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VIOLACIONES A LOS DERECHOS

HUMANOS E INFRACCIONES AL
DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO EN EL
MAGDALENA MEDIO
COLOMBIANO
1998-2008

OBSERVATORIO DE PAZ
INTEGRAL DEL MAGDALENA
MEDIO

Barrancabermeja, agosto de 2008


OBSERVATORIO DE PAZ INTEGRAL
Carrera 9ª No. 6B-93 Edificio La Tora, Oficina 603
Barrancabermeja, Santander
PBX: (7) 6220274
Sitio Web: www.opi.org.co
Correo electrónico: opi@opi.org.co

Santiago Alberto Camargo


Coordinador
Ademir Luna Rodríguez
Analista sobre DDHH y DIH
Cesar Augusto Moreno Pinzón
Analista sobre Acciones Colectivas por la Paz

El Observatorio de Paz Integral OPI es un espacio y ejercicio permanente de carácter


interinstitucional e interdisciplinario de seguimiento, análisis y visibilización de las acciones,
procesos y problemáticas del Magdalena Medio, con el propósito de avanzar hacia una paz integral.
En el participan la Diócesis de Barrancabermeja, la Universidad de la Paz UNIPAZ, la Corporación
Regional para la Defensa de los Derechos Humanos CREDHOS, el Programa Desarrollo y Paz del
Magdalena Medio y la Defensoría del Pueblo Regional Magdalena Medio.

Este documento se ha realizado con el apoyo del Laboratorio de Paz del Magdalena Medio. La
información y los puntos de vista que se exponen, reflejan exclusivamente el análisis realizado por
el equipo del Observatorio y no comprometen a la Comisión Europea.
PRESENTACIÓN

El Observatorio de Paz Integral OPI, presenta en este informe una enumeración cronológica
de los casos de violación a los derechos humanos e infracción al derecho internacional
humanitario, acontecidos en el Magdalena Medio1 entre enero de 1998 y junio de 2008.

La elaboración de este documento ha sido un esfuerzo conjunto de dos equipos de trabajo.


El Centro de Investigación y Educación Popular CINEP, suministró los casos que
corresponden a los años 1998-2005 y el Observatorio de Paz Integral OPI hizo lo mismo
para los años 2006-2008. La obtención de los datos para la elaboración de los casos ha sido
posible gracias al trabajo de muchas personas y organizaciones sociales de la región.

Mas de 2.000 personas aparecen en este informe. Personas civiles que fueron agredidas en
el marco del conflicto armado, económico, social, político y cultural que acontece en
nuestra tierra. Las víctimas sobrevivientes a las agresiones y los familiares, vecinos y
amigos de las víctimas que no sobrevivieron o que continúan desaparecidos, andan hoy por
la calle preguntándose porqué sucedió este horror. Preguntándose quien lo hizo.
Preguntándose, porqué los autores de estas agresiones no fueron castigados. Preguntándose
quien va a reparar todas las pérdidas materiales y todas las secuelas psicológicas que ha
dejado esta guerra irregular.

Sabemos que en esta enumeración no se encuentran todas las víctimas. Fueron muchas más,
pero solo hemos podido acopiar la información que hoy presentamos. Aún hoy, muchas
personas que conocen de graves agresiones, no hablan, no cuentan su caso. Permanecen en
silencio llorando a sus seres queridos. Tienen miedo de hablar y contar lo sucedido. Por
ello, nunca sabremos con exactitud la magnitud del desastre. Nunca sabremos todo lo que
en verdad pasó. No obstante, seguiremos empeñados en reconstruir esta verdad histórica de
lo que ha sido el poblamiento y repoblamiento de nuestra región y cual ha sido el costo
social del ‘desarrollo’ que se nos ha impuesto.

