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Epidemiología 1
Diagnóstico 2
Historia natural de la infección 3
VIH en niños 6
Tratamiento 6
Prevención 9
Hechos destacados 11
Bibliografía 12
Tablas (3) y Figuras (1) 13-15
Epidemiología.
La infección por VIH es una pandemia generalizada que abarca a todos los países, por lo
que toda la población mundial está en riesgo potencial. Si bien se describió clínicamente
a principios de la década de 1980 en Occidente, se considera que apareció en África
varias décadas antes; datos recientes señalan que habría empezado su expansión en
Kingshasa, actual República Democrática del Congo a inicios de la década de 1920
teniendo como fuente a retrovirus similares que infectaban simios y mutaron a cepas
infectantes, patogénicas para el ser humano y transmisibles entre ellos (1).
ONUSIDA estimaba que a fines de 2014 había 36.9 millones de infectados, la gran
mayoría en África Subsahariana (70%), pero con una significativa disminución en el
número de casos nuevos y muertes, especialmente en niños (2). Una proporción
importante de los infectados, en algunas regiones mayoritaria, no están diagnosticados.
La Tabla 18-2 muestra las estadísticas mundiales de ese momento según ONUSIDA.
La infección se transmite por diversas vías, siendo la vía sexual la más frecuente y
trascendente; otras corresponden a transmisión vertical y transmisión sanguínea. Esta
última tiene 2 componentes: (1) transfusión de sangre y hemoderivados contaminados,
problema prácticamente resuelto, excepto en países de muy bajo desarrollo y (2) uso de
drogas endovenosas, en que se comparten las agujas utilizadas en el proceso. Un cuarto
mecanismo, relevante en la atención de salud, es el riesgo laboral luego de accidentes
cortopunzantes con material contaminado proveniente de pacientes infectados, con un
riesgo promedio de 0.3% por cada evento.
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incrementan el riesgo.
Diagnóstico de laboratorio.
Hay varios métodos para diagnosticar la infección por VIH. Básicamente se pueden
detectar anticuerpos anti VIH o detectar la presencia del virus en sangre o en otros
fluidos biológicos por ampliación génica cualitativa (PCR) o cuantitativa (carga
viral).
Otra forma menos usada de pesquisar el virus en sangre es detectar al antígeno p24 del
VIH, pero es menos sensible, aunque es complementaria a la detección de anticuerpos en
los métodos de tamizaje actuales. Los anticuerpos se detectan por método de ELISA,
prueba de alta sensibilidad y especificidad que, sin embargo, requiere confirmación con
métodos más precisos para descartar los raros casos de falsos positivos o para establecer
si hay o no infección en caso que la técnica ELISA muestre un resultado indeterminado.
La confirmación se puede hacer por diversos métodos, siendo los más usados el Western
Blott y la inmunofluorescencia.
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efectividad del tratamiento antirretroviral, cuya meta es lograr la mínima replicación viral
posible (carga viral indetectable en sangre) en forma segura y sostenida en el tiempo.
Una técnica más compleja y cara, la fenotipificación, puede determinar no sólo una
correlación entre mutación y resistencia, sino el efecto directo sobre la replicación viral
en presencia de un determinado antirretroviral. La genotipificación clásica requiere de
presencia de virus en sangre en una cantidad determinada que permita la amplificación,
por lo que no se puede realizar cuando ésta es indetectable. Una nueva técnica permite
realizarla en estos caso ya que lo que se amplifica es el material génico viral
transformado en ADN e integrado al de las células infectadas, (DNA proviral) [3].
Esta dada por la secuencia de eventos que llevan a una disrupción de la inmunidad,
especialmente celular, representada por la destrucción de los linfocitos T de ayuda (CD4).
No hay un mecanismo único de destrucción pero parece primar la apoptosis celular más
que la destrucción directa por acción viral ya que sólo una minoría de estos linfocitos está
activamente infectada aún en fase avanzada; una vez depletadas las reservas tímicas, la
producción de CD4 se ve drásticamente disminuida. Clínicamente las secuencias de
estados corresponden a las fases de primoinfección, período de latencia clínica y período
de manifestaciones clínicas posteriores.
