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INTRODUCCIÓN

En el presente informe se estudian las características de la estructura social de la


colonia. Los nombres que se le dieron a cada grupo humano de acuerdo a su color
de piel; “la denominación racial”. Las oportunidades y desventajas que éstos tenían
y su ubicación geográfica. Dentro de estos grupos el de mayor manifestación racial
propia del periodo colonial fue el mestizaje, pero también existen otros como ser los
criollos, mulatos y zambos; en el presente está detallado la mezcla que dio origen a
cada grupo. La sociedad colonial se caracterizó por ser muy jerarquizada, la clase
social más alta era la aristocracia.

Para hacer mención un poco de lo que ya han estudiado y expuesto los grupos
anteriores recordaremos que la administración colonial, era dirigida por el rey
principalmente, y éste era representado en las colonias por virreyes y gobernadores;
el virrey era el otro yo del rey, tenía que ser de familia noble y en su administración
era jefe civil y militar; tanto él como el gobernador: vigilaban la administración en
materias de gobierno, judiciales, militares, eclesiásticas y económicas.

Al final del proceso de conquista las poblaciones indígenas fueron sujetas al poder
español de forma indiscriminada. Los diferentes grupos indígenas se vieron
reducidos a su mínima expresión, si acaso no fueron aniquilados del todo, el choque
entre Europa y América resultó nocivo para los naturales, quienes vieron destruidos
su orden social, creencias, sentido de la justicia y, en algunos casos hasta su
lengua.
ORIGEN DE LAS DIVISIONES SOCIALES EN GUATEMALA

LOS CRIOLLOS Y EL CRIOLLISMO


Generalmente se define a los criollos como los hijos de españoles nacidos en
América. De modo más escrito, el término se aplicó a los descendientes de los
españoles y de otros criollos. Sin embargo, más que el vínculo familiar o el lugar de
nacimiento o residencia, la importancia de los criollos estriba en el espacio social
que ocuparon, así como en el papel que jugaron en el proceso evolutivo de la
sociedad colonial. Lo anterior quiere decir que, antes que un segmento
exclusivamente radical o biológico; o bien uno definido en términos geográficos, los
criollos construyeron un sector estructural de gran participación en la dinámica del
régimen colonial. De esta manera, los criollos individualmente o como grupo,
conformaron el fenómeno social denominado criollismo. En el reino de Guatemala,
igual que en el resto de Hispanoamérica, el criollismo se originó en los propios años
que siguieron a la conquista en el siglo XVI. Más como una concepción de la vida y
la sociedad, como mentalidad y actitudes definidas, como un grupo social
delimitado, alcanzo una particular importancia entre el siglo XVII y la emancipación.
El criollismo, según lo pinta y lo representa personalmente el cronista Francisco
Antonio de Fuentes y Guzmán, en su obra la Recordación Florida, se caracteriza
por una actitud de justificación y exaltación de la empresa conquistadora y de la
condición colonial; por la defensa especifica del mismo sector de los mismos
criollos, en especial frente a los peninsulares; y también por la sublimación del
mundo guatemalteco. Entre las principales reivindicaciones iníciales de los criollos
(siglo XVI) figuraba la administración directa del corregimiento del Valle, cercano a
la capital y de gran población indígena, cuya jurisdicción les disputa los primero
gobernadores, control del ayuntamiento y de las alcaldías mayores; y otras
preeminencias menores, como el derecho de los capitulares del ayuntamiento y de
las alcaldías mayores; y otras preeminencias menores, como el derecho de los
capitulares del ayuntamiento a usar cojines y a besar la paz en los oficios religiosos
(reconocido solo a los magistrados de la audiencia ), y otras distinciones
semejantes, entonces muy apreciadas. Los criollos se quejaban, igualmente de la
indefensión del país frente a los piratas y corsarios. En el orden religioso a los piratas
y corsarios. En el orden religioso pedían la categoría metropolitana para el arzobispo
de Guatemala. En el orden fiscal, sus exigencias se enderezaban a la exoneración
de impuestos, así como a la impugnación de los estancos aprobados por la Corona.
En el fondo, y en rigor histórico, los intereses estructurales del criollismo se
reducían, esencialmente, a una mayor libertad para explotar los recursos del país,
en especial, el trabajo de los indios, el comercio la encomienda y otros muchos
privilegios coloniales. El ayuntamiento, en un momento convertido en bastión y
fortaleza de los criollos defendió los intereses de estos ante la corona los
peninsulares, los indios, o contra quien se inter pusiera en el camino de la empresa
colonial. En estos afanes, los criollos crearon conflictos y libraron batallas
ideológicas políticas económicas, y otras de diverso género. En el campo intelectual
por ejemplo, sus contribuciones fueron extraordinarias, aunque sus objetivos no
siempre quedaron explícitos. Además de La Recordación Florida de Fuentes y
Guzmán, debe abonárseles la Crónica de la Provincia del Santísimo Nombre de
Jesús de Guatemala, de Francisco Vázquez, la valiosísima y extensa obra
historiográfica y lingüística de Francisco Ximenez, aun cuando este era español; la
creación literaria de Rafael Landivar; la apertura intelectual ante los aires renovados
de la Ilustración ; la fundación de la sociedad Económica de Amigos del País que
también tenían elementos españoles; la fundación de la Universidad de San Carlos
, en 1861; el impulso al periodismo anterior a la Independencia , etcétera . La
culminación del papel de los criollos, como grupo social fue la Independencia del
Reino de Guatemala, proclamada el 15 de septiembre de 1821.

