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EXAMEN FINAL
ALTA GERENCIA
El documento deberá ser presentado en formato tamaño carta, por correo electrónico
a percysoto@gmail.com hasta las 20:00 Hrs., incluida esta hoja firmada.
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Firma
Asuma que los hermanos Gallo se retiran de la empresa y que la junta de accionista lo/la
nombran a usted como gerente general.
Determine los problemas principales y haga recomendaciones puntuales sobre cambios
en las estructuras, procesos, sistemas, políticas, indicadores para asegurar la
competitividad y éxito de la empresa.
Liste, explique y discuta los principales cambios de políticas que según usted se necesitan
en la organización.
“El vinicultor es un guerrero” así empieza un viejo poema italiano. Durante casi 50 años,
los dos hijos de un inmigrante italiano habían tomado esas palabras de corazón. Desde
que habían aportado un capital mancomunado de $5,900 para instalar su vinatería en
Modesto, California, en 1933, los hermanos habían manejado su empresa con disciplina,
precisión y éxito del que pocas compañías gozaban, pero hacia fines de los años ochentas
Ernest y Julio, entonces de setenta años de edad, se tuvieron que preocupar por el futuro
de su extraordinario negocio. En 1986, la revista Fortune publicó un raro y perspicaz
artículo sobre la compañía. A continuación se cita el artículo casi en su totalidad.
Cuando se trata de negocios, los hermanos Ernest y Julio Gallo no soportan el dispendio
ni la debilidad. Sólo indague la cantidad de compañias, grandes o pequeñas que durante
las pasadas cinco décadas han cometido el error de aventurarse en sus terrenos (A pesar
de su edad, Ernest y Julio) no habían perdido su tenaz voluntad de dominio… ¿Cuál es el
secreto de Gallo? “Una constante lucha por la perfección en todos los aspectos de
nuestros negocios”, dice Ernest. Esto puede parecer autosuficiencia, y en gran parte es
cierto. Expuesto, con claridad, Ernest y Julio son mejores en el trabajo práctico del
negocio del vino que nadie en el mundo, so más hábiles, más cuidadosos, más exactos y
no tienen miedo de ejercer su poder sobre los vinateros, distribuidores u otros, “Algunas
veces me siento como un corredor olímpico, que se disgusta con su entrenador” dice
David Terk, un distribuidor independiente de Abilene, Texas. “Gallo presiona tanto que
terminas trabajando más de lo que quieres”.
No es que los Gallo no enfrentaran retos, lo más extraño, se refiere a su hermano más
joven Joseph de 66 años. En un drama digno de la serie Falcon Crest, Joseph presenta un
tercer interés en la vinatería. Afirma que la vinatería es el fruto del negocio de los
viñedos que emprendió su padre y que sus hermanos mayores lo estafaron al despojarlo
de sus derechos a la herencia.
Los otros problemas de Ernest y Julio son más mundanos. La obsesión nacional por la
buena condición física y las medidas enérgicas contra los conductores borrachos han
tenido un efecto serio en la producción de vino, incluyendo a Gallo. Los americanos
bebieron 6.5% menos vino de mesa en 1985 que en 1984 y quizá un 5% más deje de
consumirlo este año, según Impact, un boletín de noticias. La respuesta más inteligente
de la industria del vino a la nueva abstinencia son las bebidas refrescantes (coolers),
bebidas de frutas con algo de vino y el contenido alcohólico de las cervezas. Gallo,
siguiendo la tradición, ha sido más listo que todos los demás, su bebida refrescante
Bartles & Jaymes es la número uno.
