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CRÍTICA DE LIBROS
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RESENAS DE LIBROS_Maquetación 1 13/12/16 9:24 Página 708
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apuntando a la teoría de los juegos lin- Moya no se confronta con el rico panora-
güísticos de Wittgenstein y aceptando una ma de posiciones y planteamientos dentro
cierta inconmensurabilidad entre ellos, de la teoría de la ciencia, desde el positi-
sino que atribuye a la ciencia, que es una vismo al operacionalismo, pasando por el
forma particular especializada de captación pragmatismo, los diversos constructivismos,
de la realidad, una capacidad de explicación el racionalismo crítico, la filosofía analíti-
de esa pluralidad y, por lo tanto, de dispo- ca o la teoría crítica. Más bien trata de cons-
ner de un metaconocimiento que no anula truir un Gran relato en el sentido de Lyo-
el valor del resto de formas de captación, tard que permita explicar la génesis y evo-
pero que convierte a la ciencia “en el me- lución de los otros grandes relatos, su ra-
talenguaje de cualquier otra forma de len- zón de ser y su éxito temporal, así como su
guaje o conocimiento” (p. 65). La ciencia superación e integración en la reconstruc-
es y no es una forma más de conocimien- ción evolutiva del universo, la vida y la vida
to. En su explicación del mundo, que no humana (sociedad, historia y cultura). El
anula las demás, es capaz de dar cuenta tam- aval de dicho Gran relato es su supuesta
bién del origen y el alcance de esas otras ex- congruencia con los hallazgos y los cono-
plicaciones. Es más, en su capacidad de ac- cimientos científicos. Pero no cabe duda que
ceder y manipular “lo inefable” llega allí este relato “científico” o quizás “cientista”
donde no pueden llegar esas otras formas no solo recibe impugnaciones de parte de
de conocimiento. Los éxitos que jalonan el la filosofía tradicional o la religión, sino tam-
desarrollo del conocimiento científico y su bién de la ciencia misma.
aplicación técnica lo han elevado a esa po- Así pues, justificar la pretensión de ese
sición de árbitro. Con todo, se acepte o no “gran relato” no es tarea fácil, A. Moya lo
esta parti pris, podríamos preguntarnos por sabe. A ello ha dedicado un conjunto de
el estatuto epistemológico de esas afirma- obras que marcan los hitos de una reflexión
ciones. ¿Son afirmaciones de una teoría, una en permanente búsqueda.1 Una reflexión que
filosofía, una sociología o una ciencia reconoce las dificultades, no las minimiza,
(evolutiva) de la ciencia? Esta pregunta cuya pero que está guiada por un optimismo de
respuesta nos permitiría evitar un regreso fondo a prueba incluso de la melancolía a
ad infinitum no es respondida claramente la que, según su propio testimonio, aboca la
por A. Moya, aunque es evidente que sus naturalización darwinista. Leyendo las pá-
afirmaciones sobre el carácter del conoci- ginas de las obras de Moya nos encontramos
miento científico no poseen el mismo es- siempre de nuevo con el gesto del “a pesar
tatuto que las afirmaciones que realiza un de todo” ‒se puede, se resolverá, se cono-
biólogo molecular sobre el comporta- cerá, se implementará, etc.-, que preside la
miento de una proteína o un físico sobre el construcción de su discurso como una co-
de los protones. Como el propio Andrés rriente de fondo. Una corriente que siempre
Moya dice en Pensar desde la ciencia, se termina emergiendo. A la altura de la de-
trata de pensar los asuntos que constituyen terminación por la naturaleza está el poder
la “trastienda” de las teorías científicas so- del hombre para subvertirla. de ahí que la
bre el Universo, la vida y la vida humana. dominación de la naturaleza adquiera un do-
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ble carácter: es genitivo objetivo y subjeti- esta recensión. Pero también presenta tesis
vo al mismo tiempo, como si se tratara de que difieren de forma sustancial respecto de
dos caras de la misma moneda. Lejos de la concepciones previas. Así pues, estamos
herida narcisista que Freud atribuyera a la ante una obra que nos introduce a lo más im-
teoría de darwin, sabernos producto de la portante de las reflexiones de A. Moya y al
evolución nos permite reconocernos como mismo nos proporciona sus avances más re-
seres en condiciones de dominarla y dirigirla, cientes.
de escapar a su destino afirmándolo. no hay Por lo que respecta a la recopilación de
que temer a la dominación, sino ejercerla res- tesis defendidas con anterioridad nos en-
ponsablemente. La ciencia es poder, y A. contramos con la que es ciertamente la más
Moya afirma ese poder en una especie de fi- sustancial en el planteamiento de A. Moya:
gura paradójica que recuerda al amor fati de un lado, asumir con matizaciones, de la
nietzscheano después de haber desenmas- mano de dawkins y, sobre todo, de Cas-
carado la historia de la cultura occidental trodeza, la explicación evolutiva de todos
como nihilismo. Al nihilismo se responde los fenómenos, no sólo los biológicos sino
con un nihilismo de segundo grado: me- también los sociales, culturales, políticos,
diante una creación sin fundamento meta- etc., y, de otro, movilizar frente al supues-
físico alguno, que se afirma como puro po- to nihilismo pesimista a que abocaría dicha
der, como voluntad de poder. Si detrás de lo tesis un intervencionismo “transevolutivo”
que reclamaba sustancialidad y valor no ha- hecho posible por los nuevos avances
bía otra cosa que dicha voluntad de poder, científicos, especialmente por la biología
una vez reconocido esto, se trata de que esa sintética.
voluntad de poder sin máscara cree infini- A. Moya admite la dificultad de evaluar
tas máscaras a sabiendas de que lo son. no por medio de estudios concretos “cómo con-
podemos escapar al poder que poseemos y tribuye la variación genética a, por ejemplo,
el poder es ejercicio del poder o no es en ab- convicciones personales, tesis filosóficas o
soluto. no nos queda sino elegir nuestro des- éticas o a la espiritualidad” (p. 88)2, pero si-
tino. Por eso la alegría de vivir, la “fröhli- gue creyendo que esto no supone un obs-
che Wissenschaft”, se eleva sobre un fon- táculo insalvable para sostener su base ge-
do melancólico que la depura de toda in- nética. Si bien cualquier carácter fenotípi-
genuidad y la reserva para los grandes es- co relacionado con el pensamiento o la cul-
píritus. no es empresa para pusilánimes sino tura es resultado de componentes genéticos,
para atrevidos. El hombre ha de superarse ambientales y de la interacción entre unos
a sí mismo para estar a la altura, ¡nietzsche y otros; si bien estamos lejos de explicar des-
dixit! de una determinada dotación genética la ex-
Pero vayamos al libro que nos ocupa. presión fenotípica de caracteres fisiológi-
no cabe duda que se trata de un ensayo do- cos e infinitamente lejos de hacerlo respecto
blemente interesante. Por un lado representa a caracteres ideológicos o culturales, Moya
un recopilatorio de trabajos anteriores del cree que es posible afirmar el vínculo en-
autor. Cada uno de los capítulos remite a al- tre la existencia de dichos caracteres, sus
gún de las obras mencionadas en la nota de efectos funcionales o disfuncionales sobre
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no es una menor, que las formaciones cul- mismos. Pero esto sólo tiene sentido si man-
turales, sociales, políticas, organizativas, etc. tenemos la determinación por lo genes. El
que se han impuesto efectivamente en la his- reino de la necesidad alumbra el reino de
toria, quedan justificadas a fortiori como re- la libertad. y aquí se amontonan las pre-
sultado de una selección biológica inevita- guntas sobre quién decide qué intervención
ble. ninguna alarma puede saltar frente a las para qué finalidad. y uno no sabe si con-
amenazas que se ciernen sobre la especie fiar más en los replicadores dawkinianos o
homo sapiens y sobre otras muchas especies en los biólogos sintéticos. Seguimos sien-
como efecto de los procesos económicos, so- do gigantes en cuanto a los medios y ena-
ciales y culturales, a los que A. Moya se re- nos respecto a los fines.
fiere casi siempre en passant para justificar A. Moya habla del lento caminar de la
la necesidad de la intervención transevolu- ciencia. Alerta sobre los posibles reduccio-
tiva y no para cuestionar la supuesta efica- nismos y sobre peligrosas políticas de efec-
cia biológica de la selección cultural o tos nefastos (¡en pasado!). Acepta los lími-
para replantear las formas de intervención tes de los conocimientos disponibles para ga-
hegemónicas. A los ojos de Moya estas pue- rantizar intervenciones seguras. Matiza el al-
den ser consideradas en su conjunto como cance de la genómica y de las neurociencias.
una historia de progreso y avance. Pero finalmente adopta el gesto del “no po-
¿Por qué no dedicar los máximos es- der no intervenir”: “desde la óptica de la
fuerzos de la biología y la sociología hu- ciencia, la mejor tesis para obviar los efec-
manas a explicar las causas de la liberación tos negativos de intervencionismos defec-
del comportamiento humano respecto a pro- tuosos, por falta de racionalidad y con ba-
gramas genéticos en vez de rastrear y lo- ses éticas (¡sic!) más que dudosas, es con-
calizar las últimas huellas de las supuestas tinuar en la dinámica de una ciencia pro-
cadenas biológicas? Si no me equivoco, es meteica, de fundamentos; […] Los avances
porque en ello está en juego la posibilidad de la ciencia de los últimos años parecen in-
de defensa de la intervención transevoluti- dicarnos que ya estamos en buenos niveles
va que ponen en nuestras manos las bio- de fundamentos y conocimientos de las le-
tecnologías y las neurociencias, que más que yes como para iniciar una oleada de inter-
la superación del determinismo biológico venciones racionalmente bien organiza-
melancólico representa su literal verifica- das” (p. 139s). Ante los signos de que las in-
ción o, al menos, la promesa de su cabal re- tervenciones del hombre en su evolución han
alización. Hasta ahora las intervenciones que conducido a una situación histórica real-
los miembros de la especie homo sapiens mente problemática (colapso social y eco-
han venido realizado en todos los planos a lógico), la respuesta es ¡transcendamos al
lo largo de su existencia sobre el planeta tie- hombre! Incluso de la ciencia fáustica, de
rra han sido un instrumento en manos de los la experimentación “a ver qué pasa”, cabe
programas genéticos en pugna por su su- esperar aciertos y resultados alentadores.
pervivencia. Lo que marca la diferencia de ¿Por qué no? ¡Facere aude!
la transevolución es la capacidad de inter- Ante una apelación de este tipo, se echa
venir eficaz y exitosamente sobre los genes de menos unas reflexiones medianamente
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serías sobre las condiciones sociales y algo podamos aprender todavía del escri-
económicas de la producción de conoci- biente Bartleby y su “I would prefer not to”
mientos científicos o de las llamadas cien- en la novela de Herman Melville.
cias de la vida. Pero lo que encontramos es En cualquier caso, es de agradecer que
una operación de tuneo “espiritual” de A. Moya defienda sus posiciones teóricas
unas prácticas que más bien necesitarían de sin ocultar las dificultades, los puntos pro-
una reflexión autocrítica. Es evidente que blemáticos, las limitaciones todavía exis-
revertir los efectos devastadores de inter- tentes, etc. y que busque en todo ello un diá-
venciones destructivas exige intervenir. logo serio e intelectualmente honesto entre
Pero podría tratarse de una intervención en las ciencias y las humanidades. Sus traba-
un sentido biomimético, es decir, una jos representan en este sentido una aporta-
transformación de los sistemas humanos y ción fundamental que merece ser discuti-
sociales para que encajen de la manera más da con el mismo rigor.
armoniosa posible en los sistemas natura-
les. Ciertamente, no hay vuelta a una Ar- José A. Zamora
cadia feliz, pero con un cambio de rumbo Instituto de Filosofía del CSIC
quizás podamos escapar al desastre, quizás
noTAS
1
Cf. entre otros Pensar desde la ciencia (Madrid: cien individuos. En los 130.000 años de evolución desde
Trotta 2010), Evolución: puente entre las dos culturas entonces, pocas variaciones son constatables desde el
(Pamplona: Laetoli 2010), Naturaleza y futuro del hom- punto de vista genético: color de la piel, tolerancia a la
bre (Madrid: Síntesis 2011). lactosa, etc. La base genética o la adecuación biológica
2
(fitness) de aquello que da soporte a la inteligencia
Los 7.000 millones de seres humanos que hoy ha- media del ser humano no ha variado en los últimos
bitan la tierra proceden de un pequeño grupo de unos 130.000 años.
JorGE rIECHMAnn, Autoconstrucción. La para todos los países pero sí que este libro
transformación cultural que necesitamos. de riechmann incluye algunas claves éti-
Madrid, Los Libros de la Catarata, 2015, cas y políticas necesarias no sólo para que
301 pp. ese posible acuerdo pueda alcanzar su ob-
jetivo, sino para entender cómo hemos lle-
0. Al escribir estas líneas se celebra en Pa- gado hasta aquí y qué cabe esperar a con-
rís la CoP21, la conferencia de las nacio- tinuación.
nes Unidas para lograr un nuevo acuerdo in-
ternacional que mantenga el calentamien- 1. La primera clave es superar la fase de ne-
to global por debajo de los 2ºC. Aún no sé gación. A finales del siglo XX, nos dice
si conseguirán que el acuerdo sea vinculante riechmann, el movimiento ecologista su-
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frió una derrota sin paliativos: ha fracasa- a hundirse; pero no con la expectativa de
do en su intento de cambiar el rumbo de las evitar el naufragio, sino solo de crear me-
sociedades industriales y estas siguen cre- jores condiciones para el salvamento del pa-
ciendo descontroladamente aunque el mun- saje.
do esté lleno y hayamos entrado, como dice, El primer paso, pues, es ser realistas y
en el Siglo de la Gran Prueba. En él, una afrontar la pérdida, valorar y contener los
combinación de efectos del cambio climá- daños, salvar lo que aún se puede salvar au-
tico, el hambre, las enfermedades infec- toconstruyendo formas de cooperación
ciosas, las grandes migraciones y otros fra- que puedan reducir el coste humano del co-
casos de la política, junto a la escasez de re- lapso.
cursos naturales y la destrucción de diver-
sidad biológica, nos pueden colocar en un 2. La segunda clave está en los impulsores
escenario real de colapso social a gran es- culturales de una transición hacia socieda-
cala. des más resilientes. Los humanos somos
¿Aún se puede salvar el mundo? Téc- “naturalmente culturales”1: nuestro mundo
nicamente es posible, políticamente casi está construido o al menos mediado por la
todo indica que no: riechmann es cons- cultura, entendida como “ideas, creencias,
ciente de que la “contracción de emergen- normas y valores transmitidas por apren-
cia” necesaria para detener el cambio cli- dizaje social” (98), y sólo incidiendo en ella
mático no es asumible por ningún gobier- podemos transformarlo. Como la crisis es
no al uso, porque las reglas del juego po- humana y social, para superarla es necesa-
lítico sólo atienden al corto plazo de una so- rio comprender los sistemas éticos y utili-
ciedad infantilizada por un circo mediáti- zar esa comprensión para reformarlos. Esa
co que el ecologismo tiene culturalmente sería la tarea cabal de las humanidades y las
perdido. Lo que aquí quiere decir “salvar el ciencias sociales, desde la literatura a la an-
mundo” es evitar millones de muertes. El tropología y la filosofía, porque nunca
actual conflicto en Siria también tiene hay vacío moral ni crisis de valores. A jui-
causas ambientales y esta sería sólo la pri- cio de riechmann, lo que ocurre es que los
mera de una lista de posibles “guerras cli- valores rampantes en las sociedades in-
máticas” (85) con sus consiguientes movi- dustriales son falsos y peligrosos: lo que nos
mientos de refugiados. Puede que, adap- ha llevado hasta aquí es precisamente la cre-
tándose, la humanidad sobreviva a cualquier encia de que el desarrollo de la tecnocien-
catástrofe, pero el colapso traerá víctimas cia, impulsada por el mercado libre, pro-
que podrían haberse evitado. ducirá un crecimiento ilimitado de la eco-
¿Perder toda esperanza? no, porque to- nomía mediante la innovación constante, y
davía podemos atenuar el sufrimiento, “ra- que esto redundará de alguna forma en una
zonando y actuando más en términos de re- vida mejor para los seres humanos.
siliencia que de sostenibilidad” (45) en pos Sin poner en cuestión esa historia fun-
de lo que riechmann llama la Estrategia dacional, de nada sirve invocar retórica-
dual: intentar maniobrar con alguna habi- mente los valores de la ética ecológica. Es
lidad este Titanic que inexorablemente va posible modelar nuestro carácter de acuer-
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do con designios conscientes, pero para ello yores cotas de libertad, pero también pue-
no basta con el esfuerzo individual; son los de desembocar en patologías sociales en las
grupos humanos quienes, actuando sobre su que se elimina la autonomía, individual y
cultura, orientan la sociedad hacia nuevos colectiva, convertidas ambas en la mera
valores (en el caso español, riechmann re- elección entre ofertas de consumo: “El triun-
cuerda los precedentes del krauso-institu- fo cultural del capitalismo estriba en con-
cionismo burgués y el naturismo obrero de seguir hacer creer que la libertad es la li-
signo anarquista). Ese trabajo consta de pro- bertad de consumo, en vez de la libertad po-
cesos complejos que caminan de forma pa- lítica de los ciudadanos y ciudadanas ca-
ralela a procesos de socialización que lle- paces de autogobernarse.” (177)
van décadas y en él “no hay atajos.” (123) Somos libres, se nos dice, porque po-
Sabedor de la potencia motivadora de demos acumular ilimitadamente bienes
los mitos, riechmann encuentra las raíces materiales y experiencias placenteras,
culturales de la crisis ecológico-social en pero ese mito fomenta la dominación y no
“las tradiciones ilustradas, racionalistas, uti- hay posibilidad de sostenibilidad para la
litaristas y cientificistas que se han conce- enorme población humana actual sin una
bido a sí mismas como enemigas de la re- estrategia de reducción de las desigual-
ligión”, y considera que cualquiera de las dades sociales. Frente a esa idea de la li-
grandes religiones contiene tradiciones a bertad liberticida, riechmann propone otro
partir de las cuales se podría ecologizar cul- mito: el de una igualibertad cooperativa,
turalmente nuestras sociedades. Literal- entendida como una construcción de au-
mente, riechmann propone construir “a par- tonomía personal y colectiva que no re-
tir del mitos del Arca de noé, un mito apro- niegue de la dependencia ni cierre los ojos
piado para el Siglo de la Gran Prueba” ante los límites del mundo concreto, so-
(105). Pero sus héroes culturales no tienen cial y natural, en el que vivimos. Este pro-
por qué ser religiosos en sentido estricto: dos grama no está reñido con el hedonismo o
de ellos son Sísifo y el barón de Münch- la lucidez —riechmann se esfuerza en li-
hausen, símbolos de la interminable auto- brarse de las etiquetas de buenismo o ne-
construcción que requiere la transformación opuritanismo—, sólo con el sadismo de
cultural y las luchas sociales necesarias para quien compra su placer a costa del sufri-
salvar nuestra civilización. Como escribe miento de otros.