ESTRATIFICACION SOCIAL

Durante la colonia de, los grupos y las personas ocupaban determinadas


posiciones jerárquicas que, en general, se determinaban por razones políticas
económicas raciales y de prestigio social. Para designar a esos distintos niveles
se han usado términos como los de capas, estamento, estratos, clases, etcétera.
Entre los especialista existe todavía mucha discusión sobre cual pudiera ser el
termino más propio para llamar a los distintos segmentos de la sociedad colonial.
Sin embargo, el caso es que tales divisiones existían de hecho y que, en general,
así como producían relaciones de cooperación entre los grupos y personas que
jerárquicamente ubicados, integraban la sociedad colonial, se manifestaban
situaciones de oposición, de pugna y aun de conflicto permanente. Las fuerzas
centrifugas prevalecía, a veces, sobre las que unían a los distintos sectores (fuerzas
centrípetas), a si se explica el estallido de motines rebeliones allanamiento, e incluso
movimientos como la propia Independencia. La sociedad colonia, sin embargo,
permaneció como una unidad política a lo largo de tres siglos, aun cuando aquellos
divisionismos reflejaban problemas objetivos, como el poder político local o regional,
la discriminación sociocultural, la explotación económica la represión abierta o
embozada, y también, por otro lado, la resistencia pacífica, violenta y disimulada,
de los indios. En los estudios de las estratificaciones en Hispanoamérica se han
utilizado de modo común, tres categorías no necesariamente incluyentes, a saber:
estamentos, una categoría, de origen medieval que funcionaba en España. Los tres
estamentos que se reconocían en Europa eran la nobleza el clero y el estado llano
a cada uno de los cuales se asignaban fueros (leyes), privilegios y obligaciones
diferentes. El sistema estamental no funciono del todo en América, por varias
razones; por ejemplo la Corona trató que en los territorios colonizados no se
desarrollara no aceptaron a ser ubicados en el estado llano, y, finalmente, en el
sector colonizado, es decir, entre los propios indígenas, habían también peculiares
categorías como los de caciques o Señores maceguales o gente común, esclavos
y siervos. Por otra parte, en determinados contextos como en los libros parroquiales
de las ciudades ( un ejemplo fue Santiago de Guatemala ) se clasificaban a los
pobladores así: españoles (blancos , de origen europeo , que incluían a los criollos
); gente ordinaria( mestizos mezclados con negros, , gente no europea y no
indígena); y los indios. Se usaban otros términos que, igualmente, reflejaban
criterios peyorativos o francamente discriminatorios, como los de gente decente y
plebe, es decir personas respetables y conocidas (españoles e individuos pobres o
populacho. Se hablaban también, de gente de razón, esto es de cultura occidental
prehispánica. Desde el punto de vista fiscal, los hombres estaban separados en
tributos y no tributarios. Finalmente, las personas se dividían en términos de raza y
de casta. El término mestizo se utilizo para referirse a los descendientes de indios
y españoles, así como el de casta para aludir a quienes tenían mezcla de negro
aunque posteriormente se amplió el significado de la segunda palabra indicada. En
los primeros años de la colonia , como en toda Hispanoamérica , existió una especie
de : pigmentocracia , es decir un sistema de estratificación basado en color de la
piel, y en el que los blancos ocupaban el nivel superior y los negros e indios , las
posiciones inferiores ; sin embargo en el siglo XVII , cuando los españoles se habían
mezclado con los otros grupos , se desarrollaron las clases sociales económicas sin
perder su trasfondo pigmentocratico . Durante el siglo XVI los españoles ocupan la
cúspide de la pirámide estratigráfica, la inmensa mayoría india se situaba en un
lugar intermedio y los esclavos africanos se ubicaban en la base. En los primeros
años, los españoles se distinguían por el hecho de haber nacido en España o en las
Indias (criollos) así como por haber o no recibido las rentas diversas, tales como
esclavos, encomiendas, ayudas de costas, cargos en el ayuntamiento,
etcétera.

