
de sus pestañas de nuevo y sonríe dulcemente. Justo en este momento, es cualquier
cosa menos jodidamente dulce.
Se está aprovechando de mí. Sabe muy bien que mis inhibiciones están 344
deterioradas por el alcohol que he estado bebiendo. Ese era su plan desde el
principio. Sería un maldito mentiroso si dijera que no es un secreto que me encanta
que esté haciendo esto. Es jodidamente atractiva.
Ella está caliente, y es toda mía.
Soy un bastardo con suerte.
Sigo parado allí mientras ella levanta mis piernas una por una, quitándome los
zapatos, calcetines y luego deslizando mis pies fuera de mis jeans. Sé que podría
detener esto fácilmente, pero toda la pelea salió de mí. Deseo esto más de lo que
necesito mi próximo aliento.
Una vez que me tiene completamente desnudo, sus dedos corren ligeramente
hacia el frente de mis piernas. Sus ojos están fijos en mi duro, malo pene. Se
humedece los labios con la lengua mientras su pulgar extiende la gota de pre-semen
sobre la punta de mi cabeza. Dulce Jesús.
Envuelve su pequeña mano alrededor de la circunferencia de mi pene y lo
acaricia una vez. Gimo fuertemente mientras mi cabeza se inclina hacia atrás y mis
ojos se cierran. Sí, estoy malditamente perdido.
Abro los ojos otra vez y miro hacia ella, mientras sus labios se separan
ampliamente y lleva mi pene a su boca.
―Mmmm ―gime. Vibra a lo largo de mi eje y ya siento que voy a volar.
―Dulce Jesús, Indi ―gimo cuando su lengua se arremolina alrededor de mi
pene mientras el resto está enterrado profundamente en su boca. Mis manos se
mueven hacia abajo para enhebrar su cabello mientras continúa trabajando conmigo.
Joder, me encanta cuando me chupa el pene.
Gime de nuevo cuando mis caderas comienzan a moverse, bombeando
lentamente en su boca. Cuando veo su mano deslizarse entre sus piernas, me pierdo.
Necesito tocar su vagina también. No, necesito follarla. Se lo ganó. Mi pequeña zorra
se lo ganó. Se saldrá con la suya.
Mi necesidad de estar dentro de ella toma mis manos que se mueven desde su
cabello hasta debajo de sus brazos. La levanto de un golpe y la llevo a la cama.
―Me rindo ―admito cuando la acuesto y trepo sobre ella―. Necesito estar
dentro de ti, nena.
Ella sonríe cuando se da cuenta de que se saldrá con la suya.
―Gracias a Dios ―dice caprichosa, sonriendo triunfalmente. Me hace reír.
345
―Voy a follarte ahora ―le susurro antes de que mi boca la cubra.
Ella abre las piernas y me acomodo entre ellas. Estoy tan desesperado por esto
que ni siquiera me tomo el tiempo para sentir si está lista para mí. Sé muy bien que
lo está. Tan pronto como toma mi pene y la deslizo contra su vagina, gimo. Tenía
razón. Está goteando.
Mi cuerpo comienza a temblar con anticipación mientras me alineo con su
apertura. He estado muriéndome por hundirme en su cielo por semanas. Es todo lo
que he estado pensando. Ella me consume.
Tan pronto como deslizo la cabeza dentro de ella, gime. Cuando me empujo
todo el camino, gemimos al unísono. En casa. Así es como se siente, jodidamente en
casa. Tanto como quiero golpearla fuertemente en este momento, no lo hago. Ella
sigue siendo tan frágil y lo último que quiero hacer es lastimarla.
Ella, por supuesto, tiene otras ideas. Sus manos se deslizan a lo largo de mi
espalda antes de descansar sobre mi trasero. Sus dedos se hunden en mis nalgas,
empujándome más dentro de ella.
―Penétrame, Carter ―suplica―. No te contengas.
Necesito esto. No puedo resistirme a ella. ¿Cómo puedo negarme? Me he
negado suficiente. Mi mano se mueve para agarrar su cadera.
―Está bien ―digo vacilante―. No te muevas sin embargo. Déjame hacer todo
el trabajo.
―Solo hazlo ―suplica con los dedos hundiéndose más profundo en mi carne.
Si mi chica quiere que la penetre, entonces eso es exactamente lo que haré. Comienzo
a bombear en ella con golpes cortos, rápidos y duros. Joder se siente increíble. No
estoy seguro de cuánto más voy a durar.
En cuestión de minutos comienza a gemir más fuerte cuando su orgasmo se
afianza. Tan pronto como siento que su vagina aprieta mi pene, me pierdo. Me
conduzco dentro de ella unas pocas veces más antes de congelarme. Mi cuerpo
tiembla mientras derramo mi semilla en su interior. Cuando abro los ojos otra vez,
la veo sonriéndome. Es una sonrisa llena de pura felicidad, pero también veo un
indicio de regodeo. Jugó conmigo. Lo hizo bien.
―¿Estás bien? ―pregunto mientras mi mano aparta el cabello de su rostro.
―Estoy de maravilla ―responde. Eso nos hace dos. No es hasta que me retiro
que me doy cuenta de que no envolví mi pene. Joder. Me vine dentro de ella―. ¿Estás
bien, Carter? ―me pregunta cuando se da cuenta del pánico en mi rostro.
―No usé condón. Mierda. ―No puedo creer que fuera tan jodidamente 346
estúpido.
―Oye ―dice estirándose para acariciarme―. Estoy tomando la píldora. No te
preocupes. Estará bien. ―Es fácil para ella decirlo. Sé que probablemente tenga
razón, pero no deja de agitarme tanto. ¿Qué pasa si no lo hace?
••••
Los tres regresamos a Sídney el lunes por la mañana para la última pelea de
Indiana con su tratamiento. Rezo para que la radiación haya sido exitosa. No puedo
soportar verla enferma ya.
Megan se queda con sus padres mientras estamos en Sídney, pero ha estado
viniendo con nosotros todos los días al hospital. Es agradable tener a alguien sentada
conmigo mientras esperamos que Indi termine.
La primera mañana, Megan me preguntó si quería tomar un café mientras
esperaba a Indiana. Le dije que no. Técnicamente sé que no hay nada que pueda
hacer mientras está allí, pero si esto es lo más cerca que puedo estar de ella mientras
recibe el tratamiento, entonces aquí es exactamente donde me voy a quedar.
Ella terminó desapareciendo por unos pocos minutos, volviendo con un café
para ambos antes de tomar asiento a mi lado. Eso se convirtió en nuestro ritual por
los siguientes cuatro días. Ambos abrazábamos y besábamos a Indi, y le deseamos
suerte antes de que desapareciera a través de las puertas. Meg iba a buscar nuestros
cafés y nos sentábamos en silencio hasta que reaparecía.
Pude ver claramente la preocupación sobre el rostro de Megan a medida que
avanzaba la semana e Indi enfermaba. Me gustaría pensar que yo ya estoy
acostumbrado, pero la verdad es que no lo estoy. El jueves por la mañana, cuando
Megan y yo estamos solos afuera de la sala de tratamiento, cuando me pregunta:
―¿Ha estado así de enferma durante todo este tiempo con su tratamiento?
―Bastante ―respondo. Se calla.
Cuando la miro, veo las silenciosas lágrimas cayendo por su rostro. No sé qué
hacer o qué decir, así que solo me estiro y pongo mi mano en la de ella. Me encanta
que se preocupe por mi chica tanto como yo.
Cuando salimos del hospital, quería llevar a las chicas a celebrar su último día
de tratamiento, pero Indiana estaba muy enferma. Tuvimos que detenernos un par
de veces en el camino a casa para que vomitara. Putamente me mata por dentro verla
así.
Espero que hoy sea la última vez que tenga que presenciarlo, y la última vez
que tenga que soportarlo. El oncólogo nos mandó a patología para tomar una ronda 347
de análisis de sangre y realizar otro escaneo antes de salir del hospital. Megan está
acostada en la cama con Indi cuando llegamos a casa, así que me dirijo a casa de mi
madre. Quiero ser el que esté acostado con ella, pero Megan regresará al extranjero
pronto, así que no quiero ser egoísta. Necesitan su tiempo juntas. En mi caso, tendré
el resto de mi vida para pasarlo con Indiana.
