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DETERMINACIÓN

BIOHISTÓRICA DE RITA EN EL POEMA


“IDILIO MUERTO” DE CÉSAR VALLEJO

Juan Paredes Carbonell1

RESUMEN

El tópico del amor es uno de los temas trascendentes que atraviesa el discurso poético vallejiano
en sus distintas y opuestas variedades: el amor sexual, el amor familiar, el amor fraternal, el amor
humano, el amor social (Fromm, 1970, 60 y ss.).

En cuanto al sentimiento erótico, Vallejo es unívoco, monocorde, simple y de un solo color emo-
cional, pues pasa por los distintos grados afectivo-amatorios por los que atraviesa un hombre, nor-
malmente, en su vida cotidiana: los sentimientos del amor platónico o uranista, el amor afrodita o
instintivo y el amor materialista y sensual, dentro de los cuales caben subórdenes.

El sentimiento amatorio o erótico puede estar inducido por otras tonalidades sicoafectivas como el
amor pecaminoso o incestuoso y el amor pasional o enfermizo.

La poesía amorosa de Vallejo pasa por todas estas graduaciones. Por eso mismo sufre todas las
emociones existenciales: las placenteras y las angustiantes, las de felicidad suprema y de dolor
infernal.

“Idilio muerto” es el poema que, contrariamente al sentimiento del amor atormentado, expresa un
estado de emoción lenitivo, sereno, en absoluto reposo.

El título revela una historia de amor que jamás revivirá pero que se actualiza sólo en el recuerdo.
Invoca con indubitable nostalgia a Rita, la mujer amada que quedó en Santiago de Chuco mientras
él la recuerda, tal como era, con “su falda de franela”, “sus afanes”, y “su andar”.

Sólo que falta definir la verdadera encarnatura de quién es realmente esta idealizada mujer.

Son 6 las Ritas presupuestas hasta el momento: Martina Gordillo Peláez, Otilia Vallejo Gamboa, Ga-
bina Salamanca López, Deidamia García Zavaleta, Rita Deza y Rita Uceda Callirgos. Ninguna de las 5
primeras se sustentan en argumentos consistentes; a contrapelo de todas ellas, la que corresponde
a Rita Uceda Callirgos es la que permite validarla con argumentos probatorios sustentados en la
versión proveniente de personas reales venidas de los hermanos y familiares más cercanos que
sostienen con pruebas testimoniales su verdad biográfica.

INTRODUCCIÓN
Como afirma el consagrado crítico vallejiano André Coyné, el libro príncipe de César Vallejo, “Los
Heraldos Negros”, en las tres cuartas partes de su totalidad, contiene poemas de amor. Todos
éstos se distinguen por su carácter testimonial, por ser una viva revelación de sus vivencias senti-
mentales, deseos, goces, angustias y frustraciones psicoafectivas, amatorio-sexuales.
No todos los tópicos amatorios en Vallejo están imbuidos de la connotación sexual, algunos con-
tienen motivaciones religiosas, metafísicas y de marcado orden ontológico, con respecto al fenó-
meno de la existencia y el hondo problema del ser. En este aspecto general los investigadores han
calado profundo desentrañando aspectos esenciales en cuanto a la tipología espiritual y psicoló-

1
Docente de la Universidad Nacional de Trujillo, donde ha sido Jefe del Departamento de Lengua Nacional y Literatura. Licenciado en Edu-
cación con mención de Lengua y Literatura, periodista, magister en Psicología Educativa. Realizó estudios en Derecho y Ciencias Políticas
en pregado y doctorado. Doctor Honoris Causa en Literatura conferido por la Academia Mundial de Artes y Cultura, registrada en el Estado
de California, USA, y adscrita a la UNESCO.

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gica del sujeto. Previamente, a este evento político, Luis de la Puen-


te Uceda, secundado por los líderes del Movimiento
En nuestro trabajo, la materia de investigación se cir- Universitario Reformista (MUR) que él comandaba, en
cunscribe a determinar quién es el personaje real que la Convención Departamental de La Libertad realiza-
encarna la misteriosa Rita del poema “Idilio muerto”. da en Las Delicias (balneario comprensión de Trujillo),
el verano de 1959, adelantó sus críticas de rechazo
En el intento de esclarecer este misterio, los críticos por las tácticas y estrategias políticas de convivencia
y estudiosos han aventurado personales hipótesis ex- con la derecha del país, y la desviación doctrinaria del
plicatorias. De un lado, tenemos a los que se pronun- PAP de su original planteamiento antimperialista. Esta
cian por señalar a la sobrina carnal del poeta, Otilia misma posición crítica lo presentó en la Convención
Vallejo Gamboa, como la que encarna a la verdadera Nacional del PAP, realizada ese mismo año, a raíz del
Rita del consagrado poema; otros, por distintas per- cual fueron expulsados todos los adherentes a esa
sonalidades femeninas. moción. De la Puente funda entonces el Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR) orientándose hacia
En el primer caso tenemos a André Coyné, Juan Espe- el movimiento cubano de Fidel Castro, que acababa
jo Asturrizaga y Alcides Spelucín, quienes no se deci- de implantar un gobierno socialista en la nueva Cuba
den por declararla personalmente, sino más bien con liberada.
sugestivos eufemismos, pero que aluden, vagamente,
entre sombras, a Otilia Vallejo Gamboa, con quien el Al advertir De la Puente que uno de los amigos visitan-
poeta, se sospecha, mantuvo una secreta relación tes llevaba consigo un libro titulado CÉSAR VALLEJO.
sentimental, como lo revela más claramente Spelu- POESÍA COMPLETA, 1918-1938, (1953, 2ª ed.), de César
cín (1982:65) al afirmar que Tilia es un personaje que Miró, pidió prestado el libro y leyó con sentida unción
“Está vinculado al medio aldeano, al círculo familiar (el los poemas “Los Heraldos Negros” e “Idilio Muerto”,
subrayado me corresponde) y a la propia naturaleza preguntando luego si tenían una idea de quien es ver-
andina de Santiago de Chuco, mas sin afirmar, de nin- daderamente Rita, el personaje lírico del poema. Ante
gún modo, que sea Rita, del consagrado poema “Idilio la sorpresa sintomática manifestada por los circuns-
Muerto”. tantes, añadió muy convencido: “¡Rita es mi madre!”.