Los indígenas tenían sus propias diferencias de posición a las que ya se aludió
antes, y los africanos se diferenciaban por su calidad de esclavos o manumitidos.
Este cargo sin embargo, como ya se indico oportunamente, se complico con el
surgimiento de las mezclas. Al principio los españoles trataron de vivir sus rentas
coloniales, (encomiendas, ayudas de costa), ya que asignaban un carácter servil al
trabajo directo. Se consideraban Señores al servicio del Rey, pese a los orígenes
realmente humildes de muchos de ellos, los pocos que se dedicaron a los oficios
artesanales fueron relegados a una oposición inferior, aunque, rápidamente ellos no
solo sacaron provecho de la urgente demanda de sus servicios, sino que también
pretendieron que se les reconociera también posiciones privilegiadas. Estas
pretensiones empero, se redujeron cuando los oficios artesanales comenzaron a
practicarse, así mismo, por mestizos y mulatos. A fines del siglo XVI surgió un grupo
importante grupo de prósperos comerciantes, cuyos miembros ocuparon cargos
importantes y acumularon apreciables fortunas. Estos y, en general quienes
constituían la elite, tanto en Santiago como en otras ciudades principales del Reino,
sintieron amenazada su posición social con la llegada , desde España de los altos
funcionarios designados por la Corona y otros peninsulares que prosperaban. Los
integrantes de esta nueva ola migratoria en unos casos asumieron los espacios
altos determinados por la riqueza y, en otros se casaron con hijas de las antiguas
familias radicadas en los centros urbanos. Todos estos nuevos ricos afirmaron su
poder con los cargos que se le atribuyeron a su poder en el cabildo, y construyeron
un grupo abierto, del que participaban peninsulares (españoles nacidos en España)
y criollos. De esta manera ocasionalmente los peninsulares dominaron el
ayuntamiento en tanto que los criollos viejos perdían riqueza y también poder
político. En el siglo XVIII se distinguían tres grupos en el sector de la elite: los criollos
o antiguamente beneméritos, los criollos en transición y los recién llegados de
Europa. Los primeros eran descendientes de los antiguos conquistadores y
colonizadores, los segundos provenían de criollos viejos; y los últimos eran adultos
nacidos en España u otro país del exterior y de reciente ingreso a Guatemala. Estos
últimos dominaron el comercio y el ayuntamiento de Santiago, durante toda aquella
centuria. Ocurría con ellos, sin embargo, que pronto se “criollizaban“, ya que
respondían, casi de inmediato, de intereses y criterios de tipo local, que a los de
España o a los de aquellos lugares de donde procedían. No todos los españoles por
lo tanto conformaban la elite, los había también pobres o intermedios, más bien
proclives al descenso social, aunque ellos también se empeñaban en mantener la
tez blanca y atender cualquier posibilidad de una movilidad ascendente.
ESTRATIFICACION EN EL SIGLO XVIII

El ordenamiento jerárquico de la sociedad no presentaba ya el carácter trirracial o


