Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
PRIVADO III
EFIP I
• El concepto de contrato
Art. 957: “el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales”.
o Definición del Acto Jurídico: Son actos jurídicos los actos voluntarios lícitos que
tienen por fin inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, CREAR,
MODIFICAR, TRANSFERIR, CONSERVAR O ANIQUILAR DERECHOS.
1-ES UN ACTO VOLUNTARIO: auto determinación de los sujetos para que gobiernen
por si mismos sus propios intereses. ES UNA EXPRESION CONCRETA DE TAL
VOLUNTAD. Es necesario que la voluntad sea exteriorizada, pero a su vez debe guardar
una relación de correspondencia con la voluntad interna del sujeto.
2- ES LICITO: no contrario a le ley, orden público o las buenas costumbres.
3- DIRECCION DE LA VOLUNTAD MANIFESTADA: el acto jurídico tiene como fin
inmediato producir consecuencias jurídicas: crear, modificar, transferir, conservar o
aniquilar derechos.
➢ NATURALEZA JURÍDICA.
Si bien en el derecho romano fueron conocidas las figuras de convención, pacto y contrato,
los primeros eran conceptos equivalentes. Y, en la actualidad, la doctrina moderna los
distingue del siguiente modo:
El pacto alude a cláusulas accesorias que modifican los efectos naturales del
contrato.
➢ UBICACIÓN METODOLÓGICA
Nuestro Código regula el contrato en el Libro III (“Derechos personales”), Título II 4
(“Contratos en general”). Además, establece otros dos títulos: Título III (“Contratos
de consumos”) y Título IV (“Contratos en particular”).
➢ AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD
ARTÍCULO 958.- Libertad de contratación. Las partes son libres para celebrar un
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el
orden público, la moral y las buenas costumbres.
El artículo 958 del código consagra aspectos esenciales de la denominada libertad
contractual causada en la autonomía de la voluntad, esto es: libertad de contratar o no
(la libertad de conclusión del contrato, conforme a la cual nadie está obligado a contratar
sino cuando lo desee y que cada uno goza de la libre elección de la persona con quien se
contrata) y facultad de las partes de configurar el contrato (es decir, determinar su
contenido). El Código Civil no contenía disposiciones explícitas sobre estos puntos, pero
la doctrina y la jurisprudencia habían reconocido de manera unánime que la libertad de
contratar tenía estos contenidos. El principio de la autonomía de la voluntad es uno de
los pilares sobre el que se edificó el monumento de la codificación; su fundamento
constitucional reposa en el art. 19 de la CN y su protección se consagra en el art. 17 de la
misma.
Al establecer la libertad de las partes para determinar el contenido del contrato, la misma
norma consagra el principio de la autonomía de la voluntad, aunque con ciertos límites.
• Límites.
De conformidad con el art. 958 del Código, los límites están “impuestos por la ley, el
5
orden público, la moral y las buenas costumbres”.
La ley impone ciertas contrataciones. Los ejemplos más notorios son el seguro de
responsabilidad civil para los conductores de automotores y el seguro de vida para los
empleados públicos.
El orden público es un concepto que ha ido cambiando a través de los tiempos y se trata
de un conjunto de principios fundamentales en la sociedad, que responde al interés
general. Puede decirse que es un medio o técnica del que se vale el ordenamiento jurídico
para garantizar la vigencia de aquellos principios o intereses por encima del interés
particular.
Con respecto a los jueces, la regla es que no pueden modificar un contrato, porque deben
respetar la autonomía privada. La excepción ocurre cuando una ley autoriza a las partes
a solicitar la modificación, o bien, cuando se afecta de modo manifiesto el orden público.
La moral y las buenas costumbres evocan la regla general contenida en el art. 279 CCC,
con la cual se trata de impedir que la libertad contractual sea puesta al servicio de lo
inmoral. Debe entenderse por moral a las variaciones éticas predominantes en el medio
social en un momento determinado. No se trata de una ética particular religiosa o
filosófica, sino de normas reconocidas en la conciencia social de la época.
En relación a la integración del contenido del contrato, el Código establece principios
a los que debe recurrirse, a saber:
c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan
sido declarados obligatorios por las partes, o porque sean ampliamente conocidos y
regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su
aplicación sea irrazonable. (Art. 964 CCCN)
Las partes tienen libertad para disciplinar sus relaciones jurídicas patrimoniales de
un modo vinculante. Las personas son libres de contratar, y cuando han hecho uso de
esa libertad deben atenerse a lo estipulado. Nace, de ese modo, una regla que las vincula
de una manera independiente de la voluntad por obra del ordenamiento jurídico. En este
sentido, el propio Código se encarga de establecer que las normas previstas expresamente
en relación a los contratos son supletorias a la voluntad de las partes, es decir que tiene
prevalencia lo dispuesto por las partes, excepto que ellas asuman el carácter de
imperativas, en cuyo caso son indisponibles. El art. 962 del Código lo dice expresamente
cuando establece esta preeminencia, “a menos que de su modo de expresión, o de su
6
contexto, resulte su carácter indisponible”. (Art. 962 Código Civil y Comercial) A los
efectos de zanjar esta discusión, el art. 963 prevé expresamente un orden de prelación
normativa:
Art. 984: aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas
generales predispuestas unilateralmente por la otra parte o por un tercero, sin que
el adherente haya participado en su redacción.
La incorporación de los contratos de consumo fue uno de los aspectos más discutidos en
el marco de la reforma del Código. En los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil
y Comercial de la Nación” (2012), se sostuvo la necesidad de considerar el rango
constitucional de los derechos del consumidor en nuestro régimen legal, la amplia
aplicación de estas normas en los casos judiciales y la opinión de la mayoría de la doctrina.
Siguiendo estos lineamientos, se incentivó la necesidad de también incorporar a los
contratos de consumo en el marco de la regulación del Código Civil y Comercial. En
definitiva, y tal como surge de tales fundamentos, se dispuso la regulación de los contratos
de consumo atendiendo a que no son un tipo especial más como, por ejemplo, la
compraventa, sino una fragmentación del tipo general de contratos que influye sobre los
tipos especiales (por ejemplo: compraventa de consumo). Y de allí la necesidad de
incorporar su regulación en la parte general. Se consideró que esta solución era
consistente con la Constitución Nacional, la cual considera al consumidor como un sujeto
de derechos fundamentales, como así también con la legislación especial y la voluminosa
jurisprudencia y doctrina existentes en la materia. Concretamente, el Código regula, en el
Título III, la relación de consumo, la formación del consentimiento, las modalidades
especiales, y las cláusulas abusivas. Tal regulación está comprendida en los arts. 1.092
al 1.122 del Código. Además, esta regulación se complementa con la ley Nº 24.240 (Ley de
Defensa del consumidor); ésta es una ley especial que continúa vigente.
➢ Relación de consumo.
Para establecer cuándo existe una relación de consumo es necesario definir qué se
entiende por consumidor y proveedor.
Consumidor: Art. 1092, CCC.
▪ Persona humana o jurídica
▪ Que adquiere o utiliza en forma gratuita u onerosa bienes o servicios
▪ Como destinatario final o en beneficio propio o de su grupo familiar o social
También que, equiparado al consumidor, es quien sin ser parte de una relación de
consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o
servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio
o de su grupo familiar o social, siempre que no tenga vínculo con su actividad
8
comercial, industrial, artesanal o profesional (Art. 1092).
En especial cabe mencionar la figura del “consumidor expuesto”, incluido en la ley especial
dentro de la definición general de consumidor. Ello ha sido una traslación inadecuada del
Código de Defensa del Consumidor de Brasil (artículo 29), que regula la figura del
consumidor expuesto de manera distinta; contempla esta noción en relación a las
prácticas comerciales, pero no como noción general.
Sujetos protegidos:
a. Consumidor en sentido estricto: típicamente contratante con el proveedor.
b. Usuario o consumidor material o fáctico: Usuario material del producto o servicio
que no se ha vinculado directamente con el proveedor o bien los terceros
beneficiarios de algún derecho comprendido en el contrato de consumo celebrado
por otro.
c. El sucesor particular del consumidor contratante de derechos que fueron
objeto de una relación de consumo antecedente: es el tercero que contrata con
un consumidor sobre un producto que fue adquirido por éste último a un proveedor.
Queda equiparado al consumidor en su legitimación para reclamar frente al
proveedor. Esta equiparación se repetirá con las sucesivas transmisiones que
efectúe el consumidor.
Proveedor:
▪ Persona humana o jurídica, de naturaleza pública o privada
▪ Profesionalidad (la que lo coloca en una situación de ventaja con relación al
consumidor, ya sea técnica, de información o jurídica. Quedan comprendidas como
proveedoras las entidades sin fines de lucro, ya que lo que tiene en cuenta la LDC
es la profesionalidad, no el fin de lucro).
▪ Actividades comprendidas: Art. 2, LDC. “Producción, montaje, creación,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización
de bienes y servicios”.
▪ Actividades excluidas: profesionales liberales que requieran para su ejercicio título
universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos
oficialmente o autoridad facultada para ello.
➢ Clasificación de los contratos
1) Unilaterales: Art. 966, CCC: “Los contratos son unilaterales cuando una de las
partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada”. Estos contratos se
forman con la voluntad de uno solo de los centros de intereses y cuando existiendo
obligaciones a cargo de ambas partes, faltara reciprocidad. Los unilaterales pueden
ser gratuitos u onerosos. Ej.: donación, fianza, mandato gratuito, mutuo, comodato,
9
depósito.
Bilaterales: “cuando las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra.
Las normas de los contratos bilaterales se aplican supletoriamente a los
contratos plurilaterales” Art. 966, CCC. Ambas partes están obligadas y dichas
obligaciones son recíprocas, es decir, obligaciones principales, interdependientes y
que se expliquen mutuamente. Ej.: compraventa, permuta, cesión onerosa, mandato
oneroso, locación de cosa, obra o servicio.
Efectos: 1. La cláusula resolutoria por incumplimiento (pacto comisorio) es implícito
en los contratos bilaterales (Art. 1087), 2. La suspensión del propio cumplimiento
sólo funciona en los contratos bilaterales (Art. 1031,1032), 3. Revisión o extinción
del contrato por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles; la denominada
teoría de la imprevisión es aplicable para revisa o extinguir contratos bilaterales, lo
mismo aplica al vicio de lesión (art. 332), 4. La caducidad del plazo (art. 353) rige en
los contratos bilaterales.