Además de eso, hay otra clase de retos entre los bebedores de vino, la inclinación hacia
los vinos de mesa económicos hechos con las mejores uvas. Los americanos demandan
mejor calidad que antes y los vinos de primera calidad han aumentado su participación en
el negocio de $8,300 millones de 8% en 1980 a 20% en la actualidad. Gallo vende más
vino de primera calidad que ninguna otra compañía, pero su crecimiento en esta categoría
está limitado por su falta de atractivo presuntuoso. El nombre Gallo, que en italiano
significa “gallo”, se asocia con tuercas y botellas en bolsas de papel (desde los orígenes
de su historial mercadotécnico). Los hermanos están tratando de acrecentar su imagen
con el mismo ímpetu que ponen en cada guerra que libran.
Por ahora pueden poner el corazón en hacer muy buen vino, si no es que el mejor en el
mundo. Una broma menciona que Gallo derrama más de lo que otros venden, no está tan
lejos de la verdad. El año pasado, Gallo envió más de 450 millones de litros de vino,
según el Informe Gomber-Fredrikson, un boletín que es autoridad en la industria. Sus
marcas más populares son: Chablis Blanc, Hearty Burgundy, Carlo Rossi, y otras garrafas
de vino más económicas que juntos registran un dominante 31% del volumen en este
sector del mercado. Los hermanos también venden más champagne (Andrñé), brandy
(E&J), jerez, vermouth y oporto que cualquier otra empresa. De acuerdo con el consenso
general compran aproximadamente el 30% de la cosecha anual de uva de California y
producen una de cada cuatro de las botellas de vino que se venden en Estados Unidos.
También exprimen utilidades del negocio del vino mientras que otros se quedan sin nada.
La empresa vitivinícola Gallo es privada, sus propietarios son Ernest, Julio y sus
fecundas familias, entre los dos hermanos tienen 4 hijos, 20 nietos y 6 bisnietos. Tres
hijos, un yerno y cuatro nietos, trabajan en la compañía, pero comparten poco del poder
de Ernest y Julio. Ernest y Julio guardan en secreto los detalles financieros. Basándose
en entrevistas con docenas de empleados antiguos y en la actualidad, expertos en la
industria y competidores, Fortune estima que Gallo genera utilidades por $50 millones
anuales de ventas por casi $1,000 millones. En comparación, Seagram, la destilería más
grande de la nación y segunda vitivinícola registró $350 de ingresos provenientes de
ventas de vino en 1984 y perdió dinero en la venta de sus vinos de mesa de alta calidad,
Paul Masson y Taylor California Cellars. Otros importantes competidores de Gallo,
Almadén, propiedad de National Distillers & Chemical Corp. e Inglenook, propiedad de
Heublein, están haciendo dinero, pero no mucho.
Poder aplastante
Un reino dividido
De dedos gruesos y cara rolliza, Julio se describe con propiedad como un agricultor de
corazón, dice, “me agrada caminar en los campos con los ancianos. En los viñedos me
siento como si estuviera en casa”. No se equivoque, aunque Julio es n agricultor de
alcurnia, no se viste con pantalones de trabajo y botas, sino con pantalones de lino y finos
zapatos. Su oficina está amueblada con elegancia, el escritorio es de roble macizo y con
tallas de madera que describen escenas de la vendimia en la campiña francesa. El
moderno rancho que tiene cerca de la vitivinícola está decorado con imágenes de uvas,
desde los grabados en jade que adornan las paredes hasta el servicio de mesa de plata y
los individuales de la mesa.
Ernest dirige los negocios en un medio ambiente lleno de recuerdos, no del campo, sino
del mundo de las ventas. Tiene enmarcada una caricatura del New Yorker que representa
a dos parejas bebiendo vino en un restaurante, el encabezado dice “¡Qué sorpresa! está
bueno ¿no? Es Gallo”. Mort y yo nos cansamos de ser presuntuosos. Abundaban las
manifestaciones de un orgullo feroz, desde el sofá repujado en terciopelo de color verde,
hasta una valiosa colección de cristal cortado, metal y figuras de gallos en cerámica.
Primitivo, rudo y menos cortés que su hermano, Ernest se interesa poco por las
formalidades sociales o decorativas “No somos muy sociales” dice Julio, el más amable,
“no hay mucho de que hablar”.
