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Bloque de aprendizaje I

Tribus Nómadas
Tribus Nómadas Esta denominación proviene del latín nomas, que a su vez deriva
de un vocablo griego, el término nómada permite hacer referencia a aquel que va
de un lugar a otro sin establecer una residencia fija, este concepto esta muy
vinculado a una persona que está en constante viaje o desplazamiento.
Historia
Su existencia se remonta a todos los continentes del planeta mucho antes de que
el hombre descubriera la agricultura sustentable. La cantidad de tiempo que cada
tribu pasaba en un lugar estaba en dependencia de los recursos que le podía brindar
esa área. En la antigüedad los seres humanos en su totalidad eran nómadas ya que
debían trasladarse de un lugar a otro para conseguir alimento, lo cual permitió poblar
extensas áreas del planeta así como la adaptación a los diferentes fenómenos
naturales. Es muy difícil detallar con exactitud una historia de un pueblo nómada
pues la narración es su principal fuente de legados, sin utilizar apenas la escritura,
la historia se basa en los descubrimientos y la interpretación arqueológica realizada
sobre estos pueblos.
Características
Existen 3 tipos de tribus nómadas fundamentales:
Los cazadores-recolectores: las tribus que se desplazan en busca de comestibles
de crecimiento natural y animalesLos pastores de ganado: ya poseen un rebaño de
animales, se desplazan en busca de recursos para los animales, de forma que
puedan seguir alimentándolos y, a su vez, alimentarse ellos mismos.Los viajeros:
tribus o grupos que simplemente se desplazan para conseguir suministros de otras
comunidades.
Para determinar la condición nómada de un grupo se puede destacar que su
estructura fundamental esta basada en clanes o tribus, donde en la mayoría de los
casos el patriarca es el que tiene la máxima autoridad determinando el momento de
la salida y que rumbo tomarán. Se destacan también por cuidar y proteger el medio
ambiente, ya que estos pueblos dependen de lo que la naturaleza les pueda
proporcionar en cada momento para vivir. La tradición oral es fundamental de ahí
que los relatos tengan protagonismo es esta cultura. Algunas de as tribus nómadas
más destacadas de la antigüedad son Los mongoles, los san, los sioux nativos
estadounidenses, los bereberes y los vikingos de Rusia son también ejemplos de
otras tribus nómadas famosas.
Actualidad
Nómadas en África
En la actualidad hay mas de 40 millones de personas que viven bajo el abrigo del
no sedentarismo. Hay que destacar que las tribus o pueblos nómadas que existen
en la actualidad a lo largo de todo el mundo encuentran en peligro su existencia con
una amenaza constante de desaparecer entre las principales causas podemos
encontrar: Los conflictos armados sobre la propiedad de las tierras. La explotación
excesiva de los recursos naturales. La imposición del sedentarismo como excusa
de la consecución del desarrollo.
Ejemplo de tribus nómadas en peligro
Awás de Brasil
Es considerada la tribu más amenazada del mundo, recolectora- cazadora que
habita la amazonía brasileña, su existencia se encuentra amenazada por la tala
indiscriminada de árboles en la amazonía de los cuales ellos subsisten, se alimentan
y cuidan.
Hadzas de Tanzania
Pequeña tribu de recolectores- cazadores y representa una de las ultimas tribus de
África, su alimento fundamental son las frutas, la miel y las raíces, aunque también
cazan animales pequeños , en los últimos años esta tribu ha perdido mas de 90%
de sus tierras, por la invasión de otras tribus mas grandes. Su genética es de uno
de los linajes más antiguos de la humanidad y se encuentra en peligro para su
protección en el 2011 se reconocieron sus derechos territoriales entregándoles
formalmente títulos de propiedad de sus tierras.
Penanes de la isla de Borneo
La comunidad indígena de los penanes vive en las selvas del interior de Sarawak,
en la parte malasia de la isla de Borneo. Estos se enfrentan a la tala masiva, la
construcción de presas, y a los cultivos. Su gobierno no reconoce sus derechos
frente a los peligros que esto conlleva para su existencia.
Las tribus sedentarias
El sedentarismo es una forma de vivir de los grupos humanos que se establecen en
un lugar de manera permanente y desarrollan su vida ligada al mismo hábitat. Ésta
corresponde a un tipo de vida más evolucionado.
El sedentarismo surge gracias al descubrimiento de la agricultura y la domesticación
de animales.
Por eso los pueblos sedentarios no se mueven del lugar en que viven, pues tienen
que cuidar las plantaciones y las cosechas, y pastorear a sus animales.
Esto hace que su vivienda sea más sólida, ya que no necesita ser trasladada. Más
bien, está cimentada en la tierra, generalmente construida con piedras, barro o
madera.
Los investigadores de estos pueblos americanos denominan Formativo al período
en que los pueblos transitan entre el estadio de caza y recolección y la economía
agraria.
Este tiene la particularidad de abandonar paulatinamente el modo de vida
transhumante y se adquieren hábitos sedentarios, naciendo las aldeas con
poblaciones más o menos estables.
En los Andes sudamericanos, este período está caracterizado además por el
nacimiento de tecnologías importantes como la cerámica, la textílería y el pastoreo.
Una ejemplificación es la región de Arica donde se han encontrado diferentes
pueblos ocupando la costa y valles. En el litoral, hay grupos especializados en la
economía marítima, más al interior, en la zona de valles, se instala de igual forma
aldeas muy complejas, una de ellas fue explorada hace décadas, por el Padre
Gustavo Le Paige que descubrió, en el ayllu de Tulor del Salar de Atacama, círculos
de barro aplastados que interpretó como cimientos de habitaciones circulares.
Años después, los investigadores que comenzaron la excavación de este sitio,
verificaron que los ilusorios cimientos eran los extremos superiores de muros de
altos recintos con paredes convergentes, a modo de colmenas.
La aldea, hecha de adobones de barro, presentaba una intrincada topografía de
estructuras de planta circular unidas por muros, a manera de laberinto y protegidas
por un gran muro de circunvalación.
En esta época, las sociedades de Tulor habían experimentado importantes cambios
adaptativos a este asentamiento de oasis, sedentario, estable y nucleado.

El incremento de actividades agrícolas probablemente había contribuido al aumento


de la población que se dedicaba también a la elaboración de tejidos, cestería y
metalurgia, además de las actividades de recolección de frutos de los abundantes
bosques de algarrobo y chañar, característicos de esta región.

Aparecimiento de la agricultura
Para comprender mejor el origen de la agricultura hay que empezar por conocer
que impulsó al hombre a cultivar la tierra. Conozcamos a grandes razgos el camino
de la humanidad antes de encontrar la agricultura.
El paraíso era entonces ese lugar poblado de grandes y abundantes animales que
proveían de alimento a pequeños grupos nómades de cazadores-recolectores.
Muchos animales y pocos humanos. Probablemente al principio comieron carne
animal como carroñeros, pero hace unos 30.000 años, tuvieron afinada la técnica y
los instrumentos suficientes como para cazar por su propia cuenta a pequeños y
grandes animales. Luego sobrevino una corriente cálida (hace unos 13000 años)
que puso fin una edad glaciar haciendo menguar las praderas del planeta entero y
por otro lado, crecer los bosques y disminuir notoriamente la cantidad de grandes
animales.
Es posible demostrar la influencia del hombre en la disminución y a veces extinción
de los grandes herbívoros al observar que ancestros de elefantes y rinocerontes
sobrevivieron con anterioridad a varios períodos cálidos. En Mesoamérica la
extinción de los grandes animales fue prácticamente total (32 grandes especies de
animales se extinguieron hace unos 9000 años), en Sudamérica sobrevivieron las
llamas, los guanacos y las vicuñas, y sólo en Europa y Asia aprendieron a
domesticar varios herbívoros previniendo entonces su extinción. La domesticación
de animales fue “el más importante proceso de conservación de todos los tiempos”.
En Mesoamérica se produjo el fenómeno de intensificación-agotamiento, en la que
los cazadores-recolectores mejoraban cada vez más sus técnicas de caza a medida
que la extinción de animales iba aumentando. Se agotó en tal extremo el
agotamiento de proteína animal que la carne llegó a ser un lujo en el antiguo Méjico.
Tanto en América como en Europa o en Asia se pasó al período mesolítico,
caracterizado por un marcado viraje hacia la alimentación de “amplio espectro”:
mariscos, peces, bellotas, legumbres, maíz, trigo, cebada.
Pero la evolución cultural en el viejo y el nuevo mundo fueron distintas; y fueron
distintas por la evolución natural de sus medioambientes, influidos estos por ellos
mismos. En el viejo mundo las aldeas se formaron mucho antes de la domesticación
de las plantas, mientras que en el nuevo mundo ocurrió lo contrario.
Las primeras aldeas del viejo mundo se formaron al agruparse junto a grandes
extensiones de cebada o trigo salvajes: construyeron grandes graneros;
cosechando granos durante tres semanas se proveían de alimento para el resto de
año. Así mismo construyeron hoyos de almacenamiento, hornos, amoladoras,
haciendo difícil abandonar sus pertenencias y decidiéndolos a asentarse. ¿Porqué
se asentaron tan tardíamente los pobladores de Mesoamérica? Por las diferencias
entre las especies animales.
En el viejo mundo se lograron conservar algunos herbívoros que encajaban bien
con la producción de granos puesto que consumían el rastrojo e incluso eran
atraídos por las grandes plantaciones. Pero en Mesoamérica, sencillamente, no
quedaron sobrevivientes de los grandes herbívoros; los únicos animales que
lograron domesticar fueron el perro y el pavo, ninguno de ellos herbívoro. En
Mesoamérica se asentaron definitivamente sólo cuando incluso los animales más
pequeños se volvieron escasos.
En la Sudamérica andina semidomesticaron la llama, las alpacas y los conejillos de
indias, que fueron durante mucho tiempo una importante fuente de proteína animal,
pero al parecer su reproducción en cautiverio parece difícil, imposible en el caso de
la vicuña debido a su comportamiento sexual y de cortejo. En la época de los incas,
y quizás también en las civilizaciones predecesoras, matar llamas o alpacas estaba
prohibido, era un privilegio exclusivo de la familia real.
Los asentamientos de quinua no parecen haber sido lo suficientemente abundantes
como para instalarse definitivamente con los rebaños. La llama y la alpaca son
incapaces de tracción, por lo que a pesar de fabricar ruedas (como juguetes o para
la alfarería), no desarrollaron su uso mecánico (carruajes, poleas…) quedando
atrasados en el desarrollo tecnológico. En el viejo mundo el desarrollo agrícola y el
sedentarismo tuvieron como consecuencia inmediata un aumento sostenido de la
población. El cambio en la dieta aumentó la fertilidad de las mujeres, que al mismo
tiempo disponían de más tiempo y menos problemas para criar varios hijos a la vez
(ya no tenían que salir a recolectar). Y el aumento poblacional ocasionó, tarde o
temprano… guerras.
Por todo esto podemos decir que el origen de la agricultura se ubica en el
agotamiento de proteinas animales en el medio, ya sea por fenómenos climáticos
como los períodos cálidos, o por una caza de animales desmedida por parte de una
población humana cada vez mayor.
El hombre tuvo necesidad de cultivar la tierra cuando los grandes herbívoros fueron
lo suficientemente escasos. La domesticación de animales para consumo fue una
etapa intermedia que sin embargo no dio abasto para alimentar a toda la población.

Formación de pueblos
En la formación histórica de los pueblos de la denominada área indoeuropea
aparecen como elemento esencial las denominadas tradicionalmente invasiones
indoeuropeas y que, en la actualidad, parece más correcto designar como
"infiltraciones indoeuropeas". Pero, como hemos visto para el área ibera, no son
únicamente las influencias externas (de las cuales las infiltraciones indoeuropeas
con ser las más importantes no son las únicas) el único factor que influye en el
desarrollo histórico anterior de estos territorios antes de la llegada de los romanos.
De todos modos, en algunas áreas, como la Meseta Norte, el hecho de que no
estuviera muy densamente poblada produjo que el impacto de las oleadas
indoeuropeas fuera importante con claras repercusiones en la historia posterior.
En los primeros tiempos del primer milenio a. C. se produce un cambio de panorama
en la cultura material de las grandes áreas peninsulares, especialmente en la mitad
Norte: aparecen nuevos tipos de poblados y necrópolis, así como elementos
metálicos y cerámicos nuevos, que hay que poner en relación con la llegada de
distintos grupos de gentes a través del Pirineo.
Pero estos movimientos de pueblos no tuvieron como único punto de inflexión la
Península Ibérica, a partir de los pasos de los Pirineos, sino que se trata de un
movimiento más general en gran parte de Europa e incluso en territorio
extraeuropeo (del centro hacia el sur de Europa y hacia el territorio de Asia Menor).
Son los denominados genéricamente pueblos indoeuropeos, con una comunidad de
lengua, aunque luego no cristalizará de la misma forma en todos los territorios, y
con elementos comunes de cultura material.
Durante la 1ª Edad del Hierro (1000 a 500 a. C. aproximadamente) se produce a
través de los Pirineos la llegada de pueblos indoeuropeos a la Península Ibérica,
aunque desconocemos con exactitud el mecanismo preciso de llegada. Sí
conocemos, sin embargo, las consecuencias de estos aportes externos,
especialmente desde el punto de vista lingüístico. Partiendo de las teorías
difusionistas se ha venido y se sigue hablando de invasiones/oleadas que penetran
en nuestra Península desde Europa del Este y Central. En la actualidad la teoría
difusionista no se considera tan real y absoluta como se cree, rechazándose el
término de invasiones/oleadas, ya que no se produjo un movimiento continuo de
pueblos indoeuropeos para poder hablar de invasiones y se ha producido un
abandono de la tendencia a "ensalzar" exageradamente las cuestiones
transpirenaicas (penetraciones indoeuropeas) como causa única de toda una serie
de innovaciones culturales, pues, además, se había hablado de penetraciones de
elementos indoeuropeos hasta los más recónditos lugares de la Península Ibérica.
Sí es clara, no obstante, la importancia de las infiltraciones de estos pueblos en
algunas zonas de la Península, sobre todo por los cambios acelerados o producidos
desde el punto de vista de la cultura material y lingüística. Pero no se deben olvidar
otras influencias externas y la propia evolución interna de las poblaciones indígenas
con su tradición cultural anterior (Edad del Bronce).
Hoy se tiende a valorar en sus justos términos la presencia de las infiltraciones
indoeuropeas, tal y como los resultados de los trabajos de arqueología y lingüística
nos permiten conocer.
Hagamos un poco de historia sucinta de los principales hitos de la investigación.
Bosch Gimpera fue el primero en plantear el tema de los celtas en la arqueología
española. Buscó elementos comparables a los del Rhin y Suiza y los halló en primer
lugar en Cataluña con extensión por Aragón e incluso hasta el Sudeste de España
y atribuyó los topónimos en -dunum de la zona subpirenaica a los componentes de
la primera oleada de indoeuropeos. Hoy sabemos que son testimonios de influencia
gálica muy posterior. Bosch Gimpera, en definitiva, lo que hizo fue construir una
teoría de invasiones mediante conexiones de nombres de grupos de población en
Hispania y en otras zonas, teoría que debe ser comprendida dentro del momento
en que vive, época de sobrevaloración del "panceltismo". Desde la objetividad de la
distancia y en el estado actual de conocimientos se descubren una serie de puntos
débiles, apareciendo como una síntesis prematura con bases arqueológicas
insuficientes.
Posteriormente del lado lingüístico se habían ido buscando explicaciones a étnicos
y topónimos del Occidente de Europa y, junto a las explicaciones por el céltico, se
propuso una explicación "ligur".
Schule con su obra sobre la Meseta (valles del Duero y Tajo) (1969) aparece como
el más claro representante de una nueva época en el estudio del tema, combinando
en su análisis los datos de la arqueología, la lingüística y la tradición histórica más
remota. Desecha en principio que la aparición de una serie de rasgos culturales
suponga necesariamente una invasión. Cree que el cambio en ciertos territorios de
los rasgos culturales de los campos de urnas y la aparición de los caracteres de la
cultura de Hallstatt puede ser simplemente la aceptación de las novedades
hallstáticas por la población anterior.
La invasión deja de ser el único factor de cambio y se señala en más de una ocasión
la persistencia de culturas que conservan un remoto pasado al lado de zonas donde
el cambio repentino ha de explicarse por la llegada de gentes nuevas.
Actualmente se cree que el proceso parece haber sido más complejo y es difícil
poder reducirlo a un esquema seguro y simple en el que se concede demasiada
importancia en el desarrollo prerromano de esta zona a cuestiones de índole
transpirenaica. Es preciso afirmar, una vez más, que, junto a factores que
podríamos considerar externos, no deben dejarse de lado los propios elementos
indígenas en su evolución durante las etapas anteriores.
Como el aspecto lingüístico va a ser objeto de un capítulo aparte más adelante,
interesa en este momento analizar el panorama desde el punto de vista
arqueológico.
Desde siempre hay tres elementos de cultura material que siempre se han asociado
al fenómeno de las "invasiones indoeuropeas": las cerámicas excisas, el empleo del
hierro y el rito de la incineración. Vamos a analizarlos uno por uno.

