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Escribir este discurso fue una mezcla de satisfacción y nostalgia;

satisfacción por la meta alcanzada y nostalgia por abandonar la que


fue para muchos, un segundo hogar. Hoy culmina una de las etapas
más importantes de nuestra vida. Este logro no es sólo nuestro,
también es de aquellos quienes día tras día estuvieron ahí, detrás de
nosotros, impulsándonos a seguir adelante, siendo siempre nuestros
más fieles aliados. Éste es uno de los pocos momentos en qué
podemos echar la vista atrás con la satisfacción de haber culminado
un proyecto personal que nos acompañará por siempre. Muchos
venimos de lugares donde decían que triunfar era imposible y acá
estamos, cada uno con una historia distinta pero con el mismo
desenlace; no ha sido un camino fácil, ha sido un camino lleno de
tropiezos, de altibajos, de momentos infímamente duros, pero nunca
retrocedimos; no supimos rendirnos y acá estamos para recordar este
día, nuestro día.

No es de extrañar como las formas semánticas de la vida muestran su


belleza desde tan sutil perspectiva. Lo que hoy nos presupone una
culminación es, en efecto, una apertura.

No obstante, no estamos aquí para despedirnos, porque bien sabemos
todos que la Universidad de Noreste nunca se deja, ni se supera, ni se
instala en el pasado. Vinimos sí, a celebrar la vida y el intelecto, la
amistad y el desconcierto.
Agradecemos a nuestros padres y amigos la paciencia que nos
ofrendaron estos años, el soporte económico, emocional o intelectual,
las expectativas frente a nuestras ideas y su fe en ellas. Agradecemos,
además, al personal administrativo, de nuestra facultad en particular,
la calidez en sus respuestas, la solidaridad con nuestros conflictos y la
disposición para la escucha y la solución de inconvenientes.

En estos años de trasegar, encontré en la Universidad una humanidad


que no está por fuera de las dinámicas de la guerra y aun así
encuentra otras formas de configurarse como sujetos sociales por
fuera de la estulticia o el horror.

Aprendí que no hay mejor profesor que el error. Que ser profesional no
es solamente aprobar todas las materias, sino que es una construcción
que se realiza día a día, en cada clase, en cada texto, en cada salida a
campo, en cada desvelada para los exámenes del Ing. Alberto.

Hoy muchos llegamos a la meta, pero otros tomaron la decisión de


marcharse a la mitad del camino. Desde ese amigo que se dio cuenta
que con ninguna de estas carreras iba a ser multimillonario, hasta
aquel amigo que abandonó esta carrera por razones que a veces son
difíciles de comprender.
Somos personas con valores marcados indudablemente por esta
Universidad, nos ha dado educación, razón, moral y sobre todo
conocimiento y ese conocimiento nos hace más libres y la libertad nos
hace encontrarnos con quien verdaderamente somos y quienes
queremos ser en este mundo con tanto ruido.

Tantos años, viendo preparar estas gradas para otros, imaginándonos


con todas las asignaturas aprobadas y con todos nuestros
compañeros, el que te cae bien, el que puede que te caiga mal, con el
que nunca cruzaste una palabra, en fin, hoy es nuestro día queridos
compañeros, hoy nos graduamos nosotros. Nos vienen infinidad de
recuerdos, de un tiempo mezclado con trabajo y sacrificio, pero de
haberlo pasado bien, muy bien.

Queridos compañeros, amigos, seamos corazones libres y almas
imparables, vivamos nuestros sueños ya que perseguirlos podrá
implicar nunca alcanzarlos, busquemos caminos, encontremos
soluciones, seamos faros de luz que alumbren caminos y no que los
opaquen; como lo expresó el gran Albert Einstein: “No intentemos
convertirnos en personas de éxito. Intentemos convertirnos en seres
de valor.”.

Por último, me gustaría hablar y resaltar a todos nuestros familiares,
en especial a nuestros padres y madres que tanto tiempo han invertido
en nosotros. Hoy, más que nadie, ellos sienten que han culminado uno
de sus mayores retos, vernos aquí sentados; lo que no saben
probablemente nuestras madres y padres es que ellos son nuestro
orgullo y que les estaremos eternamente agradecidos.

En este momento, damos otro paso al frente, abrimos otro capítulo en
nuestras vidas; llegó el momento para muchos de trabajar; el trabajo
va a comprender gran parte de nuestra vida; tenemos que buscar algo
que amemos, nuestras pasiones personales y profesionales para ser
felices y liderar el futuro, haciendo quedar en alto el nombre y los
valores de nuestra Universidad del Noreste. Les deseo la mejor de las
suerte, la sabiduría y la serenidad para tomar las decisiones que
forjarán el resto de nuestras vidas. Gracias mamá, gracias papá,
porque ustedes fueron y serán siempre los mayores forjadores de
sueños, gracias porque sí bien, su palabra me motivó, su ejemplo, su
sacrificio, su actuar, día con día, fue lo que realmente me inspiró.
¡Gracias inmensas para todos aquellos quienes hicieron posible que
hoy estemos aquí, esto va por ustedes!.

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