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Freud postula que el yo es el único semillero de angustia, y que sólo ésta instancia psíquica
puede producirla y sentirla. Ahora bien, en la película “El maquinista”, Trevor, a mi juicio
manifestaba lo que es propiamente la angustia social, también llamada angustia de la
conciencia moral.
Recordemos que hay tres variedades de angustia, las otras dos son la angustia realista,
que corresponde a los peligros del mundo exterior, la otra, la angustia neurótica, que es
sentida por el yo por la tensión con el ello donde imperan las pulsiones que sólo buscan
satisfacción y descarga sin consideración por la realidad. Trevor, sin duda alguna sufría
entonces de angustia de la conciencia moral, ya que en esta angustia, el superyó, es
receptor de las identificaciones parentales y roles similares de la cultura, así el superyó
proyecta su crítica sobre el yo. En Trevor era justamente lo que pasaba en su psique, su yo
débil era fuertemente criticado por su superyó proyectándole al yo la culpa, sobreviniendo
así, el síntoma.
Más aún, Freud va más allá refiriendo que cuando un niño añora a la madre es porque sabe
que ella satisface sus necesidades sin demora; quiere resguardarse de la insatisfacción. El
contenido del peligro se desplaza de esta situación económica a su condición: la pérdida
del objeto. La ausencia de la madre genera angustia, porque luego podría devenir un peligro
mayor. El contenido de las situaciones de peligro se irá mudando así a lo largo del desarrollo
libidinal y desemboca en la angustia social.
En el caso de las neurosis, Freud sostiene que la angustia siempre se reconduce a una
angustia de castración, y según sea el monto de angustia exteriorizada se habla de una
represión mejor o peor lograda. Si tomamos en cuenta estas postulaciones en la vida de
Trevor, podría comprenderse entonces que sus síntomas no son más que la manifestación
de su trauma original y una repetición de su reacción primaria ante el peligro.
Algo que me llama la atención, es lo que Enrique Guarner en su libro psicopatología clínica
y tratamiento analítico de 1978 y haciendo referencia a Freud, hace mención con respecto
al sueño, él dice, que los individuos a los que se les impide este acto, se tornan psicóticos.
Trevor llevaba un año sin conciliar el sueño.
Ahora bien, Guarner se refería al sueño como contenido onírico y no como función
fisiológica, y aunque Trevor sin duda alguna al no poder conciliar dormir, también se privaba
de la elaboración de sueños, poseía a mi juicio, algo que bien, podría sustituir esa falta de
elaboración onírica, me refiero a sus delirios.
Por ello, uno de los diagnósticos a descartar en Trevor, sería precisamente la estructura
psicótica, ya que en el sujeto con esta estructura no se presenta la culpa, y Trevor tenía
una lucha constante con la misma. El psicótico goza con el daño, pero es un daño dirigido
al otro y no es un daño vuelto hacia la persona, que es uno de los mecanismos defensivos
más primitivos, Trevor tiene una estructura neurótica sin lugar a dudas.
Si bien, y siguiendo a Freud, en los sueños, hay una satisfacción de deseos inconscientes,
en el delirio de Trevor, también se escenifica esa elaboración de deseos reprimidos. Sin
embargo, esos deseos inconscientes manifiestos y a la vez encubiertos en Trevor que
provienen de su neurosis traumática (en mi primer ensayo, señalo y continúo afirmando el
diagnóstico de neurosis histérica traumática con rasgos obsesivos), vienen a ser una
representación fastidiosa de las sensaciones desagradables experimentadas en el
momento del trauma, la situación traumática aparece siempre en el proceso onírico, en el
caso de Trevor, sería la representación a través de su delirio persecutorio.
Veamos un poco como puede representarse, en la vida de Trevor (desde mi punto de vista),
la situación traumática edípica desde su sintomatología originada por el accidente. Si
determinamos que uno de los personajes de su delirio persecutorio era Iván, que viene a
representar la introyección del Superyó de los padres, más aún de su introyección de un
padre perseguidor, que señala su conducta reprobable con respecto a la madre, madre que,
desde mi parecer, también fue simbolizada a través de la imagen de la prostituta, aquí
podríamos apreciar la movilización psíquica de Trevor que había con respecto a la tríada
edípica, y tal vez la escena más representativa de este proceso fue, sin duda alguna,
cuando Trevor en su delirio “descubre” la fotografía de Iván, su perseguidor, en la habitación
de su amada, la prostituta, duelo del amor objetal primario no se ha resuelto hasta ese
punto, a Trevor lo lastima, lo hiere la realidad velada de que su objeto de amor no es para
él, es para el padre. La parte que salvaguarda la posibilidad de resolver ese duelo de amor
objetal primario, es a mi consideración, la presencia de esa otra mujer, madre a final de
cuentas, que en la realidad alterna de Trevor era la imagen de la madre del niño atropellado.
Lo que produce que el accidente origine una patología es sin duda alguna la reproducción
de la angustia experimentada en el trauma primario haciendo que lo reprimido aflore a
través del síntoma.
Ahora bien, con respecto a la elaboración del duelo del amor objetal primario, al final éste
si se llega a dar, pero este se da en la vida adulta de Trevor, no en la etapa edípica como
debió de haberse determinado, sin embargo, creo, que elabora dicho duelo cuando
reconoce sus sentimientos de culpa y los motivos inconscientes que producen dicha culpa,
es decir, lo inconsciente se vuelve consciente, es cuando él logra aceptar ser merecedor
de un castigo, redirigiendo así sus deseos inconscientes, se elimina el síntoma.
Los conflictos psíquicos internos por los que Trevor elabora el delirio de persecución, es
claramente el conflicto con el proceso edípico y el complejo de castración, y esto, tiene que
ver con el deseo inconsciente no elaborado que asocia con el hecho traumático.
Si continuamos en la búsqueda de poder identificar a un sujeto con una personalidad ya
premórbida antes del accidente, entonces deberíamos considerar tal vez, una personalidad
neurótica depresiva, aquí quiero retomar un punto que Pinel en 1801 mencionó con
respecto a los depresivos, él afirmaba que algunos depresivos podían cometer crímenes
para buscar castigo. ¿Es el acto de Trevor, el atropellar a este niño, la resultante de esa
búsqueda inconsciente de cometer un crimen para sufrir su castigo?, probablemente sí, si
reflexionamos las siguientes postulaciones psicoanalíticas, veremos que lo que Pinel
describía ya en 1801, tiene mucho de validez psicodinámica:
El contenido de los autorreproches son en última instancia una crítica despiadada contra la
figura materna, como resultado del destete, esto queda demostrado por K. Abraham
haciendo hincapié en dos síntomas relacionados con los alimentos, observados
frecuentemente en los pacientes deprimidos, el rechazo de la comida y el temor de morir
de hambre. ¿No son estos pues, los síntomas ambivalentes que presentaba Trevor?.
El depresivo dirige su sadismo contra los objetos amorosos, tiene necesidades narcisistas,
por ello depende de otras personas para el mantenimiento de su autoestima, pero, cuando
pierden su objeto de amor se revelan agresivamente en contra de él, como ocurre en la
escena donde Trevor descarga su ira en su pareja la prostituta al sentir que la ha perdido,
y que viene a ser la reproducción de la pérdida de su objeto primario. Los tormentos del
hambre vienen a ser en Trevor los precursores mentales de castigo.
La depresión del adulto no es más que un regreso a esta fase del desarrollo, así, los
sentimientos de inferioridad, empobrecimiento y desesperanza constituyen los
determinantes de las heridas narcisistas, las cuales surgen debido a un sentimiento de no
ser deseado y al mismo tiempo devaluado y odiado y es por eso que se desarrolla un
superyó temprano crítico que aniquila a un yo debilitado. Lo que produce la recuperación
que lo lleva a entregarse, es a mi juicio, la integración del self, que a través de la elaboración
tardía de su duelo objetal primario, logra que sus tres instancias psíquicas sean
salvaguardadas y se libere el conflicto. De esta forma el cuerpo y la psique se liberan de la
tensión y descansan.
Las palabras que aparecen en la película, si considero que constituyen una cadena
asociativa encubierta, que fue aflorando del inconsciente, aunque Trevor desvirtuaba el
proceso, el inconsciente empujaba para lograr su fin, hacerse consciente.