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Sumario:
A. INTRODUCCIÓN
B. CONTRATO DE CONSORCIO
I. Aproximación al concepto de Consorcio.
II. Características principales de un Consorcio.
III. La Administración en un Contrato de Consorcio.
IV. La representación del Consorcio.
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A. INTRODUCCIÓN
Antes de abordar las breves líneas que expondré en el presente trabajo (que
consiste principalmente en dilucidar ciertos aspectos diferenciales entre los
Contratos de Consorcio y de Asociación y Participación descritos en el libro V de la
Ley General de Sociedades) debo hacer mención de ciertas razones que me
impulsaron a indagar y profundizar en tales Contratos.
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un permiso específico, hoy en día es un régimen al que ya no se puede acceder
salvo en casos muy puntuales (cambio de embarcación por obsolescencia o
siniestro, o cambio de titularidad de embarcación por reorganización societaria, sólo
por citar unos ejemplos) Pues bien, en muchas ocasiones a las pesqueras que sólo
cuentan con permisos de pesca no les resulta económicamente viable operar sus
embarcaciones no sin antes haber negociado un contrato asociativo por el que se
acuerden realizar periódicas descargas de anchoveta en otras pesqueras que solo
cuentan, por su parte, con licencias para el procesamiento del recurso en cuestión
(recordemos que el recurso anchoveta, casi en su integridad, se destina al consumo
humano indirecto). Ello torna en casi ineludible la materialización de un pacto de
índole asociativo.
Pues bien, estos vehículos, como se mencionará en líneas posteriores, liberan a los
contratantes de la constitución de una sociedad (de no existir contratos asociativos
sería en muchos casos ineludible la formación de Sociedades), en la medida que el
negocio así lo pudiere ameritar. De otro lado, permiten a las partes que el enfoque
del negocio jurídico no se retrase por consideraciones estrictamente asociadas a la
constitución de una sociedad (preparación de Pacto y Estatuto Societario,
diligencias bancarias, apertura de RUC, legalización de libros societarios,
organización de la contabilidad, licencias administrativas y otros).
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B. CONTRATO DE CONSORCIO
2 Lorenzetti, Ricardo Luis, Tratado de los Contratos, Tomo III, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires,
2000, p. 245.
3 Montoya Manfredi, Ulises, Derecho comercial, Tomo I, Grijley, Lima, 1998 (edición aumentada y
actualizada por Ulises y Hernando Montoya Alberti), p. 749.
4 Echaiz Moreno, Daniel, Los Grupos de empresa. Bases para una legislación integral, Universidad
de Lima, Serie Tesis, 2001, pp. 43 a 46.
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En un contrato de Consorcio las partes convienen en aportar bienes, servicios o
derechos, distribuyéndose las responsabilidades del negocio a ser desarrollado, al
igual que se distribuyen los beneficios y las pérdidas que resulten del mismo.
Además, la asociación transitoria de las empresas permite distribuir los costos entre
los participantes cuando el negocio o actividad propuesto requiere de inversiones
considerables5 o bien permitir que cada cual asuma los propios, pero permitiendo
una complementación de especialidades para un único proyecto.
6 Arias Schreiber Pezet, Max; Arias Schreiber Montero, Angela; Vega Mere, Yuri; Muro Rojo, Manuel,
Contratos modernos, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, p. 411. En el mismo sentido Elías Laroza,
Enrique, Ley General de Sociedades Comentada, Normas Legales, Trujillo, 1999, Segundo
Volumen, pp. 888 a 890.
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Las más importantes que se pueden señalar son las siguientes7:
También debe tener presente, en este caso, lo previsto por el artículo 447 de
la LGS:
4) Las tareas u obligaciones a cargo de cada una de las partes deben ser
coordinadas con los demás integrantes del Consorcio, de acuerdo a los
7 Laroza Elías, Ley General de Sociedades Comentada. Trujillo Normas Legales. 2000 p. 899.
6
procedimientos y mecanismos establecidos en el contrato. Así lo establece la
segunda parte del segundo párrafo del artículo 445º de la LGS: “Cada parte
(...) debe coordinar con los otros miembros del consorcio conforme a los
procedimientos y mecanismos previstos en el contrato”. Nada impide que las
partes se obliguen solidariamente ante el tercero con el cual contrata el
consorcio de modo que en caso de incumplimiento de cualquiera de las partes
del consorcio con el tercero habilitará o permitirá a ésta a demandar a
cualquiera o a todos los miembros del consorcio para que uno, varios o todos
ellos respondan por la totalidad y enteramente por las obligaciones del
consorcio. Ello es posible dado que el consorcio no genera una persona
jurídica nueva cuya responsabilidad no se extiende a los socios más allá de su
aporte al capital de la sociedad.
