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1-3-2018 DERECHO

PRIVADO III
EFIP I

UNIVERSIDAD EMPRESARIAL SIGLO 21


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EJE 1: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y FORMACIÓN
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➢ CONTRATOS

• El concepto de contrato

El Contrato es una especie de acto jurídico y regla exclusivamente de un modo inmediato


o directo las relaciones jurídicas patrimoniales que son propias del derecho creditorio.

El Código Civil y Comercial define al contrato como:

Art. 957: “el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales”.

Supone, entonces, que debe haber: 1) Dos centros de intereses


2) Un acuerdo sobre la declaración de voluntad
común
3) Que esta declaración de voluntad se
exteriorice a través de la manifestación del
consentimiento
4) Fin: puede ser variado
5) Función: individual y social

o Definición del Acto Jurídico: Son actos jurídicos los actos voluntarios lícitos que
tienen por fin inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, CREAR,
MODIFICAR, TRANSFERIR, CONSERVAR O ANIQUILAR DERECHOS.
1-ES UN ACTO VOLUNTARIO: auto determinación de los sujetos para que gobiernen
por si mismos sus propios intereses. ES UNA EXPRESION CONCRETA DE TAL
VOLUNTAD. Es necesario que la voluntad sea exteriorizada, pero a su vez debe guardar
una relación de correspondencia con la voluntad interna del sujeto.
2- ES LICITO: no contrario a le ley, orden público o las buenas costumbres.
3- DIRECCION DE LA VOLUNTAD MANIFESTADA: el acto jurídico tiene como fin
inmediato producir consecuencias jurídicas: crear, modificar, transferir, conservar o
aniquilar derechos.

➢ NATURALEZA JURÍDICA.
Si bien en el derecho romano fueron conocidas las figuras de convención, pacto y contrato,
los primeros eran conceptos equivalentes. Y, en la actualidad, la doctrina moderna los
distingue del siguiente modo:

La convención es el género aplicable a toda clase de acto o negocio jurídico bilateral.

El contrato en nuestro derecho actúa en el campo de las relaciones jurídicas


creditorias u obligacionales.

El pacto alude a cláusulas accesorias que modifican los efectos naturales del
contrato.

➢ UBICACIÓN METODOLÓGICA
Nuestro Código regula el contrato en el Libro III (“Derechos personales”), Título II 4
(“Contratos en general”). Además, establece otros dos títulos: Título III (“Contratos
de consumos”) y Título IV (“Contratos en particular”).

➢ ELEMENTOS ESENCIALES, NATURALES Y ACCIDENTALES


Elem. esenciales Elem. Naturales Elem. accidentales
Son aquellos necesarios Los elementos naturales Los elementos accidentales
para que exista un son aquellos que ya se son aquellos que
contrato. encuentran en el naturalmente no se
Sin ellos, no hay contrato en contrato porque así encuentran en el contrato,
los términos en que ya están dispuestos por la pero que pueden ser
definimos. ley, y que pueden ser incorporados por
o Encontramos como dejados de lado por disposición expresa de los
elementos esenciales disposición expresa de contratantes;
de los contratos a los los contratantes. Por ejemplo: las modalidades
sujetos, el objeto, la o Estos dependen del de un acto jurídico, tales
causa y la forma. tipo de contrato. como el plazo, el cargo o la
Cada contrato en particular Por ejemplo, en los condición.
tiene sus elementos contratos onerosos, quien
esenciales y especiales, que enajena una cosa está Incorporar este tipo de
varían de acuerdo con el tipo obligado por garantía de cláusulas depende de la
de contrato. evicción y vicios decisión de las partes.
En el contrato de redhibitorios.
compraventa “una de las Sin embargo, las partes
partes se obliga a pueden disponer
transferir la propiedad de expresamente la liberación
una cosa, y la otra a del enajenante, puesto que
pagar un precio en se trata de un elemento
dinero”. Art. 1123 CCCN. natural que puede ser
En consecuencia, es modificado por los
necesaria la existencia de contratantes.
cláusulas vinculadas con
la cosa y el precio.

➢ AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD
ARTÍCULO 958.- Libertad de contratación. Las partes son libres para celebrar un
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el
orden público, la moral y las buenas costumbres.
El artículo 958 del código consagra aspectos esenciales de la denominada libertad
contractual causada en la autonomía de la voluntad, esto es: libertad de contratar o no
(la libertad de conclusión del contrato, conforme a la cual nadie está obligado a contratar
sino cuando lo desee y que cada uno goza de la libre elección de la persona con quien se
contrata) y facultad de las partes de configurar el contrato (es decir, determinar su
contenido). El Código Civil no contenía disposiciones explícitas sobre estos puntos, pero
la doctrina y la jurisprudencia habían reconocido de manera unánime que la libertad de
contratar tenía estos contenidos. El principio de la autonomía de la voluntad es uno de
los pilares sobre el que se edificó el monumento de la codificación; su fundamento
constitucional reposa en el art. 19 de la CN y su protección se consagra en el art. 17 de la
misma.

Al establecer la libertad de las partes para determinar el contenido del contrato, la misma
norma consagra el principio de la autonomía de la voluntad, aunque con ciertos límites.

• Límites.
De conformidad con el art. 958 del Código, los límites están “impuestos por la ley, el
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orden público, la moral y las buenas costumbres”.
La ley impone ciertas contrataciones. Los ejemplos más notorios son el seguro de
responsabilidad civil para los conductores de automotores y el seguro de vida para los
empleados públicos.
El orden público es un concepto que ha ido cambiando a través de los tiempos y se trata
de un conjunto de principios fundamentales en la sociedad, que responde al interés
general. Puede decirse que es un medio o técnica del que se vale el ordenamiento jurídico
para garantizar la vigencia de aquellos principios o intereses por encima del interés
particular.
Con respecto a los jueces, la regla es que no pueden modificar un contrato, porque deben
respetar la autonomía privada. La excepción ocurre cuando una ley autoriza a las partes
a solicitar la modificación, o bien, cuando se afecta de modo manifiesto el orden público.

ARTÍCULO 961.- Buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y


ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino
a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los
alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y
previsor.

La moral y las buenas costumbres evocan la regla general contenida en el art. 279 CCC,
con la cual se trata de impedir que la libertad contractual sea puesta al servicio de lo
inmoral. Debe entenderse por moral a las variaciones éticas predominantes en el medio
social en un momento determinado. No se trata de una ética particular religiosa o
filosófica, sino de normas reconocidas en la conciencia social de la época.
En relación a la integración del contenido del contrato, el Código establece principios
a los que debe recurrirse, a saber:

a) las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas incompatibles


con ellas (art.962);

b) las normas supletorias;

c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan
sido declarados obligatorios por las partes, o porque sean ampliamente conocidos y
regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su
aplicación sea irrazonable. (Art. 964 CCCN)

➢ FUERZA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS

El efecto vinculante de los contratos, es decir, la fuerza obligatoria mediante la cual el


contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes, sólo puede ser modificado
o extinguido conforme con lo que en él se disponga, por acuerdo de partes o en los
supuestos que estén previstos por la ley.

Las partes tienen libertad para disciplinar sus relaciones jurídicas patrimoniales de
un modo vinculante. Las personas son libres de contratar, y cuando han hecho uso de
esa libertad deben atenerse a lo estipulado. Nace, de ese modo, una regla que las vincula
de una manera independiente de la voluntad por obra del ordenamiento jurídico. En este
sentido, el propio Código se encarga de establecer que las normas previstas expresamente
en relación a los contratos son supletorias a la voluntad de las partes, es decir que tiene
prevalencia lo dispuesto por las partes, excepto que ellas asuman el carácter de
imperativas, en cuyo caso son indisponibles. El art. 962 del Código lo dice expresamente
cuando establece esta preeminencia, “a menos que de su modo de expresión, o de su
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contexto, resulte su carácter indisponible”. (Art. 962 Código Civil y Comercial) A los
efectos de zanjar esta discusión, el art. 963 prevé expresamente un orden de prelación
normativa:

“a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código; b) normas particulares


del contrato; c) normas supletorias de la ley especial; d) normas supletorias de este
Código”. (Art. 963)

➢ CONTRATO CELEBRADO POR VÍA DE ADHESIÓN

Art. 984: aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas
generales predispuestas unilateralmente por la otra parte o por un tercero, sin que
el adherente haya participado en su redacción.

Este contrato aparecía en la ley 24240 de la protección al consumidor, no en el código


derogado. La necesidad de comercialización masiva de servicios y bienes es una realidad
diferente a la figura clásica fundada en la igualdad la jurídica del contrato clásico. La
celebración de actos jurídicos en donde no hay ninguna negociación, es donde se celebra
entre una maquina u ordenadores, la enorme diferencia de poder de negociación entre los
sujetos, la existencia de monopolios, la existencia de formularios que solo queda adherirse,
revelan la existencia de una enorme masa de contratos en que no responden bajo ningún
punto de vista al contrato clásico. Es decir, nos encontramos ante casos de contratos en
que una de las partes no puede intervenir en la redacción y determinación de las cláusulas
que forman el contenido de la contratación. Constituyen una singular manifestación del
consentimiento. Quien contrata se limita a aceptar los términos contractuales dispuestos
por el predisponente. Los contratos por adhesión son utilizados ampliamente en las
contrataciones de consumo en masa, en tanto facilitan los procedimientos de la
contratación masiva. Inclusive, son utilizados en contratos entre empresas, en los que no
necesariamente existe una situación de debilidad jurídica de una de las partes.
Por ello desde hace décadas las legislaciones se vienen ocupando de este fenómeno para
darle un cauce adecuado que proteja a las partes más débiles de la contratación, reflejado
en la ley de defensa de consumidor 24240 y leyes especiales. El código regula diciendo
que este contrato de adhesión es el celebrado por adhesión a cláusulas generales
predispuestas. Esta definición establece al contrato de adhesión como aquel en el cual
una parte adhiere. Así podemos reflejar que era más clara la definición que tenía el
anteproyecto de 1998 ya que era aquel en el cual una de las partes se había visto precisada
a dar su consentimiento.
Noción de una clausula general: es la que tiene un alcance general y para ser utilizada
en todos los contratos particulares de la misma especie. Ej. Contratos de seguros en donde
hay clausulas generales aplicables a todos los seguros en la misma naturaleza; esta es la
responsabilidad civil por accidente de automotores, robo, o destrucción total, etc. Este lo
utiliza la compañía de seguro para todos los contratos que celebra con cada uno de los
asegurados. Es predispuesta: porque ha sido determinada unilateralmente por una de las
partes.
Requisitos de eficacia de las clausulas generales:
La redacción debe ser: clara, completa, y fácilmente legible. Cuando habla de fácil
legibilidad significa que el contrato debe ser escrito en idioma nacional, a menos que una
disposición legal autorice expresamente a utilizar un idioma extranjero como sucede en
pólizas de riesgo marítimo.
Las cláusulas deben ser: comprensibles y autosuficientes. A) Comprensibles: adjetivo
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que significa que se pude entender. B) Autosuficiente: que se basta por sí mismo. O sea
que deben contener toda la información que permita su conocimiento, entendimiento y
aplicación. Se tiene por no convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o
documentos que no se facilitan a la contraparte del predisponente, previa o simultánea a
la conclusión del contrato.
➢ CONTRATOS DE CONSUMO.
Art. 1093, CCC. Definición: Es el celebrado entre un consumidor o usuario final con una
persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa
productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la
adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios,
para su uso privado, familiar o social.

La incorporación de los contratos de consumo fue uno de los aspectos más discutidos en
el marco de la reforma del Código. En los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil
y Comercial de la Nación” (2012), se sostuvo la necesidad de considerar el rango
constitucional de los derechos del consumidor en nuestro régimen legal, la amplia
aplicación de estas normas en los casos judiciales y la opinión de la mayoría de la doctrina.
Siguiendo estos lineamientos, se incentivó la necesidad de también incorporar a los
contratos de consumo en el marco de la regulación del Código Civil y Comercial. En
definitiva, y tal como surge de tales fundamentos, se dispuso la regulación de los contratos
de consumo atendiendo a que no son un tipo especial más como, por ejemplo, la
compraventa, sino una fragmentación del tipo general de contratos que influye sobre los
tipos especiales (por ejemplo: compraventa de consumo). Y de allí la necesidad de
incorporar su regulación en la parte general. Se consideró que esta solución era
consistente con la Constitución Nacional, la cual considera al consumidor como un sujeto
de derechos fundamentales, como así también con la legislación especial y la voluminosa
jurisprudencia y doctrina existentes en la materia. Concretamente, el Código regula, en el
Título III, la relación de consumo, la formación del consentimiento, las modalidades
especiales, y las cláusulas abusivas. Tal regulación está comprendida en los arts. 1.092
al 1.122 del Código. Además, esta regulación se complementa con la ley Nº 24.240 (Ley de
Defensa del consumidor); ésta es una ley especial que continúa vigente.
➢ Relación de consumo.

Relación de consumo: “es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor” (Art.


1092). La fuente de esta relación jurídica puede ser un contrato o actos unilaterales o bien
hechos jurídicos, que vinculen a los sujetos antes mencionados (razón por la que Rivera
critica la regulación de relación de consumo dentro del tema general “contratos de
consumo”, como si este fuera la única razón para que exista una relación de consumo).

Para establecer cuándo existe una relación de consumo es necesario definir qué se
entiende por consumidor y proveedor.
Consumidor: Art. 1092, CCC.
▪ Persona humana o jurídica
▪ Que adquiere o utiliza en forma gratuita u onerosa bienes o servicios
▪ Como destinatario final o en beneficio propio o de su grupo familiar o social
También que, equiparado al consumidor, es quien sin ser parte de una relación de
consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o
servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio
o de su grupo familiar o social, siempre que no tenga vínculo con su actividad
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comercial, industrial, artesanal o profesional (Art. 1092).

Los consumidores equiparados son sujetos que no tienen un vínculo contractual o de


derecho público con el proveedor, pero como consecuencia o en ocasión de ello adquieren
o utilizan bienes o servicios que fueron adquiridos por un consumidor efectivo con el que
los une un vínculo familiar o social. Se encuadra en esta categoría, por ejemplo, quien
recibe como regalo o presente de estilo un producto defectuoso o quien es invitado a una
comida en la que se sirven productos contaminados o adulterados, el acompañante en un
automóvil que circula por una ruta con peaje, entre otros. (Garrido Cordobera, 2015, p. 224).

Se elimina la mención establecida en el artículo 1 de la ley 24.240 en relación a considerar


consumidor a quien se encuentra “expuesto a una relación de consumo”.
La justificación de esa eliminación, según lo dicho en los “Fundamentos del Anteproyecto
de Código Civil y Comercial de la Nación” (2012) es que:

En especial cabe mencionar la figura del “consumidor expuesto”, incluido en la ley especial
dentro de la definición general de consumidor. Ello ha sido una traslación inadecuada del
Código de Defensa del Consumidor de Brasil (artículo 29), que regula la figura del
consumidor expuesto de manera distinta; contempla esta noción en relación a las
prácticas comerciales, pero no como noción general.

Sujetos protegidos:
a. Consumidor en sentido estricto: típicamente contratante con el proveedor.
b. Usuario o consumidor material o fáctico: Usuario material del producto o servicio
que no se ha vinculado directamente con el proveedor o bien los terceros
beneficiarios de algún derecho comprendido en el contrato de consumo celebrado
por otro.
c. El sucesor particular del consumidor contratante de derechos que fueron
objeto de una relación de consumo antecedente: es el tercero que contrata con
un consumidor sobre un producto que fue adquirido por éste último a un proveedor.
Queda equiparado al consumidor en su legitimación para reclamar frente al
proveedor. Esta equiparación se repetirá con las sucesivas transmisiones que
efectúe el consumidor.
Proveedor:
▪ Persona humana o jurídica, de naturaleza pública o privada
▪ Profesionalidad (la que lo coloca en una situación de ventaja con relación al
consumidor, ya sea técnica, de información o jurídica. Quedan comprendidas como
proveedoras las entidades sin fines de lucro, ya que lo que tiene en cuenta la LDC
es la profesionalidad, no el fin de lucro).
▪ Actividades comprendidas: Art. 2, LDC. “Producción, montaje, creación,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización
de bienes y servicios”.
▪ Actividades excluidas: profesionales liberales que requieran para su ejercicio título
universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos
oficialmente o autoridad facultada para ello.
➢ Clasificación de los contratos
1) Unilaterales: Art. 966, CCC: “Los contratos son unilaterales cuando una de las
partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada”. Estos contratos se
forman con la voluntad de uno solo de los centros de intereses y cuando existiendo
obligaciones a cargo de ambas partes, faltara reciprocidad. Los unilaterales pueden
ser gratuitos u onerosos. Ej.: donación, fianza, mandato gratuito, mutuo, comodato,
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depósito.
Bilaterales: “cuando las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra.
Las normas de los contratos bilaterales se aplican supletoriamente a los
contratos plurilaterales” Art. 966, CCC. Ambas partes están obligadas y dichas
obligaciones son recíprocas, es decir, obligaciones principales, interdependientes y
que se expliquen mutuamente. Ej.: compraventa, permuta, cesión onerosa, mandato
oneroso, locación de cosa, obra o servicio.
Efectos: 1. La cláusula resolutoria por incumplimiento (pacto comisorio) es implícito
en los contratos bilaterales (Art. 1087), 2. La suspensión del propio cumplimiento
sólo funciona en los contratos bilaterales (Art. 1031,1032), 3. Revisión o extinción
del contrato por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles; la denominada
teoría de la imprevisión es aplicable para revisa o extinguir contratos bilaterales, lo
mismo aplica al vicio de lesión (art. 332), 4. La caducidad del plazo (art. 353) rige en
los contratos bilaterales.
Los contratos plurilaterales son aquellos en los que múltiples partes coinciden en
una declaración de voluntad común, consistente en la creación de una persona
jurídica distinta de cada una de ellas con la finalidad de obtener un lucro partible.

2) Onerosos: “Los contratos son a título oneroso cuando las ventajas que procuran
a una de las partes les son concedidas por una prestación que ella ha hecho o
se obliga a hacer a la otra” Art. 967. Contratos onerosos son aquellos en que las
partes procuran ventajas recíprocas. Por ventajas se entienden atribuciones y la
distinción reposa en que en los contratos onerosos esas ventajas son concedidas a
la otra parte porque quien las hace a su vez recibe otra. Ej., compraventa o locación
de cosas.
Todo contrato bilateral es oneroso. La lesión, la imprevisión, la obligación de
saneamiento y los vicios redhibitorios sólo funcionan en estos contratos.
Gratuitos: “Son a título gratuito cuando aseguran a uno o a otro de los
contratantes alguna ventaja, independiente de toda prestación a su cargo” art.
967. En el contrato gratuito, una de las partes atribuye una ventaja a la otra sin
recibir ninguna. En otras palabras, una sola de las partes efectúa el sacrificio, y la
otra sólo es destinataria de una ventaja. Ej. Donación, comodato.

3) Los contratos onerosos se clasifican en:


Conmutativos: “Los contratos a título oneroso son conmutativos cuando las
ventajas para todos los contratantes son ciertas” art. 968. El vicio de lesión sólo
puede darse en estos contratos, no en los aleatorios, al igual que la imprevisión. Ej.
la mayoría: compraventa, locación, cesión.
Aleatorios: “cuando las ventajas o las pérdidas, para uno de ellos o para todos,
dependen de un acontecimiento incierto” Art. 968. Este tipo de contrato se da
cuando no es posible apreciar dicha relación inicialmente o ab-initio, dado que las
ventajas o las pérdidas para uno de ellos, o para todos, dependen de un
acontecimiento incierto (es decir, cuando no se sabe si acaecerá o se ignora el
momento en el cual se verificará). De lo expuesto se desprende que el contrato puede
ser aleatorio para una de las partes y conmutativo para la otra, como sucede en el
seguro. O puede ser aleatorio para ambas partes, como acontece en el juego y la
renta vitalicia.
Ej.: juego, apuesta de lotería, contrato oneroso de renta vitalicia. Es dable destacar
que estos contratos aleatorios mencionados se encuentran regulados en la ley, pero
hay otros que pueden convertirse en aleatorios por voluntad de las partes, en virtud
de cláusulas agregadas.
➢ Oferta
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Concepto: A diferencia del Código Civil reformado, el actual Código Civil y Comercial
de la Nación, define expresamente a la oferta: “La oferta es la manifestación dirigida a
persona determinada o determinable, con la intención de obligarse y con las
precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser
aceptada”. (Art. 972 CCC)

La oferta es una manifestación unilateral de voluntad, comprendiendo aquellos casos en


que es expresa o tácita, recepticia o no, dirigida a persona determinada o indeterminada.
Según Rivera, la oferta es una manifestación unilateral de la voluntad de una de las partes,
encaminada a la celebración de un determinado contrato, concebida en modo tal que la
conclusión de éste sólo depende de la aceptación del destinatario.

Naturaleza jurídica: Según el Código, la oferta es un acto jurídico unilateral (art 259).
Esto es así porque se configura con la sola voluntad del oferente. Es recepticio, en
tanto tiene un destinatario, pues no puede pensarse a la oferta sino dirigida a otros, para
que esos terceros la conozcan y, en su caso, la acepten. Y, por último, tiene una finalidad
esencial, que la diferencia de las meras tratativas contractuales, y que implica la
intención de obligarse por parte del oferente.

o Requisitos
La oferta debe estar dirigida a una persona determinada o determinable, debe ser
completa y contener la intención de obligarse. Según el art. 972 del Código, son
requisitos de la oferta:

a) Direccionalidad. Con respecto al elemento "sujeto", la oferta debe ser recepticia.


