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¿Cuáles son los Principios Tributarios Constitucionales

en Venezuela?

Es fundamental que cualquier aspecto tributario sujeto a estudio sea


concatenado con los principios tributarios establecidos en la Constitución
Bolivariana de Venezuela, estos principios son:

1- Principio de Generalidad del Tributo: Toda persona tiene el deber


de coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de impuestos,
tasas y contribuciones que establezca la ley. (Art. 133 - CN).

2- Principio de Progresividad y Capacidad Contributiva: El sistema


tributario procurará la justa distribución de las cargas públicas según la
capacidad económica del o la contribuyente, atendiendo al principio de
progresividad, así como la protección de la economía nacional y la
elevación del nivel de vida de la población, y se sustentará para ello en
un sistema eficiente para la recaudación de los tributos. (Art. 316 - CN).

3- Principio de Legalidad y No Confiscatoriedad: No podrá cobrarse


impuesto, tasa, ni contribución alguna que no estén establecidas en la
ley, ni concederse exenciones y rebajas, ni otras formas de incentivos
fiscales, sino en los casos previstos por las leyes que cree el tributo
correspondiente. Ningún tributo puede tener efecto confiscatorio. (Art.
317 - CN).

PRINCIPIOS DEL SISTEMA TRIBUTARIO


 PRINCIPIO DE LEGALIDAD

"Los tributos se debe establecer por medio de leyes, tanto desde el punto de vista material
como formal, es decir, por medio de disposiciones de caráctergeneral, abstracta,
impersonales y emanadas del poder legislativo"
Este principio halla su fundamento en la necesidad de proteger a los contribuyentes en su
derecho de propiedad, por cuanto los tributos importan restricciones al mismo que ya en su
defecto parte de su patrimonio es tomado por el Estado. "El Estado no puede penetrar a su
arbitrio en los patrimonios particulares para sacar de ellos una tajada para su placer."
Los caracteres esenciales de tributos, la forma, contenido y alcance de la obligación
tributaria esté consignado expresamente en la ley, de tal modo de que el Estadojo sea
arbitrario de la autoridad ni del cobro del impuesto, sino que el sujeto pasivo pueda conocer
la mejor forma de contribuir con los mismos.
 PRINCIPIO DE GENERALIDAD

Este principio alude al carácter extensivo de la tributación y significa que cuando una
persona física o ideal se halla en las condiciones que marcan, según la ley, la aparición del
deber de contribuir, este deber debe ser cumplido, cualquiera que sea el carácter del sujeto,
categoría social, sexo, nacionalidad, edad o cultura. La generalidad surge del artículo 133
del Constitución Nacional ya que ordena que sin excepción "toda persona tiene el deber de
coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de impuestos, tasas y contribuciones que
establezca la ley."
 PRINCIPIO DE IGUALDAD

Señala que no debe excluirse a ningún sector de la población para el pago del tributo. El
principio de igualdad establece en artículo 21 de la Constitución Bolivariana
de Venezuela que "todas las personas son iguales antes la ley, en consecuencia:
1.- No se permitirá discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición
social o aquella que, en general, tenga por objeto o por resultado anular el reconocimiento,
goce o de ejercicio en condición de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona .
2.- La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante
la ley sea real y efectiva, adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que
puedan ser discriminados, marginados o vulnerables.
3.- Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas.
4.- No se reconocen títulos nobiliarios ni distinciones hereditarias."
 PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD

Este principio describe que a mayor capacidad económica mayor será el pago producido ya
que habrá un alto nivel de vida de la población dando paso a la obtención de un sistema
tributario eficiente para la recaudación de los tributos.
 PRINCIPIO DE NO CONFISCACIÓN

Establece que no debe cobrarse el tributo de manera personal, s decir, ninguna persona
podrá ser sometida a esclavitud o servidumbre ya que el trato con las personas y en
particular con las de niños, mujeres y adolescentes en todas sus formas estarán sujetas a las
normas previstas en la ley.

PRINCIPIOS NO CONSTITUCIONALES
 PRINCIPIO DE CERTEZA

Señala que el tributo debe estar establecido con todo lo relativo a éste lo más claro posible.
 PRINCIPIO DE SIMPLICIDAD

Debe ser lo más simple posible para el acceso del contribuyente.


 PRINCIPIO DE SUFICIENCIA

Se relaciona con el principio de simplicidad, y éste se traduce que en menor número de


tributos mayor será la recaudación. Se hará más eficiente porque si los tributos son pocos se
necesita que sean altamente rendidores.

DERECHO TRIBUTARIO
Es la rama del derecho administrativo que estudia todo lo relativo a los tributos y, como
consecuencia de ello, las relaciones jurídicas entre el Estado y los contribuyentes.
FUENTES DEL DERECHO TRIBUTARIO
Son todas aquellas Disposiciones Generales, tratados, acuerdos, decretos con fuerza y
demás normas jurídicas que establezca la Ley para el cumplimiento de las normas
establecidas en el Código Orgánico Tributario.
Cada una de estas leyes va a sostener las reglamentaciones de la estabilidad jurídica para
los entes estadales, regionales y municipales quienes deberán contar con la aprobación de
la Administración Tributaria respectiv
PRINCIPIOS DEL DERECHO TRIBUTARIO

LOS PRINCIPIOS DEL DERECHO TRIBUTARIO

Por: Alex R. Zambrano Torres

Hay, frente a la potestad tributaria, como un control, ciertos límites que son conocidos como
principios de la tributación.

Los principios son ideas sintéticas, síntesis geniales que sirven a manera de matrices generales
de todo cosmos o dimensión del conocimiento. En Derecho son conceptos fuerza, conceptos o
proposiciones que explican, dan cuenta, y delimitan un determinado saber o conocimiento.
Son “conceptos o proposiciones que inspiran e informan la creación, modificación y extinción
de las normas jurídicas”. En el Derecho tributario estos existen por ser límites a la potestad
tributaria, es decir existen como control del poder del Estado para crear, modificar y extinguir
tributos. Así, la determinación del contenido de los principios tributarios tiene un ámbito
específico: la potestad tributaria del Estado. Por consecuencia mediante estos principios se
subordina al propio Estado a la voluntad general de la sociedad, protegiendo a la sociedad de
cualquier arbitrariedad del uso del poder estatal en el ejercicio de su potestad tributaria.

Por eso los principios tributarios “son el límite del Poder Tributario del Estado, a fin de que no
se vulnere los derechos fundamentales de la persona, ni se colisione con otros sectores y
potestades con las cuales se debe coexistir.” Y estos derechos fundamentales están
preferentemente en, por ejemplo, el derecho a la propiedad privada y a la riqueza, porque
como se sabe, los tributos son una afectación a la riqueza de las personas.
Según la doctrina existen los siguientes principios tributarios: Legalidad, Justicia, Uniformidad,
Respeto de los Derechos Fundamentales, Publicidad, Obligatoriedad, Certeza, Economía en la
recaudación, Igualdad, No confiscatoriedad, Capacidad contributiva, Redistribución o
Proporcionalidad, Estabilidad económica, Eficacia en la asignación de recursos. De los cuales
desarrollaremos sólo algunos.

1.- Principio de Legalidad:

En latín este principio es expresado bajo la siguiente frase: “Nullum tributum sine lege”; que
significa “no hay tributo sin ley”. Este principio se explica como un sistema de subordinación a
un poder superior o extraordinario, que en el derecho moderno no puede ser la voluntad del
gobernante, sino la voluntad de aquello que representa el gobernante, es decir de la misma
sociedad representada. Recordemos que es esta representación lo que le da legitimidad al
ejercicio del poder del Estado, y por lo mismo a la potestad tributaria del Estado. Así el
principio de Legalidad, o de Reserva de la Ley, delimita el campo y legitimidad del obrar del
Estado para imponer tributos. No cualquier órgano puede imponer tributos, sino sólo aquellos
que pueden o tienen la potestad para ello, y sólo la tienen si están autorizados por ley, que
resulta decir, “están autorizados por la sociedad”, puesto que la ley es la voluntad y/o
autorización de la sociedad. Eso es lo que cautela este principio. En un Estado moderno la ley
no es la boca del soberano, sino la boca de la sociedad. Este principio es, pues, un medio de
garantizar cierta estabilidad y respeto por los derechos de toda la sociedad, fundados en el
pacto social, y esta se expresa a través de la ley.

Toda ley, entonces, tiene en la forma, en su forma de creación, un sistema de seguridad. Es


decir, no se acaba en ser representación o boca de la sociedad –como dijimos-, sino en
constituirse en un medio de seguridad, un principio de certeza y predictibilidad de todo
fenómeno jurídico. Así que al lado de la delimitación de los órganos que tienen la facultad
para crear, modificar o extinguir tributos, está el contenido interno que en sí lleva la ley. Y
¿cuál es ese contenido interno? Que todo esté conforme a cierta razonabilidad, a cierto
método que suponga un determinado orden social, que responda a una concepción jurídica, a
un ordenamiento jurídico determinado temporal y espacialmente. La legalidad es pues la
representación del sentimiento cósmico, interno, de un tipo de visión social, de cierto
paradigma social de vida. La legalidad responde, pues, a un orden político social e histórico. Lo
jurídico en el principio de legalidad, es aquello que enlaza diversas dimensiones: política,
sociedad, historia y juridicidad. Pero las enlaza a través del derecho positivo. De algo que
puede crear certeza, seguridad, y capacidad de verificación, prueba, revisión, etc.

Por eso este principio se propone como método de discriminación a priori de actos incorrectos
de creación de tributos. Es un acto previo. Es un conveniente sistema y mecanismo de
protección contra el poder tributario del Estado. Es un acto que convierte los hechos en
objetos de derecho.

En un concepto técnico Rubio Correa escribe, “La reserva de la ley, que quiere decir que sólo
las normas con rango de ley pueden crear, modificar, suprimir o exonerar tributos. Nadie
puede arrogarse esa función”[1]. ¿Y por qué sólo las normas con rango de ley? Pues porque
son estas normas con rango de ley una atribución o facultad legislativa. Sólo pueden son
normas con rango de ley aquellas que derivan de órganos que tienen potestad legislativa, es
decir, de potestad para crear normas. Y ¿quiénes tienen potestad legislativa? Pues sólo la
sociedad representada. Así, crean leyes aquellas instituciones que representan a la sociedad
como, por ejemplo, el Gobierno Central, el Gobierno Regional, y el Gobierno Local, que tienen
por tal motivo potestad tributaria, y puesto que se constituyen como entes que representan a
la sociedad. La potestad tributaria por eso la tienen quienes tienen facultad legislativa. No
depende del órgano que las crea, sino de la facultad que tiene este órgano, facultad legislativa
para crear tributos.

