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”
C.S. LEWIS, ESCRITOR
“TODO LO QUE SE NECESITA PARA QUE EL MAL PREVALEZCA
ES QUE LOS HOMBRES BUENOS NO HAGAN NADA”
EDMUN BURKE, ESCRITOR
¡SALGAMOS DE LA BURBUJA!
¡Salgamos de la burbuja!.
Algo sucedió en el mundo de la música esa noche de los
Grammy Latinos 2005 que disparó un mensaje poderoso para
todos, tanto para creyentes como para incrédulos, y es inelu-
dible e inevitable como cristianos examinarlo hasta la médu-
la. Por aquello tan simple que nos dice el Libro de Job: “sin
¡SALGAMOS DE LA BURBUJA!
La pregunta es: ¿qué hizo esa noche Juan Luis Guerra que lo
diferencia en esencia de la mayoría de los demás artistas del
mercado cristiano?. La respuesta es simple: él fue capaz de
mostrarse tal cual es, de una sóla pieza y actuar por sobre los
mercados religiosos o seculares. Rompió sin darse cuenta la
línea divisoria e imaginaria. Mostró a un Jesús integral consus-
tanciado con la vida cotidiana no sólo con los aspectos religio-
sos, capaz de ser parte de las artes y decir algo significativo. El
mostró a un cristiano capaz de bailar y sonreír, capaz de cantar
una canción de amor como “Me sube la bilirrubina”, capaz de
manifestar un deseo de justicia social como “Ojalá que llueva
café”, y finalmente de afirmar Su Soberanía en un tono con-
temporáneo con “Las avispas”. (Ese fue su repertorio musical
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en los especiales de los Grammy 2005). En síntesis, sucedió
algo con Juan Luis Guerra esa noche que logró unir por un
momento dos realidades que jamás debieron estar separadas
para la mente cristiana.
Nuestra controversia
El recibió un Grammy a mejor álbum categoría música cristia-
na (álbum “Para Ti”) compitiendo aquí entre otros con Marcos
Witt, pero recibió a su vez otro Grammy a mejor tema musical
en categoría género tropical (tema “Las Avispas”), compitiendo
aquí a la par de Marc Anthony. Ahora bien, desde nuestra lec-
tura cristiana evangélica, ésto se lee así: - Juan ganó un premio
a nivel cristiano y otro a nivel secular -, ¿no es cierto?. Este
lenguaje nos resulta digerible y familiar. No hallamos mayor di-
ficultad de procesar esos datos con “coherencia teológica”, pues
hemos desarrollado por años estos códigos que son procesos de
pensamientos propios de nuestros ambientes sacros.
Un concepto integral
La verdad sencillamente hablando es que no existe tal cosa como
música cristiana. Lo que sí existe son cristianos haciendo música.
Existe un contenido cristiano filosóficamente hablando, pero no
existe un género cristiano musicalmente hablando.
Rick Warren, el célebre escritor del best seller “Una vida con pro-
pósito” nos lo dice claramente: “La música cristiana no existe como
tal: Sólo hay música con letras cristianas.” (9)
social”. Reconocer ésto nada tiene que ver con avergonzarse del
Evangelio. El término “música cristiana” es incorrecto desde su
definición como género musical. Nuestra industria fonográfica
se auto-etiquetó no por fines de alarde sino por simple clasifi-
cación de mercadeo. Sencillamente especificó sus compradores,
pero sin darse cuenta lanzó un claro mensaje discriminatorio
a la sociedad en su conjunto. Entre líneas su mensaje dice:
“Nuestra música es un asunto privado y restringido para los
fieles fanáticos”.
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Esa es la razón por la que Juan Luis Guerra marcó una diferen-
cia histórica. No sólo ganó un premio en la categoría música
cristiana, sino que con el mismo disco ganó un premio en una
categoría normal por género (Categoría Tropical) en la que
cualquiera puede escuchar sin prejuicios y ser influenciado,
en la que todos deberíamos estar insertos como artistas trans-
mitiendo valores, deseos, anhelos, y fe como algo legítimo y
natural.
Conclusión
Como bien comenta el pastor y periodista Salvador Dellutri:
“La iglesia primitiva no tuvo una actitud de marginalidad, no
sucumbió ante la “tentación de la burbuja”, sino que, por el
contrario, el centro de reunión era el pórtico de Salomón…
nudo neurálgico religioso, en el mismo centro social y guber-
nativo de la nación. Allí convergían todas las corrientes de la
sociedad y la iglesia podía interactuar con la sociedad.” (16)
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¡Salgamos de la burbuja!. Algo sucedió en el mundo de la
música esa noche de los Grammy Latinos 2005 que disparó un
mensaje poderoso para todos. Juan Luis Guerra no sólo reco-
noció en público que Jesús es Señor. ¡Lo hizo!, pero no desde
“la Sinagoga”, sino desde “el Areópago”. Pero para realizarlo
desde allí debió mostrarse humano, no desde un género aparte
ni desde una subcultura. Ésto nos devuelve la analogía perfecta
de que Cristo se hizo en todo igual a nosotros, excepto en el
pecado.
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