De cualquier modo, Ernest no perdería el tiempo hablando, prefiere hacer preguntas que
conversar. No respira cuando le preguntan y tiene la costumbre de contestar con sus
propias preguntas. Está tras toda la información que puede obtener y es intolerante cundo
alguien no rinde. “Si trata de protegerse, lo descubre,” afirma George Frank, quien
dirigió las ventas de Gallo en la costa del este durante tres décadas y se retiró el año
pasado.
Los empleados de Ernest trabajan incesantemente, mucho más que la mayoría, porque
saben que el jefe tratará de descubrirlos a distancia. “Nunca supe si vigilaba el mercado
o a mí”, dice Frank. En los frecuentes viajes por el país, Ernest ordena a un distribuidos
que los recoja a las ocho de la mañana, con un mapa en la mano, sin atender distancias ni
dirección, viaja por varios pueblos para checar la disposición de sus productos en las
tiendas. “Ernest no quiere que lo lleven de paseo”, dice Laurence Weinstein, un
distribuidor de Madison, Wisconsin. “Si ve que da vuelta a la izquierda, le dirá que los
haga a la derecha.”
Los distribuidores se comportan más como miembros de una familia que como personas
independientes porque la mayoría deben su éxito a la vitivinícola. “Ernest eligió
distribuidores hambrientos”, dice Frank, “sabían que si fracasaban con Gallo serían
lanzados a la calle”. Una vez que Ernest elige un distribuidor, el o su equipo planean la
estrategia con él hasta el último detalle, analizan los patrones de tráfico en cada tienda del
distrito y el número de cajas que cada uno debe tener en existencia.
Ernest impulsa a los distribuidores para emplear una fuerza de ventas independiente, que
sólo venda sus productos. Cuando el distribuidor de Texas, David Terk, decidió que no
merecía la pena el dinero extra para emplear un equipo especial de Gallo, Ernest y él se
separaron. En algún momento Terk aceptó las normas de pensar de Gallo y lo
reinstalaron”. Dice Terk, “si sigue los consejos de Ernest él lo hará rico”. Ernest
también intenta persuadir a los distribuidores para que vendan exclusivamente sus vinos.
“Nunca decimos a los distribuidores que abandonen a los competidores de Gallos, pero
podemos preguntarles cómo planean trabajar con imparcialidad si manejan dos marcas en
competencia”.
Hace diez años la Comisión Federal de Comercio se opuso a esa amigable persuasión,
acusando a Gallo de una competencia desleal. Gallo firmó un decreto que le prohibía
castigar a los distribuidores por vender marcas de los competidores así como solicitarles
que revelaran cifras de ventas. Hace tres años, la CFC se olvidó del decreto después que
Gallo argumentó que el mercado se había hecho más competitivo y que ese decreto
proporcionaba a otros productores de vino una ventaja injusta: estaba en libertad de
firmar contratos de exclusividad con los distribuidores.
Ahora que Gallo puede reglamentar una vez más sus distribuidores, rara vez escucha una
queja de ellos, a no ser por una notoria excepción: el distribuidor de Ohio, Bernard
Rutman, demandó a Gallo el año pasado argumentando que la compañía había violado las
leyes antimonopolio, al despedirlo sin causa justificada después de servirle
incondicionalmente durante 40 años. Sin los productos de Gallo, a los que Rutman se
refirió como “artículos atractivos” o “productos que abren puertas”, perdió varias cuentas
de menudeo. Rutman reclamaba que el proceder de Gallo había reducido la competencia
porque ya no podía sostener por más tiempo la fuerza de ventas que se necesitaba para
vender una extensa gama de productos. Fallo se opuso a los cargos y ganó,
argumentando que no era responsabilidad de la vitivinícola abrir puertas para él. Los
vendedores agresivos son cruciales para el éxito de Gallo, porque son el lazo de unión
entre la vitivinícola y los detallistas, son la instancia final para influir en los
consumidores. Edgar Bronfman Jr. afirma: “Seagram ha apoyado en todo al distribuidor
y ha dejado que él maneje las tiendas.” Ernest asegura que sus distribuidores administran
las tiendas mejor que nadie. Colocan exhibidores, levantas cajas y sacuden el polvo de
las botellas que están en los estantes. “Si le vuelves la espalda a un vendedor de Gallo, él
convertirá el lugar en un distribuidor de Gallo”, dice el gerente de una tienda de licores
de San Francisco.