Mañana es el día D. Tenemos una cita por la mañana para ver si la radioterapia
tuvo éxito.
Me siento de dos formas al respecto. Estoy emocionado y asustado de escuchar
los resultados. Puedo imaginar cómo se siente Indiana. Si esta radiación no la curó,
no sé lo que voy a hacer.
••••
El viernes por la mañana, los cinco nos metemos en el auto de Ross: Nuestros
padres, y también Megan. Todos vamos con ella hoy como apoyo moral. Esperemos
que no lo necesite. Indiana ha estado callada desde que despertó. No puedo culparla
realmente. Tiene mucho encima hoy.
Aunque he pasado por el tratamiento a cada paso del camino, no fui el que se
enfermó. No soy cuyo futuro depende de un buen resultado. Independientemente
de lo que pase, sé que me quedaré a su lado sin importar nada.
Cuando nos sentamos en la sala de espera para que sea llamada para su cita,
ella se gira hacia mí, agarrando mi mano.
―Carter. Sé que entraste a tomar mi mano en cada cita, y lo aprecio más de lo
que sabes.
Está bien, no me gusta hacia dónde se dirige esto.
―¿Te importaría si entro sola hoy? ―Ahí está. Sí, lo haría. El dolor me consume
porque no me quiera allí con ella. Aunque desde el comienzo, forcé eso sobre ella.
Quiero ser su roca. No quiero que escuche sola lo que el doctor tenga que decirle.
¿Qué pasa si el pronóstico no es bueno?
―¿Es lo que realmente quieres? ―pregunto, tratando de dejarle ver que estoy
dolido. Tengo que dejar de lado mis deseos y necesidades. En definitiva, esto es
sobre ella. Esta es su vida, su futuro. Si es algo que realmente quiere, entonces tengo
que respetar eso.
Nadie dice que me tiene que gustar, porque francamente, no lo hace. Ni un
poco.
Cuando la enfermera dice su nombre, ambos nos levantamos.
348
―¿Estás segura? ―pregunto de nuevo envolviéndola en mis brazos.
―Estoy segura. ―Aprieta mi abrazo brevemente antes de besar la parte
superior de su cabeza.
Tirando hacia atrás, tomo su bonito rostro en mis manos, haciendo contacto
visual con ella. Puedo ver la incertidumbre en su rostro. Da tirones a mi corazón.
―Está bien. Buena suerte ―susurro con toda la confianza que puedo mostrar.
―Gracias. Para que lo sepas no habría podido hacer esto sin ti. ―Un nudo se
eleva a mi garganta mientras la envuelvo brevemente en mis brazos otra vez.
Tiene esto. Lo sé. Me vuelvo a sentar. Mi corazón está latiendo furiosamente
contra mi caja torácica. Mis ojos están sobre ella mientras sigue a la enfermera hacia
la puerta. Observo mientras brevemente se para antes de entrar. Sosteniendo su
cabeza en alto, la veo tomar un gran aliento antes de cuadrar los hombros. Estoy
sobrecogido por ella. El nudo en mi garganta crece. Es tan fuerte, tan luchadora.
Estoy tan malditamente orgulloso. Tiene esto en la bolsa.
Una vez que desaparece, mis ojos se mueven a las piernas de Megan que están
rebotando nerviosamente a mi lado. Entonces mi mirada se mueve hacia la mano de
mi madre apretada alrededor de la de Ross. Lleva una sonrisa a mi rostro. Por alguna
razón, verlos juntos me hace feliz. Sé que son solo amigos, pero se han vuelto tan
cercanos en los últimos meses. Esto va a sonar realmente patético, pero a veces
imagino en mi cabeza que están casados. Que son mis padres. Sé que es solo una
ilusión de mi parte, pero que me aspen si no quiero eso.
Finalmente, me levanto y empiezo a caminar. Parece tomar una eternidad para
que salga, cuando en realidad, solo han pasado quince minutos. Mis ojos están
firmemente en la puerta que atravesó antes.
Unos minutos más tarde se abre. Mi corazón salta y golpea. Cuando aparece,
se detiene.
Sus ojos van a nuestros padres, luego a Megan. Cuando se fijan en los míos,
sostengo mi aliento. Lo suelto cuando una gran sonrisa se forma en su rostro. Puro
puto alivio me inunda cuando dice las cuatro palabras por las que he estado orando.
―Ya no tengo cáncer.
Cerrando rápidamente la distancia entre nosotros, la estrecho en mis brazos,
balanceándola alrededor. Estoy tan jodidamente feliz en este momento. Cuando la
vuelvo a poner en sus pies, sus brazos van alrededor de mi cintura antes de que haga
algo que no ha hecho desde su diagnóstico. Llora en mi pecho. Lágrimas de alegría
van a mis ojos.
Gracias a la mierda Mi chica estará bien. 349
Capítulo 28
Carter
Indiana tendrá que seguir teniendo revisiones cada tres meses, solo para
asegurarse de que el cáncer no regrese. Joder, espero que no lo haga. Sin embargo,
todos estamos zumbando de camino a casa desde el hospital.
Ross nos llevó a todos a celebrar esa noche. Sus noticias definitivamente
requerían una celebración. Nos lo pasamos genial. Creo que todos sentimos que un
gran peso había sido levantado de nuestros hombros. Ha pasado mucho tiempo
desde que he visto a Indiana o a su padre sonreír así. Hay una pequeña nube
suspendida sobre mi cabeza. Hay algo que necesito discutir con Indi, y me preocupa
cómo vaya a tomarlo. Lo he estado posponiendo en los últimos días por esa misma 350
razón.
Más tarde esa noche cuando estamos acostados en la cama, decido
mencionarlo. Me iré por la mañana, es ahora o nunca.
―Necesito hablar contigo sobre algo ―le digo mientras yace en mis brazos,
dibujando perezosos círculos en mi pecho con su dedo. No hace mucho tiempo
hicimos el amor. Joder, es bueno estar de vuelta a la normalidad.
―¿Sobre qué? ―pregunta, su dedo se queda quieto.
―Bueno, sabes que tengo que volver a casa mañana por la mañana. Jax vendrá
para ayudarme a mudar todos los muebles al departamento, listo para que los
constructores comiencen las renovaciones el lunes.
―¿Y?
―Y, pensé, tal vez sería mejor si te quedaras aquí.
―¿Qué? ¿Por qué? ―pregunta, levantando la cabeza para hacer contacto
visual conmigo. Puedo ver claramente el dolor en su rostro.
―No es lo que piensas ―respondo de inmediato, acariciando su cabello
mientras intento tranquilizarla―. Simplemente será caótico allá esta semana con los
constructores y todo. Además tienes a Megan aquí. Pensé que querrías pasar tiempo
con ella antes de que se vaya a casa.
―Oh. Supongo ―dice en tono decepcionado mientras descansa el lado de su
cabeza contra mi pecho otra vez―. Supongo que necesito comenzar a buscar trabajo
de todos modos. ¿Todavía vamos a vernos los fines de semana? ―Joder. ¿Está
enojada? Sabía que lo tomaría de la forma equivocada.
―Indi. ―Coloco mi dedo debajo de su barbilla, levantando su rostro―. Si me
dejas terminar, iba a decir, que una vez que las renovaciones están completas, me
preguntaba si considerarías mudarte a Newcastle permanentemente.
―¿De verdad? ―chilla mientras sus hermosos ojos verdes se abren con
sorpresa.
―Sí. De verdad. Estoy seguro de que podrás encontrar trabajo allá. Si no,
siempre podrás venir y trabajar para mí.
―¿En el salón de tatuajes? ―pregunta riendo―. Eso es dulce, pero me encanta
trabajar con animales. Realmente me gustaría estar en algo así otra vez.
―Estaba pensando más en contratarte como mi esclava sexual ―digo enojado.
Ella me da un golpe en el pecho, entrecerrándome los ojos.
―Ja, ja. Aunque suena como un trabajo que disfrutaría. ―Se ríe. Por supuesto
351
que lo haría, es una zorra insaciable. Mi zorra insaciable―. Bromas aparte, ¿estás
seguro que estás listo para un compromiso como ese? ―Ni siquiera necesito pensar
en eso. Por supuesto que sí. Ella es para mí. No podría imaginar mi vida sin ella
ahora.
―No podría estar más seguro.