Santiago Alba rico (2015: 16), “si quere- La igualibertad de riechmann conec-
mos salvar la Ilíada y el Quijote [...] ten- ta con esa tradición que arraigó en Alema-
deremos que salvar también los glaciares y nia con el romanticismo y que de W. von
los niños”. no hay manera de salvar las his- Humboldt pasa al joven Marx y florece en
torias sin sus lectores, ni a los lectores sin América con el trascendentalismo de Emer-
sus historias. son. En esta clave, la autonomía no pasa por
la dominación del otro sino por la domi-
3. La tercera clave supone reinterpretar el nación o regulación de la relación con el
individualismo y la igualdad. El moderno otro, buscando una suerte de homeostasis
proceso de individuación proporciona ma- cultural que regule el desequilibrio poten-
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ciado por el culto a la desmesura (hybris) novador a la vez: anclar la cultura en los
propio del capitalismo. Con los recursos del valores de cuidado en colaboración con el
lenguaje y la cultura, hemos de aprender a feminismo; autolimitarnos para dejar
frenar el apetito de mercancías y moderar existir al otro, en clave ecologista; recu-
el exceso de entusiasmo por lo super- o perar o conservar las formas de socialidad
transhumano, nos dice riechmann. no es erosionadas por la modernidad, en clave
fácil porque, confrontados a la finitud, la antropológica, especialmente aquellas
vulnerabilidad y la dependencia, los hu- que movilizan la palabra en público2; pro-
manos buscamos vías de escape extremas mover la moral de larga distancia, co-
en la tentación faústica, que busca la in- nectando con las éticas de la compasión
mortalidad, o directamente cediendo a la desarrolladas desde las religiones uni-
pulsión de muerte; pero también podemos versalistas, así como con las éticas laicas
emprender la vía del medio: una biofilia de la solidaridad.
orientada al cuidado de lo frágil, la ayuda El programa de riechmann conlleva
mutua, el auxiliarnos unos a otros a con- una transformación profunda de las con-
frontar los límites. cepciones vigentes acerca del placer, la sa-
tisfacción, la felicidad o la vida buena.
4. ¿Qué perspectivas de futuro abren Esto no supone una vuelta a la religión
esas claves? riechmann es consciente de sino que, renunciando al autoengaño,
que los seres humanos no podemos dejar trata de mantenerse dentro de los límites
de autoconstruirnos mediante el lengua- de una espiritualidad trágica que también
je y la cultura; la cuestión es la clase de es patrimonio, por supuesto, de muchas re-
identidad que emerja del proceso. La ligiones. Aunque implantarlo no sea fácil,
economía neoliberal refleja una ética y una es un programa sencillo o minimalista por-
cultura que coloniza el mundo y la men- que orienta toda la ética en torno a dos
te de millones de personas a día de hoy. grandes valores: florecimiento de la vida
Frente a ella, lo que riechmann propone y pacificación de la existencia. Pero tam-
es una autoconstrucción crítica que casa bién porque conlleva renunciar a la ilusión
bien con varias escuelas y corrientes en el del control, ensalzar la humildad episté-
pensamiento occidental desde sus oríge- mica y confiar en “el poder de adaptación
nes. no tanto la filosofía como conjunto y autoorganización de las culturas ver-
de sistemas teóricos, sino más bien como náculas vivas” (294).
forma de vida, tal como la entendieron Sin entrar a valorar la base empírica so-
Marco Aurelio, Henry d. Thoreau o Alain bre la que riechmann construye su argu-
Badiou. Apelando a estos y otros pensa- mento, lo innegable es que la crisis ecoló-
dores, riechmann traduce a términos lai- gico-social ya se ha desencadenado, al me-
cos o aptos para legos la antigua noción nos en algunos lugares del planeta; y que
de conversión o cambio de mentalidad ni el ecologismo ni el socialismo, ni el in-
(metanoia) y propone una cultura de la fru- ternacionalismo ni el feminismo han con-
galidad no represiva. Su programa es seguido evitarla. En un mundo cada vez más
sincrético y ecuménico, conservador e in- interdependiente, riechmann identifica la
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lucha por la igualibertad como clave para teresará tanto a especialistas en ética am-
la transición de una cultura de la hybris a biental como en política y los movimien-
una de la autocontención, de la sostenibi- tos sociales, pero está al alcance de cualquier
lidad a la resiliencia. Ese cambio cultural persona interesada por el tema. y no incu-
supone una transformación identitaria, una rre en la autoayuda —de hecho, critica el
conversión, que es personal pero sólo pue- planteamiento individualista en el que a me-
de ser activada y sustentada por instituciones nudo se basa ese género— ni tampoco en
y procesos sociales. Es tiempo de duelo pero la autocomplacencia.
también de lucha (así se titula un capítulo Tras su lectura, no me queda claro
escrito junto con María González reyes), cómo piensa riechmann tomar lo mejor
una lucha contra la mercadolatria y la tec- de las religiones (motivación personal, so-
nolatria para reclamar la lucidez trágica y lidaridad comunitaria y compromiso in-
el conocimiento disperso en las diferentes tergeneracional más allá del cortoplacis-
sabidurías ecológicas de las que se alimenta mo) sin llevarse también el sustrato me-
esta Autoconstrucción. tafísico, su búsqueda de la inmortalidad
En lo formal, el libro sigue el estilo de y su potencial para el sectarismo. Pero no
anteriores del mismo autor. Utiliza una gran olvidemos que Thoreau también se auto-
cantidad de fuentes, desde páginas de In- construyó su cabaña en Walden a partir de
ternet a comunicaciones personales con di- los residuos reciclados de otras cons-
versas personas expertas; lo mismo te cita trucciones. otro punto el que disiento li-
a la arqueóloga Almudena Hernando que al geramente con riechmann es su aparen-
antropólogo Louis dumont. Pero tanta y tan te escepticismo hacia los usos emanci-
variada información no dificulta la lectura padores de las TIC. Si la cultura juvenil
—no en vano riechmann es poeta y tra- se alimenta de videojuegos, ¿no deberí-
ductor literario además de profesor e in- amos incidir ahí ante todo? Las herra-
vestigador— y el texto enriquece la termi- mientas nos han acompañado siempre en
nología castellana traduciendo con precisión el largo camino de la hominización; la
términos que por pereza nos hemos acos- cuestión es, como escribió Thoreau, no
tumbrado a usar en inglés. convertirnos en herramientas de nuestras
herramientas, poner la tecnología al ser-
5. Autoconstrucción no es un libro apoca- vicio de la resiliencia social. Conservo al-
líptico; plantea problemas ya conocidos para guna esperanza en el poder de concien-
los lectores de riechmann pero en térmi- ciación de narrativas audiovisuales como
nos que quieren ser positivos y realistas. re- The Walking Dead o The Road. Un ejem-
curre para ello al Gran Motivador de la con- plo a seguir puede encontrarse en la ex-
ducta humana: la cultura, un factor al que celente trilogía de Margaret Attwood
quizá el movimiento ecologista no haya (Oryx y Crake, El año del diluvio, Mad-
prestado toda la atención que debiera. dadam), donde la resistencia está repre-
Pues no se trata sólo de “percatarse del lí- sentada por la religión de historias (y de
mite” (274), sino también de transfor- huertos) de los Jardineros, pero también
mar(se) a partir de ese conocimiento. In- por los hackers que se comunican me-
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por ejemplo; un principio como el de toria, pero no saben que la hacen”) y Max
igualdad, una mentalidad como el culto a Weber (quien lo llamó la paradoja de las
la ganancia, un tipo de racionalidad como consecuencias). raymond Boudon habló de
la cuantificación de todo lo dado: (…) todo los efectos perversos de la acción social: así
esto determina modos de vida a los que no es como surgen los modos de vida. Podrí-
tenemos opción de escapar” (p. 23). amos esquematizarlo del siguiente modo:
¿Cómo llegan a imponerse los modos 1) agregación de efectos, 2) propiedades
de vida? Se trata de fenómenos de agrega- emergentes y 3) refuerzo por los hechos
ción y emergencia, podríamos decir reco- consumados (cf. p. 23 y 49 de La tiranía de
giendo una larga tradición de análisis social. los modos de vida).
Más allá de la dicotomía natural/ artificial La mirada sociológica que “busca las
(o physis/ nomos en la Grecia antigua), te- consecuencias involuntarias e inesperadas
nemos también la enorme clase de los fe- que tienen las acciones humanas en la so-
nómenos que son “resultado de la acción hu- ciedad”3 nos permite precavernos frente a
mana, pero no de la concepción humana” la falacia de composición siguiente, im-
(david Hume).1 Tal y como expresa el bre- plícita en el business as usual de las de-
ve poema de Mathias Schreiber titulado dE- mocracias liberales: “a partir de la idea de
MoCrACIA: “yo quiero/ tú quieres/ él que cada iniciativa tomada individual-
quiere/ lo que nosotros queremos/ sucede/ mente es buena por respetuosa con los prin-
pero lo que sucede/ no lo quiere ninguno de cipios de la Pequeña ética, se concluye me-
nosotros”. Pensar que todo orden es una cánicamente que el resultado final, proce-
construcción deliberada de alguien que dente de una suma de tales iniciativas in-
ordena es, sin duda, un tenaz prejuicio ra- dividuales, será él mismo bueno” (La tira-
cionalista. Sabemos sin embargo que hay nía de los modos de vida, p. 106).
orden espontáneo tanto en la naturaleza (los Frente a los efectos sistémicos del ca-
ecosistemas en el planeta Tierra, por ejem- pitalismo y la tecnociencia, la Pequeña éti-
plo) como en la sociedad (el derecho con- ca hoy omnipresente resulta impotente: nos
suetudinario, sin ir más lejos). Friedrich Ha- viene a las mientes la terrible imagen de Ul-
yek denunció como “constructivismo” la rich Beck, unos frenos de bicicleta aco-
ilusión siguiente: que “habiendo creado el plados a un avión a reacción. Es una ética
ser humano las instituciones de la sociedad del civismo reducida a la protección de los
y de la civilización, debe ser también capaz derechos individuales; tal microética se do-
de alterarlas a su voluntad para satisfacer blega ante las coacciones sistémicas que im-
sus anhelos o deseos”.2 ponen los grandes marcos estructurales. La
Ahora bien, muchos fenómenos socia- ética se convierte en ética como encubri-
les pueden ser, a través de la agregación y miento: un conjunto de algunas reglas y
las propiedades sistémicas emergentes, re- principios que hay que respetar pero que,
sultados no intencionales de acciones in- despotenciada su capacidad crítica, avala el
tencionales. Esto lo han analizado muchos sistema en su conjunto, le brinda “un blan-
sociólogos, incluyendo los clásicos como queo ético donde se entrecruzan la des-
karl Marx (“los seres humanos hacen la his- personalización política y la irresponsabi-
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lidad moral” (p. 30). Esta ética puede ser co- te del mundo sino que se apodere de él, y que
rrectora de disfunciones, lubricante para los no sea individualista sino común” (p. 71)5
engranajes del sistema, pero no una ética crí- La teorización política de la Moderni-
tica capaz de cuestionarlo en su conjunto. dad, marcada a fuego por el liberalismo, res-
Hunyadi critica con rigor la “ética de mí- tringe el espacio político a la agobiante clau-
nimos” congruente con el liberalismo po- sura de un vis à vis entre individuo y Esta-
lítico, el cual “suspende cualquier posibi- do, obviando algo esencial: la complejidad
lidad de evaluación colectiva del mundo co- de los vínculos sociales y la densidad de re-
mún, en nombre de la neutralidad pública. laciones normativas que unen a los seres hu-
Es su modo de retirarse del mundo, de apro- manos entre sí y con sus entornos. Ahí ope-
bar por lo tanto el mundo tal como va” (p. ra un reduccionismo inaceptable, una “des-
34). Esta microética “es acrítica pero está politización fundamental de lo social” (p.
lejos de ser axiológicamente neutra: el va- 78) frente a la cual hemos de precavernos
lor que privilegia por encima de todo es el concediendo la atención que merecen a los
curso del mundo mismo. Su propia natu- modos de vida. dado que los sistemas (ca-
raleza la empuja al conservadurismo del he- pitalismo y tecnociencia, para abreviar) im-
cho consumado, o aceptación generalizada ponen modos de vida que “se han conver-
del mundo tal como va” (p. 36). tido en nuestra segunda naturaleza, en la jau-
El profesor de Lovaina analiza con la de acero de nuestras vidas” (p. 92), se tra-
perspicacia la función de “agente blan- ta de organizar la lucha política común que
queador” que la microética de los derechos permita a nuestras sociedades elevarse a un
individuales desempeña frente a las derivas nivel superior de democracia. Ahí Hunda-
sistémicas, y demanda una Gran ética que yi introduce –para escapar del falso dilema
renuncie a la “neutralización ética del mun- entre mal utopismo y sumisión a lo exis-
do a la que conduce inevitablemente la Pe- tente- una noción importante que ha ela-
queña ética para, por el contrario, asumir el borado en otro lugar;6 la potencia humana
mundo mismo, el mundo bajo todas sus fa- de contrafacticidad o contrafactualidad.
cetas, como objeto de su interés. Esto no sig- “Una apertura contrafactual sobre el futu-
nifica reencantarlo, sino plantear la cuestión ro no significa creación de algo absoluta-
de su sentido. Tomar cada vez la cuestión del mente nuevo –aunque sólo fuera porque
sentido como medida…” (p. 65). Es una in- nunca se crea nada absolutamente nuevo—
dicación importante, siempre que no olvi- . Se trata por el contrario de reorientar lo que
demos que no hay un sentido del mundo ya existe en función de posibilidades tales
como tal, pese a las recurrentes ilusiones que como se presentan hoy ante nosotros, apo-
nos hacemos los seres humanos.4 Pero el yándonos en lo que ya sabemos y partien-
“sentido del mundo” no puede ser sino el sen- do de aquello en lo que nos hemos con-
tido de la vida humana, y de los mundos que vertido” (p. 97). Con buen criterio aseve-
colectivamente construimos los seres hu- ra el profesor de Lovaina que “la lucha mo-
manos. “Lo que necesitamos es menos una ral reviste hoy por hoy un carácter esen-
revisión que una conversión, una conversión cialmente político. Lo que está aquí fun-
de otro tipo ético, una ética que no nos apar- damentalmente en juego es la restitución de
CrÍTICA dE LIBroS
esa potencia humana de lo contrafactual, es dernidad (en el que nos hallamos desde hace
decir de esa capacidad para instaurar reglas unos cinco siglos) la ética, si no es ética so-
contra el curso factual de las cosas y para cial y ética en continuidad con la política,
promulgar un orden independientemente de puede funcionar como un falaz dispositivo
éste: exactamente como cuando se procla- ideológico (en el sentido marxiano de la voz
ma una igualdad de derecho entre los hu- ideología: falsa conciencia vinculada con
manos, independientemente de su des- intereses sociales). Se convierte en ética
igualdad de hecho” (p. 92). como encubrimiento, como coartada, como
La propuesta práctica en que desemboca ocasión de engaño y autoengaño. Puede en-
su trabajo crítico de largo aliento es la cre- tenderse este librito de Mark Hunyadi
ación de un parlamento virtual de los mo- como una brillante continuación de aque-
dos de vida con alcance europeo (p. 87-116). lla reflexión de Castoriadis.