En el segundo grupo aparecen, Izquierdo Ríos (1972: En entrevistas personales mantenidas con los familia-
105 y 55) que señala a Martina Gordillo Peláez, como res cercanos a Vallejo –sobrinos, amigos personales y
la mujer que responde declarativamente a Rita, sin demás familiares- todos ellos coincidieron en afirmar,
otras pruebas que su confesión propuesta, pues ella sin ningún género de dudas, que Rita Uceda Callirgos
misma asegura haber conocido a Vallejo y ser llama- fue la pareja sentimental de César Vallejo por los años
da con ese nombre por el poeta, pero sin afirmar que 14, 15 y16. Esta confirmación cobra mayor fuerza con
tuvo una relación sentimental con él. la declaración asertiva de fuentes autorizadas como
las de Francisco Manuel Vallejo Ciudad, Rómilly Vallejo
Otro de los exhortantes es el profesor Francisco Mi- Salomón, Mary del Carmen Vallejo –hija de Otilia Va-
ñano, que designa a Gabina Salamanca López, quien llejo Gamboa-, César Vallejo Ynfantes y el Dr. Gonzalo
habría vivido frente al lugar donde residía el poeta, en Fernández Gasco, lugarteniente y amigo íntimo del
la calle Colón, número 96, de Santiago de Chuco. recordado guerrillero, quienes han recibido informa-
ción confirmatoria de sus progenitores, en el caso de
REALIDAD PROBLEMÁTICA los familiares, y de la protagonista, en el de Fernán-
dez Gasco, de la forma como los protagonistas líricos
La aserción histórica del personaje lírico del poema acercaron afectivamente sus vidas. De manera que la
“Idilio Muerto”, de César Vallejo, no se desprende de hipótesis más confiable para determinar la identidad
una presunción teórica ni de ningún presupuesto histórica y civilmente real de Rita, personaje lírico de
lógico. A esta certeza se ha llegado por la vía de una “Idilio Muerto”, es la que sustentamos en el informe
paciente investigación histórico-biográfica a partir de aquí desarrollado.
la declaración testimonial de uno de los hombres más
francos, honestos y prominentes de la historia política La cuarta Rita resulta ser Deidamia García Zavaleta,
y social del Perú: Luis Felipe de la Puente Uceda. Fue una alumna interna del Colegio Santa Rosa (Trujillo),
él, personalmente, quien confesó en 1957, a un grupo proveniente de Santiago de Chuco. Hipótesis susten-
de amigos correligionarios apristas, con ocasión de la tada vagarosamente por Vásquez Vallejo (1992: 129 y
visita que le hicieron en casa de su distinguida madre, ss).
doña Clorinda Rita Uceda Callirgos, para averiguar por
Finalmente, González Vigil (1991: 148) recoge la ver-
el estado de su salud, casa ubicada en el puerto distri-
sión de Jorge Kishimoto, quien ha obtenido el dato de
tal de Salaverry a 20 minutos de la ciudad de Trujillo.
que Rita correspondería a Rita Deza. Por nuestra par-
De la Puente se apartó del Partido Aprista Peruano
te, sostenemos la probabilidad, bastante certera, de
dos años después (1959) a partir de la crítica abierta
que Rita no es un pseudónimo y que, por lo contrario,
que formulara en la Convención Nacional celebrada
corresponde real, histórica y civilmente a Doña Rita
en Lima, el 12 de octubre de 1959, en pliego escrito
Uceda Callirgos, madre del luchador social y mártir de
presentado a la cúpula dirigencial en esa ocasión.
la guerrilla del MIR, de 1965, Luis Felipe de la Puente

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Uceda, natural también de Santiago de Chuco, princi- Juan Larrea, quien distingue que el poema está ins-
pal líder político del Movimiento de Izquierda Revo- pirado por Otilia Vallejo, sobrina del poeta (González
lucionaria (MIR) y conductor de la guerrilla de 1965, Vigil, Poesía Completa, 1991: 9).
cuyo foco de acción principal se inició en el valle La
Convención (Cusco), llegando a ser derrotado por las Otras fuentes que merecen alternar proceden de Iz-
fuerzas militares, ese mismo año, y muerto en com- quierdo Ríos, (1972: 105 y ss.) aun cuando el texto
bate el 23 de octubre de 1965 (Orbegoso Venegas, discursivo no corresponda al ensayo sino a la crónica
2003: 33). periodística. Izquierdo narra las incidencias ocurridas
durante una visita realizada a Santiago de Chuco con
RESULTADOS Y DISCUSIÓN el deliberado propósito de llevar a efecto una sema-
na cultural con ocasión de celebrarse la semana de
homenaje en honor a César Vallejo, a iniciativa de la
Espejo Asturrizaga (1965: 90) es, sin duda, el primer Asociación de Ex alumnas del Colegio Nacional César
biógrafo de César Vallejo que problematiza la iden- Vallejo. El capítulo más interesante del libro es el re-
tidad de Rita, protagonista lírica del poema “Idilio lato de la entrevista que el escritor Francisco Izquier-
Muerto” y supone, dubitativamente, que acaso se do Ríos realiza a una anciana mujer que responde al
trate de aquella Rita misteriosa, cuya personalidad nombre de Martina Gordillo Peláez, a la que llega por
no le es posible revelar, en evidente alusión a Jesús referencias de “una gentil preceptora de Santiago de
Otilia Vallejo Gamboa, sobrina del poeta, “una de las Chuco”. La entrevista se practicó en el domicilio de la
muchachas más hermosas de Santiago”, por quien Va- anciana, a cuadra y media de donde nació el poeta.
llejo lloraba al abandonar el pueblo andino, después
de realizar una efectiva visita a Julgas, a escasos kiló- En efecto, Martina Gordillo era una viejita simpática
metros de Santiago, en 1920, lugar en donde ella tra- que manifestó haber conocido al poeta a quien des-
bajaba de maestra, referencia en la que seguramente cribió ser “un morenito muy simpático, solo un tanto
se apoya Coyné (1988: 71) al tratar de establecer la narigón”, bien vestido: llevaba “chaqueta, guantes y
homología de Rita con Otilia Vallejo, pero sin poner usaba bastón”.
las manos sobre el fuego, puesto que se escuda en el
adverbial hipotético “posiblemente”. El texto más sugerente de la crónica escrita por Fran-
cisco Izquierdo, constituyen los diálogos que traspo-
Con respecto a la relación sentimental sostenida en- nemos fielmente:
tre César Vallejo y su sobrina Otilia, los biógrafos y crí-
ticos no han puesto un punto de duda en este quid, -¿Ud. lo quería mucho? –le inquiere mi mujer.
aunque no totalmente liberados de reparos por los
prejuicios dominantes de la época. -Mucho, señora.

