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ARTÍCULO ADJUNTO.

Rev cubana Med Gen Integral 7 (1): 78-83 enero-marzo, 1991.

UNA TECNICA PARA MODIFICAR ACTITUDES.


Dolores de la Cuesta Freijomil 1
(1) Licenciada en Psicología. Instructora. Policlínico Docente “26 de Julio” municipio
Playa. Ciudad de La Habana.

Resumen.
Se fundamenta que la Dinámica de Grupo constituye un valioso instrumento de trabajo
para el médico de la Familia pues contribuye a la materialización de los objetivos del
Programa de Atención Integral a la Familia. Se explican los objetivos, propósitos y
requisitos para el uso de la técnica, así como los pasos a seguir en el desarrollo de la
misma. Se enumeran además sus ventajas y limitaciones.

Introducción.
El Programa de Atención Integral a la Familia plantea en una de sus partes que …” las
actividades se programaran a partir de las Familias, pero sin olvidar las acciones
individuales y especificas que corresponden a la mujer, al niño, al adolescente, al adulto
y al anciano de forma integral…” siendo su objetivo general “… mejorar el estado de
salud de la población…” y expresando como primer objetivo específico la promoción de
la salud a través de cambios positivos en los conocimientos, hábitos de vida y
costumbres higiénico sanitarias de la población.
En nuestra práctica diaria hemos constatado que en la mayoría de los casos en que se
cumple este primer objetivo se limita a la acción directa del médico sobre el paciente a
través de los medios sociopsicológicos de comunicación, sin tener en cuenta que las
técnicas educativas y dentro de ellas las técnicas grupales constituyen un valioso
instrumento de trabajo para el médico de la familia, por tal motivo consideramos
necesario detenernos en una técnica específica.

La Dinámica de Grupos.
Esta técnica se erige sobre las mismas bases de la psicoterapia de grupos en la que el
individuo expresa sus opiniones, pero a la vez recibe las opiniones del resto de los
participantes sobre este mismo punto lo que le permite descubrir nuevas formas de
conducta y propiciar un mejor ajuste a la realidad. Aquí coexisten las 3 funciones
principales del lenguaje: como medio de transmisión de la experiencia histórica social,
como medio de comunicación y como instrumento de la actividad intelectual, por lo que
exige una posición activa del individuo ante una situación determinada, lo cual lo mueve
al análisis. Numerosas investigaciones ya han demostrado la insuficiencia de la
exposición racional de los hechos para lograr modificaciones en las actitudes de los
individuos, por lo que podemos afirmar, y teniendo en cuenta además lo antes
planteado, que esta técnica constituye el método idóneo para el logro de este fin.

Objetivos del uso de la técnica.


1.- Lograr la modificación de actitudes en los pacientes a través de la atención médica
expresada en este caso en la utilización de esta técnica.
2.- Incidir favorablemente en la relación médico-paciente, pues ambos tienen una
posibilidad más de comunicarse y en un marco menos formal que el de la consulta.

Propósitos.
1- Educar al individuo para que conozca como mantener o mejorar su salud.
2- Posibilitar al paciente un mejor conocimiento de la enfermedad.
3- Lograr la sustitución de actitudes erróneas por otras adecuadas que favorezcan su
estado.
4- Permitir el intercambio de experiencias individuales.
5- Posibilitar al médico un mejor conocimiento del cuadro interno de la enfermedad.

Requisitos para la realización de la dinámica.


1- Composición del grupo. Todos los reunidos deben tener una característica común
alrededor de la cual girará el debate, por lo tanto, el grupo debe tener una
composición homogénea para asegurar el nivel de motivación de sus integrantes y
la influencia entre ellos mismos.Pero por otra parte debe tenerse en cuenta que el
grupo no puede estar formado solo por pacientes que manifiesten actitudes erróneas
en relación con el problema de salud, sino que debe haber una representación de
aquellos que siguen las orientaciones médicas y que comúnmente son llamados
“pacientes disciplinados”.
2- Integrantes. Incluye tanto a los que componen el grupo de acuerdo con el punto
anterior como a los profesionales de la salud que realicen las funciones de orientar y
de resumir. Si bien es cierto que ambas funciones pueden ser desempeñadas por el
médico de la familia, en un inicio la función de orientador debe ser asumida por el
psicólogo del Grupo Básico de Trabajo, hasta tanto el médico esté adiestrado en el
manejo de la técnica. Una vez dominada la misma estas funciones pueden ser
desempeñadas por dos médicos de Consultorios cercanos para que ambos sean
conocidos por los pacientes y la actividad no resulte demasiado esfuerzo para una
sola persona, pues estos factores podrían conspirar contra el mejor desarrollo de la
misma, aunque realizar ambas funciones por una misma persona no puede
considerarse una limitación para el uso de la técnica.
3- Tamaño. Debe fluctuar entre siete y doce miembros pues el tamaño del grupo afecta
la estructura de la comunicación y determina muy directamente las posibilidades de
interacción y participación dentro del grupo. A medida que el grupo sea mayor, se
produce un número progresivamente menor de soluciones con respecto a la tarea
pues la participación de algunos miembros quedaría marginada, a estos miembros
se les denomina miembros subcontribuyentes a la tarea. Por otra parte un número
reducido de integrantes provocaría u7na sobrecarga en la participación de los
mismos y reduciría las posibilidades de intercambio de experiencias y un esfuerzo
superior por parte del orientador para “mover” el grupo. En casos excepcionales, el
número puede fluctuar entre 5 y 15 miembros como cifres topes.
4- Tiempo de duración: Va a estar en dependencia del número de asistentes y de
cómo se promueva el debate por parte del orientador, no obstante, podemos decir
que el tiempo debe oscilar entre 45 minutos y 1 hora como máximo y utilizar de 30 a
40 minutos para el debate y de 15 a 20 minutos para el resumen y las preguntas de
los pacientes.
5- Lenguaje: En todo momento la discusión debe establecerse partiendo de la
experiencia común, esto es que el mensaje confeccionado y los términos utilizados
estén al nivel de comprensión de todos los participantes, por lo que el lenguaje
verbal debe ser claro y accesible a todos. En este sentido también resulta importante
que el equipo de salud sea sumamente cuidadoso en el control del lenguaje
extraverbal, tanto en el transcurso del debate como en el resumen. Estos aspectos
proporcionaran un adecuado flujo de la comunicación y evitarán la aparición de
iatrogenias de orden psicológico.
6- Distribución: Los que componen el grupo deben distribuirse en forma de semicírculo
ó herradura, y asegurar que la comunicación sea de cara a cara, de manera tal que
todos los participantes se vean y escuchen, lo que propicia la interacción y redunda
en la productividad del grupo. La posición a ocupar por el orientador debe obedecer
a la distribución antes mencionada, o sea, ocupar la parte abierta del semicírculo ó
herradura de forma que quede integrado al grupo, lo cual contribuirá a desarrollar un
clima psicológico favorable para la realización de la actividad.

Pasos en el desarrollo de la Dinámica.


1- Introducción: Los pacientes reciben una explicación por parte del orientador sobre
los propósitos de la actividad y cómo se desarrollará la misma, se insistirá en que el
objetivo no es evaluar sus conocimientos y que todos vamos a aprender unos de
otros, se destacará la importancia que tiene para el grupo conocer la opinión de
todos, por lo que pueden expresar libremente lo que piensan. Además se les debe
informar sobre la característica común que los identifica y que establece la
homogeneidad del grupo. En esta etapa, la primera tarea del orientador es crear un
clima psicológico de amistad, cordialidad y camaradería y romper con las barreras
psicológicas propias de la situación para que puedan expresar sin temor o pena lo
que piensan.
2- Desarrollo: Una vez vencida la etapa anterior el orientador suministrará tópicos que
tengan relación directa con la característica que agrupa a los participantes, tales
como: forma de aparición de la enfermedad, experiencias individuales, papel de la
herencia, asistencia a controles, tratamiento seguido, uso de medicamentos, dietas,
ejercicios físicos, posibles complicaciones, etc., según sea el caso o aspectos que
se quieran desarrollar en relación con un tema específico, por ejemplo: sexualidad
humana, puericultura prenatal, necesidades del primer año de vida, y hábitos
tóxicos, entre otros, Estos tópicos deben ser suministrados en un orden lógico y de
forma abierta al grupo, solo debe dirigirse directamente a una persona en caso de
que no se produzcan participaciones espontáneas, lo cual no es usual, pues aunque
generalmente se hace difícil en un inicio promover la discusión es muy raro que en
breve espacio de tiempo no se logre. Todos los participantes deben intervenir en el
debate de cada tópico y se debe tratar de que expongan sus criterios en cuanto a
las opiniones de los otros, y cuando el orientador observe que está agotado un
aspecto, debe suministrar otro. (5) Es importante señalar que mientras ocurra el
debate el orientador no debe intervenir en aclaraciones, opiniones y criterios de lo
que se plantee, pues esto inhibirá a los participantes en la exposición de sus ideas y
entorpecería el desarrollo de la actividad. En esta etapa el papel del orientador es,
ante todo, movilizar al grupo teniendo en cuenta la disciplina y manteniendo la
cohesión del mismo y estará continuamente alerta para que no decaiga el interés. 5
En el transcurso de la discusión el orientador deberá hacer uso de la persuasión y
de la sugestión para que se establezcan compromisos de modificación de actitudes,
de forma espontánea o sugerida por el grupo.
3- Resumen: Una vez agotada la discusión el médico hará un recorrido por todos los
tópicos debatidos, aclarando y puntualizando lo que estime necesario, insistirá
fundamentalmente en aquellos aspectos en los que los pacientes manifestaron
criterios erróneos, pero sin hacer referencias directas.
4- Final: Se les brindará a los pacientes la oportunidad de hacer cualquier pregunta y
se indagará en el grado de satisfacción de los mismos sobre la actividad que acaban
de realizar. Se concertará además la fecha de la reunión siguiente donde se
verificará el resultado de los compromisos contraídos por lo que el período entre
ambas reuniones debe ser suficiente para que permita que los resultados se
materialicen en el estado de salud de los pacientes. Es importante que en el
transcurso de este período los pacientes sientan la confianza, el interés y la
cooperación del equipo de salud en el cumplimiento de los compromisos.

Ventajas.
1.- Se logra que los pacientes tomen conciencia de los errores a partir de la experiencia
de los otros pacientes.
2.- Se hayan soluciones a los conflictos, lo que en ocasiones no se logra
individualmente.
3.- Se establecen compromisos públicos que establecen consecuencias positivas para
la modificación de sus actitudes.
4.- Posibilita la retroalimentación del médico y le permite dirigir de forma más eficaz su
labor educativa y asistencial.
5.- Influye positivamente en la relación médico-paciente-familia.
6.- Puede utilizarse con adolescente, madres de lactantes, pacientes diabéticos, HTA,
obesos, asmáticos, fumadores, abuelos, en fin, con todos aquellos grupos en los que es
necesario la modificación de actitudes.

Limitaciones.
1.- Para emplear esta técnica es necesario conocerla, con el fin de lograr los resultados
esperados.
2.- Es necesario disponer de un tiempo no menor de una hora.

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