Luis Hernández Berenguel escribe que el principio de legalidad “Actúa como un límite formal al
ejercicio del poder tributario. La sujeción a dicho principio supone que el poder tributario sea
ejercido por quien la posee”, y no por cualquiera. Es la forma la que determina la jurisdicción,
y/o competencia para crear tributos, y es esta creada por ley.

Es éste principio un método de razonabilidad, de tal manera que si mediante ley se da poder
de crear tributos, etc., pues también mediante ley se tiene que ponerle límites a este poder, o
facultad o potestad. De tal forma que se le opone a esta facultad tributaria una fuerza igual y
superior que es la propia ley.

2.- Principio de Justicia:

Este principio parece basarse en un razonamiento de orden social, colectivo. Si la Sociedad es


el Estado, entonces, esta sociedad tiene que realizar ciertos hechos que lleven a la realización
de la protección y preservación del Estado y por lo tanto de la misma colectividad. Por eso se
dice que “Todas las personas e integrantes de la colectividad de todo Estado, tienen el deber y
la obligación de contribuir al sostenimiento del Estado, mediante la tributación, asumiendo la
obligación de contribuir por medio del tributo, en virtud a sus capacidades respectivas, y en
proporción a los ingresos que obtienen, esta carga tributaria debe ser en forma equitativa.”

Este principio asegura la vida del Estado, pero no asegura la vida del individuo. Pagar tributos,
a costa de nuestra propia vida no es algo que esta dentro de lo conveniente para la sociedad.
Resulta que si tenemos la obligación de dar tributos, el Estado tiene la obligación de distribuir
en forma correcta los tributos aportados por nosotros. Eso debería suponer que en cuanto el
Estado deja de hacer eso -uso adecuado y correcto de los tributos, para los fines que fueron
generados- entonces el ciudadano se vería liberado de la tributación.
La justicia ha sido un fundamento un poco oscuro, difícil de aprehender, de manejar, por eso
primero habría que determinar qué es lo que constituye algo justo, y justo en referencia a qué.
En el Derecho lo justo, desde Ulpiano, es la “voluntad constante y permanente de darle a cada
cual lo suyo.” Pero ¿qué es de cada quién? ¿Cómo se puede establecer esto? La constante ha
sido determinar lo justo en referencia al derecho positivo. En Derecho Tributario se trata de
ser justo en la distribución de la carga tributaria en la sociedad, de acuerdo a la capacidad
tributaria, para tributar, de cada persona. La justicia en Derecho Tributario es visto desde la
óptica de la distribución o justicia distributiva. Todos deben tributar, pero no de cualquier
manera, sino de acuerdo a ciertas condiciones, a sus condiciones contributivas, y de acuerdo a
su capacidad de generar, poseer, tener riqueza, patrimonio, etc. Esto establece una relación
entre el Estado y las personas; esta relación es un deber, es decir, un acto imprescindible, que
tiene carácter sistémico (Del incumplimiento de este deber se sucederían consecuencias
sociales de real peligro para el ordenamiento social). Es decir es una imputación de carácter
social, definido individualmente. Así, si todos conforman el Estado, si todos somos el Estado,
todos tenemos el deber de procurar su sostenimiento, el sostenimiento del orden social que
provoca como función el Estado.

Por último, hablar del principio de justicia implica, pues, que “la carga tributaria debe ser
distribuida en forma equitativa”. Para ello se han creado divisiones de los tributos, que regulan
o intentan regular este tipo de equilibrio pretendido. La clasificación es, como sabemos,
impuestos, contribuciones y tasas; tributos que en sí ya están determinando, de alguna forma,
la capacidad contributiva de la persona.

3.- Principio de Uniformidad:

El principio de uniformidad pretende darle un mismo tipo de solución a tipos semejantes de


problemas. Por lo mismo puede poner en evidencia otro fenómeno, el de la igualdad. La
igualdad jurídica implica desigualdad contributiva, en materia tributaria, por eso se escribe que
“la Ley establece que en materia tributaria en lo atinente al pago de los impuestos, todos
somos y tenemos las mismas obligaciones. La igualdad jurídica implica la desigualdad
contributiva, a mayor capacidad contributiva la aportación tributaria es mayor.”. Este
planteamiento es sumamente trascendente, porque explica y distingue lo que es realmente la
igualdad. Y lo explica como concepto, y no como dogma. Es decir, que deja sustentado que no
puede haber uniformidad si se olvidan los principios primeros de toda relación jurídica, que es
establecer cierto método de organización social, de resolución y administración de los
fenómenos sociales con carácter de exigibles.

La igualdad jurídica significa que todos somos iguales, solo por ficción, sólo como método para
poder armar un esquema de organización social. No significa que todos somos iguales, sino
que todos necesitamos, por igual, ciertas cosas. Necesitamos, por ejemplo, ciertos servicios,
derechos, etc. Y, aún siendo realmente desiguales, hay algunas iguales necesidades. Por lo
tanto, más que igualdad de personas hay igualdad en las “necesidades prioritarias” de estas
personas, por lo que se llaman “necesidades colectivas”.

Lo que el principio de uniformidad pretende –en el Derecho Tributario- es determinar por


intermedio de la igualdad jurídica cierta uniformidad en el pago, en el tributo, eso significaría
“desigualdad contributiva” justa, es decir: “a mayor capacidad contributiva la aportación
tributaria es mayor”. En términos sencillos: si yo gano más debo pagar mayores impuestos, o
porcentajes mayores de un mismo impuesto general; por ejemplo, el impuesto a las rentas; si
se pasa de un estándar determinado de rentas, entonces se tendrá que pagar al Estado en
proporción directa a esa renta. Eso significa uniformidad de los actos tributarios.

4.- Principio de Publicidad


En Derecho la publicidad nos recuerda a Pomponio, en la Roma de antaño, cuando se
grababa en piedra las leyes de la comunidad. Las leyes eran puestas en el centro de la plaza
para que puedan ser leídas y cumplidas. El efecto deseado no era el de responder a un
principio de concordancia con la voluntad de la sociedad y de respetar el derecho de esta
sociedad -como en el Derecho Moderno-, sino el de obediencia al soberano. La publicidad de
las leyes era un medio de subordinación y no un medio de control del poder de los soberanos,
como hoy.

La publicidad es actualmente un medio de control de la potestad tributaria del Estado,


por medio del cual la sociedad entera tiene la posibilidad de saber, de antemano, a qué
atenerse y cómo actuar en determinados casos. Pero en el Derecho tributario la publicidad,
ese deber del Estado de anunciar, hacer de público conocimiento las normas emitidas, no es
tan clara, por la infinidad de normatividad existente, y por las muy variadas modificaciones que
se hacen. En el Derecho Tributario las normas parecen cambiar con reiterada frecuencia y la
publicidad se muestra, por ello, como un principio urgente, pero a la vez muy difícil de
apuntalar. Por que la publicidad de las normas no significa sólo que estas normas salgan
publicadas en el Diario Oficial el Peruano, por ejemplo, sino que puedan ser usadas como
“medios de defensa y de actividad jurídica”. Si las normas varían con demasiada frecuencia y
en períodos muy cortos, es imposible que pueda haber cierta seguridad de usarlas como
medios de defensa, e incluso como medios de trabajo. La multiplicidad de normas emitidas
complica el asunto.

Cuando un texto normativo a pesar de haber sido publicado, no surte efectos en el uso y
función que cumple, entonces estamos frente a un problema de publicidad normativa. Ya
dijimos que la publicidad no significa que esté publicada, sino más bien se define por sus
efectos; es decir, por las garantías que logra esta publicación. Por ejemplo, cuando se publica
edictos de los remates en el periódico de mayor circulación, el objetivo es cautelar los
derechos de cualquier tercero que pudiera tener derecho sobre los bienes materia del remate.
No es sólo que se de a conocer, sino que este conocimiento de la “posibilidad de ejercitar un
derecho”.
En el derecho tributario el principio de publicidad tiene real importancia por la
modalidad en que se organizan y norman las relaciones tributarias, puesto que este tipo de
normatividad –en el Perú- generalmente no son propiamente normas jurídicas, pero cumplen
la misma función. Así “...en el Estado contemporáneo la Administración Publica (dentro de la
cual se halla la Tributaria), funciona con determinados criterios de uniformización, que
normalmente están contenidos en circulares y órdenes internas que no constituyen normas
jurídicas formales pero que actúan como tales.”[2] Y estas circulares y órdenes internas
regulan fenómenos de orden general para todos los que realicen una determinada hipótesis de
incidencia. Estas circulares u órdenes internas de la administración de materia tributaria,
tratan de la determinación del contribuyente, de la afectación a la riqueza de los
contribuyentes, por eso “...la publicidad como requisito de la tributación en su conjunto, exige
que no haya secretos frente al contribuyente, y que toda disposición que afecte a esta materia
(tenga o no la formalidad de norma jurídica), sea públicamente conocida.”[3]. Y no puede
haber secretos por que se afectaría a un derecho fundamental de la persona, el derecho a la
propiedad privada, de donde se desprenden los demás derechos. La publicidad cumple la
función de ser un mecanismo de garantía de los derechos; y sólo mediante él se hace legítima
una norma. Una norma de no ser pública, no puede ser aún norma jurídica, y menos legítima,
es decir no tiene validez.

5.- Principio de Obligatoriedad

En Derecho tributario no se trata de un acto voluntario. Sino de una imposición. En la


norma tributaria existe la determinación de una obligación (el deber es general, para con la
sociedad), que consiste en el acto del individuo de hacer entrega de parte de su patrimonio al
Estado. La obligación comporta el establecimiento y sujeción a realizar un acto también
determinado, la tributación. Obligación es nexo, vínculo, lazo que fuerza la voluntad individual.

Las disposiciones del Derecho tributario son obligatorias no porque exista una relación
entre dos sujetos que responden a la coincidencia de voluntades, sino por imposición y
preeminencia de una de las voluntades: la voluntad del Estado. Es decir, la voluntad colectiva
que se impone sobre la voluntad individual.
José Osvaldo Casas parafrasea a Juan Bautista Alberti, quien escribe hablando del
Tesoro Público: “...En la formación del Tesoro puede ser saqueado el país, desconocida la
propiedad privada y hoyada la seguridad personal; en la elección y cantidad de los gastos
puede ser dilapidada la riqueza pública, embrutecido, oprimido, denigrado el país”;
concluyendo en lo estrictamente tributario: “No hay garantía de la Constitución, no hay uno de
sus propósitos de progreso que no puedan ser atacados por la contribución” exorbitante,
desproporcionada o el impuesto mal colocado o mal recaudado.”

6.- Principio de Certeza

Tiene su base en la posibilidad de proyectarse en el futuro. Pedro Flores Polo, sin


embargo, afirma que este principio viene de Adam Smith, “la certeza en la norma tributaria es
un principio muy antiguo preconizado por Adam Smith en 1767, al exponer las clásicas
máximas sobre la tributación.”[4]. Como sabemos Smith es conocido por su libro “La riqueza
de las naciones”.

Flores Polo enfatiza que “establecer el impuesto con certeza es obligar al legislador a
que produzca leyes claras en su enunciado, claras al señalar el objeto de la imposición, el
sujeto pasivo, el hecho imponible, el nacimiento de la obligación tributaria, la tasa, etc.” [5]
Por eso es imprescindible que “... no basta a la ley crear el tributo, sino establecer todos sus
elementos esenciales.”[6] Solo así podrá haber certeza.
7.- Principio de Economía en la recaudación

Rubio y Bernales dicen que los constituyentes se referían a “reducir la tributación a su


finalidad de financiamiento”[7] El Derecho tributario regula pues los actos tributarios en
referencia directa a la finalidad de financiamiento. Sin embargo, parece más bien que el
principio presente se amplía por ser un control al exceso de determinación de tributos por
parte del Estado. El Estado no puede imponer a diestra y siniestra cualquier tributo, basado en
su potestad tributaria, sino que tiene que limitar este poder tributario a sus funciones
específicas, es decir a la finalidad de la propia tributación fiscal: la de financiamiento. Este
debería ser el límite, el financiamiento del Estado para los gastos propios de su función y
existencia. Ir más allá de estos gastos sería incurrir en lo arbitrario, puesto que el Estado no
puede afectar a la riqueza del patrimonio más que en la proporción de su necesidad de
financiamiento para su existencia y cumplimiento de sus fines específicos.

8.- Principio de Igualdad

La igualdad es un valor jurídico, que Regis Debray resume en la siguiente frase: “sin
discriminación a priori”. Este concepto no alude a la igualdad de los sujetos, no dice que los
seres humanos son iguales, sino que deben ser tratados “sin discriminación a priori” por su
desigualdad racial, sexual, social, etc. El concepto de igualdad se afianzó en la modernidad, con
la Revolución Francesa y alocución a la Libertad, Igualdad y Fraternidad. Consistía, pues, en
una estrategia contra la discriminación del régimen anterior, de la Monarquía; y contra los
privilegios, que según Friedrich Hayek, tenían los conservadores del régimen anterior a la
independencia. La igualdad, para Hayek habría significado, entonces, sin privilegios a priori por
la condición racial, social, sexual, etc.
Dentro del Derecho Tributario Luis Hernández Berenguel afirma que existen tres
aspectos fundamentales en este principio: a) “Imposibilidad de otorgar privilegios personales
en materia tributaria, es decir ‘la inexistencia de privilegios’”. Nadie puede pagar menos
tributos por cuestiones raciales, sociales, sexuales, sino en relación directa con su condición
económica. Aquí la igualdad está en determinar la condición económica, y eludir o negar
cualquier diferencia política. b) “Generalidad y/o universalidad de los tributos. Por tal ‘la
norma tributaria debe aplicarse a todos los que realizan el hecho generador de la obligación’”.
Otra vez la razón de la imputación tributaria es en la generación de la riqueza, en las rentas o
en actos que tienen que ver con un factor económico. c) “Uniformidad”. La uniformalidad
supone que ‘la norma tributaria debe estructurarse de forma tal que se grave según las
distintas capacidades contributivas, lo que a su vez admite la posibilidad de aplicar el
gravamen dividiendo a los contribuyentes en grupos o categorías según las distintas
capacidades contributivas que posean y que se vean alcanzadas por el tributo.’”. La relación
establecida debe ser entre capacidad contributiva y tributo. Para Marcial Rubio Correa este
principio de la Igualdad se define como “la aplicación de los impuestos sin privilegios, a todos
aquellos que deben pagarlos, según se establezca en la ley”[8].

9.- Principio de no confiscatoriedad

Este límite a la potestad tributaria del Estado consiste en garantizar que éste último no
tenga la posibilidad de atentar contra el derecho de propiedad. “Se refiere este principio a
que, por la vía tributaria, el Estado no puede violar la garantía de inviolabilidad de la propiedad
establecida en la norma pertinente.”[9] Porque si se viola esta propiedad se estaría
confiscando. Por eso Marcial Rubio escribe: “No confiscatoriedad, que significa que el
Impuesto pagado sobre un bien no puede equivaler a todo el precio del bien, a una parte
apreciable de su valor. Técnicamente hablando, confiscar es quitar la propiedad de un bien sin
pagar un precio a cambio. Aquí, obviamente, se utiliza el término en sentido analógico, no
estricto.”[10].

No puede atentarse contra la posibilidad de vida del contribuyente, porque la


propiedad es riqueza, pero esta riqueza tiene su referente en las posibilidades, o
potenciamiento de la vida del ser humano. Cuando se tutela el patrimonio se tutela también la
transferencia de esta, el valor del mismo. Algo es patrimonio, o riqueza, si tiene una carga de
valor, si vale, si puede ser utilizado como instrumento de cambio. Y este instrumento, este
valor, posibilita la vida del ser humano. El patrimonio está, pues, en conexión directa de la vida
del ser humano, y de su superación. La riqueza no es sólo un lujo, sino una determinación de
las posibilidades de vida. Determina incluso el desarrollo de vida del ser humano. La no
confiscatoriedad, por ello, no resguarda simplemente al patrimonio, sino a la vida, a la
posibilidad de vida. Por consiguiente no es estrictamente el patrimonio lo fundamental,
porque este es sólo un instrumento de la posibilidad de vida del ser humano. No es el principio
de no confiscatoriedad, pues, una garantía al patrimonio, o riqueza, sino a la posibilidad de
vida.

Luis Hernández Berenguel explica que “la confiscatoriedad desde el punto de vista
cuantitativo no es propiamente un principio de la tributación, sino más bien una consecuencia
de la inobservancia del principio de capacidad contributiva.” Este principio puede definirse
como una garantía contra el atentado a las posibilidades económicas del contribuyente. Es
decir, cuando el tributo excede a las posibilidades económicas del contribuyente se produce
un fenómeno confiscatorio – aclara Luis Hernández Berenguel.

10.- Principio de Capacidad Contributiva

Este principio redefine al ser humano como un sujeto económico, lo define por sus condiciones
económicas y no sociales o culturales. No importa así la calidad intelectual, etc., sino la
capacidad de generar rentas. El ser humano es medido por su potencia económica, por ser
generador de riqueza, y esta es medida por su actividad, por sus rentas, etc. Esta medida sirve,
pues, para lograr cierta conexión con la imposición tributaria. Por medio de la misma
capacidad contributiva el sujeto de derecho, o persona –natural o jurídica- es afectado en
relación directa con su condición económica, y con las características y elementos adheridos a
este sujeto como generador de riqueza. Principio que se asocia con la desigualdad contributiva
de la que habíamos tratado al referirnos al principio tributario de igualdad. Así, “La capacidad
tributaria o contributiva, (...) puede definirse, siguiendo a Jarach, como ‘la potencialidad de
contribuir a los gastos públicos que el legislador atribuye al sujeto particular’. Para nosotros es:
la ‘aptitud para pagar tributos, que reposa en el patrimonio o riqueza propia del
contribuyente” [11].

11.- Principio de defensa de los derechos fundamentales de la persona

Los derechos fundamentales de la persona tienen un reconocimiento internacional, y se


disponen como dogmas, o derechos universales que deben ser tutelados siempre por el
Derecho. Hablar, pues, de Derechos Fundamentales es hablar de fundamentos, es decir de
“fuerzas irresistibles y últimas” –según Bobbio-, que actúan como dogmas. Por eso, los
derechos fundamentales son dogmas. Así, la igualdad, la libertad, son derechos fundamentales
porque su validez no está en debate. Lo que puede estar en duda es el margen de estos
derechos, pero no los derechos. Este principio alude, pues, a la protección o tutela de los
Derechos Fundamentales, frente a los tributos, o a la potestad tributaria del Estado, que por
tal motivo, no puede agredir estos derechos fundamentales de la persona.

[1] Rubio Correa, Marcial. Para conocer la Constitución de 1993. Editorial DESCO. Pp. 98.

[2] Rubio Correa, Marcial. Bernales, Enrique. Constitución y Sociedad Política. Mesa Redonda
Editores S.A. Pp. 549

[3] Rubio Correa, Marcial. Bernales, Enrique. Constitución y Sociedad Política. Mesa Redonda
Editores S.A. Pp. 549.

[4] Flores Polo, Pedro. Derecho Financiero y Tributario. Ediciones Justo Valenzuela V. E.I.R.L.
Pp. 166.
[5] Flores Polo, Pedro. Derecho Financiero y Tributario. Ediciones Justo Valenzuela V. E.I.R.L.
Pp. 166.

[6] Rubio Correa, Marcial. Bernales, Enrique. Constitución y Sociedad Política. Mesa Redonda
Editores S.A. Pp. 549.

[7] Rubio Correa, Marcial. Bernales, Enrique. Constitución y Sociedad Política. Mesa Redonda
Editores S.A. Pp. 550.

[8] Rubio Correa, Marcial. Para conocer la Constitución de 1993. Editorial DESCO. Pp. 98.

[9] Rubio Correa, Marcial. Bernales, Enrique. Constitución y Sociedad Política. Mesa Redonda
Editores S.A. Pp. 550.

[10] Rubio Correa, Marcial. Para conocer la Constitución de 1993. Editorial DESCO. Pp. 98.

[11] Flores Polo, Pedro. Derecho Financiero y Tributario peruano. Ediciones Justo Valenzuela V.
E.I.R.L. Pp. 309.

Leer más: https://alexzambrano.webnode.es/products/principios-del-derecho-tributario/

El principio de no confiscación en materia tributaria. Evolución y


situación actual en España y Venezuela
 Autores: Gilberto Atencio Valladares
 Directores de la Tesis: Rosa María Alfonso Galán (dir. tes.), César García Novoa (dir. tes.)
 Lectura: En la Universidad de Salamanca ( España ) en 2014
 Idioma: español
 Tribunal Calificador de la Tesis: Philippe Marchessou (presid.), María Ángeles Guervós
Maíllo (secret.), Pedro Manuel Herrera Molina(voc.)
 Materias:
o Ciencias jurídicas y derecho
 Derecho y legislación nacionales
 Derecho fiscal
 Resumen

o CAPÍTULO I: Delimitación conceptual y evolución histórica-constitucional del principio de no confiscación En el


Capítulo I, se abordó la delimitación conceptual del principio de no confiscación en materia tributaria y la
evolución histórico-constitucional del mismo, como capítulo introductorio para conocer su significación dentro de
la Ciencia del Derecho, su ubicación dogmática como principio constitucional, su tratamiento a nivel de Derecho
comparado y la evolución histórico-constitucional, tanto en España como en Venezuela.