Alcides Spelucín no se atreve a anexar Rita con Otilia -¿Lo llamaba Ud. César?
Vallejo Gamboa, como lo sugiere, subrepticiamente,
Juan Espejo Asturrizaga, pero establece el paralelo -No. Como le manifesté, le decía poeta.
entre Tilia del poema Ascuas con la sobrina del poeta,
hija de su hermano Víctor Clemente, que llevaba por -¿Y él cómo le llamaba a usted?
nombre de pila el de Otilia.
-Me decía, Rita, señora.
En palabras de Spelucín (1982: 65) esto se evidencia:
“No disponemos de información precisamente acer- -Pero usted no se llama Rita.
ca de la fecha de aparición de Ascuas. Sin embargo
la referencia de Tilia, cuya precedencia a Mirtho en el -No me llamo Rita, pero a él le gustaba llamarme así.
corazón de Vallejo es evidente, y la dedicatoria mis- No sé por qué…
ma del poema, nos inducen a pensar que fue escrito
entre abril y mayo de 1917. (...). El recuerdo de Tilia, En la entrevista no se llegó a tocar el tema de la rela-
personaje que en el mundo afectivo de Vallejo está ción sentimental, que nos hubiera conducido a tener
vinculado al medio aldeano, al círculo familiar y a la la certeza de que se trataba de la mujer añorada del
propia naturaleza andina de Santiago de Chuco, vol- poema “Idilio Muerto”.
verá a aparecer en el poema VI de TRILCE: encarnado
en aquella lavandera del alma que lavaba en sus ve- La pregunta espetada: “¿Ud. la quería mucho?” Y la
nas otilinas en el chorro de su corazón las humildes respuesta: “Mucho, señora”, no expresa al asertivo es-
prendas vestuarias del poeta”. perado.

Merece subrayar el detalle de que el poema tiene un En los pueblos andinos querer a una persona transmi-
tinte dramático, de tono esquiliano, no sólo por las re- te un sentimiento de afecto familiar, amical y sucedá-
ferencias embozadas, sino por los contenidos subya- neo, en forma genérica, no tanto erótica. La circuns-
centes anexados a un sentimiento de contrición por tancia de llamarla ella a él, poeta y él a ella, Rita, no
una relación prohibida de típico sabor incestuoso. revela una relación sentimental de acercamiento ínti-
Este quid escabroso está igualmente refrendado por mo, como corresponde a la sensibilidad amatoria de

