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1- El juicio:
“Es una controversia jurídica, actual, entre partes, sometida al conocimiento y
resolución de un tribunal.”
Elementos copulativos que componen esta definición de juicio.
1- Que exista una controversia: La controversia se produce cuando alguien resiste una
pretensión hecha valer en su contra.
2- Que la controversia, sea jurídica: Para que la controversia sea jurídica, debe versar sobre
aspectos legales o sobre hechos con relevancia jurídica que se promuevan en el orden
temporal.
3- Que la controversia jurídica, sea actual: Para que la controversia jurídica sea actual,
debe tratarse de derechos comprometidos y no de meras expectativas.
4- Que la controversia jurídica y actual, lo sea entre partes: Para que la controversia jurídica
y actual, sea entre partes, se requiere que ella se verifique entre personas (naturales o
jurídicas) que sostengan pretensiones o posiciones contrarias o antagónicas. A lo menos
deben existir dos partes, demandante y demandado.
5- Que la controversia jurídica, actual y entre partes, esté sometida al conocimiento y
resolución de un Tribunal: Conforme a esta exigencia, la controversia jurídica, actual y entre
partes, debe estar entregada al conocimiento y decisión de un tribunal que ejerza función
jurisdiccional. Art. 5 º del COT.
2- El proceso. 2
En el entendido común y genérico de la expresión, proceso, es el conjunto de las
fases sucesivas de un fenómeno, sea este químico, físico, psicológico o jurídico. La expresión
proceso, viene de procedere, lo que indica secuencia, continuidad, desarrollo. En este
sentido debemos tener en consideración que la denominación “proceso” esta referida a la
circunstancia que hay que ejecutar una serie de actos procesales para que el juez dicte
sentencia. No basta tener la razón, hay que saber expresarla, es necesario que se entienda
esa razón y se le reconozca y el mecanismo o método que permite expresar y que se
reconozca por el tribunal la razón, es el proceso.
Según el profesor Quezada Meléndez, proceso, en sentido corriente, es acción de ir
hacia adelante, y evidencia un conjunto de actos para conseguir un fin, como un proceso
económico o químico. En sentido jurídico, el proceso persigue un fin jurídico, como el
proceso legislativo de elaboración de la ley, el proceso ejecutivo de dictación de un
decreto o el proceso jurisdiccional de resolver un litigio.3
Agrega el profesor Quezada, que específicamente, la expresión proceso
corresponde a la actividad jurisdiccional, a la función de los jueces, e indica una serie de
1 Casarino Viterbo, Mario. Manual de Derecho Procesal (Derecho Procesal Civil) Tomo IV. 6º Edición. Editorial Jurídica de Chile. Colección
Manuales Jurídicos. Santiago de Chile. Año 2011. Página 11.
2 Carnelutti, Francesco. “Como se hace un proceso”. Monografías Jurídicas. Editorial Temis. Bogotá-Colombia. Año 2004. Páginas 23-29.
3 Quezada Meléndez, José; Introducción al Derecho Procesal. Editorial Fallos del Mes. Santiago de Chile. Edición 1983. Página 11.
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actos destinados a conseguir un fin y, que es, que el órgano jurisdiccional resuelva, falle un
litigio, un juicio o como lo dice Calamandrei, indica la serie de actividades que se deben
llevar a cabo para llegar a tiempo para obtener la providencia jurisdiccional.
Uno de los elementos del juicio, es el sometimiento al conocimiento y resolución de un
tribunal y, el instrumento o mecanismo para ventilar el juicio, es el proceso.
El proceso es, en sí mismo, un método de debate. En él participan elementos
humanos: jueces, auxiliares, partes, testigos, peritos, etc., los cuales actúan según ciertas
formas preestablecidas en la ley. Esas formas regulan la producción de actos jurídicos
procesales, vale decir, de actos humanos dirigidos por la voluntad jurídica.
El proceso, según el decir del Profesor Uruguayo don Eduardo Couture4, sirve para
resolver un conflicto de intereses. Todo proceso, en sentido jurídico estricto, presupone uno
o más conflictos y es un medio idóneo para dirimirlos por acto de la autoridad. El proceso
tiene, como finalidad, hacer cesar el conflicto, mediante un debate pre-ordenado, por
acto de la autoridad.
El proceso “es la solución instrumental o mecanismo proporcionado por el Estado a
los particulares, destinado a conocer y resolver un conflicto jurídico actual, entre partes”, el
Estado, a través de los órganos designados para tal efecto, conoce y resuelve el juicio que
las partes someten a su decisión mediante un proceso.
Según Pietro Calamandrei5 el proceso, en un sentido jurídico procesal, “es la serie de
actividades que tienen por finalidad llegar a obtener la decisión o providencia
jurisdiccional”. Niceto Alcalá Zamora dice a su vez que, el proceso, “es el medio jurídico
para la dilucidación jurídica de una pretensión litigiosa”. Eduardo Couture, por su parte,
como ya hemos señalado previamente, define el proceso, “como la secuencia o serie de
actos que se desenvuelven progresivamente con el objeto de resolver, mediante un juicio
de autoridad, el conflicto sometido a su decisión.” Entre los autores latinoamericanos, don
José Quezada Meléndez6, distinguido procesalista, chileno, conceptúa el proceso como “la
serie de actos procesales, que desenvuelven conjuntamente la acción y la jurisdicción.”
4 Couture, Eduardo J.; “Introducción al Estudio del Proceso Civil”. Ediciones Desalma. Buenos Aires - Argentina. 2ª Edición. Año 1988. Página xxx.
5 Calamandrei, Pietro, “Instituciones de Derecho Procesal Civil”. Editorial xxxx. Año 1996. 3 volúmenes. Página xxx.
6 Quezada Meléndez, José; “Disposiciones Comunes a Todo Procedimiento”. Digesto Ediciones Limitada. Santiago de Chile. Edición 1999. Página xxx.
7 Pothier, Robert Joseph (1699 - 1772). “Traité des obligations” (1761).
8 Rousseau, Jean Jacques. El Contrato Social. Aguilar-Altea, Taurus, Alfaguara. Buenos Aires. 2010.
9 Sobre toda esta tendencia, puede verse a Pothier, “Obligations”, parte IV, capítulo 3, Sección 3; Demolombe, Tomo XXX, página 383; Aubry y Rau, Tomo VIII,
página 372. Couture, Eduardo J., “Introducción al Estudio del Proceso Civil”, Ediciones Desalma, Buenos Aires, página 48.
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10 La doctrina de la relación procesal ha sido desarrollada, principalmente por algunos autores alemanes. Así por ejemplo, Von Bülow, “Die Leeré von den
Prozesseinreden und die Prozessvoraussetzungen”, 1868, o Kohler, “Der prozess als Rechtsverhaltniss”, 1888. De allí la tomó la doctrina Italiana, en muy
abundantes contribuciones que pueden verse resumidas en Segni, “Procedimiento Civile, en Nuevo Digesto Italiano”, Tomo X, página 554; o españoles como
Silva Melero, “Contribución al Estudio de la Relación Procesal”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Tomo 2, página 501; o americanos, como
Machado Guimaraés, “A instancia e a relacao processual”, Río de Janeiro, 1939.
11 La idea de que el proceso es una institución se hallaba ya apuntada en el pensamiento de Wach, “Der Rechtschutzansprunch, en Zeitschrift fur deutschen
Zivilprozess”, Tomo 32, página 5. Entre los autores franceses que, en otro plano, han desarrollado la idea de la institución, la misma idea se encuentra insinuada;
así, Hauriou, “Principes de droit public”, Segunda Edición, París 1916, página 109, y Renard, “La Theorie de l´institution. Essai d´ontologie juridique”,
París, 1930, página 239, nota 2, 273 y 446, nota 2. Posteriormente fue tomada, con nuevo aliento por Guasp, “Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil”,
Madrid, 1943, Tomo 1 página 17, a quien sigue French, “Curso Elemental de Derecho Procesal Penal”, Barcelona, 1945, Tomo 1 página 12; por De Pena y
Castillo Larrañaga, “Instituciones de Derecho Procesal Civil”, Méjico 1946, página 162. Eduardo Couture, “El Proceso como Institución”, Revista Jurídica
de Córdoba, 1949, página 405 y en el volumen de Estudios en Honor de Enrico Redenti.
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CAPÍTULO PRIMERO
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS PROCEDIMIENTOS
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A partir de aquí, un proceso en sentido restringido (juicio), puede ser definido como:
“la actividad que desarrollan las partes y el tribunal para producir un juicio jurisdiccional,
que declare el derecho de las partes en un caso concreto”.
Evidentemente en una sociedad tan compleja como la actual, cada año surgen
millones de juicios, para poner término a una infinidad de conflictos de la más diversa
índole. En este sentido, juicio, es sinónimo de contienda o controversia actual que se
produce entre dos o más personas sobre un derecho que se somete al fallo de un tribunal.12
Lo singular del proceso es que se compone de actividad, es decir, de lo que hacen
determinadas personas, muy lejos de ser una cosa material. Es cierto que desde un punto
de vista - que podríamos calificar como estático - esa actividad se puede descomponer en
un “conjunto de actos sucesivos” o en “una sucesión de actos”, que es como
tradicionalmente se suele definir al proceso en sentido restringido o juicio.
Esta “actividad” que constituye cada proceso, necesariamente proviene de dos
fuentes diferentes: Las partes y el Tribunal.
a) De las partes, que son las personas, naturales o jurídicas, entre las que se plantea la
disputa de relevancia jurídica y quienes solicitan que sea resuelta por un tribunal, conforme
a Derecho. Su actividad, de inicio y desarrollo del proceso, es lo que constituye la acción
procesal.
b) Del tribunal, que es el órgano estatal que debe emitir - como resultado de su propia
actividad y de la actividad de las partes, haciendo aplicación de las normas jurídicas
correspondientes - la decisión que venga a resolver definitiva e irrevocablemente la
controversia, estableciendo el derecho de cada una de ellas. Esta actividad, la de resolver
definitiva e irrevocablemente la controversia, es la que constituye la jurisdicción, que
actualmente el Estado ha reservado para si y que ejerce a través de los jueces.
Entonces, queda claro que el proceso se constituye en un sofisticado mecanismo o
método en el cual se permite que los propios interesados en una decisión puedan
participar en su formación, interactuando con los jueces, expertos conocedores de las
normas jurídicas y con las facultades necesarias para obligar a las personas a observar una
determinada conducta y aceptar sus decisiones.
La finalidad del proceso es obtener un juicio, el que se forma, precisamente, a través
del proceso que, entonces, se constituye como decían los romanos, en un processus
iudicii.13/14 Por eso es que en lenguaje común se identifica el proceso - con el juicio,
sinonimia rigurosamente exacta.
Luego, el proceso está dotado de una profunda legitimidad, ya que deben ser
siempre oídos y pueden intervenir a lo largo de todo su desarrollo, las personas que van a
ser afectadas por la decisión judicial que se adopte en el mismo y, que esta contenida en
la sentencia que se dicte por el órgano jurisdiccional, que es la resolución judicial que pone
término al proceso o juicio concreto.
Efectivamente, la sentencia, constituye la expresión formal del juicio, y una vez
terminado definitivamente el proceso o juicio, en todas sus instancias y recursos, se
transforma en la solución definitiva e irrevocable al conflicto o problema planteado al juez
de la causa.
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materias, el porcentaje de causas contenciosas civiles es considerablemente bajo. Así por ejemplo, en materia civil, en Santiago, el año 2001, ingresaron 210.536
causas. De ellas, 103.357(49%) fueron juicios ejecutivos. Las gestiones de preparación de la vía ejecutiva, alcanzaron a 54.049 (25%) y los asuntos no
contenciosos ascendieron a 14.038 (6%). Los juicios contenciosos, incluyendo juicios ordinarios, sumarios y sobre violencia intrafamiliar, alcanzaron entre todos, la
cantidad de 38.596 (18%). Tales cifras, si bien en el tiempo han ido cambiando, los porcentajes de que da cuenta la estadistica referida mantienen vigencia en el
tiempo. Estadisticas Poder Judicial Periodo 2000-2010.
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Más allá de lo que seria necesario, el actual sistema procesal chileno, contempla un
gran número de procedimientos, que resulta muy difícil de determinar exactamente,
cuantos y cuan variados son, ni siquiera los funcionarios judiciales o los profesionales más
actualizados y versados en el derecho procesal pueden con certeza señalar el número de
procedimientos que el legislador ha consagrado para conocer y resolver las distintas
materias, debemos distinguir desde procedimientos administrativos hasta procedimientos
constitucionales, pasando por los tradicionales procedimientos civiles y penales.
Es necesario advertir desde ya, en relación a nuestra actual situación normativa, que
más que de procedimientos completos nuevos, en muchas oportunidades, se trata de
variantes procedimentales, en las cuales, por ejemplo, en materia civil, se toman
generalmente los procedimientos ordinario de mayor cuantía o sumario y se le restan
determinados trámites, o se le conceden al tribunal facultades de valoración de la prueba,
que el legislador considera necesario alterar para conseguir procesos más rápidos y
expeditos en la resolución de los conflictos sometidos al respectivo procedimiento. Lo
mismo ocurre en materia penal, con el procedimiento oral y sus variantes.
Ciertamente, algunos de estos procedimientos o variantes procedimentales son
mucho más importantes, de modo que a través de ellos, se encauzan un gran número de
procesos, mientras que otros apenas tienen aplicación práctica o simplemente no la tienen,
a pesar de que formalmente permanecen vigentes.
30 Puede verse a este respecto, a Carnelutti, Francesco, “Como se hace un proceso”. Editorial EDEVAL. Págs. 25 y siguientes.
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31 Hay que tener en consideración que, estos procedimientos durante la década del 2000 al 2010 se encontraron contemplados en dos cuerpos legales totalmente
distintos: el Código de Procedimiento Penal, que databa del año 1906 y cuya vigencia termina paulatinamente, con la incorporación a la Reforma Procesal Penal,
en todo el país, el 16 de Junio de 2005, teniendo presente además que, los delitos cometidos con anterioridad a la fecha de entrada en vigencia de la Reforma
Procesal, en cada región del país, siguen regidos por el sistema procesal penal antiguo, sistema que establece un procedimiento escrito, a cargo del juez del crimen
o del juez de letras con competencia criminal; y en el nuevo Código Procesal Penal, vigente desde el 16 de diciembre de 2000 en las dos regiones pilotos (IV
Región - Coquimbo y IX Región – La Araucanía) (desde el 16 de Octubre de 2001 en la Segunda Región de Antofagasta) y que luego ha ido entrando en vigencia
en forma paulatina en las demás regiones del país, de acuerdo a un calendario que concluye, con la entrada en vigencia de la misma, en la Región Metropolitana el
16 de Junio de 2005 y, que crea un procedimiento oral y acusatorio, con intervención del Ministerio Público.
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4.2.2.Procedimientos Ejecutivos
- Procedimiento ejecutivo incidental
- Procedimiento ejecutivo de obligación de dar, hacer y no hacer
- Procedimientos ejecutivos especiales
Los procedimientos ejecutivos, se caracterizan porque a través de ellos se pide el
cumplimiento en forma forzada, frente a la negativa del obligado, de un derecho
preestablecido, indiscutido o indubitado. Se trata de llevar a la realidad en forma
compulsiva el mandato contenido en la sentencia, cuando no es cumplido
voluntariamente.
Como el derecho que reúne estas características sólo puede ser establecido por una
sentencia judicial, que debe emanar de un proceso, en principio, el procedimiento
ejecutivo requiere de una sentencia declarativa o constitutiva.
Por eso es que en un principio la ejecución constituía una etapa del mismo proceso,
no un juicio distinto, lo que se mantiene a través del procedimiento ejecutivo denominado
cumplimiento incidental de la sentencia o de las resoluciones judiciales. (Artículos 231 y
siguientes del CPC).
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4.7.2. Procedimiento Verbal. Como ocurre por ejemplo, con el procedimiento penal
(Artículos 1°, 39 y 291 del CPP), con el procedimiento sumario (Artículo 680 y siguientes del
CPC, y el procedimiento de mínima cuantía (Artículo 704 y siguientes del CPC.
32 Emilfork S., Elizabeth. Los principios formativos del Procedimiento Civil, especialmente referidos a la Legislación Procesal Civil Chilena. Universidad
de Concepción-Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Imprenta Universidad de Concepción.
33 Quezada Meléndez, José. De los principios formativos del procedimiento. Disposiciones Comunes a Todo Procedimiento. Sección Segunda. Digesto
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34 Montero Aroca, Juan. Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia – España. "Los principios políticos de la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil. Los poderes del Juez y la oralidad". Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2001. Puede verse además Montero Aroca, Juan (Coord.), “Proceso civil e
ideología un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos”. Ediciones Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, 438 pp.
35 De la Oliva Santos, Andrés, “El papel del juez en el proceso civil. Frente a ideología, prudentia iuris”, Madrid, Civitas, 2012 (140 pp).
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a) Principio dispositivo
Consiste en la disponibilidad que los litigantes tienen sobre el interés privado y sobre
la conveniencia o no de acudir al órgano jurisdiccional pretendiendo su satisfacción.
En nuestro país este principio encuentra amplia acogida, y su fundamento hay que
encontrarlo, en el reconocimiento constitucional que se hace del derecho de propiedad
privada en nuestra Carta fundamental (Art. 19 Nº 24 de la CPR), y de otros derechos anexos
a este último, tales como el derecho a desarrollar cualquier actividad económica lícita (Art.
19 Nº 21 de la CPR) y el derecho a adquirir el dominio de toda clase bienes (Art. 19 Nº 23 de
la CPR).
Con este reconocimiento, está claro que, se opta por un determinado modelo
económico y jurídico, que implica admitir la existencia de intereses privados; entregando un
amplio margen a la autonomía de la voluntad y a la iniciativa de los particulares, y un
reconocimiento a la existencia de derechos subjetivos. Este modelo económico trasladado
al proceso civil da origen a un proceso regido por este principio dispositivo, pues, tal como
ha dicho CALAMANDREI: “El deducir un derecho por vía jurisdiccional, es un modo de
disponer del mismo y, consiguiente, el condicionar la tutela jurisdiccional a la petición del
interesado es una consecuencia lógica de la autonomía negocial reconocida al particular
sobre su propia esfera jurídica”.
A partir de lo anterior, se estima que las manifestaciones o aspectos esenciales del
principio dispositivo, los encontramos en las siguientes cuatro ideas matrices:
a) La actividad jurisdiccional sólo puede iniciarse a petición de parte. Es decir, se
requiere que una persona que pretende obtener la tutela de un órgano jurisdiccional inicie
el proceso, ponga en marcha al tribunal. Lo que caracteriza esta primera manifestación del
principio dispositivo, es que la persona puede con plena libertad, hacer valer o no su
derecho, e incluso, puede acudir a otras formas legítimas de tutela, como podrían ser, por
ejemplo, la mediación, el arbitraje, etc.
b)
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d) Las resoluciones dictadas por los órganos jurisdiccionales deben ser congruentes con
las peticiones de las partes. Principio de congruencia. Es decir, en sus decisiones, el tribunal
no puede otorgar más de lo pedido por los litigantes, ni pronunciarse sobre algo no
solicitado, ni tampoco emitir sus decisiones fundándose en hechos o argumentos jurídicos
no invocados por las partes. Esto es lo que da origen a la exigencia de la “congruencia” de
la decisión judicial, que se ha de considerar amparada en nuestro país, como hemos visto,
por las garantías constitucionales del debido proceso y de la defensa.
Expresión de esta exigencia del principio de congruencia, la hallamos en nuestro
procedimiento civil en el Art. 170 N° 6 del CPC, en relación al Art. 768 Nº 4 del CPC, que
contemplan el vicio de ultra petita como causal del recurso de casación en la forma.
JURISPRUDENCIA: Es dable concluir que los jueces del fondo no pudieron, sin incurrir
en ultra petita al revocar la decisión de primera instancia para los efectos de condenar a la
demandada al pago de la remuneración por el período trabajado por el actor ya que tal
prestación no fue solicitada en la acción ejercida. En armonía con lo razonado procede
acoger el recurso en examen, por cuanto el fallo impugnado adolece del vicio
denunciado por el demandado, error que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del
mismo, por cuanto condujo a condenar al recurrente al pago de una remuneración que no
fue reclamada por el dependiente.37
e) Iniciado el proceso y fijado su objeto los litigantes pueden ponerle término en
cualquier momento. Vale decir, las partes conservan su poder de disposición, que les
permite poner fin a la actividad jurisdiccional, ya sea porque disponen del bien litigioso
mediante un acto dispositivo, que puede ser bilateral; transacción, avenimiento, etc., o
bien unilateral (renuncia, abandono del procedimiento), o deciden mantener sin juzgar la
cuestión debatida y renuncian a la prosecución del juicio.
Entre nosotros se reconoce esta manifestación del principio de disposición, en el
CPC, desde todas las perspectivas. Así, por ejemplo, se faculta al actor para desistirse de la
demanda y al demandado para desistirse de la reconvención (Art. 148 y siguientes del
CPC), la que aceptada produce la extinción de las acciones (Art. 150 del CPC). También se
le faculta para paralizar la prosecución del juicio, abandonando el proceso, lo que le
obligará a iniciar uno nuevo (Art. 156 inciso 1° del CPC-Abandono del Procedimiento),
Asimismo, las partes pueden llegar a un avenimiento o conciliación (Art. 267 del CPC), etc.
JURISPRUDENCIA: “La institución del abandono del procedimiento, que se encuentra
reglamentada en los Arts. 152 a 157 del CPC, está establecida para sancionar la
negligencia de las partes en procurar la continuidad del proceso e instar por el término del
juicio, atendido que es fundamental para el legislador que prime la certeza jurídica que las
partes requieren y, asimismo, para que se consoliden los derechos de aquéllas, de modo
que impere el estado de derecho que toda sociedad organizada requiere”.38
En materia penal, excepcionalmente en los procesos por delitos de acción penal
privada, se dispone que se extingue la acción penal por la renuncia efectuada por la
persona ofendida, de modo tal, que el desistimiento de la acción penal privada producirá
el sobreseimiento definitivo de la causa. Art. 56 inciso 2º del CPP.
37 Considerandos 4° y 5° fallo de casación, Corte Suprema, de fecha 23 de agosto de 2001, dictada en la causa Rol N° 2.672-2001.
38 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 16 de marzo de 1999, dictada en la causa Rol N° 2.990-1998.
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Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 26 de marzo de 1998, causa Rol N° 653-1998.
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tampoco el acusado podrá disponer de la consecuencia penal del proceso y solicitar que
se le imponga la pena, sin que previamente se demuestre la existencia del delito y su
autoría.
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expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o
permitan a los tribunales proceder de oficio”, siendo esto último una situación excepcional.
En materia probatoria, tenemos disposiciones tales como el Art. 402 del CPC,
conforme al cual se deben considerar como ciertos los hechos personales confesados por
los litigantes, lo que incluye los reconocidos en sus respectivos escritos, al margen incluso de
la propia convicción del juez.
También se concede a las partes la iniciativa preponderante en la práctica de todas
las diligencias de prueba, ya que éstas deben proponer los medios concretos de que
piensan valerse. Art. 320 del CPC, respecto a la prueba de testigos, que exige a los
litigantes una minuta de los puntos sobre los que piensa pedir prueba testimonial y una
nómina de los testigos; Art. 385 del CPC, respecto a la confesión; Art. 403 del CPC, en
relación a la inspección personal del tribunal, etc.).
Sin embargo, ya desde su redacción original, nuestro CPC del año 1902, recogiendo
tendencias más modernas en la configuración de los procedimientos y, superando en este
punto, por ejemplo, a la Ley de Enjuiciamiento Civil Española del año 1881, confiere
importantes facultades al tribunal que atenúan la completa pasividad en que se lo
pretendía dejar por el liberalismo extremo vigente a la época de su redacción. Por
supuesto, que esta tendencia a conferir mayores facultades de dirección del proceso a los
jueces, se ha incrementando con el tiempo, a través de numerosas reformas legales.
Es así, entonces, que actualmente se admiten numerosas y muy importantes
excepciones a este principio de la aportación de parte, que en buenas cuentas vienen a
traducirse en el acogimiento de manifestaciones del opuesto principio de investigación de
oficio, que analizaremos a continuación.
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contamos hoy en día con una buena cantidad de disposiciones del CPC, cuyo sentido es la
aplicación del principio de investigación de oficio.
La norma más clásica en ese sentido, es el Art. 159 del CPC, que confiere a los jueces,
dentro del plazo para dictar sentencia, la facultad para decretar de oficio las
denominadas "medidas para mejor resolver - MMR". Estas dicen relación con
prácticamente todos los medios probatorios que contempla el CPC; confiriéndole al juez la
posibilidad de decretar su práctica, aunque existe una importante limitación respecto a la
prueba testimonial.
Asimismo, en las normas que regulan la práctica de los diferentes medios probatorios,
hallamos importantes manifestaciones de este principio, por ejemplo, el Art. 412 del CPC,
que autoriza al juez para decretar de oficio la prueba pericial en cualquier estado del
juicio.
Del mismo modo, en los interdictos posesorios se contienen normas que autorizan al
juez a obrar de oficio. Específicamente en la denuncia de obra ruinosa, en el Art. 571 del
CPC, se dice que presentada la querella "el tribunal practicará, a la mayor brevedad,
asociado de un perito nombrado por él mismo y con notificación a las partes y asistencia
de la que concurra, una inspección personal de la construcción o árboles denunciados".
Incluso se establece que "cuando la diligencia de reconocimiento no haya sido practicada
por el tribunal, podrá éste, disponer como medida para mejor resolver, disponer que se
rectifique o amplíe en los puntos que estime necesarios" (Art. 572 inciso 2° del CPC).
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proceso..."; a lo que se añade el Art. 169 del CPC, conforme al cual, todas las resoluciones
judiciales deben ser igualmente escritas.
En la fase probatoria rige también en forma expresa la escrituración, especialmente
en las siguientes situaciones; resolución que recibe la causa a prueba; confesión judicial
expresa; prueba instrumental, que algunos sólo reducen a la escritura; y, las que ordenan la
práctica de diligencias probatorias (Art. 318 a 324 del CPC), etc.
Son incluso escritos, los procedimientos en los que expresamente la intención del
legislador, es que sean de carácter oral. Quizás el caso más importante sea el del
"procedimiento sumario", respecto del que el legislador dice perentoriamente: "El
procedimiento sumario será verbal". (Art. 682 del CPC). Sin embargo, es también en la
práctica judicial un procedimiento escrito, tanto o más que el ordinario de mayor cuantía. Y
esto porque en la práctica de los tribunales no se ha logrado implementar la oralidad,
porque se dispone inmediatamente después de proclamarla, "pero las partes podrán, si
quieren, presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos invocados y las
peticiones que se formulen" (Art. 682 del CPC), y, finalmente, siendo de aplicación
supletoria las normas que rigen el procedimiento ordinario, con facilidad logran arrastrar a
este procedimiento sumario, que debiera ser predominantemente oral, a la escrituración
de cada una de las actuaciones procesales que se verifican en el mismo.
5.4.4. Principios Procesales que son una consecuencia del principio de la oralidad:
a) principio de la inmediación;
b) principio de la concentración, y;
c) principio de la publicidad.
La forma oral del proceso trae consigo una serie de principios íntimamente ligados
entre sí, que al concurrir siempre asociados hacen difícil determinar si alguno de ellos es
prioritario respecto del primero; es decir, si son consecuencia de la oralidad, o, si su
concurrencia es la que determina que el proceso adopte la forma oral.
Concretamente, estos principios son los señalados precedentemente:
- Principio de inmediación,
- Principio de concentración y
- Principio de publicidad.
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a) Principio de mediación. Supone que entre el juez y las personas que intervienen en el
proceso no se produce una relación directa, sino que está intermediada por otros
funcionarios, principalmente subalternos del juez.
Es aquel principio en virtud del cual, el tribunal no tiene un contacto directo con las
partes, con el material mismo de la causa y la prueba rendida en ella, sino que toma
conocimiento y tiene contacto a través de un agente intermediario. (Funcionarios del
tribunal-receptor judicial principalmente).
Se lo encuentra presente, al igual que acontece con su antagónico principio de la
inmediación, esencialmente en la práctica de las pruebas, pero no previendo la ley la
intervención del juez ni la necesidad de su contacto con los medios de prueba de carácter
personal.
Constituye el principio vigente en prácticamente todos los procedimientos civiles
existentes en nuestro país. Y ello a pesar, como hemos dicho, de que existen múltiples
preceptos normativos que tratan de imponer la inmediación.
Se suele argumentar en nuestro país y en otros del mismo entorno cultural, que la
inmediación no se puede llevar a afecto "por razones no del todo imputables a los jueces",
que serían atribuibles al exceso de trabajo que se les impone, de modo tal, que se les haría
a los mismos, físicamente imposible estar presente simultáneamente en la práctica de todas
las pruebas que se rinden ante el tribunal.
Sin negar las razones de ese orden, pareciera que es el procedimiento escrito vigente
en nuestro país, el que se revela incompatible con la inmediación, es decir, es el
procedimiento consagrado legislativamente y en la práctica procesal, el que trae siempre
consigo la mediación.
Y esto por varias razones:
i) porque al estarle permitido al juez fallar con los antecedentes escritos, no se le obliga y ni
siquiera se le incentiva a estar en contacto directo con las partes y a estar presente en la
práctica de las pruebas;
ii) luego, porque tampoco está el órgano jurisdiccional seguro de que será él quien
posteriormente dictará la sentencia, considerándose de hecho en nuestro ordenamiento
procesal, absolutamente natural el cambio de juez durante la tramitación de los
procesos (subrogación-traslado-etc.);
iii) y, por último, tampoco se logra la inmediación en un procedimiento escrito, como los
nuestros, a pesar de todas las normas legales que tratan de consagrarlo, porque el
juzgador no dicta nunca la sentencia bajo el recuerdo cercano de lo presenciado, dado
para ello el lapso considerable que transcurre desde la práctica de las pruebas hasta el
momento en que ha de dictarse la sentencia respectiva.
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c) Principio del secreto. Se vincula este principio con la escrituración del procedimiento
y de las actuaciones judiciales, porque en la práctica un procedimiento escrito puede ser
fácilmente transformado en secreto. Nos referimos, por cierto a la publicidad respecto de
terceras personas y del público en general, porque la exigencia de dar cuenta de las
actuaciones procesales a las partes e interesados, como hemos visto, es una exigencia de
la garantía constitucional de la defensa.
No obstante, en nuestro procedimiento civil, rige expresamente el principio de la
publicidad (Art. 9° del COT), que resulta así combinado con un proceso escrito.
Sin embargo, en la práctica, se advierte que la vigencia de la publicidad no resulta
del todo posible en un procedimiento escrito, Según se ha advertido, las "dificultades
derivan de que consistiendo el procedimiento en que las partes presenten sus escritos en
los juzgados y tribunales y el juez dicte los proveídos necesarios, lo único que presenciaría
el público seria la entrega de esos escritos, Además, sin tener conocimiento de ellos,
presenciar la práctica de una prueba o la celebración de una vista se convierte en algo
ininteligible y carente de sentido para terceras personas".
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CAPITULO II
DE LAS DISPOSICIONES COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO
I.- INTRODUCCION.41
Las Disposiciones Comunes a todo Procedimiento están contenidas en el Libro I del
CPC, entre los Arts. 1° a 252, regulándose específicamente las siguientes materias, algunas
de las cuales serán desarrolladas en particular, en el presente estudio, quedando las
restantes para la revisión de cada uno de los alumnos:
Aplicación del Código de Procedimiento Civil (Título I)
Comparecencia en Juicio (Título II complementado por Ley N° 18.120)
Pluralidad de Acciones y de Partes (Título III)
Cargas Pecuniarias a que están sujetos los litigantes (Título IV)
Formación del Proceso, su custodia y su comunicación a las partes (Título V)
Notificaciones (Título VI)
Actuaciones Judiciales y Plazos (Título VII)
Rebeldías (Título VIII)
Incidentes Ordinario y Especiales (Títulos IX a XVI)
Resoluciones Judiciales, Cosa Juzgada, Reposición y Aclaración (Título XVII)
Recurso de Apelación (Título XVIII)
Procedimientos de Ejecución de Resoluciones (Título XIX)
La gran importancia práctica que revisten las normas contenidas entre las
disposiciones comunes a todo procedimiento, se debe fundamentalmente a las siguientes
razones:
1. Son de aplicación general a todos los procedimientos regulados en el CPC, salvo norma
expresa en contrario.
2. Son de aplicación general a todos los procedimientos civiles regulados en leyes
especiales fuera del Código de Procedimiento Civil.
3. Se aplican por remisión a los procedimientos penales reglamentados antiguamente en
el CPP, salvo que se opongan a las normas que este establezca Art. 43 del CPP), así
como, en los procedimientos penales contemplados en el actual CPP (Art. 32, 52 del
CPP); se aplican además, en todos los procedimientos penales reglamentados en leyes
especiales y que se remitan al procedimiento por crimen o simple delito de acción penal
pública y que no tengan norma expresa en contrario.
40Venegas Marquez, Sonnia. El Principio de la Buena Fe en el Proyecto de Reforma Procesal Civil. Memoria para optar al grado de Licenciada en Ciencias
Jurídicas y Sociales. Facultad de Ciencias Jurídicas. Universidad Pedro de Valdivia. 2014.
41 Cortes-Monroy Fernández, Jorge. Apuntes de Clases del Prof. Cristian Maturana Miquel. Curso de Derecho Procesal II. Universidad de Chile. Año 2010.
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1. Concepto de Parte:
“Nosotros decimos que ante el juez están las partes. Se denomina partes a los sujetos
de un contrato: por ejemplo, al vendedor y al comprador, al arrendador y al arrendatario,
al socio y al otro socio; e igualmente a los sujetos de una litis: el acreedor, que quiere
hacerse pagar, y al deudor que no quiere pagar; el propietario que quiere la entrega de su
casa, y el inquilino que quiere continuar habitándola; y, finalmente, se denomina también
así a los sujetos del contradictorio, o sea de aquella disputa que se desarrolla entre los dos
defensores en los procesos civiles o entre el Ministerio Público y el defensor en los procesos
penales. Estos, todos ellos, se denominan así porque están divididos, y la parte procede,
precisamente, de la división; cada uno tiene un interés opuesto al del otro; el vendedor
querría entregar poca mercadería e ingresar en caja mucho dinero, mientras el comprador
quiere exactamente lo contrario; cada uno de los socios querría tomar la parte del león; de
los dos defensores, si uno de ellos vence, el otro pierde; y cada uno de ellos echa el agua
hacia su molino.”42
En términos generales, y siguiendo la teoría de la relación jurídica, las partes son los
sujetos de la relación procesal, distinguiéndose fundamentalmente el actor, demandante,
querellante o sujeto activo de la relación, que es quien deduce una acción; el imputado,
demandado o sujeto pasivo de la misma (partes directas), que es aquel contra el cual se
dirige la acción; y, los terceros interesados (denominados también partes indirectas).
No obstante la clasificación precedente, que es generalmente la más aceptada en la
doctrina, existen una serie de teorías respecto al concepto de parte:
a) Las partes son, por un lado el titular de un derecho que se reclama y, por el otro, aquel
a quien afecta la acción deducida. Se desecha esta teoría, pues si el demandante
fuese efectivamente titular del derecho, nunca podría perder el juicio.
b) Las partes del proceso son los mismos sujetos que tomaron parte en la relación
sustantiva material, pero trasladados al proceso. Esto tampoco resulta
necesariamente correcto puesto que existen situaciones como la sucesión, la cesión
de derechos, o bien, los litigios que no emanan de una relación jurídica previa, como
ocurre por ejemplo en la responsabilidad extracontractual.
c) Son el actor y el demandado, sea que participen del proceso o no.
d) Son aquellos que en nombre propio o en cuyo nombre se pretende la actuación de la
ley y aquel respecto del cual se formula una pretensión (concepto moderno).
e) Conceptos Procesales:
i. Parte, es cualquiera que promueva o en cuyo nombre se promueva un proceso y
el que sea llamado o provocado por el hecho de otro a tomar parte en ese
proceso o constreñido a someterse a él.
ii. Parte, es todo aquel que pide o frente al cual se pide en juicio la actuación de la
ley en un caso concreto.
42Carnelutti, Francesco. “Las miserias del proceso penal.” Traducción de Santiago Sentis Melendo. Monografías Jurídicas. Editorial Temis S.A. Bogotá – Colombia. 5ª Reimpresión.
2005. Pág. 27.
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c) El procurador designado debe seguir las instrucciones de las partes y si estas no están
conformes con su cometido, tienen el derecho de hacer alegaciones separadas y a
presentar sus propias pruebas, todo en los mismos plazos y condiciones que el
procurador común, todo lo cual obviamente sólo irá en su propio beneficio o
perjuicio. No obstante ello, lo obrado por el procurador común les sigue empeciendo
(Art. 16 del CPC)
d) Excepciones a la regla del procurador común: No será necesario designar un
procurador cuando se de alguna de las siguientes circunstancias (Art. 20 del CPC):
i. Sean distintas las acciones de los demandantes.
ii. Sean distintas las defensas de los demandados.
iii. Habiéndose iniciado el juicio con iguales acciones o excepciones, surgen
incompatibilidades de intereses entre quienes litigan conjuntamente. (causa
sobreviniente).
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c) Art. 584 del CPC y Arts. 1843 y 1844 del CC. Citación de Evicción: Situación que se da
propiamente en los contratos bilaterales y especialmente en la compraventa,
cuando el comprador que se ve expuesto a sufrir evicción (pérdida de la cosa
comprada por efecto de acciones judiciales interpuestas por terceros), cita al
vendedor, antes de contestar la demanda, para que éste comparezca en su
defensa como es su obligación (Art. 1843 y 1844 del CC y Art. 584 del CPC). Pueden
darse múltiples situaciones:
i. Si el comprador no cita, libera al vendedor de su responsabilidad.
ii. Si lo cita y el vendedor concurre, el proceso se sigue en contra de éste, pero
conservando el comprador el derecho de intervenir.
iii. Si el vendedor citado no comparece, se hace responsable de la evicción, salvo
que el juicio lo pierda el comprador por negligencia procesal.
d) Art. 492 del CPC y Art 2428 del CC. Citación de los Acreedores Hipotecarios en el
Juicio Ejecutivo: Si un una persona adquiere en remate judicial una propiedad
hipotecada, la adquiere con dicho gravamen, salvo que los acreedores hipotecarios
hayan sido citados al juicio. La citación los obliga a optar por mantener la hipoteca o
acceder a pagarse con el producto del remate.
e) Art. 131 y siguientes del Libro IV del CCOM. Verificación de Créditos en el
Procedimiento de Quiebra: Declarado en quiebra un deudor, sus acreedores sólo
tendrán derecho a concurrir al reparto de dividendos si han comparecido al tribunal
a verificar su crédito (sino, la ley presume la condonación). Art. 131 Libro IV del
CCOM.
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La doctrina preocesal distingue por ello, dos tipos de terceros, los denominados
terceros simplemente intervinientes y los denominados terceros interesados.
Los primeros, terceros simplemente intervinientes, son los testigos, peritos, depositarios,
interventores, secuestres, martilleros y demás personas que intervienen en el juicio en
situaciones analogas, sin tener interés directo en su resultado.
Los segundos, los terceros interesados, son aquellos que teniendo un interés actual en
sus resultados, hacen valer sus pretensiones en el proceso a través de las denominadas
tercerías, y que son los siguientes:
a) Terceros Coadyuvantes: (o por vía adhesiva) Hacen valer pretensiones concordantes
con alguna de las partes, debiendo en consecuencia actuar a través de un
procurado común. Arts. 12, 19 y 23 del CPC.
b) Terceros Independientes: (o por vía principal) Su interés es independiente de las
pretensiones de las partes por lo que actúan separadamente de ellas. Art. 23 del CPC
en relación Arts. 22 y 16 del CPC.
c) Terceros Excluyentes: (o por vía de oposición) estos tienen pretensiones incompatibles
con las de las partes. Art. 22 del CPC.
La regla general, es que se admita en el juicio toda clase de tercerías. La excepción
está dada por lo dispuesto en el Art. 518 del CPC, respecto del Juicio Ejecutivo, en que se
limita la posibilidad de intervenir a los terceros interesados (solamente pueden hacerlo a
través de una tercería de dominio, posesión, prelación de crédito o de pago).
Los requisitos para interponer una tercería, de cualquier clase que ésta sea, son los
siguientes: (Art. 23 del CPC)
a) Ser tercero (no ser parte, sin perjuicio de ello, debe tenerse presente respecto de la
denominación que alguna doctrina se refiere a estos como partes indirectas)
b) Existencia de un proceso en actual tramitación.
c) Tener interés actual en el proceso. El interés debe ser patrimonial y sobre la base de
derechos adquiridos y no de meras expectativas. Art. 23 inciso 2º del CPC.
La importancia de los terceros interesados, es que las resoluciones judiciales dictadas
en los procesos en los cuales intervienen, producen iguales efectos respecto de ellos que
respecto de las partes principales (Art. 24 del CPC).
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1. El Patrocinio:
El patrocinio, se define como un “contrato solemne en virtud del cual los interesados
en un asunto jurídico, encomiendan a un abogado la defensa de sus pretensiones ante los
Tribunales de Justicia.” Jurídicamente, no es otra cosa que un mandato, es decir, un
contrato bilateral y oneroso, con un objeto específico que lo hace diferenciarse de los otros
mandatos, por lo que si bien le es plenamente aplicable lo establecido en el Art. 528 del
COT, sin embargo, no debe confundirse con el mandato judicial.
Características del Patrocinio:
a) Requisitos para ser Patrocinante: Es necesario ser abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión, es decir, tener el título de abogado. Art. 1º de la Ley Nº
18.120.
b) Forma de constituirlo: La formalidad exigida por la ley es simple basta que en la
primera presentación que el interesado efectúe ante el tribunal, el abogado ponga
su firma, indicando además su nombre, apellidos y domicilio. Lo normal en la
práctica judicial, es dedicarle un otrosí del primer escrito a este efecto. Art. 1º inciso 2º
de la Ley Nº 18.120.
c) Sanciones al Incumplimiento de la obligación de designar patrocinante: La sanción
para el caso que se efectúe una presentación al tribunal sin contar previamente con
patrocinio de abogado es gravísima, por cuanto se traduce en que dicho escrito no
podrá ser proveído y se tendrá por no presentado para todos los efectos legales. Art.
1º inciso 2º de la Ley Nº 18.120.
d) Duración del patrocinio: Dura lo que dure el proceso, salvo renuncia del patrocinante
o revocación del patrocinio. Art. 1º inciso 3º de la Ley Nº 18.120.
e) Facultades del Patrocinante: El patrocinio se limita a la fijación por parte del
opatrocinante de las estrategias de defensa en juicio. No obstante, y a pesar que ello
es propio del mandatario judicial, se le faculta para asumir la representación de su
mandante en cualquier estado del juicio (con las facultades ordinarias del mandato
= Art. 1° inciso 3º de la Ley N°18.120)
f) Término del Patrocinio:
i. Cumplimiento o desempeño del encargo: Forma normal de terminación.
ii. Revocación: Acto unilateral del patrocinado por el cual se pone fin al patrocinio
vigente. Normalmente va aparejado de la designación de un nuevo abogado
patrocinante, quien tiene dos obligaciones conforme al Código de Etica
Profesional: comunicar la revocación a su colega y encargarse que éste reciba sus
honorarios profesionales (Código de Ética Colegio de Abogados).
iii. Renuncia: Manifestación de voluntad unilateral del patrocinante en orden a no
continuar ejerciendo su encargo. La renuncia debe notificarse al patrocinado y
informarle el estado del proceso. No obstante ello, el abogado que renuncia
mantiene su responsabilidad hasta por el término de emplazamiento, salvo que
previo a ello se constituya un nuevo patrocinio.
iv. Muerte o Incapacidad del Abogado: En este caso el patrocinado debe constituir
un nuevo patrocinio antes de efectuar su siguiente presentación. Cabe señalar
que la muerte del patrocinado no extingue el patrocinio, pues el abogado deberá
seguir prestando sus servicios a la sucesión.
2. El Mandato Judicial:
Es un “contrato solemne en virtud del cual una persona otorga a otra, que tiene
ciertas cualidades o condiciones especiales, facultades suficientes para que la represente
ante los Tribunales de Justicia.”
