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Imagen 1: Eclosión
CRECIMIENTO:
Los insectos crecen en ciclos alternativos entre los cuales se producen las mudas.
Los tejidos pueden crecer mediante la multiplicación de las células, gracias a un
aumento de tamaño de cada célula o mediante ambos procesos simultáneamente.
Cuando los tejidos crecen por multiplicación celular, suelen pasar de larva a
adulto con muy pocos cambios.
Si crecen por aumento del tamaño de sus células, se suelen destruir durante la
fase de pupa y son reemplazados por nuevos tejidos del adulto. Las partes del
cuerpo tienden a crecer con índices distintos unas de otras y del total del cuerpo,
como consecuencia, frecuentemente se produce un crecimiento alométrico.
Tanto el crecimiento como el desarrollo postembrionario de los hexápodos están
controlados por un sistema neuroendocrino y regulado por una amplia serie de
factores ambientales, como el fotoperiodo, temperatura, humedad y nutrición.
Imagen 2: Crecimiento
MUDA:
Antes de la muda el insecto suspende su alimentación y permanece en reposo
durante un corto tiempo. Aunque en los insectos inmaduros la capa epidérmica
celular de la pared del cuerpo puede crecer y extenderse, la cutícula no puede ni
crecer ni estirarse. Por lo tanto, a fin de permitir el aumento de tamaño corporal,
un insecto debe producir periódicamente una nueva cutícula de mayor tamaño y
mudar la vieja. Este fenómeno de cambiar la "piel" vieja se denomina muda o
ecdisis. Éste es uno de los procesos fisiológicos más importantes de los insectos.
El acto efectivo de la muda va precedido de la formación de una nueva cutícula
por debajo de la vieja.
Han sido observadas las siguientes fases en este proceso:
1. Primero la vieja cutícula se afloja para formar un pequeño espacio entre ella y
las células epidérmicas. Simultáneamente pueden multiplicarse Las células
epidérmicas.
2. Son segregados enzimas en el espacio por debajo de la cutícula y empiezan a
digerida.
3. Las células epidérmicas empiezan a secretar la nueva cutícula.
4. Las células epidérmicas, aparentemente, continúan absorbiendo la cutícula
vieja digerida y emplean este material para engrosar la nueva cutícula. Hasta
el 85 por ciento de la vieja cutícula puede ser digerida.
5. Cuando la nueva cutícula está a punto de terminarse, ciertas glándulas
dérmicas agrandadas descargan sus contenidos por encima de la cara externa
de la nueva cutícula. Esta secreción forma la última capa cerosa de la
epicutícula.
6. Cuando la nueva cutícula está completamente formada, el insecto debe salir
de la vieja. La hendidura inicial se efectúa a lo largo de una línea media de
cutícula frágil, extendida típicamente a lo largo del dorso del tórax. Esta
ruptura es producida por la presión de la sangre. El insecto contrae el
abdomen, forzando a la sangre a penetrar en el tórax y obligándole a
combarse hasta que la cutícula se hiende por la línea de fragilidad. El insecto
puede tragar aire (o agua si es acuático) para ayudarse en este proceso.
Seguidamente el insecto se retuerce y escapa de la vieja piel. Antes o en esta
fase, los líquidos de la muda son por lo general reabsorbidos por el cuerpo, de
tal manera que al tiempo de efectuada el espacio entre la piel nueva y la vieja
puede estar seco.
7. Durante un corto período después de efectuada la muda, la nueva cutícula es
elástica, por lo menos en las porciones no esclerosadas (membranosas). Por
consiguiente, durante este corto período el insecto estira la cutícula para
acomodar el aumento esperado de tamaño corporal antes de la próxima muda.
BIBLIOGRAFIA:
Davies, R. 1991. Introducción a la Entomología. Edic. Mundi Prensa.
Madrid.
Ross, H. 1968. Introducción a la entomología general y Aplicada. Edic.
Omega S.A. Barcelona. Viedma.