Un pensador greco-francés a quien
aprecio mucho, Cornelius Castoriadis, lo se- Jorge Riechmann
ñaló hace dos decenios con claridad: por lo Universidad Autónoma de Madrid
menos en este período histórico de la Mo-
noTAS
1
otra formulación célebre es la de Adam Fergu- 3
Antonio Izquierdo Escribano, Fundamentos de
son: “La historia es el resultado de la acción humana y sociología, Playor, Madrid 1985, p. 19.
no de la intención humana.” En inglés: “...the result of 4
La vieja idea estoica de un kosmos insuflado de
human action but not of human design”. Adam Fergu-
logos, de racionalidad y sentido, puede reaparecer sin
son, Essay on the History of Civil Society, Edinburgh
complejos en la reflexión filosófica contemporánea: véase
University Press 1966, p. 122.
por ejemplo la reivindicación de la “racionalidad bioló-
2
Friedrich Hayek, “Los errores del constructi- gica” de la biosfera por Juan Carlos Siurana en su Ética
vismo”, conferencia pronunciada por el autor el 27 de del humor, Plaza y Valdés, Madrid 2015, p. 183-186.
enero de 1970, recogida en Nuevos estudios de filosofía 5
política, economía e historia de las ideas, Eudeba, Bue- Frente a lo individual no podemos situar sólo lo
nos Aires 1981. Puede consultarse el texto digitalizado público-estatal, sino sobe todo lo común. Hunyadi re-
en http://www.hacer.org/pdf/rev29_hayek.pdf ; yo cito mite expresamente (p. 83) al valioso esfuerzo de Chris-
según esta versión digital, p. 86. Hayek cuenta que es- tian Laval y Pierre dardot en Común, Gedisa, Barcelona
cuchó esta opinión por vez primera “en una conferencia 2015.
dictada por W. G. Mitchell en la Universidad de Co- 6
Mark Hunyadi, L’homme en contexte, Cerf, París
lumbia en el año 1923”. 2012.
CrÍTICA dE LIBroS
de el inicio de dichas reflexiones han exis- les, sin un tratamiento realmente riguroso la
tido pensadores que han optado por tomar a termodinámica no es capaz de desplegar todo
la ciencia y su método como fundamento. Un su potencial para el estudio de la naturaleza
ejemplo obvio sería el de la ecología humana, y su degradación. dar ese tratamiento rigu-
cuyo nacimiento aconteció en el seno mis- roso es el reto al que se hace frente en Tha-
mo de la biología. Pero no se puede olvidar natia. Motivados por la situación de consu-
que junto a la biología se encontró desde muy mo desaforado de recursos minerales y por
pronto la física como un elemento central en los riesgos de agotamiento de los mismos en
el pensamiento sobre la naturaleza de la re- las próximas décadas (con las catastróficas
lación ser humano-mundo. La reflexión en consecuencias que algo así tendría para
torno a conceptos como la energía fue fun- nuestro metabolismo social y la degradación
damental para el desarrollo de herramientas ambiental que supondría) los autores se
de evaluación de la degradación medioam- marcan el objetivo de construir una meto-
biental, por ejemplo la huella ecológica. Tam- dología capaz de instituirse como herramienta
bién la energía, en concreto su consumo y el para la evaluación de dichos recursos. Pero
posible agotamiento de sus fuentes, fue un no sólo eso, la introducción de conceptos
acicate imprescindible para el desarrollo de como la entropía les permite ampliar la he-
una naciente, tímida y todavía a día de hoy rramienta para convertirla también en un in-
insuficiente, noción de límites al creci- dicador del nivel de degradación. En opinión
miento de las sociedades humanas. Pero tam- de los autores un enfoque termodinámico es
bién desde la economía se hizo uso de la fí- superior a los estrictamente económicos, que
sica, en concreto de la entropía, como fun- repasan en la primera parte del libro, ya que
damento de un punto de vista económico de en él se cuenta con una base científica obje-
la realidad que tomara como base la termo- tiva y neutra. En concreto entre los diferen-
dinámica y no únicamente la dimensión mo- tes enfoques termodinámicos posibles, que
netaria. El resultado de esta unión ha veni- también recorren en la misma primera par-
do a conocerse como economía ecológica, te, consideran que el más potente es aquél que
corriente en la que se podría enmarcar el li- toma como centro la idea de exergía (aunque
bro del que hablaré en las próximas páginas. después lo explicaré con más detalle baste de-
Habitualmente hablar de termodinámica cir aquí que la exergía es algo así como un
es complicado. Salta a la vista por ejemplo concepto mixto que une energía y entropía).
cuando se intenta entender un concepto Pero para dar un tratamiento termodiná-
como el de entropía. En la exposición intui- mico al legado mineral del planeta Tierra ba-
tiva que se suele hacer de la misma se la pre- sado en la exergía hace falta un conocimiento
senta como una medida del grado de desor- completo de la composición y naturaleza de
den de un sistema, y a la Segunda Ley de la nuestro planeta y de las dinámicas de ex-
Termodinámica como una tendencia espon- tracción y utilización de sus recursos. Es de-
tánea hacia el desorden (o también hacia el cir, un conocimiento muy profundo de lo que
equilibro que iguala a un sistema con aque- se suele denominar procesos «de la cuna a la
llo que le rodea). Ahora, pese a que afirma- tumba». En la segunda parte del libro se des-
ciones generales de este tipo puedan ser úti- arrolla ese marco analizando la composición
CrÍTICA dE LIBroS
geoquímica de la Tierra (cap. 5), la distribu- cación mínimamente rigurosa de la idea hace
ción y naturaleza de los recursos que alber- falta hablar de otros dos conceptos: el trabajo
ga (cap. 6), una introducción general a la mi- y la energía potencial. A diferencia de otras
nería y la metalurgia (cap. 7) y una exposi- propiedades como la masa o la composición
ción de las técnicas metalúrgicas específicas química, la energía potencial de un cierto ob-
de los minerales más importantes a nivel co- jeto no es una propiedad intrínseca al mis-
mercial (cap. 8). Merece la pena detallar la mo. Es decir, dependiendo de las condicio-
lista de temas porque en ella salta a la vista nes externas (la temperatura, el lugar que ocu-
que más allá de la sintonía que se pueda te- pe en el espacio, etc.) tomará un valor u otro.
ner con el proyecto termoeconómico de los Un modo sencillo de comprender esto es ha-
Valero su libro supone una fuente de infor- blar de la energía potencial gravitatoria. ésta
mación técnica extraordinaria en torno a la es la energía que tiene cualquier objeto por
Tierra y las diferentes formas de explotar sus ocupar un determinado lugar en un espacio
recursos, tomando en ciertas partes casi la for- en el que actúa la fuerza de la gravedad. Por
ma de un manual. Pero los autores van más ejemplo la famosa manzana de newton tie-
allá porque desde su punto de vista las me- ne una energía por el mero hecho de elevarse
todologías que se centran en los procesos «de una cierta distancia desde el suelo. Cuanto
la cuna a la tumba» suelen pensar únicamente más alta se encuentre, mayor será su ener-
en mejorar la eficiencia de los procesos. Para gía potencial. y aquí es cuando entra en jue-
hacer frente a dicho prejuicio y poner en el go el trabajo, que de alguna manera es el con-
centro la conservación del planeta y sus re- cepto complementario a la energía potencial.
cursos es necesario hacer hincapié en el ca- Se dice que un objeto realiza trabajo en si-
rácter cíclico de la mayor parte de fenóme- tuaciones tales como la caída de la manza-
nos y en la necesidad de que estos ciclos se na o, en el caso de un combustible, cuando
cierren. En concreto ellos hablan de cerrar el se quema. desde este punto de vista la ener-
arcoiris que va «de la cuna a la tumba» con gía potencial es una medida de la cantidad
un extremo que conduzca «de la tumba a la de trabajo que puede efectuar un objeto. Más
cuna» de nuevo e introducir un análisis energía potencial supone más capacidad de
exergético que «vea a la Tierra como una pro- realizar trabajo: una manzana tendrá más ve-
veedora finita de recursos exergéticos, cada locidad al llegar al suelo cuanto más alta esté,
uno de ellos con un determinado coste exer- lo que supondrá que el trabajo que efectúe
gético de reposición» (p. 82). Es decir, que en el momento del choque será mayor.
entienda que es perentorio incorporar el le- Además la energía potencial de un sistema
gado que nos viene dado por la propia Tie- tiene que definirse en base a un cierto esta-
rra en los cálculos económicos para fomen- do de referencia. En el caso de la manzana
tar un punto de vista que saque a relucir la im- esto significa que tenemos que elegir un lu-
portancia de conservar dichos recursos. gar desde el que medir la altura, que deter-
Hasta ahora la palabra exergía ha veni- minará el valor de la energía potencial. Lo
do repitiéndose sin una verdadera explica- normal es elegir el suelo y no el centro de la
ción de la misma. Pero, ¿qué significa exac- Tierra o la otra punta del Universo, pero cual-
tamente este término? Para dar una expli- quier opción es válida en principio.
CrÍTICA dE LIBroS
Pero esto no es todo. Si ahora introduci- que la intención de los autores es utilizar este
mos la entropía lo que veremos es que no to- concepto para modelizar las dinámicas rea-
dos los procesos son equivalentes ni se dan les de utilización de recursos introducen
espontáneamente. Las manzanas caen pero no otro concepto más, el de coste exergético de
solemos ver que vuelvan solas al árbol, al igual sustitución que definen como: «la exergía que
que los vasos se rompen pero no se recom- una determinada tecnología necesita para lle-
ponen a menos que dediquemos tiempo y es- var a un recurso desde el estado disperso de
fuerzo (energía) a pegarlos cuidadosamente. Thanatia hasta las condiciones físicas y quí-
Bien, básicamente eso significa irreversibi- micas en las que aparecía en un determina-
lidad. La idea es que la energía se conserva do ecosistema» (p. 281).
pero no todas las energías son iguales. Mien- Ahora, al igual que para hablar de la ener-
tras que la potencial gravitatoria veíamos que gía potencial gravitatoria el elemento rele-
podía hacer caer la manzana al suelo, al final vante resultaba ser la altura con respecto a
de la caída ésta se ha ido convirtiendo casi ín- algún punto, en el caso mineral éstos serán
tegramente en calor al ir rozando con el aire más bien la composición y la concentración
y chocar la manzana contra el suelo. éste ca- de un material con respecto a un estado de
lor no nos sirve para casi nada más que para referencia. La «exergía química» haría re-
aumentar la entropía del entorno y pese a ello ferencia a la exergía asociada a la composi-
no deja de suponer exactamente la misma can- ción química propia de cada material. Por
tidad de energía. Por eso podemos decir que otro lado la «exergía de concentración» se-
el proceso es irreversible (como por otro lado ría mayor cuanto más grande fuera la con-
lo son todos en la naturaleza). En la física se centración del mineral, aunque la relación en-
utiliza la idea de proceso reversible como un tre ambas no es proporcional1. La conse-
instrumento ideal que identificaría un proce- cuencia de esto es que cuando en una mina
so que fuera totalmente equivalente en una di- la cantidad de mineral se va acercando a cero
rección y en la contraria y que, por tanto, ge- la energía necesaria para extraerlo escala has-
neraría en su desarrollo la cantidad mínima ta alcanzar valores infinitos. Teniendo en
posible de entropía. Si ahora quisiéramos uni- mente estos elementos como los más rele-
ficar la energía y la entropía en el análisis de vantes los autores continuan construyendo
la realidad es cuando llegaríamos a la exer- un estado de referencia que les permita me-
gía. Según los Valero exergía es: «la cantidad dir la exergía y que denominan Thanatia. En
de trabajo máxima que se podría realizar te- palabras de los autores «Thanatia represen-
óricamente si se llevara a un sistema hasta el ta un estado final imaginario que sería re-
equilibrio con el ambiente circundante a tra- sultado de continuar el camino de degrada-
vés de una secuencia de procesos reversibles» ción inducida por el ser humano que está ya
(p. 273). En este concepto se condensa tan- en marcha. En ella los materiales de la cor-
to la cantidad de energía de un sistema como teza, la hidrosfera y la atmósfera habrían al-
la «calidad» de la misma, asociada a su en- canzado su valor de disipación máxima com-
tropía. y es que cada vez que se da un pro- patible con las condiciones naturales de la
ceso irreversible, asociado a la generación de Tierra» (p. 498). Salta a la vista que Thana-
entropía, la exergía del sistema disminuye. ya tia no supone un cero termodinámico abso-
CrÍTICA dE LIBroS
luto en el que todos los componentes del pla- como intermediaria de la relación ser hu-
neta estuvieran completamente dispersos, mano-mundo. y es que la asunción básica
sino más bien un escenario humano de que hacen los autores, la de que existe la po-
«muerte comercial» que encaja bien con la sibilidad de una ciencia básica neutra que
centralidad que confieren los autores al puede «conocer sin dominar», no está libre
coste exergético de sustitución. y esta idea de controversias. durante el último siglo mu-
de coste exergético es relevante, aparte de por chos pensadores han defendido que la cien-
su propio valor científico, porque abre la po- cia es el elemento central de una visión del
sibilidad de trabajar en conversiones entre mundo que entiende a la naturaleza como un
costes exergéticos y monetarios (p. 399) sien- mero objeto que el ser humano puede ins-
do pues una herramienta potente en el camino trumentalizar, es decir, explotar y degradar
hacia la construcción de una economía eco- a su antojo. de ser esto cierto el análisis exer-
lógica cuantitativa que, aunque no pueda eli- gético no dejaría de ser contradictorio ya que,
minar Thanatia como un destino inevitable, intentando fomentar la conservación, podría
por lo menos consiga ralentizar al máximo estar favoreciendo la continuación de una re-
nuestra marcha hacia ella. de hecho, a lo lar- lación ser humano- mundo disfuncional
go de toda la tercer parte del libro los Vale- que está en la base de la actual devastación
ro desarrollan tanto la base termodinámica de la naturaleza. y de hecho, incluso si de-
del análisis exergético, aquí someramente jamos al margen el dilema filosófico de fon-
descrita, como el «modelo de la Tierra Cre- do, no se podría excluir que la posibilidad de
puscular» que constituye el fundamento de convertir los costes exergéticos en moneta-
Thanatia. Con estas dos herramientas y uti- rios no hiciera de este formalismo un aliciente
lizando los escasos datos en torno al uso de para ahondar el proceso mercantilizador de
recursos minerales que existen finalizan ofre- la naturaleza que el capitalismo puso en mar-
ciendo una evaluación completa (insisten en cha hace ya largo tiempo. de ser así los re-
que aún preliminar a falta de datos más pre- cursos naturales quedarían aún más inmer-
cisos) del coste exergético asociado al total sos en una dinámica que, en opinión de mu-
del legado mineral del planeta. Todo un lo- chos2, lleva implícita la necesidad de un cre-
gro intelectual que, aunque les obliga a un cimiento sin fin que pone en riesgo y en en-
tratamiento muy preciso y técnico que sin tredicho la misma posibilidad de vida hu-
duda dificultará la lectura a lector no experto, mana en el planeta. Algo, claro, incompati-
inaugura una nueva y prometedora línea de ble con cualquier deseo de conservación.
trabajo para el futuro.
Sin embargo, aún se mantiene abierto el Adrián Almazán
gran dilema de la naturaleza de la ciencia Universidad Autónoma de Madrid
noTAS
1
En concreto la relación es logarítmica. 2
Pienso por ejemplo en los defensores de la Teo-
ría del Valor (kurz, Jappe, etc.).
CrÍTICA dE LIBroS
nAoMI kLEIn, Esto lo cambia todo. El ca- En segundo lugar, aunque evidente-
pitalismo contra el clima, (Traducción de mente conectado con lo anterior, es sor-
Albino Santos Mosquera), Barcelona, Pai- prendente el fino análisis interdisciplinar que
dós, 2015, 703 pp. nos presenta. La información deslavazada
no sirve de nada por sí sola, eso está claro.