Inicio del Estado y del gobierno


Tenemos en primer lugar al Estado egipcio y trataré de conceptuar a Egipto, como
una primera formación estatal. Más o menos hace más de 5 mil años, aparece la
autoridad centralizada en el antiguo Egipto. Se carece de los datos exactos para
reconstruir aquél proceso de centralización, sin embargo sabemos que era
necesaria la presencia de un gobierno de esta índole. Tenían un Estado
personalizado, en el sentido de que la concepción de la autoridad se identifica
plenamente con su depositario. La teoría del Estado egipcio se resumiría en que el
Estado es el faraón, afirmación que no solo es reconocida por el faraón mismo, si
no por todos los subordinados a este.
Después en Grecia empezaré por especificar que su unidad política básica fue la
polis. Su geografía determina el aislamiento territorial, tenían una tecnología poco
desarrollada en lo agrario y una población en expansión.
Los griegos tenían costumbres organizacionales, en las cuales se permitía la
participación en los asuntos públicos por medio de asambleas y no presentan un
alto sentido de centralización y personalización de la autoridad. Su autoridad no
estaba basada en una sola persona, sino que se dividía en varios jefes y aún se
reconocía el "consejo de ancianos". Los teóricos políticos de esa época
consideraban al Estado por una parte como la ciudad o el sitio donde debe
desarrollarse la plenitud de la vida humana; por otro lado solo se referían a las
funciones públicas concedidas a cualquier ciudadano que pueda realizarlas
mediante la renovación de los cargos.
En Roma, el Estado aparece condicionado por las fuertes interacciones de distintos
grupos humanos. Surge por la necesidad de imponer la autoridad central al pueblo.
La formación de Roma como Ciudad – Estado, parece determinada por la existencia
de un Estado anterior, el etrusco, cuyos orígenes se han perdido, pero que es
posible conjeturar como similar al desarrollo que se dio en Grecia.
¿Cómo llegamos alconcepto de estado?
Aún no conocemos con exactitud el origen de la palabra Estado, desde el punto de
vista jurídico – político, pero si podemos afirmar que equivale a la Polis o ciudad –
Estado de los griegos. No es sino hasta la Edad Media, cuando por primera vez
surge el nombre statí, estado, término tomado y sostenido por Maquiavelo,
anteriormente citado. Los elementos del Estado son:
 Pueblo
 Territorio
 Poder
Ahora podemos decir que el Estado es una sociedad humana, asentada de manera
permanente en el territorio que le corresponde, sujeta a un poder soberano que
crea, define y aplica un orden jurídico que estructura la sociedad estatal para
obtener el bien público temporal de sus componentes.
Muchos autores aseguran que el poder y el gobierno son sinónimos, sin embargo
nos damos cuenta que no es así, para muchos, el poder significa ser ley, ser total,
y el gobierno no lo es así, el gobierno es regido por el pueblo y para el pueblo, pero
tomaremos al poder como un elemento del Estado.
Elementos del estado.
Como Pueblo entendemos al compuesto social de los procesos de asociación en el
emplazamiento cultural y superficial, o el factor básico de la sociedad, o una
constante universal en el mundo que se caracteriza por las variables históricas. El
principal valor del pueblo está en su universalidad. No habrá Estado si no existe el
pueblo y viceversa.
Al Poder lo entendemos como la capacidad o autoridad de dominio, freno y control
a los seres humanos, con objeto de limitar su libertad y reglamentar su actividad.
Este poder puede ser por uso de la fuerza, la coerción, voluntaria, o por diversas
causas, pero en toda relación social, el poder presupone la existencia de una
subordinación de orden jerárquico de competencias o cooperación reglamentadas.
Toda sociedad, no puede existir sin un poder, absolutamente necesario para
alcanzar todos su fines propuestos.
El Territorio es el último elemento constitutivo del Estado. Francisco Pérez Porrúa
lo considera como el elemento físico de primer orden para que surja y se conserve
el Estado, pero agrega "La formación estatal misma supone un territorio. Sin la
existencia de éste no podrá haber Estado".
Por otro lado, Ignacio Burgoa afirma "Como elemento del Estado, el territorio es el
espacio dentro del cual se ejerce el poder estatal o "imperium". Como esfera de
competencia el Estado delimita espacialmente la independencia de éste frente a
otros Estados, es el suelo dentro del que los gobernantes ejercen sus funciones."
La revolución francesa, el origen del estado moderno.
Desde el atropello del "El estado soy yo" manifestado como el más nocivo
absolutismo, el pueblo sintió la negación total de sus derechos y rotos todos sus
principios e ideales, es ahí donde empieza a crecer el resentimiento y surge poco a
poco la semilla de la rebelión, y ésta había de manifestarse con toda su violencia y
hacer explosión, para culminar el 14 de Julio de 1789. La revolución dio paso a
nuevas formas, con todas sus naturales e impropias acciones excesivas cometidas.
La mayor aportación que este levantamiento dio, fue la Declaración de los Derechos
del Hombre y el Ciudadano, que se fundamentó en la teoría de Jean Jacob
Rosseau, que escribió en su obra "El Contrato Social."
El año de 1789 es de primordial importancia en sus manifestaciones, por que los
rumbos señalados cambiaran al mando en sus procedimientos y formas
gubernamentales, y también en la nueva concepción del hombre, que se convirtió
en ciudadano para ayudar a los fines del Estado, los fines de un nuevo Estado
nacido de la sangre de muchas personas, de un Estado que surge de las cenizas
del despotismo y la crueldad: El Estado Moderno de Derecho.
Características del estado moderno.
Las características del Estado Moderno son las siguientes:
Una cierta entidad territorial. Ésta se refiere al medio físico que es necesaria para la
sustentación del Estado y debe ser una magnitud tal que no convierta en demasiado
pesadas las tareas que el Estado debe afrontar.
Establecimiento de un poder central suficientemente fuerte. Se logra suprimir o
reducir drásticamente a los antiguos poderes feudales, entre ellos el propio poder
de la iglesia, que se vincula a lo que actualmente llamaríamos al proyecto de Estado
Nacional.
Creación de una infraestructura administrativa, financiera, militar y diplomática. Se
desarrolla una burocracia administrativa que trabaja impersonalmente para el
Estado. Burocracia y capacidad financiera se retroalimentan. La obtención y
administración de recursos exige personal dedicado por completo a estas tareas.
La diplomacia se convierte en un instrumento indispensable para las relaciones con
las demás entidades estatales que constituyen un sistema en su conjunto.
Consolidación de la unidad económica. El Estado debe ser capaz de regular y dirigir
la economía en su propio seno, y con respecto al exterior, implantar un sistema
aduanal y normas precisas que controlen la entrada y salida de bienes.

Bloque de aprendizaje I
La revolución neolítica en la Mesopotamia
La revolución neolítica aparece definida por el nacimiento de la agricultura y la forma
de vida campesina, con una economía que tiene como base principal la producción
de alimentos, en lugar de la anterior vida de recolección. El cambio de vida hacia el
Neolítico supuso una transformación en la vida del hombre prehistórico.
Definición
Por tanto, la revolución neolítica sería la transformación radical de la forma de vida
del ser humano, que pasará de ser nómada a sedentario y de tener una base
económica de caza y recolección a tener una base económica productiva mediante
la agricultura y la ganadería. Pero realmente, este cambio no se produjo de una
forma rápida ni de la misma manera en todo los lugares, ni ocasionó el abandono
de las anteriores formas de vida. En verdad, en la actualidad aún perviven en
algunas zonas del mundo formas de vida vinculadas al hombre prehistórico y a la
forma de vida anterior a la agricultura. En esta entrada trataré de comentar las
distintas teorías que produjeron la transición hacia el neolítico y un escueto análisis
del tradicional concepto de revolución.
Resumen de los cambios surgidos en la “revolución neolítica”
Para comprender mejor los cambios surgidos en el neolítico enumero los nuevos
cambios producidos en este periodo que serían de gran importancia para llegar a la
situación actual del hombre en el mundo.
1. El principal cambio del Neolítico fue el descubrimiento de formas propias de
producción de alimentos a partir de la agricultura y de la ganadería. Este cambio no
se produjo con la misma rapidez en todo el Próximo Oriente sino que estuvo
causado por una serie de lentas y costosas transformaciones que, durante algún
tiempo, convivieron con formas de vida típicas del Paleolítico. Este proceso surgió
como consecuencia de la observación de la vida de las plantas silvestres durante el
Mesolítico y la participación humana en el crecimiento de alguna de ellas. Las
primeras especies cultivadas fueron el trigo y la cebada, encontrándose también
restos de legumbres.

2. La caza especializada que se produjo sobretodo en el Paleolítico Superior, puede


ser un antecedente directo de la domesticación ganadera. El caso más conocido es
el de la gacela del Natufiense mesolítico (periodo de transición entre el paleolítico y
el neolítico). El primer animal en ser domesticado fue el perro, mientras que
posteriormente lo harían la cabra, las ovejas y el cordero. La ganadería fue un paso
fundamental ya que permite la disposición de fuentes de alimentos de forma
cercana.
3. Cambios en la cultura material. En primer lugar se produce una microlitización de
la industria lítica paleolítica, es decir, una reducción de tamaño que da lugar a
microlíticos geométricos u hojitas. Algunos de estos útiles servían como puntas de
flecha o como elementos cortantes de hoces. En segundo lugar podemos citar la
creación de la cerámica alrededor del VII milenio a.C. en la península de Anatolia,
que permitió el almacenamiento de alimentos e incluso un nuevo método de cocina
al poder realizarse el guisado.
4. En último lugar cito la sedentarización. Este fue el proceso por el cual el hombre
deja de ser nómada para habitar permanentemente un lugar y puede ser explicado
gracias al desarrollo de la agricultura y de la ganadería que permitió al hombre
producir sus propios alimentos y no ir tras ellos. En cualquier caso, sólo en aquellas
zonas de mejores condiciones climáticas y de fertilidad la sedentarización fue un
hecho. Podemos citar como los poblados neolíticos más importantes a Jericó
(Palestina), Tell Muraybit (Siria) y Çatal Hüyuk (península de Anatolia).

Aparecimiento de la división natural del trabajo (por sexos)


La división sexual del trabajo se refiere a la asignación de tareas diferentes o
responsabilidades diferentes a hombres o mujeres por el único motivo de su sexo
biológico.
Sociedades preestatales
En las sociedades preestatales documentadas por los antropólogos durante los
siglos XIX y XX, se observa que tareas como la recolección de alimentos son en su
mayor parte llevadas a cabo por mujeres mientras que otras como la caza, la pesca
y las actividades punitivas relacionadas con la guerra son mayoritariamente
realizadas por los hombres. No obstante, existe una enorme variabilidad en las
formas que puede adoptar la división sexual del trabajo, constatada a lo largo y
ancho del planeta en sociedades con diferentes niveles de complejidad. Así, por
ejemplo, podemos citar como cazadoras a las mujeres woods cree de Canadá, las
mujeres ache de Paraguay, las juuǂhõã de Namibia y Botswana, las mujeres
baKola/baGyeli de Camerún, las mujeres tiwi de Australia,3 las agta de Filipinas,6
etc.
En estas sociedades el modo de producción dominante es naturalmente la caza-
recolección, aunque se producen también otra serie de objetos domésticos y
prácticos necesarios para la vida cotidiana: muebles, instrumentos, enseres
domésticos, ropa y calzado, vivienda, etc. En las sociedades preestatales se
observa además que el número de horas que hombres y mujeres en estas
sociedades llevan a cabo para las diferentes actividades puede diferir
abruptamente. Esto puedo suceder incluso en sociedades relativamente igualitarias
y poco jerárquicas donde muchas de las decisiones se toman en común, con la
opinión de todos los miembros del grupo étnico o la aldea.
Sociales industriales modernas
Tradicionalmente en las sociedades modernas con una organización estatal y
gobiernos centralizados y sociedades formadas por millones de individuos, ha
predominado tanto en Occidente como en Asia y África un modo de organización
social patriarcal, en el que los puestos con mayor poder e influencia han estado
ocupados con mayor probabilidad por hombres que por mujeres. En las monarquías
heredidatarias la mayor parte de las veces el soberano fue un hombre, aunque
existen casos de emperatrices y reinas, tanto en Occidente como en Oriente que
habían heredado el poder algún familiar masculino. En general estas situaciones
fueron transitorias y el sistema estuvo en gran parte dominado por individuos de
sexo masculino.
En cuanto a la organización de la producción igualmente durante los siglos XVIII,
XIX y XX se observa en la mayor parte de los países del mundo una mayor tasa de
ocupación masculina en actividades remuneradas por cuanta ajena. Hasta la
segunda mitad del siglo XX, las mujeres se dedicaban abrumadoramente a tareas
domésticas como única ocupación. Sin embargo, la aparición de un sector servicios
con un gran número de empleos a partir de la segunda mitad del siglo XX, creó
muchas más oportunidades de empleo de las mujeres fuera de su hogar. Sin
embargo, la tasa de ocupación femenina en actividades remuneradas sigue siendo
inferior a la masculina en todos los países. Si bien en algunos países y sólo en
décadas recientes se ha llegado a tasas de ocupación menos disparejas para
hombres y mujeres.
Aun así el movimiento feminista ha señalado que en los puestos mejor remunerados
y con mayor remuneración siguen la proporción de hombres sigue siendo
notablemente superior a la de mujeres. En general las mujeres tienen menos
autonomía económica, es más probable que ocupen puestos a tiempo parcial y en
puestos menos remunerados.
Aparecimiento de la segunda división del trabajo
Segunda división del trabajo
Aparecen los artesanos
Los oficios se separan de la agricultura. Surgen numerosos grupos cuya ocupación
consistía en la fabricación de diversos instrumentos de producción, armas y
utensilios domésticos, dedicados exclusivamente al intercambio. De este modo
aparece la producción mercantil, es decir, la producción de mercancías para
venderlas en el mercado. Aparecen las monedas metálicas bajo la forma de metales
nobles que todavía no se acuñan, sino que se cambian simplemente al peso. Surgen
las ciudades como centros de concentración de las industrias y el comercio.
La familia en el trabajo
El aumento de la productividad del trabajo y los avances del cambio intensifican las
diferencias entre los bienes de las distintas familias y conducen al establecimiento
de la propiedad privada sobre la tierra. La familia se convierte en la unidad
económica de la sociedad.
Esclavización
Junto a la esclavización de los prisioneros aparece, por parte de familias fuertes y
ricas, la tendencia a utilizar también la fuerza de trabajo de los miembros de su tribu
debilitados y empobrecidos. Al mismo tiempo que se produce la división de la
sociedad en hombres libres y esclavos, se acentúa mas la diferencia entre ricos y
pobres.
Desigualdades
El periodo de la desintegración del régimen de la comunidad primitiva se caracteriza
también por hondo cambio en las formas de organización social. La desigualdad de
bienes creo la desigualdad social.
El desarrollo de la economía exigía una cantidad cada vez mayor de esclavos; la
esclavitud se convierte en la base del sistema social y la economía esclavista se
propaga a todas las ramas de la producción. Las guerras entre las tribus se hacen
cada vez más frecuentes y su objeto no es ya la defensa propia, sino el saqueo y el
deseo de apoderarse de nuevas masas de esclavos.
Utilizaban el poder para defender sus propios intereses, para mantener sometidos
a los esclavos y a los compatriotas pobres. La costumbre de los cargos de la gens
fuesen ocupados por miembros de las determinadas familias se convierte en el
Derecho, apenas discutido, de estas familias a ocupar cargos sociales. El cargo de
jefe, caudillo y sacerdote, que en otros tiempos era electivo, se convierte en
hereditario. Las constantes guerras obligan a ampliar los poderes concedidos a los
jefes y caudillos, mientras que al apoderarse de la mayor parte de los trofeos
militares van obteniendo superioridad económica cada vez mayor sobre un conjunto
de la tribu. Alrededor del jefe se agrupan sus allegados, que forman su guardia
personal, la cual con el transcurso del tiempo, se destaca en calidad de grupo social
privilegiado. La antigua democracia gentilicia va cediendo terreno a una nueva
forma de poder social, LA DEMOCRACIA MILITAR, con cuyo nombre se denomina
convencionalmente a la época de la desintegración del régimen gentilicio como
época de la democracia militar.

Aparecimiento de la tercera división del trabajo

TERCERA GRAN DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO


El desarrollo de la economía mercantil y la ampliación del mercado condicionaron
el surgimiento de la tercera gran división social del trabajo: la formación de la clase
de los mercaderes.
El progreso de la división social del trabajo en las sociedades basadas en la
explotación presenta un carácter clasista antagónico y en parte encuentra su
expresión en el nacimiento y desarrollo de la oposición entre la ciudad y el campo,
entre el trabajo intelectual y el trabajo físico.

Tipología
La división del trabajo se divide por tipos: Cuando un trabajador realiza las distintas
tareas necesarias para fabricar un producto, el rendimiento es lento, por ello hay
que repartir las tareas.

1. División industrial: Se trata de la división de tareas dentro de una misma


industria o empresa.
2. División vertical: Un conjunto de trabajos realizados antes por una persona o
actualmente de lugar a distintas profesiones.
3. División colateral: Es la división por la cual se separan distintas profesiones

Bloque de Aprendizaje II
La agricultura en la antigua Grecia
La agricultura era la base de la economía de la antigua Grecia. Cerca del 80 % de
la población se dedicaba a esta actividad. Siendo una excelente tarea para el
ciudadano común, dio a luz a un estilo de vida y a unas costumbres que persistieron
por toda la antigüedad
Exceptuando las ciudades de la costa de Asia Menor, Grecia presentaba unas
condiciones naturales relativamente homogéneas. Las montañas ocupaban el 80 %
del espacio disponible, y la friolera del 90 % en las islas del Egeo. Esto redujo de
forma significativa el espacio disponible para la agricultura y la cría de animales. El
único suelo que quedaba era de pobre calidad, seco y duro. Solo unos pocos
terrenos como los de Mesenia se consideraron fértiles.
El clima mediterráneo se caracteriza por presentar dos estaciones: una seca y
calurosa, desde abril hasta septiembre, en la que las cuencas de los ríos tienden a
secarse. La segunda es húmeda y está marcada por violentas tormentas de lluvia
traídas por vientos del oeste, con temperaturas medias que impiden la formación de
escarcha. Hay variedades de este clima. En las montañas los inviernos eran
rigurosos y la nieve abundante. En el Ática, las Cícladas, el sur del Peloponeso y
Creta, el clima era más árido que en el resto de Grecia.
Productos derivados
Durante la parte más antigua de la historia griega, como se muestra en la Odisea,
la agricultura griega -y su dieta- estaba basada en cereales: cebada (κριθαί / kritaí),
trigo (πύρος / pýros), y, menos frecuentemente, mijo. El término general (σῖτος /
sitos), traducido normalmente por "trigo", puede de hecho designar cualquier tipo de
grano de cereal. En realidad, el 90% de la producción de cereal era cebada. Incluso
si los antiguos griegos estaban al tanto de que el trigo poseía un mayor valor
nutricional, cultivar cebada era más fácil y a la vez más productivo. Se ha intentado
varias veces calcular la producción de grano en el Ática, pero los resultados no han
sido concluyentes.
En poco tiempo, la demanda de grano sobrepasó las capacidades de su producción.
La "estrechez" de la tierra (στενοχωρία / stenokhôría) también explica por qué los
griegos formaron colonias en el extranjero, y la importancia que los asentamientos
(cleruquías) en Asia Menor tendrían para el imperio ateniense al controlar las
provisiones de grano.
Por otra parte, la tierra griega era ideal para los olivos, que proporcionaban comida
y aceite de oliva. La plantación de olivos data de la antigua Grecia. Plantar olivos
era invertir a largo plazo: éstos tardan más de veinte años en dar fruto, y dan fruto
dos años de cada tres. Las viñas también sobreviven en tierra seca, pero demandan
muchos cuidados. Se plantan viñas desde la Edad del Bronce.
Trabajo agrícola
Los Trabajos y días de Hesíodo (siglo VIII a. C.) y la Economía de Jenofonte (siglo
IV a. C.) nos proporcionan información valiosa acerca del cultivo de la tierra.
La cosecha de la oliva tenía lugar desde finales del otoño hasta principios del
invierno, ya fuera a mano o con un bastón (ver ilustración). Entonces se colocaban
en cestas y se dejaban fermentar por unas cuantas semanas antes de ser
prensadas. La prensa de tornillo, aunque Plinio el Viejo la llamaba prensa griega
(XVIII, 37), fue un invento romano algo más tardío, del siglo II a. C. El aceite se
conservaba en vasijas de terracota para usarlo durante el año. Esta también era la
época de la poda de árboles y vides, y de la cosecha de legumbres.
La primavera era la estación lluviosa, y los granjeros aprovechaban la lluvia para
preparar las tierras de barbecho. En efecto, practicaron una rotación bienal de
cosechas, alternando de año en año entre barbecho y cultivos. Los intentos de
introducir una rotación trienal de cosechas, usando legumbres en el tercer año, no
salieron bien dada la pobreza del suelo griego, la falta de mano de obra y la ausencia
de maquinaria. Los griegos no usaban estiércol, posiblemente debido al poco
ganado bovino que poseían. De hecho, el único abono eran las malas hierbas
devueltas de nuevo a la tierra durante el período de preparación de barbecho.
En el verano, la irrigación era imprescindible. En junio, cosechaban con hoces, pues
no utilizaban guadañas. El trigo era trillado por los animales: bueyes, burros y mulas
lo pisoteaban. El grano resultante se almacenaba, y éste lo utilizaban las mujeres y
esclavos para molerlo y hacer pan.
El otoño era la estación más importante. A principios de esta estación se cortaba la
madera para preparar los suministros de leña para calefacción: si el invierno era
suave en la costa, era más duro en las zonas montañosas. También se preparaba
la tierra para sembrar la nueva cosecha, deshaciendo la costra reseca que se había
formado durante el verano en las tierras de barbecho. Esto se hacía en tres pasos
: se araba la tierra con el arado de madera, ya que el arado con reja de hierro no
era habitual. Una azada de dos dientes (dikella) y un mazo completaban el equipo
necesario para romper los terrones y preparar la tierra. Se sembraba a continuación
con la técnica de a voleo (repartiendo las semillas en los surcos con la mano ), en
el barbecho del año anterior. Era también la época de la vendimia. Los racimos son
estrujados con los pies en grandes tinas y el mosto se dejaba fermentar en tinajas.
Propiedades agrícolas
Las propiedades agrarias son poco conocidas, salvo en el caso de Atenas o de
algunas ciudades donde las fotografías aéreas han revelado rastros de
delimitaciones de terrenos. Desde el período Arcaico la tierra pertenecía a los
grandes terratenientes, como los Eupátridas en Ática. Incluso las propiedades
pueden variar de una región a otra: en Ática, las tierras están muy parceladas,
mientras que las de Tesalia se encuentran poco divididas.
Desde el siglo VIII a. C., surgieron tensiones entre los grandes terratenientes y los
pequeños agricultores, para los que cada vez era más difícil sobrevivir. Estas
tensiones se explican probablemente por el crecimiento de la población debido a la
disminución de la mortalidad, agravada por la práctica del reparto equitativo de la
tierra en el momento de las sucesiones ( herencias ) (como se demuestra en la obra
de Homero y Hesíodo). En Atenas, la crisis se resolvió con la llegada al poder de
Solón ( -594 ), que prohibió la esclavitud por deudas y tomó medidas para ayudar a
los pequeños agricultores. Al preparar las bases para la distribución del poder, sin
embargo, fundamentó su censo de clases en la producción agrícola.
En el siglo V a. C., siempre en Atenas, la práctica de la liturgia, obligando a los más
ricos a garantizar los servicios públicos, llevó a una reducción de las principales
propiedades. Se estima que la mayoría de los ciudadanos de rango hoplítico
poseían alrededor de 5 hectáreas de terreno. Sin embargo, también sabemos que
en el 403 a. C., la Asamblea ateniense rechazó la propuesta de Phormisios
encaminada a limitar los derechos políticos a los terratenientes. De acuerdo con
Dionisio de Halicarnaso, que se refiere a este caso, esto hubiera llevado a privar a
5000 ciudadanos de sus derechos, lo que representaría del 20 al 25 % del conjunto
de los ciudadanos. En Esparta, «la reforma de Licurgo» más radical, llevó a una
división de la tierra en lotes (kleroi) iguales de (10 a 18 hectáreas), distribuidos a
todos los ciudadanos. En otros lugares, los tiranos llevaron a cabo la redistribución
de las tierras confiscadas a los enemigos políticos ricos.