Esto implica decir que tenga destinatario, o sea, una o más personas determinadas o
determinables que, en su caso, asumirán la condición de aceptante. La idea de oferta
dirigida a persona “determinable” es una innovación del Código único.

b) Completitividad. Supone la autosuficiencia o plenitud de la declaración


contractual emitida. Debe contener todos los elementos necesarios como para que la
aceptación del destinatario se limite a un simple “Sí, acepto” y ello sea suficiente para
tener por celebrado el contrato. La Convención de Viena, por ejemplo, indica que la oferta
es suficientemente precisa si indica las mercaderías y expresa o tácitamente, señala la
cantidad y el precio o prevé un medio para determinarlos. En los principios UNIDROIT se
establece que: “una propuesta para celebrar un contrato constituye una oferta, si es
suficientemente precisa e indica la intención del oferente de quedar obligado en caso de
aceptación”.

c) Vinculante. La oferta debe ser hecha por el oferente con la intención de obligarse,
es decir, de quedar obligado cuando el destinatario la acepte. Es evidente que no hay
intención de obligarse en los casos de declaraciones que se formulan como bromas, o
ejemplos, o enseñanzas, o cualquier otro tipo de manifestaciones que, por no contar con
la intención de obligarse, carecen de trascendencia jurídica. La intención de obligarse está
implícita en toda oferta, salvo que se formule iocandi gratia o con fines de enseñanza o
representación o se exprese en ella que es "sin responsabilidad", "sin compromiso", "sujeta
a revisión", "ad referendum", etc.

o Invitación a ofertar (Art. 973)


La oferta a persona indeterminada es considerada como una mera invitación a hacer
ofertas.
Excepción: La oferta a persona indeterminada obliga a quien la hace cuando de sus
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términos o de la circunstancia de la emisión resulte la intención de contratar del oferente.
Existe cierta conflictividad en la aplicación de esta excepción porque la LDC establece la
regla inversa: la oferta al público se considera vinculante.
o Retractación de la oferta.
Art. 975: “La oferta dirigida a una persona determinada puede ser retractada si la
comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo
que la oferta”.

La diferencia con el anterior código consiste en que este admitía la revocación de la oferta
hasta el momento de la aceptación; ahora la revocación de la oferta debe llegar antes o al
mismo tiempo que la oferta.

De manera similar, en los principios de UNIDROIT, al referirse al retiro de la oferta, se


establece que “cualquier oferta, aun cuando sea irrevocable, puede ser retirada si
la notificación de su retiro llega al destinatario antes o al mismo tiempo que la
oferta”. (Art. 2.1.3, inc. 2 Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales
internacionales 2010. Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado.)
El Código Civil y Comercial admite la oferta revocable y la irrevocable. La regla es que la
oferta con plazo es irrevocable, pues ella obliga por todo el término, salvo que sea revocable
y se la retracte.
-- La oferta con plazo obliga al oferente y no puede retractarla durante el término de
vigencia; ésta es la interpretación del viejo régimen que más adhesiones concitó
(Fontanarrosa, Spota, Alterini, Aparicio).
— La oferta sin plazo y concebida como irrevocable, obliga al oferente y no puede
retractarla. Pero el régimen del Código Civil se decía que no podía permanecer vigente
eternamente; ello ha sido solucionado en el derecho vigente, pues la oferta sólo estará
vigente hasta el momento en que razonablemente pueda esperarse la recepción de la
respuesta (art. 974, tercer párrafo).
— La oferta pura y simple y la oferta con plazo, pero revocable pueden ser retractadas,
pero tal retractación es útil en la medida en que sea recibida por el destinatario antes o al
mismo tiempo que la oferta.
— En definitiva, si la oferta es irrevocable o tiene plazo, ella obliga al oferente y no puede
ser retractada durante el término de su vigencia.

Oferta a persona determinable o al público: El Proyecto de 1998 preveía en el segundo


párrafo del art. 926 que la misma regla se aplicaba a la oferta hecha a persona
determinable o al público, debiendo su retractación ser comunicada por medios de
difusión similares a los empleados para emitirla. El Código vigente no contiene una regla
como ésta, con lo cual la retractación de la oferta al público ha de regirse por la Ley de
Defensa del Consumidor.

o Caducidad
La regla es que la oferta caduca si cualquiera de los dos términos de la relación — oferente
o destinatario aceptante— fallecen o se incapacitan antes de la recepción de la aceptación.
Ahora bien, si el destinatario aceptó la oferta ignorando la muerte o la incapacidad del
oferente, y, a consecuencia de la aceptación, hizo gastos o sufrió pérdidas, tiene derecho
a reclamar su reparación.
➢ Aceptación. Art. 978
En la doctrina hay coincidencia en cuanto a considerar a la aceptación como una 12
manifestación unilateral de la voluntad, recepticia, de contenido coincidente con el de la
oferta, que está dirigida al oferente y destinada a la formación del contrato.

o Modos de aceptación. Art. 979


a) Direccionalidad. Así como la oferta es direccional, la aceptación, lógicamente, debe
estar dirigida al ofertante o proponente de la oferta. Esto marca su carácter de recepticia:
el destinatario no puede ser otro que aquel que le propuso la oferta en cuestión. (En la
actual redacción del Código, donde es clave el hecho de la recepción por el proponente de
la aceptación, lo que delimita el momento en que el contrato queda perfeccionado, en los
contratos entre ausentes.)
b) La plena conformidad con la oferta. La oferta supone una declaración unilateral de
voluntad realmente encauzada a concluir el negocio, por lo que debe ser eficaz a tal fin.
Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena conformidad con la
oferta.

La regulación en nuestro Código: mediante el principio de identidad, establece que “para


que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar plena conformidad con la oferta”.

La norma no discrimina entre elementos esenciales y secundarios del contrato, por


lo que el acuerdo debe ser absoluto. Para ello, debe existir una total coincidencia con la
proposición enviada, tanto en los puntos esenciales, como en los accidentales.
La expresión verbal, escrita, por signos inequívocos, y por actos por los cuales se pueda
conocer con certidumbre la voluntad, son modos de manifestarse esa voluntad que tanto
valen para cualquier acto jurídico como para los contratos.
La aceptación, entonces, debe consistir en una adhesión lisa y llana a la propuesta
efectuada y debe ser oportuna. La oferta debe subsistir (recordemos que el
proponente puede retractarse de conformidad con el art. 975 antes, o hasta el
mismo momento de la recepción de la oferta). Ello implica que, si la oferta llega al
destinatario antes que la comunicación de su retiro, tiene eficacia jurídica y
subsiste para el destinatario, quien puede aceptarla.
o Retractación de la aceptación
Habiéndonos referido a las vicisitudes de la oferta, trataremos ahora las vicisitudes de la
aceptación. Una de éstas es la retractación.

El Código dispone: “La aceptación puede ser retractada si la comunicación de su


retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella”. Es decir
que, formándose el consentimiento con la recepción de la aceptación de la oferta, se permite
el retiro de la aceptación antes de que quede perfeccionado el contrato. De hecho, no
ocasiona ningún perjuicio al ofertante por el retiro de una manifestación de voluntad que
aún no ha llegado a conocer.

En definitiva, la retractación es posible hasta el perfeccionamiento del contrato (recepción


de la aceptación de la oferta).
Caducidad
A diferencia del Código Civil, que no contemplaba la posible caducidad de la
aceptación, y sí la de la oferta, el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación prevé
el caso genérico de muerte o incapacidad de cualquiera de las partes (proponente o
destinatario).
Aun cuando el Código se refiere a la muerte o incapacidad del destinatario de la
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oferta, como un supuesto de caducidad de la oferta y no de la aceptación, brinda
una solución al caso.
Concretamente: dispone la caducidad de la oferta para el caso de muerte o incapacidad
del destinatario de la oferta, producido antes de la recepción de su aceptación. Es decir,
no habiéndose perfeccionado el contrato antes de la recepción de la aceptación, la muerte
o incapacidad del aceptante anterior a ese momento, suponen su caducidad, sin más
consecuencias jurídicas.
➢ Formación del contrato entre presentes y ausentes
Contratos entre presentes

En los contratos celebrados entre presentes, la oferta y la aceptación se producen en forma


inmediata, por lo que la formación del contrato es instantánea. Se recepta el principio de
la tempestividad de la aceptación.

El segundo párrafo del art. 974 del Código prevé que: “la oferta hecha a una persona
presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de
plazo, solo puede ser aceptada inmediatamente”. Asimismo, el art. 980 del Código
dispone que entre presentes se perfecciona el contrato cuando la aceptación es
manifestada.
Al no existir espacio temporal entre la manifestación de la aceptación y la recepción de la
misma (teoría receptada en el Código para la formación del consentimiento), la primera es
suficiente para lograr el perfeccionamiento del contrato. Se aplica en los casos de contratos
entre presentes, o en aquellos en los que estén involucrados medios de comunicación
instantáneos.
Contratos entre ausentes
Son contratos entre ausentes aquellos celebrados por sujetos que se encuentran en
distinto lugar geográfico.
Los efectos de calificar una convención como contrato entre ausentes recaen en el
momento de perfeccionamiento del contrato.
No obstante, aunque el contrato sea entre ausentes, deberá ser juzgado en cuanto al
momento de perfeccionamiento por las reglas relativas a los contratos entre presentes
cuando existe inmediatez en la emisión de las respectivas declaraciones
contractuales y, correlativamente, instantaneidad en la formación del
consentimiento.
El Código dispone que, en el caso de contratos entre ausentes, la aceptación perfecciona
el contrato “si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta”.
En el siguiente punto analizaremos los sistemas existentes en relación al
perfeccionamiento de los contratos entre ausentes, en los cuales no existe instantaneidad
en la formación del consentimiento.
EJE 2: CONTENIDO DEL CONTRATO
Capacidad.
El régimen de la capacidad está regulado en el Capítulo 2, Título Primero, del Libro Primero
del Código Civil y Comercial.

El Código reconoce a la capacidad de derecho como la aptitud de la que goza toda persona
humana para ser “titular de derechos y deberes jurídicos” (art. 22) y establece que “la ley
puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos
14
jurídicos determinados”. (Art. 22 CCCN)

Asimismo, distingue a la capacidad de ejercicio como la posibilidad de que “toda persona


humana pueda ejercer por sí misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente
previstas en [el] Código y en una sentencia judicial”. (Art 23 CCCN)
o Establece casos específicos de incapacidad de ejercicio, a saber:

a) la persona por nacer;


b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance
dispuesto en la sección 2ª del capítulo 2 [es decir, todas las reglas establecidas para la
persona menor de edad];
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa
decisión [conf. art. 24 Código].

o Restricción de la capacidad. (Art. 31 CCCN)

a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume aun cuando se


encuentre internada en un establecimiento asistencial;

b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional, y se imponen siempre en


beneficio de la persona;

c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, tanto en el tratamiento


como en el proceso judicial;

d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías


adecuadas para su comprensión;

e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, la


cual debe ser proporcionada por el Estado si carece de medios;

f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y


libertades.

➢ Incapacidad e inhabilidad para contratar


El Código se refiere expresamente a los actos realizados por persona incapaz o con
capacidad restringida. Así, dispone:
Actos posteriores a la inscripción de la sentencia: “Son nulos los actos de la persona
incapaz y con capacidad restringida que contrarían lo dispuesto en la sentencia realizados
con posterioridad a su inscripción en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las
Personas”. (art.44)
Actos anteriores a la inscripción:
Los actos anteriores a la inscripción de la sentencia pueden ser declarados nulos si
perjudican a la persona incapaz o con capacidad restringida, y si se cumple alguno de los
siguientes extremos: (art.45CCCN)

a) la enfermedad mental era ostensible a la época de la celebración del acto;

b) quien contrató con él era de mala fe;

c) el acto es a título gratuito.


Persona fallecida:
15
Luego de su fallecimiento, los actos entre vivos anteriores a la inscripción de la
sentencia no pueden impugnarse, excepto que la enfermedad mental resulte del acto
mismo, que la muerte haya acontecido después de promovida la acción para la declaración
de incapacidad o capacidad restringida, que el acto sea a título gratuito, o que se pruebe
que quien contrató con ella actuó de mala fe. Art46 CN

➢ Efectos de la invalidez del contrato

“Declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con


capacidad restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución
o reembolso de lo que ha pagado o gastado”. Art. 1000 CCCN

Esto se realiza a los efectos de no perjudicar a la parte contraria. Ahora bien, si el contrato
ha enriquecido a la parte incapaz o con capacidad restringida, entonces la parte capaz
(una vez declarada la nulidad del contrato) tiene derecho a reclamarle a aquella en la
medida de ese enriquecimiento.
o Inhabilidades para contratar. Inhabilidades especiales. Casos
En términos generales, el Código se refiere a la Inhabilidad para contratar dispone como
regla general que “no pueden contratar, en interés propio o ajeno, las personas que
están impedidas de hacerlo de acuerdo a disposiciones especiales; tampoco
podrían hacerlo por interpósita persona”. 1001 CCCN
Establece casos especiales de inhabilidades para contratar en interés propio a:

a) los funcionarios públicos, respecto de bienes cuya administración o enajenación estén


o hayan estado encargados;

b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores y sus


auxiliares, respecto de bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han
intervenido;

c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que


intervienen o han intervenido;

d) los cónyuges (…) entre sí [en tanto hayan optado por el régimen de comunidad de
bienes];

e) los albaceas, que no son herederos, no pueden celebrar contrato de compraventa sobre
los bienes de las testamentarias a su cargo. (1002 CCCN)

➢ Representación:

CONCEPTO: La representación configura un gran amplio genero jurídico que le permite a


una persona otorgar en nombre y por cuenta de otro, actos jurídicos entre vivos, con la
salvedad de aquellos que únicamente puedan ser otorgados por el titular del derecho, por
ser personalísimos de mismo o intuitu personae.

El art. 358 CCC. Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de
representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean otorgados por el
titular del derecho.
Fontanarrosa siguiendo a Rocco nos dice que la representación es la situación
jurídica en cuya virtud alguien emite una declaración de voluntad para realizar
un fin cuyo destinatario es otro sujeto, de modo que hace conocer a los terceros a
quienes van dirigida esa declaración de voluntad, que este actúa en interés ajeno,
16
con la consecuencia de que todos los efectos jurídicos de la declaración de voluntad
se produzcan respecto del sujeto en cuyo interés ha actuado.
En algunos casos la representación surge como una necesidad, así será con los incapaces,
que por incapacidad de actuar entre si necesitan de una persona que lo haga por ellos.
Otras veces responde a una conveniencia o simple comodidad del representado como
acurre en la representación judicial que evita a un litigante la posibilidad de concurrir, ej.
a una audiencia.
REQUISITOS:

• Obrar en nombre ajeno


• Fundar su actuación en el apoderamiento, poder o procura.
Clases:

Legal: surge de una regla del derecho como sucede en la representación por curadores,
padres en ejercicio de la patria potestad, etc.
Orgánica: es la representación de personas jurídicas
Voluntaria: es la declaración unilateral de voluntad emitida por el representado dirigida
a los terceros mediante el cual se da un poder al representante para que obre por cuenta
y obra ajena.

Efectos

Art. 359: los actos celebrados por el representante en nombre del representado y
en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efectos directamente para el representado.

En cuanto a su extensión, alcanza según o vemos el art. 360. A los actos objeto de
apoderamiento, a las facultades otorgadas por la ley y también a los actos necesarios
para su ejecución.
En definitiva, queda claro que todas las clases de representación surgen efecto en los
actos directamente sobre el representado. Y debe haber sido efectuada dentro de los
límites señalados por la ley o por el acto de apoderamiento según corresponda.
➢ Poder. Concepto.

CONCEPTO: Se entiende por poder, el medio, instrumento o camino por virtud del cual
la manifestación unilateral de la voluntad de una persona, confiere u otorga facultades
a otra para que la represente, actuando siempre a nombre del representado.

Entonces se indica que el poder es el medio o instrumento para otorgar una


representación voluntaria.
No confundir:
En primer lugar: La persona que otorga las facultades, con la persona a quien se
inviste, de tales facultades para actuar y que presupone o da idea de una relación de
medios, ya que el representante siempre actuara a nombre del representado.
Segundo lugar: El poder como figura especializada con la representación misma.

Bernardo Pérez Fernández del Castillo Poder: “Es el otorgamiento que da una
persona llamada poderante a otra denominada apoderado para que actué en su
nombre, es decir en su representación es una de las formas de representación
puede tener como fuente la ley o voluntad del sujeto dominus, mediante un acto
17
unilateral.

Boria Martínez dice: Aunque en forma amplia o burda se identifiquen los conceptos
de representación voluntaria con el poder, la diferencia sutil entre ambos
conceptos estriba en que este es el medio o camino para conferir aquella, sin
embargo, siempre que exista un poder, necesariamente supone como consecuencia
la existencia de una representación voluntaria y el único medio o camino para
conferir la representación voluntaria es mediante la figura del poder.

Para la existencia del poder es necesario e indispensable que se confieran u otorguen


facultades, ya que si no hay dicho otorgamiento podrá existir alguna otra figura jurídica
o algún acto jurídico, pero no serán un poder.
Por último, es el elemento de esencia del poder, el que se indique con toda claridad que el
representante actuara siempre en nombre del representado, de aquí se desprende que una
persona por el simple hecho de otorga un poder no se está obligado a nada en relación a
su apoderado; y por el simple hecho de otorga el poder, no se está obligado para con los
terceros porque todo depende de la actuación del apoderado.
➢ Responsabilidad por inexistencia o exceso en la representación.

Art. 376 CCC: Si alguien actúa como representante de otro sin serlo, o en exceso
de las facultades conferidas por el representado, es responsable del daño que la
otra parte sufra por haber confiado, sin culpa suya, en la validez del acto, si hace
saber al tercero la falta o deficiencia de su poder, está exento de dicha
responsabilidad.

Exceso es cuando actúa más allá de los límites conferidos. Los limites que resultaran son
jurídicamente relevante son aquellos para los terceros, no así entre representante-
representado.
La inexistencia de poder trae aparejada la responsabilidad del falso representante.
➢ Abuso del poder

ARTÍCULO 10.- Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el


cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley
no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraría los
fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena
fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para evitar los
efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y, si correspondiere,
procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización.
Según Llambías, hay abuso de derecho "cuando se lo ejerce contrariando al objeto de la
institución, a su espíritu y a su finalidad; cuando se lo desvía del destino para el cual ha
sido creado".

➢ Objeto de los contratos


Se aplican al objeto del contrato las disposiciones de la Sección 1ª, Capítulo 5, Título IV,
del Libro Primero del Código Civil y Comercial de la Nación.
El objeto de los contratos y la prestación
Tal como sostiene Alterini (2012), “con el sustantivo objeto del contrato se designa a
18
la prestación a propósito de la cual se produce el acuerdo de voluntades y en torno
a la cual se ordena la economía del contrato” (p. 197).

Él distingue entre el objeto inmediato del contrato, que consiste en la obligación que
se genera a raíz del contrato, y el objeto mediato: es el objeto de la obligación, vale
decir, la cosa o el hecho, positivo o negativo, que constituye el interés del acreedor. El
objeto de la obligación consiste en el bien apetecible para el acreedor sobre el cual recae
su interés implicado en la relación jurídica.

Así el objeto de la obligación de entregar la cosa vendida que tiene a su cargo el


vendedor es la cosa misma; esta cosa, precisamente, es lo que pretende el comprador,
acreedor de aquella obligación. El contenido de la obligación es cierta conducta
humana, a la que se designa técnicamente como prestación; se trata del
comportamiento del deudor destinado a satisfacer el interés del acreedor respecto de ese
objeto.
Se interpretó que el término "cosas" comprendía tanto a las cosas materiales como a las
inmateriales, es decir a los bienes. Debe tenerse en cuenta la concepción más amplia de
los bienes que recepta el Código, comprensiva no sólo de aquellos que tengan valoración
económica sino también de los que tienen valor afectivo, social o científico. El art. 279
restringe el objeto del acto jurídico a su materia, es decir a los hechos y a los bienes. Se
recepta así la doctrina mayoritaria que limita el objeto del negocio a su sustrato material
(Rivera, Bueres, Cifuentes).
De esta forma se permite deslindar con precisión conceptos distintos, a saber:

• la obligación, que constituye el efecto del acto jurídico;


• la prestación, que es el objeto de la obligación, y
• el objeto de negocio, que está dado por la materia (bienes y hechos) (Bueres).
Principio general: libertad de elección del objeto. El objeto de los actos jurídicos puede
ser elegido libremente por las partes
➢ Requisitos
De conformidad con lo que dispone el Código, el objeto “debe ser lícito, posible,
determinado o determinable, susceptible de valoración económica y corresponder a
un interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial” (art. 1003, CCCN).
✓ Con referencia a los hechos y a los bienes:
• Posibilidad: Abarca la posibilidad material y jurídica. La imposibilidad, para
causar la nulidad del acto, debe ser: (i) originaria (estar presente desde que el acto
se celebró), sin perjuicio del supuesto de convalidación previsto para los actos
jurídicos sujetos a plazo o condición suspensiva (art. 280); (ii) absoluta, el objeto
debe ser imposible para todos y no sólo para el sujeto obligado. Si la imposibilidad
es parcial, el acto no es necesariamente nulo; quien pretendió adquirir un derecho
sobre un objeto parcialmente imposible puede dejar sin efecto el contrato o
demandar la parte que existiese.
• Determinabilidad: el objeto de los contratos debe ser determinado o determinable.
Es determinado, cuando se encuentra precisado con exactitud al tiempo de
celebración del acto jurídico. Es determinable, cuando legal o convencionalmente se
prevén los mecanismos o herramientas que permitan precisarlo en el momento del
cumplimiento del acto (Bueres).