―Bueno, entonces me encantaría ―dice radiante. Sé que mi rostro refleja el de
ella.
Acaba de hacerme el hombre más feliz en esta tierra. Había una parte de mí
que estaba preocupado de que dijera que no, es por eso que he estado
posponiéndolo. Se lo mencioné a Ross ayer. Quería asegurarme de que estuviera
bien con eso antes de preguntarle a ella. Dijo que la extrañaría como loco, pero
parecía feliz de que nuestra relación se dirigiera al siguiente nivel.
••••
Mi semana ha estado jodidamente loca. No solo tengo mi trabajo normal
durante el día, sino que he estado trabajando hasta tarde en la noche en las
renovaciones también. Mi apartamento es un desastre caótico, pero finalmente está
todo junto. Los constructores han estado trabajando sus traseros para intentar y
dejarla lista para mí.
Tan ocupado como he estado, extraño a Indiana como loco. Las noches cuando
finalmente caigo en la cama son lo peor. Incluso aunque estoy jodidamente exhausto,
encuentro difícil conciliar el sueño sin ella. Afortunadamente, ella también me
extraña.
Es por eso que he estado rompiendo mi trasero para tener todo completo.
Cuanto antes esté hecho, antes podré traerla a casa.
Mañana, mamá vendrá a pasar el día. Traerá a mi abuela con ella. Estoy
deseando verla de nuevo. Van a ayudar con toda la mierda femenina de los toques
finales y la decoración.
La tarde del viernes por la tarde, llega Jax. Se quedará el fin de semana. En
lugar de nuestra noche habitual de cartas, vamos a pintar. Nos dirigimos al pub para
cenar y para una cerveza rápida antes de comenzar.
Mientras llena las bandejas de pintura para que usemos los rodillos, le hago a
Indiana una llamada rápida.
―Hola, nena ―le digo cuando contesta.
―Hola. ¿Cómo van las renovaciones?
352
―Llegando allí. He estado reventando mi trasero para terminarlas. Te necesito
aquí. Te echo mucho de menos ―le digo. Escucho la risa de Jax a mi comentario, así
que volteo.
―Yo también te extraño. Tanto. ―Su respuesta me tiene sonriendo.
―¿Cómo te sientes? ―pregunto. Sé que no debería seguir preguntando, pero
todo está tan fresco en mi mente. Incluso con las buenas noticias que recibió del
doctor, es difícil no preocuparse.
―Genial. No he dejado de comer en todo el día. Ciertamente he estado
recuperando toda la comida que no pude soportar durante mi tratamiento. ―Eso
me agrada sin fin.
―Estoy feliz, cariño. Necesitas retomar tu fuerza ¿Cómo va lo de empacar?
―Ya casi termino. Es posible que necesites traer un remolque cuando vengas
a buscarme ―dice riendo. Joder.
―¿Cuántas cosas traes?
―Oh, el remolque no es para mis cosas, es para mí. Si sigo comiendo así, no
podré caber en tu auto. ―Río. Apenas. Es tan linda.
―Bueno, puedes seguir ganando unos pocos kilos. Algo más, me aseguraré de
resolverlo en el dormitorio cuando llegues aquí ―le digo.
―Oh, me gusta el sonido de eso. ―A mí también. Solo pensarlo hace que mi
pene se contraiga. Hablamos por unos minutos más antes de que Jax se aclare la
garganta. Tiene todo listo, y está esperándome para poder comenzar.
―Tengo que irme, cariño. Voy a intentar llamarte antes de ir a la cama.
―Está bien. Te amo ―dice haciéndome sonreír de nuevo. Miro a Jax. Está
parado allí escuchando todas mis palabras. Sé que esto me va a costar.
―Yo también te amo. ―Lo volteo a ver de nuevo cuando sonríe. Pendejo.
••••
Estuvimos despiertos hasta las 2:00 a.m. pintando, pero logramos terminar la
mayor parte. Siento que he estado arrastrando mi trasero todo el día en el trabajo.
Estoy agotado. Jax tiene el trabajo de llevar a mi madre y a mi abuela a la ciudad a
obtener todo lo que necesitan para decorar el departamento. Quiero que sea perfecto
para cuando Indi llegue a casa.
Subo las escaleras a la hora del almuerzo. Mi abuela hizo un gran plato de
353
sándwiches para nosotros. Es genial tenerla aquí y en mi vida. Incluso mi madre se
ve diferente. Puedo verlo en sus ojos. Finalmente está en paz.
Las llevé a ambas a hacer un recorrido por mi tienda cuando llegaron esta
mañana. Ambas me dijeron lo orgullosas que están de mí, y de todos mis logros. Fue
lindo escucharlo.
Antes de irse a su juerga de compras, mi abuela me llevó aparte.
―Tengo algo que me gustaría darte ―dice, sacando un sobre de su bolso y
sosteniéndolo hacia mí.
―¿Qué es? ―le pregunté.
―Ábrelo. ―Me sorprendió cuando lo hice. Había un cheque por quinientos
mil dólares adentro.
―No puedo aceptar esto ―le dije, colocándolo de nuevo dentro del sobre y
pasándoselo a ella.
―Puedes y lo harás ―respondió apartando mi mano―. Piénsalo como
veinticuatro años de cumpleaños perdidos y regalos de Navidad. ―Era una dulce
oferta, pero no podía aceptarla.
―Aprecio el sentimiento detrás de esto, pero no podría quitarte esto. Es
demasiado.
―Sí, puedes ―dijo doblando su frágil mano alrededor de la mía―. Cuando
muera, todo lo que tengo quedará para ti y tu madre. Considérala una herencia
anticipada. Por favor déjame hacer esto por ti, Carter. Puedes invertirlo o usarlo para
expandir tu negocio. El dinero solo está allí. Prefiero ver que tenga buen uso. Puedo
pagar esto. Siempre supe que éramos bastante acomodados, pero mi esposo
manejaba todas las finanzas cuando estaba vivo, así que no tenía idea de cuánto
dinero teníamos. Resulta que tengo millones ―susurró, guiñándome un ojo. Me
hizo sonreír―. Por favor.
La mirada suplicante en sus ojos casi me tiene diciendo que sí.
―No sé si pueda ―admití.
―Por favor di que lo aceptarás. Sé que quieres hacer a una anciana muy feliz.
―Se rió de sus palabras. Maneja el chantaje con fuerza.
―Está bien. Gracias ―dije finalmente envolviendo mis brazos alrededor de
ella. No sabía qué más decir. Había perdido las palabras.
―De nada. Me hace feliz saber que estoy en condiciones de ayudarte. Estoy
segura de que la vida no fue fácil para ti creciendo. Ojalá pudiera haber estado ahí
para ti en ese entonces. ―Se dio la vuelta y pasó la mano por el costado de mi rostro. 354
dulce que es. Después de ayudarme, me atrae hacia sus brazos, plantando un suave
beso en los míos.
―Necesito que cierres los ojos ―dice.
―¿Qué, ahora? ¿No deberías esperar hasta que estemos arriba?
―Solo ciérralos. Necesito mostrarte primero algo aquí. ―¿Qué tramará? Tiene
esa mirada petulante en su rostro. Eso levanta sospechas al instante. Bien, aceptaré.
Cierro los ojos mientras él alcanza mi brazo y coloca su otra mano en la parte baja
de mi espalda, guiándome hacia la acera―. No mires a escondidas. ―¿Echarle un
vistazo a qué? Supongo que quiere mostrarme algo dentro del salón de tatuajes, pero
me lleva en dirección opuesta. De repente se detiene. Moviéndose detrás de mí, gira
mi cabeza hacia atrás para que mi rostro mire hacia arriba. ¿Qué demonios está
tramando?―. Abre los ojos ―susurra.
Lo hago cuando me lo pide. Cuando veo lo que quiere mostrarme, jadeo.
―Oh. Mi. Dios. Carter, no lo hiciste ―digo volteando para enfrentarlo.
―Lo hice ―responde―. Tenía razón cuando dije que no tendrías ningún
problema en encontrar trabajo. ―Tirándome a sus brazos entierro mi rostro en su
pecho y comienzo a llorar; lágrimas de sorpresa, lágrimas de felicidad, lágrimas por
Lassie―. ¿No te gusta?
―Me encanta. ―Me quedo atrás mirándolo. Sonrío ampliamente a través de
mis lágrimas―. Estoy abrumada.