Gallo no deja nada a la suerte y muy poco a la imaginación. Un requisito para los nuevos
vendedores es leer y releer el manual de capacitación de 300 páginas de Gallo. Más
gráfico que el Kama Sutra, describe y diagrama cada ángulo concebible del negocio del
vino, “Como un representante de ventas de vinos Gallo, dice el manual al principio, usted
es el hombre del que dependen Ernest y Julio Gallo para vender a los detallistas las ideas
comerciales que venden el vino Gallo a los consumidores”.
Lo que sigue son 16 capítulos confusos, cada uno termina con una broma. Una sección
sobre cómo exhibir los productos de Gallos en las tiendas explica con detalle qué
artículos colocar al nivel de los ojos (los de mayor nivel de publicidad) y cuáles deben
estar arriba del cinturón (para impulsar los productos). Otra parte detalla el espacio de
anaqueles que deben ocupar las marcas de Gallo (poco más de tres metros para cada uno
de los cinco anaqueles, el área más grande que se puede recorrer fácilmente con la vista).
Para mantener los anaqueles como Gallo lo requiere hay que seguir una lista de diez
puntos. (No. 7: “Siempre que haya una ventaja definitiva en el precio por comprar una
presentación más grande, la más grande debe colocarse a la derecha de la más pequeña.”)
El “propósito de lograr una venta importante” será incompleto a menos que se sigan los
diez puntos de otra lista de chequeo (No. 6: “Es el momento de pensar… debe saber lo
que le gustaría decir y cómo va a decírselo a este distribuidor”).
Entre la colección de consejos para las ventas están: “Un chiste subido de color puede ser
útil si usted está vendiendo pornografía, pero es difícil utilizar este método… para
venderle al comerciante una hielera para poner al vino”. Explica el manual que, “el
mundo del comercio esta compuesto por seis tipos de consumidores”, desde el “individuo
callado (sólo escucha)” hasta la “persona agresiva (que busca pelea)”. Si usted pertenece
a la categoría de los individuos callados, “evite preguntas embarazosas”. Cuando se
encuentre con un individuo agresivo, “permítale ganar la batalla, usted ganará la guerra”.
Hasta ahora, Gallo no ha perdido una sola guerra. Aun Coca Cola, que no es un neófico
en mercadotecnia, se rindió en 1983, después de seis años de llenar barriles con el vino
Goliath. Cuando Coca Cola entré al negocio del vino en 1977, el consumo había
aumentado 7% al año, pero esa tendencia decayó pronto. Los márgenes de utilidad de
que gozaba Coca Cola en el refresco nunca se materializaron en el vino, ni siquiera se
aproximaron. Para la época en que Coca Cola vendió su unidad de vino Spectrum a
Seagrams en más de $200 millones, había promovido en exceso su Taylor California
Cellars y lo había vendido a precios muy por debajo de lo normal.
De plebeyo a pedante
Deleitar el paladar de los plebeyos era todo lo que importaba en Podunk en el negocio de
los vinos, y nadie lo hacía mejor que Gallo. Pero actualmente, aun Podunk cuenta con
presuntuosos del vino. El tener que pasar una nueva prueba, es un giro desafortunado del
destino para los Gallo, quienes han dedicado décadas a mejorar cada día mas el vino de
mesa para los estadounidenses. Julio insiste: “tenemos una variedad de vinos que
creemos son lo mejor,” de seguro no un Chateau Lafite, pero son muy aceptables.
