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-PROFESOR RESPONSABLE:

DR. ELIO RODOLFO PARISÍ.


-PROFESOR AUXILIAR:
DR. ADRIAN MANZI
-PROFESORA AUXILIAR:
LIC. MARINA CUELLO PAGNONE

Alumna: Carolina A. Bianchi

Reg: 410497

PRÁCTICO 3
EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA REPRESIÓN POLÍTICA

CONSIGNA:

-Realice en grupo de no más de 4 personas un análisis, no resumen ni síntesis, sobre los efectos
psicológicos a nivel individual y social de la represión política en nuestro país y que de cuenta de una o
varias posturas críticas de los integrantes frente a lo leído.

-La postura crítica deberá estar debidamente fundamentada con la información suministrada. Pueden
agregar otra bibliografía a elección.

-Integre los conocimientos de su formación académica para dicho análisis, es decir, realice
interpretaciones o lecturas desde un marco teórico elegido.

BIBLIOGRAFÍA:
-BADARÓ, M.; BRUZZONE, F.; TEYO, F.: (2014, 13 de febrero) “Hijo de represores: 30 mil quilombos”.
Revista Anfibia http://www.revistaanfibia.com/impresion/hijos-de-represores-30-mil-quilombos
-Bayer, O. (2006) “Pequeño recordatorio para un país sin memoria”. En “Un país. 30 años. Ediciones
Madres de Plaza de Mayo. Pág. 105-134
-Hemmingsen, D. (2006) “El silencio en un lugar donde todos nos conocemos”. En “ZONA 3. Desandar el
camino del olvido”. Ediciones Instituto de Formación Docente San Luis. Pág. 40-58
-Kordon, D; Edelman, L. (1984) “Efectos psicológicos de la represión política”. Equipo de Asistencia
Psicológica de Madres de Plaza de Mayo. Editorial Sudamericana Planeta. Pág. 25-40
Pág. 51-58
Pág. 77-100
Pág. 149-176
-Vázquez, I. (2006) “Aspectos de Memoria y Cultura en la Argentina posdictatorial”. En “Un país. 30 años.
Ediciones Madres de Plaza de Mayo. Pág. 201-217
-Manzi, A. (2012) “Incidencia de la proliferación de ONGs en la subjetividad de los argentinos”. En Revista
Aletheia, Vol. 2, núm. 4, Julio 2012. ISSN 1853-3701
-Lo Giúdice, Alicia; Olivares, Cristina (2008) “Identidad y responsabilidad”. En Violaciones a los derechos
humanos frente a los derechos a la verdad e identidad. 3º Coloquio Interdisciplinario de Abuelas de
Plaza de Mayo.
-Martínez, Stella Maris (2008) “La apropiación de niños durante la dictadura desde una mirada de género”.
En Violaciones a los derechos humanos frente a los derechos a la verdad e identidad. 3º Coloquio
Interdisciplinario de Abuelas de Plaza de Mayo.

Cuando lo siniestro aparece

Entre 1976’-78’ principalmente son secuestradas miles de personas, sin embargo, los medios de
comunicación social no dan ninguna información sobre eso. El silencio se impone como norma
represiva oficial, como una renegación social. La información circula de boca en boca , las víctimas
indirectas sufren situaciones de pánico , con vivencias alucinatorias y una atmósfera cargada de
peligro. El silencio es por una parte una condición para la superviviencia personal y también para la
supervivencia del desaparecido. .El denominador común es el pánico, y el silencio refuerza el pánico.
Esta presencia-ausencia de no saber si aún estaba vivo o no, operaba como una zona de
ambigüedad psicotizante. ( Kordon y Edelman, 1984) .
Los efectos psicológicos y sociales de la dictadura perduran hasta nuestros días. Muchos autores
hacen referencia a cómo ésta época marcó la construcción de una subjetividad distinta,
constituyendo un nuevo modo de organización de los vínculos sociales a través de un nuevo
articulador , El Miedo, el miedo al otro.