Ahora bien, el Código trata específicamente los casos de determinación del objeto de la
siguiente manera:
Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados en su especie o
19
género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser
determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización.
Determinación por un tercero Las partes pueden pactar que la determinación del
objeto sea efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea
imposible o no haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por
los usos y costumbres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe
tramitar por el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal.
✓ Con relación a los hechos:
• Hechos prohibidos: Cuando la conducta que constituye el objeto del negocio está
prohibida, el acto tiene un objeto ilícito (ej. Aquellos que prometen servicios
profesionales sin título habilitante).
• Hechos contrarios a la moral, las buenas costumbres y al orden público: El
concepto de buenas costumbres se identifica con la moral (Llambías).
Mayoritariamente la doctrina vincula el concepto de moral y buenas costumbres con
la moral media de una comunidad en un momento dado (Bueres, Rivera). Respecto
al orden público, se ha entendido que es lo esencial para la convivencia que puede
variar en el tiempo y en el espacio (López Olaciregui). Por lo general, en estos
supuestos la sanción será la nulidad absoluta.
• Hechos lesivos de los derechos ajenos o de la dignidad humana: Serían hechos
lesivos de los derechos ajenos, por ejemplo: los actos fraudulentos; debiendo
advertirse que, en tal caso, no corresponde declarar la nulidad del acto sino la
inoponibilidad (arts. 338 y ss.). Respecto a los hechos lesivos de la dignidad humana,
quedan comprendidos, entre otros supuestos, los actos cuyo objeto lesione la
intimidad personal o familiar, honra, reputación o identidad del sujeto; en suma,
cuando afecta cualquiera de las manifestaciones espirituales y también las físicas,
que integran sus derechos personalísimos (arts. 51 y ss.). Asimismo, serían lesivos
de la dignidad humana las condiciones prohibidas en el art. 344. En estos
supuestos, la sanción será la nulidad absoluta.

✓ Con relación a los bienes:


• De conformidad con el art. 1.004: “No pueden ser objeto de los contratos los
hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes”. Algunos autores
consideran que es el caso de las cosas muebles que no pueden hipotecarse o los
inmuebles que no pueden prendarse. Este recaudo, en puridad, se corresponde con
la falta de idoneidad del objeto (imposibilidad jurídica) que lo torna ilícito (Bueres).
También quedan comprendidos los supuestos de bienes o cosas cuya
comercialización está prohibida (estupefacientes, armas, algunos medicamentos)
(Rivera).
• Bienes futuros: pueden ser objeto de los actos jurídicos. La promesa de
transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que
se trate de contratos aleatorios (art. 1007).
• Bienes ajenos: “Los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que
promete transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a
emplear los medios necesarios para que la prestación se realice y, si por su culpa,
el bien no se transmite, debe reparar los daños causados. Debe también
indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y ésta no se cumple. El que ha
contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si no hace
entrega de ellos (Art. 1.008).”
• Bienes litigiosos, gravados o sujetos a medidas cautelares: pueden ser objeto de
los contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros. Quien de mala fe contrata
sobre esos bienes como si estuviesen libres debe repararlos daños causados a la
otra parte si ésta ha obrado de buena fe. (1009CCCN)
• Herencia futura: REGLA: la herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni
20
tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos
particulares, a excepción de lo que la propia ley pueda contemplar. Excepciones:
Art.1010 CCCN.
• Contratos de larga duración: El Código destina el artículo 1.011 para el caso de
los contratos de larga duración, en los que el tiempo es trascendente (esencial)
para el cumplimiento del objeto del contrato.

➢ Causa, forma y prueba

• Causa
A la causa de los contratos se aplican las disposiciones de la Sección 2ª, Capítulo 5, Título
IV, del Libro Primero de este Código. Son disposiciones vinculadas a la causa de los
actos jurídicos.
Noción
Lorenzetti (2010) se refiere a las diferentes posiciones doctrinarias en torno al tema de
causa.

Casualismo clásico; (Domat), quien la entendía como una razón que se manifestaba en
tres tipos de contratos (los onerosos, los reales y los gratuitos), concluyendo que la causa
era un elemento esencial de la obligación.

Anticausalistas, quienes niegan la autonomía de la noción de causa como elemento


integrante de los requisitos del acto jurídico. Para esta postura, los elementos
esenciales son sólo el consentimiento, la capacidad y el objeto.

Neocausalistas son autores modernos que defienden la noción de causa, en coincidencia


con los clásicos, pero advierten que ésta última es un elemento del acto jurídico, no de
la obligación. Esta corriente importa toda una renovación en el tema de la causa, al
reconocer los motivos como incorporados a la noción de la misma. Se configura la noción
de causa en un plano objetivo-subjetivo (tomando en cuenta los móviles determinantes
del acto, que inciden en la finalidad; los motivos adquieren relevancia jurídica al tiempo
de regular los efectos de la convención). (Esta posición es la que adopta nuestra
legislación al definir la causa del acto jurídico en el art. 281 del Código.)

El artículo 281 dispone que la causa:

(…) es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido


determinante de la voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados
cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o
tácitamente si son esenciales para ambas partes.

Así, el Código opta por receptar la noción de causa fin, como determinante de la voluntad
de celebración del contrato. El Código se manifiesta causalista y regula la causa como
elemento del acto jurídico (arts. 281 a 283) y, también, al tratar los contratos (arts. 1012
a 1014); comprendiendo la causa objetiva y la subjetiva. Se adhiere, así, al denominado
dualismo sincrético.
Esta posición define la causa, genéricamente, como la razón de ser jurídica del negocio
(Bueres); poseyendo una doble significación:
la causa objetiva, que identifica la finalidad perseguida por el negocio jurídico (v.gr.
en la compraventa, para el vendedor obtener el precio y para el comprador el bien,
es decir el intercambio de prestaciones), la cual es unitaria para las partes, uniforme
en la misma especie de actos jurídicos y sirve para tipificarlos;
la causa subjetiva, que se refiere a los móviles perseguidos por algún contratante al
21
celebrar el acto (comprar el inmueble para poner un comercio), los cuales, por
supuesto, son individuales y variables en cada negocio jurídico a diferencia de la
causa objetiva.

o Presunción de causa: “Aunque la causa no esté expresada en el acto se presume


que existe mientras no se pruebe lo contrario” (282 CCCN). Se presume su
existencia, aunque no esté explicitada en el negocio, mientras no se prueba lo
contrario.

o Defectos de la causa: para que el acto sea válido la causa debe ser real y lícita.

1. Falta de causa: El art. 1013 expresa que la falta de causa da lugar a la nulidad,
adecuación o extinción del contrato. Se ha entendido que la falta de causa en la
etapa genética del acto (formación, celebración) da lugar a la nulidad. En cambio, si
la causa desaparece durante la ejecución del contrato, en su etapa funcional, el acto
se rescinde o resuelve; por ejemplo: en el pacto comisorio (cláusula resolutoria
expresa —art. 1086— o implícita —art. 1087—); la imposibilidad de cumplimiento
(art. 955) y en general en los supuestos de frustración de la causa. La causa final
se frustra cuando por alguna razón no puede satisfacerse la finalidad típica del
negocio de que se trata o el motivo casualizado propio del negocio concreto; por
ejemplo, cuando se vende un fondo de comercio sin habilitación municipal (Rivera).
El art. 1090 expresa que la frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza
a la parte perjudicada a declarar su rescisión si tiene su causa en una alteración de
carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada.
2. Falsa causa: El segundo párrafo del art. 282 dispone que el acto es válido, aunque
la causa sea falsa si se funda en otra causa verdadera. De tal forma, la falsedad de
la causa no provoca por sí misma la invalidez del negocio, sino que invierte la carga
de la prueba. Acreditado que la causa es falsa, quien pretende mantener el acto
deberá probar que el negocio tiene causa y que ella es lícita (Rivera). La defección
por falsa causa se da en la etapa genética del acto.
3. Causa ilícita: Se da cuando

a) su causa es contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres;

b) ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de
ellas ha obrado por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato
frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo que
ha ofrecido. (Art.1014 CCCN)

o Necesidad de causa
El art. 1.013 del Código recepta el principio de la necesidad de causa, disponiendo que
“la causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración, y
subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la
nulidad, adecuación o extinción del contrato”.

• Forma
Todo contrato requiere una forma, entendida como un hecho exterior por el que la
voluntad se manifiesta.

La forma es el modo de ser del acto, la manera en que se hace reconocible en el medio
social. En nuestro derecho rige el principio de libertad de formas, según el 1.015 del
Código. Cuando la forma es exigida con mayor rigorismo y con carácter absoluto, es decir,
de manera constitutiva, visceral, si la misma no es observada, acarreará la nulidad del
22
acto.

o Contratos formales y no formales

El art. 969 del Código define a los contratos formales como “aquellos para los cuales la
ley exige una forma para su validez, por lo tanto, son nulos si la solemnidad no ha sido
satisfecha”.

Los contratos pueden ser:

✓ Formales:
▪ Solemnes (“Ad solemnitatem”)

• De solemnidad absoluta: Contratos para los cuales se exige la


forma como requisito de validez. La importancia radica en que, al
estar la forma exigida como requisito de validez del negocio, éste
es nulo si la forma no ha sido satisfecha. Un supuesto de contrato
sujeto a una solemnidad absoluta es la donación de cosas
inmuebles, de cosas muebles registrables y las prestaciones
periódicas y vitalicias (art. 1552).
• Contratos de solemnidad relativa: Son aquellos contratos en
los que una forma es requerida pero no bajo pena de nulidad,
mientras no se haya otorgado el instrumento previsto, pero valen
como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con
la expresada formalidad.
▪ No solemnes (“Ad probationem”): La forma solo se exige para la
prueba, el hecho de no respetar las formas indica que no sirve como
elemento de prueba, pero es igualmente obligatorio
✓ No formales: La regla es la libertad de formas. Si la ley o las partes no imponen una
forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio de prueba de la celebración
del contrato.

o Libertad de formas
o Como regla, el Código consagra el principio de “libertad de formas”, de conformidad
con el cual sólo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma
determinada. (1015CCCN)

Alterini (2012) que “los contratos, en principio, son no formales. Pueden ser
celebrados verbalmente, por escrito, mediante manifestaciones indirectas de la
voluntad, siempre que pueda inducirse que ésta existe” (2012, p. 214). De igual
manera, Mosset Iturraspe (1995): “La regla es la libertad de formas; la libre elección
por las partes de los modos de exteriorizar la voluntad” (p. 258).

o Modificaciones al contrato

El art. 1.016 del Código dispone, en relación a la forma y a las modificaciones del contrato,
que “la formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las
modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen
solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición
legal en contrario”.

Es que, en principio, si se impone que un contrato lleve una forma determinada,


parece lógico que las modificaciones subsiguientes también respeten la forma
dispuesta para el contrato original.
o La escritura pública
La escritura pública funciona como un medio de prueba, en tanto es un instrumento en 23
el que interviene un oficial público en el otorgamiento, quien tiene facultades otorgadas
para la intervención en ese acto, y que se caracteriza por su autenticidad.

Son definidas por el Código como:(…) el instrumento matriz extendido en el protocolo


de un escribano público o de otro funcionario autorizado para ejercer las mismas
funciones, que contienen uno o más actos jurídicos. La copia o testimonio de las
escrituras públicas que expiden los escribanos es instrumento público y hace plena
fe como la escritura matriz. (Art 299 CCCN)

Sobre el valor probatorio de la escritura pública, en tanto instrumento público:

a) Hace plena fe sobre la realización del acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial
público anuncia como cumplidos ante él o por él, en tanto esto no sea declarado falso en
juicio civil o criminal;

b) Hace plena fe sobre el contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones,


pagos, etc., vinculados con el acto instrumentado, excepto que se produzca prueba en
contrario.

o El art. 1.017 del Código enumera los contratos que necesariamente deben ser
otorgados por escritura pública, imponiéndoles esta forma a:

a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos
reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado
mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa;

b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;

c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;

d) los demás contratos que, por acuerdo partes o disposición de la ley, deben ser otorgados
en escritura pública.

o Otorgamiento pendiente del instrumento


El art. 1.018 del Código regula el caso del otorgamiento pendiente del instrumento:
El otorgamiento pendiente de un instrumento previsto constituye una obligación
de hacer, si el futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de nulidad. Si
la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación, siempre
que las contraprestaciones estén cumplidas, o sea asegurado su cumplimiento. (art. 1018
CCCN)
Es decir que el incumplimiento del otorgamiento del instrumento previsto trae
aparejado la conversión del negocio jurídico en una obligación de hacer, siendo
aplicables las reglas previstas para estas obligaciones, excepto que se prevea como
sanción la nulidad por la falta de la forma.
o Instrumentos privados y la obligación de escriturar

Los instrumentos privados “son instrumentos bajo forma privada para los cuales no hay
forma alguna especial” Alterini (2012, p. 436).

o Valor probatorio de los instrumentos particulares


En cuanto al valor probatorio de los instrumentos particulares, éste debe ser apreciado
por el Juez, quien deberá tener en cuenta la coherencia entre lo sucedido y lo relatado, la
precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas, las relaciones precedentes, la
24
confiabilidad de los soportes y de los procedimientos técnicos usados.
Es muy importante tener en cuenta que cuando un instrumento privado se presenta
en un juicio, la persona contra quien se presenta ese instrumento (cuya firma se le
atribuye) deberá declarar si la firma le pertenece. Si así lo declara, entonces ello
implica un reconocimiento de firma. Esto es sumamente relevante ya que el
reconocimiento de la firma implica el reconocimiento del cuerpo del instrumento privado,
y no puede ser luego impugnado por quien lo reconoció (excepto que hayan existido vicios
en el acto del reconocimiento).
Frente a terceros (no contratantes), los instrumentos privados tienen eficacia probatoria
solo desde su fecha cierta, la que se logra a través de hechos que crean una certeza
absoluta respecto a ella. El Código manifiesta: “adquieren fecha cierta el día que acontece
un hecho del que resulta como consecuencia ineludible que el documento ya estaba
firmado o no pudo ser firmado después”. (317 CCCN) Un ejemplo de adquisición de fecha
cierta de un instrumento privado es el otorgamiento de certificación notarial de las firmas.
➢ Prueba de los contratos
El Código Civil y Comercial de la Nación regula la prueba de los contratos en el
Capítulo 8, del Título II, del Libro III (arts. 1.019 y 1.020).
Conforme lo señala Alterini (2012), “la forma es el elemento externo del contrato; la
prueba es el medio para demostrar que fue celebrado” (2012, p. 431). Continúa, al
respecto: Al Código Civil (ley de fondo) le incumbe precisar qué medio de prueba es
idóneo para cada acto, pues muchas veces la prueba está íntimamente ligada a la
naturaleza del acto; piénsese, por ejemplo, en la prueba del estado de las personas.
Pero incumbe a las Provincias regular, a través de sus leyes de forma, la manera en
que se llevará a cabo la prueba, esto es, la regulación pormenorizada de la
producción, y en su caso de la apreciación de la prueba. (Alterini, 2012, p. 434).
Medios de prueba
El art. 1.019 del Código dispone al respecto:

Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar a una
razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que
disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio
especial. Contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados
exclusivamente por testigos.

El Código, a través de esa norma, dispone una regla general que es la amplitud de
medios de prueba. No hay una descripción concreta de los medios de prueba, por lo que
todos serán aptos en la medida en que formen una razonable convicción según las reglas
de la sana crítica. La excepción constituye el caso de los contratos que tengan un medio
de prueba específico.
En relación a la sana crítica, como sistema de apreciación judicial de las pruebas, éste
funciona, siguiendo a Alterini (2012), de manera que

(…) el juez tiene libertad para formar un criterio sobre el caso según su convicción, pero
requiere que el juzgador exhiba el proceso de razonamiento que lo ha llevado a su
conclusión, que diga por qué tiene probado un hecho, lo que constituye una garantía para
el sujeto de derechos, ya que le permite saber la razón que motivó el pronunciamiento
judicial. (p. 434).

o Prueba de los contratos formales


El art. 1.020 del Código dispone:
25
Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios
pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad
de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de
prueba instrumental, o comienzo de ejecución. Se considera principio de prueba
instrumental cualquier instrumento que emane de la otra parte, de su causante o
de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato.

El art. 1020 establece que los contratos a los cuales se les establece una forma específica
para que sean probados, pueden igualmente ser acreditados por otros medios, incluyendo
a la prueba testimonial, si se demostrara que fue imposible obtener la prueba que acredite
el seguimiento de la formalidad, y/o si hay principio de prueba por escrito o comienzo de
ejecución del respectivo contrato.
Principio de prueba por escrito: entendido como la existencia de cualquier instrumento
que emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga
verosímil la existencia del contrato. Como señala Alterini (2012), “el principio de prueba
por escrito constituye un indicio, resultante de un instrumento no firmado por la
otra parte que, teniendo relación directa con el contrato, resulta elemento de juicio
útil para tenerlo por probado” (2012, p. 449).
EJE 3: VICISITUDES

Existe un principio en los contratos bilaterales, según el cual una de las partes
puede abstenerse legítimamente de cumplir con las obligaciones a su cargo, si la
otra no cumple u ofrece cumplir.

➢ Suspensión del cumplimiento.


Se trata de la exceptio non adimpleti contractus, regulada en el art. 1031 del nuevo
Código Civil y Comercial de la Nación.

Dicha norma expresa: “Suspensión del cumplimiento. En los contratos bilaterales,


cuando las partes deben cumplir simultáneamente, una de ellas puede suspender
el cumplimiento de la prestación, hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir. La
suspensión puede ser deducida judicialmente como acción o como excepción. Si la
prestación es a favor de varios interesados, puede suspenderse la parte debida a
cada uno hasta la ejecución completa de la contraprestación”.

Características: (Etala)
1) es una medida de autodefensa privada o auto tutela jurídica.
2) tiende a mantener el equilibro contractual.
3) tiene como principio general la ejecución de los contratos de buena fe.
No hay dudas que esta interesante incorporación admite que quien se enfrenta al
incumplimiento de la contraparte en el marco de un contrato bilateral con prestaciones
de ejecución simultánea, puede — superando una actitud meramente pasiva— accionar a
fin de obtener el reconocimiento judicial de la suspensión (Hernández), permitiéndole a
una de ellas suspender su cumplimiento hasta que la otra no cumpla. El ejercicio de esta
opción sólo puede ser ejercida judicialmente (Rivera).
➢ La Tutela Preventiva
Por otro lado, el art. 1032 del citado cuerpo legal, regula la Tutela Preventiva, que permite
suspender el cumplimiento de las obligaciones en forma de autoprotección, si los derechos
de una parte sufriesen una grave amenaza de daño, debido a que la otra perdió su aptitud
26
para cumplir, o se tornó insolvente. Todo ello, hasta que el incumplidor cumpla, o de
seguridades suficientes. Ya no nos encontramos en presencia de obligaciones que deben
cumplirse simultáneamente.
La tutela preventiva se encuentra regulada en el Art 1.032 del nuevo cuerpo legal, que
expresa:

“Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos sufriesen una
grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo significativo
en su aptitud para cumplir, o en su solvencia. La suspensión queda sin efecto
cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el cumplimiento
será realizado".

Explica Lorenzetti que el tema empieza a ser debatido de modo relevante en el Derecho
Inglés (a partir del caso Hochster vs De la Tour- 1853), de donde se pudo extraer la
siguiente regla: si una parte declara, antes del vencimiento de un contrato, su intención
de no cumplir o bien obra de tal modo que una persona razonable comprenda que no
cumplirá su obligación, la otra parte puede aceptar la decisión quedando desvinculada de
su propia obligación y teniendo derecho al resarcimiento, o bien rechazar la decisión de
no cumplir solicitando el cumplimiento. De allí nace la solución del anticipatory breach of
contract. El supuesto de hecho activante no es la lesión como ocurre en la responsabilidad
contractual, sino la mera amenaza de lesión, la afectación de una expectativa de
cumplimiento.

Se ha valorado como sumamente positiva la inclusión de esta norma en la teoría general


del contrato con un sentido más amplio a la excepción de caducidad actualmente vigente,
pues opera no sólo frente a la insolvencia de la contraparte sino también de cara a un "
menoscabo significativo en su aptitud para cumplir" , lo cual abarcaría, verbigracia,
cuestiones de hecho tales como pérdidas patrimoniales sufridas por la contraria que le
impidan cumplir con la obligación asumida, así como también en caso de fuerza mayor o
caso fortuito que imposibiliten temporalmente la ejecución de la obligación a cargo de la
otra parte, permitiendo de esta forma conservar al contrato con vida hasta que dicha
imposibilidad desaparezca (Hernández).

➢ OBLIGACIONES DE SANEAMIENTO
Art. 1033 establece los sujetos responsables. Están obligados al saneamiento:

• El transmitente a título oneroso


• Quien ha dividido bienes con otros
• Sus respectivos antecesores, si han efectuado la correspondiente transferencia a
título oneroso.

Es la forma de amparar al adquirente de los defectos que tenga la cosa y de la turbación


que puedan sufrir por parte de terceros.
Las dos obligaciones esenciales del vendedor son la de entregar la cosa y la de
saneamiento. La obligación de saneamiento comprende el saneamiento por evicción y el
saneamiento por vicios ocultos: es decir, no hay saneamiento y evicción, sino que aquél
es el género (obligación de saneamiento) y ésta la especie (por evicción), una de ellas,
porque hay otra (por vicios ocultos).

La obligación de saneamiento significa que el vendedor está obligado a


proporcionar al comprador la posesión pacífica y las características aparentes de
la cosa entregada.
➢ El fundamento: es que se otorgan al adquirente a título oneroso, se presenta como
27
un efecto natural del vínculo, quien transmite algo y cobra por ello un precio.

➢ Obligación de saneamiento por evicción.


