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Intoxicaciones voluntarias como intento de

suicidio

Las intoxicaciones exógenas agudas son tan antiguas como la humanidad.


Desde épocas remotas el hombre ha estado expuesto a disímiles tipos de
venenos. Cuando hacemos referencia a la morbilidad del adolescente, tenemos
que tener en cuenta las intoxicaciones. En esta etapa de la vida las
intoxicaciones revisten características especiales y un rasgo distintivo es la
intencionalidad, siendo la exposición al tóxico de forma voluntaria con un objetivo
o finalidad, por lo que se clasifican en suicidas y por consumo de drogas
llamadas por algunos autores como recreacionales, constituyendo un gran
drama para el adolescente, la familia y la sociedad.

Para referirnos a la intoxicación intencional suicida debemos valorar dos


aspectos: la conducta suicida y las características del adolescente. El suicidio,
definido como el “acto humano de autolesionarse con el fin de perder la vida”,
constituye una muerte voluntaria, considerada por la mayoría de los científicos
sociales como una conducta compleja que tiene causas biológicas, psicológicas
y sociales.

El servicio de urgencias es con frecuencia el primer punto de contacto entre el


adolescente con intento de suicidio y la asistencia clínica, lugar donde se
procede a la estabilización médica antes de recibir valoración psiquiátrica. Una
de las principales preocupaciones de los médicos después de dar el alta
hospitalaria al adolescente con conducta suicida es la existencia de la
probabilidad de que el paciente repita la tentativa de suicidio.

En el servicio de urgencias, en este tipo de intoxicaciones es frecuente la


necesidad de intervención terapéutica para estabilizar al paciente, la realización
de exploraciones complementarias y el ingreso hospitalario. Una buena
alternativa al ingreso tradicional lo constituyen las unidades de corta estancia, en
las cuales podemos realizar el diagnóstico y el tratamiento de la intoxicación y
un primer abordaje de la situación psiquiátrica del adolescente. A partir de aquí
se puede establecer el recurso más apropiado para un posterior seguimiento.

¿Qué hacer con un paciente con conducta suicida que desea abandonar el
servicio de urgencias antes de ser valorado?

Si un paciente con una conducta suicida desea marcharse antes de haber sido
realizada una evaluación de su estado y son infructuosos los intentos de
persuasión para que permanezca en el servicio de urgencias, se deberá intentar
valorar al paciente lo antes posible y si es necesario tomarlas medidas que se
consideren oportunas, especialmente si la persona continúa expresando
intencionalidad suicida.
En algunos casos (riesgo de auto o heteroagresión) se habrá de valorar, incluso,
la idoneidad de utilizar medidas de contención. Es importante tener en cuenta
que los pacientes que abandonan el servicio de urgencias antes de una
adecuada evaluación, tienen un alto riesgo de repetición de su conducta suicida.

En los casos en que los pacientes se nieguen a recibir tratamientos que


potencialmente pueden salvarle la vida, será muy importante realizar una
evaluación de la competencia para la toma de decisiones.
Al abandonar el hospital el paciente debería recibir por escrito, tanto el plan de
tratamiento y seguimiento en la unidad salud mental, como aquella información
necesaria acerca de cómo recibir ayuda futura.

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