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todo el mundo.
Mujeres radicalizadas, pro aborto, pro ideología de género, anti familia, se han
apoderado del movimiento feminista.
Es importante mencionar que las bases del feminismo están en el concepto de lucha de
clases y rebelión contra el poder, que es trasladado al entorno familiar, a fin de que la
mujer adopte el modelo masculino del éxito social (económico, intelectual, profesional,
etc.). Lo cual hoy por hoy se considera una batalla ganada ya que han alcanzado
una importante presencia en casi todos los ámbitos socioculturales actuales.
Pareciera que la única elección del feminismo liberal es permitir a las mujeres matar al
niño en el vientre de la madre.Liberándose radicalmente del rol de procreadora,
educadora y guía de la próxima generación.
En última instancia es la destrucción de la familia.
La lógica del feminismo pro-aborto también amenaza con eliminar las realidades
biológicas de la masculinidad y la feminidad como si fueran nada más que errores en
una utopía de una sociedad sin sexo.
Siguiendo con la misma tendencia, La sociedad occidental actual ha desarrollado una
inclinación para negar lo obvio.
hay que empezar a hablar de nuestra comprensión del sexo, el cual tiene sus raíces en
algo objetivo y cuantificable: el cuerpo.
Ahora, la corrección política ha llevado a EE.UU. a aprobar potencialmente la inclusión
de las mujeres en la primera línea de combate en el Ejército.
Por márgenes significativos, las mujeres son físicamente más débiles, más lentas y
tienen reflejos más pobres que los hombres. En el campo de batalla, estas deficiencias
hacen una diferencia, literalmente, entre la vida y la muerte.
El cuerpo de marina encargó un estudio que encontró que el 25% superior de sus
reclutas mujeres más fuertes estaban casi a la par con los reclutas masculinos más
débiles, o sea el 25% inferior.
incluso las mujeres que parecían con un ajuste espectacular todavía tenían fracturas
pélvicas en marchas largas con un equipamiento militar estándar.
Ciertamente, las mujeres son valientes, patrióticas, y sacrificadas, pero el cuerpo
de la mujer no fue construido para el combate.
Sus energías se dirigen hacia otra cosa, de hecho, el sistema reproductor femenino es
mucho más “caro” en términos de energía invertida, ya sea que una mujer tenga o no
un hijo.
¿Podrían estas diferencias fisiológicas acerca de la vida que deben llevar lo hombres y
las mujeres?
Las feministas modernas se niegan a pensar en estas diferencias y lo rechazan con ira,
como “determinismo biológico”.
¿Debemos ver como un accidente incómodo la fisiológica de los hombres con bíceps
(más grandes), y las mujeres con el poder para dar a luz una nueva vida?
Este no es más que un ejemplo reciente del absurdo feminista llevado al extremo.
Todo esto ya fue profetizado hace 8 décadas, pero en un tono más sobrenatural.
El vidente argentino Benjamín Solari Parravicini profetizó en sus psicografías de las
décadas de 1930-40 la ideología feminista y de género lo cual implica que se trata de
un plan trazado desde décadas atrás.
Parravicini alcanzó a ver con una claridad admirable la tortuosa senda por lo que
habían de transcurrir los pasos de la liberación de la mujer. Y en cierto modo se
estremeció.
Ya en 1936 diría: “La mujer pasará su cabello al hombre y el hombre pasará sus ropas
a la mujer.
Ambos mandarán en igualdad de mando, pero el tiempo les hundirá”.
No se trataba sólo de extrañas profecías, como aquella del año 1937 en que anticipaba
un transexualismo que entonces no se podía entender pero que hoy vemos
desconcertantemente nítido:“El hombre mujer, será en dos faces (sic). Una por
nacimiento bisexo, otra por ancestralismo. El mal será el vicio en el hombre, este
llevará el sexo en búsqueda y terminará en hombre mujer falso.
Médicos operarán y harán bien, más el hombre mujer no será interpretado hasta
el 70.”
No, para Parravicini había una previa trastocación del ser del hombre en el mundo, de
su misión constitutiva e íntima.
En la que la mujer sería arrebatada del corazón del hogar para ser entregada al falso
corazón de un mundo tecnificado.
Por eso Parravicini dejaría en 1949 una sorprendente profecía que parece hablar de
nuestros días:
“La mujer perderá la atracción del sexo, usurpará al hombre de su quehacer, atrapará
la política, llevará su mando al alto estrado, será dominante factor en el mundo, pero el
mundo en el día de los días la aplastará. Será en el final de la grande prueba.”