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Período de latencia clínica. Esta fase se presenta desde un comienzo, en aquellos casos
sin la fase de primoinfección sintomática, o cuando ésta ha terminado y se caracteriza por
ausencia de manifestaciones clínicas. Ha habido recuperación, generalmente no
completa, del nivel de inmunidad celular lo que explica este estado asintomático. La
duración de este período es variable y no están totalmente definidos los factores que
intervienen en su duración. En general dura entre 5 y 8 años para la mayoría, pero hay
una minoría de rápido deterioro inmunológico (~5%), los progresores rápidos y otra
minoría similar en que luego de más de 10 años de infección no experimentan deterioro
inmunológico significativo y se mantienen asintomáticos, los progresores lentos. Un
subgrupo de éstos, que se mantienen espontáneamente con cargas virales sanguíneas
indetectables por largos períodos en ausencia de terapia se denominan “elite”.
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En esta fase sintomática de la infección la serología es positiva, la carga viral y CD4 son
variables pero habitualmente la primera es alta (>100.000 copias por ml) y el segundo
bajo (< 200 cél. por ml).
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humoral. Puede manifestarse precozmente post parto en los raros casos de infección
intrauterina precoz y la mayoría de los casos infectados en el parto tienen complicaciones
meses más tarde. Las manifestaciones más frecuentes son PCP, neumonía intersticial
linfocítica, infecciones bacterianas recurrentes, emaciación, retardo en el desarrollo,
candidiasis y encefalopatía. No se usa la clasificación de adultos. El manejo tiene
principios similares que en adultos pero con particularidades, como es el complejo
aspecto de terapia medicamentosa crónica, con variación de dosis a largo plazo según
variaciones naturales de peso y toxicidad. En países con pesquisa de infección materna en
embarazadas y terapia antirretroviral garantizada para prevenir transmisión vertical y
reemplazo seguro de lactancia materna, se ha observado una dramática disminución en la
tasa de infección en niños.
Manejo de la infección por VIH.
En el paciente asintomático el manejo de la infección por VIH implica una evaluación del
estado general y el funcionamiento de los principales sistemas, la pesquisa de
comorbilidades infecciosas que pudieran reactivarse (tuberculosis, hepatitis B y C,
sífilis, toxoplasmosis y eventualmente enfermedad de Chagas), la determinación del
estado inmune y la cuantificación de la carga viral. Si el paciente está sintomático
debe procederse adicionalmente al diagnóstico y tratamiento de la condición responsable
de estos síntomas. Se puede evitar la reactivación de ciertas infecciones asintomáticas
presentes con quimioprofilaxis (tuberculosis con isoniacida, PCP y toxoplasmosis con
cotrimoxazol)
Los principios básicos de la terapia antiretroviral son: (i) tratamiento combinado con
varias drogas (usualmente 3); (ii) tratamiento permanente y (iii) necesidad de un alto
grado de adherencia o cumplimiento (>95%) tanto en las dosis, como en los horarios y la
continuidad (sin interrupciones). Ha habido un espectacular desarrollo de medicamentos
antirretrovirales, tanto en número como en mecanismos y sitios de acción. Actualmente
hay 6 familias de antiretrovirales aprobados y con uso clínico, en orden de aparición son:
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Todos actúan interfiriendo diversos procesos del ciclo de replicación viral y no en las
células hospederas. Hace excepción la inhibición del co-receptor que actúa a nivel de la
célula CD4. El tratamiento estándar implica el uso de medicamentos de al menos 2
familias de antiretrovirales. Actualmente lo más habitual es que se usen 2 IN[t]TR más
1 INNTR o 1 inhibidor de proteasa o 1 II. La mayoría de los inhibidores de proteasas
actuales se usan asociados a dosis bajas de ritonavir (otro IP), no con el objeto de sinergia
farmacodinámica sino como refuerzo farmacocinético, ya que aumenta
significativamente los niveles del IP en uso y asegura niveles terapéuticos.
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de 5.000 pacientes que recibe terapia gratuita en el sistema público de salud, el 41%
cambia su terapia, casi la mitad por toxicidad de la misma. Los efectos adversos más
frecuentes son hematológicos (anemia), alergia, toxicidad neurológica central y
periférica, dislipidemia y disposición adiposa anormal en el cuerpo (lipodistrofia) [7].
Cada antirretroviral y cada combinación tienen un perfil de efectos adversos ya definido.
