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ENFRIAMIENTO Y CONGELACIÓN
1. Introducción
Teniendo esto en cuenta, podría suponerse que todos los tipos y tamaños de
embarcaciones de pesca se beneficiarían del uso de hielo para la conservación de las
capturas. No obstante, en la práctica, existen limitaciones. En las embarcaciones de
menor tamaño, como pequeñas balsas y canoas, no hay espacio para guardar el hielo
hasta que se necesita. Sin embargo, esto no es necesariamente un problema, ya que la
jornada de pesca de estas embarcaciones muy pequeñas sólo dura, habitualmente,
unas pocas horas y el pescado se consume o vende en el día. Los propietarios de
algunas de estas embarcaciones son conscientes de los problemas ocasionados por el
deterioro de las capturas y con frecuencia las cubren con telas de saco húmedas u hojas
de palma, para reducir la temperatura y mitigar el deterioro.
El Cuadro 1.1 indica algunas de las ventajas e inconvenientes de los dos métodos;
puede usarse como guía para decidir si el enfriamiento o la congelación es la opción
más idónea en una situación determinada.
CUADRO 1.1
Ventajas e inconvenientes del enfriamiento y la congelación
Enfriamiento Congelación
La forma de enfriamiento más común es el uso de hielo. Otras formas son el agua
enfriada, las mezclas fluidas de hielo y agua (de mar o dulce) y el agua de mar
refrigerada (AMR). Para aprovechar al máximo las ventajas del enfriamiento, es
fundamental mantener temperaturas bajas durante todas las diversas operaciones de
manipulación del pescado.
Aunque el hielo puede conservar el pescado durante cierto tiempo, se trata en cualquier
caso de un medio de conservación a plazo relativamente corto en comparación con la
congelación, el enlatado, la salazón o el secado, por ejemplo.
Cuando se utiliza de forma correcta, puede mantener el pescado fresco, con un aspecto
atractivo en el mercado.
El uso de hielo para conservar el pescado y los productos pesqueros a bordo de
embarcaciones de pesca es un método de manipulación de eficacia comprobada, por
los motivos siguientes:
Los principales factores que influyen en la tasa de deterioro del pescado enfriado son
los siguientes:
temperatura
daños físicos
factores intrínsecos
1.3.1 Temperatura
Es un hecho conocido que las temperaturas altas aumentan la tasa de deterioro del
pescado y que las temperaturas bajas la reducen. Por consiguiente, si el pescado fresco
se mantiene a una temperatura baja, su calidad disminuye lentamente. Cuanto más
rápidamente se alcance una temperatura baja durante el enfriamiento del pescado, más
eficazmente se inhibirán los procesos de deterioro. Por lo general, la tasa de disminución
de la calidad del pescado conservado en hielo (a 0 °C) se utiliza como valor de referencia
a efectos de comparación de los tiempos de conservación con diferentes temperaturas
de almacenamiento. La relación entre el tiempo de conservación del pescado a 0 °C y
a una temperatura t, en °C, se conoce como tasa de deterioro relativa a t °C (TDR),
según se define a continuación:
Puede obtenerse más información acerca de las tasas de deterioro en FAO, Documento
Técnico de Pesca N° 348, El pescado fresco: su calidad y cambios de su calidad (FAO,
1995a).
En el Cuadro 1.2 se muestran los factores intrínsecos que influyen en la tasa de deterioro
del pescado enfriado.
CUADRO 1.2
Factores intrínsecos que influyen en la tasa de deterioro del pescado enfriado
CUADRO 1.3
Las cuatro fases del deterioro del pescado
CUADRO 1.4
Tiempo de conservación de algunas especies de peces marinos y de agua dulce
conservados en hielo
Tiempo de conservación
en hielo (días)
Especie Observaciones
Aguas Aguas
templadas tropicales
Chincuna 40 Graso
1
El contenido de grasa y el tiempo de conservación están sujetos a variaciones
estacionales.
Fuente: FAO, 1995a.
CUADRO 1.5
Comparación del tiempo de conservación de diversas especies de peces
conservadas en hielo, AMR y AMR con CO2 añadido
Tiempo de conservación en el
medio de enfriamiento (días) Temperatura de
Especie conservación en
Hielo (0 °C) AMR AMR + AMR (°C)
CO2
Una serie importante de alteraciones es causada por las enzimas del pez vivo que
permanecen activas después de su muerte. Estas reacciones enzimáticas intervienen,
en particular, en los cambios de sabor que ocurren durante los primeros días de
almacenamiento, antes de que se haya manifestado claramente la putrefacción
bacteriana.
