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En el transcurso de casi 40 años, Almodóvar ha sacado inspiración de una amplia

gama de fuentes: Alfred Hitchcock, películas de clasificación B, Pina Bausch, por


mencionar algunas. Pero es su fascinación con las mujeres y su capacidad para
conjurar personajes femeninos memorables lo que permanece constante.

Tiene una capacidad inusual para observar a las mujeres con una verdadera
sensación de empatía. Puede destacar sus emociones y sus fortalezas, y a
menudo es muy divertido. Muestra a las mujeres en un forma muy diferente a lo
que vemos habitualmente en el cine. Las películas que un director hace son un
reflejo de él mismo, y así es como él ve a las mujeres".

A la inversa, Almodóvar a menudo encuentra a los personajes masculinos


limitados. "Pienso que, hasta muy recientemente, los hombres en la cultura
española estaban bastante restringidos", dijo, con papeles que se limitaban al
amante latino, el héroe machista o el hombre de la casa. "Ha tomado un tiempo
llegar a un punto ahora en que podemos encontrar diferentes facetas en los
personajes masculinos. Los hombres son algo así como los protagonistas de
historias épicas, pero realmente lo que más me interesa son las historias que
tratan con lo ordinario, con la cotidianidad".

Las mujeres le han ayudado a crecer cinematográficamente también. Almodóvar


dijo que fue Carmen Maura, una de sus primeras musas, quien lo empujó a dar el
salto a las películas de 16 milímetros, desde el formato Super-8. Otra actriz, Rossy
de Palma, quien conoció a Almodóvar en Madrid a principios de los años 80 y se
convirtió en su colaboradora de toda la vida, dijo que ella y otros en el escenario
artístico de Madrid influyeron y lo alentaron.

Maura y De Palma aparecen una y otra vez en las películas de Almodóvar, y


verlas envejecer a través de sus cintas añade intensidad y profundidad a su retrato
de las mujeres.

A diferencia de mucho de lo que se da en Hollywood, las apreciaciones de


Almodóvar de la belleza femenina no se restringen a las mujeres más jóvenes. "Es
mucho más profundo", dijo De Palma. "La belleza está en los ojos. Está en los
ojos a través de los que se vive, y recorren la vida. La forma en que una se ve se
vuelve diferente. En Julieta, se ve a más jóvenes y más viejas y todas las mujeres
son celebradas".

Marisa Paredes, ahora de 70 años de edad, ha trabajado con Almodóvar a lo largo


de su carrera. Y, cada vez, la edad de su personaje fue adaptada para reflejar la
de ella, ya fuera en Entre tinieblas (1983), en la cual interpretó a una monja
excéntrica o la cinta de suspenso de 2011 La piel que habito, en la cual fue la ama
de llaves de un cirujano plástico perverso. "Nunca pretende hacer algo más", dijo
Paredes. "Si quiere a una actriz de 40 años, esa es la actriz que busca".

Almodóvar explicó que "me gusta trabajar con personas que son fotogénicas, lo
cual no tiene nada que ver con cuán hermosas sean. La cámara decide quién le
gusta y a quién rechaza". Ofreció ejemplos contrastantes: "Penélope es muy bien
tratada por la cámara, pero al mismo tiempo también adoro a Rossy de Palma,
cuya belleza es desequilibrada en comparación". Su rostro, añadió, "es cinemático,
expresivo y hermoso".

En Julieta, la belleza y el envejecimiento son temas dominantes, y Suárez, que


interpreta a la mujer mayor que hace frente a la tragedia, dijo que acertar a los
detalles de su apariencia –el tono del cabello rubio, las gafas oscuras– es un sello
distintivo de Almodóvar. "Hay un librero en el fondo en una toma, y uno puede
estar seguro de que él va a revisar cada libro y a asegurarse de que cada libro sea
el correcto".

Mucho antes de que empiece a filmar, Almodóvar es igual de específico sobre la


preparación de sus actrices. Para Julieta, Almodóvar dio a Suárez un ejemplar de
The Year of Magical Thinking de Joan Didion por su enfoque en el dolor del duelo
y el abandono, dijo Suárez. También le sugirió que estudiara las pinturas de
Lucian Freud, viera las películas de Louis Malle y Stephen Daldry, y estudiara el
trabajo de actrices como Jeanne Moreau y Gena Rowlands.

Todos estos detalles ayudan a hacer a las mujeres que escribe tan vívidas.

Al final, dijo Suárez: "Es un hombre con una gran sensibilidad y con un sentido
trágico de la vida. Pienso que las mujeres terminan sirviendo como vehículo para
que él exprese todos estos sentimientos".

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