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Vallejo. El prurito de hallar una identidad a Rita en el Rita Deza que menciona González Vigil (1991: 147) en
personaje de “Idilio Muerto”, llevó a algunos vallejistas su consagrado estudio, es todavía mucho más cues-
a señalar otros posibles personajes que lo encarnaran. tionable, porque no abunda en detalles, salvo en la
Estos son: el maestro en retiro Francisco Miñano, el so- alusión a Larrea, quien afirma que Vallejo llama Rita
brino del poeta Oswaldo Vásquez Vallejo y el recopila- a Otilia Vallejo, por “Santa Rita la abogada de los im-
dor vallejiano mejor documentado, Jorge Kishimoto. posibles”.
Cada uno de ellos presenta a su manera una presunta
Rita. La de Francisco Miñano, Rita sería Gabina Sala- La nueva Rita, la más auténtica por su origen históri-
manca López que habría vivido en el mismo vecinda- co-biográfico asociado al gestor y líder de la guerrilla
rio frente a la vivienda de César Vallejo, y que se trata- del MIR en 1965, que comandó Luis Felipe de la Puen-
ría de “aquella vecinita pequeñita, de aquella criatura te Uceda, en el valle La Convención en Cusco, es la
de color moreno y de talla delgadita de quien te conté dama santiaguina Rita Uceda Callirgos, madre del cé-
que me obsequió un pañuelo”, a la que el poeta hace lebre luchador socialista derrotado por las FF.AA. en
referencia en la misiva dirigida a su hermano Manuel, Mesa Pelada (Cusco) en el año que se indica.
el 2 de mayo de 1915. No ofrece otras evidencias. El
segundo de los citados, Oswaldo Vásquez Vallejo, es Mil novecientos cincuenta y siete era un año de ab-
aun más pintoresco, por cuanto la historia que ficcio- soluta tranquilidad política. La ciudadanía civil hacía
na carece de asidero histórico-biográfico. Se trataría un año que había recobrado los derechos constitu-
–según él- de Deidamia García Zavaleta, alumna del cionales fundamentales, desde julio de 1956, en que
2° año de secundaria del Colegio Nacional Santa Rosa, el General E.P. Manuel Apolinario Odría, entregara el
de Trujillo. Ella era alumna interna y para librar la si- mando político y de gobierno al Presidente electo
tuación Vallejo se comunicaba por cartas. Delatada Manuel Prado Ugarteche. El Partido Aprista Peruano
por su compañera más íntima –no indica el nombre- había reconquistado la legalidad del ejercicio políti-
la Madre Superior del plantel, descubre las misivas y la co y hacía racional uso de la democracia en toda su
encara fuertemente: “avisaré a tu padre para que esté extensión. Los líderes políticos más representativos
informado de sus malas cualidades”- le recrimina la de su estamento partidario habían retornado al país y
monja. Oswaldo Vásquez Vallejo toma las declaracio- gozaban de todos los derechos civiles. Entre ellos Luis
nes de Daidema García Zavaleta y arma una historia Felipe de la Puente Uceda, que reingresó clandestina-
de amor enlarvada mas no cristalizada por las propias mente a Perú en 1954, reactiva su vida partidaria y re-
confesiones de ella. Hay un punto contradictorio, en organiza el Movimiento Universitario Reformista del
cuanto que Victoria Natividad, madre de Oswaldo P.A.P., que conduce y lidera en las lides estudiantiles
Vásquez, es señalada por César Vallejo Ynfantas como de esa facción. Extrañados en el verano de 1957 por
la amiga y confidente que apoyó los amoríos de Rita su momentánea desaparición, durante la estación ca-
Uceda y César Vallejo, como lo expone en su artícu- nicular, y del accionar político, un grupo de allegados
lo publicado en La República, el 15 de abril de 1999. a él, se preocupó por esta situación, tratando de inda-
Justamente, 1917 es año en que Vallejo sostuvo un gar por su paradero. Localizándolo al fin en el distrito
estuoso romance con Zoila Rosa Cuadra, de apenas de Salaverry, donde residía su madre, reponiéndose
quince años, de entre las jovencitas trujillanas que de una crisis asmática, estuvimos a visitarle en esos
asistían a las veladas literarias que los poetas del Nor- días. Salió a recibirnos una señora de edad, de talla
te realizaban en LA REFORMA, diario dirigido por José delgada, color trigueño aclarado, de más o menos 60
Eulogio Garrido. Fue esta adolescente quien inspiró años, que no invitó a pasar. Luego se retiró a los inte-
los poemas críticos más conflictivos y angustiantes de riores. Momento después apareció Luis Felipe, un tan-
“Los Heraldos Negros” y produjera determinantes al- to asombrado pero regocijante de nuestra visita. Allí
teraciones emocionales en el ánimo del poeta (Espejo estaban Marco Mata Montenegro, Egberto Longaray
Asturrizaga, 1965: 54, 55, 56, 57), poco antes de que se Silva, Miguel Angelats Quiroz, Enrique Amaya Quin-
ocasionara la ruptura. tana (asesinado en las mazmorras policiales de Cus-
co, poco después de aniquilada la guerrilla del MIR) y
Orrego habla de un intento de suicidio, a raíz de este otros 4 jóvenes estudiantes universitarios.
desenlace, jugando a la ruleta rusa con el revólver que
por fortuna no percutó y que motivó el viaje intem- Junto a ellos figuraba quien estas líneas escribe: no
pestivo, los últimos días de diciembre de 1917, a Lima. era estudiante universitario, pero sentía gran admira-
El amorío con Mirtho –apelativo que Vallejo aleccio- ción política por el líder revolucionario. Llevaba en la
nara para llamar a Zoila Rosa Cuadra- se inició, según mano un texto, 2da. edición, de César Vallejo, Poesía
estima Spelucín, en el segundo trimestre de ese cru- Completa, de César Miró. Lucho –como le llamábamos
cial año. Como es sabido, los tres meses de vacaciones afectivamente- se fijó en el libro y me preguntó:
caniculares de Trujillo, Vallejo los pasaba en su tierra
de origen gozando de la compañía de sus familiares -¿Qué estás leyendo, poeta?
y amigos coterráneos. Lo que hace no viable la comu-
nicación epistolar entre Vallejo y la referida escolar -La poesía de César Vallejo, le respondí.
santorrosina, a que se refiere Vásquez Vallejo (1992:
129 y ss). Me pidió el libro, que se lo acerqué, y empezó a leer
las primeras estrofas del poema “Los Heraldos Ne-
En cuanto a la referencia de Jorge Kishimoto, la tal gros”; acto seguido hizo lo propio con el poema “Idilio

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Muerto”, el cual lo leyó con estremecida emoción. Al sabían y mis tíos también. Sólo que los padres de la
final, inquirió: señorita Rita no veían con buenos ojos este roman-
ce… Pero en cuanto mi tío César venía de vacaciones
-¿Qué les pareció? a Santiago ella llegaba a nuestra casa y él, al bajar a la
plaza principal, pasaba por la cuadra donde ella vivía,
Es hermoso, comentamos todos a una voz. aguardándole en el umbral de una de las dos grandes
ventanas que flanqueaban la puerta de la calle.
Luego, esbozando una sonrisa de satisfacción, nos
soltó la inesperada pregunta: Confirmando lo que en principio fue solamente una
versión personal del reconocido líder, se convirtió
¿Saben Uds. Quién es Rita, la que inspiró el poema? en el eje axial de una investigación más rigurosa. La
indagación sobre la verdad de este quid biográfico,
Todos nos miramos entre sí y no atinamos a respon- me llevó a ampliar la red de consultas familiares por
der nada. ambas ramas. Así, mis indagaciones se desplegaron
por la línea de los familiares de Vallejo y por la de los
El nos dijo de inmediato, obviamente enternecido: amigos más cercanos que rodearon a Luis Felipe de la
¡Rita es mi madre! Puente Uceda.
La sorpresa fue aún más creciente. Lucho, para sacar- Por el lado de los familiares, entrevistamos a Mary del
nos de dudas, nos replicó: Carmen Vallejo, hija putativa de Otilia Vallejo Gamboa,
sobrina del vate; a Francisco Vallejo, sobrino carnal y
-Aguarden un momento: voy a pedirle que salga para
ahijado de César Vallejo, a Rómelli Vallejo Salomón,
que ella misma lo confirme.
hijo de éste y a César Vallejo Ynfantas, hijo de Néstor
De manera que esperamos algunos minutos, para Pablo; y por el de los amigos a Eladio Ruiz Cerna y, fun-
que él saliera acompañado de su madre. Pero reapa- damentalmente, Gonzalo Fernández Gasco. Dos de
reció él solo. los mencionados últimos, educadores y miembros del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Con la sola
-Me pidió que la disculparan –nos dijo-; luego añadió: distinción de Gonzalo Fernández Gasco, quien fue lu-
ustedes comprenderán. garteniente del guerrillero de la Puente y responsable
del sector Norte en los planes de la guerrilla mirista y,
Han transcurrido, casi sin sentirlos, más de 30 años posteriormente, Fiscal Provincial en retiro. Como que-
desde esa anécdota. En 1988, el 13 de marzo, viajé con da expuesto, de los tres reportes se desprende la hi-
Santiago Aguilar2, que a la sazón trabajaba en CICLA, pótesis veritativa en que se sustenta nuestra tesis de
a Santiago de Chuco para el homenaje internacional que Rita, la protagonista lírica del poema Idilio Muer-
que se preparaba en memoria del poeta universal, to no es otra que el personaje real histórico de Rita
conmemorando el 50 aniversario de su muerte, ocu- Uceda Callirgos, madre del heroico luchador socialista
rrida el 15 de abril de 1938. Luis Felipe de la Puente Uceda.

