La Grafología Infanto-Juvenil, tiene como finalidad el seguimiento
de la evolución de la escritura del niño desde las primeras expresiones gráficas que son los garabatos a la escritura de los 16 años.
El grafismo implica el garabato, el dibujo y la escritura, es un acto
complejo que está influenciado por diferentes factores: como las facultades cognitivas y motrices. El desarrollo madurativo general del niño y, especialmente, de la motricidad de la cual depende la motricidad fina necesaria para el acto escritor y la coordinación ojo- mano. También es importante la organización espacial, ya que el niño debe saber situarse en una hoja en blanco y cuál es la correcta direccionalidad del trazo. La atención y la memoria son también facultades que entran en juego en el acto escritor.
Tanto el garabato como el dibujo y la escritura se van desarrollando
de acuerdo con la edad del niño, a medida que éste va madurando. Con los conocimientos grafológicos y de los procesos de adquisición de la grafomotricidad, podemos detectar cual es el desarrollo gráfico del niño y si éste está dentro de su edad. Para un correcto desarrollo de la escritura, ésta debe pasar por las siguientes fases:
1.-pre-caligráfica de 5 a 8 años aproximadamente, el niño todavía
está aprendiendo a escribir y , por tanto, se observarán déficits en la forma, en la dirección de la línea, en como enlaza las letras, en la dificultad de mantener los espacios regulares entre letras, palabras, líneas, márgenes y una presión irregular.
2.-caligráfica de los 9 a los 12 años aproximadamente. Cuando el
niño ya ha aprendido y automatizado el modelo de escritura que le han enseñado en la escuela, por tanto domina todos los aspectos gráficos: espacios inter-palabra e interlinea, control de los márgenes, buena realización de las formas de las letras, enlaces, etc. entrando ya, a partir de los 12 años y en adelante, y coincidiendo con la adolescencia. 3.-fase post-caligráfica en donde el modelo de escritura aprendido en la escuela entra en crisis y el adolescente empieza a personalizar su escritura con sus características propias que le acercan a la escritura de adulto y representativa de su personalidad.
Un desequilibrio entre la edad grafomotora y la edad cronológica,
demuestra un trastorno del aprendizaje llamado Disgrafía.
Para concluir la Grafología Infanto-Juvenil o Educativa es una
herramienta a tener presente para seguir el desarrollo adecuado de la escritura del niño o joven y poder detectar a tiempo cualquier problemática que, inevitablemente, se reflejará en su escritura. Tomado de Pilar Mèlich