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“RESUMEN O PRESUMA”:
Procedimiento: Gestión preparatoria
Materia: Notificación de protesto de cheque (N04)
Demandante: JORGE ALEJANDRO EDUARDO ESCANDON CONTRERAS
RUT N°: 8.888.222-2
Abogado patrocinante y apoderado: JAIME PATRICIO MELO LAZO
RUT N° 6.666.777-7
Demandado: MANUEL JOSE SOTO FERNANDEZ
RUT N° 11.111.555-5
“SUMA”:
“EN LO PRINCIPAL: notificación de protesto de cheque. EN EL OTROSI: Acompaña copia
simple de mandato judicial, patrocinio y poder.
S. J. L. EN LO CIVIL DE ANTOFAGASTA
JAIME PATRICIO MELO LAZO, de profesión abogado, domiciliado en calle Maipú 999,
oficina, Nº 333, en representación de don JORGE ALEJANDRO EDUARDO ESCANDON
CONTRERAS, comerciante, para estos efectos del mismo domicilio del compareciente, a
US., respetuosamente, digo:
Mi representado es dueño del cheque serie Al Nº 8431428, por la suma de $ 2.222.222,
girado en contra del Banco del Estado de Chile, Oficina Antofagasta, Sucursal Latorre, por
don MANUEL JOSÉ SOTO FERNANDEZ, ignoro profesión, y cuyo domicilio registrado en el
Banco es Pasaje Río Imperial 9999 Conjunto Doña Francisca, de esta ciudad.”
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Sanción ante el incumplimiento de la obligación contenida en el Art. 31 del CPC por parte
del interesado, vale decir, ante la presentación de un numero insuficientes de copias o ellas
no son corresponden al original. Conforme al Art. 31 inciso 3° y 4º del CPC, no le correrá
plazo a la parte contraria y deberá el tribunal, apercibir a la parte que presentó el escrito
para que acompañe las copias de su presentación, dentro de tercero día, bajo
apercibimiento de tenerse por no presentado el escrito y, de plano el tribunal, debe
imponer una multa de un cuarto a un sueldo vital a la parte incumplidora de sus
obligaciones de acompañar el número de copias necesarias para notificar a las partes.
Tenemos entonces que, los efectos del incumplimiento, son principalmente tres:
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1- No corre plazo a la parte contraria para realizar cualquiera gestión a que de origen
aquel escrito.
2- Deberá el tribunal, de plano, imponer una multa de un cuarto a un sueldo vital.
3- El tribunal ordenará, además, que la parte respectiva acompañe las copias dentro
de los tres días hábiles siguientes a la dictación de la resolución, bajo apercibimiento de
tener por no presentado el escrito de que se trata.
Las resoluciones que se dicten por el tribunal, conforme a lo dispuesto en el Art. 31 del
CPC, son inapelables.
JURISPRUDENCIA: No se exige dejar copias del escrito de apelación en juicio sumario desde
que por aplicación de las normas del título V del Libro I del CPC es voluntario en este
procedimiento la presentación de minutas escritas. Hay voto de minoría en la sentencia
citada.43
4.- Firma del escrito por quien lo presenta. Esta obligación no se encuentra establecido en
la ley, pero los tribunales han sostenido que se debe exigir firma de quien comparece, a fin
de confirmar la autenticidad del escrito. Ha parecido obvio y ha sido exigido por la
jurisprudencia, aún cuando no existe norma legal al respecto.
JURISPRUDENCIA: Nuestra jurisprudencia ha señalado que un escrito presentado sin firma no
produce efecto jurídico alguno en tanto no sea suscrito, sin que sea posible asignarle
efectos retroactivos a una suscripción tardía. 44
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2. Deben practicarse en días y horas hábiles: Son días y horas hábiles, por regla general,
las señaladas en el Art. 59 del CPC. Son días hábiles los no feriados. Son horas hábiles las
que median entre las 08.00 horas y las 20.00 horas. Además debemos tener en cuenta,
para estos efectos, la Ley N° 2.977, que fija los días feriados en nuestro país, y otras leyes
especiales.
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Excepciones:
2.1. Habilitación de día y hora para la práctica de la diligencia. A solicitud de parte,
cuando causas urgentes los justificación. Art. 60 del CPC.
2.2. En los juicios de mínima cuantía, las horas hábiles van desde las 06.00 horas hasta las
20.00 horas, de todos los días del año. Art. 708 del CPC.
2.3. En los procesos criminales no hay día ni hora inhábil. Art. 14 del CPP.
4. Debe ser autorizada por el funcionario competente, por regla general, el funcionario
competente es el Secretario del Tribunal, excepcionalmente lo será el Receptor Judicial
competente: Art. 61 inciso 3° del CPC. También debemos tener presente a este respecto, el
Art. 380 N° 2 del COT, que entrega al Secretario del Tribunal, la función de autorizar las
resoluciones que recaigan sobre las solicitudes de las partes, y también a los Receptores
Judiciales quienes actúan como ministros de fe, en la prueba testifical y en la absolución de
posiciones o prueba confesional.
Si se omite alguno de estos requisitos (funcionarios competente, día y hora hábil,
testimonio en el proceso, y autorización del funcionario competente), la actuación
procesal de que se trata es NULA.
Existen además actuaciones procesales, particularmente reguladas en la ley, como
ocurre por ejemplo, con la prestación de juramento en juicio. (Art. 62 del CPC) y con lo
relativo a la intervención de un intérprete. (Art. 63 del CPC).
JURISPRUDENCIA: La jurisprudencia ha señalado que en las actuaciones procesales es
requisito la firma de los funcionarios que en ellos intervengan.46 Por otra parte, otra
sentencia ha señalado que para que tengan valor las actuaciones judiciales es preciso que
se practique la respectiva notificación de la persona a quien afecte dicha diligencia.
Excepcionalmente, las resoluciones judiciales producen efecto, sin previa notificación,
desde que se dictan, por ejemplo, respecto del recurrente y/o recurrido rebelde, en
segunda instancia, en el recurso de apelación.47
45
Sentencia de la Corte Suprema de fecha 03 de mayo de 2001. Publicada en LexisNexis N° 18713.
46 Sentencia de la Corte Suprema de fecha 22 de abril de 2002. Publicada por LexisNexis N° 19339.
47 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 16 de abril de 1991. Publicada por LexisNexis N° 11199.
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del Juzgado de Letras con asiento en la comuna de Taltal, lo mismo podría ocurrir en los
territorios jurisdiccionales de los Juzgados de Letras de Tocopilla, María Elena y Calama.
JURISPRUDENCIA: Nuestra jurisprudencia ha señalado que no es posible la tramitación
de un exhorto en nuestro país si las actuaciones a que éste se refiere implican cumplir en
Chile resoluciones dictadas por un tribunal extranjero, procedimiento reglado en los Arts.
245 a 251 del CPC. 48 Por otra parte, se ha señalado por nuestra jurisprudencia que, al no
proporcionarse antecedente alguno sobre qué punto o qué materia deben ser interrogados
los testigos individualizados en el exhorto, no procede dar curso a su tramitación. 49
6.4. FORMAS EN QUE LAS ACTUACIONES PROCESALES PUEDEN SER DECRETADAS, ORDENADAS
O AUTORIZADAS POR EL TRIBUNAL QUE CONOCE DE LA CAUSA:
1. CON CITACIÓN DE LA PARTE CONTRARIA.
2. CON CONOCIMIENTO DE LA PARTE CONTRARIA.
3. CON AUDIENCIA DE LA PARTE CONTRARIA.
4. DE PLANO.
Esta materia, tiene fundamental importancia para precisar el momento en que ellas
pueden ser cumplidas.
Las actuaciones judiciales o procesales, pueden ser decretadas, ordenadas o
autorizadas como ya hemos señalado, de diversas formas, por el tribunal que conoce de la
causa, básicamente bajo las siguientes tres formas diferentes:
1.- Con conocimiento de la parte contraria.
2.- Con citación de la parte contraria.
3.- Con audiencia de la parte contraria.
4.- De plano.
48
Sentencias de la Corte Suprema, de fecha 6 y 19 de junio de 1995, de fecha 16 y 20 de agosto de 2004, de
fecha 6 de octubre de 2004, de fecha 11 de julio de 1994 y de fecha 30 de diciembre de 1991. Publicadas por
LexisNexis, bajo los N° 13516; 13527; 22814; 13059; 13189; 22801 y 11736 respectivamente.
49
Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 30 de marzo de 1994. Publicada por LexisNexis N° 22800.
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La resolución que va a dictar el tribunal frente a una actuación procesal que la ley
ordena con citación va a ser:
Antofagasta, diecinueve de marzo de dos mil cinco.
“Como se pide con citación."
Casos en que se da esta situación, son por ejemplo, el Art. 233 del CPC (cumplimiento
incidental de una sentencia ante el mismo tribunal que la dictó) y el Art. 336, parte primera,
del CPC (el aumento extraordinario para rendir prueba dentro del territorio de la
República).
Esta citación no implica que el tribunal llame a su presencia a la contraparte. La
citación sólo es el otorgamiento, la dación por parte de la ley, de un plazo a la contraparte
para que dentro de él ella pueda oponerse y formular observaciones acerca de la petición
de la contraria, de tal manera, que la diligencia decretada por el tribunal no pueda
llevarse a cabo, sino una vez transcurrido el plazo o en su defecto de haber oposición,
resuelto el incidente respectivo a que de lugar la oposición de la contraparte.
Notificada la parte contraria en forma legal, pueden producirse dos situaciones
distintas:
1) Que no haya oposición de la contraparte
Si no hay oposición dentro del plazo legal (tres días), por ejemplo, si la contraparte
guarda silencio, transcurrido el plazo, se cumple la diligencia dispuesta por el tribunal sin
más tramite.
2) La contraparte se opone dentro del plazo
Si hay oposición de la contraria dentro del plazo de citación (tres días), se genera
en tal caso un incidente que es necesario tramitar y resolver.
El cumplimiento de esta diligencia que se ordenó con citación no se verificará en
este último caso, será menester previamente tramitar y resolver este incidente, y sólo una
vez que el tribunal resuelva el mismo, que se pronuncie respecto a él, y en la medida que la
sentencia de este incidente sea favorable al solicitante de la diligencia, se cumple aquella
diligencia solicitada y decretada por el tribunal. Si la decisión del tribunal es desfavorable
para el solicitante de esta diligencia, ella no podrá practicarse.
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- 1) que el fallo sea favorable al solicitante, en cuyo caso se cumple la actuación procesal
solicitada.
- 2) que sea desfavorable al solicitante, en cuya situación no se podrá llevar a cabo la
diligencia solicitada.
Sin perjuicio, de que en ambos casos, sea posible deducir los recursos procesales que
correspondan, por la parte que se estime perjudicada.
Diferencias entre las diligencias decretadas con citación y las diligencias decretadas con
audiencia
Cuando el tribunal decreta una actuación con citación puede o no generarse un
incidente. Se generará cuando el contendor en el término de tres días formule una
objeción o excepción. Si esta no existe no hay incidente y la diligencia se llevará a efecto
extinguido ese término fatal de tres días. Cuando es una actividad decretada con
audiencia (se confiere traslado) siempre se va a generar un incidente, y sólo una vez que él
sea resuelto y siendo la resolución favorable al peticionario, podrá llevarse a efecto esa
diligencia o actuación procesal que se pidió.
De allí que cuando la actuación se ordena con audiencia la providencia simple y
exclusivamente confiriere traslado, no hay un pronunciamiento del tribunal en forma
inmediata acerca de su cumplimiento. (Ver Arts. 71, 82, 89 y 91 del CPC).
4.- De Plano: En este caso, implica que el tribunal decreta la actuación de inmediato, sin
mayores formalidades ni espera de términos o notificaciones para el cumplimiento de las
resoluciones judiciales que las disponen. Esto es absolutamente excepcional, puesto que se
contrapone a la norma expresa contenida en el Art. 38 del CPC, por lo que la facultad para
el tribunal pueda obrar de esta manera, debe estar expresamente consagrada. Ejemplo, la
resolución que declara desierto el recurso de apelación por falta de comparecencia del
apelante, en el plazo del Art. 200 del CPC, ante la Corte de Apelaciones a continuar con la
tramitación del recurso, la que será decretada por el tribunal de oficio, con la sola
certificación del Secretario del Tribunal de alzada y, cuya resolución produce efectos
desde su dictación sin previa notificación de la misma. La misma situación se produce,
respecto del apelado rebelde en segunda instancia que no comparece ante la Corte de
Apelaciones, en el plazo del Art. 200 del CPC y, mientras no comparezca.
6.5.1.- Concepto
El CPC no define lo que ha de entenderse por plazo, es el CC, en el Art. 1494 el que lo
define, señalando que “el plazo es la época que se fija para el cumplimiento de la
obligación”, de tal concepto civilista de plazo, podemos deducir entonces, lo que debe
entenderse por plazo para los efectos procesales, entendiéndose por tal “el hecho futuro y
cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho procesal”.
Por su parte don Luis Claro Solar sostiene que el plazo “es el tiempo concedido o
exigido por la ley, por el juez o por las partes para la ejecución de un acto cualquiera, o
dentro del cual se prohíbe hacer una cosa”.
Los plazos y la forma de contabilizarlos, están reglamentados en el CC, en los Arts. 48,
49 y 50, disposiciones que deben entenderse complementadas y a veces modificadas por
las normas del CPC sobre esta materia.
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Sin embargo, en general, son las normas del CC ya referidas, las que se preocupan
fundamentalmente de la forma en que deben computarse los plazos.50/ 51/ 52
50 Art. 48 del Código Civil. “Todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención en las leyes o en los decretos del Presidente de la
República, de los tribunales o juzgados, se entenderá que han de ser completos; y correrán además hasta la medianoche del último día del plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo número en los respectivos meses. El plazo de un mes podrá, por
consiguiente, de 28, 29, 30 o 31 días, y el plazo de un año de 365 o 366 días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años constare de más días que el mes en que ha de terminar el plazo, y si el plazo corriere desde
alguno de los días en que el primero de dichos meses excede al segundo, el último día del plazo será el último día de este segundo mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones de edad, y en general a cualesquiera plazos o términos prescritos en las leyes o en
los actos de las autoridades chilenas; salvo que en las mismas leyes o actos se disponga expresamente otra cosa”.
51 Artículo 49 del Código Civil. “Cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la
medianoche en que termine el último día del plazo; y cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos
derechos, se entenderá que estos derechos no nacen o expiran sino después de la medianoche en que termine el último día de dicho espacio de
tiempo”.
52 Art. 50 del Código Civil. “En los plazos que se señalaren en las leyes, o en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados,
se comprenderán aun los días feriados; a menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los
feriados”.
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6.5.2.3.- Considerando el momento en que el plazo expira, los plazos son fatales o no
fatales.
Clasificación a la que alude el Art. 49 del CC y el Art. 64 del CPC.
3.1. Plazo fatal
Es aquel que transcurrido el tiempo que la ley señala, extingue el derecho que debió
ejercitarse dentro de él, por el sólo ministerio de la ley.
Lo importante de este plazo no es que expire por el sólo ministerio de la ley, sino que
extingue el derecho que debió ejercerse dentro del plazo indicado, por el sólo ministerio de
la ley.
Ejemplo de plazo fatal, es el previsto en el Art. 590 del CPC, que extingue el derecho
para oponerse al desahucio.
3.2. Plazo no fatal
Es aquel que no extingue el ejercicio del derecho por el sólo transcurso del tiempo
que la ley señala. Es menester que el tribunal a petición de parte interesada declare
expresamente que ha transcurrido el término concedido, y en consecuencia de por
cumplido o evacuado el trámite de que se trata, en rebeldía de quien debía evacuarlo.
El término no fatal sólo va a expirar, y extinguir por ende el derecho para ejercitarlo,
por la declaración de rebeldía que el tribunal haga respecto de la parte que no
aprovechó el término que se le confirió para ejercer sus derechos.
El plazo no fatal por esencia, es el plazo judicial.
La regla general dentro de nuestro sistema de plazos del Código de Procedimiento
Civil, es que los plazos sean fatales, salvo aquellos que están establecidos para la
realización de actuaciones propias del tribunal (Art. 64 inciso 1º del CPC), o sea que
podríamos decir, que los plazos sólo son fatales respecto de las partes, no así respecto del
tribunal.
En armonía con éste Art. 64 del CPC, hay que entender el Art. 66 del mismo cuerpo
legal, conforme al cual los términos de días que establece este código se entienden
suspendidos los feriados, a menos que el tribunal por motivos fundados disponga lo
contrario.
Hay que tener presente que el juez al fijar un plazo judicial no le puede dar el
carácter de fatal, la fatalidad de un plazo sólo puede emanar de la ley y no de la
resolución de un juez (hay una excepción en el llamado recurso de queja).
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Admisibilidad de la prórroga
5.1.1. Plazo judicial
Por regla general, los plazos judiciales admiten prórroga. En efecto, los plazos
judiciales conforme a lo establecido en el Art. 67 inciso 1° del CPC, admiten prorroga de los
mismos, sujeto a las condiciones que establece la ley.
Pero para que pueda tener lugar la prórroga de un plazo judicial es necesario que se
cumplan las dos exigencias que se contemplan en el Art. 67 inciso 2° del CPC, vale decir:
- 1) La prorroga debe solicitarse antes de que expire el plazo.
- 2) Debe alegarse justa causa, situación que el tribunal apreciará prudencialmente.
5.1.2. Plazo legal. Art. 68 del CPC.
La regla general, es que los plazos legales no pueden ser prorrogados por el tribunal.
Excepcionalmente este tipo de plazo puede prorrogarse cuando la ley lo faculta
expresa y determinadamente para ello, así acontece por ejemplo con el término
probatorio según el Art. 340 del CPC. (Prorroga del Término Probatorio para rendir prueba
testimonial).
5.2 Plazo improrrogable
Son términos no prorrogables o improrrogables aquellos que no pueden extenderse o
ampliarse más allá del número de unidades de tiempo que la ley señala.
La calidad de prorrogable o improrrogable de un plazo no tiene nada que ver con el
carácter de fatal o no fatal del mismo.
6.5.2.6.- Clasificación del plazo desde el punto de vista civil, plazo suspensivo y plazo
extintivo.
Se distingue entre:
6.1. Plazo suspensivo
Es aquel que suspende el ejercicio de un derecho o de una obligación.
6.2. Plazo extintivo
Es aquel plazo con cuyo vencimiento se extingue un derecho.
6.5.2.7.- Clasificación del plazo desde el punto de vista civil, plazo determinado y plazo
indeterminado.
7.1. Plazo determinado
Plazo determinado es aquel en que se sabe cuando se va a verificar el hecho futuro
y cierto.
7.2. Plazo indeterminado
En cambio el plazo indeterminado, es aquel plazo en que se sabe que va a suceder
el hecho, pero se ignora cuando. Ejemplo típico de este tipo de plazo es la muerte de una
persona.
6.5.2.8.- Clasificación desde el punto de vista civil, plazo expreso y plazo tácito.
8.1. Plazo expreso
Plazo expreso, es aquel que se establece en términos formales y explícitos.
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6.6.1.- Concepto
Se entiende en forma genérica por rebeldía “la declaración de la pérdida del
ejercicio del derecho de que se trate en el desarrollo del proceso, a fin de poder impulsar
el procedimiento hacia la sentencia”.
JURISPRUDENCIA: Nuestra jurisprudencia ha señalado que la rebeldía de la parte
demandada debe estimarse como una negación a los argumentos expuestos en la
demanda. Sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de fecha 29 de octubre de
2000. Publicada por LexisNexis N° 21055. En este mismo sentido puede verse sentencia de la
Corte Suprema, de fecha 13 de agosto de 1996. Publicada LexisNexis N° 14001.
El término judicial expira sólo por la declaración de rebeldía que el tribunal haga
respecto de la parte que no aprovecho el término para ejercer sus derechos, de tal
manera, que mientras el tribunal no declare esa rebeldía no va a expirar el plazo no fatal, y
el litigante podrá evacuar el trámite respectivo (Art. 78 del CPC).
¿Quién acusa la rebeldía? La parte contraria a aquella que favorece la concesión
del término. Pero es necesario precisar que no basta con la acusación de rebeldía para
lograr que el plazo judicial expire, sino que es necesario obtener del tribunal la “declaración
de rebeldía”, sólo con esta se extingue dicho plazo, mientras tanto la otra parte puede
perfectamente evacuar el trámite correspondiente.
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7.1.- Concepto
Los actos procesales como ya hemos señalado, pueden provenir de distintos sujetos
procesales, el tribunal, las partes o los terceros. Entre esos sujetos que hemos indicado
precedentemente, que pueden realizar estos actos procesales, se encuentran los distintos
órganos jurisdiccionales (Tribunales).
Cuando los actos procesales provienen de los órganos jurisdiccionales o en otras
palabras, de los Tribunales, reciben el nombre específico de resoluciones judiciales.
Luego se puede decir, que las resoluciones judiciales “son los actos procesales que
que emanan de los tribunales, resolviendo las peticiones de las partes u ordenando el
cumplimiento de determinadas medidas procesales, en otras palabras son los
pronunciamientos que efectua un tribunal durante el curso de un litigio.
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53Sentencia Interlocutoria y Derechos Permanentes. Guillermo Oliver Calderón. Fundación Fernando Fueyo. Editorial Jurídica Conosur. Santiago de Chile. Año
1998.
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2.- Cuando, una resolución judicial, resuelve sobre algún trámite que va a servir de base
para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria:
Ejemplo típico, es la resolución judicial que recibe a prueba la causa, lo es también,
dentro del juicio ejecutivo, la resolución que ordena despachar mandamiento de
ejecución y embargo.
Estas sentencias interlocutorias, que resuelven sobre un tramite, que va a servir de
base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria, reciben en la
doctrina, el nombre de sentencias interlocutorias de segundo grado (son resoluciones
judiciales que no recaen sobre un incidente) para diferenciarlas de las anteriores, que si
fallan incidentes y establecen derechos permanentes a favor de las partes y, que son
denominadas sentencias interlocutorias de primer grado.
54Puede verse además a este respecto, las opiniones de don Mario Mosquera Ruiz, Apuntes de Clases de la Universidad de Chile; de don Eugenio Middleton
Soffia, De la Fundamentación de las Sentencias, Memoria de Prueba, Universidad de Chile; de don Carlos Anabalón Sanderson. Tratado Práctico de Derecho
Procesal Civil Chileno, Tomo II; Hugo Pereira Anabalón en su obra La Cosa Juzgada Formal en el Procedimiento Civil Chileno; la de don Arnoldo Wunkhaus Ried
en su obra Las Resoluciones Judiciales en el Procedimiento Civil; la de don Fernando Alessandri Rodríguez, en su obra Curso de Derecho Procesal. Reglas
Comunes a Todo Procedimiento y Juicio Ordinario y la de don Mario Casarino Viterbo en su obra Manual de Derecho Procesal Civil. Editorial Jurídica de Chile.
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Para algunos autores, estas sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación, se denominan sentencias interlocutorias de tercer grado
y, no están comprendidas en el Art. 158 del CPC. Sin embargo, otros autores, sostienen, que
ellas se encuentran en el Art. 158 del CPC, entre las denominadas sentencias interlocutorias
de primer grado, es decir, de aquellas que fallan un incidente y establecen derechos
permanentes a favor de las partes.
1. Sentencias de término
En algunas disposiciones se alude a sentencias de término, usan esta expresión por
ejemplo, los Art. 98 y 153 del CPC. A pesar de ello nuestro CPC no señala que debe
entenderse por sentencia de término.
Del contexto de las disposiciones en que se utiliza por la ley esta expresión, se
desprende que sentencia de término, “es aquella sentencia definitiva o interlocutoria que
pone fin a la última instancia del juicio.”
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De este modo, si un juicio se falla en única instancia, la sentencia que recae en esa
única instancia tendrá la calidad de sentencia de término.
Si el juicio se sigue tanto en primera como en segunda instancia, será sentencia de
término la que se dicte en la segunda instancia.
Por otra parte, cabe señalar desde ya, que la casación no constituye una instancia,
por ello, la sentencia que la resuelve, no puede ser sentencia de término ya que esta última
se refiere exclusivamente a la instancia. (sea esta única instancia, primera instancia o
segunda instancia). La sentencia que acoge el recurso de casación en el fondo, es una
sentencia anulatoria de la sentencia impugnada y, como consecuencia de la nulidad de
la misma, debe dictarse una sentencia de reemplazo. Se discute la naturaleza jurídica de
esta última, según algunos es una sentencia sui generis, que no permite ser calficada en los
terminos tradicionales de las demás sentencias, según otros, tiene la misma naturaleza
jurídica de la resolución que reemplaza.
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7.4.2.1.- Requisito especial de la primera resolución que dicta el tribunal en una causa.
La primera resolución que se dicta por el tribunal en una causa, fuera de las
exigencias generales ya señaladas, tiene que cumplir ciertas menciones especiales:
En ella se debe indicar el número de rol de la causa, así lo requiere el Art. 51 del CPC.
(El rol o rit de la causa, es el número que se le asigna en el ingreso del juzgado
correspondiente)
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- Ninguna de las causales del Art. 768 del CPC contempla esta infracción.
- La propia terminología del Art. 171 del CPC, exige que sólo se cumplirá este requisito
cuando la naturaleza del negocio lo permita, y esta es una cuestión de hecho, que queda
entregada a la libre apreciación del tribunal en cada caso concreto.
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3- El juez debe fallar las mismas acciones y excepciones hechas valer por las partes,
si así no lo hace esa sentencia es susceptible de casarse en la forma de acuerdo con el Art.
768 N° 4 - 5 del CPC, y se estará en tal situación frente a un vicio de extra petita.
Debemos señalar que para nuestra legislación, el vicio de ultra petita incluye el extra
petita y el citra petita, sin perjuicio, es posible construir en recurso de casación en la forma
de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 768 Nº 5 en relación al Art. 170 Nº 6 del CPC.
Limitaciones al tribunal al momento de fallar. Este Art. 170 N° 6 del CPC, debe relacionarse
con el Art. 160 del CPC.
De acuerdo con el Art. 160 del CPC, la sentencia tiene que pronunciarse conforme al
mérito del proceso, y no puede extenderse a puntos que no hayan sido expresamente
sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.
Mérito del proceso, son los documentos y demás medios de prueba, las acciones y las
excepciones que se hayan hecho valer durante el curso de la litis.
En relación con el Art. 160 del CPC, se estima por algunos autores en la doctrina, que
su infracción podrá servir de base a un recurso de casación en el fondo, sin embargo, la
jurisprudencia opina que la infracción de esta norma sólo da lugar a la interposición de un
recurso de casación en la forma, basándose para ello en las causales 4° y 5° del Art. 768 del
CPC.
Este principio general, contenido en el Art. 160 del CPC, en orden a que las
sentencias deben dictarse conforme al mérito del proceso, tiene algunas excepciones:
1.- El tribunal puede resolver sobre puntos no sometidos a juicio por las partes en los casos
en que la ley expresamente lo faculta para hacer declaraciones de oficio (Art. 160 parte
final del CPC).
Así por ejemplo puede declarar de oficio la nulidad absoluta de un acto o contrato
cuando el vicio que lo invalida aparezca de manifiesto, igual sucede respecto de la
incompetencia absoluta.
2.- El tribunal puede dejar de resolver aquellas acciones o excepciones que fueren
incompatibles con las aceptadas (Art. 170 N° 6 parte final del CPC).
Así por ejemplo, si en un juicio se opone la excepción de nulidad de la obligación y se
alega subsidiariamente la de pago, si se acepta la primera no puede el tribunal
pronunciarse sobre la segunda.
OTRAS MENCIONES QUE DEBEN CONTENER LAS SENTENCIAS DEFINITIVAS TANTO DE ÚNICA
COMO DE PRIMERA INSTANCIA.
Fuera de los requisitos que se contienen en el Art. 170 del CPC, las sentencias
definitivas de única o primera instancia, conllevan otras menciones que son obligatorias:
1.- Según el Art. 144 del CPC deben contener una declaración acerca del pago de las
costas de la causa, en otras palabras, la sentencia debe consignar, si el tribunal condena
en costas o libera a las partes del pago de las costas.
2.- Si se trata de una sentencia definitiva de única o primera instancia, que se emite por un
tribunal colegiado, deberá consignar, la opinión de aquel o aquellos miembros que fuese o
fuesen disconformes con la de la mayoría que adoptó el acuerdo, así lo establece el Art. 89
del COT y el Nº 14 del AA de 1920.
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2.- En el caso de los juicios sumarios, en que conforme al Art. 692 del CPC, el tribunal
de alzada tratándose de una sentencia definitiva dictada en un juicio sumario, está
facultado para pronunciarse, a solicitud de parte, sobre todas las cuestiones que se hayan
debatido en primera instancia, aún cuando no hallan sido resueltas en el fallo apelado. La
razón de esto, es que la materia en referencia, incide en los juicios sumarios, juicios que se
pretende por el legislador que sean breves y, expeditos.
3.- Aquellos casos, en que se trata de declaraciones que son obligatorias efectuar de
oficio, por parte de los tribunales que están conociendo de una causa, a ellas se refiere el
Art. 209 del CPC. Si se da esta situación, el tribunal esta obligado a declarar de oficio la
nulidad absoluta, aún cuando el tribunal de primera instancia no haya formulado tal
declaración.
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B. Ciertas sentencias interlocutorias pese a lo dispuesto en el Art. 182 inciso 1º del CPC, no
producen el efecto del desasimiento del tribunal:
Así por ejemplo:
1.- La sentencia interlocutoria que declara la deserción de un recurso de apelación y la
que declara la inadmisibilidad del recurso de apelación. Art. 201 del CPC.
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C. El caso del incidente de nulidad procesal de todo lo obrado por falta de emplazamiento.
(Art. 182 inciso 2° del CPC), este incidente de nulidad por falta de emplazamiento está
regulado en el Art. 80 del CPC. Este incidente de nulidad, según ha entendido la
jurisprudencia nacional, puede intentarse aún si hay sentencia definitiva, ya que la misma
habría sido dictada en un seudo proceso legalmente tramitado, al no haber
emplazamiento en forma legal.
Este incidente puede formularse ante el mismo tribunal que dictó la sentencia
definitiva o interlocutoria, y no obstante haberse producido el desasimiento de dicho
tribunal respecto de la resolución cuestionada, el mismo tendrá competencia para
pronunciarse acerca del incidente de nulidad por falta de emplazamiento del Art. 80 del
CPC.
Por último, hay que reiterar, que los autos y los decretos no producen el desasimiento
del tribunal, y aún cuando estén ellos notificados a las partes, pueden enmendarse por el
tribunal que los dictó a través de un recurso de reposición, conforme a lo previsto en el Art.
181 del CPC.
En la tramitación de los recursos procesales previstos en el Art. 182 inciso 1° del CPC, el
tribunal puede pronunciarse de plano, sin más trámite, o bien después de oír a la otra parte
(a la contraria), ordenando traslado, produciéndose un incidente.
La interposición de este recurso de aclaración, agregación o rectificación, si el juez
estima del caso oír a la contraparte (mediante el traslado), puede suspender los trámites
del juicio o la ejecución de la sentencia, según sea la naturaleza de la reclamación.
Estas solicitudes de aclaraciones, agregaciones o rectificaciones pueden formularse
no obstante la interposición de recursos procesales respecto de la sentencia a que esas
reclamaciones se refieren. Por ende, es posible pedir la aclaración de una sentencia
definitiva y al mismo tiempo interponer un recurso de apelación en contra de ella, o
deducir primero la apelación y luego solicitar la aclaración, agregación o rectificación.
(Art. 185 del CPC).
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7.5.2.5.- Clasificación de la cosa juzgada – cosa juzgada formal y cosa juzgada material
En la doctrina suele distinguirse entre:
57 Pereira Anabalón, Hugo. “La Cosa Juzgada Formal en el Procedimiento Civil Chileno”. Colección de Estudios Jurídicos y Sociales N° 39. Facultad de Derecho
de la Universidad de Chile. Editorial Jurídica de Chile.
58 Oberg Yañez, Héctor. “La Cosa Juzgada del Juicio Ejecutivo”. Revista de Derecho - Universidad de Concepción. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
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1. Si el cumplimiento se exige dentro del año contado desde que la prestación se hizo
exigible: se va a poder utilizar ante el tribunal que dictó esa resolución, en la medida
en que la ley no señale un procedimiento especial para su cumplimiento, y en este
caso el procedimiento a utilizar es el contenido en el Art. 233 del CPC, que se conoce
con el nombre de procedimiento incidental.
Si el cumplimiento se solicita después del año contado desde que la prestación se
hizo exigible, se debe utilizar el procedimiento contemplado para el juicio ejecutivo
(Art. 237 inciso 1° del CPC).
2. Si el cumplimiento se solicita ante un tribunal distinto del que dictó esa resolución, ya
sea en primera o única instancia, se debe utilizar el procedimiento que se contempla
para el juicio ejecutivo (Art. 237 inciso 2° del CPC).
3. Si la ley contempla un procedimiento especial para obtener el cumplimiento de lo
resuelto, debe ceñirse el titular a ese procedimiento especial que regula la ley.
Ejemplo: juicios derivados del contrato de arrendamiento, aquellos que se
dictan en juicios arbitrales, el juicio de hacienda, etc.
El Art. 238 del CPC, es supletorio de todas las formas mencionadas con
antelación. Si se persigue el cumplimiento de una resolución no contenida en la
enumeración anterior, según este artículo, le va a corresponder al juez de la causa
dictar las medidas conducentes a hacer efectivo ese cumplimiento, para esto el juez
está habilitado para imponer multas y decretar arrestos, incluso puede repetir estos
apremios.
Ejemplo: la sentencia que declara extinguida una obligación, la que ordena la
entrega de los hijos comunes, etc.
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B. Es relativa
Es relativa porque ella sólo aprovecha a las partes que han intervenido en el pleito y
a sus herederos. (Efecto relativo de las sentencias).
La presunción de verdad que encierra esta excepción, favorece sólo a aquellas
personas que fueron parte en el proceso en que se dictó el fallo pertinente (Art. 3° inciso 2°
del Código Civil)59.
Esta excepción puede ser invocada por cualquiera de las partes, independientemente de
la posición que hubieren podido tener en el litigio anterior: así el demandado podrá
oponerla contra el actor reclamando un derecho que le fue desconocido en el primer
juicio, y el actor podría oponerla al demandado que intentara oponer una defensa que fue
rechazada en el primer juicio.
59Artículo 3° inciso 2° del Código Civil. “Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren.”
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C. Es irrevocable
Es también irrevocable, ello quiere decir, que no puede ser alterado lo resuelto por
una sentencia definitiva o interlocutoria firme, ni por otro tribunal, ni por el poder ejecutivo o
legislativo.
Así fluye del Art. 9° inciso 2° del Código Civil.60
D. Es imprescriptible
Lo que significa que no obstante el transcurso del tiempo, siempre puede alegarse la
excepción de cosa juzgada, sin importar el tiempo transcurrido desde su dictación.
Lo que no acontece, como ya hemos dicho, con respecto de la acción de cosa
juzgada, la que si prescribe conforme a las normas generales contenidas en el artículo 2515
del Código Civil.61
60 Artículo 9 inciso 2° del Código Civil. “Sin embargo, las leyes que se limiten a declarar el sentido de otras leyes, se entenderán incorporadas en éstas;
pero no afectarán en manera alguna los efectos de las sentencias judiciales ejecutoriadas en el tiempo intermedio.”
61 Artículo 2515 del Código Civil. “Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las ordinarias.
La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, convertida en ordinaria durará solamente otros dos.”
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4. La acción de cosa juzgada prescribe según las reglas generales, vale decir, en tres años
la acción ejecutiva y en cinco la acción ordinaria. La excepción de cosa juzgada en tanto
habida consideración de su naturaleza es imprescriptible (Art. 2515 del Código Civil).
5. Considerando el tipo de resoluciones de las que provienen unas u otras. La acción de
cosa juzgada, emana de sentencias definitivas e interlocutorias firmes; así como de
aquellas sentencias definitivas o interlocutorias que causan ejecutoria y que tengan el
carácter de condenatoria; producen asimismo, acción de cosa juzgada, los autos y los
decretos firmes. (Artículo 181 del Código de Procedimiento Civil. En cambio, la excepción
de cosa juzgada, por su parte, sólo proviene de las sentencias definitivas e interlocutorias
firmes o ejecutoriadas, sea que invistan el carácter de condenatorias o absolutorias.
7.5.4.- LA RETROACTIVIDAD
Se refiere a la época desde la cual los derechos declarados en la sentencia o que de
ella emanan se entienden existir.
Al respecto, hay sentencias, como son las sentencias declarativas, cuyos efectos se
retrotraen al pasado, reconociendo un derecho preexistente al juicio.
En tanto que, hay otras sentencias, como son las sentencias constitutivas, que sólo
producen efectos para el futuro, es decir, desde que la sentencia se encuentra firme o
ejecutoriadas. En este tipo de sentencias el derecho nace con ella.
Sentencias respecto de las cuales opera el efecto retroactivo del derecho declarado
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De las Notificaciones. José Ramón Camiruaga Ch. Editorial Jurídica de Chile. Tercera Edición. Xxxx.
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Si la comunicación es de las partes al tribunal, ello se logra por medio del acto
procesal denominado escrito, que la parte presenta al tribunal y que se incorpora
materialmente al expediente.
2. Si la comunicación es del tribunal a las partes
En cambio, cuando la comunicación es del tribunal a las partes, ello se hace
mediante un acto procesal, denominado notificación.
Conceptos de notificación
Hay diversas y numerosas definiciones que los autores intentan sobre lo que debemos
entender por notificación:
- para Alessandri, “notificación es una actuación judicial que tiene por objeto poner en
conocimiento de las partes una resolución judicial”.
- para el argentino Hugo Alsina63 “la notificación es el acto por el cual se pone en
conocimiento de las partes o de los terceros una resolución judicial”.
1- La citación
La citación, es el acto procesal, por el cual el tribunal ordena a las partes o a los
terceros que comparezcan físicamente ante él, en el día, hora y lugar que se señala.
Es un acto de intimación, ya que mediante ella se manifiesta la sujeción de la persona
citada a la autoridad del juez.
La citación, por emanar del tribunal, es una resolución judicial que se caracteriza
porque impone al afectado la obligación de comparecer a la presencia del juez y porque
esa comparecencia debe llevarse a efecto, en un momento determinado. Esto es lo
esencial de la citación. La citación implicará además, un acto de notificación del citado.
2- El emplazamiento
El emplazamiento, es el acto procesal, por el cual el tribunal ordena a las partes o a
los terceros que comparezcan ante él en un lapso de tiempo determinado. (Es decir, dentro
de un plazo).
Este emplazamiento, también es un acto de intimación, pues impone a una persona
una determinada conducta.
El emplazamiento, es también una resolución judicial, que se particulariza porque
ordena al emplazado una determinada conducta, (la conducta de que comparezca ante
la presencia judicial), pero esa comparecencia debe realizarse en un determinado lapso, y
no en un momento preciso (lo que diferencia al emplazamiento con la citación).
Esta noción de emplazamiento que hemos señalado precedentemente, corresponde
a un concepto amplio de lo que entendemos por emplazamiento. Ello por cuanto, en un
sentido restringido, se entiende por emplazamiento, al llamamiento que se hace al
demandado para que se defienda en el juicio, compareciendo ante el tribunal en el plazo
63 Tratado Teórico Practico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Alsina, Hugo. Parte General. 7 volúmenes. 1988.
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que señale la ley para tal fin. (Por ejemplo, en el juicio ordinario de mayor cuantía: el plazo
por regla general, es de 15 días - Plazo para contestar la demanda- Art. 258 y 259 del CPC).
3- El requerimiento
El requerimiento, es el acto procesal por el cual el tribunal ordena a las partes o a los
terceros hacer o no hacer alguna cosa determinada que no consista en una
comparecencia ante él.
Al igual que en los casos anteriores, se trata de un acto de intimación, puesto que
impone una determinada conducta.
Es, asimismo, una resolución judicial caracterizada, porque ordena al requerido una
conducta que consiste en hacer o no hacer algo. El acto que se le ordena ejecutar o la
omisión, pueden ser realizados o dejado de hacer, tanto dentro de un plazo como
inmediatamente.
Paralelo entre estos conceptos: citación, emplazamiento y requerimiento por una parte y la
notificación por otra.
Reglamentación legal
Nuestro CPC, no define lo que debe entenderse por notificación, pero del contexto
de las disposiciones que se refieren a ellas, se desprende que su objetivo, no es otro que el
dar a conocer a los interesados, sean partes directas, indirectas o terceros ajenos al juicio,
una resolución judicial que servirá de partida para que corra un término o plazo.
Las notificaciones están reglamentadas en forma particularizada, en el Título VI, del Libro I
del Código de Procedimiento Civil, pero también se les aplican a las notificaciones, las
reglas comunes, aplicables a todas las actuaciones judiciales. Se regulan las notificaciones
en particular, entre los Arts. 38 a 58 y 59 a 77 del CPC.
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Requisitos para que las resoluciones judiciales produzcan efectos legales – la notificación
legal de las mismas.
Del Art. 38 del CPC, se desprende que para que una resolución judicial, surta efectos
legales, se requiere:
- 1.- que sea notificada.
- 2.- que esa notificación sea practicada en forma legal.
Esta regla general, que se contiene en el Art. 38 del CPC tiene algunos casos
expresamente exceptuados por la ley. Ellas son:
1.- las medidas prejudiciales precautorias y precautorias a que se refiere el artículo 302 del
Código de Procedimiento Civil. Arts. 279, 290 y 302 del CPC.
2.- el caso de la declaración de la deserción del recurso de apelación. Art. 201 inciso final
del CPC.
3.- el caso de la rebeldía en segunda instancia. Art. 202 del CPC. Las resoluciones que se
dicten en segunda instancia producirán respecto de litigante rebelde, efecto desde su
pronunciación, sin necesidad de notificación al rebelde.
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1. NOTIFICACIÓN PERSONAL:
Concepto
Se entiende por notificación personal, aquella que se hace a la persona misma del
notificado entregándosele copia integra de la resolución y de la solicitud en que haya
recaído cuando ella sea escrita. Art. 40 del CPC.
Es la forma más efectiva y segura de notificar resoluciones judiciales, ya que el
funcionario que la practica entra en contacto directo e inmediato con la persona del
notificado y le da en ese mismo acto procesal, un conocimiento efectivo, real de la
resolución judicial pertinente.
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se va a aumentar sólo en la forma establecida en el Art. 259 del CPC, con lo cual se hace
inaplicable el inciso 2° del Art. 258 del CPC, no operado el aumento de 3 días a que se
refiere dicha norma legal.
De allí entonces que el Art. 41 del CPC, va a regir en lo que se refiere a éstos dos
juicios enunciados, sólo en aquella parte en que no esté modificado por los Arts. 258, 259, y
698 N° 2 del CPC.
En otras palabras la notificación personal en ellos, va a poder practicarse en
cualquier día, hora y lugar, si se trata de recintos de libre acceso público, y si se trata de
recintos privados con las limitaciones ya mencionadas.
Concepto
Notificación especial del Art. 44 del CPC, “Es una forma especial de notificación
personal que tiene lugar cuando la persona a quien debe notificarse personalmente no es
habida en su habitación o en el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión
oficio o empleo”.
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Naturaleza jurídica
En cuanto a la naturaleza jurídica de esta notificación hay una gran variedad de
opiniones:
1- Para algunos autores, es una simple modalidad de la notificación por cédula y
como tal, le dan la denominación de notificación especial por cédula, sin embargo, esta
idea es descartada por otros autores, ya que entre esta notificación del Art. 44 del CPC, y
la notificación por cédula, hay notables diferencias:
a) La notificación del Art. 44 del CPC, requiere para llevarse a la práctica de un decreto o
resolución judicial previa que la autorice, lo que no ocurre con la notificación por cédula
b) Otra diferencia, es que la notificación especial del Art. 44 del CPC, sólo tiene lugar
cuando se reúnen los requisitos y condiciones que el legislador establece y puede utilizarse
para notificar toda clase de resoluciones judiciales, en tanto que la notificación por cédula,
no necesita de requisitos o condiciones especiales y sólo tiene lugar respecto de
determinadas resoluciones que están señaladas en el Art. 48 del CPC y por lo mismo no
precisa de un decreto judicial previo que la autorice (por regla general).
