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CAPITULO II _ LAJEFATURA DEL ESTADO: LA CORONA (ID : Pilar Metlado Prado LAS FUNCIONES DEL REY El articulo 56 .1 de la Constitucién dispone que “e/ Rey es el Jefe el Estado, simbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el jonamiento regular de las instituciones, asume la mds alta repre- wacion del Estado Espaiiol en las relaciones internacionales, es- Imerite con las naciones de su comunidad histérica, y ejerce las iones que le atribuyen la Constitucién y las Leyes”. Enel marco de una monarquia parlamentaria, y como acertadamente uso de relieve Alzaga! poco después de aprobarse la Constitucién, la acién de la conjuncién copulativa “‘y” en el articulo que acabamos ‘transcribir, no significa que el Rey tenga dos tipos de funciones: por parte, las funciones expresamente atribuidas por la Constitucién y Leyes; y por otra, las que pudieran derivarse de la posicién constitu- del Rey como Arbitro y moderador del funcionamiento regular de Instituciones. Fl Rey sdlo ejerce las funciones que expresamente le buyen la Constitucién y las leyes, y su posicién como arbitra y mo- lor tinicamente puede desarrollarla por medio de esas competencias. \si pues, el Rey ocupa una posicién como titular de la Corona y la Jefatura del Estado que puede plasmarse en tres consideraciones: * El Rey es simbolo de la unidad y permanencia del Estado en anto aparato de poder soberano y organizado de la comunidad (art. | Alzaga, O.: Comentario sistemdiica a la Constiructon expanola de 1978, Edie, del Foro, Madrid p. 383. 40 INSTITUCIONES DEL ESTADO Y FUERZAS POLITICAS 56.1 CE). Por eso el Rey sanciona y promulga las leyes, expide los Deeretos acordados en cl Consejo de Ministros... 2* El Rey representa al Estado en las relaciones internacionales y manifiesta 0 expresa la voluntad del mismo, aunque su contenido haya sido adoptado por otros 6rganos constitucionales (arts. 56.1 y 63 CE). Eneste sentido, Rescigno” ha subrayado con acierto que “desde el momento en que el Jefe del Estado enca 1 Estado, en todo aquello en que deba manifestarse la voluntad unitaria de todo el Estado, es el Jefe del Estado quien debe expresar, aunque no delibere sobre ella, esta voluntad activa”. Por eso, al Rey le corresponde manifestar el consen- timiento del Estado para obligarse internacionalmente por medio de tratados, declarar la guerra y firmar la paz... 3" El Rey arbitra y modera el funcionamiento regular de las insti- tuciones (art. 56,1 CE). La atribucién de estas funciones —dificilmente diferenciables muchas veces de la funcién ibélica— no significa, en modo alguno, que el Rey tenga cardcter de érgano supremo en sentido juridico y pueda intervenir en la formacién de la voluntad de los otros érganos, o pueda decidir sobre la constitucionalidad del contenido de los actos de dichos 6rganos. El Rey detenta la funciédn moderadora como una magistratura de influencia en los engranajes constitucionales, pero sin que pueda im- ponerse a los Organos previstos constitucionalmente, es decir, sin que pueda derivarse de ella un auténtico poder decisorio. Esta funcién moderadora la ejerce el Rey fundamentalmente en relacién al Go- bierno, y se conereta cn los derechos “a ser consultado, a animar y a advertir” que Bagehot atribuyé al monarca inglés*. En este sentido, la Constitucién de 1978 atribuye al Rey en su articulo 62, g) el derecho a “ser informado de los asuntos de Esiado, y presidir, a estos efectos, las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo estime oportuno, a peticion del Presidente del Gobierno”. Asimismo, el monarca esta permanentemente informado de los asuntos de Estado mediante las reuniones que regularmente mantiene con el Presidente del Gobierno (desde 1982, lo hace todos los martes) y también con los Ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, Igualmente, el Real Decreto 434/ 1988, de 6 de mayo, prevé que los Departamentos de la Adminis- tracién del Estado proporcionaran a la Casa de S.M. el Rey “los in- formes, dictamenes y asesoramientos de cualquier naturaleza que la Casa solicite” (art. 13). 2 Rescigno, G.: “Il Presidente dell Repubblica” (arts.83-87), en Commentario della Costiwuzione a cura di G. Branca, Milana 1978, p43. 3 Bagehot, W.: The English Consttution, 1867. LA JEFATURA DEL ESTADO: LA CORONA (1) 4 otra parte, la funcién arbitral del Rey no puede entenderse en Jato puesto que entonces no podria ser una funcién del monar- © como una funcién que se caracteriza por la neutralidad politica itro y sirve para garantizar el funcionamiento regular de las insti- cuando la Constitucién lo prevea 0 aquél se encuentre amena- peligro por causas extraordinarias. Asi, el Rey tiene atribuida petencia de proponer al Congreso de los Diputados el candidato dente del Gobierno (art. 99.1 CE) competencia que tendra verda- ficado arbitral cuando ningiin partido o coalicién haya obte- qmayoria en la Camara Baja. Directamente relacionada con esta ia, la Constitucién prevé también, en el marco de esta funcién que el Rey disuelva las Cortes Generales cuando concurran las ncias previstas en el articulo 99.5 de la Constitucién. jismo, y aunque nuestro texto constitucional no los prevé, a de la doctrina incluye en la funcién arbitral los mensajes el Rey dirige a las instituciones del Estado, al pueblo espafiol y ellos que pronuncia en sus viajes oficiales al extranjero. Ahora por lo general, y si las instituciones funcionan regularmente, § mensajes regios estaran relacionados con otras funciones del Jefe el Estado, como la simbélica, y sélo excepcionalmente sera preci- | su intervenciOn arbitral. Sin embargo, para Jorge de Esteban, los scursos de Navidad, las intervenciones en ceremonias oficiales o ; audiencias a representantes de la sociedad, son ejemplos de lo denomina “funciones mediadoras”, que derivan no tanto de su icién de Jefe del Estado, como sobre todo de ser la cabeza de la ion; es decir, la de poseer una magistratura no politica, en tanto representante de toda la sociedad. En tal sentido, no puede ser un bre de partido o incluso un mero gobernante, sino que debe ser referente de la sociedad‘. También se ha incluido en la funcién arbitral el mensaje regio que resolvio cl intento de golpe de Estado durante la madrugada del 24 de febrero de 1981. No obstante, algunos autores*consideran que “aquella noche, el Rey, mas que actuar como 4rbitro, se vio obligado a“guardar y hacer guardar la Constitucién” (art. 61 CE) sin poder reeabar cl refrendo expreso de ninguno de los sujctos refrendantes Previstos en el articulo 64, ya que todos ellos (el Gobierno y el Pre- sidente del Congreso) estaban secuestrados en el Congreso de los Diputados. 7 Esteban, Jorge de: “Las funciones del Rey" en Diario F/ Mundo, 18 de febrero de 2010. Alzaga, 0.: Derecho Politico Espanol, Vol. , 4 edicién, Editorial Universitaria Ramén Areces, Madrid 2008, p. 292.

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