La Dictadura instrumentó en su propio interés el control absoluto de los medios de comunicación,


usando diferentes recursos de argumentación en diversos momentos, poniendo en marcha
determinados modelos operacionales (inducciones) en el grupo familiar del desaparecido y en toda la
población.
Kordon y Edelman ( 1984) mencionan qué se entiende por inducciones: es la enunciación de
modelos operacionales e identificatorios sugeridos desde la dictadura e implementados a través de
su control casi absoluto de los medios de comunicación. Operan sobre el sujeto a partir de la
articulación de sus representaciones psíquicas conscientes e inconscientes y los sistemas sociales
de representación, se ofrecen al individuo como verdaderas matrices identificatorias.
Los enunciados identificatorios juegan un papel fundamental en la constitución del sujeto, son juicios
que a través de determinados códigos valorativos atribuyen identidad señalando desde un otro quién
es el sujeto y cuáles son los valores sociales y culturales que éste debe asumir. La hipótesis de la
autora es que las inducciones producidas por la dictadura operaron en la subjetividad a la manera de
los enunciados identificatorios, actúan a lo largo del tiempo produciendo nuevas identificaciones
secundarias e ideas y conductas que son vividas como necesarias y naturales, no sólo por el propio
sujeto sino por la comunidad o grupo social al que éste pertenece. De acá se desprende el identificar
como ¨ culpable¨ al que fuera víctima de la represión, generando a su vez un sentimiento ilusorio de
tranquilidad en aquellos que no hacían ni testimoniaban nada, pues serían los ¨inocentes¨. La
inducción a guardar silencio: fue sin duda la más importante, por su vigencia en el tiempo y la
gravedad de sus efectos. Configuró un intento de renegación social, la inducción al silencio reforzaba
el miedo y generaba en el plano individual diversas configuraciones defensivas.
La inducción de sentimientos de culpa como consecuencia de las campañas propagandistas que
intentaban revertir la responsabilidad del victimario sobre la familia de la víctima: ¿Cómo educó Ud. a
su hijo? ¿Sabe Ud. q está haciendo su hijo en este momento? , ésto llevaba el mensaje subrepticio
de hacer responsable de las desapariciones o detenciones a los padres , ya que ellos son los que
realizan la socialización primaria transmitiendo cultura, ideología valores contribuyendo a la
formación del ideal del yo, y tienen a su cargo el cuidado de los hijos, sugiriendo la desatención y
falta de control.
La inducción a dar por muerto al desaparecido que tuvo innumerable expresiones. Por ej : la “Ley de
presunción de fallecimiento”. La Dictadura modifica el Código Civil para forzar a los familiares de los
desaparecidos a declarar su muerte, aprovechando los problemas que aparecían en las familias,
como la necesidad de disponer de los bienes. Esto conllevaba el hecho de hacer cómplice legal al
familiar en la negación de los motivos de la desaparición.
La inducción a considerar la disidencia Política como una falta de adaptación social (enfermedad
mental) Su expresión más definida fue el de aplicar la calificación de ¨Locas¨ a las madres de la
Plaza de Mayo. Se da acá un mecanismo inducido por el poder y que apuntaba a desprestigiar toda
mirada, opinión o crítica que se tuviera con las acciones que llevaba adelante la dictadura militar ,
poniendo en ridículo o descalificando la fuente ; en el caso de que ya no se lo hubiera ubicado como
subversivo. La autora menciona que se efectuaba así una propuesta de salud y enfermedad, se
proponía como condición de normalidad el sometimiento pasivo a la autoridad arbitraria.
La inducción en la sociedad del mecanismo por el cual la sola desaparición de una persona sería
prueba de su culpabilidad: “En algo andaría”, además, “si me quedo quieto estoy seguro”, a la vez
que se intenta lograr consenso acerca de la legalidad del sistema de desapariciones
La inducción al olvido: hay que olvidar el pasado y reconciliarse con la nación. Lo cual implica eludir
la justicia que es lo único que puede permitir la reparación individuo-sociedad.
La inducción a la dilución de responsabilidades: “todos somos culpables”. Como forma de encubrir
responsabilidades, intentando igualar a los que resistieron , a los que fueron víctimas , a los que
guardaron silencio , a los que crearon silencios cómplices y a los responsables.
En relación a ésto , la autora hace referencia a otro fenómeno observado en los sujetos durante el
proceso que tendría que ver con una ruptura brusca en la coherencia interna del sistema de
conceptos , ideas y actitudes sostenidas hasta entonces por esas personas. Este fenómeno lo
enmarcaría dentro del concepto de Piera Aulagnier como alienación, donde un discurso es impuesto
al sujeto desde el exterior , el sujeto lo asume como propio y se convierte en su portador. Con esto
se proponía que se considerara la violencia real que se ejercía como necesaria y natural , como a su
vez impedir que las personas pudieran pensar críticamente acerca del sistema social en que se
intentaba apresarlas, pensar su relación y ubicación frente a dicho sistema y descubrir los referentes
identificatorios y valorativos a los cuales se intentaba subordinarlas .