“Lo mejor que tiene la Tierra es que le haces La argumentación, el discurso en el que se
agujeros y sale petróleo y gas” (p. 205). Al integran y cobran sentido muchos de los da-
menos así lo afirmaba en 2013 el congresis- tos aquí referidos es lo que marca la dife-
ta republicano Stephen Stockman, según nos rencia y hace de este libro una buena he-
dice naomi klein. La labor de periodismo - rramienta para entender el mundo en el que
en el mejor sentido de la palabra- que la ca- vivimos. y eso no es poco decir. Este en-
nadiense desarrolla en este libro llama la aten- sayo de klein también se caracteriza por su
ción en varios sentidos. En primer lugar, tal lenguaje claro y cercano, que no oculta en
y como nos acostumbró en sus anteriores tra- ningún momento la voz de la mujer que es-
bajos (La doctrina del shock: El auge del ca- cribe, que investiga, se sorprende, enfure-
pitalismo del desastre y No logo: El poder de ce o angustia a ratos; y se emociona, divierte
las marcas), la cantidad de información so- y entusiasma en otros. Por último, la toma
bre el tema elegido es abrumadora. En este de postura razonada y explícita, directa, que
caso, las referencias a los últimos estudios tanto escasea en nuestros días, es muy de
científicos (especialmente climatológicos) y agradecer. Ante los ejercicios de falsa neu-
artículos académicos se intercalan con una re- tralidad o de pretendida desideologiza-
copilación no menos reseñable de declara- ción de la investigación, naomi klein se
ciones de responsables políticos y documentos compromete con valores como la justicia
aprobados en organismos internacionales. Si global1 e intergeneracional, sin que ello in-
tirásemos de alguno de los hilos que apare- terfiera negativamente en su trabajo. de he-
cen sólo apuntados y fuéramos desenmara- cho, no deja de presentar sus dudas en al-
ñando la extensa bibliografía, podríamos es- gunas cuestiones y contrapuntos muy ra-
tar años leyendo alrededor de este libro. y le- zonables a alguna de sus caracterizaciones.
eríamos cosas aparentemente tan dispares Que la autora de una de las mejores radio-
como sesudos trabajos sobre la ansiedad que grafías recientes del capitalismo haya de-
nos genera el simple hecho de pensar en el cidido estudiar la relación entre este y el
cambio climático; las cifras de la dependen- cambio climático es una buena muestra de
cia de los gobiernos respecto a las grandes la imbricación entre estos dos fenómenos.
compañías extractoras de petróleo y gas; la y no es que faltaran voces críticas que des-
relación entre la extracción de fosfatos y las de hace décadas llevan denunciando la gue-
condiciones inhumanas en el campo de de- rra criminal que el capitalismo declaró al
tención de inmigrantes de nauru; por men- planeta, pero no tantos tienen el altavoz y
cionar sólo algunas. la capacidad de naomi klein para llegar a
CrÍTICA dE LIBroS
tantas personas en diferentes países. Ade- Círculo de Bellas Artes: ya no hay solu-
más de señalar la falaz naturalización del ciones no radicales. no hacer nada, seguir
capitalismo como único horizonte en el que como si tal cosa, es en sí misma y por sus
pensar, vivir, e incluso soñar, en esta obra consecuencias la acción más radical.
klein se propone asestar un martillazo de- En las excelentes páginas de la prime-
finitivo al capitalismo por cuanto nos abo- ra parte, klein explica cómo el fundamen-
ca inevitablemente a un mundo injusto y li- talismo del libre mercado -especialmente en
teralmente inhabitable. su vertiente globalizada-, está contribuyendo
El libro está dividido en tres partes, pre- a sobrecalentar el planeta. no es azaroso que
cedidas de una introducción que es toda una el 97% de los científicos especializados en
declaración de intenciones. Allí presenta las el clima concluya que el cambio climático
que considera que son las señas de identi- de origen humano es hoy una realidad2 y,
dad de nuestra época, a saber: la exporta- sin embargo, sus reiteradas advertencias de
ción ingente de productos a distancias que si no reducimos drásticamente el nivel
muy lejanas y la importación hasta el últi- de emisiones de gases de efecto invernadero
mo rincón del mundo del modelo de pro- a la atmósfera estaremos abocados a cam-
ducción, distribución y consumo basado en bios abruptos, impredecibles y dañinos, pa-
el despilfarro de combustibles fósiles. recen caer sistemáticamente en saco roto.
Siendo esto así, no es de extrañar que in- Si convenimos con klein que el cambio cli-
cluso “enfrentada a una crisis que amena- mático es una consecuencia inevitable del
za nuestra supervivencia como especie, […] capitalismo desregulado global y su lógi-
la economía mundial est[é] elevando su ya ca de crecimiento económico ilimitado, es
de por sí arriesgada apuesta y est[é] pasando cabal concluir con ella que “la razón real por
de las fuentes convencionales de combus- la que no estamos reaccionando a la altu-
tibles fósiles a versiones aún más sucias y ra de lo que exige el momento climático ac-
peligrosas” (p. 14), en referencia al betún tual es que las acciones requeridas para ello
de las arenas bituminosas, la extracción de ponen directamente en cuestión nuestro pa-
petróleo mediante perforación de aguas oce- radigma económico dominante” (p. 288).
ánicas profundas o el gas obtenido por me- Siguiendo esa misma línea, traza la re-
dio de fracturación hidráulica, métodos a los lación entre los grandes grupos de presión ne-
que dedica un buen espacio a lo largo del gacionistas del cambio climático con las em-
libro. La autora advierte del grave peligro presas extractoras de combustibles fósiles, así
de no reaccionar ahora, en la que llama la como la influencia de estos grupos en los par-
década cero del cambio climático. La di- tidos políticos. Esta puede darse a través de
sonancia cognitiva, la amnesia ecológica in- la financiación de campañas electorales o me-
termitente, el autoengaño y las muy distintas diante la conocida puerta giratoria por la que
formas que tenemos de mirar hacia otro lado expresidentes y exministros retirados pasan
ante la realidad del cambio climático son a ocupar suculentos puestos en compañías de
sólo algunos de los obstáculos en el cami- petróleo, gas o electricidad (y no precisamente
no. Como bien dijo klein la primavera pa- por su conocimiento técnico sobre estas
sada en la conferencia que pronunció en el cuestiones). Para decirlo con una imagen, la
CrÍTICA dE LIBroS
autora echa mano de Upton Sinclair: “¡Qué gico que tan cómodas nos resultan: creer que
difícil es conseguir que un hombre comprenda las grandes empresas están ocupándose del
algo cuando su sueldo depende de que no lo problema por sus eslóganes reverdecidos y
comprenda!”3. sus coches híbridos, o que algún milagro
En la segunda parte, klein analiza de- tecnológico nos salvará como si estuviéra-
talladamente los vaivenes del movimiento mos en una inverosímil película infantil
ecologista norteamericano (de victorias (por muy mal que se pongan las cosas para
legales a errores históricos), para después Pinocho, sabemos que el final tiene que ser
argumentar por qué ni los multimillonarios feliz). En última instancia, “si alguna ven-
metidos a filántropos ecologistas ni las ex- taja tiene la geoingeniería, es que encaja per-
céntricas propuestas de la geoingeniería pue- fectamente en nuestro más trillado relato
den contarse entre los combatientes del cam- cultural […] aquel que nos hace creer
bio climático. Contrariamente a lo sucedi- que, en el último momento, siempre habrá
do con las crisis económicas –que han ser- unos cuantos (los que de verdad importan)
vido como excusa para la puesta en marcha que nos salvaremos” (pp. 355-356).
de una serie de salvedades a las reglas del Pese al panorama que dibuja y que no es
libre mercado, como el rescate a los ban- halagüeño para todos los que seguimos sin
cos, por ejemplo-, el cambio climático querer viajar a Marte4, klein mantiene un dis-
nunca ha sido considerado por los poderes curso positivo –en ocasiones expresión de un
político y económico como una auténtica deseo- en cuanto a las opciones que tenemos
crisis que requiriera de cambios excepcio- por delante. En la tercera parte hace un re-
nales. Muy al contrario, los recortes en las corrido pormenorizado por las victorias de
emisiones de gases de efecto invernadero los últimos años de distintos movimientos so-
que la comunidad científica internacional ciales frente a compañías extractoras en va-
ha prescrito para reducir las consecuencias rias partes del mundo. Así, avanza en la de-
de un mayor aumento de la temperatura se finición de una suerte de movimiento ya exis-
han entendido como sutiles –cuando no can- tente, que compartiría una serie de caracte-
sinas- sugerencias. Incluso han creado un rísticas y estaría conectado a través de la red.
mercado internacional del carbono, que ade- Partiendo de la experiencia vivida en torno
más de suponer una nueva fuente de espe- a la defensa de los bienes comunales (como
culación y desigualdad, no ha contribuido el agua, la tierra o el aire), y aprendiendo de
en absoluto al objetivo de reducción de emi- las luchas de los movimientos indígenas y
siones para el que fue diseñado. Sobra de- de comunidades locales en todo el planeta,
cir que esto no es casualidad. klein des- habría que fomentar la convergencia de muy
menuza el entramado de intereses y cone- distintos sectores a una escala desconocida
xiones entre gobiernos, organismos inter- hasta ahora. Ese sería el suelo del movimiento
nacionales, multimillonarios verdes e in- de masas necesario para generar una con-
cluso grandes oenegés ecologistas con dis- moción de origen popular: “la sacudida
tintas empresas extractoras de combustibles que provoque el cambio climático puede ser
fósiles. En definitiva, nos invita a abando- un shock del pueblo, una conmoción desde
nar las distintas formas de pensamiento má- abajo” (p. 24).
CrÍTICA dE LIBroS
noTAS
existente también en las cuestiones sobre el clima y de- nor: And How I Got Licked, University of California
fiende la perspectiva de la deuda climática como una Press, Berkeley, 1994, p. 109.
buena herramienta correctora, op. cit., p. 502 y ss. 4
Podemos establecer un paralelismo entre el título
2
naomi klein cita el Informe What We Know: The del libro de J. riechmann: Gente que no quiere viajar a
Reality, Risks and Response to Climate Change, de la Marte, y los entusiastas de la geoingeniería que describe
Asociación Americana para el Avance de la Ciencia klein en el capítulo 8, pues son gente que sí quiere via-
(AAS). El informe en castellano está disponible en la jar a Marte.
página del Centro Mario Molina, uno de los autores y 5
Premio nobel de Química en 1995: http://centroma- riechmann, J., El siglo de la Gran Prueba, Baile
riomolina.org/wp-content/uploads/2014/03/AAAS- del Sol, Tenerife, 2013.
What-We-know_esp2.pdf
CrÍTICA dE LIBroS
CrÍTICA dE LIBroS
de a un conglomerado de problemas glo- sarias a corto plazo, escasas a día de hoy por
bales que se encuadran en una gran policrisis la insuficiente conciencia social a nivel glo-
general que perdurará en los decenios que bal y por la imposibilidad de que no va a
vendrán, ha sido bautizada histórica y ge- producirse las soluciones acertadas y ne-
ológicamente como Antropoceno (época ge- cesarias a la escala y velocidad requerida en
ológica presentada con anterioridad por ra- el periodo de tiempo que la humanidad po-
món Fernández durán en su obra El An- see en una fase pre-colapso. Como bien se-
tropoceno. La expansión del capitalismo ñalan los autores, las conclusiones del libro
global choca con la Biosfera, resaltando la –sobre todo a raíz del Vol. 2- deben orien-
incidencia e impacto global que las dife- tarse a que la proyección del futuro señalado
rentes actividades humanas han tenido y tie- no llegue a materializarse y se postule la ne-
nen sobre los ecosistemas). Estas inciden- cesidad de construir sociedades justas, de-
cias antropológicas, que durarán milenios mocráticas y sostenibles en los albores del
y condicionarán cualquier evolución futu- siglo XXI. Es necesario, por ello, un co-
ra, se traducen en diferentes problemas am- nocimiento global (respaldado por una
bientales: residuos y contaminación, ca- metodología multidisciplinar donde con-
lentamiento global, agotamiento del capi- verjan trabajos científicos y humanísticos:
tal mineral de la tierra, deforestación, pes- ecología, economía, sociología, biología, fi-
ca y agricultura industrial… que serán losofía, física, etc.) que permita planificar
claves para la estabilidad social y política escenarios posibles de transición ordenada
de la humanidad, en un juego constante con hacia la sustentabilidad, si ciertamente la hu-
períodos frágiles de anomia o falta de go- manidad quiere pervivir en el siglo XXII y
bernabilidad que posibilitan escenarios de siguientes. La perspectiva adoptada por los
pobreza, desigualdad, delincuencia, guerras autores señala que, antropológicamente, el
climáticas, etc. ser humano no solo debe entenderse y ana-
En el Vol. 2 (cap. 7-9), por su parte, se lizarse como homo faber, esto es, como un
realiza la proyección de colapso civilizatorio ser únicamente capacitado para la técnica
que las sociedades urbano-agro-industria- y el uso de energía exosomática, sino ade-
les actuales tendrán en el futuro por el fuer- más como homo loquens, incluyendo la ca-
te flujo de energía que requieren para su pro- pacidad de cooperación y sociabilidad que
pia sustentabilidad como sistema. Aunque el Homo sapiens ha demostrado durante si-
ciertamente, y así lo definen los autores, se glos (tal como señaló Jürgen Habermas en
realiza un ejercicio de política-ficción –so- su revisión a karl Marx a la hora de pre-
bre todo en el capítulo 9-, el hito histórico sentar su propuesta social sustentada en la
de colapso se proyecta teóricamente hacia teoría comunicativa). Esta dualidad presente
el final de la era del uso de los combusti- en el Homo sapiens permite entender el des-
bles fósiles baratos y abundantes, determi- arrollo histórico de la humanidad, a la vez
nados por un contexto donde el cambio cli- que la posibilidad de cooperación racional
mático y la pérdida de biodiversidad au- hacia sociedades sustentables socio-ecoló-
mentan la complejidad estructural para gicamente. En estas centurias de dominio
proponer soluciones democráticas y nece- capitalista, de cada crisis, el sistema socio-
CrÍTICA dE LIBroS
¿CrECIMIEnTo SoSTEnIBLE?
UGo BArdI, Los límites del crecimiento re- mundial.1 La conclusión lógica era que en
tomados, Madrid, Los Libros de la Catarata, un horizonte no muy lejano tendría lugar un
2014, 230 pp. Epílogo de Jorge riechmann. colapso del sistema económico global si no
se tomaban medidas con urgencia. LdC se
En 1972 se publicó, con el significativo tí- convirtió rápidamente en una referencia fun-
tulo de Los límites del crecimiento (LdC), damental para el pensamiento político ver-
un informe elaborado por un grupo de cien- de y el movimiento ecologista, pero tam-
tíficos que trabajaban bajo los auspicios del bién en el blanco de las invectivas de los
Club de roma, compuesto a su vez por un adalides del capitalismo global entusias-
comité de expertos preocupados por el fu- mados con los postulados neoliberales que
turo de la civilización humana. dos ver- ya por entonces ejercían una considerable
siones más de ese informe, que vieron la luz influencia.
en 1992 y 2004 respectivamente, confir- La evidencia de que ese colapso eco-
maron la tesis principal de aquel primer es- nómico y social se encuentra ya muy pró-
tudio: que el ritmo de crecimiento econó- ximo, debido al desdén de los responsables
mico mantenido durante los últimos dos- políticos y económicos hacia las adver-
cientos años no podría sostenerse en el si- tencias de LdC durante más de cuarenta
glo XXI debido al agotamiento de los re- años, fue el motivo por el que Ugo Bardi,
cursos no renovables, la imparable conta- profesor de físicoquímica en la Universidad
minación y el incremento de la población de Florencia y experto en nuevas fuentes de
CrÍTICA dE LIBroS
energía y recursos naturales, publicó en 2011 las dificultades para predecir su evolución
Los límites del crecimiento retomados, el li- en el tiempo. En las simulaciones se inte-
bro que aquí nos ocupa. no es esta una nue- graban, mediante complejas series de ecua-
va versión del informe, sino un trabajo cuyo ciones, los subsistemas naturales y socia-
principal objetivo es mostrar que la meto- les más relevantes, como la agricultura, la
dología y resultados de LdC han sido co- industria, los recursos no renovables, los re-
rrectos a pesar de las numerosas e injusti- cursos de capital, la población y la conta-
ficadas críticas que ha recibido. Con tal fin, minación, así como diversas variables e hi-
Bardi aborda un riguroso análisis científi- pótesis que incluían las probables innova-
co e histórico y expone los debates que se ciones tecnológicas, la estabilización del cre-
originaron a raíz de la publicación de cimiento de la población o los cambios en
LdC, criticando con severidad a quienes re- las políticas económicas. El resultado de
chazaron su método y conclusiones, resta- esas simulaciones, incluyendo sus actuali-
ron importancia a los problemas que puso zaciones más refinadas en posteriores ver-
de manifiesto y ensalzaron con infundado siones del informe, era el mismo. Todo
optimismo la capacidad del ingenio humano apuntaba a que si el sistema económico con-
y la tecnología para afrontar los males eco- tinuaba funcionando bajo las mismas pre-
lógicos. misas de crecimiento ininterrumpido, el co-
Tras ofrecer en los dos primeros capí- lapso sería inevitable, advirtiéndose sus
tulos un recorrido histórico de la génesis y efectos, en muchos casos irreversibles,
desarrollo de LdC, Bardi expone cómo ope- durante las primeras décadas del siglo
ra la dinámica de sistemas, método en el que XXI. Solo si se frenaba el ritmo de creci-
se sustenta la modelización del mundo em- miento de la población y de la producción
pleada por los científicos del Club de industrial podría establecerse una “econo-
roma, con el fin de despejar los malen- mía de estado estacionario”, tal y como fue
tendidos que se convirtieron en un lugar co- descrita por Herman daly en 1977, y evi-
mún entre los críticos. Hay en estos capí- tar las peores consecuencias del colapso.
tulos una sencilla explicación de cómo los Ahora bien, tal y como señala Bardi, LdC
modelos empleados permiten simular es- no fue diseñado para predecir el futuro con
cenarios en los que interactúan distintas va- exactitud, tarea harto complicada en lo que
riables, previendo cuál será su probable evo- respecta al funcionamiento de los sistemas
lución futura y el efecto de los cambios en no lineales, sino con el objetivo de apren-
alguna de ellas. Concretamente, la mode- der cómo se comportan los resultados del
lización posibilita la comprensión de los sis- modelo cuando varían los datos de entra-
temas no lineales en los que adquieren es- da de diferentes elementos y tratar así de
pecial relevancia los mecanismos de re- afrontar los probables efectos indeseados.
troalimentación. El estudio de estos siste- Como era de esperar, los defensores del
mas es el objeto de ciencias como la bio- crecimiento económico indefinido vieron en
logía, la sociología y la economía. Se ca- LdC una amenaza para el modelo de libre
racterizan por la ausencia de relaciones cau- mercado global con el que siempre han so-
sa-efecto claramente definidas, así como por ñado. Una economía de estado estacionario
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implica una intervención política a gran es- su agotamiento esté próximo. Además, los
cala que la ciencia económica convencional costes energéticos de extracción crecerán in-
contempla como el peor de los males. de ahí defectiblemente debido a que los minera-
que la reacción frente a LdC no fuera pre- les disponibles en el futuro serán más difí-
cisamente un ejemplo de discusión cientí- ciles de obtener y procesar, lo que arroja du-
fica neutral, objetiva y transdisciplinar, das sobre la confianza en la posibilidad de
sino que más bien se asemejó a debates ide- sustituir ad infinitum los recursos que sub-
ológicos anteriores en el tiempo que en- yace a la doctrina económica ortodoxa. Esta
frentaron a economistas liberales con quie- cuestión nos lleva a la segunda clase de ar-
nes señalaban las lagunas teóricas de la eco- gumentos contra LdC, según los cuales en
nomía ortodoxa.2 Así, en el capítulo 7, don- el informe no se había tenido en cuenta el
de Bardi repasa las principales críticas que decisivo papel del progreso tecnológico a
recibió LdC, se comprueba que la mayoría la hora de evitar el colapso económico o,
de economistas lo calificaron como una in- al menos, desplazarlo hacia el futuro. de
tromisión ilegítima de los científicos de la nuevo, Bardi desmonta las optimistas con-
naturaleza en su esfera de conocimiento; vicciones de los economistas convencio-
también lamenta que la discusión fuera in- nales mostrando que la tecnología también
completa, que no se centrara en las cues- está sujeta a rendimientos decrecientes, de
tiones principales y que los críticos, en ge- manera que el aumento de la inversión en
neral, no comprendieran el método ni los ob- investigación no siempre se traduce en me-
jetivos de la dinámica de sistemas. joras tecnológicas proporcionales. El dis-
Bardi presta a continuación una espe- curso económico dominante da por hecho
cial atención a las dos principales tesis es- que el progreso tecnológico crece expo-
grimidas por quienes se enfrentaron con fe- nencialmente, cuando su evolución real-
rocidad al contenido de LdC. Por un lado, mente parece ajustarse al diseño de una cur-
los críticos argumentaron que las previsiones va logística, con periodos de estancamien-
de agotamiento de los recursos minerales to que no se deben exclusivamente a razo-
incluidas en los informes eran erróneas y ex- nes políticas (es decir, a un “exceso de in-
cesivamente pesimistas. no obstante, nues- tervencionismo”), tal y como sostienen las
tro autor, teniendo en cuenta la disponibi- doctrinas económicas liberales que rigen el
lidad real de energía, muestra las debilida- destino del mundo. Bardi muestra cómo, in-
des de los modelos empleados por los cluso aunque se asuman como posiciones
economistas convencionales para sostener realistas las concepciones prometeicas del
el dogma de que el sistema de precios es el progreso que confían en eliminar comple-
mejor indicador de la abundancia o la es- tamente la contaminación o en emprender
casez de un bien. Antes al contrario, el sis- la colonización de otros planetas, las no-
tema de precios en una economía de libre ciones convencionales del progreso eco-
mercado tiende a reflejar los intereses de las nómico son incapaces de ofrecer una res-
empresas que se encargan de la extracción puesta satisfactoria al problema de los lí-
de los recursos minerales, por lo que los pre- mites del crecimiento.
cios de éstos permanecerán bajos aunque se Hoy día, sin embargo, resulta evidente
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lo sustenta han recuperado parte de su pres- ciencia y las estructuras económicas y po-
tigio, debido a la preocupación creciente por líticas que exige dicho ideal. El fracaso del
el agotamiento del petróleo y el agrava- movimiento ecologista en su empeño por
miento del cambio climático. Bardi repasa promover el cambio global da paso así a la
los estudios recientes que tienen a LdC era de la extralimitación, de modo que el ob-
como referencia, aunque muestra su dis- jetivo de una transición gradual hacia la so-
gusto por el tiempo perdido durante las dé- ciedad sostenible se ve remplazado por la
cadas previas. Enlazando con esta idea, Jor- preparación para las sucesivas crisis civi-
ge riechmann ofrece, en la versión tradu- lizatorias que la humanidad habrá de afron-
cida al castellano que aquí se reseña, un con- tar. Una visión inquietante y realista que, tras
ciso epílogo en el que se pregunta si aún tie- la lectura del libro de Bardi, servirá para re-
ne sentido el ideal de la “sostenibilidad”. forzar la conciencia de que, pese a todo, una
riechmann nos recuerda que las visiones transformación social y política a escala glo-
cortoplacistas de la economía global capi- bal debe continuar siendo la meta irrenun-
talista han sido el principal freno para em- ciable si no queremos sufrir las peores con-
prender la transición hacia una sociedad sus- secuencias del colapso ecológico.
tentable. Además, en algunos casos, se ha
sobrepasado el umbral de la irreversibilidad, Fernando Arribas Herguedas
por lo que resulta complicado que se pro- Universidad rey Juan Carlos
duzca la transformación global de la con-
noTAS
Las versiones españolas de los tres informes son:
1 economista austriaco Friedrich Hayek, caracterizaban
donella Meadows, dennis Meadows, Jorgen randers y a los “energeticistas sociales”. Entre éstos incluía a
William Behrens III, Los límites del crecimiento: In- algunos precursores de la economía ecológica como
forme al Club de Roma sobre el predicamento de la hu- Patrick Geddes, Ernest Solvay o Frederick Soddy.
manidad, FCE, México, 1972; donella Meadows, Sobre este debate y sobre los energeticistas, véanse
dennis Meadows y Jorgen randers, Más allá de los lí- Joan Martínez Alier y klaus Schlüpmann, La Ecolo-
mites del crecimiento, EL PAIS / Aguilar, Madrid, 1992; gía y la Economía, FCE, Madrid, 1992; Joan Martínez
donella Meadows, Jorgen randers y dennis Meadows, Alier, (ed.): Los principios de la Economía Ecológica.
Textos de P. Geddes, S. A. Podolinsky y F. Soddy,
Los límites del crecimiento 30 años después, Galaxia
Visor, Madrid, 1995; y Fernando Arribas Herguedas,
Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona, 2006.
La evasiva neoliberal. El pensamiento social y polí-
2
Un buen ejemplo fue la cruzada contra el “cien- tico de Friedrich A. Hayek, CEPC, Madrid, 2002, pp.
tificismo” y la “ingeniería social” que, a juicio del 126-140.
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cebook, Amazon, etc.– nos ofrezcan pro- otro lado de la relación (40 ss.). Precisa-
ductos acordes a los gustos e intereses que mente la pregunta de “quién está al otro lado
les hemos “confesado”. En segundo lugar, de la relación” deja atrás también la metá-
la transmisión de información configura un fora del simple “Estado vigilante”: “sea lo
nuevo tipo de relación política y de vigi- que sea lo que nos está vigilando, no se tra-
lancia, pues también los Estados y sus ser- ta solamente del ‘Estado’”, dice Harcourt
vicios de inteligencia acceden a ese mercado (72), sino de un entramado de relaciones re-
de identidades virtuales en busca de infor- cíprocas y bidireccionales entre las insti-
mación, según dicen, relevante a efectos de tuciones estatales (Gobierno, centros de in-
seguridad nacional. Harcourt cuestiona di- teligencia, etc.) y las grandes corporacio-
cha explicación: basándose en los datos re- nes y consultorías, entramado compuesto
velados por Snowden, demuestra que los por puertas giratorias, relaciones comer-
sistemas de vigilancia masiva utilizados por ciales y transmisiones masivas de datos por
la nSA –entre otras instituciones– no par- ambos lados (68). nuestra era también deja
tían precisamente de una previa discrimi- obsoleta la metáfora del “panóptico” de
nación en sus búsquedas; al contrario, y se- Bentham y Foucault: aquí no se trata de un
gún un documento de la propia nSA, lo que aparato de optimización de la vigilancia,
dichos sistemas buscan es “’captarlo todo’, como las prisiones panópticas, donde se bus-
‘procesarlo todo’, ‘explotarlo todo’, ‘aso- ca la mayor vigilancia posible con el me-
ciarlo todo’, ‘olfatearlo todo’ y, finalmen- nor coste. La sociedad de la exposición no
te, ‘saberlo todo’” (77). instaura, por tanto, una vigilancia optimi-
Esta nueva “sociedad de la exposi- zada sino una totalizadora: aspira al “co-
ción” deja obsoletas muchas de las disto- nocimiento total” de todas y cada una de las
pías y metáforas que habían tratado preci- individualidades –y aquí va otra diferencia–
samente de explicar la omnisciencia de los a un coste irrisorio en comparación a su va-
Estados modernos. La exposición actual no lor político-económico (100). La informa-
se deja explicar desde la metáfora del ción que en la época del biopoder o de la
Gran hermano orwelliano, pues en él la do- seguridad costaba años o décadas de ela-
minación se producía gracias a la represión boración estadística y de recursos del Es-
y erradicación de todo deseo y placer, del tado, hoy la consigue Facebook o Twitter
amor, la sexualidad, la literatura o la mú- con una mera actualización de sus servicios
sica; según Harcourt, nuestra época es ra- y a coste cero.
dicalmente diversa, pues en ella la vigilancia La metáfora que mejor explica, según
no está unida a la represión sino más bien Harcourt, la era de la exposición es la del
al deseo de placer y satisfacción (24). Hoy “Mirrored glass pavilion”, un complejo ar-
es el deseo de hablar por Skype con nues- quitectónico de pasillos que combinan
tras parejas a distancia, de compartir fotos cristal y espejos en los que el paseante ve
con nuestras amistades o de obtener más li- imágenes distorsionadas de sí mismo y de
kes en Facebook lo que nos lleva a facili- los demás, a su lado y al otro lado del cris-
tar la vigilancia mediante la cesión de tal, y que está dirigido al simple entreteni-
nuestro “doble digital” a quienes están al miento. Como en la propia red, en el pa-
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bellón “queremos ver nuestro reflejo al tiem- gustos futuros mediante la selección algo-
po que nos exhibimos y exponemos a la mi- rítmica de las ofertas que aparecerán en tus
rada de otros” (110). Como ocurre con los pantallas (157). La segunda transformación
cristales del pabellón, la transparencia que tiene que ver con el eclipse del humanismo:
nace de nuestra interacción socio-digital es de algún modo, alerta Harcourt, las ideas hu-
solamente “virtual”: es objeto de múltiples manistas supusieron cierto límite a la mer-
distorsiones, pues lo que mostramos y lo que cantilización, especialmente en lo relativo
vemos en la red no es “la realidad tal y como a la intimidad o la privacidad, vistas como
es”, sino tal y como la filtramos mediante una emanación de la “dignidad humana”;
una multiplicidad de tecnologías (122); y con su declive y con el auge de la ideolo-
la visibilidad no es en ningún sentido recí- gía neoliberal todo se ha vuelto mercanti-
proca, pues nosotros somos transparentes lizable y valorable económicamente, y la
para el poder y para los demás, pero el po- privacidad no es ninguna excepción (176).
der, sea económico o político, se mantiene El resultado de todo lo anterior es que
absolutamente opaco para el ciudadano, que el Estado que está surgiendo en la era di-
nunca sabe por quién, cuándo o dónde exac- gital es radicalmente diferente al Estado mo-
tamente está siendo vigilado. derno tal y como se explica en la teoría des-
Las lógicas que funcionan en la socie- de el siglo XIX: la tradicional separación
dad de la exposición son también otras res- entre Estado, economía y sociedad ya no es
pecto a eras anteriores. Harcourt describe válida, pues hoy el mercado y las corpora-
(cap. 5 y 6) dos movimientos ocurridos du- ciones tienen un poder (y un saber) com-
rante el último siglo, relativos a lo que Fou- parable o mayor al de los Estados (190), y
cault había denominado como saber-poder. realizan algunas de sus funciones clásicas
El primero tiene que ver con el uso de los (por ej. la censura o la vigilancia, incluso
datos y las estadísticas, donde se habría pa- sobre sus propios empleados); tampoco la
sado de las lógicas actuariales y el control posición del ciudadano es la misma, pues
estadístico a una nueva forma denominada su capacidad de control e incidencia en los
Doppelgänger Logic: según ésta, los sis- asuntos públicos se empequeñece ante la red
temas de información y publicitación que de poderes opacos y difusos que tiene
utilizan las industrias tecnológicas están ba- ante sí, vigilándole al tiempo que satisfa-
sados en la búsqueda de “dobles digitales”, ciendo sus deseos narcisistas. Harcourt no
personas cuya identidad y gustos coinciden es ingenuo al respecto, y éste es un punto
recíprocamente, y cuya información es central: el ciudadano/consumidor es vícti-
utilizada para individualizar mejor las ofer- ma pero también cómplice de su situación,
tas publicitarias. La transformación tiene pues es su deseo, satisfecho por las corpo-
cierto calado en términos de construcción raciones, el motor de toda esa “jaula de hie-
de la subjetividad, pues la propia empresa rro”, de exposición y vigilancia, que se está
(Amazon, Facebook, Spotify, etc.) sabe, gra- construyendo a su alrededor. El resultado
cias al conocimiento que tiene de tu “doble”, es, no obstante, sumamente paradójico: la
lo que te va a gustar antes que tú mismo, y forma de vida social surgida de lo anterior
de algún modo modifica y condiciona tus hace difícil distinguir ya entre el preso y el
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ciudadano libre, pues la vida de ambos se con el objetivo ambicioso del que parte,
define por la misma monitorización, en un a saber: tratar de entender el funciona-
caso carcelaria, en el otro comercial –no en miento del mundo social tal y como éste
vano el reloj de Apple ofrece las mismas aparece tras la irrupción de la tecnología
funciones que los monitores electrónicos digital; realizar un análisis crítico de
que llevan los presos sometidos a régimen cómo determinadas ideas de las que nos
de semi-libertad– (248). seguimos sirviendo –“Estado”, “privaci-
El nuevo poder-saber nacido de la era dad”, “mercado”, “democracia”, etc.–
digital genera a su vez nuevas formas de son ya de difícil traslación al presente di-
resistencia, especialmente ante el hecho gital y, por tanto, precisan reformulación;
de que la principal resistencia democrá- y, por último, detectar los principales pro-
tica, el voto, ha sido en gran parte mini- blemas políticos a los que se enfrenta la
mizada precisamente por la apatía políti- democracia en la actualidad, como la in-
ca propia de nuestra era –aunque ya fluencia de la industria tecnológica en la
anunciada por Tocqueville (255)–, que a construcción de nuestra subjetividad o los
su vez es potenciada por la tecnología di- excesos de la vigilancia. El libro es per-
gital, que nos vuelve complacientes ante tinente, además, porque permite desinflar
una vigilancia que en cierto modo se ve el globo del ciber-utopismo, esa ideología
como favorable a nuestros propios inte- por la cual la era digital sólo puede traer
reses consumistas (258). Sin embargo, la más y mejor democracia, en la línea de
principal resistencia, la que une Anony- otros autores más conocidos entre nosotros
mous con Assange, Snowden con daniel como Byung-Chul Han (Sociedad de la
Ellsberg, es la de invertir la vigilancia y transparencia, 2012; En el enjambre,
dirigirla al propio poder, esto es: aprove- 2014) o rendueles (Sociofobia, 2013). Su
char la potencia de la tecnología digital lectura es recomendable, por último, por
para transparentar las múltiples formas en su poder para despertar en el lector la con-
que nos gobiernan, y a partir de ahí deci- ciencia de que la “jaula de hierro” digital
dir si es legítimo su imperio. resistencias en la que nos encontramos no la están
que, según Harcourt y siguiendo aquí a construyendo otros a nuestro pesar, sino
deleuze, Guattari o Foucault (281), tienen que la estamos construyendo todos nos-
que partir de una “activismo sin líderes” otros efusivamente, cada vez que hacemos
motorizado por el propio deseo, ese que clic en la pestaña de “aceptar las condi-
nos lleva a ser esclavos de la rueda del ciones” de los servicios digitales que
consumo tecnológico, y que tiene que ser contratamos, a cada hora, de cada día, de
re-dirigido según una ética de la desobe- cada año de nuestra vida digital como se-
diencia digital hacia nuevos horizontes po- res expuestos.
líticos –Harcourt no entra, eso sí, en cuá-
les deben ser dichos horizontes, ni cuáles Javier Cigüela Sola
los objetivos de dichas resistencias–. Uao CEU / UoC
Exposed es, y así he intentado trans-
mitir en esta reseña, un libro que cumple
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ATrAPAdoS En LA rEd
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responde a un montaje temporal (no nece- tando beneficios pero también funcionan-
sariamente lineal o cronológico), la escri- do como herramientas de control y mani-
tura digital responde a una configuración es- pulación, hasta el punto de modificar los há-
pacial en la que los contenidos aparecen y bitos culturales y sociales de sus usuarios.
desaparecen como flujos interrelacionados Ha sido de tal calibre ese impulso tecno-
de un mismo bulbo que no deja de mutar. lógico que, con frecuencia, la vida ha de-
Todo esto, de un modo u otro, está afectando jado de ser una cuestión biológica para con-
a nuestra arquitectura cerebral y a nuestras vertirse en una construcción tecnológica, un
estrategias de pensamiento. relato que puede estirarse o encogerse a gus-
Este es el contexto, grosso modo, en el to del autor o del consumidor en ese hori-
que se desenvuelve este sugerente, incisi- zonte virtual que se presenta a menudo
vo y revelador ensayo de Vicente Serrano como el único escenario real. En tiempos
Marín, Fraudebook. Lo que la red social marcados por la virtualidad, el simulacro y
hace con nuestras vidas, un texto que, en la apariencia, este desarrollo —basado,
parte, puede leerse como una crítica de ese como señalara Baudrillard, en el paso de lo
horizonte de emancipación y confraterni- táctil a lo digital— ha permitido que la vida,
zación universal que muchos han querido confiada ya a los latidos electrónicos de una
ver en las redes sociales impulsadas al abri- computadora, pueda multiplicarse o quede
go de las nuevas tecnologías y el universo en muchas ocasiones en suspenso, desco-
digital. Profesor titular de la Universidad nectada de una realidad que tiende no tan-
Austral (Chile), Vicente Serrano ha des- to a ocultarse como a destruirse.
arrollado una amplia y reconocida obra en- Es el tecnoparaíso, el ciberespacio, ese
sayística, entre la que destacan títulos horizonte vital en el que chatear se practi-
como La herida de Spinoza. Felicidad y po- ca más en la segunda acepción del DRAE
lítica en la vida posmoderna (Premio Ana- (‘mantener una conversación mediante
grama de Ensayo en 2011) y, vinculados chats’) que en la primera (‘beber chatos’)
más estrechamente con este que aquí se co- y en el que googlear permanentemente pa-
menta, La revolución digital y la sociedad rece ser la clave del éxito o del sentido. Más
de la información (en colaboración con allá de esas evidencias, el ensayo de V. Se-
Guiomar Salvat, 2011) y El orden biopolí- rrano ahonda en la cara oculta de una red
tico (2016). social como Facebook, descifrando los
El empuje tecnológico que hemos co- riesgos y las dimensiones menos aparentes
nocido en estas últimas décadas ha propi- que se esconden tras la inocencia y la ino-
ciado que el horizonte virtual que se anun- cuidad de sus dispositivos. El éxito de Fa-
ciaba como un paraíso haya acabado con- cebook, señala el autor de este trabajo, des-
virtiéndose en un lugar hostil, amenazado cansa en dos rasgos hábilmente manejados:
por la incertidumbre, cuando no en una mal- una horizontalidad en la que, a diferencia
dición, el único escenario vital posible. En de otros medios, el usuario “no es destina-
ese contexto, las redes sociales se han ex- tario sino que es productor, protagonista y
tendido de forma considerable en algunos además en relación con otros usuarios y pro-
sectores de la población del planeta, apor- ductores”; y, en segundo lugar, una carac-
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terística que lo diferencia de otras redes so- ticas; en cualquier caso, la historia nos ha
ciales que cuentan asimismo con amplia im- enseñado de manera reiterada que ese
plantación, “lo que podemos llamar la in- principio se ha traicionado a favor de los in-
tegridad afectiva del dispositivo en forma tereses comerciales, culturales y políticos
de álbum” (p. 16). nos encontramos así con de unos pocos, por no hablar de la homo-
una versión digital e interactiva de lo que geneización y banalización crecientes a las
conocíamos como un álbum personal de fo- que se está sometiendo la cultura, desacti-
tos. Asistimos a un escenario en el que los vando buena parte de su potencial crítico.
adelantos tecnológicos provocan transfor- El ensayo de V. Serrano es relevante y
maciones (est)éticas que implican cuestio- oportuno porque pone encima de la mesa
nes políticas relacionadas con el poder y las cuestiones que afectan de manera radical al
instituciones que lo detentan, alteraciones imaginario social y político de nuestro
más o menos revolucionarias que conllevan tiempo. Cómo es posible que cientos de mi-
sobre todo efectos comerciales. En todo esto llones de personas asuman la condición de
hay un nivel considerable de espectacula- trabajadores/productores no solo ignoran-
ridad y exhibicionismo (debord) que se do ese estatuto sino incluso con la con-
aprecia en la importancia y el valor que mu- ciencia ilusa de obtener un beneficio de esa
chos usuarios de la red dan a las situacio- situación. Qué consecuencias se derivan de
nes más nimias de sus vidas, presentadas ese contexto en nuestras relaciones cultu-
como auténticos acontecimientos. Esta rales y políticas. Preguntas a las que estas
práctica se ha extendido a cierta literatura páginas responden con una considerable lu-
y hoy muchos escritores trabajan al ritmo cidez crítica. Es cierto que todos estos ade-
que marca la tecnología, aceleran sus pro- lantos tecnológicos han provocado un au-
cesos productivos apremiados por la nece- mento en el trasvase de información por vías
sidad de mostrar y compartir sus propues- electrónicas, como también lo es que dichos
tas. Se consiguen así textos mucho más di- avances, diseñados a la luz de lo que se vie-
geribles, carentes de autocrítica, descono- ne denominando obsolescencia progra-
cedores de la exigencia, con los que el lec- mada, han impulsado de una manera ex-
tor se identifica más fácilmente y a los que ponencial el consumo, pero está por ver que
puede premiar con un ‘me gusta’. ese hecho se traduzca en un incremento de
Landow, en Hipertexto 3.0. La teoría la comunicación, el conocimiento y el es-
crítica y los nuevos medios en una época píritu crítico, por no hablar de esa prome-
de globalización, como otros teóricos de la sa de libertad que se suele anunciar como
cultura digital, defiende de una manera un compañera de viaje de cualquier innovación
tanto ingenua la idea de que el saber pues- tecnológica, una libertad que se presenta
to en circulación en la nube provoca una de- cada vez más como un bien escaso, casi un
mocratización del poder, siendo así que el lujo al alcance de muy pocos, dada la in-
saber de uno deja de ser un privilegio para vasión de todo tipo de espacios territoria-
convertirse en el saber de muchos. desco- les e imaginarios (incluidos los ociosos, im-
nozco si ese incremento de la circulación productivos e íntimos) que lleva a cabo la
del saber genera sociedades más cultas y crí- tecnología.
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extendiendo por diferentes países de Europa va censura mediática”, “el monstruo me-
y que ha pasado de ser una ideología ma- diático devora a sus lacayos”. La actitud de-
yoritariamente repudiada a ser materia de fendida por Serrano, en este sentido, tam-
estudio y de debate. En este sentido, el tra- poco es muy tranquilizadora: “El disposi-
bajo de V. Serrano es pertinente y signifi- tivo no se puede combatir desde el dispo-
cativo porque da cuenta de las perversas ma- sitivo, pues todo lo que ingresa en él incluso
nipulaciones retóricas y simbólicas a las que para combatirlo no hace sino alimentarlo.
se somete la libertad en un mundo en el que En su interior los discursos anticapitalistas
los procesos uniformadores y las estrategias o incluso los revolucionarios se convierten
de homogeneización son cada día más en una mercancía más y de forma inexo-
evidentes. Žižek, en Pedir lo imposible, es rable integran y engrosan el proceso de pro-
solo una más de las muchas voces que con- ducción afectiva que corre paralelo y go-
sideran que, en tiempos potencialmente in- bierna real o potencialmente las relaciones
estables, nos encaminamos hacia un nue- sociales en las que se articula lo que lla-
vo orden autoritario. Así, habría que detectar mamos la política” (p. 57). de este modo,
las trampas que se esconden en el imagi- conceptos como los de disensión, diferen-
nario ideológico de nuestro tiempo y re- cia, descentramiento, desbordamiento y de-
conocer que el relativismo casi nunca es ga- construcción, habituales en la teoría cultural
rantía de una mayor libertad, que “todo y el pensamiento social de nuestro tiempo,
vale” implica casi siempre que “nada sir- se tornan más necesarios que nunca en el
ve”, que el descubrimiento de nuevos y su- objetivo de impulsar un nuevo racionalis-
gerentes motivos temáticos supone la des- mo crítico capaz de oponerse al totalita-
aparición de otros quizás más importantes. rismo. y parece innecesario señalar que ese
En todo caso, cabe pensar que la vo- totalitarismo no viene dado por las conni-
luntad de construir de otra manera es in- vencias con uno u otro sistema político sino
herente a una cierta sensibilidad posmo- por las vinculaciones que nuestras prácti-
derna y luchar para que la democracia li- cas afectivas y sociales mantienen con las
beral al servicio de los intereses del capi- leyes del mercado y las prestaciones tec-
talismo y la democracia dirigida desde el nológicas. Ahí puede surgir una teoría crí-
poder acaben siendo sustituidas por una de- tica liberada de las servidumbres de cual-
mocracia real, más efectiva, que recupere quier disciplina institucional consolidada,
para sus ciudadanos la soberanía, ese prin- una teoría que responda —desde la ines-
cipio que jamás debieran haber perdido, un tabilidad de su propio lugar en construc-
principio que habrá que reconquistar en los ción— epistemológica y políticamente
ámbitos de decisión política a través de la como una alternativa al circo mediático. En
constitución de redes autónomas de co- estas circunstancias y a partir de estas con-
municación, tejidas al margen del monu- diciones surge este necesario y lúcido
mental tinglado mediático, luchando con- análisis de Vicente Serrano.
tra la connivencia entre los grandes grupos
mediáticos y el gran capital y sin olvidar Alfredo Saldaña Sagredo
que, como recordara r. Chao en “La nue- Universidad de Zaragoza
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LUISA PoSAdA kUBISSA, Filosofía, Crítica El texto abre con una reflexión acerca
y (Re)flexiones feministas, Madrid, Fun- del carácter contradictorio de la filosofía de
damentos, 2015, 190 pp. Immanuel kant, para quien «la diferencia
entre los sexos es algo tan natural, que se
Sólo alguien que prestara muy escasa aten- remonta al estado de naturaleza previo al
ción a la historia reciente del pensamiento momento civilizatorio» (17). Quizá su in-
filosófico en España obviaría la importan- coherencia pudiera achacarse al mero mo-
cia que el seminario permanente Feminis- mento histórico en que llevó a cabo su fi-
mo e Ilustración, llevado a cabo en la Uni- losofía, pero algo más inquietantes resul-
versidad Complutense de Madrid desde tan ciertas coincidencias de las conclusio-
1984 a 1997 bajo la dirección de Celia nes kantianas con la filosofía de Luce Iri-
Amorós, ha tenido para la introducción y garay, máxima representante del feminis-
desarrollo de la filosofía feminista. Mucho mo de la diferencia francés. Al fin y al cabo,
antes de que la denominada «cuarta ola» del «también kant es un pensador de la dife-
movimiento feminista hiciera su apari- rencia sexual [...]. El problema será que las
ción en el horizonte teórico y social, po- consecuencias políticas y prácticas de tal
tenciando la difusión de trabajos de esta te- pensamiento no resultan ser favorables
mática, este seminario supuso un impor- para las mujeres. Irigaray se remite también
tantísimo impulso en orden a posibilitar el a una esencia femenina, que habría quedado
reconocimiento institucional de un pensa- desplazada a los márgenes del orden sim-
miento emancipador de tradición (quizá sea bólico imperante, el orden simbólico mas-
necesario recordarlo) centenaria. culino» (24).
Una de las autoras que no deben olvi- Con esta crítica a Irigaray, Posada ku-
darse en el contexto de ese seminario es Lui- bissa reclama nuestra atención sobre una te-
sa Posada kubissa, a cuya última aportación sis que se mantiene a lo largo del libro: el
aquí nos referimos. Su trayectoria debe le- peligro que supone anclarse en esencialis-
erse en el mencionado esfuerzo de imple- mos estériles, que obstruyen el «sano cons-
mentación del feminismo, pensamiento fi- tructivismo, que siempre ha acompañado a
losófico que es, al mismo tiempo, crítica de la crítica feminista desde sus orígenes» (72),
la dominación. no por accidente remarca- sin que, eso sí, esto nos tenga que obligar
mos «filosófico»: con este epíteto se acen- a renunciar a ciertas categorías, como la pro-
túa que «el feminismo es susceptible de ser pia palabra «mujeres». éstas pueden ser-
tematizado filosóficamente»1. nos hallamos, virnos para dar forma a la voluntad políti-
de esta manera, ante un ejercicio de reflexión ca que tiene como objetivo acabar con una
filosófica feminista. El lector encontrará un estructura social que redunda en la des-
conjunto de textos que abarcan tanto exégesis igualdad entre los sexos.
textual de pensadores clásicos como Locke, Precisamente, la relación del esencia-
así como crítica del presente, considerando lismo de Irigaray y el constructivismo ra-
cuestiones como la violencia de género. dical de Judith Butler es tema del texto in-
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texto nos coloca, de por sí, frente a ciertas sa de que no puede haber contrato para la
teorías que, separando la prostitución del fe- venta de sí y de la propia persona puede ser-
nómeno de la trata, intentan defender la po- virnos aquí a nuestros intereses[...] en el caso
sibilidad de la primera como fruto de una li- de la prostitución, el contrato es [...] ilegí-
bre elección. dicha intervención teórica se timo, o, más bien, ni siquiere puede hablarse
realiza en orden a «reforzar los argumentos de contrato, pues nadie es libre de pactar su
en favor de la legalización y normalización sujeción» (98).
de la actividad prostitucional» (83), es de- Pasemos ahora a la consideración del fe-
cir, enmarcarlos dentro de lo que se ha ve- nómeno de la violencia de género. En pri-
nido a denominar el enfoque «prodere- mer lugar, ha de entenderse, en concreto,
chos». La postura de Posada kubissa al res- qué significa esa expresión en sí misma. Al
pecto no deja margen alguno a la duda, y así: decir «violencia de género» se apela a un
“[i]ndudablemente[,] un primer efecto per- fenómeno de raíces estructurales, por lo que
verso de esta estrategia consistirá en mini- «convendrá establecer antes que nada que
mizar el drama de la trata, que queda así re- se parte aquí de que el problema de la vio-
ducido a una suerte de mito o, como mucho, lencia contra las mujeres resulta ser también
a un fenómeno delictivo que nada tiene que el problema del discurso o del gran relato
ver lo la industria del sexo entendida como —social, político y cultural— en el que esta
trabajo libremente elegido» (83). Trata y está inserta. Entender la violencia de esta
prostitución se hallan pues en una relación forma, implica claramente hablar de ella
de mutua coimplicación, lo que la acerca a como de un constructo» (106). Esto es, el
posturas de corte prohibicionista, regla- núcleo analítico de nuestro enfoque ha de
mentista y abolicionista. Tras ahondar en la ser, necesariamente, la desigualdad es-
particularidad de estas últimas, Posada ku- tructural entre los sexos. Así, nuestro aná-
bissa concluye que «la óptica feminista debe lisis «estará en la órbita de un discurso crí-
guiarse hacia el horizonte regulativo de su tico, por el que la violencia contra las mu-
abolición» (88). El núcleo teórico sobre el jeres ha de ser entendida siempre como vio-
que se sustenta esta afirmación parte de dar lencia estructural. Es decir que puede ser le-
cuenta de la importancia de los condicio- ída como acto sexual, violento sin duda,
namientos sociales que están alrededor de la pero que no es violencia sin más» (115).
compra y venta de servicios sexuales: de este A pesar de lo baladí que esta explicación
modo, querer leer la prostitución como un haya podido parecer, nuestra autora no apun-
solo acto de la decisión individual sería obli- ta con ella en exclusiva a desacreditar los
terar sus determinantes políticos y sociales. planteamientos realizados fuera del ámbi-
dicha argumentación, no obstante, no ha de to académico, de los que podríamos con-
realizarse fundamentándose meramente en siderar tienen más posibilidades de errar por
el análisis crítico de la actualidad; si parti- la ausencia de reflexión sobre sus funda-
mos del análisis de la teoría del contrato en mentos. Sorprendentemente, hay voces
kant, encontramos los fundamentos para una que desde dentro del discurso teórico fe-
sólida argumentación, deviniendo un ines- minista, defienden posturas que nos llevan
perado aliado. y es que, en éste «su defen- a conclusiones parecidas. Ejemplo son
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noTAS
1
Amorós, C. (dir.): Feminismo y Filosofía. Síntesis,
Madrid, 2000, pág.10, citado en íbid., pág. 13.
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condiciones sociales sin, por ello, volver a Sin embargo, y justo en contra de la vi-
recaer en la metafísica y en el idealismo. sión banal que se ha construido de la Pos-
Sin embargo, el mismo pensamiento tmodernidad, estamos bien lejos de una si-
emancipatorio lleva decenios en una crisis tuación en la que pensar en términos radi-
profunda. Más allá de la consabida derro- cales y subversivos, tal y como hizo Marx,
ta del socialismo real y del debate de si ya no tenga sentido. Más bien, hoy en día,
aquello constituyó de alguna forma la re- precisamente por la crisis del marxismo y
alización, en sentido hegeliano, de las ca- de las realidades históricas en las que se ba-
tegorías y contenidos de la filosofía de saba, parece que queda todo el trabajo por
Marx, lo cierto es que en nuestro presente hacer. Ese trabajo consiste en volver a pen-
más contemporáneo Marx parece estar ha- sar otro tipo de relaciones sociales, otra vida
blando de un mundo que ya no parece del posible, otra forma de organización posible,
todo el nuestro. entendiendo que el marxismo ya no puede
A pesar de que la última crisis financiera ser un marco infranqueable sino que, in-
que comenzó en 2008 parecía volver a ha- cluso, a veces, puede llegar a convertirse en
cer del pensamiento algo nuevamente apa- aquello que debe ser superado.
sionante1, lo cierto es que no ha servido En este contexto, en los últimos años ha
para volver a poner al marxismo en el cen- venido desarrollándose una forma diferente
tro de los problemas que hoy hay que re- de entender el modo en el que concebir esa
solver desde el punto de vista social. Más sociedad diferente. del modelo del comu-
bien, y no es poco, ha servido para cons- nismo, basado en la centralización política
tatar que, en gran parte, las categorías con y económica en un Estado fuerte, se viene
las que se ha pensado la transformación so- hablando del común como una forma de
cial durante gran parte del siglo XX y prin- concebir relaciones sociales basadas en
cipios del XXI ya no sirven. aquello que une a toda la vida social, es de-
ya hoy no asistimos a una lucha clara cir, en aquello que supone la base de la vida
y encarnizada entre un proletariado in- en sociedad.
dustrial y una burguesía dueña de los me- Sin duda, dentro de este desarrollo era
dios de producción; ya no está tan claro que necesario una especie de exposición de la
el control estatal de los medios de pro- génesis de una idea semejante, así como de
ducción sea la clave para la construcción sus desarrollos principales y, especial-
de una sociedad más justa. Más bien, lo que mente, de la novedad que supone frente a
parece haber demostrado la derrota del so- otras formas precedentes de entender la vida
cialismo real, en primer lugar, y la crisis de social. Por eso, Común de Christian Laval
2008, es que el marxismo, como metodo- y Pierre dardot supone una especie de ma-
logía y como marco en el que pensar nual básico para saber en qué consiste la
otras formas de vida, debe ser superado o, cuestión del común y si, en algún sentido,
por lo menos, ya no reformulado para sal- puede servir como alternativa para pensar
varlo a cualquier precio. Hoy hay que pre- modos de relaciones sociales diferentes.
guntarse, por fin, qué partes de él nos si- Uno de los principales descubrimientos
guen siendo útiles. a la hora de tratar el tema del común es que,
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pese a que pueda parecer un concepto muy ideal de vida común que pueda ser toma-
nuevo, lo cierto es que desde el comienzo do, hoy día, como modelo. Más bien, la
del pensamiento político y social se lleva ha- Unión Soviética fue una apropiación bu-
blando de lo que es común a todos. Bajo di- rocrática de lo común (pp. 92-95), en la cual
ferentes desarrollos y perspectivas, ya des- el Estado-partido sirvió como instrumento
de Aristóteles o Cicerón la cuestión de lo que de imposición de la lógica productivista. En
es común dentro de la vida social ha veni- vez de organizar a la clase obrera, la dic-
do siendo objeto de estudio (pp. 28-61). tadura soviética expropió de manera violenta
La razón está clara: en el momento en toda la fuerza democrática que, en un pri-
el que aparece una cierta vida social, es ne- mer momento, se había puesto en marcha
cesario entender qué es lo que la mantiene (pp. 95-108).
unida. Bajo diferentes definiciones, ese ele- La superación de la relación entre la
mento, o elementos, que hacen que un con- Unión Soviética y cualquier noción recu-
junto de individuos permanezcan viviendo perable de lo común es básica: de ello de-
y formando una sociedad es clave para po- pende que el pensamiento y la práctica trans-
der entender cómo funciona dicha sociedad formadoras puedan tener algún tipo de fu-
y, lo que es más importante, cómo hacer que turo. no hay que olvidar que el principal
funcione bien. Pese a los intentos de cier- problema que tiene toda la retórica del co-
to liberalismo contemporáneo que ha in- mún es que, todavía, nos resuena en ella
tentado destruir completamente cualquier algo de esa vieja jerga pseudorevolucionaria
elemento común en la vida social, negan- de los burócratas soviéticos, para los cua-
do incluso la misma existencia de la so- les el Estado era la mayor expresión de la
ciedad tal y como hiciera Thatcher en voluntad obrera. Con la crítica que se es-
1987, lo cierto es que existe una historia no tablece aquí a esa noción de lo común pues-
sólo del pensamiento de lo común sino todo ta en marcha por el comunismo histórico,
un conjunto de esfuerzos por garantizar que lo que se hace es desligar, de una vez y para
esos elementos se preserven como aquello siempre, el proyecto de una nueva vida en
sin lo cual no podría existir la vida social. común de su recuperación totalitaria y bu-
otro de los puntos fuertes de este rela- rocrática por parte de los bolcheviques.
to de la cuestión del común es la compa- Lo que queda demostrado aquí es que
ración que se establece con ese mismo con- una práctica de vida social basada en el co-
cepto pero desarrollado en las sociedades mún no puede nunca identificarse con su re-
que se llamaron a sí mismas comunistas. Es- cuperación unilateral por parte de un poder
tableciendo una génesis de la misma noción independiente, en este caso el Estado so-
de comunismo y del diferente uso que se ha viético. Pese a que éste quiso presentarse
hecho a lo largo de toda la historia (desde como la representación fiel de los intereses
el primer cristianismo hasta la aparición del del proletariado, lo cierto es que, bien
socialismo científico de Marx), lo que se in- pronto, se demostró cómo la vida en común
tenta demostrar es una idea que, por sí sola, quedó expropiada por un Estado bajo el cual
ya justifica este libro: el comunismo de Es- todos quedaban identificados como iguales
tado no fue la realización de ningún tipo de pero al precio de quedar desposeídos de todo
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mientos xenófobos y populistas de diver- deando las líneas maestras de nuestro pen-
so signo, o las nuevas formas de gobernanza samiento político y legal. Así, la práctica
tecnocrática y la despolitización de ciertos parlamentaria de deliberar pro et contra,
ámbitos de decisión en el entorno crecien- bajo estrictas reglas procedimentales, ha
temente complejo de organizaciones in- contribuido decisivamente a configurar la
ternacionales y una economía globalizada. cultura de las modernas democracias como
En ese contexto vuelven a oírse críticas, cu- una cultura del debate político y ha per-
yos orígenes cabría rastrear hasta el siglo meado muchas de las actividades y usos po-
XIX, poniendo en cuestión la legitimidad líticos fuera de la propia institución.
o eficacia del parlamento y de los parla- Por ello, resulta tanto más sorprenden-
mentarios como representantes elegidos. te el modo en que el parlamentarismo ha
de ahí el interés de preguntarse hoy por perdido visibilidad en la discusión demo-
las complejas relaciones entre parlamen- crática de las últimas décadas. Como vie-
tarismo y democracia como hace esta co- nen a señalar críticamente los editores, esta
lección de trabajos reunidos y editados, bajo pérdida de centralidad e importancia se ha
el título Parliamentarism and Democratic producido tanto en la teoría como en la prác-
Theory, por kari Palonen y José María ro- tica política. A su juicio, el parlamento ha
sales. Ambos editores llevan trabajando des- sido minusvalorado como referencia insti-
de hace años sobre el parlamentarismo en- tucional de la política democrática, pero
tendido no como un tipo de régimen, sino también ha sido en gran medida ignorado
como un modo característico de debatir y como tema de estudio e investigación por
hacer política. Fruto de esa colaboración es la reciente teoría democrática. de lo primero
también un volumen anterior, editado por hay suficiente evidencia si contemplamos
ambos con Tapani Turkka e igualmente re- algunas tendencias institucionales caracte-
comendable: The Politics of Dissensus: Par- rísticas de las democracias contemporáne-
liament in Debate2, donde se desarrolla por as. En algunos casos el debilitamiento del
extenso esa concepción del parlamentaris- parlamento se debe a los cambios produ-
mo como cultura y práctica del debate y del cidos en la división y el equilibrio de po-
disenso. En la misma línea, el motivo cen- deres, como sucede con el reforzamiento del
tral de Parliamentarism and Democratic ejecutivo y la expansión de la administra-
Theory es la justificación o reivindicación ción en general; o con la creciente impor-
del parlamentarismo como un modo espe- tancia de los tribunales en la vida pública
cífico de hacer política: “a distinct parlia- y la judicialización de la política. de igual
mentary manner of debating and of acting modo vemos el desplazamiento de áreas de
politically”, cuyo recorrido histórico se ini- debate y decisión fuera de sede parlamen-
cia a finales del siglo XVI. Como observan taria, so pretexto de su despolitización, ha-
los editores, la política parlamentaria ha sido cia comités de expertos, agencias regula-
junto con el liberalismo y el republicanis- torias o bancos centrales. y no menos sig-
mo una de las grandes tradiciones que con- nificativo resulta el recurso a consultas ple-
vergen en la creación de los gobiernos re- biscitarias y referendos o la elección directa
presentativos a principios del XIX, mol- de cargos públicos, lo que es visto por mu-
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sivos capítulos cabe ver el modo en que se el papel de los desacuerdos y la importan-
entrelazan la historia del parlamentarismo cia del compromiso en la política demo-
con los procesos de democratización y ex- crática. Por su parte, Javier Gil plantea el am-
tensión del sufragio (Jussi kurunmäki), la biguo legado “epistocrático”, que descubre
diseminación de la cultura del debate en la en la relación entre la deliberación y la con-
Inglaterra victoriana (Taru Haapala), el cepción aristocrática de la política, compa-
reformismo liberal y los debates parla- rándolo con el modelo del consentimiento
mentarios en el Westminster de 1860 (ro- informado que regula las relaciones médi-
sario López), la defensa del parlamenta- co-paciente. Anthoula Malkopoulou examina
rismo que hace Max Weber durante los años la paradoja de la selección democrática de
de la Primera Guerra Mundial (Félix los representantes y compara el mecanismo
Blanc), el análisis comparativo de las crí- del voto con el uso de sorteos como proce-
ticas históricas contra el sistema parla- dimiento de selección. En una línea seme-
mentario en el periodo de entreguerras (Jo- jante, Hubertus Buchstein plantea la posi-
ris Gijsenbergh), o el control parlamenta- bilidad de un “parlamentarismo aleatorio”
rio de la política exterior en el caso de los como una forma de renovación institucio-
Estados Unidos (Anna kronlund). nal, considerando los efectos de abrir el par-
En la segunda parte del libro, titulada lamentarismo al uso de loterías. y el último
“debating democratic Theory and Perfor- capítulo de Sia Spiliopoulou-Åkermark
mance”, encontramos diversos ensayos examina la participación de nuevos actores
cuyo hilo conductor es la discusión sobre el políticos, como movimientos y onGs
rendimiento institucional de las democracias como alternativa o complemento al parla-
parlamentarias a la luz del ideal de delibe- mentarismo.
ración democrática. El foco de atención está no cabe concluir el repaso por los ca-
centrado aquí tanto en los modos en que cabe pítulos que componen Parliamentarism
interpretar la deliberación democrática and Democratic Theory sin destacar el ex-
como en las prácticas institucionales con las celente e incisivo epílogo con el que se cie-
que se realiza. Así, en el primer capítulo Mai- rra el volumen. Si en la introducción se tra-
ja Setälä aborda los experimentos delibe- taba de presentar el estado de la cuestión así
rativos con mini-públicos para examinar su como el plan del libro, en “recasting the
contribución a la formación del juicio po- Parliamentary Culture of Politics” Palonen
lítico y si tales foros deliberativos pueden y rosales ofrecen una sólida justificación
complementar el funcionamiento de las del valor del parlamentarismo como una for-
instituciones representativas. Los dos si- ma de cultura política que, a través de sus
guientes ensayos tienen un carácter más fi- prácticas institucionales y procedimientos,
losófico, pues se ocupan de cómo hemos de es capaz de conjugar representación, par-
entender la deliberación democrática. En- ticipación y deliberación. y proceden a di-
rico Biale discute los presupuestos norma- cha defensa desmontando con buena mano
tivos de la orientación hacia el consenso pre- los malentendidos y errores comunes, bien
dominante en los teóricos de la democracia extendidos tanto en la academia como en
deliberativa con objeto de poner de relieve los debates públicos y medios de comuni-
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cación, sobre el sentido de la representación sino en general para todos aquellos lecto-
política y las relaciones entre representan- res interesados por entender mejor la cul-
tes y representados. tura democrática y el estado de nuestras ins-
Por todo ello, el libro resulta una lectura tituciones políticas.
estimulante y muy recomendable no sólo
para los especialistas que se dedican a la te- Manuel Toscano
oría política o a los estudios parlamentarios, Universidad de Málaga
noTAS
1
Un ejemplo de esta preocupación es el reciente 2
kari Palonen, José María rosales y Tappani
artículo de roger Cohen, titulado con un punto de exa- Turkka (eds.), The Politics of Dissensus: Parliament in
geración “The death of Liberalism”, publicado en The Debate. Santander/Madrid: Cantabria University Press
New York Times, 14 abril de 2016 [http://www.nyti- & McGraw-Hill, 2014, 519 pp.
mes.com/2016/04/14/opinion/the-death-of-libera-
lism.html?smid=tw-nytimes&smtyp=cur&_r=0].
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blema político (Trotta, Madrid, 1999), de cia capital y es por tanto ya un hito para
E. Peterson– una mera aproximación eru- quienes, en el ámbito hispanohablante,
dita al problema teológico-político en el Im- quieran tomar postura respecto de esta
perio romano. Este tratado, como hemos su- discusión decisiva en la historia del pen-
gerido ya, es ante todo una fecunda apor- samiento del siglo XX –y, en realidad, De
tación al debate acerca de la cuestión de la Hegel a Blumenberg, como reza el subtítulo
secularización y de sus interpretaciones fi- de la obra de Jean-Claude Monod sobre La
losófico-políticas y filosófico-históricas. Su querella de la secularización (Amorrortu,
autor se posiciona en este sentido desde la Madrid, 2015)–.
primera página: lo que trata de hacer en su El gran mérito de la obra, en este sen-
obra es, contra lo afirmado por J. Taubes en tido, consiste, no tanto en el hecho de que
La teología política de Pablo (Trotta, Ma- profundice en la problemática argumenta-
drid, 2007), impugnar la relación de filia- ción de Peterson contra Schmitt, que en
ción –o al menos su legitimidad– entre M. efecto remite a la importancia del trinita-
Weber y C. Schmitt, así como, con el rismo y de Agustín de Hipona como base
mentado Peterson, confirmar la leyenda de para la articulación de una resistencia ca-
la imposibilidad de una teología política ca- tólica frente al totalitarismo teológico-po-
tólica, incluida y acaso en primer lugar la lítico, sino ante todo en la reconciliación de
schmittiana. este momento de despliegue teológico del
de este modo, la obra se inscribe en una cristianismo, del que estuvo necesitado para
línea de investigación cultivada con pro- presentar su alternativa democratizadora a
fusión durante los últimos tiempos por Vi- la deificatio imperial, con su carácter ori-
llacañas, en especial a través de su edición ginario de religión de salvación. Formula-
de Teología política (Trotta, Madrid, 2009) do con otras palabras: no en la polémica
de Schmitt –que no en vano cuenta con un contra la teología política schmittiana de
epílogo, obra del filósofo ubetense, titula- cuño hobbesiano, sino en la introducción de
do «La leyenda de la liquidación de la te- Weber como clave a la hora de compren-
ología política»–, así como de sus ensayos der la especificidad histórico-política de oc-
sobre el jurista alemán, Poder y conflicto cidente, esto es, la relación entre republi-
(Biblioteca nueva, Madrid, 2008). Como canismo y judeocristianismo, y ello en aten-
es natural, y de hecho saludable en el ám- ción no sólo del pasado, sino ante todo de
bito del debate académico, cabe discrepar su significado para el presente y, de hecho,
respecto de algunos de sus puntos –por para el futuro. de ahí la referencia, al co-
ejemplo, la identificación de la doctrina mienzo de esta reseña, a la cuestión del po-
schmittiana de la soberanía con una teolo- pulismo, que en último término –de manera
gía política católica en sentido sustancial, paradójica– no apela tanto al pueblo en sí
como el propio Schmitt criticó a Peterson– mismo cuanto a su empoderamiento a tra-
, pero de lo que no cabe duda es de que la vés de su representación en la figura de un
reciente aportación de Villacañas a este de- líder carismático que, como el soberano de
bate, al que más tarde se sumaron Blu- la teología política, se ubica en los márge-
menberg y k. Löwith, posee una relevan- nes de un sistema institucional al que no se
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someten su poder y autoridad, sino que és- caso podemos sin embargo prescindir–, para
tos son más bien condición de posibilidad poder así estar en condiciones de emitir un
de las propias instituciones: el afuera des- juicio sobre la historia, en lugar de elevar-
de el que ellas son posibles. la a la condición de tribunal de la humani-
Frente a esta noción autoritaria de li- dad. Sólo así, a fin de cuentas, estaremos
derazgo, con su defensa de la división de en condiciones de hacer frente a la catás-
poderes característica del republicanismo, trofe de la historia mediante un ejercicio res-
Villacañas no hace sino reivindicar la figura ponsable de la política.
weberiana del líder carismático sometido al Como por lo demás quizá no podría ser
control de las instituciones, esto es, cuya po- de otro modo, tratándose de Europa –o, ya
testas y auctoritas dependen de su capaci- se sabe, la Cristiandad–, el libro al que he-
dad a la hora de cumplir con el fin para el mos dedicado estas líneas, en conformidad
que fue investido y con el que, por tanto, no con su título, presta especial atención,
se identifica sin resto –al igual que la igle- como se ha indicado, al devenir de la reli-
sia visible no se identifica sin resto con la gión de salvación cristiana. Sin embargo, no
invisible, como no obstante supo Schmitt, quisiera concluir mi crítica de este trabajo
y del mismo modo que la esfera de la po- sin destacar un elemento que a mi modo de
lítica no se identifica sin resto con la esfe- ver representa un importante logro del au-
ra de la salvación–. La cuestión decisiva es tor. Me refiero a su elucidación de la génesis
sin duda la de la imposibilidad de esta iden- del cristianismo, expuesta en el segundo ca-
tificación, es decir, la del resto y, por tan- pítulo de la obra bajo el título «racionali-
to, la diferencia, que acaso habría que lla- zación ética judía y religión de salvación
mar mesiánica, entre este mundo –la his- cristiana», y por tanto a su análisis de la im-
toria, la política– y la eternidad –la reden- portancia del judaísmo en el contexto de una
ción–. La especificidad de las comunidades genealogía de la división de poderes, pues
de salvación judías y cristianas, como sos- ésta no remite en última instancia al cris-
tiene Villacañas, consiste precisamente en tianismo sin más, sino a la relación recí-
la diferenciación de esferas que se visibi- proca, verificable desde un punto de visto
liza en la división de poderes característi- histórico, de judaísmo y cristianismo. de ahí
ca de las instituciones que no están al ser- que el título de esta reseña hable de las ra-
vicio del imperium, sino de la res publica. íces judeocristianas del republicanismo. A
dicha institucionalización requiere de un diferencia de lo sostenido por Peterson –que
mínimo de teología, pero el resultado no la teología política era una herencia judía–
puede ser de naturaleza teológico-política y por Löwith –que sólo el pueblo judío era
si no se quiere caer en la tentación, propia un pueblo histórico en el sentido de una te-
del tirano, de renunciar a todo horizonte de ología de la historia–, Villacañas expone a
esperanza soteriológica, esto es, la tentación sus lectores una visión mucho más matizada
de absolutizar el mundo y, con él, la polí- de esta cuestión.
tica y la historia que le son propios. de lo La relación entre el judaísmo y el cris-
que se trata es más bien de acotar una es- tianismo no se reduce al hecho de que Je-
fera, la de la política –de la que en ningún sús, sus discípulos e incluso el fundador
CrÍTICA dE LIBroS
del cristianismo, el apóstol Pablo, fuesen roma, cuyo único punto en común era, no
judíos, al igual que tampoco cabe afirmar obstante, el carácter sacrílego, blasfemo y
sin más que el cristianismo sea una suer- usurpador de la deificatio del emperador.
te de superación del judaísmo, como su- A los judíos debió parecerles por ello es-
giere la ordenación de nuestra Biblia en candalosa la presentación de Cristo como
Antiguo y nuevo Testamento, del mismo imperator en la literatura cristiana antigua.
modo que sería un error mayúsculo pen- Pero en el fondo, pace Peterson, judíos y
sar, como por desconocimiento tiende a ha- cristianos no hacían sino esperar al rey del
cerse, que el judaísmo actual –el judaísmo mundo futuro, frente al cual todo poder de
rabínico– fuese el judaísmo de los tiempos este mundo no deja de ser un resto profa-
del nazareno y no el resultado de la no. Esta conciencia, la del carácter relati-
interacción del judaísmo posterior a la des- vo del mundo, es la que institucionaliza la
trucción del Templo –el fariseísmo– con división de poderes y, por tanto, el repu-
el incipiente cristianismo –y viceversa–. blicanismo como antídoto de la teología
Antes bien, no cabe comprender el origen política.
del cristianismo sin conocer las posiciones
mantenidas por las diversas corrientes Roberto Navarrete Alonso
del judaísmo pre-cristiano –esenios, sa- Universidad Complutense de Madrid
duceos, zelotas y fariseos– en relación a
ALBErTo SUCASAS, La Shoah en Lévinas: erlo en unos días donde el eco de los sal-
un eco inaudible, Madrid, devenir, 2015, vajes atentados de noviembre en París, y la
160 pp. sombra también de una brutalidad constante
del estado de Israel en Palestina, siguen hi-
Mas hizo Dios que el pueblo rodease riendo nuestra retina. En efecto, estamos en
por el camino del desierto (Ex 13, 18). la estela de un acontecimiento, el de Aus-
chwitz, que seguirá ocupándonos durante
La Shoah en Lévinas: un eco inaudible des- mucho tiempo.
arrolla una hipótesis genérica sobre la his- desamparo extremo de los cuerpos
toria cultural de las últimas décadas. nin- devueltos a una animalidad inerme: la
guna de las ciencias humanas ha perma- nada del pasado, la pureza del presente. El
necido indiferente al exterminio nazi de la gas Zyklon B sale por los tubos de lo que
judería europea. ningún saber sobre el hom- parecían duchas, con los cuerpos desnudos,
bre ha podido proseguir sus investigacio- apiñados como ganado. ¿Corderos de un
nes sin acusar la conmoción provocada por dios ausente? resulta, con todo, difícil evi-
una barbarie que apenas tiene precedentes. tar un testimonio vicario de un horror que
y esto, ironía de los tiempos, hemos de le- se incuba en el centro de Europa y de nues-
CrÍTICA dE LIBroS
tra alma: “¿Cómo traer al presente el pasado nada humano le es ajeno. y ahora, después
maldito y cómo expresar, valiéndose de la del Holocausto y la barbarie antisemita, tam-
lengua de los vivos, la experiencia de los poco nada inhumano.
aniquilados en una muerte indigna, solución Buscando en esquinas escondidas el eco
final de cuya abyección formaba parte, pre- inaudible de la Shoah, no en la línea prin-
cisamente, la extinción de la palabra?” (p. cipal del corpus levinasiano, Sucasas re-
107). Al fin y al cabo, la lasitud del llama- produce de algún modo el gesto de derri-
do musulmán en los Lager sólo es una ex- da. Se trata de excluir una vía directa para
presión más de que la aniquilación pasa tam- deconstruir y reconstruir el pensamiento de
bién por el fin del lenguaje. Lévinas, al menos en relación a ese acon-
Posteriormente conocemos el testimo- tecimiento central del pasado siglo, desde
nio de robert Antelme, Primo Levi, Jean los márgenes, a través de la connotación y
Améry y Celan: ¿Se ha producido un cam- la sugerencia (p. 70). Todo el libro persigue
bio brusco en la imagen del hombre? no “la metáfora de un sonido que sólo sería au-
obstante, recuerda Sucasas (p. 13), el grue- dible en su eco” (Lévinas). no es casual que
so de las habituales taxonomías en las res- el tercer capítulo de La Shoah en Lévinas,
puestas a Auschwitz debe incluir también “Metáfora y heterología”, se dedique a las
el caso complejo de quienes prosiguieron relaciones de lenguaje entre denotación y
su trabajo de espaldas a la Guerra y sus con- connotación. ¿Primero el sentido literal y
secuencias más extremas. Como atestiguan después el figurado, secundario y derivado?
Francis Bacon o Beckett –pero también no, contesta Sucasas, toda significación
Goya, Genet, Cioran, Canetti, kafka o nace y se preserva en función de una po-
Walser– el horror es tan viejo como el hom- tencia metafórica (pp. 40-43). Lo primario
bre y tal vez hacer de Hitler un unicum es del sentido, de hecho, sólo se expresa en me-
hacerle un flaco favor a la multitud de las táforas extinguidas, anómalas. y lo literal
víctimas. sería un fenómeno residual, secundario.
Sucasas no compartiría en absoluto El lenguaje es metáfora, a veces im-
esta idea. Como sea, su libro se mueve en prevista, que fisura la pretensión inmanente
una topología andrógina: “desde el lugar del mundo. Por tal razón, Sucasas sigue a
propio se eleva el yo viril, autoafirmándo- Lévinas en su polémica con la ironía so-
se sobre el suelo; al lugar propio regresa, crática sobre la retórica o en el rechazo pla-
como a su útero o matriz, el durmiente. En tónico de la poesía. ésta, sugiere La Sho-
el modelo levinasiano de subjetivación ah en Lévinas, dice más de la verdad del
resuenan tonalidades míticas de la Madre mundo que la pretendida exactitud cientí-
Tierra” (p. 74). Vivir es depender del no-yo fica. El lenguaje es la simultaneidad de una
exterior en tanto que fuente nutricia. Este traducción y un referente, simultaneidad sin
libro despliega una generosidad ontológi- la cual no existe el original. Lo real es tal
ca y moral donde, además de Lévinas, son vez una metáfora absoluta (p. 46): “dios es
perceptibles las huellas de Trías y muchos la metáfora misma que es el lenguaje” (Lé-
otros. Por ejemplo, en ese imperativo de vinas). Toda presencia es, de hecho, en-
pensar una humana conditio (p. 88) a la cual criptada, un texto cifrado.
CrÍTICA dE LIBroS
Lévinas: “Somos filósofos desde que de- ésta, en lugar de presuponer la libertad, la
jamos de querer la guerra” (p. 57). Cerca de precede (p. 119). Ahora bien, ¿cómo pue-
su maestro, Sucasas persigue -tal vez no tan de la finitud del sujeto ético albergar el in-
lejos ahora de Heidegger o de nietzsche: esa finito de la responsabilidad? Es que quizás
esencia que es existencia, ese ser que es de- la ética es esto: aceptar el drama de la asi-
venir- un de otro modo que ser irrecupera- metría, de una no reciprocidad. ¿Por qué no
ble como ser de otro modo (p. 84). En nom- un infinito en acto, entonces, un infinito del
bre de una heterología, con ecos del pneu- propio conocer? Porque el infinito de la res-
ma o psykhé griegos, del ruah hebreo, se in- ponsabilidad no traduce su inmensidad
tenta atender a la presencia de lo infinito en actual, sino un acrecentamiento de la res-
lo finito. y ésta, la de Lévinas y Sucasas, ponsabilidad, a medida que se asume. “no
es una actitud ética, más que ontológica en poder hurtarse: he ahí el yo”, insiste Lévi-
un sentido clásico. La responsabilidad como nas (p. 123). deber constante más allá de
actitud constituyente precede, al tiempo que la muerte, prolonga Sucasas en un guiño a
la fundamenta, a su tematización como no- Quevedo.
ción filosófica. Es como si resurgiese en este naturalmente, para dar cuenta de esta
libro –otra vez una connotación que va por aporía de lo infinito en lo finito, del otro en
delante de la denotación– una vieja leyen- el mismo que encarna ese pneuma del psi-
da que habla de ser dos, doble: una segun- quismo, ocupa un lugar privilegiado un pro-
da existencia –¿la del Hijo?–, una segunda fetismo cercano el nabí bíblico. Sin aho-
voz, propia del superviviente, que procla- rrarnos otra vez dificultades conceptuales,
ma, en un susurro, la deuda infinita para con Sucasas llega a hablar de una ética de la al-
las víctimas. teridad o “teofanía veterotestamentaria”.
y aquí entramos en un dominio clave de Llegamos así a un grado cero de la sub-
este denso y sorprendente libro. La con- jetividad que sólo cabe caracterizar mediante
ciencia, desde una perspectiva ético-meta- el oxímoron de una conciencia impersonal
física -recuerda Sucasas con Lévinas-, es (p. 61). Heme aquí es la única respuesta po-
una modificación de la obsesión (p. 105). sible a la infinitud que nos habita. Un de-
Pasado inactualizable, exigencia perento- cir sin dicho, un solo gesto ético: hacerse
ria, pasividad, culpabilidad... resulta difí- signo de esa llamada inaudible es disolverse
cil no reconocer en este cuadro “una ex- en el significar. La metafísica infinitista no
presión encubierta del trauma del supervi- se somete a régimen fenomenológico alguno
viente” (p. 106): distanciado del mundo de (p. 109). no muy apartados de kant, Lé-
los vivos por el peso obsesivo de la mu- vinas y Sucasas piensan lo nouménico –
chedumbre incontable de los muertos; dis- el conocer queda lejos– en la misma tensión
tanciado también del presente vivido por el de los fenómenos, en una especie de reve-
recuerdo de un pasado atroz. lación o epifanía que viene después de un
Es preciso hacernos responsables de apocalipsis.
aquello que no se puede pensar. de la fi- Ser para la muerte, había dicho del
delidad judía a una divinidad irrepresenta- hombre el maestro de Alemania. ¿Cómo
ble desciende la actual responsabilidad. sustraerse a la seducción nihilista del ho-
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rizonte tanatocrático heideggeriano?, se y esto se dice, cerca tal vez del coraje
pregunta Sucasas. recuerda que Lévinas moral de Hannah Arendt, desde una íntima
propone una versión inédita del princi- solidaridad intelectual con las víctimas
pium individuationis, para lo cual lo deci- del siglo pasado. “Pensador del exceso y de
sivo no es interiorizar el propio morir sino la hipérbole, extremista de la ética como fi-
responsabilizarse de la muerte de los otros losofía primera, Lévinas no sólo da cuen-
(p. 128). Una filosofía de la posguerra debe ta (...) del potencial filosófico de una ex-
hacer de la propuesta heterológica un men- periencia histórica maldita, sino que igual-
tís de la barbarie. mente asume el reto de revisar, a la luz de
otra cuestión clave, entonces. ¿Puede el aquélla, nuestra idea del hombre, aunque
perseguidor implacable –o su más atroz ava- ello le conduzca a la aporía de una alteri-
tar contemporáneo: el nazi de las SS– ser con- dad, la del prójimo, que se reconoce a la vez
siderado rostro, es decir, alteridad que Lé- en las facciones de un rostro santo y en el
vinas considera santa? ¿Puede negarse al ge- rictus despiadado del genocida”.
nocida la condición de rostro sin con ello ex- Este libro vira, todo él, en torno a la me-
cluirlo de la especie, reproduciendo así, de moria filosófica del yHWH inefable, sólo
manera especular, la lógica de la barbarie an- audible en su eco. no miraréis el rostro del
tisemita? (p. 85). Como quiera que sea, pro- Señor, sólo veréis sus huellas, el rastro de
sigue Alberto Sucasas, Lévinas plantea sin su espalda. “después apartaré mi mano y
tapujos uno de los mayores desafíos que la verás mis espaldas; pero mi rostro no se
Shoah legó a la posteridad: el de los límites verá” (Ex 33, 23). La pasividad de la per-
de una especie cuya auto-afirmación –afir- secución obliga al perseguido a responsa-
mación de lo humano– no puede disociar- bilizarse de la persecución que sufre (p. 83).
se de la posibilidad abisal de la negación ab- Pero la vulnerabilidad es también el poder
soluta. Como vemos, lejos de un moralismo de decir adiós a todo ese mundo (p. 94). ¿Es-
fácil o maniqueo, este libro no nos ahorra pre- tamos hablando entonces de una especie de
guntas incómodas. perdón, posterior al testimonio del tor-
Fijémonos en esta frase: “La demoni- mento?
zación del victimario nazi, sugiriendo im- La verdad es que un libro que habla así,
plícitamente que su ‘inhumanidad’ (...) lo y persigue de este modo el rastro sombrío
excluye de la especie, no sólo constituye un de algo parecido a la verdad, se sobrepone
lapso lógico, sino que representa asimismo incluso a las perplejidades que nos arroja
una falta ética, por cuanto sirve de coarta- a la cara, día tras día, lo descarnado de este
da a la buena conciencia: ellos, los nacio- presente. Quedan muchas cuestiones pen-
nalsocialistas, no eran humanos; por tan- dientes, muchas, demasiadas para nom-
to, nosotros, ajenos a su praxis bárbara, que- brarlas ahora. Pero es precisamente méri-
damos eximidos de toda responsabilidad. to de este libro haberlas resucitado otra vez.
Exculpación moral acompañada de tran- A veces, incluso con una brusca dulzura.
quilidad epistémica: al expulsar al nazi de
lo humano, nuestra imagen antropológica Ignacio Castro
no se ve perturbada” (p. 86).