Él besa mi frente antes de jalarme a sus brazos, así estoy frente a la tienda de
nuevo. Hay un cartel en la ventana que dice “Pronta Apertura”. Sus manos se
envuelven alrededor de mi cintura cuando mi barbilla descansa sobre su hombro.
No puedo creer que hiciera esto por mí. Nuevamente, miro hacia la gran señal que
se extiende por todo el frente del edificio. “La Clínica Veterinaria Lassie”. Incluso
tiene una foto de él al lado.
―¿Quieres mirar dentro? ―pregunta. ¿Y todavía lo pregunta?
―Por favor. Me encantaría. ―Entrelaza los dedos a través de los míos mientras
caminamos hacia la puerta.
―Aquí tienes ―dice pasándome las llaves―. Es tuyo, entonces deberías hacer
los honores. ―Después de tomar las llaves de él, deslizo mis brazos alrededor de su
cuello y tiro de su rostro hacia el mío.
―¿Qué hice para merecer a alguien tan maravilloso? ―pregunto, pasando mis
labios contra los suyos. Él se ríe de mi pregunta.
―Me sorprendiste como la mierda hasta que me enamoré de ti. 360
Carter
Nuestra primera Navidad está casi sobre nosotros. Nunca me ha importado
celebrar este día, pero este año será diferente. Este año tengo a Indiana. Ella es mi
nuevo comienzo. Tenerla viviendo aquí ha sido increíble. Nunca pensé que la vida
365
podría ser tan buena. La persona que era antes de conocerla se ha ido. De hecho, me
encanta despertarme todos los días. Espero eso porque estaré con ella.
La semana pasada, incluso fuimos de compras y compró un árbol de Navidad
para el apartamento. Lo decoramos juntos. Quedó lindo. Ayer puse el primer
presente debajo de él. La atrapé sacudiéndolo esta mañana, tratando de adivinar qué
había adentro. Nunca lo adivinará. Sabía que fisgonearía, así que puse la caja más
pequeña dentro de uno más grande. Es algo especial. Algo que quería darle desde
que se mudó conmigo. De hecho, lo compré hace meses, pero he estado esperando
el momento correcto. La Navidad es la oportunidad perfecta.
Me encanta que trabaje al lado de mí. Su clínica va genial. Incluso contrató a
otra veterinaria porque estaba corriendo todo el tiempo. Su nombre es Sarah Jane.
Indi está realmente feliz con ella. Megan también está trabajando para ella. Es la
recepcionista de Indi. Drew terminó por obtener un nuevo trabajo de IT por aquí,
por lo que compró una casa no lejos de nosotros. Indiana estuvo tan emocionada
cuando se enteró de que Megan viviría en Newcastle. Drew y yo nos hemos vuelto
buenos amigos. Es un buen tipo. Los cuatro hacemos muchas cosas juntos.
Indiana tuvo su revisión de tres meses hace dos semanas. Condujimos hasta
Sídney el viernes por la mañana para su cita y pasamos el fin de semana con nuestros
padres. El oncólogo la llamó más tarde ese día para decirle que llegaron sus
resultados de prueba negativos. Todavía está libre de cáncer. Qué gran alivio. A
pesar de que se ve bien, todavía está presente en la parte posterior de mi mente.
Todavía me preocupa que pueda volver. Quiere verla de nuevo en tres meses. Si
todo va bien, entonces sus citas cambiarán a cada seis meses.
••••
Una semana antes de Navidad, ambos estamos a toda máquina. Vamos a cerrar
por una semana durante las vacaciones, entonces podremos pasar un poco tiempo
de calidad juntos. Indi no ha estado durmiendo mucho en las noches pasadas.
Tiene un perro enfermo que se está quedando en la clínica.
Fue traído con parálisis, causado por un tic. Ella lo medicó y lo tiene con suero,
pero sigue volviendo y yéndose. Ella se levanta durante la noche para ir a verlo.
Estará devastada si no lo logra, sé eso.
Me encanta lo mucho que le importa, pero en su línea de negocio tiene que
tener una cierta cantidad de desapego o nunca sobrevivirá. Incluso se involucró con
un refugio de animales local. Hace todas las inmunizaciones y los procedimientos
que necesitan, de forma gratuita. Tiene un tablero en la sala de espera de su clínica,
con fotos e historias de todos los animales en el corredor de la muerte. Ha ayudado 366
367
Indiana
La devastación que veo en el rostro de Carter me duele. Mucho. Claro, esto no
fue planeado. Para ser honesta, no estoy segura de cómo me siento sobre ello, pero
su expresión me molesta. No estoy segura si quiero llorar o golpearlo. No me ha
dicho ni una palabra de camino a casa.
―Carter. Lo siento. ―Es todo lo que digo alcanzando su mano. Esto no fue
planeado pero debe saber eso.
368
―Tenemos que casarnos ―responde, apartando la vista de la carretera para
mirarme. Umm, no.
―No me voy a casar contigo solo porque estoy embarazada, Carter ―digo
bruscamente. Eso es ridículo. Él lleva el auto inmediatamente hacia el arcén,
chirriando hasta detenerse.
―¿No quieres casarte conmigo? ―pregunta en un susurro mientras el color se
drena de su rostro.
―Eventualmente, pero ahora no.
―¿Qué? ¿Por qué? ―Puedo ver el dolor grabado en sus facciones y me hace
sentir mal. Por supuesto que esperaba que algún día nos casáramos, pero no lo
obligaré a casarse conmigo solo porque vamos a tener un bebé.
―Porque es ridículo casarse solo por esto ―declaro.
―Mentira ―dice bruscamente. Tomo una profunda respiración y trato de
calmarme. Volteando mi cuerpo en mi asiento, lo miro y alcanzo su mano otra vez.
―Mira, Carter. No voy a forzarte a que te cases conmigo porque estoy
embarazada. Eso está mal. Quiero que te cases conmigo porque quieres, no porque
sientas que tienes que hacerlo.
―Por Dios, Indiana. Quiero casarme contigo ―dice levantando la voz.
―Eventualmente, pero ahora no. Solo lo dices porque estoy embarazada.
―Nos vamos a casar, Indiana, y eso es definitivo. ―Suelta mi mano y vuelve
a arrancar el auto antes de entrar al tráfico. Dios me exaspera a veces.
―Como el infierno que lo haremos ―exclamé. Giro mi rostro para mirar hacia
la ventana del lado del pasajero cuando veo su cabeza girar en mi dirección. Esta
conversación terminó.
Cuando llegamos al salón de tatuajes, inmediatamente salgo del auto y
comienzo a caminar hacia la clínica.
―¿A dónde vas? ―grita.
―A trabajar ―respondo sin darme la vuelta. Me hizo sentarme en ese maldito
consultorio del doctor por más de dos horas. Estoy atrasada ahora.
••••
Mi cabeza está por todos lados mientras intento concentrarme en el trabajo. Me
siento horrible sobre lo que sucedió con Carter. He estaba tentada a ir al lado por
algunas horas, pero probablemente sea mejor que ambos nos calmemos primero.
369
Podremos hacerlo esta noche. Una cosa es segura; no me forzará a casarme con él.
Cuando la Sra. Kennedy y su gato, Félix, se van, Meg llama a mi puerta.
―¿Vas a decirme qué está pasando? ―pregunta poniendo sus manos sobre sus
caderas. Ha estado tratando de sacármelo desde que volví del doctor.
―Estoy embarazada. ―Dejé escapar. Ella lo averiguará lo suficientemente
pronto de todos modos.
―¿Qué? Oh. Mi. Dios ―chilla lanzando sus brazos a mi alrededor―. ¿Por qué
no estás de buen humor entonces? ¿No estás feliz?
―Estoy feliz, pero sorprendida. No fue planeado.
―Entonces, ¿a quién le importa? Tú y Carter se aman uno al otro. Serán
grandes padres. Solo tienes que ver la forma en que ustedes tratan a LJ para que lo
sepan
―Quiere casarse ahora ―digo suspirando.
―No, de ninguna manera. ¿Te lo propuso?
―Más como que me lo ordenó. No voy a casarme con él solo porque estoy
embarazada ―suelto.
―¿Por qué? ―pregunta, dándome una extraña mirada.
―Porque es absurdo.