Los principios jurídicos reúnen ciertas características para que puedan ser considerados como tales. Así, deben ser
objetivos, perdurables y constituyen el fundamento del ordenamiento jurídico de un país determinado. Igualmente,
estos principios no requieren que se encuentren positivados para que los mismos posean carácter vinculante.

El principio de no confiscación en materia tributaria es considerado un principio tributario constitucionalizado, al


poseer las características propias de los principios y constituir uno de los fundamentos en los cuales se sustentan los
sistemas tributarios español y venezolano.

Desde el punto de vista terminológico, preferimos utilizar la expresión «principio de no confiscación en materia
tributaria», por considerarlo más correcto, en virtud que la terminología «confiscatoriedad», no se encuentra
registrada en el Diccionario de la Real Academia Española, a pesar de su uso reiterado por parte de la doctrina,
desde que se encuentra consagrado este principio en la Constitución española de 1.978.

La confiscación ha tenido diferentes connotaciones en varias disciplinas jurídicas. Su utilización no es exclusiva del
Derecho Financiero y Tributario, sino que proviene del Derecho Penal, Derecho Internacional Público, Derecho
Administrativo y Derecho Civil.

La confiscación en el Derecho Administrativo, podemos ubicarla dentro de las potestades ablatorias reales que
poseen los Estados, consistentes en una privación de los bienes de los particulares, sin justa indemnización,
constituyendo una de las manifestaciones de destrucción al derecho a la propiedad privada, lo cual causa un grave
perjuicio al administrado.

La confiscación en el ámbito penal ha tenido una gran importancia desde el punto de vista histórico y ha sido
utilizada desde el Derecho Romano. Actualmente, se encuentra abolida en el Derecho Penal español. Sin embargo,
es reconocida constitucionalmente y ampliamente regulada en el Derecho Penal venezolano, para castigar delitos
graves, principalmente aquéllos relacionados al tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, delitos
contra el patrimonio público y delito de legitimación o blanqueo de capitales.

La confiscación en el Derecho Civil, se entiende como una forma de extinción del derecho a la propiedad y décadas
atrás, fue una de las consecuencias de la muerte civil, hoy en día expulsada del ordenamiento jurídico español y no
ha estado vigente en el ordenamiento jurídico venezolano.

La confiscación en el Derecho Internacional Público tiene una connotación, como una de las consecuencias de la
conquista, la cual constituye un modo de adquisición de territorios, cuando los Estados se encuentran en guerra. A
pesar que la doctrina del Derecho Internacional Público, utiliza de forma reiterada la terminología conquista, para
hacer referencia a este modo de adquisición territorial, entendemos la confiscación como una de las repercusiones
que conlleva la conquista, al confiscarse todo el territorio y los bienes que existen dentro del mismo, del Estado
vencido. Igualmente, en esta disciplina jurídica, la confiscación se ha aplicado como una medida de retaliación
contra los nacionales de un Estado que posean bienes en otro Estado que sea enemigo de su Estado de origen. Ésta
última connotación ha estado regulada de esta forma, durante décadas en el constitucionalismo venezolano.

En el Derecho Financiero y Tributario, el principio de no confiscación es considerado un principio tributario


constitucionalizado, el cual prohíbe que un tributo individual, acumulaciones de tributos o el sistema tributario en
su conjunto, puedan llegar a tener efectos equivalentes a una confiscación o lleguen a producir una confiscación de
los bienes del contribuyente. Constituye un límite al ejercicio del poder tributario, vinculado con los principios de
capacidad contributiva y progresividad, al igual que representa un mecanismo de protección del derecho a la
propiedad privada, en búsqueda de un sistema tributario justo. Este principio, no es reconocido por un sector
doctrinario como un verdadero principio y se ha intentado negar la importancia y aplicabilidad que realmente posee
dentro del sistema tributario, al calificarlo de innecesario.

En el Derecho comparado, el principio de no confiscación en materia tributaria ha sido reconocido expresamente en


las Constituciones de la República Federativa de Brasil, Paraguay, Nicaragua y Perú, teniendo una gran influencia
la Constitución española, sobre estas Constituciones latinoamericanas. Ello denota la importancia del estudio del
Derecho español para el Derecho de los países latinoamericanos.

En las Constituciones de otros países, tales como Uruguay, Colombia y Argentina, no ha sido reconocido de forma
expresa el principio de no confiscación en materia tributaria, aunque sí de manera implícita, como una derivación
del derecho a la propiedad privada.

La prohibición del establecimiento de la pena de confiscación, ha tenido una evolución histórica tanto en el
Derecho Constitucional español, como en el Derecho Constitucional venezolano, siendo objeto de preocupación y
regulación en casi todos los textos constitucionales de ambos países. Este es un punto de gran coincidencia en la
evolución histórica y constitucional de estos países y demuestra la tradición que ha existido de prohibir la
confiscación en los ordenamientos jurídicos español y venezolano.

En el caso español, la pena de confiscación fue abolida con la Constitución de 1.812 y desde ese entonces, ha sido
reconocida expresamente y prohibida por el resto de constituciones posteriores, e incluso, también ha sido
prohibida por algunos proyectos de constituciones.

En la República Bolivariana de Venezuela, en el Acta de Independencia se mencionaba la confiscación y ha sido


prohibida en la mayoría de los textos constitucionales, desde el año 1.811, con la Constitución dictada en esta
fecha, la cual es considerada como la primera Constitución latinoamericana, luego de la independencia. Su
tratamiento a nivel constitucional se ha enfocado en las connotaciones referidas en el ámbito del Derecho Penal,
como pena y también en la disciplina jurídica del Derecho Internacional Público. También, se ha regulado la
institución de la expropiación, desde el punto de vista del Derecho Administrativo, dejando al margen y
prohibiéndose las confiscaciones de bienes, en vista que se requiere una indemnización, cuando se priva parcial o
totalmente el derecho a la propiedad privada. En el caso venezolano, en el año 1953, con la instauración de la
dictadura militar, se eliminó la norma que prohibía la pena de confiscación de bienes.

El Reino de España y la República Bolivariana de Venezuela, son países con una tradición jurídica de respeto al
derecho a la propiedad privada, desde la Constitución de Cádiz de 1812, para el caso español y la Constitución de
1.811, en el caso del constitucionalismo venezolano. Su evolución se ha centrado desde una concepción liberal,
como un derecho individual, hasta una concepción más colectivista, incorporando el concepto de la función social
de la propiedad. De esta manera, lo más importante que debemos resaltar es que la evolución histórica
constitucional en ambos ordenamientos jurídicos ha respetado uno de los fundamentos del principio de no
confiscación, como es el derecho a la propiedad privada.

Se consagró por primera vez en el ordenamiento jurídico español, en la Constitución española de 1.978, el principio
de no confiscación en materia tributaria en el artículo 31, donde se enunciaron los principios constitucionales
tributarios y los principios tributarios constitucionalizados.

En la República Bolivariana de Venezuela, se aplica el principio de no confiscación en materia tributaria, desde el


punto de vista jurisprudencial a partir de los años ochenta, como una derivación del derecho a la propiedad privada
y bajo la vigencia de la Constitución de 1.961, la cual no consagró expresamente este principio, pero sí una
protección al derecho a la propiedad privada.

En el año 1999, siguiendo el Derecho Constitucional español, se consagró expresamente en el artículo 317, el
principio de no confiscación en materia tributaria, dentro de la enunciación de los principios que rigen al sistema
tributario venezolano y constituyó una norma inédita en el Derecho Constitucional venezolano, la cual fue producto
del consenso a nivel nacional e, incluso presentada ante la Asamblea Nacional Constituyente, en parte por la
Administración Tributaria.
En el año 2007, fue presentado un Proyecto de Reforma Constitucional de la Constitución actual, donde se intentó
reformar el artículo 115, norma reguladora del derecho a la propiedad privada, incorporándose una serie de tipos de
propiedades, entre las cuales se encontraban, las propiedades social, comunal, pública, mixta y también la
propiedad privada, cuestión que a nuestro juicio, pudo cambiar el sentido e interpretación de la norma relativa al
principio de no confiscación en materia tributaria, al tener presente una interpretación sistemática de la
Constitución. Sin embargo, este Proyecto de Reforma Constitucional fue rechazado en fecha 02 de diciembre de
2.007.

CAPÍTULO II: El principio de no confiscación en materia tributaria En el Capítulo II de la investigación, se


desarrolló el núcleo esencial del principio, denominado: El principio de no confiscación en materia tributaria.

En este capítulo, se aborda y completa el área en la cual se analiza el principio de no confiscación: la materia
tributaria. Además, de buscar el fundamento de este principio y las relaciones que presenta con diversas
instituciones.

Se determinó que tanto en España como en Venezuela, continúa vigente la clasificación tripartita de los tributos, en
impuestos, tasas y contribuciones especiales. Sin embargo, se observó que en el ordenamiento jurídico español, la
figura de las contribuciones parafiscales ha mermado en importancia y desarrollo, debido a que se trató de un
problema histórico en los años cincuenta y sesenta, pero que ya hoy en día, está medianamente superado. Por otro
lado, la parafiscalidad en el ordenamiento jurídico venezolano, tiene una importancia, auge y crecimiento
exagerado y se ha intentado, aseverar que se trata de una nueva categoría tributaria dentro de la clasificación
tradicional tripartita de los tributos.

En ambos ordenamientos jurídicos, existen figuras tributarias huidizas de la aplicación del régimen tributario,
constatándose una finalidad de flexibilización de los principios constitucionales tributarios y principios tributarios
constitucionalizados. Esta situación se encuentra en pleno auge en el ordenamiento jurídico venezolano,
modificándose la terminología de obligaciones con características claramente tributarias, pero que no se reconoce
su verdadera naturaleza jurídica.

Existen diferentes teorías sobre el principio de no confiscación en materia tributaria. La teoría negatoria del
principio, parte del supuesto de la falta de necesidad del principio de no confiscación, debido a que puede
reconducirse al principio de capacidad económica o bien, al principio de justicia tributaria.

Por otro lado, tenemos las teorías que reconocen la importancia al principio de no confiscación en materia
tributaria. Estas teorías, suelen identificar al principio como un límite al poder tributario, aunque con una difícil
determinación. También, se vincula con el derecho a la propiedad privada, como fundamento último del principio.
De igual forma, se señala que constituye el límite a la progresividad del sistema tributario. Por otro lado, se
relaciona con el principio de capacidad contributiva, como principio matriz. Otra teoría, reconduce al principio de
no confiscación, a la teoría del gravamen excesivo. Nos inclinamos por la vinculación del principio con todas estas
instituciones.

El principio de no confiscación, presenta una relación nítida con el derecho a la propiedad privada, principios
constitucionales tributarios, principios tributarios constitucionalizados, derecho al trabajo y libertad de empresa,
constituyendo estos bloques, los núcleos esenciales del principio.

Existe una relación clara entre el principio de no confiscación en materia tributaria y el principio de legalidad
tributaria en una doble vertiente. Por un lado, una de las funciones principales del principio de legalidad tributaria
es garantizar el respeto al derecho a la propiedad privada de los contribuyentes y que sean ellos mismos, por medio
de sus representantes, quienes establezcan las limitaciones correspondientes a este derecho. Por otro lado, pueden
presentarse supuestos de vulneraciones a ambos principios, cuando se establezcan tributos desproporcionados en
normas de rango inferior a las leyes. También, en el ordenamiento jurídico venezolano se han ido dictando decretos
con rango, valor y fuerza de ley, los cuales crean y modifican tributos, cuestión que se utiliza de forma exagerada,
causándose también efectos confiscatorios a los contribuyentes.
El principio de no confiscación presenta una vinculación con el principio de seguridad jurídica, en cada una de las
manifestaciones de este último principio. Así, en relación a la relevancia de la ley como vehículo generador de
certeza, cuando no se establecen las obligaciones tributarias en leyes claras, se podría presentar una vulneración a
los principios de no confiscación en materia tributaria y legalidad tributaria. De igual manera, en la manifestación
del principio de seguridad jurídica, referido a la estabilidad del Derecho, consideramos que las constantes
modificaciones de normas tributarias pueden traducirse en situaciones confiscatorias. En este mismo sentido y
como otro matiz del principio de seguridad jurídica, los reenvíos constantes de normas, pueden generar confusión
en los contribuyentes y ante la situación de incerteza, pueden presentarse supuestos confiscatorios. También, otra
manifestación del principio de seguridad jurídica se traduce en la certidumbre de los remedios jurídicos para
impugnar algún acto administrativo, cuestión que si no se presenta, se vulneraría el derecho a la defensa y,
probablemente también, el principio de no confiscación, porque los actos administrativos producirían sus efectos y
se ejecutarían los mismos, afectando severamente a los contribuyentes. El otro matiz que se plantea en relación al
principio de seguridad jurídica es la interdicción de la arbitrariedad, cuestión que si en un sistema tributario, se
producen actuaciones arbitrarias, podrían en su caso presentarse situaciones de vulneraciones al principio de no
confiscación en materia tributaria. En el ordenamiento jurídico venezolano, se han venido regulando de manera
progresiva, obligaciones con características y naturaleza claramente tributaria, en leyes que carecen de contenido
tributario, cuestión que la doctrina ha venido a calificar como la «huida del Derecho Tributario» y, que según cada
uno de los supuestos y de los medios probatorios que presenten los contribuyentes, podría tratarse también de una
trasgresión al principio de no confiscación.

El principio de no confiscación es una medida de la justicia tributaria y uno de sus últimos fines es cumplir con el
ideal de justicia tributaria, además de la protección del derecho a la propiedad privada. El establecimiento de
tributos confiscatorios o el sistema tributario en su conjunto de carácter confiscatorio, trastocaría con el ideal de
justicia tributaria que se pretende en la Constitución española y Constitución venezolana.

Existe también una relación muy cercana entre el principio de no confiscación y el principio de capacidad
contributiva. Podríamos sistematizar por lo menos unas tres teorías, relacionadas a los vínculos que se presentan
entre ambos principios. En primer lugar, una corriente que plantea la negación absoluta del principio de no
confiscación en materia tributaria, por reconducirse el mismo completamente al principio de capacidad
contributiva. En segundo lugar, hay otro sector que plantea que a pesar que el principio de no confiscación puede
considerarse como una reiteración del principio de capacidad económica, se le debe otorgar importancia en la
interpretación que se realiza al principio de capacidad económica. Una tercera postura y a la cual nos adherimos
plantea la autonomía del principio de no confiscación en materia tributaria y que sirve de complemento al principio
de capacidad económica. Parece ser ésta también la postura del Tribunal Constitucional español, Tribunal Supremo
español, Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia venezolano y Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia venezolano.

El principio de no confiscación se relaciona de igual manera con el principio de igualdad en materia tributaria,
reconocido constitucionalmente, tanto por la Constitución española como por el texto constitucional venezolano.
De esta manera, ante situaciones iguales que sean tratadas de forma desigual o situaciones desiguales tratadas de
forma igual conllevaría a una falta de adecuación con el principio de igualdad y, dependiendo cada supuesto,
incluso podrían presentarse situaciones confiscatorias, por el otorgamiento de tratos preferenciales para un grupo de
contribuyentes, en perjuicio de otro sector. El principio de igualdad es uno de los principios básicos por el cual se
entienden otros principios tributarios constitucionalizados, entre los cuales, mencionamos al principio de capacidad
contributiva y al principio de no confiscación en materia tributaria.

Otro principio con el cual posee relación el principio de no confiscación, es el principio de generalidad, base y
sustento del deber general de contribuir y reconocido en ambos textos constitucionales. La relación se sustenta en
que el Estado, con fundamento en el deber general de contribuir, no puede destruir el derecho a la propiedad
privada de los contribuyentes. La debida contribución a los gastos públicos, se debe hacer con el equilibrio entre el
respeto al derecho a la propiedad privada y coadyuvar con el mantenimiento de las finanzas del Estado.

Hay una relación muy estrecha entre el principio de no confiscación y el principio de progresividad. Se ha llegado a
sostener que el techo a la progresividad del sistema tributario se encuentra representado por el principio de
progresividad. Se tratan de dos principios que se complementan entre sí y que buscan cumplir con el ideal de
justicia tributaria.

El otorgamiento de efectos retroactivos a una norma tributaria, podría implicar una transgresión al principio de no
confiscación, dependiendo cada supuesto, debido a que el contribuyente se encontraría sorprendido con el
cumplimiento de una obligación tributaria, que ya tenía certeza de haberla cumplido debidamente. Ahora, no en
todos los casos de normas tributarias de carácter retroactivo, se pueden presentar vulneraciones automáticas al
principio de no confiscación. Esta situación se presentaría sólo en el supuesto de normas de carácter retroactivo que
impliquen el cumplimiento de tributos excesivos y exorbitantes. Allí se encontraría la relación entre el principio
objeto de estudio y el principio de irretroactividad en materia tributaria.

El principio de recaudación eficiente elevado a rango constitucional en la Constitución venezolana, presenta varias
relaciones con el principio de no confiscación, según el matiz y acepción que se trate del mismo. De esta manera,
cuando se logra una recaudación mayor a la que se tenía prevista, probablemente se haga en perjuicio de los
contribuyentes y se pueda tratar de un supuesto confiscatorio. Otra relación que se presenta con el principio de no
confiscación se refiere a la determinación de la obligación tributaria sobre bases presuntivas y no sobre bases
ciertas. En caso que no se respeten los supuestos tasados, se podrían causar efectos confiscatorios en los
contribuyentes. Otra acepción del principio de recaudación eficiente se refiere a la constante profesionalización de
los funcionarios de la Administración Tributaria. Una debida formación profesional de los funcionarios, puede
constituir un indicio de que garantizarán el cumplimiento de los principios que rigen en el Derecho Tributario y,
claro está, del principio de no confiscación. De igual manera, la difusión de la normativa tributaria y la orientación
a los contribuyentes, deben garantizarse para cumplir con el principio de recaudación eficiente y evitar situaciones
de confusión en los mismos, que podrían causarles graves perjuicios en su forma de cumplimiento de los tributos.
El principio de recaudación eficiente sirve como principio colaborador al principio de no confiscación, debido a
que dicta los parámetros a los cuales deben ceñirse las Administraciones Tributarias.

El derecho a la libertad de empresa se encuentra reconocido constitucionalmente en la Constitución española de


1.978 y en la Constitución venezolana de 1.999. Hay una relación clara entre este derecho y el principio de no
confiscación, porque el establecimiento de tributos exagerados o bien, que el sistema tributario en su conjunto sea
considerado exorbitante, constituye un grave obstáculo al ejercicio pleno del derecho a la libertad de empresa. No
puede ejercerse una actividad empresarial libremente, cuando por la vía tributaria se implementan una serie de
tributos que perjudicaría en gran proporción al sector de contribuyentes. Por ello, el derecho a la libertad de
empresa consagrado a nivel constitucional, junto al principio de no confiscación, deben interpretarse de forma
conjunta para de esta manera analizar el bloque de constitucionalidad de las instituciones que operarían a favor del
principio de no confiscación.

El principio de no confiscación se relaciona con el derecho al trabajo en una doble acepción. En primer lugar,
cuando se implementan tributos de forma exagerada o un sistema tributario en su conjunto exorbitante, los
contribuyentes paralizarían sus actividades, entrando en situaciones de concurso, destruyéndose el empleo de los
trabajadores. Por otro lado, se protege la institución del salario, con un respeto a la calidad de vida con los
trabajadores, al no verse erosionado el salario que devengan por la cantidad de tributos a los cuales se encuentran
obligados.

CAPÍTULO III: Aplicación del principio de no confiscación en materia tributaria En el Capítulo III del estudio, se
abordó la aplicación del principio de no confiscación en materia tributaria a diversas instituciones de los sistemas
tributarios español y venezolano, denotándose importantes diferencias en el tratamiento y aplicabilidad del mismo
en ambos ordenamientos jurídicos. En este capítulo se intentó otorgarle una operatividad a este principio,
sistematizando varias categorías tributarias que conforman los sistemas tributarios español y venezolano, en donde
se ha ventilado a nivel jurisprudencial y tratado el principio de no confiscación en materia tributaria. Una mención
especial, debemos hacer sobre los nuevos enfoques de este principio. Nos referimos a su vinculación con la
parafiscalidad, en particular por la situación exagerada de los tributos parafiscales en el ordenamiento jurídico
venezolano y, también, en el campo de la tributación internacional, como uno de los fundamentos de los convenios
para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal y en los Tratados de Promoción y Protección Recíproca
de Inversiones.
Existen diversas teorías sobre la aplicación del principio de no confiscación en materia tributaria. En principio,
existe una teoría que señala la aplicación del principio, únicamente a los tributos individualmente considerados.
Otra teoría, parte del criterio que debe aplicarse a tributos y acumulación de tributos. Por otro lado, se afirma que
debe aplicarse al sistema tributario en su conjunto. Por último, la postura más adecuada es aquélla que señala que el
principio de no confiscación se aplica, tanto a los tributos individualmente considerados como al sistema tributario
en su conjunto.

El principio objeto de estudio, debe aplicarse a las obligaciones tributarias principales y a las obligaciones de
carácter accesorio. Un especial tratamiento, debe tener presente este principio, en los intereses moratorios y
sanciones. Existe una diferencia sustancial en el Derecho español y Derecho venezolano, en relación a las
sanciones, porque en el Derecho español no tiene cabida la aplicación del principio de no confiscación en las
sanciones, pero en el Derecho venezolano, existe jurisprudencia reiterada sobre su aplicación en las mismas.

Partiendo de estas teorías, el principio de no confiscación tiene una aplicación plena y directa en el Impuesto sobre
la Renta de las Personas Físicas, como impuesto directo por excelencia, existiendo algunos pronunciamientos
jurisprudenciales importantes sobre este principio en el Impuesto sobre la Renta, tanto por parte del Tribunal
Constitucional español, como la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia venezolano. Toda la
estructura del tributo, debe adecuarse a este principio, especialmente, en su relación con el mínimo exento,
deducciones, rebajas y recargos. El Tribunal Constitucional español ha señalado una cuestión muy polémica, obvia
y errada, a nuestro criterio sobre el límite máximo en la tributación, representado por el cien por cien (100%) del
tipo medio en el Impuesto sobre la Renta. En el ordenamiento jurídico venezolano, se ventiló un caso emblemático
ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, referido a la situación de los trabajadores
bajo relación de dependencia en el Impuesto sobre la Renta. En este supuesto, la Sala Constitucional, modificó de
oficio el artículo 31 de la Ley de Impuesto sobre la Renta, basándose en sus motivaciones para decir, en los
principios constitucionales tributarios y principios tributarios constitucionalizados, entre los cuales, invocaba al
principio de no confiscación.

En el Impuesto sobre el Patrimonio, también resulta de aplicación el principio objeto de estudio. Existen diferencias
en su tratamiento en España y Venezuela. Este impuesto no se encuentra vigente en el ordenamiento jurídico
venezolano. En el ordenamiento jurídico español, ha tenido un desarrollo importante, aunque en la actualidad, su
recaudación es prácticamente nula. Llama la atención, en el análisis del Derecho español, que la Ley de Impuesto
sobre el Patrimonio, establece un límite a la aplicación conjunta del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas
y el Impuesto sobre el Patrimonio, constituyendo un claro intento del legislador de implementar un límite para el
poder tributario y garantizar un respeto pleno al principio de no confiscación en materia tributaria. En el Proyecto
de Ley de Impuesto sobre Bienes y Derechos Patrimoniales de las Personas Físicas en el ordenamiento jurídico
venezolano, que nunca llegó a entrar en vigencia, se establecían varias situaciones de posibles confiscaciones por
gravarse dos veces, la obtención de rentas. En este Proyecto no se establecía límite alguno en relación al Impuesto
sobre la Renta, tal como se consagra en la Ley de Impuesto sobre el Patrimonio española.

En el Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y Demás Ramos Conexos, existen indicios relevantes, tanto en el
Derecho español como venezolano, sobre una vulneración al principio de no confiscación en materia tributaria,
especialmente, cuando se alude al tema de la valoración de los bienes y las alícuotas impositivas, que llegan a
extremos que podrían despojar a los contribuyentes de su derecho a la propiedad privada.

En el Impuesto sobre Sociedades, también existen algunos supuestos donde debe tenerse presente al principio de no
confiscación. Así, la doble tributación que se produce cuando la sociedad resulta gravada con el Impuesto sobre
Sociedades y luego los accionistas por los rendimientos que generan sus acciones, también deben cumplir con el
Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Hay diferencias importantes en ambos ordenamientos jurídicos,
porque en el Derecho español, se encuentran vigentes el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y el
Impuesto sobre Sociedades, regulados en leyes diferentes. Sin embargo, en el Derecho venezolano, se encuentra
vigente el Impuesto sobre la Renta, regulado en una sola ley.

También, en el Impuesto al Valor Añadido o Agregado, a pesar de tratarse del impuesto indirecto por excelencia, se
debe adecuar a este principio. Aunque, resulta menester señalar que es una tarea más difícil poderlo aplicar al
Impuesto al Valor Añadido , debido a que no se mide de forma directa la capacidad contributiva y deben entrar en
consideración otras instituciones, que podrían desvirtuar el carácter confiscatorio del tributo, tales como las
traslaciones económicas y jurídicas. Por ello, mantenemos el criterio que este tipo de tributos deben adecuarse al
principio objeto de estudio, sólo que con una menor intensidad, por las características particulares de los mismos.

Observamos, que en el ordenamiento jurídico venezolano, uno de los casos más importantes, en donde existe una
gran cantidad de pronunciamientos jurisprudenciales, se refiere precisamente al régimen de retenciones de los
sujetos pasivos calificados como especiales en el Impuesto al Valor Agregado venezolano, por los efectos nocivos
que se causan a los contribuyentes.

En los tributos con fines primordialmente no fiscales, se debe aplicar el principio de no confiscación, aunque con
una menor intensidad. Las finalidades no recaudatorias o no fiscales, no pueden traducirse en una flexibilización en
extremo de los principios constitucionales tributarios y principios tributarios constitucionalizados. Existen
diferentes niveles de aplicación del principio de no confiscación y, en este tipo de tributos, nos encontramos en un
nivel con una menor intensidad de aplicación. El impuesto sobre tierras infrautilizadas de la Comunidad Autónoma
de Andalucía que tanta polémica generó en la doctrina española y su similar impuesto sobre tierras ociosas en el
ordenamiento jurídico venezolano, son típicos ejemplos de categorías tributarias en donde se pretende desconocer
la aplicación plena de los principios constitucionales tributarios y principios tributarios constitucionalizados. Esta
misma situación, ocurre con los tributos medioambientales. Si bien en cierto que estamos de acuerdo con la
implementación de este tipo de tributos, debe hacerse con el respeto a los principios mencionados.

En los tributos municipales, también existen varios supuestos de vulneraciones al principio de no confiscación,
tanto en el Derecho español como venezolano, especialmente, por las alícuotas elevadas que algunos implementan.
El Impuesto sobre Actividades Económicas español, similar al Impuesto sobre Actividades Económicas,
Industriales, de Servicios y de índole similar venezolano, presentan ambos el mismo hecho imponible, constituido
por el mero ejercicio de una actividad económica. La simple realización de una actividad económica no es
presupuesto necesario y obligatorio de la existencia de capacidad contributiva y, por esta razón, podría ¿según cada
situación- presentarse situaciones confiscatorias. De igual manera, para el caso del Impuesto sobre Actividades
Económicas, Industriales, de Servicios y de índole similar venezolano, la configuración de la base imponible,
representada por los ingresos brutos efectivamente percibidos puede también generar efectos confiscatorios en los
contribuyentes. Este tipo de base imponible, no sólo se establece en este supuesto de tributación municipal, sino
que coexiste con otros tributos, que también presentan como base imponible a los ingresos brutos, especialmente
denotamos esta situación en el campo de la parafiscalidad.

El Impuesto sobre el Incremento de Valor de Bienes de Naturaleza Urbana español es otro tributo en donde existen
ciertos indicios de posibles efectos confiscatorios a los contribuyentes, básicamente porque se gravan rentas
nominales y ficticias. Este tipo de impuesto no se encuentra implementado en el ordenamiento jurídico venezolano,
pero sí en el impuesto sobre la renta, donde se tiene establecido el mecanismo de ajuste por inflación fiscal,
precisamente para evitar que se produzcan situaciones confiscatorias.

El resto de categorías tributarias, como las tasas y las contribuciones especiales, deben un respeto íntegro a este
principio, aunque sea más difícil medir su nivel de incidencia. También en las tasas y en las contribuciones
especiales, tiene cabida el principio de no confiscación en materia tributaria. En el caso de las tasas, existen
pronunciamientos jurisprudenciales de gran interés por parte de la jurisprudencia española y venezolana. Así,
encontramos varias sentencias del Tribunal Constitucional español, donde se han cuestionado tasas y se ha hecho
referencia ¿aunque de forma escueta- al principio de no confiscación. En estas sentencias se logró un avance en el
tratamiento del principio, al vincularlo con la prohibición de doble imposición. También, en la jurisprudencia
venezolana, encontramos pronunciamientos polémicos en supuestos donde se impugnaban tasas. De esta forma, en
una sentencia de gran interés de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, se vinculó el
principio de no confiscación con el principio de legalidad tributaria, estableciéndose que por exigirse unas tasas no
sustentadas en normativa legal alguna, se produce una confiscación.

Para los tipos de tributos representados por las contribuciones especiales, el principio de no confiscación también
debe regir en esta categoría de tributos, pero con una menor intensidad, por las características particulares de estas
contribuciones. Parte de la doctrina, aboga por la adecuación de las contribuciones especiales a este principio, pero
sólo en supuestos desproporcionados de estas contribuciones. A nivel jurisprudencial, existen precedentes, tanto
por parte del Tribunal Supremo español, como por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. En este
sentido, el Tribunal Supremo español, desestimó la alegación de vulneración al principio de no confiscación en una
contribución especial. La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, fue más extensa en el análisis del
principio de no confiscación y su alegación en la Contribución al Consumo de la Cerveza. En esta sentencia, afirmó
la Sala ¿a nuestro entender de forma errónea- que el principio de no confiscación no solamente debe aplicarse a los
tributos, sino que también debe extenderse a las sanciones. Resalta de esta decisión que constituyó un avance en la
jurisprudencia venezolana, sobre la aplicación de este principio, aunque con un criterio ¿tal como hemos
comentado- erróneo.

Un sector en donde hay coincidencia por el nivel de litigiosidad de los tributos que lo regula, se trata del sector del
juego. La tributación en este sector, tanto en el ordenamiento jurídico español como venezolano, ha sido
cuestionada de forma reiterada, invocándose ¿entre otras cuestiones- al principio de no confiscación en materia
tributaria. La jurisprudencia en esta materia es extensa. En el caso del Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo
español, el desarrollo a nivel jurisprudencial ha sido escueto, por no profundizarse en la delimitación del referido
principio. A pesar de la extensa cantidad de sentencias, en donde la parte recurrente ha alegado este principio,
observamos poco desarrollo a nivel argumentativo. También, ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, se ha cuestionado la constitucionalidad de la Ley de Impuesto a las Actividades de Juegos de Envite y
Azar, sustentándose principalmente en la trasgresión al principio de no confiscación en materia tributaria, por las
alícuotas altas y exorbitantes que se regulan en esta ley, además de los supuestos de responsabilidad solidaria que
se presentan en la misma. También, un indicio de disposición que podría constituir una falta de adecuación al
principio objeto de estudio, se trata de aquellas disposiciones que prohíben la deducibilidad del impuesto especial
en el impuesto sobre la renta. Tal es el caso, de la Ley de Impuesto a las Actividades de Juegos de Envite y Azar,
donde se preceptúa que este impuesto no será deducible del impuesto sobre la renta, cuando la Ley de Impuesto
sobre la Renta venezolana, permite dentro de las deducciones posibles, los tributos pagados por los contribuyentes,
salvo algunas excepciones en materia imposición indirecta.

El principio de no confiscación presenta una relación directa y constituye un freno al establecimiento exagerado,
desordenado y caótico de los tributos parafiscales. La parafiscalidad tiene un auge e importancia en mayor
proporción en el ordenamiento jurídico venezolano en comparación con el ordenamiento jurídico español. Por ello,
una de las principales novedades de esta investigación se trató precisamente en demostrar que el cúmulo exagerado
de contribuciones parafiscales en el Derecho venezolano, está conllevando a una erosión progresiva del derecho a
la propiedad privada de los contribuyentes y, por ende, una trasgresión al principio de no confiscación. En los
últimos años, en el ordenamiento jurídico venezolano, producto del excesivo intervencionismo del Estado, han ido
apareciendo de forma progresiva, exagerada e ilimitada, una serie de contribuciones parafiscales, especialmente
dirigidas a las personas jurídicas, tratando incluso de disimilar la naturaleza jurídica tributaria de las mismas, para
intentar no aplicarle los principios constitucionales tributarios y principios tributarios constitucionalizados y,
especialmente, el principio de no confiscación en materia tributaria. Tal es el caso, de los mal denominados
«aportes», de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, Ley Orgánica de Drogas, Ley del Deporte,
Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Pesca y Acuicultura, Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de
Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat.

Los mecanismos correctivos de los efectos de la inflación, principalmente en países con economías inflacionarias
altas, resulta necesaria su regulación, para evitar que se causen graves perjuicios a los contribuyentes.

El principio de no confiscación también tiene un campo de aplicación en los supuestos de doble imposición y
plurimposición. Por ello, parte de la doctrina ha afirmado ¿a nuestro entender de forma correcta- que el principio de
prohibición de doble imposición constituye una derivación del principio de no confiscación. La jurisprudencia
española ha afirmado que si mediante la acumulación de diversas figuras tributarias se privan a los sujetos pasivos
de sus rentas y propiedades, se producirían los efectos confiscatorios. De igual manera, en la jurisprudencia
venezolana, también se ha reconocido de forma indirecta que la prohibición de doble imposición se encuentra
consagrada en la Constitución Nacional, como una manifestación de los principios de capacidad contributiva, no
confiscación en materia tributaria y progresividad. La prohibición de doble imposición y plurimposición en los
Estados compuestos, donde se gravan por diferentes niveles de los poderes públicos a los contribuyentes, constituye
una muestra clara de derivación de los principios de capacidad económica y no confiscación en materia tributaria.

Otro de los aportes principales de esta investigación se centró en la aplicación del principio de no confiscación en la
tributación internacional. Específicamente, podemos ubicar varios matices de este principio en el campo de la
tributación internacional. Tal como ha mencionado parte de la doctrina, constituye uno de los fundamentos de los
convenios para evitar la doble imposición internacional y prevenir la evasión fiscal, al evitar que varios Estados
quieran gravar una misma manifestación de riqueza o bien, se establezcan los mecanismos correspondientes para
evitar la doble imposición internacional. El fin último que se busca es precisamente evitar la erosión del derecho a
la propiedad privada de los contribuyentes en el campo de la tributación internacional. Y, también, el principio de
no confiscación ha venido siendo tratado en los últimos años, en los Tratados de Promoción y Protección Recíproca
de Inversiones, obteniendo un matiz y una nueva visión el mismo, lo cual constituye uno de los principales aportes
de esta investigación.

En relación a los Tratados de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, se trata de uno de los aspectos más
novedosos del principio de no confiscación en materia tributaria. Con estos Tratados, se busca salvaguardar las
inversiones extranjeras en los Estados y evitar que se produzcan confiscaciones, expropiaciones o cualquier otro
modo de adquisición de propiedad por parte de los Estados a las inversiones que realizan los inversionistas
extranjeros. La vía tributaria queda excluida ¿en principio- de la aplicación de esta protección, salvo que por esta
vía se produzca una expropiación. Así, si bien la terminología expropiación, no resulta correcta a nuestro entender,
dado que posee otro significado en el Derecho Administrativo, simplemente entendemos que se pretende con estos
Tratados que un tributo, acumulaciones de tributos o el sistema tributario en su conjunto, no produzcan efectos
confiscatorios. Al fin y al cabo, lo que se trata es de otorgarle operatividad del principio de no confiscación en
materia tributaria y resaltar la necesidad de su protección. Actualmente, se encuentra vigente el Acuerdo para la
Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, entre el Reino de España y la República de Venezuela, suscrito
en Caracas el 02 de noviembre de 1995 y donde se prohíben las nacionalizaciones, expropiaciones o cualquier otra
medida con características o efectos similares, entre las cuales, entendemos se encuentra la vía tributaria. También,
en el Derecho interno venezolano, en la Ley para la Promoción y Protección de Inversiones, se establece que los
tributos no pueden tener efectos confiscatorios. Tampoco, puede modificarse el poder tributario de los Estados, por
los Tratados de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, dado que son los únicos que poseen la soberanía
y el poder para establecer y exigir tributos, pero respetándose el principio de no confiscación y prohibiéndose
tributos excesivos que puedan asimilarse a un modo de adquisición de propiedad.

La posibilidad del establecimiento de un límite máximo a la tributación ha sido una de las cuestiones más
controversiales en relación al principio de no confiscación en materia tributaria. La discusión se centra en la
complejidad de poder implementar un límite máximo general que sirva a todas las categorías tributarias y la
arbitrariedad que ello representaría, podría generar también situaciones de injusticia tributaria. Nosotros abogamos
por la implementación del referido límite, por la vía de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español y la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, según cada supuesto que se presente y los medios
probatorios que aporten los contribuyentes. Esta delimitación puede comenzar con los impuestos de carácter directo
y luego seguir con el resto de categorías tributarias. La evaluación del límite máximo a la tributación también debe
realizarse con el sistema tributario en su conjunto, demostrando ¿en su momento-, el contribuyente, por las vías
probatorias que posea, la destrucción de su derecho a la propiedad privada, por la cantidad de tributos a los cuales
se encuentra sometido.

CONCLUSIONES Primera.- El principio de no confiscación en materia tributaria debe ubicarse dentro de la


categoría de principios tributarios constitucionalizados y esta terminología representa la más adecuada para su uso.
Puede ser catalogado como principio, al tener carácter general, abstracto y repetitivo. Este principio presenta una
significación en diversas ramas del Derecho, a saber, en el Derecho Administrativo, Derecho Penal, Derecho Civil
y Derecho Internacional Público. Sin embargo, presenta rasgos especiales en el Derecho Tributario, como principio
tributario constitucionalizado que a pesar de su autonomía, necesita el auxilio y apoyo de otros principios para
lograr su aplicación plena.
Segunda.- Existen similitudes y diferencias en el tratamiento del principio de no confiscación en materia tributaria
en los ordenamientos jurídicos español y venezolano. En ambos países se encuentra reconocido
constitucionalmente, lo cual representa la principal similitud. La evolución histórica-constitucional ha estado
marcada por varios hitos importantes, pero hay que situar su aparición en la Constitución Española de 1.978 y en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1.999, aunque hay que decir que anteriormente venía
siendo tratado desde el punto de vista jurisprudencial en el Derecho venezolano.

Tercera.- El principio de no confiscación se analiza en el ámbito de la materia tributaria, compuesta por impuestos,
tasas, contribuciones especiales y tributos parafiscales. Se deslinda de esta manera, el principio de no confiscación,
para estudiarlo en este campo específico del conocimiento. En ambos ordenamientos jurídicos, existen figuras
huidizas que tratan de disimilar su naturaleza tributaria para no aplicar los principios constitucionales tributarios y
principios tributarios constitucionalizados. La necesidad de un sistema tributario racional es imprescindible para
lograr una aplicación efectiva y plena del principio de no confiscación. Cuarta.- El principio de no confiscación en
materia tributaria constituye un límite al ejercicio del poder tributario y a la progresividad del sistema tributario.
Busca la protección del derecho a la propiedad privada de los contribuyentes y presenta una estrecha relación con el
principio de capacidad contributiva y con el principio de igualdad. La no confiscación también opera en los
ordenamientos jurídicos español y venezolano, donde se respeta y garantiza el derecho a la libertad de empresa y el
derecho al trabajo. De igual forma, el análisis de un principio que rige en el Derecho Tributario, no puede hacerse
de forma individual, sino de manera holística, interpretando en su conjunto los principios constitucionales
tributarios y principios tributarios constitucionalizados. Por ello, el principio de no confiscación está relacionado
con los principios de legalidad tributaria, seguridad jurídica, justicia tributaria, capacidad contributiva, igualdad,
generalidad, progresividad, irretroactividad en materia tributaria y recaudación eficiente, vigentes en ambos
ordenamientos jurídicos.

Quinta.- El principio de no confiscación en materia tributaria debe aplicarse a los tributos individualmente
considerados, a la acumulación de tributos y al sistema tributario en su conjunto, para así lograr que todas las
figuras tributarias vigentes en los ordenamientos jurídicos español y venezolano, puedan adaptarse plenamente a
este principio. Existe una diferencia sustancial en el tratamiento de este principio en el Derecho español y Derecho
venezolano. Este principio no tiene cabida en las sanciones para el caso del Derecho español. Sin embargo, la
jurisprudencia venezolana de forma reiterada ha venido estableciendo el criterio de aplicar el principio de no
confiscación en el ámbito sancionador, lo cual resulta perturbador y contraproducente. Esta jurisprudencia debe ser
corregida y lo suyo, sería aplicar el principio de proporcionalidad del Derecho Administrativo Sancionador y no el
principio de confiscación.

Sexta.- El principio de no confiscación en materia tributaria tiene una aplicación con mayor intensidad, en el caso
de tributos directos como el Impuesto sobre la Renta, debido a que se trata de un tributo que mide con mayor
precisión la capacidad contributiva de los contribuyentes. Observamos similitudes en la adaptación de los
Impuestos sobre la Renta, en el Derecho español y venezolano. Sin embargo, la jurisprudencia española con un
criterio equivocado en sus sentencias, ha tomado como referencia la renta, a los fines de medir los límites máximos
de la tributación, representado un tipo medio del cien por cien (100%) de la renta, cuestión que constituye una
obviedad, al establecerse este límite y un criterio erróneo, al tomar en consideración el tipo medio. La SC del TSJ
venezolano, no ha tenido pronunciamiento alguno relativo al límite máximo cuantitativo, cuestión que podría
iniciar estos recorridos con la tributación directa, para delimitar de una mejor manera el principio de no
confiscación. Un caso emblemático en la imposición a la renta en el ordenamiento jurídico venezolano es el
supuesto de los trabajadores bajo relación de dependencia, el cual ha tenido repercusiones importantes en la
doctrina y jurisprudencia venezolana. La tributación en este sector debe exigirse de la forma más racional y
equilibrada posible, para evitar que se afecte a la mayoría de la población.