Además, muchas de los antirretrovirales, especialmente los IPs, interactúan adversamente
entre ellos y con otros medicamentos, lo que requiere un juicioso análisis de la
medicación de cada paciente. Tampoco es uniformemente efectiva, ya que aún con los
mejores esquemas terapéuticos no se sobrepasa el 90% de indetectabilidad viral en
plasma o un grado de recuperación inmune sostenido. Requisito esencial para esta
supresión de la replicación viral es el más completo cumplimiento posible de la
indicación medicamentosa, mayor que para casi cualquiera otra enfermedad. Basta una
mínima disminución de la adherencia para perder una adecuada supresión viral. El
monitoreo de la terapia se hace con evaluación periódica clínica, determinación de
la carga viral y del nivel de linfocitos CD4. Así, se puede determinar el resultado del
tratamiento basado en una respuesta clínica, virológica e inmunológica.
La mayoría de las veces en que una terapia fracasa se debe a que se ha desarrollado
resistencia a los medicamentos en uso, aunque en menor grado con los inhibidores de
proteasas; sin embargo, un fracaso virológico no necesariamente es sinónimo de
surgimiento de resistencia. Dado que este surgimiento depende de la presión
antimicrobiana sobre el VIH, si la adherencia ha sido muy pobre puede ocurrir que no se
haya desarrollado resistencia pues la presión antimicrobiana fue insuficiente. Elegir un
nuevo esquema antiretroviral sobre la base de uso previo de medicamentos, como se hace
aún en muchos lugares, conlleva el riesgo cierto de terapia insuficiente, pues uno o más
de los medicamentos elegidos puede ya no ser activo. La mejor solución actual al
problema es la detección de mutaciones asociadas a resistencia a través del examen
de genotipificación, que permitirá seleccionar medicamentos con mayor posibilidad de
actividad antirretroviral. Hasta el momento la resistencia primaria - resistencia a
antirretrovirales previo al inicio de una terapia antirretroviral - es poco frecuente, pero
puede llegar a un nivel tal que se haga imprescindible determinar el perfil de mutaciones
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Por ser ésta una terapia de por vida, al menos con las drogas actuales, aún no se ha
podido establecer la toxicidad a más largo plazo. La terapia antirretroviral es un campo
enormemente dinámico por lo que sin duda surgirán prontamente nuevas drogas de
mayor potencia y seguridad que podrán incluso cambiar los paradigmas terapéuticos
actuales. El principal desafío actual, en ausencia de una vacuna eficaz - que no se avizora
disponible a corto plazo- es promover la prevención, el diagnóstico precoz y la
ampliación del acceso a terapia a nivel mundial.
Prevención
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Parecería simple prevenir la infección por VIH al evitar lo siguiente: relaciones sexuales
con personas infectadas; drogadicción endovenosa compartida; recepción de órganos y
hemoderivados de personas infectadas; embarazo y lactancia por parte de una mujer
infectada no tratada y, para la minoría de la población que ejerce funciones de atención
de enfermos, evitar accidentes laborales de riesgo. El problema es que estas actividades
son de diaria ocurrencia para la población y que el componente sexual o de uso de
drogas forma parte de los aspectos más íntimos de las personas, difíciles de intervenir o
modificar ya sea por iniciativa individual o por campañas masivas. La prevención ideal
sería la inmunización.
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El compromiso específico del sistema inmune por el virus (CD4 y macrófagos) impide
una respuesta defensiva apropiada y mantenida. Además, el carácter persistente de la
infección por VIH, que suele dar manifestaciones luego de varios años, representa una
dificultad para establecer sistemas de seguimiento por largo plazo de cohortes vacunadas
y controles para demostrar eficacia de las vacunas
Hechos destacados
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la inmunodepresión resultante
El diagnóstico se hace por detección de anticuerpos por ELISA y la positividad se
confirma con otras técnicas más sensibles (Western blot, inmunofluorescencia). Las
técnicas de PCR y RT-PCR son más sensibles y pueden realizarse en forma cualitativa
y cuantitativa, cumpliendo un importante rol en el monitoreo de la terapia
La terapia antirretroviral de alta actividad (HAART) ha disminuido fuertemente la
mortalidad y morbilidad, con grandes posibilidades de reinserción social, familiar y
laboral. Debe ser combinada, de máxima adherencia, ininterrumpida y permanente. La
fórmula actual más utilizada en la combinación de dos antivirales análogos de
nucleósidos y un análogo no nucleósido o un inhibidor de proteasa o de integrasa. No
está exenta de toxicidad aguda y crónica.