El OPI espera contribuir con este informe a enriquecer la información sobre los hechos
acontecidos en los últimos 10 años. Todo ello, con miras a dar un aporte hacia la
construcción de una sociedad más justa y más digna, y a la búsqueda de una paz integral y
sostenible, tanto en el ámbito regional como nacional. La meta en la cual se inscribe este
informe es ambiciosa: contribuir a la construcción de una sociedad regional
económicamente productiva, socialmente solidaria, políticamente plural y éticamente
respetuosa de los derechos humanos integrales.
1
Se ha tomado la región del Magdalena Medio, como la unidad socio-espacial de 30.200 kilómetros
cuadrados entre la Latitud Norte: 6a 08" y 8o 22" y Longitud Oeste: 73a 02" y 75o 00" (2,7% del área
nacional). Este territorio alberga alrededor de 800 mil habitantes en 30 municipios, distribuidos así:
Departamento de Antioquia: Puerto Nare, Puerto Berrío y Yondó. Departamento de Bolívar: Cantagallo, San
Pablo, Santa Rosa del Sur, Simití, Morales, Arenal, Río Viejo, Tiquisio y Regidor. Departamento del Cesar:
La Gloria, Gamarra, Aguachica, San Martín y San Alberto. Departamento de Santander: Rionegro, Sabana de
Torres, Puerto Wilches, Barrancabermeja, Betulia, San Vicente, El Carmen, Simacota, Puerto Parra,
Cimitarra, Landázuri, Bolívar y El Peñón. Esta unidad socio-espacial no corresponde con la actual división
política-administrativa, sino con la propuesta de intervención que el PDPMM ha hecho explícita desde el año
1996.
SINTESIS DEL MARCO CONCEPTUAL ADOPTADO POR EL OPI

1. La violación a los Derechos Humanos

Se entiende por violación a los derechos humanos aquellos actos realizados por agentes
estatales civiles o militares, o por agentes particulares, privados, no estatales o a-estatales,
apoyados por acción o por omisión de cualquier autoridad estatal, militar o civil, que
atentan contra la dignidad humana y las libertades y derechos fundamentales derivadas de
ella. Es deber del Estado colombiano garantizar y proteger los derechos expresados y
reconocidos por los instrumentos, organismos y procedimientos que conforman el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, como lo determinan los artículos primero y
segundo de la Convención Americana sobre derechos humanos. Se realiza un acto
violatorio a los derechos humanos en los siguientes casos:

Primer criterio: cuando existe un acto o agresión que es realizado por un agente directo del
Estado (civil o militar), o cuando hay una ausencia del deber de garantía por parte del
Estado, para que un particular lo realice. Se viola el deber de garantía, cuando:

 La autoridad estatal (civil o militar) tiene conocimiento del hecho.


 Hay una cadena de víctimas o hechos continuos, sin la debida respuesta estatal (civil
o militar).
 La impunidad es de tales proporciones que se convierte en un factor facilitador.
 Existe materia sobre el acto: si está definida por algún tratado internacional
(derechos fundamentales, derechos civiles y políticos o derechos económicos,
sociales y culturales).

Segundo criterio: cuando el acto tiene uno de los siguientes móviles:

 Persecución política
 Intolerancia social
 Abuso de autoridad

o cuando atenta sobre la materia o bienes jurídicos protegidos (derechos fundamentales),


tales como:

 La vida: genocidio, exterminio, ejecución extrajudicial, atentados o amenazas


 La integridad: tortura, heridas, violencia sexual
 La libertad: desaparición forzada, detención arbitraria, deportación, desplazamiento
forzado.
2. La infracción al Derecho Internacional Humanitario

Se entiende por violaciones al DIH, aquellas acciones que van en detrimento de las normas
aplicables en los enfrentamientos bélicos, reconocidas en los Convenios de la Haya de 1899
y 1907, los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y los dos protocolos adicionales de 1977.
La regla de oro del derecho internacional humanitario consiste en la separación entre
combatientes y no combatientes a fin de garantizar a unos y otros en la medida en que se
conviertan en victimas o queden fuera de combate por cualquier razón, un tratamiento
humano, contenida en el Artículo tercero común a los 4 convenios de Ginebra2.

Son infracciones graves al DIH, aquellas acciones mediante las cuales:

 Se utilizan medios ilícitos de guerra, que van en contra de la economía de los


sufrimientos, a través del uso de armas que causan mas daño a la eliminación del
contrario. Perfidia (utilizar la buena fe del adversario para eliminarlo), ataques
indiscriminados, desplazamiento forzado, pillaje, ataque a misiones medicas,
religiosas o humanitarias.
 Se realizan ataques a objetivos ilícitos (objetivos no militares): bienes civiles,
bienes religiosos y culturales, bienes necesarios, fuerzas peligrosas, infraestructura
vial.
 Se realiza un trato indigno o inhumano:
inhumano: homicidio intencional de persona protegida
(población civil, heridos de guerra, etc.), herida intencional de persona protegida,
tortura, violencia sexual, escudo humano, toma de rehenes, amenaza individual o
colectiva, reclutamiento de menores, desplazamiento forzado.
forzado.

