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Andalucía presenta una buena densidad de red viaria de gran capacidad (au-
tovías, autopistas y doble calzada) buena, de 310 km por cada millón de habi-
tantes, equivalente a la de España y casi tres veces superior al promedio de la UE.
La capilaridad de la red viaria total es de 2.820 km por millón de habitantes,
comparativamente menor que la de España, y lejos de la Europea. La densidad de
la red ferroviaria es equivalente a la española, 300 km por millón de habitantes,
lo que supone situarla a un nivel del 70% de la de la UE. El tipo de asentamiento
poblacional concentrado está en la base de parte de dichas diferencias, pero las
cifras implican deficiencias en la movilidad de personas y productos, manifestan-
do la necesidad de posibles mejoras en las conexiones viarias capilares internas y
en la red ferroviaria.
Igual que España y la UE, Andalucía es una sociedad del sector servicios. Dos
de cada tres ocupados trabajan en el sector servicios. Ahora bien, en dicho sector
andaluz predominan los servicios directos a las personas con poco valor añadido
y con un fuerte peso del turismo. Su carácter temporal y su mayor dependencia
de la situación económica general plantea retos que habrá que superar aprove-
chando, o partiendo de, las ventajas climáticas, paisajísticas, medioambientales,
culturales y de «saber hacer» ya existentes. Andalucía se caracteriza por tener un
peso ocupacional en el sector agrícola superior al español y al europeo. Igual-
mente la población ocupada en la construcción casi dobla el porcentaje europeo,
y en este sector España muestra más similitudes con nosotros. Por el contrario,
Europa casi dobla el porcentaje andaluz de ocupados en la industria. En Andalu-
cía la población ocupada en I+D representa casi el 1% de la población. La cifra
representa el 70% de la europea.
Andalucía presenta una tasa de actividad general ligeramente menor que la
europea y española. La menor incorporación de la mujer andaluza a la actividad
económica se ha visto incrementada en los últimos años pero todavía fundamenta
una parte importante de la menor tasa de actividad general. La tasa de actividad
femenina andaluza no alcanza el 45%, situándose la española casi en el 49%. La
tasa de desempleo es superior a la europea y española incluso en los momentos
de crecimiento económico. Igual ocurre con el desempleo de los jóvenes y en
esta ocasión con unas cifras superiores, manifestando una dificultad seria para
que estos se incorporen al mercado de trabajo. Más de uno de cada cinco jóvenes
andaluces estaban en paro en un año de crecimiento importante de la economía.
Los desempleados de larga duración, es decir, aquellos que llevan en paro 12
meses o más, representan tanto en Europa como en Andalucía algo más de un
3%, lo que nos manifiesta que la diferencia en el paro andaluz se caracteriza por
el mayor desempleo intermitente.
Tanto en España como en Andalucía el porcentaje de asalariados con con-
trato temporal es muy alto, triplicando en el caso andaluz el porcentaje de los
contratos temporales existentes en Europa. En temporalidad la situación de
España en el contexto europeo resulta peculiar, y la de Andalucía lo es aún más.
La mayor importancia que tienen a escala regional ramas de actividad con un
Rasgos estructurales de la realidad social andaluza, española y europea 35
5. Economía
Para dar cuenta de los rasgos estructurales en el ámbito del sistema político
se analiza la dimensión de participación y posicionamiento político. La perte-
nencia a asociaciones y a redes sociales presenta efectos positivos en la eficacia
de las instituciones democráticas, en la solución de problemas colectivos y en
el desarrollo económico. La participación social y política y la confianza en las
instituciones son unos indicadores que nos pueden matizar aspectos importantes
de la gobernanza. En ellos observamos en primer lugar una amplia desconfianza
hacia los partidos políticos tanto a nivel europeo, como español y andaluz, si bien
la mayor desconfianza se produce en Andalucía. Las personas que han colaborado
con un partido político o una plataforma de acción ciudadana en los últimos 12
meses son igualmente escasas, representando a uno de cada veinte ciudadanos.
La colaboración es un concepto más genérico que la militancia pero no es muy
superior a esta. Es decir, existe una militancia y una colaboración con los partidos
muy baja y una parte importante de la colaboración la realizan los militantes.
Las cifras de colaboración son en España y Andalucía ligeramente superiores a las
europeas. Encuestas de opinión ponen de manifiesto que el interés por la política
en general es relativamente bajo en las sociedades de democracia consolidada y el
caso español, y más aún el andaluz, es señero en este desinterés. La participación
política en las democracias contemporáneas está centrada fundamentalmente en
38 Miguel A. Altuna Isasmendi
torno al ejercicio del derecho al voto, que es con diferencia la forma de participa-
ción más extendida. Junto a la desconfianza en los partidos suele aparecer en las
encuestas, tanto en España como en Andalucía, una valoración mucho más alta
y mayoritaria de la importante función y papel que les corresponde a los partidos
e igualmente una valoración casi unánime de la democracia.