2- Para otro grupo de autores, esta notificación especial del Art. 44 del CPC, es
simplemente una modalidad de la notificación personal, llamada a sustituirla cuando no ha
podido practicarse por no ser habido el notificado a pesar de encontrase en el lugar en
que se sigue el juicio y tener habitación conocida en él, de allí que la denomine también
notificación personal sustitutiva.
Requisitos para que proceda la notificación especial del Art. 44 del CPC:
Se podrá llevar adelante esta forma de notificación en la medida que se den las
siguientes condiciones:
1.- Que el notificado haya sido buscado en dos días distintos en su habitación o en el lugar
donde habitualmente ejerce su industria, profesión u empleo sin ser habido, por
consiguiente es indispensable que previamente se halla intentado notificar personalmente
al notificado, sin conseguirlo, sólo en la medida que se halla realizado dicha gestión se
puede recurrir a esta forma subsidiaria de notificación personal, del Art. 44 del CPC.
2.- Debe acreditarse que el demandado se encuentra en el lugar del juicio y también cual
es su morada o el lugar dónde ejerce su industria, profesión u empleo. Para comprobar
estas circunstancias el Art. 44 del CPC, indica que el ministro de fe debe certificar estos
hechos, lo que se hace mediante un certificado que extiende y firma el receptor en el
expediente de la respectiva causa, esta certificación es un requisito esencial para la validez
de esta notificación.
3.- Establecidos tres hechos (que la persona no es habida, cual es su morada o lugar donde
ejerce su industria, profesión u oficio y, que ella se encuentra en el lugar del juicio) por
medio de la certificación del receptor, el tribunal puede ordenar que la notificación se
practique conforme al Art. 44 del CPC (el juez debe ordenar en la correspondiente
resolución, la notificación de este artículo, sin embargo, por el principio de la pasividad,
deberá ser la propia parte interesada en que la notificación se lleve a cabo la que deberá
requerirla del tribunal, mediante un escrito)
Debemos agregar que este tipo de notificación produce iguales efectos que la
notificación personal y que si la certificación del ministro de fe no reúne todos los requisitos
del inciso 1° del Art. 44 del CPC, el juez no accederá a disponerla.
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Forma de practicarla:
El receptor entregará una copia integra de la resolución y de la solicitud en que ella
hubiera recaído cuando fuese escrita, a cualquier persona adulta que se encuentre en la
morada o en el lugar en que la persona a quien se notifica ejerce su profesión, empleo o
industria.
Si en los lugares mencionados no hay nadie, o si es imposible entregar las copias a
las personas que allí se encuentra, se fijara en la puerta un aviso que de noticia de la
demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce
y resoluciones que se notifican.
Si el lugar en el que se va a notificar se encuentra en un edificio o recinto al que no se
permite libre acceso, el aviso y las copias se entregarán al portero o encargado del
edificio, dejándose testimonio expreso de esta circunstancia.
Cuando la ley se refiere a “cualquier persona adulta” se refiere a varón mayor de 14 y
mujer mayor de 12 años.
Agrega éste Art. 44 del CPC, que la entrega debe efectuarse a la persona adulta en
“la morada…”. Se entiende por morada, la estancia, asiento o residencia algo continuada
en un pasaje o lugar.
Por último, se requiere que el ministro de fe que la practica debe dejar constancia en
el proceso. Arts. 45 y 46 del CPC.
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Resoluciones que se notifican por cédula, conforme a lo dispuesto en el Art. 48 del CPC.
a) - Sentencia definitiva de única y primera instancia. Art. 48 inciso 2º del CPC. Debemos
tener presente que la sentencia de segunda instancia se notifica por el estado diario,
conforme a lo dispuesto en el Art. 221 en relación al Art. 50 del CPC.
b) - La resolución que recibe la causa a prueba. (Es la resolución que da comienzo al
término probatorio, fijando los hechos que deben probarse. Art. 48 inciso 2º del CPC).
c) - La resolución que ordena la comparecencia personal de las partes al tribunal. Art. 48
inciso 1º del CPC. (Por ejemplo, cuando se pide absolución de posiciones)
d) - Todos aquellos casos en que el tribunal lo ordene expresamente. Art. 48 inciso final del
CPC.
e) - Si el proceso permanece sin tramitación (sin que se dicte resolución alguna en el
proceso) por más de seis meses, la primera resolución posterior debe notificarse por
cédula. Art. 52 del CPC.
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f) -Toda notificación que se haga a terceros que no sean parte en el juicio o aquellos a
quienes no afecten sus resultados, para que puedan participar como testigos o peritos,
podrán notificarse personalmente o por cédula. Art. 56 del CPC.
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Esta notificación por avisos, precisa de una autorización del juez a través de una
resolución, a petición de parte interesada. Cuando accede a la petición, el tribunal
dispone en el decreto respectivo:
a) Que se efectúe esta forma de notificación.
b) Diario en que hacerse la publicación.
c) Número de veces que deberá publicarse el aviso, no pudiendo ser inferior a tres.
d) Cuando se trata de la primera notificación que deba practicarse en el juicio, el
tribunal debe ordenar además, que la misma se publique en el Diario Oficial, por
una vez, los días 1° o 15, de cualquier mes, o al día hábil siguiente cuando no se ha
publicado el diario en las fechas indicadas. (Art. 54 inciso final del CPC).
¿Cómo procede el tribunal al conocer de esta solicitud para autorizar la notificación por
avisos?
Con conocimiento de causa (Ver Art. 818 del CPC)
6. NOTIFICACIÓN TÁCITA:
A ella se refiere el Art. 55 inc. 1ª del CPC, y se denomina tácita, porque ocurrida
ciertas circunstancias la ley da o presume notificada a una persona en forma legal.
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Algunos autores para referirse a esta segunda situación a la que se refiere el Art. 55
inciso 2° del CPC, se refieren a la notificación ficta del inciso 2° para diferenciarla de la
notificación tácita del inciso 1° ya indicada.
Según esta disposición cuando se ha promovido un incidente de nulidad de una
notificación, por el sólo ministerio de la ley se tiene por notificada la resolución cuya
notificación se declara nula, tal efecto opera desde que se le notifica la sentencia que
declara la nulidad, pero si esa declaración de nulidad se hace por un tribunal superior, esta
notificación se va a entender realizada a la parte respectiva, sólo cuando se le notifique el
cúmplase de dicha resolución.
CAPITULO SEGUNDO
DE LOS INCIDENTES
EL PROCEDIMIENTO INCIDENTAL
Arts. 82 a 91 del CPC
Importa analizar esta materia, porque en el curso de un litigio o juicio, pueden irse
proponiendo por las partes, diversas cuestiones previas y accesorias al juicio, que deben ser
resueltas por el tribunal, antes de que se decida la cuestión principal por el juez de la
causa; y estas cuestiones previas que deben ser resueltas por el tribunal, se conocen con el
nombre de incidentes, artículos o cuestiones incidentales.64
Todos estos incidentes o artículos, para poder proponer ser propuestos por las partes y
tramitados por el tribunal, deben tener una relación más o menos inmediata con la
cuestión principal del pleito. Pudiendo los incidentes decir relación con diversas cuestiones,
relativas al juez de la causa (por ejemplo recusación e implicancias), a las partes
(capacidad o legitimación de las mismas), a las pruebas (tachas de testigos, impugnación
de documentos), relativa a los bienes (por ejemplo, medidas precautarias), etc.65 De
manera tal, que si las cuestiones promovidas no guardan ninguna relación con el juicio en
que se hacen valer, no pueden ser conocidos por el tribunal que conoce de la causa, y
deben ser desestimados por el mismo, de plano.
El Art. 82 del CPC, nos da una definición de lo que debe entenderse por incidente,
señalando que incidente “es toda cuestión accesoria al juicio que requiere
pronunciamiento especial con audiencia de las partes”.
Este Art. 82 del CPC, no es absolutamente exacto, ya que da a entender que los
incidentes de un juicio, siempre deben tramitarse con audiencia de la contraparte, sin
embargo, ello no siempre es así, porque existen incidentes que van a ser rechazados por el
tribunal, sin audiencia de la contraparte, de plano. Como ocurre por ejemplo, con lo
dispuesto en el Art. 84 del CPC, que señala que todo incidente que no tenga conexión
alguna con el asunto que es materia del juicio PODRA ser rechazado de plano por el
tribunal (incidentes llamados inconexos).
Conforme a lo anterior, este concepto legal del Art. 82 del CPC, ha sido reformulado
por la doctrina, la que ha definido a los incidentes, mas correctamente, en los siguientes
términos: "Incidente es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere de un
pronunciamiento especial del tribunal con o sin audiencia de las partes".
La jurisprudencia nacional ha definido el incidente como “toda cuestión accesoria al
juicio, que requiere de un especial pronunciamiento del tribunal.”66
64 Carnelutti, Francesco. Sistema de Derecho Procesal Civil. Tomo IV. Pág. 157.
65 Maturana Miquel, Cristian. Incidentes y Juicios Civiles Especiales. Apuntes de Clases. Departamento de Derecho Procesal.
Facultad de Derecho. Universidad de Chile. 2010. Pág. 1.
66 Repertorio de Legislación y Jurisprudencia del Código de Procedimiento Civil. Tomo I. Editorial Jurídica de Chile. Año 1999.
Pág. 108.
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1.- Atendiendo a su relación con la cuestión principal, puede ser: (conexos – inconexos)
1.1.-) Incidentes conexos: Son aquellas cuestiones accesorias al juicio que tienen una
relación directa con el asunto principal del pleito.
1.2.-) Incidentes inconexos: Son aquellas cuestiones accesorias promovidas por las partes
en el juicio que no tienen relación directa con la cuestión principal del pleito.
Esta clasificación de los incidentes, importa porque el Art. 84 inciso 1º del CPC,
dispone que los incidentes cuando son inconexos, pueden ser rechazados de plano por el
tribunal.
3.- Desde el punto de vista del procedimiento que se aplica a la tramitación de los
incidentes:
3.1.- Incidentes ordinarios: Son aquellos incidentes que se tramitan conforme a las reglas de
los Arts. 82 a 91 del CPC.
3.2.- Incidentes especiales: Son aquellos incidentes que tienen una reglamentación y
tramitación especifica señalada por la ley. Estos incidentes especiales regulados
particularmente en el CPC, son siete:
3.2.1. – La acumulación de autos. A que se refieren los Arts. 92 – 100 del CPC.
3.2.2. – Las cuestiones de competencia. A que se refieren los Art. 101 – 112 del CPC.
3.2.3. - Las implicaciones y recusaciones. A que se refieren los Arts. 113 – 128 del CPC.
3.2.4. - El privilegio de pobreza. A que se refieren los Arts. 129 – 137 del CPC.
3.2.5. - De las costas. A que refieren los Art. 138 – 147 del CPC.
3.2.6. - Del desistimiento de la demanda. A que refieren Arts. 148 – 151 del CPC.
3.2.7. - Del abandono del procedimiento. A que se refieren Arts. 152 – 157 del CPC.
Estos incidentes especiales no se rigen por las normas de los Arts. 82 a 91 del CPC, a
menos que su propia regulación se remita a estas disposiciones de carácter general.
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6.- Desde el punto de vista de la forma como se resuelve por el tribunal: (de plano –
tramitación incidental)
6.1.- Incidentes que se resuelven de plano por el tribunal: Son aquellos incidentes que el
tribunal falla sin audiencia de las partes. Por ejemplo, Art. 84 incisos 1º y 3º - Art. 85 inciso 2º
del CPC
6.2.- Incidentes que requieren de una tramitación incidental, ya sea la ordinaria (Arts. 82 y
siguientes del CPC) o de la especial que la ley establece para el caso concreto del
incidente de que se trata. Por ejemplo, el incidente de costas. (Arts. 138 a 147 del CPC).
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3.- Si se trata de incidentes (mas de uno) cuyas causas existen simultáneamente, todos ellos
deberán promoverse a la vez. Art. 86 inciso 1° del CPC.
Si un incidente es formulado sin considerar estas tres reglas acerca de la
oportunidad en que el mismo debe ser promovido por la parte interesada, debe ser
rechazado de plano por el tribunal. Arts. 84, 85, y 86 del CPC.
Digamos que las reglas descritas precedentemente, son las reglas generales respecto
de la oportunidad para promover incidentes, no obstante ellas, hay algunas situaciones de
carácter excepcional, en que interponiéndose el incidente fuera de las oportunidades
señalados precedentemente, el incidente promovido no va a ser rechazado de plano por
parte del tribunal. Estas excepciones a las reglas generales, son las siguientes:
1.- Cuando se trata de vicios que anulan el proceso, la totalidad del proceso (Art. 84
inciso 3° del CPC). Por ejemplo: si se alegara o promoviera un incidente relativo a una
incompetencia absoluta del tribunal para conocer de la causa o se alegare la falta de
jurisdicción, o si se promoviera un incidente sosteniéndose la falta de emplazamiento del
incidentista. Este tipo de incidentes pueden ser interpuestos en cualquier estado del juicio.
2.- Cuando se trata de una circunstancia esencial para la marcha o ritualidad del
juicio (Art. 84 del CPC).
Facultades del juez de la causa para corregir de oficio ciertos vicios del procedimiento
(Art. 84 inciso final del CPC).
No obstante que lo normal, es que los que intenten subsanar los vicios de
procedimiento, por medio de la interposición de incidentes, sean las partes, en forma
excepcional, la ley faculta al juez para corregir de oficio los errores que observe en la
tramitación del proceso y para tomar las medidas necesarias que tiendan a evitar la
nulidad de los actos procesales.
Con todo, esta facultad oficiosa del juez, no es un incidente del juicio en los terminos
descritos y, tiene un límite, dado que conforme al Art. 84 inciso final del CPC, no puede el
juez subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo
fatal indicado por la ley. Por otra parte, cabe señalar, que no es una obligación del juez
subsanar dichos vicios de procedimiento, ya que la ley dice “podrá”, lo que debe
entenderse como una facultad del tribunal, más no como una obligación del mismo.
Además, es necesario considerar que, la jurisprudencia nacional ha sostenido de una
manera uniforme, que los jueces pueden hacer uso de esta facultad sólo cuando se trate
de actos que miren al orden público o al interés general; pero no pueden hacer uso de
esta facultad, para subsanar errores respecto de aquellas actuaciones o actos que sólo
miran al interés privado de las partes, las que podrán ser anulados por el tribunal, sólo a
petición expresa de éstas.
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mandatario judicial si estima que la interposición de los incidentes se hizo de mala fe o con
el claro propósito de dilatar el proceso.)
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Los requisitos de fondo de la acumulación de autos son aquellos que determinan los
casos en que ella debe tener lugar, habida consideración a la semejanza o analogía
existente entre las causas que van a ser objeto de la agrupación.
Nuestro CPC contempla los casos de acumulación en el Art. 92 del CPC. La
enumeración que en el citado precepto legal se contiene, no tiene el carácter de taxativa.
Los casos citados son meros ejemplos de la regla general contenida en el inciso 1°, que
dice: "La acumulación de autos tendrá lugar siempre que se tramiten separadamente dos o
más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar por una sola sentencia, para
mantener la continencia, o unidad de la causa". El estudio de los requisitos de fondo para la
procedencia de la acumulación de autos, se reduce, por lo tanto, al análisis de este norma
legal.
La ley expresa que la acumulación de autos debe tener lugar siempre que se
tramiten separadamente dos o más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar
por una sola sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa. Pero, por otra
parte, en ningún precepto legal se ha definido lo que debe entenderse por continencia o
unidad de la causa. Ha quedado, pues, encomendado a la jurisprudencia y a la doctrina
el determinar los casos en que debe entenderse que la continencia o unidad de la causa
se destruye, siendo procedente en ellos la acumulación de autos.
Puede establecerse como principio unánimemente aceptado por la doctrina y la
jurisprudencia que la continencia o unidad de la causa se destruye cuando diversos juicios
tienen de común, por lo menos, dos de estos tres elementos: a) las partes; b) el objeto de la
acción; y c) la causa de pedir de la acción. También se entiende que falta la continencia o
unidad de la causa; d.-) cuando las acciones entabladas en los diversos juicios emanen
directa e inmediatamente de unos mismos hechos. En todos estos casos en que se ha roto
la continencia o unidad de la causa, procede la acumulación de autos. Cuando de los tres
elementos enumerados precedentemente se identifica uno solo, siendo diferentes los dos
restantes, puede o no haber lugar a la acumulación, habida consideración a las
circunstancias. Porque puede haber casos en que, aun cuando fuere idéntico uno solo de
los elementos de la acción, deba entenderse rota la continencia o unidad de la causa. Si el
único elemento que se identifica en ambos juicios es el de las personas, parece sin lugar a
dudas que debe rechazarse la acumulación.
Si sólo el objeto es idéntico, pero diferentes las partes que intervienen y la causa de
pedir, no se puede dar una regla general. Habrá casos en que la acumulación será
procedente, y otros en que ella deberá ser rechazada. Citaremos los ejemplos expuestos
por un autor para aclarar los conceptos.
"Supongamos, por ejemplo, que en un juicio Juan demanda a Pedro pidiendo se le
reconozca el derecho a ejercer la servidumbre de tránsito en un fundo de éste; y en otro,
Diego demanda también a Pedro pretendiendo el mismo derecho.
En el presente caso, no obstante ser uno mismo el objeto de las demandas, aparece
de manifiesto que las resoluciones que separadamente hubieren de recaer en los pleitos,
en ningún caso podrían contradecirse, ni comprometer por tanto el prestigio de la
autoridad judicial, porque perfectamente podrían acogerse ambas demandas, o
declararse que ha lugar a la una, desechándose la otra, según fueren los fundamentos
aducidos." En el ejemplo propuesto, por lo consiguiente, no habría lugar a la acumulación
de autos.
"Ahora, pongámonos en la otra hipótesis: litigan dos personas sobre la propiedad de
una cosa; en juicio separado se sigue, también contra una de ellas y por una tercera
persona, juicio sobre el dominio de la misma cosa. La situación ya es distinta y es fácil darse
cuenta de la conexión, que en el ejemplo propuesto salta a la vista, por cuanto el derecho
de dominio es exclusivo (salvo el caso de comunidad o copropiedad) y si se diera lugar a
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las dos demandas, sería imposible darles cumplimiento a las sentencias." En este caso
aparece de manifiesto que es necesario que los dos juicios constituyan uno solo y terminen
por una sola sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa. La
acumulación de autos, en el caso propuesto, es, por lo tanto, procedente. Cuando
solamente la causa de pedir es la misma, tampoco se puede dar una regla general. En
algunos casos la acumulación será procedente; en otros no.
Así, podemos citar como un ejemplo en que la acumulación de autos es procedente,
aquel en que la acción o acciones entabladas en diversos juicios emanan directa e
inmediatamente de unos mismos hechos, como el caso del accidente culpable que origina
perjuicios a varias personas, todas las cuales demandan al autor del cuasidelito cobrando
la indemnización correspondiente. Pero también se pueden presentar casos en que, siendo
una misma la causa de pedir y diferentes el objeto y las personas, no sea procedente la
acumulación.
Se ha citado como ejemplo el que sigue. "Se demanda de una persona (A) la
entrega de un objeto, cuyo dominio se pretende haberlo adquirido por herencia y en virtud
de la propia partición hecha por el causante en su testamento, que al efecto acompaña.
Otro de los herederos, invocando el mismo testamento, redama ante distinto tribunal algo
que le hubiere correspondido y de que esté en posesión una tercera persona (B). En esta
ocasión, derivándose, como es notorio, ambas acciones de un mismo título, no aparece, sin
embargo, la necesidad de reunirías, porque en realidad se discuten derechos diferentes y
no hay posibilidad de contradicción entre las sentencias que resuelvan cada problema."
Creemos en esta forma haber dado una idea de lo que debe entenderse por
mantenimiento de la continencia o unidad de la causa y haber explicado suficientemente
los requisitos de fondo necesarios para que proceda la acumulación de autos. Sólo nos
resta analizar separadamente los tres números del Art. 92 del CPC, que, como ya lo hemos
expresado, fueron citados por el legislador como meros ejemplos, según se desprende de la
expresión: "Habrá, por tanto, lugar a ella".
a.4) Análisis del N°1 del Art. 92 del CPC
El Nº1 del Art. 92 del CPC, dispone que habrá lugar a la acumulación de autos:
"Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan
deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos
mismos hechos".
Como se ve, este número contempla dos situaciones distintas, a saber: a) cuando la
acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido en
otro; y b) cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos mismos hechos.
Esta causal de acumulación de autos, por lo tanto, se refiere a dos situaciones
independientes la una de la otra. Primeramente, ha lugar a la acumulación de autos
cuando las acciones deducidas en ambos juicios son idénticas, esto es, cuando las
personas, el objeto y la causa de pedir son los mismos en ambos pleitos. Se ha
argumentado que este caso no es propiamente de acumulación de autos sino de
Litispendencia. A ello se puede contestar, sin embargo, que el hecho de que sea causal de
litispendencia no significa que no pueda serlo de acumulación de autos, si se considera
que ambas instituciones no son incompatibles.
En segundo término se puede pedir, asimismo, la acumulación de autos, cuando la
acción o acciones entabladas en ambos juicios emanen directa e inmediatamente de
unos mismos hechos. Citábamos anteriormente como ejemplo de esta causal el caso del
accidente culpable que origina perjuicios a varias personas, todas las cuales demandan al
autor del cuasidelito, cobrando la indemnización correspondiente. Debemos hacer notar
que esta causal sólo se refiere a las acciones emanadas directa e inmediatamente de un
mismo hecho y no a las acciones que provienen de actos jurídicos.
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Creemos, aun cuando hay quienes opinan lo contrario, que esta causal se refiere a
los hechos jurídicos realizados sin la intención de producir efectos de derecho, y no a las
manifestaciones de voluntad realizadas con la intención de crear, modificar o extinguir un
derecho, o sea, a los actos jurídicos. Esto no excluye, sin embargo, la posibilidad de que
pueda haber casos en que la acumulación de autos sea procedente, concurriendo entre
ambas acciones la sola identidad de la causa de pedir, constituida por un acto jurídico y
no por un hecho jurídico. Pero, en tal caso, la acumulación deberá basarse simplemente en
el inciso 1° del Art. 92 del CPC y no en la regla de su N°1, que ha sido dada sólo a vía de
ejemplo.
a.5) Análisis del N°2 del Art. 92 del CPC
El N°2 del Art. 92 del CPC expresa que la acumulación de autos es procedente:
"cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las
acciones sean distintas".
Para que la acumulación de autos pueda concretarse en conformidad a este
número es necesario que concurran dos de los elementos que identifican las acciones
según el Art. 177 del CPC, a saber, la identidad de personas y la identidad de la cosa
pedida. Y ambas identidades deben ser tomadas en su sentido jurídico, esto es, aquel a
que nos referimos anteriormente. Así, si entre las mismas partes se siguen dos juicios distintos,
referentes al dominio sobre una misma cosa, pero basados en causas de pedir diferentes,
procede decretar la acumulación de autos, de acuerdo con el Nº2 del Art. 92 del CPC.
Cabe señalar, por último, respecto de este número, que el legislador ha sido impropio
al decir "aunque las acciones sean distintas". Para ser más exacto debió decir: "aunque las
causas de pedir sean distintas".
a.6) Análisis del N°3 del Art. 92 del CPC
Con arreglo al N°3 del Art. 92 del CPC, habrá lugar a la acumulación de autos: "En
general, siempre que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba producir la
excepción de cosa juzgada en otro".
Pareciera a primera vista que esta causal fuera la misma a que se refiere el N°1, esto
es, cuando la acción o acciones entabladas en juicio fueren iguales a las que se hubieren
deducido en otro. Porque la sentencia que se pronuncia en un juicio produce la excepción
de cosa juzgada en otro, precisamente, cuando las acciones entabladas en ambos juicios
son las mismas.
Pero se puede argumentar en contrario; sería ilógico que el legislador hubiere
establecido dos veces la misma causal, sirviéndose únicamente de términos diferentes. Y así
lo es. La causal del N°3 no se refiere al caso en que las acciones entabladas en ambos
juicios fueren las mismas, sino al caso en que la sentencia que se dicte en un juicio deba
producir en otro la excepción de cosa juzgada, sin que haya identidad de acciones.
En otras palabras, la ley ha aludido a los casos de excepción a la relatividad de la
cosa juzgada, de que tratamos anteriormente, o sea, a los casos en que la cosa juzgada
tiene el carácter de absoluta.
Citábamos, como ejemplos, las disposiciones de los Arts. 315, 1246 y 2513 del CC. Así,
en conformidad al Art. 1246 del CC, el que a instancia de un acreedor hereditario o
testamentario ha sido judicialmente declarado heredero, o condenado como tal, se
entenderá serlo respecto de los demás acreedores sin necesidad de nuevo juicio. Es éste un
caso de cosa juzgada absoluta. Y si un acreedor hereditario deduce demanda en contra
de un heredero para que se declare que tiene la calidad de tal, demandando
posteriormente otro acreedor hereditario al mismo heredero con el mismo objeto, procede
acumular ambos procesos, porque la sentencia que en uno hubiere de pronunciarse
produciría en el otro la excepción de cosa juzgada. Cabría al juez de la causa dar
aplicación al N°3 del Art. 92 del CPC.
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68 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 8 de septiembre de 1933. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXI, sección
primera, pág. 414.
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En efecto, el Art. 23 del CPC expresa que "los que sin ser partes directas en el juicio,
tengan interés actual en sus resultados, podrán intervenir en cualquier estado de él como
coadyuvantes". De tal suerte que los terceros coadyuvantes no son partes directas en el
juicio, pero puede decirse que, a pesar de eso, son partes litigantes, de una manera
indirecta. Y lo que se dice de los coadyuvantes también es aplicable a los terceros
independientes y excluyentes. Los terceros, entonces, como partes indirectas que son,
están facultados para pedir la acumulación de autos, cuando ella es procedente con
arreglo a la ley.
Para terminar repetiremos que se puede decretar de oficio la acumulación de autos,
si todos los procesos se encuentran pendientes ante un mismo tribunal.
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69 Urrutia Salas, Manuel. Coméntanos al Código Orgánico de Tribunales. 1944. Págs. 141 y siguientes.
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y, en materia penal, la gravedad del delito de que se trata, esto es, si se trata de una falta,
de un simple delito o de un crimen. La materia es la naturaleza del asunto sometido al
conocimiento del tribunal. El fuero dice relación con la calidad de las personas que
intervienen en el juicio. Estos tres elementos determinan la competencia absoluta, esto es,
la clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de un asunto determinado. Ellos
constituyen normas de orden público y son, en consecuencia, irrenunciables.
El cuarto factor que determina la competencia es el territorio dentro del cual cada
tribunal debe ejercer sus funciones. Las reglas referentes al territorio son perfectamente
renunciables; constituyen las normas de la competencia relativa, vale decir, aquellas que
indican el tribunal determinado, dentro de la clase o jerarquía respectiva, que debe
conocer de un asunto determinado. Los litigantes, lo repetimos, pueden renunciar a las
reglas de la competencia relativa y llevar el conocimiento de un asunto, por un acuerdo
expreso o tácito, a un tribunal que no es el que fija la ley en razón del territorio.
Cuando las partes convienen, expresa o tácitamente, en ser juzgadas por un tribunal
diverso de aquel a quien según la ley corresponda el conocimiento del asunto, se dice que
la competencia se ha prorrogado. Para que la competencia pueda ser prorrogada se
requiere la concurrencia de varios requisitos. En primer lugar, los tribunales entre los cuales
ella se verifica deben ser de la misma jerarquía, ordinarios y en primera instancia, como lo
dice el artículo 182 del Código Orgánico de Tribunales. Esta exigencia no es sino una
confirmación de lo que expresábamos anteriormente: sólo son renunciables las reglas de la
competencia relativa, más no las de la competencia absoluta.
Luego, en conformidad al citado artículo 182, la prórroga sólo procede en los
negocios contenciosos civiles. Quedan excluidos, por lo tanto, los asuntos de jurisdicción
voluntaria y los juicios criminales. Esto quiere decir, en otras palabras, que, tratándose de
ellos, todos los elementos que determinan la competencia son irrenunciables, incluso el
territorio. Y, por último, sólo son hábiles para prorrogar la competencia las personas que
según la ley son hábiles para estar en juicio por sí mismas. Por las que no lo son, pueden
prorrogarla sus representantes legales. Así lo dispone el artículo 184 del Código Orgánico de
Tribunales.
La prórroga de la competencia puede ser expresa o tácita. "Se prorroga la
competencia expresamente cuando en el contrato mismo o en un acto posterior han
convenido en ello las partes designando con toda precisión el juez a quien se someten." Es
lo que prescribe el artículo 186 del Código Orgánico de Tribunales. La prórroga tácita hay
que considerarla con relación al demandante y al demandado. El demandante prorroga
tácitamente la competencia por el hecho de ocurrir ante el juez incompetente,
interponiendo su demanda. El demandado, por hacer, después de personado en el juicio,
cualquier gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez. A la prórroga tácita
de la competencia se refiere el artículo 187 del Código Orgánico de Tribunales.
Son éstas, en líneas muy generales, las principales normas que establece el legislador
en lo que se relaciona con la competencia de los Tribunales de Justicia. Pero "no basta fijar
la competencia, sino que es necesario establecer el modo de hacer efectivas las
disposiciones que la reglamentan" (Hugo Alsina. Obra citada. Tomo I. Pág. 649). El Código
de Procedimiento Civil determina la forma de alegar la incompetencia en el Título XI del
Libro I, denominado "De las cuestiones de competencia".
b.2) formas de alegar la incompetencia del tribunal.-
De la incompetencia del tribunal se puede reclamar en dos formas: por inhibitoria y
por declinatoria.
En efecto, de acuerdo con el inciso 1° del artículo 101 del Código de Procedimiento
Civil, "podrán las partes promover cuestiones de competencia por inhibitoria o por
declinatoria".
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B.5.5) Tribunal competente para conocer de las apelaciones interpuestas en contra de las
resoluciones que se dicten en las cuestiones de competencia.-
Sabemos que sólo son apelables la resolución que niega lugar a la solicitud de
inhibitoria a que se refiere el artículo 102 del Código de Procedimiento Civil y la que
pronuncia el tribunal requerido accediendo a la inhibitoria. Artículo 107 Código de
Procedimiento Civil.
El artículo 108 del Código de Procedimiento Civil, determina el tribunal competente
para conocer de las apelaciones que se interpongan en contra de las resoluciones
dictadas en las cuestiones de competencia: "Las apelaciones de que trata el artículo
anterior se llevarán ante el tribunal a quien correspondería conocer de la contienda de
competencia; pero cuando los tribunales dependan de diversos superiores, iguales en
jerarquía, conocerá de la apelación el superior del tribunal que haya dictado la sentencia
apelada".
De manera que el tribunal competente para conocer de la apelación es el mismo a
quien correspondería conocer de la contienda de competencia. Pero esta regla tiene una
excepción. Si los tribunales dependen de diversos superiores, iguales en jerarquía, es
competente para conocer de la apelación el superior del tribunal que haya dictado la
sentencia apelada. Para conocer de la contienda de competencia, en el mismo caso,
según hemos visto, la ley señala al superior jerárquico del tribunal requerido.
El artículo 108 del Código de Procedimiento Civil constituye, en parte, una
modificación a las reglas generales sobre competencia en materia de apelación. Sabemos
que la apelación se interpone para ante el tribunal superior jerárquico del que dictó la
sentencia contra la cual se recurre. Esto se desprende del artículo 110 del Código Orgánico
de Tribunales y del artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, en especial de este
último, que dice: "El recurso de apelación tiene por objeto obtener del tribunal superior
respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del inferior". La regla
general es, lo repetimos, que de la apelación debe conocer el superior jerárquico del
tribunal que dictó la sentencia apelada.
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Bastará con que el tribunal requerido siga conociendo del pleito, que, con arreglo a la ley,
estaba radicado ante el tribunal competente. El tribunal superior, en este caso, no hace
sino confirmar la competencia del tribunal que había iniciado el conocimiento del juicio
que dio origen a la inhibitoria.
Como hemos visto, el legislador ha sido muy exacto al emplear los términos "para que
éste comience o siga conociendo del negocio", refiriéndose en el primer caso a la
resolución que declara competente al tribunal requirente y, en el segundo, a la que
declara competente al requerido.
Además de remitir los autos al tribunal declarado competente, debe el tribunal
superior comunicar lo resuelto al otro tribunal, en conformidad al mismo artículo 110 del
Código de Procedimiento Civil.
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16°. Tener el juez con alguna de las partes enemistad, odio o resentimiento que haga
presumir que no se halla revestido de la debida imparcialidad;
17°. Haber el juez recibido, después de comenzado el pleito, dádivas o servicios de
alguna de las partes, cualquiera que sea su valor o importancia, y
18°. Ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez sea
accionista. No obstante lo dispuesto en el inciso precedente, no constituirá causal de
recusación la circunstancia de que una de las partes fuere una sociedad anónima abierta.
Lo prevenido en el inciso anterior no regirá cuando concurra la causal señalada en el
Nº 8 de este artículo. Tampoco regirá cuando el juez, por sí solo o en conjunto con alguna
de las personas indicadas en el numerando octavo, fuere dueño de más del diez por ciento
del capital social. En estos dos casos existirá causal de recusación.
Entre las implicancias y las recusaciones existen diferencias de importancia, que
conviene anotar.
La primera y la más importante es la siguiente: las causales de implicancia son
irrenunciables; son verdaderas prohibiciones que establece la ley, en virtud de las cuales los
jueces están inhabilitados para conocer de determinados asuntos, sin que la parte
afectada pueda desestimarlas. Las recusaciones, en cambio, son perfectamente
renunciables, como lo dice el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil: "Producida
alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales
respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la
inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación".
Otra diferencia consiste en que los tribunales competentes para conocer de las
implicancias y de las recusaciones no son los mismos. Más adelante nos referiremos a esta
materia.
Por otra parte, de acuerdo con lo dispuesto por el N°7 del artículo 224 del Código
Penal, cometen delito los jueces cuando con manifiesta implicancia, que les sea conocida
y sin haberla hecho saber previamente a las partes, fallaren en causa criminal o civil. No
cometen delito alguno los jueces que fallaren una causa civil o criminal, afectándoles una
causa de recusación.
Por último, existen diferencias entre las implicancias y las recusaciones para los
efectos de la procedencia del recurso de casación en la forma. En efecto, el recurso de
casación en la forma procede cuando la sentencia ha sido pronunciada por un juez, o con
la concurrencia de un juez legalmente implicado, o cuya recusación esté pendiente o
haya sido declarada por tribunal competente. Es lo que dispone el N°2 del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil. Para que las implicancias puedan hacerse valer como
causales del recurso de casación en la forma, basta que el juez esté legalmente implicado
al dictar la sentencia, es decir, que le afecte una de ellas. En cambio, tratándose de una
recusación, es necesario que ella haya sido declarada o esté pendiente para que exista la
causal. Y la causal de recusación pendiente se presenta cuando la sentencia ha sido
dictada por un juez contra el cual se ha promovido un incidente de recusación y cuya
competencia ha quedado suspendida por habérsele comunicado que la causal de
recusación alegada ha sido aceptada. (Alejandro Espinosa Solís de Ovando, De los
recursos procesales en el Código de Procedimiento Civil, pág. 100).
c.2) De la inhabilitación de los abogados integrantes.-
Se ocupa de esta materia el artículo 198 del Código Orgánico de Tribunales.
Artículo 198 COT. “Además de las causales de implicancia o recusación de los jueces,
que serán aplicables a los abogados llamados a integrar la Corte Suprema o las Cortes de
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Los gastos del proceso son soportados por cada parte y por mitad en las diligencias
comunes. Pero, una vez que una de las partes haya sido vencida en el juicio, nace para
ella la obligación de reembolsar a la parte vencedora los gastos que ésta haya tenido en el
pleito.
Pero para que nazca esta obligación es necesario que exista una resolución judicial,
implícita o explícita, que ponga a cargo de una de las partes los gastos en que ha incurrido
la otra. Será implícita, cuando las partes en su demanda o en su respuesta, solicitan que se
condene a la otra al pago de las costas y la sentencia acoja una u otra, sin otra
declaración; y será explícita, cuando, con o sin petición de parte, la sentencia condene a
uno de los litigantes al pago de las costas. Esto no quiere decir, sin embargo, que se acepte
la condenación ipso iure, por el sólo hecho del vencimiento (Hernán Teichelmann
Mendoza).
El juez de la causa tiene la obligación de hacer de oficio esta declaración referente
a las costas, como se desprende de los términos del Artículo 144 del CPC. Y si no ha habido
requerimiento de parte y el juez se pronuncia sobre las costas, no falla ultra petita (Doctrina
y Jurisprudencia).
e.7) De la condenación en costas. Regla General y Excepciones.-
La regla general está contenida en la primera parte del Artículo 144 del CPC. La
parte que sea vencida totalmente en un juicio o en un incidente, será condenada al pago
de las costas. El factor único y determinante de la condenación en costas es, por lo tanto,
el vencimiento total.
Existe vencimiento total (Hernán Teichelmann) cuando se da lugar a las peticiones de
la demanda, en la oposición del demandado, o cuando se aceptan las excepciones o
defensas del demandado, en la oposición del actor o demandante.
Excepciones:
1.-) Artículo 144 inciso 1° CPC. Podrá con todo el tribunal eximirla de ellas, cuando
aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo cual hará declaración
expresa en la resolución. Esta disposición concede una facultad a los jueces, no les impone
una obligación. Requisitos: a.-) La parte debe haber tenido motivos plausibles para litigar.
La expresión “motivo plausible” equivale a la locución “circunstancias muy calificadas”, sin
exigir la existencia de temeridad o dolo en el vencido (Hernán Teichelmann); b.-) Los
motivos plausibles han de aparecer de autos. Se deduce de la expresión “cuando
aparezca”. Los motivos plausibles han de desprenderse de los escritos en que las partes han
hecho valer las acciones o han opuesto las excepciones; y c.-) El tribunal debe hacer una
declaración expresa acerca de la exención. Este requisito lo exige en forma imperativa el
Artículo 144 del CPC.
2.-) Artículo 146 CPC. No podrá condenarse al pago de costas cuando se hayan
emitido, por los jueces que concurran al fallo en un tribunal colegiado, uno o más votos
favorables a la parte que pierde la cuestión resuelta. Esta disposición es imperativa, no es
facultativa. Esta disposición tiene su fundamento en la equidad. El legislador, en tal caso,
presume de derecho que el vencido ha tenido motivos plausibles para litigar.
3.-) Inciso 2° Artículo 144 CPC. Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio
de lo establecido en otras disposiciones de este Código.
e.8) De la condenación en costas en los incidentes.-
Cuando la parte que promueve un incidente dilatorio no obtenga resolución
favorable, será precisamente condenada en las costas. Artículo 147 CPC.
e.9) Pronunciamiento del tribunal de segunda instancia sobre las costas.-
Podrá el tribunal de segunda instancia eximir de las costas causadas en ella a la
parte contra quien se dicte la sentencia, sea que mantenga o no las que en primera
instancia se hayan impuesto, expresándose en este caso los motivos especiales que
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autoricen la exención. Artículo 145 CPC. Esta disposición concede una facultad al tribunal,
no le impone una obligación. El tribunal no tiene el deber de eximir al vencido al pago de
las costas, aun cuando existan los motivos especiales. La situación prevista se presentará
únicamente cuando el fallo de segunda instancia se acuerde por unanimidad, de lo
contrario se plica la norma del Artículo 146 del CPC.
e.10) Recursos que proceden en contra de las resoluciones que condenan en costas,
infringiendo las normas legales.-
Si la sentencia que condena en costas es de primera instancia, puede la parte que se
crea perjudicada apelar de ella. Y si la resolución es de segunda instancia, podrá recurrirse
de casación en el fondo, siempre que concurran los demás requisitos que establece la ley
para la procedencia de este recurso.
e.11) De la tasación de costas.-
Cuando una de las partes sea condenada a pagar las costas de la causa, o de
algún incidente o gestión particular, se procederá a tasarlas en conformidad a las reglas
siguientes. Artículo 138 CPC.
e.12) Clasificación de las costas para estos efectos.-
Las costas se dividen en procesales y personales. Son procesales las causadas en la
formación del proceso y que correspondan a servicios estimados en los aranceles judiciales.
Son personales las provenientes de los honorarios de los abogados y demás personas que
hayan intervenido en el negocio, y de los defensores públicos en el caso del artículo 367 del
Código Orgánico de Tribunales. Los honorarios de los abogados se regularán de acuerdo
con el arancel fijado por el respectivo Colegio Provincial de Abogados y a falta de éste,
por el del Consejo General del Colegio de Abogados.
El honorario que se regule en conformidad al inciso anterior, pertenecerá a la parte a
cuyo favor se decretó la condenación en costas; pero si el abogado lo percibe por
cualquier motivo, se imputará al que se haya estipulado o al que deba corresponderle.
Artículo 139 CPC.
e.13) Costas que deben tasarse.-
Sólo se tasarán las costas procesales útiles, eliminándose las que correspondan a
diligencias o actuaciones innecesarias o no autorizadas por la ley, y las de actuaciones o
incidentes en que haya sido condenada la otra parte. Inciso 1° Artículo 140 CPC.
e.14) La tasación de las costas debe hacerse en cada instancia.-
El tribunal de la causa, en cada instancia, regulará el valor de las personales, y
avaluará también las procesales con arreglo a la ley de aranceles. Inciso 2° Artículo 140
CPC. Cuando la ley quiere referirse a las costas personales habla de regulación y cuando
se trata de las procesales habla de avaluación, por ser dos operaciones distintas.
e.15) Delegación de la regulación de las costas.-
Esta función podrá delegarla en uno de sus miembros, si es colegiado, y en su
secretario respecto de las costas procesales. Inciso 2° Artículo 140 CPC. Las personales
siempre son reguladas por el tribunal.
e.16) Notificación de la tasación a las partes. Aprobación de la tasación.-
Hecha la tasación de costas, en la forma prevenida por los artículos anteriores, y
puesta en conocimiento de las partes, se tendrá por aprobada si ellas nada exponen
dentro de tercero día. Artículo 141 CPC.
e.17) Cómo deben tramitarse y fallarse las objeciones que las partes hicieren a la tasación.-
Si alguna de las partes formula objeciones, podrá el tribunal resolver de plano sobre
ellas, o darles la tramitación de un incidente. Artículo 142 CPC.
e.18) Pago de los servicios de las personas cuyos honorarios han sido tasados por el
tribunal.-
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La tasación de costas, hecha según las reglas precedentes, se entenderá sin perjuicio
del derecho de las personas cuyos honorarios se hayan tasado, para exigir de quien
corresponda el pago de sus servicios en conformidad a la ley. Artículo 143 CPC. Así el
abogado patrocinante de la parte vencedora puede exigir a ésta el pago de los
honorarios que con ella hubiere estipulado, sin perjuicio de que el tribunal los haya tasado
en otra forma.
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quienes habría afectado la sentencia del juicio a que se pone fin." Es la norma que da el
artículo 150 del Código de Procedimiento Civil.
El juicio queda terminado una vez que está firme o ejecutoriada la resolución que
acepta el desistimiento de la demanda. Y los efectos de esta sentencia firme son los que
indica el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, anteriormente citado.
Si el demandante reinicia la acción con posterioridad al desistimiento, puede el
demandado oponerle la excepción de cosa juzgada.
f.5) Del desistimiento de las peticiones que se formulan por vía de reconvención.-
"El desistimiento de las peticiones que se formulen por vía de reconvención se
entenderá aceptado, sin declaración expresa, por el hecho de proponerse; salvo que la
parte contraria deduzca oposición dentro de tercero día después de notificada. En este
caso se tramitará la oposición como incidente y podrá su resolución reservarse para la
sentencia definitiva." Así lo dispone el artículo 151 del Código de Procedimiento Civil.
Vemos que existe una diferencia fundamental entre el desistimiento de la demanda y
el desistimiento de las peticiones que se formulen por vía de reconvención. El desistimiento
de la reconvención se entiende aceptado por el solo hecho de proponerse, sin que sea
necesaria una resolución judicial que lo acepte. Pero si la parte contraria deduce oposición
dentro de tercero día (Ha de ser notificado el desistimiento de la reconvención) debe
tramitarse ella como incidente ordinario. La resolución de este incidente, como lo expresa
el artículo 151, ya citado, puede reservarse para definitiva.
