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administrada
Hay otros factores que tenemos que entender en el nuevo contexto
de “globalización administrada”. El orden mundial establecido por
la Organización Mundial de Comercio corre peligro.
Por Carlos E. Palencia Escalante*
La globalización, hoy muy cuestionada, debe ser un proceso de los mercados, proceso que se da a través del libre flujo de
mercancías, servicios, factores de la producción, tecnología y, sobre todo, de conocimientos e ideas. El comercio internacional, de
acuerdo a la teoría, significa la posibilidad real de emplear las mejores habilidades y capacidades humanas dondequiera que
se encuentren, la utilización plena y sustentable de recursos, la satisfacción de necesidades básicas y de bienestar con criterios
empresariales, el rompimiento de viejos esquemas de administración pública y privada, del respeto a los derechos humanos, de
una mayor participación democrática y, en definitiva, de la reducción sustancial de la brecha entre la ignorancia y el conocimiento,
la riqueza y la pobreza.
Así, con la globalización y el comercio (no con la protección y la cerrazón) se espera lograr la construcción de un mundo más
eficiente y justo. Ciertamente, estos ideales de eficiencia y justicia del proceso de globalización nos colocan sobre un primer plano
en el mundo de las utopías. Y si bien, las utopías descubren las versiones ilusorias de una mejor sociedad, no dejan de ser el punto
de partida para la creación de una nueva organización socioeconómica. Ese concepto de “justicia comercial” es lo que reitera el
presidente de Estados Unidos en su trato con el mundo, en la negociación con sus socios y en la relación con sus vecinos.
Lo cierto es que el proceso de comercio internacional e integración económica requiere profundos cambios estructurales en todo
el mundo, en América de Norte y en nuestro país. Ahora el nuevo contexto enfrenta, por un lado, grandes resistencias locales, en
especial aquellas que provienen de los grupos económicos y sociales beneficiados por la protección económica, (por ejemplo, la
industria acerera, la del aluminio, la automotriz) y por otro, la incapacidad de manejar y adaptarse a nuevos fenómenos de
grandes riesgos con dimensiones globales, derivados de la alta volatilidad financiera y la recomposición productiva (industria 4.0) y
laboral (robótica y automatización) que se articulan a los avances tecnológicos y de telecomunicaciones (Internet de las cosas, Big
Data) de forma impredecible.
A pesar de todo y sin caer en algún sentido político, en México hay que asumir con responsabilidad la realidad del nuevo tratado
con Estados Unidos y Canadá, y entender que -con todas sus imperfecciones, efectos, limitaciones y cambios en reglas de origen-
la nueva dinámica de las exportaciones quizás ya no desde un espacio sin fronteras.
Pero no sólo México, también Centroamérica y América Latina como continente, así como el resto del mundo, imaginativamente y
de forma proactiva debemos trabajar sobre el nuevo contexto, el permitir crear, recrear y reinventar la relación comercial con el
mundo; la nueva filosofía estadounidense de hacer comercio nos obliga a impulsar acciones y aprovechar las ventajas de nuestra
ubicación.
Hay otros factores que tenemos que entender en este nuevo contexto de “globalización administrada”. El orden mundial
establecido por la Organización Mundial de Comercio corre peligro. Tan solo un comentario a manera de ejemplo. Estados Unidos
solicitó que un panel de resolución de disputas de la Organización Mundial de Comercio se involucre en un enfrentamiento por las
contra represalias por los aranceles que Washington fijó a las importaciones de acero y el aluminio. Al inicio de esas medidas
unilaterales también México, Canadá, China y la Unión Europea habían solicitado la intervención de la OMC: el primero dice que
las medidas unilaterales fueron por seguridad nacional y los segundo aplicaron medidas “espejo” para no intimidarse y jugar al
“ojo por ojo”,
Lo cierto es que se pasan por alto las recomendaciones de la OMC y el flujo comercial será de 3.9% este año, menos que el 4.4%
previsto en abril; para el siguiente año se considera un crecimiento mundial de 3.7%, desde un 4.0% antes estimado.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea
editorial de Forbes México.
El Impacto de la transformación
digital y la globalización en la
Dirección de Personas
La Cámara de Comercio de Madrid y la empresa Wolters Kluwer han organizado un encuentro para Directivos donde dos expertos
han contado las tendencias en la gestión del activo más importante de las empresas, las Personas.
Alex López López, experto en LinkedIn para profesionales “Top 20 Mundial” de influencers en Social Selling e Iñaki Azua, socio de
PKF Attest responsable del área de Consultoría Estratégica en Organización y Dirección de Personas, han contado a los más de 100
asistentes al evento cómo los grandes cambios del entorno actual requieren de una adaptación de las empresas, tanto a la hora de
captar talento, como de fidelizar y de dirigir sus plantillas.
Alex López, que se describe así mismo como “un adaptado a la digitalización ya que no es un nativo digital” hace hincapié en la
importancia de tener un perfil en LinkedIn, tanto para quien está buscando oportunidades de empleo como para quién está
reclutando; pero, recalca que estar en las redes requiere de una mínimo formación y/o conocimiento, para transmitir la imagen
que realmente se quiere trasladar.
Además, López nos vuelve a recordar que “las redes no van de fans y volumen sino de business y KPIs”, se trata de medir las
acciones llevadas a cabo y rentabilizarlas, algo que hoy día con la tecnología está al alcance de todos.
Por su parte, Iñaki Azua, ha hablado del fuerte impacto de la globalización en la gestión que los directivos de las empresas tienen
en la forma de gestionar su personal, “la internacionalización requiere de un cambio cultural en la empresa, de nuevos planes
formativos, nuevos horarios y la importante adaptación al cambio. Cambios estructurales que deben comenzar a abordarse desde
ya para mantener una ventaja competitiva sostenible”.
Azua ha insistido en “asegurar el alineamiento de las estrategias y las prácticas de gestión de personas con la estrategia global de
la empresa, y en la necesidad de las empresas de dotarse de un modelo para la gestión integral y sistémica de todas las prácticas y
procesos de la gestión de personas”.
Tras las dos charlas magistrales podemos concluir que realmente “el futuro va de personas no de empresas”.
El presidente electo Jair Bolsonaro lo definió como un “brillante intelectual”, al anunciar este miércoles por Twitter el nombre de
su futuro canciller. La sintonía entre ambos es evidente. Desde su blog, el diplomático, de 51 años, apoyó abiertamente la
campaña electoral del diputado de ultraderecha que finalmente ganó las elecciones de octubre. No ahorró allí menciones a Dios ni
feroces críticas al Partido de los Trabajadores (“Partido Terrorista”, en sus palabras).
Globalización y migración
El frente del tránsito internacional de
información es el frente en el cual la
globalización está más avanzada, y se sigue
avanzando
Podemos definir a la globalización como el proceso por el cual los gobiernos reducen y eliminan las barreras que arbitrariamente
levantaron al libre tránsito, entre naciones, de información, capitales, mercancías y personas. De llevarse a buen término, de
eliminarse total y definitivamente esas barreras, el resultado sería la globalidad, definida como la situación que hace posible que la
información, los capitales, las mercancías y las personas transiten libremente entre países.
He mencionado a la información, los capitales, las mercancías y las personas, porque eso, y nada más que eso, es lo que puede
transitar por el mundo, ir de un país a otro. Y lo he hecho en ese orden (información, capitales, mercancías, personas), porque ese
es el orden que va de mayor a menor libertad.
El frente del tránsito internacional de información es el frente en el cual la globalización está más avanzada, y se sigue avanzando.
Ejemplo de ello son las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram), gracias a las cuales sus usuarios intercambian todo tipo de
información a todo lo largo y ancho del planeta.
El frente del tránsito internacional de personas es el frente en el cual la globalización está menos avanzada. Existen todavía
muchas barreras, desde visas hasta pasaportes, y en muchos casos está retrocediendo, tal y como es el de la intención de Trump
de levantar un muro en la frontera de Estados Unísona con México, cuando lo que se debe hacer es construir puentes.
En el frente del tránsito internacional de capitales, sobre todo cuando de inversiones financieras se trata, se ha avanzado mucho,
gracias a los mismos medios que han permitido el avance en el intercambio internacional de información: las computadoras,
Internet, las redes, etc., con todas las ventajas y desventajas que ello supone, por ejemplo, en el caso de los capitales golondrinos,
que cuando entra a un país ayudan (su tipo de cambio se aprecia), pero cuando salen perjudican (su tipo de cambio se deprecia).
Por último, en el frente del comercio internacional los avances en las últimas décadas han sido importantes. Sin embargo, gracias
al resurgimiento de las posturas proteccionista, encabezadas por Trump, este frente de la globalización se ha visto seriamente
amenazado, y buena muestra de ello es el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, que sustituirá al TLC, y
que implica, no más, sino menos, libre comercio en la región norteamericana.
En el frente de la migración es donde la globalización esta más atrasada, y lo está por todos los lastres y obstáculos que los
gobierno imponen al tránsito de personas entre naciones, tránsito que, por respeto a la libertad individual, en el ámbito
internacional debe ser igual que en el intranacional: sin lastres ni obstáculos impuestos arbitrariamente por los gobiernos, con
respeto a la libertad individual.