Cuando el ómnibus arribó a la ciudad andina, a las La versión de Rómelli Vallejo Salomón, que por esos
puertas de la agencia hacía guardia de espera Don meses cobra notable visibilidad por sus improntus
Pancho Vallejo Ciudad, en compañía de su hija Róme- participativos en los actos culturales, en los que de-
lli Vallejo Salomón. clama poemas de TRILCE, se manifiesta en el diálogo
que sigue:
Don Pancho nos invitó de inmediato a paladear un
aromático y suculento desayuno consistente en caldo -Mi abuelo Manuel acostumbraba a levantarme un
de cabeza de carnero en uno de los comedores del poco de madrugada para cuidarle el caballo, cuando
mercado. Fue en esa original circunstancia que, sin iba de visita a su querida. Él, en el trayecto, me decía:
haberlo pensado previamente, me animé a pregun- en esta esquina mi hermano César se reunía al paso
tarle: con sus amigos, coterráneos, para comentar los acon-
tecimientos del día. En este (otro) lugar, se reunía a
-Don Pancho, ¿qué sabe Ud. de la relación sentimen- causear y celebrar las anécdotas pueblerinas. Al pasar
tal que César Vallejo sostuvo con Rita Uceda? ¿Fue en por una casa, cuyo frontis exhibía dos ventanales a
verdad la madre de Luis Felipe de la Puente enamora- ambos lados de la puerta, me dijo: y aquí vivía la seño-
da de nuestro inmortal poeta? rita Rita Uceda quien fue enamorada de tu tío Cesitar.

Don Francisco Vallejo no dudó ni demoró un instante Segundo Vejarano Escobedo, en su libro referencial
en responder afirmativamente: “Luis de la Puente Uceda: Héroe del Pueblo”, anota
que la casa en donde residió Rita Uceda (jirón Bolog-
-¡Pues, claro que sí! Mi padrino Cesitar fue en ver- nesi de Santiago de Chuco) era de arquitectura colo-
dad el enamorado de la señorita Rita…Mis papás lo nial.

1
Santiago Aguilar Aguilar, poeta y promotor cultural, integrante del Grupo TRILCE, responsable organizador de los homenajes internaciona-
les que en honor de César Vallejo se realizaron en Trujillo a partir de esa fecha.

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Rita Uceda de la Puente

Ella, siguiendo esta versión, le esperaba en el umbral César Vallejo y Rita Uceda. Inclusive, nos aclararon la
de una de las ventanas en hornacina cubierta con metáfora empleada en el texto del poema estudiado
rejillas, hasta que él acertara a pasar por ahí con in- referido al verso- “Donde estarán sus manos que en
tenciones de verla. Y así sucedía, pues Vallejo se de- actitud contrita /planchaban en la tarde blancuras por
tenía a conversar con la jovencita Rita Uceda, a quien venir”, figura literaria que hasta ese momento no nos
sus padres le tenían prohibido mantener esa relación era posible dilucidar pero que, a raíz de la informa-
amorosa. ción, obtuvo sentido. En versión de los familiares de
Vallejo se hace referencia con esa imagen literaria a
Las diferencias de alcurnia en los pueblos de la sierra la costumbre que tenía la joven Rita Uceda de visitar
han sido causa de impedimentos idílicos e incluso de por esos días últimos de diciembre la casa de la familia
las relaciones amicales. El prejuicio social era domi- del poeta para ayudar a planchar las camisas blancas
nante en las familias santiaguinas. La riqueza basada del futuro visitante: de ahí aquello de “blancuras por
en la propiedad de tierras y de bienes materiales era venir”.
motivo de prestigio y consideración social. Los padres
de César Vallejo se distinguieron no tanto por la pro- El primero en confirmar los acertijos de esta informa-
piedad de bienes raíces sino por las ocupaciones de ción –de la relación Vallejo-Rita Uceda- es Eladio Ruiz
la gobernación que ostentaba el padre y la defensa Cerna muy allegado a las tertulias políticas de Luis Fe-
empírica en algunos procesos judiciales. lipe de la Puente y próximo a él por ser miembro del
Movimiento Universitario Reformista.
Esta situación se vería confirmada más tarde por
distintos familiares del clan Vallejo, durante la con- “Luis Felipe –dice Eladio Ruiz Cerna- era adicto a re-
memoración del centenario de la muerte de Vallejo citar los poemas de Vallejo, en especial aquellos en
celebrado en marzo de 1992, en Trujillo. En esta oca- los que se hace alusión a la pobreza, al dolor, a los
sión no faltó un agasajo proveniente de los familiares sufrimientos del pueblo. En cierta ocasión, vi a Luis
en honor de los ilustres visitantes, ocasión en la que Felipe visiblemente conmovido mientras declamaba
todos ellos confirmaron el vínculo establecido entre el poema “Idilio Muerto”. Nosotros ya sabíamos, por

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DETERMINANACIÓN BIOHISTÓRICA DE RITA EN EL POEMA “IDILIO MUERTO” DE CÉSAR VALLEJO

su propia versión, de la relación afectiva que Vallejo


había sostenido con su madre, de manera que no nos
sorprendió. El confesó en ese instante que cuan feliz
se hubiera sentido de haber sido hijo de César Vallejo”.