multirracial que lo distinguió en la época que siguió a la Conquista. El mestizaje
efectivamente, había debilitado a la diferenciación basada en los fenotipos. El
poder seguía en las manos de los europeos en tanto que la gran mayoría indígena
mantenía un carácter marginal. No obstante en los centros urbanos, en las
haciendas en las zonas productivas en fin, se incrementaba el grupo poblacional,
mezclado, en el cual inclusive los criollos se aparecían cada vez más a esa creciente
masa intermedia, mientras tendía a ser absorbido del grupo de origen africano. Es
importante acotar que el sector de los peninsulares de reciente ingreso, unido a los
criollos ricos, no solo incremento sus convenientes alianzas locales , si no que
juntos, tomaron las características de un grupo oligárquico , que alcanzo las
principales posiciones de poder: del gobierno municipal , central, cargos
administrativos regionales, cargos en el Real Consulado de Comercio , la
Universidad, la Iglesia (cabildo eclesiástico clero regular y secular , conventos de
monjas etcétera ) , el propio ejercito . La clase alta capitalina renovada
constantemente casi mediados del siglo XVII y con un poder cada vez mas
consolidado , incluía a las familias nuevas y tradicionales más importantes a las que
en otros sectores sociales principalmente entre los de poder intermedio , se les
comenzó a llamar con el solo nombre distintivo de las “familias” allí figuraban
apellidos de “altos vuelos” o de un estirpe no siempre tan “rancia” como se pretendía
: Álvarez de las Asturias Arrivillaga, Batres( o González Batres ), Nájera Gálvez,
Montufar, Oyarzabal Rubio, etcétera . Otras de las familias que llegaron después
siglo XVIII, pero que integraron también aquel famoso grupo Aycinena, Barrundía,
Barrutia, Beltranena, Juarros, Larrave , Lara, Marticolena, Micheo, Palomo, Pavon ,
Peynado, Piñol Rodriguez , Romá, Urruela, Irrisari, Landivar, Larrazabal. Casi todas
por varias generaciones, se mantuvieron vinculadas al comercio de importación, y
exportación a la gran actividad agropecuaria, al poder en una palabra. El terreno
de 1773 y el traslado de la capital al Valle de la Ermita, afectaron drásticamente la
posición privilegiada de aquellos núcleos familiares, hasta el punto en que se
resistían a abandonar a Santiago no tanto por razones sentimentales u otras,
cuantos por motivos económicos. La instalación de la nueva capital del Reino
permitió la emergencia de una nueva elite, en lo que figuraban algunos de la
anterior, pero a los que se incorporaron otros más. Varios autores como Severo
Martínez Peláez por ejemplo, explicaron el cuadro de la estratificación social de la
Colonia, basados en el criterio materialista de las clases sociales, las cuales se
definen en función de la propiedad de los medios de producción, lo que origina la
explotación de una clase por otra así como la prolongada lucha entre ellas. Según
este esquema teórico, los españoles y criollos conformaron una clase social
explotada. Aparte de este se conocen otros modelos analíticos, en los que se otorga
más fuerza explicativa a otros factores diferentes, como el origen étnico, el lugar de
residencia, la educación, que, solos o en forma complementaria, contribuyeron a
delimitar y a definir los grupos jerárquicos que integraban la sociedad colonial.