Éste fenómeno continúa la autora, opera sobre la base de algunos procesos psíquicos presentes en
todo individuo y que facilitan la intrusión y operatividad de la fuerza alienante , más específicamente ,
al deseo por lo general inconsciente de disminuir la distancia entre el Yo y el Ideal del yo. Apoyado
en la expectativa narcisista de fusionarse con los ideales grupales , el sujeto tiende a adaptarse a los
sistemas de ideales hegemónicos. La negación y la renegación como mecanismos de defensa
primitivos refuerzan este proceso, se intenta no pensar , no representar.

La modalidad de respuesta a la situación traumática producida por las Madres de Plaza de mayo por
la cual desarrollaron una respuesta colectiva grupal en el plano social, dio lugar a una práctica de
discriminación y resistencia con relación a los enunciados y modelos inducidos y de aquello que se
intentaba renegar. La actitud transformadora de la realidad por parte de las madres tuvo un efecto
instituyente sobre el conjunto de la realidad. Fue creando el reconocimiento de los modelos
inducidos y del consenso social propuesto y permitió no sólo rechazarlo sino también formular otros
enunciados y facilitar la emergencia de otras representaciones sociales.
Así fue la práctica social la que permitió sustraerse al discurso alienante de la dictadura. Respuesta
que coincide con lo sostenido por Freud cuando afirma: ¨´ llamamos normal o sana una conducta que
no niega la realidad pero se esfuerza en transformarla. Esta conducta normal y adecuada conduce
naturalmente a una labor manifiesta sobre el mundo exterior.
En este proceso de transformación activa de la realidad, las Madres se transformaron a si mismas .
La ocupación de la plaza pública , las acciones colectivas, la presencia de fotos y siluetas en la calle,
rompieron el silencio y su efecto renegatorio e hicieron presentes a los ausentes, posibilitando así la
inscripción política y social de los desaparecidos. Para las Madres es entonces esta respuesta social
la que reinstala el principio de realidad como base para la elaboración de la situación traumática. Es
decir , el consenso social contrahegemónico sostiene la representación . Esto determina que dicha
elaboración no sea privada sino que sea grupal y social.
Ante la ambigüedad , la indefensión la incertidumbre, el grupo se prestó como un espacio que
proporcionó el apoyo y modelo necesario para la reconstrucción o sostén del aparato psíquico. La
comprensión intelectual de lo que estaba ocurriendo producto de esta práctica social, actuó como
defensa en sentido amplio , como acción protectora adecuada del yo y no como mero mecanismo
de defensa.
El reconocimiento de los modelos propuestos tuvo en algunos casos una función de protección
personal. Sólo a través de la denuncia se podía por ejemplo , salir de la propuesta psicotizante de
que fuera el propio familiar el que diera por muerto a su desaparecido. Esta comprensión permitió
dirigir la agresión elaborada, hacia el objeto adecuado, evitando que ésta se volcara sobre el sujeto,
o se desplazara hacia el interior de la familia o grupo de pertenencia.
El accionar grupal permitió también a las Madres recuperar para sí su fuerza concreta, operando en
el plano social, en contraste con los sentimientos de inermidad, de que serían sólo otros los que
decidirían los acontecimientos históricos.