Algunos conocedores de vinos comparan la variedad de vinos Gallo con las marcas
competidoras que se venden casi al doble.
El estigma de los tapones roscados afecta, pero los hermanos Gallo aprendieron pronto
cuan amargo puede ser el negocio del vino. Lo probaron por primera vez siendo niños,
en las faenas del viñedo de su padre José en Modesto durante el tiempo libre. Cuando
Julio terminó secundaria y Ernest se graduó en la preparatoria de Modesto, trabajaron
todo el tiempo con su padre. “El creía en el trabajo extenuante y no en el juego”.
Un emigrante de Piamonte, región del noroeste de Italia, Joseph Gallo, cultivaba viñedos
en forma eventual y enviaba embarques de la misma fruta. La época de la prohibición no
lo dejó sin trabajo, el gobierno permitía el vino para fines médicos y religiosos, pero la
depresión tomó un giro trágico. El negocio de los Gallo casi se viene abajo y en la
primavera de 1933 Joseph disparó a su esposa y según se dice persiguió a Ernest y Julio a
través de sus campos haciendo señas con una escopeta, después que se escaparon, Joseph
se mató. Ernest recuerda la tragedia todos los días, la residencia de su niñez, una casa de
estuco con un vestíbulo de pilares, situada en la carretera que va de la vitivinícola a su
casa actual, un modesto “bungalow” con una guardia de seguridad al frente. Julio volvió
a vivir esta horrenda experiencia años más tarde, cuando su segundo hijo, Philip,
entonces un adolescente, se suicidó.
La prohibición terminó el mismo año en que murieron sus padres y los Gallo, que
entonces tenían alrededor de 20 años, decidieron cambiar el cultivo de las uvas por la
El siguiente obstáculo era encontrar clientes y Ernest había nacido con un instinto para
ello. Un distribuidor de Chicago escribió a las nuevas vitivinícolas autorizadas de
California, invitándolas para que le mandaran muestras, Ernest se fue al extremo, abordó
un avión para Chicago, conoció al hombre en su oficina y lo vendió 18,000 litros a 50
centavos cada uno. Ernest continuó hacia el este y vendió el resto de la producción del
primer año con una utilidad de $34,000. En un principio, los Gallo vendían el vino en
volumen a las embotelladoras, pero en 1938 empezaron a hacer su propio
embotellamiento con la etiqueta de Gallo, una aventura mucho más productiva. Las
ventas subieron sin disminuir durante años.
Afirma el intolerante Ernest, “el éxito en la vida depende de quienes fueron tus padres y
del medio en que creciste.” La ética de José Gallo era el trabajo arduo y también era la
de Ernest, impulsarse a sí mismo y a otros es un instinto de supervivencia en Ernest.
Pero tal vez porque su padre fracasó al final, también cree que el trabajo arduo como
única meta no es suficiente. “Todo se reduce a la buena fortuna” dice de su éxito y del de
Julio, “las circunstancias pudieron ser distintas.”
Con la suerte que tenían siempre, los Gallo tuvieron su primer éxito importante con una
bebida con sabor a limón y alto contenido de alcohol que empezaron a vender a fines de
los años cincuenta. Un comercial de radio lanzó la bebida a los primeros lugares de
ventas en los barrios bajos de todo el país: “¿Cuál es la palabra? Thunderbird. ¿Cómo se
vende? Bueno y frío. ¿Que es lo que hace? Infunde vida. ¿Cuánto cuesta? Dos veces
treinta.” Pero el Thunderbird también le dejó a Gallo una mala imagen, tan arraigada que
era difícil eliminarla.