En febrero de 1999, visité al Dr. Gonzalo Fernández


Gasco, viejo amigo y lugarteniente del heroico gue-
rrillero. Cultivaron una amistad desde los años es-
tudiantiles; ambos eran estudiantes de Derecho y
Ciencias Políticas; su vínculo era más fuerte porque
incluso abrazaban las mismas ideas políticas: fueron
militantes del Partido Aprista Peruano, desterrados y
perseguidos por los gobiernos dictatoriales de turno.
Más tarde, por razones ideológicas y diferencias de es-
}
trategia y táctica política, fueron separados del P.A.P. y
víctimas de otro tipo de persecución: la de los cuadros
disciplinarios del Partido Aprista. Doctrinariamente vi-
raron hacia el comunismo en la línea de Fidel Castro
y del Che Guevara. Su gestión política alcanza su más
alto desarrollo con la guerrilla del MIR de 1964-1965.
Actualmente es Presidente del Instituto “Luis Felipe
de la Puente Uceda”, institución que sobre todo obe-
dece a un gesto recordatorio. El Dr. Gasco confirma lo
de Eladio Ruiz. Efectivamente, de la Puente Uceda era
un ferviente lector de César Vallejo y declamaba con
mucho agrado los poemas socialistas del vate perua-
no. Nos comunicó alegremente haber recibido la con-
fesión emocionada pero serena de la madre de Luis
Felipe del vínculo sentimental que había sostenido,
de joven, con el autor de Los Heraldos Negros, y que
era ella la Rita a la que hace mención el poema. Esta
circunstancia pasó desapercibida hasta que, después
de la muerte de Luis Felipe de la Puente, en las accio-
nes guerrilleras debeladas, se encontró de casualidad
con ella en el centro de Lima. Fue en esa ocasión que
Gonzalo Fernández Gasco le preguntó sobre la verdad
de ese asunto. Ella le respondió que si quería una res-
puesta acerca de la pregunta debía visitarla en su casa, Zoila Rosa Cuadra “Mirtho”
que gustosa se la daría. Así ocurrió, Gonzalo Fernán- Transcurridos los años, su sobrino César Vallejo Yn-
dez efectuó la visita y la señora Rita Uceda lo recibió fantas, sostiene que, contra todo criterio antojadizo
gratamente. Luego de conversar sobre los hechos re- que presuponen las cinco Ritas, hasta el momento
lativos a su hijo Luis Felipe, por quien conservaba un sugeridas, ninguna de estas están sustentadas con
profundo amor y admiración, le confesó que Vallejo, argumentos sólidos y probatorios como los que él
luego de haber escrito el poema, en sus viajes de visita recoge del veredicto histórico, vivencial y biográfico,
a Santiago de Chuco se lo había acercado. Lamenta- tomados de los hechos reales y de las versiones fa-
blemente no conservaba el texto porque la copia de miliares provenientes de los parientes más próximos
la misma se le había extraviado. Con las declaraciones a César Abraham Vallejo: sus hermanos Victoria Nati-
prestadas por el Dr. Gonzalo Fernández Gasco, consi- vidad y Manuel Vallejo Mendoza. Él mismo afirma ha-
deramos que el tema del personaje enigmático RITA ber verificado un hecho importante relacionado con
de “Idilio Muerto”, no tiene mejor explicación que ex- el indicio más esclarecedor. Desde los años escolares
ponga el mismo sustento histórico y las razones veri- compartió la misma aula de estudios con Luis Felipe
tativas de su real contenido. de la Puente Uceda, e incluso rivalizaba en los recita-
dos de poesía, ya que alternaban aquél con los poe-
César Vallejo Ynfantas, sobrino nieto del canónico au-
mas de Chocano y él con los poemas de su tío; esta
tor de Trilce y Poemas Humanos, constituye la tercera
amistad fue tan profunda que Luis Felipe acostumbró
fuente confirmatoria de la tesis sustentada por el autor
a invitarle a su casa para tomar el refrigerio. En una de
de estas líneas. Rita Uceda Callirgos, madre del cele-
esas ocasiones iniciaron un duelo declamatorio, Luis
brado gestor y líder de la guerrilla del 65, Luis Felipe de
Felipe recitó versos de José Santos Chocano y César
la Puente Uceda, muerto en acción heroica en los va-
los de su tío, ante la satisfacción de doña Rita Uceda
lles de La Convención, en Cusco, mantuvo relaciones
Callirgos. Cuando el sobrino del poeta concluyó de re-
sentimentales con el poeta santiaguino César Vallejo
citar Idilio Muerto, la madre de Lucho, que aparentaba
Mendoza.
no poner mayor atención al recitado, volvió el rostro

