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Fecha de impresión : Sábado, 13 de Marzo 2010

Infecciones vaginales y riesgo en el embarazo

En el embarazo se juntan dos factores que hacen a la embarazada más sensible a


contraer una infección.

El cambio hormonal en todo su cuerpo afecta su sistema inmune.

Debido a que el bebé tiene elementos del padre ajenos a ella, el cuerpo disminuye
sus defensas para evitar desconocerlo y atacarlo como si fuera una enfermedad.

Riesgos

Estas infecciones representan riesgos especiales para las mujeres embarazadas y


sus bebés, porque pueden causar:

Aborto espontáneo.

Embarazo ectópico (cuando el embrión se desarrolla fuera del útero, generalmente


en una de las trompas de Falopio).

Parto prematuro (antes de cumplidas las 37 semanas de embarazo).

Nacimiento sin vida, defectos de nacimiento y enfermedades.


La muerte del bebé recién nacido.

Lo más frecuente es que el bebé se infecte durante el parto al pasar por un conducto
pélvico infectado. Sin embargo, algunas de estas infecciones pueden cruzar la
placenta e infectar al feto.

El mayor riesgo que las infecciones urinarias y vaginales conllevan es la aparición de


contracciones con el riesgo de partos prematuros.

Aunque los doctores no están seguros de por qué ciertas infecciones vaginales
pueden conducir a partos prematuros, el Dr. Andrei Rebarber, director de Medicina
Fetal Maternal en el Centro Médico de New York University indicó que existen varias
teorías.

"Pudiera ser que una infección promueva la madurez del cuello del útero", comentó
Rebarber. En este caso, el cuello uterino dilata antes de lo que debería,
estableciendo el comienzo del proceso

de parto. Además, el organismo de infección puede irritar el útero, lo que provoca


que empiecen las contracciones.

"La combinación de las contracciones y la madurez cervical trabajan juntas para


provocar un parto prematuro", dijo Rebarber.

Los partos prematuros son la principal causa de mortalidad infantil y de


enfermedades como retraso y déficit neurológico y fisiológico del bebé.

PREVENCION

Revisión Prenatal

El tiempo óptimo para detectar la infección y para el tratamiento, debería ser antes
del embarazo. Se recomienda en las pacientes que se vayan a embarazar, que se
realicen pruebas de rastreos para la vaginosis bacteriana.
Todas las mujeres embarazadas deben realizarse una prueba para determinar si
tienen clamidia. Las pruebas pueden realizarse con una muestra de orina o líquido
vaginal obtenida con un hisopo.

Revisión en el embarazo

Es muy importante que ese estudio se repita en el momento de la primera visita al


médico al principio del embarazo. Siempre que se lleve a cabo un diagnóstico
precoz, su tratamiento es sumamente efectivo e inocuo para el bebé (con antibióticos
en el primer caso y con antibióticos o antimicóticos locales en el segundo según el
germen que la produzca).

Considerando todo esto, es muy importante que ante cualquier duda o síntoma se
consulte al médico ya que las consecuencias pueden ser importantes y a su debido
tiempo la solución es fácil.

TRATAMIENTO

Siempre que se lleve a cabo un diagnóstico precoz, su tratamiento es sumamente


efectivo e inocuo para el bebé (con antibióticos en el primer caso y con antibióticos o
antimicóticos locales en

el segundo según el germen que la produzca). Son pocos los medicamentos para
estas afecciones que pueden ser utilizados sin efectos teratogénicos (que son
dañinos para el bebé) durante el embarazo, por lo tanto no se debe automedicar ni
aceptar el consejo de cualquier persona que no sea el médico.

Aunque hasta el día de hoy no se han reportado efectos teratogénicos asociados al


tratamiento con Metronidazol, este no debe administrarse hasta después de iniciado
el segundo trimestre del embarazo.

El objetivo terapéutico es prevenir los resultados adversos sobre el bebé y el


embarazo, además de aliviar los síntomas.
La pareja de la mujer también debería tratarse ya que la infección puede continuar
transmitiéndose mutuamente.

Medidas que ayudan a prevenirlas

Una mujer embarazada está más propensa a desarrollar infecciones vaginales en


presencia de las siguientes situaciones:

Elevación de la temperatura del área genital.

Cambios del pH vaginal.

Contaminación con materia fecal.

Cambios hormonales.

Por lo tanto se recomienda:

Uso de ropa interior de algodón, este tipo de prendas evitan un incremento de la


temperatura local, lo cual es más común con las prendas de telas sintéticas.

No se recomienda el uso de ropa muy pegada al cuerpo como los pantalones muy
ajustados, ya que esto incrementa la temperatura local.

Después de defecar asegurarse que la limpieza del ano se efectúa hacia atrás y no
hacia delante. Si no se hace en la forma correcta se llevan bacterias de la región
anal, donde no ocasionan infección, a la región vaginal donde sí producen
enfermedad.

Lavar la ropa íntima en forma separada y con un jabón neutro, libre de perfumes y
demás sustancias químicas que pueden resultar irritantes

Los baños de asiento y los lavados vaginales NO se recomiendan.


En pacientes diabéticas el adecuado control de las cifras de azúcar en sangre evita
la infección vaginal, principalmente por hongos.

En ocasiones, los coitos repetidos, mediando entre ellos un corto espacio de tiempo,
pueden alterar el pH ácido de la vagina debido al pH alcalino del semen.

Existen algunas situaciones que no puedes modificar, como serían los cambios
hormonales propios del embarazo y la disminución de la respuesta inmune en esta
etapa. Lo importante es identificar a tiempo cualquier flujo anormal y acudir
inmediatamente al doctor para que ésta se trate a tiempo.

Tratamiento con probióticos

Se recomienda a toda mujer y en especial a las embarazadas que sufran de


infecciones urinarias o vaginales recurrentes, la ingestión diaria de una taza de
yogurt o leche cultivada que contengan Lactobacillus en su composición, tratamiento
que no es costoso, que carece de contraindicaciones (salvo la intolerancia a los
lácteos) y que además es totalmente inocuo.

El uso de probióticos por vía oral puede restaurar y mantener la flora vaginal normal
(mantenimiento de los gérmenes normales en la vagina), y disminuir también la
contaminación por hongos y bacterias intestinales.

Los probióticos son provistos principalmente a través de productos lácteos y píldoras


o cápsulas de suplemento dietético, conteniendo específicamente un bacilo llamado
Lactobacillus Rhamnosus y Lactobacillus Fermentum.

El uso continuado de estos lácteos reduce la incidencia de infección vaginal por


hongos, bacterias y otros organismos. También estas investigaciones demuestran
una reducción significativa en la aparición de episodios de infecciones urinarias
(cistitis recurrentes).

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