―No lo es. Tiene perfecto sentido ―dice, poniendo los ojos en blanco como si
fuera ridícula―. Sabes por qué está haciendo eso, ¿verdad? Por la cosa del bastardo.
―Lo sé ―respondo―. La gente tiene hijos fuera del matrimonio todo el tiempo
estos días. No es un gran problema.
―Es un gran problema para él. Ya sabes cómo es, Indi. No va a dejar que ganes
en eso.
Es de lo que tengo miedo. No quiero que sienta que tiene que casarse conmigo.
Cuando Meg se va, sus palabras siguen en mi mente. La idea de estar casada
con Carter me entusiasma, pero no quiero apresurar las cosas. No quiero casarme
por todas las razones equivocadas.
Ni siquiera pasan diez minutos antes de que estén llamando a mi puerta de
nuevo.
―Una entrega acaba de llegar para ti ―dice.
Sonriendo. Pongo los ojos en blanco porque puedo decir por su rostro que tiene 370
algo que ver con Carter.
La sigo hasta el área de recepción donde encuentro a un hombre mayor
sosteniendo un enorme ramo de rosas blancas.
―Firme aquí ―dice antes de pasármelas.
Cuando se va, las coloco en la recepción y saco la tarjeta.
Tan dulce como es, me molesta sin fin. No puedo evitar reírme de su descaro.
Meg tenía razón; no va a rendirse sin pelear. Tomo mi teléfono del bolsillo de mi
abrigo, y le envío un mensaje de texto.
Gracias por las flores.
Son hermosas. Siento lo de antes. Odio pelear contigo.
Te amo, pero no acordé casarme contigo, por lo que ¡técnicamente no soy tu
prometida!
Unos segundos más tarde responde.
Yo también te amo, cariño. Pero estás equivocada. Eres mi prometida, Indiana,
y nos casaremos.
Le envío un mensaje de vuelta.
¡No, no lo haremos!
Me quedo allí esperando su respuesta, pero no llega. Justo cuando me dirijo de
nuevo por el pasillo, la puerta de entrada se abre de golpe. Es él. Me agarra por el
codo, arrastrándome hacia mi habitación antes de cerrar la puerta y dejarnos dentro.
―Nos vamos a casar, Indiana ―chasquea―. Mira. ―Levanta su dedo de
boda―. Esto solo lo prueba. Eres mía y serás mi esposa tan pronto como pueda
organizarlo. ―Agarro su mano, llevándolo a mi rostro. ¡Uf! Fue y se tatuó Indiana
en su dedo de boda donde se coloca el anillo.
371
―Eso no prueba nada ―respondo dejando caer su mano. ¿No lo entiende? Si
me hubiera propuesto antes de enterarme que estaba embarazada, hubiera dicho
que sí. Hubiera estado en la luna. Pero ahora está obligado a hacerlo, no se sienta
bien conmigo.
―Prueba todo ―dice, tirando de mí a sus brazos y cubriendo su boca con la
mía antes de que tenga la posibilidad de responder. Intento alejarlo por un segundo,
pero mi cuerpo se derrite en él y profundizo el beso. Odio pelear con él.
Eventualmente se aparta, enmarca mi rostro en sus manos―. Te amo, cariño, y tú
me amas. ¿Por qué no deberíamos casarnos? Tiene perfecto sentido. ―Cuando trato
de responder, coloca su dedo sobre mis labios―. Solo piénsalo.
Eso es exactamente lo que hago por la siguiente hora antes de finalmente
renunciar y llamar a Justine. Ella se las arregla para acomodar las citas de Carter por
mí, así que cuando es hora voy a verlo.
―Entre ―dice cuando llamo a su puerta.
Su rostro se ilumina cuando ve que soy yo. Al instante lleva una sonrisa a mi
rostro. Me encanta cómo siempre hace eso.
―Indiana. ―Se levanta y se acerca a mí―. ¿Está todo bien?
―Soy tu próxima cita ―le digo y me envuelve en sus brazos.
―¿Lo eres? ―pregunta para retroceder y mirarme, sorprendido.
―Sí. Quiero tener el nombre de mi prometido tatuado en mi dedo de boda.
―¿Entonces te vas a casar conmigo? ―pregunta sonriendo.
―Sí, me voy a casar contigo.
Exhala antes de arrastrarme a un abrazo aplastante.
―Gracias a la mierda ―dice.
Después de que me sienta en la silla, prepara mi dedo, limpiándolo con una
tira de alcohol.
―¿Es seguro hacerse un tatuaje mientras estás embarazada? ―pregunto de
repente.
―Lo es si usas equipo esterilizado y una aguja nueva. Lo investigué hace unos
pocos años, cuando una mujer embarazada me pidió un tatuaje. Sabes que nunca
haría nada que te pusiera en peligro o a nuestro hijo. ―Se inclina, rozando sus labios
contra los míos―. Los amo demasiado. ―Sus palabras no solo me hacen sonreír,
sino que derriten mi corazón. Será un marido, y padre maravilloso.
•••• 372
Las lágrimas nublan mis ojos cuando cierro la tarjeta y hago contacto visual
con él. Tenía razón. Quería casarse conmigo antes de que descubriéramos sobre el
bebé. Este regalo ha estado debajo del árbol por semanas. Pongo la tarjeta contra mi
pecho mientras se arrastra por el piso hacia mí.
―Bueno, estoy esperando ―dice sonriendo.
Decir que sí es algo mudo ahora debido a que ya accedí a casarme con él. Sin
embargo, tiro mis brazos alrededor de su cuello.
―Por supuesto que me casaré contigo. Nada me haría más feliz. ―Lloro en su
pecho cuando envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me atrae hacia él. Estas
hormonas del bebé me ponen tan emocional.
Él retrocede, tomando mi rostro en sus manos y limpiando mis lágrimas con
sus pulgares.
―Te amo tanto, Indiana ―dice exhalando―. Tan jodidamente mucho.
―Yo también te amo, Carter. ―Dejando ir mi rostro, levanta la caja de mi
regazo y saca el anillo, deslizándolo en mi dedo. Me cubre el tatuaje de Carter, pero
no me importa. Tengo un tatuaje de por vida. Mirando el anillo en mi dedo, sonrío.
374
Me encanta. Lo amo.
―Tienes un regalo más por abrir ―dice, gateando hacia el árbol y levantando
una larga caja blanca envuelta en una cinta roja. No vi ese presente allí antes. Debe
haberlo puesto debajo del árbol anoche. Sonríe cuando me lo da. Desatando la cinta,
retiro la tapa. Cuando levanto el papel de seda encuentro un vestido de seda blanco
dentro. Es simple, pero muy elegante―. Quiero que uses ese hoy cuando vayamos
a almorzar con nuestros padres.
―Está bien. Es hermoso. Gracias ―respondo, sonriendo mientras sostengo el
vestido frente a mí. Nuestros padres y la abuela de Carter llegarán para el almuerzo
de Navidad con nosotros hoy. Carter reservó el restaurante en playa Merewether.
Al que llevamos a Meg para seguir nuestro día de mimos.
Carter y yo hemos regresado varias veces desde ese día. Es como si se
convirtiera en nuestro lugar.
―Oh, casi lo olvido. Hay un presente más. ―Una vez que lo recupera me lo
pasa. El paquete es pequeño. Lo aprieto entre mis dedos. Cualquier cosa que esté
adentro es suave. Lo desenvuelvo. En el interior encuentro un pequeño mono blanco
de bebé. Las lágrimas se elevan a mis ojos―. Sostenlo arriba ―dice. Cuando lo hago,
empiezo a reír.
Tiene bordado “Mi papá es realmente atractivo”.
―Sí, es atractivo ―digo de acuerdo.
Poniendo mi mano en el frente de su camisa, lo atraigo hacia mí para poder
besar sus labios. Su mano se mueve detrás de mis rodillas mientras me toma en sus
brazos antes de ponerse de pie.
―Tenemos algunas horas hasta que nuestros padres lleguen, así que si no te
importa, voy a llevar a mi prometida a la cama, así podré mostrarle cuánto la amo.
―No me importa en absoluto ―respondo.
―Feliz Navidad, Indiana.
―Feliz Navidad, Carter.
