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es.

Me encantaría que se creyera en una afinidad Jean Max y Jean Périer no pueden aportar más
misteriosa entre la foto y el genio. Pero, ¡ay!, el belleza a un film que X, Y y Z, desabridas nulida­
público no es lo bastante tonto como para creer en des cuyo director utiliza como figuras de cera y
algo así. Nadie podrá convencerle de que una foto que tienen menos vida que las momias del museo
puede llegar a alcanzar lo inesperado del genio, ya Grévin. ¡Pues bien! X, Y y Z son notoriamente
que nadie, que yo sepa, está convencido de ello. fotogénicos, y cuando se habla de fotogenia, nadie
En la equívoca jerga de los cinematografistas, piensa en nombrar a Jean Max, Ida Rubinstein y
fotogenia indica la mediocridad o, mejor dicho Jean Périer.
-perdón-, el justo punto medio. Se le llama foto­ Con esto no quiero decir que haya que buscar a
génica a la señorita Robinne que es bonita, se le los intérpretes cinematográficos entre los grandes
llama fotogénico al señor Mathot que es, a fin de actores. Al revés, hay que crear nuevos actores.
cuentas, un guapo mozalbete. Fotogénicos, es Pero si se sigue persiguiendo lo «bonito» se va a
decir, agradecidos, se les puede incorporar sin conseguir lo «feo». Lo hemos podido ver con los
temor en cualquier film; el que la iluminación sea objetos. La belleza de la línea de un canapé o de
mala, el operador esté histérico, el director sea un una estatuilla ha sido desarrollada por la foto, y no
comerciante de vinos o mi tornero de obuses, el creada desde el principio. Lo mismo sucede con
que el guión sea de la portera o de un académico, las personas y los animales. Un tigre y un caballo
todo eso carece de la menor importancia; todo pueden ser muy hermosos a la luz de la pantalla
está salvado si los intérpretes son fotogénicos. porque son naturalmente hermosos y porque de
Esta concepción de la fotogenia tiene sus incon­ alguna forma ahí está su belleza explicada. Un
venientes. Representa la amenaza de una profunda individuo, feo o guapo, expresivo, conservará su
monotonía. De una monotonía en la insignifican­ expresión que la foto, si eso es lo que se pretende,
cia, yo no sé si ustedes son como yo, pero... Y los intensificará.
directores pretenden sortear la dificultad con su Los secretos de la fotogenia no son lo bastante
talento personal. Pretensión grotesca, como uste­ inviolables como para que no se los pueda violar
des dicen, pero que en ocasiones ha resultado justa. con la máxima elegancia. El cine ha demostrado
Numerosas actrices, nulidades totales, reconoci­ que la belleza podía ser impresionada por noso­
damente fotogénicas, es decir, voy a repetirlo, des­ tros igual ni más ni menos que por un italiano o
pojadas de toda clase de carácter, se han hecho un un norteamericano. Cada vez hay más muestras
nombre en el cine gracias a los aciertos de sus apreciables de ello. Obras como Les Fréres Corsés
directores. Se llega al extremo de dar prioridad a [1916] de André Antoine, o La zona de la muerte
esos jóvenes cuya impersonalidad se concreta en [La zone de la mort, Abel Gance, 1917] -dos films
una expresión, digamos: negativa. de gran valor, aunque incompletos o mal visiona-
¿Que es una pesadez? ¡A quién se lo dicen! Pero dos- habían captado asombrosos testimonios en
no se acaba todo ahí. Piensen en que esos señores la misma vida y la naturaleza. Algunos paisajes de
no quieren oír hablar del talento de los actores. Lo Judex [Louis Feuillade, 1916,12 episodios] conse­
ideal es un actor fotogénico, pero el actor fotogé­ guían el mismo efecto, con una mayor simplici­
nico de talento, eso no, por favor, a ningún precio. dad, pero sin film, ¡lástima! Se ha continuado bus­
¿No tiene gracia? Alguna vez se producen choques cando, pero yo no he podido ver ni un solo film
entre un intérprete con talento y un director con francés de una belleza fotográfica total. Y eso pasa
talento. Por supuesto es algo bastante raro, ya que por creer que la belleza está en la complicación,
esta lucha sólo es posible entre talentos equivalen­ cuando en cambio es desnudez total. De ahí el aire
tes, y nuestros directores con talento escasean falso de todos nuestros films. Es como si releyéra­
todavía más que nuestros intérpretes con talento. mos a Jean Lorrain. Monótona quintaesencia...
Puede ocurrir que un intérprete excesivamente
característico no encaje en esta tiránica fotogenia. Fotografía no es fotogenia.- Claro está, los cine­
fean Périer, Jean Max, Ida Rubinstein, que son matografistas tienen sus propias ideas sobre la
grandes actores plásticos, jamás aparecen en la fotogenia. Cada uno tiene la suya, y así hay tantas
pantalla. Nadie va a creerse que Ida Rubinstein, fotogenias como ideas. Ya que a pesar de la casi

15. E l estatuto artístico en el cine • 2 4 9

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