En relación con las consecuencias sobre el ámbito psicoterapéutico


La inducción al silenciamiento social, la sanción sobre el pensar y el reconocer como ciertos los
hechos de la realidad, la peligrosidad de reunirse, la delimitación de la legitimidad o ilegitimidad del
debate de ciertos temas , la inducción de definiciones de salud mental en las que se ubicaba como
patológico todo aquello que tuviera que ver con la disidencia política , incidieron desde distintos
ángulos.
Las instituciones asistenciales oficiales fueron en muchos casos cerradas; en otros fueron
desmantelados los equipos profesionales. En otros servicios que siguieron funcionando se
prohibieron actividades tales como grupos terapéuticos , supervisiones de contenido dinámico,
consideradas como sospechosas.
Al producirse el desmantelamiento de las instituciones asistenciales de los equipos docentes de la
Universidad y de los ámbitos de discusión colectivos , se produjo una atomización de los
profesionales en decenas de pequeñas instituciones de formación . Esto mostraba la necesidad por
un lado de preservar pequeños espacios de reflexión y simultáneamente contribuían a una
fragmentación y aislamiento de los diferentes grupos profesionales y escuelas teóricas.
La norma del silencio impedía la discusión y el intercambio alrededor de los nuevos problemas que
iban apareciendo , en particular sobre el impacto psíquico de la situación del desparecido.
Así como para los familiares de los desaparecidos, también para el trabajo psicoterapéutico estaba
distorsionado el principio de realidad. La exclusión en el tratamiento de todo tema vinculado a la
represión política producía una distorsión del proceso terapéutico; se sostenía una ilusión mágica de
preservación, que hacía suponer que aquello de lo que se hablaba no existía.
Hubo diferentes modalidades de acatamiento de los modelos operacionales y de los enunciados
identificatorios producidos por la dictadura. Por ejemplo , el buscar refugio en un teoricismo
hermético, que descalificaba toda aproximación a la realidad , incluida la clínica. También hubo una
implementación autoritaria de ciertas teorías que descalificaban cualquier forma de investigación de
las respuestas sociales a la situación y sus implicancias psíquicas.
En el campo de la psicoterapia el psicoanálisis de grupo se vió particularmente afectado . En el
ámbito institucional quedó marcado como sospechoso y fue autocensurado. En el ámbito privado
algunos terapeutas decidieron cancelar sus grupos terapéuticos, otros los mantuvieron modificando
el encuadre ( ventanas cerradas por ej.). La autora menciona que hubo una descalificación del grupo
terapéutico como instrumento de abordaje adecuado , no solamente apoyada en la posición en
relación a la teoría psicoanalítica , piensa que fue una forma de encontrar justificación ideológica
ante las situaciones de prohibición de lo grupal que venían del campo de la dictadura.

Mencionados algunos de los efectos psicológicos de la dictadura detallados por los autores, quisiera
concluir refiriéndome brevemente a esta nueva forma de vinculación a través del miedo como postula
Di Nella ( 2007), y como esta construcción de una nueva subjetividad productora de un sujeto desde
la ética del miedo, fue el fruto de una política de aterramiento del conjunto social y de exterminio de
los que resistían .
Como menciona en su libro ( Psicología de la Dictadura . El experimento argentino psico-militar), fue
esa construcción de una nueva subjetividad , en oposición a una anterior donde el sujeto era
sinónimo de libertad, la que posibilitó la articulación de un consenso en cuanto a la aceptación
pasiva de la realidad social , una construcción colectiva de un imaginario social de cosa dada e
inmodificable, cuyo objetivo fue permitir la implementación de un modelo económico neoliberal.
Lo cual hubiera sido imposible sin la previa destrucción del tejido social , pero además sin el efecto
de sentido nuevo respecto de la consideración de lo social , de los proyectos sociales, del descrédito
de los partidos políticos , de la supuesta ¨ disfunción ¨ del Estado, el desmembramiento dirigencial de
las organizaciones sociales; el desmantelamiento del ser ético: golpe a la constitución ética del
carácter social. Todo esto sumado a la naturalización de la desigualdad, y la utopización extrema de
la equidad social , fueron las que produjeron según este autor, el nuevo sujeto, el miedoso, aterrado
el Homo Económicus; basado en una nueva ética, la del sujeto de consumo.

Bibliografía complementaria

- Di Nella, Y ( 2007) . Psicología de la Dictadura. Buenos Aires: Koyatun.

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