Junto a dichos indicadores subjetivos se ha añadido otro de carácter objetivo
que pone de manifiesto el nivel de participación electoral en el ámbito común
europeo. La diferencia de sistemas y normativas electorales en el conjunto de los
países europeos y los diferentes cleavages (divisiones sociales) locales o generales
producen sistemas de partidos difícilmente comparables, por ello se ha optado
por un indicador objetivo que hace referencia a la participación en las elecciones
al Parlamento Europeo. En la investigación electoral se suele distinguir entre
elecciones de primer y segundo orden. Las primeras hacen referencia a aquellas en
las que existe un mayor interés objetivo de participar por parte de los ciudadanos,
bien por la naturaleza de los intereses que se dirimen en el proceso electoral o bien
por el significado simbólico que los electores les atribuyen a dichas elecciones.
Las elecciones de segundo orden, por el contrario, son aquellas a las que se atri-
buye una menor importancia en términos prácticos o simbólicos. Ambos tipos
de elecciones pueden generar pautas de comportamiento electoral notablemente
diferentes, que afectan no solo a los niveles de participación sino también a la
misma orientación del voto.
Para los andaluces, al igual que el resto de los españoles, las elecciones gene-
rales son elecciones de primer orden en relación a todas las demás y las europeas
son claramente de segundo orden, al igual que ocurre en el resto de países euro-
peos. De media, los andaluces vienen participado un 7% más en elecciones ge-
nerales que en las locales y un 18-20% más que en elecciones europeas, que son
con diferencia las que menos motivan, al igual que ocurre en el resto de países
de la UE. La participación electoral general en Andalucía y España se encuentra
alrededor de la media europea. La media de participación en elecciones generales
en España y Andalucía ha estado en niveles similares a países como Austria y
Portugal, pero notablemente por encima de Gran Bretaña, Irlanda, Francia o
Alemania, siendo en todos los casos muy superior a la tasa de participación en
Estados Unidos. En el caso español, y particularmente el andaluz, no se observa
una reducción ni siquiera tendencial de la participación electoral, aunque el
interés por los asuntos políticos es considerablemente bajo (Jaime, 2005). La
participación electoral no se ha visto condicionada de manera clara por la caída
del interés por la política, sino que parece haber estado condicionada por fac-
tores coyunturales muy específicos de cada elección. La escasa participación en
las elecciones europeas, menor del 50% en la UE, en España y en Andalucía, da
cuenta de la menor importancia en términos prácticos, políticos o simbólicos
que se le atribuye a la UE.
El posicionamiento político se ha analizado en relación a la principal división
politico-ideológica que se articula a nivel general europeo, el eje izquierda-de-
recha. Los términos de izquierda y derecha son etiquetas ideológicas que sir-
Rasgos estructurales de la realidad social andaluza, española y europea 39
RASGOS ESTRUCTURALES
Andalucía España Europa Fuentes
DE LA REALIDAD SOCIAL
D1. TERRITORIO
d1.1. Superficie (km²) 87.597 505.987 4.403.357 EFMA/TA
d1.2. Densidad de población (habi-
92,0 89,3 112,4 DBIEA/P
tantes por km²)
d1.3. Población urbana (%) 79,6 78,6 71,4 RPM/PD
D2. INFRAESTRUCTURAS
d2.1. Densidad de red viaria de gran DBIEA/
0,31 0,31 0,11
capacidad (km/1.000 habitantes) CCTS
d2.2. Densidad de red viaria total DBIEA/
2,82 3,72 7,5
(km/1.000 hab.) CCTS
d2.3. Densidad de red ferroviaria DBIEA/
0,3 0,3 0,43
(km/1.000 hab.) CCTS
D3. POBLACIÓN
d3.1. Población (núm. de habitantes DBIEA/
8.059,5 45.200,4 495.090,3
en miles) CP
d3.2. Variaciones de población DBIEA/
1,05 1,1 0,42
(% de increm. pobl. del año anterior) CP
d3.3. Natalidad (tasa bruta por 1.000 DBIEA/
12,14 10,96 10,45
hab.) CP
d3.4. Mortalidad (tasa bruta por 1.000 DBIEA/
7,95 8,43 9,8
hab.) CP
d3.5. Indicador coyuntural de fecundidad DBIEA/
1,51 1,38 1,48
(núm. hijos/ mujer edad fértil) CP
D4. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA
d4.1.Estructura de edad. Grupo 0-14 DBIEA/
16,5 14,5 16
años (%) PSI
d4.2. Estructura de edad. Grupo 15-64 DBIEA/
69 68,9 67,2
años (%) PSI
d4.3. Estructura de edad. Grupo 65 y DBIEA/
14,6 16,7 16,7
más años (%) PSI
d4.4. Población no nacional (%) 6,5 9,8 5,7 EPA/LFS
d4.5. Tamaño medio de los hogares
3 2,8 2,4 ECPF/SSI
(núm. de miembros)
D5. ESTRUCTURA PRODUCTIVA
d5.1. Ocupados en el sector agrícola (%) 7,7 4,6 5,6 EPA/LFS
Rasgos estructurales de la realidad social andaluza, española y europea 45