LAS CLASES Y LA INDEPENDENCIA

Tal como se indica en el capitulo , sobre la independencia , es indudable que la


división que mostraba la sociedad colonial, aun a principios del siglo XIX , que era
igual casi a la descrita en las líneas anteriores, incidió de manera decisiva en el
proceso emancipador que prácticamente , culmino el 15 de septiembre de 1821. La
clase alta, subdividida en sus propios segmentos actuó, respecto a la
independencia, según su posición estructural y sus particulares intereses. El estrato
alto parecido, que, sus propias características, se había formado también las
provincias (El Salvador, Nicaragua, Honduras y, asimismo, en Costa Rica), aspiraba
a emanciparse no solo de España, sino, además de la tiranía de la ciudad de
Guatemala. Un sector medio integrado por profesionales, intelectuales, algunos
literatos, personas de media fortuna, al que eventualmente apoyaron varios
individuos de segunda clase, o pardos, (ladinos de ascendencia negra), artesanos
agricultores y tratantes, artistas y varios religiosos, simpatizaban asimismo, con el
movimiento independista, aunque desde perspectivas y con objetivos no del todo
homogéneos. En cuanto a participación de los indios en el proceso de la
Independencia, o bien, en cuanto a la concepción que de esta tenia dicho sector,
existen interpretaciones diversas. En unas se niegan aquella participación y en otras
se convalida con argumentos particulares; del mismo modo, se señala una supuesta
concepción de la Independencia, por los indígenas, en un contexto relativo, como
igualmente se le niega por completo. La cultura y sus instituciones La cultura es un
concepto antropológico que ha sido descrito como un todo complejo que comprende
importantes manifestaciones de la calidad humana, tales como la religión, el
derecho, la educación (formal e informal), el lenguaje, la mitología, las costumbres
e ideas, todas las artes, y otros muchos hábitos que el hombre adquiere como
miembro de una sociedad. En una corriente más moderna de la Antropología, la
ciencia que fundamentalmente se refiere al hombre, se define a la cultura como el
conjunto de los grandes sistemas de símbolos y sus consiguientes significados, en
función de los cuales se orientan todas las relaciones entre los hombres, las que se
refieren a la comunicación directa, como las que conciernen al poder, a la
producción, a la explicación de fenómenos conocidos y desconocidos, a la
conducta, a las manifestaciones creativas o espirituales, y a otras igualmente
fundamentales. En este sentido, todas las sociedades, de todas las épocas, tienen
su propia cultura, la cual varía, de manera permanente, a lo largo del tiempo y de
acuerdo con la manera en la que se combinan los distintos factores que intervienen
en los procesos evolutivos del hombre; por ejemplo, el ambiente natural, la
economía, la organización social, la ideología, el mismo hombre como entidad
biológica, la tecnología, y otros. A sabiendas de que la cultura es un campo vasto y
complejo, y que estas características las adquiere de la propia naturaleza del
hombre, en el presente capítulo, y en relación con la sociedad guatemalteca de la
Colonia, sólo se abordarán algunos fenómenos socioculturales específicos, tales
como la religión, la educación, el lenguaje y las principales manifestaciones del arte
colonial. La Religión y la Iglesia Católica Por razones a las que ya se ha aludido
oportunamente, la evangelización constituyó una columna central en la gran
empresa de la conquista y la colonización del Nuevo Mundo y, por ende, de lo que
fue el Reino de Guatemala Constituyó, por lo tanto, un elemento que condicionó los
procesos históricos de la época. Uno de los objetivos esenciales del Estado español
en su relación con el Nuevo Mundo fue el de reemplazar, por el catolicismo, todas
las manifestaciones religiosas prehispánicas, las que frieron consideradas, de modo
consistente, como gentiles, herejes, paganas, y aun diabólicas o satánicas. La
sustitución de los esquemas religiosos implicó, necesariamente, no sólo la
imposición de nuevas creencias, valores e ideas, sino, además, la de nuevas formas
de conducta y actitudes diferentes frente a los otros hombres, en casi todos los
órdenes de la vida. Esta enorme tarea se encomendó, como no podía ser de otra
manera en la época, a la Iglesia Católica. Esta se convirtió, por lo tanto, en lo que
alguna literatura especializada llama un "fenómeno social total", es decir, una
expresión de la naturaleza humana en todos sus ámbitos interrelacionados:
sociales, propiamente dichos; culturales, económicos, políticos, educativos,
artísticos, etcétera. Por ejemplo, por medio de las Bulas Inter-caeteras, el Papa
español Alejandro VI, declaró a los Reyes Católicos "señores de estos territorios,
con plena, libre y omnímoda potestad, autoridad y jurisdicción" para cristianizar a
los indios. De inmediato surgió una pregunta pertinente: ¿implicaba aquella
declaración el reconocimiento de] dominio político y el derecho de conquista sobre
los indígenas? Hubo personajes, con la necesaria autoridad política o académica,
que contestaron afirmativamente aquella pregunta, como el jurista Juan Ginés de
Sepúlveda, por ejemplo; pero hubo otros, de iguales rangos, que negaban al Papa
tales potestades y que, inclusive, sostenían que la evangelización y la conquista
eran conceptos antitéticos; tal era el caso de Fray Bartolomé de Las Gasas. La
discusión no interrumpió el proceso de la conquista de manera alguna, pero tuvo
efectos duraderos que, eventualmente, se tradujeron en instrumentos jurídicos
trascendentes, como las famosas Leyes Nuevas de 1542. Al final de cuentas, el
Papado reconoció a la Corona española lo que se llamó el "gobierno espiritual" de
las Indias. Ello implicaba obligaciones, derechos y privilegios, como los siguientes:
enviar misioneros, percibir "beneficios eclesiásticos" (de carácter económico), el
cobro del diezmo, participar en la fundación y deslinde de las diócesis, establecer
hospitales, cofradías, conventos, obras pías, así como vigilar la conducta de los
curas doctrineros, velar por la pureza de la fe católica y defender las costumbres
cristianas y la administración de los sacramentos. A todo ello se agregaba el
denominado Patronato Real, que era el derecho que el Papa delegó en el Rey de
España, para designar a todo el personal eclesiástico y para recaudar y administrar
el diezmo, en las tierras recién descubiertas. Las concesiones enumeradas tenían,
sin duda alguna, connotaciones políticas, ideológicas, económicas, sociales
estrictamente, y de otros muchos órdenes; como, en efecto, lo demostraron los
hechos asociados al proceso general de la conquista y de la colonización. La
Evangelización El fenómeno específico de la evangelización observó etapas bien
definidas. Primero, una desorganización inicial, que se prolongó hasta 1519;
después, el período de las grandes misiones que se extendió de 1519 a 1560, en el
cual se consolidaron las estructuras eclesiásticas y fue más intensa la conversión
de los indios; y, finalmente, la etapa de la "criollización" de la Iglesia, comprendida
de 1620 a 1700, y en la que se debilitó la tarea evangelizado. El esquema anterior,
que se refiere a toda Hispanoamérica, se aplica de modo riguroso al Reino de
Guatemala, quizás con la única salvedad de que los mencionados límites
cronológicos no resultan del todo homogéneos para todas las provincias de lo que
actualmente es la América Central. Por otra parte, el mencionado esquema se
afirmó durante todo el siglo XVIJ, hasta cuando se produjo la irrupción de los criollos
en las jerarquías eclesiales, y el posterior decaimiento del trabajo misionero. Los
grandes evangelizadores La extraordinaria tarea que representó la evangelización
en América fue confiada, por los Reyes Católicos, a religiosos de origen español;
en especial, a las Órdenes de los franciscanos, dominicos y, en menor medida, a
las de los mercedarios y agustinos, así como, más tardíamente, al clero secular. Los
jesuitas se incorporaron a dicho trabajo en 1560, pero, salvo en los que hoy es
Paraguay, no se dedicaron a la verdadera labor misionera. Todos los gastos de las
expediciones religiosas eran sufragados por la Corona, lo cual implicaba
considerables sumas de dinero, puesto que, sólo durante los siglos XVI y XVII,
llegaron a las Indias no menos de 9,232 misioneros, más otros sacerdotes que
tenían tal calidad evangelizadora. Los primeros que arribaron a América Central, en
número aproximado de 625, lo hicieron en 39 expediciones efectuadas en el siglo
XVI. Durante la siguiente centuria, los misioneros residentes en el Reino de
Guatemala se aproximaban al millar, ya algunos ordenados localmente. El personal
dedicado a las misiones se distribuyó de la siguiente manera: los franciscanos,
quienes constituían una mayoría, cubrían parte de los actuales territorios de
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; los dominicos se
asentaron en Chiapas, Soconusco, el valle de Santiago de Guatemala, Verapaz,
Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Quetzaltenango, Suchitepéquez y Escuintla,
así como en El Salvador; los mercedarios se radicaron en Huehuetenango, San
Marcos, San Juan Ostuncalco, y parte de Honduras y Nicaragua. El clero secular
atendió el sector oriental, Sonsonate y San Salvador, aunque en estos dos últimos
lugares había también dominicos y franciscanos. A propósito, el clero secular era
criticado no sólo por ineficiente, sino porque se interesaba más en sus negocios
personales y granjerías que en el cuidado de los indios.
CONCLUSIONES