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Cabe hacer presente que el legislador ha sido feliz al exceptuar los juicios sobre
división o liquidación de herencias, sociedades o comunidades, ya que en ellos no hay
demandantes ni demandados a quienes convenga hacer uso del derecho a alegar el
abandono. Por el contrario, a todos interesa que la liquidación se lleve a efecto cuanto
antes para poder disponer con entera libertad de lo suyo. Pero tratándose de los juicios de
quiebra, no se ve la razón que pudo haber tenido el legislador para exceptuarlos.
g.5) Modos como opera. Tramitación.-
El demandado puede alegar el abandono del procedimiento como acción y como
excepción. El abandono se alega como acción, cuando el demandado pide que el
procedimiento se declare abandonado, por haber pasado más de seis meses sin que
ninguna de las partes que figuran en el juicio haya instado por su prosecución. El abandono
del procedimiento se alega como excepción, cuando el demandado se opone a
cualquiera gestión que quiera realizar el demandante después de haber pasado seis meses
sin que ninguna de las partes que figuran en el pleito haya dado prosecución al juicio. Sea
que el abandono del procedimiento se alegue como acción o como excepción, debe
tramitarse como incidente. Nos remitimos a lo dicho en su oportunidad.
Son las reglas que contiene el artículo 154 del Código de Procedimiento Civil, que
expresa: "Podrá alegarse el abandono por vía de acción o de excepción, y se tramitará
como incidente".
g.6) Renuncia tácita del derecho a alegar el abandono del procedimiento.-
El artículo 155 del Código de Procedimiento Civil dispone: "Si, renovado el
procedimiento, hace el demandado cualquiera gestión que no tenga por objeto alegar su
abandono, se considerará renunciado este derecho".
En otras palabras, estamos en presencia de la renuncia tácita del derecho a alegar
el abandono del procedimiento, si, renovado dicho procedimiento después de seis meses
sin que ninguna de las partes hubiera instado por su prosecución, ejecuta el demandado
cualquiera gestión que no tenga por objeto pedir que se declare abandonado el
procedimiento.
g.7) De la resolución que falla el incidente sobre el abandono del procedimiento.-
La resolución que falla el incidente sobre abandono del procedimiento es una
sentencia interlocutoria, de acuerdo con la definición que da el artículo 158 del Código de
Procedimiento Civil.
En efecto, falla un incidente, estableciendo derechos permanentes a favor de las
partes. Contra ella proceden los recursos correspondientes.
g.8) De los efectos del abandono del procedimiento.-
Los efectos del abandono del procedimiento están indicados en el artículo 156 del
Código de Procedimiento Civil, que expresa: "No se entenderán extinguidas por el
abandono las acciones o excepciones de las partes; pero éstas perderán el derecho de
continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio. Subsistirán,
sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos".
Definíamos el abandono del procedimiento como el efecto que produce la
inactividad durante cierto tiempo de todas las partes que figuran en el juicio, en virtud del
cual éstas pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo
valer en un nuevo juicio.
El efecto del abandono del procedimiento es, por lo tanto, que termina el juicio a
que el abandono se refiere y que las partes pierden el derecho de continuar el
procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio. Cabe repetir en este
momento lo dicho anteriormente en el sentido de que "abandonado el procedimiento por
cierto tiempo, no solo se extingue la instancia en que se ha abandonado, sino que todo el
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procedimiento es nulo". (Jerónimo Santa María Balmaceda, obra citada, pág. 10). Pero,
como lo dice el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, no se extinguen por el
abandono las acciones y excepciones de las partes. Ellas quedan subsistentes, salvo que
hubieran prescrito. Es esta la diferencia fundamental entre el abandono del procedimiento
y el desistimiento de la demanda. Declarado abandonado el procedimiento, puede el
demandante deducir la misma acción en contra del demandado, sin que éste esté en
condiciones de oponerle la excepción de cosa juzgada. Y agrega el inciso 2a de la
disposición en análisis: "Subsistirán, sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de
que resulten derechos definitivamente constituidos". En conformidad a este inciso, todo
acto o contrato judicial de que resulten derechos definitivamente constituidos subsiste con
todo su valor. Así, si en el juicio se ha celebrado una transacción, ésta surte todos sus
efectos legales, a pesar del abandono. Y la sentencia judicial que condena en costas es
también, para estos efectos, un acto del cual resultan derechos definitivamente
constituidos.
LA NULIDAD PROCESAL
introducción
Sabemos que el proceso se compone de un conjunto de actos sucesivos que
descansan unos en otros y que permiten la sustanciación del juicio, dando oportunidad a
las partes para plantear y demostrar sus pretensiones y al juez para determinar la legalidad
de las mismas.
Este instrumento, que da lugar a uno de los bienes más apetecidos por el hombre,
como lo es la justicia, es complejo. Lo es porque, como se dijo, EL PROCESO está constituido
por innumerables actos, ejecutados algunos por el juez, otros por las partes e incluso por
terceros ajenos a la litis; cada uno de ellos desempeña un papel diferente durante su curso,
distintas son sus características, sus maneras de expresión, las oportunidades en que se
verifican y los fines que cumplen, pero, no obstante, están unidos por un objetivo final
común: la justa decisión del conflicto jurídico sometido al conocimiento y resolución del
tribunal.
Cabe simplemente recordar, para justificar la complejidad del proceso y de las
actuaciones que lo componen, la circunstancia de que, el proceso, debe cobijar y dar
justo equilibrio a tres tipos de intereses contrapuestos, que muchas veces aparecen, incluso,
incompatibles. En efecto, notamos en él, en primer lugar, el interés particular de los litigan-
tes que sólo los mueve a obtener en el pleito, a ganarlo, bien o mal, tengan o no la razón.
Al mismo tiempo, concurre el interés público que proviene del Estado, cuyo propósito es la
correcta aplicación del Derecho por medio del proceso, de manera que la decisión que
en él recaiga sea la prevista por la ley que él ha creado, logrando además así el respeto
del ordenamiento jurídico.
Finalmente, el proceso, también debe dar cabida, al interés de la sociedad que
propende a que las sentencias judiciales, justas o injustas, ojala siempre sean de la primera
índole, pongan término en forma definitiva al respectivo litigio, cuya promoción y
mantenimiento, por particulares que sean los derechos que allí están en juego, siempre
perturban y alteran, la paz y la tranquilidad social. Ello se obtiene mediante una
declaración del órgano jurisdiccional que permanezca inalterable, y fijados a perpetuidad
los derechos y obligaciones que concede e impone, la resolución judicial.
Este instrumento o mecanismo, denominado proceso, lo utilizan simultáneamente las
partes y el juez, de lo que se deduce que debe ser apto, al mismo tiempo, para pedir y
para lograr justicia. Pero no son ellos (juez y parte) los llamados a crearlo y a determinar su
estructura. Esa labor corresponde al Estado, que en el caso nuestro, se la encomienda al
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Inexistente sería, por ejemplo, una seudosentencia que carece de la firma del juez o
corresponde a un magistrado que no la dictó, o una aparente notificación practicada por
una persona que no es ministro de fe.
En doctrina, las diligencias así ejecutadas no necesitan de una declaración de
ineficacia, pues la inexistencia, a diferencia de la nulidad, opera de pleno derecho. Pero
sabemos que nuestros tribunales son reacios a distinguir entre ambas instituciones jurídicas,
especialmente porque, a más de ser sutil la diferencia entre ellas, sus efectos son
prácticamente los mismos.
En atención a lo anterior, entonces, y mientras no se abra campo en la jurisprudencia
a la teoría de la inexistencia, creemos que, confundida con la nulidad, debe ser declarada
por decisión judicial. Un fallo, es elocuente sobre la materia. La Corte Suprema ha dispuesto
que si el comparendo no fue autorizado por el secretario del tribunal, como era de rigor, y
siendo ello así, es nulo, sin valor alguno y aun inexistente ante la ley procesal, a virtud de
que el Art. 61 del CPC preceptúa que la autorización del funcionario a quien corresponde
dar fe del acto, es esencial para la validez de la actuación.
Estimamos, no obstante, que nuestro CPC contiene ciertas manifestaciones de
inexistencia, la que no requiere de declaración expresa, sino de una simple constatación
del tribunal de la omisión de las más elementales condiciones del acto. Así ocurre, según
nuestro parecer, en el Art. 256 del CPC, que autoriza al juez a no dar curso a la demanda
que carece de la designación del tribunal ante el que se entabla o de la individualización
de las partes litigantes. En este caso, el magistrado se limita a comprobar la inexistencia de
la aparente demanda e impide su tramitación. Igual situación sucede en el Art. 441 del
CPC para el procedimiento ejecutivo.
Finalmente, si bien nuestra jurisprudencia exige que tanto la inexistencia como la
nulidad de un acto requieran expresa declaración de ineficacia, salvo los casos recién
anotados, nos parece que respecto de la primera las atribuciones oficiosas de los tribunales
serán mayores y, a su vez, menores los requisitos que deben cumplir las partes para
invocarla, titularidad, oportunidad, convalidación, etc. Lo dicho especialmente en aquellos
casos de manifiesta y absoluta ineficiencia de la actuación, como, por ejemplo una seudo-
resolución o escrito sin las firmas ni identidad seria de sus autores.70
70Puede verse, artículo publicado en la Revista de Derecho de la Universidad de Concepción N9 191, año LX, enero-junio 1992, pág.
155.
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Por último, está imposibilitado de alegar la sanción mencionada quien haya dado
lugar a la anormalidad, pues nadie puede valerse de sus propios errores o dolo.
Esta última condición exigida al sujeto de la petición de nulidad, surge del principio
denominado nemo auditur..., de general aplicación en el campo jurídico. La doctrina y la
jurisprudencia siempre lo reconocieron en el ámbito procesal como sanción a la mala fe
del litigante inescrupuloso y a la negligencia del inepto. Así, por ejemplo, la Corte de
Apelaciones de Concepción no aceptó la solicitud de nulidad de la declaración de un
testigo formulada por la misma parte que lo presentó, basado en que al confeccionar la
nómina exigida por el Art. 320 del CPC incurrió en errores de individualización, petición que
hizo una vez que se percató que sus dichos le eran desfavorables.
El Art. 83 del CPC prohíbe pedir la ineficacia de un acto del proceso a "la parte que
ha originado el vicio o concurrido a su materialización". Ya había exigido, como se dijo, "un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad", al que luego nos referiremos al
estudiar la trascendencia de la irregularidad que le sirve de fundamento.
Como se ve, le está vedado impetrar la nulidad al litigante que causa la
anormalidad, ya sea por originar el vicio o por concurrir a su materialización.
Estará en la primera situación quien sea causante directo de la irregularidad que sirve
de fundamento a la ineficacia del respectivo acto, como el litigante recién mencionado
que individualizó defectuosamente al testigo.
Concurre, ahora, a la materialización del vicio la parte que si bien no lo comete, no lo
evita, pudiendo hacerlo. Podría encontrarse en este caso quien al ser requerido de pago
personalmente en un lugar diverso al dispuesto por la ley, nada dice al receptor y recibe las
copias correspondientes sin reparo, e incluso señalando bienes para el embargo. También
podría estarlo —nos parece— la parte que concurre a la audiencia en que declaran
testigos del contendor, sin hacer presente que ella se verifica en una fecha diversa a la
fijada por el tribunal, aunque dentro del probatorio. No podría después invocar nulidad de
esa diligencia basado en la irregularidad anotada, puesto que su presencia ayudó a
materializarla, sin ser su causante directo.
Hemos sostenido que el primer requisito que debe cumplir quien solicita la nulidad de
un acto del proceso le exige ser parte en él, comprendiendo en esta calidad tanto a los
litigantes directos como a los indirectos o terceros, procesalmente hablando.
Estos últimos -las partes indirectas o terceros- requieren de una explicación. Sabemos
que, en general, tienen esa condición los que, sin ser partes del litigio, avienen el respectivo
proceso iniciado por aquéllos y mientras esté pendiente, por tener interés actual en sus
resultados, interés que puede ser coincidente, excluyente o meramente independiente con
el de los litigantes primitivos. Se encuentran reglamentados en el Libro Primero del Código
de Procedimiento Civil, siendo admitida, por tanto, su intervención en la generalidad de los
juicios, a menos de expresa prohibición o la existencia de normas restrictivas de ella, como
sucede en este último caso en el procedimiento ejecutivo común.
Resulta evidente que la titularidad del tercero para invocar la nulidad procesal nace
una vez que ha acreditado el interés actual que le permite participar en el respectivo
proceso, lo que normalmente ocurre por vía incidental, y el agravio que le ocasiona la
irregularidad que sirve de fundamento a aquélla.
Pero no basta lo anterior. Debe tenerse presente, además, que los artículos 22 y 23 del
Código mencionado condicionan la presencia del tercero a la circunstancia de respetar lo
actuado en el proceso hasta que ella se produzca. Es así como la primera disposición le
exige aceptar todo lo obrado antes de su presentación y la segunda continuar el juicio en
el estado en que se encuentra.
Lo dicho impide -en nuestro concepto- que un tercero comparezca al proceso
invocando irregularidades ocurridas con anterioridad, lo que significaría retrotraer su estado
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de tramitación a uno pretérito que debió respetar y sólo continuarlo desde el que se en-
contraba al momento de su incorporación.
En consecuencia, el tercero podrá hacer valer como fundamento de la invalidación
que solicita únicamente irregularidades ocurridas después de su intervención en el litigio,
siempre, naturalmente, que a su respecto concurran las demás condiciones exigidas a
todas las partes para estar legitimadas de ejercer ese derecho.
Este ha sido el criterio de la Corte de Apelaciones de Concepción, que sobre el
particular manifestó: "De acogerse la solicitud de nulidad de un tercero obligaría a
retrotraer el estado del proceso, en el que ya se dictó sentencia de primera instancia, a
una etapa anterior a la que ahora tiene, lo que significaría sobrepasar las atribuciones de
las partes indirectas, puesto que deben continuar el juicio en el estado en que se
encuentra, es decir, respetar lo actuado hasta su entrada en él, por disposición de los
artículos 22 y 23. Basta esta sola consideración, entonces, para rechazar la pretensión de
invalidación de lo anteriormente actuado formulada, con mayor razón si se tiene además
presente el desasimiento producido respecto del juez de la instancia ante el que ella se hizo
valer". (Sentencia de 13 de enero de 1989 recaída en causa Carmona con Del Valle, Ser.
Juzgado de Letras de Talcahuano.)
Lo dicho tiene plena coincidencia con la exigencia impuesta a quien requiere la
invalidación de una actuación procesal de ser perjudicado con la irregularidad que la
afecta, como luego lo reiteraremos al estudiar la trascendencia del vicio en la vida del
proceso como necesario requisito de la declaración de la correspondiente nulidad.
En efecto, mientras el tercero no es admitido como parte en el proceso, mal podrá
perjudicarle -jurídicamente hablando- algún acto de él, por lo que hasta entonces estará
carente de agravio y consecuencialmente de interés en invocar la respectiva nulidad. El
perjuicio ocasionado a alguno de los litigantes primarios con la ocurrencia de determinado
vicio no lo habilita para valerse de él con el fin señalado.
En el fallo recién mencionado se dijo sobre el particular: "que, en cuanto a la falta de
emplazamiento del demandado, sólo él es el habilitado para invocar la respectiva nulidad
por ser el presunto perjudicado con la irregularidad que a su respecto se dice se habría
cometido, lo que no compete a terceros ni menos a quien se califica a sí mismo de tercero
excluyente. El artículo 83 del Código de Procedimiento Civil no da lugar a dudas sobre el
particular al prescribir, después de la Ley Ne 18.705, que la nulidad podrá ser declarada
siempre que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes —la que debe pedirla- un
juicio reparable sólo con la declaración de nulidad. Ya el artículo 80 ante una situación
similar nos hace igual advertencia al mencionar al 'litigante' como titular de la pretensión
de anulabilidad que prescribe".
El efecto extensivo de la nulidad procesal
La nulidad de un acto del proceso tiene efectos extensivos a otras actuaciones del
mismo.
Sabemos que la sustanciación de un juicio implica la realización de un conjunto de
actos verificados por las partes o por el juez, que, encadenados unos a otros, constituyen el
proceso, instrumento idóneo para que el Estado cumpla su función jurisdiccional.
Hay íntima relación entre los diversos actos formativos del proceso. Algunos sirven de
antecedentes a los demás, que se van edificando sobre tales actos, de manera que la
ineficacia de los primeros afecta también a los otros, aunque aisladamente considerados
se verifiquen en forma correcta.
Así, si se declara nula la notificación de la resolución que recibe la causa a prueba,
extenderá su ineficacia a una prueba testimonial rendida en el término probatorio
originado en la diligencia señalada, no obstante que en su producción se hayan respetado
todos los requisitos legales.
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Aún más, en ciertos casos la nulidad procesal de un acto puede restar valor a todo el
proceso, sí la diligencia es indispensable para la vida del mismo, situación que contemplan
los artículos 80 y 84 del Código de Procedimiento Civil, los que con mayores detalles
analizaremos después.
Esta característica de la nulidad procesal ha tenido plena acogida en la
jurisprudencia. La Corte Suprema ha resuelto que, infringida la ley procesal en cuanto a los
requisitos que ella señala para determinada actuación procesal, será nula dicha
actuación, pero como el juicio puede edificarse sobre ese acto, son nulas igualmente
todas las actuaciones judiciales que la siguen.
El mismo tribunal manifestó que, careciendo de validez el comparendo por no haber
sido autorizado por el secretario del tribunal, resulta obvio que están igualmente
desprovistos de eficacia los actos procesales posteriores al referido comparendo, por ser
esta diligencia fundamental dentro del procedimiento sumario. También dijo que si la
notificación de la demanda fue practicada por funcionario incompetente todo lo obrado
es nulo.
Igual criterio siguió la Corte Suprema respecto del arbitro que omitió el juramento
prescrito por la ley, dando lugar a ía nulidad de todo lo obrado ante él. 113 Otro tanto
dispuso respecto de un juicio ejecutivo al que sirvió de antecedente una gestión
preparatoria llevada a efecto sin emplazamiento del deudor.
Esta característica de la nulidad procesal, como ha quedado demostrado, nunca fue
desconocida por la jurisprudencia y la doctrina, no obstante la carencia de alguna
disposición que lo dijera expresamente, puesto que las que la contemplaban sólo la
insinuaban, como también lo hace el artículo 786 del Código de Procedimiento Civil, al
disponer que la sentencia que declara la casación en la forma determinará el estado en
que queda el respectivo proceso, precisamente por la ineficacia de parte o de todo él.
Esta aceptación unánime de la llamada "extensión" de la nulidad procesal tiene su
origen en el carácter complejo y unitario del proceso. Como sabemos, se compone de un
conjunto de actos, algunos realizados por el juez, otros por las partes e incluso por terceros,
que, aunque distintos entre sí, están íntimamente ligados, de manera que algunos
descansan o se edifican sobre otros. Esta estrecha unidad se debe a que todas las
actuaciones persiguen un mismo fin: permitir al proceso cumplir su objetivo primordial, cual
es la sustanciación del litigio y sobre todo su justa decisión.
No era imprescindible, entonces, consagrar en forma expresa esta modalidad de la
nulidad procesal. No obstante, la Ley N2 18.705 estimó menester hacerlo. Para ello modificó
el artículo 83 del Código y en su inciso final prescribió dos mandatos. El primero, negativo:
"La declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado".
Advertencia que parece obvia, ya que nadie desconoce que existen actos aislados del
proceso que por su naturaleza no sirven de base a otros, en cuyo caso su ineficacia se
circunscribe a ellos y no se extiende a actuaciones posteriores. Este carácter tiene, por
ejemplo, la confesión prestada sin juramento que sólo afectará a ese medio de prueba y
no a otras diligencias del proceso, la inspección personal del tribunal realizada sin
notificación de la parte, etc.
El segundo mandato que condene la nueva disposición va dirigido al juez, al decir
que: "El tribunal, al declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos
quedan nulos en razón de su conexión con el acto anulado".
Parece conveniente esta medida, ya que su cumplimiento evitará confusiones y
dilaciones. Declarada la nulidad del acto, será el propio tribunal quien marcará el límite de
la extensión de la ineficacia, la que naturalmente incidirá sólo respecto de aquellas
diligencias íntimamente ligadas con aquél, conservando su valor las que no tengan tal
dependencia. Quedan así superadas las dudas a que daba lugar el primitivo inciso
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segundo del artículo 84, hoy inciso tercero, que, como se recordará, se limita a disponer, en
situaciones similares, que "el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias necesarias
para que el proceso siga un curso normal", lo que no siempre se entendió con el alcance
que ahora se precisa.
Si el juez incumple esta obligación, será la parte interesada la que solicitará la
complementación pertinente por la vía del recurso de aclaración, rectificación o
enmienda respecto de la sentencia interlocutoria correspondiente, puesto que sólo se trata
de salvar una omisión de ésta que aparece de manifiesto en ella.
Carácter genérico de la nulidad procesal. El principio de la especificidad
Se ha dicho que la nulidad estudiada es una sanción de ineficacia procesal, pero, no
obstante tal carácter, su acción es amplísima, puesto que afectará de una manera
genérica a todos los actos del proceso ejecutados imperfectamente, sin necesidad de que
el legislador la prescriba para cada caso particular.
Basta, entonces, un apartamiento y desviación graves de las normas legales que
rigen un acto del proceso para que se haga merecedor de la sanción, sin que requiera de
una expresa manifestación legislativa que la contemple ante una determinada
irregularidad.
No tiene cabida, por regla general, en nuestro ordenamiento procesal el llamado
principio de la "especificidad", que, como su nombre lo indica, señala que no hay nulidad
procesal sin ley específica que la establezca. Por tal razón no existe en el Código de
Procedimiento Civil una disposición similar al artículo 1681 del Código Civil, que dispone que
la nulidad afectara a todo acto o contrato a que falte alguno de los requisitos que la ley
prescribe para que tengan valor, según su especie y la calidad o estado de las partes.
Couture y Carli nos enseñan que no debe haber nulidad sin ley específica que la
establezca, en atención a que, siendo una sanción excepcional, sólo puede decretarse en
los casos expresamente señalados en el derecho positivo. No sucede así en el nuestro, en
que la falta de una reglamentación adecuada conduce a liberalidades inaceptables que
la jurisprudencia ha tratado de morigerar.
Aún más, cabe recordar que en ciertos casos el legislador prescribe especialmente
que determinados vicios o irregularidades procesales no tienen la virtud de producir la
nulidad de los actos en que se causaron, lo que significa que, a contrario sensu, los demás
defectos podrían dar lugar indiscriminada y generalmente a tal sanción. Ello ocurre, por
ejemplo, en el artículo 46 del Código, que señala que una vez practicada la notificación
sustitutiva del artículo 44, el ministro de fe deberá dar aviso de ella al notificado mediante
carta certificada, dejándose de ello testimonio en autos. Agrega, a modo de necesaria
advertencia, que la omisión de esta obligación no invalidará la notificación.
Otro tanto sucede con el artículo 50 inciso 4e, al estatuir que de la notificación
practicada por el estado diario se pondrá testimonio en autos, haciendo presente que los
errores u omisiones en que allí se incurra no invalidarán la diligencia.
También el legislador creyó menester hacer presente en el actual artículo 165 inciso
penúltimo que ciertos errores y omisiones en las tablas de causas de tribunales superiores no
impedirán la vista del juicio.
Lo anteriormente expuesto confirma nuestra aseveración en el sentido de que, por lo
general, a la legislación chilena le basta el apartamiento de cierta magnitud de las formas
legales para que el acto así ejecutado sea susceptible de anularse, sin necesidad de una
disposición que lo declare expresamente ineficaz, a menos que la propia ley señale que no
es acreedor de tal sanción o le atribuya un efecto diferente.
Si analizamos el problema desde otro ángulo llegaremos al mismo resultado. Sabemos
que las excepciones dilatorias están establecidas para corregir vicios de procedimiento y es
evidente que la manera más directa de lograrlo es declarando nula la actuación irregular.
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El artículo 303 enumera algunas de estas excepciones y señala en el número final que
tienen este carácter, en general, las que se refieren a la corrección del procedimiento, sin
afectar al fondo de la acción deducida. Quiere decir, entonces, ante la amplitud de los
términos transcritos, que podrán oponerse dilatorias cada vez que, en la oportunidad
procesal pertinente, sea menester corregir por la vía de la ineficacia actuaciones
irregulares, sin precisarse de manera alguna la magnitud ni las características del vicio u
omisión de forma que les afecta.
El criterio tan liberal del legislador chileno en esta materia es justificado por algunos
autores, quienes, como Víctor Santa Cruz, por ejemplo, sostienen que la ley no necesitó
consagrar determinadamente la nulidad, puesto que llevan consigo esta sanción de
ineficacia los actos y procesos en que las formas por ella dispuestas se han dejado de
cumplir. Agregan que es superfluo que el legislador señale específicamente en cada caso
la pena de nulidad, por ser un castigo inherente al acto que omite formalidades legales. La
actuación viciada no cumple con los requisitos necesarios para que la ley le preste
protección y le permita producir los efectos jurídicos por ella previstos para los de igual
naturaleza realizados regularmente. El juez debe limitarse a declarar su nulidad.
Agreguemos nosotros, tras el propósito de justificar el criterio tan liberal del legislador
nacional en este aspecto de la nulidad procesal, que, dada la complejidad de los actos
que componen el proceso, su número, los roles que cumplen dentro de él y sus diferentes
modalidades, impiden señalar taxativamente en cada caso cuáles irregularidades llevan a
restarle eficacia y cuáles no. No podemos negar que a lo anterior hay que añadir la
deficiente reglamentación que el Código de Procedimiento Civil somete a la institución
que nos preocupa, de lo que reiteradamente hemos dejado constancia, crítica que se
atenúa después de la Ley N9 18.705.
Debemos reconocer, sí, que en ciertas ocasiones el legislador cambia de parecer y
acoge el principio de la especificidad, lo que constituye la excepción que confirma la regla
general en contrario. Ello ocurre en el recurso de casación en la forma.
En efecto, este recurso tiene como única función invalidar actos procesales tan
importantes como son las sentencias definitivas y ciertas interlocutorias, cuando en su
dictación se han omitido requisitos legales o forman parte de un proceso irregular. Pero no
todo defecto procesal habilita para anular estas resoluciones, sino solamente aquellos de
tal magnitud que la ley ha elevado a la categoría de causal de casación y que
específicamente señala en el artículo 768.
Otro tanto ocurre en el artículo 80, que sanciona con nulidad todo lo obrado en el
proceso seguido en rebeldía del demandado por falta de emplazamiento.
La situación descrita lo era en el Código de Procedimiento Civil hasta antes de la
dictación de la Ley N- 18.705. Cabe preguntarse: ¿tiene cabida ahora expresamente el
principio de la especificidad en la nulidad procesal?
La respuesta es negativa. En efecto, si bien el nuevo inciso primero del artículo 83 nos
advierte que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en
los casos en que la ley expresamente lo disponga, agrega que, además, ello podrá
suceder en "todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad".
Como puede apreciarse, el legislador volvió a dejar abierta la posibilidad de que la
sanción de nulidad -no obstante su carácter punitivo- pueda aplicarse a cualquier acto del
proceso que se vea afectado por alguna irregularidad, sin mencionar a aquél ni a ésta,
con la sola limitación de la concurrencia de un perjuicio sólo reparable por la nulidad, al
que nos referiremos en el párrafo siguiente.
Parece ser que la gran cantidad de actos que contiene cada proceso, sus distintas
finalidades y, sobre todo, formalidades, continúan impidiendo al legislador dar normas
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precisas sobre la anulabilidad a que pueden verse expuestos cada uno de ellos, viéndose
obligado a mantener el sistema genérico del Código.
Cabe advertir que, si bien el actual artículo 83 del Código comienza diciendo que la
declaración de nulidad se produciría en los casos en que la ley expresamente lo disponga,
no pasa de ser una declaración sin base real. Para demostrarlo basta tener presente que
sobran los dedos de una sola mano para contar los casos en que ello sucede.
Es necesario, también, tener presente que, después de dictada la Ley N2 18.705, el
legislador ha continuado reconociendo el carácter genérico de la nulidad procesal. Lo
demuestra la Ley N9 18.735, publicada en el Diario Oficial del 31 de agosto de 1988, que,
modificando el artículo 450 del Código, dispuso que el respectivo ministro de fe, una vez
practicado el embargo, debe enviar carta certificada al ejecutado, comenzando por
expresar que su omisión no afectará la validez de la diligencia. A contrario sensu, las demás
irregularidades en que pueda incurrirse darán lugar a tal sanción. Demostración clara de la
generalidad de la sanción en estudio.
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interesa a la sociedad. En este último caso los tribunales están autorizados para decretar la
ineficacia de un acto del proceso de oficio en representación de aquélla, como luego se
explicará.
En resumen, cabe reiterar lo dicho a propósito del titular del derecho a invocar la
nulidad de actos del proceso. Para tener esta calidad es menester:
a) ser parte del respectivo juicio;
b) sufrir con motivo de la irregularidad que afecta al acto un
perjuicio reparable con su nulidad (trascendencia), y
c) no ser causante ni haber contribuido a la comisión del vicio
correspondiente. Lo anterior, fuera de las atribuciones oficiosas del
tribunal, que más adelante se analizarán.
La importancia y trascendencia de la nulidad procesal, sus efectos dentro del
proceso y el abuso que de ella se hace, constituyen constante preocupación de los
procesalistas. Tal es así que en las V Jornadas Latinoamericanas de Derecho Procesal,
celebradas en Bogotá en junio de 1970, se aprobó una ponencia formulada por los
profesores Devis Echandía y Morales Molina, que en parte expresa lo siguiente: "La
declaración de nulidad es un remedio imprescindible, porque responde al principio
constitucional del debido proceso, incluyéndose en éste la efectiva oportunidad del
derecho de defensa; pero su carácter drástico exige que se recurra a él sólo en casos
extremos, en que la gravedad del vicio procesal justifique la invalidación de lo actuado y
por consiguiente la pérdida del tiempo, el trabajo y el dinero invertidos por el Estado y por
las partes. Los demás defectos en la tramitación del proceso deben ser saneados mediante
remedios que respeten la economía procesal y a esta finalidad conducen las excepciones
procesales, el despacho saneador de las legislaciones luso-brasileñas y los recursos que,
ante el mismo juez o sus superiores, consagra la ley, limitados en el tiempo a la oportunidad
preclusiva para su interposición".
"Generalizar el concepto de nulidad atenta contra la economía del proceso, y lo
mismo sucede si no se establecen límites para la oportunidad de reclamarlas. El olvido de
estos dos conceptos elementales ha convertido a este instituto en una de las principales
causas de la prolongación excesiva de los procesos en muchos códigos vigentes. Se abusa
del concepto de nulidad, de la exagerada ampliación de sus efectos y de la ilimitada
oportunidad para alegarla, y por tal camino, de medida saneadora y protectora del
derecho de defensa, se ha convertido en instrumento apropiado para el ilícito ejercicio de
la deslealtad y la mala fe procesales, con la ineludible consecuencia de una exagerada
duración del proceso".
"Es indispensable, por lo tanto, restringir los motivos de nulidad a aquellos que violen la
garantía constitucional del debido proceso y del derecho de defensa; precisar y limitar sus
efectos a la invalidación de los actos realmente afectados por el vicio, sin extenderlos a
todos los posteriores a éste; exigir su alegación inmediatamente que se tenga por la parte
afectada la oportunidad procesal de conocer el vicio, so pena de considerarse saneado
implícitamente; negar su procedencia cuando, a pesar del vicio, se obtuvo el fin procesal
que la ley persigue con la respectiva actuación, es decir, si no resultó lesionado el derecho
de defensa y el debido proceso que la Constitución ampara; hacer obligatorio que
cuando se promueva un incidente de nulidad deban alegarse todos los vicios que existan
en ese momento y tengan tal calidad, sin que posteriormente se admitan nuevos incidentes
por tales motivos; negarle a la parte que no resulta afectada por el vicio la facultad de
reclamar la nulidad, por carencia de interés legítimo en que ella se declare; darle al juez
facultades oficiosas para prevenir y sanear los vicios procesales que la produzcan".
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Nº18.705- con la confirmación del mismo, que da lugar a la convalidación expresa del
mismo, empleando la terminología de la disposición señalada.
Se produce esta última, de acuerdo con la doctrina, cuando la parte afectada con
el vicio realiza actuaciones en el proceso que, demostrando pleno y manifiesto
conocimiento de él, contribuyen a que el acto en que incide cumpla a su respecto los fines
previstos para uno correcto. Es el caso de quien, sin haber sido notificado de la resolución
que recibe la causa a prueba, presenta la lista de sus testigos y la nómina de los puntos
sobre los que depondrán, coincidiendo con los hechos a probar consignados en la
indicada resolución.
Esta confirmación -doctrinariamente hablando-, repetimos, da lugar a la llamada
convalidación expresa del acto viciado, y si bien no tenía consagración literal en el
Código, su aceptación se desprendía de varias disposiciones aisladas, como por ejemplo,
del artículo 55, que subsana la falta de notificación de una resolución o su práctica ilegal
con la verificación de alguna gestión del presunto perjudicado que demuestre
conocimiento de aquélla.
La Ley N9 18.705 recoge, entonces, estas ideas al prescribir, en el tantas veces citado
artículo 83, la convalidación expresa del acto viciado, la que existirá, según se dijo, si el
afectado con la irregularidad inequívocamente da a entender que ésta no perturba el
ejercicio de los derechos que puede hacer valer en el proceso. Con mayor razón si lo dice
derechamente.
En resumen, entendemos que la mera omisión de reclamar la nulidad por el
perjudicado en las oportunidades dispuestas por la ley y con mayor razón durante el curso
del proceso, da lugar a la forma de subsanar el acto viciado que en doctrina se conoce
como convalidación por conformidad y que la Ley N9 18.705 identifica, al parecer, con la
que llama convalidación tácita. Su pasividad o silencio es el antecedente que lleva a ella.
A su vez, la ejecución de actuaciones que manifiesta e inequívocamente
demuestren, aunque sin decirlo, que el mismo perjudicado con el acto irregular prescinde
de invocar la nulidad consecuente, siguiendo el proceso su curso normal pese al vicio que
le afecta, consiste, doctrinariamente, en la convalidación por confirmación y que la ley
mencionada -también nos parece- denomina convalidación expresa. A ella conducen,
entonces, las diligencias realizadas por el titular del derecho a invocar la nulidad, que,
demostrando conocer el vicio que la constituye, no la alega.
Un problema interesante se presenta cuando la gestión posterior a su vez adolezca
de defectos que habiliten para decretar su nulidad. Declarada ésta, ¿podrá solicitarse la
de un acto también viciado y ejecutado inmediatamente antes? Sabemos que uno de los
efectos de toda nulidad es retrotraer las cosas al estado anterior de su declaración, o sea,
en este caso dicha gestión posterior prácticamente no ha existido. Alessandri Besa, al
respecto, expresa que siendo el efecto de la nulidad el borrar por completo el acto o
contrato nulo, con todas sus consecuencias, las cosas deben volver al estado en que se
encontraban antes de que aquél se celebrara. De esta manera, según esta opinión, puede
interponerse la nulidad del acto viciado porque se está actuando en la oportunidad que la
ley señala.
La Corte Suprema ha resuelto en una situación parecida que no obsta declarar la
nulidad del emplazamiento por defectos en la respectiva notificación la circunstancia de
que el demandado, antes de tal declaración hubiere hecho una presentación si ella se
tuvo por no verificada para todos los efectos legales. Así aparece en sentencia publicada
en Fallos del Mes Nº377, año 1990, p. 105, sentencia 10.
La confirmación, por último, es un acto jurídico unilateral del titular de la petición de
nulidad, es decir, requiere de la voluntad de una persona y no es necesaria la aceptación
de la otra parte. Esta característica significa que es irrevocable, lo que está en perfecta
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armonía con lo dispuesto en los artículos 84 y 85, ya que estas disposiciones legales
preceptúan que todo incidente propuesto extemporáneamente, vale decir, después de su
confirmación, debe ser rechazado de plano.
A una situación muy distinta a las anteriores y con la que no debe confundirse, da
lugar la renuncia de las partes a utilizar los medios establecidos por el ordenamiento legal
para alegar la nulidad procesal. No pueden ellas acordar antes del juicio o durante él no
hacer efectivos tales medios con respecto a eventuales vicios posteriores. "Y es lógico que
así sea -nos dice un autor-, porque el objeto de estas reglas relativas a la nulidad es
precisamente evitar que las personas que intervienen en actos jurídicos -los procesales lo
son- burlen disposiciones legales, omitiendo requisitos que la ley juzga indispensables para la
normalidad jurídica".
No debe confundirse la convalidación del acto nulo, que siempre procederá del
litigante no causante de la irregularidad, pero sí perjudicado con ella, con la llamada
rectificación del mismo. En efecto, esta última también es una manera de subsanar la
nulidad, pero proviene de quien originó el vicio o concurrió a su materialización,
empleando la terminología del actual artículo 83. Así sucederá si, antes de demandarse la
nulidad, éste subsana el vicio, ya sea repitiendo ahora correctamente el acto o
introduciéndole las enmiendas habilitantes que correspondan.
La rectificación del acto nulo ha sido aceptada por la jurisprudencia como forma de
subsanarlo, especialmente porque por medio de ella desaparece el perjuicio que justifica
su ineficacia.
Finalmente, se presenta en Derecho Procesal el problema de si es posible sanear,
mediante la ratificación del interesado, los vicios del proceso originados por el hecho de
actuar en nombre suyo una persona sin poder suficiente.
La ratificación constituye indudablemente una especie de renuncia del interesado a
pedir la ineficacia de los actos procesales realizados en las condiciones indicadas, ya que
su aceptación posterior equivale a un otorgamiento de poder con efecto retroactivo,
haciendo suyo lo obrado irregularmente a su nombre y dándole plena validez.
No es posible formular una regla general y absoluta con respecto a la procedencia o
improcedencia de la ratificación en materia procesal, sino que es menester estudiar las
situaciones que pueden presentarse.
De los preceptos contenidos en el Título II del Libro I del Código de Procedimiento Civil
y en la Ley N9 18.120, se desprende que las partes pueden actuar excepcionalmente en
juicio por sí mismas, y por regla general, a través de mandatario. Y el artículo 6º indica las
formas como debe otorgarse poder suficiente para obrar ante los tribunales.
No obstante lo dicho, el legislador, para salvar situaciones que pueden presentarse
en la vida diaria y evitar la indefensión de los litigantes, permite que una persona
comparezca sin poder enjuicio en beneficio de otra; pero quien así proceda debe cumplir
con las exigencias señaladas en el inciso 3e del artículo 6e, entre las cuales es fundamental
la ratificación del interesado dentro del plazo fijado por el juez. El precepto en referencia
prescribe lo siguiente: "Podrá, sin embargo, admitirse la comparecencia al juicio de una
persona que obre sin poder en beneficio de otra, con tal que ofrezca garantía de que el
interesado aprobará lo que haya obrado en su nombre. El tribunal, para aceptar la
representación, calificará las circunstancias del caso y la garantía ofrecida, y fijará un plazo
para la ratificación del interesado".
Sí la ratificación se produce, lo obrado se reputa efectuado válidamente por el
interesado; pero si ella no se realiza, lo actuado por el agente oficioso será nulo y de ningún
valor.
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Ley Nº18.705 en la situación contemplada en el Art. 80 del CPC, que se refiere a la nulidad
de todo lo obrado por falta de emplazamiento del demandado. La situación prevista en la
disposición legal enunciada requiere de la existencia de dos supuestos:
a) Que al demandado no se le haya hecho saber en persona
ninguna de las providencias libradas en el juicio, en atención a que
por un hecho que no le es imputable han dejado de llegar a sus
manos las copias a que se refieren los Art. 40 y 44 o que ellas no
son exactas en su parte sustancial. Lo anterior significa que el demandado no ha sido
emplazado al juicio;
b) Que por tal razón el juicio se ha seguido en su rebeldía o para
estar a tono con el Art. 64 del CPC a
virtud de la Ley N 18.705, sin su comparecencia.
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a) El Art. 182 del CPC señala que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a
alguna de las partes se produce el efecto del desasimiento del tribunal, no pudiendo éste,
por regla general, alterarla o modificarla de manera alguna. Pero, como se dijo, la Ley Nº
7.760 agregó a esa disposición un nuevo inciso que conviene nuevamente transcribir. Dice
así: "Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que
le confiere el Art. 80".
Quiere decir, por tanto, que, no obstante el desasimiento del tribunal, puede solicitarse la
rescisión de lo obrado en el caso que nos preocupa.
b) A su vez, el Art. 231, inciso lº, del CPC prescribe que se procederá al cumplimiento
de las sentencias definitivas e interlocutorias una vez que éstas estén ejecutoriadas, o sea,
terminando definitivamente el juicio en que se dictaron.
Sabemos que puede procederse a tal cumplimiento incidental-mente y allí se permite
oponer determinadas excepciones a la parte vencida, las que contempla el Art. 234. El
inciso final de esa disposición, también a virtud de la Ley Nº 7.760, vuelve a decir que lo
dispuesto en este artículo es sin perjuicio de lo prescrito en el Art. 80. Lo anterior significa,
entonces, que puede pedirse la nulidad de lo obrado por falta de emplazamiento, durante
el cumplimiento de la sentencia, es decir, cuando ella ya esté ejecutoriada.
c) La conclusión anterior aparece corroborada con la historia fidedigna de la Ley N º
7.760. En efecto, en oficio de 6 de enero de 1943, el Consejo General del Colegio de
Abogados, informando al Ejecutivo acerca del proyecto de esa ley, decía textualmente: "El
inciso que se agrega al Art. 182 tiene por objeto armonizar esta disposición con el Art. 80, el
cual permite al juez dejar sin efecto su propia sentencia, cuando ella sea consecuencia de
la nulidad de lo obrado".
Concluyendo, podemos decir que la situación de nulidad de lo obrado contemplada
en el Art. 80 del CPC, puede plantearse aun ejecutoriada la sentencia que pone fin al
proceso, antes y después de la Ley Ne 18.705, que nada dijo sobre el particular.
Pero ¿significa ello una excepción al principio de que la nulidad procesal sólo puede
alegarse y declararse mientras subsiste el juicio?
Creemos que no, pues producida la situación tantas veces señalada, esto es la falta
de emplazamiento del demandado rebelde, no se formó la relación procesal entre las
partes, que es de la esencia de todo proceso. Esta, entonces, tuvo una aparente validez, y
aparente es también el valor de la sentencia que le puso término. En otras palabras, jamás
se ha producido el efecto de cosa juzgada en un proceso tan ir regularmente
substanciado. Si el demandado no fue emplazado al juicio, para él no hay sentencia
ejecutoriada, sino una apariencia de ella, que no obsta para pedir la rescisión de todo lo
obrado en su contra.
Así lo ha entendido la jurisprudencia. La Corte Suprema, en un interesante fallo, por
mayoría de votos dictaminó que la nulidad procesal puede solicitarse cualquiera que sea el
estado o situación en que se encuentre el proceso, y ello porque, si no ha existido una
relación procesal eficaz, las sentencias que se pronuncian en ese procedimiento, que sólo
reviste aparentemente caracteres de juicio o contienda entre partes, no pueden producir
los efectos del juzgamiento válido respecto del litigante que no fue debidamente
emplazado.
Aún más, la jurisprudencia ha extendido la situación prevista en el artículo 80 del
Código a cualquier otra en que se haya omitido el emplazamiento del demandado
rebelde o tal trámite sea defectuoso. Así se ha dicho que, aunque el legislador en el
artículo 80 se refiere a las notificaciones de los artículos 40 y 44, debe entenderse que ello es
sólo por vía de ejemplo. No ha sido el espíritu del legislador excluir la falta de
emplazamiento que puede derivarse de otra forma de notificación, como sería la por
avisos que contempla el artículo 54, cuando se ha practicado incorrectamente.
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expresamente cuáles son estos actos, pero la jurisprudencia, sobre las bases señaladas, le
ha dado este carácter, por ejemplo, a la competencia absoluta del tribunal, la capacidad
de las partes, la notificación válida de la demanda, el emplazamiento, etc.
Un fallo interesante dispone textualmente que los vicios que anulan el proceso son
aquellos que inciden en alguno de los elementos de la relación procesal, vale decir, sobre
la capacidad de las partes, sobre las normas que gobiernan la demanda y su notificación,
sobre la competencia del tribunal, sobre el emplazamiento, etc. Si falta alguno de estos
elementos la relación procesal no es válida, y esta anormalidad puede hacerse valer
incidentalmente en el proceso.
