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Una contribución a la Psicopatología del
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Trabajo y Empleo
(PlirrrE-CONICET)
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Editorial if C e::’.re (!r í^rchcrc lics el üocum cnU U ion su r l'Amérique LaliU'
(CREDAL-CXRS)
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HV.MAXrrAS
Carlos C alv o 644 - San T o lm o
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TRABAJO Y DESGASTE MENTAL
Una contribución a la Psicopatología del Trabajo

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Christophe Dejours
C O L E C C IO N CIEN CIAS S O C IA L E S D E L T R A B A J O
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r. ^. A u to re s va rio s, C ondicionesy m edio am biente de trabajo en la Ar^


g entina (3 to m o s).
I. A spectos teóricos y m etodológicos (19 87 ).
II. La situación en sectores e spe ciflco s(19 87 ).
Ili. Nuevas dim ensiones de las C yM al (19 8 7 ).

2.' J u lio C. N effa, Procesode trabajo, nuevas tecnologías inform atizadas


y condiciones y m edio am biente de trabajo en la A rgentina (19 88 ).
TRABAJO Y
3. A u to re s varios, Tecnologíay trabajo, inform e final sobre el 11Sem inario
DESGASTE MENTAL
M u ltid iscip lin a rio sobre C yM A T ( 1987).
Una contribución a la Psicopatología del
4. A la in W isner, Ergonom ía y condiciones de trabajo (19 87 ). Trabajo
5. J u lio C. rSeffa, ¿Qué son las cond icio ne s y m edio am biente de tra ­
bajo? Propuesta de una nueva perspectiva (19 88 ).

6. R obert Boyer, La teoría de la regulación: un análisis c ritic o ( 1989) 2 - edición


7. C hristop h e D ejours, T rabajo y desgaste m ental. Clna co ntribu ción a
ia psicopatología del trabajo (19 9 0 ).

8. J u lio C. N effa, El procesode trabajo y la econom ía de tiem po. C on tri­


bución al análisis critico de K. iHarx, F. W. T a ylo r y H. Ford (19 90 ).

9. A u to re s varios, Efectos de las nuevas tecnologías inform atizadas


Program a N acional de T ecnologia, T rabajo y Em pleo
sobre la salud de los trabajadores (1990)
(PRONATTE-SECYT)
P rogram a de InvesLlgaciones E con óm ica s sobre Tecnología,
10. E sthe r D oris G iraudo, Grupo C yM A T, Ju lio C. N effa, C ondiciones y
T rabajo y Em pleo
m edio am biente de trabajo (C yM A T ).
(PIETTE-CONICET)
11. R ob ert V illa te , El m étodo árbol de causas (19 90 ). Centro de E stu d ios e InvesLigacione.s Laborales (CEIL-CONICE
Centre de R ech erch es et D ocu m entation su r l'Am érique Latin
12. F ra n co is S tan líie w icz, Las estrategias de las em presas frente a los (CREDAL-CNRS)
Recursos Humanos. El p o st-ta ylo rism o (19 91 ). F acultad de P sicologìa de la U niversdad de B u en os Aires

HVMANITAS
IN D IC E

Traducción: Patricio y Gustavo Neffa P r e fa c io

Revisión Técnica: Julio César NefTa P rim e ra P arte:


TRABAJO Y DESGASTE MENTAL
Corrección de estilo: Isabel Mac Donald
I n t r o d u c c ió n
Cuidado de la edición: Héctor Cordone
El siglo XIX y la lucha por la supervivencia. 1
De la Primera Guerra Mundial hasta 1968. 1
Tercer período : después de 1968. 2
La Psicopatología del Trabajo. 2

C a p ítu lo I; LAS E S T U A T E G L I DEFENSIVAS 2í

1. Las “ideologías defensivas” (El caso del sub-


proletariado). 2Í,
Los editores agradecen la cooperación del C.C.F.D., or­ 2. Los mecanismos de defensa individuales con­
ganización no gubernam ental francesa, por el valioso tra la organización del trabajo: ejem plo del
apoyo acordado para efectuar esta edición en castellano. trabajo repetitivo. 41

C a p ítu lo H: ¿CUAL SUFRIMIENTO? 55

1. Insatisfacción y “contenido significativo” de la '


tarea. 55
2. Insatisfacción y contenido ergonòmico del tra­
bajo. 61

C a p ítu lo m : TRABAJO Y ANSIEDAD 75

1. Los signos directos de ansiedad. 77


ISBN 950-582-283-5 2. Loe signos indirectos de ansiedad: la ideología
defensiva del oficio. 82
© CREDAL-HVMANITAS 3. I ^ ansiedad en las tareas sometida a una ca­
dencia. 87
Carlos Calvo 644, Buenos Aires.
4. Ansiedad y relaciones de trabajo. 88
Prohibida la reproducción total o parcial
5. Las diferentes form as -de ansiedad. 92
en cualquier forma.
Hecho el depósito que establece la ley 11.723. C a p ítu lo IV; UN EJEMPLO EN CONTRAPOSI­
Impreso en Argentina. CION, LA AVIACION DE CAZA ?5
)

% 7. Validación y refutación. 209


. C a p ítu lo-V i El^ SUFRIMIÉN'ÍO EXPLOTADO 115 8. Metodología y teoría en Psicopatología del Tra­
bajo. 210
1. La explotación de la frustración. 116
2. La explotación de la ansiedad. 125 B ib l io g r a f í a 212

C a p ítu lo V I: ORGANIZACION DEL TRABAJO C a p ítu lo IX: REACCIONES PSICOPATOLOGI-


Y ENFERMEDAD 143 CAS A LAS RUPTURAS INVOLUNTARIAS DE
LA ACTIVIDAD PROFESIONAL 213
1. La enfermedad mentaL 146
2. La enfermedad somática. 151 I n t r o d u c c ió n 213
•> )
C o n c lu s io n e s 161 I. Las categorías profesionales más elevadas de
la jerarquía socio cultural. 214
B ib lio g r a fía 171 II. Reacciones psicopatológicas paradojales entre
los trabajadores descalificados. 220
S egu n da Parte;
%)
NUEVAS PERSPECTIVAS EN C o n c lu s io n e s 231
%) PSICOPATOLOGLV DEL TRABAJO
B ib l io g r a f í a 233
%)
C a p ít u lo V II: INTRODUCCION A LA PSICO­
%) PATOLOGIA DEL TRABAJO 181 C a p ítu lo X: CONTRIBUCION DE LA PSICOPA­
TOLOGIA DEL TRABAJO AL ESTUDIO DEL
1. Qué es la Psicopatología del Trabajo. 181 ALCOHOLISMO 235
x) 2. Los sistemas defensivos 183
3. El placer en el trabajo. • 185 Introducción. 235
4. La organización del trabajo. 186 1. El alcohol en la construcción y las obras pú­
5. De la división sexual a la división internacio­ b licas. 236
nal del trabajo. 187 2. Ideología defensiva del oficio y colectividad
obrera. 237
B ibliografía 190 3. Ideología defensiva del oficio y organización
del trabajo. 238
C a p ítu lo v m : LA METODOLOGIA EN PSICO- 4. Ideología defensiva del oficio y consumo de al­
PATOLOGLA. DEL TRABAJO 191 cohol en las obras. 239
■ 5. Las consecuencias fuera del trabajo de la ide­
) 1. La investigación inicial o pre-encuesta. 191 ología defensiva dél oficio. 240
2. La investigación propiamente dicha. 193 6. Consumo colectivo de alcohol y alcoholismo. 241
)
3. La demanda, el grupo homogéneo y el “colec­ 7. Ideología defensiva del oficio, alcoholismo y
) tiv o ” . ; 197 Bretaña 242
4. El material de la investigación. 200
) 5. La observación clínica. 205
) 6. El método de la interpretación. 208

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El Area de Estudio e Investigación en Ciencias Sociales


del Trabajo de la SECYT tiene una gran satisfacción al
anunciar la edición de este libro del Dr. Christophe De-
^ jours." El mismo viene a colmar un vacío muy sentido en-
\ tre todos aquellos que nos ocupamos del p r o c e s o de traba-
! j o y de.las c o n d ic io n e s y m e d io a m b ie n te d e trabajoTD
' Est a publicación reúne dos conjuntos de trabajos: por
/ u n a parte la traducción íntegra de “Travail: Usure Men-
tale. Essai de Psycopathología du Travail” que apareció en
París en 1980 (que constituye la Primera Parte) y, por otra
parte, una serie de artículos sobre la misma problemática,
pero que fueron redactados con posterioridad (la Segunda
\ Parte).'Agradecem os al Dr. Dejours su confianza al dar­
nos la’ responsabilidad de publicar por primera vez estos
trabajos en castellano. Nuestros colegas brasileños ya lo
habían hecho en 1988.
r Las dimensiones síquicas y mentales del trabajo huma­
no han sido durante mucho tiempo despreciadas, descono­
cidas, o al menos dejadas de lado por quienes desde la Eco­
nomía del Trabajo, la Sociología del Trabajo, la Medicina
del Trabajo, la Psicología del Trabajo, el Derecho del Tra­
bajo y las Relaciones Profesionales, estudiaban el ttabajo
humano o mejor aún al “hombre en situación de trabajo”.
El resultado de este olvido ha sido un tremendo costo en tér­
minos humanos y económicos, que la crisis actual nos
obliga a reveer._l!
Para nosotros, “las condiciones y medio ambiente de
trabajo (CYMAT) están constituidas por los factores socio- concepto de ideología defensiva del oficio las razones por
técnicos y organizacionales del proceso de producción im­ las cuales los trabajadores “no se vuelven locos” a pesar de
plantado en el establecimiento (más comúnmente llama­ las malas condiciones y medio ambiente de trabajo. Ante
dos condiciones de trabajo) y por los factores de riesgo del la presencia de los riesgos, y para no abandonar el puesto
medio ambiente de trabajo (que incluye los riesgos físicos, de trabajo ante el miedo y la angustia generados por el peli­
químicos, biológicos, tecnológicos y de seguridad, así como gro, los trabajadores elaboran colectivamente sus propias
los efectos sobre los trabajadores de las calamidades natu­ reglas del oficio y hacen un tremendo esfuerzo de adapta­
rales y los desequilibrios ecológicos). Ambos grupos de fac­ ción y de resistencia para olvidarlos, que los convierte fi­
%' ^ tores constituyen las exigencias, requerimientos y limita­ nalmente en los organizadores y los controladores del
ciones del puesto de trabajo, cuya articulación sinèrgica o riesgo. En tercer lugar, su contribución pone de manifiesto
>■ \
combinada da lugar a la carga global del trabajo prescrip- la profunda unidad del ser humano, y de todos los trabaja­
to, la cual es asumida, asignada o impuesta a cada trabaja­ dores, rechazando los'dualis"inos vulgares que separan el
dor provocando de manera inmediata o mediata, efectos di­ cuerpo humano por una parte y las dimensiones psíquicas
rectos o indirectos, positivos o negativos, sobre la vida y la y mentales por la otra, estableciendo la hipótesis de que hay
salud física, psíquica y/o mental de los trabajadores. Di­ una desvinculación entre ambos. Finalmente, al aceptar
chos efectos están en función de la actividad o trabajo efec­ la distinción entre el trabajo proscripto (establecido por
tivamente realizado, de las características personales, de quienes conciben, organizan y programan la tarea de los
las respectivas capacidades de adaptación y de resistencia demás) y el trabajo real (el que realmente ejecutan los tra­
de los trabajadores ante los dos grupos de factores antes bajadores) se toma en consideración el esfuerzo y el “des­
mencionados”. Pero “dichos factores están determinados gaste mental” de quienes tienen que aportar su creativi­
en última instancia por el proceso de trabajo vigente, el dad, su motivación, su reponsabilidad e iniciativa, para
cual a su vez es el resultante de las relaciones sociales y de que el trabajo encomendado se lleve finalmente a cabo.
la inter-relación entre las variables que actúan a nivel del Cuando el trabajo se hace “a reglamento”, es decir según lo
contexto socio-económico y las características propias de que se ha concebido y programado por la Dirección, los'ob­
los establecimientos; es este proceso de trabajo el que ¿efine jetivos de la producción y de la calidad no se pueden lograr,
la naturaleza específica de la tarea a realizar por el colecti­ dando lugar incluso a sanciones para quienes toman al pie
vo de trabajo y por cada uno de los que ocupan dichos pues­ de la letra lo que se les ordena hacer.
tos” . El trabajo del Dr. Dejours es tal vez el esfuerzo
El esfuerzo de investigación del Dr. Dejours se articula científico más importante realizado en las últimas déca­
de manera directa y precisa con dicha definición que es das para poner de manifiesto algunas de las nefastas con-
>; nuestro punto de partida, por varias razones. seCTiencias de la división social y técnica del trabajo sobre
% En primer lugar, porque a él se deben los aportes más la salud cuando aquélla se lleva hasta el extremo de lo que
recientes y relevantes acerca de los efectos del proceso de las personas pueden resistir.
% trabajo sobre las dimensiones psíquicas y mentales del tra­ Para él, la organización científica del trabajo no tiene
bajo. En este sentido su reflexión continúa el esfuerzo pio­ como consecuencia directa una enfermedad mental, pre­
nero iniciado por nuestro colega el Prof. Alain Wisner, y cisamente porque los trabajadores y los miembros de la di­
». otros ergónomos del Laboratoire d'Ergonómié ét N euro­ rección de la em presa resisten individual y colectiva­
physiologie du Travail del CNAM, al poner de reheve la mente hasta donde se lo permiten sus fuerzas y capa­
» dimensión cognitiva del trabajo obrero, mal llamado tra­ cidades, construyendo su ideología defensiva contra el su­
bajo manual. En segundo lugar, puesto que su enfoque es frimiento. Pero cuando se agotan las capacidades de adap­
seductor y pertinente, cuando trata de explicar gracias al tación y de resistencia o se interrumpe de manera involun-

tana la actividad laboral (enfermedad, accidente de traba­ sino también por los docentes, investigadores y alumnos de
jo, desocupación, jubilación abrupta, etc.) el drama aparece la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos
con toda su fuerza.
Pero también el trabajo puede dar lugar al placer, deri­ I Aires, que por intejTnedio de su Decana, Dra. Sara Slapak,
cooperó activamente para que esta ediciónVtuviera lugar.
vado del deseo, y convertirse en uno de los elementos es­ Queremos también hacer púbhco nuestro agradecimiento
tructurantes que permita conquistar el equilibrio psíquico y al Servicio de Cooperación Científica y Técnica de la Em­
la salud mental. La noción psicoanalítica de sublimación bajada de Francia en Argentina, sin cuya ayuda este libro
permite al Dr. Dejours poner de manifiesto que la organi­ no estaría al alcance de un número considerable de traba­
zación científica del trabajo no deja en la práctica ninguna jadores.
apertura al trabajador “taylorizado” para canalizar las
pulsiones parciales, obligándolo entonces a buscar eso fue­ Dr. Julio César Neffa
ra del trabajo. Se abre así todo un nuevo campo para el Investipdor del CNRS y del CONICET
análisis científico y se nos propone una nueva forma de ver Secretario Ejecutivo del Area de Estudio e
Investigación en Ciencias Sociales del
la alienación: debido a la organización científica del tra­
bajo, es decir a la división entre concepción-programación Trabajo de la SECYT
y ejecución, ¡quiénes tienen sólo la responsabilidad de
ejecutar las tareas estarían poseídos por las ideas de otros!
Muchas son las conclusiones que los lectores podemos
sacar de estos trabajos.
Ellas estarán condicionadas por la libertad de espíritu y
por el esfuerzo realizado para cuestionar el trabajo racio­
nalizado, que frecuentemente se nos presenta como si fuera
“la única y mejor manera de realizar la actividad”.
Por cuanto a nosotros se refiere, el Dr. Dejours nos ha
estimulado a seguir profundizando por una parte la noción
de proceso de trabajo (de donde deriva la organización y el
contenido del mismo) y por otra parte una concepción glo­
bal e integrada de las condiciones y medio ambiente de tra­
bajo, donde se asigna un lugar importante a la carga
psíquica y mental. ¡Vasta tarea se ofrece con mayor clari­
dad a quienes buscan nuevas formas de organizar la pro­
ducción, no sólo para humanizar el trabajo sino también
para incrementar la productividad, mejorar la calidad, y
reducir los costos de producción!
Una vez más, a través del análisis del proceso de trabajo
' se articulan los niveles micro y macro económicos, y se
descubren aspectos inéditos del trabajo humano ligados al
proceso de acumulación del capital, es decir a las razones
más profundas de la crisis.
Confiamos en que esta publicación pueda ser intensa­
mente utilizada no sólo por los trabajadores y especialistas,
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Trabajo y desgaste mental

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IN T R O D U C C IO N

No siempre es fácil hablar de salud. Evocar el sufri­


miento y la enfermedad es, en cambio, más fácil; todos lo
hacen. Es como si, siguiendo el ejemplo de Dante, cada uno
de nosotros tuviera en sí la experiencia necesaria para des­
cribir el Infierno y nunca el Paraíso. A pesar de todo lo que
se ha podido decir y escribir sobre las desgracias, siempre
queda algo por descubrir en este campo. Curiosa paradoja
ésta que otorga irremediablemente una ventaja a la viven­
cias sobre la palabra.
Tratándose del trabajo, podríamos estar satisfechos con
las innumerables descripciones que se hicieron en el pasa­
do sobre las exigencias de la fábrica, del taller o de las ofi­
cinas. Sin embargo,/liablaremos como los demás de los tra­
bajos públicos, de las fábricas, de la cadena de montaje, de
las industrias de proceso, de los telefonistas, etc., para, des­
cubrir ciertos sufrimientos, que hasta ahora no fueron teni­
dos en cuenta por los especialistas del “hombre en situación
de trabajo”. Más precisamente nosotros intentaremos des-
cubrjr aquello que, en el enfrentamiento del hombre con su
tarea, pone en peligro su vida mental.':;^
Tema de los más arriesgados, a causa de las pasiones
que desencadena por parte de los trabajádores así como de
los dirigentes sindicales y especialistas; tema que suscita
obligadamente la crítica social y pone de relieve la explo­
siva cuestión de las decisiones políticas.
Sabemos que la Psicopatología del Trabajo, empleando
, este término médico, ha quedado en el estado embrionario,
\i
\\ algunos trabajos de importancia en los años
!L 50 ■ . Cuando se conoce el desarrollo con que se benefi­ Al-contrario, desearíamos mostrar experiencias diferen­
ciaron las ciencias humanas desde hace más de un siglo, ciadas e irreductibles unas a otras, que mostrarían cada
uno se puede llevar algunas sorpresas sobre la lentitud dé vez casos concretos, y “dramas” como diría Politzer®®.
la Psicopatología del Trabajo para conquistar sus títulos de De una vez por todas dejaremos de lado las observa­
nobleza. ciones cuantitativas, las estadísticas, las encuestas abier­
Varias explicaciones pueden darse en respuesta a este tas o cerradas, los patrones del comportamiento, ya sea que
■fenómeno. La primera consistiría en atribuirla a la in­ se trate de la economía de los gestos repetitivos, de los erro­
madurez de la psicología, de la psiquiatría y del psico­ res del comportamiento productivo, o del aumento de las
análisis. Sin embargo nos damos cuenta del lugar privile­ ' “performances”...; en otros términos, toda la psicología
giado que desde hace varios años ocupan estas disciplinas, abstracta que deja deliberadamente de lado la vida mental
tanto en la mente del público como en los medios masivos en sí misma, la emoción, la angustia, el enojo, el sueño,
de comunicación, la literatura, el arte y la medicina. las ilusiones, el amor, siendo todos ellos sentimientos ex­
Más creible sería la interpretación que atribuiría el perimentados que escapan a la observación llamada “obje­
subdesarrollo de la Psicopatología del Trabajo al sobrede- tiva”. El punto de vista dinámico, lo vivido “hic et nunc ”, el
sarrollo de las disciplinas tradicionales. No se puede ne­ “Dasein” para retomar a los autores existencialistas ale­
gar que la posición de estrella ocupada por el psicoanálisis manes, tendrán la prioridad, aunque todavía sin poder es­
no se da al mismo tiempo sin ocultar lo que no se puede ar­ capar totalmente a la tentación metapsicológica.
ticular con su teoría. El campo del psicoanálisis está cen­ El campo potencial de la Psicopatología del Trabajo,
trado sobre la vida relaciona! y más precisamente sobre las está ocupjido, como dijimos anteriormente, por el psi­
relaciones entre dos personas o, a lo sumo, tres. Por lo tan­ coanálisis, la psicosociología y la psicología abstracta. In­
to, el psicoanálisis -es inapropiado para dar cuenta de las cluso si estas disciplinas no llegan a entender la unicidad
relaciones de trabajo en la medida en que están reguladas del drama existencial vivido por los trabajadores, ellas
por reglas que no se dejan reducir al juego de las rela­ proveen un esquema de referencias teóricas y conceptuales
ciones llamadas “objetivables”. que' dificultan la elaboración de concepciones diferentes.
Claro está que el psicoanálisis de grupos y la psicoso- Pero aquí no hay nada de excepcional y es, en cualquier
ciología se oponen a dicha acepción. caso, triunfando de antemano frente a tales situaciones
q u e aparecen las nuevas disciplinas.
verlas más de cerca, estas disciplinas de reciente
aparición no tienen otro objetivo que el de encontrar en la De esta manera, el prolongado subdesarrollo de la Psi­
dinámica de los pequeños ^ u p os las características pues- copatología del Trabajo se exphca según nuestro parecer,
. ,tas en evidencia por el análisis dual. Ya sea que se trate de ante todo por fenómenos de orden histórico.
una situación o de otra, la psicosociología sólo busca poner Si la Psicopatología del Trabajo no ha sido lo suficiente­
en evidencia los puntos comunes a todos los grupos. En mente estudiada, fue porque las condiciones del creci­
i ninguno de los casos su objetivo es desta'car lo que existe de miento no estaban aún reunidas, contrariamente, según
exclusivo, o de irreductible, por ejemplo en el grupo de tra­ parece, a lo que podría permitir la situación sociopolítica
bajadores de una fábrica de automóviles con respecto a un actual. Por historia entenderemos no sólo la historia de los
grupo de veraneantes, o a un Consejo de Administración. obreros,'sino también y sobre todo la historia del movi­
Nosotros quisiéramos llamar la atención precisamente miento obrero y las relaciones de fuerza entre los trabaja­
sobre la especificidad de la vivencia obrera y rio gQbre una dores, los patrones y el Estado.
experiencia aislada de una vivencia obrera que'sería como Este punto es de una importancia tal que, para explicar­
un denominador común a todas las .situácionesvde írabajo. lo, no podemos evitar el tener que realizar una breve vuelta
al pasado y .volver a dibujar “la historia de la salud de los
tra b a ja d ores”. La evolución de las condiciones de vida .sub-alimentación potenciali:^an sus
del jtrabajo, partiendo de la salud de los trabajadores, no respectivos efectos y crean las condiciones de una fuerte
puede disociarse del desarrollo de las luchas y de las rei- i; morbilidad, grañ'^rñortalídad, y de una esperanza de vida'
vindicaciones obreras en general. J muy reducida^XTÉn esta época Villermé demuestra sin di­
i Es únicamente a través de una lectura especializada de ficultad que “el crecimiento de la mortalidad es inversa­
la historia que reuniremos los elementos necesarios para mente proporcional al de la vida fácil”.
la reconstrucción de la historia dol “fronte de la salud”. La gravedad de la situación se traduCe en la revisa­
Este último sólo ha progresado gracias a la lucha perpe­ ción médica para la conscripción: “En Amiens, hacia 1830,
tua,'ya que el mejoramiento de la condiciones de salud ra­ para encontrar 100 conscriptos aptos para el servicio mili­
ramente ha sido benévolamente ofrendo por los interlocu­ tar, se necesitaban 153 jóvenes de clases altas y 383 de cla­
tores sociulos (salvo en algunos períodos en donde el inte­ ses pobres”
rés económico se juntó momentáneamente con el de los tra­ Llegamos a la conclusión de que, frente a.tal situación,
bajadores; las guerras, durante las cuales medidas espe­ no se trata j^araja..clase obrera del siglo XIX de hablar de
ciales fueron tomadas para protejer uria mano de obra que “salud”. PrimeroJhay que asegurar la subsistencia y,sólo
cobraba un mayor valor). después ocuparse de la enfermedad. La lucha por la salud
“La historia de la salud de los trabajadores” aparece de en ésta época se identifica con la lucha por la supervivencia:
esta manera como un sub-capítulo de la historia popular, “Vivir, para el obrero, es no morir”^*^.
pero que no retomaremos aquí. En lo que se refiere a las condiciones de trabajo de la
época, y sobre todo los accidentes, drámaticos por el número
E l siglo,X IX y la lu ch a p o r la su p erv iv en cia y por la gravedad que revestían, volveremos a citar los au­
tores de entonces.
/ En lo que nos interesará aquí, este período del desarrollo La intensidad de las exigencias del trabajo y de la
; del capitalismo industrial se caracteriza por el aumento de vida amenazan a la mano de obra en sí misma que, al a-
' la producción, el éxodo rural y la concentración de la nue- " la v a r s e , acusa riesgos de sufrimiento específico descripto
¡ va población .urbana. en la Hteratura de entonces bajo el nombre de MISERIA O-
Aparecen condiciones de vida que h.an sido descriptas BRERÁ. Vista como ima calamidad en el espíritu de los not­
en encuestas tales como la de Parents du Chatelet Gué-
pin'*^, PenoL , Benoiston de Chatcauneuf , Viller- ables, ella es comparable a una enfermedad contagiosa. El
movimiento higienista es de alguna manera la respuesta
mé^^ .
Alguno.s elementos destacables pueden ser observados: ' social frente al peligro. Como se ha señalado anterior­
la duración do la jornada laboral que alcanza las 12, 14 y mente 29, la miseria asimilada a una enfermedad “permite
hasta 16 horas; el empleo de íos niños en la producción in- introducir el lenguaje del aislamiento, de la erradicación,
i dustrial a veces a partir de los 3 años, pero la mayoría de del désarraigamiento, del drenaje, etc., o sea de un cierto
las veces a partir de los 7. tipo de eficacia”.
Los salarios son muyjbajos y a menudo no alcanzan La higiene designa los medios a poner en práctica
para ase¡^rar el 'consumo mínimo imprescindible. Los para preservar la salud de las clases altas y no la de la
períodos do. desempleo ponen de inmediato en peligro la su­ clase obrera. Los autores del primer número de la revista
pervivencia do la familia. La vivienda es frecuentemente “Annales” la definen así: “La higiene pública, que es el
reducida a un tugurio (11, pág. 43)., arte de preservar la salud de los hombres en sociedad, re­
cibirá un gran desarrollo futuro y aportará numerosas
Falta de hipene, promiscuidad, agotamiento físico, ac- aplicaciones al perfeccionam iento de nuestras institu-
ciónes. Es ella quién observa las variaciones, las oposi­ .-;JEn'el ,moinento en que lá burguesía^ piei^dé'su "credibili-
ciones, las influencias de los climas, en definitiva, lo que " ' " ^ d y su buena imagen como humanista a causa de su com-
ajmda a la salud pública. La higiene se ocupa de la calidad ' í*pSltamiento respecto de la clase obrera, se acude a especia­
y de las propiedades de los comestibles y de las bebidas, del listas y sabios, más respetables y neutros que los patrones.
régimen alimenticio de los soldados y marineros. Hace Sus funciones consistirán en estudiar la situación y pro­
sentir la necesidad de que se dicten leyes sanitarias. Se ex­ poner posibles soluciones para restablecer el orden moral
tiende a todo lo relativo a endemias, epidemias, hospitales, y, sobre todo, la autoridad de la familia, nexo necesario
casas de alienados, cabarets, prisiones, inhumaciones, ce­ para la formación de obreros disciplinados.
^ ’ menterios, etc. Vemos, aunque sólo nos limitemos a esto, '■' Paralelam ente al “M ovimiento” de las Ciencias M o­
cuanto camino queda aún por recorrer en esta parte de la rales y Políticas aparece el movimiento de los “grandes
ciencia. Pero tiene delante suyo otro futuro en el orden mo­ alienistas” (Esquirol, Pínel, Orfila, etc.) suscitado por la
ral. De la investigación de las costumbres, de las profe­ 1 curiosidad hacia estos fenómenos insólitos por su amplitud
siones, de todos los matices de posiciones sociales, la hi­ í que son las “desviaciones” y los daños individuales al or-
giene deduce reflexiones y consejos que tienen aphca- '■ den social. ;
ciones sobre la fuerza y riqueza de los Estados. Gracias a Podemos distinguir, por consiguiente, tres corrientes: el
su asociación con la filosofía y la legislación, puede ejer­ movimiento higienista, el movimiento de las ciencias; mo­
cer una gran influencia sobre la marcha del espíritu hu­ rales y políticas y el movimiento de los grandes alienistas
mano. Debe iluminar al moralista y contribuir a la noble j donde los médicos ocupan una posición clave. El médico
tarea de disminuir el número de enfermedades sociales. i hace su triunfal aparición en el arsenal del control sociaF,
Las faltas y los crímenes son enfermedades de las socie­ forjando una herramienta que está llamada a un gran des­
dades que es necesario curar o, al menos, disminuir. Fi­ tino y que aparecerá luego bajo la máscara de TPIABAJO SO­
nalmente, jamás los medios de curación serán más pode­ CIAL.
rosos que cuando obtengan su modo de acción de las ~E1 desarrollo de la higiene, los descubrimientos de Pas-
revelaciones del hombre físico e intelectual, y la fisiología teur poco después y las investigaciones en psiquiatría cons­
w>
y la higiene prestarán su iluminación a la ciencia de la tituyen el lado positivo de la actividad médica. Sobre élla
adm inistración”^3_
se apoya la respuesta social a la explosión de la mise-
Este texto hace aparecer, además de las preocupaciones .ria obrera. Pero la medicalización del control social no
sobre la salud, objetivos referentes al restablecimiento en bastaría, y de hecho es a los obreros mismos a quienes debe­
«)/ las aglomeraciones obreras, del orden moral, y del orden mos las principales mejoras materiales de lá condición
social. En efecto, la miseria, la promiscuidad y el hambre obrera.
♦>) se asocian para crear condiciones favorables al desarrollo Higienistas, moralistas y alienistas sólo pueden res­
«») de la delincuencia, patoterismo, violencia y prostitución. ponder a las deáViaciones, mientras que otra forma de
El cuestionamiento de la religión y deda familia represen­ d.año al orden moral y social va tomando cuerpo en la soli­
A
tan serias amenazas para el orden social, en una época en daridad obrera, en los movimientos de lucha y en el desa-
que los movimientos sociales y sindicales son aún limita­ n-ollo de una ideología obrera revolucionaria.
^1
dos. A este segxindo peligro, se le dió una respuesta es­
No hay que sorprenderse de que en esta sitliaciión se le pecífica: la represión estatal. V e n t e a la amplitud del
haya asignado un papel importante a la Academia de movimiento de organización de la clase obrera, es necesa­
Ciencias Morales y Políticas. Su tarea consistirá :en “res- rio^ encontrar nuevas soluciones. Un nuevo movimiento,
toblecer en el campo de los hechos morales y políticos, la en el cual el Estado aparece como actor estratégico, se ave-
autoridad de la cienpia, del derecho y dé la fááóri” ^8,'

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ciña.: Los conflictos entre empleados y empleadores eran Los logros serán muchas veces Cuestionados nueva­
hastá entonces solucionados localmente. El patrón era li­ mente por leyes que harán volver al status quo anterior por
bre de elegir las soluciones que quería, y cuándo llamaba a la vía de innumerables derogaciones y por el rechazo a la
la policía o al ejército para reprimir una huelga, el repre­ aplicación de las mismas. Las luchas obreras; van a ja lo­
s e n tó te del Estado actuaba solamente en nombre de la vio­ narse a lo largo de todo el siglo. Las discusiones guberna­
lación a la propiedad privada. Pero el desarrollo del m ovi­ mentales serán interminables. Entre un proyecto de ley y
miento obrero conduce a huelgas más grandes en donde el su voto se tendrá que esperar a menudo diez a veinte años.
Estado tiene una misión más importantes qué cumplir. Nueve años para la supresión de la libreta obrera (1881-
El Estado está llamado a intervenir cada vez más fre­ 1890); trece años para el proyecto de ley sobre la reducción
cuentemente. Por otra parte la organización de los obreros del tiempo de trabajo de mujeres y niños (1879-1892); once
otorga al movimiento de protesta una fuerza diferente que años para la ley sobre higiene y seguridad (1882-1893);
puede dejar en dificultad a la del empleador aislado. El Es-_ quince años para la ley sobre los accidentes de trabajo
tado se convierte en el árbitro necesario.e^^^ t-' gv<í - m ;u- (1883-1898); cuarenta años para la jom ada de diez horas
Las cóñcentraclórTés o íreris creadas según las necesi­ U879-1919); veintisiete años para el descanso semanal
dades de la producción hacen surgir nuevas relaciones so­ (1879-1906); veinticinco años para la jom ada de ocho horas
ciales que perm iten al Estado ser progresivam ente U894-1919); veintitrés años para la jom ada de ocho horas
autónomo de la tutela patronal, no sin resistencia por parte . en las minas (1890-1913).
de esta última. La aparición de federaciones sindicales, Es solamente ajpartir del Jinal.dei,jiglo que son arran­
asociaciones y partidos políticos obreros dan al movimien­ cadas las leyes sociales que_concieraen específicamente a
to obrero una dimensión significativa sobre todo a partir de ^la salud de los trabajadores. Surgimiento, en 1890, de los"
la Comuna de París. Las reivindicaciones obreras acceden delegados de seguridad en las minas. 1893: Ley sobre la hi­
a un nivel propiamente político. giene y seguridad de los trabajadores de la industria. 1898:
Se concibe fácilmente que las luchas obreras en eatft Ley sobre los accidentes de trabajo y su indemnización.
período histórico tuvieran esencialmente dos objetivos: el 1905: Jubilación de los mineros. 1910: Jubilación para el
derecho a la vida (o a la supervivencia) y la construcción conjunto de los trabajadores de más de 65 años.
del instrumento necesario para su conquista: la libertad de (“Jubilación para los muertos”, decían los sindicatos, ya
organización (libertad sindical). qué en esa época sólo el 15% de los franceses llegaba con
: Eñ cuanto a lo que podríamos llamar la Prehistoria de vida a esa edad.)
/■ ^ la Salud de los Trabajadores, vemos surgir lá consigna
í /' '
que, para decirlo de cierta manera, va a cubrir todo el siglo D e la P rim era G u erra M u n d ial hasta 1968
XIX: la reducción de la jom ada laboral.
A pesar de los “alegatos” de Villermé, prácticamente De ahora en m ás, el m ovim iento obrero adquiere
I ningún progreso tendrá lugar durante casi 50 años en sólidas bases, y alcanza lETdimensión de fuerza política
r cuanto a la limitación del tiempo de trabajo. Bajo el Segun- q ^ 'ir á creciendo en el tablero de las relaciones de íiiei^a.
'; do Imperio francés el debate estuvo prácticamente cerrado. Esquematizando, se puede decir que la organización de
. Esta presión emerge luego bajo diferentes formas: el límite los trabajadores se tradujo por la conquista primordial del
I de edad mínimo para el trabajo de los niños; la protección derecho a la vida incluso s i las condiciones de existencia
de las mujeres; la duración del trabajo propiamente dicho; están lejos de ser homogeneizadas para el conjunto de la
el trabajo nocturno; las tareas particularmente penosas a cTásé’róbrera.
las cuales no se tendrá el derecho de someter a ciertas per­ De hecho, puede aparecer una mayor diversidad de rei­
sonas; el descansa semanal. vindicaciones. De entre ellas se desprende un frente es-
víctima del sistema, sino más bien e l cuerpo/ dócil y
'fíj p ecífico que se refiere a la protección de la salud. Vasto ■y in W z s d o flib r a d o sin defensa a toá: impulsos de la orga-
programa en donde la proteeción del euérpü éa ll(i prpoijiip«.
Clól^^dotiiln|ltTl|§i —"•" ' t- sv'.vit'a níüácián del trabajo, al ingeniero de métodos y a la direc­
V ción jerárquica de quien da las órdenes. Cuerpo sin
% ' K e s^ a rd a r al cuerpo de los accidentes, prever las eii^ defensa, cuerpo explotado, cuerpo fragilizado al; quedar
íerinedades profesionales y las intoxicaciones causadas desposeído de su protector natural que es el aparato mental. ¡¡
%' por los productos industriales, asegurar a los trabajadores Cuerpo entonces enfermo, o que peligra de estarlo. ¡
^ adecuado cuidado y tratamientos convenientes que has- "" No es de extrañar que en estas condiciones aparezcan
ta entonces beneficiaban casi exclusivamente a las clases luchas enérgicas para promulgar leyes que reemplazarán ¡
más altas, tales son los temas centrales alrededor de los la protección natural del “instinto de conservación , que .
cuales se libran las luchas en el frente de salud. será definitivamente relegado al rango de instrum ento i
¿Por qué tomar la guerra Ig 14-18 como referencia? Entre
% los elementos que determinan esta elección tendremos so­ in ú til. , - t •
A partir de la guerra van a ser superadas importantes
bre todo en cuenta el salto cualitativo que se observa en la etaipas, al mismo tiempo que se perfila una diversificación
producción industrial, el esfuerzo dé producción para las de las condiciones de trabajo y de salud. El movimiento
necesidades de la guerra, las insólitas experiencias de re­ obrero intenta obtener m ejoras en la relación salud-
ducción de la jom ada laboral en las industrias de arma­ trabajo, y medidas de mejoramiento aplicables al conjunto
% mento. El vacío dejado por los muertos y los heridos de de los trabajadores. Si a veces lo logra, esto provoca en mu­
% guerra en la reserva de mano de obra, los esfuerzos para la chas ocasiones un aumento de las diferencias.
> . reconstrucción, la reinserción de los inválidos en la pro­ A pesar del voto de leyes de carácter general, el movi­
ducción, generan las condiciones de ima transformación miento obrero no es aún capaz de hacer co n tro la r su cum­
, en la relación Hombre Trabajo.
% plimiento en todas partes. Es sobre todo allí donde es más
Un espacio particular debe ser consagrado a la introduc- fuerte, es decir donde los trabajadores son suficientemente
Siendo hoy en día un modelo de orga­ numerosos {grandes empresas), donde el trabajo tiene un
nización del trabajo que aún no terminó de ganar terreno, valor económico estratégico (sector de punta o centros vi­
f
tsobre todo en el sector terciario, el taylorismo será objeto de tales de la economía nacional) que la evolución de la rela­
% .V particular acerca de sus consecuencias sobre la ción salud-trabajo es m ás,rápida. Por el contrario^, es en
'' salud mental. Pero también hay que destacar las repercu- las empresas aisladas, en las regiones poco industnahza-
f íf. siones deUistemaJ^^^ sobre la sahid del cuerpo. Nueva das, cuando los trabajadores ocupados son escasos y poco
t tecnología de surnisióñ del cuerpo y de disciplinañzación, sindicalizados, cuando la proporción de trabajadores ex-
la organización científica del trabajo hace nacer tensiones 'tranjeros es importante, que las condiciones de trabajo son
f psicológicas desconocidas hasta entonces, sobre todo de incomparablemente peores que dentro de las grandes em-
t tiempo y de ritmo de trabajo. Los resultados exigidos son 7 presas, como por ejemplo la Renault en Francia, que se
absolutamente nuevos y hacen aparecer al cuerpo como i convertirá progresivamente en la empresa piloto de las
f pnncipal punto de impacto de los daños del trabajo. El ago­
' victorias obreras. , • i
tamiento físico no afecta ya únicamente a los trabajadores : En razón del desarrollo del movimiento obrero a nivel
f
I que hacen tareas pesadas, sino al conjunto de los obreros de ' nacional y del papel del Estado como interlocutor privile­
f la producción de masa. Separando radicalmente el trabajo giado se pueden establecer más fácilm ente que en el
intelectual y el trabajo manual, el sistema Taylor neutra­
I liza la actividad mental de los obreros. Consecuentemente,
período precedente los lazos de causa a efecto entre tal lucha
obrera y tal ley social, asociación no disociada por la iner­
I no es el aparato psíquico el que aparece coitiq primera
cia del tiempo que pasa.
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Luego de esté’fecundo período para el mejoramiento de
/\ ^ L a ju e r r a favorece las iniciativas en favor de la protec- V' la relación salud-trabajo,, no habrá más progreso signifi­ O
“ - j ® obra .gravemente amputada por las ne- cativo hasta la formación del Frente popular, que otorga
cesidades del frente de lucha. Los principáléií progresos sei <1
momentáneamente una ventaja a los obreros. /
cnstalizan ahededor de la jornada de trabajo, de la medi-'
La semana de 40 horas es votada en 1936, asi como las O
cina del trabajo y de la curación de las afecciones con­
traídas en el trabajo. vacaciones pagas. Los acuerdos de Matignon instituyen
fas Convenciones colectivas y los delegados dél personal,
/ Albert Thomas, en 1916, reduce la jornada laboral a 8
reconociendo el derecho a la libre adhesión a los sindica­
horas dmnas y constata el efecto paradojal dé esta medida
A sobre la producción... ¡que aumenta! tos, y el derecho de huelga. _ , . i •
Podemos decir que en 1936 las condiciones de trabajo se
4 5 La ley de 1898 sobre los accidentes de trabajo preveía la
¡creación de dispensarios de fábrica que estaban a cargo de convierten realmente en un tema específico del movimien­
, j empresas privadas de seguros. Los decretos de 1913 condu- -- to obrero, aun cuando la fórmula sólo se puso de moda más
cen a ciertos empresas a organizar exámenes médicos de recientemente con un contenido algo diferente.
ingreso y de control durante el período de trabajo. En 1915 .• La última ola de medidas sociales que conciernen a la
aparecen las bases de una verdadera medicina del trabajo saíud de los trabajadores resulta de la Segunda Guenra
con la Inspección médica de las fábricas de guerra, organi­ Mundial y de la nueva relación de fuerzas conquisteda du­
zada por A. Thomas 61. Luego de la Segunda Guerra esta rante la Resistencia. El programa de la Resistencia cuan­
tendencia se acentúa con la institucionalización de la do fue puesto parcialmente en práctica, hace surgir nuevas
medicina del trabajo en ciertos sectores, sobre todo en las esperanzas con la institucionalización de la Medicina del
minas mientras que ciertos empleadores contraten a título Trabajo (1946), de la Seguridad social (1945) y de los Comi­
mdi^adual un,médico, ante todo para hacer una selección tés de Higiene y de Seguridad (1947).
previa al ingreso, y para protegerse de ciertos riesgos que Durante todo este período que comienza en 1944, el mo\a-
son de ahora en más articulados con penahzaciones finan- 'm iénto obrero continúa desarrollando su acción para la
. , cieras (indemnizaciones, etc.)®^ . mejora de las condiciones de vida (duración del trabajo,
K j. ^ poco, se elabora una doctrina implícita de la me- vacaciones, jubilaciones, salarios), pero simultáneamente
\dicina del trabajo . se desprende el frente específico que concierne a la salud.
En lo que concierne-a la curación de las enfermedades y Al verlas más de cerca, las reivindicaciones en este campo
los cuidados a los enfermos, es sobre todo al final de la son la prevención de los accidentes, la lucha contra las en­
^ e r r a que son votadas leyes importantes: reconocimiento fermedades, el derecho a los cuidados médicos, és decit la
de las enfermedades profesionales en 1919, creación de una -« salud del cuerpo. Podemos decir que este segundo período
L/Oniisión de higiene industrial en octubre de 1919, así como -= dé “lá historia de la salud de los trabajadores” se caracteri-
un Comité consultivo de seguros contra los accidentes de ”za por la revelación del cuerpo como punto de impacto de la
trabajo. Una tendencia se manifiesta ^esde la ley de 1903 _ explotación. Esta noción es fundamental, en la medida en
en favor de la atenuación de los riesgos y de la insalubri- que cómproTTiete los análisis que emanan tanto por parte de
aaü, es decir la supresión de las causas de accidentes y de los sindicatos como de los especialistas, sobre un aspecto de
enfermedad. Esta tendencia sólo tomará forma definitiva la salud que hoy en día podemos afirmar como indebida­
con la ley de 1939, modificada en 1951, que preveía que las _ mente limitado. El objeto abarcado por la explotación sería
máquinas o las partes peligrosas de las máquinas para las el cuerpo, y solamente el cuerpo. Los análisis económicos
cuales existían dispositivos de protección de reconocida efi­ que critican al sistema capitalista argumentan también
cacia, no podían estar^desprovistas de los mismos; sus tesis sobre la explotación a partir del cuerpo afectado,
y' ..'
del cuerpo enfermo, de la acrecentada m ortalidad de los
obreros con respecto al resto de la población. ■blar de cosas cuando estas ya están su p ra d a s, mientras
Proposición exacta, por supuesto, que sería .eiróneó poner que ya se dibuja una nueva etai^-áRorlf de las lu-
en duda; pero ella es demasiado limitada"’ Coirib sí los m e­ p ro te ccy ¿d e l^ .S í!lu á j^ '—
canismos invisibles de la explotación exigieran, para ser '^’‘" '^ ís e r ia obrera, lucha por la supervivencia, reducción
puestos en evidencia, una demostración de sus efectos visi­ de la jom ada laboral, movimiento de las ciencias morales
bles sobre el cuerpo. Quizás hoy en día estemos autorizados y políticas, movimiento higienista y movimiento alienista
a revisar este punto de vista según el cual la explotación to­ Imn dado lugar respectivamente al cuerpo enfermo, a la lu­
maría directamente al cuerpo como blanco. Y deberíamos cha por la salud, a la mejora de las condiciones de trabajo y
dar vuelta la problemática insistiendo sobre \aa mediatiza- a la corriente contemporánea de la medicina del trabajo,
dones en juego en el ejercicio de las exigencias corporales. "d e la fisiología del trabajo y de la ergonomía.
Todo ocurriría como si las malas condiciones del trabajo
alcanzaban al cuerpo sólo después de haberlo sometido, do­ Tercei" p e r ío d o : después de 1968
k-- I>/ mesticado y formado a la imagen del caballo de tiro. Docil­
\ El desarrollo desigual de las fuerzas productivas, de las
idad que, como lo veremos más adelánte, depende de una
) estrategia que concierne en primer lugar a la mente, para ciencias, de las técnicas, de las máquinas, del proceso de
borrar las resistencias que ella opone espontáneamente a trabajo, de la organización y de las condiciones de trabajo
> / la explotación. han conducido a una situación demasiado heterogénea
De todas maneras, si el cuerpo aparece dur.ante este para que podamos hacer un análisis global de la relación
>
período de la historia como la primera víctima del trabajo salud-trabajo.
industrial, queda por descubrir lo que le es específicamente En el seno mismo de este mosaico de fenómenos diver­
perjudicial. sificados, sólo podemos identificar una nueva materia, y
) tendencias que amplían la problemática tradicional de las
La peligrosidad de las máquinas, los productos indus­
í triales, los gases y los vapores, los polvos tóxicos, los cuestiones de salud, estamos refiriéndonos aquí a la salud
parásitos, los virus y las bacterias son progresivamente de­ mental.
> signados y estigmatizados como causa del sufrim iento A pesar de la existencia de una literatura, para decir
-físico. De 1914 a 1968, es progresivamente el tema de las verdad algo restringida, en cuanto a la Psicopatología del
condiciones de trabajo el que ocupa un primer lugar dentro Trabajo (Girardon, Amiel, Sivadon, Veil, Leroy:...) es me­
) de las reivindicaciones obreras sobre el frente de la salud. nester reconocer que el conflicto que opone el trabajo a la
La lucha por la supervivencia dejó el lugar a la lucha por la vida mental es un territorio casi desconocido. Es verdad
)
_saiud del cuerpo. que los especialistas del hombre en situación de trabajo se
) — La consigna de la reducción de la jornada de trabajo han dedicado en materia de psicología ante todo a definir
Í-■ ''ii dejó lugar a la lucha por el mejoramiento de las condiciones métodos p'sicológicos de selección. Si bien son especialistas
> .. I de trabajo , por la Seguridad, por la Higiene y para la Pre­ del hombre, su actividad que es por cierto real se despliega
) 3 ;i-. vención de las enfermedades.
¡Mejoramiento de las condiciones de trabajo!” Esta es
más allá de las cuestiones de salud mental.
Del lado de los trabajadores, el discurso obrero no es
) más prolijo al respecto. Como fue denunciado de manera
una consigna que maduró en 1968, revelación, denomina­
> ción, y formulación tardía del tema que animó, sin embar­ exageradamente estereotipada, el sufrimiento psíquico
go, durante cincuenta años, todas las luchas obreras en el queda prácticamente al margen de todo análisis. Este si­
) frente de la salud. En esto no hay nada sorprendente, como lencio atestigua la dificultad del movimiento obrero para
) lo muestran muchos otros hechos históricos que hacen ha- llevar efectivamente la discusión a un terreno que reco­
noceremos, al igual que ellos, como particularmente com-
)
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J

piejo. Y, sin embargo, desde hace alj^ n os años se siente protestas agrandada en la desilusión de la post-guerra y
por todas partes una nueva fuerza: la lucha obrera sobre la ampliadas por cuestionamiento de lá “sociedad de consu-
salud_m entaL m ^tám _m A ^^ - mo”. La pérdida de_confianza_en la s capacidades d e 'la so-
ción; sigue siendo balbuciente. Existen varias f^ o iie s que ; . ciedad industriarpaTa apo'rfar k el desarrollo de
l^ L iìn m ifrsè ''refiera «i un innegable cinismo al nivel de los órganos dingentes,
Tajrlpr. Pinmero en el campo econó- ¿conducen a un cuestionamientx)_del modq.dejvida en su to-
mico.jdonde las huelgas, los paros de producción; iS T t r ^ ^ - talidad. La droga y las toxicomanías, temas privilegiados
JOS á reglamento, el ocio, el ausentismo, el “turnover” el por quienes hablan de la “ crisis de la civilización” , atesti­
sa ^ ta je de la producción y la “alergia al trabajo” conducen guan de una nueva búsqueda que se interesa ante todo én el
a buscarle soluciones de recambio. Luego en el campo del 'placer de vivir y que afecta tanto a los hijos de la burguesía
.sppial .¿onde, esie^ si sterna organiza cianai y a^ío ^ a como a los de la clase obrera^^-^O . ■' j
pruebas de su superioridad. Hoy estamos lejos de las El surgimiento de la psiquiatría, el ejercicio masivo de
afirmaciones de Taylor acerca de la ausencia de huelgas ■ la prácticas psicoterapéuticas en las escuelas, en el mundo
en las fábricas que adoptaron la O.C.T. (Organización del trabajo, las prisiones, y en todas las instituciones, jue­
Científica del Trabajo)^^. Sobre el terrenaidéológico, final­ gan probablemente ú n papel importante en la formulación
mente, en donde el sistema Taylor es denunciado como dé las dificultades existenciales percibidas hoy en día a es­
deshumanizante y es acusado de todos los vicios, sobre todo cala de masas. Utihzada con fuerza en los medios masivos
por los obreros, pero también por una parte de los empresa­ de comunicación, el cine, la publicidad y el marketing, la
rios. psicología no perdona a nadie, ni siquiera a los trabaja­
reestructuración de las tareas, como alternativa de la dores.
también amplias disputas sobre la finali­ La “liberación de la palabra” : si el añ ol968 aparece
dad dél trabajo, sobre la relación hombre-tarea, y pone el como una fecha representativa en la historia de la relación
acento sobre la dimensión mental del trabajo ihdustrial. sálud-trabajo, esto se debe en principio al desencadena­
Hay que agregar desde las voces de trabajadores del sector miento verbal que se produjo en ocasión de los sucesos de
terciario y de las nuevas industrias como las de procesos y mayo. La lucha contra la sociedad de consumo y contra la
la industria nuclear hasta las de los obreros de la cadena alienación, se encuentran en el centro del discurso de
de montaje. Las tareas de oficina, reputadas como que no Máyó de 1968. Millares de afiches, es necesario recordar,
producen daños fi'sicos graves, son cada vez más numero­ expresaban ese tema sobre las paredes de la capital france­
sas a medida que aumenta proporcionalmente al desarro­ sa. Simultáneamente, el trabajo ha sido reconocido incluso
llo del sector terciario. La sensibilidad fi-ente a las cargas por los estudiantes como la causa principal de la ahena-
intelectuales y psicosensoriales del trabajo, preparan el ción . ^ 1 1
terreno a las preocupaciones sobre la salud mental. Lo mis­ / I.^s huelgas salvajes de esta época confirman la elec­
mo ocurre con los obreros que tienen una débil carga fi'sica ción de 1968 como punto de referencia histórica.
como son los operadores de las industrias de procesos (pe­ Huelgas salvajes y huelgas de O.S. (Obreros Especiali­
troquímicas, nuclear, de cemento, etc.). El desan-ollo de zados) estallan espontáneamente, muchas veces al mar­
estas industrias confi-onta los obreros a nuevas condi­ gen de las iniciativas sindicales. Ellas se encuentran en
ciones de trabajo y les hace descubrir sufrimientos insospe­ ruptura con la tradición reivindicativa, y marcan la-éclo-
chados, como lo mostraremos más adelante. sión de los nuevos temas: “cambiar la vida", consigná pro­
La “crisis de la civilización”, de esta manera se deno­ fundamente original, y difícil de reducir, que sumergen al
mina a una sene de críticas de la sociedad, da testimonio ■ ^ y al Estado en un verdadero desconcierto, al
de preocupaciones que aparecieron, con la “nueva ola” de menos hasta la actual crisis económica que tiende a ate-
-nuar todas las reivindicaciones cualitativas.
mmm.

Expresiones de consignas tales como:;".^ajo,;la's;c


Mayo de 1968 es también el punto de referencia utilizado infernales", ’’Abäjö la separación trabajó intelectual-trabaji
I manual", "Cambiar la vida", atacan directamente a la orga
' f M conflictos sociales. Del informe pa- J ;áfeiiija|^ón del trabajo. Su carácter cualitativo no, puede se;
tronal (C.N P.F.) de 1972 al informe Sudreau Mayo del j f3*tfá9üéído simplemente en términos de costos o (Íeüíneas pre
1968 constituye una referencia fundamental. Numerosas ' ■ supuestarias. Tests, encuestas, cuestionarios abiertos o cerra
publicaciones confirman que esta fecha marca el reconoci­ ‘ dos, estadísticas, cifras y cuantificaciones deben ábandonars'
miento por parte del empresariado de la necesidad de tomar puesto que no son aptos para rendir cuenta del proceso em
“ o'itotivas <ie la clase . prendido. De ahora en más se enfrentan, sin intermediarios, h'
voluntad y el deseo de los trabajadores a la orden terminante
,'.Estos diferentes elementos son concurrentes para hacer­ ; del patrón concretizada por la organización del trabajo.
nos pensar que, del período actual, debería emerger el tema
salud mental-trabajo, en prim er término L a P s ic o p a to lo g ía d el T rabajo^
como t^ma de reflexión de las organizaciones obreras, lue­
go como objeto de trabajos científicos, siguiendo el ejemplo ^/ En la Psicopatología del Trabajo, el acento está general-
de lo que pudimos observar sobre las condiciones de trabaio mente puesto sobre los comportamientos humanos. Es a
en relación con la medicina del trabajo y la ergonomía. c'ohträ~cörriente Tíe esta inspiración emparentada en la
"C . j m aneras este temci está efectivam ente ' teoría del comportamiento, que se ubica esta investigación.
presente desde hace ya una década, p o^ m os preguntarnos- - Su objetivo es limpiar el terreno no comportamental ocupa­
gu4.es lo que, en d trabajo^ está cuestionado cbm_o7uerité es'- do — a la manera como el enemigo ocupa un país— , por los
'\ pecihca de nocividad para la vida mental. La píegunta ¿s - - actos impuestos: movimientos, gestos, ritmos, cadencias y
de una importancia crucial. La luch¥ por'la supe^ivencia comportamientos productivos.
■ i f . condenaba la excesiva duración del trabajo. La lucha por la . La física de los gestos y del comportamiento del “obrero-
r:'! Í masa” es a su personalidad, lo que el aparato adminis­
‘^o'^ducía a denunciar las condiciones de
/ 7 /■ trativo del ocupante es a las estructuras del país invadido.
; m v f w s u f r i m i e n t o mental, éste resulta de la orga- I^as relaciones entre uno y otro son de dominación-: primero^
r nización del trabajo. , de ocultam iento después. Dominación de la vida m ental'
' „ condición de trabajo, se debe entender ante todo los del obrero por la organización del trabajo. Ocultamiento de
(tem peratura, presión, ruido, vibra- sus deseos en el escondite secreto de una clandestinidad,
ciones. Iluminación, radiaciones, trabajos en altitud, etc.) impuesta.
los ambientes químicos (productos manipulados, vapores y Revelar las aspiraciones no es nuestro objetivo, tampoco
tóxicos, polvos, humos, etc.), los ambientes biológicos lo es el de traducir su contenido. Esta es la tarea del mili­
^ im s , bacterias parásitos, hongos), las'condiciones de hi- tante político que pretende poseer luces sobre esas cosas, y
quiere provocar la tormenta recalentando los deseca que
M antropamétricas están en hibernación.
' Nuestro proyecto se refiere más bien acerca de la eluci­
del trabajo, el contenido de la tarea (eh c5 aht¿ de-' dación del trayecto que va desde el comportamiento libre
jerárquico, las modalidades de hasta el comportamiento estereotipado. Por comportamien­
, la gestión, las relaciones de poder, las c u e s t i o n é i s res- to libre nosotros no denominamos la lib^ri^d metafísica
> sino un patrón de comportamiento que contiene una tentati­
i ponsabilidad, etcétera. ■ :• *
va de transformar la realidad que nos rodea, conforme a
los deseos propios del sujeto. La palabra <.i[ibre^más que un
estado, califica una orientación hacia el placer^
El 'comportamiento productivo estereótipadó del obrero-
masa,, ¿no toma el lugar de un comportamiento libre? Com­
portamiento libre que podemos ver actuando en otros traba­
jadores o en obreros liberados de la organización autorita­ Capítulo I
ria del trabajo. Y en ese caso, ¿el procedimiento de exclu­
sión del deseo se concreta sin daño para el obrero?
En psiquiatría, tenemos la costumbre de estructurar la LAS E S T R A T E G A S DEFEN SIVAS
descripción del loco sobre sus comportamientos aberrantes
y prolíficos (delirio, alucinaciones, im pulsos.). Tratare-\
/m o s por nuestra parte de hacer resaltar en el sufrimiento a
í aquello que más tiene de empobrecedor , es decir a la desa-
\^parición de los “comportamientos libres”.
/ La pregunta fundamental aquí formulada, se refiere a
' la identificación del proceso de desaparición de un compor-
, -tamiento libre, operación más difícil que la observación di-
' recta de un comportamiento francamente patológico o ina- i i L a s “ id e o lo g ía s d e fe n s iv a s ” (E l c a s o d e l su b -
\ daptado. p r o le t a r ia d o )
La desaparición es muda e invisible. Para poder cono­
cerla hay que ir a buscarla. ¡Es un proyecto quizás temera­ Él sub-proletariado del cual vamos a hablar es aquel que
rio el de sacar a luz e identificar el sufrimiento obrero, des­ vive en las zonás periféricas a l a ciudad. No se trata aquí
conocido no solamente por quién es ajeno a la fábrica, sino H'é'^na clase social, como así lo entienden por ejemplo los
también desconocido por los mismos obreros, que están tan hombres políticos italianos. Sino más bien de esa parte de
ocupados y absortos en realizar el esfuerzo que deben apor­ la población que .vive en villas miserias o en viviendas
tar para la producción! '^ ^ c á fía s generalmente expulsadas hacia la periferia de
las grandes ciudades. Esta población no se caracteriza por
lá Común participación en una misma actividad econó­
mica. Por el contrario, lo que la define como tal es el de-
sempleo y el sub-empleo. De hecho podría parecer insólito
'tom arla como ejemplo en un estudio de Psicopatología del
TVabajo. Si actuamos de tal manera es porque en este mun­
do marginal las contradicciones aparecen más marcadas
que en cualquier otra parte. En él^ el sufrimiento es. masivo
y evidente. Pero su naturaleza debe ser descifrada. La
misèria “descripta por los académicos del siglo XIX” , esta
miseria obrera concebida como una enfermedad epidémi-
ca^^ traduce ante todo el pensamiento social imperante en
esa é^oca, pero no da cuenta de la vivencia compartida por
los seres humanos que forman parte del sub-proletariado.
Por el contrario, más que en cualquier otra parte podemos
/ ver entonces un cierto tipo de defensas que describiremos a diez hijos. Por otra parte, las parejas están frecuente-
\ b a j o el nombre de “ideología defensiva”. Lo que retendrá f mente separadas dando lugar a la r u p t u ^ fa-
nuestra atenci.ón_&s la vivencia en esta población con re- k 'miliárV* L poco escolarizádos forman muchas
specto a la salud y, más precisamente, con respecto a la en-._ veces los contingentes„de futuros marginados.,.de los cuales
Ño se trata de describir las condiciones reales u ifoi cuantos algún día conocerán la cárcel.’ ,
de salud. Ellas sólo serán mencionadas para recordar los Más significativo aún es el hecho notorio dé que si el
trabajos importantes publicados por el Dr. de la Gorce^'^ y el 80% de los niños permanecen en el límite de dos distancia-
/'Dr. Galland^'*. Estos trabajos muestran que el sub-prole- mientos tipo en cuanto al desarrollo estato-ponderal (con­
taca d o e stá afectado por una tasa de morbilidad muy su- . tra 95% en la reglón parisina), 60% pe encuentra en la ban-
pefior "a la de la población en general. Como ejemplo signi­ ,da inferior, el 20% queda por debajo de los dos límites tipo
ficativo, podemos citar la importante incidencia de las en- con un retraso deV crecimento que llega a veces a -14%
fermedad.es infecciosas en particular en los iiiños y de la (quedando en el límite del enanismo), hay entonces un
tubercúrosis que sigue siendo aún un flagelo para la pobla­ desplazamiento global hacia abajo con un porcentaje infe­
ción adulta. Podemos también constatar la im portancia de. rior a -26. Podríamos estar tentados en mencionar los fac­
las secuelas de accidentes y de enfermedadeli^élTas mues­ tores genéticos, pues algunos de estos chicos tienen padres
tran sobre todo tratamientos incompletos o mal llevados a de baja estatura, ¿pero no sería más conveniente pensar
cabo situando esto en el conjunto de ima menor eficacia de que los mismos padres tuvieron trabado su desarrollo por
la técnicas médico-quirúrgicas sobre una población que no las carencias? El estudio de las condiciones de vida parece
puede disfrutar como el resto, por razones de orden no sola­ bastante significativo. Así somos conducidos a pensar que
mente socio-económico y cultural, sino por razones de or­ el retraso en la estatura observada refleja, en la mayoría
den material (imposibilidad de acceder a las convalecen­ de los casos de niños estudiados, una carencia nutricional
cias, a los cuidados post-operatorios, a la reeducación kine- debida tanto a factores económicos como a factores cultu­
sioterapéutica y a la vigilancia médica que sigue a una en- rales (hábitos alimenticios)^'^.
- ferm edad grave o un accidente). El alcoholism o es —' Más que la morbilidad que es siempre difícil de eva­
frecuente. Como lo veremos más adelante, un gran número luar, el subdesarrollo estato-ponderal de esta población re­
de enfemedades quedan por descubrir o se encuentran es­ fleja de manera significativa las malas condiciones de
condidas y la mayor parte de la morbilidad sigue siendo salud, higiene y educación. Tales observaciones nos re­
desconocida. Esta población de varios miles de habitantes cuerdan las descripciones del siglo X K acerca de la pobla­
vive en conjuntos habitacionales a mitad de camino entre ción masculina sometida al consejo de revisión del ejérci­
villas miseria, casas rodantes y los H.L.M. (se denomina to para hacer la conscripción, y de lo que podemos todavía
así, en Francia, a los alojamientos de alquiler moderado). encontrar en los países del tercer mundo y en particular en
L.a promiscuidad favorece la transmisión de las enferme­ América Latina.
dades infecciosas. La pobreza de las instalaciones sanita­ Desde el punto de vista médico-sanitario los medios de
rias (canalizaciones, desagües, provisión de agua, baños, que disponen estas poblaciones son bastante rudimenta­
recolección de residuos dom iciliarios) forman también rios: inexist^encia o escasos dispensarios, sin médicos ins­
condiciones necesarias a la propagación de Ta enfermedad talados en una zona que agrupa sin embargo a una.pobla-
y a las contaminaciones colectivas. El alimento es escaso, ción de varios miles de individuos (pero hay sin embargo
la carne es rara y escasa en la dieta, y es a este ^ al uña TnsercTón de varios trabajadores sociales, en particu­
cual se destina la mayor parte del presupuesto familiar. lar asistentes sociales y enfermeras).
La estructura familiar se caracteriza por _el .número Ya sea que se trate de una práctica médica o de una en­
elevado de hijos: la mayoría de las familias tienen: de ocho cuesta relativa a la salud, una primera observación se im­
pone de entrada. S g j ^ gan a hablar de la enfermedad Y del amaestrarla, de contenerla, de controlarla, de vivir cur.
sufrimiento. C u ^ d o alguien está enfepñoTñténta escon::. ; .eìTa.^Las m ujeres,/según se dice, están todas enfermas,
der es’ta información-a los demás, pero también a su fam i­ pero esas enfermedades son de alguna manera tenidas a
lia y a los vecinos. Es sólo después de largas vueltas que se distancia por el desprecio. Sólo se reconocen a_quellas que
logra, a veces, detectar la vivencia de la enfermedad, que se evidencian por síntom as que son demasiado im por­
siempre se considera vergonzosa; apenas se menciona una tantes para ser ignorados: una toz hemoptoica, una pérdida
^ ferm ed a d , aparecen numerosás'iusirfícaciones como si de peso importante, una debilidad psicológica que demues­
se tratara de disculparse. No se trata de la culpabilidad en tra la existencia de un síndrome deficitario grave. Para
el sentido propio que evocaría una vivencia individuál, que una enfermedad sea reconocida, para ir resignado a
sino más bien de un sentimiento, colectivo de vergüenza: consultar al médico, para que se acepte ir al hospital, es ne­
“Cuando uno está enfermo no lo hace a propósito”. Masiva­ cesario que la enferm edad haya alcanzado una gravedad
mente, en efecto, surge una verdadera concepción de la en­ ' tarqüe’ ellá im pida'proseguir ya sea la actividad profesio-
fermedad, propia de ese ambiente. Es una concepción do­ : nal en el caso dèi hom bre o, las actividades domésticas y
minada por la acusación. Toda enfermedad sería de alpii- , familiares en el caso de la mujer. Se nota sin embargo una
na manera voluataria:.“Si uño está enfermo^ es porque es" actitud cada vez más flexible con respecto a la enfermedad
un perezoso”. “Cuando se está enfermo, uno se siente juzga­ de los niños. Puesto que en el sub-proletariado, todo está or­
do por los otros”. Es una acusación de la cual no se conoce ganizado, todo está estructurado, todo converge hacia la
bien el origen, pero es ima acusación por parte del grupo so­ salvaguarda de la vida del niño. Pero incluso en estos ca­
cial en su conjunto. Esta actitud frente a la enfermedad sos, no se quiere consultar al médico. No tanto por sentir
puede ir muy lejos: “cuando un muchacho está enfermo se vergüenza frente a un personaje de otro mundo sino más
lo acusa de dejarse estar”, y si se hunde aún más profunda­ bien porque se teme que él descubra “un montón de cosas de
mente en lá enfermedad y el sufrimiento es porque así lo las cuáles imo prefiere no enterarse”. Si el médico detecta
desea y porque se resigna a la pasividad. La asociación en­ luego de su chequeo varias infecciones crónicas descono­
tre la enfermedad y la holgazanería es característica del cidas, entonces la moral se derrumba y como se dice en
medio y volveremos más adelante sobre su significación. esos lugares “cuando no se tiene buen ánimo, no se puede
- Un verdadero consenso social surge de esta manera, que curar”. Tal expresión puede encontrarse también en otra
apunta a condenar la enfennedad y al enfermo. Una pe­ parl^ que no sea el sub-proletariado. Sin embargo, nunca
queña diferencia subsiste al juzgar según sea un hombre o tiene un significado tan fuerte como aquí. Hay que com­
una m ujer: “Un hombre enfermo es realmente un hol­ prender esta expresión literalmente, palabra por palabra.
gazán”. Se toleraría sin embargo que una mujer esté enfer­ Curarse, en esa* región, es ante todo un asunto moral. La
ma, siempre y cuando no signifique inmediatamente la curáción no debe ser comprendida como la desaparición
ruptura del trabajo profesional. Pero una noción implícita del proceso patógeno. Curarse es solamente no seguir su­
surge sin falta para corregir esta aseveración. Cuando se friendo. Ya sea que el síntoma que nos invalida desapa­
es una mujer, ésta no se puede dar el hijo de estar enferma
rezca ò que sé llegue a domesticar el dolor, entonces sí nos
a causa de los hijos. Aquí, el trabajo de las mujeres no es ^ d e ín ó s considerar como curados. Ciertas fórm ulas “de
comparable a lo que podemos ehcontrar en otras.clases so­ carácter proverbial tienen todavía aquí una función'real
ciales, ni incluso en la clase obrera. Criar ocho o diez hijos qúe hemos olvidado para retener en lá mayoría de las ve­
en ese medio y en las condiciones materiales que han sido ces solamente sU carácter humorístico o poético. Es de este
mencionadas representa una carga de trabajo y de angus­ modo que “el dolor de muela, es el mal de amor”. Cuando
tia mucho más importante que en cualquier otra parte. Fi- ' uñó sé sien mal de salud dice: “Tengo problemas”. '
nalmente. no se.trata de evitar la érifermedád, se trátá ;de En este contexto, una estadía como internado en el hos­
;í®

íl

pital es lo que más se teme. Es el extremo que se busca evi­ no pueden abstenerse de los cuidados de su madre sino
tar a toda costa. Y esto se comprende si se piensa que la hos­ porque,^ como se dice en aquellas dudadéS;Vpára la mu-
pitalización es de alguna manera el fra ca so/el derrumba- 7 jefes ñó hay “interrupción del trabajo, no hay medicina del
miento de todo el sistema de contención de la enfermedad, ‘ ‘ trabajo”. Pero más características aún son las actitudes
de la vivencia del’ sufrimiento, es el punto de no-regresó frente al estado de embarazo. Uno de los caminos por los
que marca una brecha del sistema colectivo de defensa con­ ' cuáles se accede a estas localidades, es precisamente la fa­
tra la enfermedad. En un grado menor, consultar a un milia, cuando se tiene muchos hijos. Las fam ilias de ocho,
médico tampoco_ tiene sentido. Ir al cpnsultorio del médico diez, doce hijos son frecuentes en esa zona. Incapaces de
en la ciudad representa ya un cierto nùmero de dificultades hacer frente a los gastos de vivienda, alimento y vesti-
materiales: llevar consigo un hijo, de acuerdo, ¿pero qué míenta con un solo ingreso (ya que la mujer está entera­
hacer con los otros ocho o nueve durante ese tiempo? mente ocupada con los cuidados dé los niños), la familia,
J i Esta realidad es tan aterradora que en la práctica una mu­ muchas veces de origen obrero, queda librada a im proceso
je r a lo largo de los días, semanas, meses y años nunca se implacable de marginalización por el endeudamiento, te­
J ' aleja del lugar que ellos han “elegido como domicilio”. niendo como fin el círculo vicioso de la enfennedad, de los
■> Además, los médicos son mal vistos: “los doctores no nos gastos, etc... en su extremo. En este contexto, el embarazo
escuchan. Hay que ir rápido. Nos dá la impresión de que aparece también, en el sub-proletariado, como una ver­
no nos creen”. Pero el verdadero problema, frente a la güenza. Una mujer embarazada esconde su estado lo
práctica médica, es de hecho mucho más prosaico, es el del máximo posible frente a los otros. Cuando se sabe que una
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dinero. Toda consulta termina irremediablemente por una mujer espera familia, se dice de boca en boca: “Esta sólo
J receta o prescripción médica. Comprar los medicamentos, sirve para eso, para parir y hacer hijos”. Más allá del em­
significa adelantar fondos a veces importantes. O este di­ barazo en sí, se ve que es toda su vida sexual la que es ver­
J
nero no está disponible, o sí lo está, pero significa para toda gonzosa, escandalosa, reprimida, hasta prohibida. El em­
J la familia que habrá restricciones alimentarias hasta que barazo, origen de las condenas, fuente de vergüenza, está
llegue la hora del reembolso. A veces el acto médico acaba situado en el mismo nivel que la enfermedad.
J con la consulta. Adelantar el precio de una consulta puede Pero cuando los chicos están ahí, todos los esfuerzos se
ser posible, pero no el del medicamento. Esto conduce a orientan para asegurar su crecimiento. Más que en cual­
prácticas médicas “salvajes”. La mayoría de las veces se quier otro medio, los hijos son el eje de la vida de la madre.
utilizan los medicamentos que han sido anteriormente “A partir de cierta edad, luego de haber sacado a los hijos de
ji proscriptos a otro niño. Se administra el medicamento con las dificultades, luego de haber trabajado la vida entera
sentido comiin y con la cuota de incertidumbre que se puede para ellos, ¿para qué ocuparse de sí misma? Cuando esta
J imaginar. Es a veces con una vecina con quien hay una re­ misión social fundamental reservada a las mujeres se ha
lación privilegiada que se decide qué tratamiento admi­ cumplido, es decir cuando ya alcanzaron los 40 ó 50 años,
nistrar a un hijo. no hay ninguna otra razón para seguir viviendo. Mientras
J Un lugar aparte debe estar dedicado a la discusión so- que era necesario cuidarse cuando se tenían hijos para
Jbre las mujeres, sobre la vida sexual y sobre los hijos. Diji- mantener, ¿cómo justificar cuidados o tratamientos cuan­
mos que en esa zona sería más propicio hablar sobre las en­ do se ha alcanzado la edad de la “jubilación” del trabajo
fermedades que afectan a las mujeres antesiqué^de las que doméstico? Muchas veces cuando los niños crecieron y ya
^ alcanzan a los hombres. Para estos últimos, la enfermedad son grandes, ton sólo algunos meses bastan para llevar a
■equivale al cese de la actividad profesional, es decir a la la madre a una enfermedad fatal. “Una ya no sirve más y
J holgazanería. Pero* a la mujer, la enfermedad no la autori- se deja llevar”. “Hay un momento en que una ya no tiene
,za a interrumpir sus tareas. No solamente porque los hijos ganas de curarse”.
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do es aquel de la enfermedad o del accidente. Un obrero que r .)


/ L a iripnifiyfin ííft Ifl v e r g ü e n z a ; de estas actitudes y de fue hasta entonces eficaz en su trabajo sufre de una enfer­
estosi comportamientos frente a la enfermedad se pueden medad crónica invalidante o de las secuelas de un acci­
extraer dos características: la primera concierne al cuer- dente de trabajo. Las compensaciones materiales, el por­
\ po.'Ya sea que se trate de sexualidad, de embarazo o de en- centaje de invalidez asignado ya no bastan para asegurar
i \ferm edad, todo debe estar cubierto por el silencio. El cuerpo la supervivencia de la familia. Comienza entonces el ine­
'i sólo se puede aceptar en el silencio “de los órganos|^ i S o .fil _ vitable proceso que conduce al sub-proletariado. Para la
cuerpo"(^e trabaja, el cuerpo~prBducTivó dél bomb el cuer- mujer, por el contrario, son los embarazos y las enfeñne-
'^poTcoñya'gTadcT ártra b ajo de la mujer son aceptados; son dades que dificultan el trabajo colosal de la educación de
\ tanto'más aceptados cuando no es necesario hablar de ellos. . los hijos y de las tareas hogareñas. Que se trate de los hom­
' La actitud frente al dolor es, desde ese punto de \Tsta, ejem­ bres o de las mujeres, todo estado anormal del cuerpo con­
plar. ¿El cuerpo? No hay ni palabra ni lenguaje para ha­ duce infamablemente al problema del trabajo o del empleó.
blar de él dentro del sub-proletariado. No se sabe lo que es Vemos que el trabajo atraviesa profundamente la vivenciá
estar bien en su cuerpo, estar bien de salud. “No se conoce de la enfermedad: enfermedades del trabajo, a tal punto
f su cuerpo, por lo tanto, para hablar de él, es necesario que que la falta de trabajo se convierte en sí en un sinónimo de
Vhaya un dolor”. Cuando este dolor llega al límite de lo inso- enfermedad: “Cuando se le dice a una persona que ya es
'portable o no posibilita el trabajo, entonces, sólo en tales • muy viejo para trabajar o que no es más capaz de continuar
ocasiones, se decide consultar al médico pero, “vaya la trabajando, es como si estuviera enfermo”.
mala suerte, cuando llegamos al consultorio ya no tenemos /j,(• ¡Enfermedad y trabajo! Esta pareja indisolublemente
más dolor”. Y esto está directamente relacionado con lo que /ligada contiene en sí un contenido específico: la ideología
decíamos más arriba del miedo a que el médico descubra de la vergüenza eri^da por el sub-proletariado no apunta a .
efectivamente algo. Pero también es una auto-acusación. I la enfermedad en sí misma, sino a la enfermedad en tanto
La vergüenza aparece evidenciada en afirmaciones que ella impida el trabajo. En efecto, no encontramos nun­
tales como: “Si no hay más dolor es que decimos pavadas”. ca en el discurso del sub-proletariado una angustia es­
^ Como.primer análisis podemos considerar que la vergüen- pecífica que se refiera a la salud, la enfermedad o la muer-
f za instaurada aquí como un sistema constituye una ver- te. La_enfermedad es vivida como un fenómeno totalmente ’
[ d á íera ideología ela E or^ a colectivamente, una ideología ®^t®^°^c^®sÜTfedo 'dér destino y que está relacionada con
defensiva contra una" ansiedad precisa, la de estar enfermo uná intervención' exterior: como el médico, el hospital.”
o más exactamente de estar en un cuerpo fuera de su estado. Cuando él lucha contra el dolor, cuando trata de negar su
La segunda característica de estos comportamientos sufrimiento, el hombre del sub-proletariado no pretende
frehte"ála enfermedad se refiere a la relación existente en- tener una actitud terapéutica frente al proceso patógeno. El
“^ t r e enfermedad y trabajo. Para el honíbre7eñ~lá“ ídé^b^'á sabe que sólo trata de hacerlo callar. Curar es el negocio o
/ _ de la vergüenza, la enfermedad corre.sponde siempre a la _^el trabajó del médico o del especialista. La angustia contra,
" '7 interrupción del trabajo. El conjunto de esta población su- '~ la cual está erig id ^ la ideología de la vergíléñza no es ía '
/ fre del sub-empleo que es particularmente crítico en un . de la enfermedad, ni de la^muerte; la an-
período de crisis económica. Pero incluso fuera de esta si- g^'stia que se observa es, a través de la enfermedad, el ago­
/ tuación que agranda la importancia numérica de los habi- tamiento del cuerpo en tanto que fuerza capaz de producir
• tantes de dicha zona, siempre existe un grupo de mano de trabajo^ Esta observación es importante en la m edida'eli
obra sub-empleada y marginalizada. Dijimos que una de . que élla^es prácticamente.específica del sub-proletariado y..
las fuentes dé ingreso en la zona es una familia muy nu- que no la encorvEramos en ninguna de las demás clases so-
merosa. Él btfó inécániSmo más frecuentemente encontra- , ciales, ni incluso en el proletariado. Cuando las condi-"
dones de supervivencia son tan precarias como aquellas -i», sub-alÍ7]nentación o sustitución agravando la evolución de
%> que observamos en el sub-proletariado o en las poblaciones uhá'éhferm edád concürrrente. Es dé notar’ al 'Hspectó la
de los países sub-desarrollados, no hay lugar para la ansie­ frecuencia de las muertes precoces de los individuos
iii) jó v e n e s ^ entre 35 y 50 años'^. Confrontados indi-
dad frente a la enfermedad como tal (lo que no significa
que una tal ansiedad no exista). Ella está probablemente vidúáTménté al peligro concreto de no poder sobrevivir plor
oculta por la cuestión relativa a la supervivencia, siguien­ razones materiales, pocos sujetos resisten. El esfuerzo ma­
do lo que se ha descripto a propósito del siglo XIX y de la his­ terial y económico desplegado por las familias del sub-
toria de la relación salud-trabajo antes de la guerra de proletariado para sobrevivir sería incomprensible si no es­
tuviera sostenido y basado en un sistema mental muy
1914.
sólido. Este sistema funciona ya que está elaborado y ali-'
F u n ció n de la id e o lo g ía d efen siv a : nos queda por mentado colectivamente. Tal es la positividad de la ideo­
\ logía de la vergüenza.
„.ri^entender, más allá de la finalidad de este sistema defensi-
- vo, cómo funciona, para qué surge, en qué consiste su posi­ Nos queda por contemplar su costo. El silencio que ro­
tividad, y eventualmente evaluar su costo social. Más allá dea los problemas de salud, de enfermedad, de vida sexual,
% de embarazo y de medicina conducen a esta población a a-
de la enfermedad, ya lo hemos visto, ja _ideologia_de_l.a
vergüenza consiste en mantener alejado el riesgo de un gravar aún más los efectos del sub-equipamiento médico-
^agotamiento del cuerpo que lo aleje del trabajo y como con­ sanitario. Hacer callar la enfermedad y el sufrimiento
\ conduce de manera coherente a rechazar los cuidados, a
secuencia de la miseria, de la sub-alimentación o de. la
muerte. Podemos preguntarnos que pasaría en el caso de evitar las consultas médicas, a tem er las hospitaliza­
/■' que esta ideología defensiva fracasara. La ansiedad rela­ ciones. Es de esta manera que muchas personas del sub-
V tiva a la supervivencia, de colectiva, pasaría a convertirse proletariado se podrían beneficiar con protecciones socia­
en problema individual. Esta situadón no es solamente im les tales como visitas gratuitas y asistencias médicas tam­
„estudio de caso puramente teórico. Vemos a veces fracasos bién gratuitas. No es tanto por ignorancia que los hombres
> V /í¡ ^aislados de la ideología de la vergüenza. Aparecen enton- del sub-proletariado no se benefician con estas medidas.
\í|’ces comportamientos individuales específicos; la principal.^ La presencia de trabajadores sociales sería susceptible de
■/jt salida frente a la ansiedad concreta de la muerte es e l^ c g ^ " paliar esta dificultad. Pero de la experiencia misma de;^s-
' , • holismd| que alcanza a un cierto número de individuos. tos trabajadores sociales, surge el conocimiento de úna
Pero el alcoholismo nunca reviste la forma colectiva, ni la verdadera resistencia de la gente del sub-proletariado en
“epidémica”. El alcoholism o es una fuga._.i.ndividual y hacer los trámites necesarios. Podríamos en tal situación
gravemente condenada por el grupo social. El alcohohsmo, acusar al sub-proletariado de complacencia respecto al su­
en esta situación, corresponde a una proyección hacia ade­ frimiento y la miseria. Y eso no es nada si tenemos ea.
% cuenta la coherencia necesaria de la ideología de la ver--
lante, hacia un desgaste físico m ás'rápido y un destino
mental y somático particularmente grave a causa de la güenza: distanciarse de la enfermedad, la miseria y el
%
rápida utilización del dinero que ya no perm itirá más ^ hambre, es también distanciarse de todo lo que directa o in-
% , - asegurar una alimentación adecuada. La,,s,egij,nda salida .-w directemente puede hacerlos recordar. También el estudio \ ,
de toda medida médico-sanitaria o de higiene, reactiva ,
% I / / está representada por la emergenciá ide á ctbsldC -yi^ e^ ia
una ansiedad fundamental más elevada de lo que podría j
¡ ; i“antisociar, la mayoría de las veces desesperados e indi-
% ser susceptible de calmarla. -—<¿1
^ ^ viJüiales. La tercera saHda es li^-_l,o.curaL*^°^ ^ d a s las for-
r — — A partir del ejemplo del sub-proletariado podemos pro-
% t/ mas de descompensaciones psicóticas, cáracteriales y de­
^ poner algunas características de lo que es una ideología
gresivas. Finalmente, al no poder hacer uso de esta^'^^
I defensiva. En primer lugar la ideología defensiva fun-
“puertas de salida” , el riesgo es la jmuert^ Mortalidad
I

©
cional tiene corno obiefaa-XLrincipal en m a sc^ a r, contener de una gran importancia clínica en la medida en que es a
\'O cu lta r una ansiedad particularmente_giavg- partir de ella que podemos comprender por qué un indivi­
i lugarj es al m ve^de la ideolo^'a defensiva, partiendo de duo aislado de su grup^ social se encuentra brutalmente
./
' I Qué~ésta~es ún xnecanisroò~de défeñsá elaborado por un_gTUv__ desprovisto frente a la r^ lid a d a la cual se halla confron­
pp_so,cial-particular, que debenms buscar una especificid ^ . tado. La participación en la ideología defensiva colectiva
Encontraremos tales ideologías^efensivas al tratar la si­ exige acallar los mecanismos de defensa que únicamente ,
tuación de los trabajadores de la construcción. Esta vez los justifican su existencia frente a conflictos de orden men­
caracteres específicos tendrán que estar relacionados con tal, los cuales sólo pueden aparecer cuando está asegurado
la naturaleza de la organización del trabajo. En el caso del un mínimo control de la realidad peligrosa.
sub-proletariado no puede tratarse del problema de la orga­ Veremos que todas estas características de la ideología
nización del trabajo en tanto que tal, sino más bien del pro­ de la vergüenza pueden reaparecer en las ideologías defen­
blema del sub-empleo y del desempleo.'^a especifidad de la sivas profesionales, ya sea que se trate de trabajadores de
ideología defensiva de la vergüenza es^por una parte, re­ la construcción como de operadores de las industrias de
sultado de la naturaleza de la ansiedad a contener y, por proceso.
otra, de la población que participa en su elaboraciónTfEn
ijejgerJiogar, lo que caracteriza una ideolop'a defensiva, es . 2, L os m eca n ism os de d e fe n sa in d iv id u a le s c o n tr a la
que está dirigida, no contra una angustia resultante de © rga n iza ción del tra b a jo : e l e je m p lo d el tr a b a jo r e ­
coñflictói~mtfa-psíquicos de naturaleza mental, sino que p e t i t iv o .
está destinada^ftduchar co n J ra _ u n _ p e iig ro _ y _ jy i^ ^
reales. Éñ cuarto Íug¿r, Ía"i_deojpgía defensiva,.pataj5fit..p-} Es una situación completamente diferente la que enca­
,o\ raremos ahora: eLtrabajo_repetitivo, ya sea que se trate de
pp.ratiyaTHéSi^tener ta participación de todos los interesa-
dos. Aqüérqué” ñlTcoñfrib^^ o que no comparte el contenido trabajo en cadena, de trabajó’pór piezas, de ciertos trabajos
de la ideología defensiva es tai de o temprano excluido. En informatizados de oficina, en las compañías de seguros o
el caso de la construcción, se lo deja fuera de la obra; en el en los bancos. Trabajo taylorizado, cuya organización es
caso del sub-proletariado, es el aislamiento progresivo que tan rígida que domina no solamente la vida durante las
lo conduce a la muerte por interiaedio de las enfermedades horas de trabajo, sino que también invade, como lo vere­
físicas o mentales. En_quJntoJ^ar, una ideología defensi­ mos más adelante, el tiempo libre.
") va, para ser fun(;ional75ebe estar d otada de-Una,,ciertacphe-.C^ Para introducir el punto de vista de la psicopatología
rencia. lQ_que_aup,one hacer adaptaciones relativamentev- en este campo, no podemos evitar volver a analizar ciertos
"rígidás con la realidad con el riesgo de que aparezcan con­ aspectos de la Organización Científica del Trabajo conce­
secuencias más o menos graves en el plano práctico y con­ bida por Taylor®®.
creto. (Resistencia a la protección médico-sanitarias, re- El objetivo de este sistema, lo adivinamos si es que ya
) chazo a la contracepción.) Veremos a propósito de la cons- no lo sabemos, es el aumento de la productividad. Taylor,
/ trucción que el costo de elaboración del funcionamiento de que había hecho durante sus estudios un aprendizaje de
la ideología defensiva profesional es igualmente impor­ \ obrero, formulaba contra los obreros el reproche de “holga-
tante (resistencia frente a las campañas de seguridad). ^ ' zanería” (op. cit, pag. 230). La “holgazanería en el taller”,
'1sexto lugar, la ideología defensiva tiei^_siempre,.un_cax49L ; no eran tanto los momentos de descanso que se intercala-
j'tgT'vitair^fundamental, necesario. Siendo tan inevitable : ban en el trabajo, sino más bien los instantes durante los
í/’có m ó T a ^ e a líd a d ^ is m a , la ideología defensiva se torna cuales los obreros, pensaba, trabajaban a un ritmo menor
obligatoria. Ella reemplaza los mecanismos de defensa in- del que habrían podido, o habrían debido adoptar.
dividuales y los pone fuera de combate. Esta observación es La holgazanería fue denunciada de este modo como
pérdida de tiempo, de producción y de dinero. Lo que Taylor ha llamado poco la atención. Desposeimiento del saber,
condena, aquel “vicio” de la clase obrera, quizás sea otra claro está, pero también desposeimiento de la libertad de
cosa totalmente distinta. Intentarffflos demostrar que mas intervención, puesto que esta diversidad es testigo, en rea­
allá de una simple reducción d e là producción, este tiempo,
J aparentemente muerto, es en realidad ima etapa de trabajo
lidad,^.dfejaoriginalidad de cada obrero frente a su tarea,
ih a lid ^ ^ u e no debería solamente contentarse en re-
iA en el curso de la cual se ponen en juego operaciones de regu­ I conocerse como calidad estética o valor moral. Se tratx mu­
lación de la pareja hombre-trabajo, destinados a asegurar cho más de una inventiva o actividad fundamental que
/! la continuación de la tarea y la protección de la vida men­ autoriza a cada obrero a adaptar intuitivamente la orga-
tal del trabajador. ■'nización de su trabajo a las necesidades de su organismo y
\} También el destino de Taylor se identifica con la reduc­ /CS^sTápíitúdes fisiológicas. La, O.C.T. no se limita a'una
ción, en el sentido radical, ortopédico diríamos, de la hol­ “ desapropiación del saber. Anula la libertad de organiza­
gazanería obrera. ción, de reorganización o de adaptación del trabajo. Adap­
y El principal obstáculo que encuentra en su proyecto, es la tación espontánea del trabajo al hombre que no esperó a los
ventaja indiscutible del obrero-artesano sobre el empleador especialistas para inscribirse en la trádición obrera.
J en la discusión de los tiempos y de los ritmos de trabajo. El Adaptación, de la cual percibimos fácilmente que exige
J conocimiento de la tarea y del modo operatorio se encuentra una actividad intelectual y cognitiva que será prohibida
en el campo del obrero y está cruelmente ausente en la ar­ por el trabajo taylorizado.
gumentación del ingeniero. Pero más grave aún es la dimensión psicológica y psi-^
J Experiencia profesional y saber-productivo técnico son co-económica de esta libertad de organización -reorgani­
aún complejos en una época en que el obrero sigue siendo zación- modulación del modo operatorio. Volveremos con
en la mayoría de los casos un artesano calificado. más detalles sobre este problema (en el capitulo II-2), ya
El SABER obrero se destaca entonces en la lucha como SE­ que involucra, como lo veremos, la integridad del aparato
CRETO guardado colectivamente por la corporación obre- psíquico y, más allá, la salud del cuerpo por el juego del
ra62 SABER-SECRETO-CLAVE de la relación de fuerzas, del proceso de “somatización”.
que Taylor se va a apropiar. El emprende el análisis sis­ La estrategia de Taylor no podía detenerse en la desig­
'
temático de los modos operatorios en uso (op. cit., pág. 80). nación del “modo operatorio científicamente establecido”.
J No se detiene en la insólita diversidad de' estos modos oper­ Faltaba todavía ponerlo en práctica, lo que evideniemente
ativos sino para condenar a los más lentos, sin pregun­ no es una tacea fácil. La pregunta era entonces: ¿como ve­
J tarse sobre las razones de esta variabilidad atribuida rificar el respeto del modo operatorio y su ejecución en los
^■' implícitamente a la tontería o a la mala voluntad de los tiempos establecidos? En otras palabras, ¿de qué jerarquía,
menos rápidos, (op. cit., pag. 82) ¿Error o ceguera inten­ de qué control, de qué mando debía dotarse a la nueva orga­
J cional? nización del trabajo? Taylor imaginó entonces un medio
Una vez seleccionados los diferentes modos operato­ de controlar cada gesto, cada secuencia, cada movimiento
rios, Taylor elige el más rápido y en base a ese criterio lo en su forma y su ritmo dividiendo el mo^o operatorio com­
J declara “modo operatorio científicamente establecido” que plejo en gestos elementales más fáciles de controlar por
trata de ahora en más de imponer a todos los obreros sin imidades que en su conjunto. Hasta sistematizó este méto­
J
distinción de altura, edad, sexo o de estructura mental. do y lo declaró como si fuera vm principio: varios gestos no
J — Se insistió con mucha razón sobre el desposeimiento debían más ser ejecutados por un sólo obrero sin que en el
del conocimiento colectivo®^ por la organización científica medio de cada vino de ellos no se interponga una interven­
J del trabajo. La diversidad de modos operatorios, en cambio, ción de la dirección (op. cit., pág 80). Aqvií encuentra un
J papel el personal de supervisión. División técnica máxima
J
J
del trabajo y rigidez intangible de la organización del tra­
bajo aparecen entonces como las dos características funda-
; mentales del nuevo sistema. * La rigidez de la organización del trabajo, las restric­
X Desde el punto de vista psicopatológicu, la O.C.T. (Or- ciones de tiempo, las cadencias, los ambientes de trabajo,
/ ganíiación Científica del Trabajo) se traduce por una el estilo de la dirección, el control, el anonimato de las re­
triple división: división del modo operatorio; división del laciones de trabajo, la intercam biabilidad de los obre­
organismo en órganos ejecutores y órganos de concepción ros..., todo parece rigurosamente conipartido por los nu­
intelectual; y finalniente división de I05 hombres, separa­ merosos trabajadores afectados a la misma cadena, en el
dos por la nueva jerarquía considerablemente agrandada mismo taller. La repetitividad de los gestos, la monotonía
de los capataces, jefes de equipo, reguladores, cronometris­ ■de la tarea, la robotización, no perdonan a ningún obrero
tas, etc. El hombre en situación de trabajo, el artesano, de­ de base. La aparente uniformización de las exigencias de
sapareció para dar nacimiento a un aborto: un cuerpo ins- trabajo parece indicar la dirección que debería tomar la ob­
trumentalizado — obrero-masa^®— desposeído de su capaci­ servación psicopatológica: privilegiar lo que hay de común
dad intelectual y de su aparato mental. Cada obrero, y de colectivo en la vivencia antes que detenerse sobre lo
además, es aislado de los otros. Pero, a veces, es peor aún que separa a los individuos.
ya que el sistema puede hacerlo enfrentar a los otros. Su­ Una tal opción parece, adem ás, coherente con el
perado por las cadencias, el obrero que no lleva el ritmo análisis sociológico y político. Al tomar vm estudio de este
perturba las tareas de aquellos que intervienen después de tipo, la Psicopatología del Trabajo corre el riesgo de volver
él en la cadena de los gestos productivos. a caer erTla interpretación sociopolítica de la vivencia
^ Al fin de cuentas, el trabajo taylorizado engendra entre psíquica que atribuye únicamente a las condiciones mate­
/ los individuos una má^r^ cantidad de división que de pun- riales y económicas las causas del sufrimiento, y reduce el
f tos de encuentro. Si comparten colectivamente las expe­ dolor a un simple reflejo de la lucha de clases. Esta es una
riencias del taller, el ruido, las cadencias y la disciplina, gran trampa teórica, que probablemente bloqueó toda ela-
sin embargo en esta nueva estructura de organización de “ bóráción sobre lo vivido por el obrero taylorizado.
trabajo lo que capibia es que lo hacen confrontados, uno a Nos parece, por el contrario, que la individualización,
uno, individualmente y en la soledad, a las exigencias de incluso si es ante todo uniformizante porque borra las ini- “
la productividad. ciativas espontáneas, porque rompe las responsabilidades
Esta es, en definitiva, la paradoja del sisterna que elimina y el saber, porque aniquila las defensas colectivas, desem­
las diferencias, crea el anonimato y la intercamblabilidad boca paradojalmente en una diferenciación del sufrimiento
mientras que individualiza los hombres frente al sufrimiento. dé un trabajador respecto de otro. Por el hecho de la parcela-
Frente al trabajo por piezas, al chantaje de las primas ción de lo colectivo obrero, el sufrimiento que engen-dra la
e incentivos en dinero, a las aceleraciones de las caden­ organización del trabajo, llama a respuestas defensivas
cias, el obrero se encuentra desesperadamente solo. A él le fuertemente personalizadas. Ya no hay más lugar pfura las
cabe encontrar la ayuda, la “vuelta” qué le permitirá ganar defensas colectivas.
algunas decenas de segundos en el ciclo operatorio. La an­
siedad, el aburrimiento frente a la tarea, tendrá que asu­ !L®8 residuos de las defensas colectivas
mirlos primero individualmente, incluso si es en medio de
un verdadero hormiguero ya que las comunicaciones están En el caso del trabajo de carácter colectivo (construc­
excluidas, hasta prohibidas. En el trabajo taylorizado no ción, trabajos públicos) se trata de tareas de gran enverga:_
existe más una tarea común, ni una obra colectiva, como es diu-a que exigen varios días o hasta varias semanas o v a -.
el caso en la construcción o en la pesca en alta mar, por rioa años para su realización. El trabajo en equipo, la par­
ejem plo.
44
ticipación en un grupo de operaciones cuyo sentido es com­ ficacia real en efecto contiene tal levantamiento en cadt
prendido por el conjunto de loa obreros, hacen posible ja na? En cambio el juego, si es apreciado como tal, obtien
puesta en marcha de defensas colectivas;_Aquí, en el caso sus virtudes sin dudas de su carácter sim bólico : deseifia
, déTtfabliio taylorizado. nada es parecido. La división del las cadencias, dominar el tiempo, ser más fuerte que la oi
trabajo desemboca —y los obreros no cesan de manifestar­ ganización del trabajo. Veremos que la realidad de lo
» lo— , en algo que no tiene sentido: los trabajadores, en su riesgos en el trabajo taylorizado no son debidos tanto a la:
gran mayoría, ignoran el sentida del tra B a jo ^ ^ destino de, cadencias mismas sino más bien a las tensiones que e s t
!
su tarea. El sin-sentido de la tarea individual y el desco­ organización del trabajo hace padecer al funcionamient<
\ nocimiento del sentido de la tarea colectiva sólo toman, su m ental.
verdadera dimensión psicológica en la división y la sepa­ Sería mal visto subestimar el beneficio mental de ima
ración de los hombres. En ciertos momentos privilegiados operación de carácter simbólico. Pero no podemos tampoco
^.veremos resurgjr a veces los trazos de defensas colectivas. esconder su modèsto valor funcional y su mezquina di­
Es de esta manera que en el L'Etabli es descripto im gru­ mensión frente a la inmensidad del sufrimiento. Y tampo­
V po de obreros yugoslavos de la cadena en las fábricas Ci­ co estamos autorizados a admitir que estos mecanismos
I troën. De a tres, unidos por su común nacionalidad, esta­ bastan a la lucha contra la angustia y el dolor moral. Hay
blecen entre ellos un sistema de convivencia y solidari­ que admitir entonces, evidentemente, qúe es sobre todo in­
\ dad. Gracias a la puesta en marcha de tácticas operatorias dividualmente que cada obrero debe defenderse de los pe­
\ espontáneas, alcanzan a ganar algunos minutos sobre el nosos efectos de la organización del trabajo.
ritmo impuesto por la organización del trabajo. De ese gru­
\ po, uno de los tres puede entonces quitar la cadena y fumar
ostensiblemente un cigarrillo mientras que el conjunto de E l o b re ro -m o n o d e T a y lo r
\
los otros trabajadores continúa indefinidamente repitiendo
\ los mism os gestos. Estos pocos minutos arrancados al Una vez lograda la desapropiación del saber productivo,
tiempo y al ritmo de la cadena, son gozados colectivamen­ una vez desmantelada la colectividad obrera, una vez rota
\ la libre adaptación de la organización del trabajo a las ne­
te. Este momento, como lo describe Linhart, es vivido con
\ una inmensa alegría, como una especie de victoria colecti­ cesidades del organismo, una vez que se ha concretado el
va sobre la rigidez y la violencia de la coacción de la orga­ poder supremo de la supervisión, sólo quedan entonces
I nización del trabajo. En otros casos asistimos a una “mar­ cuerpos aislados y dóciles desprovistos de toda iniciativa.
cha hacia arriba colectiva” de los obreros de la cadena de El último elemento del sistema puede entonces ponerse a
I funcionar sin obstáculos: hay que adiestrar, entrenar, con­
tal manera que dos o tres obreros, al final de la cadena, lle­
I gan a abandonar sus puestos durante algunos minutos, uti­ dicionar esa fuerza potencial que ya no tiene nada de hu­
lizándolos para golpear un cartón. En este caso es el con­ mana. Es lo que Taylor mismo anuncia como “la multi­
I junto de los trabajadores el que participa eíi el hecho. plicación de las relaciones obrero-empleador, se da junto
I ¿Podemos entonces realmente hablar de defensa colectiva? con una simplicidad para concebir el hombre en el traba­
% Sí, si lo que es colectivamente desafiado en este comporta-
niiento es efectivamente el tiempo, el ritmo, las cadencias,
jo ”: el hombre-mono de Taylor ha nacido (Taylor, pág.
100). Conocemos por otra parte la famosa respuesta de Tay­
» y la organización del trabajo. No, en la medida en que sólo lor a la Corte Supremá de los Estados-Unidos cuando tuvo
por algunos momentos se toma a cargo colectivamente el que dar cuenta de su sistema frente a los jueces, sistema
I» sufrimiento. Su eficacia es por lo demás muy limitada. juzgado inhumano en esa época. Y para justificar sus in­
Limitada frente a lo que caracterizamos más arriba (con novaciones, Taylor compara él mismo al nuev^o obrero con
respecto al sub-proletariado) como un pehgro real. ¿Qué e­ el chimpacé. como pieza de convicción para obtener la
»

1^
»
)

;
;

;
adhesión del jurado (Taylor, 96 pág.lOO). decía a lp en sa m iento, siendo éste dirigido por él aparato
“jyi idea de entrenar los obreros uno Ira^sjotro J^^ ■> psíquico, lugar'del ?e se o y d eV placer, de la imaginación y .
conducci^irde^un profesor competente, para ejecutar su tra- de los afectos* . El sistema Taylor actúa de alguna manera
bajo siguiendo nuevos métedos hasta que los apliquen de. por sustracción del nivel intermedio, del lugar de la activi­
una manera continua x, habitual, una manera científica de dad cognitiva eTnteíectual.
trabajar (método que ha sido concebido por otro), esta idea, Podríamos dar de este imagen una representación espa­
digo, es directam ente contraria a la vieja idea según la cial: el primer piso y la basé de la torre Eiffel serían el
cual cada: obrero és la persona más calificada para deter­ cuerpo. El segundo piso sería el sitio para la actividad in­
minar su modo personal de ejecución del trabajo” .-- telectual. El último piso junto a su transmisor de televisión
Taylor se equivocaba. Lo que parece verdadero desde^'. sería el aparato psíquico, que da a la construcción su cohe­
un punto de vista de la productividad es falso mirándolo i rencia y su finalidad. Imaginemos lo que pasaría si re­
desde la economía del cuerpo, puesto que el obrero es efec­ pentinamente sacáramos el segundo piso. ¡El desastre ar­
tivamente eV mejor ubicado para saber lo que es compatible quitectural sería acompañado por una alteración signi­
con su,salud. Incluso si su modo operatorio no eS: siempre el ficativa de la calidad de las transmisiones televisivas! Es
más eficaz desde el punto de vista del rendimiento en g e - / precisamente lo que debe ser estudiado por la Psicopato­
neral, el estudio del trabajo artesanal muestra que por re­ logía del Trabajo: ¿que será de la vida psíquica del traba­
gla general el obrero llega a encontrar el m ejor rendi­ jador desposeído de su'actividad intelectual por la organi­
miento del que es capaz respetando al mismo tiem po su zación científica del trabajo?
equilibrio fisiológico y que, de este manera, no tiene en r' De la confrontación entre un individuo, dotado de una
cuente solamente lo actual, sino tembién el futuro. \ historia personalizada, y la organización del trabajo, por-
Si nos inclinam os sobre las consecuencias de la \ tádora de una orden terminante y despersonalízante , sur-
O.C.T. para el aparato mentel, constatemos que aparecen I gen una vivencia y un sufrimiento que podemos intentar
en él funcionamiento físico desórdenes que fueron ignora- í sacar a la luz.
,dos por el creador del sistema. Quizás no hemos terminado de debatir lo que pasa en
la cabeza de un obrero que trabaja por piezas, o de un perfo-
verificador o un “data entry” de la informática.
L os e fe c to s d e l t r á b a jo r e p e titiv o s o b re la a c t iv i­ S in os referimos a ciertás concepciones patronales, no
dad p s íq u ic a hay duda alguna sobre la existencia de una actividad men­
tal que acompaña al trabajo repetitivo. Según ciertos au­
Entre la organización del trabajo y el aparatxi mental tores^®® incluso los sueños y la imaginación a los cuales se
desapareció el amortiguador que constituía hasta entonces libra el obrero son nefastos para lá producción y con­
la responsabilidad de concebir y de realizar la terea en vendría ponerles fin por un medio que queda por determi­
función del saber-productivo, es decir la actividad intelec­ nar; No solamente el espíritu dejado a la deriva distrae al
tual emprendida por él obrero-artesano en su trabajo.
En efecto, en el.obrero-arte^no pre-teylorista. todo pa­
saba como si el trabajo,físico, es decir la actividad motrizT" Es necesario para seguir con la lectura de la obra diferenciar
estuviera regulada, m odulada, distribuida y equilibrada claraménte actividad intelectual y vida psíquica (o mental). Un ra­
en función de las aptitudes y de la fatiga del trabajador, por zonamiento matemático es diferente de un fantasma. La clínica psi-
intermedio de la programación intelectual espontánea del muestra que hay casos en donde la actividad intelectual
traba|o./En esta c^^ jerarquizada, e] cu erpo ohe- -puede ■désarrollarse independientemente de toda actividad fan­
tasmática.
T

> ) :

' obrero de su tarea, peligrando alterar calidad ^ cantidad de en el caso presénte, el poder de relajación; de diStérísión y
trabajo, sino que la imaginación liberadauï.àlinïenta ilu­ de alivio que posee a veces la visión fantasmática.
siones no razonables. Otros autores han propuesto introdu­ La segunda condición está referida a la organización
cir en el taller una música basada en percusiones rítmicas del trabajo. En La N uit des Machines , el trabajo 5es
. que, haciendo recordar obstinadamente la cadencia, evi­ monótono (consiste siempre en reparar los hilos rotos del
tarían los sueños incongruentes. telar). Pero el gesto repetido no es regularmente rítmico,
Los especialistas del hombre en el trabajo están dividi­ como en el trabajo por piezas. Existen algunos momentos
dos al respecto. ¿Las tareas repetitivas dejan un lugar para ocupados en la vigilancia hecha sin restricciones directas
los recuerdos-de la víspera o del fm de semana?^°^ Si algu­ de tiempo. Por consiguiente, la evasión fantasmática es de
nos son muy afirmativos sobre la respuesta, otros, funda­ hecho a veces posible. En Le Salaire aux Pieces , por el con­
mentándose en declaraciones de los obreros, pretenden por trario, como está completamente orientado hacia la perfor­
el contrario que la organización científica del trabajo no mance psicomotriz, el espíritu nunca está libre, y no hay
> ■ autoriza ninguna evasión mental. escapatoria fantasmática posible.
En lugar de adoptar una posición clara al respecto, ¿no Volveremos posteriormente sobre este punto que nos pa­
estaría permitido admitir que las dos situaciones son posi­ rece fundamental: hasta los sujetos dotados de una sólida es­
bles? tructura psíquica pueden ser víctimas de una parálisis mental
Esto pasa por ejemplo si nos referimos a dos libros- inducida por la organización del trabajo. Esta eventualidad
testimonios de la condición obrera: Le salaire aux pieces es peligrosa en el plano de la salud como lo mostraremos
(El salario por piezas)®^'^^ y La nuií des machines (La noche más adelante (ver capítulo V).
de las máquinas)^. Para Haraszti parece evidente que el Al revés, vuia organización del trabajo del tipo de la pre­
espíritu es totalmente absorbido por la dificultad en reali­ sentada en La N u it des M achines no im plica au­
zar la cantidad exigida para alcanzar el salario y las pri­ tomáticamente que todos los obreros se defiendan indivi­
mas. En la obríi de Boyadjian, por el contrario, la evasión dualmente tíin bien como el autor. Ciertos trabajadores en­
fantasmática domina su libro y su vivencia. La obrera co­ frentan la monotonía de la tarea con posiblidades defensi­
locada en el puesto de trab^’o de los asientos del Citroën 2 vas individuales mucho menos eficaces (defensas compor-
CV descripta por Linhart“ parece funcionar como un tarneritales) y su sufrimiento es notoriamente agravado.
autómata deshumanizado. Muchos casos personales mues- Veremos las consecuencias de este sufHmientó en el estado
, tran que ciertos trabajadores, roidos por problemas perso­ de salud de estos trabajadores.
nales, familiares y materiales, se libran brutalmente a
una cadencia continua para olvidar esas dificultades du­ L a u tiliza ció n d e l tiem p o fu e ra d el tra b a jo
rante el tiempo de trabajo. Al revés, otros sobreviven al tra­
bajo repetitivo sólo gracias a la autonomía mental que lo­ ■ Compensación aparentemente natural de los peijuicios
gran conservar, incluso en la fábrica. del trabajo taylorizado, el tiempo fuera del trabajo no apor­
Al ver esto más de cerca se constata que el uso de la ta todas las ventajas que se podría esperar.
válvula fantasmática está sometido a dos condiciones: la Si tenemos en cuenta el costo financiero de las activi­
primera es de orden individual: la posibilidad de fanta­ dades en el tiempo libre (deportes, cultura, formación pro­
sear no está dada a todos los sujetos de manera idéntica y el fesional) y el tiempo absorbido por las actividades que no se
valor funcional de la visión fantasmática es desigual de pueden comprimir (tareas hogareñas, desplazamientos),
una persona a la otra^®. Por “valor funcional” entendemos. muy pocos son los trabajadores y las trabajadoras que
pueden organizar sus descansos conforme a sus deseos y a
sus. necesidades fisiológicas: a pesar de todo, algunos de
I

ellos jlogran organizarse armoniosamente, de manera de ¿No sen'a posible hacer resurgir la unidad estructural del
contrjabalancear los efectos más nocivos de la O.C.T. (des- tiempo en la fábrica y fuera de la fábrica?
perso¡nalización y formación profesional siguiendo cursos El tiempo fuera del trabajo no sería ni libre ni virgen,
durante la noche; restricciones de*posturas de los emplea­ y los estereotipos de comportamiento, no atestiguarían sola­
dos yldeporte, etc.) Otra vez más, el uso del tiempo fuera del ra ente alfjunos residuos anecdóticos. Por el contrario,
trabajo está muchas veces situado a distancia de la colec­ tiempo de trabajo y tiempo fuera del trabajo formarían un
tividad de los trabajadores, y s i ^ e siendo, en tanto que sis­ continuo difícilmente separable. Parece efectivamente que
tema defensivo, fuertem ente individualizado, incluso en las actividades hechas a los apuros en casa no sean de he­
las prácticas paternalistas en vigencia a principios de si­ cho una actitud pasiva, pero que ellas también exigen un
glo, concernientes a los equipos deportivos de las empresas. esfuerzo . Nada es más penoso que adaptarse a una nueva
tarea repetitiva (92, ps. 50 y 100). Una vez que las dificul­
L a “ c o n ta m in a c ió n ” d e l tiem p o fu e ra d e tra b a jo tades han sido superadas, queda m antener la perfor­
mance.La /ase de entrenamiento que precede aparece como
Más complicado parece ser el asunto de las estructuras más difícil aún que mantener la performance productiva
i del tiempo fuera del trabajo. Muchos son los autores que in- niisma .Ya lo hemos subrayado, en el trabajo remunerado
I sisten en la contradicción entre división de los tiempos de por piezas por ejemplo, toda la concentración, todos los es­
¡ trabajo/tiempo libre por una parte, y unidad de la persona fuerzos están dirigidos hacia el resultado de la producción.
i por otro.28 ¿Qué quiere decir esto sino que “el hombre no La producción exigida compromete toda la personalidad,
i puede ser recortado en una mitad productiva y otra mitad física y mental. Lo más peligroso para el obrero, es la
¡'^ consumidora”? Es el hombre todo entero el que está condi- adaptación del condicionamiento mental a la' cadencia,
¡'^ cionadó al comportamiento productivo por la organización adaptación que exigirá inevitablemente un nuevo aprendi-
0 \ del trabajo y, fuera de la fábrica, conserva la misma piel y z^e.
^ l a misma caíieza. Numerosos son los obreros y empleados sometidos a la
— . Despersonalizado en el trabajo, perdurará despersonali- O.C.T. que mantienen activamente, fuera del trabajo y du­
(^ z a d o cuando está en su hogar. Esto es por lo menos lo que ob- rante los días libres, un programa en donde actividades y
i servamos y de lo que se quejan los obreros^®. A la salida de descanso son verdaderamente programados según el cro­
i la fábrica, reconocemos los locos de Thomson por su mane- nómetro. De esta manera conservan presente la preocupa­
ra de manejar en los caminos, como si continuaran respe- ción inintemxmpida del tiempo impartido en cada gesto,
\ tando las cadencias aprendidas en el trabajo. Las mujeres especie de vigilancia permanente para no dejar apagar ó
.; se quejan de realizar las tareas hogareñas a una gran ve­ desactivar el condicionamiento mental al comportamiento
locidad que no hace más que prolongar el tiempo violento productivo.
ganado del trabajo en la fábrica. Los telefonistas® sufren También el ritmo del tiempo fuera del trabajo no es so­
•! de estereotipos fuera del trabajo (dicen “hola, lo escucho” ti- lamente una contam inación, sino más bien una estrategia
iI rando la cadena del baño, “no contesta nadie, corto” al es­ destinada a mantener eficazmente la represión de compor­
cuchar en los subterráneos el cierre autopiático de las puer­ tamientos espontáneos que marcarían una brecha en el
tas) que fueran descriptos por Bégoin bajo el nombre condicionamiento productivo.
impropio de “lapsus”^^. Los m édicos del trabajo, realizando prácticas •en
' La mayoría de los autores está de acuerdo en interpre­ enfi-entan a veces con este fenómeno que nó es
tar estos hechos como una contaminación involuntaria del éxcépciónal y que se traduce en el rechazo de ciertos obreros
tiempo'fuera; del trabajo. -/'■v para aceptar las pausas de trabajo proscriptas por el médico
que los trata. Este “presentismo” puede tener otros orígenes
'f . '

(de orden salarial), pero ocurre que la causa sea la lucha


indiyidual para preservar un condicionamiento productivo
costósamente adquirido. :
■ Aparece en esta actitud el círculo vicioso siniestro de la
alienación por el sistema Taylor, en donde el com porta­
Capítulo II
miento condicionado, y el tiempo, cortados en base a la
medida de la organización, forman un verdadero síndro-
me psicopatológico que el obrero, para evitar algo aún peor, \
¿C U A L SU FR IM IE N TO ?
se ve obligado a reforzar él mismo. La injusticia quiere
que' al final el obrero sea el artesano de su propio sufri­
miento.
OBRAS.SA.\'!TARIAS DEL ESTADO
DEPTO. DE pESAniifiU.0 DS RECüiiGCG ilüMANCS
P Jy iS IO N R E C L U T A V .IE ru O Y SELECCION

1. I n s a t is fa c c ió n y “ c o n t e n id o s ig n ific a t iv o ” d e la
tarea-

Por más que Jos sistemas defensivos individuales y co­


lectivos no sean redundantes como parecen indicarlo su
coherencia interna y la extensión de sus campos de aplica­
ción, nos queda por descubrir contra qué se enfrentan, es
decir su finalidad. Para ser claros desgraciadamente hay
que ser esquemáticos. Dadas las necesidades de esta expo­
sición, la división del sufrimiento obrero en dos clases, no
significa que existan dos tipos de sufrimiento distintos.
Existe una vivencia global cuyo análisis y decodificación
conduce a examinar varios aspectos. En la vivencia obre­
ra, en el discurso de los trabajadores, describiremos pro­
visoriamente dos sufrimientos fundameatalíej5.^ganiza-
^ 0 3 detrás de dos síntQmas,j:laYes: laLinsatisfacci^ y la
ransiedají. La~ínsatisfacción, a pesar de estar im p lí­
citamente tratada en muchos trabajos, ha sido de hecho poco
estudiada. Si nos referimos a los trabajos disponibles al
respecto constatamos que la mayoría de los autores se in­
teresaron más en la cuestión de la satisfacción y de la mo­
tivación que en la insatisfacción. Esto deriva, según pa­
rece, de una preocupación por ajustar y perfeccionar los
indicadores de los comportamientos obreros.
f)
t) 5i
f;
t)'
'í-f/ •

*11

Del discurso obrero podemos extraer varios temas que se sensación de em botam iento intelectual^ de anquilosis
repiten obstinadamente como un refrán obsesivo. No hay mental, de parálisis de la imaginación, y m arca el triunfo
mi texto, entrevista, investigación o huelga en donde no del condicionamiénto sobre el coinportamiénto productivo.
aparezca bajo sus múltiples variantes el tema de la indigni­ En lo que se refiere a la relación del hombre con el con­
dad obrera. Sentimiento percibido „masivamente en k tenido “significativo” del trabajo, podemos reconocer es­
clkse obrera: el de la vergüenza de estar robotizado, de nó quemáticamente dos componentes: el cohtenido significa­
set m^s'que, un apéndice de la máquina, de estar sucio a tivo con respecto al Sujeto y el contenido significativo con
veces, de no tener más im aginación ni inteligencia, d e _ respecto al Objeto.
estar desj>ersonálizado,.étc. Del contacto forzado con uná Al trabajar, varios elementos entran en juego y cuentan
tarea desprW ístá.de interés nace una im agen de indigni- ,.en la formación de la imagen de sí mismo, es decir del
dad. La ausencia de significadoTTanFustración narcisista, n a rcisism o. \
la inutilidad de los gestos, forjan de ciclo en ciclo una ima­ ^ El niveJ_de_calificación, de formación, por regla gene­
gen narcisista sin brillo, desfigurada, miserable. Otra ex­ ral no es suficiente con respecto a las aspiraciones. El su-'
periencia vivida, no menos presente que la indignidad, es~ © frimiento comienza cuando la evolución de esta relación está
érsénHmiento"de inutilidad conánce en primer término bloqueada ^2. -
a lá au¿ehciá~3F'desighacióñ y de finahdad del trabajo. El ^ En la adaptación del contenido de la tarea a las compe-
obrero en cadena, como el empleado que hace los registros ^téricias reales del trabajador, el sujeto puede encontrarse
escritos de los estados contables, muchas veces no conocen én situación de, sub-empleo¡ de sus capacidades, o ál revés
el significado mismo de su tarea con respecto al con-junto en una situación* demasiado compleja con el riesgo de un
de la actividad de la empresa. Pero más aún, su tarea no fracaso inmediato.
tiene una significación humana. No significa nada para ‘ “ "Exito o fracaso de un trabajo requerido: éxitos reales, sc-
la famijiá, para los amigos, para el grupo social ni en el cialmente reconocidos, o efectivamente desccnocidos, no
cuadro de un ideal social, altruista, humanista, o político. tienen el mismo impacto sobre el narcisismo.
Raros son aquellos qué creen todavía en el mito del progre­ En el contenido significativo del trabajo con respecto al
so social o de la participación en una obra útil. Correlativa- sujeto, entra la dificultad práctica de la tarea, el significa­
- — mente se formulan quejas acerca de la descalificación. D e­ do de la tarea realizada con respecto a un oficio o profesión
scalificación cuyo sentido no se agota en los índices y los (noción que contiene a la-vez la idea de evolución personal
salarios. Se trata más bien de la iinagen de sí mismo que y de perfeccionamiento), yt-el status -social ligado implí-
proyecta el trabajo, tanto más honorable en cuanto que la .citámente al puesto de trabajo afectado.
tarea resulta ser compleja, y tanto más admirada por los Eí contenido significativo del trabajo respecto del objeto:
otros cuanto más exige un saber-productivo, resp^nsabi- al mismo tiempo que la actividad del trabajo lleva consigo
lidades, riesgos. La vivencia depresiva condensa de algu-_ un significado narcisista puede soportar inversiones
na manera los sentimiéntos de indignidad, de inutilidad y simbólicas y materiales destinadas a otro, es decir al Obje­
de descalificación, ampliándolos. lESa d&presión es domi­ to. La tai*ea puede tam bién transm itir un m ensaje
nada por la fatiga. Fatiga que no se origina únicamente én simbólico para alguien o contra alguien. La actividad de
los esfuerzos musculares y psicosensoriales, pero que re- trabajo, por los gestos que implica, por las herramientas
sulta más bien del estado de los trabajadores taylorizados. que pone en movimiento, por el material procesado, por la
Realizar una tarea sin inversión material ni afectiva, exi­ atmósfera en la cual actúa, transmite un cierto número de
ge la producción de esfuerzo, de voluntad, que en otras cir­ símbolos. La naturaleza del encadenamiento de estos sím-
cunstancias serían soportadas por el juego de la motiva-
íbblSsíHepende, a la vez, de la vida interior del sujeto, és de­
,.,í¡*¿,ció]a y ;d el‘;deS:eo:;iLa vivencia depresiva áe áliméntá por la
cir de lo que aporta, de lo que inyecta de sentido simbólico
íSI'-

i
t

en lo que lo rodea y en lo que hace. Todos estos significados > ' ..


concretos y abstractos se organizan en la dialéctica con el ^ " El colectivo obrero sabe'cuáles son los
' ^ puestos más duros o difíciles y ‘“áqúéll6b'"má^ tranquilos.
Objeto. Objeto exterior y real por una parteróbjeto interiori­
Estar afectado a tal puesto de trabajo que es particular-'
zado por otra y cuyo papel es decisivo en la vida. Ocurre
mente difícil tiene un significado con respecto a los com-
inevitablemente que se oponen el interlocutor interior y los
pañeros.no solamente desde el punto de vista de la produc­
personajes reales que encuentra el trabajador. Respon­
ción sino también desde el punto de vista del oriden y de la
derle a uno no implica siempre una respuesta simultánea
disciplina dentro de la empresa. Tal puesto “equivale a
al otro. Extenderse más sobre este tema conduciría a su­
estar “chupándole las m edias al jefe” o al revés, ser el
mergirse en generalidades. El significado con respecto al
■blanco del jefe, “estar bajo su punto de mira”. Él puesto de
Objeto pone en cuestión la vida pasada y presente del sujeto,
trabajo en sí mismo tiene, de esta forma, un significado
su vida íntima y su historia personal. De manera que, para t
con respecto a los conflictos del taller y de la fábrica, así
cada trabajador, esta dialéctica del Objeto es específica y 1
como para los traslados de personal, y de esta manera tiene
ú n ic a .^ ,
un valor con respecto a las luchas actuales o latentes. Que-'
Separar de esta manera contenidos significativos con
da por describir el significado relacional del trabajo fuera
respecto al sujeto y al objeto es naturalmente arbitrario, en
de la fábrica. La tarea nunca es neutra con respecto al en­
la medida en que las reglas de cambio de inversiones no se
torno afectivo del trabajador; puede hablar de su tarea o
dejan recortar de la misma manera. Toda actividad con­
debe callarse; a veces hay que esconder a los demás el con­
tiene en realidad los dos términos. La inversión narcisista
tenido de su trabajo: por ejemplo, los trabajadores de un
sólo puede renovarse gracias a la inversión del objeto y
taller, que están regularmente inhalando el hexacloroci-
viceversa. La complejidad del problema consiste en'este
clohexano no pueden desprenderse del olor nauseabundo de
caso en que lo esencial del significado del trabajo es subje­
tivo. Si ima parte de esta relación es conciente esto no es, de su aliento y de su transpiración, vías por las cuales el pro­
ducto se elimina. Hasta en la cama conyugal el olor queda
hecho, sino la punta del “iceberg” . El significado en pro­
impregnado en su cuerpo como una sombra invisible im­
fundidad del trabajo para cada individuo sólo puede reve­
posible de esconder, siendo una fuente de vergüenza y un
larse por medio de técnicas particulares (psicoanálisis in­
obstáculo para la vida afectiva y sexual. Nos queda final­
dividual). Nos limitaremos entonces a reconocer el impor­
mente el salario que contiene numerosas significaciones:
tante papel que ocupa la vida interior y subjetiva, incluso si
únicamente la podemos captar a través de efectos indirectos concretas en primer lugar (mantener la faniilia, ganarse
las vacaciones, pagar las mejoras del alojamiento, reem­
y concretos. Nosotros sabremos también que la decodifica­
bolsar las deudas), pero también más ab^ractas, en la
ción de esta relación profunda de la Vida mental no perte­
medida en que el salario contiene sueños, visiones fan-
nece a la Psicopatología del Trabajo.' La producción como
tasmáticas y proyectos de posibles realizaciones. De mane­
función social, económica y política entra en juego en el
ra inversa, el salario puede vehiculizar todos los significa­
contenido significativo del trabajo con respecto al Objeto.}
dos negativos que implican las limitaciones materiales
Esto es así incluso si el compromiso personal con el objetivo
que impone.
social de la producción no es posible, nunca hay una neu­
Fatiga, carga de trabajo e insatisfacción. Más que referir­
tralidad de los trabajadores con respecto a lo que ellos pro­
nos a la noción de carga física de trabajo, que responde
ducen. Esta relación es de placer o de desagrado. La tarea
ante todo a la preocupación de presentar una concepción co­
tiene un dignificado con respecto a la felációrt entre los tra­
herente con la ergonomía contemporánea, mejor sería in-
bajadores que están antes y después de un puesto de trabajo.
teiTogarse sobre eLMstoJmmano, d e ja insatisfacción. La
Recibir una pieza bien preparada, confiársela bien armada
organización del trabajo concebida por un servicio” especia­
al obrero que la recibirá luego, puede poner en juego reía-
lizado de la empresa, ajeno a los trabajadores, ataca de
V
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V
V

frente la vida mental y más precisamente la esfera de las


.aspiraciones, de Jas motivaciones y de los deseos. En el tra- _ Del análisis dèi contenido significativo dél trabajo'es
bajo arFesanal que precedió a la organización científica del necesario retener la antinomia en tre,satisfacción y orga- c
trabajo y, aún hoy en día, en las tareas muy calificadas, nización del trabajo. En general, cuanto más rígida sea la
una parte de la organización del trabajo releva del opera­ organización del ^ a b jjo , mayor es lárdm sióh d'éF trábafo. é
dor mismo. La organización temporal del trabájo, la elec­ menor es eTcoHíénido signifí^^ d?l, tr& ,® o)X 19br,e J;odo_
ción de las técnicas utilizadas, las herramientas y los ma­ iñenW 'sóñ lás'pósiBilidaáes de rediseñarlo. Correlativa­ é
teriales empleados permiten al trabajador adaptar el tra­ mente, el sufrimiento auménta. _ •i
bajo, con ciertas lim itaciones por supuesto, a sus aspira­ El“iulnm iehto proveniente del mezquino contenido sig­
ciones y competencias. En términos de economía psíquica, nificativo del trabajo traylorizádo ya no es más un miste­
esta adaptacióip espontánea del trabajo ál hombre corres­ rio y es denunciado no solamente por los obreros, sino tám-
ponde a la investrgácidn, al descubrimiento, la puesta en bién por los ergónomos y por ciertos miembros del empre-
marcha y la prueba de un .compromiso entre los deseos y la sariado “progresista”. Por el contrario, existe un segundo w
i-ealidad. En tales condiciones podemos destacar un movi- ’ componente de la insatisfacción del trabajo que es total­
miento conciente de lucha contra la insatisfácción o contra mente desconocido: el resultante de la inadecuación de la
la indignidad, lá inutilidad, la descalificación y la depre­ relación entre el hombre y el contenido ergonòmico del tra­ »)
sión, gracias a los privilegios de una organización del tra­ bajó.
bajo que fue dejada en gran medida a la discreción del tra­ y
bajador. En un trabajo organizado rígidamente, incluso si 2. In s a tis fa cció n y c o n t e n id o e r g o n ò m ic o d e l tra b a -
no está demasiado dividido, ni desmenuzado, ninguna j o : , ■■ ■
adaptación, del trabajo a la personalidad es posible. Las
_fmstraciones/ resultantes de un contenido significativo Esta segunda faz de la satisfacción del trabajo ocupa
inadecuado á las potencialidades y a las necesidades de la para nosotros una posición importante en la problemática
personalidad^ pueden ser una fuente de ^ f ^ r z o s impor­ de la relación salud-trabajo. Muchas veces ignorada o des­
tantes ^ adaptación. Hasta las malas condiciones de tra­ conocida, la insatisfación resultante de Una inadaptación
bajo' son en conjunto menos temibles que una organización \ del contenido ergonòmico del trabajo al hombre está en el
del trabajo rígida e inmutable. El sufrimiento ^ m i ^ z ^ origen; no solamente de muchos sufrimientos somáticos de
cuando la relación ■hombre-.orgahización„del^trabaio .-está consecüenciás físicas directas, sino también dé otras afec­
bíoqueada: cuando el trabajador va utilizó ármáximo sus ciones del cuerpo mediatizado por una alteración en el apa­
facultades,, intelectuales, psicosensoriom otrices, psico- _ rato mental. Para situar el problema, quizás lo m ás simple
afectivas de aprendizaje y de adaptación. Cuando un tra­ sería recurrir al estudio de la eficacia ergonòmica.
bajador utilizó todo lo que disponía de saber y de poder so- La intervención ergonòmica comienza en el “terreno”,
ii bre la organización del trabajo y cujaüdp~ya no puede cam- por aquello que se denomina “análisis del püesto” ^°2_
)( biar la tarea: es decir cuando los medios He defen.c;« rrinf-.m rentes técnicas son utilizadas al respecto:, observación di­
las restri_cciones_físic^ ^ .No es tanto la im,- . recta del especialista, análisis clínico, grabación de m últi­
portan^a de las exigencias mentales o psíquicas del traba-, ples variables psicológicas del operador, medidas del am­
j o las que hacen aparecer el sufrimiento (por más que el biente (ruido, iluminación, vibraciones, cantidad de polvo;
factor aparezca como evidentemente importante) sjno más temperatura, grado hygométrico, cadenciá, etc.), en Tes-
C bien la imposibi\lidad de toda evolución para aliviarlo. La , pueste.a “fichas de puesto” establecidas ;cón anticipación
certeza de q u^^e^l nivel alcanzado.d.e ijisdtisfácció'n 'ségún un modelo estandarizado (como las que son utiliza­
puede disminuir más, marca la In ti^ d a al proceso "de sufd- i das por la empresa Renault^®, o aquellas que son propuestas
miento. '
por el Laboratorio de Economia y Sociologia del Trabajo de dolor, elemento necesario al diagnóstico de úlcera perfora­
Aix-en-Provence)^^, etc. En segundo lugar, son a veces ubi­ da, trajo la,muerte de un hombre. Volvàrnos aia^^i
cados y clasificados los principales efectos negativos del ■ción'ergonóriiica: el indicador global del mejoramiento de
puesto de trabajo (restricciones). En tercer lugar son elabo­ las condiciones de trabajo que permitiría juzgar la efica­
radas las propuestas de modificación del puesto, destinadas cia, de la intervención ergonòmica no existe hoy;en :día
a aliviar las exigencias del puesto sobre el trabajador. Fi­ Ál faltár este indicador, diversos autores destacaron la di­
nalmente, en última instancia, el costo de las medidas co­ ficultad de evaluar la eficacia de la ergonomia y de la dis­
rrectoras propuestas puede ser negociado con la dirección ciplinas del hombre en situación de trabajo^"^. Eñ el estado
de la empresa y se adopta un compromiso que constituirá la en que se encuentra actualmente esta cuestión nos parece
base de los trabajos de acondicionamiento del puesto. ■fundamental no olvidarnos de la apreciación hecha por
Una vez acabada la realización de los trabajos aconse­ parte de los trabajadores acerca de la intervención er-
jados por el equipo ergonòmico se plantea la cuestión de ■gonómica y escuchar atentamente su “vivencia subjetiva”
hacer el balance de la intervención. Este balance es a veces antes y después de la intervención. ¿Por qué elegir la vi­
limitado por los especialistas a un análisis comparativo re­ vencia subjetiva de los trabajadores? Esta elección no pre­
ferido a criterios del medio ambiente de trabajo, eventual­ tende resolver el problema de construir un indicador glo­
mente criterios de fisiología o criterios de productividad. Si bal del m ejoram iento de las condiciones de trabajo.
ésta es la perspectiva del balance» ¡sncontramos general­ Nuestra perspectiva aquí está justificada únicamente por
mente una positividad de la acción ergonòmica: disminu­ el interés que le damos a la relación salud-trabajo. Desde
ción de las consecuencias sobre el sistema cardiovas­ este enfoque, lo que importa es la condición del trabajador.
cular, mejora de la postura del trabajador en su puesto de Esto, como ya lo veremos más adelante, no varía siempre
trabajo, disminución del ruido, intensificación de la i- en el mismo sentido que las condiciones de trabajo. Para
luminación, etc. Si en cambio buscamos llevar el balance los psicopatólogos del trabajo como para el trabajador la vi­
ya no sobre los elementos del análisis del puesto (apareados vencia subjetiva es un objeto privilegiado de análisis que
el uno al otro antes y después de la intervención), sino sobre puede llevam os hasta a contradecirnos con los especialis­
la situación global, la evaluación se hace miicho más com­ tas en condiciones del trabajo, es decir el ergónomo o el in­
pleja. geniero en métodos. La disminución del ruido reinante en
La búsqueda de un indicador global del mejoramiento un taller por medio de dispositivos de aislamiento eficaces
m de las condiciones de trabajo tendría tal utilidad que no conduce a veces a resultados curiosos: los trabajadores ex­
sería necesario dem ostrarla. Una comparación podría presan su desconténto acusando a las nuevas condiciones
m ilustrar este punto de vista tomando un ejemplo prestado a de trabajo de aumentar su fatiga. Esto es en realidad el pro­
m la patología médica. Supongamos que un enfermo es hospi­ ducto de la desaparición de un estímulo sensorial (ruido)
talizado urgentemente por un dolor abdominal agudo. Lue­ útil al mantenimiento de la vigilancia necesaria, por
m go de administrarle morfina el dolor desaparece y el enfer­ ejemplo para el control de una pantalla de visualización
m mo parece estar aliviado; pero él muere unas horas más (V.D.U.)°°. Este fenómeno ha sido, por supuesto, estudiado
tarde de una hemorragia interna a causa de una perfora­ por los ergónomos, ¿pero ello les habría llamado la aten­
m ción de úlcera duodenal. Si limitamos el balaiice de la in­ ción de la misma manera si los trabajadores no se hubie­
m tervención médica a la comparación de un elemento de ran quejado? Numerosos ejemplos similares en la práctica
análisis de la situación: el dolor, este balance/de la inter­ demuestran que no siempre es fácil preveer con anticipa­
m vención médica es positivo; por el conttario, si tomamos un ción los efectos de un “mejoramiento objetivo” de las condi­
m punto de vista global, la intervención médica ,es pefasta ya ciones de trabajo. Esto confirma, a nuestro parecer, el inte­
que el alivio aportado al enfermo, haciendo desaparecer el rés que el médico o el psicopatologista debe acordar “al vivi-
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# 62

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n.’itüUk'ta
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do'^subjetivo” de los trabajadores. Este último, en efecto, re­ fondo nada cambió. La sensasión subjetiya..del aliyio es
V)
fleja muchas veces una apreciación “global, de los efectos cada .vez más intensa cuando el mejoramiento de la Jsi-
de ! la intervención ergonòmica, va derecho al objeti- ' tuación es más substancial por una parte, y por otra cuánto
VO^, ; más rápidamente se produjo este cambio. Si creemos en los
ipero existen casos en que la evaluación subjetiva de los maestros de la psicofisica^“» los fenómenos observados
trabajadores se opone al punto de vista médico-sanitario. en materia de ergonomia de corrección serían coherentes
De esta manerá, un obrero utihzando tricloroetileno para con los resultados de la psicología de la sensación. De esta
disolver la grasa escondida en los tejidos cutáneos con­ manera, la sustitución del banquito por un sillón con rés-
tinúa encontrando una ventaja en seguir con este hábito, p.^ldo regulable es un comienzo muy apreciado por el opera- ,
mientras que el médico del trabajo sabe de la nocividad de dor. Pero después de un mes de trabajo, ya no tiqpe más ^
ese producto en el organismo. Al revés, a veces ocurre que conciencia de este mejoramiento y para h a b la f^ l in terlo-'^ '
un enfermo se queje cada vez más sobre su estado mientras cutor debe evocar el recuerdo del momento en que se hizo
quí . su salud mejora. En ciertos casos, incluso cuando un esta sustitución del sillón, puesto que esa mejora ya, no es
enfermo comienza a protestar, á defenderse y a quejarse, es más perceptible. Este elemento del “acostumbramiento”
justamente un indicador dé qué va mejor. La rebeldía sig­ tiene seguramente un papel en la obsolescencia de la vi­
nifica una mejoría dé su estado. vencia de mejoramiento y alivio. Pero existen casos en que
. Por lo tanto referirse a la “vivencia subjetiva” puede no observamos tal aplastamiento de la sensación a pesar de
inducir a ciertos errores. Para superar este obstáculo pode­ lo que áfirman los psicofísicos. Además, el agotamiento
mos recurrir a lauiyencia subjetiva colectiva . En efecto, la psicofisico de la sensación no basta por sí sólo para expli­
discordancia entre “vivencia subjetiva” y “estado de sa­ car el fenómeno observado.
lud” se observa sobre todo en la economía individual de un En efecto, la intervención ergonòmica puede liberar un
sujeto, y esto es relativamente raro. Por el contrario surge operador de las lumbalgias relativas a una torsión raquí­
en general del grupo una vivencia colectiva subjetiva que dea fruto de un defecto de postura. Aliviado de este mal
pone un sello a las variaciones individuales. aprende poco a poco a conocer otro dolor que tomo el lugar
En materia de intervención ergonòmica conviene dis­ del precedente: cervicalgia, por ejemplo, en relación a la
tinguir entre vivenciá subjetiva a corto plazo y vivencia postura de lá cabeza y la distancia ojo-tarea. Lo que ocurre
subjetiva a largo plazo: es bastante frecuente que en un es que los anteriores dolores lumbares alcanzaban un tal
primer período, los obi"eros s ie n t^ un beneficio real a cau­ nivel de intensidad, que ocultaban los dolores de la nuca.
sa de la intervención ergonòmica: mejora de la postura de Así, la sustracción de una exigencia puede hcLcer aparecer
trabajo, disminución de las lumbalgias, facilidad para un malestar escondido, que estaba justo subyacente. Tamr
trabajos de precisión con una iluminación más racional, bién estamos obligados a reconocer la existencia de una
etc. Estas ventajas que son indiscutibles constituyen lo que especie de edificio estratificado de molestias jerarquiza­
podríamos llamar “la positividad de la práctica ergonò­ das. Cuando hacemos desaparecer los malestares que ocu­
m ica” . pan lo alto de la jerarqm'a sintomática a veces hacemos 're­
Pero en la mayoría de los casos el sentimiento de mejo­ surgir aquellos del nivel inferior y así siguiendo.-E l
ra y de alivio se desgasta rápidamente, a veces en algunos' inconveniente de la intervención ergonòmica es su acción
días, casi siempré en algunas semanas. Esta erosión del limitada. En casi todos los casos, sólo alivia parcialmente
poder benéfico del “mejoramiento de las condiciones de a los trabajadores y es éste sin dudas el'límite último de la
trabajo” es producto en realidad de varias causas concu­ acción ergonòmica. Esto puede explicar en parte la apre­
rrentes; acosturnbramiento, e l dgscubrimiento^de otros ciación ambivalente de los trabajadores con respecto'á''la
'''Tiíésgós*hHitá M &nc^^ el hecho de que en el ergonom ia. .
En muchos otros casos, sin embargo, el alivio aportado punto de vista en la insatisfacción del trabajo. De una rela­
por la corrección ergonòmica es recuperado por la organi­ ción no-arinónica entre el contenido ergonòmico del traba­
zación del trabajo. El alivio de la exigencia tcárga del tra­ jo (carga y daños físicos, químicos o biológicos) y la estruc­
bajo) permite intensificar la productividad. Lo que había tura de la personalidad puede surgir una insatisfación y
sido ganado por un lado se retoma por el otro. Para utilizar correlativamente un sufrimiento que son claramente de na­
otra fórm ula podríamos decir que la intervención er­ turaleza mental y no física. Esta insatisfacción no está,
gonòmica no llega a la situación del trabajo en profundi­ como en el caso de la insatisfacción relacionada con el
dad ya que permanece ajena a la organización del trabajo. contenido significativo del trabajo, situada en el registro
Para el obrero que fabrica piezas, y es remunerado s e ^ n simbólico. Se trata esta vez de una insatisfacción y frustra­
dimiento. la corrección ergonòmica es a veces irri- ción que son ante todo concretas. Este segundo componente
^ n a 'f r e n t e a la cantidad de restricciones organizacio­ de la insatisfacción en el trabajo no es de orden “significa­
nales (salarios, primas, bonificaciones, contenido de la tivo,”, sino de orden “económico Volveremos más ade­
tarea, trabajo repetitivo, etc.). lante sobre el concepto de economía psicosomàtica, luego de
Existen casos típicos en que las condiciones de trabajo haber presentado un ejemplo clínico.
son temidas y simultáneamente muy bien toleradas (ver Conducido al hospital psiquiátrico de una ciudad del in­
capítulo III sobre los pilotos de caza). Este problema funda­ terior, un hombre de unos treinta años es llevado para una
mental es el del relativo valor de los mejoramientos er­ internación obligada. La noche anterior esta persona ya
gonómicos con respecto a la economía global de la relación presentaba signos de agitación y el día de la internación su
hom bre-trabajo. estado se había agravado: pronunciaba frases incoheren­
A todo este análisis podríamos oponer “la ergonomía de tes, había golpeado violentamente al médico que lo atendía
concepción” ^*^2. Aceptamos corrientemente, hoy en día la y que había sido llamado de urgencia por la familia que
diferencia entre “la ergonomía de corrección" y “la ergo­ sentía pánico ante el estado del paciente. Movimientos de
nomía de concepción”. La ergonomía de la cual hemos ha­ agresividad se alternaban con fases de evidente ansiedad,
blado hasta ahora es una ergonomía de “corrección” pero tenía terribles alucinaciones y sentía voces que le ordena­
en realidad la ergonomía de “concepción” sólo excepcio­ ban ciertos comportamientos particulares y en varias oca­
nalmente es puesta a prueba en la realidad y depende más siones hasta el de caminar en cuatro patas y maltratar las
del gerente de una empresa y de sus colaboradores directos flores y las plantas verdes existentes ^n laxa^^^ ^^el hos­
durante la construcción de nuevas instalaciones, que de pital fíie tratado con fuertes dosis de nW rolíficosiy'de an-
proyectos elaborados por los especialistas o los ergonómos. siolíticos y su estado mejoró rápidamente. Pero fue enton­
Esta disgresión a través de la ergonom ía práctica, ces necesario.enfrentar problemas metabólicos, puesto que
podría traducirse en términos de Psicopatología del Traba­ el paciente padecía una diabetes insulino-dependiente. Fue
jo por la fórmula siguiente: la ergonomía sólo puede apor­ conducido en un vehículo especial a París, donde su gluce­
tar un alivio limitado mientras no' aporte una satisfacción mia se controló rápidamente, pero su estado mental domi­
complementaria a nivel del contenido significativo del nado por la ansiedad permaneció siendo muy preocupante.
trabajo. Pero, de paso, han sido planteadas otras preguntas: La investigación nos permite esclarecer algunos elemen­
¿qué significa un sentimiento de satisfac.eióiji experime tos recientes, determiníuites en la aparición del agudo epi­
tado aunque sea por unos momentos déspùés’ d è'una correc­ sodio. Ese hombre ocupaba desde hacía diez años un puesto
• ción ergonòmica?, y todavía más, ¿qué significa este in­ de jefe de depósito en ima fábrica de su región. Capataz, su
cremento de. la gravedad de la relación salud-trabajo función era la de organizar y supervisar el trabajo de un
m equipo compuesto por una docena de obreros. Sin embargo,
ocasionadas por las correcciones ergonómipas limitadas?
Estas preguntas van a permitirnos in tródu cif un nuevo estaba muy comprometido con su trabajo, y, a pesar de sus
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funciones administrativas, asumía un trabajo equivalente consu m ía m á s m ed icam entos. Este desen lace faVOrabk
al de los obreros que dirigía. Su esposa, dueña de una pelu­ no es excepcional^^.
quería, apoyada por sus amistades en esá^ pequeña ciudad Este ejemplo ilustra muy bien como una adecuación en­
del interior, desde hacía meses trataba de que su marido tre el contenido ergonòmico del trabajo y la estructura de la
abandonara su empleo por una profesión más “respetable”. personalidad puede producir un sufrimientb y hasta un
Frente al esfuerzo conjugado de su mujer y de sus amigos, síndrome psicopatológico caracterizado. Oti-as hipótesis
el paciente finalmente renunció contra su yoluntad a ese explicativas del caso de este paciente podrían ser propues­
trabajo en lá fábrica para aceptar un empipo en una com­ tas. No las discutiremos aquí ya que el debate concluyó en
pañía de seguros. Ahí, su trabajo consistía en leer expe­ otros ámbitos^“*. Basándonos sobre esas conclusiones ad­
dientes de pólizas de seguros y verificar que estuvieran mitiremos que el papel determinante en la descompensa­
conformes. Muy poco a gusto en ese trabajo sedentario, él ción psiquiátrica de este enfermo ha sido desempeñado por
asistía impotente a la acumulación de expedientes sobre su la neutralización de las defensas comportamentales cuan­
escritorio. Luego de jom adas de trabajo percibidas como do sobrevino un cambio de puesto de trabajo que puso al su­
particularmente agotadoras,para él, había encontrado uná jeto frente a una organización del trabajo y a un contenido
manera de gastar su enerpa y de descargar su tensión. Ju­ ergonòmico radicalmente diferentes. Vemos claramente
gador de fútbol, en algunas semanas él había llegado a ser en este ejemplo como un “ m ejoram iento” de las condi­
presidente del club municipal, y esta actividad secundaria ciones de trabajo acompañado por una disminución de la
particularmente intensa le procuraba la distensión que sus carga física puede terminar en una catástrofe a nivel de la
horas de oficina no le ofrecían. Sin embargo, esto no cam­ economía general del individuo con sus consecuencias
bió nada; las dificultades profesionales persistían. Bus- clínicas patológicas, si la aplicam os indiscrim inada­
ci'.ndp.compensar los efectos nocivos de su nuevo empleo en mente sin tener en cuenta las necesidades de la personali­
lina fuga desenfrenada fuera del trabajo, pronto sucumbió dad. ,
ante la fatiga y el agotamiento. Es en ese momento en que Otras personalidades tienen principalmente aptitudes
la hipoglucemia provocada por un esfuerzo físico no com­ no yá frente al desgaste físico, sino frente a tareas que exi­
pensado con un aporte alimentario suficiente lo llevaría a gen fuertes tensiones psicosensoriales. Estas aptitudes van
la descompensación psiquiátrica que hemos mencionado. a veces acompañadas por una verdadera necesidad de ali­
Una rigurosa, “investigación psicosom àtica”®^ mostró mentación en impresiones sonoras, m ido, música a alto
que se trataba de un descompensación bajo la forma de un volumen, imágenes visuales, estim ulaciones psicosenso-
síndrome de confusión, que apareció en un sujeto que pre­ riáles, etc. Este gente necesita un trabajo variado. Cuanto
sentaba una neurosis de comportamiento. Como es el caso más cambios, y menos monotonía y m tina hay, mejór les
en este tipo de sujetos, las actividades psicomotrices, depor­ va. Lo que otros no podrían soportar, ellos lo buscan y go­
tivas o los trabajos de fuerte carga física en el marco de la zan con una verdadera avidez. Una tarea, muchas veces
profesión, son las únicas defensas_^ verdaderamente funcio­ bien apreciada por tales personalidades es la del conductor
nales para asegurar el equilibrio. Se decidió, conjunta­ y del piloto de grandes máquinas. Del auto a la moto, dé los
mente con el paciente y lá familia que, cuando saliera del grándes camiones a las máquinas de las obras de cons-
hospital debería retomar su antiguo trabajo de jefe de alma­ tm cción, de los coches de carrera a los aviones, todá una
cén. Bastó esta sola decisión para calmar la angustia del amplia gama de tareas con fuertes tensiones psicosehso-
paciente y para permitir un riguroso control del metabolis­ riales son a la vez muy estimadas por parte de estas perso-
mo luego de la suspensión de los tratamientos psicofarma- y necesarias pará su equilibrio. Lo importante
cológicos.*-Varios meses después^ de haber retomado su trá- aquí éá comj3render la simultaneidad del placer y de la ne­
i S í '-^bajo Vñ^^íá^ paciente nó tuvo una recaída y no cesidad. Fu^ra de un descanso y de un placer aportados por
mmma

tales actividades estos sujetos no están solamente insa­ actividad intelectual, que está en la base de su tarea profe-
tisfechos, sino que muchas vece?! quedan en posición deli­ ,1, sional, reviste un carácter de ñécesidad p ira su equilibrio
\ ) cada con respecto a su salud. Legran a. veces mantener el mental. Estas personalidades generalmente se hacen no­
equihbrio recurriendo en su tiempo libre a actividades que tar desde su juventud, no sólo por sus aptitudes frente al es­
poseen las mismas características: largos recorridos noc­ tudio, sino también por la ausencia del fracaso lo largo de
turnos en auto, cg^.rreras desenfrenadas en moto, asidua un camino que paréce desarrollarse sin ningún incidente.
asistencia a espectáculos im presionantes en donde las Contrariamente a lo que podríamos créer, la m ayoría de
aventuras son sus temas predilectos, actividades musi­ los sujetos que presentan un tal perfil de carrera son m en­
cales más apreciadas por su riqueza sonora que por su cali­ tal y som áticam ente relativam ente frágiles. Si se les
dad temática, etc. Pero este período de compensación gene­ prohíbe trabajar, si son víctimas de un despido o se los ju b i­
ralmente sólo es pasajero. Y a corto o mediano plazo la la, no es sorprendente que su organismo termine por des­
evolución se efectúa casi siempre hacia una enfermedad moronarse por una afección coronaria o un infarto del m i­
somática en virtud de las reglas de la economía psico- ocardio en un plazo de unos días a unas semanas. Estas
somàtica descubierta hace unos veinte años atrás ^^ personalidades han sido estúdiadas detalladamerite por
En la vivencia de los trabajadores, la inadaptación en­ ciertos autores''’®- '^®. Estos casos no son más excepcionales
>>
tre las necesidades originadas por la estructura mental y el que aquellos de los trabajadores presentando defensas ubi­
H>’J contenido ergonòmico de la tarea se traduce por una insa­ cadas esencialmente en el campo de la actividad motriz
tisfacción o por un sufrimiento, y hasta un estado de ansie­ que luego de un accidente se encuentran inmovilizadas en
>-'■
dad raramente traducido en palabras, raramente descripto, Un empleo sedentario y presentan al cabo de algunos meses
raramente explicitable por el mismo trabajador.
una afección somática, digestiva o reum atológica^'
Para esquematizar esta sutil relación entre el contenido
Podemos sacar dos conclus^io^es de este estudio sobre la
?rSP.Pj^.ico del trabajo y la estructura de la personalidad
insatisfacción en el trabajo en'relación con el contenido
•^1 podemos observar en el trabajo tres componentes princi-
- _ -S^
pales. El_primero se relaciona con las tensiones de orden ergonòmico de la tarea.
La primera es que la insatisfacción en el trabajo no res­
físico y psicomotor. Otros son de orden psicosensorial, las
ponde solamente al contenido significativo del trabajo ni a
últimas son de orden intelectual; toda carga de trabajo su­
su contenido simbólico, sino que existe al; mismo tiempo
pone una composición específica de cargas elementales
una satisfacción en relación con el ejercicio: del. cuerpo en
proveniente de cada uno de estos campos. La actividad in­
el sentido físico y nervioso. El punto de impacto del sufri­
telectual no escapa al esquema del que se habló. Ciertos su­
miento, fruto de la inadecuación del contenido ergonòmico
jetos presentan aptitudes particulares en el campo del ra­
de la tarea a las aptitudes y necesidades del trabajador, es
zonamiento intelectual lógico y racional. Estos sujetos
en principio el cuerpo y no el aparato mental (el ejemplo
poseen ante todo una predilección por las actividades men­
del trabajador diabético demostró que una descompensa­
tales de tipo matemático, el cálculo, la econometria, la con­
ción m ental podía derivar de la inadaptación hom bre-
'V tabilidad, etc., más que para actividades intelectuales que
tarea). El síndrome confusional aislado artificialm ente
necesitan facultades im aginativas, inventivas o creati­
-m en esta observación ponía a la luz la existencia de una eta­
vas. Algunos de estos sujetos encuentran en las activi­
pa en el proceso de “desorganización psicosomàtica”®^. Si
dades intelectuales de este tipo, y por lo tanto en la profe­
no se hubiera propuesto rápidamente una adecuada tera­
siones de carácter social generalmente elevado, una vía
péutica, la evolución del proceso de desorganización habría
privile^ada para descargar sus necesidades de actividad.
terminado con la muerte por intermedio de una descom ­
Si al mismo tiempo no poseen una aptitud particular para la
pensación y de complicaciones de diabetes insulinodepen-
producción fantasmática, el ensueñd y la'm^^^ la
diente. (El síndrome de confusión es en efecto una entidad
».

psiquiátrica un poco aparte, a mitad de camino entre la de­


sorganización mental y la desorganización somática)^^ flicto no es otro que aquel que opone el hombre a la organi­ I
zación del trabajo (en la medida en que el contenido er­
La insatisfacción en relación con el contenido significativo
gonòmico del trabajo resulte de la división del trabajo). è
de la tarea engendra por su parte un sufrimiento cuyo punto
de impacto es ante todo mental, contrariamente al sufri­
En el centro de la relación salud-trabajo, la vivencia del
trabajador ocupa un lugar particular qué le es asignado por
$
la posición privilegiada del aparato psíquico en la eco­ é
m iento resultante del contenido ergonòmico de la tarea,
Sin embargo, el sufrimiento mental resultante de una frus­
nomía psicosomàtica. El aparato psíquico estaría en cierto é
tración al nivel del contenido significativo de la tarea,
modo encargado de representar y de hacer triunfar las as-
puede igualmente conducir a afecciones somáticas. Las ar­
. piraciones del sujeto en un reacondicionamiento de la rea­ è
ticulaciones psicodinámicas y psicoeconómicas serán reto­
lidad, susceptible de producir simultáneamente satisfac­ •
madas más adelante en otro capítulo.
ciones concretas y satisfacciones simbólicas.
La segunda conclusión se refiere a la introducción de la
Las satisfacciones concretas se refieren a la protección «
estructura de la personalidad en la relación hombre-
de la vida, el bienestar físico, biológico y nervioso,'es ,dear
trabajo. Presente en todos los tipos de sufrimiento, ella apa- •
^a la salud del cuerpo./E stas satisfacciones concretas se “*
rece como particularmente importante en el caso de la in­
analizan en térm inos de economía psicosom àtica según I
satisfacción en relación con el contenido ergonòmico del
dos líneas directrices; sustraer el cuerpo ante la nocividad
trabajo. Analizar el contenido del trabajo en términos de I
del trabajo, y permitirle dedicarse a actividades capaces de
exigencias o de restricciones es insuficiente como ya lo
mostraban los ergónomos. Las exigencias de la tarea son
ofrecer vías mejor adaptadas a la descarga de energía. Es 4
decir; brindar actividades físicas, sensoriales e intelec­
lo que hemos, descripto bajo el nombre de contenido er­ 4
tuales en proporciones que estén de acuerdo con la eco­
gonòmico. En sentido opuesto hay que considerar._a partir
nomía psicosomàtica individual. ‘
de-la estructura de la personalidad de cada individuo, lo.
_ Las satisfacciones simbólica^ : esta vez se trata dé la vi-
“ que representa para él la confrontación con ésa tarea. Apa­
vencía cualiiàtivà de la tarea. Es el sentido, el significado
rece entonces un costo individual da J a tarea-q^ue es rad"!^
del trabajó los que son cuestionados en sus relaciones con
cálmente diferente de lo que reyela el estudio objetivo de las
el deseo. Ya no se tata de las necesidades como en el caso
exigencias; es la carga del trabajo. (En la nomenclatura
del cuerpo, sino de los deseos o de las motivaciones^ Esto
internacional y. según las normas “Afnor”, las exigencias
depende de lo que vehicuíiza la tarea desde el punto de vis­
dé la tarea son.llamadas restricciones y la carga del traba­
ta simbólico.
jo son llamadas exigenòias)"^^.
Separar de esta manera los dos sectores de la satisfac­
La insatisfacción resultante del contenido ergonòmico
inadaptado a lá estructura de la personalidad no es más ción en el trabajo es una necesidad para hacer esta exposi­
que una carga de trabajo psíquico. Esta carga de trabajo no ción. Pero se puede comprender fácilmente que las cosas se
es idéntica a la carga de trabajo físico o psicosensoriomotriz. imbrican de manera mucho más compleja en la realidad
Los efectos de esta carga así comt) el sufrimiento están efec­ de cada caso. Veremos en un capítulo posterior como tener
tivamente en el registro mental y si ocasionan desórdenes en cuenta estos diferentes elementos en una aproximación
en el cuerpo no son los equivalentes de enfermedades di­ global y más sintética de la relación hombre-trabajó^
rectam ente provocadas en el organism o por las condi­
ciones de trabajo. carga de trabajo psíquico representa­
do por el sufrimiento proveniente de una falta de confort del
cuerpo pone al obrero en su totahdad, y en primer lugar a su
~ pergopgJiiÍQd^;;;fi prueba de una realidad material. El con­
r
•) ■iiiiiinfii’tinhÉtolilriìllia

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Capítulo III íf'

T R A B A JO Y ANSIEDAD

La ansiedad es una dimensión de la vivencia de los tra­


’^ '
bajadores que es prácticamente ignorada por todos los estu­
dios de Psicopatología del Trabajo. Hablaremos aquí de
ansiedad y no de angustia. Es necesaria una precisión se-
>ì'
nuoTógicár Ta_ angiistiá resulta de un con flicto in-
trapsíquico, es decir una contradicción entre dos nociones
inconciliables. Puede tratarse de una oposición entre dos
^ impulsos, entre dos deseos, entre dos sistemas (inconciente
y conciente, por ejemplo), o entre dos instancias (Yo y Su-
peryo, por ejemplo). La investigación de la angustia sólo
puede ser encarada por medio del psicoanálisis. La angus­
tia es una producción individual cuyas características sólo
pueden ser dilucidadas por la permanente referencia a la
>) historia individual, la estructura de la personalidad y el
■*)
tipo de relación al objeto. Nuestro sujeto de estudio en este
caso es la ansiedad, concepto que no es, propiamente ha­
blando, de naturaleza psicoanalítica. ^Responde a un aspee- \
to concreto de la realidad y exige sistemas defensivos es- \
pecífícos que han estado jsencislin£n,te_desconocidps h .
> nuestros^Síás. La Psicopatología del Trabajo está particu- »
larmente bien ubicada para aislar este nuevo problema, en
la medida en que constituye un enfoque específico de la re­
lación del hombre con la realidad. Intentaremos mostrar
que la a.nsiedad está presente en todosTo¥lipos ffe ía féas
1profesionales, incluso en las tareas i:epetitiya_s y los e.m- _ pueden tener un carácter material (dispositivos de protec­
píeos de oficina^dóhde, sin embargo, eHa^ólo parece ocupar ción) o un carácter psicológico (consignas de seguridad). A
vin lugar modestó. veces puede ser que el riesgo perdure, sin que ninguna pre- '
I Ciertas profesiones se encuentran expuestas a peligros vención efectiva sea puesta a disposición de los obreros. ' '
¡que pueden afectar la integridad corporal. Es el caso, por ■^D e cualquier modo, lo que caracteriza ú'riesgo residual
ejemplo, de la construcción y de las obras públicas, de la que no es totalmente borrado por la organización del traba­
pesca en alta mar, del trabajo en atmósfera comprimida, dé jo, es que él debe ser asumido indivualmente. De esta opo­
las industrias que elaboran productos tóxicos, etc. En todos sición entre la naturaleza colectiva y material del riesgo re­
los casos el riesgo es para el cuerpo físico. Puede tratarse de sidual y la naturaleza individual y psicológica de la preven­
asfixia, fractura, quebradura, herida, m uerte violenta, ción surge a cada instante del trabajo el problema de la an-
.ahogo, accidente. La causa material del daño corporal V siedad en el trabajo.
puede ser el incendio, la explosión o el escape de gas tóxico, ^ Al margen del riesgo real hay que mencionar el riesgo
un accidente de descompresión, circunstancias atmosféri­ presumido', mal conocido en sus detalles, sólo se sospecha
cas, anomalías en él funcionamiento de un instrumento o que ocurra. Este riesgo confirmado por accidentes cuyo
de una máquina. Varias características de estos riesgos carácter imprevisible es destacado por las investigaciones,
pueden destacarse: el riesgo es exterior y en gran parte in­ es fuente de una ansiedad específica que está enteramente
herente al trabajo y por lo tanto independiente de la volun­ a cargo del trabajador.
tad del trabajador. El riesgo, por otra parte, es muchás ve­ Contra la ansiedad, impresión lamentable que se debe
ces (pero no siempre) colectivo : en úna industria de proceso asurnir, los obreros elaboran defensas particulares. Cuan­
un escape de gas puede ocasionar la intoxicación o la do dichas defensas son muy eficaces, prácticamente no en­
muerte de varios obreros. Es lo que observamos a menudo contramos más rastros de la ansiedad en el discurso obre­
en este tipo de accidentes. A veces, el riesgo es más perso­ ro. Pero también para ponerla en evidencia, es necesario
nalizado. Es dando un paso en falso que el obrero cae de su investigar sus signos indirectos que son precisamente es­
andamio. Pero muchas veces, incluso en estos casos, el ac­ tos sistemas defensivos.
cidente que afecta a un obrero puede afectar a varios: un o-
perador de grúas, por ejemplo, al recibir una descarga eléc­ 1. L os sig n o s d ire cto s de la a n sie d a d
trica, deja que caiga una carga sobre un grupo de obreros
que trabajan al nivel del suelo. En el conjunto de las situa­ En-la industria química en donde el trabajo es organi­
ciones de trabajo en donde varios obreros participan de la zado según procesos, el trabajo con guardapolvo tiene la re­
’misma tarea, el riesgo es, por regla general, colectivo. Fi­ putación de ser limpio. Sin embargo, al escuchar a los ope­
nalmente, si el riesgo es combatido con medidas y consig­ radores de las salas de control, notamos necesariamente la
nas de seguridad, es casi siempre prevenido de manera in­ importancia de sus preocupaciones referentes a la salud
com pleta por lá'organización del trabajo ya sea por la física. Los obreros evocan las “enferm edades profesio­
limitación de las inversiones necesarias o porque el riesgo nales” y las “afecciones de carácter profesional”. (Estas
es mal conocido (o su apariencia): es el caso de las indus- últimas, cuyo origen se encuentra efectivamente en el tra­
'trias dé proceso donde frecuentemente un accidente revela bajo, no están inscriptas en la lista oficial de las “enferme­
la existencia de un riesgo hásta entonces desconocido. Sólo dades, profesionales”. La Seguridad Social toma a su cargo
son eficaces las medidas protectoras llamadas “protec- al obrero afectado por esa enfermedad, como sucede para
^ , ciones; cplectivás” (por ejemplo las redes dé protección a lo toda afección médica que no tenga relación con el trabajo,
largo de los andamios). Muchas veces sólo se proponen a en lugar de beneficiar del régimen de la “enfermedad pro­
los trabajadores medidas preventivas individuales: ellas fesional”, que da derecho a mayores reembolsos por con-
%

ll

cepto de atención médica y a las indemnizaciones even- .. , .,.pp;S9n;efeetiyamen y ante todp, las cppdiciones dé traba-
tuales por invalidez). Las lesiones causadas por eczemas jo las qüe son acü'sadas: se trata eri’ efecto de los vapores,
en los dedos no son raras/m ientras las lesiones cáüsadas ' presiones, tempexatu^ gases tóxicos, ruido... En una p á - '
por rascarse con las uñas y las erupciones son frecuentes. ;. JaBrä; dé las condiciones/ifsícas o químicas de trabajo.
Un taller es así llamado “taller de la galera” ya que los ■ 'í v ^ ^ öp ö sitö de esté discurso obrero sobre lá,'¿alud física,
obreros que trabajan en él manipulean pentaclorofenol y es común que se analice de cerca y más detenidamente lo
casi todos sufren de ardores y erupciones. El cáncer de que se expresa: hay condiciones de trabajo que son nocivas
hígado causado por el cloruro de vinilo habría provocado la para el cuerpo. Pero incluso si esta realidad no puede ser
muerte de varios obreros. Los decesos por inhalación de •puesta en duda nos olvidamos en general de la palabra en
fosógeno, los enfermos hospitalizados de urgencia (18 obre­ sí misma desde el momento en que es pronunciada, y del
ros en una sola oportunidad en una de las fábricas estudia- tono con el cual se la pronuncia. Pero esta palabra es una
da?), malestares, infartos del miocardio; 4 obreros muertos palabra de ansiedad. A pesar de que muchas veces la rela­
en el taller donde se fabrican los desfoliantes, numerosas ción cuerpo-condiciones de trabajo es estudiada correcta­
úlceras del duodeno éh 'la ’ empresa, infartos del miocardio mente, nunca se mencionan las repercusiones de este peli­
entre los 30 y 40 años, importante disminución del prome­ gro real a nivel mental, ya que es una carga psíquica
dio de la esperanza de vida (esperanza promedio: 57 años), inherente al trabajo peligroso y que a pesar de todo entra en
envejecimiento prematuro, trastorhos sexuales en el taller el balance de las exigencias. La ansiedad relativa al ries-
de bromuro de isopropileno, riesgos de complicación ante la go puede ser_notablemente agrandada por el desconoci-_
m enor herida... miento de los límites exactos de este riesgo o por ignoran­
Podemos citar, todavía, las condiciones de temperatura; cia respecto de los métodos de prevención eficaces^ Coefi­
frío o calor continuos; el ruido a 80-90 decibeles en ciertos ciente de multiplicación de la ansiedad, la ignorancia aumen-
talleres; los vapores y polvos: ocurre que en el tiempo que ~ta ta m ^ n el costo mental o psíquico del trabajó.
toma provocar una reacción, los vapores se acumulan en Pero junto a esta ansiedad “de determinismo directo”,
% todo el taller, incluso en los puestos de control: “a veces a- existen otros componentes de la ansiedad que vamos a estu­
rrancamos y ya tenemos hasta las caderas”. La desincrus­ diar.
% tación es peligrosa: hay que entrar en la cuba o en el homo En el discurso obrero dentro de las industrias químicas,
y desincrustar las paredes con un martillo. Las concentra­ el problema principal, que es evocado espontáneamente, es
ciones de vapores tóxicos pueden ser importantes. Mencio-, la ansiedad, alrededor de la cual se estructura todo lo rela-
% namos del mismo modo fracturas, quemaduras, cuerpos ' tivb aTsüfidmiento mental de los trabajadores.-En la em­
extraños en los ojos, etcétera. presa, jtódo nos recuerda un posible accidenté ö incidente:
Los riesgos sobre el cuerpo fígico tienen todavía una __carteles en las paredes, señales luminosas, alarmas sono­
gran importancia a pesar de que pn algunas fábricas las ras y visuales, presencia de .ca.sc,os, de máscaras, de
cuestiones relativas a la salud -física siguen siendo neta­ guantes (al alcance de la mano sí, pero en la mayoría de
mente dominantes mientras que se esperaría encontrar los casos cubiertos despolvo), destinadas principalmente a .
principalmente quejas relativas a la salud mental. En , estimular la atención (precisamente porque despiertan la
cuanto a los daños físicos, hay que aproxi^^r^ riesgos de „ .^J.®i®dad) antes que~ a córistituir ixna verdadera protección.
accidente, de explosión o de incendi#|un®iW«esta vez sus El aspecto exterior de la fábrica en sí mismo no deja indi­
% efectos se hacen sentir sobre todo a nivel de la vida mental. ferente a los obreros. ¡Imaginemos estas fábricas exten­
diéndose sobre varios kilómetros, escupiendo fuegos y va­
Salud física y condicioMS.de trabajó ; claramente iden­ pores, en una noche cubierta por el ruido de las máquinas,
tificadas por los obreros como fuente de peligro para el cuer- iluminadas por las luces blanquecinas de fuegos que dan a
%


“mientras estamos én la fábrica, incluso cuando no traba-
la silueta del edificio y a las chimeneas una forma inquie­
: jjLmos, nunca se'puede estar distendid^.’
tante, sumergida en una atmósfera contaminada por olores
, nauseabundos o sofocantes!
“A n sied a d y ’‘representación” '
i Este riesgo es real, pero incuantifícable
“Todos saben muy bien que trabajamos sobre un pol­
¿Sobre qué base podemos afirmar que una determinada v o rín ” . .
fábrica presenta m ayores riesgos que otra? ¿Sobre su “La fábrica, es un volcán sobre cuyas laderas nos asen­
número de heridos? Sin dudas, ello es insuficiente, puesto tamos sin saber en qué momento hará erupción”.
que un sólo accidente es susceptible de provocar el desorden “La fábrica es como una enorme bestia que haríamos
en la jerarquía estadística. Poco importa esto, pues el ries­ marchar más o menos bien, sin saber lo que pasa en el in­
go es real por todas partes. Cualquiera sea su amplitud, el terior de su estómago, y que en cada instante puede vol­
riesgo engendra un estado de ansiedad casi permanente y verse furiosa y destruir todo el panal que se encuentra á su
todos los obreros hablan de sus consecuencias. alrededor” .

