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persona humana.
Fisiológicamente el corazón, nos trae ese movimiento cíclico y vital de acción y descanso;
de contracción y dilación, bombeo sanguíneo que nos mantiene vivos1 más (más allá de
todo aquello que queremos controlar y manejar)
Como lasallanos, cada día renovamos el deseo de que sea Jesús quien siempre viva en
nuestros corazones; y cuando decimos Jesús es Él mismo con toda su humanidad y
también con toda su divinidad. Necesitamos reconciliar en nosotros la totalidad de Jesús;
sabiendo que cuando nos hemos quedado solo con un aspecto, este se ha vuelto ideología.
Nuestro corazón lasallano gusta de ser y estar en una comunidad de educadores que
sueña, cree y vive arraigada en la tenaz esperanza de un mundo nuevo donde la mesa se
ponga para todos y donde nuestro discernimiento y nuestra ética surjan desde el lugar del
pobre.
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Dentro de ti, plantaré mi Ley, no en la piedra sino en tu corazón…
“Con todo cuidado vigila tu corazón, porque en él están las Fuentes de la Vida” Pr. 4, xxx
Corazón: Las resonancias que suscita la palabra “corazón” no son idénticas en hebreo y en
nuestra lengua. En nuestra manera de hablar, el corazón está ligado a la vida afectiva: el
corazón ama o detesta, desea o teme; en cambio no se le atribuye ninguna función en la
1
En la quinta semana de la gestación de un bebé ya se podrán escuchar latidos, aunque
habrá que esperar hasta la semana veinte para que el tejido cardíaco esté totalmente
formado.
actividad intelectual. El hebreo habla del corazón en un sentido mucho mas amplio. El
corazón es lo que se halla en lo más interior; ahora bien, en lo íntimo del hombre se hallan,
sí, los sentimientos, pero también los recuerdos y los pensamientos, los razonamientos y los
proyectos. El hebreo habla, pues, con frecuencia del corazón en casos en que nosotros
diríamos memoria o espíritu, o conciencia: “anchura de corazón” (1Re 5,9) evoca la
extensión del saber, “dame tu corazón” puede significar “préstame atención” (Prov 23,26), y
“corazón endurecido” comporta el sentido de espíritu cerrado. Según el contexto puede
restringirse el sentido al aspecto intelectual (Mc 8,17) o por el contrario extenderse (Hech
7,51); el corazón del hombre designa entonces toda su personalidad consciente, inteligente
y libre.