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Este discurso celebra la graduación de los estudiantes de la Universidad del Noreste. El orador expresa satisfacción por haber alcanzado esta meta, aunque también nostalgia por dejar la universidad que fue su segundo hogar. Agradece a los padres, amigos y personal de la universidad por su apoyo durante estos años. Alienta a los graduados a perseguir sus sueños y a convertirse en personas de valor.
Este discurso celebra la graduación de los estudiantes de la Universidad del Noreste. El orador expresa satisfacción por haber alcanzado esta meta, aunque también nostalgia por dejar la universidad que fue su segundo hogar. Agradece a los padres, amigos y personal de la universidad por su apoyo durante estos años. Alienta a los graduados a perseguir sus sueños y a convertirse en personas de valor.
Este discurso celebra la graduación de los estudiantes de la Universidad del Noreste. El orador expresa satisfacción por haber alcanzado esta meta, aunque también nostalgia por dejar la universidad que fue su segundo hogar. Agradece a los padres, amigos y personal de la universidad por su apoyo durante estos años. Alienta a los graduados a perseguir sus sueños y a convertirse en personas de valor.
Escribir este discurso fue una mezcla de satisfacción y nostalgia;
satisfacción por la meta alcanzada y nostalgia por abandonar la que
fue para muchos, un segundo hogar. Hoy culmina una de las etapas más importantes de nuestra vida. Este logro no es sólo nuestro, también es de aquellos quienes día tras día estuvieron ahí, detrás de nosotros, impulsándonos a seguir adelante, siendo siempre nuestros más fieles aliados. Éste es uno de los pocos momentos en qué podemos echar la vista atrás con la satisfacción de haber culminado un proyecto personal que nos acompañará por siempre. Muchos venimos de lugares donde decían que triunfar era imposible y acá estamos, cada uno con una historia distinta pero con el mismo desenlace; no ha sido un camino fácil, ha sido un camino lleno de tropiezos, de altibajos, de momentos infímamente duros, pero nunca retrocedimos; no supimos rendirnos y acá estamos para recordar este día, nuestro día.
No es de extrañar como las formas semánticas de la vida muestran su
belleza desde tan sutil perspectiva. Lo que hoy nos presupone una culminación es, en efecto, una apertura.
No obstante, no estamos aquí para despedirnos, porque bien sabemos todos que la Universidad de Noreste nunca se deja, ni se supera, ni se instala en el pasado. Vinimos sí, a celebrar la vida y el intelecto, la amistad y el desconcierto. Agradecemos a nuestros padres y amigos la paciencia que nos ofrendaron estos años, el soporte económico, emocional o intelectual, las expectativas frente a nuestras ideas y su fe en ellas. Agradecemos, además, al personal administrativo, de nuestra facultad en particular, la calidez en sus respuestas, la solidaridad con nuestros conflictos y la disposición para la escucha y la solución de inconvenientes.
En estos años de trasegar, encontré en la Universidad una humanidad
que no está por fuera de las dinámicas de la guerra y aun así encuentra otras formas de configurarse como sujetos sociales por fuera de la estulticia o el horror.
Aprendí que no hay mejor profesor que el error. Que ser profesional no es solamente aprobar todas las materias, sino que es una construcción que se realiza día a día, en cada clase, en cada texto, en cada salida a campo, en cada desvelada para los exámenes del Ing. Alberto.
Hoy muchos llegamos a la meta, pero otros tomaron la decisión de
marcharse a la mitad del camino. Desde ese amigo que se dio cuenta que con ninguna de estas carreras iba a ser multimillonario, hasta aquel amigo que abandonó esta carrera por razones que a veces son difíciles de comprender. Somos personas con valores marcados indudablemente por esta Universidad, nos ha dado educación, razón, moral y sobre todo conocimiento y ese conocimiento nos hace más libres y la libertad nos hace encontrarnos con quien verdaderamente somos y quienes queremos ser en este mundo con tanto ruido.
Tantos años, viendo preparar estas gradas para otros, imaginándonos
con todas las asignaturas aprobadas y con todos nuestros compañeros, el que te cae bien, el que puede que te caiga mal, con el que nunca cruzaste una palabra, en fin, hoy es nuestro día queridos compañeros, hoy nos graduamos nosotros. Nos vienen infinidad de recuerdos, de un tiempo mezclado con trabajo y sacrificio, pero de haberlo pasado bien, muy bien.
Queridos compañeros, amigos, seamos corazones libres y almas imparables, vivamos nuestros sueños ya que perseguirlos podrá implicar nunca alcanzarlos, busquemos caminos, encontremos soluciones, seamos faros de luz que alumbren caminos y no que los opaquen; como lo expresó el gran Albert Einstein: “No intentemos convertirnos en personas de éxito. Intentemos convertirnos en seres de valor.”.
Por último, me gustaría hablar y resaltar a todos nuestros familiares, en especial a nuestros padres y madres que tanto tiempo han invertido en nosotros. Hoy, más que nadie, ellos sienten que han culminado uno de sus mayores retos, vernos aquí sentados; lo que no saben probablemente nuestras madres y padres es que ellos son nuestro orgullo y que les estaremos eternamente agradecidos.
En este momento, damos otro paso al frente, abrimos otro capítulo en nuestras vidas; llegó el momento para muchos de trabajar; el trabajo va a comprender gran parte de nuestra vida; tenemos que buscar algo que amemos, nuestras pasiones personales y profesionales para ser felices y liderar el futuro, haciendo quedar en alto el nombre y los valores de nuestra Universidad del Noreste. Les deseo la mejor de las suerte, la sabiduría y la serenidad para tomar las decisiones que forjarán el resto de nuestras vidas. Gracias mamá, gracias papá, porque ustedes fueron y serán siempre los mayores forjadores de sueños, gracias porque sí bien, su palabra me motivó, su ejemplo, su sacrificio, su actuar, día con día, fue lo que realmente me inspiró. ¡Gracias inmensas para todos aquellos quienes hicieron posible que hoy estemos aquí, esto va por ustedes!.