Los contratos plurilaterales son aquellos en los que múltiples partes coinciden en
una declaración de voluntad común, consistente en la creación de una persona
jurídica distinta de cada una de ellas con la finalidad de obtener un lucro partible.
2) Onerosos: “Los contratos son a título oneroso cuando las ventajas que procuran
a una de las partes les son concedidas por una prestación que ella ha hecho o
se obliga a hacer a la otra” Art. 967. Contratos onerosos son aquellos en que las
partes procuran ventajas recíprocas. Por ventajas se entienden atribuciones y la
distinción reposa en que en los contratos onerosos esas ventajas son concedidas a
la otra parte porque quien las hace a su vez recibe otra. Ej., compraventa o locación
de cosas.
Todo contrato bilateral es oneroso. La lesión, la imprevisión, la obligación de
saneamiento y los vicios redhibitorios sólo funcionan en estos contratos.
Gratuitos: “Son a título gratuito cuando aseguran a uno o a otro de los
contratantes alguna ventaja, independiente de toda prestación a su cargo” art.
967. En el contrato gratuito, una de las partes atribuye una ventaja a la otra sin
recibir ninguna. En otras palabras, una sola de las partes efectúa el sacrificio, y la
otra sólo es destinataria de una ventaja. Ej. Donación, comodato.
Naturaleza jurídica: Según el Código, la oferta es un acto jurídico unilateral (art 259).
Esto es así porque se configura con la sola voluntad del oferente. Es recepticio, en
tanto tiene un destinatario, pues no puede pensarse a la oferta sino dirigida a otros, para
que esos terceros la conozcan y, en su caso, la acepten. Y, por último, tiene una finalidad
esencial, que la diferencia de las meras tratativas contractuales, y que implica la
intención de obligarse por parte del oferente.
o Requisitos
La oferta debe estar dirigida a una persona determinada o determinable, debe ser
completa y contener la intención de obligarse. Según el art. 972 del Código, son
requisitos de la oferta:
c) Vinculante. La oferta debe ser hecha por el oferente con la intención de obligarse,
es decir, de quedar obligado cuando el destinatario la acepte. Es evidente que no hay
intención de obligarse en los casos de declaraciones que se formulan como bromas, o
ejemplos, o enseñanzas, o cualquier otro tipo de manifestaciones que, por no contar con
la intención de obligarse, carecen de trascendencia jurídica. La intención de obligarse está
implícita en toda oferta, salvo que se formule iocandi gratia o con fines de enseñanza o
representación o se exprese en ella que es "sin responsabilidad", "sin compromiso", "sujeta
a revisión", "ad referendum", etc.
La diferencia con el anterior código consiste en que este admitía la revocación de la oferta
hasta el momento de la aceptación; ahora la revocación de la oferta debe llegar antes o al
mismo tiempo que la oferta.
o Caducidad
La regla es que la oferta caduca si cualquiera de los dos términos de la relación — oferente
o destinatario aceptante— fallecen o se incapacitan antes de la recepción de la aceptación.
Ahora bien, si el destinatario aceptó la oferta ignorando la muerte o la incapacidad del
oferente, y, a consecuencia de la aceptación, hizo gastos o sufrió pérdidas, tiene derecho
a reclamar su reparación.
➢ Aceptación. Art. 978
En la doctrina hay coincidencia en cuanto a considerar a la aceptación como una 12
manifestación unilateral de la voluntad, recepticia, de contenido coincidente con el de la
oferta, que está dirigida al oferente y destinada a la formación del contrato.
El segundo párrafo del art. 974 del Código prevé que: “la oferta hecha a una persona
presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de
plazo, solo puede ser aceptada inmediatamente”. Asimismo, el art. 980 del Código
dispone que entre presentes se perfecciona el contrato cuando la aceptación es
manifestada.
Al no existir espacio temporal entre la manifestación de la aceptación y la recepción de la
misma (teoría receptada en el Código para la formación del consentimiento), la primera es
suficiente para lograr el perfeccionamiento del contrato. Se aplica en los casos de contratos
entre presentes, o en aquellos en los que estén involucrados medios de comunicación
instantáneos.
Contratos entre ausentes
Son contratos entre ausentes aquellos celebrados por sujetos que se encuentran en
distinto lugar geográfico.
Los efectos de calificar una convención como contrato entre ausentes recaen en el
momento de perfeccionamiento del contrato.
No obstante, aunque el contrato sea entre ausentes, deberá ser juzgado en cuanto al
momento de perfeccionamiento por las reglas relativas a los contratos entre presentes
cuando existe inmediatez en la emisión de las respectivas declaraciones
contractuales y, correlativamente, instantaneidad en la formación del
consentimiento.
El Código dispone que, en el caso de contratos entre ausentes, la aceptación perfecciona
el contrato “si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta”.
En el siguiente punto analizaremos los sistemas existentes en relación al
perfeccionamiento de los contratos entre ausentes, en los cuales no existe instantaneidad
en la formación del consentimiento.
EJE 2: CONTENIDO DEL CONTRATO
Capacidad.
El régimen de la capacidad está regulado en el Capítulo 2, Título Primero, del Libro Primero
del Código Civil y Comercial.
El Código reconoce a la capacidad de derecho como la aptitud de la que goza toda persona
humana para ser “titular de derechos y deberes jurídicos” (art. 22) y establece que “la ley
puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos
14
jurídicos determinados”. (Art. 22 CCCN)
Esto se realiza a los efectos de no perjudicar a la parte contraria. Ahora bien, si el contrato
ha enriquecido a la parte incapaz o con capacidad restringida, entonces la parte capaz
(una vez declarada la nulidad del contrato) tiene derecho a reclamarle a aquella en la
medida de ese enriquecimiento.
o Inhabilidades para contratar. Inhabilidades especiales. Casos
En términos generales, el Código se refiere a la Inhabilidad para contratar dispone como
regla general que “no pueden contratar, en interés propio o ajeno, las personas que
están impedidas de hacerlo de acuerdo a disposiciones especiales; tampoco
podrían hacerlo por interpósita persona”. 1001 CCCN
Establece casos especiales de inhabilidades para contratar en interés propio a:
d) los cónyuges (…) entre sí [en tanto hayan optado por el régimen de comunidad de
bienes];
e) los albaceas, que no son herederos, no pueden celebrar contrato de compraventa sobre
los bienes de las testamentarias a su cargo. (1002 CCCN)
➢ Representación:
El art. 358 CCC. Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de
representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean otorgados por el
titular del derecho.
Fontanarrosa siguiendo a Rocco nos dice que la representación es la situación
jurídica en cuya virtud alguien emite una declaración de voluntad para realizar
un fin cuyo destinatario es otro sujeto, de modo que hace conocer a los terceros a
quienes van dirigida esa declaración de voluntad, que este actúa en interés ajeno,
16
con la consecuencia de que todos los efectos jurídicos de la declaración de voluntad
se produzcan respecto del sujeto en cuyo interés ha actuado.
En algunos casos la representación surge como una necesidad, así será con los incapaces,
que por incapacidad de actuar entre si necesitan de una persona que lo haga por ellos.
Otras veces responde a una conveniencia o simple comodidad del representado como
acurre en la representación judicial que evita a un litigante la posibilidad de concurrir, ej.
a una audiencia.
REQUISITOS:
Legal: surge de una regla del derecho como sucede en la representación por curadores,
padres en ejercicio de la patria potestad, etc.
Orgánica: es la representación de personas jurídicas
Voluntaria: es la declaración unilateral de voluntad emitida por el representado dirigida
a los terceros mediante el cual se da un poder al representante para que obre por cuenta
y obra ajena.
Efectos
Art. 359: los actos celebrados por el representante en nombre del representado y
en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efectos directamente para el representado.
En cuanto a su extensión, alcanza según o vemos el art. 360. A los actos objeto de
apoderamiento, a las facultades otorgadas por la ley y también a los actos necesarios
para su ejecución.
En definitiva, queda claro que todas las clases de representación surgen efecto en los
actos directamente sobre el representado. Y debe haber sido efectuada dentro de los
límites señalados por la ley o por el acto de apoderamiento según corresponda.
➢ Poder. Concepto.
CONCEPTO: Se entiende por poder, el medio, instrumento o camino por virtud del cual
la manifestación unilateral de la voluntad de una persona, confiere u otorga facultades
a otra para que la represente, actuando siempre a nombre del representado.
Bernardo Pérez Fernández del Castillo Poder: “Es el otorgamiento que da una
persona llamada poderante a otra denominada apoderado para que actué en su
nombre, es decir en su representación es una de las formas de representación
puede tener como fuente la ley o voluntad del sujeto dominus, mediante un acto
17
unilateral.
Boria Martínez dice: Aunque en forma amplia o burda se identifiquen los conceptos
de representación voluntaria con el poder, la diferencia sutil entre ambos
conceptos estriba en que este es el medio o camino para conferir aquella, sin
embargo, siempre que exista un poder, necesariamente supone como consecuencia
la existencia de una representación voluntaria y el único medio o camino para
conferir la representación voluntaria es mediante la figura del poder.
Art. 376 CCC: Si alguien actúa como representante de otro sin serlo, o en exceso
de las facultades conferidas por el representado, es responsable del daño que la
otra parte sufra por haber confiado, sin culpa suya, en la validez del acto, si hace
saber al tercero la falta o deficiencia de su poder, está exento de dicha
responsabilidad.
Exceso es cuando actúa más allá de los límites conferidos. Los limites que resultaran son
jurídicamente relevante son aquellos para los terceros, no así entre representante-
representado.
La inexistencia de poder trae aparejada la responsabilidad del falso representante.
➢ Abuso del poder
Él distingue entre el objeto inmediato del contrato, que consiste en la obligación que
se genera a raíz del contrato, y el objeto mediato: es el objeto de la obligación, vale
decir, la cosa o el hecho, positivo o negativo, que constituye el interés del acreedor. El
objeto de la obligación consiste en el bien apetecible para el acreedor sobre el cual recae
su interés implicado en la relación jurídica.
Ahora bien, el Código trata específicamente los casos de determinación del objeto de la
siguiente manera:
Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados en su especie o
19
género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser
determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización.
Determinación por un tercero Las partes pueden pactar que la determinación del
objeto sea efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea
imposible o no haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por
los usos y costumbres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe
tramitar por el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal.
✓ Con relación a los hechos:
• Hechos prohibidos: Cuando la conducta que constituye el objeto del negocio está
prohibida, el acto tiene un objeto ilícito (ej. Aquellos que prometen servicios
profesionales sin título habilitante).
• Hechos contrarios a la moral, las buenas costumbres y al orden público: El
concepto de buenas costumbres se identifica con la moral (Llambías).
Mayoritariamente la doctrina vincula el concepto de moral y buenas costumbres con
la moral media de una comunidad en un momento dado (Bueres, Rivera). Respecto
al orden público, se ha entendido que es lo esencial para la convivencia que puede
variar en el tiempo y en el espacio (López Olaciregui). Por lo general, en estos
supuestos la sanción será la nulidad absoluta.
• Hechos lesivos de los derechos ajenos o de la dignidad humana: Serían hechos
lesivos de los derechos ajenos, por ejemplo: los actos fraudulentos; debiendo
advertirse que, en tal caso, no corresponde declarar la nulidad del acto sino la
inoponibilidad (arts. 338 y ss.). Respecto a los hechos lesivos de la dignidad humana,
quedan comprendidos, entre otros supuestos, los actos cuyo objeto lesione la
intimidad personal o familiar, honra, reputación o identidad del sujeto; en suma,
cuando afecta cualquiera de las manifestaciones espirituales y también las físicas,
que integran sus derechos personalísimos (arts. 51 y ss.). Asimismo, serían lesivos
de la dignidad humana las condiciones prohibidas en el art. 344. En estos
supuestos, la sanción será la nulidad absoluta.
• Causa
A la causa de los contratos se aplican las disposiciones de la Sección 2ª, Capítulo 5, Título
IV, del Libro Primero de este Código. Son disposiciones vinculadas a la causa de los
actos jurídicos.
Noción
Lorenzetti (2010) se refiere a las diferentes posiciones doctrinarias en torno al tema de
causa.
Casualismo clásico; (Domat), quien la entendía como una razón que se manifestaba en
tres tipos de contratos (los onerosos, los reales y los gratuitos), concluyendo que la causa
era un elemento esencial de la obligación.
Así, el Código opta por receptar la noción de causa fin, como determinante de la voluntad
de celebración del contrato. El Código se manifiesta causalista y regula la causa como
elemento del acto jurídico (arts. 281 a 283) y, también, al tratar los contratos (arts. 1012
a 1014); comprendiendo la causa objetiva y la subjetiva. Se adhiere, así, al denominado
dualismo sincrético.
Esta posición define la causa, genéricamente, como la razón de ser jurídica del negocio
(Bueres); poseyendo una doble significación:
la causa objetiva, que identifica la finalidad perseguida por el negocio jurídico (v.gr.
en la compraventa, para el vendedor obtener el precio y para el comprador el bien,
es decir el intercambio de prestaciones), la cual es unitaria para las partes, uniforme
en la misma especie de actos jurídicos y sirve para tipificarlos;
la causa subjetiva, que se refiere a los móviles perseguidos por algún contratante al
21
celebrar el acto (comprar el inmueble para poner un comercio), los cuales, por
supuesto, son individuales y variables en cada negocio jurídico a diferencia de la
causa objetiva.
o Defectos de la causa: para que el acto sea válido la causa debe ser real y lícita.
1. Falta de causa: El art. 1013 expresa que la falta de causa da lugar a la nulidad,
adecuación o extinción del contrato. Se ha entendido que la falta de causa en la
etapa genética del acto (formación, celebración) da lugar a la nulidad. En cambio, si
la causa desaparece durante la ejecución del contrato, en su etapa funcional, el acto
se rescinde o resuelve; por ejemplo: en el pacto comisorio (cláusula resolutoria
expresa —art. 1086— o implícita —art. 1087—); la imposibilidad de cumplimiento
(art. 955) y en general en los supuestos de frustración de la causa. La causa final
se frustra cuando por alguna razón no puede satisfacerse la finalidad típica del
negocio de que se trata o el motivo casualizado propio del negocio concreto; por
ejemplo, cuando se vende un fondo de comercio sin habilitación municipal (Rivera).
El art. 1090 expresa que la frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza
a la parte perjudicada a declarar su rescisión si tiene su causa en una alteración de
carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada.
2. Falsa causa: El segundo párrafo del art. 282 dispone que el acto es válido, aunque
la causa sea falsa si se funda en otra causa verdadera. De tal forma, la falsedad de
la causa no provoca por sí misma la invalidez del negocio, sino que invierte la carga
de la prueba. Acreditado que la causa es falsa, quien pretende mantener el acto
deberá probar que el negocio tiene causa y que ella es lícita (Rivera). La defección
por falsa causa se da en la etapa genética del acto.
3. Causa ilícita: Se da cuando
b) ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de
ellas ha obrado por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato
frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo que
ha ofrecido. (Art.1014 CCCN)
o Necesidad de causa
El art. 1.013 del Código recepta el principio de la necesidad de causa, disponiendo que
“la causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración, y
subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la
nulidad, adecuación o extinción del contrato”.
• Forma
Todo contrato requiere una forma, entendida como un hecho exterior por el que la
voluntad se manifiesta.
La forma es el modo de ser del acto, la manera en que se hace reconocible en el medio
social. En nuestro derecho rige el principio de libertad de formas, según el 1.015 del
Código. Cuando la forma es exigida con mayor rigorismo y con carácter absoluto, es decir,
de manera constitutiva, visceral, si la misma no es observada, acarreará la nulidad del
22
acto.
El art. 969 del Código define a los contratos formales como “aquellos para los cuales la
ley exige una forma para su validez, por lo tanto, son nulos si la solemnidad no ha sido
satisfecha”.
✓ Formales:
▪ Solemnes (“Ad solemnitatem”)
o Libertad de formas
o Como regla, el Código consagra el principio de “libertad de formas”, de conformidad
con el cual sólo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma
determinada. (1015CCCN)
Alterini (2012) que “los contratos, en principio, son no formales. Pueden ser
celebrados verbalmente, por escrito, mediante manifestaciones indirectas de la
voluntad, siempre que pueda inducirse que ésta existe” (2012, p. 214). De igual
manera, Mosset Iturraspe (1995): “La regla es la libertad de formas; la libre elección
por las partes de los modos de exteriorizar la voluntad” (p. 258).
o Modificaciones al contrato
El art. 1.016 del Código dispone, en relación a la forma y a las modificaciones del contrato,
que “la formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las
modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen
solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición
legal en contrario”.
a) Hace plena fe sobre la realización del acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial
público anuncia como cumplidos ante él o por él, en tanto esto no sea declarado falso en
juicio civil o criminal;
o El art. 1.017 del Código enumera los contratos que necesariamente deben ser
otorgados por escritura pública, imponiéndoles esta forma a:
a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos
reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado
mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa;
b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;
c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;
d) los demás contratos que, por acuerdo partes o disposición de la ley, deben ser otorgados
en escritura pública.
Los instrumentos privados “son instrumentos bajo forma privada para los cuales no hay
forma alguna especial” Alterini (2012, p. 436).
Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar a una
razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que
disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio
especial. Contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados
exclusivamente por testigos.
El Código, a través de esa norma, dispone una regla general que es la amplitud de
medios de prueba. No hay una descripción concreta de los medios de prueba, por lo que
todos serán aptos en la medida en que formen una razonable convicción según las reglas
de la sana crítica. La excepción constituye el caso de los contratos que tengan un medio
de prueba específico.
En relación a la sana crítica, como sistema de apreciación judicial de las pruebas, éste
funciona, siguiendo a Alterini (2012), de manera que
(…) el juez tiene libertad para formar un criterio sobre el caso según su convicción, pero
requiere que el juzgador exhiba el proceso de razonamiento que lo ha llevado a su
conclusión, que diga por qué tiene probado un hecho, lo que constituye una garantía para
el sujeto de derechos, ya que le permite saber la razón que motivó el pronunciamiento
judicial. (p. 434).
El art. 1020 establece que los contratos a los cuales se les establece una forma específica
para que sean probados, pueden igualmente ser acreditados por otros medios, incluyendo
a la prueba testimonial, si se demostrara que fue imposible obtener la prueba que acredite
el seguimiento de la formalidad, y/o si hay principio de prueba por escrito o comienzo de
ejecución del respectivo contrato.
Principio de prueba por escrito: entendido como la existencia de cualquier instrumento
que emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga
verosímil la existencia del contrato. Como señala Alterini (2012), “el principio de prueba
por escrito constituye un indicio, resultante de un instrumento no firmado por la
otra parte que, teniendo relación directa con el contrato, resulta elemento de juicio
útil para tenerlo por probado” (2012, p. 449).
EJE 3: VICISITUDES
Existe un principio en los contratos bilaterales, según el cual una de las partes
puede abstenerse legítimamente de cumplir con las obligaciones a su cargo, si la
otra no cumple u ofrece cumplir.
Características: (Etala)
1) es una medida de autodefensa privada o auto tutela jurídica.
2) tiende a mantener el equilibro contractual.
3) tiene como principio general la ejecución de los contratos de buena fe.
No hay dudas que esta interesante incorporación admite que quien se enfrenta al
incumplimiento de la contraparte en el marco de un contrato bilateral con prestaciones
de ejecución simultánea, puede — superando una actitud meramente pasiva— accionar a
fin de obtener el reconocimiento judicial de la suspensión (Hernández), permitiéndole a
una de ellas suspender su cumplimiento hasta que la otra no cumpla. El ejercicio de esta
opción sólo puede ser ejercida judicialmente (Rivera).
➢ La Tutela Preventiva
Por otro lado, el art. 1032 del citado cuerpo legal, regula la Tutela Preventiva, que permite
suspender el cumplimiento de las obligaciones en forma de autoprotección, si los derechos
de una parte sufriesen una grave amenaza de daño, debido a que la otra perdió su aptitud
26
para cumplir, o se tornó insolvente. Todo ello, hasta que el incumplidor cumpla, o de
seguridades suficientes. Ya no nos encontramos en presencia de obligaciones que deben
cumplirse simultáneamente.
La tutela preventiva se encuentra regulada en el Art 1.032 del nuevo cuerpo legal, que
expresa:
“Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos sufriesen una
grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo significativo
en su aptitud para cumplir, o en su solvencia. La suspensión queda sin efecto
cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el cumplimiento
será realizado".
Explica Lorenzetti que el tema empieza a ser debatido de modo relevante en el Derecho
Inglés (a partir del caso Hochster vs De la Tour- 1853), de donde se pudo extraer la
siguiente regla: si una parte declara, antes del vencimiento de un contrato, su intención
de no cumplir o bien obra de tal modo que una persona razonable comprenda que no
cumplirá su obligación, la otra parte puede aceptar la decisión quedando desvinculada de
su propia obligación y teniendo derecho al resarcimiento, o bien rechazar la decisión de
no cumplir solicitando el cumplimiento. De allí nace la solución del anticipatory breach of
contract. El supuesto de hecho activante no es la lesión como ocurre en la responsabilidad
contractual, sino la mera amenaza de lesión, la afectación de una expectativa de
cumplimiento.
➢ OBLIGACIONES DE SANEAMIENTO
Art. 1033 establece los sujetos responsables. Están obligados al saneamiento:
Vicio oculto es un defecto del que adolece el objeto de la venta y que no puede apreciarse
a simple vista o bien se requieren conocimientos técnicos para advertirlo.
El comprador podrá optar por desistir del contrato, abonándosele los gastos que
pagó, o rebajar una cantidad proporcional del precio, a juicio de peritos. Además,
si el vendedor conocía los vicios y no se los comunicó al comprador, podrá este pedir una
indemnización de los daños y perjuicios si optase por la rescisión.
La responsabilidad por saneamiento significa que, aunque no haya sido estipulada por las
partes, estás pueden aumentarla, disminuirla, o suprimirla.
Esto debe ser planteado expresamente por las partes, y son de interpretación restrictiva.
Podemos brindar ya una noción conceptual de los vicios redhibitorios, en el derecho
romano, sosteniendo que son «los defectos ocultos de la cosa, existentes al tiempo de
la celebración de la compraventa, que la hacían inútil para su destino o que
disminuían notoriamente su valor»
Naturaleza jurídica
Para la mayoría de la doctrina nacional, el instituto de los vicios redhibitorios es una
«especie» de la denominada garantía de saneamiento.
Desde una postura ecléctica, y sin profundizar demasiado, se ha dicho: «Se trata de una
garantía que la ley reconoce a todo adquirente a título oneroso para ponerlo a
cubierto de sorpresas desagradables y para brindar una mayor seguridad en los
negocios jurídicos. Por ello, esa garantía es debida inclusive por el enajenante de
buena fe, que desconocía los vicios. Es un caso de “responsabilidad contractual sin
culpa”». En igual sentido, se expide Nicolau afirmando que es «un supuesto de
responsabilidad objetiva del transmitente, pues debe la garantía, aunque sea de
buena fe».
Por último, se ha propuesto «distinguir» la noción de vicio redhibitorio de la garantía legal
por vicios redhibitorios, afirmando que la garantía «es la facultad legal objetiva por la que
el adquirente a título oneroso de una cosa que padece tales defectos puede accionar por
resolución del contrato o disminución del precio».
Ámbito de aplicación
La especie de esta garantía de saneamiento, que denominamos como vicios redhibitorios,
tiene como ámbito de aplicación «todos» los contratos onerosos que tengan por objeto
cosas. Es decir, aquellos en los cuales existen ventajas y sacrificios recíprocos. Por lo cual,
todo el que «transfiere el dominio de una cosa a otra persona por título oneroso debe
garantía por ellos».
En otros términos, la garantía de saneamiento tiene su fundamento en «que se otorgan al
adquirente a título oneroso, se presenta como un efecto natural del vínculo, quien
transmite algo y cobra por ello un precio debe garantizar que su adquirente no será
molestado por otra persona que invoque un mejor derecho, y también debe asegurar que
la cosa transmitida es apta para su destino y que no tenga defectos que disminuyan su
valor».
Por otro lado, comprende solo aquellos vicios o anomalías de «cosas», ya sean muebles o
inmuebles. Por lo tanto, se aplican analógicamente a la energía y a las fuerzas naturales
susceptibles de apropiación y que tengan utilidad económica.
En cambio, no resulta aplicable el régimen de los vicios redhibitorios a los derechos
intelectuales porque no se trata de cosas materiales, no puede haber vicio en la
materialidad, sino un vicio en el derecho, y en consecuencia debe aplicarse el régimen de
la garantía de evicción.
Caducidad de la garantía por vicios ocultos
Caduca de pleno derecho por el transcurso del tiempo dependiendo si se trata de cosas
inmuebles (3 años desde la recepción de la cosa) o mueble (6 meses desde la recepción o
puesta en funcionamiento, lo que sea posterior).
Régimen de las acciones
La resolución del contrato por parte del adquirente de la cosa es posible cuando:
a) Cuando existió un vicio rehidibitorio (con todas las características enumeradas en el
art. 1051 inc. b)
b) Si las partes ampliaron las garantías estableciendo esta posibilidad de resolución del
29
contrato.
➢ Responsabilidad por daño
El acreedor de la obligación de saneamiento también tiene derecho a la reparación de los
daños en los casos previstos por el CCC art 1039.
EJE 4: EXTINCIÓN
Frustración de la finalidad
Esta teoría no había tenido recepción legislativa antes de la reforma introducida por la ley
26.994. Sin embargo, su uso se había extendido jurisprudencialmente y ha tenido mucho
desarrollo doctrinario.
A través del art. 1.090 del Código se autoriza a la parte perjudicada por la frustración
de la finalidad del contrato a declarar su resolución. Ello en tanto se den ciertas
condiciones:
Como en los casos analizados anteriormente, para que la resolución surta efectos, quien
la solicita debe comunicar su declaración extintiva a la otra parte.
Por último, si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo
si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es
esencial.
➢ Teoría de la Imprevisión
30
Este instituto se encuentra regulado en el art. 1.091 del Código, el cual establece:
La teoría de las bases del negocio jurídico estima que, para la celebración de un contrato,
las partes tienen en cuenta ciertas circunstancias básicas que son propias del negocio
jurídico en cuestión, por ejemplo, la equivalencia en las contraprestaciones.
Uno de los supuestos que frecuentemente nos lleva a considerar la teoría de la imprevisión,
es la inflación, la que no siempre puede tornar aplicable esta teoría, en tanto en épocas de
inflación, al celebrar contratos, las partes deben contemplar las consecuencias que tendrá
la inflación sobre sus obligaciones.
Luego, tanto la "onerosidad excesiva" como el hecho desencadenante que debe ser
"extraordinario en atención a las circunstancias existentes al tiempo de la celebración",
quedan librados al arbitrio judicial.
Por último, se debe hacer referencia a los efectos dados por los extremos del instituto,
es decir, a requerir (extrajudicialmente o judicialmente) ya sea la vía de la resolución total
o parcial del contrato o la de su adecuación.
➢ Lesión. Evolución.
Elementos del acto lesivo
TIPOS DE INEFICACIA:
• Nulidad
• Revocación
• Rescisión
• Resolución.
• Inoponibilidad
o RESCISIÓN
Causal de ineficacia, por la cual, un acto jurídico válido queda sin efecto para el futuro en
razón del acuerdo de las partes, o de la voluntad de una sola de ellas, autorizada por la
ley o por la propia convención.
Clases
1) Bilateral: Se da en el denominado distracto: las partes pueden por mutuo
consentimiento, revocar los contratos, por las causas que la ley autoriza.
2) Unilateral: Proviene de la voluntad de una sola de las partes, ya sea porque ellas lo
acordaron o bien porque la ley lo autoriza.
Ej.: Concesión, agencia y distribución. No puede ser intempestiva ni de mala fe, idea
jurisprudencial de preaviso.
Caracteres:
o REVOCACIÓN
“Causal de ineficacia de los actos jurídicos en virtud del cual la ley autoriza al 33
autor de la manifestación de la voluntad en los actos unilaterales, o a una de las
partes en los actos bilaterales, a retraer su voluntad, dejando sin efecto hacia el
futuro, la relación jurídica”
o El hecho sobrevenido, que torna ineficaz el negocio jurídico puede imputarse a una
de las partes; ej.: Incumplimiento de la obligación pactada.
o Puede ser extraño a la voluntad de las partes, ej.: Acaecimiento del hecho futuro e
incierto en el acto, sujeto a condición resolutoria.
➢ Efectos:
a) Retroactivos al día de la celebración del negocio jurídico, ex tunc, al menos entre
partes salvo pacto en contrario, o excepción legal, (ex tunc, utilizada para referirse
a una acción que produce efectos desde el momento mismo en que el acto tuvo su
origen, retrotrayendo la situación jurídica a ese estado anterior).
b) Las partes deben restituirse lo recibido en razón del negocio o su valor, además la parte
incumplidora deberá indemnización de daños y perjuicios.
c) No se afecta a los terceros adquirentes de buena fe.
Cláusulas resolutorias
El art. 1.086 del Código viene a incorporar la regulación del pacto comisorio expreso.
Así es que permite que las partes puedan establecer que la resolución del contrato se
produzca ante determinados incumplimientos. Pueden pactar que el pacto comisorio se
ejerza ante incumplimientos de carácter general o ante otros más específicos, ya que en
ejercicio de su autonomía de la voluntad pueden decidir la relevancia que los
incumplimientos puedan tener en el marco específico del contrato celebrado.
Es claro que algunos incumplimientos de por sí justifican el ejercicio de la facultad
34
resolutoria. Pensemos, por ejemplo, en el caso de una compraventa en la que, quien debe
pagar un precio en dinero, no lo hace.
Pero hay otro tipo de incumplimientos que son más dudosos, pues pueden tratarse de
deberes secundarios de conducta que no están ligados con las obligaciones principales del
contrato. Pues bien, el art. 1.086 les da a las partes la posibilidad de que definan qué
incumplimientos justificarían el ejercicio del pacto comisorio.
El pacto comisorio expreso “es una cláusula accidental del contrato en virtud de la cual
la parte cumplidora tiene derecho a resolver el contrato ante el incumplimiento de la otra”
(Alterini, 2012, p. 456). Como dijimos, el art. 1.086 del Código regula este instituto.
Para que produzca efectos, la parte que ejerce el pacto comisorio debe comunicarle a la
incumplidora, de manera fehaciente, su intención de resolver el contrato.
d) debe haber un requerimiento del acreedor al deudor, para que cumpla el contrato en
un plazo no inferior a 15 días bajo apercibimiento de resolución. Conforme lo señala Leiva
Fernández (2015), este requisito está vinculado con el principio de conservación de los
actos jurídicos. El acreedor debe, de manera previa, solicitar al deudor que cumpla con
su prestación bajo apercibimiento de resolver el contrato.
El art. 1.123 del Código Civil y Comercial establece que hay compraventa cuando una
de las partes contratantes (llamada vendedor) se obliga a transferir la propiedad
de una cosa, y la otra parte (llamada comprador) se obliga a pagar por ella un
precio en dinero. Este contrato no supone transferencia de la propiedad, ni la
entrega específica del precio pactado, sino la obligación de hacerlo. La obligación
es válida aún en la llamada compraventa manual o al contado, que se consuma y
concluye en forma instantánea con la entrega simultánea de la cosa y el precio.
La compraventa tiene una inmensa importancia en las relaciones económicas y
jurídicas de los hombres; con frecuencia traspasa las fronteras y adquiere un
interés internacional.
o Caracteres:
• Consensual: porque se perfecciona con el mero consentimiento de las partes. Desde que
las partes se ponen de acuerdo respecto de la cosa y del precio.
• Oneroso: porque las prestaciones de una de las partes encuentran su correlativo en la
prestación de la otra.
• Conmutativo: porque las partes pueden conocer al momento de la celebración del
negocio cuales son las ventajas y beneficios que el negocio les redituara. Pero
excepcionalmente puede ser aleatorio.
• Declarativo: porque por sí solo no se transmite la propiedad de la cosa. En nuestro
sistema para que el derecho real de propiedad se transmita, es necesario el título y el
modo, y tratándose de inmuebles se requiere la inscripción registral.
• No formal: en general para las cosas muebles. Para los inmuebles es formal, ya que para
que se perfeccione el dominio se requiere del título y el modo, o sea de la escritura pública
y de la posterior inscripción en el registro público de la propiedad. Es generalmente no
formal y excepcionalmente formal ad probationem.
• Bilateral: ya que genera obligaciones para ambas partes.
• Obligacional: porque una parte se obliga a dar una cosa, con el fin de transmitir el
derecho de propiedad, y la otra parte se obliga a recibirle y a cumplir también con una
obligación de dar una suma de dinero.
• Nominado: porque tienen una denominación y una regulación en el código.
• Cumplimiento instantáneo.
o Relación con otras figuras, diferencia con otros contratos.
• Permuta: supone un trueque de una cosa por otra mientras que en la compraventa
se cambia una cosa por un precio en dinero. La relación surge cuando hay entrega de una
cosa y saldo en dinero, en este caso:
- Habrá permuta si la cosa Habrá compraventa si el precio es
entregada tiene mayor valor que el superior al valor de la cosa.
precio.
36
- Si el precio y el valor de la cosa En la compraventa se cambia una
son equivalentes, no habrá cosa por un precio en dinero.
permuta.
• Cesión de créditos: la cesión de créditos puede hacerse:
Gratuitamente: A cambio de otro crédito
Por un precio en dinero (se rige por la compraventa)
La diferencia en este último caso es que la compraventa solo puede transmitir el dominio
sobre una cosa, y cuando se trasmitan otros derechos reales o personales estaremos ante
una cesión.
➢ La cosa y el precio
Existen elementos comunes a todos los contratos (la capacidad y el consentimiento, por
ejemplo), y otros elementos que le son propios a cada uno de ellos.
• La cosa
En cuanto a la cosa pasible de ser vendida, el Código establece en su art. 1.129 que
“pueden venderse todas las cosas que pueden ser objeto de los contratos”.
Por lo tanto, serán aplicables las normas vinculadas al objeto de los contratos reguladas
en el capítulo 5 del Título II “Contratos en general” del Libro III, así como las disposiciones
de la sección 1, Capítulo 5, Título IV del Libro I referidas al objeto de los actos jurídicos.
El Código regula los casos de cosa cierta que dejó de existir, cosa futura y cosa
ajena en los artículos 1.130, 1.131 y 1.132, respectivamente:
a) La cosa cierta que deja de existir: como la cosa es un elemento propio del contrato,
si se trata de la venta de una cosa cierta que deja de existir al tiempo de perfeccionarse
el contrato, entonces éste no produce efecto alguno. En cambio, si deja de existir, pero
parcialmente, el comprador interesado en la cosa, aun cuando exista en parte, podría
requerir la entrega de esa parte con la correspondiente reducción del precio en forma
proporcional. Asimismo, las partes pueden asumir expresamente el riesgo de que la
cosa deje de existir, ya sea porque haya perecido o esté dañada, en cuyo caso el
comprador no puede exigir el cumplimiento del contrato.
b) Cosa futura: se pacta la venta de una cosa que, al momento de la celebración del
contrato, todavía no existe. Por ello es que el contrato queda supeditado a la condición
de que la cosa llegue a existir. Es éste un contrato sujeto al régimen de las obligaciones
condicionales. De igual manera que en el caso del punto “a”, el comprador puede
asumir expresamente el riesgo de que la cosa no llegue a existir, sin poder reclamar
37
esto al vendedor cuando la no existencia de la cosa no haya obedecido a su culpa.
c) Cosa ajena: la venta de la cosa total o parcialmente ajena es válida. El Código remite
a los casos en que se permite que los bienes ajenos constituyan el objeto de los
contratos, de conformidad con el art. 1.008 del Código.
En ese sentido, debe tenerse en cuenta la extensión de la promesa del vendedor para poder
conocer sus efectos; así:
❖ Si el vendedor promete transmitirlos y no ha garantizado el éxito de la promesa,
solo está obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice.
Si, por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados.
❖ Si, por el contrario, el vendedor ha garantizado el éxito de la promesa, deberá
también indemnizar los daños causados si ésta no se cumple, sin importar que
haya empleado los medios necesarios o no para lograrlo.
El Código no lo aclara específicamente al regular la venta de cosa ajena, pero se entiende
que el art. 1.132 trata la venta de cosa ajena en el caso de que ambas partes
conocieran esa circunstancia, ya que la venta de cosa ajena como propia
constituye un supuesto no permitido por la última parte del art. 1.008, si el
vendedor no hace entrega de la cosa, y aun podría considerarse una hipótesis de
dolo que tacha de nulidad al acto (Esper, 2015).
• El precio
El precio es otro de los elementos del contrato de compraventa. Para que éste último quede
legalmente configurado, es preciso que el precio reúna las siguientes características:
b) Debe ser determinado o determinable: el precio debe ser cierto. Es determinado cuando:
i) las partes lo fijan en una suma que el comprador debe pagar; ii) cuando se deja su
indicación al arbitrio de un tercero designado; iii) cuando su determinación se hace con
referencia a otra cosa cierta; iv) cuando las partes prevén el procedimiento para
determinarlo.
Determinación del precio por un tercero: se prevé la posibilidad de que sea un tercero el
que determine el precio, ya sea que a éste se lo designe en el contrato o con posterioridad.
En caso de que no hubiere acuerdo sobre el tercero, o que por cualquier motivo éste no
quiera o no pueda determinar el precio, entonces será el juez quien fije el precio.
➢ Cláusulas especiales
El Código define ciertas cláusulas que pueden ser incorporadas al contrato de
compraventa.
Como regla general, se establecen plazos para dar certeza jurídica y para no impedir o
dificultar el tráfico de modo permanente. Se dispone que puedan establecerse por un plazo
que no supere los 5 años para las cosas inmuebles y los 2 años para las cosas muebles.
En caso de que las partes opten por fijar un plazo mayor, este se reduce al máximo legal
de 5 o 2 años de acuerdo con el caso. Se trata de un plazo perentorio y que no puede ser
prorrogado.
➢ Boleto de compraventa
Este es un punto sumamente importante. Citamos al respecto:
La figura del boleto de compraventa fue incorporada al Código Civil por medio de
la ley 17.711 a través del artículo 1185 bis y del agregado de una parte final al
artículo 2355. La mención en esos dos artículos, sumada a las disposiciones de los
arts. 1184 y 1185, ha provocado ríos de tinta sobre la naturaleza jurídica de esta
figura jurídica. Hay quienes caracterizan a este acuerdo como un precontrato.
En la Sección 8ª del Código Civil y Comercial se regula la figura del boleto de compraventa
de inmuebles. La normativa lo contempla en los artículos 1.170 y 1.171.
En relación a esto, en los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación” (2012) se dispone:
Se reitera la solución, hoy tradicional, según la cual los boletos de compraventa de
inmuebles de fecha cierta otorgados a favor de adquirentes de buena fe son oponibles al
concurso o quiebra del vendedor si se hubiera abonado el veinticinco por ciento del precio.
El juez debe disponer que se otorgue la respectiva escritura. El comprador puede
cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo
del comprador fuera a plazo, deberá constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en
garantía del saldo de precio. Aunque se trata de una norma de tipo concursal, y el
Anteproyecto considera que este tipo de relaciones se rige por lo dispuesto en el
ordenamiento específico, hemos entendido conveniente mantener la norma en el Código Civil
por el valor histórico que ella tiene.
El art. 1.170 se refiere a la prioridad que tiene el adquirente de buena fe sobre terceros
39
que trabaron medidas cautelares sobre el inmueble, enumerando una serie de supuestos:
a) Cuando el comprador contrató con quien es el titular registral del inmueble o puede
colocarse en la posición de quien contrató con el titular mediante un eslabonamiento
perfecto con esos adquirentes sucesivos.
b) Cuando el comprador pagó un mínimo del 25% del precio antes de que la cautelar fuera
trabada.
c) Cuando el boleto tiene fecha cierta (al respecto, nos remitimos a lo explicado en relación
a la fecha cierta de los instrumentos privados, de conformidad con el art. 317 del Código).
La consecuencia de ello es que el juez deba disponer que se otorgue a favor del
comprador la correspondiente escritura pública. De esta manera, el art. 1.171
considera que para que el boleto de compraventa sea oponible al concurso o quiebra
del vendedor, los requisitos son: a) que tenga fecha cierta; b) que el comprador sea
un adquirente de buena fe; c) que el comprador haya abonado más del 25% del
precio convenido.
➢ CESIÓN DE DERECHOS
El Capítulo 26 del Título IV del Libro Tercero del Código Civil y Comercial de la Nación
regula la cesión de derechos y la cesión de deudas.
Se establece que hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra un
derecho. Se aplican a la cesión de derechos, siempre que no haya reglas específicas
establecidas en el capítulo 26 del Código, las reglas de:
• Objeto
En cuanto al objeto, la norma es amplia: todo derecho puede ser cedido, excepto que lo
contrario resulte de la ley, de la convención que lo origina, o de la naturaleza del derecho.
No pueden cederse los derechos inherentes a la persona humana.
➢ CESIÓN DE CRÉDITOS
La cesión tiene efectos frente a terceros desde la notificación al cedido mediante
instrumento público o instrumento privado con fecha cierta.
Los pagos del crédito que efectuare el deudor cedido, antes de la notificación de la cesión,
lo liberan (así como cualquier otra causa de extinción de la obligación). Esto es así, ya que
de conformidad con el art. 1.620, la cesión sólo tiene efectos una vez notificada por los
medios previstos expresamente, por lo que, antes de ello, no puede ser oponible al cedido.
Límite de la garantía: el cedente garantiza que el crédito exista y sea legítimo, pero no
garantiza la solvencia del deudor cedido o de los fiadores involucrados (excepto mala fe
del cedente, es decir, que éste último conozca al momento de la cesión el estado de
insolvencia del deudor).
Esta es la regla para la cesión onerosa. Sin embargo, las partes en virtud de la autonomía
de la voluntad pueden pactar expresamente que se garantice también por la solvencia.
Cuando, pese a la regla fijada por el art. 1.628, el cedente garantiza la solvencia del deudor
cedido, son aplicables las disposiciones de la fianza. En ese caso, el cesionario sólo podrá
reclamar al cedente que garantizó la solvencia del deudor cedido luego de haber excutido
los bienes de éste último (salvo que esté concursado o quebrado).
Son de aplicación supletoria todas las normas vinculadas a la responsabilidad por
saneamiento estudiadas en la parte general de los contratos.
➢ CESIÓN DE DEUDAS
En la Sección 2a del Capítulo 26, Título IV, del Libro Tercero, el Código Civil y Comercial
de la Nación regula la cesión de deuda, la asunción de deuda y la promesa de liberación.
Concepto: hay cesión de deudas cuando acreedor, deudor y un tercero convienen que éste
último debe pagar la deuda, sin que exista novación de la obligación. Esto exige
conformidad de los tres: del acreedor, del deudor original y del tercero que se hace
cargo de la deuda.
➢ CESIÓN DE POSICIÓN CONTRACTUAL
Efectos:
A partir de la cesión de la posición contractual (o de la notificación de la cesión para el
caso de que la conformidad fuera previa), el cesionario asume los derechos y obligaciones
derivados del negocio, quedando desvinculado el cedente. Es que la transmisión de la
posición contractual coloca al cesionario en la situación jurídica del cedente en el contrato
básico, con asunción de sus derechos y facultades, sus deberes y obligaciones (Alterini,
2012).
Ahora bien, si los co-contratantes cedidos habían pactado con el cedente una garantía
para el caso de incumplimiento del cesionario, conservan sus acciones contra el cedente.
Para ello deben notificar al cedente el incumplimiento mencionado dentro de los 30 días
de acaecido; de lo contrario, queda liberado.
Garantía: el cedente garantiza al cesionario la existencia y validez del contrato que cede.
42
Queda asimilado a un fiador, cuando garantiza el cumplimiento de las obligaciones de los
otros contratantes.
Defensas: a raíz de la cesión de la posición contractual, los contratantes pueden oponerle
al cesionario todas las defensas o excepciones que se deriven del contrato, pero no aquellas
que se vinculen con otras relaciones con el cedente. Excepto que así lo hayan pactado.
➢ LOCACIÓN DE COSAS
“De aquí en adelante sólo pueden alquilarse cosas, nunca seres humanos”
(Carnaghi, 2015, Apartado II).
Concepto y elementos esenciales: El art. 1.187 da una definición del contrato de
locación de cosas
Disponiendo: que es aquél en el que una parte se obliga a entregar a otra el uso y
goce temporario de una cosa (parte denominada locador), a cambio del pago, por
la otra, de un precio en dinero (parte denominada locatario).
a) La obligación del locador de conceder el uso y goce de una cosa. En ese sentido,
coincidimos con Leiva Fernández (2014) en cuanto a que “se delimita el concepto de
uso como el referido a la utilización de la cosa misma dada en locación, y el de
goce como el aprovechamiento o disfrute de los frutos o productos ordinarios de
esa cosa” (2014, p. 49). Es sumamente relevante entender el alcance de la concesión del
uso y goce en la locación, y no confundirlo con la transmisión de un derecho real de
dominio o de la posesión sobre la cosa. En el contrato de locación el locatario reconoce la
posesión en cabeza del locador.
• Plazos.
En el caso de contratos de locación, cualquiera sea su objeto, se pactan plazos máximos
de duración del contrato. Los contratos son renovables si las partes lo pactan
expresamente, por períodos que no pueden exceder los plazos máximos establecidos.
Locación con destino habitacional:
Plazo máximo: de 20 años.
Locación con otros destinos:
Plazo máximo: de 50 años.
Plazos mínimos: el Código, en el art. 1.198, (…) simplifica la normativa sobre locación
inmobiliaria unificando los plazos mínimos para todos los destinos de la locación de
inmuebles (es decir, sin importar si el destino es habitacional, comercial o industrial) o de
parte de inmuebles y los establece en dos años. Esto soluciona el tema de la duración
mínima de las locaciones con destino mixto, y aquellas en las que los celebrantes por
inadvertencia no refieren el destino para el que se ocuparía el inmueble. (…) Se exige la
tenencia de la cosa para que el locatario pueda renunciar válidamente al plazo mínimo,
como recaudo para evitar las renuncias sistemáticas y anticipadas. (Leiva Fernández,
2014, p. 59). Los plazos mínimos se constituyen a favor del locatario, por eso es que todo
contrato celebrado por un plazo inferior, o sin determinación del plazo, debe ser
considerado hecho por el término mínimo de dos años.
Siempre el arrendador deberá respetar el plazo fijado contractualmente, que
nunca podrá ser inferior a los dos años. (Carnaghi, 2015, Apartado III, punto 2).
Locaciones excluidas del plazo mínimo legal. Conforme el art. 1.199 del Código, no
se aplica el plazo mínimo legal a los contratos de locación de inmuebles o parte de ellos
destinados a: a) sede de embajada, consulado u organismo internacional, y la destinada
habitación de su personal extranjero diplomático o consular; b) habitación con muebles
que se arrienden con fines de turismo, descanso o similares. Si el plazo del contrato supera
los tres meses, se presume que no fue hecho con esos fines; c) guarda de cosas; [“Ello
abarca en cuanto a cosas, animales, vehículos, muebles, etcétera” (Leiva Fernández, 2014,
p. 61)]; d) exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial. Tampoco se aplica
el plazo mínimo legal a los contratos que tengan por objeto el cumplimiento de una
finalidad determinada expresada en el contrato y que debe normalmente cumplirse en el
plazo menor pactado.
3) Pago de las mejoras: “El locador debe pagar las mejoras necesarias hechas por el
locatario a la cosa locada, aunque no lo haya convenido, si el contrato se resuelve sin
culpa del locatario, excepto que sea por destrucción de la cosa”.
4) La frustración del uso o goce de la cosa: Si por caso fortuito o fuerza mayor, el locatario
se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o ésta no puede servir para el objeto de la
convención, puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago del precio por el
tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso fortuito no afecta a la cosa misma,
sus obligaciones continúan como antes.
DEL LOCATARIO
Están contempladas en el parágrafo 2 de la Sección 4ta del Código (arts. 1.205 a 1.210).
1) Prohibición de variar el destino: “El locatario puede usar y gozar de la cosa conforme a
derecho y exclusivamente para el destino correspondiente”. No puede variarlo, aunque ello
no cause perjuicio al locador. Vemos, entonces, que la obligación de respetar el destino
convenido es independiente de que ello pueda perjudicar o no al locador. Ello tiene relación
con el art. 1.194, que contempla el destino de la cosa locada: El locatario debe dar a la
cosa locada el destino acordado en el contrato. A falta de convención, puede darle el
destino que tenía al momento de locarse, el que se da a cosas análogas en el lugar donde
la cosa se encuentra o el que corresponde a su naturaleza. (…) Si el destino es mixto se
aplican las normas correspondientes al habitacional.
5) Pago del canon convenido: “La prestación dineraria a cargo del locatario se integra con
el precio de la locación y toda otra prestación de pago periódico asumida
convencionalmente por el locatario”. A falta de convención, el pago debe ser hecho por
anticipado: si la cosa es mueble, de contado; y si es inmueble, por período mensual.
• CONCLUSION DE LA LOCACION
Las causas que ponen fin al contrato son:
- Vicios redhibitorios
Cuando concluye el contrato de locación, el locatario debe restituir la cosa al locador, cesa
el pago del arrendamiento, concluyen los subarriendos, se pueden exigir daños e intereses
si el contrato concluyó por alguna situación “no normal” por culpa de alguna de las partes.
Enumeramos los modos en que se extingue la locación:
a) por cambio de destino o uso irregular en los términos del artículo 1205;
b) por falta de conservación de la cosa locada, o su abandono sin dejar quien haga sus
veces;
c) por falta de pago de la prestación dineraria convenida, durante dos períodos
consecutivos.
Resolución imputable al locador:
El locatario puede resolver el contrato si el locador incumple:
a) la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y goce convenido;
b) la garantía de evicción o la de vicios redhibitorios.
Procedimiento de desalojo:
Al extinguirse la locación debe restituirse la tenencia de la cosa locada.
El procedimiento previsto en este Código para la cláusula resolutoria implícita no se aplica
a la demanda de desalojo por las causas de los artículos 1217 y 1219, inciso c).
El plazo de ejecución de la sentencia de desalojo no puede ser menor a diez días (art. 1223
47
CCC)
Facultad de retención:
El art. 1.226 del Código Civil y Comercial faculta al ex locatario retenedor a percibir los
frutos naturales que produzca la cosa retenida imputando su valor a compensar la suma
que le es debida. Desde luego que el ex locatario no está obligado a hacerlo aun en caso
de retener la cosa que tuvo alquilada; es una facultad, no un deber (Leiva Fernández,
2015).
Concretamente, el art. 1.226 prevé: “El ejercicio del derecho de retención por el locatario
lo faculta a percibir los frutos naturales que la cosa produzca. Si lo hace, al momento de
la percepción debe compensar ese valor con la suma que le es debida”.
➢ Cesión y sublocación
➢ Cesión
Si no está prohibido por el contrato o por la ley, el locatario podrá ceder a un tercero (quien
será el cesionario) los derechos y obligaciones que emanan del contrato de locación, de
esta manera, quien cedió el contrato de locación es el cedente, desaparece de la relación
jurídica, el tercero que recibe la cosa en cesión pasa a ser el nuevo inquilino o locatario
➢ sublocación
➢ Locación de obra:
La locación de obra tiene lugar cuando se contrata un trabajo o la ejercitación de una obra,
conviniendo que el que la ejecute ponga sólo su trabajo o su industria, o que también provea
la materia principal. -
➢ Locación de servicios:
La locación de servicios tiene cuando una de las partes se obligare a prestar un
servicio, y la otra a pagarle por ese servicio un precio en dinero. -
Una de las derivaciones más frecuentes del contrato de locación de servicios lo constituye
el denominado contrato de trabajo. En tal forma son aplicables a la locación de servicios
aquellas contrataciones que no se encuentren incluidas en el mencionado contrato de
trabajo o sea de personal no dependiente. -
➢ CONTRATO DE OBRA
El capítulo 6 del Título IV del Libro Tercero del Código regula el contrato de obras y
servicios, estableciendo una Sección 1a en la que se regulan disposiciones comunes a los
contratos de obras y de servicios. Luego, en la Sección 2a, se prevén disposiciones
particulares para las obras. Y, por último, en la Sección 3a se fijan normas para los
servicios.
A través de la regulación se deja atrás la noción de “locación de obra y de servicio”
(…) para regular de manera autónoma al contrato de obra y de servicios tomando en
consideración criterios más modernos y además los cambios socioeconómicos producidos,
y la multiplicidad de actividades que comprende, estableciendo disposiciones comunes
para ambos contratos y específicas para cada uno de ellos. (Lovece, 2014, p. 78).
CONCEPTO:
El art. 1.251 brinda una definición. Así,
“Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona, según el caso el contratista
o el prestador de servicios, actuando independientemente, se obliga a favor de otra,
llamada comitente, a realizar una obra material o intelectual o a proveer un servicio
mediante una retribución”.
El contrato es gratuito si las partes así lo pactan o cuando por las circunstancias del caso
puede presumirse la intención de beneficiar. [Se entiende entonces, que como regla el
contrato es oneroso].85
La independencia: “Tanto el contratista como el prestador de servicios deben desarrollar
su actividad de manera autónoma o independiente, pues en caso contrario la relación se
rige por el derecho laboral” (Lovece, 2014, p. 79).
“Las disposiciones de este Capítulo se integran con las reglas específicas que resulten
aplicables a servicios u obras especialmente regulados” (Art. 1252 CCC).
DIFERENCIA ENTRE OBRA Y SERVICIO
La calificación del contrato, como de obra o servicio, puede generar dificultades. La ley
establece una pauta al respecto: así es que prevé en el art. 1.252:
Si hay duda sobre la calificación del contrato, se entiende que hay contrato de servicios
cuando la obligación de hacer consiste en realizar cierta actividad independiente de
su eficacia. Se considera que el contrato es de obra cuando se promete un resultado
eficaz, reproducible o susceptible de entrega.
Al respecto, en los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación” (2012) se ha dicho:
Existe una gran dificultad en la doctrina y jurisprudencia para interpretar cuando hay
una obra y cuando un servicio, con consecuencias importantes en numerosos casos. Por
esta razón cabe suministrar algunas pautas. Un servicio es un hacer con un valor
específico y no un dar. Desde el punto de vista económico, el servicio es todo lo que
brinda una función intangible al adquirente, que no incluye un producto. La economía
distingue entonces entre el servicio y el producto, de un modo análogo al distingo entre
49
compraventa y el contrato de servicios. No obstante, se observa que en algunos servicios
públicos (teléfonos, electricidad), se da una cosa a cambio de un precio, lo que puede
generar confusiones. En el régimen del Código Civil de Vélez Sarsfield, puede contratarse
un trabajo proveyendo la materia principal (artículo 1629) y por eso la ley los denomina
adecuadamente “servicios” (conf. por ej. ley 23.696). De modo que el servicio puede
caracterizarse como una actividad, que involucra una obligación de hacer. La fabricación
de bienes y la transmisión de derechos reales, aunque puedan darse, son accesorios de la
finalidad principal. El servicio es actividad intangible. Desde el punto de vista del receptor,
la actividad es intangible, se agota con el consumo inicial y desaparece. Este dato ha sido
puesto de relieve para justificar la inversión de la carga de la prueba, porque quien recibe
el servicio tiene dificultades probatorias una vez que la actividad se prestó (propuesta
directiva de la CEE, 18-1-91). La obra es resultado reproducible de la actividad y
susceptible de entrega. En la obra se pretende la obtención de un resultado, y no sólo la
actividad de trabajo. El trabajo es un medio y el objeto propio es la utilidad abstracta que
se puede obtener. En los servicios, el trabajo es un fin, y el objeto del contrato es la utilidad
concreta que se deriva del trabajo. En los servicios se contrata a la persona en cuanto
productora de utilidad; en la obra se contrata a la utilidad y la persona sólo es relevante
en los supuestos en que sea intuitu personae. En el contrato de obra se contrata la utilidad
de la persona y no a la persona en cuanto es útil. Este “producto” de la actividad tiene
una característica en nuestro Derecho: debe ser reproducible. Lo que interesa para
calificar a la obra es la posibilidad de reproducirla con independencia de su autor. El
servicio, por el contrario, es intangible, desaparece al primer consumo, y es necesario que
concurra el autor para hacerlo nuevamente.
En ambos contratos, el precio constituye un elemento esencial: el Código dispone la
onerosidad del contrato. El precio del contrato de obra o servicio reglado en el artículo
1255, en principio, es determinado por las partes contratantes, o, en su defecto, por la
ley, los usos y, en última instancia, por decisión judicial. “La norma mantiene el criterio
de libertad de las partes para establecer el precio del contrato, la que no puede ser
cercenada por leyes arancelarias" (Lovece, 2014, p. 85).
Obligaciones del contratista y el prestador
El art. 1.256 establece las obligaciones comunes al contratista y prestador de servicios.
Ambos están obligados a:
a) ejecutar el contrato conforme a las previsiones contractuales y a los conocimientos
razonablemente requeridos al tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la técnica
correspondientes a la actividad desarrollada;
b) informar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación
comprometida;
c) proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra o del
servicio, excepto que algo distinto se haya pactado o resulte de los usos;
d) usar diligentemente los materiales provistos por el comitente e informarle
inmediatamente en caso de que esos materiales sean impropios o tengan vicios que el
contratista o prestador debiese conocer;
e) ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el que
razonablemente corresponda según su índole.
Aclaramos en esta parte que, para la ejecución de la obra o prestación del servicio,
(…) el contratista o prestador de servicios puede valerse de terceros para ejecutar el
servicio, excepto que de lo estipulado o de la índole de la obligación resulte que fue elegido
por sus cualidades para realizarlo personalmente en todo o en parte. En cualquier caso,
conserva la dirección y la responsabilidad de la ejecución.
Obligaciones del comitente
El art. 1.257, por su parte, establece las obligaciones del comitente: “a) pagar la
retribución; b) proporcionar al contratista o al prestador la colaboración necesaria,
conforme a las características de la obra o del servicio; c) recibir la obra si fue ejecutada
50
conforme a lo dispuesto en el artículo 1256”.
EJE 6: CONTRATOS COLABORATIVOS, GRATUITOS Y DE PRÉSTAMO
➢ Mandato
El Código Civil y Comercial actual regula el contrato de mandato en el Capítulo 8 del
Título IV (“Contratos en particular”), del Libro Tercero (“Derechos Personales”), en los
artículos 1.319 a 1.334.
Caracteres:
e) Es un contrato que no lleva su fin en sí mismo: ya que es el medio para que se realice
otro acto u otro contrato.
• Clases de mandatos:
1) Mandato con representación: el mandatario actúa en nombre y por cuenta de su
mandante, haciéndole saber al tercero con quien contrato, que actúa en nombre y por
cuenta de su mandante. A esta forma de proceder se dice que el mandatario actúa en
representación del mandante. Es un mandato con representación. Si la actuación ha sido
dentro de las facultades conferidas por el mandante, los efectos del negocio se dan
directamente entre el mandante y los terceros, el mandatario no queda obligado frente al
tercero, ni contra el que adquiere derecho alguno.
• Elementos esenciales:
LA CAPACIDAD: No pueden contratar los incapaces por incapacidad absoluta, ni los
incapaces por incapacidad relativa en los casos en que les es expresamente prohibido, ni
los que están excluidos de poderlo hacer con personas determinadas, o respecto de cosas
especiales, ni aquellos a quienes les fuese prohibido en las disposiciones relativas a cada
51
uno de los contratos, ni los religiosos profesos de uno y otro sexo, sino cuando comprasen
bienes muebles a dinero de contado, o contratasen por sus conventos; ni los comerciantes
fallidos sobre bienes que correspondan a la masa del concurso, si no estipularen
concordatos con sus acreedores.
a) Capacidad del mandante: Necesita capacidad para ejercer por sí o por otro el acto o la
serie de actos que encarga a realizar el mandatario.
b) Capacidad del mandatario: Pueden ser mandatarios todas las personas capaces de
contratar, excepto para aquellos actos para los cuales la ley ha conferido atribuciones
especiales a determinadas clases de personas.
Asimismo, debe compensarle, en cualquier momento que le sea requerido, todo gasto
razonable en que se haya incurrido para ese fin. Para que proceda la compensación
de gastos.
La ley impone tres requisitos:
1) que el mandatario requiera el reembolso, lo que puede realizar en cualquier tiempo,
incluso antes de concluido el mandato;
2) que los gastos sean razonables, de acuerdo con las circunstancias de tiempo, lugar,
personas, etc., del encargo realizado, lo que variará según cada caso; y
3) que el mandato sea la causa de la erogación realizada (Esper, 2015).
1) Si bien, como regla, el mandato puede ser revocado, cuando la revocación es ejercida sin
justa causa en el marco de un contrato de mandato que fue otorgado por tiempo
determinado o por asunto determinado, y la misma se produce antes del vencimiento del
plazo o de la culminación del asunto o negocio, entonces el mandante debe indemnizar los
daños causados al mandatario como consecuencia de la extinción del contrato que los
vinculara.
2) Por otra parte, si el mandato fue dado por plazo indeterminado, el mandante debe dar
aviso por un plazo adecuado a las circunstancias o, en su defecto, indemnizar los daños
que cause su omisión. El Código contempla una suerte de indemnización sustitutiva del
preaviso para los casos en que éste se omita.
Por último, nos referimos al caso del mandato irrevocable. En casos excepcionales, el
Código permite que se pacte el carácter irrevocable del mandato, delegando su regulación
a lo estipulado en el inc. b y c del art. 380, que regula los casos de extinción del poder
Extinción del mandato
Causales y efectos
El art. 1.329 del Código enumera los casos de extinción del mandato. Se pueden distinguir
entre causas normales de extinción de este contrato a las siguientes:
a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición
resolutoria pactada.
b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado. Tal como señala Mosset Iturraspe
(2014), “como los contratos se celebran para ser cumplidos, lo habitual y natural es que
el mandato se cumpla y como consecuencia de ello cese. La extinción por cumplimiento
se denomina ‘agotamiento’” (2014, p. 187).
Por otro lado, podemos referirnos a causas anormales, que pueden ser propias de todos
los contratos o vinculadas con las características particulares de este contrato. El Código
enumera los siguientes casos:
Hay contrato de fianza cuando una persona se obliga accesoriamente por otra a
satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento. Si la deuda afianzada
es de entregar cosa cierta, de hacer que sólo puede ser cumplida personalmente
por el deudor o de no hacer, el fiador sólo queda obligado a satisfacer los daños
que resulten de la inejecución.
Modalidades
Fianza general: (simple) se establecen reglas limitativas de la fianza general, con lo cual
se persigue tutelar a los sujetos que suscriben estos contratos. Es válida la fianza general
que comprenda obligaciones actuales o futuras, incluso indeterminadas, caso en el cual
debe precisar el monto máximo al cual se obliga el fiador en concepto de capital. Esta
fianza no se extiende a las nuevas obligaciones contraídas por el afianzado después de los
cinco años de otorgada. La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada, caso
en el cual no se aplica a las obligaciones contraídas por el afianzado después de que la
retractación haya sido notificada.
➢ El beneficio de excusión:
Es el derecho que tiene el fiador de oponerse a hacer efectiva la fianza en tanto el acreedor
no haya ejecutado todos los bienes del deudor. Este derecho encuentra su justificación en
la razón de ser de la fianza, que consiste en proporcionar al acreedor más firmes
perspectivas de satisfacción de su crédito contra el deudor principal, pero sin desplazar
definitivamente a éste último de su obligación.
La excusión (o ejecución) de todos los bienes del deudor no tiene el carácter de una
condición previa ineludible para el acreedor. Éste último puede iniciar su acción
directamente contra el fiador sin necesidad de demostrar que previamente se dirigió contra
el deudor principal, pero se expone a que el fiador paralice su acción invocando este
beneficio que funciona como excepción dilatoria y que debe oponerse en la oportunidad
que las leyes procesales señalen para dichas excepciones dilatorias o cuanto más al
contestar la demanda.
Pasada esta oportunidad, ha de entenderse que el fiador ha renunciado al beneficio de
56
excusión, a menos que demuestre que el deudor principal ha adquirido bienes con
posterioridad, porque, en tal supuesto, la falta de planteamiento del beneficio no podría
ser interpretada como renuncia tácita.
Opuesta a esta excepción, el acreedor debe demostrar no sólo que ha demandado al
deudor principal, sino también que ha seguido todos los debidos procedimientos judiciales
para ejecutar y vender sus bienes y que tales procedimientos han resultado infructuosos,
sea total o parcialmente. Opuesto al beneficio de excusión, el acreedor deberá proceder
contra los bienes del deudor principal. Si la venta de los bienes del deudor principal no
alcanzare a cubrir todo el crédito, el acreedor sólo podrá reclamar del fiador el saldo que
todavía quedare por cubrir.
➢ Beneficio de división:
Si el fiador lo es de un codeudor solidario, goza del beneficio de excusión respecto de los
bienes de los demás codeudores. Por otra parte, en el caso del “fiador del fiador” (si el
fiador hubiera dado, a su vez, otro fiador en garantía de sus obligaciones de afianzamiento)
éste último goza del beneficio de excusión respecto del deudor principal y del primer fiador.
El acreedor deberá ejecutar en primer término al deudor principal, luego al primer fiador
y recién entonces estará en condiciones de dirigir su acción contra el segundo. Si hay
varios cofiadores de una misma obligación, y uno de ellos cumple en exceso de lo que le
corresponde, entonces queda subrogado en los derechos que tiene el acreedor, sobre los
otros fiadores.
➢ Efectos entre el deudor y el fiador
Cuando el fiador cumple con su prestación, entonces queda subrogado en los derechos del
acreedor; por lo tanto, lo sustituye y, en consecuencia, puede exigir al deudor el reembolso
de lo que pagó. Ello más todos los intereses que correspondan desde el día en que pagó y
de los daños y perjuicios ocasionados con motivo de la fianza.
Fiador: la ley le impone al fiador la carga de comunicar al deudor el pago que haga al
acreedor.
Ello es sumamente relevante, pues cuando el fiador paga sin el consentimiento del deudor,
este último puede oponerle todas las defensas que tenía frente al acreedor. A modo de
ejemplo, si el deudor pagó al acreedor, desconociendo que el fiador ya había pagado, el
fiador sólo podrá repetir el pago en contra del acreedor, que cobró dos veces, pero no podrá
hacerlo en contra del deudor. Ello, pues debería haberle dado aviso del pago efectuado.
Respecto a los derechos del fiador, se le reconoce la posibilidad de que trabe embargo
sobre bienes del deudor a los efectos de garantizar el cobro de la deuda afianzada, en la
medida en que:
d) hayan pasado 5 años desde el otorgamiento de la fianza, excepto que la obligación que
se afianzó tenga un plazo superior. Esto es importante, ya que, en principio, pasado ese
lapso de tiempo, la fianza queda extinguida;
e) si el deudor asumió riesgos excesivos, de los que se entiende que puede verse
perjudicada su capacidad de pago de la deuda;
f) el deudor quiere irse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la deuda.
➢ Donación
El contrato de donación está tratado en el Capítulo 22 del título IV (“Contratos en
particular”), del Libro Tercero (“Derechos Personales”) del Código Civil y Comercial de la
Nación, en los artículos 1.542 a 1.573.
Concepto y elementos esenciales del contrato: La donación es una figura que se puede
definir conforme a lo expresado por el Código, pero en ciertas ocasiones se confunde con
liberalidades realizadas entre vivos, puesto que no todo acto a título gratuito es donación.
No lo son, por ejemplo, los actos de última voluntad. De acuerdo con el art. 1.542, hay
donación cuando una parte se obliga a transferir gratuitamente una cosa a otra,
y ésta lo acepta.
Elementos Esenciales
De la definición dada se desprende los siguientes elementos:
1. Es un acto entre vivos: se diferencia del testamento puesto que la donación es
actual, es un acto entre vivos, produciendo sus efectos desde el momento de su
perfeccionamiento. En cambio, el testamento, como es una disposición de última
voluntad o mortis causa, va a producir sus efectos después de la muerte del
testador. Por otra parte, el testamento es esencialmente revocable, la donación es
irrevocable.
Clases de donaciones:
b) Ingratitud del donatario. Se la puede dejar sin efecto sólo por causas graves, que el
Código enumera taxativamente;
c) Supernacencia de hijos del donante (cuando nacen hijos del donante con
posterioridad a la donación, si esto fue expresamente estipulado).
De acuerdo con esta cláusula (que debe ser expresa y en beneficio del donante), los
bienes donados retornan al patrimonio del donante si el donatario fallece antes que aquél.
Esto es, el donante tiene legitimación para exigir que las cosas transferidas sean
restituidas. La legitimidad y aun la utilidad de esta cláusula son evidentes. La donación
es un acto intuitae personae. Por ejemplo, el donante quiere beneficiar a María, pero no
tiene el interés en que luego reciban los bienes sus herederos. En ese caso, la reversión
adquiere utilidad, ya que esta cláusula le asegura que, si el donatario fallece primero, los
bienes volverán a su poder y no irán a manos de quien no quiere.
➢ Comodato
Concepto
Habrá comodato cuando una persona entrega gratuitamente a otra una cosa inmueble o 60
mueble no fungible para que ésta la use devolviéndole luego la misma cosa.
➢ Mutuo
El contrato de mutuo está regulado en el Capítulo 20, del Título IV (“Contratos en
particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código Civil y Comercial.
Concepto
De acuerdo con el Código, hay contrato de depósito cuando una parte se obliga a recibir
de otra una cosa con la obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos. Es un
contrato consensual y se presume oneroso.
Este contrato supone, por una parte, que el depositante no puede elegir a la persona
del someter a una necesidad imperiosa.
a) El hotelero no responde si los daños o pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza
mayor ajena a la actividad hotelera. Tampoco responde por las cosas dejadas en los
vehículos de los viajeros.
b) Los viajeros que lleven consigo efectos de valor superior al que ordinariamente llevan
los pasajeros, deben hacerlo saber al hotelero, y guardarlos en las cajas de seguridad que
se encuentren a su disposición en el establecimiento. En este caso, la responsabilidad del
hotelero se limita al valor declarado de los efectos depositados. Si los efectos de los
pasajeros son excesivamente valiosos en relación con la importancia del establecimiento,
o su guarda causa molestias extraordinarias, los hoteleros pueden negarse a recibirlos.
Excepto en esos casos, toda cláusula que excluya o limite la responsabilidad del hotelero
se tiene por no escrita.
Efecto Los efectos del contrato serán analizados seguidamente, al estudiar el régimen
legal y las obligaciones del depositante y depositario.
➢ Régimen legal
63
Serán obligaciones del depositario: