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CANTOS IBEROS

CANTOS IBEROS
POR
GABRIEL CELAYA

E D IC IO N E S TU R N ER , S. A.
MADRID
............................ Dejar quisiera
m i verso, com o deja el capitán su espada;
famosa por la mano v iril que la blandiera,
no p or el docto oficio del fo rja d o r preciada.

A n t o n io M a c h a d o

© Gabriel Celaya
© De la edición en lengua española:
E d ic io n e s T u r n e r , S. A.
Génova, 3. Madrid-4
ISBN: 84-85137-07-8
Depósito legal: M. 42.235-1977
Reservados todos los derechos que marca la ley
Primera edición en esta colección, marzo 1975
Segunda edición, noviembre 1975
Tercera edición, marzo 1976
Cuarta edición, diciembre 1976
Quinta edición, diciembre 1977
Diseño de la cubierta: Diego Lara
Fotografía de la cubierta: Alberto Schommer
Tirada de la cubierta: Royper, S. A.
Composición e impresión:
Closas-Orcoyen, S. L. Martínez Paje, 5. Madrid-29
Encuadernación: F. A. E., S. A. Torrejón de Ardoz, Madrid
Papel fabricado por Torras Hostencb
NOTA

Las dos partes de que consta este libro — CANTOS


IBE R O S (1954) y OTROS POEMAS, extraídos de LO QUE
FALTA B A (1966)— son los dos extremos de un arco que
mantuve tenso durante muchos años. Pero aunque la di­
rección en que así apuntaba era única, resulta fácil adver­
tir la diferencia entre esas dos tandas de poemas.
CANTOS IBERO S fue escrito en los años de furor y
esperanza, pero a pesar de eso, o quizá por eso mismo,
es el libro más calculado para producir un determinado
efecto de cuantos he escrito en mi vida. Y esto, tanto por
su técnica, basada en un terco verso m artilleante y en un
continuo recurso al pedal fuerte de las oxítonas, com o por
su temática, basada en esa problemática de España que,
desde nuestros ilustrados, y pasando por los escritores
del 98, llega a libros tan candentes para mí com o «Espa­
ña, aparta de mí este cáliz» y «España en el corazón».
Piénsese, para com prender ciertas aparentes contradic­
ciones de estos cantos con mis poemas vascos, cuánto me
impresionaba a mí el que César V allejo y Pablo Neruda,
aun no siendo mesetarios, com o yo no lo soy, pudieran
sentir en su entraña los problemas de la península. Pues
la cuestión de que se trata — más que castellana— es
ibera.

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No se olvide que si CANTOS IBERO S nació del furor
y de la esperanza, nació también en los años en que yo re­
petía: «L a poesía es un arma cargada de futuro», y «L a
poesía es un instrumento, entre otros, para transformar
el mundo». Como tal instrumento la traté en este libro, y
no me sería d ifícil dar una explicación de cóm o compuse
estos poemas, parecida en el estilo, aunque no en el valor,
a la que Poe dio de su poema «E l cuervo».
La segunda parte de este libro — OTROS POEMAS, ex­
traídos de LO QUE FALTABA— está escrita de una mane­
ra mucho más laxa, y a veces casi com o una crónica de
sucesos. Por eso, y porque al cambiar las circunstancias CANTOS IBEROS
muchos de estos versos han perdido, con la anécdota a
que aludían, su soterrada intención, he suprimido mu­
chos poemas de la 1* edición, y he dejado sólo los que
me parecían de un interés general.
G. C.

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D IM E QUE SI

Con mi fe, mi esperanza y mi amor,


a ti.
Con mi rabia y mi dolor,
a ti.
Porque me has hecho el que soy,
porque debo reinventarte y hacerte ser ahora, aquí,
España, a ti.

Hasta la flor,
hasta el grito de gloria y explosiva radiación,
te alzaré desde la tierra tenebrosa y trabajada,
corazón.
Hasta el color nunca visto, ro jo al blanco de sol,
hasta el real esplendor,
com o furor absoluto, dolor quizá, fulgor
que palpita en las alturas con razón o sin razón,
serás fiesta y evidencia, corazón.

Serás siempre, España, en alto, fuera y dentro de mí


com o un combate sin fin.
Y serás lo necesario y a la vez la libertad
que invoco y evoco aquí,
remetiéndome en el acto de tu presencia sin form a
y ensoñándote feliz.

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L
Cuando te duelo por dentro, te trabaja el porvenir.
N o me niegues lo que espero. Quiero hacerte nueva en mí.
España, dime que sí.

ESPAÑA E X T R A Ñ A

Esta fuerza extraña,


viva, enmarañada,
esta entraña a gritos que llamamos España
está en mí, no la pienso,
no puedo pensarla según la teoría con que quieren cas­
t r a r la
los que en nombre de un pasado dicen: Gloria, punto y
[raya.

Esta fuerza real que llamamos España,


rabiosa, suficiente,
no es gótico-galaico-leonesa-romana,
ni es árabe, ni griega, ni austríaco-castellana.
Es ibera, terrible, sagradamente arcaica,
mi materia y mi magia.

Y o no puedo pensarla.
Y o no puedo decir si España es buena o mala,
si es triste o violenta, si es hermosa o si mata.
Yo no puedo juzgarla
porque yo soy en ella y ella en mí, trascendiendo,
y así a fondo me sumo fieramente existiendo.

Porque soy, porque soy


tierra roja y cargada sustancia milenaria,

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ancha España que en vano cabalgo, nunca abarco,
dulce aceite espesado,
España que en mí lates
seco esparto, sal pura, ríos con larga historia,
y más y más te afirmas cuanto más te combato,
cuerpo ibero con venas de metales hirientes
y eres yo sin ser mía, no consciente, de carne.
que fulgen golpeando,

Como me tienes, te tengo,


montañas decididas
com o te tengo, me tienes, y poco im porta qué pienso,
en lo llano absoluto de un planeta pensante,
pues en ti vivo y respiro.
gritos p or fin absueltos,
Tú eres mi aire y mi tierra, tú, mi cuerpo y mi elemento,
cara a un cielo que todo lo refleja sin mancha,
y al maldecirte, maldigo
voluntades paradas,
de mí mismo porque pienso que aún no cumplí lo que
gestas que, no la tinta, la geología exalta,
[debo.
costas rotas que muerden con amor violento,
muriendo de su muerte, los mares más lejanos,
terrones trabajados
por muertos anteriores a la historia contada,
hazañas de una entraña que aún no agotó sus formas,
nutre mi carne de patria.

¡Que no vengan a decirme que es un problema mi España!


Y o la tengo sin pensarla
y, adorando o maldiciendo, soy desde dentro un «¿qué
[pasa?»
Y este físico misterio
como un cuerpo de amor, me tiene tanto
que yo mismo no distingo si es que lo adoro o lo ataco.

Fiera amante, madre amarga,


te maldigo, me deshago, te violo, canto claro,
y esta rabia que te grito
es la rabia con que trato de dar a luz lo más mío,
y es mi manera de amarte,
y es mi manera de hablarte sin perdonarme a mí mismo.

España ciega, mi España


seca, hermosa, exasperante,

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trabajos de un dios ibero
que no pasó de paisaje
hasta que el hombre, tomando
entre manos, con buen aire,
ese caos, le dio a vueltas
su redondez perdurable.

Evidencias que acaricio


por la tangente, constantes.
¡Oh caderas decisivas
LA A R C ILLA QUE PALPO Y BESO de un gran dios ibero y madre!
Torrente que arrastras barro,
Un embajador de Salvatierra de los pena y pasado en mi sangre.
Barros ha llegado a mi ciudad con
Corazón entre los dientes.
un borriquillo cargado de humildes
y maravillosas muestras de nuestra Insistencia que es un hambre.
ancestral alfarería ibera. M em oria que, sin conciencia,
reza constante y sonante.
Iberia, barro de España, Materia dulce: materia
corazón muerto del agua, simplemente palpitante.
sedimento de amargura,
roja arcilla con que el ansia N o hay tierra com o tu tierra,
concreta su form a infusa: Salvatierra de los Barros,
cuencos, jarros, platos, tazas, ni hay un agua com o el agua
vasijas que la costumbre mineral de tus regatos,
de una humilde mano sabia ni hay mesta que m ejor junte
com o de un poso de origen lo ibero-moro-romano.
ha sacado de la nada: Salvatierra, tú das form a
redonda verdad: milagros a lo santo-cotidiano
de la materia encamada. con tus salivas más dulces,
con tus gestos más arcaicos,
Figuras en las que ponen con tu primeras materias,
punto y se muestran formales con tus eternos trabajos.
las latentes convulsiones
que, saliéndose de madre, Idolillos — hoy, botijos
fueron montes com o gritos, para mi sed que no cambia— ,
costas mordidas por mares, tan prim itivos, tan justos,
tan de verdad si se palpan
con unas manos que, ansiosas,
su volumen adelantan,
sois dioses-lares, medida
del misterio, cuerpo y alma.
Sois mi saber sin razones.
Sois la evidencia que clama.
N o es un Dios entre pucheros.
Puchero-Dios es mi España.

Es este objeto barato, ESPAÑA EN M ARCHA


por necesario, sagrado,
y es la tartera en que como,
Nosotros somos quien somos.
y es cuando bebo, mi jarro.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Que no vengan a decirme ¡Allá los muertos! Que entierren com o Dios manda a sus
que Dios nos está mirando [m uertos.
desde lejos, com o un o jo
donde se ha parado el rayo! Ni vivim os del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Dios está aquí. N o es de carne.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus co-
Menos y más, es de barro
[mienzos.
moldeado, resignado
al tamaño de mis manos. Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
España, tierra convulsa, Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
corazón de greda y yeso,
de secretos materiales, Somos bárbaros, sencillos.
de lentos vinos espesos, Somos a muerte lo ibero
de sal virgen, cuarzo estricto que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
y arcilla de los comienzos,
mi España crucificada, De cuanto fue nos nutrimos,
luz hiriente, Cristo negro, transformándonos crecemos
más que en tu espíritu, vivo v así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a
en tu carne y en tu pueblo, [m uerto.
y en tu latido aún sin forma,
¡ A la calle!, que ya es hora
¡oh arcilla que palpo y beso!
de pasearnos a cuerpo
v mostrar que, pues vivim os, anunciamos algo nuevo.

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N o reniego de mi origen,
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro


y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores


con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño. A SANCHO PANZA

Vuelvo a decirte quién eres. Sancho-bueno, Sancho-arcilla, Sancho-pueblo,


Vuelvo a pensarte, suspenso. tu lealtad se supone
Vuelvo a luchar com o im porta y a empezar por lo que tu aguante parece fácil,
[em piezo. tu valor tan obligado como en la Mancha lo eterno.
N o quiero justificarte
com o haría un leguleyo. Sancho-vulgar, Sancho-hermano,
Quisiera ser un poeta y escribir tu prim er verso. Sancho, raigón de mi patria que aún con dolores perduras,
y, entre cínico y sagrado, pones tu pecho a los hechos,
España mía, combate buena cara a malos tiempos.
que atormenta mis adentros,
Sancho que damos por nada,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.
mas presupones milenios de humildad bien aceptada,
no eres historia, te tengo
com o se tiene la tierra patria y matria macerada.

Sancho-vulgo, Sancho-nadie, Sancho-santo,


Sancho de pan y cebolla
trabajado por los siglos de los siglos, cotidiano,
vivo y muerto, soterrado.

Se sabe sin apreciarlo que eres quien es, siempre el mismo,


Sancho-pueblo, Sancho-ibero,
Sancho entero y verdadero,
Sancho de España es más ancha que sus mil años y un
[cuento.

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Vivim os com o vivim os porque tenemos aún tripas, Sancho-claro, Sancho-recio,
Sancho Panza, Sancho terco. Sancho que vistes las cosas como son y te callaste,
Vivim os de tus trabajos, de tus hambres y sudores, metiendo el hombro, tratando
de la constancia del pueblo, de los humildes motores. de salvarnos del derrumbe con tu no lírico esfuerzo.

Sancho de tú te la llevas, Hom bre a secas, Sancho-patria, pueblo-pueblo,


mansa sustancia sin mancha, pura verdad, fiel contraste
Sancho-Charlot que edificas com o un Dios a bofetadas, de los locos que te explotan para vivir del recuerdo,
Sancho que todo lo aguantas. iya ha llegado tu momento!

Sancho-vulgo, Sancho-ibero,
Sancho con santa paciencia,
porque tú existes, existen aún mi patria y mi esperanza.
Sancho con buenas alforjas,
Porque hay patria y esperanza vas a existir tú de veras
que en el último momento nos das, y es un sacramento,
con menos sueño y más tierra.
el pan, el vino y el queso.

Tu libertad es instinto. Tus verdades son sencillas:


Pueblo callado, soporte
Al pan, pan, y al vino, vino,
de los fuegos de artificio que con soberbia explotamos,
y a cada cual lo debido:
Sancho-santo, Sancho-tierra, Sancho-ibero,
lo que le cumple por hombre con un único camino.
Sancho-Rucio y Rucio-Sancho que has cargado con los
[fardos.
Sancho-firme, Sancho-obrero,
Hoy com o ayer, con alarde, ajustador, carpintero, labrador, electrricista,
los señoritos Quijano siguen viviendo del cuento, Sancho sin nombre y con manos de constructor y un oficio,
y tú, Sancho, les toleras y hasta les sigues el sueño viejo y nuevo, vida al día.
por instinto, por respeto, porque creer siempre es bueno.

Quiero darte la confianza que pretendieron robarte.


Cabalgando en tus espaldas se las dan de caballeros Quiero decirte quién eres.
y tú, pueblo, les aguantas, y levantas — tentetieso— Quiero mostrarte a ti mismo tal com o tú fuiste siempre,
lo que puede levantarse. Y aun sabiendo lo que sabes Sancho humilde, Sancho fuerte.
nunca niegas tus servicios, ¡santo y bueno!
En ti pongo mi esperanza
Sancho-Quijote y a un tiempo Sancho de basta de cuentos, porque no fueron los hombres que se nombran los que
Sancho-amén de tiempo al tiempo, [hicieron
Sancho que aún hecho y derecho, ya de vuelta del Im perio, más acá de toda historia — polvo y paja— nuestra patria,
al señorito Quijano le tratas de caballero. sino tú com o si nada.

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Sancho-tierra, Sancho-santo, Sancho-pueblo,
tomo tu pulso constante,
m iro tus ojos que brillan aún después de los desastres.
Tú eres quien es. ¡Adelante!

LA NECESIDAD, LA S E N C ILLE Z,
LA ALE G R IA

He aprendido a cantar
la necesidad, la sencillez, la alegría.
He palpado la vida.

He aprendido a cantar
la necesidad que es dulce para el fuerte
lo que me cumple por hombre,
la alegría de luchar.

He palpado la vida,
las limitaciones que dan form a a mi impulso,
el ansia de infinito puesta al día.

He respirado la mar
y he seguido en la curva de todas sus sonrisas
femeninas, perdidas,
la rúbrica posible de un tratado de paz.

He palpado la vida:
La necesidad, la sencillez, la alegría:
la evidencia que en mí grita.
He aprendido a cantar
lo mucho que en lo poco que soy se exalta a gloria,
clama realidad,
golpe a golpe en mi pecho va ganando libertad:

La libertad forzosa,
la libertad del hombre que no cabe en sí mismo:
el heroico crecerse en el destino.

He aprendido a cantar
M ANOS A LA OBRA
y me inclino hacia el futuro con dulce gravedad
según mandan las leyes
El rostro de la paz se eleva del abismo
que llevan por su cauce mi impulso hacia la paz.
y sonríe, siempre en vilo.
Sus ojos son azules, transparentes
¡La necesidad, la sencillez, la alegría,
cuando los m iro de frente.
la fuerza de ser hombre, la conquista concreta,
la justicia que envuelve una sonrisa!
Sus ojos son terribles;
son puros, son sencillos, la luz libre,
He aprendido a cantar
y si crecen extasiados — todo y nada— ,
para ti, para todos, para mí hasta morir,
se confunden con el alba.
la sabrosa, la dulce, la triste realidad
y el cuento de no acabar.
¡La libertad, la libertad! — se canta
com o una transparencia que ha despejado un ala.
Soy, por hombre, libertad.
Mas la justicia y la paz
Me crezco, cuando me acepto fabricándome la paz,
tenemos que edificarlas con nuestro esfuerzo a compás.
y si canto, esperanzado, me convierto en mi cantar.

Hay milagros
que podemos hacer con nuestras manos.
En la inerte vaguedad,
levantemos ese pulso de un jardín no original.

|Oh mínimo equilibrio!


¡Oh rosa sin materia y raudo giro!
I .a esperanza y la alegría
■on motores eficaces de lo humano y progresivo.

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¡Manos a la obra!
Entremos en cuerpo y alma por el surco de la Historia.
N o llamemos belleza a ese triste equilibrio
de la naturaleza que repite sus giros.

La libertad, lo posible,
la luz parada que clama, la increíble realidad
dan razón de lo que exalto,
dan y crecen siempre a más.