La evicción es un acto que acarrea para el comprador la privación de la propiedad de la
cosa comprada, que pasa a ser propiedad de un tercero como consecuencia de una
sentencia judicial firme en virtud de un derecho anterior a la compraventa.
Clases de evicción.
• Evicción parcial. La evicción parcial se produce cuando el comprador perdiere una
parte de la cosa vendida y dicha parte en relación con el todo es de tal importancia que
sin ella no la hubiere comprado. Asimismo, se produce cuando se vendiesen dos o más
cosas conjuntamente por un precio alzado constando claramente que el comprador no
habría comprado la una sin la otra.
• Evicción de cargas o gravámenes. Si la finca vendida estuviese gravada, sin
mencionarlo la escritura, con alguna carga o servidumbre no aparente, de tal naturaleza
que deba presumirse, no la habría adquirido el comprador si la hubiera conocido.
➢ El saneamiento por vicios ocultos.
Es la responsabilidad a cargo del enajenante respecto del adquirente por haber enajenado
una cosa que presenta defectos de tal naturaleza que no le permite a esté ultimo tener
posesión útil de la cosa.

Vicio oculto es un defecto del que adolece el objeto de la venta y que no puede apreciarse
a simple vista o bien se requieren conocimientos técnicos para advertirlo.

El comprador podrá optar por desistir del contrato, abonándosele los gastos que
pagó, o rebajar una cantidad proporcional del precio, a juicio de peritos. Además,
si el vendedor conocía los vicios y no se los comunicó al comprador, podrá este pedir una
indemnización de los daños y perjuicios si optase por la rescisión.
La responsabilidad por saneamiento significa que, aunque no haya sido estipulada por las
partes, estás pueden aumentarla, disminuirla, o suprimirla.
Esto debe ser planteado expresamente por las partes, y son de interpretación restrictiva.
Podemos brindar ya una noción conceptual de los vicios redhibitorios, en el derecho
romano, sosteniendo que son «los defectos ocultos de la cosa, existentes al tiempo de
la celebración de la compraventa, que la hacían inútil para su destino o que
disminuían notoriamente su valor»

Es decir que el instituto de los vicios redhibitorios se aplicaba al contrato oneroso


de compraventa con relación a aquellos «defectos» que tuviera la cosa, al momento
de su celebración, que eran graves para su destino natural o bien que disminuían su valor
para el comprador, generándose dos acciones con dos plazos diversos, a juicio o decisión
exclusiva del comprador, ya sea para devolverla (redhibición) o bien para quedársela
(«quanti minoris»), compensándose la diferencia de valor tenida en mira al principio del
acto jurídico.
Para la doctrina civil, se llaman «vicios redhibitorios» aquellos «defectos ocultos de la
cosa que existen al tiempo de la adquisición y cuya importancia es tal que de
haberlos conocido el comprador no la habría adquirido o habría dado menos por ella».
Desde otro lado, se ha dicho que son vicios redhibitorios «los defectos ocultos importantes
de la cosa existentes al momento de su enajenación a título oneroso que, de haberlos
conocido a la celebración del contrato, hubieran incidido evitándola o estableciendo un
28
precio menor».

Naturaleza jurídica
Para la mayoría de la doctrina nacional, el instituto de los vicios redhibitorios es una
«especie» de la denominada garantía de saneamiento.
Desde una postura ecléctica, y sin profundizar demasiado, se ha dicho: «Se trata de una
garantía que la ley reconoce a todo adquirente a título oneroso para ponerlo a
cubierto de sorpresas desagradables y para brindar una mayor seguridad en los
negocios jurídicos. Por ello, esa garantía es debida inclusive por el enajenante de
buena fe, que desconocía los vicios. Es un caso de “responsabilidad contractual sin
culpa”». En igual sentido, se expide Nicolau afirmando que es «un supuesto de
responsabilidad objetiva del transmitente, pues debe la garantía, aunque sea de
buena fe».
Por último, se ha propuesto «distinguir» la noción de vicio redhibitorio de la garantía legal
por vicios redhibitorios, afirmando que la garantía «es la facultad legal objetiva por la que
el adquirente a título oneroso de una cosa que padece tales defectos puede accionar por
resolución del contrato o disminución del precio».
Ámbito de aplicación
La especie de esta garantía de saneamiento, que denominamos como vicios redhibitorios,
tiene como ámbito de aplicación «todos» los contratos onerosos que tengan por objeto
cosas. Es decir, aquellos en los cuales existen ventajas y sacrificios recíprocos. Por lo cual,
todo el que «transfiere el dominio de una cosa a otra persona por título oneroso debe
garantía por ellos».
En otros términos, la garantía de saneamiento tiene su fundamento en «que se otorgan al
adquirente a título oneroso, se presenta como un efecto natural del vínculo, quien
transmite algo y cobra por ello un precio debe garantizar que su adquirente no será
molestado por otra persona que invoque un mejor derecho, y también debe asegurar que
la cosa transmitida es apta para su destino y que no tenga defectos que disminuyan su
valor».
Por otro lado, comprende solo aquellos vicios o anomalías de «cosas», ya sean muebles o
inmuebles. Por lo tanto, se aplican analógicamente a la energía y a las fuerzas naturales
susceptibles de apropiación y que tengan utilidad económica.
En cambio, no resulta aplicable el régimen de los vicios redhibitorios a los derechos
intelectuales porque no se trata de cosas materiales, no puede haber vicio en la
materialidad, sino un vicio en el derecho, y en consecuencia debe aplicarse el régimen de
la garantía de evicción.
Caducidad de la garantía por vicios ocultos
Caduca de pleno derecho por el transcurso del tiempo dependiendo si se trata de cosas
inmuebles (3 años desde la recepción de la cosa) o mueble (6 meses desde la recepción o
puesta en funcionamiento, lo que sea posterior).
Régimen de las acciones
La resolución del contrato por parte del adquirente de la cosa es posible cuando:
a) Cuando existió un vicio rehidibitorio (con todas las características enumeradas en el
art. 1051 inc. b)
b) Si las partes ampliaron las garantías estableciendo esta posibilidad de resolución del
29
contrato.
➢ Responsabilidad por daño
El acreedor de la obligación de saneamiento también tiene derecho a la reparación de los
daños en los casos previstos por el CCC art 1039.

...” el acreedor de la obligación de saneamiento tiene derecho a optar entre: a.


Reclamar el saneamiento del título o la subsanación de los vicios. b. Reclamar un bien
si es equivalente, c. si es fungible declarar la resolución del contrato excepto en los casos
previstos por los art. 1050 (prescripción adquisitiva) y 1057 defecto subsanable del CCC.

EJE 4: EXTINCIÓN
Frustración de la finalidad

La ley contempla un caso particular de resolución del contrato, entendida como la


extinción por la frustración definitiva de la finalidad del contrato. En este caso, se quiebra
la causa del contrato.

Esta teoría no había tenido recepción legislativa antes de la reforma introducida por la ley
26.994. Sin embargo, su uso se había extendido jurisprudencialmente y ha tenido mucho
desarrollo doctrinario.

Origen de la teoría de la frustración del fin del contrato

Tradicionalmente, para referirnos a la teoría de la frustración de la finalidad del contrato,


se invocan los casos de la coronación inglesa, ya que es allí donde la teoría se perfeccionó:
A la muerte de la Reina Victoria en 1901 hubo gran interés en presenciar el desfile de la
coronación de Eduardo VII ya que hacía 64 años que no se presenciaba una ceremonia de
coronación. Con tal motivo, un Sr. Henry arrendó a un Sr. Krell una casa situada en una
calle donde pasaría el desfile de la coronación. A su vez, éste había subarrendado balcones
y ventanas. El futuro rey enfermó y el desfile no se realizó. Los arrendatarios reclamaron la
devolución de lo pagado por no haberse cumplido con la finalidad del contrato. La Corte
entendió que había una frustración del fin del contrato y correspondía acoger los reclamos.
Para ello se fundó en que, si las partes habían partido de la base de la existencia de un
determinado estado de cosas que después desaparece sin su responsabilidad, había lugar
a excepcionarse de cumplir. (Guarnieri, 2012, Apartado II).

A través del art. 1.090 del Código se autoriza a la parte perjudicada por la frustración
de la finalidad del contrato a declarar su resolución. Ello en tanto se den ciertas
condiciones:

a) que la frustración de la finalidad tenga causa en una alteración de carácter


extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
b) que esa situación sea ajena a las partes;
c) que la alteración de las circunstancias supere el riesgo asumido por la perjudicada.

Como en los casos analizados anteriormente, para que la resolución surta efectos, quien
la solicita debe comunicar su declaración extintiva a la otra parte.
Por último, si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo
si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es
esencial.
➢ Teoría de la Imprevisión
30
Este instituto se encuentra regulado en el art. 1.091 del Código, el cual establece:

Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o permanente, la prestación a


cargo de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por una alteración
extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
sobrevenida por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por la que es
afectada, ésta tiene derecho a plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez,
por acción o como excepción, la resolución total o parcial del contrato, o su
adecuación. Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido conferidos
derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato
aleatorio si la prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a
su álea propia.

Las condiciones de aplicación son: contratos bilaterales conmutativos de ejecución


diferida o permanente, y los aleatorios en la medida en que la excesiva onerosidad exceda
dicha álea.
A diferencia de la frustración de la finalidad del contrato, en la que existe un
quiebre en la causa del misma, en la imprevisión lo que se afecta es la cuantía de las
prestaciones comprometidas. No se trata de casos que necesariamente impidan el
cumplimiento de las prestaciones comprometidas, pero las tornan excesivamente
onerosas para el deudor.

• Acontecimientos que habilitan su aplicación.

Coincidimos con Alterini (2012) en cuanto a que “la posibilidad de desligarse de


un contrato que por causas sobrevinientes a su constitución resulta ruinosa o
bien a adecuar los términos del contrato, tiene fundamento en las bases del
negocio jurídico” (2012, p. 405).

La teoría de las bases del negocio jurídico estima que, para la celebración de un contrato,
las partes tienen en cuenta ciertas circunstancias básicas que son propias del negocio
jurídico en cuestión, por ejemplo, la equivalencia en las contraprestaciones.

Uno de los supuestos que frecuentemente nos lleva a considerar la teoría de la imprevisión,
es la inflación, la que no siempre puede tornar aplicable esta teoría, en tanto en épocas de
inflación, al celebrar contratos, las partes deben contemplar las consecuencias que tendrá
la inflación sobre sus obligaciones.

En conclusión, la mayoría de la doctrina sostiene que la devaluación monetaria


brusca y no prevista abre el camino para invocar imprevisión.
El campo de acción de la doctrina de la imprevisión se encuentra delimitado por varios
supuestos contemplados por el art. 1.091, tales como el grado de onerosidad,
características de los acontecimientos, ausencia de mora o culpa. Como requisitos de
aplicación, enumeramos:

1) que existan acontecimientos extraordinarios e imprevisibles con posterioridad a la


celebración del contrato, entendidos como aquellos que están fuera del curso normal y
estadístico, no habiendo sido posible su previsión por las partes,

2) que esos acontecimientos ajenos a los celebrantes conviertan en excesivamente onerosa


la prestación de alguna de ellas;
3) quien invoque la aplicación de la teoría no se encuentre en mora ni haya obrado con 31
culpa. (Garrido Cordobera, 1025, p. 216).

Luego, tanto la "onerosidad excesiva" como el hecho desencadenante que debe ser
"extraordinario en atención a las circunstancias existentes al tiempo de la celebración",
quedan librados al arbitrio judicial.
Por último, se debe hacer referencia a los efectos dados por los extremos del instituto,
es decir, a requerir (extrajudicialmente o judicialmente) ya sea la vía de la resolución total
o parcial del contrato o la de su adecuación.
➢ Lesión. Evolución.
Elementos del acto lesivo

El elemento objetivo: es la existencia de una ventaja patrimonial evidentemente


desproporcionada y sin justificación. El elemento objetivo supone: que haya
desproporción entre las contraprestaciones y que sea "evidente" su justificación.

El hecho en cuestión, para que entre en juego la teoría de la imprevisión, ha de provocar


una excesiva onerosidad en el cumplimiento de la prestación debida, de manera tal que el
mantenimiento de la obligación importe la consumación de una flagrante injusticia. Va de
suyo que el desbarajuste en la situación económica debe perjudicar al deudor para que la
teoría de la imprevisión sea aplicable; el que beneficiare al acreedor, sin perjudicar al
deudor, sería irrelevante. (Alterini, 2012, p. 407).
Se presume que existe el aprovechamiento o explotación cuando medie notable
desproporción de las prestaciones; los cálculos deberán hacerse según valores al
tiempo del acto y la desproporción deberá subsistir en el momento de la demanda.
Debe tratarse de una ventaja patrimonial que excede lo que habitualmente ocurre
en los negocios. La notable desproporción debe ser un grosero desequilibrio entre
las prestaciones. También se exige que esa ventaja patrimonial no tenga
justificación. La desproporción debe existir en el momento de la celebración del
acto y subsistir al tiempo de la demanda.
Se requiere:

• el elemento subjetivo de la víctima, de necesidad, debilidad psíquica o


inexperiencia de una de las partes.
• El elemento subjetivo del lesionante o beneficiado: es el aprovechamiento de
la situación de inferioridad en que se halla la víctima del acto lesivo. No es
suficiente el sólo conocimiento de la existencia de la necesidad, debilidad psíquica
o inexperiencia, sino que es necesario que, a partir del conocimiento de ese estado,
se pretenda obtener un beneficio desproporcionado, tomando posesión psicológica
de ellos para explotarlos e instrumentarlos para sus fines.
Tal como sostiene Alterini (2012), para diferenciar la lesión de la figura antes vista de la
imprevisión, en los dos casos el deudor sufre un perjuicio patrimonial exorbitante e inicuo.
Sin embargo, en la imprevisión, el perjuicio se produce en otro momento, al tiempo del
cumplimiento del contrato, es decir que en la imprevisión hay una lesión que es
sobreviniente, pero por circunstancias extrañas al comportamiento de las partes. Por otro
lado, en la lesión el perjuicio sucede en otro momento diferente, cuando se celebra el acto
jurídico y como consecuencia del aprovechamiento de una de las partes de las
características de la otra. Asimismo, la imprevisión no incide sobre los efectos ya
cumplidos del contrato, a diferencia de la lesión cuando el afectado requiere la nulidad del
contrato.
➢ Resolución, Revocación, Rescisión, Nulidad
32
CONCEPTO: En sentido jurídico, ineficacia es, genéricamente, privación o disminución
de los efectos propios del negocio jurídico, vale decir, de los efectos que las partes
persiguen de manera inmediata al otorgarlo.

TIPOS DE INEFICACIA:

ESTRUCTURAL (Intrínseca o inicial): Defectos en su estructura y existentes desde el


momento mismo de celebrarse el acto. Ej.: Falta de capacidad del sujeto, inmoralidad del
objeto, ilicitud de la causa, falta de forma solemne.

FUNCIONAL (Extrínseca o sobrevenida): Se causa en circunstancias extrínsecas y


sobrevinientes a su constitución, que inciden sobre los efectos del negocio, de tal modo
que mantenerlo conduciría a obtener un resultado contrario a derecho, o a los fines o
intereses prácticos de los sujetos del negocio. Ej. Revocación, rescisión y la resolución.

PRINCIPALES SUPUESTOS DE INEFICACIA.

• Nulidad
• Revocación
• Rescisión
• Resolución.
• Inoponibilidad

o RESCISIÓN

Causal de ineficacia, por la cual, un acto jurídico válido queda sin efecto para el futuro en
razón del acuerdo de las partes, o de la voluntad de una sola de ellas, autorizada por la
ley o por la propia convención.

Clases
1) Bilateral: Se da en el denominado distracto: las partes pueden por mutuo
consentimiento, revocar los contratos, por las causas que la ley autoriza.
2) Unilateral: Proviene de la voluntad de una sola de las partes, ya sea porque ellas lo
acordaron o bien porque la ley lo autoriza.
Ej.: Concesión, agencia y distribución. No puede ser intempestiva ni de mala fe, idea
jurisprudencial de preaviso.
Caracteres:

• Funciona en contratos de duración y en aquellos cuyos efectos no han comenzado


a producirse.
• Voluntaria y de uso discrecional.
• Solo en negocios jurídicos bilaterales.
Efectos:

• Opera solo hacia el futuro, ex nunc.


• En caso de distracto dependerán de la estipulación de las partes, sin perjuicio de
derechos de terceros.

o REVOCACIÓN
“Causal de ineficacia de los actos jurídicos en virtud del cual la ley autoriza al 33
autor de la manifestación de la voluntad en los actos unilaterales, o a una de las
partes en los actos bilaterales, a retraer su voluntad, dejando sin efecto hacia el
futuro, la relación jurídica”

Actos en los que se aplica:


- En principio actos unilaterales como el testamento.
- Ciertos negocios jurídicos bilaterales, como el mandato y la donación.
Caracteres:
Acto unilateral, entre vivos y voluntaria (aut. por la ley)
EFECTOS:
1) En principio opera hacia el futuro, desde la expresión de voluntad del autor, sin destruir
los efectos ya producidos, entre las partes y frente a terceros.
2) Excepcionalmente puede darse el efecto retroactivo en algunos casos de revocación de
la donación, por inejecución de cargos.
o RESOLUCIÓN

Modo de ineficacia de los negocios jurídicos, que se da en razón de la producción de un


hecho sobreviniente a la constitución del negocio, que a veces, es imputable a una de las
partes, y otras es totalmente extraña a la voluntad de ellas, y que extingue
retroactivamente sus efectos debido a que en la ley o en el propio acto jurídico se le
atribuyó esa consecuencia.

o El hecho sobrevenido, que torna ineficaz el negocio jurídico puede imputarse a una
de las partes; ej.: Incumplimiento de la obligación pactada.
o Puede ser extraño a la voluntad de las partes, ej.: Acaecimiento del hecho futuro e
incierto en el acto, sujeto a condición resolutoria.
➢ Efectos:
a) Retroactivos al día de la celebración del negocio jurídico, ex tunc, al menos entre
partes salvo pacto en contrario, o excepción legal, (ex tunc, utilizada para referirse
a una acción que produce efectos desde el momento mismo en que el acto tuvo su
origen, retrotrayendo la situación jurídica a ese estado anterior).
b) Las partes deben restituirse lo recibido en razón del negocio o su valor, además la parte
incumplidora deberá indemnización de daños y perjuicios.
c) No se afecta a los terceros adquirentes de buena fe.

La RESOLUCIÓN de un contrato es totalmente distinta de la Nulidad y de la Rescisión,


pues estas últimas son las derivaciones de la existencia de un vicio que las invalida, en
tanto que la Resolución tiene lugar en el hecho de que siendo bilaterales los contratos va
envuelto en ellos la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo
pactado.

Cláusulas resolutorias
El art. 1.086 del Código viene a incorporar la regulación del pacto comisorio expreso.
Así es que permite que las partes puedan establecer que la resolución del contrato se
produzca ante determinados incumplimientos. Pueden pactar que el pacto comisorio se
ejerza ante incumplimientos de carácter general o ante otros más específicos, ya que en
ejercicio de su autonomía de la voluntad pueden decidir la relevancia que los
incumplimientos puedan tener en el marco específico del contrato celebrado.
Es claro que algunos incumplimientos de por sí justifican el ejercicio de la facultad
34
resolutoria. Pensemos, por ejemplo, en el caso de una compraventa en la que, quien debe
pagar un precio en dinero, no lo hace.
Pero hay otro tipo de incumplimientos que son más dudosos, pues pueden tratarse de
deberes secundarios de conducta que no están ligados con las obligaciones principales del
contrato. Pues bien, el art. 1.086 les da a las partes la posibilidad de que definan qué
incumplimientos justificarían el ejercicio del pacto comisorio.

Cláusula resolutoria expresa

El pacto comisorio expreso “es una cláusula accidental del contrato en virtud de la cual
la parte cumplidora tiene derecho a resolver el contrato ante el incumplimiento de la otra”
(Alterini, 2012, p. 456). Como dijimos, el art. 1.086 del Código regula este instituto.
Para que produzca efectos, la parte que ejerce el pacto comisorio debe comunicarle a la
incumplidora, de manera fehaciente, su intención de resolver el contrato.

Cláusula resolutoria implícita


El pacto comisorio tácito “es una cláusula natural de los contratos con prestaciones
recíprocas en virtud de la cual la parte cumplidora puede, mediante ciertos trámites
extrajudiciales, resolver el contrato ante el incumplimiento de la otra parte” (Alterini, 2012,
p. 456).
Es una cláusula natural porque está inserta en los contratos bilaterales, aun cuando las
partes no lo hayan previsto expresamente. Es que es lógico que quien cumplió, ante el
incumplimiento de la otra parte, tenga derecho a extinguir el contrato que las vinculara.
No opera de pleno derecho, sino que debe ser requerida por la parte que pretenda la
resolución.
Ahora bien, el ejercicio de la cláusula resolutoria implícita tiene ciertas reglas que deben
respetarse. Esas reglas están contempladas en el art. 1.088 del Código.
Veremos:

a) debe existir un incumplimiento esencial en atención a la finalidad del contrato, de


conformidad con el art. 1.084 del Código. Es decir, no puede tratarse de cualquier
incumplimiento;

b) el incumplidor, deudor, debe estar en mora;

c) el acreedor no debe estar en mora;

d) debe haber un requerimiento del acreedor al deudor, para que cumpla el contrato en
un plazo no inferior a 15 días bajo apercibimiento de resolución. Conforme lo señala Leiva
Fernández (2015), este requisito está vinculado con el principio de conservación de los
actos jurídicos. El acreedor debe, de manera previa, solicitar al deudor que cumpla con
su prestación bajo apercibimiento de resolver el contrato.