Junto a estos actos esenciales existen otros complementarios de ellos, que, siendo
también normales del proceso, no tienen su misma importancia, de modo que si se
ejecutan defectuosamente su declaración de ineficacia sólo se circunscribe a ellos y no se
extiende a todo el proceso, como ocurre con los anteriores. Son los trámites no esenciales
del proceso y tienen este carácter, por ejemplo, la réplica, la duplica, un medio de prueba,
ciertas publicaciones en el juicio ejecutivo, etc.
Ahora bien, en los casos que la nulidad incidía en alguno cíe los actos que hemos
llamado esenciales, cuya ineficacia se extiende a todo el proceso, antes de la Ley N º
18.705, podía ella solicitarse por la vía incidental en cualquier momento de su tramitación,
aun después de citadas las partes para oír sentencia en primera instancia y antes de la
vista de la causa en segunda. Así lo prescribían los artículos 84, 85 y 86 y continúa
haciéndolo el artículo 433.
En cuanto a la petición de nulidad de los actos que hemos llamado no esenciales y
que únicamente alcanza a ellos y no al proceso, sólo podía formularse en las etapas
normales de interposición de los incidentes ordinarios, esto es, por regla general, tan pronto
llegue al conocimiento del afectado el vicio que la motiva, no pudiendo hacerlo después
de realizar alguna gestión posterior en el juicio, oportunidad en que se producía la
convalidación del acto viciado, por haber declinado las partes alegar la nulidad.
En todo lo demás regían las normas contenidas en el referido Título IX del Libro I del
Código de Procedimiento Civil para los incidentes ordinarios.
La ley mencionada modificó la estructura del Título IX del Libro I del Código de
Procedimiento Civil en lo que dice relación con el incidente de nulidad procesal. Ya se dijo
que estimó necesario desuñarle un artículo exclusivamente a él, en el que se establecen sus
características más salientes y que le hacen diferir de los incidentes comunes, los que
fueron debidamente tratados en páginas anteriores.
El precepto señalado, como se sabe, es el artículo 83. Entre las normas que contiene
sobresalen las relativas a la oportunidad en que deben promoverse los incidentes en
estudio. Comienza -en lo que interesa- prescribiendo que: "La nulidad sólo podrá impetrarse
dentro de cinco días, contados desde que aparezca o se acredite que quien deba
reclamar la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia
absoluta del tribunal".
La disposición transcrita, nos parece, contiene una regla general y una especial. La
primera, por el carácter indicado -también nos parece-, se aplica a todos los incidentes de
nulidad procesal, sin distinguir la magnitud del vicio ni la importancia del acto en que
recaen. La segunda se circunscribe únicamente a la incompetencia absoluta.
En cuanto a la regla general, como se vio, prescribe que los incidentes mencionados
de nulidad sólo podrán impetrarse en el plazo fatal de cinco días. Explica, en seguida,
cuándo empieza a correr este lapso: desde que aparezca o se acredite que el sujeto
activo tuvo conocimiento del vicio.
Como puede apreciarse, se siguió el mismo sistema del Código respecto de la
nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento, que reglamenta el ya estudiado
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artículo 80. Al igual que en él, corresponderá a la contraparte probar que el conocimiento
aludido se adquirió en una oportunidad diferente a la sostenida por el incidentista, por estar
éste protegido por la presunción legal de la buena fe.
En lo que dice relación con la incompetencia absoluta del tribunal, escapa
especialmente de la normatividad anterior, por lo que estimamos que podrá invocarse la
nulidad pertinente -que será de todo lo obrado- en cualquier momento del proceso, incluso
citadas las partes para oír sentencia, hasta que surja la autoridad de cosa juzgada, que lo
convalidará. Parece adecuado este tratamiento por la condición de Derecho Público de
las normas que regulan este tipo de competencia, a diferencia de las que gobiernan la
relativa, esencialmente renunciables en materia contenciosa civil-
Respecto de la generalidad de los incidentes de nulidad conviene distinguir entre:
a) Incidente de nulidad basado en hechos cometidos antes o coetáneos con la
iniciación del juicio
Hasta ahora todo parece claro. Pero se oscurece si relacionamos la disposición
analizada con el actual artículo 84. Este, al igual que antes, se refiere a los incidentes que se
originan en un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio. Dispone que deban
promoverse antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito, agregando el nuevo
inciso 3e que, si se hace después, "será rechazado de oficio por el tribunal, salvo que se
trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el
artículo 83...".
Recordemos que este último -al que se remite el 84- prescribe un plazo perentorio de
cinco días para promover cualquier incidente de nulidad, con la sola excepción del
relativo a la incompetencia absoluta.
¿Cómo conciliar ambos preceptos? Uno obliga a que los incidentes que nos
preocupan se promuevan antes de hacerse cualquiera gestión principal en el pleito sin
señalar plazo, y el otro, dentro de cinco días computados desde que se conoce el vicio.
La única explicación razonable parece ser la siguiente, a la que llegamos no sin
pocas dificultades.
Debe partirse -creemos- de lo prevenido en el artículo 84, por referirse a un tipo
especial de incidente, vale decir: a) al que se origina en un hecho anterior al juicio o
coexistente con su principio, y b) que anule el proceso, no sólo un acto aislado de él: se
promoverá antes de hacer cualquiera gestión principal en el pleito, la que normalmente
será la contestación de la demanda. Así lo dispone el precepto citado en su actual inciso
tercero.
Si así no sucede, por mandato del mismo artículo, el tribunal rechazará de oficio la
incidencia tardíamente opuesta, pero -agreguemos nosotros- con una ineludible condición:
siempre y cuando se acredite o aparezca que quien la formula tuvo conocimiento, sin
invocarlo, del vicio que le sirve de fundamento, con anterioridad a la práctica de la gestión
señalada. Este conocimiento puede deducirse del propio contenido de ésta. Se habrá
producido la convalidación del acto nulo. La remisión al artículo 83 así nos lo indica.
Insistamos -la redacción equívoca de los preceptos en juego así lo obliga- se trata de
un vicio cometido antes o coetáneo con el inicio del juicio y que da lugar a la nulidad de lo
obrado (incisos 2º y 3º del artículo 84), como podría ser, por ejemplo, la incapacidad del
demandante. La respectiva incidencia debe promoverse por el demandado -dice el
segundo inciso- "antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito".
¿Qué ocurre si así no se hace? La respuesta la da ahora el tercer inciso del mismo
artículo: "Será rechazado de oficio por el tribunal", pero en seguida -aquí surge la duda-
agrega: "salvo que se trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo caso se estará a lo
que establece el artículo 83, o que se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad
o la marcha del juicio...". Esta última disposición -recordemos- exige conocimiento del vicio.
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Trámites esenciales, afirma el citado autor, son aquellos cuya falta o ejecución
incorrecta no trae como consecuencia la ineficacia de todo el proceso, sino sólo de
aquellas actuaciones viciadas y de las posteriores que sean su consecuencia.
Hace notar el señor García Zavala que la ley no ha señalado en general cuáles son
dichos trámites esenciales, como lo hace expresamente al tratar del recurso de casación,
pero que esto no es obstáculo para precisarlos, pues las disposiciones que al respecto
gobiernan dicho recurso dan una pauta para determinarlos en cada caso en particular.
Otros autores, como don Víctor Santa Cruz, sostienen que las expresiones que nos
ocupan se refieren a una misma categoría de vicios. El Código, expresan, en el Art. 84 es
redundante, y para demostrarlo dan varias razones.
En primer lugar recurren a la historia fidedigna del establecimiento de la ley. El
Proyecto del señor Vargas, afirman, en su Art. 99 sólo se refería a la "omisión de diligencias
necesarias para la ritualidad del proceso". Los redactores del Código le agregaron, para
mayor claridad, el concepto explicativo "vicios que anulan el proceso". De este modo no se
alteró el espíritu del legislador, sino que, como se sostuvo en el seno de la Comisión
Redactora, sólo se trató de hacer más fácil la comprensión de dicho artículo y evitar
interpretaciones erradas.
Se preguntan estos autores: ¿cuáles serían las circunstancias esenciales, aparte de
aquellas cuya omisión produce la nulidad de todo lo obrado?. Es indudable, se contestan,
que no son las señaladas en el título de la casación en la forma, pues en conformidad con
el artículo 773 es indispensable para hacerlas valer haber reclamado oportunamente de
ellas. De esto se desprende que los vicios que habilitan para la casación en la forma deben
ser propuestos en determinados momentos y no en cualquier oportunidad durante la
tramitación del pleito, como ocurre con los incidentes reglados en el artículo 84 inciso 2a,
actual inciso 3º.
Nosotros nos inclinamos por la teoría del señor Santa Cruz y creemos con él -antes y
después de la Ley Nº 18.705- que tanto los vicios que anulen el proceso como las
circunstancias esenciales para la ritualidad del juicio miran a la relación procesal.
Estimamos dudosa la interpretación del señor García Zavala. El expresa textualmente
que "son circunstancias esenciales aquellas omisiones o incorrecciones que no producen la
ineficacia de todo el procedimiento, pudiendo afectar la validez de actuaciones posterio-
res de acuerdo con el encadenamiento de actos que supone el proceso". Según este
autor, basta que un acto declarado nulo tenga el efecto de restarles eficacia a otros
posteriores, con los cuales los une una relación de causa a efecto, para considerarlo
circunstancia esencial del juicio. Hemos dicho, apoyándonos en la jurisprudencia y en la
doctrina, que es característica de la nulidad procesal su efecto extensivo. Cualquiera que
sea la importancia de un acto, su ineficacia puede afectar a otros posteriores y ello por sí
solo no autoriza para interponer el incidente respectivo en cualquier instante del juicio.
Si el procedimiento se compone de un conjunto de actos sucesivos que descansan
los unos en los otros, es indudable que todo acto declarado nulo, esencial o no para la
marcha del juicio, puede afectar a otros posteriores.
Si no se aceptara esta interpretación, todos los incidentes de nulidad se referirían a
trámites esenciales y todos quedarían comprendidos en el artículo 84, lo que estaría fuera
del espíritu del legislador, como se verá más adelante.
La jurisprudencia no ha resuelto el problema en forma expresa. Sólo ha indicado, en
casos particulares, cuándo se han omitido trámites esenciales o se han ejecutado actos
viciados. Así, considera como trámites esenciales la agregación de documentos con
citación de la parte contraria, las notificaciones de ciertas resoluciones judiciales, la
determinación de las partes en el juicio, la indicación y firma de los abogados en la
demanda, etc.
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Para nosotros, como lo hemos dicho, son vicios que anulan el proceso o afectan a su
ritualidad o marcha aquellos que impiden la formación de la relación procesal válida. Se
define ésta como “el vínculo de derecho en virtud del cual dos partes que sostienen intere-
ses contrapuestos quedan obligadas a someterse al fallo de los tribunales establecidos por
la ley para la resolución del asunto controvertido: la una con motivo de una demanda
judicial y la otra en virtud de la notificación válida de la demanda". De esta definición se
desprende que la relación procesal nace una vez que queda planteada la controversia
ante tribunal competente. Esto ocurre cuando se ha presentado una demanda en la forma
prescrita por la ley, el tribunal ha ordenado ponerla en conocimiento de la contraparte
mediante la respectiva notificación y empieza a correr el término de emplazamiento.
La Corte de Apelaciones de Concepción ha resuelto que si en un juicio se cita de
evicción a una persona y se provee con un mero "téngase presente" el escrito en que
comparece a la causa y deduce una excepción de prescripción, ello importa no emplazar
a las demás partes litigantes e Impedir la tramitación de las gestiones de citación de
evicción, y que, en tal caso, procede invalidar de oficio el procedimiento viciado y la
sentencia definitiva que en esas condiciones se pronuncia, a virtud de lo preceptuado en
el artículo 795 Nº 10, en relación con el 768 Nº 9 del Código de Procedimiento Civil (senten-
cia de 1º de junio de 1954, dictada en el proceso Nº 7641, del 2º Juzgado de Concepción).
Ahora bien, para que la relación procesal sea válida no basta que el actor
interponga su demanda, que el tribunal la provea favorablemente y que sea notificada
válidamente al demandado. Es necesaria, además, la concurrencia de una serie de
requisitos que se conocen con el nombre de presupuestos procesales. Ellos son: que la de-
manda sea entablada ante tribunal competente, que tanto el demandante como el
demandado sean capaces de obrar en juicio y, finalmente, que en todas las actuaciones
del proceso se observen las formalidades que la ley establece.
En resumen, serían vicios que anulan el proceso aquellos que incidan en alguno de
los elementos de la relación procesal, vale decir, sobre la capacidad de las partes, sobre
las normas que gobiernan la demanda, sobre la competencia del tribunal, la notificación
de la demanda y su emplazamiento. Si falta alguno de estos elementos del juicio, la
relación procesal no es válida, y esta anormalidad puede hacerse valer incidentalmente.
Declarada la ineficacia de la relación procesal, debe declararse también sin ningún valor
todo lo obrado en el juicio.
Consecuencialmente de lo dicho -reiteramos- las expresiones empleadas en el Art. 84
"vicio que anule el proceso" y "circunstancia esencial para la ritualidad o marcha del juicio"
obedecerían a una misma idea y por tanto las incidencias a que den lugar tendrían igual
tratamiento en cuanto a la oportunidad de promoverlas.
Recordemos que hemos llegado a las conclusiones enunciadas "no sin pocas
dificultades", originadas en "la redacción equívoca de los preceptos en juego", advertencia
que también consignamos en la edición inmediatamente anterior de esta obra, la cuarta.
No podemos dejar de reiterar aquí nuestras dudas sobre el particular y reconocer con
honestidad que tienen también validez otras interpretaciones respecto de las disposiciones
legales mencionadas, que -tanto se ha dicho- no se caracterizan por su claridad y preci-
sión.
Podría, por ejemplo, decirse -haciendo de abogado del diablo, pero honesto- que la
actual redacción del Art. 84 diferencia lo que constituye un "vicio que anule el proceso" de
una "circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del juicio". En efecto, si se
observa con cuidado, podrá percatarse que respecto del primero se remite al Art. 83, mas
no sucede así con la segunda, separadas ambas situaciones con una coma, signo
ortográfico que sirve para dividir las frases, evitando confusiones o similares tratamientos.
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Lo dicho permitiría sostener que el legislador de la Ley 18.705 coincide con el criterio
del señor Anabalón, recordado precedentemente, que distingue de modo terminante
entre "vicio que anule el proceso" y "circunstancia esencial" para su ritualidad.
Así las cosas, podría afirmarse que las incidencias anulatorias basadas en la omisión o
defectos en las últimas, podrían promoverse en cualquier estado del proceso, sin la
cortapisa de plazos o la ejecución de actos posteriores a su ocurrencia. Dicho de otra
manera, quedarían al margen de las limitantes señaladas en los Arts. 83 y 84, tal como
sucedía antes de ser modificados por la ley aludida.
En abono de esta tesis podría agregarse que, incidiendo las circunstancias que la ley
califica de esenciales en la relación procesal, esto es en la estructura indispensable del
debido proceso, en cualquier momento de su irregular curso debería enmendarse, ya sea
por la vía de la nulidad o, si es posible, mediante las reparaciones y enmiendas pertinentes.
El lector tendrá su propia opinión. Nuestro deber ha sido exhibirle las dos caras de la
moneda. Esperamos haberlo logrado.
Continuando con el tema en análisis, cabe señalar que decretada la nulidad -
cualquiera que fuere la tesis adoptada- el tribunal dispondrá que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso normal, como lo exige el mismo Art.
84, debiendo tenerse en cuenta lo dispuesto en el Art. 55, inciso 2º, como también se verá.
Sigamos el estudio de la oportunidad para promover incidentes. Lo expresado se
aplica, como se dijo, a los incidentes de nulidad de todo lo obrado en el proceso, si el
hecho que le sirve de fundamento ocurrió antes del juicio o coexistente con su iniciación o
se trata de las circunstancias esenciales analizadas.
Veamos ahora la situación de los incidentes de nulidad que no implica la del
proceso, por vicios cometidos también antes del juicio o coetáneos con su iniciación, como
sería algún defecto de la demanda. Nos parece que podrían ofrecerse dos alternativas, a
saber:
1) el incidente únicamente se regiría por las normas del Art. 83, porque el Art. 84 sólo
se refiere a los que anulan el proceso, de lo que resulta que deberá formularse en el plazo
allí señalado, contado desde que aparezca que el perjudicado con el vicio tuvo
conocimiento de él. Pero si antes del transcurso de ese término hace alguna gestión que lo
suponga, se habrá convalidado el acto viciado; o, lo que nos parece correcto,
2) la irregularidad debe formularse por medio de una excepción dilatoria, en el plazo
pertinente, esto es, antes de contestar la demanda, que constituiría generalmente la
gestión principal del Art. 84.
Nos inclinamos por esta última solución, por cuanto, contrariamente a la primera,
creemos que la situación propuesta cae sólo en el artículo recién mencionado que exige
promover la nulidad antes de realizar cualquier gestión principal en el pleito, esto es, previo
a la contestación de la demanda. La remisión que ese precepto hace al artículo 83 sólo lo
es respecto de las incidencias que se basen en los vicios que anulan el proceso, carácter
que no tienen las que ahora nos preocupan.
b) Incidente de nulidad originado en hecho acaecido durante el curso del juicio.
En cuanto a los incidentes originados en irregularidades suscitadas en el curso del
proceso, cualquiera que sea el efecto que en él produzcan, caen de pleno en las normas
del referido Art. 83, que tiene el carácter de especial frente al Art. 85, que se refiere a los
incidentes en general, dejando al primero la reglamentación de los de nulidad. Estos
deberán promoverse dentro de los cinco días señalados, a menos que antes se haga
alguna gestión que demuestre conocimiento del respectivo vicio.
Sin embargo, cabe recordar que la última disposición mencionada también se refiere
en su inciso final a vicios que anulan el proceso y circunstancias esenciales para su
ritualidad, lo que nos hace renacer las dudas ya indicadas y que es innecesario reproducir.
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El juez y la nulidad procesal. facultad del juez para declarar de oficio la nulidad de actos
del proceso
Esta atribución de los tribunales esta establecida en el Art. 84, que establece que el
juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá
asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento.
No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado
éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley". El Art. 437 del CT emplea términos muy
parecidos.
Es evidente, se decía, que la forma principal como el magistrado puede corregir por
propia iniciativa los actos del proceso, es decretando su ineficacia si se han ejecutado de
un modo anormal, evitando así la realización de otros posteriores, que tampoco tendrán
valor debido al efecto extensivo de la nulidad procesal.
Hemos dicho que el artículo 84, señala que "el juez podrá corregir de oficio los errores
que observe en la tramitación del proceso".
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Es por eso que el magistrado debe velar porque las normas procesales sobre la
materia sean respetadas, para que así el proceso descanse en bases sólidas y sea el medio
adecuado para obtener la paz social quebrantada con toda controversia, lo que
únicamente se consigue cuando la relación procesal entre las partes se ha formado
correctamente y han concurrido a su respecto los presupuestos procesales destinados a
resguardar su validez.
En lo que respecta a los demás actos del proceso, están establecidos en beneficio
de los intereses individuales de los litigantes y solamente miran a su defensa, de manera
que si se ejecutan en forma incorrecta, los efectos que de ello se originen menoscabarán
únicamente sus derechos particulares, sin comprometer el orden social. Su ineficacia sólo
puede ser declarada a requerimiento del perjudicado, quedando ello fuera de la órbita
oficiosa del tribunal, que no puede transformarse en cautelador del uso que las partes
mismas hagan de cada trámite legal que atañe a sus propias defensas.
La jurisprudencia interpretó el Art. 84 del CPC en la forma expuesta.
Así, la Excelentísima Corte Suprema resolvió que "la facultad que otorga al juez el Art.
84 del CPC no lo autoriza para resguardar el uso que las partes hagan de cada trámite que
mire a su propia defensa, de manera que si éstas no llenan oportunamente un trámite,
actuación o diligencia o lo hacen en forma incorrecta o indebida, las omisiones o vicios
que de ello deriven sólo afectarán a la propia parte que no usó de su derecho de defensa
en el tiempo y forma dispuestos por la ley".
Este mismo tribunal ya había manifestado, en otra sentencia, que "la facultad
concedida por el Art. 84 del CPC al tribunal sólo lo habilita para anular actos o actuaciones
procesales que miren al interés público, es decir, que se refieran a la relación procesal o
que tengan por finalidad el orden público. Aquellos no esenciales que sólo resguardan el
interés privado escapan de estas funciones correccionales del tribunal".
Finalmente, la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción opinó que "la
declaración oficiosa de la nulidad procesal sólo procede respecto de determinadas
actuaciones que tienen una finalidad de orden público o cuando en ellas se encuentra
comprometido un interés público, como lo son los trámites esenciales o presupuestos
básicos del proceso, tales como el emplazamiento, la capacidad de las partes y la
competencia absoluta del tribunal que debe conocer de la causa. En cambio, los otros
actos del proceso que son de orden privado, quedan al margen o fuera de la actividad
oficiosa del juez".
Fuera de las limitaciones ya señaladas, en ciertos casos, aun tratándose de vicios que
inciden en actos que miran al interés general, la propia ley impide al juez hacer uso de la
facultad en estudio.
Ello ocurre en los siguientes eventos:
a) Si el vicio no consta determinadamente en el proceso, el juez carece de poder
para decretar la nulidad de un acto, pues lo impide el artículo 160 del Código de
Procedimiento Civil, que establece que los tribunales deben atenerse al mérito de autos.
Así, si no aparece establecida en el proceso, mediante los medios que la ley señala, la
incapacidad de una de las partes -un absolutamente incapaz, por ejemplo-, el magistrado
no podrá anular lo actuado a su respecto aun cuando tenga conocimiento privado de
esta circunstancia.
b) Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria, el juez pierde la facultad para
volver sobre lo resuelto o actuado, salvo el caso contemplado en el artículo 80 del Código
de Procedimiento Civil (Gaceta Jurídica Nº 6, mayo 1979, p. 19). Ello porque se ha
producido, en este caso, lo que se denomina el "desasimiento" y el tribunal no puede, por
consiguiente, decretar su nulidad. Así también lo ha resuelto la Corte Suprema en Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXX1X, 2a parte, sección 4a, p. 76.
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Facultades del juez para evitar la nulidad procesal y para mantener la corrección del
procedimiento.
El carácter delicado, restrictivo y hasta cierto punto odioso de la nulidad procesal,
había determinado, en la jurisprudencia anterior a 1944, una tendencia a evitar, en lo
posible, su declaración de oficio. Debido a ello, la Ley Nº7.760 no sólo estableció
expresamente la facultad para declarar la nulidad procesal de oficio, disipando toda
duda, sino que» además, dio plenos poderes a los jueces para evitarla. Es así como agregó
al artículo 87, hoy día el 84, la siguiente frase: "Podrá asimismo (el tribunal) tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos del procedimiento".
El proyecto de reforma era aún más claro que el actual Art. 84 del CPC, pues
indicaba, por vía de ejemplo, varios casos en que el tribunal debía, de oficio, propender a
la corrección del procedimiento, evitando así la nulidad de él. Expresaba que: "La
incapacidad de las partes, la omisión de los requisitos esenciales para la validez de una
actuación, diligencia o acto de procedimiento y la violación de una ley de orden público,
la subsanará de oficio el tribunal y ordenará su renovación o corrección". Su estudio y
discusión en el Congreso Nacional hicieron que se eliminaran dichos ejemplos seguramente
para impedir darle al Código un carácter casuístico.
La importancia y conveniencia de esta facultad del tribunal son innegables, pues con
ella se evita la repetición de actos que adolecen de defectos de fácil subsanación. Los
juicios ganarán en celeridad y economía, con las consecuentes ventajas para los litigantes
y para el afianzamiento del respeto al ordenamiento procesal. Nada mejor para destacar
dichas ventajas que las palabras del diputado señor Correa Letelier pronunciadas en la
Cámara de Diputados al informar el proyecto de reforma. Decía él: "Se faculta
expresamente en el artículo 84 al tribunal para corregir determinados vicios que existan en
el proceso, evitando con ello una nulidad. Por ejemplo, dice la ley que el juez podrá
corregir de oficio el vicio consistente en la incapacidad de las partes, como sería el caso
de una mujer casada que compareciera en juicio sin autorización del marido, y en el cual
es frecuente que poco antes de llegarse a la sentencia se pida la nulidad de todo lo
obrado hasta entonces, fundado en la incapacidad de la mujer. Actualmente el juez está
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impedido para evitar esa nulidad. Pero con esta reforma el juez queda habilitado para
dictar aquellas providencias que sean necesarias para sanear el procedimiento".
También esta labor correccional, como en el caso de la declaración de nulidad de
oficio, es un arbitrio del tribunal; no habría estado de más, a nuestro juicio, haber
mantenido la obligatoriedad de corregir determinados vicios que el primitivo Proyecto de la
Ley Nº 7.760 contemplaba en ciertos casos, sin perjuicio de que los jueces, conscientes de
su papel, no sólo de sentenciadores sino además de directores y contralores del proceso,
puedan hacer uso de la facultad que al respecto se les confiere.
Todo lo que hemos manifestado con relación a la facultad del tribunal para decretar
de oficio la nulidad de un acto debemos aplicarlo a esta nueva prerrogativa judicial
especialmente en lo relativo a las limitaciones en su ejercicio.
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quedarán reducidas a su mínima expresión cuando tal interés sea sólo individual o
patrimonial, ya que en este evento primará el principio dispositivo del proceso, y el desa-
rrollo de éste estará sujeto en gran parte a la voluntad de los litigantes.
Como bien lo dice el profesor Ramiro Podetti, el proceso civil no puede ser iniciado
de oficio, pero, una vez comenzado, los litigantes y el juez deben contribuir a su desarrollo y
consecución de acuerdo con los dos intereses en juego: el individual -tutela del interés
privado- y el social o público -paz entre los individuos mediante la justicia-. Según que en el
acto a realizarse prime uno u otro interés y en cierto sentido atendida la naturaleza del
derecho que es materia del proceso -disponible o indisponible-, primará el principio
dispositivo o la facultad de proceder de oficio.
Nuestra legislación procesal civil no ha sido reacia a dar acogida a las innovaciones
apuntadas.
Es así como, en el campo de las atribuciones oficiosas del tribunal para la
comprobación de los hechos planteados por las partes, podemos citar, por vía de ejemplo,
las llamadas medidas para mejor resolver, la apreciación de la prueba en conciencia, el
hecho notorio, etc.
Y entre aquellas que miran a resguardar la celeridad y normalidad del proceso
tenemos, principalmente, la facultad del juez para declarar por propia iniciativa la nulidad
de ciertos actos del procedimiento y la destinada a evitar tal sanción, materias que se
reglamentan en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil y que fueron objeto
de nuestro estudio en las páginas anteriores. El ejercicio de esta función deberá inspirarse
en los principios enunciados.
La casación en la forma de oficio. Facultad concedida en el Art. 775 del CPC a los
tribunales para declarar la nulidad de ciertos actos del proceso
No debe confundirse la situación estudiada en el número anterior con la prevista en
el Art. 775, que en su inciso 1º expresa: "No obstante lo dispuesto en los artículos 769 y 774,
pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta y casación o en alguna
incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma,
debiendo oír sobre este punto a los abogados que concurran a alegar en la vista de la
causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán alegar".
La disposición transcrita contempla la institución procesal denominada casación de
oficio, que faculta a los tribunales para declarar nulo lo obrado en un juicio seguido ante un
tribunal inferior cuando conozcan de dicho asunto por vía de apelación, consulta o
casación o alguna incidencia, siempre que adolezca de vicios que habilitan para solicitar
la casación en la forma de una sentencia.
Indudablemente el fundamento de ambas situaciones es el mismo: "la protección del
interés social que puede verse amenazado cuando se violan las disposiciones que
determinan las formas procesales".
Pero esta similitud de finalidades no hace que las facultades concedidas a los
tribunales en los artículos 775 y 83 sean las mismas. En efecto, la primera de ellas sólo es
propia de los tribunales que conocen de un asunto sustanciado ante un tribunal inferior,
pues sólo pueden ejercerla cuando dicho asunto llega a su conocimiento por vía de
apelación, consulta o casación o en alguna incidencia; los vicios que habilitan para anular
una sentencia sólo deben ser los señalados en el artículo 768, y, finalmente, debe
previamente oírse a los abogados que concurran a la vista de la causa.
En cambio, el artículo 83, como ya se dijo, se refiere a la facultad de anular actos
procesales o todo el proceso cuando él se sustancia ante el propio tribunal que así lo
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disponga, cualquiera que sea el vicio de que adolezca, siempre, naturalmente, que mire al
interés público.
En resumen, la casación de oficio es un medio cuyo ejercicio corresponde a un
tribunal superior destinado a obtener la nulidad de las sentencias; en cambio, la situación
contemplada en el artículo 83 sólo puede hacerse presente durante el transcurso del juicio
para obtener toda clase de nulidad por vicios causados en él.
La circunstancia recién anotada determina que ambas instituciones dan motivo al
efecto extensivo de la nulidad procesal. Sin embargo, hay respecto de ambas una
sustancial diferencia.
En efecto, una vez declarada la nulidad conforme al artículo 83, el juez debe
expresar cuáles actos caen en esa sanción, los que siempre son posteriores al
irregularmente ejecutado.
En cambio, tratándose de la casación, una vez invalidada la respectiva sentencia,
de acuerdo a lo ordenado en el artículo 786, el tribunal determinará el estado en que
queda el proceso, lo que supone retrotraerlo a una etapa anterior, es decir, a la en que se
cometió el vicio que sirvió de causal a la invalidación, a menos, naturalmente, que aquél se
verifique en la propia sentencia.
CAPITULO TERCERO
LOS PROCEDIMIENTOS CIVILES
I.- ANTECEDENTES GENERALES SOBRE LOS PROCEDIMIENTOS DECLARATIVOS EN CHILE
1. IMPORTANCIA DE LOS PROCEDIMIENTOS DECLARATIVOS
Los procedimientos declarativos son componentes sustanciales del sistema jurídico
que requiere cualquier comunidad organizada, por cuanto los procedimientos
declarativos, son los instrumentos que se ponen a disposición de las personas para que
constituyan los procesos que necesitan para obtener la solución a sus conflictos y la
declaración de sus derechos.
Por esa razón, los procedimientos declarativos no pueden faltar en el sistema jurídico
procesal, por cuanto equivaldría a la ausencia del elemento constitutivo esencial del
sistema procesal, a su vez, imprescindible para mantener la convivencia social.
Simplemente, las personas no dispondrían del proceso como método de solución de sus
conflictos.
En cambio, no sucede lo mismo con los demás tipos de procedimientos, que no están
revestidos de esa esencialidad, Así, los procedimientos ejecutivos, que aunque concretan el
mandato judicial previo, contenido en una sentencia o título equivalente, no se requieren si
hay un acatamiento voluntario por parte del deudor. Por su parte, los procedimientos
cautelares están precisamente subordinados a un proceso principal, generalmente
declarativo, de modo, que son dependientes del mismo.
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probatoria, de modo que, consecuentemente, los concretos procesos de esta clase tienen
como componente esencial, la prueba.
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Pero, no sólo se exige que todos los actos sean reducidos a escritos, sino que,
además, dispone que: "La autorización del funcionario a quien corresponde dar fe o
certificado del acto es esencial para la validez de la actuación." (Art. 61 inciso 3° del CPC).
Incluso, más allá de las disposiciones legales, la mayoría de los operadores jurídicos
fuimos formados y estabamos habituados a la escrituración, por lo que nos resultaba difícil
concebir un procedimiento oral o, al menos, predominantemente oral, hasta antes de la
Reforma Procesal Penal chilena.
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aplicará supletoriamente a sus normas, el Libro I del Código de Procedimiento Civil, que a
su vez se remite al procedimiento ordinario de mayor cuantía, a pesar de que las
características de este último, son radicalmente distintas a las de los nuevos procedimientos
de orden criminal instaurados con la Reforma Procesal Penal.
La consagración legal de la obligación de aplicarlo supletoriamente en toda clase
de procedimientos, se encuentra en lo dispuesto en el artículo 3° del Código de
Procedimiento Civil, de manera muy clara: el procedimiento declarativo ordinario de mayor
cuantía, "se aplicará en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos
a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza".
Además, a mayor abundamiento, existen bastantes preceptos dispersos en
procedimientos especiales, que replican esta norma, obligando a sus operadores a acudir
en todos los aspectos en que falte regulación, a este procedimiento ordinario.
Esto significa que todos los trámites y actuaciones en cualquier clase de proceso, se
deben realizar conforme a este procedimiento escrito, de lato conocimiento, cuando no se
encuentren expresamente reglamentados en tales preceptos especiales.
Lógicamente, entre las materias que suelen no encontrarse reglamentadas en los
procedimientos especiales, está el planteamiento de todas las cuestiones accesorias al
conflicto principal, por lo que se deben tramitar conforme a las reglas generales, que
permiten el surgimiento de múltiples incidentes, con su completa tramitación; lo mismo
ocurre con la producción de los diferentes medios de prueba, con la procedencia y
conocimiento de los recursos contra las resoluciones judiciales, etc.
En definitiva, casi todos los procesos nacionales se tramitan, en mayor o menor
medida, conforme a procedimientos que, por una u otra razón, terminan por constituirse
esencialmente en una réplica del procedimiento ordinario de mayor cuantía.
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español, en la práctica ha dado siempre origen a procesos escritos que han estado lejos
del modelo normativo, siendo principalmente los tribunales renuentes a dar aplicación
estricta a las normas de oralidad y concentración contenidas en las disposiciones legales
que regulan el juicio sumario.
3.1. Superación del procedimiento totalmente escrito y sobre bases liberales en el Derecho
Comparado.
Esas circunstancias han cambiado de manera radical desde entonces, de modo que
no se justifica mantener un procedimiento sobre tales bases. Así lo comprendieron en la
mayoría de los países europeos, en los que este modelo de procedimiento comenzó a ser
paulatinamente reemplazado desde principios del Siglo XX.
Concretamente, el primer gran Código de Procedimiento Civil Europeo que comenzó
a sentar las bases de un nuevo modelo, fue la Ordenanza Procesal Civil Austriaca de 1895
debido al genio de Franz KLEIN.
La aspiración era establecer un procedimiento más simple, más rápido y menos
oneroso que, además, en ese planteamiento aspiraba a la igualdad entre los litigantes más
pobres y los más ricos, para quienes la duración excesiva del proceso no es tan perjudicial
como para los primeros.
Bajo el influjo de esas ideas se fueron introduciendo cambios que consistían
básicamente en establecer procedimientos predominantemente orales y regidos por otros
principios que permitían superar la pasividad del juez en la conducción del proceso, con un
menor número de recursos, etc. Concretamente, estas reformas en los Códigos de
Procedimientos Civiles europeos continentales y latinoamericanos, se caracterizaron por
constituir procesos sobre las siguientes bases:
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71Puede verse a este respecto la obra “Iniciativa probatoria del juez en el Proceso Civil”, Claudio Meneses Pacheco, Editorial Jurídica Conosur Limitada, miembro del Grupo
LexisNexis. Edición 2001.
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éste siempre se basará en un acta escrita del juicio o de la audiencia de prueba, o en una
grabación de la misma, sin inmediación.
3.2. Bases sobre las cuales deberían estructurarse los nuevos procedimientos civiles en Chile
El modelo reseñado, de superación del procedimiento escrito y de absoluta
pasividad del juez, se corresponde, a rasgos generales, con los procedimientos establecidos
actualmente en la mayoría de los países europeos continentales y, sobre todo,
latinoamericanos.
En consecuencia, es el modelo que muchos de los procesalistas nacionales,
fuertemente influidos por el Código Procesal Civil Modelo para Latinoamérica, que a su vez
ha servido de base para los procedimientos establecidos en los Códigos de Procedimientos
Civiles de países tales como Uruguay, Perú, Colombia, Argentina, etc., tienen en mente
para una futura reforma a nuestra legislación.
Sin embargo, a nuestro parecer, en algunos de sus lineamientos fundamentales, este
modelo procedimental ya ha quedado también desfasado frente a los requerimientos de
la actual sociedad.
Por eso es que consideramos que, en particular en nuestro país, en el que se ha
avanzado más que en cualquier otro de los señalados, incluyendo los países europeos
continentales tales como España e Italia, en la consolidación de un procedimiento penal
genuinamente oral, concentrado, regido por la inmediación, presidido por el respeto a las
garantías constitucionales, de única instancia, con rigurosos recursos de derecho, los
presupuestos de un nuevo procedimiento civil debieran acercarse a este último modelo
adoptado por Chile.
Evidentemente, estas bases van en la misma dirección del Código Procesal Civil
Modelo, pero buscan avanzar más, en expedición, rapidez, respeto a los derechos
fundamentales, etc., pero se alejan en confiar al juez el logro de tales objetivos. A partir de
aquí consideramos que debieran contemplarse los siguientes principios:
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Desde luego, esto supone la instauración de juicios orales, los que para ser
considerados como tales, requieren que la sentencia sea pronunciada por el o los jueces
exclusivamente en base a lo que ven y perciben personalmente por sus propios sentidos, lo
que requiere fijar audiencias.
Dos deberían ser al menos las audiencias esenciales:
i) una o varias audiencias previas, de preparación de la audiencia de prueba oral
o juicio oral propiamente tal, en la cual se depuran los hechos; se sanean todos
los vicios formales; se ofrecen las pruebas y de determina cuáles deberán ser
excluidas, por haber sido obtenidas ilícitamente, por ser dilatorias o por otras
circunstancias; se trata de arribar a una conciliación, y
ii) otra u otras audiencias o juicio oral propiamente tal, destinada a recibir la
prueba en la que, una vez concluida, deberá pronunciarse la sentencia
definitiva, por e! o los jueces que presenciaron la prueba.
Cualquier incidencia que se vaya produciendo deberá ser resuelta de inmediato,
oralmente, sin ulteriores recursos, que carecen de sentido, tratándose de una cuestión
accesoria, salvo excepciones muy justificadas.
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e) Poderes judiciales dirigidos al control del desarrollo del justo o debido proceso
Este modelo procesal supone que la única razón por la que el juez puede asumir una
función activa, es la de lograr que los procesos se desarrollen respetando los derechos
fundamentales de las personas.
Esto es lo que los autoriza para intervenir activamente durante el desarrollo del
proceso; de modo que deben tomar las medidas necesarias para asegurar las diversas
garantías de orden procesal, tales como el derecho de defensa, el derecho a la igualdad
procesal, etc., que son garantías especiales constitutivas del justo o debido proceso.
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72Protección Constitucional y Cautela Judicial. La orden de no innovar en el Recurso de Protección. Tavolari Olivera, Raúl. Doctrina, Estudios Notas y Comentarios. Gaceta
Jurídica. Año 1992.
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Art. 284 inciso 1° del CPC. “Si hay motivo fundado para temer que una persona se
ausente en breve tiempo del país, podrá exigírsele como medida prejudicial que absuelva
posiciones sobre hechos calificados previamente de conducentes por el tribunal, el que, sin
ulterior recurso, señalará día y hora para la práctica de la diligencia.”
Art. 286 inciso 1° del CPC. “Se podrá, asimismo, solicitar antes de la demanda el
examen de aquellos testigos cuyas declaraciones, por razón de impedimentos graves,
haya fundado temor de que no puedan recibirse oportunamente.
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Hay quienes creen que, por estar reglamentadas en el Titulo IV del Libro II del CPC,
dentro de las normas relativas al juicio ordinario, y atendiendo al tenor literal del Art. 273 del
CPC, solo procederían estas medidas en el juicio ordinario.
Se justifica esta opinión en la ubicación de estas normas, la expresión “el juicio
ordinario podrá prepararse...” del Art. 273 del CPC, y las expresiones del Art. 253 del CPC “El
juicio ordinario comenzará por demanda, sin perjuicio…”.
Otros autores, señalan que por aplicación del Art. 3º del CPC, estas normas relativas
a las medidas prejudiciales es posible aplicarlas a cualquier tipo de procedimiento.
Los partidarios de esta posición critican la ubicación que el legislador dio a estos
artículos en los que trata las medidas prejudiciales, pues, según ellos, habría sido lógico
ubicarlas en el Libro I del CPC, que contiene las normas comunes a todo procedimiento y
no en el Libro II, que se refiere al Procedimiento Ordinario de Mayor Cuantía.
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2.- Requisitos para decretar las medidas prejudiciales precautorias. Arts. 279 y 280 del CPC.
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graves y urgentes, cuestión de hecho o de facto que queda a criterio del tribunal
determinar.
Dada la situación excepcional en la concesión de estas medidas, sin acompañar los
comprobantes, el legislador señala un plazo de 10 días durante el cual producirán sus
efectos y dentro del cual deberá presentarse la demanda y pedir que se mantengan las
medidas decretadas.
Si no se presenta la demanda dentro del plazo señalado, quedan sin efecto, al igual
que si no se renuevan, en la forma prevista en el Art. 280 del CPC.
Además es necesario que el demandante rinda caución para responder de los
eventuales perjuicios que pudieran ocasionarse. Art. 279 N° 2 del CPC.
202
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No debemos confundir estas medidas reglamentadas fuera del Título V Libro II del
CPC, con aquellas medidas precautorias que están reglamentadas en forma especial, a las
cuales se refiere el Art. 298 parte final del CPC.
Entre estas últimas medidas precautorias, podemos mencionar, por ejemplo, el Art.
327 del CC (alimentos provisorios), y los Arts. 598 y 694 N° 1 del CPC.
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3ª opinión: Esta es la que sigue la generalidad de los tribunales. Según esta interpretación
los tribunales han entendido que en virtud del contenido de ese inciso 2° del Art. 302 del
CPC, que ellos están autorizados, frente a una petición expresa del actor, y existiendo
razones graves, para conceder con el carácter de provisional las medidas solicitadas,
mientras se tramita el incidente respectivo.
De acuerdo a esto, los tribunales otorgan y decretan, desde luego, la medida
precautoria requerida y deja planteada la substanciación del respectivo incidente.
Por tanto la resolución que recae en esta solicitud del actor es del tenor siguiente:
- Antofagasta, cinco de abril de dos mil cinco. (Lugar y fecha de la expedición).
- “Traslado y autos, haciéndose entre tanto como se solicita, bajo la responsabilidad
del peticionario”.
En otras palabras, el tribunal las concede de plano, pero le da traslado al mismo
tiempo a la persona a quien va a afectar la medida precautoria, pero protege el derecho
del actor al mismo tiempo, porque se la concede desde luego, sin esperar la resolución del
incidente que se origina y la notificación de la misma.
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73 Procedimiento Civil. Juicio Ordinario de Mayor Cuantía. Ignacio Rodríguez Papic. Actualizada por el Profesor Cristián Maturana Miquel. Editorial Jurídica de Chile. Sexta Edición.
Año 2003.
74 Procedimiento Ordinario de Mayor Cuantía e Incidente. Apuntes de Derecho Procesal del Profesor Pfeiffer. Tomo III. Alfredo Oscar Pfeiffer Richter. Impresos Ranco. Santiago de
Chile.
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días y es un término común para las partes, que rige a contar de la fecha de la última
notificación efectuada a las mismas.
D) Período de observaciones a la prueba: Expirado el término probatorio, la ley faculta a las
partes para que formulen por escrito comentarios sobre la prueba rendida, son los
llamados alegatos de bien probado.
E) Período de sentencia, que ocurre una vez producido el término del anterior, y se inicia
con una resolución del juez, por la cual éste cita a las partes para oír sentencia (ella
debe ser notificada por el estado diario), debiendo emitir el tribunal, su fallo en el plazo
respectivo – 60 días contados desde la fecha en que la causa quede en estado de
sentencia. ( Por regla general, será desde que se citó a las partes para oír sentencia).
F) Hay autores que contemplan otra etapa: el período de cumplimiento o ejecución de la
sentencia. Sin embargo, cabe precisar que, en opinión de otros autores, esta etapa de
cumplimiento de la sentencia, no es parte del juicio declarativo sino que del proceso de
ejecución posterior de lo resuelto.
Importancia de la demanda
1. - La demanda es la base del juicio, y de ella va a depender el éxito o fracaso de la
acción que se intenta, luego tiene enorme importancia su preparación, para el buen
éxito del juicio.