Naturaleza y características fundamentales


Agricultura de la antigua grecia
La agricultura estaba vinculada a la crecida del Nilo y al lodo que depositaba en las
tierras, convirtiéndolos en fértiles.
Cultivaban sobre todo cereales (cebada, trigo), legumbres y verduras (puerros,
lechugas, cebollas, ajos, pepinos, rábanos, habas, garbanzos) y frutas (melones,
uvas, dátiles, higos). Algún pueblo invasor trajo nuevas especies como manzanas,
aceitunas, granadas... En época de los faraones griegos aparecieron las peras, los
melocotones, las cerezas y las almendras.
Para fabricar tejidos y cuerdas, los campesinos cultivaban también el lino.
En julio el caudal del Nilo crecía y los campesinos no podían trabajar más al
anegarse los campos.
En octubre, las aguas se retiraban, era la época de la siembra y los campesinos
roturaban la tierra y reparaban los canales.
En marzo llegaba la estación seca, era el momento de la cosecha.
Tras la crecida, el lodo que cubría los campos era fácil de trabajar.
Mientras un sembrador arrojaba las semillas, el labrador surcaba la tierra con el
arado tirado por vacas o bueyes.
Las semillas enterradas en el suelo germinaban más rápido y no se las comían los
pájaros.
En los campos cubiertos por la crecida durante más tiempo, los campesinos no
trabajaban, dejaban que sus rebaños de ovejas, cabras o cerdos, enterrasen los
granos pisoteando la tierra.
En Egipto casi no llovía, para evitar que las plantas se secaran, cavaban pequeños
canales que llenaban con agua del Nilo.
Hasta el Imperio Nuevo, usaban cántaros, más tarde inventaron el chaduf,
instrumento aún usado hoy en día, formado por una palanca con un recipiente a un
lado y un contrapeso al otro.
Pero año tras año, las crecidas destruían todos los canales y había que volver a
construirlos.
Desde marzo, arrancaban los tallos de lino en flor, ya que eran las fibras tiernas las
que daban los mejores tejidos.
Después llegaba la cosecha de trigo y cebada.
Los tallos se cortaban por debajo de la espiga con una hoz fabricada con un trozo
de mandíbula de hipopótamo con fragmentos de sílex pulido incrustados.
Las espigas se amontonaban en el terreno de trillar y eran pisoteadas por bueyes
para separar el grano de la paja, para separa el salvado del trigo, se lanzaban los
granos al aire, una vez limpios se almacenaban en los graneros del pueblo.
La abundancia de las cosechas dependía de la crecida del Nilo. Si ésta era escasa,
se inundaban pocos campos y eran pocos los cultivados.
También había que hacer frente a los animales que devastaban los campos, como
aves, hipopótamos, langostas, ratones, ganado errante... Para ahuyentar a las aves,
inventaron los espantapájaros y para proteger los cultivos de las catástrofes y
favorecer la cosecha, invocaban a los dioses.
La agricultura en la antigua Roma
Los agricultores eran el núcleo de la sociedad de la Antigua Roma. El cultivo
principal eran los cereales (sobre todo el trigo) y las leguminosas. Más tarde se
introdujo la vid, y aún más tarde se llegó a las viñas y se importó el olivo. Como
árboles frutales destaca la higuera. También hortalizas, legumbres y el lino.
Al principio los romanos poseían la tierra en usufructo y su riqueza (pecunia) se
medía por los rebaños, y los ahorros personales eran el peculium (haber en
ganado). Más tarde se introdujo la propiedad privada de la tierra.
Las primeras tierras de los romanos se llamaban heredium de herus (dueño), y en
un principio no superaban las dos yugadas (5.400 metros cuadrados), aunque
aparte estaban la casa, las cuadras, la barbechera y los pastos. Estas pequeñas
porciones de tierra pronto fueron superadas y si en algún caso se mantuvieron fue
para los cultivadores antiguos de las ciudades dominadas, pero no para los
ciudadanos romanos.
Los romanos mejoraron las técnicas agrícolas. Introdujeron el arado romano,
molinos más eficaces, como el de grano, la prensa de aceite, técnicas de regadío y
el uso de abono.
Día a día
Los campesinos araban la tierra con su familia. Los arados eran tirados por bueyes.
Solo los campesinos que poseían muchas tierras usaban esclavos o jornaleros.
Los rebaños eran apacentados en pastos comunales propiedad del Estado, pero
solo podían disfrutarlos los ciudadanos romanos, siendo la excepción el disfrute por
no ciudadanos, aunque fueran propietarios.
Al trabajo sucedía el descanso: cuatro veces al mes, cada ocho días (Nonae) el
campesino detenía su actividad y se dedicaba a las compras en la ciudad y otros
asuntos. Las fiestas se hacían después de la sementera de invierno, y el descanso
duraba entonces un mes tanto para el amo como para el esclavo y los animales (se
llamaba a esta fiesta las Paganalia derivación de pagus o sea campo).
Tierras públicas
Las tierras de Roma se incrementaban periódicamente con aproximadamente un
tercio de las tierras que se quitaban a las ciudades vencidas. Además los vencidos
debían cultivar los dos tercios restantes para contribuir a las cargas y servicios como
propietarios no ciudadanos. El tercio que correspondía a Roma (ager publicus) era
traspasado en parte a ciudadanos romanos.
Cuando se sometía o fundaba una ciudad (o colonia) se hacían las asignaciones de
tierra. En el ager publicus se formaban las colonias con ciudadanos romanos como
propietarios de al menos veinte yugadas, y de hecho se consideraba no rentable
una propiedad de menos de siete yugadas (entre 16.640 y 18.900 metros
cuadrados).
Concentración de tierras
Para que las tierras no amenguasen, las bodas se hacían frecuentemente entre la
misma familia. Los coherederos continuaban en general administrando la heredad
en indiviso, y no fueron frecuentes las grandes particiones. La costumbre perduró,
e incluso a fines del Imperio los fundus tenían el nombre de un solo propietario. A
menudo el Estado atribuyó tierras a estos copropietarios evitándose así la partición
al cabo de pocas generaciones.
La adquisición de tierras por algunos propietarios, las escasas particiones, y las
herencias de otras ramas familiares extinguidas, llevaron a la existencia de algunas
grandes propiedades. En estos casos el dominio era parcelado, quedando una parte
para el propietario que los cultivaba (a menudo por medio de esclavos) y el resto
mediante parcelas cedidas en usufructo a parientes (hijos del Pater familias
generalmente), clientes o esclavos. Si el usufructuario era libre el arriendo duraba
el tiempo que estimaba el arrendador, que la poseía en un estado similar al llamado
más tarde precario; en caso de que el propietario deseara poner fin a la cesión no
había forma legal de oponerse, si bien en contrapartida a menudo el usufructuario
no pagaba censo por el uso, y eludía frecuentemente las prestaciones establecidas
mediante entrega de una parte de los frutos (lo que le aproximaba a la condición de
arrendatario, sin serlo al no existir un término para la utilización). Al depender del
amo la continuación del uso de la parcela, el lazo de clientela se acentuaba.
Sociedad
El gran propietario estaba unido a la gleba como el campesino. Era una aristocracia
agraria y no una nobleza ciudadana. Su casa estaba donde su hacienda (aunque
poseía alojamiento en la ciudad, donde acudía periódicamente para arreglar sus
negocios o para pasar el verano).
La masa de los proletarios se componía de los antes citados precaristas, hombres
libres de familias decadentes (con derecho de ciudadanía), de ciudadanos de
ciudades sometidas, o bien clientes o esclavos liberados. Los campesinos libres de
ciudades sometidas actuaban a menudo como jornaleros, aunque muchos poseían
su porción de terreno.
Cuando los campesinos de ciudades sometidas eran convertidos en esclavos,
lograban obtener frecuentemente su libertad y se convertían en precaristas. El
conjunto de campesinos libres pero no propietarios llegó a ser muy numeroso y
proporcionaba al Estado un núcleo de gente siempre dispuesta para la colonización
en las tierras sometidas.
En las ciudades sometidas la mayoría de los campesinos eran propietarios y libres,
siendo rara la esclavitud salvo allí donde todos los antiguos ciudadanos habían sido
declarados esclavos de Roma. Los esclavos de los ciudadanos romanos provenían
generalmente de las capturas de enemigos en las guerras; en su mayoría eran
altivos y se hacía difícil lograr que obedecieran; al ser buenos trabajadores se les
asignaban tierras como precaristas, y como ya hemos dicho era frecuente que se
les acabara liberando.

Naturaleza y características fundamentales


El sistema agrario de la monarquía (753 ac – 509 ac)
En sus inicios la ciudad de Roma poseía muy poco territorio a su alrededor. Estas
tierras eran propiedad del Rey que las dividía entre los ciudadanos de Roma y se
las entregaba como usufructo, es decir, las tierras eran del Rey pero éste se las
concedía a los habitantes para que las trabajasen para obtener productos. Parte de
estos productos debían ser entregados al Rey como método de pago por utilizar sus
tierras. Las tierras que poseía cada familia de romanos no podía exceder de los
5.500 metros cuadrados, y el Rey se debía encargar de que cualquier familia
romana, por muy pobre que fuera, poseyera al menos una pequeña parcela de
tierra, garantizando que se pudiera autoabastecer en caso de falta de dinero para
comprar alimentos.
El sistema cambió con la llegada de la propiedad privada. Debido a una crisis
económica, la Monarquía se vio obligada a vender casi todas las tierras que poseía
a los ciudadanos romanos. Los ciudadanos de clase alta y media se pudieron
permitir comprar más tierras además de las que ya poseían, que pasaron a ser de
su propiedad, mientras que los ciudadanos de clase baja se quedaron sin tierras y
se vieron obligados a trabajar en los campos que los mismos ciudadanos de clase
alta les habían arrebatado, a cambio de dinero o alimentos con los que sobrevivir.
El sistema agrario de la república (509 ac – 27 ac)
La República supuso un cambio en la sociedad romana muy grande, y como ya
hemos dicho anteriormente, cuando cualquier cambio importante en la sociedad
romana también observamos un cambio en su sistema agrario. En este caso el
cambio se produjo a partir de la llegada masiva de esclavos como consecuencia de
los múltiples prisioneros de guerra que hacían los soldados romanos al conquistar
nuevas tierras. Como consecuencia los propietarios agrarios se dividieron en tres
grupos:
- Los Latifundistas, los Minifundistas en Roma y alrededores, y los Minifundistas en
el extranjero.
Los latifundistas
Los ciudadanos de clase alta que poseían grandes cantidades de tierra tenían
dinero como para poseer más tierras, pero no las poseían porque no encontraban
gente suficiente como para mantenerlas. Eso cambió con la llegada de esclavos, ya
que por fin podían comprar la mano de obra que quisieran. Los propietarios
consiguieron más tierras comprándoselas a las familias de clase media que se
marchaban a las tierras recién conquistadas en busca de una vida mejor. Como
consecuencia todos los alrededores de roma estaban cubiertos de grandes
extensiones de campo que estaban repartidas entre pocos propietarios que tenían
mucho poder económico. Estos propietarios simplemente ejercían la función de ser
los amos del terreno y en ocasiones de invertir dinero en la explotación para
mejorarla. Los que verdaderamente se encargaban de dirigir y organizar las
explotaciones eran los capataces, que normalmente eran amigos de la familia que
poseía el terreno pero que no tenían tanto poder económico.

En estas plantaciones se solían cultivar productos que pudieran aguantar bastante


tiempo sin ser consumidos como por ejemplo el vino, el trigo o el aceite. El producto
que se obtenía se iba guardando en almacenes hasta que se acabara la temporada
de cosecha, en ese momento parte de la cosecha se vendía, otra parte se la
quedaba el amo del terreno para consumo propio, otra parte se la quedaba el
capataz, nuevamente para consumo propio y para alimentar a los trabajadores de
la plantación, y una última fracción de la cosecha debía ser entregada al Estado a
modo de impuesto.
Los minifundistas de roma
Los minifundistas de Roma o de otras grandes ciudades de alrededor de Roma eran
familias de clase media que, en vez de trasladarse a los territorios recién
conquistados, se quedaban con sus vidas humildes sabiendo que jamás tendrían el
dominio que tenían los grandes terratenientes. Sus plantaciones eran pequeñas, y
se situaban cerca de sus viviendas, lo que daba a lugar a pequeñas masías, que
eran como las villas de los latifundistas pero a menor escala. El territorio se dividía
en dos: la parte edificada y la parte de cultivo. La parte edificada poseía la casa de
la familia, un pequeño establo y un pequeño almacén. La parte cultivada
normalmente se dividía en dos, la parte de los productos perecederos (frutas,
vegetales, hortalizas) y la parte de los no perecederos (olivos, viñas, etc.).
Como podemos deducir, la producción de estas plantaciones era mucho menor que
la de los latifundios. La mayoría de la cosecha se destinaba a la venta en la ciudad
más cercana, aunque la familia propietaria se quedaba una parte para consumo
propio.
Los minifundistas del extranjero
A medida que las tropas iban conquistando nuevos territorios, estos debían ser
ocupados por ciudadanos romanos o por soldados retirados, haciendo que el
territorio recientemente conquistado se neutralizara y se amalgamara rápidamente
dentro de la cultura romana para evitar posibles insurrecciones. En Roma y sus
alrededores se impulsaba que la gente de clase media o baja que no tenía un futuro
viajara y se estableciera en esos nuevos territorios. Para ello se les prometía que
allá dónde fueran poseerían tierras que les serían entregadas de manera gratuita.
De esta manera, las familias pobres dejaban todo lo que tenían para arriesgarse
marchando hacia un futuro incierto. Se establecían de la misma manera que lo
hacían los minifundistas de Roma, pero en este caso en ciudades lejanas. La
mayoría de estas familias triunfaban en el extranjero, sobre todo las primeras que
se marcharon, ya que se encontraron con tierras vírgenes, con gran capacidad de
explotación y además como los territorios a los que iban eran territorios
conquistados bélicamente, en esas zonas había gran número de prisioneros de
guerra.
Las nuevas tecnologías
Los fuertes cambios de la sociedad durante la República también influían en la
agricultura como hemos dicho antes. Los agricultores se esforzaban por idear
nuevas técnicas o inventos que permitieran producir más de forma más rápida
barata, si a eso le sumas la llegada de inventos nuevos de culturas lejanas que
llegaban como producto de las conquistas se produce una explosión de nuevas
invenciones y herramientas que facilitaban el trabajo, es el caso de la segadora
(heredada por las tribus galas), los nuevos sistemas de regadío (heredados por las
tribus del norte de África), tipos de arado, tipos de molino, etc. Aunque hay que
admitir que el invento más importante para la agricultura mundial a lo largo de los
siglos y hasta nuestros tiempos fue invención suya, el “arado romano”.
El sistema agrario del imperio (27 ac – 476 dc)
La llegada del imperio significó la llegada de la paz y de una cierta tranquilidad para
la sociedad romana, que se estabilizó. La agricultura siguió prácticamente igual que
cuando finalizó la República durante toda la época imperial, ya que el sistema
establecido ya les iba bien y las tecnologías ya se habían desarrollado mucho
durante los siglos anteriores. Cabría destacar que, cerca del momento de la caída
del Imperio, los grandes terratenientes, ante la incertidumbre y el miedo a perder
dinero, decidieron dividir sus enormes parcelas y vendérselas a familias de clase
media.
¿QUÉ SE CULTIVA?
Los agricultores romanos se aprovechan de la gran variedad de especies que ofrece
el terreno mediterráneo y cultivan productos de todo tipo. Los cereales son uno de
los pilares básicos de su agricultura, cereales como el trigo, la cebada, la avena o
el mijo. Plantan numerosos olivos y viñas. También se ocupan de los árboles
frutales: sobretodo higueras, manzanos, ciruelos y perales, y de las hortalizas:
coles, lechugas, zanahorias. Además también se ocupan de las legumbres: lentejas,
habas, y de los campos de especias, ya que la diversidad de especias
mediterráneas es un pilar básico de la cocina romana.
LA PREPARACIÓN DE LA TIERRA
Para labrar la tierra los agricultores romanos utilizan un arado tirado por bueyes. La
labranza se realiza en tres pasadas: La primera para remover la tierra y arrancar
malas hierbas, la segunda para airear la tierra y permitir que la lluvia penetre en la
tierra, y la tercera y última para realizar los agujeros donde se sembrarán las
simientes. La labranza se hace con la ayuda de bueyes, caballos de carga o mulas.
LOS CULTIVOS MÁS IMPORTANTES
Toda la agricultura era muy valorada por los romanos como un pilar básico de su
sociedad, pero algunos productos agrícolas era más importantes que otros. Los
productos básicos eran:
TRIGO: Era el cultivo más extendido. Para los cultivadores de este cereal, el verano
es importante, ya que es cuando se realiza la siega. El trigo es cortado con guadaña
o con segadora (invento galo), esta última funcionaba con la ayuda de algún animal
de carga. El siguiente paso es separar los granos de la vaina, para eso las espigas
se extienden en el suelo de la villa y son pisoteadas por esclavos y bueyes. Esos
granos son llevados al molino para fabricar harina. Las ruedas de los molinos giran
gracias al esfuerzo de esclavos, animales o, en raras ocasiones, gracias a la fuerza
hidráulica. Con esa harina se fabrica pan, pieza clave de la alimentación romana,
de ahí la importancia del trigo.
UVA: Los romanos son grandes amantes del vino. Lo descubrieron de la cultura
griega y lo importaron a su país por su sabor y su capacidad de “alegrar” la vida. En
otoño, los viticultores recogen las uvas. Estas se introducen en grandes recipientes
parecidos a pequeñas piscinas y tres o más esclavos se introducen en ellas. Con
sus pies y ayudados de bastones aplastan los granos extrayendo su zumo.
Normalmente la pisada de uvas se hacía al son de la flauta o del tambor, para que
un simple trabajo se convirtiera en una alegre danza que animaba a los esclavos a
pisar más rápido y más fuerte. El jugo recolectado se deja fermentar hasta que el
azúcar se convierte en alcohol. El vino es transportado en ánforas de barro o en
barriles de madera (nuevamente, invento galo) hasta los mercados de las grandes
ciudades. Otra cosa que le suma importancia al vino es que de él se extrae el
vinagre, que aparece en una gran cantidad de recetas romanas.
ACEITE: La recolección de las aceitunas se hace a través del típico vareo. Los
esclavos, con la ayuda de largos palos, se dedican a varear las ramas de los olivos
para arrancar las aceitunas, que caen al suelo. Estas son recogidas y se llevan a
los lagares de piedra, movidos a mano, donde se prensan y se les extrae el aceite.
Su masiva elaboración era clave debido a que, naturalmente, se usaba en la cocina,
y a que con este se alimentaban las lámparas que proporcionaban luz.
MIEL: La apicultura estaba muy extendida entre los romanos ya que poseía una
gran importancia para ellos. Los romanos no conocían ni la remolacha ni la caña de
azúcar, por esa razón la miel era tan valorada, porque era el único edulcorante
conocido. Además, de los panales se extraía cera, crucial para la elaboración de
velas o las famosas tabela cerae, tablillas de cera en las que se escribía.

Bloque de Aprendizaje III


Agricultura de los pueblos mesoamericanos
La agricultura en Mesoamérica fue siempre un territorio fértil favorecido por los
temporales y por su agradable clima, situación que propició la aparición de la
agricultura como forma de vida sedentaria en este territorio, que comprende la mitad
meridional de México, los territorios de Guatemala, El Salvador y Belice, así como
el occidente de Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Ningún cultivo tuvo tan estrecha relación con el desarrollo de la vida mesoamericana
como el maíz, que se extendió desde Canadá hasta las pampas chilenas. El maíz
se empezó a cultivar en el valle de Tehuacán, en lo que hoy es Puebla, hace
alrededor de siete1 u ocho mil años,2 sobre el 5000 a. C.
La coa, un palo con extremo puntiagudo,3 fue uno de los primeros instrumentos
empleados para el cultivo de maíz. En ocasiones era necesario talar la vegetación
y algunos árboles maduros, a fin de conseguir una mejor cosecha. Existían diversas
técnicas de cultivo utilizadas hasta la fecha, como la roza, que consistía en limpiar
la tierra, y las terrazas, áreas cultivadas sobre una ladera retenidas por un pequeño
muro. En cambio, las chinampas usadas en el valle de México tenían un sofisticado
sistema que permitía a los campesinos aprovechar el suelo de las zonas lacustres
de forma intensiva. La propiedad de la tierra fue en un principio comunal,
antecedente directo de los actuales tejidos, aunque posteriormente pasó a
propiedad del Estado teocrático. Los calpullis mexicas eran habitados por los
macehuales, quienes tenían la obligación de trabajar la tierra para su subsistencia
y pagar tributo al jefe de cada barrio.
Cada terreno cultivable era otorgado a los naturales del barrio, pero podían rentarse
con la condición que los arrendatarios fueran naturales de la misma localidad. La
nobleza heredaba a sus hijos las tierras de su posesión y al extinguirse la línea
pasaba a manos del tlatoani. Las tierras fueron:

1. Teopantlalli, para la manutención de los sacerdotes.


2. Tlatocatlalli, para los gastos del palacio.
3. Tecpantlalli, para pagar a los criados del palacio.
4. Tecuhtlatoque, de cuyo producto se pagaba a los jueces.
5. Michmalli, para abastecer a las tropas en campaña.
6. Yoatlalli, tierras ganadas en la lucha.
7. Tlatocanlli, destinada a los nobles.
8. Tlamilli, para la familia del macehual.
9. Altepetalli, para la comunidad en general.
Otras plantas cultivadas en el territorio mesoamericano fueron la calabaza,
el chayote, el epazote, el huatli, el camote, la mandioca, la jícama, la vainilla,
el algodón y el tabaco.
La importancia de la agricultura en Mesoamérica:
En las primeras civilizaciones en todo el mundo, la invención de la agricultura trajo
consigo la fuente de energía utilizada para sostener a los pueblos y crear la
propiedad y el poder. En la práctica, casi la mitad de la actual población mundial
vive directamente de la producción de alimentos. Pero, partiendo del poder que la
agricultura otorga a la gente ¿por qué los granjeros cedieron la autoridad sobre sus
vidas a dirigentes que exigían trabajo, impuestos y conscripción militar entre otras
cosas? La relación entre los dirigentes políticos y las elites por un lado, y la gran
mayoría de personas por otro, constituye una negociación constante en la
civilización.
Los dirigentes deben justificar de forma continua su autoridad proporcionando
beneficios concretos o convenciendo al pueblo para que confíen emocional e
intelectualmente en su papel. Normalmente, llevan a cabo lo último estableciendo y
sosteniendo creencias y valores compartidos. En la Biblia, el profeta Samuel advirtió
al pueblo de Israel que un rey les gravaría con impuestos, enviaría a sus hijos a
morir en batallas y tomaría a sus hijas como criadas. Ellos de todos modos querían
un rey, en primer lugar para consolidar las tribus militarmente y llevarles a la victoria
sobre sus enemigos en Canaán. Por el contrario, el faraón del antiguo Egipto era
considerado divino. El faraón era el responsable principal de la prosperidad de la
agricultura, que mantenía mágicamente haciendo que el río Nilo creciera para irrigar
y fertilizar los campos.
Los faraones también pusieron en marcha proyectos de irrigación para extender la
zona en la que crecieran los cultivos. Cuando el río dejó de crecer y la sequía cubrió
el norte de África en el III milenio a.C., el gobierno de los faraones fue derrocado
por las turbas hambrientas. Los gobernantes, por tanto, proporcionan un importante
servicio a aquellos a quienes gobiernan. Aunque el pueblo pueda concederles
ciertos poderes individuales, se beneficia del poder colectivo que otorga a sus
gobernantes. Mientras se sostenga el poder colectivo, el pueblo sigue a sus
dirigentes. Las antiguas civilizaciones de Mesoamérica (una región que
corresponde hoy en día a México y a la mayor parte de Centroamérica)
proporcionan un ejemplo más de cómo y por qué el pueblo cambia a sus
gobernantes para mantener su forma de vida.
Las montañas de la creación:
Incluso las grandes pirámides mayas, decoradas con elaborada imaginería
religiosa, están directamente ligadas a la agricultura. En un episodio de la historia
de la creación de los mayas, el dios Un Maíz renace retoñando sobre una montaña
sagrada. Las tierras altas mayas tenían montañas reales, algunas de las cuales eras
volcanes majestuosos. Estas montañas, por otra parte, estaban distantes de las
tierras bajas mayas y solamente se llegaba a ellas después de largas jornadas a
través de espesos bosques.
De este modo los mayas de las tierras bajas construyeron montañas artificiales casi
con la forma de pirámides sagradas, que son llamadas literalmente 'montañas' en
los glifos mayas. Había montañas de alimento, a las que se referían como 'montaña
de auténtico maíz verde'. Había montañas desde las que las almas eran traídas del
mundo de los dioses y antepasados para nacer en este mundo.
Sobre todo, sin embargo, los mayas utilizaban sus pirámides y los templos elevados
como lugares donde coronaban a sus reyes y sitios donde los reyes intentaban
comunicarse con dioses, sacrificaban a sus enemigos y bailaban con las reinas, las
cortesanas y sus vasallos en las grandes fiestas públicas. Los campesinos mayas
de las tierras bajas construyeron plataformas de estuco como lugares de adoración
desde al menos el 700 a.C.
Comida a cambio de cultura:
La enorme variedad y valor de las plantas que los mesoamericanos domesticaron
permitió la fundación durante 3.000 años de civilizaciones soberanas. Las plantas
no solamente alimentaron a las crecientes poblaciones y aprovisionaron su
economía, sino que influían en lo que pensaban los mesoamericanos respecto al
poder político y al orden social de la civilización. Conocemos esto por la imaginería
vegetal, los símbolos de la lluvia y otros temas relacionados con la agricultura
abundan en el arte público encargado por los reyes y otras elites. Los artistas y
artesanos olmecas y de las civilizaciones que les sucedieron desarrollaron una
magnífica muestra de imágenes y símbolos que no sólo ilustraron creencias
religiosas sino que reforzaban estas creencias emocional e intelectualmente en la
población en general. Los olmecas y los pueblos mayas de las tierras altas
esculpieron grandes esculturas y estelas (piedras erectas que retrataban a sus
reyes, dioses y escenas mitológicas).

Agricultura maya
La agricultura ha constituido la base de la economía maya desde la época
precolombina y el maíz es su principal cultivo. Los mayas cultivaban también
algodón, fríjol (poroto o judía), camote (batata), yuca y cacao. Las técnicas del
hilado, el tinte y el tejido consiguieron un elevado grado de perfección. Como unidad
de cambio se utilizaban las semillas de cacao y las campanillas de cobre, material
que se empleaba también para trabajos ornamentales, al igual que el oro, la plata,
el jade, las conchas de mar y las plumas de colores.
Los mayas utilizaban la “Milpa”, que es el nombre designado para el terreno en el
que se cultiva el maíz y otros alimentos por el sistema de “roza y quema”.
El aumento de la población durante los Períodos Clásicos Tempranos y Tardío en
Tikal, forzó a los gobernantes a encontrar las alternativas para las cosechas alto-
productivas. Se introdujeron métodos intensivos que hicieron uso de irrigación en
Tikal, por medio de los canales y las tierras elevadas relacionadas con la agricultura
hidráulica que se complementó con jardines de vegetales, árboles frutales .
Su intensiva agricultura, que usó las técnicas especiales asociadas con la ingeniería
hidráulica, también se planeó cuidadosamente, cuando la ciudad entera se
construyó para colectar agua en inmensos depósitos, llamados chultunes, que eran
silos cavados bajo el subsuelo recubiertso con estuco para prevenir la absorción de
agua. Ésta fué una gran hazaña de la ingenieria Maya, impulsada por una necesidad
económica.Estudios de agricultura y almacenamiento (en chultunes) realizados en
Tikal han demostrado el uso continuo del ramón que fue usado para preparar
tortillas, panes dulces o una avena espesa. Su importancia dietética ha sido
comprobada, el cual tiene un alto nivel proteinico y contenido calórico. También era
fácil de preservar para los largos períodos de tiempo, almacenó en chultunes (silos
o sitios para el almacenamiento construidos por los antiguos Mayas) dónde no tenía
moho solamente de 6.5% contenía de agua.
El maíz y frijoles tienden a enmohecerse más rápido que el ramón, debido a su alto
contenido de agua. El ramón era un producto ampliamente aceptado, así como el
maíz, frijoles, calabaza, pimiento, batata, yuca, jicama y varias plantas medicinales
y comestibles. Éstos fueron consumidos ampliamente, mientras fueron surgiendo
del entorno en Tikal no era tan hostil como se pensaba y esos otros productos
agrícolas debieron de haber sido cultivados en la región, también. Diariamente los
suplementos dietéticos básicos de maíz, los frijoles y ramón incluyeron la carne de
animal, pescado, productos del mar, cosechas de la raíz y frutas locales. Esta
diversa dieta, junto con productos cultivados a través de ambos sistemas agrícolas
extensos e intensivos, enriqueció la subsistencia de la población de Tikal. Las
alianzas políticas, organizadas a través de los matrimonios reales, eran un medio
de preservar la paz entre los diferentes sitios pero también estimuló la operación de
rutas comerciales establecida entre estos estados de la ciudad.
Agricultura trashumante
La trashumancia se define como un tipo de pastoreo en continuo movimiento,
adaptándose en el espacio a zonas de productividad cambiante. Se diferencia del
nomadismo en tener asentamientos estacionales fijos y un núcleo principal fijo
(pueblo) del que proviene la población que la practica.1 Se calcula que esta ctividad,
sumada a la de la ganadería nómada, ocupa a unos 100-200 millones de personas
en el mundo; los terrenos explotados bajo estos sistemas representan
aproximadamente 30 millones de km², o el doble de las tierras dedicadas a la
agricultura.
Bases ecológicas
La práctica de la trashumancia tiene su base en dos fenómenos naturales
relacionados entre sí: las diferencias en producción primaria provocadas por las
estaciones y la migración animal.
Las diferencias climáticas entre estaciones provocan una producción primaria
diferencial que generalmente es más dura entre invierno y verano, aunque en
latitudes tropicales la diferencia puede estar entre la estación seca y la húmeda. En
ocasiones, existen áreas con productividad primaria elevada durante todo el año
que están relativamente próximas a zonas con productividad localizada durante sólo
una época del año. En ese caso, la trashumancia tiene una doble lógica: por una
parte, se puede dejar descansar o segar el pasto durante un tiempo allí donde crece
todo el año, aumentando la reserva de biomasa para otras estaciones; por otra
parte, se ha observado que los pastos de zonas con fuerte sequía estacional son
más nutritivos que aquellos que disponen de precipitación todo el año, llegando
incluso los herbívoros a ajustar sus épocas de parto para estar en estos pastizales
altamente nutritivos. Ejemplos de esta situación pueden ser ciertos sistemas
tropicales con zonas de clima ecuatorial y otras de clima monzónico, o bien sistemas
de zonas templadas con áreas de valle, donde el frío no es tan intenso como para
detener el crecimiento vegetal, y áreas de montaña cubiertas de nieve en invierno.
En otros casos, en ciertas zonas la productividad primaria alcanza picos de
producción en invierno y en verano se reduce prácticamente a cero. En otras zonas
relativamente próximas el patrón de productividad es el inverso, sin producción en
invierno pero con picos de producción en verano. Es el caso de muchos sistemas
mediterráneos, ya sea por trashumancias de corta distancia o trasterminancias,
implicando transiciones montaña-valle, o trashumancias largas como la existente
entre las dehesas de Extremadura y la Cordillera Cantábrica. La variabilidad
climática del mediterráneo y, en especial, la intensa sequía estival ha hecho que
históricamente la trashumancia haya sido muy importante en la región.8
Las migraciones de herbívoros salvajes son muy comunes en el mundo,
especialmente en aquellas regiones con condiciones climáticas cambiantes.9 Sin
embargo, la migración implica tanto un gran gasto de energía como correr riesgos
que los animales sedentarios no confrontan, así como la adquisición de caracteres
evolutivos como la capacidad de orientación. Sin embargo, observamos que en
pastizales los herbívoros migratorios superan en un orden de magnitud a los
sedentarios. La causa está en que la capacidad de carga del ecosistema viene dada
por la cantidad de alimento en los periodos de escasez, aunque escapar de
depredadores, por lo general no migratorios, también podría contribuir a las ventajas
de la migración. Esta lógica ecológica habría sido seguida por los antecesores de
los herbívoros domésticos, cuyas poblaciones habrían sido sustituidas y
desplazadas paulatinamente por las de sus descendientes domésticos que les
habrían conducido a la extinción, de forma paralela a como se ha observado en
tiempos recientes con los renos.14 Las trazas de esas rutas seguidas por los
herbívoros salvajes serían aún hoy visibles en los caminos ganaderos conservados
hasta el presente.15 Los cazadores convertidos en ganaderos habrían usado así el
conocimiento ecológico de los animales para mantener cabañas ganaderas más
grandes. Esta misma lógica es la que ha mantenido hasta hoy en día la
trashumancia en algunos países desarrollados.
En resumen, la trashumancia deriva de la lógica económica y ecológica de
aprovechar picos de productividad que existen en lugares y momentos diferentes, y
de la existencia de migraciones de herbívoros salvajes previamente a la
domesticación de los ungulados domésticos, que proporcionó el conocimiento para
llevarla a cabo.
Extensión en el mundo
África
Las zonas semiáridas de África han sido aprovechadas en régimen de trashumancia
los últimos milenios por grupos como los Fulani en la región oeste, los Masai al este,
diversos grupos pastoralistas en torno al lago Turkana o los Jie en Uganda. Sin
embargo, en los últimos años estas zonas han sufrido cambios de uso provocados
por el establecimiento de administraciones post-coloniales.16 Las administraciones
han buscado, y en muchos casos conseguido, el asentamiento de muchos grupos
nómadas en torno a pozos de agua, provocando crisis ecológicas y humanitarias
por el uso insostenible y posterior agotamiento de los pastos.17
En África Oriental la trashumancia sigue activa en la zona del Sahel.18 Así mismo,
en el Magreb existen sistemas trashumantes de montaña asociados a la cultura
bereber y sistemas de llanura en zonas más áridas practicados por población de
origen árabe.
América
En la actualidad, el pastoreo trashumante se practica, al menos, en EE. UU., la
Argentina, en Chile, en el Perú y en Bolivia,20 así como en el Pantanal brasileño.
Principalmente implica el movimiento de cabezas de vacuno en el Pantanal y parte
de Argentina, mientras que los camélidos se usan más en el Altiplano. Los chivos
forman gran parte de la trashumancia del norte neuquino y del sur de Mendoza,
mientras que la oveja es usada en las llanuras patagónicas. La trashumancia en
Suramérica es propia tanto de ganaderos indígenas como criollos.
Fue practicada por un pueblo originario de Argentina y Chile llamado Diaguitas
mucho antes de la llegada de los españoles a la región. Actualmente la
trashumancia es aún practicada por poblados ganaderos en el Norte Chico de Chile.
Y los Mapuches que viven en la zona sur de Neuquén practican lo que llaman la
"veranada" y la "invernada", desplazándose con su ganado hacia las tierras bajas
sin nieve en el invierno, y regresando a terrenos más cercanos a las cumbres, en
verano. donde crecen pastos y brotes tiernos luego de las nevadas.
Asia
El Himalaya crea condiciones óptimas para la trashumancia tanto en su vertiente
sur, donde Nepal presenta una amplia variedad de pueblos pastores, como en la
norte, donde el Tíbet es posiblemente el máximo exponente de la trashumancia de
montaña en China. En ambos casos, la utilización del yak es fundamental para
adaptarse a las condiciones locales. La región del Altái, la cordillera del Pamir o el
Karakorum, el Hindú Kush, el Cáucaso, las montañas de Anatolia o los montes
Zagros son otros ejemplos de montañas que albergan grandes sistemas
trashumantes. En el caso de los montes Zagros, la evidencia arqueológica sugiere
que son el origen de las primeras trashumancias.
Asia también tiene grandes ecosistemas áridos, en algunos de los cuales se han
establecido sistemas de producción trashumantes, como en Mongolia o en Asia
Central, mientras que las economías asociadas a los renos también presentan
movilidad trashumante.
Europa
La trashumancia europea es la más y mejor documentada. Esto viene dado tanto
por la tradición milenaria existente como por el desarrollo económico europeo y la
elevada inversión en investigación.
La trashumancia en Europa se concentra en la actualidad en los sistemas
montañosos, pues el continente presenta en general climas húmedos y la lógica
económica de la producción móvil es más fuerte en sistemas de producción vegetal
marginal. Las montañas con práctica importante de la trashumancia incluyen
Escandinavia, los Alpes, los Cárpatos, los Balcanes y las montañas de la cuenca
mediterránea.
Oceanía
Los Alpes australianos tienen una importante tradición trashumante, dada la
importancia económica del pastoreo en el país y las condiciones favorables que
dichos montes presentan para la práctica trashumante. La práctica extendida
durante los siglos XIX y XX es atestiguada por las antiguas chozas y vías pecuarias
(stock routes) que aún quedan en la zona.
El carácter árido del Outback australiano ha forzado a la industria ganadera local a
adoptar sistemas móviles a partir de concepciones inicialmente sedentarias.24 En
esta adaptación, el papel de la cultura aborigen fue fundamental, al aportar un íntimo
conocimiento de los recursos naturales en la geografía local; por otro lado, el cambio
de modo de vida desde la caza y la recolección hacia el pastoreo representaba para
los aborígenes una transición mucho menos traumática que hacia la agricultura, al
adaptarse su sistema cultural mucho mejor a los conocimientos requeridos.

Crisis te la cultura trashumante


Aunque el siglo XVIII fue, como se ha dicho, el gran siglo de la trashumancia, a partir
de los años cincuenta diversos factores mermaron las actividades ganaderas
trashumantes y periclitaron la importancia que sus productos derivados, sobre todo
la lana, tenían en la economía de los reinos españoles.
Los factores que, en mayor o menor medida generaron la crisis de la ganadería
fueron los siguientes:
El avance del denominado “frente roturador”, es decir, la presión que sobre las
dehesas, pastizales y cañadas de la trashumancia ejercían los agricultores,
apoyados o identificados con las oligarquías locales. Los espacios ganaderos
fueron privatizados de forma legal o usurpados de manera ilegal para ser cultivados.
La degradación de los espacios dedicados a pasto, ya fuese por el abandono
sistemático de la costumbre de su sembrado para mantener las hierbas en buen
estado, ya por la acumulación de épocas de sequía que, sobre todo en las comarcas
más surestinas, pusieron en peligro la alimentación de los rebaños en los
invernaderos.
La obligada reserva impuesta por la Corona en el reinado de Carlos III de algunas
dehesas para la cría de ganado caballar. Una medida de claro carácter militar que
implicó la disminución de la superficie de pastos que era posible dedicar al ganado
vacuno y ovino.
De forma paralela, los concejos tuvieron poco interés por el arrendamiento de los
pastos. Las complicaciones de gestión que les generaban los arrendamientos
hicieron que se inclinasen hacia fórmulas de privatización mediante censos
enfitéuticos.
Todos estos factores tuvieron como consecuencia un incremento de los precios de
los pastizales, que provocó una consecuente pérdida de ingresos de los propietarios
de los rebaños e hizo entrar en crisis a algunos de ellos.
También jugó en contra de la ganadería, tanto de la trashumante como de la
estante, la idea, transmitida por los ilustrados en sus escritos y reflexiones, de
considerar todas las actividades relacionadas con los rebaños como zafias,
antiguas, indignas de una sociedad moderna y racional. De forma paralela, las
actividades agrícolas y en concreto la introducción de técnicas que mejoraran los
rendimientos de la tierra eran consideradas beneficiosas el progreso porque
incrementaban la riqueza de todos los vecinos.
De forma general, la crisis finisecular, que enlazó con la actividad bélica de 1808-
14, paralizó todo el sistema trashumante. Durante estos años fue imposible mover
los rebaños desde los agostaderos a los invernaderos, si es que sobrevivieron
algunos de ellos al saqueo de los contendientes para la alimentación de sus tropas.
También fue importante el abandono de los procesos de control de la reproducción
de la especie merina, iniciado seguramente ya en la segunda mitad del XVIII, pero
presente fundamentalmente desde la guerra de la Independencia. La principal
práctica de zootecnia era el análisis de todas las crías, la selección de aquellas que
tenían la lana más fina, eliminando las peor dotadas, y la asignación de la elegida a
dos madres (esta técnica era denominada “doblado”).
Este y otros sistemas de mejora de la producción lanera, que se habían transmitido
oralmente durante siglos, solo comenzaron a sistematizarse y a escribirse como
tratados desde finales de la centuria ilustrada. Pero ello no fue suficiente para su
mantenimiento ya que el incremento de la demanda de lanas en la segunda mitad
del siglo XVIII y la escasez de pastos en algunos años impelieron a los ganaderos
trashumantes a mantener más crías y vender lanas peores, por lo que la calidad
decayó de forma irreversible.
La aclimatación de ovejas merinas en algunos países europeos como Inglaterra y
la aplicación por los ganaderos extranjeros de técnicas de selección y control de la
calidad de la lana más efectivas que las locales, generó una competencia importante
en los mercados tradicionales donde los propietarios andaluces colocaban sus
exportaciones.
Todos estos factores hicieron que tanto los modelos de gestión de los rebaños y,
paralelamente, el modelo de trashumancia vigente, desaparecieran. Desde
mediados de siglo surgió un cambio de tendencia en el sistema de traslado de los
ganados: los grandes rebaños de miles de cabezas que recorrían cientos de
kilómetros por cañadas y cordeles, fueron sustituidos por pequeños hatos
integrados por algunas decenas de animales, que procedentes de los términos
limítrofes o cercanos, ocupaban las dehesas y baldíos.
Además, mientras que los propietarios de aquellos eran importantes “señores de
ganado”, éstos pertenecían a labradores que poseían una pequeña parcela de tierra
cultivada cercana a los lugares de pastoreo, por lo que las actividades ganaderas
quedaron de forma inexorable supeditadas a la agricultura y a sus necesidades. E
incluso, mientras que los primeros únicamente ocupaban las dehesas durante la
invernada, los nuevos ganaderos trasterminantes mantenían los pastos arrendados
durante todo el año.
En definitiva, el modelo de trashumancia de largo recorrido, que implicaba a un
elevado número de reses, que movilizaba importantes recursos económicos, que
generaba elevados ingresos para los concejos por el arrendamiento de las hierbas
de las tierras de propios, desapareció para dar paso a un modelo de trasterminancia
en el que los ganados estaban claramente asociados a la agricultura y los intereses
económicos en juego eran mucho más limitados. Un modelo que ya estaba
totalmente implantado en las tierras andaluzas durante la tercera década del siglo
XIX.
Agricultura de los señoríos Quiche y Cakchiquel
Agricultura en la Cultura Maya Quiche. Se les considero como un pueblo hábiles
en los agricultores, con sus herramientas rudimentarias, quienes laboraban
incansablemente todas las necesidades de las clases o castas sociales.

La historia externa en los humildes agricultores quienes alimentan a la población


Ellos son los únicos que producen alimentos, quienes hacen fructificar los
campos, sus cosechas y que lamentablemente se encontraba en las peores
condiciones económicas y sociales.
Quienes empeñan una ruda labor, eterno e incansable, diciendo "Ni se les paga
ni se les agradece".Entonces se trabaja mas por que no se recogía lo que la tierra
daba generalmente, sin abonos sin regados sin nada que no fuera la fertilidad de
la tierra y el trabajo del hombre:
-Maíz
-Cacao
-Legumbres
-Frutas
Agregando los productos del mar y de los ríos y de los bosques.

Cakchiquel
La agricultura a pequeña escala, en las áreas rurales y suburbanas, casi todas las
familias cultivan maíz, frijol, verduras y legumbres, para el consumo propio, y
algunos, los más afortunados, venden sus excedencias de las cosechas, que
supone una importante fuente de ingresos; además de las artesanías. En
Chimaltenango, con mimbre y tejidos de fibras duras elaboran canastas, hamacas,
redes para carga y variedad de cuerdas; en Sacatepéquez es en la imaginería
religiosa donde se han distinguido por sus trabajos, construcciones de tipo colonial,
dulcería y productos del cuero; en Comalapa y Tecpán Guatemala se elaboran
artículos de plata. En las zonas urbanas es en le comercio informal, en la pequeña
y mediana empresa, entre otros empleos, donde también se apoyan
económicamente; entre los kaqchikeles existe un número importante de emigrantes
que suelen enviar remesas de dinero para sus familiares.
Respecto a su idioma, el Kaqchikel, es el que le da nombre al pueblo y durante la
historia precolombina tenía categoría de idioma franco y oficial, tanto en actividades
de estado como a otros niveles. Pertenece a la rama K'iche, que hoy la conforman
los idiomas K'iché, Kaqchikel, Tz'utujil, Sipakapense, Sakapulteco, Uspanteko,
Poqomchi y Poqoman, pero que hace más de 3.000 años era uno solo. Los niños
kaqchikeles reciben hoy día una educación bilingüe en las escuelas de primaria.

Agricultura del maíz


Para la cultura maya el maíz fue lo más importante. Era la base de su alimentación
diaria, la causa de sus grandes avances astronómicos y calendáricos, el motivo de
su religiosidad y arquitectura, y el material con el que los dioses formaron sus
huesos y sus músculos. Toda su vida giraba a partir del maíz. Era el epicentro del
mundo maya.
Las cosechas de maíz permitían no sólo alimentar todo el año a sus cultivadores,
sino también generar excedentes para sostener a la elite gobernante de sacerdotes,
astrónomos, guerreros, escribas, funcionarios públicos y artistas. Además, al tener
garantizada la subsistencia, los campesinos podían dedicar tiempo a la construcción
y conservación de caminos, murallas, templos, plazas, palacios y grandes conjuntos
arquitectónicos. Los mayas consideraban que el maíz fue una dádiva de los dioses
a los hombres, y que cultivarlo era un deber sagrado. Según el Popol Vuh, libro
sagrado de los mayas, el ser humano fue hecho de maíz después que los dioses
hubieran intentado crearlo de madera y de barro.
Aún hoy, el maíz continúa siendo fundamental en la dieta del pueblo maya, tanto
que muchas veces representa más de la mitad, o hasta el setenta por ciento, del
consumo diario de alimento. Los antiguos mayas fueron básicamente agricultores,
dependían de la agricultura para su subsistencia, especialmente la agricultura
aplicada al cultivo del maíz, y por eso el tiempo en sus diversas manifestaciones en
el cambio de las estaciones, la entrada y salida de las lluvias revestían una
importancia enorme.

Carácter de la inversión del siglo XV


Economía inicial de saqueo (1492-1530). Se asientan en las islas del caribe y en
unos pocos años acaban con todo el oro. Esta llegada es muy nociva para las tribus
que habitaban las islas, que prácticamente desaparecen.
ETAPA 2: A partir de 1530 se da el salto al continente: Imperio azteca e imperio
Inca.
Estos imperios son rápidamente conquistados, y como consecuencia de la
conquista, producen un bajón brutal de la población autóctona. Lo que no esta muy
claro es a que se debió esa hecatombe demográfica. A lo que se le da mas
importancia es a un complejo basado en las dietas, en las enfermedades y en las
pautas laborales.
La llegada de los castellanos desarticuló toda la estructura económica y cultural de
los indígenas ya que no podían dedicarse a sus labores de agricultura de
subsistencia. Los ritmos intensivos de trabajo a los que no estaban acostumbrados
agravan la situación. Las enfermedades eran mortíferas para la población indígena
(proceden de Europa). Esta fue la principal variable.
-ETAPA 2: Organización de la economía colonial: Encomienda.
La encomienda es la institución que va a dar solidez a este modelo. El monarca
obliga a los nativos a realizar trabajos para los conquistadores y a cambio, estos los
adoctrinaban en la religión católica.
Las tierras seguían siendo de titularidad indígena. Este tipo de institución conllevaba
todo tipo de abusos con los indígenas, lo que provocó algunas críticas de algunos
estamentos eclesiásticos (el más famoso fue Bartolomé de las Casas).
La caída de población más criticada fue la de la zona del caribe. Empezaron a
traerse esclavos negros, iniciándose así un triángulo comercial entre Africa, América
y Europa. La introducción de esclavos era cedida a determinadas empresas. En
esta época estaba en ascenso la monarquía autoritaria y, en América, existía el
peligro de que se reprodujera el feudalismo por lo que en 1542 se abolió la
encomienda.
-ETAPA 3: Economía agraria y minera de la plata: Repartimientos e Hitas.
El sistema de encomienda fue sustituido por el de repartimiento e Hitas.
Por repartimientos se entiende el reparto de las tierras entre los colonizadores
castellanos. Los indios le pagaban con trabajo. Los antiguos encomenderos que se
le entregan tierras y de ese modo se va formando una estructura feudal en América.
De este modo se empieza a explotar el territorio americano. Se traen productos
europeos como el trigo, azúcar, ganado, etc. Se explotan estos productos así como
otros autóctonos.
La minería de la plata va a ser una actividad importante. En 1530 se localizan dos
grandes minas que van a sostener el imperio durante ese siglo.
Para explotar estos yacimientos se necesitaban avances técnicos. También aquí se
tomo población autóctona mediante las Hitas, que consistían en que la población
más cercana a las minas tienen que garantizar una determinada mano de obra.
Dentro de los avances técnicos de las minas esta el empleo de amalgama para
extraer la plata. Esto supone un estimulo que va a provocar la llegada de plata a
Europa y esto a su vez estimula la demanda de todo tipo de productos y la
importación de muchos productos europeos.
Al mismo tiempo, el rey obtenía la quinta parte de la producción. Esta continua
llegada de metal recortó el estrangulamiento de la economía europea.
Establecimiento del régimen feudal: propiedad y cultivo de la
tierra
Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en la Europa
Occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre los siglos IX al XV,
aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y
esta varía según la región),1 y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna,
caracterizado por la descentralización del poder político; al basarse en la difusión
del poder desde la cúspide (donde en teoría se encontraban el emperador o los
reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran
autonomía o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos
derivaban de gobernadores del imperio carolingio (duques, marqueses, condes) o
tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).
El término «feudalismo» también se utiliza historiográficamente para denominar las
formaciones sociales históricas caracterizadas por el modo de producción que el
materialismo histórico (la historiografía marxista) denomina feudal.2
Como formación económico-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía
con la transición del modo de producción esclavista al feudal; a partir de la crisis del
siglo III y sobre todo con la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo V) y
la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).
Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho romano como
del derecho germánico –relaciones de clientela, séquito y vasallaje–), el feudalismo
respondió a la inseguridad e inestabilidad de la época de las invasiones que se
fueron sucediendo durante siglos (pueblos germánicos, eslavos, magiares,
musulmanes, vikingos). Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy
lejanas, la única seguridad provenía de las autoridades locales, nobles laicos o
eclesiásticos, que controlaban castillos o monasterios fortificados en entornos
rurales, convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las
ciudades.
La agricultura
La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal. Mientras
la población se mantuvo en cifras bajas no fue necesario ampliar la superficie de
cultivo, pero a partir del siglo XII se hicieron necesarias nuevas roturaciones. Las
técnicas de cultivo continuaron siendo las utilizadas en la época romana, salvo en
el mundo islámico, que desarrolló la técnica del regadío, con nuevos instrumentos,
como la noria. Los campesinos tendían a hacerse sus aperos de labranza. Los
musulmanes introdujeron, lentamente, el cultivo del algodón, la caña de azúcar y la
seda. Además, no hubo integración de agricultura y ganadería, por lo que los
abonos eran escasos y las cosechas exiguas. El ganado era poco y caro, sobre todo
el de animales grandes. En España, se reguló la explotación ganadera, ovina
principalmente, con la institución de la Mesta, en el año 1273.
En torno a los pueblos se estableció un sistema de explotación de la tierra, muy
parecido en todas partes. En los alrededores inmediatos del pueblo se encontraban
las huertas de frutas y hortalizas, las mejor regadas y abonadas, que se cultivaban
de forma intensiva. Luego se situaban las tierras dedicadas a las leguminosas y los
cultivos de regadío, más lejos estaba el cereal de secano, trigo y escanda, más allá
los pastos y baldíos, y por último el bosque, que proporcionaba leña y caza.
Las órdenes religiosas tendieron a favorecer la roturación de tierras. En general las
explotaban directamente, por medio de campesinos jornaleros. Mientras tanto, los
señores feudales tendían a explotar sus tierras de manera indirecta, por medio de:
arrendamientos, prestimonios, enfiteusis o foro, rabassa morta, aparcería, etc.
A partir del siglo XIII se comienza a renovar el utillaje, y empieza a utilizarse la mula,
en lugar del buey, como animal de tiro.
Los productos básicos fueron los cereales, la vid y las hortalizas, pero también, el
aceite, la miel, la sal y la pesca. La sal y las especias eran fundamentales para la
conservación de los alimentos. Estas eran las principales mercancías de los
mercados.

Propiedades rurales
Las tierras americanas fueron otorgadas al rey de España por cesión papal, pero
quienes repartieron las primeras propiedades (peonías y caballerías) fueron los
propios conquistadores. Estas recayeron en los soldados más destacados de la
hueste de conquista. La corona, por su parte, reguló la entrega de parcelas de tierra
mediante las "mercedes de tierras", que debían ser usadas para la subsistencia de
los vecinos.
A lo largo del siglo XVI, la corona concedió las tierras a través de las Audiencias y,
especialmente, los Cabildos. El objetivo de los reyes era evitar la formación de la
gran propiedad, que otorgaba a su dueño una categoría de verdadero señor feudal
y lo transformaba en un peligroso rival de la autoridad e intereses de la monarquía
en América. Asimismo, muchas tierras fueron ocupadas ilegalmente a costa de las
comunidades indígenas.
Las urgentes necesidades financieras de la corona española a fines del siglo XVI,
obligaron a una reforma territorial, que consistió en una reasignación y
"composición" de las tierras americanas. La monarquía dispuso de las tierras sin
título legal, entregándolas a los Cabildos y a las comunidades indígenas o
simplemente rematándolas. Por otra parte, las "composiciones" de tierra,
practicadas hasta fines del siglo XVIII, implicaron la legalización de dudosos
derechos de propiedad de muchos terratenientes, mediante un pago a la Real
Hacienda.
Todos los estamentos sociales americanos participaron de una u otra forma en las
actividades agrícolas. Los españoles, en su calidad de dueños de gran parte de la
tierra, se concentraron en las estancias ganaderas, plantaciones y en las haciendas.
Estas últimas se pueden entender, de acuerdo con Wolf y Mintz, como "una
propiedad rural bajo el dominio de un solo propietario, explotada con trabajo
dependiente, con un empleo escaso de capital y que produce para un mercado a
pequeña escala".
La Iglesia, y especialmente las órdenes religiosas como los jesuitas, sobresalieron
como terratenientes en el Nuevo Mundo. Sobre todo en Nueva España, las
propiedades rurales fueron inmensas y abarcaron gran parte de las mejores tierras,
bien situadas en relación a los principales mercados.
Los indígenas, si bien mantuvieron sus cultivos tradicionales alrededor de sus
comunidades rurales, tenían que pagar un tributo al rey de España. Como les era
muy difícil reunir dicho tributo en especies, se institucionalizaron diversas formas de
trabajo personal, como fueron los repartimientos y las encomiendas.
La importancia de la agricultura fue advertida por la Corona, que desde el primer
momento intentó no trasladar a América el modelo feudal especialmente en lo
referente a la distribución de tierras. El deseo de la Corona se reflejó en las
instrucciones de Carlos I a Hernán Cortés, en 1523. El monarca pretendía crear un
grupo de granjeros propietarios enfrentados a los conquistadores, que querían ser
terratenientes y latifundistas. Pese a ello, la Corona no impidió la formación de
grandes propiedades, como las haciendas o las estancias, ya que muchos
latifundistas provenían de la burocracia colonial como virreyes, oidores o
corregidores, aunque algunos encomenderos supieron reconvertirse en
empresarios agrarios. Un problema no resuelto es el origen de las haciendas y
latifundios, aunque hoy se apunta a que no se originaron en las encomiendas.
Según Borah y Chevalier, su surgimiento y desarrollo coincidió, al menos en Nueva
España, con un momento de depresión demográfica y económica en el siglo XVII.
Pero, todas las explotaciones agrícolas fueron grandes haciendas, también las
había pequeñas y medianas, como los ranchos ganaderos, que en algunas regiones
mexicanas eran la pequeña propiedad típica de la sociedad colonial. Otra pequeña
propiedad era la labor, cuya extensión variaba entre una y cuatro caballerías de
tierra cultivable.

Agricultura del Añil


EL AÑIL

Vinculado a la dinámica, que imponía el


mercado capitalista mundial; la Provincia de Venezuela producía lo que ese
mercado exigía. El Valle de Turmero insertado en esa realidad se incorpora
definitivamente con el cultivo del añil; cultivo este introducido por Antonio Arvide a
partir de 1770 dicho cultivo logró darle un impulso significativo en la economía de
ese valle.

“Desde entonces todas las nuevas siembras fueron de añil … inmensas


llanuras e infinitas colinas, incultas hasta entonces se cubrieron como por encantos
de siembra de añil … y los rendimientos del añil dieron lugar ala fundación de
muchos pueblos; y otros como Maracay, Turmero y la Victoria, formados
únicamente de chozas tomaron un grato y sólido aspecto de ciudades”.[1]
El cultivo del añil, dio un empuje económico al valle de Turmero, se comenzaron a
fundar haciendas de añil, a partir de 1773. En la matrícula parroquial de 1775, se
encuentran registradas las primeras haciendas de añil en el valle de Turmero, tal
como la hacienda de añil de Don Manuel Francia, con una población de 61 esclavos,
es la hacienda de añil que aparece en este valle con mayor número de esclavos.
Los contratos de arrendamientos de tierras que en este pueblo se realizan en las
últimas décadas del siglo XVIII, y las primeras del XIX, fueron para el cultivo de este
rubro, así se desprende de los documentación revisada correspondiente a las
escribanías de la Oficina del registro subalterno de Turmero
TIERRAS ARRENDADAS POR PARTICULARES A LAS COMUNIDADES
INDIGENAS. PARA CULTIVAR AÑIL 1788-1818

(En fanegadas)
Añil Cacao Café Conuco
Años

1788 40 -- -- --

28 15 10 5
1807

1815 20 -- -- 10

1818 32 -- 6 32

Fuente: Registro Principal de Turmero. Sec. Escribanías. Años 1788-1807-1815-


1818
El cultivo del añil es otro de los factores que impulsa a particulares, a apoderarse
de las tierras de las comunidades indígenas. “Una hacienda de añil que he plantado
en el camino que va para el Samán de Guere en siete fanegadas de tierras las
mismas que le tome en arrendamiento a los indígenas”
Historia Agraria del Siglo XIX
Crisis de la agricultura del añil
En Guatemala el cultivo del añil constituía una actividad productiva totalmente
española, en tanto que la producción del bálsamo y el cacao había quedado en su
mayoría en la comunidad indígena. Desde el siglo XVI el añil se difundió en la región
centroamericana, luego este se convertiría en el producto primordial de exportación
de la provincia y en la base económica de las familias, gracias a un aumento de la
demanda mundial de tintes naturales. En los años cumbre del siglo XVII, se envió
un aproximado de 500,000 libras del añil de Centroamérica a Europa, esta cantidad
se duplicó repetidamente dentro del siglo XVII. La producción añilera siguió
creciendo, tanto así que las exportaciones de añil en 1855 representan un gran
porcentaje de total de Guatemala. A pesar de que la producción de añil era la única
actividad factible para la exportación en Guatemala, esta era afectada por
numerosas plagas y por la competencia de otras regiones. En el año de 1814, el
gran nivel de dependencia del añil de parte de Guatemala, preocupó e incentivó a
las autoridades españolas a fomentar la diversificación en el ámbito de la agricultura
comercial; medidas muy parecidas se implementaron en 1821 ante los problemas
del monocultivo, una de ellas fue brindar exenciones de impuestos a los productores
de café, algodón, cochinilla, cacao y azúcar de modo que obtuvieran las mismas
ventajas que los productores de
añil. A nivel internacional el precio del añil experimentó aumentos desdefinales de
la década de 1840 hasta el año 1868, año a partir del cual su precio empezó a
disminuir. A causa de la guerra y los desastres naturales los productores perdieron
los años en que el añil era cotizado a precios altos, pero al lograrse condiciones
estables la producción del añil incrementó nuevamente, oscilando entre 1 y 2
millones de libras. Sin embargo, el descubrimiento de los primeros colorantes
sintéticos a mitad del siglo XIX obligó a los productores de añil a abandonarlo
lentamente. En las últimas décadas de ese siglo el añil dejó ser el principal producto
de exportación, pues su precio decrecía con mayor rapidez que la cantidad
producida dando pasó al café. Las exportaciones de café estaban alcanzando a las
del añil en la década de 1870, este fue un proceso pausado pero constante. En 1874
las exportaciones del añil representaban menos de la mitad de las totales por
primera vez. Las exportaciones de café representaban el 35% de las totales en 1874
y el 80% en1892.
La agricultura experimentó un enorme desarrollo durante la centuria gracias a una
mejor explotación de la tierra y a la mejora del soporte comercial, que facilitó la
exportación a Europa. Hubo también un aumento del suelo agrícola, gracias a la
incorporación de suelos baldíos. La Corona fracasó en sus proyectos de distribuir
mejor la propiedad y de sanear su tenencia. Para lo primero, respaldó las
reivindicaciones de los Cabildos sobre sus tierras comunales (invadidas por los
particulares) e intentó crear un mercado de tierras vendibles a los campesinos
mediante las reformas de los resguardos (reacomodó a los indios en las que
necesitaban para vivir, sacando a remate las sobrantes) y la venta de las
propiedades de los jesuitas expulsados. Las tierras no fueron a parar a los
campesinos, como se deseaba, sino a los grandes propietarios, que pudieron crear
así verdaderos latifundios. En cuanto a las composiciones de tierras, siguieron
siendo papel mojado, incluso después de las cédulas de 24 de noviembre de 1735,
que reguló tales ventas y composiciones y de 15 de octubre de 1754, que obligó a
devolver las tierras usurpadas y a justificar los títulos de propiedad de quienes
poseyeran tierras realengas desde 1700. Nadie hizo caso de la normativa. Durante
la segunda mitad del siglo XVIII, los mineros y comerciantes invirtieron en tierras.
La gran propietaria del suelo seguía siendo la Iglesia.
Entre los distintos modelos de propiedad agrícola existentes (resguardos indígenas,
aparcerías, pequeñas propiedades, etc.) continuaron destacando la plantación y la
hacienda, orientadas teóricamente hacia los mercados exterior e interior (algunas
haciendas iban dirigidas a ambos mercados y hasta poseían esclavos). Las crisis
agrícolas producidas como consecuencia de las catástrofes naturales permitieron
aumentar las haciendas a costa de pequeñas propiedades, ya que la diversificación
de los cultivos les permitía hacer frente a los años malos mientras se arruinaban los
pequeños propietarios. Se ha comprobado que en México y Perú los propietarios de
haciendas aumentaron sus propiedades en estos años catastróficos.
Los hacendados emplearon toda clase de mano de obra: la asalariada, la de sus
propios aparceros, la de los indios huidos de sus asentamientos, la de los libres, y
hasta la esclava, como anotamos. A fines del siglo XVIII, era frecuente que los
caciques enviaran a sus indios a las haciendas para que trabajaran como jornaleros
y devengaran el dinero que necesitaba la comunidad (indios de mandamiento), así
como que los amos mandaran también a sus esclavos para cobrar su jornal. Los
hacendados procuraban, además, retener a los trabajadores suministrándoles los
artículos necesarios mediante las tiendas establecidas en las mismas haciendas
(tiendas de raya).
La producción agrícola funcionaba ya con un alto grado de experimentación. En la
zona intertropical aprovechaba los diversos pisos térmicos creados por la orografía.
Las tierras calientes producían los frutos básicos de la agricultura comercializable
(caña azucarera, cacao, añil, algodón, etc.), mientras que las frías y templadas
daban fundamentalmente alimentos de autoconsumo. El maíz era el alimento
principal. Sólo Nueva España producía unas 700.000 toneladas anuales a fines de
la colonia. El trigo le seguía en importancia (se ha calculado su producción en una
séptima parte del maíz), destacando los grandes graneros de Nueva España y
Chile. En Perú volvió a producirse trigo, pero obstaculizado por la subida de la
alcabala. De la caña azucarera se consumía el semiprocesado elemental, llamado
papelón o panela, y se empleaban sus mieles para la elaboración del aguardiente.
El azúcar se producía en el área circuncaribe y se exportaba. Veracruz remitía al
exterior medio millón de arrobas anuales a fines de la colonia. Cuba triplicó su
número de trapiches, convirtiéndose en gran exportador a partir de la crisis de Saint-
Domingue, cuando el azúcar subió de 14 a 30 reales la arroba. El cacao se cultivaba
en Venezuela y Guayaquil. Desde 1789, la Corona había eliminado la prohibición
de exportarlo desde Guayaquil a México, lo que le permitió reconquistar dicho
mercado. En 1810 exportaba nueve millones de libras de cacao. El venezolano se
enviaba principalmente a España (122.000 fanegas en 1809). El tabaco se cultivó
en México (Orizaba y Córdoba), Venezuela (el de Barinas era de excelente calidad),
Nueva Granada, Guayaquil y Cuba. Otras producciones notables fueron el algodón
(México, Venezuela, Perú), hasta que tuvo que competir con el norteamericano, el
añil (Guatemala y Venezuela a fines de siglo), la hierba mate (Paraguay y Río de la
Plata) y el café (se introdujo desde las colonias francesas en Santo Domingo, Puerto
Rico y Venezuela). Venezuela exportó tres millones de libras de café en 1809. La
quina se producía en Perú y Quito y la coca peruana se destinaba al consumo de
los trabajadores de las minas.
Es imposible evaluar la producción agrícola. Humboldt calculó, a buen ojo, que la
de Nueva España se podía evaluar en 29 millones de pesos, frente a los 23 de la
minería.

Agricultura de la grama `
Se ha popularizado mucho en América por su valor nutritivo, vigoroso desarrollo y
adaptabilidad a diversos climas y suelos, así como por resistir la sequía. Alcanza de
1 a 3 metros de altura y sus cepas son anchas. Permite de 3 a 4 cortes anuales. Se
propaga por medio de pedazos del tallo. Tiene la gran ventaja de ser perenne. Su
clima óptimo es el de temperaturas entre los 18 y 20° C. Prefiere tierras bajas,
fértiles. PASTO DE PARA Esta hierba vigorosa es nativa del Brasil; es perenne, de
tallos casi rastreros que alcanzan hasta 12 metros de largo. Se usa para corte y
pastoreo. Prefiere las tierras húmedas, negras, ricas y soporta los encharcamientos
e inundaciones. Se propaga por trozos de tallo o renuevos, en pequeñas zanjas de
1 metro de separación. Debe sembrarse en primavera, para aprovechar la
temporada de lluvias. Conviene cortarla fresca, a la altura de 60 a 90 centímetros.
GRAMA O HIERBA BAHIA Es perenne, de bajo crecimiento, y se propaga por medio
de estolones o cepas. No es exigente en materia de terrenos. Se caracteriza por el
abundante desarrollo foliáceo en la base de los tallos. La Estación Agrícola
Experimental de Honolulu, Hawaii, ha resumido en el cuadro de la cabeza de página
los valores alimenticios de algunos de los pastos mencionados.
La segunda feria de agricultura sostenible, realizada en la localidad de Plan de
Grama el fin de semana pasado, mostró magníficos resultados con el impulso de
este tipo de actividad productiva en esta apartada localidad jinotegana, ubicada a
42 kilómetros de la cabecera municipal Wiwilí.
La primera feria de agricultura sostenible fue montada hace un año por el organismo
Servicios Técnicos Agropecuarios y por la cooperativa de mujeres Nueva
Esperanza, de reciente fundación, pero con alta capacidad de gestión y
organización. Este tipo de eventos, afirmaron los organizadores, es importante para
mejorar las condiciones de vida de la gente más pobre.
El ingeniero José Adán García, encargado de la oficina de Serviteca en Plan de
Grama, señaló que hace un año se montó la primera feria de agricultura sostenible,
la que, a pesar que era la primera que se realizaba en la historia de esa comunidad
del municipio de Wiwilí, tuvo resultados excelentes, lo que permitió el montaje de un
segundo evento ferial con mayor cantidad de productos.
Dijo que Plan de Grama es una microrregión con poca incidencia de organismos
nacionales e internacionales, por lo que cuando llegaron comenzaron a desarrollar
transferencias tecnológicas haciendo uso de los recursos disponibles en cada una
de las fincas, minimizando los costos de producción y maximizando los recursos, lo
que ha impactado en la población beneficiada.
Manifestó que están impulsando que los productores usen abonos y fertilizantes
elaborados orgánicamente en vez de productos químicos, lo que permite no sólo
evitar la contaminación del medio ambiente, sino que también ayuda a obtener un
producto sano y de buena calidad para el consumo humano.
Todo tipo de productos
Los campesinos, hombres y mujeres de la microrregión de Plan de Grama ofertaban
miel de abeja, té de flor de Jamaica, plátanos, guineos de la variedad Fhia 25 y Fhia
20, donde una racimo del Fhia 25 es difícil que la cargue una sola persona debido
a que tiene una altura hasta de 5 pies.
Además, ofertaron carne de pelibuey, cerdos, gallinas, productos de medicina
natural, malanga, refrescos, tilapia, entre otros, los que se vendieron rápidamente y
antes del mediodía ya no había nada qué comprar, por lo que se considera que la
feria fue todo un éxito.
Doña Sabas Rivera, coordinadora de la cooperativa de mujeres Nuevas Esperanza,
dio gracias a Dios y a Serviteca que les han enseñado a todas las mujeres nuevas
alternativas para mejorar las condiciones de vida de sus hogares y ayudarles a sus
maridos en la economía familiar. Rivera señaló que lucharían para que las
autoridades municipales institucionalicen la feria de agricultura sostenible, a fin de
que año con año puedan ofrecer al público sus productos cultivados sin
agroquímicos y sin contaminar el medio ambiente.
Esta petición no se hizo esperar, debido a que el alcalde auxiliar de Plan de Grama,
Antonio Centeno, señaló que trabajará para que las autoridades municipales
escuchen la demanda de los pobladores de esa localidad, para que tengan un día
de feria anual adonde todos puedan ir a comprar sus productos más baratos y de
mejor calidad.
Por su parte, el ingeniero Juan Ramón Obregón, Gerente General de Serviteca,
señaló que están en 13 comunidades de la microregión de Plan de Grama y que
para este año está previsto la finalización del programa, por lo que están realizando
las coordinaciones para que el Mag-For por medio de Fondeagro se adueñe del
proyecto al igual que los beneficiarios.
Señaló que hace cuatro años entraron a trabajar en Plan de Grama y los resultados
son satisfactorios, por lo que también están viendo la posibilidad de extender el
programa a otras comunidades de las 24 que componen la microregión, expresó.

Agricultura del Café´


El café siempre ha sido parte importante de las historia del mundo y del
guatemalteco. Su historia se remonta hasta hace más de mil años. El café es
originario de Etiopía y fue trasladado del África al Asia a través del Mar Rojo y el
golfo de Adén. Así mismo, se exportó a Yemen a través del puerto de Moka,
situación que facilitó la expansión del cafeto en toda Arabia. Los árabes luego
exportaron su café a Siria, Persia, Turquía y luego a Europa. Así fue como los
viajeros europeos descubrieron la bebida en el Cercano Oriente. A partir de este
tiempo el café se dio a conocer en todo el viejo continente y a través de los
aventureros fue expandiendo su presencia en todo el mundo, llegando hasta el
continente americano. La propagación de la bebida del café se produjo entre los
siglos XIII y XV, cuando los comerciantes venecianos lo llevaron a Italia en el siglo
XVII. Posteriormente se dio a conocer en Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania y
Austria. El cafeto no llegó a la región latinoamericana sino hasta el siglo XVIII,
introduciéndose primero a Norteamérica como respuesta al boicot del té. Luego se
dio su expansión a Surinam, América del Sur, Cayenne, Venezuela, Brasil, el
Caribe, México y Centroamérica. El cultivo del café se transformó de un producto
de consumo social a un producto de cultivo y exportación. Son siete los países de
Latinoamérica que basan su economía en el cultivo del café, países entre los cuales
se encuentra Guatemala. Una vez introducido el cultivo a los países productores,
se empezaron a especializar en dicho producto. Se derribaron bosques tropicales,
avanzó la frontera agrícola y cambió la fisonomía del paisaje.
El ingreso representado por el cultivo del café llevo a la creación de una mejor
infraestructura, entre los cuales se encuentran las carreteras, puertos y ferrocarriles.
Así fue como el café se convirtió en el motor social del desarrollo, fortaleció las
estructuras del Estados del siglo XIX y permitió la inserción de los países menos
desarrollados en la economía mundial. En Centroamérica el primero en desarrollarlo
fue Costa Rica en la década de 1840, luego le siguieron Guatemala y El Salvador
en la década de 1870. En los países centroamericanos el cultivo y la producción del
café fue factor importante para enfrentar la caída del cultivo de la cochinilla. En los
países centroamericanos se intensificó el cultivo y producción del cafeto y se
convirtió en el principal producto de exportación. Así pues, se deberá preguntar cual
ha sido la importancia del café, no solo a nivel mundial sino que también en
Guatemala. El café se ha convertido en el producto más comercializado en el mundo
entero, después del petróleo. Su trascendencia mundial ha logrado transformar las
economías de los países productores, sus estructuras sociales y agrarias. El
producto final del café, que sería el grano procesado, atraviesa por una serie de
procesos que involucran a gran número de personas. Las personas han dependido
del café por muchos años y se han visto evolucionando con el mismo. Sin embargo
durante los últimos años se ha tenido una fuerte crisis en el sector caficultor a nivel
mundial. El precio del café está a los más bajos niveles de la historia, la
sobreproducción mundial ha provocado la acumulación de reservas y la
competencia se intensifica.
La introducción del café a Guatemala no se conoce con exactitud, sin embargo el
origen del café en el país se atribuye a los padres jesuitas que introdujeron el cafeto
en el año 1760, quienes lo trajeron como planta ornamental para sus jardines en
Antigua Guatemala.
El cultivo del café no se realizó de manera específica, por lo que se consideraba la
siembra “más por gusto que por especulación”. La planta de café se utilizaba como
un ornamento ya que el grano nunca era usado. Las plantas de café fueron luego
propagadas por Don Manuel Álvarez de Asturias en su finca Soyate, las que en
1743 se habría servido por primera vez, al final de un gran banquete celebrado con
motivo de elevarse la Catedral de Antigua Guatemala. Así pues, el primer registro
de cafeto en plantación aparece en el año 1800, cuyo cultivo se realizaba en las
orillas de la ciudad de Guatemala. Los registros varían según las investigaciones
realizadas por los distintos autores que han buscado realizar una recopilación del
historial del café. Juan Antonio Alvarado asegura que el café fue introducido en
Guatemala en la época de Carlos III, entre 1759-1788. Por su parte, Juan J.
Rodríguez afirma que este fue a fines del siglo XVIII, Guillermo Echeverría Morales
aseguró que fue en el año 1750, William Ukers entre 1750-1760 y Manuel Rubio
alrededor de 1760. Sin embargo, en la Memorial del estado actual de la Parroquia
de Concepción Villa Nueva (1868), el Padre José María Navarro asegura que la
primera siembra de café fue en el Reino de Guatemala, hoy Centroamérica. El autor
indica que este fue traído directamente del puerto de Moka por la Compañía de
Jesús. Es por eso que se atribuye a los jesuitas como los precursores de la
introducción del café en Guatemala. En 1778 se promulgó el Reglamento y
aranceles reales para el comercio libre de España a Indias, por medio del cual se
desarrollan nuevas medidas políticoadministrativas, comerciales y fiscales en la
época. En Guatemala durante este tiempo se cultivaba, el añil, zarzaparrilla,
bálsamo, grana silvestre, café, té, cacao, tabaco, azúcar, vainilla, achiote, mangle,
palo morado, cañafístula, liquidámbar, brea, alquitrán, cachas de nácar, carey,
algodón, oro y plata
El añil se convirtió en el principal producto de exportación debido a que el colorante
obtenido del mismo tenía una fuerte demanda en las industrias textiles de Inglaterra
y Holanda. Sin embargo, la demanda con el tiempo decayó debido a una serie de
factores a nivel mundial, siendo la principal la competencia de Venezuela y las
Indias Orientales que utilizaban métodos alternos de producción más eficientes,
siendo desplazado por los colorantes artificiales en 1860. Luego de la decadencia
del principal producto de la región, se recurrió a ampliar la gama de productos que
podrían aliviar la fuerte crisis que se atravesaba. Se intentó fomentar la producción
de por lo menos 40 productos, sin embargo ninguno fue capaz de solucionar el
problema. Así fue como se comenzó a comercializar el algodón, café, cacao, azúcar,
maderas finas, añil y bálsamo de la región americana. Como consecuencia de este
nuevo auge en el comercio americano, se autorizó por parte de la Real Orden, una
medida la cual exoneraba por diez años de alcabala, diezmos e impuestos la
exportación de añil, cacao, azúcar, algodón y café como incentivo para fomentar el
cultivo, producción y comercialización de dichos productos, a su vez que se buscaba
la reactivación económica. Dicho acuerdo se ratificó en los años 1805 y 1807. Desde
el año 1800 se conocían los primeros registros del café en Guatemala. A partir de
este año se documentaron las primeras importaciones provenientes de La Habana,
Cuba, donde los datos muestran la importación de “seis quintales de café en grano”
el 12 de septiembre de 1799, “tres barriles de café”, el 5 de marzo de 1801, “60
arrobas de café” el 25 de junio de 1801, etc. Todos los cargamentos se manejaban
a través del puerto de Trujillo. Según el Consulado de Comercio a la vez que se
importaba el grano, se registran las primeras exportaciones. Entre otros productos
se registró la salida de 656 quintales de café valorados en 10,420 pesos (siendo el
precio del quintal un poco más de 15 pesos).
El café entro a sustituir diversos cultivos de exportación como lo eran el cacao, añil
y la cochinilla. La decadencia de cada uno de estos productos significó la búsqueda
de un sustituto que diera continuidad a la economía agrícola de exportación.
Principales zonas cafetaleras de Guatemala. La Asociación Nacional del Café
(ANACAFE) estableció una clasificación del café a través de sus cualidades y
características, dentro de las cuales se definieron cinco regiones distintas de
producción de café, estas son: Antigua, Atitlán, Fraijanes, Huehuetenango y Cobán.
Así mismo se ha integrado el café de San Marcos y el café de Nuevo Oriente por el
importante desarrollo que han tenido durante los últimos años.
Fraijanes. Se cultiva en el municipio de Fraijanes, departamento de Guatemala a
altitudes referidas entre los 3,900 a 4,900 pies sobre el nivel del mar en una región
de temperatura agradable y moderada durante todo el año. La combinación de los
factores orográficos, geográficos y climáticos que identifican a la región de Fraijanes
influye en la determinación de las características especiales del grano que es de
excelente calidad y aspecto.
Cobán. Esta región, de Alta Verapaz, está clasificada como bosque subtropical
húmedo. Su clima cálido y húmedo entra desde el Caribe y propicia una lluvia que
dura todo el año, con una temperatura entre 15ºC a 20ºC. Además, está rodeado
de varias cadenas de montañas que producen una serie de variados micro climas
que van desde el caliente tropical hasta el muy frío. Todas estas características
contribuyen a que el café crezca rápidamente y se distinga por su aroma, cuerpo y
acidez dignos del café fino. Se sitúa entre 4,300 y 5,000 pies s.n.m.
Café de Antigua. La región cafetalera de Antigua, en el departamento de
Sacatepéquez, mantiene una temperatura de 19ºC a 22ºC durante todo el año.
Antigua es un valle rodeado de montañas y volcanes en cuyas laderas de suelos
volcánicos se cultivan los famosos y conocidos cafés de dicha región, a una altitud
de más de 4,900 pies s.n.m, y es una de las áreas de más antigua ocupación
cafetalera en el país. El micro clima particular de Antigua, templado y con una
marcada definición de las épocas lluviosas y secas, influye en la maduración
homogénea del fruto de alta calidad.
Otras Regiones. La Asociación Nacional del Café (ANACAFE) ha redefinido su
regionalización de las zonas cafetaleras integrando así el café de San Marcos el
cual tiene acidez pronunciada, cuerpo equilibrado y con un excelente aroma, se
cultiva a una altitud de 4,600 a 6,000 pies con una temperatura que oscila entre los
21ºC y 27ºC y la época de cosecha es entre diciembre y marzo. Otra región
integrada es las del café de Nuevo Oriente, este es totalmente nuevo tiene gran
aroma y acidez marcada, se cultiva a una altitud de 4,300 a 5,500 pies con una
temperatura que oscila entre 18ºC y 25ºC.
Producción Anual.
La producción total de Guatemala se ha visto perjudicada por diversos factores,
siendo el de mayor impacto la sobreproducción de Brasil y las prácticas
especulativas en el mercado internacional. Es por eso que el sector caficultor
guatemalteco ha tenido que adaptarse a las condiciones que exigen las condiciones
de la demanda y la oferta, no sólo interna sino externa. Se puede ver que la
tendencia de la producción de café en Guatemala tuvo un crecimiento constante
durante la década de los ochenta y la década de los noventa. Sin embargo la fuerte
baja en los precios del mercado internacional ha generado un desequilibrio en la
producción mundial ya que los ingresos se han reducido considerablemente. En la
actualidad la producción esperada superará los 6 millones de sacos para la cosecha
2002 – 2003. Se pronostica que no se dará un crecimiento constante durante los
próximos años ya que las condiciones para la producción no muestran signos de
mejoría. Así mismo se puede ver un incremento en la productividad ya que se ha
incrementado la producción por manzana cultivada.
Politica Agraria: 1871-1900
La presente Política Agraria constituye una de las 11 políticas sectoriales definidas
en el Plan para activar y adecuar la Política Nacional de Desarrollo Rural Integral
(PNDRI), en el marco de la conceptualización de desarrollo rural en dos ejes:
inversiones privadas en territorios rurales e impulso de la economía campesina. En
ese sentido, esta Política tiene como sujeto priorizado la economía campesina y,
por tanto, a la población en condición de pobreza, pobreza extrema y con altos
índices de desnutrición, que en su mayoría es población rural e indígena. En la
misma orientación que la PNDRI, esta Política, a través de sus dos ejes de acceso
a la tierra y acceso a otros activos productivos, busca contribuir a “halar” a los
campesinos de infra subsitencia y subsistencia a ser excedentarios, así como a que
los campesinos excedentarios se incorporen a los mercados y prosperen hasta
donde sus capacidades y anhelos lo permitan. El presente documento expone en
forma integral y ordenada la Política Agraria de Guatemala, con el fín de lograr su
rápida comprensión. Se ha dividido en secciones que contienen sus componentes
medulares. La primera sección hace un diagnóstico de la situación agraria
prevaleciente y, además, presenta el marco jurídico institucional agrario. El
contraste es que mientras la institucionalidad responde a lo prescrito en teoría en
los acuerdos de paz, la situación prevaleciente en el agro guatemalteco es muy
similar y en algunos casos peor que la que dio origen al conflicto armado interno.
Esta situación obliga al Gobierno y a la sociedad en general a revisar el tema de
manera seria y abordar la problemática agraria desde una perspectiva más amplia,
como lo es la Política de Desarrollo Rural Integral. La segunda sección corresponde
al marco general; éste se compone de una sintética conceptualización de lo que se
entiende por política agraria y cómo se propone aclarar una serie de visiones
anacrónicas que se tienen al respecto, seguida por una justificación de la política,
cuya finalidad es la superación de la situación agraria actual en el marco
constitucional vigente. A continuación se encuentra un apartado que plantea la
orientación de la política agraria, la cual expresa argumentos esenciales de las
acciones operativas a desarrollarse. En esta parte se argumenta sobre la necesaria
relación e interdependencia entre lo agrario y lo rural, el rol del Estado como
promotor del desarrollo, el rol fundamental del mercado como espacio de asignación
y distribución de recursos y activos, la visión de cambio y superación de las
economías de infra y subsistencia a excedentarias, el reconocimiento de la
necesidad de la participación social, especialmente de la mujer, en la acción pública
a la par de la necesidad de la equidad en su sentido amplio, con énfasis en el
enfoque de género. Se finaliza con los principios y los objetivos que persigue la
Política.
DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN AGRARIA
Pobreza Guatemala es un país en el que la población rural e indígena constituye un
alto porcentaje: el 42,02% de los hogares se encuentran en el área rural (INE,
ENCOVI 2011) y 42% pertenecen a los pueblos indígenas (INE, 2002). La pobreza
en el área rural asciende a un 74,8% y entre los pueblos indígenas a un 63,8% (INE,
ENCOVI 2011). Del total de la población en condiciones de pobreza, el 51,5% son
mujeres (INE, ENCOVI 2006). Los mayores índices de pobreza se concentran en la
región noroccidental y suroccidental; además, es donde se reportan los más altos
índices de desnutrición infantil. En el 2009 la desnutrición crónica (talla/edad) afectó
al 49,8% de la población de niños menores de 5 años (ENSMI, 2008/2009). En estas
regiones es donde se reporta mayor presencia de población indígena (INE, 2009).
Las correlaciones que existen entre población indígena, femenina, área rural y
pobreza no se explican por su condición, sino que responden a causas estructurales
que marginan y excluyen. Los diferentes programas implementados para combatir
la pobreza no han tenido impacto positivo, ya que en el 2006 la pobreza general fue
de 51% y para el 2011 alcanzó el 53,7%. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) en
2011 fue de 0.574, el cual ubica a Guatemala en la posición 131 de los 187 países
contabilizados. Aunque Guatemala es clasificado como un país de ingresos medios
en Centroamérica (PNUD, 2010), el gasto social respecto al Producto Interno Bruto
(PIB) para el 2011 fue el penúltimo en América Latina (7,7%), mientras que en la
región latinoamericana el promedio es 15% (OCDE, 2011). Bajo estas
circunstancias Guatemala no logrará cumplir con los Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM) planteados para el 2015, entre ellos reducir a la mitad la pobreza
extrema y personas que padecen hambre. Por lo tanto, es necesario evaluar y
replantear las políticas para combatir la pobreza en Guatemala. Estructura de la
tenencia de la tierra La economía de Guatemala está fuertemente vinculada a la
producción en el agro. Alrededor del 36% de la población ocupada en el país labora
en la agricultura, mientras que en la industria es el 20,2% y en los servicios el 43,7%.
Es decir, las actividades agrícolas absorben una buena proporción de la mano de
obra, a la que se paga los salarios más bajos. El salario mínimo agrícola cubre
únicamente el 51% de la canasta básica vital. En esta realidad, el trabajo femenino
no se evidencia ni se valora su aporte; generalmente se considera el trabajo de las
mujeres como apoyo al trabajo que realizan los hombres. Por ello, la mayoría de
veces el salario de la mujer es 50% menor. Según la ENCOVI 2006 (INE), la
categoría de trabajo no remunerado está integrada en un 52% por mujeres y en un
48% por hombres. Pese a la importancia de la agricultura en la economía del país,
la característica principal de la estructura agraria es una extrema desigualdad en la
distribución de la tierra. De acuerdo con los datos del último Censo Nacional
Agropecuario (INE, 2003), Guatemala tiene uno de los coeficientes de Gini de
concentración de la tierra más altos a nivel mundial, y es el segundo en
Latinoamérica: 0.785, apenas levemente inferior a 1979 cuando se situó en 0.814
(PNUD, 2004:viii y 3). Las condiciones del agro guatemalteco se caracterizan por la
relación latifundiominifundio. Los datos del Censo Nacional Agropecuario de 2003
indican que el número de fincas y su extensión son como se presentan en el
siguiente cuadro:
El grupo de fincas con extensión menor de 5 manzanas constituye el 86,50% del
total de fincas, las cuales ocupan sólo el 16,26% de las tierras (864,165 Mz). Por su
parte, el grupo de 10 caballerías de extensión hasta 50 y más caballerías constituye
el 0,11% de las fincas pero concentra el 21,95% de las tierras (1,167,032 Mz). En
los extremos, las fincas menores de una manzana constituyen el 45,23% del total
de fincas y abarcan solamente el 3,24% de las tierras; mientras que las de 50
caballerías y más son solamente 47 fincas (0,006%) pero concentran el 4,71% de
las tierras. Además, existe un gran segmento de población campesina sin tierra.
Según algunas estimaciones, sólo en Alta Verapaz la demanda real de tierra es del
28% del total de población dedicada a la agricultura (Melgar Ceballos, 2006). El
17,86% de la población demanda tierras en todo el país, considerando que
alrededor de 500 mil familias han solicitado ese recurso ante el Fondo de Tierras.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria, ENA 2008 (INE),
la distribución porcentual de la tenencia de la tierra por sexo, según número de
productores, indica que solamente el 18,2% de las mujeres acceden a la tierra en
comparación con el 81,8% de hombres
Agricultura y economía campesina
Para efectos de esta Política Agraria, se entiende por economía campesina “el
conjunto sistemático de estrategias y actividades que la familia y la comunidad rural
desarrollan para lograr satisfacer sus necesidades vitales materiales y espirituales,
en función de alcanzar una vida digna, en armonía con el territorio y el ambiente con
los que conviven; siendo tres de sus características fundamentales: el trabajo
familiar, la producción de sus propios alimentos y el rol central de la mujer en la
reproducción y 6 fortalecimiento del sistema. La economía campesina es poli-activa
y sus expresiones varían de región en región, determinadas por los elementos
socioculturales y por los factores físicos del entorno. Es una economía dinámica en
las relaciones y vínculos con el mercado, las instituciones públicas y entre
comunidades”. 1 Guatemala tiene una extensión territorial de 108,889 kilómetros
cuadrados; de ellos, el 35,5% corresponde a bosques. El 53,8% de las tierras es de
vocación forestal y el 26% es apto para la agricultura. En este espacio se producen
“cultivos tradicionales” como el café, azúcar, cardamomo, banano, y no tradicionales
como hortalizas, vegetales y frutas. Asimismo, figura la producción de granos
básicos, especialmente maíz, frijol, arroz, ligados estrechamente al sistema de
seguridad alimentaria”.
Conceptualización
Se conceptualiza la Política Agraria como un componente del desarrollo rural
integral, que recoge los objetivos, acciones estratégicas e instrumentos que, en su
conjunto, pretenden facilitar y ampliar el acceso a la tierra y a otros activos
productivos y alcanzar la certeza y seguridad jurídica sobre la tenencia, posesión y
propiedad de la misma, con la finalidad de atender la conflictividad agraria y reducir
sus expresiones visibles, los conflictos. Como se ha anotado anteriormente, la
Política Agraria está dirigida a la promoción de la economía campesina como sujeto
priorizado de la PNDRI, y a apoyar la agricultura familiar, respondiendo a las
necesidades de la población en condiciones de pobreza, pobreza extrema,
exclusión e inseguridad alimentaria y nutricional. Las principales corrientes actuales
de pensamiento reconocen que la tierra en sí misma no es suficiente para generar
crecimiento económico y desarrollo humano integral. Es por ello que la presente
Política amplía los paradigmas usuales existentes, bajo dos ópticas:
1. Evitar la visión de “política agraria como acceso a la tierra” y, priorizando a las
mujeres, ampliarla hacia el acceso a otros activos productivos, los cuales son tan
necesarios como la tierra en la generación de mejores condiciones de vida de los
habitantes del área rural.
2. Acudir a la consideración dinámica de los activos productivos en su uso. Es decir,
en su capacidad de incidir como factores creadores de recursos y riqueza que
permitan la superación de la pobreza y pobreza extrema, con la integración y
aplicación del principio de equidad para mujeres y hombres.
Los activos productivos no son fines en sí mismos; son relevantes en tanto medios
de generación de riqueza y superación de la pobreza.
Descomposición de la propiedad comunal indígena
La política dual de los Austrias (1516-1700) –monarcas que no estuvieron exentos
de apremios fiscales–, de un lado protectora de los indígenas y, del otro,
condescendiente con las demandas de los encomenderos, usufructuarios de la
mano de obra indígena y propietarios de tierra, quienes se enfrentaron tenazmente
a las disposiciones preservadoras y lograron su ineficacia, tuvo sus propios matices
con los monarcas borbónicos. Ellos, junto a sus ministros, se plantearon el logro de
los mayores rendimientos económicos para la Metrópoli, en detrimento de la
protección al indígena. Este propósito, inspirado en las ideas ilustradas, se reflejó
muy pronto en las providencias tomadas a partir de entonces. Justamente, la Real
Cédula emitida por Fernando VI de Borbón (1746-1759), el 15 de octubre de 1754,
ha sido considerada una nueva postura sobre las tierras de resguardo y sus
usufructuarios. Con ella se conoció en las provincias de ultramar la real instrucción
sobre mercedes, ventas y composiciones de bienes realengos, sitios y baldíos
efectuadas hasta aquel año, como sobre las que se hicieran posteriormente. Con
esta disposición real se inicia el compromiso de labrar la tierra, sobre la cual la
Corona mantenía su dominio, que estaba supeditado al correspondiente uso
económico.
En aquel conjunto de dieciséis disposiciones en las que se planteaba la
regularización de la tenencia de la tierra, el problema de los resguardos tuvo un
tratamiento prácticamente marginal; tan sólo aparece en una de ellas. La segunda
disposición de la Real Instrucción establecía que en la venta y composición de
tierras realengas y baldías, como en las que poseían y necesitaran los indígenas
para sus cultivos y cría de ganado, los jueces y ministros subdelegados lo hicieran
con "[...] suavidad, templanza y moderación, con procesos verbales y no judiciales
en las que poseyeran los indios, y en las demás que hubieran menester [...]" (Ots
Capdequí, 1946: 245-246). Además, contemplaba que en lo concerniente "[...] a las
de las comunidades y las que están concedidas a sus pueblos para gastos y egidos
[...]" se mantuvieran tal como las habían poseído, se restituyeran las usurpadas y
se ampliara la extensión de acuerdo al requerimiento de la población. Para llevar a
cabo semejante trámite legal de componer o legalizar sus tierras comunales, los
indígenas, al igual que el resto de propietarios y ocupantes de la tierra, debían
presentar el título que los certificaba como verdaderos dueños –faena e instrumento
tan ajeno a ellos–. Asimismo, se dispuso que si en el término establecido no
cumplieran con ello, "[...] serán despojados y lanzados de las tales tierras y se hará
merced de ellos a otros [...]" (1946: 245-246).
La Real Instrucción de 1754 contenía una diversidad de aspectos sobre los
problemas de la tierra, tanto de orden fiscal como socioeconómico, lo que ha llevado
a considerarla un verdadero intento de reforma agraria (Ots. Capdequí, 1946: 250).
No obstante, es posible percibir en este instrumento legal, con antecedente en la
Real Cédula del 15 de octubre de 1715 (Ots. Capdequí, 250), el interés de la Corona
de activar un instrumento para legalizar la propiedad de la tierra, tanto a poseedores
como a desposeídos y, de esa manera, ordenar la confusa y problemática situación
que reinaba en las distintas provincias americanas, generada por el rápido y
anárquico proceso de ocupación de tierras realengas y baldías, y el atropello y
desorden que experimentaban los terrenos de los Pueblos de Indios. Esta
herramienta jurídica que daba legalidad a lo obtenido fraudulentamente acentuó en
la práctica el acaparamiento de tierras por los ávidos terratenientes. Por cierto, si
bien esta legalización de la propiedad de la tierra proporcionaba ingresos
monetarios al necesitado erario real, los beneficios obtenidos se concedían en un
tiempo en que buena parte de las tierras fértiles, codiciadas y accesibles ya tenían
dueños.
Carlos III (1759-1788) estableció con las provincias de ultramar relaciones distintas
a las que habían establecido sus antecesores. Ellas se expresaron en las medidas
tomadas abiertamente para optimizar la administración y estimular la expansión de
la economía colonial, a fin de que las colonias fuesen productoras y proveedoras de
materias primas y, a su vez, mercado para las manufacturas españolas. Se recuerda
que la política intervencionista borbónica buscaba dar solución a los problemas
económicos que aquejaban a España, para lograr su recuperación económica y el
desarrollo alcanzado por, sobre todo, Inglaterra, y seguidamente, Francia (Valdés,
1974: 219-220).
De esa manera, la política borbónica, influida por las ideas y prácticas del
colonialismo francés, se propuso el logro de los máximos beneficios económicos.
Con ese propósito, las Leyes de Indias, benefactoras de las comunidades
aborígenes, fueron consideradas inconvenientes y, como tales, debían relegarse o
abolirse (Samudio, 1992: 27). A José Bernardo Gálvez y Gallardo, Marqués de la
Sonora, hombre de los más influyentes en la monarquía borbónica, se asigna la
nueva orientación que tuvo la política colonial de Carlos III. Este funcionario atribuía
la carestía de capitales americanos a las restricciones impuestas por las
disposiciones indianas relativas a la protección del indígena (Liévano, 1972:418),
para lo cual planteó olvidar aquellas leyes y consentir el auge económico de los
terratenientes, quienes a través de la imposición del sistema tributario trasladarían
parte de sus beneficios al erario real. En ese contexto, era obvio que los factores
que quebrantaban la propiedad comunal se fortalecerían en la medida que se
desarrollaba la economía agrocomercial (Solano, 1971: 359).
En efecto, la política del Despotismo Ilustrado estuvo orientada a lograr la
decadencia progresiva de todo lo que constituyera protección al indígena, por lo que
el resguardo, espacio que otorgó esencia y pertenencia a la comunidad indígena, y
permitió cimentar formas particulares de organización económica y social con
reminiscencias ancestrales, logrando erigirse en una modalidad de control
comunitario, fue un claro objetivo de aquel deliberado proyecto borbónico. Así, la
composición que en parte se dio a costa de las tierras comunales, la nueva
fundación de pueblos y la nueva medición de las tierras de los Pueblos de Indios no
sólo motivó el incremento de las propiedades rusticas de los blancos, sino que forzó
a los nativos a abandonar sus pueblos y buscar garantía de subsistencia en las
unidades de producción vecinas.
El propósito de hacer de la tierra comunal indígena un bien significativamente
rentable se compadecía con los principios económicos liberales que sustentaban
que la propiedad plena e individual de la tierra y el libre juego de los factores
económicos eran elementos esenciales en la productividad. Esta noción de hacer
producir la tierra para conservar su dominio fue formulada en las providencias
tomadas por los Borbones de entonces, dentro de las cuales también estuvo la Real
Cédula de Tierras, dada en San Ildefonso, el 2 de agosto de 1780, nueva disposición
sobre el régimen de la tierra, dirigida al virrey Flores de la Nueva Granada.
Esta disposición real amplió la promulgada en 1631, en la que se formulaba
abiertamente el principio de diferenciación social en la distribución de la tierra, bajo
un criterio eminentemente socioeconómico, al ordenarse que "[...] a ningún sujeto
se conceda más porción de tierra que las que buenamente pudiere labrar,
atendiendo su caudal y posibles, cuyo requisito se examinará atentamente y con
brevedad [...]" (Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 1982: 236).
Este mandato nada tenía que ver con la política defensora del resguardo indígena,
al plantear que "[...] procuréis con eficacia pero por medios suaves que los actuales
legítimos poseedores de tierras incultas las hagan fructificar o por sí mismos, o
arrendándolas o vendiéndolas a otros" (Samudio, 1992: 27). El notorio designio de
la Corona de beneficiar a los tenedores de tierra quedó expresado al disponerse
que "[...] no se inquiete a los poseedores de tierras realengas en aquellas que
actualmente disfrutan y de que están en posesión, en virtud de correspondientes
títulos de venta-composición con mi Real Patrimonio, contrato particular, ocupación
u otro cualquiera que sea capaz de evitar la sospecha de usurpación, ni obligarles
a que las vendan ni arrienden contra su voluntad." (Samudio, 1992: 28).
El poco aprovechamiento que obtenía la Corona de los resguardos indígenas y la
imperiosa necesidad de hacerlos rentables propició en la Nueva Granada el paso
atropellado de tierras de propiedad comunal a propiedad individual, particularmente
a manos del sector más acomodado de la sociedad de la época.

Historia Agraria del siglo XX primeras décadas


Continuidad de la agricultura del café
La expansión del cultivo del café y de las exportaciones del grano tuvo un impacto
positivo en la conformación de un mercado interno para los diferentes productos de
la agricultura, la ganadería y la industria manufacturera” .
(Fragmento de un ensayo -El Poder de las ideas- del director de la Escuela de
Gobierno Alberto Lleras Camargo, de la Universidad de los Andes). Los cambios
económicos materializados con el inicio del siglo XX son de enorme trascendencia
para entender el siglo XX en Colombia. Porque la economía empieza a crecer a un
ritmo del orden de 5 por ciento anual, que se mantiene, en promedio, hasta 1920, y
se aceleraría, en los veinte, para acercarse al 7 por ciento anual en promedio.
Ejercicios estadísticos señalan que, en Colombia, la década de los veinte fue la de
mayor expansión económica del siglo XX. Y, sorpréndase ustedes, al hacer la
comparación rigurosa con un grupo de países de América Latina (Argentina, Brasil,
Chile, México y Venezuela), se encuentra que a Colombia, en conjunto y en
promedio, le fue mejor que a este grupo, en los primeros treinta años del siglo. La
explicación reside en la expansión del café que, a partir de 1870, empieza a
extenderse geográficamente por el país. Como escribe Frank Safford, en este año
se dio un cambio fundamental en la economía colombiana: de tener como base el
oro, la mula y el tabaco, pasó a ser dominada por el café, el ferrocarril y los bancos.
La expansión del cultivo del café y de las exportaciones del grano tuvo un impacto
positivo en la conformación de un mercado interno para los diferentes productos de
la agricultura, la ganadería y la industria manufacturera. Los ingresos de divisas
originados en la exportación del grano y el aumento del poder de compra de los
caficultores fueron definitivos para impulsar la inversión, el crecimiento económico,
y para crear un mercado nacional de bienes y servicios. La exportación del café
requería una infraestructura de transportes; la que existía era precaria, en particular
la red ferroviaria. En la segunda década del siglo XX entró en operación el Canal de
Panamá y se completó la construcción del ferrocarril Cali-Buenaventura. En
consecuencia se redujeron los costos de transporte y se facilitó la exportación de
café. Adicionalmente, la mayor actividad económica exigía un sistema de pagos
más eficiente que el existente bajo el régimen de ‘ banca libre’ por lo cual, a fines
de los años diez, se comienzan a elaborar las propuestas para una reforma
financiera e institucional que impulsara el crecimiento de la economía. Estos
primeros intentos habrían de desembocar en la gran reforma institucional para el
manejo de la economía -inspirada en la primera Misión Kemmerer- que se
materializó en 1923 con la creación del Banco de la República como un banco
central de emisión, redescuento y reserva; con la organización de la
Superintendencia Bancaria y la aprobación de la ley bancaria; con la creación de la
Contraloría General de la República; y con el refuerzo de las funciones del Ministerio
de Hacienda al organizarse la Dirección de Presupuesto. Porque la reforma
institucional no se limitó al sector bancario sino a establecer un engranaje que
permitiera “ un control fiscal eficaz, con presupuestos balanceados, ya que el
desequilibrio fiscal podría llevar al desequilibrio monetario y, por lo tanto, al eventual
abandono del ‘ patrón-oro” ’ . El café fue la fuerza motora de la actividad
económica en las primeras dos décadas del siglo XX y, en tal calidad, factor esencial
tras los cambios políticos, sociales, e institucionales que habrían de tener lugar en
los años veinte. Entre 1910 y 1930 la región del ‘ Viejo Caldas’ se convirtió en el
primer productor cafetero del país, desplazando a los departamentos tradicionales,
lo mismo que a Antioquia. La expansión del cultivo del grano en esta zona del país
tendría una peculiaridad bien notable. Se basó en fincas cafeteras de mediano y
pequeño tamaño, trabajadas por quienes se habían asentado en estas tierras, que
vendían el café directamente a las empresas comercializadoras del grano. Los
grandes hacendados de Cundinamarca y el Tolima le compraban o recibían a los
arrendatarios y colonos el café para, después, colocarlo en el exterior. La diferencia
tendría repercusiones en la extinción de las haciendas en los años treinta. Las
consecuencias de toda índole de este fenómeno se sentirían con fuerza en el país
entre los años veinte y los ochenta del siglo XX. Una de ellas fue la de impulsar la
industrialización, que apenas despuntaba incipientemente, con el siglo, en Medellín,
Bogotá y Cartagena. Esta, a su turno, trajo consigo el inicio de la urbanización. En
1900, Colombia era un país predominantemente rural: “ ningún centro urbano, con
excepción de Bogotá, tenía un tamaño superior a los cincuenta mil habitantes…En
la capital se concentraba el 2,5 por ciento de la población del país y las siguientes
tres ciudades tenían, en conjunto, otro 2 por ciento de la población total” . Sin
embargo, a partir de 1918 el crecimiento demográfico de los grandes municipios
aumenta y estos elevan su participación en la población total del país. La expansión
de la frontera agrícola -en particular la cafetera- la mejora de la infraestructura de
transportes, el aumento de las exportaciones de café, el impulso de la
industrialización, el fenómeno de la urbanización, los intentos de reformar la
institucionalidad para el manejo de la economía, y la organización sindical, marcaron
esta ‘ ruptura económica’ . Y crearon, junto con los cambios políticos y los
internacionales, el marco para los acontecimientos que, en todos estos frentes, se
darían en la década de los años veinte en el país.

Política Agraria Agro-exportadora 1900-1944


En el ámbito internacional, ocurrieron algunos acontecimientos muy importantes,
que repercutieron en la vida política, social y econó- mica del país, entre ellas: la
crisis financiera (1914-1922), la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el triunfo de
la revolución rusa (1917), la crisis capitalista mundial de los años treinta, la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945), y dentro de la región, la revolución mexicana (1910-
1917) y el antiimperialismo del pueblo de Nicaragua liderado por Augusto César
Sandino. De todos los sucesos anteriores el que impactó más fuerte en El Salvador
fue la crisis capitalista mundial de los años treinta. Con la crisis, los precios
internacionales del café disminuyeron de manera acelerada, ya para 1930 el precio
medio por quintal había disminuido un 44.6% con respecto a 1929. La crisis afectó
sobre todo a los pequeños y medianos productores de café, quienes difícilmente
lograban recuperar los costos de producción; y a las clases populares, cuyas
condiciones de vida empeoraron considerablemente, especialmente en el área rural
donde el desempleo aumentó y los jornales de los campesinos, que antes de la
crisis oscilaban alrededor de los 50 centavos diarios, bajaron a menos de la mitad
(Cáceres, 1986). Las pésimas condiciones de vida de la población, junto con la gran
agitación sociopolítica que vivía el país, desembocaron en “la conocida y bastante
publicitada insurrección campesina de enero de 1932, la cual es abortada a base
de una represión cruenta inédita en el país, que deja un saldo no exactamente
calculado de entre 15 a 30 mil personas asesinadas, en su mayoría campesinos”
(Castro, 1979: 2; Citado en Cáceres, 1986: 100).
Eje de acumulación: cultivo y exportación de café
Al llegar la primera década del siglo XX, las exportaciones de materias primas y
alimentos eran la fuente más importante de riqueza en la nación, sino es que la
única, y estas dependían enormemente de los precios internacionales de esos
productos, en especial del precio del café. Esto permite ubicar a El Salvador de este
período como un país agro-exportador, en el que el sector cafetalero es el más
dinámico de toda la economía; el que cumple el papel de eje de acumulación en el
modelo primario exportador salvadoreño.

La dependencia de la economía salvadoreña hacia el café, se evidencia en el


siguiente comentario del Ministro de Hacienda de principios de los años 30:
Cada vez que se produce la baja en los precios del café, automáticamente nuestra
economía nacional entra en crisis, las actividades comerciales decaen, el valor de
la propiedad disminuye, las operaciones de compra-venta de propiedad se
paraliza, los bancos por razón de estatuto incierto, cortan los créditos y
disminuyen la circulación monetaria y billetaria (sic), como consecuencia de todo
esto, el fisco ve disminuir sus rentas (Arias, 1972: 86; Citado en Cáceres, 1986:94)
En los años en que el café experimentó buenos precios, los beneficios derivados
de estos no se restringieron solamente al sector cafetalero, sino que también se
extendieron a otros grupos al interior de la sociedad salvadoreña como banqueros,
exportadores, importa dores e incluso el gobierno mismo. Las divisas generadas
por las exportaciones de café financiaban el aparato del Estado y la construcción
de la infraestructura que facilitó la comercialización de este cultivo (Cardoso y
Pérez, 1977). En cuanto al destino de las exportaciones, estas tuvieron como
principales compradores a Estados Unidos y Europa Occidental, al menos hasta
antes de la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente Estados Unidos se convirtió
en el principal socio comercial, llegando a comprar hasta un 80% de las
exportaciones salvadoreñas para 1943. Por otra parte, el escaso desarrollo de las
demás ramas productivas nacionales exigió que las importaciones se compusieran
de una gran variedad de productos fabricados, la mayoría de ellos destinados al
consumo final. Por ejemplo, la industria en general no registró mayor desarrollo a
lo largo de todo el periodo. Muestra de ello es que para el año 1912 las
importaciones de maquinaria agrícola y no agrícola solamente representaron el
4.2% del total de las importaciones, mientras que algunas importaciones que son
insumos para labores agrícolas tales como sacos para café, abonos, alambre para
cercas y ferretería, significaron conjuntamente un 12.91% del total de
importaciones.
Estrategia económica
Aunque el eje de acumulación de la economía salvadoreña durante este periodo
fue indiscutiblemente el cultivo y exportación de café, la manera en que los
gobiernos impulsaron este eje sí sufrió modificaciones. Se identifican dos periodos
relevantes: de 1900 a 1930, donde la estrategia económica se caracterizó sobre
todo por el liberalismo; y de 1932 a 1944, durante el mandato del General
Martínez, caracterizado por un gobierno que participaba más activamente en la
economía nacional.

Legislación Agraria
Se ha definido el Derecho Agrario "como el conjunto de normas, leyes, reglamentos
y disposiciones en general, doctrina y jurisprudencia que se refieren a la propiedad
rústica y a las explotaciones de carácter agrícola”, que regulan todas aquellas
relaciones jurídicas derivadas del campo.
En el caso de América Latina, durante la conquista y la colonización Hispánica se
generó y se fue desarrollando un régimen de propiedad sobre la tierra y la riqueza,
que sentó las bases de una estructura agraria socialmente estratificada y que se
consolida aún después de la independencia de las emergentes naciones.
La acumulación de tierras suponía garantizar cierto grado de señorío, de poder
económico y político, por una parte; y por la otra, un creciente proletariado
campesino, sujeto a un trabajo de subsistencia, en condiciones de dependencia, de
pobreza y de subdesarrollo.
Pero es la constitución mexicana en su Art.27 la que garantiza la propiedad, además
de consignar la propiedad privada y la originaria de la nación sobre aguas y tierras
del país, se establecen los derechos de propiedad comunal y ejidal, que son
conocidos como Derecho Agrario.
En el permanente proceso de cambios que ha vivido la nación Mexicana, la reforma
agraria ha evolucionado continuamente, a través de la actualización de sus
instituciones jurídicas y administrativas.
Sus objetivos estuvieron orientados:
 A la acción de restitución de tierras,

 Al reparto agrario mediante la dotación,

 Se instituyó la dotación colectiva,


 Ideó la figura de las colonias agrícolas y ganaderas, y

 La ampliación de los ejidos y el reconocimiento y titulación de bienes


comunales, así como la creación de nuevos centros de población ejidal.

Antecedentes históricos
Origen de la Cuestión Agraria en México
Los datos más antiguos del Derecho Agrario en México se encuentran en la época
precolonial, desde entonces se ha buscado la mejor forma de hacer productiva la
tierra, y es también desde entonces que se distinguen las instituciones agrarias,
Tlatocalli (propiedad del monarca).
La Desposesión de la Tierra
Con la caída de Tenochtitlán, la Corona española adoptó diversas medidas
tendientes a organizar la vida política, económica y social de ese nuevo y enorme
territorio.
Al efecto, el Consejo Real de las Indias emitió diversas disposiciones para promover
el mejoramiento espiritual y material de los indios; sin embargo, de manera paralela
también autorizó la creación de otras instituciones.
En la época colonial los españoles experimentaron varias formas para hacer del
campo un eje económico y productivo: la encomienda, cuyo propósito era modificar
las costumbres de los naturales y obtener tributos y tierras, las composiciones, los
mayorazgos y la hacienda principalmente.

Y a través de la Conquista se hizo privada la tierra, introduciendo a ella nuevos


cultivos, y la ganadería.
En la Nueva España la propiedad agraria se clasificó en tres grupos: la propiedad
privada de los españoles, la propiedad de los pueblos indios y la propiedad
eclesiástica.
Complejo Latifundio-Minifundio
Es característica peculiar de América Latina el dualismo latifundio-minifundio, cuyos
orígenes se remontan al sistema colonial de concesión de tierras comentado en un
capítulo anterior. El fuerte crecimiento poblacional en las zonas rurales, asociado al
paulatino aumento de control de la tierra por grandes propietarios ha remarcado la
concentración de la propiedad agrícola, al tiempo que se produce la fragmentación
de la pequeña propiedad agrícola, acentuando el fenómeno del minifundio. El
fenómeno ha sido en cierta medida estimulado por la modernización agrícola
latinoamericana cuya tecnología privilegia la gran explotación agrícola y crea, de
paso, un fenómeno social: el aumento de la población rural de trabajadores
agrícolas sin tierras, es decir, la creación de un proletariado agrícola.
Otras formas de tenencia de la tierra típicas de América Latina son el ejido en
México, las cooperativas en Cuba, Nicaragua y Perú y la propiedad estatal en Cuba.
Finalmente, una característica de la agricultura latinoamericana es la presencia de
numerosos grupos étnicos.
Según el IFAD, 38% de la población rural de América Latina y el Caribe está
constituido por pequeños propietarios, 31% por trabajadores sin tierras, 27.1% por
grupos étnicos y 5% por pequeñas comunidades de pescadores artesanales.108 Si
bien el porcentaje de pequeños propietarios es inferior al de Asia, donde es de 49%
y 51% si se excluye a China e India o al de África subsahariana, en cambio, el de
trabajadores agrícolas sin tierras es muy superior, al ser en Asia de 26% y 20% si
no se considera a China e India, y es de 11% en África al sur de Sahara. Por lo que
corresponde a la presencia de grupos étnicos en la población rural, el porcentaje en
Asia es de 4.5% (en India los grupos tribales son 5% de la población rural) y en
África subsahariana de 0.9%.
Los pequeños agricultores, los desposeídos y los grupos étnicos rurales tienden a
concentrarse en tierras marginales y de baja productividad y sufren diferentes
formas de alienación, derivadas de la localización espacial, la ausencia de
infraestructura física y de servicios básicos, el difícil acceso a la tecnología y el
crédito. La escasa educación en áreas rurales tiende a acentuar los aspectos
negativos de estas poblaciones rurales. Una forma de alienación que impide el
acceso a la tecnología y las formas de comercialización es el idioma; por ejemplo,
la mayor parte de la población amerindia usan sus idiomas nativos y tienen
dificultades para comunicarse en español, 70% de la población rural de Bolivia se
comunica en quechua o aymara.
La evolución se ilustra con el caso ecuatoriano, donde desde la Colonia se implantó
un sistema de latifundio cuya contraparte era el actual minifundio. Tradicionalmente,
el latifundio consistía en las plantaciones de la costa y las haciendas de la sierra
que adoptaban una forma semifeudal, el huasipungo que consistía en el uso que
hacía el latifundista de la mano de obra agrícola, a cambio del derecho a cultivar
estas pequeñas tierras marginales para su producción de autoconsumo. Los
campesinos producían la mayor parte de los alimentos del país, ya sea como
pequeños productores independientes o bajo el sistema del huasipungo, en este
último caso el terrateniente monopolizaba el excedente producido. La producción
de latifundio estaba destinada a la exportación. En 1960 se inició la
«modernización» agrícola ecuatoriana, que en parte explícitamente y como
consecuencia de las medidas adoptadas, reforzadas posteriormente por la reforma
agraria de 1964, induciría cambios tanto en el uso de la tierra como en las relaciones
sociales del mundo rural.
Las haciendas de la sierra se fueron convirtiendo paulatinamente a la ganadería,
estimuladas por los precios más estables de la leche y los productos lácteos,
respecto a los de los cereales y de los tubérculos, la disponibilidad de créditos e
incentivos fiscales para la conversión de tierras a pastizales, las franquicias para la
importación de animales, el desarrollo de servicios de veterinaria y de inseminación
artificial, así como otros factores económicos y políticos. Los efectos fueron de
diversa índole; por un lado, se tiene la decreciente contribución de la sierra a la
producción nacional de los principales cultivos, que de 40% en 1960 se redujo a
32% en 1971 y a 17% en 1988, y por otro, se observa la transformación de la
hacienda en empresa ganadera, y la marginalización del campesinado o su
transformación en asalariado agrícola. A su vez, en la costa se produjo el
surgimiento de medianas y grandes empresas agrícolas que, por un lado,
reemplazaron a los campesinos como proveedores de alimentos y, por otro,
convirtieron tierras a los cultivos agroindustriales. Desde el punto de vista social, la
relación basada en el huasipungo fue cambiando a la de una relación basada en la
retribución salarial, generando así un proletariado agrícola, fenómeno que se
acentúa por el cambio que, tanto en la sierra como en la costa, experimentan las
formas de uso del suelo. Por un lado, el desarrollo ganadero en la sierra generó la
migración de campesinos hacia la costa, engrosando la masa de trabajadores
asalariados de la costa, y por otro, la mecanización de las haciendas costeras,
transformadas en empresas agrícolas, las hace poco dinámicas como generadoras
de empleo, lo que se traduce en la existencia de un número relativamente pequeño
de empleados y obreros agrícolas permanentes y una masa relativamente amplia
de trabajadores agrícolas temporales, con los consiguientes efectos depresivos
sobre los salarios agrícolas y la pobreza rural

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