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violencia de género
Por Ángeles Carmona Vergara, presidenta del Observatorio contra la Violencia
Doméstica y de Género
Se trata de una agravante que representa una mayor culpabilidad del autor por la mayor
responsabilidad del móvil que impulsa a cometer el hecho, por lo que es clave la
acreditación probatoria de la intención de cometer el delito contra la mujer por el hecho
de ser mujer como acto de dominio y superioridad. Pero, ¿es intrínseco en los delitos
agravados por violencia entre parejas o exparejas?
En la actualidad nos encontramos con supuestos muy frecuentes en los que la mujer no
ha sufrido episodios de malos tratos durante su relación, pero cuando se produce la
ruptura y el hombre no lo acepta, comienza a acosarla con whatsapps y llamadas, a
vigilarla y perseguirla…con la intención de “hacerla entrar en razón” y conseguir que su
pareja vuelva con él. En otras ocasiones estas conductas son el primer paso de la
escalada de actos paulatinamente más violentos.
– Los matrimonios forzados (Art 172 bis). Se introduce el nuevo delito de matrimonio
forzoso, optándose por su configuración como un tipo especial de delito de coacciones y
rechazándose, en consecuencia, su inclusión en el delito de trata de seres humanos. Con
esta decisión se deja claro que el bien jurídico protegido por este nuevo delito es el
derecho a contraer libremente matrimonio reconocido en el artículo 16 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos.
Hasta ahora la sanción de estas conductas venía a través de la sanción de los delitos con
los que normalmente suelen ir aparejados, como agresión sexual, detención ilegal,
lesiones, coacciones y amenazas.
Se pena tanto a quien haya protagonizado y grabado una relación íntima con
consentimiento con un tercero y lo difunda sin consentimiento, como al que reciba esas
imágenes de otra persona y las difunda, como el caso del internauta que rebota
simplemente esas imágenes sin haber participado en la grabación pero sí las difunde.
– Embaucamiento (art. 183 ter 2). La protección de los menores frente a los abusos
cometidos a través de Internet u otros medios de telecomunicación, debido a la facilidad
de acceso y el anonimato que proporcionan, se completa con un nuevo apartado en el
artículo 183 ter del Código Penal destinado a sancionar al que a través de medios
tecnológicos contacte con un menor de dieciséis años y realice actos dirigidos a
embaucarle para que le facilite material pornográfico o le muestre imágenes
pornográficas.
– Los secuestros (art. 166). Dentro de los delitos de detenciones ilegales, se establece
una pena igual a la del homicidio para el caso de que el secuestrador no diere razón del
paradero de la persona secuestrada, pena que para determinados casos, que asimismo se
tipifican, puede llegar a la del delito de asesinato.
– La pena de multa. Bien como pena principal, bien como sustitutiva de otra sólo
podrá imponerse cuando se acredite que el abono de la multa no va a perjudicar los
intereses económicos de la mujer derivados de la propia relación conyugal o de
convivencia, o de obligaciones económicas habidas para con los hijos de la pareja. Es
decir, solo si se cumplen los requisitos previstos en el art. 84.2 de no relación de
dependencia económica. Se recurre a la imposición de penas de trabajos en beneficio de
la comunidad y de la localización permanente, con el fin de evitar los efectos negativos
que para la propia víctima puede conllevar la imposición de una pena de multa.
– La suspensión de la ejecución de la pena. El art. 83, 2 dispone que para los casos de
suspensión de las penas privativas de libertad a condenados por delitos relacionados con
la VG, se impondrán siempre la prohibición de aproximación a la víctima, la
prohibición de residencia en un lugar determinado y el deber de participar en programas
de igualdad de trato y no discriminación estableciendo la necesidad de comunicar las
prohibiciones impuestas a las FFCCSSE, que velaran por su cumplimiento y que
deberán comunicarlo al tribunal o al ministerio fiscal a los efectos de la posible
revocación.
La LOPJ además amplía las competencias del juez de Violencia sobre la Mujer a los
delitos contra la intimidad, el derecho a la propia imagen y el honor de la mujer y al
delito de quebrantamiento previsto y penado en el artículo 468 del Código Penal, con lo
se obtendrá una mayor eficacia a la hora de proteger a la víctima, porque tendrá muchos
más datos que cualquier otro juez para valorar la situación de riesgo.
Por tanto determinados actos cometidos contra los hijos e hijas pueden servir como
medio para el fin perseguido de seguir maltratando a la mujer y se puede incardinar esa
conducta dentro de la L.O.1/04 sin perjuicio de la tipificación del caso concreto. Ello
propiciara además la asunción de los juzgados de Violencia sobre la Mujer
competencias directas en actos independientes a los menores, siempre que estos se den
en un entorno de violencia de género habitual.
En estrecha relación con este principio de protección de los menores contra la violencia,
en el artículo 12.4 del Anteproyecto de LO de Protección Jurídica del Menor se
garantiza el apoyo necesario para que los menores que queden bajo la patria potestad,
tutela, guarda o acogimiento de una víctima de violencia de género o doméstica, puedan
permanecer con la misma, así como su protección, atención especializada y
recuperación.
Opera igualmente una modificación del artículo 158 del Código Civil, partiendo del
principio de agilidad e inmediatez aplicables a los incidentes cautelares que afecten a
menores, para evitar perjuicios innecesarios que puedan derivarse de rigideces o
encorsetamientos procesales, permitiendo adoptar mecanismos protectores, tanto
respecto al menor víctima de los malos tratos como en relación con los que, sin ser
víctimas, puedan encontrarse en situación de riesgo. Con la modificación del artículo
158 se posibilita la adopción de nuevas medidas, prohibición de aproximación y de
comunicación, en las relaciones paterno-filiales.
– Por una parte, se impide contraer matrimonio a los condenados por haber participado
en la muerte dolosa de la pareja de hecho. Hasta ahora, el Código Civil impedía contraer
matrimonio a los condenados como autores o cómplices de la muerte dolosa del
cónyuge pero, a partir de este momento, tampoco podrán contraer matrimonio los
condenados por la muerte dolosa de la persona con la que hubiera estado unida por
análoga relación de afectividad a la conyugal.
– Por otra parte, se amplían las causas de indignidad sucesoria no solo a las personas
condenadas por haber atentado contra la vida del testador, de su
cónyuge, descendientes o ascendientes, así como los padres que abandonaren,
prostituyeren o corrompieren a sus hijos, sino también quienes hubieran sido
condenados por otros delitos de violencia doméstica y de género, como el de lesiones,
violencia habitual, amenazas, coacciones o acoso, entre otros.