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"La Caja de la Gratitud".

La caja de gratitud es una bonita manera de responder a la rutina que muchas veces arropa a la familia, impidiéndoles
pasar mayor tiempo y reconocerse mejor como grupo.

Aceptando que no siempre puede contarse con CANTIDAD DE TIEMPO, esta cajita puede ser el punto de partida para
establecer CALIDAD DE TIEMPO, en el que cada miembro comparte de manera armónica y respetuosa consigo mismo,
con los otros integrantes de la familia, quienes han tenido largas jornadas de trabajo o estudio fuera, para muchas veces
pasar otro tanto frente al volante en embotellamientos urbanos.

¿Qué podemos hacer?

Escoger un recipiente y forrarlo de manera divertida o con patrones que la familia decida, por ejemplo puede forrarse
una caja de papel dorado y colocarle otros elementos brillantes, o un baúl de cualquier tamaño, que será tratado como
cofre de tesoros.

Tomar un momento cada noche para agradecer las recompensas del día, como “estoy agradecido por haber pasado el
examen de matemáticas”, “estoy agradecido porque no encontré colas” o “estoy feliz por la comida tan rica que consumí
a tal hora”. Copiarlas en un papelito y depositarlas en la caja de agradecimiento.

Hacer una cita semanal, junto a una rica merienda, pasteles, o cotufas, para releer y compartir los agradecimientos de la
semana.

Esta dinámica reconecta con los anhelos y personalidades de cada uno de los integrantes de la familia, recrea nexos y
junta historias sobre lo que se desea y los logros, haciendo que las relaciones se fortalezcan.

Esta cajita de gratitud fue ideada por una familia en Rhode Island (EEUU) y luego fue llevada a la escuela y otros círculos
sociales. Como resultado, las personas se aprecian y valoran mejor unas a otras. Sin duda, una refrescante manera de
acercarnos en estos tiempos tan veloces.

Adolescente agradecido – No hay nada que me guste más en la vida, o que me haga más feliz, que cuando mi hijo
adolescente me dice: ¡Gracias mamá! Ya sea por que le di un plato de sopa, porque le ayudé a resolver un problema, o
porque le dieron ganas de decirlo sin un motivo especial. Esto es algo que no lo cambio por nada, y que me hace muy
feliz cada vez que lo escucho.

Algo que tengo que reconocer es que este hermoso hábito del agradecimiento que tenemos en mi familia se lo debemos
a mi esposo y a la formación que él recibió. Aunque yo aprendí este hábito en mi propia casa, el fomentarlo todo el
tiempo en mi hogar, ha sido muy positivo para mi familia. De esta manera valoramos y reconocemos todos los esfuerzos
y las atenciones que cada uno de los miembros de la familia tienen con los otros que la integran. ¡Y es que es muy
reconfortante tener un adolescente agradecido!
Cuando fomentamos este valor y lo convertimos en un hábito, la armonía del hogar fluye de una manera más fácil. Esto
se debe a que ante los ojos de los demás, se reconoce el trabajo y las acciones que hacemos a lo largo de un periodo de
tiempo.

La gratitud la aplicamos y la generamos cuando reconocemos a otros por la ayuda prestada.

No se trata solamente de “pagar” el favor por uno igual, sino de mostrar afecto y guardarlo en la memoria. El ser un
adolescente agradecido no es solamente una forma de cortesía y el decir: ¡gracias! va mucho más allá. Las personas que
son agradecidas, llevan una vida más conectada con su entorno, pues están más pendientes de lo que pasa a su
alrededor.

¿Pero cómo podemos enseñarles esto a nuestros adolescentes?

La mayor parte de nuestros adolescentes están demasiado ocupados con su propio mundo, sus sentimientos y sus
preocupaciones, para prestar atención a los sentimientos de los demás. Pero esto no quiere decir que no puedan
aprender a hacerlo si no lo hicimos cuando estaban pequeños. Esta será una tarea en la cual tendremos que invertir
tiempo, disciplina y constancia. Todos sabemos que hay 2 palabras que hacen magia y abren las puertas de muchos
lugares y corazones, todos las conocemos, son: POR FAVOR Y GRACIAS. Si las enseñamos desde pequeños, será más fácil
y probable que las continúen utilizando y aplicando cuando sean adolescentes.

La mejor manera para enseñarles a nuestros adolescentes a ser agradecidos es con nuestro propio ejemplo. Si lo
hacemos será más fácil para ellos seguir este comportamiento en sus vidas cotidianas. Llegará el momento el cual
aprenderán a dar las gracias y a reconocer en otros el esfuerzo, sin ser necesario que nosotros se los tengamos que
recordar.

Los padres debemos acostumbrarnos a darle las gracias a nuestros hijos aunque estos solamente hayan cumplido con sus
obligaciones; ya sea en la escuela, en casa o con algún miembro de la familia. No se pueden imaginar el efecto tan
positivo que tiene en ellos, motivándolos a continuar con estas acciones. Si por ejemplo de decimos que estamos
orgullos de lo organizado y limpio que está su cuarto será más fácil que lo mantenga así, que si lo confrontamos o lo
hacemos sentir mal cuando este está desorganizado.

El ser agradecido nos ayuda a bajar niveles de estrés, eleva la autoestima, nos ayuda a que los demás nos aprecien más,
favoreciendo el éxito escolar y luego profesional. Nadie nace sabiendo ser agradecido, es un valor que se aprende y se
fomenta al practicarlo diariamente.

A continuación te damos algunas sugerencias para tener un adolescente agradecido:

1.- Platica con tu adolescente y hazle notar las cosas, situaciones y personas que están a su alrededor. Enséñale a que
reconozca todas las oportunidades que la vida le da todos los días, esto le dará una perspectiva de lo afortunados que es.
2.- Agradécele a tu adolescente cuando haga algo bueno o bien hecho. No importa lo que sea, reconoce su esfuerzo.
Dale el reconocimiento en la forma de un abrazo o beso y dile: ¡gracias por ser como eres, te amo!

3.- Agradece a las personas que están a tu alrededor, ya sea a tus otros hijos, o a aquellas personas que trabajan contigo
o para ti. Sobre todo si tu adolescente está contigo y puede aprender de esta experiencia.

4.- Otra recomendación es dar gracias a la vida, por todas las cosas se tienen: salud, alimentos, familia, amigos, amor, etc.
Haz que ellos mismos reconozcan lo afortunados que son al tener lo que tienen, ya sea por su propio esfuerzo o
cualquier otra circunstancia de la vida.

5.- Que ellos mismos, con su ejemplo, les enseñen a los que están a su alrededor la gratitud, siendo amables y cálidos
con las personas que estén a su alrededor. El ser generosos con los demás, los conecta y los hace mejores seres
humanos.

RECUERDA:

LA GENEROSIDAD ES EL LENGUAJE QUE LOS SORDOS ENTIENDEN Y LOS CIEGOS VEN.

LA GENEROSIDAD ES LA MEJOR INVERSIÓN

(Diane Von Furstenberg)

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