Digo la paz que es la unidad del hombre. LA D IFIC U LTAD Y EL DEBER


Hago la paz, haciéndome a mí mismo. DE LA ACCION
Con mis versos, edifico,
digo y hago la victoria posible contra el destino. Luchar, matar acaso,
puede ser solo amor, puede ser un ejem plo
La justicia no es regalo. de valor decisivo,
Hay que hacerla cada día golpeando y golpeando. puede ser com o un grito levantado hasta el cielo.
La libertad se conquista. Mas tan sólo a los puros, los muy puros, les cabe
Tenemos que conquistarla remordiendo nuestra vida. lanzarse a tal asalto sin sentirse malditos.

La paz que todos queremos, N i un hombre traicionado


hay que robársela al cielo. puede, pese a su peso, compensar ciertos actos,
¡ Camaradas, sed activos ni la sangre de un niño asesinado
y haréis real la estructura que anticipan vuestros gritos! puede lavar las manos de aquel que le ha vengado.
Tan sólo la certeza de estar cumpliendo un rito
Nuestra España de verdad. convierte en inocentes a los adelantados.
Nuestra España nada menos; nuestra España, nada más.
Nuestros amores que deben ser obras en las que encarne Luchar cuando la llama se encrespa es un pecado.
cuanto fuimos, cuanto somos, com o un basta ya de hablar. Matar, si no comprendes
que en el muerto te matas a ti mismo, es engaño.
Mas no obstante, debemos
luchar, matar acaso,
conservándonos puros, sabiendo lo que hacemos.

Actuar, herir, mancharse


de sangre y, sin embargo, conservar la sonrisa.

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la belleza gratuita que flota sobre todo,
la gloria candorosa de un mundo irrebatible,
la luz de un dios antiguo,
es algo tan difícil que el yo a solas no entiende.

Mas los hay que eso pueden. Sencillamente, pueden


¡ Más que humanos, seguros,
terribles como niños, sencillos como leyes,
transparentes, sin fondo,
puros, puros, tan puros que da miedo mirarlos,
son los monstruos sagrados! A JUAN RUIZ,
AR C IP R E S T E DE H IT A

¡Hola, Juan Ruiz, alto y bajo, tan real


en las contradicciones que hacen saltar el rayo
de tu verdad vital!

Ya arábigo o judío, ya buen o mal cristiano,


tú encarnas un total
y hablas en castellano, que es sablar claro unidad.

Ser español no es cerrarse, sino abrirse siempre a más,


tomar todo lo que viene com o un impulso fluvial
en la turbina que centra la vertical gravedad.

¡Oh total, tan sencillo, oh total, tan vulgar,


lan constante y sabido
como quien reza a vueltas que Juan es la verdad!

Tú al decirte, nos dijiste; tú al expresarte, libraste


en tu adentro la batalla de nuestra España integral;
tú y no las armas que todo lo querían separar.

Tú, Juan Ruiz, Juan-raíz de materia cordial


que abarcas cuanto choca, que sigues donde estás
con un aire — tu sonrisa— de «mañana Dios dirá».
Juan Ruiz bien encamado, tu anchura es caridad: Te digo lo que digo, te emplazo aquí puntual,
Dios se llama hoy por ejem plo Pedro o Martín com o un prim itivo de vuelta, clamante, ibero, real,
[d ía se llam ó Jesús — ¡Jesús!— para dar en el clavo de nuestra libertad.
y no hay nada tan sagrado com o la vida vulgar.
Porque somos quien somos, con generosidad
En tus versos bien leídos, Juan Ruiz, hay «p o rid at». en las cosas pequeñas ponemos alma y vida
Tu malicia es ingenua, tu ironía, piedad, y en las grandes por sobra de brío un tanto da.
tú de una vez quien eres realmente real.
Y o he escrito cancioncillas, según pide la moda,
Ven aquí que te abrace, macizo y corporal, si no en son de troteras o para entendederas,
sin pensarte ni darte vueltas de introvertido para canzonetistas y para animadoras,
por delante y detrás.
y a veces en los ritmos simplemente animales,
Te siento buen amigo, con física verdad, baratos e inmediatos, sexualmente vitales,
grandullón, narigudo, poderoso, grotesco, dije canallamente mis más altas verdades.
cordialmente brutal.
Con lo malo y lo bueno, con barro y dignidad,
Cuerpo y alma, carne y hueso, suerte y sino,
con materia sagrada y un impalpable imán,
suelo español, sol redondo, sangre y sueño, savia y signo,
Juan Ruiz, tú bien entiendes lo que llam o unidad.
todo a la vez com o un grito.
La unidad de una España que no sólo es formal,
Como un grito tan terrible que parece sólo el trueno de
sino vivida, hambrienta, cambiante, germinal,
[una risa elemental,
recargada de glorias que quieren explotar.
com o una risa que llora, com o una burla mortal,
como esa nada que es todo de español al natural.
Juan Ruiz, quizás un día podré por fin charlar
Juan Ruiz, ¡hola!, ¿qué contigo com o quiero. Mas en tanto — es tu señal—
Te saludo com o tuiste, con tus pelos y señales, a mis buenos amigos yo les trato de Juan.
moreno con esa fuerza que da un alma material,

ibérico, tremendo, genialmente vulgar,


en el riñón de España
plantado con coraje de corazón sexual.

Juan Ruiz, hablo contigo com o quien dice más


que cuanto se permite, pues escribir en verso,
según se estima hoy día, solamente es flotar.

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Hablando en castellano,
tan sólo con hablar, construyo y salvo,
mascando con cal seca y fuego blanco,
dando diente de muerte en lo inmediato,
el estricto sentido de lo amargo.

Hablando en castellano,
las sílabas cuadradas de perfil recortado,
los sonidos exactos, los acentos airados
de nuestras consonantes, com o en armas, en alto,
H ABLAND O E N CASTE LLANO atacan sin perdones, con un orgullo sano.

Hablando en castellano, Hablando en castellano,


mordiendo erre con erre por lo sano, las vocales redondas com o el agua son pasmos
la materia verbal, con rabia y rayo, de estilo y sencillez. Son lo rústico y sabio.
lo pone todo en claro. Son los cinco peldaños justos y necesarios
Y al nombrar doy a luz de ira mis actos.
y, de puro elementales, parecen cinco milagros.

Hablando en castellano, Hablando en castellano,


con la zeta y la jota en seco zanjo mal o bien, pues que soy vasco, lo barajo y desentraño,
sonidos resbalados por lo blando, recuerdo cóm o Unamuno descubrió su abecédario
zahondo el espesor de un viejo fango, y extrajo del hueso estricto su m eollo necesario,
cojo y fijo su flujo. Basta un tajo. ricamente sustanciando.

Hablando en castellano, Hablando en castellano,


el poblo, puoblo, puablo, que andaba desvariando, yo sé qué es poesía. Leyendo el Diccionario
se dice por fin pueblo, liso y llano, reconozco cóm o todo quedó bien dicho y nombrado.
con su nombre y conciencia bien clavados Las palabras más simples son sabrosas, son algo
para siempre, y sin más puestos en alto. sabiamente sentido y calculado.

Hablando en castellano, Hablando en castellano,


choco che, te, ¡zas!, ¿ca? Canto claro decir tinaja, ceniza, carro, pozo, junco, llanto,
los silbidos y susurros de un murmullo que a lo largo es decir algo tremendo, ya sin adornos, logrado,
del lirism o galaico siempre andaba vagando es decir algo sencillo y es mascar com o un regalo
sin unidad hecha estado. I cutos de un largo trabajo.

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Hablando en castellano,
no hay poeta que no sienta que pronuncia de prestado.
Digo m ortaja o querencia, digo al azar pena o jarro.
Y parece que tan sólo con decirlo, regustando
sus sonidos, los sustancio.

Hablando en castellano,
en este castellano vulgar y aquilatado
que hablamos cada día, sin pensar cuánto y cuánto
de lírico sentido, popular y encarnado
presupone, entrañamos. E SPAÑA EN P IE

Hablando en castellano, La alegría natural,


recojo con la zarpa de mi vulgar desgarro la libertad de cantar,
las cosas com o son y son sonando. el equilibrio alternante de quien sabe respirar
M allarmé estaba inventado y, en el límite, la paz.
el día que nuestro pueblo llam ó raso a lo que es raso.
La primavera que exalta,
Hablando en castellano, la dulzura acompasada,
los nombres donde duele, bien clavados, las flores, con tal voltaje, que hasta el color se declaran;
más encarnan que aluden en abstracto. lo que por ser sobrenada.
Hay algo en las palabras, no mentante, captado,
que quisiera, por poeta, rezar en buen castellano. La evidencia nada más,
la exaltante realidad,
los milagros que coinciden con lo simple en lo puntual:
la suma fidelidad.

Todo está aquí suspendiendo


y ahora mismo es sólo bello
como yo que, cuando vivo, me parece que algo invento,
fuera de mí, a todo evento.

El crecimiento a compás,
la mortal necesidad,
la obediencia a mi destino, la mar que tiembla en lo igual
y el relámpago sin más.

38 39
Esta es mi ley: mi conciencia.
Este es mi peso: mi tierra.
N o vuelo com o quien busca lo absoluto y se disgrega.
Soy español: de una pieza.

Cuando pido libertad


me declaro natural
de mi tierra, de mi historia, de mi ibérico rabiar
y de mi fuerza sexual.

Lo siento con todo el cuerpo, TODOS A UNA


con toda el alma, yo entero,
por español, junto tripas, brío, idea, carne y hueso. Cada vez que muere un hombre,
¡A ver si nos entendemos! todos morimos un poco, nos sentimos como un golpe
del corazón revulsivo que se crece ante el peligro
Sólo quiero respirar y entre espasmos recompone
y pido la libertad. la perpetua prim avera con sus altas rebeliones.
La pido com o mi pueblo porque queremos la paz.
Soy español. Dicho está. Somos millones. Formamos
la unidad de la esperanza.
Lo sabemos. Y el saberlo
nos hace fuertes; nos salva.

Nos sentimos como un golpe


que sin brotar se ha quedado temblorosamente en vilo.
Nos sentimos sin sentirnos,
fabulosamente dulces, dolorosamente ciertos.
Nos sentimos un nosotros. Palpitamos colectivos.

Corazón, corazón,
dulce sol interior,
me iluminas, me envuelves:
soy más de lo que soy.

Cada vez que un combatiente


se desangra, con su sangre derramada yo hago versos,

40
Y no termina nada.
Empieza la fantástica esperanza.
Yo tenía una muchacha sólo mía, privada,
y ahora tengo este vacío que me exalta.

Cuando nada tiene objeto,


¡el am or a cielo abierto!

TODO ESTA POR IN V E N T A R

¡Camaradas!,
salvemos las distancias,
venzamos las nostalgias.
Nuestras manos obreras, todos a una,
darán form a a la esperanza.

Hay que creer, resurgir.


La España de que sufrimos fue una historia mal contada,
no su verdad hasta el fin.
H oy me siento tan cargado de secretos no explotados,
que domino el porvenir.

Todo está por hacer,


por inventar y alegrar,
por nacer.
Hay que volver a empezar
y descubrir com o nueva la explosión primaveral.

¡Camaradas!
dejémonos de canciones que suenan a más llorar.
Aquí no ha pasado nada
y si pasó, no hay que hablar.
Todo está p or inventar.

44 45
Cuando luchamos, creamos, ¿Quién d ijo que España es vieja si aún está por estrenar?
somos de veras quien somos palpitando cara al cielo, ¿Qué me importan quince siglos?
somos pura actividad, Yo arranco de mis principios iberos y apunto a más.
y al cantar, Nadie ha dicho todavía lo realmente real.
cantemos lo que cantemos, cantamos la libertad. ¡Camaradas, a luchar!

Cantamos com o españoles, No nos gusta lo que fuimos. N o queremos


ancho el mundo, libre el alma, vivir sólo de recuerdos que nos tiran hacia atrás.
porque tenemos coraje para nuevas invenciones. Resistamos la resaca. Declaremos lo puntual.
N o somos los hierofantes de unas mansas tradiciones. Sacudiéndonos el polvo de la Historia,
Somos hombres propulsores. volvamos al más acá.

¡Basta ya de recordar! Todo está por inventar.


Lo que im porta del pasado se ha hecho sangre en nuestro Todo en España es anuncio.
[cuerpo Todo es semilla cargada de alegría floreal.
Lo tenemos sin pensar. Todo, impulso hacia un mañana
Y al echarnos adelante que podemos y debemos dar a luz y hacer real.
somos, por ser tan de veras, españoles y algo más.

¡Camaradas!,
abandonarse no es paz.
Sólo son buenos los sueños del que sabe despertar,
sobresaltarse, luchar,
y atreverse a la aventura del «mañana, Dios dirá».

Todo está por inventar,


por descubrir desde el centro de su gozo germinal,
por levantar, por nombrar
con su nombre más sencillo, más imprevisto, más justo,
más fieram ente real.

¡Camaradas!
nuestra lucha es eficaz.
Vencedores o vencidos, salvamos la libertad,
la dignidad de ser hombres,
la alegría del mañana, la juventud natural.

46
Cuando hablo del futuro,
no abanico utopías.
Sólo pienso en el niño que de frente me mira.

Sin miedo, sonriente


— ¡tan frágil, tan precioso!— ,
indaga su mañana clavándose en mis ojos.

¡Camaradas, seamos
dignos de esa mirada!
LOS N IÑ O S M IR A N DE FR E N TE Sólo quien la sostenga podrá sentirse a salvo.

La vergüenza, el hastío, Pensemos en los niños.


el asco de los días normalmente vividos Un silencio expectante
y enfrente, diferentes — ¡ tan distintos!— , los niños. reluce en esos quietos ojos interrogantes.

Sus ojos com o absortos


que nos miran, envuelven.
¡ La tremenda confianza que ponen en nosotros!

Los niños increíbles


que ahí están, com o nada,
y nos miran, nos miran. Son quien son, bien visibles.

N o los niños, el niño


concreto que ahora beso
y acaricio — sonríe— , cree que todo lo puedo.

El amor que así impone,


el deber que así siento
de crear para ellos otro mundo más noble.

Y el rubor que me invade,


la física vergüenza,
no la idea, la falta que se alza en mí con sangre.

49
4
E ibero indemne,
con estilo procuro
ser siempre un eje.

Cuente o no cuente,
com o un lujo me digo:
«T ú eres quien eres».

Mas, ¡ay!, es cierto


que entre ruedas de aplausos,
EN EL QUE SE C ITA AL TORO me estoy muriendo.

Me planto en medio. ¡Ay, que me muero!


¡Que venga lo que venga La verdad por delante.
por lo derecho! Y o sin remedio.
%

N o tengo miedo. Destino negro,


Muerte-amor, si me embistes, si me miras, me coges
yo te requiebro. por los adentros

Toreo lento. Mas basta un gesto,


Las olas van y vienen, pase o burla si salva
son com o besos. mi «aquí no hay m iedo».

Bueno es lo bueno. Hurto mi cuerpo,


Me adorno con estilo. largo, alegre, el capote,
Salvo lo serio. y aguanto en medio.

Y cinco, y siete, Soy un ibero,


burlo por seguidillas y si embiste la muerte,
lo ciego a muerte. yo la toreo.

Alas en ciernes Entre dos cuernos,


hago de mi capote: que sí, que no, mi sino,
cambio la suerte. me sueña muerto.
Yo, sonriendo,
entre burlas y veras,
digo: «V erem os».

M A Ñ A N A SERA OTRO DIA

Los días y más días


iguales suman cero.
Rodar, rodar: inercia
del falso movimiento.
La rutina confunde
la nada con lo eterno;
lo estúpido bosteza,
da vueltas com o absuelto,
y luchar nos parece
girar en ese cielo
inútilmente loco,
sistemático y ciego.
N o obstante pongo en alto
mi «mañana, verem os».

Te siento indestructible,
corazón que levantas
mi ser, ser para todos,
una voz que se ensancha,
mi ser con alegría
de fuerza acompasada,
el pálpito conjunto
de una hermosa constancia,
la unidad de los puros,
la magnética calma,
la luz que inmoviliza
o el o jo que agiganta
los bellos pormenores
que anuncian «¡h ay mañana!».

Te siento indivisible,
corazón, en tu pausa
de universal latido.
¡Oh total, oh confianza
DEFENDAM OS N U E STR A V ID A
que pautas la evidencia
sencillamente humana,
contra el «todo es verdad y es men­
la guerra de los justos, tira» de Calderón.
la gloria declarada,
las multiplicaciones %
de la luz que es un ala, Todo es verdad y es mentira. Todo es mentira y verdad.
y, entera y verdadera, A la vuelta de una esquina, topamos con lo increíble
la decisión con calma y sin pensarlo dos veces, lo llamamos natural.
de cuantos com partimos
la fe que siempre avanza!
Todo es verdad. T odo es mentira.
Nuestra Historia fabulosa nos cuenta sus mil y un
Y el saber que no pueden
[días.
matarnos, que si tratan
¡ Hasta América existía! Y, en corro, cantan las niñas:
de matar estos brotes,
«M aravilla, maravilla, que te pongas de rodillas».
crecerá nuestra rabia,
crecerá la evidencia,
crecerá cuanto exalta, Todo es mentira. Todo es verdad.
crecerá com o crece N o hay m ilagro inverosímil para un español cabal,
mi canto, camaradas, ni hay hecho que bien mirado tenga peso sustancial.
nos arma de paciencia, Lo pasado es lo pasado. Lo que no ha sido será.
nos da valor, nos salva.
¿Qué im porta un hombre solo
Todo es verdad. Todo es mentira.
trente a tanta esperanza?
Un delirio. Un fogonazo. Una aventura. Una prisa.
¿Cómo pueden matarnos?
Un terrem oto de absurdos y minúsculos sucesos,
Nuestro nombre es Mañana.
y allá arriba, sin perdones, el cielo azul de Castilla.

55
Todo es mentira. Todo es verdad.
¡ Disfraces de fantasía para unos pocos que imperan
y aburridos uniformes para los hombres sin más!
Una danza macabra y un perpetuo carnaval.

Todo es verdad. Todo es mentira.


Descarada y luminosa, fabulosa es la alegría,
y la esperanza es un sueño que hay quien prefiere
[dorm ir,
pues no hay prisa, nunca hay prisa, si apuesta a la
[o tra vida. LA PO ESIA ES UN ARM A CARGADA
DE FUTURO
Todo es verdad y mentira. T odo es mentira y verdad.
Pero estos niños callados, Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
pero estos hombres sin pan, mas se palpita, y se sigue más acá de la conciencia,
pero estas madres que lloran fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
una pena elemental com o un pulso que golpea las tinieblas,
y unos muertos que están muertos,
esto es real, muy real, cuando se miran de frente
y es algo que no podemos los vertiginosos ojos claros de la muerte,
ni aceptar, ni perdonar. se dicen las verdades:
Pues que todo y nada es uno, las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
hay quien reza: ¡tanto da!,
pero nosotros, erguidos, Se dicen los poemas
tenemos que trabajar que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
porque nos gritan de cara piden ser, piden ritmo,
el ahora y más acá, piden ley para aquello que sienten excesivo.
y esta vida es nuestra vida, Con la velocidad del instinto,
y mañana, Dios dirá. con el rayo del prodigio,
com o mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria


como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

56
Porque vivim os a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida com o un lujo


cultural p or los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
M aldigo la poesía de quien no toma oartido hasta man-
[charse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren V IV IR PARA V E R
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas A un poeta de ayer.
personales, me ensancho.
¡Distancias, espejismos!, hablemos despacito
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, del mundo que así cambia, dando vueltas, brillando
y calculo por eso con técnica, qué puedo. del pasado al futuro, del futuro a esa anchura
Me siento un ingeniero del verso y un obrero que se mira a sí misma sin decir lo que piensa,
que trabaja con otros a España en sus aceros. propone, indefinida y absuelta, lo absoluto
con form a de muchacha simplemente bonita,
Tal es mi poesía: poesía-herramienta con versos simplemente felices que en la nada
a la vez que latido de lo unánime y ciego. rubrican la ironía con su líquido brillo.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
Tal fue la poesía real y delirante
que ayer me fascinaba, sorbiéndome en sus giros.
N o es una poesía gota a gota pensada. Tobogán de caricias verso a verso cursadas
N o es un bello producto. N o es un fruto perfecto. com o una vuelta larga que resbala a ese trozo
Es algo com o el aire que todos respiramos de pueblo palpitante, voraz, real, violento
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. que hoy recojo caliente y el mar borra extendiendo.
Tal fue, nunca mordida, la evidencia increíble
Son palabras que todos repetimos sintiendo
que se rizaba al rizo con bucles de belleza.
com o nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Tales fuisteis vosotros, poetas vanguardistas,
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos. rebeldes com o un golpe de brisa entre las frondas,
levemente rebeldes, levemente reales,
apenas comprensibles hoy que vemos tan claro
58 59
Quisiera ser un h ijo salvado y bautizado,
cóm o en falso eludisteis lo revolucionario
mas pese a mí sucede que os niego en cada verso.
que os tocó y que puntuasteis jugando, no luchando,
Lo que un día intentasteis sigue siendo un comienzo
y a título de bello burlando, no salvando
que no puede seguirse. Somos otros, mordientes.
lo bárbaro y sagrado del impulso sin mancha.

A veces me parece que os debo pedir cuentas,


Bella fue la aventura. Bello fue vuestro impulso.
no por mí, por aquellos que dejasteis sin habla
Bella, la irresponsable radiación que exhibisteis.
y estaban ya cargados de terrible evidencia
Bellos, vuestros hallazgos. Bellos, los bellos versos
cuando dabais por buenas las técnicas, exactas
que quedan com o ruinas de aquel viento de lejos
bellezas de unos versos que ahora nos avergüenzan,
que no entendisteis, quiso ser un pueblo concreto
pues ya entonces lloraban los niños que os callabais,
clamando en el desierto, llamando en vuestra puerta,
maldecían los hombres que hoy siguen maldiciendo,
mientras, falsos rebeldes, creyéndoos combatientes,
arrojabais las bombas del lirism o absoluto. y vosotros, al margen, os lavabais las manos.

Debisteis dar palabras al mudo y al hambriento;


¡Oh pura poesía, luciente en lo lejano,
debisteis hablar alto por todos los que callan;
ave sobre-real de ojos bien calculados
v pupilas redondas de atención delirante! debisteis ser conciencia que crece cuando choca;
y tan sólo escribisteis unos versos neutrales.
¡Oh construcción vibrátil de palabras exactas,
N o hablaría tan alto si no fuera sensible
e imágenes con brillo de explosiones de fiesta
que, al estallar al cero, perdían su sentido a esas maquinaciones imparciales y bellas.
y, al perder su sentido, desvelaban la magia Lo que acuso en vosotros son mis propios pecados.
matemática y loca del verbo dicho y hecho! Faltasteis y he faltado. N o basta ser poeta.

Se desbarata en plumas un ángel positivo Camaradas de un día, celestes en la ausencia,


al chocar con la esquina de una rima perfecta; la lírica absoluta, la clara permanencia
contable y declarada que termina en estrellas
mas pronto, sin misterios, con un juego de manos,
halláis su equivalencia: lo mostráis recompuesto. disparadas y exactas, ferozm ente presentes,
Así esa poesía, la vuestra, la que un día no quiero por hermanos trataros con respeto.
llamasteis absoluta, salvasteis de confusa Valéis, broma de veras, lo que vale un poema,
retórica y pecado de emoción sospechosa, un ave inverosím il cogida no sé cómo
¡oh poetas mayores que adm iro mas no leo! con la trampa de un verso, con una burla bella.

Poca cosa me queda si resto lo que os debo, ¡Oh puras, trasnochadas y absueltas evidencias!
ruiseñores maestros que os fuisteis por las ramas, ¡Oh vértebras del rayo! ¡ Oh pájaro enjaulado
mas si canto, mi canto resulta diferente. que, a fuerza de dar vueltas, termina en transparencia,
N o quiero condenaros — ¡ay, todo lo contrario!— . central vertiginosa de todo lo que tiembla,

60
locura con su eje, vertical esplendente, Trastornáis las distancias con metáforas puras:
velocidad inmóvil, proclamación radiante Ponéis a la belleza su nombre intercambiable.
de algo que pese a todo resulta pronunciable Resolvéis lo infinito jugando a cuatro esquinas.
com o ese telegrama transcrito por el rayo! Adoráis los excesos del ser uno y distinto.

Maestros, me enseñasteis cierta lírica sabia Mas no quiero, no quiero ceder a vuestra magia,
más allá de las reglas del juego planetario: ni al respeto que os debo, ni a ese cóm odo'elogio
Poemas que funcionan com o una guillotina con que conseguiría la palmada en la espalda.
de dos y dos son cinco, de tres y diecisiete Me recojo en mí mismo y escucho cóm o suena
es la hora del Correo del hastío incontable. la vida informulada que va y viene doliente,
Son hechos fulminantes. Son formas increíbles. me sumerge en mi centro, me convierte en la boca
Son cosas que suceden mientras en la garganta de sombra que form ula más de lo que pretendo,
cerrada gorgotean las sílabas del agua. me utiliza y explota, me arrebata y me anula.

N o obstante, tristemente, quisiera daros cuenta Sois vosotros, vosotros, anónimos hermanos,
de todo lo que dentro de mí, cambiando, quema. con la pobre ternura, con la fe sin perdones,
Veinte años nos separan. Chocamos com o choca con esos violines de luz indeformable
la piedra con la rueda, la rabia con lo terco, de vuestros corazones dolidamente heroicos.
lo bárbaro aún no dicho con el justo poema Vosotros que aguantasteis sin armas, sin poetas,
que acaso por logrado nos parece aún más muerto. sin defensa en un mundo que no era un mundo humano,
Quisiera denunciaros, mas vuelvo a vuestros versos. sin pan, sin ese poco de pan que era obligado,
Y me muerdo los puños. Comprendo que son bellos. sin la ayuda de aquellos que debieron cantaros.

Contáis uno por uno los dientes a la luna Camaradas, quisiera deciros :«N o estáis solos».
magnética y rabiosa de luz m ortal e hiriente. Quisiera que encontrarais en mis versos el eco
Inventáis el m ilagro con todo lo que cambia. del latido secreto que a todos nos sostiene,
Jugáis al dom inó con los huesos impares. nos salva en el conjunto con una fe y m il rostros.
Levantáis un penacho casi fosforescente Pueblo es Juancho Berridi, de profesión piloto,
de eléctrica inconsciencia, de foscos y alterados con todas sus virtudes y todos sus defectos.
insectos que crepitan en un claro de tierra Pueblo es Ricardo Trecu, de oficio carpintero.
o libélulas leves que, liberadas, vuelan. Y pueblo yo con ellos que se creen traicionados.

Limpiáis esos espejos donde el ala de un ángel Charlando en las tabernas, viajando codo a codo
quedó cogida en frío, y él mueve todavía en los bamboleantes cajones de tercera,
melodías, buscando su espacio incalculable me encuentro con personas que piensan lo que pienso,
con el ala segunda que tiembla informulada. que sufren lo que siento y agitan lo que incendio,

62 63
que animan mis canciones, levantan mi esperanza,
mas callan recelosas, me miran con sospecha,
me obligan a valiente y, abriendo en ancho el pecho,
a decir que aún hay patria para todos nosotros.

Escuchad, camaradas, mis poemas iberos


de hombre que, recorrido p or vuestras mudas vidas,
quisiera con sus versos lograr, no la belleza,
sino la acción que pueden y deben los poetas
prom over con sus versos de conmovida urgencia.
Recordad: no estáis solos. Recordad que si canto,
mal o bien, canta dentro de mí, sin nombre, el pueblo, OTROS POEMAS
no abstracto, no eludido, ferozm ente concreto.

Poetas entregados a esa ambigua delicia


del agua sin materia, y sin tiempo, y sin form a
que agitáis con la oscura lengua carnal que alarga
melancólicos peces, barro dulce y sagrado,
en el círculo a vueltas de las mil maravillas,
levantaos, sed hombres que aceptan sus deberes,
escuchad lo que el pueblo con alarma os exige,
pensad que ser neutrales es pronunciarse en contra.

Cumplid com o yo trato de cum plir lo que pide


con dolores urgentes mi tiempo entrecortado.
Pensad que no podríais v ivir de otra manera:
que ser es siempre ser ahora mismo y sin vuelta.
Y aceptadlo sabiendo que también lo que hoy clama
parecerá mañana traición. P or eso canto:
«¡D istancias, espejismos!, hablemos despacito
del mundo que así cambia, dando vueltas, brillando».

64
E L U LTIM O RECURSO

En los malos momentos, no os pongáis a llorar,


porque os harán callar
con la limosnita de un poco de pan.

En los malos momentos, decid que no entendéis.


Y tras escuchar,
decid, porque es verdad, que seguís sin entender.

Cuando os digan: «C aridad», vosotros decid: «Justicia»,


porque pedís lo que es vuestro,
no descanso de conciencia para los que dormitan.

Cuando os digan que el problema va a estudiarse,


salid gritando a la calle
las razones que los justos llamarán irracionales.
POR DE PRONTO, ESTO E L COCIDO

Lo prim ero es respirar. Se discuten principios. Se da por sabido


Lo segundo es comer. que uno, al llegar a casa, tendrá su cocido.
Lo tercero es andar. ¿Y de dónde sale?
Andar por andar, Se afilan las ideas. Se vuelve y se revuelve
pues, ¿sabe usted adónde va? lo que sí, lo que no, lo que creo yo.
Comer por comer, Y encima, dale,
¿o es que no quiere seguir? cuando uno vuelve a casa sigue en la discusión,
Respirar por respirar, y le dice a su mujer: «¿ N o tenía razón?».
¿o es que quiere usted morirse? Y el cocido, ¿quién lo hace?
L o normal es vivir,
y respirar, y andar,
y a ratos sueltos, pensar.
JU STIC IA E L E M E N T A L E L AMOR, ESA B R ISA

Considerando en serio que a unos les faltan dientes, Pensar en el am or es importante,


que a otros les faltan uñas sobre todo
y que, en general, cuando no se pasa hambre.
la vesícula biliar
les duele a los millonarios y es un lujo mortal, N o hablo de la India, no hablo del Vietnam,
cambiemos el régimen, aunque vale.
seamos racionales: Hablo, amor, de si podremos pagar hoy el pan.
Que los que tengan dientes, muerdan;
que los que tengan uñas, arañen a rabiar, Tendremos pan y vino. Si hoy nos falta dinero,
y que, en general, mañana lo tendremos.
el champán y la vesícula biliar Y somos millonarios de tiempo, tiempo y tiempo.
sean un patrim onio de toda la humanidad.
Como la India, com o la China, com o el Vietnam,
no tenemos prisa.
¿Y quién es tan valiente que nos venga a cobrar?

Pensemos, por lo tanto, en el amor.


Cuando se puede esperar
hasta la brisa parece lim pia y trascendental.

70 71
SOL OCULTO A A M P A R IT X U

Hay muchos problemas. Si yo anduviera solo


Hay muchos caminos. mil veces me hubiera perdido en los caminos.
Hay muchos partidos. M il amigos
Pero el hambre que es hambre me han llevado de la mano a lo que hoy digo.
y no de justicia,
Mil razones
borra ciertos distingos.
me enseñaron a entender lo que distingo.

Hay un hambre de pan. Doce libros,


Hay un hambre real. muchas horas dando vueltas a lo mismo
Hay un hambre mortal. y el abismo
Pero el hombre que es hombre de pensar por pensar, gira tornillo...
mantiene su dignidad Y venían los amigos
y defiende la paz. a ayudarme, pero yo, terco en lo mío.
Fue Amparito,
¿Y qué sostiene a esos hombres? de repente real, de repente prodigio
¿Qué enorgullece a los pobres? m aterialmente fijo ,
¿ Y qué erigen con sus nombres quien me salvó del caos cuando estaba perdido.
salvo andrajos del pasado?
Habló poco,
Quienes bien baten el cobre,
lo justo que con más poco hubiera valido.
en la tierra encuentran soles.
Era el vivo
sentirme en los obreros compartido.
N o era idea,
sino algo doloroso, real y bien sentido,
y p or eso, desde entonces,
nos sentimos tan seguros, tan unidos,
Amparitxu
y este v ie jo burgués arrepentido.

A A N G E L G ONZALEZ M U Ñ IZ

Hablo de Angel González, un amigo-enemigo,


y de su poesía y sus raptos de amor.
Un am igo correcto: Un poeta del diablo
que escribe lo que yo casi estaba pensando,
mas ni siquiera me plagia, que es lo malo.
P or lo visto, envejezco.
Pierdo todos los trenes; llego tarde a las citas
de am or que, a los cincuenta, sólo son poesía.
En fin, es un amigo,
pero siempre me pisa los versos que — verán—
no eran así — parece casi— , digo: podrían corregirse
para m ejor; ¡ay, Dios, qué v iejo soy!
Falla el m otor de arranque. Esperen, que ya voy.
Un gran poeta, digo (y olviden lo de amigo
porque es pura retórica y estropea el sentido),
una calamidad
que camufla a su modo la locura cordial,
un chico muy correcto
que me gusta en direto com o me gusta en verso,
pero, en fin, que me pisa,
y sale disparado — ¡oh, el acelerador!—
hacia donde no suena mi voz por anterior.
En fin, que tengo envidia
( ¡ si por lo menos fuera Juan Ramón o Aleixandre!),
pues me gusta su vida, la no vista ironía
con que toma las cosas (y o soy una entre otras),
y me digo: «G abriel,
así fuiste ayer también».
¡Ayer!
Bendice en este ángel al que fuiste y aún es.
Amén.
Mas me da un poco de rabia ser tan viejo.
¡Joder!

VERSOS DE BAEZA

Ocurría algo raro.


Conocía a todo el mundo. Nos dábamos abrazos.
Nadie decía nada. ¿Para qué, si era claro?
Tan claro com o raro,
tan puesto en cierta luz de un mundo diferente
era hallar m il amigos,
nerdidos por provincias, perdidos por distingos
chiquitos que Machado fundía en su pureza.
¡Estábamos unidos,
unidos en un acto que era más que un recuerdo!
Sabíamos que pronto cada uno volvería
a su lugar, su tiempo,
su idea personal com o a una luz o un llanto,
y yo me preguntaba:
¿Cómo logra esta unión Don Antonio Machado?

77
A PR E N D E A TRAG AR LA FALSA PAZ

Te dirán: Hay que pensar. Peor que la guerra, ¿qué?


Y tú no comerás, ¡La paz, la paz!
sólo rumiarás. Esa paz que suena a tiro
y que mata sin alarma.
Rumiarás el pensamiento ¡ Paz, paz, paz!
de las mil que te dan.
Y al fin, devolverás.

D evolver las que te dan


sin digerir, no es pensar.
Es tan sólo vom itar.