6) Cada uno de los miembros del Consorcio asume, a título individual, derechos
y obligaciones ante los terceros, si bien suele ser común que la
responsabilidad de todos ellos sea asumida de manera solidaria ante el tercero
que contrata con el Consorcio; ello, sin embargo, no diluye la división de tareas
entre los componentes del contrato asociativo en función de su especialidad y
experiencia, así como de acuerdo a los pactos que son alcanzados por las
partes, es decir, de los convenios que atañen a sus relaciones internas;
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8) Dado que para la conjunción de esfuerzos suele ser importante la elección de
cada uno de los socios del negocio que será emprendido por el Consorcio, se
suele decir que el contrato tiene carácter personal8.
10) Una de las connotaciones más importantes del Consorcio, y que tiene relación
con el carácter intuito personae que se señaló en precedencia es el deber de
lealtad que ha de existir entre los partícipes, lo que hace que la doctrina
remarque que la relación creada entre aquellos es de naturaleza fiduciaria.
Esa lealtad y buena fe no sólo debe existir en el momento de la celebración
del contrato sino que debe mantener en la etapa de ejecución, sin impedir que
los miembros continúen ejecutando independientemente sus negocios
particulares9.
8 Pastor Argumedo, Reynaldo, Naturaleza jurídica del Contrato de Joint Venture, en Derecho,
Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Diciembre, 985, N° 39, p. 314.
9 Carranza Alvarez, César, El contrato de joint venture: Estudio general, en Revista Jurídica del
Perú, Editora Normas Legales, Trujillo, Julio 2002, Año LII, N° 36, p. 134.
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cabo u orientar el contrato en una cierta dirección. El control negativo supone la
habilidad de uno de los consorciados para frenar o paralizar alguna acción negativa
o perjudicial por parte del Consorcio o de algún otro socio10.
10 Óp. Cit, Arias Schreiber Pezet; Arias Schreiber Montero; Vega Mere; Muro Rojo, p. 439.
11 Talledo Mazú, César, La asociación en participación, el consorcio y el joint venture: aspectos
contractuales, en Cuadernos Tributarios, Asociación Fiscal Internacional (IFA), Grupo Peruano,
Diciembre 1998, N° 22, pp. 34 y 35.
12 Óp. cit. Lorenzetti, Ricardo Luis, p. 247.
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miembros que lo integran asumen una serie de obligaciones entre ellos en lo que
atañe al régimen de administración y de toma de decisiones que implican
obligaciones exigibles entre los participantes, inclusive, y con mayor razón, si se
trata de asuntos que tiene que ver con la actuación del consorcio, como unidad,
ante terceros.
Pastor Argumedo, Reynaldo, Naturaleza jurídica del Contrato de Joint Venture, en Derecho, cit.,
p. 315.
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Tal como se señaló, al no ser una sociedad, dicho contrato se puede manejar
mediante apoderados y el gobierno y dirección corre a cargo de todos los miembros.
La administración del Consorcio tiene relación con el “control conjunto” entre los
miembros del acuerdo asociativo; ese control comprende las facultades con las que
se encuentran investidos los participantes para dirigir el contrato. Ese control bien
puede recaer en manos de todos los miembros o delegarse en uno de ellos. Lo
relevante es que ninguno quede excluido de ese control13.
Por tal circunstancia, se ha señalado con acierto que el miembro de un Joint Venture
(o Consorcio, añadimos), tenga o no tenga la facultad de administrar la operación,
debe tener alguna forma de control y dirección sobre el proyecto así delegue el
ejercicio de ese control en los demás partícipes14. Nada impide que para tal fin se
constituyan o establezcan órganos o mecanismos de control.
Decíamos, además, que una de las prácticas usuales es que los partícipes de un
contrato asociativo designen a uno de los miembros como la empresa líder, la cual
asume las funciones de operador, para coordinar la actividad de los integrantes,
hallar las necesidades de garantías financieras, mantener la relación del grupo con
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los terceros, asegurar el desenvolvimiento de los servicios, etc15. Sin embargo, sus
decisiones no pueden ser arbitrarias ni al margen de los acuerdos que contiene el
contrato de colaboración empresarial, ni tampoco puede actuar en contra de los
intereses de los miembros del consorcio. Dado que, usualmente, el representante
de todos ellos, debe obrar contemplando y protegiendo los intereses de todos ellos
de manera conjunta y recurrir a una decisión exclusivamente adoptada por los
partícipes cuando advierte que con su actuación puede lesionar los intereses de
todos o de algunos de ellos.
Si, por ende, existe un gestor representante, se entiende que sus actos despliegan
eficacia que alcanza a los consorciados que le reconocieron la condición de
apoderado.
15 Torres Vásquez, Aníbal, Contrato de joint venture, en Revista de Derecho y Ciencias Políticas,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Vol. 49,
Años 1991-1992, Lima, p. 263 y 264.
16 Ídem, p. 266.
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Debe quedar claro que los actos que celebre el representante ante el tercero deben
encontrarse encaminados única y exclusivamente a explotar el fin del negocio. Por
ello, si al contratar o actuar ante terceros, se extralimita en sus facultades y ello es
conocido por el tercero, el representante no debería obligar al co-asociado al cual
pretendió representar. Es posible que el consorciado que advierta un riesgo o
peligro para él, dé aviso al tercero, en cuyo caso se debe concluir que los actos o
acuerdos del representante excediendo sus atribuciones no debe tener eficacia
sobre el representado17.
Una de las situaciones que se advierte en doctrina es que el gestor del negocio
pueda actuar dolosamente frente a terceros, causando daños a los asociados. En
estos casos es posible que tal representante se hubiere extralimitado en el ejercicio
de los poderes que le han sido atribuidos, incumpliendo con la prestación o
buscando una ventaja económica personal, causando daños a sus copartícipes18.
Debe recordarse, por otro lado, que el representante no sustituye a los órganos de
gobierno. Por ello, cuando el contrato prevé que las decisiones relacionadas con las
obligaciones de los consorciados ante el tercero deben ser adoptadas por las
instancias de administración que tienen el poder de deliberar y adoptar las
decisiones que atañen a las partes contrato, el representante no puede arrogarse
decisiones que se encuentren reservadas a tales órganos de gobierno.
18 Ibídem
19 Ibídem.
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C. CONTRATO DE ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN
Es el contrato que por el cual una persona (Asociante) concede a otra u otras
personas (Asociados), una participación en el resultado o en las utilidades de uno o
de varios negocios o empresas del Asociante, a cambio de determinada
contribución.
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3. El asociante realiza única y exclusivamente la gestión del negocio o empresa,
actuando en nombre propio.
7. Las partes pueden ser personas naturales o jurídicas, que cuenten con un
interés común que los unifica.
10. Ante la falta de acuerdo respecto del monto de la contribución, las partes se
encuentran obligadas a efectuar las que sean necesarias para la realización
del negocio, en proporción a su participación en las utilidades.
11. Las contribuciones del asociado son utilizadas por el asociante, para el
negocio o empresa. Si ellas consisten en bienes, se presume que pertenecen
al asociante, aunque la Ley permita que permanezcan en propiedad del
asociado20.
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12. El asociante no podrá atribuir participación a un tercero en el mismo negocio,
sin el consentimiento previo de los demás asociados.
14. El asociado es un socio oculto ante los terceros y no tiene una titularidad
respecto de los activos del proyecto ejecutado en mérito a la Asociación en
Participación. Básicamente, el asociado espera el resultado del negocio para
participar en las utilidades o pérdidas del mismo de acuerdo a los porcentajes
que se hubiese establecido en el contrato de Asociación en Participación21.
21 Al respecto Elías Laroza, indica que el artículo 439, se refiere a contribuciones y no aportes,
debido a que “no hay transferencia de propiedad sobre los bienes que los contratantes se obligan
a asignar o entregar al negocio o empresa y que no es obligatorio que los bienes que proporcionan
los asociados pasen a la propiedad del Asociante.
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El Contrato de asociación en participación no es un Contrato de prestaciones
recíprocas, ya que el asociante no está en la obligación de efectuar una prestación
a favor del asociado y viceversa. En tal sentido, no sería posible la aplicación del
artículo 1428 del Código Civil.
X. Representación
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Como podrá apreciarse entonces, independientemente de las reglas de manejo
compartido y otras que puedan establecer en el contrato de Asociación en
Participación al final lo único que le quedaría al asociado en caso de incumplimiento
es una acción legal (judicial o arbitral) contra el asociante para tratar de recuperar
su aporte o exigir el pago de las utilidades pactadas en la Asociación en
Participación.
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