Régimen colonial, en términos generales prevaleció en el Reino de Guatemala


entre 1524 a 1821, la esencia como la explotación económica de un territorio y del
trabajo de los habitantes gozaron de autonomía.

Las principales funciones eran de parte de los españoles quienes conquistaron a


la cultura que habitaba Guatemala que explotaron muchos de los recursos que se
encontraban en el área por los indígenas que los volvían esclavos.

El descubrimiento de como planificarse mejor, la agricultura, la Religión.

Entre los que participaron los indígenas quienes fueron conquistados por los
españoles, Jorge de Alvarado quien distribuyo a los indígenas para la búsqueda de
artículos, Francisco Marroquín quien tomaba la tasación de cada tributo que le
daban, Alonso Maldonado el evidenciaba el peso económico que cada ofrenda. Ø
El trabajo artesanal fue evolucionando cada vez más al igual que la agricultura, cada
producción que ejercían se les entregaba a los españoles, mientras ellos iban
dándoles un intercambio para su bienestar.

La evolución de la comunidad indígena por los españoles los hizo tener un cambio
drástico, como en la religión, el lenguaje, las políticas, la distribución de tierras, por
lo que fue en cierta parte beneficiario como en desventaja, porque se produjo lo que
se le llama la esclavitud.
BIBLIOGRAFIA

Historia Sinóptica de Guatemala Historia General de Guatemala. Tomo II

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