Nota aclaratoria

En el informe, se presenta de manera conjunta las acciones violatorias a los DDHH y al


DIH registradas en la base de datos del OPI, motivados por el registro de hechos que son
simultáneamente violaciones a los DDHH y al DIH.

El OPI registra hechos perpetrados por agentes directos o indirectos del Estado en el
contexto y dentro de la dinámica del conflicto armado que infringen normas humanitarias
aplicables a este y en tal sentido constituyen infracciones graves al Derecho Internacional
Humanitario, de igual forma y de acuerdo a los principios antes mencionados, son
violaciones a los Derechos Humanos.

Las categorías que presentan doble registro son:

2
Sobre el particular puede consultarse: Derecho Internacional Humanitario aplicable en Colombia. Artículo 3
común de los Convenios de Ginebra de 1949 (Ley 5 de 1960) y protocolo adicional II de 1977 (Ley 171 de
1994). Cruz Roja Colombiana y Cruz Roja Internacional. Folleto sin fecha. El Código Disciplinario (ley
734), aprobado el 5 de febrero de 2002, se publicó el 13 de febrero de 2002 y entró en vigor el 5 de mayo de
2002. Contiene normas disciplinarias que deben ser respetadas por los funcionarios públicos. En el artículo
34 se dispone, en particular, que todo servidor público debe "cumplir y hacer que se cumplan los deberes
contenidos en (...) los tratados de (d)erecho (i)nternacional (h)umanitario", y en el artículo 48 se consideran
faltas gravísimas "incurrir en graves violaciones (del) derecho internacional humanitario" y "desacatar las
órdenes e instrucciones contenidas en las Directivas Presidenciales cuyo objeto sea la promoción de los
derechos humanos y la aplicación del (d)erecho (i)nternacional (h)umanitario". Código disciplinario único,
Diario Oficial, año CXXXVII, n° 44.708, 13 de febrero de 2002. Tomado de:

http://www.icrc.org/Web/Spa/sitespa0.nsf/iwpList480/A7F41B005C452BCFC1256DE20032EF60.
Categorías del DIH Categorías de los DDHH
Homicidio intencional de persona Ejecución extrajudicial por (PP)*
protegida
Amenaza individual Amenaza individual por (PP)*
Amenaza colectiva Amenaza Colectiva por (PP)*
Tortura Tortura por (PP)*
Herida Intencional de Persona protegida Herida por (PP)*
Violencia Sexual Violencia Sexual por (PP)*
Desplazamiento colectivo Desplazamiento Colectivo por (PP)*
* Persecución política

3. La violencia política y social

El marco conceptual que adopta el OPI para el proceso de sistematización de información


referente a Violencia Política y Social, se ha tomado del marco conceptual que aplica el
Banco de Datos de violencia política del CINEP.

Se entiende por “violencia política y social” aquellos actos motivados por la lucha entorno
al poder político o por intolerancia frente a otras ideologías, etnias, religiones, culturas o
sectores sociales, estén o no organizados. También se registran como hechos de violencia
política y social algunas prácticas excepcionales de grupos armados insurgentes, o
recientemente de grupos desmovilizados, que no pueden tipificarse como violaciones a los
DDHH o al DIH por no estar tipificados allí. En esta categoría se registran los hechos en
los que no es posible determinar el responsable. Los móviles pueden ser por:

 Persecución política.
 Intolerancia Social.

La materia o bienes jurídicos protegidos son: asesinato, atentado, amenaza individual o


colectiva, tortura, herida, secuestro, desaparición forzada por autor no determinado,
desplazamiento forzado.

4. Acciones bélicas

Se entiende por “acciones bélicas” aquellos actos de confrontación armada de carácter no


internacional que se registraron en la región del Magdalena Medio colombiano y que se
ajustan a las normas del El Jus In Bello, expresión latina que traduce “Derecho en la
guerra” o “Derecho a la Guerra”, y que comprende las costumbres y las normas de la guerra
codificadas en los instrumentos del derecho internacional de los conflictos armados. Son
ellas:

 Combate
 Emboscada
 Uso de minas cuando el objetivo es militar
 Bombardeo o ametrallamiento
 Bloqueo de vías
 Ataque a objetivo militar
 Incursión
 Sabotaje

También se registra muertos en combate a pesar que la información no es precisa en prensa.

