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ABRIL 2014

Enseñar con TIC Lengua y Literatura 1

Clase 6. Narrar las prácticas

¡Bienvenidos a nuestro encuentro final!

Esta semana nos encontrará realizando los ajustes finales a las secuencias diseñadas, a
partir de la revisión y las sugerencias por parte de la tutora. Desde estos diseños se abre el
desafío de la implementación -que excede los límites de este módulo-, tanto de las propias
propuestas como de las estrategias y recursos que compartirá cada colega. Por ello, nos
interesa reflexionar sobre la posibilidad de narrar esas instancias como estrategia para
objetivar y evaluar el recorrido realizado.

En principio, nos interesará entonces reflexionar sobre el acto de escribir y sus


potencialidades y, para eso, abordaremos dos dimensiones de la escritura: la escritura como
registro de la experiencia y la escritura como transformadora del conocimiento.

Sabemos que, a diferencia de la oralidad, la escritura entabla entre sus participantes una
relación diferida. Escritor y lector no se encuentran frente a frente, por lo tanto quien escribe
debe poner en juego todos los recursos disponibles para asegurarse de que su texto dice de
forma autónoma lo que él tiene intenciones de decir. Para lograr esto, es fundamental tener
en cuenta que el hecho de escribir comienza en el mismo momento en que se generan las
ideas que se van a volcar en el papel o en la computadora y continúa con la planificación del
escrito.

Como lo venimos sosteniendo desde el primer encuentro, todo texto está estrechamente
vinculado con su contexto. Por lo tanto, en el momento de ubicarnos en el rol de escritor
será fundamental preguntarnos qué características tiene el contexto en el que surge y
circulará nuestro texto. Para esto, será conveniente comenzar por preguntarnos acerca de
la situación retórica en la que surge, es decir, desde qué lugar se escribe, para quién,
con qué propósito, con qué registro y qué género discursivo será el más adecuado
para darle forma a nuestras ideas.

El texto toma forma en el momento de textualizar las ideas ya generadas, de poner en


palabras aquello que previamente pensamos, ideamos, relacionamos y jerarquizamos. Pero
la escritura nos ofrece una posibilidad más que es la de revisar el escrito y volver sobre él
tantas veces como lo creamos necesario hasta que asuma la forma que definitivamente,
como escritores, nos deje convencidos de que dice lo que efectivamente queremos que diga
de la forma en que queremos que lo diga.

También en este aspecto las TIC han rediseñado el escenario de trabajo. Pensemos en las
múltiples posibilidades que brinda el procesador de texto a un escritor que está dispuesto a

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Especialización docente de nivel superior en educación y TIC. Ministerio de Educación de la Nación

hacer, rehacer y revisar recursivamente su texto. A modo de recurso que quizás puedan
trabajar con sus alumnos, los invitamos a recorrer una secuencia didáctica publicada en el
portal educ.ar y destinada a reflexionar sobre estas cuestiones.

A lo largo de este seminario, hemos transitado buena parte de este proceso. Durante los
primeros encuentros hemos tomado decisiones en relación con la situación retórica de
nuestra planificación: decidimos en qué espacio curricular anclaríamos la secuencia, en qué
eje dentro de nuestra propuesta áulica, planificamos y textualizamos una fundamentación
para esas decisiones, seleccionamos los recursos, escribimos las consignas, las discutimos
con colegas en los foros, revisamos y volvimos a escribir aquello que consideramos que
necesitaba ser revisitado y reelaborado. Finalmente, en el encuentro anterior le dimos forma
textual a nuestra breve secuencia de actividades, producto del trabajo procesual y
secuenciado de todo el módulo.

En nuestra sexta clase, a la que llegamos después de haber escrito mucho, les vamos a
proponer... ¡seguir escribiendo! Es decir, escribir incluso más allá de los límites de este
módulo, lo que nos invitará a reflexionar acerca de qué significa registrar por escrito la
práctica.