2. - Ella concreta las pretensiones del actor y limita o enmarca los poderes del juez, ya que
la sentencia sólo debe limitarse a las peticiones que el actor ha formulado (lo que se
llama mérito del proceso – Art. 160 del CPC. Si la sentencia del Tribunal se extiende a
peticiones no efectuadas por el actor hay ultra-petita y la sentencia será nula – Art. 768
N° 4 del CPC).
3. - Sólo puede rendirse prueba sobre los hechos estipulados en la demanda y en la
contestación de la demanda, y que tengan el carácter de controvertidos, sustanciales y
pertinentes. Art. 318 del CPC.
4. - Si la demanda contiene defectos de forma, el legislador autoriza al demandado para
oponer ciertas excepciones que van a impedir el desarrollo normal del juicio mientras
ella no se subsane. (Excepciones dilatorias – Art. 303 N° 4 del CPC).
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Sanción a la omisión de alguno de estos requisitos del Art. 254 del CPC.
Si se trata de la omisión o del cumplimiento imperfecto de cualquiera de estos
requisitos se autoriza al demandado para oponer la excepción dilatoria de ineptitud del
libelo. Art. 303 Nº 4 del CPC.
Sin embargo, la falta de designación del domicilio del actor no autoriza al
demandado para oponer esa excepción, sino que la sanción en este caso es la que se
indica en el Art. 53 del CPC, en relación con los Arts. 48 y 49 del CPC, en orden a que se le
notificarán las resoluciones que se dicten en la causa y que deban notificársele al mismo
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por cédula, exclusivamente por el estado diario, sin que sea necesaria petición de parte ni
resolución previa del tribunal para esos efectos.
Además si se omiten los requisitos de los números 1, 2 y 3 del Art. 254 del CPC, el
legislador señala una sanción específica, cual es, que el juez puede de oficio no dar curso
a esa demanda si no se cumple esas disposiciones, expresando en ese caso el defecto que
contiene la demanda. Art. 256 del CPC.
Esta facultad del Art. 256 del CPC, está limitada a las omisiones a que él mismo se
refiere y no a otras (por ello sólo es aplicable cuando la omisión se refiere a los números 1, 2
y 3 del Art. 254 del CPC)
Si el tribunal no hace uso de esta facultad que le concede el Art. 256 del CPC, queda
entregado al demandado hacer valer alguna excepción dilatoria, que normalmente será
de ineptitud del libelo – Art. 303 N° 4 del CPC.
B)- Análisis particular de los requisitos comunes a todo escrito:
1. - Debe llevar una suma procesal. Art. 30 del CPC.
2. - Esta demanda deberá redactarse en papel común, simple, proceso. Art. 31 del CPC.
3. - Debe redactarse en idioma castellano.
4. - Por costumbre judicial en cada hoja no se escribe más de 30 líneas a doble espacio
por carilla, esta limitación deriva de la antigua ley de timbres y estampillas, pero
actualmente no existe norma alguna al respecto, de manera tal, que es posible que el
escrito tenga más o menos de 30 líneas y que solamente se utilice el anverso y no el
reverso. No existiendo norma que regule esta materia.
5. - Debe contener el cumplimiento de la obligación del Art. 1º de la Ley N° 18.120,
referente al patrocinio de la causa (debe consignarse en la demanda la designación
de abogado patrocinante, que le corresponde sólo a un abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión). Si la demanda no cumple este requisito ella no será proveída
por el tribunal y se tendrá por no presentada para todos los efectos legales.
6. - Debe además cumplir con la obligación del Art. 2° de la Ley N° 18.120 en cuanto
debe contener el poder, mandato judicial en alguna de las personas que él señala. Si
no se cumple este requisito el tribunal se limitará a ordenar la debida constitución de
aquél dentro de un plazo máximo de tres días. Extinguido este plazo y sin otro trámite
se tendrá la solicitud por no presentada para todos los efectos legales.
7. – Deberá dejarse de esta demanda tantas copias simples como sean las partes a
quienes debe notificarse. Art. 31 del CPC.
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Traslado de la demanda.
Esta demanda se presenta ante el tribunal que sea competente para conocer del
asunto litigioso que se presenta en ella. Operan las reglas de competencia del COT.
Admitida la demanda, se conferirá traslado de ella al demandado para que la
conteste.
Luego el tribunal, mediante la resolución respectiva, admitida la demanda le dará
curso progresivo, dictando una resolución que es aquella que señala el Art. 257 del CPC,
que es la resolución mediante la cual se dará traslado de la demanda al demandado.
¿Qué quiere significar esta providencia denominada “traslado”? Es el acto
jurisdiccional por el cual se ordena poner en conocimiento de una de las partes, la petición
formulada por la contraria para que la misma haga valer sus derechos respecto de las
pretensiones del actor o de la contraria.
A partir de esta resolución, comienza lo que se denomina “litis pendencia”, en otras
palabras es el instante en que la acción ha quedado deducida en juicio, queda fijado por
la oportunidad a que se refiere el Art. 257 del CPC, cuando admitida la demanda el
tribunal confiere traslado de ella al demandado para que la conteste.
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EL EMPLAZAMIENTO
Es un principio de derecho natural, pero que se acepta por todas las legislaciones
positivas, que el demandado pueda defenderse y preparar en un tiempo necesario, las
pruebas que justifiquen sus pretensiones o excepciones. Pues bien, este tiempo necesario al
que aludimos es lo que se denomina emplazamiento.
Esta formalidad del emplazamiento es tan esencial en nuestro sistema, que el Art. 768
N° 9 del CPC en relación con el Art. 795 N° 1 y el Art. 800 N° 1 del CPC, conceden el recurso
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Concepto de emplazamiento
Es una diligencia judicial que tiene por objeto llamar a una persona con el fin de que
comparezca a un juicio a defenderse o a hacer uso de su derecho a defenderse.
La jurisprudencia conceptúa al emplazamiento como: “el llamado de la autoridad
judicial a una persona a fin de constituirla en parte en el juicio y someterla a sus mandatos”.
No debe confundirse el emplazamiento con la citación que en algunas legislaciones
son expresiones sinónimas.
Citación: “es el acto por el cual se dispone la comparecencia de una persona ante el
juez en un momento determinado con el fin de practicar o presenciar una diligencia”.
Así se cita a una de las partes litigantes para que confiese a petición de la contraria;
también se cita a los testigos para que declaren ante el tribunal, porque se le fija el día,
hora y lugar en que los mismos deben comparecer.
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Efectos procesales
1- Crea la carga procesal para el demandado de comparecer ante el juez y de
tomar intervención en el juicio promovido en su contra.
No es una obligación, porque la ley no contempla ningún medio para hacerla
efectiva, pero si no comparece se va a colocar en una situación jurídica
desfavorable, ya que le va a permitir al actor continuar el desarrollo del juicio como si
el demandado estuviera realmente presente, se va a seguir el juicio en ese caso en
rebeldía del demandado, lo que no va a impedir que ese demandado rebelde
pueda comparecer al juicio en cualquier estado del mismo.
cedente.
Se entiende litigioso un derecho, para los efectos de los siguientes artículos, desde que se notifica judicialmente la demanda.”
77Artículo 2503 del Código Civil. “Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
1.° Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal;
2.° Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia;
3.° Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.
En estos tres casos se entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la demanda.”
78Artículo 2523 del Código Civil. “Las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda clase de personas, y no admiten suspensión alguna.
Interrúmpense:
1.° Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de plazo por el acreedor;
2.° Desde que interviene requerimiento.
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.”
79Artículo 2515 del Código Civil. “Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las ordinarias.
La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria durará solamente otros dos.”
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demandantes, sobre diez que existan en el proceso, con todo este plazo adicional de
emplazamiento, no podrá exceder de 30 días.
1.- El demandado acepta la demanda o se allana a la demanda (Art. 313 del CPC)
Establece que el demandado acepta la demanda o no contradice en materia
sustancial y pertinente los hechos sobre los cuales versa el juicio.
Esta aceptación de la demanda puede ser expresa o tácita.
- 1.1.- Expresa: cuando el demandado reconoce categóricamente los hechos y el derecho
expuestos en la demanda.
- 1.2.- Tácita: cuando se cumple voluntariamente lo pedido en la demanda. (Entregando la
cosa que es objeto de la demanda, por ejemplo)
Debe considerarse que para poder aceptar la demanda no se precisa de una
capacidad especial, pero sí el mandatario requiere de una facultad especial para ello,
según el Art. 7 inciso 2° del CPC.
Debe también tenerse en cuenta que sólo es posible aceptar una demanda en la
medida que esa aceptación no signifique una renuncia de derechos que conforme a la ley
son irrenunciables.
Los efectos de esta situación, de aceptar la demanda o allanarse a la misma, los
señala el Art. 313 del CPC, esto es, en este caso el tribunal dará traslado del escrito que
presenta el demandado para que replique el actor y cumplido ese trámite de la replica se
va a conferir traslado de él para que el demandado duplique y evacuado ese trámite de
la duplica el tribunal va a citar a las partes para oír sentencia definitiva. (No hay lugar en
este caso al llamado a conciliación).
Con la resolución que cita a las partes para oír sentencia queda cerrada esta etapa
y las partes ya no pueden formular ni presentar ningún tipo de escritos ni de alegación.
En este caso estamos en presencia de lo que se conoce como "allanamiento de la
demanda", que a su vez puede ser total o parcial, por lo demás el allanamiento
comprende tanto los hechos como el derecho.
Guasp define el allanamiento como "una declaración de voluntad del demandado
por la que éste abandona su oposición a la pretensión del demandante”.
El allanamiento en sí es un acto jurídico procesal puro y simple, de ahí que carece de
eficacia el que se haga con reservas o bajo ciertas condiciones.
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Asimila el Art. 313 del CPC, el allanamiento a la demanda, a aquélla situación en que
el demandado no contradice en materia substancial y pertinente los hechos sobre que
versa el juicio. La no contradicción en materia substancial y pertinente solo alude a los
hechos, e importa una verdadera confesión del demandado. Esta también puede ser total
o parcial, y produce los mismos efectos que el allanamiento.
80 Alsina, Hugo. “Tratado teórico-práctico de derecho Procesal Civil y Comercial”. Tomo II “Juicio Ordinario”. Año 1942. Compañía Argentina de Editores Buenos Aires.
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Nº 4: La ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el modo de
proponer la demanda.
Ella es de efectos transitorios, puesto que una vez subsanados sigue la marcha regular
del juicio.
La omisión de cualquiera de los requisitos del Art. 254 del Código de Procedimiento
Civil, autoriza al demandado para oponer esta excepción, a menos que la omisión tenga
asignada una sanción especial. Artículo 256 del Código de Procedimiento Civil.
Naturalmente que para que ella proceda el demandado debe fundarla en
deficiencias tales que hagan ininteligible esta demanda, que la hagan vaga o ambigua,
que puede ser aplicada a diferentes casos o situaciones. Es decir que se trate de una
demanda incomprensible.
Nº 5: El beneficio de excusión.
Es de efectos permanente. Este beneficio de excusión es el que concede la ley al
fiador para pedir al acreedor que se dirija primeramente contra el deudor principal.
Artículos 2365 y 2357 del Código Civil.
Nº 6 En general las que se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de
la acción deducida.
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Según el Art. 306 del CPC, todas estas excepciones se deben proponer
conjuntamente, en un mismo escrito y se fallan a la vez, sin embargo, si entre ellas figura la
de incompetencia y el tribunal la acepta, debe abstenerse de pronunciarse sobre las
demás.
Este fallo que se pronuncia sobre las excepciones dilatorias opuestas puede ser de
dos tipos:
1.- Excepciones perentorias que se pueden oponer en cualquier estado del juicio: Art. 310
del CPC.
1.1.- Excepción de prescripción
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Renovación de las excepciones perentorias hechas valer como dilatorias en el curso del
Juicio.
El problema consiste en determinar si ¿Es posible renovar una de estas excepciones
que se hizo valer como dilatoria posteriormente, en la contestación de la demanda, como
perentoria? Nuestro Código de Enjuiciamiento Civil nada dice sobre el particular, sin
embargo, la respuesta debiera ser que ello no es posible, por el principio de la preclusión y
eventualmente de cosa juzgada.
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Este traslado que se confiere es por 6 días fatales, se notifica esta resolución por el
estado diario; y en contra de esa demanda reconvencional también hay posibilidad de
formular la excepción dilatoria correspondiente.
Por consiguiente, el actor reconvenido deberá replicar en la demanda y contestar en
la reconvención. Evacuado esos trámites (réplica y contestación a la reconvención) el
tribunal va a proveer confiriendo en la demanda traslado para duplicar y en la
reconvención conferirá traslado para replicar. Estos plazos fatales, son de 6 días.
El demandado que ha reconvenido debe duplicar en la demanda principal y va a
replicar en la reconvencional. De la réplica de la reconvención se dará traslado al actor
para duplicar y el plazo para hacerlo es de 6 días fatales.
En lo demás esta reconvención se va a seguir tramitando en el juicio principal y se va
a fallar la demanda primitiva y reconvencional en la misma sentencia definitiva.
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La réplica.
La réplica tiene por objeto permitir que el actor pueda ampliar, adicionar o modificar
las acciones que ha formulado en la demanda; pero con un límite, el actor no puede
alterar aquellas acciones que han sido objeto principal del pleito (Art. 312 del CPC).
En efecto, contestada que sea la demanda, según el Art. 311 del CPC, debe
otorgarse traslado al actor por el término de 6 días fatales para que replique. Si el
demandante no replica en ese plazo se va a tener por cumplido ese trámite en su rebeldía.
Puede sostenerse que se altera una acción cuando se cambia por otra y es preciso
por ende abandonar la primera por haberla sustituido por la nueva, pero no se altera
cuando se mantienen ambas acciones y se propone la segunda como subsidiaria de la
principal y tanto una como la otra tienen el mismo objeto por derivar de actos o hechos
iguales o congruentes.
La duplica.
El tramite de la duplica, presentado el escrito de réplica el tribunal confiere traslado
para la duplica o simplemente traslado, esa resolución se notifica por el estado diario y el
demandado tiene el plazo fatal de 6 días para duplicar.
Su objeto es el mismo que el de la réplica, de ahí que el demandado podrá ampliar,
adicionar o modificar sus excepciones con la misma limitación anterior (Art. 311 del CPC).
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La conciliación
Libro II Título II Arts. 262 a 268 del CPC.
Es la gestión que hace el juez para provocar el arreglo del pleito.
Procedencia de la conciliación
Regla General: Tiene lugar en todo juicio civil. Art. 262 del CPC.
Excepción: La misma norma señala algunos casos en que no es posible, es
improcedente el llamado a conciliación. (Art. 262 y 313 inciso 1° del CPC)
-1.- En los Juicios ejecutivos, sea que se traten de obligaciones de dar, hacer o no
hacer.
- 2.- En las gestiones relativas a la declaración del derecho legal de retención, pues
estas gestiones no importan un juicio.
- 3.- En la citación de la evicción, pues no hay juicio.
- 4.- En los Juicios de Hacienda, porque en ellos se encuentra comprometido el
interés fiscal y tiene reglamentación propia.
En todo caso esta enumeración del Art. 262 del CPC, no es taxativa porque existen
otros juicios en que el llamado a conciliación no es admisible:
- 5.- En los Juicios sobre estado civil de las personas.
- 6.- En los Juicios sobre nulidad de matrimonio.
- 7.- En los Juicios de separación de bienes, etc.
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Características esenciales que debe reunir un fenómeno para que pueda ser considerado
un hecho:
1- Debe ser perceptible, externo o material, el hombre debe ser capaz de advertirlo
mediante sus sentidos, única forma de que dispone para relacionarse con el
mundo y para conocer los hechos.
2- Un hecho puede emanar de la voluntad del hombre como una manifestación
inmediata, pero también puede provenir de la actividad humana desprovista de
la participación de su voluntad, y aun provenir por una causa enteramente ajena
al hombre. El hecho ya producido puede recaer sobre el hombre mismo (por
ejemplo su nacimiento, del cual derivan otros hechos como el de su filiación,
paternidad, matrimonio, etc.) y también puede recaer sobre las cosas, o sobre
81 Estudios de Derecho Probatorio. Niceto Alcala – Zamora y Castillo. Imprenta Universidad de Concepción - Chile. 1965.
82 La prueba ante la Jurisprudencia Derecho Civil y Procesal Civil. Tomo I y II. Emilio Rioseco Enríquez. Cuarta Edición actualizada. Editorial Jurídica de Chile.
83 Iniciativa Probatoria del Juez en el Proceso Civil. Claudio Meneses Pacheco. Editorial Jurídica Conosur Limitada-Miembro del Grupo LexisNexis.
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se eliminen algunos de esos hechos o puede pedir que se agreguen otros hechos
controvertidos.
El tribunal frente a este recuso de reposición puede adoptar dos conductas:
Art. 326 del CPC.
a) se pronuncia de plano sobre el recurso o bien,
b) le da la tramitación incidental.
La resolución que acoge el recurso de reposición interpuesto en contra de la
interlocutoria de prueba, es susceptible de impugnarse por la vía del recurso de
apelación, la cual se concederá en este caso, en el sólo efecto devolutivo.
2.- Recurso de apelación: Art. 319 inciso final del CPC. Procede en contra de la
interlocutoria de prueba, el recurso de apelación. Sin embargo, este recurso solo
puede interponerse en el carácter de subsidiario de la reposición pedida, para el
caso que ella no fuera acogida por el juez a quo. La apelación que se promueva en
contra de esta resolución, en el carácter de subsdiaria del recurso de reposición
interpuesto, se va a conceder en el sólo efecto devolutivo. Art. 319 del CPC.
Conforme a lo dispuesto en el Art. 326 del CPC, es susceptible del recurso de
apelación, la resolución que implícita o explícitamente niega el trámite de la
recepción de la causa prueba, a menos que se trate de la situación prevista en el
inciso 2° del Art. 313 del CPC. En efecto, puede suceder que el tribunal luego de
examinar los autos, finalizado el período de discusión y una vez verificada la
audiencia de conciliación cuando procediera, llegue a la conclusión que no existen
hechos pertinentes y substanciales, controvertidos, y consecuencialmente cite a las
partes para oír sentencia. En contra de esa resolución los litigantes pueden apelar, y
esa apelación se concede en el sólo efecto devolutivo. (Todo ello, conforme a la
regla general del artículo 194 Nº 2 del CPC.) Art. 326 del CPC.
De acuerdo con lo que señala el Art. 318 inciso final del CPC, el juez sólo puede
fijar como puntos de prueba, aquellos hechos substanciales y controvertidos en los
escritos anteriores a la resolución que ordena recibirla, en otras palabras, a hechos los
fijados en los tramites de la etapa de discusión y principalmente en la demanda y
contestación de la demanda.
No obstante, lo afirmado en el Art. 318 del CPC, es posible la ampliación de la
prueba en los casos que contempla el Art. 321 del CPC:
a) Cuando dentro del término probatorio ocurre algún hecho substancialmente
relacionado con el hecho que se ventila. Por ejemplo, la tacha de testigos. Artículo
321 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil.
Esta resolución que acepta la ampliación es inapelable.
b) Cuando la ampliación se refiere a hechos verificados y no alegados antes de
recibirse a prueba la causa con tal que jure el que los aduce que sólo entonces han
llegado a su conocimiento. Art. 321 inciso 2 del CPC.
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La ley permite que las partes puedan presentar una minuta de los puntos sobre los
que ella desea rendir prueba de testigos, (se entiende por tal, a una enumeración de
preguntas concretas y precisas que se dirigen a los testigos por la parte que los presenta, su
objetivo es explayar, detallar los hechos controvertidos fijados por el tribunal, de tal manera,
que estas preguntas no pueden desatenderse enteramente de esos hechos determinados
por el juez sino que deben acomodarse o amoldarse a ellos, de tal manera, que entre
ambos se dé una conveniente uniformidad, de lo contrario la contraparte podría objetar la
pregunta por ser impertinente) y una nómina de los testigos de que se valdrá, con expresión
de sus nombres, apellidos, domicilio, profesión u oficio. Esa minuta de puntos de prueba y la
nómina de los testigos, según el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, tienen su
oportunidad para presentarla a juicio, y ésta oportunidad es distinta según si se ha
interpuesto un recurso de reposición en contra de la resolución que recibe la causa prueba
o no:
Si no se dedujo recurso de reposición, las partes deben presentar la lista de testigos
y minutas de puntos de prueba dentro de los 5 días siguientes a la última
notificación por cédula de la resolución que recibió la causa a prueba. (Aquí nace
el término probatorio y plazo para presentar esta lista.)
Si se dedujo un recurso de reposición, las partes deben presentar la lista de testigos y
la minuta de puntos de prueba dentro de los 5 días siguientes a la notificación por el
estado diario de la resolución que se pronuncia sobre la última solicitud de
reposición. (Artículo 320 del Código de Procedimiento Civil.)
Si la lista de testigos no se presenta en alguna de las oportunidades que indica el
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, según corresponda, no se puede rendir
prueba testimonial.
En cambio, si no se presenta la minuta de puntos de prueba en esa fecha, estos
testigos podrán declarar de acuerdo a lo que indique el tribunal en la resolución que recibe
a prueba la causa (la minuta de puntos, no tiene el carácter de obligatoria sino que es
facultativa para las partes.)
De acuerdo con el artículo 323 del Código de Procedimiento Civil, la resolución que
recibe a prueba un incidente también debe determinar los puntos sobre los que debe
recaer y la recepción de ella se hace en conformidad a las reglas establecidas para la
prueba principal.
La única diferencia entre la resolución que recibe la causa a prueba y la que recibe
a prueba el incidente, es que la resolución que se pronuncia en un procedimiento
incidental para recibir el incidente a prueba, se notifica a las partes por el estado diario y
no por cédula como ocurre con la resolución que recibe la causa a prueba.
En todo caso, toda diligencia probatoria que deba practicarse en un juicio, debe
llevarse a cabo, previo decreto del tribunal que conoce de la causa y notificada
legalmente a las partes. (Artículo 321 en concordancia con el artículo 795 Nº 5 del Código
de Procedimiento Civil, que indica cuales son los trámites o diligencias esenciales en la
primera o en la única instancia en los juicios de mayor o menor cuantía y en los juicios
especiales.)
Es un principio procesal básico, que toda la prueba se produce con injerencia y
posible oposición de la parte a la que eventualmente pueda perjudicar (extensión del
principio de la bilateralidad de la audiencia). De ahí que el diligenciamiento de una
prueba consista en un conjunto de actos procesales que es menester cumplir para
trasladar al expediente los distintos elementos de convicción propuestos por las partes.
Tratándose de los tribunales colegiados la práctica de la diligencia probatoria puede
llevarse a cabo ante uno sólo de los miembros comisionado al efecto por el tribunal
(Artículo 325 del Código de Procedimiento Civil.)
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Notificada en forma legal, por cédula, la resolución que recibe la causa a prueba,
nace el llamado término probatorio.
Término probatorio.
El término probatorio, es el plazo fatal, concedido por la ley, en el juicio ordinario para
que las partes pidan toda diligencia probatoria que no han solicitado con anterioridad a su
inicio y rindiendo la prueba que estimen conveniente, debiendo practicarse forzosamente
dentro de él la prueba de testigos.
Este término probatorio, no existe en todos los procedimientos, así por ejemplo: en las
querellas posesorias y en ciertos juicios especiales derivados del contrato de
arrendamiento, porque en estas situaciones, la ley ha previsto que las probanzas se rendirán
en un comparendo que se cita especialmente para estos efectos.
Características del término probatorio:
1. - Es un plazo fatal (Artículo 340 del Código de Procedimiento Civil), término
ordinario de 20 días hábiles.
2. - Es un plazo legal, porque está establecido por la ley, sin perjuicio de lo cual
puede en ciertos casos ser precisado por el juez, como el término especial de
prueba. Artículo 339 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
3. - Es un plazo común, empieza a correr desde la última notificación de la resolución
que recibe la causa a prueba a las partes. Artículo 327 del Código de
Procedimiento Civil.
4. - Es improrrogable, aunque es posible el aumento de este término para rendir
prueba fuera del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio o fuera del territorio
de la República. Aumento conforme a la tabla de emplazamiento del artículo 259
del Código de Procedimiento Civil. (Artículo 329 del Código de Procedimiento
Civil).
5. - Es susceptible de reducirse por acuerdo unánime de las partes. (Artículo 328 del
Código de Procedimiento Civil.)
6. - No se suspende en caso alguno, salvo que todas las partes lo pidan. Artículo 339
inciso 1° parte 1° del Código de Procedimiento Civil. (Caso en que se suspende
éste término, es el artículo 5° del Código de Procedimiento Civil.)
7. - Dentro del término probatorio debe solicitarse toda diligencia probatoria que no
se ha solicitado con anterioridad a su iniciación. Artículo 327 del Código de
Procedimiento Civil.
Cualquier incidente que se formule dentro de este término probatorio debe
sustanciarse en cuaderno separado si se relaciona con la prueba; esto para evitar la
posible suspensión del término probatorio por la vía incidental. Artículo 339 inciso 1° parte 2°
del Código de Procedimiento Civil.
Clasificaciones del término probatorio
Se puede clasificar en ordinario, extraordinario y especial.
1.- Término probatorio ordinario
Es el plazo de 20 días que tienen las partes para pedir y rendir las pruebas del juicio,
particularmente la testifical. Artículos 327 y 328 del Código de Procedimiento Civil.
Este plazo puede reducirse por acuerdo unánime de las partes.
Durante este término se puede rendir prueba en cualquier punto de la República o
fuera de ella. Artículo 334 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Termino probatorio extraordinario
Es aquél que la ley concede para el caso que haya que rendirse prueba en otro
territorio jurisdiccional o fuera del Territorio de la República. Consiste en el aumento del
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prueba la causa acoge la apelación y por tal motivo hay necesidad de rendir nueva
prueba.
Esta apelación sólo puede referirse, en la medida en que se agreguen puntos de
prueba o que se modifiquen algunos, pero no cuando se eliminan puntos de prueba.
En esta situación debe concederse un término especial de prueba por el número de
días que fije el tribunal en forma prudencial y que no sobrepase los 8 días.
Para hacer uso de este término especial de prueba no se necesita reclamar de
entorpecimiento alguno, porque en realidad no ha existido esta situación.
La prueba que se haya podido producir en la causa tendrá pleno valor en la medida
que ella no haya sido afectada por la resolución del tribunal superior.
3.- Prueba testimonial que se inicia en tiempo hábil pero que no concluye en él. (Artículo
340 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil.)
La prueba testifical sólo puede producirse dentro de término probatorio; sin embargo,
las diligencias relativas a este tipo de pruebas iniciadas en tiempo hábil pero no concluida
en él por algún impedimento y cuya remoción no haya dependido de la parte interesada,
podrán practicarse dentro de un breve término que el tribunal señalará por una sola vez
para ese objeto.
Pero este derecho a pedir este término especial de prueba debe reclamarse dentro
del término probatorio o dentro de los 3 días siguientes a su vencimiento.
Puede acontecer que lo que impide la recepción de la prueba es la inasistencia del
juez que conoce del litigio, el secretario a petición de cualquiera de las partes va a
certificar ese hecho y con el mérito de este resultado el tribunal señalará nuevo día para la
recepción de la prueba (este precepto no tiene aplicación práctica por la existencia de la
subrogación)
4.- En otros casos establecidos por la ley:
Artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, que se refiere a las medidas
para mejor resolver.
Artículo 376 del Código de Procedimiento Civil, se refiere a la prueba de las
tachas que se formulan contra un testigo.
Artículo 402 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, se refiere a la
revocación de la prueba confesional.
Artículo 327 del Código de Procedimiento Civil, que se refiere a tres casos:
A. Situación del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.
Incidentes, en que se promueve excepciones perentorias que pueden hacerse
valer en cualquier estado del juicio, hasta antes de citar a las partes para oír
sentencia en primera instancia o hasta antes de la vista de la causa en segunda
instancia, y fundados: a) en la prescripción, b) en la cosa juzgada, c) en una
transacción y d) en el pago efectivo.
B. Situación del artículo 321 del Código de Procedimiento Civil. Dentro del
probatorio ocurre algún hecho substancialmente relacionado con el asunto que
se ventila, o se trata de hechos verificados y no alegados, con tal que el que los
aduce jure que sólo entonces han llegado a su conocimiento.
C. Situación del artículo 322 del Código de Procedimiento Civil. Dándose
traslado de la solicitud de ampliación del término probatorio, la contraparte
alega hechos nuevos que reúnen los requisitos del artículo 321 del Código de
Procedimiento Civil, o que se relacionan con los alegados por el solicitante.
Si en alguno de estos tres casos es menester rendir prueba fuera del lugar en
que se sigue el juicio, el tribunal ampliará el probatorio el número de días que sea
necesario, el que no excederá de quince (15) días (No de treinta (30) días, como
ocurre normalmente en el caso del artículo 90 del Código de Procedimiento Civil), lo
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Concepto de prueba.
Prueba, es el establecimiento por los medios legales de la verdad de un hecho que
sirve de fundamento a un derecho que se reclama.
Finalidad de la prueba.
El objeto de ella consiste en procurar la convicción del juez sobre los hechos que se
han afirmado, sobre la verdad de ellos, lo que se logra a través de ciertos actos que se
traducen en la aportación de prueba.-
Estos medios de prueba se encuentran predeterminados por el legislador.-
El Código de Procedimiento Civil, en el artículo 341 señala, que los medios de prueba
de que puede hacerse uso en juicio son los siguientes:
- Instrumentos.
- testigos.
- Confesión de parte.
- Inspección personal del tribunal.
- Informe de peritos.
- Presunciones.
El Código de Procedimiento Civil no sólo enumera en forma taxativa los medios de
prueba de que pueden hacer uso las partes, sino que también señala la forma de hacerlos
valer en juicio, el valor probatorio que se le asigna a cada uno, el orden de precedencia en
que deben preferirse unos a otros cuando concurren varios para acreditar un hecho.
En el derecho comparado, no en todas las legislaciones se sigue un criterio similar,
hay algunas que le dejan al juez una amplia libertad en la apreciación de los medios de
prueba, así como también se deja a las partes en libertad para hacer valer estas probanzas
en la forma que lo estimen conveniente.
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84 Iniciativa Probatoria del Juez en el Proceso Civil. Claudio Meneses Pacheco. Editorial Jurídica Conosur Limitada. Santiago de Chile.
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b) Prueba semiplena: es la que por sí sola no basta para dar por establecido un
hecho.
3.- Según si se prueban los hechos del juicio u otros hechos que permiten deducir lso
que dieron origen al pleito, se distingue:
a) Prueba directa: es aquélla por la cual se prueban los mismos hechos del
pleito.
b) Prueba indirecta: cuando se prueban otros hechos de los cuales se deducen
los que dieron origen al pleito.
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"es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades que fija esta
ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro público”.
Además de éstos instrumentos públicos, hay ciertos documentos que se consideran
como instrumentos públicos en juicio, estos están señalados en el artículo 342 del Código
de Procedimiento Civil, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las
disposiciones legales que les dan este carácter:
1.- Los documentos originales. Artículo 342 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil:
Estos son aquéllos en que consta el acto mismo o aquéllos en que se ha suscrito el
acto mismo, y estos documentos originales pueden tener o no matriz. Por ejemplo: la
escritura pública, tiene matriz; un Decreto Supremo no tiene matriz.
Estos documentos que tienen matriz se les llama informativos y los que carecen de
ella se llaman dispositivos.
2.- Las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriban para que hagan fe respecto
de toda persona, o a lo menos, respecto de aquella contra quien se hacen valer, se les
llama testimonios o traslados. Artículo 342 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil
Este número se está refiriendo a las copias que se han obtenido de los originales y
para que éstas tengan valor deben cumplir con los requisitos que la propia ley indica para
este fin.
3.- Las copias que, obtenidas sin estos requisitos, no sean objetadas como inexactas por la
parte contraria dentro de los tres días siguientes a aquél en que se le dio conocimiento de
ellas: Artículo 342 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil.
Se refiere a las llamadas copias simples que son aquéllas que se han otorgado sin
haberse cumplido en su dación los requisitos señalados por la ley, pero para que estas
copias puedan ser consideradas como instrumentos públicos en juicio, es menester que la
parte contraria no las objeten dentro de tercer día contados desde que se le dio
conocimiento de ello. (Notificación por el estado diario).
4.- Las copias que, objetadas en el caso del número anterior, sean cotejadas y halladas
conformes con sus originales o con otras copias que hagan fe respecto a la parte contraria:
Artículo 342 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil.
Este número se refiere al caso en que la parte haciendo uso de este Derecho de
objetar las copias dadas sin haber cumplido los requisitos legales, pero que cotejadas y que
se encuentren conformes con sus originales o con otras copias que hacen fe respecto de la
parte contraria tienen el carácter de instrumento público en juicio.
Cobra importancia en esta materia la institución del cotejo, que es la diligencia que
consiste en comparar un documento con otro, o bien, una letra, una firma con otra. Este
cotejo puede ser tanto de instrumento o de letra.
a) Cotejo de instrumento
Procederá siempre que se trate de documentos públicos o auténticos que tengan
una matriz.
b) Cotejo de letras:
Procederá siempre que se niegue la autenticidad de un instrumento privado o de
uno público que carezca de matriz.
El cotejo de instrumento se lleva a cabo por el funcionario que haya autorizado la
copia presentada en juicio o bien por el secretario del tribunal o por otro ministro de fe que
designe el tribunal. En tanto que el cotejo de letra se lleva a cabo por peritos.
5.- Los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio, autorizados por su
secretario u otro funcionario competente y sacados de los originales o de copias que
reúnan las condiciones indicadas en el número anterior.
Este testimonio que el tribunal puede mandar agregar durante el juicio se ordena con
citación de las partes y puede constituir una medida para mejor resolver.
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Puede producirse en cualquier estado del juicio hasta el vencimiento del término
probatorio en primera instancia y hasta la vista de la causa en segunda instancia. Artículo
348 del Código de Procedimiento Civil (o sea que no es verdad que pueden acompañarse
en cualquier estado del juicio, sino que dentro de los límites que señala el artículo 348 del
Código de Procedimiento Civil )
Cuando se acompañan en segunda instancia no se suspende la vista de la causa,
pero el tribunal no puede fallar la causa sino vencido el plazo de citación cuando haya
lugar a ella o el apercibimiento legal en su caso. (Artículo 348 inciso final del Código de
Procedimiento Civil)
Todo lo anterior en la medida en que los documentos hayan sido otorgados en Chile.
Documentos otorgados en el extranjero:
Puede suceder que estos instrumentos se hayan otorgado en el extranjero, si así fuere
deben presentarse debidamente legalizados, es decir, deben someterse a ciertos
procedimientos para demostrar su autenticidad.
Estos procedimientos se efectúan conforme al artículo 345 del Código de
Procedimiento Civil. (¿A qué tipo de instrumentos se refiere éste artículo? A los instrumentos
públicos)
Es posible que estos instrumentos otorgados en país extranjero vengan en un idioma
diferente al español, en consecuencia estos documentos pueden acompañarse al juicio de
dos formas: (Artículo 347 del Código de Procedimiento Civil.)
1. - Ya traducidos al castellano, y esta traducción tiene valor a menos que la parte
contraria exija que ellos sean revisados por un perito y esa exigencia debe hacerla
valer en un plazo de seis días.
2. - Que se presenten a juicio en su idioma original, en cuyo caso, el tribunal designa
un perito para que proceda a su traducción siendo los costos de cargo de quién
presente dicho documento.
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fe y para demostrar estas falsedades estos terceros pueden utilizar cualquier medio de
prueba.
Instrumento privado:
Instrumento privado es todo escrito en el cual se consigna un hecho y que no tiene
las formalidades de un instrumento público.
Valor Probatorio:
Nuestra legislación no le reconoce valor probatorio al instrumento privado, mientras
no haya sido reconocido por la parte contra quien se hace valer o mandado tener por
reconocido.
Cuando este instrumento privado es reconocido por la parte contra quien se opone o
mandado a tener por reconocido, tiene el valor de escritura pública respecto de los que
aparecen o se reputan haberlo suscrito y de las personas a quienes se han transferido las
obligaciones y derechos de éstos. Artículo 1702 del Código Civil.
La jurisprudencia ha dicho que los instrumentos privados que emanan de terceros no
carecen de mérito probatorio como comúnmente se afirma, sobre la base de los artículos
1702 y 1706 del Código Civil y artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
Estas reglas han de quedar limitadas a privar a tales instrumentos de efecto
obligatorio, ya que no es posible derivar un poder de cumplimiento a un instrumento no
suscrito por el obligado; pero cuando se trata de acreditar un hecho, la existencia de un
hecho, es claro que de instrumentos emanados de terceros pueden derivarse
consecuencias probatorias. Por tanto:
No tiene valor probatorio, no es fuente de obligaciones porque no aparece suscrito
por la persona que se dice obligado
Si tiene valor para acreditar un hecho.
La ley reglamenta en que casos estos instrumentos se reputan auténticos y en que
casos tienen fecha cierta.
Conforme a lo dispuesto en el artículo 1702 del Código Civil: va a ser auténtico
cuando ha sido reconocido o mandado a tener por reconocido.
Y va a tener fecha cierta en las situaciones señalada en los artículos 1703 del Código
Civil y 419 del Código Orgánico de Tribunales. Según este último artículo, respecto de
terceros adquiere fecha cierta desde su anotación en el repertorio.
La otra posibilidad en que adquiere valor probatorio este instrumento privado es que
sea reconocido: para analizar los efectos del reconocimiento de este instrumento hay que
distinguir si de trata de instrumentos emanados de las partes o por terceros.
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- Reconocimiento tácito.
Para que proceda es menester que el instrumento se ponga en conocimiento de la
parte contraria y que no se alegue su falsedad o falta de integridad dentro de los seis (6)
días siguientes a su presentación. Debiendo el tribunal, para este efecto, apercibir a
aquella parte (contra quien se hace valer) con el reconocimiento tácito de ese instrumento
si nada se expone dentro de dicho plazo. Artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento
Civil.
Para que proceda este reconocimiento se ha resuelto por los tribunales que es
necesario que haya precedido el apercibimiento que aquí se indica respecto de la parte
contraria quien se hace valer. Si no hay apercibimiento no procede.-
- Reconocimiento judicial. Artículo 346 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil.
Cuando se declare la autenticidad del instrumento por resolución judicial.
Se produce cuando la parte contra quien se hace valer el documento privado alega
dentro del plazo (seis días) la falsedad de tal acto o falta de integridad.-
Frente a esta excepción se genera un incidente que se tramitará conforme a las
reglas generales.-
Terminado este incidente y según los antecedentes que se hayan producido en esta
situación, el tribunal puede dar por reconocido este instrumento o estimar que no se le
reconoce para estos efectos.-
En este incidente que se genera a raíz de la objeción documentaria, son admisibles
como medios de prueba según el artículo 355 del Código de Procedimiento Civil: el cotejo
de letras y aquellas que las leyes autoricen para la prueba de fraude.
2-. Instrumentos privados emanados de terceros.
Nuestra jurisprudencia ha señalado que el reconocimiento de instrumentos privados
cualquiera que sea la forma del reconocimiento solamente puede afectar a la parte del
cual emana.
Si ese instrumento emana de un tercero ajeno al juicio, por mucho que haya
transcurrido el plazo de seis días y se le haya apercibido a la parte para que manifieste su
parecer, no puede sostenerse que este instrumento adquiere valor probatorio.-
2.- PRUEBA TESTIMONIAL. Artículos 356 – 381 del Código de Procedimiento Civil.
La prueba testimonial es un medio de prueba que consiste en la declaración que
bajo juramento y en las condiciones que señala la ley hacen o formulan en el juicio las
personas que tienen conocimiento de los hechos controvertidos en el pleito.
Quienes son testigos
Testigo es la persona física con capacidad suficiente, ajena a la relación procesal,
llamada a prestar declaración ante el órgano jurisdiccional respecto de hechos que en
forma circunstancial han caído en dominio de sus sentidos, o que en razón de su actividad,
profesión u oficio deduce de su percepción.
Son personas extrañas al pleito que exponen sobre hechos controvertidos.
Este testimonio es un acto procesal por el cual una persona informa a un juez sobre lo
que sabe de ciertos hechos.
Reglas aplicables a la prueba testifical.
En el Código Civil. Artículos 1708, 1709, 1711 del Código Civil; que indican cuando procede
esta prueba testimonial.
El Código de Procedimiento Civil, señala las condiciones que deben reunir las
personas que van a concurrir a deponer, así como la forma o manera en que deben
prestar su declaración.
Clasificaciones.
1.- Considerando la forma como conocen los hechos, pueden ser:
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A) Testigos presenciales o de vista: son aquéllos que relatan los hechos percibidos por
sus propios sentidos.
B) Testigos de oídas o de auditum: son aquéllos que narran hechos conocidos por el
dicho de otras personas.
C)Testigos instrumentales: aquéllos que han concurrido al otorgamiento de un
instrumento público o privado.
La importancia de esta clasificación, radica en el valor probatorio que se asigna a
cada uno de ellos.
2.- Según las circunstancias del hecho pueden ser:
A) Testigos singulares: son los que coinciden en el hecho fundamental sobre el cual
deponen difiriendo en las circunstancias accesorias del hecho.
Esta discordancia que se puede producir en un testigo singular puede ser:
a) - Adversativa u optativa: si lo que se afirma por un testigo es incompatible o
está en contradicción con el dicho de otro.
b) - Diversificativa: cuando cada testigo declara sobre hechos distintos sin que
estos se complementen y sin que haya contradicción.
c) - Acumulativa o adminiculativa: cuando los testigos deponen sobre hechos
que aunque diversos se complementan con relación al punto controvertido.-
B) Testigos contestes: son aquéllos cuyas declaraciones coinciden plenamente en su
objeto y en los antecedentes que los rodean o acceden a él. Están de acuerdo en el
hecho y en las circunstancias accidentales.
Estos testigos deben reunir ciertas condiciones toda vez que el legislador no mira con
buenos ojos este medio probatorio. De ahí que el Código Civil, en su mensaje le dedique un
párrafo señalando: "Conocida es en las poblaciones inferiores la existencia de una clase
infame de hombres que se labran un medio de subsistencia en la prostitución del
juramento". ( Se refiere a la prueba de las obligaciones ).
Toda su producción y las personas que pueden llegar a declarar como testigos en
juicio, es decir, la calidad ha sido minuciosamente reglamentada.
Oportunidad para rendir esta prueba.
Esta prueba puede ser producida en primera instancia y únicamente dentro del
término probatorio. Pero también puede producirse en forma excepcional en segunda
instancia. Artículo 207 del Código de Procedimiento Civil. El tribunal podrá pedir como
medida para mejor resolver la recepción de prueba testimonial sobre hechos que no
figuran en la prueba rendida en autos, siempre que la prueba testimonial no se haya
podido rendir en primera instancia y que tales hechos sean considerados por el tribunal
como estrictamente necesarios para la acertada resolución del juicio.
En lo que respecta a la iniciativa de la producción de esta prueba generalmente ella
se produce a iniciativa de las partes.
Las partes que quisiera valerse de la prueba de testigos debe hacerlo dentro de los 5
días siguientes, contados desde la última notificación que recibe la causa a prueba.-
Se presenta la lista de testigos y puede presentar las minutas de puntos de prueba.-
También puede producirse esta prueba oficiosamente por el tribunal como una
medida para mejor resolver. Artículos 159 y 207 del Código de Procedimiento Civil.
Capacidad para ser testigo.
Para testificar en juicio es capaz toda persona que la ley no declare inhabilitada.
La regla general es la habilidad para declarar en juicio y la excepción la inhabilidad
entendiendo por tal el impedimento que obsta total o parcialmente para que una persona
declare como testigo.
Estas inhabilidades pueden ser absolutas o relativas:
1.- Inhabilidades absolutas:
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Pueden ser en razón de faltar la capacidad física o intelectual para captar el hecho
controvertido y quedan comprendidas aquí las causales indicadas en los Nº 1 al 5 del
Artículo 357 del Código de Procedimiento Civil.
- La edad, puesto que no pueden ser testigos los menores de catorce (14) años.-
- Interdicción por causa de demencia.-
- Los privados de razón o ebrios al tiempo de declarar.-
- Los que carezcan del sentido necesario para percibir los hechos declarados al tiempo de
verificarse éstos.-
- Los sordomudos que no puedan darse a entender por escrito.-
También estas inhabilidades absolutas pueden fundarse en razón de carencia de
probidad, señalados en los Nº 6 al 9 del artículo 357 del Código de Procedimiento Civil.