Vencido el plazo otorgado para el cumplimiento, si éste no se verifica, entonces en ese


momento se produce la resolución del contrato de pleno derecho.
Otra posibilidad es que el deudor cumpla en el plazo exigido. El cumplimiento, purga la
mora, pero sigue siendo responsable por los daños y perjuicios que pudiera haber causado
como consecuencia del retardo en el cumplimiento.
Resolución por ministerio de la ley
El requerimiento para que el deudor cumpla en un plazo no inferior a 15 días, no es
necesario cuando es la ley la que faculta a la parte a declarar unilateralmente la extinción
del contrato. Ello de conformidad con el art. 1.089 del Código.
Algunos casos previstos por la ley: en el contrato de cuenta corriente bancaria (art. 1.404
35
inc. a del Código); en el caso de la revocación del mandato (art.1.332 del Código), el
desistimiento unilateral de la obra por el locatario de obra (art. 1.261 del Código) y en el
contrato de comodato (arts. 1.539 y 1.541 del Código).
EJE 5: CONTRATOS QUE, POR SU IMPORTANCIA, SE APLICAN ANALÓGICAMENTE A
OTROS
Compraventa

El art. 1.123 del Código Civil y Comercial establece que hay compraventa cuando una
de las partes contratantes (llamada vendedor) se obliga a transferir la propiedad
de una cosa, y la otra parte (llamada comprador) se obliga a pagar por ella un
precio en dinero. Este contrato no supone transferencia de la propiedad, ni la
entrega específica del precio pactado, sino la obligación de hacerlo. La obligación
es válida aún en la llamada compraventa manual o al contado, que se consuma y
concluye en forma instantánea con la entrega simultánea de la cosa y el precio.
La compraventa tiene una inmensa importancia en las relaciones económicas y
jurídicas de los hombres; con frecuencia traspasa las fronteras y adquiere un
interés internacional.

o Caracteres:
• Consensual: porque se perfecciona con el mero consentimiento de las partes. Desde que
las partes se ponen de acuerdo respecto de la cosa y del precio.
• Oneroso: porque las prestaciones de una de las partes encuentran su correlativo en la
prestación de la otra.
• Conmutativo: porque las partes pueden conocer al momento de la celebración del
negocio cuales son las ventajas y beneficios que el negocio les redituara. Pero
excepcionalmente puede ser aleatorio.
• Declarativo: porque por sí solo no se transmite la propiedad de la cosa. En nuestro
sistema para que el derecho real de propiedad se transmita, es necesario el título y el
modo, y tratándose de inmuebles se requiere la inscripción registral.
• No formal: en general para las cosas muebles. Para los inmuebles es formal, ya que para
que se perfeccione el dominio se requiere del título y el modo, o sea de la escritura pública
y de la posterior inscripción en el registro público de la propiedad. Es generalmente no
formal y excepcionalmente formal ad probationem.
• Bilateral: ya que genera obligaciones para ambas partes.
• Obligacional: porque una parte se obliga a dar una cosa, con el fin de transmitir el
derecho de propiedad, y la otra parte se obliga a recibirle y a cumplir también con una
obligación de dar una suma de dinero.
• Nominado: porque tienen una denominación y una regulación en el código.
• Cumplimiento instantáneo.
o Relación con otras figuras, diferencia con otros contratos.
• Permuta: supone un trueque de una cosa por otra mientras que en la compraventa
se cambia una cosa por un precio en dinero. La relación surge cuando hay entrega de una
cosa y saldo en dinero, en este caso:
- Habrá permuta si la cosa Habrá compraventa si el precio es
entregada tiene mayor valor que el superior al valor de la cosa.
precio.
36
- Si el precio y el valor de la cosa En la compraventa se cambia una
son equivalentes, no habrá cosa por un precio en dinero.
permuta.
• Cesión de créditos: la cesión de créditos puede hacerse:
Gratuitamente: A cambio de otro crédito
Por un precio en dinero (se rige por la compraventa)

La diferencia en este último caso es que la compraventa solo puede transmitir el dominio
sobre una cosa, y cuando se trasmitan otros derechos reales o personales estaremos ante
una cesión.

• Locación de cosas: el locador se compromete a entregar solo el uso y goce de una


cosa y no la propiedad.
• Dación en pago: hay dación en pago cuando el acreedor recibe voluntariamente por
pago de la deuda alguna cosa. Cuando la deuda tuvo origen en la entrega de dinero, hay
semejanza con la compraventa, ya que una parte entrega una cosa y la otra entrega dinero,
pero hay una diferencia radical: la compraventa constituye una fuente de obligaciones; la
dación en pago, extingue una obligación preexistente.

➢ La cosa y el precio
Existen elementos comunes a todos los contratos (la capacidad y el consentimiento, por
ejemplo), y otros elementos que le son propios a cada uno de ellos.

En el caso del contrato de compraventa, los elementos propios son: la cosa y el


precio, tal como surge de la definición establecida por el art. 1.123 del que resultan
claramente identificables estos elementos.

• La cosa

En cuanto a la cosa pasible de ser vendida, el Código establece en su art. 1.129 que
“pueden venderse todas las cosas que pueden ser objeto de los contratos”.

Por lo tanto, serán aplicables las normas vinculadas al objeto de los contratos reguladas
en el capítulo 5 del Título II “Contratos en general” del Libro III, así como las disposiciones
de la sección 1, Capítulo 5, Título IV del Libro I referidas al objeto de los actos jurídicos.
El Código regula los casos de cosa cierta que dejó de existir, cosa futura y cosa
ajena en los artículos 1.130, 1.131 y 1.132, respectivamente:

a) La cosa cierta que deja de existir: como la cosa es un elemento propio del contrato,
si se trata de la venta de una cosa cierta que deja de existir al tiempo de perfeccionarse
el contrato, entonces éste no produce efecto alguno. En cambio, si deja de existir, pero
parcialmente, el comprador interesado en la cosa, aun cuando exista en parte, podría
requerir la entrega de esa parte con la correspondiente reducción del precio en forma
proporcional. Asimismo, las partes pueden asumir expresamente el riesgo de que la
cosa deje de existir, ya sea porque haya perecido o esté dañada, en cuyo caso el
comprador no puede exigir el cumplimiento del contrato.

b) Cosa futura: se pacta la venta de una cosa que, al momento de la celebración del
contrato, todavía no existe. Por ello es que el contrato queda supeditado a la condición
de que la cosa llegue a existir. Es éste un contrato sujeto al régimen de las obligaciones
condicionales. De igual manera que en el caso del punto “a”, el comprador puede
asumir expresamente el riesgo de que la cosa no llegue a existir, sin poder reclamar
37
esto al vendedor cuando la no existencia de la cosa no haya obedecido a su culpa.

c) Cosa ajena: la venta de la cosa total o parcialmente ajena es válida. El Código remite
a los casos en que se permite que los bienes ajenos constituyan el objeto de los
contratos, de conformidad con el art. 1.008 del Código.

En ese sentido, debe tenerse en cuenta la extensión de la promesa del vendedor para poder
conocer sus efectos; así:
❖ Si el vendedor promete transmitirlos y no ha garantizado el éxito de la promesa,
solo está obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice.
Si, por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados.
❖ Si, por el contrario, el vendedor ha garantizado el éxito de la promesa, deberá
también indemnizar los daños causados si ésta no se cumple, sin importar que
haya empleado los medios necesarios o no para lograrlo.
El Código no lo aclara específicamente al regular la venta de cosa ajena, pero se entiende
que el art. 1.132 trata la venta de cosa ajena en el caso de que ambas partes
conocieran esa circunstancia, ya que la venta de cosa ajena como propia
constituye un supuesto no permitido por la última parte del art. 1.008, si el
vendedor no hace entrega de la cosa, y aun podría considerarse una hipótesis de
dolo que tacha de nulidad al acto (Esper, 2015).

• El precio
El precio es otro de los elementos del contrato de compraventa. Para que éste último quede
legalmente configurado, es preciso que el precio reúna las siguientes características:

a) Debe ser en dinero: de lo contrario, no hay compraventa.

b) Debe ser determinado o determinable: el precio debe ser cierto. Es determinado cuando:
i) las partes lo fijan en una suma que el comprador debe pagar; ii) cuando se deja su
indicación al arbitrio de un tercero designado; iii) cuando su determinación se hace con
referencia a otra cosa cierta; iv) cuando las partes prevén el procedimiento para
determinarlo.

Determinación del precio por un tercero: se prevé la posibilidad de que sea un tercero el
que determine el precio, ya sea que a éste se lo designe en el contrato o con posterioridad.
En caso de que no hubiere acuerdo sobre el tercero, o que por cualquier motivo éste no
quiera o no pueda determinar el precio, entonces será el juez quien fije el precio.

c) Debe ser serio.

➢ Cláusulas especiales
El Código define ciertas cláusulas que pueden ser incorporadas al contrato de
compraventa.

a) El pacto de retroventa: entendido como aquel por el cual el vendedor se reserva el


derecho de recuperar la cosa vendida y entregada al comprador contra restitución del
precio, con el exceso o disminución convenidos. El contrato sujeto a este pacto se rige por
las reglas de la compraventa sometida a condición resolutoria.

b) El pacto de reventa es aquel por el cual el comprador se reserva el derecho de devolver


la cosa comprada. Ejercido el derecho, el vendedor debe restituir el precio, con el exceso
o disminución convenidos. Se aplican las reglas de la compraventa bajo condición
resolutoria.
c) Con relación al pacto de preferencia, se establece que es aquel por el cual el vendedor 38
tiene derecho a recuperar la cosa con prelación a cualquier otro adquirente si el comprador
decide enajenarla. El derecho que otorga es personal y no puede cederse ni pasa a los
herederos. Estas normas se complementan con lo dispuesto en la parte general.

Como regla general, se establecen plazos para dar certeza jurídica y para no impedir o
dificultar el tráfico de modo permanente. Se dispone que puedan establecerse por un plazo
que no supere los 5 años para las cosas inmuebles y los 2 años para las cosas muebles.
En caso de que las partes opten por fijar un plazo mayor, este se reduce al máximo legal
de 5 o 2 años de acuerdo con el caso. Se trata de un plazo perentorio y que no puede ser
prorrogado.
➢ Boleto de compraventa
Este es un punto sumamente importante. Citamos al respecto:
La figura del boleto de compraventa fue incorporada al Código Civil por medio de
la ley 17.711 a través del artículo 1185 bis y del agregado de una parte final al
artículo 2355. La mención en esos dos artículos, sumada a las disposiciones de los
arts. 1184 y 1185, ha provocado ríos de tinta sobre la naturaleza jurídica de esta
figura jurídica. Hay quienes caracterizan a este acuerdo como un precontrato.

Desde esta perspectiva, el boleto de compraventa inmobiliario, celebrado mediante


instrumento privado no puede ser entendido como un contrato definitivo que permite la
transmisión o constitución de un derecho real. Es pues un “antecontrato” o acuerdo previo,
o “contrato preparatorio”, o “precontrato” que genera los efectos propios de esos actos, pero
de ninguna manera reúne los requisitos sustanciales que la ley privada exige. (…) La
posición que se ha logrado imponer en doctrina es la que indica que el boleto de compraventa
importa un contrato en que las partes se obligan válidamente a celebrar un contrato de
compraventa de inmuebles. Este contrato del artículo 1185 es sin duda alguna un contrato
verdadero, firme, serio, definitivo y perfecto, pero no como contrato de compraventa sino
como contrato que obliga a concluir el de compraventa (…). Ello en alusión al régimen del
Código Civil derogado. En cuanto a la ley 26.994, no ha “esclarecido la cuestión de la
naturaleza jurídica del boleto de compraventa, pues no lo define ni determina sus alcances.
En cuanto a las consecuencias para las partes, podrá recurrirse a lo establecido en la parte
general, especialmente lo previsto por el art. 1018” (otorgamiento pendiente del
instrumento). (Crovi, 2014, pp. 35-36).

En la Sección 8ª del Código Civil y Comercial se regula la figura del boleto de compraventa
de inmuebles. La normativa lo contempla en los artículos 1.170 y 1.171.
En relación a esto, en los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación” (2012) se dispone:
Se reitera la solución, hoy tradicional, según la cual los boletos de compraventa de
inmuebles de fecha cierta otorgados a favor de adquirentes de buena fe son oponibles al
concurso o quiebra del vendedor si se hubiera abonado el veinticinco por ciento del precio.
El juez debe disponer que se otorgue la respectiva escritura. El comprador puede
cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo
del comprador fuera a plazo, deberá constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en
garantía del saldo de precio. Aunque se trata de una norma de tipo concursal, y el
Anteproyecto considera que este tipo de relaciones se rige por lo dispuesto en el
ordenamiento específico, hemos entendido conveniente mantener la norma en el Código Civil
por el valor histórico que ella tiene.
El art. 1.170 se refiere a la prioridad que tiene el adquirente de buena fe sobre terceros
39
que trabaron medidas cautelares sobre el inmueble, enumerando una serie de supuestos:

a) Cuando el comprador contrató con quien es el titular registral del inmueble o puede
colocarse en la posición de quien contrató con el titular mediante un eslabonamiento
perfecto con esos adquirentes sucesivos.

b) Cuando el comprador pagó un mínimo del 25% del precio antes de que la cautelar fuera
trabada.

c) Cuando el boleto tiene fecha cierta (al respecto, nos remitimos a lo explicado en relación
a la fecha cierta de los instrumentos privados, de conformidad con el art. 317 del Código).

d) Cuando la compraventa y la adquisición del inmueble tienen publicidad suficiente. En


relación a esta publicidad suficiente, el Código alude a la dada registralmente, o bien como
consecuencia de la posesión del inmueble.

Asimismo, el Código contempla en otro artículo el caso concreto de la oponibilidad que


tiene el boleto de compraventa en el caso del concurso o la quiebra del vendedor del
inmueble.
La oponibilidad del boleto de compraventa a terceros embargantes o frente a la quiebra o
concurso del enajenante es un problema cuya solución requiere equilibrar dos aspectos:
por un lado, la protección del adquirente, que ha confiado en obtener un bien y no una
indemnización y es por ello que la tendencia evolutiva ha sido proteger este derecho
admitiendo la oponibilidad si se trata de un comprador serio, en el sentido de que ha
pagado una parte del precio, ha tomado la posesión. Inicialmente se protegió con mayor
rigor la compra destinada a vivienda, aunque luego el criterio se generalizó. Como
contrapartida, hay que prever que un boleto así protegido y directamente oponible puede
dar una herramienta para que el deudor “fabrique” boletos en perjuicio de sus acreedores.
(…) El Proyecto ha adoptado una posición amplia de cobertura a compradores de buena
fe, a quienes se les reconoce la posibilidad de oponer sus derechos tanto frente a terceros
como frente al concurso o quiebra del vendedor. La buena fe se presenta como un requisito
imprescindible para invocar un mejor derecho frente al tercerista. (Crovi, 2014, pp. 36-
37).

La consecuencia de ello es que el juez deba disponer que se otorgue a favor del
comprador la correspondiente escritura pública. De esta manera, el art. 1.171
considera que para que el boleto de compraventa sea oponible al concurso o quiebra
del vendedor, los requisitos son: a) que tenga fecha cierta; b) que el comprador sea
un adquirente de buena fe; c) que el comprador haya abonado más del 25% del
precio convenido.

➢ CESIÓN DE DERECHOS
El Capítulo 26 del Título IV del Libro Tercero del Código Civil y Comercial de la Nación
regula la cesión de derechos y la cesión de deudas.

La cesión de derechos desempeña un papel importante en la vida de los negocios. Algunas


veces el titular de un crédito sujeto a plazo tiene necesidad de dinero, negocia entonces su
crédito con lo cual resuelve su problema. El cesionario, por su parte, también hace un
negocio, puesto que recibirá una compensación por haber adquirido un crédito que está
sometido a plazo y que corre con el riesgo de la insolvencia del deudor y de las eventuales
molestias de tener que perseguir el cobro judicialmente.
La cesión de derechos hereditarios permite al heredero entrar de inmediato en posesión
40
de un patrimonio aproximadamente equivalente al que le corresponde en la herencia y del
que sólo podría disponer una vez concluidos los largos trámites del sucesorio. Otras veces,
la cesión permite consolidar derechos confusos o litigiosos. Es también una manera rápida
de llevar a la práctica ciertos negocios, cuya formalización de otra manera exigiría el
cumplimiento de solemnidades complejas y lentas.
➢ Concepto

Se establece que hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra un
derecho. Se aplican a la cesión de derechos, siempre que no haya reglas específicas
establecidas en el capítulo 26 del Código, las reglas de:

a) La compraventa, cuando la cesión se hizo con la contraprestación de un precio en


dinero.

b) La permuta, cuando la cesión se hizo mediante la transmisión de la propiedad de


un bien.

c) La donación, cuando se realizó sin contraprestación.

Es un contrato consensual, ya que se perfecciona con el simple acuerdo de voluntades


y no requiere como condición ineludible la entrega del título, pese a que el art. 1.619 del
Código establece como obligación del cedente la entrega de los documentos probatorios
del derecho.
Es formal, ya que la cesión debe hacerse por escrito, sin perjuicio de los casos en que se
admite la transmisión del título por endoso o por entrega manual.
Deben otorgarse por escritura pública: la cesión de derechos derivados de un acto
instrumentado por escritura pública;
La cesión de derechos hereditarios; la cesión de derechos litigiosos. Si la cesión no
involucra derechos reales sobre inmuebles, también puede hacerse por acta judicial.
Puede ser onerosa o gratuita. En el primer caso (venta, permuta), será bilateral y
conmutativa porque las prestaciones son recíprocas y se presumen equivalentes; en el
segundo (donación), será unilateral

• Objeto

En cuanto al objeto, la norma es amplia: todo derecho puede ser cedido, excepto que lo
contrario resulte de la ley, de la convención que lo origina, o de la naturaleza del derecho.
No pueden cederse los derechos inherentes a la persona humana.

➢ CESIÓN DE CRÉDITOS
La cesión tiene efectos frente a terceros desde la notificación al cedido mediante
instrumento público o instrumento privado con fecha cierta.
Los pagos del crédito que efectuare el deudor cedido, antes de la notificación de la cesión,
lo liberan (así como cualquier otra causa de extinción de la obligación). Esto es así, ya que
de conformidad con el art. 1.620, la cesión sólo tiene efectos una vez notificada por los
medios previstos expresamente, por lo que, antes de ello, no puede ser oponible al cedido.

Acciones Conservatorias: si bien la cesión no tiene efectos respecto de terceros sino


desde el momento de la notificación, esta regla no es absoluta. La ley concede
prudentemente al cesionario y al cedente el derecho a realizar todos los actos
conservatorios del derecho antes de la notificación de la cesión. Es que el cesionario
ostenta cuanto menos la calidad de acreedor condicional y es lógico que se le reconozca
ese derecho, pudiendo, por ende, embargar el crédito, ejercer la acción subrogatoria,
41
interrumpir la prescripción, etcétera.

Garantías: cuando la cesión es onerosa, el cedente garantiza la existencia y legitimidad


del derecho al momento de la cesión. Ello, excepto que se trate de la cesión de un derecho
litigioso o que se lo transmita como dudoso. Si el derecho no existe, en función de esta
garantía es que el cedente debe restituir al cesionario el precio recibido más los intereses
correspondientes. Si el cedente fuere de mala fe, es decir, si conocía la inexistencia del
derecho al momento de perfeccionar la cesión, la ley dispone que, además, debe la
diferencia entre el valor real del derecho cedido y el precio de la cesión efectuada.

Límite de la garantía: el cedente garantiza que el crédito exista y sea legítimo, pero no
garantiza la solvencia del deudor cedido o de los fiadores involucrados (excepto mala fe
del cedente, es decir, que éste último conozca al momento de la cesión el estado de
insolvencia del deudor).

Esta es la regla para la cesión onerosa. Sin embargo, las partes en virtud de la autonomía
de la voluntad pueden pactar expresamente que se garantice también por la solvencia.
Cuando, pese a la regla fijada por el art. 1.628, el cedente garantiza la solvencia del deudor
cedido, son aplicables las disposiciones de la fianza. En ese caso, el cesionario sólo podrá
reclamar al cedente que garantizó la solvencia del deudor cedido luego de haber excutido
los bienes de éste último (salvo que esté concursado o quebrado).
Son de aplicación supletoria todas las normas vinculadas a la responsabilidad por
saneamiento estudiadas en la parte general de los contratos.
➢ CESIÓN DE DEUDAS
En la Sección 2a del Capítulo 26, Título IV, del Libro Tercero, el Código Civil y Comercial
de la Nación regula la cesión de deuda, la asunción de deuda y la promesa de liberación.
Concepto: hay cesión de deudas cuando acreedor, deudor y un tercero convienen que éste
último debe pagar la deuda, sin que exista novación de la obligación. Esto exige
conformidad de los tres: del acreedor, del deudor original y del tercero que se hace
cargo de la deuda.
➢ CESIÓN DE POSICIÓN CONTRACTUAL

El Código sigue al “Proyecto de Código Civil para la República Argentina” (1998) en la


regulación de la cesión de la posición contractual. En los contratos con prestaciones
pendientes, cualquiera de las partes puede transmitir a un tercero su posición contractual
si las demás partes lo consienten antes, simultáneamente o después de la cesión. Si la
conformidad hubiese sido previa a la cesión, ésta sólo tendrá efectos una vez notificada a
las otras partes, en la forma establecida para la notificación al deudor cedido.

Efectos:
A partir de la cesión de la posición contractual (o de la notificación de la cesión para el
caso de que la conformidad fuera previa), el cesionario asume los derechos y obligaciones
derivados del negocio, quedando desvinculado el cedente. Es que la transmisión de la
posición contractual coloca al cesionario en la situación jurídica del cedente en el contrato
básico, con asunción de sus derechos y facultades, sus deberes y obligaciones (Alterini,
2012).
Ahora bien, si los co-contratantes cedidos habían pactado con el cedente una garantía
para el caso de incumplimiento del cesionario, conservan sus acciones contra el cedente.
Para ello deben notificar al cedente el incumplimiento mencionado dentro de los 30 días
de acaecido; de lo contrario, queda liberado.
Garantía: el cedente garantiza al cesionario la existencia y validez del contrato que cede.
42
Queda asimilado a un fiador, cuando garantiza el cumplimiento de las obligaciones de los
otros contratantes.
Defensas: a raíz de la cesión de la posición contractual, los contratantes pueden oponerle
al cesionario todas las defensas o excepciones que se deriven del contrato, pero no aquellas
que se vinculen con otras relaciones con el cedente. Excepto que así lo hayan pactado.
➢ LOCACIÓN DE COSAS

El contrato de locación está regulado en el Capítulo 4, del Título IV (“Contratos en


particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código Civil y Comercial de la
Nación, en los artículos 1.187 a 1.226. Luego, en el Capítulo 5 se regula el régimen para
el contrato de obras y servicios, artículos 1.251 a 1.279. “El Código unificado sólo
considera el régimen locativo respecto de las cosas, efectuando una corrección necesaria
al escindir las obras y los servicios, regulados como contratos diferentes”.

“De aquí en adelante sólo pueden alquilarse cosas, nunca seres humanos”
(Carnaghi, 2015, Apartado II).
Concepto y elementos esenciales: El art. 1.187 da una definición del contrato de
locación de cosas

Disponiendo: que es aquél en el que una parte se obliga a entregar a otra el uso y
goce temporario de una cosa (parte denominada locador), a cambio del pago, por
la otra, de un precio en dinero (parte denominada locatario).

El contrato se configura con:

a) La obligación del locador de conceder el uso y goce de una cosa. En ese sentido,
coincidimos con Leiva Fernández (2014) en cuanto a que “se delimita el concepto de
uso como el referido a la utilización de la cosa misma dada en locación, y el de
goce como el aprovechamiento o disfrute de los frutos o productos ordinarios de
esa cosa” (2014, p. 49). Es sumamente relevante entender el alcance de la concesión del
uso y goce en la locación, y no confundirlo con la transmisión de un derecho real de
dominio o de la posesión sobre la cosa. En el contrato de locación el locatario reconoce la
posesión en cabeza del locador.

b) La temporalidad en la concesión del uso y goce de la cosa dada en locación. En


ese sentido, veremos las reglas del tiempo en la locación establecidas en la sección 3a
(artículos 1.197 a 1.199).

c) La existencia de un precio en dinero. El pago del precio de la locación es una


obligación esencial a cargo del locatario. Se aplican en subsidio las reglas de la
compraventa en materia de precio (así como en cuanto al objeto y al consentimiento). En
cuanto al precio en moneda extranjera, parece acertada la interpretación que lo admite al
no exigir la normativa vigente (…) que el precio se establezca en "moneda de curso legal
en la República", sino sólo el precio determinado en dinero. Son válidos en cuanto al precio
los contratos en los que se fijen alquileres en moneda extranjera, pero haciendo operar la
corrección del valorismo resultante del art. 772 Cód. Civ. y Com. en caso de suscitarse
"burbujas locativas" generadas por devaluaciones en la política económica gubernamental
para responder a intereses de Orden Público Económico de Dirección totalmente alejados
en su razón de ser del valor real (valor locativo), que es la tesis de la cláusula de
estabilización contractual que representa la divisa extranjera. Salvo que se pacte que la
moneda sin curso legal en la República es esencial (art. 766 Cód. Civ. y Com.), pues ello
no compromete el orden público. (Carnaghi, 2015, Apartado VI).
Asimismo, la locación es un contrato:
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• Bilateral (en tanto genera obligaciones recíprocas para ambas partes, la entrega del
uso y goce de la cosa, y el pago de un precio);
• consensual (queda perfeccionado con el consentimiento de las partes);
• oneroso (porque se comprometen prestaciones recíprocas);
• conmutativo (las ventajas para los contratantes son ciertas, no dependen de un
acontecimiento incierto);
• de tracto sucesivo (porque es un contrato que tiene una duración y cuyos efectos
se cumple en el transcurso del tiempo).
• En cuanto a la forma, sólo se requiere por escrito con carácter ad probationem,
“sin registración alguna ni más requisito para su oponibilidad que la fecha cierta”
(Leiva Fernández, 2014, p. 51).

• Plazos.
En el caso de contratos de locación, cualquiera sea su objeto, se pactan plazos máximos
de duración del contrato. Los contratos son renovables si las partes lo pactan
expresamente, por períodos que no pueden exceder los plazos máximos establecidos.
Locación con destino habitacional:
Plazo máximo: de 20 años.
Locación con otros destinos:
Plazo máximo: de 50 años.
Plazos mínimos: el Código, en el art. 1.198, (…) simplifica la normativa sobre locación
inmobiliaria unificando los plazos mínimos para todos los destinos de la locación de
inmuebles (es decir, sin importar si el destino es habitacional, comercial o industrial) o de
parte de inmuebles y los establece en dos años. Esto soluciona el tema de la duración
mínima de las locaciones con destino mixto, y aquellas en las que los celebrantes por
inadvertencia no refieren el destino para el que se ocuparía el inmueble. (…) Se exige la
tenencia de la cosa para que el locatario pueda renunciar válidamente al plazo mínimo,
como recaudo para evitar las renuncias sistemáticas y anticipadas. (Leiva Fernández,
2014, p. 59). Los plazos mínimos se constituyen a favor del locatario, por eso es que todo
contrato celebrado por un plazo inferior, o sin determinación del plazo, debe ser
considerado hecho por el término mínimo de dos años.
Siempre el arrendador deberá respetar el plazo fijado contractualmente, que
nunca podrá ser inferior a los dos años. (Carnaghi, 2015, Apartado III, punto 2).

Locaciones excluidas del plazo mínimo legal. Conforme el art. 1.199 del Código, no
se aplica el plazo mínimo legal a los contratos de locación de inmuebles o parte de ellos
destinados a: a) sede de embajada, consulado u organismo internacional, y la destinada
habitación de su personal extranjero diplomático o consular; b) habitación con muebles
que se arrienden con fines de turismo, descanso o similares. Si el plazo del contrato supera
los tres meses, se presume que no fue hecho con esos fines; c) guarda de cosas; [“Ello
abarca en cuanto a cosas, animales, vehículos, muebles, etcétera” (Leiva Fernández, 2014,
p. 61)]; d) exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial. Tampoco se aplica
el plazo mínimo legal a los contratos que tengan por objeto el cumplimiento de una
finalidad determinada expresada en el contrato y que debe normalmente cumplirse en el
plazo menor pactado.

• OBLIGACIONES Y DERECHOS DE LAS PARTES


DEL LOCADOR
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1) La entrega de la cosa: “El locador debe entregar la cosa conforme a lo acordado. A falta
de previsión contractual debe entregarla en estado apropiado para su destino, excepto los
defectos que el locatario conoció o pudo haber conocido”.

2) Conservación de la cosa: El locador debe conservar la cosa locada en estado de servir


al uso y goce convenido y efectuar a su cargo la reparación que exija el deterioro originado
en su calidad o defecto, en su propia culpa, o en la de sus dependientes o en hechos de
terceros o caso fortuito. Si al efectuar la reparación o innovación se interrumpe o turba
el uso y goce convenido, el locatario tiene derecho a que se reduzca el canon
temporariamente en proporción a la gravedad de la turbación o, según las circunstancias,
a resolver el contrato.

3) Pago de las mejoras: “El locador debe pagar las mejoras necesarias hechas por el
locatario a la cosa locada, aunque no lo haya convenido, si el contrato se resuelve sin
culpa del locatario, excepto que sea por destrucción de la cosa”.

4) La frustración del uso o goce de la cosa: Si por caso fortuito o fuerza mayor, el locatario
se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o ésta no puede servir para el objeto de la
convención, puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago del precio por el
tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso fortuito no afecta a la cosa misma,
sus obligaciones continúan como antes.

5) La supresión de la pérdida de luminosidad del inmueble como vicio: “La pérdida de


luminosidad del inmueble urbano por construcciones en las fincas vecinas, no autoriza al
locatario a solicitar la reducción del precio ni a resolver el contrato, excepto que medie
dolo del locador”.

DEL LOCATARIO
Están contempladas en el parágrafo 2 de la Sección 4ta del Código (arts. 1.205 a 1.210).

1) Prohibición de variar el destino: “El locatario puede usar y gozar de la cosa conforme a
derecho y exclusivamente para el destino correspondiente”. No puede variarlo, aunque ello
no cause perjuicio al locador. Vemos, entonces, que la obligación de respetar el destino
convenido es independiente de que ello pueda perjudicar o no al locador. Ello tiene relación
con el art. 1.194, que contempla el destino de la cosa locada: El locatario debe dar a la
cosa locada el destino acordado en el contrato. A falta de convención, puede darle el
destino que tenía al momento de locarse, el que se da a cosas análogas en el lugar donde
la cosa se encuentra o el que corresponde a su naturaleza. (…) Si el destino es mixto se
aplican las normas correspondientes al habitacional.

2) Conservación de la cosa en buen estado: El locatario debe mantener la cosa y


conservarla en el estado en que la recibió. No cumple con esta obligación si la abandona
sin dejar quien haga sus veces.

3) Reparaciones a la cosa: El Código prevé que, si la cosa es mueble, el locatario tiene a


su cargo el gasto de su conservación y las mejoras de mero mantenimiento; y sólo éstas si
es inmueble. Si es urgente realizar reparaciones necesarias puede efectuarlas a costa del
locador dándole aviso previo. En cuanto a las mejoras en la cosa locada, el Código las
regula concretamente en el parágrafo 3 de la Sección 4ta del Código.
4) Responsabilidad por el incendio de la cosa: En caso de destrucción de la cosa por 45
incendio no originado en caso fortuito, también responde el locatario.

5) Pago del canon convenido: “La prestación dineraria a cargo del locatario se integra con
el precio de la locación y toda otra prestación de pago periódico asumida
convencionalmente por el locatario”. A falta de convención, el pago debe ser hecho por
anticipado: si la cosa es mueble, de contado; y si es inmueble, por período mensual.

6) Pago de las cargas y contribuciones por la actividad: El locatario tiene a su cargo el


pago de las cargas y contribuciones que se originen en el destino que le otorgue a la cosa
locada. No tiene a su cargo el pago de las que graven la cosa, excepto pacto en contrario.

7) Obligaciones de restituir la cosa: El locatario, al concluir el contrato, debe restituir al


locador la cosa en el estado en que la recibió, excepto los deterioros provenientes del mero
transcurso del tiempo y el uso regular. También debe entregarle las constancias de los
pagos que efectuó en razón de la relación locativa y que resulten atinentes a la cosa o a
los servicios que tenga.

• Locación de inmuebles urbanos


Antes de la sanción de la ley 26.994, la ley de locaciones urbanas (ley 23.091) regulaba
el régimen que debían respetar los contratos de locación destinados a vivienda,
estableciendo ciertos principios en protección del locatario.
Hoy, el Código Civil y Comercial de la Nación incorpora algunas normas de la ley
23.091 a su régimen, concentrando en sus disposiciones toda la regulación atinente a la
locación de inmuebles urbanos. Cuando el contrato de locación tiene un fin habitacional,
el Código tutela especialmente esta situación. Algunos ejemplos de ello: El art. 1.196
dispone expresamente: Si el destino es habitacional, no puede requerirse del locatario: a)
el pago de alquileres anticipados por períodos mayores a un mes; b) depósitos de garantía
o exigencias asimilables, por cantidad mayor del importe equivalente a un mes de alquiler
por cada año de locación contratado; c) el pago de valor llave o equivalentes.

• CONCLUSION DE LA LOCACION
Las causas que ponen fin al contrato son:

- En principio, cualquier conducta contraria o inacción que deriva de las obligaciones de


cada una de las partes.

- Conclusión del contrato en el plazo establecido

- Conclusión por voluntad de las partes

- Pérdida de la cosa por caso fortuito o fuerza mayor

- Imposibilidad de usar la cosa según lo pactado

- Vicios redhibitorios

Cuando concluye el contrato de locación, el locatario debe restituir la cosa al locador, cesa
el pago del arrendamiento, concluyen los subarriendos, se pueden exigir daños e intereses
si el contrato concluyó por alguna situación “no normal” por culpa de alguna de las partes.
Enumeramos los modos en que se extingue la locación:

a) El cumplimiento del plazo convenido, o requerimiento previsto para el caso de la


continuación en la locación concluida.
46
Continuación de la locación concluida:
El nuevo art. 1218 recibe la regla del derogado art. 1622, en cuanto prohíbe la tácita
reconducción y autoriza la continuación del contrato bajo sus mismos términos aun
vencido el plazo contractual.
Sin embargo, existe una diferencia entre la regla derogada y la del art. 1218. Consiste en
dilucidar quién es el legitimado para dar por concluida la locación luego de vencido el
plazo contractual, pues el artículo derogado solo legitima al locador, y el actual 1218 (…)
pone en pie de igualdad a locador y locatario, autorizando que sea cualquiera de ambas
partes quien comunique a la otra su voluntad de concluir el vínculo locativo prolongado
en el tiempo pese a estar vencido el plazo contractual. (…) la recepción de pagos durante
la continuación de la locación no altera lo dispuesto sobre la no existencia de tácita
reconducción. Es un principio admitido sin fisuras con anterioridad, aunque quizás
innecesario, puesto que la continuación de la locación bajo sus mismos términos implica
necesariamente el pago, cobro y otorgamiento de recibo de alquileres. Y quien paga, cobra
exige u otorga recibo lo hace en virtud de los deberes seguidos de la continuación de la
locación que está en sus manos utilizar o no, y no porque exista tácita reconducción. Si
el monto del alquiler pagado luego de vencido el plazo contractual excede al anteriormente
pagado no corresponde asumir que hay un nuevo contrato. (Leiva Fernández, 2015,
Apartado XXV).
b) La resolución anticipada.
Aun cuando el contrato tiene un plazo mínimo de duración, la ley le acuerda (sólo al
locatario) la posibilidad de concluir anticipadamente el contrato. Esto es coherente con la
disposición del art. 1.198, en tanto está estipulada en beneficio del locatario.
El Código prevé en el art. 1.221 las reglas para la resolución anticipada. A saber:
“a) si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis meses de contrato, el locatario
debe notificar en forma fehaciente su decisión al locador”. Si bien establece este deber, no
fija un tiempo de antelación con el que debe efectuarse la notificación. Asimismo, prevé:
Si hace uso de la opción resolutoria en el primer año de vigencia de la relación locativa,
debe abonar al locador, en concepto de indemnización, la suma equivalente a un mes y
medio de alquiler al momento de desocupar el inmueble y la de un mes si la opción se
ejercita transcurrido dicho lapso.
“b. en los casos del artículo 1199 [excepciones al plazo mínimo legal], debiendo [el
locatario] abonar al locador el equivalente a dos meses de alquiler”.

Casos de resolución del contrato imputables al locador o al locatario:

Resolución imputable al locatario: el locador puede resolver el contrato:

a) por cambio de destino o uso irregular en los términos del artículo 1205;
b) por falta de conservación de la cosa locada, o su abandono sin dejar quien haga sus
veces;
c) por falta de pago de la prestación dineraria convenida, durante dos períodos
consecutivos.
Resolución imputable al locador:
El locatario puede resolver el contrato si el locador incumple:
a) la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y goce convenido;
b) la garantía de evicción o la de vicios redhibitorios.

Procedimiento de desalojo:
Al extinguirse la locación debe restituirse la tenencia de la cosa locada.
El procedimiento previsto en este Código para la cláusula resolutoria implícita no se aplica
a la demanda de desalojo por las causas de los artículos 1217 y 1219, inciso c).
El plazo de ejecución de la sentencia de desalojo no puede ser menor a diez días (art. 1223
47
CCC)

Caducidad de la fianza en las locaciones prorrogadas: conforme lo prevé el art. 1.225,


(…) las obligaciones del fiador cesan automáticamente al vencimiento del plazo de la
locación, excepto la que derive de la no restitución en tiempo del inmueble locado.
Se exige el consentimiento expreso del fiador para obligarse en la renovación o prórroga
expresa o tácita, una vez vencido el plazo del contrato de locación.
Es nula toda disposición anticipada que extienda la fianza, sea simple, solidaria como
codeudor o principal pagador, del contrato de locación original.
Tal como señala Leiva Fernández (2015):
El art. 1225 del Código Civil y Comercial de la Nación recibe lo dispuesto en derogado art.
1582 bis del Código Civil incorporado por ley 25.628, con alguna ligera modificación
gramatical. En virtud de tal regla la fianza caduca al momento de vencer el plazo
convencional del contrato. Si las partes del contrato de locación deciden renovarlo o
prorrogarlo en forma expresa o tácita, o continuarlo en los términos del art. 1218 debe
requerirse el consentimiento expreso de parte del fiador para prolongar la garantía. En
caso de no obtenerse la fianza se considera caduca desde el vencimiento del plazo
contractual. Esta regla no rige para la garantía por falta de restitución de la cosa locada.
(Leiva Fernández, 2015, Apartado XXVIII).

Facultad de retención:
El art. 1.226 del Código Civil y Comercial faculta al ex locatario retenedor a percibir los
frutos naturales que produzca la cosa retenida imputando su valor a compensar la suma
que le es debida. Desde luego que el ex locatario no está obligado a hacerlo aun en caso
de retener la cosa que tuvo alquilada; es una facultad, no un deber (Leiva Fernández,
2015).
Concretamente, el art. 1.226 prevé: “El ejercicio del derecho de retención por el locatario
lo faculta a percibir los frutos naturales que la cosa produzca. Si lo hace, al momento de
la percepción debe compensar ese valor con la suma que le es debida”.
➢ Cesión y sublocación

EL LOCATARIO PUEDE SUBARRENDAR EN TODO O EN PARTE O CEDER LA COSA


ARRENDADA SI NO FUESE PROHIBIDO POR EL CONTRATO O POR LA LEY

➢ Cesión
Si no está prohibido por el contrato o por la ley, el locatario podrá ceder a un tercero (quien
será el cesionario) los derechos y obligaciones que emanan del contrato de locación, de
esta manera, quien cedió el contrato de locación es el cedente, desaparece de la relación
jurídica, el tercero que recibe la cosa en cesión pasa a ser el nuevo inquilino o locatario
➢ sublocación

Existe cuando el locatario “subarrienda” parte de la cosa a un tercero, en virtud de este


acto, el locatario original pasa a ser el locador del sublocador, quien goza de los derechos
y obligaciones de un contrato de locación convencional. El locador original es totalmente
ajeno a esta nueva relación jurídica.

➢ Locación de obra:
La locación de obra tiene lugar cuando se contrata un trabajo o la ejercitación de una obra,
conviniendo que el que la ejecute ponga sólo su trabajo o su industria, o que también provea
la materia principal. -

En este caso el que se ha obligado a poner su trabajo o industria, no puede reclamar


ningún estipendio si se destruye la obra por caso fortuito antes de haber sido entregada,
a no ser que haya habido morosidad por parte del locador en recibirla o que la destrucción
48
haya provenido de la mala calidad de los materiales, si estos fueran suministrados por el
locador y se le hubiese advertido tal circunstancia oportunamente. -

➢ Locación de servicios:
La locación de servicios tiene cuando una de las partes se obligare a prestar un
servicio, y la otra a pagarle por ese servicio un precio en dinero. -

Una de las derivaciones más frecuentes del contrato de locación de servicios lo constituye
el denominado contrato de trabajo. En tal forma son aplicables a la locación de servicios
aquellas contrataciones que no se encuentren incluidas en el mencionado contrato de
trabajo o sea de personal no dependiente. -

➢ CONTRATO DE OBRA
El capítulo 6 del Título IV del Libro Tercero del Código regula el contrato de obras y
servicios, estableciendo una Sección 1a en la que se regulan disposiciones comunes a los
contratos de obras y de servicios. Luego, en la Sección 2a, se prevén disposiciones
particulares para las obras. Y, por último, en la Sección 3a se fijan normas para los
servicios.
A través de la regulación se deja atrás la noción de “locación de obra y de servicio”
(…) para regular de manera autónoma al contrato de obra y de servicios tomando en
consideración criterios más modernos y además los cambios socioeconómicos producidos,
y la multiplicidad de actividades que comprende, estableciendo disposiciones comunes
para ambos contratos y específicas para cada uno de ellos. (Lovece, 2014, p. 78).

CONCEPTO:
El art. 1.251 brinda una definición. Así,
“Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona, según el caso el contratista
o el prestador de servicios, actuando independientemente, se obliga a favor de otra,
llamada comitente, a realizar una obra material o intelectual o a proveer un servicio
mediante una retribución”.
El contrato es gratuito si las partes así lo pactan o cuando por las circunstancias del caso
puede presumirse la intención de beneficiar. [Se entiende entonces, que como regla el
contrato es oneroso].85
La independencia: “Tanto el contratista como el prestador de servicios deben desarrollar
su actividad de manera autónoma o independiente, pues en caso contrario la relación se
rige por el derecho laboral” (Lovece, 2014, p. 79).
“Las disposiciones de este Capítulo se integran con las reglas específicas que resulten
aplicables a servicios u obras especialmente regulados” (Art. 1252 CCC).
DIFERENCIA ENTRE OBRA Y SERVICIO

La calificación del contrato, como de obra o servicio, puede generar dificultades. La ley
establece una pauta al respecto: así es que prevé en el art. 1.252:
Si hay duda sobre la calificación del contrato, se entiende que hay contrato de servicios
cuando la obligación de hacer consiste en realizar cierta actividad independiente de
su eficacia. Se considera que el contrato es de obra cuando se promete un resultado
eficaz, reproducible o susceptible de entrega.
Al respecto, en los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación” (2012) se ha dicho:
Existe una gran dificultad en la doctrina y jurisprudencia para interpretar cuando hay
una obra y cuando un servicio, con consecuencias importantes en numerosos casos. Por
esta razón cabe suministrar algunas pautas. Un servicio es un hacer con un valor
específico y no un dar. Desde el punto de vista económico, el servicio es todo lo que
brinda una función intangible al adquirente, que no incluye un producto. La economía
distingue entonces entre el servicio y el producto, de un modo análogo al distingo entre
49
compraventa y el contrato de servicios. No obstante, se observa que en algunos servicios
públicos (teléfonos, electricidad), se da una cosa a cambio de un precio, lo que puede
generar confusiones. En el régimen del Código Civil de Vélez Sarsfield, puede contratarse
un trabajo proveyendo la materia principal (artículo 1629) y por eso la ley los denomina
adecuadamente “servicios” (conf. por ej. ley 23.696). De modo que el servicio puede
caracterizarse como una actividad, que involucra una obligación de hacer. La fabricación
de bienes y la transmisión de derechos reales, aunque puedan darse, son accesorios de la
finalidad principal. El servicio es actividad intangible. Desde el punto de vista del receptor,
la actividad es intangible, se agota con el consumo inicial y desaparece. Este dato ha sido
puesto de relieve para justificar la inversión de la carga de la prueba, porque quien recibe
el servicio tiene dificultades probatorias una vez que la actividad se prestó (propuesta
directiva de la CEE, 18-1-91). La obra es resultado reproducible de la actividad y
susceptible de entrega. En la obra se pretende la obtención de un resultado, y no sólo la
actividad de trabajo. El trabajo es un medio y el objeto propio es la utilidad abstracta que
se puede obtener. En los servicios, el trabajo es un fin, y el objeto del contrato es la utilidad
concreta que se deriva del trabajo. En los servicios se contrata a la persona en cuanto
productora de utilidad; en la obra se contrata a la utilidad y la persona sólo es relevante
en los supuestos en que sea intuitu personae. En el contrato de obra se contrata la utilidad
de la persona y no a la persona en cuanto es útil. Este “producto” de la actividad tiene
una característica en nuestro Derecho: debe ser reproducible. Lo que interesa para
calificar a la obra es la posibilidad de reproducirla con independencia de su autor. El
servicio, por el contrario, es intangible, desaparece al primer consumo, y es necesario que
concurra el autor para hacerlo nuevamente.
En ambos contratos, el precio constituye un elemento esencial: el Código dispone la
onerosidad del contrato. El precio del contrato de obra o servicio reglado en el artículo
1255, en principio, es determinado por las partes contratantes, o, en su defecto, por la
ley, los usos y, en última instancia, por decisión judicial. “La norma mantiene el criterio
de libertad de las partes para establecer el precio del contrato, la que no puede ser
cercenada por leyes arancelarias" (Lovece, 2014, p. 85).
Obligaciones del contratista y el prestador
El art. 1.256 establece las obligaciones comunes al contratista y prestador de servicios.
Ambos están obligados a:
a) ejecutar el contrato conforme a las previsiones contractuales y a los conocimientos
razonablemente requeridos al tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la técnica
correspondientes a la actividad desarrollada;
b) informar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación
comprometida;
c) proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra o del
servicio, excepto que algo distinto se haya pactado o resulte de los usos;
d) usar diligentemente los materiales provistos por el comitente e informarle
inmediatamente en caso de que esos materiales sean impropios o tengan vicios que el
contratista o prestador debiese conocer;
e) ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el que
razonablemente corresponda según su índole.
Aclaramos en esta parte que, para la ejecución de la obra o prestación del servicio,
(…) el contratista o prestador de servicios puede valerse de terceros para ejecutar el
servicio, excepto que de lo estipulado o de la índole de la obligación resulte que fue elegido
por sus cualidades para realizarlo personalmente en todo o en parte. En cualquier caso,
conserva la dirección y la responsabilidad de la ejecución.
Obligaciones del comitente
El art. 1.257, por su parte, establece las obligaciones del comitente: “a) pagar la
retribución; b) proporcionar al contratista o al prestador la colaboración necesaria,
conforme a las características de la obra o del servicio; c) recibir la obra si fue ejecutada
50
conforme a lo dispuesto en el artículo 1256”.
EJE 6: CONTRATOS COLABORATIVOS, GRATUITOS Y DE PRÉSTAMO
➢ Mandato
El Código Civil y Comercial actual regula el contrato de mandato en el Capítulo 8 del
Título IV (“Contratos en particular”), del Libro Tercero (“Derechos Personales”), en los
artículos 1.319 a 1.334.

El mandato constituye un negocio en el que ambas partes, mandante y mandatario, se


encuentran ligadas por un vínculo de confianza entre sí. Concepto: El art. 1.319 del
Código define al contrato de mandato estableciendo que éste existe “cuando una parte se
obliga a realizar uno o más actos jurídicos en interés de otra”.

Caracteres:

a) Consensual: se perfecciona con el mero consentimiento de las partes, mandante y


mandatario.

b) No formal: por lo general es un contrato no formal.

c) Puede ser gratuito u oneroso: se supone que es gratuito cuando no se hubiere


convenido que el mandatario perciba una retribución por su trabajo y se presume que es
oneroso cuando consista en atribuciones o funciones conferidas por la ley al mandatario
y cuando consista en los trabajos propios de la profesión lucrativa del mandatario o de su
modo de vivir. De ser oneroso o gratuito, el mandato será bilateral o unilateral, toda vez
que ambas partes o una sola de ellas queda obligada en el momento de su celebración.

d) Es conmutativo, nominado y de tracto sucesivo: la realización de su objeto demanda


una actividad que se prolonga en el tiempo por parte del mandatario.

e) Es un contrato que no lleva su fin en sí mismo: ya que es el medio para que se realice
otro acto u otro contrato.

f) Es un contacto esencialmente revocable: ya que se trata de un acto de confianza en


la persona del mandatario.

• Clases de mandatos:
1) Mandato con representación: el mandatario actúa en nombre y por cuenta de su
mandante, haciéndole saber al tercero con quien contrato, que actúa en nombre y por
cuenta de su mandante. A esta forma de proceder se dice que el mandatario actúa en
representación del mandante. Es un mandato con representación. Si la actuación ha sido
dentro de las facultades conferidas por el mandante, los efectos del negocio se dan
directamente entre el mandante y los terceros, el mandatario no queda obligado frente al
tercero, ni contra el que adquiere derecho alguno.

2) Mandato sin representación: El mandato no da representación, ni se extiende a las


disposiciones de última voluntad, ni a los actos entre vivos, cuyo ejercicio por mandatarios
se prohíbe en este Código, o en otras leyes. También llamado comicio civil.

EL MANDATO NO ES DE LA ESENCIA DE LA REPRESENTACION.

• Elementos esenciales:
LA CAPACIDAD: No pueden contratar los incapaces por incapacidad absoluta, ni los
incapaces por incapacidad relativa en los casos en que les es expresamente prohibido, ni
los que están excluidos de poderlo hacer con personas determinadas, o respecto de cosas
especiales, ni aquellos a quienes les fuese prohibido en las disposiciones relativas a cada
51
uno de los contratos, ni los religiosos profesos de uno y otro sexo, sino cuando comprasen
bienes muebles a dinero de contado, o contratasen por sus conventos; ni los comerciantes
fallidos sobre bienes que correspondan a la masa del concurso, si no estipularen
concordatos con sus acreedores.

a) Capacidad del mandante: Necesita capacidad para ejercer por sí o por otro el acto o la
serie de actos que encarga a realizar el mandatario.

b) Capacidad del mandatario: Pueden ser mandatarios todas las personas capaces de
contratar, excepto para aquellos actos para los cuales la ley ha conferido atribuciones
especiales a determinadas clases de personas.

El mandato puede ser válidamente conferido a un incapaz. En este caso, el


mandante está obligado por la ejecución del mandato, tanto respecto del
mandatario, como respecto a terceros con los cuales hubiere contratado.
DIFERENCIAS ENTRE MANDATO, REPRESENTACIÓN Y PODER
a) MANDATO. Es el contrato propiamente dicho, perfeccionado mediante acuerdo de
voluntades.
b) PODER. Es el instrumento que formaliza el contrato.
c) REPRESENTACIÓN. Es la investidura otorgada por el mandante al mandatario en
virtud del contrato por ellos celebrado, e instrumentado en el referido poder.
➢ Derechos y obligaciones de las partes.
En el ejercicio del mandato, el mandatario tiene las siguientes obligaciones:

a) cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas


por el mandante y a la naturaleza del negocio que constituye su objeto, con el
cuidado que pondría en los asuntos propios o, en su caso, el exigido por las reglas
de su profesión, o por los usos del lugar de ejecución. Es que el encargo debe ser
ejecutado fielmente, de acuerdo con las instrucciones impartidas por el mandante,
considerando la naturaleza y el tipo de negocio de que se trate y siempre haciéndolo
dentro de los límites de la función asignada (Esper, 2015).
En ese sentido, cobra relevancia la aplicación del art. 366 del Código, que delimita
los casos de actuación en ejercicio del poder y las consecuencias derivadas de ello (que
los actos del mandatario obliguen directamente al mandante y a los terceros.
Ello en el caso del mandato con representación.
a) dar aviso inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que
razonablemente aconseje apartarse de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas
instrucciones o ratificación de las anteriores, y adoptar las medidas indispensables y
urgentes;
c) informar sin demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra
circunstancia que pueda motivar la modificación o la revocación del mandato; (…)
h) Informar en cualquier momento, a requerimiento del mandante, sobre la ejecución
del mandato; Los anteriores tres incisos se relacionan, ya que hacen referencia al deber
de suministrar información por parte del mandatario de circunstancias que pueden
afectar de algún modo el contrato de mandato. Se entiende que es parte del buen obrar
del mandatario comunicar cualquier situación que involucre el desarrollo del contrato.
d) mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato que,
por su naturaleza o circunstancias, no está destinada a ser divulgada;
e) dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, y
52
ponerlo a disposición de aquél;
f) rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción del
mandato. [Esto se complementa con el art. 1.334 del Código]
g) entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorios,
de las sumas de dinero que haya utilizado en provecho propio; El Código prevé como
obligación del mandatario la de rendir cuentas de su actividad junto con la de entregar lo
recibido como consecuencia del mandato.
i) exhibir al mandante toda la documentación relacionada con la gestión encomendada, y
entregarle la que corresponde según las circunstancias.
Esta obligación supone la exhibición de toda la documentación relacionada con la gestión
del mandato, es decir, que tenga relación con la gestión encomendada (puede involucrar
los contratos con terceros, las comunicaciones mantenidas con ellos, minutas o
borradores, etc.) y también supone la obligación de entregar esa documentación, en la
medida en que sea posible y de acuerdo a cada caso.
b) Son obligaciones del mandante las siguientes:

1) Suministrar al mandatario los medios necesarios para la ejecución del mandato.


Debe, como titular del interés, poner la cooperación necesaria y posible para que
el encargado llegue al resultado querido por ambos. (…) El resultado prometido por
el mandatario no puede lograrse, normalmente si el mandante no pone a su
disposición todos los medios a su alcance para esa finalidad. (Mosset Iturraspe,
2014, p. 180)

Asimismo, debe compensarle, en cualquier momento que le sea requerido, todo gasto
razonable en que se haya incurrido para ese fin. Para que proceda la compensación
de gastos.
La ley impone tres requisitos:
1) que el mandatario requiera el reembolso, lo que puede realizar en cualquier tiempo,
incluso antes de concluido el mandato;
2) que los gastos sean razonables, de acuerdo con las circunstancias de tiempo, lugar,
personas, etc., del encargo realizado, lo que variará según cada caso; y
3) que el mandato sea la causa de la erogación realizada (Esper, 2015).

2) Indemnizar al mandatario los daños que sufra como consecuencia de la


ejecución del mandato, no imputables al propio mandatario.
Es que durante la ejecución del contrato de mandato es posible que el mandatario sufra
algún perjuicio, ya sea en su persona o en sus bienes, pero que tienen estricta vinculación
con el contrato de mandato, pues de otra forma no los hubieran sufrido. En consecuencia,
los perjuicios sufridos deben ser indemnizados por quien encargó la tarea, es decir, por el
mandante, siempre y cuando esos daños no sean producto de la culpa o dolo del
mandatario, tal como surge de la última parte del artículo mencionado. El mandato no
debe perjudicar ni empobrecer al mandatario (Esper, 2015).

3) Liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole los


medios necesarios para ello. En este caso, es necesario distinguir entre el mandato con
o sin representación, ya que es en este último caso (mandato sin representación) en que
53
se actúa en su nombre, personalmente, asumiendo las consecuencias frente a los terceros.

4) Abonar al mandatario la retribución convenida, en tanto y en cuanto no se haya


estipulado que el contrato sea gratuito, ya que, en ese caso, el mandante nada debe
al mandatario como retribución. Ello es excepcional, ya que el contrato de mandato se
presume oneroso en el Código, por lo que el mandante está obligado a satisfacer al
mandatario la retribución estipulada (la legal, o la que surja de los usos, o la que fije el
juez) (Esper, 2015). Si el mandato se extingue sin culpa del mandatario, debe la parte de
la retribución proporcionada al servicio cumplido. Pero, si el mandatario ha recibido un
adelanto mayor de lo que le corresponde, el mandante no puede exigir su restitución.
➢ Mandato irrevocable
Como regla, el mandato es revocable; esto es, puede ser extinguido por decisión unilateral
del mandante, tal como lo prevé el art. 1.329 inc. c. La revocación pone fin al contrato de
mandato. Revocación del poder y poder irrevocable El principal modo de extinción en
cabeza del titular del interés comprende la facultad de concluir el vínculo a su sola
voluntad. Así como su simple interés produce el nacimiento del vínculo representativo,
también determinará su extinción sin necesidad de expresar razón justificante alguna. A
fin de no afectar voluntaria o involuntariamente a terceros, el art. 381prevé que sólo les
será oponible a éstos la revocación cuando les sea notificada, a menos que se pruebe que
efectivamente tenían conocimiento de ella al momento de celebrar el acto. No obstante, el
principio general de revocabilidad el inc. c) del artículo en estudio, en consonancia con el
art. 1977 del derogado código, nos trae el supuesto de poder irrevocable. Prevé para ello
que un poder puede ser conferido de modo irrevocable, siempre que lo sea para actos
especialmente determinados, limitado por un plazo cierto, y en razón de un interés
legítimo que puede ser sólo del representante, o de un tercero, o común a representante y
representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero. Se extinguirá
llegado el transcurso del plazo fijado o siendo revocado mediando justa causa. Tenemos
entonces la concurrencia de los siguientes requisitos:
a) Que se trate de negocios especiales. Se excluye así de plano la posibilidad de un poder
general irrevocable. Al decir de López Mesa, permitir ello implicaría una cesión completa
del patrimonio jurídicamente imposible.
b) Limitado en el tiempo, porque si se pactara una irrevocabilidad sine die, se afectaría la
capacidad y la libertad del titular del interés.
c) Existencia de un interés legítimo, sea del representante, de un tercero, común a
representante y representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero.
Estará dado cuando esté vinculado a otro negocio causal, o a una obligación, de modo que
el poder sea un mero instrumento para obtener la finalidad perseguida en ellos. La
jurisprudencia se ha inclinado hacia la libertad de revocar, requiriendo que para que sea
admisible la irrevocabilidad se den todos los requisitos y en forma concurrente. Concluye
la norma que el poder se extingue una vez concluido el plazo fijado o revocado con justa
causa. Resulta criticable que la representación irrevocable no haya merecido una
regulación específica y autónoma dentro del capítulo dedicado a representación. De igual
modo, llama la atención la falta de reproducción del art. 1982 del Código Civil, que preveía
el supuesto de mandato que subsistía después del fallecimiento del mandante. La única
referencia al respecto aparece en el art. 1330 relativa a mandato irrevocable, al decir que
"el mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante es nulo si no
puede valer como disposición de última voluntad". No queda claro entonces, de acuerdo
al inc. c), si la muerte del representante produce ipso facto la extinción de la
representación irrevocable. Se ha abierto una grieta que deberá ser cubierta por vía
54
jurisprudencial.
El derecho a la revocación se sostiene en el contrato de mandato en:
La posición preeminente del mandante, “dueño” del negocio frente al mandatario (…); 2)
en la confianza que se encuentra en la base del mandato (…) y 3) en la índole intuito
personae o personalísima de la relación que el contrato crea. (pp. 188-189).

1) Si bien, como regla, el mandato puede ser revocado, cuando la revocación es ejercida sin
justa causa en el marco de un contrato de mandato que fue otorgado por tiempo
determinado o por asunto determinado, y la misma se produce antes del vencimiento del
plazo o de la culminación del asunto o negocio, entonces el mandante debe indemnizar los
daños causados al mandatario como consecuencia de la extinción del contrato que los
vinculara.

2) Por otra parte, si el mandato fue dado por plazo indeterminado, el mandante debe dar
aviso por un plazo adecuado a las circunstancias o, en su defecto, indemnizar los daños
que cause su omisión. El Código contempla una suerte de indemnización sustitutiva del
preaviso para los casos en que éste se omita.

3) También se prevé el caso en el que el mandatario es el que renuncia al mandato


conferido. En esos casos, la renuncia (en tanto sea intempestiva y sin causa justificada)
lo obliga a indemnizar los daños causados al mandante

Por último, nos referimos al caso del mandato irrevocable. En casos excepcionales, el
Código permite que se pacte el carácter irrevocable del mandato, delegando su regulación
a lo estipulado en el inc. b y c del art. 380, que regula los casos de extinción del poder
Extinción del mandato

La cesación o extinción significa el fin del contrato, la conclusión de la situación


que vincula a las partes, mandante- mandatario, y por ende, la terminación de las
relaciones jurídicas que las ligan. Significa también la terminación de una situación que
legitima la actuación del mandatario en interés del mandante, sea en nombre del
mandante, sea en nombre propio.

Causales y efectos
El art. 1.329 del Código enumera los casos de extinción del mandato. Se pueden distinguir
entre causas normales de extinción de este contrato a las siguientes:

a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición
resolutoria pactada.

b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado. Tal como señala Mosset Iturraspe
(2014), “como los contratos se celebran para ser cumplidos, lo habitual y natural es que
el mandato se cumpla y como consecuencia de ello cese. La extinción por cumplimiento
se denomina ‘agotamiento’” (2014, p. 187).

Por otro lado, podemos referirnos a causas anormales, que pueden ser propias de todos
los contratos o vinculadas con las características particulares de este contrato. El Código
enumera los siguientes casos:

a) revocación del mandante (a lo que ya nos hemos referido);

b) por la renuncia del mandatario (ya lo hemos considerado);


c) por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario. 55
➢ Fianza
Contrato de Fianza
En la definición prevista en el art. 1.574 del Código Civil y Comercial, se establece que:

Hay contrato de fianza cuando una persona se obliga accesoriamente por otra a
satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento. Si la deuda afianzada
es de entregar cosa cierta, de hacer que sólo puede ser cumplida personalmente
por el deudor o de no hacer, el fiador sólo queda obligado a satisfacer los daños
que resulten de la inejecución.

La fianza debe convenirse por escrito y puede garantizar obligaciones actuales o


futuras, inclusive las obligaciones de otro fiador. La fianza garantiza la obligación
principal, sus accesorios y los gastos que pueda acarrear el cobro para el acreedor.

Es importante que se tenga en cuenta que, en el contrato de fianza, la prestación que


está a cargo del fiador debe ser equivalente a la del deudor principal o menor, pero no
podría ser más onerosa. Si así lo fuera, el contrato no sería inválido, pero judicialmente
podría requerirse su reducción para que devenga similar a la obligación garantizada

Modalidades

Fianza general: (simple) se establecen reglas limitativas de la fianza general, con lo cual
se persigue tutelar a los sujetos que suscriben estos contratos. Es válida la fianza general
que comprenda obligaciones actuales o futuras, incluso indeterminadas, caso en el cual
debe precisar el monto máximo al cual se obliga el fiador en concepto de capital. Esta
fianza no se extiende a las nuevas obligaciones contraídas por el afianzado después de los
cinco años de otorgada. La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada, caso
en el cual no se aplica a las obligaciones contraídas por el afianzado después de que la
retractación haya sido notificada.

Fianza solidaria: en principio, el fiador no es responsable solidario con el deudor.


Por esa razón es que cuenta con el beneficio de excusión previsto en el art. 1.583 del
Código, que le permite exigir que primero sean ejecutados los bienes del deudor. Sin
embargo, la fianza puede ser solidaria en dos casos: a) cuando expresamente lo
convengan las partes; b) cuando el fiador renuncie al beneficio de excusión. En ese caso,
el acreedor podrá demandar indistintamente el cobro a ambas partes (deudor o fiador).

➢ El beneficio de excusión:

Es el derecho que tiene el fiador de oponerse a hacer efectiva la fianza en tanto el acreedor
no haya ejecutado todos los bienes del deudor. Este derecho encuentra su justificación en
la razón de ser de la fianza, que consiste en proporcionar al acreedor más firmes
perspectivas de satisfacción de su crédito contra el deudor principal, pero sin desplazar
definitivamente a éste último de su obligación.

La excusión (o ejecución) de todos los bienes del deudor no tiene el carácter de una
condición previa ineludible para el acreedor. Éste último puede iniciar su acción
directamente contra el fiador sin necesidad de demostrar que previamente se dirigió contra
el deudor principal, pero se expone a que el fiador paralice su acción invocando este
beneficio que funciona como excepción dilatoria y que debe oponerse en la oportunidad
que las leyes procesales señalen para dichas excepciones dilatorias o cuanto más al
contestar la demanda.
Pasada esta oportunidad, ha de entenderse que el fiador ha renunciado al beneficio de
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excusión, a menos que demuestre que el deudor principal ha adquirido bienes con
posterioridad, porque, en tal supuesto, la falta de planteamiento del beneficio no podría
ser interpretada como renuncia tácita.
Opuesta a esta excepción, el acreedor debe demostrar no sólo que ha demandado al
deudor principal, sino también que ha seguido todos los debidos procedimientos judiciales
para ejecutar y vender sus bienes y que tales procedimientos han resultado infructuosos,
sea total o parcialmente. Opuesto al beneficio de excusión, el acreedor deberá proceder
contra los bienes del deudor principal. Si la venta de los bienes del deudor principal no
alcanzare a cubrir todo el crédito, el acreedor sólo podrá reclamar del fiador el saldo que
todavía quedare por cubrir.

La ley contempla excepciones al beneficio de excusión, esto es, casos en que no se le


permite al fiador invocarlo. A saber: a) que el deudor se haya presentado en concurso
preventivo o se haya declarado su quiebra; b) que el deudor no pueda ser demandado
en el país o no tenga bienes en el país; c) que la fianza sea judicial; d) que
simplemente el fiador haya renunciado al beneficio. Este beneficio de excusión es
renunciable

➢ Beneficio de división:
Si el fiador lo es de un codeudor solidario, goza del beneficio de excusión respecto de los
bienes de los demás codeudores. Por otra parte, en el caso del “fiador del fiador” (si el
fiador hubiera dado, a su vez, otro fiador en garantía de sus obligaciones de afianzamiento)
éste último goza del beneficio de excusión respecto del deudor principal y del primer fiador.
El acreedor deberá ejecutar en primer término al deudor principal, luego al primer fiador
y recién entonces estará en condiciones de dirigir su acción contra el segundo. Si hay
varios cofiadores de una misma obligación, y uno de ellos cumple en exceso de lo que le
corresponde, entonces queda subrogado en los derechos que tiene el acreedor, sobre los
otros fiadores.
➢ Efectos entre el deudor y el fiador

Cuando el fiador cumple con su prestación, entonces queda subrogado en los derechos del
acreedor; por lo tanto, lo sustituye y, en consecuencia, puede exigir al deudor el reembolso
de lo que pagó. Ello más todos los intereses que correspondan desde el día en que pagó y
de los daños y perjuicios ocasionados con motivo de la fianza.

Fiador: la ley le impone al fiador la carga de comunicar al deudor el pago que haga al
acreedor.
Ello es sumamente relevante, pues cuando el fiador paga sin el consentimiento del deudor,
este último puede oponerle todas las defensas que tenía frente al acreedor. A modo de
ejemplo, si el deudor pagó al acreedor, desconociendo que el fiador ya había pagado, el
fiador sólo podrá repetir el pago en contra del acreedor, que cobró dos veces, pero no podrá
hacerlo en contra del deudor. Ello, pues debería haberle dado aviso del pago efectuado.
Respecto a los derechos del fiador, se le reconoce la posibilidad de que trabe embargo
sobre bienes del deudor a los efectos de garantizar el cobro de la deuda afianzada, en la
medida en que:

a) le sea reclamado judicialmente el pago de la deuda al fiador;

b) el deudor no cumpla con la obligación vencida;


c) el deudor haya asumido el compromiso de liberar al fiador en un plazo determinado, 57
pero no lo hace;

d) hayan pasado 5 años desde el otorgamiento de la fianza, excepto que la obligación que
se afianzó tenga un plazo superior. Esto es importante, ya que, en principio, pasado ese
lapso de tiempo, la fianza queda extinguida;

e) si el deudor asumió riesgos excesivos, de los que se entiende que puede verse
perjudicada su capacidad de pago de la deuda;

f) el deudor quiere irse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la deuda.

➢ Donación
El contrato de donación está tratado en el Capítulo 22 del título IV (“Contratos en
particular”), del Libro Tercero (“Derechos Personales”) del Código Civil y Comercial de la
Nación, en los artículos 1.542 a 1.573.

Concepto y elementos esenciales del contrato: La donación es una figura que se puede
definir conforme a lo expresado por el Código, pero en ciertas ocasiones se confunde con
liberalidades realizadas entre vivos, puesto que no todo acto a título gratuito es donación.
No lo son, por ejemplo, los actos de última voluntad. De acuerdo con el art. 1.542, hay
donación cuando una parte se obliga a transferir gratuitamente una cosa a otra,
y ésta lo acepta.

Elementos Esenciales
De la definición dada se desprende los siguientes elementos:
1. Es un acto entre vivos: se diferencia del testamento puesto que la donación es
actual, es un acto entre vivos, produciendo sus efectos desde el momento de su
perfeccionamiento. En cambio, el testamento, como es una disposición de última
voluntad o mortis causa, va a producir sus efectos después de la muerte del
testador. Por otra parte, el testamento es esencialmente revocable, la donación es
irrevocable.

Caracteres de la donación que lo diferencian del testamento.


2-Es un acto jurídico bilateral
3- Tiene carácter actual, produce sus efectos desde su perfeccionamiento.
3-Es irrevocables.

2. Obliga a transferir la propiedad de una cosa: la donación transfiere la propiedad, pero


eso no es exacto ya que el solo título no basta para producir ese efecto, sino que además
se necesita la tradición, y para que sea oponible a terceros en el caso de inmuebles la
inscripción en el Registro de la Propiedad.
3. La transferencia debe ser a título gratuito: no hay contraprestación, aunque puede
haber cargo.
Caracteres

• Es un contrato a título gratuito, el cargo no tiene carácter de contraprestación, sino


de obligación accesoria.
• Es formal, y en algunos casos solemne.
• Es unilateral
• Es irrevocable, por la sola voluntad del donante.
• Es consensual.
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Como es una liberalidad, un acto a título gratuito, sólo pueden ser donantes las personas
que tengan capacidad plena para disponer de sus bienes.
Los menores emancipados pueden hacer donaciones, excepto de aquellos bienes que
hubiesen recibido a título gratuito. Pero sí podrían donar bienes que hayan adquirido con
razón de su trabajo.
En cuanto a la capacidad de los donatarios, deben ser capaces para aceptar la
donación. Si no lo son (en el caso de los incapaces), entonces sus representantes legales
pueden aceptarlas por ellos. Si la donación tuviera un cargo, el Juez debería autorizarla.
Por otra parte, los tutores y curadores no pueden recibir donaciones de las personas
que hayan estado bajo su tutela o curatela, hasta antes de la rendición de cuentas y el
pago de las sumas que les debieran.
No puede ser objeto del contrato de donación:

a) La totalidad ni una alícuota del patrimonio del donante.


b) Cosas respecto de las cuales el donante no tenga el dominio, es decir, cosas ajenas.

Clases de donaciones:

• Donaciones mutuas: son aquellas que se hacen a dos o más personas,


recíprocamente. En estos casos, la nulidad de una de ellas afecta a la otra, pero la
ingratitud o el incumplimiento del cargo sólo afecta al donatario que es culpable.
• Donaciones remuneratorias: son aquellas realizadas en recompensa de servicios
prestados al donante por el donatario, que resultan estimables en dinero y por los
cuales podía éste exigir judicialmente el pago al donante. En el instrumento por el
que se concreta la donación debe constar qué es lo que se pretende remunerar. De lo
contrario, se entiende que es gratuita. Se considera que la donación remuneratoria
es un acto a título oneroso si se limita a una equitativa retribución de los
servicios recibidos (en ese caso, está sujeta a la garantía por evicción y vicios
ocultos). En el excedente se aplican las normas de las donaciones.

• Donación con cargo: se denomina cargo a la obligación accesoria impuesta al que


recibe una liberalidad. La imposición de un cargo influye sobre el régimen de las
donaciones, porque ellas dejan, entonces, de ser un acto puramente gratuito y en la
medida en que el valor del cargo se corresponda con el de la cosa donada, es un acto a
título oneroso. En el excedente se aplican las normas de las donaciones. En el caso de
incumplimiento de los cargos por parte del donatario, éste sólo responde con la cosa
donada y hasta el valor de la cosa, si ésta ya no existiere por su culpa o si la hubiese
enajenado. Ahora bien, es liberado cuando la cosa deja de existir sin su culpa.

• Donaciones inoficiosas En los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y


Comercial de la Nación” (2012) se establece: “El Proyecto en este Capítulo se limita a
calificar como tales a las donaciones que excedan de la porción disponible del
patrimonio del donante, pero remite a la aplicación de los preceptos relativos a la
porción legítima”. La porción legítima de los herederos forzosos está garantizada contra
todo acto de disposición gratuita de bienes, sea entre vivos o de última voluntad, por
lo que, si el valor de las donaciones excede la porción disponible del donante, los
herederos forzosos pueden demandar su reducción en la medida necesaria para cubrir
sus porciones legítimas.
➢ Revocación de las donaciones. Causales
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En principio, la donación es irrevocable por voluntad del donante.
La ley sólo admite la revocación en estos supuestos:

a) Inejecución de los cargos (cuando el donatario ha incurrido en incumplimiento de las


cargas impuestas en el acto de la donación).

b) Ingratitud del donatario. Se la puede dejar sin efecto sólo por causas graves, que el
Código enumera taxativamente;

1) atentado contra la vida del donante, sus ascendientes o descendientes;


2) injurias graves en su persona o en su honor al donante, sus ascendientes o
descendientes;
3) si priva al donante injustamente de bienes que integran su patrimonio;
4) negativa a prestarle alimentos al donante (sólo si el donante no puede obtener
alimentos de las obligaciones que resultan de los lazos familiares).
En ninguno de estos casos es necesaria la condena penal para que se considera válida la
ingratitud como causal de revocación, bastando la prueba de que al donatario le es
imputable el hecho lesivo.
Sólo el donante es legitimado activo para solicitar la revocación de la donación por esta
causal (ingratitud) al donatario, no pudiendo hacerlo sus herederos ni pudiendo requerirse
a los herederos del donatario. Ahora bien, si la acción es promovida por el donante y éste
luego fallece, puede ser continuada por sus herederos, mas no iniciada por ellos.

c) Supernacencia de hijos del donante (cuando nacen hijos del donante con
posterioridad a la donación, si esto fue expresamente estipulado).

Extinción de la revocación de la donación por ingratitud: en los casos en que el


donante, conociendo la causa de la ingratitud, perdona al donatario. También en los casos
en que no promueve la revocación dentro del plazo de un año (plazo de caducidad) desde
el momento en que conoció el hecho que configuró la ingratitud.
➢ Pacto de reversión. Concepto y efectos
Dentro de las condiciones resolutorias que suelen imponerse en las donaciones,
una de las más frecuentes e importantes es la reversión por pre-muerte del donatario. Es
decir, sujeta a la condición de que el donatario, o el donatario, su cónyuge y sus
descendientes, o el donatario sin hijos, fallezcan antes que el donante.

De acuerdo con esta cláusula (que debe ser expresa y en beneficio del donante), los
bienes donados retornan al patrimonio del donante si el donatario fallece antes que aquél.
Esto es, el donante tiene legitimación para exigir que las cosas transferidas sean
restituidas. La legitimidad y aun la utilidad de esta cláusula son evidentes. La donación
es un acto intuitae personae. Por ejemplo, el donante quiere beneficiar a María, pero no
tiene el interés en que luego reciban los bienes sus herederos. En ese caso, la reversión
adquiere utilidad, ya que esta cláusula le asegura que, si el donatario fallece primero, los
bienes volverán a su poder y no irán a manos de quien no quiere.

➢ Comodato
Concepto
Habrá comodato cuando una persona entrega gratuitamente a otra una cosa inmueble o 60
mueble no fungible para que ésta la use devolviéndole luego la misma cosa.

Transmisión de uso temporario


El comodatario sólo adquiere un derecho personal de uso de la cosa. Además, el uso debe
ser gratuito. Desde el momento en que se paga algo por él, deja de ser comodato y se
transforma en otro contrato como el de locación.
Existen dos partes en este contrato: comodante que es quien se obliga a entregar la cosa,
y comodatario que es quien recibe la cosa y se sirve de ella.
Caracteres:

a) Es un contrato consensual, ya que queda perfeccionado con la manifestación del


consentimiento de los contratantes. Ello es así habida cuenta la desaparición de la
categoría de los contratos reales en el Código.

b) Es un contrato gratuito, porque se le asegura al comodatario una ventaja (el uso de la


cosa) independientemente de toda prestación a su cargo. Que el comodante no pueda
recibir retribución sin desnaturalizar el contrato no significa que deba necesariamente
carecer de todo interés en él. Así, por ejemplo, quien presta su casa durante un viaje a
unos amigos, puede tener interés en que se la vigilen durante dicho tiempo. En cambio,
no hay comodato si el que recibe el uso de la cosa se compromete a prestar determinados
servicios que tienen el carácter de retribución.

c) Es un contrato celebrado intuitu personae.

➢ Mutuo
El contrato de mutuo está regulado en el Capítulo 20, del Título IV (“Contratos en
particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código Civil y Comercial.
Concepto

Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a entregar al mutuario en


propiedad una determinada cantidad de cosas fungibles, y éste se obliga a devolver igual
cantidad de cosas de la misma calidad y especie.

El mutuo se regula como contrato consensual.


Las partes del contrato son el mutuante, que es quien compromete la entrega de las
cosas, y el mutuario, quien recibe las cosas y se obliga a restituirlas.
Préstamo de consumo Lo esencial del mutuo es que se trata de un préstamo de uso y
que, por las características de las cosas fungibles, el mutuario puede cumplir con su
obligación de restitución o, si no, devolviendo otras cosas de la misma especie y calidad.
Onerosidad El mutuo es un contrato oneroso, tal como lo dispone el art. 1.527, excepto
pacto en contrario.
Mutuo en dinero: se regulan los intereses, siguiendo la tesis adoptada en materia de
obligaciones. Si el mutuo es en dinero, el mutuario debe los intereses compensatorios que
se deben pagar en la misma moneda prestada.
Régimen legal
Son obligaciones del mutuante:
• Entrega de las cosas: la obligación primordial del mutuante es la entrega de las
61
cosas comprometidas. Si no lo hace en el término pactado (y si no hubiere plazo
pactado, ante el simple requerimiento), el mutuario tiene derecho a exigir el
cumplimiento, o bien la resolución del contrato.
• Responsabilidad por mala calidad o vicios de la cosa: según el art. 1.530 del
Código, el mutuante es responsable de los perjuicios que sufra el mutuario por la
mala calidad o vicios de la cosa prestada; por ejemplo, si el vino estaba agriado o
los granos en malas condiciones (ello cuando la cosa prestada no se tratare de
dinero).
• En el préstamo gratuito, el mutuante sólo es responsable cuando ha habido
mala fe, esto es, cuando, conociendo los defectos o vicios de la cosa, se los ocultó
al mutuario. Pero si es oneroso, responde también por los vicios cuya existencia
ignoraba.
Son obligaciones del mutuario:

• La restitución de las cosas: la obligación principal del mutuario es la restitución


de igual cantidad de cosas de la misma calidad y especie que las entregadas. Debe
restituirlas dentro del plazo convenido en el contrato. Si no existiera plazo, debe
restituirlo dentro de los 10 días de ser requerido por el mutuante.
➢ Depósito
Concepto

De acuerdo con el Código, hay contrato de depósito cuando una parte se obliga a recibir
de otra una cosa con la obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos. Es un
contrato consensual y se presume oneroso.

La onerosidad pasa a configurar el régimen general del contrato de depósito. La


unificación de los contratos civiles y comerciales con lleva como necesaria implicancia y
acorde es lo usual en la contratación contemporánea, afirmar el carácter oneroso de la
mayoría de las relaciones jurídicas patrimoniales. La onerosidad aparece también
referenciada en el artículo 1375 cuando se extienden las reglas del depósito necesario a
los establecimientos y locales que allí se describen, en tanto los servicios principales a los
que la guarda y custodia acceden sean prestados en ese carácter. (Pita, 2014, p. 289).
El contrato puede ser gratuito, pero ello debe ser expresamente pactado.
Clases
Depósito irregular: el Código en la Sección 2a, art. 1.367, lo distingue como aquel en el
que se entrega una cantidad de cosas fungibles, que no se encuentra en saco cerrado,
caso en el cual el depositario adquiere el dominio y debe restituir la misma cantidad
y calidad. Es importante remarcar que es el carácter de cosas fungibles (entendida esta
peculiaridad como la capacidad de sustitución) lo que le da al contrato el rasgo de
irregular.
Cuando se trata de la entrega de cantidad de cosas fungibles teniendo el depositario la
facultad de servirse de ellas, se las sujeta a las reglas del mutuo. Conforme lo señala Pita
(2014), “la referencia a cosas fungibles incluye al dinero y a todas aquellas que equivalen
a otras de la misma especie, con el consecuente poder de sustitución conferido al accipiens
al momento de cumplir con su deber de restitución” (2014, p. 303). Por ejemplo, productos
agrícola- ganaderos, bienes producidos en serie, etc.
Al respecto, comenta, además, el citado autor que, en la norma, (…) el depósito irregular
constituye la modalidad en la que su objeto consiste en cosas fungibles, no
individualizadas. Como necesaria derivación de esa calidad de la cosa, se produce la
62
transmisión del dominio al depositario y la obligación de restituir no será ya sobre la
misma cosa-como en el depósito regular- sino de cosas de la misma cantidad y calidad.
(Pita, 2014, p. 301).
El depósito necesario
Está regulado en la Sección 3a del Código.

Este contrato supone, por una parte, que el depositante no puede elegir a la persona
del someter a una necesidad imperiosa.

Es importante no confundir esto con la falta de consentimiento para la contratación, que


debe estar presente, pues se trata de un contrato.
Solo media una restricción a la libertad contractual-en su acepción primaria, como
decisión de contratar o no y de elegir con quien hacerlo- tal como puede verificarse en
otras modalidades de la contratación moderna (así en los contratos celebrados por
adhesión a cláusulas generales predispuestas). (Pita, 2014. p. 306).
Nos referimos a casos de gravedad que le impidan al contratante elegir al
depositario (ejemplos: incendio, desastre natural, ruina, saqueo etc.) El problema de si
ha existido o no necesidad imperiosa de hacer el depósito es cuestión que queda librada
a la prudente apreciación judicial.
Por otra parte, el Código se refiere al depósito necesario para caracterizar el caso de la
introducción de efectos y equipajes hecha por el viajero en un hotel o posada. Las normas
se aplican a los hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes,
lugares y playas de estacionamiento y otros establecimientos similares, que presten sus
servicios a título oneroso. Ello es relevante, pues la ley ha agravado considerablemente la
situación del depositario.
A saber, se regula expresamente la responsabilidad del hotelero por los daños y pérdidas
sufridos en los efectos introducidos en el hotel; el vehículo guardado en el establecimiento,
en garajes u otros lugares adecuados puestos a disposición del viajero por el hotelero. Es
importante tener en cuenta que estas normas sólo dan respuesta a los casos de
responsabilidad por daños sufridos en los efectos introducidos por el viajero, pero deben
integrarse con el resto del ordenamiento y especialmente con las normas de la Ley de
defensa del consumidor.
➢ Algunas eximentes y limitaciones de responsabilidad:

a) El hotelero no responde si los daños o pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza
mayor ajena a la actividad hotelera. Tampoco responde por las cosas dejadas en los
vehículos de los viajeros.

b) Los viajeros que lleven consigo efectos de valor superior al que ordinariamente llevan
los pasajeros, deben hacerlo saber al hotelero, y guardarlos en las cajas de seguridad que
se encuentren a su disposición en el establecimiento. En este caso, la responsabilidad del
hotelero se limita al valor declarado de los efectos depositados. Si los efectos de los
pasajeros son excesivamente valiosos en relación con la importancia del establecimiento,
o su guarda causa molestias extraordinarias, los hoteleros pueden negarse a recibirlos.
Excepto en esos casos, toda cláusula que excluya o limite la responsabilidad del hotelero
se tiene por no escrita.

Efecto Los efectos del contrato serán analizados seguidamente, al estudiar el régimen
legal y las obligaciones del depositante y depositario.
➢ Régimen legal
63
Serán obligaciones del depositario:

La guarda de la cosa como obligación primordial: el depositario debe “poner en la guarda


de la cosa la diligencia que usa para sus cosas”. Asimismo, se agrega otro estándar de
valoración, que corresponde a la profesión del depositario.
La prohibición del uso de la cosa, ya que el depositario tiene sólo la guarda: esto
significa que no puede usar las cosas (sin el permiso del depositante) y debe restituirlas,
con sus frutos, cuando le sea requerido. Esta prohibición de uso de la cosa es lo que
diferencia en mayor medida al contrato de depósito del comodato.
La restitución de la cosa hecha por el depositario al depositante: la misma debe
restituirse, en el lugar en el que debía ser custodiada, al depositante o a la persona que
éste indique.
Puede convenirse un plazo, en cuyo caso el depositario debe hacerlo a su vencimiento.
El plazo se entiende en beneficio del depositante, ya que en el contrato de depósito es
preeminente el interés del depositante, lo que le permite a éste reclamar la restitución en
cualquier momento. Tal como señala Pita, “se le confiere al depositante una facultad de
restitución ad nutum, no querida de invocación de justa causa, ni susceptible de generar,
como regla, responsabilidad para quien la ejercita” (2014, p. 294).
Cuando el depósito es gratuito, se entiende que el depositario puede exigirle al
depositante, en todo tiempo, que reciba la cosa depositada. Esto es lógico, porque, siendo
el contrato gratuito, el depósito se hace como una suerte de cortesía.

➢ Serán obligaciones del depositante:


El pago de la remuneración: cuando el depósito es oneroso, lo que constituye la regla,
pactada para todo el plazo del contrato.
El pago de los gastos: cuando, para conservar la cosa, deban hacerse gastos
extraordinarios, éstos son a cargo del depositante. El depositario debe avisarle al
depositante sobre la situación que generan estos gastos y afrontar aquellos gastos que no
puedan demorarse. Luego, el depositante debe restituirlos.
La pérdida de la cosa: si la cosa depositada perece, y no hay culpa del depositario en
dicha situación, entonces la pérdida es soportada por el depositante.

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