••••
Apagando el secador, me cepillo el cabello. Cuando levanto la vista, encuentro
a Carter de pie en la entrada del baño mirándome. Me sonríe a través del espejo. Ya
está vestido con una camisa blanca con botones y un pantalón gris. Se ve delicioso.
―Te ves bien ―le digo, volteando y caminando hacia él.
―También tú. ―Su comentario me hace reír. 375
379
Siete meses después...
Carter
―Carter. ―Escuché gritar a Indiana desde mi lado, sacándome de mi sueño.
―¿Qué? ―me quejo, abriendo un ojo.
Estoy jodidamente cansado. Será mejor que no quiera tener sexo de nuevo, 380
porque ya me sacó de mis casillas. La Indiana normal era insaciable, pero la Indiana
embarazada, a la mierda. Tanto como me encanta tener sexo con mi hermosa esposa,
mi pene está agotado. Necesita algunas horas de descanso al menos.
Los meses pasados incluso ha estado colándose en mi trabajo para un rapidito
entre clientes. Aún nuestras pausas para el almuerzo las pasamos en la cama
teniendo sexo del que sacude el cerebro, y luego tenemos que arreglárnoslo con
nuestra comida antes de volver al trabajo. Honestamente, me encanta, pero si sigo
así, necesitaré descansar. Tiempo para reponer mi resistencia.
―Mi fuente simplemente se rompió ―dice tan fresca como un maldito pepino.
―¿Qué? ―grito en pánico prácticamente mientras me levanto.
―Mi fuente simplemente se rompió ―repite, como si no la hubiera escuchado
la primera vez. Jodidamente la escuché. Mi estómago comienza a brincar. Pensé que
me había preparado para este momento. Equivocado. Ni siquiera estoy fuera de la
cama todavía y ya soy un paquete de nervios.
―Puedo hacer esto ―murmuro para mí mientras intento calmarme. Saltando
de la cama me dirijo a su lado, extendiendo mi mano.
―Deja de entrar en pánico, Carter ―dice ella.
―No estoy en pánico ―miento. Estoy jodidamente en pánico.
―Está bien ―dice ella con voz tranquila.
¿Cómo puede permanecer tan preparada? Al ayudarla, me envuelve en sus
brazos.
―Estará bien. Respira profundo ―dice tratando de tranquilizarme.
No está funcionando. Soy un maldito desastre. Mierda. Hemos practicado esto
cien veces ¿por qué estuve tan frío y tranquilo entonces?
Junta tu mierda Reynolds. Tu esposa te necesita Deberías estar apoyándola, no al
revés. Cuando me suelta y se dobla de dolor, casi me pierdo.
―Vamos ―le digo llevándola hacia la puerta.
―Tenemos que cambiarnos primero. No podemos salir en pijama. ―Mierda.
Está en lo correcto. De acuerdo. Puedo hacer esto. ¿Con quién estoy bromeando?
Tengo esto en mis manos.
―Ropa.
―Mira. Vístete. Yo puedo vestirme sola ―dice dirigiéndose hacia sus cajones
y revolviéndolos. Yo hago lo mismo. Saco una camiseta y voy y me quito el pijama 381
y me pongo unas sudaderas. Miren, puedo hacer esto. Veo a Indiana mientras está
luchando por ponerse el pantalón. ¿A quién estoy engañando? No puedo hacer esto.
Avanzando hacia ella, la ayudo a vestirse. Cuando se dobla nuevamente,
agarro mi cabeza en mis manos. Corriendo hacia la mesita de noche, recupero mi
teléfono. Busco el número de Ross. Contesta casi inmediatamente. Son las 4:00 a.m.
Supongo que sabe que es importante. Todos hemos estado esperando que llegue este
día.
―Es hora. ―Es todo lo que digo. Ni siquiera le doy la oportunidad de hablar―.
Necesitamos que vengas. Nos iremos al hospital ahora.
―Estoy en camino ―responde. Gracias jodidamente por eso. Ni siquiera tomo
en cuenta que es un viaje de dos horas. Estoy solo. Depende de mí llevarla al hospital
de manera segura. Mierda.
Finalmente llegamos al auto.
―Mi bolso del hospital ―dice Indiana una vez que se sienta en el lado del
pasajero.
Rayos. Tenía la rutina preparada. ¿Qué diablos está mal conmigo? Esto es el
verdadero asunto, supongo. Necesito recuperarme si voy a llevar a cualquiera de
ellos al hospital en una sola pieza.
Corro escaleras arriba y la agarro. Tirándola a la parte trasera del auto, me
siento.
―¿Cómo te sientes, nena? ―pregunto mientras pongo las llaves en el
encendido.
―Además de las contracciones, sorprendentemente bien. ―Por supuesto que
sí. Llego al final de la calle y voy a mi izquierda―. El hospital está en lo otra dirección
―dice riéndose, señalando a la derecha.
He conducido esta ruta veinte veces en las pasadas semanas, ejecutando mi
práctica a la perfección y ahora ni siquiera puedo recordar qué camino seguir.
Siguiendo las instrucciones de Indi, giro a la derecha.
―¿Sigues bien? ―pregunto, girando brevemente mi cabeza en su dirección.
Tiene una gran sonrisa en su rostro.
―Estoy mucho mejor que tú, parece. ―Me alegra que encuentre esto
divertido―. Toma algunas respiraciones profundas. Me gusta que nos enseñaran a
respirar en las clases de parto. ―La miro como si hubiera perdido la cabeza.
Recuerdo pensar cuando volvimos de las técnicas de respiración en la clase, qué
ridículas eran―. Solo hazlo ―dice poniendo los ojos en blanco―. Ayudará. 382
385
Ocho semanas después...
Indiana
No puedo creer lo emocionada que me siento en el viaje de regreso a casa para
ver a nuestros padres. Bueno, técnicamente ya no es mi casa, pero mi papá y la mamá
de Carter todavía están viviendo en Sídney, por lo que siempre se mantendrá como
386
un lugar especial en mi corazón. Mi hogar ahora, es donde sea que residan mi esposo
e hijo Jaxson. Nombramos a nuestro hijo Jaxson por su tío Jax.
Sídney fue donde nací, donde mi madre dio su último aliento, donde Lassie
vivió, jugó y desafortunadamente murió, donde conocí a Meg, y luego a Carter.
Aunque crecí en mi ciudad natal con increíbles altibajos, no puedo arrepentirme de
nada. En definitiva, me llevó a donde estoy hoy. Me formó en la persona en la que
me convertí. Me dio la increíble vida plena que llevo.
Mis chicos son mi mundo.
Mis revisiones mensuales cada seis meses ahora se han vuelto anuales. El
doctor está bastante seguro de que el cáncer no volverá. Nadie sabe con certeza eso
supongo, pero parece prometedor. Todo lo que puedo hacer es ir a cada examen, y
rezar para seguir obteniendo buenos resultados. Experimento ocasionales dolores
de cabeza, como todos, asumo. Admito que cuando me dio el primero, me preocupé.
No creí que la sensación desapareciera. El cáncer siempre estará en mi mente. Una
vez que el dolor de cabeza se fue sin embargo, sé que eso fue todo. Un dolor de cabeza.
Cuando llegamos a la entrada de la casa de papá, la emoción se asienta en el
fondo de mi estómago. Solo han pasado tres semanas desde que nos vimos, pero lo
extraño. Él y Elizabeth han estado yendo a Newcastle cada pocas semanas desde el
nacimiento de su nieto.
Cada visita es especial. Este es nuestro primer gran viaje lejos de Newcastle
como familia. Aunque mi padre trabajaba muchas horas cuando vivía aquí, lo que
significa que no se verán tanto como nos gustaría, todavía está cerca si lo necesito.
Ahora que vive a horas de distancia, a veces me cuesta. Odio que esté solo. Antes de
alejarme con Carter, éramos solo nosotros dos. Bueno, tiene a Elizabeth al lado,
supongo que eso me da algo de consuelo.
Han sido unidos desde su esposo murió. Se volvieron grandes amigos. Nada
romántico, solo se acompañan se podría decir. Ocasionalmente cenan juntos o van
al cine. Cuando van de visita, por lo general viajan juntos. Ese tipo de cosa. Hace que
estar tan lejos sea un poco más fácil para mí.
―¿Estás emocionada? ―pregunta Carter mientras lleva mi mano a sus labios,
plantando un suave beso en mis nudillos.
―Lo estoy. Nuestros padres estarán tan felices de ver a Jaxson, y sorprendidos
de ver cuánto creció en las pasadas tres semanas.
―Lo estarán ―dice sonriendo antes de volver la cabeza para mirar a nuestro
hijo en el asiento trasero. Me encanta la apariencia que tiene Carter cuando mira a
Jaxson. Raramente frunce el ceño hoy día. Ha llegado tan lejos. Es un padre increíble. 387
Carter
Al salir del auto, me dirijo al interior.
―Te ves preciosa ―le digo inclinándome hacia adelante y colocando mis
labios en su mejilla cuando me saluda en la puerta.
―Y tú te ves muy guapo ―dice en respuesta, colocando su frágil mano al lado
de mi rostro―. ¿Mi nieto no se ve guapo? ―dice mi abuela, girando hacia la linda
cuidadora que está haciendo su cama.
―Sí, lo es ―dice sonriéndome. Me mira como si quisiera arrancar este traje con
sus dientes. Le doy una mirada con optimismo que dice: Lo siento amor, estoy
tomado. Tengo a la única mujer que alguna vez tendré esperando en mi casa. Mi
alma gemela, mi esposa, la mamá de mi bebé.
―¿Lista para irnos abuela? ―pregunto sonriendo hacia ella. No puedo
describir la sensación que tengo de tenerla en mi vida. Solo desearía que hubiera
sido toda mi vida, no solo en los últimos años. Es una mujer tan asombrosa. Mi
abuelo nos robó a todos tanto con su terca cabeza de cerdo, con su estrechez de
miras. Lo odio por eso.
Pero hoy es un día de nuevos comienzos, un tiempo para mirar hacia adelante, 390
no atrás. Hoy mi vida da un giro para mejor, porque mi madre se casará con Ross.
En poco más de una hora, él se convertirá oficialmente en mi papá. El padre que
siento que esperé toda mi vida. No podría estar más feliz por mí, y por mamá.
Finalmente obtendrá al hombre que merece, y yo tendré la figura paterna que
siempre he querido.
Ambos tenían enormes reservas sobre casarse. Solo porque Indi y yo ya
estábamos juntos, pensaron que atar el nudo, sería tabú. Qué mierda de mierda. Indi
y yo lo discutimos por un minuto. Queríamos esto para ellos. Son perfectos uno para
el otro. Crecí toda mi vida sin un padre, e Indi solo tuvo a su madre durante unos
pocos años, así que esto era un ganar-ganar para todos nosotros. Ellos vivirán sus
días felices, enamorados y juntos. Indi y yo conseguimos tener dos padres ¿Cómo
podría ser eso tabú?
―Voy a agarrar mi bolso ―dice mi abuela. Cuando regresa entrelaza su brazo
a con el mío y caminamos hacia la puerta. Mi abuela ahora vive en una casa de retiro.
Bueno, es más como una construcción de apartamentos de lujo para personas de más
de sesenta. Tiene dos dormitorios completamente solos en una unidad autónoma.
Tiene un comedor comunitario y un equipo de cuidadores que viven en el sitio para
cuidar a los residentes. Se cansó de vivir en esa gran casa sola.
Todavía tiene su independencia aquí, pero también mucha compañía de
personas de su propia edad. Para ser honesto, nunca me sentí cómodo visitándole
en esa otra casa. Aquí, no tengo ningún reparo o lo que sea.
A medida que avanzamos por el corredor, y personas mayores caminan hacia
nosotros, sonríen ampliamente cuando sus ojos aterrizan en mi abuela.
―Bueno, no te ves encantadora, Evelyn ―dice uno deteniéndose frente a
nosotros. Estira la mano, y se la lleva a su boca, y mi abuela se ríe como una colegiala.
Mirándola, la veo sonrojarse. Siento que mis labios se elevan en una sonrisa. Este
viejo amigo es muy suave, un verdadero mujeriego, puedo decir. Mi abuela parece
muy afectada por él.
―Gracias, Arthur ―responde con un revoloteo de sus pestañas. Al diablo.
¿Las mujeres todavía hacen esa mierda a esta edad?
De pie en un incómodo silencio, observo mientras estos dos se hacen ojos al
otro. Odio romper su momento, pero tenemos que irnos.
―Realmente deberíamos irnos, abuela ―interrumpo aclarando mi garganta.
―¿Volverás a tiempo para la cena? ―pregunta Arthur, sus esperanzados ojos
fijos en los de ella.
391
―No. Me temo que no. Iré a la boda de mi hija. No volveré hasta más tarde
esta noche. ―Tengo que contener mi risa cuando baja la mirada. Él definitivamente
tiene algo por ella. No estoy seguro cómo me siento acerca de eso―. Estaré aquí para
el desayuno en la mañana sin embargo.
De acuerdo, ahora él está sonriendo de nuevo. Es amable, agradable y
espeluznante. ¿No es demasiado viejo para esta mierda?
―Te guardaré un asiento ―dice mientras la guío lejos. Debo abstenerme de
poner los ojos en blanco por ellos, pero es bueno que tenga compañía cuando no está
cerca de mí, asumo. Parece ser extremadamente feliz con su vida aquí. Cuando miro
hacia ella, la encuentro sonriendo felizmente.
Verla así me hace tan feliz. Sé de primera mano lo maravilloso que se siente
estar enamorado.
―¿Debo traer mi escopeta aquí, abuela? ―pregunto mientras nos dirigimos
hacia la entrada principal donde el automóvil está esperando. No es que tenga una,
pero sé que entiende el significado detrás de mis palabras cuando juguetonamente
pega mis brazos y se ríe.
―No seas tonto. Arthur es encantador. Un verdadero caballero. Siempre está
cuidándome. ―Ese puede ser el caso, pero todavía voy a mantener mi mirada alerta
de ahora en adelante. Viendo por encima mi hombro, veo que está silbando mientras
se aleja de nosotros. Sonrío, sacudiendo la cabeza.
Arthur, estás oficialmente en mi radar, amigo.
••••
Cuando llegamos a casa, ayudo a mi abuela a salir del auto y la conduzco hacia
la parte posterior de la propiedad.
Indi es la madrina de mi madre hoy, y Ross me pidió que fuera su padrino.
Esta mañana Ross y yo limpiamos todo del patio trasero para la recepción de hoy
más tarde. Contrataron servicio que ya está en la casa preparando la comida para la
recepción que seguirá a la ceremonia. También montamos una glorieta blanca junto
al lago. Ahí es donde intercambiarán sus votos. Megan vino mientras mamá e
Indiana estaban en el peluquero, para ayudar a decorarla. Forró los bordes exteriores
con tul blanco y una larga guirnalda de rosas de seda blanca. Hace que se vea más
nupcial, supongo.
Cada vez que estoy en el lago cerca del muelle, me trae tantos recuerdos. Fue
el lugar en que Indiana me dio su mejor regalo: Su virginidad. A cambio, le di mi
corazón.
También fue la noche en que las cosas cambiaron para mí, para siempre. 392
Pensándolo ahora, sé qué es lo mejor que podría habernos pasado.
Si me hubiera quedado, no estoy seguro de que hubiéramos durado. Mi cabeza
estaba en un mal lugar, y estaba consumido por la ira. Alejarme me dio la
oportunidad de crecer. La oportunidad de ver cuánto la necesitaba. Cuando volví,
estaba listo. Era un mejor hombre, más digno.
Mi madre vendió la casa de Pendejito hace seis meses y se mudó con Ross. No
estuve nada triste ver ese lugar irse. Al menos cuando Indi y yo volvemos a casa
para quedarnos ahora, ya no tengo que sentirme incómodo. Ross incluso empacó la
habitación que solía compartir con la madre de Indiana. Se convirtió en un cunero
para sus nietos.
Bueno, es la habitación de Jaxson por ahora, pero la compartirá con su
hermanito, Levi, cuando nazca.
Si me salgo con la mía, tendrán que extender la casa con todos los nietos que
planeo darles. Jaxson tenía solo unos pocos meses cuando estuve sobre Indiana de
nuevo. No puedo explicar la sensación que tengo de verla llevando a mi hijo, pero
me encanta.
―Papá-pa ―chilla Jaxson desde los brazos de Ross cuando me ve. Cuando
Ross lo baja, extiendo mis manos hacia él mientras viene inestablemente hacia mí.