La indicación actual , fomentada por la OMS, es de tratamiento apenas se
diagnostique la infección, independiente del estado inmune
La terapia antirretroviral es de alta eficacia preventiva de infección en otras
personas y una herramienta preventiva de efectividad epidemiológicas
Referencias
1. Nuno DE, Faria NR, Rambaut A, Suchard MA, et al. The early spread and epidemic
ignition of HIV-1 in human populations. Science. 2014; 346:56-61
2. ONUSIDA. The GAP Report 2014
3. Derache A, Shin H-S, Balamane M, et al. HIV Drug Resistance Mutations in Proviral
DNA from a Community Treatment Program. PLoS ONE 2015.10(1): e0117430.
4. World Health Organization. Consolidated guidelines on the use of antiretroviral drugs
for treating and preventing HIV infection. Recommendations for a public health
approach. 2013
5. Guidelines for the Use of Antiretroviral Agents in HIV-1-Infected Adults and
Adolescents Developed by the HHS Panel on Antiretroviral Guidelines for Adults and
Adolescents – A Working Group of the Office of AIDS Research Advisory Council
(OARAC). Disponible en http://aidsinfo.nih.gov/ContentFiles/Adultand
AdolescentGL.pdf. (acceso 17 de Febrero, 2015)
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6. Myron S. Cohen, Ying Q. Chen, Marybeth McCauley, et al, for the HPTN 052 Study
Team. Prevention of HIV infection with early antiretroviral therapy.
N Engl J Med 2011; 365:493-505.
7. Wolff MJ, Cortés C P, Shepherd B E, Beltrán C J, for the Chilean AIDS Cohort Study
Group. Long-Term Outcomes of a National Expanded Access Program to Antiretroviral
Therapy: The Chilean AIDS Cohort. J Acquir Immune Defic Sindr 2010; 15;51:615-23.
8. En: José M Zuniga/Alan Whiteside/Amin Ghaziani/John G Bartlett (Editors):
A Decade of HAART: Historical Perspectives and Future Directions. Wolff M.
Country Study Case: Antiretroviral Therapy in Chile: 1996 to 2006. Oxford
University Press. 2008. London
9.- Hütter G,Nowak D, Mossner M, et als. Long-Term Control of HIV by CCR5
Delta 32/Delta32 Stem-Cell Transplantation. N Engl J Med 2009; 360:692-69810. Ensoli
B, Cafaro A, Monini P, Marcotullio S, Ensoli F. Challenges in HIV Vaccine Research for
Treatment and Prevention. Front Immunol. 2014 Sep 8;5:417.
Lectura adicional
Mandell, Douglas and Bennett´s Principles and Practice of Infectious Diseases. Bennett J
y Dolin R, Blaser MJ (editores). Elsevier, Churchill and Livingstone. Philadelphia, 8ª Ed,
2015.
Guía Sanford para el tratamiento del VIH/SIDA y de la Hepatitis Viral 2014. Saag MS,
Chambers HF, Eliopoulus GM, Gilbert DN (Editors). Editorial Médica AWWE, S.A.
Buenos Aires, Inc.22ª Edición , 2016 (Edición en Español)
Kuritzkes DR, Koup RA. Chapter 50. HIV-1: Pathogenesis, Clinical
Manifestations, and Treatment En: Knipe DM. and Howley PM. Field`s Virology. 6th
ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2013. pp 1561-83.
ESTADÍSTICAS MUNDIALES
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b. Conductual:
- Evitar la drogadicción endovenosa compartida y/o asegurar suministro de jeringas
estériles de uso único
c. Bioseguridad:
- Asegurar material estéril y desechable para los procedimientos invasivos o adecuada
esterilización del material
- Adecuada evaluación de órganos, sangre y hemoderivados para evitar los productos
provenientes de infectados
- Adecuadas prácticas de control de infecciones en la atención de salud abierta y cerrada
- Evitar accidentes laborales en atención de salud
- c.- Sanitaria: terapia antiretroviral a todos los infectados (estrategia de “terapia como
prevención”)
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