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Más tarde el físico francés Armand Hippolyte L. Fizeau (1818-1896), que hizo
las primeras medidas de la velocidad de la luz, generalizó el trabajo de Doppler al
aplicar su teoría no sólo al sonido sino a la luz. Así en el año de 1848, éste
determinó que los cuerpos celestes que se acercan hacia la Tierra son vistos de
color azul y los que se alejan se ven de color rojo. Esto, en términos generales,
significa que las ondas de luz, cuando se aproximan hacia el observador se dirigen
hacia el extremo ultravioleta del espectro y cuando se alejan, se aproximan hacia
el extremo infrarrojo del espectro, es decir, que sus ondas, al igual que las
sonoras, se vuelven más altas cuando se aproximan y más bajas cuando se
distancian.
Este periodo duró poco para Doppler. Enfermó de tuberculosis y pronto afectó a
su laringe. Dada la gravedad marchó seis meses a Venecia para descansar. Murió
el 17 de marzo de 1853 a la edad de 50 años. La ciudad le hizo un solemne
funeral y le dedicó una placa en su honor en el cementerio.
Imaginemos que un observador “O” se mueve hacia una fuente “S” que se
encuentra en reposo. El medio es aire y se encuentra en reposo. El observador
“O” comienza a desplazarse hacia la fuente con una velocidad “ ”. La fuente de
sonido emite un sonido de velocidad “ ”, frecuencia f y longitud de onda “ ”. Por
lo tanto, la velocidad de las ondas respecto del observador no será la v del aire,
sino la siguiente:
(Dato: ).
En este caso particular, el trompetista toca la nota La a 440 Hz, sin embargo el
observador percibe una nota que vibra a una frecuencia de 493,88 Hz, que es la
frecuencia perteneciente a la nota Si. Musicalmente hablando, el observador
percibe el sonido un tono más arriba del que se emite realmente.
Aplicación del Efecto Doppler
Mas aplicaciones:
A principios de los años ochenta Hatle pudo utilizar el Doppler para estudiar la
velocidad del flujo sanguíneo. Se podía determinar el grado de disfunción de las
válvulas cardiacas, por un lado, y medir el flujo y presiones intracavitarias de forma
rápida y segura, por otro. La aplicación de las diversas modalidades tecnológicas
permiten, por tanto, obtener una gran cantidad de información de los diferentes
componentes del corazón y los grandes vasos tanto morfológica (ecografía en
modo M, bidimensional y, recientemente, tridimensional) como funcional. Así, la
aplicación del efecto Doppler permite calcular la velocidad de las estructuras en
movimiento (como la sangre a su paso por las diversas cavidades y estructuras
cardiovasculares). Con esa velocidad, a través de fórmulas matemáticas extraídas
de principios físicos, se pueden calcular gradientes de presión a través de orificios
o válvulas cardíacas e incluso el área de dichos orificios.
Hoy también se usa el Doppler transcraneal, técnica que se ha convertido en
una herramienta imprescindible para conocer tanto el funcionamiento de las
arterias cerebrales como sus posibles alteraciones. Además de diagnosticar
lesiones arteriales, permite su seguimiento e incluso monitorizar los efectos de
determinados tratamientos farmacológicos. Gracias a esta técnica se ha mejorado
la detección de enfermedades mortales como las microembolias o la posibilidad de
diagnosticar infartos cerebrales.