- Nº 6 los que en el mismo juicio hayan sido cohechados, o hayan intentado cohechar a
otros, aun cuando no se les haya procesado criminalmente.
- Nº 7 los vagos sin ocupación u oficio conocido.
De acuerdo a lo dispuesto en el hoy derogado artículo 305 del Código Penal 85 , se
entendía por vagos, a los que no tenían hogar fijo, ni medios de subsistencia, ni ejercían
habitualmente alguna profesión, oficio ni ocupación lícita, teniendo aptitudes para el
trabajo.
- Nº 8 los que en concepto del tribunal sean indignos de fe por haber sido condenados por
delito.
- Nº 9 los que hagan profesión de testificar en juicio.
2.- Inhabilidades relativas:
En cuanto a la inhabilidad relativa consignadas en el artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil, ellas obedecen a la razón de faltar la imparcialidad necesaria, esta
falta de imparcialidad puede deberse a los siguientes motivos:
a) Al parentesco. Nº 1 y 2 del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
b) A la amistad. Nº 7 del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
c) A un vínculo de dependencia. Nº 4 y 5 del artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil.
d) A la existencia de tutela o curatela. Nº 3 del artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil.
e) A la existencia de un interés directo o indirecto en el juicio. Nº 6 del artículo 358 del
Código de Procedimiento Civil.
Obligaciones de los testigos:
Esta persona llamada a ser testigo en un pleito tiene ciertas obligaciones que pueden
reducirse básicamente a tres:
1.- Obligación de comparecer a toda audiencia que el tribunal señale para rendir la
prueba de testigos.
2.- Obligación de declarar, excepto los casos en que la ley exime al testigo de esta
obligación.
3.- Obligación de prestar juramento.
1.- Obligación de comparecer:
Toda persona, cualquiera que sea su estado o profesión esta obligada a concurrir a
la audiencia que el tribunal señale para los fines de recibir su declaración.
Sin embargo, cuando se exige la comparecencia de un testigo a sabiendas que su
testimonio es inútil, el tribunal puede imponer a la parte que solicitó esto, una multa que
85El artículo 305 del Código Penal, fue derogado por la Ley N° 19.567, publicada en el Diario Oficial de fecha 01 de Julio de 1998, artículo 2° letra d) que derogó las normas referidas a
los delitos de vagancia y mendicidad, despenalizando dicha conducta.
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varía de un décimo (1/10) a medio (1/2) sueldo vital. Artículo 359 del Código de
Procedimiento Civil.
Esta obligación no opera respecto de aquellas personas que señala el artículo 361 del
Código de Procedimiento Civil.
Así no están obligados a concurrir:
Nº 1: el Presidente de la República, los ministros de estado, senadores, diputados,
subsecretarios, intendentes, gobernadores, etc.
Nº 2: las personas que gozan en el país de inmunidades diplomáticas.
Nº 3: los religiosos, incluso los novicios.
Nº 4: las mujeres, siempre que por su estado o posición no puedan concurrir sin grave
molestia.
Nº 5: los que por enfermedad u otro impedimento, calificado por el tribunal, se hallen
en la imposibilidad de hacerlo.
Hay otras personas que se eximen de esta obligación, entre ellas:
- Director general de aguas. Artículo 302 del Código de Aguas.
- Abogado jefe del departamento de cobranzas judiciales.
- Abogados provinciales.
- También se comprende a los rectores de universidades.
Nótese que estas personas solamente no están obligadas a concurrir a la audiencia,
por el contrario tienen la obligación de declarar.
Cómo declaran las personas del Artículo 361 del Código de Procedimiento Civil.
Las personas señaladas en los Nº 1 y 2 van a declarar por medio de informes; y las
demás personas de allí señaladas van a prestar su declaración en su domicilio. Artículo 362
del Código de Procedimiento Civil.
2.- Obligación de declarar:
Toda persona, cualquiera sea su profesión está obligada a declarar. Artículo 359
inciso 1° del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, no están obligados a declarar
aquellas personas que indica el artículo 360 del Código de Procedimiento Civil. Pero sí están
obligadas a concurrir a la citación que les hace el tribunal.
El Artículo 360 del Código de Procedimiento Civil no es taxativo sino meramente
enunciativo, las razones son:
1.- Secreto profesional
2.- Relaciones de parentesco.
3.- Honor de las personas y responsabilidad penal.
Se reconoce el secreto profesional sólo en la medida que los hechos se hayan
comunicado confidencialmente con ocasión de su estado, profesión u oficio, como ocurre
por ejemplo, con el abogado, el médico, sacerdote respecto del secreto de confesión, el
contador, etc.
Estas personas no están obligadas a declarar pero sí a concurrir a la citación que se
les formulara, salvo las personas señaladas en el Nº 2.
3.- Obligación de prestar juramento
Artículo 363 del Código de Procedimiento Civil. Según esta norma legal, antes de
examinarse al testigo éste debe prestar juramento al tenor de la fórmula que señala esa
disposición. Si no presta juramento su declaración no tiene valor.
Estos testigos y siempre que lo solicite alguna de las partes el tribunal mandará que se
les cite en la forma establecida en el Artículo 56 del Código de Procedimiento Civil, vale
decir por cédula o personalmente y en esta citación se indicará el juicio en que debe
prestar declaración, el día y la hora en que deberá comparecer. Esta citación se hace a
través de un receptor judicial.
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Forma como se rinde la prueba testimonial. Artículo 365 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil.
¿Cómo se procede al interrogatorio de los testigos?. Las preguntas que se le formulen
al testigo deben versar sobre los datos necesarios para establecer si existen causales que
inhabiliten al testigo para declarar en juicio. Artículo 365 del Código de Procedimiento Civil;
y sobre los puntos de prueba que se han fijado. Podrá también el tribunal exigir que los
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testigos rectifiquen. Esclarezcan o precisen las aseveraciones que los mismos formulan.
Artículo 366 del Código de Procedimiento Civil.
Además cada parte tiene derecho para dirigir por conducto del juez las
interrogaciones que estime conducentes con el fin de establecer causales de inhabilidad y
también con el fin de que los testigos rectifiquen, esclarezcan y precisen los hechos sobre
los cuales los mismos declaren.
Si entre las partes se produce un desacuerdo acerca de la pertinencia, procedencia
de las preguntas que se le dirigen al testigo es el tribunal el llamado a revolver.
Los testigos frente a este interrogatorio deben responder de una manera clara y
precisa y no se les permite llevar su declaración escrita. Artículos 366 y 367 del Código de
Procedimiento Civil. Esta declaración del testigo debe prestarse en un sólo acto el que no
puede interrumpirse sino por causas graves y urgentes. Artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil.
Las declaraciones del testigo se consignan por escrito y deben conservarse, en
cuanto sea posible, las expresiones que él haya utilizado reducidas al menor número de
palabras. Artículo 370 del Código de Procedimiento Civil.
Estas declaraciones una vez terminada la sesión de prueba pertinente, son leídas por
el receptor en voz alta y ratificada por el testigo, esta acta la firma el juez, el declarante si
sabe hacerlo y la parte, así también los abogados presentes y se autoriza el acta por el
Receptor.
En todo caso los testigos de cada parte se examinan en forma separada y sucesiva,
comenzándose por los testigos de la parte demandante y estos testigos no pueden
presenciar las declaraciones de los otros. Artículo 364 del Código de Procedimiento Civil.
Las tachas de los testigos.
Son los medios que establece la ley para hacer efectiva la inhabilidad que indica los
Artículos 357 y 358 del Código de Procedimiento Civil.
Estas deben oponerse antes de que preste declaración el testigo, no importa que
estos ya hubieren jurado.
Sólo se admiten las tachas que se funden en alguna de las inhabilidades que indican
los artículos 357 y 358 del Código de Procedimiento Civil, pero estas tachas deben
expresarse con la claridad y especificación necesaria para que puedan ser fácilmente
comprendidas.
Tachado este testigo, él puede ser reemplazado por otro que la parte haya
presentado y que figure en la nómina de testigos.
Hay que tener en cuenta que las tachas que se oponen no impiden el examen del
testigo, pero el tribunal puede rechazar de oficio la declaración de aquellos que
notoriamente aparezcan comprendidos en algunas de las causales del artículo 357 del
Código de Procedimiento Civil.
El tribunal si lo estima necesario para resolver este litigio puede recibir las tachas a
prueba y estas se rendirá dentro del término probatorio concedido para la cuestión
principal (20 días), pero si este término está vencido o no es suficiente lo que resta de él
para recibir esta prueba se le ampliará para el sólo efecto de recibir esta prueba hasta por
diez (10) días. Artículo 376 del Código de Procedimiento Civil. Incluso puede pedirse
término extraordinario de prueba para acreditar la tacha. Artículo 329 del Código de
Procedimiento Civil.
A esta prueba de tachas, según el artículo 377 del Código de Procedimiento Civil, se
le aplican las disposiciones que reglamentan la prueba de la cuestión principal.
Es posible que a estos testigos que van a deponer sobre la tacha también se le
cuestione su habilidad, así estamos en presencia de lo que se llama la tacha de tachas.
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Por ende, ésta se define como la inhabilidad que se hace valer contra el testigo que
va a declarar sobre las tachas deducidas.
Pero esta tacha de tachas tiene un límite, y es que en ella no se admite prueba de
testigos para acreditar las inhabilidades que se hagan valer contra los testigos que
declaran sobre las tachas.
En todo caso las resoluciones que ordenan recibir prueba sobre las tachas opuestas
son inapelables.
La legalidad de las tachas y su comprobación las aprecia y resuelve el juez en la
sentencia definitiva.
Valor probatorio de la prueba testimonial.
Para determinarlo hay que distinguir entre:
1.- Testigos de oídas.
Según el artículo 383 del Código de Procedimiento Civil, puede estimarse únicamente
como base de una presunción judicial, no obstante, es válido el testimonio cuando el
testigo se refiere a lo que oyó decir a alguna de las partes y se ese modo se explica o
esclarece el hecho de que se trata.-
2.- Testigos presénciales:
Es el artículo 384 del Código de Procedimiento Civil, el que da seis reglas para
determinar acerca de su valor probatorio. Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil.
1º...: En este caso un testigo puede llegar a constituir plena prueba cuando a juicio del
tribunal tengan caracteres de gravedad y precisión suficientes para formar su
convencimiento.
2º...: Legalmente examinados, es decir, que hayan jurado y que den razón de sus dichos.
3º...: Se está a la calidad sobre la cantidad.
4º...: Frente a la igualdad de los testigos se está a la cantidad.
5º...: Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil.
6º...: Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil
Si no se toman en cuenta estas reglas, en la valoración de la prueba testimonial, esto
da lugar a un recurso de casación incluso en el fondo, por haberse vulnerado las leyes
reguladoras de la prueba.
3.- LA CONFESION EN JUICIO Artículos 385 – 402 del Código de Procedimiento Civil.
La confesión es el reconocimiento que uno de los litigantes hace de la verdad de un
hecho que puede producir en su contra consecuencias jurídicas.
La confesión es la confirmación por la parte a quién perjudica, de la afirmación de
un hecho formulado por el adversario en su propio beneficio (Furno)
“Confesión” deriva del latín confitere que significa hablare con; que significa
concordar, que significa decir lo mismo.
Por medio de ella una de las partes reconoce o declara sobre la efectividad de un
hecho que sirve de fundamento a las peticiones de la contraria.
Es una declaración expresa porque en principio el silencio de la parte no implica
reconocimiento de los hechos alegados por la contraria.
Fuera de esta confesión, medio de prueba, también existe y se reglamenta por el
legislador la confesión como medio preparatorio de la vía ejecutiva para aquellas
situaciones en que el acreedor carece de un título ejecutivo, pero esta no tiene nada que
ver con la que analizaremos ahora. Artículo 435 del Código de Procedimiento Civil.
Hay también otras formas de obtener una confesión, así sucede cuando ella se
solicita en el carácter de una medida prejudicial. Artículo 273 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil. También puede investir la forma de una medida para mejor resolver,
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donde la confesión es provocada por el tribunal y no por la otra parte. Artículo 159 Nº 2 del
Código de Procedimiento Civil.
Requisitos de la confesión:
Para que la confesión pueda tener eficacia se requiere la concurrencia de los
siguientes requisitos:
1.- Debe existir capacidad en el confesante.
Sólo puede confesar válidamente quien tiene capacidad para actuar
personalmente en el juicio sin el ministerio o autorización de otro.
Si es incapaz para actuar en juicio deberá confesar su representante legal, dentro de
las facultades que señala la ley.
De ahí que sólo puede confesar el que es capaz de contratar (de obligarse).
Si se trata de un absolutamente incapaz su confesión no produce efecto alguno, será
su representante el llamado a confesar.
Si se trata de un menor adulto también debe confesar su representante, sin embargo,
si ese menor adulto ejerce una actividad comercial o tiene peculio profesional, es capaz
para confesar por sí mismo y obligar por ende sus propios bienes que quedan
comprendidos en este peculio o actividad comercial.
Si se trata de un disipador declarado en interdicción, presta la confesión su
representante legal que es el curador.
Por las personas jurídicas confesará su representante legal.
2.- Debe recaer sobre hechos del juicio
Lo establece el artículo 385 del Código de Procedimiento Civil, al señalar que todo
litigante está obligado a declarar bajo juramento, contestada que sea la demanda sobre
hechos pertenecientes al mismo juicio.
3.- Debe ser voluntaria
Significa que la voluntad del confesante debe estar exenta de todo vicio.-
Clasificaciones de la confesión.
La confesión como medio de prueba se puede clasificar de diferentes puntos de
vista:
I) Considerando ante quien se presta la confesión, ella puede ser:
1.- Confesión Judicial, la que puede ser:
1-a) Confesión Espontánea.
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llega a confesar se encuentra fuera del territorio jurisdiccional del tribunal que conoce de la
causa. Artículo 388 inciso final artículo 397 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil.
También es confesión judicial aquélla que se presta ante el respectivo agente
consular chileno, si la parte cuya confesión se pretende, ha salido del territorio de la
república. Artículo 397 del Código de Procedimiento Civil.
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diplomático por medio de un exhorto internacional. Artículo 397 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil.
Si estas personas están fuera del territorio asiento del tribunal donde se sigue la causa
se va a cometer otra diligencia por el juez competente de la residencia actual del litigante,
y este juez exhortado podrá practicar la diligencia por sí mismo o podrá entregarla al
secretario del tribunal. Artículo 389 del Código de Procedimiento Civil.
En los tribunales colegiados el cumplimiento de esta diligencia se comisiona a alguno
de los ministros o también se puede encargar al secretario del tribunal.
Cómo se pide la confesión de la contraparte en el juicio
La parte que la pide debe presentar un escrito al tribunal pidiéndole que se cite a la
contraria para absolver posiciones en el día y hora que el tribunal señale. Junto a esta
solicitud debe acompañar el pliego de posiciones, éste se mantendrá en reserva mientras
no se contesten por el absolvente. En la práctica se recurre a guardarlo en un sobre sellado.
Presentado este escrito y pliego de posiciones el tribunal lo provee citando a la parte
para el día y hora que señala, esta resolución se notifica por cédula porque se cita a la
comparecencia personal de una de las partes.
Hay ciertas personas que no están obligadas a comparecer al tribunal a absolver
estas posiciones. Artículo 389 del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, estas
personas no están liberadas de confesar, si no que para recibir la confesión de ellas, el juez
debe trasladarse a su casa o bien comisionar al secretario para que él tome esa diligencia.
Cuántas veces puede pedirse
Esta absolución de posición según el artículo 385 inciso 2º parte final del Código de
Procedimiento Civil puede pedirse hasta por dos veces en primera instancia y una vez en
segunda.
Con todo si se alegan hechos nuevos durante el desarrollo de la litis puede exigirse
una vez más.
Una vez que el absolvente es notificado legalmente de resolución del tribunal en que
se fija el día y la hora en que debe comparecer puede asumir dos actitudes:
1.- Concurrir el día y hora señalada.
Si concurre debe prestar su confesión pero antes de interrogársele deberá prestar
juramento de decir verdad. Artículo 363, 390 del Código de Procedimiento Civil.
La declaración que presta el absolvente debe hacerse inmediatamente en palabras
y en términos claros y precisos. Si es sordomudo podrá escribir su confesión delante del
tribunal o del ministro de fe encargado de recibirla. Artículo 391 del Código de
Procedimiento Civil.-
Si se trata de hechos personales debe prestarla afirmándolos o negándolos. Sin
embargo el tribunal puede admitir la excusa de olvido de los hechos, en casos calificados
en la medida que esta excusa se funde en circunstancias verosímiles o notoriamente
aceptables. Artículo 391 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil. (En todo caso el
confesante podrá añadir las circunstancias necesarias para la recta y cabal inteligencia de
lo declarado)
El litigante que pidió la absolución puede presenciar la declaración de su contendor
y formular al tribunal las observaciones que él estime oportunas que aclare, explique o
amplíe las preguntas que han dirigírsele, incluso puede solicitar que se repita la declaración
si en las respuestas dadas hay algún punto oscuro o dudoso que aclarar. Artículo 392 del
Código de Procedimiento Civil.
Estas declaraciones deben consignarse por escrito, es decir, se levanta un acta, en la
cual se va dejando constancia de las respuestas que ha formulado el contendor, en el
orden indicado en las posiciones, ella debe ser firmada por el absolvente si es que sabe
(sino pondrá su huella digital), por el juez de la causa, u otro ministro de fe a quien el juez
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de la parte que la invoca o ante un juez incompetente pero que ejerce jurisdicción o bien
en otro juicio diverso.
Además esta confesión puede constituir plena prueba cuando es prestada en un
juicio diverso seguido entre las mismas partes y existiendo motivos poderosos para estimarlo
así.-
2.- Confesión Judicial.
Tratándose de la confesión judicial también a este respecto se formula un distingo:
hay que ver si la confesión versa sobre hechos personales del confesante o si no versa sobre
éstos.
En el primer caso la confesión constituye plena prueba. De acuerdo con el artículo
1713 del Código Civil.
Si se trata de la confesión sobre hechos no personales del confesante también
produce plena prueba pero no por el artículo 1713 del Código Civil sino en virtud del
artículo 399 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil. En este aspecto el Código de
Procedimiento Civil llenó un vacío del artículo 1713 del Código Civil que no contempla esa
posibilidad de que la confesión verse sobre hechos no personales del confesante. (La
Importancia de esta distinción, además de lo que se señaló recién, es que ella se hace
para los efectos de destruir su valor probatorio por cualquier otro medio, así se encarga de
señalarlo el artículo 402 inciso final del Código de Procedimiento Civil.)
Irrevocabilidad e Indivisibilidad de la confesión:
Claro Solar define la irrevocabilidad como aquella situación que se presenta al
confesante que bajo juramento y en la forma especial que la ley procesal prescribe, ha
aceptado la existencia del hecho que lo perjudica, no pudiendo volver sobre sus
declaraciones para dejarla sin efecto o modificarla.-
Por lo tanto, una vez prestada la confesión es irrevocable, lo que significa que no se
va a admitir prueba alguna en contra de los hechos personales claramente confesados por
el litigante en el juicio. Artículo 402 del Código de Procedimiento Civil.-
No obstante la regla del artículo 402 inciso 1º del Código de Procedimiento Civil en el
inciso 2º se indica que puede admitirse prueba en contrario e incluso abrirse un término
especial de prueba en la medida que el tribunal lo estime necesario y ha expirado el
término probatorio de la causa, cuando el confesante alega para revocar su confesión:
1° que ha padecido de error de hecho y
2° que ofrezca justificar esa circunstancia.
Divisibilidad e indivisibilidad de la confesión.
La indivisibilidad significa que el que quiera invocar como única prueba de la
veracidad de su aserto la declaración del contrario, debe invocarla en su integridad, sin
que pueda utilizar sin más lo que le parezca útil y rechazar sin más lo que le perjudique.-
En otras palabras, la confesión no puede fraccionarse en perjuicio del confesante. La
parte contraria debe aceptar este medio de prueba tanto en lo que la favorece como en
lo que la perjudica.-
Esta característica constituye la indivisibilidad de la confesión, a ella se refiere el
artículo 401 del Código de Procedimiento Civil.
La ley se encarga de establecer ciertas excepciones a la indivisibilidad y para examinarlas
es necesario recurrir a aquella clasificación que hiciéramos de la confesión atendiendo a su
naturaleza, en que podría ser: simple, compleja y calificada.
a) La confesión pura y simple: por su naturaleza es indivisible.-
b) La confesión calificada: que es el reconocimiento que el confesante hace de un
hecho controvertido pero agregándole una circunstancia que altera su situación
jurídica. También es indivisible.-
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4.- INSPECCIÓN PERSONAL DEL TRIBUNAL. Artículos 403 – 408 del Código de Procedimiento
Civil.
Inspección personal del tribunal o reconocimiento judicial: es el examen que de la
cosa litigiosa o del lugar del suceso realiza el tribunal con el objeto de aclarar la verdad de
los hechos controvertidos o bien de dejar constancia de un hecho.-
Casos en que procede.
En materia civil, la inspección personal tiene lugar:
1. Siempre que alguna de las partes lo pida y el tribunal lo estime necesario. Artículo
403 del Código de Procedimiento Civil.-
2. Procede cuando el tribunal lo decreta como medida para mejor resolver. Artículo
159 Nº3 del Código de Procedimiento Civil.-
3. Cuando la ley lo ordena expresamente en ciertos tipos de procedimiento, así sucede
por Ejemplo, tratándose del interdicto posesorio de denuncia de obra ruinosa y
también en ciertos interdictos especiales. Artículo 577 del Código de Procedimiento
Civil.-
Esta inspección puede verificarse incluso fuera del territorio jurisdiccional del tribunal
que conoce de la causa con lo cual constituye una excepción al artículo 7° del Código
Orgánico de Tribunales (principio de la territorialidad de los tribunales). Artículo 403 inciso
final del Código de Procedimiento Civil.
Como esta diligencia probatoria significa que el tribunal sale del lugar en que presta
sus funciones, y tiene que trasladarse al lugar en que se debe llevar a cabo al inspección,
es necesario que cuando la inspección ha sido solicitada por una de las partes litigantes
antes de procederse a ella, esa parte deberá depositar en manos del secretario la suma
que considere necesario para solventar los gastos que puedan presentarse.-
Si la inspección es decretada de oficio por el tribunal u ordenada por la ley, el
depósito se hace por mitad entre las partes. (demandante y demandado). Artículo 406 del
Código de Procedimiento Civil.-
Oportunidad para solicitarla:
Acerca de la oportunidad en que es posible decretar este medio de prueba, la
verdad es que el código dentro de este párrafo que la reglamenta no la indica, de ahí que
es necesario recurrir a aquella norma general contenida en el Artículo 327 inciso 1º del
Código de Procedimiento Civil: las partes deben solicitar toda diligencia de prueba dentro
del término probatorio, si en que no lo han solicitado con anterioridad al inicio de ese
término.-
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Si pasa esta oportunidad, sólo podrá decretarse con posterioridad como medida
para mejor resolver.-
Tramitación de esta solicitud que formula una de las partes. (en que se pide la inspección
personal) Artículo 405 y 407 del Código de Procedimiento Civil.
Presentada que sea la solicitud por una de las partes, el tribunal si estima que es del
caso, la proveerá diciendo: "como se pide" y señalará día y hora para practicarla. Ella se
notifica por el estado diario. Llegado este día y hora y precisados los hechos de la
inspección se lleva a cabo con la concurrencia de las partes y peritos que asistan o sólo por
el tribunal si estas no concurren. (Como se pide, llévese a cabo esta diligencia solicitada
por la parte… en…el día… a las…)
Si la inspección debe verificarse en virtud de decreto del tribunal colegiado, este
puede comisionar para que la practique uno o más de sus miembros.-
De esta diligencia de inspección debe levantarse un acta en donde se deja
constancia de las circunstancias o hechos materiales que el tribunal observe y estas
observaciones no pueden estimarse como una opinión anticipada del tribunal sobre los
puntos que se debaten, como consecuencia ella no inhabilita al juez que practica esa
diligencia. Asimismo las partes también pueden pedir durante la diligencia que se
consignen en el acta las circunstancias o hechos materiales que consideren ellas
pertinentes. Art. 407 del Código de Procedimiento Civil.
Valor probatorio de la prueba.
Artículo 408 del Código de Procedimiento Civil. La inspección personal constituye
plena prueba en cuanto a los hechos o circunstancias materiales que el tribunal establezca
en el acta como resultado de su propia observación.
Luego, para que este medio probatorio produzca esta plena prueba es menester:
- Que se trate de hechos materiales.
- Que éstos sean establecidos como resultado de la propia observación del tribunal.
- Que ellos sean consignados en el acta.
De allí que esta inspección personal no sirve para probar deducciones, como
tampoco los hechos de carácter científico que pueda deducir el tribunal.
Esta acta que se levanta de este medio probatorio (y que obviamente se debe
agregar a los autos) debe ponerse en conocimiento de las partes, mediante la notificación
por el estado diario de la respectiva resolución que recaiga en ella. Artículo 408 del Código
de Procedimiento Civil.
5.- INFORME DE PERITOS Art. 409 – 425 del Código de Procedimiento Civil.
Informe de peritos es el medio de prueba que consiste en oír el dictamen de personas
que tienen conocimientos especiales en determinadas materias y que dicen relación con el
asunto controvertido que se litiga.
Estas normas que se refieren a la designación de peritos, también se aplican
tratándose del nombramiento de árbitros, y para el nombramiento de juez partidor.
Clasificación
Este informe puede ser:
1.- Obligatorio.
Cuando la ley dispone que se oiga el informe de peritos sea que se valga de estas
expresiones u otras similares pero que indiquen la necesidad de oír opiniones periciales.
Artículo 409 del Código de Procedimiento Civil. Ejemplo, interdicción de denuncia de obra
ruinosa.
También tienen el carácter de obligatorio cuando la ley ordena que se resuelva un
asunto en juicio práctico o previo informe de peritos, se entenderán cumplidas estas
disposiciones agregando el reconocimiento y dictamen pericial al procedimiento que
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corresponda usar, según la naturaleza de la acción deducida. Artículo 410 del Código de
Procedimiento Civil.
2.- Facultativo:
Artículo 411 del Código de Procedimiento Civil. Cuando deba recaer sobre puntos de
hechos para cuya apreciación se necesiten conocimientos especiales de alguna ciencia o
arte.
También cuando el informe deba recaer sobre puntos de derecho referentes a
alguna legislación extranjera.
Oportunidad
El momento para decretarse lo indica el artículo 412 inciso 1º del Código de
Procedimiento Civil, se puede decretar de oficio en cualquier estado del juicio, pero las
partes sólo pueden solicitarlo dentro del término probatorio. Artículo 412 del Código de
Procedimiento Civil. (Esta sería una excepción a la regla del artículo 327 inciso 1º del
Código de Procedimiento Civil)
Decretado este informe de peritos el artículo 412 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil dice que no se va a suspender por ello el procedimiento.
La regla general en cuanto a quienes pueden ser peritos está contenida en el artículo
413 del Código de Procedimiento Civil: pueden desempeñarse como peritos aquéllos que
nominen las partes de común acuerdo expreso.
La ley en el artículo 413 del Código de Procedimiento Civil se encarga de señalar
quienes no pueden ser peritos:
1.- Los que sean inhábiles para declarar como testigos en juicio.
2.- Los que no tengan título profesional expedido por autoridad competente, si la
ciencia u arte cuyo conocimiento se requiera está reglamentada por la ley y hay en
el territorio jurisdiccional dos o más personas tituladas que pueden desempeñar el
cargo.
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inhabilidad. Vencido este plazo se entiende aprobado este nombramiento. Artículo 416 del
Código de Procedimiento Civil.
No por el hecho de que se haya formulado objeción o que haya sido desestimada
por el tribunal, debe entenderse que el perito está habilitado para ejercer su función. El
artículo 417 del Código de Procedimiento Civil dice que el perito debe aceptar el cargo y
en consecuencia, declara que lo acepta y además debe jurar que va desempeñar su
función con fidelidad.
Esa declaración de aceptación y juramento que son coetáneas debe hacerla en el
acto de la notificación de su designación o bien dentro de los 3 días inmediatos, y se va a
dejar testimonio en los autos de ello. Artículo 417 del Código de Procedimiento Civil. (Cómo
se lleva en la práctica el artículo 417 del Código de Procedimiento Civil)
Es designado por las partes o por el tribunal, lo sabrá a través de una notificación
hecha generalmente por el receptor.
Esta notificación por la naturaleza de las declaraciones que requiere deberá ser
personal.
Este perito que va a practicar la pericia debe en forma previa hacer saber a las
partes el día y la hora en que va a llevar a cabo su cometido, por lo que dejará constancia
de ello en la causa. Esta resolución se notifica a las partes interesadas por el estado diario.
Artículo 417 inciso final del Código de Procedimiento Civil.
La audiencia a la cual son citadas las partes para la designación de peritos tiene
como objetivo señalar el número de peritos que deberán verificar la diligencia.
Si se da la situación de existir varios peritos, todos ellos deben proceder a practicar el
reconocimiento en forma conjunta a menos que el tribunal los autorice para obrar de otra
manera. artículo 418 del Código de Procedimiento Civil.
Cómo se lleva a cabo este reconocimiento?
Para llevar a cabo ese reconocimiento y dado que las partes deben concurrir a él,
éstas pueden hacer en el acto de reconocimiento las observaciones que estimen
oportunas, así como pedir que se haga constar los hechos y circunstancias que estimen
pertinentes, empero esas partes no pueden tomar parte en las deliberaciones de los peritos
ni pueden estar presentes en ellas. Artículo 419 del Código de Procedimiento Civil
La ley no señala un plazo, por lo tanto será el tribunal el que señala un plazo a este
perito para emitir su informe, y si no lo cumple, el tribunal puede apremiarlo con multa,
prescindir del informe o decretar el nombramiento de nuevos peritos según la naturaleza
del peritaje solicitado. Artículo 420 del Código de Procedimiento Civil.
Si los peritos están discordes (en caso de que haya pluralidad de peritos) en sus
dictámenes el tribunal puede disponer que se nombre un nuevo perito (según las reglas de
los artículos 44 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.) si lo considera necesario
para la mejor ilustración de los asuntos que deben resolver. Artículo 421 del Código de
Procedimiento Civil.
Si no resulta acuerdo con la participación del nuevo perito, el tribunal va a apreciar
libremente la opinión de cada uno de ellos tomando en cuenta para este fin los demás
elementos del juicio. Artículo 422 del Código de Procedimiento Civil.
Los peritos podrán emitir sus informes conjunta o separadamente. Artículo 423 del
Código de Procedimiento Civil.
Todos aquellos incidentes a que dé lugar el nombramiento de peritos como el
desempeño de sus funciones se va llevar en cuadernos separados. Artículo 424 del Código
de Procedimiento Civil. (lo que significa que no van a entorpecer la marcha regular del
juicio)
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Según el artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, los tribunales van a apreciar
la fuerza probatoria del dictamen de peritos de acuerdo a las reglas de la sana crítica.
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Para que puedan ser decretadas por el tribunal, deben cumplir con ciertos requisitos;
hay que distinguir según el carácter que invisten:
1. - Un requisito general, genérico, común a todas las medidas que se mencionan en el
Artículo 159 del Código de Procedimiento Civil.
Consiste en que el esclarecimiento de los hechos sobre los cuales recae la diligencia
debe ser necesario, conveniente, indispensable o de influencia para mejor resolver la
contienda.
2. - Requisitos particulares:
Que el proceso se encuentre en estado de dictarse sentencia, así lo indica el
artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, pero esto no significa que aquella
resolución del juez que cita a las partes para oír sentencia quede derogada o sin
efecto, si se pensara así significaría reabrir el debate para que las partes
prosiguieran el debate nuevamente. (Esta citación se mantiene, y lo único que
acontece es que va a quedar en suspenso, mientras no se cumpla la diligencia
ordenada por el tribunal, el pronunciamiento de la sentencia)
En cuanto al plazo para dictar sentencia, es variable dependerá de la naturaleza del
procedimiento, en el caso del de mayor cuantía es de sesenta (60) días.
Que esa medida decretada debe ponerse en conocimiento de las partes litigantes.
Es un trámite indispensable y necesario para que la medida pueda ejecutarse
válidamente y pueda ser considerada con posterioridad (en la sentencia)
El artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, señala que esta resolución que la
ordenó el juez debe notificarse por el estado diario.
Esta notificación de la resolución que ordena la medida para mejor resolver, debe
activarla las partes litigantes si no ha sido notificada por el estado diario en el momento
oportuno.
El juez cumple su misión dictando la resolución que ordena la medida para mejor
resolver respectiva.
Si por alguna circunstancia queda sin notificar son los litigantes los encargados de
pedir la notificación o darse por notificados personalmente en secretaría.
¿Cuántas medidas para mejor resolver puede decretar el juez y cuántas veces puede
hacerlo?
Nada dice la ley. Lo normal será que decrete una sola medida y que falle el asunto
después que se cumplan.
El artículo 159 inciso 1º del Código de Procedimiento Civil, Faculta al juez para dictar
varias medidas, pero tampoco el juez está obligado a dictarlas todas de una vez y en una
misma resolución. El juez puede ir haciéndolo en forma escalonada. Esto podría causar un
retardo desmedido en la dictación de la sentencia, al respecto cuando se reforma el
artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, por Ley N° 18.705, la segunda comisión
legislativa que trabajó en el proyecto, dejó expresa constancia que el plazo para dictar
sentencia empieza a contarse desde la fecha que se cumpla la medida para mejor
resolver.
Cumplimiento de estas medidas para mejor resolver
Deben cumplirse dentro del plazo de 20 días contados desde la fecha de la
notificación de la resolución que las decreta. Artículo 159 del Código de Procedimiento
Civil.
Las que no se cumplen en este plazo, se tienen por no decretadas y el juez debe
dictar sentencia sin más trámite.
Si en la práctica de esta medida aparece la necesidad de esclarecer nuevos hechos
indispensables para dictar sentencia, el tribunal puede abrir un término especial de prueba
hasta por 8 días improrrogable y limitado en los puntos que el tribunal designe y en este
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caso se aplicará al artículo 90 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, existencia del
término probatorio incidental.
Vencido este probatorio, el tribunal dicta sentencia sin más trámite.
Examen particular de las medidas para mejor resolver
1.- Prueba instrumental
Es la más amplia y se emplea con mayor frecuencia. Se refiere tanto a instrumentos
públicos como privados.
En esta materia es necesario distinguir dos instancias entre la forma como se ordena
la diligencia que es con conocimiento de las partes que se logra por notificación por el
estado diario; y la forma como se cumpla esa medida. Como se agrega la prueba
instrumental ordenada en virtud de esta medida.
Son momentos procesales diferentes que se rigen por reglas diferentes.
Las partes no intervienen para nada en su dictación pero son ellas las llamadas a
darle cumplimiento. Pero a este cumplimiento es al cual deben sujetarse las partes. El
problema consiste en precisar en que forma se van a acompañar estos instrumentos que se
deben agregar para mejor resolver.
El criterio más aceptado determinan que entran a regir sobre el particular las normas
generales de acompañamiento de instrumentos, es decir, se acompañarán con citación o
con el apercibimiento legal que corresponda según el artículo 795 Nº 4 del Código de
Procedimiento Civil, plazo de citación será variable de acuerdo a la naturaleza del
instrumento que se acompañe.
- Instrumento público: 3 días. Artículo 342 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil.
- Instrumento privado: 6 días Artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Confesión judicial
La confesión judicial de cualquiera de las partes sobre hechos que consideren de
influencia en la cuestión y que no resulten probados.
Esta confesión puede exigirse de cualquiera de las partes litigantes pero debe recaer
sobre hechos que de ser confesados van a producir respecto del absolvente efectos
jurídicos, porque si así no ocurriera se estaría en el absurdo que un litigante se fabricaría una
prueba a su favor.
No rige para la prueba de este numerando la limitación del artículo 385 del Código
de Procedimiento Civil, ya que sólo se refiere a la confesión provocada por las partes
litigantes y no a la que provoca el tribunal.
La resolución que fija el día y hora en que debe comparecer el litigante para llevar a
cabo esta diligencia; se comunica por cédula a todas las partes litigantes y no
exclusivamente al absolvente porque así se da conocimiento legal de esta diligencia.
En cuanto a cómo debe llevarse a cabo la confesión rige la normativa ya señalada
respecto de la confesión. (confesión - medio de prueba).
3. - Inspección personal del tribunal
La inspección personal del objeto de la cuestión.
Es el único medio de prueba en que el sujeto que ordena esta diligencia para mejor
proveer y quien la práctica es la misma persona.
Esta medida no tiene demasiada importancia porque justamente el tribunal puede
decretarlo en cualquier estado del juicio si lo estima necesario.
Al hablar del objeto de la cuestión no sólo debe entenderse la cosa material sobre la
que versa el litigio sino también todos los hechos importantes e influyentes que consten en
el proceso y que sean pertinentes al objeto del juicio y que sean susceptibles de ser
apreciados por los sentidos del juez.
En la práctica de esta medida entran a regir las disposiciones de los artículo 403 y 408
del Código de Procedimiento Civil, que regulan la inspección personal del tribunal.
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pleito de modo que el momento oportuno para declarar la tacha fue cuando se
presentaron por primera vez ante el tribunal.
6. - La presentación de cualquiera otros autos que tengan relación con el pleito. (Artículo
159 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil.)
Se refiere también esta medida a una especie de prueba documental con la
salvedad de que tiene ciertas peculiaridades que son propias y que se derivan de la
circunstancia de tratarse de autos que tiene vida independiente y autónoma de los autos
de la causa que da origen a esta medida.
Rige en su aplicación, lo dispuesto en el artículo 37 inciso 3º del Código de Procedimiento
Civil.
En todo caso estos autos sea que ellos se encuentren pendientes o estén afinados no
pierden su fisonomía integrándose en los otros autos como sucede en la acumulación de
autos y deberán devolverse a su tribunal de origen una vez examinado.
Esto lo distingue de la medida prejudicial contenida en el N°1, ya que en éstas los
documentos que se ordena agregar pasan a integrar el proceso y no pueden desglosarse
de él sin el correspondiente decreto judicial.
Esta causa, estos autos que se traen a la vista, lo son en forma transitoria, artículo 159
inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, que distingue entre autos pendientes originales
o autos terminados, afinados.
Los primeros no pueden permanecer más de 8 días en poder del tribunal que dispuso
esta medida.
Los segundos, si bien es cierto que la ley no señala un plazo para ellos, ese término no
puede ser otro, que el necesario para su examen en concepto del tribunal que dispuso esta
medida.
Naturaleza jurídica de la resolución que dispone la práctica de una medida para mejor
resolver:
1. - Hay quienes piensan que tendría el carácter de una sentencia interlocutora aún
cuando no guarde armonía con la definición que se contiene en el artículo 158 del
Código de Procedimiento Civil. Si se considera así, una vez dictada por el tribunal y
notificada a las partes se produce el desasimiento del tribunal y ante él, el juez no podría
modificarla o dejarla sin efecto. Por otra parte, sirve de base para el pronunciamiento de
una sentencia definitiva.
2. - Otros (como el Profesor Héctor Oberg Yánez -Facultad de Derecho de la Universidad de
Concepción) opinan que esa resolución es un simple decreto (que va a servir, por ende,
para darle curso progresivo a los autos). Abonaría esta posición lo que dispone el artículo
326 del Código de Procedimiento Civil, que hace inapelable la resolución que dispone la
práctica de alguna diligencia probatoria, con lo cual el artículo 159 del Código de
Procedimiento Civil, siguiendo esta regla general, les da el mismo carácter de inapelable
a las medidas que puedan decretar el tribunal, salvo las dos excepciones mencionadas.
Por otra parte el artículo 187 del Código de Procedimiento Civil, hace apelable las
sentencias interlocutorias de primera instancia y si estas medidas tuvieren ese carácter no
necesitaría concederlo expresamente en los 2 casos que le permite pues bastaría seguir la
regla general.
Justamente entonces, porque no caben en la regla establecida en el artículo 187 del
Código de Procedimiento Civil, ni en aquellas situaciones excepcionales del 188 del Código
de Procedimiento Civil, es que tuvo que concederse expresamente el recurso de apelación
en las situaciones que el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil señala. Además,
nada impide que el tribunal la deje sin efecto posteriormente lo que no acontecería de ser
una sentencia interlocutoria (porque habría operado el desasimiento una vez notificada)
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Recursos que proceden en contra de la resolución que dispone estas medidas para mejor
resolver:
1. - El recurso de aclaración, agregación, de rectificación o enmienda, en la medida que la
resolución tenga algún punto oscuro, errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos, en cuyo caso puede el tribunal hacer a solicitud de parte las aclaraciones,
rectificaciones o enmiendas que corresponda.
2. - En cuanto al recurso de reposición si se considera que la medida para mejor resolver, es
una sentencia interlocutoria, es improcedente, porque éste sólo puede deducirse en
contra de los autos y decretos, y excepcionalmente en contra de una sentencia
interlocutoria cuando la ley lo disponga, en cambio si se considera un decreto, sí
procedería.
3. - En lo que respecta al recurso de apelación, el artículo 159 inciso final del Código de
Procedimiento Civil, establece que son inapelables las medidas que se decreten, salvo
aquellas que dicta el tribunal de primera instancia disponiendo un informe de peritos o
que abre un término especial de prueba en todo caso la apelación se concede en el
sólo efecto devolutivo.
4. En cuanto al recurso de queja hay que tener en cuenta que estas medidas son el
ejercicio de una potestad facultativa y privativa del tribunal y que el recurso de queja se
da en contra de una resolución judicial dictada con falta o abuso grave por parte del
juez.
De allí que si estas medidas son una facultad discrecional del tribunal están al margen
de toda falta, de todo abuso, y como consecuencia de un recurso de queja.
Pese a lo dicho es posible que exista una falta o abuso por parte del juez que dispone
la práctica de una medida cuando ella no esta comprendida en el artículo 159 del Código
de Procedimiento Civil, en ese caso si será procedente el recurso de queja, también es
procedente si a través de la dictación de ella se llega a una denegación de justicia, al
impedir que la causa se falle en un plazo razonable y que las medidas que se disponen por
el tribunal no sean tan necesarias para la decisión del asunto.
5. – En cuanto al recurso de casación en el fondo y en la forma, el problema se centra
respecto de este recurso, en determinar si es procedente el recurso de casación en la
forma en contra de la resolución que dicta el tribunal ordenando estas medidas para
mejor resolver.
Si ella se considera sentencia interlocutoria y no son de aquellas que indica el 766
inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, esto es, que no ponen término al juicio ni hacen
imposible su prosecución, es improcedente la casación en la forma.
Tampoco procede si se las considera como mero decreto.
Podría proceder el recurso de casación en la forma en contra de la sentencia
definitiva en el proceso en que se decreta la medida, y fundar la casación en el vicio de
haber sido requerido por el juez no estando el proceso en estado de dictar sentencia.
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eficacia o para ciertos asuntos taxativamente enumerados por el legislador y en los cuales
resulta necesario y conveniente fallar con rapidez.
Se trata de un procedimiento declarativo, común, pero también podemos decir que
es un procedimiento especial. Tratemos de explicar esta antinomia o contradicción entre
estas dos ideas opuestas. Es posible distinguir entre proceso ordinario, como un proceso
plenario y aquellos procesos que siendo comunes, no se identifican con el tipo ordinario
porque tienen menos amplitud que éste, y que pasan a llamarse procesos sumarios. Los
procesos sumarios también son procesos comunes, aunque distintos del ordinario y no son
procesos especiales porque ellos, los juicios sumarios, se piensan para hipótesis dotadas de
cierta generalidad y no para casos concretos o particulares, en todo caso, en el Código de
Procedimiento Civil, el legislador considera un proceso sumario de carácter general, de
aplicación general, y ese procedimiento está contemplado en el artículo 680 inciso 1° del
Código de Procedimiento Civil, pero a la vez esta misma disposición contempla un
procedimiento sumario especial en su inciso 2°, y es especial porque enumera en forma
expresa los asuntos o negocios que deben tramitarse necesariamente con arreglo a sus
disposiciones.
Luego podemos concluir que los procesos sumarios tienen este carácter atendiendo
a la materia que se trata en ellos, y no deben confundirse con los llamados plenarios
rápidos, porque éstos no son sino una aceleración del proceso ordinario y carecen de
limitaciones en cuanto a su campo de aplicación material (en el Código de Procedimiento
Civil, plenarios rápidos son los juicios de menor y mínima cuantía, en que conservando la
estructura del juicio ordinario, se recortan los plazos, se obvian ciertos trámites o
sencillamente se omiten otros)
Campo de aplicación del procedimiento sumario:
Este procedimiento sumario tiene la particularidad de aplicarse en forma amplia en
defecto de cualquier otra normativa especial, a aquellos casos en que la acción deducida
requiera por su naturaleza una tramitación rápida para que sea eficaz, así lo indica el
artículo 680 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil, de aquí que sea común porque no
entra a especificar la acción que se requiere sino que hay que atender a la naturaleza de
la acción para determinar si es aplicable o no este procedimiento sumario.
Va a corresponder al tribunal determinar cuando debe aplicarse este procedimiento
en razón de las circunstancias que señale, vale decir, cuando la naturaleza de la acción
requiera esta tramitación rápida para que sea eficaz.
Casos en que se aplica el procedimiento sumario:
La regla general es la ya señalada, siempre que la naturaleza de la acción deducida
requiera una tramitación rápida para que sea eficaz.
Sin embargo, existen también algunos casos en que el legislador ha estimado que
necesariamente debe tramitarse conforme a este procedimiento el ejercicio de las
acciones que él menciona, y esa regla especial es la que nos permite decir que este juicio
sumario, dentro de las clasificaciones de los procedimientos, es especial.
Casos de aplicación obligatoria del juicio sumario:
Consignados en el artículo 680 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, en esta
enumeración no taxativa debe necesariamente ajustarse al ejercicio de la acción a
deducir a este procedimiento sumario. Aquí el juez no tiene esa facultad de discernir si
acepta o no el procedimiento invocado ante él en este procedimiento sumario, sino que
necesariamente tiene que aceptarlo.
Los casos son los del artículo 680 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, y
también podemos agregar el artículo 754 del Código de Procedimiento Civil, que somete a
las normas del juicio sumario, el juicio de divorcio temporal, el artículo 177 del Código de
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Aguas, que extiende la aplicación de este procedimiento sumario a los juicios sobre aguas,
etc.
Características o particularidades del procedimiento sumario:
1. Su principal característica es ser verbal, así lo menciona el artículo 682 del Código de
Procedimiento Civil. Pero por lo que se señala en el mismo artículo es que hoy jamás
se puede encontrar un juicio sumario con esta principal característica que señala la
ley. No se podrían aplicar por ejemplo, las reglas de distribución de causa en caso
que la demanda sea verbal, por lo que esta minuta que menciona el inciso 2° se
transforma en la práctica en la demanda del juicio sumario, ésta demanda no
contiene requisitos, entonces ante el silencio que guarda el procedimiento sumario
respecto de la demanda o minuta que las partes pueden presentar, se recurre al
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, porque en ausencia de una norma
regulatoria de un procedimiento especial tenemos que recurrir supletoriamente al
procedimiento ordinario.
2. Otra característica es la llamada sustitución del procedimiento, sustitución a la que
alude el artículo 681 del Código de Procedimiento Civil, en los casos en que se aplica
este procedimiento porque la naturaleza de la acción deducida lo requiere, vale
decir, lo que indica el artículo 680 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil,
iniciado el procedimiento sumario puede decretarse su continuación conforme a las
reglas del juicio ordinario si existen motivos fundados para ello, o a la inversa. Esta
solicitud se tramita en forma incidental. (también se le llama conversión del
procedimiento)
3. En él se contempla la llamada concesión provisoria de lo pedido en la demanda o
aceptación provisional de la demanda, según el Art. 684 CPC, en el caso de rebeldía
del demandado se accederá provisionalmente a lo pedido en la demanda si el
actor lo solicita con fundamento plausible.
4. Los incidentes deben promoverse y tramitarse en la audiencia de contestación,
conjuntamente con la cuestión principal y sin paralizar el curso de ésta. En esta
situación la sentencia definitiva se va a pronunciar sobre la acción deducida y sobre
los incidentes que se hayan promovido, o bien sólo sobre éstos incidentes, cuando
sean previos o incompatibles con aquellos las acciones principales.
Tramitación del juicio sumario: La tramitación a que debe someterse este juicio esta
contenida en el artículo 683 del Código de Procedimiento Civil.
1.- Periodo de discusión.
Como todo juicio, debe iniciarse a través de una demanda, pero a diferencia de lo
que ocurre en el procedimiento ordinario, acá no están contemplados los requisitos que
debe contener la demanda en este juicio sumario, no hay en la ley ninguna referencia a
ella, pero se estima que esa demanda debe cumplir con las exigencias que señala el
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, por aplicación de lo dispuesto en el artículo
3° del Código de Procedimiento Civil, en orden a que debe aplicarse el procedimiento
ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidas a una regla
especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.
Esta demanda según el artículo 683 del Código de Procedimiento Civil, puede ser
verbal o escrita. Ahora bien, esta verbalidad de la demanda es imposible de llevar a cabo
en la práctica, de allí que en los hechos se use la franquicia de presentar una minuta
escrita, dentro de ella se comprende la demanda.
Providencia que recae en la demanda así presentada:
El tribunal provee la demanda citando a las partes a un comparendo al 5º día hábil
después de la última notificación. Artículo 683 del Código de Procedimiento Civil. (Aquí no
hay traslado de la demanda al demandado)
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actor ratifique su demanda (al actor le basta con proponer su demanda) y a continuación
el demandado debe promover, en ese momento, todas sus excepciones tanto las dilatorias
como las perentorias y además debe promover todos los incidentes. Artículo 683 del
Código de Procedimiento Civil. Y con el mérito de lo que el demandado expone en su
contestación, el juez llama a las partes a conciliación (Artículo 262 del Código de
Procedimiento Civil) y dejará constancia de los resultados de ella, si se produce o no, caso
en el cual el tribunal procederá a recibir la causa a prueba o citará de inmediato a las
partes para oír sentencia. Artículo 313 del Código de Procedimiento Civil. (También cuando
el juicio verse sólo sobre materias de derecho)
El demandado en esta audiencia debe proponer todas las excepciones sean
dilatorias o perentorias, pero además debe formular los incidentes que aparezcan
vinculados con la cuestión principal, sin que por ello se suspenda al tramitación del asunto,
al decir del artículo 690 del Código de Procedimiento Civil, incidentes que se van a resolver
en la sentencia definitiva.
Dejemos claro, que en este caso, a lo que el legislador se refiere, es a aquellos
incidentes que nacen de un hecho anterior al juicio o que son coexistentes con su principio.
Ante el silencio de la ley y siguiendo un orden lógico, el demandado debe plantear
en primer lugar los incidentes que estime procedentes para luego proponer las
excepciones dilatorias y finalmente las excepciones perentorias; por ejemplo incidente de
nulidad procesal, se promueve antes de contestar la demanda, porque si se acoge de
nada sirven las alegaciones, en subsidio, se interpone la excepción dilatoria de
incompetencia del tribunal, y para el caso de ser ambos denegados, se contesta la
demanda oponiendo la excepción perentoria del pago de la deuda, por ejemplo.
Aplicando el principio dispositivo pertinente, las partes pueden suspender el
comparendo o postergarlo para una audiencia próxima ya sea invocando algún motivo o
causal o simplemente comunicándole al juez su intención sin expresar motivo, a este juez
no le resta sino aceptar lo que sobre el tema acuerden las partes. No puede el juez, y
carece de facultades para ello, ordenar la continuación de la audiencia hasta agotar el
debate o rechazar una petición formulada en tal sentido de común acuerdo por las partes.
Recordemos que el artículo 63 del Código de Procedimiento Civil, autoriza a las partes a
suspender el procedimiento si están de acuerdo en ello por un lapso máximo de 90 días.
El juez luego de llamar a conciliación, después de fracasada ésta y después de
haber verificado personalmente el examen de los autos, y constatada la existencia de
estos hechos sustanciales, controvertidos y pertinentes, recibe a prueba la causa, ésta se
rinde en el plazo y forma establecidos para los incidentes (Artículo 686 del Código de
Procedimiento Civil), se refiere aquí, al artículo 90 inciso 1° del Código de Procedimiento
Civil, por tanto se abrirá un término probatorio de 8 días, y dentro de los dos primeros días
del mismo deberá presentarse la lista de testigos.
¿Hay lugar a un término de prueba extraordinario en el procedimiento incidental? Sí,
además podría haber un término de prueba especial, si sobreviene entorpecimiento en el
término probatorio ordinario o extraordinario.
Artículo 686 del Código de Procedimiento Civil: producción de la prueba en forma y
plazos de incidentes. Resolución que recibe la causa a prueba en el juicio sumario se
notifica por cédula, por la regla general del artículo 48 del Código de Procedimiento Civil;
en cambio, la resolución que recibe a prueba el incidente se notifica por el estado diario;
esta forma de notificación no se traspasa al juicio sumario, pues lo que se hace conforme al
procedimiento incidental, es la producción de la prueba, no la notificación de la resolución
que recibe a prueba la causa.
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lleva envuelta una nulidad procesal de aquellas que el juez puede declarar de oficio para
enmendar o corregir el procedimiento”.
Recordemos además que al demandado le está vedado reconvenir, de modo que
la presencia del actor es irrelevante en ese sentido.
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existente con la iniciación del juicio deben proponerse antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito, y la sustitución de procedimiento es un incidente
cuya causa es coetánea con la iniciación de juicio y como debe ser promovida
antes de realizar cualquier gestión principal, debe alegarse antes de contestar la
demanda. Este incidente particular de sustitución de procedimiento nace junto
con iniciarse el pleito, como un defecto legal en el modo de proponer la
demanda.
Al solicitarse la sustitución del procedimiento lo que se pretende es corregir el
procedimiento con que se ha iniciado el juicio y por consiguiente de acuerdo con
lo que prescribe el artículo 303 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil, debe
interponerse como una excepción dilatoria del juicio ordinario, lo que sólo puede
realizarse antes de contestar la demanda y dentro del término de emplazamiento.
2.- En cualquier estado del juicio, siempre que aparezca la necesidad de aplicarlo:
El Art. 681 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, no restringe la aplicación a
una etapa del pleito, toda vez que la necesidad de sustituir el procedimiento
puede aparecer en cualquier estado del juicio y ese será el instante cuando
procede promover este incidente.
Es errónea la afirmación que se hace en el sentido de que al solicitarse la
sustitución del procedimiento lo que se pretende es la corrección de éste, ya que
con la sustitución no se persigue corregir vicios del procedimiento, sino lo que se
pretende es hacer más expedita y eficaz el ejercicio de la acción instaurada.
El incidente de sustitución no nace junto con iniciarse el litigio, porque la
necesidad de aplicar el procedimiento sumario es la determinante de tal cambio
y puede aparecer esta necesidad durante la secuela del juicio y allí entonces no
sería aplicable al caso lo prescrito en el artículo 84 del Código de Procedimiento
Civil.
Conversión de juicio sumario a ordinario:
Se ha planteado prácticamente la misma discusión de que dimos cuenta y para
algunos este incidente de sustitución debe promoverse en la audiencia de contestación de
la demanda, y antes de contestar la demanda. Se basan para ello en lo prescrito en el
artículo 690 del Código de Procedimiento Civil, que indica que todos los incidentes deben
promoverse en esta audiencia de estilo.
En cambio, los que no participan de esta opinión, dicen que se va a poder promover
este incidente en cualquier estado del juicio siempre que existan motivos fundados para
ello.
Resolución que se pronuncia sobre la sustitución de procedimiento:
Se sostiene que la resolución que falla este incidente es una sentencia interlocutoria,
de aquellas que establecen derechos permanentes en favor de las partes y en opinión de
éstos autores, no procede en su contra un recurso de casación, porque no se trata de una
sentencia interlocutoria que ponga término al juicio o que haga imposible su continuación,
únicos casos en que procede el recurso de casación. (El Profesor de Derecho Procesal de
la Universidad de Concepción don Héctor Oberg Yañez discrepa de esta afirmación y
señala que procede el recurso de casación ya que la sentencia interlocutoria referida pone
término al juicio ordinario para que continúe como sumario o a la inversa).
Impugnación de la resolución de sustitución del procedimiento:
Para saber los recursos que se conceden y los efectos de los mismos, hay que distinguir:
1. Si se trata del juicio ordinario
2. Si se trata del juicio sumario.
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I.- GENERALIDADES.
Sabemos que la jurisdicción se compone de tres fases o etapas, que han sido
denominadas por la doctrina como los momentos jurisdiccionales. Tradicionalmente la
justicia es representada con la balanza y la espada, siendo las fases de discusión y fallo la
representación de la balanza, en tanto que la fase de ejecución lo es de la espada.
No obstante lo anterior, cabe señalar que dentro de los procedimientos ejecutivos, se
incluye a veces una fase de conocimiento, la que puede tener diversos grados, siendo más
amplia o más restringida según el caso. Por ejemplo, en los juicios ejecutivos que regulan los
títulos 1º y 2º del Libro II del CPC, tenemos una fase de conocimiento taxativa, genérica
pero amplia. Esto porque, no obstante la defensa del ejecutado es taxativa, existe una gran
cantidad de excepciones que puede hacer valer el ejecutado (artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil).
Pero este tercer momento jurisdiccional no siempre se verifica, toda vez que hay
resoluciones judiciales que no requieren ser cumplidas por la fuerza, sino que cumplen su
objetivo sólo por el hecho de su declaración, como la sentencia ejecutiva meramente
declarativa. Además, la ejecución se aplica respecto de las sentencias de condena, sólo
en caso de que no se hubiera dado un cumplimiento espontáneo de la sentencia judicial.
Sin embargo, cuando si se presenta, se desarrolla a través de procedimientos compulsivos
que son básicamente los siguientes:
- Cumplimiento Incidental.
- Juicio Ejecutivo
- Procedimiento Supletorio General
- Procedimientos Ejecutivos Especiales
Dentro de estos procedimientos ejecutivos hay algunos que sólo se aplican respecto
de sentencias judiciales, como el cumplimiento incidental. A la inversa, hay procedimientos
ejecutivos que sirven para hacer cumplir obligaciones que no sólo constan en sentencias,
sino que además en otros antecedentes, a los cuales la ley ha otorgado el carácter de
indubitado. En este grupo está el juicio ejecutivo, que sirve para hacer cumplir no sólo las
sentencias judiciales, sino también otros títulos ejecutivos a los que el legislador otorga tal
carácter (títulos ejecutivos).
Finalmente, hay procedimientos ejecutivos que sólo sirven para hacer cumplir títulos
ejecutivos especialmente creados por el legislador, como el procedimiento de realización
de prenda civil y otros contemplados en leyes especiales, pero el más importante es el
procedimiento especial establecido en el artículo 98 de la Ley General de Bancos.
En consecuencia, dentro de nuestra legislación tenemos procedimientos ejecutivos
que sirven sólo para sentencias judiciales, otros para sentencias judiciales y títulos ejecutivos,
y otros que sirven sólo para títulos ejecutivos.
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Procedimiento:
1. Demanda: Se presenta ante el tribunal que dictó la sentencia, y dentro del plazo de un
año desde la exigibilidad de las prestaciones en él contenidas. Se trata de un escrito en
el que se solicita el cumplimiento incidental de la sentencia y que debe cumplir las
formalidades de una demanda incidental.
2. Providencia: El tribunal, frente a este escrito, dicta una resolución que normalmente
concede la solicitud, pero con citación del sujeto pasivo ("como se pide, con citación").
3. Notificación: Esta resolución debe ser notificada por cédula al apoderado del sujeto
pasivo (artículo 223 del Código de Procedimiento Civil). Además, es necesario que se
remita una carta certificada tanto al apoderado como a la parte, en los términos del
artículo 46 del Código de Procedimiento Civil, al mismo domicilio en que se haya
notificado la demanda. En caso que el cumplimiento se solicite respecto de tercer0os, a
éstos deberá notificárseles personalmente.
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2. Características:
a) Es un procedimiento de aplicación general, no obstante su ubicación en el Código
de Procedimiento Civil, porque actúa de manera supletoria respecto de los
procedimientos ejecutivos especiales.
b) Sirve para perseguir la ejecución de cualquier clase de obligación que se encuentre
contenida en un título ejecutivo y no sólo en una resolución judicial.
c) Es un procedimiento compulsivo o de apremio (embargo, remate y pago)
d) Se funda en una obligación indubitada, revestida de una presunción legal de
veracidad.
e) Como consecuencia de lo anterior, los medios y posibilidades de defensa se
encuentran taxativamente delimitados, aunque menos que en el procedimiento
incidental.
f) La rebeldía del ejecutado, libera al tribunal de la obligación de pronunciarse sobre el
fondo del asunto, limitándose a disponer las medidas de apremio que fueren
procedentes.
g) Se aplican de manera supletoria, las disposiciones comunes a todo procedimiento.
3. Clasificaciones:
a) Según la naturaleza de la obligación: Existen procedimientos ejecutivos por
obligación de dar, de hacer y de no hacer. En el presente capítulo analizaremos las
normas del juicio ejecutivo por obligación de dar, sin perjuicio que al final
dedicaremos una mención especial a las particularidades que presentan los otros
procedimientos.
b) Según su ámbito de aplicación: Puede ser general o especial.
c) Según la cuantía del asunto: Puede ser de mayor o de mínima cuantía.
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5. Presupuestos o Condiciones Básicas del Juicio Ejecutivo: Para que pueda exigirse
ejecutivamente el cumplimiento de una obligación de dar, se requiere la concurrencia
de cuatro condiciones:
a) Acción Ejecutiva No Prescrita: El plazo de prescripción de la acción ejecutiva es de 3
años, contados desde que la obligación se haya hecho exigible. Vencido dicho
plazo, la acción ejecutiva se convierte en ordinaria y subsiste como tal hasta por dos
años mas (en ese período se tramita conforme al juicio sumario por el artículo 680 Nº 7
del Código de Procedimiento Civil). No obstante la anterior es la regla general,
existen ciertos plazos especiales de prescripción, según la naturaleza del título
ejecutivo:
i. La acción ejecutiva en contra del obligado al pago de letra de cambio o pagaré
prescribe en el plazo de 1 año contado desde la fecha de vencimiento del
documento.
ii. La acción ejecutiva en contra del obligado al pago de un cheque, prescribe en el
plazo de 1 año desde el protesto (el protesto lo hace el Banco respectivo). Es
distinto a la caducidad del cheque, la cual se produce si este no se cobra dentro
de los 60 días siguientes a la fecha de su giro
En términos generales, y conforme a las normas tanto del Código de Procedimiento
Civil como del Código Civil, la interrupción civil de la prescripción se produce por la
notificación válida de la demanda, excluyendo a las medidas prejudiciales. No
obstante, excepcionalmente el legislador, tratándose de letras de cambio y pagarés,
ha contemplado otras dos situaciones en que no se ha verificado el requerimiento de
pago, y sin embargo se produce la interrupción:
i. Por la notificación de toda gestión judicial necesaria o conducente a la
presentación de la demanda o para preparar la ejecución (se interrumpiría por
gestión preparatoria o medida prejudicial preparatoria)
ii. Por la notificación de la solicitud para que se declare el extravío de la letra de
cambio o pagaré. Aquí hay un procedimiento no contencioso de reconstitución
por extravío, necesario para la presentación de la demanda, pero que el
legislador incluyó en estas excepciones por su importancia.
Otro tema importante en relación con la prescripción, dice relación con su
declaración. Lo normal, es que para que pueda ser declarada por un tribunal, debe
ser alegada por alguna de las partes. Sin embargo, el juicio ejecutivo contempla una
excepción, al señalar en su artículo 442 del Código de Procedimiento Civil, que el
tribunal, una vez presentada la demanda ejecutiva, y antes de proveerla, debe
examinar el título, y si éste tiene mas de 3 años desde la exigibilidad de la obligación,
deben denegar la ejecución. Se ha discutido en la doctrina si este caso de
excepción en que el tribunal puede de oficio declarar la prescripción, es exclusivo
del plazo de 3 años, o se aplica a los plazos especiales de prescripción antes
indicados. Hay dos teorías al respecto:
i. No se aplicaría:
i. Por ser una disposición excepcional debe ser interpretada restrictivamente.
ii. Argumento histórico: este plazo, de acuerdo al Código Civil, antes de la
dictación de la Ley N° 18.092 sobre letra de cambio y pagaré, era de 4 años.
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6. Los Títulos Ejecutivos Perfectos: Dijimos previamente que son títulos ejecutivos perfectos
aquellos que tienen plena eficacia desde su otorgamiento y que autorizan por sí solos el
procedimiento ejecutivo. Pertenecen a esta categoría las sentencias judiciales, las
escrituras públicas y las actas de avenimiento debidamente aprobadas.
a) Sentencia Firme, bien sea Definitiva o Interlocutoria: (Artículo 434 N° 1 del Código de
Procedimiento Civil) No importa el tribunal del cual emane. Reviste el carácter de
título ejecutivo, tanto el original de la sentencia como una copia autorizada de la
misma o inclusive la copia archivada o transcrita al Libro copiador de sentencias que
existe en cada tribunal. Se excluyen las sentencias que causan ejecutoria, las cuales
se comprenden en el Nº 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, en
relación con el artículo 192 del Código de Procedimiento Civil.
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auténtica, es autor del delito de estafa del artículo 467 del Código Penal, salvo
que alegue justa causa de error o que el titulo sea falso. Opuesta la tacha se
produce un incidente, en que será esencial el peritaje de calígrafo. La carga de la
prueba recae sobre el sujeto que quiere cobrar la letra de cambio, cheque o
pagaré. Si el tribunal acoge la tacha de la firma, fracasa la gestión preparatoria
de la vía ejecutiva. Por el contrario, si se rechaza la tacha, se tiene por preparada
la vía ejecutiva, y el título ejecutivo será el instrumento más el acta de protesto y
mas la resolución judicial que rechaza la tacha de falsedad. La resolución que
rechaza la tacha produce cosa juzgada formal provisional, ya que no impide al
ejecutado oponer la excepción de falsedad del título o firma.
Respecto del cheque, existen algunas particularidades que vale la pena señalar. La
primera de ellas es que tiene causales de protesto especiales, cuales son 1) falta de
fondos; 2) cuenta cerrada; y, 3) orden de no pago. La segunda característica
especial, es que el para proceder al cobro judicial de un cheque, existen dos
alternativas claramente delimitadas
i. Fase Civil: La notificación judicial del protesto del cheque (por cédula y no
personalmente como en los otros títulos de crédito, en el domicilio registrado por el
librador en el banco) es una condición objetiva de punibilidad. Si transcurren 3
días desde la notificación, y el girador no deposita fondos en la cuenta corriente
del tribunal suficientes para cubrir el pago del capital del cheque, más los
intereses, multas y costas, el tenedor del cheque tiene el derecho a interponer la
acción penal por el delito de Giro Doloso de Cheque. La tacha de falsedad de la
firma, si bien impide demandar ejecutivamente, no es impedimento para
configurar el delito. El tribunal civil es un mero buzón que se limita a efectuar la
notificación del protesto y a certificar que no se pagó en un determinado plazo.
Por ésta razón es que muchos opinan que lo deberá hacer un Notario, pues es casi
un acto judicial no contencioso y de esa manera se le quitaría carga de trabajo al
tribunal. Esta fase termina con un escrito en que se pide un certificado del
secretario en el que conste que transcurrió el plazo legal sin que el girador haya
consignado el dinero; copias autorizadas del expediente; y, devolución del
cheque.
ii. Fase Penal: Se interpone querella por el delito de giro doloso de cheque, con el
cheque más todas las copias de las actuaciones hechas ante el juzgado civil. En
esta fase se podrá discutir sobre la falsedad o no de la firma. La Ley de giro doloso
de cheques dice que interpuesta la querella, el sujeto es encargado reo y
sometido de inmediato a prisión preventiva. La jurisprudencia en cambio, ha
dicho que si el tribunal del crimen posee antecedentes que le permitan sostener o
cuestionar la existencia efectiva del cheque como instrumento jurídico efectivo,
puede abstenerse de dictar la orden de aprehensión y proceder a investigar la
situación respecto del cheque.
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juicio, debiendo notificarse a los herederos para que comparezcan a hacer uso de
sus derechos dentro del plazo de emplazamiento.
a) La Demanda Ejecutiva: Debe cumplir con los requisitos comunes a todo escrito, los
comunes a toda demanda, y los propios de la demanda ejecutiva, que son dar
cuenta del título ejecutivo que contenga obligación liquida, actualmente exigible y
no prescrita. Adicionalmente debe cumplir con los requerimientos de la Ley Nº 18.120
sobre comparecencia en juicio. A este respecto, si se constituyo el patrocinio y poder
en la gestión preparatoria, éste es válido para efectos de presentar la demanda
ejecutiva, no siendo necesario volver a constituirlo (artículo 7 del Código de
Procedimiento Civil), aunque para evitar errores o interpretaciones distintas por parte
del tribunal, en la práctica suele volver a constituirse.
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prescrita (artículo 442 del Código de Procedimiento Civil). Algunos dicen que este
artículo se refiere sólo a la prescripción, pero es aceptado mayoritariamente que
también puede analizar los otros presupuestos del juicio ejecutivo.
ii. Dar curso a la Demanda: La resolución que recae en la demanda ejecutiva
será "despáchese mandamiento de ejecución y embargo". La importancia de
esta resolución es que no es suficiente para requerir de pago al deudor, sino que
es una orden del tribunal a si mismo, para dictar otra resolución denominada
mandamiento de ejecución y embargo, que es la primera actuación del
cuaderno de apremio. En la práctica este mandamiento lo hace un funcionario
del tribunal. Este mandamiento determina que se va a cobrar (capital, reajustes,
intereses y costas).
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circunstancias, surge una alternativa para el deudor, que nos obliga a hacer la
siguiente distinción:
vii. Oponer excepciones ante el tribunal exhortado: Si opta por esta alternativa,
dispondrá de 4 u 8 días, según si fue requerido dentro o fuera de la comuna de
asiento del tribunal exhortado.
viii. Oponer excepciones ante el tribunal exhortante: En este caso, contará con el
plazo de 8 días, mas el aumento de la tabla de emplazamiento.
iv. Fuera del Territorio de la República: Rige exclusivamente la tabla de
emplazamiento, según el Art. 461 del CPC.
86
Oscar Luis Infante Fernandez. Excepciones a la Ejecución. Estudios de Jurisprudencia (1980-1996). Editorial Jurídica Conosur Limitada. Santiago de Chile.
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h) Tramitación de las Excepciones: Una vez opuestas en tiempo y forma, el tribunal dará
traslado al ejecutante por el plazo de 4 días (Art. 466 del CPC). Vencido el plazo,
háyase o no evacuado el traslado, el tribunal deberá pronunciarse sobre su
admisibilidad. Si las declara inadmisibles, se acaba el juicio sin que haya sentencia
definitiva, haciendo el mandamiento las veces de tal. Por el contrario, si se declaran
admisibles, el tribunal debe decidir si las recibe a prueba o si procede a fallarlas de
plano.
i) Período Probatorio: Sólo se presenta si el tribunal estimó que las excepciones eran
admisibles, y que era necesario acreditar fehacientemente los hechos en que éstas
se fundan. La resolución que recibe la causa a prueba y el término probatorio son
muy similares al juicio ordinario, pero con las siguientes diferencias:
i. La resolución fija puntos de prueba y no señala hechos.
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j) Período de Sentencia: Debe dictarse dentro del plazo de 10 días desde la citación a
oír sentencia (Art. 470 del CPC). En cuanto al fondo, la sentencia debe fallar todas las
excepciones, salvo el caso del Art. 465 del CPC, y en cuanto a la forma rige
plenamente el Art. 170 del CPC. La sentencia se puede clasificar de la siguiente
forma:
i. Sentencia Absolutoria: El tribunal acogiendo una o más excepciones opuestas por
el ejecutado desecha la demanda ejecutiva y ordena alzar el embargo. Será
absolutoria en medida en que en virtud de la sentencia no se puede seguir
adelante con la ejecución parcialmente o totalmente de la pretensión hecha
valer.
ii. Sentencia Condenatoria: Rechaza totalmente o parcialmente una o más
de las excepciones el ejecutado, acogiendo la demanda y ordenando seguir
adelante con la ejecución. Esta sentencia se sub-clasifica a su vez de la siguiente
forma:
- Sentencia de pago: Cuando el embargo ha recaído sobre una cantidad de
dinero o sobre la especie o cuerpo cierto debida, no siendo necesario entrar al
procedimiento de liquidación de bienes.
- Sentencia de remate: Cuando el embargo recayó sobre otros bienes, y es
necesario proceder a liquidarlos para pagar al ejecutante con su producido.
La liquidación depende de la naturaleza del bien sobre el cual recae el
embargo.
La importancia de esta clasificación de las sentencias condenatorias en el juicio
ejecutivo, se relaciona fundamentalmente con dos situaciones. La primera de ellas
es el momento a partir del cual puede cumplirse la sentencia, ya que si es de
pago, sólo se cumple una vez que esté firme, a menos que habiendo apelación
pendiente se caucionen las resultas (Art. 475 del CPC), mientras que si es de
remate, puede cumplirse desde su notificación, pero suspendiéndose el pago
hasta que se encuentre ejecutoriada. La segunda importancia se relaciona con el
pago de las costas. El legislador determina la obligación de pagar las costas,
aplicando un criterio de carácter objetivo (Art. 471 del CPC). Si la sentencia es
absolutoria, paga el ejecutante; si la sentencia es condenatoria, paga el
ejecutado; finalmente, si la sentencia acoge parcialmente una o mas
excepciones, se distribuirán las costas proporcionalmente, pero aún en este caso
se puede condenar por el total al ejecutado, si estima el tribunal que hay motivos
fundados para ello.
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ii. Recurso de Apelación: Procede conforme a las reglas generales, pero los
efectos de su interposición en el cumplimiento del fallo, varían según quien apela.
En efecto si apela el ejecutado, el ejecutante sólo podrá perseguir el
cumplimiento de la sentencia de pago si rinde fianza de resultas. Si la sentencia es
de remate, se puede cumplir pero se suspende el pago hasta la resolución del
recurso. Por el contrario, si apela el ejecutante, se concede en ambos efectos y se
suspende el procedimiento en primera instancia (Art. 195 del CPC).
iii. Recurso de Casación: Procede tanto en la forma como en el fondo pero
no suspende el cumplimiento del fallo dictado por el tribunal a quo.
iv. Recurso de Queja: No procede por el Art. 545 del COT.
a) Renovación de la Acción Ejecutiva: (Art. 477 del CPC) La regla general es que la
sentencia pronunciada en un juicio ejecutivo, produzca cosa juzgada respecto de
cualquier juicio ejecutivo posterior entre las mismas partes, sobre el mismo objeto y
por la misma causa. Sin embargo, esta regla reconoce una importante excepción. En
efecto, en el evento que se dicte una sentencia absolutoria, que rechace la
demanda ejecutiva en virtud de haber acogido alguna de las excepciones que a
continuación se indican, el demandante queda facultado para volver a demandar
en un juicio ejecutivo posterior, sin que opere la cosa juzgada. Las excepciones cuyo
acogimiento no impiden al ejecutante volver a demandar son las siguientes:
i. Incompetencia del Tribunal.
ii. Incapacidad.
iii. Ineptitud del Libelo.
iv. Falta de Oportunidad en la Ejecución: Esta es una causal genérica, pero que
puede incluirse en las excepciones de los números 7 u 11 del Art. 464 del CPC. En
todo caso, tiene 2 alcances:
- Restrictivo: se vincula solo al plazo, como cuando el ejecutante quiere cobrar
la obligación antes de ser exigible.
- Amplio: Se relaciona no solo con el tiempo sino también a la falta de requisitos
de carácter externo que pueden ser subsanados por los medios que la ley
indica (ej: beneficio de excusión, diversas situaciones del Nº 7 del Art. 464 del
CPC, la mora purga la mora, etc.)
Como puede apreciarse, se trata de casos específicos, vinculados a excepciones de
carácter puramente dilatorio, en que el legislador permite volver a demandar, toda
vez que es posible que en el intertanto, el demandante subsane los vicios que
motivaron el rechazo de su primitiva demanda. Para que opere esta "renovación", no
es necesario que el ejecutante pida un pronunciamiento al respecto, ni que el
tribunal lo reconozca en el fallo, pues opera por el solo ministerio de la ley. No
obstante, es preciso que la sentencia se encuentre ejecutoriada, porque de lo
contrario, daría lugar a litis pendencia.
b) Reserva de Acciones y Excepciones: La regla general es que la sentencia
ejecutoriada pronunciada en el juicio ejecutivo, produce cosa juzgada respecto de
un juicio ordinario posterior. La excepción, es precisamente el caso en que haya
operado la reserva de acciones y excepciones. A diferencia de la renovación, la
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b) Bienes Inembargables: El principio general en esta materia, es que todos los bienes
son embargables (Art. 2465 del CC - derecho de prenda general). Sin embargo, por
razones superiores de solidaridad social y por la función social de la ley, existen
determinados bienes que se excluyen de esta regla. No obstante, la
inembargabilidad es renunciable en virtud de la norma común del Art. 12 del CPC, ya
sea en forma expresa (consta en un documento) o tácita (el deudor no opone un
incidente de exclusión de embargo), salvo que se trate de aquella inembargabilidad
establecida a favor de la familia o de la comunidad (Art. 445 números 8, 7, 1 y 13 del
CPC). Conforme a la norma antes aludida, son inembargables los siguientes bienes:
i. Sueldos, gratificaciones, pensiones, jubilaciones y montepíos.
ii. Remuneraciones de empleados y obreros conforme a los artículos 40 y 153 del
Código del Trabajo.
iii. Pensiones alimenticias forzosas.
iv. Rentas periódicas que el deudor cobre a una fundación o que reciba por la mera
liberalidad de un tercero, en la parte en que sean necesarias para su sustento y
de su familia.
v. Fondos que gocen de este beneficio, conforme a la Ley Orgánica del Banco del
Estado de Chile.
vi. Pólizas de seguro de vida y las sumas pagadas por el asegurador en virtud de
ellas.
vii. Sumas pagadas a empresarios de Obras Públicas durante la ejecución de los
trabajos, salvo que se trate de deudas a los trabajadores o a proveedores.
viii. El inmueble que sirve de habitación al deudor y su familia, siempre
que su avalúo fiscal no sea superior a 10 sueldos vitales, y los muebles que
guarnecen el hogar.
ix. Libros relativos a la profesión del deudor, hasta el valor de 50 UTM a elección del
deudor.
x. Máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la enseñanza de alguna
ciencia o arte, hasta el mismo valor antes indicado.
xi. Uniformes y equipos militares.
xii. Objetos indispensables para el ejercicio personal del arte u oficio del deudor, haya
por la suma de 50 UTM a elección del deudor.
xiii. Utensilios caseros y de cocina, alimentos y combustible necesarios
para un mes.
xiv. Objetos que el deudor posee fiduciariamente.
xv. Derechos personalísimos.
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ii. En relación con el dueño de los bienes embargados: El embargo, por regla
general, no lo priva del uso ni del goce, pero si de la facultad de disposición de los
bienes. No obstante, si el depositario es una persona distinta del dueño, también
quedará privado del uso y goce.
iii. En relación con los acreedores: El embargo no constituye causal de preferencia
para el pago, ni mejora los derechos de los acreedores.
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ii. Fijación de Día y Hora para el Remate: (artículo 488 del Código de Procedimiento
Civil) Esta fijación ha de anunciarse por lo menos cuatro veces mediante avisos en
un diario de la comuna. El primer aviso debe preceder al remate en no menos de
15 días. Los avisos los prepara el secretario del tribunal, y deben contener los datos
suficientes para que quien lo lea pueda identificar la causa, los valores y los bienes
a rematar.
iii. Bases del Remate: Es un documento que contiene la determinación de los bienes
a rematar, la fecha de pago y entrega, la postura mínima, garantías y demás
condiciones del remate. Normalmente las elabora y presenta el ejecutante, a lo
cual el tribunal provee "como se pide, con citación" (artículo 491 del Código de
Procedimiento Civil). Si fuesen objetadas por el deudor y no existiese acuerdo
entre las partes, las bases las determinará el juez, pero con las siguientes
limitaciones:
- La postura mínima no puede ser inferior a los dos tercios del valor de tasación.
- El precio de adjudicación debe ser pagado al contado.
- Los interesados deben rendir una garantía para poder hacer posturas.
iv. Citación a los Acreedores Hipotecarios: Es preciso cumplir con este trámite para
obtener la purga de las hipotecas, esto es, la extinción de estas garantías. Citados
los acreedores, estos disponen del término de emplazamiento del juicio ordinario
para manifestar su decisión, por lo que el remate no puede verificarse antes de 15
días de la citación. Los acreedores de grado preferente, pueden optar entre exigir
el pago o mantener su crédito s aún no se ha devengado.
v. Autorización para Enajenar: Eventualmente, si el bien se encuentra embargado en
otro tribunal, el ejecutante debe solicitar al tribunal de la causa que remita oficio
al otro juzgado, a fin que autorice la venta.
vi. Publicación de Avisos: (Art. 489 del CPC) Una vez practicadas las cuatro
publicaciones, debe dejarse constancia de ello en el expediente, normalmente a
través de un certificado del secretario y un recorte de los diarios respectivos.
vii. Remate: Es preciso distinguir las distintas situaciones que pueden verificarse:
- Hay Postores: El juez deberá calificar la caución de los interesados y luego
proceder al remate en pública subasta, partiendo de la postura mínima fijada.
Tras la adjudicación se levanta un acta que hace las veces de escritura
pública para los efectos del artículo 1801 del Código Civil (artículo 496 del
Código de Procedimiento Civil).
- No hay Postores: (artículo 499 del Código de Procedimiento Civil) El acreedor
puede solicitar que se le adjudiquen los bienes por un valor equivalente a los
dos tercios de la tasación, o bien, que el tribunal reduzca prudencialmente la
postura mínima (no se puede reducir mas de un tercio) y proceda a un nuevo
remate. Si tampoco hubieren postores a este segundo remate por los dos
tercios del nuevo avalúo, el acreedor puede pedir que se le adjudiquen los
bienes por el valor mínimo, que se saquen a remate por tercera vez pero con el
precio que el juez determine, o bien, que se le entreguen los bienes en PRENDA
PRETORIA.
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saquen nuevamente a remate, pero los plazos de los avisos se reducen a la mitad. El
deudor puede además recuperar los bienes, pagando la deuda y las costas.
Finalmente, el acreedor podrá siempre sustituir la prenda por la solicitud de su
enajenación en un nuevo remate, u optar por pedir la sustitución del embargo.
viii. Otorgamiento de Escritura Pública: Dado que el acta del remate no es título
suficiente para la tradición del inmueble, debe suscribirse una escritura pública
entre el adjudicatario y el Juez, en representación del deudor. Debe otorgarse
dentro de tercero día desde el remate y debe contener las siguientes menciones
mínimas:
- Todos los antecedentes del juicio que demuestren su plena validez y eficacia.
- Todos los antecedentes relativos al remate.
- Antecedentes relativos a la purga de las hipotecas (si procede)
Suele discutirse que ocurre si el adjudicatario de los bienes desiste de su intención
y no concurre a suscribir la escritura.
Existen 2 tesis a este respecto:
1) La primera sostiene que el adjudicatario se encuentra obligado a suscribir la
escritura, toda vez que la venta se encuentra perfecta, y el acta es título
ejecutivo, siendo la escritura sólo un requisito para poder hacerla tradición.
2) Otros en cambio sostiene que el adjudicatario no se encuentra obligado a
firmarla, pero que como sanción perderá la garantía otorgada, conforme lo
previene el artículo 494 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, ya que el acta
no es título ejecutivo.
j) Nulidad de la Subasta: La pública subasta puede ser atacada desde un doble punto
de vista, esto es, como nulidad procesal o como nulidad sustancial.
i. Nulidad Procesal: La subasta será procesalmente nula cuando el vicio sea de
carácter procedimental, debiendo ser solicitada y declarada durante el curso del
juicio. Nuestra jurisprudencia ha indicado que la nulidad procesal sólo podrá
alegarse hasta la dictación de la resolución que ordena extender la escritura
pública de adjudicación.
ii. Nulidad Sustancial: Se produce cuando el vicio se encuentra vinculado a la
compraventa misma que se verifica en la subasta, y de ella debe reclamarse en
un juicio ordinario posterior.
k) Realización del Derecho de Gozar de una cosa o de Percibir sus Frutos: Cuando lo
que se ha embargado es precisamente este derecho, el acreedor puede pedir que
se de en arrendamiento o que se entregue en prenda pretoria este derecho. El
arrendamiento se entrega en remate público, cuyas condiciones serán prefijadas por
el tribunal en audiencias verbales con las partes. (artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil).
10. Las Tercerías en el Juicio Ejecutivo: Sabemos que un tercero es aquel sujeto de la
relación procesal que no es parte originaria, pero que interviene para proteger intereses
que pueden verse afectados por la sentencia que se dicte en dicho juicio. La regla
general respecto de la intervención de terceros en juicio, es la que establecen los
artículos 22 y 23 del Código de Procedimiento Civil, distinguiendo entre terceros
coadyuvantes, independientes y excluyentes. En el juicio ejecutivo en particular, las
tercerías que este admite son de un carácter eminentemente excluyente, aunque la de
pago podría considerarse como coadyuvante.
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d) Tercería de Pago: Esta tercería sólo tiene cabida cuando el deudor carece de otros
bienes embargables, además de los ya embargados en el procedimiento principal, y
su objeto es que la distribución de los fondos se haga a prorrata de los acreedores
valistas. Evidentemente, el tercero debe contar con un título ejecutivo perfecto y su
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11. Juicio Ejecutivo por Obligación de Hacer: Sabemos que cuando se trata de
obligaciones de hacer, el artículo 1553 del Código Civil, concede al acreedor una
triple alternativa para proceder contra el deudor:
a) Apremiar al deudor para la ejecución de la prestación;
b) Solicitar autorización para hacerla ejecutar por un tercero a expensas del deudor;
c) Reclamar la indemnización de los perjuicios.
Las primeras dos alternativas pueden hacerse efectivas a través de este procedimiento,
en tanto que la indemnización de perjuicios sólo puede perseguirse a través de un
procedimiento ordinario.
Los requisitos de procedencia de este procedimiento son los mismos que en el juicio
ejecutivo por obligación de dar, con la sola diferencia que en vez de exigirse que la
obligación sea líquida, es preciso que la obligación se encuentra determinada, esto es,
que se encuentre suficientemente precisado el objeto sobre el cual recae la obligación
de hacer. Según este objeto, que puede ser de 2 clases diferentes, distinguimos 2
variantes de este procedimiento:
a) Suscripción de un Contrato o Constitución de una Obligación: En este caso, el
procedimiento es idéntico al juicio ejecutivo por obligación de dar, con las siguientes
particularidades:
i. El requerimiento consiste en apercibirla deudor para suscribir el documento dentro
del plazo que fije el tribunal.
ii. Si no lo suscribe, opera el apercibimiento consistente en que el juez puede
suscribirlo en su representación.
b) Ejecución de una Obra Material: También es básicamente el mismo procedimiento,
pero el requerimiento consiste en emplazar al deudor para que cumpla su
obligación, fijándole un plazo al efecto (artículo 533 del Código de Procedimiento
Civil). Si el deudor no opone excepciones o estas son rechazadas, y no cumple su
obligación, nacen para el acreedor dos derechos:
i. Solicitar al tribunal que lo autorice para efectuarla obra a través de un tercero,
con cargo al ejecutado (artículo 536 del Código de Procedimiento Civil). En este
caso debe presentar un presupuesto, que si es objetado por el deudor, será
reemplazado por el que fije un perito (artículo 537 del Código de Procedimiento
Civil). Determinado el valor, el deudor deberá consignarlo dentro de tercero día, y
si no lo hace, se procederá a embargarle y rematarle bienes conforme a las
disposiciones del juicio ejecutivo por obligación de dar.
ii. Solicitar al tribunal que apremie al deudor para que ejecute la obra, ya sea
porque le satisface mas o porque se trata de una obligación personalísima. El
apremio es un arresto hasta por 15 días o una multa proporcional (artículos 542 y
543 del Código de Procedimiento Civil)
12. Juicio Ejecutivo por Obligación de No Hacer: En principio, se aplican las mismas reglas
del procedimiento ejecutivo por obligación de hacer, con las siguientes modificaciones:
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