Los mejores proyectos educativos, las planificaciones técnicamente más logradas, no


tendrían ningún efecto, ningún impacto en la vida escolar si docentes, directivos y demás
actores del sistema no se apropiaran de ellos, los adaptaran a sus contextos cotidianos, los
ajustaran a sus posibilidades reales y los pusieran en marcha desde sus visiones
particulares de la escuela y el aula en las que trabajan día a día.

Por lo tanto, proyectar una experiencia, planificarla, anticiparla es una instancia fundamental
para que tenga lugar el proceso de enseñanza y de aprendizaje, pero no la última: registrar
por escrito lo que efectivamente sucedió durante la experiencia (planificada o no)
genera un conocimiento que transparenta muchos elementos del proceso que, de otro
modo, quedarían ocultos e invisibles. Narrar prácticas escolares permitirá revelar las
incertidumbres, las reflexiones que la experiencia suscitó, los inconvenientes y dificultades
que surgieron durante la implementación, las estrategias puestas en marcha para
superarlos, los logros y también aquello que se previó pero no se alcanzó.

Creemos que, entendido de este modo, el registro de la experiencia que cada uno lleve a
cabo será el mejor modo de dar continuidad al módulo. Por eso pensamos que el registro de
la práctica se debe transformar en un dispositivo de explicitación de las múltiples variables
que atraviesan la experiencia en el aula, de modo tal que se convierta en un instrumento
para revisar la práctica, tomar decisiones en el futuro y mejorarla.

La escritura como transformadora del conocimiento

Junto con la riqueza que aporta al proceso de visibilizar y objetivar nuestras prácticas, la
escritura “alberga un potencial epistémico, es decir, no solo resulta un medio de registro o
comunicación sino que puede devenir un instrumento para desarrollar, revisar y transformar
el propio saber” (Carlino, 2003a: 411). La escritura contribuye a estructurar y reestructurar
nuestro pensamiento, dado que aquello que pasamos por el proceso escriturario vuelve
modificado, diferente de las ideas iniciales que teníamos antes de sentarnos a escribir.

Ahora bien, ¿cualquier práctica de producción escrita nos conduce a esta relación entre
pensamiento y escritura?, ¿siempre que nos disponemos a escribir logramos un producto

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final que nos permite saber más sobre aquello que escribimos? En otras palabras, ¿siempre
logramos sacar partido de la función epistémica de la escritura?

Seguramente no, dado que existen diferentes modos de relacionar el lenguaje escrito con el
pensamiento. De acuerdo con la relación que se dé entre estas dos dimensiones,
Scardamalia y Bereiter (1992) describen dos modelos diferentes a los que denominan “decir
el conocimiento” y “transformar el conocimiento”. El primer modelo –propio de los escritores
novatos– implica repetir aquello que se sabe acerca del contenido sin prestar demasiada
atención a las restricciones que impone la situación retórica. En cambio, “transformar el
conocimiento” –modelo de escritura propio de los escritores expertos– implica un proceso
complejo de solución de problemas, especialmente aquellos que ponen en relación el
contenido con el espacio retórico. En el contexto de este modelo nos planteamos cómo
desarrollar determinado contenido de modo tal que sea accesible al destinatario, cómo
organizar la información de acuerdo con el objetivo del escrito.

Solamente un escritor experto logra transformar el conocimiento, es decir, modificar lo que


sabía previamente. Y esto es así porque al pensar el contenido en relación con su
destinatario, su propósito, los modos en que su texto va a ser leído, debe descentrarse de
su punto de vista y adoptar la perspectiva del destinatario. Así podrá evaluar si falta
información, si sobra, si hay zonas confusas, si es necesario hacer ajustes para que
determinado segmento del texto resulte más claro, si hay incoherencias que será necesario
revisar; operaciones todas que obligan a “poner en cuestión el conocimiento disponible”
(Carlino, 2003b: 24).

Por todo lo que venimos diciendo hasta el momento, escribir la práctica implica mucho
más que un simple registro: el acto de escribir nos devuelve un producto objetivable en el
que el pensamiento original, aquel que teníamos antes de sentarnos a escribir, ya no es el
mismo. Verbalizar por escrito las ideas implica someterlas a un proceso de análisis que no
se logra mediante su expresión oral.