Pueblo cont. vol. 26[1] enero - junio 2015 323


Juan Paredes Carbonell

y advirtió que de sus ojos se desprendían vivas lágri- gicos y humanistas contenidos en “Los Heraldos Ne-
mas. Lustros más tarde, su padre Néstor Pablo Vallejo, gros”, “Poemas Humanos” y “España aparta de mi este
ya jubilado, adquirió la casa donde actualmente vive cáliz”, algunos de los cuales declamaba con singular
(marzo del 2010) en el distrito limeño de Magdalena. unción admirativa ya en su edad madura.
Acostumbraban visitarles sus tíos Victoria Natividad y
Manuel Natividad, visita que se hizo de rutina. Fue en Los elementos telúricos y evocatorios de gran fuerza
una de esas circunstancias en las que él, ya vencido ilocutiva, la imagen eidética del paisaje andino y de
por los años, les recordó el pasaje de las lágrimas de la textura física de la amada a quien recordaba de ese
la “señorita” Rita Uceda cuando la visitó en su casa de modo y ciertos hechos y rasgos proxémicos, como
Santiago de Chuco: aquello de: “Qué estará haciendo esta hora mi andina
y dulce Rita/ de junco y capulí; (El subrayado es mío)
“En algunas de aquellas tardes fueron comenta- “Dónde estarán sus manos que en actitud contrita/
das las peripecias, travesuras, juegos y avatares planchaban en las tardes blancuras por venir” “Qué será
de niñez, en Santiago de Chuco. Cuando narré de su falda de franela; de sus/ afanes, de su andar”; //
los contactos con Lucho de la Puente y el episo- de su sabor a cañas de mayo del lugar” (Los subraya-
dio acaecido en su hogar, mi tía Natividad (Nati- dos me corresponde), son todos ellos referentes me-
va, en los versos de Vallejo), amiga, confidente, tonímicos que la caracterizan icónicamente y que nos
condiscípula y contemporánea de Rita Uceda, remiten a la mujer única que es el personaje lírico del
espetó sutilmente: “Como no llorar por el pri- célebre poema. Fue merced a la explicación de otro de
mer amor”, hecho que fue corroborado por mis los familiares, en este caso de Mary del Carmen Vallejo,
parientes”. (La República – jueves 15 de abril de que se nos permitió entrar en el sentido del sintagma
1999. CULTURAL, 17). poético “planchaban en las tardes blancuras por venir”
(ver ut supra). Se trata de la forma tan solícita como la
Natividad Vallejo con frecuencia se ufanaba de haber
joven Rita Uceda, por aquellos días en que se anun-
propiciado esa relación sentimental, pues es ella quien
ciaba el retorno de César Vallejo a su pueblo, ella se
se encargaba de llevar y traer las misivas de amor que
allegaba a la casa de la familia con buena voluntad de
se intercambiaban entre ambos, mientras les era im-
ayudar a planchar las camisas blancas que debía usar
posible verse a causa de la franca negativa del matri-
Vallejo. De ahí la imagen: “planchaban en las tardes
monio Uceda-Callirgos que se oponía a tal relación.
blancuras por venir”.
Entonces existía un censurable distingo social entre
las familias ricas y pobres en la comunidad santiago- Por mi parte, debo exponer que cuando llegué a cono-
chuquina. cer a la protagonista lírica de Idilio Muerto (1957), ella
frisaría aproximadamente los 60 años: lucía talle fino y
“Lo curioso –dice el deponente- es que cultivé una
la piel del rostro ligeramente bronceada. La confesión
amistad sincera con Luis Felipe de la Puente Uceda
de parte de que ella era realmente la protagonista del
desde los años escolares, cuando estudiábamos en el
poema, vertida en la entrevista sostenida con Gonzalo
C.E. N° 1278, más tarde N° 80522 y, en la actualidad, lla-
Fernández Gasco (ver ut supra), releva de pruebas y se
mado C.E. Manuel Encarnación Saavedra, en honor de
convierte en la fuente más confiable.
su distinguido director. En Trujillo, los estudios secun-
darios los realizamos en colegios distintos: Luis Felipe A este respecto, debo también expresar que la con-
estudió en el Colegio Particular “Instituto Moderno” y fusión hilvanada al principio por biógrafos y críticos
yo en el Colegio Nacional “San Juan”. Esta amistad, sin literarios, desde que la formulara Francisco Izquierdo
embargo, perduró hasta llegar a la Universidad Nacio- Ríos, al señalar a Martina Gordillo Peláez, como la au-
nal de Trujillo. Conmigo, de la Puente se mostró siem- téntica Rita, y el vínculo sentimental posterior de Otilia
pre reservado sobre el particular y jamás hizo la menor Vallejo Gamboa, atribuida por Juan Espejo Asturriza-
alusión a los vínculos sentimentales mantenidos entre ga, André Coyné y, veladamente, por Alcides Spelucín,
su distinguida madre y el poeta. Probablemente no se basadas sólo en especulaciones, queda ahora despe-
enteraría sino más tarde”. (Entrevista del viernes 05 de jada: Rita responde a un nombre real y no a un pseu-
marzo de 2010, en el distrito de Magdalena, Lima). doapelativo asignado estereotipadamente a cualquier
mujer misteriosa o indeterminada, cuyo nombre real
En mi opinión, la tesis vivencial de Rita Uceda adquie-
fue ostensiblemente ocultado.
re validez y fuerza histórica en la versión hecha, de
manera unánime, por los familiares del poeta en línea A diferencia de otras versiones, reseñadas en este tex-
recta hasta el tercer grado de consanguinidad. Eso, de to, nuestra tesis, por lo contrario, se inspira en fuen-
un lado, y por el otro, no se debe desatender la que tes fidedignas, biográficas e históricas, no sólo por la
propone del propio Luis Felipe Uceda recogido perso- calidad de los protagonistas, sino por las evidencias
nalmente por quien esto escribe hace ya más de 53 existenciales de la pareja sentimental sobre quienes
años, como fue expuesto en renglones precedentes. obtuvimos información familiar respecto a este espe-
cífico particular.
Es probable que el político marxista y conductor del
MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), se Vallejo retornaba a su lar natal en los días últimos de
haya enterado tardíamente, cuando éste descubrió en diciembre y permanecía ahí los tres meses que co-
la poesía de César Vallejo, los valores sociales, ontoló- rresponden a las vacaciones estudiantiles, de manera