Cada uno a su modo, los Gallo están luchando para cambiar esa imagen, quizá Julio sea
más sereno que Ernest, pero no es una persona fácil de dominar cuando llega el momento
de adquirir lo que quiere de los agricultores, dice Frank, antiguo ejecutivo de Gallo en la
costa este. “Trabaja con las uvas como si estuviera buscando el Santo Grial.” Con la
ayuda de los graduados en las escuelas superiores de enología de California, Julio ha
experimentado con cientos de variedades de vinos a través de los años. En los sesentas
hizo una oferta sin precedente de contratos de 15 años a los agricultores que arrancaran
sus viñedos y replantaran mejores vides. Julio consiguió mejores uvas y también un
abastecimiento seguro de las materias primas esenciales. A diferencia de las vitivinícolas
pequeñas, que cultivan sus propias vides, Gallo compra más del 95% de las uvas que
tritura.
El crecimiento de Gallo es una doble satisfacción. Los 1,500 agricultores de Gallo saben
que tienen quien les reciba sus uvas en cada temporada porque las necesidades de Gallos
son enormes, pero nunca están seguros de cuánto les pagarán, hasta que llegan a uno de
los tres centros de trituración y fermentación: la vitivinícola Frei Brothers en Sonoma
Country, que Gallo compró a la familia Fredi en 1977, o las plantas de Livingston y
Fresno en San Joaquin Valley. Si las uvas no satisfacen los estándares de los vinos de
alta calidad de Gallo, recolección, color correcto, balance apropiado de ácido y azúcar; la
vitivinícola las separa para usarlas en otros productos y reduce radicalmente los precios.
El Healdsbur Tribune, un periódico de Sonoma Country, ha censurado a los Gallo y
solicitado la regulación de tarifas al estado. Un editorial reclama que los agricultores han
sido víctimas de “una repentina devaluación o rechazo de sus uvas, siempre con la actitud
de la compañía de “acéptelo o déjelo”…. La mayoría de los agricultores tienen poco de
donde escoger, sólo les resta aceptar.”
Uno que no lo aceptó fue Steven Sommer, un agricultor de Sonoma que en 1984 presentó
una denuncia ante el Departamento de Agricultura de California después que Gallo
devaluó su cosecha de 50 toneladas de $475 a $275. Gallo alegó que las uvas no tenían
color y que por lo tanto no producirían el sabor del vino. “Sólo es por la forma en que les
daba el sol”, insistió Sommer; el Estado falló en favor de Gallo: puesto que los
agricultores no tenían contrato firmado que lo estableciera de otra forma, Gallo tenía el
derecho de valuar las uvas de la forma que eligiera. Sin embargo, la protesta de Sommer
sirvió para un propósito. Ahora Gallo da contratos por un año en Sonoma Country que
detallan sus estándares. Dice Julio, “los antiguos siempre hacían negocios con un apretón
de manos, los jóvenes quieren las cosas por escrito.” Sommer ha iniciado su propio
negocio, produce vino con las uvas que cultiva.
Julio insiste en los estándares rigurosos en Modesto, donde se combinan todos los
productos de Gallo, se embotellan y se prueban todas las mañanas a las 11 en punto.
Gallo fue uno de los primeros productores en almacenar vinos en recipientes de acero
inoxidable en lugar de las tradicionales barricas de madera roja o de concreto que pueden
engendrar bacterias que dan mal sabor. Como gigantescas botellas térmicas, los tanques
en las tres trituradoras de Gallo y en las oficinas generales de Modesto, protegen 900
millones de litros de vino del calor abrasador. Los peatones pueden confundir fácilmente
la planta de Modesto con una refinería de petróleo. No hay en ningún lugar un letrero
que diga Gallo. “Nosotros sabemos donde está el lugar”, explica Julio.
La nueva imagen la está creando Hal Riney, de San Francisco, dueño de una agencia de
publicidad que lleva su nombre. Riney es también el genio que está detrás de esos
agricultores idealizados, Frank Bartles y Ed Jaymes, quienes explicaron, en sus primeros
anuncios, como mezclaron el vergel y el viñedo para hacer una bebida refrescante con
vino de alta calidad. “Así que Ed empleó a un subalterno en su empresa, dice Frank, y
escribió a Harvard solicitando un administrador de empresas con maestría.”
Recientemente, se vio a la pareja en Nueva York comiendo “grandes donas” (los
citadinos las llaman Bagels).
El abogado de Joseph afirma que su investigación sobre este litigio lo llevó a descubrir
que la marca ya existía desde la época en que vivía el padre los Gallo, entonces investigó
el testamento del padre para determinar si Joseph, quien tenía 13 años cuando aquel se
suicidó, era heredero de marca. A través de la investigación, dice el abogado, descubrió
que Joseph había heredado ciertos intereses del negocio del padre y que la vitivinícola
E&J es un fruto de aquel negocio. Ernest y Julio alegan que es ridículo y que ellos
iniciaron la vitivinícola con sus propios ahorros.
Pero si los hijos de Ernest están menos preparados de lo que deberían para manejar Gallo,
el problema puede darse más al estilo de la administración que a sus deficiencias. Julio
afirma que quiere gente osada, pero su actitud intimida y con frecuencia hace que sus
empleados ser serviles. Gobierna a través de un consejo integrado por sus hijos y un
puñado de altos ejecutivos. En lo que hace a cuestiones políticas, Ernest camina
alrededor de la mesa y pregunta su opinión a cada uno de los integrantes del consejo, sin
embargo fracasa en obtener resultados porque ellos intentan cuestionarlo. Ernest no
tolera ceder el control. El profundo apego a conservarlo se justifica: en su mundo, los
sucesos pueden salirse de control con tanta facilidad que causan tragedias como las de su
juventud. Su estilo es considerado miope, hasta paranoico. Sin embargo, con toda
tranquilidad. Ernest ha planeado como vender los productos de Gallo desde la tumba.
Quizá está bosquejando un manual en el que describe todas las guerras concebibles que
pueden estallar el mundo del vino y los diez pasos para ganar cada una.
Aunque el mercado del vino está creciendo, el consumo total de vinos en Estados Unidos
sigue siendo el sexto en el mundo, detrás de países mucho más pequeños, como España,
Italia y Argentina. (Vease ejemplo 1). Más aún, Estados Unidos ocupa un modesto
noveno lugar en el consume per capita entre los países más grandes y el quinto si se
incluyen todos los países.
dominado con el concepto de “vinos genuinos” – los hechos de una sola variedad de uvas
– la idea ha empezado a extenderse a otras áreas. Los italianos, en particular, han
empezado a especializarse explotando ciertos injertos bien aceptados, el clima favorable
para su cultivo y el bajo costo de la mano de obra.
El mercado americano
El mercado americano para vinos importados es el más grande del mundo y el más
competitivo. Mientras los vinos fueron la bebida de la élite, la clase emergente de los
profesionistas y los hábitos generalizados de viajar de los estadounidenses han llevado a
una extensa distribución geográfica benéfica para los vinos estadounidenses. Conforme
empezaron los años ochentas, el consumo en Estados Unidos creía en un índice anula de
6 – 7%, con una estimación para 1985 – 1990 de un promedio del 6.7% contra un índice
de crecimiento más avanzado de menos del 4%. Las compras aumentaban al doble del
índice de las bebidas suaves y la cerveza, mientras que las ventas de las bebidas
destiladas permanecían estáticas. La industria estadounidense del vino respondió
produciendo vino de alta calidad en “garrafas”, en una escala en serie de precios que los
importadores encontraron difíciles de igualar. Algunos empresarios californianos
también formaron nuevas vitivinícolas exclusivas para satisfacer los gustos que tendían a
la diferenciación. Sin embargo, la importación tuve un repunte en todo el mercado
estadounidense. En 1960 contaban con el 7% del mercado, 1970 10% y 21% en 1980,
para 1985 sobrepasaba el 25%. El nuevo mercado lo seguían dominando algunos
participantes grandes. En 1985 las participaciones aproximadas en el mercado eran como
sigue: