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APNEA EMOTIVA O ESPASMO DEL SOLLOZO

El espasmo del sollozo o apnea emotiva (AE) es un cuadro recurrente de niños habitualmente
menores de 5 años y que se presenta ante situaciones que provocan enfado, dolor o frustración
en las cuáles el llanto culmina con una espiración seguida de apnea con cianosis y
eventualmente hipotonía con pérdida de conciencia e incluso raramente convulsiones. Se trata
de un episodio involuntario que puede llegar a tener varias crisis en el año. Aunque
generalmente son inocuos por sus características provocan gran ansiedad en los padres. El
diagnóstico se hace en base a la historia clínica y características del episodio aunque conviene
tener presente la posibilidad de convulsiones.
Los espasmos del sollozo (ES) son episodios dramáticos, involuntarios que ocurren en niños
sanos, aterrorizan a los padres y preocupan a los médicos. Debido a que pueden confundirse
con eventos severos o eventos de amenaza para la vida, estos episodios requieren una
evaluación cuidadosa.
Entender las características del espasmo del sollozo y como diferenciarlo de cuadros graves,
puede ayudar al pediatra a tranquilizar a los padres para que puedan manejarse mejor en estos
episodios alarmantes pero benignos.

Generalidades

"Breath-holding spells" es el término con que los sajones llaman a los "espasmos del sollozo".
Podría traducirse como "pausas respiratorias voluntarias" El término en idioma inglés lleva a
pensar en la imagen de un lactante terco interrumpiéndo por propia voluntad su respiración
hasta conseguir lo que está pidiendo. Sin embargo, la realidad es bastante diferente.
Los episodios típicos de (ES) comienzan cuando el niño es fastidiado, molestado o disgustado,
o bien asustado, o bien sufre un traumatismo o herida menor, y comienza entonces a llorar. El
llanto puede ser breve o prolongado, pero típicamente, luego de unos segundos de llanto, el
niño se queda en silencio y en apnea, en una espiración silenciosa.
Este estadío es seguido rápidamente por un dramático cambio en la coloración de la piel. Esta
se vuelve cianótica o pálida o bien adquiere una apariencia mixta.
En el (ES) simple el evento se resuelve sin que se presente un síncope o un cambio postural.
Sin embargo, en el (ES) severo, se produce a continuación una pérdida del conocimiento y una
disminución en el tono postural.
Por lo general el niño se cae y ocasionalmente se observan unas pocas convulsiones
mioclónicas. En algunos casos, después de la caída o en lugar de la misma se observa un
breve período de hipertonía muscular u opistótonos.
El episodio completo que dura desde algunos segundos a más de un minuto, puede terminar
con una inspiración súbita y profunda o bien con la reaparición de la respiración normal.
En los (ES) especialmente, el niño puede quedar somnoliento durante unos pocos momentos,
antes de recuperarse completamente y retornar a sus actividades normales.
El (ES) es muy frecuente en la practica pediátrica. Se afirma a veces que este trastorno es una
forma ampliada del desmayo y la perdida del aliento que interrumpe en el grito. En numerosos
niños; no es comicial ni espasmofilico, y suele evolucionar entre el segundo semestre y el final
del segundo año.
Aunque este Síndrome ya era conocido desde hace siglos, puesto que la primera descripción
habría sido hecha por Culperer en 1616, empieza aparecer en las publicaciones pediátricas del
siglo XIX (Rilliet y Bathez 1843, Meigs 1848) y se define con mas precisión a los trabajos de
Hutinel, Marfan y Comby ; este último escribe :

"Algunos llegan incluso a la apnea y a la pérdida del conocimiento; otros tienen verdaderos
ataques de espasmo de la glotis , o de tetania, o mas a menudo convulsiones generalizadas"
(citada por S. Thieffry)

En Alemania, en 1904, Neurman e Hibrahin describieron la enfermedad, Hibrahin volvió sobre


ella en 1911, denominándola convulsiones afectivas respiratorias . En 1932, R Debre propuso
el termino "espasmo del sollozo" que destaca la circunstancia esencial en que aparece el
trastorno.
Los trabajos neurofisiológicos mas importantes corresponden a H. E y Gastaut, C. Lombrosos y

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otros quienes definen dos formas clínicas con sus correlatos fisiopatologicos, la forma cianótica
y la forma pálida.

Factores epidemiológicos

La incidencia del (ES) es de aproximadamente 4.6% de la población infantil. Puede ocurrir


desde el período neonatal y su mayor incidencia de primera aparición es entre los siete y los
doce meses de edad. Generalmente tienden a desaparecer espontáneamente alrededor de los
4 años de edad y es muy raro observarlos después de los 6 años.

Los (ES) son un problema pediátrico muy común. Los (ES) simples se presentan en el 27% o
más de los niños sanos y los severos en el 4,6% (1,2).
En la mayoría de los niños con (ES), los episodios comienzan antes de los 12 meses, aunque
algunos niños comienzan a experimentarlas a una edad tan temprana como los 2 meses de
vida.
Por lo general los (ES) cianóticos comienzan entre el período neonatal y los 16 meses de edad.

Los (ES) pálidos comienzan más tardíamente, entre los 12 y 24 meses.


A los 24 meses de edad, casi todos los niños con (ES) ya tuvieron su primer episodio.

En el estudio de Livingston, de 384 niños, la edad media de comienzo fue 12 meses (rango 3
meses a 4 años).
Los episodios pueden ocurrir tan frecuentemente como varias veces por día o bien una vez por
año.
Por lo común, los pacientes tienen varios episodios por semana, con un rango entre uno por
día y uno por mes. La mayor frecuencia de eventos se ve en el segundo año de vida. A los 4
años de edad, se resuelve espontáneamente casi el 50% de los casos de (ES); hacia los 6
años, el 90% y a los 7 u 8 años el 100% .

Fisiopatología

El espasmo del sollozo representa una interrelación entre el control respiratorio del sistema
nervioso central, el sistema nervioso autónomo y el Cardiopulmonar. En los episodios pálidos,
tiene mayor implicancia el aspecto cardíaco que el vagal. La fisiopatología de los episodios
cianóticos es más dificultosa de explicar, pero el factor principal parece ser la hiperventilación
seguida de la maniobra de Valsalva que reduciría el retorno venoso disminuyendo el flujo
sanguíneo cerebral.

El espasmo del sollozo puede ser causado por una disfunción autonómica; se ha observado en
niños con episodios pálidos, la caída de la presión sistólica. Pacientes con episodios cianóticos
tienen aumento significativo de la frecuencia cardíaca cuando pasan de posición horizontal a
estar de pie y un descenso de la presión diastólica.

Si bien la fisiopatología del (ES) no está del todo aclarada se sabe que hay niños que
responden a ciertos estímulos en forma negativa, siendo clara la naturaleza involuntaria de
estos episodios.
Deficiencia de hierro y espasmo del sollozo
La contribución de la anemia en el (ES) es controvertida.
En 1963 se encontró primero que pacientes con (ES) severo tenían baja concentración de
hemoglobina que otros niños control, luego se vio que en niños tratados por su anemia el
número de episodios descendió.
También se hicieron especulaciones como que niños con anemia tenían menor oxigenación
cerebral por lo que eran más susceptibles a presentar (ES), que otro niños que no eran
anémicos. Otra explicación se basa en la importancia del hierro para el metabolismo de las
catecolaminas y la actividad neurotransmisora.

Explicaciones posibles

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Durante muchos años se pensó que los (ES) se originaban en problemas emocionales o de
conducta, por la razón que se presentaban en situaciones de angustia, agitación y frustración.
En el pasado, se describía a estos niños como caprichosos, desobedientes o agresivos. Sin
embargo, en el año 1993, Di Mario y Burleson no encontraron diferencias entre los perfiles de
conducta de los niños con y sin (ES). En cambio, se han propuestos diferentes mecanismos
fisiológicos.
En algunos niños con (ES), especialmente el tipo pálido, un estímulo nocivo puede llevar a una
inhibición cardíaca mediada desde del sistema nervioso central (SNC) a través del nervio vago.
Esto, a su vez, puede inducir bradicardia o una breve asistolia y una pausa respiratoria
subsecuente. Este mecanismo se ha demostrado en pacientes a los cuales se les realiza
compresión ocular . En niños con el (ES) de tipo cianótico, cerca del 25% tiene una reacción
positiva a la compresión ocular; mientras que en los (ES) pálidos reaccionan positivamente en
un 61% a 78% .
De forma similar, los episodios cianóticos pueden ser causados por inhibición central de los
movimientos respiratorios, también mediados por el nervio vago . En ambas situaciones, se
presenta hipoxia cerebral. En otros pacientes, el problema puede ser genético, resultando en
una desregulación generalizada del sistema nervioso autónomo.
Algunos autores han estudiado el rol de la sensibilidad del SNC a la hipoxia y la hipercapnia,
como también las anormalidades en los reflejos pulmonares y en la mecánica pulmonar .

Descripción clínica.

El trastorno aparece en niños sanos cuyo crecimiento es normal y tiene un desarrollo general e
intelectual optimo.
La primera crisis se produce con mayor frecuencia entre los 6 y los 8 meses; pero de acuerdo
con Lombrosos, puede aparecer en un periodo muy precoz, en la primera semana de vida o
inmediatamente después del parto.
Es raro, pero no imposible, que comience en un periodo tardío, cuando el niño tiene mas de 2
años.

La forma azul y la forma pálida


La forma mas frecuente es la cianótica o azul que responde a la descripción clásica . el niño
comienza a sollozar ruidosamente cuando los contrarían o siente un dolor, cuando lo reprenden
o tropieza con una negativa que suscita su cólera.
La respiración se hace cada vez mas rápida y el tórax se bloquea en inspiración forzada y en
apnea después de una ultima sacudida con estridor.
La apnea se prolonga, contrariamente a los que ocurre en el desmayo común. Surge una
cianosis que enseguida se intensifica y extiende; el niño pierde la conciencia y cae flojamente,
como un muñeco de trapo .
En algunos casos, hay revulsión de los globos oculares. El ataque culmina a veces en una
convulsión generalmente tónica, con sacudidas clónicas eventuales, puede haber, o no,
incontinencia de orina. La pausa respiratoria dura algunos segundos , o un minuto en la forma
mas grave. Los fenómenos convulsivos son menos frecuentes en la forma azul que en la
pálida.
La forma pálida representa, según Lombroso , el 19 % de los casos, y sus factor
desencadenante es muy diferente suele ser un dolor provocado, por ejemplo, por un
traumatismo, sobre todo un golpe en la cabeza, o una emoción - el miedo - , en general, se
trata de una circunstancia inesperada y desagradable. En forma casi inmediata, o después de
emitir un giro corto y apenas esbozado, el niño empalidece y cae en estado de sincope. La
convulsión, que aparece con frecuencia, se produce casi enseguida y ocurre en hipertonía o, a
menudo, en epistotonos.
A esto pueden añadirse algunas sacudidas clónicas.
Debido a la corta duración de los fenómenos prodrómicos, la perdida de la conciencia y la
convulsión ocupan el primer plano.
En otros casos, el estado de sincope se acompañan de hipotonía.
Existen por ultimo, crisis mixtas difíciles de clasificar, en las que se suceden las formas azul y
pálida.
Sea cual fuere la forma clínica que adopte, la crisis siempre dura algunos segundos o un
minuto. El niño recupera rápidamente la conciencia y parece estar un poco abatido; en ciertos
casos se duerme después de la crisis. Cuando reanuda su actividad, no recuerda

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aparentemente la contrariedad que desencadeno aquella. En algunas oportunidades comienza
a llorar, pero la crisis no se repite.
El ritmo de las crisis es variable; algunos aparecen en forma muy episódica, otras son
cotidianas o se repiten varias veces al día.
Es bastante frecuente que se produzcan en condiciones desencadenantes similares, incluso
idénticas.