Séptima.- La relación entre el principio de no confiscación en materia tributaria y el mínimo exento es directamente
proporcional. El establecimiento de mínimos exentos bajos puede conllevar a situaciones confiscatorias. Por ello, la
determinación de los mínimos exentos debe hacerse respetando en todo momento el principio de no confiscación en
materia tributaria y teniendo en consideración indicadores económicos que sean una referencia precisa sobre los
gastos necesarios y vitales para los contribuyentes. No solamente se producen situaciones confiscatorias por
alícuotas altas y desproporcionadas. También, por mínimos exentos demasiado reducidos que no garanticen una
subsistencia digna a los contribuyentes.

Octava.- Existe una diferencia importante en el tratamiento del principio de no confiscación en los ordenamientos
jurídicos español y venezolano. En el caso del Derecho español, la Ley de Impuesto sobre el Patrimonio establece
una disposición de límites entre el Impuesto sobre el Patrimonio y el Impuesto sobre la Renta de las Personas
Físicas, la cual, a nuestro entender es una manifestación del principio de no confiscación en materia tributaria. Sin
embargo, en el Derecho venezolano, la regulación en esta materia es nula, dado que no se encuentra implementado
el Impuesto sobre el Patrimonio. En una futura creación del Impuesto sobre el Patrimonio en el ordenamiento
jurídico venezolano, debe tomarse en consideración este tipo de límites que se crean entre el Impuesto sobre el
Patrimonio y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. En este sentido, se debería seguir la misma regla
prevista en el ordenamiento español, consistente en establecer el límite a la confiscación en el Impuesto sobre el
Patrimonio conjuntamente con el Impuesto a la Renta, pues el Impuesto sobre el Patrimonio se paga con la renta.

Novena.- Se propone una reforma del Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y Demás Ramos Conexos en el
ordenamiento jurídico venezolano que se centre en una reducción de las alícuotas impositivas, las cuales en algunos
casos podrían conllevar a situaciones confiscatorias y en los métodos de valoración de bienes, a los efectos de
incluirlos en la base imponible de este impuesto, debido a que no existe certeza en la determinación de estos
valores por parte de la Administración Tributaria.

Décima.- El principio de no confiscación en materia tributaria debe aplicarse también a los impuestos indirectos,
especialmente, al Impuesto al Valor Agregado, vigente en ambos ordenamientos jurídicos. Sin embargo, esta
aplicación se realizará con un menor nivel de intensidad por las características particulares de este tipo de tributos.
En el caso venezolano, uno de los supuestos más trascendentales de vulneración a este principio está representado
por el régimen de los contribuyentes especiales en el Impuesto al Valor Agregado. Se propone en una eventual
reforma, la supresión del mecanismo de retenciones en el régimen de los contribuyentes especiales del Impuesto al
Valor Agregado, el cual causa efectos nocivos en ciertos sectores de contribuyentes.

Décima primera.- La implementación de tributos con fines primordialmente no fiscales no puede suponer una
ausencia de aplicación del principio de no confiscación en materia tributaria. La creación de tributos, como el
Impuesto sobre Tierras Infrautilizadas en España y el Impuesto sobre Tierras Ociosas en Venezuela, que pretenden
una flexibilización del principio de no confiscación atendiendo a los fines no fiscales de los mismos, podrían
conllevar a situaciones confiscatorias. La misma situación ocurre con la tributación medioambiental. Estamos de
acuerdo con la creación y establecimiento de tributos medioambientales ¿tema incipiente en el Derecho
venezolano-, pero siempre bajo la adecuación a estos principios que rigen en el Derecho Tributario y,
especialmente, al principio de no confiscación. En estos casos, al igual que con las tasas y contribuciones
especiales, lo que sucede es que se aplica el principio de no confiscación con matices y una intensidad distinta.

Décima segunda.- El principio de no confiscación ha tenido una particular relevancia en el ámbito de la tributación
municipal en ambos ordenamientos jurídicos. La mayor cantidad de pronunciamientos jurisprudenciales los
encontramos en el Impuesto sobre Actividades Económicas, vigente en los ordenamientos jurídicos español y
venezolano. La estructura de este impuesto, donde el hecho imponible está representado por el mero ejercicio de
actividades económicas, en algunos supuestos ¿dependiendo el caso concreto- podría generar efectos confiscatorios
en los contribuyentes. La base imponible representada por los ingresos brutos efectivamente percibidos en el
impuesto venezolano ha generado importantes cuestionamientos, planteándose la vulneración al principio de no
confiscación. En una sentencia de interés de la SC del TSJ venezolano, se planteó en un supuesto de la
Contribución Municipal a la Cerveza, la violación al principio de no confiscación, por vulnerarse el principio de
legalidad en materia tributaria. Se trata de una cuestión con la que no estamos de acuerdo, debido a que no en todos
los supuestos de falta de adecuación al principio de legalidad en materia tributaria se podría considerar que se
producen efectos confiscatorios. Eso dependerá de cada caso en particular y si realmente se trata de un tributo que
agote el derecho a la propiedad privada del contribuyente. Otro tributo que ha sido cuestionado en el ordenamiento
jurídico español ¿ausente en el ordenamiento jurídico venezolano- ha sido el Impuesto sobre el Incremento de
Valor de Terrenos de Naturaleza Urbana, por gravarse incrementos de valores nominales y ficticios y no tomar en
consideración los efectos inflacionarios. Sin embargo, en los pronunciamientos jurisprudenciales, a pesar de haber
sido una gran oportunidad para que el TC español desarrollara con mayor detalle este principio, no se analiza el
principio de no confiscación en materia tributaria.

Décima tercera: El principio de no confiscación ha jugado un papel trascendental en la tributación sobre el juego,
singularmente en el Derecho venezolano. Hay coincidencia en el tratamiento otorgado en ambos ordenamientos
jurídicos, principalmente, a nivel jurisprudencial. El Tribunal Supremo español y TC español se han pronunciado
en reiteradas oportunidades en sentencias relativas a los tributos sobre el juego. Sin embargo, los pronunciamientos
han sido escuetos y con pocos detalles en las precisiones del principio de no confiscación en materia tributaria.
También, la posición de la SC del TSJ venezolano ha sido similar, al no atreverse a establecer criterios concretos de
vulneración del principio de no confiscación. Se ha limitado a mantener el criterio de la prueba para saber si existe
confiscación o no. En el supuesto de la Ley de Impuestos a las Actividades de Juegos de Envite y Azar, existen
alícuotas desproporcionadas y, evidentemente, con resultados que desde el punto de vista pragmático, pueden
conllevar a situaciones confiscatorias. De igual manera, la creación de normas que prohíban la deducibilidad de
este impuesto en el Impuesto sobre la Renta ¿tal como sucede con la Ley de Impuestos a las Actividades de Juegos
de Envite y Azar- se considera que constituye una norma con indicios de producir efectos confiscatorios.

Décima cuarta.- La parafiscalidad es otra institución que requiere un freno en el ordenamiento jurídico venezolano.
En España, tuvo su auge en su momento, en los años sesenta, pero hoy, quedan pocas contribuciones parafiscales.
Consideramos que el principio de no confiscación en materia tributaria también debe aplicarse a las contribuciones
parafiscales y seguimos la tesis que ubica las contribuciones parafiscales dentro de la clasificación tripartita, como
impuestos, tasas o contribuciones especiales, según la naturaleza del tributo que se trate. La parafiscalidad en el
ordenamiento jurídico venezolano está creciendo de forma exponencial, producto del intervencionismo del Estado
y requiere, de forma urgente un límite para evitar que sigan produciéndose situaciones confiscatorias.

Décima quinta.- La inflación en el Derecho Tributario genera efectos nocivos en los contribuyentes, por ello, es
preceptivo el establecimiento de mecanismos que corrijan la inflación ¿tal es el caso, en el ordenamiento jurídico
venezolano, del ajuste por inflación fiscal-, para que se eviten efectos confiscatorios, especialmente, en países con
economías inflacionarias.

Décima sexta.- La prohibición de doble imposición y plurimposición es una derivación, por un lado, del principio
de no confiscación en materia tributaria y, por otro, del principio de capacidad contributiva. Las acumulaciones de
tributos establecidos por diferentes niveles de gobierno, pueden causar efectos confiscatorios y dentro de los
sistemas tributarios español y venezolano, deben plantearse mecanismos correctivos de esta situación,
vinculándolos directamente con el principio de no confiscación. Una medida aceptable sería la prohibición de
dobles imposiciones, derivadas de la duplicidad de hechos imponibles, como se prevé en España en el artículo 6.2 y
6.3 de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas.

Décima séptima.- El principio de no confiscación ha pasado por una evolución llena de complejidades, ausencia de
reconocimiento y reconocimiento dentro de los sistemas tributarios español y venezolano. El último estadio de su
evolución, se encuentra en el campo de la tributación internacional, con diferentes matices. Por un lado, como uno
de los fundamentos de los Convenios para Evitar la Doble Imposición y Prevenir la Evasión Fiscal, al prohibir que
diferentes Estados graven una misma manifestación de riqueza y un mismo hecho imponible o bien, estableciendo
los mecanismos correctivos para que ésto no genere efectos confiscatorios. Por otro lado y como un aspecto
novedoso en su tratamiento, en los Tratados de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones. Por la vía
tributaria, no pueden causarse efectos confiscatorios a los inversionistas extranjeros, ya que lo contrario conllevaría
a una vulneración no sólo del Derecho interno, sino también de tales Tratados de Promoción y Protección
Recíproca de Inversiones. Esta protección adicional a los inversionistas extranjeros también se encuentra
reconocida en el ordenamiento jurídico venezolano, al señalarse en la Ley para la Promoción y Protección de las
Inversiones que los tributos no pueden tener efectos confiscatorios.

Décima octava: La posibilidad del establecimiento de un límite máximo a la tributación ha sido cuestionada desde
distintos puntos de vista. Sin embargo, consideramos y abogamos por el establecimiento de este límite máximo a la
tributación, especialmente por las situaciones confiscatorias que de forma exponencial han ido creciendo en el
ordenamiento jurídico venezolano. De esta forma, se puede otorgar operatividad a este principio, donde la labor de
fijación de límites puede empezar por los tributos de carácter directo, como el Impuesto sobre la Renta y, luego
continuar con el resto de categorías tributarias para proseguir con la labor de evaluar el sistema tributario en su
conjunto. Estos límites deben establecerse por la vía jurisprudencial, especialmente, por los Tribunales
Constitucionales de ambos países, con los medios probatorios que aporten los contribuyentes

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