@jhbarrientos
Hace exactamente diez años de la peor crisis económica mundial –después de la gran depresión de 1930–, el sentimiento colectivo
es que la economía mundial no se ha recuperado del todo. La crisis financiera de 2008 nacida en Wall Street, pasó rápidamente de
ser un problema de liquidez a convertirse en un problema grave de solvencia, que arrasó en principio bancos poderosos como
Bear Stern y Lehman Brothers, para luego poner en peligro la viabilidad de países enteros como España, Italia y Grecia, pues el
coletazo fue una fuerte crisis de deuda pública que afectó a Europa y tuvo su pico máximo en 2011.
Pese a que ha pasado una década de esta feroz crisis, en la cual millones perdieron sus casas, sus pensiones, ahorros vitalicios,
pese a que los espasmos son cada vez menores, y que para muchos economistas es solo un eco tenue pero doloroso del pasado,
un recuerdo permanente de la doctrina liberal de la autorregulación de los mercados, en especial del financiero, persiste aún la
sensación de estar transitando sobre el frágil equilibrio entre la turbulencia y una nueva crisis. La sospechosa habitual es la
globalización, un sentimiento que no acaba y que, por el contrario, se han exacerbado en la era Trump, quien ha desatado una
guerra arancelaria con China con costos aún imprevisibles para la economía mundial.
Pero la globalización no es el demonio. Haciendo de abogado del diablo voy a hablar de sus ventajas. Para comenzar la
globalización es un proceso irreversible. No es solo intercambio de bienes, o de la disponibilidad de encontrar productos de tierras
lejanas en lugares familiares; tampoco se trata sólo de flujos de capital o trabajo. La globalización es acceso a las nuevas
tecnologías, a información en tiempo real –democratizada a través de internet–. La globalización es una etapa evolutiva natural de
las economías de mercado; implica para sus participantes la ampliación del campo de batalla en todos los sentidos. La
globalización convirtió al mundo en un hipermercado con oportunidades para todos.
Evidentemente la globalización puede representar bendiciones o maldiciones. Según Tim Hardford, “la globalización es una
bendición porque es posible encontrar una gran variedad de bienes y servicios sin alejarse del lugar donde la gente común vive.
Pero puede ser una maldición porque cuando se viaja a exóticos lugares estos frecuentemente lucen muy familiares”. Frente a
esto, los economistas Caplan y Cowen, estudiosos de la globalización y sus efectos en la cultura, concluyen que globalización y
comercio frecuentemente extienden los distintivos culturales. Sostienen que “mientras más grande sea el mercado internacional
más regiones se especializan”.
La mala reputación de la globalización se debe a falacias inducidas por la ideología sociopolítica, que atacan la globalización
porque supuestamente hace apología de la cultura extranjera en detrimento del empleo (y la cultura) doméstico, pero las falacias
de los políticos no tienen costo y son muy rentables electoralmente. Paradójicamente, muchos de los políticos críticos de la
globalización compran smartphones, lucen zapatillas Ferragamo y comparten el domingo en familia comiendo hamburguesa en
McDonalds.
La globalización es hija de la especialización y de la división del trabajo, juntas acentúan los distintivos culturales regionales, obliga
a la reconversión y la modernización de las economías. Así las cosas, la globalización no solo es buena, sino que puede
considerarse un bien público deseable.
Esto para los países Latinoamericanos, no es obra de la casualidad, pues hemos estado siempre en la periferia del colonialismo
originario, neocolonialismo y la actual globalización.
En el año 2017, Eric Maskin, Nobel de Economía, durante su participación en una serie de conferencias organizadas por el Fondo
Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), explicó que el crecimiento de la internacionalización o globalización ha derivado en
una creciente inequidad, sobre todo en países en vías de desarrollo. Asimismo, apuntó, que aunque con defectos y generando
inequidad en las comunidades rurales, la globalización ha sido un motor de prosperidad en el mundo.
¡Claro que hay prosperidad! Pero para “quienes tenían la habilidad para ofrecer”, como lo apuntó Eric Maskin.
El debilitamiento de los estados Latinoamericanos mediante el narcotráfico, es útil para las corporaciones transnacionales y el
aparato militar-industrial, denunciado por el trigésimo cuarto presidente de Estados Unidos de América, Dwight David Eisenhower
en su discurso de despedida a la nación el 17 de enero de 1961.
La falta de empleos y violencia han expulsado a miles de migrantes: hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, mexicanos que
van en busca de comida. Las necesidades de los desfavorecidos crean molestias en el establishment (grupo de poder) que hacen
caer en racismo y xenofobia a las mayorías necesitadas.
La historia cíclica como suele ser, con sus bemoles, pareciera que se repite con los migrantes el colapso de la Isla de Pascua; en
uno de sus análisis Jared Diamond sostuvo que la sobrepoblación y explotación desmedida de los recursos naturales, los llevaron
a la desesperación y al canibalismo.