Los espasmos del sollozo pueden clasificarse en dos tipos: Espasmo del Sollozo Pálido y
Espasmo del Sollozo Cianótico

En la infancia o inicio de la adolescencia puede el niño presentar migrañas o síncopes IDEM


Menos frecuente que el cianótico Más frecuente que el pálido.
Aparece luego de una situación sorprendente de temor o traumatismo leve desencadenado por
una frustración o rabieta que hace llorar al niño (por eso es más frecuente)
El niño casi no alcanza a llorar presentando pérdida de conocimiento con palidez y pérdida del
tono muscular (a veces pueden presentar hipertonía y espasmos de los miembros). El niño
presenta llanto seguido de coloración azulada de piel y mucosas pudiendo llegar a la pérdida
de conocimiento y convulsiones.
Puede coexistir con el (ES). Cianótico en el niño Puede coexistir con (ES) Pálido en el mismo
niño.
Comienza hacia el 6to mes de vida (hay niños que al primer mes de vida lo presentan IDEM
Tiende a desaparecer al 3er año de vida Tiende a desaparecer al 3er año de vida
Se ve en niños con traumatismos leves en la región occipital Origen distinto con respecto al
pálido pero con similar pronóstico.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial de los (ES) suele ser dificultoso debido a que varias condiciones
amenazantes para la vida pueden presentarse de forma similar. Por esta razón, la evaluación
de los episodios de (ES) requiere considerar y eliminar todos estos trastornos.
La primera entidad a descartar son las convulsiones, debido a que los (ES) puede ser muy
similares, particularmente cuando se observan sacudidas mioclónicas.
Igualmente, en los episodios con un cambio hacia una palidez intensa, o bien, cuando hay una
súbita pérdida de la conciencia, deben considerarse trastornos cardíacos y arritmias
(incluyendo síndrome QT prolongado congénito)
También debe hacerse el diagnóstico diferencial con el síncope ortostático y las apneas.
Aunque es raro, los (ES) pueden ser secundarias a lesiones del SNC y malformaciones como
un Arnold-Chiari. Los (ES) también pueden asociarse con trastornos del desarrollo, como
síndrome de Rett o síndrome de Riley-Day, una variante de disautonomía familiar. Sin
embargo, estas raras entidades suelen asociarse con otros hallazgos y pueden ser descartadas
confiablemente en base a la historia clínica y el examen físico. Por último, se han informado
casos esporádicos de (ES) asociados con trastornos hematológicos, incluyendo
eritroblastopenia transitoria de la infancia o anemia ferropénica. En casos de anemia por
deficiencia de hierro, se ha visto que los suplementos de este mineral disminuyen de manera
significativa el número de episodios de (ES) .

Diferencias entre el ES severo, convulsiones generalizadas y trastornos cardíacos.

Características ES severo Convulsiones Cardiopatías


Edad de comienzo Lactantes Rara vez lactantes Variable
Historia familiar de ES A veces (+) No No
Evento precipitante Presente (por lo gral) Ausente Ausente
Estado del sueño Siempre despierto Despierto o dorm Despiert
Palidez o cianosis Siempre Variable (después del síncope)Variable
Sacudidas mioclónicas Variables escasa Comunes Ausentes
Incontinencia Rara Común Ausente

Evaluación.

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El punto esencial en la evaluación es llevar a cabo una historia clínica detallada, con una
descripción completa del episodio. Se debe dar mucha atención a las circunstancias y a la
secuencia de eventos en el momento del evento.
Esta información puede ofrecer pistas diagnósticas importantes. Por ejemplo, la mayoría de los
(ES) están precedidos por agitación y llanto, a diferencia de las convulsiones, los trastornos
cardíacos y el síncope ortostático que se presentan sin ninguna provocación emocional. Casi
sin excepción, los cambios de coloración en la piel (cianosis o palidez) se presentan antes de
las otras manifestaciones, tales como síncope o cambios posturales.
El cambio de color asociado a convulsiones, si aparece, tiende a presentarse luego de la
pérdida de conocimiento.

En niños mayores con (ES), un dato adicional importante es la presencia de incontinencia


urinaria, que a menudo ocurre con algunos tipos de convulsiones pero es muy rara en el (ES)
benigno.
También es típico en el (ES) que los padres o cuidadores informen que los eventos se
presentan estando el niño completamente despierto y alerta. Esto permite diferenciar el (ES) de
estados apneicos, que se asocian por lo general a estados de sueño.
El pediatra debe investigar si el niño se fatiga durante la alimentación o durante otras
actividades físicas o bien presenta dolor precordial, situaciones que alertan sobre un problema
Cardiopulmonar.
Otro elemento clave en la valoración del paciente es la historia familiar. Se ha observado que
quizá el 20% al 30% de los niños con (ES) benigno tienen antecedentes de (ES) en la familia
durante la infancia .
Es posible en algunos casos detectar un patrón hereditario autosómico dominante en casos de
(ES) severo . La historia familiar de estos niños revela a menudo una incidencia aumentada de
síncope en familiares adultos. Se deben investigar también antecedentes familiares de
trastornos neurológicos y enfermedades cardíacas, especialmente sobre eventos que
ocurrieron en los primeros años de la vida o se asociaron con muerte súbita.
El examen físico completo debe incluir una valoración de la apariencia general del niño,
comportamiento, crecimiento y desarrollo. Hay que dedicar particular atención al sistema
cardiovascular, incluyendo una auscultación cuidadosa para detectar arritmias. También es
fundamental un examen neurológico minucioso para identificar déficit focales.