En la mucosidad de la superficie, en las branquias y en los intestinos del pez vivo existen
millones de bacterias, muchas de las cuales son agentes de putrefacción potenciales.
No producen ningún daño, porque la resistencia natural del pez sano las mantiene a
raya. Pero tan pronto como sobreviene la muerte, las bacterias comienzan a invadir los
tejidos a través de las branquias, a lo largo de los vasos sanguíneos y directamente a
través de la piel y de la membrana de la cavidad ventral.
Además de los cambios bacterianos y enzimáticos, las alteraciones químicas en las que
intervienen el oxígeno del aire y la grasa de la carne de especies tales como el atún y
la caballa pueden dar lugar a la aparición de olores y sabores a rancio.
Así pues, la putrefacción es un proceso natural una vez que ha ocurrido la muerte, pero
la refrigeración puede frenar este proceso y prolongar la duración útil del pescado como
alimento.
Existen tres medios importantes para prevenir una descomposición demasiado rápida
del pescado: el cuidado, la limpieza y el enfriamiento. El cuidado durante la manipulación
es esencial, puesto que los daños innecesarios pueden facilitar, a través de cortes y
heridas, el acceso de las bacterias de la putrefacción, acelerando de este modo su
efecto sobre la carne. La limpieza es importante desde dos puntos de vista: (i) las
fuentes naturales de bacterias pueden eliminarse en gran parte poco después de la
captura del pescado eviscerándolo y suprimiendo por lavado la mucosidad de la
superficie; y (ii) las probabilidades de contaminación se pueden reducir al mínimo
asegurando que el pescado se manipule siempre de manera higiénica. Pero lo más
importante es enfriar el pescado lo antes posible y mantenerlo refrigerado.
La velocidad con que se desarrollan las bacterias depende de la temperatura. De hecho,
este es el factor más importante para frenar la velocidad de descomposición del
pescado. Cuanto mayor es la temperatura, tanto más rápidamente se multiplican las
bacterias, que se alimentan de la carne del pez muerto. Si la temperatura es
suficientemente baja, la acción bacteriana se detiene totalmente; el pescado congelado
que se guarda a una temperatura muy baja, por ejemplo de -30°C, permanece
comestible durante períodos muy prolongados, debido a que las bacterias mueren o
quedan completamente inactivadas, y las otras formas de putrefacción avanzan con
suma lentitud. Sin embargo, a una temperatura de -10°C todavía pueden seguir
proliferando algunas clases de bacterias, si bien a un ritmo muy lento. Por tanto, para
una conservación prolongada, de muchas semanas o meses, es necesario recurrir a la
congelación y al almacenamiento frigorífico.
Casi todos los estudios sobre la putrefacción del pescado se efectúan en condiciones
controladas; sus resultados son, pues, más específicos que los que se obtendrán en la
mayoría de las situaciones comerciales, en que las condiciones pueden ser variables.
Por ello, los datos publicados sobre la duración en almacén deben utilizarse con
discreción, siendo conveniente, en la mayoría de los casos, considerarlos como valores
máximos.
Cuadro 1
Duración útil en hielo (Colección FAO: Pesca, № 29)
Aguas templadas:
Especies marinas
halibut 21
pescado graso
trucha
Aguas tropicales:
Especies marinas:
Bahrein (3 especies) 13 – 25
Ghana (5 especies) 19 – 22
Brunei (3 especies) 18 – 28
Seychelles (8 especies) 15 – 24
México (6 especies) 21 – 30
Hong
(2 especies) 30 – 31
Kong
India (4 especies) 7 – 12
Pakistán (2 especies) 23 – 27
Uganda (5 especies) 20 – 25
Africa
(4 especies) 15 – 28
oriental
Para referirse a la duración útil se emplea una amplia gama de términos, como calidad,
aceptabilidad, preferencia, tiempo de conservación, tiempo de almacenamiento,
duración en almacén y duración potencial en almacén. Estos términos no tienen una
interpretación uniforme.
Aunque la “duración de alta calidad” es más fácil de definir y, por tanto, más ampliamente
aceptable, en la práctica puede tener poca significación en lo que respecta al valor
comercial del producto. Algunas preferencias personales, por ejemplo, pueden
favorecer incluso a productos que presenten sabores malos no característicos.
p = 0, 1t + 1 (2)
donde p = la velocidad de putrefacción en relación con el valor a 0°C
t = la temperatura de almacenamiento (°C)
Esto significa que el pescado mantenido a 5°C se descompondrá a un ritmo 2,25 veces
mayor que el que se registra a 0°C o, expresado de otra manera, que un día de
almacenamiento a 5°C equivale a 2,25 días de conservación a 0°C. Este resultado
difiere ligeramente del factor 2 derivado de la “regla de la duplicación”. El mismo cálculo
efectuado para una temperatura de almacenamiento de 10°C indica que la velocidad de
putrefacción aumenta en un factor 4.
El hielo como medio de enfriamiento del pescado ofrece numerosas ventajas: tiene una
capacidad refrigerante muy grande con respecto a un peso a volumen determinados, y
es inocuo, portátil y relativamente barato. Es especialmente apropiado para refrigerar
pescado, porque permite un enfriamiento rápido. Cuando se utiliza este método, la
transferencia de calor se produce por contacto directo del pescado con el hielo, por
conducción entre ejemplares adyacentes y por el agua de fusión que se desliza sobre
la superficie del pescado. El agua de fusión fría absorbe calor del pescado y al fluir sobre
el hielo se vuelve a enfriar. Así pues, la mezcla íntima del pescado con el hielo no sólo
reduce el espesor del estrato de pescado que se ha de enfriar, sino que promueve
también esta interacción refrigerante convectiva entre el agua de fusión y el pescado.
Tan pronto como se coloca hielo sobre el pescado caliente, el calor de éste fluye hacia
el hielo y lo derrite. Este proceso continúa mientras exista una diferencia de temperatura
entre ambos, a condición de que haya suficiente hielo. Toda fusión que se produzca
después se deberá a calor procedente de otras fuentes, por ejemplo del aire caliente
circundante durante el posterior período de almacenamiento.
Hay otros métodos para enfriar el pescado, aparte del uso de hielo. Por ejemplo, se le
puede sumergir en agua helada, o someterlo a una corriente de aire frío. El agua de mar
enfriada por medios mecánicos -agua de mar refrigerada (AMR)- o mediante la adición
de hielo -agua de mar enfriada (AME)- es otro medio adecuado para refrigerar
rápidamente grandes cantidades de pescado pequeño entero, especialmente a bordo
de una embarcación de pesca; el uso de AMR y AME se examina en detalle en el
Capítulo 7. El empleo de aire frío da resultados menos satisfactorios, salvo en algunas
aplicaciones relacionadas con el pescado preenvasado, que también se tratan en el
Capítulo 7.
Cuando se utiliza sólo aire frío, como sucede en las cámaras de enfriamiento, el calor
que libera el pescado calienta rápidamente el aire. Este aire caliente sube, se enfría por
contacto con los serpentines del refrigerador, y vuelve a bajar hacia el pescado por
convección natural o por circulación forzada. No se requiere mucho calor para calentar
el aire; se necesita 10 000 veces más calor para fundir un cierto volumen de hielo
machacado que para calentar un volumen idéntico de aire de 0°C a 0,5°C. Por lo tanto,
es importante recordar que para que el enfriamiento por aire sea eficaz debe haber una
buena circulación de aire frío sobre el pescado. Sin embargo, incluso cuando las
cámaras frigoríficas están dotadas de un ventilador, es difícil alcanzar las altas
velocidades de refrigeración que se pueden conseguir con el hielo y con el agua de mar
enfriada (Fig. 2).
Otro inconveniente del enfriamiento con aire es que, al no emplearse hielo, el pescado
se deshidrata. El movimiento continuo del aire hace evaporar el agua de la superficie
del pescado y la deposita como escarcha o vaho en los serpentines del evaporador.
Además, en algunas partes de la cámara de refrigeración el aire estará más frío que en
otras. El pescado que se halla en los sitios fríos, por ejemplo cerca del evaporador,
puede llegar a congelarse, a pesar de que el termostato, situado en otro lugar de la
cámara, esté fijado en un punto superior al de congelación. La congelación lenta del
pescado puede ser perjudicial, pudiendo alterar su aspecto, sabor y textura.
Además de en Navidad, muchos son los clientes que prefieren hacer compras grandes
para no tener que acordarse de la compra semanal, y siempre nos preguntan cuál es la
mejor manera de de realizar una óptima congelación / descongelación.
Es importante que el producto sea de gran calidad, como el que te llevan directamente
del barco, lonja y mercado, las pescaderías que venden a través de lapescateca.com
1. Congelar pescado muy fresco, debe ser muy fresco y congelarlo el mismo día de
la compra. Por supuesto, no volver a congelar pescado que haya sido descongelado.
2. Pescado limpio antes de congelar: hemos de congelar el pescado con el corte y
limpieza con el que lo vamos a consumir, es decir, limpiarlo y cortarlo para hacerlo en
raciones a la plancha, al horno, al vapor, a la sal y horno, etc..
6. Descongelación.
Los valores calculados para el uso de hielo representan una información valiosa en las
fases de planificación y diseño, y ayudan también a comprender mejor los efectos
relativos de los diversos elementos que influyen en la velocidad de fusión del hielo.
Además, al haber examinado todas las posibilidades y calculado las necesidades de
hielo, se podrá dar un juicio mejor fundado a la hora de seleccionar el equipo y los
procedimientos que se han de utilizar.
Para determinar las necesidades de hielo, es preciso calcular la cantidad requerida para
enfriar el pescado y también la cantidad necesaria para mantenerlo refrigerado durante
todo el período de almacenamiento. Además, hay que tener en cuenta las posibles
pérdidas y otros imprevistos, a fin de determinar el volumen total de hielo que habrá que
fabricar.
La masa de hielo necesaria para enfriar el pescado desde la temperatura inicial hasta la
temperatura final de conservación puede calcularse a partir de una expresión que
equipara el calor absorbido por el hielo, en el miembro izquierdo de la ecuación, con el
calor perdido por el pescado, en el miembro derecho de la misma.
El calor específico del pescado magro es de aproximadamente 0,8 kcal/kg °C, valor que
debe utilizarse cuando se trate de una mezcla de especies o cuando exista la posibilidad
de que todo el pescado sea de tipo magro. Sin embargo, el valor del calor específico
puede calcularse también de forma más precisa, teniendo en cuenta las variaciones en
el contenido de aceite del pescado, y este valor perfeccionado puede utilizarse cuando
la composición de la captura sea razonablemente homogénea.
Para ilustrar el efecto del contenido de lípidos sobre la cantidad de hielo requerida para
la refrigeración, utilizaremos la siguiente comparación entre pescado magro y graso.
Ejemplo (1): 100 kg de pescado magro con un 1 % de lípidos, 19 % de sólidos y 80 %
de agua a una temperatura inicial de 20°C.
El cálculo más exacto para el pescado graso arroja sólo una pequeña reducción de la
necesidad de hielo; por lo tanto, dado que en la mayoría de las especies el contenido
de aceite es variable, es recomendable tratar todo el pescado como si fuera magro.
Dado que sería difícil identificar los recipientes que ocuparán los lugares más favorables
en la pila, conviene tratarlos todos de la misma manera, partiendo del supuesto de que
todos están plenamente expuestos al aire circundante.
Este cálculo global de la transferencia de calor puede tener que efectuarse por partes,
por ejemplo si la tapadera y la base del contenedor son de materiales diferentes o tienen
distinto espesor. Los valores calculados para las diversas superficies se suman luego
para obtener la transferencia térmica total.
Con objeto de desarrollar una expresión matemática para la velocidad de fusión del hielo
durante el período de almacenamiento, suponemos que la fusión del hielo dentro de los
contenedores se deba solamente a la transferencia de calor desde el aire circundante.
En esta condición estacionaria, las cantidades (7) y (8) deben ser iguales, de lo que se
deriva que:
Lh. mh = A.U. (to - tc) (9)
El cálculo de las velocidades de fusión del hielo rara vez da una indicación exacta de la
cantidad de hielo necesaria, ya que con frecuencia no es fácil obtener datos fidedignos
sobre los materiales y las condiciones. Por ejemplo, las irregularidades en la
construcción de los contenedores pueden afectar seriamente al “coeficiente de
transferencia térmica efectiva” de los mismos. Por otra parte, incluso cuando los datos
son razonablemente exactos, las variaciones en las condiciones ambientales durante el
período de almacenamiento dificultan el cálculo de las velocidades de fusión del hielo,
que cambian constantemente.
Los contenedores se llenan con hielo y se pesan con precisión antes de comenzar la
prueba, que debería efectuarse a una temperatura ambiente constante. Esto puede no
ser factible durante todo el período que dura la prueba, pero sí es posible mantener unas
temperaturas razonablemente constantes durante lapsos más breves, entre las distintas
mediciones de la pérdida de peso, y sacar luego un promedio que se utilizará en los
cálculos. Se observarán diferencias notables entre los contenedores situados en el
interior de la pila y los que se hallan en la periferia, con superficies expuestas al medio
ambiente.
Una parte de la fusión inicial se deberá al enfriamiento del contenedor y, según cuál sea
el material de fabricación de éste, una parte del agua de fusión puede ser absorbida y
no arrojar una pérdida de peso mensurable. Si el peso del contenedor y del hielo se
controla con frecuencia durante el período de la prueba, la pauta de fusión del hielo
puede ser parecida a la que aparece en la Figura 6, que presenta una pérdida de peso
bastante constante después del enfriamiento inicial.
Para asegurarse de que las mediciones de la fusión del hielo se relacionen con la
entrada de calor, en los cálculos deberá sólo el intervalo de tiempo comprendido entre
“X” e “Y” en la Figura 6, durante el cual la tasa de pérdida de peso es constante.
La relación entre la fusión del hielo y la entrada de calor está dada por la ecuación (9):
donde
= la velocidad de fusión del hielo (kg/día)
mh
En estas pruebas de fusión del hielo hay que adoptar las medidas necesarias para
eliminar toda el agua de fusión del contenedor antes de cada pesaje.
Si hay que introducir alguna modificación en el empleo de hielo en esta etapa, la única
manera de hacerlo es cambiando la relación pescado/hielo, con lo cual cambiará
también el número de contenedores necesario para conservar el pescado disponible.
Otra ventaja del uso del aislamiento es que ayuda a estabilizar las condiciones de
almacenamiento, facilitando así la predicción y el mantenimiento de las cantidades
correctas de hielo.
Una caja de tamaño estándar de uso corriente en los climas templados contiene
aproximadamente 30 kg de pescado y 15 kg de hielo. El aislamiento de este tipo de
recipientes no sólo resultaría oneroso, sino que además supondría una pérdida
importante de espacio de almacenamiento. Por lo tanto, las cajas aisladas suelen ser
más grandes y, en la mayoría de los casos, requieren alguna forma de manipulación
mecánica.
La caja B tiene un volumen 8 veces mayor que el de la caja A, por lo que contendrá 8
veces más pescado que ésta.
Si ambas cajas se aíslan dejando las paredes con un espesor de 0,035 m, el área
superficial de cada una de ellas será:
Caja A 1,47 m2
Caja B 5,06 m2
La caja B tiene un área de superficie 3,44 veces mayor que la de la caja A; por
consiguiente, la velocidad de fusión del hielo será 3,44 veces más alta.
Caja A 1 1 1
Esta comparación indica que aunque la velocidad de fusión del hielo en la caja B es 3,44
veces mayor que la de la caja A, el índice de fusión por unidad de peso de pescado es
mucho menor debido a la disminución área superficial/peso de pescado.
En los países tropicales, además de las temperaturas ambientales más altas, otros
factores pueden elevar la necesidad de hielo.
Basándose en las cifras del Cuadro 3 y en una operación típica, se puede establecer la
necesidad total de hielo de la siguiente manera:
La historia de la refrigeración
En tiempos prehistóricos, el hombre encontró que su cacería duraría más si era
almacenada en el frío de una cueva o empacada en la nieve. Él se dio cuenta que las
temperaturas frías mantenían los animales de caza por mucho más tiempo cuando no
hubieran alimentos disponibles. Más tarde, el hielo era recogido en el invierno para ser
utilizado en el verano. El hombre al estar más industrializado y mecanizado, el hielo era
recogido de los lagos y ríos o manufacturado, almacenado y transportado a muchos
países. Aún todavía, el hielo es manufacturado con este propósito.
La época intermedia de la historia del enfriar los alimentos fue el añadir químicos como
nitrato o nitrato de potasio causando que bajara la temperatura del agua. El enfriar vino
por este método fue reportado en 1550, así como las palabras "para refrigerar". La
evolución de la refrigeración mecánica, un compresor con refrigerante, fue un proceso
lento y largo que fue introducido en el último cuarto de siglo del siglo 19.
La importancia de la refrigeración
La refrigeración detiene el crecimiento bacteriano. Las bacterias existen dondequiera en
la naturaleza. Éstas están en el suelo, aire, agua y en los alimentos que comemos.
Cuando estos tienen nutrientes (los alimentos), humedad y temperaturas favorables,
éstas crecen rápidamente, aumentando en número hasta el punto donde otros tipos de
bacterias pueden causar enfermedades. Las bacterias crecen rápidamente en un rango
de temperatura entre 40 a 140 °F (4.4 °C y 60 °C), la "Zona de Peligro", algunas
duplicándose en número en tan poco tiempo como en 20 minutos. Un refrigerador
puesto a 40 °F (4.4 °C) o menos puede proteger la mayoría de los alimentos.
Las bacterias que deterioran los alimentos pueden crecer a temperaturas bajas, como
las del refrigerador. Eventualmente éstas causan que los alimentos desarrollen malos
olores y sabores. Mucha de la gente, no escogería comer alimentos deteriorados, pero
sí lo hacen, éstos probablemente no los enfermarán. Todo esto se reduce a ser cuestión
de calidad versus inocuidad:
Los alimentos que se han dejado por mucho tiempo en el mostrador pueden ser
peligrosos para comérselos, pero pueden verse bien.
Los alimentos que se han almacenado por mucho tiempo en el refrigerador o en el
congelador pueden perder calidad, pero generalmente, no enfermarán a nadie. (Sin
embargo, algunas bacterias como Listeria monocytogenes, crecen mucho a
temperaturas frías y si están presentes, con el tiempo se multiplicarán en el refrigerador
y podrían causar enfermedades).
La temperatura adecuada del refrigerador
Para inocuidad, es importante verificar la temperatura del refrigerador. Los
refrigeradores deben mantenerse a una temperatura de 40 ° F (4.4 ° C) o menos.
Algunos refrigeradores tienen construido dentro de la unidad el termómetro para medir
su temperatura interna. Para los refrigeradores sin esta característica, se puede
mantener un termómetro para aparatos electrodomésticos para monitorear la
temperatura. Esto puede ser crítico si ocurre un corte de luz. Cuando regrese la luz, si
el refrigerador se ha mantenido a 40°F (4.4 °C), los alimentos estarán inocuos. Los
alimentos mantenidos sobre 40 °F (4.4 °C) por más de 2 horas no deben ser
consumidos. Los termómetros de electrodomésticos están específicamente diseñados
para proveer lecturas precisas a temperaturas frías. Asegúrese que las puertas de su
refrigerador/congelador estén cerradas todo el tiempo. No abra la puerta del
refrigerador/congelador más de lo necesario y ciérrelas lo más pronto posible.
Las tablillas
Las tablillas deben ser ajustables para acomodar una variedad de paquetes. Las tablillas
de vidrio temperado son atractivas y fáciles de limpiar. Algunos refrigeradores tienen
tablillas de vidrio selladas para contener derrames y hacer la limpieza más fácil. Algunas
tablillas se pueden sacar para proveer mejor accesibilidad de los artículos puestos en la
parte de atrás.
No utilice cualquier tipo de aparato eléctrico para calentar, picahielo, cuchillo u otro
objeto para remover la escarcha, ya que podría dañar las paredes interiores.
Una vez a la semana, haga el hábito de descartar los alimentos perecederos que no se
puedan comer. Una regla general para almacenar sobrantes de comida es almacenarlos
por 4 días; aves crudas y carnes molidas crudas, de 1 a 2 días. Refiérase a la tabla de
almacenamiento frío para el almacenamiento de carnes, aves y productos de huevo en
el refrigerador del hogar.
Para mantener el refrigerador que huela fresco y ayudar a eliminar los olores, coloque
una caja abierta de bicarbonato de soda en la tablilla. Evite utilizar agentes limpiadores
solventes, abrasivos y todos aquellos limpiadores que puedan impartir un sabor químico
a las comidas o a los cubos de hielo o causar daño en el acabado interior de su
refrigerador. Siga las instrucciones del fabricante.
El exterior puede limpiarse con un paño suave y detergente de lavar platos líquido así
como limpiadores y ceras que son hechos para aparatos electrodomésticos. La parrilla
del frente debe mantenerse siempre limpia, libre de polvo y pelusa para permitir el flujo
libre del aire hacia el condensador. El espiral de alambre del condensador debe
limpiarse varias veces al año con una brocha o aspiradora para remover el sucio, pelusa,
u otras acumulaciones. Esto asegurará eficiencia y un mejor rendimiento.
Limpie el interior de la unidad con partes iguales de vinagre y agua. El vinagre provee
ácido el cual destruye el moho.
Limpie el interior de la unidad con una solución de bicarbonato de soda y agua.
Asegúrese de restregar las juntas, tablillas, lados, y la puerta. Permita el airear por varios
días.
Llene la unidad con periódicos enrollados. Cierre la puerta y déjelo abierto por varios
días. Remueva el papel y limpie con agua y vinagre.
Salpique granos de café fresco molido o soda sueltos en el fondo de la unidad, o
colóquelos en un envase abierto.
Coloque un algodón humedecido con extracto de vainilla dentro del congelador. Cierre
la puerta por 24 horas. Verifique las puertas.
Utilice un producto comercial disponible en la ferretería y las tiendas de productos del
hogar. Siga las instrucciones del fabricante.
Tiempos de almacenamiento para alimentos refrigerados
NOTA: Estos límites son de corto tiempo, pero adecuados y le ayudarán a que no se
deterioren los alimentos refrigerados en el hogar.
Tiempos de Almacenamiento para Alimentos Refrigerados
Carne Molida, Pollo Molido y Carne para Guisar
Carne de res molida, pavo, ternera, cerdo, cordero 1-2 días
Carnes para guisar 1-2 días
Carne Fresca (Res, Ternera, Cordero y Cerdo)
Filetes, chuletas, asados 3-5 días
Variedad de carnes (Lengua, riñones, hígado, corazón,
1-2 días
menudo)
Pollo Fresco
Pollo o pavo, entero 1-2 días
Pollo o pavo, pedazos 1-2 días
Menudo 1-2 días
Tocineta y Embutido (Salchichas)
Tocineta 7 días
Embutidos (salchichas), de carne o pollo crudos 1-2 días
Salchichas de desayuno ahumadas, "patties" 7 días
Salchichas de verano etiquetadas "Mantenga Sin abrir, 3 meses;
Refrigeradas" Abierto, 3 semanas
Embutidos duros, peperoni, "jerky sticks" 2-3 semanas
Jamón, Carne Cecina
Sin abrir, 6-9 meses;
Jamón, enlatado, etiquetado "Mantenga Refrigerado"
Abierto, 3-5 días
Jamón, cocido completamente, entero 7 días
Jamón, cocido completamente, en mitad 3-5 days
Carne cecina en bolsas con jugos encurtidos 3-4 días
Embutidos "Hot Dogs" y Carnes de Deli 5-7 días
Embutidos "Hot Dogs" y Carnes de Deli
Paquete sin abrir, 2
semanas;
Embutidos "Hot dogs"
Paquete abierto, 1
semana
Paquete sin abrir, 2
semanas;
Carnes de Deli
Paquete abierto, 3-5
días
Carnes de Deli y Productos Empacados al Vacío
Huevos preparados en la tienda (o hechos en casa),
3-5 días
pollo, tuna, jamón y ensaladas de macarrones
Cerdo pre-rellenado y chuletas de cordero y pechugas
1 días
de pollo rellenas
Comidas cocidas en la tienda y entremeses 3-4 días
Comidas de marca comercial empacadas al vacío con el
2 semanas
sello de inspección del USDA, sin abrir
Sobrantes de Carne Cocida, Pollo y Pescado
Pedazos y cacerolas cocidas 3-4 días
Salsa y caldos, "patties" y "nuggets" 3-4 días
Sopas y guisados 3-4 días
Pescado fresco y Crustáceos 1-2 días
Huevos
Frescos, en el cascarón 3-5 semanas
Yemas crudas, claras 2-4 días
Hervidos en el cascarón 1 semana
Sin abrir, 10 días;
Huevos líquidos pasteurizados, sustitutos de huevos Abierto, 3 días
3-4 días
Platos de Huevos Cocidos
Mayonesa, comercial
2 meses
INVESTIGAR.