Todavía está tratando de encontrar sus pies. Solo comenzó a caminar hace algunas
semanas.
Ross agarra la mano de mi abuela, guiándola hacia las sillas que están cerca del
mirador.
―Gracias, papá ―digo sonriéndole. Me pidió que lo llamara papá el día que
Indiana y yo nos casamos. No lo dudé. Es uno de esos conmovedores momentos en
tu vida que nunca olvidas; como el día en que Indiana se convirtió en mi esposa, el
día en que mi hijo nació, y el día en que mi abuela me recibió con los brazos abiertos.
Está bien con ellos―. Hola, campeón ―le digo mientras tomo a mi niño pequeño en
mis brazos y entierro mis labios en su mejilla suave y gordita. Adoro a este pequeño,
tanto. Mi verdadero padre no supo lo que se perdió cuando se alejó de mi madre
cuando estaba embarazada. Nada supera la sensación de ser padre. Nada.
Jaxson se ve tan lindo en el pequeño traje que mi madre le hizo hoy. Estoy
sonriendo mientras miro hacia sus grandes ojos verdes. Son exactamente como los
de Indi.
―No ―chilla, tirando de su corbata con frustración. Te escucho, amigo. Yo
malditamente la odio también.
393
―Tienes que dejarla hasta que abuela y pa se casen ―digo con calma, quitando
su regordeta manita del agarre mortal que tiene sobre ella.
―No ―dice, frunciendo el ceño y volteando hacia mí. Me hace reír. No solo
heredó la mirada de su madre, también heredó el temperamento y la terquedad. Está
cerca de su hora de siesta, por lo que no ayuda a su estado de ánimo tampoco. Saco
su biberón de mi bolsillo, retiro la tapa y la pego a su boca. Siempre llevo uno
conmigo. Es un puto regalo del cielo a veces.
Caminando hacia la silla, tomo su oso de peluche y se lo doy. Lo acurruca en
su pecho. Espero que lo distraiga hasta que la ceremonia haya terminado.
―Están listos ―grita Meg mientras camina hacia nosotros antes de tomar a
Jaxson de mis brazos. Sopla en su cuello para distraerlo cuando intenta protestar.
Miro mientras va hacia Drew, quien está sosteniendo a su hija Isabella. Nació cuatro
semanas después que Jaxson. Indiana soltó lágrimas de alegría cuando Megan llamó
a su niña como la mamá de Indi. Fue muy conmovedor.
―¿Estás listo, papá? ―pregunto mientras agarro su hombro.
―Nunca más listo. ―Sonríe mientras ambos caminamos y nos paramos
delante del celebrante del matrimonio. Solo hay treinta invitados aquí hoy;
principalmente los chicos del trabajo de Ross y algunos vecinos. Querían mantenerlo
pequeño e íntimo.
Cuando la música comienza, mis ojos se mueven a Indiana mientras camina
hacia nosotros. Todavía me quita el aliento después de todo este tiempo. Su cabello
está tirado en un moño arriba de su cabeza, con algunos rizos sueltos cayendo sobre
su bonito rostro. Está usando un vestido color rosa suave sin tirantes, acentuando
su espectacular figura. Luego cae sin apretarse hasta sus rodillas acomodando su
gran forma. Levi vendrá a este mundo la próxima semana.
Los dos estamos ansiosos por su nacimiento. Su sonrisa se ensancha cuando
sus ojos encuentran los míos.
―Te amo ―digo cuando se acerca. No es hasta que está parada frente a
nosotros que mi mirada se mueve hacia mi madre. Está usando un vestido marfil
que está cubierto de encaje. Se ve hermosa y muy feliz. Calienta mi corazón el verla
así. Me muevo para ver a Ross, cuyos ojos llorosos están pegados a mi madre
mientras va hacia él.
El amor que tiene por ella irradia. Me forma un nudo en la garganta. Quiero
tanto a este hombre. Creo que he estado deseando esta boda tanto como la mía.
Finalmente, mi madre no solo tiene el día de la boda que se merece, sino al hombre
también.
394
••••
Una vez que se intercambian los votos, la calma se asienta sobre mí. Sé que
estoy justo donde debería estar, donde estaba destinado a estar. Todo lo que soporté
sobre mi vida estaba destinado a suceder. Me ayudó a ser el hombre que soy hoy.
Me hace apreciar todo lo que tengo ahora, mucho más.
Por la mayoría de mi vida, solo conocí el amor de una persona, mi madre.
Ahora estoy rodeado de él. Me siento el hombre más rico del mundo. Finalmente
estoy completo. Tardé veintiséis años en llegar aquí, pero finalmente llegué. De este
día en adelante ya no me consideraré un bastardo. Tengo una madre y un padre
quienes me quieren tanto como yo los quiero. Tengo a la mujer de mis sueños a mi
lado, a mi hijo Jaxson a quien adoro, y a nuestro segundo hijo en camino. La vida no
podría ser más dulce. Mi corazón está tan lleno, que ya no hay lugar para la
oscuridad que una vez me consumió. Gracias a mi luz de sol, Indiana, estoy lleno de
luz...
Hasta las profundidades de mi alma.
••••
Después de comer, nuestros padres se dirigen a la pista de baile para el vals
nupcial. Bailarán “Only you”, cantada por The Platters. Indi y yo estamos al lado de
la pista de baile y los vemos. Se ven muy felices. Muevo mis brazos alrededor de la
cintura de mi esposa desde atrás, descansando mi barbilla en su hombro mientras le
froto suavemente el vientre.
―¿Estás feliz? ―le pregunto, volviendo la cabeza ligeramente para colocar un
suave beso sobre su mejilla.
―Extremadamente. ―Suspira, entrelazando los dedos sobre los míos.
―Igual. ―Mi sonrisa crece, porque a la mierda, lo estoy. Indiana
repentinamente inclina el cuerpo a la derecha, mientras su mirada se mueve hasta
el piso.
―Mierda ―escucho murmurar.
―¿Qué pasa, nena? ―pregunto siguiendo su línea de visión. Incluso no
necesita responder porque puedo verlo por mí mismo. El pánico se levanta dentro
de mí. Aquí vamos de nuevo.
―Mi fuente simplemente se rompió.
Oh joder...
395
Siguiente libro
396
Contiene:
LUCKIEST BASTARD, una novela corta con HEA.
PRIMERA NAVIDAD BLANCA, una historia extra.
J. L. Perry es una madre y una esposa. Ella
nació en Sídney, Australia en 1972, y ha vivido allí
toda su vida. Su amor por la lectura, desde una
edad temprana, le dio la pasión de escribir. My
Destiny fue escrito originalmente para su hermana,
en 2013. Nunca fue pensado para ser publicado. Sin
embargo, después de terminar este libro, sintió que
aún quedaba mucho por contar de la historia de Brooke y Logan. Esto la inspiró a
escribir My Forever. Con el apoyo de su familia y amigos, decidió seguir su sueño y
convertirse en una autora publicada.
397
Ese sueño se realizó el 6 de junio de 2014.
My Destiny es su novela debut en la serie Destiny. My Forever es la conclusión
de este libro. Su tercer libro Damaged - Jacinta's Story, fue lanzado el 15 de octubre
de 2014. Esta es una lectura independiente, pero está basada en un personaje de My
Forever. Su cuarto libro, Against All Odds, también es una lectura independiente.
Está basado en la hija de Brooke y Logan, Angel. Fue lanzado el 27 de mayo de 2015.
Bastard, su quinto libro, fue lanzado el 14 de septiembre de 2015 y se convirtió en el
número uno en ventas. En noviembre de 2015, firmó un contrato de 5 libros con el
gigante de la publicación Hachette. Luckiest Bastard fue publicada a través de ellos
el 7 de diciembre. Bastard ahora ha sido traducido a otros dos idiomas, francés y
húngaro, ambos libros saldrán a la venta a principios de 2017. JL's # 1 Bestseller
Hooker fue lanzado el 31 de mayo de 2016. Jax, también alcanzó el # 1 de la lista best-
seller después de su lanzamiento el 27 de noviembre de 2016. JL tiene tres libros más
para su lanzamiento en 2017. The Boss, Nineteen Letters y The Deal.
El amor de J. L. por el romance y los finales felices es una combinación perfecta
cuando se trata de escribir sus bellas historias de amor.
398