Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Por Nduta Waweru – La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto global que nunca
podrá ser olvidado. Más de 40 millones de personas se han registrado como muertas
durante la guerra, lo que la califica como la guerra más sangrienta de la historia.
La guerra fue, esencialmente, entre las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) por un lado
y los Aliados (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Unión Soviética y tal vez China) por el
otro. El conflicto se inició como resultado de la invasión alemana de Polonia, pero también fue
una época de inquietas relaciones entre las Grandes Potencias de Europa.
A pesar de que África no fue el principal teatro de la guerra, los africanos fueron arrastrados a
la guerra por los poderosos y por contrataciones directas a través del voluntariado y el servicio
militar de los hombres hábiles, especialmente en el bando aliado en Europa.
Los senegaleses no sólo lucharon en la Primera Guerra Mundial, sino que también ayudaron a
las tropas francesas en el control de los territorios colonizados desde antes de la guerra.
Sirvieron con distinción en la Batalla de Francia así como en Italia y Córcega. Después de la
Liberación de Francia por las fuerzas aliadas, los Tirailleurs fueron enviados a casa.
Sus esperanzas se desvanecieron, porque algunos de ellos nunca más volverían a ver a sus
familias. Otros terminaron en la cárcel. Cabe señalar que muchos de estos Tirailleurs
derramaron su sangre en ambas Guerras Mundiales con las muertes de más de 55.000 tiradores
senegaleses. Algunos terminaron sus días en asedios alemanas, mientras que otros fueron
capturados y terminaron sus días en cautiverio.
Para hacer oír sus voces, secuestraron al General Damian, un alto oficial francés. Fue un gran
error.
Informes publicados por algunas de las fuerzas francesas revelaron veredictos condenatorios
acerca de las actividades de los tirailleurs, situación que justificó esos asesinatos. Se acusó a
los héroes de la guerra de estar fuertemente armados por espías alemanes. Para ellos, se trataba
de debelar un motín militar.
Sin embargo, en una investigación reciente, la Señora Armelle Mabon, una historiadora
francesa y profesora de la Universidad del Sur de Bretaña y especialista en prisioneros de guerra
de las ex-colonias francesas, señaló que "no hay ninguna evidencia de existiera un motín
armado; aunque existen registros de los Tirailleurs protestando y expresando su ira con algunos
términos, pero no hubo violencia organizada".
Este evento tuvo efectos de largo alcance en Senegal y atrajo la condena de nacionalistas
africanos.
También fue el tema del cineasta senegalés Ousmane Sembene de la ficción filmada en 1988,
que fue prohibida durante varios años.
Incluso les ofrecieron a los veteranos de la guerra senegaleses las pensiones, pero los héroes y
la gente de Senegal lo que se merecían era la verdad acerca de lo que ocurrió, si esto pudiera
permitirse dárselo a conocer.