Panteón Rococó grupo mexicano de fusión de rock, ska y ritmos de México, cantan “La Carencia”: “…pues en un mundo
globalizado la gente pobre no tiene lugar…”
El papa Francisco reclama en su carta encíclica Laudo si, la urgencia de buscar una solución planetaria para detener el curso de la
globalización. ¿Tú qué opinas?
Educación y globalización en
la región
Ramiro Campos
En América Latina, las elecciones solían ser sinónimo de volatilidad económica y financiera, y la inestabilidad social. Las cosas son
diferentes ahora: 14 elecciones presidenciales tuvieron lugar en América Latina entre 2012 y 2014 en un clima muy estable, la
creación de un espacio político para proponer reformas de largo alcance.
Sin embargo, la región todavía tiene profundas desigualdades socioeconómicas que, como muchos análisis han demostrado,
pueden afectar negativamente el crecimiento. A pesar de que la pobreza y la desigualdad han disminuido en los últimos años, ya
que las economías han crecido, la pobreza aún afecta al 28 % de la población de América Latina (unos 164 millones de personas).
Es la región más desigual del mundo; el informe de la OCDE Dividido revela que la brecha de ingresos entre los más ricos y el 10 %
más pobre es de 27 a uno en México y Chile.
La educación es la clave para la igualdad de oportunidades y el progreso social. A pesar de las mejoras recientes, solo el 56 % de
los latinoamericanos en el quintil más bajo de ingresos va a la escuela secundaria, y solo el 9 % llega a la educación terciaria.
Mejorar las habilidades de los trabajadores, mediante el fortalecimiento de los vínculos con el mercado laboral, es esencial para
asegurar que las personas desarrollan las habilidades adecuadas. América Latina es la región con el mayor diferencial entre las
habilidades que requieren las sociedades y las economías y las que las escuelas y universidades ofrecen. Un informe reciente de
Manpower revela una importante escasez de trabajadores comerciales, ingenieros y técnicos de producción.
Cinco de los 10 países donde los empleadores declaran que tienen dificultades para llenar puestos de trabajo son de América
Central y América Latina: Perú (67 %), Argentina (63 %), Brasil (63 %), Panamá (58 %) y Colombia (57 %). En América Latina, el 32 %
de los empleadores utiliza el talento extranjero para satisfacer la escasez de capacidades. En Costa Rica, la transición a la
fabricación avanzada ha incrementado la demanda de profesionales cualificados en las disciplinas relacionadas con la tecnología,
en particular a nivel de doctorado. Sin embargo, la oferta de programas de doctorado en ciencia e ingeniería en el país sigue
siendo muy limitada.
¿Qué dicen los empleadores?
Los empleadores nos dicen que los graduados de hoy carecen de los conocimientos y las habilidades necesarias para lograr el
éxito. El informe AAC & U reciente, titulado ‘Colegio de Aprendizaje para el Nuevo Siglo Global', reveló lo siguiente: •Totalmente
63 % de los empleadores cree que demasiados graduados universitarios recientes no tienen las habilidades que necesitan para
tener éxito en la economía global•. Solo el 18 % de los empresarios califica a los graduados universitarios como ‘muy bien
preparado' en el área de conocimiento global. Tasa de más del 45 % de ellos como ‘no muy bien preparado' en absoluto en esta
área.
En una época de disminución de los recursos y demandas para el aprendizaje acelerado, ¿cómo nos posicionamos nuestras
instituciones educativas para satisfacer las necesidades de los estudiantes de hoy y las exigencias globales de mercado actual?
No es suficiente para nosotros ofrecer experiencias de aprendizaje a corto plazo, a través de estudios en el extranjero o los
programas de cambio de divisas, ya que estos suelen afectar solo algunos estudiantes. Más bien, para asegurarse de que estamos
preparando verdaderamente a nuestros estudiantes para el dinámico mundo que van a heredar, debemos hacer lo siguiente:
desarrollar en los estudiantes una amplia comprensión y aprecio por las muchas oportunidades internacionales que existen ahora
y que existirán en el futuro y así proporcionar oportunidades para que nuestros estudiantes desarrollen conocimientos y
habilidades a través de experiencias interculturales, para conectar estas experiencias de una manera deliberada.
El desarrollo de un programa integral de educación global es un proceso desalentador. Tiene que ser una iniciativa de toda la
universidad que evoluciona a través de una planificación deliberada. Tal esfuerzo requiere de un liderazgo fuerte y eficaz. Como
docente a nivel superior, creo que en la educación global en todas sus formas, se asegurará el éxito de nuestros estudiantes en un
mundo que cambia rápidamente.
CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO.