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UNIVERSIDAD DE ANTOFAGASTA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES


CURSO DE DERECHO PROCESAL
PROCESAL CIVIL
Prof. Jorge Cortés-Monroy de la Fuente
Prof. Juan Paulo Ovalle Cerpa

DERECHO PROCESAL CIVIL


JUICIO, PROCESO Y PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
Al iniciar el estudio de estas materias, debemos hacer algunas distinciones que
resultan fundamentales para una cabal comprensión de los diferentes elementos centrales
que constituyen el objeto de nuestra preocupación en el estudio del derecho procesal civil.
En efecto, debemos distinguir claramente que entenderemos por juicio, por proceso y por
procedimiento.1

1- El juicio:
“Es una controversia jurídica, actual, entre partes, sometida al conocimiento y
resolución de un tribunal.”
Elementos copulativos que componen esta definición de juicio.
1- Que exista una controversia: La controversia se produce cuando alguien resiste una
pretensión hecha valer en su contra.
2- Que la controversia, sea jurídica: Para que la controversia sea jurídica, debe versar sobre
aspectos legales o sobre hechos con relevancia jurídica que se promuevan en el orden
temporal.
3- Que la controversia jurídica, sea actual: Para que la controversia jurídica sea actual,
debe tratarse de derechos comprometidos y no de meras expectativas.
4- Que la controversia jurídica y actual, lo sea entre partes: Para que la controversia jurídica
y actual, sea entre partes, se requiere que ella se verifique entre personas (naturales o
jurídicas) que sostengan pretensiones o posiciones contrarias o antagónicas. A lo menos
deben existir dos partes, demandante y demandado.
5- Que la controversia jurídica, actual y entre partes, esté sometida al conocimiento y
resolución de un Tribunal: Conforme a esta exigencia, la controversia jurídica, actual y entre
partes, debe estar entregada al conocimiento y decisión de un tribunal que ejerza función
jurisdiccional. Art. 5 º del COT.

2- El proceso. 2
En el entendido común y genérico de la expresión, proceso, es el conjunto de las
fases sucesivas de un fenómeno, sea este químico, físico, psicológico o jurídico. La expresión
proceso, viene de procedere, lo que indica secuencia, continuidad, desarrollo. En este
sentido debemos tener en consideración que la denominación “proceso” esta referida a la
circunstancia que hay que ejecutar una serie de actos procesales para que el juez dicte
sentencia. No basta tener la razón, hay que saber expresarla, es necesario que se entienda
esa razón y se le reconozca y el mecanismo o método que permite expresar y que se
reconozca por el tribunal la razón, es el proceso.
Según el profesor Quezada Meléndez, proceso, en sentido corriente, es acción de ir
hacia adelante, y evidencia un conjunto de actos para conseguir un fin, como un proceso
económico o químico. En sentido jurídico, el proceso persigue un fin jurídico, como el
proceso legislativo de elaboración de la ley, el proceso ejecutivo de dictación de un
decreto o el proceso jurisdiccional de resolver un litigio.3
Agrega el profesor Quezada, que específicamente, la expresión proceso
corresponde a la actividad jurisdiccional, a la función de los jueces, e indica una serie de

1 Casarino Viterbo, Mario. Manual de Derecho Procesal (Derecho Procesal Civil) Tomo IV. 6º Edición. Editorial Jurídica de Chile. Colección
Manuales Jurídicos. Santiago de Chile. Año 2011. Página 11.
2 Carnelutti, Francesco. “Como se hace un proceso”. Monografías Jurídicas. Editorial Temis. Bogotá-Colombia. Año 2004. Páginas 23-29.
3 Quezada Meléndez, José; Introducción al Derecho Procesal. Editorial Fallos del Mes. Santiago de Chile. Edición 1983. Página 11.

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actos destinados a conseguir un fin y, que es, que el órgano jurisdiccional resuelva, falle un
litigio, un juicio o como lo dice Calamandrei, indica la serie de actividades que se deben
llevar a cabo para llegar a tiempo para obtener la providencia jurisdiccional.
Uno de los elementos del juicio, es el sometimiento al conocimiento y resolución de un
tribunal y, el instrumento o mecanismo para ventilar el juicio, es el proceso.
El proceso es, en sí mismo, un método de debate. En él participan elementos
humanos: jueces, auxiliares, partes, testigos, peritos, etc., los cuales actúan según ciertas
formas preestablecidas en la ley. Esas formas regulan la producción de actos jurídicos
procesales, vale decir, de actos humanos dirigidos por la voluntad jurídica.
El proceso, según el decir del Profesor Uruguayo don Eduardo Couture4, sirve para
resolver un conflicto de intereses. Todo proceso, en sentido jurídico estricto, presupone uno
o más conflictos y es un medio idóneo para dirimirlos por acto de la autoridad. El proceso
tiene, como finalidad, hacer cesar el conflicto, mediante un debate pre-ordenado, por
acto de la autoridad.
El proceso “es la solución instrumental o mecanismo proporcionado por el Estado a
los particulares, destinado a conocer y resolver un conflicto jurídico actual, entre partes”, el
Estado, a través de los órganos designados para tal efecto, conoce y resuelve el juicio que
las partes someten a su decisión mediante un proceso.
Según Pietro Calamandrei5 el proceso, en un sentido jurídico procesal, “es la serie de
actividades que tienen por finalidad llegar a obtener la decisión o providencia
jurisdiccional”. Niceto Alcalá Zamora dice a su vez que, el proceso, “es el medio jurídico
para la dilucidación jurídica de una pretensión litigiosa”. Eduardo Couture, por su parte,
como ya hemos señalado previamente, define el proceso, “como la secuencia o serie de
actos que se desenvuelven progresivamente con el objeto de resolver, mediante un juicio
de autoridad, el conflicto sometido a su decisión.” Entre los autores latinoamericanos, don
José Quezada Meléndez6, distinguido procesalista, chileno, conceptúa el proceso como “la
serie de actos procesales, que desenvuelven conjuntamente la acción y la jurisdicción.”

¿Cuál es la naturaleza jurídica del proceso?


Históricamente, entre los autores franceses, Pothier7 nos enseñaba que el proceso es
un contrato. Esta idea de Pothier la desarrollaba en su Tratado de Las Obligaciones (Traeité
des obligations) y que no desarrollaba en su Tratado de los Procedimientos (Traité de la
procédure), se refería al proceso, en relación a la cosa juzgada, idea que era
rigurosamente romana. Como es sabido, el proceso romano primitivo fue una especie de
arbitraje privado, condición que se fue luego perdiendo con el andar del tiempo.
En el siglo XVIII, la idea fue examinar los fenómenos jurídicos y sociales bajo la figura
del contrato y, sino basta recordar el Contrato Social – Du Contrat Social - de Juan Jacobo
Rousseau.8 Por ello, fueron concebidos como contratos, el matrimonio, la letra de cambio,
la asociación, etc., y como ya hemos dicho, la convivencia social. Entre el pensamiento de
Pothier cuando fundamenta la cosa juzgada en el contrato privado y el pensamiento de
Rousseau cuando busca la explicación de la convivencia humana en el contrato social,
existe una diferencia de escala, pero no de esencia. El pensamiento de Pothier es
microscópico; y el pensamiento de Rousseau es macroscópico.9

4 Couture, Eduardo J.; “Introducción al Estudio del Proceso Civil”. Ediciones Desalma. Buenos Aires - Argentina. 2ª Edición. Año 1988. Página xxx.
5 Calamandrei, Pietro, “Instituciones de Derecho Procesal Civil”. Editorial xxxx. Año 1996. 3 volúmenes. Página xxx.
6 Quezada Meléndez, José; “Disposiciones Comunes a Todo Procedimiento”. Digesto Ediciones Limitada. Santiago de Chile. Edición 1999. Página xxx.
7 Pothier, Robert Joseph (1699 - 1772). “Traité des obligations” (1761).
8 Rousseau, Jean Jacques. El Contrato Social. Aguilar-Altea, Taurus, Alfaguara. Buenos Aires. 2010.
9 Sobre toda esta tendencia, puede verse a Pothier, “Obligations”, parte IV, capítulo 3, Sección 3; Demolombe, Tomo XXX, página 383; Aubry y Rau, Tomo VIII,

página 372. Couture, Eduardo J., “Introducción al Estudio del Proceso Civil”, Ediciones Desalma, Buenos Aires, página 48.

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Estas ideas, que partían de una concepción puramente contractualista, privada o


privatista del proceso, pues sólo consideraban la posición que en él tienen las partes, no
tomaban en consideración el cometido de protagonista que corresponde en el proceso al
juez y, fueron superadas en el tiempo, por las doctrinas conocidas bajo la denominación
“de la relación procesal”10 y “de la situación procesal”.
Para la primera de ellas, la denominada doctrina de la relación procesal, el proceso
es una relación jurídica, en la cual las partes entre sí y ellas con respecto al juez, se hallan
ligadas por una serie de vínculos, no solo de carácter material sino también de carácter
procesal. Negando la existencia de tal relación jurídica, la denominada doctrina de la
situación procesal por su parte, concibe el proceso, tan sólo, como un conjunto de cargas,
de expectativas y caducidades.
Finalmente, dos corrientes doctrinarias nuevas, han tratado de abarcar el proceso en
una concepción unitaria. Por una parte se sostiene que éste es una unidad jurídica
compleja y por otra parte se sostiene que el proceso es una institución.11

3- El Procedimiento - Los Procedimientos.


El procedimiento es un fenómeno dinámico que tiene una serie de actos procesales,
de las partes y del tribunal. Si estos actos no tuvieran un orden preestablecido en el cual
deben verificarse, tendrían que ejecutarse arbitrariamente, desordenando el fenómeno.
Por ende, se impone el orden, que los actos procesales tengan un camino definido,
preestablecido en el procedimiento real y concreto, desarrollado por el legislador en la ley
procesal. Así, se dice que a la demanda sigue la contestación de la demanda, se está
hablando de un procedimiento, entendiendo éste como una “secuencia ordenada de
actos procesales” o bien como una “forma pre-ordenada y armónica de los actos
procesales”. Lo que diferencia al proceso (uno de otro), es el procedimiento, de lo
contrario todos los procesos serían iguales. Podemos establecer si se quiere, una relación de
género a especie, el proceso, es el mecanismo general, aceptado como el instrumento
adecuado para la resolución de los conflictos jurídicos, el procedimiento, en cambio, es el
instrumento preciso y ordenado, mediante normas jurídicas, mediante el cual se resuelve el
tipo de conflictos de que se trata. Así, se hablará entonces de procedimiento ordinario o de
procedimiento sumario, de procedimiento civil o de procedimiento penal, etc.
El procedimiento, entonces puede conceptuarse como “el conjunto de normas
jurídicas que señalan como debe desenvolverse el proceso y que deben ser respetadas
tanto por el juez como por las partes”. El proceso está constituido por una serie vinculada,
directa o indirectamente, de actos procesales, (mecanismo de resolución de los conflictos
jurídicos) pero estos actos procesales que lo integran en cada procedimiento, no quedan
entregados a la voluntad del juez o de las partes, sino que se encuentran regulados
expresa y anticipadamente por el legislador en la ley, entonces, a este conjunto de normas
jurídicas que establecen el instrumento particular de resolución de un tipo de conflicto
jurídico, se les denomina procedimiento.

10 La doctrina de la relación procesal ha sido desarrollada, principalmente por algunos autores alemanes. Así por ejemplo, Von Bülow, “Die Leeré von den
Prozesseinreden und die Prozessvoraussetzungen”, 1868, o Kohler, “Der prozess als Rechtsverhaltniss”, 1888. De allí la tomó la doctrina Italiana, en muy
abundantes contribuciones que pueden verse resumidas en Segni, “Procedimiento Civile, en Nuevo Digesto Italiano”, Tomo X, página 554; o españoles como
Silva Melero, “Contribución al Estudio de la Relación Procesal”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Tomo 2, página 501; o americanos, como
Machado Guimaraés, “A instancia e a relacao processual”, Río de Janeiro, 1939.
11 La idea de que el proceso es una institución se hallaba ya apuntada en el pensamiento de Wach, “Der Rechtschutzansprunch, en Zeitschrift fur deutschen

Zivilprozess”, Tomo 32, página 5. Entre los autores franceses que, en otro plano, han desarrollado la idea de la institución, la misma idea se encuentra insinuada;
así, Hauriou, “Principes de droit public”, Segunda Edición, París 1916, página 109, y Renard, “La Theorie de l´institution. Essai d´ontologie juridique”,
París, 1930, página 239, nota 2, 273 y 446, nota 2. Posteriormente fue tomada, con nuevo aliento por Guasp, “Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil”,
Madrid, 1943, Tomo 1 página 17, a quien sigue French, “Curso Elemental de Derecho Procesal Penal”, Barcelona, 1945, Tomo 1 página 12; por De Pena y
Castillo Larrañaga, “Instituciones de Derecho Procesal Civil”, Méjico 1946, página 162. Eduardo Couture, “El Proceso como Institución”, Revista Jurídica
de Córdoba, 1949, página 405 y en el volumen de Estudios en Honor de Enrico Redenti.

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Diferencias entre lo que entendemos por proceso y por procedimiento.


1. Proceso es el fenómeno, la serie de instrumentos procesales destinados a resolver los
conflictos jurídicos y el procedimiento, es la forma ordenada legislativamente de este
fenómeno, mediante la consagración de actos procesales determinados.
2. Las finalidades del proceso son distintas que las del procedimiento. El proceso tiene
una finalidad fundamental, permitir la resolución de los conflictos jurídicos, mediante la
realización de la acción y de la jurisdicción, en cambio, el procedimiento tiene una
finalidad meramente formal, ordenar los actos procesales que conducen a la resolución del
conflicto.
3. El proceso puede tener varios procedimientos pero el proceso, como fenómeno o
mecanismo de resolución de conflictos, es uno sólo. En cambio, los procedimientos pueden
ser múltiples, según la naturaleza de la pretensión, la materia, la cuantía, etc.
En relación a esta materia, puede verse, los comentarios del profesor Quezada
Meléndez, en su libro “Introducción al Derecho Procesal”, obra citada, página 15.

CAPÍTULO PRIMERO
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS PROCEDIMIENTOS

1. LOS PROCEDIMIENTOS - CONJUNTO DE NORMAS JURIDICAS Y DE LAS FORMALIDADES


LEGALES, QUE PERMITEN CONSTITUIR EL PROCESO.
Por lo que hemos señalado precedentemente, la noción de procedimiento sólo se
puede entender, en el ámbito del Derecho Procesal, comprendiendo su relación directa
con la noción de proceso.
Como cuestión inicial, debemos precisar que, aun cuando es usual, que se utilicen
ambas expresiones en forma indiferenciada y que existe una estrecha vinculación entre
ellas, claramente como hemos dicho en los párrafos anteriores, representan realidades que,
por una serie de razones, conviene distinguir.

1.1 El proceso en sentido jurídico restringido o juicio.


El proceso, es un mecanismo o método que opera o se aplica en un caso concreto
para producir una decisión, que pondrá término en forma definitiva a un determinado
conflicto de relevancia jurídica, surgido entre dos o más personas. Luego, en este sentido,
restringido por cierto, cada proceso es único, constituye en términos precisos un juicio.
El proceso desde este punto de vista, restringido, es una unidad, se comprueba
porque existen diferentes mecanismos para individualizarlo. Así, en nuestro sistema jurídico,
tratándose de un proceso singular, como son la inmensa mayoría, se lo identifica con el
primer apellido de ambas partes y también con un número, llamado Rol del proceso o de
la causa, que ahora último se fija por año y antiguamente era un número correlativo desde
los inicios del Tribunal respectivo y, es asignado por cada tribunal por regla general, hoy en
día, en las ciudades asiento de Corte de Apelaciones, es asignado por la Oficina Central
de Distribución de Causas, de la Corte de Apelaciones respectiva. Por ejemplo, "MARTÍNEZ
con RODRÍGUEZ" Rol N° 1354-2001, del Primer Juzgado de Letras de Antofagasta.
Como cada proceso se constituye para solucionar un conflicto específico entre
determinadas personas, no se admiten dos procesos idénticos, debiendo anularse el
segundo, lo que puede conseguirse a través de la excepción de cosa juzgada, si el primero
ya ha terminado, o a través de la excepción de litis-pendencia, si el proceso aún se
encuentra pendiente de resolución.

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A partir de aquí, un proceso en sentido restringido (juicio), puede ser definido como:
“la actividad que desarrollan las partes y el tribunal para producir un juicio jurisdiccional,
que declare el derecho de las partes en un caso concreto”.
Evidentemente en una sociedad tan compleja como la actual, cada año surgen
millones de juicios, para poner término a una infinidad de conflictos de la más diversa
índole. En este sentido, juicio, es sinónimo de contienda o controversia actual que se
produce entre dos o más personas sobre un derecho que se somete al fallo de un tribunal.12
Lo singular del proceso es que se compone de actividad, es decir, de lo que hacen
determinadas personas, muy lejos de ser una cosa material. Es cierto que desde un punto
de vista - que podríamos calificar como estático - esa actividad se puede descomponer en
un “conjunto de actos sucesivos” o en “una sucesión de actos”, que es como
tradicionalmente se suele definir al proceso en sentido restringido o juicio.
Esta “actividad” que constituye cada proceso, necesariamente proviene de dos
fuentes diferentes: Las partes y el Tribunal.
a) De las partes, que son las personas, naturales o jurídicas, entre las que se plantea la
disputa de relevancia jurídica y quienes solicitan que sea resuelta por un tribunal, conforme
a Derecho. Su actividad, de inicio y desarrollo del proceso, es lo que constituye la acción
procesal.
b) Del tribunal, que es el órgano estatal que debe emitir - como resultado de su propia
actividad y de la actividad de las partes, haciendo aplicación de las normas jurídicas
correspondientes - la decisión que venga a resolver definitiva e irrevocablemente la
controversia, estableciendo el derecho de cada una de ellas. Esta actividad, la de resolver
definitiva e irrevocablemente la controversia, es la que constituye la jurisdicción, que
actualmente el Estado ha reservado para si y que ejerce a través de los jueces.
Entonces, queda claro que el proceso se constituye en un sofisticado mecanismo o
método en el cual se permite que los propios interesados en una decisión puedan
participar en su formación, interactuando con los jueces, expertos conocedores de las
normas jurídicas y con las facultades necesarias para obligar a las personas a observar una
determinada conducta y aceptar sus decisiones.
La finalidad del proceso es obtener un juicio, el que se forma, precisamente, a través
del proceso que, entonces, se constituye como decían los romanos, en un processus
iudicii.13/14 Por eso es que en lenguaje común se identifica el proceso - con el juicio,
sinonimia rigurosamente exacta.
Luego, el proceso está dotado de una profunda legitimidad, ya que deben ser
siempre oídos y pueden intervenir a lo largo de todo su desarrollo, las personas que van a
ser afectadas por la decisión judicial que se adopte en el mismo y, que esta contenida en
la sentencia que se dicte por el órgano jurisdiccional, que es la resolución judicial que pone
término al proceso o juicio concreto.
Efectivamente, la sentencia, constituye la expresión formal del juicio, y una vez
terminado definitivamente el proceso o juicio, en todas sus instancias y recursos, se
transforma en la solución definitiva e irrevocable al conflicto o problema planteado al juez
de la causa.

1.2. El procedimiento y los procedimientos


El proceso jurisdiccional se caracteriza fundamentalmente porque la actividad que
desarrollan las partes y el tribunal no es libre, sino que se encuentra reglada
exhaustivamente por normas jurídicas preestablecidas. Esta regulación jurídica
12 Casarino Viterbo, Mario. Ob. Cit. Pág. 11.
13 Petit, Eugenio. Tratado Elemental de Derecho Romano. Xxxxxxxxxxxxx. Página xxx.
14 Guzmán Brito, Alejandro. Derecho Privado Romano. Editorial Jurídica de Chile. Tomo I. Págs. 214 y siguientes.

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preestablecida en la ley, es la que constituye los diversos procedimientos, que el sistema


procesal pone a disposición de los ciudadanos, que necesitan iniciar un proceso judicial
para obtener una decisión jurisdiccional.
En consecuencia, los procedimientos son indispensables para constituir cada uno de
los procesos, ya que si faltan no habrá un cauce, un orden, ni formas preestablecidas para
que las partes y el tribunal puedan actuar, demostrándose así la inescindible relación entre
ambos términos: procedimiento-proceso.
Por eso, los procedimientos pueden ser definidos entonces como: “el conjunto de
formalidades preestablecidas por normas jurídicas, contenidas en diversas fuentes formales,
que el ordenamiento jurídico pone a disposición de las personas, para constituir en
conjunto con el respectivo tribunal, un proceso jurisdiccional.”
Estando constituidos los procesos por normas jurídicas, resulta que los procedimientos
son obligatorios para las partes y para el tribunal. Pero, como cualquier regulación jurídica
normativa, actualmente se encuentra sujeta al respeto de ciertas garantías esenciales,
establecidas fundamentalmente en la Constitución Política de la República, que no
pueden ser sobrepasadas en el establecimiento o consagración de un concreto
procedimiento. Es decir, en otras palabras, no se puede establecer como "proceso" un
remedo de tal, que no cumpla efectivamente con las exigencias mínimas para ser
considerado como un proceso, que han sido elevadas a la categoría de garantías
constitucionales, tales como, por ejemplo, la independencia e imparcialidad del tribunal; el
derecho de defensa de ambos litigantes; la igualdad entre las partes, etc.15
Cabe hacer presente, que las reglas que constituyen los procedimientos se
encuentran en múltiples fuentes formales, no sólo en la ley, sino que también, en los
Tratados Internacionales, en los Autos Acordados o Instrucciones de los propios Tribunales,
en los Reglamentos y Decretos de autoridades del Poder Ejecutivo, en Instructivos o
Resoluciones de organismos públicos (como por ejemplo, del Servicio de Impuestos Internos,
de la Contraloría General de la República, del Ministerio Público, etc.), en los usos y
costumbres de los tribunales, etc.
Esto ocurre, a pesar de que en nuestro país, se consagra constitucionalmente una
reserva legal, establecida por el constituyente en la carta fundamental, que dispone que
serán materias de ley, las que sean objeto de codificación procesal 16, lo que incluye a los
Códigos de Procedimiento. A esto se añade que, según la misma Ley Fundamental,
corresponde al legislador no a otras fuentes productoras de normas, establecer las
garantías de un racional y justo procedimiento en toda clase de materias.17.
Sin embargo, en la práctica existen procedimientos completos, aunque breves,
establecidos para tramitar juicios particularmente relevantes, que están contenidos en
Autos Acordados de la Corte Suprema, como acontece por ejemplo, con las Acciones
Constitucionales de Protección18, con la Tramitación del Recurso de Amparo
Constitucional19; con la Tramitación del Recurso de Queja20, etc.
En otros casos, se trata de normas que se refieren a temas específicos, generalmente
de capital importancia para la tramitación de cualquier proceso, que incluso, a veces, han
sido dictadas contando con autorización o delegación legal, tales como los Autos
Acordados de la Corte Suprema sobre "La Forma de las Sentencias"21; "Sobre vista de la

15 Artículo 19 N° 3 de la Constitución Política de la República.


16 Artículo 63 N° 3 de la Constitución Política de la República.
17 Artículo 19 Nº 3 inciso 5° de la Constitución Política de la República.
18 Auto Acordado de la Corte Suprema, de fecha 24 de junio de 1992, modificado el 4 de mayo de 1998.
19 Auto Acordado de fecha 19 de diciembre de 1932.
20 Auto Acordado de fecha 6 de noviembre de 1972.
21 Auto Acordado de fecha 30 de septiembre de 1920.

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causa"22); sobre "Distribución de las Materias en Salas de la Corte Suprema, por


especialidades"23; sobre "Instrucciones respecto de documentos y expedientes que las
Cortes de Apelaciones ordenan traer a la vista y diligencias para mejor resolver que
decretan los Tribunales"24; sobre "Reglamento para la labor de los sábados y la distribución
de la jornada de trabajo en los Tribunales y Reparticiones Judiciales los días lunes y viernes
de cada semana", etc.25
También existen Acuerdos adoptados por las Cortes de Apelaciones, tales como
"Acuerdo de la Corte de Apelaciones de Santiago sobre distribución de la tramitación de
exhortos emanados de Tribunales Extranjeros", etc.26
Por otro lado, se encuentran Reglamentos o Decretos emanados del Ejecutivo.
A nuestro entender, esto es inevitable y una demostración de lo más evidente, de la
falacia legalista, de la que lamentablemente muchos juristas y abogados, siguen siendo
fervorosos partidarios en nuestro país - porque es imposible exigir - que toda la
reglamentación que constituye un procedimiento jurisdiccional esté establecida en la ley,
pues siempre y en cada uno de los miles de procesos, surgirán problemas o cuestiones
imposibles de prever por parte del legislador y habrá que acudir, en primer lugar, a otras
fuentes normativas: como la costumbre, las instrucciones judiciales, las prácticas
jurisdiccionales, etc.
Pero, como estas últimas seguirán siendo insuficientes, además hay que considerar
incluidos en esta regulación, los principios generales de derecho, las garantías
constitucionales y otros conceptos jurídicos relevantes, que son los que en último término
permitirán regular conforme a Derecho, la conducta de litigantes y jueces y constituir
procesos tolerables, racionales y justos para el ordenamiento jurídico. (Respetando la
garantía constitucional del debido o justo proceso).
Por su propia naturaleza, un buen procedimiento, será aquel que resulta, como el
más adecuado o idóneo para constituir el proceso que requieren las partes para obtener la
más pronta y justa decisión jurídica. En la práctica, ocurre frecuentemente que
procedimientos establecidos en la ley, son modificados total o parcialmente por los
operadores del derecho, el ejemplo más evidente en nuestro sistema de procedimientos
civiles, lo constituye el procedimiento sumario, que consagrado legislativamente, en base al
principio de la oralidad, jamás ha recibido aplicación en los términos previstos por el
legislador, desvirtuándose su principio rector, de tal manera, que hoy en la práctica diaria,
es un procedimiento escrito más.
Entonces, queda claro que el procedimiento es básicamente un instrumento para
poder constituir un proceso, que, a su vez, el proceso, es un instrumento para adoptar una
decisión jurisdiccional. Esto obliga a situar a ambos (procedimiento y proceso) en su
adecuada dimensión; ninguno constituye un fin en si mismo, sino que son los medios, los
mecanismos o los métodos puestos a disposición de las personas para conseguir soluciones
a los problemas más graves de convivencia social que se generan entre ellas.

22 Auto Acordado de fecha 2 de septiembre de 1994.


23 Auto Acordado de la Corte Suprema, de fecha 27 de marzo de 1996.
24 Auto Acordado de la Corte Suprema, de fecha 12 de agosto de 1963.
25 Auto Acordado de la Corte Suprema, de fecha 22 de diciembre de 1969.
26 Auto Acordado de la Corte de Apelaciones de Santiago, de fecha 4 de octubre de 1982.

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2. LOS PROCEDIMIENTOS - LAS NORMAS JURIDICAS QUE LOS CONSAGRAN Y LOS


PRINCIPIOS ESENCIALES DEL PROCESO Y DE LOS PROCEDIMIENTOS

Más allá de consideraciones de filosofía jurídica, parece evidente que el concepto


de proceso, como mecanismo, método o sistema de solución de los conflictos jurídicos, es
previo y anterior a cualquier reconocimiento normado, estando por ende, constituido por
elementos (contenido esencial de cualquier procedimiento), que jamás pueden ser
desconocidos por el legislador, en el establecimiento de los diversos procedimientos
concretos consagrados en la ley, así podemos reconocer:
- La concurrencia de las partes.
- La preexistencia de un tribunal, diferente a las partes que conoce y resuelve el
conflicto.
- La existencia de un conflicto de relevancia jurídica que las partes someten al
conocimiento y resolución del tribunal.
- La oportunidad de que las partes puedan exponer sus alegaciones.
- La oportunidad de que las partes puedan probar sus alegaciones.
- La posibilidad de que las partes puedan concurrir a la verificación de las diligencias
probatorias.
- Etc.
Todos ellos, son exigencias o elementos indispensables que deben necesariamente
observarse y consagrarse al normar un procedimiento concreto, para así, constituir algo
que posteriormente pueda ser considerado efectivamente como un proceso.
Por lo tanto, cualquiera que sea la fuente formal de consagración del proceso, las
normas que constituyen los respectivos procedimientos, deben respetar este contenido
mínimo, que constituye la esencia del proceso. De lo contrario, las normas jurídicas
señaladas, que no cumplan con esta exigencia, constituirán un remedo o una mera
imitación de lo que debe ser un proceso e infringen la garantía fundamental “del debido
proceso”, en otras palabras, serán una fórmula distinta para adoptar decisiones, que no
estará revestida de la precisión y de la legitimidad propia de las resoluciones de carácter
jurisdiccional. No existe, por lo tanto, libertad absoluta, ni siquiera para el legislador para
establecer los procedimientos, llamados posteriormente a constituir los concretos procesos
mediante los cuales se resolverá la cuestión jurídica controvertida, sino que siempre habrá
de respetarse en la consagración formativa de los procedimientos este contenido esencial
del proceso.
El conocimiento adecuado de los procedimientos, pero asumiendo el carácter
instrumental de los mismos, constituye uno de los saberes relevantes para los operadores
del área jurídica (abogados, jueces, fiscales, defensores, etc.), en especial, para quienes
ejercerán activamente la abogacía. No obstante, de acuerdo a lo señalado
precedentemente, es necesario hacer y considerar dos prevenciones al respecto:
a) El procedimiento regula - cuáles son las formalidades para constituir un proceso -, y
las normas de procedimiento no pueden sobrepasar los principios esenciales a todo
proceso, de modo, que tanto o más importante, que conocer las normas de
procedimiento, resulta necesario conocer los elementos constitutivos y esenciales de todo
proceso.
Estos elementos constitutivos y esenciales de todo juicio o proceso, actualmente han
sido acogidos y consagrados en la Constitución Política de la República de cada Estado,
como garantías constitucionales, fundamentalmente bajo la fórmula del justo o debido

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proceso, con instrumentos propios para conseguir su vigencia efectiva, que es


imprescindible conocer y aplicar en la tramitación de los concretos juicios.27
Los mecanismos para lograr la vigencia de las garantías constitucionales, se
caracterizan porque se imponen incluso a la voluntad del legislador, obligándolo en la
regulación formativa de los procedimientos, a respetar el contenido esencial de tales
garantías fundamentales.28
b) Constituyendo los procedimientos un conjunto de reglas jurídicas, para su estudio ha
de tenerse en cuenta que, como por lo demás, en general, acontece con cualquier norma
jurídica, ellas, son mandatos abstractos que corresponde aplicar a personas, sean como
partes o como integrantes de los tribunales llamados a intervenir en los procedimientos, de
modo que para conocerlos efectivamente, no basta con dominar la mera planificación
normativa o legal, sino que hay que estarse a la aplicación real que los usuarios realizan de
las normas jurídicas. De allí, que por mucho que una norma de procedimiento, disponga la
realización de determinados actos procesales de una forma legalmente establecida, no es
raro que en la práctica se realicen de otra, que es también necesario conocer para
intervenir en el juicio, por más que cada uno de nosotros, pueda discrepar de esa
aplicación práctica, considerando que la misma se aparta del mandato normativo que
consagra el respectivo procedimiento. Así ocurre por ejemplo, en la aplicación práctica
que se hace del procedimiento sumario, que consagrado legislativamente, como un
proceso esencialmente oral ha terminado siendo en la práctica judicial, un procedimiento
escrito.

3. LA PLURALIDAD DE PROCEDIMIENTOS EN CADA SISTEMA PROCESAL


3.1. La necesidad de establecer una variedad de procedimientos
En el último tiempo, la importancia que ha adquirido el proceso como método de
adopción de decisiones ante conflictos que se suscitan entre partes, ha sido trascendental,
de tal manera, que cada vez, es mayor el ámbito de materias en las que los ciudadanos
consideran necesario acudir a un juicio jurisdiccional para determinar sus derechos.
Como son tantos los juicios que se requieren y son tan diferentes los temas sobre los
que pueden recaer, los procedimientos que ofrece un sistema procesal, han debido ir
aumentando proporcionalmente. Por eso, es que ya no se puede contar como antaño, (en
el Derecho Romano Antiguo), con un par de procedimientos generales para conocer y
resolver las materias penales y otros tantos para conocer de los asuntos civiles, sino que se
han debido ir multiplicando y especializando los procedimientos consagrados
normativamente, según la naturaleza de los conflictos y de las cuestiones que se someten a
la decisión de los tribunales.
De todos modos, cabe agregar desde ya, que un elemental criterio de racionalidad
económica, aconseja evitar la absoluta dispersión de procedimientos, debiendo esmerarse
los ordenamientos jurídicos procesales, por establecer algunos procedimientos dotados de
las características adecuadas y de la flexibilidad necesaria, para constituir los procesos
necesarios para grandes géneros de materias, lo que actualmente se encuentra lejos de
acontecer en la mayoría de los ordenamientos jurídicos, especialmente en los países de
menor desarrollo social y económico.29

27 Artículo 19 N° 3 de la Constitución Política de la República.


28 Artículo 19 N° 26 de la Constitución Política de la República.
29 Concretamente, en Chile, de los alrededor de 3 millones de procesos que se constituyen cada año, conforme a diferentes procedimientos, en toda clase de

materias, el porcentaje de causas contenciosas civiles es considerablemente bajo. Así por ejemplo, en materia civil, en Santiago, el año 2001, ingresaron 210.536
causas. De ellas, 103.357(49%) fueron juicios ejecutivos. Las gestiones de preparación de la vía ejecutiva, alcanzaron a 54.049 (25%) y los asuntos no
contenciosos ascendieron a 14.038 (6%). Los juicios contenciosos, incluyendo juicios ordinarios, sumarios y sobre violencia intrafamiliar, alcanzaron entre todos, la
cantidad de 38.596 (18%). Tales cifras, si bien en el tiempo han ido cambiando, los porcentajes de que da cuenta la estadistica referida mantienen vigencia en el
tiempo. Estadisticas Poder Judicial Periodo 2000-2010.

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Más allá de lo que seria necesario, el actual sistema procesal chileno, contempla un
gran número de procedimientos, que resulta muy difícil de determinar exactamente,
cuantos y cuan variados son, ni siquiera los funcionarios judiciales o los profesionales más
actualizados y versados en el derecho procesal pueden con certeza señalar el número de
procedimientos que el legislador ha consagrado para conocer y resolver las distintas
materias, debemos distinguir desde procedimientos administrativos hasta procedimientos
constitucionales, pasando por los tradicionales procedimientos civiles y penales.
Es necesario advertir desde ya, en relación a nuestra actual situación normativa, que
más que de procedimientos completos nuevos, en muchas oportunidades, se trata de
variantes procedimentales, en las cuales, por ejemplo, en materia civil, se toman
generalmente los procedimientos ordinario de mayor cuantía o sumario y se le restan
determinados trámites, o se le conceden al tribunal facultades de valoración de la prueba,
que el legislador considera necesario alterar para conseguir procesos más rápidos y
expeditos en la resolución de los conflictos sometidos al respectivo procedimiento. Lo
mismo ocurre en materia penal, con el procedimiento oral y sus variantes.
Ciertamente, algunos de estos procedimientos o variantes procedimentales son
mucho más importantes, de modo que a través de ellos, se encauzan un gran número de
procesos, mientras que otros apenas tienen aplicación práctica o simplemente no la tienen,
a pesar de que formalmente permanecen vigentes.

3.2. Los grandes procedimientos


Históricamente, los procedimientos no surgieron separados en las grandes ramas en
que se comenzó a dividir el estudio del Derecho, que fueron el Derecho Civil y el Derecho
Penal, sino que como en un primer momento esta división del derecho sustantivo no estaba
clara, tampoco lo estaban las normas que regulaban los respectivos procesos.30
Lo concreto es que, producida la consolidación del Estado, se produjo en esta
materia, la creación de dos grandes procedimientos, uno civil y otro penal, que, en pleno
auge de la codificación, fueron recogidos en los respectivos Códigos de Procedimiento
Civil y de Procedimiento Penal (hoy Código Procesal Penal), cada uno de los cuales
contempla un abanico de procedimientos menores y complementarios.
A partir de estos dos grandes bloques jurídicos (Civil y Penal), comenzaron a surgir otros
múltiples procedimientos, con diversas particularidades, que se consideraron necesarias
para responder a las exigencias de las respectivas ramas del Derecho. Fue así como
nacieron procedimientos propios para conocer materias del Derecho Comercial, del
Derecho del Trabajo, del Derecho de Menores y de Familia, del Derecho Tributario; del
Derecho de Policía Local; del Derecho Administrativo, etc., en lo que, sin duda, constituye
una manifestación y consagración de la especialización del conocimiento jurídico,
requerida en los tiempos actuales por su creciente extensión.
En el fondo, lo que ha sucedido, es que cada una de estas ramas del Derecho ha ido
alcanzando autonomía conceptual, desarrollando sus propios principios y normas. Luego,
como una manifestación de esta consolidación, han requerido la creación de
procedimientos particulares, dotados de las características y especialidades que se han
estimado las más adecuadas para constituir los procesos, destinados a conocer y
solucionar los conflictos que requieren la aplicación de aquellas normas y principios
sustantivos especiales.

30 Puede verse a este respecto, a Carnelutti, Francesco, “Como se hace un proceso”. Editorial EDEVAL. Págs. 25 y siguientes.

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4. LA CLASIFICACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS JUDICIALES


Conforme a lo anterior y ante la multiplicidad de procedimientos existentes, en el
sistema procesal chileno, en la actualidad nos encontramos con diversos procedimientos,
que en definitiva se pueden clasificar, conforme a diferentes criterios:

4.1. Según la naturaleza del derecho controvertido


- Procedimientos Civiles
- Procedimientos Penales
- Procedimientos Laborales
- Procedimiento de Familia
- Procedimientos Tributarios
- Procedimientos Contencioso-Administrativos
- Procedimientos de Policía Local
- Procedimientos de las Acciones Constitucionales
- Otros Procedimientos
Esta clasificación atiende al sector del Derecho a que se refieren las normas jurídicas
que deben aplicarse para solucionar el problema jurídico que se plantea por las partes, Se
habla entonces de una "tutela diferenciada", que exige la creación de múltiples
procedimientos.
Así, se pueden encontrar, en nuestro país, atendiendo a la naturaleza del derecho
controvertido, al menos, los siguientes tipos de procedimientos:

4.1.1. Procedimientos civiles


Si el derecho controvertido es de naturaleza civil.
A su vez, los procedimientos civiles, se sub-clasifican en Procedimientos Contenciosos
y Procedimientos No Contenciosos o Voluntarios, según exista o no una contienda civil
entre partes (un juicio-controversia jurídica actual entre partes).
En general, son procedimientos civiles, aquellos procedimientos que sirven para dar
origen a los procesos necesarios para solucionar los conflictos que dicen relación con las
normas que constituyen el Derecho Civil y también el Derecho Comercial, esto último, ya
que no existen actualmente en nuestra legislación, procedimientos comerciales
propiamente tales.
En esta clase de procedimientos, por regla general, teniendo en cuenta que en este
sector del ordenamiento jurídico, prevalece la autonomía de la voluntad, también se
contemplan procedimientos con esas características, estructurándolos conforme a
principios que favorecen una menor intervención estatal. (Procedimiento arbitral).
Estos procedimientos civiles se encuentran contenidos fundamentalmente en el
Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, también existen procedimientos importantes
de este orden contenidos en otras leyes especiales. Así acontece, por ejemplo, con el
procedimiento ejecutivo contemplado en la Ley General de Bancos, el procedimiento
sumario especial de la Ley de Arrendamientos Urbanos, etc., casos en los cuales el
legislador ha considerado que los procedimientos para conocer de dichas materias, deben
revestir características particulares que han culminado en el establecimiento de
procedimientos especiales en las respectivas normas jurídicas sustantivas que se refieren a
dichas materias.

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4.1.2. Procedimientos penales


Son los procedimientos que permiten configurar los procesos para decidir si una
persona ha incurrido en un hecho ilícito penal y, en consecuencia, si debe imponérsele al
mismo una sanción de este orden. En otras palabras permite decidir si se ha incurrido en un
ilícito penal, determinar la persona del delincuente y la pena que le corresponde al mismo.
Considerando que desde hace tiempo, se ha establecido y se acepta casi
indiscutiblemente, que la mayoría de los delitos deben ser perseguidos de oficio por el
Estado, aun frente a la pasividad de la víctima directa, los procedimientos penales se
caracterizan por la intervención de un órgano público de persecución penal, que ha
terminado en nuestro país, por ser denominado Ministerio Público. (Reforma Procesal Penal
Chilena).31
Este último Código Procesal Penal, ha tenido el mérito de reunir en un solo cuerpo
normativo, la mayoría de los procedimientos penales, que estaban dispersos en diversas
leyes de procedimiento penal, aunque subsisten particularidades en algunas materias.
Asimismo, permanecen vigentes algunos procedimientos penales más próximos o
cercanos al antiguo procedimiento penal, como son los contemplados en el Código de
Justicia Militar, hoy día con una menor aplicación que antes, pero todavía vigente.

4.1.3. Procedimientos laborales


Son los procedimientos que permiten configurar los procesos para solucionar los
conflictos que deben ser resueltos de acuerdo a las normas que constituyen el Derecho del
Trabajo o Derecho Laboral.
Estos procedimientos se caracterizan porque prevalece la protección del interés del
trabajador por sobre la del empleador, que se considera la parte más débil de la relación
laboral.
Estos procedimientos se encuentran establecidos actualmente en el Código del
Trabajo. (Libro V del Código del Trabajo denominado de la Jurisdicción Laboral).

4.1.4. Procedimientos de familia


Son los procedimientos establecidos para configurar los procesos que permitan
solucionar las cuestiones reguladas por el Derecho de Familia.
El rasgo esencial de estos procedimientos es que persigue una especial protección
del menor de edad. Por esa razón, se los dota de características y principios, que permiten
obtener este objetivo.
Los principales de estos procedimientos están establecidos en la Ley N° 19.968,
publicada en el Diario Oficial de fecha 30 de Agosto de 2004, que crea los Tribunales de
Familia, sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley N° 16.618 de Menores y, en la Ley N° 14.908,
sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias, debiendo además tenerse
presente a este respecto, la Ley N° 19.947, Ley de Matrimonio Civil, que entró a regir el 17 de
noviembre de 2004, que consagra el divorcio vincular en nuestra legislación matrimonial.
Debe tenerse en consideración que respecto de estas materias actualmente rige la
Reforma a los Tribunales de Familia, con la entrada en vigencia en todo el país, el 01 de
octubre de 2005, de los Tribunales de Familia.

31 Hay que tener en consideración que, estos procedimientos durante la década del 2000 al 2010 se encontraron contemplados en dos cuerpos legales totalmente
distintos: el Código de Procedimiento Penal, que databa del año 1906 y cuya vigencia termina paulatinamente, con la incorporación a la Reforma Procesal Penal,
en todo el país, el 16 de Junio de 2005, teniendo presente además que, los delitos cometidos con anterioridad a la fecha de entrada en vigencia de la Reforma
Procesal, en cada región del país, siguen regidos por el sistema procesal penal antiguo, sistema que establece un procedimiento escrito, a cargo del juez del crimen
o del juez de letras con competencia criminal; y en el nuevo Código Procesal Penal, vigente desde el 16 de diciembre de 2000 en las dos regiones pilotos (IV
Región - Coquimbo y IX Región – La Araucanía) (desde el 16 de Octubre de 2001 en la Segunda Región de Antofagasta) y que luego ha ido entrando en vigencia
en forma paulatina en las demás regiones del país, de acuerdo a un calendario que concluye, con la entrada en vigencia de la misma, en la Región Metropolitana el
16 de Junio de 2005 y, que crea un procedimiento oral y acusatorio, con intervención del Ministerio Público.

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La Ley N° 19.968 estableció un proceso de transición de los Juzgados de Menores


hacia los Juzgados de Familia, en el cual se incluyó la situación del personal de los
Tribunales de Menores y los pertenecientes al Programa de Violencia Intrafamiliar.

4.1.5. Procedimientos tributarios


Son los procedimientos que permiten constituir los procesos en que se debaten
cuestiones sobre impuestos que deben pagar !as personas al Fisco de Chile, de acuerdo a
la regulación que se establece en la legislación tributaria.
Estos procedimientos se encuentran contenidos esencialmente en el Código
Tributario, pero también en otras leyes especiales, tales como la Ordenanza General de
Aduanas.
Dichos procedimientos se encuentran hoy entregados al conocimiento de los
denominados Tribunales Tributarios – Aduaneros.

4.1.6. Procedimientos Contencioso-Administrativos


Son los procedimientos que permiten dar origen a los procesos necesarios para
resolver los conflictos que se planteen por las personas frente a la Administración Pública,
cuando actúa en la esfera de sus propias atribuciones, conforme a las normas de Derecho
Administrativo.
En Chile ha existido una histórica omisión en el establecimiento de esta clase de
procedimientos, porque durante mucho tiempo se aceptó la absurda doctrina de que la
separación de poderes impedía a los tribunales, integrantes del Poder Judicial, conocer de
los conflictos que involucraban a la Administración Pública, por lo que la propia
Constitución Política de la República de 1925, así como también, posteriormente la
Constitución de 1980, en su redacción original, luego modificada en esta materia en el año
1989, disponían la creación de tribunales especiales en el seno del Poder Ejecutivo, que al
no ser nunca creados, impedían a las personas demandar a la Administración, ya que los
tribunales ordinarios argumentaban frente a los juicios de este tipo que se sometían a su
conocimiento, carecer de jurisdicción para conocer de estas materias. Afortunadamente,
esta doctrina fue desechada, desde principios de la década de los 90, en adelante, por lo
que actualmente se pueden iniciar procesos en contra de la Administración Pública ante
los tribunales ordinarios de justicia.
Sin embargo, lo que no se ha conseguido hasta la fecha, es establecer un
procedimiento contencioso administrativo de carácter general, en lo que constituye un
gravísimo vació en nuestro ordenamiento jurídico procesal, por lo que la única posibilidad
para conocer de estos procesos, es aplicar el procedimiento declarativo ordinario de
mayor cuantía, poco adecuado para resolver estas materias, ya que está estructurado
para resolver conflictos entre personas privadas, pero no de estos contra el Estado.
Por excepción, en algunas leyes, existen procedimientos contencioso-administrativos
especiales, como acontece por ejemplo, con la Ley de Municipalidades, la Ley de
Expropiación, etc.

4.1.7. Procedimientos ante los Juzgados de Policía Local


Son los procedimientos que permiten constituir los procesos necesarios para aplicar
las normas de Policía Local, fundamentalmente por infracciones a la Ley de Tránsito sin
causar lesiones graves a personas, a la Ley de Protección a los Consumidores y Ordenanzas
Municipales.

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Esta clase de procedimientos se encuentra a cargo de los Jueces de Policía Local,


administrativamente dependientes de las respectivas Municipalidades, aunque integran el
Poder Judicial como tribunales especiales, para efectos de recursos y control en el ejercicio
de sus funciones jurisdiccionales.
Estos procedimientos están contenidos en las leyes señaladas y, además, en la Ley N°
15.231 sobre Organización y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local (Decreto
Supremo N° 307 de 1978 Fija Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado de la Ley N°
15.231) y la Ley N° 18.287 que Establece Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local.

4.1.8. Procedimientos sobre Acciones Constitucionales


Son los procedimientos establecidos para que las personas puedan iniciar los
procesos necesarios para obtener el respeto de sus derechos y garantías fundamentales,
establecidos a nivel constitucional. Se trata de las acciones constitucionales de protección,
de amparo, de amparo económico, de reparación de los errores y arbitrariedades
judiciales y de reclamación por pérdida de la nacionalidad.
Generalmente, por su trascendencia, ha sido el propio Constituyente quien ha
entregado el conocimiento de los procesos a que da origen el ejercicio de estas acciones,
a los tribunales superiores de justicia, constituidos por las Cortes de Apelaciones y la Corte
Suprema.
Sin embargo, hasta ahora el legislador no ha establecido los procedimientos
necesarios para configurar estos procesos - salvo el recurso de amparo económico, con
omisión de su obligación constitucional de acuerdo al artículo 60 N° 3 y artículo 19, N° 3,
inciso 5° de la Constitución Política de la República, que le ordenan establecer las normas
de procedimientos para tramitar los diversos procesos judiciales.
En consecuencia, en todas las demás acciones constitucionales señaladas, la Corte
Suprema ha debido establecer los respectivos procedimientos a través de los denominados
Autos Acordados, con las limitaciones propias de esta clase de regulación, situación que
debiera solucionarse cuanto antes, dictando una Ley de Tramitación de las Acciones
Constitucionales, ya que los señalados Autos Acordados de la Corte Suprema que regulan
las acciones de protección constitucional, son por decir lo menos, inconstitucionales.
Tal situación, reviste especial urgencia y gravedad, ya que en la actualidad, cuando
se ha entregado el control de constitucionalidad de los Autos Acordados dictados por la
Corte Suprema, al Tribunal Constitucional, debiera significar crecientes reclamaciones en
contra de la regulación adoptada por los referidos autos acordados, especialmente
cuando por esta vía se ha procedido a limitar el ejercicio del derecho constitucional
consagrado en la Carta Fundamental. (Reforma Constitucional introducida por la Ley N°
20.050, publicada en el Diario Oficial de fecha 26 de Agosto de 2005).

4.1.9. Otros procedimientos


En un ordenamiento jurídico tan complejo y sofisticado como el que requiere un
Estado moderno, los procedimientos judiciales son prácticamente innumerables, de modo
que existen muchísimos otros que no hemos mencionado.
Así, por ejemplo, existen procedimientos especiales establecidos en el propio Código
de Procedimiento Civil y en una serie de leyes especiales (como ocurre con la Ley N°
18.101, sobre arrendamiento de bienes raíces urbanos, a modo de ejemplo). Asimismo,
existen otro tipo de tribunales diferentes a los ordinarios que pueden contar con sus propios
procedimientos, como acontece con los tribunales y jueces árbitros (regulados en el
Código Orgánico de Tribunales).

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4.2. Según la finalidad del procedimiento


- Procedimientos declarativos o de conocimiento
- Procedimientos ejecutivos
Atendiendo al objetivo perseguido por los procesos que se pueden tramitar conforme
a los procedimientos, éstos se clasifican en procedimientos declarativos o de conocimiento
y procedimientos ejecutivos.

4.2.1. Procedimientos declarativos o de conocimiento, se subclasifican de la siguiente


manera:
- Procedimientos declarativos de condena
- Procedimientos declarativos constitutivos
- Procedimientos meramente declarativos o de certeza
- Procedimientos declarativos cautelares
Los procedimientos declarativos o de conocimiento, son aquellos que persiguen la
obtención de una sentencia, que declara el derecho de las partes. Se contraponen, como
veremos, a los procedimientos de carácter ejecutivo.
Se acostumbra a distinguir entre los siguientes procedimientos declarativos, en una
manifestación de las denominadas "finalidades" de la Jurisdicción:
a) Los procedimientos declarativos de condena, que serían aquellos que permiten
constituir procesos que declaran un derecho preexistente, conferido por una
norma jurídica;
b) Los procedimientos declarativos constitutivos, que hacen posible los procesos que
crean un derecho que no existía con anterioridad;
c) Los procedimientos meramente declarativos o de certeza, que dan origen a
procesos que solo persiguen constatar situaciones jurídicas preexistentes, sin que
requieran su ejecución, y
d) Los procedimientos declarativos cautelares, que se dirigen a asegurar el
cumplimiento de una sentencia.
No obstante, a nuestro parecer, todos estos procedimientos comparten el mismo
objetivo, que es el de solucionar un conflicto, creando el derecho concreto entre las partes,
por lo que todos serian constitutivos, Tanto es así, que el legislador no establece una real
diferencia entre todos estos procedimientos, salvo quizás con los de carácter cautelar.

4.2.2.Procedimientos Ejecutivos
- Procedimiento ejecutivo incidental
- Procedimiento ejecutivo de obligación de dar, hacer y no hacer
- Procedimientos ejecutivos especiales
Los procedimientos ejecutivos, se caracterizan porque a través de ellos se pide el
cumplimiento en forma forzada, frente a la negativa del obligado, de un derecho
preestablecido, indiscutido o indubitado. Se trata de llevar a la realidad en forma
compulsiva el mandato contenido en la sentencia, cuando no es cumplido
voluntariamente.
Como el derecho que reúne estas características sólo puede ser establecido por una
sentencia judicial, que debe emanar de un proceso, en principio, el procedimiento
ejecutivo requiere de una sentencia declarativa o constitutiva.
Por eso es que en un principio la ejecución constituía una etapa del mismo proceso,
no un juicio distinto, lo que se mantiene a través del procedimiento ejecutivo denominado
cumplimiento incidental de la sentencia o de las resoluciones judiciales. (Artículos 231 y
siguientes del CPC).

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Posteriormente, el legislador ha otorgado el mismo valor de una sentencia a otros


documentos que dan cuenta en forma indubitada de una obligación, los que son
denominados “títulos ejecutivos”, con los que se consigue evitar el procedimiento
declarativo o constitutivo.
En consecuencia, en Chile los procedimientos ejecutivos principales son dos:
4.2.2.1. El procedimiento ejecutivo incidental contemplado en los artículos 231 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil; y,
4.2.2.2. El procedimiento ejecutivo de las obligaciones de dar contemplado en los artículos
434 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, que constituye el procedimiento general
y supletorio de este carácter (ejecutivo), al que se agregan, los procedimientos ejecutivos
de las obligaciones de hacer y de no hacer contemplados en los artículos 530 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil.
4.2.2.3. Procedimientos Ejecutivos Especiales. Además de los procedimientos ejecutivos ya
referidos, existen procedimientos ejecutivos especiales de gran importancia, como son los
procedimientos de ejecución hipotecaria de la Ley General de Bancos (Juicio Especial
Hipotecario).

4.3. Según el ámbito de aplicación del procedimiento


En cuanto a la extensión del objeto, se clasifican en procedimientos universales y
procedimientos singulares o particulares.
- Procedimientos universales
- Procedimientos singulares
4.3.1. Procedimientos universales
Son aquellos que permiten dar origen a un proceso en el que se discute sobre una
universalidad jurídica. Los principales procedimientos de este orden son los procedimientos
o juicios de quiebra, en los que deben concurrir simultáneamente todos los acreedores del
fallido y, en algunas oportunidades, los de carácter sucesorio, cuando deben comparecer
todos los herederos. (Como por ejemplo: El juicio de quiebra, regulado en el artículo 1° y 70
del Libro IV del Código de Comercio, antigua Ley N° 18.175).
4.3.2. Procedimientos singulares
Son los procedimientos en que se discute sobre un conflicto que afecta a personas
determinadas.
Constituyen la regla general, ya que los procesos se producen generalmente entre
partes, que pueden estar constituidas por una o más personas.
Dependiendo si afectan a partes, que están compuestas de una o más personas,
hablamos a este respecto, de procedimientos simples o sencillos y de procedimientos
dobles o compuestos, según si importan un litigio entre 2 o más partes.

4.4. Según la extensión de la competencia del tribunal


Teniendo en cuenta las atribuciones del tribunal que ha de conocer el proceso, se
clasifican en:
- Procedimientos de lato conocimiento;
- Procedimientos de contradicción limitada
4.4.1. Procedimientos de lato conocimiento
Son aquellos que se resuelven sobre la totalidad del conflicto sometido a su
conocimiento, de modo que sobre el mismo no podrá iniciarse un nuevo proceso.
Constituyen la regla general, ya que la esencia de la decisión jurisdiccional es resolver
el conflicto de manera definitiva e irrevocable, prohibiendo que se pueda iniciar un nuevo
proceso entre las mismas partes, sobre la misma materia, que es el efecto propio de la cosa
juzgada material.

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4.4.2. Procedimientos de contradicción limitada


Son los que permiten conocer procesos en los cuales la cuestión planteada es
limitada, de manera que no impide que posteriormente se inicie un proceso más amplio
sobre la misma materia.
La sentencia que se pronuncia en esta clase de juicios no puede producir el mismo
efecto que la que se dicta en los de lato conocimiento, ya que no impide que se pueda
iniciar un nuevo juicio. Se habla entonces de efecto de cosa juzgada formal.
Los más conocidos de los procedimientos de este orden, contemplados en nuestro
ordenamiento jurídico procesal, son los interdictos posesorios, procedimientos especiales,
situados en el Código de Procedimiento Civil. (Artículos 549 y siguientes del CPC).

4.5. Según su forma, los procedimientos pueden clasificarse en:


- Procedimiento ordinario;
- Procedimiento extraordinario o especial.
4.5.1. Procedimiento Ordinario: aquel procedimiento que en su tramitación se somete a las
normas generales de procedimiento, para conocer de toda clase de materias. (Por
ejemplo, el juicio o procedimiento ordinario de Mayor Cuantía-previsto en el Libro II del
Código de Procedimiento Civil y el juicio sumario (Art. 680 y siguientes del CPC), previsto en
el Libro III del Código de Procedimiento Civil, entre los procedimientos especiales).
4.5.2. Procedimiento Extraordinario o Especial: aquel procedimiento que se ajusta a las
normas especiales de procedimiento consignadas en la ley, para materias específicas y
determinadas.
Conforme al artículo 2° del Código de Procedimiento Civil. El procedimiento es ordinario o
extraordinario. Es ordinario, el que se somete a la tramitación común ordenada por la ley, y
extraordinario el que se rige por las disposiciones especiales que para determinados casos
ella establece.

4.6. Según su cuantía, los procedimientos pueden ser:


- Procedimiento de Mayor Cuantía;
- Procedimiento de Menor Cuantía; y
- Procedimiento de Mínima Cuantía.
4.6.1. Procedimiento de Mayor Cuantía: cuando el valor de lo disputado sea mayor a 500
Unidades Tributarias Mensuales (UTM), artículo 253 y siguientes del CPC.
4.6.2. Procedimiento de Menor Cuantía: Cuando el valor de lo disputado sea de menos de
500 Unidades Tributarias Mensuales (UTM) y de más de 10 Unidades Tributarias Mensuales
(UTM). (Título XIV del Libro III, Artículos 698 y siguientes del CPC). El procedimiento es escrito,
se siguen en general las mismas normas del juicio ordinario de que trata el Libro II del
Código de Procedimiento Civil, con las modificaciones que señala el artículo 698 del CPC.
4.6.3. Procedimiento de Mínima Cuantía: menos de 10 Unidades Tributarias Mensuales
(UTM). (Título XIV del Libro III, Artículos 703 y siguientes del CPC). El procedimiento será
verbal, aún cuando se pueden presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos
invocados y las peticiones que se formulen al tribunal por las partes. Artículo 704 del CPC.

4.7. Según su ritualidad, los procedimientos se clasifican en:


- Procedimiento escrito;
- Procedimiento verbal.
4.7.1. Procedimiento Escrito. Como ocurre por ejemplo con el procedimiento civil ordinario,
en general y en el procedimiento de Menor Cuantía.

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4.7.2. Procedimiento Verbal. Como ocurre por ejemplo, con el procedimiento penal
(Artículos 1°, 39 y 291 del CPP), con el procedimiento sumario (Artículo 680 y siguientes del
CPC, y el procedimiento de mínima cuantía (Artículo 704 y siguientes del CPC.

5. LOS PRINCIPIOS FORMATIVOS DE LOS PROCEDIMIENTOS32 O “PRINCIPIOS DEL


PROCEDIMIENTO”33

5.1. Antecedentes generales


El orden que requiere la actividad jurisdiccional para desarrollarse, es una exigencia
lógica si tenemos en cuenta que el proceso constituye un mecanismo o sistema ordenado
de actuaciones procesales para conocer y resolver un conflicto.
Al momento de establecer este orden y las formalidades, conforme a las cuales
deben actuar las partes y el tribunal, que son las que constituyen un determinado
procedimiento, el legislador dispone de distintas posibilidades de regulación.
Estas alternativas han sido estudiadas tradicionalmente en la doctrina y en el Derecho
Comparado bajo la denominación de "principios del procedimiento", aunque en rigor,
desde un punto de vista general y teórico, debiera hablarse de "principios formativos de los
procedimientos" o de los "principios de los procedimientos", porque son los principios que se
pueden descubrir detrás de las normas jurídicas de derecho positivo que constituyen los
diferentes procedimientos que se identifican en un sistema procesal.
Estos principios formativos de los procedimientos, deben ser diferenciados
concretamente de aquellos principios referidos al proceso, usualmente llamados "principios
del proceso", que dicen relación con la tramitación de los concretos juicios. Sin embargo,
entre los autores nacionales, no parece haberse asumido completamente la distinción
entre ambos géneros de principios, de modo que, bajo la nomenclatura de "principios del
procedimiento", encontramos frecuentemente tratados en forma conjunta ambos
principios, los principios del proceso y los principios formativos de los procedimientos. Así,
por ejemplo, don Hugo Mosquera Ruiz, ex - Profesor de Derecho Procesal y ex - Decano, de
la Facultad de Derecho, de la Universidad de Chile, incluye entre estos últimos (principios
de los procedimientos) la "bilateralidad de la audiencia", que equivale al principio de
audiencia, que todos los autores extranjeros consideran incluidos entre los "principios del
proceso" y no entre los principios formativos del procedimiento.
Por otra parte, algunos autores extranjeros para referirse a las exigencias del proceso,
no siempre consideran adecuado utilizar la expresión "principios del proceso", a la que
usualmente se le confiere un valor meramente descriptivo, sino que prefieren hablar de
"garantías del proceso" y, en definitiva, de la garantía general y consagrada
constitucionalmente en nuestro ordenamiento jurídico, bajo la garantía constitucional del
"debido o justo proceso", ello porque estos autores, señalan que la mayoría de estos
principios del proceso han sido reconocidos y elevados a la categoría de garantías
constitucionales.
Como hemos dicho previamente, en Derecho Comparado, se suele distinguir entre
"principios del proceso" y "principios formativos de los procedimientos".

32 Emilfork S., Elizabeth. Los principios formativos del Procedimiento Civil, especialmente referidos a la Legislación Procesal Civil Chilena. Universidad
de Concepción-Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Imprenta Universidad de Concepción.
33 Quezada Meléndez, José. De los principios formativos del procedimiento. Disposiciones Comunes a Todo Procedimiento. Sección Segunda. Digesto

Ediciones Limitada. Edición 1999. Pág. 65 y siguientes.

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LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO Y LOS PRINCIPIOS FORMATIVOS DE LOS PROCEDIMIENTOS.


Los principios del procedimiento, son definidos como "las ideas bases de
determinados conjuntos de normas jurídicas, que se deducen de la propia ley aunque no
estén expresamente formulados en ellas". (Montero Aroca34). Es así, que se estima que
"estas ideas o criterios básicos, constituyen el sustrato de los distintos tipos procesales,
informan su estructura y se manifiestan en su construcción o regulación legal". (Berzosa).
Entre estos "principios del proceso", la doctrina unánimemente sitúa los denominados:
- 1.- "principios de audiencia" y
- 2.- "principios de igualdad de partes" (así, por ejemplo, Montero Aroca; De la Oliva
Santos35 y Berzosa).
- 3.- Otros añaden, el "principio de dualidad de partes" (Berzosa).
Estos primeros principios, son caracterizados como principios "comunes a todos los
procesos" (como lo dice Berzosa), o bien, como "principios jurídicos naturales del proceso"
(en la opinión De la Oliva), queriendo poner de relieve que ellos están presentes en toda
clase de procesos y que no pueden faltar en una estructura que merezca el nombre de tal.
Como se puede comprender inmediatamente, si esto es así (que los referidos principios del
proceso no pueden faltar en ningún proceso que se precie de tal), no nos encontramos
ante meras ideas que informan la estructura de los procesos, sino que ante exigencias
fundamentales para constituir verdaderos procesos jurisdiccionales.
Luego, también entre los principios del proceso, la doctrina comparada estudia los
"principios dispositivo y de la oficialidad o inquisitivo", considerándolos principios de
carácter jurídico-técnicos (así lo dice DE LA OLIVA), o bien, principios específicos (como
señala BERZOSA), queriendo poner de relieve que el primero (dispositivo) predominaría en el
proceso civil y el segundo (inquisitivo) en los procesos penales.
Parece, sin embargo, como señala Maturana Miquel en Chile, que estos últimos
principios, deben ser incluidos entre los criterios de carácter técnico-jurídico, que el
legislador debe tener en cuenta para estructurar los distintos procedimientos que consagra
la legislación positiva, al establecer un procedimiento determinado y de allí que se les
incluya entre los principios formativos del procedimiento y no entre los principios generales
del proceso.

5.2. Concepto de principios de los procedimientos.


La elección de las normas que constituyen los diferentes procedimientos por parte del
legislador, aunque son de carácter técnico-jurídico, dependen de criterios de orden
político en su más amplio sentido de la expresión.
En efecto, el legislador debe elegir si establece un procedimiento que permite
tramitar un proceso oral o escrito; regido por la inmediación o la mediación; concentrado o
desconcentrado; que sólo pueden iniciarse por las partes o de oficio por el tribunal; si
permite la doble instancia o no (de doble o de única instancia), etc., lo que hará
dependiendo de las materias a las que se trata de aplicar y de los objetivos que persigue el
legislador al consagrar el respectivo procedimiento.
A partir de aquí, podemos definir los principios formativos de los procedimientos,
como: “aquellos criterios, usualmente expuestos en forma de opciones contrapuestas, que
el legislador debe tener en cuenta para articular los diferentes procedimientos que
consagra en la legislación positiva y, a través de los cuales se tramitaran los procesos en un
determinado sistema procesal.”

34 Montero Aroca, Juan. Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia – España. "Los principios políticos de la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil. Los poderes del Juez y la oralidad". Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2001. Puede verse además Montero Aroca, Juan (Coord.), “Proceso civil e
ideología un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos”. Ediciones Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, 438 pp.
35 De la Oliva Santos, Andrés, “El papel del juez en el proceso civil. Frente a ideología, prudentia iuris”, Madrid, Civitas, 2012 (140 pp).

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Demasiado general, es en cambio, su definición como "las diferentes orientaciones


que sigue cada nación para constituir su sistema procesal”, que se formula habitualmente
en nuestro Derecho procesal.
Debemos hacer presente, que ninguna de estas opciones, entre ambos extremos que
se enuncian, se encuentra asumida en forma pura en los diferentes procedimientos que se
consagran en la ley, sino que más bien se puede hablar de preponderancia de las mismas.
Así, por ejemplo, un procedimiento podrá considerarse principalmente regido por el
principio de la oralidad, sin perjuicio de que puedan existir en ese mismo procedimiento,
determinadas actuaciones escritas, y por el contrario, podrá considerarse un procedimiento
como regido por el principio de la escrituración, a pesar de que incluya -sin que lleguen a
predominar - determinadas actuaciones procesales de carácter oral.

5.3. Importancia de los principios formativos del procedimiento


La importancia de estos principios formativos del procedimiento, es múltiple:
a) Contribuyen a explicar la estructura de los procedimientos, es decir, permiten
comprender porqué se han establecido determinadas cargas, derechos y
posibilidades a cada una de las partes y el momento en que se han establecido;
b) Para los supuestos de lagunas legales, son elementos auxiliares de interpretación
jurídica, puesto que permiten al juez completar por la vía de la analogía y de los
principios, la regulación concreta en una determinada situación no prevista
expresamente por el legislador.
c) Aportan el marco teórico para las discusiones de lege ferenda, es decir, de la futura
regulación legal en la materia de que se trata.
d) Ofrecen un claro interés pedagógico y didáctico, pues facilitan una visión resumida
pero global de los diferentes procedimientos existentes en un determinado sistema
procesal.

5.4. Análisis particular de los principios formativos de los procedimientos


Los más importantes de estos principios formativos del procedimiento, son los siguientes:

5.4.1. El principio dispositivo v/s principio de la oficialidad o inquisitivo - en relación a la


facultad de iniciar el procedimiento y fijar su objeto.
Estos principios, opuestos entre sí, responden esencialmente a dos interrogantes:
¿quién inicia el proceso y quién fija o determina su objeto?.
Es esencial diferenciarlos de los denominados principios de aportación de parte y de
su opuesto principio de la investigación de oficio, los que durante mucho tiempo estuvieron
confundidos a nivel normativo y de doctrina, produciendo distorsiones en su aplicación y
regulación, y que responden estos últimos, como veremos más adelante, a la pregunta
acerca de ¿quién debe aportar los hechos y producir la prueba para tenerlos por
acreditados?
El primero de ellos, el principio dispositivo, tiene su punto de partida en el
reconocimiento de la autonomía de la voluntad y de los derechos privados subjetivos,
entregando la iniciativa a los particulares. Es decir, en los procedimientos regidos por este
principio, serán las partes quienes deben decidir si inician o no un proceso y determinan su
objeto, es decir, aquello sobre lo cual versará el juicio. Por esta razón, este principio
dispositivo, usualmente informa los procedimientos de carácter civil.
Por el contrario, el principio de la oficialidad, implica que es el propio tribunal o un
organismo público los que pueden dar comienzo a un proceso, por sobre el interés de las
partes, y, además, que el mismo tribunal puede determinar el contenido del juicio.

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Dadas estas características, se emplea este principio de la oficialidad, en aquellos


procedimientos que operan en materias en que se considera que prevale el interés de la
comunidad y, por lo tanto, tradicionalmente se lo considera inherente en la regulación de
los procedimientos de orden penal.
Sin embargo, es muy notorio que ni el principio dispositivo ni el principio de la
oficialidad se encuentran presentes sólos en esas respectivas esferas, apareciendo, como
se ha dicho, debido a su combinación, una zona intermedia, más o menos amplia, en la
que se sitúan con especial importancia por una parte los procesos civiles inquisitivos y por
otra los procesos penales por delitos de acción penal privada.
Es fácil comprobar que en los denominados procesos civiles inquisitivos, entre los que
se encuentran aquellos que versan sobre cuestiones matrimoniales, de paternidad y de
filiación, de familia en general y de declaración de incapacidades, a pesar de su objeto
eminentemente civil, influye de manera decisiva, el interés público comprometido en ellos;
de modo tal, que el objeto del proceso se transforma en indisponible para las partes y su
incoación no depende siempre de la voluntad de las partes privadas, pues hay ocasiones
en que pueden ser iniciados por organismos públicos, especialmente por el Ministerio
Público Judicial (fiscales judiciales).
A su vez, en los procesos penales por delitos de acción penal privada, o de acción
penal mixta, el interés público se encuentra retraído y, por lo tanto, se autoriza que el
desarrollo del proceso penal y aun la imposición de la pena, puedan quedar
condicionados a la voluntad del ofendido por el delito respectivo.

a) Principio dispositivo
Consiste en la disponibilidad que los litigantes tienen sobre el interés privado y sobre
la conveniencia o no de acudir al órgano jurisdiccional pretendiendo su satisfacción.
En nuestro país este principio encuentra amplia acogida, y su fundamento hay que
encontrarlo, en el reconocimiento constitucional que se hace del derecho de propiedad
privada en nuestra Carta fundamental (Art. 19 Nº 24 de la CPR), y de otros derechos anexos
a este último, tales como el derecho a desarrollar cualquier actividad económica lícita (Art.
19 Nº 21 de la CPR) y el derecho a adquirir el dominio de toda clase bienes (Art. 19 Nº 23 de
la CPR).
Con este reconocimiento, está claro que, se opta por un determinado modelo
económico y jurídico, que implica admitir la existencia de intereses privados; entregando un
amplio margen a la autonomía de la voluntad y a la iniciativa de los particulares, y un
reconocimiento a la existencia de derechos subjetivos. Este modelo económico trasladado
al proceso civil da origen a un proceso regido por este principio dispositivo, pues, tal como
ha dicho CALAMANDREI: “El deducir un derecho por vía jurisdiccional, es un modo de
disponer del mismo y, consiguiente, el condicionar la tutela jurisdiccional a la petición del
interesado es una consecuencia lógica de la autonomía negocial reconocida al particular
sobre su propia esfera jurídica”.
A partir de lo anterior, se estima que las manifestaciones o aspectos esenciales del
principio dispositivo, los encontramos en las siguientes cuatro ideas matrices:
a) La actividad jurisdiccional sólo puede iniciarse a petición de parte. Es decir, se
requiere que una persona que pretende obtener la tutela de un órgano jurisdiccional inicie
el proceso, ponga en marcha al tribunal. Lo que caracteriza esta primera manifestación del
principio dispositivo, es que la persona puede con plena libertad, hacer valer o no su
derecho, e incluso, puede acudir a otras formas legítimas de tutela, como podrían ser, por
ejemplo, la mediación, el arbitraje, etc.
b)

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En Chile, el pleno reconocimiento de este principio en materia civil, se establece


expresamente en el CPC, que: “Todo juicio ordinario comenzará por demanda del actor...”
(Art. 253 del CPC). Luego, en otras disposiciones del CPC, se reconoce también que la
decisión de iniciar o no el juicio, depende del titular del interés que se hace valer, tales
como, por ejemplo, el Art. 273 del CPC, etc.
Excepcionalmente, este principio dispositivo, también se encuentra presente en
algunos procesos penales. Así acontece por ejemplo, en los denominados delitos de
acción penal privada, que solo pueden iniciarse a petición de la parte ofendida, es decir,
de una querella del afectado, tal cual lo establece el Art. 55 del CPP: “No podrán ser
ejercidas por otras personas que la víctima, las acciones que nacen de los siguientes
delitos...”.
c) La determinación del objeto del proceso, es una facultad exclusiva de las partes
litigantes. Son éstas, las partes, las que fijarán mediante sus alegaciones, que es lo que
piden y por que razones o argumentos, formulan estas peticiones.
Cabal comprobación de estas manifestación del principio dispositivo, la hallamos en
los requisitos que debe cumplir la demanda, que establece en el Art. 254 del CPC, en su Nº
4, que la demanda debe contener “La expresión clara de los hechos y fundamentos de
derechos en que se apoya”, y en su Nº 5 “La enunciación precisa y clara, consignada en la
conclusión de las peticiones que se someten al fallo del tribunal”.
Lo mismo sucede con la contestación a la demanda, en la cual el demandado, si lo
desea, debe hacer valer “la excepciones que se oponen a la demanda y la exposición
clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoyan”; (Art. 309 Nº 3 del CPC),
de modo que ésta debe culminar con “la enunciación precisa y clara consignada en la
conclusión, de las peticiones que se someten al fallo del tribunal” (Art. 309 Nº 4 del CPC).
Evidentemente, en ninguna de estas manifestaciones, las partes pueden ser
reemplazadas por el tribunal, que no puede formular por si, alegaciones o defensas de
hechos que no han efectuado las propias partes y, si lo hace, su sentencia es nula, ya que
ese defecto de la sentencia, constituye una causal de invalidación a través del recurso de
casación en la forma (fundada en la causal de ultrapetita, Art. 768 Nº 4 del CPC).
JURISPRUDENCIA: La sentencia impugnada presenta el vicio señalado en el Art. 768 Nº
4 del CPC, es decir, los jueces se extienden a puntos que no fueron sometidos a su decisión.
Para desestimar la demanda, se argumenta que el contrato de transacción cuyo
incumplimiento se alegaba “no resulta vincular para las partes ni obliga al club
demandado”, puesto que el abogado que suscribe el contrato a nombre de ese actor no
acreditó su condición de apoderado o mandatario judicial. El demandado - club
deportivo - no hizo valer en la oportunidad procesal correspondiente la excepción dilatoria
de falta de personería o representación legal del que comparece a nombre del
demandante ni la perentoria de falta de representación del abogado para celebrar el
contrato de transacción por cuenta del demandante. De este modo, la Corte de
Apelaciones respectiva, efectivamente se pronuncia sobre materias que sólo podrían
plantearse por la demandada a través de las excepciones pertinentes y que, sin embargo,
no fueron interpuestas por ella, extendiéndose por tanto la sentencia en el caso concreto, a
puntos no sometidos a su decisión, y no tratándose de un caso en que esa Corte de
Apelaciones cuya sentencia se impugna, hubiere estado facultada para actuar de oficio. 36

36 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 2 de mayo de 2002, causa Rol Nº 2.712-2001.

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d) Las resoluciones dictadas por los órganos jurisdiccionales deben ser congruentes con
las peticiones de las partes. Principio de congruencia. Es decir, en sus decisiones, el tribunal
no puede otorgar más de lo pedido por los litigantes, ni pronunciarse sobre algo no
solicitado, ni tampoco emitir sus decisiones fundándose en hechos o argumentos jurídicos
no invocados por las partes. Esto es lo que da origen a la exigencia de la “congruencia” de
la decisión judicial, que se ha de considerar amparada en nuestro país, como hemos visto,
por las garantías constitucionales del debido proceso y de la defensa.
Expresión de esta exigencia del principio de congruencia, la hallamos en nuestro
procedimiento civil en el Art. 170 N° 6 del CPC, en relación al Art. 768 Nº 4 del CPC, que
contemplan el vicio de ultra petita como causal del recurso de casación en la forma.
JURISPRUDENCIA: Es dable concluir que los jueces del fondo no pudieron, sin incurrir
en ultra petita al revocar la decisión de primera instancia para los efectos de condenar a la
demandada al pago de la remuneración por el período trabajado por el actor ya que tal
prestación no fue solicitada en la acción ejercida. En armonía con lo razonado procede
acoger el recurso en examen, por cuanto el fallo impugnado adolece del vicio
denunciado por el demandado, error que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del
mismo, por cuanto condujo a condenar al recurrente al pago de una remuneración que no
fue reclamada por el dependiente.37
e) Iniciado el proceso y fijado su objeto los litigantes pueden ponerle término en
cualquier momento. Vale decir, las partes conservan su poder de disposición, que les
permite poner fin a la actividad jurisdiccional, ya sea porque disponen del bien litigioso
mediante un acto dispositivo, que puede ser bilateral; transacción, avenimiento, etc., o
bien unilateral (renuncia, abandono del procedimiento), o deciden mantener sin juzgar la
cuestión debatida y renuncian a la prosecución del juicio.
Entre nosotros se reconoce esta manifestación del principio de disposición, en el
CPC, desde todas las perspectivas. Así, por ejemplo, se faculta al actor para desistirse de la
demanda y al demandado para desistirse de la reconvención (Art. 148 y siguientes del
CPC), la que aceptada produce la extinción de las acciones (Art. 150 del CPC). También se
le faculta para paralizar la prosecución del juicio, abandonando el proceso, lo que le
obligará a iniciar uno nuevo (Art. 156 inciso 1° del CPC-Abandono del Procedimiento),
Asimismo, las partes pueden llegar a un avenimiento o conciliación (Art. 267 del CPC), etc.
JURISPRUDENCIA: “La institución del abandono del procedimiento, que se encuentra
reglamentada en los Arts. 152 a 157 del CPC, está establecida para sancionar la
negligencia de las partes en procurar la continuidad del proceso e instar por el término del
juicio, atendido que es fundamental para el legislador que prime la certeza jurídica que las
partes requieren y, asimismo, para que se consoliden los derechos de aquéllas, de modo
que impere el estado de derecho que toda sociedad organizada requiere”.38
En materia penal, excepcionalmente en los procesos por delitos de acción penal
privada, se dispone que se extingue la acción penal por la renuncia efectuada por la
persona ofendida, de modo tal, que el desistimiento de la acción penal privada producirá
el sobreseimiento definitivo de la causa. Art. 56 inciso 2º del CPP.

b) Principio inquisitivo o de la oficialidad


Opuesto al anterior, significa que el inicio del proceso y la determinación de su
objeto no están subordinados al poder de disposición de los sujetos jurídicos particulares
involucrados, sino que dependen de la actuación de determinados órganos públicos,
incluyendo al propio tribunal.

37 Considerandos 4° y 5° fallo de casación, Corte Suprema, de fecha 23 de agosto de 2001, dictada en la causa Rol N° 2.672-2001.
38 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 16 de marzo de 1999, dictada en la causa Rol N° 2.990-1998.

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Su justificación se encuentra en la existencia de ámbitos jurídicos en que predomina


el interés público, en lo que se considera necesario establecer procesos cuyo inicio,
contenido y terminación no dependen sólo de la voluntad de las personas afectadas.
De allí que este principio inquisitivo tiene su campo esencial de aplicación en el
proceso penal, debido a que el Estado asume el ius puniendi, impidiendo que los
particulares dispongan de la consecuencia del delito, esto es, de la imposición de la pena.
Sin embargo, esto no implica que se pueda afectar la garantía de la imparcialidad del
tribunal, por lo que la actuación del Estado se ejerce a través de otro organismo,
denominado Ministerio Público.
Teniendo en cuenta que se configura el principio inquisitivo o de la oficialidad en
oposición al principio dispositivo, las características esenciales, de los procedimientos
inspirados en el principio inquisitivo o de la oficialidad, son también las contrarias a las ya
señaladas para el principio dispositivo:
a) El inicio de la actividad jurisdiccional no depende de la decisión de un particular, sino
de un órgano público, al que se confía la tutela de los intereses colectivos. Es decir, el
proceso comienza a iniciativa de organismos públicos tales como el Ministerio Público en
materia penal, o el defensor público entre nosotros, en materias civil y de familia. Cabe
hacer presente que además, en estos casos, el proceso constituye la única forma de
obtener la tutela jurídica, sin que sea posible acudir a otras formas de solución de conflictos,
como por ejemplo el arbitraje.
b) La determinación del objeto del proceso, no es una facultad reconocida a las partes.
En efecto, teniendo en cuenta que este objeto vendrá delimitado por un hecho, cuyas
consecuencias jurídicas deben extraerse como resultado de la actividad jurisdiccional, su
determinación permanece ajena a la mera voluntad de los interesados. Por ejemplo, es lo
que acontece en los procedimientos para conocer de las acciones constitucionales de
protección y de amparo, en los cuales los hechos del proceso pueden ser determinados o
ampliados por el tribunal.
JURISPRUDENCIA: Corresponde admitir a tramitación un recurso de protección,
dirigido en contra de quien no se divisa como autor del ilícito que se reprocha, atendida su
tramitación desprovista de formalismos, considerando, además, el deber de todo tribunal
de adoptar medidas para evitar la ineficacia de los procedimientos y finalmente porque el
Nº 3 del AA que regula su tramitación, dispone que se requerirá informe a aquel que, según
el recurso o en concepto del Tribunal, son las causantes del acto u omisión arbitraria o
ilegal.39
La indisponibilidad del objeto que se somete a juicio, no exige la congruencia en
términos rigurosos. Vale decir, debido a que el planteamiento jurídico de las partes no
enlaza con un poder de disposición particular que haya de ser respetado, el tribunal no se
encuentra sujeto absolutamente a las alegaciones de las partes. Es decir, en esta clase de
procedimientos, el tribunal podrá agregar hechos por su propia cuenta, sin que hayan sido
incorporados al proceso por las partes.
c) Los sujetos procesales no pueden poner término al proceso. Esto es lógica
consecuencia de que no tienen la facultad de disponer del interés colectivo que se
encuentra en juego en el proceso penal, de modo tal, que los sistemas de terminación del
proceso civil, en los que se dispone de su objeto, no tienen aplicación en materia penal. Y
tanto es así, que en el proceso penal acusatorio el desistimiento de la querella no implica el
término del proceso (salvo en los delitos de acción penal privada), el cual debe continuar
adelante en mérito a la actuación del Ministerio Público. A su vez, por regla general,

39
Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 26 de marzo de 1998, causa Rol N° 653-1998.

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tampoco el acusado podrá disponer de la consecuencia penal del proceso y solicitar que
se le imponga la pena, sin que previamente se demuestre la existencia del delito y su
autoría.

5.4.2. Principio de aportación de parte v/s principio de investigación de oficio


Después de estudiar la cuestión de - quién puede iniciar el proceso y fijar su objeto -
un problema distinto que surge pero vinculado a lo anterior, es el determinar si la
aportación de la prueba corresponde a las partes o, por el contrario, al órgano
jurisdiccional.
En el primer caso, el proceso estará informado por el principio de aportación de
parte, ya que será a éstas a quienes corresponderá la dirección del proceso, y, en el
segundo, el juicio estará inspirado por el principio de investigación de oficio, caracterizado
porque tales facultades están entregadas al juez.
Cabe hacer presente que, por regla general y casi sin excepciones, los
procedimientos regidos por el principio dispositivo lo estarán también por el principio de
aportación de parte, mientras que, a su vez, los procesos inspirados en el principio de la
oficialidad lo estarán también por el de la investigación de oficio. Sin embargo, no se los
puede hacer sinónimos o necesariamente correlativos, como ocurrió durante mucho
tiempo en la generalidad de las doctrinas tanto italiana, española como latinoamericana,
ya que sus fundamentos son completamente distintos. En efecto, estos últimos, a diferencia
de los principios dispositivo y de la oficialidad, no derivan del carácter privado o colectivo
de los intereses discutidos, puesto que la aportación de parte o la investigación de oficio, se
refieren a la conformación del proceso y no a la disposición de su objeto.

a) Principio de aportación de parte. Se caracteriza porque el dominio sobre el material


procesal que constituirá fundamento de la sentencia, corresponde a las partes litigantes.
Por lo tanto, a ellas corresponde tanto la introducción de los hechos en el proceso, como
también su prueba.
El punto de contacto con el principio dispositivo es evidente, puesto que éste
determina que sean las partes las que deban introducir los elementos fácticos esenciales
integradores de la causa de pedir, ya que junto al petitum constituyen el objeto del
proceso; mientras que el principio de aportación de parte, establece que son los litigantes
los que deban realizar la actividad probatoria para probar esas alegaciones efectuadas
por las mismas.
La prueba de estos últimos hechos son los que permitirán que el actor pueda
conseguir que su demanda sea acogida, o bien, que haga posible que él demandado
obtenga el rechazo de la demanda.
Igualmente, en función de este principio, se les confiere la iniciativa para solicitar la
recepción de la causa a prueba y para proponer que se practiquen las concretas
diligencias probatorias, haciendo uso de los medios probatorios correspondientes. Es así que
en un proceso informado completamente por el principio de aportación de parte, el juez
no puede tener en cuenta hechos que las partes no hayan alegado, ni tampoco decretar
de oficio, diligencias probatorias que las partes no hayan propuesto (constituye excepción
a ello las medidas para mejor resolver - MMR).
A estas notas responde el procedimiento civil chileno, con mayor fuerza en la
redacción original, y con morigeraciones en virtud de reformas que se le han ido
introduciendo con posterioridad, Con carácter general, este principio se encuentra
reconocido en el Art. 160 del CPC, conforme al cual “las sentencias se pronunciarán
conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido

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expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o
permitan a los tribunales proceder de oficio”, siendo esto último una situación excepcional.
En materia probatoria, tenemos disposiciones tales como el Art. 402 del CPC,
conforme al cual se deben considerar como ciertos los hechos personales confesados por
los litigantes, lo que incluye los reconocidos en sus respectivos escritos, al margen incluso de
la propia convicción del juez.
También se concede a las partes la iniciativa preponderante en la práctica de todas
las diligencias de prueba, ya que éstas deben proponer los medios concretos de que
piensan valerse. Art. 320 del CPC, respecto a la prueba de testigos, que exige a los
litigantes una minuta de los puntos sobre los que piensa pedir prueba testimonial y una
nómina de los testigos; Art. 385 del CPC, respecto a la confesión; Art. 403 del CPC, en
relación a la inspección personal del tribunal, etc.).
Sin embargo, ya desde su redacción original, nuestro CPC del año 1902, recogiendo
tendencias más modernas en la configuración de los procedimientos y, superando en este
punto, por ejemplo, a la Ley de Enjuiciamiento Civil Española del año 1881, confiere
importantes facultades al tribunal que atenúan la completa pasividad en que se lo
pretendía dejar por el liberalismo extremo vigente a la época de su redacción. Por
supuesto, que esta tendencia a conferir mayores facultades de dirección del proceso a los
jueces, se ha incrementando con el tiempo, a través de numerosas reformas legales.
Es así, entonces, que actualmente se admiten numerosas y muy importantes
excepciones a este principio de la aportación de parte, que en buenas cuentas vienen a
traducirse en el acogimiento de manifestaciones del opuesto principio de investigación de
oficio, que analizaremos a continuación.

b) Principio de investigación de oficio o inquisitivo. Superando una concepción extrema


de la oposición entre este principio y el de aportación de parte, conforme a la cual habría
que concluir que correspondería al órgano jurisdiccional el dominio del material de hecho
que constituye el fundamento fáctico de la sentencia, actualmente este principio está
definido desde el punto de vista de las partes.
Con esta base, se acepta que el principio de investigación de oficio implica que la
actividad alegatoria y probatoria de las partes no vincula ni limita los poderes de dirección
material del juez o tribunal dirigidos a la investigación y prueba de los hechos.
Esto significa que el órgano jurisdiccional está obligado por si mismo a la aportación
de los datos fácticos y a la práctica de la prueba con independencia de la voluntad de las
partes.
El fundamento de este principio inquisitivo, se halla en la idea de que existen bienes
jurídicos que interesan a la sociedad, de modo que, su determinación en el proceso no se
puede dejar a la sola voluntad de las partes. Es así, que se estima que el establecimiento
del contenido de la cuestión, sobre la que versa el juicio, se debe obtener mediando
también la actividad del tribunal, por lo que la aplicación de este principio da origen a un
procedimiento que se reduce a una investigación judicial, denominada instrucción o
inquisición.
Evidentemente, este principio se manifiesta preferentemente en el procedimiento
penal y, en general, en todos los procesos en que recibe aplicación el principio de la
oficialidad, sin perjuicio de sus manifestaciones al excepcionar el principio de aportación
de parte.
En materia civil, este principio sólo rige excepcionalmente, aunque lo ha ido
haciendo con mayor intensidad a medida que se ha ido reconociendo la existencia de un
interés público en la solución de los conflictos, de modo tal, que se han de reconocer
mayores facultades a los jueces para quedar en disposición de hacerlo. Por esa razón

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contamos hoy en día con una buena cantidad de disposiciones del CPC, cuyo sentido es la
aplicación del principio de investigación de oficio.
La norma más clásica en ese sentido, es el Art. 159 del CPC, que confiere a los jueces,
dentro del plazo para dictar sentencia, la facultad para decretar de oficio las
denominadas "medidas para mejor resolver - MMR". Estas dicen relación con
prácticamente todos los medios probatorios que contempla el CPC; confiriéndole al juez la
posibilidad de decretar su práctica, aunque existe una importante limitación respecto a la
prueba testimonial.
Asimismo, en las normas que regulan la práctica de los diferentes medios probatorios,
hallamos importantes manifestaciones de este principio, por ejemplo, el Art. 412 del CPC,
que autoriza al juez para decretar de oficio la prueba pericial en cualquier estado del
juicio.
Del mismo modo, en los interdictos posesorios se contienen normas que autorizan al
juez a obrar de oficio. Específicamente en la denuncia de obra ruinosa, en el Art. 571 del
CPC, se dice que presentada la querella "el tribunal practicará, a la mayor brevedad,
asociado de un perito nombrado por él mismo y con notificación a las partes y asistencia
de la que concurra, una inspección personal de la construcción o árboles denunciados".
Incluso se establece que "cuando la diligencia de reconocimiento no haya sido practicada
por el tribunal, podrá éste, disponer como medida para mejor resolver, disponer que se
rectifique o amplíe en los puntos que estime necesarios" (Art. 572 inciso 2° del CPC).

5.4.3. Principio de la oralidad y principio de la escrituración


Más que principios, la oralidad y escrituración, teniendo en cuenta que llevan
consigo la aplicación de otros principios de similar naturaleza e importancia, se ha dicho
con razón, que ante la oralidad y la escrituración, nos encontramos ante dos modos de
hacer el proceso completo, antes que frente a la forma que pueda adquirir un único acto
procesal.

a) Principio de la oralidad. Es el principio que permite basar la resolución judicial sólo en


el material procesal y, en particular, de la prueba, aportados en forma oral.
Esto se traduce en que la expresión oral se transforma en el medio de comunicación
entre las partes y el tribunal.
La doctrina resalta que en la actualidad es imposible configurar un procedimiento
totalmente oral - así como tampoco uno totalmente escrito, reduciéndose la cuestión al
predominio de la oralidad, pero no a su exclusividad. Se trata, en definitiva, de delimitar
qué actos pueden realizarse por escrito sin que el proceso deje de estar informado por la
oralidad.
En la necesidad de tratar de establecer lo que caracteriza a un procedimiento
estructurado en base a la oralidad, se ha dicho que su momento más relevante es una
audiencia oral en la que el juez toma contacto directo con las pruebas personales y con las
partes, Es decir, el material probatorio en base a los cuales forma su convencimiento, se
adquiere a través de la percepción directa del tribunal, de la información que ve y percibe
a través de sus propios sentidos.
La oralidad fue dominante en el Derecho Romano clásico y en el Derecho
Germánico, aunque a partir del siglo XII comenzó a renacer la tendencia hacia la oralidad,
especialmente en el ámbito penal, pero también con reflejos en el civil. La Ordenanza
Procesal Civil Alemana del año 1877 y la Austriaca del año 1895, fueron los primeros cuerpos
legales modernos de este orden en incorporar la forma oral.
En el ordenamiento procesal chileno, hasta antes de la Reforma Procesal Penal (Año
2000) y de la creación de los Tribunales de Familia y de la consagración de los Nuevos

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Tribunales Laborales, la oralidad prácticamente no recibía aplicación en el Derecho


nacional, lo que se mantiene en el procedimiento civil actual, que es total y absolutamente
escrito, sea porque esta especialmente consagrado de esa manera o porque la práctica
de los tribunales la ha ido imponiendo como ocurre por ejemplo en el caso del juicio
sumario (Art. 682 del CPC).
Las pocas excepciones que suelen citar los autores nacionales, son la relación que
deben hacer los relatores ante los tribunales colegiados (Art. 372 Nº 4 COT), y los alegatos
que pueden realizar los abogados en la mayoría de las causas que conocen estos mismos
tribunales. (Art. 226 y 223 del CPC). Empero, en ambos casos parece que se trata de un
profundo error sostener que son actuaciones orales, puesto que la primera es apenas un
resumen de un expediente, pero no suprime sino que profundiza la escrituración como
fuente de información del tribunal para dictar sus resoluciones, y los segundos, constituyen
en definitiva un mero ejercicio de oratoria, que generalmente influye poco en el resultado
final del juicio, ya que se sigue fallando en base a la lectura o al relato del expediente
escrito.

b) Principio de la escrituración. Es aquel principio que sólo permite al tribunal tomar en


consideración para fundar su sentencia en un proceso, los datos deducidos o alegados por
escrito.
Es decir, la fuente de la información en base a la cual el juez funda su
convencimiento, será únicamente la lectura del expediente, donde están contenidas las
presentaciones y prubas de las partes.
Nuevamente hay que tener presente para concluir que un procedimiento está regido
por él que se trata de identificar el predominio de la escritura y no su implantación
absoluta. Aun en los procedimientos regidos por la escrituración pueden haber actos orales,
de modo que la cuestión consiste en establecer qué actos, a pesar de haberse realizado
oralmente, no impiden que e! procedimiento pueda calificarse de escrito.
Debemos recordar que al igual que la oralidad, la escrituración constituye más bien
un modo de hacer el proceso, un modelo procesal de características opuestas al del
modelo procesal oral, antes que la forma de un único acto procesal.
Si se quiere identificar un dato que caracterice la escrituración como principio de
este orden, debe ser el de la accesoriedad de toda actuación oral, entendida en el
sentido de que el juez dictará sentencia basándose en los actos realizados por escritos o en
la documentación de los actos que se hayan llevado a efecto en forma oral.
Existiendo quienes se declaran partidarios de los procedimientos estructurados en
base a este principio de la escriturazación, en abono de su postura arguyen que permite
mayores facilidades para el conocimiento exacto del contenido de la causa por el tribunal
superior, al ser impugnada la resolución de un inferior, por la existencia de un expediente
escrito. Desde luego, tal ventaja es claramente insuficiente frente al gran defecto que
presentan un procedimiento escrito: impedir que las partes puedan tomar contacto directo
con el juez, que éste oiga sus alegaciones y que tome conocimiento directo de las
diligencias de prueba. De allí que la tendencia actual sea la de constituir procedimientos
basados en la oralidad en toda clase de materias.
Este principio de la escrituración rige plena, cabal y absolutamente, sin excepciones,
en todos nuestros procedimientos civiles y especiales.
De hecho, la observación atenta de nuestros procesos, parece haber inspirado la
calificación de ser "desesperadamente escritos" efectuada por Alcalá-Zamora y Castillo,
que se ha aplicado a muchos del entorno hispanoamericano.
Comprueban la absoluta vigencia de este principio, en el procedimiento civil, entre
otros, el Art. 61 del CPC: "De toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el

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proceso..."; a lo que se añade el Art. 169 del CPC, conforme al cual, todas las resoluciones
judiciales deben ser igualmente escritas.
En la fase probatoria rige también en forma expresa la escrituración, especialmente
en las siguientes situaciones; resolución que recibe la causa a prueba; confesión judicial
expresa; prueba instrumental, que algunos sólo reducen a la escritura; y, las que ordenan la
práctica de diligencias probatorias (Art. 318 a 324 del CPC), etc.
Son incluso escritos, los procedimientos en los que expresamente la intención del
legislador, es que sean de carácter oral. Quizás el caso más importante sea el del
"procedimiento sumario", respecto del que el legislador dice perentoriamente: "El
procedimiento sumario será verbal". (Art. 682 del CPC). Sin embargo, es también en la
práctica judicial un procedimiento escrito, tanto o más que el ordinario de mayor cuantía. Y
esto porque en la práctica de los tribunales no se ha logrado implementar la oralidad,
porque se dispone inmediatamente después de proclamarla, "pero las partes podrán, si
quieren, presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos invocados y las
peticiones que se formulen" (Art. 682 del CPC), y, finalmente, siendo de aplicación
supletoria las normas que rigen el procedimiento ordinario, con facilidad logran arrastrar a
este procedimiento sumario, que debiera ser predominantemente oral, a la escrituración
de cada una de las actuaciones procesales que se verifican en el mismo.

5.4.4. Principios Procesales que son una consecuencia del principio de la oralidad:
a) principio de la inmediación;
b) principio de la concentración, y;
c) principio de la publicidad.
La forma oral del proceso trae consigo una serie de principios íntimamente ligados
entre sí, que al concurrir siempre asociados hacen difícil determinar si alguno de ellos es
prioritario respecto del primero; es decir, si son consecuencia de la oralidad, o, si su
concurrencia es la que determina que el proceso adopte la forma oral.
Concretamente, estos principios son los señalados precedentemente:
- Principio de inmediación,
- Principio de concentración y
- Principio de publicidad.

ANALISIS PARTICULAR DE ESTOS TRES PRINCIPIOS


a) Principio de inmediación. Este principio de la inmediación exige que el juez que debe
pronunciar la sentencia haya asistido a la práctica de las pruebas de las que extrae su
convencimiento y haya entrado, por lo tanto, en relación directa con las partes, con los
testigos, con los peritos y con los objetos de! juicio, de forma que pueda apreciar las
declaraciones de tales personas y las condiciones de los sitios y cosas litigiosas, fundándose
en la impresión inmediata recibida de ellos y no en referencias ajenas.
La importancia de la inmediación en la práctica de la prueba es manifiesta, razón
por la que es frecuente que como principio procedimental, la inmediación sólo sea referida
a la actividad probatoria, que es en el ámbito en el que tiene sus manifestaciones más
importantes, pero en la que no se agota, pues su contenido es aun, mucho más amplio.
Los procedimientos presididos por el principio de la oralidad son los únicos en los
que se cumple casi automáticamente con la inmediación, aunque es cierto que en teoría
también podría estar presente en los procedimientos regidos por el principio de la
escrituración, pero por la expansiva agresividad que muestra esta última, se trata de una
combinación casi imposible de mantener.

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No existiendo procedimientos orales propiamente tales en nuestro Derecho


Procesal Civil y ni siquiera excepciones significativas a la escrituración, la inmediación se
encuentra también casi completamente ausente en nuestros procedimientos de este
orden, en lo que constituye uno de los reproches más sensibles que las personas hacen al
actual sistema judicial: la dificultad para acceder al juez.
Parece exagerado, por tanto, sostener que "dentro del procedimiento civil nuestro
legislador ha querido que, sobre todo en materia probatoria respecto de la prueba
confesional y la prueba testimonial, rija el principio de la inmediación", toda vez que en
realidad, en virtud de otros preceptos legales, como reconocen estos mismos autores, por
muy diversas razones, este principio no tiene ninguna aplicación.
Ni siquiera cambian la situación algunos preceptos del CPC que ordenan una
intervención directa del juez en la práctica de las pruebas, tales como por ejemplo, el Art.
724 del CPC, que a propósito del juicio de mínima cuantía, por cierto, sin ninguna vigencia
práctica, facultan al juez para estimar la prueba "conforme a conciencia y según la
impresión que le haya merecido la conducta de las partes declarantes en el juicio y la
buena o mala fe con que hayan litigado en él"; en relación a la prueba testimonial, el Art.
365 del CPC, que establece que "los testigos serán interrogados personalmente, por el juez
(...)" y el Art. 366 del CPC, conforme al que "cada parte tendrá derecho para dirigir, por
conducto del juez, las (...)"; respecto a la prueba de confesión en juicio, el Art. 388 del CPC,
establece que"(...). Siempre que alguna de las partes lo pide, debe el tribunal recibir por si
mismo la declaración del litigante"; y también en relación a la inspección personal del
tribunal, el Art. 405 del CPC, dispone que: "se llevará a efecto la inspección con la
concurrencia de las partes y peritos que asistan, o sólo por el tribunal en ausencia de ellas",
a lo que añade el Art. 407 del CPC, que: "de la diligencia de la inspección se levantará
acta, en la cual se expresarán las circunstancias materiales que el tribunal observe (...)" y
que concluye en el Art. 408 del CPC, al ordenar que: "la inspección personal constituye
prueba plena en cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca
en el acta como resultado de su propia observación". Incluso en el propio Mensaje del CPC,
se insiste en la necesidad de la inmediación, preceptos legales todos que ninguna
aplicación tienen en la práctica procesal nacional y el Derecho Procesal tiene que operar
siempre con la realidad, por lo que no existe ningún fundamento para considerar vigente
en nuestro sistema procesal este principio de la inmediación en materia civil.
En realidad, lo que se aplica, son otros preceptos legales, algunos situados en
cuerpos legales distintos al del CPC, que autorizan que estas diligencias probatorias
fundamentales para la resolución de la controversia, se lleven a efecto por personas
diferentes al tribunal. Así tenemos que la prueba testimonial y la prueba confesional son
verificadas ante un receptor judicial, quien se limita en la práctica, a tomar acta de lo
obrado, la que sólo es leída por el juez al momento de dictar sentencia o de resolver un
incidente durante la recepción de la prueba, lo que puede acontecer mucho tiempo
después de su práctica, y que ningún problema ofrece para que sea hecha por un juez
(persona natural) distinto al que se desempeñaba en el tribunal al momento en que se
rindió la prueba.

b) Principio de concentración. Constituye una de las consecuencias más importantes de


la oralidad, ya que es la expresión exterior que asume el proceso oral y la que produce los
efectos más llamativos, pues se concreta en la brevedad de los juicios.
Tales su importancia en relación a la oralidad que no ha faltado quien confieren a la
concentración el rol esencial, al que supedita la oralidad, de modo que preconiza la
utilización de la expresión "juicio concentrado" en lugar del juicio oral.

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La doctrina distingue actualmente en este principio de concentración dos puntos de


vista complementarios; uno referido a la actividad procedimental, y otro que atañe al
contenido del proceso.
Desde la primera perspectiva, actividad procedimiental, supone que los actos
procesales se desarrollen en una sola audiencia y, si ello no es posible, en varias audiencias
próximas temporalmente entre sí (audiencias continuas), de modo que el juez, en el
momento de dictar sentencia, conserve en su memoria las manifestaciones efectuadas por
las partes y el resultado de las pruebas practicadas. En la práctica, en los procedimientos
nacionales y extranjeros orales, este aspecto del principio se manifiesta en tratar de impedir,
salvo causas muy justificadas, la suspensión del juicio oral una vez iniciado el mismo.
Desde un segundo punto de vista, contenido del proceso, hace aplicable la
concentración a las cuestiones prejudiciales, previas e incidentales, evitando, en la medida
de lo posible, su tratamiento separado y las impugnaciones con efecto suspensivo, Se trata
de evitar de este modo, el tratamiento separado de estas cuestiones accesorias a lo
principal, para no paralizar o diferir el negocio principal, procurando así conducir un
proceso de mayor eficacia.
La concentración del procedimiento no significa que no exista una fijación legal
ordenada de momentos y oportunidades para realizar las diversas actuaciones procesales,
ni tampoco que el juez no tenga facultad para ordenar los debates y evitar alegaciones y
pruebas efectuadas sólo con ánimo dilatorio.
Desde luego, la concentración se encuentra regularmente ausente en nuestros
procedimientos civiles, ya que ninguno de ellos se desarrolla efectivamente en base a
audiencias orales.
Esto, a pesar de que, como hemos dicho, es la introducción de este principio de la
concentración, el que justifica entre nosotros la existencia del "procedimiento sumario" (Art.
683 y siguientes del CPC), al que la ley trata de dotar, sin éxito en la práctica, de esta
característica, ya que fácilmente su tramitación se dispersa en el tiempo y puede durar
tanto o más que un procedimiento ordinario.

c) Principio de la publicidad. El último de los principios que se encuentra íntimamente


conectado con la forma oral de los procedimientos, es el principio de la publicidad.
Es lo cierto que la publicidad tiene dos aspectos diferentes. El primero es el de la
publicidad en relación a las partes, y el segundo, el de la publicidad respecto a las demás
personas, es decir, a los terceros o al público en general.
Sin embargo, según se ha sostenido por Montero Aroca, el primer aspecto, no
constituye un principio procedimental, sino una de las manifestaciones de la defensa como
garantía constitucional de todo proceso, ya que lo mínimo que se requiere para poder
intervenir en un juicio y eso trata de asegurar siempre el derecho a la defensa, es saber en
qué consiste la demanda o acusación. Tal cual se ha señalado, el proceso puede ser
secreto respecto a los que no son partes, pero sin oportunidad de defensa o de
bilateralidad para los que son partes, simplemente no nos encontraremos en presencia de
un verdadero proceso.
Como principio procesal, la publicidad de las actuaciones procesales se encuentra
reconocida en el Art. 9° del COT: "Los actos de los tribunales son públicos, salvo las
excepciones expresamente establecidas por la ley".
En materia civil, esta disposición alcanza plena aplicación, sin que apenas existan
excepciones. Distinta es la situación en el proceso penal, Art.44 CPP, en que la publicidad
alcanza a los intervinientes, más no a los terceros, ya que los registros son públicos respecto
de cualquier personas sólo después de 5 años de haberse verificado las actuaciones
respectivas.

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5.4.5.Principios que son consecuencia del principio de la escrituración del procedimiento:


a) principios de mediación,
b) principio de la preclusión y de eventualidad, y
c) principio del secreto
La forma escrita del procedimiento genera una serie de caracteres propios, opuestos
a los que concurren en el procedimiento oral, aunque debemos recordar, una vez más,
que no existen procedimientos completamente escritos, pues siempre podrán incluir
algunas actuaciones verbales.

a) Principio de mediación. Supone que entre el juez y las personas que intervienen en el
proceso no se produce una relación directa, sino que está intermediada por otros
funcionarios, principalmente subalternos del juez.
Es aquel principio en virtud del cual, el tribunal no tiene un contacto directo con las
partes, con el material mismo de la causa y la prueba rendida en ella, sino que toma
conocimiento y tiene contacto a través de un agente intermediario. (Funcionarios del
tribunal-receptor judicial principalmente).
Se lo encuentra presente, al igual que acontece con su antagónico principio de la
inmediación, esencialmente en la práctica de las pruebas, pero no previendo la ley la
intervención del juez ni la necesidad de su contacto con los medios de prueba de carácter
personal.
Constituye el principio vigente en prácticamente todos los procedimientos civiles
existentes en nuestro país. Y ello a pesar, como hemos dicho, de que existen múltiples
preceptos normativos que tratan de imponer la inmediación.
Se suele argumentar en nuestro país y en otros del mismo entorno cultural, que la
inmediación no se puede llevar a afecto "por razones no del todo imputables a los jueces",
que serían atribuibles al exceso de trabajo que se les impone, de modo tal, que se les haría
a los mismos, físicamente imposible estar presente simultáneamente en la práctica de todas
las pruebas que se rinden ante el tribunal.
Sin negar las razones de ese orden, pareciera que es el procedimiento escrito vigente
en nuestro país, el que se revela incompatible con la inmediación, es decir, es el
procedimiento consagrado legislativamente y en la práctica procesal, el que trae siempre
consigo la mediación.
Y esto por varias razones:
i) porque al estarle permitido al juez fallar con los antecedentes escritos, no se le obliga y ni
siquiera se le incentiva a estar en contacto directo con las partes y a estar presente en la
práctica de las pruebas;
ii) luego, porque tampoco está el órgano jurisdiccional seguro de que será él quien
posteriormente dictará la sentencia, considerándose de hecho en nuestro ordenamiento
procesal, absolutamente natural el cambio de juez durante la tramitación de los
procesos (subrogación-traslado-etc.);
iii) y, por último, tampoco se logra la inmediación en un procedimiento escrito, como los
nuestros, a pesar de todas las normas legales que tratan de consagrarlo, porque el
juzgador no dicta nunca la sentencia bajo el recuerdo cercano de lo presenciado, dado
para ello el lapso considerable que transcurre desde la práctica de las pruebas hasta el
momento en que ha de dictarse la sentencia respectiva.

b) Principios de preclusión y eventualidad. En contraposición al principio de


concentración que rige en los juicios orales, en los procedimientos escritos se alzan los
principios de la preclusión y de la eventualidad.

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La preclusión se explica porque en los procedimientos escritos se exige que se


establezcan lapsos (plazos) determinados para que cada parte cumpla con sus respectivos
trámites y se los comunique a la otra, lo mismo que acontece con las resoluciones del juez,
Por esta razón, el proceso resulta dividido en fases o periodos que se habrán de desarrollar
ordenadamente en el tiempo.
Siendo así, conforme a este principio de la preclusión, las partes deben realizar cada
acto procesal, en el momento que corresponde, y el que así no lo hace, pierde su
oportunidad de hacerlo.
Concretamente, la preclusión consiste en la pérdida, extinción o caducidad de una
facultad procesal, que se produce por no haberse ejercido el derecho en la oportunidad
prevista por la ley, o no haberse observado el orden señalado por la ley para su ejercicio,
por haber realizado un acto incompatible con el ejercicio de la facultad o por haberse
ejercitado ya una vez válidamente la facultad.
De acuerdo a este concepto, las formas en que opera la preclusión de la facultad de
realizar un acto procesal son cuatro:
i) por no haberse ejercido dentro del plazo establecido por la ley;
ii) por no haber respetado en su ejercicio el orden establecido por la ley para
llevarla a efecto;
iii) por haber realizado un acto incompatible con su ejercicio, y
iv) por haberse ejercido válidamente,
En nuestro ordenamiento, la concreción normativa de la preclusión, se encuentra en
el Art. 64 del CPC, al establecer que "los plazos que señala este Código son fatales,
cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquellos establecidos para la realización
de actuaciones propias del tribunal.” En consecuencia, la posibilidad de ejercer un
derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En
estos casos, el tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la
prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo.
Lo cierto es que la necesidad de la preclusión se advierte en todos los
procedimientos, cualquiera sea su forma procesal, escrita u oral. Pero la preclusión es
imprescindible para hacer avanzar el proceso escrito ordenadamente. Es la que hace
posible, junto a la facultad para proceder de oficio, que los procesos, una vez puestos en
movimiento, puedan llegar a su final.
A su vez, dividido el procedimiento en fases, en cada una de las cuales deben
llevarse a efecto determinadas actuaciones, se exige a los litigantes que acumulen en
cada una de ellas los medios de ataque o defensa de que dispongan para no perder la
oportunidad de hacerlo. Surge entonces, el denominado principio de la eventualidad o de
la acumulación eventual.
Conforme a este último principio, es que se permite hacer valer alegaciones o
argumentaciones, incluso incompatibles entre sí, para el caso de que si una no es
estimada, puedan ser acogidas las demás deducidas en forma alternativa o subsidiaria.
En Chile, dan cuenta de la vigencia de este principio, preceptos tales como los Art.
254 y 309 del CPC, que obligan a las partes a incluir respectivamente en su demanda y
contestación a la demanda, todas sus alegaciones; el Art. 170 Nº 6 del CPC, que al
establecer los requisitos de las sentencias, autoriza para omitir el pronunciamiento sobre las
acciones o excepciones "que sean incompatibles con las aceptadas"; el Art. 208 del CPC,
que autoriza al tribunal de alzada para "fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia
y sobre las cuales no se haya pronunciado la sentencia apelada, por ser incompatibles con
lo resuelto en ella, sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior", etc.
Incluso en materia de incidentes, se obliga a que todos aquellos incidentes cuyas causas
existan simultáneamente, deberán promoverse al mismo tiempo. (Art. 85 inciso 1° del CPC).

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c) Principio del secreto. Se vincula este principio con la escrituración del procedimiento
y de las actuaciones judiciales, porque en la práctica un procedimiento escrito puede ser
fácilmente transformado en secreto. Nos referimos, por cierto a la publicidad respecto de
terceras personas y del público en general, porque la exigencia de dar cuenta de las
actuaciones procesales a las partes e interesados, como hemos visto, es una exigencia de
la garantía constitucional de la defensa.
No obstante, en nuestro procedimiento civil, rige expresamente el principio de la
publicidad (Art. 9° del COT), que resulta así combinado con un proceso escrito.
Sin embargo, en la práctica, se advierte que la vigencia de la publicidad no resulta
del todo posible en un procedimiento escrito, Según se ha advertido, las "dificultades
derivan de que consistiendo el procedimiento en que las partes presenten sus escritos en
los juzgados y tribunales y el juez dicte los proveídos necesarios, lo único que presenciaría
el público seria la entrega de esos escritos, Además, sin tener conocimiento de ellos,
presenciar la práctica de una prueba o la celebración de una vista se convierte en algo
ininteligible y carente de sentido para terceras personas".

5.4.6. Principio de economía procesal


Persigue obtener el máximo resultado en la obtención del juicio jurisdiccional, con el
menor desgaste posible de la actividad jurisdiccional.
En el fondo, es una aplicación de la economía en general, conforme a la cual el
proceso constituye un instrumento de otorgamiento de tutela; no puede exigir un gasto
superior al valor de los intereses en juego.
Se traduce, por lo tanto, en una serie de importantes consecuencias, entre las cuales
pueden citarse las siguientes:
a) Adopción de procedimientos adecuados según la naturaleza del asunto. Que mientras
menor sea el valor de lo discutido, menor ha de ser el desgaste que exija la tramitación
del proceso. Esto incluye la reducción del número de instancias y también de la
posibilidad de interponer otra clase de recursos.
b) Limitaciones de las pruebas onerosas. Esto se traduce en impedir la práctica de
aquellas que impliquen un desembolso excesivo en relación al valor de lo debatido.
c) Evitar todo derroche jurisdiccional, vale decir, practicar diligencias o actuaciones que
no sean útiles o que puedan llevarse a efecto con menores costos, económicos y
humanos.
Es una afirmación común de los autores, la de que en nuestro Derecho Procesal Civil,
recibiría plena aplicación el principio de economía procesal, lo que, sin embargo, parece
altamente discutible.
En efecto, en materia civil, se crean una serie de procedimientos, para tramitar las
cuestiones según el valor de lo discutido. Así, como veremos más adelante, existen
procedimientos de mínima cuantía, de menor cuantía y de mayor cuantía, además del
juicio sumario. Tal situación, indudablemente afecta la tramitación de los diversos
procedimientos, complicando a los operadores al tener que aplicar distintos criterios para la
solución de los mismos problemas que se presentan en la tramitación de una causa.
Luego, tenemos que en el ámbito probatorio, se establecen oportunidades
determinadas para rendir las pruebas, que, por ejemplo, en el procedimiento civil ordinario,
tratándose de la testimonial, es el término probatorio. Tal situación también afecta, la
tramitación de un procedimiento, creando oportunidades en las cuales cumplir las
diligencias, no justificándose que la prueba que las partes deban presentar, pueda rendirse
en cualquier oportunidad.

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Asimismo, en materia de prueba, se excluyen ciertos medios de prueba para


establecer determinados hechos, como por ejemplo, se prohíbe la prueba testimonial para
acreditar las tachas (Art. 378 del CPC).
Más en general, se contemplan ciertas limitaciones para las partes en la utilización de
los diversos medios de prueba previstos en la ley. Así por ejemplo, en la prueba testimonial
sólo se admiten hasta 6 testigos por cada parte de cada uno de los hechos que deben
acreditarse (Art. 372 inciso 1° del CPC).

5.4.7. Principio de la buena fe o de la probidad procesal


Es aquel que establece que el proceso debe desarrollarse de buena fe, esto es, las
partes deben actuar con honorabilidad, no permitiendo que ni dentro del proceso ni a
través de él, se actúe por las partes torcidamente para lograr objetivos ilícitos.
Es lo cierto que en ocasiones el procedimiento se presta para el abuso o el fraude,
dejando de lado su carácter de instrumento para facilitar el acceso a la jurisdicción y el
otorgamiento de la tutela jurisdiccional. A impedir la consumación de este torcido objetivo,
se dirige el principio de la buena fe, que tiene diversas manifestaciones, todas de la
máxima importancia.
Lo primero es que en su virtud, los órganos jurisdiccionales tienen un deber de control
de la rectitud con que se utilizan las normas de procedimiento, para lo cual deben ejercer
todas sus facultades.
Aunque este deber no está expresamente establecido en nuestro sistema, a
diferencia de otros ordenamientos (Así por ejemplo, ocurre en el artículo 11.2 Ley Orgánica
del Poder Judicial, Española: "Los juzgados y tribunales rechazarán fundadamente las
peticiones, incidentes y excepciones que se formulen con manifiesto abuso de derecho,
entrañen fraude de ley o procesal"), existen algunas manifestaciones como, ocurre por
ejemplo, en el Art. 88 inciso 2° del CPC, en que se señala que la parte que ha promovido y
perdido dos o más incidentes en un mismo juicio, no podrá promover ningún otro sin que
previamente haga un depósito en !a cuenta corriente del tribunal, cuyo monto será
determinado considerando la actuación procesal de la parte, aunque "si observara mala
fe en la interposición de los nuevos incidentes podrá aumentar su cuantía hasta por el
duplo"; pudiendo en la misma resolución que rechace el nuevo incidente, "imponer
personalmente al abogado o al mandatario judicial que lo hubiera promovido, por vía de
pena, una multa a beneficio fiscal (...), si estimare que en su interposición ha existido mala
fe o el claro propósito de dilatar el proceso" (Art. 88 inciso 4° del CPC).
En segundo lugar, tal como se establece en otros sistemas procesales, los obstáculos
formales y los defectos procedimentales no deben ser motivos que, por regla general,
impidan el examen del fondo del asunto, Esto es de la máxima importancia, porque
importa situar al proceso en su lugar exacto; un medio para lograr una decisión jurídica, y
no un fin en si mismo.
En nuestro Derecho haría falta una norma como la que se encuentra en el Art. 11.3
de la Ley Orgánica del Poder Judicial Español; que señala que "Los tribunales deberán
resolver siempre las peticiones que les formulen, y sólo podrán desestimarías por motivos
formales cuando el defecto fuere insubsanable o no se subsanare por el procedimiento
establecido en las leyes".
Una manifestación en nuestro procedimiento, lo encontramos en la proscripción de
las nulidades fundadas en vicios formales cuando no produzcan, como se dice en nuestro
CPC, "un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad" (Art. 83 inciso 1° del CPC).
Por último, también debería ser una concreción de este principio, de la buena fe o
de la probidad procesal, una norma que establezca que las pruebas obtenidas, directa o
indirectamente, violentando los derechos fundamentales, no pueden surtir efecto alguno.

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Este principio de probidad procesal, es lo que se establece en el Derecho español y


aunque una norma semejante no se encuentra establecida expresamente en nuestro
Derecho Procesal Civil, habría de derivarla de otras normas jurídicas.
El principio referido de la buena fe, ha recibido reciente consagración legal en
nuestro derecho, en materia procesal penal. En efecto, el Art. 276 inciso 2° del CPP,
contempla expresamente la exclusión de estas pruebas obtenidas con inobservancia de
garantías fundamentales.
En el anteproyecto de CPC en actual tramitación en el Congreso nacional, se
recoge el principio de la buena fe procesal.40

CAPITULO II
DE LAS DISPOSICIONES COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO

I.- INTRODUCCION.41
Las Disposiciones Comunes a todo Procedimiento están contenidas en el Libro I del
CPC, entre los Arts. 1° a 252, regulándose específicamente las siguientes materias, algunas
de las cuales serán desarrolladas en particular, en el presente estudio, quedando las
restantes para la revisión de cada uno de los alumnos:
 Aplicación del Código de Procedimiento Civil (Título I)
 Comparecencia en Juicio (Título II complementado por Ley N° 18.120)
 Pluralidad de Acciones y de Partes (Título III)
 Cargas Pecuniarias a que están sujetos los litigantes (Título IV)
 Formación del Proceso, su custodia y su comunicación a las partes (Título V)
 Notificaciones (Título VI)
 Actuaciones Judiciales y Plazos (Título VII)
 Rebeldías (Título VIII)
 Incidentes Ordinario y Especiales (Títulos IX a XVI)
 Resoluciones Judiciales, Cosa Juzgada, Reposición y Aclaración (Título XVII)
 Recurso de Apelación (Título XVIII)
 Procedimientos de Ejecución de Resoluciones (Título XIX)
La gran importancia práctica que revisten las normas contenidas entre las
disposiciones comunes a todo procedimiento, se debe fundamentalmente a las siguientes
razones:
1. Son de aplicación general a todos los procedimientos regulados en el CPC, salvo norma
expresa en contrario.
2. Son de aplicación general a todos los procedimientos civiles regulados en leyes
especiales fuera del Código de Procedimiento Civil.
3. Se aplican por remisión a los procedimientos penales reglamentados antiguamente en
el CPP, salvo que se opongan a las normas que este establezca Art. 43 del CPP), así
como, en los procedimientos penales contemplados en el actual CPP (Art. 32, 52 del
CPP); se aplican además, en todos los procedimientos penales reglamentados en leyes
especiales y que se remitan al procedimiento por crimen o simple delito de acción penal
pública y que no tengan norma expresa en contrario.

40Venegas Marquez, Sonnia. El Principio de la Buena Fe en el Proyecto de Reforma Procesal Civil. Memoria para optar al grado de Licenciada en Ciencias
Jurídicas y Sociales. Facultad de Ciencias Jurídicas. Universidad Pedro de Valdivia. 2014.
41 Cortes-Monroy Fernández, Jorge. Apuntes de Clases del Prof. Cristian Maturana Miquel. Curso de Derecho Procesal II. Universidad de Chile. Año 2010.

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II.- LAS PARTES EN EL PROCESO

1. Concepto de Parte:
“Nosotros decimos que ante el juez están las partes. Se denomina partes a los sujetos
de un contrato: por ejemplo, al vendedor y al comprador, al arrendador y al arrendatario,
al socio y al otro socio; e igualmente a los sujetos de una litis: el acreedor, que quiere
hacerse pagar, y al deudor que no quiere pagar; el propietario que quiere la entrega de su
casa, y el inquilino que quiere continuar habitándola; y, finalmente, se denomina también
así a los sujetos del contradictorio, o sea de aquella disputa que se desarrolla entre los dos
defensores en los procesos civiles o entre el Ministerio Público y el defensor en los procesos
penales. Estos, todos ellos, se denominan así porque están divididos, y la parte procede,
precisamente, de la división; cada uno tiene un interés opuesto al del otro; el vendedor
querría entregar poca mercadería e ingresar en caja mucho dinero, mientras el comprador
quiere exactamente lo contrario; cada uno de los socios querría tomar la parte del león; de
los dos defensores, si uno de ellos vence, el otro pierde; y cada uno de ellos echa el agua
hacia su molino.”42
En términos generales, y siguiendo la teoría de la relación jurídica, las partes son los
sujetos de la relación procesal, distinguiéndose fundamentalmente el actor, demandante,
querellante o sujeto activo de la relación, que es quien deduce una acción; el imputado,
demandado o sujeto pasivo de la misma (partes directas), que es aquel contra el cual se
dirige la acción; y, los terceros interesados (denominados también partes indirectas).
No obstante la clasificación precedente, que es generalmente la más aceptada en la
doctrina, existen una serie de teorías respecto al concepto de parte:
a) Las partes son, por un lado el titular de un derecho que se reclama y, por el otro, aquel
a quien afecta la acción deducida. Se desecha esta teoría, pues si el demandante
fuese efectivamente titular del derecho, nunca podría perder el juicio.
b) Las partes del proceso son los mismos sujetos que tomaron parte en la relación
sustantiva material, pero trasladados al proceso. Esto tampoco resulta
necesariamente correcto puesto que existen situaciones como la sucesión, la cesión
de derechos, o bien, los litigios que no emanan de una relación jurídica previa, como
ocurre por ejemplo en la responsabilidad extracontractual.
c) Son el actor y el demandado, sea que participen del proceso o no.
d) Son aquellos que en nombre propio o en cuyo nombre se pretende la actuación de la
ley y aquel respecto del cual se formula una pretensión (concepto moderno).
e) Conceptos Procesales:
i. Parte, es cualquiera que promueva o en cuyo nombre se promueva un proceso y
el que sea llamado o provocado por el hecho de otro a tomar parte en ese
proceso o constreñido a someterse a él.
ii. Parte, es todo aquel que pide o frente al cual se pide en juicio la actuación de la
ley en un caso concreto.

2. Capacidad para ser Parte:


No existiendo normas específicas en el CPC sobre esta materia, debemos recurrir a las
normas de derecho común contenidas en el CC o en el CP, según sea la naturaleza de la
acción de que se trata, reiterándose la norma general, de que en principio son capaces
todos aquellos a quienes la ley no considera incapaces. Pero no es lo mismo la capacidad
para ser parte, la capacidad procesal y la capacidad para parecer en juicio:

42Carnelutti, Francesco. “Las miserias del proceso penal.” Traducción de Santiago Sentis Melendo. Monografías Jurídicas. Editorial Temis S.A. Bogotá – Colombia. 5ª Reimpresión.
2005. Pág. 27.

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a) Capacidad para ser parte (equivalente a la capacidad de goce civil, inherente a


toda persona por el sólo hecho de ser tal)
b) Capacidad Procesal para actuar en el proceso, sea personalmente o representado y
no estar afecto a otras incapacidades especiales como aquellas a las que se
refieren los Arts. 54 y 55 del CPP. (Puede decirse que ella es equivalente a la
capacidad de ejercicio civil).
c) Capacidad para parecer en juicio - Ius Postulandi: Se traduce en la necesidad de
cumplir con dos requisitos procesales, a saber: patrocinio y poder (se verán mas
adelante)
La falta de capacidad procesal, produce distintos efectos según de quien se trate.
Por ejemplo, respecto del demandante procede la excepción dilatoria del Art. 303 N°2 del
CPC, o si esta no se opone, es aplicable lo establecido en el Art. 84 del CPC. En el caso del
demandado, habría falta de emplazamiento, lo que deriva en la procedencia del Recurso
de Casación en el Fondo (Arts. 768 N°9 y 795 N°1 del CPC).

3. UNIDAD Y PLURALIDAD DE PARTE – La Pluralidad de Partes o Litis Consorcio:


La intervención de las partes en el proceso, se encuentra regida esencialmente por
dos principios fundamentales, cuales son la unidad de parte (lo normal es que exista una
persona que detenta la calidad de demandante y otra persona que tiene la calidad de
demandado), y la voluntariedad de parte (libertad para decidir si se participa o no de un
procedimiento determinado).
Estos temas se encuentran reglamentados entre los Art. 18 y siguientes del CPC, los
cuales básicamente asumen la existencia de estos dos principios y se dedican a examinar y
regular sus excepciones.
Existen ciertos casos contemplados expresamente por el legislador, en los cuales nos
encontramos en presencia de mas de un demandante (litis consorcio activo) o mas de un
demandado (litis consorcio pasivo), o varios de ambos (litis consorcio mixto)
configurándose lo que denominamos una relación procesal múltiple.
Esta situación, puede producirse al inicio del proceso (litis consorcio originario), o con
posterioridad a ello (litis consorcio sobreviniente). En el primer caso se caracteriza por ser
facultativo para quienes lo constituyen, y por estar consagrado expresamente en el Art. 18
del CPC, conforme al cual se produce esta situación en los siguientes casos:
a) Cuando varias personas deducen una misma acción (contra del mismo sujeto pasivo)
b) Cuando varias personas deducen acciones, sean estas iguales o diferentes, pero
emanadas todas de un mismo hecho.
c) Cuando la ley autoriza para proceder por muchos o contra muchos (por ejemplo:
casos de solidaridad)
Para evitar que esta pluralidad de partes se constituya en un elemento disociador del
proceso, el legislador establece que habiendo litis consorcio, y siendo iguales las acciones o
las defensas, debe designarse un procurador común, todo lo cual se regirá de conformidad
a las siguientes reglas:
a) Debe ser nombrado de común acuerdo entre las partes en el plazo que fije el tribunal,
o en su defecto por el Juez, pero con las limitaciones en este último caso que el juez
debe designar a un Procurador del Número o a uno de los abogados de las partes
(Art. 13 del CPC).
b) El nombramiento puede ser revocado por unanimidad o a petición fundada de una
de las partes, pero en todo caso la revocación no surte efecto sino hasta que se
designa un reemplazante (Art. 14 del CPC).

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c) El procurador designado debe seguir las instrucciones de las partes y si estas no están
conformes con su cometido, tienen el derecho de hacer alegaciones separadas y a
presentar sus propias pruebas, todo en los mismos plazos y condiciones que el
procurador común, todo lo cual obviamente sólo irá en su propio beneficio o
perjuicio. No obstante ello, lo obrado por el procurador común les sigue empeciendo
(Art. 16 del CPC)
d) Excepciones a la regla del procurador común: No será necesario designar un
procurador cuando se de alguna de las siguientes circunstancias (Art. 20 del CPC):
i. Sean distintas las acciones de los demandantes.
ii. Sean distintas las defensas de los demandados.
iii. Habiéndose iniciado el juicio con iguales acciones o excepciones, surgen
incompatibilidades de intereses entre quienes litigan conjuntamente. (causa
sobreviniente).

4. VOLUNTARIEDAD PARA SER PARTE - Intervención Forzada de Parte en el juicio:


Dijimos que el segundo principio regulador de esta materia era la voluntariedad para
decidir si se desea participar de un proceso o no. Sin embargo, nuestro Código contempla
una serie de casos en que este principio general se ve alterado, toda vez que las partes se
ven en la necesidad de comparecer en el proceso, so pena de soportar las graves
consecuencias de su inasistencia. Son cinco casos:
a) Art. 21 del CPC: Cuando una acción corresponde a otras personas determinadas
pero distintas del sujeto activo, el o los demandados quedan facultados para pedir
que se ponga la demanda en conocimiento de ellos a fin de adoptar, dentro del
término de emplazamiento, alguna de las siguientes actitudes:
i. Adherir a la demanda: Se forma un litis consorcio activo y debe designarse
procurador común de conformidad a lo indicado en la sección precedente.
ii. No adherir: Caducan los derechos del potencial demandante para entablar la
misma acción con posterioridad, pudiendo el demandado hacer valer la
excepción de cosa juzgada.
iii. No hacer nada: Si se deja transcurrir el plazo de emplazamiento, si bien no se
transformará en parte, le afectará todo lo obrado en el proceso, pero tendrá el
derecho de comparecer posteriormente en el juicio, respetando todo lo obrado.
b) Art. 270 del CPC. Jactancia: Se define como la acción y efecto de atribuirse por
persona capaz de ser demandada, derechos propios sobre bienes de otro o
asegurar ser su acreedor (Eduardo Couture). Es la situación que se produce cuando
una persona dice tener derechos de los que no está gozando, para ser obligado por
el afectado a interponer la demanda correspondiente.
Conforme al Art. 270 del CPC, se puede deducir jactancia en alguno de los
siguientes casos:
i. Cuando la manifestación del jactancioso conste por escrito.
ii. Cuando la manifestación del jactancioso se haya hecho de viva voz, a lo menos
delante de dos personas hábiles para declarar en juicio.
iii. Cuando una persona haya sido parte en proceso criminal del cual pueden
emanar acciones civiles contra el acusado, para el ejercicio de dichas acciones.
La acción de jactancia, para que se declare la obligación del jactancioso de
demandar prescribe en 6 meses desde los hechos en que se funda, y se tramita de
conformidad al procedimiento sumario (Art. 272 del CPC) Si se da lugar a la
demanda, el jactancioso tiene 10 días para demandar, ampliable a 30 días por
motivo fundado, so pena de declararse que no será oído posteriormente sobre tal
derecho (incidente del procedimiento de jactancia).

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c) Art. 584 del CPC y Arts. 1843 y 1844 del CC. Citación de Evicción: Situación que se da
propiamente en los contratos bilaterales y especialmente en la compraventa,
cuando el comprador que se ve expuesto a sufrir evicción (pérdida de la cosa
comprada por efecto de acciones judiciales interpuestas por terceros), cita al
vendedor, antes de contestar la demanda, para que éste comparezca en su
defensa como es su obligación (Art. 1843 y 1844 del CC y Art. 584 del CPC). Pueden
darse múltiples situaciones:
i. Si el comprador no cita, libera al vendedor de su responsabilidad.
ii. Si lo cita y el vendedor concurre, el proceso se sigue en contra de éste, pero
conservando el comprador el derecho de intervenir.
iii. Si el vendedor citado no comparece, se hace responsable de la evicción, salvo
que el juicio lo pierda el comprador por negligencia procesal.
d) Art. 492 del CPC y Art 2428 del CC. Citación de los Acreedores Hipotecarios en el
Juicio Ejecutivo: Si un una persona adquiere en remate judicial una propiedad
hipotecada, la adquiere con dicho gravamen, salvo que los acreedores hipotecarios
hayan sido citados al juicio. La citación los obliga a optar por mantener la hipoteca o
acceder a pagarse con el producto del remate.
e) Art. 131 y siguientes del Libro IV del CCOM. Verificación de Créditos en el
Procedimiento de Quiebra: Declarado en quiebra un deudor, sus acreedores sólo
tendrán derecho a concurrir al reparto de dividendos si han comparecido al tribunal
a verificar su crédito (sino, la ley presume la condonación). Art. 131 Libro IV del
CCOM.

5. Instituciones vinculadas al concepto de parte:


a) Substitución Procesal: Es aquella institución que faculta a una persona para
comparecer en juicio a nombre propio, haciendo valer derechos de terceros,
adquiriendo el carácter de parte para todos los efectos legales. No constituye un
caso de representación ni de agencia oficiosa, pues quien comparece lo hace a
nombre propio; se refiere mas bien a cambios patrimoniales. Ejemplos:
i. Art. 878 del CCOM: Se faculta a quien desee demandar al capitán de un navío,
para deducir la acción ya sea en contra de éste o del naviero.
ii. Art. 2466 del CC: Acción Subrogatoria.
iii. Art. 2468 del CC: Acción Pauliana o Revocatoria.
iv. Art. 1845 del CC: Citación de Evicción.
b) Sucesión Procesal: A diferencia de la substitución, el cambio de sujeto en este caso
puede verificarse durante el procedimiento y no sólo antes de él. Son tres casos:
i. Fallecimiento de quien litiga personalmente: (Art. 5° del CPC) Se suspende el
procedimiento para efectos de notificar a los herederos, y sólo se reanuda tras
haber transcurrido el término de emplazamiento, hayan estos concurrido o no.
ii. Cesión de Derechos Litigiosos: Producida la cesión, comparecerá al proceso el
cesionario exhibiendo el título y adoptando el papel procesal del cedente. Arts.
1911, 1912, 1913 y 1914 del CC.
iii. Subrogación: Opera cuando una persona paga por otra, produciéndose una
traslación de derechos (puede ser legal o convencional). Arts. 1608 a 1613 del CC.

6. Los Terceros en juicio - terceros simplemente intervinientes y terceros interesados.


Los terceros en juicio, son aquellas personas que no estando directamente vinculadas
al conflicto promovido ante el órgano jurisdiccional por las partes directas del juicio, actúan
en el mismo, sin tener interés directo en el resultado, o bien, haciendo valer sus propias
pretensiones en el juicio a través de las respectivas tercerías.

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La doctrina preocesal distingue por ello, dos tipos de terceros, los denominados
terceros simplemente intervinientes y los denominados terceros interesados.
Los primeros, terceros simplemente intervinientes, son los testigos, peritos, depositarios,
interventores, secuestres, martilleros y demás personas que intervienen en el juicio en
situaciones analogas, sin tener interés directo en su resultado.
Los segundos, los terceros interesados, son aquellos que teniendo un interés actual en
sus resultados, hacen valer sus pretensiones en el proceso a través de las denominadas
tercerías, y que son los siguientes:
a) Terceros Coadyuvantes: (o por vía adhesiva) Hacen valer pretensiones concordantes
con alguna de las partes, debiendo en consecuencia actuar a través de un
procurado común. Arts. 12, 19 y 23 del CPC.
b) Terceros Independientes: (o por vía principal) Su interés es independiente de las
pretensiones de las partes por lo que actúan separadamente de ellas. Art. 23 del CPC
en relación Arts. 22 y 16 del CPC.
c) Terceros Excluyentes: (o por vía de oposición) estos tienen pretensiones incompatibles
con las de las partes. Art. 22 del CPC.
La regla general, es que se admita en el juicio toda clase de tercerías. La excepción
está dada por lo dispuesto en el Art. 518 del CPC, respecto del Juicio Ejecutivo, en que se
limita la posibilidad de intervenir a los terceros interesados (solamente pueden hacerlo a
través de una tercería de dominio, posesión, prelación de crédito o de pago).
Los requisitos para interponer una tercería, de cualquier clase que ésta sea, son los
siguientes: (Art. 23 del CPC)
a) Ser tercero (no ser parte, sin perjuicio de ello, debe tenerse presente respecto de la
denominación que alguna doctrina se refiere a estos como partes indirectas)
b) Existencia de un proceso en actual tramitación.
c) Tener interés actual en el proceso. El interés debe ser patrimonial y sobre la base de
derechos adquiridos y no de meras expectativas. Art. 23 inciso 2º del CPC.
La importancia de los terceros interesados, es que las resoluciones judiciales dictadas
en los procesos en los cuales intervienen, producen iguales efectos respecto de ellos que
respecto de las partes principales (Art. 24 del CPC).

III.- LA COMPARECENCIA EN JUICIO.


Debemos considerar que existen distintos requisitos que habilitan a una persona para
formular peticiones ante el órgano jurisdiccional. Hemos dicho anteriormente, que para que
una persona tenga capacidad para comparecer en juicio, primero, debe reunir la
capacidad de goce (capacidad para ser parte), en segundo lugar, debe tener capacidad
de ejercicio (capacidad procesal para actuar personalmente o representado) y, por
último, debe terner ius postulandi, o bien, la capacidad para parecer en juicio propiamente
tal (hacer peticiones al órgano jurisdiccional). El “Ius Postulandi” capacidad para parecer
en juicio, es una condición, que tiene exclusivamente determinadas personas que la ley
señala.
No es lo mismo hablar de comparecencia en sentido amplio, como la posibilidad de
presentarse físicamente en un proceso, que en un sentido mas estricto, caso en el cual, nos
referimos puntualmente, a la “posibilidad de apersonarse en el proceso y hacer peticiones
al órgano jurisdiccional, ya sean éstas acciones, defensas o simples solicitudes.”
En términos generales, la capacidad para parecer en juicio o ius postulandi, se
traduce en el estudio de dos instituciones procesales fundamentales, cuales son el
patrocinio y el mandato judicial. Mientras que el primero (patrocinio) se refiere
fundamentalmente a la fijación de las estrategias procesales (técnico en derecho), el
mandato judicial mira a la representación en juicio (técnico del procedimiento).

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1. El Patrocinio:
El patrocinio, se define como un “contrato solemne en virtud del cual los interesados
en un asunto jurídico, encomiendan a un abogado la defensa de sus pretensiones ante los
Tribunales de Justicia.” Jurídicamente, no es otra cosa que un mandato, es decir, un
contrato bilateral y oneroso, con un objeto específico que lo hace diferenciarse de los otros
mandatos, por lo que si bien le es plenamente aplicable lo establecido en el Art. 528 del
COT, sin embargo, no debe confundirse con el mandato judicial.
Características del Patrocinio:
a) Requisitos para ser Patrocinante: Es necesario ser abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión, es decir, tener el título de abogado. Art. 1º de la Ley Nº
18.120.
b) Forma de constituirlo: La formalidad exigida por la ley es simple basta que en la
primera presentación que el interesado efectúe ante el tribunal, el abogado ponga
su firma, indicando además su nombre, apellidos y domicilio. Lo normal en la
práctica judicial, es dedicarle un otrosí del primer escrito a este efecto. Art. 1º inciso 2º
de la Ley Nº 18.120.
c) Sanciones al Incumplimiento de la obligación de designar patrocinante: La sanción
para el caso que se efectúe una presentación al tribunal sin contar previamente con
patrocinio de abogado es gravísima, por cuanto se traduce en que dicho escrito no
podrá ser proveído y se tendrá por no presentado para todos los efectos legales. Art.
1º inciso 2º de la Ley Nº 18.120.
d) Duración del patrocinio: Dura lo que dure el proceso, salvo renuncia del patrocinante
o revocación del patrocinio. Art. 1º inciso 3º de la Ley Nº 18.120.
e) Facultades del Patrocinante: El patrocinio se limita a la fijación por parte del
opatrocinante de las estrategias de defensa en juicio. No obstante, y a pesar que ello
es propio del mandatario judicial, se le faculta para asumir la representación de su
mandante en cualquier estado del juicio (con las facultades ordinarias del mandato
= Art. 1° inciso 3º de la Ley N°18.120)
f) Término del Patrocinio:
i. Cumplimiento o desempeño del encargo: Forma normal de terminación.
ii. Revocación: Acto unilateral del patrocinado por el cual se pone fin al patrocinio
vigente. Normalmente va aparejado de la designación de un nuevo abogado
patrocinante, quien tiene dos obligaciones conforme al Código de Etica
Profesional: comunicar la revocación a su colega y encargarse que éste reciba sus
honorarios profesionales (Código de Ética Colegio de Abogados).
iii. Renuncia: Manifestación de voluntad unilateral del patrocinante en orden a no
continuar ejerciendo su encargo. La renuncia debe notificarse al patrocinado y
informarle el estado del proceso. No obstante ello, el abogado que renuncia
mantiene su responsabilidad hasta por el término de emplazamiento, salvo que
previo a ello se constituya un nuevo patrocinio.
iv. Muerte o Incapacidad del Abogado: En este caso el patrocinado debe constituir
un nuevo patrocinio antes de efectuar su siguiente presentación. Cabe señalar
que la muerte del patrocinado no extingue el patrocinio, pues el abogado deberá
seguir prestando sus servicios a la sucesión.

2. El Mandato Judicial:
Es un “contrato solemne en virtud del cual una persona otorga a otra, que tiene
ciertas cualidades o condiciones especiales, facultades suficientes para que la represente
ante los Tribunales de Justicia.”

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a) Caracteristicas y Diferencias del Mandato Judicial con el Mandato Civil:


MANDATO CIVIL MANDATO JUDICIAL
Consensual Solemne
Se extingue con la muerte de una No se extingue con la muerte del mandante
cualquiera de las partes
Todos pueden ser mandatarios (incluso Sólo pueden ser mandatarios aquellos del
incapaces) artículo 2° Ley N°18.120
La representación es un elemento de la La representación es de la esencia
naturaleza
La delegación no obliga al mandante si no La delegación siempre obliga al mandante.
ratifica.
b) Requisitos para ser Mandatario: Es preciso que se trate de una de las personas
incluidas en el Art. 2° incisos 1º y 2º de la Ley N° 18.120, esto es:
i. Abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.
ii. Procurador del Número.
iii. Postulantes de la Corporación de Asistencia Judicial, independientemente del
tiempo que lleven como egresados. Respecto de las causas que se le
encomienden en la realización de su práctica profesional.
iv. Estudiantes actualmente inscritos en 3°, 4° o 5° año de las Escuelas de Derecho de
las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de alguna de las Universidades
autorizadas.
v. Egresados de las Escuelas de Derecho de las Facultades de Ciencias Jurídicas y
Sociales de alguna de las Universidades autorizadas, hasta 3 años después de
haber rendido los exámenes correspondientes.
c) Forma de Constituir el Mandato: De conformidad al Art. 6° del CPC, Art. 29 de la Ley
N° 18.092 y de la citada Ley sobre Comparecencia en Juicio Nº 18.120, el mandato
judicial se puede constituir de cuatro formas:
i. Por escritura pública otorgda ante Notario o ante Oficial del Registro Civil a quien la
ley confiera esta facultad: Puede ser una escritura especialmente destinada a este
efecto, o por el contrario, puede ser que las facultades de representación judicial
se encuentren incluidas en un mandato general de administración, caso en el cual
el mandatario puede no ser habilitado para comparecer en juicio.
ii. Acta extendida ante un Juez de Letras o Juez Arbitro y subscrita por todos los
otorgantes: es una forma bastante excepcional de constituirlo, y normalmente se
puede presentar en un comparendo, en un acta de conciliación.
iii. Declaración escrita del mandante y autorizada por el Secretario del Tribunal que
esté conociendo de la causa: Es la forma normal de constitución y se traduce en
destinar un otrosí de la presentación para estos efectos.
iv. Endoso en Comisión de Cobranza: Esta forma está prevista en el Art. 29 inciso 2º de
la Ley Nº 18.092 sobre Letra de Cambio y Pagaré. Tiene la particularidad de que el
mandatario judicial puede no ser abogado y de que por el sólo efecto del endoso
se entienden conferidas todas las facultades del Art. 7º del CPC incluidas las
facultades especiales que en los otros casos requieren otorgarse expresamente.
Con todo, en los casos que el endoso se efectuara a persona que no tenga el ius
postulandi, este deberá comparecer ante los tribunales en la forma establecida en
la ley.

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d) Casos en que no se requiere Mandatario Judicial: Existe un caso general, establecido


en el Art. 2° inciso 3° de la Ley N°18.120, conforme al cual la parte interesada en ello,
puede solicitar autorización al tribunal para comparecer y defenderse
personalmente.
e) Sin perjuicio de lo señalado en la letra anterior, además, existen una serie de casos
particulares regulados en el Art. 2º de la Ley Nº 18.120, en que no se requiere tener
constituido mandatario judicial (ni patrocinio):
i. En aquellos departamentos en que hay menos de 4 abogados en ejercicio, lo que
debe determinar por la Corte de Apelaciones respectiva, no regirá la obligación
de compracer mediante habilitado de derecho. Hay que recordar que
actualmente la división política del país no contempla departamentos, por lo que
la referencia debe entenderse hecha actualmente a la comuna respectiva.
ii. Las solicitudes sobre pedimentos de minas que se formulen ante los tribunales
competentes, sin perjuicio, de cumplirse tales exigencias respecto de las
tramitaciones posteriores a que den lugar dichas solicitudes.
iii. Asuntos que conozcan Alcaldes o Jueces de Policía Local salvo regulación de
daños y perjuicios de cuantía superior a 4 U.T.M.
iv. Asuntos de que conozcan los Árbitros Arbitradores.
v. Asuntos que conozca la Dirección General del Servicio de Impuestos Internos.
vi. Asuntos que conozca la Contraloría General de la República.
vii. Juicios políticos de que conozca la Cámara de Diputados o el Senado en los
casos de los Arts. 48 y 49 de la CPR.
viii. Juicios cuya cuantía no exceda de ½ U.T.M., cualquiera sea su naturaleza.
ix. Causas Electorales.
x. Recursos de Amparo y Protección.
xi. Denuncias Penales.
xii. Solicitudes aisladas de mero trámite (copias, desarchivos, certificados, etc.).
xiii. Presentaciones efectuadas por las denominadas “partes intervinientes”
(martilleros, peritos, depositarios, interventores, secuestres y demás personas que
cumplen funciones análogas, cuando sus presentaciones tenga por único objeto
llevar a efecto la misión que el tribunal les ha confiado o dar cuenta de ella).
f) Sanciones al Incumplimiento: A diferencia del patrocinio, y sin perjuicio que en
definitiva la sanción es igualmente grave en el sentido que dicho escrito se tendrá
por no presentado para todos los efectos legales, el legislador es mas flexible en este
caso y otorga al interesado un plazo de tres (3) días para corregir el vicio de que
adolece la presentación y constituir legalmente el mandato. Si se cumple lo
ordenado por el tribunal, el escrito mantiene como fecha de ingreso, la original de su
presentación y, será proveido derechamente. Art. 2º inciso 4º de la Ley Nº 18.120.
g) Duración del mandato judicial: Dura lo que dure el proceso, salvo que se verifique
alguna causal de terminación anticipada.
h) Facultades del Mandatario judicial: En este punto, es preciso distinguir entre tres
clases o grupos de facultades del mandatario judicial:
i. Facultades Esenciales u Ordinarias: Son aquellas inherentes al mandato y que
permiten al mandatario tomar parte en todos los actos e incidentes del proceso, y
en todas las cuestiones que se promuevan por vía de reconvención, hasta el
cumplimiento completo del fallo definitivo, del mismo modo que podría hacerlo el
mandante. Son aquellas contenidas en el Art. 7° inciso 1° del CPC y en el Art. 2º
inciso 6º de la Ley Nº 18.120 sobre comparecencia en juicio y tienen dos
características especiales: existen sin necesidad de mención expresa y no
pueden ser objeto de limitaciones por las partes.

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ii. Facultades De la Naturaleza: Son aquellas que se suponen incorporadas al


mandato pero que las partes pueden modificar a su arbitrio. Son
fundamentalmente la posibilidad de delegar el mandato, y la facultad para
interponer la acción civil o de ser notificado de ella. Art. 7º inciso 1º Parte final del
CPC.
iii. Facultades Accidentales o Especiales: Son aquellas que sólo se entienden
incorporadas al mandato si se mencionan expresamente, y son aquellas
contenidas en el Art. 7° inciso 2° del CPC. Durante largo tiempo, se discutió, tanto
por la doctrina como por la jurisprudencia, si las facultades especiales debían
enunciarse una a una o si bastaba hacer referencia a la norma legal en la cual se
contienen. Hoy está resuelto el tema, en favor de la segunda posición basta
hacer referencia al inciso 2º del Art. 7º del CPC, sin perjuicio, de lo cual para
efectos prácticos suelen enumerarse expresamente, a lo menos, aquellas
facultades especiales que interesan a la parte respectiva que se entiendan
conferidas.
Las facultades especiales del mandatario, que requieren de mención
expresa, son las siguientes:
- Desistirse en 1ª instancia de la acción deducida (porque produce cosa
juzgada).
- Aceptar la demanda contraria (allanamiento - es un acto de disposición)
- Absolver Posiciones (confesión judicial provocada sobre hechos del
mandante)
- Renunciar a los Recursos o a los Términos Legales (expresa y anticipadamente)
- Transigir (debe indicarse si comprende la facultad de avenir y conciliar)
- Comprometer (celebrar el contrato de compromiso)
- Otorgar a los árbitros facultades de arbitradores.
- Aprobar convenios (se refiere a la quiebra – Art. 190 y sgtes. del Libro IV del
CCOM)
- Percibir ( es inherente en el caso del endoso en comisión de cobranza – Art. 29
inciso 2º de la Ley 18.092 sobre Letra de Cambio y Pagaré).
i) Efectos del Mandato judicial: Constituido el mandato, desaparece del proceso la
actuación personal de la persona del mandante, por lo que todas las actuaciones
del proceso, así como, sus notificaciones deben practicarse directamente al
mandatario. Las excepciones a este efecto se encuentran en el proceso penal, en
que frecuentemente se exige por la ley procesal penal, la notificación personal del
interviniente; sin perjuicio, pueden mencionarse como excepciones además, el
avenimiento laboral, la conciliación civil y, la absolución de posiciones, en este último
caso, cuando se solicite la comparecencia personal de la parte para absolver
posiciones sobre hechos personales.
j) Término del Mandato judicial:
i. Cumplimiento o desempeño del encargo: Forma normal de terminación.
ii. Terminación Anticipada: Cuando el proceso no llegue ni llegará a tener sentencia
definitiva, el mandante puede solicitar que se lo libere del encargo (ejemplo:
desistimiento de la demanda).
iii. Revocación: Acto unilateral del mandante por el cual se pone fin al mandato
vigente. Puede ser expresa o tácita (designación de un nuevo mandatario sin
hacer mención al anterior). Debe constar en el proceso para ser oponible a la
contraparte.

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iv. Renuncia: Manifestación de voluntad unilateral del mandatario en orden a no


continuar ejerciendo su encargo. La renuncia debe notificarse al mandante y
informarle el estado del proceso. No obstante ello, el mandatario que renuncia
mantiene su responsabilidad hasta por el término de emplazamiento, salvo que
previo a ello se designe un nuevo apoderado.
v. Muerte o Incapacidad: En este caso el patrocinado debe constituir un nuevo
patrocinio antes de efectuar su siguiente presentación. Cabe señalar que la
muerte del patrocinado no extingue el patrocinio, pues el abogado deberá seguir
prestando sus servicios a la sucesión.
k) Paralelo entre Patrocinio y Mandato Judicial:
PATROCINIO MANDATO JUDICIAL
Es un Contrato Solemne Es un Contrato Solemne
Su objetivo es fijar la estrategia de Su objeto es la representación de la parte en
defensa de la parte en el juicio el juicio
Arts. 1° y 2° de la Ley N°18.120 Arts. 1° y 2° de la Ley N°18.120
Sólo abogados habilitados Abogados y las demás personas
mencionadas en el Art. 2° Ley 18.120.
Estudiantes de 3°, 4° y 5° año de Derecho,
Egresados hasta 3 años después de haber
rendido el último examen de egreso. Etc.
Se constituye colocando el nombre, Alguna de las formas del Art. 6° del CPC
domicilio y firma del abogado en la
presentación respectiva
En la primera presentación En la primera presentación
Si no se designa abogado patrocinante Misma sanción pero después del
se tiene por no presentado el escrito apercibimiento (3 días) de no subsanarse el
defecto.
Responsabilidad Civil y Penal Responsabilidad Civil y por costas procesales
Constituye delito (Art. 3° de Ley 18.120) Constituye delito (Art. 3° de Ley 18.120)
l) Responsabilidad del Mandatario: El mandatario tiene una responsabilidad especial y
expresa en relación con las costas procesales a que sea condenado su mandante,
sin perjuicio de poder repetir contra éste con posterioridad (solidaridad). Además el
mandatario tiene responsabilidad disciplinaria, en términos tales que puede se objeto
de sanciones por actos abusivos de su parte.

3. Situaciones Especiales de Representación judicial:


a) La Agencia Oficiosa – Art. 6º incisos 3º y final del CPC: Es la situación procesal que se
produce cuando una persona comparece ante un tribunal, asumiendo la
representación de otra sin contar con patrocinio ni mandato judicial constituido en su
favor, pero ofreciendo la ratificación posterior de todo lo obrado por parte de quien
ha debido ser el mandante.
Debido a su carácter excepcional, tienen que cumplirse una serie de requisitos y
exigencias para que se configure:
i. El agente oficioso debe ser una persona habilitada para comparecer en juicio o
en caso contrario debe actuar representado por alguien que lo sea. Art. 2 de la
Ley Nº 18.120.
ii. El agente oficioso debe invocar causales calificadas que han impedido al
representado comparecer.

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iii. El que comparece debe ofrecer una garantía de que lo obrado en


representación del reprsentado será ratificado por este.
El tribunal calificará las circunstancias del caso y la garantía ofrecida y, podrá o no
aceptarlas. Si el tribunal las acepta se debe constituir la garantía ofrecida, que
normalmente es una fianza (denominada fianza de rato o ratificación). Si lo obrado
no es ratificado posteriormente, se produce la nulidad de todo lo obrado en la
representación invocada (efecto procesal), y el fiador deberá responder de los
perjuicios causados (efecto civil).
b) El Procurador Común: Arts. 18 y 19 del CPC. Pluralidad de parte – Litis Consorcio.
c) Las representaciones judiciales especiales en el caso de personas jurídicas: En este
caso, lo que se trata de dilucidar, es quien representa a determinadas personas
jurídicas.
Para ello debemos distinguir, entre:
i. Personas Jurídicas de Derecho Público: Como no existen reglas especiales, para
saber quien las representa judicialmente, debemos analizar la ley que crea y
reglamenta la respectiva persona jurídica de Derecho Público. Algunos ejemplos
de representación especial de personas jurídicas de Derecho Público, son:
- Fisco de Chile: Presidente del Consejo de Defensa del Estado, en juicio, lo hace
el Abogado Procurador Fiscal.
- Las Municipalidades: son represnetadas por los Alcaldes respectivos.
ii. Las Corporaciones y Fundaciones de Derecho Privado que no persiguen fines de
lucro, con personalidad jurídica: Las representa el Presidente del Corporación o
Fundación, de conformidad a lo previsto en el Art. 8 del CPC.
iii. Las Sociedades civiles o comerciales: Las representa el gerente o administrador.
Art. 8 del CPC. Salvo mención expresa, la representación del Gerente o
Administrador por las sociedades civiles y comerciales, sólo comprende las
facultades ordinarias del mandato. Sin perjuicio de lo anterior, existen casos
especiales de representación previstos en leyes especiales, con las facultades
indicadas en cada caso:
iii-1.- Sociedades Anónimas: el representante debe ser el gerente o gerente
general, en su caso. Las facultades que se le confieren, por el solo ministerio de la
ley, son las facultades contenidas en ambos incisos del Art. 7º del CPC. (Art. 49 de
la Ley N° 18.046 sobre Sociedades Anónimas).
iii-2.- Sociedad Legal Minera: las representa el socio designado por la junta o si no
hubiere junta, el socio con mayores derechos, o en caso de empate aquel cuyo
apellido empiece con la letra mas cercana a la A.
iii-3.- Sociedades de Personas: Si no tiene un administrador designado, bastara
con notificar a uno cualquiera de los socios. Art. 386 del CCOM. Cuando el
contrato social no designa a la persona del administrador, se entiende que los
socios se confieren recíprocamente la facultad de administrar y la de obligar
solidariamente la responsabilidad de todos sin su noticia y conocimiento. Art. 398
del CCOM.
d) La Representación de Personas Ausentes: Evidentemente, ello se refiere al sujeto
pasivo de la relación procesal (demandado), pero hay que distinguir tres situaciones:
i. Si se teme una eventual ausencia del demandado, puede pedirse como medida
prejudicial, que se constituya un apoderado que lo represente y responda por las
costas y multas del juicio, bajo apercibimiento de designarsele un curador de
bienes (Art. 285 del CPC).

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ii. Si el demandado está efectivamente ausente y no ha dejado mandatario con


poderes suficientes, será preciso distinguir (Art. 844 y siguientes del CPC):
- a) Se conoce su paradero: se le debe notificar por exhorto.
- b) No se conoce su paradero: se debe designa curador de ausentes (Art. 473
del CC).
iii. Si el ausente dejó procurador autorizado para obrar en juicio o mandatario con
facultades generales, es posible notificar a este válidamente. Pero si este sólo
tiene facultades para un negocio en particular, sólo se lo puede emplazar
válidamente para ese caso salvo que se haya establecido expresamente la
prohibición respectiva. Finalmente, si el mandatario designado no puede
contestar nuevas demandas y no conoce el paradero del mandante, se designa
un curador de ausentes. (Art. 11 del CPC)
e) Cesación de la Representación Legal: Ver Art. 9° del CPC. Debe notificarse la cesasión
y estado del juicio, mientras no se cumpla con ello, subsiste la representación y serán
válidos los actos que ejecute el representante hasta la comparecencia de la representada
o hasta que haya testimonio en el proceso de haberse notificado el cese de la
representación y el estado del juicio.

6.- LOS ACTOS PROCESALES O DE PROCEDIMIENTO


6.1. DE LA FORMACIÓN DEL PROCESO
Dispone el Art. 29 del CPC:
“Art. 29. Se formará el proceso con los escritos, documentos y actuaciones de toda
especie que se presenten o verifiquen en el juicio.
Ninguna pieza del proceso podrá retirarse sin que previamente lo decrete el tribunal
que conoce de la causa.”
De esta norma legal podemos concluir entonces, que el proceso se formará por:
a- Escritos.
b- Documentos.
c- Actuaciones de toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio tanto por el juez
como por las partes.
Todo ello conforme al procedimiento, vale decir, al conjunto de normas que señalan
como debe desenvolverse el proceso y que deben ser respetadas tanto por el juez como
por las partes.

I.- Los escritos judiciales.


Los escritos “son las presentaciones que hacen las partes en el proceso y en los que
consta en forma solemne las peticiones que formulan las mismas al tribunal”.
Este concepto es propio de nuestro sistema procesal civil, el que es eminentemente
escrito y en que por regla general, no se aceptan presentaciones verbales.

Requisitos comunes a todo escrito judicial.


Los requisitos comunes a todo escritos son dos y la doctrina agrega un tercero:
1.- Todo escrito se encabezará con una suma que indique su contenido o el trámite de que
se trata. Según lo dispone el Art. 30 del CPC, todo escrito se encabezará con una suma que
indique su contenido o el trámite de que se trata. La suma consiste en un texto resumen de
lo que a continuación se tratará en el cuerpo del escrito y que se coloca en la parte
superior de cada presentación. Actualmente además de una suma, los escritos deben
llevar información antes de la misma (PRESUMA), cuando se trata de la primera
presentación que da origen al juicio, un resumen de datos para la identificación del
proceso por la oficina de distribución de causas en los lugares que son asiento de Corte de

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Apelaciones y, en que la oficina de distribución de causas señalada se encuentre en


funcionamiento.
Por ejemplo, la suma puede expresarse de la siguiente manera:
“En lo principal: se solicita el cumplimiento del contrato que indica con indemnización de
perjuicios. En el primer otrosí: acompaña documentos, con citación. En el segundo otrosí:
patrocinio y poder.”

Ejemplo detallado de una primera presentación:

“RESUMEN O PRESUMA”:
Procedimiento: Gestión preparatoria
Materia: Notificación de protesto de cheque (N04)
Demandante: JORGE ALEJANDRO EDUARDO ESCANDON CONTRERAS
RUT N°: 8.888.222-2
Abogado patrocinante y apoderado: JAIME PATRICIO MELO LAZO
RUT N° 6.666.777-7
Demandado: MANUEL JOSE SOTO FERNANDEZ
RUT N° 11.111.555-5

“SUMA”:
“EN LO PRINCIPAL: notificación de protesto de cheque. EN EL OTROSI: Acompaña copia
simple de mandato judicial, patrocinio y poder.

S. J. L. EN LO CIVIL DE ANTOFAGASTA

JAIME PATRICIO MELO LAZO, de profesión abogado, domiciliado en calle Maipú 999,
oficina, Nº 333, en representación de don JORGE ALEJANDRO EDUARDO ESCANDON
CONTRERAS, comerciante, para estos efectos del mismo domicilio del compareciente, a
US., respetuosamente, digo:
Mi representado es dueño del cheque serie Al Nº 8431428, por la suma de $ 2.222.222,
girado en contra del Banco del Estado de Chile, Oficina Antofagasta, Sucursal Latorre, por
don MANUEL JOSÉ SOTO FERNANDEZ, ignoro profesión, y cuyo domicilio registrado en el
Banco es Pasaje Río Imperial 9999 Conjunto Doña Francisca, de esta ciudad.”

2.- Demás menciones de los escritos judiciales:


1. Luego de la suma, debe indicarse la designación del tribunal ante el cual se presenta.
Así, podemos identificar distintas nomenclaturas según el tribunal de que se trate (S.J.L.
en lo Civil DE ANTOFAGASTA, S.J.L. DE GARANTÍA DE ANTOFAGASTA, Iltma. Corte de
Apelaciones, Excma. Corte Suprema, etc.).
2. Identificación del compareciente (basta con señalar, el nombre completo, salvo en
caso de la demanda, en que debe agregarse la profesión u oficio y el domicilio del
demandante y del demandado).
3. Identificación del proceso en el cual se deberá agregar la presentación respectiva
(partes y N° de ROL – RIT ).
4. Desarrollo del escrito (parte narrativa y parte petitoria). Esta formalidad adquiere
especial relevancia cuando el legislador establece que tal o cual escrito “deberá ser
fundado y contener peticiones concretas”.
5. Firma del compareciente.

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Modelo de escrito, de una demanda EN JUICIO ORDINARIO DE RESOLUCION DE CONTRATO


CON INDEMNIZACION DE PERJUICIOS:

En lo Principal: Contesta Demanda en Juicio Ordinario de Resolución de


Contrato con Indemnización de Perjuicios.
En el Primer Otrosí: Interpone Demanda Reconvencional.
En el Segundo Otrosí: Acompaña Documentos.
En el Tercer Otrosí: Patrocinio y Poder.

S.J.L. EN LO CIVIL (3°) ANTOFAGASTA

Andrés Arturo Palma Pereira, factor de comercio, domiciliado en esta


ciudad, en calle Santa Rosa N° 012345, Sector Las Industrias, comuna de
Antofagasta, en autos sobre Juicio Ordinario de Mayor Cuantía, de
resolución de contrato coniIndemnización de perjuicios, caratulados
“FALABELLA SACI con PALMA PEREIRA”, que bajo el Rol N° 123.435/2005, se
substancian ante éste Tercer Juzgado de Letras en lo Civil de Antofagasta, a
US. con todo respeto digo:
______________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
_______________
POR TANTO,
Ruego a US.: Sírvase tener por contestada la demanda interpuesta en mi
contra, y rechazarla en todas sus partes, con expresa condena en costas.
Primer Otrosí: Vengo en interponer demanda reconvencional en contra del
demandante principal, sobre la base de los argumentos de hecho y de
derecho que a continuación paso a exponer:
______________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
_______________
POR TANTO,
Ruego a US.: Sírvase tener por interpuesta demanda reconvencional
admitirla a tramitación y en definitiva acogerla en todas sus partes.
Segundo Otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados en la forma legal los
siguientes documentos:
1………
2………
Tercer Otrosí: Sírvase SS. tener presente que vengo en designar abogado
patrocinante y conferir poder al señor JOSE PATRICIO MELO LAZO, abogado
habilitado para el ejercicio de la profesión, patente al día de la Ilustre
Municipalidad de Sierra Gorda, con domicilio en esta ciudad, en calle
Avenida Universidad de Antofagasta N° 0001, oficina N° 0007, de la comuna
de Antofagasta.
FIRMA DEL COMPARECIENTE, DEL ABOGADO PATROCINANTE Y DEL
APODERADO SI FUERE DIFERENTE DEL ABOGADO PATROCINANTE

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¿Cuál es la finalidad que persigue la suma de un escrito judicial?


Facilitar la labor del juez en la tramitación del proceso. Cuando el proceso se
inicia con la demanda no es necesario que el juez conozca todo su contenido, solo le
basta saber a través de la suma que se trata de un juicio ordinario y que debe dar
traslado a la demanda interpuesta por el actor. Sin perjuicio de ello, creemos que dicha
práctica de los tribunales es inadecuada, debido principalmente, a la facultad que
señala el Art. 256 del CPC, para que el juez de oficio no de curso a la demanda que no
contenga las indicaciones ordenadas en los tres primeros números del Art. 254 del CPC,
expresando en ese caso, el defecto de que adolece la demanda. Tal ejercicio de la
referida facultad, requiere que el juez se imponga del contenido de la demanda, ya
que sino lo hace, no podrá establecer si la demanda cumple o no con las exigencias
legales. La práctica hace que tal control este entregado habitualmente a la
contraparte, quien en ese caso hará valer las excepciones legales que le franquea la ley
para obtener que se subsanen los vicios que pueda presentar la demanda.
3.- Deberán acompañarse en papel simple tantas copias cuantas sean las partes a quienes
debe notificarse la providencia que en él recaiga. Art. 31 inciso 1° del CPC.
Dichas copias, según sea las partes a notificar, quedan a disposición de la
contraparte en la secretaria del tribunal, y los abogados podrán incluso llevarlas a su
despacho para su estudio y análisis.
Excepción: se exceptúan de este requisito, de que deben acompañarse copias, los
escritos que digan relación con las diligencias de mero trámite a que hace referencia el Art.
31 inciso 2° del CPC.
- Escritos que tenga por objeto apersonarse en el juicio
- Acusar rebeldías
- Pedir apremios
- Prórrogas de términos
- Señalamiento de vistas
- Suspensión de vistas
- Cualesquiera otras diligencias de mera tramitación

Función del Secretario del Tribunal respecto de la obligación de presentar la parte el


número de copias del escrito que sean necesarias para notificar la resolución que recaiga
en el mismo.
Corresponderá al Secretario del Tribunal constatar que se acompaña el número de
copias correspondientes de los escritos y que las copias sean similares al original. Art. 31
Inciso 1° del CPC.
Además, el Secretario del Tribunal, al recepcionar el escrito, deberá constatar el
cumplimiento de la exigencia de la suma que debe encabezar el mismo. No basta con
cumplir el tramite formalmente, además, la suma debe concordar con el cuerpo del
escrito.

Sanción ante el incumplimiento de la obligación contenida en el Art. 31 del CPC por parte
del interesado, vale decir, ante la presentación de un numero insuficientes de copias o ellas
no son corresponden al original. Conforme al Art. 31 inciso 3° y 4º del CPC, no le correrá
plazo a la parte contraria y deberá el tribunal, apercibir a la parte que presentó el escrito
para que acompañe las copias de su presentación, dentro de tercero día, bajo
apercibimiento de tenerse por no presentado el escrito y, de plano el tribunal, debe
imponer una multa de un cuarto a un sueldo vital a la parte incumplidora de sus
obligaciones de acompañar el número de copias necesarias para notificar a las partes.
Tenemos entonces que, los efectos del incumplimiento, son principalmente tres:

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1- No corre plazo a la parte contraria para realizar cualquiera gestión a que de origen
aquel escrito.
2- Deberá el tribunal, de plano, imponer una multa de un cuarto a un sueldo vital.
3- El tribunal ordenará, además, que la parte respectiva acompañe las copias dentro
de los tres días hábiles siguientes a la dictación de la resolución, bajo apercibimiento de
tener por no presentado el escrito de que se trata.
Las resoluciones que se dicten por el tribunal, conforme a lo dispuesto en el Art. 31 del
CPC, son inapelables.
JURISPRUDENCIA: No se exige dejar copias del escrito de apelación en juicio sumario desde
que por aplicación de las normas del título V del Libro I del CPC es voluntario en este
procedimiento la presentación de minutas escritas. Hay voto de minoría en la sentencia
citada.43

4.- Firma del escrito por quien lo presenta. Esta obligación no se encuentra establecido en
la ley, pero los tribunales han sostenido que se debe exigir firma de quien comparece, a fin
de confirmar la autenticidad del escrito. Ha parecido obvio y ha sido exigido por la
jurisprudencia, aún cuando no existe norma legal al respecto.
JURISPRUDENCIA: Nuestra jurisprudencia ha señalado que un escrito presentado sin firma no
produce efecto jurídico alguno en tanto no sea suscrito, sin que sea posible asignarle
efectos retroactivos a una suscripción tardía. 44

Actuaciones o tramites posteriores del Secretario del Tribunal a la presentación de un


escrito de las partes.
La ley le exige que realice los siguientes actos procesales:
1- Deberá éste, en el mismo día, estampar en cada foja la fecha y su media firma, o un
sello autorizado por la respectiva Corte de Apelaciones y que designe la oficina y la
fecha de la presentación. Art. 32 inciso 1° del CPC.
2- Deberá, además, dar recibo de los documentos que se le entreguen, siempre que lo
exija la parte que los presenta. Art. 32 inciso 1° del CPC.
3- Todo escrito será presentado por el Secretario al Tribunal para su despacho el mismo
día en que se le entregue al Secretario o al día siguiente hábil si la entrega se hace
después de la hora designada al efecto. Art. 33 inciso 1° del CPC.
En casos urgentes podrá el interesado recabar el despacho inmediato aun
después de la hora designada. Art. 33 del CPC. (Ver además Art. 380 del COT).

Resolución del juez al escrito presentado por una de las partes.


Luego se provee el escrito por el juez, con la providencia (decreto, auto, sentencia
interlocutoria o definitiva – Art. 158 del CPC) que según corresponda a la presentación de
que se trata.
Luego el escrito con la resolución del juez, debe volver al secretario del tribunal, para
que el mismo, las incorpore junto con los demás documentos que se pudieren haber
acompañado, al expediente, en el orden sucesivo y cronológico de su presentación. Art.
34 del CPC.
Se exceptúan de esta obligación, las piezas que, por su naturaleza, no puedan
agregarse al expediente o que por motivos fundados se manden reservar fuera del
proceso.
43
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, de fecha 05 de septiembre de 1994. Publicada por
LexisNexis N° 22709.
44Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 22 de abril de 2002. Publicada por LexisNexis N° 19.339. En el mismo sentido, Sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago, de fecha 04 de mayo de 1995. Publicada por LexisNexis N° 20.464.

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Luego y al tiempo de agregar cada escrito al expediente, el secretario numerará


cada fojas del mismo, de los documentos adjuntados y de su resolución, en cifras y en
letras.

El expediente que se va formando con las presentaciones de las partes, documentos y


resoluciones, se mantendrá en la oficina del secretario y quedará a disposición del público
para la consulta del mismo.
El expediente ya formado queda a disposición del público y de cualquier persona
que desee imponerse de su contenido, se mantendrá en la oficina del secretario bajo su
custodia y responsabilidad. Art. 36 del CPC.
Debe tenerse además presente a este respecto, lo dispuesto en el Art. 9° del COT,
que consagra el principio de la publicidad procesal y al Art. 380 N° 3 del COT, que dispone
acerca de las funciones de los Secretarios de los Tribunales: disposición esta última que
señala en su N° 4, que es obligación del Secretario “dar conocimiento a cualquiera persona
que lo solicitare de los procesos que tengan archivados en sus oficinas, y de todos los actos
emanado de la Corte o juzgado, salvo los casos en que el procedimiento deba ser secreto
en virtud de una disposición expresa de la ley”.

Excepciones al principio de publicidad procesal.


1- En materia civil, juicios de adopción de menores son también secretos.
Los autos no podrán retirarse de la secretaría sino por las personas y en los casos
expresamente contemplados en la ley. Art. 36 del CPC.
Sobre esta materias, cabe señalar que conforme lo dispone el Art. 37 del CPC:
Siempre que los tribunales pidan o hayan de oír dictamen por escrito del respectivo fiscal
judicial o de los defensores públicos, el secretario entregará el proceso a aquellos
funcionarios, exigiendo el correspondiente recibo. Lo mismo se observará cuando haya
de remitirse el proceso a una oficina distinta de aquella en que se ha formado.
Si los funcionarios a quienes se pide dictamen retardan la devolución del proceso,
podrá el tribunal señalarles un plazo razonable para que la efectúen, y ordenar a su
vencimiento que se recojan por el secretario los autos.
En aquellos casos en que otro tribunal requiera la remisión del expediente original
o de algún cuaderno o piezas del proceso, el trámite se cumplirá remitiendo, a costa del
peticionario o de la parte que hubiere interpuesto el recurso o realizado la gestión que
origina la petición, las copias o fotocopias respectivas, debidamente certificadas, en
cada hoja, por el Secretario del Tribunal. Art. 37 inciso 3° del CPC.
El desglose de una pieza del expediente. Se refieren a esta materia, los Arts. 35 y 36 del
CPC.
El retiro de una pieza del expediente por las partes. (Denominado desglose del
expediente.)
Puede darse el caso, que se necesite una pieza del expediente, como por
ejemplo una copia de un contrato adjuntado a la causa o una libreta de matrimonio, se
procederá en este caso al desglose de las piezas del expediente, el cual debe cumplir
los siguientes requisitos:
1- Requerimiento de la parte correspondiente (la que ha presentado el documento).
2- Resolución del juez competente en que autoriza el desglose de la pieza respectiva.
3- Siempre que se desglosen una o más piezas, deberá colocarse en su lugar una
nueva foja con la indicación del decreto que ordenó el desglose y del número y
contenido de las piezas desglosadas. Art. 35 del CPC.

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6.2. ACTO JURIDICO PROCESAL O DE PROCEDIMIENTO PROPIAMENTE TAL.

Se habla de acto procesal o de procedimiento para referirse a “toda manifestación


de voluntad relativa al desenvolvimiento o desarrollo del proceso, realizada por el tribunal,
las partes o por los terceros.” En otras palabras, toda manifestación de voluntad relativa al
desenvolvimiento del proceso, de cualquiera que fuere el sujeto de quién emane. (Niceto
Alcalá Zamora de Castilla) Por ejemplo: un comparendo, una notificación, una resolución,
una presentación de las partes, etc.
Atendiendo a su origen, estos actos jurídicos – procesales, se pueden clasificar en
actos jurídicos emanados de las partes, (escritos) como ocurre por ejemplo con la
demanda, y en general con todos los escritos que presenten las partes durante el juicio
para dar curso progresivo al mismo, reciben como ya hemos visto, genéricamente el
nombre de escritos; y los actos jurídicos emanados del órgano jurisdiccional, como ocurre
por ejemplo, con la sentencia y también con toda otra resolución que se dicte por el
tribunal durante la prosecución del juicio que permite conducir al mismo al estado de dictar
sentencia, en general, los actos jurídicos-procesales, emanados del órgano jurisdiccional
se denominan resoluciones judiciales. Art. 158 del CPC.
Algunos autores (entre ellos, Niceto Alcalá Zamora de Castilla), excluyen del carácter
de acto jurídico procesal a ciertos actos jurídicos que tienen repercusiones procesales,
como por ejemplo, el pago, pues no tiene la calidad de acto procesal; y, la muerte, pues
no es un acto sino un hecho.

REQUISITOS O CONDICIONES DE VALIDEZ DE LOS ACTOS PROCESALES O DE PROCEDIMIENTO:


(Ellos están referidos, sólo a los actos procesales que emanan del órgano jurisdiccional
correspondiente).
1.- Deben ser practicados por el funcionario que indica la ley. Art. 70 del CPC.
2.- Deben practicarse en día y hora hábil. Art. 59 del CPC.
3.- Debe dejarse testimonio de ellos en el proceso. Art. 61 inciso 1º del CPC.
4.- Deben ser autorizados por el funcionario competente. Art. 61 inciso 3º del CPC.

ANALISIS PARTICULAR DE LOS REQUISITOS O CONDICIONES DE VALIDEZ DE TODO ACTO


JURIDICO - JUDICIAL.
1. Deben ser practicados por el funcionario que indica la ley: esto es, por REGLA
GENERAL por el tribunal que conoce de la causa. (Art. 70 del CPC) esta es la regla general.
Hay excepciones:
1.1. Aquellos casos en que la ley los encomienda expresamente la realización a otros
funcionarios. Como por ejemplo, las notificaciones, que se encomiendan tanto al Secretario
del Tribunal como a los Receptores Judiciales, etc.
1.2. Los que la ley permite al tribunal delegar en otros funcionarios. Como por ejemplo, lo
relativo a la tasación de las costas procesales que se puede delegar en el Secretario del
Tribunal, la recepción de la prueba confesional que se delega en un Receptor Judicial, etc.
1.3. Cuando las actuaciones deban realizarse fuera del lugar en que se sigue el juicio.
(diligencias que se encomiendan a un tribunal que ejerza jurisdicción en el territorio donde
debe cumplirse la diligencia, a través de los denominados “exhortos”). Art. 71 del CPC.

2. Deben practicarse en días y horas hábiles: Son días y horas hábiles, por regla general,
las señaladas en el Art. 59 del CPC. Son días hábiles los no feriados. Son horas hábiles las
que median entre las 08.00 horas y las 20.00 horas. Además debemos tener en cuenta,
para estos efectos, la Ley N° 2.977, que fija los días feriados en nuestro país, y otras leyes
especiales.

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Excepciones:
2.1. Habilitación de día y hora para la práctica de la diligencia. A solicitud de parte,
cuando causas urgentes los justificación. Art. 60 del CPC.
2.2. En los juicios de mínima cuantía, las horas hábiles van desde las 06.00 horas hasta las
20.00 horas, de todos los días del año. Art. 708 del CPC.
2.3. En los procesos criminales no hay día ni hora inhábil. Art. 14 del CPP.

3. Debe dejarse testimonio escrito en el proceso: Art. 61 Inciso 1° del CPC.


JURISPRUDENCIA: La jurisprudencia nacional ha señalado además, que la falta de las
menciones que debe contener el testimonio escrito de las actuaciones judiciales acarrea la
nulidad procesal de éstas, al no tener contempladas una sanción específica.45

4. Debe ser autorizada por el funcionario competente, por regla general, el funcionario
competente es el Secretario del Tribunal, excepcionalmente lo será el Receptor Judicial
competente: Art. 61 inciso 3° del CPC. También debemos tener presente a este respecto, el
Art. 380 N° 2 del COT, que entrega al Secretario del Tribunal, la función de autorizar las
resoluciones que recaigan sobre las solicitudes de las partes, y también a los Receptores
Judiciales quienes actúan como ministros de fe, en la prueba testifical y en la absolución de
posiciones o prueba confesional.
Si se omite alguno de estos requisitos (funcionarios competente, día y hora hábil,
testimonio en el proceso, y autorización del funcionario competente), la actuación
procesal de que se trata es NULA.
Existen además actuaciones procesales, particularmente reguladas en la ley, como
ocurre por ejemplo, con la prestación de juramento en juicio. (Art. 62 del CPC) y con lo
relativo a la intervención de un intérprete. (Art. 63 del CPC).
JURISPRUDENCIA: La jurisprudencia ha señalado que en las actuaciones procesales es
requisito la firma de los funcionarios que en ellos intervengan.46 Por otra parte, otra
sentencia ha señalado que para que tengan valor las actuaciones judiciales es preciso que
se practique la respectiva notificación de la persona a quien afecte dicha diligencia.
Excepcionalmente, las resoluciones judiciales producen efecto, sin previa notificación,
desde que se dictan, por ejemplo, respecto del recurrente y/o recurrido rebelde, en
segunda instancia, en el recurso de apelación.47

6.3. LOS EXHORTOS


Los exhortos se encuentran reglamentados en los Arts. 71 y siguientes del CPC.
Exhorto “Es la comunicación que un tribunal envía a otro, solicitándole la práctica de
una actuación judicial que debe realizarse en el territorio jurisdiccional del segundo”.
Permite que se lleve a efecto una actuación judicial fuera de los límites jurisdiccionales del
tribunal que conoce de una causa. Esta comunicación se remite por el tribunal que esta
conociendo del asunto a aquel en que esa actuación deba verificarse, constituyendo la
llamada “competencia delegada” (excepción al principio de la territorialidad de la
competencia de los tribunales).
El tribunal que remite el exhorto se denomina tribunal exhortante.
El tribunal a quién va dirigido el exhorto se llama tribunal exhortado.

45
Sentencia de la Corte Suprema de fecha 03 de mayo de 2001. Publicada en LexisNexis N° 18713.
46 Sentencia de la Corte Suprema de fecha 22 de abril de 2002. Publicada por LexisNexis N° 19339.
47 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 16 de abril de 1991. Publicada por LexisNexis N° 11199.

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CONTENIDO DE LOS EXHORTOS. El exhorto, debe contener los escritos, decretos y


explicaciones necesarias de la causa en que ha sido dispuesto para la práctica de las
diligencias encomendadas al juez exhortado. (Art. 71 inciso 2° del CPC) Además debe
contener, la firma del juez o del presidente del tribunal exhortante si éste es colegiado. (Art.
72 del CPC).

REQUISITOS DE FONDO Y DE FORMA DE LOS EXHORTOS. Están contenidos en los Arts. 72 y 73


del CPC.
El exhorto debe ser solicitado por uno de las partes al tribunal exhortante, por el
principio general de la pasividad del tribunal civil. El exhorto se envía por el tribunal
exhortante sin intermedio alguno al tribunal exhortado para su diligenciamiento a través de
los correos del Estado. Art. 75 del CPC.
Excepcionalmente, puede en casos calificados, ser entregado a la parte que lo haya
solicitado, para gestionar su cumplimiento. Art. 77 del CPC. Esta práctica resulta ser más
habitual que el alcance de la ley ha querido darle, ya que requiere que se trate de casos
calificados, sin embargo, los tribunales frecuentemente acceden a la petición de
diligenciamiento por mano, cuando ello, debiera ser excepcional.

DILIGENCIAMIENTO DEL EXHORTO ANTE EL TRIBUNAL EXHORTADO.


Art. 73 del CPC.
Además debemos agregar, que el exhorto debe indicar la persona que debe
diligenciar el exhorto, sea este el encargado de la parte que lo solicitó o se indicará que
puede diligenciarlo el que lo presente o cualquiera otra persona. La persona que puede
diligenciar el exhorto, tiene que reunir necesariamente las calidades que exige el Art. 2º de
la Ley N° 18.120, o sea capacidad para pedir en juicio, ius postulandi.

CLASIFICACIONES DE LOS EXHORTOS:


1. Exhorto ambulante o circulatorio: es aquel que pasa sucesivamente por diferentes
tribunales que intervienen en las actuaciones solicitadas y ordenadas por el tribunal
exhortante. Art. 74 del CPC.
2. Exhortos nacionales e internacionales: en el caso de los exhortos dirigidos a una
autoridad judicial que se encuentra fuera del territorio de la República, debemos distinguir
para su tramitación si se trata de un exhorto internacional de mera tramitación, en cuyo
caso debe ser aprobado por el Presidente de la Corte Suprema (Art. 105 N° 3 del COT), si se
trata de un exhorto internacional que no es de mera tramitación va a conocer una de las
salas de la Corte Suprema (Art. 98 N° 10 del COT). En ambos casos solo se trata de una
autorización previa para que luego se envíe el exhorto respectivo al Ministerio de RREE para
su remisión final al destinatario, conforme a lo dispuesto en los tratados internacionales
vigentes o por las reglas generales adoptadas por el gobierno para la tramitación de los
mismos.(Art. 76 del COT).
Sin perjuicio de lo anterior, sobre la posibilidad de ejecutar actos procesales fuera del
territorio jurisdiccional de un tribunal, cabe señalar que, conforme a lo prevenido en el Art.
391 del COT, los Receptores Judiciales, ejercen por regla general, sus funciones en todo el
territorio jurisdiccional del respectivo tribunal. Ello como hemos señalado, constituye la regla
general, pero también esta norma, contempla la posibilidad que en forma excepcional
dichos Receptores, puedan efectuar o practicar actuaciones ordenadas por el tribunal en
otra comuna que no sea la de la jurisdicción del tribunal, siempre que ella esté
comprendida, dentro del territorio jurisdiccional de la misma Corte de Apelaciones.
Ejemplo: Un Receptor Judicial con desempeño en la ciudad de Antofagasta, podría
efectuar diligencias si así se le ordenara por parte del tribunal, en el territorio jurisdiccional

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del Juzgado de Letras con asiento en la comuna de Taltal, lo mismo podría ocurrir en los
territorios jurisdiccionales de los Juzgados de Letras de Tocopilla, María Elena y Calama.
JURISPRUDENCIA: Nuestra jurisprudencia ha señalado que no es posible la tramitación
de un exhorto en nuestro país si las actuaciones a que éste se refiere implican cumplir en
Chile resoluciones dictadas por un tribunal extranjero, procedimiento reglado en los Arts.
245 a 251 del CPC. 48 Por otra parte, se ha señalado por nuestra jurisprudencia que, al no
proporcionarse antecedente alguno sobre qué punto o qué materia deben ser interrogados
los testigos individualizados en el exhorto, no procede dar curso a su tramitación. 49

6.4. FORMAS EN QUE LAS ACTUACIONES PROCESALES PUEDEN SER DECRETADAS, ORDENADAS
O AUTORIZADAS POR EL TRIBUNAL QUE CONOCE DE LA CAUSA:
1. CON CITACIÓN DE LA PARTE CONTRARIA.
2. CON CONOCIMIENTO DE LA PARTE CONTRARIA.
3. CON AUDIENCIA DE LA PARTE CONTRARIA.
4. DE PLANO.
Esta materia, tiene fundamental importancia para precisar el momento en que ellas
pueden ser cumplidas.
Las actuaciones judiciales o procesales, pueden ser decretadas, ordenadas o
autorizadas como ya hemos señalado, de diversas formas, por el tribunal que conoce de la
causa, básicamente bajo las siguientes tres formas diferentes:
1.- Con conocimiento de la parte contraria.
2.- Con citación de la parte contraria.
3.- Con audiencia de la parte contraria.
4.- De plano.

ANALISIS PARTICULAR DE ESTAS SITUACIONES


1- Con conocimiento de la parte contraria:
Significa que la actuación procesal, se va a cumplir tan pronto como la resolución
que el tribunal dictó ordenándola, se notifique a la parte contraria, así lo indica el Art. 69
inciso 2º del CPC.
Esta es la situación normal dentro del campo procesal tanto civil como criminal, la
resolución debe notificarse a la parte contraria, una vez notificada legalmente se procede
a cumplir la actuación sin más trámite.
Por ejemplo: Art. 346 N° 3 del CPC.
La resolución del tribunal, dirá en este caso:
Antofagasta, diecinueve de marzo de dos mil catorce.
“Como se pide, con conocimiento.”

2- Con citación de la parte contraria.


Esto es, que no puede llevarse a efecto la actuación procesal, sino pasado tres días
después de la notificación a la parte contraria, la cual tiene el derecho de oponerse o
deducir observaciones dentro de ese plazo, y mientras tanto con esa oposición u
observación se forma un incidente, y mientras éste no se resuelve, la diligencia no se
llevará a efecto y, si el incidente se resuelve en forma adversa para el solicitante de esta
diligencia, ella no podrá llevarse a cabo.

48
Sentencias de la Corte Suprema, de fecha 6 y 19 de junio de 1995, de fecha 16 y 20 de agosto de 2004, de
fecha 6 de octubre de 2004, de fecha 11 de julio de 1994 y de fecha 30 de diciembre de 1991. Publicadas por
LexisNexis, bajo los N° 13516; 13527; 22814; 13059; 13189; 22801 y 11736 respectivamente.
49
Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 30 de marzo de 1994. Publicada por LexisNexis N° 22800.

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La resolución que va a dictar el tribunal frente a una actuación procesal que la ley
ordena con citación va a ser:
Antofagasta, diecinueve de marzo de dos mil cinco.
“Como se pide con citación."
Casos en que se da esta situación, son por ejemplo, el Art. 233 del CPC (cumplimiento
incidental de una sentencia ante el mismo tribunal que la dictó) y el Art. 336, parte primera,
del CPC (el aumento extraordinario para rendir prueba dentro del territorio de la
República).
Esta citación no implica que el tribunal llame a su presencia a la contraparte. La
citación sólo es el otorgamiento, la dación por parte de la ley, de un plazo a la contraparte
para que dentro de él ella pueda oponerse y formular observaciones acerca de la petición
de la contraria, de tal manera, que la diligencia decretada por el tribunal no pueda
llevarse a cabo, sino una vez transcurrido el plazo o en su defecto de haber oposición,
resuelto el incidente respectivo a que de lugar la oposición de la contraparte.
Notificada la parte contraria en forma legal, pueden producirse dos situaciones
distintas:
 1) Que no haya oposición de la contraparte
Si no hay oposición dentro del plazo legal (tres días), por ejemplo, si la contraparte
guarda silencio, transcurrido el plazo, se cumple la diligencia dispuesta por el tribunal sin
más tramite.
 2) La contraparte se opone dentro del plazo
Si hay oposición de la contraria dentro del plazo de citación (tres días), se genera
en tal caso un incidente que es necesario tramitar y resolver.
El cumplimiento de esta diligencia que se ordenó con citación no se verificará en
este último caso, será menester previamente tramitar y resolver este incidente, y sólo una
vez que el tribunal resuelva el mismo, que se pronuncie respecto a él, y en la medida que la
sentencia de este incidente sea favorable al solicitante de la diligencia, se cumple aquella
diligencia solicitada y decretada por el tribunal. Si la decisión del tribunal es desfavorable
para el solicitante de esta diligencia, ella no podrá practicarse.

3- Con audiencia de la parte contraria. Art. 82 del CPC.


Ello significa que, el juez nada dispone inicialmente respecto de la solicitud de la
parte requirente respecto de esa actuación judicial o procesal solicitada por una de ellas,
porque se requiere para que el juez se pronuncie que se oiga previamente a la parte
contraria, y ¿Cómo oye a la parte contraria el juez? El juez, en ese caso, le da traslado a la
contraria de la petición que le ha sido formulada por una de las partes, de tal manera que,
la contraria notificada de esa resolución de traslado, tiene el término fatal de 3 días para
que exponga lo que crea conveniente a sus derechos. Solo vencido los tres días, con la
contestación de la contraparte o sin ella, en su rebeldía, el juez resolvera la petición de la
parte solicitante. El tribunal en ese caso, podrá acceder o no a lo solicitado. Si rechaza la
solicitud, nunca podrá cumplirse lo solicitado. Si se acoge la solicitud, se procederá al
cumplimiento de la resolución una vez notificada la misma a las partes.
Un caso, a modo de ejemplo, de estas diligencias que deben decretarse, con
audiencia de la parte contraria, esta contenido en el Art. 336 inciso 1° del CPC. (Aumento
extraordinario para rendir prueba fuera del territorio de la República).
Cuando el tribunal confiere traslado de esta solicitud a la contraparte, está dando
tramitación a un procedimiento incidental que comienza con ese traslado.
El incidente debe tramitarse en forma previa, una vez concluida su tramitación van a
nacer dos alternativas:

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- 1) que el fallo sea favorable al solicitante, en cuyo caso se cumple la actuación procesal
solicitada.
- 2) que sea desfavorable al solicitante, en cuya situación no se podrá llevar a cabo la
diligencia solicitada.
Sin perjuicio, de que en ambos casos, sea posible deducir los recursos procesales que
correspondan, por la parte que se estime perjudicada.

Diferencias entre las diligencias decretadas con citación y las diligencias decretadas con
audiencia
Cuando el tribunal decreta una actuación con citación puede o no generarse un
incidente. Se generará cuando el contendor en el término de tres días formule una
objeción o excepción. Si esta no existe no hay incidente y la diligencia se llevará a efecto
extinguido ese término fatal de tres días. Cuando es una actividad decretada con
audiencia (se confiere traslado) siempre se va a generar un incidente, y sólo una vez que él
sea resuelto y siendo la resolución favorable al peticionario, podrá llevarse a efecto esa
diligencia o actuación procesal que se pidió.
De allí que cuando la actuación se ordena con audiencia la providencia simple y
exclusivamente confiriere traslado, no hay un pronunciamiento del tribunal en forma
inmediata acerca de su cumplimiento. (Ver Arts. 71, 82, 89 y 91 del CPC).

4.- De Plano: En este caso, implica que el tribunal decreta la actuación de inmediato, sin
mayores formalidades ni espera de términos o notificaciones para el cumplimiento de las
resoluciones judiciales que las disponen. Esto es absolutamente excepcional, puesto que se
contrapone a la norma expresa contenida en el Art. 38 del CPC, por lo que la facultad para
el tribunal pueda obrar de esta manera, debe estar expresamente consagrada. Ejemplo, la
resolución que declara desierto el recurso de apelación por falta de comparecencia del
apelante, en el plazo del Art. 200 del CPC, ante la Corte de Apelaciones a continuar con la
tramitación del recurso, la que será decretada por el tribunal de oficio, con la sola
certificación del Secretario del Tribunal de alzada y, cuya resolución produce efectos
desde su dictación sin previa notificación de la misma. La misma situación se produce,
respecto del apelado rebelde en segunda instancia que no comparece ante la Corte de
Apelaciones, en el plazo del Art. 200 del CPC y, mientras no comparezca.

6.5.- LOS PLAZOS O TERMINOS PROCESALES

6.5.1.- Concepto
El CPC no define lo que ha de entenderse por plazo, es el CC, en el Art. 1494 el que lo
define, señalando que “el plazo es la época que se fija para el cumplimiento de la
obligación”, de tal concepto civilista de plazo, podemos deducir entonces, lo que debe
entenderse por plazo para los efectos procesales, entendiéndose por tal “el hecho futuro y
cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho procesal”.
Por su parte don Luis Claro Solar sostiene que el plazo “es el tiempo concedido o
exigido por la ley, por el juez o por las partes para la ejecución de un acto cualquiera, o
dentro del cual se prohíbe hacer una cosa”.
Los plazos y la forma de contabilizarlos, están reglamentados en el CC, en los Arts. 48,
49 y 50, disposiciones que deben entenderse complementadas y a veces modificadas por
las normas del CPC sobre esta materia.

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Sin embargo, en general, son las normas del CC ya referidas, las que se preocupan
fundamentalmente de la forma en que deben computarse los plazos.50/ 51/ 52

6.5.2.- Clasificaciones de los plazos


Estos plazos, son susceptibles de clasificarse según los distintos puntos de vista o
criterios que se consideren.

6.5.2.1. Atendiendo a su origen, los plazos son legales, judiciales o convencionales.


Se distingue entre:
1.1. Plazo legal
Plazo legal, es el que fija o señala la ley. Ejemplo de él, son los plazos contemplados
en el Art. 258 incisos 1° y 2° del CPC. (Término de emplazamiento en el juicio ordinario de
mayor cuantía) y en el Art. 328 del CPC. (Término Probatorio en el juicio ordinario de mayor
cuantía).
1.2. Plazo judicial
Es el señalado por el juez, cuando la ley lo faculta expresamente para ello. Ejemplos
de él son los Arts. 9º, 37 inciso 2º, 269, 340 inciso 2º y 302 del CPC.
1.3. Plazo convencional
Es el que emana del acuerdo de voluntad de las partes o contratantes. Ejemplos de
estos plazos, son aquellos a que se refiere el Art. 64 inciso 2º, y Art. 328 inciso 2º del CPC.
En nuestra legislación los plazos judiciales tienen un carácter excepcional, el juez los
señala única y exclusivamente cuando la ley lo faculta para ello. La regla general, es que
los plazos sean fijados por la ley y no por el juez.

6.5.2.2.- Considerando el momento de su iniciación, los plazos son individuales o comunes.


Así lo establece el Art. 65 del CPC.
2.1. Plazo individual
Es aquel que comienza a correr para cada parte desde el día de su notificación. Art.
65 inciso 1º del CPC, el caso típico, es el término para apelar, a que se refiere el Art. 189 del
CPC.
2.2. Plazo común
El plazo es común cuando corre conjuntamente para todas las partes desde el
momento de la última notificación. Ejemplos de él, son las situaciones del Art. 260 del CPC y
el término probatorio del Art. 327 del CPC.
Lo normal es que los términos sean individuales, la excepción es que sean comunes. Para
que un plazo tenga esta última calidad, común para las partes, es menester que la ley lo
diga expresamente.

50 Art. 48 del Código Civil. “Todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención en las leyes o en los decretos del Presidente de la
República, de los tribunales o juzgados, se entenderá que han de ser completos; y correrán además hasta la medianoche del último día del plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo número en los respectivos meses. El plazo de un mes podrá, por
consiguiente, de 28, 29, 30 o 31 días, y el plazo de un año de 365 o 366 días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años constare de más días que el mes en que ha de terminar el plazo, y si el plazo corriere desde
alguno de los días en que el primero de dichos meses excede al segundo, el último día del plazo será el último día de este segundo mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones de edad, y en general a cualesquiera plazos o términos prescritos en las leyes o en
los actos de las autoridades chilenas; salvo que en las mismas leyes o actos se disponga expresamente otra cosa”.
51 Artículo 49 del Código Civil. “Cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la

medianoche en que termine el último día del plazo; y cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos
derechos, se entenderá que estos derechos no nacen o expiran sino después de la medianoche en que termine el último día de dicho espacio de
tiempo”.
52 Art. 50 del Código Civil. “En los plazos que se señalaren en las leyes, o en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados,

se comprenderán aun los días feriados; a menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los
feriados”.

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6.5.2.3.- Considerando el momento en que el plazo expira, los plazos son fatales o no
fatales.
Clasificación a la que alude el Art. 49 del CC y el Art. 64 del CPC.
3.1. Plazo fatal
Es aquel que transcurrido el tiempo que la ley señala, extingue el derecho que debió
ejercitarse dentro de él, por el sólo ministerio de la ley.
Lo importante de este plazo no es que expire por el sólo ministerio de la ley, sino que
extingue el derecho que debió ejercerse dentro del plazo indicado, por el sólo ministerio de
la ley.
Ejemplo de plazo fatal, es el previsto en el Art. 590 del CPC, que extingue el derecho
para oponerse al desahucio.
3.2. Plazo no fatal
Es aquel que no extingue el ejercicio del derecho por el sólo transcurso del tiempo
que la ley señala. Es menester que el tribunal a petición de parte interesada declare
expresamente que ha transcurrido el término concedido, y en consecuencia de por
cumplido o evacuado el trámite de que se trata, en rebeldía de quien debía evacuarlo.
El término no fatal sólo va a expirar, y extinguir por ende el derecho para ejercitarlo,
por la declaración de rebeldía que el tribunal haga respecto de la parte que no
aprovechó el término que se le confirió para ejercer sus derechos.
El plazo no fatal por esencia, es el plazo judicial.
La regla general dentro de nuestro sistema de plazos del Código de Procedimiento
Civil, es que los plazos sean fatales, salvo aquellos que están establecidos para la
realización de actuaciones propias del tribunal (Art. 64 inciso 1º del CPC), o sea que
podríamos decir, que los plazos sólo son fatales respecto de las partes, no así respecto del
tribunal.
En armonía con éste Art. 64 del CPC, hay que entender el Art. 66 del mismo cuerpo
legal, conforme al cual los términos de días que establece este código se entienden
suspendidos los feriados, a menos que el tribunal por motivos fundados disponga lo
contrario.
Hay que tener presente que el juez al fijar un plazo judicial no le puede dar el
carácter de fatal, la fatalidad de un plazo sólo puede emanar de la ley y no de la
resolución de un juez (hay una excepción en el llamado recurso de queja).

6.5.2.4.- Si se considera la unidad de tiempo que constituye el plazo: tenemos plazos de


días, de meses y de años.
A lo largo del CPC, hay una serie de disposiciones relativas a éstos plazos de días,
meses y años.
4.1 Computo de los plazos:
El computo de estas medidas de tiempo, se regula de acuerdo a lo que establece en
esta materia el CC, particularmente en el Art. 50 del CC, que debe entenderse
complementado para estos fines por lo dispuesto en el Art. 66 del CPC, según el cual, los
términos de días que establece el CPC, se entienden suspendidos durante los días feriados,
a menos que el tribunal por motivos justificados disponga lo contrario.
Los plazos de meses y años no se suspenden durante los feriados, como tampoco los
plazos de días que se contengan en cualquier otro texto legal. De ahí entonces que a estos
plazos se les conoce también con el nombre de plazos discontinuos (si se suspenden
durante los feriados) o plazos continuos (si se cuentan en días corridos).

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6.5.2.5.- Considerando la extensión del término o plazo. Plazos prorrogables y plazos


improrrogables.
A este tipo de clasificación de los plazos, aluden los Art. 67 y 68 del CPC.
5.1. Plazo prorrogable
Son términos prorrogables aquellos que pueden extenderse más allá del número de
unidades de tiempo que la ley señala.

Admisibilidad de la prórroga
5.1.1. Plazo judicial
Por regla general, los plazos judiciales admiten prórroga. En efecto, los plazos
judiciales conforme a lo establecido en el Art. 67 inciso 1° del CPC, admiten prorroga de los
mismos, sujeto a las condiciones que establece la ley.
Pero para que pueda tener lugar la prórroga de un plazo judicial es necesario que se
cumplan las dos exigencias que se contemplan en el Art. 67 inciso 2° del CPC, vale decir:
- 1) La prorroga debe solicitarse antes de que expire el plazo.
- 2) Debe alegarse justa causa, situación que el tribunal apreciará prudencialmente.
5.1.2. Plazo legal. Art. 68 del CPC.
La regla general, es que los plazos legales no pueden ser prorrogados por el tribunal.
Excepcionalmente este tipo de plazo puede prorrogarse cuando la ley lo faculta
expresa y determinadamente para ello, así acontece por ejemplo con el término
probatorio según el Art. 340 del CPC. (Prorroga del Término Probatorio para rendir prueba
testimonial).
5.2 Plazo improrrogable
Son términos no prorrogables o improrrogables aquellos que no pueden extenderse o
ampliarse más allá del número de unidades de tiempo que la ley señala.
La calidad de prorrogable o improrrogable de un plazo no tiene nada que ver con el
carácter de fatal o no fatal del mismo.

6.5.2.6.- Clasificación del plazo desde el punto de vista civil, plazo suspensivo y plazo
extintivo.
Se distingue entre:
6.1. Plazo suspensivo
Es aquel que suspende el ejercicio de un derecho o de una obligación.
6.2. Plazo extintivo
Es aquel plazo con cuyo vencimiento se extingue un derecho.

6.5.2.7.- Clasificación del plazo desde el punto de vista civil, plazo determinado y plazo
indeterminado.
7.1. Plazo determinado
Plazo determinado es aquel en que se sabe cuando se va a verificar el hecho futuro
y cierto.
7.2. Plazo indeterminado
En cambio el plazo indeterminado, es aquel plazo en que se sabe que va a suceder
el hecho, pero se ignora cuando. Ejemplo típico de este tipo de plazo es la muerte de una
persona.

6.5.2.8.- Clasificación desde el punto de vista civil, plazo expreso y plazo tácito.
8.1. Plazo expreso
Plazo expreso, es aquel que se establece en términos formales y explícitos.

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8.2. Plazo tácito


El Art. 1494 del CC, lo define como el indispensable para cumplir la obligación.
Es aquel que se deduce de un acto jurídico sin necesidad de expresarlo.

6. 6.- LAS REBELDIAS


Las rebeldías están reglamentadas en el Título VIII Libro I, Art. 78 a 81 del CPC.

6.6.1.- Concepto
Se entiende en forma genérica por rebeldía “la declaración de la pérdida del
ejercicio del derecho de que se trate en el desarrollo del proceso, a fin de poder impulsar
el procedimiento hacia la sentencia”.
JURISPRUDENCIA: Nuestra jurisprudencia ha señalado que la rebeldía de la parte
demandada debe estimarse como una negación a los argumentos expuestos en la
demanda. Sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de fecha 29 de octubre de
2000. Publicada por LexisNexis N° 21055. En este mismo sentido puede verse sentencia de la
Corte Suprema, de fecha 13 de agosto de 1996. Publicada LexisNexis N° 14001.
El término judicial expira sólo por la declaración de rebeldía que el tribunal haga
respecto de la parte que no aprovecho el término para ejercer sus derechos, de tal
manera, que mientras el tribunal no declare esa rebeldía no va a expirar el plazo no fatal, y
el litigante podrá evacuar el trámite respectivo (Art. 78 del CPC).
¿Quién acusa la rebeldía? La parte contraria a aquella que favorece la concesión
del término. Pero es necesario precisar que no basta con la acusación de rebeldía para
lograr que el plazo judicial expire, sino que es necesario obtener del tribunal la “declaración
de rebeldía”, sólo con esta se extingue dicho plazo, mientras tanto la otra parte puede
perfectamente evacuar el trámite correspondiente.

6.6.2.- Efectos de la rebeldía


Esta declaración de rebeldía que puede presentarse en el curso de una litis produce
efectos distintos según se trate de la primera o segunda instancia.
 En primera instancia:
En primera instancia la rebeldía de un trámite sólo permite tener por cumplido el trámite
preciso de que se trata, nada más.
En consecuencia el resto de los trámites posteriores si no se cumplen en su oportunidad,
requieren cada uno de ellos que se acuse y se declare la rebeldía correspondiente. Por
otra parte debe notificarse a la parte afectada por la rebeldía todas las resoluciones que se
vayan dictando en el juicio correspondiente.
La rebeldía en primera instancia tiene por tanto efectos particulares, se refiere a un
trámite específico.
Cabe señalar sin embargo, que hoy en día, esta rebeldía ha perdido en gran medida su
trascendencia, dado el carácter de fatales de los plazos contenidos en el CPC.
Quedando la rebeldía reservada principalmente para los plazos judiciales.
 En segunda instancia
En segunda instancia, la rebeldía produce efectos generales, en el sentido de que a la
parte rebelde no es menester notificarle resolución alguna, y esas resoluciones van a
producir efecto a su respecto por el sólo hecho de pronunciarse. No es preciso acusar
rebeldía en los trámites futuros en el evento de que existiesen plazos no fatales, así fluye de
lo prevenido en el Art. 202 del CPC.
Por lo demás, esta parte rebelde en la segunda instancia, puede comparecer a la
instancia en cualquier estado de la causa, eso si que deberá hacerlo representado por
abogado o procurador del número. (Art. 202 del CPC y Art. 398 del CPC).

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7.- LAS RESOLUCIONES JUDICIALES

7.1.- Concepto
Los actos procesales como ya hemos señalado, pueden provenir de distintos sujetos
procesales, el tribunal, las partes o los terceros. Entre esos sujetos que hemos indicado
precedentemente, que pueden realizar estos actos procesales, se encuentran los distintos
órganos jurisdiccionales (Tribunales).
Cuando los actos procesales provienen de los órganos jurisdiccionales o en otras
palabras, de los Tribunales, reciben el nombre específico de resoluciones judiciales.
Luego se puede decir, que las resoluciones judiciales “son los actos procesales que
que emanan de los tribunales, resolviendo las peticiones de las partes u ordenando el
cumplimiento de determinadas medidas procesales, en otras palabras son los
pronunciamientos que efectua un tribunal durante el curso de un litigio.

7.2.- Clasificaciones de las resoluciones judiciales

7.2.1.- Atendiendo a su contenido


El Art. 158 inciso 1° del CPC clasifica las resoluciones judiciales, considerando su
contenido, en:
1.1.- sentencias definitivas.
1.2.- sentencias interlocutorias.
1.3.- autos.
1.4.- decretos, providencias o proveídos.
El Art. 158 del CPC, no sólo clasifica las resoluciones judiciales, sino que además, la
norma legal referida, da también una definición de lo que debe entenderse por cada una
de ellas.
Fuera de esta clasificación legal de las resoluciones judiciales contenida en el Art. 158
del CPC, hay también otras resoluciones judiciales, no tan trascendentes, pero de igual
valor jurídico.

7.2.2.- Atendiendo a la nacionalidad del tribunal que las dicta.


2.1. Resoluciones judiciales dictadas por tribunales nacionales
2.2. Resoluciones judiciales dictadas por tribunales extranjeros
Esta clasificación tiene importancia para determinar el modo en que ella se cumple,
ya que las normas para el cumplimiento de las resoluciones judiciales dictadas por
tribunales nacionales y extranjeros son distintas. (Art. 231, 242 y siguientes del CPC).

7.2.3.- Atendiendo a la naturaleza del tribunal que las dicta


3.1. Resoluciones emanadas de los tribunales ordinarios
3.2. Resoluciones emanadas de los tribunales especiales
3.3. Resoluciones emanadas de los tribunales arbitrales

7.2.4.- Atendiendo a la materia, se clasifican en resoluciones que recaen en asuntos


contenciosos y no contenciosos.
4.1. Resoluciones que recaen en asuntos contenciosos
4.2. Resoluciones que recaen en asuntos no contenciosos

7.2.5.- Atendiendo a la materia, se pueden clasificar en resoluciones dictadas en:


5.1. Resoluciones dictadas en asuntos civiles

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5.2. Resoluciones dictadas en asuntos penales

7.2.6.- Atendiendo a la instancia en que ellas se emiten


6.1. Resoluciones de única instancia
6.2. Resoluciones de primera instancia
6.3. Resoluciones de segunda instancia
La clasificación más importante de las resoluciones judiciales, es la que se contiene
en el Art. 158 del CPC, de allí que para calificar la naturaleza jurídica de las resoluciones
judiciales, hay que atender a las definiciones que sobre cada una de ellas, da la norma
legal indicada.
Esta clasificación, tiene fundamental importancia para determinar posteriormente la
forma en que es posible impugnar la respectiva resolución judicial, mediante los diversos
recursos procesales consagrados por la legislación (apelación – reposición, etc.).
Es cierto que en la práctica se suelen presentar dificultades para calificar ciertas
resoluciones judiciales. Estas dificultades provienen en ciertas ocasiones del mismo texto de
la ley, al denominarlas erróneamente, o porque por costumbre o práctica forense se les da
un nombre equívoco.
Así por ejemplo:
- dentro de la jerga judicial y el propio legislador, a la resolución que recibe la causa
a prueba, se le denomina comúnmente como auto de prueba, en circunstancias de que se
trata de una sentencia interlocutoria de segundo grado.
En todo caso no debe considerarse el nombre que se de a la resolución judicial (ya
sea por costumbre o equívocamente por la ley) o la forma externa que revista la resolución
para determinar su naturaleza jurídica, ya que hay que estarse para ello, a la definición que
nos entrega el Art. 158 del CPC.

Importancia de la clasificación de las resoluciones judiciales contenida en el Art. 158 del


CPC:
1- son distintos los requisitos de forma y fondo que se exigen en las diversas resoluciones a
que se refiere el Art. 158 del CPC.
2- son diferentes los recursos procesales que pueden intentarse en contra de cada una de
esas resoluciones. (Apelación-reposición, etc.)
3- es diferente el número de jueces o ministros que deben dictarlas tratándose de tribunales
colegiados.
4- son también diferentes los efectos jurídicos que producen cada una de ellas. En este
aspecto básicamente sirve para determinar si producen o no cosa juzgada.
5- sirve también para saber como se tramitan ciertos recursos en la segunda instancia; y
especialmente si respecto de ellas procede o no el recurso de apelación, y la forma de
verse este recurso en el tribunal de alzada.

7.3. ANALISIS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES DE ACUERDO A LA CLASIFICACION DEL ART.


158 DEL CPC

7.3.1.- LOS DECRETOS, PROVIDENCIAS O PROVEÍDOS:


Se refiere a ellos, el Art. 158 inciso 5° del CPC, también el Art. 70 inciso 3° del COT.
Primero que nada, debemos señalar respecto de los decretos, providencias o
proveidos, que en un sentido absolutamente jurídico-procesal civil, son sinónimos del
vocablo decreto, las palabras, expresiones o denominaciones de providencia o proveído.
Sin embargo, en el derecho en general, tales expresiones no pueden hacerse sinónimo.

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Así, en el Derecho Procesal se entiende por decreto, providencia o proveído, según


el Art.158 inciso 5° del CPC, a aquellas resoluciones judiciales, que sin fallar sobre incidentes
o sobre trámites que sirven de base para el pronunciamiento de una sentencia, sólo tienen
por objeto arreglar o determinar la substanciación del proceso.
El Art. 70 inciso 3° del COT, por su parte establece que “se entiende por providencias
de mera substanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos sin
decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre partes”.
Por consiguiente en virtud de estos decretos el tribunal ordena la ejecución de meros
trámites que son necesarios para la substanciación regular del juicio, o los deniega en el
caso contrario. En uno y otro caso, lo fundamental de estos decretos, es que permiten
darle curso progresivo a los autos. La mayor parte de las resoluciones dictadas en un juicio
tienen este carácter.
Ejemplo de este tipo de resoluciones judiciales, son las siguientes:
- traslado.
- traslado y autos.
- como se pide.
- téngase presente.
Este tipo de resoluciones judiciales, denominadas decretos, providencias o proveídos,
tienen como características dos cuestiones fundamentales:
1.- tienen por objeto dar curso progresivo a los autos.
2.- a través de ellos no se prejuzga ni se decide ninguna cuestión debatida entre las
partes.

7.3.2.- LOS AUTOS:


Conforme al Art. 158 inciso 4° del CPC, “se llama auto a la resolución que recae en
un incidente no comprendido en el inciso anterior”. Cabe señalar, para una adecuada
comprensión del texto legal indicado, que el inciso 3° del Art. 158 del CPC, se refiere a la
sentencia interlocutoria. Por lo mismo, LA RESOLUCIÓN JUDICIAL DENOMINADA AUTO, “es
aquella resolución judicial, que falla un incidente, sin establecer derechos permanentes a
favor de las partes”. Es necesario, hacer presente, que el auto sólo esta referido a los
incidentes señalados en el inciso 3º del Art. 158 del CPC, no a la segunda situación prevista
en dicha disposición, que se refiere a las resoluciones que también son sentencias
interlocutorias pero que no recaen sobre un incidente, sino que resuelven acerca de un
trámite que va a servir de base para la dictación de una sentencia posterior.
En consecuencia, los autos, son resoluciones judiciales que resuelven incidentes,
entendiendo por incidente para estos efectos, lo señalado expresamente en el Art. 82 del
CPC, norma desde la cual, se define lo que debe entenderse como incidente, en un juicio,
siendo incidente en este sentido “toda cuestión accesoria de un juicio que requiera
pronunciamiento especial del tribunal, con o sin audiencia de las partes.”

7.3.3.- LAS SENTENCIAS INTERLOCUTORIAS53


Se refiere a ellas, el Art. 158 inciso 3° del CPC. De esta definición, surge que una
sentencia interlocutoria, es una resolución judicial que fallando un incidente al igual que los
autos, se diferencia de ellos, en que establece derechos permanentes a favor de las partes;
así, como también inviste la misma calidad DE SENTENCIA INTERLOCUTORIA, aquella
resolución judicial que resuelve sobre algún trámite que debe servir de base para el
pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria.

53Sentencia Interlocutoria y Derechos Permanentes. Guillermo Oliver Calderón. Fundación Fernando Fueyo. Editorial Jurídica Conosur. Santiago de Chile. Año
1998.

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En resumen, las resoluciones judiciales, se denominan sentencias interlocutorias, en


dos circunstancias distintas:
1.- Cuando una resolución judicial falle un incidente y establece derechos permanentes a
favor de las partes: Esto último, establecer derechos permanentes para las partes, es una
cuestión de hecho, y que en definitiva va a tener que apreciar soberanamente el tribunal
de la causa.
Por ejemplo, nos encontramos frente a este tipo de sentencia interlocutoria, respecto
de aquella resolución que declara desierto un recurso de apelación o de casación,
también la que se pronuncia sobre una excepción dilatoria, la que acepta o rechaza la
impugnación de un instrumento, la que declara el abandono del procedimiento o también
la que se pronuncia sobre el desistimiento de la demanda.
Puede verse acerca de las diversas teorías, respecto de cuando debe entederse que
una resolución establece derechos permanentes a favor de las partes, la obra de Guillermo
Oliver Calderón, publicada por la Editorial Jurídica ConoSur, la cual expresa que una forma
de entender la expresión “derechos permanentes” es vincularla a aquellos derechos que
sobreviven al juicio en que nacen, sin embargo, otra postura doctrinaria, sostiene que
habría que referir el concepto, a aquellos derechos, que no son temporales ni provisionales,
aunque perezcan junto con el juicio.54
Estas sentencias interlocutorias, que fallado un incidente establecen derechos
permanentes a favor de las partes, se denominan en la doctrina, sentencias interlocutorias
de primer grado.

2.- Cuando, una resolución judicial, resuelve sobre algún trámite que va a servir de base
para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria:
Ejemplo típico, es la resolución judicial que recibe a prueba la causa, lo es también,
dentro del juicio ejecutivo, la resolución que ordena despachar mandamiento de
ejecución y embargo.
Estas sentencias interlocutorias, que resuelven sobre un tramite, que va a servir de
base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria, reciben en la
doctrina, el nombre de sentencias interlocutorias de segundo grado (son resoluciones
judiciales que no recaen sobre un incidente) para diferenciarlas de las anteriores, que si
fallan incidentes y establecen derechos permanentes a favor de las partes y, que son
denominadas sentencias interlocutorias de primer grado.

Otras sentencias interlocutorias en el CPC


Otra clasificación de las sentencias interlocutorias, que se encuentra contemplada
en el CPC, pero en un disposición distinta del Art. 158 del CPC, tiene importancia para
determinar la procedencia del recurso de casación, así en efecto, tenemos que las
sentencias interlocutorias se pueden sub-clasificar para esta finalidad en:
a) Sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su
prosecución.
b) Sentencias interlocutorias que no ponen término al juicio o no hacen imposible su
continuación.
Ejemplo de las primeras: la que se pronuncia sobre el desistimiento de la demanda, y
la que declara desierto o prescrito el recurso de apelación, etc.

54Puede verse además a este respecto, las opiniones de don Mario Mosquera Ruiz, Apuntes de Clases de la Universidad de Chile; de don Eugenio Middleton
Soffia, De la Fundamentación de las Sentencias, Memoria de Prueba, Universidad de Chile; de don Carlos Anabalón Sanderson. Tratado Práctico de Derecho
Procesal Civil Chileno, Tomo II; Hugo Pereira Anabalón en su obra La Cosa Juzgada Formal en el Procedimiento Civil Chileno; la de don Arnoldo Wunkhaus Ried
en su obra Las Resoluciones Judiciales en el Procedimiento Civil; la de don Fernando Alessandri Rodríguez, en su obra Curso de Derecho Procesal. Reglas
Comunes a Todo Procedimiento y Juicio Ordinario y la de don Mario Casarino Viterbo en su obra Manual de Derecho Procesal Civil. Editorial Jurídica de Chile.

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Para algunos autores, estas sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación, se denominan sentencias interlocutorias de tercer grado
y, no están comprendidas en el Art. 158 del CPC. Sin embargo, otros autores, sostienen, que
ellas se encuentran en el Art. 158 del CPC, entre las denominadas sentencias interlocutorias
de primer grado, es decir, de aquellas que fallan un incidente y establecen derechos
permanentes a favor de las partes.

7.1.2. LA SENTENCIA DEFINITIVA:


Según el Art. 158 inciso 2º del CPC “es sentencia definitiva la que pone fin a la
instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio”. Por lo tanto para
estar frente a una sentencia definitiva se requiere que ella ponga fin a la instancia y
además que resuelva la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio, (lo debatido entre
las partes, el fondo del juicio).
¿Que se entiende por instancia? Según el profesor Urrutia Salas instancia “es cada
uno de los grados jurisdiccionales fijados por la ley a los diversos asuntos que se entregan al
conocimiento de los tribunales para su decisión, conocimiento y fallo”. Dentro de cada
instancia los tribunales aprecian soberanamente las cuestiones de hecho así como los
puntos de derecho que están sometidos a la decisión judicial.
La regla general en nuestro sistema procesal civil, es que se consagra la doble
instancia, y que la segunda instancia opera a través del recurso de apelación.
Ahora si la resolución judicial de que se trata, sólo pone fin a la instancia pero no
resuelve el asunto controvertido, no se está en presencia de una sentencia definitiva, sino
que ante una sentencia interlocutoria.
Estas sentencias definitivas son susceptibles de clasificarlas a su vez, en:
 1.- sentencias de única instancia.
 2.- sentencias de primera instancia.
 3.- sentencias de segunda instancia.
Esta clasificación de las sentencias definitivas, tiene importancia para determinar los
requisitos, tanto de forma como fondo, que deben cumplirse respecto de cada una de
ellas.
A su vez las sentencias definitivas de segunda instancia, pueden ser de 3 tipos:
 1.- confirmatorias.
 2.- modificatorias.
 3.- revocatorias.
Ello según que la sentencia de segunda instancia, mantenga, modifique o revoque lo
resuelto en la sentencia de primera instancia.

Otros tipos de sentencias no comprendidas en el Art. 158 del CPC


Amén de la clasificación de las resoluciones judiciales que formula el Art. 158 del
CPC, el legislador también suele usar cierta terminología especial para referirse a cierto tipo
de sentencias.

1. Sentencias de término
En algunas disposiciones se alude a sentencias de término, usan esta expresión por
ejemplo, los Art. 98 y 153 del CPC. A pesar de ello nuestro CPC no señala que debe
entenderse por sentencia de término.
Del contexto de las disposiciones en que se utiliza por la ley esta expresión, se
desprende que sentencia de término, “es aquella sentencia definitiva o interlocutoria que
pone fin a la última instancia del juicio.”

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De este modo, si un juicio se falla en única instancia, la sentencia que recae en esa
única instancia tendrá la calidad de sentencia de término.
Si el juicio se sigue tanto en primera como en segunda instancia, será sentencia de
término la que se dicte en la segunda instancia.
Por otra parte, cabe señalar desde ya, que la casación no constituye una instancia,
por ello, la sentencia que la resuelve, no puede ser sentencia de término ya que esta última
se refiere exclusivamente a la instancia. (sea esta única instancia, primera instancia o
segunda instancia). La sentencia que acoge el recurso de casación en el fondo, es una
sentencia anulatoria de la sentencia impugnada y, como consecuencia de la nulidad de
la misma, debe dictarse una sentencia de reemplazo. Se discute la naturaleza jurídica de
esta última, según algunos es una sentencia sui generis, que no permite ser calficada en los
terminos tradicionales de las demás sentencias, según otros, tiene la misma naturaleza
jurídica de la resolución que reemplaza.

2. Sentencia firme o ejecutoriada.


Otro tipo de sentencia, a la que también suele referirse el legislador en distintas
ocasiones, es la sentencia ejecutoriada o firme.
Estas sentencias, son aquellas que pueden cumplirse, sea porque:
 no procede recurso alguno en contra de ellas (como en el caso de la sentencia de
única instancia).
 porque si procedían recursos estos fueron interpuestos y se han fallado manteniendo
la sentencia.
 o porque si procedían recursos han transcurrido los plazos para interponerlos sin que
las partes interesadas los hayan hecho valer.
En síntesis podemos decir que son aquellas sentencias en contra de la cual no
procede recurso alguno.

Momento desde el cual se entiende firme o ejecutoriada una sentencia


Para determinar el momento desde el cual se entiende firme o ejecutoriada una
sentencia, hay que estarse a lo dispuesto en el Art. 174 del CPC, de la lectura de este
artículo se deduce que hay que distinguir:
1.- Si no proceden recursos en su contra: no proceden estos recursos cuando se trata de
asuntos fallados en única instancia, aquí la sentencia queda firme o ejecutoriada, desde
que es notificada a las partes.
2.- Si proceden recursos en su contra:
En este caso se subdistingue:
2.1.- Si se hicieron valer los recursos
Si procediendo recursos en contra de la sentencia estos se hicieron valer, la sentencia
queda firme o ejecutoriada, una vez notificado el decreto que ordena cumplirla, una vez
que terminan los recursos deducidos.
Así por ejemplo respecto de un fallo de primera instancia en que proceden recursos en
su contra, y estos se hicieron valer, de modo que el tribunal de segunda instancia conoció
de ese asunto; dicho fallo queda firme no cuando dicte sentencia el tribunal de segunda
instancia, sino cuando una vez terminado los recursos, el expediente vuelva al tribunal de
primera instancia y éste ordene el acatamiento o cumplimiento de la misma, mediante una
resolución judicial, mediante un decreto que ordene su cumplimiento, que dirá
“Cúmplase”. (Ya que según la regla de la ejecución, es competente para ordenar el
cumplimiento de la sentencia dictada en una causa, el tribunal que dictó la resolución de
primera instancia). Esta resolución del tribunal de primera instancia ordenando el
“cúmplase” debe a su vez notificarse en forma legal a las partes.

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2.2.- Si no se hicieron valer los recursos


Si procediendo recursos la parte no los hace valer, la sentencia queda firme o
ejecutoriada, desde que transcurren todos los plazos que la ley concede para la
interposición de esos recursos que las partes no hicieron valer. Así por ejemplo, para apelar
se tiene por lo general un plazo de diez días, si nada se dijo en ese término una vez
transcurrido el plazo, se entiende que esa resolución quedó firme.
Pero se debe tener presente a este respecto, que tratándose de las sentencias de
primera instancia, respecto de las cuales no se han hecho valer los recursos que eran
procedentes en el plazo legal, el Secretario del Tribunal debe certificar este hecho,
conforme a lo dispuesto en el Art. 174 parte final, del CPC, y desde este momento se va a
considerar firme la referida sentencia, sin más trámite.

3. Sentencias que causan ejecutoria:


Son aquellas sentencias que pueden cumplirse no obstante existir recursos pendientes
en su contra. Art. 231 del CPC.
Así acontece, por ejemplo, cuando se concede un recurso de apelación en el sólo
efecto devolutivo o bien cuando una resolución es impugnada mediante el recurso de
casación en la forma o en el fondo. Art. 192 y 773 del CPC.
Hay que tener presente que la apelación tiene efectos suspensivo y devolutivo, en
esta última situación el juez de primera instancia sigue conociendo del asunto como si
nada hubiese sucedido, pero sujeto su fallo a confirmación por el tribunal de segunda
instancia. En cambio, cuando se concede el recurso en ambos efectos, por el efecto
suspensivo, la causa en primera instancia suspende su tramitación mientras no resuelva el
tribunal superior el recurso interpuesto en contra de la sentencia.

7.4.- REQUISITOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES


Las resoluciones judiciales tienen que cumplir con ciertos requisitos. Hay algunos
requisitos que son generales, aplicables a todo tipo de resoluciones judiciales y otros de
índole particular, específicos de cada tipo de resolución, considerando la naturaleza de
ella.

7.4.1.- REQUISITOS GENERALES DE TODAS LAS RESOLUCIONES JUDICIALES:


Los requisitos generales de las resoluciones judiciales, se indican en el Art. 169 del
CPC, y son:
- 1.- expresión en letras de la fecha y del lugar en que se expida.
- 2.- firma del juez o jueces que intervinieron en su pronunciamiento.
- Aún cuando no lo establece el Art. 169 del CPC, toda resolución judicial debe llevar
también la firma del Secretario del Tribunal, de acuerdo a lo que dispone el Art. 61 inciso
final del CPC y el Art. 380 N° 2 del COT. Lo dicho es, sin perjuicio, de lo prescrito en el Art. 33
inciso 2° del CPC, respecto de la facultad de los Secretarios de lo Tribunales, para dictar
decretos que son autorizados por el Oficial Primero del Tribunal.

Antofagasta, cinco de abril de dos mil cinco.

(firma del juez)


(Firma del secretario)

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7.4.2.- REQUISITOS ESPECIALES DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES


Para determinar cuales son los requisitos particulares de cada resolución judicial,
debemos distinguir entre las distintas resoluciones judiciales que puede dictar un tribunal:
1. Requisitos especiales de la primera resolución que dicta el tribunal de la
causa.
2. Requisitos especiales de los decretos.
3. Requisitos especiales de los autos y sentencias interlocutorias.
4. Requisitos especiales de las sentencias definitivas. En este último caso,
además debemos sub-distinguir diversas situaciones.
4.1. Sentencias definitivas de primera o de única instancia.
4.2. Sentencias definitivas de segunda instancia. En este caso, se debe
nuevamente sub-distinguir a su vez:
4.2.1. Si la sentencia de segunda instancia es confirmatoria de la sentencia de
primera instancia.
4.2.2. Si la sentencia de segunda instancia es revocatoria de la sentencia de
primera instancia.
4.2.3. Si la sentencia de segunda instancia es modificatoria de la sentencia de
primera instancia.

7.4.2.1.- Requisito especial de la primera resolución que dicta el tribunal en una causa.
La primera resolución que se dicta por el tribunal en una causa, fuera de las
exigencias generales ya señaladas, tiene que cumplir ciertas menciones especiales:
En ella se debe indicar el número de rol de la causa, así lo requiere el Art. 51 del CPC.
(El rol o rit de la causa, es el número que se le asigna en el ingreso del juzgado
correspondiente)

7.4.2.2.- Requisitos especiales de los decretos


Los decretos además de cumplir con los requisitos generales comunes a toda
resolución judicial, deben indicar el trámite que se ordena, en virtud del cual se da curso
progresivo a los autos.
Así por ejemplo puede decretar traslado, como se pide, en relación.

Antofagasta, cinco de abril de dos mil cinco.


Traslado.
(firma del juez)
(firma del secretario)

7.4.2.3.- Requisitos especiales de los autos y sentencias interlocutorias


Si estamos en presencia de un auto o de una sentencia interlocutoria, además de los
requisitos generales del Art. 169 del CPC, deben cumplir con los siguientes:
a)- La decisión del asunto controvertido - Incidente. (Art. 171 del CPC)
b)- Un pronunciamiento sobre las costas del incidente. (Art. 144 del CPC)
c)- En cuanto la naturaleza del negocio lo permita la enunciación de las cuestiones de
hecho y de derecho que sirven de fundamento a la resolución. (Art. 171 del CPC); y si la
naturaleza del negocio no lo permite, debe dejarse constancia de los principios de equidad
con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo. (Art. 171, 170 N° 4 - 5 CPC)
Este último requisito no tiene un carácter imperativo para el tribunal, es algo
facultativo para el mismo. De aquí debe concluirse que la omisión de este requisito no
puede constituir una causal de casación en la forma, ello en virtud que;

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- Ninguna de las causales del Art. 768 del CPC contempla esta infracción.
- La propia terminología del Art. 171 del CPC, exige que sólo se cumplirá este requisito
cuando la naturaleza del negocio lo permita, y esta es una cuestión de hecho, que queda
entregada a la libre apreciación del tribunal en cada caso concreto.

Antofagasta, cinco de abril de dos mil cinco.


Vistos,..... (Consideraciones de hechos y de derecho).
y conforme a ..... (Leyes o principios de equidad).
Resuélvase que..... (Decisión del asunto).
Fíjense las costas del incidente en $ 100.000.
(Firma del juez)
(Firma del secretario)

7.4.2.4.- Requisitos especiales que deben cumplir las sentencias definitivas


Tienen que cumplir con los requisitos generales de todas las resoluciones judiciales y
además:
- los especiales mencionados en el Art. 170 del CPC.
- con aquellas estipulaciones insertas en el auto-acordado (AA) de fecha 30 de
septiembre de 1920 que regula la forma de las sentencias definitivas.
Para examinar estos requisitos de la sentencia definitiva, hay que distinguir, entre las
sentencias definitivas:
- De única o primera instancia
- De segunda instancia

7.4.2.4.1.- Las sentencias definitivas de única o de primera instancia


Los requisitos de las sentencias definitivas de única instancia y de primera instancia,
son comunes entre si.
Estas sentencias definitivas de única o de primera instancia, constan de tres partes:
- 1.- una parte expositiva.
- 2.- una parte considerativa.
- 3.- una parte dispositiva o resolutiva.

A. Parte expositiva de las sentencias definitivas de única y de primera instancia.


Están contenidos los requisitos de esta parte en el Art. 170 N° 1 - 2 - 3 del CPC, ellos
son:
1. - la designación precisa de las partes litigantes, su domicilio, profesión u oficio.
2. - la enunciación breve de las peticiones y acciones deducidas por el demandante, y de
sus fundamentos.
3. - igual enunciación de las excepciones o defensas alegadas por el demandado.
Estos requisitos tienen por objeto hacer una síntesis o resumen de la cuestión que se
trata de resolver en la causa. La ley desea que se individualicen las partes, que se haga un
resumen sobre las peticiones de los contendientes (tanto de sus acciones como
excepciones), y de sus fundamentos.
En el Art. 170 N° 1 del CPC, tiene importancia la individualización de las partes porque
así se sabe contra quien se puede pedir el cumplimiento de la sentencia que vaya a
resolver ese litigio, ello por los efectos relativos recaídos en una causa, sólo respecto de
estas partes van a producirse la acción y excepción de cosa juzgada.
Además según el AA del año 1920 se agregan dos requisitos más que quedan
comprendidos en esta parte expositiva:

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1.- consignar si se ha recibido o no la causa a prueba.


2.- consignar si las partes fueron o no citadas para oír sentencia en los casos previstos por la
ley.
3.- Los jueces por razones practicas frecuentemente, aun cuando no se exige por la norma
legal Art. 170 del CPC ni por el AA de 1920, señalan expresamente en la parte enunciativa,
el cumplimiento de la obligación de citar a las partes a una audiencia de conciliación,
conforme a lo prevenido en el Art. 262 en relación a los Arts. 768 Nº 9 y 795 Nº 2, todos del
CPC.

B. Parte considerativa de las sentencias definitivas de única o de primera instancia.


Sus requisitos están señalados en el Art. 170 N° 4 - 5 del CPC, de acuerdo con ellas
debe contener:
1. - las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia.
2. - la enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad con arreglo a
los cuales se pronuncia el fallo.
Estas exigencias están en relación con la necesidad de que los fallos sean fundados,
esto es, que el juez diga porque razón decide el asunto controvertido en una determinada
forma, con lo que se pretende evitar la arbitrariedad judicial.
En esta parte considerativa no sólo hay que cumplir con los requisitos señalados en el
Art. 170 N° 4 - 5 del CPC, sino también con las prescripciones de los N° 5 a 10 del AA del año
1920, que podríamos resumir en:
1.- Que el juez debe expresar en el fallo los hechos de la causa en que están de acuerdo
las partes.
2.- Además debe ponderar la prueba producida y valorarla de acuerdo a las normas
legales pertinentes.
3.- Si se suscita cuestión acerca de la procedencia de la prueba rendida, debe resolverla
en forma previa.
Esta parte considerativa es la base en la cual se sustenta la decisión del tribunal, y no
puede haber por tanto contradicción entre esta parte considerativa y la parte resolutiva, en
el caso que existiere tal contradicción debe estimarse que esa sentencia carece de
considerandos y por consiguiente el fallo que se hubiere dictado en esas condiciones es
susceptible de anularse a través de un recurso de casación en la forma. (Art. 768 Nº 7 del
CPC).
La sentencia debe contener estas consideraciones de hecho, aún cuando la acción
interpuesta sea improcedente en derecho, esto debido a que la ley no distingue entre
sentencias que fallan acciones, sean ellas, procedentes o improcedentes; por otro lado la
Corte Suprema al dictar una sentencia de reemplazo en el recurso de casación en el fondo
debe hacerlo sobre la base de los hechos tal cual han sido dados por establecidos en la
sentencia recurrida. De modo que si esa sentencia no hubiere establecido tales hechos,
dejaría a la Corte Suprema en la imposibilidad de dictar esa sentencia de reemplazo al
pronunciarse sobre este recurso de casación en el fondo.

Fundamentación y motivación de la sentencia


Hay que hacer una distinción doctrinaria entre lo que entendemos por fundar una
sentencia y motivar la misma:
- Fundar una sentencia es referirla a normas de derecho positivo que sirven de apoyo al
fallo, toda sentencia debe fundarse en las disposiciones legales que sirven de sustento a la
misma (por ejemplo: Arts. 1698, 1700 y 2314 del CC)

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- Motivar una sentencia. Motivar la sentencia, es apreciar críticamente el material fáctico


del pleito, y este material fáctico del pleito esta constituido por las cuestiones de hecho y
las pruebas que se produzcan en la causa.
La fundamentación de la sentencia, por ende, es una cuestión legal y en cierto
modo formal.
Puede una decisión ser fundada y no precisamente motivada. Esta distinción se
presenta con cierta frecuencia en las decisiones judiciales, sobre todo cuando nuestro
ordenamiento dispone que toda sentencia debe fundarse en la ley.
La motivación en tanto, tiene un objetivo más importante cual es, la razón y la justicia
de la decisión.
La sentencia ha de estar fundada porque hay que establecer claramente para los
justiciables, la razonabilidad de la orden, en el sentido de que ella, la orden, es una
derivación razonada del derecho que existe en un momento dado y que no es producto
de la voluntad discrecional del juez, sino de las prescripciones del legislador contenidas en
la ley.
La motivación de una sentencia se constituye, con la serie de argumentos
explicativos que utiliza el juez para justificar su resolución, y en tal sentido, son las reglas del
pensamiento lógico la mejor orientación para el juzgador.
Ahora para que estemos frente a una adecuada motivación esta tiene que ser
expresa y completa, tanto en lo que se refiere a los hechos como al derecho aplicable, así
como la concordancia con la coherencia y el sentido común (lógica, máximas de la
experiencia-conocimiento cientificamente afianzado).
Hay que tener en cuenta que si los considerandos de una sentencia, se estiman
insuficientes o ellos son erróneos, no es posible intentar un recurso de casación en la forma,
sólo podría interponerse un recurso de apelación.

C. Parte dispositiva o resolutiva de las sentencias definitivas de única o de primera


instancia:
En esta parte de la sentencia (dispositiva o resolutiva) se resuelve la cuestión
controvertida que es objeto del pleito. En ella se indica en forma expresa las acciones y
excepciones que se aceptan o rechazan.
Con todo, si hay acciones o excepciones que son incompatibles con las aceptadas
puede el tribunal omitir pronunciarse sobre ellas, debiendo indicar porque las considera
incompatibles. Art. 170 N° 6 del CPC, en concordancia con el Nº 11 del AA del año 1920, de
estas disposiciones podemos extraer las siguientes conclusiones:
1- El juez debe considerar únicamente las acciones y excepciones opuestas en la
oportunidad legal. Sin embargo si de hecho el juez considera estas acciones o excepciones
que son extemporáneas, esa sentencia adolece de un vicio que autoriza un recurso de
casación en la forma fundada en la causal de ultra petita, prevista en el Art. 768 N° 4 del
CPC / Art. 160 del CPC).
2- Se deben resolver todas las acciones y excepciones que se hubieren hecho valer
en tiempo y forma. Si así no lo hace, no resuelve el asunto controvertido, y la sentencia
podrá invalidarse por medio del recurso de casación en la forma por falta de decisión del
asunto controvertido, encontrándonos frente a un caso de citra petita (Art. 768 N° 5 del
CPC, en relación con el Art. 170 N° 6 del CPC). Esto debe armonizarse además con el Art.
160 del CPC, en orden a que las sentencias se pronunciaran conforme al mérito del
proceso, y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a
juicio por las partes, salvo cuando las leyes manden o permitan a los tribunales proceder
de oficio.

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3- El juez debe fallar las mismas acciones y excepciones hechas valer por las partes,
si así no lo hace esa sentencia es susceptible de casarse en la forma de acuerdo con el Art.
768 N° 4 - 5 del CPC, y se estará en tal situación frente a un vicio de extra petita.
Debemos señalar que para nuestra legislación, el vicio de ultra petita incluye el extra
petita y el citra petita, sin perjuicio, es posible construir en recurso de casación en la forma
de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 768 Nº 5 en relación al Art. 170 Nº 6 del CPC.

Limitaciones al tribunal al momento de fallar. Este Art. 170 N° 6 del CPC, debe relacionarse
con el Art. 160 del CPC.
De acuerdo con el Art. 160 del CPC, la sentencia tiene que pronunciarse conforme al
mérito del proceso, y no puede extenderse a puntos que no hayan sido expresamente
sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.

Mérito del proceso, son los documentos y demás medios de prueba, las acciones y las
excepciones que se hayan hecho valer durante el curso de la litis.
En relación con el Art. 160 del CPC, se estima por algunos autores en la doctrina, que
su infracción podrá servir de base a un recurso de casación en el fondo, sin embargo, la
jurisprudencia opina que la infracción de esta norma sólo da lugar a la interposición de un
recurso de casación en la forma, basándose para ello en las causales 4° y 5° del Art. 768 del
CPC.
Este principio general, contenido en el Art. 160 del CPC, en orden a que las
sentencias deben dictarse conforme al mérito del proceso, tiene algunas excepciones:

1.- El tribunal puede resolver sobre puntos no sometidos a juicio por las partes en los casos
en que la ley expresamente lo faculta para hacer declaraciones de oficio (Art. 160 parte
final del CPC).
Así por ejemplo puede declarar de oficio la nulidad absoluta de un acto o contrato
cuando el vicio que lo invalida aparezca de manifiesto, igual sucede respecto de la
incompetencia absoluta.

2.- El tribunal puede dejar de resolver aquellas acciones o excepciones que fueren
incompatibles con las aceptadas (Art. 170 N° 6 parte final del CPC).
Así por ejemplo, si en un juicio se opone la excepción de nulidad de la obligación y se
alega subsidiariamente la de pago, si se acepta la primera no puede el tribunal
pronunciarse sobre la segunda.

OTRAS MENCIONES QUE DEBEN CONTENER LAS SENTENCIAS DEFINITIVAS TANTO DE ÚNICA
COMO DE PRIMERA INSTANCIA.
Fuera de los requisitos que se contienen en el Art. 170 del CPC, las sentencias
definitivas de única o primera instancia, conllevan otras menciones que son obligatorias:

1.- Según el Art. 144 del CPC deben contener una declaración acerca del pago de las
costas de la causa, en otras palabras, la sentencia debe consignar, si el tribunal condena
en costas o libera a las partes del pago de las costas.

2.- Si se trata de una sentencia definitiva de única o primera instancia, que se emite por un
tribunal colegiado, deberá consignar, la opinión de aquel o aquellos miembros que fuese o
fuesen disconformes con la de la mayoría que adoptó el acuerdo, así lo establece el Art. 89
del COT y el Nº 14 del AA de 1920.

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3.- si se trata de sentencia definitiva de única o de primera instancia, dictadas por


tribunales colegiados, debe también mencionarse en la sentencia, el nombre del ministro
redactor. De acuerdo con el Art. 85 del COT y el N° 15 del AA del año 1920.

4.2. Sentencias definitivas de segunda instancia


Tratándose de las sentencias de segunda instancia, hay que distinguir, ya que estas
pueden ser:
- 1.- confirmatorias.
- 2.- modificatorias.
- 3.- revocatorias.
Los requisitos de unas y otras sentencias de segunda instancia, son diferentes.

A. Las sentencias de segunda instancia confirmatorias de una de primera instancia:


Si se trata de una sentencia confirmatoria, ella no tiene parte expositiva ni parte
considerativa, no necesita cumplir con ningún requisito especial.
El contenido de ellas será, además de las menciones comunes a todas las
resoluciones:
1.- la declaración que hace el tribunal de confirmar la sentencia de primera
instancia.
2.- la firma del juez o jueces que la dictaron.
3.- la autorización del secretario del tribunal pertinente.
4.- el nombre del ministro que sostiene una opinión disidente de la mayoría.
5.- el nombre del ministro redactor de la sentencia.

Requisitos especiales de una sentencia de segunda instancia confirmatoria de una de


primera instancia
Sin embargo, hay casos en que esta sentencia confirmatoria de segunda instancia,
deberá contener el cumplimiento de ciertos requisitos especiales, cuando la sentencia de
primera instancia no cumple con los requisitos del Art. 170 del CPC, en cuyo caso, el tribunal
de alzada puede confirmar la sentencia de 1º instancia, cumpliendo ella con los requisitos
del Art. 170 del CPC.
Analisis particular de esta situación, en que la sentencia de primera instancia no
cumple con los requisitos del Art. 170 del CPC:
1.- Cuando la sentencia de primera instancia no reúne todos o algunos de los requisitos que
se exigen en el Art. 170 del CPC.
Frente a esta situación, el tribunal de alzada tiene dos alternativas:
1.1.- puede dictar una sentencia confirmatoria que deberá cumplir con todos los requisitos
del Art. 170 del CPC, o bien,
1.2.- puede casar de oficio la sentencia de primera instancia, al tenor de lo dispuesto en el
Art. 775 inciso 1º del CPC.
Si esa sentencia que dictó el tribunal de alzada no subsana la o las irregularidades de
la sentencia de primera instancia, hace suyos los vicios de aquella sentencia de primera
instancia que es confirmada y procederá en su contra un recurso de casación en la forma
tendiente a obtener su invalidación.
Sin perjuicio de lo anterior, hay que tener presente que:

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2.- Cuando la sentencia de primera instancia no se pronuncia sobre alguna acción o


excepción hecha valer en oportunamente en el juicio, es decir, infringe el Art. 170 Nº 6 del
CPC.
Frente a esta falta de decisión del asunto controvertido el tribunal de segunda
instancia no puede subsanar el vicio cometido en la sentencia de primera instancia, sino
que sólo puede asumir una de las dos actitudes siguientes:
2.1.- puede invalidar la sentencia de primera instancia, casar de oficio la sentencia
apelada de primera instancia y reponer la causa al estado de dictarse un nuevo fallo por el
tribunal no inhabilitado que corresponda. Art. 775 inciso 1º del CPC.
2.2.- puede ordenar al tribunal de primera instancia que complete la sentencia y, entre
tanto, suspender el fallo del recurso de apelación. En la práctica, es este segundo opción la
que se sigue habitualmente por las Cortes de Apelaciones cuando se enfrentan a esta
situación. Art. 775 inciso 2º del CPC.

B.- Sentencias de segunda instancia, modificatorias o revocatorias de la de primera


instancia.
Se entiende que son sentencias modificatorias o revocatorias las que modifican o
revocan (por el tribunal ad quem) respectivamente, en su parte dispositiva, la que ha sido
dictada por otros tribunales (tribunal a quo).
Este tipo de sentencias modificatorias o revocatorias puede, sin embargo, omitir la
parte expositiva de la sentencia de primera instancia si ella cumple con todos los requisitos
del Art. 170 del CPC. (Art. 170 inciso final del CPC).
La prevención que debe tener en este caso el tribunal de segunda instancia, es que
su sentencia contenga la decisión del asunto controvertido.
Decide el asunto controvertido:
1.- modificando lo que ya se resolvió en la sentencia dictada por el tribunal de primera
instancia, o bien
2.- revocando la sentencia de primera instancia y resolviendo, según su criterio, las
acciones y excepciones que se hicieron valer oportunamente en el juicio.

B.1.- Pronunciamiento sobre ciertas acciones y excepciones:


Hay que tener presente que, el legislador, permite en algunos casos formular
excepciones en segunda instancia, así lo señala el Art. 310 del CPC, (prescripción, cosa
juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda, cuando esta se funde en un
antecedente escrito) y en ese caso, la sentencia de segunda instancia debe pronunciarse
sobre esa excepción hecha valer en la segunda instancia, y lo va a hacer en única
instancia.
Hay algunas situaciones en que el tribunal de alzada al decidir el asunto
controvertido se pronuncia por primera vez, vale decir, en única instancia, sobre acciones y
excepciones que si bien se hicieron valer en su oportunidad no fueron decididas por el fallo
de primera instancia.
Estos casos son:
1.- Aquellas situaciones en que se hicieron valer acciones o excepciones
incompatibles en el juicio, y el tribunal de primera instancia se abstuvo de emitir juicio
sobre ellas, por estimar que las mismas eran incompatibles con las acogidas.
Frente a esta posibilidad, el tribunal de alzada puede pronunciarse sobre estas
acciones y excepciones, sin que se requiera un pronunciamiento del tribunal inferior, lo que
significa que el tribunal superior va a conocer de estas acciones y excepciones en única
instancia (Art. 208 del CPC).

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2.- En el caso de los juicios sumarios, en que conforme al Art. 692 del CPC, el tribunal
de alzada tratándose de una sentencia definitiva dictada en un juicio sumario, está
facultado para pronunciarse, a solicitud de parte, sobre todas las cuestiones que se hayan
debatido en primera instancia, aún cuando no hallan sido resueltas en el fallo apelado. La
razón de esto, es que la materia en referencia, incide en los juicios sumarios, juicios que se
pretende por el legislador que sean breves y, expeditos.
3.- Aquellos casos, en que se trata de declaraciones que son obligatorias efectuar de
oficio, por parte de los tribunales que están conociendo de una causa, a ellas se refiere el
Art. 209 del CPC. Si se da esta situación, el tribunal esta obligado a declarar de oficio la
nulidad absoluta, aún cuando el tribunal de primera instancia no haya formulado tal
declaración.

7.5. EFECTOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES:


Según la doctrina, los efectos más importantes de las resoluciones judiciales, serían los
siguientes:
 1.- El desasimiento
 2.- La cosa juzgada
 3.- La declaración del derecho
 4.- La retroactividad de ciertas resoluciones judiciales

ANALISIS PARTICULAR DE CADA UNA DE ESTAS SITUACIONES


7.5.1.- EL DESASIMIENTO DEL TRIBUNAL QUE DICTO LA RESOLUCION JUDICIAL
El desasimiento está contemplado en el Art. 182 del CPC.
El desasimiento “es el efecto que producen las sentencias definitivas e interlocutorias,
en virtud del cual, una vez que han sido notificadas a alguna de las partes no pueden ser
modificadas o alteradas en manera alguna por el tribunal que las pronunció”.
No es necesario notificar a todas las partes del juicio, basta con que esté notificada
la sentencia a alguna de ellas. Basta la notificación a alguna de las partes para que el
tribunal quede desasido y no pueda alterar lo resuelto en la sentencia.
Tampoco es necesario para que opere el desasimiento, que esté la sentencia
dictada ejecutoriada.
El desasimiento, por tanto, es la prohibición que la ley impone al juez para modificar
o alterar la sentencia que dictó, notificada que sea a alguna de las partes.
Desde ese momento, desde que ha sido notificada la sentencia a alguna de las
partes, cualquiera que ella sea, se extingue la competencia del juez respecto de la
cuestión debatida y que se resolvió en la sentencia.

Actuaciones que puede seguir haciendo el juez, no obstante la prohibición legal.


Este desasimiento no incluye a los autos y a los decretos, y además no impide al juez
continuar actuando en el proceso para las diligencias ulteriores como:
- 1.- la concesión de recursos que puedan interponerse en contra de la sentencia.
- 2.- para pronunciarse sobre medidas precautorias.
- 3.- para pronunciarse sobre la ejecución de la sentencia.
La limitación establecida por el desasimiento, por consiguiente sólo se refiere a la
extinción de la competencia para conocer de la cuestión debatida y ya resuelta por el
tribunal.
Asimismo, a contrario censu, si la sentencia no ha sido notificada a alguna de las
partes, y aún cuando ella esté firmada por el juez y por el secretario que la autorizó, ese
juez puede modificarla o alterarla sin restricción alguna.

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Requisitos para que opere el desasimiento del tribunal:


Para hablar de desasimiento hay que tener en cuenta los requisitos que se
mencionan en el Art. 182 del CPC.
- 1.- Que, la resolución judicial de que se trata, sea una sentencia definitiva o interlocutoria,
Art. 158 del CPC, no afecta por ende, a los autos ni a los decretos, los cuales pueden
modificarse por el tribunal que los dictó, aún cuando hayan sido notificados a las partes de
la causa, siempre que exista fundamento jurídico para ello. Art. 84 inciso final y Art. 181 del
CPC.
- 2.- Que la resolución se haya notificado a alguna de las partes, no es menester la
notificación de ambas.

Excepciones al efecto del desasimiento del tribunal


Como todo principio de derecho, el desasimiento tiene sus excepciones.
Estas excepciones en las que no opera la institución del desasimiento, son las
siguientes:
a) El recurso de aclaración o interpretación; y el recurso de agregación,
rectificación o enmienda. Art. 182 inciso 1º del CPC.
b) Ciertas sentencias interlocutorias no producen el efecto del desasimiento del
tribunal. Las sentencias interlocutorias que admiten reposición, por ejemplo,
Arts. 201, 212, 319, 432, 778, 779, 781, 782.
c) El caso del incidente de nulidad procesal de todo lo obrado por falta de
emplazamiento.

A. El recurso de aclaración o interpretación; y el recurso de agregación, rectificación o


enmienda, regulados en los Arts. 182 a 185 del CPC. Se discute en la doctrina si se trata de
un recurso procesal propiamente tal, por diversas razones, entre otras, porque se puede
hacer valer contra sentencias firmes , incluso una vez terminado el juicio y los recursos no
admiten esta posibilidad.
Estos recursos procesales, se traducen en que el juez está facultado para a petición
de parte:
- 1.- aclarar los puntos oscuros o dudosos de su sentencia.
- 2.- salvar las omisiones que detecte en la misma.
- 3.- rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan
de manifiesto en la misma sentencia, y siempre que con ello no se altere lo sustancial del
fallo
Estos recursos procesales se hacen valer por la parte interesada y los resuelve el
mismo juez que dictó la sentencia definitiva o interlocutoria, sin embargo, además, el Art.
184 del CPC, faculta al juez para que rectifique de oficio, dentro de los cinco días siguientes
a la primera notificación de la sentencia, los errores a que se refiere el Art. 182 del CPC (las
partes no tienen plazo para solicitarlo, el plazo establecido en la norma legal, esta
establecido sólo para el juez, y la facultad oficiosa del tribunal es más restringida que la
facultad a petición de parte, la facultad oficiosa del juez comprende sólo la posibilidad de
rectificar los errores, más no aclarar puntos oscuros o dudosos de su sentencia, ni salvar
omisiones que detecte en la misma).

B. Ciertas sentencias interlocutorias pese a lo dispuesto en el Art. 182 inciso 1º del CPC, no
producen el efecto del desasimiento del tribunal:
Así por ejemplo:
1.- La sentencia interlocutoria que declara la deserción de un recurso de apelación y la
que declara la inadmisibilidad del recurso de apelación. Art. 201 del CPC.

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2.- La sentencia interlocutoria que declara la prescripción de un recurso de apelación. Art.


212 del CPC.
3.- La sentencia interlocutoria que declara la inadmisibilidad de un recurso de casación.
Art. 778 del CPC.
4.- Aquella sentencia interlocutoria que dispone la citación de las partes para oír sentencia
una vez vencido el plazo de observaciones a la prueba. Art. 432 del CPC.
5.- Aquella sentencia interlocutoria que recibe la causa a prueba y fija los hechos
sustanciales, pertinentes y controvertidos. Art. 319 del CPC.
6.- Aquella sentencia interlocutoria que dicta la Corte Suprema en los casos a que se
refieren los Arts. 781 y 782 del CPC. (Inadmisibilidad del recurso de casación en el fondo – la
que rechaza el recurso de casación en el fondo por manifiesta de falta de fundamento – la
solicitud que deniega el conocimiento del recurso de casación en el fondo por el pleno de
la Corte Suprema).
Todas estas resoluciones judiciales (que son sentencias interlocutorias) pueden ser
objeto de un recurso de reposición (recurso de retractación) ante el mismo tribunal que las
dictó.

C. El caso del incidente de nulidad procesal de todo lo obrado por falta de emplazamiento.
(Art. 182 inciso 2° del CPC), este incidente de nulidad por falta de emplazamiento está
regulado en el Art. 80 del CPC. Este incidente de nulidad, según ha entendido la
jurisprudencia nacional, puede intentarse aún si hay sentencia definitiva, ya que la misma
habría sido dictada en un seudo proceso legalmente tramitado, al no haber
emplazamiento en forma legal.
Este incidente puede formularse ante el mismo tribunal que dictó la sentencia
definitiva o interlocutoria, y no obstante haberse producido el desasimiento de dicho
tribunal respecto de la resolución cuestionada, el mismo tendrá competencia para
pronunciarse acerca del incidente de nulidad por falta de emplazamiento del Art. 80 del
CPC.
Por último, hay que reiterar, que los autos y los decretos no producen el desasimiento
del tribunal, y aún cuando estén ellos notificados a las partes, pueden enmendarse por el
tribunal que los dictó a través de un recurso de reposición, conforme a lo previsto en el Art.
181 del CPC.
En la tramitación de los recursos procesales previstos en el Art. 182 inciso 1° del CPC, el
tribunal puede pronunciarse de plano, sin más trámite, o bien después de oír a la otra parte
(a la contraria), ordenando traslado, produciéndose un incidente.
La interposición de este recurso de aclaración, agregación o rectificación, si el juez
estima del caso oír a la contraparte (mediante el traslado), puede suspender los trámites
del juicio o la ejecución de la sentencia, según sea la naturaleza de la reclamación.
Estas solicitudes de aclaraciones, agregaciones o rectificaciones pueden formularse
no obstante la interposición de recursos procesales respecto de la sentencia a que esas
reclamaciones se refieren. Por ende, es posible pedir la aclaración de una sentencia
definitiva y al mismo tiempo interponer un recurso de apelación en contra de ella, o
deducir primero la apelación y luego solicitar la aclaración, agregación o rectificación.
(Art. 185 del CPC).

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7.5.2.- LA COSA JUZGADA55 / 56


Arts. 175 y siguientes del CPC.
Las sentencias definitivas e interlocutorias firmes producen la acción y la excepción
de cosa juzgada. Art. 175 del CPC.
La acción de cosa juzgada, “es aquella acción que tiene el litigante en cuyo favor se
ha declarado un derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la
ejecución del fallo en la forma prevenida por el Título XIX del Libro I del CPC (Arts. 231 y
siguientes del CPC)”. Art. 176 del CPC.
En cambio, la excepción de cosa juzgada, “es aquella excepción que puede
alegarse por el litigante que ha obtenido en el juicio y por todos aquellos a quienes según
la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta
haya: 1° Identidad legal de personas; 2° Identidad de la cosa pedida; y 3° Identidad de la
causa de pedir.” Se entiende por causa de pedir el fundamento inmediato del derecho
deducido en juicio. Art. 177 del CPC.

7.5.2.1.- Contenido de la cosa juzgada


El fin que las partes persiguen con el proceso no es otro que el de obtener del juez
una declaración que decida definitivamente una cuestión litigiosa. De manera tal, que no
se pueda discutir de nuevo, en el mismo proceso, ni en ningún otro en el futuro; y, para el
caso en que esa decisión contenga una condena pueda ser ejecutada sin necesidad de
una nueva revisión.
Este efecto de la sentencia, de que no se pueda discutir de nuevo, en el mismo
proceso, ni en ningún otro en el futuro; y, para el caso en que esa decisión contenga una
condena pueda ser ejecutada sin necesidad de una nueva revisión, es conocido en la
doctrina procesal, con el nombre de cosa juzgada, que significa juicio dado sobre la litis.

7.5.2.2.- Aspectos prácticos de la cosa juzgada


Este efecto de la cosa juzgada se traduce en dos efectos prácticos:
1. Un efecto negativo de la cosa juzgada
Por este aspecto de la cosa juzgada, la parte condenada o cuya demanda ha sido
rechazada, no puede en un nuevo juicio discutir la cuestión ya decidida.
2. Un efecto positivo de la cosa juzgada
En virtud de este aspecto positivo de la cosa juzgada, la parte cuyo derecho ha sido
reconocido por una sentencia puede obrar de acuerdo con ese derecho, y sin que le sea
permitido a ningún tribunal rehusarse a tener en cuenta esa decisión.
Conforme a ello, la parte que ha obtenido en el juicio, puede exigir ese cumplimiento
sin que tribunal alguno pueda negarse a prestar la protección que se le solicita.

7.5.2.3.- Características de la cosa juzgada:


Dado los dos aspectos que reviste, es que se dice en la doctrina, que la cosa juzgada
tiene dos características:
1. El ser coercitiva
En efecto, la parte perdidosa en el proceso, está obligada a cumplir la prestación
contenida en la sentencia, ya sea voluntariamente o por medios compulsivos.
2. El ser inmutable
Las partes en el juicio, tienen que respetar lo resuelto en el proceso, sin poder volver a
discutir el mismo asunto en otro juicio.
55Seguel Romero, Alejandro. La cosa juzgada en el proceso civil chileno. Doctrina y jurisprudencia. Editorial Jurídica de Chile.
56Hoyos Henrechson, Francisco. Temas Fundamentales de Derecho Procesal – Algunos aspectos de la cosa juzgada en el ordenamiento jurídico
chileno, bajo el prisma del Derecho Procesal Moderno. Actualizados por María Teresa Hoyos de la Barrera. Editorial Jurídica ConoSur-LexisNexis-Chile.

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7.5.2.4.- Fundamento de la cosa juzgada:


El fundamento de esta cosa juzgada, es el mantenimiento del orden social. Este
mantenimiento del orden social, requiere que los litigios tengan un fin, que ellos no puedan
renovarse indefinidamente para dilucidar la misma cuestión que ya fue objeto de una
decisión judicial.
Hay un interés superior de la colectividad, que es, el mantenimiento del orden y la
tranquilidad social, que exige que una vez agotados por su ejercicio los medios que la ley
coloca a su alcance, los particulares se conformen con lo resuelto, aceptando esa decisión
del órgano jurisdiccional como la expresión de la justicia y la manifestación de la verdad.
Estos objetivos se logran precisamente a través de la cosa juzgada.

7.5.2.5.- Clasificación de la cosa juzgada – cosa juzgada formal y cosa juzgada material
En la doctrina suele distinguirse entre:

1. Cosa juzgada formal57


La cosa juzgada formal “es aquella que, permite el cumplimiento de lo resuelto en
forma provisional, y que impide renovar la discusión sobre el asunto litigioso resuelto en el
mismo juicio en que se resolvió, pero que al mismo tiempo, permite una revisión de la
cuestión en un juicio posterior, de allí el nombre de cosa juzgada formal”.

2. Cosa juzgada material o sustancial


En tanto que la cosa juzgada material o sustancial “es aquella que, autoriza cumplir
lo resuelto sin ninguna restricción o limitación, e impide que lo fallado pueda discutirse en el
mismo juicio o en otro posterior”.
La regla general, en nuestro sistema es que las resoluciones judiciales produzcan
cosa juzgada material, y por excepción, en la medida que la ley lo permita, presenten cosa
juzgada formal.
Como ejemplo a citar, de esta última, cosa juzgada formal, encontramos entre otros,
la reserva de derechos en el juicio ejecutivo58 (Art. 473 del CPC), también se encuentra en
los juicios posesorios (Art. 581 derl CPC) y en los juicios derivados del contrato de
arrendamiento (Art. 615 del CPC), en que las sentencias dictadas en ellos en esas
circunstancias solo producen cosa juzgada formal, otro ejemplo, es la sentencia dictada en
la acción de protección constitucional. (Art. 20 de la CPR).

7.5.2.6.- Concepto de cosa juzgada


El CPC y el CC no nos dan una definición de cosa juzgada, se limitan a reglamentar
sus efectos o los requisitos para que proceda en diversas disposiciones.
De allí, que sea menester recurrir a las definiciones que la doctrina nos da sobre esta
institución para precisar acerca del concepto de la cosa juzgada.
Así, el autor italiano Ricci, dice que cosa juzgada es la presunción de que lo fallado
por el juez es la verdad.
El autor español Guijón por su parte, sostiene que la autoridad de cosa juzgada es el
efecto que la ley atribuye a las sentencias firmes por considerarlas como expresión de la
verdad.

57 Pereira Anabalón, Hugo. “La Cosa Juzgada Formal en el Procedimiento Civil Chileno”. Colección de Estudios Jurídicos y Sociales N° 39. Facultad de Derecho
de la Universidad de Chile. Editorial Jurídica de Chile.
58 Oberg Yañez, Héctor. “La Cosa Juzgada del Juicio Ejecutivo”. Revista de Derecho - Universidad de Concepción. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

Revista Nº 190. Julio-Diciembre de 1991. Págs.

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7.5.2.7.- Cosa juzgada y autoridad de cosa juzgada:


De estas dos definiciones señaladas precedentemente, se concluye que en la
doctrina se hace un distingo entre:
- la cosa juzgada.
- y la autoridad de cosa juzgada.

1. Conceptos de cosa juzgada y autoridad de cosa juzgada-Comparación entre una y otra


noción.
- cosa juzgada, es la simple presunción de la verdad de lo resuelto.
- autoridad de cosa juzgada, es el efecto de la presunción que nace una vez que se han
cumplido los requisitos establecidos por la ley.

2. Fases o aspectos de la institución de la cosa juzgada y de la autoridad de cosa juzgada


Hay entonces en esta institución dos fases o aspectos:
- 1.- uno que entraña la simple presunción de verdad que emana de la sentencia judicial
por el sólo hecho de provenir de la autoridad judicial.
- 2.- otro que da origen a la acción y a la excepción de cosa juzgada.

3. Momento desde el cual existe cosa juzgada y autoridad de cosa juzgada:


- 1.- existirá cosa juzgada desde el momento en que hay fallo del tribunal, esté o no
ejecutoriada la resolución del tribunal.
- 2.- en cambio existe autoridad de cosa juzgada desde el momento que lo resuelto
adquiere firmeza, por estar ejecutoriado al fallo en cuestión.
De allí que esta cosa juzgada se manifiesta principalmente por sus efectos: la acción
y la excepción, que permiten la aplicación de autoridad del fallo.

7.5.2.8.- Confusión entre cosa juzgada y autoridad de cosa juzgada:


En la práctica se confunde la cosa juzgada con la autoridad de cosa juzgada, pues
sólo se hace útil LA COSA JUZGADA mediante estos dos efectos, de allí que se habla
indistintamente, de cosa juzgada y de autoridad de cosa juzgada, aunque técnicamente
no debiera acontecer.
La cosa juzgada está regulada en los Arts. 175 a 182 del CPC; y en los Arts. 3°, y 315 al
320 del CC.

7.5.2.9.- Efectos de la cosa juzgada


Lo que se denomina “efectos de la cosa juzgada”, son las consecuencias jurídicas
que surgen de la institución de la cosa juzgada, y en virtud de los cuales, se puede obtener
el cumplimiento de lo fallado o bien impedir una nueva litis sobre la materia.
Esos efectos se traducen en:
- 1.- la acción de cosa juzgada, que permite el cumplimiento de la resolución judicial.
- 2.- la excepción de cosa juzgada, que evita que entre las mismas personas legales o
entre las mismas partes, sobre una misma cosa, e invocando análogas razones vuelva
a discutirse algo que ya ha sido resuelto en una sentencia anterior.

1. La acción de cosa juzgada


1.1. Concepto de acción de cosa juzgada
La acción de cosa juzgada “es aquella que nace de una resolución judicial firme o
que causa ejecutoria, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo.
En otras palabras, es la forma de hacer cumplir un fallo. Lo que se logra mediante las
reglas que para tal fin proporcionan las disposiciones del CPC.

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1.2. Titular de la acción de cosa juzgada


El Art. 176 del CPC, indica a quien corresponde su ejercicio, quien es el titular de ella:
- el titular de esta acción de cosa juzgada, es la persona a cuyo favor se ha declarado un
derecho, es la parte que obtuvo la resolución favorable, el ganancioso.
- no sólo la parte, corresponde también a sus herederos.
Y se va a dirigir en contra del condenado por esa resolución, o en contra de sus
herederos o sucesores para reclamar la cosa ganada en el juicio.

1.3. Requisitos de la acción de cosa juzgada


Los requisitos para que proceda esta acción de cosa juzgada, son los siguientes:
a)- que exista una resolución judicial firme o que cause ejecutoria.
b)- que la parte que ha obtenido en el juicio solicite expresamente el cumplimiento de la
resolución judicial (tiene que haber una solicitud de parte interesada)
c)- que la prestación que impone esa resolución sea actualmente exigible.

ANALISIS PARTICULAR DE ESTOS REQUISITOS


a). Que exista una resolución judicial firme o que cause ejecutoria.
Resoluciones que producen acción de cosa juzgada
Producen acción de cosa juzgada:
- 1.- las sentencias definitivas e interlocutorias firmes o que causen ejecutoria y que sean
condenatorias (o sea deben imponer a una de las partes una determinada prestación)
¿Cuándo esta firme una resolución? Art. 174 del CPC; La sentencia que causa
ejecutoria es aquella que puede cumplirse no obstante existir un recurso interpuesto
en su contra.
- 2.- sin embargo hay que tener en cuenta que los autos y decretos firmes también
producen la acción de cosa juzgada según el Art. 181 inciso 1° parte 1ª del CPC.
b). Solicitud expresa de la parte que ha obtenido en el juicio pidiendo el cumplimiento de
la resolución firme o ejecutoriada.
El que exista esta solicitud de parte no es sino aplicación de aquella base
fundamental de la administración de justicia: la pasividad (Art. 10 del COT).
Las resoluciones sólo pueden cumplirse en la medida que la parte interesada lo pida.
Por lo demás el Art. 233 inciso 1° parte 1° del CPC, dice que "cuando se solicite la
ejecución de una sentencia".
Naturalmente lo dicho es válido, en la medida que, vencido el perdidoso en este
juicio no cumpla voluntariamente la prestación que se le impone, ya que puede acatar lo
resuelto en forma extrajudicial y voluntaria.
c). La prestación que se impone en la resolución firme o ejecutoriada debe ser actualmente
exigible.
Lo que significa que esa prestación no debe estar afecta a ninguna modalidad: sea
éste, condición, plazo o modo.
Si esa prestación está afecta a una modalidad, la parte perdidosa puede oponerse
al cumplimiento, aduciendo que esa prestación no es actualmente exigible por estar
afecta a una modalidad.

Procedimiento para hacer efectivo el cumplimiento de una resolución


En cuanto al procedimiento para hacer efectivo el cumplimiento de una resolución
judicial ejecutoriada o que causa ejecutoria, se trata la materia, en el Libro I, título XIX, Art.
231 y siguientes del CPC, dividiéndose el título en dos párrafos:

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- 1.- uno referido al cumplimiento de resoluciones dictadas por tribunales nacionales.


- 2.- otro referido al cumplimiento de resoluciones dictadas por tribunales extranjeros.

Tribunal competente para conocer el cumplimiento de resoluciones dictadas por tribunales


chilenos:
Debemos distinguir si el cumplimiento de la resolución requiere de la iniciación de un
nuevo juicio o no, en el primer caso hay dos tribunales competentes: el que la dictó en
primera o única instancia y el que sea competente según las reglas generales. Si no se
requiere de la iniciación de un nuevo juicio, habrá sólo un tribunal competente, el que la
pronunció en primera o única instancia (Art. 232 del CPC).
Para determinar el procedimiento a seguir para hacer efectiva una resolución debemos
distinguir:
 1.- Si el cumplimiento se exige dentro del año contado desde que la prestación se
hizo exigible.
 2.- El tribunal ante el cual se exige el cumplimiento.
 3.- Si la ley ha señalado un procedimiento especial para obtener su cumplimiento.

1. Si el cumplimiento se exige dentro del año contado desde que la prestación se hizo
exigible: se va a poder utilizar ante el tribunal que dictó esa resolución, en la medida
en que la ley no señale un procedimiento especial para su cumplimiento, y en este
caso el procedimiento a utilizar es el contenido en el Art. 233 del CPC, que se conoce
con el nombre de procedimiento incidental.
Si el cumplimiento se solicita después del año contado desde que la prestación se
hizo exigible, se debe utilizar el procedimiento contemplado para el juicio ejecutivo
(Art. 237 inciso 1° del CPC).
2. Si el cumplimiento se solicita ante un tribunal distinto del que dictó esa resolución, ya
sea en primera o única instancia, se debe utilizar el procedimiento que se contempla
para el juicio ejecutivo (Art. 237 inciso 2° del CPC).
3. Si la ley contempla un procedimiento especial para obtener el cumplimiento de lo
resuelto, debe ceñirse el titular a ese procedimiento especial que regula la ley.
Ejemplo: juicios derivados del contrato de arrendamiento, aquellos que se
dictan en juicios arbitrales, el juicio de hacienda, etc.
El Art. 238 del CPC, es supletorio de todas las formas mencionadas con
antelación. Si se persigue el cumplimiento de una resolución no contenida en la
enumeración anterior, según este artículo, le va a corresponder al juez de la causa
dictar las medidas conducentes a hacer efectivo ese cumplimiento, para esto el juez
está habilitado para imponer multas y decretar arrestos, incluso puede repetir estos
apremios.
Ejemplo: la sentencia que declara extinguida una obligación, la que ordena la
entrega de los hijos comunes, etc.

2. La excepción de cosa juzgada:


Concepto de excepción de cosa juzgada
Se entiende por excepción de cosa juzgada el efecto de las resoluciones judiciales
que nuestra ley reconoce a las sentencias definitivas e interlocutorias firmes, en virtud del
cual no puede volverse a discutir entre las mismas personas legales, y sobre una misma
materia e invocando análogas razones, algo que ya ha sido resuelto en una sentencia
anterior.
Emana en consecuencia, de las sentencias definitivas e interlocutorias firmes, tengan
éstas el carácter de condenatorias o absolutorias.

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Fundamento de la excepción de cosa juzgada


La excepción de cosa juzgada tiene fundamentos similares a la acción de cosa juzgada:
- 1.- la tranquilidad social.
- 2.- evitar la repetición indefinida de un nuevo juicio entre las mismas partes y sobre
la misma materia.
- 3.- a través de ella se pretende evitar fallos contradictorios.
Lo que no quiere decir que en ciertas situaciones muy particulares la ley permita que
estos fallos firmes o ejecutoriados puedan ser objeto de una revisión a través de un recurso
extraordinario denominado: recurso de revisión, y del cual conoce exclusivamente la
Excma. Corte Suprema. Art. 810 del CPC.

Titular de la excepción de cosa juzgada


El titular de esta excepción de cosa juzgada esta señalado en el Art. 177 del CPC.
De acuerdo con esta disposición la excepción de cosa juzgada puede alegarse por:
- 1.- el litigante que ha obtenido en el juicio.
- 2.- además por todos aquellos a quienes según la ley aproveche el fallo.
Luego, esta excepción puede hacerla valer tanto el que gana como aquel que
pierde en el juicio, en este último caso para evitar que una nueva sentencia le sea más
desfavorable que la primera.

Características o particularidades de la excepción de cosa juzgada


Esta excepción de cosa juzgada presenta las siguientes características o
particularidades: (4)
a) renunciable
b) relativa
c) irrevocable
d) imprescriptible

ANALISIS PARTICULAR DE LAS CARACTERISTICAS DE LA EXCEPCION DE COSA JUZGADA.


A. Es renunciable
Es renunciable, porque ella debe alegarse en el juicio. Esta alegación debe ser
hecha en forma oportuna y cumpliendo las demás exigencias legales, en tiempo y forma.
(Es una excepción de fondo)
Si no se alega, si no se opone en su oportunidad, se entiende que se renuncia. El
tribunal no puede declararla de oficio.

B. Es relativa
Es relativa porque ella sólo aprovecha a las partes que han intervenido en el pleito y
a sus herederos. (Efecto relativo de las sentencias).
La presunción de verdad que encierra esta excepción, favorece sólo a aquellas
personas que fueron parte en el proceso en que se dictó el fallo pertinente (Art. 3° inciso 2°
del Código Civil)59.
Esta excepción puede ser invocada por cualquiera de las partes, independientemente de
la posición que hubieren podido tener en el litigio anterior: así el demandado podrá
oponerla contra el actor reclamando un derecho que le fue desconocido en el primer
juicio, y el actor podría oponerla al demandado que intentara oponer una defensa que fue
rechazada en el primer juicio.

59Artículo 3° inciso 2° del Código Civil. “Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren.”

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El antecedente doctrinario que explica la fuerza relativa de lo juzgado es la relación


procesal que establece el vínculo jurídico indispensable para que la sentencia pueda
obligar a las partes con la autoridad de lo juzgado. Desde el instante que se forma la
relación procesal los litigantes quedan subordinados a la autoridad del juez.
Con todo, cabe señalar, que hay ciertas sentencias que producen efectos absolutos
y generales, y no sólo relativos.
Pero para que una sentencia produzca esos efectos generales y absolutos, se precisa
de una disposición expresa de la ley.
Estas son las sentencias que producen efectos erga omnes. En general tales
sentencias son las relativas al estado civil de las personas.

C. Es irrevocable
Es también irrevocable, ello quiere decir, que no puede ser alterado lo resuelto por
una sentencia definitiva o interlocutoria firme, ni por otro tribunal, ni por el poder ejecutivo o
legislativo.
Así fluye del Art. 9° inciso 2° del Código Civil.60

D. Es imprescriptible
Lo que significa que no obstante el transcurso del tiempo, siempre puede alegarse la
excepción de cosa juzgada, sin importar el tiempo transcurrido desde su dictación.
Lo que no acontece, como ya hemos dicho, con respecto de la acción de cosa
juzgada, la que si prescribe conforme a las normas generales contenidas en el artículo 2515
del Código Civil.61

Situación de las otras resoluciones judiciales ante la excepción de cosa juzgada.


A. Los autos y los decretos
Las otras resoluciones judiciales como son los autos y los decretos no producen la
excepción de cosa juzgada, (pero si producen acción de cosa juzgada cuando están
firmes) Ejemplo: la que concede o deniega una medida precautoria, pues si varían las
circunstancias pueden modificarse las que se concedieron o denegaron.
B. Las sentencias que causan ejecutoria
Las sentencias que causan ejecutoria no dan tampoco origen a la excepción de
cosa juzgada toda vez que el fallo está sometido a un recurso que está pendiente (si
producen la acción de cosa juzgada).
C. Las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros
En cuanto a la situación en que se hallan las resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros, se discute por la doctrina, si producen en nuestro país, la excepción de cosa
juzgada.
Se sostiene que sí, porque el Art. 175 del CPC no distingue y, por ende, resultan
aplicables las normas sobre la excepción de cosa juzgada.
Se discute también si se requiere en forma previa el exequátur de la Excma. Corte
Suprema.
Se dice que es menester este exequátur porque también él se precisa para hacer
cumplir una resolución extranjera en Chile, de manera tal, que si para el cumplimiento de la
resolución extranjera en Chile, se requiere el exequátur, no se ve porque no se va a precisar
ese pase regio o visto bueno para hacer valer la excepción de cosa juzgada.

60 Artículo 9 inciso 2° del Código Civil. “Sin embargo, las leyes que se limiten a declarar el sentido de otras leyes, se entenderán incorporadas en éstas;
pero no afectarán en manera alguna los efectos de las sentencias judiciales ejecutoriadas en el tiempo intermedio.”
61 Artículo 2515 del Código Civil. “Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las ordinarias.

La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, convertida en ordinaria durará solamente otros dos.”

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D. La excepción de cosa juzgada en los actos judiciales no contenciosos


En relación con los actos judiciales no contenciosos o jurisdicción voluntaria, hay que
distinguir:
- 1.- la excepción de cosa juzgada no opera tratándose de actos judiciales no
contenciosos negativos o afirmativos incumplidos. Art. 821 del CPC.
- 2.- pero si se da esta excepción de cosa juzgada, respecto de las resoluciones
afirmativas cumplidas, pero sólo respecto del interesado, no de terceros, pues estos
no han intervenido en la gestión.

Requisitos para que proceda la excepción de cosa juzgada


Se requiere que entre el juicio ya resuelto y aquel que se pretende iniciar o que ya se
promovió, exista la triple identidad que indica el Art. 177 del CPC.
Esta triple identidad debe ser copulativa, de manera tal, que faltando uno de estos
requisitos no puede alegarse en el segundo juicio la excepción de cosa juzgada.
A. Identidad legal de personas:
Identidad legal significa que en ambos juicios tanto el demandante como el
demandado, deben ser las mismas personas jurídicamente hablando.
Deben figurar con la misma calidad jurídica, aún cuando sean distintas físicamente.
El fundamento de esta identidad se encuentra en el carácter relativo que tienen las
sentencias que se pronuncian sobre un negocio sometido a la decisión de un tribunal.
Por consiguiente, pueden ser físicamente las mismas personas que intervienen en el
antiguo y nuevo juicio, y no resultar identidad legal de personas.
Se discute si hay identidad legal de personas, cuando aquella que actúa en el
segundo juicio ha sucedido a la persona que fue parte en el primero a título singular.
Hay también identidad legal de personas entre los co-acreedores solidarios y el
deudor, también entre el mandante y mandatario, entre el heredero y el causante difunto.
B. Identidad de la cosa pedida
La identidad de la cosa pedida, la cosa pedida es el objeto del juicio, y este para
algunos autores como Lacoste es el beneficio jurídico inmediato que se reclama en el
juicio.
Esta identidad de la cosa pedida, significa que tanto el primer juicio ya resuelto,
como el segundo que se va a promover o que se ha promovido, tengan el mismo objeto,
no material sino jurídico, este objeto, es el derecho cuya ejecución o reconocimiento se
persigue, de allí que la cosa material o natural, puede ser una sola (un inmueble-un
contrato) pero el objeto que se pretende puede ser distinto (cumplimiento forzado -
resolución del contrato). A la inversa, la cosa material puede ser distinta (por ejemplo, un
automóvil y un inmueble) y el objeto del juicio ser el mismo (cumplimiento forzado o
resolución del contrato).
Por ejemplo, si en distintos juicios se reclama invocando en ellos la calidad de
heredero (que sería el beneficio jurídico) distintas cosas materiales (un automóvil, un
inmueble, etc.).
Se reclama esta diversidad de cosas, sustentando no la calidad de heredero, sino la
calidad de propietario de las mismas.
Este objeto o beneficio jurídico hay que buscarlo en la parte petitoria de la
demanda.

C. Identidad de la causa de pedir


Para Marcel Planiol, la causa de pedir es el hecho jurídico o material, que sirve de
fundamento al derecho que se reclama o la excepción que se opone.

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Pero para nosotros, encontrándose definida en nuestro código de enjuiciamiento, nos


atenemos a lo dispuesto en el Art. 177 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, el que
indica que la causa de pedir, “es el fundamento inmediato del derecho deducido en
juicio”.
Así como la cosa pedida es la cosa jurídica que se reclama, la causa de pedir, es el
fundamento legal de esa petición.
El objeto de pedir, responde a la pregunta ¿qué se reclama o se pide?, Y la causa de
pedir, responde a la interrogante ¿porqué se reclama?.
Diferencia entre causa de pedir y motivo de pedir
No es lo mismo causa de pedir que motivo de pedir. No obstante hay ocasiones en
que suelen confundirse estas dos expresiones.
La causa de pedir, es el fundamento de la acción o el fundamento inmediato del derecho
deducido en el juicio.
En tanto que los motivos de pedir, son las circunstancias particulares que hacen valer
las partes para justificar su entrada en juicio, esos motivos son múltiples.
En los derechos reales la causa de pedir, es el título o causa de la adquisición del derecho
real: por ejemplo, los contratos o la ley.
En los derechos personales la causa de pedir, es el hecho jurídico que engendra la
obligación: por ejemplo, el delito, el cuasidelito, o el contrato.
Así, si se reclama una cosa por haberla comprado, el objeto es la calidad de dueño y
la causa de pedir, el contrato de compraventa. Si se reclama una cosa por haberla
heredado, el objeto es la calidad de heredero, en cambio, la causa de pedir, es el
testamento o la ley.

Forma y oportunidad para hacer valer la excepción de cosa juzgada


Es posible que pueda ser alegada la excepción de cosa juzgada, en alguna de las
siguientes formas:
- 1.- como excepción dilatoria. Art. 304 del CPC.
- 2.- como excepción perentoria. Arts. 309 – 310 del CPC.
- 3.- como fundamento de un recurso de apelación. Arts. 186 y siguientes del CPC.
- 4.- como una causal de un recurso de casación tanto en la forma como en el fondo.
Art. 768 N° 6 del CPC.
- 5.- como fundamento de un recurso de revisión. Art. 810 N° 4 del CPC.

Paralelo entre acción y excepción de cosa juzgada


1. En cuanto a la generación o nacimiento de la cosa juzgada. La acción de cosa juzgada
se genera o nace, sólo de sentencias declarativas condenatorias firme o ejecutoriadas o
que causen ejecutoria. En tanto que la excepción de cosa juzgada, nace tanto de la
sentencia condenatoria como de la absolutoria ejecutoriadas.
2. En lo que atañe al titular de una y otra. La acción de cosa juzgada puede hacerla valer,
aquel en cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio y para pedir el cumplimiento
de ese fallo. La excepción de cosa juzgada en cambio, puede alegarse por quien ha
obtenido y por todos aquellos que según la ley aprovecha el fallo.
3. La acción de cosa juzgada se hace valer al inicio del proceso de ejecución de la
sentencia para obtener el cumplimiento de la prestación contenida en la misma. En
cambio la excepción de cosa juzgada, tiene diversas oportunidades para hacerla valer
(dilatoria, perentoria, como fundamento de un recurso de apelación, como fundamento
de un recurso de casación y como fundamento de un recurso de revisión).

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4. La acción de cosa juzgada prescribe según las reglas generales, vale decir, en tres años
la acción ejecutiva y en cinco la acción ordinaria. La excepción de cosa juzgada en tanto
habida consideración de su naturaleza es imprescriptible (Art. 2515 del Código Civil).
5. Considerando el tipo de resoluciones de las que provienen unas u otras. La acción de
cosa juzgada, emana de sentencias definitivas e interlocutorias firmes; así como de
aquellas sentencias definitivas o interlocutorias que causan ejecutoria y que tengan el
carácter de condenatoria; producen asimismo, acción de cosa juzgada, los autos y los
decretos firmes. (Artículo 181 del Código de Procedimiento Civil. En cambio, la excepción
de cosa juzgada, por su parte, sólo proviene de las sentencias definitivas e interlocutorias
firmes o ejecutoriadas, sea que invistan el carácter de condenatorias o absolutorias.

7.5.3.- LA DECLARACIÓN DEL DERECHO


Al margen de estos efectos de las resoluciones judiciales, del desasimiento y la
autoridad de cosa juzgada, en doctrina se señalan otros efectos de las resoluciones
judiciales.
Uno de ellos, se vincula a la declaración del derecho.
Este efecto de las resoluciones judiciales, se relaciona con cierta clasificación de las
sentencias, específicamente con las sentencias declarativas y con las sentencias
constitutivas.

Concepto de sentencias declarativas y constitutivas


Se entiende por sentencia declarativa aquella que se limita a reconocer un derecho
preexistente.
Por su parte, se entiende por sentencia constitutiva, aquella que atribuye a las partes
nuevos derechos, o que las habilita para ejercitar nuevos derechos que emanan del
reconocimiento que en la sentencia se hace de un estado jurídico nuevo, por ejemplo la
nulidad de un matrimonio, el divorcio de los cónyuges, etc.

Características de este efecto de las resoluciones judiciales, declaración de un derecho


1. En cuanto a la época en que producen sus efectos
- 1.1.- por regla general, la sentencia declarativa, produce efecto retroactivo.
- 1.2.- en tanto que la sentencia constitutiva, proyecta sus efectos sólo para el futuro.
2. En cuanto a las personas respecto de quienes producen sus efectos estas sentencias
- 2.1.- las sentencias declarativas, sólo producen efectos respecto de las partes que
han intervenido en el juicio, ello por el efecto relativo de las sentencias judiciales. Por
excepción hay algunas de estas sentencias declarativas, que van a producir efectos
respecto de todo el mundo – erga homnes, como sucede por ejemplo, con las
sentencias declarativas del estado civil preexistente.
- 2.2.- en tanto que las sentencias constitutivas, tienen efectos absolutos.

7.5.4.- LA RETROACTIVIDAD
Se refiere a la época desde la cual los derechos declarados en la sentencia o que de
ella emanan se entienden existir.
Al respecto, hay sentencias, como son las sentencias declarativas, cuyos efectos se
retrotraen al pasado, reconociendo un derecho preexistente al juicio.
En tanto que, hay otras sentencias, como son las sentencias constitutivas, que sólo
producen efectos para el futuro, es decir, desde que la sentencia se encuentra firme o
ejecutoriadas. En este tipo de sentencias el derecho nace con ella.

Sentencias respecto de las cuales opera el efecto retroactivo del derecho declarado

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Por regla general, las sentencias declarativas, tienen un efecto retroactivo.


En tanto que las sentencias constitutivas, por lo general, producen o se proyectan en
sus efectos sólo para el futuro.

8.- LAS NOTIFICACIONES DE LAS ACTUACIONES Y RESOLUCIONES JUDICIALES62


Las notificaciones se encuentran reguladas en el Título VI del Libro I, en los Art. 38 y
siguientes del CPC, entre las disposiciones comunes a todo procedimiento.

Fundamento de las notificaciones


Para el estudio de las notificaciones, es necesario mencionar primeramente, los
fundamentos que se han tenido en vista tanto por la doctrina como por el legislador para
contemplar en el proceso, esta clase de actuaciones procesales.
Ya hemos dicho, que en todo proceso intervienen y actúan como sujetos procesales,
el juez y las partes (sean estas últimas directas e indirectas). También hemos dicho que
tanto el juez como estas partes, realizan dentro del proceso, diversos actos procesales,
todos ellos íntimamente relacionados y vinculados entre si, en un orden previamente
establecido por el legislador.
Por lo general, a cada acto de parte, corresponde otro acto procesal del tribunal y
viceversa, de allí que sea necesario, que entre el juez y las partes, y entre estas últimas,
exista cierta comunicación, esa comunicación puede ser de dos tipos:
- 1.- inmediata. Por la actividad personal de las partes y del juez en el acto procesal
de que se trata.
- 2.- mediata. La comunicación mediata del tribunal a las partes, se hace por la
notificación del acto procesal a las partes y la de las partes al tribunal mediante los
escritos respectivos.
La comunicación inmediata: se produce por la presencia física de las partes ante el
tribunal.
Esta presencia física de los sujetos y del juez, se presenta fundamentalmente cuando
el proceso se rige por el principio de la inmediatez que es propio de la oralidad del
procedimiento, como ocurre por ejemplo en el nuevo proceso penal.
Cuando el procedimiento es oral, como la comunicación entre los dos sujetos es
inmediata, resulta que los actos procesales, de uno de ellos, son conocidos de inmediato
por el otro, y viceversa, en el momento mismo en que tales actos se verifican.
Luego, en este tipo de comunicación inmediata, no es necesaria la realización de un
acto procesal posterior y distinto, que tenga por única finalidad proporcionar ese
conocimiento a las partes y al tribunal.

Tratándose de la comunicación mediata: no tiene lugar, el acto procesal, ante la presencia


física de las partes entre ellas y frente al juez, se da esta situación tratándose de los
procedimientos escritos, el que se rige por lo regular, por el principio de la mediatividad.
En el procedimiento escrito, como quiera que la comunicación entre los sujetos del proceso
no es inmediata, los actos procesales de uno no son conocidos por el otro en el momento
mismo en que se producen.
En consecuencia, es menester utilizar algún medio para que los actos procesales que
efectúan alguno de los sujetos, sean conocidos por el otro y viceversa y el mecanismo
utilizado para ello son las presentaciones o escritos y las notificaciones.
Para ver la forma en que toman conocimiento de esos actos procesales, se distingue entre:
1. Si la comunicación es de las partes al tribunal

62
De las Notificaciones. José Ramón Camiruaga Ch. Editorial Jurídica de Chile. Tercera Edición. Xxxx.

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Si la comunicación es de las partes al tribunal, ello se logra por medio del acto
procesal denominado escrito, que la parte presenta al tribunal y que se incorpora
materialmente al expediente.
2. Si la comunicación es del tribunal a las partes
En cambio, cuando la comunicación es del tribunal a las partes, ello se hace
mediante un acto procesal, denominado notificación.

Conceptos de notificación
Hay diversas y numerosas definiciones que los autores intentan sobre lo que debemos
entender por notificación:
- para Alessandri, “notificación es una actuación judicial que tiene por objeto poner en
conocimiento de las partes una resolución judicial”.
- para el argentino Hugo Alsina63 “la notificación es el acto por el cual se pone en
conocimiento de las partes o de los terceros una resolución judicial”.

Notificación, citación, emplazamiento y requerimiento


Hay ciertas expresiones como citación, emplazamiento y requerimiento, en este tipo
de actuaciones procesales, que pueden prestarse a equívocos. Por ello, es necesario dejar
en claro desde ya, que se entiende por citación, emplazamiento y requerimiento, y así,
distinguirlas de la notificación.
Nuestro legislador procesal, se refiere a estos tres conceptos: citación, emplazamiento
y requerimiento, pero no establece normas especiales para cada uno de ellos.

1- La citación
La citación, es el acto procesal, por el cual el tribunal ordena a las partes o a los
terceros que comparezcan físicamente ante él, en el día, hora y lugar que se señala.
Es un acto de intimación, ya que mediante ella se manifiesta la sujeción de la persona
citada a la autoridad del juez.
La citación, por emanar del tribunal, es una resolución judicial que se caracteriza
porque impone al afectado la obligación de comparecer a la presencia del juez y porque
esa comparecencia debe llevarse a efecto, en un momento determinado. Esto es lo
esencial de la citación. La citación implicará además, un acto de notificación del citado.

2- El emplazamiento
El emplazamiento, es el acto procesal, por el cual el tribunal ordena a las partes o a
los terceros que comparezcan ante él en un lapso de tiempo determinado. (Es decir, dentro
de un plazo).
Este emplazamiento, también es un acto de intimación, pues impone a una persona
una determinada conducta.
El emplazamiento, es también una resolución judicial, que se particulariza porque
ordena al emplazado una determinada conducta, (la conducta de que comparezca ante
la presencia judicial), pero esa comparecencia debe realizarse en un determinado lapso, y
no en un momento preciso (lo que diferencia al emplazamiento con la citación).
Esta noción de emplazamiento que hemos señalado precedentemente, corresponde
a un concepto amplio de lo que entendemos por emplazamiento. Ello por cuanto, en un
sentido restringido, se entiende por emplazamiento, al llamamiento que se hace al
demandado para que se defienda en el juicio, compareciendo ante el tribunal en el plazo

63 Tratado Teórico Practico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Alsina, Hugo. Parte General. 7 volúmenes. 1988.

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que señale la ley para tal fin. (Por ejemplo, en el juicio ordinario de mayor cuantía: el plazo
por regla general, es de 15 días - Plazo para contestar la demanda- Art. 258 y 259 del CPC).

3- El requerimiento
El requerimiento, es el acto procesal por el cual el tribunal ordena a las partes o a los
terceros hacer o no hacer alguna cosa determinada que no consista en una
comparecencia ante él.
Al igual que en los casos anteriores, se trata de un acto de intimación, puesto que
impone una determinada conducta.
Es, asimismo, una resolución judicial caracterizada, porque ordena al requerido una
conducta que consiste en hacer o no hacer algo. El acto que se le ordena ejecutar o la
omisión, pueden ser realizados o dejado de hacer, tanto dentro de un plazo como
inmediatamente.

Paralelo entre estos conceptos: citación, emplazamiento y requerimiento por una parte y la
notificación por otra.

1. Diferencias entre cada una de estas actuaciones procesales


1.1 La notificación, es un acto procesal de comunicación, porque tiende a poner en
conocimiento de alguien, una resolución o una diligencia judicial determinada.
En principio en la notificación no interesa averiguar que es lo que se pone en conocimiento
de alguien, esto es, cual es el contenido de la comunicación.
En cambio cuando se quiere imponer a una persona la obligación de realizar una
determinada conducta, a través de la citación, emplazamiento o requerimiento, más que
un acto de comunicación, se estará en presencia de un acto de intimación, pero como
para efectuar esa intimación es preciso dar a conocer ante el destinatario la conducta que
se le pide, el acto de intimación, va unido siempre a un acto de comunicación no así, el
acto de comunicación que no siempre va unido a un acto de intimación.
1.2 La notificación no considera para existir, conocer lo que se comunica.
En cambio para la citación, el emplazamiento y el requerimiento, es indispensable,
considerar el contenido de la comunicación.

2. Semejanzas entre la notificación y las instituciones de la citación, emplazamiento y


requerimiento.
Tienen además en común, la citación, el emplazamiento, el requerimiento y la
notificación, que todas estas actuaciones procesales son avisos judiciales que deben
ponerse en conocimiento de las partes para los efectos que procedan según su naturaleza,
y en todas ellas va envuelta la idea de notificación, puesto que se hace saber a una
persona lo que ha resuelto el juez.

Reglamentación legal
Nuestro CPC, no define lo que debe entenderse por notificación, pero del contexto
de las disposiciones que se refieren a ellas, se desprende que su objetivo, no es otro que el
dar a conocer a los interesados, sean partes directas, indirectas o terceros ajenos al juicio,
una resolución judicial que servirá de partida para que corra un término o plazo.
Las notificaciones están reglamentadas en forma particularizada, en el Título VI, del Libro I
del Código de Procedimiento Civil, pero también se les aplican a las notificaciones, las
reglas comunes, aplicables a todas las actuaciones judiciales. Se regulan las notificaciones
en particular, entre los Arts. 38 a 58 y 59 a 77 del CPC.

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Requisitos para que las resoluciones judiciales produzcan efectos legales – la notificación
legal de las mismas.
Del Art. 38 del CPC, se desprende que para que una resolución judicial, surta efectos
legales, se requiere:
- 1.- que sea notificada.
- 2.- que esa notificación sea practicada en forma legal.
Esta regla general, que se contiene en el Art. 38 del CPC tiene algunos casos
expresamente exceptuados por la ley. Ellas son:
1.- las medidas prejudiciales precautorias y precautorias a que se refiere el artículo 302 del
Código de Procedimiento Civil. Arts. 279, 290 y 302 del CPC.
2.- el caso de la declaración de la deserción del recurso de apelación. Art. 201 inciso final
del CPC.
3.- el caso de la rebeldía en segunda instancia. Art. 202 del CPC. Las resoluciones que se
dicten en segunda instancia producirán respecto de litigante rebelde, efecto desde su
pronunciación, sin necesidad de notificación al rebelde.

Reglas comunes a todas las notificaciones


Estas notificaciones, se rigen por ciertas reglas comunes, que se aplican tanto
respecto de aquellas notificaciones que se practican en materia contenciosa como no
contenciosa. Tanto en notificaciones en el procedimiento ordinario como aquellas que se
realizan en un procedimiento especial.
Estas reglas comunes a todas las notificaciones, son que:
1.- Para la práctica de una notificación, no se requiere el consentimiento del notificado. Art.
39 del CPC.
2.- Las notificaciones no deben contener declaración alguna del notificado. Art. 57 del
CPC. Excepcionalmente las notificaciones deben contener una declaración del notificado,
cuando la resolución así lo ordene o que por su naturaleza requiera esa declaración. En
este último caso, están las situaciones de los Arts. 434 N° 4 y 589 inciso 3° del CPC.
3.- Las notificaciones deben cumplir todos los requisitos que son comunes a las actuaciones
procesales o judiciales.

TIPOS DE NOTIFICACIÓN APLICABLES EN NUESTRO SISTEMA PROCESAL CIVIL.


Considerando sólo aquellas notificaciones que se encuentran reglamentadas en el
CPC, ya que existen otras clases de notificaciones consagradas en distintos cuerpos legales
(Código procesal penal, Código tributario, etc.), a las cuales no haremos referencia por
ahora.
Tomando en consideración la forma y requisitos con que deben efectuarse, las
notificaciones se clasifican según los autores, de la siguiente manera:
1- notificación personal. Art. 40 del CPC.
2- notificación especial supletoria del Art. 44 del CPC.
3- notificación por cédula. Art. 48 del CPC.
4- notificación por estado diario. Art. 50 del CPC.
5- notificación por avisos. Art. 54 del CPC.
6- notificación tácita o presunta. Art. 55 del CPC.
7- Notificación ficta. Art. 55 inciso 2° del CPC.

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1. NOTIFICACIÓN PERSONAL:
Concepto
Se entiende por notificación personal, aquella que se hace a la persona misma del
notificado entregándosele copia integra de la resolución y de la solicitud en que haya
recaído cuando ella sea escrita. Art. 40 del CPC.
Es la forma más efectiva y segura de notificar resoluciones judiciales, ya que el
funcionario que la practica entra en contacto directo e inmediato con la persona del
notificado y le da en ese mismo acto procesal, un conocimiento efectivo, real de la
resolución judicial pertinente.

Forma en que se practica


Se practica esta notificación personal mediante la entrega a la persona del
notificado de una copia integra de la resolución y de la solicitud en que hubiere recaído
cuando fuese escrita. Art. 40 del CPC.
Para este efecto junto con cada escrito deberán entregarse tantas copias en papel
simple cuantas sean las partes a que deban notificarse. Art. 31 del CPC.
De esta notificación así realizada, debe dejarse constancia en los autos, y esto se
realiza de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 43 del CPC.
Ejemplo de la certificación de una notificación: Antofagasta, ocho de abril del dos mil
cuatro, a las 16.00 horas, en su domicilio ubicado en calle Angamos 915 departamento 302,
notifiqué personalmente a don Pedro Pérez Paredes, Rut. 15.178.205-1, de la demanda a
fojas 15 y de la solicitud que en ella ha recaído. El notificado acreditó su identidad
presentando su cédula de identidad. No firma el notificado por rehusarse a hacerlo. Firma
receptor.
La finalidad de esta constancia, es que en la causa quede una prueba fehaciente de
haberse procedido en todo conforme a las disposiciones legales.
Esta constancia que estampa el ministro de fe que realiza la notificación, es uno de
los requisitos esenciales para la validez de la notificación, si se omite la constancia o si ella
es incompleta, acarrea la nulidad de esa notificación.

Personas que pueden notificar personalmente las resoluciones judiciales


Son funcionarios facultados para practicar una notificación personal:
A. El secretario del tribunal. Art. 380 N° 2 del COT y Art. 41 inciso final del CPC.
Estas disposiciones establecen que son funciones de los secretarios de los tribunales,
hacer saber las providencias y resoluciones a los interesados que acudieren a sus oficinas
para tomar conocimiento de ellas.
En este preciso caso, en que el secretario practica la notificación, excepcionalmente
se requiere del consentimiento de las partes para poder verificar esa notificación personal,
y esto es así, ya que si el interesado no concurre a la oficina del secretario, no podrá tomar
conocimiento de esa notificación.
El secretario sólo puede notificar validamente en su oficina, siendo nulas las
notificaciones que practique fuera de ese lugar.
B. El oficial primero de secretaria. Así lo establece el Art. 58 del CPC.
También se requiere el consentimiento del notificado.
C. Los receptores judiciales. Art. 390 del COT.
Este receptor judicial, ministro de fe, funcionario público, remunerado por las partes,
es quien está autorizado para llevar a efecto estas notificaciones personales fuera de la
oficina del secretario.

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Casos en que procede la notificación personal


Considerando el legislador las dificultades que ordinariamente se presentan para
practicar esta clase de notificación sólo la exigió en casos determinados expresamente
contemplados en la ley.
A. Primera notificación a las partes o personas a quienes hayan de afectar los resultados del
juicio
Según el Art. 40 del CPC, la primera notificación a las partes o a personas a quienes
hayan de afectar los resultados del juicio debe hacerse personalmente.
Esta regla rige no sólo en los juicios o gestiones sometidas al procedimiento ordinario
sino en todos aquellos que no tienen señalado por la ley una norma especial en materia de
notificaciones.
La excepción está contenida en el Art. 40 inciso 2° del CPC, cuando indica que al
actor se hace esta primera notificación por el estado diario.
La expresión que utiliza el Art. 40 del CPC, al señalar "en toda gestión judicial" es
amplia y abarca tanto los asuntos contenciosos como voluntarios, con la salvedad de que
tratándose de los no-contenciosos no hay demandado, sólo existe la parte interesada a la
que se notifica por el estado diario.
Lo que se ordena realizar personalmente, es la primera notificación, en
consecuencia, la demanda no siempre se notificará personalmente. Se hará
personalmente cuando se trate de la primera notificación que deba practicarse en el
juicio, pero puede ocurrir que el juicio se inicie con una medida prejudicial (Art. 273 del
CPC, en cuyo caso esa demanda y su proveído se notificarán por el estado diario salvo que
el juez, haciendo uso de la facultad que le confiere la ley disponga otra forma de
notificación.
B. Cuando se hace para la validez de ciertos actos
Se requiere también la notificación personal, cuando ella se hace para la validez de
ciertos actos. (Art. 47 del CPC). Y la notificación se realizará en forma personal siempre que
la ley disponga que se notifique a alguna persona para la validez de ciertos actos.
Así sucede por ejemplo, tratándose de la cesión de un crédito nominativo. (Ello
conforme a lo dispuesto en el Art. 1902 del CC)
C. Cuando los tribunales lo ordenan expresamente
Art. 47 inciso 1° del CPC.
D. Puede usarse en todo caso
Según este mismo Art. 47 inciso final del CPC, la notificación personal podrá usarse
en todo caso.
E. Cuando la ley expresamente lo dispone
Fuera de estas situaciones del Art. 47 del CPC, hay otros casos en que la ley
expresamente así lo dispone.
Los Arts. 52 y 56 del CPC, contienen dos de estas situaciones en que la ley lo dispone
expresamente. (El Art. 56 del CPC, se podría aplicar a los testigos, peritos, etc.)

Lugares en que puede notificarse personalmente


Esta forma de notificar personalmente, debe realizarse en ciertos lugares, días y horas
que para tal fin señala el legislador.
Por lo tanto es preciso distinguir si ella se realiza en lugares de libre acceso público o
en recintos privados.
1.- En los lugares y recintos de libre acceso al público.
En este caso, la notificación se podrá realizar en cualquier día y hora, con la sola
limitación (bastante genérica) de causar la menor molestia al notificado.

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En la historia fidedigna del establecimiento de esta disposición se señala que


“pueden causarle molestias al notificado” si se le notifica por ejemplo, en ceremonias,
matrimonios, funerales, etc., o si el Receptor Judicial, le da a conocer el contenido de la
notificación de viva voz frente a terceros, puesto que por su naturaleza y salvo disposición
en contrario, el acto de notificar consiste únicamente en entregar las copias de la
resolución y de la demanda recaída en ella, sin que esté autorizado para revelar su
contenido.
Se dejó también constancia en las actas del establecimiento y discusión de la norma,
que si se practica la notificación causándole molestias al notificado, tales molestias no van
a afectar la validez de la notificación, pero van a dar lugar para que el notificado pueda
requerir del juez de la causa, la aplicación de las medidas disciplinarias que correspondan
al funcionario que practica la notificación. Art. 532 del COT.
2.- Si se realiza en recintos privados: Hay que distinguir, en los siguientes lugares:
2.1.- En la morada o lugar en que pernocta el notificado.
2.2.- En el lugar en que el notificado ordinariamente ejerce su industria profesión o empleo.
2.3.- En cualquier recinto privado en que el notificado se encuentre y al cual se le permita
el acceso al ministro de fe que practica la diligencia de notificación.
En estos tres casos la notificación podrá hacerse en cualquier día, entre las 08.00
horas y las 22.00 horas.
2.4.- En el oficio del secretario.
Allí sólo puede practicarla el secretario del respectivo tribunal o en su defecto el
Oficial Primero. (En todo el tribunal, no sólo en la oficina del Secretario o del Oficial Primero
del Tribunal ya que la norma se refiere al oficio del secretario, debiendo entenderse por
tales todas las dependencias a su cargo).
2.5.- En la casa que sirve para despacho del tribunal.
Se comprende en esta denominación todas las oficinas, aposentadurías y
dependencias de que consta el edificio destinado al funcionamiento del tribunal. Aquí
notifica exclusivamente el Receptor Judicial.
En la misma ley, hay una excepción, porque los jueces no pueden ser notificados en
el local en que desempeñan sus funciones (Art. 41 parte final del CPC). Se prohíbe notificar
al juez mientras está desempeñando sus funciones en las dependencias del tribunal.

3.- En la oficina o despacho del ministro de fe que practica la diligencia.

Efectos de la notificación que se practica en alguno de estos lugares:


El cómputo de los plazos que se genera como consecuencia de la notificación, varía
según si la notificación se hizo en día hábil o en día inhábil. Si se realizó en la comuna en
que funciona el tribunal o fuera de ella.
 Si se practicó en un día feriado, los plazos comenzaran a correr desde las 00:00
horas del día hábil siguiente.
 De haberse efectuado fuera de la comuna dónde funciona el tribunal, ese
plazo se va a aumentar de acuerdo a los Arts. 258 y 259 del CPC.
Con todo será menester tener en cuenta que éste Art. 41 del CPC, no se va a aplicar
en su totalidad a la primera notificación del demandado (de la demanda) cuando ella
incida en un juicio ordinario de mayor cuantía o en uno de menor cuantía, dado que el
término de emplazamiento para contestar la demanda en el juicio ordinario de mayor
cuantía, se rige por lo dispuesto en los Arts. 258 y 259 del CPC, que se aplican en forma
especial a éste tipo de procedimiento; y en lo que respecta al juicio ordinario de menor
cuantía, hay que estarse a lo que prescribe el Art. 698 N° 2 del CPC, que indica el plazo
para contestar la demanda en este tipo de procedimiento, y que señala que ese término

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se va a aumentar sólo en la forma establecida en el Art. 259 del CPC, con lo cual se hace
inaplicable el inciso 2° del Art. 258 del CPC, no operado el aumento de 3 días a que se
refiere dicha norma legal.
De allí entonces que el Art. 41 del CPC, va a regir en lo que se refiere a éstos dos
juicios enunciados, sólo en aquella parte en que no esté modificado por los Arts. 258, 259, y
698 N° 2 del CPC.
En otras palabras la notificación personal en ellos, va a poder practicarse en
cualquier día, hora y lugar, si se trata de recintos de libre acceso público, y si se trata de
recintos privados con las limitaciones ya mencionadas.

Casos en que se habilitan otros lugares para la práctica de la notificación personal:


El Art. 42 del CPC, indica casos en que el tribunal puede habilitar otros sitios para la
notificación personal y se faculta al juez para que autorice que la diligencia sea practicada
en un lugar inhábil, pero para que esto pueda ocurrir, se requiere de las siguientes
condiciones:
1.- que el notificado carezca de habitación conocida en el lugar en que debe efectuarse la
notificación.
2.- que el ministro de fe certifique que ha hecho las indagaciones posibles para averiguar la
habitación del notificado sin lograr éxito.
Este requisito se constata con la certificación que hace el propio ministro de fe sobre
el particular, y el juez con el mérito de esa certificación que estampa el ministro de fe en la
causa va a habilitar otro lugar para la notificación (Art. 42 del CPC).

2. NOTIFICACIÓN ESPECIAL DEL ART. 44 DEL CPC.


Dijimos que la notificación personal supone necesariamente que el notificado recibe
en persona las copias pertinentes. Sin embargo, es posible que puedan ocurrir dos
situaciones:
1.- Que el notificado no tenga habitación conocida, por lo que el ministro de fe no pueda
entregarle las copias pertinentes en su domicilio, caso en el cual se le pedirá al juez, previa
certificación del ministro de fe de dicha circunstancia, que habilite un lugar inhábil para
practicarla, al tenor de los dispuesto en el Art. 42 del CPC.
2.- Que el notificado teniendo habitación conocida, se oculte o evite la presencia del
ministro de fe, o simplemente pasa la mayor parte del tiempo fuera de esta habitación, ni
tampoco se le encuentra en el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o
empleo.
Es improcedente en esta otra situación pedir la habilitación de lugar porque el
notificado tiene una habitación conocida, y para obviar este inconveniente la ley
establece una situación que reglamenta el Art. 44 del CPC.

Concepto
Notificación especial del Art. 44 del CPC, “Es una forma especial de notificación
personal que tiene lugar cuando la persona a quien debe notificarse personalmente no es
habida en su habitación o en el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión
oficio o empleo”.

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Naturaleza jurídica
En cuanto a la naturaleza jurídica de esta notificación hay una gran variedad de
opiniones:
1- Para algunos autores, es una simple modalidad de la notificación por cédula y
como tal, le dan la denominación de notificación especial por cédula, sin embargo, esta
idea es descartada por otros autores, ya que entre esta notificación del Art. 44 del CPC, y
la notificación por cédula, hay notables diferencias:
a) La notificación del Art. 44 del CPC, requiere para llevarse a la práctica de un decreto o
resolución judicial previa que la autorice, lo que no ocurre con la notificación por cédula
b) Otra diferencia, es que la notificación especial del Art. 44 del CPC, sólo tiene lugar
cuando se reúnen los requisitos y condiciones que el legislador establece y puede utilizarse
para notificar toda clase de resoluciones judiciales, en tanto que la notificación por cédula,
no necesita de requisitos o condiciones especiales y sólo tiene lugar respecto de
determinadas resoluciones que están señaladas en el Art. 48 del CPC y por lo mismo no
precisa de un decreto judicial previo que la autorice (por regla general).
2- Para otro grupo de autores, esta notificación especial del Art. 44 del CPC, es
simplemente una modalidad de la notificación personal, llamada a sustituirla cuando no ha
podido practicarse por no ser habido el notificado a pesar de encontrase en el lugar en
que se sigue el juicio y tener habitación conocida en él, de allí que la denomine también
notificación personal sustitutiva.

Requisitos para que proceda la notificación especial del Art. 44 del CPC:
Se podrá llevar adelante esta forma de notificación en la medida que se den las
siguientes condiciones:
1.- Que el notificado haya sido buscado en dos días distintos en su habitación o en el lugar
donde habitualmente ejerce su industria, profesión u empleo sin ser habido, por
consiguiente es indispensable que previamente se halla intentado notificar personalmente
al notificado, sin conseguirlo, sólo en la medida que se halla realizado dicha gestión se
puede recurrir a esta forma subsidiaria de notificación personal, del Art. 44 del CPC.
2.- Debe acreditarse que el demandado se encuentra en el lugar del juicio y también cual
es su morada o el lugar dónde ejerce su industria, profesión u empleo. Para comprobar
estas circunstancias el Art. 44 del CPC, indica que el ministro de fe debe certificar estos
hechos, lo que se hace mediante un certificado que extiende y firma el receptor en el
expediente de la respectiva causa, esta certificación es un requisito esencial para la validez
de esta notificación.
3.- Establecidos tres hechos (que la persona no es habida, cual es su morada o lugar donde
ejerce su industria, profesión u oficio y, que ella se encuentra en el lugar del juicio) por
medio de la certificación del receptor, el tribunal puede ordenar que la notificación se
practique conforme al Art. 44 del CPC (el juez debe ordenar en la correspondiente
resolución, la notificación de este artículo, sin embargo, por el principio de la pasividad,
deberá ser la propia parte interesada en que la notificación se lleve a cabo la que deberá
requerirla del tribunal, mediante un escrito)
Debemos agregar que este tipo de notificación produce iguales efectos que la
notificación personal y que si la certificación del ministro de fe no reúne todos los requisitos
del inciso 1° del Art. 44 del CPC, el juez no accederá a disponerla.

Quién practica estas notificaciones:


Las notificaciones del Art. 44 del CPC, sólo puede realizarlas el receptor, y nunca un
secretario o un oficial primero, porque estos notifican exclusivamente en el recinto de la
secretaría del tribunal.

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Forma de practicarla:
El receptor entregará una copia integra de la resolución y de la solicitud en que ella
hubiera recaído cuando fuese escrita, a cualquier persona adulta que se encuentre en la
morada o en el lugar en que la persona a quien se notifica ejerce su profesión, empleo o
industria.
Si en los lugares mencionados no hay nadie, o si es imposible entregar las copias a
las personas que allí se encuentra, se fijara en la puerta un aviso que de noticia de la
demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce
y resoluciones que se notifican.
Si el lugar en el que se va a notificar se encuentra en un edificio o recinto al que no se
permite libre acceso, el aviso y las copias se entregarán al portero o encargado del
edificio, dejándose testimonio expreso de esta circunstancia.
Cuando la ley se refiere a “cualquier persona adulta” se refiere a varón mayor de 14 y
mujer mayor de 12 años.
Agrega éste Art. 44 del CPC, que la entrega debe efectuarse a la persona adulta en
“la morada…”. Se entiende por morada, la estancia, asiento o residencia algo continuada
en un pasaje o lugar.
Por último, se requiere que el ministro de fe que la practica debe dejar constancia en
el proceso. Arts. 45 y 46 del CPC.

3. NOTIFICACIÓN POR CÉDULA:


Regulada en los Art. 48, 49, 52, 56 del CPC, entre otras disposiciones.
Es aquella que se efectúa entregando en el domicilio del notificado, una cédula que
contiene copia integra de la resolución y los datos necesarios para su acertada
inteligencia. (Art. 48, inciso 1°, parte final, del CPC).

Diferencia entre la notificación por cédula y la personal:


1- En la notificación personal al notificado se le entrega copia integra de la resolución y
copia integra de la solicitud en que ella recae si esta es escrita. En tanto, en la notificación
por cédula, se entrega copia integra de la resolución y de los datos necesarios para su
acertada inteligencia.
2- La notificación personal puede hacerse en el recinto de libre acceso público o privado y
además en la casa que sirve de despacho al tribunal, en la habitación del notificado o en
el lugar donde éste ejerce su industria, profesión o empleo. En cambio en la notificación
por cédula ella sólo puede efectuarse en el domicilio del notificado, entendiéndose por tal,
aquel que las partes fijan en los autos en forma obligatoria al tenor del Art. 49 del CPC.
3- En la notificación personal se entregan las copias a la persona misma del notificado. En
cambio en la notificación por cédula, las copias se entregan a cualquier persona adulta
que se encuentra en el domicilio de aquel a quién se va a notificar.

Diferencia entre la notificación por cédula y la del Art. 44 del CPC.


1- La notificación del Art. 44 del CPC, es una forma de suplir a la notificación personal y en
ella se entregan las mismas piezas que en aquella. En la notificación por cédula no se
tiende a reemplazar a otro tipo de notificaciones y no se entregan copias integras de la
solicitud y su resolución, sólo de la resolución y de los datos necesarios para su acertada
inteligencia.
2- La notificación del Art. 44 del CPC, se lleva a efecto siempre previo decreto del juez, lo
que no acontece tratándose de las notificaciones por cédula.

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Forma de efectuar esta notificación por cédula:


Entregando el receptor:
- copia integra de la resolución que se notifica.
- datos necesarios para la acertada inteligencia de la resolución.
Se la entrega la cédula, a cualquier persona adulta que se encuentre en el domicilio
del notificado, si no hay nadie o no es posible entregar estas copias se fija en la puerta un
aviso que de noticia de la demanda, que de especificación exacta de las partes, materia
de la causa, juez que conoce de ella y de las resoluciones que se notifican (Art. 42 inciso 2°
del CPC)
Debe también dejarse testimonio en los autos, con expresión del día y lugar en que
se practicó, del nombre, edad, profesión y domicilio de la persona a quien se hizo entrega
o si se adhirió a la puerta. (Art. 48 inciso 3º del CPC).
Luego, puede decirse que hay dos formas de practicar esta notificación:
1- Entregando la cédula a cualquier persona adulta que se encuentre en el domicilio
del notificado.
2- Mediante la fijación de un aviso que de noticia de lo que debe notificarse.

¿Quién debe practicar estas notificaciones? Un receptor.


¿Donde? En el domicilio del notificado (y sólo allí). El domicilio para estos efectos es aquel
que ha debido señalar la parte de acuerdo con lo que prescribe el Art. 49 del CPC. En esta
disposición el CPC se aleja de la definición de domicilio del CC, y va a tomar la expresión
domicilio, como sinónimo de vivienda, de morada, de habitación y no en el sentido que le
da el CC. Debemos tener presente que, la ley obliga a todas las partes, en su primera
actuación, fijar domicilio dentro del radio urbano de la ciudad en que funciona el tribunal.
Ese será el domicilio para todos los efectos legales mientras las partes no comuniquen otro.
Art. 49 del CPC.
Quien debe fijar este domicilio, es el procurador o mandatario mediante la formula “para
estos efectos sirve de domicilio…” “Para los efectos del Art. 49 del CPC, se fija domicilio en
……., porque a él se comunicarán las resoluciones del tribunal. (A el se le notifican las
resoluciones judiciales dictadas en el proceso)
Si una parte no fija el domicilio, o si el demandado no contesta la demanda y
continua en silencio, en este caso a modo de sanción la ley señala que las notificaciones
que deben hacerse por cédula se harán por el estado diario. Art. 53 inciso 1º, Art. 48 inciso
1º, Art. 52 y Art. 56 del CPC.

Resoluciones que se notifican por cédula, conforme a lo dispuesto en el Art. 48 del CPC.
a) - Sentencia definitiva de única y primera instancia. Art. 48 inciso 2º del CPC. Debemos
tener presente que la sentencia de segunda instancia se notifica por el estado diario,
conforme a lo dispuesto en el Art. 221 en relación al Art. 50 del CPC.
b) - La resolución que recibe la causa a prueba. (Es la resolución que da comienzo al
término probatorio, fijando los hechos que deben probarse. Art. 48 inciso 2º del CPC).
c) - La resolución que ordena la comparecencia personal de las partes al tribunal. Art. 48
inciso 1º del CPC. (Por ejemplo, cuando se pide absolución de posiciones)
d) - Todos aquellos casos en que el tribunal lo ordene expresamente. Art. 48 inciso final del
CPC.
e) - Si el proceso permanece sin tramitación (sin que se dicte resolución alguna en el
proceso) por más de seis meses, la primera resolución posterior debe notificarse por
cédula. Art. 52 del CPC.

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f) -Toda notificación que se haga a terceros que no sean parte en el juicio o aquellos a
quienes no afecten sus resultados, para que puedan participar como testigos o peritos,
podrán notificarse personalmente o por cédula. Art. 56 del CPC.

4. NOTIFICACIÓN POR EL ESTADO DIARIO: Art. 50 del CPC.


Concepto
La notificación por el estado diario, “Es una forma de notificación que consiste en la
comunicación que se realiza únicamente por incluir en una lista (listado) fijada en la
secretaria del tribunal, del número de resoluciones que han sido dictadas en un día y que
deben ser notificadas a las partes”.

¿Cómo se practica la notificación por el estado diario?


Con la inclusión en el estado diario, del número de resoluciones que se dictan en un
expediente en un día determinado, inclusión que debe cumplir con las formalidades que la
ley señale.
El secretario del tribunal, o el Oficial Primero, por delegación, formará el “estado
diario”, con la lista de todas las causas en que se han dictado resoluciones ese día.

Formalidades a que debe sujetarse la anotación en el estado diario.


La causa en que se dictó una determinada resolución y que se trata de notificar se
incluye en un estado que debe firmarse por el secretario del tribunal y formarse por éste
diariamente.

¿Qué es el estado diario en sí?


Es una lista (una hoja de papel) que se hace en los juzgados para hacer realidad la
notificación por el estado.

Contenido del estado diario. Art. 50 del CPC.


a) - Fecha del día en que se forma el estado, y que debe encabezarlo. Esta mención es de
la esencia de la notificación, de modo que su omisión acarrea la nulidad de la misma.
b) - Las causas en que se haya dictado alguna resolución en la fecha en que se
confecciona el estado.
c) - Las causas deben mencionarse con el número de orden que le corresponden en el rol
general del tribunal en cifras y letras y además con los apellidos de demandantes y
demandados y además el número de resoluciones que se han dictado en la causa.
d) – Debe llevar la firma y sello del secretario o del oficial primero de que se trate.
La ley no lo exige pero se agrega el número del tribunal, el número de líneas escritas y
cual es la ultima línea escrita.
El Art. 50 inciso 3º del CPC, agrega que el estado debe mantenerse en un lugar
accesible al público durante tres días seguidos, cubierto con vidrio o en otra forma que
impida hacer alteraciones a ellos.
De estas notificaciones debe dejarse constancia en los expedientes, y los errores u
omisiones no invalidan la notificación y sólo se sancionan con multa a petición de parte o
de oficio.
Si se omite la constancia, la notificación es nula, y lo es porque no se cumple con
aquellas exigencias contenidas en el Art. 61 del CPC y, que son comunes a toda actuación
judicial, en orden a que de toda actuación judicial, practicada por el tribunal o las partes,
debe dejarse constancia escrita en el proceso.

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Puede acontecer que una resolución que se dictó en un día determinado no se


notifique por el estado diario en el día en que ella se dictó. En este caso, si la notificación
no se efectúa ese día no puede hacerse posteriormente sin que lo ordene expresamente el
tribunal, de oficio o a petición de parte.

Campo de aplicación de este tipo de notificaciones: (Resoluciones que se notifican por el


estado diario)
Se contiene en el Art. 50 inciso 1° del CPC, según el cual aquellas resoluciones no
comprendidas en los artículos precedentes (Art. 48, 44, 40 del CPC) se van a entender
notificadas a las partes desde que se incluyan en este estado.
De ahí, que se diga, que la regla general en esta materia, es que todas las
resoluciones que la ley no exige expresamente que se deban notificar de otra forma
determinada, deben notificarse por el estado diario.
Esta es la regla general y, la generalidad de las notificaciones de las resoluciones
judiciales se hace de esta forma. Art. 50 inciso 1º del CPC. Si la ley nada dice sobre la forma
de notificar se hará de esta manera.
A lo dicho debemos agregar, que las notificaciones que la ley ordena realizar por
cédula se harán por el estado diario a la parte respectiva, mientras ésta no cumpla con la
obligación de fijar domicilio conocido dentro de los límites urbanos del lugar en que
funcione el tribunal. (Art. 53 del CPC). Esta notificación por el estado, respecto de la parte
rebelde en designar domicilio urbano en la forma señalada precedentemente, se hará sin
necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.

5. NOTIFICACIÓN POR AVISOS EN LOS DIARIOS: (Art. 54 del CPC).


Consiste en la notificación por medio de avisos en los diarios del lugar en que se
realiza el juicio, o en la cabecera de provincia o región si allí no los hay, conteniendo las
mismas menciones que la notificación personal, a menos que el tribunal autorice un
extracto. Se entiende por diario, el que sale publicado, a lo menos 4 días a la semana.

Casos en que se utiliza la notificación por avisos:


Esta clase de notificación se realiza cuando haya de notificarse personalmente o por
cédula a:
a) - Personas cuya individualidad sea difícil de determinar (por ejemplo, a los miembros de
una comunidad, a los acreedores de un inmueble, etc.)
b) - Personas cuya residencia sea difícil determinar.
c) - Personas que por su número dificulten considerablemente la práctica de la diligencia.
La notificación por avisos tiene un carácter excepcional, ya que ella va a suplir a la
notificación personal o a la notificación por cédula en los casos mencionados.

Como se practica la notificación por avisos.


Se practica por medio de avisos publicados en los diarios o periódicos del lugar
dónde se sigue la causa, o de la cabecera de la provincia o de la capital regional, si allí no
lo hay.

Contenido de la notificación por avisos


Los mismos antecedentes que se exigen para la notificación personal. (Art. 54 y 40 del
CPC).
Sin embargo, cuando por la extensión de los antecedentes resulta muy dispendioso el
aviso que se debe publicar, la ley permite al juez autorizar, a petición de parte, la
publicación de un extracto redactado por el secretario.

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Esta notificación por avisos, precisa de una autorización del juez a través de una
resolución, a petición de parte interesada. Cuando accede a la petición, el tribunal
dispone en el decreto respectivo:
a) Que se efectúe esta forma de notificación.
b) Diario en que hacerse la publicación.
c) Número de veces que deberá publicarse el aviso, no pudiendo ser inferior a tres.
d) Cuando se trata de la primera notificación que deba practicarse en el juicio, el
tribunal debe ordenar además, que la misma se publique en el Diario Oficial, por
una vez, los días 1° o 15, de cualquier mes, o al día hábil siguiente cuando no se ha
publicado el diario en las fechas indicadas. (Art. 54 inciso final del CPC).

¿Cómo procede el tribunal al conocer de esta solicitud para autorizar la notificación por
avisos?
Con conocimiento de causa (Ver Art. 818 del CPC)

¿Cuándo se va a entender practicada la notificación por avisos al notificado?


La notificación se entiende realizada después de haberse realizado el último aviso,
sea o no en el diario oficial.
De este tipo de notificación debe dejarse constancia en los autos, y esto se hace en
la práctica como el tribunal lo estime conveniente, por ejemplo el aviso se recorta y se
anotan las fechas de publicación, o bien se certifica dicha circunstancia por el Secretario
del Tribunal previo decreto del juez que así lo ordena, etc.

6. NOTIFICACIÓN TÁCITA:
A ella se refiere el Art. 55 inc. 1ª del CPC, y se denomina tácita, porque ocurrida
ciertas circunstancias la ley da o presume notificada a una persona en forma legal.

Supuestos legales para que opere la notificación tácita


Para que opere esta notificación tácita, es menester que la resolución se encuentre
en alguna de las situaciones descritas o contempladas en el Art. 55 del CPC.
- que la resolución no se haya notificado en forma alguna, o bien
- que la resolución haya sido notificada en otra forma que la legal.

Requisitos de la notificación tácita (Art. 55 del CPC).


Para que la notificación tácita pueda tener lugar se precisa:
1- que la parte a quien afecte una resolución cuya notificación ha sido omitida o ha sido
realizada en otra forma que la legal, haga en el juicio cualquier gestión que suponga
conocimiento de esa resolución.
2- que esa gestión se haya realizado antes de haber reclamado, la persona afectada por
ella, la falta o la nulidad de la notificación en cuestión.
Así por ejemplo, si el juez dicta una sentencia definitiva de primera instancia, ésta
debe ser notificada por cédula, que es la forma legal para llevarla a cabo, pero podría
ocurrir que antes de que halla sido notificada, llegue la parte pidiendo por ejemplo, una
copia autorizada de la sentencia. Por el sólo hecho de realizar este trámite la parte queda
notificada tácitamente de la resolución.

7.- NOTIFICACIÓN FICTA DEL ART. 55 INCISO 2° DEL CPC.


El inciso 2º del Art. 55 del CPC, se refiere a la notificación tácita, con respecto del
incidente de nulidad de una notificación.

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Algunos autores para referirse a esta segunda situación a la que se refiere el Art. 55
inciso 2° del CPC, se refieren a la notificación ficta del inciso 2° para diferenciarla de la
notificación tácita del inciso 1° ya indicada.
Según esta disposición cuando se ha promovido un incidente de nulidad de una
notificación, por el sólo ministerio de la ley se tiene por notificada la resolución cuya
notificación se declara nula, tal efecto opera desde que se le notifica la sentencia que
declara la nulidad, pero si esa declaración de nulidad se hace por un tribunal superior, esta
notificación se va a entender realizada a la parte respectiva, sólo cuando se le notifique el
cúmplase de dicha resolución.

CAPITULO SEGUNDO
DE LOS INCIDENTES
EL PROCEDIMIENTO INCIDENTAL
Arts. 82 a 91 del CPC

Importa analizar esta materia, porque en el curso de un litigio o juicio, pueden irse
proponiendo por las partes, diversas cuestiones previas y accesorias al juicio, que deben ser
resueltas por el tribunal, antes de que se decida la cuestión principal por el juez de la
causa; y estas cuestiones previas que deben ser resueltas por el tribunal, se conocen con el
nombre de incidentes, artículos o cuestiones incidentales.64
Todos estos incidentes o artículos, para poder proponer ser propuestos por las partes y
tramitados por el tribunal, deben tener una relación más o menos inmediata con la
cuestión principal del pleito. Pudiendo los incidentes decir relación con diversas cuestiones,
relativas al juez de la causa (por ejemplo recusación e implicancias), a las partes
(capacidad o legitimación de las mismas), a las pruebas (tachas de testigos, impugnación
de documentos), relativa a los bienes (por ejemplo, medidas precautarias), etc.65 De
manera tal, que si las cuestiones promovidas no guardan ninguna relación con el juicio en
que se hacen valer, no pueden ser conocidos por el tribunal que conoce de la causa, y
deben ser desestimados por el mismo, de plano.
El Art. 82 del CPC, nos da una definición de lo que debe entenderse por incidente,
señalando que incidente “es toda cuestión accesoria al juicio que requiere
pronunciamiento especial con audiencia de las partes”.
Este Art. 82 del CPC, no es absolutamente exacto, ya que da a entender que los
incidentes de un juicio, siempre deben tramitarse con audiencia de la contraparte, sin
embargo, ello no siempre es así, porque existen incidentes que van a ser rechazados por el
tribunal, sin audiencia de la contraparte, de plano. Como ocurre por ejemplo, con lo
dispuesto en el Art. 84 del CPC, que señala que todo incidente que no tenga conexión
alguna con el asunto que es materia del juicio PODRA ser rechazado de plano por el
tribunal (incidentes llamados inconexos).
Conforme a lo anterior, este concepto legal del Art. 82 del CPC, ha sido reformulado
por la doctrina, la que ha definido a los incidentes, mas correctamente, en los siguientes
términos: "Incidente es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere de un
pronunciamiento especial del tribunal con o sin audiencia de las partes".
La jurisprudencia nacional ha definido el incidente como “toda cuestión accesoria al
juicio, que requiere de un especial pronunciamiento del tribunal.”66

64 Carnelutti, Francesco. Sistema de Derecho Procesal Civil. Tomo IV. Pág. 157.
65 Maturana Miquel, Cristian. Incidentes y Juicios Civiles Especiales. Apuntes de Clases. Departamento de Derecho Procesal.
Facultad de Derecho. Universidad de Chile. 2010. Pág. 1.
66 Repertorio de Legislación y Jurisprudencia del Código de Procedimiento Civil. Tomo I. Editorial Jurídica de Chile. Año 1999.

Pág. 108.

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Elementos de los incidentes


De la definición legal y doctrinaria citada, se desprende que los elementos que
deben concurrir para que nos encontremos ante un incidente, son dos:
A) Que, se trate de una cuestión accesoria respecto de la cuestión principal que se debate
en el pleito.
B) Que se requiera de un pronunciamiento especial del tribunal, ya sea, con o sin,
audiencia de las partes.

Clasificación de los incidentes


Los incidentes admiten diversas clasificaciones, según el criterio que se utilice para
ello:

1.- Atendiendo a su relación con la cuestión principal, puede ser: (conexos – inconexos)
1.1.-) Incidentes conexos: Son aquellas cuestiones accesorias al juicio que tienen una
relación directa con el asunto principal del pleito.
1.2.-) Incidentes inconexos: Son aquellas cuestiones accesorias promovidas por las partes
en el juicio que no tienen relación directa con la cuestión principal del pleito.
Esta clasificación de los incidentes, importa porque el Art. 84 inciso 1º del CPC,
dispone que los incidentes cuando son inconexos, pueden ser rechazados de plano por el
tribunal.

2.- Considerando la oportunidad en que se verifica el hecho que sirve de fundamento a la


interposición del incidente:
2.1.- Hay incidentes que nacen de hechos anteriores al juicio o coexistentes con su principio
o iniciación. Por ejemplo: Las excepciones dilatorias.
2.2.- Hay incidentes que nacen de hechos que acontecen durante el curso del juicio. Por
ejemplo: solicitar la nulidad de la notificación de la resolución que recibe la causa a
prueba.
2.3.- Hay incidentes que nacen o se fundan en hechos producidos después de dictada la
sentencia definitiva en el juicio. Por ejemplo: la determinación de las costas del juicio.

3.- Desde el punto de vista del procedimiento que se aplica a la tramitación de los
incidentes:
3.1.- Incidentes ordinarios: Son aquellos incidentes que se tramitan conforme a las reglas de
los Arts. 82 a 91 del CPC.
3.2.- Incidentes especiales: Son aquellos incidentes que tienen una reglamentación y
tramitación especifica señalada por la ley. Estos incidentes especiales regulados
particularmente en el CPC, son siete:
3.2.1. – La acumulación de autos. A que se refieren los Arts. 92 – 100 del CPC.
3.2.2. – Las cuestiones de competencia. A que se refieren los Art. 101 – 112 del CPC.
3.2.3. - Las implicaciones y recusaciones. A que se refieren los Arts. 113 – 128 del CPC.
3.2.4. - El privilegio de pobreza. A que se refieren los Arts. 129 – 137 del CPC.
3.2.5. - De las costas. A que refieren los Art. 138 – 147 del CPC.
3.2.6. - Del desistimiento de la demanda. A que refieren Arts. 148 – 151 del CPC.
3.2.7. - Del abandono del procedimiento. A que se refieren Arts. 152 – 157 del CPC.
Estos incidentes especiales no se rigen por las normas de los Arts. 82 a 91 del CPC, a
menos que su propia regulación se remita a estas disposiciones de carácter general.

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4.- En cuanto a los efectos que se derivan de la interposición del incidente:


4.1.- Incidentes de previo y especial pronunciamiento.
4.2.- Incidentes que no tienen ese carácter, de previo y especial pronunciamiento.
Los primeros, denominados incidentes de previo y especial pronunciamiento, son
aquellos incidentes que mientras no son resueltos por el tribunal, paralizan la tramitación de
la causa principal. Por ejemplo, las excepciones dilatorias (Arts. 303 y siguientes del CPC).
Se tramitan en el mismo cuaderno principal, o sea que no dan lugar, a la formación de
cuaderno o ramo separado.
Los segundos, denominados incidentes que no son de previo y especial
pronunciamiento, no suspenden la tramitación de la causa principal, no impiden la
continuación del curso de la causa principal porque su resolución no es necesaria para la
continuación de la misma. Por ejemplo, las medidas precautorias. (Arts. 290 y siguientes del
CPC). Se tramitan en cuaderno o ramo separado.

5.- En cuanto a su objeto: incidentes dilatorios - incidentes no dilatorios.


5.1.- Incidentes dilatorios: Son aquellos incidentes que tienen por objeto corregir vicios de
procedimiento. (Si se promueve por una de las partes un incidente dilatorio y lo pierde, ella
va a ser condenada a pagar las costas del incidente respectivo. Art. 147 del CPC.)
5.2.- Incidentes no dilatorios. Son aquellos incidentes que no tienen el carácter de dilatorios.

6.- Desde el punto de vista de la forma como se resuelve por el tribunal: (de plano –
tramitación incidental)
6.1.- Incidentes que se resuelven de plano por el tribunal: Son aquellos incidentes que el
tribunal falla sin audiencia de las partes. Por ejemplo, Art. 84 incisos 1º y 3º - Art. 85 inciso 2º
del CPC
6.2.- Incidentes que requieren de una tramitación incidental, ya sea la ordinaria (Arts. 82 y
siguientes del CPC) o de la especial que la ley establece para el caso concreto del
incidente de que se trata. Por ejemplo, el incidente de costas. (Arts. 138 a 147 del CPC).

Oportunidad para promover un incidente


En cuanto a la oportunidad para promover los incidentes hay que distinguir, ya que
hay varias reglas, fundamentalmente son tres reglas distintas, sin perjuicio que cada una de
ellas pueda contemplar más de una situación:
1. - Si el incidente nace o se funda en un hecho anterior al inicio del juicio o de un hecho
coexistente al inicio del juicio, deben promoverse antes de hacer cualquiera gestión
principal en el pleito. Art. 84 inciso 2° del CPC. El hecho anterior a que alude esta
disposición se refiere a la existencia del incidente, antes de que la demanda sea
notificada (esta es la primera oportunidad) (así, si se contestó la demanda se pierde la
primera oportunidad de formular ese incidente preexistente o coetaneo con el inicio del
juicio, es lo que acontece si no se promueve el incidente u opone la excepción dilatoria
de incompetencia del tribunal, o si no se alega la incapacidad del actor o la falta de
personería del mismo.)
2.- Si el incidente nace o se funda en un hecho que acontece durante el desarrollo del
juicio, situación en la cual, el incidente deberá promoverse tan pronto como el hecho
llegue al conocimiento de la parte respectiva. Art. 85 inciso 1° del CPC.
De manera tal, que si se practica cualquier otra gestión, con posterioridad a la
existencia del primitivo vicio, que autorizaría la interposición del incidente, ese incidente
va a ser rechazado de plano por el tribunal, por haberse formulado en forma
extemporánea.

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3.- Si se trata de incidentes (mas de uno) cuyas causas existen simultáneamente, todos ellos
deberán promoverse a la vez. Art. 86 inciso 1° del CPC.
Si un incidente es formulado sin considerar estas tres reglas acerca de la
oportunidad en que el mismo debe ser promovido por la parte interesada, debe ser
rechazado de plano por el tribunal. Arts. 84, 85, y 86 del CPC.
Digamos que las reglas descritas precedentemente, son las reglas generales respecto
de la oportunidad para promover incidentes, no obstante ellas, hay algunas situaciones de
carácter excepcional, en que interponiéndose el incidente fuera de las oportunidades
señalados precedentemente, el incidente promovido no va a ser rechazado de plano por
parte del tribunal. Estas excepciones a las reglas generales, son las siguientes:
1.- Cuando se trata de vicios que anulan el proceso, la totalidad del proceso (Art. 84
inciso 3° del CPC). Por ejemplo: si se alegara o promoviera un incidente relativo a una
incompetencia absoluta del tribunal para conocer de la causa o se alegare la falta de
jurisdicción, o si se promoviera un incidente sosteniéndose la falta de emplazamiento del
incidentista. Este tipo de incidentes pueden ser interpuestos en cualquier estado del juicio.
2.- Cuando se trata de una circunstancia esencial para la marcha o ritualidad del
juicio (Art. 84 del CPC).

Facultades del juez de la causa para corregir de oficio ciertos vicios del procedimiento
(Art. 84 inciso final del CPC).
No obstante que lo normal, es que los que intenten subsanar los vicios de
procedimiento, por medio de la interposición de incidentes, sean las partes, en forma
excepcional, la ley faculta al juez para corregir de oficio los errores que observe en la
tramitación del proceso y para tomar las medidas necesarias que tiendan a evitar la
nulidad de los actos procesales.
Con todo, esta facultad oficiosa del juez, no es un incidente del juicio en los terminos
descritos y, tiene un límite, dado que conforme al Art. 84 inciso final del CPC, no puede el
juez subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo
fatal indicado por la ley. Por otra parte, cabe señalar, que no es una obligación del juez
subsanar dichos vicios de procedimiento, ya que la ley dice “podrá”, lo que debe
entenderse como una facultad del tribunal, más no como una obligación del mismo.
Además, es necesario considerar que, la jurisprudencia nacional ha sostenido de una
manera uniforme, que los jueces pueden hacer uso de esta facultad sólo cuando se trate
de actos que miren al orden público o al interés general; pero no pueden hacer uso de
esta facultad, para subsanar errores respecto de aquellas actuaciones o actos que sólo
miran al interés privado de las partes, las que podrán ser anulados por el tribunal, sólo a
petición expresa de éstas.

TRAMITACION DE LOS INCIDENTES – PROCEDIMIENTO INCIDENTAL ORDINARIO:


Tramitación ordinaria o común de los incidentes
Arts. 82 – 91 del CPC.
La tramitación se contiene en los Art. 82 a 91 del CPC, la que va a tener aplicación
en la medida en que el incidente no tenga contemplada en la ley, una tramitación
especial.
Frente a la formulación de un incidente, por alguna de las partes, el tribunal puede
adoptar dos actitudes:
1.- Resolverlo de plano.
2.- Acogerlo a tramitación.

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1.- Resolverlo de plano.


El Tribunal puede resolver los incidentes de plano, en los siguientes casos: (5)
1.1.- Cuando se trata de un incidente que no tiene conexión alguna con el asunto que es
materia del juicio principal (es decir, se trata de incidentes inconexos). En este caso el
tribunal rechazara el incidente de plano, por impertinente. Art. 84 inciso 1° del CPC.
1.2.- Cuando el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su inicio y
la parte hace cualquier gestión principal en el mismo, antes de promover el incidente, en
ese caso el tribunal lo rechaza de plano por ser extemporáneo. (Ello por el principio de la
preclusión, al no ejercer el derecho a reclamar oportunamente, que le confiere la ley.) Art.
84 inciso 3° del CPC.
1.3.- Si el incidente nace de un hecho acontecido durante la secuela del pleito, y éste
hecho, a llegado a conocimiento de la parte agraviada y dicha parte ha practicado
alguna gestión en el juicio, después de conocer ese hecho y no ha formulado el incidente
respectivo, se le rechaza también por extemporáneo, por el principio de la preclusión, al no
ejercer el derecho a reclamar oportunamente. Art. 85 inciso 2° del CPC.
1.4.- También se rechaza de plano el incidente, cuando las partes promueven incidentes
con posterioridad a otros ya interpuestos, cuando las causas que originan unos y otros
existían simultáneamente. Art. 86 del CPC.
1.5.- Cuando se trata de incidentes cuyo fallo se puede fundar en hechos que constan en el
proceso o sean de pública notoriedad, circunstancias que el tribunal debe consignar en su
resolución, en este caso el tribunal puede acogerlos o rechazarlos, pero siempre de plano.
Art. 89 del CPC.

2.- Acoger el incidente a tramitación.


A este efecto la ley establece un procedimiento ordinario o común. Como en todo
procedimiento, en el procedimiento incidental ordinario, se distinguen tres etapas:
- 1.- Etapa de discusión.
- 2.- Etapa de prueba.
- 3.- Etapa de fallo.

Estudio de cada una de las etapas del procedimiento incidental ordinario:


I.- Etapa de discusión: (2)
Existen dos trámites:
I.1.- La demanda incidental.
Es el acto procesal por el cual uno de los litigantes promueve un incidente y solicita al
tribunal la resolución de una cuestión que es accesoria al juicio.
El incidente sólo puede iniciarse por la demanda incidental. Ella (la demanda) puede
ser promovida por cualquiera de las partes, tanto las denominadas partes directas
(demandante y demandado), como las indirectas (terceros). Arts. 17 y siguientes del CPC.
Presentada esta demanda incidental, el tribunal deberá proveerla confiriendo
traslado, resolución que en cuanto a su naturaleza jurídica, es un simple decreto.
I.2.- La contestación de la demanda incidental por la contraparte:
Frente a este traslado conferido por el tribunal de la demanda incidental, la
contraparte tiene 3 días para contestar el incidente, ese plazo es un término legal, individual
y fatal. Arts. 64 y 89 del CPC.
Vencido este plazo, con o sin contestación del demandado incidental, el juez debe
recibir el incidente a prueba o bien fallarlo. Arts. 89 y 90 del CPC.
II.- Etapa de prueba:
Con, o sin la contestación del demandado incidental, y en este último caso, una vez
transcurridos estos 3 días, por los cuales se le ha conferido traslado de la demanda

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incidental al demandado, el tribunal debe examinar los antecedentes para determinar si


hay o no hechos controvertidos substanciales y pertinentes.
Si los hubiera, debe recibir el incidente a prueba, abriéndose un término probatorio
que dura 8 días. Art. 90 del CPC.
En estos casos el juez dicta una resolución recibiendo el incidente a prueba, la que
debe contener las siguientes menciones:
1° Declarar que recibe el incidente a prueba y
2° Procede a determinar los hechos controvertidos sobre los que debe recaer la prueba.
Art. 323 del CPC.
Esta resolución que recibe el incidente a prueba se notifica por el estado diario. Arts.
323 inciso 2º y 48 del CPC.

Naturaleza jurídica de esta resolución que recibe un incidente a prueba


La naturaleza jurídica de la resolución que recibe un incidente a prueba, se va a
determinar considerando la naturaleza de la resolución que en definitiva va a fallar el
incidente.
Si el incidente va a ser resuelto por una sentencia interlocutoria, la resolución que
recibe el incidente a prueba es también una sentencia interlocutoria, porque resuelve sobre
un trámite que va a servir de base a la dictación de una sentencia interlocutoria. Art. 158
del CPC.
En cambio, si el incidente va a ser resuelto por un auto la resolución que recibe el
incidente a prueba, es también un auto.
En síntesis, para determinar la naturaleza jurídica de la resolución que recibe un
incidente a prueba, hay que ver si esa resolución que falla el incidente, establece o no
derechos permanentes en favor de las partes, ya que sí establece derechos permanentes
para las partes, es una sentencia interlocutoria y sino establece derechos permanentes
para las partes, es un auto. En el primer caso, la resolución que recibe a prueba el mismo
incidente, es también una sentencia interlocutoria ya que sirve de base para la dcitación
de un sentencia interlocutoria, en cambio, en el segundo caso, es un auto.

Termino probatorio en el procedimiento incidental ordinario


Al igual que en el juicio ordinario el término probatorio en el procedimiento incidental
ordinario, puede ser de tres clases:
1.- Término probatorio ordinario:
Es el establecido en el Art. 90 inciso 1º del CPC. El término probatorio ordinario en los
incidentes, es de 8 días y comienza a correr desde que se notifica por el estado diario la
resolución que recibe el incidente a prueba. Art. 38 del CPC. Durante él se puede rendir
prueba en cualquier lugar al igual como ocurre en el juicio ordinario.
2.- Término probatorio extraordinario:
El legislador ha considerado que el plazo de 8 días, es insuficiente, para rendir prueba
fuera del lugar donde se tramita el juicio y por ello en el Art. 90 inciso 3º del CPC, establece
un término probatorio extraordinario. Para que proceda éste término probatorio
extraordinario, es necesario, que las partes lo soliciten y el tribunal lo decrete por motivos
fundados. En este caso, se puede rendir prueba sólo en el lugar para donde se ha
concedido ese término probatorio extraordinario.
El se extiende por el número de días que determine el juez, pero con un máximo de
22 días, ya que entre el término ordinario y extraordinario no puede superarse los 30 días.
(ordinario 8 días + extraordinario 22 días) Art. 90 inciso 3º del CPC.
3.- Término especial de prueba:

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No hay disposición alguna en materia de incidentes, que se refiera al termino


especial de prueba, pero se ha concluído por la doctrina, que es procedente y, que se le
aplican las mismas reglas del juicio ordinario, ello por el carácter supletorio de las normas
de este juicio ordinario a los procedimientos especiales. Art. 3° del CPC, que señala que se
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites o actuaciones que no
estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.

Recursos que proceden


De acuerdo al Art. 90 inciso final del CPC, las resoluciones que pronuncie el tribunal
tanto con motivo de la recepción del incidente a prueba como la de la ampliación del
término probatorio son inapelables, o sea que se fallan en única instancia.

Situación particular de la prueba de testigos:


En cuanto a la prueba testifical, rige lo relativo al juicio ordinario. Pero hay una
diferencia que es que la parte que desee rendir prueba de testigos debe presentar lista de
testigos, dentro de los 2 primeros días del término probatorio. Art. 90 inciso 2º del CPC.

III.- Etapa de fallo:


Vencido el término de prueba, y la hayan o no rendido las partes, fallará el tribunal
inmediatamente o a más tardar dentro de tercero día la cuestión que haya dado origen al
incidente.
No hay período de observaciones a la prueba ni citación para oír sentencia.

Naturaleza jurídica de esta resolución


Todo incidente de un juicio, se falla por una sentencia interlocutoria o por un auto,
dependiendo si establece derechos permanentes en favor de las partes o no los establece.
Por ejemplo: incidente que resuelve sobre una medida precautoria, éste es un simple auto,
pues no hay derechos que se establezcan en forma permanente; pero sí los habrá en el
que resuelve sobre la nulidad de una notificación.

Reiteración de incidentes: (Art. 88 del CPC)


El legislador nos da reglas para evitar la promoción reiterada de incidentes para
dilatar el juicio. En el Art. 88 del CPC, se pone en esa situación. (Se trata de una aplicación
del principio de inmaculación del proceso y de la buena fe procesal.)
La sanción es para la parte litigante que promueve y pierde más de dos incidentes no
para el que promueve y gana más de dos incidentes. Por eso el legislador establece la
sanción para este litigante de mala fe, que habiendo promovido y perdido dos incidentes,
no puede promover un nuevo incidente sin haber prestado o rendido el depósito
correspondiente y este nuevo incidente se sigue en cuaderno separado y por lo tanto no
va a suspender la causa principal. El Art. 508 del COT, señala que cada tribunal mantendrá
una cuenta corriente bancaria de depósito en la oficina del Banco del Estado
correspondiente.
El depósito para interponer un nuevo incidente, será de 10 Unidades Tributarias
Mensuales (UTM), determinándose el monto exacto por el tribunal, de acuerdo a la
actuación procesal de la parte afectada con la resolución. Si el tribunal estima que hay
mala fe en la interposición y tramitación de estos incidentes, podrá aumentar la cuantía del
depósito al doble. Si se goza del privilegio de pobreza no hay obligación de depositar, pero
si se interponen nuevos incidentes por parte de este litigante que goza de privilegio de
pobreza y son rechazados, el juez puede imponer una multa personalmente al abogado o

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mandatario judicial si estima que la interposición de los incidentes se hizo de mala fe o con
el claro propósito de dilatar el proceso.)

LOS INCIDENTES ESPECIALES

a.-) La Acumulación de Autos (Arts. 92° a 100° CPC).-


a.1) Generalidades.-
Expresa un autor67 que, "con el objeto de impedir el pronunciamiento de sentencias
contrarias o disconformes sobre una misma materia, se ha dado nacimiento a una serie de
instituciones que, aun cuando de diversa manera, tienden al mismo fin”.
"El riesgo de que puedan recaer sentencias contradictorias sobre un mismo asunto, se
hace más notorio tratándose de causas idénticas; es decir, de aquellas que presentan
entre sí la triple identidad de sus elementos constitutivos (partes, objeto y causa o título),
como sucede cuando las mismas personas actúan en ambos juicios, litigando sobre una
misma cosa y fundando sus acciones en un mismo título.
A fin de evitar esta posible contradicción entre las resoluciones que deban recaer
sobre juicios idénticos, se han establecido dos instituciones que tienen entre sí gran
semejanza.
Una de ellas, tiende a impedir que se promueva un nuevo juicio igual a otro que fue
objeto de anterior resolución; ésta es la que conocemos con el nombre de "cosa juzgada".
La otra tiene por objeto obtener la paralización de una nueva causa iniciada y que
presenta con otra de que ya se está conociendo, los caracteres de identidad que hemos
anotado. Esta se denomina "litispendencia".
"El peligro de que se dicten por distintos tribunales sentencias contradictorias,
admitiéndose en unas lo que fue desechado en otras o viceversa, no sólo existe tratándose
de causas idénticas, sino también, cuando entre ellas haya un grado tal de relación, que lo
sentenciado en una sería perfectamente aplicable a las demás, o tendría, al menos, gran
influencia en lo que haya de resolverse en ellas; es decir, cuando se trata de causas
conexas.
A fin evitar este riesgo, se ha consagrado la institución de la "acumulación de autos",
disponiéndose que, para estos casos, todas las causas sean llevadas por un mismo tribunal y
falladas por una sola sentencia. "La acumulación de autos forma, pues, parte de este grupo
de instituciones con las cuales se ha querido mantener el prestigio de los jueces, a la vez
que reducir el número de juicios y simplificar los procedimientos".
a.2) Concepto y finalidades de la acumulación de autos.-
La acumulación de autos consiste en la agrupación de dos o más procesos que se
han iniciado y que se tramitan separadamente, existiendo entre ellos una relación tal, que
sea del todo conveniente tramitarlos y fallarlos en conjunto, a fin de evitar que se
pronuncien sentencias contradictorias, que se multipliquen inútilmente los juicios y que las
partes incurran en gastos y molestias innecesarios.
De esta definición se desprende que el objeto de la acumulación de autos es la
agrupación de dos o más procesos que se han iniciado y que se tramitan separadamente,
a fin de que sean tramitados y fallados en conjunto, por existir entre ellos una íntima
relación.
Sus finalidades son aquellas a que se refiere la misma definición en su parte final, esto
es, evitar que se pronuncien sentencias contradictorias, que se multipliquen inútilmente los
juicios y que las partes incurran en gastos y molestias innecesarios.
a.3) Requisitos de fondo para que proceda la acumulación de autos.-

67 Prat Silva, Jaime. De la acumulación de autos. Año 1941. Pág. 7.

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Los requisitos de fondo de la acumulación de autos son aquellos que determinan los
casos en que ella debe tener lugar, habida consideración a la semejanza o analogía
existente entre las causas que van a ser objeto de la agrupación.
Nuestro CPC contempla los casos de acumulación en el Art. 92 del CPC. La
enumeración que en el citado precepto legal se contiene, no tiene el carácter de taxativa.
Los casos citados son meros ejemplos de la regla general contenida en el inciso 1°, que
dice: "La acumulación de autos tendrá lugar siempre que se tramiten separadamente dos o
más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar por una sola sentencia, para
mantener la continencia, o unidad de la causa". El estudio de los requisitos de fondo para la
procedencia de la acumulación de autos, se reduce, por lo tanto, al análisis de este norma
legal.
La ley expresa que la acumulación de autos debe tener lugar siempre que se
tramiten separadamente dos o más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar
por una sola sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa. Pero, por otra
parte, en ningún precepto legal se ha definido lo que debe entenderse por continencia o
unidad de la causa. Ha quedado, pues, encomendado a la jurisprudencia y a la doctrina
el determinar los casos en que debe entenderse que la continencia o unidad de la causa
se destruye, siendo procedente en ellos la acumulación de autos.
Puede establecerse como principio unánimemente aceptado por la doctrina y la
jurisprudencia que la continencia o unidad de la causa se destruye cuando diversos juicios
tienen de común, por lo menos, dos de estos tres elementos: a) las partes; b) el objeto de la
acción; y c) la causa de pedir de la acción. También se entiende que falta la continencia o
unidad de la causa; d.-) cuando las acciones entabladas en los diversos juicios emanen
directa e inmediatamente de unos mismos hechos. En todos estos casos en que se ha roto
la continencia o unidad de la causa, procede la acumulación de autos. Cuando de los tres
elementos enumerados precedentemente se identifica uno solo, siendo diferentes los dos
restantes, puede o no haber lugar a la acumulación, habida consideración a las
circunstancias. Porque puede haber casos en que, aun cuando fuere idéntico uno solo de
los elementos de la acción, deba entenderse rota la continencia o unidad de la causa. Si el
único elemento que se identifica en ambos juicios es el de las personas, parece sin lugar a
dudas que debe rechazarse la acumulación.
Si sólo el objeto es idéntico, pero diferentes las partes que intervienen y la causa de
pedir, no se puede dar una regla general. Habrá casos en que la acumulación será
procedente, y otros en que ella deberá ser rechazada. Citaremos los ejemplos expuestos
por un autor para aclarar los conceptos.
"Supongamos, por ejemplo, que en un juicio Juan demanda a Pedro pidiendo se le
reconozca el derecho a ejercer la servidumbre de tránsito en un fundo de éste; y en otro,
Diego demanda también a Pedro pretendiendo el mismo derecho.
En el presente caso, no obstante ser uno mismo el objeto de las demandas, aparece
de manifiesto que las resoluciones que separadamente hubieren de recaer en los pleitos,
en ningún caso podrían contradecirse, ni comprometer por tanto el prestigio de la
autoridad judicial, porque perfectamente podrían acogerse ambas demandas, o
declararse que ha lugar a la una, desechándose la otra, según fueren los fundamentos
aducidos." En el ejemplo propuesto, por lo consiguiente, no habría lugar a la acumulación
de autos.
"Ahora, pongámonos en la otra hipótesis: litigan dos personas sobre la propiedad de
una cosa; en juicio separado se sigue, también contra una de ellas y por una tercera
persona, juicio sobre el dominio de la misma cosa. La situación ya es distinta y es fácil darse
cuenta de la conexión, que en el ejemplo propuesto salta a la vista, por cuanto el derecho
de dominio es exclusivo (salvo el caso de comunidad o copropiedad) y si se diera lugar a

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las dos demandas, sería imposible darles cumplimiento a las sentencias." En este caso
aparece de manifiesto que es necesario que los dos juicios constituyan uno solo y terminen
por una sola sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa. La
acumulación de autos, en el caso propuesto, es, por lo tanto, procedente. Cuando
solamente la causa de pedir es la misma, tampoco se puede dar una regla general. En
algunos casos la acumulación será procedente; en otros no.
Así, podemos citar como un ejemplo en que la acumulación de autos es procedente,
aquel en que la acción o acciones entabladas en diversos juicios emanan directa e
inmediatamente de unos mismos hechos, como el caso del accidente culpable que origina
perjuicios a varias personas, todas las cuales demandan al autor del cuasidelito cobrando
la indemnización correspondiente. Pero también se pueden presentar casos en que, siendo
una misma la causa de pedir y diferentes el objeto y las personas, no sea procedente la
acumulación.
Se ha citado como ejemplo el que sigue. "Se demanda de una persona (A) la
entrega de un objeto, cuyo dominio se pretende haberlo adquirido por herencia y en virtud
de la propia partición hecha por el causante en su testamento, que al efecto acompaña.
Otro de los herederos, invocando el mismo testamento, redama ante distinto tribunal algo
que le hubiere correspondido y de que esté en posesión una tercera persona (B). En esta
ocasión, derivándose, como es notorio, ambas acciones de un mismo título, no aparece, sin
embargo, la necesidad de reunirías, porque en realidad se discuten derechos diferentes y
no hay posibilidad de contradicción entre las sentencias que resuelvan cada problema."
Creemos en esta forma haber dado una idea de lo que debe entenderse por
mantenimiento de la continencia o unidad de la causa y haber explicado suficientemente
los requisitos de fondo necesarios para que proceda la acumulación de autos. Sólo nos
resta analizar separadamente los tres números del Art. 92 del CPC, que, como ya lo hemos
expresado, fueron citados por el legislador como meros ejemplos, según se desprende de la
expresión: "Habrá, por tanto, lugar a ella".
a.4) Análisis del N°1 del Art. 92 del CPC
El Nº1 del Art. 92 del CPC, dispone que habrá lugar a la acumulación de autos:
"Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan
deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos
mismos hechos".
Como se ve, este número contempla dos situaciones distintas, a saber: a) cuando la
acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido en
otro; y b) cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos mismos hechos.
Esta causal de acumulación de autos, por lo tanto, se refiere a dos situaciones
independientes la una de la otra. Primeramente, ha lugar a la acumulación de autos
cuando las acciones deducidas en ambos juicios son idénticas, esto es, cuando las
personas, el objeto y la causa de pedir son los mismos en ambos pleitos. Se ha
argumentado que este caso no es propiamente de acumulación de autos sino de
Litispendencia. A ello se puede contestar, sin embargo, que el hecho de que sea causal de
litispendencia no significa que no pueda serlo de acumulación de autos, si se considera
que ambas instituciones no son incompatibles.
En segundo término se puede pedir, asimismo, la acumulación de autos, cuando la
acción o acciones entabladas en ambos juicios emanen directa e inmediatamente de
unos mismos hechos. Citábamos anteriormente como ejemplo de esta causal el caso del
accidente culpable que origina perjuicios a varias personas, todas las cuales demandan al
autor del cuasidelito, cobrando la indemnización correspondiente. Debemos hacer notar
que esta causal sólo se refiere a las acciones emanadas directa e inmediatamente de un
mismo hecho y no a las acciones que provienen de actos jurídicos.

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Creemos, aun cuando hay quienes opinan lo contrario, que esta causal se refiere a
los hechos jurídicos realizados sin la intención de producir efectos de derecho, y no a las
manifestaciones de voluntad realizadas con la intención de crear, modificar o extinguir un
derecho, o sea, a los actos jurídicos. Esto no excluye, sin embargo, la posibilidad de que
pueda haber casos en que la acumulación de autos sea procedente, concurriendo entre
ambas acciones la sola identidad de la causa de pedir, constituida por un acto jurídico y
no por un hecho jurídico. Pero, en tal caso, la acumulación deberá basarse simplemente en
el inciso 1° del Art. 92 del CPC y no en la regla de su N°1, que ha sido dada sólo a vía de
ejemplo.
a.5) Análisis del N°2 del Art. 92 del CPC
El N°2 del Art. 92 del CPC expresa que la acumulación de autos es procedente:
"cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las
acciones sean distintas".
Para que la acumulación de autos pueda concretarse en conformidad a este
número es necesario que concurran dos de los elementos que identifican las acciones
según el Art. 177 del CPC, a saber, la identidad de personas y la identidad de la cosa
pedida. Y ambas identidades deben ser tomadas en su sentido jurídico, esto es, aquel a
que nos referimos anteriormente. Así, si entre las mismas partes se siguen dos juicios distintos,
referentes al dominio sobre una misma cosa, pero basados en causas de pedir diferentes,
procede decretar la acumulación de autos, de acuerdo con el Nº2 del Art. 92 del CPC.
Cabe señalar, por último, respecto de este número, que el legislador ha sido impropio
al decir "aunque las acciones sean distintas". Para ser más exacto debió decir: "aunque las
causas de pedir sean distintas".
a.6) Análisis del N°3 del Art. 92 del CPC
Con arreglo al N°3 del Art. 92 del CPC, habrá lugar a la acumulación de autos: "En
general, siempre que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba producir la
excepción de cosa juzgada en otro".
Pareciera a primera vista que esta causal fuera la misma a que se refiere el N°1, esto
es, cuando la acción o acciones entabladas en juicio fueren iguales a las que se hubieren
deducido en otro. Porque la sentencia que se pronuncia en un juicio produce la excepción
de cosa juzgada en otro, precisamente, cuando las acciones entabladas en ambos juicios
son las mismas.
Pero se puede argumentar en contrario; sería ilógico que el legislador hubiere
establecido dos veces la misma causal, sirviéndose únicamente de términos diferentes. Y así
lo es. La causal del N°3 no se refiere al caso en que las acciones entabladas en ambos
juicios fueren las mismas, sino al caso en que la sentencia que se dicte en un juicio deba
producir en otro la excepción de cosa juzgada, sin que haya identidad de acciones.
En otras palabras, la ley ha aludido a los casos de excepción a la relatividad de la
cosa juzgada, de que tratamos anteriormente, o sea, a los casos en que la cosa juzgada
tiene el carácter de absoluta.
Citábamos, como ejemplos, las disposiciones de los Arts. 315, 1246 y 2513 del CC. Así,
en conformidad al Art. 1246 del CC, el que a instancia de un acreedor hereditario o
testamentario ha sido judicialmente declarado heredero, o condenado como tal, se
entenderá serlo respecto de los demás acreedores sin necesidad de nuevo juicio. Es éste un
caso de cosa juzgada absoluta. Y si un acreedor hereditario deduce demanda en contra
de un heredero para que se declare que tiene la calidad de tal, demandando
posteriormente otro acreedor hereditario al mismo heredero con el mismo objeto, procede
acumular ambos procesos, porque la sentencia que en uno hubiere de pronunciarse
produciría en el otro la excepción de cosa juzgada. Cabría al juez de la causa dar
aplicación al N°3 del Art. 92 del CPC.

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Ver causa Essan S.A. co n Arenas. (Cuarto Juzgado Civil de Antofagasta).


a.7) Requisitos de forma para que proceda la acumulación de autos.-
Los requisitos de forma para que proceda la acumulación de autos se refieren a la
clase o naturaleza de los juicios que deban agruparse en uno solo y al grado de avance a
que hubieren llegado en el curso de su tramitación, para que sea lícito decretarla.
El Art. 95 del CPC establece que "para que pueda tener lugar la acumulación, se
requiere que los juicios se encuentren sometidos a una misma dase de procedimiento y
que la substanciación de todos ellos se encuentre en instancias análogas".
Los requisitos de forma para que proceda la acumulación de autos son, por lo tanto,
los siguientes:
a) Que los juicios se encuentren sometidos a una misma clase de procedimiento; y
b) Que la substanciación de todos ellos se encuentre en instancias análogas.
El primer requisito de forma es lógico, ya que sería imposible tramitar conjuntamente
dos juicios que estuvieren sometidos a procedimientos distintos. Además no se podría dar
cumplimiento a lo dispuesto en el Art. 97 del CPC, de acuerdo con el cual "siempre que
tenga lugar la acumulación, el curso de los juicios que estén más avanzados se suspenderá
hasta que todos ellos lleguen a un mismo estado". Como los procedimientos serían distintos,
jamás los juicios podrían llegar a un mismo estado.
La razón principal para exigir que los juicios se encuentren en instancias análogas,
debió ser la de impedir que las partes se aprovechen de su propio dolo, pues sería muy fácil
para éstas detener la substanciación de un juicio que se encontrare en segunda instancia,
iniciando un nuevo juicio que a aquél pudiere acumularse, toda vez que en conformidad a
la ley los juicios que estuvieren más avanzados deben suspenderse hasta que los más
atrasados lleguen al mismo estado. Pero, por otra parte, no puede desconocerse que esta
exigencia legal puede atentar directamente, en ciertos casos, contra el fundamento de la
acumulación de autos, que consiste en evitar que se dicten sentencias distintas respecto
de una misma cuestión controvertida.
a.8) Personas que pueden solicitar la acumulación de autos. Facultad del tribunal para
decretarla de oficio.-
Por regla general, la acumulación de autos sólo puede ser decretada a petición de
parte legítima. Excepcionalmente, puede decretarla de oficio el tribunal, cuando todos los
procesos se encuentren pendientes ante él mismo. Por parte legítima debe entenderse,
para estos efectos, todo el que haya sido admitido como parte litigante en cualquiera de
los juicios cuya acumulación se pretende. Es lo que dispone el Art. 94 del CPC en sus dos
incisos.
El inciso 2° del citado precepto legal establece a la letra: "Se considerará parte
legítima para solicitarla todo el que haya sido admitido como parte litigante en cualquiera
de los juicios cuya acumulación se pretende". Se ha presentado el problema de saber qué
debe entenderse por parte litigante en este caso. Hay quienes opinan que "por parte
legítima no debe entenderse solamente aquella que tenga intereses directos y principales
en la causa, como son el demandante y demandado, sino también, todo el que actúe en
ella como tercero interesado, coadyuvante o excluyente de la acción de aquéllos,
siempre, naturalmente, que hubieren comparecido en los autos en forma legal". Nuestra
Jurisprudencia, sin embargo, ha considerado que los coadyuvantes, como lo dice su
nombre, coadyuvan a alguna de las partes del pleito, pero no son partes en él 68. Creemos
que están en lo cierto quienes opinan que los terceros también son partes litigantes para los
efectos de solicitar la acumulación de autos.

68 Sentencia de la Corte Suprema, de fecha 8 de septiembre de 1933. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXI, sección
primera, pág. 414.

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En efecto, el Art. 23 del CPC expresa que "los que sin ser partes directas en el juicio,
tengan interés actual en sus resultados, podrán intervenir en cualquier estado de él como
coadyuvantes". De tal suerte que los terceros coadyuvantes no son partes directas en el
juicio, pero puede decirse que, a pesar de eso, son partes litigantes, de una manera
indirecta. Y lo que se dice de los coadyuvantes también es aplicable a los terceros
independientes y excluyentes. Los terceros, entonces, como partes indirectas que son,
están facultados para pedir la acumulación de autos, cuando ella es procedente con
arreglo a la ley.
Para terminar repetiremos que se puede decretar de oficio la acumulación de autos,
si todos los procesos se encuentran pendientes ante un mismo tribunal.

a.9) Oportunidad para formular el incidente de acumulación de autos.-


La acumulación se puede pedir en cualquier estado del juicio antes de la sentencia
de término. Si se trata de juicios ejecutivos, puede pedirse antes del pago de la obligación.
Es lo que prescribe la primera parte del Art. 98 del CPC.
La acumulación de autos, por consiguiente, puede pedirse desde que ha sido
notificada la demanda, durante todo el transcurso del juicio, hasta antes de dictarse
sentencia de término. Y por sentencia de término debe entenderse la que pone fin a la
última instancia del juicio. Si el pleito se falla en única instancia, será sentencia de término la
que recae en esa instancia única. Pero si la causa se ve en primera y en segunda instancia,
es sentencia de término la que recae en la segunda instancia.
Tratándose de juicios ejecutivos, la acumulación de autos puede pedirse hasta antes
del pago de la obligación.

a.10) Tribunal ante el cual debe pedirse la acumulación.-


El tribunal ante el cual debe pedirse la acumulación de autos está indicado en la
segunda parte del Art. 98 del CPC, que dice: "Deberá solicitarse ante el tribunal a quien
corresponda continuar conociendo en conformidad al Art. 96". Y el Art. 96 establece: "Si los
juicios están pendientes ante tribunales de igual jerarquía, el más moderno se acumulará al
más antiguo; pero, en el caso contrario, la acumulación se hará sobre aquel que esté
sometido al tribunal superior".
De lo expuesto se deduce que la acumulación debe pedirse ante el tribunal que ha
de seguir conociendo de los procesos acumulados:
1.-) Si los juicios están pendientes ante tribunales de igual jerarquía, sigue conociendo de los
procesos acumulados el tribunal ante el cual estaba radicado el juicio más antiguo.
2.-) Si los expedientes se encuentran en tribunales de distinta jerarquía, sigue conociendo
de los procesos acumulados el tribunal superior.
a.11) Procedimiento para decretar la acumulación.-
El Art. 99 del CPC dispone que "pedida la acumulación, se concederá un plazo de
tres días a la otra parte para que exponga lo conveniente sobre ella. Pasado este término,
haya o no respuesta, el tribunal resolverá, haciendo traer previamente a la vista todos los
procesos cuya acumulación se solicite, si todos están pendientes ante él. En caso contrario,
podrá pedir que se le remitan los que se sigan ante otros tribunales".
El incidente sobre acumulación de autos se tramita, por lo tanto, en la misma forma
que los incidentes ordinarios, con una pequeña diferencia. El tribunal, antes de resolver,
debe hacer traer a la vista todos los procesos cuya acumulación se solicite, si todos están
pendientes ante él, y está facultado para pedir que se le remitan los que se sigan ante otros
tribunales. En cuanto a los procesos que estén pendientes ante él, la ley impone al juez la
obligación de ordenar que se traigan a la vista; por lo que se refiere a los que se siguen
ante otros tribunales, la ley otorga al juez la facultad de pedir que se le remitan.

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La resolución que falla el incidente sobre acumulación de autos es apelable, pero,


conforme al Art. 100 del CPC, en tal caso la apelación debe concederse en el efecto
devolutivo. Expresa el Art. 100 del CPC: "De las resoluciones que nieguen la acumulación o
den lugar a ella sólo se concederá apelación en el efecto devolutivo".

a.12) Efectos que produce la acumulación de autos.-


Si se da lugar a la acumulación de autos, se producen los efectos que indica el Art.
97 del CPC esto es, se suspende el curso de los juicios que estén más avanzados, hasta que
todos ellos lleguen a un mismo estado. Llegados todos los procesos a un mismo estado, se
siguen tramitando conjuntamente y se fallan por una misma sentencia. Los efectos de la
acumulación de autos se producen desde que se notifica a las partes la resolución que da
lugar a ella, sin necesidad de que se espere que se encuentre firme o ejecutoriada.

a.13) De la acumulación en los juicios de quiebra.


De acuerdo con el Art. 93 del CPC, "habrá también lugar a la acumulación de autos
en los casos de quiebra. De esta acumulación se trata en la Ley de Quiebras".
El Art. 52 del Libro IV del Código de Comercio dispone en su N°4: "La sentencia
definitiva que declare la quiebra, contendrá: ... 4. La orden de acumular al juicio de
quiebra todos las juicios contra el fallido que estuvieren pendientes ante otros tribunales de
cualquiera jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, salvo las excepciones legales".
La acumulación de autos que hemos estudiado en este capítulo y la acumulación en
los casos de quiebra son profundamente diferentes, rigiéndose cada una de estas
instituciones por reglas propias. No nos corresponde, en este momento, estudiar en detalle
la acumulación en los casos de quiebra, por ser ello materia del derecho comercial; tan
sólo nos limitamos a señalar que, entre ambas acumulaciones, hay diferencias importantes.

b.-) Las Cuestiones de Competencia (Artículos 101° a 112° CPC).


b.1) Generalidades.-
El Art. 108 del COT define la competencia, diciendo: "La competencia es la facultad
que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro
de la esfera de sus atribuciones". Opina un autor69 que si se invierte el orden de la
definición, el concepto de competencia queda mucho más claro. El define la
competencia como "la esfera de atribuciones dentro de la cual la ley ha colocado los
negocios de que debe conocer cada juez o tribunal". La facultad de conocer de las
causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo juzgado es lo que constituye
la jurisdicción. Así, expresa el mismo autor, entendemos que la jurisdicción es una facultad y
la competencia una esfera o cuerpo limitado dentro del cual se ejercita esa facultad de
conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, que la ley entrega a los Tribunales de Justicia.
Teniendo los términos jurisdicción y competencia un significado diverso, es necesario
determinar cuándo hay falta de jurisdicción y cuándo hay incompetencia. "Falta de
jurisdicción significa que el pretendido juez no tiene este carácter, no es autoridad judicial,
no tiene la investidura de magistrado, o miembro de un tribunal de justicia, es decir, no
tiene el nombramiento y la transcripción, que son los títulos con que el juez acredita su
facultad de juzgar a nombre del Estado." "Incompetencia, en cambio, significa actuar con
la facultad de juzgar fuera de la órbita de atribuciones."
Por otra parte, los factores que determinan la competencia son la cuantía, la
materia, el fuero y el territorio. La cuantía es, en materia civil, el valor de la cosa disputada;

69 Urrutia Salas, Manuel. Coméntanos al Código Orgánico de Tribunales. 1944. Págs. 141 y siguientes.

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y, en materia penal, la gravedad del delito de que se trata, esto es, si se trata de una falta,
de un simple delito o de un crimen. La materia es la naturaleza del asunto sometido al
conocimiento del tribunal. El fuero dice relación con la calidad de las personas que
intervienen en el juicio. Estos tres elementos determinan la competencia absoluta, esto es,
la clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de un asunto determinado. Ellos
constituyen normas de orden público y son, en consecuencia, irrenunciables.
El cuarto factor que determina la competencia es el territorio dentro del cual cada
tribunal debe ejercer sus funciones. Las reglas referentes al territorio son perfectamente
renunciables; constituyen las normas de la competencia relativa, vale decir, aquellas que
indican el tribunal determinado, dentro de la clase o jerarquía respectiva, que debe
conocer de un asunto determinado. Los litigantes, lo repetimos, pueden renunciar a las
reglas de la competencia relativa y llevar el conocimiento de un asunto, por un acuerdo
expreso o tácito, a un tribunal que no es el que fija la ley en razón del territorio.
Cuando las partes convienen, expresa o tácitamente, en ser juzgadas por un tribunal
diverso de aquel a quien según la ley corresponda el conocimiento del asunto, se dice que
la competencia se ha prorrogado. Para que la competencia pueda ser prorrogada se
requiere la concurrencia de varios requisitos. En primer lugar, los tribunales entre los cuales
ella se verifica deben ser de la misma jerarquía, ordinarios y en primera instancia, como lo
dice el artículo 182 del Código Orgánico de Tribunales. Esta exigencia no es sino una
confirmación de lo que expresábamos anteriormente: sólo son renunciables las reglas de la
competencia relativa, más no las de la competencia absoluta.
Luego, en conformidad al citado artículo 182, la prórroga sólo procede en los
negocios contenciosos civiles. Quedan excluidos, por lo tanto, los asuntos de jurisdicción
voluntaria y los juicios criminales. Esto quiere decir, en otras palabras, que, tratándose de
ellos, todos los elementos que determinan la competencia son irrenunciables, incluso el
territorio. Y, por último, sólo son hábiles para prorrogar la competencia las personas que
según la ley son hábiles para estar en juicio por sí mismas. Por las que no lo son, pueden
prorrogarla sus representantes legales. Así lo dispone el artículo 184 del Código Orgánico de
Tribunales.
La prórroga de la competencia puede ser expresa o tácita. "Se prorroga la
competencia expresamente cuando en el contrato mismo o en un acto posterior han
convenido en ello las partes designando con toda precisión el juez a quien se someten." Es
lo que prescribe el artículo 186 del Código Orgánico de Tribunales. La prórroga tácita hay
que considerarla con relación al demandante y al demandado. El demandante prorroga
tácitamente la competencia por el hecho de ocurrir ante el juez incompetente,
interponiendo su demanda. El demandado, por hacer, después de personado en el juicio,
cualquier gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez. A la prórroga tácita
de la competencia se refiere el artículo 187 del Código Orgánico de Tribunales.
Son éstas, en líneas muy generales, las principales normas que establece el legislador
en lo que se relaciona con la competencia de los Tribunales de Justicia. Pero "no basta fijar
la competencia, sino que es necesario establecer el modo de hacer efectivas las
disposiciones que la reglamentan" (Hugo Alsina. Obra citada. Tomo I. Pág. 649). El Código
de Procedimiento Civil determina la forma de alegar la incompetencia en el Título XI del
Libro I, denominado "De las cuestiones de competencia".
b.2) formas de alegar la incompetencia del tribunal.-
De la incompetencia del tribunal se puede reclamar en dos formas: por inhibitoria y
por declinatoria.
En efecto, de acuerdo con el inciso 1° del artículo 101 del Código de Procedimiento
Civil, "podrán las partes promover cuestiones de competencia por inhibitoria o por
declinatoria".

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La inhibitoria se intenta ante el tribunal a quien se cree competente, pidiéndole que


se dirija al que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le remita los autos.
La declinatoria se propone ante el tribunal a quien se cree incompetente para
conocer de un negocio que le está sometido, indicándole cuál es el que se estima
competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento.
b.3) Los procedimientos para reclamar de la incompetencia son incompatibles.-
La parte que haya optado por uno de los medios que dispone la ley para reclamar
de la incompetencia de un tribunal, no puede después abandonarlo para recurrir al otro.
Tampoco es lícito emplear la inhibitoria y la declinatoria simultánea ni sucesivamente. En
otras palabras, existe una incompatibilidad absoluta entre la inhibitoria y la declinatoria,
como lo señala el artículo 101 del Código de Procedimiento Civil, en su inciso 2.
b.4) De la declinatoria.-
b.4.1) Concepto.-
"La declinatoria se propondrá ante el tribunal a quien se cree incompetente para
conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es él que se estima
competente y pidiéndole se abstenga de dicho conocimiento." En esta forma se refiere la
primera parte del artículo 111 del Código de Procedimiento Civil a la declinatoria.
La ley establece, por lo tanto, que la declinatoria es la forma de reclamar contra la
incompetencia ante el propio tribunal que está conociendo de la causa. En la solicitud
respectiva debe indicarse cuál es el tribunal que se estima competente y debe pedirse al
juez incompetente que se abstenga del conocimiento del negocio respectivo.
b.4.2) Oportunidad para formular la declinatoria.-
Para estudiar la oportunidad en que la declinatoria debe ser formulada, es necesario
distinguir entre la incompetencia absoluta y la incompetencia relativa.
La incompetencia absoluta puede hacerse valer en cualquier momento del juicio, ya
que, tratándose de ella, no es procedente la prórroga de competencia, en conformidad al
artículo 182 del Código Orgánico de Tribunales. Por otra parte, la incompetencia absoluta
es uno de aquellos vicios que anulan el proceso y, revistiendo tal carácter, no es necesario
formularla antes de hacer cualquiera gestión principal en el pleito, con arreglo al inciso 2°
del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil.
La incompetencia relativa, por el contrario, debe hacerse valer antes de realizar
cualquiera gestión en el pleito, ya que, de no precederse así, el demandado prorrogaría
tácitamente la competencia del tribunal, según el N°2 del artículo 187 del Código Orgánico
de Tribunales. Además, si el demandado reclama de la incompetencia relativa del tribunal
después de haber realizado otra gestión en el pleito, debe el tribunal rechazar de oficio la
declinatoria, en conformidad al inciso 2° del referido artículo 84 del Código de
Procedimiento.
b.4.3) Reglas a que se somete la tramitación de la declinatoria.-
El artículo 111 del Código de Procedimiento Civil se refiere a la declinatoria en los
siguientes términos: "La declinatoria se propondrá ante el tribunal a quien se cree
incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el
que se estima competente y pidiéndole se abstenga de dicho conocimiento. Su
tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los incidentes".
La declinatoria se tramita, por lo tanto, como incidente ordinario. Nos remitimos a lo
expresado, respecto de ellos, en su oportunidad.
b.4.4) El incidente de competencia es de previo y especial pronunciamiento.-
El inciso 1° del artículo 112 del Código de Procedimiento Civil expresa: "Mientras se
halle pendiente el incidente de competencia, se suspenderá el curso de la causa principal;
pero el tribunal que esté conociendo de ella podrá librar aquellas providencias que tengan
el carácter de urgentes".

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Sabemos ya lo que se debe entender por incidente de previo y especial


pronunciamiento. Pues bien, el incidente de competencia es uno de ellos. Sin la previa
resolución del incidente de competencia no se puede seguir substanciando la causa
principal. El suspende el curso de ésta y debe tramitarse en la misma pieza de autos.
Pero la regla que hemos dado no es absoluta. La suspensión del curso de la causa no
es total; no se refiere a toda dase de resoluciones. El tribunal que esté conociendo de ella
está facultado para librar aquellas providencias que tengan el carácter de urgentes. La
doctrina y la jurisprudencia han estimado que el incidente sobre medidas precautorias
tiene el carácter de urgente y procede que el tribunal se pronuncie sobre él, a pesar de la
incidencia de competencia que haya pendiente (Fernando Alessandri R., Curso de
Derecho Procesal Reglas Comunes a Todo Procedimiento y Juicio Ordinario. 1940. Pág.
192). (Corte de Apelaciones de Valparaíso. Sentencia 7 de junio de 1913. Gaceta de los
Tribunales de 1913. Tomo IV. Pág. 1353. Sentencia 436. Cita hecha por Santiago Lazo, obra
dada, Pág. 108).
Se ha fallado por nuestros tribunales que "procede acoger el recurso de queja
interpuesto en contra de un arbitro arbitrador al cual se le promovió cuestión de
competencia y que, estando pendiente el incidente, continuó actuando en el proceso"
(Corte Suprema. Sentencia de 17 de octubre de 1932. Revista de Derecho y Jurisprudencia.
Tomo XXX. Sección primera. Pág. 82. Cita hecha por Alberto Stoehrel Maes. Orígenes,
concordancias y jurisprudencia del Código de Procedimiento Civil. 1945. Artículo 112). De
manera que comete falta o abuso subsanable por la vía de la queja, el juez que sigue
conociendo de la causa principal, a pesar de hallarse pendiente un incidente de
competencia.
b.4.5) La resolución que desecha la declinatoria es apelable en el solo efecto devolutivo.-
El inciso 2º del artículo 112 del Código de Procedimiento Civil dispone que la
apelación de la resolución que desecha la declinatoria de jurisdicción (competencia)
debe concederse sólo en el efecto devolutivo. En esa forma, apelada la resolución que
rechaza el incidente de declinatoria, puede el juez de la causa seguir conociendo de la
cuestión principal, ya que, concediéndose la apelación en el solo efecto devolutivo, se
otorga jurisdicción (competencia) al tribunal superior para que conozca del recurso sin que
se suspenda la del inferior para seguir conociendo de la causa.
b.4.6) Efectos de la resolución que acoge la declinatoria.-
En el procedimiento civil, aceptada la declinatoria, todo lo actuado ante el juez
incompetente es nulo. En estas circunstancias, será necesario reiniciar todo el
procedimiento ante el juez competente.
En materia criminal, la regla es diversa (Artículos 69 a 76 del CPP).
b.5) De la Inhibitoria.-
b.5.1) Concepto.-
"La inhibitoria se intentará ante el tribunal a quien se crea competente, pidiéndole
que se dirija al que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le remita los autos."
En esta forma se refiere el inciso 1° del artículo 102 del Código de Procedimiento Civil a la
inhibitoria. De esta disposición legal se desprende, por lo tanto, que la inhibitoria es la forma
de reclamar de la incompetencia ante el tribunal a quien se cree competente. En la
solicitud respectiva debe pedirse al tribunal a quien se cree competente, que se dirija al
que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le remita los autos. Y si el recurrente
pretende acreditar con documentos su derecho, debe acompañarlos a la solicitud de
inhibitoria, o pedir en ella los testimonios correspondientes. Así lo exige el inciso 2° del mismo
artículo.

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b.5.2) Resolución que debe recaer en la solicitud de inhibitoria.-


"Con sólo el mérito de lo que exponga la parte y de los documentos que presente o
que el tribunal de oficio mande agregar, si lo juzga necesario, se accederá a la solicitud o
se negará lugar a ella." Es lo que dispone el artículo 103 del Código de Procedimiento Civil.
"Si el tribunal accede, dirigirá al que esté conociendo del negocio la correspondiente
comunicación, con inserción de la solicitud de la parte y de los demás documentos que
estime necesarios para fundar su competencia." Así lo ordena el artículo 104 del mismo
cuerpo legal.
De manera que la resolución que debe dictar el tribunal, una vez presentada la
solicitud de inhibitoria, podrá ser. "Como se pide", o "No ha lugar". Si accede a la inhibitoria,
debe dirigir un exhorto al tribunal que esté conociendo del negocio, a fin de que éste se
inhiba y le remita los autos. En el exhorto deben insertarse la solicitud de inhibitoria
presentada por la parte y los demás documentos que el tribunal estime necesarios para
fundar su competencia.
Si el tribunal ante quien se presenta la solicitud de inhibitoria niega lugar a ella,
procede entablar el recurso de apelación en contra de la respectiva resolución
denegatoria, como lo expresa el artículo 107 del Código de Procedimiento Civil.
b.5.3) Tramitación ante el tribunal que está conociendo del negocio, una vez que recibe el
exhorto.-
La ley llama tribunal requerido al que está conociendo del negocio; y tribunal
requirente, a aquel ante quien se presenta la solicitud de inhibitoria. Pues bien, una vez que
el tribunal requerido ha recibido la comunicación del requirente, debe oír a la parte que
ante él litigue, y con lo que ella exponga y el mérito que arrojen los documentos que
presente o que el tribunal mande agregar de oficio, accederá a la inhibitoria o negará
lugar a ella. Es la regla que da el artículo 105 del Código de Procedimiento Civil. Por lo
tanto, la primera resolución que debe dictar el tribunal requerido es: "Traslado y autos". Con
la contestación de la parte que ante él litigue y con el mérito de los documentos que ella
presente o que el tribunal mande agregar de oficio, acogerá la inhibitoria o negará lugar a
ella.
La resolución que pronuncia el tribunal requerido accediendo a la inhibición es
apelable, en conformidad al artículo 107 del Código de Procedimiento Civil.
"Si el tribunal requerido accede a la inhibición y esta sentencia queda ejecutoriada,
remitirá los autos al requirente." Así lo ordena el inciso 1° del artículo 106 del mismo cuerpo
legal. De manera que es necesario esperar que la resolución que acoge la inhibitoria
quede ejecutoriada, para que se puedan remitir los autos al requirente.
Sí, por el contrario, el tribunal requerido deniega la inhibitoria, debe ponerse lo
resuelto en conocimiento del otro tribunal, y cada uno, con citación de la parte que litigue
ante él, debe remitir los autos al tribunal a quien corresponda resolver la contienda. Es lo
que establece el inciso 2° del artículo 106 del Código de Procedimiento Civil.
Sabemos que, mientras se halla pendiente el incidente de competencia, se suspende
el curso de la causa principal; pero el tribunal que está conociendo de ella está facultado
para librar aquellas providencias que tengan el carácter de urgentes. Pues bien, conforme
al inciso final del artículo 112 del Código de Procedimiento Civil, la tramitación de la causa
debe continuar después que se ha notificado la resolución dictada por el tribunal requerido
denegando la inhibitoria. Esas gestiones quedarán, sin embargo, sin valor si el tribunal
llamado a resolver la contienda de competencia declara que el que está conociendo del
juicio es incompetente para ello.

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b.5.4) Tribunal a quien corresponde resolver la contienda de competencia.-


Sabemos que si el tribunal requerido deniega la inhibitoria, debe ponerse lo resuelto
en conocimiento del otro tribunal, y cada uno, con citación de la parte que litigue ante él,
debe remitir los asuntos al tribunal a quien corresponda resolver la contienda de
competencia. Se hace necesario determinar, por consiguiente, cuál es el tribunal
competente para resolver la contienda. Se refiere a esta materia el artículo 190 del Código
Orgánico de Tribunales.
Hay que atender, en primer término, a si los tribunales entre los cuales se ha
planteado la contienda de competencia son de igual o de distinta jerarquía. Si son de
distinta jerarquía, debe resolver la contienda de competencia el superior de aquel que
tenga jerarquía más alta.
Si los tribunales son de igual jerarquía, hay que hacer un nuevo distingo. Es preciso
determinar si dependen del mismo superior jerárquico o de distinto superior jerárquico. Si
dependen del mismo superior, debe éste resolver la contienda de competencia.
Si los tribunales son de igual jerarquía, pero dependen de distintos superiores
jerárquicos, debe resolver la contienda el superior jerárquico de aquel que hubiera
prevenido en el conocimiento del negocio, esto es, el superior jerárquico del tribunal
requerido.
Por último, debe tenerse presente que, para estos efectos, los jueces árbitros de
primera, de segunda o de única instancia tienen como superior a la respectiva Corte de
Apelaciones.

B.5.5) Tribunal competente para conocer de las apelaciones interpuestas en contra de las
resoluciones que se dicten en las cuestiones de competencia.-
Sabemos que sólo son apelables la resolución que niega lugar a la solicitud de
inhibitoria a que se refiere el artículo 102 del Código de Procedimiento Civil y la que
pronuncia el tribunal requerido accediendo a la inhibitoria. Artículo 107 Código de
Procedimiento Civil.
El artículo 108 del Código de Procedimiento Civil, determina el tribunal competente
para conocer de las apelaciones que se interpongan en contra de las resoluciones
dictadas en las cuestiones de competencia: "Las apelaciones de que trata el artículo
anterior se llevarán ante el tribunal a quien correspondería conocer de la contienda de
competencia; pero cuando los tribunales dependan de diversos superiores, iguales en
jerarquía, conocerá de la apelación el superior del tribunal que haya dictado la sentencia
apelada".
De manera que el tribunal competente para conocer de la apelación es el mismo a
quien correspondería conocer de la contienda de competencia. Pero esta regla tiene una
excepción. Si los tribunales dependen de diversos superiores, iguales en jerarquía, es
competente para conocer de la apelación el superior del tribunal que haya dictado la
sentencia apelada. Para conocer de la contienda de competencia, en el mismo caso,
según hemos visto, la ley señala al superior jerárquico del tribunal requerido.
El artículo 108 del Código de Procedimiento Civil constituye, en parte, una
modificación a las reglas generales sobre competencia en materia de apelación. Sabemos
que la apelación se interpone para ante el tribunal superior jerárquico del que dictó la
sentencia contra la cual se recurre. Esto se desprende del artículo 110 del Código Orgánico
de Tribunales y del artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, en especial de este
último, que dice: "El recurso de apelación tiene por objeto obtener del tribunal superior
respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del inferior". La regla
general es, lo repetimos, que de la apelación debe conocer el superior jerárquico del
tribunal que dictó la sentencia apelada.

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Si analizamos con detención el artículo 108 del Código de Procedimiento Civil, en


relación con el artículo 190 del Código Orgánico de Tribunales, que ya estudiamos,
llegaremos a la conclusión de que él sólo constituye una excepción a la regla general del
artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, cuando la cuestión de competencia se ha
planteado entre tribunales de distinta jerarquía y siempre que la sentencia apelada haya
sido dictada por el tribunal de más baja jerarquía. En tal caso, es competente para
conocer de la apelación el superior del tribunal de jerarquía más alta, ya que él es el
llamado a resolver una posible contienda de competencia.
En los casos restantes, la regla del artículo 108 del Código de Procedimiento Civil no
hace sino confirmar la del artículo 186 del mismo cuerpo legal. En efecto, si la cuestión de
competencia se ha planteado entre tribunales de distinta jerarquía y la sentencia apelada
ha sido dictada por el tribunal de jerarquía más alta, debe conocer de la apelación el
superior respectivo de este último. Si la cuestión de competencia se ha planteado entre
tribunales de igual jerarquía, dependan ellos del mismo superior o de distintos superiores,
siempre conocerá de la apelación el superior del tribunal que hubiere dictado la resolución
apelada. Así se desprende del artículo 108 del Código de Procedimiento Civil, en relación
con el artículo 190 del Código Orgánico de Tribunales.

b.5.6) Tramitación ante el tribunal llamado a conocer de la apelación o de la contienda de


competencia. Resolución que debe dictar.-
Se refiere a esta materia el artículo 109 del Código de Procedimiento Civil, que dice:
"El superior que conozca de la apelación o que resuelva la contienda de competencia
declarará cuál de los tribunales inferiores es competente o que ninguno de ellos lo es. Para
pronunciar resolución, citará a uno y otro litigante, pudiendo pedir los informes que estime
necesarios, y aun recibir a prueba el incidente. Si los tribunales de cuya competencia se
trata ejercen jurisdicción de diferente clase, se oirá también al ministerio público".

B.5.7) Remisión de los autos al tribunal declarado competente.-


"Expedida la resolución, el mismo tribunal que la dictó remitirá los autos que ante él
obren al tribunal declarado competente, para que éste comience o siga conociendo del
negocio, y comunicará lo resuelto al otro tribunal." Es lo que establece el artículo 110 del
Código de Procedimiento Civil.
Fallada, por lo tanto, la apelación o la contienda de competencia por el tribunal que
indica la ley, debe éste remitir los autos al tribunal declarado competente, para que éste
comience o siga conociendo del negocio. Debe, además, comunicar lo resuelto al otro
tribunal.
El artículo 110 del Código de Procedimiento Civil expresa que deben remitirse los
autos al tribunal declarado competente, para que éste comience o siga conociendo del
negocio. El tribunal declarado competente comenzará a conocer del negocio, cuando
sea el tribunal requirente. En efecto, sabemos que la incompetencia trae como
consecuencia necesaria la nulidad de todo lo obrado ante el tribunal incompetente.
Como es el tribunal requerido el que ha estado conociendo del negocio, al declararse
competente al requirente, todo lo obrado ante aquél adolece de nulidad, por lo cual éste
debe comenzar desde un principio a conocer de todo el juicio.
Por el contrario, el tribunal declarado competente seguirá conociendo del negocio,
cuando sea el tribunal requerido. El tribunal requerido es el que ha estado conociendo del
negocio antes de plantearse la cuestión y, posteriormente, la contienda de competencia.
Sabemos que, mientras se halla pendiente el incidente de competencia, se suspende el
curso de la causa principal. Pues bien, declarado competente el tribunal requerido, no
habrá necesidad de que se comience desde un principio el conocimiento del negocio.

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Bastará con que el tribunal requerido siga conociendo del pleito, que, con arreglo a la ley,
estaba radicado ante el tribunal competente. El tribunal superior, en este caso, no hace
sino confirmar la competencia del tribunal que había iniciado el conocimiento del juicio
que dio origen a la inhibitoria.
Como hemos visto, el legislador ha sido muy exacto al emplear los términos "para que
éste comience o siga conociendo del negocio", refiriéndose en el primer caso a la
resolución que declara competente al tribunal requirente y, en el segundo, a la que
declara competente al requerido.
Además de remitir los autos al tribunal declarado competente, debe el tribunal
superior comunicar lo resuelto al otro tribunal, en conformidad al mismo artículo 110 del
Código de Procedimiento Civil.

c.-) Las Implicancias y Recusaciones.-


c.1) Generalidades.-
Las implicancias y las recusaciones son los medios que concede la ley para impedir
que entre a conocer de un asunto judicial un juez que no tiene la imparcialidad necesaria.
(Fernando Alessandri R., obra citada, pág. 198).
El artículo 194 del Código Orgánico de Tribunales expresa que "los jueces pueden
perder su competencia para conocer determinados negocios por implicancia o por
recusación declaradas, en caso necesario, en virtud de causas legales".
Por su parte, el artículo 195 del COT enumera las causas de implicancia y el Artículo
196 COT, las causas de recusación.
Artículo 195° COT. Son causas de implicancia:
1º. Ser el juez parte en el pleito o tener en él interés personal, salvo lo dispuesto en el
número 18 del artículo siguiente;
2º. Ser el juez consorte o pariente consanguíneo legítimo en cualquiera de los grados
de la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado inclusive, o ser padre o hijo
natural o adoptivo de alguna de las partes o de sus representantes legales;
3º. Ser el juez tutor o curador de alguna de las partes, o ser albacea de alguna
sucesión, o síndico de alguna quiebra, o administrador de algún establecimiento, o
representante de alguna persona jurídica que figure como parte en el juicio;
4º. Ser el juez ascendiente o descendiente legítimo, padre o hijo natural o adoptivo
del abogado de alguna de las partes;
5° Haber sido el juez abogado o apoderado de alguna de las partes en la causa
actualmente sometida a su conocimiento o haber intervenido en ella como mediador.
6º. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos padres o hijos
naturales o adoptivos, causa pendiente en que deba fallar como juez alguna de las partes;
7º. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos
naturales o adoptivos, causa pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez
debe fallar;
8º. Haber el juez manifestado su dictamen sobre la cuestión pendiente con
conocimiento de los antecedentes necesarios para pronunciar sentencia, y
9º. Ser el juez, su consorte, o alguno de sus ascendientes o descendientes legítimos,
padres o hijos naturales o adoptivos, herederos instituido en testamento por alguna de las
partes. Lo dicho en este artículo es sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1324 y en los
incisos tercero y cuarto del artículo 1325 del Código Civil.
Respecto de los jueces con competencia criminal, son causas de implicancia,
además, las siguientes:
1º Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;

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2º Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro


procedimiento seguido contra el mismo imputado, y
3º Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de
garantía en el mismo procedimiento.
Artículo 196 COT. Son causas de recusación:
1º. Ser el juez pariente consanguíneo simplemente ilegítimo en toda la línea recta y en
la colateral hasta el cuarto grado inclusive, o consanguíneo legítimo en la línea colateral
desde el tercero hasta el cuarto grado inclusive, o afín hasta el segundo grado también
inclusive, de alguna de las partes o de sus representantes legales;
2º. Ser el juez ascendiente o descendiente ilegítimo, hermano o cuñado legítimo o
natural del abogado de alguna de las partes;
3º. Tener el juez superior alguno de los parentescos designados en el inciso
precedente o en el número 4º del artículo 195, con el juez inferior que hubiere pronunciado
la sentencia que se trata de confirmar o revocar;
4º. Ser alguna de las partes sirviente, paniaguado o dependiente asalariado del juez,
o viceversa;
5º. Ser el juez deudor o acreedor de alguna de las partes o de su abogado; o serlo su
consorte o alguno de sus ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro del
segundo grado.
Sin embargo, no tendrá aplicación la causal del presente número si una de las partes
fuere alguna de las instituciones de previsión fiscalizadas por la Superintendencia de
Seguridad Social, la Asociación Nacional de Ahorro y Préstamo, o uno de los Servicios de
Vivienda y Urbanización, a menos que estas instituciones u organismos ejerciten
actualmente cualquier acción judicial contra el juez o contra alguna otra de las personas
señaladas o viceversa.
6º. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez
o los parientes colaterales del mismo dentro del segundo grado, causa pendiente que
deba fallar como juez alguna de las partes;
7º. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez
o los parientes colaterales del mismo dentro del segundo grado, causa pendiente en que
se ventile la misma cuestión que el juez deba fallar;
8º. Tener pendientes alguna de las partes pleito civil o criminal con el juez, con su
consorte, o con alguno de sus ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro
del segundo grado. Cuando el pleito haya sido promovido por alguna de las partes,
deberá haberlo sido antes de la instancia en que se intenta la recusación;
9º. Haber el juez declarado como testigo en la cuestión actualmente sometida a su
conocimiento;
10°. Haber el juez manifestado de cualquier modo su dictamen sobre la cuestión
pendiente, siempre que lo hubiere hecho con conocimiento de ella;
11°. Ser alguno de los ascendientes o descendientes ilegítimos del juez o alguno de
sus parientes colaterales dentro del segundo grado, instituido heredero en testamento por
alguna de las partes;
12°. Ser alguna de las partes heredero instituido en testamento por el juez;
13°. Ser el juez socio colectivo, comanditario o de hecho de alguna de las partes,
serlo su consorte o alguno de los ascendientes o descendientes del mismo juez, o alguno de
sus parientes colaterales dentro del segundo grado;
14°. Haber el juez recibido de alguna de las partes un beneficio de importancia, que
haga presumir empeñada su gratitud;
15°. Tener el juez con alguna de las partes amistad que se manifieste por actos de
estrecha familiaridad;

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16°. Tener el juez con alguna de las partes enemistad, odio o resentimiento que haga
presumir que no se halla revestido de la debida imparcialidad;
17°. Haber el juez recibido, después de comenzado el pleito, dádivas o servicios de
alguna de las partes, cualquiera que sea su valor o importancia, y
18°. Ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez sea
accionista. No obstante lo dispuesto en el inciso precedente, no constituirá causal de
recusación la circunstancia de que una de las partes fuere una sociedad anónima abierta.
Lo prevenido en el inciso anterior no regirá cuando concurra la causal señalada en el
Nº 8 de este artículo. Tampoco regirá cuando el juez, por sí solo o en conjunto con alguna
de las personas indicadas en el numerando octavo, fuere dueño de más del diez por ciento
del capital social. En estos dos casos existirá causal de recusación.
Entre las implicancias y las recusaciones existen diferencias de importancia, que
conviene anotar.
La primera y la más importante es la siguiente: las causales de implicancia son
irrenunciables; son verdaderas prohibiciones que establece la ley, en virtud de las cuales los
jueces están inhabilitados para conocer de determinados asuntos, sin que la parte
afectada pueda desestimarlas. Las recusaciones, en cambio, son perfectamente
renunciables, como lo dice el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil: "Producida
alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales
respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la
inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación".
Otra diferencia consiste en que los tribunales competentes para conocer de las
implicancias y de las recusaciones no son los mismos. Más adelante nos referiremos a esta
materia.
Por otra parte, de acuerdo con lo dispuesto por el N°7 del artículo 224 del Código
Penal, cometen delito los jueces cuando con manifiesta implicancia, que les sea conocida
y sin haberla hecho saber previamente a las partes, fallaren en causa criminal o civil. No
cometen delito alguno los jueces que fallaren una causa civil o criminal, afectándoles una
causa de recusación.
Por último, existen diferencias entre las implicancias y las recusaciones para los
efectos de la procedencia del recurso de casación en la forma. En efecto, el recurso de
casación en la forma procede cuando la sentencia ha sido pronunciada por un juez, o con
la concurrencia de un juez legalmente implicado, o cuya recusación esté pendiente o
haya sido declarada por tribunal competente. Es lo que dispone el N°2 del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil. Para que las implicancias puedan hacerse valer como
causales del recurso de casación en la forma, basta que el juez esté legalmente implicado
al dictar la sentencia, es decir, que le afecte una de ellas. En cambio, tratándose de una
recusación, es necesario que ella haya sido declarada o esté pendiente para que exista la
causal. Y la causal de recusación pendiente se presenta cuando la sentencia ha sido
dictada por un juez contra el cual se ha promovido un incidente de recusación y cuya
competencia ha quedado suspendida por habérsele comunicado que la causal de
recusación alegada ha sido aceptada. (Alejandro Espinosa Solís de Ovando, De los
recursos procesales en el Código de Procedimiento Civil, pág. 100).
c.2) De la inhabilitación de los abogados integrantes.-
Se ocupa de esta materia el artículo 198 del Código Orgánico de Tribunales.
Artículo 198 COT. “Además de las causales de implicancia o recusación de los jueces,
que serán aplicables a los abogados llamados a integrar la Corte Suprema o las Cortes de

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Apelaciones, será causal de recusación respecto de ellos la circunstancia de patrocinar


negocios en que se ventile la misma cuestión que debe resolver el tribunal.
Los abogados o procuradores de las partes podrán, por medio del relator de la
causa, recusar sin expresión de causa a uno de los abogados de la lista, no pudiendo
ejercer este derecho sino respecto de dos miembros aunque sea mayor el número de
partes litigantes. Esta recusación deberá hacerse antes de comenzar la audiencia en que
va a verse la causa, cuando se trate de abogados que hayan figurado en el acta de
instalación del respectivo tribunal, o en el momento de la notificación a que se refiere el
artículo 166 del Código de Procedimiento Civil en los demás casos.
Para recusar a un abogado integrante de la Corte Suprema deberá pagarse en
estampillas un impuesto, al igual para recusar a un abogado integrante de la Corte de
Apelaciones”.
c.3) De la inhabilitación de los auxiliares de la administración de justicia.-
Los auxiliares de la administración de justicia pueden ser inhabilitados para ejercer sus
respectivos cargos, cuando les afecta alguna causal de implicancia o recusación. El
párrafo 4º del Título XII del Código Orgánico de Tribunales trata de las implicancias y
recusaciones de los auxiliares de la administración de justicia. La inhabilitación de los
oficiales del ministerio público está tratada en los artículos 483 y 484; la de los defensores
públicos, en los artículos 485 y 486; y la de los relatores, secretarios y receptores, en los
artículos 487, 488 y 489 del Código Orgánico de Tribunales.
Por último, debe tenerse presente que los peritos también pueden ser inhabilitados
cuando les afecte alguna de las causales de implicancia o recusación determinadas para
los jueces, en cuanto sean aplicables a aquéllos. Dice al efecto el inciso 2º del artículo 113
del Código de Procedimiento Civil: "Para inhabilitar a los peritos, la parte a quien pueda
perjudicar su intervención, deberá expresar y probar alguna de las causas de implicancia o
recusación determinadas para los jueces, en cuanto sean aplicables a aquéllos".
c.4) Obligación que pesa sobre los jueces y sobre los auxiliares de la administración de
justicia, cuando se encuentran comprendidos en alguna causal de implicancia o
recusación.-
El artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales preceptúa: "Los jueces que se
consideren comprendidos en alguna de las causas legales de implicancia o recusación,
deberán, tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en el proceso,
declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo se haga esta
declaración por el tribunal de que formen parte.
No obstante, se necesitará de solicitud previa para declarar la inhabilidad de los
jueces de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones, fundada en cualquiera de las
causales de recusación y la de los demás jueces producida por el hecho de ser parte o
tener interés en el pleito una sociedad anónima de que éstos sean accionistas, sin perjuicio
en uno y otro caso de que se haga constar en el proceso la existencia de la causal".
De acuerdo con este artículo, todos los jueces, sean tribunales unipersonales o
colegiados, tienen la obligación de hacer constar en el proceso que se encuentran
comprendidos en una causal legal de implicancia o recusación.
Los jueces de tribunales unipersonales tienen siempre la obligación de declararse
inhabilitados para continuar funcionando cuando les afectare una causal de implicancia o
recusación, salvo en el caso de que la causal de recusación estuviere constituida por el
hecho de ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez sea
accionista.
Los jueces de tribunales colegiados, en cambio, sólo tienen la obligación de pedir al
tribunal de que forman parte que los declare inhabilitados, cuando se encuentran
comprendidos en alguna causal legal de implicancia.

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A los auxiliares de la administración de justicia se refiere el artículo 490 del Código


Orgánico de Tribunales en los siguientes términos: "Regirá para los auxiliares de la
administración de justicia lo dispuesto en el inciso 1º del artículo 199.
No obstante, se necesitará de solicitud previa para declarar la inhabilidad de
cualquier funcionario auxiliar, producida por el hecho de ser parte o tener interés en el
pleito una sociedad anónima de que aquél sea accionista, sin perjuicio de que dicho
funcionario haga constar en el proceso la existencia de la causal".
En otras palabras, en lo que a esta materia se refiere, los auxiliares de la
administración de justicia se rigen por las mismas normas que los jueces de tribunales
unipersonales.
c.5) Solicitud de las partes para obtener que se declare la inhabilidad de los jueces y de los
funcionarios auxiliares de la administración de justicia.-
Si los jueces o los auxiliares de la administración de justicia no cumplen con la
obligación que les impone la ley de declararse de oficio inhabilitados o de pedir al tribunal
de que forman parte que haga tal declaración, o si no tienen tal obligación por tratarse de
uno de los casos de excepción que hemos visto anteriormente, deben las partes hacer
valer la implicancia o recusación ante el tribunal competente.
Según el artículo 200 del Código Orgánico de Tribunales, "la implicancia de los jueces
puede y debe ser declarada de oficio o a petición de parte". Y agrega el inciso 2° de la
misma disposición: "La recusación sólo podrá entablarse por la parte a quien, según la
presunción de la ley, puede perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez". Y
"en los casos en que todas las partes litigantes pudieren alegar una misma causa de
recusación contra el juez, será éste recusable por cualquiera de ellas". Es lo que dispone el
artículo 201 del Código Orgánico de Tribunales.
c.6) Tribunal competente para conocer de las implicancias y recusaciones.-
En conformidad al artículo 202 del Código Orgánico de Tribunales, "de la implicancia
de jueces que sirven en tribunales unipersonales, conocerán ellos mismos".
"De la implicancia de jueces que sirven en tribunales colegiados conocerá el tribunal mismo
con exclusión del miembro o miembros de cuya implicancia se trata", según expresa la
regla que da el artículo 203 del mismo cuerpo legal.
El artículo 204 del Código Orgánico de Tribunales determina el tribunal competente
para conocer de las recusaciones. Dice: "De la recusación de un juez de letras, conocerá la
Corte de Apelaciones. De la de uno o más miembros de la Corte de Apelaciones conocerá
la Corte Suprema. De la de uno o más miembros de la Corte Suprema conocerá la Corte
de Apelaciones de Santiago. De la de un juez arbitro, conocerá el juez ordinario del lugar
donde se sigue el juicio".
Por último, el artículo 491 del Código Orgánico de Tribunales se refiere a la
competencia para conocer de las implicancias y recusaciones de los auxiliares de la
administración de justicia. Dispone: "La implicancia y la recusación de los auxiliares de la
Administración de Justicia se reclamarán ante el tribunal que conozca del negocio en que
aquellos deban intervenir, y se admitirán sin más trámite cuando no necesiten fundarse en
causa legal".
c.6) De la recusación amistosa.-
Antes de pedir la recusación de un juez al tribunal que deba conocer de ella, puede
el recusante ocurrir al mismo recusado, si funciona solo, o al tribunal de que forma parte,
exponiéndole la causa en que la recusación se funda y pidiéndole la declare sin más
trámite. Es la llamada recusación amistosa, que se hace valer ante el propio afectado por
la causal, si sirve en tribunal unipersonal, o ante el tribunal de que forma parte, si se trata de
uno colegiado. Se refiere a ella el artículo 124 del Código de Procedimiento Civil.

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En conformidad al inciso 2º de esta misma disposición legal, si esta recusación


amistosa es rechazada, puede, sin embargo, deducirse la recusación ante el tribunal
correspondiente.
c.7) Oportunidad para formular el incidente de implicancia o recusación.-
Contempla esta materia el artículo 114 del Código de Procedimiento Civil en los
siguientes términos: "La declaración de implicancia o de recusación cuando haya de
fundarse en causa legal, deberá pedirse antes de toda gestión que ataña al fondo del
negocio, o antes de que comience a actuar la persona contra quien se dirige, siempre que
la causa alegada exista ya y sea conocida de la parte. Si la causa es posterior o no ha
llegado a conocimiento de la parte, deberá proponerla tan pronto como tenga noticia de
ella. No justificándose esta última circunstancia, será desechada la solicitud, a menos que
se trate de una implicancia. En este caso, podrá el tribunal imponer a la parte que
maliciosamente haya retardado el reclamo de la implicancia una multa que no exceda de
un sueldo vital".
c.8) Requisitos de la solicitud de implicancia o de recusación. Boleta de consignación.-
En la solicitud de implicancia o de recusación debe expresarse, en primer lugar, la
causa legal en que se apoya, a menos que, de acuerdo con el Código Orgánico de
Tribunales, no necesite fundarse en causa legal, como en el caso de la inhabilidad de los
receptores y de los funcionarios llamados a subrogarlos.
En segundo lugar, deben indicarse los hechos en que se funda la causal.
En tercer lugar, deben acompañarse u ofrecerse presentar las pruebas necesarias.
Y, por último, debe hacerse la petición para que se declare la inhabilidad del juez o
funcionario auxiliar respectivo. Estos requisitos están establecidos en los artículos 115, 116 y
117 del Código de Procedimiento Civil.
Fuera de los requisitos anteriores, debe acompañarse a la solicitud una boleta de
consignación en arcas fiscales, para responder a la multa que debe imponerse al litigante
cuando se desecha la implicancia o recusación. Con relación a esta boleta el artículo 118
del Código de Procedimiento Civil dice: "Cuando deba expresarse causa, no se dará curso
a la solicitud de implicancia o de recusación de los funcionarios que a continuación se
mencionan, a menos que el ocurrente haya sido declarado pobre, si no se acompaña
testimonio de haber efectuado un depósito en la cuenta corriente del tribunal que deba
conocer de la implicancia o recusación, de las cantidades que en seguida se expresan,
para responder a la multa de que habla el artículo 122. En la implicancia o recusación del
Presidente, Ministro o Fiscal de la Corte Suprema, una unidad tributaria mensual. En la del
Presidente, Ministros o Fiscales de una Corte de Apelaciones, media unidad tributaria
mensual. En la de un juez letrado o de un subrogante legal, juez arbitro, defensor público,
relator, perito, secretario o receptor, un cuarto de unidad tributaria mensual. La
consignación ordenada en este artículo se elevará al doble cuando se trate de la segunda
solicitud de inhabilitación deducida por la misma parte, al triple en la tercera y así
sucesivamente".
c.9) Implicancia o recusación que deban surtir efecto en diversos juicios de las mismas
partes.-
"La recusación y la implicancia que deban surtir efecto en diversos juicios de las
mismas partes, podrán hacerse valer en una sola gestión." Así lo dispone el artículo 127 del
Código de Procedimiento Civil.

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c.10) Renovación de la implicancia o recusación deducida por uno de varios demandantes


o por uno de varios demandados.-
"Cuando sean varios los demandantes o los demandados, la implicancia o
recusación deducida por alguno de ellos, no podrá renovarse por los otros, a menos de
fundarse en alguna causa personal del recusante." Es la horma que da el artículo 128 del
Código de Procedimiento Civil.
c.11) Resolución judicial que debe recaer en la solicitud de implicancia o recusación.-
Una vez que la solicitud de implicancia o recusación ha sido presentada al tribunal
competente para conocer de ella, no puede éste proveerla por la simple indicación de la
suma, sino que debe hacer un detallado estudio de la misma. Este estudio debe
concretarse a lo siguiente: a) determinar si la causal de implicancia o recusación alegada
es legal; b) establecer si los hechos en que se funda la constituyen o no; y c) ver si acaso
esos hechos están debidamente especificados.
"Si la causa alegada no es legal, o no la constituyen los hechos en que se funda, o si
éstos no se especifican debidamente, el tribunal desechará desde luego la solicitud." Es lo
que establece el inciso 1° del artículo 119 del Código de Procedimiento Civil. En otras
palabras, si la solicitud deja de cumplir cualquiera de los tres requisitos enumerados
precedentemente, debe el tribunal desecharla desde luego.
En cambio, si la causa alegada es de las legales, si la constituyen los hechos en que
se funda y si éstos se especifican debidamente, debe el tribunal declarar bastante la
causal, o, en otras palabras, debe admitir a tramitación la solicitud de implicancia o
recusación.
Declarada bastante la causal, puede el tribunal seguir dos caminos. Si los hechos en
que se funda la causal constan al tribunal o resultan de los antecedentes acompañados o
que el mismo tribunal mande agregar, debe declararse, sin más trámites, la implicancia o
recusación. Por el contrario, cuando no consta al tribunal o no aparece de manifiesto la
causal alegada, debe precederse en conformidad a las reglas generales de los incidentes,
que ya hemos estudiado, formándose cuaderno separado. La resolución respectiva, en
este caso, será: "Se declara bastante la causal alegada. Traslado y autos. Fórmese
cuaderno separado". Son éstas las reglas que contiene el Código de Procedimiento Civil en
su artículo 119.
Pero si la implicancia o la recusación no necesitan fundarse en causa legal, deben
admitirse sin más trámite, prescindiendo de las reglas que hemos dado anteriormente. Así lo
dispone el artículo 117 del Código de Procedimiento Civil: "La implicancia y la recusación
de los funcionarios subalternos se reclamarán ante el tribunal que conozca del negocio en
que aquéllos deban intervenir, y se admitirán sin más trámite cuando no necesiten fundarse
en causa legal".
c.12) Comunicación al funcionario judicial cuya implicancia o recusación se ha pedido,
una vez aceptada como bastante la causal.-
"Una vez aceptada como bastante la causal de inhabilitación, o declarada ésta con
arreglo al inciso 2° del artículo anterior, se pondrá dicha declaración en conocimiento del
funcionario cuya implicancia o recusación se haya pedido, para que se abstenga de
intervenir en el asunto de que se trata mientras no se resuelva el incidente." Esto lo
establece el artículo 120 del Código de Procedimiento Civil, o sea, expedida la resolución
en virtud de la cual se declara bastante la causal alegada, debe ella ponerse en
conocimiento del funcionario cuya inhabilidad se haya pedido, a fin de que se abstenga
de intervenir en el asunto de que se trata. Ya hemos visto que esta comunicación tiene
importancia para los efectos de la procedencia del recurso de casación en la forma del N°
2° del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.

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En efecto, la causal de recusación pendiente se presenta cuando la sentencia ha


sido dictada por un juez contra el cual se ha promovido un incidente de recusación y cuya
competencia ha quedado suspendida por habérsele comunicado que la causal de
recusación alegada ha sido aceptada como bastante.
c.13) De la subrogación del funcionario inhabilitado. Juez que debe fallar el negocio
principal.-
"Si la inhabilitación se refiere a un juez de tribunal unipersonal, el que deba subrogarle
conforme a la ley continuará conociendo de todos los trámites anteriores a la citación para
sentencia, y en este estado se suspenderá el curso del juicio hasta que se declare si ha o no
lugar a la inhabilitación. " Es lo que dispone el inciso 1° del artículo 121 del Código de
Procedimiento Civil. En otras palabras, si se trata de tribunal unipersonal, debe el
subrogante legal seguir conociendo de la causa, hasta que ésta llegue al trámite de
citación para sentencia. En este estado las cosas, debe suspenderse el curso de la causa,
hasta que se resuelva el incidente sobre implicancia o recusación. Si se declara que no hay
lugar a la inhabilitación, debe fallar la causa el juez en propiedad. Por el contrario, si se
acoge la implicancia o la recusación, debe fallarla el juez subrogante. “Si la inhabilitación
se pide para un juez de tribunal colegiado, debe continuar funcionando el mismo tribunal,
constituido legalmente, con exclusión del miembro o miembros que se intente inhabilitar, y
debe suspenderse el juicio como en el caso visto anteriormente”. Lo ordena así el inciso 2°
del mismo artículo 121 del Código de Procedimiento Civil. "Cuando se trate de otros
funcionarios, serán reemplazados, mientras dure el incidente, por los que deban subrogarlos
según la ley; y si se rechaza la inhibición, el que la haya solicitado pagará al funcionario
subrogado los derechos correspondientes a las actuaciones practicadas por el subrogante,
sin perjuicio de que éste también los perciba." Es la regla del inciso 3° del artículo 121 del
Código de Procedimiento Civil.
c.14) Del rechazo de la implicancia o recusación. Condenación en costas. Imposición de
multa. Fijación de plazo para interponer nuevas recusaciones al litigante a quien se le han
rechazado dos o más.-
En lo tocante a esta materia el artículo 122 del Código de Procedimiento Civil
expresa: "Si la implicancia o la recusación es desechada, se condenará en las costas al que
la haya reclamado, y se le impondrá una multa que no baje de la mitad ni exceda del
doble de la suma consignada en conformidad al artículo 118. Esta multa se elevará al
doble cuando se trate de la segunda solicitud de inhabilitación deducida por la misma
parte, al triple en la tercera y así sucesivamente. El tribunal fijará la cuantía de la multa,
tornando en cuenta la categoría del funcionario contra quien se haya reclamado, la
importancia del juicio, la fortuna del litigante y la circunstancia de haberse procedido o no
con malicia.
Sin perjuicio de lo dispuesto en los incisos precedentes, podrán los tribunales, a
petición de parte o de oficio, después de haberse rechazado en la causa dos o más
recusaciones interpuestas por un mismo litigante, fijar a éste y compartes un plazo
razonable para que dentro de él deduzcan todas las que conceptúen procedentes a su
derecho, bajo apercibimiento de no ser oídos después respecto de aquellas causales que
se funden en hechos o circunstancias que hayan acaecido con anterioridad al decreto
que fija dicho plazo. Las recusaciones que se interpongan por causas sobrevinientes a la
fecha de este decreto serán admitidas previa consignación de la multa, y, en caso de ser
desestimadas, pueden también las Cortes imponer al recurrente, a más de la multa
establecida, otra que no deberá exceder de un sueldo vital por cada instancia de
recusación".

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Resumiendo, podemos decir entonces que si la solicitud de inhabilidad es


desechada, debe condenarse en costas al que haya hecho el reclamo y debe
imponérsele una multa en los términos del artículo 122 del Código de Procedimiento Civil.
Además, si se han rechazado en la causa dos o más recusaciones interpuestas por un
mismo litigante, puede fijarse a éste y compartes un plazo para que, dentro de él,
deduzcan todas las que conceptúen procedentes a su derecho, bajo apercibimiento de
no ser oídos después respecto de aquellas causales que se funden en hechos o
circunstancias que hayan acaecido con anterioridad al decreto que fija dicho plazo.
c.15) Abandono del incidente sobre inhabilitación.-
"Paralizado el incidente de implicancia o de recusación por más de diez días, sin que
la parte que lo haya promovido haga gestiones conducentes para ponerlo en estado de
que sea resuelto, el tribunal lo declarará de oficio abandonado, con citación del
recusante." Es lo que dispone el artículo 123 del Código de Procedimiento Civil.
c.16) Las sentencias que se dictan en los incidentes sobre implicancia o recusación son
inapelables. Excepciones.-
Se refieren a esta materia los artículos 126 del Código de Procedimiento Civil y 205 del
Código Orgánico de Tribunales. En conformidad a ellos, se puede establecer la siguiente
regla general: "Las sentencias que se dicten en los incidentes sobre implicancia o
recusación son inapelables". Pero esta regla tiene excepciones que los mismos preceptos
citados prevén. Son apelables: a) la sentencia que pronuncie el juez de tribunal unipersonal
desechando la implicancia deducida ante él; b) la sentencia que acepta la recusación
amistosa de que habla el artículo 124 del Código de Procedimiento Civil; y c) la sentencia
en que el tribunal se declara inhabilitado de oficio por alguna causal de recusación.
De las apelaciones deducidas en los casos de excepción señalados debe conocer el
tribunal a quien corresponde o correspondería la segunda instancia del negocio en que la
implicancia o recusación inciden, como lo preceptúa el inciso 2° del artículo 205 del
Código Orgánico de Tribunales.
En el caso de un juez arbitro, se entiende, para estos efectos, como tribunal de
alzada la Corte de Apelaciones respectiva. Así lo dice el inciso 3° del mismo artículo.
c.17) Transcripción al juez o tribunal de toda sentencia sobre implicancia o recusación.-
Por último, el artículo 126 del Código de Procedimiento Civil dispone, en su inciso final,
que "toda sentencia sobre implicancia o recusación será transcrita de oficio al juez o
tribunal a quien afecte".

d.-) Privilegio de Pobreza.-


d.1) Concepto. Beneficios que otorga.-
El privilegio de pobreza puede ser definido como "el beneficio en virtud del cual
ciertas personas tienen derecho a en papel simple a ser servidas gratuitamente por los
funcionarios y abogados encargados de defender a los pobres” (Fernando Alessandri R.,
obra citada, pág. 208).
El privilegio de pobreza otorga diversos beneficios, que conviene recordar. Están
indicados en el artículo 591 del Código Orgánico de Tribunales.
En primer lugar, los que lo obtuvieren pueden usar papel simple en sus solicitudes y
actuaciones. (La referencia al papel simple tiene sólo un valor histórico por la desaparición
de la obligatoriedad de uso de papel sellado).
Tienen derecho también para ser servidos gratuitamente por los funcionarios del
orden judicial y por los abogados, procuradores y oficiales subalternos designados para
prestar servicios a los litigantes pobres.
Salvo que la ley expresamente ordene otra cosa, quedan también exentos del pago
de las multas establecidas para los litigantes; pero si procedieren con notoria malicia,

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puede el tribunal imponerles la multa correspondiente, conmutable en arresto de un día


por cada vigésimo de suélelo vital.
d.2) Pago de los honorarios y derechos causados, cuando el litigante pobre obtiene en el
juicio.-
Si el litigante pobre obtiene en el juicio, está obligado a destinar una décima parte
del valor líquido que resultare a su favor para el pago de los honorarios y derechos
causados, distribuyéndose esta suma a prorrata entre todos los interesados, si no alcanzan
a ser cubiertos íntegramente de lo que se les adeuda. Así lo previene el artículo 594 del
Código Orgánico de Tribunales.
d.3) El privilegio de pobreza debe ser declarado por sentencia judicial. Casos en que se
concede por el solo ministerio de la ley.-
De acuerdo con el artículo 591 del Código Orgánico de Tribunales, "el privilegio de
pobreza, salvo los casos en que se conceda por el solo ministerio de la ley, será declarado
por sentencia judicial".
La regla general es entonces que no se puede gozar del privilegio de pobreza
mientras no exista una sentencia judicial que lo declare.
Veamos ahora los casos excepcionales en que el privilegio de pobreza se concede
por el solo ministerio de la ley. En conformidad al artículo 600 del Código Orgánico de
Tribunales, las personas patrocinadas por alguna de las entidades públicas o privadas
destinadas a prestar asistencia, jurídica y judicial gratuita, gozarán por el solo ministerio de
la ley de los beneficios establecidos en los incisos 2° y 3° del artículo 591. Este patrocinio se
acreditará con un certificado otorgado por el representante de la respectiva entidad. En
los asuntos y gestiones que patrocinan dichas entidades, los procuradores del número y
receptores de turno y los notarios y demás funcionarios del orden judicial o administrativo,
deben prestar sus servicios gratuitamente.
d.4) Liberación del pago de derechos a las partes, en las causas que se tramiten en papel
simple.-
"Sin perjuicio del privilegio de pobreza, podrán los jueces, en las causas que se
tramiten en papel simple, liberar del pago de derechos a las partes que lo soliciten con
fundamento plausible. Para este efecto los jueces que conozcan de dichas causas
designarán mensualmente y por orden de antigüedad un receptor de turno entre los que
funcionen al servicio del tribunal." Es lo que prescribe el artículo 601 del Código Orgánico de
Tribunales.
d.5) Tribunal competente para conocer del privilegio de pobreza. Oportunidad en que
debe solicitarse.-
El privilegio de pobreza puede solicitarse en cualquier estado del juicio y aún antes
de su iniciación. Debe siempre pedirse al tribunal a quien corresponda conocer en única y
primera instancia del asunto en que haya de tener efecto. Puede tramitarse en una sola
gestión para varias causas determinadas y entre las mismas partes, si el conocimiento de
todas corresponde al mismo tribunal en primera instancia. Todo esto conforme a lo
dispuesto en el artículo 130 del Código de Procedimiento Civil.
d.6) Papel que debe usarse en las gestiones para obtener privilegio de pobreza. Derechos
que se causen durante su tramitación.-
El artículo 129 del Código de Procedimiento Civil expresa: "En las gestiones para
obtener privilegio de pobreza se usará el papel que corresponda; pero los derechos que se
causen sólo podrán reclamarse en caso de que no se dé lugar a la solicitud”.
d.7) Del escrito en que se solicita el privilegio de pobreza.-
En el escrito en que se solicita el privilegio de pobreza deben indicarse los motivos en
que se funda. Deberá, además, ofrecerse información para acreditar los expresados
fundamentos, según lo exige el artículo 131 del Código de Procedimiento Civil.

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d.8) Resolución que debe recaer en la solicitud. Tramitación posterior.-


Presentada la solicitud al tribunal competente, debe éste ordenar que se rinda la
información ofrecida con el objeto de acreditar los fundamentos del privilegio de pobreza,
con citación de la parte contra quien se litigue o haya de litigarse. Ordenará, además, que
se forme cuaderno separado.
La resolución respectiva será por lo tanto "Ríndase la información ofrecida, con
citación. Fórmese cuaderno separado".
Con arreglo al artículo 132 del Código de Procedimiento Civil, si la parte citada no se
opone dentro del tercero día a la concesión del privilegio, debe rendirse la información y
debe resolverse con el mérito de ella y de los demás antecedentes acompañados o que el
tribunal mande agregar. Por el contrario, si hay oposición, debe tramitarse el incidente en
conformidad a las reglas generales que ya hemos visto.
d.9) Apelación de la sentencia que acepta el privilegio de pobreza.-
El inciso final del artículo 132 del Código de Procedimiento Civil señala que "la
apelación de la sentencia que acepte el privilegio de pobreza se concederá sólo en el
efecto devolutivo".
d.10) Necesidad de oír a los funcionarios a quienes pueda afectar la concesión del
privilegio de pobreza.-
El artículo 133 del Código de Procedimiento Civil expresa que "en la gestión de
privilegio de pobreza serán oídos los funcionarios judiciales a quienes pueda afectar su
concesión, si se presentan oponiéndose antes de que el incidente se resuelva. Cuando
sean varios los que deduzcan la oposición, litigarán por una cuerda en los trámites
posteriores a la presentación".
d.11) Pobreza necesaria para obtener el privilegio. Puntos materia de la información o de la
prueba en su caso. Presunción legal de pobreza.-
Para poder obtener el privilegio de pobreza no es necesario ser pobre de
solemnidad. La ley acuerda este beneficio a las personas que no están en situación
económica de soportar los gastos de una tramitación judicial, atendido su presupuesto
particular. Así, podrá solicitar el privilegio de pobreza un empleado cuyo sueldo le alcanza
justamente para subvenir a sus necesidades.
Es por eso que deben ser materia de la información, o de la prueba en su caso, las
circunstancias invocadas por el que pide el privilegio, y además la fortuna del solicitante, su
profesión o industria, sus rentas, sus deudas, las cargas personales o de familia que le
graven, sus aptitudes intelectuales y físicas para ganar la subsistencia, sus gastos necesarios
o de lujo, las comodidades de que goce y cualesquiera otras que el tribunal juzgue
conveniente averiguar para formar juicio sobre los fundamentos del privilegio. Es lo que
establece el artículo 134 del Código de Procedimiento Civil.
Pero, con sujeción a los artículos 593 del Código Orgánico de Tribunales y 135 del
Código de Procedimiento Civil, "se estimará como presunción legal de pobreza la
circunstancia de encontrarse preso el que solicita el privilegio, sea por sentencia
condenatoria, sea durante la substanciación del juicio criminal".
d.12) La concesión o denegación del privilegio de pobreza no son de efectos
permanentes.-
El privilegio de pobreza podrá dejarse sin efecto después de otorgado, siempre que
se justifiquen circunstancias que habrían bastado para denegarlo. Puede también
otorgarse el privilegio después de rechazado si se prueba un cambio de fortuna o de
circunstancias que autoricen esta concesión. Así lo dice el artículo 136 del Código de
Procedimiento Civil.
d.13) Representación judicial del litigante a quien se ha otorgado el privilegio de pobreza.-

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"Cuando el litigante declarado pobre no gestione personalmente ni tenga en el


proceso mandatario constituido en forma legal, entrará a representarlo el procurador de
pobres, sin que sea necesario mandato expreso”. Lo dispone así el artículo 137 del Código
de Procedimiento Civil.
Y nuestra jurisprudencia ha dicho basada en este artículo que "no puede declararse
la deserción de un recurso en rebeldía de un apelante que gozare de privilegio de
pobreza, porque los tribunales tienen su tuición y deben proveer de oficio a los menesteres
de su defensa". (Corte Suprema, sentencia de 11 de septiembre de 1908, Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo V, sección primera, pág. 459. Cita hecha por Santiago
Lazo, obra citada, pág. 202).

e.-) Las Costas.-


e.1) Concepto.-
El principio de gratuidad de la administración de justicia no tiene más alcance que el
de poner a cargo del estado la retribución de los magistrados y demás funcionarios del
orden judicial que gozan de sueldo.
Son las partes las que deben pagar los gastos del proceso y ello es lógico, ya que de
otra manera los juicio se multiplicarían indefinidamente por la ausencia de todo riesgo y se
impondrían a la colectividad las consecuencias de un hecho imputable exclusivamente a
los litigantes (Hugo Alsina).
Las costas pueden ser definidas, en consecuencia, como los gastos que se originan
durante una tramitación judicial y que son una consecuencia directa de ella.
Se excluyen del concepto de costas las indemnizaciones debidas por los perjuicios
derivados de la iniciación del juicio, las que se rigen por las disposiciones del Código Civil.
Por otra parte, los gastos que no están determinados por la exigencia inmediata de la
tramitación, no entran en el concepto de costas; o, en otros términos, sólo están formadas
por los gastos que necesariamente ha debido efectuar el vencedor para hacer triunfar su
derecho (Hugo Alsina).
e.2) Obligación de pagar las costas.-
Todo litigante está obligado a pagar a los oficiales de la administración de justicia los
derechos que los aranceles judiciales señalen para los servicios prestados en el proceso.
Cada parte pagará los derechos correspondientes a las diligencias que haya solicitado, y
todas por cuotas iguales los de las diligencias comunes, sin perjuicio del reembolso a que
haya lugar cuando por la ley o por resolución de los tribunales corresponda a otras
personas hacer el pago. Artículo 25° CPC.
e.3) En qué momento debe hacerse el pago.-
Los derechos de cada diligencia se pagarán tan pronto como ésta se evacue; pero
la falta de pago no podrá entorpecer en ningún caso la marcha del juicio. Artículo 26 CPC.
e.4) Responsabilidad de los colitigantes en cuanto al pago de los derechos por los servicios
prestados en juicio.-
Cuando litiguen varias personas conjuntamente, cada una de ellas responderá
solidariamente del pago de los derechos que a todas afecten en conformidad a los
artículos anteriores, sin perjuicio de que las demás reembolsen a la que haya pagado la
cuota que les corresponda, a prorrata de su interés en el juicio. Artículo 27 CPC.
e.5) Responsabilidad de los procuradores judiciales en cuanto al pago de las costas.-
Los procuradores judiciales responderán personalmente del pago de las costas
procesales generadas durante el ejercicio de sus funciones, que sean de cargo de sus
mandantes, sin perjuicio de la responsabilidad de éstos. Artículo 28 CPC.
e.6) De la obligación de reembolsar las costas. Necesidad de una resolución judicial.-

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Los gastos del proceso son soportados por cada parte y por mitad en las diligencias
comunes. Pero, una vez que una de las partes haya sido vencida en el juicio, nace para
ella la obligación de reembolsar a la parte vencedora los gastos que ésta haya tenido en el
pleito.
Pero para que nazca esta obligación es necesario que exista una resolución judicial,
implícita o explícita, que ponga a cargo de una de las partes los gastos en que ha incurrido
la otra. Será implícita, cuando las partes en su demanda o en su respuesta, solicitan que se
condene a la otra al pago de las costas y la sentencia acoja una u otra, sin otra
declaración; y será explícita, cuando, con o sin petición de parte, la sentencia condene a
uno de los litigantes al pago de las costas. Esto no quiere decir, sin embargo, que se acepte
la condenación ipso iure, por el sólo hecho del vencimiento (Hernán Teichelmann
Mendoza).
El juez de la causa tiene la obligación de hacer de oficio esta declaración referente
a las costas, como se desprende de los términos del Artículo 144 del CPC. Y si no ha habido
requerimiento de parte y el juez se pronuncia sobre las costas, no falla ultra petita (Doctrina
y Jurisprudencia).
e.7) De la condenación en costas. Regla General y Excepciones.-
La regla general está contenida en la primera parte del Artículo 144 del CPC. La
parte que sea vencida totalmente en un juicio o en un incidente, será condenada al pago
de las costas. El factor único y determinante de la condenación en costas es, por lo tanto,
el vencimiento total.
Existe vencimiento total (Hernán Teichelmann) cuando se da lugar a las peticiones de
la demanda, en la oposición del demandado, o cuando se aceptan las excepciones o
defensas del demandado, en la oposición del actor o demandante.
Excepciones:
1.-) Artículo 144 inciso 1° CPC. Podrá con todo el tribunal eximirla de ellas, cuando
aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo cual hará declaración
expresa en la resolución. Esta disposición concede una facultad a los jueces, no les impone
una obligación. Requisitos: a.-) La parte debe haber tenido motivos plausibles para litigar.
La expresión “motivo plausible” equivale a la locución “circunstancias muy calificadas”, sin
exigir la existencia de temeridad o dolo en el vencido (Hernán Teichelmann); b.-) Los
motivos plausibles han de aparecer de autos. Se deduce de la expresión “cuando
aparezca”. Los motivos plausibles han de desprenderse de los escritos en que las partes han
hecho valer las acciones o han opuesto las excepciones; y c.-) El tribunal debe hacer una
declaración expresa acerca de la exención. Este requisito lo exige en forma imperativa el
Artículo 144 del CPC.
2.-) Artículo 146 CPC. No podrá condenarse al pago de costas cuando se hayan
emitido, por los jueces que concurran al fallo en un tribunal colegiado, uno o más votos
favorables a la parte que pierde la cuestión resuelta. Esta disposición es imperativa, no es
facultativa. Esta disposición tiene su fundamento en la equidad. El legislador, en tal caso,
presume de derecho que el vencido ha tenido motivos plausibles para litigar.
3.-) Inciso 2° Artículo 144 CPC. Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio
de lo establecido en otras disposiciones de este Código.
e.8) De la condenación en costas en los incidentes.-
Cuando la parte que promueve un incidente dilatorio no obtenga resolución
favorable, será precisamente condenada en las costas. Artículo 147 CPC.
e.9) Pronunciamiento del tribunal de segunda instancia sobre las costas.-
Podrá el tribunal de segunda instancia eximir de las costas causadas en ella a la
parte contra quien se dicte la sentencia, sea que mantenga o no las que en primera
instancia se hayan impuesto, expresándose en este caso los motivos especiales que

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autoricen la exención. Artículo 145 CPC. Esta disposición concede una facultad al tribunal,
no le impone una obligación. El tribunal no tiene el deber de eximir al vencido al pago de
las costas, aun cuando existan los motivos especiales. La situación prevista se presentará
únicamente cuando el fallo de segunda instancia se acuerde por unanimidad, de lo
contrario se plica la norma del Artículo 146 del CPC.
e.10) Recursos que proceden en contra de las resoluciones que condenan en costas,
infringiendo las normas legales.-
Si la sentencia que condena en costas es de primera instancia, puede la parte que se
crea perjudicada apelar de ella. Y si la resolución es de segunda instancia, podrá recurrirse
de casación en el fondo, siempre que concurran los demás requisitos que establece la ley
para la procedencia de este recurso.
e.11) De la tasación de costas.-
Cuando una de las partes sea condenada a pagar las costas de la causa, o de
algún incidente o gestión particular, se procederá a tasarlas en conformidad a las reglas
siguientes. Artículo 138 CPC.
e.12) Clasificación de las costas para estos efectos.-
Las costas se dividen en procesales y personales. Son procesales las causadas en la
formación del proceso y que correspondan a servicios estimados en los aranceles judiciales.
Son personales las provenientes de los honorarios de los abogados y demás personas que
hayan intervenido en el negocio, y de los defensores públicos en el caso del artículo 367 del
Código Orgánico de Tribunales. Los honorarios de los abogados se regularán de acuerdo
con el arancel fijado por el respectivo Colegio Provincial de Abogados y a falta de éste,
por el del Consejo General del Colegio de Abogados.
El honorario que se regule en conformidad al inciso anterior, pertenecerá a la parte a
cuyo favor se decretó la condenación en costas; pero si el abogado lo percibe por
cualquier motivo, se imputará al que se haya estipulado o al que deba corresponderle.
Artículo 139 CPC.
e.13) Costas que deben tasarse.-
Sólo se tasarán las costas procesales útiles, eliminándose las que correspondan a
diligencias o actuaciones innecesarias o no autorizadas por la ley, y las de actuaciones o
incidentes en que haya sido condenada la otra parte. Inciso 1° Artículo 140 CPC.
e.14) La tasación de las costas debe hacerse en cada instancia.-
El tribunal de la causa, en cada instancia, regulará el valor de las personales, y
avaluará también las procesales con arreglo a la ley de aranceles. Inciso 2° Artículo 140
CPC. Cuando la ley quiere referirse a las costas personales habla de regulación y cuando
se trata de las procesales habla de avaluación, por ser dos operaciones distintas.
e.15) Delegación de la regulación de las costas.-
Esta función podrá delegarla en uno de sus miembros, si es colegiado, y en su
secretario respecto de las costas procesales. Inciso 2° Artículo 140 CPC. Las personales
siempre son reguladas por el tribunal.
e.16) Notificación de la tasación a las partes. Aprobación de la tasación.-
Hecha la tasación de costas, en la forma prevenida por los artículos anteriores, y
puesta en conocimiento de las partes, se tendrá por aprobada si ellas nada exponen
dentro de tercero día. Artículo 141 CPC.
e.17) Cómo deben tramitarse y fallarse las objeciones que las partes hicieren a la tasación.-
Si alguna de las partes formula objeciones, podrá el tribunal resolver de plano sobre
ellas, o darles la tramitación de un incidente. Artículo 142 CPC.
e.18) Pago de los servicios de las personas cuyos honorarios han sido tasados por el
tribunal.-

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La tasación de costas, hecha según las reglas precedentes, se entenderá sin perjuicio
del derecho de las personas cuyos honorarios se hayan tasado, para exigir de quien
corresponda el pago de sus servicios en conformidad a la ley. Artículo 143 CPC. Así el
abogado patrocinante de la parte vencedora puede exigir a ésta el pago de los
honorarios que con ella hubiere estipulado, sin perjuicio de que el tribunal los haya tasado
en otra forma.

f.-) El Desistimiento de la demanda.-


f.1) Concepto. Desistimiento de la demanda y desistimiento de los recursos. Retiro de la
demanda.-
El artículo 148 del Código de Procedimiento Civil expresa: "Antes de notificada una
demanda al demandado, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se considerará como
no presentada. Después de notificada, podrá en cualquier estado del juicio desistirse de
ella ante el tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites
establecidos para los incidentes".
El desistimiento de la demanda consiste, por lo tanto, en el retiro de la misma por el
actor, una vez que ella ha sido notificada al demandado.
Anteriormente decíamos que no debía confundirse el desistimiento de la demanda
con el desistimiento de los recursos legales. Hacíamos ver que la distinción entre una y otra
institución procesal tenía especial importancia para los efectos del estudio del mandato
judicial, ya que, para desistirse en primera instancia de la acción deducida, se requería de
una mención expresa; en cambio, para desistirse de un recurso, no se requiere poder
especial.
Por otra parte, conviene distinguir el desistimiento de la demanda del simple retiro de
la misma. El simple retiro de la demanda, como lo indica el artículo 148 del Código de
Procedimiento Ovil, ya citado, se efectúa antes que ella haya sido notificada al
demandado. E1 simple retiro de la demanda no se somete a trámite alguno y sus efectos
son que se tiene como no presentada para todos los efectos legales.
Al hablar de los efectos procesales de la notificación de la demanda, decíamos que
ella ligaba al demandante. Agregábamos que, una vez que la demanda ha sido
notificada al demandado, pierde el demandante el derecho de retirarla sin trámite alguno.
Existe para él el deber de seguirla adelante, hasta que recaiga sentencia en la causa.
Podrá desistirse de ella, pero tal desistimiento no va a tener los efectos simples del retiro de
la demanda.
f.2) Tramitación del desistimiento de la demanda.-
El desistimiento de la demanda se tramita como incidente ordinario. Nos remitimos,
por lo tanto, a lo dicho en su oportunidad. Si se hace oposición al desistimiento o sólo se
acepta condicionalmente, debe resolver el tribunal si continúa o no el juicio, o la forma en
que debe tenerse por desistido al actor, como lo ordena el artículo 149 del Código de
Procedimiento Civil.
f.3) De la resolución que falla el incidente sobre desistimiento de la demanda.-
La resolución que falla el incidente sobre desistimiento de la demanda es una
sentencia interlocutoria, de acuerdo con la definición que da el artículo 158 del Código de
Procedimiento Civil. En efecto, falla un incidente, estableciendo a favor de las partes los
derechos permanentes que más adelante analizaremos. Contra ella proceden todos los
recursos legales.
f.4) De los efectos del desistimiento de la demanda.-
“La sentencia que acepte el desistimiento, haya o no habido oposición, extinguirá las
acciones a que él se refiera, con relación a las partes litigantes y a todas las personas a

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quienes habría afectado la sentencia del juicio a que se pone fin." Es la norma que da el
artículo 150 del Código de Procedimiento Civil.
El juicio queda terminado una vez que está firme o ejecutoriada la resolución que
acepta el desistimiento de la demanda. Y los efectos de esta sentencia firme son los que
indica el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, anteriormente citado.
Si el demandante reinicia la acción con posterioridad al desistimiento, puede el
demandado oponerle la excepción de cosa juzgada.
f.5) Del desistimiento de las peticiones que se formulan por vía de reconvención.-
"El desistimiento de las peticiones que se formulen por vía de reconvención se
entenderá aceptado, sin declaración expresa, por el hecho de proponerse; salvo que la
parte contraria deduzca oposición dentro de tercero día después de notificada. En este
caso se tramitará la oposición como incidente y podrá su resolución reservarse para la
sentencia definitiva." Así lo dispone el artículo 151 del Código de Procedimiento Civil.
Vemos que existe una diferencia fundamental entre el desistimiento de la demanda y
el desistimiento de las peticiones que se formulen por vía de reconvención. El desistimiento
de la reconvención se entiende aceptado por el solo hecho de proponerse, sin que sea
necesaria una resolución judicial que lo acepte. Pero si la parte contraria deduce oposición
dentro de tercero día (Ha de ser notificado el desistimiento de la reconvención) debe
tramitarse ella como incidente ordinario. La resolución de este incidente, como lo expresa
el artículo 151, ya citado, puede reservarse para definitiva.

g.-) El Abandono del procedimiento.-


g.1) Definición.-
El abandono del procedimiento es el efecto que produce la inactividad durante
cierto tiempo de todas las partes que figuran en el juicio, en virtud del cual éstas pierden el
derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio.
g.2) Condiciones necesarias para que opere.-
El primer requisito que debe concurrir para que opere el abandono del
procedimiento es que todas las partes que figuran en el juicio hayan cesado en su
prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída
en alguna gestión útil para dar curso progresivo a los autos. Así lo exige el artículo 152 del
Código de Procedimiento Civil. Con relación a este requisito se han presentado una serie
de problemas que conviene estudiar. Desde luego, el artículo habla de "todas las partes
que figuran en el juicio".
Creemos que el legislador se ha referido, para estos efectos, no sólo a las partes
directas, sino también a los terceros. Nos remitimos a lo dicho sobre este mismo punto en la
acumulación de autos. Luego la ley emplea la expresión "han cesado en su prosecución
durante seis meses". ¿Qué ha querido significar el legislador al emplear estas palabras?
Creemos que está en lo cierto el autor que expresa: "Y se entiende por prosecución el acto
de proseguir, o sea, los actos que tienden a llevar adelante la relación jurídica procesal".
Agrega más adelante: "Al constituirse, modificarse, impulsarse o definirse una relación
procesal, sin duda alguna se la lleva adelante, se prosigue el juicio". (Jerónimo Santa María
Balmaceda, El abandono de la instancia, 1943, pág. 32).
Existe una serie de actos que realizan las partes, que no tienen por objeto proseguir el
juicio y que, por lo tanto, no tienen la virtud de interrumpir el plazo del abandono del
procedimiento. Tales serían, por ejemplo, el otorgamiento de un poder, la solicitud de copia
o de desarchivo y la fijación de domicilio. No obstante, el tema no es pacífico y, a nuestro
juicio, la reforma introducida por la Ley Nº 18.705 no ha resuelto satisfactoriamente el
problema. Por ejemplo existen dos fallos de la Corte Suprema en sentido contrapuesto.

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En efecto, por sentencia de 20 de septiembre de 1984, pronunciada en el recurso de


queja "Soza Parraguez, Ernesto", la Excma, Corte Suprema declaró: "La designación de
abogado patrocinante y el mandato conferido por el demandado conforme a la ley N°
18.120, sobre normas de comparecencia en juicio, no pueden estimarse diligencias no
útiles, toda vez que están destinadas a cumplir esos preceptos legales, que tienden a una
mejor defensa de los derechos de los litigantes". Por el contrarío, la misma Excma. Corte, por
sentencia de 3 de julio de 1984, en recurso de queja "Ernesto Pérez", resolvió: "Si durante el
plazo de abandono la parte demandada designó abogado, tal gestión, al no traducirse en
un avance de la litis, no interrumpió el plazo del abandono de la instancia -hoy abandono
del procedimiento". Hemos querido tomar dos sentencias, del mismo tribunal e idéntico
año, para comprobar cómo la misma gestión es considerada útil en un caso e inútil en otro.
Es conveniente recordar que, antes de la reforma, el artículo 152 preceptuaba: "La
instancia se entiende abandonada cuando todas las partes que figuran en el juicio han
cesado en su prosecución durante un año, contado desde la última providencia".
El segundo requisito exigido por el Código, es que la sentencia no se encuentre
ejecutoriada. Sabemos lo que se entiende por sentencia ejecutoriada y nos remitimos a lo
ya dicho en los Nos 195 y 218. La reforma de la Ley N°18.705 estableció una posibilidad de
alegar el abandono del procedimiento con posterioridad a la sentencia ejecutoriada. Se
trata de la situación prevista en el inciso 2° del artículo 153, el que transcribiremos y que
deberá ser materia de estudio más detenido cuando se analice el procedimiento
ejecutivo: "En los procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además, solicitar el
abandono del procedimiento, después de ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso
del artículo 472. En estos casos, el plazo para declarar el abandono del procedimiento será
de tres años contados desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento
de apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la obligación, luego de
ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo para oponer excepciones, en su
caso. En el evento que la última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará
desde la fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para
oponer excepciones. En estos casos, si se declara el abandono del procedimiento sin que
medie oposición del ejecutante, éste no será condenado en costas".
g.3) Persona que puede alegarlo. Oportunidad.-
En relación con esta materia el artículo 153 del Código de Procedimiento Civil dice:
"El abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta
que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa".
De manera que la única persona que puede alegar el abandono del procedimiento
es el demandado y puede hacerlo tanto en primera como en segunda instancia. No habrá
lugar a alegarlo cuando haya recaído sentencia ejecutoriada en la causa. Ya hemos
hablado de este requisito en el número anterior.
Debe tenerse presente, en todo caso, que "abandonado el procedimiento por cierto
tiempo, no sólo se extingue la instancia en que se ha abandonado, sino que todo el
procedimiento es nulo". De modo que si el abandono se produce en segunda instancia, no
sólo se pierde la apelación, sino que todo el procedimiento, tanto el de primera como el de
segunda instancia.
g.4) Juicios en que no procede.-
El abandono del procedimiento procede en toda clase de juicios, excepto aquellos
que están expresamente señalados por la ley. Se refiere a ellos el artículo 157 del Código de
Procedimiento Civil, que establece: "No podrá alegarse el abandono del procedimiento en
los juicios de quiebra, ni en los de división o liquidación de herencias, sociedades o
comunidades".

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Cabe hacer presente que el legislador ha sido feliz al exceptuar los juicios sobre
división o liquidación de herencias, sociedades o comunidades, ya que en ellos no hay
demandantes ni demandados a quienes convenga hacer uso del derecho a alegar el
abandono. Por el contrario, a todos interesa que la liquidación se lleve a efecto cuanto
antes para poder disponer con entera libertad de lo suyo. Pero tratándose de los juicios de
quiebra, no se ve la razón que pudo haber tenido el legislador para exceptuarlos.
g.5) Modos como opera. Tramitación.-
El demandado puede alegar el abandono del procedimiento como acción y como
excepción. El abandono se alega como acción, cuando el demandado pide que el
procedimiento se declare abandonado, por haber pasado más de seis meses sin que
ninguna de las partes que figuran en el juicio haya instado por su prosecución. El abandono
del procedimiento se alega como excepción, cuando el demandado se opone a
cualquiera gestión que quiera realizar el demandante después de haber pasado seis meses
sin que ninguna de las partes que figuran en el pleito haya dado prosecución al juicio. Sea
que el abandono del procedimiento se alegue como acción o como excepción, debe
tramitarse como incidente. Nos remitimos a lo dicho en su oportunidad.
Son las reglas que contiene el artículo 154 del Código de Procedimiento Civil, que
expresa: "Podrá alegarse el abandono por vía de acción o de excepción, y se tramitará
como incidente".
g.6) Renuncia tácita del derecho a alegar el abandono del procedimiento.-
El artículo 155 del Código de Procedimiento Civil dispone: "Si, renovado el
procedimiento, hace el demandado cualquiera gestión que no tenga por objeto alegar su
abandono, se considerará renunciado este derecho".
En otras palabras, estamos en presencia de la renuncia tácita del derecho a alegar
el abandono del procedimiento, si, renovado dicho procedimiento después de seis meses
sin que ninguna de las partes hubiera instado por su prosecución, ejecuta el demandado
cualquiera gestión que no tenga por objeto pedir que se declare abandonado el
procedimiento.
g.7) De la resolución que falla el incidente sobre el abandono del procedimiento.-
La resolución que falla el incidente sobre abandono del procedimiento es una
sentencia interlocutoria, de acuerdo con la definición que da el artículo 158 del Código de
Procedimiento Civil.
En efecto, falla un incidente, estableciendo derechos permanentes a favor de las
partes. Contra ella proceden los recursos correspondientes.
g.8) De los efectos del abandono del procedimiento.-
Los efectos del abandono del procedimiento están indicados en el artículo 156 del
Código de Procedimiento Civil, que expresa: "No se entenderán extinguidas por el
abandono las acciones o excepciones de las partes; pero éstas perderán el derecho de
continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio. Subsistirán,
sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos".
Definíamos el abandono del procedimiento como el efecto que produce la
inactividad durante cierto tiempo de todas las partes que figuran en el juicio, en virtud del
cual éstas pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo
valer en un nuevo juicio.
El efecto del abandono del procedimiento es, por lo tanto, que termina el juicio a
que el abandono se refiere y que las partes pierden el derecho de continuar el
procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio. Cabe repetir en este
momento lo dicho anteriormente en el sentido de que "abandonado el procedimiento por
cierto tiempo, no solo se extingue la instancia en que se ha abandonado, sino que todo el

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procedimiento es nulo". (Jerónimo Santa María Balmaceda, obra citada, pág. 10). Pero,
como lo dice el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, no se extinguen por el
abandono las acciones y excepciones de las partes. Ellas quedan subsistentes, salvo que
hubieran prescrito. Es esta la diferencia fundamental entre el abandono del procedimiento
y el desistimiento de la demanda. Declarado abandonado el procedimiento, puede el
demandante deducir la misma acción en contra del demandado, sin que éste esté en
condiciones de oponerle la excepción de cosa juzgada. Y agrega el inciso 2a de la
disposición en análisis: "Subsistirán, sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de
que resulten derechos definitivamente constituidos". En conformidad a este inciso, todo
acto o contrato judicial de que resulten derechos definitivamente constituidos subsiste con
todo su valor. Así, si en el juicio se ha celebrado una transacción, ésta surte todos sus
efectos legales, a pesar del abandono. Y la sentencia judicial que condena en costas es
también, para estos efectos, un acto del cual resultan derechos definitivamente
constituidos.

LA NULIDAD PROCESAL
introducción
Sabemos que el proceso se compone de un conjunto de actos sucesivos que
descansan unos en otros y que permiten la sustanciación del juicio, dando oportunidad a
las partes para plantear y demostrar sus pretensiones y al juez para determinar la legalidad
de las mismas.
Este instrumento, que da lugar a uno de los bienes más apetecidos por el hombre,
como lo es la justicia, es complejo. Lo es porque, como se dijo, EL PROCESO está constituido
por innumerables actos, ejecutados algunos por el juez, otros por las partes e incluso por
terceros ajenos a la litis; cada uno de ellos desempeña un papel diferente durante su curso,
distintas son sus características, sus maneras de expresión, las oportunidades en que se
verifican y los fines que cumplen, pero, no obstante, están unidos por un objetivo final
común: la justa decisión del conflicto jurídico sometido al conocimiento y resolución del
tribunal.
Cabe simplemente recordar, para justificar la complejidad del proceso y de las
actuaciones que lo componen, la circunstancia de que, el proceso, debe cobijar y dar
justo equilibrio a tres tipos de intereses contrapuestos, que muchas veces aparecen, incluso,
incompatibles. En efecto, notamos en él, en primer lugar, el interés particular de los litigan-
tes que sólo los mueve a obtener en el pleito, a ganarlo, bien o mal, tengan o no la razón.
Al mismo tiempo, concurre el interés público que proviene del Estado, cuyo propósito es la
correcta aplicación del Derecho por medio del proceso, de manera que la decisión que
en él recaiga sea la prevista por la ley que él ha creado, logrando además así el respeto
del ordenamiento jurídico.
Finalmente, el proceso, también debe dar cabida, al interés de la sociedad que
propende a que las sentencias judiciales, justas o injustas, ojala siempre sean de la primera
índole, pongan término en forma definitiva al respectivo litigio, cuya promoción y
mantenimiento, por particulares que sean los derechos que allí están en juego, siempre
perturban y alteran, la paz y la tranquilidad social. Ello se obtiene mediante una
declaración del órgano jurisdiccional que permanezca inalterable, y fijados a perpetuidad
los derechos y obligaciones que concede e impone, la resolución judicial.
Este instrumento o mecanismo, denominado proceso, lo utilizan simultáneamente las
partes y el juez, de lo que se deduce que debe ser apto, al mismo tiempo, para pedir y
para lograr justicia. Pero no son ellos (juez y parte) los llamados a crearlo y a determinar su
estructura. Esa labor corresponde al Estado, que en el caso nuestro, se la encomienda al

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legislador, recomendándole en la Carta Fundamental, que "establezca siempre las


garantías de un racional y justo procedimiento" (Art. 19, Nº 3, inciso 5º, de la CPR).
El conjunto de actos y actuaciones judiciales, que forman el proceso, sea que los
ejecuten las partes o el juez, están, por tanto, regidos por normas legales, que constituyen el
procedimiento. La conveniencia social indica que para que el proceso, sea un auténtico
instrumento destinado, como se dijo, a pedir, lograr y hacer justicia, es imprescindible que
los actos y actuaciones que lo integran, se realicen de la manera como lo determina la ley.
Si así no ocurre, los actos resultan viciados y el proceso que los contiene no será el medio
adecuado para llegar a una justa decisión del juicio.
Los actos viciados, entonces, en general, no pueden ni deben producir los efectos
que la ley le asigna a uno de la misma naturaleza ejecutado conforme a las exigencias
contenidas en la norma legal.
Al igual que en Derecho Civil, en el Derecho Procesal, existe una institución destinada
a restar eficacia a aquellos actos, diligencias y actuaciones del proceso, en cuya ejecución
se han omitido ciertos requisitos señalados por la ley, denominada: nulidad procesal.
Para justificar la importancia de la institución basta dejar constancia, como lo
recordó el profesor Eduardo Soto Kloss en el discurso inaugural de las XXI Jornadas de
Derecho Público efectuadas en noviembre de 1990 en la Universidad de Chile, que el tema
de la nulidad en el ámbito del Derecho -en sus orígenes romanos- fue justamente algo
típicamente procesal, extendiéndose más tarde a los demás campos jurídicos.

Concepto de nulidad procesal, finalidad y fundamentos


Podemos definir la nulidad procesal como “la sanción mediante la cual se priva a un
acto o actuación del proceso o a todo él de los efectos normales previstos por la ley,
cuando en su ejecución no se han guardado las formas prescritas por aquélla”.
Su finalidad, entonces, es restarle valor a la actuación viciada, destruirla, tenerla
como no sucedida, ya que no constituye el medio idóneo destinado a cumplir el fin para el
que fue prevista por el legislador. En fin, impedir que puedan atribuírsele los efectos que la
ley dispone para una correctamente ejecutada.
Su fundamento no es otro que proteger el ordenamiento jurídico que rige el proceso,
lograr el respeto de las normas procesales, y ello no sólo interesa a los litigantes
perjudicados con la irregularidad del acto, sino también a la sociedad toda, que descansa
y está estructurada por este ordenamiento jurídico que ella misma se ha dado.
Si observamos con cuidado la justificación de la nulidad procesal deberemos concluir
que a través de ella se resguarda la garantía constitucional del llamado "debido proceso",
que, tomando como base la Carta Fundamental, podemos enunciar —aunque pecando
de simpleza- como que: "Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe
fundarse en un proceso previo legalmente tramitado" (Art. 19, Nº 3º, inciso 5º CPR).
Resulta evidente que aquel proceso sustanciado sin sujeción a las formalidades
exigidas por el legislador deja de ser el "debido proceso" que promete el constituyente, ya
que no está en condiciones de constituir el adecuado instrumento destinado a pedir y dar
justicia. Habrá, entonces, que evitar que a él y a los actos que lo componen se les asigne el
valor y los efectos de uno regularmente tramitado, vale decir, anularlo, restarle valor.
Como puede verse, la finalidad y el fundamento de la nulidad procesal son los
mismos que en la nulidad civil, pero, por la naturaleza del proceso, tienen matices
diferentes que más adelante haremos resaltar.

Características de la nulidad procesal en la legislación chilena. Principios que la rigen.


Generalidades

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La nulidad procesal no tiene una reglamentación acabada en la ley, como ocurre


con la nulidad civil consagrada en el Título XX del Libro IV del Código del ramo.
A diferencia de otras legislaciones, el legislador nacional no se preocupó de
sistematizar la institución. Es por ello que carece de la orientación filosófica que a toda
materia comunica una reglamentación orgánica. No la ha estimado merecedora, no
digamos de un libro del Código, pero sí de un título o por lo menos de un modesto párrafo
de su texto.
No es, sin embargo, desconocida por el Código, pero está diseminada a través de
numerosas disposiciones aisladas, como, por ejemplo, en los Arts. 46, 50, 55, 61, 79, 80, 83, 84,
85, 86, 282, 433, 768, 789, 795, 800, etc.
Agreguemos que las diversas legislaciones tratan la institución en comento, como es
lógico, influenciadas por particularidades que son inherentes de su respectivo
ordenamiento jurídico, pero la mayoría de ellas, coincide en regirla por ciertos principios
generales y comunes que le dan una relativa uniformidad, a la vez que una especial
fisonomía legal.
Nos proponemos precisar, también, la acogida que nuestro sistema procesal presta a
los principios enunciados. Pensamos que alguna utilidad tendrá hacerlo debido al parco
tratamiento que da a esta materia.
Del conjunto de esas disposiciones aisladas del CPC trataremos de extraer las
principales características de la nulidad procesal en la legislación nacional.
La tarea que aquí comenzamos deberá complementarse con lo que diremos en el
capítulo final a propósito del tratamiento que el Código Procesal Penal da a la institución
que nos preocupa, que, si bien la reglamenta de manera especial, mantiene la vigencia
rectora de los principios generales que dan fisonomía propia a la nulidad procesal.

La nulidad procesal requiere expresa declaración. La inexistencia


La nulidad procesal, como la civil, no produce efectos de pleno derecho. Debe ser
declarada por el juez, y mientras ello no ocurra, al acto irregularmente ejecutado se le
atribuirán todos los efectos señalados por la ley y queda saneado definitivamente una vez
terminado el pleito. Ello quiere decir que siempre debe mediar una decisión judicial de
nulidad, provocada por las partes la mayoría de las veces, o de propia iniciativa del
tribunal en otras. Mientras ello no ocurra el acto jurídico procesal irregular producirá todos
los efectos previstos en la ley.
Esta característica, que no estaba expresamente indicada en el Código, es común a
toda clase de nulidad y surge de los principios generales que gobiernan la institución en el
Derecho Civil, que, como sucede respecto de otras materias, rebasan su campo de acción
y se proyectan hacia otras ramas del Derecho. Por otra parte, nadie puede hacerse justicia
por sí mismo y dejar de considerar algún acto del proceso por estimarlo irregular.
El legislador, se refiere en las normas legales, reiteradamente a la "declaración de
nulidad". Lo hace en el Art. 83 del CPC, en su inciso primero, al decir que: "La nulidad
procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte...", y luego en el tercero al
prescribir: "La declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de lo obrado". Más
adelante nos referiremos a cómo se llega a esa declaración.
En doctrina, se distingue entre actos inexistentes y actos nulos. Entendemos por los
primeros (actos inexistentes) aquellos que carecen de las condiciones indispensables para
ser concebidos, los que son meros hechos, o, en fin, como dice Laurent, los que no existen
a los ojos de la ley. Los segundos, (actos nulos) por su parte, si bien han sido realizados
imperfectamente, las irregularidades de que adolecen no los privan de su carácter de
actos jurídicos, pero impiden que puedan producir los efectos normales señalados por la
ley.

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Inexistente sería, por ejemplo, una seudosentencia que carece de la firma del juez o
corresponde a un magistrado que no la dictó, o una aparente notificación practicada por
una persona que no es ministro de fe.
En doctrina, las diligencias así ejecutadas no necesitan de una declaración de
ineficacia, pues la inexistencia, a diferencia de la nulidad, opera de pleno derecho. Pero
sabemos que nuestros tribunales son reacios a distinguir entre ambas instituciones jurídicas,
especialmente porque, a más de ser sutil la diferencia entre ellas, sus efectos son
prácticamente los mismos.
En atención a lo anterior, entonces, y mientras no se abra campo en la jurisprudencia
a la teoría de la inexistencia, creemos que, confundida con la nulidad, debe ser declarada
por decisión judicial. Un fallo, es elocuente sobre la materia. La Corte Suprema ha dispuesto
que si el comparendo no fue autorizado por el secretario del tribunal, como era de rigor, y
siendo ello así, es nulo, sin valor alguno y aun inexistente ante la ley procesal, a virtud de
que el Art. 61 del CPC preceptúa que la autorización del funcionario a quien corresponde
dar fe del acto, es esencial para la validez de la actuación.
Estimamos, no obstante, que nuestro CPC contiene ciertas manifestaciones de
inexistencia, la que no requiere de declaración expresa, sino de una simple constatación
del tribunal de la omisión de las más elementales condiciones del acto. Así ocurre, según
nuestro parecer, en el Art. 256 del CPC, que autoriza al juez a no dar curso a la demanda
que carece de la designación del tribunal ante el que se entabla o de la individualización
de las partes litigantes. En este caso, el magistrado se limita a comprobar la inexistencia de
la aparente demanda e impide su tramitación. Igual situación sucede en el Art. 441 del
CPC para el procedimiento ejecutivo.
Finalmente, si bien nuestra jurisprudencia exige que tanto la inexistencia como la
nulidad de un acto requieran expresa declaración de ineficacia, salvo los casos recién
anotados, nos parece que respecto de la primera las atribuciones oficiosas de los tribunales
serán mayores y, a su vez, menores los requisitos que deben cumplir las partes para
invocarla, titularidad, oportunidad, convalidación, etc. Lo dicho especialmente en aquellos
casos de manifiesta y absoluta ineficiencia de la actuación, como, por ejemplo una seudo-
resolución o escrito sin las firmas ni identidad seria de sus autores.70

La nulidad procesal debe alegarse. Titular del derecho para provocarla


La nulidad procesal, por regla general, debe ser alegada por las partes y en casos
excepcionales declarada de oficio por el tribunal.
De acuerdo con ello, el sujeto activo de la nulidad debe ser:
a) parte del proceso respectivo;
b) agraviado con la irregularidad del acto, y
c) no causante de ella.
La primera condición comprende tanto a las partes directas como a los terceros que
avienen al juicio, como, por ejemplo, el dueño de un bien embargado en una ejecución
seguida en contra de otra persona. La calidad de parte la exige el Art. 83 del CPC ya
citado, al decir derechamente, que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a
petición de parte, sea ésta directa o un tercero.
El segundo requisito incide en el agravio que el acto irregular causa o pueda causar
a la parte, pues es indispensable su interés en la declaración de ineficacia. La disposición
recién mencionada, exige un perjuicio derivado del vicio que sirve de antecedente a la
nulidad o, lo que es lo mismo, un agravio.

70Puede verse, artículo publicado en la Revista de Derecho de la Universidad de Concepción N9 191, año LX, enero-junio 1992, pág.
155.

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Por último, está imposibilitado de alegar la sanción mencionada quien haya dado
lugar a la anormalidad, pues nadie puede valerse de sus propios errores o dolo.
Esta última condición exigida al sujeto de la petición de nulidad, surge del principio
denominado nemo auditur..., de general aplicación en el campo jurídico. La doctrina y la
jurisprudencia siempre lo reconocieron en el ámbito procesal como sanción a la mala fe
del litigante inescrupuloso y a la negligencia del inepto. Así, por ejemplo, la Corte de
Apelaciones de Concepción no aceptó la solicitud de nulidad de la declaración de un
testigo formulada por la misma parte que lo presentó, basado en que al confeccionar la
nómina exigida por el Art. 320 del CPC incurrió en errores de individualización, petición que
hizo una vez que se percató que sus dichos le eran desfavorables.
El Art. 83 del CPC prohíbe pedir la ineficacia de un acto del proceso a "la parte que
ha originado el vicio o concurrido a su materialización". Ya había exigido, como se dijo, "un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad", al que luego nos referiremos al
estudiar la trascendencia de la irregularidad que le sirve de fundamento.
Como se ve, le está vedado impetrar la nulidad al litigante que causa la
anormalidad, ya sea por originar el vicio o por concurrir a su materialización.
Estará en la primera situación quien sea causante directo de la irregularidad que sirve
de fundamento a la ineficacia del respectivo acto, como el litigante recién mencionado
que individualizó defectuosamente al testigo.
Concurre, ahora, a la materialización del vicio la parte que si bien no lo comete, no lo
evita, pudiendo hacerlo. Podría encontrarse en este caso quien al ser requerido de pago
personalmente en un lugar diverso al dispuesto por la ley, nada dice al receptor y recibe las
copias correspondientes sin reparo, e incluso señalando bienes para el embargo. También
podría estarlo —nos parece— la parte que concurre a la audiencia en que declaran
testigos del contendor, sin hacer presente que ella se verifica en una fecha diversa a la
fijada por el tribunal, aunque dentro del probatorio. No podría después invocar nulidad de
esa diligencia basado en la irregularidad anotada, puesto que su presencia ayudó a
materializarla, sin ser su causante directo.
Hemos sostenido que el primer requisito que debe cumplir quien solicita la nulidad de
un acto del proceso le exige ser parte en él, comprendiendo en esta calidad tanto a los
litigantes directos como a los indirectos o terceros, procesalmente hablando.
Estos últimos -las partes indirectas o terceros- requieren de una explicación. Sabemos
que, en general, tienen esa condición los que, sin ser partes del litigio, avienen el respectivo
proceso iniciado por aquéllos y mientras esté pendiente, por tener interés actual en sus
resultados, interés que puede ser coincidente, excluyente o meramente independiente con
el de los litigantes primitivos. Se encuentran reglamentados en el Libro Primero del Código
de Procedimiento Civil, siendo admitida, por tanto, su intervención en la generalidad de los
juicios, a menos de expresa prohibición o la existencia de normas restrictivas de ella, como
sucede en este último caso en el procedimiento ejecutivo común.
Resulta evidente que la titularidad del tercero para invocar la nulidad procesal nace
una vez que ha acreditado el interés actual que le permite participar en el respectivo
proceso, lo que normalmente ocurre por vía incidental, y el agravio que le ocasiona la
irregularidad que sirve de fundamento a aquélla.
Pero no basta lo anterior. Debe tenerse presente, además, que los artículos 22 y 23 del
Código mencionado condicionan la presencia del tercero a la circunstancia de respetar lo
actuado en el proceso hasta que ella se produzca. Es así como la primera disposición le
exige aceptar todo lo obrado antes de su presentación y la segunda continuar el juicio en
el estado en que se encuentra.
Lo dicho impide -en nuestro concepto- que un tercero comparezca al proceso
invocando irregularidades ocurridas con anterioridad, lo que significaría retrotraer su estado

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de tramitación a uno pretérito que debió respetar y sólo continuarlo desde el que se en-
contraba al momento de su incorporación.
En consecuencia, el tercero podrá hacer valer como fundamento de la invalidación
que solicita únicamente irregularidades ocurridas después de su intervención en el litigio,
siempre, naturalmente, que a su respecto concurran las demás condiciones exigidas a
todas las partes para estar legitimadas de ejercer ese derecho.
Este ha sido el criterio de la Corte de Apelaciones de Concepción, que sobre el
particular manifestó: "De acogerse la solicitud de nulidad de un tercero obligaría a
retrotraer el estado del proceso, en el que ya se dictó sentencia de primera instancia, a
una etapa anterior a la que ahora tiene, lo que significaría sobrepasar las atribuciones de
las partes indirectas, puesto que deben continuar el juicio en el estado en que se
encuentra, es decir, respetar lo actuado hasta su entrada en él, por disposición de los
artículos 22 y 23. Basta esta sola consideración, entonces, para rechazar la pretensión de
invalidación de lo anteriormente actuado formulada, con mayor razón si se tiene además
presente el desasimiento producido respecto del juez de la instancia ante el que ella se hizo
valer". (Sentencia de 13 de enero de 1989 recaída en causa Carmona con Del Valle, Ser.
Juzgado de Letras de Talcahuano.)
Lo dicho tiene plena coincidencia con la exigencia impuesta a quien requiere la
invalidación de una actuación procesal de ser perjudicado con la irregularidad que la
afecta, como luego lo reiteraremos al estudiar la trascendencia del vicio en la vida del
proceso como necesario requisito de la declaración de la correspondiente nulidad.
En efecto, mientras el tercero no es admitido como parte en el proceso, mal podrá
perjudicarle -jurídicamente hablando- algún acto de él, por lo que hasta entonces estará
carente de agravio y consecuencialmente de interés en invocar la respectiva nulidad. El
perjuicio ocasionado a alguno de los litigantes primarios con la ocurrencia de determinado
vicio no lo habilita para valerse de él con el fin señalado.
En el fallo recién mencionado se dijo sobre el particular: "que, en cuanto a la falta de
emplazamiento del demandado, sólo él es el habilitado para invocar la respectiva nulidad
por ser el presunto perjudicado con la irregularidad que a su respecto se dice se habría
cometido, lo que no compete a terceros ni menos a quien se califica a sí mismo de tercero
excluyente. El artículo 83 del Código de Procedimiento Civil no da lugar a dudas sobre el
particular al prescribir, después de la Ley Ne 18.705, que la nulidad podrá ser declarada
siempre que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes —la que debe pedirla- un
juicio reparable sólo con la declaración de nulidad. Ya el artículo 80 ante una situación
similar nos hace igual advertencia al mencionar al 'litigante' como titular de la pretensión
de anulabilidad que prescribe".
El efecto extensivo de la nulidad procesal
La nulidad de un acto del proceso tiene efectos extensivos a otras actuaciones del
mismo.
Sabemos que la sustanciación de un juicio implica la realización de un conjunto de
actos verificados por las partes o por el juez, que, encadenados unos a otros, constituyen el
proceso, instrumento idóneo para que el Estado cumpla su función jurisdiccional.
Hay íntima relación entre los diversos actos formativos del proceso. Algunos sirven de
antecedentes a los demás, que se van edificando sobre tales actos, de manera que la
ineficacia de los primeros afecta también a los otros, aunque aisladamente considerados
se verifiquen en forma correcta.
Así, si se declara nula la notificación de la resolución que recibe la causa a prueba,
extenderá su ineficacia a una prueba testimonial rendida en el término probatorio
originado en la diligencia señalada, no obstante que en su producción se hayan respetado
todos los requisitos legales.

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Aún más, en ciertos casos la nulidad procesal de un acto puede restar valor a todo el
proceso, sí la diligencia es indispensable para la vida del mismo, situación que contemplan
los artículos 80 y 84 del Código de Procedimiento Civil, los que con mayores detalles
analizaremos después.
Esta característica de la nulidad procesal ha tenido plena acogida en la
jurisprudencia. La Corte Suprema ha resuelto que, infringida la ley procesal en cuanto a los
requisitos que ella señala para determinada actuación procesal, será nula dicha
actuación, pero como el juicio puede edificarse sobre ese acto, son nulas igualmente
todas las actuaciones judiciales que la siguen.
El mismo tribunal manifestó que, careciendo de validez el comparendo por no haber
sido autorizado por el secretario del tribunal, resulta obvio que están igualmente
desprovistos de eficacia los actos procesales posteriores al referido comparendo, por ser
esta diligencia fundamental dentro del procedimiento sumario. También dijo que si la
notificación de la demanda fue practicada por funcionario incompetente todo lo obrado
es nulo.
Igual criterio siguió la Corte Suprema respecto del arbitro que omitió el juramento
prescrito por la ley, dando lugar a ía nulidad de todo lo obrado ante él. 113 Otro tanto
dispuso respecto de un juicio ejecutivo al que sirvió de antecedente una gestión
preparatoria llevada a efecto sin emplazamiento del deudor.
Esta característica de la nulidad procesal, como ha quedado demostrado, nunca fue
desconocida por la jurisprudencia y la doctrina, no obstante la carencia de alguna
disposición que lo dijera expresamente, puesto que las que la contemplaban sólo la
insinuaban, como también lo hace el artículo 786 del Código de Procedimiento Civil, al
disponer que la sentencia que declara la casación en la forma determinará el estado en
que queda el respectivo proceso, precisamente por la ineficacia de parte o de todo él.
Esta aceptación unánime de la llamada "extensión" de la nulidad procesal tiene su
origen en el carácter complejo y unitario del proceso. Como sabemos, se compone de un
conjunto de actos, algunos realizados por el juez, otros por las partes e incluso por terceros,
que, aunque distintos entre sí, están íntimamente ligados, de manera que algunos
descansan o se edifican sobre otros. Esta estrecha unidad se debe a que todas las
actuaciones persiguen un mismo fin: permitir al proceso cumplir su objetivo primordial, cual
es la sustanciación del litigio y sobre todo su justa decisión.
No era imprescindible, entonces, consagrar en forma expresa esta modalidad de la
nulidad procesal. No obstante, la Ley N2 18.705 estimó menester hacerlo. Para ello modificó
el artículo 83 del Código y en su inciso final prescribió dos mandatos. El primero, negativo:
"La declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado".
Advertencia que parece obvia, ya que nadie desconoce que existen actos aislados del
proceso que por su naturaleza no sirven de base a otros, en cuyo caso su ineficacia se
circunscribe a ellos y no se extiende a actuaciones posteriores. Este carácter tiene, por
ejemplo, la confesión prestada sin juramento que sólo afectará a ese medio de prueba y
no a otras diligencias del proceso, la inspección personal del tribunal realizada sin
notificación de la parte, etc.
El segundo mandato que condene la nueva disposición va dirigido al juez, al decir
que: "El tribunal, al declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos
quedan nulos en razón de su conexión con el acto anulado".
Parece conveniente esta medida, ya que su cumplimiento evitará confusiones y
dilaciones. Declarada la nulidad del acto, será el propio tribunal quien marcará el límite de
la extensión de la ineficacia, la que naturalmente incidirá sólo respecto de aquellas
diligencias íntimamente ligadas con aquél, conservando su valor las que no tengan tal
dependencia. Quedan así superadas las dudas a que daba lugar el primitivo inciso

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segundo del artículo 84, hoy inciso tercero, que, como se recordará, se limita a disponer, en
situaciones similares, que "el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias necesarias
para que el proceso siga un curso normal", lo que no siempre se entendió con el alcance
que ahora se precisa.
Si el juez incumple esta obligación, será la parte interesada la que solicitará la
complementación pertinente por la vía del recurso de aclaración, rectificación o
enmienda respecto de la sentencia interlocutoria correspondiente, puesto que sólo se trata
de salvar una omisión de ésta que aparece de manifiesto en ella.
Carácter genérico de la nulidad procesal. El principio de la especificidad
Se ha dicho que la nulidad estudiada es una sanción de ineficacia procesal, pero, no
obstante tal carácter, su acción es amplísima, puesto que afectará de una manera
genérica a todos los actos del proceso ejecutados imperfectamente, sin necesidad de que
el legislador la prescriba para cada caso particular.
Basta, entonces, un apartamiento y desviación graves de las normas legales que
rigen un acto del proceso para que se haga merecedor de la sanción, sin que requiera de
una expresa manifestación legislativa que la contemple ante una determinada
irregularidad.
No tiene cabida, por regla general, en nuestro ordenamiento procesal el llamado
principio de la "especificidad", que, como su nombre lo indica, señala que no hay nulidad
procesal sin ley específica que la establezca. Por tal razón no existe en el Código de
Procedimiento Civil una disposición similar al artículo 1681 del Código Civil, que dispone que
la nulidad afectara a todo acto o contrato a que falte alguno de los requisitos que la ley
prescribe para que tengan valor, según su especie y la calidad o estado de las partes.
Couture y Carli nos enseñan que no debe haber nulidad sin ley específica que la
establezca, en atención a que, siendo una sanción excepcional, sólo puede decretarse en
los casos expresamente señalados en el derecho positivo. No sucede así en el nuestro, en
que la falta de una reglamentación adecuada conduce a liberalidades inaceptables que
la jurisprudencia ha tratado de morigerar.
Aún más, cabe recordar que en ciertos casos el legislador prescribe especialmente
que determinados vicios o irregularidades procesales no tienen la virtud de producir la
nulidad de los actos en que se causaron, lo que significa que, a contrario sensu, los demás
defectos podrían dar lugar indiscriminada y generalmente a tal sanción. Ello ocurre, por
ejemplo, en el artículo 46 del Código, que señala que una vez practicada la notificación
sustitutiva del artículo 44, el ministro de fe deberá dar aviso de ella al notificado mediante
carta certificada, dejándose de ello testimonio en autos. Agrega, a modo de necesaria
advertencia, que la omisión de esta obligación no invalidará la notificación.
Otro tanto sucede con el artículo 50 inciso 4e, al estatuir que de la notificación
practicada por el estado diario se pondrá testimonio en autos, haciendo presente que los
errores u omisiones en que allí se incurra no invalidarán la diligencia.
También el legislador creyó menester hacer presente en el actual artículo 165 inciso
penúltimo que ciertos errores y omisiones en las tablas de causas de tribunales superiores no
impedirán la vista del juicio.
Lo anteriormente expuesto confirma nuestra aseveración en el sentido de que, por lo
general, a la legislación chilena le basta el apartamiento de cierta magnitud de las formas
legales para que el acto así ejecutado sea susceptible de anularse, sin necesidad de una
disposición que lo declare expresamente ineficaz, a menos que la propia ley señale que no
es acreedor de tal sanción o le atribuya un efecto diferente.
Si analizamos el problema desde otro ángulo llegaremos al mismo resultado. Sabemos
que las excepciones dilatorias están establecidas para corregir vicios de procedimiento y es
evidente que la manera más directa de lograrlo es declarando nula la actuación irregular.

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El artículo 303 enumera algunas de estas excepciones y señala en el número final que
tienen este carácter, en general, las que se refieren a la corrección del procedimiento, sin
afectar al fondo de la acción deducida. Quiere decir, entonces, ante la amplitud de los
términos transcritos, que podrán oponerse dilatorias cada vez que, en la oportunidad
procesal pertinente, sea menester corregir por la vía de la ineficacia actuaciones
irregulares, sin precisarse de manera alguna la magnitud ni las características del vicio u
omisión de forma que les afecta.
El criterio tan liberal del legislador chileno en esta materia es justificado por algunos
autores, quienes, como Víctor Santa Cruz, por ejemplo, sostienen que la ley no necesitó
consagrar determinadamente la nulidad, puesto que llevan consigo esta sanción de
ineficacia los actos y procesos en que las formas por ella dispuestas se han dejado de
cumplir. Agregan que es superfluo que el legislador señale específicamente en cada caso
la pena de nulidad, por ser un castigo inherente al acto que omite formalidades legales. La
actuación viciada no cumple con los requisitos necesarios para que la ley le preste
protección y le permita producir los efectos jurídicos por ella previstos para los de igual
naturaleza realizados regularmente. El juez debe limitarse a declarar su nulidad.
Agreguemos nosotros, tras el propósito de justificar el criterio tan liberal del legislador
nacional en este aspecto de la nulidad procesal, que, dada la complejidad de los actos
que componen el proceso, su número, los roles que cumplen dentro de él y sus diferentes
modalidades, impiden señalar taxativamente en cada caso cuáles irregularidades llevan a
restarle eficacia y cuáles no. No podemos negar que a lo anterior hay que añadir la
deficiente reglamentación que el Código de Procedimiento Civil somete a la institución
que nos preocupa, de lo que reiteradamente hemos dejado constancia, crítica que se
atenúa después de la Ley N9 18.705.
Debemos reconocer, sí, que en ciertas ocasiones el legislador cambia de parecer y
acoge el principio de la especificidad, lo que constituye la excepción que confirma la regla
general en contrario. Ello ocurre en el recurso de casación en la forma.
En efecto, este recurso tiene como única función invalidar actos procesales tan
importantes como son las sentencias definitivas y ciertas interlocutorias, cuando en su
dictación se han omitido requisitos legales o forman parte de un proceso irregular. Pero no
todo defecto procesal habilita para anular estas resoluciones, sino solamente aquellos de
tal magnitud que la ley ha elevado a la categoría de causal de casación y que
específicamente señala en el artículo 768.
Otro tanto ocurre en el artículo 80, que sanciona con nulidad todo lo obrado en el
proceso seguido en rebeldía del demandado por falta de emplazamiento.
La situación descrita lo era en el Código de Procedimiento Civil hasta antes de la
dictación de la Ley N- 18.705. Cabe preguntarse: ¿tiene cabida ahora expresamente el
principio de la especificidad en la nulidad procesal?
La respuesta es negativa. En efecto, si bien el nuevo inciso primero del artículo 83 nos
advierte que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en
los casos en que la ley expresamente lo disponga, agrega que, además, ello podrá
suceder en "todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad".
Como puede apreciarse, el legislador volvió a dejar abierta la posibilidad de que la
sanción de nulidad -no obstante su carácter punitivo- pueda aplicarse a cualquier acto del
proceso que se vea afectado por alguna irregularidad, sin mencionar a aquél ni a ésta,
con la sola limitación de la concurrencia de un perjuicio sólo reparable por la nulidad, al
que nos referiremos en el párrafo siguiente.
Parece ser que la gran cantidad de actos que contiene cada proceso, sus distintas
finalidades y, sobre todo, formalidades, continúan impidiendo al legislador dar normas

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precisas sobre la anulabilidad a que pueden verse expuestos cada uno de ellos, viéndose
obligado a mantener el sistema genérico del Código.
Cabe advertir que, si bien el actual artículo 83 del Código comienza diciendo que la
declaración de nulidad se produciría en los casos en que la ley expresamente lo disponga,
no pasa de ser una declaración sin base real. Para demostrarlo basta tener presente que
sobran los dedos de una sola mano para contar los casos en que ello sucede.
Es necesario, también, tener presente que, después de dictada la Ley N2 18.705, el
legislador ha continuado reconociendo el carácter genérico de la nulidad procesal. Lo
demuestra la Ley N9 18.735, publicada en el Diario Oficial del 31 de agosto de 1988, que,
modificando el artículo 450 del Código, dispuso que el respectivo ministro de fe, una vez
practicado el embargo, debe enviar carta certificada al ejecutado, comenzando por
expresar que su omisión no afectará la validez de la diligencia. A contrario sensu, las demás
irregularidades en que pueda incurrirse darán lugar a tal sanción. Demostración clara de la
generalidad de la sanción en estudio.

La trascendencia de la irregularidad que motiva la nulidad procesal


La inobservancia del principio de la especificidad señalada, sin embargo, no impide
que tenga cabida en nuestra legislación el llamado principio de la trascendencia de la
nulidad procesal.
Este principio puede enunciarse de la siguiente forma: procede la nulidad de un acto
del proceso cuando la irregularidad que le sirva de antecedente corrompe su sustancia y le
impide cumplir el fin para que fue establecido en la ley.
Algunos opinaban que entre nosotros era posible solicitar y obtener la declaración de
ineficacia de una actuación procesal en los casos de haberse incurrido en defectos
formales que de alguna manera signifiquen una desviación de la norma de procedimiento
que la rige, aunque ella no sea grave.
Lo anterior se rebatía diciendo que el apartamiento de la ley debe dar lugar a una
injusticia, causar agravios reparables con la nulidad del acto viciado. Los tribunales no
pueden declarar, por regla general, la nulidad por la nulidad sino sólo cuando el acto
irregular afecta particularmente a las partes o en general al orden público.
Couture nos recuerda sobre el particular que para llegar a una adecuada solución
en materia de nulidades por defectos de forma, hay que tener siempre en cuenta que en
definitiva ella no es sino un medio de protección de intereses jurídicos lesionados a raíz del
apartamiento de las formalidades y no una manera de amparar preciosismos jurídicos.
La afirmación anterior no tenía una manifestación expresa en la ley, pero, como lo
hemos dicho, en cuanto a las partes se refiere, es condición indispensable de toda
pretensión -la nulidad en este caso-el interés que en ella debe tener el solicitante, en orden
a serle necesaria la protección jurisdiccional para reparar los agravios que, como en el
caso que nos preocupa, se han derivado del apartamiento de las reglas de procedimiento.
Si tal desviación es intrascendente, porque no origina injusticias reparables con la nulidad
del acto defectuoso, el tribunal deberá negar declararla por falta de legitimación del
sujeto.
Así lo había establecido la jurisprudencia nacional al desestimar, por ejemplo,
peticiones de nulidad basadas en no haberse asignado el número de orden al expediente;
por haberse efectuado una subasta judicial minutos después de la hora fijada en las
respectivas bases; por no contener la sentencia el nombre del redactor; por omitirse la firma
del juez en el mandamiento de ejecución y embargo en que el ejecutado no opuso
excepciones; por practicarse una notificación personal en un lugar distinto del señalado en
la ley, lo que no impide presumir que el notificado tomó debido conocimiento de la
respectiva resolución, etc.

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Como ha quedado establecido, entonces, si bien el Código no contemplaba en


forma específica el principio de la trascendencia de la nulidad procesal, la jurisprudencia lo
acogió unánimemente. Un estudio de las sentencias pertinentes nos demuestra que cada
vez exigía su aplicación con mayor estrictez, reservando la declaración de ineficacia sólo
para aquellos actos seriamente dañados con la irregularidad y siempre que ella causare un
perjuicio grave a las partes.
Coincidió, entonces, la jurisprudencia con Lemée, para quien, comentando la
legislación de su país, la clave del régimen de nulidades de forma se encuentra en la
noción de daño, pues su existencia es la que va a regir la posibilidad de pronunciar
efectivamente la invalidación. Agrega que el daño no se traduce en un perjuicio cual-
quiera; es preciso que la irregularidad que afecta al acto haya colocado a una parte en la
imposibilidad absoluta de hacer valer los derechos que emanan de él.
Seguramente, por lo dicho, la Ley Nº18.705 fue sensible frente al criterio jurisprudencial
e incorporó el principio que nos preocupa derechamente al Código. En efecto, agregó al
inciso primero del nuevo artículo 83 la advertencia de que, fuera de los casos en que la ley
lo disponga (especificidad), la nulidad procesal podrá declararse "en todos aquellos en
que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la
declaración de nulidad".
Requiere el legislador, por tanto, del vicio las mismas condiciones de trascendencia
que la jurisprudencia: irrogar a un litigante un perjuicio reparable solamente con la
ineficacia del acto en que incide. Si el daño puede ser subsanado por otro medio o no es
de tal gravedad que impida el cumplimiento de los fines previstos por la ley para una
actuación regularmente verificada, la petición de nulidad deberá ser rechazada.
No está de más decir que tanto la declaración de nulidad de los actos del proceso
en los casos en que la ley expresamente lo dispone, como en las situaciones genéricas que
la permite, requieren del perjuicio a que hace alusión el artículo 83.
Hacemos esta advertencia porque podría desprenderse del texto del precepto
mencionado que dicho perjuicio es exigido sólo en las segundas y no respecto de los casos
determinadamente indicados por el legislador, respecto de los cuales el juez, sin otra
consideración, debería declarar la nulidad pertinente.
Creemos que la existencia del daño aludido es exigible también en estos últimos,
basado en la aplicación del principio de la trascendencia ya estudiado.
Así, por ejemplo, en la situación contemplada en el artículo 80, que es uno de los
pocos casos de nulidad establecida por la ley, no bastan para declararla las
irregularidades allí descritas y la rebeldía del demandado, sino, además, el perjuicio que se
ocasione a este último. Si se niega lugar a la demanda entablada en su contra, no
obstante los graves defectos de que adolece el juicio, resulta improcedente la ineficacia
de lo obrado a su respecto.
Corresponde a la jurisprudencia la misión de contener los frecuentes impulsos de los
litigantes, siempre propensos a hallar motivos de nulidades, desechando todos aquellos que
no conduzcan a errores o peligros graves en la administración de justicia y al ordenamiento
jurídico. Los tribunales nacionales así lo han entendido, como quedó demostrado.
Las ideas expuestas ya estaban consagradas en el Código a propósito de la
casación en la forma, que, como luego se verá, es un medio de obtener la nulidad
procesal. En efecto, el artículo 768, después de precisar las irregularidades que dan lugar a
la ineficacia de una sentencia, en su inciso penúltimo autoriza al tribunal para desechar el
recurso "si de los antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un
perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo...”.
La nulidad procesal puede declararse también cuando la irregularidad que le sirve
de antecedente involucra alteración grave en el ordenamiento jurídico cuya protección

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interesa a la sociedad. En este último caso los tribunales están autorizados para decretar la
ineficacia de un acto del proceso de oficio en representación de aquélla, como luego se
explicará.
En resumen, cabe reiterar lo dicho a propósito del titular del derecho a invocar la
nulidad de actos del proceso. Para tener esta calidad es menester:
a) ser parte del respectivo juicio;
b) sufrir con motivo de la irregularidad que afecta al acto un
perjuicio reparable con su nulidad (trascendencia), y
c) no ser causante ni haber contribuido a la comisión del vicio
correspondiente. Lo anterior, fuera de las atribuciones oficiosas del
tribunal, que más adelante se analizarán.
La importancia y trascendencia de la nulidad procesal, sus efectos dentro del
proceso y el abuso que de ella se hace, constituyen constante preocupación de los
procesalistas. Tal es así que en las V Jornadas Latinoamericanas de Derecho Procesal,
celebradas en Bogotá en junio de 1970, se aprobó una ponencia formulada por los
profesores Devis Echandía y Morales Molina, que en parte expresa lo siguiente: "La
declaración de nulidad es un remedio imprescindible, porque responde al principio
constitucional del debido proceso, incluyéndose en éste la efectiva oportunidad del
derecho de defensa; pero su carácter drástico exige que se recurra a él sólo en casos
extremos, en que la gravedad del vicio procesal justifique la invalidación de lo actuado y
por consiguiente la pérdida del tiempo, el trabajo y el dinero invertidos por el Estado y por
las partes. Los demás defectos en la tramitación del proceso deben ser saneados mediante
remedios que respeten la economía procesal y a esta finalidad conducen las excepciones
procesales, el despacho saneador de las legislaciones luso-brasileñas y los recursos que,
ante el mismo juez o sus superiores, consagra la ley, limitados en el tiempo a la oportunidad
preclusiva para su interposición".
"Generalizar el concepto de nulidad atenta contra la economía del proceso, y lo
mismo sucede si no se establecen límites para la oportunidad de reclamarlas. El olvido de
estos dos conceptos elementales ha convertido a este instituto en una de las principales
causas de la prolongación excesiva de los procesos en muchos códigos vigentes. Se abusa
del concepto de nulidad, de la exagerada ampliación de sus efectos y de la ilimitada
oportunidad para alegarla, y por tal camino, de medida saneadora y protectora del
derecho de defensa, se ha convertido en instrumento apropiado para el ilícito ejercicio de
la deslealtad y la mala fe procesales, con la ineludible consecuencia de una exagerada
duración del proceso".
"Es indispensable, por lo tanto, restringir los motivos de nulidad a aquellos que violen la
garantía constitucional del debido proceso y del derecho de defensa; precisar y limitar sus
efectos a la invalidación de los actos realmente afectados por el vicio, sin extenderlos a
todos los posteriores a éste; exigir su alegación inmediatamente que se tenga por la parte
afectada la oportunidad procesal de conocer el vicio, so pena de considerarse saneado
implícitamente; negar su procedencia cuando, a pesar del vicio, se obtuvo el fin procesal
que la ley persigue con la respectiva actuación, es decir, si no resultó lesionado el derecho
de defensa y el debido proceso que la Constitución ampara; hacer obligatorio que
cuando se promueva un incidente de nulidad deban alegarse todos los vicios que existan
en ese momento y tengan tal calidad, sin que posteriormente se admitan nuevos incidentes
por tales motivos; negarle a la parte que no resulta afectada por el vicio la facultad de
reclamar la nulidad, por carencia de interés legítimo en que ella se declare; darle al juez
facultades oficiosas para prevenir y sanear los vicios procesales que la produzcan".