“ A nsiedady “J ensión nerj¿ipsa'[_^ . Todas estas representaciones de la fábrica en el discur­


so obrero ponen en evidencia:
En el discurso de los obreros de la petroquímica, cuando — La dolorosa ignorancia en la que se encuentran
se trata de la “tensión nerviosa”, de estar “como pilas eléc­ los obreros con respecto a lo que se produce efecti­
tricas” y de sentirse “al borde de la crisis nerviosa”, etc., se vamente en las “reacciones químicas”.
trata efectivamente de la ansiedad. Y no como podríamos — El sentimiento agobiante de que la fábrica es sus­
creerlo, o como incitan a pensarlo los trabajos de ciertos es­ ceptible de escapar en todo momento del control de
pecialistas® cuando hablan de los efectos de la “carga los obreros.
psicosensorial” que incluyen por ejemplo los esfuerzos de — La'convicción que la fábrica esconde en sí una
vigilancia, la tensión de concentración, de memorización, violencia explosiva y mortal.
etc., incluso si esta carga existe realmente y si contribuye
en parte al sufrimiento experimentado. En efecto, la ansie­ Finalmente y sobre todo, demuéstra la extensión de la
dad domina el discurso obrero:. Muv rgramante. los obreros ansiedad qiie es la respuesta, a nivel psicológico a todo lo'que
dan cuen.ta,de este sufrimiento que sería la consecuencia contiene el r^ íg o y no está_controlado por la prevención co-
„de una sobrecarga psicosensoriomotriz o de un satura- , lectiva.^
miento de trabajo; al contrario, con mayor frecuencia, y no . Otra prueba sobre la intensidad de esta ansiedad está
es el aspecto menos paradojal de estas investigaciones, los dada porjos trastornos en el sueño y sobre todo por el uso de
obreros no dudan en precisar que en definitiva se encuentran ...inedicamehtos psicotrópicos por casi todos los obreros de la
poco ocupados p or sus tareas y bien lejos de la sobrecarga. fábnca: ansiolíticos durante el día, somníferos en i a
Frecuentemente, se les deja tiempo para que discutan entre noche, psicoestimulantes en la-mañana.
ellos, para organizar juegos, para jugar al scrable, etc., du­
rante el tiempo de trabajo y en el mismo tiempo: Sin embar­
go, incluso durante estas actividades donde la carga de tra­
bajo es débil (pero no nula, ya que continúan,sin esfuerzo
Aíp,.. los Tuidús-insólitós'*de%ertas alar-
'se désembarazan_de : la. “jtensión nerviosa” :
2. L o s s ig n o s in d ir e c to s de la a n sied a d : Ja id e o lo g ía
d e fe n s iv a d e l o fic io pbreros de la construcción sean de algún'mòdo los más ig-
'horántes frente al riesgo que corren.
A pesar de que existe en las industrias químicas una Nuestras investigaciones dem ostraron en efecto que
ideología defensiva específica, para ilustrar la ideología _ esfa,ostentaciÓh puede derrumbarse y dejar aparecer una
defensj^y^ contra la ansiedad nosotros..tomaremos el caso ansiedad imprevista y dramática. Cuando el momento del
•» T e la .co n stru cció n . Én esta rama, los peligros tienen una desafío pasó, los obreros cuentaH 'ios accidentes de los
realidad y una importancia que es inútil destacar y que se cuales fueron testigos o víctimas. Hablan de sus amigos
•>) verifican por el gran número de accidentes invalidantes y fallecidos o heridos en el trabajo. También evocan a las fa­
m mortales (la mitad de los accidentes mortales de trabajo milias de los heridos. ¿E^l riesgo? Lo conocen más que
ocurren en la construcción). Sin embargo, existe un cualquier otro y lo sienten a flor de pTel en su vida cotidia-
%) fenómeno insólito conocido bajo el nombre de “resistencia ^ná. Cuando estallan las revelaciones, la tonalidad de la
m de los obreros a las consignas de seguridad”. JTodo^^^á expresión y la emoción no pueden dejar dudas. X;fl viven-_ V n
__como si los obreros de lá construcción fueran inconsciente^“' eia de la ansiedad existe efectivamente, pero sólo aparece
de los riesgos a los que se exponen, hasta como si sintieran sobre la superficie en contadas ocasiones. Es que la ansie­
en ello cierto placer. Es lo que hace afirmar a ciertos au­ dad se encuentra contenida, tanto como se puede, por los
m
tores que la “psicología de los obreros de la construcción” se sistemas defensivoSj„ Estos últimos son absolutamente ne­
% caracterizaría por un gusto pronunciado por el peligro y el cesarios. No hablaremos aquí de la buena fundamentación
esfuerzo físico, por tipos de carácter en los que predomina el de un punto de vista finalista en materia de interpretación
%
orgullo, la rivalidad, el valor asignado a los signos exte­ de Psicopatología del Trabajo. A pesar del riesgo de la ^
riores de la virilidad, la bravura, pero también la temeri- crítica, afirmamos que si la ansiedad no era neutralizada de
dad y hasta la inconciencia frente a la realidad, la ausen­ ese modo, si podía surgir en cualquier momento durante el
cia de disciplina, tendencia al individualismo, etc. Lo que trabajo, entonces, los obreros no fiabrían podido continuar
es designado de este modo corresponde a una cierta reali­ mucho tiempo más con sus tareas :
dad. Las actitudes con respecto al riesgo de accidentes son La conciencia aguda, incluso sin un mejoramiento
m bien conocidas. El rechazo de ciertas consignas de seguri­ emocional anormal del riesgo de accidente, obligaría al
dad también. Las respuestas arrogantes no son raras, in­ obrero a tomar tantas precauciones individuales que se
cluso en ciertos detalles. Los consejos sobre el acarreo de volvería ineficaz en el plano de la productividad. Para
(•» cargas pesadas (agacharse, tomar la carga en el suelo y le­ otros, la justa evaluación del riesgo impide completamente
vantarse utilizando los cuádriceps que son los músculos la realización de un trabajo en la construcción. Por otra
(^
más potentes del organismo, es mejor que flexionar el tron­ parte, este caso no es raro y el miedo es una causa impor­
co y enderezarse accionando la musculatura dorsal que es tante “de inadaptación profesional” en la construcción. Es­
más frágil, forzando los pequeñps huesos móviles que son te miedo no siempre carece de motivos. Pero sólo debe apa-\
las vértebras, ocasionando dolores de los riñones, dorsal- recer invertido, incluso fuera del trabajo: es la larga lista
gia, lumbalgia y ciáticas), suscitan muchas veces esta res­ de los síntomas medicalizados de la ansiedad que son los
puesta del obrero: “No soy una mujercita y no haré la tarea vértigo^^ las cefaleas, las impotencias funcionales diver-
m como ustedes me lo indican”. : , sas. que tanto'conocen Jos médicfis tratan y los médicos
m- Esta actitud de desprecio del riesgo no puede ser analiza­ del trabajo^. .
da literalmente como ocurre a menudó.'^lj^^ igno­ Las actitudes de negación y de desprecio hacia el peli­
•) rancia e inconciencia frente al riesgo sólo son una ostenta­ gro son una simple inversión de la proposición relativa al
ción. No podem os admitir sin Vúéstióhkrnos que los riesgo. Esta estrategia no basta. Conjurar el riesgo exige
sacrificios y testimonios más convincentes. Tal es así que
•)
82
>^i
mi
„razón que alcanza la dimensiÓii de una tradición de. oficio,
los obreros a veces agregan al riesgo de trabajo los riesgos y hasta de una verdadera “ideología defensiva” que es ca­
derivados de los grandes esfuerzos personales y de verda­ racterística de la profesión. Esta ideología necesita sacri­
deros concursos de habilidad y valentía. En estas pruebas, ficios y mártires. Es cierto que .algunos accidentes son el
compiten entre ellos, pero al hacerlo, todo ocurre como si resultado de estas conductas peligrosas y de estas competi­
fueran ellos los que crearan el riesgo en todos sus aspectos ciones en cuanto al desafi'o lanzado al riesgo. Midamos lo
y no fuera el peligro lo que se abate sobre ellos independien­ que permiten estos sacrificios: “Si se mató, es porque él lo
temente de su voluntad. Crear la situación o agravarla, es ■ quería, es lo que buscaba. Exageró”. ,,
en cierta medida ser dueño de ella. Esta estratagema posee É
h. Esto es qmzás verdad, pero sobre todo, ello pennite a
un valor simbólico que contiene la iniciativa y el dominio otros pensar que basta con no querer accidentarse para no
de los trabajadores sobre el peligro y no lo contrario. ser víctima, respuesta altamente capaz de calmar la. ansie­
El primer carácter de la fachada — la pseudo-incon- dad.
ciencia dél peligro— resulta en realidad del sistema defen­ La ideología defensiva tiene además un valor funcio­
sivo destinado a controlar la ansiedad. nal con respecto a la productividad. (Aqm se encuentra de-
La segunda especifidad es su carácter colectivo. Este sim ado lo que podríamos llamar cómo la explotación de la
sistema defensivo es compartido por todas las profesiones áhsiedád. La explotación del sufrimiento rnental y de los
de la constmcción. Para funcionar, este sistema tiene en mecanismos de defensa activados para luchar en su contra
efecto, la necesidad de encontrar confirmaciones. El único serán el objeto de un capítulo particular.) Aunque la ideo­
medio de asegurarja eficacia simbólica es la participación logía defensiva del oficio tiene un valor funcional para los
de todos en la estrategia defensiva. Nadie debe temer. Na- obreros de la obra, posee también un valor con respecto a los
,,dje debe dar a entender esto. Nadie debe quedar al margen \ obreros que no participan en el trabajo. En efecto, si un
dé éste código profesional.' Nadie debe negar la contribu­ \ obrero no-alcanza a retomar la ideología defensiva de la
ción individual al sistema defensivo. Nunca se debe ha­ construcción por su propia cuenta, si no llega por ese medio
blar de peligro, de riesgo, de accidente ni de miedo. Y estas a dominar su aprehensión, deberá dejar el trabajo. El gru-
consignas explícitas son respetadas. pój armado de la ideología-defensa, elimina a aquél que no
Los obreros río quieren que les hagamos acordar de soporta el riesgo. De esta forma^el más frágil de ellos es
aquello que tan costosamente buscan conjurar. Es una de las motivo de burla de los de'más. Si no renuncia a su timorata
razones por las cuales las campañas de seguridad encuen­ posición con rtspecto al grupo, tarde o temprano será elimi­
tran tal resistencia entre los obreros. Saben muy bien que
nado. Si esto es lo que ocurre, el grupo no solamente operó
el cinto de seguridad no acabará con todos los accidentes.
una verdadera seíección que garantiza el valor operado-
Obligarlos a que se lo coloquen, es ante todo recordarles que
nal de cada obrero que queda en la obra, pero, además, se
el peligro existe en la realidad, y al mismo tiempo tom a la
defendió contra la ansiedad qúe viene a reactivar a nivel
tarea aún más difícil, ya que se la encuentra más cargada
de los individuos y a nivel colectivo los propósitos y los
de ansiedad.
cóinportainientos del “miedoso”.
También, el rechazo y las resistencias encontradas en
Está es la importancia de la ideología-defensa en la
la construcción no son el hecho de una supuesta inconcieh-
continuidad del trabajo.
cia o inmadurez, sino más bien de una conducta deliberada
Se puede citar otro ejemplo que va en el mismo sentido.
que apunta precisamente a soportar un riesgo que, por su
E s lo ^q^^ podríamos llamar “el bautism o” de los jóvéhés
importancia, no sería plenamente atenuado con medidas
i.j ótíréfós qúe llegan a la obra. No es raro, en efecto, que s'éán
irrisorias de seguridad. v. .
objeto de una verdadera prueba de ingreso: “se lo abuchea”
Vemos ^que el sistema défensiyo requiere una gran cohe­
durante las comidas y se pone en duda su virilidad, se exi­
sión y úna solidez a pehgro de muerte. Es sin dudás por és“á

SA
% -

ge de él ciertas performances físicas, se lo observa... Se lo 3. La ansiedad en las tareas som etidas a una ca d e n cia
somete de hecho a la prueba de la ideología-defensa. Si sale *
victorioso, se lo acepta en el grupo como uno más, al mismo Los especialistas del hombre én situación de trabajo
tiempo que él retoma por su propia cuenta los elementos que í- nunca mencionaron la ansiedad de los trabajadores de la
constituyen la defensa colectiva. Si no soporta este clima, cadena o de los trabajadores remunerados según el rendi-
debe desistir, cosa que ocurre a veces. , i miento. Sin embargo esa ansiedad se observa a través de
La ideología defensiva, es entonces funcional a nivel todos los textos escritos por los obreros y en el discurso obre­
del grupo, de su cohesión, de su coraje, lo es también a nivel ro espontáneo con sólo prestar un poco de atención. ¿De
del trabajo; es la garantía de la productividad. dónde proviene tal ansiedad?
^3.
Iluminada de esta manera, la aparente “inconciencia” Proviene en menor medida de las condiciones psico-
de los obreros cambia de significado. Es el precio que deben químicas del trabajo que de la performance exigida, es
pagar para superar la carga de ansiedad que supone el tra­ decir del ritmo, la cadencia y las cantidades a respetar.
bajo. El rol del vino y del alcohol se articula con esta ideo­ Esta ansiedad aparece como particularmente clara en los
logía. El vino, el “calvados”, es el trago de energía, no tan­ trabajadores que recién se incorporan a un nuevo puesto.

V to físico como psicológico, que ayuda a afrontar las con­


diciones de trabajo. Antes de retomar el trabajo, un trago de
Hay poca o ninguna formación para llevar a cabo tareas
descalificadas. Por lo tanto ellas requieren siempre golpes
vino tinto ayuda por su valor simbólico y por su actividad de mano y una habilidad que es necesario conquistar^®

V
psicofarmacológica. El rol psicológico otorgado al vino se Incluso cuando el secreto de los golpes de mano ha sido ad­
junta de mtmera no fortuita con la tradición y con los hábi­ quirido, cuando cierta costumbre ha sido ganada al precio
tos de vida de los obreros. Ello está en armonía además con de esfuerzos y ansiedad con el tiempo y la experiencia, el
la sed engendrada por el esfuerzo físico. resultado obtenido es siempre puesto en cuestión por el au­
y En numerosas profesiones encontramos también siste­ mento de la cadencia que sobrevendrá un día u otro, o en
mas defensivos que son profundamente estructurados por razón de los cambios de puesto asignados sin consultar por
y la naturaleza del riesgo en cuestión. Si en ciertos casos es­ parte de la administración para “ tapar los huecos” ajlí
tos sistemas poseen analogías, en otros casos, son notoria­ donde faltan obreros que tupieron que p ^ a r de trabajar.
mente diferentes y específicos de la profesión. Es así como La ansiedad responde aguí al ritmo, a las cadencias, a
ocurre en la industria química en donde la ideología de­ la velocidad, y a través de ellos a los sueldos, a losnncenti-
fensiva es radicalmente diferente a la de la construcción. vos, a laLS,.primas. La situación de trabajo de los obreros re-
Ultima característica de la ideología defensiva: para munérados por pie'zas es txítáli^ por él riesgo
constituirla, es,necesaria la participación de un grupo obre­ de no mantener la cadencia y tener que abandonar.
ro, es decir no solamente una colectividad trabajando en "Ksta ansiedad, de la cual se habla muy poco, participa
un mismo lugar, sino un trabajo que exige una distribu­ tanto como la carga física del trabajo en el agotamiento
ción de las tareas entre los miembros de un equipo. En el progresivo de los obreros y en su desgaste. A diferencia de
caso del trabajo dividido y repetitivo, donde las comunica­ lo que se puede observar en los oficios donde el trabajo se
ciones entre los obreros son escasas y donde la organiza­ realiza en grupos, acá sólo hay modestas posibilidades
ción del trabajo es muy rígida, hay poco lugar para la ela­ para producir defemisás colectivas. Á 4uí lo esencial de la
boración de las ideologías defensivas (ver, capítulo I). ansiedad debe ser asumidQ-individualmente.Xá"úñíca dé-
/ fensa colectiva que pudimos observár es la que llamamos'
I “aceleración colectiya. en cadena”. Ya dirrios un ejemplo
■ - » más arriba. En L '£ í a 6/í,,R obert Linhart cuenta cómo un
grupo de obreros logró organizarse y repartir las tareas de
-:vf 4f.! "■
86
.-------------------------------------------------------------------------

■■‘.iV,.:

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manera tal que uno de ellos, turnándose, pueda abandonar ■’i.!
trabajo^. Las relaciones con la dirección, con la 'sü p erv i- ^
el trabajo durante algunos minutos. Práctica y concreta-
sión, con los otros trabajadores, s o n 'a vecés fastidiosas,
miente, abandonar el trabajo durante a la n o s , minutos ño
!' hasta incluso insoportables. En el caso de las industrias en
^s gran cosa en una jornada laboral de diez horas. Pero
donde el trabajo está sometido a la cadencia, podemos decir
simbólicamente, el grupo de obì-èros venció al ritmo, a la ve­
que las relaciones.con la jerarquía son fuente,; de úna an­
locidad y al tiempo. Cuando uno de ellos se detiene y sale de
siedad que se puede superponer con la que hem os hablado
la cadena, él,no es el único én gozar, todos los demás apro­
acerca del ritmo, de la productividad, de las cuotas, del
vechan. Todos participan en esta picardía simbólica de
rendim iento, de las primas y de las bonificaciones. Se
gran valor significativo, tanto con respecto a la victoria so­
puede superponer en la medida en que los supervisores y
bre la jerarquía como con respectó a la solidaridad que une
■los capataces tienen como tarea específica mantener y ali­
a los obreros durante ese instante. Se comprende que en
mentar esta ansiedad con respecto al rendimiento.
esas condiciones la ansiedad resultante de la lucha inin­ %
terrumpida contra los tiempos conduzca al obrero, cuando ' Sje debe hacer una mención especial respecto a las^.
tácticas í e ía dirección de la empresa. El encargado del %
ya adquirió un cierto hábito y un rudimento de control de su
grupo y el capataz usan muchas veces bravuconadas y fa~
puesto, a hacer un esfuerzo especial para no pèrder la venta­
ja con un cambio de puesto. ¡Es lo que ciertos psicólogos lla­ yorirismos para dividir a los obreros, de m anera que.
man la “resistencia al cambio”!^^, además de la ansiedad relativa a la productividad se
Al lado de la ansiedad de las cadencias, los obreros ha­ agregue la que resulta de lo que podemos comparár con el
blan sin ocultamiento de los riesgos que para su cuerpo im­ “sobrenombre” en el ejército. La desigualdad eií la di-
plican las condiciones fi'sicas, químicas y biológicas de su visióh del tmbajoj;^« es un arma temible de la cual seValen
trabajo. Los obreros saben que poseen un grado de morbili­ loSjéfés pára^ dar rienda suelta de su agresividad, hostili-
dad supérior al resto de la población y, sobre todo, que su es­ ° costumbre presentar estas relaciones
peranza de vida es diez o quince años inferior a la de los de trábajo en términos políticos y en términos de poder. La
frustración, la revuelta y la agresividad en las reacciones
m aestros^, La impresión de ser comido por dentro, desgas­
tado, degradado, corroído, usado o intoxicado es sentida por no pueden en la mayoría de los casos encontrar una sali­
da.. Se conocen mal los efectos de la represión de esta agre­
la mayoría de los obreros. Los obreros de todas las indus­
trias expresan esta ansiedad patente bajo esa forma deta­ sividad sobre el funcionamiento mental de los trabaja­
llada. Por ello es que podemos sorprendernos de que, en dores, apesar de que se pueda sospechar su importancia en
materia de Psicopatología del Trabajo, hayamos podido pa­ lá relación salud-trabajo. La discrirninación que opera, la
sar sin reparar al lado de esta ansiedad masiva. Justifica­ ser considerada
da por los hechos, esta ansiedad es parte integrante de la cónio un epifenómeno, o como un problema accesorio. For­
' carga de trabajo.^La ansiedad lya sea. que .provenga de las ma parte integrante de las tácticas de mando, a pesar de
—> que no sea explícitamente incluida en el rol de la jerar­
cadencias o de los riesgos que emanan de las malas condi­
ciones de trabajo), roe la salud mental de los trabajadores, quía. La situación más ejemplar a este respecto es la del
progresiva e inevitablemente, como el carbón que sofoca los séctqtMrdaxicL.y- de. los empleados de oficinas. ‘-
pulmones del minero afectado por silicosi^ ^ En los servicios de contabilidad, en las grandéá^ád-
ministraciOnes, los bancos, y los servicios, cuando el tra-
4. “ A n s ie d a d y r e la c io n e s de tra b a jo ” bajo no es organizado según el sistema Taylor podemos ob-
sérvaF"úna técnica específica de conducción. A quí ’ se
Por “relaciones de trabajo” nosotros entendemos todas particular las técnicas de discriminación. La
, . las^T^áciÓñeáJ-humanas creadas por la organización déT àprèéiàción del jefe abarca los puntos que entran en el
cálculo del salario, de la promoción, de los pedidos de tras-
% .

m
iado, de las licencias, de la distribución de las tareas, re­ ción, aseguran a;los supervisores un jgran poder. ‘ '
m traso autorizado o sancionado, etc. Las falsas esperanzas» i , ' El jefe también busca hacer háBlár á los enipleados so­
m^) particularmente.sobre, el, ascra son hábilmente alimen- bre sus compañeros. Lo que no puede obtener directamente
tadasi Las principales víctimas de este, sistema de conduc­ de la interesada, se lo arrebata a la ^colega, maHntencioA^^^
m ción son lais Q uieres. En ciertas administraciones, en or­ V,, modo se forma todo un sistema, de relaciones de
ganizaciones de servicio, los jefes recurren muchas veces sospecha y de espionaje. Esta trama es bastánte compacta y

a una convocatoria individual de los empleados. En la ofi­ coherente como para tom ar difícil la escapatoi-ia o simple­
m cina del jefe las amenazas ceden el lugar a un cambio de mente la no-participación en el sistema. Encarar en el tra­
actitud, a la benevolencia y al paternalismo. El problema bajo de oficina únicamente los dolores de posturas o la car­
m del trabajo es eludido mientras el debate se desplaza hacia__ ga psicosensorial es un grave error. A la falta de interés
m las cuestiones personales. La empleada es alentada para por el trabajo se agrega l.a_^siedad finto de las relaciones
hablar de sus dificultades familiares y materiales. Algu­ humanas profundamente parasitadas por la organización
m nas confidencias arrancadas de esa manera, servirán lue- : del trabajo.
go para la manipulación psicológica. No sólo las informa-__ El ejemplo del sector terciario es particularmente propi­
ciones adquiridas de esta manera son luego utilizadas cio para la introducción de un nuevo problema respecto a la
mt como medio de presión, sino que a veces se dan a conocer relación vida mental-trabajo. Se trata, en efecto, de no lim­
mi públicamente, activando o reactivando los conflictos y las itar la investigación a las relaciones individuales o colec­
rivalidades entre los empleados. tivas respecto de la organización del trabajo. De la organi­
«>)'■ De la misma forma, la dirección y los jefes de oficina zación del trabajo y de las restricciones que provoca al apa­
buscan meticulosamente las causas de las faltas al trabajo, rato mental (insatisfacción y ansiedad), ¿no podemos bus­
m
la naturaleza de los tratamientos seguidos, lo que les per­ car las repercusiones sobre las relaciones inter-indi-
m) mite servirse una vez más del secreto como palanca de viduales, es decir una modificación de las relaciones es­
manipulación psicológica: vergüenza y culpabilidad son pontáneas que podrían existir entre los empleados? En el

I
^suscitadas en cualquier ocasión Esta atmósfera tiene como__ caso del trabajo taylorizado, es el tejido relacional en sí
‘ m> efecto principal intoxicar las relaciones entre empleados y mismo el qúe de alguna manera se.disolvió. En el caso de
crear so^echa, rivalidad y perversidad entrelïnos y otros,
\
las profesiones expuestas a una fuerte carga de ansiedad
: «) r Así se encirentrá~^espIazado ercohfIicto~dFpDdteT."Dë“ con­
como en la construcción, por ejemplo, pudimos dam os
flictos en sentido vertical pasamos a contradicciones que
\^) cuenta de los eTectos nocivos de la ideología defensiva del
juegan ahora a niyeLhorizontal. Este clima psicológico no > oficio.
I «'1 es excepcional, es más bien la regla en los empleos de ofici-
La contaminación de las relaciones afectivas en el sec­
na. Apenas surgen tales rivalidades, eí jefe poHrá partici­
tor terciario, su desestructuración en el trabajo en cadena
1 par con el poder que le confiere su posición jerárquica. Po­
(un ejemplo caricatural es ofrecido en ciertas fábricas de
demos preguntamos por qué la manipulación psicológica
automotores de la región parisina en las que se constituye
toma tales dimensiones en los sectores terciarios. Los
m) una cadena siguiendo la siguiente secuencia: un obrero
tiempos, los ritmos de trabajo son más difíciles de hacer
árabe, y luego un yugoslavo, un francés, un turco, un
M) respetar que en el caso de la cadena, donde todos los obreros
español, un italiano, un portugués, etc., con el propósito de
se encuentran sometidos a la misma cadencia por la mis­
' **) impedir toda comunicación durante el trabajo), son tam­
ma velocidad de la cadena. En el trabajo de oficina, la vi­
bién fuente de un sufrimiento suplementario. Frustración
gilancia no puede ser ajustada por el metrónomo de la
fábrica. Del mismo modo la permanencia del co,,ntrcl debe y ansiedad, deben ser vividos en el aislamiento y la sole­
dad afectiva, que tiene como efecto agravarlas aún más.
0} ser recordada por otros medios. Rivalidad y discrimina-
}
90
M)
5. L as d iferen tes form a s de la a n sied a d j profesionales o de carácter profesional, aumento del índice
d ? m orbilida^^cortam iento de lá esperanza de viJa^ en“
Podem os rcagrupar esquem áticam ente; los diferentes , ferm edad^^psicosom áticas”. Dijimos anteriormente que
componentes de la ansiedad en tres rubros: la s condiciones de trabajo impactaban sobre el cuerpo
mientras que la organización del trabajo tiene como objeti-
a) La ansiedad relativa a la degradación del funciona- . yo el aparato mental. Hay que agregar ahora que las ma­
psico-afectivo: En Base a lo las condiciones de trabajo no sólo son nocivas para el cuer­
dicToo^ elpárrafo anterior se pueden extraer dos tipos de po, sino también para el espíritu. La ansiedad resultante de
ansiedad. LajgjTmgrjxj^ desestructuración de jas '"Jas" amenazas contra la integridad del organismo es clara-
rfilíiciones psico-afectivas espontáneas con los compañeros mente de naturajeza mental. La^ ansiedad es el brote
de trabajoT'o' de su" iritoxicaciiíñ'pórTardiscnmm ación y la
sospecha; o de la implicación fólrzada^eñlas relaciones de
vióTeiicia y de agresividad con Tá''j‘érarquí^^^ La perturba­
Í psíquico del riesgo que hace correr al cuerpo la nocividad de
fas co'ndíconesdejrabajo. , "

ción de las inversiones afectivas provQcadas..por Ja qrga- c) La ansiedad engendrada por^ la “disciplina del ham^
mzación del trabajo puede poner en peligro el equilibrio fcre”.‘TA pesar de un siifrimiento mental _del cual ya no po-
menUAl de los trabajadores. Generalmente son concientes démos decir que se lo ignoraba, los trabajadores permane­
de este riésgo. La necesidad de descargar la agresividad cen en sus puestos. Exponen su equilibrio y funciona­
conduce a la contaminación de las relaciones fuera de la miento mental a la amenaza que contiene el trabajo jg^ra
fábrica y en particular de las relaciones familiares. _Eer hacer frente a una exigencia que es aún más imperiosa:
cnrrir a bebidas alcohólicas es a veces.una forma de ate- sobrevivir. Ansiedad de la muerte. Ciertos autores llaman
nuar la tensión interior. Finalmente, el consumo„iie_.psi- a ésta ansiedad como la “disciplina del hambre”^'^. Si se
c'ólr0^pTc^s~^estinados^a la agre- encuentra en parte ocultada en la clase obrera, esta ansie­
sividiul y de la tensión, interior^.e5„una_úItima_solución. El dad es sin embargo particularmente explícita en el sub-
segxmdó tipo de ansiedad se refiere a_la desorganización proletariado (vér capítulo I). Pero en todos los casos la dis­
del iuncionamiento mental. Ya mencionamos en el capí­ ciplina del hambre no forma parte directamente de la rela­
tulo de la insiitisfacción en el trabajo, la¿j:eatrifidanes^aue ción hombre-organización del trabajo. Ella es más bien su
tprminan en una autorepresión del propio funcionamiento condición.
y ftn ei estuerzó por 'ioani.teo¿f los comportamientos, Antes de retomar el estudio de la insatisfacción y la an­
condicionado^ De estos efectos;específicos de la organiza­ siedad para analizar sus efectos sobre la salud, nos detén-
ción del trabíijo sobre la vida mental de los trabajadores, drémos en un caso particular de la relación hombre-
resulta una ansiedad específica compartida por gran parte trabajo en la que se acumula una importantísima cantidad
de la clase obrera: sentimiento de esclerosis mental, de de molestias. 'Veremos que en lugar de suscitar una ansie­
parálisis'dé^áTmáginación, dejajpüiésta en r^eposo d e ja in- dad proporcional, estas temibles condiciones de trabajo
teligt'nciaj^en cierto modo dé despe7s¿ii¿Dza¿ióñ, están en el origen de una excepcional adecuación hombre-
tarea. Esté destino mental insólito del peligro resulta de re­
b) La ansifdad relativa a la desrádación del organismo: laciones complejas entre satisfacción y ansiedad. Había­
La Sí'güñdiríorma de ansiedad r^eiuItaTdel riesgo que pesa mos precisado que la distinción entre estos dos sectores de
sobra la salud física. Las malas condiciones de trabajo po- la carga psíquica era arbitraria y propuesta sólo por las'ne-
rieiTeir^ligr'.'' al. cuerpo de dos maneras: riesgo de acci- cesidades de hacer esta-presentación. El capítulo siguiente
deñtí de carácter repefftiñó y ^ a y e d~e entrada^ está destinado a mostrar que el análisis de los detalles- no
ra s?^ «íi® sftfS c^ m uerte).'lnesgo’ de eriferrnedades debe adelantarse a la observación del conjunto.
Capítulo IV

UN E JE M P L O EN CO N TRAPO SICIO N :
L A AVIACION D E C A ZA

P rese n ta ció n d e la situ ación

Una base de aviación de caza se presenta como una in­


mensa colectividad que reúne miles de personas compro­
metidas en una tarea común, al igual que las obreras de
una colmena, para que pueda realizarse la misión de los
pilotos que son apenas unas decenas en total. Aparece en­
tonces una ruptura entre el personal navegante y el resto de
la colectividad. Una ruptura que, de hecho, es activamente
mantenida por los mismos pilotos. Podríamos dar a esta
actitud psicológica varias explicaciones en la que tendría
lugar una vez más la existencia de un sistema defensivo
específico, “ideología del oficio”, destinada a evitar las
discusiones inoportunas que podrían cuestionar su orgullo
de “caballeros del cielo”. Esta ideología no es un efecto se­
cundario del trabajo sino que es, como es posible mostrarlo,
una verdadera necesidad de mantener una moral de or­
gullo, de insolencia y de agresividad.
f'Ai;;;,. ^'::'í;'CX.06ÍÁ Cada una de estas actitudes es, como lo veremos luego,
r-r I sí ■-'fW'lí'líxX; Vbf-Wr A , C t ? indispensable para afrontar las condiciones de trabajo. A
, R^^J í t í í: C A un piloto de caza no le gusta hablar de él a un extraño en
m términos personales, así como sobre las razones que lo
llevaron a elegir ese empleo, ni incluso hablar de su traba-

m 96
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m
-£®'.
VsV:

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joJ Contrariamente a los pilotos de aviones de transporte, difíciles de soportar y que exponen al piloto a riesgos de
que son de más fácil contacto, se interesan en las cues­ aeroembolismo, de disbarismo, de hipoxia y hasta pérdidas
tiones médicas y hablan, extensa y voluntariamente sobre u , de concicimiento.' Las aceleraciones hégativás b positivas
la naturaleza de su trabajtf y las condiciones de trabajo, los pueden llegar a alcanzar 7 g, lo que ocasiona desórdenes
pilotos dé caza tieneií una actitud verdaderamente dife­ en el sistema cardiovascular, la presión arterial, los liga­
rente. J ' mentos suspensores de las visceras, etc. El ruido es a veces'
Al parecer los pilotos de caza tienen una relación con su muy intenso (e incluso en ciertos aviones provoca sorderas
trabajo mucho más tensa que los pilotos de transporte; el profesionales: por ejemplo en la aeronaval). Las’ vibra­
equilibrio psicológico realizado individualmente y en gru­ ciones de baja frecuencia, así como las trepidaciones del
po (en las escuádriHas) a propósito de las experiencias la­ aparato son muy penosas y el casco es inútil para protegerlo
borales apárece como mucho más costoso y exige, entonces, de los golpes contra el vidrio. Las condiciones de lum ino­
ser protegido de las miradas indiscretas y especialmente sidad varían con la meteorología, la hora del vuelo y, du­
de toda conversación o diálogo que pueda poner en eviden­ rante im mismo vuelo, esto puede suceder en un instante en
cia las cuestiones de seguridad y de accidente. función de la altitud, mientras se alternan encandila-
El grupo de los pilotos de caza vive al margen para pro­ miento y oscuridad, con lo cual la lectura de los instru­
teger su forma de funcionar, y tál vez sería "convenienté mentos de vuelo se vuelve particularm ente fastidiosa.
respetar este distanciamiento sin el cual una conversación Además, el ambiente químico puede estar contaminado por
fuera de lugar podría traducirse, sin mediatización, en in­ las inhalaciones de gases quemados, de vapores o de gases
cidentes durante los vuelos siguientes. tóxicos. Concluiremos diciendo que también existen riesí-
gos de explosión y de quemaduras.
L as co n d ic io n e é de tra b a jo Sólo pueden apreciar con ju steza estas enormes ten­
siones aquellos que ya tuvieron su experiencia con los a-
En un avión de caza se concentra una cantidad impor­ viortes de caza. A pesar de los dolores en los oídos, los
tante de tensiones relacionadas con el entorno. Imagine­ desórdenes neurovegetativos, las náuseas, los dolores ab-
mos un piloto de caza en su cockpit; su situación no tiene domirìalès, las hipersialoreas, los sudores, las cefaleas,
nada de envidiable. El espacio de que dispone, reducido al los problemas visuales (disminución del campo visual,
mínimo, deja justo el lugar para sentarse incómodamente velo ríegro, velo rojo, displopía), las dificultades respira­
en un asiento metálico (en el cual la rigidez está justifica­ torias durante las grandes aceleraciones, los cambios en
da por argumentos de seguridad con relación a la eyec­ la presión a rterial— a pesar de todas estas molestias—-, el
ción). Apretado por las múltiples correas que le rodeán el pilotò debe conservar intacta toda su lucidez y sus facul­
cuerpo y muslos, apenas puede moverse; el casco está lo su­ tades psicosensoriales para poder vigilar los indicadores,
ficientemente ajustado sobre su cabeza como para no des­ las pantallas de radar, las señales luminosas de varios
prenderse en caso de eyección; la nariz y la boca están cu­ colores o alternativas, las señales de alarma, las informa­
biertas por una máscara que está conectada por medio de un ciones visuales y sonoras. El debe, por otra parte, vigilar el
tubo a las reservas de oxígeno del 'avión; en las manos, exterior y mantener conversaciones con sus compañeros,
guantes y dobles guantes son indispensables para luchar con el control aéreo terrestre y todo esto en dos lenguas
contra el frío. El trabajo exige a veces desplegar una im ­ (francés e inglés) según quién sea cada interlocutor.
portante fuerza física (para poder accionar el mango que se El funcionafniento hombre-máquina£x4?c la perfección:
vuelve inquietantemente rígido en ciertas posiciones del El menor desperfecto en este mecanismo sincronizado de
aparato). Las variacionés de temperatura pueden ser con­ fracción de segundo, significar la
siderables, así como los cambios de presión que a veces son müéfító. Si el altímetro le da un dato incorrecto, si el hóri-
T "WÍ--

%
%
%

%) zonte artificial se desvía lentamente, si aparece una pérdi­ .objeto de todas las atenciones. La operaciOnalidad de la
da de aceite, si una rajadura hecha por el desgaste llega a ayiación de cáza d.epende de las perfpjm tóces dé los pilotos
% romper una aleta del compresor, si el piloto sucumbe a un y de la buena adaptación hombre-máquina. És por ese mo­
% instante de distracción, si por una aceleración mal calcu­ tivo; que la orgíQííiación del trabajo se preocupa no sola­
lada el piloto descuida un segundo su atención, si duda so­ mente del p rop eso tá n ico sino que se dedica de lleno,'por
bre un procedimiento en caso de incidente, si él está pertur­ así decirlo, a favorecer el trabajo de los pilotos.
bado por una orden mal enunciada por el jefe de En la organización del trabajo, podem os recoger tres
escuadrilla, si tan solo se encuentra un poco “tenso” por ejél'^'íiriíicipales alrededor de los cuales se orientan los es­
causa de un motivo familiar... Cualquiera de estos factores fuerzos por el mejoramiento de las relaciones hombre-
tomados individualmente puede precipitarlo a la muerte. m áquina.
De esta proximidad permanente con la muerte, de la pro­
hibición de tener desfallecimientos materiales, físicos o Adaptación del trabajo al hombre.
psíquicos, surge una ansiedad que solo tiene su equivalente
en la dimensión fuera de lo común de los r ie s g o s que im ­ Las técnicas utilizadas para adaptar el trabajo al hom­
plica una misión aérea. bre en el campo de la aeronaútica. son las que cuentan con
Si agregamos a esta descripción el hecho de que ciertos el mayor número de realizaciones. Se lograron progresos
instrumentos de navegación, de tiro o de pilotaje no siem­ considerables mucho antes de que se iniciara la campaña
pre son precisos, y sobre todo que sufren distintas desvia­ por el mejoramiento de las condiciones de trabajo en la in-
ciones según los aparatos, si sabemos que los accidentes sonorización, l¡a climatización, la presurización, los me­
graves no son excepcionales, podemos preguntam os ¿por dios de telecomunicaciones, la iluminación, la concepción
qué existe todavía gente para afrontar tales condiciones de del puesto de trabajo, la presentación racional de los ins­
trabajo? trumentos, la automatización de los cálculos, la, duplica­
Los argumentos de orden material tienen escaso peso si ción de los instmmentos como medida de seguridad, la di­
consideramos que un número importante de los pilotos de visión del trabajo entre los operadores, etc... que culmi­
caza es reclutado de entre los suboficiales para los cuales el naron en los aviones de transporte que conocemos hoy en
sueldo no supera, o solo es un poco mayor que el de tm em­ día y que son “más seguros que los colectivos”.
pleado de oficina. Es en otras instancias que tendremos
que buscar las explicaciones. A d a p ta ció n d e l h o m b re al tra b a jo .

Posición original de la relación salud- Este segundo eje desempeña sin duda un papel prepon­
organización del trabajo derante; se trata en efecto, del aprendizaje, de la formación
y del entrenamiento de los pilotos de caza. Sería demasia­
A diferencia de lo que observamos en la producción in­ do extenso en este momento mencionar el curriculum vitae
dustrial, o en la construcción, podemos cons'tatar que en la de un piloto. Basta con saber que, reclutado entre los me­
aviación de caza, pilotos y superiores generalmente se po­ jores elementos de la Escuela del Aire, recibe una forma­
nen de acuerdo para mejorar la relación salud-trabajo. ción de ingeniero y de técnico, es sometido a un entrena­
Cada avión representa una verdadera fortuna y para ase­ miento físico intenso, se beneficia cón un aprendizaje
gurar que vuelva a su base es necesario que los pilotos estén aéreo que, por sus condiciones, pone en cuestionamiento to­
“en buena salud”. Además, un piloto ciíiesta caro, por su for­ dos los otros cursos teórico-prácticos que se dictan en las es­
mación (avión, Base-Escuela, cpmbustiblé destinado a la cuelas y universidades (relación numérica entre profe­
instrucción, etc.) de tal forma que su vida ^ es sores y alum nos, m edios m ateriales puestos a su
disposición, etc.).
M

. Pero este entrenamiento y esta formación prosiguen y se


prolongan durante toda su vida profesional. No se trata de La preparación técnica para llevar a cabo las misionés es
dejar bajo ninguna circunstancia que el alumno pruebe o también -Una preparación ásícóiÓ gicS 'al W ciáénté, a lo im ­
trate de enbontrar por sí solo los procedim iénüs á utilizar previsto, al accidente, a tMas e ^ s situaciones que proyec­
en¡caso de emergencia (contrariamente a lo que observa­ tan al piloto a la proximidad ae la muerte. Ella tiene un
mos en la industria química por ejemplo (ver capítulo 5)V. papel considerable eh la defensa que es puesta en práctica
Un aparato solamente es puesto en servicio una vez que fue para luchar contra la ansiedad y el miedo.
sometido a una serie de pruebas convincentes y es entrega­
do a las fuerzas armadas con todos los procedimientos ne­ La s e le cció n de lo s p ilo to s
cesarios y todas las reglas de Utilización.
Luego de cada accidente tiene lugar una investigación La adaptación de la relación hombre-máquina y la bue­
técnica de una calidad tan excepcional que haría palidecer na calidad de la relación salud-trabajo descansan tam ­
a todos-los miembros de los comités de higiene y seguridad bién sobre la selección ya que solamente se reclutan súj'etos
de Francia y Navarra. El menor detalle, lá menor sospe­ rigurosamente seleccionados, física y psicológicaníénte.
cha, tiene como consecuencia una nueva nòta de servicio, Desde hace tiempo en la aviación de caza, no se registran
que se distribuye-en todas las Báses de Francia, tiene qúe. accidentes causados por desórdenes psicológicos. Hay una
ser respetada dando la orden de proceder a una revisación buena selección médica que al ingresar, es perfectamente
sistemática de todos los aviones o de reemplazar determi­ eficaz. En este caso la medicina del trabajo es de calidad.
nada pieza de todos los motores, etc. Todo error p negligen­ Es uno de los sectores donde los médicos del trabajo son de
cia en el mantenimiento del material es sistemiáticamen- los más competentes. Pero incluso aquí, la vigiláncia
te sancionada. Notamos la gran diferencia que hay res­ médica, aunque no hace ninguná indulgencia frente a un
pecto dé las lamentables discusiones acerca de las causas y resfrío (que podría provocar catástrofes por causa de las va­
responsabilidades de los accidentes en .la_ industria. riaciones de presión), procede sobre todo por eliminación.
Toda la actividad del piloto en la Base y en tierra está La prohibición, momentánea o incluso definitiva de volar,
centrada en darle los medios, no solamente de limitar al es decretada a partir del mismo momento en que aparece
máximo los riesgos o incertidumbres durante su misión, una pequeña anomalía física. Tal selección prosigue du­
sino también en corregir las eventuales anomalías que rante toda su carrera.
podrían aparecer en vuelo: aprender a servirse de los ins­ Adaptación real de las condiciones de trabajó al hom-
trumentos así como de los nuevos artefactos ¿ verificar los bré, entrenamiento riguroso de los pilotos, selección “hasta
procedimientos correspondientes a cada incidente, recitar el extremo”, llevan al perfeccionam iento de, la relación
y repetir las etapas sucesivas de cada procedimiento, prepa­ hom bre-m áquina.
rar minuciosamente cada misión, tomar en cuenta los da­ Sin embargo, la organización del trabajo en la aviación
tos metereológicos, entrenarse en el simulador, etc. No de caza está al servicio de la salud y dé la seguridad de este
existe, según nuestro conocimiento,una situación de traba­ personal solamente por n&cesiá&á. Salad y seguridad están
jo comparable en cualquier, otra rama de actividad donde estrechamente relacionados con la operacionalidad, pero no
se haya impulsado y mantenido con tanta asiduidad y vo­ son sinónimos. Efectivamente, existe un debate'^5 en térmi­
luntarismo el nivel de formación de los operadores. nos muy crudos acerca de este tema: ¿qué relación existe
Toda actividad en tierra, además de su valor técnico, entre la seguridad y la operacionalidad?. Resulta evidente
real y concreto, juega un papel fundamental desde el punto qué si ponemos la seguridad en el puesto de comando póde-
de vista psíquico al ser\ñdo del equilibrio^^ .^.mosgéfectivamente hacer disminuir (o incluso hacer ide-
;-''ííó'-ídáÜ'1f é ‘1á'péi^^ sapárecer) todos los accidentes. Es lo que ocurre, por ejem-
pio, en los transportes aéreos militares donde los acci­
dentes ya casi no existen . En cambio, en la aviación de' En la aviación de caza, la primera característica de la '
, , relación entre el hombre y su trabajo y entre la ansiedad y ’
caza, persiste todavía un residuo cuyas causas ;ya no son
materiales. Es lo que se llama “factor humano”. Sin em ­ el riesgo, es su destino radicalmente diferente del que se
puede observar, por ejemplo, en la construcción o en la pe-
bargo estos accidentes son “útiles” para mantener la agre­
irofiuímica. A pesar del mantenimiento minuciosa de un
sividad y el gusto por el riesgo por parte de los pilotos de
caza. íii#^ ;:i^ sid u al, organización del trabajo, jerarquía y pilo­
tos se ponen de acuerdo para mejorar la seguridad, lo que
En cambio, en el caso de los vuelos de transporte se pone
no es el caso en la industria. Por otra parte, la superioridad
la seguridad en el primer plano de los valores morales e
jerárquica brinda un esfuerzo considerable en la instruc­
ideológicos: aplicar los procedimientos, no tomar nunca
ción para que los pilotos adquieran ún verdadero control
riesgos inútiles, no hacer ninguna hazaña, considerar al
sobre ese riesgo, el aprendizaje no es aquí una palabra en
profesionalismo y a la seriedad como las mejores cuali­
vano. Una vez más, la situación es bien diferente de lo que
dades... Las actitudes tontas, temerarias, aventureras, son
observamos en la industria.
proscriptas y sancionadas. El fin integra a los medios.
En la aviación de caza, demasiada seguridad conduce a
L a cu estión de la sa tisfa cció n en el tra b a jo
transformar la fuerza aérea en una gran escuela y no en
un instrumento operacional. Todo está .centrado en la agre­
A pesar de la adaptación del trabajo al hombre y de la
sividad, en el éxito a cualquier precio, el coraje, la acción,
adaptación del hombre al trabajo, los riesgos son aún im­
la proeza, el heroísmo, etc. El fin prevalece sobre los medios . portantes, las condiciones de trabajo siguen siendo todavía
Hacer un tonel de más o de menos, volar a una altitud in­
de ujna rigurosidad excepcional; incidentes y accidentes
ferior a la indicada, utilizar la post-combustión, ser ri­
no son excepcionales. El efecto que tiene la satisfacción en
guroso sobre los incidentes, respetar Iqs procedimientos de
el trabajo permite absorber esta diferencia. La misma pro­
tiro, todo esto no tiene importancia. Solo cuenta el resulta­ viene de distintos orígenes.
do. Hay que ser operacional , con el peligro de asumir ries­
La ideología de los cazadores: el piloto retoma, por su
gos en todo momento; o sea, en otras palabras, menospre­
cuenta, los objetivos del ejército, de la aviación y de la
ciar la seguridad. “Acá no somos conductores de micros”. caza. Los pilotos de caza piensan que forman una élite.
Toda mejora en las performances del avión o de sus poten­ Elite, primero, en el seno del ejército, yá que la fuerza aé­
cialidades permite al piloto asumir todavía un número rea es más respetada que la marina, y a su vez, la marina
mayor de riesgos. más que el ejército de tierra. En segundo lugar éhte dentro
Tenemos, entonces, una limitación de la seguridad a de la fuerza aérea ya que son los “caballeros del aire”. Es
nivel de los hombres pero también a nivel de los aparatos. entre ellos que se recluta el Estado Mayor de la Fuerza Aé­
Sería sin duda más prudente construir aparatos bimotores, rea. Elite por fin, respecto de la nación y admirados por
pero esto costaría más caro y hay que prever la pérdida de casi todo el mundo: héroes, ellos encarnan la síntesis del
aviones en caso de guerra. Entonces los pilotos tienen que coraje individual y de la competencia técnica, ellos repre­
aprender a reencender su único motor en el caso de que este sentan el ideal del que todo lo puede que encontramos en to­
fallara en vuelo. Efectivamente, ellos lo sabep„hacer, ya dos los niños y que a menudo permanece latente en muchos
que este incidente muy frecuente ocurre varias veces du­ adultos. El elitismo es admitido, cultivado, y los pilotos de
rante la carrera del piloto de caza. Son también numerosos caza mantienen un desprecio hacia todo el resto de la hu­
los que tuvieron que eyectarse luego de una niptura del manidad, miserablemente reducida a su condición de te­
compresor. rrestres. La admiración de la cual son objeto y el orgullo
inigualado por otras profesiones están fundados precisa-

102 - -k
mente en la confrontación con ese peligro ejemplificado en La importancia dada en este trabajo a la motivaciór,
el oficio. Admiración, orgullo, éxito y dominio de la anv modifica radicàliìiente los„datos relativos a la; Psicopato-
gustia están ligados en una forma inseparable y se valorií í "logia del Trabájo con respecto a lo que observamos en la
zan unos a otros. ' clase obrera. ; ' ' ‘ '
j La motivación y el interés por el trabajo: efectivamente, La diversidad del trabajo, la complejidad de la tarea, la
la'tarea del piloto de caza es de una complejidad, inusual y calificación que es requerida, el perfeccionam iento per­
necesita, cómo ya lo señalamos, una perfecta asociación de manente, la libre elección de la tarea, el lugar que ocupa la
todas las cualidades intelectuales, psicológicas y físicas; motivación, el ejercicio simultáneo de todas las potenciali­
Pocos-oficios réálizan tal unidad teórico-práctica y pocas dades físicas, psicosensoriales è intelectuales, colocan a la
situaciones reclaman tantas capacidades a uri solo sujeto y --. aviación de caza en una oposición punto por punto acerca de
en forma simultánea. La valorización del cuerpo y de la lo que describimos en la industria y particularmente en
mente debido á esta situación de trabajo es el reflejo de la las tareas repetitivas. ' i ..
síntesis trabajó intelectual-trabajo manUal. ; Este ejemplo contrario nos. muestra que los dos sufri­
mientos principales qúe surgen de la relación ’hómbre-
E l lu g a r e x c e p c io n a l que ó cü p a la m ó tiv á ció n organización del trabajo, es decir, la ansiedad por una
parte y la insatisfacción por otra, no ocupan una posición
En el oficio'dé piloto de caza, la motivación es objeto de de igual nivel en la dinámica psicopatológica. La aviación
lina atención ejemplar por parte de los superiores. de caza nos muestra que una ansiedad de considerable inten­
sidad puede perfectamente ser tolerada con la condición de
— Primero a nivel de la selección, donde, entre los cri­ que sea equilibrada por la acción del sistema motivación-
terios de elección de los candidatos se acuerda un interés sáiisfdcción. En otras palabras, los efectos de la ansiedad o-
muy particular á los juegos que fueron preferidos durante casionados por la organización del trabajo están sujetos al
la niñez: .el gusto por el aeromodelismo, lectura de aventu­ rnultiplicador o al divisor que depende de la satisfacción en el
ras, relatos de pilotos, gusto por la mecánica, experiencia trabajo.
en aeroclubes, etcétera.
— Luego, durante toda su formación, los superiores otor­ La estinictura m ental de los p ilo to s de ca za .
gan una nota evaluando el deseo de volar, la búsqueda de
misiones arriesgadas, la “agresividad” de los alumnos pi-' Guando nos referim os a este ejemplo, es fácil darse
lotos, todo eso catalogado bajo la rúbrica “ dinamismo”. cuenta de la: dificultad para diferenciar, en la insatisfac­
Duda, desaliento, decaimiento de la motivación son minu­ ción' én el trabajo, lo que releva del,contenido significativo
ciosamente observados, consignados y tomados en consi­ y lo que correspónde al contenido ergonòmico del trabajo.
deración. Dáda lá diversidad de las exigencias; de la tarea, las múl­
— Finalmente, durante toda la vida del piloto de caza, le tiples molestias y la cantidad de aptitudes y de cualidades
basta con no tener ganas de trabajar para que sea au­ psicomotrices y psicosensoriales que son requeridas, és ob­
tomáticamente dispensado de hacerlo. Por más que su de­ vió que esté trabajo conviene solamente a un número limi­
seo dure solo algunos días o semanas, en el momento en tado de individuos. Dado lo que está en juego, tanto en su
que ya no tenga más ganas de volar, su descalificación no aspecto material como estratégico, es evidente que no se
se hará esperar. Esto es así porque en este empleo háy que pueden imponer estas tareas a cualquier trabajador cómo
estar motivádo a cada instante, porque en caso contrario el 0cu:^é,en otras ramas de actividad. Habíamos dicho que la
enfrentam iento con el peligro, podría terminar en una .ansiedad relativa al riesgo que supone la tarea puede,'de
alguna forma, ser modulada por la relación con la satis­
facción. "S.’;;-:..
jetos que pueden ocupar un lugar muy preciado respecto de
lintre los dos componentes de la satisfacción_en el trabar­ su ideal del yó.'De hecho, la horabséxúalidad'láitenté'es una
ían relación con el contenido ergonòmico" y él contenido de las características de los pilotos de caza. El deseo de re­
i///i)nc«tivo) existe también una rela<^ión jerárquica. La cibir una confirmación narcisista por parte de sus seme-
marcha de las aptitudes psíquicas y psicosenso- ...jantes lleva al sujeto a exhibirse ante ellos.jEsté comporta-
y satifacción que resulta de ello, no pueden po- evidente en los escuadrones, donde el exhibicio­
ii'«(/do manifiesto a menos que antes haya un compromi- nismo no corresponde únicamente a las cualidades excep­
|)(tii»do en que se descuenta la satisiacción proveniente cionales, sino también al conjunto constituido por la perso­
*^|() Íí< relación del contenido significativo de la tarea. Es na física y su vestimenta. Podemos ver el poder con que el
II’ Krto que debemos insistir con un pocci» más de detalle so- ideal del yo se ejerce sobre los pilotos de caza de una mane­
lo que sigHificativamente está en juégo y el placer de la ra tan demostrativa en otra situación: a menudo ellos
,'.'lición dol piloto de caza. ¡ están casados con mujeres hermosas, ricas en color, repre­
jOuáles son entonces las motivaciones del piloto de sentativas, y establecen con ellas relaciones donde deben
iMi'i El deseo de volar condensa lás aspiraciones de ser dar prueba, ante las miradas de todos, de su virilidad y de
1 )odoroso, de superación y de liberación con relación a su poder. Sin embargo las relaciones conyugales no afec­
!' imites humanos: liberarse de la gravedad, de los tan jamás la inversión libidinal inicial, narcisista, im-
velocidad y de la distancia. El piloto de caza as- plementada en el trabajo. Cuando se realiza una transfor­
ilt'H liberarse de las restricciones, no tanto psíquicas sino mación más importante en la vida fam iliar, estalla un
*',l,)riales. Volar es liberarse de las leyes de la fi'sica. Vo- conflicto entre la vida profesional y el compromiso fami-
1 1' nolo es una situación muy valorada por los pilotos de lial que a menudo culmina exp¿rimentando_angustias en
i'itftti opone a lo que ocurre, en la aviación de el transcurso de una misión y paulatinamente con una re­
' Importe con la división del trabajo que se efectúa en planteo de la actividad desarrollada en el lugar de traba­
1luipo entre varios hombres. Volar solo representa el su- jo .
'himuo placer donde el piloto se entrega al gozo narcicista. Otra característica es que la transgresión permanente
l;,( OHO.S instantes privilegiados se logra una verdadera re- que supone ese trabajo no acarrea ninguna culpabilidad.
^molliación entre el yo adulto y las aspiraciones arcaicas Por más que sea un combate aéreo o la muerte del adversa­
\ |l idoal (ideal del yo) fuente de un sentimiento de bienes- rio, en ningún momento notaremos rastros de remordi­
tiv\' d<' victoria y de exaltación. En la etapa de formación en miento. La agresividad es muy valorizada, es úna exigen­
iCiiOUola, encontramos a veces alumnos que no llegan a cia fundamental del oficio; ella choca con pocos obstáculos
ideal con la realidad. Después de varios fraca- y en el caso contrario conduce inevitablemente a la inca­
OO vuelo, el alumno-piloto muy fogoso es generalmente pacidad psíquica del piloto para volar. Cuando esto último
*»ViAdo de lado. sucede, lo que predomina no es tanto el sentimiento de cul­
' I.UOKO, el ideal del yo queda convertido eneZ principal pabilidad como la pérdida de confianza en sí mismo, la
‘vív'vr de la actividad profesional : si es capaz de despreciar desvalorización narcisista, mientras nace al mismo tiem­
i>^Utrro que afronta cada día, es porque el pilp|Q. es guiado po una sintomatología de carácter depresivo.
V r rtiipiraciones esencialmente orientadas hacia la supe- Es por eso que la profesión de piloto de caza parece estar
'.jvóu’" ' mismo. El ideal del yo tiene tambíéivotro papel ligada a una fijación en un estado pregenital y pre-edípico
^vv\ irt vida del piloto de caza: su pertenencia al grupo de pi- del desarollo de la personalidad.
^ ni escuadrón, a la escuadra- Preso de su narcisismo, Sin embargo, la profesión de piloto de caza exige poseer
'"dudablemente encontrar su doble en sus colegas, y en forma simultánea una visión acertada de la realidad y
^^^nu>nte es capaz de identificar y brindar amor a los ob­ sólidas bases en el campo del conocimiento y de la discipli­

’ .V.- ■■ -ó ’.
0\

na científica y técnica. Hay que tener presente que todas miento, y sobre todo en el éxito, que llega a superar Su an­
estas disciplinas, son enseñadas en tierra en un marco gustia. És por eso que valoriza sobre todas lás cosas su con­ 0 )
muy jerarquizado y muy militarizado. A l ,,m de la ’ dición de piloto solitario, en un avión monoplaza, situación 0 )
forijnación técnica, ,la form ación'm ilitar ocupa un lugar qüe a cualquier otra estructura de personalidad le pare­
importante. Este punto es esencial: la formación en tierra, cería como algo temible, insostenible y monstruoso. Obte­ 0]
■que es felativámente larga y repetitiva, prosigue,durante nemos entonces la siguiente conclusión, “la angustia de 0
toda su carrera; está estrechamente ligada a la vida m ili­ los límites” no es reactivada solamente por el hecho de vo­
tar; Esta observación nos hace pensar que la moderación lar, sino que es ante todo la motivación misma del vuelo. 0
necesaria de las aspiraciones del ideal del yo está asegura­ La vida profesional es una respuesta grandiosa a esta an-
0
da por el apoyo exterior (el orden militar) que se expresa por ■gustia desmedida.
medio de las necesidades de la realidad, de la disciplina y Esta descripción del piloto de caza es menos caricatural
de lo prohibido, es decir el Superyo. de lo que podríamos creer. En efecto, las reiteradas inves­
Las características de los pilotos de caza pueden enton­ tigaciones nos muestran que todos los pilotos de caza 'bpera-
ces enunciarse así: falta de madurez, interrupción del de- cipnales presentan características psicológicas réalmente
sarollo mental a mitad camino entré la etapa-fálica y la estandariizadas. Toda variación respecto de ese modelo
etapa genital, hipèrtròfia del ideal del yo en detrimento del conduce irrem ediablem ente a una descalificación, a un
superyo, importancia del narcisismo \:on respecto a las re­ traslado o a un accidente. Esto se entiende si tenemos en
laciones objetivadas, una homosexualidad que es más con­ cuenta el hecho de que el menor desfallecimiento en la mo­
templativa, comparativa y exhibicionista que puesta en tivación, el entusiasmo o la agresividad, puede llegar a re­
práctica. El conflicto más característico es el que opone el plantear la calidad de la “performance”, lo que en esté caso
yo frente al ideal del yo, y la a n ^ stia que resulta de ello se significa un accidente.
sitúa en el espacio del narcisimo. Estas personálidades son Estas Comprobaciones nos hacen plantear natural­
las dél tipó'que fueron señaladas por Kohut^^. La angxistia mente una pregunta: ¿cómo se llegan a seleccionar indivi­
fundamental del piloto de caza sería la de un ser limitado, duos que presentan simultáneamente aptitudes en cálidad
de un ser comparable al común de los mortales, un ser ne­ y en cantidad excepcionales y a la vez un sistema de moti­
cesariamente modesto, que tiene que reconocer la existen­ vación tan insólito?
cia del otro y sus diferencias, un ser que es llevado a inver­
tir sus deseos en otro que no sea él mismo, que no se basta a E l tem a de la s e le c c ió n m en ta l
sí mismo.
En el piloto de caza, esta “angustia de los límites” se ubi­ Dirigida al cuerpo físico y a las cualidades intelectua­
ca en el centro de la vida mental, de sus elecciones, de su les én primer lugar, la selección es tan draconiana como el
orientación, a tal punto que su vida profesional aparece número de aviones, y por lo tanto, el númeí^ de pilotos re­
como una respuesta . Afrontar la,adversidad, el peligro, de­ queridos es particularmente restringido.
safiar las circunstancias y la naturaleza, proyectarse en A pesar de que la selección fi'sica sea muy conocida, la
Una situación de riesgo, no representa para la personalidad selección psíquica no está instituida, a excepción de la ad­
del piloto la misma performance que para un neurótico me­ ministración de algunas baterías de tests para los sub­
dio. Es, por el contrario, una superación del conflicto nar­ oficiales, pero generalmente es considerada como inexis­
cisista que opone el piloto a su propia imagen, algo así como tente, y de todas forma imposible. Esta selección existe'de
im cable a tierra para su angustia fundamental. Cuando él hecho, pero responde a modalidades muy particulares;'Se
desafía las fuerzas de la naturaleza, en realidad se está realiza entre dos polos. En un extremo la población qüe se
_, desa§.a^Oja sí rniSTOO, y es en ese énifrentamientof y ■sobre dice estar motivada, y por el otro las condiciones objetivas
de trabajo.
»
%

■;y:>
I>a s e le c c ió n

En el centro.de la motivación retenemolaél pl^ del i En lo que se refiere a la selección física, ya dijimos que
poder absoluto y la formación agresiva, en otras palabras, ella alcanzó un nivel excelente de eficacia gracias al
la asociación combatividad-gusto por el riesgo. Estos dos progreso de los métodos de diagnóstico clínico, psicológico
caracteres son todavía bastante vastos como para abarcar y biológico. Prácticamente ya no hay más errores^en la se­
una población de candidatos que es mucho más importante lección. La “selección nerviosa”: señala de hecho las “per­
de la que quedará ál final del curso. En cierta medida, las form ances” psico-sensoriom otrices. Para los sub-oficia-
condiciones de trabajo determinan el “grado” de agresivi­ les, se efectúa por intermedio de tests de nivel y de tests
dad necesaria y su forma. Si el avión es seguro y complejo, psicomotrices. Los oficiales que se forman en las grandes
si la misión no presenta un gran peligro ( como es el caso academias no están sometidos a tales tests. Al parecer, la
Zy de los aviones de transporte), la agresividad debe, ante misrna naturaleza de los estudios elim ina espontánea­
todo, ser canaHzada en el placer del dominio técnico. mente a los que no reúnen las aptitudes que son requeri­
Por lo contrario, si las condiciones de trabajo suponen das. La “selección intelectual” : se superpone con la selec­
un riesgo máximo y un enfrentamiento directo con el ene­ ción nerviosa y los medios clásicos de tipo pedagógico en
migo (avión de caza, misión de intercepción ), la agresivi­ las Academias. El control de los conocimientos funciona
dad necesaria debe ser particularmente potente y debe con­ por eliminación. Al término de esta selección, los “factores
servar su forma inicial en el desairollo' psicológico de la psicológicos” solamente han sido tomados en cuenta en la
personalidad, es decir que debe preservar su objetivo de medida en que ellos se manifiesten por síntomas que afec­
destrucción. Como ejemplo podemos comparar los pilotos de
tan las “perform ances” fi'sicas nerviosas p intelectuales.
los Mirage III con los pilotos del Mirage IV (de bombardeo).
Por cierto, esta selección elimina los enfermos mentales
En este último, las condiciones de trabajo son intermedias
graves, afectados por síndromes deficitarios y de grave i-
entre las del transporte y las de caza. Se trata de alcanzar
nestabilidad emocional, pero es aún una selección rudi­
el objetivo por una trayectoria simple, desplegando ante
mentaria pues no ha permitido realizar la adecuación psi­
todo los esfuerzos técnicos (empleo de instrumentos sofisti­
cados, complejos sistemas electrónicos para escapar a la cológica de la población a las condiciones de trabajo.
detección del radar), es decir que se sitúen más en el campo
del control, que en el del coraje. El objetivo de la misión no F o r m a c ió n -p r o g r e s ió n
es destruir, en un combate a duelo, un enemigo comparable
a sí mismo en fuerza, sino que se trata de llegar al objetivo La formación en las Bases-Academias no depende ex­
gracias a una buena navegación y de largar una bomba clusivamente de elementos técnicos situados fuera de toda
como se largaría un paquete. relación psico-afectiva. Formación y progresión aseguran
Entre los dos polos (de la motivación hasta las condi­ también una selección propiamente psíquica. Esta se reali­
ciones objetivas del trabajo) la orientación del piloto no es za por intermedio de la relación pro/esor-a/um no en un
un hecho casual. Ella se pone en práctica por el juego arti­ proceso de identificación.
culado de: El profesor (que seguramente ya está adaptado a las con­
diciones de trabajo) concreta en su persona, sin ser siem­
— La selección física, intelectual y técnica^ con sus pre conciente de ello, las cualidades psíquicas necesarias
dos aspectos cualitativo y cuantitativo. para los futuros pilotos. Si el alumno-piloto llega a identifi­
— La formación-progresión . carse con el instructor piloto de caza, es porque él también
— La adaptación. -^ posee lo esencial de las cualidades afectivas, agresivas y
“motivadoras” de su profesor. El mecanismo de identifica­

r.)
")
-')
.

ción funciona en los dos sentidos; los más viejos a veces co-, Aunque la ‘"selección psíquica” es diferente de la triple
mentan lo siguiente acerca de los jóvenes pilotos que alea­ selección física, nerviosa e intelectual (muchas veces, ca­
ban de llegar: “este muchacho no tiene el perfil de cáza” y á lificada de objetiva), aquella no se llevó a cabo sin coheren­
menudo su veredicto es luego confirmado. Esta particular cia. Por lo contrario, es el resultado del juego oculto de las
aptitud de los viejos para juzgar a los más jóvenes se debe a relaciones que acompañan la progresión del alumno desde
la necesidad de reconocerse en sus colegas por las vías ya las evaluaciones o test de ingreso hasta su calificación
mencionadas de su narcisismo y de su capacidad de identi­ como piloto operacional. ' ,
ficación. Es durante la formación que se realiza la orien­ En última instancia, el funcionamiento de la cadena
tación hacia las diferentes carreras en función de las ca­ selectiva está ante todo determinado por las condiciones de
racterísticas de la personalidad de cada piloto. trabajo. Cuando en el futuro se modifiquen los Mirage III,
A pesar de no ser objetiva, y de ser dependiente de los el número de misiones y su contenido, y que cambie rápi­
carácteres específicos del profesor o del instructor, esta damente su conducción, se m odificarán los criterios
orientación-selección, que actúa por medio de una relación implícitos de la “adaptación”, cambiarán los instriictóres
de identificación y que no depende de los caracteres propios que provienen de las escuadras, cambiará la orientación
del maestro o profesor, no es sin embargo menos eficaz. hacia las distintas ramas de la aviación militar para un
Deducimos fácilmente de este análisis que la calidad de mismo alumno y, finalmente, los excluidos y los que fra-
un instructor no depende exclusivamente de su valor pe­ cásaron.en la progresión y en la adaptación ya no serán los
dagógico, sino también de sn representatividad psicológica mi s mo s.
en relación con las cualidades psíquicas que son requeri­ Las condiciones objetivas de trabajo determinan el ni­
das por el trabajo que está encargado de representar frente vel y él contenido de la adaptación y por consiguiente in­
á sus alumnos. De esta forma, el elemento principal de la fluyen sobre toda la cadena que culmina en una serie de
selección,psíquica de los pilotos de caza es, ante todo, la re­ elecciones de la cualidades psíquicas que son necesarias
lación instructor-alumno en la parte práctica de la forma­ para el piloto de caza afectado a un nuevo tipo de avión, de
ción aeronáutica. la naturaleza de las relaciones interpersonales del grupo,
del nivel de angustia a tolerar y, finalmente, de la agre­
La adaptación - sividad indispensable.
Dé todo ello se desprende, entonces, una selécción
Es la modalidad más sutil y psicológicamente más fina psíquica de los pilotos de caza, que a pesar de ser superflua
de la selección de los pilotos de caza. La adaptación es en es, sin embargo, de una extraordinaria eficacia. La buena
cierta forma la adhesión del joven piloto no solamente a las calidad de la relación motivación-satisfacción y, particu­
condiciones de trabajo propiamente dichas, sino también a larmente, el placer que proviene del contenido significkti-
los valores morales y a la ideología de la escuadra, es decir vo y simbólico del trabajo son absolutamente indispensa­
a todo lo que anteriormente se definió como el sistema de­ bles para m antener la máxima “perform ance” ergonò­
fensivo elaborado colectivamente por ^l grupo de los pilotos mica y también para atenuar la ansiedad. Para ser peiíec-
( que forman la escuadrilla, la escuadra). A ese nivel, las ta, la adecuación hombre-trabajo necesita no solamente un
cualidades físicas, nerviosas, intelectuales y técnicas ya contenido excepcionalmente interesante de la tareá, sino
no están más en juego.Lo que cuenta ahora es precisamente también úna selección rigurosa entre los postulantes para
la calidad de las relaciones con sus camaradas, la adhe­ ese oficio. La adaptación excepcional del placer prove­
sión a los valores ya existentes, y también la pmrticipación niente del trabajo a deseo, en el caso del piloto de ciaía, le
de manera colectiva en su elaboración y en su consolida- perm ite afrontar diariamente las condiciones de trabajo
que son particularmente nocivas y tolerar una ansiedad
que, a nuestro juicio, no se produce en ninguna otra situa­
ción de trabajo. La estructura mental muy particular de los
pilotos de caza contiene tal vez un “grano de locura” que nó;
es inútil para osar desafiar la muerte cada día.
La pregunta que aún permanece sin contestar es si el
cuerpo del piloto de caza al igual que su locura, no es racio­ ÍEtííiJSi
Capítulo V ,
nalmente explotada por los que lo dirigen y por la organi­
zación del trabajo.
Antes de estudiar las consecuencias del sufrimiento
E L SU FRIM IEN TO E X PLO TA D O
asumido por los trabajadores, debemos desviam os un poco
para analizar im punto crucial: la explotación del sufri­
miento y de los mecanismos de defensa destinados a conte-
, nerlo, mediante la organización del trabajo.

Aquí hemos llegado al capítulo más insólito, que des­


pués de haber suscitado nuestra propia incredulidad, des­
pertará sin dudas la misma inquietud y sospecha en eí lec­
tor. La actitud espontánea consiste en tomar al sufrimiento
físico como punto de referencia. Toda enferm edad del
cuerpo no puede ser más que nefasta para la productividad
y la rentabilidad de la empresa. Pero ahora constatamos
una vez más que el sufrimiento mental no se ubica en otros
esquemas explicativos que no sean los forjados por él mis­
mo. Es una diferencia esencial que marcá la oposición en­
tre la medicina y el psicoanálisis. Ya hemos mencionado
en capítulos precedentes algimos aspectos “funcionales”
del sufrimiento para la productividad. En las tareas repeti­
tivas, los comportamientos condicionados no son única­
mente consecuencias de la organización del trabajo. Por
otro lado, estructuran toda la vida fuera del trabajo contri­
buyendo de esa forma a someter a los obreros a la produc­
tividad. La traducción de la vida mental propia de los obre­
ros es útil para implementar un comportamiento condicio­
nado que sea favorable a la producción. El sufrimiento
mental aparece en este marco como el intermediario ne­
cesario del sometimiento del cuerpo.
Al estudiar la rama de la construcción, ya hemos
señalado el valor funcional de la ideología defensiva del
oficiow respecto tanto de la continuidad del trabajó sometido . — “Seguidamente hay que volcar la información
í'.. >: , ' bajo la forma ‘respuesta’ ”;M 'el lenguaje ¿(pifie
a un gran riesgo, como respecto a la selección del personal.
En la aviación de caza, es la explotación de una locura 'ft. do de la empresa de telecomunicaciones”. " ^ '
muy específica la que permite encontrar los hombres ca­ ■— “Finalmente, tenemos el derecho de dar una res-
paces de lanzarse hacia un desafi'o mortal contra los ele­ puesa libremente elegida, sólo ante una fónnula
mentos de la naturaleza. : de cortesía por parte del aÍx)nado”. - s
Pero eso ño es todo y para ilustrar nuestro propósito hare­ — “No podemos colgar antes que el abonado, ya que
mos referencia a dos ejemplos tomados de la industria. éste lo debe hacer primero. Por lo tanto no tene­
Con los telefonistas veremos cómo el sufrimiento que pro­ mos ningún poder sobre el interlocutor”.
viene de la insatisfacción puede ser utilizado para aumen­ — “No sabemos cuántos llamados vamos a tener. No
tar la productividad. La industria petroquímica será la existe ningún control sobre la cantidad de lla­
oportunidad de m ostrar cómo la ansiedad puede ser un mados a procesar. Los llamados se repiten üho
mecanismo fundamental de la organización del trabajo. tras otro. Lo penoso son las informaciones mal
enunciadas o que ya caducaron. Esto obliga a una
1. La explotación de la frustración búsqueda más prolongada. No debemos hacer
más de tres fichas (es decir que está prohibido
Presentam os a continuación algunas notas prove­ hacer más de tres búsquedas para encontrar la
nientes de una investigación sobre las telefonistas (cuyo información que nos pidieron). Por más que sea
autor es Dominique Dessors, pero el trabajo no había sido cierto o no, tenemos que responder: ‘la informa­
publicado aún ). ción no figura b^'o ese nombre’, para no decir qué
la oficina de correos no la tiene. Luego hay que
, — “El trabajo nos vuelve tontos” . esperar que el abonado termine de protestar y que
— “A fuerza de permanecer sentadas, tenemos la cola corte la comunicación”. “Durante la formación,
chata, terminamos teniendo una cola tonta”. el aprendizaje, nos enseñan a no ser muy ama­
— “El trabajo es com pletam ente falso. Cuando bles, pues hay que desalentar a la gente para qüe
hablás, es la empresa de telecomunicaciones la no recurra a las inform aciones telefónicas” .
que habla. Cuándo salís del trabajo, hablás a la “Las informaciones (ásí nos lo enseñan) existen
gente óon las frases dé la empresa de telecomuni­ porque la guía telefónica es incomprensible”.:
ca cion es” .
i — “Las frases que debemos decir es: ‘operadora 496, a) Control y jerarquía
yo escucho’ ni siquiera podemos decir buen día”.
— “¿Qué desea?” , no podemos decir, por ejemplo, Podemos ser escuchados en cualquier momento y sin
“¿que quiere?”. " saberlo; Háy una supervisora por cada diez o quince per­
— “Luego hay que confrontar la información, es de­ sonas. Ella dispone de lo siguiente:
cir que hay que reformularla en un lenguaje co­
dificado después de haberla filtrado”. — medidores de cantidad de llamados (de 45 a 5() en
— “Después hay que retener la información e irla a general, 120 para las operadoras);
buscar en las microfichas. Este esfuerzo de m e­ — de cronómetros para el tiempo de cada llamada. -■
moria no es fácil; sobre, todo al p rin c ip ió „¿
iu:^:nLuèèSr*débemos repetir'^a infórmáci^n |^ iSi íá ¿üpervisora está de mal humor, siempre hay'algo
bajo la forma de una ‘pregunta’” . para reprochar: ya sea que el lenguaje empleado no es el


“Solamente podemos colgar en el mornento en que no
correcto, es demasiado lento, o demasiado corto. Termina­ :h^y abonadpí^^^ la línéa.^ .^jfes hay que repe­
mos teniento tortícolis de tanto vigilar a la súpervisora”. tir:;,“^ hay nadie en la línea, nadie?, corto’, es el único
» Existe un verdadero pánico por la entrada en línea de la caso en el que podemos cortar. Pero como tenemos que re-
súpervisora, que nos califica y luego vuelca las evalua­ p e ji g é ^ tres veces, cuándo sabemos perfectamente^que no
ciones en un fichero. Este fichero es indestructible. En un hay nadie del otro lado de la línea, eso nos idiotiza”.:
90% de los casos, las operadoras son originarias de las pro­ “Cambiamos de puesto a cada interrupción, mañana o
vincias. Ellas encuentran aquí en París su primer empleo. tarde. Pero antes de iniciar cada comunicación, hay que
Dado que es un trabajo con muy mala fama y detestado, to­ anunciar el número de puesto, para que en los reclamos, el
das ellas figuran en listas de espera para ser trasladadas abonado encuentre un culpable. Entonces, ahora ya sabe­
al interior, donde el trabajo es más aliviado, donde reen­ mos cómo proceder; cuando apenas se inicia la comunica­
cuentran sus ciudades de origen. Pero la posibilidad de ser ción, balbuceamos un número de puesto en forma incom­
trasladadas hacia las provincias depende de las califica­ prensible”.
cion es. “A. la salida del trabajo, en el subte, las puertas au­
En esta central, hay 400 operadoras, ysonlOOO los puestos tomáticas se cierran después de emitir un sonido que se pa­
en todo París. ; rece al de un teléfono. Entonces decimos sin p,ensar nues­
De noche hay hombres ya que las mujeres no tienen el tro número de puesto”.
derecho de trabajar. Por la noche, el personal está reducido “Cuando nos dicen buen día, respondemos ‘¿qué de­
de manera tal que se pueda mantener la misma cadencia sea?".
que durante el día. “A veces en el trabajo sabemos una inform ación de
A veces, uno es llevado a decir cosas estúpidas. Por mem oria, pero no confiam os en ella, no confiam os en
4, ejemplo, un abonado nos pregunta un púmero del interior nuestra propia memoria, y verificamos sistemáticamente.
del país, y nosotros le preguntamos si tiene el número de su Luego pensamos en los números que sobre todo son evoca­
m, receptor. El abonado se pone nervioso y pos pregunta si nos dos por cifras, por ejemplo, el bus 84. Nos acostumbramos
estamos burlando de él. En efecto, la búsqueda puede estar también a un tipo de pronunciación más pausada. Nos re­
‘^i' dirigida hacia el código de la provincia o hacia el número sulta mucho más fácil hablar así que hacerlo norm al­
del abonado dentro de la provincia. mente. Nos entienden mejor. No hay que repetir. A la sali­
“Estos insultos y subidas de tono nos ponen bajo tensión. da del trabajo, o durante las pausas, seguimos hablando
M uchas empleadas son antillanas, y tienen un acento con esa voz gangosa, como en el sketch de Yves Montand
francés de ultramar, de forma tal que a menuda reciben in­ (‘El telegrama’).”
sultos racistas. Con una sola respuesta desagradable ya “Desde el punto de vista de las cadencias, podemos cons­
m, nos arruinan todo el día”. tatar que cuando estamos nerviosas, lo que más deseamos
“Estamos atados a nuestro puesto, por el casco, que está es que el abonado se vaya, que corte la comunicación, para
provisto de un hilo muy corto. Estamos atados, y si nos da­ así libramos de él. Es por esa causa que respondemos más
mos vuelta, la corta extensión del cable nos detiene. Tene­ rápido. Pero, apenas cuelga, enseguida le sigue otro llama­
m os vina verdadera sensación de encadenamiento”. do. Concluyendo, cuanto más nerviosas estamos, más
“Además, tenemos un solo parlante en el casco. Con la rápido hablamos, y más llamados tenemos”.
otra oreja escuchamos el ruido ambiental de la sala. Escu­ “Cuando salgo, cruzo la calle únicamente sobre los pa­
chamos a los otros colegas que hablan, y hay una interfe­ sajes peatonales, cosa que nunca hacía antes. Cuando bajo
rencia con la voz del interlocutor, sobre todo si se trata de la. escalera, me tengo de la baranda. Tengo miedo de
■’¿'una m ujer”. ■ .. caerme y romperme la cara. Ya no me tengo confianza. El

n}
• fn loro m u y ch ato. T od o es gris . •forma, la operadora tiene que reprimir sus propias inten­
en torn o m e p a rece in coi ' term in a n p or a ba rcar to d a ciones, sus propias iniciativas, su propio lériguaje, en otraa
L a s re s tr ic cio n e s ü o t ^ u n a p a u sa ,' m ira m o s palabras su perso^oíídací . Hablar en el lenguaje de la em­
la v id a . P o r e je m p lo , q u e m ien tra s trab aja- presa de telecomunicaciones es en todo momento prohibirse
n u estro reloj tres vocoh m de ser uno mismo.
tnos” . „ m á s largas o suplementarias, hace No solamente está prohibido expresarse y transmitir,
“Para tener pausas, m ^ -„goecto a la jerarquía. Hay mediante la respuesta al interlocutor, el menor fragmento
falta toda una estraloipn e j e m p l o ‘¿La caja está de sus deseos, de su buen humor, de su cansancio, dé su
cosas para preguntar, agresividad como respuesta al insulto, o de su placer en un
abierta? ” . intercambio donde se comunica simpatía, pero ni siquiera
hay que escuchar lo que, en los propósitos del otro, lleva la
b) Discusión huella del interlocutor. No hay que escuchar la forma dél
. • o a ro ce n d e sta ca rse tres elem en tos discurso del otro. No hay que detenerse en los detalles de su
D e é s ta en trev isli». ^
expresión. No hay que escucharlo en los momentos en que
p r in c ip a le s : .-„ „ H d a d d e la s in fo r m a c io n e s te le -, duda. No hay que recibir su tono desagradable. De su dis­
— Prim ero, la curso, únicamente hay que extraer la información pedida.
fó n ica s . _ con ten ido del trabajo. H ay qUe reem plazar su enunciado traduciéndolo, de­
- S e g u id o , la re la cio n a d a s con la je - purándolo, transformándolo, dándole la forma y el conte­
F in a lm e n te , y org a n iza ción del trabajo, nido deseado por la empresa de telecomunicaciones. Esto
ra rq u ía , las ordtím a y
llega al absurdo cuando se pronuncian estas palabras'di-
- L a finalidad i c l»-- r„orr.acicnes por tó é /b .o rigidás al silencio: “¿No hay nadie en la línea?, ¿nadié?
yo corto”, , palabras que son repetidas tres veces.
. 7 • oor teléfon o e xisten p o rq u e la gu ía Es en los dos sentidos del intercambio que la forma y el
L a s in fo rm a cio n e s P j^^^^^p^ensible. E l ejem plo que contenido del trabajo prohiben la relación. Existe una con­
te le fó n ica es , . l u i e n t e : el p lu ra l del n egocio “A u x tradicción fundamental entre una herramienta destinada
p od em os b rin d a r es . i - ^ a lfab ético, de a la comunicación y la prohibición que se establece sobre
Fleurs” no e s t á t o m : u l o en c'je in fo rm a c ió n en la
toda relación psico-afectiva. " .
m a n e r a ta l q u e, P‘\'l' - c s i v a m e n t e las le tra s A .U .F . y no
gu ía, h a y que b uscai «v en ton ces que p a sa r och o h o- — El tercer aspecto trata sobre la Jerarquía, la conduc­
A .U .X .F N osotros ^ „3, p ro lo n g a ció n de la
ción, el control y la organización del trabajo.
ra s p o r d ía sien do •
gu ía es a lgo espantoso.
Estar permanentemente en situación de ser controlado
es el eje de esta violencia del poder. No podemos imaginar
un disciplinamiento más eficaz y más perfecto que el he­
C.>rm‘\ y contenido del trabajo son más o cho de poder ser controlado en todo momento, sin ni siquie­
En nuestro caso, limitado, tan irriso- ra saber en qué momento se realiza el control. Es de algu­
menos sinónimos, r'l informa na manera la fabricación artificial de iih autocontrol: Ya
rio y estereotipado lenguaje de la em-
que temer ser vigilado, es al mismo tiempo vigilarse a sí
Nos dicen Q'ie h-VN ^ admitida ninguna des­ mismo. El temor y la ansiedad son los medios por loá
presa de telecomximv -u ^ de frases,^ni en cuales sé logra hacer respetar la prescripción jerárquicáP
p a r t -ííó n u M ffl^ fW t ie r t a En el primer plano, se destaca la ansiedad: actuar con-
)’.i; ■
121,y
120
i! ;■
forme a las órdenes, obedecer y protegerse de la ansiedad ciplina del hambre), a la operadora le conviene invertir
que engendra el riesgo dz ser descubierto cometkndo^rrores. esta energía en beneficio de su adaptación a,la tarea. Me-
Este ejemplo aporta una ilustración" soBfe üó diante un proceso que transforma la agresividad en culpa­
hemos descripto: bilidad (por medio de un vuelco contra sí mismo^^ se for-
m á :^ > ’círculo cerrado en el cual la frustración alimenta el
— con respecto al sufrimiento que resulta del contenido disciplinam iento-base del com portam iento condicionado
vacío del sentido de la tarea, qué fíie el tema tratado en el capítulo II). La operadora se
— con respecto al trabajo repetitivo como prototipo de vuelve creadora de su propio condicionamiento.
sistema disciplinario, Esa es la primera vía de salida que ofrece la agresivi­
— con respecto a los comportamientos condicionados. dad emocional a la frustración.
Resultado de un compromiso entre un “estar mejor” ' En el mismo puesto de trabajo, se puede establecer un
(con respecto al esfuerzo que necesita la autorepre- circuito similar.
sión conciente) y un “estar menos bien” (con respecto Frente al abonado irrespetuoso, la reacción agresiva no
a la vida psíquica espontánea), el condicionamiento tiene más posibilidades de exteriorizarse que con la super-
constituye algo así como la sintomatología de la neuro­ visora, precisamente a causa de la supervisión. Prohibido
sis in corp órea por la organización del trabajo. responder en forma agresiva, prohibido cortar la comuni­
cación, prohibido hacer enojar al interlocutor haciéndolo
La explotación del sufrimiento esperar indefinidamente... la única solución autorizada
consiste en reducir la duración de la comunicación, condu­
Pero el trabajo de las telefonistas nos brinda la oportuni- cir al abonado para que corte más rápido. De modo tal que
dad” dej^a^GiT^al^11ciM ieaíre Tᔓl-eiísíóa ner­ la única solución, desde ya insuficiente, ä la agresividad, es
vosa* y la productividad., trabajar más ràpido. Es este un hecho extraordinario que
C uantojnásjierviosa esté la operadora, m á s j^ e s iv a se conduce a aumentar la productividad exasperando a las o-
sentirá, y tanto más tendrá que intensificar.ía autorepre- peradoras. Es por eso que la súpervisora no obtendrá un
sión. Las reíacciones a ^ e sivas son provocadas por el inter­ m ejor rendim iento obligándolas a que trabajen más
locutor, por la súpervisora, y por el contenido inapropiado, rápido, sino que lo logra creando irritación y tensión ner­
de la tarea. viosa en los empleados.
La frustración y las provocaciones van acumulando sus Por un lado, la angustia es la correa de transmisión de
efectoFpara luego suscitar conjuntamente una agresividad \& represión, por el otro, irritación y tensión nerviosa son
en las relaciones. los medios para arrancar un sobretrabajo.
Es esa agresividad la que luego será explotada^BQr-la_or- Concluimos entonces que, en este trabajo de ojpéradora.
ganización del trabajo. de i^ormaciori^s telefónica^ el sufrimiento psíq_uico, lejos
SI no poder encontrar una salida directa, ¿cuál puede de ser un epifenómeno, es el instrumento para obtener el tra­
ser el destino de esta agresividad? Un análisis que no bajo. ' ,
viene al caso detallar ahora, nos mostraría que la única El trabajo no produce sufrimiento, es el sufrimiento el
salida consiste en volcar la agresividad contjra uno mis- que produce tfS ajp.
mo'*°. - Para aumentar el trabajo basta con tirar del cordón del
La autoagresión puede tomar múltiples fbfinas. Pero el sufrimento psíquico (siempre y cuando se respeten los
predominio de la organización del trabajo ^ene aquí un límites y la capacidad de cada uno, sin lo cual, uno se
papel importante. arriesga a descompensar uno u otro,, a través de una crisis
Ante la necesidad de respetar la realidad (aálário y dis- de nervios, por ejemplo).
Más que una verdadera organización del trabajo, la defensa deplegadq8^ coMrA esi£M^J.mignto. En el caso de la
vigiiancia de las operadoras aparece como una tecnología- operadoras telefónicas, el sufrimiento próviéhé^de la orga­
del poder mediatizada por el sufrimientOvpsíquicp. Esta ob­ nización del trabajo “robotizante”, expulsando el propio de­
servación ya fue hecha con anterioridad por Bégoin, pero seo del .sujeto. La frustración y la agresividad que resul­
no íncontraba su explicación en la teoría pavloviana. tan, así como la tensión y el nerviosism o son especí­
“¿n tre ellas algunas alcanzan rendimientos conside­ ficamente explotados para áumentar el ritmo de produc­
rables, no por un exceso de celo, sino porque el trabajo, como ción .
dicen ellas, las pone nerviosas, y cuanto más nerviosas
están, más rápido trabajan”. Por regla general, son las 2. L a e x p lo ta ció n de la a n sied ad íw
“más nerviosas” en el sentido de que son las más irrita­
bles, las menos pacientes, etc., las que tienen mejores^ren- En las industrias químicas, la ignorancia reina-,sobre
dimientos. Podemos afirmar sin exageración que el “ner­ el proceso de producción y sus incidentes. La organización
viosismo” de las operadoras (uno de los elementos esen­ no puede brindar organigramas de las tareas a causa, de la
ciales en el cuadro de su neurosis) es una enfermedad ne­ naturaleza misma del trabajo que se estructura alrededor
cesaria en las actuales condiciones para el desenvolvi­ de los incidentes que hay que enfrentar. •
miento de sus tareas profesionales. EÍ sistema de evalua­ La ignomncia de los obreros: en la mayoría de los; casos,
ción y la forma en que se hace el cálculo del rendimiento 1^ 8 obreros ignoran^ el fiincionamiento exacto del^prpceso
no hacen más que agravar este estado de las cosas (Bégoin, % íifi los -díferentes etc. Apenas po­
pag. 146). seen algunos conocimientos que son rastros de un aprendi­
Un ejemplo extraordinario de la utilización de la neuro­ zaje discontinuo: el nombre del producto de entrada y el de
sis fue dado por el mismo Bégoin. Es tan ilustrativo que salida, él nombre de la instalación, su peso en toneladas,
hacía.,obvio todo comentario: “Un médico del trabajo nos sua características generales, au fecha de instalación, al­
trajo una ilustración sorprendente (...). En una empresa se gunos datos cuantitativos referentes a su temperatura y
había seleccionado, para hacer un trabajo delicado que ne­ presión límites, etc., tal como son proporcionados sobre los
cesitaba una habilidad profesional superior, a una cierta tableros de la sala de control. Pero no hay un conocimiento
cantidad de ‘las mejores dactilógrafas’ de la empresa. coherente, ni sobre el proceso de producción en sí mismo, ni
Ellas fueron colocadas en ese trabajo que era particular­ sobre él fiincionam iento de las iristalaciones. No existe
mente intensivo. Al cabo de poco tiempo, todas debieron re­ ninguna formación sobre ese tema destinada a los obreros.
nunciar a su trabajo por causa de transtornos graves que El sábér circula a nivel de los ingenieros, de las oficinas
fueron díagnosticados conio manifestaciones de hipertiroi- de estudio, de la sedé central en París, etcétera.
dismo, cosa que se percibió haciendo una historia clínica Nó hay conocimiento continuo, pero sin embargo hay un
cuidadosa, dado que anteriormente ya presentaban algu­ conocimiento. En efecto, los obreros poseen conocimientos
nos síntomas. Se concluye, entonces que la selección profe­ considerables sobfre la empresa. Ellos aprenden espontá-
sional con miras' a un trabajo difícil, había seleccionado al néámente, a¡ la larga y por costumbre, una cierta cantidad
mismo tiempo mediante algo así como una coincidencia, de “ secretos de oficio” . El secreto de oficio, es la forma
los sujetos que presentaban un campo hipertiroidiano” pragmática y operatoria del saber obrero. Es por eso q ü éla
(Pág.196). Podemos comparar la explotación del hipertiroi- gerencia da algunas consignas: la temperatura de ciérto
dismo en los dactilógrafos con la locura narcisista entre tanqüe no debe sobrépasar los 70° C, que la presión á un
los pilotos de caza. - t. ;. cierto nivel no supere las 25 atm., el flujo no tiene queídia-
Lo que es explotado por la organización del trabajo no es mmuir- aquí de una cierta cantidad de toneladas por hora:
m fél süfriri^/itÓ'eriWmisn^ sin^o^máé bien de Pero estas consignas son muy insuficientes. Los obre-
T
-“ %:■
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TOS aprenden poco a poco a intervenir sobre las etapas inter­ „ •dades, pero llegan a la fábrica sin conocim ientos
m,
mediarias; para que la temperatura no sup^^e^ierto niv^, • prácticos. “Al principio, la dirección los rhahda a visitar
hay que mantener flujo de llegada que “bombee el calor”. las instalaciones, entonces nosotros los mandamos a visi-
Asimismo, tal nivel de ruido corresponde a un P.V.C. (clo­ ■tar y^seguir caños que no conducen a ningún lugar. Esto a
ruro de polivinilo, producto que ingresa en la fabricación ,-veces se prolonga durante varios días”. Luego; alícabo de
de ciertas materias plásticas) que fluye bien; este otro sig­ Váífios días de este pequeño juego, se dan cuenta de que no
nifica que “hace burbujas”. Es a la larga que el obrero aso­ van a poder arreglarse solos. Cuando la dirección los au­
%)> cia las observaciones hechas por los obreros con más exper­ toriza a terminar con las visitas, entonces se refugian en
m. iencia, sobre la calidad del producto recibido, con el ruido__ las oficinas y no se los vuelve a ver nunca más”.
de la máquina. Este conocimiento no Se escribe, no se ofi­ En efecto, resulta que los cuadros o ejecutivos, por su
m cializa, circula entre los obreros cuando hay un “buen cli­ parte, no saben hacer andar las instalaciones. El saber teó­
m ma”. Su transmisión es exclusivamente oral. La to^lidad rico es insuficiente para esta práctica industrial insólita.
de los secré^s de ofició que son a c u m u la d o s y poseídos en El saber operatorio se reduce sólo a las consignas oficiales,
m forma colectiva por los obreros es lo que hace andar la, pero son pobres con respecto a lo que representan en su con­
fábrica. . • junto, los “secretos de oficio” de los obreros.
m
No nos equivoquemos, no se trata de detalles accesorios, Los cuadros o ejecutivos admiten implícitamente su ig­
m lo esencial del saber está vehiculizado y utilizado de obrero norancia; “cuando el ingeniero da una orden, lo escucha­
en obrero, sin la intervención de la Dirección de la fábrica, mos muy respetuosamente y cuando se da vuelta, hacemos
m inversamente a lo que sucedía con la O.C.T. como mejor podem os”. “Esto es lo que llamamos im plí­
m Sin embargo, este saber pragmático es incompleto, y poco citamente, por ambos lados, las ‘órdenes interpretadas’”.
tranquilizante. Es replanteado cuando hay un cambio de Sobre sectores enteros reina la más profunda ignoran­
puesto, cuando se instala un nuevo cracking por vapor, o cia; “Cuando hay un nuevo accidente, se establece entonces
nuevas calderas. Los “ secretos de oficio” “funcionan”, pero una nueva consigna”. Los procedimientos oficiales avan­
m
no representan ni un oficio con su saber productivo que se zan así por partes. Muchas veces, la misma Dirección le
m adquiere de una vez por todas en el caso de los artesanos, ni pide a los obreros que establezcan ellos una nueva consig­
una verdadera formación, ni un medio para el completo na. Una explosión se produjo cuando se introdujo el nuevo
m catalizador; “nadie la había previsto”. ?
dominio del instrumento de trabajo.
%> El conjunto de los secretos de oficio permite que la “Durante las huelgas, se discuten las posibles reduc-
fábrica funcione, pero el conjunto de las discontinuidades ciohés de la producción' que no degradarían las instala­
m en este saber pragmático deja en suspenso un profundo ciones. Es durante esas discusiones que la Dirección se
m misterio sobre la marcha de la producción. La pm eba es saca la venda de los ojos. Nos damos cuenta de que no sa­
que se produjeron accidentes que no se habían previsto, que ben hasta dónde podemos llegar. Es así que nosotros frena­
# no se podían prever, y que aún no se explicaron y que co­ mos más de lo que ellos consideraban posible y no explotó.
rren el riesgo de repetirse. Es cierto que hay averías ba­ La otra vez, fue porque un viejo me dijo que eso le había
m
nales, pero también hay incidentes extraños e imprevisi­ ocurrido al disminuir hasta un 22% que hicieron precipitar
m bles, accidentes siempre nuevos y a veces uniros la producción, de un solo golpe, a ese nivel”.
“Otra vez nos dijeron que era peligroso parar ya que la
m
La ignorancia de los altos dirigentes de empresas o ejecu­ puesta en marcha era explosiva. Eso lo sabían porque en
# tivos: los obreros saben que estos directores ignoran el fun­ Inglateira había explotado una fábrica y hübo 15 muertos.
cionamiento de la fábrica y de sus ihstalaeiQnes. Poseen Pero nosotros la hicimos arrancar la primera vez y en esa
un saber teórico y una formación en importantes universi- oportunidad, ellos no sabían que existía un riesgo”.
#
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#
m
' ^
mi
%■

“Todo el mundo sabe que no sabemos”. Cuando ocurre un sufren de estas crisis nerviosas. ¿Qué forma toma esta des- m
accidente que no fue previsto, muchas veces no es por falta encontrar en la: séíniolo^'a de
de precaución, sino porque nadie tenía úna experiencia ante- éntbrices el estigma del trabajo? Al parecer, a veces los
obreros acusan, como responsables de estos episodios, pero
Esta ignorancia que abarca al funcionamiento de la no siempre, al trabajo. En efecto, muy a menudo tratan de
empresa tiene un papel fundamental en la constitución del esconder esta ansiedad de la cual tienen vergüenza o que
rie sg o y en la a n sied a d de lo s tra b a ja d ores. tratan de apartar o cubrir, tanto frente a los ojos de otros mi
como frente a los suyos. A pesar de que acusen al trabajo,
mi
Ignorancia, ansiedad y angustia nunca culpan al riesgo o a la ansiedad. La descompensa-
•' ción toma en la mayoría de las veces el aspecto de un .cua­ m~
La ansiedad crece con la ignorancia. Cuanto más igno­ dro mixto, asociando angustia, irritabilidad y depresión.
rancia haya en la relación hombre/trabajo, tanto más an­ Para el médico exterior a la empresa, nada de esto es muy %)
sioso estará el obrero. Los que son afectados con mayor duf específico. La cristalización de todos los conflictos fami­ %)
reza son los recién lleg a d os,"Totalmente ffesprotegidos liares, económicos, sociales, termina por dar al suceso un
frente a vm'místeno y a un riesgo más denso. D eigu al for­ caracter más personal que específico del trabajo.
ma, íos obreros sufren de _una mayor a nsiedad_cuando. Esto se explica si admitimos que a partir de cierto nivel mi
c a m b iä n U e ^ e s io lfe trabajo, j'a^que ^ún no conocen lo s , la ansiedad y el temor se someten a una verdadera disolución
“secretos de oficio”. Ultimo hecho que en aparencia es una en la angustia, es decir que, desbordadas, las defensas in- m)
paradoja, pero que fue puesto de relieve por los obreros du­ dividuales dejan aparecer los'cónflictoslñtrapsrquicos in- m<
rante las investigaciones; “la polivalencia agrava la ten­ eyitablemente reactivados por la permanente situación de
sión nerviosa, y hay tipos que no aguantan cuando se vuel­ rie sgo. mi
ven polivalentes". Ningún obrero, al igual que ninguna otra persona, está
mi
Efectivamente, ¡esta afirmación es una paradoja! Ya al ^abrigo de la explosión de la angustia. La separación que
que podríamos imaginamos que el obrero transferido, con­ existe entre ansiedad y angustia es esquemática. En la
tando con un mayor número de secretos de oficio, podrá ac- práctica, la unión es precoz y, a menudo, no le basta al obre­
. ceder a un mejor dominio del medio de trabajo. Sin embar- ro con salir de la fábrica para tranquilizarse y recobrar
; go, se produce lo contrario. En el puesto donde él se completamente la calma. Sobre todo si éstos períodos de re-
( encuentra, el obrero, incluso si sabe confusamente que na­ cuperación somatopsicológicos. son interrumpidos por la
die sabe, se siente seguro gracias a la división del trabajo ruptura de los ritmos de reposo (en el caso de trabajo en
que reduce las responsabilidades y sus incógnitas. Cuando equipos). La mayoría de los obreros necesita remedios para
pasa a ser evaluado, él descubre que los otros puestos son dormir, per'o también para poder aguantar durante el tra­
como el suyo y que la incertidumbre del vecino es tan bajo. Hipnóticos y anxiolíticos son utilizados “a mano an­
grande como la suya. cha”. Cuando el obrero vuelve a su caSa, él se despierta du­
Es verdad que él va a reunir un mayor número de “se­ rante la noche, angustiado, ya que no recuerda si cerró
cretos de oficio”, pero o su vez acumula zonas de ignorancia, bien una determinada válvula. ¿Existe el riesgo de enta­
de manera tal que está también confrontado a una exten­ llar? Sólo estará tranquilo a la mañana siguiente cuando
sión del riesgo. Su ansiedad crece y frecuentemente asisti­ vuelve a retomar su puesto. Poco a,poco la vida entera .del
mos a una descompensación, que lo conduce a dejar de obrero es penetrada por la ansiedad generada por el trabá-
trabajar, al reposo forzado, y a un tratamiento médico “por
la depresión”. ,, La frontera entre la ansiedad y la angustia es tantóímás
:;íí^í;:':Se^n?ílÓ§^^^ son numéf0sÓ^"ló&'’¿ómp0ñeros que fácilmente superada, cuanto más grande sea esta ignóran-
.,,¡1
*
------- y,.

eia sobre el trabajo: en efecto, la ignorancia conciente sobre , autoridades de la planta para recibir los nuevos equipos,
el proceso de trabajo aumenta la ansiedad, pof^üé ella hace 3 ' ?■ hasta* que la.buria es descubierta. Muchas y.e^ practi­
cada vez más temible al riesgo. Pero, además, la ignoran­ can juegos verdaderam ente peligrosos. A sí” escondido
cia facilita la emergencia de la angustia. Sabemos que la detrás de una columna, un obrero utiliza una manguera
actividad profesional, el empleo, el saber productivo y el sa­ contra incendios para dirigir el chorro, extremadamente
ber general representan uno de los mecanismos funda­ poderoso, contra los que pasan, con el riesgo d^ Herirlos.
■) mentales de defensa en la economía psíquica. En tanto que Alg-unos accidentes ocurren de vez en cuando. Sé cuenta
forma de resolver -ciertos conflictos y de regular la vida que un obrero negro, huyendo de dichas bromas, se había
psíquica y somática, el trab^o es para ciertos sujetos un agarrado la pierna en una baranda de protección. Cuando
medio privilegiado para equilibrarse. En la industria pe­ todavía estaba"en“ el suelo, un grupo de obreros se dirigió
troquímica, por el contrario, el trabajo riesgoso, generador hacia él y le hicieron m ía serie de masajes musculares so­
de ansiedad y destructor de ciertas defensas contra la an­ bre la pierna lesionada, con el filo de la mano. Durante un
gustia, pone a dura prueba la vida psíqmca de los: obreros. largo rato, entre las risás y la alegría general, se practica­
ron, de esa manera un simulacro de gestos médico- qui­
¡ Las defensas colectivas contra la ansiedad: “las conductas rúrgicos, hasta que se dieron cuenta que la pierna estaba
♦ ‘5 peligrosas". realmente fracturada. El obrero negro fue evacuado en
ambulancia, y no se lo volvió a ver en la fábrica. Fue in­
La actividad de los trabajadores de las industrias petro­ demnizado, la dirección saldó incluso sus deudas, sin que
químicas está de vez en cuando inteniim pida por activi­ ninguna sanción, ni ningún llamado de atención fuera
dades a veces insólitas: como ya lo señalamos, sabemos dirigido contra los camaradas responsables de este inci­
mí) que el trabajo deja numerosos momentos de reposo como, dente. Evidentemente, la dirección quería enterrar el
por ejemplo, esos tiempos libres que son utilizados por los asunto. A estas burlas, los obreros las llaman “bromas” y
• ') obreros para conversar, pero es también la ocasión de una ellos admiten que a menudo salen mal, hasta el extremo de
actividad lúdica que abarca desde las barajas y el scrable que las víctimas sufren a veces “depresiones nerviosas”.
hasta juegos peligrosos que ponen en peligro la vida de los Otra práctica frecufente es la de las comidas grandiosas,
obreros, pasando por competencias deportivas en el mismo sobre todo durante la noche; los obreros se reúnen alrede­
lugar de trabajo. De esa forma, se desárrollan verdaderos dor de verdaderos festines, abundantemente acompañados
juegos “olímpicos” en la fábrica, rallyes, carreras, parti­ con vino, champaña y alcoholes. Los obreros suelen hablar
m» dos de fútbol que duraui toda la noche, concursos, a veces dé los “banquetes” que hacen, y que corresponden a un tipo
peligrosos, que sé prolongan durante varios días. Asimis­ de fiesta. Cuando hablan acerca de esa costumbre, ellos se
mo se realizan burlas y chistes que toman a veces una di­ ríen, pero al mismo tiempo se interrogan sobre su signifi­
mensión sorprendente. Prolongadas p. veces durante va­ cado, pues parecen adivinar que esconden im sentido oscu­
rios días, o a veces semanas, las bromas constituyen ver­ ro. Ellos se preguntan por qué comen tanto los que trabajan
•^i)
daderos escenarios donde se inventan reglamentaciones por tum os y se expresan con cierto malestar sobre el nú­
absurdas de toda clase. Entre estos, los más frecuentes, son mero de obesos.
los juegos que se refieren a /a.sc¿rwrícía<i#v se Los banquetes son también la ocasión para montar una
W) divulga que hay que vestirse con un traje especial contra escenografía sobre la seguridad. Fue de esta manera que
ciertos riesgos imaginarios: así durante varios días un una vez exigieron a la dirección que les entregara un nue­
cierto número de obreros que fueron engañados se confor­ vo filtro para el compresor. ¡Pero lo utilizaron como rejilla
man á estas reglas. Por un eñcáderiamiientó'¡progresivo de para cocinar unas pizzas!
V 3* mensajes se induce a los “chorlitos” a que se dirijan a las Asimismo, liberan vapor a 800°C para poder cocinar
costeletas en un segundo, aunque todos reconocen que se no participa. De forma tal que estas conductas peligrosas
trata de una actividad altamente peligrosa. actúan probablem ente como un sistema de selección-
Por la noche, abren las válvulas y dejan escapar el va­ exclusión de los reprobos. Por el contrarió, para todos los
por hacia el techo de la fábrica. Es una práctica inútil y pe­ óti-os que juegan su papel, la angustia une estrechamente a
ligrosa, que por su carácter espectaculáV, está destinada a los obreros entre ellos, creando un clima de complicidad
sembrar el pánico entre los altos ejecutivos que son desper­ protector y funciona entonces, efectivamente, como úna de­
tados en sus domicilios por las alarmas que rompen el si­ fensa contra la ansiedad.
lencio de la noche. 1
En unos instantes, 380 toneladas de fuel-oil fueron que­ “El acostumbramiento” i
madas inútilmente, o sea 17 millones de antiguos francos.
Si retenemos la asociación de ideas qué interrumpe el .. Es el último elemento a tomar en cuenta al tratar, acerca
relato de los obreros, reconoceremos fácilmente la relación de las defensas contra la ansiedad.
entre la situación de riesgo, la temática de la ansiedad y la Si el joven obrero recién llegado supera con éxito la
importancia que toma la seguridad. En efecto, aquí todo prueba de su iniciación al nuevo trabajo, las costumbres,
consiste en tomar medidas de seguridad inútiles y simbó­ los secretos, y la participación en la vida colectiva van a
licas (bromas) para ridiculizar las que ya existían (hacer aliviar entonces sus esfuerzos. Pero un cambio de puesto,
escapar el vapor), y a véces transgredir las más elemen­ la multivalencia, la polivalencia o la instalación de un
tales consignas de seguridad (cocinar las costillas), o in­ nuevo equipo, van a reactivar la ansiedad. Inversamente,
cluso creando nuevos peligros que no tienen ninguna rela­ el tiempo parece jugar un papel fundamental con respecto a
ción con los procesos simbólicos (los juegos peligrosos la lucha contra la. ansiedad. En efecto, la.implantación de
terminan provocando accidentes). nuevas fábricas, el reemplazo cada década de los viejos
Estas puestas en escena muchas veces salen mal, y a equipos por otros que tienen una mayor capacidad de fun­
menudo conducen .a los obreros a una depresión nerviosa, cionamiento, así como diferentes sistemas de regulación y
al accidente, ó al derrumbe de una carrera, lo que significa de mantenimiento, hacen siempre resaltar la relación-de
que volúntariamente fueron llevadas al extremo. ignorancia del obrero para con su trabajo, y por consi­
De forma tal que esas conductas peligrosas aparecen de guiente la ansiedad. Pero en una dé las fábricas donde hi­
hecho como un enorme desafío dirigido por una parte hacia cimos una encuesta, que estaba instalada en ese lugar des­
el riesgo, y por otra parte hacia un intento de dominio de hacía varias décadas (desde la Primera Guerra Mun­
simbólico de la ansiedad , según un esquema que se vuelve dial) y que conoció todas las generacidhes de equipos y, de
ahora clásico y que encontramos antes en los obreros de la procesos, se constató que la ansiedad alcanzaba un nivel
construccción. Pero parece muy claro que para ser eficaz menos alto:
en tanto que defensa contra la angustia, la puesta en mar­ — Hemos registrado en el discurso de los obreros expre- .
cha debe ser llevada bastante lejos y se deben poder contar siones significativas tales como: “las . calderas y . los
sus Víctimas. Es a ese precio que funciona este sistema de­ tanqües son para nosotros como ollas a presión”. Este sor-
fen sivo. I- prendenté recurso a una comparación con un objeto fam i­
Difícilmente podemos apreciar con exactitud los alcan­ liar no nos impresiona si la comparamos con la imagen
ces de estas defensas colectivas sobre la población de obre­ que tienen los otros obreros de las fábricás donde trabajan
ros tomada en su conjunto. Pero el obrero que se aparta de (bestia feroz y misteriosa, etc.).
estas actividades será hoy o mañana la víctima; debe — La antigüedad de la fábrica. :
afrontar, además de la ansiedad formada por el riesgo del — La antigüedad de los obreros de esta fábrica: muchas
proceso, la que crea la atmósfera psicológica de la cual él veces j u g^ o incluso su abuelo ya trabajaron en ella.
3.;îÏ1;îî!~X.’
Todos estos elementos favorecen el desarrollo de algo ! rresponde directamente a sus atribucionéa. La ansiedad
•>) así como una tradición local construida por varias genera­ \^^compartida crea una verdadera, solidaridad de eficacia’ El*
ciones. Con el tiempo, se llega a, con ocerla empresa y r ^ -A rie sg p abarca a las personas; la ámiéria¿á* rio deja de
1) - í lado a nadie, y-n o se trata aquí de “dejar pasar” (como
proceso. La fábrica mata, como en el noWé de Francia ma­
tan las minas. Pero la ansiedad dió lugar a una menor sucedía en la cadena de montaje), ni de desear un deterioro
tensión, y prevaleció el acostumbramiento. Hay que insis­ de la herramienta de trabajo. Cuanto mejor anda el proce­
*») so,'m á s tranquilos estamos. El riesgo crea espontánea­
tir sobre el hecho de que el cuerpo mismo de la fábrica per­
W) maneció inmutable desde hace varias décadas y que la pro­ mente la iniciativa, favorece la multipolivalencia, y per­
ducción principal siguió siendo la misma. La fábrica mite la economía de una verdadera formación que, por otra
V) conserva un aspecto “arcaico” con respecto a las modernas parte, la dirección sería incapaz de brindar.
destilerías.
La fábrica “se introduce en los hábitos y costumbres”, en Ansiedad/yCprden social en la empresa.
mi) la vida, en la conversación, en la familia y en sus genera­
ciones, incluso pn la misma ciudad, ya que la totalidad de La ansiedad es también un instrumento de control so­
■m¡’ )
la población local vive directa o indirectamente de la cial en la empresa. El mejor ejemplo está dado por la for­
fábrica. ma extraordinaria que toman los conflictos. Que se trate
El contraste entre los obreros de esta fábrica y los que ya sea de salarios, de calificaciones, o de condiciones de
viven la ansiedad permanente de las nuevas fábricas, nos trabajo, las huelgas del tipo clásico son raras e incluso im­
»)» recuerda a aquel que opone los obreros de los países indus­ posibles de realizar en ciertas industrias petroquímicas.
trializados frente a los trabajadores inmigrantes, que fue­ Detener la producción no solo dañaría la herramienta de
ron recientemente desarraigados de un campo del Magreb trabajo, sino que podría producir accidentes ya que para
•») (Argelia, Túnez.y Marruecos) y brutalmente confrontados funcionar, este proceso no debe ni sobrepasar la capacidad
a un estilo de vida que les es totalmente extraño. máxima fijada con anterioridad por el constructor (de he­
•»> En las nuevas fábricas todavía no existe la tradición, no cho, en la práctica se demuestra qUe,aunque en un princi­
hay un pasado. El ejemplo que mencionamos acerca de esta pio estas normas son respetadas, muy a menudo la direc­
fábrica establecida desde la guerra nos lleva a pensar que ción empuja hacia un exceso permanente), ni caer por
9Í- el tiempo tendrá tal vez un papel importante en la evolución tiebajo de una producción mínima, lo que provocaría en
del sufrimiento psíquico de los obreros de proceso. ciertos puntos una peligrosa elevación de la temperatura,
La ansiedad es utilizada por la dirección como una ver­ bloquearía el flujo de reactivos en ciertas canaliza­
dadera palanca para hacer trabajar a los obreros. Hacien­ ciones,etc... De forma tal que, la huelga toma muy a menu­
do recordar constantemente y de diversas maneras la exis­ do la forma de una reducción de la producción, según cier­
tencia de un riesgo más que de un peligro actual, la direc­ tas-cuotas que son objeto de negociaciones interminables
ción mantiene voluntariamente a los trabajadores en un entre la dirección y los obreros. Asimismo, la huelga puede

estado de alerta. En efecto, está comprobado que la ansie­ producirse solamente en fechas determinadas, cuando tal
dad .sirve para la productividad,, ya que en esa atmósfera, instalación está en su fase de mantenimiento, o cuando se
I -los obreros están particularmente atentos frente a toda ano­ llega a una tal fase del proceso, o durante tal campaña que
malía, al menor incidente en el desarrollo del proceso. se refiere a cierto producto que él solo permite la reducción
Atentos y activos, de forma tal que en caso de un desperfec­ del ritmo de trabajo... El argumento dado por la dirección y
to, de pérdida o de cualquier otro’ inciSenté,"los obreros in­ alrededor del cual se organizan todos los movimientos, es
tervienen inmediatamente, incluso si lo que ocurre no co- siempre la SEGURIDAD.
: El paro de producción es incluso imposible, las huelgas
salvajes son particularmente escasas y el sabotaje está de­ tos son discontinuos y no bastarían.para; hacer funcionar
finitivamente excluido. Sin embargo, aparece evidente por la empresa. Sori los obreros quienes, a ló largo de su prác­
diversos lugares que los obreros en lucha pasan por arnba tica^ descubren y a veces transmiten oralmente sus “secre­
ciertas normas de una seguridad que había alcanzadó el tos de oficio”. ' t
nivel de Un verdadero mito. Al hacer esó están demostran­ El descubrimiento y la producción de los f secretos de ofi­
do que la dirección las usa en forma abusiva y que, por otra cio” son, de alguna forma, el fruto de las potencialidades
parte, el mito es causádo por la ignorancia qUé persiste por creadoras e inventivas de los obreros. Pero; a diferencia de
ambos lados acerca de los límites exactos que no hay qúe los.artesanos que pudieron elaborar vm “saber-productivo”
pasar. Al respecto, las luchas tienen un papel importante en a lo largo dé siglos de práctica, ahora, en lo que se refiere al
la desdramatización del escenario de la seguridad y dis­ proceso, esos obreros deben encontrar los secretos de oficio
minuyen una parte de la ansiedad. en un tiempo que varía según los casos, entre algunos :días
Es entonces fundamental poder apreciar la articula­ y, varios años. Entonces no hay nada para comparai".'Por
ción: Ignorancia-Riesgo-Ansiedad-SegurT3aff~eñ~ sus d o i otra parte, los secretos del oficio tienen aquí un carácter vital,
áápectoig in se p a ra b le s : ya que gracias a ellos los obreros llegan a controlar, ¡e in­
— Es el resultado, por así llamarlo ineyitíible, de la pró- cluso a dominar el proceso. De forma tal que el descúbri-
ducciólf mediañte~procesos v con una técnica que no son_ miénto de los secretos de oficio es, en cierta forma, arran­
dominado3.,_^p.ero, que demuestran una elección conciente cado a los obreros por el miedo.
por parte de la dirección. El estado de ansiedad y de alerta, que no se aparta del
—TTs un instrumento de productividad y de control so­ trabajador durante toda su jornada, incita a la irnagina-
cial, y rep^senta una forma total, completa y original d e' ción y excita la curiosidad. Es en ese cuerpo a cuerpo vio­
explotación. La ansiedad ^ tá.cpn cien tem en te instrumen-_ lento, qúe se elabora el saber productivó obrero; en ese en­
tada por la dirección para presionar a los obreros, para frentamiento entre monstruosos y amenazadores equipa­
^__controlaflós y hácéHósltm — - mientos frente a obreros que ocupan estos puestos de trabajo
sin ninguna preparación ni formación efectiva, obligados
Angustia e imaginacién por j a situación ansiógena a adaptarse lo más rápido que
pueden, gracias al descubrimiento y la producción de: co­
Todo ocurre como si la puesta en funcionamiento de una nocimientos pragmáticos sobre los medios de trabajo.
industria de proceso en la rama petroquímica, que cuenta Na nos equivoquemos, los secretos de oficios no siempre
con instalaciones sofisticadas, modernas, que son rápida­ son simples “trucos”; muy a menudo, se trata del fruto/de
mente obsoletas, y de gran capacidad para procesar al pro­ varios años de obsei^aciones cotidianas. Es ásí que, des­
ducto, pondría en manos dé la dirección un material sus­ pués de una serie de accidentes que se produjeron en dos
ceptible de dar miuchas ganancias, a condición de saber años, ese obrero descubre la secuencia de las variaciones,
utilizarlo y de saber mantenerlo. De ninguna forma pode­ de las fluctuaciones y de las alarmás que conducen al inci­
mos afirmar que la dirección, ingenieros, diseñadores y dente en cuestión. No existe ninguna relación lógica entre
constructores estén en una total oscuridad. La construcción los diferentes elementos de esta cadena, pero el obrero ¡des­
de la fábrica es la prueba de un cierto conocimiento. Sin cubrió dos o tres señales simultáneas o sucesivas que le
embargo, en lo que se refiere a su funcionamiento y su vi­ permitirán, a partir de ese día, prever el incidente que se
gilancia, nosotros hemos mostrado que aquellos estaban producirá algunos minutos más tarde y así poder hácerle
desde un principio, e incluso hoy en día, desprovistos de co­ frente. Asim iS^ cuando aparece una determ inada áno-
nocimientos prácticos. Ciertamente, ellos poseen, ciertos co­ mahU yá ^ a y un obrero que descubrió vm tipo de receta para
nocimientos técnicos formulados, como consignás, pero es­ responder a ella: disminuir un poco la presión aquíjl au­
) ^
h mentar el flujo por allá, elevar por otro lado ísstenfperatura, Podemos afirmar en el caso presente, que hay una
% pedirle a un compañero del puesto vecino que reduzca tal entre* explotación d?" la ansiedad y explota­
% otro parámetro. ’
Este saber no se articula c.on ningún conocimiento
ción p or la ansiediad.
Fue en una de las empresas en la que realizamos una
teórico. Es exclusivamente pragmático y es el resultado de encuesta donde se puso más claramente en evidencia el rol
la experiencia y de la observación. 'dé los esjpecialistas. Se trata precisamente de esta fábrica

fc)
Los “secretos de oficio” constituyen un saber operacional donde se elaboró algo así como una tradición obrera frente
y su adición constituye una forma de operar que solamente al proceso a causa del envejecimiento de la empre^sa y de su
los obreros conocen verdaderamente, Pero aún persisten personal. Al mismo tiempo que se produce e\ acÓstumbra-
I,
numerosas zonas obscuras, a las cuales todavía no se les ha miento que ya describimos en el capítulo III c, la falta de
podido encontrar los secretos de oficio. preocupación relativa de los obreros se acompañaba con un
Sea como fuera, la dirección conoce perfectamente la nivel de accidentes juzgado como relativamente elevado
importancia de este saber práctico cuando, luego de un inci­ por la gerencia central con respecto a otras fábricas, más
dente, le pide a los obreros que “elaboren ellos mismo una modernas, de la em presa madre. La dirección puso en
• )
consigna” para que no se vuelva a producir el incidente. marcha una campaña de formación interna sobre el tema
Lo que sigue siendo fundamental en ese “sistema de se­ de \&seguridad . El que dirigió estos seminarios estudió la
cretos de oficio”, es que no se trata de simples trucos desti­ utilización de las técnicas psicosociológicas en los EE.UU.
•k
nados únicamente a reducir la carga de trabajo, como pode­ Al hablar acerca de estas pasantías, los obreros nos co­
• ) mos constatarlo en otras situaciones laborales; sino que es mentaron que:
ese saber el que hace funcionar a la fábrica. Por otra parte,
• ) la rapidez de la producción de “secretos de oficio”, es decir 1) No sacaron nada útil ni práctico.
• } el descubrimiento y la invención de modos operatorios efi­ 2) Se les “llenó la cabeza” de teorías sobre la compleji­
caces, su articulación, su puesta en funcionamiento y cam­ dad de la causalidad en materia de accidentes.
i)
po de validez, dan un testimonio que no se puede negar 3) Fu eron cu lp a b iliz a d o s con el concepto de “POLL^CCI-
acerca de la movilización de los obreros. Movilización DENTADO p re d is p u e s to ” .
cuyo motor principal es evidentemente aquí también la an­
•) siedad, y que concluye con la construcción de puentes en la Acerca del punto n® 2, se trata, de hecho, de largos desa­
discontinuidad del saber de los supervisores y capataces. rrollos sobre la cadena de las causalidades que intervie­
• }
Podemos concluir diciendo que la pxplotación de la an­ nen en el determinismo de los accidentes; se les entrega
#) siedad aumenta la productividad, ejerce una presiónTsci^p un papel fotocopiado donde se muestra im ejemplo de acci­
él orden" Social' y estimula el proceso de producción de los
• ) dente y se demuestra que ¡“un accidente, como fenómeno,
“secretos del oficio”, indispensables para el funcionamien-, no es otra cosa que el encadenamiento fatal de causas pre­
•) to de la empresa. ,
existentes"!
. En el trabajo sobre las operadoras de teléfono tuvimos la
m) Acerca del punto n® 3, el manual tiene un título que ocu­
oportunidad de mostrar que, cuando el sufrimiento es útil pa una página entera: “los poliaccidentados predispuestos
» ) para la productividad, aquel puede ser estiniulado por los
son una minoría del 1 al 2% que sufrieron un importante
supervisores. Ocurre lo mismo en lo que se refiere a la an­
•) número de accidentes graves” y, como subtítulo, “la predis­
siedad cuyo valor “funcional” respecto de la productividad
posición nunca es por casualidad... no se pueden sufrir 15
•> puede conducir a su utilización como si fuera una técnica
accidentes sin que uno de ellos sea grave...”
^organizacional de dirección. ; , 1 :
# ) La participación de los psicosociólogÓs^ tía ’ explotación
por la ansiedad
á

é
Nosotros hemos estudiado una ficha sobre un poliacci-
dentado, politraumatizado que reproduciremos in extenso’ a Éstos exámenes permitieron descubrir que ese obrero é
continuación. era portador de una deficiencia luego de un “accidente ner­
vioso” que ocurrió 15 años antes. Cada vez que “ejecutaba
F IC H A M.2 una acción” de su lado izquierdo, sus reflejos^ eran particu­ é
larmente lentos. Esto explicaba que la mayoría de las le­
Este “mecánico polivalente” sufrió en 15 años de traba­ siones ocurrieron de su lado izquierdo.
jo ,13 accidentes declarados de los cuales fu e ro n ll con in­ Cuando fue trasladado a un taller de “peqüeño montaje” é
terrupción del trabajo. . para evitar todo trabajo sobre máquinas, la cadencia de ac-
cidentabilidad mejoró considerablemente. 0
Si empezamos el estudio de su ficha por los gráficos del
encabezamiento, constataremos que sus accidentes se re­ Nota: “ La toma, de conciencia de este caso solamente se 0
parten de la siguiente forma: realizó luego del accidente grave ”.
(Todos estos títulos, los grafismos y las palabras sub­ é
— 9 accidentes son de la categoría de base: rayadas son del autor de esta ficha). (Apave Marseille, 0
— cruz roja Service Prevention Incendie, 32, calle Ed. Rostand,13006
— heridas, quemaduras, fractura, picaduras. M a rseille.) 0
— 1 accidente de la categoría intermedia: Podemos constatar en la conclusión que bastó con: tras­ 0
— triángulo negro ladar al obrero para que se redujera su “accidentabilidad”,
— dolor, contusión, esguince , desgarro muscular lo que equivale a decir que lo que cambió en la situación 0
—3 accidentes oculares: son las condiciones de trabajo y no el trabajador. ¡Si él es­
0
— punto rojo tuviera realmente predispuesto, no se ve porqué lo estaría
menos en otro puesto! 0
Primera observación: predomina la categoría de base. Lo que cuenta ante todo es la noción de “poliaccidentado
predispuesto” y su relación con un defecto psicológico. El 0
Segunda observación: los accidentes se distribuyen re­ principal efecto que se obtuvo, y que los obreros describen, 0
gularmente en el tiempo sin ninguna agrupación de ellos: es que ellos se sienten culpabilizados al culminar la pa­
— sobre cuatro días, santía y que incluso con posterioridad, un cierto número de 0
— sobre cuatro horas, ellos, cuando fueron lesionados en accidentes del trabajo,
#
— sobre el mes. pensaron inmediatamente: “poliaccidentado predispuesto”
y no fueron a declararlo a la enfermería cuando la herida
Esta doble constatación nos indica que estamos frente a no tenía un carácter evidente de gravedad. ¡
un POLIACCIDENTADO PREDISPUESTO. Es por esta causa que las estadísticas marcaron una dis­
Cuando ocurrió el accidente n*13, que se produjo en una minución de los accidentes.
entalladora, el índice y el mayor izquierdos fueron ampu­ Otro ejemplo del papel que tiene el estímulo de la ansie­
tados por la herramienta de trabajo en movimiento. dad en las industrias petroquímicas surge de lo manifesta­
Es solamente después de este accidente que se estableció do por un director de mantenimiento de origen argelino.
la FICHA INDIVIDUAL. Cuando retomó e l trabajo, el mé­ Refinerías de petróleo que fueron entregadas “llaves en
dico del trabajo lo sometió (con su consentimiento) a toda mano" a Argelia, que son idénticas a las que operan en
una serie de exámenes e incluso algunos tests psicotécni-í Francia, Iñincionan en promedio solamente algunos meses
COS. ^ por año. Según él director, la causa es la mentalidad de los
obreros argelinos. Por no estar preparados por varios si­
/4|
• i- ■4f
■VI
glos de civilización industrial a las cadencias y a la ansie- •
“r.
dad, permanecen insensibles a la amenaza y a los riesgos.
Por más que ocurra un accidente, nadie interviene sal­
vo que el desperfecto esté relacionado con ;.a uirea que tiene •'
nominalmente asignada. Así es que las fábricas instala­
das en Argelia donde lo esencial del trabajo consiste en in­ Capítulo VI
tervenir sobre los imprevistos, siempre están paradas. En
Francia, el mismo accidente habría provocado la interven­
ción precipitada de varios operarios, estimulados por la an­ ORGANIZACION DEI. TRABAJO Y ENFERMEDAD
siedad de ver que el desperfecto puede encadenar una espi­
ral de catástrofes.

Hasta ahora nuestros esfuerzos se concentraron en tra­


tar de poner en evidencia un sufrimiento desconocido pro­
vocado por la organización del trabajo. Mostraremos a
%) continuación cómo funcionan los diversos sistemas de de­
fensa implementados para contenerla. A su vez, las estja-
%)
tegias defensivas pueden ser utilizadas por la organiza­
ción del trabajo con el propósito de aumentar la produc­
tividad. Evidentemente, se plantea el problema de saber si
la explotación del sufrimiento puede tener repercusiones
%) sobre la salud de los trabajadores, a semejanza de lo que
podemos observar con la explotación de la fuerza física.
%> El hecho de q u eja explotación mental sea fuente de_plus- k
% ’ valoreen lásTareas^no calificadas,cuya reputación es que
s'oñ estrictamente manuales es, tal vez, lo más insólito del ■
enfoqué pslcópátológico de la organización del trabajo. |
Párá"evaluar los efectos d e ja explotación mental sobre la
salud, es necesario recurrir a nociones psicopatológicas
más clásicas, pero más especializadas. En lo que sigue no
mantendremos la diferencia existente entre ¿satisfacción y
%
ansiedad. Justificada hasta ahora por las necesidades del
% informe, ^ a r a encontrar como,^ausa de enfermedad a la *=
organización del trabajo |haremos referencia a la eco­
nomía psíquica y somática global.

%
El sufrimiento invisible na “una serie de descompensaciones”. Mientras éste inci­
dente permánezca aislado, la infractora es condvicida ha­
Salvo contadas excepciones, todas las .situaciones de las cia la enfermería. ¡Pero cuando hay varios obreros qüé es­
cuales vamos a hablar no dejan aparecer ninguna enfer­ tallan, los supervisores intervienen y efectúan general­
m edad mental caracterizada. InclusoTcuando el sufri­ mente una di sníinución del ritmo de trabajó!
rá miento es intenso, es bastante bien controlado por las estrá- El solo hecho de disminuir la. tensión de la organiza­
tegias defensivas para impedirle que pase a adoptar la ción del trabajo basta para hacer desaparecer toda expre­
forma de patología^Nos queda por ver si las descompensa­ sión visible, de sufrimiento, j
ciones son siempre evitables o evitadas. En el lugar de tra­ El otro ejemplo que daremos está inspirado en una in­
bajó, neurosis, psicosis y depresiones son precisamente vestigación que se realizó sobre los obreros de la empresa
compensadas por la utilización de los sistemas defensivos Renault. Durante el fin de semana, y en forma bastante
que ya fueron descriptos. Si admitimos la posibilidad de regular, el clima del taller adquieren un aspecto muy par­
descompensaciones debemos cuestionam os por qué no no- ticular. Les tom illos vuelan por el taller, retumban los gri­
tamos_,ninguna huella en la fábrica, en el taller o en la ofi- tos a pesar del ruido de las máquinas, hay herramientas
—> cina.^ Toda descom pensación ps;iconeurótica se traduce, que se rompen, aumenta el porcentaje de artículos produci­
como poHríamos im aginarnos, en una disminución de_^la dos con defectos, y las piezas desechables son más numero­
performance productiva.J.De hecho, neurosis, y psicosis sas que de costumbre. La agresividad contra los jefes ex­
descompuestas que son inmediatamente identificadas so­ plota en forma directa. Generalmente, en esos moriiéntos
bre: la base de criterios de rendimiento, son a menudo las es que podemos observar intercambios de golpes. Se iiístala
más precoces en aparecer en el cuadro psicopatológico.''La el desorden, se interrumpe a menudo la cadena, toda ano­
' exclusión inmediata del trabajo es la sanción sistemática^ malía, todo desperfecto, e incluso la interrupción dé la ca­
Basta con agregar al mecanismo de exclusión las técnicas dena provocan movimientos colectivos de agresividad.
de seleccción en la contratación de personal para com­ Como conclusión, los autos que salen de la fábrica ese día
prender qué el taller está provisto de una verdadera “asep­ tienen muchos más defectos que los autos fabricados en
sia mental”. X a organización.del trabajo, como ya lo vere-. principio de semana. Es por eso que los trabajadores que
m os, es indudablem ente causa de ciertás descompen­ tienen problemas con sus autos personales dicen entre e-
saciones. Este fenómeno puede ser observado a mínima en llos: “es ün auto hecho el viernes”. Los autos de principio
dos circunstancias que aquí nos servirán de ejemplo. La dé semana y los de fin de semana, por regla general, están
primera se relaciona con elíaumento de la cadencia en las^ efectivamente: cargados con una mayor cantidad de defec­
industrias electrónicas^®^. Los autores de im informe sobre tos qile los autos de mitad de semana. Este ejemplo nos
el análisis del trabajo en esta rama de la industria nos de­ sirve para mostrar que si las cadencias son mantenidas a
tallan que el aumento de la cadencia, la aceleración de los un nivel máximo de tolerancia, sus efectos no se sienten a
tiempos, la exigencia de elevadas performances producti­
largo plazo, sino en la misma semana entre el principio y
vas conduce a la aparición de cortas descompensaciones
el fin, e incluso entre el comienzo y el fin del día. Pero
. que estallan como epidemias: esencialmente femenino, el aquí también la administración se esfuerza en mantener
personal “estalla” bajo la forma de crisis sentimentales,
las cadencias a un nivel tolerado por la mayoría dé los
crisis de nervios, desvanecim ientos que parecerían ser obreros. Es así que finalmente se encuentra definida la
transrhitidós por contagio dentro del taller. Excedida, una
norma. Una norma productiva, por cierto, pero también es
obrera es bhitalmente afectada por temblores y empieza a una norma mental. "
gritar. Algunos instantes más tarde, otra estalla en ?>v;Cüándo el límite colectivo de tolerancia no ha sido’ al­
.^lágjim su pues;t43é trabajo. S i^ é n en cade-
canzado, ocurre sin embargo que en forma aislada un
.O b re ro no puede mantener las cadencias o conservar su
m } equilibrio m entaljE n virtud de su carácter, la salida en neurótica no deja de plantear unas preguntas que hoy en
este caso es individuai. Se le ofrecen dos soluciones. Irse ^ía todavía no, han sido resueltasñiia e^tnictiJrá de la per-
mi ' dèi trabajó, cambiar..,de puestt», 0 eaitìbiartde empresa; sòh " sonálidad nosLiaédeindicar el aspecto que torna la descom-
todas opciones qtìe se inscriben en el “^ rn q v e r”, La segun­ piínsácito, así como su contenido. Pero esto no basta para
m i
•-> da opción está representada por el ausentismo. Incluso si él e x p i a r erinom ento “elegido” por la descompensación. El
m^ sabe que no está verdaderamente enfermo' el obrero agota­ estudio y la caracterización de las sitaacionea^reales que
do o al borde de la descompensación psiconeurótica no intervienen en las descompensaciones psicóticas, fueron
m^ objeto de ciertos trabajos^^. Incluso si la realidad en cues­
puede dejar la fábrica sin brindar explicaciones justifica­
das. En la fábrica,Tei sufrimento mental y el cansancio tión en las descompensaciones psicóticas y neuróticas no
están prohibidos. Solamente la en fem eda d psíquica es tiene poder patógeno alguno si no es por el contenido que
m^ ella vehiculiza, admitiremos por nuestra parte que la rea­
aceptada como justificaciónjE s así que tendrá que brindar
m^ üfí“ cértificado médico; generalmente junto con una pres- lidad, si no se manifiesta por hechos, puede tener un papel
^cripción en la que figuran psicoestimulantes o antál^cos; que favorezca la aparición de una descompensación aún
' la consulta médica termina disfrazando el sufrimiento cuando no se produzcan acontecim ientos. Tres com po­
s> mental: l63 el proceso de medicalización^?y pero que difiere nentes de la relación hom bre-organización del trabajo
m^
notablemente del proceso de psiquiatrización^'*, en la medi­ puedén ser tomados en cuenta: la fatiga que hace perder aF
da en que lo que es buscado no es solamente el desplaza­ aparato” mentáTla^agilidad de sus mecanismos; el sistema
miento del conflicto hombre-trabajo sobre un campo más frustración-agresividad reaccional que deja sin salida al-,
neutral: la medicalización apunta, además, a la descalifica­ guna a una parte importante de la energía pulsional; la or­
m'^ ción del sufrimiento en lo que él puede tener de mental. ganización del trabajo como correa de transmisión de una
voluntad extranjera que se opone a las inversiones pulsio-
1. La enfermedad mental nales y a las sublimaciones. El defecto crónico de obstacu­
lizar a la. vida mental alimentado por la organización del
Contrariamente a lo que podríamos imaginar, la explo­ trabajo tiene probablemente un efecto favorecedor sobre las
m' tación del sufrimiento por la organización del trabajo no descompensaciones psiconeuróticas.
fábrica'enferm edades mentales espwíficas. Las psicosis La organización del trabajo inscribe tal vez sus efectos
de trabajo no existen, como tampoco las neurosis de trabajo. en las posibiM adés de poder curar una enfójmedád men­
fi Inclüso los detractores más obstinados de la nosología psi­ tal más que en su delermiñTsmo. Ilustraremos nuestra pro­
quiátrica no pudieron dar una demostración fundamenta­ posición mediante un caso clínico.
m Internado en un servicio espécial de u n hospital parisi­
da de la existencia de una patología mental provocada por
•) el trabajo. Solamente algimas interpretaciones simplistas no, un trabajador de 26 años fue hospitalizado ya que sufría
•atribuyen a la sociedad la paternidad de todas las enferme­ de malestares que aparecían cada vez con mayor ft-ecuen-
•) cia. Después de hacer una m inu ciosa investigación,
dades mentales
#> ¿Podemos sin embargo afirmar qiie la organización del clínica y paraclínica, no se pudo evidenciar ninguna afec­
trabajo no juega ningún papel en las enfermedades men- ción somática. Una investigación psiquiátrica nos permi­
m tió afirmar que se trataba de una descompensación de una
tales? '.
•) Las descoTOuensaciones paifióticas-’v'iieúi-óiic^ depenr neurosis histerofóbica después del nacimiento de su primer
den en última instancia de la estructura de las persoñali- hijo. Este obrero, que se desempeñaba profesionalmente
m ‘dades^^, fueron adquiridas muclio antes de'éritrár en~Ia como albañil, no presentaba ninguna perturbación durante
producción. La aparición de una descompensación psico- su trabajo. Habiéndose solucionado las cuestiones mate­
riales, una psicoterapia era el tratamiento que se le hubiera
)
Ì

Ì
i
)
dado a cualquier paciente. Esta psicoterapia fue imposible y dación de una fractura o la cura de una intoxicaciónvagu-
fue detenida por interferencias de orden profesional: como , >
dá. Se éaracteriza por lina gran variedad de perturbaciones
trabajador de la construcción, él debía participar en la /-funcionales", es decir sin sustrato orgánico, p por Ia"per- j
ideología defensiva del empleo que fue descripta en el capi­ sistencia anormal de úfí'síntoma que apareció luego de un
tulo III. Desde su comienzo la técnica psicoterapèutica esta- . ^-p^dente. Es así que, una herida del cuero cabelludo ócá- J
ba condenada al fracaso. El análisis de las defensas sionada por la caída de una piédrá‘i luego de cicatrizarse y À
fóbicas implicaba, simultáneamente, un replanteo de un así curarse, continúa sin embargo durante meses, produ­
sistema defensivo necesario para poder proseguir con.su ciendo una picazón en la superficie del cráneo, cefáleas, à
trabajo. (Por causa de una comunidad de estructuras entre impresiones raras en la cabeza, vértigos, etc... Las inves­
i
i
defensa fòbica e ideología defensiva del oficio de la cons­ tigaciones clínicas y paraclínicas generalmente no llegan
trucción). Por lo tanto, continuar con la psicoterapia pro­ a ninguna conclusión. A menudo esos síntomas subjetivos
ducía como primera consecuencia parar de trabajar. Esta impiden al paciente retomar su trabajo. Se establece, en­
situación era tanto más inaceptable cuanto que por falta de tonces un diálogo de sordos entre el obrero, el médico y la à
otras calificaciones, la c r i s i s económica impedía tener es­ Seguridad Social, que conduce a menudo al paciente a un à
peranza de una reconversión profesional. (estado mixto compuesto de reivindicación y depresiónj'
Este ejemplo nos muestra como hacerse cargo de ciertos Puesto finalmente entre las manos de un psiquiatra,; allí à
enfermos entra en contradicción con la organización del tampoco el paciente se benefició de un tratamiento real­ J
trabajo. Recurrir a terapéuticos psicofarmacológicos, que mente eficaz. Ninguna explicación psicopatológica le fue
en este caso serían de poca utilidad, estaba contraindicado propuesta a este síndrome^. A veces fue interpretado como J
a causa de lo^ efectos de estos medicamentos sobre la actua­ la descom pensación hipocondríaca de una estructura
ción, efectos susceptibles desfavorecer los accidentes de tra­ neurótica subyacente y que ya existía antes del accidente.
bajo. Por sí solo, este ejemplo no es, sin lugar a dudas, una El papel del accidente está limitado, en esta concepción al W
demostración. Sin embargo nos podemos preguntar si esta de “factor reaccionar o de “elemento desencadenante”. ^La
contradicción antagónica entre el trabajo psicoterapèutico evolución del síndrome subjetivo post-traumático es de una
y la organización del trabajo no está cuestionda por el esca­ cronicidad temible.'El estudio de numerosos casos clínicos J
so número de obreros que son beneficiados por este trata­ nos permite m ostrar que el síndrome subjetivo post-
miento. En el momento en que numerosas psicoterapias y esencialmente a los obreros de la cons- si
psicoanálisis son tomados a cargo por la Seg\iridad Social ^ tníbciÓn y a los trabajadores que realizan tareas peligro-
y rembolsados en un 100%, los argumentos de orden finan­ sas. La referencia a la ideología defensiva por parte de los
ciero ya no pueden ser mantenidos como la única explica­ , pficiBs^JC la c o n s ta nos permite brindar una explica- J
ción capaz de mostram os la descriminación social aiite el Nicopatológica : al parecer, todo ocxirre como si el ac­
tratamiento psicoterapèutico y psicoanalítico. La organiza­ cidente fuera, en cierta forma, la pm eba de la ineficacia de
ción del trabajo, particularmente en las tareas no calificadas, la ideología del oficio. Coraje, virilidad y.desafío al riesgo
podría tener un papel en lo que hoy en día se denominan los - habrían probado, por el accidente, su fragilidad e impoten­
casos iruinalizables cia en proteger al obrero. n:;
Aunque en general la organización del trabajo no puede ¿ £í)nyencido de la realidad del riesgo, excluido de la
¿ s e r considerada como una fuente de enfermedad mentál, ^ideología de empleo, el trabajador accidentado debe ahoVÍ
-jy una entidad psicopatológica, sin embargo, podría encon- ^ U fx m t e r s e 'e n jo n n a , in al peligro^y a la a h s i'^
,c y í. trar allí una explicación original. Se trata áeljtsín-djome
jS'¡M.sübjeti,vo^PQSt-trc^^ Estó'ísíndrornéiapáréceg^^ •'
anteriormente (Capítulo ÍIÍ) que Ja cóh^
éxacta del riesgo que se con-ió durante el trabajo
* niènte luego de la cicatrización ¿e una herida, là cònsoli- - hace que sea^imposible prosegmFcoiTTrtaréá.'Eñ^ést®
NV
J-
148
Ì M :'
La investigación psicospmática
condiciones, podemos entender por qué el obrero accidenta­
do se niega enérgicamente en volver al feabajo. Pero tal
Los pacientes que padecen el síndrome subjetivo post-
comportamiento es difícilmente asumido por el obrero que
traumático nos muestran que podemos encontrar entre
hasta ese momento, participó a la ideología defensiva del
ello|;auna.;gran variedad de estructuras mentales y no una
oñcio. Sería en cierta forma, reconocer su debilidad, su
únícA estructura neuróticáToniiada con anterioridad! que
impotencia y bu ansiedad. Por otra parte, dijimos anterior­
^es característica de este síndrome.
mente que'^olamente el sufiimiento físico puede ser reco-
Auhqííé los médicos y psiqüTálras tienen la costumbre
• nocido por la organización del trabajo, mientras que el su­
de atribuir al síndrome subjetivo post-traumático una hipo­
frimiento mental y en particular la ansiedad, no tienen
tética estructura neurótica, debemos hacer resaltar que a
derechq_de existir y ser nombradas efi el lugar de trabajoj
diferencia de otros campos de la psicopatología de las neu­
Negarse a retomar el trabajo por la ansiedad equivaldría
rosis, este síndrome opone U n a resistencia excepcional al
automáticamente a un despido sin indemnización, ni pen­
tratamiento psiquiátrico. En nuestro conocimiento, no fue
sión. Sojamente una enfermedad mental así caracterizada _
hecha aún ninguna publicación mostrando un éxito psico­
perm itm a obtener un estatus de invalidez, A pesar de ello,
terapèutico en esta patología. Solamente algunas reubica­
_esta ansiedad, lejos de ser inapropiada, en niri^n~CHST5
ciones profesionales, o el otorgamiento del status de invali­
puede ser Considerada~como una enfermédad'íneñtal. L a " ”
dez pudieron, en algunos casos, borrar la sintomatología.
única salida es entonces una “medicación” (ver el párrafo
La imposibilidad de analizar este síndrome resulta proba­
precedente) de la ansiedad. XáL^^persistencia de cefaleas, ,^
blemente de quersu determinismo es ante todo socioprofe-
vértigos, maTesíares visiiále's, desequilibrios sine materia
_ sional y no psico-afectivq^L£u_aeníido,--au^gíLÍficado^^ no
están particularmente bien ubicados para servir de justi- \
ficativo al proceso de medicación. puedén ser descubiertos e fíla historia pasada del sujeto; por
el contrario^residen ^h la naturaleza de las condiciones y
El síndrome subjetivo post-traumático aparece entonces
de la organización dellrabaj®^, ■
como la sola entidad clínica que reconoce un origen estric­
tam ente lim itado a la organización del trabajo. Este
síndrome es muy frecuente en la práctica y afecta anual­ 2. L a en ferm ed a d som á tica
mente a miles de trabajadores accidentados^^.’ Por regla
En el capítulo II presentamos la observación de " una
general, después de algunos meses ó de algunos años de
desorganización psicosomàtica en un obrero diabético; En
evolución, estos enfermos serán tratados por psiquiatrasj
ese éntonces, habíamos insistido esencialmente; en los
Ya sea perque la cronicidad de los malestares sine materia
no justifica un tratamiento médico, o porque, poco a poco, se efectos posibles que resultaban de la inadecuación éntre la
fue constituyendo una verdadera afección psiquiátrica en estructura de la personalidad y el contenido ergonòmico
el círculo vicioso de las incomprensiones. La invalidez e del trabajo.H[¡uando las defensas del carácter y del compor­
las pensiones, tanto más modestas'cuanto más joven es el tamiento no~ntervieneri én el trabajo, el riesgo que se corre
accidentado, solamente son acor^dadas en razón del estatuto es una acumulación de energía pulsional que no encuen­
reconocido de enfermo mental.'Así lo quiere la lógica de la tra dónde descargarsejPara ser-más precisos hay que sa­
organización del trabajqjque solamente autojñza a sacarle ber que puede ocurrir lo contrario: la exagerada interven­
la máscara al fsufrimiento mental lií t|’nhinb"'d su evolu­ ción de una defensa comportamental o de un sistema
ción: la enfermedad mental caracterizada^ Dos argumen­ .defensivo cáracteriarén perjuicio de otros mecanismos de
tos van en el mismo sentido de nuestra hip¿^tesis etiológica. defensa que no intervinieron, puede conducir a una desor-
gáñizáción.-El efecto princijjal dé lá neutralización de las
deferisSs'"d?l carácter y del comportamiento es la aparición

-W- -a
0
0

:-

de una enfermedad somática. No haremos ahora ninguna inversam ente a lo que ocuíré en los sujetos portádofes de 0
demostración de estas afirmaciones que se fundamentáron erifermedadés somáticas graves, están rclativamenté pro­
en una teoría conocida bajo el nombre de Teoría de la Es­ tegidos de las neurosis y de las psicosis — por lo tanto,
0
cuela Psicosomàtica de Paris y " ? esta situación puede observarse en sujetos con Uim estru^u- 0
Hay un punto fundamental en esta teoría que debe Ser ra Dsiconeuróticá cuando su funcionamiento mental está mo^
mencionádo para poder comprender los efectos de la orga­ meniáneamente anulado \ 0
nización dél trabajo sobré la economía psicosomàtica; ,L a reféréñcía' a esta teoría nos permite comprender 0
-— las enfermedades somáticas aparecen_,sobre todo..e.n cómo la organización del trabajo actúa sobre la economía
individuos que, presentan una-estructura mental caracteri-. • psicosomàtica. Basta con subrayar querjá organización §
zada por la pobreza o por la ineficacia de sus defensas mén-^ trabajo determina, por medio de la división del trabajo, e í, 0
tales (falta de "vida onírica, falta de actividades fantas- cóñ"teñÍdo de la tarea;|no solamente el contenido significa­
máticas, ausencia de síntomas" psTconéufó^£icós, m alà'3ìli- tivo (tanto más reducido en cuanto que la división del tra­ é
dad del funcionamiento mental: ineficacia funcional del bajo está más marcada) sino también el /con ten ido er-,.^
0
subconciénte)'^®. Para caracterizar ese tipo, de estructura' gonómico, es decir los gestos, la postura y los ambientes
m ental, se habla de neurosis del caráctér, neurosis del fi'Sicos y químicos, que afectan en cierta forma a toda 0
comportamiento®^, o de estructuración y de estado límite la economía del cuerpo en situación de trabajojAféctado a
— las defensas no psiconeuróticas que son las defensas una tarea, el trabajador trata espontáneamente dé acondi­ #
del carácTér y dél comportamiento son menos flenblés que cionarla siguiendo un cierto orden, según una secuencia é
las defensas mentales. De hecho, los sujetos que presentan de gestos y eligiendo instrumentos que realizan en cierta
este tipo de estructura son más frágiles ante los aconteci­ forma una organización del trabajo de compromiso. La 0
mientos de la realidad y las situaciones conflictivas que constitución de un modo operatorio espontáneo, merced a é
los sujetos que presentan Una estructura neurótica. modificaciones sucesivas, se perfecciona en función de
— cuando las defensas del carácter o del comportamien­ criterios que no fueron dejados de lado a propósito. La mis­ i
to son desbordadas por la gravedad de los conflictos o por la ma tarea efectuada por diferentes trabajadores no siernpre
i
realidad, estos sujetos no descompensan ni sobre un modq es realizada según im solo y línico protocolo. Por lo contra­
neurótico ni sobre un modo psicòtico. El transtorno en el rio, al observarla, podemos notar que diferentes modos ope- i
que cae el enfejTnp rip se tradjice por síntomas mentales, sino _ ratorióS aparecen espontáneamente, que son fuertemente
por la aparición de una_ enfermedad somática. personalizados. 'La organización libre del trabajo nò" es ■ ^= i
— inversamente, la mayoría ^ Jas, enfermedades . más qué un ordenamiento del modo operatorio que tiene en I
somáticas aparecen en sujétos que presentaban anterior­ cuenta las aptitudes individuales, las necesidades de la
mente una estmctura caracterial o comportamental. Esto personalidad donde cada gesto se armoniza espontá­
es verdadero para todas las enfermedades sea cual fuera su neamente con las defensas del com portam iento y del
ubicación y,su naturaleza • carácter. La organizáción del tiempo separada en fases:'de
— pero'la somatización (proceso por el cual un conflicto trabajo y fases de reposo permite respetar las necesidádés
que nó~pued¥~eñcbntrar una salida mental provoca de la economía psicosomàtica, proteger al cuerpo contra
desórdenes endocrino-metabólicos en el cuerpo, punto de uña sobrecarga del comportamiento que podría ser nefasta,
partida de una enfermedad somática2|puedj^afectar a u n ¿ y ofrecer al sujetó salidas pulsionales durante su trá b á jo j
sujeto portador de una estructura neurótica o psicòtica au­ De esta forma, la libré organización del trabajo se viíelbe
téntica. Esta situación es bastante rara en ese tipo de sujeto j I . íviK-: f^^dámental del equilibrio psicosomàtico y de la c¿r-
(se demostró que; los neurótic^|;j|;lps psicòti^os'òponen una " ■ saiis/accidnjja la inversa del acondicionamiento deririodo
sÌTÌétìsténèia-Mcép^^ a la enfermedad somática y que ■ operatorio que caracteriza al trabajo artesanal, la orgárii-
^Mdón. (i‘>l rígida-.e impuesta que caracteriza a la todo, a los trabajadores que poseen una estructura del ca-
%)) gran ninyoría de las tareas industriales,, a p a le e primero jrácter o del cpmpcartamiento ppcojflexiHe.^^^^P estos casos
como una traba al libre acomodo de la tarM^^La ofgániza- están lejos de ser raros y si confiamos en los psiquiatras y
cióñ" dol trabajo, fijada exteriormente por los directivos psicoanalistas contemporáneos, las estructuras neuróticas
puede, on ciertos casos, ¿star en oposición con el compromi­ : desapareciendo y serían cada vez
so operatorio favorable que espontáneamente hubiera puesto más raras, dejando lugar a las estructurasí dercarácter y
% )) en practica el trabajador. La organización del trabajo del comportamiento.
%)! puede, fntonces, poner a p rueba inmediatamente al equili- ¿Qué ocurre con el sujeto que presenta una estructura
brio paii't>»omático.j¡ neurótica auténtica cuando advierte la contradicción que
%)! . CujiiiX« inífs rígida es una organización del trabajo, me­ lo opone a la organización del trabajo?
nos porinitirá que se hagan acondicionamientos favora­ Al parecer las aptitudes para mentalizarse y producir
%)>
bles a 1» economía psicosomàtica individual. sensaciones fantasmáticas constituyen la mejor válvula
%ì> '-■'■^' f ^ L a (>r/íanización del trabajo, en la medida en que puede de seguridad contra la puesta en tensión de la economía
bloquear los esfuerzos del trabajador para poner en confor­ psicosomàtica. Numerosos ejemplos clínicos nos confir­
%>' midad el modo operatorio con las necesidades de su estructu­ man que, en esos casos, las enfermedades somáticas son
ra mentid, causa un debilitamiento somdíicoJEs probable que notablemente más raras en los sujetos no tan mentaliza-
una parto no despreciable de la mortalii^drsomática obser­ dos. Todavía falta que la organización del trabajo permita
vada en tro los trabajadores encuentre su origen en una or­ el libre juego del funcionamiento mental. Teniendo en
ganización del trabajo inadecuada. Las mismas observa­ cuenta a Boyadjian hemos visto que, en el caso que él nos
ciones fl<’ aplican a la disminución de la longevidad de los propone, su puesto en la industria textil deja muy poco espa­
trabajn<lo'‘C3 a medida que se va descendiendo en la jerar­ cio y tiempo para la vida fantasmática. Sin embargo, y
q u ía socioprofesional, considerando que, por regla gene­ este es imo de los puntos más interesantes de su libro, el

ral, cuiii'to más descendemos en el status social, más autor nos muestra los efectos inmediatos del desempleo
•ì rígidnnu'nte estará determinada la organización del tra­ parcial impuesto por las dificultades económicas de la em­
bajo a In que están sometidos los trabajadores. presa sobre la recuperación de un trabajo mental de una di­
^ Aum oiito de la tasa de mortalidad y disminución de la mensión totalmente distinta. Todo ocurre como si, liberado
longevidad en las clases sociales desfavorecidas tal vez en parte por el desempleo de la lucha individual contra la
tienen una triple explicación. A las peores condiciones de organización del trabajo (con la disminución de las fati­
*1 trabajo <1« los obreros no calificados, se le agrega no sola­ gas correspondientes), volviera a reconocer su cuerpo, sus
mente una respuesta médico-social de mucha menor cali­ deseos, sus preocupaciones, sus inversiones afectivas, y
«
dad con respecto a las profesiones más favorecidas (una nuevamente fuera capaz de elaborar proyectos.
noción <i>»o hoy es clásica), sino también los efectos nefas­ Proponemos la hipótesis siguiente: ^a organización del
tos de la organización del trabajo. evaluación del papel trabajo, y en particular su caricatura en el sistema Taylor
de la organización del trabajo en la mortalidad obrera con y el trabajo renumerado por piezas; es capaz de neutralizar ^
respecto a las otras dos causas todavía no ha sido demostra­ totalmente la vida mental durante el trabajo. En base a este
da. Per« nuestra experiencia cb'nica no3^,llexa _§ pensar que O
hecho, el trabajador está de alguna forma desposeído de sus iO
su papol rio se puede despreciar en la medida en que el con­ potencialidades neuróticas y obligado a funcionar como
flicto d<’ la economía psicosomàtica coíi la organización una estructura del carácter o del comportamiento. De esa
del trabajo favorece los efectos patógenos de las malas con- forma se realizó artificialmente el primer paso de una
« dicionoM (ísicas , químicas y biológicas del trabajo. desorganización psicosomiítica experimental por el choque
proposición que acaba de ser formulada afecta, sobre con la organización del trabajo. /
«

m
En nuestra opinión, el blogueo prolongado del funciona- trices y sensoriales), pero sí a una represión de su áctivi-
miento mental que puftde causar la organización del traba- dad espontánea . La fatiga no solamente proviene del ago­
en particular el sistema Taylor, es una de las causas tamiento de un órgano o de un aparato. Una concepción de
principales" de enfermedad somáticari ese tipo está fuertemente marcada por la herencia de là bio­
A pesar de que esta proposición no sea muy ortodoxa con logía, de la fisiología y de las experiencias clásicas sobre
respecto a la teoría -psicosomàtica, parece que ciertos au­ energética y el esfuerzo muscular.iLa fatiga también puede
tores la adivinaron de lejos^"^. tener origen en la inactividad^^
C línicam ente, el anulam iento del funcionam iento ' Inactividad cansadora ya que no ea un simple reposo, <
mental, y la inadaptación de la organización del trabajo sino todo lo contrario, es una represión-inhibición de’la ac­
(contenido ergonòmico) a las necesidades de la economía tividad espontánea. IContrariam ente" a""ciertas afirma­
psicosomàtica, no se traduce inmediatamente por una en­ ciones, los obreros no reivindican el derecho al oció perma­
fermedad somática. Primero aparece una experiencia de nente. La mayoría de la gente, a semejanza de los chicos,
insastifacción que ya fue mencionada en el capítulo II, no sienten ningún placer ante la inactividad durable. Un
. ‘ cuya toñálidád es específica y que se distingue dé^fa insa- ejemplo caricatural nos fue dado por una empresa dòride la
--T>‘TÍsfaccÍ<5ñ eri" relación con el contenido significativo de la disminución de la actividad había llevado a toda uná ofici­
tarea. Esta vivencia se expresa ante todo por la fa tigoj^ , por na a quedar en una situación de reposo. Sin embargó las
¿ierto, no hay nada tan sorprendente como ver que esta vi- secretarias estaban sometidas a la disciplina de los hora­
">-__vencia subjetiva toma la forma de una queja somática, in­ rios y a la vigilancia de un jefe. Ningún trabajo les fue
cluso si no hay una auténtica enfermedad. Tal vez sería confiado durante meses. Pero correlativamente se les'pro-
más justo decir que aún no hay enfermeda’3~somática. En­ hibíá tener actividades no profesionales (prohibido tejer,
tendemos bien en esta perspectiva por qué l^ fa tiga no co­ hacer críicigramas, etc.). El efecto principal que resultò de
rresponde siempre a una carga física e x c e d a . Numerosos esta “organización del trabajo” fue la aparición de una fa­
"autores debatieron acerca de la fisiopatologia de esta fatiga tiga considerable que los llevaba a... ¡pedir permiso para
misteriosa que no respondía a ninguna psicopatología con- faltar a causa de enfermedad! •' . ’
creta^2, 5l_ hecho, no hay necesidad de una performance Con la finalidad de ilustrar nuestra proposición referi­
física excesiva paira justificar la sensación de fátiga.^Sólo da á los efectos posibles de la organización del trabajó sobre
basta con que la'organización del trabajo entre en oposición la economía psicosomàtica, transcribiremos algunos pa­
con la economía psicósómática, y el trabajador deberá des­ sajes de Un artículo que apareció hace unos veinte años;^^.
plegar todos los recursos de que dispone para compensar el “Habíamos procedido a una organización de los ritmoi'-de
¿loqueo por parte de la organización del trabajo de sus sali­ trabajo y de fabricación que correspondían a un réhdi-
das comportamentales, caracteriales y mentales hacia su mieritó mucho más elevado. El cansancio de los obrerós se
energía pulsionaL'^om o se trata de una vivencia subjeti­ tradujo de ótrá manera... El cansancio físico no se notó en
va, numerosos autores descalifican a la fatiga tratándolá forma muy marcada. Pero pudimos constatar que cuando
de “psicògena”, es decir casi una simulación. Esta aser­ se observaron signos de “surmenage”, al menos al princi­
ción es a la vez cierta y falsa. Sobre todo es errónea e in­ pio, hubo un recrudecimiento indiscutible de la impregna­
completa. La fatiga es simultánemente psíquica y somá­ ción por el plomo.
tica. Psíquica, ya que corresponde a un obstiículo en la vía “Yo pensaba que tal vez se trataba de un hecho aisl’ádó.
psicosomàtica; psíquica, asimismo, porque es una viven-, SíriVembargc, este problema se planteó nuevamente en una
eia subjetiva.,Pero ta y sobre todo es seinática porque ' fábrica de lá misma firma en el interior del país,'en el
^ su origen es el cuerpo. Es'msólito, t a í ^ z , ya que no corres­ centro de Francia, donde los métodos de trabajo eran dis­
ponde a un esfuerzo demasiado intenso de los órganos (mo- tintos y existía cierta libertad en la producción. La aplica-
ción de los mismos métodos de rendimiento concluyó en un bertad en la producción” a una organización rígida (siste­
recrudecimiento marcado de los signos sanguíneos liga­ ma Taylor) tuvo como consecuencia el bloqueo del “libr<
dos a la impregnación por el plomo (...). acomodamiento del modo operatorio” por parte dé los obre
“Estas observaciones parecen demostramos que, si apa­ ros en fiincióii de las necesidades de su economía psico
rentemente los obreros no reaccionaron en forma marca­ somática. Por este hecho, la introducción de la organiza
da, visible, frente al esfuerzo requerido, la fatiga se carac­ . ción científica del trabajo en esta fábrica, tomando come
terizó por una predisposición mayor a la impregnación de punto de impacto al funcionamiento mentel, desorganizó
plomo, o en no eliminar tan bien como antes los tóxicos que los sistemas defensivos espontáneos, y favoreció la apari
verdaderamente habían absorbido. ción de enfermedades somáticas.
“El \inico cambio que intervenía estaba relacionado con OBRAS SANITARIlis
el ritmo de trabajo... En las fichas del personal pertene­
ciente a las nuevas cadenas de fabricación, pude constatar OEPTO. D£
retrospectivamente, seis meses después, que era fácil ubi­
car con una simple mirada la fecha del cambio del ritmo de
un cierto número de obreros según las cantidades anor­
males de ahálisis de sangre (...).
“Estudié el asimto de cerca para saber si no había, aparte
de ima diferencia en los métodos de trabajo, otro factor sus­
ceptible de explicar este recrudecimiento de la impregna­
ción. De las numerosas investigaciones y encuestas reali­
zadas, se dedujo que las condiciones de trabajo erán
prácticamente las mismas, al menos desde el punto de vis­
ta de los riesgos tóxicos. Podemos suponer entonces que la
fatiga, la difícil adaptación a un ritmo de producción ele­
vado, provocaron perturbaciones pasajeras de las defensas
del organismo”.
En la fábrica de acumuladores que es estudiada en este
artículo, solamente había cambiado la instalación de una
cadena de producción con su cortejo de ritmos de trabajo,
cadencias y división del trabajo. El autor precisa que eso
sucedió con la exclusión de modificaciones en las co n d i­
ciones de trabajo.
El argumento de los casos de saturnismo y de gravedad de •i'
la impregnación por plomo no resulta, en estas fábricas, de
una agravación de la contaminacián por plomo. En otros tér­
minos, el aumento de la mortalidad por causa del saturnis­ í
mo no puede ser atribuida a causas psico-qm'mi-cas. ¿Cómo
explicar este fenómeno, si no es refiriéndonos a los efectos
^ del cambio de la organización del tiráíiájo^ eh suTrelación
i
^con la economía psicosomàtica? Podemos suponer que el
cambio de métodos de trabajo pasando desde una “cierta li­
CO N CLU SIO N E S

Del enfoque histórico, pudimos extraer una hipótesis al­


rededor de la.cual se construyó este libro:*Ta organización
del trabajo, ^ e r c e sobre el Hombre una acción específica,
cuyo punto de im pácto”es él aparato psíquico. Bajò'cièrtiis
condícioñes~emergé'í^^ süfirimrento._^que.,Pudo ser imputado
a lT cí^ u e entre una historia individual, colmada de pro­
yectos, esperanzas y deseos y ra a organización del trabajo
qué'“I'ó's í ^ o r a . Este sufrimiento, de índole me n ^ l¿ c o -
;■ í. mlenza cuando el hombre en situación de trabajo, ya rio
^puede aportar mn|^n~acòridìclòliami^ento‘ à^su tarea en un
sentido más acorde con’ süFn^^ fisiológicas y» sus
deseos psicológicos (es decir cuando está bloqueada ía rela­
ción Hombre. TrabajoX/
- ; La formá qué toma el sufrimiento cambia con el tipo de
organización del trabajo. Él trabajo repetilfryo creaT la ín-~
3atiifac'crÓñ7~cúyai có^ ecu en cia s no se limitan a ’ un dis­
gusto anecdótico. Es en cierta forma una puerta de acceso
hacia,lá enferm edad, y un punto de intersección qüe de­
semboca en .las descómpensaqion.esjnentak o en las^aFec”
ciohes^'s'omáticas eii virtud de reglas que en gran parté fue-
róH précedéntem ente elucidadas. Las tareas p eligrosas,
ejecutadas generalmente en grupo,_dan nacimiento a u ñ a '
áhsiedád específica. Unas estrategias, defensivas contra la
angiistia del trabajo y la insatisfacción fueron elaboi-adas
por los.obreros, de forma tal que el sufrimiento no se detecta
éihmédiátamente. Disfrazado o escondido de esa forma, el
sufrimiento solamente puede ser descubierto a través de un
« )
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• )J
conjunto de situaciones propias de cada oficio y que, de al- — El contenido del trabajo es fuente de una satisfacción
jguna manera, constituye su siritomatologid^l 5»C sublimatoria : situación que es por cierto rara en compara­
♦ )) E1 s a rm ie n to del trabajador da lugar a una semiologia ción con la mayoría de las tareas y que podemos encontrar
que tom à 'ei riòmbre de “ideologia defensiva del oficio” eri en circunstancias privilegiadas donde la concepción del
lasTndustrias químicas o en la construcción;, de “sindro­ contenido, de la cadencia y del modo operatorio está, en
me subjetivo de la fatiga nerviosa” o de “síndrome de con- parte, dejado al trabajador. El puede entonces cambiar la
taminaci<3n por los comportamientos condicionados” en las organización de su trabajo de acuerdo a sus deseos o a sus
tareas taylorizadas. nececidades; en el mejor de los casos él puede incluso
Si la violencia de la organización del trabajo puede, in­ m odificarla espontáneamente según sus propios ritmos
cluso en ausencia de riesgos en el ambiente de trabajo^ (por biológicos, endócrinos y psico-afectivos, siguiendo su v i­
# )>
ejemplo en los empleos de oficina), crear enfermedades vencia subjetiva que a menudo es una excelente guía en la
somáticas y no solamente psíquicas, es porque el aparato protección de la homeostasis, como pudimos demostrar^
mental no es simplemente un “compartimiento” del orga­ ÍT a les condiciones solamente se encuentran en los oficios
# )* nismo. artesanales, las profesiones liberales, y entre los responsa­
# )' El punto de vista de la economía psicosomàtica aparece, bles de altos cargos: trabajo organizado libremente o deli-__\
consecuentemente, como un instrumento crucial en la in­ beradamente elegido y conquistado. 'Esta última formula
m i' vestigación de la Psicopatología del Trabajo. es, de hecho, equivalente (por ejemplo en los pilotos de caza)
¿Dijimos sufrimiento y enfermedad? Pero la relación y puede llegar a ofrecer una oportunidad única de sublima­
de la organización del trabajo con el aparato mental no es ción. En ese marco, no tenemos que sorprendemos de que
tan unívoca, y existen casos en los que, por el contrario, el importantes rigideces concretas del trabajo sean fácilmen­
trabajo es favorable al equilibrio mental y a la salud cor­ te aceptadas. Hay restricciones tanto matfixiales como sa,-
poral. Incluso ocurre a veces que le da una resistencia larialeá, frente a las cuales aumenta la resistencia. Nos
mayor contra la enfermedad y el cansancio, contra los pueden dar testimonio de eso, por ejemplo, los artistas o los
tóxicos industriales, los virus y las condiciones climá­ inve3tigadore.<5, ya que sería falso afirmar que para la
ticas. ÍUna buena adecuación entre la organización del tra­ mayoría de esas categorías los sacrificios materiales son
bajo y la estructura mental del obrero es posible, lo que im­ fáciles. Cada uno de los sacrificios produce un sufrimiento
pone en cada caso un punto de vista matizado y sostenido muy grande, pero el placer por su trabajo les permite defen­
por un análisis preciso de la psicodinàmica de la relación derse m ejor
Hom bre/Trabajo.j En ese sentido la noción de c ar g a A priori,ftoda tarea es susceptible para algunos de servir ^
psíquica de trabajo puede ser una hipótesis utilizable como soporte a un proceso de sublimación^'Pero tenemos
Cuando la reladón establecida con la organización del tra- que reconocer que la tendencia general a una profunda di­
bajo es favorable. en_Kei-deL.s.ex„c{mflictiva, es porque se - visión del trabajo, donde el sistema Taylor es la imagen,
cumple al menos una de estas condiciones: compromete las posibilidades al mismo tiempo que estre­
— Las èjugencias.intekìxjaiales, m otrices y , psicosenso- cha la elección y el margen dejado para el libre acondicio­
riales deTa tarea_¿stán de acuerdo específicamente con las namiento de la tarea.
necesidades del trabajador en cuestión de form i tal que el Esta evolución es por otra parte perceptible, incluso en
simple ejercicio de la tarea está en el ongeri de una desear-, las profesiones que hasta el momento eran dejadas de lado.
ga y de un “placer de funcionar ”. Por ejemplo, podemos pensar en el trabajo de enfermero en
los hospitales o en las sorprendentes condiciones de trabajo
de creación en la televisión, donde las decisiones admi­
•Es decir de las condiciones físicas, químicas y biológicas de trabajo. nistrativas imponen la elección de los actores y del guión.
iXt'ví; ■

determinan los horarios de trabajo, censuran la realiza­ pueden ser desmontados. Volver dócil a üh -cueipo no es
ción de la película, dictan las secuencias a suprimir y lás una cosa simple, ya que normalmente está sometido a su
que hay que rehacer, etc., a tal extremo, qué el director no es jefe natural que tiene como nombre “personalidad”. La de­
más que un ejecutor de órdenes como los otros, en el cual se sapropiación del cuerpo sólo es posible gracias a una opera­
ejerce el chantaje del despido y del reemplazo por los cente­ ción específica sobre la estructura de la personalidad,
nares de colegas que esperan afuera, en la puerta. cuyos efectos, durables o reversibles según los casos, for­
Estos hechos sugieren cierta reserva y suscitan un pesi­ man parte integrante de la carga de trabajo. Así, la “carga
m ismo sobre el futuro de la mávoría de las profesiones, que psíquica” del trabajo no sería solamente una consecuencia
- son tocadas sucesivamente porluna organización del traba­ áccesoriá déT t ja b a jo ^ inO que provendría de una etapa pri-
jo cada vez más autoritaria, rígida y parcializante.] mordial de donde^ependería eí sometimiento del_cuerpo,
Al parecer, el sufrimientp mental que tratamos de poner etapa cuyo éxito estaría asegurado pty. la organización del_
a lu z, no solamente puede considerarse como una conse­ trabajo en sí misma.
cuencia deplorable o un epifenómeno lamentable. En cier- Dijimos que se oponían sistemas defensivos contra el
tos casos resulta propicio para la prodiíctiuMad^ No tanto el sufrimiento, la ansiedad y la insatisfacción. Estas' defen­
sufrimiento en sí^conw los mecanismos de defensa desple­ sas serían totalmente opacas si no fuera porque su especi­
gados contra ella. Vimos, por ejemplo en la construcción, ficidad nos permite adivinar si esconden algo. A un punto
cómo las defensas colectivas del oficio, por un efecto para- tal que en la mayoría de los casos el sufrimiento se sustrae
dojal, son útiles para mantener la productividad, o en los de la verdad (invisibilidad de graves consecuencias, pues
telefonistas, donde la ansiedad, mediante la aplicación de el dolor queda por este hecho desconocido tanto para los ob­
un sistema sutil, contribuye a la aceleración de las caden­ servadores como para los mismos trabajadores). Aunque
cias. De forma tal que el sufiñmiento puede, en ciertos con-, haya sido vivido, el sufrimiento no siempre es reconocido.^.
diciones, volverse un ins'írumento de explo^tációrí y de r e n -, Una forma caricatural del saber-vivido que se opone al sa­
dim ienfo y'ese“ e3, sirT lugar á dudas, uno de los aspectos ber-poder descripto por Foucault Si la principal fun­
m ás insólitos de la investigación en lá Psicopatología d e l. .í ción de los sistemas defensivos es la de aliviar el sufri­
T ra b a jo. miento, su p o d er'd e ocultamiento se vuelve contra sus
De esa forma, fuimos conducidos a poner en evidencia, propios creadores. ,No resulta fácil oponerse a ella en for­
al lado de los aspectos clásicos de la explotación de la fuer­ ma eficaz 3'a que se desconoce la forma y contenido dé este
za física, un campo hasta ahora ignorado del trabajo huma­ sufrimiento.;, Al final.por su eficacia frente al equilibrio
n o. mental, las estrategias defensivas se oponen a uná évolu-
En la mayoría de la tareas, incluso en las tareas más ción que podría conducir a una estabilidad de un nivel me­
descalificadas, la explotación penetra también la profundi­ nos mediocre.
dad del aparato mental. Esta observación tiene probable- , ^ el te m a r e la Psicopatología del Trabajo, la investi-
mente una gran importancia, ya que por su naturaleza lle­ gaci^iÍvque''nosotro3 próponemós hace surgir nuevaiñeñEé
va a reconsiderar las teorías económicas de la fuerza de la cuestión de la alienación . Alienación en el sentido>que lo
trabajo. entendía Marx en los manuscritos de 1844, es decirJ a tole­
En efecto, parece ser que fia explotación del cuerpo co­ rancia graduada según los trabajadores de una orgapi-
m ienza siempre y necesariamente por una previa neutra­ záción del trábajó que 'va áT«nfréntarse con su salud, sus
lización de la vida mental por parte de la orgEmización del . , -,,deaep4 ;y necesidades. L a alienación también en elsen ii-
trábajo| El sometimiento de lo.s cuerpos ún icam S te sería do ósiaüiá trico ; de]..reemplazo de la voluntad propia del-Su;
una‘Éi¿íiÓh' es|ieH fíca^bre los jeto por la del Objeto. Se^trata aqm' de una alienación Que
■' procésos psíquicos, etapa fundamental cuyos mecanismos pasa por las ideologías defensivas de forma tal que^eTífa^
bajador termina por confundir la exhortación organizado- (fundamento y no objetivo) la liberación de la enfermedad
i^ q u e tomó el lugar de su libre ar^trio, con sua propIó ??e - mental? ¿Y en primer lugar la liberación de su ejercicio en
seos. Desbordado p o r la voluntoi37còni«uda en la organiza- - el trabajo y en la actividad productiva? . .-' .s ;'. .
dòn del trabajo, él corre el riesgo de dirigir sus esfuerzos a ' Son preguntas qué tal vez fueron negadas por razones
tolerar este injerto no deseado en lugar de hacer triunfar históricas. El proyecto revolucionario nació en una época
sus propias emociones. Una vez que coinienza el circuito, donde la relación salud mental-trabajo era invisible, en
, la fatiga asegura su perennidad, siendo como una especie atervciÓhía?;.Ík'prioridad que necesariaménte Babia que
de llave necesaria para cerrar las cadenas del círculo vi­ acordar al análisis de la explotación del cuerpo físico, ¿a
cioso. positividad de la historia consiste tal vez en dejar aparecer, :
El cansancio, el agotamiento del. cuerpo (incluso fuera incluso en ausencia de un cambio social, nuevas cues­
de las fuertes restricciones físicas ejercidas por las reglas tiones portadoras de una gran fecundidad en miras de un
de la economía psicosomàtica) son una p i e z a necesaria,., proyecto que no puede permanecer sin evolucionar.
aunque insuficiente, de la alienación por la organización De otro orden es la desconfianza tradicional con respec­
del trabajo. Observamos entonces que^a alienación es más to a cuestiones sobre la vida psíquica. El campo de los •
fácil de obtener en obreros cansados, mucho más fácil al fenómenos psíquicos está ocupado desde-la misma época,
fin del año que al regreso de las vacaciones, y durante la por especialistas denunciados a raíz de una posición ambi­
semana más que alrededor del week-end,j gua en la evolución social. Es verdad que, desde el movi­
alienación sería ta]_vez j a etapa necesaria y primera . miento de los alienistas en el siglo XIX, seguido por la psi­
a la^cüarñó'sT^rTm os cuando hablamos del sometimiento quiatría contemporánea, el psicoanálisis y la psicosocio-
de los cuerpos.f_La organización del trabajo aparece allí logía anglosajona, los partidarios de la Organización del
- como el vehículo de la voluntad de otro, y es tan potente que” Trabajo actual tomaron cierta ventaja en ese terreno.
finalmente el trabajador está como habitado por el extraño. i ¿Perú los interrogantes sobre este tema no son indefectible­
Aunque el concepto de alienación no sea pertinente a mente sospechosos? .
nivel del análisis económico, esto no lleva a su invalida­ Siguiendo la línea de pensamiento de Andrés The-
ción a nivel subjetivo y. vivencial.fXa alienación es una ret961)i3^ admitir que el análisis de la explotación no ex­
verdad clínica que, tratándose del trabajo, toma la forma cluye el análisis de la vivencia obrera nos lleva a consi­
de un conflicto donde eLdesep_del trabajador capituló ante derar a este último como un lugar privilegiado del drama
V., la orden patronal^Si debe haber Jucha por nuevas rela- donde se actualiza el conflicto entre el Trabajador y el Po­
dones sociales, esta deberá pasar por un proceso de desalie­ der. Hemos repetido en varias oportunidades la función
nación. La alienación corre el riesgo de ser transpuesta tal éñmascaradora de los sistemas defensivos contra el sufri-
cual, — como lo muestra la experiencia histórica— , por no miento, y una particular modalidad de èxistehèia~3él..sa­
haber sido el objeto de un trabajo específico. Nos podemos ber, por así decirlo, reducida al estado de secreto sellado en
preguntar en qué medida la prioridad acordada al cambio la vivencia. Secreto que tiene la particularidad de existir
de las relaciones de producción no corre el riesgo de pasar solamente en la vivencia colectiva . del trabajo, y de di­
por encima de la alienación sin trastomarla.jNos podemos solverse rápidamente en el momento en que uno se intere­
preguntar también si Pel desm antelamientp, de los .me- sa por la vivencia individual. Como toda vivencia, este se­
canismos de alienación no es la »coridición necesaria, creto necesita, para poder ser visto de cerca, recurrir a la __
aunque insuficiente, de un proyecto de transformación so- palabra o, como se dice h o v ial discurso obrero. Es por ine-
ciab¿Q u é sería ese proyecto si no dejara un lugar conse- dio de la palabra, y a través de los sistemas~detensivos que
cuente para esta discusión? ¿Cúal sería esa felicidad ala­ tenemos que leer el sufrimiento obre.rpjf'
bada por la sociedad si no’ tiené como f u n d a me n t o " Es decir que hay una necesidaáAsLÍiLterfij:síaGÍón , Se <
plantea aquí la cuestión de la matriz de interpretaciones. JO. Sin embargo no se trata de crear hombres nuevos, sino
Tratándose de algo vivido colectivamente, el psicoanálisis más bien de encontrar soluciones que permitirían ponér ^
no nos podría socorrer. Utilizamos un cuadro de interpreta­ un término a la desestructuración de un cierto número de £
ciones que es nada inenos que /a organización del trabajo ellos por causa dél trabajo.
en sí misma que queda aún por descifrar'a través de las vici­
situdes que sufre en su interiorización colectiva.
Además, el pasaje de un contenido manifiesto a xm con­
tenido latente, deformado por las estrategias defensivas es­
pecíficas, es un método que no pertenece propiamente a la
Psicopatología del Trabajo. La interpretación limitada al
contenido y no a una transferencia coloca a la Psicopato­
logía del Trabajo en las antípodas de la psicósociología^ a
la cual se opone pimto por punto.
Cualquiera sea el régimen político previsto, en la medi­
da en que él pretenda enmendar los obstáculos socio­
económicos a la “felicidad”, deberá ser juzgado por su ca­
pacidad para tomar en cuenta la relación conflictual entre
la organización del trabajo y el aparato mental. No sola­
mente para tomarlo en cuenta, sino también sobre los me­
dios que sé da para hacerlo evolucionar hacia un estado de
m enor tensión.,Es por eso que, tal vez, estamos en condi­
ciones de detenemos sobre lo que obstaculiza, no ya a la fe­
licidad colectiva -—que es una noción sospechosa— , sino so­
bre lo que constituye iin obstáculo padecido colectivamente
por cada grupo de trabajadores en cuanto a la incorporación
a un trabajo más satisfactorio. En otros términos, tenemos
que entender que las resistencias individuales al placer se
refuerzan de resistencias colectivas, en el corazón de las
cuales se encuentran precisamente las ideologías defensi-
_yas del oficio. ^
Es a partir d_e ,un doble, movimiento, de transformación
de la_organización del trabajo por una parte y de disolución
de los sistemas defensiyos por otra, que puede nacéFuna
evolución de la relación salud mental-trabajo.
“Se dice que la libertad no se da, se conquista”. Ocurre lo
mismo con la organización del trabajo. Es probable que no
exista una solución ideal y que aquí, al igu.al que en otras
partes, sea más bien la posibilidad de evolución la portado­
ra dé esperanza. Dadoíel lugar consagrado al trabajo en la
existencia, lo que está en cuestión es el tipo de hombres que
fabrica la sociedad por medio de la organización del traba-

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105. W ya tt, “Para Elton Mayo, el obrero liberado de la
^ ’ atención de su tarea por la mecanización se queja a menu­
do, en sus fantasías pesimistas, sobre sus esperanzas no
concretadas. Esta insatisfacción tiende a expresarse fuera
J ' de la empresa en acciones colectivas comprometiendo la
) normalidad laboral” . W yatt, preocupado él. también en
y asegurar las bases psicotécnicas de la colaboración entre
las clases señala que el trabajo monótono hace aún más ne­
J
cesario una “sana atmósfera industrial” ; “ es necesario
J matar en su inicio las fantasías indeseables que compro­
meten la cooperación entre capital y trabajo”, en: Le G u i­
J llant, L., La psychologie du travail. La Raison, n° 4 p. 99.
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Capítulo VII

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IN T R O D U C C IO N
M -ccllfU Á iA i. d t L ^ \ • ' A L A P S IC O P A T O L O G IA D EL TRABAJO >
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1. ¿Q ue es la P s ic o p a t o lo g ía d e l T ra b a jo ?

L a 'P sico p a to lo g ía del T rabajo estudia ]_a.. relación


psíquica del trabajo-. En el comienzo dé~esté'^rocesó~3e~c?'
nocimiento se encuentra el interés por conocer las conse­
cuencias, del trabajo sobre la saíud mental de los triabaia-
dores.,ya sea que estas consecuencias sean nefastas —en
ese. caso el trabajo será entonces patógeno — o .que sean’ifa-
vorablés ^—en ese casó el trabajo será estructurante — .
Eií Psicopatología vuelve :á interrogar de manera dejd--
dida, apóyándiose en l a coDj:.epción psicoanalítica del fun­
cionamiento psíquico, el impacto de la realidad exterior so­
bre el sujeto, y por lo tanto se aventura fuera del campo
estrictamente limitado por un psicoanálisis que habitual­
mente sólo sé interesa por las fuentes endógenas del sufri-_
miento (estando estas últimas relacionadas con la historia’
precoz y la repetición inconciente de los conflictos resueltos
de manera insuficiente, heredados de la infancia). ;
Además del interés acordado a la salud mental de los
trabajadores, la Psicopatología del Trabajo se pjeeLCupa.,por
las_j:ondiciones para la transformación del trabajo.
T " Debemos hacer resaltar tres puntos;
— ^laslcj3n¿iciones de trabajo (estudiadas por la medi-
ciña del trabajo, la psicología industrial y la ergonomía) 2. L os sistem as d e fe n s iv o s
eat'SrT'és^ecíficamente relaciorii3as con los daños infligí-^
dos a la salud del cuerpo de los trabajadores,’ era necesario^ Encontramos procedimientos defensivos específicos en
identifiTár T d^ qü er'eQ a situación de trabajo, ponía es- función de cada tipo de organización del trabajo. Podemos^
pecífTcámente en cuestión el funcionamiento psíquico. La de está forma, poner en evidencia las defensas que fueron
Psicopatología del Trabajo asigna la función patógena ( o ^<^i^i^ada3 por los i'ndtt;í¿ü or~ ylas deTensas
osti^Eürante d'er trabajo, según los casos), áTa organiza- construidás poV los ¿ru^ps de„fe Á estas últimas
ción del trabajo, es decir la dm sión de ][as tareas por una 'a ? se Tas llama “defensas colectivas”, que fueron particular-
parte, y por otra la"'dlvísí5ñ"d^ loFlioiñ& I es decir al dis­ meriré^ésludiadas en la construcción“y lás obiras públicas,,
positivo de control, He vigilancia, de jerarquía, de mando, en. .la petroquírnica, en la energía atómica, entre los mari-
de asignación de las responsabilidades, etc.). ^°l'P®l^S,4ores, el ejército, etcétera, Estas defensas fueron
— La organización del trabajo a menudo es peligrosa elaboradas para luchar contra las diferentes formas de su- /
para elTurícionamiento psíquico. Sin embargo, la gran friraiento y sobre todo contra el miedo que resulta del t r a b a j
mayoría de los trabajadores llega a conjurar la locura, o jo .
Estas funcionan s e ^ n una lógica rigurosa que está
en térm inos más técnicos, la descom pensación psi-
quiátrica. Para designar este equilibrio (inestable), que no a se rra d a por un sislerha de prohibición de ciertos compor­
llega a ser enfermeSa^lnental, hablaremos de sufrimiento. tamientos, de silencio en todo lo que se refiere al miedo, de .
De hecho, la Psicopatología del Trabajo se interesa sobre valórizáción del d iscurso heróico, de comportamientos de
todo en la investigación del sufrimiento, más que en la braÁoira y de desafío frente al peligro, de rechazos parado-
búsqueda de enfermedades mentales específicas del traba­ jales de las consignas de seguridad y de prácticas colecti-
jo, que son relativamente raras, si es que realmente exis­ v á r lúdicas que ponen en escena situaciones de riesgo que
ten, ya que tenemos buenos motivos para dudar de ello. a hay quejnen ospreciar, y a veces bromas peligrosas que
El sufrimiento, estado de equilibrio inestable, implica O siempre están centradas sobre las cuestiones de peligro, ac­
entonces una conTrontación entre los, factores patógenos cidente, enfermedad y muerte en el trabajo.
provenientes de la orgáñi’zación del trabajo y los procedi­ La defensa colectiva exige la participación de todos los
mientos defensivos elaborados por ^os mismos trabaja-, trabajadores sin excepciones, y ejerce un poder de exclu-
dores. Es así que la Psicopatología del Trabajo, se interesa : sión y de selección frente a los trabajadores que se resisten
muy particularmente por el estudio de estas defensas que, a á~las reglas de conducta establecidas por la defensa, colecti­
va.
diferencia de las descompensaciones psiquiátricas, están
marcadas por las obligaciones organizacionales contra Podemos entonces observar que se perfilan una serie de \
las cuales fueron construidas. paradojas. La defensa contribuye a unificar a los trabaja-
— Si el trabajo puede ser patógeno, también puede ser dores y a unir profundamente al grupo de trabajo para mi­
fuente de placer e incluso contribuir en forma original a la nimizar el sufrimiento. En estas condicion«s, nada im-
lucha para conquistar y defender la salud. El interrogante pide que las defensas puedan ser explotadas por la produc- ^
que ’se plantea entonces apunta a las características de las ción: podemos demostrar que la productividad está estre­
organizaciones del trabajo que da,n acceso al placer, a la chamente ligada a la eficacia de la defensa colectiva, que
salud mental y también a la salud'del cuerpo, por más que al principio fue construida para combatir al sufrimiento.
hagamos referencia a las concepciones psicosomáticas. La defensa colectiva puede incluso, en ciertos casos, esti­
Esta dimensión puesta en evidencia por la Psicopato­ mular la producción de “secretos del oficio”, sin lás cuales
logía del Trabajo hace posible un acercamiento al proble-.... ninguna producción es posible (en efecto, siempre hay un
ma de la transformación de la organización del trabajo. desfasaje, como lo demostraron los ergónomos, entre orga­
nización del trabajo prescripta y organización del trabajo
real; si los obreros aplican estrictamente lai organizació^^^
del trabajo prescripta, como en las húelgas o conflictos de
3. El p la ce r en el trabajo
trabajo a reglamento, la producción se torna rápidamente
imposible. Los “secretos de oficio” resultan ser vitales para
la producción). Podemos entonces estudiar lo que conviene A diferencia de las de/ensas contra e l ’sufrimiento que
llam ar; la explotación deV sufrimiento. pueden ser objeto de una elaboración colectiva, el p l a cer
sigue siendo una dimensión .estrictamente indiviriiinl, dc::_
Otra’paradoja que surgió a raiz del estudiojie.las proce-
jÜDaisntps defensivos contra el sufrimiento és que, cuando
estas defensás. funciShañ“ bién7 llegán á controlar éñ for­
\ rivadá del deseo (dato irreductiblemente subjetivo). JEl, es-
túdio del placer e_a.el trabajo se basa sobre el análisis del
ma eficaz al sufrimiento. Cuando funcionan demasiado proceso conocido en el psicoanálisis bajo el nombre de.su-"
blijriación. E^te último consiste, muy-esquemáticamente,
bien ellas pueden incluso producir una suerte deCanestesi^
en tomar el cariípo social y en particular el trabajo, como un
■ és- decir' úna insensibiUdad.jal gufrjmiento; que ya
rnás percibido concientemente p o r ,los trabajadores. Esto, teatro donde uno puede volver a actuar, donde se ponen en
'sin embargo, plantea á su vez un „pr oblema; que en estas escena nuevamente sus deseos (o las mociones pulsio-
condiciones las defensas estabilizan la situación, y obsta- nales) que no pudieron encontrar en la sexualidad las con­
■cuIízajTlos esfuerzos necesarios para repensar y transfor­ diciones propicias para su satisfacción. Es así que el traba-
mar la relación con el trabajo. A partir de ese momento, privilegiado entre inconciente y campo
las defensas excesivas toman la forma de una resistencja ^Isocial. De hecho, el trabajo es capaz,., bájo ciertas, coñdl-
■-C yiones, de ofrecer una vía de salida favorable al deseo, y
ai cambio. 'EHlóñces se amplía ér campo específico de la
' ~aTT?ñflci?ri en el trabajo. además puede inscribirse como una herram ienta eri la
i conquista del equilibrio psíquico y de la salud mental al
Cuando estos procedimientos defensivos sirven de base
a la clonstrucción de un sistema de valores, que llevan a ■ P ia d o de la sexualidad y el amor. El trabajo se d e n o m in a '
promover laT'defensa como un fin en sí mismo, ocultando ;■ ■ . m to n c es estru ctu ran te. Es decir que en las tarearesTrictas
a”sí su vocación principal de defensa contraje! sufrimiento, J de ejecución, sobre todo cuando son parcializadas, no hay
o, lo que equivale a lo mismo, cuando logramos transfor- ^ lugar para negociar la puesta en éscená necesaria, para
mar la defensa en deseo, en meta, en obietivo en sí, enton­ j poner en juego a la sublimación. Podemos incluso llegar a
ces ya no se trata de una defensa colectiva, sino de lo que ; hablar, en ese caso, de organizaciones del tra b a jo, a n ti-.
\\am am os~uñ^ideología defensiva del o/iciq, cuyo impacto —sublimátórias. Se trata de tareas desestructurantes o poten-
sobre las"relaciones'sociales es altamente problernático,, i __cialmente„ patógenas/^.
EsfO“ sucé^de'sóFf^o^d^M~ñóliinitamos la investigación t ¿Cuáles ;son las características de las organizaciones
a los trabajadores reducidos a tareas de ejecución, sino qué i del trabajo estructurantes? Esquemáticamente, podemos
consideramos también lo que ocurje del lado de la supervi­ ^ admitir ñuéyamente que ellas son las que arreglaron si-
sión y de la dirección. Constatamos, entonces, que los eje­ ; donde le es confiado al trabajador una parte sig-
cutivos también tienen que defenderse del miedo que les I nificativa áa \a concepción del trabajo. Las tareas de con-
implicá el hecho de trabajar en, por ejemplo, el campo de la j, cepción brindan a menudo las condiciones necesarias para
energía nuclear o de la industria química^,Constatamos J ^ mstálación de teatros de la sublimación. Es por eso que
además que, por encima del rniedo a los accidentes, tienen , ?pnvenirnos, a partir de ahora, .oponer las actividades de
^espécíficaménté.^,m a los obreros que_elJqs.;S^pbnen diri- C f i , ? » . actividades de ejecu ció n , en vez dé re-
■ '•íg
f "■'gir-.Pe forma tal que los ej|cllt'i:yps,.tambíén-'Contruyen sis- - t ' clásica entre el traha]o intelectual y el
•• > trabajo m a n u a l (sabemos muy bien hoy en día, con la in-
temás defensivos específicos, que contribuyen a radicali-
"^z^~Tós antagonismos y los sufrimientos de ambas partes. ormática, la automatización de la información, que hu-
merosas tareas cognitivas son tan esterotipadas y peligro­ plantado en el país de origen. En forma análoga, dos desti­
sas para la salud como las tareas manuales). lerías de alcohp] instaladas en dos regiones diferentes del
) A pesar de que la sublimación es ante todo un proceso Brasil son generadoras de dos organizaciones del trabajo
subjetivo singular, sería un error creer que ella no implica realmente diferentes. Incluso dentro de una misma cen­
) los procesos subjetivos colectivos. La sublimación, que es tral nuclear, podemos a veces observar diferencias consi­
correlativa de las actividades de concepción, particular­ derables en la organización del trabajo si comparamos una
)
mente favorecidos por el trabajo de oficio, recluta al colecti­ sección (o reactor) con otra, donde cada una cuenta con su
) vo. Pero ella requiere otra forma de constitución, regula­ propio personal y sus propios equipos de control y de man­
ción y funcionamiento de este colectivo, en comparación tenimiento.
5 Estas diferencias nos hacen pensar que de un lugar a
con lo que fue mencionado acerca de los “colectivos de de­
) fensa”. El trabajo de oficio termina sobre todo en colectivos otro, de una situación a otra, la imaginación, la inventiva
del tipo “comunidades de pertenencia”, estructurados por y las capacidades creadoras de los trabajadores, no crista­
)
reglas que no controlan solamente los comportamientos lizan ni evolucionan en forma idéntica. Es esta variabili­
? frente al sufrimiento, sino que, dérivando de la tecnicidad dad la que nos lleva a afirmar que l^organización del tra­
y de los saberes productivos controlan sobre todo su conser­ bajo puede ser transformada basándose en las capacidades
vación, transmisión y evolución. Se desprende de esto una creadoras, o mejor aún, sobre lo que podemos denominar
*11
) forma particularmente desarrollada de cooperación obre­ Aas aptitudes de los trabajadores para la investigación sobre
ra, que volvemos ciertamente a encontrar entre los traba­ su trabajo, a pesar de que a menudo, en nuestras socie-
jadores dedicados a tareas de ejecución, pero, sólo en estado _dades, estas actitudes sean frenadas y aplastadas. Ahora
' I embrionario si comparamos la manera en que ella se des­ bien, es esta misma actividad la que expresa socialmente
pliega' en los colectivos de oficio, o “colectivos de regla” , o 1^ nioyilización de los. pxo.ce.sos ,subliminatoiios,...que .son_
comunidad de pertenencia. , a^£ÍS?"al6S en la cuestión del placer y de la salud mental en
el trabajo.
'm 4. La orga n iza ción del tra b a jo
5. De la d iv is ió n sex u a l a la d iv is ió n in te r n a c io n a l
Bajo esta perspectiva, la Psicopatología del Trabajo ya d e ltr a b a jo
m no considera la orga rijz^ óji del.trabaj(i,_com^
dé üiía’^ flñ ício n técnica, sino más bien como _una rela-_ La confrontación de los resultados de la psicopatología
m, CÍ37T sóciaZ. l^ T ó m ó una relación social de simple poder, con la sociología de la división sexual del trabajo nos
sino como una relación social de trabajo, interviene es- muestra que la situación de las mujeres no se asemeja en
'm la.de lo.s._horobres~errio q u e ^ refiere al sufrimiento
pecíficamente en la cuestión de decidir cómo debe ser reaJ:
fzado el trabajo. Tanto los estudios psicopatológicos como psíquico y a los procesos defensiyos,que_es.tán en pos.ición
los estudio^ergonómicos nos indican que la organización de poder elaborar. Numerosos argumentos hacen sugerir
prescripta del trabajo nunca es respetada en la realidad, y que lás defensas colectivas de oficio son molestas para lle­
'que en definitiva siempre resulta de un compromiso proce- var a cabo, a causa de las dificultades específicas (puestas
, dente de una negociación entre el colectiv9 de conducción y en evidencia por los sociólogos) que enfrentan las mujeres
.el colectivo de ejecución. Este compro'injso es, por otra al querer constituir colectivos en el trabajo. Algunos datos
parte, altamente inestable y singúl&izadp'd^^ empresa clínicos disponibles sugieren que, en las fábricas de mu­
^■
^a otra, en función de la historia de los colectivos en cues­ jeres, cuando las defensas colectivas funcionan, ellas pa­
m tión. Es así que la misma fábrica entregada llaves en san por distorsiones importantes impuestas a la identidad
manó, no funciona para nada como su equivalente im- sexual de la mujer. En otros términos, la Psicopatología del
mi

I^ 186

m)
ms
'í’ rahiijo de las mnjfirfts naxece-inái-car que.estas tienen que organización del trabajo, cuya evolución se enfrenta, ella
piidccer un sufrimiento suplementario con respecto a jo s también, al obstáculo humano. Una de las maniobras para
fiorñBresTno se~tiráta de lui sufrimiento más, sino que jíro- hacer frente a esto por parte de los empresarios, consiste en
tlTJcfTuñ desfasaje sobre la problemática psicopatológica en exportar hacia los países en vías de desarrollo las organi­
sii conjunto. Sin embargo, en ese campo, lo esencial de las zaciones del trabajo que encuentran una resistencia dema­
irivo.stigaciones queda aún por hacer siado organizada en los países industrializados. Exportan­
K1 otro problema que plantea la confrontación de la so­
do los procesos de trabajo, los países del norte exportan tam­
c i o l o g í a con la división sexual del trabajo, se refiere al uso
bién una parte importante de la Psicopatología del Trabajo.
,,,k; hacen los trabajadores hombres de las relaciones do- Aunque ciertos datos preliminares nos indiquen que
j^TTTTTTTöTTs de domíiñación. como procedimiento de'fénsivo bajo muchos puntos de vista, los procesos defensivos elabo­
r.Vr, i rn P.1 sufrimiento ocasionado por Tá organizaclon M
rados por los trabajadores del Brasil, por ejemplo, son muy
tr 11bajo. Una parte de la restauración psíquica de 1q^horn-
parecidos a los que podemos observar en Europa en situa­
br<;H frente al sufrimiento en el ..trabajo sejreaíiza en detri-
M ciones de trabajo similares, por el contrario, la evolución
ini;nto de las muj.eres-(desviación de la violencia de las re­
de la relación psíquica del trabajo, inducida por la división
l a c i o n e s de trabajo contra las mujeres). Aquí también la
creciente^de las tareas y por la automatización, de donde
a i t . i i a c i ó n no es la misma para las trabajadoras que no
1í las actividades de concepción son ampliamente confisca­
pueden contar con las relaciones domésticas para aliviar
das, desestructuran en gran escala las condiciones nece­
el Hufrimiento que resulta de su relación con el trabajo.
sarias para los procesos de sublimación. :
Finalmente, hay que subrayar que si la mujeres son
Por razones bastante complejas, aunque elucidables,
v íc tim a s indirectas de las defensas contra el sufrimiento
una de las consecuencias psicopatológicas de lo raras que
do los hombres, ellas no son las únicas. Según distintos
son las tareas sublimatorias, conduce a un aumento corre­
p ro co so s , l os niños también tienen que padecer las deriva-
lativo de la violencia social. En efecto, podemos demostrar
cioMo.s de lös problemas psicopatoTógicos de los padres tra-
que la sublimación, única mediación entre inconciente in­
¡«(loirés'Sasta,tal ..punto JiHSi un parte, importante de la '
dividual y campo social, es un proceso que absorbe y trans­
p:iicopatológía general de la infancia y de la adolescencia
forma principalm ente las pulsiones llamadas parciales,
rn rrcce ser completamente redescifrada a Ja luz de la psi-.
que, justamente por falta de salidas subliminatorias, gene­
C(ipiiü)logía de los padres. No podemos dejar de lado que, al
ran principalmente perversiones, violencia compulsiva y
riunnio tiempo, gran parte de las consecuencias psicopa-
patología psiquiátrica grave (psicosis, somatizaciones, to-
tolúC'<^í's del sufrimiento se encuentra derivadas sobre ter­
xicornaníás). Esto quiere decir que, considerando la Psico­
ceros. patología del Trabajo bajo una perspectiva internacional,
lOs en la vía abierta por la economía de las defensas y la
esto nos conduce a destacar que una cantidad importante de
cnMcada de sus consecuencias, que podemos abordar la
la locura generada por el trabajo se acumula en los países
ciii*;itión de la división internacional del trabajo y de los
del tercer mundo, (luego de haber sido parcialmene eva­
rif.-igos, sobre todo de los riesgos p.síquicos. Como lo
cuada de los países ricos), y que la violencia social en las
s,.|-ia’la m o s , la economía de las defensas contra el sufri-
ciudades es la principal forma de expresión clínica.
• mi<‘ í»to en el trabajo no podría analizarse en un marco
liiiiilado solo al individuo. Implica los colectivos de traba­
jo, las relaciones domésticas entre los cónyuges y las rela-
ci()iurs con los hijos. Más allá de eso, las estrategias elabo-
ríuias e implementadas pór los trabajadores para luchar
coiil ra el sufrim ientor tienen una cierta eñcacia .sobre la
B IB L I# G R A F IA

A b ra h o , J.-.Organisation du travail, représentation et


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Paris, 1984, ps. 197-210. 4. El material de la investigación.
5. La observación clínica.
K ergoa t, B.: Les ouvrières, Le sycomore, Paris, 1982.
6. El método de interpretación. ;;
7. La validación y/o la refutación de los datos.
8. Metodología y teoría en Psicopatología del Trabajo.

1. La in v e s tig a c ió n in icia l o p re -e n cu e s ta . '

Para que una investigación pueda iniciarse, debe estar


basada en una demanda que puede emanar tanto de un
grupo no institucionalizado de trabajadores, de algunos
trabajadores inicialmente aislados o de un grupo sindical,
de una Comisión Sindical de Empresa o de la CHS-CT (Co­
misión de Higiene, Seguridad y (Condiciones de Trabajo,
implantada en Francia en Julio de 1985 en sustitución de
las antiguas Comisiones de Higiene y Seguridad). Más
adelante volveremos al trabajo que implica la demanda

191
/ formulada. Por ¡ahora, nos vamos a detener en este punto: El objetivo de esta fase de documentación sobre el proce­
un pedido sólo puede ser considerado si proviene de los pró=- so,de trabajo y. de las visitas no fes 11égar a una descripción
pios trabajadores. En otras palabras, no aceptamos ningú¿ objetiva de la relación hombre-trabajo, como es el objetivo,
na demanda que no sea formulada por los propios interesa-^ por ejemplo, de una investigación ergonòmica clásica, so­
d o s. bre el análisis del trabajo. Lo que se trata és de obtener la
Una_vez recibida la demanda, es necesario preparar la. base concreta necesaria p^a_comprénder dé qué habían los
investigación en sí misma, cosa que tóma bastante tiempo, tr'aEájadores qué participan de la~ihWstigación y tener a
generalmente varios m ese^P rim ero es necesario definir líuesErá disposTción una representación,en imágenes deílas
quienes participarán en el estudio como investigadores. ¿oM iciohés ambientales del sufrimiento'. En efecto, el am­
Generalménte, hay dos o tres investigadores y por lo menos, biente sensorial tiene un papel importante en la expresión
uñó de ellos no es psicopatòlogo, pudiendo éste ser sociólogo, del sufrimiento y del placer en el trabajo.
ergòhómò ó economista.
Luego, hay que precisar quiénes participarán del lado de 3° Luego del trabajo de documentación y de visita al lo­
los traHájaTdrp.noráñtos son y si están dispuestos a acom­ cal,com enzam os un abordaje de la organización del traba­
pañar el trabajo hasta el final. Estás son cuestiones impor­ jo. Entendemos por ésta, no sólo a la elaborada por elTsma-
tantes, pues la investigación se fundamenta en un colectivo cío^ de organización y métodos (que también es necesaria)
constituido ad-hoc , y no en individuos tomados aislada­ sino principalmente a la que destaca el aspecto conflictual
m ente. entre los trabajadores y la jerarquía. Es importante cono­
Varios objetivos deben ser alcanzados durante là fase de cer la historia de las luchas, huelgas, incidentes y situa­
preparación deH^a investigación; ciones conflictivas para poder penetrar en una dimensión
dinám ica áe esa historia y comprendér bien las negocia-
Reunir informaciones sobre el proceso de trabajo, sus_ •ciones concretas sobre los ritmos de trabajo, el volumen de
transformaciones o mutaciones. Esto supone el acceso a., la producción, la jerarquía, la, supervisión, las solidari­
docamentos técnicos, económicos y „científicos. dades explícitas, las divisiones y contradicciones entre los
trabajadores o los grupos sindicales, etcétera.
2^ Tener acceso a la e mpr e s a, esto es, poder visitarla
cuando está en funcionamiento y tener una representación 2. La in v e s tig a c ió n p ro p ia m e n te d ich a .
relativamente precisa de las secciones, de las máquinas y
de los locales donde se desempeñan los operarios a investi­ Esta.se desarrolla én un local identificado con el traba­
gar. Se puede realizar una visita oficial organizada por .el jo: la s’alardé’ Tá Comisión de Higiene, Seguridad y Condi­
empleador; esto no deja de ser una etapa interesante,_pero , ciones de Trabajo de la fábrica, del sindicato, o el restau­
también es importante poder tener libre acceso a los lugares rante de la empresa, el salón de la asociación cultural que
deTrabajo, teniendo como guía a un trabajador que parti­ reúne habitualmente a los trabajadores, etc. La investiga­
cipe en el estudio^ Obtendremos gerteralmente diferencias ción reúne, entonces, un grupo de trabajadores que están: al
significativas entre las dos visitas; la visita organizada tanto del trabajo inicial y del objetivo de la investigación.
por los empresarios resalta sobre todo el aspecto ¿écnico, la _ — Los investigadores se presentan clarAmeiit&, infor­
productividad, la seguridad, las innovaciones tecnoló­ mando sú formación y área de trabajo: psiquiatra, psicoá-
gicas, etc., mientras que là visita con los operadores enfati­ naTistá o psico^toTd^sta trabajando én'general con enferà
za las cuestiones relativas al esfuerzo, al peligróTaias exi­ mos en una práctica clínica hospitalaria, pero participando
gencias del trabajo, o sea lo que está relacionado con el as- •i
en él'estudió como investigador de la posible relación entre
■,..:,_pectp. - * el trabajo y el sufrimiento y no como psiquiatra clínicoVo ’
como especialista.
vestigador, en un segundo momento y a veces mucho tiem­
-— El ^ m a de la investigación también es claramente po después, retome esa hipótesis que había sido abandonada
enunciado; se trata de estudiai' cuáles son las relaciones en el camino. Pero hace esto en un momento posterior, pues
%)
que pueden eventualmente establecerse entre la organiza­ és preciso, certificar que el tema no había sido;: esppntónea-
ción del trabajo por üñ lado, y el sufrimiento psíquico por el_ ménte retomado por el grupo. En este caso, es posible refor-
)
otro. Nosotros partimos siempre de una reformulación de lo mularlo y devolverlo al grupo, para ver si esta vez^ será ob­
manifestado en la demanda, que generalmente expresa jeto de discusión y de qué modo; o si no interesa aLgrupo, a
1 cuestiones de sufrimiento y raramente de placer asociados pesar de la tentativa hecha por los investigadores. .
al trabajo. Después de hab er formulado el tema a los traba­ ' 'Los investigadores hacen un esfuerzo especial, durante
jadores, les^^dím os que nos den sus explicaciones e in ter-. la investigación, para detectar las relaciones existentes
pr^ációnes sobre los hechos que provocaron la demanda; entre las expresiones de sufrimiento (o de placer), las ex-
cuál es su opinión sobre estos suicidios, cual es su opinión _gresiohes ¿ositivas o' Tos silencios claramente respetados
sobre las circunstancias relacionadas con los trabajadores ,en cuanto a ciertos temas, y las características de la orga­
que fueron hospitalizados como pacientes psiquiátricos, o nización del trabajo. Si identificamos tales relaciones, que
qué piensan del problema de la intoxicación alcohólica, el grupo no percibe, es posible, proponerlas como una inter­
cuál es la interpretación del consumo masivo dé analgési­ pretación, que debe ser nuevamente sometida a la crítica
cos por parte de los trabajadores, qué piensan de los insom­ del grupo.
nios y de los problemas relativos al sueño, o qué piensan de El trabajo de los investigadores se confirma no tanto por
«í» las enfermedades profesionales, etcétera. el reconocimiento de la hipótesis o de la interpretación por
De ese modo, insistimos desde el comienzo sobre lo que el grupo, sino sobre todo por dos tipos de hechos;,

nos interesa en Psicopatología del Trabajo, o sea, el comen­
oír tario verbal hecho por los trabajadores a propósito del conte­ / 2.1. La interpretación correcta desencadena la emer­
nido de su demanda. Esto permite aclarar, desde un princi­ gencia de material nuevo, o sea de nuevos temas de discu­
<i| pio, que no estamos básicamente preocupados por la obje­ sión, nuevas anécdotas o nuevos comentarios que amplían
tividad de los hechos. En este sentido, nos inspiramos en el las ideás y se encadenan con la interpretación — se aso­
psicoanálisis que preconiza, por encima de todo, el interés cian a ésta— retomándola y modificándola, situación que
o» sobre lo que es dicho por el paciente, más que por la reali­ es esencial detectar.
dad, generalmente desfigurada, de lo que es relatado..^Lue­
go, todo el trabajo de la investigación trata de identificar 2.2 . La interpretación correcta mantiene y .dirige la dis­
ím las modificaciones surgidas luego del comentario inicial. cusión, contribuyendo a que se produzca la elaboración co­
A medida que se desarrolla el estudio,, investigamos lectiva del tema en lugar de provocar una disminución o el
£*^
particularmente el comentario forjn-^lado por el g n ip o d e ' cese de la discusión. Esto ocurre cuando se trata de una in­
' trabajo. Definitivamente, poco importa quien sea el locu­ terpretación inoportuna, inadecuada o falsa.
tor; lo importante es el objeto de un consenso o al menos, de Con respecto a este segundo punto, és decir al valor cata­
rJft ;mi,a discusión contradictoria entre los jniembros del ^ p o lizador de la interpretación “correcta” con respecto a la
■CI»: de trabajadores. Puede ser que 'ciertos- com entarios o continuidad de la discusión, podemos hacer algunos co­
hipótesis explicativas propuestas por algunos participantes mentarios. La certeza de la interpretación no está relacio­
.1» puedan parecemos (a nosostros, los investigadores) como nada con la objetividad del sufrimiento o con la objetivi­
totalmente convincentes, pero vemos que los mismos nó dad de una realidad que es la causa del sufrimiento, pero
son retomados o discutidos por el grupo^La técnica consiste se refiere sobre todo a la verdad de una relación de los tra­
en detectar ese contraste o paradoja. Nada impide que el in­ bajadores con su trabajo y de una'reTación con el grupo de
trabajo. Una interpretación que enfoque brutalmente una , con el trabajo y los efectos enmascarados de los
realidad, aunque sea correcta en sí misma, podría mos­ sistemas colectivos de defensa~eK~relä^lS^iii~cön el ^i;s^
trarse inadecuada porque paralizaría al grupo y a la discu­ miento y, más allá de esto, describir las modalidades de
sión. . ; acción de la organización del trabajo y sus efectos nocivos
• Llegamos aquí a la cuestión de la deontología de la in­ sobre la salud psíquica. En este sentido, las interpreta­
vestigación, que se desdobla entonces en una cuestión téc­ ciones serían teóricamente falsas en relación al objetivo
nica y en una teórica. La deontología exige que se interpre- de la investigación, si lograran hacer aparecer las pro­
. ten, las defensas colectiva's sin cometer ,actos violentos. La blemáticas individuales. Por el contrario, si logramos
exposición del sufrimiento y de la dimensión subjetiva de mantenernos en el plano de las defensas colectivas,, podre­
la exploración pueden, a veces, ser intolerables, amena­ mos constatar que casi no hay inconvenientes cuando, de
zando a los individuos o al grupo entero en su relación con una sesión a otra, varía el grupo que participa en la inves­
las exigencias organizacionales, pudiendo también provo­ tigación, ya sea debido a los tumos de trabajo o a las urgen­
car, enseguida, serias dificultades en ocasión del retorno a cias del mismo. Ocurre entonces que las sustituciones oca­
la situación de trabajo. La interpretación ideal sería aque­ sionales de personal no perjudican la prosecución de la
lla que, desarticulando un sistema defensivo, autorizase investigación .
simultáneamente la reconstrucción de un nuevo sistema Para terminar, yo agregaría que las posiciones ;Contra-
defensivo o un desplazamiento del sistema defensivo exis­ dictorias que aparecen entre lo^trabajádores durante la
tente, de manera que se ponga en evidencia una relación investigación, no molestan y no son combatidas por los in­
entre el sufrimiento y el trabajo. Esta dimensión deón- vestigadores. Por el contrario,_es muy interesante resaltar
tológica s? desdobla de una dimensión técnica en la medi­ , y_I®3petar esas contradicciones, para reformiiTarlas ense­
da en que la apreciación del riesgo de la interpretación, o la guida, en términos de posiciones o de posturas diferencia­
elección de una formulación, pasa por_los propios investi­ das, que tiénen generalmente un valor heurístico en rela­
gadores y sus capacidades de percibir tensiones psíquicas ción a los sistemás defensivos. Por ejemplo, en relación al
^ excesivas subsiguientes a la investigación. La suhietwidad consumo de alcohol en obras en construcción o en ciertos
Id e l investigador se encuentra directamente-ejxvueltaL-en.la talleres dé fabricación de productos en serie, no es raro que
técn ica de la investigación. Una de las mejores forma­ se registren posiciones contradictorias, que muestran que
ciones para este tipo de técnicas nos parece ser la práctica existen colectivos de defensa estructurados según modali­
de “asesores extenms” juntó a un equipo, sea este psi­ dades diferentes en el interior de una misma empresa o
quiátrico o médico-quirúrgico (este tipo de asesoría o super­ sector de la misma. ,
visión se destina a ayudar a un equipo médico para enfren­
tar las dificultades específicas del trabajo que realiza, 3. La d em anda, el g ru p o h o m ó g e n o y el “ c o le c t iv o ”
como por ejemplo: enfrentar la locura de los enfermos
mentales, la muerte en los servicios de terapia intensiva o En Psicopatología del Trabajo, el análisis de la deman­
de reanimación, el sufrimiento de los que padecen quema­ da constituye una fase importante de la encuesta, porque
duras extremas, etc.). condiciona la “ viabilidad” de ésta en la realidad. Yai^sé
En fin, las cuestiones deontológicas y técnicas se en- dijó que la fuente,^_el origen de la demanda, debería eáfcár
gáminan hacia una cuestión teórica: las problemáticas psi- bien a ciar a d O e s d e eF principio, o sea: .............
copatológicas individuales quedan evidentemente involu-
*cradas»i^|i 1 .inyé^^^^^ gación. etiW vesti ga- 3.1; ¿Quién formula la c^manda?_
cion n o '¿ ¿ ponerías en evidencia, ni tampoco “ tratarlas”. Reiteramos aquí que la demanda sólo se,,recibe si lá 'in ­
Las finaUdades de la investigación son la relación del “có- vestigación se realiza sobre aquellos que la solicitan y 'ñ o
«
m

sobre otro grupo. En Psicopatología del Trabajo, no pode­ decir necesariamente que no haya nada a ser investigado;
mos hacer lo que se practica, por ejemplo, en grafologia, „ . _ ~ puede ser q u e ,n o encentremos nada de lo que es­
donde se puede hacer un análisis a pái-tir dé documentos perábamos, pero sTbtros"elementos que podrían tener efec­
flii que pertenecen a una tercera persona, la que eventual­ tos posteriore^(por ejemplo desmovilización en caso de lu­
mente ignora de qué manera su correspondencia está sien­ cha);-:;.,-
do tratada. #!!'lSTáPéfectuár este tipo de investigaciones, existe el ries­
go de poner en evidencia aspectos desagradables, incluso,
3.2. ¿Qué es lo que se solicita? desestabilizadores, con relación a las prácticas colectivas,
-1 -
Esta cuestión se refiere al contenido de la demanda. No y á l ö s 'mecanismos de “adaptación” a la situación dé tra­
siempre es posible responder al pedido, ya sea porque el pro­ báje.
b i t à está formuladó' eh términos inaceptables y no nego­
ciables (por ejemplo cuando se pide a los investigadores que 3.4. ¿A quién está dirigida la demanda?
demuestren que el alcoholismo no es perjudicial para los Este es el cuarto punto relativo a la demanda. En Psico­
trabajadores que desarrollan sus tareas en condiciones de patología del Trabajo, la demanda rio está dirigida a un
temperatura elevada), o sea porque la respuesta ya es dada psicoanalista ni a un psiquiatra, ni mucho menos a un
de antemano a los problemas indicados en la demanda (por militante o simpatizante. S ^ d irig e a un investigador.
ejemplo cuando hay que demostrar que los suicidios no se Para que la investigación sea viable, es necesario que este
<* deben a problemas individuales, sino a malas condiciones punto esté aclarado de antemano, de manera que se deje de
de trabajo). El “¿qué?” de la demanda debe mantenerse en lado cualquier demanda personal, disfrazada, de cuidados
su sentido interrogatorio. Esto quiere decir que es impor­ médicos, y cualquier pedido del mismo tipo que surja a lo
m tante poder estar de acuerdo con los que formularon la de­ largo de la investigación. De la misma forma también hay
manda en el hecho de que la causalidad o el efectivo poder que apartar toda connivencia o complacencia con respecto
<9
psicopatógeno de una tarea puedan estar formulados en tér­ al punto de vista oficial o sindical de aquellos que formu­
'W minos de hipótesis. Finalmente, porque la demanda se lan la demanda. Se dirigen a investigadores y no a sim­
basa en una respuesta práctica (por ejemplo encontrar una patizantes, los trabajadores deben saber de antemano que
solución concreta a los problemas recurrentes de ciertos el rigor del trabajo de investigación puede llevar a resulta­
'm comportamientos aberrantes con respecto al alcohol, la se­ dos contradictorios con las posiciones sindicales oficiales.
guridad, la violencia, el miedo, a los enfermos que traba­ La independencia del inyestigador es úna condición es-
jan en sus domicilios, o sobre los medicamentos y sus res­ .„pecífica del trabajo de investigación. ' t
pectivos usos, o sobre los problemas del sueño, crisis de
<•>
nervios, tentativas repetidas de suicidio, etc. Tales deman­ 3.5. Queda el cdmo de la investigación, o sea las cues­
m das concretas “de carácter terapéutico” no pueden ser acep­ tiones m a t e r ia s : el investigador debe ser pagado por ese
tadas, pues nuestra actividad en Psicopatología del Trabajo trabajo, ya sea por un contrato de investigación o porque el
# se limita al anàlisi^ de las situaciones, en tanto que las investigador es remunerado por ese trabajo en algún insti­
soluciones concretasliértenecen solamente a los propios ac- tuto o universidad. La fuente de las remuneraciones debe
tores. ser siempre bien aclarada, aunque ésta no siempre sea jus­
« tificada. En todo casó, no se trata de una obra de benefi-
« 3.3. El tercer aspecto importante del trabajo sobre la de­ ciencia, y esto debe ser dicho claramente.
manda recibida se refiere a la explicitación de los riesgos Vemos que la demanda exige ún trabajo específico de
que están implicados en el estudio. Este riesgo es triple:, explicitáción, En este sentido, una parte de las cuestiones
— puede ser que no encoritfemos nada, lo cual no quiere que serán objeto de la investigación ya estarán aclaradas
en su fase inicial. Esto es importante, pues el trabajo sobre realidad del trabajo humano„én_sus dihiensiones físicas y
la demanda tiene sus efectos: para que la demandà-,sea cogn^iitivas. Nuestra investigación apunta esencialniente a
viable y aceptable, es necesario reuniríCbndiciones, que su­ . la vivencia subjetiva, de modo qúe nos interesamos .sobre
madas, lleguen a la formación de un “colectivo” ad hoc, ...todo por la,dim ensión del comentario: comentario ;que in­
“colectivo” que se constituye en función de las necesidades cluye concepciones subjetivas, hipótesis soBré el por que y el
de la investigación, pero que debido a su formación, prbvo- cómo de la relación vivencia-trabajo, interpretaciones y
ca efectos sobre la situación y hasta sobre las relaciones so­ hasta opiniones de tipo anecdótico, etcétera.
ciales de la empresa. De hecho, la investigación es siempre El coriientario ej_enionces el materijil p^qr excelencia
una in v estig a ció n . Con respecto a las investigaciones ■pará'tomáí'Tóñtacto con la subjetividad de los trabaja- ,
clásicas, sobre todo en economía o epidemología, vemos que dores. Además, ese comentario está marcado por una vec-
el “grupo homogéneo” no es definido por las categorías ob­ t"orización relacional. Tiene una visión explicativa,, tiene
jetivas (edad, sexo, status social o profesional, etc.), sino un objetivo, el de convencer, de informar al otro sobre la
sobre todo por las categorías subjetivas* ; son la demanda y manera en que el colectivo estructura su relación con el
sú contenido las que definen el “colectivo”, a investigar. La trabajo. , ,
mayor limitación relativa á ese aspecto métodológico, en el Sin embargo, el comentario no siempre es continuo, no
plano científico, es la imposibilidad de efectuar investiga­ tiene un carácter de permanencia absoluta. Tiende a veces
ciones sobre cualquier grupo testigo (que no solicitó nada). a disolverse en una descripción de la realidad, que busca
ser objetiva y operatoria. El comentario sería de alguna
4. E l m a terial de la in v e stig a ció n manera la formulación de la actividad de pensar de los
trabájadorés sobre su situación. Es en .cierto modo lo que
La metodología de la Psicopatología del Trabajo, sin marca üh distanciamiento con respecto a lo que proviene
duda, es la parte más difícil de ser formulada. Se refiere a dél extérior, como modo operatorio, instrucciones de utili-
la definición de lo-que constituye el material de la inves- •zacióh, divulgados por los ingenieros y los directivos (y
tigación.i El material es el resultado de una operación efec­ hasta los, sindicatos)’."
tuada en aquello que antes fue discutido por el colectivo. Se trata entonces de detectar lo que tiene de valor el co­
Esta operación trata de lo que fue dicho, de lo que puede ser mentario,y sobre todo los que son. óbjeto de discusión y de
reconocido como “palabra”, es decir, lo que constituye una posiciones cphtradictorias én el grúpo. Pero en otra etapa
formulación original, viviente, que nos toca, comprometi­ dé la iriyes'tigáción se trata de detectar el efecto de la préva-
da, subjetiva^ proveniente del grupo de trabajadores. lencia dé la descripción operatoria sobre el corrientario sub­
Es por eso que damos un valor específico a lo que ya jetivo. Cómo ejemplo podemos citar lo que ocurre cuándo
evaluamos anteriormente como “comentario”. A diferen­ encaramos el tema del pehgro en el trabajo. Es frecuente
cia del criterio de ciertos ergónomos al encarar su trabajo, entonces tener que enfrentarse a una enumeración, a úna
como Catherine Teiger y François Daniellou, no estamos descripción ó a un listado de los riesgos observados en el
interesados por la realidad de los hechos en la situación de trabajo.; Entonces ya no hay más comentario,, es decir:que
trabajo, ni por la descripción efectuada por los trabajadores no hay introducción a la discusión del tema subjetivo:dé:la
de su trabajo. Nuestro objetivo no es la exposición de la vivencia dé estos riesgos. Lo que es descripto es la sitúa-
ción exterior, o esquemáticamente 16 'que podríam os .;;lla-
* Categorías que reúnen a los individuos que presentaban una posi­ mar^como “restricción”, pero sin embargo falta.un comén-
ción subjetiva común en sustentar un solicitud ( la de análisis y com­ ' ,tario que nos indicaría lo qué ocurre con la ,vivencia deties-
prensión de'su ^elación psíquica co&él!jtrábájo|F:''-S^ T tós riésgós’, 'es decir la palabra sobre las “exigencias” . En
tal caso, nos inclinaríamos a reconocer la expresión de un
'y - acontecimiento mayor, de lo que constituye la realidad ex- saparece, 63 porque hay un dispositivo defensivo puesto en
terior a percibir. Esta realidad es conocida por los trabaja­ marcha para luchar contra la percepción, es decir contra lo
dores ya que es restituida en la investigación, pero las pa­ que conmueve, o el sufrimiento. De manera que cuando
'T> ) labras para indicarlo no son palabras subjetivas. Son identificamos esta ausencia de comentarios, estamos obli-
palabras y descripciones poco personalizadas: en ellas re­ ; gádosM biiscar en otra parte las señales dé:un dispositivo
»
conocemos el discurso oficial de la seguridad y de la pre­ defensivo. Lo podemos entonces encontrar fácilmente en
vención, el discurso sindical, o el discurso de los directi­ las formas clásicas, reconocidas incluso por la psicopato­
vos, etc., es decir un discurso estandarizado o estereo- logía. La “negación de la percepción” se suma a una inver­
TI ' tipeado. sión de la proposición relativa a la percepción y al sufri­
ni ' A pesar de existir un conocimiento “ teórico” de los ries­ miento: punta de lanza de toda form ación reaccional
gos, observamos que no existe la correlación que se podría contra el miedo: la bravura, el desafío, la conspiración, el
fH ' esperar y que estaría dirigida más específicamente hacia complot contra su competidor, etc. Descubrimos entonces la
' \a percepción de los riesgos, es decir, un comentario acerca defensa colectiva específica del trabajo, que es inmediata­
del peligro. Como lo ilustran las instituciones oficiales, el mente verbalizada y formulada como respuesta a la de­
TI riesgo definiría las características fisicoquímicas, m ecá­ manda grupal sobre la relación entre el riesgo y el peligro.
n> nicas o biológicas de las exigencias de la tarea. El riesgo Por ejemplo la discusión ^ ra desde algún tiempo en torno
pertenece supuestamente a la realidad exterior objetiva, y a los riesgos (sigue un listado de lo que fue dicho): “Enton­
(1» por esa razón está hgado a la descripción científica. Por el ces, ¿cuáles son los peligros que amenazan físicamente su
contrario, el discurso oficial no menciona el peligro, que salud? En lugar de una respuesta directa, podemos escu­
(*.
remitiría aún más hacia el hombre los efectos potenciales char luego de un breve titubeo, un comienzo de comentario,
(» del riesgo para la salud. Por su parte la percepción intro­ un movimiento del grupo como todo, que se desvía de la pre­
duce en el comentario la problemática del peligro. Enton­ gunta para subrayar consideraciones sobre la habilidad, el
'H ces, en ese caso, somos llevados a la interpretación ya que “sauoir faire” o saber productivo, los conocimientos y la
'B existe una división entre riesgo y peligro, entre realidad y experiencia, que son mencionados por el grupo como si fue­
percepción de la realidad, entre descripción operativa y co­ ran suficientes para escapar a la dimensión del peligro y
mentario subjetivo. Es precisamente a partir de estos datos del miedo. Luego la discusión se orienta rápidamente ha­
'» I
que postulamos que había en el silencio, en la ausencia de cia las anécdotas sobre conductas paradojalés y conductas
comentario, una posición tan activa y específica como en llamadas peligrosas. Nuevamente estamos freinte a un
vH presencia de un comentario. En otras palabras, nos pareció discurso personalizado, comprometido, emocional, subjeti­
que hablar del riesgo en términos impersonales (u ofi­ vo, que tiene valor de comentario.

ciales), se relacionaría con una posición de ocultar la rela­ T oda la metodología de recolección^y ^enso d.el mate-
ción existente entre realidad del riesgo y percepción del pe­ rial consiste entonces en hacer surgir lo paradójico, en ré-
ligro. La actividad colectiva apuntaría entonces a la per­ láclónar cada~própuesta, cada comentario, cada ausencia
cepción del riesgo. de comentario con el cóntexto y a lo, que como
T» La cuestión que aparece inevitablemente está referida a con^adiccíóh con respecto al tema principal. Si se limita
la táctica utilizada para luchar contra la percepción. Ob­ únicamente al discurso directo o a un sólo aspecto no dia­
B servamos que un silencio, es decir la áüs léctico de la temática propuesta, se corre el riesgo de des­
Jti rios en la discusión y expresión del grupo, puede tener un viarnos hacia interpretaciones por demás unívocas del tipo
gran valor si relacionamos ese dato fundamental que es­ de las que fueron propuestas por Bouchard a propósito de los
tructura toda nuestra investigación: la relación sufrimien­ camioneros, o por Abramowitch, a propósito de los obreros
» to ! defensa. Nosotros postulamos que si el comentario'de- de la construcción (ver a este efecto el informe de APEC

»
para el Ministerio de la Construcción. y él breve comenta­ cierto modo á contrabalancearlos o contradecirlos, siendo
rio hecho por Abramowitch en el Coloquio Nacional de ese par de comentarios interpretados en relación con el b i­
Psicopatología del Trabajo). Según estos autores, los opera­ nomio sufrimiento/defensa ( muy distinto deV binomio su­
dores en cuestión tendrían una relación de placer con el frim ien to/placer).
riesgo, hasta de gozo, que no es lo mismo. Volveremos so­
bre este aspecto más adelante. ¿Donde se sitúa el pasaje de 5. L a o b s e i^ a c ió n clín ica
la interpretación antropo-etnològica a la interpretación
psicopatológica?. En Psicopatología del Trabajo, formula­ ., La observación clínica es un material esencial para la
mos la hipótesis de que el desafío al riesgo es una maniobra elaboración y discusión psicopatológica. No se trata de la
de ridiculización y de conjuración de la percepción del pe­ mera descripción de los “héchos observados” , como son ro­
ligro y del miedo. Se trata entonces de un sistema defensi­ tulados en las ciencias naturales. Como los hechos obser­
vo. Es aquí donde sería necesario articular “defensa colec­ vados son subjetivos e incluso intersubjetivos, lo que nos
tiv a ” con “ideología d efen siva ”. La ideología defensiva interesa aquí es detallar por escrito lo que fue detectado por
consistiría en retom ar de manera positiva un procedi­ Ió~Tnvesti^ d ó r e s durante el. desarroTIo de ~Ta investiga­
miento defensivo. Es decir una operación que surge en ción, pbr^ijimpTo,los movimientos existentes entre los gru-
última instancia y qué consiste en construir aquello que en pos dé trabajadores e investigadores. En otras palabras^ no
un primer tiempo psicopatológico es una defensa, cons­ se trata solamente de devolver los comentarios de los tra­
truirla o erigirla entonces en valor y luego hacerla fun­ bajadores sobre el sufrimiento, sino de ilustr^aí y articular
cionar como si fuera una expresión del deseo, h. partir de ese el comentario subjetivo del ;investigador á^médida que va
punto, la defensa se disfraza en ideología, y oculta todo apareciendo, facilitando así eí acceso a la dinámica es­
mecanismo intermediario. La confrontación al riesgo ap­ pecifica dé Ia~iñvestigacrón. La redacción de la observa­
arece como una elección deliberada. Esto es conocido en ción sTréáliza después, en base a la propia investigación.
psicopatología —y, creo yo, en etnología— bajo el nombre de Esta redácción se realiza una vez terminado cada .en­
conducta orddíica. que, según la revista L ittr e , sería lite­ cuentro o reunión de investigación, básicamente a partir
ralmente “úna prueba judicial mediante elementos natu­ de la memoria del.investigador. Para encontrar la formu­
rales; juzgamiento de Dios por el agua y por el fuego” (Lit­ lación inás correcta de uri párticipante'; ya sea trabajador o
tre p .l3 1 8 ). Me parece que es la misma corriente invéstigadOr, podemos básarnos en las notas toriiadas du­
interpretativa utilizada en el artículo sobre los camione­ rante la reunión o visita y excepcionalménte en cintas'gra­
ros. badas. La observación clínica no tiene nada que ver con un
Si ahorá nos referimos a la noción de ordalia, podremos resuméri o un análisis de las cintas grabadas. En Psico­
comprender que la confrontación con los riesgos puede te­ patología del Trabajo, la experiencia muestra que el texto
ner valor de gozo, y nó de placer. El gozo indicaría aquí literal de lo que fue dicho, no permite un trabajo muy rico
una dimensión de descarga compulsiva, principalmente de interpretaciones, ni de discusiones. Muy por-el contra­
bajo el dominio de la pulsión de muerte, y no bajo la pulsión rio, el resumen comentado de un investigador es mucho
de vida. Esto fue particularmente argumentado en el caso más interesante para el debate. Se trata en efecto de hacer
de las toxicomanías. aparecer tanto las ideas, comentarios e interpretaciones
Volviendo a lo que constituye el “material” de la inves­ que fueron formulados como aquellas que no lo fueron y
tigación en Psicopatología del Trabajo, resumiría diciendo ^ue-,provienen del investigador que repite la observación.
que ese material está constituido, por l o s ( y E que consiste en evidenciar y explicitar el ca-
' comentàriòs) cómpíeíados y relacio- niino tomado por el pensamiento del investigador durante
con el texto, buscando especialmente lo que llega en la secuencia y el contacto con los trabajadores. Es lógico
n

m j ^
m > ser sometida a discusión con investigadores que no toma­
que una parte importante de esa observación escrita esté de­
dicada a la palabra de los trabajadores. Lo que permanece ron parte.,directamente de la investigación.¡.-Por lo tanto, el
aún invisible es el trabajo psíquico del investigador y los material de la intei^retación en Psicopatología del Traba­
efectos de lo que restituye al grupo sobre el desarrollo de los jo es una observación comentada. Es posible objetar que
m ^ comentarios y la charla con los investigadores durante la con e^te tipo de material nos distanciamos del contacto ob-
investigación. El objetivo de la observación es mostrar el fjétiVó respecto de la palabra y la vivencia de los trabaja­
encadenamiento, las idas y venidas, las “interacciones” dores. Esto es cierto, pero también es preciso tener en cuen­
m > Que se dan entre los protagonistas de la investigación, es ta que el sufrimiento, así como el placer, la vivencia, el
decir los investigadores y los trabajadores; los movimien­ afecto y la dimensión subjetiva, en general sólo pueden ser
^ ' tos, los desvíos, las reacciones que surgen de ambas partes. ' éaptados a través de la subjetividad de un destinatario del
Una observación es tanto más interesante y útil en cuanto discurso. El trabajo de objetivación se encuentra desplaza­
que consigue mostrar los caminos recorridos por el inves­ do desde el objetivo que expresa la palabra de los trabaja­
tigador en la situación concreta de la investigación, “in dores, hacia la objetivación de la intersubjetividad.
situ” . ¿Qué cuestionamiento científico podemos dar a esto?
^ ' ¿La intersubjetividad implica la unidad, la originalidad
Ese resumen de la investigación, “viviente”, comenta­
do, subjetivo, es de una naturaleza muy distinta com­ absoluta? ¿Es imposible cualquier argumento o respuesta?.
parándolo con un resumen que apunte a la objetividad. La No. A partir de la lectura de una observación, es posible que
m observación clínica se ocupa, más allá de los hechos obser­ nazca la idea de otra interpretación, diferente de la del re­
m vados, de los instrumentos subjetivos de la observación. dactor, formulada por aquel que habla. En ese caso, las in­
En una investigación de este tipo, generalmente reali- tervenciones del investigador en el grupo analizado pue­
zada por varios investigadores, hay dos procedimientos den parecer inadecuadas. Si así fuera^ dentro de la nueva
% posibles: o uno de los investigadores redacta la observación interpretación propuesta es posible argumentar por qué la
que luego será “entregada” a los otros investigadores, o investigación parece inadecuada pero también es posible
« bien cada investigador redacta su observación. El mérito mostrar bajo la nueva interpretación por qué esa nueva in­
del segundo método consiste en que hace aparecer inmedia­ tervención tuvo los efectos mencionados sobre la dinámica
% intersubjetiva. La nueva interpretación, para ser aceptada,
tamente interpretaciones divergentes, que facilitan des­
«I pués, cuando se trabaja sistemáticamente, poder oponer debe tener un valor heurístico superior a la primera y ser
unas contra otras. Las contradicciones que permanecen más económica que ésta. El interés de la observación es
entre las distintas versiones interpretativas, ya sea porque también esclarecer las bases sobre las cuales fueron pro­
surgen de la multiplicidad de observaciones o de la discu­ puestas las investigaciones. De esa manera, ese material
sión sobre una única observación, serán todas registradas clínico que trata fundamentalmente de la relación del gru­
en el informe que será entregado a los trabajadores o po con el trabajador, presenta la ventaja de poder ser reto­
9f aparecerán en forma de preguntas. Una de la versiones ob­ mado por otros investigadores que podrán, basados en sus
tendrá consenso y las demás seráir rechazadas. Si sucede propias investigaciones, proponer nuevas interpretaciones
que varias versiones son mantenidas simultáneamente a la observación. Esta es, además, una práctica frecuente
por el grupo a pesar de sus aspectos contradictorios, tratare­ en psicopatología, y no solameñte de Psicopatología del
«>
mos de saber si en el interior de e.seg^.qplfíJiijíg^.: de trabajo Trabajo. Conocem os ejemplos farriosos, principalm ente
*í existen subgrupos que producirían inforMés'diferenciado con respecto a las observaciones de Freud con “ El hombre
en relación a la situación de trabajo, o sea, múltiples fór­ de los lobos” , “El hombre de las rátas y el pequeño Hans ,
•» mulas defensivas, como ya se indicó. que siguen alimentando las discusiones y las interpreta­
m La observación clínica tiene además la ventaja de poder ciones. Observamos, en efecto, que en estos casos las obje-

•> 206

#1
ü
dones y reconstrucciones o las re-interpretaciones tratan En nuestra opinión, creemos'que iesá;tércefá posición es
siempre del relato literal suministradó por la palabra del la que hace posible la apertura para una “palabra” que
paciente, transcripto por Freud, pero también sobre la acti­ hable del sufrimiento y del placer, una palabra que sea sus­
tud de Freud y sus respuestas o sus interpretaciones. Est¿ no ceptible de ser escuchada e interpretada. El trabajo de for­
es un trabajo académico, sino que es un trabajo pura y ex­ mulación, verbalización, expresión y elaboración, es po­
clusivam ente de interpretación, como testim onian por tencialmente viable, justamente porque queda claro que el
ejemplo la reinterpretación del caso de “El pequeño Hans” investigador es diferente de los trabajadores. Si este' traba­
y de “El hombre de los lobos” hecha por Nicolás Abfáham y jo que surge del colectivo de la investigación es posible, es
María Torok, una re-interpretación que elabora una nueva también porque — en una postura diferente de los trabaja­
concepción de las fobias y que, según la opinión de la dores— el investigador es alguien que no sabe, alguien a
mayoría de los psicoanalistas actuales, son de gran inte­ quien uno acepta dirigirse eventualmente para explicar y
rés, tanto en el plano de la orientación hacia la cura y la hacerle comprender lo que desconoce. Esta postura mani­
técnica de interpretación, como en el de la propia teoría psi­ fiesta ser fecunda cuando vemos que los trabajadores ter­
coanalítica. . minan diciendo al investigador cosas que no sabían, de la
misma forma que si habláramos a un tercero.
6. El m é to d o de la in terp reta ción
7. V a lid a ción y re fu ta ción
Siendo el sufrimiento y el placer datos esencialmente
subjetivos, sería ilusorio querer objetivarlos. Estos datos Esa es, evidentemente, la cuestión fundamental. La va­
pasan por la. subjetividad del investigador, tanto en la des­ lidación se hace generalmente _en dos momentos. Primero,
cripción como en la 'identifícación y formulación de los d u T á n t,e .J a 'j^ o g s r^ como ya dijimos al res­
mismos. que es importante destacar es el distancia- pecto del desarrollo de la investigación, o sea, las elabora­
nuento entre la palabra de los trabajadores y la experiencia ciones, intei'pretaciones, hipótesis, temas y comentarios
del investigador. El objetivo es formalizar aquí lo que pa­ que son formulados a medida que transcurre la discusión,
rece sorprendente, asombroso, incomprensible, cansador, siendo entonces rechazados o retomados, eventualmente
angustiante, etc., para el investigador en el encuentro corí profundizados, como nuevo material dé análisis. En otras
los trabajádores, en relación con la experiencia que posee, palabras, la,,propiá continuidad de la investigación, su se­
y que precede a su práctica clínica, individual, psi­ guimiento, así como el esfuerzo mantenido por los intere­
quiátrica, o en otros campos en el caso de la Psicopatología sados, forman el priiher moniento de validación de las'in ­
del Trabaja. Es decir, respecto del conjunto del saber en terpretaciones.
psicopatología. Se trata también de tomar en cuenta la ten­ Por regla general hay un segun do momento. Con los
sión que surge objetivamente debido a la distancia entre la trabajádores que participan en la investigación, y ¿yen':.
posición que implica ser un trabajador de cierta empresa, y tualmenté~con otros que ingresan luego al grupo, hacemos
la posición del investigador, de no estar en una posición otra reunión organizada específicamente para dár Una
similar a la de los trabajadores a los que se está encuestan- síntesis de los resultados, observaciones e interpretacio­
do. En nuestra opinión, esto permite que el investigador nes, esta vez claramente dirigida a la relación sufrimien-
pueda mantener una posición estricta de investigador, es to/organizaciiSn del trabajo. Allí también podemos evaluar
decir una tercera posición en relación a los trabajadores lás rea cciones de los trabajadores y modificar o corregir el_
que participan en la investigación y el análisis de„la situa- informé final. .
circu n sta h citrél in v ^ fifá t o r sólo Gracias a tal procedimiento obtenemos una validación o
como interlocutor y no como especialista. una refutación proveniente del^gÍTrpo'^é'ti^b'ajadores, ío
que no deja de ser importante. Queda aún la cuestión de la es que nosotros no conocemos ni sufrimientos ni placeres
refutación a nivel estrictamente científico, para la com u­ dy^ivQs, En el orden di^lo objetivo,’nosotrós no conocemos
nidad científica. Esta refutación básicamente es posible a "sino las desregulaciones y los regresos al punto de equili­
través de una contra-investigación que pueda ofrecer otros brio,'p>eró estos registros no nos enseñan grap cosa'acerca
resultados o interpretaciones, abriendo así un camino que de la vivencia subjetiva cualitativa. Nuestro prihcÍPÍo„de-
^ , nos lleva directamente hacia debates teóricos internos en investigación, de análisis y de in t e r p r e t a c i^ consiste en
Psicopatolopa del Trabajo. que estas nociones no pueden ser cap tadas^ n o en las rela­
Queda aún por saber si sería posible una refutación -a ciones intersubjetivas. ^Eff"pSÍcopaf¿»TogÍa no es, en mayor
-n , partir de otras disciplinas o a partir de otras investiga­ ni en mefior"grado, asimilable a la etologia.
ciones originadas en disciplinas o en metodologías dife­ Finalmente, la expresión oral es el mediador privile- .
ìd , rentes de las usadas en Psicopatología del Trabajo. Tene­ giado de esta relación,“ y"es sobre ella que trabaja la Psico­
mos buenas razones para pensar que es posible hacer una patología del_Trabajo. Pero una vez dicho esto, debemos
crítica a partir de otras dicip lin a s.-^ precisar que dicha expresión no debe ser entendida acá
Parece ser que la crítica se puede dar principalmente a como una serie de palabras, sino Como un acto. Acto de pa-
nivel teórico y m etodoló^co, pero más raramente de mane­ . labra que implica un acto de pensar y que es menester dife­
% ra directa sobre el material clínico propiamente dicho. renciar de la actividad de pensar en el sentido tal como la
li) entienden los cognitivistas. ^ A través d® encuesta de
8. M et® dología y te o ría en P s ic o p a to lo g ía del T raba- Psicopatología del Trabajo lo"§ilFse procura es entonces la
^ ' posibilidad de que,los actores puedan pensar su situación, " k,
''su relación con el trabajo, y las consecuencias de esa reía-
Está claro que la Psicopatología del Trabajo se apoya so- ción sobre la situación fuera del trabajo,' y sobre la vida en j
f& bre un modelo de^oiróre y^ d^ a slibjetiyidad que fue toma- su totalidad, es decir que se apoya en la dialéctica actor-
4o. prestado d^eS^^^ Este modelo está permanen­ sujeto,. ;
1!^ ■ temente subyacente en la encuesta y en el trabajo de Xo,que se trata de estudiar por este medio es el lugar de
fi interpretación, en la medida en que este último se alimen­ los sujetos en su relación con el trabajó, y más precisa­
ta, entre otras cosas, de la puesta ^n evidencia de las con­ mente el espacio dejado al sujeto para que se sirva del tra­
m
tradicciones y de las anomalías identificadas en la clínica bajo como “resonancia metafórica” a la esceña de la an- ,
m del colectivo de trabajadores, con respecto a lo que tenemos gustia y del deseo, o por lo contrario los obstáculos que
como experiencia del hombre en la práctica psiquiátrica, opone el trabajo a esta resonancia metafórica pues es,
m psicoterapèutica y psicoanalítica. Uno de los ejes está dado según parece, un elemento determinante del poder estruc-
m precisamente po^aquello que, siendo propio del sujeto, se turímte o desestructurante del trabajo con respecto de la eco-
juega y se expresa sobre el teatro del trabajo; y aquello que nomia psíquica de los trabajadores.
m por el contrario parece estar excluido, o solamente conteni­
m do, reprimido, reducido. Tenemos como base la idea de que
el sufiñmiento y el placer fueron en, sus ojp'genes, un resul­
m tado de la relación singular con el iiièónciènte^ es en
el juego entre el preconciente y el inconciente donde se ne­
m
gocian las relaciones de placer, de sufrimiento, de deseo y - \i''
m de salud mental, incluso de salud física si; nos referimos <-0' XV
también a la psicosomàtica.
m v;n-
La otra idea sobre la que se apoya nuestra metodología
m
#)»
m
m
B IB L IO G R A F IA

1 A b ra h a m , N.; T o r o k , M .:L e verbier de l'homme .aux


'loups, Aubier-Montaigne, Paris. ■ '
j A b ra h a m , N-; T o r o k , M,: L'écorce et le noyau, Aubier- Capítulo IX
Montaigne, Paris.
; A b r a m o w itc h , J . M.: “Etude etnographique du vécu
des tâches de couverture dans le bâtiment", in: C. Dejours, REACCION ES PSICO PATO LO G ICAS A LAS
C. W eil, et A. W isner; Psychopatologie du Travail, Ed. RU PTU R AS IN VO LU N TA R IAS DE Í A A C T IV ID A D
EME (ps; 102-104), 1985. P R Ó F E S IO N A L (J u b ila ció n , d e s p id o , e n fe r m e d a d ,
B o u ch a rd , S.: Etre truckeur (routier), en: A. Chanlat et readaptación )*
M. Dufour. La rupture entre l'entreprise et les hommes, de
rOrganisation, Paris, (ps. 331-359), 1985.

I n t r o d u c c ió n

Nada es más diversificado y heterógeno que las rela­


ciones que establecen los hombres con su trabajo. Un
análisis global correría el riesgo de ser incom pleto o
erróneo. ¿Actividad profesional? A partir de allí, se empie­
zan a constatar grandes dificultades. Probablemente noso­
tros no tenemos el derecho de asimilar en desorden las pro­
fesiones de arquitecto y de peón de la construcción, de
cirujano y de enfermero, de escribano y de secretaria dac­
tilógrafa, de ingeniero y de obrero especializado.
Es por eso que procederemos a im análisis en dos etapas:
la primera estará referida a las profesiones que necesitan

* Contribución presentada en los XXVI Journées de lUopital Heari-


Rouselle, organizadas por J. Aume y B. Jouvel sobre “Travail et Psy­
chiatrie”, París, 17-13 de noviembre de 1982, bajo la presidencia de
D. Noel. .
Publicado originalmente en Psychologie Medicale, 1983, 15, 11:
,;H.-^’ -ia418íS-í880ÍS"F:í. Editeur.
■• f ■
vación, por qué todos los sujetos implicados de tal forma
• una larga formación y que conducen a un oficio. La segun­
con su empleo no sufren una descompensación cuando se
da etapa estará referida a las profesiones descalificadas,
m . jubilan o cuando son despedidos.
com o-las que podemos encontrar en las producciones en
Podemos constatar, a condición de emprender una in­
m m asa.
vestigación psicopatológica más precisa, que no todos los
# trabajadores están en una situación psíquica equivalente,
L L as ca teg oría s p ro fe s io n a le s m ás elev a d a s de la j e ­
ra rq u ía s o cio cu ltu ra l incluso si para todos el trabajo tiene un papel psicoe-
conómico crucial. Entre las innumerables diferencias que
podemos poner en evidencia, destacaremos cuatro varia­
m ' 1) Trabajo y deseo
bles que nos parecen ser determinantes, a saber; el lugar
m A menudo en estos casos, el deseo es el fundamento m is­ que ocupa el trabajo para cada sujeto con respecto a la
“ sublimación”, a la “economía psicosom àtica”, al pasado
m mo de la actividad de trabajo : interviene sucesivamente
en la elección de la profesión, en la formación que a menu­ psíquico y a las actuales relaciones afectivas.
m do sobrepasa los diez años una vez terminados los estudios
secundarios, y que únicamente llega a término si es sos­ El trabajo c®n respecta a las sublimaciones
m
tenida por un deseo tenaz en la especialización, en el ejer­
• cicio de la actividad, y en el perfeccionamiento del saber La sublimación es un proceso mediante el cual el sujeto
productivo a largo plazo. Podemos comprender fácilmente renuncia directamente a satisfacer ciertas pulsiones para
m darles salidas sustitutivas en una actividad de carácter so­
en esta coyuntura que si el deseo está presente en toda la
m vida de trabajo y su estructura, el trabajo, a su vez, puede cial. Es un proceso complejo sobre el cuai todos no tenemos
ser un elemento clave del dispositivo mental que va desde la misma capacidad y un tema sobre el cual se ha escrito
m mucho sin llegar a agotar todos los interrogantes que plan­
el “deseo” hasta la “satisfacción del deseo”. El trabajo se va
m engranando entonces en forma compleja con la historia tea. Freud insistió sobre el hecho de que la sjiblimación se
infantil del sujeto, de forma tal que no solamente esté en interesa primero en las pulsiones llamadas parciales , es
m armonia con la historia y la personalidad del sujeto, sino decir las que no son correctamente intrincadas con la se­
que sea también el soporte concreto e incluso la oportunidad xualidad genital, y que en ausencia de sublimación se
m manifiestan bajo la forma de distintas perversiones (sa­
para ampliar y precisar el deseo.
m dismo, masoquismo, perversión del mirón, exhibicionis­
Es fácil comprender en este caso que al romper esa rela- mo,'etc.).^ ,
m A pesar de conocer varias formas de sublimación por un
dón privilegiada del hombre con su trabajo, se está ^ e n ' i
m zando~al miismo tiempo la dinámica del deseo y la diaTécti-'* cambio de objeto de la pulsión: sadismo subliminado del
ca d¿r sujeto con la realidad. Despido, jubilación iorzada Ò' cirujano, perversión del mirón por el fotógrafo... no encon­
m anticipada, accidente que produce invalidez y readaptación tramos tan a menudo sublimaciones que interesen no sólo
o reconversión pueden amenazar fácilm ente una e c o - / al objeto de la pulsión, sino también a su objetivo. Freud
m
nomia psiquic^que hasta ese entonces le debía su estabili­ puso principalmente de manifiesto este proceso insólito en­
m dad al trabajo en sí mismo. tre los creadores; artistas y pensadores^ .
La sublimación es compleja pero sobre todo es frágil y
#
2) Debilidades e inmunidades frente a ids, de ac­ no se improvisa. Es el resultado de un delicado trabajo
m tividad profesional ..... psíquico. Es decir que, rompiendo una actividad de trabajo
donde se fueron edificando las sublimaciones, corremos el
m riesgo de, al mismo tiempo, destruir un edificio construido
Tenemos derecho a preguntamos, a partir de esta obser-
m-
m 214
m

m
con paciencia por el sujeto a su medida, y de provocar un re­ tura del sujeto se^encuentra, a menudo,, al final de un ca-
flujo contra él de pulsiones por falta de inversión, lo qué eñ ’ ^ trazado está asegurado por el juego articulado
sí puede ocasionar, bajo ciertas condiciones que no pode­ de la elección profesional, la formación y la especializa-
mos detallar aquí, una situación -mental (y somática) peli- ción. Es fácil entender que una ruptura involuntaria del
grrosa. ' trábajo no siempre esté seguida de urja recomposición sat­
isfactoria de la relación hombre-tarea, en el caso de que se
La economía psicosomàtica afecté al trabajador a un nuevo puesto de trabajo. Es el pla­
cer que proviene del ejercicio del cuerpo el que está cuestio­
Tanto las sublimaciones como la actividad laboral en\sí nado, y esto puede a veces ocasionar una vivencia de agota­
misma, implican la existencia de la “economía psico- miento, o de desborde por una excitación que no puede ser
somàtica”. La tarea, su organización, su contenido, su ejecutada, y más a menudo desórdenes somáticos entre los
modo operatorio implican restricciones cognitivas, senso- cuales fi-gura la aparición de nuevas patologías físicas, o
rialés y motrices, en las cuales el sujeto hace trabajar sus el agravamiento de afecciones crónicas que hasta ese en­
músculos, sus órganos de los sentidos y su ;sistema nervio­ tonces eran compensadas. Por lo tanto, se trata ante todo de
so. Ésta intervención es muy difícil de analizar. En ciertos las.descompénsaciónes psicosomáticas que son provocadas
casos, ella es inadecuada y es fuente de fatiga y de sufri­ por las rupturas de la actividad de trabajo.
miento. En otros es, de por sí, una fuente de relajación y de ' " .................. . -I-I«....!-« ............
satisfacción. Tenemos que saber que cada sujeto está dota­ Trabajo e historia infantil
do de una estructura particular, gracias a la cual regula su
economía psicosomàtica y que, por este hecho, no podemos ^En:el,me,ior de los casos_el trabajo ofrece “satisfacciones
hablar de “buena” o de “mala” tarea. En cada oportunidad .^..su'ititutivas” de.los deseos tales com oia s ;que,;fueron;.Corja-
se forma una relación específica entre un hombre y las exi­ das .por la historia.infantil o en térmiao^s .más técnicos, por
gencias de; su tarea que, en ciertos casos, es susceptible de la “neurosis infantil”..
acondicionamientos personalizados. Como ejemplo, cier­ Las sublimaciones son un ejemplo.de esto, .Pero a veces
tos sujetos solamente llegan a calmarse cúándo realizan el sujeto, para tratar de “conciliarse” con su pasado, opta
antes un cierto trabajo muscular (deporte, trabajo de obra) por oponerle íina desmentida, descripta en la teoría psicoa­
mientras que otros precisan estímulos psicosensoriales nalítica con los términos de formación reaccional, nega­
(como los que podemos encontrar en las tareas de conduc­ ción, fécbáiÓ, ó-rú los casos particularizados.
ción en general en todo tipo de aparatos; autos, motos, La actividad de trabajo aparece entonces como separada de
grúas, aviones, etc.); en cambio, otros tienen necesidad de su pasado e incluso destinada a mantener actiVamente esta
exigencias cognitivas y solo’ pueden descansar cuando han separación para proteger al sujeto de un resurgimiento
realizado juegos sofisticados de matemática o han resuelto inapropiado de su historia infantil o más generalmente, de
complejas palabras cruzadas. Pero hay que cuidarse de las su inconciénte. En vez de negociar con síi inconciente para
generalizaciones. Entre los cirujanos, tenemos que hacer llegar a un compromiso como és la formación substitutiva,
distinciones; hay tanta diferencia desde el punto de vista él se sitúa deliberadamente en una problemática de rela-
de la economía y de las estructuras psicosomáticas entre ción de, fuerzas, donde el campo está ocupado por el m ás
los ortopedistas para adultos, que á menudo están obligados poderoso de sus protagonistas. En este caso, el trabajo és
a desplegar una actividad muscular intensa, y el neuroci- esencialmente ¿íe/ensÍDO. ~Es una “contra inversión”, mucho
. rujan o que diseca con la ayuda de un microscopio, como la , " ; menos, flexible y sutil que la sublimación. No es raro que
í, -que existe entre un carpintero y un relojero. ’ " : la intérrupción del trabajo a causa de un despido (o incluso
Ca actividad profesional que responde mejor a la estruc- por jubilación) nos muestre la rigidez de este sistema de-
que utilizó el trabajo hasta ese momento. En esos casos, diferentes respecto de las problemáticas d^e] deseo, la.subli­
TiTínca ericoritraremos una patología mental profesional mación y la écóriomía psicosorriática..-^
que se aproxime al modelo de las enfermedades profesio­
nales debidas a los daños físico-químicos de los ambientes 1) R e s p e c t o d el deseo
de trabajo, como el saturnismo, la sordera profesional o la
silicosis. . Por más que estemos pensando en la elección profesio­
En basa a este análisis concluimos que el tratamiento de nal, la form ación, la experiencia o el saber productivo,
las enfermedades de la jubilación y del desempleo origina­ constatamos que el deseo del sujeto tiene poca o ninguna
das en las categorías socio-culturales'm ás’ elevadas nò cabida en este trabajo. En regla general, estos trabajadores
están relacionadas con la competencia de ningún especia­ no eligen trabajar en cadena, sobre una máquina-herra-
lista de entre los psiquiatras, y en ningún caso con un psi­ mienta o frente a la pantalla de visualización. Ningún in­
copatòlogo del trabajo que supuestamente sería competente vestigador encontró nunca como resultado de sus estudios,
en el tema. la existencia de una vocación de los obreros por el trabajo
dividido. La form ación profesional no es más que una
II. ; R e a c c io n e s p s ic o p a t o ló g ic a s ‘ p a r a d o ja lé s en tre simple palabra, que a menudo se reduce a una orden o a
lo s tra b a ja d o r e s d e sca lifica d o s una'consigna. Ocurre con bastante frecuencia en el taller
que un obrero sea transferido desde su puesto a cualquier
De ahora en más la situación es completamente dife­ hora del día para remplazar a un ausente o para solucionar
rente; y hasta insólita. Esto se debe a que constatamos con un “cuello de botella” que se forma en la línea de produc­
bastante frecuencia que los obreros, empleados, e incluso ción, sin un aprendizaje previo. Esto se realiza muy a me­
asalariados agrícolas, aportan su contingente de víctimas nudo y no tendríamos que sorprendernos yá que lo que bus­
psiquiátricas, no solamente a raíz de un despido, sino tam­ ca explícitamente la O.C.T. es precisamente esta facilidad
bién después de jubilarse, cosa que no es excepcional. en cuanto al uso de la mano de obra"* . En lo que se refiere a
Sin embargó, el análisis que propusimos anteriormente la experiencia,.al perfeccionamiento, al saber productivo,
para los ejecutivos y las profesiones liberales, no es aplica­ estos sé ven reducidos a una triste caricatura: no hay capi­
ble para estos trabajadores. Al mirar más de cerca, no sa­ talización posible pero además, por definición, el obrero no
bemos dar una explicación simple a estos hechos que son de debe, tener “oficio”.
observación común. No basta con hacer riotár que el deseo no sostiene a la ac­
Si insistimos sobre las profesiones descalificadas, es tividad de trabajo, hay que completar la investigación ¡con
porque el trabajo se encuentra en una posición radical­ una segunda observación: el trabajo no se realiza sin el de­
mente diferente en lo que se refiere a la actividad psíquica. seo, sino contra el deseo. ^Parajoantaaer su ,puestO-_y-las,;c.a: ,
Entre las tareas descalificadas, tomaremos el ejemplo de dencias, el obrero debg.hacer callar sus deseos, que le indi-
las tareas repetitivas (tales como son determinadas por la canan'^se^rám ente otras alternativas, otros gestos, otiros.,
Organización Científica del Trabajó — O.C.T— puesta a _"^royéctos.^Para poder proseguir con su tarea,, generalmente
punto por F.W. Taylor)'*, elegidas por su gran frecuencia -^ L obré^ o debe luchar contra sus sueños, contra sus fan-
y por la continuidad de su despliege desde hace casi 1Ö0 tasías..,y"'^coht.ra- Su funcionamiento mental. Debe luchar
años sin interrupción. Actualmente, la taylorización del contra sí mismo, contra su personalidad, contra su deseo.
trabajo sigue expandiéndose en el sector terciario y en los “Para poder sobrevivir, él debe renunciar en parte a ser”.
servicios (compañías de seguro, bancos, correos, sedes so- . ..Los^g'e^ y repetidos obligan al obrero á se-
ciales, etc.). En comparación con-las itereas^.^^^^^ ca- 'párSr los actos y sus cuerpos de la vida fantasmática.'^Apa-
vlaf;taíéSSvrepetitiva3'se'''prés^^ rece aquí una ruptura trágica, que volvemos a encontrar en

220 ,:,221
■ f i

todos los trabajadores no calificados, entre la cabeza y el


maciones fuera del trabajo, es algo dificultosa por las ra­
cuerpo. En casos extremos (trabajo por piezas) esta ruptura
zones que fueron mencionadas en cuánto á la dependencia
debe sumarse a una “represión” (en el sentido psicoa- de la vida fuera del trabajo respecto del servicio del condi­
nalítico del término, que no es sinónimo de inhibición) de cionamiento productivo y de su mantenimiento, a las
toda evasión mental, ya que esta última es irremediable­ 'cuales cabe agregar un cansancio debido no: solamente a
mente acompañada por una disminución de la cadencia
las condiciones de trabajo, sino también-^como veremos
xin aumento de los errores y de los retoques, o de un gesto de­ más adelante, a una economía psicosomáticá en situación
safortunado que termina por ser sancionado con un acci­ delicada. Sin embargo, algunos obreros y empleados (sobre
dente de trabajo (es necesario precisar aquí que el funcio­ ■todo cuando todavía son jóvenes) logran así salvar una
namiento mental no se refiere a un trabajo “intelectual” parte de su ser del laminador psíquico que es el sistema
que está en oposición con el trabajo “manual”, sino al fun­
Taylor. Pero incluso en esos casos, las horas en las que el
cionamiento del aparato psíquico).
cuerpo queda desvinculado de su jefe natural, que es el fun­
Esta lucha culmina en una especie de parálisis del fun­ cionamiento mental, participan de una situación anormal
cionamiento psíquico, muy molesto, que es efectivamente y costosa para la salud.
'JO vivida y percibida por los trabajadores como una desper­
<y> sonalización, una alienación y un empobrecimiento, cuan­
3) R e s p e c to d e la e co n o m ía p s ico s o m à tica
do no es una destrucción. Sin embargo, esta parálisis es
3 difícil de obtener ; no es para nada espontánea y exige por Lo que ya fue, dicho bastaría para mostrar los esfuerzos
parte del trabajador un gasto de energía considerable. De
^y) que deben desplegar estos trabajadoi-es para salvar su equi­
forma tal que aparece una etapa de preparación y de lucha
librio psíquico y somático. La ruptura realizada por la
'}> contra sí mismo que precede a su obtención y que es todavía
O.C.T. entre el funcionamiento mental y el cuerpo, como
más dificultosa que la parálisis mental en sí misma. He­
j) ya dijimos, es peligrosa; sin embargo, atenúa la percep­
mos mencionado en otra parte que la vida fuera del trabajo
ción por parte del sujeto respecto de los riesgos que corre,
y> está atravesada por este imperativo y como él es poco a poco
acá y ahora, en este enfrentamiento trágico contra las con­
estructurada por el trabajador para contribuir a esta auto-
j) diciones y la organización del trabajo. El clivaje entre
represión y ayudarla a mantener el condicionamiento tan “sico” y “soma” y, en el caso límite, ia parálisis mental
costosamente adquirido curante todo el día.
j) que deja al cuerpo sin defensas frente a lá^organización
del trabajo, évoc& en forma impactanté lo que fue denomi­
j> 2) R e s p e c to dé la su b lim a ción
nado con el nombre áedepresión esencial ^ porros psicoso-
j> matólogos: estado destructor, donde el cuerpo se encuentra
Podemos entender, sin necesidad de hacer muy amplios
desprovisto de sus apoyos mentales y es la presa seleccio­
3) desarrollos, que en un modo operatorio impuesto, rígida­ nada por las enfermedades somáticas. La depresión esen­
mente organizado, de donde práctiaamente son excluidas cial se ubica, en efecto, como punto de partida de las “desor­
J) todas las posibilidades de acondicionamiento de la orga­
ganizaciones progresivas”^. Concluimos entonces que el
y> nización del trabajo, no puede haber espacio alguno para el
trabajo taylorizado provoca en forma experimental estados
juego :de la sublimación. Es decir Qüe> eniíaipr^^cjica, eí tra­ similares a las depresiones esenciales con una íragiliza-
j} bajo no puede brindar ninguna aperíúrií-'a'tó ción del cuerpo como consecuencia. Cuando agregamos a
1) parciales, por lo cual el trabajador tendrá, en el mejor de
ésto que a menudo se trata de trabajadores que se ven en­
los casos, que buscar fuera de la situación de trabajo para frentados a las peores condiciones dé trabajo, entendere­
j) encontrarles una .salida parsonalizad^. La materializa­ mos fácilmente su mayor morbilidad y su menor longevi­
ción de las condiciones propicias a! ejercicio de las subii- dad en comparación con la población en general y por
3)
D 222
J>
m
9)
supuesto, más claramente todavía en comparación con los sibiliná “ de factor reaccionar,^ en Ja,^1t|rm^ psi-
ejecutivos y los profesionales liberales. ^M^^'qüiátricá.'"- ....■ . • '

4) L a p a ra d o ja p s ic o p a to ló g ic a 5) A nálisis de la pa ra doja

Si todos estos elementos fueran considerados, podríamos Podemos dar al menos dos explicaciones que no son mu­
observar rupturas de la actividad profesional, una verda­ tuamente excluyentes de las reacciones psicopatológicas en
dera lib era ció n . Primero una liberación del funcioná- lugar de la vivencia eufórica de la liberación.
miento mental y luego un alivio. Podemos encontrar esta La primera de estas se refiere al funcionamiento psí­
posibilidad en la realidad y ciertos testimonios tienen, al quico en sí mismo, en cambio la segunda se refiere ,a las
respecto, un valor ejem plarVEl obrero que resulta liberado “ideologías defensivas del oficio”.
fie exigencias organizacionáles cuando se encuentrá El funcionamiento mental liberado: en la primera
^ desempleo parcial, experimenta en un cortó constelación psicopatológica, el trabajador liberado de su
plaz¿. verdaderos reencuentros con su cuerpo y su vida .. trabajo constata con asombro que no saHe qué hacer con esa
mental. La explosión fafitasmática és vivida en una at­ _ Jibertád. La investigación c lí n i c a nos revela entonces que
mósfera eufórica. por falta dé una situación desprovista de las habituales exi­
Pero no es raro, paradojalmente, que el despido o incluso gencias organizacionales, el funcionamiento mental que­
la jubilación estén acompañados de una crisis psicopa- da paralizado o, al menos, queda “hipotónico”. El trabaja-
tológicaque es tan sorprendente que merece integrarse so­ dor se encuéntra entonces frente á lo que teniía: no ser él '
bre su mecanismo.¿Cómo puede el efecto de la liberación misiríó, yá que perdió su personalidad en la batalla del tra­
Jnvertir de este modo sus efectos?. ..... ........ bajo al mismo tiempo que sus gustos, su energía, su inicia­
-podríam os invocar las consecuencias materiales y la tiva y sus deseos .
amenaza concreta que resultan de la ruptura del trabajo. Es una situación dramática donde el trabajador debe
Sin embargo, este argumento a pesar de ser importante, es ' ahora afrontar, sin su actual coartada, el Juicio implacable
tal vez insuficiente; pierde su fuerza en el caso de que de su ideal del Yo. Se abre entonces la brecha de una depre­
el despido no signifique inmediatamente el desastre (des­ sión narcisista que desemboca a menudo en un proceso de
pido poV causa de fuerza mayor O económica) o aún más " s^matización. Estos estados' C lín icam en te id e n tificá b le s
cuando se trata de la jubilación. Además, se observa que plantean algühás cuestiones de orden psicoeconómico. ,
cuando hay reacciones psicopatológicas a estas circunstan­ ¿El funcionamiento psíquico puede sobrevivir a lá re­
cias, el discurso de los trabajadores no se refiere directa­ presión y volver a reaparecer “ad integrum ”? ¿Existe
mente al tema del salario;" Predomina una sensación de algún tiempo de represión más allá del cual algo fue des­
inutilidad, de absurdo, de falta de sentido, al rnenos antes truido irremediablemente en el funcionamiento psíquico?
de que encuadro de la depre'síóri sea francameiite superado ¿Existen condiciones particulares que provocan el desen­
^ dirección de ]á_patalógía mental. Más allá Hp pgfr. ’
cadenamiento de esta situación?.
p ro d u c a -A in a -p a io Io ^ g ía -m e r tta H m ? ^ ^ r nn tra m No teriemós ninguna respuesta concreta para dar a éstas
^ e n t e _ a jin a j0 ^eacia dfi-p£r_s^^^ deliria,_de..fobias o tres preguntas. Solo podemos relacionar esto con la obser­
de hipocondria.,., donde,. .d-e.-tada§. fo r m a s ^ a jio encontra­ vación de que a los obreros y empleados descalificados, que
mos el problema del trabajo enunciado simplei^ente como ' están sometidos a tareas repetitivas, les cuesta soportar el
J ta ^ en la palabra del tf abaj ador jm fe rm o .' Sol ame n te en­ cup.ieifep de las vacaciones y a veces pierden varios días
contramos ^ .T up tuTH de aé13vicíi^^.en.JA~¿aaróAesis-}^ como ’^’ a'ñfe& ié de su tiempo libre. Tenemos lá im-
hecho r e c ie n te ,y generalm éhte''se;]e
presión de que al confrontarse brutalmente con las rela-
m >^
m ' ciones afectivas, familiares y de amistad, pero sin poder m os observar la mayor cantidad de reacciones psicopa-
m I usar un funcionamiento mental que está paralizado o re- - tológicas! Tal situación desborda también los recursos
tardado, estos sujetos están en cierta forma desarmados, mentales de ciertos obreros que están por jubilarse, ya que
#) > desbordados e incluso traumatizados y buscan protegerse temen que después de 30, 40 años o más de represión del
mediante el aislamiento y las reacciones de irritación y de funcionamiento psíquico, vuelva a iresurgir-|] inconciente
rechazo, que su entorno no comprende. y. sus consecuencias (que sabemos rio envejecfcn para nada)
m ' Acá se plantea entonces para el trabajo, y en forma un párá constatar que la vida pasó y sufrir de verrque sus cuer­
poco particular, la cuestión de La elasticidad del funciona­ pos ya no tienen 20 años. Los reeencuentros'porren enton-
' miento psíquico. En otra constelación psicopatológica, j>ode- _ces el riesgo de ser demasiado brutales, la discrepancia y
m mos constatar que frente a la liberación de las exigencias O. ” el'balance pueden llegar a ser demasiado penosos, y así en­
de trabajo, el funcionamiento mental parece renacer de en- tendemos que ciertos sujetos eviten con todas sus fuerzas
m ' tre sus cenizas. Pero en lugar de aportar placer, el reencon­ deslizarse fácilmente hacia la descompensación depresi­
' trarse consigo mismo anuncia mas bien la angustia. La va, psiconeurótica o psicosomàtica.
investigación clínica nos muestra entonces que el trabaja­
m ' dor teme las consecuencias, que traerá a término este nuevo Las ideologías defensivas del oficio
despliegue de sí mismo. Una vez que el obrero logra libe­
rarse de estas trabas mentales, cómo encontrará este la Las ideologías defensivas del oficio® fueron descriptas
energía y el gusto por buscar un nuevo empleo, necesaria­ cuando se éstudió los trabajadores de la construcción y de
mente descalificado (visto la situación económica y la au­ las industrias de proceso. Consisten en actitudes y compor­
sencia de formación técnico-profesional), es decir sinóni­ tamientos paradojales que a menudo, son extraños y es­
-f) mo de un nuevo desgarramiento, dé una nueva sujeción, y pecíficos de cada oficio. Las mismas interesan a todo el co­
de una nueva vida de sufrimiento. Así, la liberación inau­ lectivo de trabajo implicado. Tienen como objetivo lanzar
-f) gura un conflicto muy grave entre, por una parte, el deseo un desafío colectivo a los peligros y daños causados por el
f) de dejarse llevar por la alegría de desear y de soñar, y por trabajo, gracias al c u a l , simbólicamente, la posición de los
la otra la necesidad de reencontrar los esfuerzos orientados trabajadores se revierte: de víctimas pasivas del riesgo se
f) hacia la búsqueda del sufrimiento y de la despersonaliza­ vuelven simbólicamente activos organizadores., del peligro
f) ción . y de su control. Estos comportamientos van acompañados
La liberación empuja al trabajad,or hacia un conflicto de un sistema de valores y de prohibiciones, cuya coheren­
m difícil de resolver donde se afrontan la “disciplina del cia y solidez son notables. De esté modo, las ideologías del
hambre" y el deseo de ser él mismo. A veces ocurre que la oficio tienen una función defensiva respecto del miedo
f)
situación psíquica sea todavía más temida en ese momento causado por el enfrentamiento entre el hombre y la nocivi­
f) que antes, cuando no se planteaba la cuestión, mientras que dad de las exigencias del trabajó.
el sujeto se agotaba en la parálisis mental y la alienación. Los obreros descalificados forjaron también una ideo­
fi Entendemos también que ciertos trabajadores presin-’ logía defensiva del oficio que'llam am os ideología del su­
f) tiendo el peligro, incluso antes de dejar de trábájár (fúbilá- frimiento ^ o mejor dicho, ideología de. la resistencia. Con­
ción o despido), reaccionen por anticipado contra una liber­ siste en un sistema colectivo mediante el Cual los obreros se
f) tad mental que saben que es ficticia y.qúe con el tiempo - , defienden colectivamente contra los efectos nocivos del
f) llega a ser peligrosa. v 'í f . - ■' trabajo repetitivo sobre su salud. Es una simple inversión
El carácter absurdo de tal situación es difícilmente sos- - qúe consiste en constatar el sufrimiento psíquico generado
•ì tenible,,¡de forma tal que es entre los más “razonables” de ...Sorbía O.C.T. y sus consecuencias psíquicas y físicas. El
los trabajadores amenazados por el desempleo donde pode-- sufrimiento es en sí mismo denunciado, pero el hecho de
•)
♦) 226
f) ‘t-.

f) " '" "


aguantar, de quedarse en su puesto, de no enfermarse, de sión a los desempleados que, á pesar de ellos, llevan consi­
no terminar delinquiendo o mendigando, en dos palabras, go la amenaza que debe permanecer oculta El obrero deso­
de resistir , es elevado al estatuto de valor promovido por la cupado debe entonces hacen frente a lo absurdo de un siste­
colectividad obrera. Un valor que no sólo se sostiene sobre ma defensivo que ya dio prueba de su ineficacia y, además,
la materialidad de las cosas (obtener un salario, cubrir las a la respuesta social muy dura que se vuelve contra él y
necesidades fam iliales), sino tam bién sobre esperanzas explícita o implícitamente lo sentencia, por intermedio de
compartidas por los trabajadores: este trabajo y esta produc­ la voz de sus propios camaradas, al anatema de la
ción tendrían un valor potencial: mejorar el consumo de vergüenza.
los hijos y de la sociedad, desarrollar la economía nacio­ Ciertos trabajadores no sobreviven a esta conjugación
nal, e incluso de manera no excepcional, servir a una em­ de ataques que hacen eco a la depresión que se describió
presa ó a un patrón. El empresariado supo aprovechar en su previamente.
debido tiempo esta última posibilidad en las empresas Descripta de esa forma, esta ideología defensiva de los
donde el paternalismo y el “espíritu de empresa” eran pro- trabajadores descalificados parece ser anticuada. Sin em­
^ e ch osos. bargo ella es todavía viviente, incluso si hoy en día se frac­
Cuando, como ocurre actualmente, es la empresa la qüe tura.y se resquebraja. En realidad, las primeros rajaduras
se presenta en quiebra, el desempleo es acompañado por un del edificio ya se notaban antes de la crisis económica ac­
derrumbe de todo ese dispositivo, el cual por más frágil que tual, y tenemos que preveer que los próximós efectos de es­
fuera, tenía, sin embargo cierta eficacia, como nos lo indi­ tos desperfectos modifiquen sensiblemente las observa­
can las reacciones psicopatológicas observadas. ciones clínicas que estamos dando hoy.
De pronto, todo el sistema de valores se derrumba. Este
sufrimiento no les servirá a sus hijos, ni a la sociedad ya
que la empresa está en quiebra. Ni siquiera sirve para en­
riquecer a un patrón, ya que él mismo debe renunciar a
ello.
Cuando desapareció la ilusión, xma parte del dispositivo
de defensa contra el sufrimiento ya no es utilizable, y a
partir de ese momento, cada obrero despedido debe arre­
glárselas por sí solo para suprimir la angustia y hacer
fí'ente a la realidad. Algunos de ellos, que poseen toda la
fuerza propia de su edad, se dañan tristemente.
Tenemos que agregar a esto que la ideología defensiva
duplica los valores relacionados çon el sufrimiento, con
una cierta cantidad de prohibiciones tenaces que conducen
a denunciar todas las formas de no-trabajo y de no-
sufrimiento, no-resistencia, las cuales se ven afectadas por
s i^ o s de holgazanería, de pereza o de vicio. Se condenan
así, en forma desordenada, las ausencias al trabajo, las li­
cencias por enfermedad, las invalideces... y el desempleo.
En caso de despidos importantes en una;i:e;^ón,';los que
conservaron su trabajo se repliégan alfedeclbr d¿ ía ideo­
logía del oficio y condenan más enérgicamente a la exclu­
I O')

\i }
[
CO N CLU SIO N E S
1.) .
11 )
l
1)
1) En esas circunstancias, ¿existen medidas curativas
particulares o una prevención posible de los efectos de este
,
sufrimiento causado por la organización de^ trabajo sobre
1) la vida mental y el equilibrio somático?
Al parecer, este asunto no incumbe a los médicos, a los
1) psiquiatras ni al psicoanalista. Primero hay que estudiar
'd la realidad, para poder convencerse de que, por más cari­
catural que sea la descripción de los traristornos psíquicos
y somáticos ocasionados por la organización del. trabajo
:í ) según el sistema Taylor, no se trata de una anécdota sino
que es una realidad en la que están implicadas millones de
personas durante toda o parte de su vida. No tiene nada de
r» sorprendente el hecho de que sea necesario hacer distin­
ciones entre, por una parte, los oficios muy complejos de los
profesionales situados en la cumbre de la jerarquía socio-
cultural y, por otra parte, las tareas no cálificadas.*
Entre estas dos situaciones extremas de la relación
' hombre-trabajo, donde una le puede conceder a la actividad
profesional un papel favorable a la salud, y donde la otra
-1) sólo puede ocasionar transtornos, hay que dejar un espacio
a las situaciones más mezcladas, que permiten hacer cier­
tos acondicionamientos del modo operativo y de la organi­
zación del trabajo, a pesar de una serie de exigencias no
•V despreciables.
Tal vez sea necesario insistir sobre el hecho de que la
V tendencia global es la división progresivamente creciente
de las tareas y del trabajo. La taylorización no deja de
'V
progresar, no sólo en el sentido horizontal ( hacia nuevos
campos como los del terciario) sino también en sentido ver-
7)

r
'•ÿ :

B IB L IO G R A F IA
tical, desapropiando poco a poco a los profesionales de su
Huber productivo, y aspirando a los hombres hacia un próce-:
B o d e uniformización por lo bajo. ,
Una acción preventiva en materia de la relación salud 1. F reü d, S . , Cinq leçons sur la psych a n alysé (1909), tr
m ental-trabajo, consistiría en repensar la organización ducción francesa, 1973 (p. 64), Payot, Paris.
del trabajo. Incluso si los psiquiatras tienen un lugar de 2. F reu d, S., Un souvenir d'enfance de L éon a rd dé Vin
»(‘(rundo plano en este esfuerzo, tal vez ellos tienen un a dis­ (1910), traducción francesa, 1927, Gallimard, Paris.
creta contribución para proponer en este debate que se en­ 3. B égoin , J. L., La névrose des téleéphonistes ét des m
cuentra abierto desde hace 10 a 15 años y que no parece que cano^rap/ies. Thèse Médecine, Paris, 1957.
so pueda concluir.
4. T aylor, F.W., L a direction scientifique des entreprise
traducción francesa, 1957, Dunod,-Paris.
5. M a rfy , P ., “L a d ep ressio n e s e n tie lle .” Rev.; Fran
Psychana., 1968, 32; 549-599.
6. M arty, 'P., L es d ésorga n isa tion s p ro g ressiv es, Int.
Psycha., 1968, 49; 246-249.
7. B o y a d jia n , C., “La nuit d es m a ch in es”. Les F’resse^
d'Aujourd'hui, Paris, 1978.
8. D ejou rs, C., Travail et usure m entale. Ed du Centu
non, Paris, 1980.
9. Dejovirs, C., Vécu subjectif du chômage et organisa
tion du Travail: “La maladie du chomâge”. S an té M entale
1980, 34: 26-29.

2:ï 2

SI
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o
o
o
o
o
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o
o Capítulo X

f)
CO N TRIBU CIO N DE LA P SIC O P A T O L O G IA
o DEL T R A B A JO AL ESTUDIO D EL ALCO H O LISM O
o
o
o
o
o
o I n t r o d u c c ió n
o ¿La Psicopatología del trabajo se encuentra en condi­
o ciones de brindar elementos para el análisis del alcoholis­
o mo? ¿El estudio del conflicto específico que opone el funcio­
namiento psíquico del trabajador a la organización del
o trabajo, puede aportar un esclarecimiento particular sobre
los comportamientos alcohólicos?
o A estos interrogantes, sólo podemos responder positiva­
mente a condición de admitir previamente ciertas reser­
o
vas. El alconolismo, en su totalidad, no puede ser explicado
o por el sufrimiento mental ocasionado por el trabajo. Si las
tensiones psíquicas del tra.bajo influyen en el alcoholismo,
o esto sólo es posible aprovechando fallas que existían con
o anterioridad en el arsenal definitivo individual contra la
angustia y el sufrimiento. Sin embargo, puede ocurrir que
o el consumo de alcohol sea de alguna manera promovido al
o status de defensa electiva, prácticamente indisociable de la
profesión, contra sufrimientos que de otra manera son
o difíciles de combatir. Daremos un ejemplo acerca del tra­
bajo en la construcción.
')
Trataremos de ver si la Psicopatología del Trabajo
o puede aportar elementos explicativos a la importancia del
'>
>
>
a lcoh olism o en B retañ a en com paración con otras region es que puede verd a d era m en te e.xistir u n a a tm ósfera de luch a
y de guerra con tra él peligro y los riesgos qúe p rovoca n las
de F ra n cia .
in tem p eries, la a n a rq u ía de la o rg a n iza ció n d el tra b a jo ,
etcétera.
1. El alcohol en la construcción y en laú obrai publicas
Es a b so lu ta m e n te n e ce sa rio d e s p le g a r un sistem a: de
L as in v e stig a cio n e s en m a teria de P s ico p a to lo g ía del ocu lta m ien to y d efen sa con tra la p e rce p ció n co n cie n te de
T ra b a jo llev a d a s a cabo entre los tra b a ja d o re s de la co n s ­ estos peligros. El m iedo debe d e sa p a re ce r por co m p le to , es
trucción nos indican que a m enu do existen co m p o rta m ie n ­ la con d ición p ara co n tin u a r tr a b a ja n d o allí y re c ib ir el
tos in sólitos, a veces p eligrosos, p ra ctica d os por la m a yoría salario. D esde esta p ersp ectiva, los co m p o rta m ie n to s p e li­
de los ob reros. Se trata a veces de com p eten cia s entre los grosos tienen un sentido.
obreros, otras veces de gestos o com portam ien tos p eligrosos Su fun ción es la de rev ertir la situación de los trabaja­
c inú tilés, y tam bién de in com p ren sib les n ega tivas a re sp e ­ dores con respecto al peligro: ¿es in c o n cie n te aqu el peón
tar con sign a s de segu ridad, en una p alabra, de un conjunto que se niega a coloca rse el cin tu ró n de segu rid a d , aquel
de a ctitu d es y de com p orta m ien tos que m u ch as veces su ­ a lb a ñ il que trab aja en equilibrio sobre el vacío, estos o b re ­
man riesgos su p lem en ta rios a los p e ligros ya im p ortan tes ros que rea lizan co m p e te n cia s m a rch a n d o sobre tira n tes
que existen en las obras. estrech os?
A socia d a s a estos com p ortam ien tos p e lig ro so s, se id e n ­ Las defen sas co le ctiv a s form a n de h ech o un con ju n to
tifican fá cilm en te p osicion es p sico ló g ica s no m en os p a r ti­ coherente de com p ortam ien tos, a ctitu d es, va lores, p ro h ib i­
cu la res: sobresa len v a lores rela cion a d o s con la v irilid a d , A' ciones y de silen cios acerca de ciertos tem as, o por el c o n ­
el coraje, la b ra vu ra y h asta el heroísm o. trario, de a rrog a n cia s o e x h ib icio n e s, qu e p erm iten dism i-
En este caso n un ca se observa m iedo ni angustia. Esta.s i n u ir el riesgo. La apuesta es un m ed io jpara p ro v o ca r el
son p r e o c u p a cio n e s y p a la b ra s que se ex clu y e n lite r a l­ apeligro, es en fren tarse a él d esde una posición elegid a , d e­
m ente del vocabu lario del obrero en las obras. lib era da , acíÍL'a, q u e an u la sim b ó lica m e n te la situ a ció n
C om p orta m ien tos p elig rosos, v a lo re s v iriles y p ro h ib i­ in tolerab le que co n siste en esta r en u n a p osición p asiv a
ción del m iedo, tres elem en tos que pueden agruparse en un con resp ecto a un p eligro que no se d o m in a y que su rge
todo coh eren te, en un verda d ero sistem a que volvem os a e n ­ cuando m enos se lo espera, con el riesgo final de salir h e ri­
co n tr a r con u n a e x tra o rd in a ria con sta n cia en las ob ra s, do, estropeado o m uerto.
desde h ace ya decenios y probablem en te siglos, h asta llegar
a co n s titu ir una v erd a d era “ ideología del o ficio ” . 2. Ideologia defensiva deí oñ cio y colectividad obrera
O b serv á n d olo m ás d eten id a m en te, p o d e m o s preg-antar-
nos si la p roh ib ición del m iedo, los co m p o rta m ie n to s p e li­ La_ fu n ción d e la id e o lo g ía d e fe n s iv a es e n to n ce s la
grosos y los va lores rela cion a d os con la virilid a d no tienen _.°?JíJtácíbn dél m iedo. Para fu n cio n a r, este sistem a d e fe n ­
p recisa m en te la fu n ción de lu ch ar co n tra el m iedo. R e su l­ sivo debe ser sosten id o por el con ju n to de los obreros. D ebe
ta ,'e n efecto, que a la en orm idad de los riesgos liga d os al ser infalible en la m edida de lo p osible. Y el colectivo o b re ­
trab ajo en la con stru cción , resp on den un m iedo y u n a a n ­ ro se encarga de ello. T od os, sin e x ce p ció n , deben p a r tic i­
sied ad no m en os releva n tes. Pero si la eva lu a ción correcta par. Es una con d ición del trabajo. El m ied o es exclu ido y
del riesgo p or parte de los obreros su scita una ansiedad ju s ­ los m iedosos tam bién . B asta con que un obrero afioje, para
tifica da , p arece que esa ansiedad es incom patible con el he- que sea in m ed ia ta m en te elim in ad o.
d io de llevar a cábo^su'trabajo. BástásCOnM . g ipg dem ás, deben p ro b a r p eriód ica m en te que
obras para darse cu enta, sin necesidad de enfatizar, de son piárte activa del sistem a d efen siv o, p a rticip a n d o en los
a g re g a r rom a n ticism o o s en tim en ta lism o m e lo d ra m á tico , ju e g o s, ritos, co n cu rso s, trad icion es. E sta exigen cia puéde
m

a p recia rse cla ra m en te en los recién llegados e incorpora­ va del oficio, hasta el punto de contribuir a la creación d
dos a la obra. El a p ren d iz debe dar pruebas, demostrar que una verdadera tradición, cón todo lo que ésto im plica e
es “un hombre’ , aceptar el desafío. Sino, será progresiva­ cuanto a solidez, inercia y resistencia al tiempo y al can
mente marginado, ridiculizado, rechazado y finalmente bio. , >
elim in ado. i i-
Así procede el colectivo obrero, quién, sin saberlo, reali­
4. Ideología defensiva del oficio y consumo de alcohol en las obra
za una verdadera selección psicológica de los trabajadores
aptos para soportar el .sufrimiento y la ansiedad inherentes
a los oficios de la con.itrucción. , , v, El miedo responde al riesgo físico real que es su brot
Si este sistema ya no alcanza para proteger al obrero del psíquico. Frente a este riesgo, los obreros elaboraron colee
miedo, este último so autoelimina, pero respetando la re­ tivamente este sistema de defensa. ¿Podríamos sin embar
gla; no es porque tieno miedo, es porque está enfermo, por­ go afirmar que el miedo es de ahora en más total y defini
que tiene enfermedude.s físicas. En todo caso, no es en su tivamente dominado y ocultado? Sería mucho decir. En e
mente que todo eso ocurre: se queja entonces de dolores, extenso arsenal defensivo, hasta ahora no hemos mencio
vértigos, cefáleas, etc. Es decir de síntomas que paradlos nado el rol de la bebidas alcohólicas. El alcohol posee dis '
demás no son sosp ech osos de tener un contenido de miedo. tintas virtudes: es energético, se encuentra diluido y conte
nido en las bebidas, es decir que desaltera, pero finalmenti .■
3. Ideología defensiva del oficio y organización del trabajo y sobre todo, es anxiolítico y desinhibidor. Pareciera que Ir
virtud psicofarmacológica del alcohol fuese en genera ‘
Vemos que la ideología defensiva del oficio está dirigi­ subestimada en el análisis del alcoholismo. En el caso dt
da a ocultar el miedo que suscitan los pehgros y los riesgos la construcción, comprendemos fácilmente que el alcoho'
del trabajo. Mientraií los riesgos perduren, los obreros se sea particularmente apreciado por los trabajadores: calma
ven obligados a mantener la defensa colectiva Sm embar­ la angustia. Sólo bastaría con esta afirmación para com
go, la inseguridad no es totalmente incontrolable. En cier- prender la importancia que tiene. Pero actúa aquí me
Q tas obras m uy im p ortan tes, se ha logrado hacer desaparecer diante otros mecanismos que lo hacen difícil de rempla
o tánto los riesgos como los accidentes.
La inseguridad so descubre poco a poco como una elec­
zar: también es desinhibidor, es decir que facilita la libe
ración del habla, del contacto y de la acción. El alcohol fa­
o ción que es parte intoK^ante de la organización del trabajo. cilita la continuación del trabajo, desinhibe las defensas
o Organización anárquica, presión de los tiernpos y de los individuales frente al trabajo peligroso. Brinda de alguna
manera coráje para encarar la obra, las intemperies y los
o
plazos, falta de f o r m a c i ó n de los obreros, cambio intempes­
tivo de puesto de trabajo, despidos rápidos y arbítranos sa­ peligros. Pero desinhibe también los hombrea en las reía

o crificio de las seguridades colectivas en pro de la rentabili­


dad y reemplazo por «eguridades^individuales menos co­
ciones colectivas. Se sabe que el alcohol facilita los contac­
tos, es euforizante y antidepresivo, contribuye por sobre to­
o stosas pero menos eficaces y causa de sobrecarga de traba­ das las cosas a facilitar las relaciones de grupo.

o jo, etcétera.
En otras palabras, la inseguridad p a r e ^ je r la regla en
Este es un puiito fundamental ya que el alcohol tiene un
papel no despreciable en la cohesión, mantenimiento y la
o la construcción, y mientras ella p^rmar^e¿caiS
rente a la organ ización del trabajo, ella:suscitará el miedo
inhe­ reconstitución del colectivo, borrando los conflictos inter­
individuales, recreando una euforia secreta propicia para
y las ideologías defen.sivas profesionales con sus esfuerzos las relaciones superficiales y fáciles que son necesarias
a veces paradojalés. persistenGia de la in se^ ridad para la existencia del grupo.
arrastra la persistencia necesaria de la ideología defensi­ De este modo el alcohol se encuentra en un lugar total-
s>
239


mente privilegiado en la ideología defensiva del oficio, por En otras palabras, si el trabajador no posee por su propia
su acción en favor del grupo. Hasta tal punto que muchas cuenta defensas rnentalizadas suficientes para asegurar
veces e l consumo de alcohol es íntegramente asumido en la la continuación de la ideología defensiva del oficio, elige
ideología defensiva, se encuentra vinculado con los va­ el medio más simple que se encuentra a su disposición y
lores viriles, y la abstención es facilmente condenada por respecto del cual conoce muy bien su eficacia: el alcohol.
el grupo obrero como una posición específicamente femeni­ Del consumo de alcohol para fines estrictamente profesio­
na. nales, pasamos al alcoholismo. Algunos de ellos prefieran
Pero el alcohol posee aún una propiedad más que ningún incluso escapar del “hogar” para encontrar en el café al
otro producto puede discutirle, y que lo colocá por encima de grupo, a la colectividad de aquellos que, por diversas ra­
todas las rivalidades. zones, tienen allí también una cita para luchar colectiva­
El alcohol anxiolítico, antidepresivo, excitante y desin­ mente, una vez más, contra el sufrimiento.
hibidor es un poderoso medicamento.
Un medicamento que no da su nombre, uñ medicamento 6. C onsum o colectivo de alcohol y alcoholism o
que se esconde, un medicamento que guarda el secreto: y el
secreto es el miedo. El solo hecho de ingerir un comprimido Existe entonces un salto entre el consumo de alcohol exi­
de valium o de anafranil alcanza para detectar el síntoma gido por la ideología defensiva del oficio y el alcoholismo.
psíquico subyacente. Este salto es dado por los sujetos cuya estructura mental po­
El alcohol, por su parte, remite a lo querido y al com­ see Ciertas particularidades que no desarrollaremos aquí
pañerismo; no revela a la luz del día lo que debe permane­ pero que son bastánte conocidas. El alcoholismo es un com-
cer oculto, a saber, la angustia que tiene prohibido estacio­ portam iento alimenticio, y no una defensa mental. Es un
narse en la obra. Es por esa causa que encuentra un lugar circuito corto y poco elaborado para luchar contra la angus­
privilegiado donde está y de donde siempre será difícil de tia. Es puesto en marcha entonces por aquellos que poseen
desplazar. un sistema defensivo mental mal organizado y que en
psicopatología denominamos neurosis mal mentalizadas,
5. L as consecuencias fu era del tra b a jo de la ideología defensiva del neurosis de carácter y neurosis de comportamiento. El al­
oficio r coholismo es entonces propuesto de alguna manera antici-
padcimente a estos sujetos, por la confrontación con la orga­
Pero la ideología defensiva del oficio es todavía más nización del trabajo y la participación en las ideologías
cruel. Al parecer debe estar protegida tahto en la obra como defensivas de oficio. Suponiendo que la organización del
fuera del trabajo. El obrero de la construcción no debe tener trabajo controla ese riesgo hasta el punto de anularlo, es
miedo, aún fuera del trabajo. Debe luchar incluso cuando probable que las ideologías defensivas desaparecerán así
abandonó la obra. Toda su vida está atravesada, estructu­ como el consumo “normal” y banalizado de bebidas alcohó­
rada por esta lucha contra el miedo. licas. Pero esto no hará desaparecer las fallas del compor­
El miedo en la obra no siempre tiene como límites la ac­ tamiento mental que existen en ciertos sujetos que son can­
tualidad. Persigue al trabajador hastü en su cama. Pero didatos al alcoholismo. ...
esta vez, se encuentra sólo para luchar y es precisamente
Sin alcohol, estarán obligados a luchar de otra manera.
ahí donde las dificultades específicas corren el riesgo de
¿Cómo? No es fácil responder a esta pregunta. Clínica­
aparecer. Lo que funciona como sistema defensivo en la
mente, conocemos otros métodos espontáneos de control de
obra, gracias al colectivo de trabajo, no siempre es rem-
la angustia en sujetos mal estructurados. Sin alcohol,
plazable en la soledad del cuarto de la pensión o en la fa­
como fue durante la segunda guerra mundial, ¿desqué
m ilia .
sujetos lograban luchar contra la angustia?

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