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Producto mínimo viable

El producto mínimo viable (MVP) es una de las bases sobre las que se sustenta la metodología Lean
Startup, y una de sus aportaciones más interesantes.
Su nombre ya da muchas pistas aunque para acabarlo de afinar podemos decir que el producto
mínimo viable es aquel que nos permite lanzar el producto con el mínimo de features
(características) posible con tal de que podamos aprender información relevante de su
lanzamiento y uso de los usuarios mediante una serie de métricas.

EL PRODUCTO MÍNIMO VIABLE NO SE DESARROLLA PARA LAS MASAS SINO PARA LOS EARLY

ADOPTERS
Es evidente que un producto que tenga las características mínimas necesarias para corroborar o
desechar nuestras hipótesis, no tiene la entidad suficiente para ser del agrado de los más
exigentes, lo que viene a ser el grueso del más market.
Sin embargo existen una serie de clientes agrupados bajo el nombre de early adopters, que dejan
de lado la rigurosidad para abrazar productos en fase de evolución, solo con tal de estar a la última
o probar cosas nuevas. Es con este público en mente con el que debemos plantearnos todo el
proceso.
Más adelante, cuando hayamos testeado las hipótesis más importantes, haremos un cambio de
rumbo para centrarnos en el gran mercado, pero eso es un paso que nos queda todavía muy lejos.

PERSEVERAR O PIVOTAR
Con cada nueva iteración que nos proporciona cada MVP del bucle construir-medir-aprender
aceptamos nuestras hipótesis como ciertas, como falsas o encontramos la necesidad de
reformularlas o variarlas para volverlas a comprobar.
Con cada nueva iteración o por lo menos con las iteraciones que atiendan a las principales
hipótesis como existencia de mercado o motor de crecimiento, debemos tomar una decisión
trascendental, que no debemos dilatar en el tiempo, como es si perseverar iterando en base la
línea que estamos siguiendo, en caso de que las hipótesis sean bastante acertadas, o pivotar y
cambiar de forma drástica la formulación de nuestras hipótesis, en caso de que no nos estemos
acercando a la solución adecuada.
Este es uno de los mecanismo más importantes de Lean Startup y conviene tenerlo muy presente y
no tener miedo de tomar la decisión de pivotar en caso de ser necesario. Para poder tomar una
decisión coherente es importante que nuestras métricas nos estén ofreciendo conocimiento real
sobre los usuarios, métricas accionables, y no dejarnos llevar por las cifras de las métricas
vanidosas.

RELEASE EARLY, RELEASE OFTEN


Release early, release often es un mantra de las metodologías ágiles que nos sugiere lanzar nuestro
producto tan pronto como sea posible y a partir de ahí relanzarlo muy a menudo.
Lean Startup no es ajena a este procedimiento, pero dejarse llevar por él sin pensar en el conjunto
puede traer situaciones no deseadas. Por ejemplo nos puede llevar a no ver más allá del corto
plazo y dejarnos guiar por el corto plazo y las exigencias de los usuarios.
Sin embargo con el MVP lo que buscamos es testear nuestras hipótesis sobre nuestra visión del
producto, es decir, tratamos de comprobar que hemos encontrado un problema por el que los
early adopters están dispuestos a pagar para tener una solución y que nuestro producto es una
solución adecuada. Cómo siempre tenemos nuestra visión en mente, en cada nuevo lanzamiento
procuramos acercarnos un paso más y poner a prueba el mínimo conjunto de características que
nos proporcionará la información relevante respecto a los early adopters.
EMPIEZA PEQUEÑO
Como hemos comentado, la primera hipótesis que debemos comprobar es si existe un mercado
para el producto que queremos desarrollar. Por lo tanto antes de empezar a desarrollar debemos
comprobar que efectivamente hemos detectado un problema que la gente quiere solucionar.
Para testear esta hipótesis podemos desarrollar un producto viable mínimo tan pequeño como una
landing page (página de aterrizaje) en la que explicamos el problemas que hemos detectado y
anunciamos que estamos desarrollando una solución para él. Solo necesitamos una pequeña
cantidad de dinero para gastar en una pequeña campaña en adwords y un formulario en landing
page para que los interesados puedan recibir información sobre nuestro producto.
Las métricas que nos proporcionaran la información relevante que debemos aprender no son
métricas vanidosas como el número de visitas de la página o el número de suscripciones, sino
métricas accionables como el porcentaje de usuarios que se han suscrito en un tiempo
determinado sobre el total de usuarios que han visitado la página en ese mismo periodo.
Estas simples métricas nos permitirán iterar en nuestro MVP de forma que hagamos
reformulaciones sobre el problema y que comprobemos si el porcentaje de suscripciones crece o
disminuye, para pasar a la siguiente comprobación, hipótesis sobre nuestra solución. En el caso de
que no hayamos conseguido un porcentaje adecuado, fijado antes de hacer los experimentos, en
cierto número de iteraciones, nos permitirá aprender que el problema que habíamos detectado no
tiene suficiente mercado y por lo tanto nos hemos ahorrado desarrollar un producto que nadie
compraría. ¡Y todo esto con una simple landing page!
Si vamos afirmando nuestras hipótesis y adaptándolas, poco a poco nuestro MVP va creciendo y
adaptándose a todo el aprendizaje que hemos ido consiguiendo con cada iteración, de forma que
nos vamos acercando al producto real con menor gasto posible.

Como diseñamos un producto mínimo viable:

Cocreación Test de usuario o Cocreación: seleccionamos a


varios usuarios y les enseñamos un primer
prototipo básico, como si fuera un puzzle al que
le quitas piezas, y dejas que ese último paso lo
resuelva el usuario. O miras qué es lo que
interpreta el usuario a partir de lo que le
enseñas. Consiste en ponerles en un contexto
que controlas y te dedicas a observar, y cuanto
más pura sea esa observación, mejor”
Patrones comunes Recomienda analizar con detalle los datos
recabados. “A nivel práctico y de forma gráfica,
con tableros, post-it, power point, etc., recoge
los literales de las respuestas (sí, no, me pasó
hace un mes, es un rollo…) y, a partir de ahí,
busca patrones comunes, agrupa las respuestas
por áreas temáticas y, de una forma, lo más
objetiva posible, valora si realmente es un
problema para la gente con la que has
hablado”.
Nuevas ideas y pivotar En ese proceso de análisis, ideas o matices que
no habías identificado y que podrían llegar a
convertirse en la idea principal, porque es el
problema que más les preocupa. Y ahí es
necesario ser lo suficientemente ágil para
valorar esas subideas y estar dispuesto a
pivotar hacia ellas”.
Pensar en producto En este pre acelerador utilizan mecanismos de
design thinking con los que enseñan a los
emprendedores a pensar, por primera vez, en
clave de producto. “Tras las entrevistas, ahora
necesitan un producto, otro proceso complejo,
porque los emprendedores llegan con una idea
casi perfecta de empresa. Les pedimos que
generen un producto muy básico pero que
satisfaga las necesidades de su potencial cliente
para que nos dé más información porque aún
seguimos con las hipótesis. Necesitan un primer
producto que les garantice que la gente está
dispuesta a pagar. El objetivo es validar el
comportamiento del usuario”.
Funcionalidades. Con el feedback recibido, “comienzas a
formular las hipótesis sobre las funcionalidades
que va a tener tu producto y/o servicio para
incorporarlas a un prototipo. Aquí entra en
juego el concepto de producto mínimo viable
(PMV). No es un piloto, no es un prototipo en sí
mismo. Es algo que enseño a mis clientes y me
permite validar, de una forma rápida y barata,
que mi solución va por buen camino”. Las
definiciones están muy bien, pero para tu
negocio ¿cuál es un producto mínimo viable?
Aquello que sirve para ver que eres capaz de
resolver el corazón del problema de la forma
más sencilla posible y que alguien está
dispuesto a pagar por ello”. En su opinión, el
PMV sirve para aprender, “porque no tienes ni
idea de cómo hacerlo. Cuando el producto es
físico es más fácil hacerlo comprender, pero
también es más difícil porque es mucho más
caro hacer pruebas”.
¿Y para un servicio? Cuando es un servicio, “podríamos utilizar
herramientas de prototipado como customer
journey map, que ayuda a definir la ruta del
cliente por el servicio con los puntos de
contacto. Y ahí definiría en qué estado anímico
se encuentra esa persona, qué dificultades, qué
está esperando de mi en cada uno de los
puntos del servicio. También podríamos jugar
con otras herramientas como el role playing,
para ver cuáles son los momentos de la verdad
de ese producto y/o servicio y si los estamos
resolviendo de una manera satisfactoria para
los clientes. En muchos casos, no debemos
conformarnos con esa satisfacción sino con que
los usuarios nos digan que quieren uno de esos
productos”.

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