Un hemograma completo permite identificar trastornos hematológicos y un electrocardiograma,


descartar síndrome del QT prolongado.
Si los hallazgos del examen físico son significativos o bien el diagnóstico es todavía dudoso,
son necesarias evaluaciones adicionales.
Si hay sospecha de convulsiones o trastornos del SNC, se recomienda un
electroencefalograma y una derivación a un neurólogo pediátrico. Si se sospecha un problema
cardiovascular, puede ser apropiado un monitoreo continuo con un Holter y la consulta con un
cardiólogo pediatra.

Manejo

Lo más importante es tranquilizar a los padres, asegurándoles que aunque observar un (ES)
provoca un intenso temor, se trata de eventos benignos y el niño los va a superar con el tiempo.
Además se les debe informar que no hay evidencias de consecuencias severas a largo plazo,
que los pacientes no tienen un riesgo aumentado de incidencia ni de otros problemas
neurológicos.
El único hallazgo significativo en el seguimiento de niños con (ES) es un leve aumento en la
incidencia de síncope en épocas posteriores de la vida, especialmente en la segunda infancia y
en la adolescencia. El síncope tardío es raro en niños con (ES) de tipo cianótico, pero ocurre en
17% de los niños con (ES) pálido. Es fundamental educar a los padres sobre la naturaleza de
los (ES) y aliviar la ansiedad de los mismos. Debido al temor, muchos padres intentan en vano
prevenir todo conflicto o desagrado menor en la vida del niño.
Estos esfuerzos no son prácticos, muchas veces imposibles y pueden llevar a los padres a
consentir en exceso a los niños o no utilizar una disciplina apropiada para calmarlos. Pueden
aparecer problemas de conducta.
Si los padres comprenden la naturaleza benigna de este problema, pueden evitar estos errores
y aprender a manejar estos episodios. No obstante, cuando un niño con (ES) se enoja y

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comienza a llorar, se deben hacer esfuerzos razonables para calmarlo. Cuando a pesar de
estas medidas, el episodio ocurre, todo lo que se requiere es observar al niño y prevenir los
traumatismos.
Si existe pérdida del conocimiento, debe colocarse al niño en decúbito supino lateral para evitar
un posible aspiración. Si el (ES) se presenta cuando el niño está comiendo y un alimento
obstruye la vía oral, deben realizarse maniobras para liberar la vía aérea superior. No son
necesarias otras maniobras de resucitación. Una vez que el episodio se resuelve, se debe
tranquilizar al niño. Sin embargo, debe evitarse una actitud de atención excesiva hacia el
evento o bien expresar temor delante del niño.

Evolución

La evolución general del espasmo del sollozo es muy variable, y como ya repetiremos, el
medico puede influir mucho en ella.
La primera crisis puede aparecer a edad muy temprana.
En las consultas neurológicas de niño (la experiencia adquirida por J. Aicardi en el servicio del
profesor Thieffry lo confirma) es sorprendente el numero de niños con espasmo del sollozo
rotulados como epilépticos.
El estudio prospectivo de Lombroso y sus colaboradores, que incluyo 83 casos, determino que
el 15% persistiría hasta los 5 años y el 10% hasta los 6. son raros los niños que continúan sus
crisis.

Pronostico y condiciones etiológicas.

El espasmo del sollozo, en cuanto manifestación convulsiva , tiene un pronostico excelente; no


deja secuelas neurológicas.
Por impresionante que sea la crisis, y aun si esta acompañada de convulsiones intensas, la
vida del niño no corre peligro; solo conocemos un caso fatal, por lo demás controvertible.
La gran mayoría de niños con espasmo del sollozo son intelectuales normales.
La frecuencia del trastorno, que afecta a niños y niñas por igual, ha sido calculada de maneras
muy diversas. Al parecer, los datos estadísticos mas confiables fueron dados por Lombroso,
quien descubrió la existencia de espasmo del sollozo en el 4.6% de una población formada por
los hijos de 4.980 madres; estos niños fueron objetos de un estudio de seguimiento sistemático
desde el nacimiento hasta los 8 años.

La interrupción de un sentimiento doloso.

El espasmo del sollozo aparece como la ruptura brusca de un sentimiento displacentero.


Cuando enfrenta situaciones penosas, el niño normal tiene reacciones muy diversas, que
varían de un niño a otro y son a menudo bastante homogéneas en cada uno de ellos.
Uno de los aspectos mas corrientes de esas modalidades reactivas es la crisis regresiva
transitoria, sea que esta adopte una forma agresiva (rabieta prolongada o fugaz, intensa o leve,
etéreo o autoagresiva, motora o verbal).

Detrás de estas formas de reacción aparece las diversas modalidades de recuperación,


significativas en cierta medida de la personalidad del niño.
El espasmo del sollozo se caracteriza por una súbita desorganización según una modalidad
somática.
El origen de la rabieta es un obstáculo que se opone a la realización de un deseo.
Ese obstáculo puede consistir en una frustración generada por una persona o una circunstancia
que impiden realizar determinada actividad lúdica o de otra índole.
El periodo evolutivo franco del Síndrome suele coincidir con la frase anal y las adquisiciones
concomitantes, sobre todo las motoras.
En muchos otros casos aparece un conflicto entorno de la higiene y la marcha, sea cual fuere
el tipo de espasmo.
En la forma azul se trata de niños enérgicos y activos (kramer), con marcada tendencia a
reaccionar en forma colérica y opositoras en la circunstancia mas insignificante.
Son tiránicos y dominadores y son importantes opositores. No es raro que el espasmo se
produzca cuando alguien trata de obligar a comer al niño.

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La forma pálida sigue a una irrupción emocional de índole dolorosa, ansiosa o fóbica,
displacentera y repentina a la vez, que se produce al comenzar el sollozo; este es interrumpido
de inmediato por la crisis. En general, no son niños activos, estenicos y coléricos, sino
emotivos, miedosos, tímidos, pasivamente dependientes.

El porvenir.

Debemos centrar la atención en el porvenir de estos pacientes.


Los psiquiatras de niño oponen ciertas reservas al optimismo de los pediatras y los neurólogos.
Según dice Lombroso:
" todos los incidentes pueden matizar la vida de un niño de corta edad, el espasmo del sollozo
es el que favorece mas la eclosión de trastornos neurológicos"

La crisis afectiva.

El espasmo del sollozo , como su nombre lo indica, caracteriza un trastorno en la expresividad


afectiva. Ahora bien, durante mucho tiempo los gritos acompañados de lagrima y de agitación
son, junto con la risa, las únicas manifestaciones visibles de las diversas reacciones afectivas
del niño.
Forman parte de los síntomas que caracterizan a periodos limitados de la infancia o, para ser
mas exactos , a ciertos niños en determinados momentos e su evolución, y que son respuestas
a las condiciones de un ambiente especifico.
De hecho, estas manifestaciones no confieren a un niño el carácter de enfermo sino de
portador de una anomalía.
Asimismo, se trata de un trastorno en el cual la reacción de los adultos que rodean al niño (en
primer lugar la madre) es un componente integral del Síndrome, que desaparece cuando
cambia la respuesta habitual del medio.
Es, por lo tanto, una manifestación que influye en un grupo, lo cual determina que sus
ramificaciones en el seno de la familia deban ser consideradas parte integrantes del trastorno.
Los adultos en contacto con un niño con espasmo del sollozo tienden a presentar una reacción
compleja que se estructura en dos niveles.
El primero de ellos evoca la muerte repentina que sobresalta a un adulto en el paroxismo de la
cólera, o incluso al conocer de golpe una verdad dolorosa. El segundo nivel podría formarse
así: este niño no se da cuenta de lo que hace, y al obrar de este modo corre el riesgo de
morirse. De este segundo nivel se desprende la noción de un acto prohibido que implica un
castigo importante.
Desde la perspectiva de la estructuración del yo, el periodo infantil durante el cual surge este
síntoma es bastante prolongado. En el primer semestre predomina la unidad madre- hijo y solo
se diferencian algunos mecanismos autónomos, mientras que después del primer año se
establece una estructura psíquica muy organizada ya.

Tratamiento

El tratamiento consiste principalmente en educación a los padres para manejar dichas


situaciones ya que deben saber que es una patología con desaparición espontánea y sin
consecuencias de trastornos neurológicos a futuro.
No se usa medicación específica para esta patología (salvo estricta indicación por el
especialista y en casos MUY puntuales).
Se deben recurrir a terapias psicológicas para esclarecer causas dentro de la familia si los
episodios de Espasmos del Sollozo se repiten en el tiempo.
Los niños con Espasmo del sollozo presentan más frecuentemente problemas de conducta y
emocionales, por lo que se recomienda una buena charla con su pediatra y eventualmente
aceptar, en caso de ser indicado, la consulta psicológica.
Se propone como tratamiento: la extinción y el reforzamiento social, considerando que la
extinción es un procedimiento conductual útil para decrementear la conducta y tiene un efecto
duradero. Si simplemente suspendemos el reforzamiento que incrementó la conducta de (ES),
así se decrementará su frecuencia; el reforzamiento positivo por otra parte, es totalmente
satisfactorio para fortalecer conductas que ya ocurren algunas veces y puede combinarse con
la imitación.

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Manejo de emergencia del espasmo del sollozo:

1. Mantener la calma.

2. Retirar los objetos que tenga en la boca.

3. Colocarlo de costado y alejarlo de los objetos con los que se pueda golpear el niño.

4. No intentar detener el espasmo.

5. En caso de que sea provocado por dolor, de un golpe o caída, hay que intentar
consolarlo.

6. Dejarlo dormir .

Qué se debe evitar:

1. Maniobras de reanimación. Las medidas de reanimación, como la respiración de boca


a boca y el masaje cardíaco, pueden tener riesgos si las hace alguien inexperto.

2. Golpear, pellizcar o nalguear a tu hijo. Los golpes no detienen el espasmo y el niño


siente rechazo. Cualquiera de las opciones anteriores lo único que lograrán es mostrarle
cuanto nos enoja su comportamiento lo cual, nuevamente, reforzaría su conducta.

3. No lo debe introducir en agua. Por el riesgo de bronco aspiración y complicaciones


pulmonares mayores que el mismo espasmo.

4. No se debe introducir objetos en su boca. (como un pañuelo), corre el riesgo de


sofocación .

5. Es muy importante no confundir el espasmo del sollozo con enfermedades


convulsivas (epilépticas).

Medicación.

Lo más importante es el apoyo a los padres, la discusión amplia sobre el problema, la


afirmación de su condición benigna, y el análisis cuidadoso de como manejar al niño, evitando
sobreprotegerlo y evitando la manipulación de los padres de parte del niño.

Aunque algunos pacientes reciben medicación para los (ES), éstas por lo general no están
indicadas. En casos severos con bradicardia asociada o asistolia, o en pacientes con múltiples
episodios, se ha visto que una dosis de 0,3 mg de atropina por vía oral tres veces al día es
efectiva para prevenir los (ES).
También se han utilizado teofilina por vía oral, escopolamina transdérmica y marcapasos. Por
ultima los anticonvulsivantes no han demostrado ser útiles en la profilaxis de los (ES)
benignos ..

Resumen

Los (ES) son benignos y autolimitados. Sin embargo, requieren una evaluación
cuidadosa con el objeto de excluir problema más serios.
El diagnóstico se establece a partir de una historia clínica detallada, el examen físico y
pocos estudios de laboratorios.
Deben considerarse interconsultas a especialista en algunos casos. El tratamiento

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consiste en tranquilizar a los padres e instruirlos sobre esta condición.
Los cuidados primarios incluyen intentos para calmar el niño, observación y protección
para evitar los traumatismo.
Eso es todo lo que se necesita durante un episodio. Excepto en casos severos, no está
indicada ninguna medicación.

Referencias

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