NOTA ACLARATORIA AL LECTOR

Es necesario precisar los siguientes aspectos a tener en cuenta en la lectura del informe:

Los casos mencionados se han reconstruido con base en la información, noticias y reportes
a los que pudo acceder el CINEP y el OPI en su ejercicio de recopilación de datos, y no
excluyen la posibilidad de que en el periodo descrito se hayan presentado hechos
adicionales a los registrados en este ejercicio. En tal sentido este informe se entiende como
un informe parcial.

El presente informe es un informe extrajudicial. De allí que no puede leerse como el


resultado de un proceso de investigación penal en el marco de la legislación colombiana. Su
valor radica en el conocimiento de hechos y acciones registradas como ciertas, por parte de
las personas, organizaciones sociales y entidades comprometidas con dar a conocer las
diversas situaciones que normalmente, en el marco estatal colombiano, quedan en la
impunidad, cuando son abordadas en los estrados judiciales competentes. En este sentido,
el presente informe busca sacar a luz “una verdad histórica”, que no siempre coincide con
la llamada “verdad jurídica” emanada en las sentencias judiciales.

La información presentada en este documento tiene un destinatario privilegiado. Las


víctimas de las violaciones a los derechos humanos y de las infracciones al derecho
internacional humanitario. Esta información les pertenece y a través de este documento la
hacemos llegar con la esperanza que estos hechos crueles no vuelvan a repetirse. Con la
esperanza que haya en nuestro país, verdad, justicia, reparación y no repetición de estos
hechos.

Queremos dedicar este informe a la vida de Manuel Gustavo Chacón, asesinado el día 15 de
enero de 1988, hace ya 20 años. Manuel Gustavo Chacón nació el 24 de mayo de 1953 en
Charalá, Santander. Siendo muy niño llega a Piedecuesta donde empieza a germinar la
semilla de la inquietud de la lucha por la vida y la libertad. Como deportista consumado
conoció a Maria Elisa quien fuera su esposa y madre de sus tres hijos. Poeta y cantor,
trabajó de la mano del sindicato de la USO y de los pobladores de los barrios populares de
Barrancabermeja. En enero de 2008 en un encuentro dedicado a su memoria fueron leídas
las siguientes palabras:

EVOCACIÓN DE LA VIDA DE MANUEL GUSTAVO CHACÓN


Cada vez con mayor frecuencia, las hojas del calendario nos sacuden, nos conmueven y nos
apremian. Se van desgranando lustros y décadas que marcan memorias dolorosas y que al
mismo tiempo nos obligan a confrontarnos con ese presente que día a día se nos va yendo
de las manos dejándonos el vacío interpelante de lo que pudo ser pero no fue.

Y es desde esa sensación desde donde invocamos muchas veces el pasado, tratando de
impedir que el olvido extermine los momentos y los procesos en que nos parecía sentir los
mundos ideales casi al alcance de nuestras manos, así fuera solamente por la fuerza moral
apabullante con que se le decía NO a la ignominia; NO a la injusticia; NO a los mundos
degradantes y abyectos que los poderes constituidos nos dibujaron como progreso y
desarrollo; NO a la falsas legitimidades construidas con leyes mercantilizadas; NO a la
fuerza bruta, aunque ésta tuviera el poder inapelable de matar y destruir.

La Barranca de los 70 y de los 80 evoca muchos sufrimientos y brutalidades que algún día
el Tribunal de la Historia tendrá la obligación de enjuiciar, pero también evoca resistencias
heroicas; tejidos compactos de solidaridades; multitudes que no escondían sus sentimientos
de condena y rebeldía frente a los poderes opresores sino que los convertían en gritos
convocantes que inundaban los espacios públicos y tensionaban la esperanza al ritmo de
marchas y concentraciones multitudinarias. Los paros cívicos con que se repudiaba casi
infaliblemente cualquier asesinato le merecieron a Barranca, en aquellos años, quizás el
lugar más destacado entre las resistencias urbanas.

Tal vez por todo esto fue que el Establecimiento la enfrentó con tanto ensañamiento,
combinando todas las formas del crimen: desde el paramilitarismo hasta la reingeniería
empresarial al servicio de los capitales transnacionales; desde las Redes de Inteligencia de
la Armada hasta la cooptación de líderes sobornados; desde la tortura y los cercos de terror
hasta los Reglamentos de Convivencia de los paramilitares en los barrios sometidos a su
dominio; desde los fraudulentos festines electorales hasta la proliferación de montajes
judiciales o las cadenas de desapariciones y masacres con que castigaron las últimas
marchas de los desplazados y ahogaron en sangre los últimos gritos de protesta.

La Barranca de los 70 y los 80 murió y fue sepultada. Sobre su sepulcro bien pudiera
entonarse una versión laica, conmovedora, de Las Lamentaciones de Jeremías, el profeta
bíblico de la tragedia. Quienes se reunieron otrora en sus concentraciones multitudinarias;
quienes impulsaron sus organizaciones sindicales, sus recuperaciones de tierras urbanas y
sus paros cívicos; sus ideales y plataformas políticas alternativas y sus redes solidarias,
podrán sobrevivir, pero el espíritu colectivo de la resistencia fijó su morada en el pasado y
hoy sólo es accesible como interpelación desestabilizadora.

Evocar a esa Barranca de los 70 y de los 80 es evocar también muchos rostros concretos en
los cuales tomaron cuerpo la resistencia y la dignidad en la exuberante riqueza de sus
expresiones.

Sin duda ninguna, Manuel Gustavo fue parte integrante de aquella Barranca insumisa y
creadora; soñadora y resistente. Fue parte de su mismo corazón, pues decidió vivir y actuar
en los estratos más sensibles de aquel mundo en ebullición. Con su flauta y su mochila
cargada de poemas, su vida misma fue testimonio convincente de que el acceso a otros
mundos posibles pasa irremediablemente por el corazón, donde sólo los sueños expresados
en poemas son capaces de seducir a los enamorados de la Vida en medio de los infernales
cercos de la muerte.

Su misma muerte fue un poema, escrito antes sobre el papel que sobre el pavimento
ensangrentado, lo que le dio a esta segunda versión la sublimidad de lo que trasciende los
determinismos y se levanta en torbellinos de libertad con la volatilidad del viento que
refleja el símbolo más crudo del Espíritu.

Exhumar la memoria de Manuel Gustavo es también exhumar la memoria de la Barranca de


los 70 y los 80, como dos realidades inseparables. Pero acercarnos a esas memorias es algo
peligroso y desestabilizador. No puede hacerse desde la tranquila estancia de los
historiadores ni desde la tribuna lúdica de los festejantes, ni siquiera desde las
aproximaciones inocentes de los cronistas con capacidad de sorpresa. Hay que saber de
antemano que es una memoria que solo puede desgarrar el alma y enfrentarla a las más
hondas cuestiones del sentido del vivir.

Varios filósofos críticos de la posguerra de los 50 y los 60 llegaron a afirmar que después
de los campos de concentración nazis, sólo era posible reflexionar sobre el presente desde
la negación rotunda de lo existente y llegaron a preguntarse cómo era posible, para los
sobrevivientes, seguir viviendo, toda vez que vivir implicaba convivir con los victimarios
triunfantes e integrarse a un mundo confeccionado por ellos. Sólo dos respuestas serían
posibles: sobrevivir en la frialdad, revistiéndose de olvido y malviviendo en la superficie de
sí mismos, o asumiendo una libertad negativa: aquella que se gana pulso a pulso y paso a
paso, mediante la resistencia y la negación.

Y este es el más profundo desafío que los 20 años de la muerte de Manuel Gustavo nos
lanzan a todos los que de algún modo quisiéramos arriesgarnos a enfrentar esa memoria.

Javier Giraldo

SIN VOLVER NI HABERSE IDO

Igualmente, este año hemos recordado a las víctimas de la espantosa masacre del 16 de
mayo de 1998, acontecida en Barrancabermeja, hace ya diez años. En su memoria este año
fueron sido reconstruidas las biografías de las víctimas en un libro y se realizó un video que
nos trajo de nuevos sus rostros3. A ellos también y a todos las personas que aparecen y no
aparecen en este texto, está dedicado este informe.

3
Consejo, Yolanda. “Sin volver ni haberse ido”. Barrancabermeja, mayo de 2008. Programa Desarrollo y Paz
del Magdalena Medio.

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