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DETERMINANACIÓN BIOHISTÓRICA DE RITA EN EL POEMA “IDILIO MUERTO” DE CÉSAR VALLEJO

que las relaciones entre él y la adolescente Rita Uceda sar Vallejo es original y relevante y condicen con los
probablemente eclosionó en 1915 y se proyectó hasta contextos ambientales y humanos. Su representación
mediados de 1917, tracto en que se inicia la relación atmosférica, los referentes culturales y sociales del ser
con la jovencita trujillana Zoila Rosa Cuadra, amor que y hábitat andinos, en el poema Idilio Muerto los halla-
trastornó la vida del poeta por la experiencia dramáti- mos en los connotadores: junco, capulí, lluvia, falda,
ca y dolorosa en que se desenvolvió hasta el punto de franela, celaje, tejas, cañas de mayo y pájaro salvaje.
verse obligado a abandonar los estudios de jurispru-
dencia y viajar, exabruptamente, a Lima. Numerosos Referente a capulí este es un árbol que se cultiva en la
poemas aparecidos en “Los Heraldos Negros” y “Trilce” región y da un fruto dulce parecido a la uva y en cuan-
están referidos a narrar ese atormentado idilio. to a junco es de tallo recto, llano y flexible que crece
en lugares pantanosos. Abunda en el valle Chambuc
Es evidente que la mujer evocada en “Idilio Muerto” a cinco kilómetros de la ciudad de Santiago de Chuco.
responde a una característica ideal, de tonos espiritua- Con respecto a la frase “falda de franela”, se trata de un
les y motivación familiar, ya sea por el trato o la cerca- tejido de lana muy utilizado en la sierra hasta media-
nía amical mantenida entre ellos dos. dos del siglo pasado, en la compostura de faldas y ca-
misas para mitigar el crudo frío en invierno: las había
En la poética de amor vallejiana hallamos sólo dos ca- de manufactura inglesa y nacional, de modo que eran
sos de visible vaporosidad romántica que distinguen de uso de ricos y de pobres.
a otros poemas testimoniales aparecidos a lo largo de
su creación lírica: el uno es DESHORA, poema de in- Dentro de ese cariz sentimental, el poema DESHORA,
tencionalidad totalmente espiritual dedicado a María cuya atmósfera filtra un vaho espiritual cristiano, sirve
Rosa Sandoval y, otro, “Idilio Muerto”, con la temática al poeta para lamentarse de la pérdida de un amor ce-
andina que ha rebalsado las expectativas de los críti- lebrado en su sagrada pureza que atañe a María Rosa
cos por la ternura, la intensidad de los sentimientos y Sandoval, a quien conoció por los años de 1915-1916,
la llaneza formal del estilo lírico. (Spelucín: Contribu- al abrigo de la amistad de los componentes del Gru-
ciones al conocimiento de César Vallejo, 1989: 56). po Norte entre los que figuraba Francisco Xandóval,
hermano mayor de la inteligente joven. Este romance
El poema, probablemente, como manifiesta Alcides de rigor casi platónico inspiró escasos poemas pero de
Spelucín, no satisfizo el gusto estético de su autor, sin profunda sustancialidad afectiva. De esta delicadísima
presagiar la admiración que años más tarde habría de y singular mujer se ha logrado salvar algunos pasajes
despertar en críticos y lectores. del Diario de vida que ella escribiera por esos días, al-
guna de cuyas páginas han sido reproducidas en el
“Idilio Muerto” es un poema de transversal expresión libro de Rivero Ayllón (2004: 107-115) Mi Ananqué y
ecológica y de intenso entrañamiento nostálgico. Su dos diarios íntimos, de Francisco Xandóval y María Rosa
estructura formal es la de un soneto frustrante, sujeto Sandoval, que revelan el temperamento de una mujer
a ritmo y rima homofónica, pero de versos no isomé- culta, sensitiva y exquisita.
tricos, pues emplea indistintamente versos de 14, 12
y 7 sílabas.

El título es ya indicador de un acabamiento definitivo:


un amor que no volverá a eclosionar. El poeta muestra
en él el recuerdo por la mujer que caló muy hondo en
su corazón, y a quien invoca para sentir en su espíritu
esos momentos de felicidad interior. Los elementos
culturales con que se construye el poema resume en
pocos versos la plácida evocación del clima, la natura-
leza silvestre de la región y los rasgos físicos y proxémi-
cos de la mujer amada que es quien “Ha de estarse a la
puerta mirando algún celaje/ y al final dirá temblando:
“Que frío, hay Jesús” y llorará en las tejas un pájaro sal-
vaje”.

En las estrofas del poema, Rita no responde al ícono


de una mujer mítica y misteriosa; es, por el contrario,
una persona real, no ficta, a quien se le evoca en sus
propiedades reales: Tez color de capulí, cuerpo fino y
erguido, falda de franela, su modo de andar, etc. La
atmósfera estacionaria de invierno, la naturaleza en
acción y la actitud situacional de los protagonistas na-
turales, dejan ver un panorama de pronunciado color
andino. César Vallejo en su juventud.

La riqueza lexical y semántica en los poemas de Cé-

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Juan Paredes Carbonell

CONCLUSIONES

1) Los exégetas y biógrafos predeterminaron 5 probables Ritas que encarnaran a Rita del poema IDILIO
MUERTO: Martina Gordillo Peláez, Deidamia García Zavaleta, Gabina Salamanca, Rita Deza y Rita Uceda
Callirgos.

2) Las cuatro Ritas primeras anunciadas en el parágrafo 1) carecen de sustento sólido y sólo se trata de
versiones aleatorias sin argumentos viables.

3) La auténtica Rita, con sustento histórico-biográfico, y, por lo tanto, real, es RITA UCEDA CALLIRGOS,
madre del guerrillero Luis Felipe de la Puente Uceda, confirmado por los hermanos de César Vallejo,
entre otros, Victoria Natividad y Manuel Natividad Vallejo Mendoza; y por los amigos y compañeros de
aventura político-social Gonzalo Fernández Gasco, lugarteniente de Luis Felipe y el adicto seguidor
Eladio Ruiz Cerna.

4) La versión recogida directamente de Luis Felipe de la Puente Uceda, por el crítico literario Juan Paredes
Carbonell en 1957, e investigado diacrónicamente, tienen fuerza veritativa y confirmativa.

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