79
CARTA DE UN VIEJO S.S. A UN JOVEN PILO TO IN F O R M E
N O R TE A M E R IC A N O
Se han estudiado todos los datos del problema.
En aquellos tiempos se pensaba poco, Se han hecho mil diez fotos. Se han tomado medidas
se vivía mal, del lugar del suceso y cuanto le rodea.
se bebía bien, quizá demasiado, Se han aplicado al reo las técnicas modernas
para no pensar. sin peligro de vida, con médica asistencia.
Como iba a cambiar el mundo, todo daba igual. Después, previo el permiso, se ha machacado el cráneo,
pues algo debe haber que sigue allí secreto.
Ahora vienen con historias de otro tiempo, N o se ha encontrado nada que valiera la pena
¡y vaya, vaya, bah! para hacer racional el supuesto m isterio
¿Qué tengo yo que ver con esos magazines aunque se ha recurrido a lo pluscuamperfecto.
que hablan de Buchenwald? Pero no hay criminal que no acabe gritando.
¿Y qué hubiera usted hecho, colocado en mi lugar? Vamos a examinar a su madre y sus hijos
de un modo humanitario aséptico-anestésico.
Lo que todos, lo que nadie, sonámbulos hicimos, Se trata de estudiar, porque es fundamental,
bien aquí, bien allá. cóm o pueden surgir monstruos tan disconformes
Si nos vendan los ojos, estamos vendidos. com o este que estudiamos, no del todo anormal.
Es lo normal. Hay que estudiar a fondo a su madre, y salvar
Hay que ser un canalla para atreverse a acusar. si es posible a sus hijos, operando en directo
esos tiernos cerebros, quizás aún corregibles.
N o hay duda de que usted, puesto en el caso, Es una gran empresa super-occidental
hubiera obrado igual. que ejercemos en nombre de la Humanidad.
Y o disculpo en usted sus vitales instintos.
Hay que perdonar
a quienes todavía no han podido asesinar.

81
6
¿ Y feliz? ¿Qué diré de las felicidades
de nombres contrapuestos o delicia arrastrada.
Soy feliz y soy puro com o fuera del mundo,
y a la vez en la tierra, con su sabor oscuro.
N i soy, ni quise ser un dios iluminado.
Ahora mismo me siento rebajado y amargo,
tirado tristemente, sabiendo lo barato
del chasco sin tragedia ni sin gesto elevado.
Pero sí, soy feliz. Nadie podrá borrarm e
del rostro cierta luz com o de aparecido,
SED PUROS Y FE LIC E S cierta locura ausente, cierto ser contra todo
que quizás, en grotesco, fusile mi retrato.
Cuando se reunieron los Altos, decidieron: Mi apariencia de dios no me extraña. Me extraña
«Tod os los hombres deben ser puros y felices». que este dios sea un dios que orina y que trabaja.
Hubo mil discusiones, porque algunos pensaban
que nunca se podría lograr que fueran puros,
y otros consideraban que ser feliz es menos
y es más que ser un hombre, es decir, algo absurdo.
Los Altos olvidaron en su exim io debate,
largo com o un Concilio, justo com o la ONU,
que el hombre come, orina, moquea y eyacula,
suda, y en fin, es cierto que a veces hasta piensa,
o hace com o que piensa (o bien escribe versos).
De aquí muchos errores que han sido ya estudiados
por la URS y la USA y los PV de Marte
que ya descubriremos, si ellos no se adelantan
a descubrir que somos siguiendo sin misterio.
Comemos y orinamos. Hurgamos las matrices.
Pensar es lo de menos. Mas, ¡ ah!, perdón, pintamos,
componemos canciones y jugamos al fútbol.
De aquel prim er dictado: «S ed puros y felices»,
entendemos muy poco. La y griega es ya un problema.
¿Qué diré de pureza? Puro soy aunque sólo sea por vio-
tiento,
o nuevo y arrancado desde un prim er comienzo.

82
E STO Y E NVEJE CIE ND O LAS MADRES

Me he pasado cinco horas leyendo a Gramsci, A Casimira Echevarría.


y a Luckacs y a Fisher, y aún a autores de otro siglo.
N o he entendido.
He salido a tom ar una copa igual que cualquier otra
donde sé que las beben mis m ejores amigos. Madres y hermanas mías,
He discutido. He reñido. humildes, pequeñitas,
Me he apartado de todos para pensar en serio, cansadas, renegridas,
y me he metido en casa, carbones de aquella vida
y después de meditar he comprendido en la que fuimos llamita.
que soy viejo sin remedio, Recogidas madres mías
y aburrido, aburrido, aburrido. con olor a manzanita
arrugada y escondida.
Doloridas, encogidas
en el m artirio del día,
trabajadas, sucesivas,
laboriosas y sumisas.
Madres de negro, vencidas,
suspirando la alegría,
cunando melancolías.
¡Madres que sois com o niñas,
y en mis brazos, hijas mías!

84 85

2 3

— Me tiene usted que ayudar


— «¡E stos tiempos, señor!»,
a rellenar este impreso.
me dice la viejita de encogido corazón.
Creo que puedo cobrar
R ecojo la toquilla que se le está cayendo.
Pregunto por instinto: una pensión si lo hago.
Soy viuda de un Capitán
— «Señora, ¿cuántos m uertos?»
del Batallón Gorki-Dos,
— «M i m arido y dos hijos.»
que m urió con dignidad.
Me falla la respuesta.
— Perdón, señora, perdón,
Me quedo suspendido.
tiene usted aún que esperar.
Y ella desaparece por un largo camino.

86
I

4 5

Cuando fue a la cárcel después de cien Domingos, Mi chico no era malo,


le dijeron: Su h ijo murió el Viernes pasado. dice.
Domingo tras Domingo lo estaba presintiendo. Tenía muchas novias,
Sabía. N o lloró. Y en el prim er ribazo claro.
sacó unas medias negras de su bolsa, y dejó Tocaba la guitarra
la tortilla y la lata que le llevaba al preso. y algo
Se estiró bien las medias negras y, sin palabras, le bailaba en los dedos,
marchó hacia la estación com o una castellana, malo.
sin llorar, bien erguida, bien puesta, y alta, alta. Y o no digo que no fuera
raro,
pero explíqueme, Señor,
por qué le fusilaron.

88
)

6 7

Doce años que se fue.


— «E stos hijos
Doce años sin su hijo.
son iguales que su padre,
Un día llegó un regalo
siempre metidos en líos,
con noticias de su chico
acabarán en la cárcel.
que se fue porque decían
Estos hijos,
que si política y líos. ¿por qué no se irán al baile?»
Y era yo quien le traía Mas llegan y ella les dice:
novedades de mi amigo. «Contarm e lo de esta tarde».
La madre m iró el regalo
con sus ojos claros, vivos.
Eran seis medias caladas
de Christian Dior, de lo fino.
Y o me dije: Va a llorar.
Pero rió com o un niño:
— «N o me las puedo poner,
pero ¡qué bonitas, hijo!
Se las tengo que enseñar
a todos nuestros vecinos.»
Y entonces el que lloró
com o un tonto fue el amigo.

90
8 A GARCILASO DE LA VEGA

Madres y hermanas mías, Si de mi baja lira prosaísta


que ya casi no distingo surgiera, no mi voz, sino mi España,
de una en una, pero juntas verías cóm o vibras en su entraña
sois por únicas lo mío, pese a tanto cantor garcilasista.
y este d olor de la España
grande y pobre en la que aún vivo Estamos con las armas en la mano,
Madres de todo el futuro. buscando un nuevo ritm o, fiel contraste.
Madres de mis escondrijos. Estamos, com o tú nos enseñaste,
Madres pequeñas, tan bellas luchando por lo nuevo y por lo sano.
en el d olor reunido.
Por eso te saludo y te prom eto
que daré, com o tú, cauce a la Historia;
porque eres en mí, vida, no memoria,
e impulso a la aventura, no soneto.

92
T

M I LOCURA A UN CA M PE SIN O ANDALUZ

Después de mucho andar, mucho perder, mucho luchar, Con la cabeza vacía
me dicen: «¿Para qué?» y el corazón a punto
Y o digo simplemente: «Para v ivir m ejor». se iba dando en las paredes susto a susto,
Me dicen: «¿C óm o es eso, con barruntos
si tú vives bien? ¿Qué más quieres, d i?» de que había algo posible, realizable,
Y o digo en tonto: «N o sé». traicionado,
Pero es claro lo que quiero para todos, si eran ciertos los anuncios.
y me digo por lo bajo: «¡Pues sí que estamos b ien !» ¡Y nunca daba en lo justo!
Y sigo trabajando más que tonto Le decían:
por una gloria total, «H a y cosas que vuelan, y hay otras, ya se sabe,
con inocencia, que se posan y esperan».
y a veces con tan alta claridad, ¿Esperar?
que esa luz casi parece una ferocidad. ¿Qué podía él esperar?
¿V olver de nuevo a la cárcel
o callarse y aguantar?
Le decían...
¡ Tantas cosas le explicaban,
que ya no entendía nada!
Le decían: «T ú eres un campesino
y tienes que estudiar para ser más consciente,
porque todos vamos juntos, iremos,
y quizá tras pocas vueltas
nos encontrarem os».
¡Vaya viaje!

94


Era el tío vivo. Caballitos y cerdos.
Vueltas, y vueltas, y vueltas,
la falsa revolución.
A veces contemplaba lo que siempre da vueltas,
y sólo con seguir, domina y se acrecienta.
Otras veces sonaban la polka o la habanera
popularmente grotescas de la Feria.
Y se veían venir, se veían
los cerdos y caballitos cabalgados por los niños
señoritos del momento, tan bonitos
com o los niños obreros que a su lado se reían IN D IC E
en el tío vivo.
¡ Qué poco les bastaba para no ser distintos
a obreros y señoritos: Cinco perras bien contadas!
Y entonces Juan González creía en el prodigio,
creía en el futuro,
y creía en el m isterio progresivo volviendo a sentirse niño,
y creía en la paz,
y en la magia natural de la igualdad vivaz,
y en la pequeña alegría que a veces nos dan.
Y viendo a los niños
sentía que valía la pena de luchar
aunque a veces no se sepa bien adonde se va.
¡Por los niños, por los niños juntos en el tío vivo!

V
N o t a ............................................................................ 9

Cantos i b e r o s ............................................................ 11
Dime que s í ........................................................... 13
España e x t r a ñ a .............................. ................... 15
La arcilla que palpó y b e s ó ................................. 18
España en m a rc h a ................................................ 21
A Sancho P a n z a .................................................... 23
La necesidad, la sencillez, la a le g r ía .................. 27
Manos a la o b r a .................................................... 29
La dificultad y el deber de la a c c ió n ................. 31
A Juan Ruiz, arcipreste de H i t a ........................ 33
Hablando en c a stella n o ....................................... 36
España en p i e ....................................................... 39
Todos a u n a .......................................................... 41
Con los labios en la h e r id a ................................. 43
Todo está por in v e n ta r....................................... 45
Los niños miran de fr e n t e .................................. 48
En el que se cita al t o r o ...................................... 50
Mañana será otro d í a ........................................... 53
Defendamos nuestra v i d a ................................... 55
La poesía es un arma cargada de futuro ........ 57
V iv ir para v e r ....................................................... 59
/
O tros p o e m a s ............................................................ 65
El últim o re c u rs o ................................................. 67
Por de pronto, e s t o ............................................. 68
El c o c id o ............................................................... 69
I
Justicia e le m e n ta l..........................\ ................... 70
El amor, esa b r is a ................................................ 71
Sol o c u lt o ........ ................................................... 72
A A m p a ritx u .......................................................... 73
A Angel González M u ñ iz ...................................... 75
Versos de B a e z a ................................................... 77
Aprende a t r a g a r .................................................. 78
EDICIONES TURNER
La falsa p a z ........................................................... 79
Carta de un viejo S. S. a un joven piloto nor­ Títulos publicados
teamericano ..................................................... 80
In fo r m e ................................................................. 81 1. E l bandolerismo andaluz, por C. Bernaldo de Quirós
Sed puros y fe lic e s ............................................... 82
y Luis Ardila.
Estoy e n v e je c ie n d o .............................................. 84
Las m a d re s ........................................................... 85 2. Cruz y raya: Antología. Selección y prólogo de José
A Garcilaso de la V e g a ......................................... 93 Bergamín.
Mi lo c u r a ............................................................... 94 3. E l cántico americano de Jorge Guillén, por J. Ruiz
A un campesino a n d a lu z...................................... 95
de Conde.
4. La sociedad madrileña fin de siglo y Baroja, por
Carmen del Moral. Prólogo de Blanco Aguinaga.
5. Las cartas boca arriba, por Gabriel Celaya.
6. E l espartaquismo agrario andaluz, por C. Bernaldo
de Quirós.
7. Las cosas de España, p or Richard Ford. Prólogo de
Gerald Brenan.
8. Azaña, por E. Giménez Caballero. Prólogo del autor.
9. H ora de España: Antología. Selección y prólogo de
Francisco Caudet.
10. Num ancia, por Rafael Alberti.
11. Yo, inspector de alcantarillas, por E. Giménez Caba­
llero. Prólogo de Edward Baker.
12. Cantos iberos, p or Gabriel Celaya.
13. Prim era imagen de..., por Rafael Alberti.
14. La picota. Figuras delincuentes, por C. Bernaldo de
Quirós. Prólogo de Antón Oneca.
15. E scritores políticos españoles, 1780-1854. Selección y
prólogo de Albert Dérozier.
16. P olítica obrera en el País Vasco, 1880-1923, p or Juan LA N O V E LA SO CIAL E SPAÑ O LA
Pablo Fusi.
1. E l m édico rural, p or Felipe Trigo. Prólogo de José
17. Discursos fundamentales, por Indalecio Prieto. Se­ Bergamín.
lección y prólogo de E. Malefakis.
2. La vida d ifícil, por A. Carranque de Ríos. Prólogo de
18. Galdós: Burguesía y revolución, p or Julio Rodríguez- José Luis Fortea.
Puértolas. 3. Los caimanes, p or Manuel Ciges Aparicio. Prólogo
19. De m itólogos y novelistas, por C. Blanco Aguinaga. de José Esteban.
20. Leviatán. Antología. Selección y prólogo de Paul 4. .L a turbina, por César M. Arconada. Prólogo de Gon­
Preston. zalo Santonja.
5. Jarrapellejos, por Felipe Trigo. Prólogo de Rafael
21. Cartas a Galdós, por Em ilia Pardo Bazán. Edición
Conte.
de C. Bravo-Villasante.
6. Doña Mesalina, p or J. López-Pinillos. Prólogo de
22. Ideas recurrentes en A ntonio Machado, por Domin­ José Carlos Mainer.
go Ynduráin. Prólogo de Aurora de Albornoz. '
7. E l blocao, por J. Díaz Fernández. Prólogo de V íctor
23. Las revistas poéticas españolas, 1939-1975, p or Fan- Fuentes.
ny Rubio. 8. La fo rja de un rebelde.
24. Conciencia burguesa y otros ensayos sobre el si­ I. L a fo r ja.
glo X IX , por José María Jover. Arturo Barea.
25. Todos mis sonetos, por Blas de Otero. 9. La fo rja de un rebelde.
II. L a r u t a .
26. Costa, Azaña, el Frente Popular y otros ensayos, por Arturo Barea.
Gabriel Jackson.
10. La fo rja de un rebelde.
27. Los afrancesados, por Miguel Artola. III. La lla m a .
Arturo Barea.
28. L o demás es silencio, por Gabriel Celaya.
29. Lectura y lectores en la España de los siglos X V I
y X V I I , p or Máxime Chevalier. COLECCION B E LTE N E B R O S
30. A lejandro Sawa. M ito y realidad, por Alien W.
Apartada orilla (1971-1972).
Phillips.
/José Bergamín.
31. H istoria verdadera y real de la vida y hechos del Muestra.
bandolero Juan Caballero. Edición, prólogo y notas Angel González.
de José M.* de Mena.
Jacinta la pelirroja .
32. Los gitanos en España, por George Borrow . José M oreno Villa.
33. Manuel José Quintana y el nacim iento del libera­ Velado desvelo.
lism o en España, por Albert Dérozier. José Bergamín.
«CANTOS IBEROS» (1954) «fue escrito en los años de
furor y esperanza», en los años en que el poeta repetía
«La poesía es un arma cargada de futuro» y «La poesía
es un instrumento, entre otros, para transformar el
mundo». A tales consignas responden los versos de este
libro.
La segunda parte recoge con el título «OTROS
POEMAS» una selección entresacada de «LO QUE
FALTABA». Escritos como una crónica de sucesos
reflejan la atención del poeta hacia las cosas y
acontecimientos en apariencia sencillos.
Gabriel Celaya nació en Hernani (Guipúzcoa), en 1911.
Su obra, iniciada en 1935, llena toda una época de la
poesía española. Con la publicación de «CANTOS
IBEROS» no sólo queremos poner al alcance del lector
un texto agotado, sino contribuir a la revitalización de
unas ideas poéticas «mal entendidas por muchos y peor
expuestas por mí —en frase del poeta— en interviús y
artículos de ocasión».
Ediciones Turner ha publicado ya del mismo autor «LAS
CARTAS BOCA ARRIBA», «LO DEMAS ES
SILENCIO» y «DE CLARO EN CLARO».

Ediciones Turner

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