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La convalidación del acto nulo. su renuncia, rectificación y ratificación


La nulidad de algún acto del proceso sólo puede alegarse y declararse en
determinadas oportunidades durante el transcurso del juicio, y en todo caso in limine litis.
Terminado el proceso por resolución ejecutoriada, nace el efecto de la excepción de
cosa juzgada que impide volver a discutir entre las mismas partes lo allí resuelto, ni menos
cuestionar la corrección de las actuaciones verificadas. El procedimiento queda saneado
con el fin del juicio, pues la ley procesal propende a mantener la inmutabilidad de lo
obrado y declarado por los tribunales como verdades inamovibles y exactas.
La paz y la tranquilidad social así lo requieren, pues si no existiera la cosa juzgada las
decisiones judiciales carecerían de objeto, ya que los derechos declarados en favor de las
personas quedarían permanentemente condicionados a una posible revisión de los actos
verificados en el proceso respectivo. De este modo, la justicia no lograría una de sus
finalidades esenciales, cual es la de implantar la certidumbre legal y que se consigue con el
principio de la inmutabilidad de las decisiones judiciales una vez que quedan
ejecutoriadas.
Existe, entonces, una diferencia fundamental entre la nulidad civil y la procesal.
Sabemos que la nulidad de un acto o contrato en el Derecho Civil se consigue
mediante la acción ordinaria de nulidad, la que debe ser alegada dentro de un
determinado lapso; en cambio la nulidad procesal no se sanea por el transcurso del
tiempo, sino por otra circunstancia, el principio in limine litis, es decir, cuando queda
ejecutoriada la resolución que pone término al juicio, la que convalida definitivamente los
actos viciados.
Pese a las razones expuestas, no fueron escasos los litigantes que sostuvieron la
aplicación común de la acción de nulidad en el Código Civil y en el de Procedimiento, ni
faltaron fallos que así lo declararon. Ello se debió, a nuestro parecer, a dos factores: a la
reminiscencia de la antigua legislación española y a la falta de una sistematización
adecuada de la materia en el orden procesal.
Respecto al primero, sólo diremos que las Siete Partidas, en las leyes 3 y 28,
autorizaban el llamado recurso de retractación, que tenía por objeto declarar ineficaces
juicios ya fenecidos y en los cuales se habían realizado actuaciones viciadas. Este precepto
sólo fue derogado por la ley de lº de marzo de 1837. En ésta se dejó de manifiesto la
voluntad del legislador de circunscribir el campo de las nulidades procesales a los juicios,
reforzándose así el principio de la presunción de verdad que entraña la cosa juzgada y que
es base indispensable de la estabilidad de los derechos. Sin embargo, pese a lo claro y
categórico del precepto enunciado, nuestros tribunales fueron reacios en su aplicación y
sólo a contar desde el primer cuarto del presente siglo se unifican las opiniones en el sentido
de que la acción de nulidad del derecho sustantivo no es aplicable en materia procesal.
Un fallo de nuestra Corte Suprema sintetiza lo expuesto al manifestar que "desde 1837
no procede declarar la nulidad de un juicio en otro posterior, tanto porque el tribunal
carece de jurisdicción para declarar nulas sus resoluciones enjuicio pretérito, máxime si las
ha pronunciado otro juez en el ejercicio de sus atribuciones, conociendo de un asunto que
la ley colocó en la esfera de sus funciones, tanto porque en nuestro derecho no procede la
acción ordinaria de nulidad para estos efectos.
La carencia de reglas procesales precisas que gobiernen en forma acabada la
nulidad procesal contribuyó, también, a interpretaciones erradas de ella.
Haciendo un resumen concluiremos diciendo que "la nulidad civil es un medio de
extinguir actos o contratos del derecho común. A ella se refiere el Título XX del Libro IV del
Código Civil y sólo mira los vínculos jurídicos que nacen de los medios indicados en el artícu-
lo 1437 del mismo Código, mas no a los que nacen o se generan en virtud de acciones

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judiciales, o sea, de derechos hechos valer en juicio, porque la nulidad de tales


obligaciones, como todas las actuaciones de la litis, se rigen por el Derecho Procesal, a
menos que el legislador haya dispuesto lo contrario".
Hoy día nadie pone en duda la convalidación del proceso irregular o de actos de él
una vez producidos los efectos propios de la cosa juzgada. El principio enunciado ha sido
reconocido uniformemente por la jurisprudencia. La Corte Suprema opinó que la ley
procesal propende a mantener la inmutabilidad de lo obrado y declarado por el Poder
Judicial, como verdades inamovibles y exactas, y una vez pasadas en autoridad de cosa
juzgada las resoluciones, no es posible perseguir sanciones por cualquier vicio cometido
durante el procedimiento, el cual debe considerarse ya saneado.
El mismo tribunal falló que no es posible solicitar la nulidad procesal de una actuación
o de todo el proceso mediante un incidente si en el proceso existe sentencia firme o
ejecutoriada.
Pero no siempre es necesario que el proceso haya terminado por sentencia
ejecutoriada para estimar convalidados, por el efecto de la autoridad de cosa juzgada, los
actos irregulares cometidos durante su curso.
Como luego lo veremos, la ley es precisa para determinar las oportunidades en que
debe invocarse la nulidad de un acto del proceso, de manera que, transcurridas ellas sin
declararse, el principio de la preclusión cierra el camino para hacerlo, aun cuando aquél
esté aún vigente por no haber surgido el manto protector de la cosa juzgada.
La doctrina habla en este caso de conformidad, puesto que la convalidación se
produce por una especie de aceptación tácita del afectado al no reclamar
oportunamente la respectiva nulidad. El principio procesal de la preclusión impide volver a
etapas pasadas del proceso.
La jurisprudencia ha reconocido esta especie de convalidación del acto irregular por
no emplearse oportunamente los mecanismos destinados a obtener su nulidad. Ha dicho,
por ejemplo, que el demandado que deja pasar las ocasiones señaladas en la ley sin
alegar la nulidad, ha perdido el derecho a invocarla por haberse producido la
correspondiente convalidación. Su silencio es demostrativo de conformidad frente al acto
viciado que le afecta.
En resumen, el Código reconoce la convalidación definitiva de los actos nulos por
medio del efecto de la autoridad de cosa juzgada. Acepta, también, la convalidación
anticipada durante el curso del juicio a través del principio procesal de la preclusión. Ni
para la una ni para la otra existía un texto expreso, salvo el artículo 175 para la primera, y las
oportunidades para promover incidentes respecto de la segunda.
La Ley Nº 18.705 nada dice respecto de la convalidación que hemos llamado
definitiva, la que sigue amparada por la cosa juzgada y, por tanto, con pleno vigor
después de su vigencia.
En cuanto a la convalidación anticipada, la reconoce manifiestamente, no
bastándole sólo los efectos de la preclusión. Lo hace en el artículo 83, inciso penúltimo, al
decir que la parte que "ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo no podrá
demandar la nulidad". Intentemos interpretar este precepto.
Estaremos en presencia del primer tipo de convalidación -creemos- si el habilitado
para solicitar la nulidad deja pasar las oportunidades prescritas por la ley para hacerlo. Su
omisión le priva después del derecho para invocarla. Es la situación, como se dijo, que en
doctrina se denomina convalidación por conformidad, que tiene lugar precisamente ante
la pasividad de aquél, la que debe interpretarse como aquiescencia frente al acto
irregular. Sería la convalidación tácita de que nos habla la Ley Nº18.705.
No debe confundirse la conformidad de la parte frente al acto irregular que le
perjudica, traducida en su omisión de alegar la nulidad -convalidación tácita según la Ley

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Nº18.705- con la confirmación del mismo, que da lugar a la convalidación expresa del
mismo, empleando la terminología de la disposición señalada.
Se produce esta última, de acuerdo con la doctrina, cuando la parte afectada con
el vicio realiza actuaciones en el proceso que, demostrando pleno y manifiesto
conocimiento de él, contribuyen a que el acto en que incide cumpla a su respecto los fines
previstos para uno correcto. Es el caso de quien, sin haber sido notificado de la resolución
que recibe la causa a prueba, presenta la lista de sus testigos y la nómina de los puntos
sobre los que depondrán, coincidiendo con los hechos a probar consignados en la
indicada resolución.
Esta confirmación -doctrinariamente hablando-, repetimos, da lugar a la llamada
convalidación expresa del acto viciado, y si bien no tenía consagración literal en el
Código, su aceptación se desprendía de varias disposiciones aisladas, como por ejemplo,
del artículo 55, que subsana la falta de notificación de una resolución o su práctica ilegal
con la verificación de alguna gestión del presunto perjudicado que demuestre
conocimiento de aquélla.
La Ley N9 18.705 recoge, entonces, estas ideas al prescribir, en el tantas veces citado
artículo 83, la convalidación expresa del acto viciado, la que existirá, según se dijo, si el
afectado con la irregularidad inequívocamente da a entender que ésta no perturba el
ejercicio de los derechos que puede hacer valer en el proceso. Con mayor razón si lo dice
derechamente.
En resumen, entendemos que la mera omisión de reclamar la nulidad por el
perjudicado en las oportunidades dispuestas por la ley y con mayor razón durante el curso
del proceso, da lugar a la forma de subsanar el acto viciado que en doctrina se conoce
como convalidación por conformidad y que la Ley N9 18.705 identifica, al parecer, con la
que llama convalidación tácita. Su pasividad o silencio es el antecedente que lleva a ella.
A su vez, la ejecución de actuaciones que manifiesta e inequívocamente
demuestren, aunque sin decirlo, que el mismo perjudicado con el acto irregular prescinde
de invocar la nulidad consecuente, siguiendo el proceso su curso normal pese al vicio que
le afecta, consiste, doctrinariamente, en la convalidación por confirmación y que la ley
mencionada -también nos parece- denomina convalidación expresa. A ella conducen,
entonces, las diligencias realizadas por el titular del derecho a invocar la nulidad, que,
demostrando conocer el vicio que la constituye, no la alega.
Un problema interesante se presenta cuando la gestión posterior a su vez adolezca
de defectos que habiliten para decretar su nulidad. Declarada ésta, ¿podrá solicitarse la
de un acto también viciado y ejecutado inmediatamente antes? Sabemos que uno de los
efectos de toda nulidad es retrotraer las cosas al estado anterior de su declaración, o sea,
en este caso dicha gestión posterior prácticamente no ha existido. Alessandri Besa, al
respecto, expresa que siendo el efecto de la nulidad el borrar por completo el acto o
contrato nulo, con todas sus consecuencias, las cosas deben volver al estado en que se
encontraban antes de que aquél se celebrara. De esta manera, según esta opinión, puede
interponerse la nulidad del acto viciado porque se está actuando en la oportunidad que la
ley señala.
La Corte Suprema ha resuelto en una situación parecida que no obsta declarar la
nulidad del emplazamiento por defectos en la respectiva notificación la circunstancia de
que el demandado, antes de tal declaración hubiere hecho una presentación si ella se
tuvo por no verificada para todos los efectos legales. Así aparece en sentencia publicada
en Fallos del Mes Nº377, año 1990, p. 105, sentencia 10.
La confirmación, por último, es un acto jurídico unilateral del titular de la petición de
nulidad, es decir, requiere de la voluntad de una persona y no es necesaria la aceptación
de la otra parte. Esta característica significa que es irrevocable, lo que está en perfecta

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armonía con lo dispuesto en los artículos 84 y 85, ya que estas disposiciones legales
preceptúan que todo incidente propuesto extemporáneamente, vale decir, después de su
confirmación, debe ser rechazado de plano.
A una situación muy distinta a las anteriores y con la que no debe confundirse, da
lugar la renuncia de las partes a utilizar los medios establecidos por el ordenamiento legal
para alegar la nulidad procesal. No pueden ellas acordar antes del juicio o durante él no
hacer efectivos tales medios con respecto a eventuales vicios posteriores. "Y es lógico que
así sea -nos dice un autor-, porque el objeto de estas reglas relativas a la nulidad es
precisamente evitar que las personas que intervienen en actos jurídicos -los procesales lo
son- burlen disposiciones legales, omitiendo requisitos que la ley juzga indispensables para la
normalidad jurídica".
No debe confundirse la convalidación del acto nulo, que siempre procederá del
litigante no causante de la irregularidad, pero sí perjudicado con ella, con la llamada
rectificación del mismo. En efecto, esta última también es una manera de subsanar la
nulidad, pero proviene de quien originó el vicio o concurrió a su materialización,
empleando la terminología del actual artículo 83. Así sucederá si, antes de demandarse la
nulidad, éste subsana el vicio, ya sea repitiendo ahora correctamente el acto o
introduciéndole las enmiendas habilitantes que correspondan.
La rectificación del acto nulo ha sido aceptada por la jurisprudencia como forma de
subsanarlo, especialmente porque por medio de ella desaparece el perjuicio que justifica
su ineficacia.
Finalmente, se presenta en Derecho Procesal el problema de si es posible sanear,
mediante la ratificación del interesado, los vicios del proceso originados por el hecho de
actuar en nombre suyo una persona sin poder suficiente.
La ratificación constituye indudablemente una especie de renuncia del interesado a
pedir la ineficacia de los actos procesales realizados en las condiciones indicadas, ya que
su aceptación posterior equivale a un otorgamiento de poder con efecto retroactivo,
haciendo suyo lo obrado irregularmente a su nombre y dándole plena validez.
No es posible formular una regla general y absoluta con respecto a la procedencia o
improcedencia de la ratificación en materia procesal, sino que es menester estudiar las
situaciones que pueden presentarse.
De los preceptos contenidos en el Título II del Libro I del Código de Procedimiento Civil
y en la Ley N9 18.120, se desprende que las partes pueden actuar excepcionalmente en
juicio por sí mismas, y por regla general, a través de mandatario. Y el artículo 6º indica las
formas como debe otorgarse poder suficiente para obrar ante los tribunales.
No obstante lo dicho, el legislador, para salvar situaciones que pueden presentarse
en la vida diaria y evitar la indefensión de los litigantes, permite que una persona
comparezca sin poder enjuicio en beneficio de otra; pero quien así proceda debe cumplir
con las exigencias señaladas en el inciso 3e del artículo 6e, entre las cuales es fundamental
la ratificación del interesado dentro del plazo fijado por el juez. El precepto en referencia
prescribe lo siguiente: "Podrá, sin embargo, admitirse la comparecencia al juicio de una
persona que obre sin poder en beneficio de otra, con tal que ofrezca garantía de que el
interesado aprobará lo que haya obrado en su nombre. El tribunal, para aceptar la
representación, calificará las circunstancias del caso y la garantía ofrecida, y fijará un plazo
para la ratificación del interesado".
Sí la ratificación se produce, lo obrado se reputa efectuado válidamente por el
interesado; pero si ella no se realiza, lo actuado por el agente oficioso será nulo y de ningún
valor.

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Como puede apreciarse, la disposición transcrita contempla expresamente la


ratificación del interesado, y sólo cumpliendo ésta los requisitos legales tiene la virtud de dar
validez a lo obrado por el tercero oficioso, convalidándolo.
Es frecuente, sin embargo, en la práctica, que una persona comparezca enjuicio en
beneficio de otra sin estar premunida del correspondiente mandato y sin sujetarse a las
formalidades procesales prevenidas en el inciso 3° del artículo 6º. "Es evidente que en estos
casos las actuaciones del agente oficioso o seudomandatario carecen de eficacia o valor
legal, pero debemos reconocer que la jurisprudencia, por razones de equidad, ha
aceptado esta forma de comparecencia siempre y cuando el mandante, admitiendo esta
situación, ratifique lo actuado y la contraparte no haya formulado con anterioridad a esta
ratificación el correspondiente incidente de nulidad” o que el juez, haciendo uso de la
facultad que le confiere el Art. 83, no haya decretado de oficio la falta de validez de lo
obrado.
En materia procesal no hay reglas específicas en el Código referentes a la
capacidad para comparecer enjuicio, pero sí para postular en él, por lo que se ha
estimado que rigen al respecto, en lo que son compatibles, las normas estatuidas en los
Códigos Civil, de Comercio, de Minas, del Trabajo, y otras leyes sustantivas.
En esta situación, ¿puede el representante legal ratificar enjuicio lo actuado por su
representado incapaz?
En nuestro concepto, si se trata de un absolutamente incapaz, como los impúberes, a
quienes ni aun autorizados por sus representantes legales les es dable comparecer por sí
mismos en juicio, de nada sirve la aceptación posterior de lo obrado que formulen dichos
representantes, como quiera que los actos de tales incapaces son absolutamente nulos y
prohibidos por la ley y no admiten ratificación en derecho.
Distinta es, a nuestro juicio, la situación de aquellos incapaces a quienes la ley
permite apersonarse por sí mismos en litigios, aunque cumpliendo con ciertas formalidades
previas. Tal es el caso del hijo de familia, que puede hacerlo con autorización de su padre
o de la justicia en subsidio.
Los actos del hijo de familia que obra sin la autorización legal correspondiente están
afectados de nulidad relativa y pueden sanearse por la ratificación. Creemos por esto que
es evidente que, dentro del ámbito procesal, es también admisible la ratificación por parte
del padre de lo obrado enjuicio por su hijo y que con ella se validan todas las actuaciones
realizadas por éste, siempre, naturalmente, que no se haya declarado ya la nulidad del
procedimiento. Todo esto fluye de los Arts. 1447 y 1684 del CC, aplicados por extensión en
materia procesal, y además resulta de la historia fidedigna de la Ley N º 7.760 modificatoria
del CPC, en la que aparece que el diputado informante al referirse a las nuevas facultades
que se otorgan a los jueces expresan: "El juez queda autorizado, en virtud de esta
modificación del Art. 84 del CPC, para exigir que se ratifique por el marido todo lo obrado
por su mujer sin autorización en el juicio", antes de la Ley Nº 18.802.
En conclusión, la convalidación, expresa o tácita, proviene del perjudicado con el
acto nulo. La rectificación, del causante de la irregularidad, siempre que lo haga antes de
la declaración de nulidad. La ratificación, por último, corresponde al representante que
aprueba lo actuado por un tercero en su nombre, con la misma salvedad anterior, o al
representante legal que aprueba actos del representado incapaz. Todas son formas de
sanear el acto viciado.

Casos especiales de nulidad procesal. Situación contemplada en el artículo 80 del código


de procedimiento civil. Nulidad por falta de emplazamiento
La regla señalada en el sentido de que la nulidad procesal sólo puede reclamarse y
decretarse mientras subsiste la litis, pareciere tener una excepción -antes y después de la

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Ley Nº18.705 en la situación contemplada en el Art. 80 del CPC, que se refiere a la nulidad
de todo lo obrado por falta de emplazamiento del demandado. La situación prevista en la
disposición legal enunciada requiere de la existencia de dos supuestos:
a) Que al demandado no se le haya hecho saber en persona
ninguna de las providencias libradas en el juicio, en atención a que
por un hecho que no le es imputable han dejado de llegar a sus
manos las copias a que se refieren los Art. 40 y 44 o que ellas no
son exactas en su parte sustancial. Lo anterior significa que el demandado no ha sido
emplazado al juicio;
b) Que por tal razón el juicio se ha seguido en su rebeldía o para
estar a tono con el Art. 64 del CPC a
virtud de la Ley N 18.705, sin su comparecencia.
9

Ocurridas las condiciones señaladas, establece la ley que el demandado podrá


solicitar la rescisión de todo lo obrado dentro del plazo fatal de cinco días, contado desde
que aparezca o se acredite que tuvo conocimiento personal del juicio.
Si dicho conocimiento lo tiene el demandado mientras subsiste el juicio, hará valer la
nulidad de lo obrado mediante el respectivo incidente o el recurso que competa y se
habrá respetado el principio in limine litis.
Pero el problema surge cuando tal conocimiento se adquiere después de concluido
el juicio por sentencia de término. ¿Podrá pedirse la nulidad de todo el proceso fenecido
por falta de emplazamiento, según los términos del referido artículo 80, o lo impedirá el
principio in limine litis, derivado de la cosa juzgada? Dicho de otro modo, ¿habrá quedado
convalidado tácitamente el vicio cometido?
Desde la vigencia del Código de Procedimiento Civil y hasta el 1a de marzo de 1944,
fecha en que empezó a regir la Ley Nº 7.760, parecía indudable, aunque hubo
jurisprudencia y opiniones en contrario, que el ámbito del recurso de rescisión consagrado
en el artículo 80 estaba constituido por todo lo obrado en el juicio hasta antes de la
notificación de la sentencia a alguna de las partes. Y ello por las siguientes razones:
1º) porque el artículo 80 no se refiere en su texto a la sentencia, y 2º) porque el artículo 182
(205) prescribía, como lo hace hoy día en su inciso l e, que notificada a alguna de las partes
una sentencia interlocutoria o definitiva, el juez estaba impedido de alterarla o modificarla
en manera alguna, salvo aclarar puntos oscuros o dudosos, salvar omisiones y rectificar
ciertos errores.
Si el rebelde tenía la suerte de tomar conocimiento del pleito en la oportunidad
correspondiente, podía deducir en contra del fallo un recurso de casación en la forma,
basado en la falta de emplazamiento y aun, con posterioridad, uno de revisión, si había
motivo para ello. Pero, por las razones dadas, no le era permitido pedir la rescisión de lo
obrado fundándose en el artículo 80.
La Ley Nº 7.760 no introdujo alteraciones al artículo en estudio, pero amplió su
alcance al agregar al artículo 182 (205) un inciso que dice: "Lo dispuesto en este artículo no
obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el artículo 80", Otro tanto
hizo con el artículo 234.
Hoy día creemos que la respuesta que da el legislador es afirmativa. Digamos
derechamente que puede solicitarse la nulidad de todo lo obrado después de haber
terminado la tramitación del proceso en que se causó la irregularidad. Ello por las siguientes
razones:
Sentencia Corte Suprema, 26 de septiembre de 1939, citada por Humberto Bianchi
Valenzuela; artículo Revista de Derecho Universidad de Concepción, tomo abril-junio 1949,
p. 194.

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a) El Art. 182 del CPC señala que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a
alguna de las partes se produce el efecto del desasimiento del tribunal, no pudiendo éste,
por regla general, alterarla o modificarla de manera alguna. Pero, como se dijo, la Ley Nº
7.760 agregó a esa disposición un nuevo inciso que conviene nuevamente transcribir. Dice
así: "Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que
le confiere el Art. 80".
Quiere decir, por tanto, que, no obstante el desasimiento del tribunal, puede solicitarse la
rescisión de lo obrado en el caso que nos preocupa.
b) A su vez, el Art. 231, inciso lº, del CPC prescribe que se procederá al cumplimiento
de las sentencias definitivas e interlocutorias una vez que éstas estén ejecutoriadas, o sea,
terminando definitivamente el juicio en que se dictaron.
Sabemos que puede procederse a tal cumplimiento incidental-mente y allí se permite
oponer determinadas excepciones a la parte vencida, las que contempla el Art. 234. El
inciso final de esa disposición, también a virtud de la Ley Nº 7.760, vuelve a decir que lo
dispuesto en este artículo es sin perjuicio de lo prescrito en el Art. 80. Lo anterior significa,
entonces, que puede pedirse la nulidad de lo obrado por falta de emplazamiento, durante
el cumplimiento de la sentencia, es decir, cuando ella ya esté ejecutoriada.
c) La conclusión anterior aparece corroborada con la historia fidedigna de la Ley N º
7.760. En efecto, en oficio de 6 de enero de 1943, el Consejo General del Colegio de
Abogados, informando al Ejecutivo acerca del proyecto de esa ley, decía textualmente: "El
inciso que se agrega al Art. 182 tiene por objeto armonizar esta disposición con el Art. 80, el
cual permite al juez dejar sin efecto su propia sentencia, cuando ella sea consecuencia de
la nulidad de lo obrado".
Concluyendo, podemos decir que la situación de nulidad de lo obrado contemplada
en el Art. 80 del CPC, puede plantearse aun ejecutoriada la sentencia que pone fin al
proceso, antes y después de la Ley Ne 18.705, que nada dijo sobre el particular.
Pero ¿significa ello una excepción al principio de que la nulidad procesal sólo puede
alegarse y declararse mientras subsiste el juicio?
Creemos que no, pues producida la situación tantas veces señalada, esto es la falta
de emplazamiento del demandado rebelde, no se formó la relación procesal entre las
partes, que es de la esencia de todo proceso. Esta, entonces, tuvo una aparente validez, y
aparente es también el valor de la sentencia que le puso término. En otras palabras, jamás
se ha producido el efecto de cosa juzgada en un proceso tan ir regularmente
substanciado. Si el demandado no fue emplazado al juicio, para él no hay sentencia
ejecutoriada, sino una apariencia de ella, que no obsta para pedir la rescisión de todo lo
obrado en su contra.
Así lo ha entendido la jurisprudencia. La Corte Suprema, en un interesante fallo, por
mayoría de votos dictaminó que la nulidad procesal puede solicitarse cualquiera que sea el
estado o situación en que se encuentre el proceso, y ello porque, si no ha existido una
relación procesal eficaz, las sentencias que se pronuncian en ese procedimiento, que sólo
reviste aparentemente caracteres de juicio o contienda entre partes, no pueden producir
los efectos del juzgamiento válido respecto del litigante que no fue debidamente
emplazado.
Aún más, la jurisprudencia ha extendido la situación prevista en el artículo 80 del
Código a cualquier otra en que se haya omitido el emplazamiento del demandado
rebelde o tal trámite sea defectuoso. Así se ha dicho que, aunque el legislador en el
artículo 80 se refiere a las notificaciones de los artículos 40 y 44, debe entenderse que ello es
sólo por vía de ejemplo. No ha sido el espíritu del legislador excluir la falta de
emplazamiento que puede derivarse de otra forma de notificación, como sería la por
avisos que contempla el artículo 54, cuando se ha practicado incorrectamente.

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También ha declarado que si la notificación practicada en un proceso no fue


realizada por un funcionario competente, todo lo obrado es nulo, no obstante haberse
dictado sentencia de término en el proceso.

Situación contemplada en el Art. 79 del CPC. Nulidad por fuerza mayor.


El Art. 79 del CPC se refiere, por su parte, a la facultad que la ley acuerda al litigante
rebelde para pedir la nulidad de lo obrado por haber estado impedido por fuerza mayor
de actuar en el proceso. En este caso, a diferencia del anterior, la notificación de la
demanda ha sido ejecutada en forma correcta, pero el litigante se ha visto en la imposi-
bilidad de concurrir al juicio por motivos insuperables.
No ha precisado la ley procesal, como lo hace el derecho sustantivo, qué es fuerza
mayor en este caso. En tal evento, debemos remitirnos al Código Civil, que en su artículo 45
expresa: "Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir,
como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad
ejercidos por un funcionario público, etc.".
Estaría dentro de lo previsto en el artículo 79 la situación del litigante que no ha
podido apersonarse al juicio por impedimentos que emanan de la propia ley, ya que el
artículo 45 indica los actos de autoridad ejercidos por funcionarios públicos como caso de
fuerza mayor. Tal es el caso, a nuestro entender, de un litigante que no se presenta al juicio
por encontrarse privado de la libertad por mandato de la ley.
El derecho conferido en el artículo 79 debe hacerse valer en el plazo de tres días
desde que cesó el impedimento. La fuerza mayor puede probarse por todos los medios
legales, incluso testigos, ya que se trata de un simple hecho.
Debemos hacer presente que mientras el artículo 80 mira sólo al demandado, el
artículo 79 hace extensivos sus efectos también al demandante impedido de concurrir a
algún acto del proceso.
Recordemos, por último, que existen casos particulares de fuerza mayor en el Código
que tienen una solución diferente. Así sucede, por ejemplo, respecto de ciertos
entorpecimientos que impiden rendir pruebas dentro del término de prueba, permitiéndose
la concesión de términos especiales para ese fin (artículos 339 y 340).

La declaración de nulidad procesal. Medios legales para obtenerla


Se dijo que la nulidad de los actos procesales debe ser declarada judicialmente. Para
obtener esta declaración debe ser alegada por la parte agraviada con la irregularidad, sin
perjuicio de la facultad del juez para proceder de oficio en determinados casos.
Ante la carencia de normas precisas que den a la institución un contenido orgánico y
una orientación propia -más antes que después de la Ley Nº 18.705-, la doctrina y la
jurisprudencia han determinado los medios idóneos destinados a alegar y obtener la
declaración de nulidad de un acto si no se utiliza el medio adecuado para su obtención.
Recordemos que entre los medios idóneos para alegar la nulidad procesal no está la
acción ordinaria de nulidad del Derecho Civil, esto es, la que se substanciaría en un juicio
ordinario diverso de aquel en que se cometió la irregularidad y con el fin de restar eficacia
a un acto allí sucedido ir regularmente.
La razón ya se expuso latamente: la nulidad procesal sólo puede declararse in limine
litis, por así determinarlo la autoridad de cosa juzgada. Producida ella, la convalidación ha
sido definitiva.
Por la índole de esta obra sólo nos corresponde referirnos especialmente a dos de los
modos destinados a lograr la ineficacia de actos viciados del proceso. Ellos son el incidente
de nulidad y la declaración de oficio de la misma. Ambos se encuentran reglamentados en
el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil.

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Nulidad de actos que revisten el carácter de civiles y procesales


La aseveración anterior en el sentido de que la nulidad civil y la procesal deben
alegarse por medios diferentes, no obstante que su finalidad es la misma, nos lleva a
dilucidar el problema de determinar cómo se persigue la ineficacia de actos que tienen a
la vez caracteres de civiles y procesales.
Precisemos, primero, cuáles son estos actos. Nos referimos especialmente a actos o
contratos de orden civil que forman parte o se generan durante la tramitación de un
proceso. Tal ocurre, por ejemplo, con el remate de bienes en el procedimiento ejecutivo,
las adjudicaciones en la partición judicial de bienes, la realización de los muebles dados en
prenda, ciertas enajenaciones en la quiebra, etc.
La jurisprudencia y la doctrina distinguen, para dar una adecuada solución a la
cuestión planteada, entre vicios cometidos en el acto mirando su aspecto meramente civil
y aquellos que se han producido en relación con las actuaciones procesales de las que
forma parte.
a) En el primer caso estamos en presencia de irregularidades producidas en el acto
en cuanto es contrato lo que determina que se produzca su nulidad civil, la que deberá
reclamarse en otro juicio de nulidad de un acto del proceso, sirviéndose para ello de los
diversos preceptos aislados que existen sobre la materia. Se acostumbra clasificar estos
medios en dos grandes grupos: directos e indirectos. Los primeros son aquellos cuya
finalidad precisa es lograr una declaración judicial de ineficacia de los actos procesales.
Están establecidos con ese único fin.
Pertenecen a esta categoría los siguientes:
a) El incidente de nulidad procesal, toda vez que, como luego se demostrará, la
petición de nulidad constituye, por regla general, una cuestión accesoria al juicio que
requiere un especial pronunciamiento del tribunal;
b) Las excepciones dilatorias, que, aun cuando son verdaderos incidentes del juicio,
la ley les da fisonomía propia en el Título VI del Libro II del Código de Procedimiento Civil.
Constituyen medios directos para alegar la nulidad de un acto, como ya se ha dicho,
porque el artículo 303 los destina a la corrección del procedimiento, sin afectar al fondo de
la acción deducida;
c) El recurso de casación en la forma, puesto que está establecido precisamente
para invalidar o anular resoluciones judiciales dictadas con omisión de determinadas
formalidades procesales o que se han pronunciado en proceso viciado, y
d) La facultad de los tribunales para declarar de propia iniciativa, de oficio, la
nulidad de actos del proceso. Constituye una excepción al principio de la pasividad y está
contenida en los artículos 83, 84 y 775 del Código de Procedimiento Civil. También la
contemplan los artículos 437 y 472 del Código del Trabajo.
Los indirectos, por su parte, son aquellos que no persiguen exclusivamente la
declaración de ineficacia del procedimiento, pero a través de ellos puede obtenerse. En
esta categoría podemos señalar, entre otros, los recursos de reposición, apelación, queja,
revisión, etc.
La Corte de Apelaciones de Concepción en sentencia de 19 de abril de 1998
dictada en causa Rol N2 52.955 del Juzgado de Letras de Coronel, ha resuelto que también
es forma de impetrar la nulidad procesal la alegada por un tercero respecto de la validez
de un acto judicial no contencioso, lo que le transforma en legítimo contradictor del mismo.
Debemos precisar que no queda al arbitrio de las partes o del juez elegir discrecionalmente
cualquiera de los medios señalados. Está determinado por la ley, según cual sea la
naturaleza de la irregularidad cometida, el carácter del acto en que incide, la oportunidad

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procesal en que ocurre, etc. No podrá prosperar, entonces, la petición de nulidad de un


acto si no se utiliza el medio adecuado para su obtención.
Recordemos que entre los medios idóneos para alegar la nulidad procesal no está la
acción ordinaria de nulidad del Derecho Civil, esto es, la que se substanciaría en un juicio
ordinario diverso de aquel en que se cometió la irregularidad y con el fin de restar eficacia
a un acto allí sucedido irregularmente.
La razón ya se expuso latamente: la nulidad procesal sólo puede declararse in limine
litis, por así determinarlo la autoridad de cosa juzgada. Producida ella, la convalidación ha
sido definitiva.
Por la índole de esta obra sólo nos corresponde referirnos especialmente a dos de los
modos destinados a lograr la ineficacia de actos viciados del proceso. Ellos son el incidente
de nulidad y la declaración de oficio de la misma. Ambos se encuentran reglamentados en
el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil.

Nulidad de actos que revisten el carácter de civiles y procesales


La aseveración anterior en el sentido de que la nulidad civil y la procesal deben
alegarse por medios diferentes, no obstante que su finalidad es la misma, nos lleva a
dilucidar el problema de determinar cómo se persigue la ineficacia de actos que tienen a
la vez caracteres de civiles y procesales.
Precisemos, primero, cuáles son estos actos. Nos referimos especialmente a actos o
contratos de orden civil que forman parte o se generan durante la tramitación de un
proceso. Tal ocurre, por ejemplo, con el remate de bienes en el procedimiento ejecutivo,
las adjudicaciones en la partición judicial de bienes, la realización de los muebles dados en
prenda, ciertas enajenaciones en la quiebra, etc.
La jurisprudencia y la doctrina distinguen, para dar una adecuada solución a la
cuestión planteada, entre vicios cometidos en el acto mirando su aspecto meramente civil
y aquellos que se han producido en relación con las actuaciones procesales de las que
forma parte.
a) En el primer caso estamos en presencia de irregularidades producidas en el acto
en cuanto es contrato lo que determina que se produzca su nulidad civil, la que deberá
reclamarse en otro juicio ordinario por medio de la acción ordinaria de nulidad, sin que
igual sanción sufra el procedimiento en que se generó. Así sucede en una adjudicación
lograda con fuerza o el incapaz que subasta un bien rematado judicialmente, etc.
b) La segunda situación tiene lugar cuando se han omitido requisitos o formalidades
durante la secuela del juicio y que se refieren a aspectos meramente procesales, como,
por ejemplo, una subasta de bienes del ejecutado que no fue debidamente emplazado o
sin cumplir con los requisitos de publicidad, etc.
De acuerdo con el efecto extensivo de la nulidad procesal, en este último caso
deben anularse todas aquellas actuaciones que siguen al acto ineficaz, de tal manera que
si entre ellos existen contratos civiles, sufren igual sanción, no obstante que, según la ley, son
perfectos. Esta nulidad debe alegarse dentro del proceso y por los medios señalados para
lograr la nulidad procesal.
La jurisprudencia ha declarado que la enajenación por medio de la subasta pública
de un bien embargado no es un acto contractual aislado, sino el resultado legal de todas
las actuaciones que han debido precederla dentro del procedimiento ejecutivo,
actuaciones procesales establecidas y regladas en el Código de Procedimiento Civil
respectivo, por lo cual no son aplicables a ellas, en forma alguna, las disposiciones del
Código Civil referentes a la nulidad del contrato de compraventa, por omisiones de
carácter contractual.

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La Corte Suprema también ha dictaminado que la validez de las ventas forzadas


puede atacarse por vía ordinaria en los casos en que la nulidad se funda en defectos
contractuales señalados por el Código Civil como bastantes para anular la compraventa.
El mismo tribunal ha señalado, por último, que: establecido en un juicio ejecutivo, que
se siguió contra una mujer casada no separada de bienes, ni divorciada perpetuamente,
procede declarar nulo todo lo obrado en ese expediente, incluso la inscripción en el Con-
servador de Bienes Raíces de la escritura pública a que fue reducido el acto del bien
embargado a la mujer casada en la ejecución.
Cabe advertir que en fallo publicado en la Revista de Dereeho y Jurisprudencia,
tomo LXXXII, 2a parte, sección 2a, p. 98, la Corte de Apelaciones de Santiago adoptó un
criterio ecléctico. En efecto, reconoció en él que, anulado todo lo obrado en el proceso,
sigue igual suerte la subasta allí realizada, pero para proceder a obtener la restitución del
respectivo inmueble debía demandarse al subastador en un juicio declarativo posterior,
aduciéndose para ello la nulidad dispuesta inciden tal mente en el anterior.

El incidente de nulidad procesal. Características, tramitación y oportunidades para formular


la incidencia
Es evidente, como ya se advirtió, que la petición de nulidad durante el curso del
proceso es un incidente de la causa, pues constituye una cuestión accesoria que debe ser
resuelta por el juez mediante un pronunciamiento especial y que, en general, reúne las
condiciones establecidas para los incidentes en el Art. 82 del CPC.
Es indudable la ventaja que proporciona poder alegar la nulidad procesal mediante
un incidente de la causa. No habrá necesidad de esperar la dictación de la sentencia final
para hacer valer los vicios u omisiones cometidos en el proceso. De este modo, pueden
hacerse presentes tan pronto como se vayan produciendo, evitando pérdidas de tiempo y
de gastos, pues sabemos que la nulidad, debido a su carácter extensivo, opera no sólo
sobre los efectos directos del acto declarado nulo, sino también sobre todo otro acto o
resolución ejecutado o dictada en razón de él. Si determinada actuación resulta ineficaz
por haberse declarado nula, el tribunal deberá ordenar que se subsanen las irregularidades
cometidas para que el proceso pueda así continuar su curso legal. De esta manera se evita
la preocupación innecesaria de las partes en torno de actos que pueden ser declarados
ineficaces con posterioridad a la sentencia y se aleja la posibilidad de una justicia
equivocada por ser incorrecta la sustanciación del proceso.
No obstante la importancia de la incidencia de nulidad, no tiene señalada una
tramitación especial en la ley, debiendo dársele, en consecuencia, la correspondiente a las
ordinarias o comunes prescritas en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil,
artículos 82 a 91.
Creemos innecesario recordar aquí la tramitación de un incidente ordinario, a la que,
según lo dicho, debe someterse la solicitud de nulidad de un acto del proceso durante su
sustanciación. La Ley Nº 18.705 no innovó sobre el particular, salvo respecto de sanciones al
incidentista temerario, a las que nos referimos oportunamente.
Solamente estimamos de interés estudiar las ocasiones en que pueden promoverse
los incidentes de nulidad procesal, pues existen normas especiales que conviene precisar,
después de la dictación de la Ley Nº 18.705.
Cabe recordar, en primer lugar, que, para estos efectos y para otros, la ley no
atribuye igual valor a todos los actos procesales. A algunos los considera como
absolutamente necesarios para la estructura del juicio, de manera que si faltan o se
ejecutan imperfectamente, provocan la ineficacia y nulidad de todo el proceso. Y ello
porque tales actos sirven de base a la relación procesal que se forma entre las partes con
ocasión del juicio y que constituye la estructura misma del proceso. No señala la ley

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expresamente cuáles son estos actos, pero la jurisprudencia, sobre las bases señaladas, le
ha dado este carácter, por ejemplo, a la competencia absoluta del tribunal, la capacidad
de las partes, la notificación válida de la demanda, el emplazamiento, etc.
Un fallo interesante dispone textualmente que los vicios que anulan el proceso son
aquellos que inciden en alguno de los elementos de la relación procesal, vale decir, sobre
la capacidad de las partes, sobre las normas que gobiernan la demanda y su notificación,
sobre la competencia del tribunal, sobre el emplazamiento, etc. Si falta alguno de estos
elementos la relación procesal no es válida, y esta anormalidad puede hacerse valer
incidentalmente en el proceso.
Junto a estos actos esenciales existen otros complementarios de ellos, que, siendo
también normales del proceso, no tienen su misma importancia, de modo que si se
ejecutan defectuosamente su declaración de ineficacia sólo se circunscribe a ellos y no se
extiende a todo el proceso, como ocurre con los anteriores. Son los trámites no esenciales
del proceso y tienen este carácter, por ejemplo, la réplica, la duplica, un medio de prueba,
ciertas publicaciones en el juicio ejecutivo, etc.
Ahora bien, en los casos que la nulidad incidía en alguno cíe los actos que hemos
llamado esenciales, cuya ineficacia se extiende a todo el proceso, antes de la Ley N º
18.705, podía ella solicitarse por la vía incidental en cualquier momento de su tramitación,
aun después de citadas las partes para oír sentencia en primera instancia y antes de la
vista de la causa en segunda. Así lo prescribían los artículos 84, 85 y 86 y continúa
haciéndolo el artículo 433.
En cuanto a la petición de nulidad de los actos que hemos llamado no esenciales y
que únicamente alcanza a ellos y no al proceso, sólo podía formularse en las etapas
normales de interposición de los incidentes ordinarios, esto es, por regla general, tan pronto
llegue al conocimiento del afectado el vicio que la motiva, no pudiendo hacerlo después
de realizar alguna gestión posterior en el juicio, oportunidad en que se producía la
convalidación del acto viciado, por haber declinado las partes alegar la nulidad.
En todo lo demás regían las normas contenidas en el referido Título IX del Libro I del
Código de Procedimiento Civil para los incidentes ordinarios.
La ley mencionada modificó la estructura del Título IX del Libro I del Código de
Procedimiento Civil en lo que dice relación con el incidente de nulidad procesal. Ya se dijo
que estimó necesario desuñarle un artículo exclusivamente a él, en el que se establecen sus
características más salientes y que le hacen diferir de los incidentes comunes, los que
fueron debidamente tratados en páginas anteriores.
El precepto señalado, como se sabe, es el artículo 83. Entre las normas que contiene
sobresalen las relativas a la oportunidad en que deben promoverse los incidentes en
estudio. Comienza -en lo que interesa- prescribiendo que: "La nulidad sólo podrá impetrarse
dentro de cinco días, contados desde que aparezca o se acredite que quien deba
reclamar la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia
absoluta del tribunal".
La disposición transcrita, nos parece, contiene una regla general y una especial. La
primera, por el carácter indicado -también nos parece-, se aplica a todos los incidentes de
nulidad procesal, sin distinguir la magnitud del vicio ni la importancia del acto en que
recaen. La segunda se circunscribe únicamente a la incompetencia absoluta.
En cuanto a la regla general, como se vio, prescribe que los incidentes mencionados
de nulidad sólo podrán impetrarse en el plazo fatal de cinco días. Explica, en seguida,
cuándo empieza a correr este lapso: desde que aparezca o se acredite que el sujeto
activo tuvo conocimiento del vicio.
Como puede apreciarse, se siguió el mismo sistema del Código respecto de la
nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento, que reglamenta el ya estudiado

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artículo 80. Al igual que en él, corresponderá a la contraparte probar que el conocimiento
aludido se adquirió en una oportunidad diferente a la sostenida por el incidentista, por estar
éste protegido por la presunción legal de la buena fe.
En lo que dice relación con la incompetencia absoluta del tribunal, escapa
especialmente de la normatividad anterior, por lo que estimamos que podrá invocarse la
nulidad pertinente -que será de todo lo obrado- en cualquier momento del proceso, incluso
citadas las partes para oír sentencia, hasta que surja la autoridad de cosa juzgada, que lo
convalidará. Parece adecuado este tratamiento por la condición de Derecho Público de
las normas que regulan este tipo de competencia, a diferencia de las que gobiernan la
relativa, esencialmente renunciables en materia contenciosa civil-
Respecto de la generalidad de los incidentes de nulidad conviene distinguir entre:
a) Incidente de nulidad basado en hechos cometidos antes o coetáneos con la
iniciación del juicio
Hasta ahora todo parece claro. Pero se oscurece si relacionamos la disposición
analizada con el actual artículo 84. Este, al igual que antes, se refiere a los incidentes que se
originan en un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio. Dispone que deban
promoverse antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito, agregando el nuevo
inciso 3e que, si se hace después, "será rechazado de oficio por el tribunal, salvo que se
trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el
artículo 83...".
Recordemos que este último -al que se remite el 84- prescribe un plazo perentorio de
cinco días para promover cualquier incidente de nulidad, con la sola excepción del
relativo a la incompetencia absoluta.
¿Cómo conciliar ambos preceptos? Uno obliga a que los incidentes que nos
preocupan se promuevan antes de hacerse cualquiera gestión principal en el pleito sin
señalar plazo, y el otro, dentro de cinco días computados desde que se conoce el vicio.
La única explicación razonable parece ser la siguiente, a la que llegamos no sin
pocas dificultades.
Debe partirse -creemos- de lo prevenido en el artículo 84, por referirse a un tipo
especial de incidente, vale decir: a) al que se origina en un hecho anterior al juicio o
coexistente con su principio, y b) que anule el proceso, no sólo un acto aislado de él: se
promoverá antes de hacer cualquiera gestión principal en el pleito, la que normalmente
será la contestación de la demanda. Así lo dispone el precepto citado en su actual inciso
tercero.
Si así no sucede, por mandato del mismo artículo, el tribunal rechazará de oficio la
incidencia tardíamente opuesta, pero -agreguemos nosotros- con una ineludible condición:
siempre y cuando se acredite o aparezca que quien la formula tuvo conocimiento, sin
invocarlo, del vicio que le sirve de fundamento, con anterioridad a la práctica de la gestión
señalada. Este conocimiento puede deducirse del propio contenido de ésta. Se habrá
producido la convalidación del acto nulo. La remisión al artículo 83 así nos lo indica.
Insistamos -la redacción equívoca de los preceptos en juego así lo obliga- se trata de
un vicio cometido antes o coetáneo con el inicio del juicio y que da lugar a la nulidad de lo
obrado (incisos 2º y 3º del artículo 84), como podría ser, por ejemplo, la incapacidad del
demandante. La respectiva incidencia debe promoverse por el demandado -dice el
segundo inciso- "antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito".
¿Qué ocurre si así no se hace? La respuesta la da ahora el tercer inciso del mismo
artículo: "Será rechazado de oficio por el tribunal", pero en seguida -aquí surge la duda-
agrega: "salvo que se trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo caso se estará a lo
que establece el artículo 83, o que se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad
o la marcha del juicio...". Esta última disposición -recordemos- exige conocimiento del vicio.

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Tratando de armonizar ambos preceptos, la conclusión a que se arribe no podría ser


otra que, como ya se dijo: la convalidación se produce cuando, sin alegarse la nulidad
pertinente, el habilitado para hacerlo, que necesariamente debe conocer la irregularidad
que la produce, realiza una gestión principal en el pleito. En el ejemplo propuesto,
entonces, se da esta situación si el demandado, sabedor de la incapacidad del actor,
contesta derechamente la demanda, sin formular cuestión alguna a su respecto. Antes de
la Ley Nº 18.705 podía hacerlo en cualquier momento, sin importar cuándo conoció la
irregularidad.
¿Qué sucede, ahora, si al hacerse la gestión principal a que se refiere el inciso tercero
del artículo 84 (contestar la demanda en el caso del ejemplo) se ignora la irregularidad
(incapacidad)? Nos parece que perdura el derecho para solicitar la nulidad
correspondiente hasta que venza el plazo de cinco días contado desde que tal conoci-
miento se adquiera o se acredite que existe, a menos que antes de que ello ocurra se
realice alguna gestión que demuestre dicho conocimiento.
Por último, ¿qué acontece si la parte sabe del vicio de la clase que nos preocupa y
no pide, sin embargo, la nulidad ni realiza gestión de ninguna clase? Creemos que debe
volverse al artículo 84, esto es, mantiene el derecho a invocar la nulidad hasta practicar
esta gestión, sin perjuicio, naturalmente, de que surja la convalidación definitiva que
emana de la autoridad de la cosa juzgada. En la situación planteada no procede la
remisión al artículo 83, la que sólo cabe en el evento de que el titular de la nulidad haya
realizado la gestión a que alude el inciso tercero del citado artículo 84 sin alegarla.
Confesemos -hidalguía obliga- que la solución propuesta no está exenta de los
reparos que el lector podrá hacerle. Nos sirve de atenuante, si no de eximente, la oscura
redacción de los artículos en juego.
Todo lo dicho anteriormente armoniza con lo dispuesto en el artículo 305,
entendiéndose que la mención que allí se hace es a los artículos 83 y 84 y no al 85 y 86, lo
que no advirtió la Ley Nº 18.705.
Cabe advertir que lo afirmado también se aplica a las circunstancias que el artículo
84 llama -al igual que su antecesor- esenciales para la ritualidad o la marcha del juicio y
que coinciden con los actos cuya nulidad se extiende a todo el proceso.
Sin embargo, algunos autores afirman que el Código está reglamentando dos
situaciones diversas cuando habla de vicios que anulan el proceso y de circunstancias
esenciales para la ritualidad o marcha del juicio. Otros, por su parte, sostienen que ambas
expresiones corresponden a un mismo concepto y que el legislador las usa sólo para una
mayor claridad. Examinaremos estas opiniones.
Según la primera, ambas expresiones corresponden a situaciones diversas, ya que no
se ve la razón por la que el legislador empleara dos formas de decir diferentes para referirse
a una misma cosa, lo que constituiría una redundancia sin explicación lógica, cuya única
consecuencia sería la de producir confusiones.
Comparte esta opinión, entre otros, don Carlos Anabalón Sanderson, para quien
vicios que anulan el proceso "son todos los que no se circunscriben a uno o más actos
determinados del proceso, sino que a éste por entero", y circunstancias esenciales para la
ritualidad o marcha del juicio "las que se refieren a omisiones o infracciones de requisitos
sustanciales de las actuaciones y diligencias procesales que son necesarias para la marcha
legal del juicio, y que si bien corresponden a determinados actos de procedimiento, no por
eso dejan de influir también, a veces, en la validez de todo el proceso o en una parte de él.
Por su parte, el señor H. García Zavala sostiene que vicios que anulan el proceso son
aquellos que afectan a todo el procedimiento y no sólo a una determinada actuación. Tal
sería el caso de la falta de emplazamiento, el de la incompetencia absoluta del tribunal,
etc.

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Trámites esenciales, afirma el citado autor, son aquellos cuya falta o ejecución
incorrecta no trae como consecuencia la ineficacia de todo el proceso, sino sólo de
aquellas actuaciones viciadas y de las posteriores que sean su consecuencia.
Hace notar el señor García Zavala que la ley no ha señalado en general cuáles son
dichos trámites esenciales, como lo hace expresamente al tratar del recurso de casación,
pero que esto no es obstáculo para precisarlos, pues las disposiciones que al respecto
gobiernan dicho recurso dan una pauta para determinarlos en cada caso en particular.
Otros autores, como don Víctor Santa Cruz, sostienen que las expresiones que nos
ocupan se refieren a una misma categoría de vicios. El Código, expresan, en el Art. 84 es
redundante, y para demostrarlo dan varias razones.
En primer lugar recurren a la historia fidedigna del establecimiento de la ley. El
Proyecto del señor Vargas, afirman, en su Art. 99 sólo se refería a la "omisión de diligencias
necesarias para la ritualidad del proceso". Los redactores del Código le agregaron, para
mayor claridad, el concepto explicativo "vicios que anulan el proceso". De este modo no se
alteró el espíritu del legislador, sino que, como se sostuvo en el seno de la Comisión
Redactora, sólo se trató de hacer más fácil la comprensión de dicho artículo y evitar
interpretaciones erradas.
Se preguntan estos autores: ¿cuáles serían las circunstancias esenciales, aparte de
aquellas cuya omisión produce la nulidad de todo lo obrado?. Es indudable, se contestan,
que no son las señaladas en el título de la casación en la forma, pues en conformidad con
el artículo 773 es indispensable para hacerlas valer haber reclamado oportunamente de
ellas. De esto se desprende que los vicios que habilitan para la casación en la forma deben
ser propuestos en determinados momentos y no en cualquier oportunidad durante la
tramitación del pleito, como ocurre con los incidentes reglados en el artículo 84 inciso 2a,
actual inciso 3º.
Nosotros nos inclinamos por la teoría del señor Santa Cruz y creemos con él -antes y
después de la Ley Nº 18.705- que tanto los vicios que anulen el proceso como las
circunstancias esenciales para la ritualidad del juicio miran a la relación procesal.
Estimamos dudosa la interpretación del señor García Zavala. El expresa textualmente
que "son circunstancias esenciales aquellas omisiones o incorrecciones que no producen la
ineficacia de todo el procedimiento, pudiendo afectar la validez de actuaciones posterio-
res de acuerdo con el encadenamiento de actos que supone el proceso". Según este
autor, basta que un acto declarado nulo tenga el efecto de restarles eficacia a otros
posteriores, con los cuales los une una relación de causa a efecto, para considerarlo
circunstancia esencial del juicio. Hemos dicho, apoyándonos en la jurisprudencia y en la
doctrina, que es característica de la nulidad procesal su efecto extensivo. Cualquiera que
sea la importancia de un acto, su ineficacia puede afectar a otros posteriores y ello por sí
solo no autoriza para interponer el incidente respectivo en cualquier instante del juicio.
Si el procedimiento se compone de un conjunto de actos sucesivos que descansan
los unos en los otros, es indudable que todo acto declarado nulo, esencial o no para la
marcha del juicio, puede afectar a otros posteriores.
Si no se aceptara esta interpretación, todos los incidentes de nulidad se referirían a
trámites esenciales y todos quedarían comprendidos en el artículo 84, lo que estaría fuera
del espíritu del legislador, como se verá más adelante.
La jurisprudencia no ha resuelto el problema en forma expresa. Sólo ha indicado, en
casos particulares, cuándo se han omitido trámites esenciales o se han ejecutado actos
viciados. Así, considera como trámites esenciales la agregación de documentos con
citación de la parte contraria, las notificaciones de ciertas resoluciones judiciales, la
determinación de las partes en el juicio, la indicación y firma de los abogados en la
demanda, etc.

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Para nosotros, como lo hemos dicho, son vicios que anulan el proceso o afectan a su
ritualidad o marcha aquellos que impiden la formación de la relación procesal válida. Se
define ésta como “el vínculo de derecho en virtud del cual dos partes que sostienen intere-
ses contrapuestos quedan obligadas a someterse al fallo de los tribunales establecidos por
la ley para la resolución del asunto controvertido: la una con motivo de una demanda
judicial y la otra en virtud de la notificación válida de la demanda". De esta definición se
desprende que la relación procesal nace una vez que queda planteada la controversia
ante tribunal competente. Esto ocurre cuando se ha presentado una demanda en la forma
prescrita por la ley, el tribunal ha ordenado ponerla en conocimiento de la contraparte
mediante la respectiva notificación y empieza a correr el término de emplazamiento.
La Corte de Apelaciones de Concepción ha resuelto que si en un juicio se cita de
evicción a una persona y se provee con un mero "téngase presente" el escrito en que
comparece a la causa y deduce una excepción de prescripción, ello importa no emplazar
a las demás partes litigantes e Impedir la tramitación de las gestiones de citación de
evicción, y que, en tal caso, procede invalidar de oficio el procedimiento viciado y la
sentencia definitiva que en esas condiciones se pronuncia, a virtud de lo preceptuado en
el artículo 795 Nº 10, en relación con el 768 Nº 9 del Código de Procedimiento Civil (senten-
cia de 1º de junio de 1954, dictada en el proceso Nº 7641, del 2º Juzgado de Concepción).
Ahora bien, para que la relación procesal sea válida no basta que el actor
interponga su demanda, que el tribunal la provea favorablemente y que sea notificada
válidamente al demandado. Es necesaria, además, la concurrencia de una serie de
requisitos que se conocen con el nombre de presupuestos procesales. Ellos son: que la de-
manda sea entablada ante tribunal competente, que tanto el demandante como el
demandado sean capaces de obrar en juicio y, finalmente, que en todas las actuaciones
del proceso se observen las formalidades que la ley establece.
En resumen, serían vicios que anulan el proceso aquellos que incidan en alguno de
los elementos de la relación procesal, vale decir, sobre la capacidad de las partes, sobre
las normas que gobiernan la demanda, sobre la competencia del tribunal, la notificación
de la demanda y su emplazamiento. Si falta alguno de estos elementos del juicio, la
relación procesal no es válida, y esta anormalidad puede hacerse valer incidentalmente.
Declarada la ineficacia de la relación procesal, debe declararse también sin ningún valor
todo lo obrado en el juicio.
Consecuencialmente de lo dicho -reiteramos- las expresiones empleadas en el Art. 84
"vicio que anule el proceso" y "circunstancia esencial para la ritualidad o marcha del juicio"
obedecerían a una misma idea y por tanto las incidencias a que den lugar tendrían igual
tratamiento en cuanto a la oportunidad de promoverlas.
Recordemos que hemos llegado a las conclusiones enunciadas "no sin pocas
dificultades", originadas en "la redacción equívoca de los preceptos en juego", advertencia
que también consignamos en la edición inmediatamente anterior de esta obra, la cuarta.
No podemos dejar de reiterar aquí nuestras dudas sobre el particular y reconocer con
honestidad que tienen también validez otras interpretaciones respecto de las disposiciones
legales mencionadas, que -tanto se ha dicho- no se caracterizan por su claridad y preci-
sión.
Podría, por ejemplo, decirse -haciendo de abogado del diablo, pero honesto- que la
actual redacción del Art. 84 diferencia lo que constituye un "vicio que anule el proceso" de
una "circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del juicio". En efecto, si se
observa con cuidado, podrá percatarse que respecto del primero se remite al Art. 83, mas
no sucede así con la segunda, separadas ambas situaciones con una coma, signo
ortográfico que sirve para dividir las frases, evitando confusiones o similares tratamientos.

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Lo dicho permitiría sostener que el legislador de la Ley 18.705 coincide con el criterio
del señor Anabalón, recordado precedentemente, que distingue de modo terminante
entre "vicio que anule el proceso" y "circunstancia esencial" para su ritualidad.
Así las cosas, podría afirmarse que las incidencias anulatorias basadas en la omisión o
defectos en las últimas, podrían promoverse en cualquier estado del proceso, sin la
cortapisa de plazos o la ejecución de actos posteriores a su ocurrencia. Dicho de otra
manera, quedarían al margen de las limitantes señaladas en los Arts. 83 y 84, tal como
sucedía antes de ser modificados por la ley aludida.
En abono de esta tesis podría agregarse que, incidiendo las circunstancias que la ley
califica de esenciales en la relación procesal, esto es en la estructura indispensable del
debido proceso, en cualquier momento de su irregular curso debería enmendarse, ya sea
por la vía de la nulidad o, si es posible, mediante las reparaciones y enmiendas pertinentes.
El lector tendrá su propia opinión. Nuestro deber ha sido exhibirle las dos caras de la
moneda. Esperamos haberlo logrado.
Continuando con el tema en análisis, cabe señalar que decretada la nulidad -
cualquiera que fuere la tesis adoptada- el tribunal dispondrá que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso normal, como lo exige el mismo Art.
84, debiendo tenerse en cuenta lo dispuesto en el Art. 55, inciso 2º, como también se verá.
Sigamos el estudio de la oportunidad para promover incidentes. Lo expresado se
aplica, como se dijo, a los incidentes de nulidad de todo lo obrado en el proceso, si el
hecho que le sirve de fundamento ocurrió antes del juicio o coexistente con su iniciación o
se trata de las circunstancias esenciales analizadas.
Veamos ahora la situación de los incidentes de nulidad que no implica la del
proceso, por vicios cometidos también antes del juicio o coetáneos con su iniciación, como
sería algún defecto de la demanda. Nos parece que podrían ofrecerse dos alternativas, a
saber:
1) el incidente únicamente se regiría por las normas del Art. 83, porque el Art. 84 sólo
se refiere a los que anulan el proceso, de lo que resulta que deberá formularse en el plazo
allí señalado, contado desde que aparezca que el perjudicado con el vicio tuvo
conocimiento de él. Pero si antes del transcurso de ese término hace alguna gestión que lo
suponga, se habrá convalidado el acto viciado; o, lo que nos parece correcto,
2) la irregularidad debe formularse por medio de una excepción dilatoria, en el plazo
pertinente, esto es, antes de contestar la demanda, que constituiría generalmente la
gestión principal del Art. 84.
Nos inclinamos por esta última solución, por cuanto, contrariamente a la primera,
creemos que la situación propuesta cae sólo en el artículo recién mencionado que exige
promover la nulidad antes de realizar cualquier gestión principal en el pleito, esto es, previo
a la contestación de la demanda. La remisión que ese precepto hace al artículo 83 sólo lo
es respecto de las incidencias que se basen en los vicios que anulan el proceso, carácter
que no tienen las que ahora nos preocupan.
b) Incidente de nulidad originado en hecho acaecido durante el curso del juicio.
En cuanto a los incidentes originados en irregularidades suscitadas en el curso del
proceso, cualquiera que sea el efecto que en él produzcan, caen de pleno en las normas
del referido Art. 83, que tiene el carácter de especial frente al Art. 85, que se refiere a los
incidentes en general, dejando al primero la reglamentación de los de nulidad. Estos
deberán promoverse dentro de los cinco días señalados, a menos que antes se haga
alguna gestión que demuestre conocimiento del respectivo vicio.
Sin embargo, cabe recordar que la última disposición mencionada también se refiere
en su inciso final a vicios que anulan el proceso y circunstancias esenciales para su
ritualidad, lo que nos hace renacer las dudas ya indicadas y que es innecesario reproducir.

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c) Incidentes de nulidad fundados en hechos que ocurren simultáneamente


Finalmente, los incidentes de nulidad de cuyas causas la respectiva parte tomó
conocimiento a la vez, deberán promoverse conjuntamente por mandato del artículo 86,
dentro del plazo tantas veces señalado. Pero si antes del transcurso de los cinco días se
hace gestión que suponga conocimiento del vicio sin alegar la nulidad, habrá
convalidación del acto irregular.
Lo dicho respecto de los Arts. 84 y 85 entiéndase repetido en relación con el Art. 86,
puesto que también se remite al primero en lo relativo a las incidencias basadas en vicios
que anulan el proceso y en circunstancias esenciales para su ritualidad, sucedidos simultá-
neamente.

El incidente de nulidad procesal y la citación a las partes para oír sentencia


Debe tenerse presente, respecto de los incidentes de nulidad, lo dispuesto en el Art.
433 del CPC. Como se sabe, prescribe que, citadas las partes para oír sentencia, no se
admitirán escritos ni pruebas de ninguna especie, salvo, entre otras excepciones, lo
dispuesto en los Arts. 83 y 84.
De lo anterior, entonces, debe concluirse que sólo tratándose de la nulidad basada
en vicios que invalidan el proceso ocurridos antes o coetáneos con su inicio, o que incidan
en circunstancias esenciales para su ritualidad, podrán formularse después de la citación
para oír sentencia, siempre, naturalmente, que esté corriendo el plazo de cinco días
establecido en el artículo 83 y que la parte respectiva no haya hecho alguna gestión que
suponga conocimiento del vicio, puesto que en caso contrario se habría producido a su
respecto la convalidación del acto. Lo dicho, porque el artículo 84, al que se remite el
artículo 433, no importando a cuál de sus incisos, se refiere sólo a la clase de vicios y de
actos mencionados.
Sin embargo, la incidencia originada en la incompetencia absoluta del tribunal
podrá interponerse aun cuando haya transcurrido el plazo señalado o se hubiere realizado
alguna gestión. Así lo deja claramente establecido el inciso 2º del artículo 83.
En cambio, respecto de los incidentes de nulidad que no persigan la ineficacia del
proceso, sino de actos aislados de él y de los que sean su inmediata consecuencia,
quedan comprendidos en la limitación del artículo 433 y no podrán oponerse después de la
citación para oír sentencia, aunque no haya transcurrido el plazo de cinco días del artículo
83.
No obstante, los incidentes cuyas causas ocurren después del trámite indicado,
como, por ejemplo, durante el cumplimiento de medidas para mejor resolver, podrán
deducirse conforme al artículo 83 y en los plazos allí prescritos, precepto al que también se
remite el artículo 433.
Después de constatar las dificultades de interpretación a que da lugar la nueva
reglamentación de la nulidad procesal, especialmente lo que dice relación con las
oportunidades para solicitarla, creemos necesario, para terminar su estudio, transcribir las
observaciones que sobre el particular formulase el Capítulo de Concepción del Instituto
Chileno de Derecho Procesal y que hiciera oportunamente llegar a la directiva nacional de
esa institución:
"Artículo 83. Parece conveniente dedicar este artículo a la reglamentación íntegra de
los incidentes de nulidad procesal, dejando los artículos 84, 85 y 86 referidos,
exclusivamente, a las incidencias de otra naturaleza.
Además, no divisamos razón alguna para variar la situación que actualmente existe
con aquellos incidentes de nulidad que nacen de hechos anteriores al juicio o coexistentes
con su iniciación. Lo mismo, nos parece, debe observarse respecto de los incidentes que
anulen el proceso.

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Por ello se propone reemplazar el artículo 83 por el siguiente:


'La nulidad procesal sólo podrá ser solicitada por las partes en los casos en que la ley
expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un vicio que irrogue un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad.
La parte que, a sabiendas, ha dado lugar al vicio o que ha convalidado el acto
expresado tácitamente, no podrá demandar la nulidad.
La nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días, contados desde que
aparezca o se acredite que quien deba reclamar de ella tuvo conocimiento del vicio o
desde que haya hecho en el proceso una gestión que lo suponga. Sin embargo, si el vicio
deriva de un hecho anterior al juicio o coexisten te con su iniciación, deberá solicitarse
antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito; en caso contrario, será rechazado
de plano, a menos que se trate de un vicio que anule el proceso y que no se haya
saneado.
El juez podrá corregir de oficio los errores que observare en la tramitación del
proceso. Podrá, asimismo, tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos
de procedimiento.
No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse
realizado éstas fuera del plazo fetal indicado por la ley.
En la resolución en que se declare una nulidad procesal, el tribunal deberá
establecer, precisamente, cuáles actos quedan nulos en razón de su conexión con el acto
anulado.
Será aplicable a los incidentes de que trata este artículo, lo que dispone el Art. 86 del
CPC.
Art. 84. En atención a lo que se dijo en el párrafo anterior, se propone reemplazarlo
por el siguiente:
'Toda cuestión que no tenga conexión alguna con el asunto que es materia del juicio
podrá ser rechazada de plano. Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o
coexistente con su iniciación, deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquier gestión
principal en el pleito. Si lo promueve después será rechazado de oficio por el tribunal'.
Art. 85. También en atención a lo que ya se ha expresado deberá eliminarse en el
inciso segundo de este precepto la frase 'salvo que se trate de alguno de los vicios o
circunstancias a que se refiere el inciso 2º del artículo anterior'.
Art. 86. Por la misma razón debe reemplazarse el ordinal “2º” por “3º”.

El juez y la nulidad procesal. facultad del juez para declarar de oficio la nulidad de actos
del proceso
Esta atribución de los tribunales esta establecida en el Art. 84, que establece que el
juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá
asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento.
No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado
éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley". El Art. 437 del CT emplea términos muy
parecidos.
Es evidente, se decía, que la forma principal como el magistrado puede corregir por
propia iniciativa los actos del proceso, es decretando su ineficacia si se han ejecutado de
un modo anormal, evitando así la realización de otros posteriores, que tampoco tendrán
valor debido al efecto extensivo de la nulidad procesal.
Hemos dicho que el artículo 84, señala que "el juez podrá corregir de oficio los errores
que observe en la tramitación del proceso".

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No obstante lo amplio de los términos empleados por el legislador, la doctrina y la


jurisprudencia limitaron la facultad del tribunal a determinados actos del proceso,
quedando otros al margen de su actividad oficiosa de nulidad.
En efecto, se estimaba que la referida atribución sólo incide respecto de aquellas
actuaciones del proceso que miran al orden público o el interés social y que el Estado está
obligado a cautelar y proteger a través del juez.
Y ¿cuáles son estos actos? Aquellos que hemos denominado esenciales del proceso,
vale decir, los presupuestos procesales indispensables para que el proceso sea un medio
idóneo para resolver los juicios.
Él determinar si las normas procesales están establecidas en el interés público o si sólo
miran hacia el interés privado, es un problema que ha dividido a la doctrina y a la
jurisprudencia.
La tendencia actual sobre esta materia -y parece ser la más aceptada- no niega que
la mayoría de los litigios son de orden privado o patrimonial, pero afirma que las normas
que regulan dichas controversias son preceptos de orden público, pues el procedimiento
no sólo cautela los derechos de las partes, sino que determina la acción del Estado en su
misión de administrar justicia.
En los juicios no entran solamente en contacto los particulares que aspiran al
reconocimiento de un determinado derecho, por cuanto en ellos interviene también el
Estado, quien, por intermedio del juez, instruye y decide la contienda jurídica. Es por eso
que Lorenzo Carnelli expresa que, desde que se constituye, tiene el proceso una
trascendencia que compromete de un modo actual la voluntad pública y,
potencialmente, el orden jurídico.
El profesor Dr. Emilio F. Valverde, al inaugurar el Congreso Internacional de Juristas de
Lima, celebrado el año 1951 en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos,
expresó sobre este punto: "Es ostensible la orientación del derecho procesal hacia el
Derecho Público y mayor también el sentido del impulso oficial porque la Justicia, que es la
finalidad que persigue como medio de instaurar la paz, tiene valor trascendentemente
social".
Sin embargo, no puede negarse que, no obstante estar establecido el Derecho
Procesal en función del orden público, algunas de sus normas miran al exclusivo interés
privado de las partes litigantes, sin que su transgresión vulnere el orden social. Por tal motivo,
dichas normas pueden ser modificadas e incluso renunciadas por los interesados.
Debido a ello sostenemos nuevamente que no a todas las actuaciones o actos que
concurren a formar el proceso la ley les atribuye igual valor. Solamente a aquellos que
comprometen el orden público considera como absolutamente necesarios para la
estructura de un litigio.
Recordemos que estos actos son aquellos que en conjunto tienden a formar la
relación procesal y los llamados presupuestos procesales que resguardan su validez.
A otros, en cambio, los valora como complementarios de los anteriores y establecidos
en favor del interés particular de las partes, de manera que su ejecución viciada no
compromete el orden público ni perturba la marcha posterior del proceso.
Este puede substanciarse válidamente y ser fallado con prescindencia de ellos.
Ejemplos de tales actos son: los trámites de la réplica y de la duplica, ciertas publicaciones
que la ley exige para la realización y adjudicación de un bien en el juicio ejecutivo, etc.
Se interpretó que la facultad concedida en el Art. 84 del CPC sólo puede hacerla
efectiva el juez sobre la primera categoría de actos que hemos señalado, es decir, sobre
aquellos esenciales del proceso.
Como ellos se refieren a la relación procesal, a la estructura misma del juicio, su
realización normal no sólo interesa a los litigantes, sino a la sociedad toda.

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Es por eso que el magistrado debe velar porque las normas procesales sobre la
materia sean respetadas, para que así el proceso descanse en bases sólidas y sea el medio
adecuado para obtener la paz social quebrantada con toda controversia, lo que
únicamente se consigue cuando la relación procesal entre las partes se ha formado
correctamente y han concurrido a su respecto los presupuestos procesales destinados a
resguardar su validez.
En lo que respecta a los demás actos del proceso, están establecidos en beneficio
de los intereses individuales de los litigantes y solamente miran a su defensa, de manera
que si se ejecutan en forma incorrecta, los efectos que de ello se originen menoscabarán
únicamente sus derechos particulares, sin comprometer el orden social. Su ineficacia sólo
puede ser declarada a requerimiento del perjudicado, quedando ello fuera de la órbita
oficiosa del tribunal, que no puede transformarse en cautelador del uso que las partes
mismas hagan de cada trámite legal que atañe a sus propias defensas.
La jurisprudencia interpretó el Art. 84 del CPC en la forma expuesta.
Así, la Excelentísima Corte Suprema resolvió que "la facultad que otorga al juez el Art.
84 del CPC no lo autoriza para resguardar el uso que las partes hagan de cada trámite que
mire a su propia defensa, de manera que si éstas no llenan oportunamente un trámite,
actuación o diligencia o lo hacen en forma incorrecta o indebida, las omisiones o vicios
que de ello deriven sólo afectarán a la propia parte que no usó de su derecho de defensa
en el tiempo y forma dispuestos por la ley".
Este mismo tribunal ya había manifestado, en otra sentencia, que "la facultad
concedida por el Art. 84 del CPC al tribunal sólo lo habilita para anular actos o actuaciones
procesales que miren al interés público, es decir, que se refieran a la relación procesal o
que tengan por finalidad el orden público. Aquellos no esenciales que sólo resguardan el
interés privado escapan de estas funciones correccionales del tribunal".
Finalmente, la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción opinó que "la
declaración oficiosa de la nulidad procesal sólo procede respecto de determinadas
actuaciones que tienen una finalidad de orden público o cuando en ellas se encuentra
comprometido un interés público, como lo son los trámites esenciales o presupuestos
básicos del proceso, tales como el emplazamiento, la capacidad de las partes y la
competencia absoluta del tribunal que debe conocer de la causa. En cambio, los otros
actos del proceso que son de orden privado, quedan al margen o fuera de la actividad
oficiosa del juez".
Fuera de las limitaciones ya señaladas, en ciertos casos, aun tratándose de vicios que
inciden en actos que miran al interés general, la propia ley impide al juez hacer uso de la
facultad en estudio.
Ello ocurre en los siguientes eventos:
a) Si el vicio no consta determinadamente en el proceso, el juez carece de poder
para decretar la nulidad de un acto, pues lo impide el artículo 160 del Código de
Procedimiento Civil, que establece que los tribunales deben atenerse al mérito de autos.
Así, si no aparece establecida en el proceso, mediante los medios que la ley señala, la
incapacidad de una de las partes -un absolutamente incapaz, por ejemplo-, el magistrado
no podrá anular lo actuado a su respecto aun cuando tenga conocimiento privado de
esta circunstancia.
b) Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria, el juez pierde la facultad para
volver sobre lo resuelto o actuado, salvo el caso contemplado en el artículo 80 del Código
de Procedimiento Civil (Gaceta Jurídica Nº 6, mayo 1979, p. 19). Ello porque se ha
producido, en este caso, lo que se denomina el "desasimiento" y el tribunal no puede, por
consiguiente, decretar su nulidad. Así también lo ha resuelto la Corte Suprema en Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXX1X, 2a parte, sección 4a, p. 76.

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c) La última excepción o limitación es aquella que impide al tribunal anular actos ya


saneados o que han cumplido, pese a ser defectuosos, la finalidad que la ley les asigna. Se
ha producido la convalidación ya estudiada.
Tal ocurre, por ejemplo, en el caso de una notificación practicada en forma incorrecta, de
cuyo vicio el afectado prescinde y se apersona al juicio haciendo gestiones que suponen
conocimiento de lo obrado, como, por ejemplo, contestando derechamente una de-
manda que ha sido puesta irregularmente en su noticia, situación contemplada en el
artículo 55 del cuerpo legal antes citado.
Cabe hacer notar, finalmente, que el artículo 84 no obliga al juez a decretar la
nulidad de un acto viciado. Sólo lo faculta para proceder así, ya que emplea la expresión
"podrá" y no "deberá".
Sin embargo, el espíritu del legislador es claro en el sentido de que deben evitarse
tramitaciones inútiles en el proceso, cosa que se consigue mediante la actividad del juez en
la aplicación de la norma en estudio en los casos ya referidos.
Es por eso que, aunque la ley no lo diga expresamente, el juez tiene el deber y la obligación
de hacer uso de esta prerrogativa, cuando ello sea procedente, como medio de eliminar
procedimientos ineficaces que puedan traer como consecuencia la dilación indebida del
litigio.
Se transformarán en esta forma los jueces -se decía- en directores efectivos de la
contienda y cautelarán el respeto a las normas procesales que la gobiernan.
Como puede apreciarse, la jurisprudencia unánime de nuestros tribunales y la doctrina
nacional coinciden en que, no obstante la amplitud del tenor literal del inciso final del
artículo 84, la facultad allí concedida al juez sólo lo habilita para declarar la nulidad de
aquellos trámites del proceso que miran al interés social y al orden público, quedando al
margen de ella los que se relacionan únicamente con la defensa individual de las partes.
Tal era la situación existente hasta antes de la vigencia de la Ley N º 18.705. Sus
redactores, al igual como sucede con las demás materias estudiadas, quisieron consagrarla
de manera expresa o más explícita en el Código. Lo hicieron en el inciso l del artículo 83,
que también da lugar, en nuestro concepto, a dudas de interpretación.
Estatuye este precepto, según se dijo, que "la nulidad procesal podrá ser declarada,
de oficio o a petición de parte...". En esta forma se quiso dejar constancia con manifiesta
claridad algo que nadie puso jamás en duda, ya que nunca se discutió que al facultar el
Código en el anterior inciso final o 3º del artículo 84, al juez para "corregir de oficio los errores
que observe en la tramitación del proceso", le estaba permitiendo anular de propia
iniciativa los actos en que incidían tales errores de procedimiento.
Pero la redacción que se utilizó, ya se advirtió, puede dar lugar a más de una
conclusión.
En efecto, nos dice el nuevo inciso 1º del artículo 83, después de consagrar la
actividad oficiosa del tribunal para declarar la nulidad, que ella debe ejercerse "en los
casos en que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un vicio
que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la declaración de
nulidad".
Del tenor literal del precepto aparecería que basta la existencia de un perjuicio a
alguna de las partes reparable sólo con la ineficacia del acto viciado, para que el juez
pudiera declarar su nulidad, sin necesitarse, además, que él fuere de aquellos esenciales
para la estructura del proceso. Dicho de otra manera, no sería necesario que la
irregularidad que le afecta menoscabara a la sociedad para que el juez, protegiéndola,
declarara la nulidad del acto, bastando para hacerlo el perjuicio particular a uno de los
litigantes.

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La interpretación anterior, si bien concuerda con el tenor literal de la disposición


comentada, parece contrariar el espíritu que fluye del contexto del Código. Y éste no es
otro que entregar a las partes la defensa de sus derechos exclusivos, encargando al juez
sólo la protección de aquellos que interesan, además, a la sociedad y al orden público, lo
que sucede -en lo que preocupa- con la pureza y corrección de los actos esenciales del
proceso. Y no con la que miran a la particular conveniencia de los litigantes.
Mantendrá, entonces, esperamos, plena vigencia, no obstante la redacción de la
ley, el criterio de la Corte Suprema en cuanto a que los actos no esenciales del proceso, es
decir, los que resguardan únicamente el interés privado, escapan de las funciones
correccionales del tribunal.
Sobre el particular, cabe señalar que el Capítulo Concepción del Instituto de
Derecho Procesal expresó a su directiva nacional lo siguiente: "No parece conveniente
hacer referencia conjunta a la nulidad impetrada por alguna de las partes y a la que el juez
puede declarar de oficio, como ocurre en el inciso 1º del actual artículo 83, ya que, dada la
forma como él está redactado, parece expresar que el juez puede declarar de oficio una
nulidad en todos los casos en que exista un vicio que irrogue a las partes un perjuicio
reparable sólo con ella. De esta manera, bastaría únicamente ese perjuicio para que el juez
hiciera uso de sus facultades oficiosas que, creemos, no ha estado en el ánimo de los
redactores".
Corresponderá, por tanto, nuevamente a la jurisprudencia y a la doctrina fijar los
verdaderos alcances de la facultad oficiosa del juez comentada, esperando, por las
razones dadas, que mantenga el criterio anterior.

La resolución que declara la nulidad procesal. Naturaleza jurídica y contenido de la


resolución que declara la nulidad procesal
Hemos manifestado en páginas anteriores que sólo pueden poner fin a un incidente
una sentencia interlocutoria o un auto.
Es indudable que la resolución que da lugar o que rechaza una incidencia de
nulidad procesal es una sentencia interlocutoria, pues establece derechos permanentes en
favor de las partes (artículo 158), naturalmente una vez que adquiere el carácter de firme o
ejecutoriada.
Si la resolución da lugar al incidente, es innegable que ello significa el establecimiento
de derechos permanentes en favor de las partes, ya que todo lo declarado ineficaz no
podrá tener ningún efecto en contra del articulista vencedor en la incidencia de nulidad.
Por el contrario, si el fallo rechaza la incidencia de nulidad es aún más clara nuestra
afirmación, porque los actos cuya validez ha ratificado continúan incorporados a la
defensa de quien los realizó o a quien benefician si fueron decretados por el tribunal, y no
puede prescindirse de ellos en la sentencia final.
La sentencia interlocutoria que falla favorablemente un incidente de nulidad de
actuaciones judiciales no pone fin al pleito ni hace imposible su continuación, ya que
precisamente tiende a sanear el procedimiento a fin de que continúe o se inicie de nuevo
en forma legal. Por eso la jurisprudencia ha determinado que la "sentencia interlocutoria
que acoge en todo o en parte un incidente o le rechace, puede dejar las cosas al estado
en que se hallaban o en otro anterior, pero no puede concluir o impedir su prosecución" . De
esta manera no cabe el recurso de casación en la forma en su contra, aunque el fallo de
tal incidente de nulidad forme parte de la sentencia definitiva, como sucede en el
procedimiento sumario.
Excepcionalmente, el pronunciamiento que recaiga en la incidencia de nulidad
impedirá la continuación de la litis ante el tribunal primitivo, en el caso de invalidar todo lo
obrado por incompetencia de éste, situación en la que el demandante, si lo desea, deberá

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instaurar el correspondiente proceso ante el que corresponda. Dicha resolución es


atacable por medio del recurso de casación en la forma.
Todo lo dicho se refiere a la resolución que falla un incidente, acogiendo o negando
la solicitud de nulidad que le dio origen. Debe ello reproducirse respecto de la que dicta el
juez disponiendo de propia iniciativa la invalidación de un acto o de todo el proceso.
En efecto, si bien en este último caso no podemos hablar propiamente de un
incidente, no nos cabe duda de que la declaración de nulidad oficiosa se está refiriendo a
una cuestión accesoria al objeto principal del juicio y que, por tanto, tiene el carácter de
sentencia interlocutoria, con todas las consecuencias ya anotadas, una vez ejecutoriada.
En cuanto a los requisitos de la resolución en estudio, nos remitimos a lo que sobre la
materia diremos al estudiar la forma de fallar los incidentes en general.
Debemos recordar que, tratándose del pronunciamiento que declara la nulidad, sea
de oficio o a petición de parte, el inciso final del artículo 83, por mandato de la Ley N º
18.705, dispone que el juez debe establecer precisamente cuáles actos quedan nulos en
razón de su conexión con el invalidado. Esta circunstancia debe complementarse con lo
prescrito en el actual inciso 3º del artículo 84 en el sentido de señalarse en la misma
resolución la práctica de las diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal.
Nos remitimos, en lo demás, a lo dicho a propósito de la extensión de la nulidad procesal en
el número 44.

Facultades del juez para evitar la nulidad procesal y para mantener la corrección del
procedimiento.
El carácter delicado, restrictivo y hasta cierto punto odioso de la nulidad procesal,
había determinado, en la jurisprudencia anterior a 1944, una tendencia a evitar, en lo
posible, su declaración de oficio. Debido a ello, la Ley Nº7.760 no sólo estableció
expresamente la facultad para declarar la nulidad procesal de oficio, disipando toda
duda, sino que» además, dio plenos poderes a los jueces para evitarla. Es así como agregó
al artículo 87, hoy día el 84, la siguiente frase: "Podrá asimismo (el tribunal) tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos del procedimiento".
El proyecto de reforma era aún más claro que el actual Art. 84 del CPC, pues
indicaba, por vía de ejemplo, varios casos en que el tribunal debía, de oficio, propender a
la corrección del procedimiento, evitando así la nulidad de él. Expresaba que: "La
incapacidad de las partes, la omisión de los requisitos esenciales para la validez de una
actuación, diligencia o acto de procedimiento y la violación de una ley de orden público,
la subsanará de oficio el tribunal y ordenará su renovación o corrección". Su estudio y
discusión en el Congreso Nacional hicieron que se eliminaran dichos ejemplos seguramente
para impedir darle al Código un carácter casuístico.
La importancia y conveniencia de esta facultad del tribunal son innegables, pues con
ella se evita la repetición de actos que adolecen de defectos de fácil subsanación. Los
juicios ganarán en celeridad y economía, con las consecuentes ventajas para los litigantes
y para el afianzamiento del respeto al ordenamiento procesal. Nada mejor para destacar
dichas ventajas que las palabras del diputado señor Correa Letelier pronunciadas en la
Cámara de Diputados al informar el proyecto de reforma. Decía él: "Se faculta
expresamente en el artículo 84 al tribunal para corregir determinados vicios que existan en
el proceso, evitando con ello una nulidad. Por ejemplo, dice la ley que el juez podrá
corregir de oficio el vicio consistente en la incapacidad de las partes, como sería el caso
de una mujer casada que compareciera en juicio sin autorización del marido, y en el cual
es frecuente que poco antes de llegarse a la sentencia se pida la nulidad de todo lo
obrado hasta entonces, fundado en la incapacidad de la mujer. Actualmente el juez está

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impedido para evitar esa nulidad. Pero con esta reforma el juez queda habilitado para
dictar aquellas providencias que sean necesarias para sanear el procedimiento".
También esta labor correccional, como en el caso de la declaración de nulidad de
oficio, es un arbitrio del tribunal; no habría estado de más, a nuestro juicio, haber
mantenido la obligatoriedad de corregir determinados vicios que el primitivo Proyecto de la
Ley Nº 7.760 contemplaba en ciertos casos, sin perjuicio de que los jueces, conscientes de
su papel, no sólo de sentenciadores sino además de directores y contralores del proceso,
puedan hacer uso de la facultad que al respecto se les confiere.
Todo lo que hemos manifestado con relación a la facultad del tribunal para decretar
de oficio la nulidad de un acto debemos aplicarlo a esta nueva prerrogativa judicial
especialmente en lo relativo a las limitaciones en su ejercicio.

El juez y la idoneidad del procedimiento


El principio de la autonomía de la voluntad y de la libertad contractual imperante en
el Derecho Civil tiene también aplicación general en la legislación procesal civil.
En efecto, corresponde a las partes promover la actividad del Estado para que, a
través de sus organismos competentes -los Tribunales de Justicia-, proporcione la tutela
jurisdiccional de los derechos de los individuos. Deben éstos propender al desarrollo de la
instancia e impulsar la actividad del juez hasta el logro completo del reconocimiento de
tales derechos cuando son injustamente amagados o desconocidos.
Como bien lo dice un autor, el planteamiento y la incoación del proceso, mediante
la demanda, dependen, exclusivamente, de la voluntad de los litigantes y es esa voluntad
la que condiciona la intervención del Estado por intermedio del órgano judicial
competente establecido con este fin.
Lo expuesto precedentemente se manifiesta a través del llamado "principio
dispositivo del proceso" y se asienta en aquella base fundamental de la administración de
justicia: la pasividad de los tribunales.
Entre nosotros adquiere principalmente concreción en el artículo 10 del Código
Orgánico de Tribunales, que en su inciso I º estatuye: "Los tribunales no podrán ejercer su
ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte para proceder de
oficio".
De la simple lectura de la disposición transcrita pudiera sostenerse que la norma
general de la "justicia rogada", como también se la denomina, sólo tuviera aplicación
respecto de la iniciación del proceso, vale decir, que los tribunales exclusivamente
conocerán de una controversia jurídica de carácter civil si previamente existe una recla-
mación de las partes interesadas, y que, una vez planteada ella, corresponde al juez darle
el impulso necesario para su normal y pronta resolución, comprobando en forma directa la
legalidad y justicia de las peticiones formuladas.
Sin embargo, ello no es así, ya que el principio en estudio tiene mayor amplitud, por
cuanto opera no sólo en la etapa de iniciación del proceso, sino que deja en manos de los
litigantes la aportación de los hechos de la causa y su prueba, quedando el magistrado
exclusivamente sometido a ellos, sin que pueda comprender en la sentencia materias que
no hayan sido expuestas por las partes, aun cuando esté convencido del valor jurídico o
moral de otras situaciones o circunstancias relacionadas con el asunto debatido.
Finalmente, compete también a los litigantes instar a la tramitación del proceso,
realizando los actos o actuaciones que la ley señala, como, asimismo, impulsar la actividad
del juez hasta llegar al período final y decisivo, cual es la resolución de la controversia,
única oportunidad en que el tribunal procederá por propia iniciativa, estudiando la calidad
de los derechos que se reclaman, pesando las probanzas rendidas y, en fin, dando a cada
uno lo que en justicia corresponda.

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Podemos decir, entonces, que en las controversias de carácter civil es la voluntad de


las partes la que promueve la intervención de los tribunales, estimula su actuar, condiciona
su esfera de acción, fija el objeto del pleito y limita las facultades decisorias del juez a los
hechos planteados. En otras palabras, como lo sostiene Couture, queda librada a la
voluntad de las partes la disponibilidad del proceso.
Cabe preguntarse el porqué de esta omnipotencia de las partes frente a las
reducidas facultades del juez en la iniciación y dirección del proceso.
La razón no es otra -como ya se dijo— que una derivación procesal del principio de la
autonomía de la voluntad imperante en el Derecho Civil, y se sostiene al respecto que si las
partes están en situación de disponer de sus intereses materiales, también deben estarlo
para resolver sobre la suerte de los mismos enjuicio, adoptando la postura que estimen
conveniente, sin que el Estado pueda inmiscuirse en sus decisiones ni suplir su inercia o
negligencia en la tramitación de la controversia.
El juez -se afirma- debe permanecer alejado de la contienda, y con ello se consigue
mayor seguridad de su imparcialidad. Somos testigos, en la actualidad, de la implantación
en el Derecho Civil, y en forma cada vez más frecuente, de normas legislativas que limitan
el principio de la autonomía de la voluntad, de manera que la libertad contractual queda
supeditada al interés público, impidiendo que los particulares dispongan
indiscriminadamente de sus derechos en beneficio de sus intereses particulares cuando con
ello se vulnera el bienestar social.
Es un fenómeno indiscutido que toda innovación en el Derecho Civil tiene
consecuencias similares en la legislación procesal, y es así como en esta rama del Derecho
se abren campo, cada vez con mayor intensidad, manifestaciones que tienden a otorgar a
los jueces más facultades frente al proceso, tanto en lo que se refiere a su normal
desenvolvimiento como en el sentido de proporcionarles medios directos para investigar la
veracidad de las argumentaciones de las partes, y obtenerse así que la sentencia sea fiel
reflejo de la justicia. Demostración de ello, aunque limitada, es la Ley N º 18.705, tantas veces
citada.
Estas nuevas tendencias, que se inspiran en el fin público y social del proceso, dejan
subsistente en toda su amplitud el principio dispositivo en lo que dice relación con la
incoación del pleito y el planteamiento de los hechos por las partes, por cuanto su
iniciación y el ámbito de la tutela jurisdiccional que se preste siempre dependerán de la
voluntad de los interesados.
Las mayores facultades del juez miran, entonces, a la corrección y celeridad de la
tramitación del proceso y a la efectiva investigación de los hechos planteados por los
litigantes, otorgándosele mejores elementos para su esclarecimiento. Se ha querido, en esta
forma, evitar que las partes se adueñen del procedimiento y obtener que salga el juez de
su rol pasivo, teniéndose en consideración que en los juicios no sólo entran en contacto los
particulares que aspiran al reconocimiento de un determinado derecho, sino que en ellos
interviene el Estado, con lo que se compromete el orden público, cuyo respeto es
indispensable cautelar a través del juez.
Todo lo anterior no significa que al proporcionársele al juez mayores poderes en los
aspectos dichos se supriman las facultades de las partes en este sentido. Sus atribuciones
perduran y se complementan con las del magistrado, concurriendo todas, estrechamente
ligadas, hacia un mismo y superior fin: la moralidad, economía y celeridad del proceso, y al
amparo justo y efectivo de los derechos vulnerados. Se restablece así el equilibrio social,
siempre quebrantado al suscitarse una controversia, aunque ella sólo verse sobre intereses
privados.
En todo caso, las facultades directivas e investigadoras del magistrado serán mayores
cuando esté comprometido en el litigio especialmente el interés social o general, y

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quedarán reducidas a su mínima expresión cuando tal interés sea sólo individual o
patrimonial, ya que en este evento primará el principio dispositivo del proceso, y el desa-
rrollo de éste estará sujeto en gran parte a la voluntad de los litigantes.
Como bien lo dice el profesor Ramiro Podetti, el proceso civil no puede ser iniciado
de oficio, pero, una vez comenzado, los litigantes y el juez deben contribuir a su desarrollo y
consecución de acuerdo con los dos intereses en juego: el individual -tutela del interés
privado- y el social o público -paz entre los individuos mediante la justicia-. Según que en el
acto a realizarse prime uno u otro interés y en cierto sentido atendida la naturaleza del
derecho que es materia del proceso -disponible o indisponible-, primará el principio
dispositivo o la facultad de proceder de oficio.
Nuestra legislación procesal civil no ha sido reacia a dar acogida a las innovaciones
apuntadas.
Es así como, en el campo de las atribuciones oficiosas del tribunal para la
comprobación de los hechos planteados por las partes, podemos citar, por vía de ejemplo,
las llamadas medidas para mejor resolver, la apreciación de la prueba en conciencia, el
hecho notorio, etc.
Y entre aquellas que miran a resguardar la celeridad y normalidad del proceso
tenemos, principalmente, la facultad del juez para declarar por propia iniciativa la nulidad
de ciertos actos del procedimiento y la destinada a evitar tal sanción, materias que se
reglamentan en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil y que fueron objeto
de nuestro estudio en las páginas anteriores. El ejercicio de esta función deberá inspirarse
en los principios enunciados.

La casación en la forma de oficio. Facultad concedida en el Art. 775 del CPC a los
tribunales para declarar la nulidad de ciertos actos del proceso
No debe confundirse la situación estudiada en el número anterior con la prevista en
el Art. 775, que en su inciso 1º expresa: "No obstante lo dispuesto en los artículos 769 y 774,
pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta y casación o en alguna
incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma,
debiendo oír sobre este punto a los abogados que concurran a alegar en la vista de la
causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán alegar".
La disposición transcrita contempla la institución procesal denominada casación de
oficio, que faculta a los tribunales para declarar nulo lo obrado en un juicio seguido ante un
tribunal inferior cuando conozcan de dicho asunto por vía de apelación, consulta o
casación o alguna incidencia, siempre que adolezca de vicios que habilitan para solicitar
la casación en la forma de una sentencia.
Indudablemente el fundamento de ambas situaciones es el mismo: "la protección del
interés social que puede verse amenazado cuando se violan las disposiciones que
determinan las formas procesales".
Pero esta similitud de finalidades no hace que las facultades concedidas a los
tribunales en los artículos 775 y 83 sean las mismas. En efecto, la primera de ellas sólo es
propia de los tribunales que conocen de un asunto sustanciado ante un tribunal inferior,
pues sólo pueden ejercerla cuando dicho asunto llega a su conocimiento por vía de
apelación, consulta o casación o en alguna incidencia; los vicios que habilitan para anular
una sentencia sólo deben ser los señalados en el artículo 768, y, finalmente, debe
previamente oírse a los abogados que concurran a la vista de la causa.
En cambio, el artículo 83, como ya se dijo, se refiere a la facultad de anular actos
procesales o todo el proceso cuando él se sustancia ante el propio tribunal que así lo

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disponga, cualquiera que sea el vicio de que adolezca, siempre, naturalmente, que mire al
interés público.
En resumen, la casación de oficio es un medio cuyo ejercicio corresponde a un
tribunal superior destinado a obtener la nulidad de las sentencias; en cambio, la situación
contemplada en el artículo 83 sólo puede hacerse presente durante el transcurso del juicio
para obtener toda clase de nulidad por vicios causados en él.
La circunstancia recién anotada determina que ambas instituciones dan motivo al
efecto extensivo de la nulidad procesal. Sin embargo, hay respecto de ambas una
sustancial diferencia.
En efecto, una vez declarada la nulidad conforme al artículo 83, el juez debe
expresar cuáles actos caen en esa sanción, los que siempre son posteriores al
irregularmente ejecutado.
En cambio, tratándose de la casación, una vez invalidada la respectiva sentencia,
de acuerdo a lo ordenado en el artículo 786, el tribunal determinará el estado en que
queda el proceso, lo que supone retrotraerlo a una etapa anterior, es decir, a la en que se
cometió el vicio que sirvió de causal a la invalidación, a menos, naturalmente, que aquél se
verifique en la propia sentencia.

CAPITULO TERCERO
LOS PROCEDIMIENTOS CIVILES
I.- ANTECEDENTES GENERALES SOBRE LOS PROCEDIMIENTOS DECLARATIVOS EN CHILE
1. IMPORTANCIA DE LOS PROCEDIMIENTOS DECLARATIVOS
Los procedimientos declarativos son componentes sustanciales del sistema jurídico
que requiere cualquier comunidad organizada, por cuanto los procedimientos
declarativos, son los instrumentos que se ponen a disposición de las personas para que
constituyan los procesos que necesitan para obtener la solución a sus conflictos y la
declaración de sus derechos.
Por esa razón, los procedimientos declarativos no pueden faltar en el sistema jurídico
procesal, por cuanto equivaldría a la ausencia del elemento constitutivo esencial del
sistema procesal, a su vez, imprescindible para mantener la convivencia social.
Simplemente, las personas no dispondrían del proceso como método de solución de sus
conflictos.
En cambio, no sucede lo mismo con los demás tipos de procedimientos, que no están
revestidos de esa esencialidad, Así, los procedimientos ejecutivos, que aunque concretan el
mandato judicial previo, contenido en una sentencia o título equivalente, no se requieren si
hay un acatamiento voluntario por parte del deudor. Por su parte, los procedimientos
cautelares están precisamente subordinados a un proceso principal, generalmente
declarativo, de modo, que son dependientes del mismo.

2. ESTRUCTURA BÁSICA DE LOS PROCEDIMIENTOS DECLARATIVOS


Los procedimientos declarativos, deben permitir el desarrollo de la actividad de las
partes y del tribunal que constituye el proceso, para obtener el juicio jurisdiccional. Para
arribar a ese resultado, estos procesos deben cumplir con determinadas exigencias mínimas
que harán posible cumplir sus finalidades.
Esta estructura se encuentra recogida por el ordenamiento jurídico, al establecer los
procedimientos y es producto de una larga evolución histórica.

2.1. La investigación extrajudicial previa

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Aunque formalmente el proceso comienza con el planteamiento de la cuestión ante


el tribunal, iniciando su primera fase, en realidad esta presentación de la cuestión al
tribunal, requiere de una investigación previa, para acumular los antecedentes que
permitan elaborarla.
Esta indagación la debe realizar cada una de las partes y sus respectivos abogados,
por su propia cuenta.
No se encuentra reglamentada en ninguno de los procedimientos de carácter civil,
por lo que, en rigor, no constituye actividad procesal, es decir, no forma parte del juicio,
salvo excepciones, como ocurre por ejemplo, con las medidas prejudiciales.
Si hubiere que calificar la investigación previa de alguna manera, habría que llegar a
la conclusión, de que constituye una actividad pre-procesal.
En cambio, esta investigación previa, se encuentra regulada en los procesos penales,
por lo que pasa a ser parte de ellos, en los que constituye la fase de la investigación, hoy
día, a cargo del Ministerio Público, de cuyos resultados dependerá si se ejerce finalmente o
no la acusación fiscal.

2.1.1. Período de discusión


Es la primera fase propiamente tal del proceso declarativo, en la cual las partes
exponen al tribunal el conflicto o cuestión cuya resolución le solicitan, lo que hacen a
través de un relato de hechos, constituido por una serie de afirmaciones.
El acto procesal esencial que contiene ese relato de hecho (consideraciones de
hecho), que proviene del demandante, es la demanda, que jamás puede faltar para dar
inicio a un proceso jurisdiccional, a la que se le exige que añada, además, las
consideraciones de derecho que sirven de fundamento a las pretensiones del actor. Se
trata de la primera manifestación de la actividad procesal del demandante y, por ende, la
que constituye el inicio del ejercicio de la acción procesal.
En otros procedimientos, puede tener una denominación diferente, tales como
reclamación o similar, como ocurrirá en los procesos administrativos.
Luego, el demandado tiene derecho a presentar su contestación a la demanda,
para exponer sus consideraciones de hecho y de Derecho que le sirven de fundamento.
Incluso existen algunos procedimientos, como el procedimiento ordinario, en los
cuales se agregan sucesivas oportunidades para complementar las alegaciones iniciales,
generalmente conocidos como Réplica y Duplica, con las cuales culmina esta primera fase
de discusión.

2.1.2. Período de prueba


El planteamiento por las personas interesadas de la cuestión sobre la cual solicitan el
pronunciamiento del tribunal, en la inmensa mayoría de los casos, será insuficiente para
que éste pueda emitir su resolución.
Por eso es que la configuración del proceso requerirá de la posterior actividad de la
prueba, que como veremos en su momento, es aquella que tiene por objeto formar el
convencimiento del tribunal acerca de la efectividad de las afirmaciones iniciales de los
litigantes.
La normativa regula entonces diversos aspectos de la actividad probatoria, tales
como el momento en que se puede realizar, las fuentes de convencimiento que se pueden
llevar al proceso, la forma en que se debe hacer la valoración de las pruebas producidas,
etc.
Esto explica que prácticamente en todos los procedimientos declarativos, una gran
parte de su normativa esté compuesto precisamente por aquella que rige la actividad

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probatoria, de modo que, consecuentemente, los concretos procesos de esta clase tienen
como componente esencial, la prueba.

2.1.3. Período de decisión


Concluido el periodo de prueba, los procesos de carácter declarativo, terminan con
la fase de decisión, que es aquella en la que el tribunal elabora en base al mérito del
proceso, su sentencia definitiva.
Cabe hacer presente que lo valioso y característico del proceso jurisdiccional, es que
la decisión se debe ir formando a medida que se va constituyendo la convicción del
tribunal, es decir, lo propio del juicio no es acumular antecedentes escritos, que luego se
pueden leer y como resultado de esa lectura emitir el fallo, sino que el convencimiento del
juez se debe ir produciendo como consecuencia de su desarrollo.
Asimismo, es también un rasgo esencial del proceso el que la sentencia pone término
al juicio resolviendo la cuestión o asunto sometido a su decisión, de manera definitiva e
irrevocable, una vez que terminan todas las instancias y recursos.

2.1.4. Período de recursos


Desde hace mucho tiempo, una vez consolidada una organización jerarquizada de
los tribunales, la mayoría de los procedimientos declarativos contemplan una fase ulterior,
compuesta por la actividad que desarrollan las partes y los tribunales superiores para
conocer de los medios de impugnación que se puedan interponer en contra de la
sentencia definitiva del tribunal que ha conocido en primer lugar del asunto.
Una vez emitida esta decisión por el tribunal que ha conocido del proceso en primera
instancia, si el procedimiento lo permite, las partes que hayan sufrido perjuicio pueden
interponer recursos en su contra, los cuales sólo una vez que sean resueltos permiten dar por
terminado el proceso de manera definitiva.

PRINCIPALES PROCEDIMIENTOS DECLARATIVOS EXISTENTES EN CHILE


Siguiendo la tradición hispana, y sobre todo siguiendo lo establecido en la Ley de
Enjuiciamiento Civil Española de 1855, en nuestro país, el legislador en el Código de
Procedimiento Civil, establece básicamente dos grandes procedimientos declarativos, de
origen y características muy diferentes.
Por una parte, se encuentra e! llamado "procedimiento declarativo ordinario de
mayor cuantía" y, por otra, el llamado "procedimiento sumario", que conviene apreciar en
sus rasgos generales antes de entrar a su análisis detallado.

Procedimiento declarativo ordinario de mayor cuantía


El procedimiento declarativo por antonomasia de nuestro ordenamiento jurídico
procesal es el juicio ordinario de mayor cuantía. Para comprender su estructura y
principales características, es necesario examinar su origen.

Matriz europea medieval combinada con ideología liberal


El origen de este procedimiento se encuentra en el solemnis ordo iudicioíums
medieval, que se formó sobre la base del Derecho Romano.
Este procedimiento se caracterizaba esencialmente por lo siguiente:
i) era rigurosamente escrito;
ii) estaba dividido en una larga sucesión de fases o terminus;
iii) contempla por un extenso periodo de discusión compuesto por escritos sucesivos
(demanda, contestación, réplica, duplica, triplica, cuadruplica, etc.), que
incluso podía renovarse en segunda instancia;

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iv) permitía la interposición de incidentes o cuestiones accesorias durante la


tramitación de todo el juicio, algunos de ellos con la capacidad para paralizar el
desarrollo de la cuestión principal;
v) permitía la interposición inicial de alegaciones formales bajo la forma de
excepciones dilatorias, que permitían retardar la entrada al juicio;
vi) por contener un número limitado de medios de prueba;
vii) por permitir la interposición de recursos de apelación en contra de un gran
número de resoluciones judiciales y particularmente contra la sentencia
definitiva, dando lugar a una doble instancia.
Con esta estructura, los procesos tramitados conforme a este procedimiento eran
capaces de alcanzar una duración desmesurada, que generalmente se contaba en años.
A este viejo procedimiento, recogido en Las Partidas (Partida III), por influencia del
liberalismo del siglo XIX, se le vino a agregar una pasividad absoluta del juez en la
conducción del proceso y en la producción de la prueba, Cada trámite permitía pasar al
siguiente si no se realizaba dentro del plazo establecido por la ley, siempre y cuando se
acusara la rebeldía por la contraria, y la única posibilidad del juez de la causa de producir
prueba de propia iniciativa, era una vez ya concluida su tramitación y estando vigente el
plazo para pronunciar la sentencia definitiva, a través de las denominadas "medidas para
mejor proveer" o “medidas para mejor resolver”.

2.1.3. Principales características del procedimiento ordinario de mayor cuantía


Este procedimiento fue recogido en nuestro CPC, que comenzó su vigencia en el año
1903, en su Libro II como "Juicio Ordinario" (actualmente Arts. 253 a 433 del CPC). En su
versión inicial, recogía prácticamente en todas sus partes las características reseñadas
anteriormente, con escasas modificaciones respecto a la regulación Española original.
Es evidente que este procedimiento ha ido quedando paulatinamente obsoleto, por
lo que con el tiempo se le han ido introduciendo diversas modificaciones, dirigidas
esencialmente a acortar la duración de los procesos, con medidas bastante poco
sofisticadas y de poco exito, tales como disminuir los plazos, dificultar o impedir la
promoción de incidentes sucesivos, etc.
Estas medidas parciales, si bien han conseguido algunos resultados, tales como
disminuir la duración de los juicios, han sido insuficientes para alterar su estructura esencial,
que sigue incólume y que se traduce todavía en todo caso, en duraciones excesivas.
Consecuentemente, las principales características del actual juicio ordinario
consagrado en el CPC, siguen siendo las mismas de sus orígenes:

a) Es un procedimiento absolutamente escrito


El procedimiento declarativo ordinario de mayor cuantía, se caracteriza, quizás como
pocos en el Derecho comparado, por su carácter total y absolutamente escrito.
Se aplica de manera radical el adagio "quod non est in actis non est in mundo"
(cuando no esta en las actas no esta en el mundo), conforme al cual son inexistentes, sin
que puedan considerarse parte del mismo, los actos procesales que no constan en las
"actas" o escritos que conforman el expediente judicial.
En cabal aplicación de esta regla, en nuestro CPC, se establece que "se formará el
proceso (expediente) con los escritos, documentos y actuaciones de toda especie que se
verifiquen en el juicio" (Art. 29 del CPC), disposición en la que es notorio que el propio
concepto de proceso es reducido al de “expediente escrito”. Luego, se añade que: "De
toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar,
día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya procedido, y de
las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan". (Art. 61 inciso 1° del CPC.)

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Pero, no sólo se exige que todos los actos sean reducidos a escritos, sino que,
además, dispone que: "La autorización del funcionario a quien corresponde dar fe o
certificado del acto es esencial para la validez de la actuación." (Art. 61 inciso 3° del CPC).
Incluso, más allá de las disposiciones legales, la mayoría de los operadores jurídicos
fuimos formados y estabamos habituados a la escrituración, por lo que nos resultaba difícil
concebir un procedimiento oral o, al menos, predominantemente oral, hasta antes de la
Reforma Procesal Penal chilena.

b) Está establecido en base a una sucesión de plazos


La estructura de este procedimiento se caracteriza esencialmente porque contempla
una larga sucesión de etapas o "términos", en las que se deben ir realizando diferentes
actos escritos o que deben reducirse a escrito.
Luego, generalmente, cada escrito provoca un contraescrito de la contraria, con lo
que el proceso se transforma en una larga sucesión de etapas separadas entre si.
Esta sucesión compartimentada es particularmente clara en la fase de discusión,
compuesta por escritos alternados, que actualmente son sólo 4 (demanda, contestación a
la demanda, réplica y duplica), pero que en el pasado se prolongaban mucho más
(triplica, cuadriplica, etc.).
La consecuencia más importante de esta configuración del proceso, es que se
retarda demasiado cualquier decisión del tribunal, aun las más triviales, porque se suelen
presentar escritos una y otra vez, muchas veces reiterativos, por ambas partes, antes que el
juez resuelva la controversia.

c) Predominio absoluto de la mediación


Consecuencia de su carácter escrito, es que entre el tribunal y las demás personas
que intervienen en el proceso, que son las partes y las fuentes de prueba, entre las cuales
se encuentran los testigos, los peritos, los instrumentos, , no existe un contacto directo e
inmediato.
Por el contrario, la relación entre el juzgador y estos elementos personales y
materiales, está intermediada por otras personas, generalmente empleados del mismo
tribunal, a veces otros jueces, que han recibido la información, y la han transcrito en actas,
que son las que leerá el juez que deberá dictar la sentencia definitiva.
De hecho, constituirá una infracción legal tomar en cuenta antecedentes que no
consten en el expediente escrito, aunque hayan sido percibidos por el juez durante el
desarrollo de alguna actuación judicial. (Art. 160 del CPC, las sentencias se dictarán
conforme al mérito del proceso.)
Esta carencia de la inmediación o, mejor dicho, del predominio de la mediación,
incluyendo la segunda instancia, es una característica fuertemente arraigada de nuestro
proceso civil.

d) Se permite la promoción de incidentes a lo largo de todo el proceso


Otro de los rasgos esenciales del procedimiento ordinario, es la autorización que se
concede a las partes para promover cuestiones accesorias, prácticamente desde antes
que éste se inicia hasta que termina. Se trata de los incidentes, que mientras más
controvertido sea un proceso, más aumentan.
Estas cuestiones accesorias, que pueden referirse a una gama casi ilimitada de
aspectos y materias, deben ser conocidas y resueltas especialmente por el tribunal, a través
de una sentencia denominada interlocutoria. Tanta es la importancia que se les confiere,
que como ya hemos visto, se ha establecido un procedimiento completo, con periodos de

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discusión, de prueba y de decisión, para conocerlos y resolverlos, en lugar de supeditarlos


completamente al desarrollo del proceso, que seria lo propio.
La existencia de tales incidentes, en ocasiones llega a consumir gran parte del
tiempo y de las energías de las partes y de los jueces, retardando por largo tiempo los
procesos. Bien podría decirse que, a veces, incluso se llega a perder la noción de que lo
importante del juicio, es la resolución de la cuestión principal o del fondo de la
controversia, distrayéndose las partes y el tribunal en discutir y resolver esos accesorios.
Tal situación, se ve agravada debido el uso indebido de estos recursos por abogados
inescrupulosos que lo único que pretenden es dilatar el mayor tiempo posible la resolución
de la controversia.

e) Impugnabilidad inmediata de la mayoría de las resoluciones, generalmente por la vía


de la apelación
Uno de los efectos más importantes que naturalmente produce el procedimiento
escrito, es la posibilidad de impugnar la mayoría de las resoluciones judiciales.
En efecto, este procedimiento se traduce en que las decisiones se adoptan en base
al mérito de lo que se lee en el expediente, en el cual se acumulan todos los escritos y
actuaciones que se han ido generando durante el desarrollo del proceso, Pues bien, el
expediente escrito hace posible que se puedan interponer fácilmente toda clase de
recursos, pero especialmente el de apelación, que permite al tribunal superior de aquel
que dicta la resolución impugnada, revisar todos los hechos y el Derecho establecidos en la
sentencia por el tribunal inferior.
Es un procedimiento, por lo tanto, que hace factible la mayor vigilancia posible sobre
el actuar del tribunal que ha llevado el Juicio en las instancias inferiores, por parte del que
conoce en segunda instancia, que es siempre considerado su superior jerárquico.
Más aún, el expediente escrito legitima absolutamente este control, por cuanto
permite al superior, utilizar exactamente los mismos antecedentes que el tribunal inferior,
que son los consignados en el expediente. En esas circunstancias, es natural que pueda
hacer prevalecer su decisión, porque generalmente tales superiores son tribunales
colegiados e integrados por magistrados con más experiencia que los tribunales de primera
instancia.
Evidentemente, la interposición de recursos no se ve favorecida en un juicio oral, en
el que la decisión se basa en lo que el juzgador ve y percibe por sus propios sentidos, lo que
descarta desde luego la doble instancia y sólo permite recursos de derecho, destinados a
cautelar la regularidad del juicio y el pronunciamiento de la sentencia conforme a
Derecho.
La proliferación de recursos en el procedimiento civil chileno, a pesar de que en los
últimos años ha disminuido, merced a diversas reformas legales, es especialmente notoria
porque se permite apelar de diversas resoluciones parciales, así como también de las
sentencias interlocutorias recaídas en los incidentes. Como estos recursos se conceden
generalmente en el solo efecto devolutivo, es decir, no suspenden la tramitación de la
causa principal, se produce la situación de que dos tribunales están conociendo
simultáneamente de un mismo proceso, pero en diversos estadios, con la consiguiente
dilación en la resolución final de la causa en cuanto al fondo de la cuestión controvertida.
De hecho, como prevalece la decisión del tribunal superior, es posible que obligue al
inferior a tener que invalidar lo que hizo en el intertanto en el proceso, produciendo el
consiguiente retraso y desconcierto de los litigantes.

f) Sistema de prueba legal o tasada

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Producto de la desconfianza del legislador en los jueces, que obedece a razones


históricas, como hemos señalado, se regula minuciosamente la producción y, sobre todo, el
valor probatorio que cabe atribuir a los diversos medios de prueba, no sólo en la legislación
procesal sino que también sustantiva.
Como resultado, no caben dudas de que en nuestro procedimiento declarativo
ordinario de mayor cuantía, en torno al cual gira el sistema procesal nacional en materias
no penales, se establece el régimen de valoración de la prueba legal o tasada.
Es cierto que respecto a algunos medios de prueba, como acontece con la prueba
pericial, se permite mayor libertad al juzgador, al establecer que su mérito probatorio se
apreciará conforme a las reglas de la sana critica. Asimismo, es efectivo que existen
algunas reglas, entre otras, sobre apreciación de la prueba de testigos, sobre apreciación
comparativa de los medios de prueba, etc., que parecieran dejar al juez la facultad de
determinar su valor probatorio. Todo lo cual ha llevado a algunos a sostener que en
realidad no se consagra este sistema de prueba legal o tasada en nuestro procedimiento
civil, porque el juez no se encuentra estrictamente limitado por el legislador para determinar
el valor de convicción de la mayoría de los elementos probatorios, Incluso, advierten que
tanto es así, que la aplicación de tales normas legales por parte del juez de la causa, en la
medida que le conceden facultades propias para apreciar el valor de convicción de tales
fuentes de prueba, nunca podrían ser consideradas como constitutivas de infracción de ley
y, por ende, no son susceptibles de cuestionarse o impugnarse por la vía de la casación en
el fondo.
Sin embargo, nos parece que esto no altera en nada la afirmación inicial, para que
se deba considerar vigente en nuestro país, el régimen de valoración de la prueba tasada,
ya señalado, porque la inserción de una normativa especifica, en una categoría
dogmática, es siempre una cuestión de graduación y útil, por sobre todo, para estudiar y
comprenderla. Por ende, el que existan algunos rasgos de mayor libertad para la
valoración de pruebas especificas, como acontece con la pericial, no altera en modo
alguno la calificación del sistema procesal civil nacional, como de prueba legal o tasada.
Más aún, esto se ve corroborado, si tenemos en cuenta que este sistema de
apreciación de la prueba, se caracteriza, además, porque el legislador pretende limitar las
fuentes de prueba que se pueden utilizar en el juicio y excluye ciertos medios de prueba,
incluso limitando la especie y número de los que pueden presentarse, o exige otros para
acreditar determinados hechos, circunstancias todas que concurren clara y
evidentemente, en nuestro procedimiento civil.
Los principales efectos, que produce este sistema de valoración de la prueba
reglada o tasada, son los de extremar el control de los tribunales en la adopción de sus
decisiones, especialmente el control de los tribunales superiores a través de los recursos
legales que entrega la ley para impugnar las decisiones de los tribunales inferiores, entre los
que se encuentra aquel dirigido por antonomasia a conseguir la sujeción del juez a la ley,
cual es, el recurso de casación. Esto, por cierto, a la larga extiende la duración de los
procesos y desvaloriza la decisión del juez de la causa, favoreciendo la mediación y la
desconcentración.

g) Aplicación de los principios dispositivo y de aportación de parte, que determinan la


pasividad del juez en la conducción del proceso escrito
Aunque puede parecer repetitivo, el procedimiento declarativo de mayor cuantía ha
sido estructurado acogiendo otros principios formativos del procedimiento, que hemos
examinado y que contribuyen poderosamente a darle su sello.

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Desde luego, nos hemos referido suficientemente al principio dispositivo, cuya


importancia para determinar los rasgos de un procedimiento son evidentes, porque se
traducen en la imposibilidad del juez de intervenir en el inicio y en la terminación del juicio.
Singular importancia tiene también el principio de aportación de parte, que
generalmente concurre con el anterior, que se traduce en la pasividad del juez en traer al
proceso el material probatorio, que le permitirá decidir el juicio.

h) Como consecuencia de la aplicación de todos los principios anteriores: cabe


concluir que los procesos de este tipo, pueden alcanzar una gran duración
Como corolario de los principales rasgos del procedimiento civil así conceptuado,
resulta que los procesos son capaces de alcanzar una gran duración en el tiempo, incluso
respetando los plazos regulares que contempla la legislación.
Sencillamente, lo que sucede es que este procedimiento contempla trámites y plazos,
incluyendo recursos para impugnar las resoluciones de los tribunales inferiores, que
determinan una extensión en el tiempo del proceso, que no se corresponde con la
celeridad con que se toman actualmente las decisiones en los demás ámbitos de la
actividad social y económica.
Esto es natural si se considera la época en que fue redactado el Código de
Procedimiento Civil, lo que determinaba que las exigencias y los presupuestos del legislador
eran muy diferentes a los actuales al configurar este procedimiento.
El problema, entonces, ha sido que no hemos sido capaces de reformar seriamente
ese procedimiento, principalmente el civil ordinario, otorgándole una estructura y
recogiendo unos principios que permitan producir procesos congruentes con el actual ritmo
y velocidad de la vida principalmente en sus aspectos económicos, aprovechando, por
cierto, todos los conocimientos acumulados y los adelantos técnicos que son los que
marcan nuestra época.

2.1.4. Importancia del procedimiento ordinario de mayor cuantía para el ordenamiento


jurídico nacional.
El procedimiento declarativo ordinario de mayor cuantía, ha sido históricamente el
que marca las características de todo el sistema procesal nacional.
Bien se podría decir que este último está constituido alrededor de este procedimiento
escrito, de lato conocimiento, incluyendo la posibilidad de interponer toda clase de
incidentes, regido por los principios dispositivo y de aportación de parte, etc., rasgos que se
extienden prácticamente a todos los demás procedimientos.
Desde luego, esto se debe fundamentalmente a que la comunidad nacional ha
aceptado y hecho suyas, hasta ahora, las premisas sobre las cuales se ha construido este
procedimiento. Por cierto, en esta situación, han jugado un rol fundamental los cultores
nacionales de la ciencia jurídica, que no han sido capaces de ofrecer un modelo
procedimental diferente.
Sin embargo, en estos momentos la situación ha hecho crisis y en los últimos años se
ha extendido la demanda por una superación de este modelo procesal. La primera
respuesta se ha producido en los procedimientos de carácter penal, produciéndose
cambios tan drásticos, que se ha terminado por estructurar un nuevo sistema procesal
penal, que está constituido por nuevos procedimientos, de características totalmente
diferentes: orales, concentrados, regidos por la inmediación, con libre valoración de la
prueba, etc.
No obstante, es tan fuerte la inercia de considerar a este procedimiento civil como el
que contiene la "esencia" de todos los procedimientos jurisdiccionales en Chile, que el
propio Código Procesal Penal, (artículo 52 del Código Procesal Penal) dispone que se

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aplicará supletoriamente a sus normas, el Libro I del Código de Procedimiento Civil, que a
su vez se remite al procedimiento ordinario de mayor cuantía, a pesar de que las
características de este último, son radicalmente distintas a las de los nuevos procedimientos
de orden criminal instaurados con la Reforma Procesal Penal.
La consagración legal de la obligación de aplicarlo supletoriamente en toda clase
de procedimientos, se encuentra en lo dispuesto en el artículo 3° del Código de
Procedimiento Civil, de manera muy clara: el procedimiento declarativo ordinario de mayor
cuantía, "se aplicará en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos
a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza".
Además, a mayor abundamiento, existen bastantes preceptos dispersos en
procedimientos especiales, que replican esta norma, obligando a sus operadores a acudir
en todos los aspectos en que falte regulación, a este procedimiento ordinario.
Esto significa que todos los trámites y actuaciones en cualquier clase de proceso, se
deben realizar conforme a este procedimiento escrito, de lato conocimiento, cuando no se
encuentren expresamente reglamentados en tales preceptos especiales.
Lógicamente, entre las materias que suelen no encontrarse reglamentadas en los
procedimientos especiales, está el planteamiento de todas las cuestiones accesorias al
conflicto principal, por lo que se deben tramitar conforme a las reglas generales, que
permiten el surgimiento de múltiples incidentes, con su completa tramitación; lo mismo
ocurre con la producción de los diferentes medios de prueba, con la procedencia y
conocimiento de los recursos contra las resoluciones judiciales, etc.
En definitiva, casi todos los procesos nacionales se tramitan, en mayor o menor
medida, conforme a procedimientos que, por una u otra razón, terminan por constituirse
esencialmente en una réplica del procedimiento ordinario de mayor cuantía.

2.2. Procedimiento sumario


La Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1855, contenía un segundo procedimiento
declarativo ordinario, denominado procedimiento o juicio verbal, que también fue incluido
en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 (Art. 715 a 740), constituyendo ambos cuerpos
legales el modelo esencial para el Código de Procedimiento Civil chileno, para establecer
un procedimiento de un origen y una finalidad sustancialmente diferente al declarativo de
mayor cuantía.
En el Código de procedimiento civil chileno, este procedimiento fue denominado
"juicio sumario", apareciendo regulado en el Libro III, de los Procedimientos especiales Art.
680 a 692 del CPC.
Según ha demostrado esencialmente el autor español FAIREN GUILLEN, el juicio verbal
español y consecuentemente el procedimiento sumario chileno, tiene su origen en los
llamados plenarios rápidos surgidos en Europa en la Edad Media, para resolver conflictos
que requerían procedimientos mucho más acelerados que los que ofrecía el ordenamiento
general.
Se trataba de conflictos de comercio marítimo, que por su naturaleza era y sigue
siendo necesario resolver rápidamente. Por eso, se desarrollaron estos procedimientos
concentrados en una audiencia oral, de contestación de la demanda y de recepción de
la prueba, en que todas las incidencias debían promoverse y resolverse en la misma
audiencia, con la obligación del juez de emitir su sentencia en un plazo de pocos días, una
vez concluida la audiencia.
A partir de este modelo, el legislador nacional estableció similares rasgos para el
procedimiento sumario en el CPC.
Sin embargo, a pesar de que el procedimiento sumario quedó establecido
normativamente con las características de oralidad y concentración de su modelo

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español, en la práctica ha dado siempre origen a procesos escritos que han estado lejos
del modelo normativo, siendo principalmente los tribunales renuentes a dar aplicación
estricta a las normas de oralidad y concentración contenidas en las disposiciones legales
que regulan el juicio sumario.

2.3. Otros procedimientos declarativos establecidos en el CPC


En el CPC se contemplan otros procedimientos declarativos ordinarios, que a lo largo
del tiempo han tenido muy escasa aplicación.
En efecto, la intención de los redactores del CPC, era reservar el juicio declarativo
ordinario para los asuntos de cuantía más alta (hoy día más de 500 UTM), así como para
resolver las cuestiones no susceptibles de apreciación pecuniaria o de cuantía
indeterminada.
Luego, para resolver las cuestiones de un monto inferior al señalado, pero superior a
un cierto mínimo, se estableció el procedimiento declarativo ordinario de menor cuantía
(Menos de 500 UTM) y, finalmente, para conocer de aquellos de una cuantía inferior, se
dispuso el procedimiento declarativo ordinario de mínima cuantía.
Todos ellos están reglamentados en el CPC, y lo cierto es que en los últimos años ha
existido un esfuerzo por aplicar estos últimos procedimientos, cuya estructura, a primera
vista, permitiría constituir procesos de menor duración.
En la práctica, sin embargo, estos procedimientos han seguido siendo de escasa
aplicación, sin que hayan logrado diferenciarse realmente del de mayor cuantía, porque
siendo éste de aplicación supletoria, terminan tramitándose de manera muy similar.

3. PROPUESTA PARA ESTRUCTURAR NUEVOS PROCEDIMIENTOS CIVILES


El procedimiento civil chileno fue estructurado de acuerdo a los principios en boga
en el Derecho Comparado al momento de su elaboración que, por cierto, respondían a las
exigencias de la sociedad y del desarrollo económico en ese momento histórico, es decir,
del siglo XIX.

3.1. Superación del procedimiento totalmente escrito y sobre bases liberales en el Derecho
Comparado.
Esas circunstancias han cambiado de manera radical desde entonces, de modo que
no se justifica mantener un procedimiento sobre tales bases. Así lo comprendieron en la
mayoría de los países europeos, en los que este modelo de procedimiento comenzó a ser
paulatinamente reemplazado desde principios del Siglo XX.
Concretamente, el primer gran Código de Procedimiento Civil Europeo que comenzó
a sentar las bases de un nuevo modelo, fue la Ordenanza Procesal Civil Austriaca de 1895
debido al genio de Franz KLEIN.
La aspiración era establecer un procedimiento más simple, más rápido y menos
oneroso que, además, en ese planteamiento aspiraba a la igualdad entre los litigantes más
pobres y los más ricos, para quienes la duración excesiva del proceso no es tan perjudicial
como para los primeros.
Bajo el influjo de esas ideas se fueron introduciendo cambios que consistían
básicamente en establecer procedimientos predominantemente orales y regidos por otros
principios que permitían superar la pasividad del juez en la conducción del proceso, con un
menor número de recursos, etc. Concretamente, estas reformas en los Códigos de
Procedimientos Civiles europeos continentales y latinoamericanos, se caracterizaron por
constituir procesos sobre las siguientes bases:

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a) Consolidación del carácter público del proceso


Esto se traduce en que las partes, aun pudiendo disponer de los derechos
sustanciales deducidos en juicio, no son libres para disponer del proceso mismo, que se
considera un instrumento del Estado para solucionar conflictos, justificando una mayor
intervención del tribunal en su conducción. Se trata de una reacción frente a la pasividad
absoluta en la conducción del proceso, que se había establecido por influencia del
liberalismo decimonónico.

b) Estructuración de los procesos en base a audiencias orales, aunque persistencia de


la escrituración en la fase de discusión
Se revaloriza la oralidad, de modo que el proceso se constituye básicamente a través
de audiencias, con asistencia del juez, ante el que se produce la prueba. De todos
modos, se mantiene la presentación escrita de los actos de alegaciones,
fundamentalmente la demanda y la contestación a la demanda.

c) Poderes judiciales de dirección y de control formal del proceso


Asumiendo que el juez no debe conformarse con un rol meramente pasivo,
observador del desarrollo del juicio, se le confieren las facultades necesarias para que
asuma como "director del proceso". No se trata de transformarlo en dueño del mismo, de
modo que pueda sentirse autorizado para dejar de lado el interés y la iniciativa de las
partes, pero tampoco se desea que se mantenga como un mero espectador pasivo, que
debe esperar que sean los litigantes los que promuevan cualquier iniciativa para avanzar y
llegar a la sentencia.

d) Iniciativa probatoria del juez71


Las anteriores características se manifiestan en que el juez puede adoptar las
medidas para suplir las deficiencias de las partes, por lo que se le concede iniciativa
probatoria para poder salir a buscar las fuentes de prueba que no presenten las partes. Lo
importante es que esta iniciativa se le concede durante la tramitación, y no como
acontecía con las medidas para mejor resolver, cuando el proceso prácticamente ya
había concluido.

e) Efectiva igualdad entre los litigantes


Asumiendo que la parte más débil económicamente es la que requiere de una
actitud más activa del juez, se considera que su deber es procurar establecer en todo
momento una efectiva igualdad jurídica entre las partes. Así, por ejemplo, hay Códigos en
los cuales se establece que el juez debe advertir a las partes los vacíos que aprecie en sus
alegaciones, o convocarlas en cualquier momento para interrogarlas personalmente.

f) Persistencia de la doble instancia


A pesar de haberse establecido una tramitación de los juicios en base a audiencias,
en la mayoría de los países que han modificado sus procedimientos conforme a este
modelo, se ha mantenido la procedencia del recurso de apelación contra la sentencia
definitiva. Esto se ha traducido en que las reformas en pro de la oralidad, han sido más
aparentes que reales, por cuanto no se ha logrado efectivamente que las sentencias se
pronuncien en base a la prueba apreciada personalmente por el juez. Desde luego, esto
nunca va a suceder, cuando la sentencia la pronuncie el tribunal de apelación, ya que

71Puede verse a este respecto la obra “Iniciativa probatoria del juez en el Proceso Civil”, Claudio Meneses Pacheco, Editorial Jurídica Conosur Limitada, miembro del Grupo
LexisNexis. Edición 2001.

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éste siempre se basará en un acta escrita del juicio o de la audiencia de prueba, o en una
grabación de la misma, sin inmediación.

3.2. Bases sobre las cuales deberían estructurarse los nuevos procedimientos civiles en Chile
El modelo reseñado, de superación del procedimiento escrito y de absoluta
pasividad del juez, se corresponde, a rasgos generales, con los procedimientos establecidos
actualmente en la mayoría de los países europeos continentales y, sobre todo,
latinoamericanos.
En consecuencia, es el modelo que muchos de los procesalistas nacionales,
fuertemente influidos por el Código Procesal Civil Modelo para Latinoamérica, que a su vez
ha servido de base para los procedimientos establecidos en los Códigos de Procedimientos
Civiles de países tales como Uruguay, Perú, Colombia, Argentina, etc., tienen en mente
para una futura reforma a nuestra legislación.
Sin embargo, a nuestro parecer, en algunos de sus lineamientos fundamentales, este
modelo procedimental ya ha quedado también desfasado frente a los requerimientos de
la actual sociedad.
Por eso es que consideramos que, en particular en nuestro país, en el que se ha
avanzado más que en cualquier otro de los señalados, incluyendo los países europeos
continentales tales como España e Italia, en la consolidación de un procedimiento penal
genuinamente oral, concentrado, regido por la inmediación, presidido por el respeto a las
garantías constitucionales, de única instancia, con rigurosos recursos de derecho, los
presupuestos de un nuevo procedimiento civil debieran acercarse a este último modelo
adoptado por Chile.
Evidentemente, estas bases van en la misma dirección del Código Procesal Civil
Modelo, pero buscan avanzar más, en expedición, rapidez, respeto a los derechos
fundamentales, etc., pero se alejan en confiar al juez el logro de tales objetivos. A partir de
aquí consideramos que debieran contemplarse los siguientes principios:

a) Estructuración del proceso en base a audiencias orales: una de preparación y


otra u otras de prueba
Lo básico debe ser tomar conciencia de que el procedimiento declarativo
adecuado para la época actual, caracterizada por la velocidad en la toma de decisiones
y por la exigencia de las personas de tener la certeza de que sus argumentaciones serán
oídas y consideradas por el juez, es decir, que efectivamente van a ser partícipes en la
formación de la decisión jurisdiccional, es aquel que permite que los procesos se desarrollen
en base a audiencias orales.
No se trata de una moda, ni mucho menos, sino que, al contrario, de recuperar la
esencia del proceso, que siempre ha sido el contacto directo del ciudadano con el juez
que va a adoptar la decisión que lo afecta, Este contacto no tiene por qué estar mediado
por funcionarios, como acontece en el procedimiento escrito, consignando en el acta, la
información, como la lógica indica, es mucho más conveniente que sea recogida
directamente por el juez que debe tomar la decisión.
Más aún, como el desafío de los nuevos procedimientos, es satisfacer a ciudadanos
que reclaman resoluciones rápidas a sus conflictos de carácter jurídico, lo conveniente es
constituirlos sobre la base de trámites que hagan descansar en ellos, la carga de producir
toda su prueba en una o más audiencias, que se deberán llevar a efecto en días
consecutivos, después de una breve preparación y de intercambio de sus escritos de
alegaciones, Es decir, consagrar derechamente la inmediación y la concentración, que
están en la esencia del proceso.

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Desde luego, esto supone la instauración de juicios orales, los que para ser
considerados como tales, requieren que la sentencia sea pronunciada por el o los jueces
exclusivamente en base a lo que ven y perciben personalmente por sus propios sentidos, lo
que requiere fijar audiencias.
Dos deberían ser al menos las audiencias esenciales:
i) una o varias audiencias previas, de preparación de la audiencia de prueba oral
o juicio oral propiamente tal, en la cual se depuran los hechos; se sanean todos
los vicios formales; se ofrecen las pruebas y de determina cuáles deberán ser
excluidas, por haber sido obtenidas ilícitamente, por ser dilatorias o por otras
circunstancias; se trata de arribar a una conciliación, y
ii) otra u otras audiencias o juicio oral propiamente tal, destinada a recibir la
prueba en la que, una vez concluida, deberá pronunciarse la sentencia
definitiva, por e! o los jueces que presenciaron la prueba.
Cualquier incidencia que se vaya produciendo deberá ser resuelta de inmediato,
oralmente, sin ulteriores recursos, que carecen de sentido, tratándose de una cuestión
accesoria, salvo excepciones muy justificadas.

b) Persistencia de la escritura en la fase de discusión


A pesar de que el proceso se construye en base a audiencias, en especial para
preparar y recibir la prueba, la fase inicial, de alegaciones, se realiza a través de actos
procesales escritos.
Se trata de la demanda y la contestación a la demanda, en la que deberán fijarse
con toda precisión los hechos y las peticiones concretas que realizan los litigantes.
Incluso, es posible que se les exija desde el inicio la presentación de sus medios de
prueba o que se les exija concurrir con este listado a la audiencia preparatoria y
saneadora, en la que, en caso de no arribarse a acuerdo, se fijarán los hechos
controvertidos. De todos modos, tratando de producir la conciliación, aunque sea parcial,
el juez debería exigirles, además, que hagan llegar bases de arreglos o peticiones mínimas,
para tratar de llegar a reconocimiento de hechos, a convenciones probatorias y todos los
acuerdos posibles.

c) Audiencia previa de conciliación y de preparación del juicio oral


En el nuevo modelo procesal se debería llevar a efecto una audiencia después de la
contestación a la demanda, a la que nos hemos referido, como de preparación de la
prueba, pero que persigue varios objetivos, que suponen necesariamente la presencia del
juez.
El primero, es tratar de lograr la conciliación entre las partes, lo que sólo se puede
lograr con el interés y esfuerzo personal del juez, que incluso le puede llevar a manifestar
opinión sobre las posturas de las partes. Además, tratando de producir esa conciliación,
aunque sea parcial, el juez debería exigirles que hagan llegar bases de arreglos o
peticiones mínimas, para tratar de conseguir reconocimiento de hechos, convenciones
probatorias y todos los acuerdos posibles, que servirán para concentrar la prueba sólo en
las cuestiones controvertidas.
El segundo objetivo, debe ser el establecer esos hechos sustanciales, pertinentes y
controvertidos.
El tercer objetivo, debe ser recibir o formalizar el ofrecimiento de prueba de las partes,
depurando aquella que previo debate pueda ser ilícita, dilatoria o inútil, estableciendo en
definitiva, una nómina de todas las personas, documentos y peritos que se recibirán en la
audiencia de prueba o juicio oral.

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d) Efectiva igualdad entre los litigantes


Somos de la opinión que la efectiva igualdad entre los litigantes sólo se puede
conseguir manteniendo una actitud imparcial ante las partes.
Por lo demás, en un proceso con esta estructura, la intervención del juez sólo debe
consistir en dirigir las audiencias, sin favorecer ni a una ni a otra parte, en lo que debe ser
especialmente escrupuloso.
Por consiguiente, la acción del Estado, para favorecer al litigante menos poderoso,
no debe realizarse a través del juez, sino que de otros organismos públicos, que deben
proporcionarle la asistencia letrada que precisa para participar en el juicio, la que debe
disponer de los recursos suficientes para conseguir sus propias pruebas y producirlas en las
audiencias correspondientes, así ocurre por ejemplo en materia penal, a través de la
Defensoría Penal Pública y los servicios licitados a través de ella.

e) Poderes judiciales dirigidos al control del desarrollo del justo o debido proceso
Este modelo procesal supone que la única razón por la que el juez puede asumir una
función activa, es la de lograr que los procesos se desarrollen respetando los derechos
fundamentales de las personas.
Esto es lo que los autoriza para intervenir activamente durante el desarrollo del
proceso; de modo que deben tomar las medidas necesarias para asegurar las diversas
garantías de orden procesal, tales como el derecho de defensa, el derecho a la igualdad
procesal, etc., que son garantías especiales constitutivas del justo o debido proceso.

f) Supresión de la doble instancia y, en su lugar, establecimiento de recursos de


Derecho
Una de las exigencias indispensables para poder establecer efectivamente la
oralidad es limitar la doble instancia, que significa que un tribunal superior podrá conocer y
revisar tanto los hechos como el Derecho, lo que es posible cuando se admite
indiscriminadamente, un recurso de apelación.
Lo cierto es que el recurso de apelación es efectivamente incompatible con el juicio
oral, en la medida que el juicio oral, es aquel, en que la sentencia se dicta sólo con la
información que ha sido captada directamente por el juez por sus propios sentidos, lo que
sólo puede acontecer con el juez de la causa y no por el superior jerárquico del mismo,
quien no ha intervenido en el juicio, en sus alegaciones, ni en la producción de la prueba.
En consecuencia, por definición el juicio oral, es de única instancia.
En la práctica, en todos los países en que se ha pretendido establecer
procedimientos orales, pero se ha mantenido el recurso de apelación, la reforma procesal
respectiva ha fracasado, porque se ha debido seguir de una u otra manera, utilizando un
expediente o una grabación, que impedirán la inmediación del juez y, por consiguiente
desmejorar la calidad de la información de acuerdo a la que el tribunal dictará
posteriormente su sentencia.
Esto no significa que no deban contemplarse recursos procesales en contra la
sentencia definitiva dictada en esta clase de juicios, pero éstos recursos deberán estar
dirigidos a controlar la regularidad del proceso, fundamentalmente que se hayan
respetado las reglas esenciales del procedimiento, que son aquellas cuya infracción se
traduce en la violación de una garantía constitucional, no sólo las más conocidas, sino
algunas tales como: la obligación de motivar las sentencias, de permitir a las partes rendir
las pruebas de que dispongan, etc., que se traducen en otras palabras, en el respecto al
justo o debido proceso.

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Además, los recursos procesales que se contemplen, deben permitir controlar la


sujeción de la sentencia a la ley, siempre que se trate de una infracción que influya
sustantivamente en su contenido.

II.- LOS PROCEDIDIMIENTOS CAUTELARES - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS -


LA PREPARACIÓN Y ASEGURAMIENTO DE LOS JUICIOS
Cuando nos referimos a la clasificación de los procedimientos, dijimos que en
atención al objeto que ellos persiguen, podían tener la calidad de “cautelares”.
Procedimiento cautelar “es aquel destinado a hacer efectivas estas medidas
cautelares”. (Se hace sinónimo por la doctrina las expresiones cautelar y asegurativo)
Dentro del concepto de medidas o providencias cautelares o asegurativas se
comprenden todas aquellas que tienen por objeto asegurar pretendidos derechos,
mientras no se encuentren sancionados por la resolución judicial definitiva.
Calamandrei define a las providencias cautelares, como una anticipación provisoria
de ciertos efectos de la providencia definitiva, encaminada a prevenir el daño que se
podría derivar del retardo de la misma.

Clasificación de las medidas cautelares72


Calamandrei distingue cuatro grupos de medidas cautelares, en atención a las
diversas formas que puede asumir la relación de instrumentalidad que liga a la medida
cautelar con la providencia principal:
 1.- Medidas cautelares instructorias anticipadas.
 2.- Medidas dirigidas a asegurar la ejecución forzada.
 3.- Medidas mediante las cuales se decide interinamente una relación
controvertida.
 4.- Cauciones procesales.

1- MEDIDAS PREJUDICIALES PROBATORIAS. (Medidas cautelares instructorias anticipadas)


Medidas instructorias anticipadas: “Son aquellas que tienen por objeto, en el evento
de un posible futuro proceso, fijar y conservar ciertas diligencias probatorias que deberán
ser utilizadas posteriormente en aquel proceso, y en el momento oportuno”.
Nuestro CPC, se refiere a estas medidas cautelares en el Titulo IV, Libro II, bajo la
denominación genérica de “Medidas Prejudiciales”, Arts. 273 y siguientes del CPC.
Si se observa la normativa de este título, pueden percibirse en él, reglamentadas
varias providencias que se refieren a medios probatorios que pueden solicitarse en forma
previa al juicio ordinario, tanto por aquel que pretende demandar como por toda persona
que fundadamente tema ser demandada, en conformidad al Art. 273 y Art. 288 del CPC.
En este grupo están las medidas, contenidas en el Art. 273 Nº 5, 281 inciso 1°, Art. 284
inciso 1° y Art. 286 inciso 1° del CPC.
Art. 273 N° 5 del CPC. “El juicio ordinario podrá prepararse, exigiendo el que pretende
demandar de aquel contra quien se propone dirigir la demanda: N° 5 El reconocimiento
jurado de firma, puesta en instrumento privado.”
Art. 281 inciso 1° del CPC. “Puede pedirse perjudicialmente la inspección personal del
tribunal, informe de peritos nombrados por el mismo tribunal, o certificado del ministro de fe,
cuando exista peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate de hechos que puedan
fácilmente desaparecer.”

72Protección Constitucional y Cautela Judicial. La orden de no innovar en el Recurso de Protección. Tavolari Olivera, Raúl. Doctrina, Estudios Notas y Comentarios. Gaceta
Jurídica. Año 1992.

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Art. 284 inciso 1° del CPC. “Si hay motivo fundado para temer que una persona se
ausente en breve tiempo del país, podrá exigírsele como medida prejudicial que absuelva
posiciones sobre hechos calificados previamente de conducentes por el tribunal, el que, sin
ulterior recurso, señalará día y hora para la práctica de la diligencia.”
Art. 286 inciso 1° del CPC. “Se podrá, asimismo, solicitar antes de la demanda el
examen de aquellos testigos cuyas declaraciones, por razón de impedimentos graves,
haya fundado temor de que no puedan recibirse oportunamente.

2- Medidas dirigidas a asegurar la ejecución forzada-medidas precautorias.


Son aquellas medidas, que sirven para facilitar el resultado práctico de una futura
ejecución forzada, y que impiden la dispersión de los bienes del ejecutado que pueden ser
objeto de la ejecución.
Con la existencia de estas providencias cautelares, se asegura el conveniente
cumplimiento de la sentencia que recaiga en un juicio, garantizándose de tal forma el
cumplimiento de lo resuelto por los tribunales, se asegura al actor, en forma práctica, el
resultado del ejercicio de la acción por parte del ejecutante.
En nuestro CPC, estas medidas se encuentran reglamentadas en el Titulo IV del Libro
II, Arts. 290 al 302 del CPC, que lleva el epígrafe “de las medidas precautorias”.

3- Medidas mediante las cuales se decide interinamente una relación controvertida


A través de estas medidas se va a decidir interinamente o transitoriamente, en espera
de que, a través del proceso, se perfeccione la decisión definitiva, de una relación
controvertida, de cuya indecisión, si ella perdurase hasta la dictación de la sentencia
definitiva, podría derivarse un daño irreparable para una de las partes.
Por ejemplo, encontramos la aceptación provisional de la demanda que se
reglamenta en el juicio sumario (Art. 684 del CPC), o el otorgamiento de alimentos
provisorios (Art. 327 del CC) o el interdicto posesorio de denuncia de obra nueva (Art. 565
del CPC).

4- Las cauciones procesales.


Las cauciones procesales, “Consisten en la imposición por parte del juez de una
caución, de una garantía, al interesado, como una condición necesaria para obtener una
ulterior providencia judicial”.
Estas cauciones procesales, son garantías que se ordenan rendir como condición
previa para que el actor obtenga medidas precautorias u otra clase de providencia. De allí
que se hable de ellas como medidas de contracautela, pues la finalidad de esa caución es
asegurar el resarcimiento de los posibles perjuicios o daños que podrían causarse a la
contraparte, con ocasión de una medida cautelar que se concede.
Por ejemplo, en nuestra legislación encontramos el Art. 298 parte final del CPC, el Art.
299 del CPC y, también la reserva de excepciones del Art. 473 del CPC, en el juicio
ejecutivo.

LAS MEDIDAS PREJUDICIALES EN LA LEGISLACION CHILENA CIVIL


Titulo IV del Libro II, Arts. 273 al 289 del CPC
Las medidas prejudiciales consisten en ciertas diligencias o actuaciones que pueden
practicarse antes de la iniciación del juicio, con el fin de prepararlo o asegurar que el actor
no quede burlado en sus derechos.
Acerca de cual es el procedimiento en que tienen lugar estas medidas prejudiciales,
no hay opinión unánime:

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Hay quienes creen que, por estar reglamentadas en el Titulo IV del Libro II del CPC,
dentro de las normas relativas al juicio ordinario, y atendiendo al tenor literal del Art. 273 del
CPC, solo procederían estas medidas en el juicio ordinario.
Se justifica esta opinión en la ubicación de estas normas, la expresión “el juicio
ordinario podrá prepararse...” del Art. 273 del CPC, y las expresiones del Art. 253 del CPC “El
juicio ordinario comenzará por demanda, sin perjuicio…”.
Otros autores, señalan que por aplicación del Art. 3º del CPC, estas normas relativas
a las medidas prejudiciales es posible aplicarlas a cualquier tipo de procedimiento.
Los partidarios de esta posición critican la ubicación que el legislador dio a estos
artículos en los que trata las medidas prejudiciales, pues, según ellos, habría sido lógico
ubicarlas en el Libro I del CPC, que contiene las normas comunes a todo procedimiento y
no en el Libro II, que se refiere al Procedimiento Ordinario de Mayor Cuantía.

Titular de la solicitud de estas medidas prejudiciales


Arts. 273, 281, 284 y 285 del CPC.
La regla general es que puedan exigirlas o impetrarlas el que pretende demandar, de
aquel contra quien se propone dirigir la demanda. (Así lo establece el Art. 273 inciso 1º del
CPC).
Por excepción puede solicitar estas medidas prejudiciales, toda persona que
fundadamente tema ser demandada. (Arts. 273 N° 5, 281, 284, 286, 288 del CPC).

Clasificación de las medidas prejudiciales.


1.- Atendiendo a su objeto
 Medidas que tienden a obtener datos necesarios para entablar una demanda.
Son las contempladas en el Art. 273 Nº 1 al 4 del CPC.
 Medidas que tienden a obtener pruebas anticipadas para un próximo juicio.
Mencionaremos el Nº 5 del Art. 273, el Art. 281, 284 y 286 del CPC.
 Medidas prejudiciales destinadas a asegurar el resultado del juicio que se va a
entablar y que se denominan “medidas prejudiciales precautorias”, reguladas en
al Art. 279 del CPC.
2.- Atendiendo a las personas que puedan impetrarlas.
 Medidas que solicita el posible actor, Art. 273 del CPC.
 Medidas que puede impetrar el presunto demandado (Art. 288 del CPC – Nº 5 Art.
273).
3.- Atendiendo a la naturaleza de ellas:
 Medidas prejudiciales propiamente tales.
 Medidas prejudiciales precautorias (Art. 279 del CPC).
4.- Según la forma como ellas se decretan.
 Medidas que se decretan en todo caso. (como sucede con las del Nº 5 del Art.
273 del CPC).
 Medidas que se decretan solo si a juicio del tribunal son necesarias para que el
demandante pueda iniciar posteriormente el juicio (Nº 1 al 4 del Art. 273 del
CPC).
5.- Según el conocimiento previo que de ellas se da a la contraparte para
practicarlas.
 Medidas que se decretan previo conocimiento de la persona a quien se trata de
demandar. Arts. 281 y 286 del CPC.
 Medidas que no requieren de este conocimiento previo de la contraparte en
contra de quien se decretan, y que son todas las demás. Art. 273 del CPC.

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Objetivo o finalidad de las medidas prejudiciales.


Preparar la entrada al juicio, lo dice el tenor literal del Art. 273 del CPC.

Características de las medidas prejudiciales:


Las medidas prejudiciales, y en general las cautelares, presentan una serie de rasgos
distintivos que les dan un carácter especial, ciertos elementos distintivos. Aquí encontramos:

1.- Carácter previo al inicio del juicio de las medidas prejudiciales:


Se desprende del Art. 253 del CPC, cuando usa la frase “sin perjuicio de lo dispuesto
en el titulo IV de este libro”. Esta expresión “sin perjuicio” debe entenderse como no
obstante empezar el juicio por demanda del actor, a veces puede iniciarse por un
procedimiento previo como estas medidas prejudiciales.
Estas medidas preliminares no son otras que aquellas actuaciones que, con distinto
objeto, se practican antes del juicio o asunto controvertido.
2.- Carácter preparatorio del juicio mismo de las medidas prejudiciales:
Así lo dice el Art. 273 inciso 1º del CPC, cuando expresan que el juicio ordinario
“podrá prepararse”. Luego, estas medidas prejudiciales no son en sí una demanda ni
tampoco dan comienzo al juicio que corresponde. Su función es preparar la entrada al
juicio.
3.- Carácter taxativo de las medidas prejudiciales.
En efecto, no hay otras medidas prejudiciales que aquellas contempladas
expresamente en la ley. Fluye esta característica de su condición de espacialísima, y
tienden a evitar abusos y atropellos, toda vez que si se deja entregado al criterio de las
partes que diligencias pueden revestir este carácter, sólo acarrearía estorbos y molestias a
la labor de la parte afectada por ella.
4.- Carácter restrictivo de las medidas prejudiciales.
Esta particularidad impide que estas diligencias tengan aplicación indiscriminada.
Ellas solo deben otorgarse en los casos que autoriza expresamente la ley, y si bien es cierto
que se indican los requisitos que las hacen procedentes, no es menos, que se deja
entregado al juez su concesión, el que las va a decretar, siempre que sean necesarias a la
persona que las impetra.
Incluso aquella medida que debe concederse siempre, o sea las del Nº 5 del Art. 273
del CPC, supone el cumplimiento de los requisitos generales contemplados por el legislador.
5.- Tramitación simple de las medidas prejudiciales.
En efecto, y de acuerdo a la historia fidedigna del establecimiento de la ley, se trata
de un procedimiento que antecede a la demanda y que es de información a la misma, de
modo que debe tener una tramitación y una solución rápida y simple para que pueda ser
eficaz.
Esta simplicidad obedece al carácter de necesidad y de urgencia que normalmente
revisten las prácticas de estas medidas prejudiciales.
6.- Concesión facultativa de las medidas prejudiciales:
Si bien es efectivo que la ley se cuida de indicar los trámites y oportunidades que el
tribunal debe observar para conceder este tipo de diligencias, no es menos que sólo ha
dado pautas generales, fundamentales y en lo demás entrega amplias facultades al juez,
para pronunciarse sobre su concesión.
Así, las cuatro medidas que contempla el Art. 273 del CPC, se conceden cuando a
juicio del tribunal sean necesarias para que el demandante pueda entrar en el juicio. Art.
273 inciso final del CPC.

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Requisitos para solicitar las medidas prejudiciales


Para determinar los requisitos de procedencia de las medidas prejudiciales, debemos
distinguir entre las medidas prejudiciales propiamente tales y las medidas prejudiciales
precautorias.

1.- Requisitos para solicitar las medidas prejudiciales propiamente tales:


Los requisitos para pedirlas son dos, y están señalados en el Art. 287 del CPC:
 1.- Se deberá expresar la acción que se desea deducir.
 2.- Se debe expresar someramente sus fundamentos. A través de esta exigencia se
debe demostrar al tribunal que realmente ella se necesita para los fines previstos
en la norma legal.
Estos dos requisitos contemplados en el Art. 287 del CPC, son de carácter general,
aplicables a toda medida prejudicial, y son requisitos generales porque también existen
requisitos especiales y propios de cada medida prejudicial y que deben concurrir en cada
caso para decretar la medida prejudicial particular de que se trate.

2.- Requisitos para decretar las medidas prejudiciales precautorias. Arts. 279 y 280 del CPC.

Tramitación de las medidas prejudiciales :


La regla general, es que ellas se decretan sin audiencia de la parte contra quien se
pide. (Así lo dicen expresamente los Arts. 289 y 273 inciso final del CPC).
De este modo el tribunal frente a ésta solicitud, la concede o deniega de plano,
teniendo solo en consideración los antecedentes que se expongan por el solicitante.
Eso sí hay que tener presente que de acuerdo al Art. 273 Nº 5 del CPC, el
reconocimiento jurado de firma, el tribunal lo decreta en todo caso.
Como lo señalamos anteriormente, éstas medidas prejudiciales, atendiendo a su
objeto, se clasifican en:
 Medidas que tienden a obtener datos necesarios para entablar una demanda.
Son las medidas contempladas en el Art. 273 N° 1 al 4 del CPC.
 Medidas que tienden a obtener pruebas anticipadas para un próximo juicio.
Mencionaremos el Nº 5 del Art. 273, Art. 281, Art. 284 y Art. 286 del CPC.
 Medidas prejudiciales destinadas a asegurar el resultado del juicio que se va a
entablar y que se denominan “medidas prejudiciales precautorias”, que se
encuentran reguladas en el Art. 279 del CPC.
Para estos efectos debe considerarse cada una de las normas indicadas
precedentemente del CPC.

LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS


Están reglamentadas en el Título V del Libro II, Arts. 290 al 302 del CPC.
Podemos definir las medidas precautorias, “como aquellas diligencias que puede
solicitar el demandante en cualquier estado del juicio, aún cuando no esté contestada la
demanda, y para asegurar el resultado de la acción”. (Del juicio). Art. 290 inciso 1º del CPC.

Titulares de las medidas precautorias


Puede solicitarlas:
1. - El demandante, y las puede solicitar en cualquier estado del juicio, aún cuando
no esté contestada la demanda.
2. – Puede pedirlas también el demandado, (sólo doctrinariamente) pues sólo puede
ocurrir si reconviene al actor y sólo para asegurar el resultado de la acción que

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dirige en contra del demandante. Luego, no es como demandado propiamente


tal, sino que como demandante reconvencional. Como el demandado no puede
exigirlas sin demandar, hay aquí una gran diferencia entre las medidas
precautorias y las medidas prejudiciales.

Contra quien se solicita la medida precautoria.


Solo proceden contra las personas que han sido demandadas y, eventualmente,
contra terceros cuando estos sean responsables de la acción deducida.

Procedimiento en que pueden impetrarse las medidas precautorias.


Al igual que las medidas prejudiciales existen dos corrientes:
1. - Algunos sólo las circunscriben al juicio ordinario.
2. - Otros que propician un amplio campo de aplicación, de acuerdo al Art. 3º del
CPC, sostienen que ellas son aplicables a todo tipo de juicios.

Oportunidad para solicitar las medidas precautorias.


El actor puede solicitarlas en cualquier estado del juicio y aun cuando no este
contestada la demanda, e incluso después de estar citadas las partes para oír sentencia.
Art. 290 y 433 del CPC.
Puede también pedirse antes de presentarse la demanda, vale decir con el carácter
de prejudicial, de allí que se hable de “medidas prejudiciales precautorias”.

Medidas precautorias contempladas en nuestra legislación.


Están enumeradas en el Art. 290 del CPC, enumeración que no es taxativa, pues se
pueden solicitar otras medidas precautorias, como fluye de los Arts. 298, 299 y 300 del CPC.
Incluso puede pensarse que tiene el carácter de cautelar la que se contemple en el Art.
598 del CPC relativo al derecho legal de retención.
Luego, aquí hay otra diferencia con las medidas prejudiciales, que si son taxativas,
sólo son medidas prejudiciales, aquellas que expresamente el legislador ha contemplado
como tales.
De allí que el actor pude solicitar cualquier medida precautoria que tenga por objeto
asegurar el resultado del juicio.
Estas medidas precautorias señaladas expresamente por el legislador, en el Art. 290
del CPC, son las siguientes:
1. - El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda.
2. - El nombramiento de uno o más interventores.
3. - La retención de bienes determinados.
4. - La prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.

Requisitos para solicitar estas medidas precautorias


Existen dos clases de requisitos:
1.- Requisitos generales y comunes a todas las medidas precautorias:
El demandante debe acompañar comprobantes que constituyan a lo menos
presunción grave del derecho que se reclama. Art. 298 del CPC.
Esto debe entenderse como antecedentes que hagan verosímil la necesidad de tales
medidas, y que estos antecedentes expliquen al tribunal las razones que se tienen para
invocarlas.
En todo caso, hay que tener presente que en algunas situaciones pueden
concederse medidas precautorias sin que se acompañen los comprobantes requeridos por
el Art. 298 del CPC. Pero para que puedan otorgarse éstas, se exige que se trate de casos

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graves y urgentes, cuestión de hecho o de facto que queda a criterio del tribunal
determinar.
Dada la situación excepcional en la concesión de estas medidas, sin acompañar los
comprobantes, el legislador señala un plazo de 10 días durante el cual producirán sus
efectos y dentro del cual deberá presentarse la demanda y pedir que se mantengan las
medidas decretadas.
Si no se presenta la demanda dentro del plazo señalado, quedan sin efecto, al igual
que si no se renuevan, en la forma prevista en el Art. 280 del CPC.
Además es necesario que el demandante rinda caución para responder de los
eventuales perjuicios que pudieran ocasionarse. Art. 279 N° 2 del CPC.

2.- Requisitos específicos para cada una de las medidas precautorias.


2.1.- Secuestro Judicial. Art. 291 del CPC.
2.2.- Interventor. Art. 293 del CPC.
2.3.- Retención de bienes determinados o de dinero. Art. 295 del CPC.
2.4.- Prohibición de celebrar actos y contratos. Art. 296 del CPC.

Características de las medidas precautorias:


1.- Ellas son esencialmente provisorias:
Por ende, deben hacerse cesar siempre que desaparezca el peligro que se ha
pretendido evitar, o bien cuando se otorgan cauciones suficiente. Art. 301 del CPC.
Hay que tener presente que por aplicación del principio de la pasividad de los
tribunales, la parte interesada en obtener el alzamiento de estas medidas precautorias es
quien debe pedirla.
Estas resoluciones que disponen el alzamiento de las medidas precautorias, son
apelables en el sólo efecto devolutivo. (Art. 194 Nº 4 del CPC).
2.- Ellas se cumplen o se llevan a efecto previa notificación a la parte afectada por ellas:
Esta es la regla general. Por excepción también pueden llevarse a efecto estas
medidas precautorias antes de notificar a la persona contra quien se decreta, y para ello
deben existir razones graves y que el tribunal así lo ordene. Art. 302 inciso 2º del CPC.
En todo caso, en esta situación excepcional, si transcurren 5 días sin que la
notificación se lleve a efecto, quedan sin valor las diligencias que se hayan practicado. En
todo caso, y por motivos fundados el tribunal puede ampliar este término de 5 días. Art. 302
inciso 2° del CPC.
3.- Ellas deben limitarse a los bienes necesarios para responder a los resultados del juicio.
Art. 298, 1ª parte, del CPC.

Clasificación de las medidas precautorias:


Según la forma como se tramitan las medidas precautorias:
1.- Medidas precautorias ordinarias: son las que se enuncian en el Art. 290 del CPC.
2.- Medidas precautorias urgentes: son aquellas que se conceden en casos graves y
urgentes aun cuando faltan los comprobantes requeridos para su concesión. Art. 299 del
CPC.
3.- Medidas prejudiciales precautorias: Están reguladas en el Art. 279 y 280 del CPC.
4.- Medidas precautorias que se llevan a efecto sin previa notificación de la parte en contra
de quien se dicta. Art. 302 inciso 2° del CPC.
5.- Medidas precautorias reglamentadas fuera del Titulo V Libro II del Código de
Procedimiento Civil. A este tipo de medidas precautorias alude el Art. 300 del CPC, y entre
ellas mencionamos por ejemplo, el derecho legal de retención del Art. 545 del CPC.

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No debemos confundir estas medidas reglamentadas fuera del Título V Libro II del
CPC, con aquellas medidas precautorias que están reglamentadas en forma especial, a las
cuales se refiere el Art. 298 parte final del CPC.
Entre estas últimas medidas precautorias, podemos mencionar, por ejemplo, el Art.
327 del CC (alimentos provisorios), y los Arts. 598 y 694 N° 1 del CPC.

LAS MEDIDAS PREJUDICIALES PRECAUTORIAS EN EL DERECHO PROCESAL CIVIL


Estas medidas prejudiciales precautorias, son prejudiciales, en cuanto ellas se
interponen antes del inicio del juicio, y son precautorias, porque tienen como finalidad
asegurar el resultado de la acción que se va a interponer posteriormente por el
demandante.

Requisitos para interponer las medidas prejudiciales precautorias.


Para que pueda decretarse una medida prejudicial precautoria es menester la
concurrencia de varios requisitos:
1. Expresar la acción que se propone deducir. Art. 287 del CPC.
2. Expresar someramente sus fundamentos. Art. 287 del CPC.
3. Que se acompañen comprobantes que constituyan a lo menos presunción
grave del derecho que se reclama. Art. 248 del CPC.
4. Que existan motivos graves y calificados. Art. 279 del CPC.
5. Que se determine el monto de los bienes sobre los que deben recaer esas
medidas. Art. 279 Nº 1 del CPC.
6. Que se rinda fianza u otra garantía suficiente a juicio del tribunal para
responder de los perjuicios que se originen y multas que se impongan. Art. 279
Nº 2 del CPC.
Una vez que se decreta por el tribunal una medida prejudicial, en carácter de
precautoria, el solicitante debe cumplir con algunas obligaciones:
1.- Debe presentar su demanda dentro de los 10 días siguientes a la fecha de otorgamiento
de la medida, plazo que puede ser ampliado hasta por 30 días si hay motivos fundados
para ello.
2.- En su demanda el solicitante, debe pedir que se mantengan las medidas decretadas
con el carácter de precautorias. Art. 280 inciso 1º del CPC.
La jurisprudencia ha dicho al respecto, que el plazo de 10 días del Art. 280 del CPC,
tiene el carácter de fatal. Art. 64 del CPC.
Asimismo, la jurisprudencia ha señalado que las medidas prejudiciales precautorias
caducan ipso facto, después de 10 días de dictarse, si ellas no se renuevan, y para tal
efecto no se requiere de acusación de rebeldía o pronunciamiento del tribunal.
Por lo demás, aquellas medidas prejudiciales precautorias que se otorgaron y que en
la demanda no se pide su renovación, también caducan ipso jure, aun cuando no esté
vencido el plazo de diez días para presentar la demanda.
El Art. 280 inciso 2° del CPC, indica la responsabilidad que pude afectar al solicitante
de estas medidas. En efecto, aquel que pide medidas de esta naturaleza y le fueron
concedidas, queda responsable de los perjuicios causados, considerándose doloso su
procedimiento.
Se trata aquí de una presunción legal que se establece en beneficio de la persona
en contra de quien se solicitan las medidas y cuya finalidad es evitarle tener que rendir
prueba dentro del pleito sobre indemnización de perjuicios que pueda iniciar en contra del
peticionario de este tipo de medidas.

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MEDIDAS PRECAUTORIAS NO REGLAMENTADAS EN FORMA ESPECIAL


A ellas se refiere el Art. 298 parte final del CPC. Según esta disposición legal, el actor
puede solicitar otras medidas precautorias que no están reglamentadas en forma especial
en la ley.
Luego son aquellas no autorizadas expresamente por la ley y que no obstante,
pueden pedirse por el actor para asegurar el resultado de su acción.
Este tipo de medidas es a la que se refiere el Art. 298 del CPC, no deben confundirse
con las medidas precautorias contempladas en el Art. 300 del CPC, pues éste artículo se
refiere y reglamenta, aquellas medidas precautorias que están autorizadas por la ley pero
que están fuera de este Título V del Libro II del CPC. Así sucede por ejemplo, con al Art. 598
del CPC, respecto del derecho legal de retención, que esta regulada en la ley, sólo que
fuera del título respectivo a las medidas precautorias.

Requisitos para decretar este tipo de medidas precautorias no reglamentadas en forma


especial en la ley (Art. 298 del CPC)
1. Debe cumplirse con la exigencia general y común a toda medida precautoria, es decir,
acompañar antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho
que se reclama.
2. Un requisito específico, siendo facultativo para el juez exigirlo o no, es que el actor rinda
caución para responder de los perjuicios que se puedan producir.

Tramitación de la solicitud de medidas precautorias:


No es muy simple decidir la tramitación que debe darse a una solicitud de medida
precautoria. Hay por lo menos tres interpretaciones o criterios que se han propuesto. Todas
estas doctrinas tienen su origen en el Art. 302 del CPC, al cual se le dan distintos alcances e
interpretaciones:
1ª opinión: Estimar que la medida precautoria no se decreta de inmediato, sino que su
solicitud da lugar a un incidente, que como tal, es preciso tramitar y resolver. Luego, la
resolución que deberá dictar el juez es “traslado”, y la medida precautoria va a poder
cumplirse entonces una vez que se notifique a la persona que va a afectar la resolución
que la concede (notificación del fallo del incidente). Con la excepción que señala el Art.
302 inciso 2° del CPC, en orden a que las medidas precautorias pueden decretarse y
cumplirse sin previo conocimiento del afectado por las mismas.
Esta opinión se basa en el tenor literal del Art. 302 del CPC, que se inicia indicando “el
incidente…”
2ª opinión: expresa que, a pesar de ser las medidas precautorias una cuestión accesoria al
juicio, no debe tener la tramitación de un incidente, sino que el tribunal debe pronunciarse
de plano sobre la solicitud de concesión de la medida precautoria, y en ese
pronunciamiento de plano el juez podrá concederla o denegarla.
Ahora bien, la medida precautoria que se decreta se va a cumplir una vez que se
notifique la resolución que la concede al afectado por ella.
Agregan estos autores además, que concedida la medida y en el evento que el
afectado por ella se oponga a su otorgamiento, en ese momento se origina el incidente, el
cual se tramitará de acuerdo a las reglas generales y por cuerda separada.
Los que siguen esta tesis se basan también en el Art. 302 del CPC, en su tenor literal, y
particularmente en aquella parte que expresa “el incidente a que den lugar las
medidas…”. O sea, que para ellos, el incidente se va a formar cuando ya han sido
decretadas las medidas y sólo cuando existe oposición por parte del afectado por ellas.

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3ª opinión: Esta es la que sigue la generalidad de los tribunales. Según esta interpretación
los tribunales han entendido que en virtud del contenido de ese inciso 2° del Art. 302 del
CPC, que ellos están autorizados, frente a una petición expresa del actor, y existiendo
razones graves, para conceder con el carácter de provisional las medidas solicitadas,
mientras se tramita el incidente respectivo.
De acuerdo a esto, los tribunales otorgan y decretan, desde luego, la medida
precautoria requerida y deja planteada la substanciación del respectivo incidente.
Por tanto la resolución que recae en esta solicitud del actor es del tenor siguiente:
- Antofagasta, cinco de abril de dos mil cinco. (Lugar y fecha de la expedición).
- “Traslado y autos, haciéndose entre tanto como se solicita, bajo la responsabilidad
del peticionario”.
En otras palabras, el tribunal las concede de plano, pero le da traslado al mismo
tiempo a la persona a quien va a afectar la medida precautoria, pero protege el derecho
del actor al mismo tiempo, porque se la concede desde luego, sin esperar la resolución del
incidente que se origina y la notificación de la misma.

Naturaleza jurídica de la resolución que falla este incidente en la tramitación de una


medida precautoria:
Dentro de la clasificación de las resoluciones judiciales que hace el Art. 158 del CPC,
la que falla el incidente promovido por el demandado es un auto, no tiene el carácter de
sentencia interlocutoria porque no establece derechos permanentes en favor de las partes,
y tampoco sirve de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva posterior.
No establece derechos permanentes para las partes, porque ella es eminentemente
provisional y subsiste mientras se dan las condiciones que ameritaron su concesión y así se
ha sostenido en la jurisprudencia:
Humberto Trucco, Ministro de la Corte Suprema, señala que “al disponer el Art. 301 del
CPC, que las medidas precautorias son esencialmente provisionales, claramente está
indicando que las resoluciones que las conceden o deniegan no declaran un derecho
permanente sino un derecho esencialmente provisional, supuesto que permanente es lo
constante, lo estable e invariable, y provisional lo que se dispone o manda
provisoriamente”. Por consiguiente, la resolución que se pronuncia sobre una de estas
medidas tiene el carácter de un auto.
Otro fallo, estableció que la resolución falla una cuestión accesoria al juicio, que
requiere un especial pronunciamiento del tribunal, es decir, resuelve un incidente y por lo
tanto esa resolución declara un derecho permanente, que consiste en que se mantenga la
medida concedida o bien que, supuesta la misma circunstancia ya invocada, no pueda
otorgarse una medida denegada anteriormente.
Este fallo termina sosteniendo el carácter esencialmente provisional que a esta
medida le atribuye el Art. 301 del CPC, no es básico para considerarla como un auto,
porque dicho carácter, lo provisional se refiere, según la misma disposición, a que puede
hacerse cesar si desaparece el peligro que se procuró evitar con su concesión, y
consecuencialmente, pueden concederse después de rechazadas si con posterioridad
surge realmente ese peligro.
Lo dicho no significa entonces que el derecho declarado en la resolución que
concede una medida precautoria carezca de permanencia, sino que ese derecho deja
de actuar cuando desaparecen las situaciones que tutela, fenómeno que se observa en
todo derecho que debe de actuar en el tiempo.

Importancia de la determinación de la naturaleza jurídica de la resolución que se


pronuncia sobre la solicitud de medida precautoria.

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La trascendencia de la naturaleza se encuentra en los recursos que es posible


intentar en contra de una resolución que se pronuncia acerca de una medida precautoria:
 Si se estima que reviste la calidad de un simple auto, esa resolución no es
susceptible de ser apelada, sólo es posible recurrir de reposición.
 En tanto que si se le considera sentencia interlocutoria, si es posible la apelación
de la misma.
En todo caso, debemos señalar que, las resoluciones que dispongan el alzamiento de
una medida precautoria puede ser apeladas por el demandante y esa apelación se
concede en el sólo efecto devolutivo. Art. 194 Nº 4 del CPC.

EL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA73/74


Está reglamentado en el Libro II del CPC, Arts. 253 al 433.
El juicio ordinario de Mayor Cuantía, se aplica a aquellos asuntos, cuya cuantía sea
superior a 500 UTM, y también a aquellos asuntos de cuantía indeterminada.

Características del procedimiento ordinario de mayor cuantía:


1. Se trata de un procedimiento declarativo.
2. Es un procedimiento común, porque se aplica siempre que la ley no señale un
procedimiento especial para la tramitación de un determinado asunto que deba ser
sometido al conocimiento de los tribunales de jurisdicción civil. Art. 3° del CPC.
3. También podemos asignarle el carácter de supletorio, porque no sólo se aplica en los
juicios que carezcan de un procedimiento especial, sino que sus normas se aplican
supletoriamente a todas las diligencias de un procedimiento cualquiera que no estén
específicamente reglamentadas en el procedimiento especial respectivo. Por ej.: Las
disposiciones que se contienen en este título del juicio ordinario sobre medidas
precautorias, sobre conciliación, sobre excepciones dilatorias, en materia de prueba, se
aplican en toda clase de procedimientos salvo las normas expresan que en particular se
recojan en cada uno de los juicios especiales.

Esquematización, estructuras o etapas del juicio ordinario de mayor cuantía regulado en el


Libro II del CPC:
A) Período de discusión: que comprende la demanda, contestación de la demanda,
réplica y duplica.
B) Período de conciliación: Cuando es procedente, conforme al Art. 262 del CPC, a la
etapa o período de discusión, le sigue el trámite obligatorio de la conciliación.
C)Período de prueba, Una vez rechazada la conciliación o no habiendose efectuado el
comparendo decretado para este efecto por inasistencia de alguna de las partes o de
ambas, el secretario certificará este hecho de inmediato y entregará los autos al juez
para que éste, examinándolos por sí mismo proceda en seguida a dar cumplimiento a lo
dispuesto en el Art. 318 del CPC, ( determinar si existen hechos sustanciales, pertinentes y
controvertidos) en cuyo caso procederá a recibir la causa a prueba por el término legal
y, a fijar en la resolución que lo hace, los hechos sobre los cuales debe recaer la prueba.
El término probatorio que se inicia con la dictación de la resolución que recibe la causa
a prueba, que una vez notificada legalmente a las partes, da inicio al término probatorio.
En el juicio ordinario de mayor cuantía el término probatorio tiene una duración de 20

73 Procedimiento Civil. Juicio Ordinario de Mayor Cuantía. Ignacio Rodríguez Papic. Actualizada por el Profesor Cristián Maturana Miquel. Editorial Jurídica de Chile. Sexta Edición.
Año 2003.
74 Procedimiento Ordinario de Mayor Cuantía e Incidente. Apuntes de Derecho Procesal del Profesor Pfeiffer. Tomo III. Alfredo Oscar Pfeiffer Richter. Impresos Ranco. Santiago de

Chile.

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días y es un término común para las partes, que rige a contar de la fecha de la última
notificación efectuada a las mismas.
D) Período de observaciones a la prueba: Expirado el término probatorio, la ley faculta a las
partes para que formulen por escrito comentarios sobre la prueba rendida, son los
llamados alegatos de bien probado.
E) Período de sentencia, que ocurre una vez producido el término del anterior, y se inicia
con una resolución del juez, por la cual éste cita a las partes para oír sentencia (ella
debe ser notificada por el estado diario), debiendo emitir el tribunal, su fallo en el plazo
respectivo – 60 días contados desde la fecha en que la causa quede en estado de
sentencia. ( Por regla general, será desde que se citó a las partes para oír sentencia).
F) Hay autores que contemplan otra etapa: el período de cumplimiento o ejecución de la
sentencia. Sin embargo, cabe precisar que, en opinión de otros autores, esta etapa de
cumplimiento de la sentencia, no es parte del juicio declarativo sino que del proceso de
ejecución posterior de lo resuelto.

Formas de iniciar el juicio ordinario de mayor cuantía


Este juicio puede iniciarse de dos maneras. (Ver Art. 253 del CPC):
1.- Por la demanda que deduce el actor. Art. 254 del CPC.
2.- Preparando la entrada al juicio a través de una medida prejudicial. Art. 273 y siguientes
del CPC.

EL PERIODO DE DISCUSIÓN EN EL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR CUANTIA


I.- LA DEMANDA
Concepto de demanda
Hugo Alsina señala que “la demanda es el acto procesal por el cual el actor ejercita
una acción solicitando del tribunal la protección, declaración o constitución de una
situación jurídica”.
Por su parte, Eduardo Couture procesalista Uruguayo, define la demanda como “el
acto procesal introductivo de instancia por virtud de la cual el actor somete su pretensión al
juez, con las formas requeridas por la ley, pidiendo una sentencia favorable en su interés.”
Nuestra jurisprudencia ha definido la demanda, como “el medio legal que tiene el
demandante para deducir una acción, siendo esta la forma de hacer valer el derecho que
se reclama”.

Importancia de la demanda
1. - La demanda es la base del juicio, y de ella va a depender el éxito o fracaso de la
acción que se intenta, luego tiene enorme importancia su preparación, para el buen
éxito del juicio.
2. - Ella concreta las pretensiones del actor y limita o enmarca los poderes del juez, ya que
la sentencia sólo debe limitarse a las peticiones que el actor ha formulado (lo que se
llama mérito del proceso – Art. 160 del CPC. Si la sentencia del Tribunal se extiende a
peticiones no efectuadas por el actor hay ultra-petita y la sentencia será nula – Art. 768
N° 4 del CPC).
3. - Sólo puede rendirse prueba sobre los hechos estipulados en la demanda y en la
contestación de la demanda, y que tengan el carácter de controvertidos, sustanciales y
pertinentes. Art. 318 del CPC.
4. - Si la demanda contiene defectos de forma, el legislador autoriza al demandado para
oponer ciertas excepciones que van a impedir el desarrollo normal del juicio mientras
ella no se subsane. (Excepciones dilatorias – Art. 303 N° 4 del CPC).

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Requisitos que debe cumplir la demanda en el juicio ordinario de mayor cuantía


A) Requisitos especiales de la demanda. Art. 254 del CPC.
A) Requisitos comunes a todo escrito. Art. 30 del CPC.

A)- Requisitos especiales de la demanda:


Debemos indicar que estos requisitos especiales se encuentran reglamentados en el
Art. 254 del CPC, son los que se denominan por la doctrina procesal como leyes
ordenatoria litis y sólo versan sobre la tramitación del juicio y persiguen su ordenada y
completa discusión en el aspecto externo.
Estos requisitos especiales de la demanda son los siguientes: (Ver Art. 254 del CPC).
1.- La designación del tribunal ante quien se entabla:
Este requisito se cumple en la práctica indicando el tribunal, con el grado o jerarquía
pertinente, es decir, si se presenta ante: Juez de Letras, S.J.L. (Señor Juez de Letras o Señor
Juez Letrado); Señor Juez de Policía Local, J.P.L., etc.; I.C. (Ilustrísima Corte); Excma. Corte
Suprema.
2.- El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo
representen, y la naturaleza de la representación:
En cuanto al domicilio hay que tener presente, que esta referido al domicilio civil, a
que se refiere el Art. 61 del CC, y se cumple con señalar la ciudad o lugar geográfico
determinado y que corresponde al demandante. No se refiere a la casa habitación o a la
morada, pues ella es una obligación distinta requerida por el legislador para otros efectos
legales, señalados en el Art. 49 del CPC.
3.- El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado:
Tanto la individualización del actor, como la del demandado a que se refiere el N° 3
del Art. 254 del CPC, tienen por objeto individualizar adecuadamente a las partes litigantes,
lo que tiene importancia por ejemplo, para los efectos de saber a quién se debe notificar, y
más importante a quién va a afectar la sentencia que se dicte en el juicio. Ello por los
efectos de la acción y excepción de cosa juzgada.
4.- La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya:
Precisa los motivos del juicio, la “historia que cuenta el actor”, que es lo que pasó y
porque demanda. Si no se consigna la causa de pedir y la cosa pedida, esa demanda es
inepta. Cumpliéndose con estos dos requisitos se caracteriza la acción y se define en forma
concreta el derecho invocado por el demandante.
5.- La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión de las peticiones que
se sometan al fallo del tribunal:
Corresponde esta exigencia a lo que usualmente es la parte petitoria de la
demanda; aquí el actor precisa, puntualiza o concretas sus peticiones.
El cumplimiento de estos requisitos hace que la demanda cumpla con las
condiciones de ser cierta, clara y determinada.

Sanción a la omisión de alguno de estos requisitos del Art. 254 del CPC.
Si se trata de la omisión o del cumplimiento imperfecto de cualquiera de estos
requisitos se autoriza al demandado para oponer la excepción dilatoria de ineptitud del
libelo. Art. 303 Nº 4 del CPC.
Sin embargo, la falta de designación del domicilio del actor no autoriza al
demandado para oponer esa excepción, sino que la sanción en este caso es la que se
indica en el Art. 53 del CPC, en relación con los Arts. 48 y 49 del CPC, en orden a que se le
notificarán las resoluciones que se dicten en la causa y que deban notificársele al mismo

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por cédula, exclusivamente por el estado diario, sin que sea necesaria petición de parte ni
resolución previa del tribunal para esos efectos.
Además si se omiten los requisitos de los números 1, 2 y 3 del Art. 254 del CPC, el
legislador señala una sanción específica, cual es, que el juez puede de oficio no dar curso
a esa demanda si no se cumple esas disposiciones, expresando en ese caso el defecto que
contiene la demanda. Art. 256 del CPC.
Esta facultad del Art. 256 del CPC, está limitada a las omisiones a que él mismo se
refiere y no a otras (por ello sólo es aplicable cuando la omisión se refiere a los números 1, 2
y 3 del Art. 254 del CPC)
Si el tribunal no hace uso de esta facultad que le concede el Art. 256 del CPC, queda
entregado al demandado hacer valer alguna excepción dilatoria, que normalmente será
de ineptitud del libelo – Art. 303 N° 4 del CPC.
B)- Análisis particular de los requisitos comunes a todo escrito:
1. - Debe llevar una suma procesal. Art. 30 del CPC.
2. - Esta demanda deberá redactarse en papel común, simple, proceso. Art. 31 del CPC.
3. - Debe redactarse en idioma castellano.
4. - Por costumbre judicial en cada hoja no se escribe más de 30 líneas a doble espacio
por carilla, esta limitación deriva de la antigua ley de timbres y estampillas, pero
actualmente no existe norma alguna al respecto, de manera tal, que es posible que el
escrito tenga más o menos de 30 líneas y que solamente se utilice el anverso y no el
reverso. No existiendo norma que regule esta materia.
5. - Debe contener el cumplimiento de la obligación del Art. 1º de la Ley N° 18.120,
referente al patrocinio de la causa (debe consignarse en la demanda la designación
de abogado patrocinante, que le corresponde sólo a un abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión). Si la demanda no cumple este requisito ella no será proveída
por el tribunal y se tendrá por no presentada para todos los efectos legales.
6. - Debe además cumplir con la obligación del Art. 2° de la Ley N° 18.120 en cuanto
debe contener el poder, mandato judicial en alguna de las personas que él señala. Si
no se cumple este requisito el tribunal se limitará a ordenar la debida constitución de
aquél dentro de un plazo máximo de tres días. Extinguido este plazo y sin otro trámite
se tendrá la solicitud por no presentada para todos los efectos legales.
7. – Deberá dejarse de esta demanda tantas copias simples como sean las partes a
quienes debe notificarse. Art. 31 del CPC.

Documentos que se acompañan a la demanda.


También pueden acompañarse a la demanda ciertos documentos.
Hay documentos que pueden acompañarse y hay otros que deben acompañarse
con la demanda.

Documentos que se deben acompañar necesariamente a la demanda:


 Documentos Habilitantes: Son aquéllos a los que alude el Art. 6° del CPC,
que exige que aquel que comparezca en juicio a nombre de otro, en
desempeño de un mandato o en ejercicio de un cargo que requiera
especial nombramiento, deberá exhibir el título que acredite su
representación; (necesariamente deberán acompañarse a la demanda so
pena que el demandado quede facultado para reclamar mediante la
interposición de la respectiva excepción dilatoria de falta de personería o
representación.) Art. 303 N° 2 del CPC.
Documentos que se pueden acompañar la demanda:
 Documentos fundantes: pueden ser de dos clases:

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i) Documentos fundantes propiamente tales:


Son aquellos de los cuales emana el derecho que se invoca, y por lo general la
presentación de ellos no debe presentar ninguna dificultad al actor; ellos dan fe de
los hechos en que se apoya la pretensión del actor o bien dan fe de la
contraprestación del demandado.
ii) Documentos justificantes, justificativos o demostrativos:
Son aquellos que dicen relación con los hechos que sirven de demostración al
derecho reclamado y su presentación podría presentar dificultades en algún
instante.
Estos documentos justificantes, justificativos o demostrativos pueden presentarse
en cualquier estado del pleito, según el Art. 348 del CPC, con los límites que el mismo
indica, hasta el vencimiento del término probatorio en primera instancia, y hasta
antes de la vista de la causa en segunda instancia.

Traslado de la demanda.
Esta demanda se presenta ante el tribunal que sea competente para conocer del
asunto litigioso que se presenta en ella. Operan las reglas de competencia del COT.
Admitida la demanda, se conferirá traslado de ella al demandado para que la
conteste.
Luego el tribunal, mediante la resolución respectiva, admitida la demanda le dará
curso progresivo, dictando una resolución que es aquella que señala el Art. 257 del CPC,
que es la resolución mediante la cual se dará traslado de la demanda al demandado.
¿Qué quiere significar esta providencia denominada “traslado”? Es el acto
jurisdiccional por el cual se ordena poner en conocimiento de una de las partes, la petición
formulada por la contraria para que la misma haga valer sus derechos respecto de las
pretensiones del actor o de la contraria.
A partir de esta resolución, comienza lo que se denomina “litis pendencia”, en otras
palabras es el instante en que la acción ha quedado deducida en juicio, queda fijado por
la oportunidad a que se refiere el Art. 257 del CPC, cuando admitida la demanda el
tribunal confiere traslado de ella al demandado para que la conteste.

Requisitos de la resolución recaída en la demanda


Este proveído aparte de conferir traslado de la demandada al demandado para que
la conteste, debe contener:
1.- La resolución de aquellas peticiones que están contenidas en los distintos otrosíes de la
demanda (Otrosí: Es una petición accesoria que se contiene en el escrito de demanda y
sobre la cual el tribunal también debe emitir resolución.)
2.- Además, esa primera resolución debe asignarle a la causa un número de ingreso, que
será el que le corresponde en el rol de causas del tribunal, y que tiene trascendencia para
la práctica de la notificación por el estado diario.
3.- Por costumbre también se comprende en esta primera resolución la determinación de la
cuantía del asunto, aunque no exista ninguna norma que lo requiera.
Dijimos que las resoluciones judiciales para que produjeran efectos debían ser
notificadas en forma legal, y para saber como se notifica esta demanda, vamos a distinguir
entre el demandante y el demandado.
Al demandante, se le notifica el proveído de su demanda, por el estado diario.
Conforme a lo dispuesto en el Art. 40 del Código de Procedimiento Civil. Artículo 50 del
Código de Procedimiento Civil.
Al demandado se le puede notificar de diversas maneras:

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a) personalmente, conforme a lo dispuesto en el artículo 41 del Código de


Procedimiento Civil, esto ocurrirá, si el demandado está en alguno de los lugares hábiles, es
decir, está en el lugar donde se sigue el juicio.
b) El demandado también puede ser notificado de acuerdo al artículo 44 del Código
de Procedimiento Civil, e incluso puede ser notificado,
c) mediante avisos si se dan las condiciones en cada caso, conforme al artículo 54
del Código de Procedimiento Civil.

Modificaciones o rectificaciones a la demanda.


Presentada así la demanda, es posible que el actor quiera hacerle modificaciones o
rectificaciones y acerca de ellas, se presentan tres situaciones distintas:

1.- La demanda ha sido presentada y no se encuentra notificado aún al demandado:


Antes de notificarse la demanda al demandado, el actor puede retirarla sin trámite
alguno y se tendrá por no presentada para todos los efectos legales. (Art. 148 del CPC.)

2.- La demanda se encuentra notificada al demandado pero éste aún no la ha contestado:


Una vez que está notificada la demanda, el actor puede desistirse de ella ante el
tribunal que está conociendo el asunto. Art. 148 del CPC.
Pero también puede hacer las ampliaciones, rectificaciones que estime conveniente
pero ellas se van a considerar como una demanda nueva para los efectos de su
notificación y sólo una vez que ella ha procedido correrá el término para contestar la
demanda primitiva. (Art. 261 del CPC)

3.- La demanda ha sido contestada por el demandado:


Contestada la demanda el actor puede desistirse de ella. (Art. 148 del CPC) Pero
fuera de ello ese actor puede efectuar en el escrito de réplica las ampliaciones,
modificaciones o rectificaciones a las acciones que haya hecho valer en la demanda pero
sin que pueda alterar las que son objeto principal del pleito. (Art. 312 del CPC).

Efectos de la interposición de la demanda


La demanda una vez que ha sido interpuesta por esta sola circunstancia genera algunos
efectos:
1. - Queda abierta la instancia y el juez está en la obligación de conocer las peticiones que
formula el actor y a tramitar la causa.
2. – Art. 187 Nº 1 COT, en virtud del cual se entiende que el actor prorroga tácitamente la
competencia.
3. - En algunos casos se entiende existir el derecho desde la presentación de la demanda
(y no desde su notificación) Por ejemplo: La situación a que se refiere el Art. 331 del CC,
sobre el derecho de alimentos, entendiéndose que los mismos se deben desde la fecha
de interposición de la demanda.
4. Prescripción. Interrupción civil de la prescripción. Art. 2518 del CC.

EL EMPLAZAMIENTO
Es un principio de derecho natural, pero que se acepta por todas las legislaciones
positivas, que el demandado pueda defenderse y preparar en un tiempo necesario, las
pruebas que justifiquen sus pretensiones o excepciones. Pues bien, este tiempo necesario al
que aludimos es lo que se denomina emplazamiento.
Esta formalidad del emplazamiento es tan esencial en nuestro sistema, que el Art. 768
N° 9 del CPC en relación con el Art. 795 N° 1 y el Art. 800 N° 1 del CPC, conceden el recurso

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de casación en la forma cuando en primera o en segunda instancia no han sido


emplazadas debidamente las personas que hayan debido ser notificadas para el juicio.
Esta forma específica de notificación con un plazo determinado y preclusivo, se
ubica normalmente al inicio de todo juicio. Es un acto que formaliza el litigio, además es un
acto complejo, de notificación, de comunicación, de plazo, bajo un apercibimiento
conminatorio que pone al emplazado en la situación jurídica de comparecer o de no
comparecer, con cargo de sanciones para el notificado rebelde.
En nuestro ordenamiento actual, el emplazado tiene la carga de comparecer al ser
notificado dentro de un término fijo (su no comparecencia hará que el proceso continúe
adelante en su rebeldía).
Respecto de los litigantes la finalidad esencial, es que en todo momento, tengan la
posibilidad de “estar a derecho”, lo que significa en nuestro sistema, estar procesalmente
en situación de defensa, aplicándose aquí el brocardo romano audiatur et altera part. (o
en nuestra denominación el principio de la bilateralidad de la audiencia.)
Este emplazamiento esta relacionado con ciertos principios formativos del proceso:
1. Con el principio del impulso de parte o de oficio, y lo está porque el emplazamiento
se utiliza por el órgano juzgador para impulsar una actividad o para dar fin a una
etapa principal.
2. Con el principio constitucional de la igualdad ante la ley, y que en al ámbito procesal
se traduce en que las partes en cuanto piden justicia deben ser puestas en el
proceso en una absoluta paridad de condiciones.
3. También con el principio de la bilateralidad de la audiencia, que en nuestro sistema
quiere significar que nadie puede ser condenado sin haber tenido la oportunidad
procesal de hacerse oír.
4. Con la preclusión, y lo está porque el tribunal utiliza este medio para formalizar el
paso de una fase procesal a otra, y así, si la parte emplazada no concreta la
actividad necesaria y ordenada en una etapa del proceso, pierde la oportunidad
para hacerlo, porque esa etapa caduca por su clausura.

Concepto de emplazamiento
Es una diligencia judicial que tiene por objeto llamar a una persona con el fin de que
comparezca a un juicio a defenderse o a hacer uso de su derecho a defenderse.
La jurisprudencia conceptúa al emplazamiento como: “el llamado de la autoridad
judicial a una persona a fin de constituirla en parte en el juicio y someterla a sus mandatos”.
No debe confundirse el emplazamiento con la citación que en algunas legislaciones
son expresiones sinónimas.
Citación: “es el acto por el cual se dispone la comparecencia de una persona ante el
juez en un momento determinado con el fin de practicar o presenciar una diligencia”.
Así se cita a una de las partes litigantes para que confiese a petición de la contraria;
también se cita a los testigos para que declaren ante el tribunal, porque se le fija el día,
hora y lugar en que los mismos deben comparecer.

Diferencia entre la citación y el emplazamiento


1. - La citación tiene lugar para un determinado momento; en tanto que el emplazamiento
se puede cumplir dentro del plazo que el Código de Procedimiento Civil señala para la
comparecencia e las partes.
2. - La citación se puede dirigir respecto de cualquier persona, sea o no parte del juicio; en
cambio el emplazamiento sólo tiene lugar respecto de las partes litigantes.

Elementos del emplazamiento

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Este emplazamiento está constituido por dos elementos:


1. La notificación, realizada en forma legal al demandado, de la demanda y de la
resolución recaída en ella.
2. Transcurso del plazo que concede la ley al demandado para contestar la demanda,
para defenderse.
Si no existen estos dos elementos en forma copulativa, no hay emplazamiento, y la
sentencia que eventualmente puede llegar a dictarse, presentaría un vicio de nulidad,
susceptible de autorizar a la parte afectada para interponer un recurso de casación en la
forma.

Efectos del emplazamiento:


Desde que se notifica al demandado, en forma legal, la demanda y la resolución
que ha recaído en ella, se produce el emplazamiento de la parte demandada, y el efecto
principal que se sigue de él, es que queda trabada la relación procesal de las partes entre
sí y con el tribunal.
Aparte de este efecto principal del emplazamiento, hay otros que pueden ser:
 Efectos civiles
1- Constituye en mora al deudor. Artículo 1551 Nº 3 del Código Civil.75
2- Transforma en litigiosos los derechos para los efectos de su cesión. Artículo 1911
inciso 2° del Código Civil.76
3- Interrumpe la prescripción. Artículos 2503 y 2523 del Código Civil.77 / 78
4- Transforma la prescripción extintiva de corto tiempo en prescripción de largo
tiempo. Artículo 2515 del Código Civil.79

 Efectos procesales
1- Crea la carga procesal para el demandado de comparecer ante el juez y de
tomar intervención en el juicio promovido en su contra.
No es una obligación, porque la ley no contempla ningún medio para hacerla
efectiva, pero si no comparece se va a colocar en una situación jurídica
desfavorable, ya que le va a permitir al actor continuar el desarrollo del juicio como si
el demandado estuviera realmente presente, se va a seguir el juicio en ese caso en
rebeldía del demandado, lo que no va a impedir que ese demandado rebelde
pueda comparecer al juicio en cualquier estado del mismo.

75 Artículo 1551 del Código Civil. “El deudor está en mora,


1.° Cuando no ha cumplido la obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales exija que se requiera al deudor para constituirle en mora;
2.° Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla;
3.° En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor.”
76 Artículo 1911 del Código Civil. “Se cede un derecho litigioso cuando el objeto directo de la cesión es el evento incierto de la litis, del que no se hace responsable el

cedente.
Se entiende litigioso un derecho, para los efectos de los siguientes artículos, desde que se notifica judicialmente la demanda.”

77Artículo 2503 del Código Civil. “Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
1.° Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal;
2.° Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia;
3.° Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.
En estos tres casos se entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la demanda.”

78Artículo 2523 del Código Civil. “Las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda clase de personas, y no admiten suspensión alguna.
Interrúmpense:
1.° Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de plazo por el acreedor;
2.° Desde que interviene requerimiento.
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.”

79Artículo 2515 del Código Civil. “Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las ordinarias.
La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria durará solamente otros dos.”

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2- El demandante sólo puede desistirse de la demanda, pero no puede retirarla.


Artículo 148 del Código de Procedimiento Civil.
3- El juicio queda radicado ante el tribunal en que se presentó la demanda y por
ende no puede el demandante iniciar de nuevo un juicio en que ejercite la misma
acción ante otro tribunal diferente, contra el mismo demandado, porque si lo hiciera
el demandado puede oponer la excepción de litis pendencia. Artículo 303 N° 3 del
Código de Procedimiento Civil.
4- Los efectos de la sentencia que se dicta en ese pleito se retrotraen al momento de
la notificación de la demanda.

Plazo del emplazamiento


Este plazo que la ley le asigna al demandado para comparecer a defenderse no
tiene el carácter de uniforme sino que es variable y ello depende del lugar en que funcione
el tribunal que conoce de la causa y del lugar en que ha sido notificado el demandado de
la demanda y su proveído.
Para precisar cuál es este término de emplazamiento, los Arts. 258 y 259 del Código
de Procedimiento Civil, distinguen las siguientes situaciones:

A) Si el demandado fue notificado en la comuna donde funciona el tribunal: el término de


emplazamiento es de 15 días hábiles contados desde la fecha de la notificación. (Art. 258
inciso 1° del CPC).

B) Si el demandado ha sido notificado en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera de los


límites de la comuna que sirve se asiento al tribunal: este plazo será de 18 días hábiles
contados desde la fecha de la notificación, porque el plazo de 15 días hábiles, se aumenta
en tres días más. (Art. 258 inciso 2° del CPC; estos plazos de días a que se refiere el artículo
258 del CPC, son de días hábiles, ya que en materia procesal civil esta es la regla general
en materia de plazos.)

C) El demandado es notificado en un territorio jurisdiccional diverso al del tribunal donde se


sigue el juicio o fuera del territorio de la República: en este caso el plazo para contestar la
demanda es de 18 días hábiles, más el aumento que corresponda conforme a la tabla de
emplazamiento, respecto del lugar en que el demandado fue notificado. Ese aumento se
determina de acuerdo a una Tabla de Emplazamiento, que cada cinco años, forma la
Corte Suprema considerando las distancias, facilidades y dificultades que existen para las
comunicaciones. Esa tabla se conoce en la jerga judicial como “tabla de emplazamiento”,
y se forma en el mes de Noviembre del año anterior al vencimiento de los 5 años, y se pone
en vigencia a partir del 1º de Marzo del año siguiente; se publica en el Diario Oficial, y se fija
a lo menos dos meses antes de su entrada en vigencia, en los oficios de todos los
secretarios de Cortes y Juzgados de Letras del país.
Puede suceder que sean varios los demandados, en ese caso opera la norma del Art.
260 del CPC, es decir, si los demandados son varios, sea que obren separada o
conjuntamente, el término para contestar la demanda, correrá para todos a la vez y se
contará hasta que expire el último término parcial que corresponda a los notificados.
En este caso el término de emplazamiento participa de los caracteres de los plazos
individuales en cuanto a su inicio, porque se cuenta para cada uno de los notificados
desde la respectiva notificación; pero en cuanto a su terminación, se prolonga hasta la
expiración del último término parcial, lo que es propio de los términos comunes.
El inciso segundo del Art. 260 del CPC, señala que en caso de pluralidad de
demandantes, se va a aumentar el término de emplazamiento, en un día por cada tres

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demandantes, sobre diez que existan en el proceso, con todo este plazo adicional de
emplazamiento, no podrá exceder de 30 días.

Características del termino de emplazamiento:


1. - Se trata de un término legal, puesto que lo señala el legislador. Arts. 258, 259 y 260 del
CPC.
2. - Es un plazo fatal, toda vez que el simple transcurso del tiempo extingue el derecho del
demandado a contestar la demanda.
3. - Es improrrogable, porque ni el tribunal ni las partes tienen facultades para prorrogarlo.

Actitudes del demandado luego de notificada la demanda


1.- Aceptar la demanda, allanarse. Art. 313 del CPC.
2.- Permanecer inactivo en el proceso, no hacer nada.
3.- Defenderse. Art. 309 del CPC.
4.- Reconvenir.
Para el profesor Héctor Oberg Yánez, Profesor de Derecho Procesal de la Facultad de
Ciencias Jurídicas de la Universidad de Concepción, la 1°, 3° y 4° posibilidad, implican que
la demanda se contesta, de modo que estas 4 actitudes que menciona la doctrina,
pueden reducirse o resumirse sólo a dos.

1.- El demandado acepta la demanda o se allana a la demanda (Art. 313 del CPC)
Establece que el demandado acepta la demanda o no contradice en materia
sustancial y pertinente los hechos sobre los cuales versa el juicio.
Esta aceptación de la demanda puede ser expresa o tácita.
- 1.1.- Expresa: cuando el demandado reconoce categóricamente los hechos y el derecho
expuestos en la demanda.
- 1.2.- Tácita: cuando se cumple voluntariamente lo pedido en la demanda. (Entregando la
cosa que es objeto de la demanda, por ejemplo)
Debe considerarse que para poder aceptar la demanda no se precisa de una
capacidad especial, pero sí el mandatario requiere de una facultad especial para ello,
según el Art. 7 inciso 2° del CPC.
Debe también tenerse en cuenta que sólo es posible aceptar una demanda en la
medida que esa aceptación no signifique una renuncia de derechos que conforme a la ley
son irrenunciables.
Los efectos de esta situación, de aceptar la demanda o allanarse a la misma, los
señala el Art. 313 del CPC, esto es, en este caso el tribunal dará traslado del escrito que
presenta el demandado para que replique el actor y cumplido ese trámite de la replica se
va a conferir traslado de él para que el demandado duplique y evacuado ese trámite de
la duplica el tribunal va a citar a las partes para oír sentencia definitiva. (No hay lugar en
este caso al llamado a conciliación).
Con la resolución que cita a las partes para oír sentencia queda cerrada esta etapa
y las partes ya no pueden formular ni presentar ningún tipo de escritos ni de alegación.
En este caso estamos en presencia de lo que se conoce como "allanamiento de la
demanda", que a su vez puede ser total o parcial, por lo demás el allanamiento
comprende tanto los hechos como el derecho.
Guasp define el allanamiento como "una declaración de voluntad del demandado
por la que éste abandona su oposición a la pretensión del demandante”.
El allanamiento en sí es un acto jurídico procesal puro y simple, de ahí que carece de
eficacia el que se haga con reservas o bajo ciertas condiciones.

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Asimila el Art. 313 del CPC, el allanamiento a la demanda, a aquélla situación en que
el demandado no contradice en materia substancial y pertinente los hechos sobre que
versa el juicio. La no contradicción en materia substancial y pertinente solo alude a los
hechos, e importa una verdadera confesión del demandado. Esta también puede ser total
o parcial, y produce los mismos efectos que el allanamiento.

2.- El demandado permanece inactivo:


El hecho de que el demandado legalmente notificado no conteste la demanda o no
haga gestión alguna en el pleito no significa que acepte sin más las pretensiones del actor.
Este deberá probar sus pretensiones.
Sin embargo, la pasividad del demandado origina importantes efectos en el proceso,
va a da lugar a la llamada rebeldía del demandado.
Hay que tener presente que esta rebeldía solamente se refiere al trámite que el
litigante no ha cumplido en el plazo judicial o legal que se le concede, pero no tiene el
carácter de general para todo el juicio. De allí que será necesario siempre pedir al tribunal
que se de por cumplido el trámite respectivo de que se trata y que provea lo necesario
para dar curso progresivo a los autos.

3.- El demandado se defiende:


Cuando el demandado asume esta actitud ella es activa, y lo es porque éste
demandado se defiende, contraataca, reacciona. Lo hace a través de las excepciones, a
través de las defensas.
Según Hugo Alsina80, la palabra excepción tiene un doble contenido:
1.- Uno sustancial, que comprende toda defensa que el demandado opone a la
pretensión jurídica del actor.
2.- Otro de orden procesal, que se refiera a la forma de la demanda y a los requisitos
que es necesario que se den para que exista una relación jurídica valida.
Las excepciones en el sentido sustancial, están regladas en los Códigos de fondo
(Civil, Comercial, etc.). Según esta concepción no pueden ser clasificadas porque están
sometidas a las condiciones de existencia y ejercicio de los derechos.
Estas excepciones deben oponerse en el escrito de contestación de la demanda y
resolverse por el juez en la sentencia definitiva.
La jurisprudencia señala que toda excepción debe fundarse en un precepto legal
que la establezca como tal, sea en el carácter de dilatoria o perentoria.
Las excepciones de orden procesal y que no afectan en consecuencia el derecho
del actor, son materia de los Códigos de procedimiento y tienen por fin los siguientes:
a) - Evitar que se pronuncien sentencias contradictorias, lo que se logra a través de la
excepción de litis pendencia. Art. 303 N° 3 del CPC.
b) - Evitar que se tramite un juicio nulo por falta de capacidad procesal, lo que se
logra a través de la excepción de falta de personería. Art. 303 N° 2 del CPC.
c) - Lograr que se respeten las disposiciones que regulan la competencia de los
jueces, lo que se logra a través de la excepción de incompetencia. Art. 303 N° 1
del CPC.
d) - Exigir el cumplimiento de las formalidades necesarias para la presentación de la
demanda, si no se cumple estamos frente a un vicio base para oponer la
excepción de la ineptitud del libelo. Art. 303 N° 4 del CPC.

Clasificación de las excepciones o defensas del demandado:

80 Alsina, Hugo. “Tratado teórico-práctico de derecho Procesal Civil y Comercial”. Tomo II “Juicio Ordinario”. Año 1942. Compañía Argentina de Editores Buenos Aires.

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a) - Aquellas excepciones que paralizan la acción sin extinguirla, y que se regulan en


el Código de Procedimiento Civil bajo la denominación de excepciones dilatorias.
También llamadas artículos de no contestar o alonjaderas, o como las llama el
Profesor Héctor Oberg Yánez ya citado en estos autos “procrastinatorias”, porque
difieren, retrasan la entrada al juicio.
b) - Aquellas excepciones que extinguen la acción, legisladas en el Código de fondo
pero que el Código de Procedimiento Civil, permite oponerlas en ciertas
situaciones como dilatorias y que reciben el nombre de excepciones perentorias.
c) - Aquellas que están fundadas en un hecho extintivo, impeditivo o modificativo
que el demandado hace valer en su escrito de contestación de la demanda de
acuerdo a la normativa del Código Civil, y que si son admitidas por el juez van a
llevar al rechazo de la demanda. Se conocen como defensas generales.
En Doctrina se distingue entre excepciones y defensas:
Se dice que la defensa desconoce la existencia del derecho objeto de la acción
deducida, a través de ella se niega el derecho reclamado. Por ejemplo: el deudor que se
limita a negar la deuda. Estas defensas son generales y constituyen simples alegaciones.
En tanto que la excepción supone que el derecho ha existido y sólo tiende a
establecer que por un hecho independiente de la constitución y existencia del derecho
alegado éste ha caducado o bien puede referirse a la corrección del procedimiento. Por
ejemplo: reconocer que se era deudor pero agregándole que esta obligación fue
cumplida y que ahora nada se debe, reclamar en contra de la falta de capacidad del
actor para accionar, etc.
Es importante esta distinción pues si se niega el derecho que se trata de alegar, se
traspasa el peso de la prueba a quien lo alegue, en cambio si opongo una excepción yo
debo probar.
El Código de Procedimiento Civil, no reconoce esta distinción doctrinaria, para él
excepción o defensas son términos sinónimos.
Puede afirmarse que el concepto de defensa es más amplio que el de excepción, en
el entendido que toda excepción es una defensa y que entre ambas nociones existe una
relación de género a especie.

Las excepciones o defensas


De acuerdo con las normas procesales, las excepciones podemos clasificarlas en: (2)
Dilatorias y Perentorias.
1.- Las excepciones dilatorias: tienen como finalidad la corrección del procedimiento sin
afectar al fondo de la acción deducida.
2.- Las excepciones perentorias: tienen por finalidad ir al fondo de lo debatido o se dirigen
contra el fondo del pleito y su objeto es enervar la acción deducida.

1.- Las excepciones dilatorias


Las excepciones dilatorias, son como ya hemos señalado “las que se refieren a la
corrección del procedimiento sin afectar el fondo de la acción deducida”. Art. 303 Nº 6 del
CPC.
Mediante el ejercicio de ellas se difiere la entrada al juicio para evitar vicios de
procedimiento.
Son las enumeradas en el Art. 303 del CPC. Este artículo contiene una enumeración
que no es taxativa, ello se desprende del Nº 6 cuando señala: " en general.... "., de lo que
debe deducirse que habrían otras excepciones que tienen el mismo carácter de dilatorias
que las mencionadas en la disposición legal referida.

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Estas excepciones dilatorias según sus efectos, pueden sub - clasificarse en


excepciones dilatorias de efectos permanentes o de efectos transitorios, según que
permitan o no la continuación del juicio una vez que sea acogida.
Según el artículo 303 del Código de Procedimiento Civil: Sólo son admisibles como
excepciones dilatorias las que señala la ley: Sin perjuicio de lo anterior, debe tenerse en
consideración que el N° 6 de la referida disposición es un número que amplía las
excepciones dilatarias.

Nº 1: La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda.


Es de efectos permanentes, porque desde que se acoge el tribunal no puede seguir
conociendo del mismo asunto. Comprende esta excepción de incompetencia tanto a la
incompetencia absoluta como a la relativa. Pero en tanto que la incompetencia absoluta
puede ser alegada en cualquier estado del juicio dado que ella es irrenunciable por ser de
orden público; la excepción de incompetencia relativa debe alegarse dentro del término
de emplazamiento y antes de contestar la demanda so pena de prorrogar tácitamente la
competencia.
Esta incompetencia relativa se va tener que declarar por vía declinatoria, es decir,
debe presentarse ante el mismo tribunal que esta conociendo del asunto. Art. 111 del CPC.
Esta excepción de incompetencia es distinta de la llamada excepción de falta de
jurisdicción, que no es una excepción dilatoria, ya que afecta al fondo de la acción
deducida, a la naturaleza del derecho que se ejercita, a la materia del asunto que se
ventila; y tiene como finalidad el rechazo absoluto y definitivo de la demanda por falta de
acción en el actor para presentarla ante los tribunales ordinarios de justicia. Luego ella es
una excepción perentoria y como tal debe contenerse en el escrito de contestación de la
demanda.
Esta falta de jurisdicción es típica, en casos en que están comprometidos
representantes diplomáticos de otros países, en el nuestro.
Luego esta falta de jurisdicción no tiene por objeto corregir ningún vicio de
procedimiento, sino que va al fondo del asunto y de ser aceptada significa que ese asunto
no podrá ser conocido ni fallado en Chile.
Asimismo queda comprendida en esta excepción de incompetencia del tribunal la
llamada excepción de compromiso, por medio de ella se invoca el procedimiento arbitral
que las partes someten voluntariamente la resolución de un asunto litigioso de carácter civil
a la competencia de un juez arbitral con exclusión de los tribunales ordinarios a quienes les
hubiera correspondido conocer del asunto si no hubiera existido ese compromiso.
Es de efectos permanentes porque el tribunal ante quién se planteó no va a poder
seguir conociendo de él.

Nº 2: La falta de capacidad del demandante, o de personería o representación legal del


que comparece en su nombre.
Esta excepción de falta de capacidad legal del demandante, o de personería o
representación legal del que comparece en su nombre, es de efectos transitorios porque
una vez saneados estos vicios el juicio podrá continuar ante el tribunal que entró a conocer
de la demanda que formuló el actor.
Comprende dos situaciones:
A) La falta de capacidad del demandante, es decir, la aptitud legal para comparecer en
juicio por sí mismo.
B) La falta de personería o representación legal de la persona que obra en nombre del
actor. El CPC no contiene norma alguna que se refiera a la capacidad de las partes para
obrar en juicio, por ello es que ella debe ser examinada a la luz de los Códigos de fondo.

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Cabe tener en cuenta que no está comprendida la falta de capacidad del


demandado, toda vez que las excepciones dilatorias están destinadas a ser ejercidas por el
demandado.
Esta capacidad del actor así como la suficiente representación convencional y legal
son requisitos fundamentales para que se produzca una relación procesal válida.
Nº 3: La litis – pendencia.
Esta excepción es de efectos permanentes, obsta la continuación del juicio.
La litis pendencia no está definida por la ley, pero puede decirse que es: "el estado y
condición jurídica de una causa frente al hecho de su actual tramitación a la expectativa
de la decisión judicial”.
Se funda en la subsistencia ante el tribunal competente del correspondiente litigio
que se intenta promover de nuevo, sea ante el mismo tribunal o ante otro diferente.
Tiene semejanza con la incompetencia del tribunal, con la cosa juzgada y también
con la acumulación de autos.
El objetivo de esta excepción es evitar la dualidad de fallos sobre un mismo negocio
judicial, aparte de evitar gastos innecesarios e inútiles.
Doctrinariamente, el evitar, con esta dualidad de fallos, el desmejoramiento, el
desmedro de la seriedad de la administración de justicia.
Ella supone la existencia previa ante otro tribunal o ante él mismo, de un pleito
pendiente y sin resolver entre las mismas partes y con el mismo objeto del juicio.

Requisitos para estar frente a una litis pendencia:


A) Existencia de dos juicios pendientes.
B) Existencia de identidad legal de personas.
C) Identidad de la causa de pedir.
D) Identidad del objeto pedido.
Acogida la excepción, se paraliza el nuevo juicio hasta que se falle el primero y
quede firme ese fallo.

Nº 4: La ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el modo de
proponer la demanda.
Ella es de efectos transitorios, puesto que una vez subsanados sigue la marcha regular
del juicio.
La omisión de cualquiera de los requisitos del Art. 254 del Código de Procedimiento
Civil, autoriza al demandado para oponer esta excepción, a menos que la omisión tenga
asignada una sanción especial. Artículo 256 del Código de Procedimiento Civil.
Naturalmente que para que ella proceda el demandado debe fundarla en
deficiencias tales que hagan ininteligible esta demanda, que la hagan vaga o ambigua,
que puede ser aplicada a diferentes casos o situaciones. Es decir que se trate de una
demanda incomprensible.

Nº 5: El beneficio de excusión.
Es de efectos permanente. Este beneficio de excusión es el que concede la ley al
fiador para pedir al acreedor que se dirija primeramente contra el deudor principal.
Artículos 2365 y 2357 del Código Civil.

Nº 6 En general las que se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de
la acción deducida.

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Esta es la regla general. Contemplando la amplitud de ella, será procedente una


excepción dilatoria siempre que se produzcan vicios en el procedimiento antes de
contestar la demanda.
Aquellas ineptitudes provenientes de simples equívocos, impropiedades de leguaje o
errores de escritura no autorizan la interposición de una excepción dilatoria.
Pero si que autoriza la interposición de una excepción dilatoria aquellos defectos
serios que se observan en la demanda y que colocan al demandado en una situación
incierta o desventajosa frente a su obligación de contestar la demanda en esos términos.
Por ejemplo: demandar con arreglo a un procedimiento distinto del que corresponde
legalmente; también notificar la demanda a un mandatario que carece de facultades
para contestarla.

Momento para interponer estas excepciones dilatorias


De acuerdo al Art. 305 inciso 1º del CPC, deben oponerse dentro del término de
emplazamiento y antes de contestar la demanda.
Sin embargo en el inciso 3° de la norma legal ya referida, señala que pueden
oponerse en segunda instancia las excepciones de incompetencia del tribunal y la de litis
pendencia. En lo que respecta a su tramitación está sujeta al procedimiento incidental. Art.
305 inciso 2º del CPC.
Deben oponerse todas en un mismo escrito y dentro del término de emplazamiento y
antes de contestar la demanda. El término de emplazamiento tiene el carácter de fatal.
Obviamente deben hacerse valer antes de contestar la demanda, precisamente
porque tienen por objeto corregir vicio del procedimiento.
Agrega también el legislador que si estas excepciones procrastinatorias no se hacen
valer en esta oportunidad se va a poder oponerlas en el progreso del juicio sólo por vía de
alegación o defensa y se estará, en este caso, a lo dispuesto en los artículos 85 y 86 del
Código de Procedimiento Civil.
Las alegaciones a que alude esta disposición, consisten en razonamientos que puede
hacer la parte para justificar sus pretensiones. Pero estos argumentos que puede formular la
parte en el progreso del juicio no podrán ser considerados ni fallados en la sentencia
definitiva y sólo podrán servir como elemento ilustrativo para el tribunal. Artículos 170 Nº 6
del Código de Procedimiento Civil.

Tramitación de las excepciones dilatorias:


En cuanto a la tramitación de estas excepciones dilatorias, la ley establece que se
sujeten a una tramitación incidental. Art. 307 del CPC.
Que se tramiten como incidente, significa que la petición o escrito donde se formula
la excepción se le dará traslado por el término de tres días.
Notificado el actor de esta resolución y del traslado por el estado diario, tiene
también un plazo fatal de tres días para responder a ese incidente. Si no hay necesidad de
prueba el tribunal falla inmediatamente este incidente de excepción dilatoria dentro de
tercero día. Art. 89 del CPC.
Si por el contrario, hay hechos substanciales y pertinentes controvertidos acerca de
esta excepción se va a recibir el incidente a prueba por el término legal de 8 días, y si se
quiere presentar prueba de testigos deberá presentarse la lista dentro de los 2 primeros días
de los 8 que dura el término probatorio en los incidentes. Art. 90 del CPC.
Esa resolución que recibe el incidente a prueba se notifica por el estado diario a las
partes.
Transcurrido el término probatorio, el tribunal debe fallar dentro de tercero día. Art. 91
del CPC.

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Según el Art. 306 del CPC, todas estas excepciones se deben proponer
conjuntamente, en un mismo escrito y se fallan a la vez, sin embargo, si entre ellas figura la
de incompetencia y el tribunal la acepta, debe abstenerse de pronunciarse sobre las
demás.
Este fallo que se pronuncia sobre las excepciones dilatorias opuestas puede ser de
dos tipos:

 que acoja la excepción dilatoria


Si se acogen el actor deberá corregir los defectos o vicios que sirvieron de
fundamento a la excepción siempre que ésta no sea de efectos permanentes.
Cumplida esta corrección por parte del actor, el demandado tiene el plazo de 10
días para contestar la demanda, cualquiera que sea el lugar donde haya sido
notificado (la razón es que ya ha sido emplazado y también se ha apersonado al
juicio y opuesto excepciones).

 que deseche la excepción dilatoria


Si se rechazan las excepciones dilatorias: en esta situación el demandado tiene el
plazo de 10 días para contestar la demanda cualquiera que sea el lugar donde se le
notificó. Art. 308 del CPC.
Esta resolución que desecha la excepción dilatoria, es apelable, en el sólo efecto
devolutivo. Art. 307 inciso 2º del CPC, y la resolución que la resuelve, en cuanto a su
naturaleza jurídica procesal, es una sentencia interlocutoria, de aquéllas que establecen
derechos permanentes en favor de las partes.
La resolución que acoge una excepción dilatoria, también es apelable en el sólo
efecto devolutivo, aplicando la regla general del Art. 194 Nº 2 del Código de Procedimiento
Civil.

2.- Las excepciones perentorias


A la luz de nuestro sistema procesal las excepciones también pueden ser perentorias.
Son aquellas que tienen por objeto enervar la acción deducida, en otros términos, se dirige
al fondo del asunto debatido.
Según la doctrina ellas son múltiples, porque dependen de los derechos que se
deduzcan, toda vez que por cada acción se contempla como regla general una
excepción y de ahí que se estime que serían innumerables los medios que el demandado
puede oponer para obtener el rechazo de la demanda.
Están reguladas en los códigos de fondo y que normalmente la constituyen los
medios de extinguir obligaciones.

Oportunidad en que pueden oponerse las excepciones perentorias


Regla general: Las excepciones perentorias deben oponerse en el escrito de
contestación de la demanda. Art. 309 Nº 3 del CPC. Si no son opuestas en esta ocasión,
ellas deben ser rechazadas por ser extemporánea su interposición. Cuando las excepciones
perentorias no son opuestas correctamente en tiempo y forma, deben ser rechazadas por
extemporáneas.
Sin embargo, hay algunas excepciones a esta regla general de que las excepciones
perentorias deben hacerse valer al contestar la demanda:

1.- Excepciones perentorias que se pueden oponer en cualquier estado del juicio: Art. 310
del CPC.
1.1.- Excepción de prescripción

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1.2.- Excepción de cosa juzgada


1.3.- La transacción
1.4.- El pago efectivo de la deuda cuando ésta se funde en un antecedente
escrito.
Requisitos para la interposición de las excepciones perentorias en cualquier estado del
juicio.
La interposición de ellas, debe cumplir con algunos requisitos que indica la
misma disposición legal que autoriza su interposición, Art. 310 del CPC, cuales son:
 Ellas deben alegarse por escrito.
 Ellas deben hacerse valer, antes de la citación para oír sentencia en primera
instancia o antes de la vista de la causa en segunda.
 Sólo puede hacerlas valer el demandado.

Tramitación de estas excepciones perentorias que se pueden oponer en cualquier estado


del juicio:
Hay que distinguir, dos situaciones:
1.- Si esta excepción perentoria, se formula en primera instancia:
Hay que distinguir nuevamente dos situaciones:
a) si se opone, después de recibida la causa a prueba, se va a tramitar como incidente
que puede recibirse a prueba si el tribunal lo estima necesario y se va a reservar su
resolución para la sentencia definitiva.
b) En cambio, si se opone, antes de recibida la causa a prueba, también se va a tramitar
incidentalmente y la prueba que es menester recibir, se va a rendir junto con la prueba del
asunto principal, dejando su resolución para la sentencia definitiva. (Implícitamente
estamos diciendo que son susceptibles de apelación)
2.- Si estas excepciones perentorias, se hacen valer en segunda instancia:
Igual van a tener tramitación incidental, pero el tribunal de alzada se va a pronunciar
sobre ellas, en única instancia, en su sentencia definitiva. Artículo 310 del Código de
Procedimiento Civil.

2.- Excepciones mixtas o anómalas.


Se denominan excepciones mixtas o anómalas aquellas pueden oponerse antes de
contestarse la demanda como si se tratara de excepciones dilatorias.
Estas constituyen una nueva excepción a la regla general del artículo 309 Nº 3 del
Código de Procedimiento Civil, conforme a ello, el Art. 304 del Código de Enjuiciamiento
Civil, faculta al demandado para oponer antes de la contestación de la demanda dos
excepciones perentorias como si se tratara de excepciones dilatorias:
2.1.- La de cosa juzgada
2.2.- La transacción.
De allí que este tipo de excepciones perentorias se denominen también excepciones
mixtas o anómalas, porque teniendo el carácter de perentorias se les puede hacer valer
como excepciones dilatorias.

Tramitación de las excepciones mixtas o anómalas.


En lo que respecta a la tramitación de esta excepciones perentorias se someten al
procedimiento incidental, pero si ellas son de lato conocimiento, es decir, si precisan de un
examen más detenido de las cuestiones de hecho en que ellas se funda, se van a tramitar
estas excepciones y se van a recibir a prueba, pero su fallo se va a reservar para la
sentencia definitiva y se ordenará que entre tanto se conteste la demanda.

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Renovación de las excepciones perentorias hechas valer como dilatorias en el curso del
Juicio.
El problema consiste en determinar si ¿Es posible renovar una de estas excepciones
que se hizo valer como dilatoria posteriormente, en la contestación de la demanda, como
perentoria? Nuestro Código de Enjuiciamiento Civil nada dice sobre el particular, sin
embargo, la respuesta debiera ser que ello no es posible, por el principio de la preclusión y
eventualmente de cosa juzgada.

II.- LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.


Reviste para el demandado igual trascendencia que la demanda para el actor. En la
contestación de la demanda el demandado fija precisamente el alcance de su pretensión.
Podríamos decir que la contestación de la demanda: es el “trámite, gestión,
diligencia que corresponde cumplir al demandado y que se realiza expresa o tácitamente
para enfrentarse a la demanda deducida en su contra por el actor, a fin de que el juicio
prosiga su curso normal”.
Con esta misma denominación se suele designar el escrito mismo en que se traduce
este trámite.
Con la contestación queda integrada la relación procesal y quedan fijados los
hechos sobre los cuales van a recaer la prueba y la sentencia definitiva.

Requisitos de la contestación de la demanda


Como acontece en la demanda, el escrito de contestación a ella debe reunir las
exigencias que contempla el Art. 309 del CPC, que señala los requisitos específicos que
debe contener el escrito de contestación. Tiene ciertas formalidades como la demanda y
también debe cumplir con los requisitos comunes a todo escrito. (Debemos señalar que a
diferencia de la demanda la contestación de la demanda no contiene la presuma, lo que
es lógico ya que ella no va a distribución de causa.
Al dar la noción, de lo que debemos entender por contestación de la demanda,
dijimos que ella podía ser:
- expresa
- simbólica o tácita
Se llama contestación de demanda expresa, a aquéllas que el demandado realiza
presentando el escrito respectivo.
Se llama contestación de la demanda tácita a aquéllas en que la contestación a la
demanda se da por cumplida en rebeldía del demandado al no contestar dentro del plazo
legal o fatal que existe.

Efectos de la contestación de la demanda


Esta contestación a la demanda produce ciertos efectos:
A) Queda integrada la relación procesal.
B) Queda precisamente delimitada la cuestión controvertida y esta cuestión
controvertida está constituida por las acciones echas valer por el demandante en
su demanda y por la excepciones opuestas por el demandado en la contestación
de la demanda. El tribunal sólo debe pronunciarse en su sentencia definitiva
respecto de las acciones y excepciones deducidas oportunamente, sin poderse
extender a otros puntos que los litigantes no hayan sometido a su conocimiento, si
lo hace incurre en un vicio de casación por los vicios de extra, citra o ultra petita.
C)Se produce la prórroga tácita de la competencia por parte del demandado.
D) Contestada la demanda el demandado no puede oponer excepciones dilatorias
salvo que lo sean en el carácter de alegaciones o defensas en el curso del juicio y

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con la excepción que en segunda instancia es posible interponer las excepciones


dilatorias de incompetencia absoluta y de litis pendencia, en la medida que no se
hayan hecho valer en primera instancia. Art. 305 del CPC.
E) En el juicio reivindicatorio el poseedor de buena fe vencido debe restituir los frutos
percibidos con posterioridad a la contestación de la demanda. Art. 907 inciso 3°
Código Civil.

La reconvención o demanda reconvencional del demandado.


La reconvención, es la demanda que deduce el demandado contra el actor en el
escrito de contestación a la demanda ejerciendo cualquier acción que tenga en su
contra.
Carlos Carly: La reconvención es la demanda autónoma que el demandado al
contestar la demanda introduce en el proceso dirigida contra el actor
independientemente de la suerte de la prestación de este.
Es decir, es una contra - demanda que el demandado formula contra el actor en el
escrito de contestación (por lo tanto no hay otro momento para reconvenir, que al
momento de contestar la demanda).
Puede ocurrir que el demandado aparte de las excepciones que le competen
contra la acción que se promueve en su contra, tenga a su vez una acción que ejercitar
contra el actor, derivada de la misma o de una distinta relación jurídica. Se trata de
acciones diferentes donde el sujeto pasivo de una se convierte en sujeto activo de la otra.
Normalmente estas acciones deberían tramitarse en procesos diferentes, pero por las
mismas razones que la ley permite que el actor pueda intentar acumular varias acciones en
su escrito de demanda en contra del demandado, se permite a éste acumular en su escrito
de contestación de la demanda aquellas acciones que pueda tener en contra de su
demandante.
Rige en este caso el principio formativo del proceso de la economía procesal, que
tiende a evitar la multiplicidad de juicios, con lo cual se facilita la acción de la justicia.
A través del ejercicio de la reconvención se persigue asimismo la declaración, el
reconocimiento o la constitución de un derecho de la misma o distinta naturaleza de
aquella que funda la demanda principal.
Para que este demandado pueda hacer uso de esta facultad que le confiere el
legislador debe ajustarse a ciertas exigencias establecidas por la ley.

Requisitos para que el demandado pueda reconvenir o demandar reconvencionalmente.


1.- Que el juez ante el cual se sigue el juicio, sea competente para conocer de la
reconvención estimada como demanda o bien cuando sea admisible la prórroga de
competencia. Así lo indica el Art. 315 del CPC.
Puede también deducirse aun cuando por su cuantía la reconvención deba
ventilarse ante un tribunal inferior. Para estimar la competencia se considerara el monto y
los valores reclamados por vía de reconvención separadamente de los que son materia de
la demanda (Art. 315 del CPC; sin embargo, debemos tener presente en la actualidad
siempre va a conocer de la demanda, un Juez de Letras)
2.- Esta reconvención debe formularse en el escrito de contestación de la demanda. Art.
314 del CPC.
Para ello debe sujetarse a las exigencias de los Arts. 254 y 261 del CPC. Se va a
estimar demandado la parte contra la cual se deduce la reconvención.
3.- La reconvención debe estar sujeta al mismo procedimiento que la demanda principal

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Es necesario que la acción principal y la reconvención estén sujetas en cuanto a su


procedimiento al ordinario. Lo que se explica porque esta reconvención es una institución
propia de este juicio ordinario.

Tramitación de la demanda reconvencional


De acuerdo al Art. 316 del CPC, la reconvención se sustancia y falla conjuntamente
con la demanda principal; de ahí entonces que presentada la contestación de la
demanda y deducida la reconvención, el tribunal va a proveer traslado para replicar en la
demanda y traslado en la reconvención para que conteste el demandado:

Antofagasta, cinco de Abril de dos mil cinco.


A lo principal: Téngase por contestada la demanda, confiérase traslado para replicar
de la demanda principal.
Al otrosí: Téngase por interpuesta la demanda reconvencional, traslado para la
contestación de la demanda reconvencional.

Este traslado que se confiere es por 6 días fatales, se notifica esta resolución por el
estado diario; y en contra de esa demanda reconvencional también hay posibilidad de
formular la excepción dilatoria correspondiente.
Por consiguiente, el actor reconvenido deberá replicar en la demanda y contestar en
la reconvención. Evacuado esos trámites (réplica y contestación a la reconvención) el
tribunal va a proveer confiriendo en la demanda traslado para duplicar y en la
reconvención conferirá traslado para replicar. Estos plazos fatales, son de 6 días.
El demandado que ha reconvenido debe duplicar en la demanda principal y va a
replicar en la reconvencional. De la réplica de la reconvención se dará traslado al actor
para duplicar y el plazo para hacerlo es de 6 días fatales.
En lo demás esta reconvención se va a seguir tramitando en el juicio principal y se va
a fallar la demanda primitiva y reconvencional en la misma sentencia definitiva.

Formas de proveer uno u otro escrito (ejemplos)


- Si se introduce reconvención, la providencia sería, A lo principal: téngase por
contestada la demanda, traslado para replicar; Al Otrosí: téngase por deducida
demanda reconvencional, traslado.
- Posteriormente la resolución, a la replica y contestación de la demanda
reconvencional, sería: A lo principal: por evacuado el tramite de la replica, traslado
para duplicar; Al otrosí: por contestada la demanda reconvencional, traslado para
replicar.
- Posteriormente la resolución a la duplica y replica de la demanda reconvencional,
sería: A lo principal: por evacuado el tramite de la duplica; Al otrosí: por evacuado el
tramite de la replica reconvencional, traslado para duplicar.
- Finalmente a la duplica de la demanda reconvencional, sería: Por evacuada la
duplica reconvencional.
Contra la reconvención, de acuerdo al Art. 317 del CPC, hay lugar para oponer las
excepciones dilatorias enumeradas en el Art. 303 del CPC. Estas deben oponerse todas
conjuntamente y en un mismo escrito, dentro del término de 6 días.
Si se acoge una excepción dilatoria formulada en contra de la reconvención, el
actor reconvencional deberá subsanar los defectos de que adolece su demanda

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reconvencional, y debe hacerlo dentro de los 10 días siguientes a la fecha de la


notificación por el estado diario, de la resolución que acogió la excepción dilatoria de
efectos temporales o transitorios. Si el demandante reconvencional, no subsana los
defectos en este plazo, se tiene por no presentada la demanda reconvencional para todos
los efectos legales por el sólo ministerio de la ley. Esta sanción es mas drástica que para el
caso en que haya defectos en la demanda principal, en que no se fija plazo alguno para
subsanarlos y, el plazo para subsanar los defectos de que adolece la demanda, es el plazo
del abandono del procedimiento, del Art. 152 del CPC.
Opuestas las excepciones dilatorias a la demanda reconvencional, el juicio principal
se suspende hasta que se resuelvan estas excepciones, ya que se trata de una excepción
dilatoria y los incidentes respectivos, son de previo y especial pronunciamiento.

Los tramites de réplica y duplica


Estos escritos son trámites obligatorios, pero las partes de común acuerdo pueden
renunciarlos.

La réplica.
La réplica tiene por objeto permitir que el actor pueda ampliar, adicionar o modificar
las acciones que ha formulado en la demanda; pero con un límite, el actor no puede
alterar aquellas acciones que han sido objeto principal del pleito (Art. 312 del CPC).
En efecto, contestada que sea la demanda, según el Art. 311 del CPC, debe
otorgarse traslado al actor por el término de 6 días fatales para que replique. Si el
demandante no replica en ese plazo se va a tener por cumplido ese trámite en su rebeldía.
Puede sostenerse que se altera una acción cuando se cambia por otra y es preciso
por ende abandonar la primera por haberla sustituido por la nueva, pero no se altera
cuando se mantienen ambas acciones y se propone la segunda como subsidiaria de la
principal y tanto una como la otra tienen el mismo objeto por derivar de actos o hechos
iguales o congruentes.

La duplica.
El tramite de la duplica, presentado el escrito de réplica el tribunal confiere traslado
para la duplica o simplemente traslado, esa resolución se notifica por el estado diario y el
demandado tiene el plazo fatal de 6 días para duplicar.
Su objeto es el mismo que el de la réplica, de ahí que el demandado podrá ampliar,
adicionar o modificar sus excepciones con la misma limitación anterior (Art. 311 del CPC).

Cierre de la fase de discusión.


Con el tramite de la duplica correspondiente a la demanda principal o de la duplica
de la demanda reconvencional, según corresponda, queda terminado el período de
discusión del juicio.
A continuación, el tribunal va a examinar los autos y de ese estudio puede resultar,
diversas conductas del tribunal:
1) Que cite a las partes a oír sentencia.
2) Que llame a las partes a conciliación.
3) Que reciba la causa a prueba.

1. - Que cite a las partes para oír sentencia definitiva.


Va a proceder en esta forma el tribunal en los siguientes casos:
1- Cuando el demandado acepte llanamente las peticiones del actor. Art. 313
inciso 1° del CPC.

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2- Cuando en sus escritos resulta que no contradice en materia sustancial y


pertinente los hechos alegados por el demandante (debe cumplirse igual
replica y duplica)
3- Cuando las partes pidan se falle el pleito sin más tramite. Art. 313 inciso 2°
del CPC.
2. - Que llame a las partes a conciliación. Art. 262 del CPC.

La conciliación
Libro II Título II Arts. 262 a 268 del CPC.
Es la gestión que hace el juez para provocar el arreglo del pleito.

Procedencia de la conciliación
Regla General: Tiene lugar en todo juicio civil. Art. 262 del CPC.
Excepción: La misma norma señala algunos casos en que no es posible, es
improcedente el llamado a conciliación. (Art. 262 y 313 inciso 1° del CPC)
-1.- En los Juicios ejecutivos, sea que se traten de obligaciones de dar, hacer o no
hacer.
- 2.- En las gestiones relativas a la declaración del derecho legal de retención, pues
estas gestiones no importan un juicio.
- 3.- En la citación de la evicción, pues no hay juicio.
- 4.- En los Juicios de Hacienda, porque en ellos se encuentra comprometido el
interés fiscal y tiene reglamentación propia.
En todo caso esta enumeración del Art. 262 del CPC, no es taxativa porque existen
otros juicios en que el llamado a conciliación no es admisible:
- 5.- En los Juicios sobre estado civil de las personas.
- 6.- En los Juicios sobre nulidad de matrimonio.
- 7.- En los Juicios de separación de bienes, etc.

Requisitos de procedencia de la conciliación.


Los requisitos que la ley señala para que el juez se encuentre facultado para llamar a
conciliación son:
1. - Existencia de un juicio civil.
2. - Que se trate de procedimientos no exceptuados por la ley del llamado a
conciliación.
3. - Que el juicio cuyo arreglo o conciliación se hace, recaiga sobre derechos
susceptibles de transacción, que son aquéllos que las partes pueden disponer
libremente y cuya transacción no esté prohibida por la ley.

Oportunidad procesal para llamar a conciliación


Regla General: Culminada la etapa de discusión. El juez debe llamar a conciliación
una vez agotados los tramites que componen el periodo de discusión del juicio respectivo,
salvo la situación contemplada en el Art. 313 del CPC, en que el demandado acepta
llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia
sustancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, ya que en este caso el tribunal
mandará a citar a las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de
la replica (con la duplica).
Fuera de la primera oportunidad ya referida, que tiene el carácter de obligatoria,
existe una segunda oportunidad que tiene el carácter de facultativa para el juez y, éste
puede llamar a conciliación a las partes, en cualquier estado de la causa, contestada que
sea la demanda, en esta segunda alternativa, incluso existe la posibilidad de llamar a las

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partes a conciliación antes de dictarse sentencia en el recurso de casación, por


consiguiente no solo puede llamar a conciliación el juez que conoce en primera instancia
de una causa, sino que también pueden hacerlo las Cortes de Apelaciones, e incluso la
Corte Suprema, y la razón para entender en forma tan lata esta posibilidad, radica en que
el Art. 262 del CPC, utiliza la palabra juez y al hacerlo se está refiriendo al tribunal que debe
resolver la cuestión sometida a su conocimiento, cualquiera que sea su grado jerárquico.

Tramitación del llamado a conciliación.


El tribunal en las oportunidades antes señaladas, llamara a las partes a conciliación y
les propondrá personalmente bases de arreglo, para tal fin va a dictar una providencia en
que citara a las partes a un comparendo para un día no anterior al quinto (5°) ni posterior al
decimoquinto (15°), contado desde la fecha de la notificación de dicha resolución, esa
resolución como ordena la comparecencia personal de las partes debe notificarse a los
apoderados de las partes por cédula.
Este plazo del artículo 262 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, tiene una
excepción, toda vez que si se trata de aquellos procedimientos que contemplan una
audiencia para contestar la demanda, por ejemplo el caso del juicio sumario, la
conciliación se verificará una vez evacuado que sea ese tramite, o sea una vez contestada
la demanda, no hay entonces fijación de audiencia para el día quinto (5°) al décimo
quinto (15°) día.
Vale tener en cuenta el artículo 795 N° 2 del Código de Procedimiento Civil, esa
disposición considera el llamado a conciliación como un tramite esencial en la primera o
única instancia en los juicios de mayor o de menor cuantía, y en los juicios especiales, de
modo que si se omite la conciliación se esta en presencia de un vicio que autoriza casación
en la forma (Artículo 768 N° 9 del Código de Procedimiento Civil; en la practica la casación
no se acoge ya que se sostiene que su omisión no influye sustancialmente en la decisión)
Notificada a las partes, ellas deben concurrir por sí o por apoderados a esta
audiencia. Con todo el juez puede exigir la comparecencia personal de las partes; sin
perjuicio de que concurran los respectivos abogados o los mandatarios, con el objeto de
asesor a sus representados. Art. 264 del Código de Procedimiento Civil.
Si en el proceso hay pluralidad de partes se lleva a efecto la audiencia aunque no
concurran todas ellas. En este caso la conciliación sólo produce efectos respecto de las
partes que concurrieron, continuando el juicio respecto de aquellas que no hubieren
concurrido o que no hubieren aceptado la conciliación acordada en el comparendo de
conciliación. Art. 264 del Código de Procedimiento Civil.
Esta audiencia puede suspenderse por solicitud de las partes hasta por media hora
para deliberar. Incluso, si el tribunal lo estima necesario puede suspender y postergar la
audiencia de conciliación hasta dentro de tercero día, a menos que las partes acuerden
un plazo mayor de lo cual se dejará constancia y a ese comparendo las partes deberán
concurrir sin nueva citación, aquí ha operado una notificación tacita. Artículo 265 del
Código de Procedimiento Civil.
Si las partes en este comparendo rechazan la conciliación o no se realiza el
comparendo, el secretario del tribunal certificará el hecho de inmediato, entregando los
autos al juez para su examen. En este caso el juez procederá entonces a recibir la causa a
prueba según las reglas generales. Art. 268 y 318 del CPC.
El juez para llevar adelante la conciliación puede ordenar llevar los antecedentes y
medios probatorios que estime conveniente para poder sentar base de una adecuada
conciliación. Art. 266 del CPC.
El Art. 263 del CPC, dice que el juez va a obrar como amigable componedor y va a
tratar de obtener un advenimiento total o parcial en el litigio; y la opinión que pueda emitir

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en éste no lo va a inhabilitar para seguir conociendo de la causa si la conciliación no


prospera.
Esta conciliación a que pueden llegar las partes puede ser total o parcial, según que
las partes convengan arreglar la totalidad del litigio o sólo una parte de él.
De esta conciliación se va a levantar acta, en ella se van a consignar únicamente las
especificaciones del arreglo y será firmada por el juez, las partes que lo deseen y el
secretario. Para todos los efectos legales esta acta se va a estimar como sentencia
ejecutoriada. Art. 267 del CPC. (El acta representa titulo ejecutivo, que en caso de
incumplirse las obligaciones allí contraídas va a autorizar seguir un juicio ejecutivo para
obtener forzadamente su cumplimiento.)
Si no se acepta la conciliación el juicio debe continuar su marcha normal (por
ejemplo que falte una o ambas partes o que simplemente fracase.)
Esto significara que se entrega la causa al juez para que la examine personalmente
para los efectos del Art. 318 del CPC.

ETAPA DE PRUEBA EN EL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA.81/ 82 / 83


RECEPCIÓN DE LA CAUSA A PRUEBA.
Según el Art. 318 del Código de Procedimiento Civil, concluidos los trámites que
deben preceder a la prueba y sea que se proceda con la contestación expresa del
demandado o en su rebeldía, el tribunal va a examinar por sí mismo los autos y si estima
que hay o pudo haber controversia por algún hecho sustancial y pertinente en el juicio,
recibirá la causa a prueba y en la misma resolución va a fijar los hechos substanciales y
controvertidos sobre los cuales debe recaer la prueba.
Para que sea procedente la recepción de la causa a prueba es preciso reunir ciertos
requisitos.
Requisitos
1. - Que exista controversia. Art. 313 y 318 del CPC.
2. - Que esta controversia se refiera a los hechos, dado que el Derecho no se prueba ( el
tribunal conoce el Derecho ). Principio romano " curia movit jure "
3. - Se precisa que los hechos sobre los cuales recae la controversia sean substanciales,
esto es, que tengan una decidida importancia en la litis; por el contrario el hecho
insustancial es el ineficaz, inútil.
4. - Que los hechos sean pertinentes, es decir, que tengan relación con la materia
debatida; de ahí que el hecho impertinente es el extraño a la cuestión debatida sin
correspondencia ni analogía alguna con ella.

Características esenciales que debe reunir un fenómeno para que pueda ser considerado
un hecho:
1- Debe ser perceptible, externo o material, el hombre debe ser capaz de advertirlo
mediante sus sentidos, única forma de que dispone para relacionarse con el
mundo y para conocer los hechos.
2- Un hecho puede emanar de la voluntad del hombre como una manifestación
inmediata, pero también puede provenir de la actividad humana desprovista de
la participación de su voluntad, y aun provenir por una causa enteramente ajena
al hombre. El hecho ya producido puede recaer sobre el hombre mismo (por
ejemplo su nacimiento, del cual derivan otros hechos como el de su filiación,
paternidad, matrimonio, etc.) y también puede recaer sobre las cosas, o sobre
81 Estudios de Derecho Probatorio. Niceto Alcala – Zamora y Castillo. Imprenta Universidad de Concepción - Chile. 1965.
82 La prueba ante la Jurisprudencia Derecho Civil y Procesal Civil. Tomo I y II. Emilio Rioseco Enríquez. Cuarta Edición actualizada. Editorial Jurídica de Chile.
83 Iniciativa Probatoria del Juez en el Proceso Civil. Claudio Meneses Pacheco. Editorial Jurídica Conosur Limitada-Miembro del Grupo LexisNexis.

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ambas en forma combinada (por ejemplo la toma o perdida de posesión de una


cosa por el hombre)
3- Debe estar ligado necesariamente a dos ideas que son inseparables, la idea de
tiempo y la idea de espacio. Todo hecho nace de una actividad que se
manifiesta en un tiempo y lugar determinado, actuando sobre algo ya existente o
que puede existir a consecuencia de tal actividad. En el tiempo pueden
considerarse diversos aspectos del hecho en relación a la época en que acaeció,
por ejemplo relación de anterioridad o posterioridad de un hecho con otro, edad
de las personas, etc. Asimismo de la época en que un hecho tiene lugar
dependerá a veces su eficacia jurídica o las consecuencias que pueda originar,
por ejemplo oportunidad en que ciertas acciones deban ejercitarse. En cuanto al
lugar en que se genera el hecho, mayor o menor, será el influjo de ellos en el
nacimiento, modificación o extinción de algún derecho, incluso puede determinar
la no aplicación de un ordenamiento jurídico y su sustitución por otro. También es
un factor que ayuda a determinar la competencia o incompetencia relativa de
un tribunal, así también el lugar de la residencia de la celebración del contrato, de
la situación de los bienes del fallecimiento de una persona. Hay que tener
presente esta circunstancia (de constituir un hecho) que sirva de base a la
resolución que dicta el juez recibiendo a prueba la causa por haber sido ellos
controvertidos, sustanciales y pertinentes al litigio que está conociendo ese
tribunal.
Esta resolución por la que se recibe la causa a prueba se notifica por cédula según el
Art. 48 del CPC, en cuanto a su naturaleza jurídica procesal es una sentencia interlocutoria
(de aquéllas que resuelven un trámite que va a servir de base para el pronunciamiento de
otra sentencia precisamente la sentencia definitiva).
En la resolución en que el tribunal recibe la causa a prueba, se deben consignar los
siguientes antecedentes:
a) La orden de que se recibe la causa a prueba por el término legal. Artículo 318 del
Código de Procedimiento Civil.
b) La fijación de los puntos substanciales y pertinentes, que se encuentran
controvertidos y sobre los cuales debe recaer la prueba.
c) La fijación de las audiencias para que las partes rindan la prueba de testigos que
eventualmente deseen rendir.

Impugnación de la resolución que recibe la causa a prueba.


La resolución que recibe la causa a prueba y fija los hechos pertinentes y
substanciales controvertidos sobre los cuales debe recaer la misma, puede ser objeto de
eventuales recursos o medios de impugnación que las partes entablen en su contra:
1.- Recurso de reposición: es un medio de impugnación de carácter ordinario en
cuya virtud se pide al tribunal que dictó un auto o un decreto que lo modifique o lo
deje sin efecto.
Este recurso puede interponerse en cualquier tiempo si se hacen valer nuevos
antecedentes, aun sin ellos, puede intentarse dentro de los 5 días fatales que se
cuentan desde la notificación a la parte respectiva. Art. 181 del Código de
Procedimiento Civil.
Tratándose de esta resolución que recibe la causa a prueba, que es una
sentencia interlocutoria, las partes pueden pedir reposición de ella dentro de tercero
día, en virtud de este recurso de reposición la parte que lo interpone puede pedir
que se modifiquen los hechos controvertidos fijados por el tribunal, puede pedir que

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se eliminen algunos de esos hechos o puede pedir que se agreguen otros hechos
controvertidos.
El tribunal frente a este recuso de reposición puede adoptar dos conductas:
Art. 326 del CPC.
a) se pronuncia de plano sobre el recurso o bien,
b) le da la tramitación incidental.
La resolución que acoge el recurso de reposición interpuesto en contra de la
interlocutoria de prueba, es susceptible de impugnarse por la vía del recurso de
apelación, la cual se concederá en este caso, en el sólo efecto devolutivo.
2.- Recurso de apelación: Art. 319 inciso final del CPC. Procede en contra de la
interlocutoria de prueba, el recurso de apelación. Sin embargo, este recurso solo
puede interponerse en el carácter de subsidiario de la reposición pedida, para el
caso que ella no fuera acogida por el juez a quo. La apelación que se promueva en
contra de esta resolución, en el carácter de subsdiaria del recurso de reposición
interpuesto, se va a conceder en el sólo efecto devolutivo. Art. 319 del CPC.
Conforme a lo dispuesto en el Art. 326 del CPC, es susceptible del recurso de
apelación, la resolución que implícita o explícitamente niega el trámite de la
recepción de la causa prueba, a menos que se trate de la situación prevista en el
inciso 2° del Art. 313 del CPC. En efecto, puede suceder que el tribunal luego de
examinar los autos, finalizado el período de discusión y una vez verificada la
audiencia de conciliación cuando procediera, llegue a la conclusión que no existen
hechos pertinentes y substanciales, controvertidos, y consecuencialmente cite a las
partes para oír sentencia. En contra de esa resolución los litigantes pueden apelar, y
esa apelación se concede en el sólo efecto devolutivo. (Todo ello, conforme a la
regla general del artículo 194 Nº 2 del CPC.) Art. 326 del CPC.
De acuerdo con lo que señala el Art. 318 inciso final del CPC, el juez sólo puede
fijar como puntos de prueba, aquellos hechos substanciales y controvertidos en los
escritos anteriores a la resolución que ordena recibirla, en otras palabras, a hechos los
fijados en los tramites de la etapa de discusión y principalmente en la demanda y
contestación de la demanda.
No obstante, lo afirmado en el Art. 318 del CPC, es posible la ampliación de la
prueba en los casos que contempla el Art. 321 del CPC:
a) Cuando dentro del término probatorio ocurre algún hecho substancialmente
relacionado con el hecho que se ventila. Por ejemplo, la tacha de testigos. Artículo
321 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil.
Esta resolución que acepta la ampliación es inapelable.
b) Cuando la ampliación se refiere a hechos verificados y no alegados antes de
recibirse a prueba la causa con tal que jure el que los aduce que sólo entonces han
llegado a su conocimiento. Art. 321 inciso 2 del CPC.

Tramitación de la solicitud de ampliación de la prueba:


Se tramita como incidente, de acuerdo a las reglas generales, en cuaderno
separado, y no suspende el término probatorio. Artículo 82 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil.
A su vez, al responder la otra parte el traslado de la solicitud de ampliación de la
prueba, puede alegar nuevos hechos que reúnan las condiciones del artículo 321 del
Código de Procedimiento Civil, o bien otros hechos tengan alguna relación con los que se
mencionan en la solicitud de ampliación de la prueba. (Artículo 322 del Código de
Procedimiento Civil.)
Situación especial respecto de la prueba testimonial

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La ley permite que las partes puedan presentar una minuta de los puntos sobre los
que ella desea rendir prueba de testigos, (se entiende por tal, a una enumeración de
preguntas concretas y precisas que se dirigen a los testigos por la parte que los presenta, su
objetivo es explayar, detallar los hechos controvertidos fijados por el tribunal, de tal manera,
que estas preguntas no pueden desatenderse enteramente de esos hechos determinados
por el juez sino que deben acomodarse o amoldarse a ellos, de tal manera, que entre
ambos se dé una conveniente uniformidad, de lo contrario la contraparte podría objetar la
pregunta por ser impertinente) y una nómina de los testigos de que se valdrá, con expresión
de sus nombres, apellidos, domicilio, profesión u oficio. Esa minuta de puntos de prueba y la
nómina de los testigos, según el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, tienen su
oportunidad para presentarla a juicio, y ésta oportunidad es distinta según si se ha
interpuesto un recurso de reposición en contra de la resolución que recibe la causa prueba
o no:
 Si no se dedujo recurso de reposición, las partes deben presentar la lista de testigos
y minutas de puntos de prueba dentro de los 5 días siguientes a la última
notificación por cédula de la resolución que recibió la causa a prueba. (Aquí nace
el término probatorio y plazo para presentar esta lista.)
 Si se dedujo un recurso de reposición, las partes deben presentar la lista de testigos y
la minuta de puntos de prueba dentro de los 5 días siguientes a la notificación por el
estado diario de la resolución que se pronuncia sobre la última solicitud de
reposición. (Artículo 320 del Código de Procedimiento Civil.)
Si la lista de testigos no se presenta en alguna de las oportunidades que indica el
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, según corresponda, no se puede rendir
prueba testimonial.
En cambio, si no se presenta la minuta de puntos de prueba en esa fecha, estos
testigos podrán declarar de acuerdo a lo que indique el tribunal en la resolución que recibe
a prueba la causa (la minuta de puntos, no tiene el carácter de obligatoria sino que es
facultativa para las partes.)
De acuerdo con el artículo 323 del Código de Procedimiento Civil, la resolución que
recibe a prueba un incidente también debe determinar los puntos sobre los que debe
recaer y la recepción de ella se hace en conformidad a las reglas establecidas para la
prueba principal.
La única diferencia entre la resolución que recibe la causa a prueba y la que recibe
a prueba el incidente, es que la resolución que se pronuncia en un procedimiento
incidental para recibir el incidente a prueba, se notifica a las partes por el estado diario y
no por cédula como ocurre con la resolución que recibe la causa a prueba.
En todo caso, toda diligencia probatoria que deba practicarse en un juicio, debe
llevarse a cabo, previo decreto del tribunal que conoce de la causa y notificada
legalmente a las partes. (Artículo 321 en concordancia con el artículo 795 Nº 5 del Código
de Procedimiento Civil, que indica cuales son los trámites o diligencias esenciales en la
primera o en la única instancia en los juicios de mayor o menor cuantía y en los juicios
especiales.)
Es un principio procesal básico, que toda la prueba se produce con injerencia y
posible oposición de la parte a la que eventualmente pueda perjudicar (extensión del
principio de la bilateralidad de la audiencia). De ahí que el diligenciamiento de una
prueba consista en un conjunto de actos procesales que es menester cumplir para
trasladar al expediente los distintos elementos de convicción propuestos por las partes.
Tratándose de los tribunales colegiados la práctica de la diligencia probatoria puede
llevarse a cabo ante uno sólo de los miembros comisionado al efecto por el tribunal
(Artículo 325 del Código de Procedimiento Civil.)

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Notificada en forma legal, por cédula, la resolución que recibe la causa a prueba,
nace el llamado término probatorio.

Término probatorio.
El término probatorio, es el plazo fatal, concedido por la ley, en el juicio ordinario para
que las partes pidan toda diligencia probatoria que no han solicitado con anterioridad a su
inicio y rindiendo la prueba que estimen conveniente, debiendo practicarse forzosamente
dentro de él la prueba de testigos.
Este término probatorio, no existe en todos los procedimientos, así por ejemplo: en las
querellas posesorias y en ciertos juicios especiales derivados del contrato de
arrendamiento, porque en estas situaciones, la ley ha previsto que las probanzas se rendirán
en un comparendo que se cita especialmente para estos efectos.
Características del término probatorio:
1. - Es un plazo fatal (Artículo 340 del Código de Procedimiento Civil), término
ordinario de 20 días hábiles.
2. - Es un plazo legal, porque está establecido por la ley, sin perjuicio de lo cual
puede en ciertos casos ser precisado por el juez, como el término especial de
prueba. Artículo 339 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
3. - Es un plazo común, empieza a correr desde la última notificación de la resolución
que recibe la causa a prueba a las partes. Artículo 327 del Código de
Procedimiento Civil.
4. - Es improrrogable, aunque es posible el aumento de este término para rendir
prueba fuera del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio o fuera del territorio
de la República. Aumento conforme a la tabla de emplazamiento del artículo 259
del Código de Procedimiento Civil. (Artículo 329 del Código de Procedimiento
Civil).
5. - Es susceptible de reducirse por acuerdo unánime de las partes. (Artículo 328 del
Código de Procedimiento Civil.)
6. - No se suspende en caso alguno, salvo que todas las partes lo pidan. Artículo 339
inciso 1° parte 1° del Código de Procedimiento Civil. (Caso en que se suspende
éste término, es el artículo 5° del Código de Procedimiento Civil.)
7. - Dentro del término probatorio debe solicitarse toda diligencia probatoria que no
se ha solicitado con anterioridad a su iniciación. Artículo 327 del Código de
Procedimiento Civil.
Cualquier incidente que se formule dentro de este término probatorio debe
sustanciarse en cuaderno separado si se relaciona con la prueba; esto para evitar la
posible suspensión del término probatorio por la vía incidental. Artículo 339 inciso 1° parte 2°
del Código de Procedimiento Civil.
Clasificaciones del término probatorio
Se puede clasificar en ordinario, extraordinario y especial.
1.- Término probatorio ordinario
Es el plazo de 20 días que tienen las partes para pedir y rendir las pruebas del juicio,
particularmente la testifical. Artículos 327 y 328 del Código de Procedimiento Civil.
Este plazo puede reducirse por acuerdo unánime de las partes.
Durante este término se puede rendir prueba en cualquier punto de la República o
fuera de ella. Artículo 334 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Termino probatorio extraordinario
Es aquél que la ley concede para el caso que haya que rendirse prueba en otro
territorio jurisdiccional o fuera del Territorio de la República. Consiste en el aumento del

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término ordinario por un número de días igual al aumento de la tabla de emplazamiento


para contestar la demanda. Artículo 329 del Código de Procedimiento Civil.
Está compuesto por el término ordinario de prueba, más el que indique la tabla de
emplazamiento.
Este término puede ser de dos clases: Artículo 329 del Código de Procedimiento Civil.
- Término extraordinario para rendir prueba fuera del territorio jurisdiccional en que se
sigue el juicio, pero dentro del territorio de la República.
- Término extraordinario para rendir prueba fuera del territorio de la República.
De lo dicho anteriormente, debe concluirse que este término extraordinario de
prueba, se compone del término ordinario más el aumento de días de la tabla de
emplazamiento.
De acuerdo a lo que dispone el artículo 335 del Código de Procedimiento Civil,
vencido el término ordinario sólo puede rendirse prueba en aquellos lugares para los cuales
se haya otorgado el aumento extraordinario del término de prueba.
Este aumento extraordinario empieza a correr una vez que se extingue el término
ordinario de prueba, y dura para cada localidad, solamente el número de días que señala
para la respectiva localidad la tabla de emplazamiento. Artículo 333 del Código de
Procedimiento Civil.
Este término extraordinario debe solicitarse al tribunal antes del vencimiento del
término probatorio ordinario y precisando el lugar en que esa prueba debe rendirse para
establecer el número de días por el cual se concederá el aumento extraordinario de
prueba. Artículo 332 del Código de Procedimiento Civil.
Tramitación de la solicitud de aumento del término probatorio.
¿A qué tramitación se va a someter la solicitud de aumento del término probatorio?
Para determinar esta tramitación hay que distinguir:
1.- Si se trata del aumento del término probatorio para rendir prueba dentro del
territorio de la República.
2.- Si se trata del aumento del término probatorio para rendir prueba fuera del
territorio de la República.
1.- Si se trata de rendir prueba dentro del territorio de la República:
Dentro del territorio de la República pero fuera del territorio jurisdiccional donde se
sigue el juicio, se va a conceder siempre el término probatorio extraordinario que se solicite,
a menos que haya un justo motivo para creer que se pide maliciosamente con el sólo
propósito de demorar el curso del juicio. Artículo 330 del Código de Procedimiento Civil.
Este aumento se va a conceder por el tribunal con citación de la parte contraria.
Artículo 336 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Si se trata de rendir prueba fuera del territorio de la república:
Para que se decrete este aumento extraordinario del término probatorio, se requiere
que concurran las siguientes circunstancias: (3) Artículo 331 del Código de Procedimiento
Civil.
a) Que del tenor de la demanda, de la contestación de la demanda
o de otras piezas del expediente aparezca que los hechos a que se
refieren las diligencias probatorias solicitadas han acaecido en el
país en que deben practicarse dichas diligencias, o que allí existen
los medios probatorios que se pretenda obtener.
b) Que se determine la clase y condición de los instrumentos de
prueba de que el solicitante piensa valerse y el lugar en que se
encuentran.

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c) Que tratándose de prueba de testigos, se exprese el nombre y


residencia y se justifique algún antecedente que haga presumir la
conveniencia de obtener sus declaraciones.
Aun cuando se reúnan estas circunstancias es menester que siempre que se solicite
este aumento extraordinario, el tribunal debe exigir para dar curso a la solicitud, que se
consigne en la cuenta corriente del tribunal, una cantidad de dinero cuyo monto no puede
ser inferior a medio sueldo vital ni superior a dos sueldos vitales. Artículo 338 inciso 1° del
Código de Procedimiento Civil.
Esta consignación se va a aplicar en beneficio del Fisco si resulta establecido en la
causa, alguno de los siguientes motivos:
a) Que no se ha hecho diligencia alguna para rendir la prueba pedida.
b) Que los testigos señalados no tenían conocimiento de los hechos ni se han hallado en
situación de conocerlos.
c) Que los testigos o documentos no han existido en el país en que se ha pedido que se
practiquen las diligencias probatorias.
Esta solicitud de aumento extraordinario para rendir prueba fuera del territorio de la
República, se concede con audiencia de la parte contraria. Artículo 336 del Código de
Procedimiento Civil.
El tribunal para proveer la solicitud de aumento extraordinario del término probatorio
para rendir prueba fuera del territorio de la República, debe conceder previamente
traslado a la contraparte, por lo que se va a producir necesariamente un incidente, una
vez fallado el incidente se resolverá la petición de aumento del término extraordinario de
prueba.
Tramitación de un incidente de aumento extraordinario del término de prueba para rendir
probanza fuera del territorio de la República.
Se ordena traslado a la parte contraria, la cual tiene un plazo de tres días para
exponer lo que al respecto estime conveniente.
Los incidentes a que dé lugar la concesión de este aumento extraordinario del
término probatorio, se tramitan por cuerda separada de la causa principal y por ende no
suspenden el término probatorio, pero no se van a contar en este aumento los días que
transcurran mientras dura este incidente sobre concesión de aumento extraordinario del
término de prueba. Artículo 336 inciso 2° y 3º del Código de Procedimiento Civil.
Aquella parte que habiendo obtenido el aumento extraordinario y no la rinde o rinde
una impertinente se le impondrá como sanción, el pagar, a la parte contraria los gastos en
que ésta haya podido incurrir para concurrir a la diligencia respectiva, sea personalmente o
a través de mandatario. Artículo 337 del Código de Procedimiento Civil.
Esta sanción se le impone en la sentencia definitiva y el tribunal puede absolver de
este pago a la parte que aparece infractora si ella acredita no haberla rendido por motivos
justificados. Artículo 337 del Código de Procedimiento Civil.
Prueba impertinente.
Se entiende pro prueba impertinente, aquella prueba que no versa sobre las
proposiciones y hechos que son objeto de demostración, es un hecho no alegado en la
demanda o en la réplica por el actor o en la contestación o en la duplica por el
demandado.
Prueba pertinente.
En cambio, se entiende por prueba pertinente, aquella que versa sobre las
proposiciones y hechos que son verdaderamente objeto de prueba en el juicio y sobre la
cual ha debido recaer la prueba que se rinde en la causa. En el decir de Eduardo Couture:
“La pertinencia de la prueba se aprecia en la sentencia definitiva, también la impertinente”.

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No hay que confundir la pertinencia o impertinencia de la prueba, con la


admisibilidad o inadmisibilidad de ella. Se habla de prueba admisible o inadmisible para
referirse a la idoneidad o falta de la idoneidad de un medio de prueba determinado para
acreditar un hecho, no se trata por ende del objeto de la prueba, sino de los medios aptos
para producirla, y esta admisibilidad o inadmisibilidad no se posterga para el momento del
pronunciamiento de la sentencia sino que debe resolverse en el momento en que ella se
alega.
3.- Término probatorio especial
Es el nuevo término que ha solicitud de la parte, otorga el tribunal cuando concurren
los requisitos necesarios para ello. Artículo 339 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
Tiene su origen en una resolución del tribunal que lo concede, por ello es un término
judicial y no legal. (No tiene el carácter de fatal, luego para extinguirlo es necesario acusar
rebeldía y que el tribunal lo declare extinguido.)
En general, se concede cada vez que durante el término probatorio sucede algún
hecho o sobrevenga cualquier situación en el proceso que impida real y legítimamente la
recepción de la prueba.
Casos en que procede:
La ley señala ciertos casos:
1.- En caso de existir entorpecimientos dentro del probatorio que impidan recibir la
prueba. Artículo 339 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
2.- Para el caso de acogerse la apelación subsidiaria interpuesta en contra de la
resolución que recibió a prueba la causa, en la medida que se ordena agregar o
modificar los puntos fijados por el tribunal a quo, no hay entonces concesión de
término especial de prueba cuando se eliminan alguno de los puntos de prueba
fijados. Artículo 339 inciso final del Código de Procedimiento Civil.
3.- Para rendir la prueba testifical iniciada en tiempo hábil pero no concluida dentro
de él por sobrevenir entorpecimientos cuya remoción no haya dependido de la parte
interesada. Artículo 340 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
4.- Otros casos especiales establecidos en la ley. Artículo 340 inciso final del Código
de Procedimiento Civil.
Examen particular de cada caso:
1.- Ocurrencia en el probatorio de ciertos entorpecimientos (Artículo 339 inciso 2º del
Código de Procedimiento Civil)
Entorpecimiento: es todo obstáculo subjetivo u objetivo o legal que surge de un modo
imprevisto durante el transcurso normal del término probatorio y que impide la producción
de la prueba. Ejemplo: extravío del expediente, la sustracción del expediente, el incendio
del juzgado, la existencia de un estado de guerra, un terremoto, etc.
En esta situación, la parte reclamando del entorpecimiento, va a poder solicitar al
tribunal que conoce de la causa que le fije un término especial de prueba.
Cuando sucede este entorpecimiento puede otorgarse por el tribunal un nuevo
término especial por el número de días que haya durado el entorpecimiento y para rendir
prueba sólo en el lugar a que dicho entorpecimiento se refiere.
Pero para poder hacer uso de esa facultad es menester que la parte afectada por él
reclame en el momento en que éste se produce o dentro de los 3 días siguientes desde que
se produzca.
2.- Caso en que se acoge la apelación subsidiaria interpuesta contra la resolución que
recibió a prueba la causa. (Artículo 339 inciso 4° del Código de Procedimiento Civil.)
Se presenta esta posibilidad cuando el tribunal de alzada conociendo de la
apelación que se interpuso en forma subsidiaria en contra de la resolución que recibió a

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prueba la causa acoge la apelación y por tal motivo hay necesidad de rendir nueva
prueba.
Esta apelación sólo puede referirse, en la medida en que se agreguen puntos de
prueba o que se modifiquen algunos, pero no cuando se eliminan puntos de prueba.
En esta situación debe concederse un término especial de prueba por el número de
días que fije el tribunal en forma prudencial y que no sobrepase los 8 días.
Para hacer uso de este término especial de prueba no se necesita reclamar de
entorpecimiento alguno, porque en realidad no ha existido esta situación.
La prueba que se haya podido producir en la causa tendrá pleno valor en la medida
que ella no haya sido afectada por la resolución del tribunal superior.
3.- Prueba testimonial que se inicia en tiempo hábil pero que no concluye en él. (Artículo
340 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil.)
La prueba testifical sólo puede producirse dentro de término probatorio; sin embargo,
las diligencias relativas a este tipo de pruebas iniciadas en tiempo hábil pero no concluida
en él por algún impedimento y cuya remoción no haya dependido de la parte interesada,
podrán practicarse dentro de un breve término que el tribunal señalará por una sola vez
para ese objeto.
Pero este derecho a pedir este término especial de prueba debe reclamarse dentro
del término probatorio o dentro de los 3 días siguientes a su vencimiento.
Puede acontecer que lo que impide la recepción de la prueba es la inasistencia del
juez que conoce del litigio, el secretario a petición de cualquiera de las partes va a
certificar ese hecho y con el mérito de este resultado el tribunal señalará nuevo día para la
recepción de la prueba (este precepto no tiene aplicación práctica por la existencia de la
subrogación)
4.- En otros casos establecidos por la ley:
 Artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, que se refiere a las medidas
para mejor resolver.
 Artículo 376 del Código de Procedimiento Civil, se refiere a la prueba de las
tachas que se formulan contra un testigo.
 Artículo 402 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, se refiere a la
revocación de la prueba confesional.
 Artículo 327 del Código de Procedimiento Civil, que se refiere a tres casos:
A. Situación del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.
Incidentes, en que se promueve excepciones perentorias que pueden hacerse
valer en cualquier estado del juicio, hasta antes de citar a las partes para oír
sentencia en primera instancia o hasta antes de la vista de la causa en segunda
instancia, y fundados: a) en la prescripción, b) en la cosa juzgada, c) en una
transacción y d) en el pago efectivo.
B. Situación del artículo 321 del Código de Procedimiento Civil. Dentro del
probatorio ocurre algún hecho substancialmente relacionado con el asunto que
se ventila, o se trata de hechos verificados y no alegados, con tal que el que los
aduce jure que sólo entonces han llegado a su conocimiento.
C. Situación del artículo 322 del Código de Procedimiento Civil. Dándose
traslado de la solicitud de ampliación del término probatorio, la contraparte
alega hechos nuevos que reúnen los requisitos del artículo 321 del Código de
Procedimiento Civil, o que se relacionan con los alegados por el solicitante.
Si en alguno de estos tres casos es menester rendir prueba fuera del lugar en
que se sigue el juicio, el tribunal ampliará el probatorio el número de días que sea
necesario, el que no excederá de quince (15) días (No de treinta (30) días, como
ocurre normalmente en el caso del artículo 90 del Código de Procedimiento Civil), lo

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anterior sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 431 del Código de Procedimiento


Civil.)

LA PRUEBA Y LOS MEDIOS DE PRUEBA EN PARTICULAR.


Las cuestiones que pueden someterse al conocimiento y decisión de un tribunal de
justicia pueden versar sobre puntos de hecho o de derecho. Normalmente la prueba recae
exclusivamente sobre los hechos, el derecho se prueba excepcionalmente cuando se trata
del derecho extranjero o cuando se trata de probar la costumbre, en los casos en que ella
constituye derecho.
El derecho se invoca y se muestra mediante razonamientos jurídicos, así como la
interpretación legal de los hechos verificados en el proceso.
Acepciones de la expresión “prueba”.
Tiene diversas acepciones:
1. - Puede tomarse como los medios o elementos de convicción que señala la ley y así se
habla entonces de la prueba de testigos y la prueba instrumental. En este sentido está
tomado el concepto de prueba en el artículo 1698 inciso 2º del Código Civil.
2. - Puede también tomarse en un sentido de que es el hecho mismo de la producción de
tales elementos probatorios. Por ejemplo, cuando se expresa que la prueba incumbe al
actor y así lo señala el artículo 1710 del Código Civil.
3. - Puede también tomarse en un sentido de valoración de esos elementos probatorios en
la convicción que ellos producen en el juez, y así se habla de plena prueba, de prueba
incompleta; por ejemplo: Artículos1700 y 1713 del Código Civil.

Concepto de prueba.
Prueba, es el establecimiento por los medios legales de la verdad de un hecho que
sirve de fundamento a un derecho que se reclama.

Finalidad de la prueba.
El objeto de ella consiste en procurar la convicción del juez sobre los hechos que se
han afirmado, sobre la verdad de ellos, lo que se logra a través de ciertos actos que se
traducen en la aportación de prueba.-
Estos medios de prueba se encuentran predeterminados por el legislador.-
El Código de Procedimiento Civil, en el artículo 341 señala, que los medios de prueba
de que puede hacerse uso en juicio son los siguientes:
- Instrumentos.
- testigos.
- Confesión de parte.
- Inspección personal del tribunal.
- Informe de peritos.
- Presunciones.
El Código de Procedimiento Civil no sólo enumera en forma taxativa los medios de
prueba de que pueden hacer uso las partes, sino que también señala la forma de hacerlos
valer en juicio, el valor probatorio que se le asigna a cada uno, el orden de precedencia en
que deben preferirse unos a otros cuando concurren varios para acreditar un hecho.
En el derecho comparado, no en todas las legislaciones se sigue un criterio similar,
hay algunas que le dejan al juez una amplia libertad en la apreciación de los medios de
prueba, así como también se deja a las partes en libertad para hacer valer estas probanzas
en la forma que lo estimen conveniente.

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En todo caso, la apreciación de la prueba, cualquiera sea la forma legislativa que se


le revista, es la actividad intelectual que se lleva a cabo por parte del juez para medir la
fuerza probatoria de los medios de convicción que se han hecho valer en el juicio.
En el criterio de nuestra legislación, el juez para dar por establecido un hecho en el
juicio, sólo puede valerse de estos medios de prueba que contempla el artículo 341 del
Código de Procedimiento Civil, por eso es que el conocimiento privado que tenga ese juez
de los hechos o que se le acrediten esos hechos, de otra forma que la legal, no pueden dar
por acreditado el hecho en la causa. (debe estarse al mérito del proceso ya que el mismo
debe resolver la contienda sometida a su decisión conforme a la prueba rendida en la
causa).
El conjunto de las disposiciones contenidas tanto en el Código Civil como en el
Código de Procedimiento Civil y, que establecen la manera como deben hacerse valer en
juicio los medios de prueba, su valor probatorio y la preferencia que debe dársele a cada
uno de ellos, cuando existen varios en un mismo juicio, es lo que se llama leyes reguladoras
de la prueba.
¿A quién le incumbe probar los hechos substanciales y pertinentes que son
controvertidos?84
Hemos visto que si bien la prueba no constituye una obligación porque nadie puede
ser obligado a probar, no es menos cierto, que el litigante que quiere obtener en el juicio
debe probar los hechos que alega. De allí que se diga que la prueba impone al litigante
que deba rendirla, una carga procesal, que es lo que se conoce como onus probandi.
El Código de Procedimiento Civil no contiene disposición alguna de carácter general
sobre esta materia, es el artículo 1698 inciso 1º del Código Civil, el que establece que
incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta.
De allí fluye que la necesidad de probar está impuesta por la ley al que alega un
hecho contrario al estado normal de las cosas o al que alega un hecho que modifica una
situación adquirida; por lo tanto, será generalmente el actor a quien corresponda acreditar
los hechos que alega, ya que es él el que pretende que el demandado está obligado para
con él, o bien, que existe una situación jurídica determinada en su favor.
Por otra parte, si al probar el actor la existencia de una obligación, el demandado
expresa que ella se ha extinguido, por alguno de los medios legales, le corresponde al
demandado probar ese modo de extinción.
Excepciones a las reglas acerca del peso de la prueba.
La regla afirmada precedentemente, admite ciertas excepciones:
1.- El caso de las presunciones legales, la parte favorecida con una presunción
queda liberada del peso de la prueba, lo que no impide que la contraria pueda
destruir los fundamentos de la presunción y probar contra el mérito de la presunción.
2.- Pacto de las partes, a través de éste pacto, las partes pueden convenir en alterar
el onus probando o peso de la prueba; así lo han resuelto nuestros tribunales.
Clasificaciones de la prueba que puede rendirse en juicio.
La prueba en términos generales es susceptible de clasificarse, conforme a variados
criterios, según sea el punto de vista del cual se le considere:
1.- Según la oportunidad en que se produce, se distingue entre:
a) Prueba preconstituida: establecida por las partes con anterioridad a la litis.
b) Prueba simple: que es la que se produce durante la secuela del juicio.
2.- Según la fuerza de la convicción, se distingue entre:
a) Plena prueba: que es la que por sí sola basta para establecer la existencia
de un hecho.

84 Iniciativa Probatoria del Juez en el Proceso Civil. Claudio Meneses Pacheco. Editorial Jurídica Conosur Limitada. Santiago de Chile.

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b) Prueba semiplena: es la que por sí sola no basta para dar por establecido un
hecho.
3.- Según si se prueban los hechos del juicio u otros hechos que permiten deducir lso
que dieron origen al pleito, se distingue:
a) Prueba directa: es aquélla por la cual se prueban los mismos hechos del
pleito.
b) Prueba indirecta: cuando se prueban otros hechos de los cuales se deducen
los que dieron origen al pleito.

DEL ESTUDIO DE LOS MEDIOS DE PRUEBA EN PARTICULAR


1.- PRUEBA INSTRUMENTAL (documental). Artículos 342 y 355 del Código de Procedimiento
Civil.
Es el medio por el cual se tiende a la demostración fehaciente de un hecho que ya
expiró en el tiempo, y al que la ley le otorga determinados efectos de credibilidad por estar
representados en un documento idóneo.
Conviene tener en cuenta que el acto nace con anterioridad al documento, pero
sobrevive gracias a él, y representado el acto en el documento opera su transustanciación
y de allí en adelante no va a existir otra voluntad que la representada en el instrumento.
Instrumento: es todo escrito por el cual se consigna un hecho, y en general tienen este
carácter todos los escritos, los documentos que sirven para acreditar los hechos en el juicio.
Clasificaciones de los documentos
Los documentos son susceptibles de diversas clasificaciones:
1.- Según su autenticidad, se clasifican en:
- Instrumentos públicos.
- Instrumentos privados.
2.- Según su función, se dividen en:
- Instrumentos por vía de prueba: son aquéllos que acreditan un hecho.
- Instrumentos por vía de solemnidad: son aquéllos que observan una solemnidad o
formalidad legal que da eficiencia al acto y que sirve también para acreditarlo.
Instrumentos públicos
Tratándose de los instrumentos públicos, el Código Civil, en el artículo 1699 expresa
que "instrumento público o auténtico, es el autorizado con las solemnidades legales por el
competente funcionario".
Elementos
Luego para estar en presencia de un instrumento público, es necesario que se
cumpla con los siguientes requisitos:
1.- Que sea autorizado por un funcionario público.
2.- Que ese funcionario público actúe dentro de la órbita de sus facultades.
3.- Que dicho funcionario actúe dentro de su territorio jurisdiccional.
4.- Además el artículo 1699 del Código Civil, exige que ese instrumento sea otorgado con
las solemnidades legales, éstas varían de un tipo de instrumento a otro y dependerá de la
naturaleza de éste.

Clasificación de los instrumentos públicos


Estos instrumentos públicos podemos clasificarlos en:
A) Instrumentos públicos propiamente tal: Son aquellos a que se refiere el artículo 1699
del Código Civil.
B) Escrituras públicas: La definición legal de escritura pública, se encuentra en el
artículo 403 del Código Orgánico de Tribunales, que señala que escritura pública:

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"es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades que fija esta
ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro público”.
Además de éstos instrumentos públicos, hay ciertos documentos que se consideran
como instrumentos públicos en juicio, estos están señalados en el artículo 342 del Código
de Procedimiento Civil, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las
disposiciones legales que les dan este carácter:
1.- Los documentos originales. Artículo 342 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil:
Estos son aquéllos en que consta el acto mismo o aquéllos en que se ha suscrito el
acto mismo, y estos documentos originales pueden tener o no matriz. Por ejemplo: la
escritura pública, tiene matriz; un Decreto Supremo no tiene matriz.
Estos documentos que tienen matriz se les llama informativos y los que carecen de
ella se llaman dispositivos.
2.- Las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriban para que hagan fe respecto
de toda persona, o a lo menos, respecto de aquella contra quien se hacen valer, se les
llama testimonios o traslados. Artículo 342 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil
Este número se está refiriendo a las copias que se han obtenido de los originales y
para que éstas tengan valor deben cumplir con los requisitos que la propia ley indica para
este fin.
3.- Las copias que, obtenidas sin estos requisitos, no sean objetadas como inexactas por la
parte contraria dentro de los tres días siguientes a aquél en que se le dio conocimiento de
ellas: Artículo 342 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil.
Se refiere a las llamadas copias simples que son aquéllas que se han otorgado sin
haberse cumplido en su dación los requisitos señalados por la ley, pero para que estas
copias puedan ser consideradas como instrumentos públicos en juicio, es menester que la
parte contraria no las objeten dentro de tercer día contados desde que se le dio
conocimiento de ello. (Notificación por el estado diario).
4.- Las copias que, objetadas en el caso del número anterior, sean cotejadas y halladas
conformes con sus originales o con otras copias que hagan fe respecto a la parte contraria:
Artículo 342 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil.
Este número se refiere al caso en que la parte haciendo uso de este Derecho de
objetar las copias dadas sin haber cumplido los requisitos legales, pero que cotejadas y que
se encuentren conformes con sus originales o con otras copias que hacen fe respecto de la
parte contraria tienen el carácter de instrumento público en juicio.
Cobra importancia en esta materia la institución del cotejo, que es la diligencia que
consiste en comparar un documento con otro, o bien, una letra, una firma con otra. Este
cotejo puede ser tanto de instrumento o de letra.
a) Cotejo de instrumento
Procederá siempre que se trate de documentos públicos o auténticos que tengan
una matriz.
b) Cotejo de letras:
Procederá siempre que se niegue la autenticidad de un instrumento privado o de
uno público que carezca de matriz.
El cotejo de instrumento se lleva a cabo por el funcionario que haya autorizado la
copia presentada en juicio o bien por el secretario del tribunal o por otro ministro de fe que
designe el tribunal. En tanto que el cotejo de letra se lleva a cabo por peritos.
5.- Los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio, autorizados por su
secretario u otro funcionario competente y sacados de los originales o de copias que
reúnan las condiciones indicadas en el número anterior.
Este testimonio que el tribunal puede mandar agregar durante el juicio se ordena con
citación de las partes y puede constituir una medida para mejor resolver.

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Iniciativa para la producción de la prueba instrumental: (¿Quién produce la prueba


instrumental?)
La regla general es que se produce ha iniciativa de las partes excepcionalmente las
puede decretar de oficio el juez como medida para mejor resolver agregar un documento
(Artículo 159 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil )
Forma como se hace valer en juicio la prueba instrumental.
La parte que desea acompañar el instrumento respectivo lo puede hacer de dos
formas:
 Presentando ella misma al juez los documentos que están en su poder
 Pedir que la parte contraria o un tercero exhiba aquellos documentos que obran en
su poder. Artículo 349 del Código de Procedimiento Civil.
1. Aquellos documentos que la parte tiene en su poder y que los desea presentar en el
juicio ya sea que estos documentos sean públicos o privados debe acompañarlos con
citación o bajo el apercibimiento legal que corresponda. Artículo 795 Nº 5 del Código de
Procedimiento Civil.
Lo dicho supone que si se acompañan documentos públicos la parte contra quien
se hacen valer tiene el plazo fatal de 3 días para objetar y que si es instrumento privado
se deben acompañar bajo el apercibimiento legal que corresponda, y ese
apercibimiento legal contempla un plazo de seis días para objetar. (Artículo 795 Nº 3 del
Código de Procedimiento Civil)
Si se trata de documentos que se acompañan con la demanda, el plazo para
objetarlos sean públicos o privados es el término de emplazamiento.
2. Si se trata de documentos que están en manos de un tercero o en poder de la parte
contraria puede pedirse la exhibición de tales documentos.
La exhibición consiste en mostrar el documento para que se lo examine sin necesidad
de dejarlo agregado a los autos.
Para que opere esta exhibición se precisa que el documento cuya exhibición se
solicita tenga una relación directa con la cuestión debatida. Se requiere además que
estos documentos no revistan el carácter de secreto o confidencial. Artículo 349 inciso
final del Código de Procedimiento Civil.
Los gastos en que pueda incurrir con ocasión de esta exhibición instrumental son de
cargo de aquél que pide la diligencia.
Si se rehúsa la exhibición ordenada por el tribunal a fin de establecer la sanción que
acarrea esa negativa hay que precisar quien la rehúsa: si la parte misma o un tercero.
 Si se trata de la parte misma, tiene dos sanciones: Art. 274 del Código de
Procedimiento Civil.
1. - Apremio de multas que no excedan de dos sueldos vitales o arrestos hasta
por dos meses determinado prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de
repeler la orden y el apercibimiento. (Artículo 274 y 349 inciso 3° del Código
de Procedimiento Civil)
2. - Pierde el derecho de hacer valer esos mismos documentos en apoyo de su
defensa, a menos que el solicitante los haga valer también en apoyo de su
defensa, o cuando se justifica o aparece de manifiesto la imposibilidad de
haberlo presentado con antelación o cuando se refiere a hechos distintos a
los que motivaron la solicitud de exhibición. (Artículo 349 en relación con el
artículo 277 del Código de Procedimiento Civil)
 Si se trata de un tercero que se rehúsa se le podrá apremiar con multas o
arrestos. (Artículo 276 y 274 del Código de Procedimiento Civil)
Oportunidad en que se puede presentar la prueba instrumental. (¿Cuál es la oportunidad
para producir la prueba instrumental?)

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Puede producirse en cualquier estado del juicio hasta el vencimiento del término
probatorio en primera instancia y hasta la vista de la causa en segunda instancia. Artículo
348 del Código de Procedimiento Civil (o sea que no es verdad que pueden acompañarse
en cualquier estado del juicio, sino que dentro de los límites que señala el artículo 348 del
Código de Procedimiento Civil )
Cuando se acompañan en segunda instancia no se suspende la vista de la causa,
pero el tribunal no puede fallar la causa sino vencido el plazo de citación cuando haya
lugar a ella o el apercibimiento legal en su caso. (Artículo 348 inciso final del Código de
Procedimiento Civil)
Todo lo anterior en la medida en que los documentos hayan sido otorgados en Chile.
Documentos otorgados en el extranjero:
Puede suceder que estos instrumentos se hayan otorgado en el extranjero, si así fuere
deben presentarse debidamente legalizados, es decir, deben someterse a ciertos
procedimientos para demostrar su autenticidad.
Estos procedimientos se efectúan conforme al artículo 345 del Código de
Procedimiento Civil. (¿A qué tipo de instrumentos se refiere éste artículo? A los instrumentos
públicos)
Es posible que estos instrumentos otorgados en país extranjero vengan en un idioma
diferente al español, en consecuencia estos documentos pueden acompañarse al juicio de
dos formas: (Artículo 347 del Código de Procedimiento Civil.)
1. - Ya traducidos al castellano, y esta traducción tiene valor a menos que la parte
contraria exija que ellos sean revisados por un perito y esa exigencia debe hacerla
valer en un plazo de seis días.
2. - Que se presenten a juicio en su idioma original, en cuyo caso, el tribunal designa
un perito para que proceda a su traducción siendo los costos de cargo de quién
presente dicho documento.

Valor probatorio de un instrumento publico


Hay que distinguir el valor probatorio respecto de los otorgantes o respecto de
terceros:
1.- Respectos de los otorgantes. Artículo 1700 del Código Civil.
Hace plena prueba en cuanto a su fecha, al hecho de haberse otorgado, en cuanto
al hecho de haber efectuado las partes las declaraciones que allí se consignan, y en
cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados.
2.- Respecto de terceros. Artículo 1700 del Código Civil.
El valor probatorio es que hace plena prueba en cuanto al hecho de haberse
otorgado y a su fecha, y en cuanto al hecho que las partes hicieran las declaraciones que
en él se contienen (pero no en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan
hecho los interesados)

Impugnación de los instrumentos públicos.


Pese a este valor probatorio casi absoluto que la ley le confiere a estos instrumentos
públicos estos pueden impugnarse por:
 Falta de autenticidad
 Nulidad
 Falsedad de las declaraciones hechas en el documento

1.- Por falta de autenticidad:


La autenticidad es el efecto típico de la actividad realizada por el sujeto competente
con arreglo a las formalidades establecidas por el derecho.

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Un instrumento público adolece de falta de autenticidad cuando no ha sido suscrito


por la(s) persona(s) que aparece haciéndolo, o cuando no ha sido otorgado por el
funcionario que aparece otorgándolo.
Para demostrar la falta de autenticidad se permite el empleo de cualquier medio
probatorio, porque lo que se trata de probar es un hecho; incluso es factible utilizar la
prueba testifical (ya que en todo caso no opera la limitación del artículo 1709 del Código
Civil.)
Esta impugnación por falta de autenticidad puede ser utilizada tanto por las partes
como por los terceros.
Mención aparte merece la impugnación de falta de autenticidad una escritura
pública, a la que se refiere el artículo 429 del Código de Procedimiento Civil.
Para que pueda invalidarse con prueba de testigos una escritura pública es menester:
 La concurrencia de 5 testigos que reúnan las condiciones del artículo 384 Nº 2 del
Código de Procedimiento Civil.
 Los testigos deben acreditar que la parte que se dice haber asistido personalmente
al otorgamiento de la escritura, o el escribano, o alguno de los testigos
instrumentales, ha fallecido con anterioridad, o ha permanecido fuera del lugar en el
día del otorgamiento y en los 70 días subsiguientes.
Esta prueba testifical queda sujeta a la calificación del tribunal y éste la va a preciar
según las reglas de la sana crítica.
Esta disposición del artículo 429 del Código de Procedimiento Civil, tiene vigencia
cuando se trata de impugnar la autenticidad de la escritura misma y no de las
declaraciones consignadas en una escritura pública auténtica.
Sin embargo, esta opinión no es totalmente aceptada, hay quienes piensan que a
pesar de la redacción de esta disposición sería factible impugnar las declaraciones hechas
por las partes en ellas y esta impugnación se haría mediante otra plena prueba.

2.- Por nulidad:


Se impugna por nulidad cuando se acredita que el instrumento público no ha
cumplido con las formalidades y requisitos exigidos por la ley para su validez según su
naturaleza, o bien, cuando se sostiene que el funcionario otorgante era incompetente para
actuar en el territorio jurisdiccional en que autorizó el acto.
De allí que un instrumento es nulo cuando falte:
 La autorización de un funcionario competente
 El cumplimiento de las solemnidades legales
Ejemplo: sería nula la escritura pública que no cumpla con los requisitos de los
artículos 412 y 426 del Código Orgánico de Tribunales. (Pero un instrumento otorgado por
un funcionario mal nombrado no sería nulo, sino que podría quedar comprendido en el
concepto de error común.) (Mientras no se declare la nulidad por decreto judicial, el
instrumento público produce sus efectos.)

3.- Por falsedad de las declaraciones consignadas en el instrumento:


Se ha dicho que es posible impugnarse por falsedad de las declaraciones contenidas
en el instrumento público sosteniéndose que el artículo 429 inciso final del Código Orgánico
de Tribunales, lo único que hace es restringir la prueba que pueda utilizar para tal fin,
dejando fuera de ella la prueba testifical.
Esta impugnación puede ser formulada tanto por las partes otorgantes mediante otra
plena prueba como también pueden impugnarla los terceros, toda vez que las
declaraciones que se contienen en este instrumento público respecto de ellos hace plena

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fe y para demostrar estas falsedades estos terceros pueden utilizar cualquier medio de
prueba.

Forma de hacer valer una impugnación


Acerca de la vía que se puede utilizar para hacer valer esta impugnación:
A) Por vía principal: Se traduce en que la parte inicia un juicio ordinario, sea civil o criminal
para atacar la validez del instrumento.
B) Por vía incidental: Se da cuando la parte impugna dentro del término de citación o
dentro del apercibimiento legal que corresponda al respectivo instrumento.

Instrumento privado:
Instrumento privado es todo escrito en el cual se consigna un hecho y que no tiene
las formalidades de un instrumento público.
Valor Probatorio:
Nuestra legislación no le reconoce valor probatorio al instrumento privado, mientras
no haya sido reconocido por la parte contra quien se hace valer o mandado tener por
reconocido.
Cuando este instrumento privado es reconocido por la parte contra quien se opone o
mandado a tener por reconocido, tiene el valor de escritura pública respecto de los que
aparecen o se reputan haberlo suscrito y de las personas a quienes se han transferido las
obligaciones y derechos de éstos. Artículo 1702 del Código Civil.
La jurisprudencia ha dicho que los instrumentos privados que emanan de terceros no
carecen de mérito probatorio como comúnmente se afirma, sobre la base de los artículos
1702 y 1706 del Código Civil y artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
Estas reglas han de quedar limitadas a privar a tales instrumentos de efecto
obligatorio, ya que no es posible derivar un poder de cumplimiento a un instrumento no
suscrito por el obligado; pero cuando se trata de acreditar un hecho, la existencia de un
hecho, es claro que de instrumentos emanados de terceros pueden derivarse
consecuencias probatorias. Por tanto:
 No tiene valor probatorio, no es fuente de obligaciones porque no aparece suscrito
por la persona que se dice obligado
 Si tiene valor para acreditar un hecho.
La ley reglamenta en que casos estos instrumentos se reputan auténticos y en que
casos tienen fecha cierta.
Conforme a lo dispuesto en el artículo 1702 del Código Civil: va a ser auténtico
cuando ha sido reconocido o mandado a tener por reconocido.
Y va a tener fecha cierta en las situaciones señalada en los artículos 1703 del Código
Civil y 419 del Código Orgánico de Tribunales. Según este último artículo, respecto de
terceros adquiere fecha cierta desde su anotación en el repertorio.
La otra posibilidad en que adquiere valor probatorio este instrumento privado es que
sea reconocido: para analizar los efectos del reconocimiento de este instrumento hay que
distinguir si de trata de instrumentos emanados de las partes o por terceros.

1.- Si se trata de instrumento privado que emana de las partes.


Hay 3 maneras de conseguir esto, son: Artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
- Reconocimiento expreso. Artículo 346 Nº 1 y 2 del Código de Procedimiento Civil.
En primer lugar cuando así lo ha declarado en el juicio la persona a cuyo nombre
aparece otorgado el instrumento o la parte contra quien se hace valer.
En segundo lugar: cuando igual declaración se ha hecho en un instrumento público o
en otro juicio diverso.

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- Reconocimiento tácito.
Para que proceda es menester que el instrumento se ponga en conocimiento de la
parte contraria y que no se alegue su falsedad o falta de integridad dentro de los seis (6)
días siguientes a su presentación. Debiendo el tribunal, para este efecto, apercibir a
aquella parte (contra quien se hace valer) con el reconocimiento tácito de ese instrumento
si nada se expone dentro de dicho plazo. Artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento
Civil.
Para que proceda este reconocimiento se ha resuelto por los tribunales que es
necesario que haya precedido el apercibimiento que aquí se indica respecto de la parte
contraria quien se hace valer. Si no hay apercibimiento no procede.-
- Reconocimiento judicial. Artículo 346 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil.
Cuando se declare la autenticidad del instrumento por resolución judicial.
Se produce cuando la parte contra quien se hace valer el documento privado alega
dentro del plazo (seis días) la falsedad de tal acto o falta de integridad.-
Frente a esta excepción se genera un incidente que se tramitará conforme a las
reglas generales.-
Terminado este incidente y según los antecedentes que se hayan producido en esta
situación, el tribunal puede dar por reconocido este instrumento o estimar que no se le
reconoce para estos efectos.-
En este incidente que se genera a raíz de la objeción documentaria, son admisibles
como medios de prueba según el artículo 355 del Código de Procedimiento Civil: el cotejo
de letras y aquellas que las leyes autoricen para la prueba de fraude.
2-. Instrumentos privados emanados de terceros.
Nuestra jurisprudencia ha señalado que el reconocimiento de instrumentos privados
cualquiera que sea la forma del reconocimiento solamente puede afectar a la parte del
cual emana.
Si ese instrumento emana de un tercero ajeno al juicio, por mucho que haya
transcurrido el plazo de seis días y se le haya apercibido a la parte para que manifieste su
parecer, no puede sostenerse que este instrumento adquiere valor probatorio.-

2.- PRUEBA TESTIMONIAL. Artículos 356 – 381 del Código de Procedimiento Civil.
La prueba testimonial es un medio de prueba que consiste en la declaración que
bajo juramento y en las condiciones que señala la ley hacen o formulan en el juicio las
personas que tienen conocimiento de los hechos controvertidos en el pleito.
Quienes son testigos
Testigo es la persona física con capacidad suficiente, ajena a la relación procesal,
llamada a prestar declaración ante el órgano jurisdiccional respecto de hechos que en
forma circunstancial han caído en dominio de sus sentidos, o que en razón de su actividad,
profesión u oficio deduce de su percepción.
Son personas extrañas al pleito que exponen sobre hechos controvertidos.
Este testimonio es un acto procesal por el cual una persona informa a un juez sobre lo
que sabe de ciertos hechos.
Reglas aplicables a la prueba testifical.
En el Código Civil. Artículos 1708, 1709, 1711 del Código Civil; que indican cuando procede
esta prueba testimonial.
El Código de Procedimiento Civil, señala las condiciones que deben reunir las
personas que van a concurrir a deponer, así como la forma o manera en que deben
prestar su declaración.
Clasificaciones.
1.- Considerando la forma como conocen los hechos, pueden ser:

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A) Testigos presenciales o de vista: son aquéllos que relatan los hechos percibidos por
sus propios sentidos.
B) Testigos de oídas o de auditum: son aquéllos que narran hechos conocidos por el
dicho de otras personas.
C)Testigos instrumentales: aquéllos que han concurrido al otorgamiento de un
instrumento público o privado.
La importancia de esta clasificación, radica en el valor probatorio que se asigna a
cada uno de ellos.
2.- Según las circunstancias del hecho pueden ser:
A) Testigos singulares: son los que coinciden en el hecho fundamental sobre el cual
deponen difiriendo en las circunstancias accesorias del hecho.
Esta discordancia que se puede producir en un testigo singular puede ser:
a) - Adversativa u optativa: si lo que se afirma por un testigo es incompatible o
está en contradicción con el dicho de otro.
b) - Diversificativa: cuando cada testigo declara sobre hechos distintos sin que
estos se complementen y sin que haya contradicción.
c) - Acumulativa o adminiculativa: cuando los testigos deponen sobre hechos
que aunque diversos se complementan con relación al punto controvertido.-
B) Testigos contestes: son aquéllos cuyas declaraciones coinciden plenamente en su
objeto y en los antecedentes que los rodean o acceden a él. Están de acuerdo en el
hecho y en las circunstancias accidentales.
Estos testigos deben reunir ciertas condiciones toda vez que el legislador no mira con
buenos ojos este medio probatorio. De ahí que el Código Civil, en su mensaje le dedique un
párrafo señalando: "Conocida es en las poblaciones inferiores la existencia de una clase
infame de hombres que se labran un medio de subsistencia en la prostitución del
juramento". ( Se refiere a la prueba de las obligaciones ).
Toda su producción y las personas que pueden llegar a declarar como testigos en
juicio, es decir, la calidad ha sido minuciosamente reglamentada.
Oportunidad para rendir esta prueba.
Esta prueba puede ser producida en primera instancia y únicamente dentro del
término probatorio. Pero también puede producirse en forma excepcional en segunda
instancia. Artículo 207 del Código de Procedimiento Civil. El tribunal podrá pedir como
medida para mejor resolver la recepción de prueba testimonial sobre hechos que no
figuran en la prueba rendida en autos, siempre que la prueba testimonial no se haya
podido rendir en primera instancia y que tales hechos sean considerados por el tribunal
como estrictamente necesarios para la acertada resolución del juicio.
En lo que respecta a la iniciativa de la producción de esta prueba generalmente ella
se produce a iniciativa de las partes.
Las partes que quisiera valerse de la prueba de testigos debe hacerlo dentro de los 5
días siguientes, contados desde la última notificación que recibe la causa a prueba.-
Se presenta la lista de testigos y puede presentar las minutas de puntos de prueba.-
También puede producirse esta prueba oficiosamente por el tribunal como una
medida para mejor resolver. Artículos 159 y 207 del Código de Procedimiento Civil.
Capacidad para ser testigo.
Para testificar en juicio es capaz toda persona que la ley no declare inhabilitada.
La regla general es la habilidad para declarar en juicio y la excepción la inhabilidad
entendiendo por tal el impedimento que obsta total o parcialmente para que una persona
declare como testigo.
Estas inhabilidades pueden ser absolutas o relativas:
1.- Inhabilidades absolutas:

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Pueden ser en razón de faltar la capacidad física o intelectual para captar el hecho
controvertido y quedan comprendidas aquí las causales indicadas en los Nº 1 al 5 del
Artículo 357 del Código de Procedimiento Civil.
- La edad, puesto que no pueden ser testigos los menores de catorce (14) años.-
- Interdicción por causa de demencia.-
- Los privados de razón o ebrios al tiempo de declarar.-
- Los que carezcan del sentido necesario para percibir los hechos declarados al tiempo de
verificarse éstos.-
- Los sordomudos que no puedan darse a entender por escrito.-
También estas inhabilidades absolutas pueden fundarse en razón de carencia de
probidad, señalados en los Nº 6 al 9 del artículo 357 del Código de Procedimiento Civil.
- Nº 6 los que en el mismo juicio hayan sido cohechados, o hayan intentado cohechar a
otros, aun cuando no se les haya procesado criminalmente.
- Nº 7 los vagos sin ocupación u oficio conocido.
De acuerdo a lo dispuesto en el hoy derogado artículo 305 del Código Penal 85 , se
entendía por vagos, a los que no tenían hogar fijo, ni medios de subsistencia, ni ejercían
habitualmente alguna profesión, oficio ni ocupación lícita, teniendo aptitudes para el
trabajo.
- Nº 8 los que en concepto del tribunal sean indignos de fe por haber sido condenados por
delito.
- Nº 9 los que hagan profesión de testificar en juicio.
2.- Inhabilidades relativas:
En cuanto a la inhabilidad relativa consignadas en el artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil, ellas obedecen a la razón de faltar la imparcialidad necesaria, esta
falta de imparcialidad puede deberse a los siguientes motivos:
a) Al parentesco. Nº 1 y 2 del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
b) A la amistad. Nº 7 del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
c) A un vínculo de dependencia. Nº 4 y 5 del artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil.
d) A la existencia de tutela o curatela. Nº 3 del artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil.
e) A la existencia de un interés directo o indirecto en el juicio. Nº 6 del artículo 358 del
Código de Procedimiento Civil.
Obligaciones de los testigos:
Esta persona llamada a ser testigo en un pleito tiene ciertas obligaciones que pueden
reducirse básicamente a tres:
1.- Obligación de comparecer a toda audiencia que el tribunal señale para rendir la
prueba de testigos.
2.- Obligación de declarar, excepto los casos en que la ley exime al testigo de esta
obligación.
3.- Obligación de prestar juramento.
1.- Obligación de comparecer:
Toda persona, cualquiera que sea su estado o profesión esta obligada a concurrir a
la audiencia que el tribunal señale para los fines de recibir su declaración.
Sin embargo, cuando se exige la comparecencia de un testigo a sabiendas que su
testimonio es inútil, el tribunal puede imponer a la parte que solicitó esto, una multa que

85El artículo 305 del Código Penal, fue derogado por la Ley N° 19.567, publicada en el Diario Oficial de fecha 01 de Julio de 1998, artículo 2° letra d) que derogó las normas referidas a
los delitos de vagancia y mendicidad, despenalizando dicha conducta.

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varía de un décimo (1/10) a medio (1/2) sueldo vital. Artículo 359 del Código de
Procedimiento Civil.
Esta obligación no opera respecto de aquellas personas que señala el artículo 361 del
Código de Procedimiento Civil.
Así no están obligados a concurrir:
Nº 1: el Presidente de la República, los ministros de estado, senadores, diputados,
subsecretarios, intendentes, gobernadores, etc.
Nº 2: las personas que gozan en el país de inmunidades diplomáticas.
Nº 3: los religiosos, incluso los novicios.
Nº 4: las mujeres, siempre que por su estado o posición no puedan concurrir sin grave
molestia.
Nº 5: los que por enfermedad u otro impedimento, calificado por el tribunal, se hallen
en la imposibilidad de hacerlo.
Hay otras personas que se eximen de esta obligación, entre ellas:
- Director general de aguas. Artículo 302 del Código de Aguas.
- Abogado jefe del departamento de cobranzas judiciales.
- Abogados provinciales.
- También se comprende a los rectores de universidades.
Nótese que estas personas solamente no están obligadas a concurrir a la audiencia,
por el contrario tienen la obligación de declarar.
Cómo declaran las personas del Artículo 361 del Código de Procedimiento Civil.
Las personas señaladas en los Nº 1 y 2 van a declarar por medio de informes; y las
demás personas de allí señaladas van a prestar su declaración en su domicilio. Artículo 362
del Código de Procedimiento Civil.
2.- Obligación de declarar:
Toda persona, cualquiera sea su profesión está obligada a declarar. Artículo 359
inciso 1° del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, no están obligados a declarar
aquellas personas que indica el artículo 360 del Código de Procedimiento Civil. Pero sí están
obligadas a concurrir a la citación que les hace el tribunal.
El Artículo 360 del Código de Procedimiento Civil no es taxativo sino meramente
enunciativo, las razones son:
1.- Secreto profesional
2.- Relaciones de parentesco.
3.- Honor de las personas y responsabilidad penal.
Se reconoce el secreto profesional sólo en la medida que los hechos se hayan
comunicado confidencialmente con ocasión de su estado, profesión u oficio, como ocurre
por ejemplo, con el abogado, el médico, sacerdote respecto del secreto de confesión, el
contador, etc.
Estas personas no están obligadas a declarar pero sí a concurrir a la citación que se
les formulara, salvo las personas señaladas en el Nº 2.
3.- Obligación de prestar juramento
Artículo 363 del Código de Procedimiento Civil. Según esta norma legal, antes de
examinarse al testigo éste debe prestar juramento al tenor de la fórmula que señala esa
disposición. Si no presta juramento su declaración no tiene valor.
Estos testigos y siempre que lo solicite alguna de las partes el tribunal mandará que se
les cite en la forma establecida en el Artículo 56 del Código de Procedimiento Civil, vale
decir por cédula o personalmente y en esta citación se indicará el juicio en que debe
prestar declaración, el día y la hora en que deberá comparecer. Esta citación se hace a
través de un receptor judicial.

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Si el testigo legalmente citado no comparece a la audiencia respectiva o


compareciendo se niega a declarar, puede ser objeto de sanción. Artículo 380 inciso 2º y 3º
del Código de Procedimiento Civil.
Estas sanciones pueden ser apercibimientos, toda vez que legalmente citado no
comparece puede ser compelido a través de la fuerza pública a presentarse ante el
tribunal, a menos que justifique la imposibilidad de asistir. Pero si comparece y se niega a
declarar sin justa causa se puede arrestar hasta que preste declaración.
Puede también afectarle una responsabilidad penal que le señala el artículo 494 Nº
12 del Código de Procedimiento Civil, al testigo rebelde que es una pena de prisión en su
grado medio a máximo o multa.
Si el testigo para concurrir el tribunal incurre en gastos tiene derecho a reclamar de
aquella persona que lo ha presentado como tal el pago de los gastos que tuvo que hacer
por esa diligencia. Debe cobrarlo dentro de los 20 días que prestó la declaración si no hay
acuerdo en su monto lo fijará el tribunal sin forma de juicio, es decir, de plano y sin ulterior
recurso. Artículo 381 del Código de Procedimiento Civil.
Numero de testigos que pueden declarar sobre cada hecho controvertido.
De acuerdo al artículo 372 del Código de Procedimiento Civil., pueden declarar
solamente en un juicio hasta 6 testigos por cada parte y sobre cada uno de los hechos que
deban acreditarse.
Se van a examinar únicamente aquellos testigos que figuren el la lista que ha
presentado la parte. Sin embargo puede admitirse la declaración de otros testigos en casos
muy calificados y jurando que no tuvo conocimiento de ello al tiempo de formar la nómina
de testigos.
No son 6 testigos en total sino que solo se admitirán 6 testigos por cada punto de
prueba. Ejemplo: si son 5 puntos de prueba pueden declarar hasta 30 testigos; pero la parte
que los presenta puede señalar en la lista de testigos, todos los que quiera.
La parte que presenta su testigo debe indicar a que puntos de prueba lo va a hacer
declarar y el testigo puede declarar por más de un punto de prueba.
La parte que desee rendir prueba de testigos tiene que presentar una lista con todos
los requisitos del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil y si lo desea puede
presentar una minuta de puntos de prueba, al tenor de la cual declararán sus testigos. La
lista de testigos y la minuta de puntos de prueba, debe presentarse dentro de los plazos
que establece el legislador.
Ante quien se rinde la prueba de testigos. Artículo 365 del Código de Procedimiento Civil.
Esta prueba de testigos se rinde ante un Receptor Judicial quien actúa como Ministro
de Fe no ante el secretario del tribunal que conoce de la causa. (Ministro de fe).-
Los testigos son interrogados personalmente por el juez, si es colegiado por uno de los
ministros en presencia de las `partes y de sus abogados, si concurren al acto de la
declaración. (Principio de la inmediatividad).-
Si el testigo que debe prestar su declaración reside fuera del territorio jurisdiccional en
que se sigue el juicio será examinado por el tribunal que corresponda, a quien se le va a
remitir copias de los puntos de prueba fijados por el tribunal que conoce de la causa, a
través del respectivo exhorto.

Forma como se rinde la prueba testimonial. Artículo 365 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil.
¿Cómo se procede al interrogatorio de los testigos?. Las preguntas que se le formulen
al testigo deben versar sobre los datos necesarios para establecer si existen causales que
inhabiliten al testigo para declarar en juicio. Artículo 365 del Código de Procedimiento Civil;
y sobre los puntos de prueba que se han fijado. Podrá también el tribunal exigir que los

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testigos rectifiquen. Esclarezcan o precisen las aseveraciones que los mismos formulan.
Artículo 366 del Código de Procedimiento Civil.
Además cada parte tiene derecho para dirigir por conducto del juez las
interrogaciones que estime conducentes con el fin de establecer causales de inhabilidad y
también con el fin de que los testigos rectifiquen, esclarezcan y precisen los hechos sobre
los cuales los mismos declaren.
Si entre las partes se produce un desacuerdo acerca de la pertinencia, procedencia
de las preguntas que se le dirigen al testigo es el tribunal el llamado a revolver.
Los testigos frente a este interrogatorio deben responder de una manera clara y
precisa y no se les permite llevar su declaración escrita. Artículos 366 y 367 del Código de
Procedimiento Civil. Esta declaración del testigo debe prestarse en un sólo acto el que no
puede interrumpirse sino por causas graves y urgentes. Artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil.
Las declaraciones del testigo se consignan por escrito y deben conservarse, en
cuanto sea posible, las expresiones que él haya utilizado reducidas al menor número de
palabras. Artículo 370 del Código de Procedimiento Civil.
Estas declaraciones una vez terminada la sesión de prueba pertinente, son leídas por
el receptor en voz alta y ratificada por el testigo, esta acta la firma el juez, el declarante si
sabe hacerlo y la parte, así también los abogados presentes y se autoriza el acta por el
Receptor.
En todo caso los testigos de cada parte se examinan en forma separada y sucesiva,
comenzándose por los testigos de la parte demandante y estos testigos no pueden
presenciar las declaraciones de los otros. Artículo 364 del Código de Procedimiento Civil.
Las tachas de los testigos.
Son los medios que establece la ley para hacer efectiva la inhabilidad que indica los
Artículos 357 y 358 del Código de Procedimiento Civil.
Estas deben oponerse antes de que preste declaración el testigo, no importa que
estos ya hubieren jurado.
Sólo se admiten las tachas que se funden en alguna de las inhabilidades que indican
los artículos 357 y 358 del Código de Procedimiento Civil, pero estas tachas deben
expresarse con la claridad y especificación necesaria para que puedan ser fácilmente
comprendidas.
Tachado este testigo, él puede ser reemplazado por otro que la parte haya
presentado y que figure en la nómina de testigos.
Hay que tener en cuenta que las tachas que se oponen no impiden el examen del
testigo, pero el tribunal puede rechazar de oficio la declaración de aquellos que
notoriamente aparezcan comprendidos en algunas de las causales del artículo 357 del
Código de Procedimiento Civil.
El tribunal si lo estima necesario para resolver este litigio puede recibir las tachas a
prueba y estas se rendirá dentro del término probatorio concedido para la cuestión
principal (20 días), pero si este término está vencido o no es suficiente lo que resta de él
para recibir esta prueba se le ampliará para el sólo efecto de recibir esta prueba hasta por
diez (10) días. Artículo 376 del Código de Procedimiento Civil. Incluso puede pedirse
término extraordinario de prueba para acreditar la tacha. Artículo 329 del Código de
Procedimiento Civil.
A esta prueba de tachas, según el artículo 377 del Código de Procedimiento Civil, se
le aplican las disposiciones que reglamentan la prueba de la cuestión principal.

Es posible que a estos testigos que van a deponer sobre la tacha también se le
cuestione su habilidad, así estamos en presencia de lo que se llama la tacha de tachas.

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Por ende, ésta se define como la inhabilidad que se hace valer contra el testigo que
va a declarar sobre las tachas deducidas.
Pero esta tacha de tachas tiene un límite, y es que en ella no se admite prueba de
testigos para acreditar las inhabilidades que se hagan valer contra los testigos que
declaran sobre las tachas.
En todo caso las resoluciones que ordenan recibir prueba sobre las tachas opuestas
son inapelables.
La legalidad de las tachas y su comprobación las aprecia y resuelve el juez en la
sentencia definitiva.
Valor probatorio de la prueba testimonial.
Para determinarlo hay que distinguir entre:
1.- Testigos de oídas.
Según el artículo 383 del Código de Procedimiento Civil, puede estimarse únicamente
como base de una presunción judicial, no obstante, es válido el testimonio cuando el
testigo se refiere a lo que oyó decir a alguna de las partes y se ese modo se explica o
esclarece el hecho de que se trata.-
2.- Testigos presénciales:
Es el artículo 384 del Código de Procedimiento Civil, el que da seis reglas para
determinar acerca de su valor probatorio. Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil.
1º...: En este caso un testigo puede llegar a constituir plena prueba cuando a juicio del
tribunal tengan caracteres de gravedad y precisión suficientes para formar su
convencimiento.
2º...: Legalmente examinados, es decir, que hayan jurado y que den razón de sus dichos.
3º...: Se está a la calidad sobre la cantidad.
4º...: Frente a la igualdad de los testigos se está a la cantidad.
5º...: Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil.
6º...: Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil
Si no se toman en cuenta estas reglas, en la valoración de la prueba testimonial, esto
da lugar a un recurso de casación incluso en el fondo, por haberse vulnerado las leyes
reguladoras de la prueba.

3.- LA CONFESION EN JUICIO Artículos 385 – 402 del Código de Procedimiento Civil.
La confesión es el reconocimiento que uno de los litigantes hace de la verdad de un
hecho que puede producir en su contra consecuencias jurídicas.
La confesión es la confirmación por la parte a quién perjudica, de la afirmación de
un hecho formulado por el adversario en su propio beneficio (Furno)
“Confesión” deriva del latín confitere que significa hablare con; que significa
concordar, que significa decir lo mismo.
Por medio de ella una de las partes reconoce o declara sobre la efectividad de un
hecho que sirve de fundamento a las peticiones de la contraria.
Es una declaración expresa porque en principio el silencio de la parte no implica
reconocimiento de los hechos alegados por la contraria.
Fuera de esta confesión, medio de prueba, también existe y se reglamenta por el
legislador la confesión como medio preparatorio de la vía ejecutiva para aquellas
situaciones en que el acreedor carece de un título ejecutivo, pero esta no tiene nada que
ver con la que analizaremos ahora. Artículo 435 del Código de Procedimiento Civil.
Hay también otras formas de obtener una confesión, así sucede cuando ella se
solicita en el carácter de una medida prejudicial. Artículo 273 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil. También puede investir la forma de una medida para mejor resolver,

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donde la confesión es provocada por el tribunal y no por la otra parte. Artículo 159 Nº 2 del
Código de Procedimiento Civil.

Admisibilidad de este medio probatorio.


La Regla general es que procede en todo caso, salvo las excepciones que el
legislador contempla, entre ellas
1. - No es admisible la confesión en aquellos casos que se exige por vía de
solemnidad un instrumento público. Artículos 1701 y 1703 del Código Civil.
2. - No lo es tampoco cuando se trata de una confesión extrajudicial, puramente
verbal, sino en aquellos casos en que lo sería la prueba testifical. Artículo 398 inciso
1º del Código de Procedimiento Civil.
3. - No es tampoco admisible en el juicio de separación de bienes por el mal estado
de los negocios del marido, puesto que la confesión de éste no hace prueba.
Artículo 157 del Código Civil.
4. - No es admisible tampoco la declaración de uno de los cónyuges ni la confesión
del otro acerca del dominio de los bienes existentes a la época de la disolución de
la sociedad conyugal, pues la ley presume que pertenecen a ella. Artículo 1739 del
Código Civil.

Requisitos de la confesión:
Para que la confesión pueda tener eficacia se requiere la concurrencia de los
siguientes requisitos:
1.- Debe existir capacidad en el confesante.
Sólo puede confesar válidamente quien tiene capacidad para actuar
personalmente en el juicio sin el ministerio o autorización de otro.
Si es incapaz para actuar en juicio deberá confesar su representante legal, dentro de
las facultades que señala la ley.
De ahí que sólo puede confesar el que es capaz de contratar (de obligarse).
Si se trata de un absolutamente incapaz su confesión no produce efecto alguno, será
su representante el llamado a confesar.
Si se trata de un menor adulto también debe confesar su representante, sin embargo,
si ese menor adulto ejerce una actividad comercial o tiene peculio profesional, es capaz
para confesar por sí mismo y obligar por ende sus propios bienes que quedan
comprendidos en este peculio o actividad comercial.
Si se trata de un disipador declarado en interdicción, presta la confesión su
representante legal que es el curador.
Por las personas jurídicas confesará su representante legal.
2.- Debe recaer sobre hechos del juicio
Lo establece el artículo 385 del Código de Procedimiento Civil, al señalar que todo
litigante está obligado a declarar bajo juramento, contestada que sea la demanda sobre
hechos pertenecientes al mismo juicio.
3.- Debe ser voluntaria
Significa que la voluntad del confesante debe estar exenta de todo vicio.-

Clasificaciones de la confesión.
La confesión como medio de prueba se puede clasificar de diferentes puntos de
vista:
I) Considerando ante quien se presta la confesión, ella puede ser:
1.- Confesión Judicial, la que puede ser:
1-a) Confesión Espontánea.

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1-b) Confesión Provocada, ésta a su vez puede ser:


1- b-1) Confesión provocada expresa.
1- b-2) Confesión provocada tácita.
2.- Confesión Extrajudicial, que puede ser:
2-a) Verbal.
2-b) Escrita.
Confesión judicial: es la que se presta ante el tribunal que esta conociendo de la causa.
Confesión extrajudicial: es aquella que se efectúa fuera de todo juicio en presencia de la
parte que la invoca o de un tercero, como también aquella que se presta ante un tribunal
incompetente.-
Confesión judicial voluntaria o espontánea: es la que se presta voluntariamente, sin
requerimiento de la parte contraria.
Confesión judicial provocada: es la que se da a requerimiento de la parte contraria o del
propio tribunal y ciñéndose al procedimiento que indica la ley.-
Confesión provocada judicial expresa: Cuando se da en términos formales y explícitos.-
Confesión provocada judicial tácita: Se dará en aquellos casos en que la ley autoriza al juez
para tener por confesado un hecho, no obstante no existir un reconocimiento expreso en la
medida que concurran las circunstancias que la misma ley señala.-

II) Atendiendo a su naturaleza se puede clasificar en:


a) Confesión Pura y simple.
b) Confesión Calificada.
c) Confesión Compleja.
Pura y simple: es aquella en que se reconoce un hecho sin agregar ninguna circunstancia
que restrinja o modifique sus efectos.
Calificada: cuando el confesante reconoce el hecho pero le atribuye una distinta
significación jurídica que restringe o modifica sus efectos. (Por Ejemplo: Se reconoce que se
ha recibido una suma de dinero, pero no como préstamo sino como donación)
Compleja: cuando el confesante reconoce el hecho, pero agrega otro u otros hechos
destinados a destruir los efectos del hecho confesado (Ejemplo: Reconoce haber recibido
una suma de dinero, pero agrega que ya la pagó)

III) Según los efectos que produce, se clasifican en:


1.- Confesión divisible.
2.- Confesión indivisible.
Esta clasificación de la confesión atiende a si puede o no fraccionarse la confesión
en perjuicio del confesante.

1.- Confesión judicial


Para que estemos en presencia de ella es menester que se preste ante el tribunal que
conoce de la causa.
Debe prestarse ante el tribunal que esta conociendo del juicio y no la que se presta
ante cualquier juez, porque la que se presta ante un tribunal incompetente o diferente es
una confesión extrajudicial.
Según la ley va a ser confesión judicial la que se preste ante el tribunal que está
conociendo de la causa y va a ser extrajudicial la que se preste ante otro tribunal. Artículo
398 del Código de Procedimiento Civil.
Para que estemos ante la confesión judicial es necesario que se preste ante el
tribunal que esté conociendo actualmente de la causa. Pero también tendrá este carácter
aquélla que se dé ante otro tribunal por delegación de competencia, si el litigante que

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llega a confesar se encuentra fuera del territorio jurisdiccional del tribunal que conoce de la
causa. Artículo 388 inciso final artículo 397 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil.
También es confesión judicial aquélla que se presta ante el respectivo agente
consular chileno, si la parte cuya confesión se pretende, ha salido del territorio de la
república. Artículo 397 del Código de Procedimiento Civil.

Clasificaciones de la confesión judicial.


La confesión judicial puede ser espontánea o provocada
Espontánea: Es la que se presta voluntariamente en el pleito, generalmente a través de los
escritos que presentan los litigantes.
Provocada: Es la que presta un litigante a requerimiento de la contraparte o del tribunal
cuando éste la decrete como medida para mejor resolver.
A la confesión judicial provocada es a la que se le llama absolución de posiciones,
entendiendo por tal, el procedimiento que contempla el Código de Procedimiento Civil
para obtener la confesión provocada en juicio.
La absolución de posesiones.
Posiciones: Se denominan posiciones, a las preguntas que una parte formula a la
contraparte, para que las conteste bajo juramento, y que se refieren a hechos
controvertidos en el pleito.

Requisitos de la absolución de posiciones.


Estas preguntas deben cumplir ciertas exigencias. Artículo 386 del Código de
Procedimiento Civil:
Desde luego los hechos sobre los cuales se exige la confesión deben ser expresados
en términos claros y precisos para ser entendidos sin dificultad. Las preguntas pueden
hacerse en dos formas:
1.- Asertiva o afirmativa
2.- Interrogativa
Además estas posiciones deben referirse a hechos que sean objeto del debate de la
cuestión controvertida.
Se precisa que estas preguntas sean puestas por uno de los litigantes a su contendor.
Artículo 386 del Código de Procedimiento Civil.
Oportunidad para solicitar la absolución de posiciones.
Esta confesión en cuanto a la oportunidad en que puede solicitarse, según el artículo
385 del Código de Procedimiento Civil puede impetrarse contestada que sea la demanda,
en cualquier estado del juicio y sin que por la solicitud de ella se suspenda el
procedimiento, hasta el vencimiento del término probatorio en primera instancia, y hasta
antes de la vista de la causa en segunda.
Ante quien se efectúa la absolución de posiciones.
Esta absolución de posiciones se efectúa ante el tribunal que está conociendo de la
causa, de acuerdo al artículo 388 del Código de Procedimiento Civil el tribunal puede
cometer al secretario del tribunal o a otro ministro de fe esta diligencia. Artículo 385 del
Código de Procedimiento Civil. Todo lo anterior a menos que en la solicitud se señale que
se rinda ante el tribunal. (No podría en este caso cometer la diligencia al Secretario del
Tribunal u otro ministro de fe).
Actúa como ministro de fe en la recepción de esta prueba un Receptor Judicial.
Si el litigante se encuentra fuera del territorio del tribunal esa confesión va a ser
tomada por el tribunal competente a través de un exhorto. Artículo 388 del Código de
Procedimiento Civil; y si está fuera del territorio nacional, se tomará por el agente

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diplomático por medio de un exhorto internacional. Artículo 397 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil.
Si estas personas están fuera del territorio asiento del tribunal donde se sigue la causa
se va a cometer otra diligencia por el juez competente de la residencia actual del litigante,
y este juez exhortado podrá practicar la diligencia por sí mismo o podrá entregarla al
secretario del tribunal. Artículo 389 del Código de Procedimiento Civil.
En los tribunales colegiados el cumplimiento de esta diligencia se comisiona a alguno
de los ministros o también se puede encargar al secretario del tribunal.
Cómo se pide la confesión de la contraparte en el juicio
La parte que la pide debe presentar un escrito al tribunal pidiéndole que se cite a la
contraria para absolver posiciones en el día y hora que el tribunal señale. Junto a esta
solicitud debe acompañar el pliego de posiciones, éste se mantendrá en reserva mientras
no se contesten por el absolvente. En la práctica se recurre a guardarlo en un sobre sellado.
Presentado este escrito y pliego de posiciones el tribunal lo provee citando a la parte
para el día y hora que señala, esta resolución se notifica por cédula porque se cita a la
comparecencia personal de una de las partes.
Hay ciertas personas que no están obligadas a comparecer al tribunal a absolver
estas posiciones. Artículo 389 del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, estas
personas no están liberadas de confesar, si no que para recibir la confesión de ellas, el juez
debe trasladarse a su casa o bien comisionar al secretario para que él tome esa diligencia.
Cuántas veces puede pedirse
Esta absolución de posición según el artículo 385 inciso 2º parte final del Código de
Procedimiento Civil puede pedirse hasta por dos veces en primera instancia y una vez en
segunda.
Con todo si se alegan hechos nuevos durante el desarrollo de la litis puede exigirse
una vez más.
Una vez que el absolvente es notificado legalmente de resolución del tribunal en que
se fija el día y la hora en que debe comparecer puede asumir dos actitudes:
1.- Concurrir el día y hora señalada.
Si concurre debe prestar su confesión pero antes de interrogársele deberá prestar
juramento de decir verdad. Artículo 363, 390 del Código de Procedimiento Civil.
La declaración que presta el absolvente debe hacerse inmediatamente en palabras
y en términos claros y precisos. Si es sordomudo podrá escribir su confesión delante del
tribunal o del ministro de fe encargado de recibirla. Artículo 391 del Código de
Procedimiento Civil.-
Si se trata de hechos personales debe prestarla afirmándolos o negándolos. Sin
embargo el tribunal puede admitir la excusa de olvido de los hechos, en casos calificados
en la medida que esta excusa se funde en circunstancias verosímiles o notoriamente
aceptables. Artículo 391 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil. (En todo caso el
confesante podrá añadir las circunstancias necesarias para la recta y cabal inteligencia de
lo declarado)
El litigante que pidió la absolución puede presenciar la declaración de su contendor
y formular al tribunal las observaciones que él estime oportunas que aclare, explique o
amplíe las preguntas que han dirigírsele, incluso puede solicitar que se repita la declaración
si en las respuestas dadas hay algún punto oscuro o dudoso que aclarar. Artículo 392 del
Código de Procedimiento Civil.
Estas declaraciones deben consignarse por escrito, es decir, se levanta un acta, en la
cual se va dejando constancia de las respuestas que ha formulado el contendor, en el
orden indicado en las posiciones, ella debe ser firmada por el absolvente si es que sabe
(sino pondrá su huella digital), por el juez de la causa, u otro ministro de fe a quien el juez

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haya cometido esta diligencia, también lo firmará el receptor autorizando lo obrado.


Artículo 395 del Código de Procedimiento Civil.
2.- No concurre: si este litigante legalmente citado no concurre se le volverá a citar bajo los
apercibimientos que se señalan en los artículos 393, 394, 395 del Código de Procedimiento
Civil.
Este apercibimiento opera tanto en el caso de incomparecencia a este segundo
llamado o si concurriendo se niega a declarar o da respuestas evasivas.
Si el litigante no comparece al segundo llamado o si compareciendo se niega a
declarar o da respuestas evasivas se le va a dar por confeso, a petición de parte, en todos
aquellos hechos que estén categóricamente afirmados en el escrito en que se pidió la
declaración. En este caso se produce lo que se conoce como “confesión tácita”.
Si esos hechos no están categóricamente afirmados, pueden los tribunales imponerle
al litigante rebelde una multa que no baje de medio sueldo vital ni exceda de un sueldo
vital o bien arrestos hasta por 30 días, sin perjuicio de exigírsele la confesión.

Qué sucede cuando en el juicio hay un procurador constituido (que es lo normal


actualmente)
Hay una situación especial para diligenciar la confesión cuando se litiga mediante
procurador.
Puede presentarse 2 situaciones: Artículos 396 y 397 del Código de Procedimiento
Civil.
a) Se exige confesión al procurador de la parte.
b) Se exige al procurador presentar a su representado a absolver posiciones.
En el primer caso: podrá exigirse confesión al procurador de la parte sobre hechos
personales de él mismo en el juicio aun cuñado no tenga poder para absolver posiciones.
Artículo 396 del Código de Procedimiento Civil.
En el segundo caso: se exige que presente a su representado; el procurador es obligado a
hacer comparecer a su mandante a absolver posiciones dentro del término razonable que
el tribunal señala y bajo el apercibimiento de tenerlo por confeso tácitamente en todos los
hechos categóricamente afirmados sino comparece al segundo llamado. Artículo 397
inciso 1º del Código de Procedimiento Civil.
2.- Confesión extrajudicial.
Es aquella que se presta fuera del juicio en actual tramitación que se sigue entre las
partes.
De allí que, según el Artículo 398 del Código de Procedimiento Civil, no sólo tiene este
carácter la confesión que se presta fuera de todo juicio, sino también la que se presta ante
tribunal incompetente pero que ejerce jurisdicción y también la que se presta en otro juicio
diverso.
Cómo se acredita esta confesión en el juicio:
Para saberlo hay que recordar que esta puede ser verbal o escrita. Si es verbal se va
a transformar en una prueba testifical; si es escrita se va a convertir en una prueba
instrumental.
Valor probatorio de la confesión.
Para precisarlo hay que distinguir entre confesión judicial y extrajudicial.-
1.- Confesión Extrajudicial.
Según el artículo 398 del Código de Procedimiento Civil, por regla general es sólo
base de una presunción judicial y no se va a tomar en cuenta si es puramente verbal, sino
en los casos en que sería admisible la prueba de testigos.-
Con todo hay algunos casos particulares en que esta confesión extrajudicial sí tiene
valor probatorio. En efecto constituye presunción grave cuando se a prestado en presencia

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de la parte que la invoca o ante un juez incompetente pero que ejerce jurisdicción o bien
en otro juicio diverso.
Además esta confesión puede constituir plena prueba cuando es prestada en un
juicio diverso seguido entre las mismas partes y existiendo motivos poderosos para estimarlo
así.-
2.- Confesión Judicial.
Tratándose de la confesión judicial también a este respecto se formula un distingo:
hay que ver si la confesión versa sobre hechos personales del confesante o si no versa sobre
éstos.
En el primer caso la confesión constituye plena prueba. De acuerdo con el artículo
1713 del Código Civil.
Si se trata de la confesión sobre hechos no personales del confesante también
produce plena prueba pero no por el artículo 1713 del Código Civil sino en virtud del
artículo 399 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil. En este aspecto el Código de
Procedimiento Civil llenó un vacío del artículo 1713 del Código Civil que no contempla esa
posibilidad de que la confesión verse sobre hechos no personales del confesante. (La
Importancia de esta distinción, además de lo que se señaló recién, es que ella se hace
para los efectos de destruir su valor probatorio por cualquier otro medio, así se encarga de
señalarlo el artículo 402 inciso final del Código de Procedimiento Civil.)
Irrevocabilidad e Indivisibilidad de la confesión:
Claro Solar define la irrevocabilidad como aquella situación que se presenta al
confesante que bajo juramento y en la forma especial que la ley procesal prescribe, ha
aceptado la existencia del hecho que lo perjudica, no pudiendo volver sobre sus
declaraciones para dejarla sin efecto o modificarla.-
Por lo tanto, una vez prestada la confesión es irrevocable, lo que significa que no se
va a admitir prueba alguna en contra de los hechos personales claramente confesados por
el litigante en el juicio. Artículo 402 del Código de Procedimiento Civil.-
No obstante la regla del artículo 402 inciso 1º del Código de Procedimiento Civil en el
inciso 2º se indica que puede admitirse prueba en contrario e incluso abrirse un término
especial de prueba en la medida que el tribunal lo estime necesario y ha expirado el
término probatorio de la causa, cuando el confesante alega para revocar su confesión:
1° que ha padecido de error de hecho y
2° que ofrezca justificar esa circunstancia.
Divisibilidad e indivisibilidad de la confesión.
La indivisibilidad significa que el que quiera invocar como única prueba de la
veracidad de su aserto la declaración del contrario, debe invocarla en su integridad, sin
que pueda utilizar sin más lo que le parezca útil y rechazar sin más lo que le perjudique.-
En otras palabras, la confesión no puede fraccionarse en perjuicio del confesante. La
parte contraria debe aceptar este medio de prueba tanto en lo que la favorece como en
lo que la perjudica.-
Esta característica constituye la indivisibilidad de la confesión, a ella se refiere el
artículo 401 del Código de Procedimiento Civil.
La ley se encarga de establecer ciertas excepciones a la indivisibilidad y para examinarlas
es necesario recurrir a aquella clasificación que hiciéramos de la confesión atendiendo a su
naturaleza, en que podría ser: simple, compleja y calificada.
a) La confesión pura y simple: por su naturaleza es indivisible.-
b) La confesión calificada: que es el reconocimiento que el confesante hace de un
hecho controvertido pero agregándole una circunstancia que altera su situación
jurídica. También es indivisible.-

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c) La confesión compleja es el reconocimiento que del hecho controvertido hace


uno de los litigantes pero agregándole nuevos hechos que destruyen en todo o parte
las circunstancias jurídicas del hecho confesado. Se reconoce el hecho material,
pero el confesante le hace un agregado que se funda en otros hechos distintos, que
vienen a alterar las consecuencias jurídicas del antiguo. Por tanto para estar en
presencia de este tipo de confesión el confesante debe necesariamente agregar
hechos nuevos.
Esta confesión puede dividirse y a ella se refiere el artículo 401 del Código de
Procedimiento Civil, que contempla dos situaciones en que puede dividirse la confesión:
- Hechos diversos enteramente desligados entre sí (Ejemplo: se alega una
novación, compensación, pérdida de la cosa debida, etc.)
- Cuando, comprendiendo varios hechos ligados entre sí o que se modifiquen
los unos a los otros, el contendor justifique con algún medio legal de prueba la
falsedad de las circunstancias que, según el confesante, modifican o alteran el
hecho confesado.-

4.- INSPECCIÓN PERSONAL DEL TRIBUNAL. Artículos 403 – 408 del Código de Procedimiento
Civil.
Inspección personal del tribunal o reconocimiento judicial: es el examen que de la
cosa litigiosa o del lugar del suceso realiza el tribunal con el objeto de aclarar la verdad de
los hechos controvertidos o bien de dejar constancia de un hecho.-
Casos en que procede.
En materia civil, la inspección personal tiene lugar:
1. Siempre que alguna de las partes lo pida y el tribunal lo estime necesario. Artículo
403 del Código de Procedimiento Civil.-
2. Procede cuando el tribunal lo decreta como medida para mejor resolver. Artículo
159 Nº3 del Código de Procedimiento Civil.-
3. Cuando la ley lo ordena expresamente en ciertos tipos de procedimiento, así sucede
por Ejemplo, tratándose del interdicto posesorio de denuncia de obra ruinosa y
también en ciertos interdictos especiales. Artículo 577 del Código de Procedimiento
Civil.-
Esta inspección puede verificarse incluso fuera del territorio jurisdiccional del tribunal
que conoce de la causa con lo cual constituye una excepción al artículo 7° del Código
Orgánico de Tribunales (principio de la territorialidad de los tribunales). Artículo 403 inciso
final del Código de Procedimiento Civil.
Como esta diligencia probatoria significa que el tribunal sale del lugar en que presta
sus funciones, y tiene que trasladarse al lugar en que se debe llevar a cabo al inspección,
es necesario que cuando la inspección ha sido solicitada por una de las partes litigantes
antes de procederse a ella, esa parte deberá depositar en manos del secretario la suma
que considere necesario para solventar los gastos que puedan presentarse.-
Si la inspección es decretada de oficio por el tribunal u ordenada por la ley, el
depósito se hace por mitad entre las partes. (demandante y demandado). Artículo 406 del
Código de Procedimiento Civil.-
Oportunidad para solicitarla:
Acerca de la oportunidad en que es posible decretar este medio de prueba, la
verdad es que el código dentro de este párrafo que la reglamenta no la indica, de ahí que
es necesario recurrir a aquella norma general contenida en el Artículo 327 inciso 1º del
Código de Procedimiento Civil: las partes deben solicitar toda diligencia de prueba dentro
del término probatorio, si en que no lo han solicitado con anterioridad al inicio de ese
término.-

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Si pasa esta oportunidad, sólo podrá decretarse con posterioridad como medida
para mejor resolver.-
Tramitación de esta solicitud que formula una de las partes. (en que se pide la inspección
personal) Artículo 405 y 407 del Código de Procedimiento Civil.
Presentada que sea la solicitud por una de las partes, el tribunal si estima que es del
caso, la proveerá diciendo: "como se pide" y señalará día y hora para practicarla. Ella se
notifica por el estado diario. Llegado este día y hora y precisados los hechos de la
inspección se lleva a cabo con la concurrencia de las partes y peritos que asistan o sólo por
el tribunal si estas no concurren. (Como se pide, llévese a cabo esta diligencia solicitada
por la parte… en…el día… a las…)
Si la inspección debe verificarse en virtud de decreto del tribunal colegiado, este
puede comisionar para que la practique uno o más de sus miembros.-
De esta diligencia de inspección debe levantarse un acta en donde se deja
constancia de las circunstancias o hechos materiales que el tribunal observe y estas
observaciones no pueden estimarse como una opinión anticipada del tribunal sobre los
puntos que se debaten, como consecuencia ella no inhabilita al juez que practica esa
diligencia. Asimismo las partes también pueden pedir durante la diligencia que se
consignen en el acta las circunstancias o hechos materiales que consideren ellas
pertinentes. Art. 407 del Código de Procedimiento Civil.
Valor probatorio de la prueba.
Artículo 408 del Código de Procedimiento Civil. La inspección personal constituye
plena prueba en cuanto a los hechos o circunstancias materiales que el tribunal establezca
en el acta como resultado de su propia observación.
Luego, para que este medio probatorio produzca esta plena prueba es menester:
- Que se trate de hechos materiales.
- Que éstos sean establecidos como resultado de la propia observación del tribunal.
- Que ellos sean consignados en el acta.
De allí que esta inspección personal no sirve para probar deducciones, como
tampoco los hechos de carácter científico que pueda deducir el tribunal.
Esta acta que se levanta de este medio probatorio (y que obviamente se debe
agregar a los autos) debe ponerse en conocimiento de las partes, mediante la notificación
por el estado diario de la respectiva resolución que recaiga en ella. Artículo 408 del Código
de Procedimiento Civil.

5.- INFORME DE PERITOS Art. 409 – 425 del Código de Procedimiento Civil.
Informe de peritos es el medio de prueba que consiste en oír el dictamen de personas
que tienen conocimientos especiales en determinadas materias y que dicen relación con el
asunto controvertido que se litiga.
Estas normas que se refieren a la designación de peritos, también se aplican
tratándose del nombramiento de árbitros, y para el nombramiento de juez partidor.
Clasificación
Este informe puede ser:
1.- Obligatorio.
Cuando la ley dispone que se oiga el informe de peritos sea que se valga de estas
expresiones u otras similares pero que indiquen la necesidad de oír opiniones periciales.
Artículo 409 del Código de Procedimiento Civil. Ejemplo, interdicción de denuncia de obra
ruinosa.
También tienen el carácter de obligatorio cuando la ley ordena que se resuelva un
asunto en juicio práctico o previo informe de peritos, se entenderán cumplidas estas
disposiciones agregando el reconocimiento y dictamen pericial al procedimiento que

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corresponda usar, según la naturaleza de la acción deducida. Artículo 410 del Código de
Procedimiento Civil.
2.- Facultativo:
Artículo 411 del Código de Procedimiento Civil. Cuando deba recaer sobre puntos de
hechos para cuya apreciación se necesiten conocimientos especiales de alguna ciencia o
arte.
También cuando el informe deba recaer sobre puntos de derecho referentes a
alguna legislación extranjera.
Oportunidad
El momento para decretarse lo indica el artículo 412 inciso 1º del Código de
Procedimiento Civil, se puede decretar de oficio en cualquier estado del juicio, pero las
partes sólo pueden solicitarlo dentro del término probatorio. Artículo 412 del Código de
Procedimiento Civil. (Esta sería una excepción a la regla del artículo 327 inciso 1º del
Código de Procedimiento Civil)
Decretado este informe de peritos el artículo 412 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil dice que no se va a suspender por ello el procedimiento.
La regla general en cuanto a quienes pueden ser peritos está contenida en el artículo
413 del Código de Procedimiento Civil: pueden desempeñarse como peritos aquéllos que
nominen las partes de común acuerdo expreso.
La ley en el artículo 413 del Código de Procedimiento Civil se encarga de señalar
quienes no pueden ser peritos:
1.- Los que sean inhábiles para declarar como testigos en juicio.
2.- Los que no tengan título profesional expedido por autoridad competente, si la
ciencia u arte cuyo conocimiento se requiera está reglamentada por la ley y hay en
el territorio jurisdiccional dos o más personas tituladas que pueden desempeñar el
cargo.

Procedimiento de designación de los peritos


Se señala en el artículo 414 del Código de Procedimiento Civil. Si una de las partes
desea valerse de este medio de prueba debe presentar un escrito en tal sentido y el
tribunal en presencia de él determinará si se dan las circunstancias como para decretarla.
Si estima que concurren alguno de estos motivos va a citar a las partes a una audiencia,
fijando el día y hora de ella; ésta se realizará con sólo la parte que asista. Se notifica por
cédula.
Esta audiencia tiene por objeto que las partes se pongan de acuerdo en los
siguientes puntos:
1.- Número de peritos que deban nombrarse.
2.- La calidad, aptitudes y títulos que deban tener.
3.- El punto o puntos que van a ser materia del informe.
Si las partes no se ponen de acuerdo sobre la designación de las personas de los
peritos va a hacer el nombramiento el tribunal, pero cuando el nombramiento debe
realizarlo el tribunal no puede recaer en ninguna de las dos primeras personas que hayan
sido propuestas por cada parte.
Se presume que no están de acuerdo las partes cuando no concurran todas a la
audiencia a la cual fueron citadas, el tribunal suple a éstas en la nominación. Artículo 415
del Código de Procedimiento Civil.
Cuando no concurre una de las partes a la audiencia o concurriendo ambas no se
ponen de acuerdo en la persona designada como perito, lo nombra el tribunal con
conocimiento de las partes (esta resolución se notifica por el estado diario) las cuales
tendrán tres días para formularle las objeciones u oposiciones por afectarle alguna

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inhabilidad. Vencido este plazo se entiende aprobado este nombramiento. Artículo 416 del
Código de Procedimiento Civil.
No por el hecho de que se haya formulado objeción o que haya sido desestimada
por el tribunal, debe entenderse que el perito está habilitado para ejercer su función. El
artículo 417 del Código de Procedimiento Civil dice que el perito debe aceptar el cargo y
en consecuencia, declara que lo acepta y además debe jurar que va desempeñar su
función con fidelidad.
Esa declaración de aceptación y juramento que son coetáneas debe hacerla en el
acto de la notificación de su designación o bien dentro de los 3 días inmediatos, y se va a
dejar testimonio en los autos de ello. Artículo 417 del Código de Procedimiento Civil. (Cómo
se lleva en la práctica el artículo 417 del Código de Procedimiento Civil)
Es designado por las partes o por el tribunal, lo sabrá a través de una notificación
hecha generalmente por el receptor.
Esta notificación por la naturaleza de las declaraciones que requiere deberá ser
personal.
Este perito que va a practicar la pericia debe en forma previa hacer saber a las
partes el día y la hora en que va a llevar a cabo su cometido, por lo que dejará constancia
de ello en la causa. Esta resolución se notifica a las partes interesadas por el estado diario.
Artículo 417 inciso final del Código de Procedimiento Civil.
La audiencia a la cual son citadas las partes para la designación de peritos tiene
como objetivo señalar el número de peritos que deberán verificar la diligencia.
Si se da la situación de existir varios peritos, todos ellos deben proceder a practicar el
reconocimiento en forma conjunta a menos que el tribunal los autorice para obrar de otra
manera. artículo 418 del Código de Procedimiento Civil.
Cómo se lleva a cabo este reconocimiento?
Para llevar a cabo ese reconocimiento y dado que las partes deben concurrir a él,
éstas pueden hacer en el acto de reconocimiento las observaciones que estimen
oportunas, así como pedir que se haga constar los hechos y circunstancias que estimen
pertinentes, empero esas partes no pueden tomar parte en las deliberaciones de los peritos
ni pueden estar presentes en ellas. Artículo 419 del Código de Procedimiento Civil
La ley no señala un plazo, por lo tanto será el tribunal el que señala un plazo a este
perito para emitir su informe, y si no lo cumple, el tribunal puede apremiarlo con multa,
prescindir del informe o decretar el nombramiento de nuevos peritos según la naturaleza
del peritaje solicitado. Artículo 420 del Código de Procedimiento Civil.
Si los peritos están discordes (en caso de que haya pluralidad de peritos) en sus
dictámenes el tribunal puede disponer que se nombre un nuevo perito (según las reglas de
los artículos 44 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.) si lo considera necesario
para la mejor ilustración de los asuntos que deben resolver. Artículo 421 del Código de
Procedimiento Civil.
Si no resulta acuerdo con la participación del nuevo perito, el tribunal va a apreciar
libremente la opinión de cada uno de ellos tomando en cuenta para este fin los demás
elementos del juicio. Artículo 422 del Código de Procedimiento Civil.
Los peritos podrán emitir sus informes conjunta o separadamente. Artículo 423 del
Código de Procedimiento Civil.
Todos aquellos incidentes a que dé lugar el nombramiento de peritos como el
desempeño de sus funciones se va llevar en cuadernos separados. Artículo 424 del Código
de Procedimiento Civil. (lo que significa que no van a entorpecer la marcha regular del
juicio)
Valor probatorio

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Según el artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, los tribunales van a apreciar
la fuerza probatoria del dictamen de peritos de acuerdo a las reglas de la sana crítica.

6.- PRESUNCIONES Artículos 426 – 427 del Código de Procedimiento Civil.


Son las consecuencias jurídicas que la ley o el tribunal infieren de ciertos
antecedentes o de hechos conocidos para llegar a establecer un hecho desconocido.
(Inferir es distinto a deducir; al hablar de inferencia se está comprendiendo a la inducción y
a la deducción)
Clasificación de las presunciones
De acuerdo al artículo 1712 del Código Civil, las presunciones son:
1.- Presunciones Legales:
Aquéllas que son establecidas por la ley en ciertos casos y respecto de ciertos
hechos.
2.- Presunciones Judiciales:
Las que infiere el juez de antecedentes conocidos.
Las presunciones legales se dividen en:
- Presunciones legales propiamente tales.
- Presunciones legales de derecho.
Esta clasificación tiene trascendencia para efectos probatorios:
Las presunciones de derecho no admiten prueba en contrario, las presunciones
simplemente legales sí.
En todo caso tratándose de una presunción simplemente legal o de derecho es
menester acreditar la existencia de los hechos de los cuales la ley deduce la presunción.
Condiciones que deben reunir para constituir prueba
Para que estas presunciones puedan constituir prueba según el artículo 1712 del
Código Civil, deben ser:
- graves: que tengan una fuerte probabilidad de ser verdad.
- precisas: que ellas no deben ser vagas, difusas, ambiguas o susceptibles de aplicarse a
diversas circunstancias o situaciones.
- concordantes: que deben ser compatibles entre sí, lo que supone a su vez que ellas
deben ser más de una.
No obstante estas condiciones, es lo cierto que el Código de Procedimiento Civil en
el artículo 426 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil prescribe que una presunción
puede constituir plena prueba cuando a juicio del tribunal tenga caracteres de gravedad y
precisión suficientes para formar su convencimiento.
Para el Código de Procedimiento Civil no se exige que las presunciones sean
concordantes, como quiera que una sola pueda ser prueba plena de un hecho.
Algo que se ha discutido es que si sería factible dar el valor de una presunción a un
medio de prueba que no ha reunido los requisitos que la ley requiere, ante lo cual se ha
aceptado que un medio de prueba imperfecto pueda ser tenido por el tribunal como base
de una presunción judicial.
Por otro lado hay ciertos casos de presunciones legales establecidas en el artículo 427
del Código de Procedimiento Civil. De acuerdo a éste tienen el carácter de tales las
siguientes:
1.- Se van a reputar verdaderos los hechos que certifican en el proceso un ministro de
fe, en virtud de orden de tribunal competente, salvo prueba en contrario.
2.- También tendrán este carácter los hechos declarados verdaderos en otro juicio
seguido entre las mismas partes.
En conclusión no son medios de pruebas que aporten las partes, son deducciones
que efectúa el juez. Las partes proporcionan los hechos.

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Apreciación comparativa de los medios de prueba


Párrafo VIII del Libro II. Artículos 428 y 429 del Código de Procedimiento Civil.
Ningún problema se va a presentar cuando para dar por establecido un hecho hay
un solo medio de prueba y éste es admisible de acuerdo a la ley.
El problema surge cuando el juez se encuentra frente a un hecho respecto del cual
existen pruebas contradictorias.
Para solucionar este problema existen las siguientes reglas:
1.- Si la ley dispone que para el caso de que se trata se exige un determinado medio
probatorio debe estarse a la disposición legal especial.
2.- Entre dos o más pruebas contradictorias y a falta de ley que resuelva el conflicto,
los tribunales deben preferir la que crean más conforme con la verdad. Artículo 428
del Código de Procedimiento Civil.
Trámites posteriores a la prueba
Libro II Título XII. Artículos 430 – 433 del Código de Procedimiento Civil.
Una vez vencido el término probatorio y dentro de los 10 días siguientes, las partes
pueden hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera.
Artículo 430 del Código de Procedimiento Civil.
Estas observaciones constan en el escrito de observaciones a la prueba. (Reemplaza
a lo que antiguamente se llamaban alegatos de bien probado)
Durante este período de observaciones a la prueba la causa permanece en la
secretaría del tribunal y no puede retirarse de allí so pretexto de tenerse que realizar este
análisis de la prueba.
Puede suceder que no se haya devuelto la prueba rendida fuera del territorio
jurisdiccional del tribunal que conoce de la causa. En esa situación el artículo 431 del
Código de Procedimiento Civil, señala que no se suspende el curso del juicio ni es obstáculo
o inconveniente para que el juez dicte sentencia en la causa, el hecho de no haberse
devuelto la prueba rendida fuera del tribunal; tampoco lo es el hecho de no haberse
practicado alguna diligencia de prueba pendiente a menos que el tribunal en una
resolución fundada la estime estrictamente necesaria para la acertada resolución del
asunto y si así lo considera, debe disponer esa diligencia probatoria como una medida
para mejor resolver estándose a lo prescrito en el artículo 159 del Código de Procedimiento
Civil.
El artículo 431 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil: Si la prueba ha sido
recibida por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se agrega al expediente con el fin
de que sea considerada en segunda instancia si es que hay lugar a ella.
Citación a oír sentencia.
Una vez vencido este plazo de observación a la prueba que es de 10 días fatales y se
haya presentado o no escritos en tal sentido (no es obligatorio para los litigantes), existan o
no diligencias probatorias pendientes, el tribunal cita a las partes para oír sentencia.
Esta citación no está tomada en el sentido visto anteriormente, o sea no implica la
comparecencia de los litigantes para oír sentencia, sólo es una resolución, un trámite
procesal.
Esta resolución es inapelable y sólo es susceptible del recurso de reposición. Este
recurso debe fundarse en un error de hecho e interponerse dentro de tercero día. La
resolución que falla esa reposición es inapelable, se notifica esta resolución por el estado
diario.
Efecto de la resolución que cita a las partes para oír sentencia.
Citadas las partes para oír sentencia no se admiten escritos ni pruebas de ningún
genero con anterioridad a su pronunciamiento. Artículo 433 inciso 2º del Código de

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Procedimiento Civil. Se señalan algunas situaciones excepcionales en que si es viable la


presentación de escritos y pruebas:
1.- Las que se refieren al incidente de nulidad procesal. Artículos 83 y 84 del Código
de Procedimiento Civil.
2.- Medidas para mejor resolver. Artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, las
debe emitir de oficio el tribunal dentro del plazo para dictar sentencia.
3.- Medidas precautorias. Artículo 290 del Código de Procedimiento Civil, estas
pueden solicitarse en cualquier estado del juicio para asegurar el resultado de la
acción deducida.
Estas no son las únicas excepciones que contempla la ley:
a) – Incidente especial de acumulación de autos. Artículo 98 del Código de
Procedimiento Civil.
b) – Incidente especial de privilegio de pobreza. Artículo 130 del Código de
Procedimiento Civil.
c) - Desistimiento de la demanda. Artículo 148 del Código de Procedimiento Civil.
Señala así mismo el artículo 433 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, que los
plazos establecidos en:
a) - Artículo 342 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil, referido a copias dadas sin
los requisitos legales y que no son objetadas dentro de tercero día.
b) - Artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil, reconocimiento tácito de
instrumento privado que no es objetado por falsedad o falta de integridad dentro
del sexto día.
c) - Artículo 347 del Código de Procedimiento Civil, documentos extendidos en
lengua extranjera y que se acompañan traducidos, en que la parte contraria tiene
6 días para solicitar la revisión de esa traducción.
Si ellos ya han comenzado a correr al tiempo de ser citadas las partes para oír
sentencia, van a continuar corriendo sin interrupción y las partes dentro del debido plazo
van a ejerce el derecho para impugnarlas y esta se tramitará en cuaderno separado y se
fallará en la sentencia definitiva. Artículo 433 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil.
Esta citación para oír sentencia constituye un trámite esencial tanto en primera como
en segunda instancia tanto se trate de un juicio de mayor o menor cuantía, salvo que la ley
señale otro trámite. Artículos 795 Nº 4 y 768 Nº 9 del Código de Procedimiento Civil. (Si se
llega a omitir este trámite para oír sentencia y se dicta sentencia se incurre en un vicio de
casación en la forma)
Una vez citadas las partes para oír sentencia y notificada en forma legal (por el
estado diario en este caso), el juez tiene 60 días contados desde que la causa quede en
estado para dictar su sentencia definitiva. Artículo 162 inciso 3º del Código de
Procedimiento Civil.
Esta sentencia definitiva que debe dictar el juez en este plazo, según al artículo 162
inciso 5º del Código de Procedimiento Civil, el secretario debe anotar en el estado diario el
hecho de haberse dictado ella, pero esa anotación no significa notificación de esa
sentencia definitiva, por eso es que el artículo 162 inciso 5º del Código de Procedimiento
Civil, dice nada más que anotar en el estado diario el hecho de haberse dictado
sentencia; la notificación de sentencia definitiva se hará por cédula o por el estado diario
cuando no ha designado domicilio para la notificación por cédula.
Terminación del juicio (Formas de poner término al juicio ordinario)
La primera instancia del juicio ordinario puede terminar por medios normales y por
otros medios anormales.
Entre los medios normales para poner término al juicio en primera instancia tenemos
el acto procesal que constituye la resolución del juez sobre el asunto litigioso que es una

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sentencia definitiva o interlocutoria que va a poner término al juicio o a hacer imposible su


continuación (y que se notifica por cédula, sin perjuicio del artículo 162 inciso final del
Código de Procedimiento Civil.)
A esta forma normal de poner término al juicio ordinario de mayor cuantía existen
otras formas anormales de poner término a este juicio en primera instancia.
Es posible que suceda que el juicio termine en esta primera instancia sin necesidad
que el juez emita un pronunciamiento sobre el asunto controvertido, ello puede deberse a
actitudes positivas o negativas de las partes.
Cuales son estas formas anormales
1.- Desistimiento de la demanda. Artículo 148 del Código de Procedimiento Civil. Es el acto
en virtud del cual el demandante pone fin al juicio ordinario en cualquier estado de éste,
una vez que la demanda ha sido notificada, es decir, después de que se ha formado
relación procesal.
2.- Abandono del procedimiento. Artículo 152 del Código de Procedimiento Civil. Es la
extinción del proceso que se produce por la paralización del mismo durante cierto tiempo
en que no se realizó actos procesales por las partes.
3.- La celebración de un contrato de transacción. Artículo 2446 del Código Civil.
4.- La celebración de un contrato de compromiso. Artículo 234 del Código Orgánico de
Tribunales.
5.- La conciliación. Artículo 262 del Código de Procedimiento Civil.
6.- Aceptación de la excepción dilatoria de incompetencia. Artículo 303 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil, excepción dilatoria de efectos permanentes.
7.- Aceptación de las excepciones perentorias de transacción o de cosa juzgada, cuando
estas han sido opuestas como excepciones dilatorias en cuyo caso se les llama
excepciones mixtas o anómalas. Artículo 304 del Código de Procedimiento Civil.
8.- El avenimiento.
Estas no sólo son aplicables al juicio ordinario de mayor cuantía sino también son
susceptibles de aplicarse a la única instancia de cualquier tipo de juicio.

LAS MEDIDAS PARA MEJOR RESOLVER


Artículo 159 del Código de Procedimiento Civil
Según Jaime Guaps: son actos de instrucción realizadas por iniciativa del órgano
jurisdiccional para que éste pueda formar su propia convicción sobre el material del
proceso.
Se les llama también diligencias o autos para mejor proveer.
Según el Profesor Mario Casarino Viterbo, señala que: son medidas probatorias
decretadas de oficio por el tribunal una vez puesto al proceso en estado de dictar
sentencia a fin de quedar en condiciones adecuadas para pronunciar un mejor fallo.
Fundamento de estas medidas para mejor resolver
Se estima hoy en día que no existen procesos de carácter netamente privado por
oposición a procesos controlados o que tiene interés el estado.
Esta idea de proceso siempre involucra en su esencia un interés público y uno social,
de ahí que no sólo los sujetos procesales que tienen derecho y obligaciones, como lo son
las partes litigantes, sino que también está el órgano jurisdiccional. Hay quienes ven en este
proceso una comunidad de trabajo que tiene por objeto alcanzar la verdad en el pleito, no
la verdad formal sino que la material que sería la única que interesa en ese proceso.
El consonancia con estas ideas el juez ha adquirido mayor preponderancia y un
papel activo en este proceso civil, sin que esa actividad signifique dejar de lado el interés
privado de los litigantes a quiénes se le mantienen sus garantías.

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Características de las medidas para mejor resolver


1. - El sujeto de las medidas para mejor resolver es el órgano jurisdiccional; sea este
unipersonal o colegiado y por ende pueden dictarse tanto en primera como en segunda
instancia.
2. - Son susceptibles de dictarse en toda clase de procedimientos, incluso pueden dictarse
en los asuntos no contenciosos, porque la jurisdicción voluntaria forma parte del
procedimiento civil. Es una institución común a todo procedimiento.
3. - Son esencialmente diligencias probatorias, por lo tanto recaen sobre hechos.
Respecto de aquellos hechos que no han sido alegados por las partes, pero que se
desprenden de una constancia objetiva en el proceso, hay discusión; sin embargo, se
puede concluir que lo que se le esta impidiendo al juez por la vía de estas medidas es
recoger hechos diferentes de los constitutivos de la acción deducida o hechos que lo
modifican, pues si así lo hiciera esos elementos le estarían permitiendo fallar una cuestión
diferente, lo que no debe ocurrir dado que debe haber siempre una correlación entre la
pretensión y el fallo que resuelve el litigio.
4.- Los medios probatorios que pueden emplearse en estas medidas, en nuestro sistema,
están enumerados taxativamente en la ley y por lo normal corresponden a los diferentes
medios probatorios ya vistos. Pero hay un medio de prueba que no se contempla en el
Art. 159 y es la presunción.
Las presunciones jurídicas están excluidas puesto que ellas constituyen una operación
mental del juez en virtud de la cual él deduce de un hecho conocido o probado ciertas
consecuencias o ciertos hechos desconocidos.
Tal vez el medio probatorio más utilizado en estas medidas sea la instrumental y esta
prueba puede referirse tanto a los documentos propiamente tales como también a otros
autos en los cuales pueda constar hechos de importancia para este pleito.
5.- Procedimiento que debe seguirse para practicarlas: en la realización de estas medidas
se aplican las reglas generales en cuanto no aparezcan modificadas por el artículo 159
del Código de Procedimiento Civil.
6.- Fuerza probatoria de estas diligencias: cumplida la medida para mejor resolver ella entra
a formar parte del proceso, integra lo que se conoce con el nombre de mérito del
proceso y su fuerza probatoria se va a valorar en conjunto con las demás pruebas
producidas en el juicio ciñéndose el juez en este aspecto a las reglas generales.
7.- Son facultativas y privativas del tribunal. Artículo 159 inciso 1º del Código de
Procedimiento Civil. Los tribunales podrán dictar de oficio estas medidas, no están
obligados a dictarlas aun cuando apareciere evidente su utilidad.
El carácter privativo de estas diligencias significa que ellas son dictadas de oficio por
el tribunal en uso de su potestad sin sujeción a lo que las partes le indiquen, le pidan o
sugieran.
De allí que los litigantes no tienen derecho a pedir al tribunal que las dicte, pues ellas
son de exclusiva iniciativa jurisdiccional. Lo más que podrían hacer las partes sería
sugerírselas al juez y el tribunal si lo desea podrá decretarla en su momento. De allí que el
rechazo de las solicitudes que pueden formular las partes litigantes no puede producirles
agravio o al ser omitidas pretender que se ha incurrido en un vicio de casación en la forma,
además la resolución que las rechazó no es susceptible de recurso alguno.
8.- El momento procesal en que ella se decreta según el artículo 159 del Código de
Procedimiento Civil, sólo pueden decretarse dentro del plazo para dictar sentencia y las
que se dictan fuera de él se tendrán por no decretadas.

Requisitos para decretar medidas para mejor resolver

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Para que puedan ser decretadas por el tribunal, deben cumplir con ciertos requisitos;
hay que distinguir según el carácter que invisten:
1. - Un requisito general, genérico, común a todas las medidas que se mencionan en el
Artículo 159 del Código de Procedimiento Civil.
Consiste en que el esclarecimiento de los hechos sobre los cuales recae la diligencia
debe ser necesario, conveniente, indispensable o de influencia para mejor resolver la
contienda.
2. - Requisitos particulares:
 Que el proceso se encuentre en estado de dictarse sentencia, así lo indica el
artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, pero esto no significa que aquella
resolución del juez que cita a las partes para oír sentencia quede derogada o sin
efecto, si se pensara así significaría reabrir el debate para que las partes
prosiguieran el debate nuevamente. (Esta citación se mantiene, y lo único que
acontece es que va a quedar en suspenso, mientras no se cumpla la diligencia
ordenada por el tribunal, el pronunciamiento de la sentencia)
En cuanto al plazo para dictar sentencia, es variable dependerá de la naturaleza del
procedimiento, en el caso del de mayor cuantía es de sesenta (60) días.
 Que esa medida decretada debe ponerse en conocimiento de las partes litigantes.
Es un trámite indispensable y necesario para que la medida pueda ejecutarse
válidamente y pueda ser considerada con posterioridad (en la sentencia)
El artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, señala que esta resolución que la
ordenó el juez debe notificarse por el estado diario.
Esta notificación de la resolución que ordena la medida para mejor resolver, debe
activarla las partes litigantes si no ha sido notificada por el estado diario en el momento
oportuno.
El juez cumple su misión dictando la resolución que ordena la medida para mejor
resolver respectiva.
Si por alguna circunstancia queda sin notificar son los litigantes los encargados de
pedir la notificación o darse por notificados personalmente en secretaría.
¿Cuántas medidas para mejor resolver puede decretar el juez y cuántas veces puede
hacerlo?
Nada dice la ley. Lo normal será que decrete una sola medida y que falle el asunto
después que se cumplan.
El artículo 159 inciso 1º del Código de Procedimiento Civil, Faculta al juez para dictar
varias medidas, pero tampoco el juez está obligado a dictarlas todas de una vez y en una
misma resolución. El juez puede ir haciéndolo en forma escalonada. Esto podría causar un
retardo desmedido en la dictación de la sentencia, al respecto cuando se reforma el
artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, por Ley N° 18.705, la segunda comisión
legislativa que trabajó en el proyecto, dejó expresa constancia que el plazo para dictar
sentencia empieza a contarse desde la fecha que se cumpla la medida para mejor
resolver.
Cumplimiento de estas medidas para mejor resolver
Deben cumplirse dentro del plazo de 20 días contados desde la fecha de la
notificación de la resolución que las decreta. Artículo 159 del Código de Procedimiento
Civil.
Las que no se cumplen en este plazo, se tienen por no decretadas y el juez debe
dictar sentencia sin más trámite.
Si en la práctica de esta medida aparece la necesidad de esclarecer nuevos hechos
indispensables para dictar sentencia, el tribunal puede abrir un término especial de prueba
hasta por 8 días improrrogable y limitado en los puntos que el tribunal designe y en este

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caso se aplicará al artículo 90 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, existencia del
término probatorio incidental.
Vencido este probatorio, el tribunal dicta sentencia sin más trámite.
Examen particular de las medidas para mejor resolver
1.- Prueba instrumental
Es la más amplia y se emplea con mayor frecuencia. Se refiere tanto a instrumentos
públicos como privados.
En esta materia es necesario distinguir dos instancias entre la forma como se ordena
la diligencia que es con conocimiento de las partes que se logra por notificación por el
estado diario; y la forma como se cumpla esa medida. Como se agrega la prueba
instrumental ordenada en virtud de esta medida.
Son momentos procesales diferentes que se rigen por reglas diferentes.
Las partes no intervienen para nada en su dictación pero son ellas las llamadas a
darle cumplimiento. Pero a este cumplimiento es al cual deben sujetarse las partes. El
problema consiste en precisar en que forma se van a acompañar estos instrumentos que se
deben agregar para mejor resolver.
El criterio más aceptado determinan que entran a regir sobre el particular las normas
generales de acompañamiento de instrumentos, es decir, se acompañarán con citación o
con el apercibimiento legal que corresponda según el artículo 795 Nº 4 del Código de
Procedimiento Civil, plazo de citación será variable de acuerdo a la naturaleza del
instrumento que se acompañe.
- Instrumento público: 3 días. Artículo 342 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil.
- Instrumento privado: 6 días Artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Confesión judicial
La confesión judicial de cualquiera de las partes sobre hechos que consideren de
influencia en la cuestión y que no resulten probados.
Esta confesión puede exigirse de cualquiera de las partes litigantes pero debe recaer
sobre hechos que de ser confesados van a producir respecto del absolvente efectos
jurídicos, porque si así no ocurriera se estaría en el absurdo que un litigante se fabricaría una
prueba a su favor.
No rige para la prueba de este numerando la limitación del artículo 385 del Código
de Procedimiento Civil, ya que sólo se refiere a la confesión provocada por las partes
litigantes y no a la que provoca el tribunal.
La resolución que fija el día y hora en que debe comparecer el litigante para llevar a
cabo esta diligencia; se comunica por cédula a todas las partes litigantes y no
exclusivamente al absolvente porque así se da conocimiento legal de esta diligencia.
En cuanto a cómo debe llevarse a cabo la confesión rige la normativa ya señalada
respecto de la confesión. (confesión - medio de prueba).
3. - Inspección personal del tribunal
La inspección personal del objeto de la cuestión.
Es el único medio de prueba en que el sujeto que ordena esta diligencia para mejor
proveer y quien la práctica es la misma persona.
Esta medida no tiene demasiada importancia porque justamente el tribunal puede
decretarlo en cualquier estado del juicio si lo estima necesario.
Al hablar del objeto de la cuestión no sólo debe entenderse la cosa material sobre la
que versa el litigio sino también todos los hechos importantes e influyentes que consten en
el proceso y que sean pertinentes al objeto del juicio y que sean susceptibles de ser
apreciados por los sentidos del juez.
En la práctica de esta medida entran a regir las disposiciones de los artículo 403 y 408
del Código de Procedimiento Civil, que regulan la inspección personal del tribunal.

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4.- Informe de peritos


Al igual que las anteriores éste debe recaer sobre hechos influyentes del pleito que
estén dentro del objeto del proceso, no caben informes periciales sobre hechos ajenos al
litigio o sobre hechos en que las partes estén de acuerdo (porque no tienen el carácter de
controvertidos)
Este tipo de prueba suele ser la más dispendiosa y la que demanda más largo tiempo
dado el mecanismo que la rige, de allí que su dictación como medida de mejor resolver
debe darse sólo cuando sea absolutamente indispensable para una sentencia justa.
Excepcionalmente la ley concede a las partes el derecho de apelar en contra de la
resolución que decreta esta medida y siempre que quien la disponga sea tribunal de
primera instancia. (Artículo 159 inciso final del Código de Procedimiento Civil).
El hecho que las partes puedan entablar un recurso de apelación no significa quitarle
a esta medida su característica de ser privativa y facultativa del tribunal.
La resolución que dispone esta medida debe indicar los puntos sobre los cuales va a
recaer el informe y va a ser el juez el llamado a indicar la calidad o la aptitud que debe
reunir el o los peritos.
Problema en cuanto a la designación de los peritos: en este medio de prueba surge
un problema porque si bien es cierto que este artículo 159 Nº 4 del Código de
Procedimiento Civil, faculta al tribunal para requerir el informe pericial, es lo cierto que el no
lo autoriza para designar peritos.
Para darle una solución a este problema se sostiene que el juez para llevar adelante
en nombramiento del perito debe recurrir a las reglas generales de designación de peritos.
Artículos 414 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Por tanto, la resolución que
disponga esta diligencia pericial, va a tener que contener no sólo el requerimiento para
practicar la diligencia, sino que además la citación a las partes a una audiencia para su
designación.
5. - Testigos
Respecto de esta medida hay que aclarar que ella tiene ciertas limitaciones, se limita
esta presencia de testigos, que ya han declarado, a la aclaración o explicación de sus
dichos obscuros o contradictorios.
No se trata de nuevos testigos que vayan a comparecer en el litigio por esta medida.
También es improcedente que estos testigos sean llamados a declarar sobre materias
que no hayan sido objeto de declaración de la causa aun cuando el juez estimara
importante esos nuevos dichos en el pleito.
Son llamados únicamente para aclarar o explicar sus declaraciones obscuras o
contradictorias, por lo tanto no pueden alterar substancialmente sus anteriores
declaraciones porque así no habrán dado explicaciones de sus dichos, por el contrario las
nuevas declaraciones estarían en contradicción con las anteriores, les quitaría fe.
Las resoluciones que dispone esta medida debe señalar los testigos que deben
declarar, también indicará cuales son esos dichos obscuros o contradictorios que deben ser
aclarados o explicados, además debe señalar el día y la hora en que deben concurrir los
testigos.
Son las partes litigantes las encargadas de cumplir esta medida prejudicial, por
cuanto son ellas las que deberán traer sus testigos a la audiencia fijada por el tribunal. No
opera por tanto respecto de ellos el apercibimiento del artículo 380 del Código de
Procedimiento Civil, dado que esa norma sólo tiene aplicación cuando la diligencia se pide
por uno de los litigantes.
Además respecto de ellos no opera la posibilidad de tacharlos en la audiencia en la
cual comparezcan y no son susceptibles de esto porque ya han prestado declaración en el

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pleito de modo que el momento oportuno para declarar la tacha fue cuando se
presentaron por primera vez ante el tribunal.
6. - La presentación de cualquiera otros autos que tengan relación con el pleito. (Artículo
159 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil.)
Se refiere también esta medida a una especie de prueba documental con la
salvedad de que tiene ciertas peculiaridades que son propias y que se derivan de la
circunstancia de tratarse de autos que tiene vida independiente y autónoma de los autos
de la causa que da origen a esta medida.
Rige en su aplicación, lo dispuesto en el artículo 37 inciso 3º del Código de Procedimiento
Civil.
En todo caso estos autos sea que ellos se encuentren pendientes o estén afinados no
pierden su fisonomía integrándose en los otros autos como sucede en la acumulación de
autos y deberán devolverse a su tribunal de origen una vez examinado.
Esto lo distingue de la medida prejudicial contenida en el N°1, ya que en éstas los
documentos que se ordena agregar pasan a integrar el proceso y no pueden desglosarse
de él sin el correspondiente decreto judicial.
Esta causa, estos autos que se traen a la vista, lo son en forma transitoria, artículo 159
inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, que distingue entre autos pendientes originales
o autos terminados, afinados.
Los primeros no pueden permanecer más de 8 días en poder del tribunal que dispuso
esta medida.
Los segundos, si bien es cierto que la ley no señala un plazo para ellos, ese término no
puede ser otro, que el necesario para su examen en concepto del tribunal que dispuso esta
medida.
Naturaleza jurídica de la resolución que dispone la práctica de una medida para mejor
resolver:
1. - Hay quienes piensan que tendría el carácter de una sentencia interlocutora aún
cuando no guarde armonía con la definición que se contiene en el artículo 158 del
Código de Procedimiento Civil. Si se considera así, una vez dictada por el tribunal y
notificada a las partes se produce el desasimiento del tribunal y ante él, el juez no podría
modificarla o dejarla sin efecto. Por otra parte, sirve de base para el pronunciamiento de
una sentencia definitiva.
2. - Otros (como el Profesor Héctor Oberg Yánez -Facultad de Derecho de la Universidad de
Concepción) opinan que esa resolución es un simple decreto (que va a servir, por ende,
para darle curso progresivo a los autos). Abonaría esta posición lo que dispone el artículo
326 del Código de Procedimiento Civil, que hace inapelable la resolución que dispone la
práctica de alguna diligencia probatoria, con lo cual el artículo 159 del Código de
Procedimiento Civil, siguiendo esta regla general, les da el mismo carácter de inapelable
a las medidas que puedan decretar el tribunal, salvo las dos excepciones mencionadas.
Por otra parte el artículo 187 del Código de Procedimiento Civil, hace apelable las
sentencias interlocutorias de primera instancia y si estas medidas tuvieren ese carácter no
necesitaría concederlo expresamente en los 2 casos que le permite pues bastaría seguir la
regla general.
Justamente entonces, porque no caben en la regla establecida en el artículo 187 del
Código de Procedimiento Civil, ni en aquellas situaciones excepcionales del 188 del Código
de Procedimiento Civil, es que tuvo que concederse expresamente el recurso de apelación
en las situaciones que el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil señala. Además,
nada impide que el tribunal la deje sin efecto posteriormente lo que no acontecería de ser
una sentencia interlocutoria (porque habría operado el desasimiento una vez notificada)

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Recursos que proceden en contra de la resolución que dispone estas medidas para mejor
resolver:
1. - El recurso de aclaración, agregación, de rectificación o enmienda, en la medida que la
resolución tenga algún punto oscuro, errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos, en cuyo caso puede el tribunal hacer a solicitud de parte las aclaraciones,
rectificaciones o enmiendas que corresponda.
2. - En cuanto al recurso de reposición si se considera que la medida para mejor resolver, es
una sentencia interlocutoria, es improcedente, porque éste sólo puede deducirse en
contra de los autos y decretos, y excepcionalmente en contra de una sentencia
interlocutoria cuando la ley lo disponga, en cambio si se considera un decreto, sí
procedería.
3. - En lo que respecta al recurso de apelación, el artículo 159 inciso final del Código de
Procedimiento Civil, establece que son inapelables las medidas que se decreten, salvo
aquellas que dicta el tribunal de primera instancia disponiendo un informe de peritos o
que abre un término especial de prueba en todo caso la apelación se concede en el
sólo efecto devolutivo.
4. En cuanto al recurso de queja hay que tener en cuenta que estas medidas son el
ejercicio de una potestad facultativa y privativa del tribunal y que el recurso de queja se
da en contra de una resolución judicial dictada con falta o abuso grave por parte del
juez.
De allí que si estas medidas son una facultad discrecional del tribunal están al margen
de toda falta, de todo abuso, y como consecuencia de un recurso de queja.
Pese a lo dicho es posible que exista una falta o abuso por parte del juez que dispone
la práctica de una medida cuando ella no esta comprendida en el artículo 159 del Código
de Procedimiento Civil, en ese caso si será procedente el recurso de queja, también es
procedente si a través de la dictación de ella se llega a una denegación de justicia, al
impedir que la causa se falle en un plazo razonable y que las medidas que se disponen por
el tribunal no sean tan necesarias para la decisión del asunto.
5. – En cuanto al recurso de casación en el fondo y en la forma, el problema se centra
respecto de este recurso, en determinar si es procedente el recurso de casación en la
forma en contra de la resolución que dicta el tribunal ordenando estas medidas para
mejor resolver.
Si ella se considera sentencia interlocutoria y no son de aquellas que indica el 766
inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, esto es, que no ponen término al juicio ni hacen
imposible su prosecución, es improcedente la casación en la forma.
Tampoco procede si se las considera como mero decreto.
Podría proceder el recurso de casación en la forma en contra de la sentencia
definitiva en el proceso en que se decreta la medida, y fundar la casación en el vicio de
haber sido requerido por el juez no estando el proceso en estado de dictar sentencia.

III.- EL PROCEDIMIENTO SUMARIO


Artículos 680 – 692 del Código de Procedimiento Civil
El procedimiento sumario en términos generales, está concebido para ser un
procedimiento rápido, eficaz, sin embargo, en los hechos puede llegar a durar tanto o más
que uno ordinario.
Concepto:
Procedimiento sumario es un procedimiento de tramitación rápida, establecido para
los casos en que la naturaleza de la acción deducida requiera de esta condición para su

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eficacia o para ciertos asuntos taxativamente enumerados por el legislador y en los cuales
resulta necesario y conveniente fallar con rapidez.
Se trata de un procedimiento declarativo, común, pero también podemos decir que
es un procedimiento especial. Tratemos de explicar esta antinomia o contradicción entre
estas dos ideas opuestas. Es posible distinguir entre proceso ordinario, como un proceso
plenario y aquellos procesos que siendo comunes, no se identifican con el tipo ordinario
porque tienen menos amplitud que éste, y que pasan a llamarse procesos sumarios. Los
procesos sumarios también son procesos comunes, aunque distintos del ordinario y no son
procesos especiales porque ellos, los juicios sumarios, se piensan para hipótesis dotadas de
cierta generalidad y no para casos concretos o particulares, en todo caso, en el Código de
Procedimiento Civil, el legislador considera un proceso sumario de carácter general, de
aplicación general, y ese procedimiento está contemplado en el artículo 680 inciso 1° del
Código de Procedimiento Civil, pero a la vez esta misma disposición contempla un
procedimiento sumario especial en su inciso 2°, y es especial porque enumera en forma
expresa los asuntos o negocios que deben tramitarse necesariamente con arreglo a sus
disposiciones.
Luego podemos concluir que los procesos sumarios tienen este carácter atendiendo
a la materia que se trata en ellos, y no deben confundirse con los llamados plenarios
rápidos, porque éstos no son sino una aceleración del proceso ordinario y carecen de
limitaciones en cuanto a su campo de aplicación material (en el Código de Procedimiento
Civil, plenarios rápidos son los juicios de menor y mínima cuantía, en que conservando la
estructura del juicio ordinario, se recortan los plazos, se obvian ciertos trámites o
sencillamente se omiten otros)
Campo de aplicación del procedimiento sumario:
Este procedimiento sumario tiene la particularidad de aplicarse en forma amplia en
defecto de cualquier otra normativa especial, a aquellos casos en que la acción deducida
requiera por su naturaleza una tramitación rápida para que sea eficaz, así lo indica el
artículo 680 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil, de aquí que sea común porque no
entra a especificar la acción que se requiere sino que hay que atender a la naturaleza de
la acción para determinar si es aplicable o no este procedimiento sumario.
Va a corresponder al tribunal determinar cuando debe aplicarse este procedimiento
en razón de las circunstancias que señale, vale decir, cuando la naturaleza de la acción
requiera esta tramitación rápida para que sea eficaz.
Casos en que se aplica el procedimiento sumario:
La regla general es la ya señalada, siempre que la naturaleza de la acción deducida
requiera una tramitación rápida para que sea eficaz.
Sin embargo, existen también algunos casos en que el legislador ha estimado que
necesariamente debe tramitarse conforme a este procedimiento el ejercicio de las
acciones que él menciona, y esa regla especial es la que nos permite decir que este juicio
sumario, dentro de las clasificaciones de los procedimientos, es especial.
Casos de aplicación obligatoria del juicio sumario:
Consignados en el artículo 680 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, en esta
enumeración no taxativa debe necesariamente ajustarse al ejercicio de la acción a
deducir a este procedimiento sumario. Aquí el juez no tiene esa facultad de discernir si
acepta o no el procedimiento invocado ante él en este procedimiento sumario, sino que
necesariamente tiene que aceptarlo.
Los casos son los del artículo 680 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, y
también podemos agregar el artículo 754 del Código de Procedimiento Civil, que somete a
las normas del juicio sumario, el juicio de divorcio temporal, el artículo 177 del Código de

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Aguas, que extiende la aplicación de este procedimiento sumario a los juicios sobre aguas,
etc.
Características o particularidades del procedimiento sumario:
1. Su principal característica es ser verbal, así lo menciona el artículo 682 del Código de
Procedimiento Civil. Pero por lo que se señala en el mismo artículo es que hoy jamás
se puede encontrar un juicio sumario con esta principal característica que señala la
ley. No se podrían aplicar por ejemplo, las reglas de distribución de causa en caso
que la demanda sea verbal, por lo que esta minuta que menciona el inciso 2° se
transforma en la práctica en la demanda del juicio sumario, ésta demanda no
contiene requisitos, entonces ante el silencio que guarda el procedimiento sumario
respecto de la demanda o minuta que las partes pueden presentar, se recurre al
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, porque en ausencia de una norma
regulatoria de un procedimiento especial tenemos que recurrir supletoriamente al
procedimiento ordinario.
2. Otra característica es la llamada sustitución del procedimiento, sustitución a la que
alude el artículo 681 del Código de Procedimiento Civil, en los casos en que se aplica
este procedimiento porque la naturaleza de la acción deducida lo requiere, vale
decir, lo que indica el artículo 680 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil,
iniciado el procedimiento sumario puede decretarse su continuación conforme a las
reglas del juicio ordinario si existen motivos fundados para ello, o a la inversa. Esta
solicitud se tramita en forma incidental. (también se le llama conversión del
procedimiento)
3. En él se contempla la llamada concesión provisoria de lo pedido en la demanda o
aceptación provisional de la demanda, según el Art. 684 CPC, en el caso de rebeldía
del demandado se accederá provisionalmente a lo pedido en la demanda si el
actor lo solicita con fundamento plausible.
4. Los incidentes deben promoverse y tramitarse en la audiencia de contestación,
conjuntamente con la cuestión principal y sin paralizar el curso de ésta. En esta
situación la sentencia definitiva se va a pronunciar sobre la acción deducida y sobre
los incidentes que se hayan promovido, o bien sólo sobre éstos incidentes, cuando
sean previos o incompatibles con aquellos las acciones principales.
Tramitación del juicio sumario: La tramitación a que debe someterse este juicio esta
contenida en el artículo 683 del Código de Procedimiento Civil.
1.- Periodo de discusión.
Como todo juicio, debe iniciarse a través de una demanda, pero a diferencia de lo
que ocurre en el procedimiento ordinario, acá no están contemplados los requisitos que
debe contener la demanda en este juicio sumario, no hay en la ley ninguna referencia a
ella, pero se estima que esa demanda debe cumplir con las exigencias que señala el
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, por aplicación de lo dispuesto en el artículo
3° del Código de Procedimiento Civil, en orden a que debe aplicarse el procedimiento
ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidas a una regla
especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.
Esta demanda según el artículo 683 del Código de Procedimiento Civil, puede ser
verbal o escrita. Ahora bien, esta verbalidad de la demanda es imposible de llevar a cabo
en la práctica, de allí que en los hechos se use la franquicia de presentar una minuta
escrita, dentro de ella se comprende la demanda.
Providencia que recae en la demanda así presentada:
El tribunal provee la demanda citando a las partes a un comparendo al 5º día hábil
después de la última notificación. Artículo 683 del Código de Procedimiento Civil. (Aquí no
hay traslado de la demanda al demandado)

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Notificación de la demanda en el juicio sumario


Se aplican las reglas generales del procedimiento ordinario. (Notificación al
demandante por el estado diario y al demandado se le notifica o personalmente o por la
forma especial del artículo 44 del Código de Procedimiento Civil (cédula) o por avisos en
los diarios o por la notificación tácita)
Ahora bien, si el demandado no está en el lugar del juicio, sino que fuera del territorio
jurisdiccional de ese tribunal o fuera de la república, el plazo de 5 días hábiles mencionado
anteriormente se va a ampliar con todo el aumento que concede el artículo 259 del
Código de Procedimiento Civil, referido al aumento del término de emplazamiento (pero
no tiene aplicación el aumento del artículo 258 del Código de Procedimiento Civil, porque
el artículo 683 del mismo cuerpo legal lo excluye)
Quienes concurren a la audiencia:
La ley se pone en el caso de que ciertas personas pueden concurrir a estas
audiencias, amén del demandado (estas personas que vamos a mencionar no
necesariamente concurren a esta audiencia de rigor, según la naturaleza del asunto que se
va a debatir, irán a concurrir o no)
A esta audiencia fuera del actor y del demandado pueden concurrir otras personas
que el Código de Procedimiento Civil a señalado en los artículos 683 inciso 2º y 689 del
Código de Procedimiento Civil.
1. El respectivo defensor público, en la medida que lo requiera la ley o cuando el
tribunal lo juzgue necesario (nos referimos al auxiliar de la administración de justicia,
regulado en el Código Orgánico de Tribunales, denominado Defensor Público, debe
tenerse presente a este respecto la norma contenida en el artículo 2° de la Ley N°
19.806/2002) En la práctica los oficiales del Ministerio Público no concurren a la
audiencia señalada. Cuando deban ser oídos estos funcionarios ellos informan por
escrito, informes que recibe el nombre de dictámenes, para tal efecto, el tribunal les
va a remitir los autos.
2. Ciertos parientes de alguna de las partes; cuando así lo ordene la ley o el juez lo
estime necesario. La citación a esos parientes se hace en términos generales a
aquellas personas que se contemplan en el artículo 42 del Código Civil, sea para que
asistan a la primera audiencia o a otra posterior si se da el caso, y se va a notificar
personalmente a aquellos que sean habidos, lo que no obsta a que si algún otro
tiene conocimiento de la existencia del litigio también puede concurrir ante el
tribunal. En todo caso la opinión que puedan emitir estos parientes en esta audiencia,
no obliga al juez, sino que simplemente van a servir para que éste quede mejor
instruido de los hechos que son objeto del pleito.
Situación de las partes ante la audiencia de contestación:
Llegado el día de la audiencia, pueden darse las siguientes alternativas:
1.- Que comparezcan las dos partes (regla general)
2.- Concurre solo el demandante.
3.- Sólo concurre el demandado.
4.- Que no concurra ninguna de las partes.

ANALISIS PARTICULAR DE LAS DIVERSAS SITUACIONES QUE PUEDEN PRESENTARSE


1.- Concurren ambas partes.
Este comparendo que se denomina comparendo de estilo o de rigor se celebra al 5º
día hábil después de la última notificación. (Es un comparendo de contestación, no es un
comparendo de prueba)
Cada una de las partes va a exponer lo que estime conveniente para la defensa de
sus derechos. En este comparendo se acostumbra, porque no es obligatorio hacerlo, que el

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actor ratifique su demanda (al actor le basta con proponer su demanda) y a continuación
el demandado debe promover, en ese momento, todas sus excepciones tanto las dilatorias
como las perentorias y además debe promover todos los incidentes. Artículo 683 del
Código de Procedimiento Civil. Y con el mérito de lo que el demandado expone en su
contestación, el juez llama a las partes a conciliación (Artículo 262 del Código de
Procedimiento Civil) y dejará constancia de los resultados de ella, si se produce o no, caso
en el cual el tribunal procederá a recibir la causa a prueba o citará de inmediato a las
partes para oír sentencia. Artículo 313 del Código de Procedimiento Civil. (También cuando
el juicio verse sólo sobre materias de derecho)
El demandado en esta audiencia debe proponer todas las excepciones sean
dilatorias o perentorias, pero además debe formular los incidentes que aparezcan
vinculados con la cuestión principal, sin que por ello se suspenda al tramitación del asunto,
al decir del artículo 690 del Código de Procedimiento Civil, incidentes que se van a resolver
en la sentencia definitiva.
Dejemos claro, que en este caso, a lo que el legislador se refiere, es a aquellos
incidentes que nacen de un hecho anterior al juicio o que son coexistentes con su principio.
Ante el silencio de la ley y siguiendo un orden lógico, el demandado debe plantear
en primer lugar los incidentes que estime procedentes para luego proponer las
excepciones dilatorias y finalmente las excepciones perentorias; por ejemplo incidente de
nulidad procesal, se promueve antes de contestar la demanda, porque si se acoge de
nada sirven las alegaciones, en subsidio, se interpone la excepción dilatoria de
incompetencia del tribunal, y para el caso de ser ambos denegados, se contesta la
demanda oponiendo la excepción perentoria del pago de la deuda, por ejemplo.
Aplicando el principio dispositivo pertinente, las partes pueden suspender el
comparendo o postergarlo para una audiencia próxima ya sea invocando algún motivo o
causal o simplemente comunicándole al juez su intención sin expresar motivo, a este juez
no le resta sino aceptar lo que sobre el tema acuerden las partes. No puede el juez, y
carece de facultades para ello, ordenar la continuación de la audiencia hasta agotar el
debate o rechazar una petición formulada en tal sentido de común acuerdo por las partes.
Recordemos que el artículo 63 del Código de Procedimiento Civil, autoriza a las partes a
suspender el procedimiento si están de acuerdo en ello por un lapso máximo de 90 días.
El juez luego de llamar a conciliación, después de fracasada ésta y después de
haber verificado personalmente el examen de los autos, y constatada la existencia de
estos hechos sustanciales, controvertidos y pertinentes, recibe a prueba la causa, ésta se
rinde en el plazo y forma establecidos para los incidentes (Artículo 686 del Código de
Procedimiento Civil), se refiere aquí, al artículo 90 inciso 1° del Código de Procedimiento
Civil, por tanto se abrirá un término probatorio de 8 días, y dentro de los dos primeros días
del mismo deberá presentarse la lista de testigos.
¿Hay lugar a un término de prueba extraordinario en el procedimiento incidental? Sí,
además podría haber un término de prueba especial, si sobreviene entorpecimiento en el
término probatorio ordinario o extraordinario.
Artículo 686 del Código de Procedimiento Civil: producción de la prueba en forma y
plazos de incidentes. Resolución que recibe la causa a prueba en el juicio sumario se
notifica por cédula, por la regla general del artículo 48 del Código de Procedimiento Civil;
en cambio, la resolución que recibe a prueba el incidente se notifica por el estado diario;
esta forma de notificación no se traspasa al juicio sumario, pues lo que se hace conforme al
procedimiento incidental, es la producción de la prueba, no la notificación de la resolución
que recibe a prueba la causa.

2.- Sólo concurre el demandante:

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Es decir, el demandado se encuentra en rebeldía. Si no comparece el demandado se


puede (si hay motivos fundados para ello) pedir por el demandante al tribunal, que se
acceda provisionalmente a lo pedido en la demanda, así lo indica el artículo 684 del
Código de Procedimiento Civil; se procederá entonces con la contestación ficta o
simbólica de la demanda y que por ende, el juez puede dar cumplimiento a lo dispuesto
en el artículo 262 del Código de Procedimiento Civil, tendrá que llamar a conciliación y
darla por fracasada ante la ausencia del demandado para poder seguir el desarrollo
normal del pleito.
Puede también en esta situación de rebeldía del demandado, ordenar que se reciba
la causa a prueba o bien citar a las partes para oír sentencia, según lo estime de derecho
Art. 685 CPC
Veamos lo relativo a la concesión provisional de lo pedido en la demanda (Artículo
684 del Código de Procedimiento Civil), esta es una característica propia del juicio sumario,
inexistente en otros juicios de nuestro sistema. El juez tiene esta facultad de acceder
provisionalmente a la demanda en la medida que lo solicite con fundamento plausible el
demandante y, en la medida que el demandado esté rebelde. Si el juez da lugar a la
concesión provisional de lo pedido en la demanda, el demandado puede apelar de esa
resolución y este recurso se concede en el solo efecto devolutivo, según el artículo 691 del
Código de Procedimiento Civil. Pero ese demandado rebelde que se ve afectado por la
concesión provisional de lo pedido en la demanda puede también deducir oposición a esa
concesión provisional y va a formular esa oposición dentro del plazo fatal de 5 días que se
cuentan desde la notificación de esa resolución, y esa oposición se va a estimar como una
contestación a la demanda. Frente a esta oposición que formula el demandado, el tribunal
va a citar a una nueva audiencia, la que se va a tramitar de igual forma que la primera.
Pero advierte el legislador que el hecho de haberse formulado esta oposición y de citarse a
esta nueva audiencia, no suspende el cumplimiento de lo solicitado provisionalmente, ni
tampoco se va alterar la condición jurídica de las partes, se mantiene la calidad de
demandante y demandado iniciales. Esa resolución que cita a las partes a esa segunda
audiencia se notifica por cédula. Pero también puede suceder que el demandado no
deduzca oposición dentro de ese plazo de 5 días, y por ende no se opone a la concesión
provisional de la demanda, en tales circunstancias el tribunal va a recibir a prueba la causa
o bien va a citar a las partes para oír sentencia según lo estime de derecho, así lo dice el
artículo 685 del Código de Procedimiento Civil.

3.- Sólo concurre el demandado:


En este caso, ante la incomparecencia del actor, el demandado va a contestar la
demanda y oponer todas sus excepciones tanto dilatorias como perentorias e incidentes
que estime pertinentes, igual que en la primera situación.
Cabe destacar, que no es necesaria la presencia del actor en este comparendo de
estilo, y que no es necesario tampoco que éste ratifique su demanda en este comparendo.
Al demandante le basta proponer su demanda y notificarle en forma legal para que el
juicio se dé por iniciado y continúe su desarrollo aún cuando el no concurra a este
comparendo; y esta incomparecencia del actor no puede estimarse como una renuncia
de la acción, como un desistimiento de la demanda, ni tampoco va a servir para que el
demandado pida el rechazo de la demanda porque ella no ha sido notificada por el actor,
ese trámite de la notificación de la demanda es inexistente en la ley, de modo que no se
ajusta a derecho una petición en tal sentido. Por lo demás así lo ha reconocido la
jurisprudencia de los tribunales en un fallo del año 1961, la Corte de Apelaciones de
Santiago manifestó lo siguiente: “En el juicio sumario la comparecencia del demandante a
la audiencia de estilo no constituye una exigencia de la ley, y por lo tanto su omisión no

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lleva envuelta una nulidad procesal de aquellas que el juez puede declarar de oficio para
enmendar o corregir el procedimiento”.
Recordemos además que al demandado le está vedado reconvenir, de modo que
la presencia del actor es irrelevante en ese sentido.

4.- Ninguna de las partes concurren:


En esta situación el comparendo a que fueron convocadas no se lleva a cabo; el
tribunal de oficio no puede llevar adelante este comparendo (principio de pasividad)
De modo tal que si no concurren las partes el día y a la hora que se determinaron,
ese comparendo no se verifica y la parte interesada en llevar adelante el juicio tendrá que
pedir un nuevo día y hora para la celebración del comparendo. Se notificará esa
resolución por cédula.
Si ninguna de las partes se interesa en activar el juicio, este quedará inactivo hasta
que se decida a moverlo, y podrán transcurrir los plazos legales para que alguna de ellas (el
demandado obviamente) pueda pedir en un momento el abandono del procedimiento.

La conversión o sustitución del procedimiento: (característica propia del juicio sumario)


A este fenómeno se refiere el artículo 681 del Código de Procedimiento Civil. De él se
desprende que puede ser de dos clases:
A) Del procedimiento sumario a uno ordinario.
B) Del procedimiento ordinario a uno sumario

Casos en que procede la sustitución del procedimiento


Tiene lugar sólo en los casos del inciso 1° del artículo 681 del Código de
Procedimiento Civil, lo que significa que procederá cuando la naturaleza de la acción
deducida requiera de una tramitación rápida para que sea eficaz. Esto es, cuando se inicia
un procedimiento sumario según lo dispone el inciso 1°, éste puede devenir en un juicio
ordinario, pero no siempre, ya que el artículo 681 parte final del Código de Procedimiento
Civil, agrega que deben existir motivos fundados para ello.
No hay sustitución del procedimiento sumario a uno ordinario cuando se trate de los
juicios a que se refiere el artículo 680 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
Oportunidad para solicitar la sustitución de procedimiento
La ley nada dice a este respecto. Este silencio ha dado lugar para que tanto la
jurisprudencia como la doctrina sustenten dos posiciones diversas:
1.- La primera posición sostiene que la sustitución de procedimiento puede solicitarse
antes de la contestación de la demanda, como una excepción dilatoria en el juicio
ordinario, o como tal, en el comparendo del juicio sumario, por consiguiente no
puede pedirse después de contestada la demanda, sea que se trate de un juicio
ordinario o sumario.
2.- La segunda corriente, sostiene que la sustitución puede solicitarse aún después de
contestada al demanda, siempre que aparezcan motivos fundados para ello y antes
de que se dicten resoluciones que establezcan derechos permanentes a favor de las
partes o se pronuncien resoluciones que signifiquen un pronunciamiento de modo
definitivo sobre el procedimiento.
Fundamentos de una u otra actitud:
1.- Antes de contestar la demanda: (sustitución del procedimiento ordinario al
sumario)
 Los incidentes que se promuevan en un juicio ordinario se rigen por las reglas de
los artículos 84, 85 y 86 del Código de Procedimiento Civil; y según el artículo 84 del
Código de Procedimiento Civil, los incidentes que nacen de un hecho co-

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existente con la iniciación del juicio deben proponerse antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito, y la sustitución de procedimiento es un incidente
cuya causa es coetánea con la iniciación de juicio y como debe ser promovida
antes de realizar cualquier gestión principal, debe alegarse antes de contestar la
demanda. Este incidente particular de sustitución de procedimiento nace junto
con iniciarse el pleito, como un defecto legal en el modo de proponer la
demanda.
 Al solicitarse la sustitución del procedimiento lo que se pretende es corregir el
procedimiento con que se ha iniciado el juicio y por consiguiente de acuerdo con
lo que prescribe el artículo 303 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil, debe
interponerse como una excepción dilatoria del juicio ordinario, lo que sólo puede
realizarse antes de contestar la demanda y dentro del término de emplazamiento.

2.- En cualquier estado del juicio, siempre que aparezca la necesidad de aplicarlo:
 El Art. 681 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, no restringe la aplicación a
una etapa del pleito, toda vez que la necesidad de sustituir el procedimiento
puede aparecer en cualquier estado del juicio y ese será el instante cuando
procede promover este incidente.
 Es errónea la afirmación que se hace en el sentido de que al solicitarse la
sustitución del procedimiento lo que se pretende es la corrección de éste, ya que
con la sustitución no se persigue corregir vicios del procedimiento, sino lo que se
pretende es hacer más expedita y eficaz el ejercicio de la acción instaurada.
 El incidente de sustitución no nace junto con iniciarse el litigio, porque la
necesidad de aplicar el procedimiento sumario es la determinante de tal cambio
y puede aparecer esta necesidad durante la secuela del juicio y allí entonces no
sería aplicable al caso lo prescrito en el artículo 84 del Código de Procedimiento
Civil.
Conversión de juicio sumario a ordinario:
Se ha planteado prácticamente la misma discusión de que dimos cuenta y para
algunos este incidente de sustitución debe promoverse en la audiencia de contestación de
la demanda, y antes de contestar la demanda. Se basan para ello en lo prescrito en el
artículo 690 del Código de Procedimiento Civil, que indica que todos los incidentes deben
promoverse en esta audiencia de estilo.
En cambio, los que no participan de esta opinión, dicen que se va a poder promover
este incidente en cualquier estado del juicio siempre que existan motivos fundados para
ello.
Resolución que se pronuncia sobre la sustitución de procedimiento:
Se sostiene que la resolución que falla este incidente es una sentencia interlocutoria,
de aquellas que establecen derechos permanentes en favor de las partes y en opinión de
éstos autores, no procede en su contra un recurso de casación, porque no se trata de una
sentencia interlocutoria que ponga término al juicio o que haga imposible su continuación,
únicos casos en que procede el recurso de casación. (El Profesor de Derecho Procesal de
la Universidad de Concepción don Héctor Oberg Yañez discrepa de esta afirmación y
señala que procede el recurso de casación ya que la sentencia interlocutoria referida pone
término al juicio ordinario para que continúe como sumario o a la inversa).
Impugnación de la resolución de sustitución del procedimiento:
Para saber los recursos que se conceden y los efectos de los mismos, hay que distinguir:
1. Si se trata del juicio ordinario
2. Si se trata del juicio sumario.

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1.- Si se trata de un juicio ordinario. La resolución que da lugar al cambio de procedimiento


según el artículo 691 inciso 1° del Código de Procedimiento Civil, es apelable en ambos
efectos; y aquella que no da lugar al cambio de procedimiento es apelable en el solo
efecto devolutivo, según el artículo 194 N° 2 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Si se trata de un juicio sumario. Sea que la resolución dé o niegue lugar a la sustitución
del procedimiento, ella es apelable, y el recurso debe concederse en el sólo efecto
devolutivo según el inciso 2° del artículo 691 del Código de Procedimiento Civil.
Conviene tener presente que tratándose de este procedimiento sumario, toda
resolución debe dictarse a más tardar dentro de segundo día, esta es la regla general y así
lo manifiesta el inciso 2° del artículo 688 del Código de Procedimiento Civil, en orden a que
la sentencia definitiva tiene que dictarse en el plazo de 10 días siguientes a la fecha de la
resolución que citó a las partes para oír sentencia.
La sentencia definitiva que debe dictarse en el juicio sumario, en el plazo
excepcional de 10 días, puede impugnarse: (esa sentencia definitiva se notifica por
cédula)
1.- Procede la apelación en ambos efectos, al tenor del Artículo 691 inciso 1° del Código de
Procedimiento Civil.
2.- Recurso de casación, siguiendo reglas generales, incluso puede pensarse en el recurso
de revisión si se dan las condiciones o requisitos que contempla el Artículo 810 del Código
de Procedimiento Civil.
Respecto de otras resoluciones que pueden dictarse en este procedimiento sumario,
la apelación se concede en el sólo efecto devolutivo (Artículo 691 inciso 2° del Código de
Procedimiento Civil). Agrega también el inciso 1° del artículo 691 del Código de
Procedimiento Civil, que la apelación se va a conceder en el sólo efecto devolutivo si de
otorgarse en ambos efectos hallan de eludirse sus resultados, de modo que si bien la regla
general es que la sentencia definitiva es apelable en ambos efectos, puede llegar a
concederse en el sólo efecto devolutivo si se van a eludir los resultados del juicio.
Esta apelación, en la segunda instancia, se sujeta en cuanto a su tramitación, a las
reglas establecidas para los incidentes. (inciso final del artículo 691 del Código de
Procedimiento Civil).
Materia relacionada con el recurso de apelación, es la del artículo 692 del Código de
Procedimiento Civil, que señala que en segunda instancia podrá el tribunal de alzada, a
solicitud de parte pronunciarse por vía apelación sobre todas las cuestiones que se hallan
debatido en primera para ser falladas en definitiva, aún cuando no hallan sido resueltas en
el fallo apelado. Esto, es algo excepcional dentro del recurso de apelación, ya que es una
excepción a lo dispuesto en el Artículo 208 del Código de Procedimiento Civil, que señala
que podrá el tribunal de alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre
las cuales no se hallan pronunciado la sentencia apelada por ser incompatible con lo
resuelto en ella, sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior, todo ello,
en relación con el artículo 170 N° 6 del Código de Procedimiento Civil. Esta última norma
señala que, las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que
modifiquen o revoquen en su parte dispositiva de las otros tribunales contendrán: N° 6 La
decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y
excepciones que se hallan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de
aquellas que sean incompatibles con las aceptadas.
En igual forma deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que
confirmen sin modificación las de primera cuando estas no reúnen todos o algunos de los
requisitos indicados en la enunciación precedente.

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Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos la de segunda que


modifique o revoque no necesita consignar la exposición de las circunstancias
mencionadas en los números 1°, 2°, 3° del presente artículo y bastará referirse a ella.

CAPITULO VI - LOS PROCEDIMIENTOS EJECUTIVOS

I.- GENERALIDADES.
Sabemos que la jurisdicción se compone de tres fases o etapas, que han sido
denominadas por la doctrina como los momentos jurisdiccionales. Tradicionalmente la
justicia es representada con la balanza y la espada, siendo las fases de discusión y fallo la
representación de la balanza, en tanto que la fase de ejecución lo es de la espada.
No obstante lo anterior, cabe señalar que dentro de los procedimientos ejecutivos, se
incluye a veces una fase de conocimiento, la que puede tener diversos grados, siendo más
amplia o más restringida según el caso. Por ejemplo, en los juicios ejecutivos que regulan los
títulos 1º y 2º del Libro II del CPC, tenemos una fase de conocimiento taxativa, genérica
pero amplia. Esto porque, no obstante la defensa del ejecutado es taxativa, existe una gran
cantidad de excepciones que puede hacer valer el ejecutado (artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil).
Pero este tercer momento jurisdiccional no siempre se verifica, toda vez que hay
resoluciones judiciales que no requieren ser cumplidas por la fuerza, sino que cumplen su
objetivo sólo por el hecho de su declaración, como la sentencia ejecutiva meramente
declarativa. Además, la ejecución se aplica respecto de las sentencias de condena, sólo
en caso de que no se hubiera dado un cumplimiento espontáneo de la sentencia judicial.
Sin embargo, cuando si se presenta, se desarrolla a través de procedimientos compulsivos
que son básicamente los siguientes:
- Cumplimiento Incidental.
- Juicio Ejecutivo
- Procedimiento Supletorio General
- Procedimientos Ejecutivos Especiales
Dentro de estos procedimientos ejecutivos hay algunos que sólo se aplican respecto
de sentencias judiciales, como el cumplimiento incidental. A la inversa, hay procedimientos
ejecutivos que sirven para hacer cumplir obligaciones que no sólo constan en sentencias,
sino que además en otros antecedentes, a los cuales la ley ha otorgado el carácter de
indubitado. En este grupo está el juicio ejecutivo, que sirve para hacer cumplir no sólo las
sentencias judiciales, sino también otros títulos ejecutivos a los que el legislador otorga tal
carácter (títulos ejecutivos).
Finalmente, hay procedimientos ejecutivos que sólo sirven para hacer cumplir títulos
ejecutivos especialmente creados por el legislador, como el procedimiento de realización
de prenda civil y otros contemplados en leyes especiales, pero el más importante es el
procedimiento especial establecido en el artículo 98 de la Ley General de Bancos.
En consecuencia, dentro de nuestra legislación tenemos procedimientos ejecutivos
que sirven sólo para sentencias judiciales, otros para sentencias judiciales y títulos ejecutivos,
y otros que sirven sólo para títulos ejecutivos.

II.- CUMPLIMIENTO INCIDENTAL DE LA SENTENCIA.


Es aquel procedimiento de ejecución que se tramita ante el mismo tribunal que
pronunció la sentencia, concurriendo los siguientes requisitos o presupuestos:
1. Que se trate de una sentencia definitiva o interlocutoria;

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2. Que dicha sentencia se encuentre firme o ejecutoriada, o que al menos cause


ejecutoria;
3. Que la prestación contenida en el fallo se haya hecho exigible; y,
4. Que no haya transcurrido más de un año desde la fecha en que la prestación se hizo
exigible.
Cuando nos encontramos ante sentencias que contengan prestaciones periódicas,
el plazo del año se cuenta desde que se hace exigible cada prestación periódica o la
última de las que se cobre. El ejemplo típico es la sentencia que condena al pago de una
prestación alimenticia; en este caso, se cuenta el plazo de un año desde que se ha hecho
exigible la última que se está cobrando.
Según lo expresado en la primera sección de este capítulo, y a la luz del primero de
los requisitos o presupuestos de procedencia de esta clase de procedimiento de ejecución,
vemos claramente que no es posible perseguir ni obtener por esta vía el cumplimiento
forzado de otros títulos ejecutivos distintos de una sentencia judicial.
Una de las particularidades adicionales que presenta este procedimiento, es que la
solicitud de cumplimiento forzado, debe necesariamente presentarse ante el mismo tribunal
que conoció del asunto en primera o única instancia y que dictó el fallo cuya ejecución se
persigue.

Procedimiento:
1. Demanda: Se presenta ante el tribunal que dictó la sentencia, y dentro del plazo de un
año desde la exigibilidad de las prestaciones en él contenidas. Se trata de un escrito en
el que se solicita el cumplimiento incidental de la sentencia y que debe cumplir las
formalidades de una demanda incidental.

2. Providencia: El tribunal, frente a este escrito, dicta una resolución que normalmente
concede la solicitud, pero con citación del sujeto pasivo ("como se pide, con citación").

3. Notificación: Esta resolución debe ser notificada por cédula al apoderado del sujeto
pasivo (artículo 223 del Código de Procedimiento Civil). Además, es necesario que se
remita una carta certificada tanto al apoderado como a la parte, en los términos del
artículo 46 del Código de Procedimiento Civil, al mismo domicilio en que se haya
notificado la demanda. En caso que el cumplimiento se solicite respecto de tercer0os, a
éstos deberá notificárseles personalmente.

4. Excepciones: Frente a la notificación, el ejecutado tiene la posibilidad de oponerse,


pero su defensa se encuentra expresamente limitada por el artículo 234 del Código de
Procedimiento Civil, exclusivamente a las siguientes excepciones:
a) Pago de la deuda.
b) Remisión.
c) Concesión de esperas o prórrogas de plazo.
d) Novación.
e) Compensación.
f) Transacción.
g) Haber perdido la sentencia su carácter de ejecutoria, sea absolutamente o por haber
vencido el plazo de un año.
h) La excepción del artículo 464 Nº 15 del Código de Procedimiento Civil (pérdida de la
cosa que se debe) y la excepción del artículo 534 del Código de Procedimiento Civil
(imposibilidad absoluta para la ejecución de la obra). En ambos casos, solo se admite
la excepción si existe fundamento plausible.

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i) Falta de oportunidad de la ejecución (también requiere fundamento plausible)


j) Si el sujeto pasivo de la ejecución es un tercero, puede además oponer la excepción
de no empecerle la sentencia

5. Tramitación de las Excepciones: Todas las excepciones que se hacen valer en el


cumplimiento incidental, a excepción de las indicadas en la letra h) anterior, se deben
fundar en antecedentes escritos y en hechos acaecidos con posterioridad a la
dictación de la sentencia de cuyo cumplimiento se trata. El plazo para formular las
excepciones es de tan sólo 3 días, salvo que el sujeto pasivo sea un tercero, quien
dispondrá de un plazo es de 10 días. En ninguno de los casos anteriores de admite
ampliación de plazos. Las excepciones se tramitan en forma incidental, pudiendo el
tribunal rechazarlas de plano cuando no reunieren los requisitos antes indicados.

6. Procedimiento de Apremio: En este procedimiento no existe el mandamiento de


ejecución y embargo, sino que con el sólo mérito de la resolución que provee la solicitud
( "como se pide, con citación"), puede procederse al embargo de bienes suficientes del
deudor. Conciliando esta norma con la del artículo 253 Nº 3 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil, aparece de manifiesto que el embargo sólo procede cuando la
sentencia establece la obligación de pagar una suma de dinero, y no hay fondos
retenidos ni bienes precautoriados. El embargo mismo y la resolución que lo ordena,
deben notificarse por cédula (en el procedimiento ejecutivo jamás se notifica el
embargo). El artículo 235 del Código de Procedimiento Civil en sus diversos numerales, se
encarga de indicar las diversas alternativas de cumplimiento que pueden decretarse
conforme a este procedimiento, según la prestación contenida en la sentencia:
a) Si se ha ordenado entregar una especie o cuerpo cierto, deberá procederse a la
entrega, pudiendo hacerse uso del auxilio de la fuerza pública.
b) Si la especie no es habida, se procederá a tasar su valor conforme a las reglas del
Título XII del Libro IV del Código de Procedimiento Civil, y luego se procede como si se
tratara se una suma de dinero.
c) Si se manda pagar una suma de dinero, deberá hacerse pago al acreedor con los
fondos retenidos, previa liquidación del crédito y las costas, o se dispondrá la
realización de los bienes que estén garantizando los resultados del juicio. Si no hay
bienes ni fondos, se procederá al embargo y realización de bienes suficientes.
d) Si se manda a pagar una cantidad de un género determinado, se procede como en
el caso anterior, previa gestión de avaluación si fuere necesaria.
e) Si se ordena la ejecución de una obligación de hacer, se aplica el procedimiento de
apremio de dichas obligaciones, siendo aplicables las normas especiales del
embargo en este procedimiento, si hubiere que embargar y rematar bienes.
f) Si se condena a la devolución de frutos o indemnización de perjuicios, y se hubiere
hecho reserva para discutir su existencia y monto en la ejecución, conforme al
artículo 173 del Código de Procedimiento Civil (sólo en casos de responsabilidad
contractual), el actor debe demandar la determinación de la especie y monto de los
perjuicios conjuntamente con solicitar el cumplimiento del fallo. Se tramitará como
incidente, y de haber oposición, ambas cuestiones se tramitarán conjuntamente
resolviéndose en una sentencia.

7. Regla de Clausura: En todo lo no previsto por este procedimiento, se aplicarán las


normas del juicio ejecutivo, respecto del embargo y procedimiento de apremio. El
legislador reconoce que el procedimiento natural y obvio para obtener el cumplimiento
de una sentencia es el procedimiento incidental y no el juicio ejecutivo. De hecho, por

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encontrarse regulado entre las disposiciones comunes a todo procedimiento, es


aplicable a cualquier clase de sentencias dictadas en toda clase de procedimientos,
sean éstos ordinarios o especiales. No obstante, el inciso segundo del artículo 237 del
Código de Procedimiento Civil otorga al actor la posibilidad de usar el juicio ejecutivo,
por el sólo hecho de demandar la ejecución ante un tribunal distinto del que pronunció
el fallo.

III.- EL JUICIO EJECUTIVO.


1. Concepto: Para que los derechos y sus obligaciones correlativas sean exigibles, es
preciso que existan medios compulsivos para obtener su cumplimiento. Cuando los
derechos son disputados, deberá seguirse un procedimiento ordinario que los declare,
pero cuando se encuentran contenidos en una sentencia u otro documento auténtico,
procede exigir su realización por medio de un procedimiento mas breve y de carácter
coercitivo. Conforme a lo anterior, podemos definir al juicio ejecutivo como "aquel
procedimiento contencioso especial, que tiene por objeto obtener, por vía de apremio,
el cumplimiento de una obligación convenida o declarada fehacientemente, que el
deudor no cumplió en su oportunidad."

2. Características:
a) Es un procedimiento de aplicación general, no obstante su ubicación en el Código
de Procedimiento Civil, porque actúa de manera supletoria respecto de los
procedimientos ejecutivos especiales.
b) Sirve para perseguir la ejecución de cualquier clase de obligación que se encuentre
contenida en un título ejecutivo y no sólo en una resolución judicial.
c) Es un procedimiento compulsivo o de apremio (embargo, remate y pago)
d) Se funda en una obligación indubitada, revestida de una presunción legal de
veracidad.
e) Como consecuencia de lo anterior, los medios y posibilidades de defensa se
encuentran taxativamente delimitados, aunque menos que en el procedimiento
incidental.
f) La rebeldía del ejecutado, libera al tribunal de la obligación de pronunciarse sobre el
fondo del asunto, limitándose a disponer las medidas de apremio que fueren
procedentes.
g) Se aplican de manera supletoria, las disposiciones comunes a todo procedimiento.

3. Clasificaciones:
a) Según la naturaleza de la obligación: Existen procedimientos ejecutivos por
obligación de dar, de hacer y de no hacer. En el presente capítulo analizaremos las
normas del juicio ejecutivo por obligación de dar, sin perjuicio que al final
dedicaremos una mención especial a las particularidades que presentan los otros
procedimientos.
b) Según su ámbito de aplicación: Puede ser general o especial.
c) Según la cuantía del asunto: Puede ser de mayor o de mínima cuantía.

4. Estructura del Procedimiento: Lo normal en esta clase de procedimientos es que se


tramite en dos cuadernos separados. El primero de ellos será el cuaderno ejecutivo, en
el cual se tramitarán las cuestiones de fondo, conformadas fundamentalmente por la
demanda y las excepciones que oponga el deudor. El otro es el cuaderno de apremio,
en el cual se tramitan todas las cuestiones relacionadas con la traba del embargo, la
realización de los activos y el pago de los créditos. Ambos cuadernos se relacionan a

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través del "mandamiento de ejecución y embargo", cuyo despacho se decreta en el


cuaderno ejecutivo, pero cuya materialidad se verifica en el cuaderno de apremio.
Adicionalmente, pueden existir tantos otros cuadernos como tercerías se interpongan.
Cabe anticipar que las tercerías en el juicio ejecutivo tiene una reglamentación
específica.

5. Presupuestos o Condiciones Básicas del Juicio Ejecutivo: Para que pueda exigirse
ejecutivamente el cumplimiento de una obligación de dar, se requiere la concurrencia
de cuatro condiciones:
a) Acción Ejecutiva No Prescrita: El plazo de prescripción de la acción ejecutiva es de 3
años, contados desde que la obligación se haya hecho exigible. Vencido dicho
plazo, la acción ejecutiva se convierte en ordinaria y subsiste como tal hasta por dos
años mas (en ese período se tramita conforme al juicio sumario por el artículo 680 Nº 7
del Código de Procedimiento Civil). No obstante la anterior es la regla general,
existen ciertos plazos especiales de prescripción, según la naturaleza del título
ejecutivo:
i. La acción ejecutiva en contra del obligado al pago de letra de cambio o pagaré
prescribe en el plazo de 1 año contado desde la fecha de vencimiento del
documento.
ii. La acción ejecutiva en contra del obligado al pago de un cheque, prescribe en el
plazo de 1 año desde el protesto (el protesto lo hace el Banco respectivo). Es
distinto a la caducidad del cheque, la cual se produce si este no se cobra dentro
de los 60 días siguientes a la fecha de su giro
En términos generales, y conforme a las normas tanto del Código de Procedimiento
Civil como del Código Civil, la interrupción civil de la prescripción se produce por la
notificación válida de la demanda, excluyendo a las medidas prejudiciales. No
obstante, excepcionalmente el legislador, tratándose de letras de cambio y pagarés,
ha contemplado otras dos situaciones en que no se ha verificado el requerimiento de
pago, y sin embargo se produce la interrupción:
i. Por la notificación de toda gestión judicial necesaria o conducente a la
presentación de la demanda o para preparar la ejecución (se interrumpiría por
gestión preparatoria o medida prejudicial preparatoria)
ii. Por la notificación de la solicitud para que se declare el extravío de la letra de
cambio o pagaré. Aquí hay un procedimiento no contencioso de reconstitución
por extravío, necesario para la presentación de la demanda, pero que el
legislador incluyó en estas excepciones por su importancia.
Otro tema importante en relación con la prescripción, dice relación con su
declaración. Lo normal, es que para que pueda ser declarada por un tribunal, debe
ser alegada por alguna de las partes. Sin embargo, el juicio ejecutivo contempla una
excepción, al señalar en su artículo 442 del Código de Procedimiento Civil, que el
tribunal, una vez presentada la demanda ejecutiva, y antes de proveerla, debe
examinar el título, y si éste tiene mas de 3 años desde la exigibilidad de la obligación,
deben denegar la ejecución. Se ha discutido en la doctrina si este caso de
excepción en que el tribunal puede de oficio declarar la prescripción, es exclusivo
del plazo de 3 años, o se aplica a los plazos especiales de prescripción antes
indicados. Hay dos teorías al respecto:
i. No se aplicaría:
i. Por ser una disposición excepcional debe ser interpretada restrictivamente.
ii. Argumento histórico: este plazo, de acuerdo al Código Civil, antes de la
dictación de la Ley N° 18.092 sobre letra de cambio y pagaré, era de 4 años.

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Cuando se dictó esa ley, se redujo el plazo de prescripción de las letras y


pagarés de 4 años a uno. Entre otras normas, dicha ley modifico el Código de
Procedimiento Civil, específicamente el Nº 4 del artículo 434 del Código de
Procedimiento Civil. Si el legislador estaba consciente de la modificación al
Código de Procedimiento Civil, debió haber modificado expresamente el
artículo 442 del Código de Procedimiento Civil, lo cual no hizo.
ii. Si se aplicaría:
iii. Donde existe la misma razón debe existir la misma disposición.
iv. Tratándose del juicio ejecutivo, donde se afecta siempre el patrimonio de la
persona, o a lo menos la facultad de disposición a través del embargo, el
legislador quiere que el juez tenga una actitud más activa (en relación con el
artículo 441 del Código de Procedimiento Civil). El examen del tribunal debe
comprender todos los presupuestos para iniciarse el juicio ejecutivo, incluyendo
la prescripción de la acción.
En definitiva esta discusión es una tanto retórica, toda vez que si el juez no declara la
prescripción de oficio, el ejecutado igualmente tiene la posibilidad de alegarla como
excepción a la ejecución (artículo 464 Nº 17 del Código de Procedimiento Civil). Al
respecto, debemos hacer presente que es preciso distinguir entre la prescripción de
la obligación y la prescripción de la acción ejecutiva, tal cual lo hace el referido
artículo 464 Nº 17 del Código de Procedimiento Civil. En estos términos, debemos
ratificar que el artículo 442 del Código de Procedimiento Civil no se refiere a la
obligación sino al título en si mismo y a la acción que de él emana.

b) Obligación Actualmente Exigible: (artículo 437 del Código de Procedimiento Civil) Se


entiende que una obligación es actualmente exigible cuando no está sujeta en su
cumplimiento a plazo, condición o modo. Si la obligación está sujeta a alguna
modalidad que afecte su exigibilidad, el tribunal podría denegar la ejecución
(artículo 441 del Código de Procedimiento Civil), a menos que se admita la
interpretación amplia de este artículo. Aún cuando el tribunal de curso a la
ejecución, el ejecutado puede reclamar de esta falta mediante la excepción del
artículo 464 Nº 7 del Código de Procedimiento Civil. Otros elementos que implican
una falta de exigibilidad son las excepciones de "la mora purga la mora" y la
"excepción de contrato no cumplido". Se discute en doctrina, en que momento debe
examinarse la exigibilidad: si al entablar la demanda, al examinar el título o al
notificar la resolución que provee la demanda. La mayoría opta por la segunda
opción, aunque algunos estiman que como el análisis del artículo 441 del Código de
Procedimiento Civil se refiere exclusivamente a la prescripción, la exigibilidad debe
examinarse al momento de notificar el proveído de la demanda.

c) Obligación Líquida: (artículo 438 del Código de Procedimiento Civil) El legislador


establece una serie de reglas para determinar la liquidez de la obligación:
i. Obligaciones Líquidas Per Se: Cuando no se requiere realizar ninguna actuación
previa para determinar el valor de la obligación. Son los casos contemplados en
los numerales 1º y 3º del artículo 438 del Código de Procedimiento Civil, referidos a
casos en que la ejecución recae sobre la especie o cuerpo cierto debida, o sobre
una cantidad de dinero, líquida o liquidable por medio de simples operaciones
matemáticas, con solo los datos que el título ejecutivo manifieste (ejemplo: deuda
en Unidades de Fomento.)
ii. Obligaciones Que No Son Líquidas Per Se: Cuando la cosa debida no está en
poder del deudor o de debe una cantidad de un género determinado. En ambos

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casos es preciso efectuar la llamada gestión preparatoria de la vía ejecutiva de


“avaluación”, la cual consiste en que el tribunal, a solicitud del ejecutante,
decretará la avaluación de la deuda por parte de un perito, que
excepcionalmente es nombrado directamente por el tribunal. El informe puede
ser objetado por el ejecutante. Si no hay objeción, el tribunal lo tiene por
acompañado, y una vez hecho esto, el ejecutante puede presentar la acción
ejecutiva solicitando el despacho del mandamiento de ejecución y embargo,
con lo cual se conformó para siempre con la avaluación. El ejecutado tiene dos
oportunidades para objetarla. La primera es al momento de acompañarse el
informe pericial, durante la gestión preparatoria, y la segunda oponiendo la
excepción de exceso de avalúo del artículo 464 Nº 8 del Código de
Procedimiento Civil.
iii. Obligaciones en parte líquidas y en parte ilíquidas: Conforme al artículo 439 del
Código de Procedimiento Civil, podrá procederse ejecutivamente por la primera
parte, reservándose el acreedor el derecho para reclamar el resto por la vía
ordinaria.
iv. Obligaciones en Moneda Extranjera: Nunca es necesario efectuar previamente su
avaluación, pero la Ley Nº 18.010 sobre Operaciones de Crédito de Dinero, exige
que conjuntamente con la presentación de la demanda, se acompañe un
certificado de un Banco, de no mas de 10 días de antigüedad, que establezca la
equivalencia en pesos chilenos y haga líquida la obligación.

d) Existencia de un Título Ejecutivo: El requisito o presupuesto de procedencia del juicio


ejecutivo es que la obligación cuyo cumplimiento se persigue, se encuentre
contenida en un título ejecutivo. Los elementos comprendidos para estar ante título
ejecutivo son tres:
i. Solo pueden ser creados por ley y no existen más que los que el legislador
establece.
ii. Tienen carácter solemne, en cuanto es el legislador quien establece la forma o
procedimiento para obtenerlos.
iii. Deben bastarse por si mismos. No obstante, es posible que existan títulos ejecutivos
compuestos, cuando materialmente conste en dos o más instrumentos. En estos
caso, para ser posible la ejecución es necesario que ambos títulos tengan
carácter de ejecutivo.
iv. Tiene que ser un título ejecutivo perfecto, que permita demandar de inmediato
por la vía ejecutiva, conteniendo todos los elementos propios de la acción
ejecutiva y todos los elementos que deben concurrir al momento de presentar la
demanda ejecutiva y requerir de pago al deudor. De lo contrario, será preciso
efectuar gestiones preparatorias previas.
Clasificaciones:
i. En cuanto a si permiten iniciar o no de inmediato la ejecución, pueden ser títulos
ejecutivos perfectos e imperfectos.
ii. En cuanto a su fuente, pueden ser de origen judicial, convencional o
administrativa.
iii. Según la voluntad manifestada para constituirlos, pueden ser unilaterales o
bilaterales.
iv. Según la norma en la cual están contemplados, existen títulos ejecutivos ordinarios
(artículo 434 del Código de Procedimiento Civil) y especiales (contemplados en la
legislación especial).

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6. Los Títulos Ejecutivos Perfectos: Dijimos previamente que son títulos ejecutivos perfectos
aquellos que tienen plena eficacia desde su otorgamiento y que autorizan por sí solos el
procedimiento ejecutivo. Pertenecen a esta categoría las sentencias judiciales, las
escrituras públicas y las actas de avenimiento debidamente aprobadas.

a) Sentencia Firme, bien sea Definitiva o Interlocutoria: (Artículo 434 N° 1 del Código de
Procedimiento Civil) No importa el tribunal del cual emane. Reviste el carácter de
título ejecutivo, tanto el original de la sentencia como una copia autorizada de la
misma o inclusive la copia archivada o transcrita al Libro copiador de sentencias que
existe en cada tribunal. Se excluyen las sentencias que causan ejecutoria, las cuales
se comprenden en el Nº 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, en
relación con el artículo 192 del Código de Procedimiento Civil.

b) Copia Autorizada de Escritura Pública: (Artículo 434 N° 2 del Código de Procedimiento


Civil) La matriz de la escritura no es título ejecutivo, sino solamente una copia
otorgada cumpliendo con todos los requisitos de autorización que prescribe el COT.
De lo anterior, se entiende que no es título ejecutivo la fotocopia autorizada de una
escritura pública, porque esta forma de autorización no la contempla el COT.

c) Acta de Avenimiento pasada ante Tribunal competente y autorizada por un Ministro


de Fe o por 2 Testigos de actuación: (Artículo 434 N° 3 del Código de Procedimiento
Civil) Es preciso indicar que aquí se hace referencia exclusivamente al avenimiento,
toda vez que tanto la transacción como la conciliación, por muy similares que sean,
se encuentran contemplados en otros numerales del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. En efecto, la Transacción es título ejecutivo cuando consta en
copia autorizada de escritura pública (numeral 2º), en tanto que la Conciliación es
un equivalente de una sentencia definitiva firme o ejecutoriada (numeral 1º).
Respecto del Acta de Avenimiento, para que sea título ejecutivo perfecto, es
necesario que concurran dos requisitos legales:
i. Que sea pasada ante tribunal competente: El alcance de esto es que el acta
haya sido agregada materialmente al expediente y tenida presente por el
tribunal. Otra interpretación es la del profesor Colombo para quien no basta con
la agregación material y que se tenga presente por parte del tribunal, sino que
éste tiene que aprobar el avenimiento. Optar por una u otra tesis, importa tomar
partido ante la misión del juez en los procesos civiles. Si se considera al juez pasivo,
regido por el principio dispositivo, la primera interpretación estaría correcta. Por el
contrario, si se prefiere al juez activo, velando por el cumplimiento de normas de
orden público, la interpretación secundaria estaría correcta. En la práctica, los
tribunales proveen "téngase por aprobado el presente avenimiento en cuanto no
fuese contrario a derecho" lo cual en definitiva no es sino una aprobación
condicional.
ii. Que sea Autorizada por un Ministro de Fe o por 2 Testigos de Actuación: En la
práctica el acta se firma ante notario o ante el secretario del tribunal.

d) Los Títulos de Crédito: En esta parte nos referimos fundamentalmente a la letra de


cambio, el pagaré y el cheque (los comprobantes de tarjeta de crédito se asimilan al
pagaré). El legislador establece que estos documentos pueden constituir tanto títulos
ejecutivos perfectos como imperfectos. Hay 2 casos en que constituyen título
perfecto, sin necesidad de realizar gestiones adicionales:

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i. Cuando el documento ha sido protestado personalmente y el aceptante de la


letra de cambio o suscriptor del pagaré no ha opuesto tacha de falsedad al
momento de protestarse el documento, el documento constituye título ejecutivo
perfecto respecto del aceptante o suscriptor (artículo 434 Nº 4 del Código de
Procedimiento Civil).
ii. Cuando la firma del aceptante, suscriptor o girador de la letra de cambio, pagaré
o cheque ha sido autorizada por un Notario. Es título ejecutivo perfecto, con
independencia de la forma como se realice el protesto.
Independientemente de lo anterior, es muy común encontrar oposiciones a esta
clase de títulos, basados en la falta de pago del impuesto que se establece en la Ley
de Impuesto de Timbres y Estampillas. No obstante, nuestros tribunales han sido
unánimes en señalar que dicha omisión, independientemente de las sanciones
tributarias, no altera de modo alguno la naturaleza ejecutiva de un título.
e) Cualesquiera otros títulos a los que las leyes den fuerza ejecutiva.

7. Los Títulos Ejecutivos Imperfectos o Incompletos: Se trata de aquellos documentos que


contienen una obligación, pero que no gozan del carácter de indubitados, sino que
para ello será preciso realizar previamente una gestión preparatoria de la vía ejecutiva.
Se definen estas gestiones como aquellas actuaciones jurídico procesales realizadas con
el objeto preciso de crear o complementar un título ejecutivo imperfecto, o cumplir en
relación con la obligación contenida en él, con los requisitos legales necesarios para su
plena eficacia y exigibilidad. Durante la gestión preparatoria, las actuaciones del
ejecutado se caracterizan por ser personalísimas, y porque su intervención se encuentra
limitada exclusivamente con el objetivo de la gestión preparatoria, estando
imposibilitado de oponer excepciones o defensas. Lo único que puede hacer es oponer
tacha de falsedad de firma y eventualmente alegar la incompetencia absoluta del
tribunal. Además, la intervención que tenga el ejecutado durante las gestiones
preparatorias de la vía ejecutiva en ningún caso importan una prorroga tácita de la
competencia, pudiendo alegar la incompetencia con posterioridad (artículo 465 del
Código de Procedimiento Civil). Dichas gestiones preparatorias son las siguientes:

a) Reconocimiento de Firma puesto en Instrumento Privado y Confesión de Deuda: Son


dos gestiones preparatorias diferentes e independientes, que se pueden realizar en
forma separada o conjunta. Lo normal y recomendado es que realicen
conjuntamente, por la posibilidad que si una no prospera, si lo haga la otra; por ello
las analizamos en conjunto. De hecho, el legislador se pone en la situación de pedir
ambas gestiones conjuntas, estableciendo que reconocida la firma, quedaría
preparada la ejecución, aunque se niegue la deuda (artículo 436 del Código de
Procedimiento Civil - se entiende que opera igualmente a la inversa). El
reconocimiento de firma se relaciona con los instrumentos privados, los cuales para
constituir título ejecutivo perfecto deben ser reconocidos judicialmente o mandados
tener por reconocido por un tribunal (artículo 434 Nº 4 del Código de Procedimiento
Civil). La confesión de deuda en cambio, se utiliza cuando el documento no está
firmado o no existe documento alguno. No obstante, en ambos casos la tramitación
es similar. La solicitud se provee citando al futuro demandado a reconocer su firma
y/o a confesar la deuda, bajo apercibimiento de tener por reconocida la firma y/o
confesada la deuda, y por tanto preparada la vía ejecutiva. El plazo para
comparecer, aunque normalmente es de 3 días, es judicial y por lo tanto prorrogable.
Frente a la notificación, la cual debe ser personal, el deudor tiene varias opciones:

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i. Comparecer y reconocer su firma o confesar la deuda: Queda preparada la


ejecución, y el título lo constituirá el acta de la diligencia, mas el instrumento
reconocido si lo hay (título compuesto).
ii. Comparecer y negar la firma y la deuda: Fracasa la gestión preparatoria y no
existe título ejecutivo perfecto. Desafortunadamente, el sujeto que siendo citado a
reconocer firma que no sea letra de cambio, cheque o pagaré, la niega
infundadamente, no comete perjurio porque no miente en juicio en que es parte
(requisito del tipo penal), ni comete ningún otro delito, por no existir tipificación.
iii. Comparecer dando respuestas evasivas: Se debe solicitar al tribunal que haga
operar los apercibimientos legales, y el título ejecutivo lo constituirá la resolución
que haga efectivo el apercibimiento, más el instrumento si lo hay.
iv. No comparecer: No existe segunda citación como en el caso de la absolución de
posiciones. Inmediatamente se puede solicitar al tribunal que haga operar los
apercibimientos legales, igual que en caso anterior.

b) Confrontación de Títulos y Cupones: A fin de verificar la plena coincidencia y validez


del título o cupón, y previo a revestirlo de la presunción de los títulos perfectos, el
legislador exige realizar esta gestión preparatoria, la cual se verifica de la siguiente
forma:
i. Títulos: Deben ser confrontados con el libro o talonario del cual fueron emitidos.
ii. Cupones: Se confrontan con el título, y luego se confronta el título con el libro.
Esta gestión no es necesaria respecto de los bonos, toda vez que conforme al artículo
20 de la Ley de Valores y Seguros, los bonos vencidos por sorteo, rescate o expiración
del plazo de vencimiento, y los cupones vencidos tendrán mérito ejecutivo en contra
del emisor.

c) Notificación Judicial del Protesto de Letra de Cambio, Cheque o Pagaré: Es necesario


realizar esta gestión cuando el título de crédito no se encuentra en ninguna de las
hipótesis que lo convierten en título perfecto; esto es, cuando el protesto no fue
personal o la firma del obligado no está autorizada anta Notario. El protesto de las
letras de cambio y de los pagarés lo hace un Notario, en tanto que el protesto de un
cheque lo hace el propio banco librado. La gestión preparatoria consiste en notificar
judicialmente el acta de protesto (no la letra de cambio, ni el cheque ni el pagaré).
El acta de protesto se debe copiar en forma textual y completa en la solicitud, ya
que será el escrito, y la resolución respectiva, lo que el receptor notificará al deudor.
Frente a la solicitud, el tribunal ordena que se notifique al deudor, bajo el
apercibimiento legal de que si no comparece dentro de 3° día a pagar o a oponer
tacha de falsedad a la firma, se tendrá por preparada la vía ejecutiva. Reacciones
posibles del deudor:
i. No hacer nada: En este caso, una vez vencido el plazo, el solicitante debe
presentar un escrito pidiendo que el secretario del tribunal certifique que ha
vencido el plazo sin que se oponga tacha de falsedad a la firma. Con el sólo
mérito del certificado opera el apercibimiento y el demandante queda habilitado
para presentar derechamente la demanda ejecutiva. El título será el título de
crédito, más el acta de protesto y más el certificado. Generalmente se solicitan
copias autorizadas de toda la gestión preparatoria para acompañar a la
demanda ejecutiva.
ii. Comparece dentro de 3° día y tacha de falsa la firma: A diferencia de lo que
ocurre en los demás instrumentos privados, la persona que tache de falsa su firma
puesta en letra de cambio, cheque o pagaré, resultando que la firma es

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auténtica, es autor del delito de estafa del artículo 467 del Código Penal, salvo
que alegue justa causa de error o que el titulo sea falso. Opuesta la tacha se
produce un incidente, en que será esencial el peritaje de calígrafo. La carga de la
prueba recae sobre el sujeto que quiere cobrar la letra de cambio, cheque o
pagaré. Si el tribunal acoge la tacha de la firma, fracasa la gestión preparatoria
de la vía ejecutiva. Por el contrario, si se rechaza la tacha, se tiene por preparada
la vía ejecutiva, y el título ejecutivo será el instrumento más el acta de protesto y
mas la resolución judicial que rechaza la tacha de falsedad. La resolución que
rechaza la tacha produce cosa juzgada formal provisional, ya que no impide al
ejecutado oponer la excepción de falsedad del título o firma.

Respecto del cheque, existen algunas particularidades que vale la pena señalar. La
primera de ellas es que tiene causales de protesto especiales, cuales son 1) falta de
fondos; 2) cuenta cerrada; y, 3) orden de no pago. La segunda característica
especial, es que el para proceder al cobro judicial de un cheque, existen dos
alternativas claramente delimitadas
i. Fase Civil: La notificación judicial del protesto del cheque (por cédula y no
personalmente como en los otros títulos de crédito, en el domicilio registrado por el
librador en el banco) es una condición objetiva de punibilidad. Si transcurren 3
días desde la notificación, y el girador no deposita fondos en la cuenta corriente
del tribunal suficientes para cubrir el pago del capital del cheque, más los
intereses, multas y costas, el tenedor del cheque tiene el derecho a interponer la
acción penal por el delito de Giro Doloso de Cheque. La tacha de falsedad de la
firma, si bien impide demandar ejecutivamente, no es impedimento para
configurar el delito. El tribunal civil es un mero buzón que se limita a efectuar la
notificación del protesto y a certificar que no se pagó en un determinado plazo.
Por ésta razón es que muchos opinan que lo deberá hacer un Notario, pues es casi
un acto judicial no contencioso y de esa manera se le quitaría carga de trabajo al
tribunal. Esta fase termina con un escrito en que se pide un certificado del
secretario en el que conste que transcurrió el plazo legal sin que el girador haya
consignado el dinero; copias autorizadas del expediente; y, devolución del
cheque.
ii. Fase Penal: Se interpone querella por el delito de giro doloso de cheque, con el
cheque más todas las copias de las actuaciones hechas ante el juzgado civil. En
esta fase se podrá discutir sobre la falsedad o no de la firma. La Ley de giro doloso
de cheques dice que interpuesta la querella, el sujeto es encargado reo y
sometido de inmediato a prisión preventiva. La jurisprudencia en cambio, ha
dicho que si el tribunal del crimen posee antecedentes que le permitan sostener o
cuestionar la existencia efectiva del cheque como instrumento jurídico efectivo,
puede abstenerse de dictar la orden de aprehensión y proceder a investigar la
situación respecto del cheque.

d) Gestión de Avaluación: Procede y es necesario realizarla cuando la obligación no es


líquida per se (artículo 440 del Código de Procedimiento Civil).

e) Notificación de Títulos a los Herederos del Deudor: Si el deudor fallece antes de la


iniciación del juicio ejecutivo, se aplica la norma del artículo 1377 del Código Civil,
conforme al cual el título ejecutivo sólo será oponible a los herederos del deudor,
luego de pasado el plazo de 8 días desde su notificación a los mismos. En caso
contrario, opera el artículo 5 del Código de Procedimiento Civil, suspendiéndose el

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juicio, debiendo notificarse a los herederos para que comparezcan a hacer uso de
sus derechos dentro del plazo de emplazamiento.

8. Tramitación del Cuaderno Ejecutivo: Conforme hemos dicho precedentemente, el juicio


ejecutivo puede empezar por gestión preparatoria o por demanda ejecutiva, según si el
demandante cuenta o no con un título ejecutivo perfecto. Si se inicia por demanda,
operan las reglas generales de distribución de causas, mientras que en el otro caso, la
demanda se puede presentar en el mismo tribunal en que se tramitó la gestión previa
(artículo 178 del Código Orgánico de Tribunales). El demandado o ejecutado no tendrá
posibilidad de intervenir sino una vez requerido de pago, a fin que no entorpezca las
gestiones procesales. Si el juicio comienza por gestión preparatoria o por medida
prejudicial preparatoria, pudiera pensarse que el requerimiento de pago puede
notificarse por el estado diario. Sin embargo, el artículo 443 Nº 1 inciso 1º del Código de
Procedimiento Civil señala que debe hacerse personalmente o mediante cédula de
espera. La verdad es que si hubo gestión preparatoria, rige el inciso 2º del Nº 1 del
artículo 443 del Código de Procedimiento Civil, no siendo necesario efectuar el
requerimiento de pago personalmente, sino que puede hacerse por cédula cuando el
ejecutado haya dado cumplimiento a la designación del domicilio del artículo 49 del
Código de Procedimiento Civil, dentro de los 2 días subsiguientes a la notificación, o en
su primera gestión si alguna hace antes de vencido este plazo. Si no designa domicilio,
se le notifica por el estado diario. El requerimiento de pago es solo es personal cuando el
juicio comienza por demanda ejecutiva.

a) La Demanda Ejecutiva: Debe cumplir con los requisitos comunes a todo escrito, los
comunes a toda demanda, y los propios de la demanda ejecutiva, que son dar
cuenta del título ejecutivo que contenga obligación liquida, actualmente exigible y
no prescrita. Adicionalmente debe cumplir con los requerimientos de la Ley Nº 18.120
sobre comparecencia en juicio. A este respecto, si se constituyo el patrocinio y poder
en la gestión preparatoria, éste es válido para efectos de presentar la demanda
ejecutiva, no siendo necesario volver a constituirlo (artículo 7 del Código de
Procedimiento Civil), aunque para evitar errores o interpretaciones distintas por parte
del tribunal, en la práctica suele volver a constituirse.

b) Actuación del Tribunal frente a la Demanda Ejecutiva: El tribunal debe efectuar un


análisis de admisibilidad previo a proveerla. Se ha discutido si el ejecutado podría
participar en esta etapa del proceso para efectos de impugnar o cuestionar la
actuación del tribunal en cuanto a proveer la demanda ejecutiva. La respuesta
mayoritaria es que no, toda vez que el artículo 441 del Código de Procedimiento Civil,
indica literalmente que este examen se realiza "sin audiencia ni notificación de la
demanda, aún cuando este se haya apersonado en el juicio". En este sentido, la
resolución del tribunal que da curso a la ejecución no sería apelable por el
ejecutado, aunque según otros autores, no habiendo disposición expresa que niegue
el recurso de apelación al ejecutado, éste podría apelar conforme a la regla general
por ser una sentencia interlocutoria. Al realizar este examen, el tribunal puede
adoptar dos actitudes:
i. No dar curso a la Demanda: Puede resolver de esta forma por las causales
generales (incompetencia absoluta del tribunal, incumplimiento de los números 1,
2 y 3 del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil o mala constitución del
patrocinio y poder), y adicionalmente si no hay título ejecutivo perfecto o si la
obligación contenida en el título no es líquida, actualmente exigible o está

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prescrita (artículo 442 del Código de Procedimiento Civil). Algunos dicen que este
artículo se refiere sólo a la prescripción, pero es aceptado mayoritariamente que
también puede analizar los otros presupuestos del juicio ejecutivo.
ii. Dar curso a la Demanda: La resolución que recae en la demanda ejecutiva
será "despáchese mandamiento de ejecución y embargo". La importancia de
esta resolución es que no es suficiente para requerir de pago al deudor, sino que
es una orden del tribunal a si mismo, para dictar otra resolución denominada
mandamiento de ejecución y embargo, que es la primera actuación del
cuaderno de apremio. En la práctica este mandamiento lo hace un funcionario
del tribunal. Este mandamiento determina que se va a cobrar (capital, reajustes,
intereses y costas).

c) El Mandamiento de Ejecución y Embargo: Es sentencia interlocutoria de segundo


grado, que eventualmente puede llegar a hacer las veces de sentencia definitiva
para efectos de proseguir con la tramitación del cuaderno de apremio, cuando el
ejecutado no oponga excepciones (artículo 472 del Código de Procedimiento Civil)
Sólo hay sentencia definitiva cuando el ejecutado opone excepciones. Respecto de
su contenido, tiene ciertas menciones esenciales (orden de requerir de pago, orden
de embargar y designación de depositario provisional) y otras de la naturaleza
(designación de bienes y solicitud de auxilio de la fuerza pública), todas las cuales se
contienen en el artículo 443 del Código de Procedimiento Civil :
i. La Orden de Requerir de Pago al Deudor: Se trata de una notificación -
requerimiento, y tiene importancia porque la relación procesal sólo surge una vez
practicado el requerimiento, aun cuando la notificación de la demanda,
propiamente tal, ya se haya efectuado con anterioridad. Frente al requerimiento,
el deudor puede pagar en ese acto, caso en el cual pone fin al juicio, o puede no
hacerlo, caso en el cual se da lugar al embargo.
ii. La Orden de Embargar Bienes Suficientes del Deudor: Deben ser suficientes para
cubrir el capital, intereses y costas, y la orden se hace efectiva si el deudor no
paga en el acto del requerimiento. La oposición de excepciones no impide la
traba del embargo, pero si suspende la tramitación del cuaderno de apremio en
lo sucesivo.
iii. La Designación de Depositario Provisional: El embargo se entiende perfeccionado
con la entrega de los bienes al depositario. La entrega al depositario puede ser
real o simbólica. El depositario provisional será aquel que indique el acreedor u
otra persona de reconocida honorabilidad y solvencia. No puede ser empleado
del tribunal ni desempeñarse como depositario en 3 o mas juicios ante el mismo
juzgado. Lo normal es que, para facilitar la diligencia, se designe al propio deudor,
quien quedará como custodio de los bienes bajo responsabilidades civiles y
penales severas.
iv. Designación de los Bienes sobre los cuales el Embargo puede recaer: Esta
mención es de la naturaleza porque aunque nada se diga, por aplicación del
artículo 2465 del Código Civil (derecho de prenda general), pueden embargarse
todos los bienes embargables del deudor.
v. Solicitud de Auxilio de la Fuerza Pública: En la práctica por regla general, los
tribunales no dan lugar de inmediato a esta solicitud en el mandamiento de
ejecución y embargo, sino que previamente exigen constancia de oposición del
ejecutado al embargo para decretarlo. No obstante, está permitido hacerlo en el
mandamiento de ejecución y embargo por el artículo 443 inciso final del Código
de Procedimiento Civil.

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d) Notificaciones: Hemos dicho previamente que en el juicio ejecutivo, la primera


notificación es una notificación - requerimiento, en la cual se entrega copia de la
demanda, de su proveído y del mandamiento de ejecución y embargo, y además se
requiere de pago al deudor. Para determinar como habrá de notificarse la demanda
ejecutiva al deudor, es preciso hacer las siguientes distinciones:

i. Procedimiento Iniciado por Demanda Ejecutiva:


v. Si el deudor es habido: Se le notifica y requiere de pago personalmente, con la
sola limitación de no poder requerirlo de pago en un lugar de libre acceso
público (artículo 41 del Código de Procedimiento Civil), caso en el cual deberá
procederse como en el caso siguiente.
vi. Si el deudor no es habido: (o no ha sido posible practicar la notificación o el
requerimiento personalmente). Se aplica una modalidad conocida como la
“cédula de espera”. Consiste en notificar la demanda de conformidad al
artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, pero conjuntamente, debe
dejarse una citación al deudor para que concurra al lugar y en la oportunidad
que fije el ministro de fe, para los efectos de ser requerido de pago. Si el deudor
va a la citación, se le requiere personalmente. De lo contrario, se le tiene por
requerido en rebeldía.
ii. Procedimiento Iniciado por Gestión Preparatoria: Se notifica y requiere
por cédula si el deudor ha fijado domicilio dentro del territorio jurisdiccional del
tribunal. De lo contrario se le requiere y notifica por estado diario.

e) Reacción del Ejecutado: Una vez requerido de pago, el ejecutado tiene


fundamentalmente dos alternativas. La primera de ellas es pagar el total del capital,
intereses y costas por los cuales ha sido requerido, caso en el cual se pone término al
juicio. En caso contrario, esto es, si el ejecutado no paga, desde el momento en que
fue requerido de pago comienza a correr el plazo para defenderse, sin perjuicio de lo
cual el receptor o ministro de fe podrá proceder al embargo de sus bienes. Si el
demandado opone excepciones, el cuaderno ejecutivo se suspende en su
tramitación luego del embargo. Si no opone excepciones, el mandamiento de
ejecución y embargo hace las veces de sentencia definitiva en el cuaderno
ejecutivo. La ejecución es lo que da el carácter de juicio y no de mera ejecución a
este procedimiento. Sin embargo, debido a la presunción legal de verdad que rodea
a los títulos ejecutivos, la defensa del ejecutado se encuentra bastante restringida, y
sólo se discuten aspectos formales y de manera breve y sumaria.

f) Plazo de Emplazamiento: Constituye la oportunidad procesal con que cuenta el


ejecutado para hacer valer sus excepciones. Es un plazo de días, discontinuo, legal,
improrrogable, y fatal. Normalmente cuando hay pluralidad de plazos estos son
comunes, lo cual sin embargo no ocurre en este caso, siendo el plazo siempre
individual, aún con pluralidad de demandados. Normalmente el receptor indicará al
ejecutado el plazo de que dispone, pero un error del ministro de fe no exime ni
beneficia al deudor (Art. 462 del CPC). El principio básico que regula esta materia es
que el plazo varía según el lugar en que el ejecutado fue requerido de pago:
i. En la comuna de asiento del tribunal: 4 días.
ii. Fuera de la comuna pero en el mismo territorio jurisdiccional: 8 días.
iii. Fuera del territorio jurisdiccional pero dentro del territorio de la República: en este
caso, la notificación y el requerimiento se practicarán por exhorto. En estas

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circunstancias, surge una alternativa para el deudor, que nos obliga a hacer la
siguiente distinción:
vii. Oponer excepciones ante el tribunal exhortado: Si opta por esta alternativa,
dispondrá de 4 u 8 días, según si fue requerido dentro o fuera de la comuna de
asiento del tribunal exhortado.
viii. Oponer excepciones ante el tribunal exhortante: En este caso, contará con el
plazo de 8 días, mas el aumento de la tabla de emplazamiento.
iv. Fuera del Territorio de la República: Rige exclusivamente la tabla de
emplazamiento, según el Art. 461 del CPC.

g) La Oposición del Ejecutado: Conforme lo establece perentoriamente el Art. 464 del


CPC, la oposición del ejecutado sólo puede fundarse en alguna de las excepciones
enumeradas en dicha norma.86 Pero además de esta restricción, existen una serie de
condiciones formales que debe cumplir el ejecutado, para que sus excepciones sean
admitidas a tramitación y eventualmente acogidas por el tribunal:
i. Todas las excepciones deben hacerse valer en un mismo escrito, sin distinguir
entre dilatorias y perentorias. También se deben hacer valer en el mismo escrito
como una excepción, todos aquellos hechos que puedan configurar una misma
excepción pero que pueden ser distintas situaciones.
ii. Solo se pueden hacer valer como excepciones las contempladas en el
Art. 464 del CPC. Es una norma taxativo - genérica, porque a pesar de establecer
una enumeración cerrada, tiene una válvula de salida o “bolsillo de payaso” en el
número 7 del Art. 464 ya señalado. Además es preciso tener en cuenta que el Art.
237 del CPC, impone una limitación adicional cuando el título ejecutivo es una
sentencia, consistente en que no se pueden oponer las excepciones que hayan
podido deducirse en el juicio anterior.
iii. En el escrito de oposición se debe mencionar con claridad y precisión los
hechos que sirven de fundamento a las excepciones y los medios de prueba de
que el ejecutado pretende valerse para acreditarlas. (Art. 465 del CPC). En la
práctica, en un otrosí del escrito de oposición, se indica que se usarán "todos los
medios de prueba disponibles".
Respecto de la enumeración de las excepciones, si bien ésta es aparentemente
taxativa, algunos de sus numerales dan cabida a múltiples situaciones y de hecho la
jurisprudencia dice que es una enumeración genérica. Lo importante es que todas y
cualquiera de las excepciones, pueden referirse tanto a la totalidad de la deuda
como a una parte de ella. La doctrina, acostumbrada al juicio ordinario, las clasifica
en dilatorias y perentorias, siendo del primer grupo las indicadas en los cuatro
primeros numerales:
i. Incompetencia del Tribunal: Se puede fallar de inmediato o dejarla para definitiva.
Si se acoge, no es necesario fallar las demás.
ii. Falta de Capacidad del demandante o de personería o representación legal del
que comparezca en su nombre: Se refiere exclusivamente al demandado, por lo
que cualquier vicio de legitimación o incapacidad del demandado, debe
alegarse por la vía del numeral 7º.
iii. Litis Pendencia: sólo existe si el otro juicio ha sido iniciado por el mismo acreedor.
iv. Ineptitud del Libelo: Al igual que en el caso de la incompetencia, si el tribunal la
acoge no requiere pronunciarse sobre las demás.

86
Oscar Luis Infante Fernandez. Excepciones a la Ejecución. Estudios de Jurisprudencia (1980-1996). Editorial Jurídica Conosur Limitada. Santiago de Chile.

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v. Beneficio de Excusión o Caducidad de la Fianza: Aunque hemos dicho que no


reviste importancia, cabe señalar que lo respectivo al beneficio de excusión es
una excepción dilatoria, en tanto que la caducidad es una excepción perentoria
(Arts. 2358 y 2371 del CC).
vi. Falsedad del Título: Se refiere a que el título no haya sido otorgado por las
personas que en él aparecen o en la forma que en él se indica, Puede inclusive
llegar a constituir delito penal, conforme al Art. 167 del CP.
vii. Falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidas por las leyes para que
dicho título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al
demandado: Esta es la excepción que según la doctrina y la jurisprudencia
transforman en genérica la enumeración. En ella pueden comprenderse una serie
de situaciones tales como defectos en la cesión de un título, protesto
extemporáneo, juicio iniciado sin previa notificación a los herederos, incapacidad
o falta de legitimación del ejecutado, etcétera.
viii. Exceso de Avalúo en el caso de los incisos 2º y 3º del artículo 438 del
Código de Procedimiento Civil.
ix. Pago de la deuda: Sea total o parcial.
x. Remisión.
xi. Concesión de esperas o la prórroga del plazo.
xii. Novación.
xiii. Compensación.
xiv. Nulidad de la Obligación.
xv. Pérdida de la cosa debida.
xvi. Transacción.
xvii. Prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva.
xviii. Cosa Juzgada.

EXCEPCIONES EN EL JUICIO ORDINARIO EXCEPCIONES EN EL JUICIO EJECUTIVO


Hay algunas sin plazo fatal Todas tienen plazo fatal
Sólo las dilatorias se interponen Todas conjuntamente
conjuntamente
Sólo las dilatorias están enumeradas Todas están enumeradas
Basta con oponer la excepción y fundarla Se requiere además indicar medios de prueba

h) Tramitación de las Excepciones: Una vez opuestas en tiempo y forma, el tribunal dará
traslado al ejecutante por el plazo de 4 días (Art. 466 del CPC). Vencido el plazo,
háyase o no evacuado el traslado, el tribunal deberá pronunciarse sobre su
admisibilidad. Si las declara inadmisibles, se acaba el juicio sin que haya sentencia
definitiva, haciendo el mandamiento las veces de tal. Por el contrario, si se declaran
admisibles, el tribunal debe decidir si las recibe a prueba o si procede a fallarlas de
plano.

i) Período Probatorio: Sólo se presenta si el tribunal estimó que las excepciones eran
admisibles, y que era necesario acreditar fehacientemente los hechos en que éstas
se fundan. La resolución que recibe la causa a prueba y el término probatorio son
muy similares al juicio ordinario, pero con las siguientes diferencias:
i. La resolución fija puntos de prueba y no señala hechos.

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ii. Los puntos de prueba se relacionan exclusivamente con las excepciones


promovidas por el ejecutado.
iii. El término probatorio es de 10 días (Art. 468 del CPC), pero puede
ampliarse por 10 días mas a solicitud del ejecutante o de común acuerdo.
iv. Proceden términos especiales de prueba (Art. 3º del CPC)
v. La prueba se rinde igual que en el juicio ordinario (Art. 469 del CPC), pero
no es necesaria la minuta de preguntas en relación con los testigos.
vi. El plazo de observaciones a la prueba, es de 6 días, y luego de
transcurrido, se cita a las partes a oír sentencia.

j) Período de Sentencia: Debe dictarse dentro del plazo de 10 días desde la citación a
oír sentencia (Art. 470 del CPC). En cuanto al fondo, la sentencia debe fallar todas las
excepciones, salvo el caso del Art. 465 del CPC, y en cuanto a la forma rige
plenamente el Art. 170 del CPC. La sentencia se puede clasificar de la siguiente
forma:
i. Sentencia Absolutoria: El tribunal acogiendo una o más excepciones opuestas por
el ejecutado desecha la demanda ejecutiva y ordena alzar el embargo. Será
absolutoria en medida en que en virtud de la sentencia no se puede seguir
adelante con la ejecución parcialmente o totalmente de la pretensión hecha
valer.
ii. Sentencia Condenatoria: Rechaza totalmente o parcialmente una o más
de las excepciones el ejecutado, acogiendo la demanda y ordenando seguir
adelante con la ejecución. Esta sentencia se sub-clasifica a su vez de la siguiente
forma:
- Sentencia de pago: Cuando el embargo ha recaído sobre una cantidad de
dinero o sobre la especie o cuerpo cierto debida, no siendo necesario entrar al
procedimiento de liquidación de bienes.
- Sentencia de remate: Cuando el embargo recayó sobre otros bienes, y es
necesario proceder a liquidarlos para pagar al ejecutante con su producido.
La liquidación depende de la naturaleza del bien sobre el cual recae el
embargo.
La importancia de esta clasificación de las sentencias condenatorias en el juicio
ejecutivo, se relaciona fundamentalmente con dos situaciones. La primera de ellas
es el momento a partir del cual puede cumplirse la sentencia, ya que si es de
pago, sólo se cumple una vez que esté firme, a menos que habiendo apelación
pendiente se caucionen las resultas (Art. 475 del CPC), mientras que si es de
remate, puede cumplirse desde su notificación, pero suspendiéndose el pago
hasta que se encuentre ejecutoriada. La segunda importancia se relaciona con el
pago de las costas. El legislador determina la obligación de pagar las costas,
aplicando un criterio de carácter objetivo (Art. 471 del CPC). Si la sentencia es
absolutoria, paga el ejecutante; si la sentencia es condenatoria, paga el
ejecutado; finalmente, si la sentencia acoge parcialmente una o mas
excepciones, se distribuirán las costas proporcionalmente, pero aún en este caso
se puede condenar por el total al ejecutado, si estima el tribunal que hay motivos
fundados para ello.

k) Régimen de Recursos susceptibles de hacerse valer:


i. Recurso de Aclaración, Rectificación o Enmienda: Procede siempre por
encontrarse establecido entre las disposiciones comunes a todo procedimiento, y
se tramita conforme a las reglas generales (Art. 182 del CPC).

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ii. Recurso de Apelación: Procede conforme a las reglas generales, pero los
efectos de su interposición en el cumplimiento del fallo, varían según quien apela.
En efecto si apela el ejecutado, el ejecutante sólo podrá perseguir el
cumplimiento de la sentencia de pago si rinde fianza de resultas. Si la sentencia es
de remate, se puede cumplir pero se suspende el pago hasta la resolución del
recurso. Por el contrario, si apela el ejecutante, se concede en ambos efectos y se
suspende el procedimiento en primera instancia (Art. 195 del CPC).
iii. Recurso de Casación: Procede tanto en la forma como en el fondo pero
no suspende el cumplimiento del fallo dictado por el tribunal a quo.
iv. Recurso de Queja: No procede por el Art. 545 del COT.

8. La Cosa Juzgada en el Juicio Ejecutivo: La sentencia en el juicio ejecutivo, produce cosa


juzgada plena, esto es, tanto respecto de ese procedimiento como de todo otro que
verse sobre la misma materia, pero con ciertos efectos particulares. Existen a este
respecto, dos instituciones de especial importancia, toda vez que constituyen casos
excepcionales, pero de gran aplicación práctica:

a) Renovación de la Acción Ejecutiva: (Art. 477 del CPC) La regla general es que la
sentencia pronunciada en un juicio ejecutivo, produzca cosa juzgada respecto de
cualquier juicio ejecutivo posterior entre las mismas partes, sobre el mismo objeto y
por la misma causa. Sin embargo, esta regla reconoce una importante excepción. En
efecto, en el evento que se dicte una sentencia absolutoria, que rechace la
demanda ejecutiva en virtud de haber acogido alguna de las excepciones que a
continuación se indican, el demandante queda facultado para volver a demandar
en un juicio ejecutivo posterior, sin que opere la cosa juzgada. Las excepciones cuyo
acogimiento no impiden al ejecutante volver a demandar son las siguientes:
i. Incompetencia del Tribunal.
ii. Incapacidad.
iii. Ineptitud del Libelo.
iv. Falta de Oportunidad en la Ejecución: Esta es una causal genérica, pero que
puede incluirse en las excepciones de los números 7 u 11 del Art. 464 del CPC. En
todo caso, tiene 2 alcances:
- Restrictivo: se vincula solo al plazo, como cuando el ejecutante quiere cobrar
la obligación antes de ser exigible.
- Amplio: Se relaciona no solo con el tiempo sino también a la falta de requisitos
de carácter externo que pueden ser subsanados por los medios que la ley
indica (ej: beneficio de excusión, diversas situaciones del Nº 7 del Art. 464 del
CPC, la mora purga la mora, etc.)
Como puede apreciarse, se trata de casos específicos, vinculados a excepciones de
carácter puramente dilatorio, en que el legislador permite volver a demandar, toda
vez que es posible que en el intertanto, el demandante subsane los vicios que
motivaron el rechazo de su primitiva demanda. Para que opere esta "renovación", no
es necesario que el ejecutante pida un pronunciamiento al respecto, ni que el
tribunal lo reconozca en el fallo, pues opera por el solo ministerio de la ley. No
obstante, es preciso que la sentencia se encuentre ejecutoriada, porque de lo
contrario, daría lugar a litis pendencia.
b) Reserva de Acciones y Excepciones: La regla general es que la sentencia
ejecutoriada pronunciada en el juicio ejecutivo, produce cosa juzgada respecto de
un juicio ordinario posterior. La excepción, es precisamente el caso en que haya
operado la reserva de acciones y excepciones. A diferencia de la renovación, la

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reserva debe solicitarse, antes de la dictación de la sentencia y habiendo motivo


calificado para ello. Su fundamento, en términos generales, es que la tramitación
breve y sumaria que caracteriza al juicio ejecutivo, puede impedir a las partes una
correcta defensa de sus derechos.
i. Reserva de Acciones del Ejecutante: (Art. 467 del CPC) Procede solicitarla en el
plazo de cuatro días que tiene el ejecutante para hacerse cargo de las
oposiciones del deudor, pero al mismo tiempo debe desistirse de su demanda
ejecutiva. La pretensión sigue vigente, pero pierde su carácter ejecutivo. No existe
tampoco un plazo para que el ejecutante demande ordinariamente, salvo los
plazos generales de prescripción. La importancia de la reserva radica en que el
legislador la regula como un desistimiento especialísimo de la demanda ejecutiva,
que se diferencia del desistimiento ordinario en lo siguiente:
- Sólo procede en el plazo indicado.
- No mata la pretensión.
- Debe acogerse de plano por el tribunal
ii. Reserva de Excepciones del Ejecutado: (Art. 473 y 474 del CPC) Debe solicitarla el
deudor en el escrito de excepciones, oponiendo éstas y pidiendo además que se
reserve su derecho para el juicio ordinario posterior. Fuera de permitir al
demandado una mejor defensa, esta reserva tiene la particularidad de que el
ejecutante no podrá hacerse pago de su crédito, sino caucionando las resultas
del juicio ordinario que el ejecutado deberá iniciar. El tribunal deberá dictar
sentencia de pago o de remate y en ella acceder a la reserva solicitada por el
ejecutado, fijando la caución de resultas pedida. A diferencia del caso del
demandante, el ejecutado que hace reserva de excepciones, se encuentra
obligado a deducir demanda en juicio ordinario, dentro del plazo de quince días
desde que se le notifique la sentencia definitiva. De lo contrario, el ejecutante
quedará facultado para ejecutar la sentencia sin previa caución o, si ya se
constituyó, ésta quedará ipso facto cancelada.
iii. Oportunidad Común para hacer Reserva: (Art. 478 incisos 2º y 3º del CPC) Se trata
de una oportunidad en que ambas partes pueden hacer reserva de sus acciones
o excepciones, y dicha oportunidad es en cualquier momento hasta antes de
dictarse la sentencia definitiva. La jurisprudencia ha establecido que se refiere a la
sentencia de primera instancia, porque si se pudiera hacer reserva en la segunda
instancia, los tribunales de alzada estarían resolviendo el asunto en única
instancia. Frente a esta reserva, el tribunal tiene 2 alternativas:
- Si las acciones y excepciones dicen relación con la existencia misma de la
obligación ejecutiva, es facultativo para el tribunal acceder, y sólo lo hará en
la medida que estime que hay motivos calificados para ello.
- cuando las acciones y/o excepciones reservadas no digan relación con la
existencia misma de la obligación, el tribunal está obligado a conceder la
reserva.
La particularidad de la reserva que se hace en esta oportunidad común, es que
existe la obligación de interponer demanda dentro del plazo de quince días
contados desde la sentencia. La diferencia con el caso de la reserva propia del
deudor, es que no hay impedimento para que el ejecutante siga adelante con la
ejecución, y no es necesario rendir caución.

9. Tramitación del Cuaderno de Apremio: En este cuaderno se contienen todas las


actuaciones y trámites conducentes a obtener el cumplimiento compulsivo de la
obligación. Se inicia con el mandamiento de ejecución y embargo, y sólo comienza a

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tramitarse si el deudor no paga al momento de ser requerido de pago. En términos


generales, en este cuaderno se verifican los trámites relacionados con el embargo de los
bienes del deudor, su posterior remate y el pago del acreedor.
a) El Embargo: Es un acto jurídico procesal que tiene por objeto asegurar el resultado de
la pretensión deducida, afectando determinados bienes al cumplimiento de la
Sentencia que habrá de dictarse en el procedimiento. Pertenece al género de las
providencias cautelares. La jurisprudencia lo ha definido como "la aprehensión
material de bienes de un deudor, que se entregan a un depositario para que tome la
tenencia de ellos, cesando desde ese momento la que antes ejercía el dueño o
ejecutado, con el objeto preciso e inmediato de enajenarlos y aplicar su valor al
pago del capital, intereses y costas." (Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Año
1985) Es una actuación compleja en los términos del Art. 450 del CPC y puede recaer
sobre bienes que el ejecutado tenga tanto en su dominio como en su posesión.

b) Bienes Inembargables: El principio general en esta materia, es que todos los bienes
son embargables (Art. 2465 del CC - derecho de prenda general). Sin embargo, por
razones superiores de solidaridad social y por la función social de la ley, existen
determinados bienes que se excluyen de esta regla. No obstante, la
inembargabilidad es renunciable en virtud de la norma común del Art. 12 del CPC, ya
sea en forma expresa (consta en un documento) o tácita (el deudor no opone un
incidente de exclusión de embargo), salvo que se trate de aquella inembargabilidad
establecida a favor de la familia o de la comunidad (Art. 445 números 8, 7, 1 y 13 del
CPC). Conforme a la norma antes aludida, son inembargables los siguientes bienes:
i. Sueldos, gratificaciones, pensiones, jubilaciones y montepíos.
ii. Remuneraciones de empleados y obreros conforme a los artículos 40 y 153 del
Código del Trabajo.
iii. Pensiones alimenticias forzosas.
iv. Rentas periódicas que el deudor cobre a una fundación o que reciba por la mera
liberalidad de un tercero, en la parte en que sean necesarias para su sustento y
de su familia.
v. Fondos que gocen de este beneficio, conforme a la Ley Orgánica del Banco del
Estado de Chile.
vi. Pólizas de seguro de vida y las sumas pagadas por el asegurador en virtud de
ellas.
vii. Sumas pagadas a empresarios de Obras Públicas durante la ejecución de los
trabajos, salvo que se trate de deudas a los trabajadores o a proveedores.
viii. El inmueble que sirve de habitación al deudor y su familia, siempre
que su avalúo fiscal no sea superior a 10 sueldos vitales, y los muebles que
guarnecen el hogar.
ix. Libros relativos a la profesión del deudor, hasta el valor de 50 UTM a elección del
deudor.
x. Máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la enseñanza de alguna
ciencia o arte, hasta el mismo valor antes indicado.
xi. Uniformes y equipos militares.
xii. Objetos indispensables para el ejercicio personal del arte u oficio del deudor, haya
por la suma de 50 UTM a elección del deudor.
xiii. Utensilios caseros y de cocina, alimentos y combustible necesarios
para un mes.
xiv. Objetos que el deudor posee fiduciariamente.
xv. Derechos personalísimos.

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xvi. Bienes Raíces donados o legados al deudor, con expresión de


inembargables.
xvii. Bienes destinados a un servicio no paralizable sin perjuicio para
tránsito o higiene.
xviii. Demás bienes establecidos en leyes especiales.

c) Práctica del Embargo: Materialmente, la diligencia la lleva a cabo el receptor,


pudiendo actuar auxiliado por la fuerza pública (artículo 443 del Código de
Procedimiento Civil). La ley señala una prelación de bienes que determinan el actuar
del receptor:
i. La especie o cuerpo cierto debidos.
ii. Los bienes señalados por el demandante en su demanda o en el acto del
embargo.
iii. Los bienes que indique el deudor, si en concepto del receptor son suficientes o si
no hay otros que embargar.
iv. En subsidio, rige el artículo 449 del Código de Procedimiento Civil:
- Dinero.
- Otros bienes muebles.
- Bienes Raíces.
- Salarios y Pensiones.
El embargo es una actuación judicial (acto procesal) y, como tal, debe cumplir con
sus requisitos mínimos:
i. Debe practicarse en día y hora hábil, sin perjuicio de solicitar habilitación (artículos
49 y 50 del Código de Procedimiento Civil)
ii. Debe practicarse previo requerimiento de pago al deudor.
iii. Debe levantarse un acta con el detalle de bienes embargados, su calidad y
estado.
iv. El acta debe expresar la entrega real o simbólica al depositario (perfecciona el
embargo y permite configurar el tipo penal de depositario alzado).
v. El acta debe ser firmada por el receptor, el depositario el deudor y el acreedor si
estuvieren presentes al momento de realizar la diligencia.
vi. Debe enviarse carta certificada al ejecutado, comunicándole el hecho del
embargo (artículo 450 del Código de Procedimiento Civil)
El embargo se perfecciona con la entrega de los bienes al depositario provisional,
quien deberá custodiarlos hasta que haga entrega de ellos al depositario definitivo
(artículo 451 del Código de Procedimiento Civil) En la práctica, el depositario
provisional es normalmente el propio deudor, salvo los siguientes casos de excepción:
i. Artículo 444 del Código de Procedimiento Civil: Si se embarga una empresa, se
designa un interventor al efecto.
ii. Artículo 454 del Código de Procedimiento Civil: Si la cosa está en manos de un
tercero con derechos sobre ella.

d) Efectos del Embargo:


i. En relación con los bienes embargados: Conforme a lo establecido en el artículo
1464 Nº 3 del Código Civil, hay objeto ilícito en la enajenación de los bienes
embargados por decreto judicial, salvo que el Juez lo autorice o el acreedor
consienta en ello. Respecto de los bienes raíces, el embargo debe además
inscribirse para ser oponible a terceros (artículo 453 del Código de Procedimiento
Civil). En cuanto a los bienes muebles, la oponibilidad de su embargo a terceros se
regula conforme al artículo 297 del Código de Procedimiento Civil.

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ii. En relación con el dueño de los bienes embargados: El embargo, por regla
general, no lo priva del uso ni del goce, pero si de la facultad de disposición de los
bienes. No obstante, si el depositario es una persona distinta del dueño, también
quedará privado del uso y goce.
iii. En relación con los acreedores: El embargo no constituye causal de preferencia
para el pago, ni mejora los derechos de los acreedores.

e) El Reembargo: Como el embargo impide la enajenación de los bienes pero no los


transforma en incomerciables, estos están expuestos a ser objeto de nuevos
embargos posteriores. Esta situación se encuentra regulada en los artículos 527 y 528
del Código de Procedimiento Civil, en términos tales que si un acreedor ya ha
embargado bienes del deudor, los demás acreedores tiene la siguiente opción de
proceder a trabar nuevos embargos sobre los mismos bienes que ya han sido
embargados, sin perjuicio de ello, los nuevos acreedores pueden:
i. Comparecer a ese procedimiento, interponiendo sus respectivas tercerías.
ii. Solicitar en su propio procedimiento, que se oficie al tribunal en el cual se han
embargado los bienes, para que no haga pago al acreedor hasta que este
caucione los créditos privilegiados.

f) Instituciones Vinculadas al Embargo:


i. La Exclusión del Embargo: Es un incidente del juicio ejecutivo, consistente en
solicitar al tribunal la exclusión de uno o mas bienes que han sido embargados por
el receptor, pero que tienen el carácter de inembargables conforme al artículo
445 del Código de Procedimiento Civil.
ii. La Ampliación del Embargo: Es la facultad que tiene el ejecutante para solicitar al
tribunal la incorporación de nuevos bienes al embargo, ya sea porque los que se
encuentran embargados son insuficientes para cubrir el crédito, porque existen
tercerías interpuestas respecto de ellos, etc. También es un incidente (artículo 456
del Código de Procedimiento Civil).
iii. La Reducción del Embargo: Es la solicitud del deudor que tiene por objeto liberar
determinados bienes que se encuentran embargados, cuando son excesivos para
cubrir sus obligaciones (artículo 447 del Código de Procedimiento Civil)
iv. La Sustitución del Embargo: es la facultad del ejecutado, que se tramita
incidentalmente, y en virtud de la cual puede solicitar al tribunal que
determinados bienes que se encuentran embargados, sean liberados y
reemplazados por otros. Esta facultad tiene dos limitaciones:
- Sólo pueden sustituirse por dinero.
- No procede solicitar la sustitución cuando lo que se debe es una especie que
es precisamente lo que se ha embargado.
No es necesario hacer ninguna gestión de avaluación toda vez que la suma de
dinero que se entregue en sustitución, debe ser el valor del crédito reclamado por
el actor.
v. La Cesación del Embargo: Es la facultad del ejecutado de poner término al juicio
ejecutivo, dejando sin efecto el embargo, por la vía de depositar en la cuenta
corriente del tribunal, fondos suficientes para cubrir las sumas demandadas. Esta
facultad procede hasta que se extiende el acta de remate y se tramita como
incidente en cuaderno separado, al igual que los anteriores incidentes.

g) Administración de los Bienes Embargados: Por regla general, la administración


corresponde al depositario sea provisional o definitivo. El depositario sólo puede

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realizar actos de administración (conservación, explotación y reparación de los


bienes embargados), y sólo excepcionalmente puede disponer de ellos, previa
autorización judicial, y sólo en los siguientes casos:
i. Bienes Muebles sujetos a corrupción.
ii. Bienes Muebles susceptibles de próximo deterioro.
iii. Bienes muebles de conservación difícil o dispendiosa.
El depositario debe poner a disposición del tribunal, todos los dineros que reciba en el
ejercicio de su cargo (Art. 515 del CPC). Las cuestiones que se susciten a este
respecto, serán resueltas por el tribunal en audiencias verbales, conforme lo dispone
el Art. 480 del CPC. El depositario al terminar su encargo, deberá rendir cuanta como
si fuese tutor o curador de los bienes, sin perjuicio de las cuentas parciales que exija el
tribunal, conforme al Art. 514 del CPC. La remuneración del depositario es
determinada por el juez tras la aprobación de la cuenta rendida por éste, y goza de
preferencia para el pago (Art. 516 del CPC). Por excepción no tendrá derecho a
remuneración.
i. El depositario que encargado de pagar salarios embargados, haya retenido a
disposición del tribunal, la parte embargable de ellos.
ii. El que se haga responsable de dolo o culpa grave.

h) Cumplimiento de la Sentencia Ejecutiva:


i. Sentencia de pago: Se cumple una vez que se encuentre firme o ejecutoriada, o
inclusive pendiente el recurso de apelación si el ejecutante cauciona las resultas
del mismo (artículo 475 del Código de Procedimiento Civil). Basta con la simple
liquidación del crédito y tasación de las costas, mediante la entrega al acreedor
del dinero embargado o de la especie debida.
ii. Sentencia de remate: Es preciso convertir en dinero los bienes que han sido
embargados. Para estos efectos, el legislador los ha clasificado en cuatro
categorías, estableciendo procedimientos diferenciados para cada caso:
- 1. Bienes muebles sujetos a corrupción, próximo deterioro o difícil o dispendiosa
conservación: Se venden por el propio depositario, sin previa tasación pero
con autorización judicial, inclusive antes de la sentencia, siempre y cuando se
caucionen las resultas del juicio.
- 2. Efectos de Comercio realizables en el acto: Se venden sin previa tasación
por un corredor nombrado por el tribunal en calidad de perito (artículo 484 del
Código de Procedimiento Civil)
- 3. Bienes muebles no comprendidos en las categorías anteriores: Se venden al
martillo, sin necesidad de tasación previa.
- 4. Bienes inmuebles: Su realización se sujeta a un complejo procedimiento que
analizaremos en detalle a continuación.

i) Procedimiento de Realización de los bienes inmuebles embargados: Se compone de


varias etapas:
i. Tasación: (artículos 486 y 487 del Código de Procedimiento Civil) La tasación será
la que figure en el rol de avalúo del Servicio de Impuestos Internos, se acreditará
con un certificado emitido por dicho servicio, sin perjuicio del derecho de las
partes para solicitar una tasación pericial. En este caso, el informe del perito será
presentado en el tribunal y las partes tendrán 3 días para objetarlo, al cabo de los
cuales el juez la tendrá por aprobada, mandará rectificarla o eventualmente fijará
el mismo el justiprecio. Esta resolución es inapelable.

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ii. Fijación de Día y Hora para el Remate: (artículo 488 del Código de Procedimiento
Civil) Esta fijación ha de anunciarse por lo menos cuatro veces mediante avisos en
un diario de la comuna. El primer aviso debe preceder al remate en no menos de
15 días. Los avisos los prepara el secretario del tribunal, y deben contener los datos
suficientes para que quien lo lea pueda identificar la causa, los valores y los bienes
a rematar.
iii. Bases del Remate: Es un documento que contiene la determinación de los bienes
a rematar, la fecha de pago y entrega, la postura mínima, garantías y demás
condiciones del remate. Normalmente las elabora y presenta el ejecutante, a lo
cual el tribunal provee "como se pide, con citación" (artículo 491 del Código de
Procedimiento Civil). Si fuesen objetadas por el deudor y no existiese acuerdo
entre las partes, las bases las determinará el juez, pero con las siguientes
limitaciones:
- La postura mínima no puede ser inferior a los dos tercios del valor de tasación.
- El precio de adjudicación debe ser pagado al contado.
- Los interesados deben rendir una garantía para poder hacer posturas.
iv. Citación a los Acreedores Hipotecarios: Es preciso cumplir con este trámite para
obtener la purga de las hipotecas, esto es, la extinción de estas garantías. Citados
los acreedores, estos disponen del término de emplazamiento del juicio ordinario
para manifestar su decisión, por lo que el remate no puede verificarse antes de 15
días de la citación. Los acreedores de grado preferente, pueden optar entre exigir
el pago o mantener su crédito s aún no se ha devengado.
v. Autorización para Enajenar: Eventualmente, si el bien se encuentra embargado en
otro tribunal, el ejecutante debe solicitar al tribunal de la causa que remita oficio
al otro juzgado, a fin que autorice la venta.
vi. Publicación de Avisos: (Art. 489 del CPC) Una vez practicadas las cuatro
publicaciones, debe dejarse constancia de ello en el expediente, normalmente a
través de un certificado del secretario y un recorte de los diarios respectivos.
vii. Remate: Es preciso distinguir las distintas situaciones que pueden verificarse:
- Hay Postores: El juez deberá calificar la caución de los interesados y luego
proceder al remate en pública subasta, partiendo de la postura mínima fijada.
Tras la adjudicación se levanta un acta que hace las veces de escritura
pública para los efectos del artículo 1801 del Código Civil (artículo 496 del
Código de Procedimiento Civil).
- No hay Postores: (artículo 499 del Código de Procedimiento Civil) El acreedor
puede solicitar que se le adjudiquen los bienes por un valor equivalente a los
dos tercios de la tasación, o bien, que el tribunal reduzca prudencialmente la
postura mínima (no se puede reducir mas de un tercio) y proceda a un nuevo
remate. Si tampoco hubieren postores a este segundo remate por los dos
tercios del nuevo avalúo, el acreedor puede pedir que se le adjudiquen los
bienes por el valor mínimo, que se saquen a remate por tercera vez pero con el
precio que el juez determine, o bien, que se le entreguen los bienes en PRENDA
PRETORIA.

LA PRENDA PRETORIA: Es la entrega de los bienes embargados al ejecutante, a fin que


este los administre y se pague su crédito con los frutos naturales o civiles que estos
produzcan. La entrega de los bienes se hace bajo inventario solemne y el acreedor
se encuentra obligado a llevar una cuenta documentada de su administración. La
rendición de cuentas debe hacerse cada 1 año si son inmuebles o cada 6 meses si
son muebles. Si el acreedor opta por esta opción, el deudor puede pedir que se

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saquen nuevamente a remate, pero los plazos de los avisos se reducen a la mitad. El
deudor puede además recuperar los bienes, pagando la deuda y las costas.
Finalmente, el acreedor podrá siempre sustituir la prenda por la solicitud de su
enajenación en un nuevo remate, u optar por pedir la sustitución del embargo.

viii. Otorgamiento de Escritura Pública: Dado que el acta del remate no es título
suficiente para la tradición del inmueble, debe suscribirse una escritura pública
entre el adjudicatario y el Juez, en representación del deudor. Debe otorgarse
dentro de tercero día desde el remate y debe contener las siguientes menciones
mínimas:
- Todos los antecedentes del juicio que demuestren su plena validez y eficacia.
- Todos los antecedentes relativos al remate.
- Antecedentes relativos a la purga de las hipotecas (si procede)
Suele discutirse que ocurre si el adjudicatario de los bienes desiste de su intención
y no concurre a suscribir la escritura.
Existen 2 tesis a este respecto:
1) La primera sostiene que el adjudicatario se encuentra obligado a suscribir la
escritura, toda vez que la venta se encuentra perfecta, y el acta es título
ejecutivo, siendo la escritura sólo un requisito para poder hacerla tradición.
2) Otros en cambio sostiene que el adjudicatario no se encuentra obligado a
firmarla, pero que como sanción perderá la garantía otorgada, conforme lo
previene el artículo 494 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, ya que el acta
no es título ejecutivo.
j) Nulidad de la Subasta: La pública subasta puede ser atacada desde un doble punto
de vista, esto es, como nulidad procesal o como nulidad sustancial.
i. Nulidad Procesal: La subasta será procesalmente nula cuando el vicio sea de
carácter procedimental, debiendo ser solicitada y declarada durante el curso del
juicio. Nuestra jurisprudencia ha indicado que la nulidad procesal sólo podrá
alegarse hasta la dictación de la resolución que ordena extender la escritura
pública de adjudicación.
ii. Nulidad Sustancial: Se produce cuando el vicio se encuentra vinculado a la
compraventa misma que se verifica en la subasta, y de ella debe reclamarse en
un juicio ordinario posterior.

k) Realización del Derecho de Gozar de una cosa o de Percibir sus Frutos: Cuando lo
que se ha embargado es precisamente este derecho, el acreedor puede pedir que
se de en arrendamiento o que se entregue en prenda pretoria este derecho. El
arrendamiento se entrega en remate público, cuyas condiciones serán prefijadas por
el tribunal en audiencias verbales con las partes. (artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil).

10. Las Tercerías en el Juicio Ejecutivo: Sabemos que un tercero es aquel sujeto de la
relación procesal que no es parte originaria, pero que interviene para proteger intereses
que pueden verse afectados por la sentencia que se dicte en dicho juicio. La regla
general respecto de la intervención de terceros en juicio, es la que establecen los
artículos 22 y 23 del Código de Procedimiento Civil, distinguiendo entre terceros
coadyuvantes, independientes y excluyentes. En el juicio ejecutivo en particular, las
tercerías que este admite son de un carácter eminentemente excluyente, aunque la de
pago podría considerarse como coadyuvante.

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En el procedimiento ejecutivo, el artículo 518 del Código de Procedimiento Civil altera


esta regla general, al establecer que sólo son admisibles las tercerías, cuando el
reclamante pretenda el dominio de los bienes embargados (tercería de dominio), la
posesión de los mismos (tercería de posesión), alegue preferencia para el pago (tercería
de prelación) o simplemente reclame su derecho de concurrir en el pago a falta de
otros bienes (tercería de pago).
Esta forma particular de tratar las tercerías, da lugar a que ciertos autores las consideren
como algo mas que un simple incidente del juicio, otorgándoles el carácter de procesos
independientes y estimando que tanto las partes como el objeto y la causa son
diferentes. Las consecuencias de adherir a una u otra teoría se manifiestan en la
aplicación de una serie de instituciones procesales, tales como mandato judicial,
notificaciones, resoluciones judiciales, recursos, abandono del procedimiento, etc. Esta
es una discusión que no se encuentra para nada resuelta, sino que por el contrario, la
jurisprudencia se ha pronunciado tanto en uno como en otro sentido.
En cuanto a la oportunidad procesal para deducir una tercería, es preciso efectuar una
distinción. Si se trata de las tercerías de dominio o posesión, pueden hacerse valer desde
el embargo y hasta antes que se haga tradición de los bienes al adjudicatario del
remate, sea por el martillero (bienes muebles) o por la extensión del acta de remate
(inmuebles). Por su parte, en el caso de las tercerías de prelación y pago, la oportunidad
procesal se inicia igualmente con el embargo, y se extiende hasta antes de que se haga
pago al ejecutante.
a) Tercería de Dominio: Si el embargo recae sobre bienes que están en poder del
ejecutado pero que no son de su propiedad, o si derechamente se embargan bienes
respecto de los cuales el deudor no tiene ningún derecho ni posesión, el legítimo
propietario de los mismos, tiene la posibilidad de hacer valer su derecho a través de
esta vía. La tercería de dominio se tramita en cuaderno separado, con ambas partes
principales como sujetos pasivos, y se rige por las formalidades del juicio ordinario,
omitiéndose los escritos de réplica y duplica (artículo 521 del Código de
Procedimiento Civil). La demanda de tercería debe cumplir con todos los requisitos
del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, bajo sanción de no ser admitida a
tramitación (este artículo 523 del Código de Procedimiento Civil es bastante más
estricto que el artículo 256 del Código de Procedimiento Civil). Junto con su
demanda, el tercerista debe presentar:
i. Documentos fundantes de la Tercería: Puede ser un documento público o privado,
pero lo esencial es que acredite el dominio de los bienes. Si además es un
instrumento público de fecha anterior a la demanda ejecutiva, la tercería tendrá
la virtud de suspender el procedimiento de apremio.
ii. Suspensión: Un escrito en el cual se solicite al tribunal que con el mérito de los
documentos acompañados, suspenda el curso del cuaderno de apremio. Es
necesario pedirlo porque como la tercería se tramita en cuaderno separado, no
tiene el efecto de suspender de pleno derecho el procedimiento. Si no se pide la
suspensión, o derechamente no es procedente, el remate recaerá sobre todos
aquellos bienes sobre los que el deudor tenga o pretenda tener derecho (artículo
523 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil).
Las resoluciones que se dicten en la tramitación de esta tercería, son apelables en el
sólo efecto devolutivo. Adicionalmente, el código de procedimiento civil, extiende el
procedimiento establecido para la tercería de dominio, a otras situaciones similares:
1) La primera de ellas, es la indicada en el artículo 519 del Código de Procedimiento
Civil, conforme al cual se sustanciarán de esta forma las oposiciones que se funden
en el derecho del comunero sobre la cosa embargada.

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2) La segunda, contemplada en el artículo 520 del Código de Procedimiento Civil,


hace extensible el procedimiento de la tercería de dominio, a los derechos que haga
valer el ejecutado, invocando una calidad diversa de aquella en que se le ejecuta.
Esto puede ocurrir en los siguientes casos:
i. El heredero que es demandado para el pago de deudas hereditarias y
testamentarias de una herencia que no ha aceptado;
ii. El que sucediendo por derecho de representación, ha repudiado la herencia de
aquel a quien representa y es perseguido por el acreedor de ésta;
iii. El heredero cuyos bienes han sido embargados por acreedores hereditarios o
testamentarios que hayan hecho valer el beneficio de separación y no traten de
pagarse con el saldo que establece el artículo 1383 del Código Civil.
iv. El heredero beneficiario cuyos bienes han sido embargados por deudas de la
herencia, cuando esté ejerciendo alguno de los derechos de los artículos 1261 a
1263 del Código Civil.

b) Tercería de Posesión: Su fundamento es muy similar a la tercería de dominio, pero es


mucho mas utilizada, incluso por quienes son propietarios de bienes embargados,
toda vez que la prueba de la posesión es mucho mas simple que la del dominio.
Sabemos que en nuestro derecho existe una presunción de dominio a favor del
poseedor, en tanto otro no la destruya acreditando propiedad (artículo 700 del
Código Civil). Consecuente con ello, la jurisprudencia ha dicho que en tanto no se
declare que el dueño de una cosa no es su actual poseedor sino otra persona, el
poseedor será el verdadero dueño y no podrán por consiguiente embargársele los
que es suyo por deudas ajenas. A diferencia de la tercería de dominio, el legislador
ha sido claro al indicar que se trata de un incidente, que se tramita como tal y que
eventualmente tiene la facultad de suspender el cuaderno de apremio si se
acompañan antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la
posesión que se invoca (artículo 522 del Código de Procedimiento Civil). Pese a que
es un incidente, lo normal es que la primera resolución se notifique por cédula al
mandatario. El artículo 521 del Código de Procedimiento Civil consagra una norma
común al tercerista de dominio y de posesión, y es el derecho de solicitar que no se
decrete el retiro de las especies sino hasta 10 días desde la fecha de la traba del
embargo, conforme al artículo 457 del Código de Procedimiento Civil.

c) Tercería de Prelación: En este caso, lo que invoca el tercerista es un derecho,


privilegio, prenda o hipoteca, para ser pagado preferentemente conforme a las
reglas generales de prelación de créditos. Al tercero no le interesa suspender el
procedimiento ni entorpecer su tramitación, sino simplemente que se respete su
preferencia a la hora del pago. Es preciso indicar el documento o circunstancia
(cuando no existan documentos como en el caso del artículo 2473 Nº 1 del Código
Civil), que justifica el derecho del tercero para ser pagado preferentemente. El
efecto de esta tercería no es suspender el procedimiento sino sólo el pago al
ejecutante. Es un incidente de previo y especial pronunciamiento, pero sólo en lo
relativo a la distribución de los fondos, en cuanto se suspende el pago hasta que
haya sentencia firme en la tercería (artículo 525 del Código de Procedimiento Civil)

d) Tercería de Pago: Esta tercería sólo tiene cabida cuando el deudor carece de otros
bienes embargables, además de los ya embargados en el procedimiento principal, y
su objeto es que la distribución de los fondos se haga a prorrata de los acreedores
valistas. Evidentemente, el tercero debe contar con un título ejecutivo perfecto y su

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solicitud se tramita como incidente que no suspende el procedimiento pero si el


pago. Pero el acreedor que se encuentra en esta situación, tiene una alternativa
distinta a interponer una tercería, cuando hubiere iniciado por su cuenta otra
ejecución. Dicha opción consiste en solicitar que se dirija un oficio al tribunal que ha
embargado los bienes para que retenga, del producto del remate, la cuota
proporcional que corresponda al segundo acreedor (artículos 528 y 529 del Código
de Procedimiento Civil.)

11. Juicio Ejecutivo por Obligación de Hacer: Sabemos que cuando se trata de
obligaciones de hacer, el artículo 1553 del Código Civil, concede al acreedor una
triple alternativa para proceder contra el deudor:
a) Apremiar al deudor para la ejecución de la prestación;
b) Solicitar autorización para hacerla ejecutar por un tercero a expensas del deudor;
c) Reclamar la indemnización de los perjuicios.
Las primeras dos alternativas pueden hacerse efectivas a través de este procedimiento,
en tanto que la indemnización de perjuicios sólo puede perseguirse a través de un
procedimiento ordinario.
Los requisitos de procedencia de este procedimiento son los mismos que en el juicio
ejecutivo por obligación de dar, con la sola diferencia que en vez de exigirse que la
obligación sea líquida, es preciso que la obligación se encuentra determinada, esto es,
que se encuentre suficientemente precisado el objeto sobre el cual recae la obligación
de hacer. Según este objeto, que puede ser de 2 clases diferentes, distinguimos 2
variantes de este procedimiento:
a) Suscripción de un Contrato o Constitución de una Obligación: En este caso, el
procedimiento es idéntico al juicio ejecutivo por obligación de dar, con las siguientes
particularidades:
i. El requerimiento consiste en apercibirla deudor para suscribir el documento dentro
del plazo que fije el tribunal.
ii. Si no lo suscribe, opera el apercibimiento consistente en que el juez puede
suscribirlo en su representación.
b) Ejecución de una Obra Material: También es básicamente el mismo procedimiento,
pero el requerimiento consiste en emplazar al deudor para que cumpla su
obligación, fijándole un plazo al efecto (artículo 533 del Código de Procedimiento
Civil). Si el deudor no opone excepciones o estas son rechazadas, y no cumple su
obligación, nacen para el acreedor dos derechos:
i. Solicitar al tribunal que lo autorice para efectuarla obra a través de un tercero,
con cargo al ejecutado (artículo 536 del Código de Procedimiento Civil). En este
caso debe presentar un presupuesto, que si es objetado por el deudor, será
reemplazado por el que fije un perito (artículo 537 del Código de Procedimiento
Civil). Determinado el valor, el deudor deberá consignarlo dentro de tercero día, y
si no lo hace, se procederá a embargarle y rematarle bienes conforme a las
disposiciones del juicio ejecutivo por obligación de dar.
ii. Solicitar al tribunal que apremie al deudor para que ejecute la obra, ya sea
porque le satisface mas o porque se trata de una obligación personalísima. El
apremio es un arresto hasta por 15 días o una multa proporcional (artículos 542 y
543 del Código de Procedimiento Civil)

12. Juicio Ejecutivo por Obligación de No Hacer: En principio, se aplican las mismas reglas
del procedimiento ejecutivo por obligación de hacer, con las siguientes modificaciones:

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a) Es condición esencial de procedencia, que pueda destruirse la cosa hecha y que su


destrucción sea necesaria para el objetivo que se tuvo en vista al celebrar el
contrato (Art. 544 del CPC). Si no puede destruirse, el deudor deberá indemnizar los
perjuicios, lo que se perseguirá a través de un juicio ordinario.
b) Se requiere título ejecutivo, obligación no prescrita, actualmente exigible y
determinada.
c) El ejecutado puede defenderse promoviendo un incidente en virtud del cual alegue
que la obligación puede cumplirse por otros medios que no importen la destrucción
de la cosa (Art. 1555 del CC).
d) Se persigue que el deudor destruya la cosa o que se autorice al acreedor para
hacerlo a expensas del deudor.

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