Pero para que esta transformación ocurra, para que el conocimiento efectivamente se
modifique y después de escribir sepamos mucho más acerca de nuestro objeto de escritura
que antes del momento de sentarnos a darle forma, se debe dar una condición: lograr poner
en relación aquello que sabemos sobre el tema con las coordenadas contextuales de
nuestro escrito.

Desde este recorrido, los invitaremos finalmente a poner manos a la obra, en los propios
espacios curriculares, recuperando los propios diseños, apropiándonos de las estrategias
que hemos compartido entre colegas y narrando nuestras propias prácticas para objetivarlas
y enriquecerlas. Ponemos de este modo puntos suspensivos a este módulo en el que
reflexionamos en forma conjunta sobre el lenguaje en contexto y las TIC, y sobre la
necesidad de tener en cuenta las complejidades de sus relaciones en nuestras prácticas
áulicas.

Creemos también que este encuentro final nos da la oportunidad de mirar lo hecho y evaluar
en conjunto este diálogo de colegas que ha sostenido la propuesta, por eso nos gustaría
que sumaran también sus impresiones sobre el módulo y las experiencias que ha promovido
en el foro.

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Especialización docente de nivel superior en educación y TIC. Ministerio de Educación de la Nación

Ha sido un verdadero placer compartir esta propuesta de formación mediada por TIC, donde
hemos querido habilitar espacios de diálogo para pensar y repensar nuestras relaciones con
el lenguaje y las TIC, desde la riqueza de nuestros recorridos previos y valorando ese saber
que se construye desde la práctica y se potencia en el trabajo colaborativo.

En esta instancia los invitamos a completar un formulario con sus opiniones sobre
este módulo.

Con estos comentarios nos despedimos pero mantenemos la invitación a poner manos a la
obra en el diseño de intervenciones educativas con TIC en Lengua y Literatura.

¡A seguir trabajando!

¡Manos a la obra!
La actividad de este encuentro estará centrada en la socialización de las secuencias –en
sus versiones finales- y en la evaluación del recorrido que hemos compartido.

La secuencia será cargada en el foro de la clase, una vez que el tutor informe la
aprobación de la misma.

Para seguir explorando

A quienes estén interesados en seguir explorando materiales sobre la escritura como


registro de la práctica, les sugerimos leer una serie de módulos producidos por el Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología reunidos bajo el nombre de Manual de capacitación
sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas.

En el primer módulo se desarrolla el concepto de narrativa docente, memoria pedagógica y


documentación narrativa de experiencias pedagógicas y se argumenta acerca de la
conveniencia de registrar las prácticas pedagógicas. El segundo módulo está destinado a
informar, coordinar y orientar los procesos de sistematización y escritura de las
experiencias.

Bibliografía
• Carlino, P. (2003a) Alfabetización académica. Un cambio necesario, algunas
alternativas disponibles. Educere, Investigación, Año 6, N° 20, enero-febrero-marzo.
Extraído el 16 de mayo de 2013 desde:
http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/19736/1/articulo7.pdf

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Especialización docente de nivel superior en educación y TIC. Ministerio de Educación de la Nación

• Carlino, P. (2003b) Pensamiento y lenguaje escrito en las universidades


estadounidenses y australianas. Propuesta educativa, Buenos Aires, Novedades
educativas, Año XII, N° 26.

• Scardamalia, M. y C. Bereiter (1992), Dos modelos explicativos de los procesos de


composición escrita. Infancia y aprendizaje, 58, 43-64. Extraído el 16 de mayo de
2013 desde: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=48395

Autoras: Taboada, María Beatriz, Cejas, María Agustina y Monti, Claudia

Cómo citar este texto:

Taboada, María Beatriz, Cejas, María Agustina y Monti, Claudia (2013). Clase 6: Narrar las prácticas.
Propuesta educativa con TIC: Enseñar con TIC Lengua y Literatura 1. Especialización docente de nivel
superior en educación y TIC. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

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